JOSÉ ORTEGA Y GASSET
OBRAS COMPLETAS
TOMO IV TOMO IV_ 1926/1931
JOSÉ ÜRTEGA Y GASSET
ÜBRAS COMPLETAS TOMO IV
(1926-1931)
© 2005, Herederos dejosé Ortega y Gasset © De estn edición: 2005, Santillana Ediciones Generales, S. L y Fundaciónjose Ortega y Gasset, en coedición Santillana Ediciones Generales, S. L, Torrelaguna, 60. 28043 Madrid Teléfono 91 744 90 60 Telefax 91 744 92 24 www.taurus.santillana.es Fundaciónjosé Ortega y Gnsset, 2004 Fortuny, 53. 28010 Madrid Teléfono 917004100 Telefax: 91 700 35 30 www.ortegaygassetedu • Aguilar, Altea, Taums, Alfaguara S. A. Bcnzley 3860. 1437 Buenos Aires • Santlllana Edlones Generales S, A. de C. V, Avda. Universidad, 767, Col. del Valle, México, D.F. C. P. 03100 •Distribuidora y Editora Agu.l!Br; Altl!!I, Tatirus', Alfoguíira; S. A.. Calle 80, n.• 10-23 Teléfono: (571) 635 12 00 Bogotd, Colombia
Edición Fundaciónjosé Ortega y Gasset Centro de Estudios Orteguianos
Equipo de investigación Carmen Asenjo Pinilla, Ignacio Blanco Alfonso, José Ramón Carriazo Ruiz, María Isabel Ferreiro Lavedán, lñaki Gabaráin Gaztelumendi, Azucena López Coba, juan Padilla Moreno,Javier Zamora Bonilla
Diseño de cubiertn: Pep Cnrrió y Sonia Sánchez I Paco Lacastn Primera edición: noviembre de 2005 Segunda edición: abril de 2008 Tercera edición: octubre de 2010 La Fundación Ortega y Gnsset ha contndo, para la presente edición, con los siguientes patrocinadores:
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Director del Instituto Universitario de Investigación Ortega y Gass.et Juan Pablo Fusi Aizpurúa
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_ . S.u1t.mdcr
ISBN: 978-84-306-0569-9 (obra completn) 978-84-306-0592-7 (tomo IV) Dep. Legal: M-43.651-2010 Printed in Spain - lmpr~o en Espnfia Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comuitlcnclón ptlblicn y transformación de ~tn obra sin contar con autorl:mclón de los 'tilulares i:l1da propiedad intelectual. Ln infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra - lti 'propleda'd intelectual (urts. 270 y sgts. Código Penal).
La Fundación jasé Ortega y Gnsset desea agradecer la labor realizada por los directores del Centro de Estudios Ortegulanos jasé Luis Molinuevo (1997-2001) e lgnnc_io Sánchez Cámara (2001-2JlO~J;:~y:ú~I~:~~~>. investigador Doming~·.''.iJ~'fnán~.e~, ,-:--
Sánchez (1997-200ll:;f' :"J
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ÍNDICE
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ESTA EDICIÓN •.•
..................................... ,J!"f.
XV
1926 D'INERO SACRO
1
l
.........................................
SOBRE UNA ENCUESTA INTERRUMPIDA . . . . . . . . • . . . . • . • . . . . . . . . . . EL ALEMÁN Y EL ESPAÑOL . . . . . . • • . • . . • . . • • . . . • . . . • • . • . • . . . . · LECTURA Y RELECTURA •••....•• : . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . , .. ~ •. UN LIBRO SOBRE PLATÓN ....••• , •....•••••.•. ; ...... ', •.•..•. COMUNISMO E INDIVIDUALISMO TRASCENDENTALES •..•.•••••.•.•..• I;)isLOCACióN_ Y RESTAURACIÓN DE EsPAN'A •. '. '. ••' •.•...••• ; . • . . . . '
>..... .'.' ..... ·......... '. :'. .'
' - · l. Introducción casi lírica ~ II. Condiciones ... : ....................... ·.. .' ... : . '.
CÓsAS DE EUROPA ••.••.•.•...••••..•..•.•..•.•••••••.•.•
pfu LA HISTO!ÚA oEi.Arvimt........ .
• ••.•... ' ••••••....
l. Carnbio eh fas geheraciémes ............. , .. ~ ... , .. . II., Nota sobre el«amor cortés» ...•.•.•.. :. '). :,·' .. , ... .,_ ..
19 23 26 26 28 32 35 _35
38
DE PABLO 1.tiI¿ LANDSaf:RG •. : ..• .
42 45
PRÓLOGO A PSICOLOGIA, DE FRANCISCO BRENTANO •..• • ••• : •• : ., .•• . . . . ' ' ' ,, " ' '
.46
SELECCIÓN ••.•.•••••.•.•••.••.•..• ·.•. •.• ·: '..: :.·. PRÓLOGO A
l
3 7 10 15
LA ACili:JEMIA PLATÓNlcA,
·,·.' .•
MIRABEAU O EL POLÍTICO
1927 SOBRE UN PERIÓDICO DE LAS
LETRAS ......................... .
DINÁMICA DEL TIEMPO • • • • . . . . • . . • . . . • . • . • . ,. ••..•.•...•..•
Los escaparates mandan ............................. . juventud ............................. ·............ . ¿Masculino o femenino? ............................ . CHARLA, NADA MÁS • . • . • . • • . • . . . . . . . • • • • • • . • . • . . . . • . . . • . . CABEZA Y CORAZÓN.- UNA CUESTIÓN DE PREFERENCIA.
lI ........ .
TIERRAS DEL PORVENIR . . . . . . • . • • • • • . . . . • . • . • . • • • • . • . • . • . . .
Generosidad ...................................... . Elegancia y paradoja ................................ . Instinto y razón ................................... . EL PODER SOCIAL •.•.•.•.••.••••••••••.•.•.•••••.........
¿CóMO
ES LAWRENCE? . • . . . . . . . . • . • • • • • • • . . . . . . • • • . • . • . . .
PRÓLOGO A UNA PUND\ DE EUROPA, DE VICTORIANO GARCÍA MARTi .••
51 55 55 58 66 75 80 84 84
86
88 89 107 111
l. •, .........................•............••. '.....
u. .... ·- ... ............... -.......... -...... ·-. •..... -. · III. . : '.' ... : . .................... ,, .. ...... .: ...: . .. .. ·. IV. ·-·. •.•.•.• ·-·-·-·-· ..... ·-· ·-· ... ·-·-·. ·-·-· -... ··-·-· ... .... -
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VI. VIL VIII.
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Gesticulación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Cinemática del lenguaje ........................... . Doctrina ........................................ . Con el hacha y el hache ............................ .
217
••••••••• •:~ ~· .... :.· •• - ••.L •.• -·;~
219
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215
''
4
1928 [DISCURSO EN EL PARLAMENTO CHILENO] •...• '. , ••. , .• , ••.•.••• : [PARA LOS NIÑOS ESPAÑOLES] .•••.••••.• , • ,, ••• , ••.••••..•••• ¡••
119 119 120 121
MEMORIAS DE UN POLÍTICO. EL C.ONDE.NO SE ESCqNDE .• , •••• , .• , •
227 233
LA FORMA COMO METO DO HISTÓRICO . . . . • . • . • . . . . • . , .••• , •••
REFLEXIONES DE CENTENARIO (1724-1924).................
. GALÁPAGOS, EL FIN DEL MUNDO .•••.•..•.•••.•.••.• , ., ., ••••
130
FILOSOFÍA PURA. ANEJO A MI FOLLE1p KANT .......... ,.......
ÉTICA DE LOS GRIEGOS .•.••••••••.•.••••••••••..•.••••••
13~
EL OBISPO LEPROSO, NOVELA, POR GABRIEL MIRÓ, •••.. : ••.•••• •
14:5 151 157 161
LA QUERELLA ENTRE EL HOMBRE y EL MONO •• ·, . ' •• ,..... ; • '. • ,., t:" ,· PARA UN LIBRO NO ESCRITO .•••••••.•.•••..•••.•.....· . ,· •..•• UN DIÁLOGO ••••.•.•...•.•••••••..•.•.•••• : .'.' •.. : • '.• • •. ' CUESTIONES NOVELESCAS ..•.•••••••••..•.•••.••••.•...••.. LA INTELIGENCIA DE LOS CHIMPANCEs ••••.•.••• '. .• , '. • • • . •
• ••. ,
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170
..... .
175
SOBRE UNAS «MEMORIAS» •.•.•••••.•. ;:.': .• ' .• '_ .••••. ':.
183 183
La causa de las Memorias ...... ·..................... ·' El punto de vista ..........•.............. : ....... . ÜKNOS EL SOGUERO ••••.•.•.•.•.••••••...•.•••••••.•..
185
187
237 247
KANT
124 125
.
,211
............................................... ..............................................
, SOBRE EL VUELO DE LAS AVES ANILLADAS •••••••.•• ; ••.•••• , :• .•• ÜRiGENES DEL ESPAÑOL. ...••••.•• ·• ._ ••.....•••..••..•••....•
1627-1927 ................ : .. : . .. : . '
195 199 '203 207
1929.
ESPÍRITU DE LA LETRA
GóNGORA.
-
. .
255 276
LIGERO COMENTARIO ..••••••..•••• ,•..•••••. ·> , ••••.• , • , ••••
289 292 297 301 306 306
1930
\fICISITUDES EN LAS CIEN\=IAS •••••.•• , , •.••.••••.• , •••••••••• ¿QUIÉN MANDA EN EL MUNDO?- IV •••..•••••.•.•.•••.•.•.•. POR QUÉ HE ESCRITO «EL HOMBRE A LA DEFENSIVA» •.•••..•..••••• No SER HOMBRE DE PARTIDO .••.••..•.•••..•.•••.• ' ..••••.•.• l. ¿Quiénes usted? ....... : ...... ; ....... ·. .'. >.•... , II. Partidismo e ideología ........................... . CEsAR, LOS CONSERVADORES Y EL FUTURO.- II ................. .
314
LA MORAL DEL AUTOMÓVIL EN ESPAÑA • . . • . . . • . • • • . • . . • • . • . • . .
318
310
¿POR QUÉ SEºVUELVE A LA FILOSOFÍA?'.'.'-·· ......... , .......... l. El drama de las generaciones ....................... · '• : II. Imperialismo de la física .............. : .......... Ill. La «ciencia» es mero simbolismo .................. IV. Las ciencias en rebeldía ........... : ..............
. . . . .
v. ............·.... ·............................. . SÓIÍRE EL PODER DE LA PRENSA , , ................. , . , ........... .
322 322 326 330 334 337 342
MISIÓN DE LA UNIVERSIDAD l. La cuestión fundamental ......................... . Il. Principio de la economía en la enseñanza'... ·. ·, ....... . III. l,o que )a Universidad tiene que ser «primero». La Universidad, la profesión y la 'ciencfa 1 •••.. ; ..... '· rv. Cultura y ciencia .............. , :·, .... :- .: ..•.•. •.... i. v. Lo que la Universidad tiene que ser «además» -. .·: ..... .
531 545 550 555 564
LA REBELIÓN DE LAS MASAS 1931· PRÓLOGO PARA FRANCESES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
349
~!{!MERA
PARTE: LA REBELIÓN DE LAS MASAS ; ...... ;•................... ~ ..... . l. El hecho de las aglomeraciones ......... : .... .' .. . Il. La subida del nivel histórico ................... . III. La altura de los tiempos ....................... . IV. El crecimiento de la vida . . . . . . . . . . . . . . ........ . V. Un dato estadístico .......................... . VI. Comienza la disección del hombre-masa.·.' ..... : .. . VIL Vida noble y''vida wlgar, o esfuerzo e inercia ...... . VIII. Por qué las masas intervienen en todo y por qué sólo intervienen violentamente ........ . IX. Primitivismo y técnica ........................ . X. Primitivismo e historia ........................ . XI. La época del «señorito satisfecho» ..... ; ........ . XII. La barbarie del «espécia1ism0» . : .. : ............ . XIII. El mayor peligro, el Estado .................... .
373 375 381 387 394 400 4ó5 410 415 421 428 434 441 446
SEGUNDA PARTE: . MANDA EN EL MUNDO 7............................... . ¿QUIEN XN. ¿Quién manda en el mundo? ................... . XV. Se desemboca en la verdadera cuestión . .' ......... .
. 496
EPiLOGO PARA INGLESES ................. : ............... '.. Epílogo para ingleses ....................• , .. •· ......•... En cuanto al padfismo... . ............ , ..•. :· ... , . , ...... .
.· 499 501 506
453 •455
¿QUE ES EL CONOCIMIENTO? (TROZOS DEUN CURSO).•; :e ..... ¡ ••• :. l. .........•........•.... ; ..... : ..... ·.; ... ; .........·. . . . II. . ............................................ . ·ur. Sobre el hablar y el preguntar .......... ,.•:.. .- •...:.·.,._,,· IV. ................................ •.. •: . . '•.. •.... ·.. , . •
v. ... ;........................ : ..... : ... ; ;.¡
.••..•...•.
PRÓLOGO SOBRE LA _CENSURA. DEL CONDE . .......... ; .
. -, .: .. -..... '.
«Los PROBLEMAS CONCRETOS» .............. •.• ..... ; . ; ....•i''· . ; NOTA DE VENTOSA Y CONTESTACIÓN ......... ·, '. ..... ; •. •. , . .",. '; .. . SIGUEN «LOS PROBLEMAS CONCRETOS)>•¡;:; ...,.:,.;, .. ¡.'"·•;·... '·'· .. SOBRE LA «FRASE HUERA>>; :.. •. ; : . ; ............ : ,,; ... '......... . Los «NUEVOS» ESTADOS UNIDOS ... :...... ·' ........ : .......... . Amós A LOS LECTORES DE EL SOL ......... ; ... ; .............. . ¡A LOS ELECTORES DE MADRID! ............................ . UNA NOTA ............................................ . Historia . , .... ·. : ........ -. ....... , ...... , . •. , ..... . Organización y cotización ........................... . Labor que ahora se emprende·.'.:: l ...••.:.; ..... ; ........ . AGRUPACIÓN.AL SERVICIO DE LA REPÚBLICA.-. [UNAS CUARTILLAS] .. . [SOBRE LA CANDIDATURA DE ALICANTE] ............. .". , ; .. , .. . HAY QUE CAMBIAR DE SIGNO ALA REPÚBLICA, : .. ·· .• •.... -. '. . ."; ; ; e •• EL SENTIDO DEL CAMBIO POLÍTICO ESPAÑOL. . ·.. .- ; •. , , ... •.". '· .. '· .. . [EL PELIGRO DE UNA CONSTITUCIÓN EPICENA] ........ , : . ." ·• .... . [PENSAR EN GRANDE]::;: .........•.• •.. : ... ·.......... : .. :.: .. i.INSTITUOONES? ..................... .- ...... o" •• : • , • ••• AGRUPACIÓN AL SERVICIO DE LA REPÚBLICA.-··' ·[MANIFIESTO]' , ..... .
571
571 575 579 584 590 594 597 608 610
619 621 625 626 628 628 629 630 632 635 637 640 645
652 654 • 660
LA REDENCIÓN DE LAS PROVINCIAS Y LA DECENCIA NACIONAL
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LA REDENCIÓN DE 1A5 PROY!NCIAS •••••....••••• •. : . . • • . • . . . . . • L Hacia Ja gran reforma ... •.,,,....................... II. ¿Reforma del Estado o reforma dela sociedad? . . . . . . III. Demasiados frenos ........................ ; ; . . . . IV La conquista del niveL . ,.... , . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . V. Primero, las provincias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VI. La Constitución y Ja nación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VIL Respiro, reiteración y tránsito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . VIII. Provincianismo y provincialismo . . . . . . . . . . . . . . . . . IX. La unidad políticaJocal no es el municipio •... , ..... •. X. La idea.de la gran comarca o región . . . . . . . . . . . . . . .
671 673 676 680 . 684 688 693 717 722 735 744
LA DECENCIA NACIONAL •.•...•.• .' .• .• ; ••• ' .• ; •.•..•• ; '.·. Bajo el arco en ruina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Organización de la decencia nacional. . . . . . . . . . . . . . . . . . El error Berenguer. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Un proyecto .......................... :...........
. 749
El hecho indiscutible ......... ,. . : ............. , • . Para los que no quieren un nuevo Estado ....... , . . . . . Para los que quieren, sin más, una revolución . . . . . . . . . Necesidad de una junta magna para la reorganización · del Estado espm1ol. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
751 755 760 765 766 770 •·771 773
RECTIFICACIÓN DE LA REPúBLICA. -ARTÍCULOS Y DISCURSOS · L Contraseña del día.-. Saludo a la sencillez dela República . , •.i •.••••• ; ••.••.•...•. ,, .. ·•.; •• ••.·· 777 No imitar .............. ; .... ·"·· ....... ; .. : . . . . • 778 II. Introducción a otra cosa.- ¡Pensar en grande!-. Una gloria indiscutible de Ja República.- Una petición a la prensa ......... ; ........... ·•. . . . . . . . . . . . .. . . . . 761 · IIL Las provincias deben reb.elarse contra toda candidatura de indeseables ............................ , . . . . . 785 República, anacronismo y juventud ....... , .. . . . . . . . . 785 El Estado ante todo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 787 Conciencia política, conciencia histó1ica . . . . . . . . . . . . . 788
· :- •'
Las provincias y SltS candidaturas . , , ·. ·. . .......... . '789 En el debate político.- (Discurso pronurtciádo' eh' las Cortes Constituyentes el día30 de julio de 1931); ,'['' .· 791 Corpo1ización de la idea política . •.•............. .': ' ·791 Un grupo .............. : .. >:.·;~, ..... ;·.•.: ...... ·' 792 792 Ni payasa, ni teno1; ni jabali .. , , .. : ..• . . . . . . . . . . . 793 La adhesión al Gobierno . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El problema económico .... : ......... •.• ! . , .. : . •.·; :·. · · 794
Si na biunfa en la economía, elRéginien i1ó•tie1Íe · franco·porvenir . . .- .. .- .. :, .. •: ..':. , : . ; .. ; , ... .'. El capitalismo y el colectivismo .............. : .... . A los capitalistas y a los obreros , , •... ; . ; ~ ·' .• '; Homenaje al ministro de la Gueii-a .... '.. •.. , ....... . El islote acantilada de los catalanes . ............... . V. Comentario a mi propio texto ..................... •. VI. Sobre lo de ahora.- Una cuestión personal .......... . La colaboración unánime ...... ; ................ .
Golpe de timón .......................... , .... . Un CaJJSeja de Economía Nacional ................ . VIL Proyecto de Constitución.- (Discurso pronunciado en las Cortes Constituyentes el 4 de septiembre de 1931) ..................................... . VIII. Un aldabonazo ............................ : .... . lX. El absentismo mortal. ........................... . X. Federalismo y autonomismo.- (Discurso pronunciado en las Cortes Constituyentes en la noche del 25 al 26 de septiembre de 1931) .................... . XL Rectificación de la República.- (Conferencia pronunciada el día 6 de diciembre de 1931 en el Cinema de Ja Ópera, de Madrid) ................... ··· ·
Nuestro nuevo deber ... , . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . El momento histó1ico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Rectificar la República. . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . ¿República caJJServadoray burguesa? . . . . . . . . . . . . . . . Caracte1ización de la monarquía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . Significado de la Reptíblica ....... ; . . . . . . . . . . . . . . . La política del Gobiei110 ....... , . . . . . . . . . . . . . . . . . Un partido nacionalde amplitud. . . . . . . . . . . . . . . . . . . Llamamiento a otros eleinentos políticas , ... , .... ·. . . .
795 796 796 797 798 800 803 805 806 807
809 825 828
831
837 838 838 840 842 846 84 7 849 851 854
NOTAS A LA EDICIÓN........................................ NOTICIA BIBLIOGRÁFICA .... , .............. :. .... ; ..... ·.+ . . .
857 893 APÉNDICE .. : •. :....... , .........· ..... ;.. ;:.. , .. ;..... ;·:............. 915 ANEXOS ....................................... , ............ 1029 · . [NOTA A EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO MORAL, · DEFRANOSCOBRENTANO] ......•........ , .............. 1031
ESTA EDICIÓN ...
. MISIÓN DE LA UNIVERSIDAD .. , ........•..... , ...• , : : . . . . 1032 A LA EU.E. DE MADRID ....•.. ; ......... ; ...•.• ,• . . . . . 1032 l. Temple para la reforma .............••. : . . . . . . . . . . 1034 ÍNDICE ONOMÁSTICO ............ : ......... •. , :,; ............ 1043 ÍNDICE TOPONÍMICO ........... : ... : ............. • ... ; . . . . . 1051
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A su ::Uu~rte en 1955,josé Orteg~y Gasset dejó un corpus textualdiyiilido en ti:es grandes.bloques: sus Obras completas (Madrid, Revista de Occidente, 1953-1955, tercera edición), los textos publicados y no recogidos enlas mismas; y una amplia obra inédita. Desde entonces, la labor. tenaz de varias generaciones de estudiosos.ha ido iluminando los dos últimos bloques men" cionados. Así, se ha localizado la gran mayoría de los textos que Ortega pu" blicó (aveces sin firma) y que no rec:ogió después en ningún.volumen de su corpus conocido:;De igual modo, se han editado de forma paula tiria los trabajos que, en distint9 grado de elaboración, dejó inéditos; casi todos los cuales se incorporaron póstumamentea las Obras.completas (tomos VII, VIII, IX, Madrid, Revista de Occidente, 1961-1962,y tomo XII; Madrid, Revista de Occidente en Alianza Editorial, 1983). Estas nuevas OBRAS COMPLETAS reúnen toda esa admirable labor y la amplían, añadiéndole, gracias a una exhaustiva investigación, textos publicados por Ortega (siempre con firma) de los que no se tenía constancia, y sacando a la luz .una importante cantidad de páginas inéditas, c!e modo que el lector tiene ante sí, por primera vez, toda la producción orteguiana conocida hasta la fecha. · Se han dejado fuera de este corpus ]a.correspondencia; las notas de trabajo, las entrevistas y los .resúmenes. de conferencias aparecidos en la .prensa. La.obra que Ortega publicó y la que dejó inédita se han separado ese crupulosamente. La primera ocupá los seis primeros tomos, la· segunda, los cuatro siguientes. Como ellector comprobará, las páginas inéditas que ahora se dan a conocer no son meros apuntes o borradores apenas desarrollados, sino escritos muy cercanos.a una versión definitiva. Los textos publicados sin.firma que; distintos. investigadores han atribuido a Ortega se reproducen en la sección de «Anexos», salvo aquéllos cuya autoría está documentalmente probada (por'haberse hallado .el manuscrito
XV
o por encdntrarse una referencia al texto entre los materiales conservados en el Archivo de la Fundación José Ortega y Gasset), que sí se incluyen en el cuerpo principal. No se han reproducido, claro está, lbs textos atribuidos cuya autoría haya sido desmentida por una prueba documental. Algunos trabajos de Ortega vieron antes la luz en un idioma distinto del español. Sin embargo, se ha preferido siempre la versión castellana, tanto si apareció en vida del filósofo como si se ha publicado póstumamente. En este último caso, se ha recurrido al manuscrito siempre que ha sido posible. Estas OBRAS COMPLETAS son también una nueva edición de todo el corpus orteguiano. Se han cotejado todos los testimonios pertinentes para la fijación deltexto en cada caso, lo que ha permitido subsanar las numerosas erra:tas'yimalaslecturas que venían perpetüándose; así'comó determinar las variantes que resultan de la compleja peripecia textual,de Ia obra orte" guiana. Pafalos textós que Ortega: reunió en sus' Obtascompletasse ha partido de la última edición en vida del autor (Madrid, Revista de Occidente, 1953-1955). Ert:el caso de los textos publicados por Ortega que nopasaron a formar par-' te de esas Obras completas se ha ¡Jrivilegiadó la última versión revisada por el filósofo. Üi. obra póstuma, tanto la que,permanecía alininédita cómo la ya publicada, se ha editado siguiendo los manuscritos¡ que también se han tenido en cuenta ala: hora de editar aquellos textós en, cuya publicación se había cónietidó algúrt error señalado por el propfo Ortega. , Los títulos de algunos textos incótjíoradós pósiumamente a las Obras c01í1pletas se han sustituido por aquéllos consignados en los documentos relativos a la preparación de las Obras completas de 1946-1947 que Ortega supervisó y que se conservan en elArchivo de la Fundación] osé Ortega· y Gasset. También la agrupación enseries delos artículos reimpresos póstu~ mamente o, por el contrario; su ·separación,,se ha hecho siguiendo lo seña" lado en estos documentos. : En lo que concierne ala puntuáción y al usti de mayúsculas yresaltes con valor ideológicó se ha respetado la última edición de las @bras completas en vida de Ortegá, o la última versión supervisada por el filósofo para los textos nb contenidos en•ellas; En: el caso dela obra póstuma se'ha seg'uido el manuscrito en lo referente'a may11sculas y resaltes, pero se ha ajustado: la puntuáción.' '·' , ' '' En ,cuanto a la corrección gramatical; se aplican las reglas ortográficas•vigéntes (salvó en el caso de flúido; así'acentuado:porOrtega}; Se respeta la'a:ltemarteia depares 'conio súbstanaa!sustanC:ia o transcendente/trasl céltdimte;•aunque'se ha op'tado sistemáticamente por las soluciones que
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evidencian ras'gos característicos del estilo•orteguiano,,siempre que exista la opción entre los testimoriios{¡:lor ejemplo; iigoroso en detrimento de 1iguroso).'PorÚ.ltimo, se mantienen las peculiaridades morfológicas y sintácticas del'uso lingúístico de Ortega (concordancias ad sensum,1eísmos, :· , , laísmos);;[, •:· : ,!, '
Aunque desde la primera edición de las Obras coinpletas (1946-1947) ya se adoptó 'elccriterio cronológico, los textosique no eran libros se agruparon también de acuerdo a su género o tipologíateictual (artículos, brindis; prólogos). Además, por razones de censura quedarqn fuera los traaajos de más explícito contenido político, que fueron reunidos e incorporados póstumamente alas Obras completas bajo el título de «Escritos políticos» (tomos x y XI, Madrid;•Revista de Ocddente, 1969). · Sin atender a estas distinciones genéricas o temáticas; la presente edición se atiene•a un' riguroso criterio cronológico que ordena fa obra orteguiana por años, lo que'tiene la virtud de réflejar su desarrollo con mayor nitidez. Dentro de cada año los•textos se disponen también de for\:na crono~ lógica, sibien'lasmonografías se colocaffsiempre al final, antecedidas por los trabajos: que Ortega:.publicó"en: libros: colectivos o de otros autores: Cuando :Varios textos comparten datación: se ha mantenido el orden en que aparecían err las Obi:as comp1eta5 (1953-1955), Si algunode·ellos se incluye ahora por primera vez se coloca en último lugar.' · , , · Los textos publicadosien•vida de Ortega se sitúarr en la fecha de su primera' ediciórr, salvo aquéllos•que fueron subsumidos en obras posteriores. Por su parte; las series de artículos de prensa (a excepción de las que pasaron a formar parte de libros} se ubican en la fecha de publicación de la primera·entrega; Así se hace tamhién•con: El Espectador, concebido por Ortega como un,proyecto ,unitario: : •,· · Sin embargo;' en las Obras completas(l953-1955) varios textos secolocaron en la 'fecha del acontecimiento que les había dado origen (üri: discurso; un.homenaje), y no enla de· su: primera edición: Asimismo;en: ocasiones se reprodujo 'también en la fecha de su primera edición un texto•o uria serie de textos que; éon algunas mo·dificaciones¡ pasó luego a formar parte de otra obra; En•ambos casos se ha respetado lavoluritad de Ortega. Del mis~ mo modo, se han mantenido las dataciones que el filósofo añadió en muchos de sus textos, incluidas aquéllas que difiererrdelá fecha cierta de su primera publicación; siempre'que•esa discrepancia pueda atribuirse al deseo de Ortega deteflejar la fecha de escritura o de.última revisión. Se han subsanado\ enrcambio;'lás dataciones erróneas. En los artículos de prensapublicádos por Ortega que se incorporaron póstumamente a las Obras completas y
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en los que se añaden en es.ta edición se ha consignado la fecha y la publicación en que vieron la luz; siguiendo la.fórmula.de los•que ya estaban incluic dos. Cuando. el texto apareció. sin firma o rubricadc:i .con un: pseudónimo, se hace constar en tódos los casos.· · La obra póstuma se ha dispuesto también de fÓrma cronológica; Los textos se han ordenado según .. s. u.·ª·ño de escritura, excepto aquéllos que Ortega utilizó en la rédacción'de obús posteriores que quedáron,asin:rismo inéditas,. en cuyo caso están subsumidos en las ediciones póstumas de dichas obras: Cuando se trata de,inte!Venciones públicas; ·los textos se han colocado en la fecha en que aquéllas .tuvieron lugar, ·
Por último, estas OBRAS COMPLETAS incluyen varios índices con los que se quiere tanto satisfacer la curiosidad del lector como facilitar la labor del investigador: Cada volumen cuenta con un índice onomástico y otro toponímico. El Ultimo tomo se cierra con un índice temático y la cronología completa del corp!IS. textual orteguiano.
