USOS DEL LENGUAJE
María Alicia Pazos
Introducción
De entre los rasgos con que se ha intentado definir la peculiaridad de la raza humana, humana, el
uno de
capaci capacidad dad
simb simb ólica lica
desarr desarroll ollado ado
de
tien tienen en. .
emba embarg rgo, o,
Sin Sin
extr extrem emad adam amen ente te
la
los m ás comunes. Es un modo
lengua lenguaje je es
el
comp comple lejo jo
grad grado o hast hasta a
de
que que
much muchos os
desa desarr rrol ollo lo
el
punt punto o
de
de que que
otro otros s
este este
anim animal ales es
sist sistem ema a
es
vece veces s
se
much muchas as
considera un paso cualitativo, y no s ólo de grado, el paso entre la capacida capacidad d
simbólica lica
articu articulad lado. o.
Es
a
de
este este
los los
otro otros s
mister misterio io
anim animal ales es
del
y
lengua lenguaje je
el
uso uso
del del
articu articulad lado o
al
leng lengua uaje je que
nos
vamos a dedicar brevemente aqu í. Podemos suponer que el lenguaje, como una de las propiedades peculiares de lo humano, se encuentra entre las capa capaci cida dade des s
que
han
dado dado
al
homb hombre re
una una
facu acultad ltad
adap adapta tati tiva va
privilegiada, la que nos ha hecho una de las especies m ás numerosas de la
Tierra. Tierra. Por
eso se
torna torna
interesa interesante nte preguntarse preguntarse cu áles son
las
capacidades que el lenguaje aporta al hombre, que le han otorgado esa
superioridad sobre las dem ás especies 1. Una manera sencilla de inquirir esto es la de preguntarse qu é hace el hombre con el lenguaje, para qu é lo usa exactamente. Aunque no vamos a tratar de entender aqu í siquiera la estructura más superficial de nuestros sistemas ling üísticos —lo que requer ía por lo menos, entre otros, un curso de ling üística— stica—
nos vamos a
ocupar ocupar
brevemente de algunas de las muchas cosas que los hombres y mujeres podemos hacer con el lenguaje.
El uso emotivo del lenguaje
Uno de los rasgos m ás básicos del lenguaje, y que el hombre comparte con otros animales, es el de expresar sus propios estados internos. El llanto de un reci én nacido, cachorro, pollito o ni ño, no hace ninguna refere referenci ncia a
a
nada nada
en
el
mundo. mundo.
No
signif significa ica, ,
litera literalme lmente nte, ,
‘tengo ‘tengo
hambre’, ‘mam á, te retrasaste con la comida’, ‘la comida est á fr ía’ o ‘mi hermanito me rob ó el gusano que me trajiste’. Es una emisi ón que puede estar provocada por el hecho de que el ni ño tiene sensaci ón de hambre, por el hecho de que el polluelo le rob ó el gusano que iba a comerse o por la sensaci ón de fr ío, per pero o no Aunque Aunque el
llanto llanto o
el
grito grito
significan
son causados causados por
esas esas
esas cosas. cosas.
situac situacion iones, es, no
significan esas situaciones ni se refieren literalmente a ellas como, por el contrario, la palabra “mesa” significa el concepto de mesa y se refi refier ere e
a
emisio emisiones nes 1
No
las las
mesa mesas. s.
produc producto to
Esto Estos s
direct directo o
espo espont nt áneos neos
soni sonido dos s
del
estad estado o
de
ánimo
y
simple simplemen mente te no
es necesario suponer que nuestras capacidades ling üísticas sticas nos
son son
necesari necesariamen amente te hacen hacen mejores mejores en
algún sentido absoluto, que otorgan m ás derechos, que merecemos m ás. Es claro que el simio es mejor que nosotros trepando
rboles, el árboles,
delfín nadando, y que la cucaracha
tiene, por lo menos, nuestra capacidad de supervivencia como especie, si no es que m ás. La
idea idea
no
es
que que
esta estas s
capa capaci cida dade des s
nos nos
hace hacen n
mejo mejore res s
que que
otro otros, s,
sino sino
que que
nos nos
proporcionan (tambi én las caracter ísticas de las cucarachas) un gran poder de adaptaci ón al medio vía la enorme capacidad que tenemos para manipularlo.
suponen la intenci ón de comunicar ese estado. En su forma m ás básica, no son sino la manifestaci ón de un instinto. Lo
curioso
es
que
expresiones
como
las
anteriores
son
ya
entidades ling üísticas, pues es claro que pueden constituir parte de un discurso oral o escrito, como en el siguiente ejemplo:
-¡Uaaaaahhhh! -lloraba el niño Moisés acurrucado en su canasto ío. de mimbre, arrastrado rumbo abajo por el caudaloso r
En
general,
este
tipo
de
contenido
se
expresa
mediante
interjecciones, y sus emisiones pueden no ser intencionales, como no lo
es
un
grito
de
dolor.
Sin
embargo,
las
interjecciones
palabras o frases con las que se expresa un estado de
y
otras
ánimo tambi én
pueden ser usadas intencionalmente. Por ejemplo, con la intenci ón de que alguien preste ayuda:
-¡Un oso! -gritó aterrado el leñador ante la figura erguida del predador presto a atacarlo.
Vemos en el ejemplo anterior que no s ólo las interjecciones, sino palabras
con
significado,
pueden
ser
empleadas
para
expresar
sentimientos o sensaciones internas. La frase “¡Un oso!”, emitida en el contexto anterior, sirve para que el hablante haga con ella varias cosas:
1. su
Primero, emisión
la
el hablante proporciona
información
de que
un
oso
a quien
est é al alcance de
se aproxima.
