Alberto Ruiz Delgado
Didáctica CCSS II
Henry Pluckrose
Pluckrose El aprendizaje de la historia: más allá del aula
Alberto Ruiz Delgado 3º Magisterio Primaria A Asignatura: Didáctica de las Ciencias Sociales II Profesora: Concepción Moreno Baró
UNIVERSIDAD DE ALMERIA 2014/15
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Didáctica CCSS II
Henry Pluckrose
Aprendizaje de la historia: más allá del aula
Si el propósito de la enseñanza de la historia (por citar las orientaciones del Schools' Council) es profundizar la comprensión, por parte de los niños, de su mundo, ampliar su experiencia a través del estudio de personas de tiempos y lugares diferentes, apreciar el proceso de cambio y de continuidad en las materias humanas, reflexionar críticamente y formular juicios mientras que al mismo tiempo adquieren unos intereses (1) para el tiempo libre, entonces las visitas (bien preparadas e investigadas por el profesor) deben ocupar un lugar crucial en el curriculum de la escuela". De cumplirse, las amplias expectativas conceptuales y filosóficas que se han mencionado plantearán a su vez a los alumnos demandas más específicas. El uso eficaz de una visita a un castillo, a la morada de un pequeño hacendado medieval, a una reconstrucción del pasado, a un museo convencional, a un museo de experiencias o a un museo sobre el trabajo promoverá el desarrollo tanto de conceptos como de destrezas.
La historia a través de las visitas
Es evidente que profesores y directores de museos admiten que los niños aprenden de la combinación de una experiencia total así como de la concentración en elementos específicos de ésta. El mosaico romano ofrecido a los niños en el museo de Newport, la daga medieval manejada por los A través de testimonios concretos y tangibles, se contribuye a que los niños creen una imagen del pasado como si fueran historiadores. Esto es esencial para el desarrollo de conceptos porque "no pueden ser adquiridos por prescripción previa sino sólo constituidos sobre una experiencia amplia y relevante"(2). Antes de vernos inducidos a pensar que las visitas proporcionan la resolución de las dificultades conceptuales con que se enfrentan los niños pequeños cuando estudian una materia académica como la historia, importa reflexionar sobre la calidad de la experiencia brindada. Cualquier visita inadecuada o mal preparada puede ser, desde luego, tan destructiva del interés y de la comprensión como una lección mal concebida y basada en un libro de texto mal escrito. También es importante recordar que los alumnos inmersos en cualquier actividad 2
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basada en un museo, están viendo y manejando sólo las reliquias de un pasado humano, no ese mismo pasado. Los objetos representan testimonios que los niños pueden aprovechar para profundizar en su comprensión de lo que fue. Tales artículos nunca constituirán un vehículo para transportar a los alumnos a otro tiempo. Dicho esto, los museos ocupan un puesto crucial como guardianes de los objetos del pasado y en calidad de tales tienen un papel significativo que desempeñar en la educación de los niños pequeños. El éxito de la visita a un museo o a un lugar histórico no debe medirse en términos.del número de hojas. de ejercicios completadas por cada niño o de las horas pasadas en el sitio. Desde luego podría decirse que en sí mismas las hojas de ejercicios son educativamente inútiles, estimulando a los alumnos a adoptar la opinión de que las respuestas a los hechos constituyen la materia propia de la historia. Un museo puede proporcionar un ambiente en donde exhibir los restos de un pasado que serán ocasión de charla, manipulación y admiración. Pero la historia misma no puede ser directamente inspeccionada. La historia se interesa por el modo en que se comportaron unas personas, por las causas de esta conducta y por los acontecimientos que precipitaron o siguieron a sus acciones. Con demasiada frecuencia se permite que la hoja de ejeroicios se convierta en la clave de la visita y que su realización señale el final de la experiencia Demasiado a menudo las mismas preguntas sólo admiten una respuesta (y resultan así convenientemente caltflcables) y estimulan una reflexión o un autocuestionamiento escasos. Muy a menudo dirigen íos ojos de los niños hacia las cosas que el planificador de la hoja de ejercicios considera significativas. Según mi experiencia, es mucho más probable que los niños observen cuando se les estimula a mirar por si mismos. La alfabetización visual no puede enseñarse a través de hojas mecanografiadas en formato Din-A4. En un nivel más fundamental, la hoja de ejercicios "cerrada" reduce la necesidad de que los niños examinen los propios objetos. Las respuestas se hallan a menudo en las leyendas, así que el alumno ignora la fuente y'por el contrario se centra en una interpretación de ésta. Actividades como éstas consumen el tiempo disponible pero contribuyen en poco a desarrollar en el alumno cualquier entendimiento de la naturaleza de la indagación histórica.' FINES afirma que las hojas de ejercicios que suscitan un comienzo similar a la
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carrera de Le Mans hasta llegar a la meta, rebajan la propia experiencia y dan una pobre impresión del respeto que debemos sentir por los niños. iSon potencialmente desastrosas para los menos capacitados!