:Otra novedad que presentan e5tas OBRAS COMPLETAS· es. el aparato crític coque consta al final de cada tomo;yque se divide en«Notasa la edición», «Noticia bibliográfica», «Apéndice» y «Anexos». ., , , Las «Notas. alá edkión» condenen informf¡ción de.dos tipos: de una parte, aquélla que concierne a incidencias reseña bles de.la edición (correcc ciones en la datación, cambios en la estructura, etc.); de otra,1a que da cuenc ta de la historia del. texto y.de:sus vínculos con otros escritos de Ortega, pero ceñida siempre a aspectos textuales, Van encabezadas, a su vez, por una nota general en la que se detallan los textos.que pasan a formar parte delas Obras completas.por' vez primera, así como otros datos destacables relativos aleone junto de textos reunido en.el.tomo. La «Noticia bibliográfica». consigna todos los testimonios pertinentes utilizados para la fijación ddos textos, y también'.todasla5 ediciones aparee cidas en vida de Ortega de.las monografías' contenidas en el .tomo. El «Apéndice» recoge las variantes allegadas a lo largo del proceso de fijación textual, es decir, aquellas diferencias entre los testimonios examinados que afectan al sentido: cambios en el orden•de las palabras,, adiciones ysupresiones de texto ypermutaciones de ténninos. Qu.ecll\n fuera de esta éoñSideradóü las yfos'textos que dan cuenta de ellas, las remisiones internas, los cambios.en lós nombres propios(Anatole/Anatolio), las diferen" cias en los títulos de obras citadas, las variantes de puntuación y los. cambios gramaticales de menor entid~d (ortográficos -;-fué>ji1e, amiba>ameba-; morfológicos-.morfología fléxiva: género; número;.tiempo, modo, aspecto-., .y sintácticos-.-cambios de número o de género que afectan a.fas con" córdancias pero no al sentido).°· . , ,_ '" En los «Anexos»; además de los.textos atribuidos a Ortega, cómo ya se ha indicado, se reprod1.1cen también aquellas partes (parágrafos, apartados;·capítulos) que Ortega dejó fuera de.la versión definitiva de.una ol;ira publicada. ·
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DINERO SACRO
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Madrid, enero de 1926
La idea de que los fenómenos vitales se explican ;or su utilidad y, primariamente,• por su utilidad inmediata y material, ha conseguido aclarar muy poco las cosas. Casi lo únjco que ha puesto en claro es el fondo' de lasalmas que hicieron talsupósicióri, el entresijo de la época que exaltó semejante pensamiento; Elconodmiento aspira a reducirlas formas,innumerables de la realidad a unos pocos principios, si es posible a uno solo. Este principio viene a ser como el prototipo de toda realidad, por decirlo así, lo que verdaderamente hay dereal en la variedad aparente' delos fenómenos. Cuál sea su prillcipio.depende ante todp, de'quién sea el que•piensa: Se trata siempre de uria aíidacísima antieipaeión. De antemano consideramos verosímil que las cosas sean de cierta manera y luego procuramos investigar,'más o menos n" gorosaniente, si los hechos se conforman segúnnuestra sospecha. Sin aquel primer momento de audacia inventiva, de lfrico capricho, que nos mueve a juzgar más verosímil cierto tipo de realidad que los demás, no habría ciencia; El rigor, elmétodo,Ia·objetividad, vienen siempre despuési no inventan, no inician, no insuflan la ciencia sino que meramente confirman o infirman nuestro espontáneo delirio, Dime de qué hipótesis partes; y te diré quién eres. ·- • •' • · Hoy eluti!harlsmo-·-·en filosofía; en biología, en historia-· comienza a ir en derrota'. ·¿Es qu'e estlimos dejando de ser.,efectivamente utilitarios? Nunca como ahora el prójimo ~e ente que hallamos en todas partes y que toina indefectiblemente el rábano por las hoja? nos hace notar que en el mundo estátiiurifando el más desa'foradó•utilitarismo. ¡Es lo único, que queda en piel l'.a's gentes si! ocupan sólo de ganar dinero, se dice:. ' Está'bien,'no disé:utamos:ahora la cuestión que es larga; y sutil.. Deje" mos decir y entretanto subrayados síntomas opuestos. ' ' ' Desde hace algún tiempo; el terreno nlitivoy más propicio para la in~ terpretación utilitaria de lo humano-la historia de la economfa.L se: está
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transformando. Con gran sorpresa de los investigadores va apareciendo por todas partes, que en vez de ser los hechos económicos los que imponen su forma a las demás actividades humanas son las más vagas, y como abstrusas entre éstas quienes inspiran e informan los usos económicos. Se ha publicado recientemente un curioso librito bajo el título Dinero Santo. Su autor es un filólogo-economista de la nueva generación: Bemard Laum. Según la más vieja teoría, el dinero habría nacido del cambio entre productos. Uno de éstos se habría convertido en intermediario de los cambios y. a la vez, en medida del valor de los productos. A esta concepción se opuso victoriosamente el genial Knapp con su «teoría política del dinero», según la cual el dinero es creación del Estado. Laum no pretende resolver, ni siquiera plantear, tema tan general. Se contenta con averiguar cuál fue históricamente el origen del dinero en la India y en Grecia. ,: Los, héroes,'de:Homero .nolo.,conocen aúni.Canibian directamente sus productós. Algunos siglos más tarde; la moneda aparece. Pero el dinero mo7 netario es sólo la última forma de una génesis larga: Antes de ella tuvo que existir el dinero:premonetario;algún objeto cuya misión eta representar el ,,, ,, precio de los demás, servir de,me,tro económico:'' , En Homero, el tráfico prbpianiente económico no conoce aún un instrumento ysistema de estimar los pn;iductos. Cada urto es canjeado empíri" camente,por otro,, Sólo Juera; del <
> aparece ,en, Homero esa func ción estimativa,yentonces la unidad de medida es el buey. Las cien franjas de oro que penden del escudo de Aten~a; valen cada,una,ccien bueyes, una ecatombe. Ert los juegos del canto XXIII se ofrece como premio, entre otras cosas, un trípode «que los griegos evalúan en diez bueyes»: :Este medio ese timativo,se hallaba, a lo que,parece, tan arraigado ya,,qued lenguaje lo usa en forma deadjetivo suelto. Se habla de' una esclava «doceboyuna», es decir que vale doce bueyes. , ·, ,,·,,', Y; sin embargo;:no se olvideestedato,esencial:.eLbuey.no es.aún metro económico en el canje de prÓductos. No existe aún unidad de medida par;a el tráfico o cambiointersoqiahNo,es, pJles,:como símbolo,.delcomercio como aparece en Grecia origÚ:iariaménte uh standard de,evaluación. ,:, ¿Cuál,es entonces laifisono,mía con que este, dinero, primigenio-,,el bJley-,-,, ,se presenta? En Hom¡!ró y en su tiempo hallamos: el buey siempre como adjetivo de los dioses:Hera,tiene ojos devacá, Zeuses;d:Diostoro yd arte de Micenas multiplica·las formas.tautinas:de la divinidad, Por otra parte, enla;épica es elbJley el animalpropiciatorio por excelencia,-la hostia o;cuerpo de sacrificio. Ahora bien, el sacrificio es la forma del tráfico entre.el home brey Dios., Y es, característico· de sus manifestaciones primeras, como Karl Bücher ha ,demostrado, Ja:destrucción de grandes masas de bienes hui;nac
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nos. En el sacrificio el hombre es generoso ante su Dios, e inmola algunas de sus propiedades más valiosas. Este, sacrificio no tiene; sin embargo, el carácter de canje económico con,el dios, por lo menos no, es éste su,sentido primario. El animal sacrificado posee el don de representar a la divinidad; es su map.iÍestación o encamación. Por esta razón, si bien se aparta un trozo para la divinidad, el resto es consumido por los fieles. En el sacrificio se organiza la comunión de la colectividad creyente en el cuerpo de dios, y así transmite su poder mágico, su «gracia» o «karisma» a los hombres. Este papel de representar al dios trae consigo precisamente, e inspira, un pensamiento que va a ser más tarde decisivo para la economía, pero que fue engendrado por la religión. Laum hace notar que en la Grecia homérica no existe aún la idea del tipo de producto para el canje, sino que se trafica cambiando un producto individual por otro. Al ser el animal manifestación del dios, surge la idea ,de elegir entre los animales de una especie, ejemplares que en algún sentido se destaquen de los demás. Así se llega a s,eleccionar la criazón y separar los más perfectos. Esta perfección tampoco es medida según finalidades económicas, sino que actúan en ella preferencias místicas o estéticas que hacen más apto un animal que otro para servir de residencia camal a la divinidad. Estos animales sin tacha, sin defectos, son los sacrificados: tal es el sentido de la frase griega «lereia teleia» -los sacrificios perfectqs. La consecuencia fue la crianza por separado de variedades selectas, lo que Homero llama: «Tauroi lielnimenoi» -los toros separados, las «1wstiae eximiae». He aquí cómo la evolución diferencial da una misma clase de productos, la creación del tipo valioso, se origina en el uso sagrado. Los grandes sacrificios son privilegio de los reyes. Y, no porque los reyes sean los más poderosos. Al revés, son más poderosos porque son reyes. El rey se llama así porque «rige» el sacrificio, porque tiene la virtud misteriosa de saber.hacer acepto al dios el acto religioso (sabido es que el vocable «rico» tiene exactamente el mismo origen). A la hora de tomar contacto con la divinidad reine el rey a sus hombres y reparte entre ellos, según el rango de sus oficios, los trozos humeantes de la víctima. Es decir los mantiene. El sacrificio se hace medio de pago. Y aquí tenemos ya la función primaria del dinero según Knapp: servir para pagar. No es posible en esta breve nota recorrer todas las estaciones del proceso en que, según Laum, el buey sacro llega a convertirse en la moneda de metal. Baste con recordar que en la evolución de las ideas religiosas -debiéramos decir de todas las ideas-:- a la época que necesita materializar todas sus concepciones sigue otra simbólica. Así en Egipto se renuncia a enterrar con el mu,erto animales auténticos que le sirven de sustento en la otra vida,
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y en su lugar parece suficiente enterrar papiros donde los animales estén figurados. Nada menos que Max Weber encuentra aquí el origen del cheque. Ello que es una gran cantidad de. moneda mediterránea de la primera época lleva en el cuño la efigie de un toro. ·
SOBRE UNA ENCUESTA INTERRUMPIDA
·La Nación, 7defebrero de 1926
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en Europa? mucho tiempo es ésta la curiosidad más1grande que siento y procuro darme, poco a poco; una contestación. Hay quien se contenta con leerlos periódicos y cree que lo que ellos cuentan o narran eso es lo que pasa. Pero aunque fueran rigorosamente veraces, los pe" riódicos no rozansiquiera esa realidad queyo busco. ¡Gran paradoja, pero inexcusable, la realidad histórica no es nunca de «actualidad» 1El periódico cuanto más fiel a su propia misión, tanto más la evita y: la elude. Obra como Buloz, el famoso fundador·de la Revue des Dewc Mondes, cuando alguien le presentó un a.rtículo titulado: Dios. «¿Dios? -'-eXclamó-',r¡ cuánto lo siento!\ ·' pero no es un asunto de actualidad». Otros se van al extremo opuesto y se contenta!l con una generalización abs'tracta. Hablan de «decadencia», de «crisis», etcétera .. Pero esto es decir muy poco. Todavía no se ha definido nunca con mediana claridad lo que es una «decadencia» histórica . A primera vista, parece una idea sencilla e inequívoca; mas/al querer aprisionarla, la mano oprime una nube. La depresión o pérdida de unas· cosas suele ir acompañada del crecimiento en otras.Bien, digamos «crisis». Pero crisis no es sino cambio.· Siempre hay cambios en la.historia. Bueno, digamos cambio más profundo que los habituales. ¿Contentará a nadie tan vaga calificación? . Cambio, ¿hacia qué cuadrante? Profunda, ¿hasta qué estratos? ·Y, en tanto, oculta a nuestras miradas esa realidad tremenda está ahí, va en nosotros, en cierto modo, lo.somos.Los más curiosos; husmeamos como podemos la ráfaga que llega del paisaje; cargada de tufos, a fin de descubrir una.pista; Los hechos que llegan hasta nosotros son innumerables; pero la realidad· que buscamos no son ellas, silla su ley; un principio claro del cual todás ellas brotan. Y como los hechos históricos nacen del alma, lo que buscamos es la definición del alma nueva que subterránea :__como 'toda raízestá ya dando sus germinaciones.
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El métódo de la investigación no puede ser otro que desentenderse de la mayoría de los acontecimientos, quedándonos con unos pocos donde el secreto parece reventar. El acierto en la visión histórita depende .de no atender a lo insignificante, que es legión, e ir directo a los datos esencialés. Cabria jerarquizar cuantos sucesos llegan hasta nuestra noticia según su importancia reveladora. Mas para ello hace falta desdeñar la importancia aparente que ciertos hechos tienen mirados por sí mismos: hay que observarlos sólo como síntomas, y a lo mejor, un dato de mínimo calibre.es un síntoma de primer orden. Así, hace unas semanas que la Revue Hebdomadaire-una revista pacata, ocupada en halagar los instintos del buen burgués francés- comenzó a publicar una encuesta sobre el pensamiento político de los escritores franceses jóvenes. Yo puse, desde luego, atento oído a lo. que dijesen: presurhía que esta encuesta iba.a convertirse para mi,en un síntoma .de primer;ordén para averiguar «lo que pasa en Europa».Y, en efecto, conforme avanzába la encuesta, más claro aparecía este hecho:. los jóvenes escritores franceses no tienen idea alguna política. Se veía que casi ninguno había pensado cinco minutos en los destinos públicos de su país, y si alguno había meditado, el rendimiento había sidonulo; Pero esta incapacidad para pensar en política podía .estar compensada por la emoción; por el fervor hacia ideas ajenas o aunlópicas;. tampoco, nada de esto. Casi sin excepción, los jóvenes escri7 tares se sitúan a distancia astronómica de toda política. La.ingenuidad, la inconsciencia. con que gesticulan en esta encuesta, la angostura de ·su horizonte mental son verdaderamente pavorosas.Tanto, que de repente,. el director de la pacata revista, movido a lo que parece por una carta de Maurras, a quien el resultado de la encuesta iba produciendo espanto, la ha cortado en seco .. Y no se crea que en ella aparecían respuestas tremebundas donde algún joven proclamase su entusiasmo por principios destructores de todo buen. orden.sociaL ¡Todo Jo contrario!' Lo .poco .que estos escritores han emitido sobre política de sus ánimas tan literarias ha sido sumamente moc derado. El.efecto penoso que p.or lo visto ha causado; consiste más bien en la impresión de néant que tras tendía de té:Jdas aquellas inteligencias, .. ·Hace cuatro años; en mi Espa1ia invertebrada, sugería que era un error atribuir el aspecto de Europa a.los graves y urgentes problemas de post-guerra, Yo no creo que en la vida humana haya problemas absolutos. Lo único que es.absoluto es la muerte y por lo mismo no es un problema, sino una f¡italidad. Los problemas-.en intensidad.y en calidad-son.relativos al apetito o potencia vital del sujeto. Si Europa parece deprimida y .comb rétardada parios problemas de postcguerra, se debe-decía yo-no a la guerra, sino a la falta de ilusiones vitales. Si Europa poseyese grandes proyectos de vida
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futura capaces de incendiar la fantasía y hacer batir los corazones, existirían en este viejo· mundo aún más problemas que los que hay, pero unos y otros habrían sido· ya resueltos con alegria. Pero la realidad es lo contrario. Por vez primen!, en una larga serie de generaciones, tal vez de siglos, Europa no tiene deseos. La encuesta en la Revue Hebdomadaire confirma inquietadoramente aquella presunción mía. Ya se ve que las nuevas generaciones de Francia carecen de imágenes ardientes en política. No hay proyectos de nuevas instituciones, cuya irrealidad misma sea un prestigio ante las almas. En cambio -y es lo único claro, taxativo y unánime que de la encuesta resulta- existe un general desprestigio de.las instituciones vigentes, sobre todo del Parlamento. He aquí lo que he llamado un síntoma de primer orden, un.hecho ej~m plar, fugaz sobre el cual puede morder.la reflexión y S()metiéndolo a análisis y dialécticas; saca!' consecuencias. Y como lo mismo ac()ntece en España o en Gran Bretaña-...en rigor también en Alemania, aunque s,u situación anómala lo encubra un poco-. puede decirse que es un hecho bas.tante para orientar nuestras.previsiones, al menos, en el qrden político. ,Quien guste de tomar puntos de meditación claros y fértiles;. encontrará aquí,uno .del mayorrango. Yo lo formularia así: ¿cómo pueden vivir estos enormes hacinamientos humanos que son las naciones de veinte, cuarenta, sesenta millones de almas sin un mínimum de fe en las instituciones vigentes o una fe substitutiva en otras instituciones ideales? Porque montones tales de hombre~ nec~sitan grandes fuerzas reguladoras, automáticamente reguládoras, de orden espi7 ritual, que los mantengan en cohesióny asiento. Un.individuo puede vivir sin fe en ningún principio político, porque la atmósfera social en que se mueve está llena.de esa. fe; pero un pueblo entero perdería. todo su equilibrio sociológico sin esos grandes pesos reguladores. Una sociedad no puede asee gu!'arsela,vida de minuto en minuto merced a un esfuerzo.heroico. Tiene que vivir~obreun capital dinámico,.de firmeza en las convicciones públicas. En Europa va siendo imposible seguir con las viejas instituciones·y a la par, no·se.puede pensar en revoluciones: Porque esto empiezan, supongo, a verlos más.ciegos: ]a'revolución q11e parecfa la destrucción de la. sociedad era sufuerza de renovación y, ponanto, de salvación. No se hace unarevoluciói;i sin un ideal. Yel ideal es el gran gendarme, el gendarme innumerable que pone orden en el interior de cada alma. . La Nacipn, 21 de·marzo d¿ 1926
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EL ALEMÁN Y EL ESPAÑOL ·
Mádrid;marzo del926 1
No hace mucho que un grupo de psicólogos alemanes me pedíaqhe té+ dujese a fórmula somera las principales diferencias que, a mijuitio; eJCisteti entre alemanes y españoles: Las notas que entonces envié formaban un Iari go estudio de expresión demasiado técnica para interesar al gran público'. De ellas he tomado algunos puntos que vertidos al lenguaje más cortés de fa conversación general'dicen lo que sigue:·
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¿En qué se diferenciá el alma alemana del alma española? ¡Ah! En muchas, muchas cosas ... Por lo pronto sería de algún interés observar que la re~ lación'entre el alma y el cuerpo no es la misma en el alemány en el español. Comparad los movimientos de uno y otro. El alemán se mueve sin precie sión y sin gracia; Se le van piernas y brazos donde ellos quieren. Es difícil que en una ancha cara de buen alemán no haya bastantes centímetros cuac drados donde no llega la fuerza expresiva que el ahna ejerce sobre fa carne: son{lequeños desiertos de carnosidad dondeno·ha penetradola·agricultura del ánima! ··Por el contrario, ekuerpo del español se halla todo salmado de alma; aunque tal vez no de espíritu. De aquí que sea improbable sorprender a un español en una actitud corpórea exenta por completo de espíritu. Toda su carne vive cargada de electricidad psíquica y no hay en ella porción que no colabore en la función expresiva. A menudo este «expresiVismo» es alborotado y excesivo. Frente al español de apostura digna y severa -la famosa «grandeza» o mo1;gue casti!lane-· está el español gesticulante, de brazos y manos inquietos como llamas. Esta diferente ecuaciónpsíquico-física trae consigo numerosas cdnsecuencias. Si el cuerpo del español está más saturado de alma, también,
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irremediablemente, su alma está más lastrada de cuerpo. Donde va el uno va el otro, y Viceversa. Mutuamente se arrastran y se frenan. Por .el .contrario, en el alemiin tienden a funcionar con relativa independencia que les permite una conducta divergente. Donde.se manifiesta esto con mayor claridad es en el ejercicio de la sexualidad. Se suele decir que el español es muy ardiente; y aunque el hecho es verdadero tengo la impresión de que se le interpreta err.óneamente. En efecto, el varón siente, desde los más tiernos años, unJabuloso ardor hacia la mujer. Eso trae consigo que sea España, sin duda; el lugar de la tierra donde se habla más y más repugnantemente de, cosas eróticas. P~ro; ,al mismo tiempo, dudo que haya pueblo que ejercite menos su sexualidady desdeluego no eJCiste ninguno en el Viejo Mundo donde los vicibs y las, perversiones sean más escasos. Un ejemplo:.parece ser que es.Alemania uno de los países donde. alcanza una cifra mayada estadística de las violaciones, En España apenas si se conoce: esta primigenia operación. ¿Cómo se.explica esto? En un.organismo humano donde el.cuerpo.esté relativamente disociado del alma será frecuente un erotismo puramente' camal,éon todas: sus consecuencias. Donde acaezca lo contrario, aunque el cuerpo sea más ardiente, le acompañará el alma complicando elmero apetito corporal con todas las sutilizaciones y frenos que la psiquis aporta. Lo sexual será siempre un poco amoroso y casi.nunca brutal: Pero también será verdad la viéeversa: el dulce «platonismo>> de ciertos amores. alemanes produce al español la impresión de afectos irreales, de espectros de amor porque les falta el su., ., brayado camal del fuego voluptuoso. La prueba de que eJCiste este freno psíquico sobre el cuerpo-previo y diferente de.todo freno «reflexivo»- es que en la mujer llega casi a inhibir toda autonomía de la carne, Los románticos crearon la.idea de la espac ñola ardiente. Nada •menos exacto. La mujer de, España es sinceramente arisca al requerimiento del varón porque, contra todas las cosas que viajeros sin perspicacia,han dicho, ti~ne muy poco temperamento. La carne-no tira de ellas. Al revés, por su came sólo serían frígidas. Es preciso.que el alma se les encienda con un fuego psíquico para que vaya alarastra el cuerpo e¡;trec mecido. Los españoles que han viajado saben muy bien que; para usar el término técnico de losjouisseursJas mujeres españolas son las más.«.difíciles» .Yes curioso. añadir que lo son tanto más. cuanto inás descendemos del norte de España al sur, de Galicia a Andalucía .•Estehechoindubitable de que la andaluza es una de las mujeres más frígidas que eJCisten, trastorna todas las ideas recibidas.de la literaturaro:mántica Y'la,superficia] antropología. (Quien no quiera perder el tiempo debe evitar explicar ninguno de.estos fenómenos por eUnflujo de los árabes, Ia presión del catolicismo,. etcétera. En
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general, esas dos causas con que ha querido aclararse el fenómeno español son prácticamente irrelevantes).
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Hemos insinuado fastonsecuencias que esa más estrecha uniórientre alma y cuerpo trae para: el cuerpo español.Veamos ahora, brevísimamente, las consecuencfas 'que trae para el alma; Yo'crreo 'que el español tiene menos alma que, el alemán,· o si esto, mal entendido, pudiera parecer injusto, que el alma del alemán es más pura alma. No necesito !decir que en estas notas por ser comparativas se ·habla exclusic vaménte de'relatividades, de preponderanciás\de más y de rrienos. ·: Si dejamos la voluntad y la intelección para el espíritu propiamente tal, eLalrria representará sobre todo la zona de. las emociones y deséos:iPues bien, IIle atrevo a afirmar que el español ejercita muy poco sus sentimientos, Propende a no sentir sino pasiones: Le suelen faltar las notas suaves, etéreas de la afectividad, los matices y modulaciones de una rica'gama sentimentaL Apenas stcorrote ntra cosa que elfrenesí. Se siente vivir sólo cuando se siente apasionado. En esto se parece al hombre antiguo: su fama emotiva se compone sólo de fieras y de héroes, que 'vienen a ser como fieras al revés. · · ·Ahora bien, enfa pasión:interviene vigorosamente el cuerpo. El sen ti" miento tiene sólo una vaga resonanciaintracorporaL En la pasión esta resonanda e5 tan fuerte; tan precisa, que el cuerpo adopta una actitud muscular, endocrina y vasomotora tan enérgica e inequívoca comb en una acción externa. De este modo el cuerpo dibuja rigorosamente el perfil de la emociórr, más que dibujarlo lo esculpe sin dejar vaguedad ninguna. He aquí por qué cuando un alemán se inclina sobre un alma española tiene la impresión de algo frío, rígido, marmóreo. En efecto, nuestra alrria no es atmosférica, difusa, nebulosa¡ -Gamo •la:alemana•. Concluye en• una• línea• tan·· definida como el rostro. Elyo del alemán va abrigado en la dulce caligine de sus sentimientos flúidos: el: alma española, en cambio, va como desnuda y a la iri" temperie. No es musical como la alemana; sino plástica.. Y, en efecto, nuestra músic!a es principalmente música de danza. Vive, ante todo; del ritmo que emana del músculo, no dela melodía que sigue las smuosidades de un blando sentimiento. La pasión, el frenesí, conducen a la danza y se descargan por sí mismos en formas casi rítmicas. El «ym> alemán y el: «yo» español parten de dos experiencias iniciales, de dos iinpresiones primigenias taclicalrriente opuestas. Cuando el «yo» alemán nace-··quiero decir despierta a la claridad-·-· se encuentra solo en el rriunc do. El individuo se halla como encerrado dentro de sí mismo, sin contacto
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«inmediato» conninguna otra cosa: Esta impresión originaria de «aislamiento» metafísifo decide de 5u ulterior desarrollo. Sólo exiSte pata él con evidencia su propio yo: én tomo a· éste percibe, a lo· sumo, un s'ordo rumor cósmico; como el deh'nar batiendo los acantilados de una isla. ·Por .el contrario, el español despierta, desde luego, en una plaza públi" ca: es nativamente hombre de ágora y su impresión primeriza tiene un éarác~ ter social. Antes de percibir su «yo» y con ·superior· evidencia le son presentes el «tú» y el «él». La «soledad» no será para él una sensación espontánea; si quiere llegar a ella tendrá que fabricársela, que conquistarla, y su aislamiento será'siempre arl:ificial y precario. Inversamente para el alemán el «tú» y el «él» son siempre relativamente construcciones, no intuiciones y evidencias. Tiene que salir de sí mismo y de su estado nativo para buscar un «otro», en vez de hallarlo desde luego dentro de sí. Esto le lleva a «inventan> el «otro»; el«alten>. Y como esto sólo es posible fingiendo otro yo como el nuestro, el «tú» alemán es siempre, relativamente, un «alter ego». De aquí que no sea la perspicacia psicológica práctica un talento alemán. De aquí que se suela equivocar en la política, en la conversación y en la novela. En cambio el español cuando se queda solo no sabe qué hacer. La vida dentro de sí y consigo mismo se le presenta con los terribles caracteres de un destierro y una amputación. El español tiene poca «intimidad». Sólo sabe de intimidad quien sabe de soledad: son potencias recíprocas. Einsamheit, Innerlichheit... Tal vez no haya otras palabras que resuenen más insistentemente a lo largo de la historia alemana. Eckhart, Leibniz, Kant... Pero huyamos hacia otra cosa.
*** Lo primero que en el universo encuentra el alemán es su «yo»; lo segundo no es aún el «tú». Es ... la naturaleza. Goza de una relativa proximidad con el cosmos impersonal. El español, por el contrario, siente muy poco la naturaleza, por ejemplo, el paisaje. También en este sentido su destino es predominantemente social y antropológico. Como a Sócrates, no le dicen nada los árboles en el campo; sólo los hombres en la ciudad. España ha sido muy pobre en pintura de paisajes y en música descriptiva. El Wandem era desconocido hasta hace muy poco. En cambio el alemán ignora el corso, el paseo donde se va todos los días para verse unos a otros los ciudadanos, para nútrirse de «sociedad».
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La psicología comparada debe operar sometiendo a unos mismos reactivos las almas diferentes, por decirlo así, golpeándolas conciertos objetos para observar el son diferencial .con que responden. Sería sugestivo advertir el sonido que el alemán y el español típicos dan cuando. se toca· su pérsona con estas cosas que son como las grandes categorías dela vida: Dios, ciencia, Estado, arte,.mujer, dineroc .. Pero esto requeriría muchas más páginas de las que me es lícito ahora ennegrecer.
LECTURA Y RELECTURA
La Nación, 2 de mayo de 1926 Madrid; abril de 19.26 Unos ~tudlosso]Jre la historia de la novela me han llevado a releer buena porci(in de Balzac; Larelectum define una nueva época de la. vida .. Se.vuelve a pasar sobre los mismos paisajes, pero .desde otra altura, como si la trayectoria de la existencia fuese una espiral. Séneca decía qu~ a l.os treinta años debiera el hombre morir porque el resto no es sino repetición. Y es, en efecto, verdad que el repertorio vital no es muy rico: pronto ha caído todo. en la red que habíamos lanzado a~ abismo c~n la presunci(in de que en las profunc didades laJauna fuese inagotable. Sin e)Ilb,argp, •Como en matemática una serie finita da lugar l\,combinaciones infinitas, el pobre surtid.o de temas ~adic cales .que la vida ofrece permite experiencias siempre nuevas, La repetición es un concepto extraño que significa lo contrario de lo que.significa y significa precisamente esta contradicción. Repetirse es, volver a .acontecer algo a alguien, pero el acontecimiento al reiterarse, y cuanto más idéntico sea, produce una impresión distinta. No hay, pues, repetición precisamente porque la hay. Es el privilegio de la vida, es su lujo de esencial e incesante creación. El segundo golpeigual que recibe un lugar de. nuestro cuerpo, encuentra bajo la piel co!)Servado el primero en forma de memoria orgánica y es reconocido por Ímestros nenrios como distinto de éste. En lo igual inyecta la vida una virtual diferencia dilatando hasta el infinito las formas de realidad. .La rele.ctura propiamente tal es la que se hace a yeinte años de distancia. Sería de .int.erés comparar minuciosamente.su resultado con .el efecto originario de la primera lectura y hasta cabría una expresión gráfica representa.ndo con.dos líneas la doble impresión. ,Pocas cosas nos pondrían tan en claro. sobre nuestra propia biografía: las divergencias entre ambas líneas medirían la altura sobre.el horizonte en que se hallaba nuestro ser.íntimo . y a .la par dibujarían nuestro nuevo perfil. . Yo leí aBalzac en mis diez y ocho años, de.un tirón. Aquella.lectura frenética me 1costó caer enfermo con altas fiebres. H9y 1eq a Balzac impune~
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mente y sin· temperatura. Para un lector de veinte años Balzac es un vendaval ardiente como ésos de queJeovah se hace preceder en la Biblia y que arrastran entre polvaredas todo lo que hallan al paso. A esa edad leer la Comedia humana es caerse dentro de ella, ser su víctima, ser un personaje más en aquel torbellino imaginario. Se enamora uno de la princesa de Cadignan, da uno el asalto a París con Rastignac y Rubempré y es uno un pequeño provincial pariente de Úrsula Mironet. Lo único que no hace uno es ver la Comedia Humana. La lectura primeriza es una forma de participación activa, no es contemplación. Y esto no. vale sólo para las obras literarias. Como con Balzac pasa con Kant. La C!itica de la razón pura le arrastra a uno en su Mah!sí:rom ideológico. Es un naufragio en lo abstracto. Leer, rigorosamente hablando, es releer. Entonces nos quedamos fuera del libro, cuando menos; no es posible entrar y salir. Entonces, sólo entoncés; vemos la obra artística o filosófica como' tal, como obra, como producto humano. Pasan los vocablos ante n'osotros como naves imaginarias en las cuales no nos; embarcam'os. Pasa el torrente ilusorio ante nuéstrós ojos con stisfalsas catástrofes. ¡Qué delicia verlo-·verlo y no serlo! Entre las víctimas de la riada ve~ inos pasar lívido, crispado nuestro propio ser juvenil... Habrá que decir de todo leerlo que Fichte del filosofar: «Filosofar, quiere decir propiamente no vivir; vivir, quiere decir propiamente no filosofarn. Se gana 'en claridad lo· que se pierde en temperattita. La claridad es la voluptuosidad de ·ros cuarenta· años, edad en que se inicia la congeladón del universo. Con esa volupttiosidad substituimoslas ausentes. ·Parecería natural que, al cabo de los afias, nos sintiésemos hartos de arte que es, en suma, artificio y nos interesase del libro su asunto vital, lo que hay en él menos de libro.Y, sin embargo, acaece lo contrario. Los enormes dramas que carga Balzac en los flancos de sus navíos novelescos no nos interesan nada y, en cambio, nuestro rayo visual gusta de detenerse en la superficie artística de la.obra. Enla'relectura aparece¡,por:vezprimera ante nosotros; como en una placa sometida al revelador, la estructura estética, la anatomía puramente poética: Al releer somos más activos ;que· al leer. Por es tarazón serelee mucho niás despacio que se leyó. Junto a cada línea del libro aparece otra ideal que señala lo que la otra debió ser. Avecés, muy po~ cas¡ coinbiden ambas, Vamos hadendo nosotros la óbra. En rigor hacemos más que el autor porque primero deshacemos la que él compuso y luego retotistrtiimos dos; la suya yla qu~ debió ser. Releer es criticar. Criticár no es censurar o aplaudir! es' comprender y 'comptender, reengendrar. Dudo mucho de que se comprenda una ~ola frase de manera plenaria si antes no sé la ha deshecho, retrayéndola al plasma informe de espíritu que fue en su principio pa:ra luego :reproducii su génesis, verla articularse hasta recobrar
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la forma inevitable que end libro tiene. Sólo conocemos bien a nuestros hijos, a lo que.vemos en statt¡.s,nasceits .. ··i:Alguna vez he hecho.no,tar que el lector español: e hispano,arnerican0 es un mal lector porque se contenta con resbalar sobrelasfrases.·El esti1o,de tradición. franco-ítalo-española invita ciertamente a este deslizamiento. Es lo queTaine llamó l'esp1it classique, sea, la tendencia a moverse según ideas contiguas. De una se pasa a otra inmediata y el terreno literario queda así pulimentado como un parquet, sin abismos, ni anfractuosidades. Parece que el pensamiento del autor nos penetra sin esfuerzo de nuestra parte. Pero se trata de una ilusión. La prueba de ello es que, más tarde, el lector no podría decimos con alguna precisión lo que el autor ha pensado. Confieso haber aprendido la técnica de leer leyendo la Lógica grande de Hegel. Es una experiencia que recomiendo a los que quieran estar seguros de que leen bien. Las frases de Hegel tienen una gran ventaja y es que al leerlas no se entienden ni poco ni mucho. Imposible resbalar, deslizarse, patinar. Entre vocablo y vocablo se abre un abismo intelectual. El nexo entre ellos no se da en la superficie. Acontece, pues, lo que en los jeroglíficos, cuyas figuras no tienen comunicación de sentido sino que es preciso irse bajo ellas y sólo allá en el subsuelo, por sus raíces simbólicas aparecen trabadas en una frase inteligible. Cada oración de Hegel exige que la descompongamos en sus elementos: después que hemos parado bien mientes en ellos los vemos organizarse, unirse, ensancharse, encenderse en la luz mágica de una frase que irradia el más luminoso sentido. Ahora bien, la Lógica de Hegel tiene tres tomos y 1.030 páginas. Como hay que realizar esa operación casi con cada línea del libro su lectura exige aproximadamente dos años, tiempo sobrado para que en el lector se constituya un nuevo hábito, una nueva práctica en el trato con lo negro. Recuerdo haber dedicado a esta faena sobre la Lógica hegeliana los años de 1911y1912: en este caso la lectura fue, a la par, relectura. Este segundo encuentro es, sin embargo,.mucho más fecundo-con la obra literaria que con la.científica, incluyendo la filosófica. Puede verse en ella una prueba indirecta de que el arte es más rico de contenido que la ciencia. Comparado con aquél la ciencia tiene siempre un carácter superficial y me ha complacido mucho ver que Husserl-es decir, el mayor filósofo viviente- rehúsa enaltecer.a la filosofía con el atributo de profundidad. Para él la misión del filósofo es traer todo a superficie, a la pura área de la evidencia. ¡Delicias de la relectura! ¡Mediodía sin sombras, un poco tibio -al fondo la fina línea blanca en la serranía nevada que cierra el horizonte de la vida! Pero no exageremos el valor de la claridad.Junto a él existen otras que
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le sonantagonicas. La claridad consigue que fa palabra se convierta en rigorosa idea-mas, por lo mismo, impide que;se·cohvierta en mito. Le lectura hecha a la temperatura tórrida aelos veinte años· es tnitología-.incandescente; generosa ffiitología. . . .
UN LIBRO SOBRE PLATÓN
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La Nación, 23 de mayo de 1926
Madrid, mayo de 1926
a~alizar sentido~e
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Gl1ando hace unos años intenté el las nuevas nes artísticas (véase ahora elvolumenLá deshumanización del·arte) me ocuc rrió partir defos nuevos artistas más ¡bien que de Sus obras. Este procedí" miento, que consistía en definir primero al sujeto ·que engendra una obra y pasar luego al examen d~ ésta; pareció entonces extraño. El arte de losjóvertes; tan abstruso y destohcertante; 'tómabaasiounprimer aspecto de problema sociológico: el tipo del nuevo arl:iSta-el creador y el degustador- era definido:por'su peculiar distancia· a!igrah público. Poco tiempo después¡ Max Scheler publicaba su estudio' sobre La Eseiiciade la Filosofta, y en él llevaba este método al audaz extremCJdi{decir que la•primera yn\.ejo'r defic nición dela filosofía es ésta: filosofía es.loque•hacen en sus mejores momentos los filósofos. El fruto era definido por el árbol. Ahora publicamos enla biblioteca de la «Revista de Occidente» un libro de Landsberg, La Acadeinia Platónica, donde por vez primera se ensaya en esta forma la consideración de un sistema de ideas, desde su vertiente subjetiva>ysociológim. El carácter peculiar de este nuevo método-·tan distinto del trivial uso que llevaba en otro tiempo a anteponer la biografía del autor, su raza, sumedio, al análisis de la obra-resulta claro para quien lea sus páginas. También en él hallamos frases como éstas: «La filosofía es ini modo de ser espiritual, propio a ciertos hombres; esta concepción que; por ser tales; tienen del mundo». En suma; la casta de los filósofos es la primera realidad de la filosofía .. En cierto modo, la filosofía, fuera yiaparte de los hombres filósofos, es una abstraccióny; además,ün fragmento. ¿Por qué? Porque toda filosofía es tan cmnpleja•que no ha podido jamás ser por entero formulada: No se la puede «decir». Sólo cabe insinuarla mediante álgunos gestos que nos pongan en la pista y nos permitan crear, por rfüestra cuenta,. su irtfinitesimal curvatura. La filosofía sólo se puede contaminar como una enfermedad o como esa suprema salnd de la danza.