Esta
es una
función informativa del lenguaje, muy útil al le ñador para el caso de que hubiera
alguien
cerca
que pudiera
o írlo. Una
mera interjecci ón
habría expresado su terror, pero habr ía sido menos clara respecto de qué lo
causaba,
as í la
disminuyendo
probabilidad
de
que
alguien
capacitado para hacerlo acudiera en su ayuda. Además, la interjecci ón del ejemplo en muchos contextos puede
2.
ser usada para pedir ayuda. Probablemente una persona que se supiera completamente sola enfrentada a un oso, y en su desesperaci ón de huir, no se tomar ía
el
trabajo
de
expresar, en
su
emisi ón de p ánico,
el
hecho de que tiene un oso frente a s í. Esto podr ía ocurrir, en cambio, si supusiera que podr ía haber alguien a sus alrededores que acudir ía en su ayuda. As í, el lenguaje podr ía ser usado con la intenci ón de incitar a alguien a la acci ón de prestarle ayuda. 3.
último,
Por
la
frase
expresa
el
sentimiento
de
quien
lo
pronuncia, su temor ante la presencia del predador. As í, el uso que se hace
de
expresa
esta el
frase
estado
en
el
interno
contexto del
anterior
hablante,
es
aunque
emotivo, es
muy
en
cuanto
posible
que
además se la use con alguno o ambos de los dos objetivos anteriores también.
En general, los usos del lenguaje se entremezclan y uno hace varias cosas a la vez con una misma emisi ón ling üística. A veces todos los usos tienen la misma importancia. El hablante quiere hacer dos o tres cosas
con
una
misma
expresi ón.
principalmente emotivo y, desea
hacer
alguna otra
En
otras
ocasiones,
el
lenguaje
es
si se da alguna informaci ón con él, o se cosa
(como
pedir
ayuda),
esa otra
cosa
no
tiene tanta importancia para el hablante como expresar sentimientos. Este
es
el
caso
m ás
común
en
la
poes ía
moderna 2,
propuesta
generalmente como una expresi ón de nuestra interioridad:
2
No es el caso de otros g éneros también po éticos, como la poes ía épica o los romances
medievales.
Dichoso el
árbol
que es apenas sensitivo,
y m ás la piedra dura, porque
ésa
ya no siente,
pues no hay dolor m ás grande que el dolor de ser vivo, ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto, y el temor de haber sido y un futuro terror... Y el espanto seguro de estar mañana muerto, y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos, y la carne que tienta con sus frescos racimos, y la tumba que aguarda con sus f únebres ramos, ¡y no saber ad ónde vamos, ni de d ónde venimos! Rubén Darío, Lo fatal
Aunque un poco inquieta por el desasosiego que me ha producido el empleo emotivo del lenguaje en el p árrafo anterior, podr ía intentar calmar mi ánimo ahora y,
regresando a
mi exposici ón no tan emotiva
sobre los usos del lenguaje, podr ía resumir los conceptos introducidos en todo lo anterior de la siguiente manera:
1)
El lenguaje puede ser empleado para diversas cosas, ya sea que
el hablante sea consciente del objetivo con el que emplea el lenguaje (en el caso de
¡Un oso!) o sea completamente inconsciente (como en el
caso de una expresi ón espont ánea de dolor). 2) es
Una de las funciones m ás básicas para la que sirve un lenguaje expresar
estados
internos,
ya
sean
sensaciones
f ísicas
o
sentimientos.
Éste
es
el
que
podemos
denominar
uso
emotivo
del
lenguaje. 3)
Dijimos que el lenguaje puede ser empleado para varias cosas. A
veces una frase se emplea para alguna de esas cosas (digamos, expresar emociones); pero otras veces se
emplea para
a la vez .
varias cosas
Puede tener, por ejemplo, un uso emotivo y, a la vez, uno informativo. A veces todos los usos tienen la misma importancia; otras veces, una expresión
o
discurso tiene
principalmente
funci ón y, de manera
una
secundaria, otras adicionales.
¿Qué expresa,
por
ejemplo,
la
siguiente
y
conocida
poes ía
de
Bécquer?
Mi vida es un erial. Flor que toco se deshoja. Que en mi camino fatal alguien va sembrando el mal para que yo lo recoja.
Evidentemente, las frases indican que al poeta no le iba muy bien en la vida cuando la escribi ó. No estaba exactamente en la cumbre de su éxito ni acababa de recibir el premio Nobel de literatura. Luego, el
poema tiene ese m ínimo contenido informativo que comunica, poco m ás o menos, que la vida de Gustavo Adolfo no era un jard ín de rosas. Por lo demás, el poema derrama la tristeza y la desesperanza (uso emotivo del lenguaje) del autor. Esta última parece ser su funci ón central.
Existen palabras, frases y oraciones que en general resultan m ás apropiadas
para
hacer
un
uso
emotivo
de
ellas,
y
otras
que
son
naturalmente menos emotivas. Por ejemplo, la oraci ón “Tu hermana es una
además
solterona”,
hermana
del
de
poder
interlocutor
no
ser empleada para se
ha
informar
desposado,
que la
indica
cierto
desprestigio del cual el hablante acusa a la hermana del involucrado. La
palabra
“solterona”
tiene
siempre
ese
sentido
emotivo
de
detracción, del cual carece la palabra “soltera”. En consecuencia, un indicio, aunque no concluyente, para descubrir si un discurso se est á empleando empleen
emotivamente
de
modo
consiste
natural,
o
con
en
buscar
él
en
frecuencia,
con
palabras
una
carga
que
se
emotiva.
Analícese, por ejemplo, el discurso siguiente:
Eres una pobre gente sin un pasado son
sino
la
sucesión
del
trabajo
útil.
aburrido
Los d ías de tu niñez no e
intrascendente
de
la
escoba. Eres un triste ser sin carrera, sin perspectivas de futuro, sin planes para una vida digna; sin capacidad para hacer de tu vida y de ti nada con significado. En resumen: eres mujer.