Hay que considerar las visitas como un aprendizaje de la valoración. Se les pide no simplemente que observen algo raro y especiel, sino que además reaccionen ante la experiencia. La. valoración constituye una destreza de nivel elevado y no deberíamos excluirla de los propósitos principales de la educación simplemente porque sea difícil (3). La historia a través de la reconstrucción de los hechos
Es una recreación típica del género que se utiliza para ayudar a los pequeños alumnos a imaginar "cómo pudo haber sido la vida". La clave del éxito de las reconstrucciones históricas es el grado en que los niños intervienen y consiguen por un rato desplazarse en el tiempo. Puede afirmarse por eso que las reconstrucciones parecen ejercer sobre los niños un impacto muy superior al de métodos más tradicionales de enseñanza. En segundo lugar, la reconstrucción puede llegara ser un vehículo mediante el cual los niños lleguen a enfrentarse cara a cara con los testimonios históricos.
El éxito de cualquier reconstrucción depende de la elección del lugar y/o periodo y de una minuciosa preparación. La representación en sí misma no es más que la integración de un amplio número de actividades interrelacionadas. Es precio estimular a los niños a que investiguen toda una diversidad de tópicos antecedentes (indumentaria, alimentación, estilo de vida) y a que se conviertan en expertos en un periodo histórico estrictamente definido (lo que requiere un conocimiento de personas específicas y de acontecimientos concretos. En el proceso se harán conscientes de los problemas de las personas cuyas vidas están recreando, pero antes de que se realice la reconstrucción, los niños participantes habrán leído libros, folletos y gráficos, escrito notas, examinando mapas, realizando dibujos y maquetas, recogido fotografías, tomado impresiones, etc. Todo esto para proporcionar la base sobre la que se desarrollará la reconstrucción. Expresado simplemente, el “acontecimiento” ofrece un medio de integrar el Curriculum a través de la aplicación deliberada y adecuada de sus diversas partes.
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Las reconstrucciones, dentro o fuera de un museo, estimulas a los niños a participar, a aprender de una manera activa en vez de comportarse como simples espectadores pasivos. Hemos de recordar, que hay poco de recomendable en esa actividad en sí misma. Vestir a un niño de romano, vikingo, solo será educativo si se le ha ayudado a sentir y conocer las tensiones y expectativas del tiempo al que accede. Si el niño regresa a su casa vestido en el asiento trasero del coche, el valor de la reconstrucción puede quedar reducido a nada, el acto innecesario y espurio de vestir un disfraz. Vale más la pena dedicar tiempo y esfuerzo para que vuelvan a este siglo con sus propias prendas. La recuperación del pasado exigen del profesor ciertas destrezas que podrían citarse de este modo: •
Una claridad de visión (entendimiento de que los participantes tienen que disponer del marco contextual adecuado en el que moverse).
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Una sensibilidad ante el periodo que se investigue.
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Integridad y respeto por el material sobre el que haya de basarse la reconstrucción.
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Conciencia de las artes que caracterizaron el periodo objeto del estudio.
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La capacidad de comunicar (tanto a los niños que participan como a cualesquiera observadores) que se desarrolla algo más que una representación dramática convencional en la que los actores se mueven de un modo planeado y predeterminado.
Como vimos, la identificación es la capacidad de imaginarse uno como otra persona en otro tiempo y en otro lugar y revivir así los pensamientos y sentimientos de alguien. Eso supone que el participante ha de tener tanto un amplio entendimiento, contextual del pasado como una comprensión de la naturaleza humana en un nivel fundamental. Esto supone que en el nivel de la escuela primaria solo será posible una interpretación de roles eficaz si se ha preparado en el seno de la clase suficiente material de apoyo que haya sido entendido por los alumnos, y si el grupo como conjunto posee madurez suficiente para abordar con profundidad algunas de las complejidades de la vida humana en un nivel de adulto. Es posible ayudar a los alumnos a desarrollar una comprensión histórica a partir de fragmentos de una experiencia personalizada. Para los niños pequeños la
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“humanidad” del pasado, experimentada en una pequeña escala individualizada, puede proporcionar una vía hacia la comprensión.
Vale la pena señalar además que estas "inmersiones" en el pasado, con tal de que se conviertan en un rasgo reqular de la vida de una escuela primaria, cumplen los requisitos de BRUNER sobre el curriculum en espiral. Unas reconstrucciones bien investigadas dentro o fuera de la escuela pueden brindar a los niños la oportunidad de desplazarse de lo simple y concreto a lo complejo, general y abstracto a
través
de una
secuencia graduada de representaciones. Es además mucho más probable la comprensión de las disciplinas académicas que sustentan la historia si cada alumno participa activamente haciendo, viendo y sintiendo; utilizando el lenguaje oral; escuchando y reaccionando de una manera activa a las palabras y los sonidos. En todo esto se halla implícita la idea de que el profesor debe ser consciente de lo que espera lograr como resultado de la experiencia. Es probable que resulten contraproducentes aquellas reconstrucciones que posean simplemente el carácter de distracción o de ligero alivio a las tareas cotidianas de los chicos en el aula.
Referencia bibliográfica.
PLUCKROSE.H (2009). Capitulo IV: Aprendizaje de la historia: más allá del aula Enseñanza y aprendizaje de la historia (pp.113-134). Editorial: Ministerio de Educación y Ciencia, Ediciones Morata S.L.
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