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Siempre me ha admirado, por esto, que un temperamento tan formidable de escritor como Platón, tuviese horror a escribir, y, en general, a los libros. En el Fedro nos sugiere que todo buen escritor se ríe de lo que ha escrito, porque es sólo la petrificación de un momento en la fluidez inagotable del pensamiento. La mente, que es manantial, arrolla sus propias cristalizaciones, pasando más allá de ellas, apenas tomaron forma. Goethe pensaba lo mismo: «La palabra escrita es un subrogado de la palabra hablada». En rigor, la conversación es el hombre entero, todo el lenguaje de la frente.al pie. «¡Sería un Platón mezquino -dice Landsberg- un Platón que, en primer término hubiera sido escritor! En el círculo de sus discípulos explicaba su más propia doctrina mucho más claramente que en sus escritos, de los que con una broma significativa dice una vez que no eran más que escritos.de un Sócrates rejuvenecido y hermoseado. Nada hay en esto de afán de miste~ ria, sino tan sólo trato respetuoso .de.dogma sagrado .. Existen, en efecto, co" sa:s que no pueden: ser: comunicadas parla vista o.el oído sin que se.alteren completamente en su esencia» . .De aquí, que elafán de comunicar una filosofía lleve inevitablemente a un deseo de convivencia, Una fuerte filosofía crea siempre un grupo social que ha sido ordinariamente una escuda. En su circuito se opera esa transfusión .de sangre del maestro a los ~iscípulos, esa saturación de las alma.s porosas de éstos por el.alma efusiva de aquél: Es preciso, para conocer una filosofía, haberse «empapado en ella» o ... inve.ntarla.: Tertium 11011 datur. Y.no cabe embriagarse;en una filosofía sin embriagarse con su autor. La Academia platónica fue una de estas sublimes tabernas, excelsos fumaderos de opio, donde se organizaba una embriaguez transcendente y colectiva. Al joven Landsberg-una de las cabezas más finas de Alemania, .en torno.a .la.cual vemos.como . cor.onas de promesaS=kparecería.maLestaJrase, por encontrarla poco respetuosa: Y, sin embargo,; no hay tal. No hay en ella falta de respeto; hay, sí, falta de beatería. Ésta es la objeción.más genicral que yo µecesitaría hacer a este libro, tart grácil y tanfértil. De todo cabe una bea. tería, Como la.hay religiosa, la:hay política. Casi todos los políticos radicales son, sincera o fingidamente, beatos de la democracia. Pues bien, existe una beatería de la cultura. Y es.curioso que, donde se quiera, se presenta la beatería con idéntico repertorio: tendencia aldeliquio y al aspaviento, posturas de ojos en blanco, gesto de desolación irremediable ante el escéptico .. Platón es una de las figuras del pasado que.más ha movido albeatismo. EL propio Landsberg cree adoptar una nueva .postura más profunda que las usadas: pero a la postre se coloca en a.demán de beguina ante Platón; «Para
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caracterizar el sentido de este trabajo -dice- permítasenos añadir. unas palabras sobre la situación actual de los estudios platónicos. La figura de Platón, .enfoerza impulsora, se ha iluminado recientemente con nuevas claridades . Si hasta hace,poco lo.s que estudiaban a Platón se esforzaban por rebajar su grande'?ª imponente, comorepajaban las demás grandezas, de. la · historia ydelii sociedad, mostrando sus pequeñeces ycontradicciones,.con gran acopio de.una eru.dición ciega para lo esencial,hoy; en cambio, la gran figura.ha sido,nuevamente depurada y rescatada del poder de la ciega ni]Iliedad,consuetudinaria. Sobre todo, desde que.H. Friedemann ha devuelto a la figura de Platón la dignidad que le corresponde, tomando a colocarl¡¡.en su esfera propia, .al ]Ilismo tiempo heroica y sacra, ha ido ampliándose el sentido de la grandeza platónica aun en las manifestaciones literarias. Ha comenzado una nueva época en el estudio de Platón; tras la época de la nivelación, la del descubrimiento de la ley grande, sublime; tras la época de la investigación pura y simple, la del esfuerzo por acoger en nosotros la enseñanza y la veneración que obligan y adoctrinan». Me parecen muy bien, de este párrafo, las alusiones desdeñosas a los métodos filológicos de la generación vieja, sobre todo de Wilamowitz, que ha-lanzado hace poco un Platón tan voluminoso como indigesto. Me parece inmejorable que se postule una rigorosa jerarquía y partamos dispuestos a reconocer lo grande donde lo hallemos; más aún, a detenemos ante superioridades tales que no podamos abarcarlas. Pero el gesto beato comienza cuando, antes de saber quién es Platón y qué el platonismo, dejamos que se disparen nuestros movimientos de veneración. «¡Heroico y sacro!» ¡Gran Dios! ¿Por qué una cosa, para ser.admirable, necesita ser instalada en la carroza procesional de esos dos adjetivos, ruedas barrocas de un vehículo pomposo? Se trata, precisamente, de hallar lo maravilloso en las dimensiones humanas, por ejemplo, al otro lado de la mesa de café, junto a la cual estamos sentados. Los alemanes propenden a no hallar lo excelente sino fuera del hombre y de la plazuela, en los vastos ámbitos cósmicos, entre las nebulosas y constelaciones. Primero veamos quién es Platón y qué el platonismo. Luego ejecutaremos los grandes gestos, el fervoroso descoyuntamiento. De otro modo, haremos a nuestro objeto mal de ojo y no descubriremos su secreto. Esto es lo que en una· u otra forma, ha acontecido con Platón, y yo deploro que Landsberg, cuyo libro, repito, es, por lo demás, sutilísirno, no haya subrayado el más cierto y viril avance que hemos hecho últimamente en el estudio de Platón. Consiste éste en haber tenido la claridad de retina y el valor intelectual de descubrir que no sabemos quién es Platón ni qué el platonismo. ¿Parece poco estimable la conquista? Perfectamente: es baladí; pero han
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hecho falta unos veintitrés siglos para lograrla. A Platón no se le ha entendido nunca, y; sin embargo, se le ha rendido culto siempre. ¿Cómo se eipli~ ca'este gigantesco fenómeno?·Ante Platón, és cierto, tenemos siempre la sincera sospecha de que nos hallamos ante algo enorme, ante algo· que és espiritualmente lo que topográficamente el Himalaya. Pero la era fecunda delos estudios platónicos empezará sólocuand~ se. comience por recono-'cer que, antes de hablar de Platón y de adorarlo -tomo al Himalaya las tri~ bus confinantes-, es·preciso subir a Platón. Hoy és uíi problema inmenso, tina cordillera de problemas. Apenas si hay en él cosa que no sea eq1lívota.' I:aNádón, 20. de junio de 1926
COMUNISMO E INDIVIDUALISMO TRASCENDENTALES
Madrid, abril de 1926 A.llligos, vamos ~certando en punto al bolchevismo, ~ubo·~~ mome~to -'·.¿recordáis?-.-.. en que casi todos creyeron ensu,victorias.obre Europa. Se esperaba tina expansión ecuménica.de la rebelión eslava:. He. aquí¡un.error qué me complace no haber cometido. Greohaber,sidb¡elprimero; trono, lógicamente, que se atre.vió a anun.ciar el confinamiento•de]bolchevismo dentro de Rusia por la.parte de Occidente. Larealidad b.olchevista -no su superficie ideológica-.-· es -.decía yo-· típicamente eslava y esto implica demasiada dosis de asiatisnío, para quepuedaasimilársela 1e1alma europea. En·resumidas cuentas, el bolchevismo es un ataque de nihilismo y el;nihilismo es el fondo .dei hombre asiático, ,, " Conviene de cuando en cuando 'renovar el contacto con lps grandes hechos diferenciales, tan básicos y envolventes que se esconden a la percepción de puro estar en tomo nuestro los unos, de puro no estar los otros. El hombre europeo distraído por las discrepancias interiores, tan someras, entre.las varias.colectividades intracontinentaÍes, sólo descubre la raíz más honda de su ser histórico cuando. tropieza por azar con el abismo del alma oriental. Que existan seres para los cuales el aniquilamiento. es un ideaLde vida, nos parece tan inconcebible que por.retro,ceso quedaformuladaycomo.esctilpidá en nosotros la clara.voluntad de ser lo más posible: No se entiende bien la contraposición si no se advierte que esta divergencia tan radical surge frente al problema de la individualidad: · El indiViduo es un hecho, o, en otro giro; elindividuo existe. El oriental duda de ello tan poco como el europeo. Pero divergen en el momento. que tratan de valorar esarealidad: Para'el orientalla individualidad es la forma menos densa del existir, ser individuo es lo menos que se puede ser. El fantasma que el .espejismo suscita es también una realidad, pero ¡cuán poco sólida ontológicamente! Así el individuo es la manera espectral de existir. La realidad se condensa· y gana quilates en la medida que del individuo -limitación
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extrema del Todo- retrocedamos hacia el centro sobreindividual del Universo. Cuanto menos seamos lo que individualmente somos más somos todo lo demás. Al individualizarnos quedamos metafísicamente proyectados a la periferia del existir y nos convertimos en mero aspecto o pfel de lo real. Al desindividualizarnos y dejar de ser sólo nosotros nos reintegramos en la auténtica e indiferente realidad. Vamos, pue;;, ganando peso ontológico. Sería un error creer que esto es sólo una idea de los pensadores asiáticos. En ninguna parte, pero menos en Asia, piensa un pensador nada im~ portante que no halle en infusión, previamente, dentro del obscuro sentir étnico. El hombre de Asia que no es filósofo presiente, con irresistible atractivo, la voluptuosidad del huir de sí mismo hacia dentro, hacia un fondo metafísico donde queda absorbido como la gota en el cielo azul. Esta iinagen del rocío temblón rethupado por la' enorme boca del firmamento ha dec leitado milenariamente, ccmro una última caricia, las .almas de Oriente. El comunismo es solo 1a' remot:Íl prosaica resanan.cía: en el haz político y púe blico de este•profimdb•apetito cósmico queincitaa'abandonarla forma indi~ vidual corno' se abandona un traje molesto. La estatua que soña·se con perder sus aristas y sus cornbas•para retornar a la cantera maternal e incluirse de nuevo en el vientre terráqueo sería un buen símbolo de lo que decimos; ; Claro que tal inclinación impide una plena individualización. Así acontece ccmlápsique eslava: Recuérdese la fama deDostoyewski-· ·. almas a medio hacer, como gaseosas, que adhieren las unas a las otras al menor contacto o,' viceversa, se· dispersa cada una en un rebaño-··· parejamente los vellones de las nubes; El europeo, por el contrario, sólo se siente vivir en la medida que se siente excluido de todo lo demás, encerrado en sí mismo y, si es posible, artillado contra el resto del cosmos!Le acomete un ásco transcendente· al notar sll posible·a inminente.confusión metafísica con otro ser. Vivimos en dispersión; esenciál y progresiva, Nada extraño, pues, que en el instante de culminación europea, en esta época dorada, plenaria del barroco ocddental -cima de fa historia para nuestro Continente-···. tenga el valor un filósofo de elevar talsentimien" to a doctrina científica. Fue Leibniz: No sería demasiado audaz decir que· es Leibniz el primer hombre que tiene la conciencia intelectual de ser iridividuo y elvigor de áfirmarlo corila solemnidad de una teoría. Cláro es que Aristóteles sabía ya que la 'realidad tenía algo de' individual, mas, precisa" mente la indecisión de su filosofía en estepunto subraya la falta de madurez eh su sentir espontáneq. Para ello que elin'dividuo tiene de individuo' es ac" cidental. La realidad:esencial es la genérica: el hombre 'yno •cada hombre: Lo que· «cada hombre» añade «al hombre» es· contingencia material. La ese
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pecie al pásar pm la materia se individualiza en ella, es decir, sedisbcia en hilos innunierables y lo que per se era uno se multiplica per accidens. La posición de Leibniz es radicalmente opuesta a ésta de Aristóteles: todo lo genérico es para él irreal, porque es abstracto. La realidad es pura y exclusivamt!nte individual. Y como, en cierto modo, si sólo existiese en verdad, según el oriental quiere, un Todo éste podría ser llamado individuo, Leibniz subraya su idea individualista afirmando que hay muchas realidades, que hay infinitas realidades, pero todas son individuales. Éste es el magnífico pensamiento de las mónadas. Cada mónada es en soledad. Sólo se es si se es solitario, sin contacto ni contaminación metafísica con ninguna otra cosa. Entre individuo e individuo se puede pasar una espada trascendental para demostrar que no hay ligamen trucado, que no hay nada, como en las ferias se pasa un yatagán bajo el busto del fenómeno que pretende no tener piernas. Frente a esta idea me inquieta un poco la más reciente de Scheler, que se inclina a suponer una identidad radíCal entre tódbslos seres vivos. La vida sería una e indivisa. Sólo habría una vida común y los llamados individuos serían sólo como lugares diversos ydistantes entre sí; donde esa vida unitaria da sus pulsaéidnes. Scheler no ha hecho, sino insinuar e5fopensamiento, pero aún nonos ha·dado formalmente todas sus razones. •La más· eficaz entre las que adelanta sérí'! el hecho de la simpatía, el fenómeno cósmico del amor, que supone, por lo pronto, comprensión ítitima de otra vida y aspira a una fusión. El reconocimiento de otro ser como viviente ~nue5tra sensibilidad para el dolor de un animal; por ejemplo- no es una adquisición de la expe;rienda.La experiencia sólo nos presentaría cuerpos sin.vida. La vida en ellos es un quid latente que sólo•una intuición ap1io1i puedetevelarnos; Scheler no halla otro medio de explicar esa intuición que por la identidad de la raíz vital en toda vida. La unidad de la vitalidad universal que actúa en todos los que vivimos se reconocería a Sí'misma al presentarse a un ser orgánico otro; En cierto .modo, pues,clos demás nos serían infusos desde siempre. {El amante siente tan profunda compenetración con su amada que parece'eri el encuentro de azar sobre la Tierra retornar una anterior convivencia i::n algu" na estrella; como decía poco:más o menos Scheler asu novia).• ' ·' Yo esperola•ampliación de esta doctrirta para: examinarla a fondo. Comb tendencia parece' infiela la'soledad individualisima de la mónadaleibniziana, tan nuestra, tan dramática y tan anticomunista. Sin embargo, conviene notar qheLeibniz habla de entes que son espíritus mientras Scheler seilimita a suponer lat:oniuhidad· sólo en el plano· de la realidad vitaE ·Los espíritus son para•él no nienos independientes entre sí que lo eran pará Leibniz. LaNacion,27de junio de 1926
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DISLOCACIÓN Y RESTAURACIÓN DE ESPAÑA
I
INTRODUCCIÓN CASI ÚRICA
~e~a
Recuerdo haber escrito antes de concluir Ja graude, que tras ella vendría, probablemente, uná época sobremaD.eraJavorable a,los pueblos menores. Heiios en ella. Las naciones próceres arrastran un triste destino: s~ propia fortaleza actúa como freno histórico que las impide avanzar. A fuer~ za de discreción y de cautela se mantienen en un decoroso equilibrio hasta el punto de que el transeúnte poco perspicaz pensará que nada grave acaece ert ellas. Como Jos elefantes después de muertos siguen un rato en pie, estas gr~ndes naciones v~letudinarias conservan cie;to buen aire. Pero es a.costa de demorar la solución sin solución de sus formidables problemas políticos, económicos y morales. · En cambio, los pueblos de menor velamen; más ligeros de.ropa, han podido.movilizarse más fácilmente, y caminan .en avanzada. Es natural. En toda Europa; el·Estadotipo siglo XIX se halla irremediablemente.enfermo. Allí donde el Estado. era más débil; el proceso de descomposición se ha acec lerado, y así resulta que en.política se encuentra hoy.España más adelantac da que Francia, Alemania e Inglaterra. Por vez.primera desde hace siglos,.ni debemos ni podemos tomar a otros.pueblos como modelo .. Tenemos que inventarnos nuestro propio futuro. Hic, RhodtÍS, hic salta. España está obli. .... . . . ;¡. ·. • • . ,.· •• ·. ••. . r. ¡ • gada afare dase:. .. , , No quiere decir esto precisamente que Ja ~tación donde hemos llegad~ sea un lugar de delicias,.meta óptima e imperio perfecto de la.discreción. La situación presente tiene, según Ja voz de sus propios representantes .oficiales, un carácter transitorio. La actitud más adecuada ante ella es la de ayudarla a.pasar, acelerar. su tránsito, como los postillones de las antiguas diligen•¡
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cias. Y a este propósito nada más.útil que ir preparando la idea de una nueva política, de una nueva organización nacional. De nada sirve Ja quejumbre, · y de muy poco· Ja irritación. Ambas.son operaciones. de segunda clase en que eLindividuo. renuncia a ser ,activo y se limita a reaccionar frente a .los acontecirn,iento~. Un poco más. de entereza y elevada ambición.debe llevar- · nos a. pr.eparados, a engendrarlos. I,a coyuntura es inmejorable para intentar una gran restauración de España. El mundo ha vuelto a ponerse blando y se.halla.en punto para recibir nueva figura;· ¿Por qué las generaciones del presente no han de reunirse en tomo.al propósito de construir una España ejemplar forjando una nación magnífica del.pueblo decaído y chabacano que nos fue legado? ¡Jóvenes, vamos a ello.! ¡Formad vuestros equipos! Alegremente, cqn gentiLpaso de olimpíada .. Vamos a intentar una nueva forma de vida española más grácil, más enérgica, ]Uás elegante, más. histórica. Sintamos. el orgulloso afán de reingresar en la.historia, de.poner la·mano sobre.ella y.crear destino. Es el mq]Uento propicio. Nm:¡ca. he creído que el hombre tenga un poder ilimic tad.o yle sea lícito, con sólo querer, hacer su voluntad.Tal creencia es utópica, ilusoria y nada viril, No se puede .lo que se quiere -.-terquedad femenina.. , hay que quererlo que se puede. Inclinarse en Ja hora adversa, pero también aprovechar prestamente la ocasión. favoraJ:¡Je. Esto es lo. único .,.,..,,y ya es bastante-,..permitido al hombre: embarcarse.con.resol.ución en la circunstancia y diestrame.nte captar el viento ell: Ja vela, Porque Jos grieg~s hacían.un Dios .del lmirós, el.mo]Uento oportuno. Ha llegadp,paraEspaña la buena.sazón. ¡Veremos si sabéis aprovecharla, jóvenes! ¡Alerta, formad vuestros equipos! Pero nada de creer que es cosa fácil-¡hacer una nación ejemplar! Nada.de optimismos ridículos, nutridos de bobería. La tarea de restaurar España de verdad y en serio es muy difícil, y no se logra ciertamente repitiendo media docena de tópicos subalternos. Todo lo contrario hace falta. Es preciso poner «en forma» a la raza entera. Obtener de cada español un máximum de rendimiento, en calidad más aún que en cantidad. Ante todo hay que apretar bien las cabezas -lo que ha solido funcionar peor en España. Hay que partir de un sistema .de.ideas claras, agudas y complejas. La restauración de España tiene que comenzar por una reorganización del Es.tado, .que es el gran aparato mediante el cual se puede.pperarsobre un pueble>, pero no se ~ogrará sólo. con ella. La faena es mucho .más honda y.vasc ta.Jµntoa ]¡¡reforma· política tiene que caminar Ja reforma dela sociedad, de las formas privadas dela vida .. Con un.pueblo de gentes chabacanas, dominadas por ,costumbres y sentimientos petitcbourgeois, no se puede hacer nada. El pequeño burgués es el que impide hacer historia porque su ambición se
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reduce a que un día sea lo más igual posible al otro. Su única voluptuosidad es fo cotidiano.' La batalla por una España «en forma>> tiene que ser dada íiltegraniente, en todas las zonas, en todos 16s pisbs dela existencia nacional. En lo grande yen lo ínfimo. La vida no se trasforma si no se trasforma toda; Es·preciso instaurar-un nuevo Estadci;pero también modificar las costumbres. Lo uno no va sin lo otro. El estilo del vivir tiene que elevarse por· entero. Netesitamos jóvenes instituciones dotadas de intacto prestigio; pero, a la vez, cbnvierie que desaparezcan las camillas y las' zapatillas de ori~ llo, que se afeiten a diario los' canónigos de los cabildosyno den chasquidos con la lengua·los viajantes de' comercio cuando comen en' las foriditas hoc rripilantes deprovin2ia: íAlali, Alalijóvenes; dad caza alpequeño burgués! Él es ellastrefatal queimpide lá ascensión de España en la Historia, Pero si todo es importante, no lo es en la miSma medida. Vayamos alee gremente,peroconseriedad\ No hay contradicción. Seriedad no.es lo que suele decirse. Seriedad, como el vocabloindica; es sencillamente la virtud de ponerla5 cosas enserie, en orden; dando a cada problema surangbydigc nidad. Ahora el mayor es la restauración del Estado: Trabajemos en él cada cual con su instrumental y su oficio: El mío· es de los más modestos y abs" ni.Is os: el de meditador. Años y años he meditado sobre las cosas de mi país -en la plazuela provincial; en el soto, en el caminito polvoriento, en el valle¡ en el páramo, en el risco=, y se ha ido formando dentro de mí, como por generación espontánea, ei perfil de una nueva anatomía e5pañola,un siste~ mil de instituciones rigorosamente acomodadas a la realidad nacional: Má~ de uha vei he delineado ese perfil en estas páginas de El Sol. Permítaserne insistir nuevamente. Cuando menos, servirá mi trabajo para atraer la atención sobre estas cuestiones_ tan urgentes como decisivas. El Sol, 14 de julio de 1926 II .
· ·'
CONDICIONES
· Alesquerna de nuevas instituciones que voy a delinear•conviene anteponer una advertencia. Las instituciones son máquinas jurídicas que se inC ventan, establecen y conservan conel mismb fin que las otras niáqtiirtas, a saber: la obtención de Ciertos resultados que en el caso presente son de ese pec:iesocial.'Una instittición es acertada cuando rinde el efécto sociológicb que se pretendía.
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Ahora.bien: todo el que se ponga a pensar hoy sobre las formas de un nuevo Estado español tropezará cori do¡; grandes finalidades cuya obten. ciómirgelo indecible, y es, a la vez, supuesto para cualquier otro propósito. . La primera' consiste en la necesidad de atraer sobre los grandes institutos públicos ~ficieriteprestigio; Un:Estadci.si'n prestigio ante.los ciudadanos significa la anarquía manE;a o frenética: Nila: fuerza; nUa acumulación de poderes anormales, ni nada, pueden; en sério, sustituir.al prestigio, máravillosaenergía de efectos· automáticos que da asiento a la sociedad. •La segunda finalidad es impuesta por las pecmliares•condiciones de riuestro;pueblo:iEspañapadece una ip.ercia superlativa paratodo:lo que se 'refiere ala Vidá pública y i;má falta graride·de. tensión en 5us otras acttiaciones sociales. Llrmayorparte de laPeníilsula no ha entrado aún en operación de vida pública. Vive al margen de su propio destino, sin.intervenir.en ély danc do ocasión a morbos'.politicos -· como. el llamado caciquismo""'-' que estorbanien sus movimientos a- las porciones un poco niás activas y capaces del país. Es'precisd¡.¡'mes, que lasnuevas·instituciories corrijan esá.inercia¡.ei~ citen a la masa nacional y fomenten 1ln nuevo. tipo de hombre e5pañolmás actuoso y enérgico, más· emprendedor y responsable.; Como se verá, ambas finalidades se compenetran yno parece verosíc ntil que se.pueda' lograr la.una si'n consegi:tir también la otra: Yo crecí que el Gobierno debiera preocuparse gravemente de esta depresión que padece•un país comoelnuestro, tan' propenso de suyo a tumbarse a la'bartola.Nienen tiempos enormemente difíciles sobre Europa y necesitamos contar con un pueblo bien alerta, entrenado, ágil, capaz de rendir en caso dado un gigante y pre5to esfuerzo. El inventor de instituciones, que vendria a ser como un ingeniero poc lítico,. tiene, pues, que mantener siempre a la vista estas dos grandes aspiraciones. Pero, además, necesita precisar bien la materia con que cuenta-es decir, lo que hoy es la sociedad española y lo que hoy es la sensibilidad política en toda Europa. Cosas que en Francia o Inglaterra•no· tendrían sentido o lo tendrían escaso, aquí son de máxima importancia. Asimismo, i'nstitucionesposibléS hace un siglo o•diezno son hoyviables:Hace•urí siglo se podía pensaren institticiones de pura democracia ode,puro lib~ralismo: hoy no. Pero viceversa; quienhuyendo de ellas imagine•que es posible el'absolutiSmo, sospecho que yerra también.Éste es el punto más delicado de todos. Es forzoso· acertar el: dfagnóstico de la sensibilidad política latente hoy en el alma europea, y especialmente española: ¿-Es ésta aún' democrática? ¿Es como algunos;·unpoco atropellados, afirman, resueltamente antidemocrática? Descienda cada cuál a su fondo insobomabl~ y hallará q1le la verdad no•es ni lo uno niloo_tro, El alma europea viene de uria etapa en que lo ha•espe-
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rado .todo de la democracia .. Fue ésta un ideal. Hoy está desengañada, pero -sise piensa lealmenté yse evita quedarse en términos vagos e irresolutos--'¿hay quien crea de verdad que el principio democrático quedará'total yab" solutamente arrumbado? No discuto ahora.el tema:nimeirns lo resuelvo. Sólo deslizo, como una posibilidad, la sospecha de que si el europeo no ve ya ·eí:1lademocracia un ideal; .empieia a sentir que algo en ella.es ineluctable I!ecesidad. Antes parecía el sumo bien, ahora se presenta cm:ho el malmehor, El signo ha cambiado por completo, Consecuentemente, si cua!ldo era· uri ideal se pedía un máXimum de democracia, hoy que es sólo:una nece5idad, una condición ineludiblé de nuestra época; debe quedar reducido mun mini" mum, Eero.este mínimum es inevitable. Se pu~de prescindir, de él un rato; al amparo de•circunstancias:anómalas, como sepuede·suspendertlaliento unos minutós; pero a la larga habrá que abrir la boca y recaer en uti asiento demo.crático del Estado;No vale divagar. ¿Qué fuerza social exclusiva puede hoy s'ostener,en latoÍ:ali.cl.ad el.e un Estado?· Cape el bolcheVisil1o, cabe et fas~ cismo: Bokhevisrr10 y fascismo suponen cierta neurosis:étnicfü Sobre todc¡ no e5tá ni dicho ni probado que sean las mejores soluciones posibles. Bronto o tarde, Rusia•e:ltalia volverán a la mesura tras su angustioso rodeo; y sería preferible comenzar pot.doride ellas: acaben. Éste es, en mi entejlder, el papel de España: hallar la feliz solución qudos demás no han encontrado;, Bor eso hay que partir de la situación· concreta de nuestra'na::. . ción, e'vitando de un lado las imitaciones, de otro las utopías::l.a utopía es la política de Onálll". · · Como con la democracia acontece con elliberalismo. La opinión dominante hoy¿ es liberal?, ¿es antiliberal? Frente a la libertad cabe adoptar tres actitudes distintas. Cabe decir una de estas tres cosas:
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, Libertad ante todo; Todo menos libertad, . · ·· ·· ' Libertad:y todo.· ¡': '
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•"Los dos lemas. primeros son característicos del siglo XIX; Uno frente a.otro han:luchadoitenazmente, con una testarudez ejemplar. Brecisamente de.ei;a.lucha nos hemos.cansado. Nos parece un: combate geométrico de dos definiciones imposibles. No hay cosa en el mundo que aislada se justifique. l:..os liberales de ofido no. se ocupaban más que ele.la libertad y desatendían el:resto de las condiciones de gobernación. Menos!mal en razas saturadas de sentido práctico; de afanes interesados, comoJa:inglesa. La:propensión nativa corregía el error de su fe política. En España, el liberalismo d~generó pronto en una actitud formalista y torpe. que daba siempre en el detalle
razón a los reaccionarios. Recuérdese la falta de eficacia gubernamental ante los atentados de Barcelona. A fuerza de liberalismo se permitió la caza . del hombre en la gran ciudad. La antítesis tenía que venir; pero dudo mu. cho que exista hoy nadie sinceramente antiliberal. Lo será, a lo sumo, una temporada; la que tarde el Boder público en extirparle a él las libertades. Mientras se trate.del prójimo no siente la amputación. Bero es innegable que, salvo reducidos grupos de temple anticuario; el liberalismo ha dejado también de ser un ideal. Se ha volatilizado aquella fe loca que esperaba de él la beatitud. El uso de las libertades nos ha enseñado su auténtico valor, que no es, ni mucho menos, despreciable, pero tampoco la mágica potencia antes imaginada. No se puede vivir sin libertad, pero tampoco se puede vivir de libertad. Ahí está: para vivir hacen falta muchas cosas eS preciso que la libertad se'haga maleable a fin de poder coexistir ellas. Libertad y todo. • ... ,. . Miradas desde hoy; las políticas del siglo XIX ofrecenuh aspecto maniáC tico, unidimensional. Cada una ve un solo haz de la vida pública: Elreaccioc nario tiene la manía del orden, como si éste fue~e'todo: EL liberal, la manía de la libertad. La sensibilidad de nuestra hora parece dirigida: por.un afán de integrar y no de excluir. En vez de''° lo uno olo otro», aspira a «lo uno y lo otro>>: Eolítica de muchas dimensiones, cada una de las.cuales regula y moc deralasdemás. ::.: ·Demócratas y liberales, aritidemóci'atas y antiliberale5 son·fauna pretéc rita ..Sólo en apariencia perduran los restos dela lucha que entre esos títulos se reñía. En el fondo de la conciencia.normalla cuestión estáresuelta precisamente en el sentido de que democracia y libertad no son cosas sobre· que quepa reñir ásperamente. Declarada o tácitamente, todo el mundo presiente que.cierta dosis de ellas constituye el.subsuelo delas sociedades europeas actuales, Bor.otra parte, nadie que no sea extemporáneo fanático re.chaza las objeciones cien veces repetidas contra: ellas. Bor consiguiente,.nó:ofrecen área:para la contienda. El.cuánto de democracia y libertad tiene que determinarse en vista de las demás necesidades del Estado y nb de5colgándose de principios abstrac;:tos:.El mayor error del siglo pasado fue creer que la política es cuestión de.principios, cuándo es sólo.cuestión de tanteos. Los llamados principios políticos eran sólo plataformas sobre. las cuales ciertos hombres demal gusto hacían grandes gestos de virtud,.auadros plásticos de heroísmo inoperante y escénico. El que no quería fatigarse más lá.cabeza se instalaba eri rtnprincipio, se suínía.bajo la énorme:yrígida· careta de una fórmula, como. los «cabezudos». de la fiesta en Aragón.. ·
y
con
.. El Sol;17 de julio de>l926
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COSAS DE EUROPA
Madrid, juuio de 1926
fl~~:~~:~oañ:~, con ocasión d~l~~nfo fascista, ~e ocurrió ~cribir e~ El So!, de Madrid, lo siguiente: «Se equivocan los queven en eLfascismo iin fenómeno político exclusivamente italiano: El.fascismo es un individuo de una especie nueva; que va a poblar durante unos años toda el áreádeEurcic pa, No es siquiérácronológicamente el primerrepre5entante de esta fauna i:hvasora, Los; movimientos de :rurquíayde Grecia le han precedido y son del mismo linaje. Acertará en susprevisiories quien sepa disociar los rasgos accidentales que individualizan este·general fenómeno histórico dándole perfil diverso en cada país, de la anatomía típica y común que presentará en todas partes: Los m6Vimientos·dictatoriales comenzarán por extenderse a fo largo del Mediterráneo (un año después sobrevino en España él golpe de Estado); luego pasarán a Francia, más tarde a Alemania' y ni siquiera Inglaterra se verá exenta de ellos. Larazón.de este orden en la emergencia del·hechono es otra que el grado de solidez propio a cada uno de esos Esta" dos. Los Estados más livianos serán los primeros en sufrir.la epidemia; En cada país cobrará aspecto diferencial, pero; mutatismutandis, el fenómeno será dondequiera idéntico en todo lo esencial. Él va a mostramos; co_mo en un laboratorio, el alfo coeficiente de homogeneidad a que ha llegado Europa. Cien años de democracias equivalentes y de similar capitalismo han dado atadas las sociedades eutopeas una estructura pareja»> • Memueve hoy•a•lareiteración de lo dicho antaño la doble noticia que llega en estemomento: «un mariscal que se solivianta en Polonia y el arreglo, sin arregló, delahuelga·inglesa».Todo el mundo verá la conexión entre el primero de estos hechos yimis anticipaciones de hace cuatro años. Menos claro resulta el nexo entre esa huelga eVitada y la posibilidad de dictadura en Inglaterra: Sin embargo, lo'acaecido 'estos días' en Inglaterra es; a mijuicio', uh hecho típico, característico del proceso que terminá enla explosión dictátoriaL ¿Por que se ha llegado a ésta en otros países? En resumen y esque-
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matizando la realic:lad, por esta razón sencilla: porque las instituciones parlamentarias vigentes no lograban gobernar, gobernar en el sentido más hondo . y más obvio de-la palabra, esto es., resolver los problemas planteados urgentemente en cada Nación. Antes de la guerra se gobernaba poco. Después de la guerra nada; Hairsurgido cuestiones más graves y.difíciles, tanto que•en to- · dos los páíses de.Europa se ha optado por demorarlas, se ha renunciado táci" tamente a resolverlas. Con ello no se ha conseguido otra cosa que hacerlas más agudas y virulentas. La máquina institucional se detiene y al detenerse revienta. La·« gente» quiere que le resuelvan sus conflictosy acepta.la intromisi.ón de cualquiera que se presente conaire decidido, dispúesto•a gobernar. Lo prpbable•es que tampoco el redénllegado lo consiga, pero no hay medio de extirpar por anticipado a·la masa pública la ilusión de que lo va a lograr. 1La·.conclusión de la huelga:iliglesano ha implicado solución deHormidable problema econóinico que la engendró. Todo lo> contrario: ha dec mostrailci que.en las actuales instituciones británicas se ha llegado, como en Francia; como en Italia; como eri España, a un equilibrio de fuerzas tal¡ que el dinamismo político se anula y el Estado se estaciona incapaz de caminar. La inactividaddelós órganos constitucionales significa la mayor propaganda.en beneficio'ddos dictatoriales. ·· f
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Hacer constar esto sencillamente, describir el sentido auténtico'. de los grandes hechos·contemporáneos; ·es juzgado por muchos-· · sob're todo en países donde abunda el lector poco atento-· como adhesión al principio de las dictaduras. Pero este juicio me parece desdeñable y no pasa de.ser una tontepa. Se ha olvidado la norma propia del oficio intelectual.' Un escritor no puede ser primariamente hombre de partido. Su misión esencial lo obliga a evitar serloc Debe; ante todo; saturar de realidad'su retina, luego analizar loyisto; por fin, ensayar una Clara definición. De'esta manera existe una vagáprobabilidad de que su labor resulte aprdvechablec Yo no•digo que el hombre adjunto ál escritor no tenga•derecho atomar apasionadamente: partido. Pero su obra intelectual .tiene que mantenerse impermeable al partidismo: Es esto para él cuestión de concienciaprofesio.nal; La razón. de ello parece sobremanera evidente. El' escritor partidista pierde ipso facto autoridad ante el lector que busca en éluna.más fina.perc cepción de lo real. Se dirá que con entes demasiado serenos no se puede hacer política; Es posible que esto sea verdad. Pero no está demostrado que la misión de los eséritores consista en hacer política. Para eso están precisamente los políti-