El texto citado tiene una fuerte carga emotiva cr ítica. Ello se pone en evidencia en el uso frecuente de palabras con carga emotiva como
“pobre”
en
“pobre
gente”
y
los
adjetivos
“aburrido”
e
“intrascendente” aplicados al trabajo de la interpelada, entre otras. El
término
“digna”, de
carga
emotiva positiva,
se
emplea
con carga
negativa, atribuido como algo de lo cual la destinataria del discurso carece. El
contenido
informativo del
p árrafo
anterior
podría
haber
sido descrito de manera no emotiva, en un discurso como el siguiente:
Has dedicado tu niñez al trabajo dom éstico. No te has titulado en el nivel superior ni has guiado tus acciones mediante un plan
definido a largo plazo. En resumen: has hecho durante tu vida lo que culturalmente aprende a hacer una mujer mexicana tí pica.
Aunque párrafos,
si
nos
ambos
centramos
dicen
en
el
contenido
aproximadamente
lo
informativo
mismo,
el
de
los
primero
es
principalmente emotivo, mientras que el segundo no lo es. Mientras que el
primero
abunda en
t ípicamente
palabras
emotivas,
el
segundo
no
contiene, en general, t érminos de este tipo; contiene algunas palabras que
en
otros
contextos
podr ían
utilizarse
emotivamente,
como
“superior”, pero no est án empleados en ese sentido en el texto citado. Es claro que el uso emotivo del lenguaje no depende s ólo del uso de palabras emotivas. El sentido apolog ético o denigratorio en el que se
emplee
desee
el
lenguaje,
expresar
o
as í como
promover,
cualquier
puede
otro sentimiento
manifestarse
por
medio
que
se
de
la
combinación de t érminos que pueden no ser en s í mismos emotivos. Del mismo
modo,
un
t érmino
naturalmente
emotivo
puede
emplearse
en
el
contexto de un discurso sin uso emotivo. Por ejemplo, en el siguiente caso,
las
palabras
“triste”
y
“angustiado”,
que
describen
estados
anímicos, no se emplean con el objetivo de promover sentimientos, sino sólo de informar de ellos como hechos objetivos:
El psicólogo anotó en su protocolo que el paciente se encontraba triste y angustiado.
El uso argumentativo del lenguaje
De manera muy esquem ática, podemos decir que argumentar consiste en dar razones para creer deseamos
convencer
a
en algo
otro
de
o
que
para la
hacer Tierra
algo. Por ejemplo, si es
redonda,
podr íamos
decirle que observe c ómo, cuando un barco se aleja por el horizonte, lo primero que deja de verse es la parte inferior, como si estuviera alejándose por una l ínea con curvatura hacia abajo. Si la l ínea hacia el horizonte fuera recta en lugar de curva, el barco ir ía haciéndose más peque ño hasta perderse. No se observar ía que se oculta primero la parte inferior. Decir estas cosas es darle a la persona razones para creer
que
la
Tierra
es
redonda,
que
es
de
lo
que
dese ábamos
convencerla. La capacidad argumentativa es un privilegio humano que consiste en
la
posibilidad
de
adquirir
conocimientos
nuevos
a
partir
de
conocimientos viejos, s ólo por medios discursivos. As í, si tenemos el conocimiento antedicho de que los barcos desaparecen en el horizonte de
la
manera
alcanzar el redonda.
indicada,
conocimiento,
Esta
capacidad
podemos
partir
de
ese
conocimiento
para nosotros nuevo, de ampl ía
enormemente
que la
nuestras
para
Tierra es
facultades
de
conocer y manipular el mundo por sobre las de los otros animales, lo cual
constituye
claramente
una
ventaja
para
nuestra
adaptaci ón
evolutiva. Nótese que, en ciertos contextos, lo importante de un argumento no
es
que
permita
convencer
de
algo
a
otro,
sino
que
proporcione
razones para ello, ya sea para convencerse, en el sentido de adquirir una nueva creencia, ya sea para convencer a otro. Convencer es algo que
puede
hacerse
mediante
la
fuerza
(medios
no
discursivos)
o
mediante la manipulaci ón de sentimientos (uso emotivo del lenguaje). Este tipo de cosas no son razones. Sup óngase que Marina est á a punto de
desposarse
con Romeo.
Sabe
que su
vida
ser ía
muy infeliz
si se
uniera en matrimonio con alguien que no la ama, por lo que desea saber si Romeo est á enamorado de ella o no lo est á. Lo que Marina requiere entonces
son razones que
la
ayuden a
decidir
sobre
ese tema.
Sus
podrían
amigos
inestable,
argumentar,
ninguna
de
cuyas
digamos,
que
relaciones
ha
Romeo durado
es
una
persona
m ás de un par de
meses; que est á muy endeudado y el dinero de Marina lo ayudar ía ante las amenazas
de
muerte que,
por lo
que sabemos,
ha
recibido y
que
incluso anoche lo hemos o ído jurarle amor a otra muchacha. Si todas estas cosas fuesen ciertas, Marina no podr ía menos que sospechar que Romeo no es, en realidad, su mejor candidato. El discurso que lleva de todas estas razones a la conclusi ón de que no es conveniente la uni ón marital entre Marina y
Romeo
constituye un argumento. En
él se dan
razones para creer en la conclusi ón. Pero si nosotros fu éramos amigos de
Romeo
podríamos,
en
lugar
de
proporcionar
estas
razones
que
conocemos, compadecidos de Romeo —y quiz ás movidos por sus efectivas estrategias de conquistador profesional en el uso emotivo del lenguaje —, haber intentado despertar la conmiseraci ón de Marina. Le habr íamos cuánto
dicho
sufriría
su
prometido
sin
su
amor
y
protecci ón;
le
habríamos recordado sus tiernos momentos juntos. Podr íamos haber dicho todas esas cosas y, quiz á, la habr íamos convencido de desposarse con su mujeriego futuro esposo. Sin embargo, todas esas afirmaciones no habrían constituido razones en favor de que se desposara con él, sino, cuando
mucho,
los
motivos
(no
las
razones),
v ía
la
promoci ón
de
sentimientos, del error que cometer ía al desposarse y su infelicidad futura.
