Alcmán, fragmento 26
οὔ μ’ ἔτι, παρθενικαὶ μελιγάρυες ἱαρόφωνοι, γυ ῖ α φ έρην δύναται· βάλε δ ὴ βάλε κηρύλος ε ἴην, ὅς τ’ ἐπὶ κύματος ἄνθος ἅμ’ ἀλκυόνεσσι ποτήται
νηδεὲς ἦτορ ἔχων, ἁλιπόρφυρος ἱαρὸς ὄρνις.
Muchachas de dulces cantos y voz amada, mis rodillas apenas pueden ya sostenerme. Ojalá fuera yo un cérilo, ave sagrada que, brillante, vuela, purpúrea como el mar, con el corazón valiente, sobre las olas. PARTENIOS Introducción y traducción de Juan Manuel Macías
El poeta laconio Alcmán vivió en el siglo VII a. C. y fue autor de una serie de poemas extraños y escurr escurrid idizo izoss llamad llamados os «parte «parteni nios» os»,, al parec parecer er desti destina nados dos a ser recita recitados dos o cantad cantados os por un coro coro de mujeres jóvenes. Esos partenios se enmarcarían probablemente en una tradición poética previa, como los epitalam epitalamios ios de Safo, Safo, con los que tantas tonalidade tonalidadess comparten comparten.. Pero apenas apenas conocemo conocemoss el contexto cultual o cultural a que sirvieron y en que fueron representados, en su momento concreto de la historia, antes de perderse en el silencio de la tradición manuscrita. Lo que sí nos atreveríamos a asegurar es, precisamente, ese carácter de poema representable, donde las integrantes del coro acaso se convertirían también en intérpretes de un drama. Para nuestros oídos el nombre de Alcmán es ya un simple pacto de lectura. Y, como sucede con el resto de la llamada «lírica griega arcaica», el texto de los partenios que ha logrado sobrevivir en unos pocos fragmentos papiráceos es el resultado del tiempo aliado con el quehacer de los filólogos. Hemos perdido las voces y los gestos que sostuvieron una vez aquellos versos, ahora descuartizados al azar. Como toda obra de arte, los partenios se han visto expuestos a la sucesiva descon descontex textua tualiz lizaci ación, ón, son mera mera posib posibili ilida dad d para para ser revivi revivido doss o revisi revisitad tados, os, y para para conced concederl erles es un escenario distinto, aunque éste no tenga más tramoyas que las de nuestra conciencia. PARTENIO I, frag. 1 PMG (TEXTO ORIGINAL)
[Esta edición del original griego del partenio reproduce sólo los pasajes traducidos. Las lagunas del papiro o los pasajes corruptos se hacen notar mediante puntos suspensivos.]
... [μή τις ἀνθ]ρώπων ἐς ὠρανὸν ποτήσθω [ μηδὲ πη]ρήτω γαμὲν τ ὰν Ἀφροδίταν [ ] άν[α]σσαν ἤ τιν᾽ [ ] ἢ παίδα Π όρκω [ Χ ά]ριτες δὲ Διὸς δ[ ό]μον [ ]σιν ἐρογλεφάροι· ... ... ἄλαστα δὲ ἔργα πάσον κακὰ μησαμένοι· ἔστι τις σιῶν τ ίσις· ὁ δ᾽ ὄλβιος, ὅστις εὔφρων ἁμέραν [δι]απλέκει ἄκλαυτος· ἐγὼν δ ᾽ ἀείδω Ἀγιδῶς τ ὸ φῶς· ὁρῶ ὥτ᾽ ἄλιον, ὅνπερ ἇμιν Ἀγιδὼ μαρτύρεται
φαίνεν· ἐμὲ δ᾽ οὔτ᾽ ἐπαινὲν οὔτε μωμέσθαι νιν ἁ κλεννὰ χοραγὸς οὐδ᾽ ἁμῶς ἐῆι· δοκε ῖ γὰρ ἤμεν αὔτα ἐκπρεπὴς τ ὼς ὥπερ α ἴτις ἐν βοτο ῖ ς στ άσειεν ἵππον
παγὸν ἀεθλοφόρον καναχάποδα
τῶν ὑποπετριδίων ὀνείρων· ἦ οὐχ ὁρῆις; ὁ μὲν κ έλης Ἐνετικός· ἁ δὲ χαίτα
τᾶς ἐμᾶς ἀνεψιᾶς Ἁγησιχόρας ἐπανθε ῖ
χρυσὸς [ ὡ]ς ἀκήρατος· τό τ᾽ ἀργύριον πρόσωπον, διαφάδαν τί τοι λέγω; Ἁγησιχόρα μ ὲν α ὕτα· ἁ δὲ δευτέρα πεδ᾽ Ἀγιδὼ τὸ ε ἶ δος ἵππος Εἰβηνῶι Κολαξα ῖ ος δραείήται·
ταὶ Πελειάδες γὰρ ἇμιν Ὀρθρίαι φ ᾶρος φεροίσαις
νύκτα δι᾽ ἀμβροσίαν ἅτε Σ ίριον ἄστρον αὐειρομέναι μάχονται·
οὔτε γ άρ τι πορφ ύρας τόσσος κόρος ὥστ᾽ ἀμύναι, οὔτε ποικίλος δράκων παγχρύσιος, οὐδὲ μίτρα Λυδία, νεανίδων ἰανογ[λ]εφάρων ἄγαλμα,
οὐδὲ ταὶ Ναννῶς κ όμαι, ἀλλ᾽ οὐ[δ᾽] Ἀρέτα σιειδής,
οὐδὲ Σύλακίς τε καὶ Κλεησισήρα, οὐδ᾽ ἐς Α ἰνησιμβρ[ό]τας ἐνθο ῖ σα φασε ῖ ς· Ἀσταφίς [τ]έ μοι γένοιτο
καὶ ποτιγλέποι Φίλυλλα Δαμαρ[έ]τα τ᾽ ἐρατά τε Ἰανθεμίς· ἀλλ᾽ Ἁγησιχόρα με τείρει.