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cos de diverso formato, los conduct~res de las muchedumbres y las rnuchedurnbres,misrnas. Por una curiosa petversipn de los m~jores usos hoy se azuza al escritor para que intervenga en la acción pública, lo cual equivale a llegarse a él en el momento de toniar la.pluma y decirle: «¡Póngase usted frenético y luego manuscriba!» .. · . . . . . , , ". . . ·· · . .. . . , Sazón ha habido en quela circunstancia.política .era: de sobra clara para que el escritor pudiese entregarse a la delicia.de apasionarse. Pasión es arrebato,yel a~ebatado se siente llevado;como en volandas, sin pesar sobre sus propios .músculos. il'or:e'.so; la ninfa mitológica sueña la felicidad bajo la especie dé un centauro.que la torna' en vilo, Ja asienta en su ancaygal.opa hacia· 'el corazón del bosque. Lo otro; el· huir del arrebato, el imperativo de sef~nidad, implica la condena a caminar siempre sobre los propios pies,:a sostenerse a sí mismo.perdurablemente y llevarse ala. rastra un día y otro. ' ,. Digo, pues,' que si l:J.a habido ocasiones en que la simplicidad de la co" yunfura política:daba tina.cierta licitu,dal frenesí del escritor,Ja hora prec sente lo excluye rigorosarnente. Porqué es lo característico del rnornenfo la ausencia, no de entusiasmo, sino de ideas claras en que insertarlo. · ·· · He aquí una empresa que nos es exclusiva, que nadie llevará a cabo si los escritores no Ja preparan y orientan: la invención de nuevas.institucioc nes ajustadas al pulso contemporáneo. El escritor, creo yo, no debe ser político porque se anula corno escritor, pero su obra es un ingrediente esencial de tóda política estabk 'Las dictaduras'que, hasta ahora, han brotado.-no obstante su omnímodo poder-·-. presentan un aspecto extrañamente transitorio, qtie no se compagina cor¡. el hecho de no tener enfrente grandes fuerzas·antagónicas. Esa estabilidad queies falta proviene, a mi juicio, de que han querido prescindir demasiado de las.ideas. Yo he sostenido en otros lugares que los últimos siglos l1!ln exageradola importancia delas ideas y consecuentemente delos ideólogos. Pero: estas dictaduras cometen la exageración opuesta yquieren demostrar que las ideas son la quinta rueda del carrc:i. Una áctifud.equidistante de arnba5 parece seda más discreta:· La dictadura desnuday.a•la intemperie, sin atrnósfera.depénsarniento, torna fácilmente el aspecto de un simple suceso que no llega a ser un momento histórico; . , ·La pasión y el interés; el corajeyaun la buena voluntad, son necesarios, cómo el motor, para qtie uria política levante su vuelo, pero, sólo las ideas pueden darle estabilidad. Por medio. de ellas se apoya y afianza en las cabezas de los ciudadanos. ,¡:
LaNación, 18 dejuliodel926
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PARA LA HISTORIA DEL AMOR
CAMBIO EN LAS GENERACIONES
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~~ :l{e~arse.· ~al,~ez;
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pr~gunte:
aU:cir está en baja; Empieza a el leetor Pero ¿es'que existen tarnOiénmodas 'en el orbe delOs sentimientos? La pregunta es trivfaL Hay gentes que apresuran•a•ostentar una pretendida pro" fundidad rn'ostrando su desdén por las modas: Por mi parte, cuando leo eri rin escritor que cierto ·estilo de pintura o determinada forma de ideología poco simpáticos a '.sus ojos-·.-tal vez por no·cornprenderlo5--'--:son '«no más que moda», detengo la lectura y no sigo. Es un síntoma infalible de 'que el escritor e'.s poco inteligente y superficial. · La vida humana es en su propia substancia y en todas sus irradiaciones creadora de modas, o, dicho en otro giro;es esencialmente «rnodi-ficación». ¿La vida htirnana?...Acaso toda vida. De suerte que no existe otra forma de manifestarse elpro'ceso espiritual que la serie continua de las modas intelectuales, estéticas, morales y religiosas. Como en los trajes y en las maneras, acaece con las ideas ylas formas del sentimiento: qtie ciertos hombres las creari y otro's las siguen. Para.que la semejanza con lo que.habitualmente se llama· «modas» resulte más perfecta; no' faltan nunca individuos que se oponen a la corriente, corno el pez esturión, y, yendo contra la «moda», dejan que ésta regule también afa postre su conducta.' . · Digo, pues; que las cosasrepu tadas corno las más serias niarchaI1 y varían regidas por el mecanismo bfológico/esericial; de la moda; que' así asciende a ley profunda delo real; y claro está que si es así, así debd;er. Pero, a la par, conviene añadir que las rriódas en los asuntos de menor calibre apac rente-·-trajes, usos sociales, etcétera-·-. tienen siempre un sentido mucho más hondo y serio del que •ligeramente se'les atribuye, y;· en consecuencia,
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tacharlas.de superficialidad, como essólito,.equivale a.confesar la propia y nada más. Es sobremanera verosímil .que un día no lejano el análisis microscópico y químico de una pestaña revele con anticipación la tuberculosis que se inicia apenas en un organismo o el cáncer que Ún hombre de veinte años va a tener a los cuarenta. Del mismo modo la simple moda hoy triunfante de llamarse de «tú» las personas a poco que se aproximen im- . plica, para quien sepa mirar, todo el resto de los grandes cambios políticos y éticos que se avecinan. Hay; pues, modas en los sentimientos. ¡No faltaría más! Así ahora el amor empieza a no llevarse, como decía al principio. Expresado el hecho con tales palabras damos a nuestra observación un tinte.irónico o desdeñoso. No hay cosa viviente o que en algún sentido pertenezca a la vida que no ofrezca un haz desdeñable. Pero esa misma cosa tiene siempre otro grave, respetable, magnífico o temible. Depende de nuestro humor la elección de punto de vista: ambos aspectos són iguálment¡;,vefídicos. El error consiste en suponer que sólo uno lo es. Entonces nuestra visión queda dañada.d.e parcialidad. Para abrazar.bien lo real, para apresarlo .e.n suintegridad, tene.mos ·que lanzar. hacia él los dos grandes tentáculos:: el espanto. XJa ifonía. Quien no .se espanta -el thamná.Zein de Platón- no profundiza;• quien no ironi.Za se deja arrastrar a lo profundo, naufraga, perece ahogado. Ld mejor es hacer cdmo el bu±o de. Coromandel: que. se sumerge hasta hallar.en.el abismo la.valva preciosa; pero sale luego a la superficie iluminada trayendo la perla entrelos dientes-..gesto .de sonrisa que multiplican las espumas inc numerables sobre el haz marino. . . : :. •; . . : El sentimiento amoroso tiene, como todo lo humano, su evolución y su historia, que se parecen sobremanera a la evolución y la.historia de un.arte. Se suceden en·éllos estilos. Cada época posee su estilo de amar..En rigor, cada generación modifica siempre, en uno u otro.grado, el régimen erótico .de la antecedente. Confrecuencia es.tan débil.la mo.dificación,Jl!JeSe escapa al análisis y no se deja claramente. definir.' Ésta.es una de las.razones que exc plican un hecho.po~o advertido, y; sin embargo; capital para el estudio del amor. Me refiero al hecho de que el hombre en.plenitud no logra normalc mente· enamorarse más que de mujeres que pertenecen a su generación {es decir, aproximadamente, de cinco a diez años más jóvenes que él} .. El mu7 chacho, es cierto, se enamora con frecuencia de mujeres superioresa él en edad; .Esto quiere decir que.fácilmente adopta, en.forma transitoria el estilo erótico.dda generación anterior. Pero lo mismo.ocurre conJas ideas. Eljovenvive'una primera época de receptiYidad •. Es absorbido por los maestros del tiempo .antecedente. En:esta recepción de.lo 'ajeno se ejercita y moldea externamente su figura espiritual. Pero luego sdbreYiehe una segunda épo7
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ca, de.sinceridad creadora, de autenticidad vital, en que, madurecidas sus tendencias propias y originales, comienza a ser fiel a sí mismo. Entonces . piensa en sus propios pensamientos y elimina los recibidos. :Entonces se de. senamora. de las mujeres mayores que ély entra para siempre a formar par7 te de la ca~avana.de su.generación con.las mujeres de·su tiempo, los poetas de su edad, las ideas· políticas y el 'modo'de andarinventados a los veinticinc ca años.. Algún hombre de cuarenta años se enamora de una mujer•de veinte; pero esto es una excepción, que fa sociedad, sin darse bien cuenta por qué, siente como algo.anómalo y; en ciertamanera,monstruosd. No obstante, si no existiese alguna.razón secreta y profunda,. debiera parecer: más natural que.lo inverso.Lo que.necesita explicación es que, normalmente; el hombre de cuarenta prefiera.la mujer de treinta, ya un poco macerada por las blahdú" ras del otoño inminente, a la mujer de veinte años. Y, sih embargo, es así.Al hombre de cuarenta no le «sabe» amorosamente la mujer primaveral, porque no pued~ prenderse en ella su estilo de entusiasmo. Parejamente, cada estilo artístico comienza por preferir ciertos temas que son, como materia afín y preformada, dócil a la modulación que aquel estilo va a imponerle. Sólo resulta preferida la mujer muy joven cuando no se trata de amoroso afán, sino de abstracta complacencia sensual, exenta de estilo, común a todos· los lugares y tiempos .. · No hay escape normal y satisfactorio de la caravana que forma nuestra generación: Vamos. prisioneros :en ella; a·la par que. s.ecretamente voluntarios y satisfechos;• De,cuando:en cuando se:ve pasar .otra caravana con su raro perfil extranjero.Talvez, en.un día festival,.la orgía mezcla ambas; pero a la hora de Vivir la existencia normal, Ja caótica unidad se disgrega en los dos grupos verdaderamente orgánicos. Cada individuo-reconoce.misteriosamente a los demás de su colectividad, como las hormigas de.cada hormiguero se distinguenporuna peculiar adoración. EL descubrimiento.de que estamos fatalmente adscritos a un cierto grupo y estilo de vida es una de las experiencias melancólicas que, antes o después, todo·hombre sensible llega a hacer:. Una generación es una moda integral de existencia· que ~e fija indeleble sobre el indiYiduo. En ciertos pueblos salvajes se reconoce a.los miembros de cada edad porsu.tatuaje..La moda.de dib.ujo epidérniico que se iniciaba,tuando fueron adultos ha quedado incrustada en su ser irremediablemente.· t: · • ,.,, •;l.a diferencia entrdos estilos dedos generaciones consec~tivas se mac nifiesta en todas las actiYidades, incluso en las más abstractas y.que parecen menos.sumisas a la•mano del tiempo. Si hoy.abrimos dos libros de la . más alta matemática podremos descubrir; sin'previas noticias,,cuál de los autores tiene treinta y cuál sesenta años;. Pero claro es que la divergencia estilística
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crece conforme de las funciones más abstractas e impersonales descendemos a las más concretas e íntimas. De aquí que sea la obra de amor el ejercicio donde el hombre advierte con mayor rigor su incompatibilidad con nuevos estilos de vida. Es.verdaderamente penoso observar la 'torpéza, la in~ congruencia;- con que un hombre maduro corteja a una doncellita. y no por ladiferencia'abstracta.deedad-talvez el hombre maduro conserva sobra. damentelafrescura corporal-··, sino porque vemos froriterosyaritagónicos dos estilos de erotismo que no pueden engranar el uno en el otro.· ·· Mas con fodo·esto no hemos podido acercamos al tema inicial de, estos párrafos. Quede para otro día el intento de definir la nueva moda amorosa, tarr distinta· dela que inspiraba alás generaciones anteriores, que, mirada desde'éstas;más bien parece la negación del amóry hace decir a los viejos que el amor está en baja y empieza a no llevarse! ,
El Sol; 18 de julio de 1926
NOTA SOBRE EL «AMOR CORTÉS» . '' •Vemos pasar el nuevo amor con vagamelancolla,•como invitados que llegan tarde·a un convite.• Aunque seamos irremediablemente fieles a otra forma menos hueva de amar,'preseritinios las gracias peculiares de este estilo mas reciente y las quisiéramos también. La vida es siempre apetitosa, y diez existencias diferentes no nos permitirían renunciar sin nostalgia a la undécima; Ello es· que desde fuera vemos la nueva escena erótica, y como no participamos de la raíz vitaVque la engendra; sólo podemos acercamos intelecc . tu'alniente a su esencia:Y.el intelecto es acto de comparar. Así'el nuevo. amor nos aparece sobre' el fondo del que nosotros ejercitábamos destacando de'élpor'sus rasgos diferenci;¡les. Nuestro amor, con unas u otras modulaciones pertenecía a la casta délsigloXIX, Era el «amor romántico;>: Én las postrimerias del siglo; elfoego apasionado de sus:cornienzos se había.Centi~ biado 'en todas las esferas•de la vitalidad. Tal vez poresó•nos hacíamos la ilusión de que no éramos ya románticos de sentimiento ni literatura; 'Pero basta que nos confrontemos con la gente moza para que sintamos el' tirón histórico que nos mantiene adheridos a los abuelos románticos. Somos'su progenie; próXima ya a una nueva especie rriás mesurada y cuerda. Ya Heine pretendía mdécisaroente no ser del todo rómántico, y sé titulaba «rny abdi~ cado del imperio milenario del romanticismo».
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El «amor romántico» es una de las creaciones más sugestivas de la evolución humana, y parece increíble qué no se haya intentado jamás -al . menos que yo sepa- su análisis y filiación. Está indica que; aproximadamente, se halla todo por hacer y que aún' es posible producir los libros más interesantes'. ¡Elainor rÓmántico! He aquíun'éjemplo de lo que antes he· llamado i
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Por lo pronto, conviene tener en cuenta lo siguierité; la-persona•humaúa es una entidad polarizada. Se compone de cuerpo .y de alma, cuyas formas extremas constituyen los dos polos de la personalidad. Esto permite tomar al ser humano por uno de ellos, situándolo en primer término, subrayándolo, .mientras el otro queda sernioculto, latente o esfumado; Y hay, en efecto, épocas corporalistas que se fijan del hombre, sobre todo, en su carne, al paso que otras no ven enla carne sino el espejo del alma; el trozo de materia en que aquélla se expresa. Esta inclinación \l anteponer. el cuerpo o el espíritu es uno de los síntomas más radicales que defi.Ilen un tiempo histórico. Se comprende que la posibilidad de esta.doble perspectiva rinda dos espec cies distintas de amor y nos sirva para su clasificación; : ,, · ·Así el «amor cortés», descubierto y cultivado en lasfamosas j
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Cose appmisco11 nello suo aspetto 'Che 111ostra11 de' piacer del Paradiso, Dico 11egli occhi e11e! suo dolceiiso. · (Co11vivio, trattato. Ill)
.En este amor cortés es esencial.la distancia. Es amor visual o de nostal- . gia, dis.tancia en-el espacio y en el tiempó .. ul1 amor.en que todo lo pone el amante y.vive de su poder entusiasta. Ni' siquiera necesita' conocer a la amac d>:1:·su química~ un PºFº cerebral, explota con sólo oír.la alaban.Za de una dama, Asid' trovador Amanieu de Seseas: ¡
Es
E sabetz que vers es: · C'om ama; de corJi, Fennna qüe an~ 11011.vi, Sol per ailzir, lauzar. · ·
Iglesia aprieta las tuercas de ún feroz ascetismo. Y he aquí que en ciertos blandos lugares de Francia se inicia audazmente la moda de afirmar algo te. rrenal-el amor. No podía esto hacerse sino en forma sutil y disfrazada. En · efecto, el «atnor cortés» vacila siempre entre un sentimiento real y una ficción simbólica. J..os mismos trovadores lo dicen: se trata de un fenher; de un fingir o «mentir cortés», juego de corte. Pero esto implica que era una creación del espíritu, algo que sobre el instinto se colocaba como engendro noble de las almas. Este amor no es compatible con ninguna realización sensual: vive en lejanía y soledad, como el ruiseñor. De aquí que fuese incompatible con el amor matrimonial, asentado en plena realización. Es pura dinámica amorosa, exenta de materia, la forma del amor sin la inercia de la carne. En rigor, el amor puro es el amor que no se realiza, todo tensión, afán, anhelo. Vaya esta•breve'nota sonre el <
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· El Sol, 29 dejuliodel926 [Y sabed que es verdadero: ,
un hombre ama de fino corazón, . .mujer: que· nunca vio,
· sólo poroírla alabar.] El tema repercute en todo el coro semi-arcangélico de los trovadores. HayunéJ;Jaufré Rúdel; que yo llamaría de grado «el poeta del amor lejano», cuya canción perdurable dice siempre, con unas U: otras voces:· Que.! cor joi d'aut1Jamor 11011 a mas de cela qU:ietL a11c 11011 vi.
Por..eso la poesía trovadoresca. es e11 bu(!na. parte. «lqa», encomio; es decir, creación imaginaria inspirada pór el entusiasmo, y no narración ni descripción, drama ni odál Conocemos a Beatriz cuando se ausenta, cuando ha muerto: vemos sólo su rastró vuelto alalejárse,•para dedicar ál poeta la sua mirabile salute, un ¡adiós! ya ultrarreal, que queda vibrando enmisteriosa palpitación erótica, como el eco de una música que alguien tañe; invisible, tras de un soto, · ••A nosotros nos parece este amor gentil por demás espiritado; pero corivienehacerse cargo de lo que significó a la hora de su florecimiento~ La Edad Media, en su etapa niás negra y.más áspera, está al fondo. El hombre vive aparte de la mujer. La primera Edad Media só.lo conoce sociedad de hombres solos; deporte venatorio, gran manducación, borrachera. De otro lado, la
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Ya que no me sea posible co~tinuar la seri~ ~~-~~tí~ul~s dtulados
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políticos no quede una sola idea aguda, sutil,. precisa sobrelo que España era, había sido y podía ser. Sólo en los discursos de Maura se entrevé algún vago · diagnóstico y;· por lo menos; la donvicción de que era menester traspasar la - línea de lo puramente político y preocuparse de la estructura social de nuestro pueblo., del tipo de hombre dominante, etcétera. La última generación de políticos es un claro ejemplo del fracaso a que lleva en política la falta de ideas hondas sobre el país que se quiere gobernar. Ellos nos habituaron a creer que se puede gobernar sin más repertorio de pensamiento que los tópicos rojos o blancos cuotidianamente expectorados sobre las mesas de café. Eso es ilusorio. Si se quiere de verdad una España mejor es preciso antes apretar muy bien los músculos frontales que sirven de simbólica tenaza corporal al intelecto. De otro modo, la hora favorable pasará sin provecho, irremediablemente, y nuestra raza, en vez de ascender, caerá en más grave inferioridad. Contra lo que se dice, España es más difícil de gobernar -en el sentido sustancioso de la palabra- que otros países, porque si bien es muy blanda al mando, su destino histórico y su organización íntima son más confusos, menos homogéneos que los de Francia, Inglaterra y Alemania. Véase si no en la enorme proyección de diez siglos la acentuada semejanza de las historias francesa, inglesa y alemana frente al destino heteróclito, discontinuo y catastrófico de España. Implica, pues, l,ma gigantesca responsabilidad para los hombres que hoy tienen la nación en su mano decidirse por una de las dos clases de hombres que hay en España: los habitados por tópicos ineptos y los que aspiran a nociones elevadas y claras sobre el sino de España. La historia depende siempre del tipo de hombre que se prefiera. Las instituciones son buenas o son malas, según lo sea el tipo de hombres que, por su forma misma, ellas fomenten y destaquen. Un pueblo viejo e inerte como el nuestro necesita ensayar la compensación procurando orientarse hacia una figura de españoles dueños de mente alerta y grácil, exentos de todo arcaísmo, exquisitamente modernos, capaces de inventar instituciones, empresas, maneras, fórmulas. Hay que decidirse a soltar la vieja roña española y ponerla al día, en plena modernidad, eficiente y reluciente como un instrumento de dentista_, o, si se quiere imagen más solemne, como un formidable motor de turbina. Pasarán los años, y un día la conciencia pública, con el fiero automatismo que es su modo normal de funcionar, encontrará en sí misma formulados juicio y sentencia sobre los hombres que hoy gobiernan. Ese juicio y esa sentencia versarán, con unos u otros vocablos, sobre el punto esencial de que todo lo demás es pura consecuencia y corolario: «Mientras España estuvo en vuestras manos, ¿ejecutasteis con acierto y generosidad la gran
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PRÓLOGO A LA ACADEMIA PLATÓNICA, DE PABLO LUIS LANDSBERG
selección de los mejores?» ,Porque la añeja, inveterada desdicha de España procede de que siempre, invariablemente; por lo rojo o por lo blanco, ha predominado la selección de los peores.' Ahora bien; un pueblo, como una grey, es lo que haya sido su acción selec,tiva. , ElSal, 20 de agosto del926
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parátres años q~e en uh ensayo titulado La desl11íma11izació11 del arte intentaba yo definirlos riuevos :estilos y maneras que dominan la producciónjuvenib Pareció entoncés extraño' que' en vez :de· comenzar cofr el aná~ lisis de las obras mismas partiese de la relación.en que los nuevos artistas y d público seencue'ntran; Esto:era comenzar por el lado subjetivo y sociológico de la éuestión. Las razones que para ello tenía erári largas y compkjas. Poco tiempo después apareció el libro de'Landsberg¡que ahomtie'ne' ernsus mano~ el lector. En ,'él hallará algunas; de aquellas• razones silenciadas por mí. Désde hace tiempo, pieriso eihsinúo que ésineludible él retomo ala investigación sociológica; Los .problemas mismos nos obligan a ello1 Claro es que la: nueva concepción sociológica ha de ser harto más sutil, más rigorosa; más filosófica que las usadas hada 1890. El estudio de Landsberg, cuyo titulo enla edición alemana es Esencia y sentida.de la Academia platónica, pertenece•ala serie de trabajos que llama Scheler Sacia logra delsabei:y apareció el año pasado eri un nutrido volumen. Por razones de espacio quedó fuera la•contribucióh deLandsberga:aquella obra colectiva yfüe publicada aparte, , ·· ; ,, ' Creo que este libro puede interesar vivamente á filósofos; historiadores y'pedagogos.'Es; además, un síntoma ejemplar de la manera de pensar que comienza a régidos espíritlls. Su autor es muyjoven y si' ello le hacemos~ trar a veces un exceso de fervor; permite,.a la par, que' la gracia' de swconc vicción nos· llegue intacta.' Sin embargo, los últimos fündamentos de esta concepción sociológica no van en la obra presente. Han de buscarse• eri el genial éstudio deMaxScheler;Problemas deima·sacialag!a del saber, que esperamos ofrecer pronto a los lectores dé nuestra biblioteca:··' · ···
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·Madrid, abril de 1926
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-PRÓLOGO Á PSICOLOGÍA, DE-FR:ANCISCO.BRENTANO
Háy obras de anchá fama•y escasoinflujo; Otras, por elcontrario, siguen un destj.no tácito y com_o subrepticio, al tiempo mismo en qu"e van transformando.la superficie.dela historia •. El libro de Francisco Brentano, Psicología desde dpunto de vista empí1ico, es de este último linaje. El hecho es tan ese cueto y tan sorprendente, que.merece especialísima.consignación. Este libro; publicado en 1874; ha.producido un cambio total en la ideología filosófica del mundo. y, sin. embargo, la segunda edición no ha aparecido hasta 1925c Aconsejan datos coillo éste al fino historiador la mayor perspicacia cuando busquélos orígene5 de las mutaciones humanas, que suelen hallar• se; como lá cuna de10s grandes ríos, en lugares repuestos y a trasmano.Franciséo;Brentano es; sin duda, la figura más heteróclita de la filosofía contemporánea. Su estilo de pensador-recuerda por su sobriedad,. vigor y eficiencia sólo a las mentes antiguas. Brentano, nacido en 1838; fue sacerdote católico, y por algún tiempo profesor.en.Viena. Por dificultades con el Gobierno de su •país dejó la cátedra, después de haber repudiado los hábitos de cl~rigo; aunque perduró en sus profundas convicciones criStianas; En rigor, no compuso más que un libro: el primertomo.de1a.Psicología.antes ch tada. Lo demás de su labor se reduce a breves folletos,'compuestos de pura es~ncia intelectual; cada .tino de los cuales. trajo consigo Ia reforma de toda una disciplina filosófica; .su. Psicología. de Aristóteles (1867) y su estudio Sobre· los• diversos significados del ser, -según A1istiíteles. (1862), fueron. el punto de partida para unmievo arist0 telismo; que sirvió de catril a sus pos. teriores innovaciones. . En su discurso Sobre el 01igen del conocimiento moral (1889),;da el.paso decisivo para fundado que; luego dé magnífico desarrollo, debido a sus dis, cípulos y discípulos de sus discípulos, se llama hoy «ciencia de los valores». · en 'PáráBrentárío, la filosofía no era un menester literario. No le urgía·escribir páginas y páginas, sino esculpir definiciones y argumentos. Convencido
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de que pesaba sobre él la sublime misión de restaurar la verdadera filosofía, echada a perder por Kant y sus descendientes, vivió concentrado sobre las · cuestiones esericiales de la metafísica, la ética y la psicología. Fortuna o ge. nialidad le atrajo, como discípulos, los hombres jóvenes que luego han influido má,s decisivamente en el pensamiento europeo: Husserl, Meinong, Stumpf, Ehrenfels, etcétera. Puede decirse que la filosofía actual de tipo más rigoroso y cientifico procede de Brentano, al través de sus grandes discípulos. Conviene, pues, que los aficionados españoles puedan manejar la obra egregia de tal filósofo. A este fin se inicia ahora su versión castellana, y comenzamos por los dos famosos capítulos de su Psicología que más fértil influjo han tenido. A ellos seguirá el ensayo Sobre el migen del co11ocimiento moral, donde agudamente crea Brentano las bases de una nueva ética. Retirado en Zurich, ciego en sus últimos años, sereno y alerta, murió el gran filósofo en marzo de 1917. Publicado sin firma, Madrid, agosto de 1926
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1927
SOBRE UN PERIÓDICO DE LAS LETRAS·
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Los jóvenes escritores. que fletan f!sta novísima carabela de LaGacetaLitec raiia pueden hacer faena muy de alta mar.· Es ya necesario, ineludible, que exista unperiódico de la literatura española-•literatura en el.sentido más amplio; española en un sentido enorme. Dirébrevemeutepor qué me parece así. ·.. Hay el libro, hay la revista, hay el periódico, Hay el libro que es la obra misma, desprendida•y ajena ya a su autor, encerrada en sf, pequeño astro de irrealidad, flotando a merced de gravitaciones trascendentes. El autor al publi~ car su obra tiene la .ffi1présión de qtie ha enajenado un trozo de sí mismo, que ya no le pertenece, como el anillo que del anélido escapa por estrangulación se hace Otro gusano con destino propio e incoercible, La gente se encuentra con el libro y por íriúy firmado que vaya cree que es anónimo: se ignora de dónde viene, con qué propósito fue expedido,. cuáles son sus motivos supuestos. ¡Cuánta.s veces una palabra sobre el libro que no está en el libro enciende dentro de· éste, a nuestros ojos asombrados, inesperadas iluminaciones! .·Pero verdaderamente un libro; aun el más perfecto, es siempre una abstracción, un fragmento. La mitad de él quedó en la placenta maternal, donde se ha nutrido, en el secreto ambiente de ideas, preferencias, postulados; datos que fueron su atmósfera de·germinaCión. Sólo el autor y el grupo en que vive conocen ese sei:reto,·que es la dave decisiva del libro.Los otros lo ignoran; Si sori sinceros advierten que tienen en la mano un jeroglífico; si son perspicaces;:ven las esquirlas de la fractura y buscan el otro pedazo. Como todo lo esendal, padece la literatura una contradicción inexorable:Porqueno tiene duda que la literatura es, a la postre; el libro; en él culmina, en él fructifica y,•cómo los frutales, de él recibe el nombre. Mas; ;por otra parte, el libro es•sólo un momento de la fluenciá intelectual que en él se detiene, cristaliza y congela. Hay en todo libro algo de falsificación de la vida intelectual efectiva -·-una falsificación• del mismo ordemque la ejecutada
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en el mnvimientó por la fotografía inst:llntánéa. Así se explica que formidables escritores, el primero Platón, hayan sentido horror al libro, venteando en él algo de la rigidez cadavérica -pensamiento de pronto paralizado, gesto que se ha quedado perlático como Don Bartola en el final del Barbero al golpe súbito sobre el suelo de las culatas de los fusiles. La instantánea deja a la ola defraudada en su afán de ondulación y la castiga por siempre a eréctil espasmo. Para corregir en aproximación ese defecto congénito del libro debía servir la revista. Hoy es un centón de pequeños libros dispares que vuelan en fortuita bandada mensual. Yo creo que la revista tiene otra misión, una misión placentaria. La revista debiera diferenciarse del libro como lo público de lo privado. El libro es la obra hecha cosa, orgánica e impersonal. Pero la.vida intelectual actúa también en formas previas; preparatorias,. confidenciales -se compone también dejuicios tiernos, de sospechas, de curiosidades, de insinuaciones; fauna exquisita y .delicada que no puede vivir aún en perfecta separación d,e su autor, que sólo· alienta en un clima de comfesión, de intimidad. A mí me complacería sobre todas una revista donde los.escritores publicasen]o,que no llega nunca-a sus-libros; lo prematuro, nonnato, recóndito; donde discutiesen sin forma ni pretensión pública alguna, donde rio fuese peligroso avanzar una vislumbre problemática, una pregunta vacilante.· Este elemento móvil y como líquido: establecería una continuidad entre los islotes distantes que son los libros, expresaría adecuadamente la inquietud sustantiva del pensamiento; devolviéndole su fluenc cia; su ondulación y su venturosa inestabilidad.: Nos gusta el libro cuando es miel, mas porlo mismo nos gustaría asistir a la melificación, ver el temblor de las abejas en sus corsés de oro. ¡Qué fabulosa fecundación y educación mutuas produciría una revista así escrita al oído! .. ·Mas, libro y revista son obra-.sólida.o flúida; Queda todo un haz de literatura intacto enaniQos:.el hecho sociale.histórico.dela.obray elautor. Queda,. pues, íntegra la literatura conio .«suceso», como acontecimiento real y viviente en medio de tbda la realidad y de cuanto vive, Ésta es.la dimensión del.fenómeno literario C[uesólo un periódico puede reflejar; . ,. ,, r · rEn otros tiempos pudo ser menos urgente un periódico de las letras por;que la vida literaria era menos numerosa, menos varia de direcciones;entre;lazamientosy.heterogeneidades. Hoy el público.ylos mismos.escritores an~ dan perdidos eri niedio dela selva impresa ejer'c:itandb:un vago robinsonism'o~ · El público no sabe nada de nosotros:más que; si acaso; lo exorbitante; como dela jirafa sabe el cuello superlativo; Pero nosotros mismos rios desco;nocemos-los unos a los ótros; mucho más de lo. que se.cree. Un ejemplo con" creto: no creorque haya nadie en Madrid.enterado· con alguna precisión dé
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lo que las letras madrileñas representan: hoy en Europa. Lo poco que, por azar, conozco -de ello; sé: que lo ignoran los demás, y; siri embargo, es cosa sobremanera ieconfortante .. ¿Reconfortante? Más, mucho más que eso, como al puntb diré. . Pero si elescritor de Madrid ignora en talmedidaJa figura de las letras madrileñas, menos han de conocerse entre sí éste y los otros centros intelectuales dela gran pluralidad española. Es preciso, pues, objetivar la vida de las letras, dotarlas de presencia y perfil notorio -como se ha conseguido en el siglo XIX dar al Estado una corporeidad perfecta ante la conciencia de cada ciudadano. Y si esto ha logrado el periódico, también podtá lograr aquello. La condición es que el.periódico de las letras se proponga ser periódico y no otra cosa. A diferencia del libro y la revista, que son la literatura haciéndose, deberá mirar la literatura desde fuera, como hecho, e informamos sobre sus vicisitudes, describirnos la densa pululación de ideas, obras y personas, dibujar las grandes líneas de la jerarquía literaria siempre cambiante, pero siempre existente. Fuera un error de La Gaceta Litermia contentarse con ser un semanario más de juventud, en que un nuevo equipo lírico empuja hacia una meta alucinada el balón de su programa particular. Esta táctica ha puesto en grave peligro la salud de las letras francesas. El propósito debe ser estrictamente inverso: excluir toda exclusión, contar con la integridad del orbe literario español y sus espacios afines -como hace el periódico, que no comienza mutilando la sociedad para hablar sólo de un rincón. De esta suerte podrá esta hoja -aparte otras ventajas subaltemascontribuir a la mayor y más urgente empresa, que es: curar definitivamente a las letras españolas de su pertinaz provincialismo. Provincialismo es angostura, frivolidad y pequeñez de radio moral. Madrid, Barcelona, Lisboa, Buenos Aires se reparten diversos atributos de la mente provincial. Y si esto fue siempre deplorable, hoy equivaldría a una deserción. Pues todos los signos auguran que cae sobre las letras españolas una nueva y magnífica responsabilidad. Las otras grandes unidades de cultura comienzan. a fatigarse: tres siglos de esfuerzo continuado por fuerza embotan las retinas que han permanecido de hito en hito fijas en los mismos temas. Todo el que sepa leer entre líneas y oír entre palabras percibe esta situación. El relativo descanso de España, la mocedad de nuestra América tienen que ser la fuerza de reserva que acude a la brecha. Tenemos que pensar y escribir, no sólo para la ciudad, sino para el orbe. Es hora, pues, de sacudir los restos de provincialismo y montar las almas en más prócer disciplina. Hay que res.olverse a pensar y a sentir en onda larga.