Si
en
nuestro
argumento en
favor
de
que Marina
abandonara
a
Romeo hubi éramos añadido alg ún matiz de emotividad, reflejo de nuestra indignación
—si,
descripción
de
por ejemplo,
Romeo
cargada
hubi éramos de
a ñadido
adjetivos
a
las razones una
denigrantes—,
esa
carga
emotiva no habr ía contribuido en absoluto a la argumentaci ón. Habría, probablemente, promovido la
animadversi ón de Marina en contra de su
pretendiente,
habr ía
y
abandonarlo; pero apoyar
habr ía
no
conclusi ón
la
seguramente
de
contribuido
constituido un
que
Romeo
debe
a
decisi ón
su
conocimiento en
ser
abandonado,
de
el cual habr ía
no
constituido una raz ón. fácil ver
Es
que el
nivel
emotivo del
lenguaje no
representa
exactamente el aspecto m ás racional de los individuos. Por esta raz ón el discurso principalmente emotivo suele ser el menos apropiado para dar
un
buen
argumento.
Si,
por
ejemplo,
deseamos
que
una
persona
realice una acci ón por nosotros, digamos, firmar un petitorio vecinal árbol,
para
salvar
un
arma
en
sien
la
hay
podría
probablemente
funcionar
dos
como
medios
medio
no
discursivos discursivo)
(un para
convencerla. Una opci ón es proporcionar razones para convencer a esa persona
de
que firmar
el documento
es
m ás
lo
apropiado,
es
decir,
podemos dar un argumento. Por ejemplo, digamos que argumentamos que la tala de árboles disminuye el ox ígeno de la zona y que, dado que su familia
vivir á en
disminución
del
la
zona,
ox ígeno
la
que
p érdida su
del
árbol
redundará en
consumir á.
familia
Así,
una
sería
conveniente evitar por todos los medios disponibles esa disminuci ón de oxígeno
y,
apropiado, conmover
como se
a
firmar
concluye
nuestro
el
petitorio
que
deber ía
oyente
mediante
es
el
medio
firmarlo. la
expresi ón
nuestros sentimientos. Podemos decirle que los cortados;
que
corazón
de
nuestros
ojos
cada
un
hachazo
niño.
ante
el
contra
Incluso, recuerdo
un
árbol
podríamos de
La
nuestra
disponible otra más
m ás
opción
es
emotiva
de
árboles sufren al ser
abre tornar dulce
una
herida
en
el
melanc ólicamente infancia
bajo
el
laurel que ahora desean eliminar como paja seca, como si los recuerdos de los seres queridos que murieron pudieran cortarse para siempre con un hacha. Nada de esto es literalmente una raz ón. Las hachas no cortan sentimientos ni un ni ño muere con cada árbol. Sin embargo, la persona
podría,
quiz á,
sentirse
conmovida
lágrima, mientras estampa su
y,
firma
eventualmente,
derramar ía
una
el documento
vecinal bajo
la
en
sombra protectora del laurel. Hay otros usos del lenguaje adem ás del de expresar y promover sentimientos y el de dar razones. Todos ellos nos ayudan en nuestra capacidad de adaptaci ón al medio. Lo que hasta ahora hemos visto es que el uso argumentativo del lenguaje difiere de su uso emotivo de un modo que tiene consecuencias importantes. Ambos pueden servirnos para persuadir, y en ese sentido mover a las personas a la acci ón. Pero, en tanto que la expresi ón de emociones mueve los resortes inconscientes e irracionales,
el
discurso
argumentativo
lo
hace
por
un
m ás
camino
confiable, apoyando los conocimientos nuevos que el argumento concluye o justificando nuestras acciones a partir de viejos conocimientos ya confiables. La distinci ón anterior me parece importante a la hora de juzgar los discursos con los que padres e hijos, amigos, autoridades, medios de
comunicación
algunos cosas.
masiva,
agentes, Si
intentan
logramos
pol íticos
y
periodistas,
convencernos
aislar,
en
los
a
diario
discursos
por
de con
citar
s ólo
multitudes que
de
pretenden
proponernos una visi ón del mundo o incitarnos a la acci ón, los matices emotivos que los autores entremezclan en sus argumentos; si logramos ya
no
dejarnos
llevar
por las
emociones que
otros
desean
poner
en
nosotros, enfadarnos por su enojo o confiarnos cada vez que emiten la palabra “democracia”, por citar s ólo una de las muletillas con las que el discurso pol ítico se carga a diario; si logramos todas esas cosas; si aprendemos a reconocer y juzgar, en la mara ña de t érminos emotivos, los argumentos; si aprendemos a juzgar cu ándo las razones propuestas apoyan en verdad la conclusi ón y adquirimos as í la capacidad de juzgar lo que se nos dice, seremos, quiz ás, un poco m ás libres.