οὐ γὰρ ἁ κ[α]λλίσφυρος Ἁγησιχ[ό]ρ[α] πάρ᾽ αὐτε ῖ , Ἀγιδο ῖ .... αρμένει
θωστήρ[ιά τ᾽] ἅμ᾽ ἐπαινε ῖ . ἀλλὰ τᾶν [..]... σιοὶ
δέξασθε· [σι]ῶν γ ὰρ ἄνα καὶ τέλος· [χο]ροστάτις, ε ἴποιμί κ᾽, [ ἐ]γὼν μ ὲν α ὐτὰ παρσένος μάταν ἀπὸ θράνω λ έλακα γλαύξ· ἐγὼ[ν] δὲ τᾶι μ ὲν Ἀώτι μ άλιστα ἁνδάνην ἐρῶ· π όνων γὰρ ἇμιν ἰάτωρ ἔγεντο· ἐξ Ἁγησιχόρ[ας] δὲ νεάνιδες ἰρ]ήνας ἐρατ[ᾶ]ς ἐπέβαν·
τῶ]ι τε γὰρ σηραφόρωι ... τ[ῶι] κυβερνάται δὲ χρὴ
κ[ἠ]ν ν ᾶ ϊ μ άλιστ᾽ ἀκούεν· ἁ δὲ τᾶν Σηρην[ί]δων ἀοιδοτέρα μ[ὲν ο ὐχί,
σιαὶ γάρ, ἀντ[ὶ δ᾽ ἕνδεκα παιδῶν δεκ[ὰς ἅδ᾽ ἀείδ]ει· φθέγγεται δ᾽ [ἄρ᾽] ὥ[τ᾽ ἐπὶ] Ξ άνθω ῥοα ῖ σι κύκνος· ἁ δ᾽ ἐφειμέρωι ξανθᾶι κομίσκαι …
TRADUCCIÓN DEL PARTENIO I DE ALCMÁN ... Entre los hombres nadie vuele al cielo ni pretenda de esposa a la señora Afrodita, ni a otra… ni a una hija de Forco, pero las Gracias de adorables párpados ... la morada de Zeus ... ... Insufribles quebrantos fueron de aquellos que tramaron males. Los dioses cobran su venganza y dichoso el que, libre de cuidados, ha terminado de trenzar el día sin una lágrima. Pero yo canto la luz de Agido. A ella la miro como al sol, el sol que llama Agido a ser testigo de su esplendor. Mas ni un pequeño elogio ni un reproche me deja la renombrada principal del coro, que descuella a mis ojos como si alguien entre ovejas hubiese colocado un corcel robusto y vencedor, de sonoro galope, de los alados sueños. ¿Acaso no lo ves? ¡Es un corcel del Véneto! La cabellera de mi prima Hagesícora relumbra como el oro sin mezcla.
¿A qué dar más detalles? Ésta es Hagesícora. Y la segunda en hermosura, Agido, corre a su zaga cual caballo escita tras de otro lidio, pues las Pléyades con nosotras, que un manto llevamos a la Aurora, compiten elevándose por la noche inmortal como la estrella Sirio. De púrpura no hay tan grande acopio para defendernos, ni la serpiente de intrincado oro, ni la cinta de Lidia, ornato de doncellas de tiernos párpados, ni el cabello de Nanno, ni tan siquiera Areta, semejante a una diosa, no Silacis, no Cleesísera, ni acudir a Enesímbrota a decirle «Astafis sea para mí y que me mire Fíbula y Damareta, y la adorable Viántemis.» Pero Hagesícora me inquieta. No está aquí la de hermosos tobillos, Hagesícora. ¿Se habrá quedado con Agido para cantar la fiesta? Dioses, acoged sus plegarias, pues cumplimiento y fin son de vosotros. En el coro diré que soy muchacha que torpe ulula, igual que una lechuza por las techumbres. Pero es mi solo deseo ser grata a la que nace del oriente, de nuestros males sanadora. Tras de Hagesícora las jóvenes en pos marcharon de la paz ansiada, que al conductor de la manada ... al timonel más que a nadie es preciso obedecer. No embelesa su voz como la voz de las sirenas porque son diosas, pero diez muchachas cantan por once, y ella tiene la voz del cisne que surca las aguas del Janto, y su cautivador cabello rubio… ...