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Pot este motivo me parece tan acertado el afán que esta Gaceta declara, de dilatarse hasta los confines dela Gramática y aun de prestar su resonancia a las lenguas más próximas, Es cosa probada:.uno.de los factores decisivos que regulan las costumbres de una población es el número de sus habitantes. Cuando éste pasa de.: dos millones, la ciudad' queda inmunizada al provincialismo. Lo mismo en la villa literaria, Si Madrid, Barcelona, Lisboa, Buenos Aires llegan, en efecto, a sentirse barrios de una gigante urbe de las letras·, neutralizarán mutuamente s;us provincialidades íntimas y vivirán.y trabajarán con radio ecuménico. Esto es lo único que merece la pena.
DINÁMICA DEL TIEMPO'
La GacetaLiterm:ia, 1 de enero de 1927 LOS ESCAPARATES MANDAN
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Se dice que el es el único que actúa sobre la vida sociaLSi miramos la realidad con una óptica de retícula fina, la proposición es más bien falsa•que veridica. Pero tiene también sus derechos la visión de retícula gruesa, y entonces'nó hay·inconveniente en aceptar esa terrible sentencia; Sin embargo, habria que quitarle•y qúe ponerle algunos ingredientes para que la idea fuese luminosa:Pues acaece que en muchas épocas históricas se ha dicho lo mismo que ahora, y esto invita a sospechar o que·no ha sido verdad nunca o que lo ha sido ensentidos•muy diversos.'Porque es raro que tiempos sobremanera distintos coincidan en punto tan principal. En general, no hay que hacer mucho éaso'de lo quelas épocas pasadas han dicho de sí mismas, porque-·-es forzosó declararlo-.· eran muy poco inteligentes respecto de sí. Esta perspicacia sobre el propio modo de ser,. esta clarividencia para el propio destino, es cosa relativamente nueva en la historia, .. En el siglo VII antes de Cristó corría ya por todo el Oriente del Mediterráneo elapotegmaJamoso: ·«chrémata; chrémata anei'», «¡Su dinero, su dinero es el hombre!.» En tiempo de César. se decía lo mismo, en el siglo XN lo pone emcuaderna vía nuestro turbulento tonsurado de Hita yen· el XVII Góngora lface de ello letrillas. ¿Qué consecuencia.sacamos de esta monótona insistencia? ¿Que el dinero, desde que se inventó; es una gran fuerza social? Esto no era inene5ter subrayarlo: seria una perogrullada. •En todas esas lamentaciones se. insinúa algo más. EL que las usa, expresa con ellas; cuando menos, su sorpresa de qué el dinero tenga más'fuerzade la que debía' tener. ¿Y de dónde nos viene está convicción, según la cual el.dinero debía tener menos influencia l'EI pii-ffier eils3yo esta Sed~ titÜladcr'~dSas-fueincluidd por el autbrposterÍarmenté en su obra La rebelión de las masas. [En este tomo de las Obras completas].
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de la que efectivamente posee? ¿Cómo no nos hemos habituado al hecho constante después de tantos, tantos siglos. y siempre nos coge de nuevas? Es, tal vez, el único poder social que al ser reconocido nos asquea. La misma fuerza bruta que suele indignamos halla en nosotros un eco ültimo de simpatía y estimación. Nos incita a repelerla creando una fuerza pareja, pero no nos da asco. Diríase que nos sublevan estos o los otros efectos de la violen-. da, pero ella misma nos parece un síntoma de salud, un magnífico atributo del ser viviente, y comprendemos que el griego la divinizase en Hércules. Yo creo que esta sorpresa, siempre renovada, ante el poder del dinero encierra una porción de problemas curiosos, aún no aclarados. Las épocas en que más auténticamente y con más dolientes gritos se ha lamentado ese poderío son, entre sí, muy distintas. Sin embargo, puede descubrirse en ellas una nota común: son siempré épocas de crisis moral, tiempos muy transitorios entre dos etapas. Los principios sociales que rigieron una edad han perdido su vigor y aún no han maciurado fos que -van a imperar la sic guiente. ¿Cómo? ¿Será que el dinero no posee, en rigor, el poder que; deploc rándolo, se le atribuye y que su influjo sólo es decisivo cuando los demás poderes organizadores de la sociedad se han retirado?· Siasífoese entendec ríamos un poco mejor esa extraña mezcla de sumisión.y de asco.que ante él sienteia humanidad, esa sorpresa y esa insinuación perenne de.que el poder ejercido no le.corresponde. Por lo visto no lo debe tener, porque no es suyo,.sino usurpado a las otras fuerzas ausentesi . · • •La cuestión es sobremanera complicada y no e5 cosa de resolverla con cuatro palabras. Sólo como una posibilidad de illterpretación va todo esto que digo. Lo importante es evitar la concepción económica de la historia, que allana toda !agracia del problema, haciendo de.la historia entera una monótona consecuencia del dinero; Porque es demasiado evidente que en muchas épocas' humanas.el poder social de éste fue muy reducido y otras.energías ajenas a lo. económico informaron la convivencia.humana. ..Sihoy.poseen el dinero losjU:díos y smilos amos'del.mundo; también lo poseían eri la Edad Media y étanla hez de Europa. No se diga que el dinero no era laforma prinr cipal de la riqueza, delarealidad económica en los tiempos feudales. Porque auri siendo esto.verdady calibrando en la debida cifra er peso puramente económico del dinero. en la dinámica de la economía medieval, no hay coc rrespondencia entre lá riqueza de aquellos judíos y su posición social. Los marxistas, para adobar las cosas segúnla pauta de.su tesis, han menosprec ciado excesivamente la importancia de la moneda en la etapa precapitalista de la evolución económica, y ha sido forzoso luego rehacer la historia .eco:nórnica de aquella edad para.mc¡strar la importancia efectiva que en les Estados medievales tenía el dinero hebreo,
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Nadie, ni el más idealista, puede dudar de la importancia que el dinero tiene en la historia, pero .tal vez pueda dudarse de que sea un poder primario y substantivo; Tal vez elpcider social no depende normalmente del dinero, sino; viceversa, se. reparte según se halle repartido el poder social y va al guerrero ¡:nla sc¡ciedad belicosa, pero va al sacerdote en la teocrática. El Síntoma de.un.poder social auténtico es que cree jerarquías, que.sea él quien destaca al.individuo en el cuerpo público, Pues bien: en el siglo XVI, por mucho· dinero que tuviese un judío, seguía siendo un infra-hombre, y en tiempo de César los.«caballeros», que eran los más ricos como clase, no ascendían a la:cima, de la sociedad. Parece.lo más verosímil que sea el dinero un factor social secundario, incapaz por sí.mismo de inspirar la gran arquitectura dela sociedad: Es.uria de las fuerzas principales que actúan en el equilibrio de todo edificio. colectivo, pero no es la musa de su estilo tectóriicó. En cambio, si ceden los verdaderos y normales poderes históricos 2raza, religión, política,. ideas-,-, toda la energía social vacante es absorbida.por él. Diríamos;.pues, que cuando se volatilizan los demás prestigios queda siempri; el.dinero; que, a fuer de elemento•material, no puede volatilizarse: O.de otro modo: el·dinero no manda más que cuando no hay otró principio que mandeo. Así se explicá esa nota común a todas las épocas sometidas al imperio crematístico.que co.nsiste en ser tiempos.de,transición: Muerta.una consti~ tución política y moral; se queda la sociedad sin motivo.que jerarquice a los hombres. Ahora bien: esto es imposible. Contra la ingenuiciad igualitaria.es preciso hacer notar que la jerarquización es el impulsci .esencial de la socialización; Donde hay cinco hombres en estado riormalse produce automáticamente una estructura jerarquizada. Cuál sea el principio de ésta es otra cuestión. Pero alguno tendrá que existir siempre: Si losnormales faltan, un pseudoprincipio se encarga de modelarlajerarquía y definir las clases. Durante unmomento=elsigloXVIl= en Holanda, el hombre ri:iás "nvidiado era el que poseía cierto raro tulipán. La fantasía humana, hostigada por ese instinto irreprimible de jerarquía, inventa siempre algún nuevo tema de desigualdad. Mas aun limitando de tal suerte la frase inicial que da ocasión a esta nota, yo me pregunto si hay alguria razóri pára afirmar que en nuestro tiempo goza el dinero de un poder social mayor que en sazón ninguna del pasado. También esta curiosidad es expuesta y dificil de satisfacer. Si nos dejamos ir, todo lo que pasa en nuestra hora nos parecerá único y excepcional en la serie delos tiempos; Hay¡ sin embargo, a mijuicio, una razón que da probabilidad.clara a la sospecha de ser nuestro tiempo el más crematístico de cuantos fueron. Es también edad de crisis: los prestigios hace años. aún vigerites
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han'perdido su eficiencia. Ni la religión ni la moral dominan la vida social ni el corazón de la muchedumbre, La cultura intelectual y artística es valo" rada en menos que hace' veinte años. Queda, sólo el dinero. Pero; como he indicado, esto ha acaecido varias veces en la historia. Lo nuevo; lo ºexclusivo del:presente es esta otra coyuntura. El dinero ha tenido;:para su poder, un límite automático en su propia esencia. El dinero no es más que un medio para comprar cosas. Si hay pocas cosas que'comprar, por mucho dinero que haya y muy libre que se encuentre su acción de conflictos con otras potencias, su influjo será escaso. Esto nos permite formar liria escala con las épocas de crematismo y decir: el poder social del dinero-'ceteiispaiibus-'-· será•tanto mayor cuantas más cosas haya,que'comprar,no cuanto mayor séala cantidad deldineromismo;Ahorabien: no'hayduda que· el industrialismo moderno, en su combinación con los fabulosos progresos· de lá técnka; ha produCido en estos años un cúmulo tal de objetos mercables~ de tantas clases y calidades, que puede el dinero desarrollar fantásticamente su e5encia: el comprah En el siglo XVIII existían también grandes fortunas, pero había' poco que comprar. El rico,.si quería algo más que el breve repertorio de mercan-' cías existente,ténía que inventar un apetito y el objeto que lo satisfaría, tenía que buscar el artífice que lo realizase y dejar tiempo para su fabricación; ,En todo, este intrincamiento intercalado entre el dinero y el objetó se compli, fantasía creadora de deseos en el caba aquél con o tras fuerias espirituales -· rico, selección del artífice; labcirtécnica de éste; etcétera- de que se hacía, sin quererlo, dependiente.: · ·· ·· - Ahora un· hombre llega'a una dudad y a lbs'cuatrodías pueüe ser•el más famoso y envidiado habitante de ella sin:más que pasearse por delante de los escaparates, escoger los objetos mejores ~el mejor automóvil, el mejor sombrero, el mejor encendedor, etcétera-.. y comprarlos. Cabría imaginar un autómafaprovisto de uribolsillo en que metiese mecánicamente la maria y que llegaiaa ser el personaje más ilustre dela urbe.
· El Sol, 15 de mayo de 1927
JUVENTUD I
·. Las variaciones históricas no proceden nunca de causas externas al organismo humano, al menos dentro de unmismci périodo zoOlógico/Si ha habido catástrofes telúricas -·-diluvios, sumersión de continentes, cambios
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súbitos y extremos de clima-, como en los mitos más arcaicos parece recordarse confusamente, el efecto por ellas producido trascendió los límites de lo histórico· y trastornó.la especie como tal; Lo más probable es que el hombre nu ha asistido nunca a semejantes•catástrofes. La existencia ha sido,.porJo vist.o, siempre muy éotidiana; Los cambios más violentos que nuestra especie ha.conocido, los períodos glaciales, no tuvieron carácter de gran espectáculo. Basta que durante algún tiempo la temperatura media del año descienda cinco o seis grados para que la glacialización se prciduzca;,En definitiva, que los veranos sean un poco más frescos. La lentitud y suavidad.de este proceso da tiempo a que el organismo reaccione, y es ta reacción desde dentro del organismo al cambio físico del contorno es la verdadera variación histórica; Ccinviene abandonar la idea: de que el.medio mecánicamente modela la vida,.por. tarito, de que la vida sea uri procesci'de fuera adentro. Las modificaciones externas actúan sólo como excitantes de modificaciones intraorgánicas¡ son, más bien; preguntas a que el ser vivo responde ccin ub. amplio margen de originalidad imprevisible, Cada especie y aun cada variedad y aun cada individuo aprontará una respuesta más.o menos diferente, nunca idéntica. Vivir, en suma, ,es una operación que se hace de dentro afuera, y por eso las.éaúsas o principios de sus variac\ones hay,que,buscarc las en el interior del organisrno. ·' Pensando así, había de•parecerme sobremanera verosímil que en los más profundos y amplios fenómenos históricos aparezca más o menos claro el decisivo influjo de las diferencias biológicas más elementales. La .vida es masculina o femenina; es joven o es vieja. ¿Cómo se puede pensar que estos módulos elementalísimos y divergentes de la.vitalidad no sean gigantescos poderes plásticos de la historia? Fue, a mi juicio, uno delos descubrimientos sociológicos más importantes el que se hizo, va para treinta años, cuando se advirtió que la organización social más primitiva.no es sino la úripronta en fa masa colectiva de esas grandes categorías vitil.lés: sexcis yedades. La estructura más primitiva de la sociedad se reduce a dividir:los inc dividuos que la integran en hombres y mujeres y cada una de estas clases sexuales' en niños, jóvenes y viejos, en clases de edad. Las formas.biológicas rnismas fueron, por decirlo así; las priméras instituciones, ' Masculinidad y feminidad, juventud y senectud son dos parejas de potencias antagónicas. Cada una de esas potencias significa la movilización de l~ vida toda eI1 un sentido divergente de~ que lleva ~u ~ontraria. ,Vienen a ser como estilos diversos del vivir. Y como. todos .cóexisten en cualquier ins'· ,· · ... ' ' ' . Has:ta ei punto de cxisti~, e.n ciertos.p~eblos prhnitivos.dos idiomas, uno que hablan sólo los hombres y otro sólo para las mujeres. .,
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tante de la historia, se produce entre ellos una colisión, un forcejeo en que intenta cada cual arrastrar en su sentido., mtegra, la existencia humana. Para comprender bien una época 'es preciso determinar la ecuación dinámica que en ella dan esas cuatro potencias y preguntar: ¿Quién puede Í:násT ¿Los jóve~ nes o los viejos; es decir; los hombres 'maduros? ¿Lo varonil o fo femenino? Es sobremanera interesante perseguir en los siglos los desplazamientos del poder hacia una u.otra de esas potenéias: Entonces se advierte lo que de anc temano debía presumirse: que, siendorftmica toda vida, lo es también la histéirica,' y que los' ritmos fundamentales son precisamente los biológicos, es decir, que hay épocas enquepredomina lo masculino y otras señoreadas por los instintos de la feminidad¡ que hay tiempos de jóvenes y tiempos de viejos, Euelserhumano 1avida se duplica, porque al intervenirla conciencia la vida primaria se refleja en ella: es interpretada por ella en forma de idea, imagen; sentimiento• Y como 1a historia es, ante.todo, historia de la mente,. del alma, lo interesante será describir la proyección enla conciencia de esos predominios rítmicos, La: lucha' misteriosa que i:nantienen•en las secretas oficinas del organismo la juventud y la senectud, la masculinidad y la feminidad, se refleja en la conciencia bajo la especie de preferencias y desdenes. Llega una época que.prefiere, que estima más las calidades de la vida joven y pospone, desestima las de la vida madura o bieirhalla la gracia máxima en los modos femeninos frente·afos masculinos. ¿Por: qué acontecen estas variaciones de la preferencia, a veces súbitas? He aquíuna cuestión sobre la cual no podemos aún decir una.sola palabra clara1i · Lo que sí me parece: evidente es que nuestro tiempo se caracteriza por el extremo predominio de los jóvenes. Es sorprendente que en pueblos tan viejos como los nuestros y después de una guerra más triste que heroica, tome la.vida de.prontoun cariz de triunfante juventud. En realidad; como tantas otras cosas, este imperio de los jóvenes venía preparándose desde 1890, de!;de elfint:le siecle.Hoyde un sitio, mañana de otro, fueron desalo~ jados la madúrezyfa ancianidad:•en supuesto•se instalaba el hombre joven con'sus peculiares· atribu tos,• ·' :Yo no sé si este triunfo 'defa juventud será un fenómeno pasajero o una actitud profunda que la vida humana ha tomado y que llegará a calificar toda·ima'época; Es preciso•quepase algún tiempo para poder aventurar este :.· í J.r~Y.· sin duda, uri f~c~~¡.: qu-~ 2018.bOra eil estbs cambi~S _comO en tódós·Ios _d.el Orgátl'iSrrío tiené la condicióri inexorable de cansarse, de embotarse para un estúnulo y, al propio tiempo, rehabilitarse para el estímulo opuesto. Si en un estilo p_ictórico las figuras_aparecen en posición vertical, es sumamente probable que poco tiempo después siJrgirá otro· estilo con las:figuras·en·pOsición diagonal-(camóio de la
vivó~ petó meTesistá a conSidei"arló deci.Sivci. Es'él contraste. La Vida
pintura italiana de 1500 a 1600).
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pronóstico: El· fenómeno es demasiado reciente y aún no se ha podido ver si esta nueva vida in moda juventutis será capaz de lo que'ltiego diré, sin lo cual no es posible fa perduración de su triunfo. Pero si.fuésemos a atender sólo el aspecto del momento actual; nos veremos forzados a decir: ha habido en la historia otras épocas en que han predominado los jóvenes, pero nunca entre las bien conocidas 1 el predominio ha sido tan extremado y exclusivo. En los siglos clásicos de Grecia la .vida toda se organiza en tomo al efebo, pero junto a él, y como potencia compensatoria; está el hombre maduro que le educa y dirige. La pareja Sócrates"Alcibíades simboliza muy bien la ecuac ción dinámica de juventud y madurez desde' el siglo V al tiempo de Alejandro. El joven Alcibíades triunfa sobre la sociedad, pero es a condición de servir al espíritu que Sócrates representa. De este modo la gracia y el vigor juveniles son puestos al servicio de algo máscallá de ellos que les sirye de norma, de incitación y de freno. Roma, en cambio; prefiere el viejo al joven y se somete ala figura del senador, del padre defamilia; El«hijo», sin embargo; el joven actúa siempre frente al senador en forma de oposición. Los dos nombres que enuncian los partidos dela' lucha multisecular aluden a esta dualidad de'pdtencias: patricios y proletarios. Ambos significan «hijosw,,pero los unos son hijos de padre ciudadano, casado según ley de Estado y por ello herederos de bienes, al paso queel proletario es hijo en el sentido de la carne, no es hijo de. <> reconocido; es mero descendiente y no here~ dero, prole,'( Como se ve, la traducción exacta de patricio sería hidalgo). . Para hallar otra época de juventúd como la nuestra, fuera preciso dese cender hásta el Renacimiento. Repase el lector raudamente la serie de sazones europeas. El romanticismo que, con una u otra intensidad, impregna todo el siglo XIX, puede parecer en su iniciación un tiempo de jóvenes. Hay en él, efectivamente, una subversión contra el pasado y es un ensayo de afirmarse a sí misma la juventud. La Revolución había hecho tabla rasa de la generación precedente y permitió durante quince años que ocupasen todas las eminencias sociales hombres muy mozos. El jacobino y el general de Bonaparte son muchachosc Sin embargo, ofrece este tiempod ejemplo de un falso triunfo juvenil y el romanticismo pondrá de manifiesto su carencia.de autentitidad; El joven revolucionario es sólo el ejecutor de las viejas ideas confeccionadas en los dos siglos anteriores. Lo que el joven afirma entonces no es su juventud, sino principiosrecibidos: nadatanrepresentativo como el ,- : 1 ,.l_ No-s_e C?'Pi~c:a 1 _~ !llij~~c~o, el orige1__1_-d,e .~ie~tas cos~_ hµm~~íl?i. entre ellas,e1_Es~4o;,-~~11º S~_su,pon:~--e~ ~pqcas_i;nuy_priµlitivas ~~-ª· ~~pa ~~};rt.C?rme p~ed9rp.~nip .cJ.e los j~vf;~l!s.q~e ha ~e; jado, ·eD: efécú,>:·mucliOs Vestigios'positivos·en pueblos salVajes de1 pre.5erite. (Véase· ~iEl o;igeri deportivo del Estadoi~, eri el tomo II_de estas Obras Con1pletas):. ' · · -
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Robespiérre, el viejo de nacimiento. Cuando en el romanticismo se reacciona contra el siglo XVIII es para volver a un pasado más antiguo, y los jóvenes al mirar dentro de sí sólo hallan desgana vital. Es la' época de los blasés, de los suicidios, del aire prematuramente caduco en el andar y en el sentli. Eljoven imita en sí al viejo, prefiere sus actitudes fatigadas y se apresura a abandonar su moc.edad. Todas las generaciones del siglbXIX han aspirado a ser maduras. lo antes posible y sentían una extraña vergüenza de su propia juventud. Com" párese con los jóvenes actuales-.-varones y hembras,- que tienden a prolongar ilimitadam:ente su muchachez y se instalan en ella.como definitivamente, Si damos un paso atrás,caemos en el siglo.vieillot por excélencia,.el XVIlI, que abomina de toda calidad juvenil, detesta el sentimiento y la pasión, 'el cuerpo elástico y nudo; Es el siglo de entusiasmo por los decrépitos, que se estremece al paso de Voltaire, cadáver viviente que pasa sonriendo a sírnismó · en la sonrisa innn,merable de sus arrugas, Para extremar tal estilo de vida se finge en la cabeza la nieve de la edad.y la pelbca.empolvada cubretoda frente primaveral-hombre o mujel'-. con una suposición de sesenta años. Al llegar al siglo XVII en este virtualretroceso, tenemos que preguntarnos, ingenuamente sorprendidos:; ¿Dónde se han, marchado los jóve" n~? Cuanto vale en esta edad parece;tener cuarenta años: el traje, el uso,' los modales son sólo.adecuados a gentes de esta edad. De Ninón se estima la madurez, no la confusa juventud. Domina la centuria Descartes, vestido a la española, de negro. Se busca doquiera la raison e interesa más que nada la teología: jesuitas contrajansenio. Pascal, elniño genial,.es genialporque anticip·a la ancianidad de los geómetras. El Sol, 9 de junio de 1927
JL ;Todo gesto vital, o es uri gesto de. dominio. o un gesto de servidumbre.
Teitimn non datur. El gesto de combate que parece interpolarse entre ambos pertenece, en rigor, a uno u ótrcí estilo. La guerra ofensiva ~a inspirada por la seguridad en la victoria y anticipa el dominio. La guerra defensiva suele emplear tácticas.viles; porque.en elfondo de.su alma.elatacado estima más que a sí mismo al ofensor. Ésta es la causa que decide uno u otro estilo de ~ctitud. El gesto servil lo es porque el ser no gravita sobre sí mismo, no está se" guro de su propio valer y en todo instante vive comparándose con otros. ;Necesita de ellos eri Uiiáú ()tTá forrúa; iiecesitá de su aprobadóT!, pata· fr¡q:i'quilizarse, cuando no de su benevolencia y su perdón. Por eso el gesto lleva
siempre una referencia al prójimo. Servir es llenar nuestra vida de actos que tienen valor sólo .porque otro serlos aprueba o aprovecha, Tienen sentido . miradosdésde la vida dé este otro ser, no desdela,vida nuestra. Yéstaes, en principio;la servidumbre:. vivir desde otro, no.desde sí mismo. El esp.lci ,de <:lominio, eh· cambio, no implica la victoria. Por eso. aparece · con más pureza que nunca.en.dertos .casos .de guerra defensiva que concluyeron con la completa derrota del defensor. El caso de Numancia.es ejemplar. Los numantinos poseen una fe inquebrantable en sí mismos. Su larga carne paña frente a Roma comenzó por ser de ofensiva. Despreciaban al enemigo y, en efecto, ló derrotaban una vez y otra1. Cuando más tarde; recogiendo y organizando mejor, sus fuerzas superiores, Roma aprieta a Ntimancia, ésta, se dirá, toma la defensiva, pero, propiamente, no se defiende, sino que más bien se aniquila, se.suprime. El hecho.material de la superioridad de fuerzas en el enemigo invita.al pueblo de alma dominante a.preferir su propia anu:lación, Porque sólo sabe vivir desde stmismo, y la.nueva forma de existencia que eldestirto le propone,....,.servidumbre= le es inconcebible, le.sabe.a neg~c ción del.vivir mismo; por tanto; es la muerte. En las; genetaciones anteriores Ja juventud. viVía preocupada de la madurez. Admiraba a los mayores, recibía de ellos las normas-en arte,.ciencia; política, usos y.régimen de vida-.-., esperaba su aprobación y .temía su enojo. Sólo se entregaba a sí misma, a lo que es peculiar de tal edad, subrepticiamenq: y como al margen. Los jóvenes sentían su propia juventud como una transgresión de. lo. que es debido. Objetivamente se manifestaba esto en el hecho de que la vida social no estaba organizada eh vista de ellos. Las costumbres, los placeres públicos habían sido ajustados al tipo. de vida propio para las personas maduras, y ellos tenían que contentarse con las zurrapas que éstas]es dejaban o lanzarse.a la calaverada. Hasta en elvestir se veían forzados a imitar a los viejos: las modas estaban inspiradas enla conveniencia de la gente mayor. Las muchachas.soñaban con_ el momento en que se pondríah:«ddargo», es.decir, en que adoptarían el traje des.ns madres. En súma,.Iajuventud viVía en servidumbre de la madurez. _, El cambio acaecido en este punto es fantástico. Hoy la juventud parece dueña indiscutible de la situación, y todos sus movimientos van saturados de dominio; En su•gesto trasparece bien claramei,ite que•no se.preocupa lo más mínimó de laotra edad: El jmi:en actual habita hoy su juventud con tal resolución.y denuedo,. cantal abandono y seguridad, que parece existir sólo
/;:-· .··~ _·,; EÍ,-q~~ q~f1i_cia cOritáhi~s Ca,n aigtln d~tllíie_'tri:~~~á·d~ ~Üm~cia;I~ conSe~~en~ias que ·traJO pára la vida romana, cambiós politié:os, refor±na tleias·inStitucibbes, etcétera, haría úna bue~a:.ohra •. P~rque:el paraleliSmo·con el momentci pfesente de Españá es sorprehdente y.luminoso.
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en ella. Le trae perfectamente sin cuidado lo que piense de ella la madurez; es más: ésta tiene a sus ojos un valor próldmo a lo cómico." Se han mudado las tprnas. Hoy el hombre y la mujer:ma:duros viven casi azorados, con la vaga impresión de que casi no tienen derecho a: eldstir; Advierten la invasión del mundo por la mocedad como ,taJ y comienzan a hacer gestos serviles. Por lo pronto, la imitan en el vestir. (Muchas veces he sostenido que las modas no eran un hei::lío' frívolo, sino un feriómeno,de gran trascendencia histórica, obédiente a causas profundas; El ejemplo presente aclara con sobrada evidencia esa afirmación)> .' , , , :' ,,: : ,, . '.Las m~das actuales están pensadas para cuerpos juveriiléS, y es tragi~ com1ca la s1tua:ción de padres y madres que se ven obligados a imitarwsus ,~jos~ hijas enlo indumentario. Los que ya estamos muyenfacima dela VIda nos encontramos con la inaudita necesidad de tener que desandar uti poco del camino de la vida, como si lo hubiésemos errado, y hacemos_, ·. de gra:do o n,a-:- más jovenes de lo que samas. No,se trata de fingirunaínocedad que se ausenta de nuestra persona, sino que el módulo adoptado por fa vida objetiva es el juvenil y nos fuerza a su adopción. Como con el vestir acontece con todo lo demás. Los usos, placeres, costumbres, modales; están cortados a la medida de los efebos. · · · , . ' . · : Es Curioso, formidable,' el fenómeno e invita a ésa humildad y devoción ante el poder, a la vez creador e irracional; dela vida que yo fervorosamente he recomendado,durante toda la mía, NóteseAue en toda Europa la eldsc tencia social es~á hoy'organizada para que'puedan vivir a gusto sólo los jó" venes de las' clases medias; Los mayores y fas' aristocracias se hari qiiedado fuera de la circulación vital, síntoma en que se anudan dos factores distintos -juventud y masa- dominantes ,en la dinámica de este tiempo. El régimen de vida media se ha perfeccionado -por ejemplo, los placeres-, y; en cam~io, la: aristocracias no han sabido crearse nuevos refinamientos que las d1stanc1en de la masa. Sólo queda para: ellas la compra de objetos más caros, pero delmismo tipo general, que los usados'por el honíbie medio: Las aristocracias, desde 1800 en lo política y desde 1900 en lo social; han sido arrolladas, y es ley de fa historia que las aristocracias na pueden ser arrollada:s;sino cuando previamente•han caído en irremediable degeneracion?, •'' i: ·· ·· Pero hay un hecho 1que subraya más que otro alguno este triunfo dela juventud y revela hasta:qué punto es profündb •el trastorno de valores en Europa: ~e refiero al entusiasmo por el cuerpo.' Cuando se pierisa· eri lajuvenc tud, s~ prensa ante todo en elcuerpo. Por varias razones; en primer lugar, el ~hI!~ 9,~~11-' 1:1n.fresc()r1.1:1ás pr()lpngac1o, que a v~ces llega~ ornar layejei de la persom¡; en segundo lugar, elalma es más perfecta én Cierto momento de la madurez que en la juventud. Sobre todo, el espíritu ·-··-inteligenci~y 64
voluntad-. es,.si:p. duda, más vigoroso en la plena cima de la vida que en su etapa ascensional. En cambio, el cuerpo tiene.su flor-.su ahmé, decían los griegos-.. en la estricta juventud; y; viceversa, decae infaliblemente cuando ésta se traspone. Por eso, desde un punto de vista superior a las oscilacionéS históricas,.por decirlo así, sub specie aetemitatis, es indiscutible que la juventud rinde la mayor delicia al ser mirada, y la madurez, al ser escuchada. Lo admirable del mozo es su exterior; lo admirable del hombre hecho es su intimidad.. Pues bien: hoy se prefiere el cuerpo al espíritu. No creo que haya síntoma más importante en la eldstencia europea actual. Tal vez las generaciones anteriores han rendido démasiádo culto al espíritu y-.salvo Inglaterrahan desdeñado excesivamente a la carne. Era conveniente que el ser humano fuese amonestado y se le recordase que no es sólo ahna, sino unión mágica de espíritu y cuerpo. EL cuerpo es por sí puerilidad. El entusiasmo q~e hoy. despierta ha inurídado de infantilismo la.vida continental; ha afüijadola tertsióndeintec lec to yvoluntad en que se retorció el siglo XIX, arco demasiado tirante hacia metas demasiado'problemáticas. Vamos a descansar un rato en el: cuerpo. Europa-.-cuando tiene ante sí los problemas m.ás pavorosos.. · se entrega a.unas vacaciones: Brinda elástico el músculo del cuerpo desnudo detrás de un balón que declara francamente su desdén a toda trascendencia volando por el aire. con aire en su: interior, Las Asociaciones de estudiantes alemanes harí solicitado enérgicamente que se redu:zca el plan de estudios universitarios.La razón que daban no era hipócrita: urgía dismiu:uir las horas de estudio porque ellos necesitaban el tiempo para sus juegos y diversiones, para «vivir la vida». ¡:!ste gesto dominante que hoy hace la juventud me parece magnífico. Sólo me ocurre una reserva mental. Entrega tan completa a su propio momento es justa en cuanto afirma el derecho de la mocedad como tal; frente asu antigua servidumbre. Pero ¿no es exorbitante? La juventud, estadio de la vida, tiene derecho a sí misma¡ pero a fuer de estadio va afectadainéxorablemente de un carácter transitorio. Encerrándose en sí misma, cortando los puentes y quemando las naves que conducen a los estadios subsecuentes, parece declararse en rebeldía y separatismo del resto de la vida. Si es falso que eljovenno debe hacer otra cosa que prepararse a servieja,tampoco es parvo eriór eludit.por completo esta c~titelá. f'ues. es el caso \'J.lÍe la yida, objetivamente, necesita·dda madurez; portanto, que la juventud también la necesita. Esprecipo organizar la eldstencia: ciencia, técnica; riqueza, saber yital, creaciones de todo orden, son reqm:Ijdas para que)a juventud pueda alojarse y divertirse. La juventud deaho~a; tan gloriosa, corre eLriesgo de
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anibar.a una madurez inepta: Hoygoza,el ocio floreciente que le han creado generaciones sin juventud1• • ·Mf entusiasmo por el carizjuvenil que la vida ha adoptado no se detiene más que ante este temor.'¿ Qué van·a hacer a los cuarenta años los europeos futbolistas? Porque el mundo es ciertamép.te un balón, pero.con algo· más que aire dentro. · · ·
El Sol, 18 de junio de 1921 · ·¿MASCULINO O FEMENINO? ·. ,.