Uso informativo del lenguaje
La transmisi ón de informaci ón es probablemente el uso m ás evidente de nuestro lenguaje articulado. El conocimiento de que un oso se aproxima es de mucha utilidad para cualquiera que, de ignorarlo, pudiera ser víctima del plant ígrado predador. La mejor manera de trasmitirlo, si se es un observador y no se desea arriesgar la propia vida combatiendo con fieras, parece ser
la
de
informaci ón
proporcionar la
de
manera
articulada desde un resguardo bien seguro. Formular un enunciado como: “Hay
un
oso
detr ás
de
acompa ñado
ti”,
de
expresi ón
la
emotiva
“¡Cuidado!”, parece una manera apropiada de transmitir esa informaci ón a la vez que se a ñade, en la interjecci ón final, la carga emotiva que las
circunstancias
ameritan.
Conocimientos
d ónde
sobre
encontrar
alimento, secretos transmitidos oralmente de generaci ón en generaci ón sobre c ómo cultivarlo o cazarlo parecen ser de bastante utilidad para la
supervivencia,
y
el
lenguaje articulado
constituye
una excelente
manera de transmitir esos datos. Las leyes de la f ísica, de la qu ímica y, en general, de toda la ciencia moderna s ólo pudieron haber sido formuladas y, as í, descubiertas, una vez que el ser humano tuvo a su disposición
un
afirmaciones de
lenguaje
lo
esta clase.
suficientemente Todos
estos
rico
tipos
como
para
hacer
de afirmaciones (o
a
veces negaciones, como la afirmaci ón de que ciertas enfermedades no se contraen nuevamente cuando ya se las ha padecido) que se proponen como descripciones del mundo tienen, en general (excepto en contextos muy raros) funciones informativas. As í, denominamos funci ón informativa a la
que
tienen
todos
aquellos
enunciados
que
se
proponen
como
verdaderos respecto de un contexto que, en el caso de la ciencia, es el mundo que habitamos. Algunos de ellos o muchos podr án ser, quiz á,
falsos, pero como
se
lo
importante
de
proponen constituir
estos
enunciados
afirmaciones (o
es, justamente, que
negaciones)
acerca
del
mundo, pueden ser verdaderos o falsos seg ún cómo sea el mundo. Algunos ejemplos
de
enunciados
que,
en
contextos
est ándares,
tienen
uso
informativo, son:
El oso se aproximaba tranquilamente y sin malas intenciones, a ó extremadamente temeroso. pesar de lo cual el cazador se mostr
Los
cuerpos
se
atraen
con
una
velocidad
directamente
proporcional a la masa e inversamente proporcional a la distancia.
La diabetes es una deficiencia del páncreas.
El caf é produce taquicardia.
Todos los hombres son iguales.
Todos
ellos
pueden
ser
verdaderos
o
falsos
en
tanto
se
los
emplea informativamente. Mientras que no tiene sentido decir que un grito o una expresi ón de terror sea verdadera o falsa (aunque podr ía resultar apropiada o inapropiada en alg ún otro sentido), los discursos informativos siempre tienen alguna de esas cualidades.
Discursos informativo,
m ás
aunque
largos
suelen
frecuentemente
tener, los
discursos
usos adicionales emotivos o de otra especie:
Ejemplos netamente informativos son:
del
mismo
modo,
uso
largos
introducen
La plano,
geometr ía
punto,
parte
recta,
a
de los
ciertos que
conceptos básicos,
estamos
en
como
condiciones
de
el
de
asociar
representaciones m ás o menos claras, as í como de ciertas proposiciones simples (axiomas) que, sobre la base de aquellas representaciones, nos inclinamos a dar por “verdaderas”.3
Mientras crucero
desempeñaba
inglés
Beagle,
mi
misión
llamaron
como
naturalista
extraordinariamente
a
bordo
mi
del
atención
ciertos hechos que observ é en la distribución de los seres org ánicos que habitan el sur de Am érica y en las relaciones geológicas de los moradores y los de tiempos pasados de aquel continente4.
En cambio, el siguiente texto tiene ciertos evaluativos que, como tales, podr ían, en ciertos contextos, analizarse como emotivos, m ás que como descripciones objetivas:
El siglo
acontecimiento
XX
fue el
conceptual
descubrimiento de
ás m
importante
que el
mundo
de no
la
ísica f
está sujeto
del al
determinismo.5
El texto informa del abandono del determinismo pero, a la vez, juzga la importancia de ese acontecimiento. Que algo sea importante o no
lo sea
puede
considerarse como un
dato objetivo cuando se
define
importancia como ‘relevancia para un fin determinado’ (por ejemplo, los 3
Albert Einstein, Sobre la
teoría de la relatividad especial y general, editado por
Juan Castillo Marianovich, tr. Miguel Paredes Larrucea, Barcelona, Altaya, 1998, pp. 910. 4
Charles Darwin, El origen de las especies por la selecci ón natural, tomo I,
M éxico,
Época, 1999, p.7. 5
Ian Hacking, La domesticación del azar, Primera edici ón en español, tr. Alberto L.
Bixio, Barcelona, Gedisa, 1995. P.17.
antibióticos
son importantes cuando
se
trata
de
eliminar bacterias);
pero la palabra tiene un uso emotivo cuando s ólo expresa la valoraci ón subjetiva del hablante. A veces el contexto puede aclarar cu ál de ambos usos es el que se est á haciendo. Si ello no es posible, entonces el uso de esa parte del discurso, sencillamente, queda sin aclarar. La
siguiente
cita
ejemplifica
el
caso
com ún
muy
de
texto
informativo que introduce tambi én el uso emotivo de manera bastante inextricable en todas sus afirmaciones: palabras t ípicamente emotivas como
“maldito”,
“insensata”,
“motivadoras”,
“decadentes”
se
emplean
con un prop ósito emotivo.
Este Nuevo Humanismo, que coincide de manera fortuita con el
nuevo
milenio,
desplazar á la
insensata
y
mezquina
política de un pasado maldito. Se forjan nuevos conceptos de un orden mundial –entrelazados con motivadoras lecciones sobre
las
relaciones
destituir án
a
mundial
han
que
las
humanas
y
decadentes
comprobado
su
la
sociedad
global-
instituciones “rotundo
del
fracaso”,
que
orden y
que
deberán descartarse, por lo tanto, a favor de ideas que se apartan de la manera “innovadora pero justificable” de las normas anteriores. 6
Descubrir qu é es verdadero o falso en un discurso como el anterior y qué expresa valoraciones subjetivas del autor supone diferenciar qu é puede mantenerse en cada p árrafo como una afirmaci ón objetiva cuando se identifican y dejan de lado las afirmaciones emotivas del autor. Así, por ejemplo, en el caso anterior, se mantiene la afirmaci ón de que 6
cierta
Noam Chomsky,
corriente El
nuevo
denominada
humanismo
“Nuevo
militar,
Humanismo”,
Lecciones
de
en
su
aspecto
Kosovo, primera edici ón
espa ñol, tr. Bertha Ruiz de la Concha, M éxico, Siglo XXI, 2002.
en
político, opinión
desplazar á a personal
del
la
antigua
autor
que
corriente, califica
a
sea
cual
esa
fuere.
corriente
La
como
“insensata y mezquina pol ítica” y tambi én producto de un pasado que califica de “maldito” pueden dejarse de lado cuando de lo que se trata es
de
autor
decidirse por proporcionara
la
verdad o
ciertas
sentido informativo a
falsedad del texto,
razones
que
esos t érminos.
justificaran
N ótese
excepto
si
el
atribuir alg ún
que cuando un
discurso
informativo incluye tambi én un uso emotivo lo que puede diferenciarse como uso emotivo del lenguaje no tiene car ácter de verdadero o falso. Ello
implica
que cuanto tendr á,
informativo
m ás
emotivo es
dirá menos
y
el
cosas
discurso menos contenido
que
podamos
calificar
de
verdaderas o falsas. Cuando el discurso no describe en absoluto (el caso
límite
en
el
que
la
introducci ón
del
uso
emotivo
desvanece
completamente el uso informativo) ya no tendr á sentido predicar de él verdad ni falsedad.
Tan interesante como emotivo,
aunque
algo
la
relaci ón
diferente,
es
entre
discurso informativo y
aqu élla
entre
el
discurso
informativo y el argumentativo. Un discurso informativo puede a la vez ser
argumentativo
sin
que
sus
afirmaciones
pierdan
su
car ácter
iformativo. Consid érese un ejemplo:
Todo di ámetro mide dos radios. Luego, el di ámetro nos sirve para
extraer
radio, ya
la
que el
medida
de
perímetro
la
circunferencia tanto
de la
circunferencia es
como
el
2 r
(en
donde r es el radio).
En este caso la tesis que se defiende es que es posible conocer el perímetro
de
una circunferencia
cuando se
conoce su
di ámetro.
Esta
tesis se desprende de la f órmula que permite extraer el per ímetro a partir
del
radio.
Sin
embargo
definici ón
la
no
es
suficiente
para
mostrar que conocer el di ámetro permite calcular el per ímetro, porque en ella el d íámetro ni siquiera se menciona. Por esa raz ón se a ñade otra premisa, que relaciona el radio con el di ámetro. De esta manera es posible obtener el radio a partir del di ámetro y, as í, empleando la fórmula indicada, obtener el per ímetro que se busca. Como se ve, el hecho
de
carácter
que
el
discurso
informativo
y
el
anterior hecho
tenga,
de
que,
en
contextos
por
lo
est ándares,
tanto,
todas
sus
afirmaciones sean verdaderas o falsas, no impide que la relaci ón entre todos los enunciados sea argumentativa.
De
hecho,
el
que
los
enunciados
guarden
relaci ón
una
argumentativa es algo muy pr áctico cuando se hace uso informativo del lenguaje.
En
efecto,
el
lenguaje informativo
sirve
para
transmitir
información que, de ser verdadera, le ser á útil a la persona a la que se le trasmite. Sin embargo, es claro que la informaci ón será útil a esa persona s ólo en el caso de que la acepte, en el caso de que la considere verdadera y act úe en consecuencia. Contribuye mucho a que la persona crea en lo que se le dice el que lo que se dice sea apoyado con buenas razones. As í, un buen uso argumentativo del discurso, uno que proporciona buenas razones, no disminuye (como el caso emotivo) el contenido informativo del argumento sino que lo mantiene y, a la vez, aporta razones adicionales para creer en ese contenido.
Uso prescriptivo del lenguaje Otro
uso
complementa prescriptivo.
que
hacemos
perfectamente
cotidianamente
con
nuestro
uso
del
lenguaje,
argumentativo,
que
se
es
el
El
lenguaje
prescriptivo
solicitar amable
o
no
es
el
que
sirve
tan amablemente algo
de
para
dar
órdenes,
las personas y,
en
general, motivar a las personas a la acci ón.
Las afirmaciones t ípicamente consideradas prescriptivas son, por un
lado,
los
imperativos
y
algunos
enunciados
sem ánticamente
equivalentes, por el otro, las normas. Ejemplos de las primeras son:
¡Quita ese bolso de ah í! ¡Súbete al carro! ¡Ojalá pudieras venir para mi cumplea ños!