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··N ó hay duda que nuestro tieníp'o es í:féínpo dejóvenes. El péndulo de
la'historia; siempre'inquieto; asciende ahoia,por el cuadrante «mocedad». El núevo estilo de vida ha comenzado no hace mucho, y ocurre que la gec neración próxima ya a los cuarenta años ha sido una' de.las más infortunadas:que han existido;; Porque cuando era joven reinaban todavía en Europa los viejos, yahora que ha entrado en lamadurez'encuentra que se ha transferido el imperio a la mocedad. Le ha faltado; pues, la hora ddriunfo y domi~ nio, la sazón de grata coincidencia con el ordenreinante en la vida; En suma: que ha vivido siempre al revés que el mundo y, conio el· es turión,· ha tenido que nadar sin descanso contra la comente del tiempo. Los más viejos y los más jóvenes desconocen est:e duro destino de no haber flotado nunca; quiero decir de no haberse sentido nunca la persona como llevada por un elemento favorable, sino que un día tras otro y lustro tras lustro tuvo que vivir en vilo, sosteniéndose a pulso sobre el nivel de la existencia. Pero tal vez esta misma imposibilidad de abandonarse un solo instante la ha disciplinado y purifica.do sobremanera. Es la generación que ha combatido más, que ha ganado en rigor más batallas y ha gozado menos triunfos'. .
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! De.Sde Un punto ·ae-VisUtfuá'.s gerieritl, que,·pot 10 tarith,·n·a- contradice lo dicho' ahóra, tie-
ne sentido .gecir.q~e la vida no es s.ino j~ventu~ o que en la juventud culmina la vida, a· que vivir ~: rer j?~e_n, _Y lo d~rnás es des~Vir_.,_rf7_r9 ~t!J yal,e p_ara u~ c~ncepto ~~ minucios9 d~ juventud ~peel~ad_óh_abitualine~tey_aquee5t~e05ayoseaco_g~. _"· . _, _· _ ·' _· _- · _ · ·' -· i Uri ejemplo de 'esos combates-en. qUe)a victoria efectlvaino ha dado, sin· embargo~· el ~rlu~Jo al-_c_olllbatiente, puede yer~e.~n el pr4~.n púlJlicó.· Li:!s·q_ue han combatido y en ~ealidad V~l}~i?i;i !1.1~,~~j;J_ J!i;Jlf.tjca:pseudopa.~~1:1-tn~nta~.ª~ ?ansid9 l~s (lintelectuales)> _d_é ~a ge11_erac.iótl. Y, sin errí~tírgo;' Por razones' dé 'CúribSO espejisjrio ~isfóriCO: triunfó'IO hall ioztidó quienes no cOmbatierori nunca ese régimen' mientras füe iJodfro'.so;
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Mas dejemos por ahora intacto el tema dé esa generación intermediaria y retengamos la atención sobre el momento actual.No basta decir que vivinios en tiempo de juventud, Con ello no hemos hecho más que definirlo dentro del ritmo de las edades, Pero a la vera de éste actúa sobre la substancia historica el •ritmo de los sexos. ¡Tiempo de juventud! Perfectamente. Pero ¿m;sculin~ o femenino? El problema es más sutil; más delicado-·casi indiscreto. Se trata de filiar.el sexo de una época: · Para acertar en ésta, como en todas las empresas de la psicología histórica;,es·preciso tomarun punto de vista elevado, libertarse de ideas angostas sobre lo queesmasculinO ylo que es femenino. Ante todo, es urgente desasirse deltrivial error que entiende la masculinidad principalmente en su relación conla'mujer. Para quien piense asi', esmuyinasculino el caballero bravucón'quése ocupa ante todo en cortejar a' las damas y hablar de las bue~ nas hembras. Éste era el tipo de varón dominante hacia 1890: traje barroco, grandes levitas cuyas haldas capeábail'al viento., plastrón, barba de>m?squetero, cabello envo!Utas; unduelo'al mes: (El buen fisonomista defas modas descubre pronto la idea que ·inspiraba a ésta: la ocultación del cuerpo viril bajo una profusa vegetación de tela y pelambre. Quedaban sólo a la vista, níanos, nariz y ojos. El resto era falsificación\ literatura textil, peluquería. Es una época de profunda insinceridad: discursos parlamentarios y prosa · · · . · de <
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La veracidad, pues, me fuerza a decir que todas las épocas masculinas dela historia se caracterizan por la falta de interés hacia la mujev. Ésta queda relegada al fondo de la vida, hasta el punto de que el historiador, forzado a una óptica de lejanía, apenas si la ve. En el.haz histórico' aparecen sólo hombres, y; en efecto, los hombres viven.a.la sazón sólo con hombres. Su trato normalconla mujer queda excluido dela zona diurnay luminosa en que acontece lo más valioso de la vida; y se recoge en la tiniebla; en el subterráneo de las horas inferiores, entregadas a los puros instintos-.sensuali- · dad, paternidad, familiaridad. Egregia ocasión de masculinidad fue el siglo de Pericles, siglo sólo para hombres .. Se vive en público:.ágora, gimm¡1sio, cam-. pamento, trirreme. El hombre maduro asiste los juegos .de los efebos desnudosy se habitúa a discernir las más finas calidades de la bellezavaroriil, que el. escultor va a comentar en el mármol. Por su parte, el• adolescente bebe en el aire ático la afluencia.de palabras agudas que brota de.los viejos dialécticos, sentados en !Os pórticos con la cay~cÍá en la axila, ¿La mujer?;., Sí; a últ:iriia hora, en el banquete varonil; hace ~u entrada bajo la especie de' flautistas y danzarinas que ejecutan sus humildes destrezas, al fondo, muy alfando.de la escena, como sostén y pausa a· la conversación que languide~ ce; Alguna vez, la mujer se adelanta un poco: Aspasia. ¿Por qué? .Porque ha aprendido el saber de los hombres, porque.se hamasculinizado. Aunque el griego ha sabido esculpir famosos cuerpos de mujer, su interpretación dela belleza femenina no logró despr!!nderse dela preferencia que sentía por la belleza del varón. La Venus de Milo es una figura másculo 7 femínea, una especie de atleta con senos.Y es.un ejemplo de cómica insin" ceridad que haya sido propuesta imagen tal al entusiasmo de los europeos durante el siglo XIX, cuando más ebrios vivían de romanticismo y de fervor hacia la pura, extremada feminidad. El canon del.arte griego quedó inscrito en las formas del muchacho deportista y cuando esto no le bastó prefirió soñar con el hermafrodita., (Es curioso adver.tir que la sensualidad primeriza del niño le hace normalmente soñar con el hermafrodita; cuando más tarde separa la forma masculina de la femenina sufre-por un instante=- amarga desilusión. La forma femenina le parece como una mutilación dé la masculina; por tanto, como algo incompleto yvulnerado) 1:· Sería un error atribuir este masculinismo, que culmina en el siglo de Pericles, a una nativa ceguera del hombre griego para los valores de feminidad, y oponerle el presunto rendimiento del germano ante la mujer.La ver~
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dad es que en otras épocas de Grecia anteriores a la clásica triunfó lo femenino, como en ciertas etapas del germanismo domina lo varonil. Precisamente . aclara mejor que otro ejemplo la diferencia entre épocas de uno y otro sexo . lo. acontecido en la Edad Media, que por sí misma se divide en dos porciones: la primera, masculina; la segunda, desde el siglo XII,femenina. ·· .En li primera, Edad Media la vida•tiene más rudo cariz. Es preciso guec rrear cotidianament¡;, y ala noche, compensar el esfuerzo con el abandono y el frenesí dela orgía. El hombre vive·casi siempre.en campamentos, sólo con otros hombres, en perpetua emulación con ellos sobre temas viriles: esgrima, caballería, qaza, bebida, El hombre, como .dice un texto d~ la época, no.«debe separarse hasta• la muerte de la crin de su 'caballo Y• pasará su vida a la sombra delalanza»:Todavía en·tiempo de: Dante algurtos.nobles,)os Lamberti, los So!danieri, conservaban, en efecto; el privilegio de ser enterrados a tabailo'. , ... En.tal paisaje moral, la mujer carece de papel y no interviene en lo que podemos llamar vida de primera clase. Ent<7ndámonos: en todas las époéas se ha .deseado ala mujer, pero no·en todas se la ha estimadoc.Asi.en esta bronca edad. La mujer. es botín de guerra. Cuando el germano de estos sic glos se ocupa en idealizar la mujer, imagina la walltiria, la hembra belige7 rante, virago. musculosa que posee actitudes y destrezas. de varón. Esta. existencia de áspero régimen crea las bases•primeras,.el subsuelo del porvenir europeo. Merced a ella se ha conseguido ya en el siglo XIIacu~ mular alguna riqueza, contar con un poco de orden, de paz, de bienestar. Y he aquí que rápidamente, como en ciertas jornadas de. primavera, cambia la faz de la historia. Los hombres empiezan a pulirse en la palabra y en el modal. Ya no se aprecia el ademán bronco, sino el gesto mesurado, grácil.A la continua pendencia sustituye elsolatz e depo1t-'-que quiere decir conversación y juego. La mutación. se debe .al ingreso de la mujer en el. escenario d.e la vidá pública: La Corte. de los Carolingios era. exclusivamen.te masc.ulina. Pero en el siglo.XII las altas damas de Provenza y Borgoña tiei:ien la audacia sorprendente de afirmar, frente al Estado de los guerreros y frente aJa Iglec sía de los clérigos, elvalorespecífico de la, pura feminidad. Esta nueva forma de vida pública, donde la mujer es el centro, contiene el germen de lo que, frente a Est~do e Iglesia, se va a llamar.siglos más.tarde<>; pero no .como la antigua corte.dé guerra.y de justicia, sino. «corte, de aman>. Se trata, nada.menos, de todo un nuevo estilo. de.cultura y de,vidac;.
El Sol, 26 de junio de 1927
Tengo idea de que Freudse ocupa minuciosarnent'e de este hecho. Como hace'diecisé.is
años que lefa este autor, no.recuerdo. bien en qué,obratrata del asunto; pero con alguna proba-
bilidad dirijo al lector hacia la que entonces se titulaba Tres ensayos sobre teorlasexual.-
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Véase la Cronaca, de Fra Salirnbene. (Panna 1 1857,págs. 9.4-102);,
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·· . Se.trata, nada menos 1 de todo un 'nuevo estilo de cultura y de vida. •Por-· que hasta el siglo XII no se había encontrado la manera de' afirriiar la delicia de la existencia, de lo mundanal frente al enérgico «tabú» que sobre todo lo terreno había hecho ca'er la Iglesia. Ahora aparece la cortezia triunfando de lacler~zia. :Y la cortezia•'es ante todo el régimen de vida que va inspirado por el entusiasmo hacia la mujer. Se ve en ella la norma y el centro de.la creadón. . Sinla•violencia del•combate o delanatema,suavísirnamente, la feminidad se eleva· a máximó poder histórico. ¿Cómo aceptan este yugo el guerrero yel sacerdote; en;cuyas manos se hallaban todos' los medios de'la lucha? No Ca~e mas claro. ejemplo d~ la fuerza mdomab!e que el «Sentir del tiempo» pose~: En rigor, es tan poderoso que no necesita combatir. Cuando llega, montado.sobre los nervios de.una nueva generación, sencillamente se instala·en el tnunda·corn:o:en una propiedad indiscutida. · ' , . • . .,· ' ·· · ' La.vida·del varón pierde el módulo de!~ etapa masculina y seconfor~ ma al' nuevo estilo. Sus, armas prefieren al combate la justa y el torneo, que están ordenados para ser vistos por las damasi Los 'trajes de los hombres comi~nzan a i:11itarlas lineas deltraje femenino, se ajustan ala cinttiray se de~c?tan baJO el cuello:El poeta deja un poco la gesta en que se canta al héroe varonil y tornea la trova que ha sido inventada • · · ; · • ¡; sol perdonmas lauzar1.•
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· ·El caballero desvía sus ideas feudales hacia la mujer y decide servir a una dama, cuyadfra pone en el escudo. De esta época proviene el culto a la Virgen María, que proyecta en las regiones trascendentes la entronización de lo femenino, acontecida en el orden sublunar.La mujerse hace ideal del hombre, y llega a serla forma de todo ideal. Por eso en tiempo de Dante la figura'femenina absorbe elofidoalegórico d~todo lo sublime,detodo lo aspirado: Al fü1yakabo, consta por el Génesis quelamujer no está hecha de barro; cbmo·elvatón, sino que•está hecha de sueño de varón. ' ' 1 • Ejercitad~ I~·pnpila en estos esquemas de pretérito, quefacilmentepodnamos·~uluphcar, se vuelve al panorama actual y reconoce al punto que nuestro tiempo no es sólo tiempo de juventud, sino de juventud masculinal El am~ del mundo es hoy el muchacho. Y lo es, no porque lo haya conquisL tado, smo a fuerza de desdén. La mocedad masculina se afirma a sí misma se '
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Sólo para álabar- a lá.S 'ditma.5~ diCi! el trovadOi-- Gi~ud de Boinelh. ,
entrega a sus gusto.s y.apetitos, a sus ejercicios y preferencias,.sin preocupai-se del resto, sin acatar o rendir culto a nada que no sea su propia juventúd. . Es sorprendente la resolución y la unanimidad con que los jóvenes han . decidido no «servirn a nada ni a nadie; salvo a la idea misma de fa mocedad. Nada parecería hoy más obsoleto que el' gesto rendido y curvó ton que el caballero bravi.icón de 1890 se acercaba a la mujer para decirle una frase galante, retorcida como una viruta. Las muchachas han perdido el hábito.de ser galanteadas, y ese .gesto en que hace treinta años rezumaban todas las resinas de la virilidad, les olería hoya afeminamiento. Porque la palabra afeminado. tiene dos sentidos muy, diversos. Por uno de. ellos Significa el hombre anormal que fisiológicamente es un poco mujer. Estos individuos monsttuosós existen en:todos'lositiempos,.como desvia~ ción fisiológica de la especie; y sti carácter patológico' les itnpide represen7 tar la normalidad de ninguna época. Pero en su otro sentido, «afeminado» significa sencillamente homme d femmes, el hombre muy preoqupado dela mujer, que gira en tomo.de ella y dispone sus actitudes y:persona en vista de un público femenino. En tiempos de este sexo, esos hombres parecen muy hombres; pero cuando sobrevienen etapas de masculinisrno se ,descubre ló .que en ellos hay de efectivo afeminamiento, pese a su aspecto de matamoros. . Hoy; como siempre que los valores masculinos han.predominado,, el hombre estima su figura más que la del sexo contrario, y con;;ecnentemente, cuida su·cuerpo y tiende a ostentarlo: El viejo «afeminado» llama a .este nuevo. entusiasmo de los jóvenes por el cuerpo virily a ese esmero con que lo tratan afeminamiento, cuando es todo lo contrario. Los muchachos conviven juntos en los estadios y áreas de deporte. No les interesa más que su juegoy la mayor o menor perfección. en las posturas o.en la destreza. Conviven, pues, en perfecto concurso y emúlación, que versan sobre calidades viriles. A fuerza de contemplarse en los ejercicios donde .el cuerpo· aparece exento de falsificaciones textiles, adquieren una fina percepción de la'belleza física:varonil, que cobra a sus ojos un valor enorme. Nótese que sólose estima la ex<;elencia .en las cosas de que se, entiende. Sólo estas excelencias, claramente percibidas, arrastran el ánitno y lo sobrecogen1• De aquí.que fas modas masculinas hayan tendido estos añ.os a subrayar la arquitectura muscular del hombre joven, simplificando un tipo de traje tan poco propicio para ello corno el heredado del siglo XIX. Era menester
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_ _1 -Por esto l~ estimació~ d~i"esctjtor e~·~~ña _es ~ie;~pré 'fa~.~ Y, tllá~ bÍe~ obra~~ 1a buena vo1untad que de sincero entusfasmo: En cainbiO; en Fra.n:Cia ti'en'e, el escritor ~n formidable-poder social. Simplemente, porque los franceses entienden-de literatura.
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que bajo los tubos o cilindros.de te.la en que este horrible traje consiste; se afirmase el cuerpo del futbolista: • " · Tal vez desde los tiempos griegos rio se ha.estimado tanto la belleza masculina' como ahora; Y el buen observador nota que nurica las mujeres han hablado tantoycon tatdescaro como.ahora de los hombres guapos: Antes, sabían callar•su entusiasmo por la belleza de un varón, si es que la. sentían. Pero~ además, conviene apuntar qué ia sentían mucho menos que en la actualidad. Un viejo psicólogo habituado a meditar sobre estos asuntos, sabe que el entusiasmo de la mujer por la belleza corporal del hombre, sobre todo poda belleza fundada énla corrección atlética, no es casi nunca espontáneo. Al oír hoy con tarifa frecuencia el cínico' elogió delhombie . guapo brotando delabios,femeninos; envez·.decolegidngenuamentey sin más: «A la mujer de'l927le gustan superlativamente los hombres guapos»; hace un descubrimiento más hondo: la mujer de 1927 ha dejado de acuñar los 'valbres por sí misma y acepta un punto de yista de los hombres que·en esta fecha sienten, en efecto, entusiasmo podá espléndida figura del atleta. Ve, pues, en 'ello im síntoma de primera categoría, que revela el predominib del punto de vista varonil.•::' •· No sería objeción contra éste q'ue alguna lectora, perescrutando siriceramente en su interior, reconociese que no se daba cuenta de ser influida en su estima de la belleza masculina por el aprecio que de ella hacen los jóvenes. De todo aquello que es un impulso· cólectivo y empuja la vida histórica entera 1en una·u otra direcciónrio' nos damos cuenta nunca, como no nos damos cuenta del movimiento estelar que lleva nuestro·planeta; ni de fa faena química en que se ocupan nuestras células. Cada cual cree vivir por su cuenta, en virtud de razones que supone personalísimas. Pero el hecho es que bajo esa superficie de nuestra conciencia actúan las grandes fuerzas anónimas; los poderosos alisios de la historia, soplos gigantes que nos movilizan a su capri.cho. , Tampoco sabe bien fa.mujer de hoy por qué fuma, por qué se viste como se viste; por qué se afana en deportes físicos. Cada una podrá dar su razón diferente, qu'e tendrá alguna verdad, pero n·o la bastante. Es mucha casualidad que alpresente el régimen de la existencia femenina errlos órdenes más diversos coincida siempre en esto: la asimilación alhombre. Si en el siglo XII el varón se vestía como ll:j mujeryhai::ía bajo.su inspiración versitos dulcilluos, hoy la mujer imita al hombre en el vestir y adopta sus áspe~ ros juegos. La mujer procura hallar en su corporeidad las líneas del otro sexo ..Por eso lo 11\ás característico delas modas actuales no es la exigüidad del eJ:lcubnIIlü:!lto, sine¡ to.de¡ l[¡ corii:r!ITic¡. Bastaconiparar el traje de hoy con el usado en la época de otro Directorio mayor-·1800-para descubrir la 1
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esencia variante, tanto más expresiva cuanto mayor es la semejanza. El traje Directorio era también una simple·túnica, bastante corta, casi.como la de . ahora. Sin embargo, aqueldesnudo•eraunperverso desnudo·demujer. . Ahora; la mujer va desnuda como un muchacho~ La dama Directorio acentuaba, ceñía 'y ostentaba el atributo femenino por excelencia: aquella túnica era el más.sobrio. tallo para sostener la flor del seno. El traje actual, aparentemente tan generoso en la nudificación, oculta, en cambio, anula, escamotea, el seno femenino. Es una equivocación psicológica explicar las modas vigentes por un supuesto afán de excitar los sentidos del varón, que se han vuelto un poco indolentes. Esta indolencia es un hecho, y yo no niego que en el detalle de la indumentaria y de las actitudes influya ese propósito incitativo; pero las líneas generales de la actual figura femenina están inspiradas por una intención opuesta: la de parecerse un poco al hombre joven. El descaro e impudor de la mujer contemporánea son, más que femeninos, el descaro y el impudor de un muchacho que da a la intemperie su carne elástica. Todo lo contrario, pues, de una exhibición lúbrica y viciosa. Probablemente, las relaciones entre los sexos no han sido nunca más sanas, paradisíacas y moderadas que ahora. El peligro está más bien en la dirección inversa. Porque ha acontecido siempre que las épocas masculinas de la historia, desinteresadas.de la mujer, han rendido extraño culto al amor dórico. Así en tiempo de Pericles, en tiempo de César, en el Renacimiento. Es, pues, una bobada perseguir en nombre de la moral la brevedad de las faldas al uso. Hay en los sacerdotes una manía milenaria contra los modistos. A principios del siglo XIII nota Luchaire, «los sermonarios no cesan de fulminar contra la longitud exagerada de las faldas, que son, dicen, una invención diabólica»'. ¿En qué quedamos? ¿Cuál es la falda diabólica? ¿La corta o la larga? A quien ha pasado su juventud en una época femenina le apena ver la humildad con que hoy la mujer, destronada, procura insinuarse y ser_tolerada en la sociedad de los hombres. A este fin acepta en la conversación los temas que prefieren los muchachos, y habla de deportes y de automóviles, y cuando pasa la ronda de coch-tails, bebe como un barbián. Esta mengua del poder femenino sobre la sociedad es causa de que la convivencia sea en nuestros días tan áspera. Inventora la mujer de la cortezia, su retirada del primer plano social ha traído el imperio de la descortesía. Hoy no se comprendería un hecho como el acaecido en el siglo XVII con motivo de la
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Achille Luchaire: La saeiété fran,aise au ternps de Pliilippe-Auguste; pág. 376.
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beatificación de varios santos españoles -entre ellos, San Ignacio, San Francisco Javier y Santa Teresa de jesús,. El hecho fue que la beatificación sufrió una.larga demora pqr la disputa surgida entre los cardenales sobre · quién habría de entrar primero en la oficial beatitud: la dama Cepeda o los varonesjesuitas. .• i
CHARLA, .NADA MÁS
El Sol,3 de julio de 1927
<<]osé Ortega ~asset-·-Hotel Ritz..--J3arc~lona.-Esperamos su artículo 1
para el domingo. Le prometo que será corregido cuidadosamente.- Félix Lorenzo».· Es usted, querido director, muy tierno con-las posibles erratas de.mi futuro artículo; pero conmigo es usted un cómitre cruel. ¡No me deja usted ni.una semana de vacación, de ocio divinal Busco en un viaje superfluo la evasión,.intento.pór intermisión.de distancia ponerme fuera del alcance de suféiula inexorable. Todo en vano. Dócil al cómitre, eltelégrafotrans.mite ellatigazo, y el forzado tendrá que bqgar también esta semana, poner lama.e no en el remo lítj.co, encorvar el dorso sobre el banco.
¡ ':
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Sin embargo, un artículo es esta vez. imposible: Cuando se viaja no se pueden escribir artículos. Sobre todo, cuando se viaja como yo viajo, a la manera de Salón, theoríes héinehm, ¡para ver, para ver! Hay dos formas de concentración espiritual-alguna vez he hablado de ello-:-: la concentración hacia dentro y la concentración hacia afuera, Para escribir, para meditar, es predso .recogerse hacia el interior, reconcentrarse, volver laatenciótLde espaldas al mundo y operar sobre.el botín que dentro se tenga. Mas cuando se viaja, nuestro organismo adopta la actitud inversa:, anula toda actividad.interior y envía su atención a la periferia. Somos puros ojos, puros.oídos, piel, pituitaria. Vivimos sólo en la línea de nue5tras fronteras con el mundo del cual aspiramos a recibir la mayor cantidad posible de datos. Solicitado, atraído por el contorno, el que viaja se siente íntimamente vacío, sin peso, con una inesperada capacidad de flotación, dulcemente entregado a delicias a~rostáticas. Se conwrende muy bien que s.uela recome~darse elviaj e para c.i,irar_se de pi;eocupaéiones. M~cánicamente, el trashumarva 4esplafil]:1do la atención de dentro afuera, mengua la reconcentración, se dilatan. los
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poros del dintorno, y por elliis; a un tiempo; escapa la atmósfera confinada · de lo íntimo, y entran, como pájaros de. estío, las imágenes volantes de lascosas'. Como desde nuestro c;entro íntimo no opm1emos a éstas la menor resistencia, se adueñan de nosotros y nos arrastran a una existencia·vaga, entre ensueño y vigilia. Un ejemplo de esta vida en la periferia, enlas puras imágenes de los sentidos, es el poder que al llegar a una gran ciudad cobran sobre el viajero los carteles de anuncios. Yo recuerdo, hace años, haber vivido unos días en París sin hacer otra cosa que galopar por los aires sobre el potro bermejo del vermut Cinzano. El viajero, al ser libertado de su paisaje habitual y exonerado de la preocupación, vuelve siempre un poco a la niñez. ¿Por qué se obstina usted, querido director, llamándome a la seriedad del folletón, en arrebatarme este don de puericia que el vlaje me proporciona? Estoy aqui, surto en el hotel¡ puerto de humanidades. Estos hoteles Riiz -una de las creaciones más perfectas de nuestro•tiempo-··existen' en todas las partes del mundo; pero, estén donde estén,,su clima es el mismo; como lo demuestran las palmas idénticas que producen sus idénticos halls y el florecimiento de su decoración Luis XVI sobre los techos y'los vanos de las puertas.La seguridad que ofrecen aLviajero de encontrar en los lugares más di~ versos del planeta este rincón tle identidad, donde todo le es familiar, donde nada:es nuevo. problema; •contribuye sobremanera a la delicia de los viajes, Porque un exceso de diferencia es penoso, y convienepoderalojarse enlo•habitual para desde allí gozar de lo divergente. 'Los hoteles Ritz han creado ·mi.a vulgaridad nueva, una vulgaridad lujosa, pulida;-brillante, pero, sin duda alguna, vulgar. Es el tópico repujado, el lugar común de oro en que nos irlstalamos como en una butaca cómoda ... Al fondo del comedor, los mismos «tziganos» tocan el mismo vals de arrastres románticos, cuyas volutas melódicas caen inevltables sobre las mesas, junto al plato con los rizos de mantequilla. :Para los que pasan ante fas puertas giratorias de estos hoteles sale de ellos una bocanada de promesas deleitables; de fiestas•refinadas,.de orgías luminosas;•defrenesíesyperversiones.c. Eique vive dentro•sabemuybien -y'es el encanto mayor de estos lugar~ que el ambiente de un hotel'Ritz se.parece sobremanera al de un balneario de reumáticos. En medio de lá.s urbes populosas; hirvientes; inquietas; son un remanso de paz imperturba~ daydesólidasvirtudes. ··i · ;; •
1 Acom¡jañ-ii ·a 'este-c'ánibio-un Íeiiómerio fiS:iolÓgiC'o Para1e1á: El 'recbncenttado 'suele padé~ cer_d_esorden :circu4it0rio: las visceraS se cargan d_e sangre,- eoni o esponjas, y la retraen de la peri::.f~rJa_.·,~l:Yiflj~, -~qbr~ to_d() ~lyiaje_,e_n_automó.vil, y más.aún.~ ~uto.~óVil abierto, porel masaje _del vie~tó"}ila'_á~cióri de la luz, atrae hacia Ia'pie,1 él e.XC.eso de' riego·ViScenll y-~es.-t3blece. e.1 ~-qllilibriO cirtu13tórlQ.'.' · · · -' ·- ·
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Hay además una fauna Ritz, que acaso más que otra alguna caracteriza la época actual... Desde la mesa donde vaco a la nutrición, ¿qué veo? Por lo . pronto, a los tres indios, Son tres hindúes auténticos, de la India verdadera, . de la India aoil'los ingleses. Son tres jóvenes de piel oscura; de esclerótica amarilla y_ pupilas negras; vienen del Ganges o del Brahmaputra adisputar la copa en un concurso universal de tennis que se celebra ahora en Barcelona. Esta ubicuidad del deporte contemporáneo da mucho quepensar,yyomeditaría sobre ello si no estuviese tan de viaje y en temple de transeúnte. Que un hombre venga, desde Calcuta para 'tirar una pelotita blanca' a laraqueta de un hombre de Barcelona es un hecho errsu nimiedad tan formidable, que dispánUodas las fuerzas.de· la mente hacia: perspectivas planetarias. Esa unidad deportiva del globo terráqu'eo es. la expresión primogénita de una futura unidad totaL Siempre ha acontécido así: rio fue la polítiCa riifue la economía' quien produjo las primeras unificaciones de los grupos humairos•distántes o dispares; sino la fiesta deportiva. El caso de losjuegos olímpicosydélficos es el más conocido, pero tal vez el menos ejemplar, .porque Greda no podía ser unificada de ninguna manera. PerO'aun en él se advierte que el máximum dé unidad posible-se logró sólo en forma de juego, y que de ésta nació la idea de la Hélade, de la cultura unitaria,' que Alejandro se en" cargó de derramar sobre Oriente, y que luego, en magnífico reflujo, educó el Occidente mediterrá_neo ... Estos indios atezados beben sólo agua. ¿Por ascetismo de deportistas? ¿Por prescripciórí'ieligiosa? Un poco más allá emergé la enorme cabeza de Diaguilev, el creador de los Bailes Rusos. Para quien se dé cuenta de la importancia fabulosa que tienen en cada época sus espectáculos; es este hombre una de las figuras de más alto rango en la Europa de este cuarto de siglo': La influencia de su creación sobre la sensibilidad universal es superiora cuanto se ha dicho. Toda una generación le debe las únicas horas de pleno goce estético que'le han sido \:oncedidas. Come con dos de'sus bailarines·, de cuerpos largos y testa menuda, que:le tratan respetuosos, como los jóvenes de•Atenas. al misterioso Sócrates. Y es
VéB.s_e· ei>ehsayo i1Ei6g°iO-de1 Múfi:iélhio»,- en El Esz'~Ct~dor, tom~ IV:Cen -~1-toriio 11' d¿ es-
tas Obras'Coiiipletas}.:-: - -
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que en.Mádrid, un buen día; se descubra la cuadratura del círculo o se invenc té el movimiento continuo; pero es menos verosímil que se le ocurra a nin)_ gún carpetovetónico la idea que.se le ha ocurrido a este burgués catalán de metalizar los huevos para conservarlos, obturando con liria finísima capa de metal los poros de la cáscara:-Esta patente le ha valido treinta mil duros, y yo contemplo admirado ysob,ecogido -como intelectual, soy inepto pa" ra todas las met:;ilizaciones--,- a este menudo catalán que come al fondo y que tiene en la cabezafa verdadera gallina con los huevos de oro. , Cada día, detrás del hall, se celebra un banquete de bodas. La jovial burguesía de Barcelona viene aquí a festejar_ sus fecundos hiníeneós; y el piano; cotidianamente; da a la;atmósfera la misma Marcha 1iupdaL de Mendelssohn. Aquí-se asegura el porvenir de,esta raza ilustre-entre paréntesis sea dicho, la raza espaiiola que produce un tipo medio más_herníoso y salu'dable. Probablemente, se trata siempre de bodas entre filisteos-industriales; agente~;-pero como nos-e ve bien elpersonal,-y la mente comerciantes, ,1 del viajero propende ala fantasmagoría, puede uno hacerse la idea de que asiste a las bodas mismas de Titania y Oberón. La poesía y su contrario vi" ven siempre próximos, cuando no enlazados, y alo.mejorla novia cándida procede dela.razón social -
duro, pero es ineludible; para que estas solteronas inglesas vivan tan a gusto y se entreguen con tanta tranquilidad a sus ficticios goces -novelas tontas, -asociaciones de esto y lo otro, visitas a museos, viajes alrededor del mundo--es preciso que tengan la cabeza llena de ideas falsas, las cuales les permitan flotar en la existencia. Una sola visión clara de lo real-que es siempre en su raiz terrlble e i~púdico- aniquilaría todo este manso averío. Pero es imposible que la falsedad de estas cabezas no impregne un poco el aire público de toda su nación. Basta verlas tan seguras de sí mismas, ver cómo a la noche, para cenar, escotan sus carnes, tan impenitentemente virginales, para comprender que en su contorno habitual es aceptada la ficción de que viven. Y, en efecto,lnglaterra, magnífica y fuerte, sigue, impertérrita, cultivando sus solteronas, como un gran señor que en sus vastas posesiones tuviese un parque de ñandúes. Es siempre níarávillóso ·este púeblo inglés, hecho a fuerza de Biblia y de snobismo. Desde el cuarto, en la mañana poblada de celajes que el puerto envía, se otea la gran ciudad... Pero hablar de Barcelona sería más que charla, y hemos quedado en que esto es charla, nada más. El Sol,.22 de mayo de 1927
PUIGHERMANOS BADALONA -fABRICANTESDE NUBES .