Las
preguntas
suelen
tambi én
ser
una
manera
amable
de
hacer
prescripciones, pero existen muchas otras maneras de hacerlas. No hay, pues,
formas
alguien
gramaticales
está dando
una
fijas
orden,
con
las
cuales
solicitando
algo
identificar o
cu ándo
movi éndonos
a
la
acción de alg ún otro modo por medio del discurso. Algunos ejemplos ya sea de
preguntas, ya
de otras
formas gramaticales
que en
contextos
típicos pueden ser empleados con uso prescriptivo son los siguientes:
¿No
crees
que
ya
hemos
tenido
suficiente
de
tus
comentarios? ¡Qué calor hace aqu í con las ventanas cerradas! Perder é mi empleo a menos que alguien conocedor como t ú me ayude hoy con esta tarea. ¿Cómo es posible que no quieras darme una mano? ¡Te lo he pedido una y mil veces! ¡Haz lo que te digo! ¿Cómo puedes quedarte ah í sin hacer nada?
¿Ser ías tan amable de contribuir con mi campa ña? Me cuesta creer que no puedas levantarte y mostrarme c ómo fue que lo lograste.
El otro modo com ún de hacer prescripciones es por medio de la formulación de normas, normalmente en indicativo. Algunos ejemplos son:
No se debe matar. Quien matare a otro ser á penado con prisi ón de quince a veinte años. Es obligaci ón de todos pagar nuestros impuestos.
Considerar como prescripciones las oraciones anteriores tiene una dificultad: Las prescripciones no son en s í mismas verdaderas ni falsas porque no nos dicen c ómo es el mundo sino c ómo debiera ser o cómo desear íamos que fuera. Son s ólo consejos u órdenes sobre c ómo efectuar algo que a ún no ha ocurrido. Las normas, en cambio, podr ían verse como afirmaciones de hechos del mundo: el hecho de que matar está mal; el hecho de que quien matare ser á penado, etc. Sin embargo es claro que el hecho de que existan personas que han dado muerte a otro
y
no
hayan
sido
condenadas
no
hace
falsa
la
norma
correspondiente. Lo que la norma significa no es, en rigor, que todo criminal
será penado,
sino
que debiera
serlo. Lo
que las
normas
dicen es que as í deben ser las cosas, no que de hecho lo sean. Esto ha llevado a algunos autores a opinar que las normas no describen cómo es el mundo, que el mundo no tiene en s í mismo propiedades morales como bondad o maldad que pudieran corresponderse con lo que debe y no debe hacerse. En el fondo y a pesar de que el indicativo
que
en
general
se
emplea
les
proporcione
una
apariencia
de
transmisoras de informaci ón las expresiones de normas no ser ían sino prescripciones, emitidas por el Estado o por cualquier otro
órgano
competente.7
Un
rasgo
muy
interesante
de
los
usos
informativo
y
prescriptivo del lenguaje es que ambos se complementan perfectamente bien con el uso argumentativo. En efecto, es digno de se ñalarse que el uso argumentativo, caracterizado por la presencia de una relaci ón inferencial o de apoyo entre razones y una conclusi ón, siempre viene incorporado
en
otro
uso,
en
general
el
prescriptivo
o
el
informativo.8 Cuando se trata del informativo las premisas se ocupan de
informar
datos
relevantes
para
defender
las
verdad
de
la
conclusión. En el caso de las normas o prescripciones el argumento puede proponerse para
inferir una nueva prescripci ón a partir de
prescripciones anteriores, o bien para determinar qu é acción debe seguirse a partir del hecho de que ocurrieron ciertas otras cosas. El lenguaje argumentativo se evidencia entonces, ahora, como un uso dependiente de otros usos con los que se complementa. A continuaci ón propongo un ejemplo de uso prescriptivo en el cual, como hay una relación de inferencia entre una conclusi ón normativa y las razones que la apoyan, el discurso tiene a la vez un uso argumentativo:
7
Quien prefiriera considerar que las normas son afirmaciones informativas en lugar de prescriptivas no tendrá mayor problema en analizarlas como parte del lenguaje informativo, caracterizado en la secci ón anterior. 8
En ocasiones un discurso emotivo guarda la apariencia de argumentativo en su forma, proponiendo una oración emotiva como tesis, y fundamentos similares como conclusi ón. Una alternativa es considerar que este tipo de uso del lenguaje es principalmente emotivo, aunque constituye a la vez un argumento (bastante malo en tanto tal), que propone afirmaciones subjetivas como razones. Otra alternativa es considerar que el discurso, a pesar de su apariencia argumentativa, no es argumentativo en absoluto. Si se acepta esta última posibilidad, entonces se sigue que un uso argumentativo del lenguaje es siempre informativo o prescriptivo.
Está prohibido utilizas
esa
dar
muerte
maquinaria
a
sin
otra
persona.
repararla
Pero
si
previamente
es
seguro que alguien morir á. En consecuencia, deber ás hacer reparar tu maquinaria si es que vas a utilizarla.
Forma y uso No creo que sea necesario especificar que los tipos gramaticales, aunque frecuentemente asociados a usos, no son id énticos a ellos. A pesar de que ciertas formas gramaticales son m ás frecuentes en usos determinados nada excluye que se las emplee en ocasiones con otro uso. Por ejemplo las preguntas sirven, en general, para demandar o solicitar informaci ón, lo que implica la demanda de una acci ón del otro, la de informar. Este es, por lo tanto, un uso prescriptivo del discurso.
Muchas
veces
las
preguntas
se
emplean
tambi én
para
formular un poco m ás amablemente una orden o pedido, como en "¿No te parece que ya es hora de que comiences a estudiar?" Sin embargo a veces
una
pregunta
puede
servir
al
prop ósito
de
afirmar,
no
preguntar, lo que desde el punto de vista gramatical pareciera que se
está preguntando.
denominan
“preguntas
Las
preguntas
ret óricas”.
empleadas
Ejemplos
de
en
este sentido se
preguntas
ret óricas
son:
¿No te parece que ya has hecho bastante da ño? Considerando
que
t ú eras
la
única
persona
en
la
casa
¿qui én se habr á terminado el dulce de leche?