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_Ayer ha llegado un barco cargado de solteronas inglesas; _Las hay de toda edad; pero dominan esas viejas inglesas inimitables, con moños blancos de una blancura irreal. Van dirigidas por un solo varón, que tiene los dientes fuera yun peinado en cresta; del mmióculo; que da al ojo aspecto de vitrina, pende una ancha cinta negra. Cuando se presenta en el comedor, al frente de sli grey femenina, nos parece asistir a una escena_ de gallinero. Es sorprendente la fertilidad de las'Islas Británicas en solteronas, y más sor'prendenté todavía que-la.existencia inglesa parezca ordenada de'suerte que sea posible una vida-tan grata a estas gallináceas. Sí; ya sé que todo ser tiene derecho ala existencia, etcétera ... Pero _el hecho es que.un pueblo fuerte, colocado en todas las brechas del _drama histórico, necesita dar a su vida una disciplina énérgica, áspera y hasta un poco brutal, que excluye la sensiblería y, sobre todo, lo ficticio e inoperante. Ahora bien; estas criaturas, en quienes la vida sólo puede pulsar a fuerza de negar todos sus instintos radicales, a fuerza de falsificaciones, representan un lastre formidable p¡¡ra una nación que tiene urgente oficio histórico. El pensallliento ,será un-poco 78
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CABEZA Y CORAZÓN
Madrid, juniO"de 1927
UNA CUESTIÓN DE PREFE~NCIA II
prefere~cias
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anterior~
Pero estas o aficiones al conocimiento; ¿cómo son posibles? .¿Cómo es posible preferir una cosa a otra cuando aún desconocemos una y otra cosa? En verdad, no se entiende. Si prescindimos de cuanto se ve, se oye, en general, de cuanto se percibe -de las cosas del exterior y de las cosas del mundo interior'- en suma, de todas las realidades, sólo queda el vacío ante nosotros, sólo queda la nada. Pero, ¿es cierto que el mundo se· compone exclusivamente de cosas corporales y espirituales? El traje que el modisto presenta a la dama se compone de colores y formas visibles, de una manera tangible. Todo lo que integra el traje, su conjunto y cada una de sus partes, es susceptible de ser percibido por nuestros órganos sensoriales. Decimos del traje que es de color azul y que es de tela suave al tacto. Pero luego añadimos que es elegante. Y esto nos sugiere una sencilla reflexión: vemos con los ojos de la cara el color azul del traje, tocamos cdnlas manos su suave materia: pero, ¿dónde está 'su elegancia? ¿Es alguna parte real del traje? Evidentemente no: la elegancia del traje no está en él como está su color, y su forma y su tela. Si la palabra azul significa una cualidad real, visible del traje, la palabra elegancia no significa nada parecido. Trajes de colores y formas diferentes poseen, sin embargo, la misma elegancia. ¿Qué significa, pues, esta palabra? Simplemente la estimación que el traje merece, el valor que le reconocemos. Se estima el traje elegante, se desestima el traje inelegante. Lo propio aco.ntece cuando hablamos de una acción justa o injusta, de un hombre bueno o perverso. Justicia y bondad y sus contrario5 no son componentes materiales de la acción o del hombre, no son hechos sind,
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más bien, derechos a nuestra estima o desestima. Un derecho no se ve ni se toca: simplemente se reconoce o no su validez, Y lo mismo belleza y fealdad, . lo agradable y desagradable, nobleza y vileza, ¿Por ventura, mejor y peor . son nombres de cosas? Sin duda las cosas son mejores o peores; pero mejor y peor no ~ori ellos cosas, sino rangos qlieenla estimación merecen las cosas. De esta manera nos encontramos con•que, en efecto, el mundo no se: compone sólo de objetos que son o no son,· sino que j\mto a las cosas están esas entidades: bondad, maldad, belleza, fealdad; justicia, elegancia, etcétera, que no son vistas ni oídas, que· simplemente sori o no estimadas. Por care~ cer•en sí misnias de realidad y ser como derechos ymerecimientos, la filoc sofia contemporánea las llama«milores». Lo que en las cosas es ser o no ser en ellas es valer o no valer; valen cuando· son positivo's como la belleza; no valen cuando son negativos conio:Ja fealdad. Ypodemos decir más: sien vez de· comparar el.valor positivo belleza con elnegativo fealdad, lo comparamos' con la bondad;'tina extraña exigencia objetiva:nos.obliga a reconocer que la bondad no sólo vale, sino que vale más que la belleza; hasta el punto de que si en un caso de conflicto anteponemos ésta a aqúélla, notanibs con arrepentimiento·que·no nos hemos ajustado a·la:verdad; como nos.pasa cuando hemos·hecho 2+2"'5. · · Si sólo hubie5e cosa5 no tendria sentido preferir las unas a las otras:.La realidad por sí mism.a es indiferente: su misión se reduce a:existir; y todolo que existe existe lo mismo: ·Pero ocurre que las cosas tienen valores -más o menos, unos u otros--, realizan er\' sí valores, y gracias a• ello,: no hay, en rigor, ninguna que sea indiferente. Diríase, pues,:quesobre su perfil de cualidades reales -sus colores, sus figuras, etcétera-· cada cosa tiene un perfil de cualidades de valor; que nos hacen estimarla o desestimarla, preferirla o desdeñarla .. Las cosas, como puras cosas, no son'superiores ni inferiores las unas a las otras: la realidad por sí sería plana frente a nuestro sentir. Pero Jos valores ponen en ella una rigorosajerarqufa que no depende de rniestro capricho;y el mundo se'organiza énrnngos, y ofreceuna·perspectiva anúestros afectos. ·Los sentimientos no tendrían nada que hacer; por tanto; no existirían si el hombre encontraseantesHail'sólo cosas desnudas de valores. El entusiasmo o el amor se prende en un objeto al través de sus calidades valiosas. Por eso todo entusiasmo ytodo amor tiene un «porqué», una•rázón y fundamento, aunque a veces cueste trabájo definirlos; No es cierto queúrianiujer ame aun honibre.«porque sí»: esa corriente flúida y cálida en•que consiste el amor y que va del amante· a lo amado•no' llega á és.te directamente; sino que se apoya:primero en táles o cuales gracias, efectivas b imaginárias, queéri él residen. Y es cúrioso advertir que sibien el amor surge del amante y fluye de él hacia lo amado, por otra parte se nutre constantemente de'las calidac
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des valiosas de éste, bebe en. ellas -en la belleza, en el donaire, en la bon-· dad o bien en la energía, la resolutión, la varonía-.- del otro ser. Todo el que se pregunte por qué ama puede,• a la postre; contestarse con sobrada evi" dencia. Lo que pasa es que a veces se avergonzarla de averiguarlo: porque su sentimiento ha.preferido valores inferiores.· . · Pero esto supone que antes de nacer ennosotros el amor o elentusiasn:¡o hemos advertido esos valores; cuya presencia en un ser dispara nuestros afectos: Existe; pues, una sensibilidad primaria Illerced a la cual descubrimos los valores de las cosas;. Tal.vez la averiguación ,más importante hecha parla filosofía en lo que va de siglo es ésta: toda nuestra vida.psíquica, nuestro intelecto, nuestros sentidos, nuestros sentimientos; funcionan incitados por esa primaria sensibilidad; esa como visión incorpórea.de losvalores,·Y si bien éstos no se perciben, con plena, total claridad,·sino cuando los.vemos realizados en algúna cosa; es un hecho.que tenemos de ellos.nativamente cierta previsión y como.presentimiento, que,probablemente no podremos hallar en el mundo real más.valores que los que de.antemano presentíamos. Existe en cada persona .una predilección nativa, anterior a toda experiencia, por ciertas clases de valory viceversa, una como,ceguera o despego hacia otras. En lo esencial, todo lo que en nuestra vida.veamos, pen5emos y sintamos estáinscripto.dentro de ese sistema de predilecciones y repulsiones que a nativitate actúa en nosotros. . ., No es difícil mostrar en algunos hechos notorios cómo puede nuestra sensibilidad percibir valores antes de hallarlos realizados en objetos y per" sanas: 'El caso más obvio es el del gran artista; creador de obras donde reside una nueva especie de belleza, lo que se llama un nuevo estilo. ¿Dónde ha visto el artista la gracia peculiar de sus figuras antes de.producirlas? Evi~ dentemente en ninguna parte: lo que poseía de antemano.. era la intuición pura de esa gracia y orientado por ella ha buscado eq la naturaleza o en su fantasía colores y formas que le den cuerpo y.realidad. ,. . . Otro ejemplo es el coup defoudre, No es verosímil que un hombre se enamore tan súbitamente de una mujer si no preexistía en él un entusiasmo abstracto por ciertas éalidades de feminidad que aquella mujer, de pronto apareeida, .ostenta en su persona; Pero hay una raz;ón i;nás poderosa para convencemos de que nuestra vi~ión de los valores es independiente de•que los veamos o no en la realidad. lY es ésta::ningún valor se da en las cosas con pur\!ZªY plenitud. ¿Dónde existe la justicia.perfeeta? ¿Dónde la belleza sin tacha?> Pues el.hecho de que advirtai;nos cónio a todo ser le falta algo para· ser bello o justo sin•defecto, ·¿no revela que tenemos noticia maravillosa; visión mágica de la belleza yla justicia? .Patejamente:la felicidad es un valor que orienta toda vida:. ¿quién
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no anhela ser feliz.? Sin embargo, no hemos visto nunca en nosotros ni en nadie la felicidad lograda, ignoramos qué forma de realidad podíia incor. pararla: sólo la sentimos como abstracto valor que excita a toda hora en no. sotros afán de conseguirlo y quejumbre de no hallarlo. Ahor!l, creo.Yº• resulta comprensible cómo nuestra atención puede dirigirse de antemano a cosas que no conocíamos. Va buscando ·Un objeto, donde esta o aquella calidad valiosa que ha presentido aparezca realizada. En este sentido amamos las cosas antes de conocerlas y normalmente las conocemos sólo en la medida que ya las amábamos. Se exagera verdaderamente el papel que el presente y el pasado -por tanto, lo conocido-juegan en la vida. No sé por qué se escatima al futuro la intervención en nuestra existencia, y, sin embargo, a poco que se repare, caeremos en la cuenta de que la vida, más que asistir al presente'}" recordar del pasado, es una actividad que va hacia adelante. En cada momento, en cada ahora más que lo presente nos ocupa el'momento siguiente; el instante que va a venir, vamos hacia él enforma de proyecto, esperanzayafán. En rigor, sólo esa porción de nosotros que tiende al mañana, que se alarga al porvenir, vive propiamente: lo actual y lo pretérito .es ya vida caduca, ejecutada,' cumpliday 'conservada, que se va acumulando poco a poco como un lastre, como un freno de' ese ímpetu hacia el futuro en que el vivir consiste. Ahora bien, ésa ocupación o preocupación que va al mañana•no es ni puede ser imparcial. No vamos hada un mañana cualquiera, 'sino que, 'con5ciente o inconscientemente, para el hecho es igual; preformamos ya• desde ahora el perfil del luego con nuestros apetitos,' con nuestros deseos, eti suma, con nuestras espontáneas preferencias y espontáneos desdenes: De esta suerte, al llegar la hora que fue futura y arribar a nosotros como una nave de Oriente cargada con sus innúmeras mercancías, nos encuentra prevenidos: ciegos para unas de esas.cosas, avizores para·otras.Sihiciéramos pasar un mismo torrente de.realidades por varios individuos, veíiamos ·que se comportaban como si fuesen cedazos o retículas diferentes, las Cuales dejan pasar algunos objetos e mterceptan los restantes. El negociante'no tendrá atención para las musas que pasan a su vera; y'el artista, silo es en verdad, vivirá en California sin tropezar con el oro. Cada individuo es, en efecto, un aparato que automáticamente selecciona de lo'real aquello que le 'es afín y apenas si percibe lo quelé es extraño.
La Nació1i, 31 de julio de 1927 •;;
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.TIERRAS DEL PORVENIR
GENEROSIDAD
Es curioso. El individuo. de la especie huml}na suele distinguirse por n~a falta de generosidad verdaderamente asquerosa. Son contados los hombres que ejercitan esta virtud, supremo deporte vital. Y, sin embargo, la especie está pertrechada con magníficas potencias de generosidad. Quiero decir que los mecanismos naturales puestos al servicio .de cada hombre,. sus facultades psíquic¡¡s y corporales funcionan espontáneamente eil' dirección generosa. Por ejemplo: alguien nos dice que acaba deverenla calle un hombre muy alto, Estas palabras producen, por lo pronto, una reacción mecánica de nuestra fantasía que.nos hace imaginar un hombre. mayor que todos los hombres reales.:C:on magnífica elasticidad, de un brinco, nuestra imaginación nos lleva hasta el gigante.Y no hasta el falso gigante de ferias y circos que nos causa siempre decepción y parece usar fraudulentamente y por usurpación ese nombre, sino has.ta e] verdadero. gigante que nunca ha existido . .Lo mismo acaece si se uos habla de un negro. El negro que al punto supo.nemos supera a todoslosn.egros, es mucho. más negro que todos los negros,.es un negro en superlativo, es el único.negro auténtico. Yasftodas las palabras tienen: dos significados en la misma línea: el generoso y plemi que les da nuestra imaginación y el sórdido que la realidad les consiente. La facultad nativa que, como un aparato se halla presta en nosotros, sólo sabe de un mundo fabulo, so donde todo es.espléndido y superlativo. La experiencia del individuo, su voluntad y reflexión son las que podan, restan,. escatiman y de ese mundo ejemplar nos retrotraen al triste d peu pres, al mísero «casi>; que es la reklidad. Yo no veo que los filósofos se hayan hecho la debida cuestión de este dato tan sorprendente. ¿Qué se ha propuesto la naturaleza al dotarnos de esas potencias generosas? ¿Cómo se explica que la reacción primera del . hombre sea imaginar las cosas mejores de lo que son y como Don Quijot¿
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tratar de hidalgo al Caballero del Verde Gabán y de licenciado al bachiller? Mal problema·para una biología utilitaria que se obstina en definir la vida como un mecanismo de adaptación. Este fenómeno· tán general y básico nos hace .asistir a una escena contraria.· Puesto ante lo real el adamita comienza poi: eX:orbitarlo y suplantarlo, es decir, por inadaptarse concienzudamente. En el comienzo fue la exageración-con permiso de.los lingüistas diré: la superlación. ¡Bien por la fantasía hija deJúpiter! ·-dice Goethe. ¡Fantasíá; divino.soplo generoso que llena al paso cualquier vela y empuja todo a su perfección! Oyen ustedes hablar de las regiones árticas e imaginan soberanos desiertos de hielo., donde la vida está ausente. Estas regiones someras parecían último reducto para la imaginación: Mas he aquí que el libro de Vilhjalmur Stefansson-.·-un canadiense- titulado TieiTas ftittlras; nos quita las restantes ilusiones. Segün él, siempre que se ha descrito la zona polar se ha I)lentido. Con la: mejor intención se, ha fomentado y nutrido una imagen convencio" na! de lo.que es el planeta en aquellas latitudes .. Los viajeros·han exagerado sus penalidades y han permitido al lector de sus relaciones fraguar un paisaje fabuloso hecho todo de hielo y de muerte.Ahora resulta que en las tierras árticas, bajo un calor de 32 grados, se abren praderas floridas por don, de pasa el rumor de las abejas. En rigor, los mosquitos -plaga tropical-·.-. ' son la única grave perturbación del viajero. Claro es que en invierno esta Arcadia del último Norte se congela, pero no más queen]afrregiones su, bárticas. Stefansson insiste en que hace más frío en Nueva York que en el Polo sobre todo si se advierte que en· Nueva York usa.el habitante de cos' ' tumbres meridionales, mientras en el Polo adopta más adecuado régimen. La verdad.es que el frío escoge imprevisiblemen.te ciertos lugares para favorecerlos con su crudeza. Así nadie podía presumir.que las temperaturas más bajas de Europa .continental-incluyendoSiberÍa-se hayan.registra, do en las provincias españolas de Guadalajara.y Teruel..Sólo a su zaga va Verjoyansk, en Sjberia: ·· · '.- .. • De esta maneraStefansson extirpa alas regiones polares sus.atributos superlativosyl~s deprime hasta un nivel de mediocridad me~eorológicá. Leyendo su libro renovamos la impresión que tantas veces hemos· tenido al recorrer las descripciones. del otro. desierto, del de foego. C::on Barthy Nachtigal.nos fuimos, poco a poco, haciendo a la idea de que en el Sáhara hace un frío intenso; sobretodo por lás noches; .de que los oasis Sl\ficientemente próximos anulan su préteruión de esterilidad; de que las arenas no son capaces de sepultar una caravana,r en fin, de.que el Gran Desierto. ni si, quiera está. desierto hasta elpunto de ql\e si os descuidáisy miráis a poco en tomo os encontráis que ha surgido de la arena, súbitamente, sobre el fondo
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de aparente soledad, una prostituta árabe que viene hacia vosotros sonando voluptuosamente sus sonajas; De toda aquella generosa fantasmagoría ·que supuso la geografía de imaginación sólo queda en pie el hecho de que ambos desiertos, el de hielo y el de arena, son los lugares más sanos del planeta. Algún día servirán de inmenso sanatorio alas.males de las zonas más fecundas. El viajero del Sá-· hara sabe que apenas entre en el Sudán,' donde reinan la abundancia y la alegría; le esperan innumerables enfermedades: Parejamente, Stefansson, que vive cinco años cerca del Polo en perfecta salud-salvo las cegueras de la" nieve-·-; apenas retrocede a Alaska y toma contacto con la civilización cae·enfermo consecutivamente de tifus, pulmonía y'. pleuresía. Viceversa, cuando e!lvía uno de sus ayudantes a visitar un puebID de esquimales sufrió éste integro un constipado colectivo, enfermedad para ellos desconocida. El pretexto para la imagen fabulosa de la zona polar vino de que los primeros viajes se hicieron :por Groenlandia, que es una región de altas montañas, donde el hielo se ha instalado perpetuamente, no por otras razones que en los Alpes; Yes de notar que el descubridor de Groenlandia, Erik el Rojo, le dio tal nombre-··-Gnínland- «tierra verde», para prevenir favo~ rablemente' a sus paisanos y moverlos a la emigración. · •
ELEGANCIA Y PARADOJA:
. : tas explorationes ae-stefanssóh han sido el último gran acontecimieric to geográfico. Cuando parecían agotadas las experiencias en este tipo de viajes, Stefansson surge transformando por completo los usos y los dogmas. La historia de la penetración en el misterio del Norte tiene tres etapas, determinadas pcir la técnica misma del viaje.' La primera .consistió en el vía" je de navegación. Este método tiene•un límite en :torno al casquete polar más allá del cual no puede llegar un navío. Los hielos lci aprisionan y detieC nen. La segunda etapa está definida pare! uso de trineos y perros. El viaje de Peary representa· el máximo esfuerzo posible. Pero también este método tiene un límite que se puede dibujar en el mapa. Peary y con él todos los que hasta ahora se habían esforzado en la ekploración ártica partieron del suphésio fabuloso según el cual conforme se asciende del círculopolar hacia el Norte; la vida menguayprontose llega a lalínea·de suconi.pleta ausencia. No hayt¡ué comer ni qué beber, náhaymedios de calefacción.-Consecuenc temen te el viajero tiene que ir cargado ton alimentos y combustible y ha de tonrar·dable para prevenir las jornadas de· regresó: Esto· marca un límite inexorable radio de penetración.. •; •.•. . : . • . . . . ~-
El acierto de Peary consistió en escoger como punto de partida y pertrechamiento el lugar más avanzado de la tierra (grant land). Si el Polo se . hubiese hallado una o dos jornadas más lejos de este punto, Peary'hi1biera fracasado: Yes que e!Polo no significa el higar más dificil de alcanz.ar en el orbe ártitp. Se h_alla precisamente en-la frontera donde comienza la región más inasequible: Señalando la línea qúeforman los puntos de la región más alta cuya dista!lcia a una costa conocida sea de 750 kilómetros-distanda recorrida por Peary-, queda acotada una enorme extensión que Stefans5on llama «lo Inasequible». El centro de ella sería el Polo delo Inasequible. ·Pero he aquí que Stefansson corriprende"lo infundado de la opinión que niega la·existentia de vida más allá de cierta latitud, Su razonamiento es Claro. Son-conoddas· las corrientes marinas que atraviesan baj'o- el hielo todo el casquete ártico~ Estas corrientes arrastran los seres de que las focas se alimentan. No hay razón-para que éstas no sigan a su presa .. Sólo puede detenerlas el espesor del hielo qUe las impida aflorar a la superficie y respirar; Pero donde hay corrientes' el hielo se quiebra y deshace, dejando canales de mar libre. Por tanto, sólo habrá pequeñas zonas de hielo eternamente quieto donde la foca brille por su ausencia. Ahora bien, donde hay focas hay comestible para hombres y perros y con su grasa excelente combustible. De esta manera, Stefansson implanta su nuevo método de radio ilimitado: en el supuesto.desierto de hielo se propone «vivir del país». Y sale, en efecto, sin provisiones. El viajero se convierte en cazador. Stefansson consigue recorrer trechos enormes que nadie había osado atacar y donde quiera encuentra la foca nutricia y con ella el calor y con el calor un excelente humor. En el orden de estos esfuerzos por tomar posesión de ese indómito trozo del planeta, la labor de Stefansson roza las alturas de la genialidad. Ha encontrado la solución elegante a un gran problema. La elegancia es la sobriedad en la plenitud. Obtener un logro máximo con un mínimum de. medios, es lo elegante en matemáticas, en guerra, en política, en arte y en indumentaria. Cuando la reducción de medios llega al punto de que se convierte en auxiliar favorable lo que precisamente constituía la dificultad, entonces la elegancia llega a su propia cima, que es laparadoja. La dificultad consistía en no ser posible llevar alimentos y combustible más allá de cierta cantidad. Stefanssonencuentra en esta dificultad la inspiración y renuncia por completo a ellos. El trineo va ligero, sin carga apenas y el avance hacia el Norte adquiere toda la gracilidad de una partida de caza.
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EL PODER SOCIAL
INSTINTO Y RAZÓN
• .Pero Stefansson no l:¡ubiera podido haceF esto si previamente no huc biese aprendido de los esquimales a cazar focas y construir casas de hielo. El método. de ;
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· El Sol, 25 de septiembre del927
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Por puro afán de llegar a ver claro; y, de paso, en beneficio dellector, a quien ciertos temas sutiles interesan, quisiera' hoiintentar la definición de un fenómeno que vagamente he percibido toda mi vida, primero, con juvenil y utópica indignación; luego, más cuerdamente, con el ánimo sereno .y complacido de un buen aficionado a la vida para el cual lo sugestivo del espectáculo es precisamente la combinación irremediable de sentido y contrasentido; de razón,y de absurdo que en él reina. ·Procuremos aproX:i.marnos paso a .paso al fenómeno de"que se trata. Un hombre de negados crea una industria; el ingenioso producto de ella encuentra compradóres, y el industrial se enriquece. El pintor que pinta un buen cuadro suscita en los aficionados al arte simpatía y admiración. El escritor que logra dotar a su prosa de amenidad, evidencia, sutileza, atrae para ella un círculo de lectores que, agradecidos, le dedican su estimación. En estos tres casos vemos la acción de un hombre-·industria, cuadro, obra literaria- produciendo ciertos .efectos en•5u contorno social. Si a la capacidad de producir efectos llamamos poder, diremos que estos tres hombres poseen determinado poder. Hasta aquí nada reclama atención especial. Es natural que una acción produzca resultados proporcionados.' Pero si comparamos dos escritores,' uno de ellos de actitud independiente; el otro ligado a una inspiración partidista; no tilmas que el mismo esfuerzo realizado por ambos trae consigo resultados diferentes. A la estimación· congruente que a la obra de uno y otro corresponde se agrega en el caso del escritor partidista una resonancia y eficiencia· que falta ala del otrci. El partido toma la obra de su escritor y, propagándola, comentándola, enalteciéndola,:aumenta enormemerite sus"efectos sociales; por tanto, su poder. El escritor añade a su eficiencia propia y natural otra" que no viene de su
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esfuerzo, sino de la energía organizada que en el partido reside. Esto nos obliga a distinguir entre el poder propio de una acción-y; reflejamente, de la persona que la ejecuta-. y el poder añadido que el grupo le proporciona; Este poder que el grupo añade al poder propio de fa persona es una reacción utilitaria motivada por los intereses del grupo. Por lo mismo, es un poder también limitado, circunscrito al grupo y al radio de sus interesados. A veces, el favor y aumento que ofrece a la persona resta a ésta poder propio. En el caso del escritor, esto es evidente: cuanto más sirva a.un partido, menos autoridad propia poseerá fuera de él. Pero no sólo el grupo, el círculo particular de la sociedad, añade poder a la persona. Hay casos en los cuales el poder añadido procede de la sociedad entera. Entonces es ilimitado y automático; Dondequiera que la persona favorecida aparezca, se producirán efectos sociales. Cada gesto, cada palabra, logrará sorprendente resonancia. Su nombre frecuentará las columnas de los periódicos, .n.o como firma, sino. como teJila• No.podrá viajar sin.qu~ se anuncie su desplazamiento. N~ abrirá su boca sin que se reproduzcanycomenten sus frases. En las reuniones privadas, su .entrada modificará el tono atmosférico:,laconversación, automáticamente,·sepondráasunivel, converc girá hacia sus asuntos. titulares, etcétera, etcétera. Donde no esté en cuerpo, se.contará, no obstante¡ con él; de suerte que estará presente en cien lugares donde de hecho no está. Si se suman estos. lugares de .yirtual presencia se sorpresa la desobtendrá.el volumen social que desplaza y. se advertirá con . proporéión entre su poder propio y el que le llega gratuitamente de la atención colectiva. A todo este conjunto de síntomas llamo ,«poder social». Si esta ampliación de potencialidad estuviera en alguna relación congruente y clara con el poder propio.de cada persona, el fenómeno no merecec ría nuestra.curiosidad.. Pero ocurre.que al preguntarnos quién tiene y quién no tiene poder social nos encontramos. con los hechos más sorprendentes. Hay oficiosa los cuales va con aproximada.normalidad adscrita cie1t¡¡ dosis de poder social. La frecuencia .con que' hallamos esta adscripción r¡.os hace pensar que es lógica y bien fundada. Así acaece que en España, por ejemplo, el hombre político que ha sido gobernante o está en propincuidad de.serlo, goza de un enorme poder.social. Cualquier mequetrefe que durante veinticuatro· horas ha asentado.sus nalgas en una po}tronaministerial queda para el resto· de su·.vida como.socialmente consagrado. "Iodos los re7 sortes específicamente.sociales funcionan en su beneficio... No sólo tiene influencia política en el Parlamento. y en las esferas del Gobierno, sino que al entrar en un baile privado o sentarse en una.mesa convivial parece que'es «alguiemhY no disminuye la realidad del hecho que los presentes: tengan de sus.dotes individuales laidea menos favorable; Lo caracteríStico de estÓ
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que llamo «poder social» es que existe y funciona, aunque individualmente no queramos reconocerlo. El movimiento íntimo de protesta contra ese . injustificado poder que acaso en nosotros se dispara, no hace sino subrayar · la efectividad de su existencia. Por esto es social ese poder: su .realidad no depende qe fa anµencia libre que cada individuo quiera prestarle, sino que se impone al albedrío particular. Rige inexorable.la paradoja de que, siendo la sociedad una suma de individuos, lo que de ella emana no depeµde de éstos, sino que, al revés, los tiraniza. Este poder social anejo al hombre político no sorprenderá a quien confunda la vida pública del Estado con la vida pública social. Peto, en rigor, el oficio de gobernar es una función, poco más o menos, tan limitaday.circunscrita como cualquier otra. No hay tan clara razóu para que a un hombre político se le rindan todos los resortes sociales, que son, en su mayor parte, independientes del Estado; Y la prueba de que r¡.o hay un nexo. esencial entre ese ofi.cio y elpoder social, está.en el hecho de que la dosis de éste concedida al político varía según las naciones. No creo que exista en Europa otro país-como no sean los balkánicos... donde el político disfrute de poderigual. He aquí un buen ejemplo de las cosas raras que abundan en la vida española y que un extranjero curioso no logra nunca explicarse. Pues el razonamiento que en vía recta inspira ese hecho sólo.puede ser el siguiente: si el hombre político goza en España de máximo poder social, será porque es el español un pueblo eminentemente político, preocupado de los asuntos de gobierno, atento y activo en ellos. Todos sabemos que esta consecuencia tan lógica no puede ser más falsa. El pueblo español actúa políticamente mucho menos que cualquiera de los otros grandes pueblos europeos. Y, sin embargo, en Alemania, nunca, ni siquiera ahora, ha tenido el hombre político medio -que es de quien.estamos hablando-un gran poder social. En la misma Francia, que por su vivaz democracia y la nerviosidad política de casi todos sus individuos se dan las mejores condiciones para que el político tuviese un enorme poder social, no ocurre tal cosa. Tiene, cii:rtamente; .una considerable dosis de.esta místicapotenciá; más que enAlemania;.pero mucho menos que en España. . Véase cómo este fenómeno del «poder social» supcita algunos problemas curiosos que justifican su investigacióll.' Pronto hemos. tropezadp con la sospecha de que en los distintos países va el poder social a clases diferentes de personas. Cabría, pues, estudiar el diferente.reparto de ese poder en cada nación. La cuestión no es totalmente ociosa, porque.el pop.er social es una de las fuerzas mayores que integran la organización dinámica de. un.pueblo;·. Téngase en cuenta la fabulosa multiplicación de la influencia.personal que él proporciona. Un pueblo es, a la postre, lo que sea el tipo de hombres
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favorecidos por esa mágica.ener~a. De nada sirve que en una nación existan muchos genios, es decir, individuo5'de gran poder propio, de efectivo valer. Por superlativo qu!! éste sea, resulta incapaz para producir grandes efectos nacionales: es menester que la masa preste a esos hombres la fuerza gigante del poder social que en su vasto cuerpo anónimo reside. .Así, el exceso de poder social que en España goza el político o el gobernante, constituye al pronto un enigma que luego se convierte en una clave luminosa. Es enigmático que en un país como el nuestro, me.nos político que Francia, se otorgue al hombre de gobierno más poder social. Pero no tardamos en hallar la solución. En Francia ~como veremos-·· se concede gran poder social a otros muchos oficios y clases de hombres: el político•, por muy favorecido que se halle; tiene que entrar en·concurrencia ·con estos otros poderhabientes y pierde el rango desmesurado que entre nosotros ocupa. No es, pues, que posea el ex ministro español más.fuerza social que elfraricés, sino que, por ausencia de otras fu~rzas parejas, queda monstruo" samente destacado. . · Eri cambio; parecería probable que en nuestra tierra el cura y sobre todo el alto clero, usufructuase un gran poder social. Sin embargo; no·ocurre' así; y el matiz de los hechos en este punto descubre un secreto de la dinámica nacional española, según ella es verdaderamente en el tiempo que corre. El Sol, 9 de octubre de 1927
u Si se quiere ha.cer con algún rigor la topografía del poder social en España, su reparto entre las clases y oficios, se tropieza pronto con un casó de muydifícil apreciación. Me refiero a la Iglesia, es decir, al clero. Las cau~ sas de esta dificultad son muchas; mas yo encuentro que la primera de todas consiste en nuestra ignorancia del efectivo papel que la Iglesia juega en la dinámica española. El extranjero que viene a estudiar nuestra nación llega eón la idea estereotipada de que la Iglesfa domina completamente la existencia peninsular, como en el Tíbet o en Arabia.·Si es perspicaz, tarda poco en advertir que la realidad no es tan sencilla. Comienza a dudar. Preguntan" do a unos y a otros consigue únicamente hundirse más en su perplejidad; porque oye sólo opiniones toscas y patéticas,,ideas de sacristía o de casino radiCaLEs lamentable que•nadie haya tomado. sobre sí esclarecemos sobre los términos de tan importante cuestión: Eri•primer lugar; habría di! distinguir, como en una serie de círculos concéntricos; la cuantía del influjo reli~ 92
gioso, del influjo católico y del influjo clerical. Luego de venir a un acuerdo sobre la importancia indudable de este último, convendría preguntarse si . toda la fueria que el clericalismo usufructúa en España es propia suya o · proviene en no escasa medida de su intervención constante en los actos del .pdder púl;ilii:o; c;:omo es natural, por el mero hecho de tener su mano enlos resortes del Poder público se decuplica el influjo de un partido. Ahora bien: ¿cuál•ha sido la relación precisa enrie clericalismo y Poder público durante los;últimos cincuenta años? No vale responder con fórmulas demasiado simples. Aquí es donddmporta;acertar. Porque es evidente que el clericalismo ha regulado· en España'siempre la gobernación; pero, al mismo tiempo, es un hecho que la legislación ha sido inequívocamente liberal:'¿ Cómo se compaginan ambas cosas? Si el clericalismo posee el gigantesco poder pro" pio que serle¡atribuye, ¿cómo ha soportado esa legislación liberal? •Por otra parte, es indudable que no ha dejado nunca de la mano el Poder público y que le aterra la posibilidad de.verse alejado de él durante cinco minutos. Una•hipótesis,yuna·sola,puedeiniciarel esclarecimiento de este enig~ ma: suponer que el clericalismo tiene mucha menos fuerza auténtica de la que se le atribuye; y por lo mismo, falto de confianza en su propio influjo sobre la sociedad, recurre al Poder público a fin de multiplicarla aparentemente. Por su parte, el Poder público, ·en virtud de motivos que no es oportuno enumerar, acepta muy a gusto esa tutela; pero careciendo el clericalismo de fuerza suficiente para sostenerlas'instituciones, viene con él a un acuerdo tácito, según el cual se establece cierta dosis de legislación liberal, determinada de una vez parasieínpre, carne que se echa a las fieras, yse organiza al mismo tiempo la resistencia desde arriba a· toda posible ampliación y progreso de ese régimen libre. La cuestión es gruesa,y para hablar de ella con alguna ·precisión fueran menester muchos párrafos. Si he subrayado la coexistencia dela intervención clerical en el Poder público con uria legislación liberal, no es porque me parezca el aspecto más sustantivo del problema; sino por ser aquél en que la contradicción es más visible y notoria. Lo que yo diría si hubiese de expresar íntegramente miipensamiento sería cosa muy distinta, mas c;címpleja ymás grave. Pero ahora sólo pretendía llamar la atención sobre lo dificil que es, i:ontra las opiniones corrientes, evaluar la fuerza efectiva de la Iglesia en nuestro país. Sin esta precaución parecería demasiado caprichoso décfr que el clero en España no tiene apenas poder social; A plimi hubiéramos dicho que sí y le habríamos atribuido un coeficieritede él casi tan grande como el político. Pero ahí está: no ocurre tal. En el caso del clero'vemos bien que son cosas diferentes el Poder social y lo que no lo es. El Clero influye mucho en la vida española; sin embargo, el cura, y aun el alto dignatario
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eclesiástico, «pintan» poco en nuestra convivencia social. Se advierte que en otro· tiempo gozaron de enorme pre.dicamento,y podemos señalar con el dedo los. residuos. En algqnos pueblecitos de reducido vecindario-sobre todo, en el Norte-., tal vez en alguna capitalita de provincia, el"clero posee aún vestigios.de su antiguo. esplendor social;; Pero estos residúos quedan tan localizados que más bien subrayan su desaparición del gran cuerpo nacio,nal. En cambio, el sacerdote, el fraile, el obispo,.gozan de brillante siruaciól)dentro del grupo clerical. Ésta es, a ,mi juicio, la .nota que más se aproxima ala verdad: µerren gran poder de grupo, pero no social. Su predicamento está taxativamente limitado por los ámbitos de un partido; y si dentro de él hacen lalluvia y el buen. tiempo,• fuera de él, en el aire libre de la sociedad nacional,,-apenas si tienen•papeL Esta desproporción entre lo mucho que son dentro del grupo beato ylo poco que son puestos a la intemperie, plantea a los obispos una insospechada dificultad:. la difü:ultad de.los gestos.Como suelen vivir recluidos dentro de su episcópí\l, en el pequeño mundo de la beatería profesional-y no se presuma ánimo 'despectivo u hostilcbajo esta denominación-, se habitúan a ciertos ademanes. y talle que no pueden transportar-más allá de la frontera de su ínsula. De modo que los discretos necesitan emplear dos repertorios distintos de gesticulaéión. Cuando por azar se filtra un gesto de episcopía y monjil más allá de su territorio y cae sobre el gran público,. la Teacción.de éste; su sorpresa y extrañeza miden exactamente la· diferencia que hay entre el poder de grupo y el poder social. En cambio, un político puede hacer los gestos que quiera: como individuo nos parecerá un mentecato; pero no extraña; no sorprende, su aire de «personaje». Porque, en efecto, queramos o no, el político es en España un personaje, y hasta puede decirse que no hay entre nosotros otro modo normal de ser personaje que.ser político .. (Ya veremos las deplorables y múltiples consecuencias que esto trae), Tampoco del sacerdote, del fraile, del obispo, habla confrecuencia1a Prensa.y n¡¡die podní.en se,rio atribuirlo .a hos_tilidad de los periódicos contra el clero. El periódico puede matizar su fervor; pero no puede vivir sin aceptar la realidad social, y como hablan todos los días del político enemigo, podían, si hubiera caso, habituamos a nombres de cu,ras; de frailes y de obispos; En cambio, si un obispo ejecuta actos políticos; inmediatamente le encontramos cada lunes y cada martes en las columnas de los rotativos. Y ruego al lector anticlerical que no me apunte en el haber lo antedicho como.alarde de anticlericalismo, en cuyo caso me repugnaría por lo que·tu,viese de alarde y lo .que ostentase de anti. Es prescripción elemental.del ofició de escritor.no prestar servicio a ningún partido.y evitar el apoyo inmun¡: do de todos ellos. Es una prescripción y no lo contrario, una pretensión que
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quepa tener oesquivar. (Lo inmundo,bien entendido, no es el partido, sino sti apoyo ál escri'tor. El escritor tiene que vivir sin apoyos, en el aire, intentando ilusoriamente asemejarse al pájaro del b.uen Dios y al arcángel; especies•ambas con plumas y régimen aerostático). Déjesele eri hi limpieza y humildad d~ su ofi¡:io: mira en tomo elmundo, oye lo que dicta el hecho i1' 0
·E que! che ditta va significando.