De
modo
similar,
el
modo
indicativo
sin
signos
de
interrogación en general se emplea para realizar usos informativos del lenguaje, en tanto que el imperativo parece m ás adecuado para
prescribir. Sin embargo las normas est án, en general, formuladas en indicativo a pesar de que su uso es generalmente prescriptivo.
Contexto y uso También cualquier
es
trozo
se ñalar
importante de
discurso
que
depende
el
uso
siempre
que del
se
haga
contexto
de de
formulación de ese discurso. El contexto de formulaci ón de un trozo de
discurso
incluyendo en expresiones
comprende
situaci ón
la
la
que
entorno ling üístico
ella tanto el lingüísticas
en
tanto
del
se
lo
emplea,
el resto de las
hablante
como
de
los
participantes en la situaci ón- como el no ling üístico.
Así, por ejemplo, si nos encontramos en un restaurante leyendo la carta y pronunciamos la frase "Un filete con ensalada" esta frase tendrá seguramente la funci ón prescriptiva de solicitar alimento al mesero. Si, por el contrario, la situaci ón consiste en un di álogo familiar en donde el individuo est é siendo interrogado por lo que comió esa ma ñana, la frase tendr á un car ácter informativo.
Es
importante
estándar": es
el
caracterizar
contexto
m ás
lo
que
habitual
en
denomino el
que
un se
"contexto formula
un
enunciado. Si nos preguntamos la funci ón que desempe ña un enunciado como "¿Pero t ú qu é edad tienes?" y no proporcionamos el contexto de formulación, discurso
la
respuesta
prescriptivo
que
m ás
indicada
demanda
será que
informaci ón
se
sobre
trata la
de
edad
un del
interlocutor. Eso se debe no a que podamos entender el uso de esa oración aún fuera de contexto, sino a que hemos considerado el uso que se
le da
en general, es
decir, en
contexto est ándar. En
un
contexto no est ándar podr ía hacerse un uso diferente de esa misma
oración. Por ejemplo, un pretendiente podr ía formular esa oraci ón en un discurso en donde est á elogiando a su pretendida. Podr ía formular esa interrogaci ón,
sin esperar una
respuesta
(por ejemplo
porque
sabe que la persona nunca dice su edad) como se ñal de que considera a la persona muy joven todav ía.
Otro
caso:
La
oración
"La
est á cerrada"
puerta
puede
proporcionarse como una informaci ón de que un negocio ya cerr ó si el contexto consiste en un
negocio cuyo
horario termina antes de
la
hora en el que la oraci ón se formula. Sin embargo la misma oraci ón puede ser prescriptiva en otro contexto. Por ejemplo, digamos que cierto
individuo
excéntrico
o
de
clase
privilegiada
tiene
un
empleado, parte de cuyas funciones consiste en adelantarse y abrir la puerta por donde la persona est á apunto de pasar. Si el empleado se distrajera la persona podr ía formular el enunciado anterior con la función prescriptiva de ordenar al empleado abrir la puerta. Otro contexto que le dar ía carácter prescriptivo a la misma afirmaci ón sería uno en el cual alguien est á intentando subir a un carro pero está puesto el seguro desde dentro. El interlocutor est á dentro del auto, por lo que la persona que est á fuera pronuncia la oraci ón "La puesta est á cerrada" para indicar a quien est á en el interior del carro que quite el seguro.
Todos
estos
comentarios
evidencian
un
hecho
trivial
pero
importante: Las oraciones y en general cualquier trozo de discurso sólo
adquiere
su
sentido
completo
en
un
contexto,
por
lo
que
determinar el uso que se hace de ellas presupone saber algo de ese contexto.
Es
verdad
que
muchas
veces
podemos
suponer,
ante
una
oración que se nos propone fuera de contexto, cu ál sería su uso en
caso de que alguien la pronunciara. Pero lo que eso significa no es que la oraci ón
tiene
un uso independientemente de
su contexto de
formulación sino que su significado es tal que es probable que se la emplee con un uso m ás bien que con otro. Sin embargo cualquier trozo de discurso puede ser empleado para un uso diferente del est ándar. Como caso l ímite consid érese el caso en el cual un trozo de discurso se emplea convencionalmente para indicar algo enteramente diferente de
lo
que literalmente
superespía
debe
significa.
pronunciar
una
Por ejemplo, supongamos que
clave
para
que
sus
un
aliados
lo
reconozcan. La clave es, digamos, "No he visto a mi perro hoy". Sin embargo,
e
independientemente
de
su
significado
literal,
en
el
contexto que describo esta frase cumple con la funci ón prescriptiva de mover a sus aliados a facilitarle el acceso a cierto lugar de operaciones y proporcionarle datos sobre su siguiente misi ón.
Comentario final Las ideas y comentarios anteriores han tenido como una finalidad la de ayudar
a
todos
prácticamente
los
todos
entender qu é hacen
seres
los ellos
seres o
con
ling üística
capacidad
humanos)
que
est én
(léase
interesados,
sus compa ñeros hablantes
o
a
escribientes
cuando formulan un trozo de discurso cualquiera. Saber qu é uso est á haciendo
uno
como
hablante
es
de
suma
utilidad
cuando
se
desea
argumentar bien: permite identificar mejor cu ándo todo lo que se est á tratando de hacer es persuadir mediante t érminos emotivos y cu ándo, en cambio, se est án aportando razones (discurso argumentativo) para creer en algo (discurso informativo) o para actuar (discurso prescriptivo). Del
mismo
modo,
estas
disquisiciones
sobre
los
usos
del
lenguaje
pueden ser de utilidad cuando de lo que se trata es de no dejarse engañar
por
t écnicas
de
persuasi ón
pero
sí dejarse
convencer
por
buenos argumentos, tanto de lo que es mejor creer como de lo que es preferible hacer.