·Nada más:· •Esta advertencia, ajena a nuestro asunto, nos reihtegra en él invitándonos a pensar sobre cuál 'sea el poder soda! del escritor.
El Sol, 23 de octubre de 1927
Ill Hemos visto que' en todas partes goza el político de un gran poder soda!, ·aunque el 'coeficiente de esa cuaritíavaría según los países, llegando en España ál máXimum. Pero este hecho más bien enturbia que aclara lo que bay de peculiar.y sorprendente en elfenómeno del poder sociaL La afluencia de éste a los· que ejercen el Poder público, alas que mandan hoy· o mañána, puede hacerpensar que se trata de una reacción utilitaria· mediante la cual elhombre medio procura halagar a quieri puede favorecerle: . : •.. Por esta razón conviene que nos transportemos al otro polo de las actividades humanas, al oficio que menos fuerza material-de mando·o dinero-posee: el escritor u hombre de letras y ciencias. La profesión literaria lleva 'en su misma consistencia la'notoriedad para quien la ejercita con·medianas dotes .. Como el político, es etescritor consustancfalniente hombre público. No cabe ignorarfo. P,or otra parte, su acción es puramente virtual¡.no-puede ésperarse de ella ningún beneficio terreno. (Los resultados económicos que acaso :produzca:!+la industria editorial-·-·no proceden directamente de la obra; sino de fa actitud del público hacia ella. Por.eso no es el escritor, sino el e4itor, quien obtiene el rendimiento mayo~ eri los países donde el libro proporciona algún rendimiento) .. Ambas· condiciones juntas dan un valor muy puro y característico ala reacción que en una u otra sociedad suscite el gremio literario." ' , · Yj en efecto, hallamos una gran variedad de situaciories. En Francia tiene el escritor.unpoder social fabuloso: Relativamente mayor; mucho mayor, q'ue elpolítico, si se descuenta la enormidad de poder'propio que el oficio
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de gobernar incluye. Al fin y· al cabo, quiérase o no, con el gobernante. hay que contar, puesto que interviene en la existencia de cada ciudadano. En cambio, el otorgamiento di; poder sociál al escritor no se origina en imposi" ción ni necesidad ninguna: es una generosa reacción de ]a, sociedad, Cuando, hace quince años, entraba Anatolio France o Mauricio.Barres en ún teatro, en un hotel o en un banquete, los presentes sentían el místico contacto con una fuerza gigantesca. Y no por la persona individual que ellos fueran, sino por hallarse los circunstantes frente a un ser sobre el cual había descargado simbólicamente la sociedad francesa entera el inmenso don de su poder. Sin embargo, France o Barres eran. cimas del paisaje literario,,y el comportamiento de la sociedad ante las eminencias, sean del orden que quieran, tiende siempre a ser excepcional. Lo interesante es advertir la atención que la sociedad francesa presta al escritor simplemente distinguido. Le halaga, le mima, le soba, le trae, le lleva, pone a su servicio todos los resortes de la máquina pública. El político teme allí al plumífer9, porque sabe que éste maneja una fuerza considerable, fuerza que no es su pluma, sino la atención social a él dedicada. Su pluma es sólo el timoncillo con que puede dirigir hacia uno u otro ]ado.eLgran dinamismo. público.Y de tal modo se trata de un poder añadido por la ·sociedád al poder efectivo de la obra literaria, que ni siquiera está en proporción con la popularidad de ésta.• Quiero decir que autores cuya' obra apenas se vende, por exigir al lect9r refinainienJos qué excluyen al gran número; gozan, no obstante, de gigantesca·posición; .. . Muy diferente ese! destino del escritor en Inglaterra;.Comome faltala visión directa de, este país; no podría precisar los matices de su situación; pero me'párece muy clara en lo esencial. La sociedad inglesa, como masa total, se ocupa muy.poco del literato y apenas si atiende al hombre de ciencia. Uno y otro gozan, pues, de escasísimo poder social: Nb. obstante, su situación no corresponde a la que semejantes condiciones les acarrearían en el continente. La s'ociedad inglesa no presta atención al escritor ni al hombre de ciencia; pero tampoco la presta al soldado; Pero es que fa sociedad inglec sa posee una anatomía diferente de las continentales_; No es unC! sociedad, sino más bienuna articulación de muchas sociedades, cada·unaide las cuales lleva una existenciarelativarnenteindependiente.Si llamarnos«tlrculbs sociales» a estas sociedades parciales,.a estos segmentos de qué se compone el magnífico anélido inglés, diremos que en ninguna parte e's tan amplia e intensa· la vida en círculo como en las Islas.Sería.inexacto hablar de grupos o partidos, porque éstos tienen fronteras muy marcadas que los acotan en el gran cuerpo social; al paso qrielos círculos terminanvagamente) fundiéndose por sus. orlas unos con otros: Así¡ en ese país, donde la gente nó seDcupa de literatura (¿puede llamarse tal la prosa de magazine?.), existeim.círcul.o '
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de aficionados más vario yatento que en ningún pueblo-salvo Francia. Lo propio acontece con la ciencia. Ni una ni otra son productos , como lo es para Francia la literatura y la ciencia para Alemania; pero el escritor y el científico gozan en la esfera de sus círculos de.una posición saluc dable, que, i;iertaII).ente; no puede llamarse poder social, pero que tampoco significa su defecto. . .. . • .. . .. . ·.•: . .. El puesto que en Francia ocupa el literato lo usufructna en Alemama el hombre de ciencia. La producción cientifica es allí un interés de la nación entera. No sólo se preocupan de ella los que la engendran y la reciben-si bien es fantástico el número de los unos y los otros-, sino también el resto de los ciudadanos. Saben que es la gloria y la fuerza de Alemania. Así se explica que al sobrevenirla terrible crisis económica de la postguerra fue el público, y especialmente el grupo industrial, quien se encargó de asegurar la continuidad de la.labor.científica, sacrificándole buena parte de sus reservas financieras.-Al amparo de este predicamento que goza el científico, vive el literato en calidad de hermano menor. Su posición es subalterna .. y es que en.el fondo de la conciencia alemana yace la secreta convicción de que, al menos en nuestra época, la literatura alemana tiene escaso valor. Si surgiese un grupo-de escritores bien dotados, veríamos cargarse el gremio de poder social, como lo tuvo superabundante en tiempos.de Goethe. El dia~ 'nóstico exacto fuera c).ecir que la profesión de escritor posee en Alemama casi tanto poder social como .en Francia, pero que, transitoriamente, se ha" lla vacante de figuras reales que la incorporen con perfección aproximada. La prueba de ello es que en ninguna parte perviven con pareja actualidad ciertos escritores del pasado. Goethe, por ejemplo, sigue siendo una fuerza viva: se le tropieza en cada conversación, en el discurso parlamentario, en el libro científico. (El respeto del hombre de ciencia hacia las figuras literarias del pretérito no creo que exista más que en Alemania). · ¿Y en España? ¿Qué acontece con el escritor en España? Recuérdese que llamamos .poder social a la influencia que un oficio o persona tiene más allá de la que.estrictamente se origina en su a~ción propia. El influjo del médico sobre su .clientela de enfermos es, como ·hecho sociológico, completamente distinto de la consideración que ese• mismo médico goza· acaso en el resto no profesional de su vida y relaciones. · Hablemos, pues, primero de cuál es la influencia directa qúe el escritor 'ejerce en España. . .. · ·· · · •. . N 0 creo que exista entre las civilizadas nación alguna menos doctl al influjo intelectual que la nuestra. Con ligeras modificaciones en esta o la otra época; puede decirse que nunca ha atendido al escritor. La vida de la España moderna representa el original ensayo de sostener.se una raza europea y 97
afrontar el destino histórico sin dejar intervención al pensamiento. Los resultados, hasta ahora, no han sido muy brillantes; pero el buen españolmedio seguirá perdurablemente considerando a la inteligencia como la quinta rueda del carro. Ya es un síntoma de despego hacia esa facultad del alma contestar irritadamente a lo que acabo de decir; sosteniendo que se puede estimar la inteligencia y, sin embargo, no prestar oído a los intelectuale5; qúe no es aquélla un don estancado por éstos; sino bien común de otras clases so dales, 'etcétera, etcétera. Vale más no intentar el aforo del nivel tntelectual que poseen en España -al menos, en la de hoy-las clases no intelectuales. Afortunadamente, tampoco es necesario. Convengamos sin esfuerzo en qúe la inteligencia no es una virtud exclusiva del gremio intelectual; pero e5, en cambio;c grotesco que un país presuma poseer ,fa dosis imprescindible de aquélla cuando al mismo tiempo se jacta de desatender la obra y persona de los escritores. Ni bastaría la excusa de que los autores nacionales fuesen en esta fecha de escaso valer, porque entonces estaba obligado el pueblo es" pañol a nutrirse de la obra extranjera, y si aun ésta parecía a su exquisito paladar manjar grosero, recurrir a los antiguos o a quien fuera. Todo antes que permanecer siglo tras siglo ajeno a tema alguno de inteligencia. El hecho se presenta con tal constancia, que ya no reparamos en él y toma el aire de una le}rnatural, a la cual es ridículo oponer objeciones. La idea de que un libro influya directa e inmediatamente en la vida pública o privada de los españoles e¡¡ tan inverosímil que no concebimos la posibilidad de suceso semejante enningúnotro país. Y, sin embargo; fuera dél nuestro acontece cotidianamente; ¿Se quiere un ejemplo extrémo de ello? Una de las modificaciones más importantes de la vida pública en los Estados Unidos ha sido la recentísima ley de inmigración. Pues bien: esta ley es el resultado fulminante del libro de MadisOn titulado La decadencia de la gran raza. (La obra, como casi todas las que se publican en América, es de , , . , "' una,modestia mental superlativa)' , No es cosa de investigar ahora las' causas de esta inmunización para el alfabeto que gozamos los españoles. Yo espero que no se buscará la explicación, como de tantas otras peculiaridades ibéricas, en la herencia arábica. Los árabes han sidolos mayores entusiastas del libro, hasta el punto de dividir a los hombres en gentes con libros y gentes sin él. Cuando, Mahoma busca el más eficaz encomio de su dios, el atributo, que, más le adbmá y recomienda, hace constar que fue él quien «enseñó al hombre a mover, ~l cálamo». (Surata96): Esta carencia o poco'más de influjo sobre su contorno social prbpbrciona'ál ési:rifo'r español algúnas ventajas que tal vez no ha sabido·aprovi;,char, Cuando se cree que el párrafo escrito va atener consecuencias reales,
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el escritor honrado se siente cohibido en su libertad espiritual. Pen5amientos que teóricamente son importantes y certeros pueden causar daños prácticos; · Pero el escritor· español ha podido entregarse a las exclusivas exigencias de su oficio sin temor a ser nocivo, Ha podido ser pura y rigorosamente veraz. Sin embar,go, est¡¡ ventaja es inseparable de otro grave peligro. La falta de repercusión en el público, cuando es,permanente y completa, da al oficio del escritor un carácter espectraLLo distintivo de la realidad es producir efectos. Cuando éstos faltan llega la persona a perderla noción de,su propia actividad. No sabe lo que es ni lo que no es; Flota en el vacío sin presiones exteriores que definan sus límites. Si ncrtierie en sí mismo ,un fortísimo regulador, acabará por creer que lo mismo daedecir una cosa que otra, pue5to que ambas'producen elmisí:no nulo re5ultado, En suma: la desatención,pública desmoráliza al escritor, induciéndole sin remisión a la·irtei;ponsabilidad:.. El Sol, 30 de octubre de 1927
IV Si es tan menguada que casi es nula la influencia directa del escritor soc bre la sociedad española\claro es que no puede gozar de verdadero poder social. Es fácil que algunos literatos' se hagan la ilusión de.lo contrario, porque el oficio de escritor lleva consigo, dondequiera que se ejercite, ymás en un pueblo de no granvolumen, como el nuestro, cierta aureola qúe puede ser un espejismo. Me refiero a la notoriedad. Cete1is pmibus, un escritor es más conocido que un ingeniero o que un industrial, que un abogado o ,que un banquero. Pero un honibre conocido no implica dilatada estimación; ni siquiera,conocimiento de la obray,la persona. Los que escribimos somos mucho más conocidos que leídos, y más leídos que entendidos y estimados. Y aun conviene cakular muy por lo bajo las dimensiones de esa notoriedad. Precisamente; el tipo' de vida que; por carencia de poder social, se ve obligado a llevar el escritor en España le salva tal vez de una amarga desilusión. Porque, en efecto, vive casi siempre recluso en un mínimo círculo de personas próximas al oficio intelectual, rodeado de una delgadísirD.a película social que intercepta su visión delgran cuerpo colectivo. Cuando por
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1 Qu'édí:i siériípi"e, ~Ortlo'ii'J.podtá ineilós, OtrO ·génerci 'dé'inÍluenciá: qui! Se pÍ-odt.ú:~ la'larga y difusani~nt~. ror esg,,si la tj,eSatenc\ón al _escrito_r,v3·iI1Spirada por el deseo_d,e, que sus ideas no p~n_etre~_nuncá,.~~ la"ma.s.a social, fracasa en el pro_pósito. _A la p,os,qe, tarde y c_ohlu?i~nari;i Inent'e,' acaba también Cn Españ3 el pueblo porpeÍls·at como los eScritáres. Pero ahotá se trata ~e la influencia mediata, concreta y rápida que es normal en otras naciones.
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azar perfora esa película y se encuentra entre gente media, descubre con sorpresa que ni él ni los mejores de su.gremio son conocidos pocos metros más allá de la habitual tertulia. Ysi no literalmente desconocidos, tan vaga y confusamente notorios que fuera preferible la rigorosa.ignorancia. Pero seria .inexacto contentarse .con decir que el escritor carece en nuestra tierra de poder social. Es forzoso bu.scar un concepto que con má~ precisión defina la sorprendente situación del que escribe en España. Yo diria, pues, que el hombre de letras goza en Celtiberia de un poder.social negativo. ¿Qué significa esta extraña idea?· Simplemente, que para el buen españól medio, el escritor, como tal, es un hombre de fama, pero; entiéndase bien, de mala fama. Escribir. es una forma de avilantez. Al pronto se juzgará que es esto·una exageración: Pero, téngase la bondad de hacer.el siguiente experirbento·mental. Imagínese que soltamos·-.'es· la.palabra-' a u:ir.escritcir conocido en una reunión de la burguesía española que no sea, por algún motivó, excepcionaI·e inténtese con lealtad describir los sentimientos que en aquellas personas suscita su presencia. En el mejor caso, sólo eucontraremos inquietud, desasosiego, suspicacia y antipatía, una falta absoluta de comunidad con aquel ente sobrevenido. El experimento queda completo si paralelamente se imagina la escena en Francia, entre otros personajes que sean los correspondientes... · Se me dirá que hay cásos.de.enorme yTespetuosa popularidad,yse me citará concrétamente.el constante homenaje de las clases sociales más diversas a un hombre como Ramón y Caja!. Pero yo deploro que este ejemplo me hunda más en lo. que por ventura es mi error. Esa excepéión, en cierto modo única, que se hace con Ramóny Caja!, trayéndole y llevándole como al cuerpo de San Isidro, en forma de mágico fetiche, para aplacar las iras del demonio Inteligencia, acaso ofendido, es una cosa que no se hace más· que en los países donde no se quiere trato normal, próximo y sin magia con los intelectuales. se· escoge uno a: fin ddibertarse, con.elhbme~ naje excesivo e fuinteligente a su persona, de toda obligación con los dec más: El hecho de serjustamente Ramón y Cajalel elegido acentúa, mejor aún, pone al descubierto casi obscenamente el irrisorio•secreto que oculta tan aparente fervor. Porque apenas nadie tiene la más.ligera idea de cuáles son las admirables conquistas del ilustre sabio. Porotta parte, la histología es . una.ciencia tan remota de.la.conciencia pública, . tan neutra y.sin color, que parece deliberadamente escogida para la apoteosis por un pueblo que considera la labor intelectual como una superfluidad, cuando no como una fec~oria. Si.Ramón y Cajal escribiese una sola página que afectase un P...ócq más (\é cerca al. áninl.o e5pañcil, presenciaríamos la .·ómillosa evapora~ ..... ' . ' .. ·. ' . ··. ' . ' .· . ción de su poder social... . , . ..... . . . . . .. • .
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Es difícil encontrar en las naciones actuales nada que se parezca a la colocación sociológica del gremio intelectual en España. Vive al margen de la existencia normal colectiva: No se cuenta con él para nada, ni oficial niprivadamente. Al contrario: sé descuenta para él un.como breve terri~ torio bal¡lío, es,pecie de Indian Reservation, donde se le.deja extravagar. Porque esto es, en definitiva, lo único que de él se espera: la extravagancia. Añádase a esta existentia marginal, pareja a la que llevaban los leprosos ·en la Edad Media, la humillante inl.pecuniosidad que sufren casi todas las familias de escritores. En.tales circunstancias resulta.inevitable, pero no justificado, el tono agrio, violento; chabacano, que domina en nuestra producción literaria .. Lo sorprendente parecerá que su actitud rio sea más desesperada, y lo increíble, que bajo .el escritor el hombre. sea tan honrado. Porque. es preciso hacer constar que la honestidad civil.del intelectual español supe~a acaso a la. de. casitodos los gremios hermanos triunfantes en otros países. (No es posible decir .lo mismo de su honestidad técnica: en general, no pone cuidado, ni mesurn;nielevación nirigor en su trabajo): Esta irrealidad social dé su oficio, que más o menós clara percibe entre nosotros. todo escritor,:es ·é:ausa de una peculiaridad que, por su misma constancia, no ha sorprendido cuanto debiera; Me refiero al· hecho de que España es el único país europeo donde los, iritelectuales se ocupan de política inmediata. Fuera dé aquí, sólo .por excepción se encüentra a un escritor mezclado en las lucha5 cotidianas de los partidoso Pero aun en esos casos excepcionales, cuida níuy bien el escritor de separar su labor.intelectual de su inquietud política, y cuando esto no¡ de exigir a sus intervenciones políticas todas las altas virtudes que rigen la obra intelectual. Llevan, pues, su intelectualidad íntegra a la política, al paso que entre. nosotros la política más basta y pueril viene ·a anegar la intelectualidad; De s,uerte, que no se logra la única ventaja que esta confusión de oficios podía traer: que elintelei:tual elevase el nivel de los coml:iates públicos merced a la superior disciplina de su intelecto •. En cambio;.pasa que la•necedad constitutiva dela política diaria desintelectualiza al escritor. Así acontece el.hecho •bochornoso de que.los escritores españoles vivan separados por sustendencias políticas -· . que s.on siempre las de la calle-tl1ás que pOr disé:repancias intelectuales. Ayer fue por una cosa; hoy es poi: otra:'nunca·falta el pretexto.para.que el intelectual mismo, siguiendo la tradición nacional, patee concienzudamente su oficio. · Falto de poder social, busca el escritor una compensación aproximándose al único oficio que goza de él en España. Siente apetito de mando efectivo y quiere ser político.
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La consecuencia de todo esto ha sido deplorable. Porque es el caso -aunque se juzgue contradictorio de lo antedicho- qué España llega a un recodo histórico en el cual sólo puede salvarla, políticamente, la seria colaboración de los intelectuales. Se ha1legado a una sazón en que es· preciso fue ventar nuevos destinos y nueva anatomía para nuestro pueblo. ¿Se cree que puede hacerse esto sin el gremio de las ciencias y las letras? Me parece ilusorio. Aestas altúras de los tiempos, cu.ando vivimos ensociedades viejas y complejas; no se puede inventar historia por puro golpe de Vista. Hace falta una técriicá de la hivención; hace falta «tener oficio»,. escuela, preparación de intelecto. De otra manera; sólo seproponclránsoluciones'primaria5, toscas, . ,, . de mesa de café.· · ··'Silos intelectuales españoles hubiesensidó fieles a la ley de su oficio, sólo ellos poseerian hoy una verdadera política; un proyecto de vidainacional en grande; uria•riorma pública a la vez elevada y compleja. Y es probable que porvei prim'era;España volviese hacia ellgs los ojos,.ya que no de grado', forzada por las circunstancias. No puede ser más desdichada de lo que es la posición del escritor en la sociedad española. -Se le exigen todas las virtude5,y encima de ellas, ese don maravilloso; delicadísimo, que es el talento;:En cambio, no se.le concede nada,ymenós que todo lo demás, atención. Sin' embargo, deo que fuera•un error considerar como el idea1 la posición contr,aria, taLy como suele ser otorgada al escritor en Francia:Pienso que un illtelectual de profunda y auténtica vocación repugnará siempre· ese exceso de sobo colectivo, ese amanerado culto que le rinde el contorno y ámenaza eón cegar el máriantial de su espontaneidad, con reblandecer·el rigor de su interna disciplioa. Sometido. a tanto miramiento, se deforina con frecuencia el escritor francés hasta.adquirir una psicología de tipk . •· Conviene.que el. intelectual no:crea•demasiado. en sí mismo. Después de tado,Jo más bello qµe hay en· la iriteligencia,Jo que fa distingue de otras calidades más toscas =como la belleza física, la fuerza, la nobleza genealóc gica ó el dirierci-:·.; es quesiempre•es problemática: Nunca se sabe de cieito si se tiene o rio'inteligenciac Lo más que puede asegurarse es que la ha tenido uno hace un momento; pero ¿ahora, en este in5tante que viene, en esta frase que se comienza? El hombre•inteligentéve c·onstantemente·a sus pies abiei;to e insondable el abismo de la estulticia. Por eso es inteligente: lo ve yTetienesu pie cautelosamente.
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V Lo dicho hasta aquí va dibujando una clara contraposición entre España·y Frandapor lo que tocaalpoder social.:Esta·contraposición no consiste.tanto cy¡. que Francia otorgue·poder social unos oficios yEspaña a otros,· sino en algo más importantéc Francia es el país· donde mayor número de actividades diferentes reciben la aureola del prestigio público. España es el país en que casi nadie-ni: c;omo individuo ni como iepresentante de.un oficio-.·· goza de ella~ Esto 'significataxativamente que lasociedad española mucho menos compacta y elástica, por tanto, mucho menos sociedad, que la francesa. Verdad es'que en este•punto culmina Francia sobre todos lcis pueblos. La nación enteravive)'ábsorbe cuanto acontece•en cada una de sus partes. Muy pocas cosas quedan recluidas en su rincón, sin irradiar sobre el resto del cuerpo público; El francés del Norte participa de la vida meridional, la convive, corno el hombre de la Provenza se sabemuybien su Bretaña y su Normandfa. El escritor puede acercarse al militarsegum de que éste tiene una idea bastante minuciosa de su obra, y,>viceversa, el militar cuenta con·qué el escritor conoce suficientemente sus faenas de Siria o del Sáhara. Lo propio acontece con el industrial,: con el cosechero',' con el político. Cuando un francés hace algo que sobresalga .un poco, sea del orden que sea, conquista automáticam'entela fam¡¡ ..No creo que haya ningún otro país donde el individuo medio tenga en la cabeza tantos nombres de compatriotas famosos. Viceversa, podría•decirse forzándo lai exactitud, para acusar mejor la realidad¡ que casi todos los franceses·son famosos, Me paree ce una tonteria atribuir este fenómeno.a la vanidad gala, que se complace en exagerar el valor de sus hombres, ni tampoco a la vieja historieta de la cucaña· en que los franceses entusiasmados aúpan asu conciudadano, favoreciendo su ascensión. El hecho es más hondo e importante'que lci supuesto en esas explicaciones, En.prircier. lugar; famoso no quiere• decir ni más ni menos valioso. Famciso:es todo aquél de quien.se habla en amplios círculos'. Y hay una fama negativa; por ejemplo: la del criininaL Ahora bien: es caracc teristico de Franda la popularidad que adquieren sus crimiriales. Landrú llegó a ser un,héroenacional; se entiende.un héfoe negativo; No se dirá que esta atención;•esta ·curiosidad hacia aquel asesino, procede de vanidad nacional. Es, simplemente, que a toda Francia le interesa. cuánto acaece en.un punto cualquiera de sí misma:Nive.~como el alriia~ toda en:éada;lina de sus•partes;Nada deja de aprovecharse socialmente; mlo;buenb 'ni lo malo. No hay desperdicio:¿ Quién'. duda que ésta ha sido uria dé las grandes fuere zas qµe han.hecho posible la riqueza y continuidad sin par; dela história francesa?. Merced a ella, es taraza; que enn:ingún orderi: es genial, ha logrado
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dar un·máximum de rendimlent~. Cuanto en ella acontece es desde luego social, o lo que es lo mismo, queda multiplicada su eficiencia por el volumen en.tero de la colectividad... En España presenciamos la escena contraria. Si apenas nadie tiene entre nosotros poder social, se debea que nuestra sociedad es laxa, sin elasticidad, sin comunicatión entre sus trozos;.De _un cañonazo que se dispara en un barrio no se eútera nadie en el próximo.' Sería preciso disparar el cañoc nazo.dentro del oído de cada español para lograr que la sociedad.española se enteráse de que ahí fuera había tiros .. Yúo. es.la envidia ni el tan repetido «individualismo» causa profunda de esto:Es la falta de curiosidad y de afán de enriquecer nuestra vida con la del prójimo; El militar. vive sumido. en su cuarto de banderas como en una escafandra; No tiene la menor idea de lo que acontece en la escafandra de las.letras o de la industria. Hace muchos años, recuerdo haber descrito la sociedad española como unaserie de compartimientos estancos. Cada provincia, por ejemplo, vive hacia dentro de sí misma, absorta y abstracta del resto _de la nación. Se· trata, pues, de una estruc~ra social morbosa, porque hace de España una sociedad de disociados, Este es el mal.profundo que late y subsiste cien codos más hondo. que . todos los conflictos, luchás y desórdenes políticos o religiosos. . · Ahora, creo yo, s_¡;manifiesta elsentido de estas consideraciones sobre elpoder.social, La falta de generosidad para otorgarlo que nuestra sociedad revela es gravemente nociva para _ella misma. Cada oficio desatendido socialmente señala una faceta dehúmanida.d que nuestro pueblo deja de vivk Si resulta que casi todos los-ofidos son.desatendidos; dígaseme qué reper" torio normal de ideas y fervores, de saberes y de normás, reside en el· alma del español medio.· • No se me diga que estas advertencias emanan de un preconcebido pesimismo. Todo lo contrario.La pulcra descripción de este enorme defecto muestra, a la par, que no hay en.él factor algunoJrremediable,.fatal;. antes bien, actúa de manera automática en su corrección, despertando en el lectorlatendenciaa stlbsanarlo. ,· · . · . •• ,, , ., . ,, . ·: Ello es que hasta.ahora sólo hemos encontrado un oficio favorecido en España con poder social: el politico1 Si buscamo~más¡ temo que sólo.halla" remos otra fuerza que a su propia eficiencia' añada la que espontáneamente . . ·-··· -· .. _ . surge dela sociedad: eldinero. •. • ·El poder social del dinero no es peculiar. de nuestro pueblo, sino ullihe" cho capital dela épcídavigente.·No se diga que de todas las épocas,porque:es falso.:En la Edad Media, ccírilo ahora, elcdinerólo tenía:el judío. Como ahora, h_abia'entbnces que cónfar con éste, y; sin embargó,.no tema.ningún poder1 social.- Menos aún: el judío quedaba en µna posición negativa, infrasocial.
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Hoy el dinero se h!! adueñado del mundo, y dentro del mundo; de España. No obstante; es preciso reconocer un ligerb matiz a favor nuestro. El español . dedica menos entusiasmo al oro que otras razas .. Quien conozca.los secretos . del.alma española ,dudará siemprey a !imine de la interpretación que se dio en Europa. a las h_azañas de nuestros conquistadores: Sajones y franceses titularon aquella formidable y loca empresfl «La sed de oro>> .Yo sospecho que la verdad es más bien inversa. Porque el europeo de entonces-.comienzo de la era capitalista- sentía una fabulosa sed de oro, según luego se ha demostrado, no podía imaginar que aquellos españoles cumpliesen sus hazañ~ por otros motivos. Y el caso es que ya entonces las barras de oro llegaban en los galeones a Sevilla,. donde eran cargadas sobre los lomos de unos mulos, que tomaban derechos el camino de Francia. Con ser grande el poder social del dinero, en los ámbitos peninsulares es incomparablemente menor que en otros países; por ejemplo, que en Norteamérica. Leo en un libro reciente: «En ninguna parte como en Norteamérica se habla tanto y tan descaradamente de dinero. En la calle, en la reunión, en el club, gira siempre la conversación sobre la riqueza. Cada cual manifiesta, sin pudor alguno, cuántos dólares ha "hecho" en el año, en el mes. Succes significa siempre triunfo económico. La pregunta"¿ cómo le va a usted?." es referida siempre a la situación económica del momento. Fulano "vale" medio millón de dólares; Zutano, sólo cien mil. Todo se expresa en moneda; en los periódicos pululan los dólares; un nuevo edificio es una construcción de un millón; un fuego es un fuego de un millón; una lluvia fuerte es una lluvia de un millón de dólares, yun cuadro es un Tiziano de cien mil dólares». El rico destaca sobre la masa, es su ideal y modelo. La escala de valores sociales radica exclusivamente en el éxito económico. No existen otras maneras de distinguirse. La ambición encuentra como único medio de satisfacerse el enriquecimiento; en cambio, este medio está abierto a todos y es de todos enténdido. No hay concesión de patentes de nobleza, no hay títulos ni honores. La carrera política tiene poco prestigio, sobre todo dentro de cada Estado, y consecuentemente carece de atracción. Dedicar la vida a un otimn aun dignitate no da posición social; antes al contrario, es cosa mal mirada: En cambio, «the man w1w made his pile» («el hombre que hace su agosto») goza de respeto, de prestigio, como en ninguna otra parte. Todo el mundo se inclina ante él como no se inclina nadie en Europa ante los representantes de la más antigua nobleza. El rico es el centro del interés público: le persigue la curiosid~c,lyJ!l atenciónge,ner¡¡l; se encuentra S~I\omb_re.,cgµstantemente en las Society News; se investigan las menudencias de su.vida. Existe toda una 105
literatüra sobre los ricos, y ~stos ~isrnos creen demasiado a menudo que es su'deber contar su vida, describir su ascensión de la nada ante fa rnuche~ durnbre estupefacta. En' tnrno a estas figuras· se forma todo un mito, y «llegará un día en que sea í:an difícil saber la verdad pura sobre Ford como ló es saberla sobre Crornwell, Napoleón o Washingtom> 1• · .Me interesan estas'palabras por dos razones. En primer lugar, cont'iec nen una·buena descripción de lo que llamo poder social: En segundo lugar, nos sirven como término de comparación para calcular la cantidad de éste que va en España, aneja al dinero.
¿CÓMO ES LAWRENCE?
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El Sol, 20 de noviembre de 1927
viv~ ~uriosid~d
Hace mucho tiempo que no siento ;ornada tan corno por lo que enuncia .esta pregunta: ¿Cómo es Lawrence? Yo quisiera ahora contaminar de esta curiosidad a los lectores. Para ello es necesarto que comience diciéndoles quién es Lawrence1• . •· • • • , , .. Tomás Eduardo Lawrence nace' en Gales en 1888. Tiene hoy; .pues, treinta y nueve años. Conviene recordar: este número. Luego veremos por qué. Lawrence estudia en Oxford lenguas orientales, arqueología; Si:m los temas que sólo atraen a una inteligencia pura y romántica. En1910Tecorre Siria a pie, con el fin de investigar la arquitectura de las Cruzadas. De este modo aprende el árabe vulgar. De 1911 a 1914 trabaja enlas excavaciones del Éufrates corno miembro de una Misión; luego es adscrito a•la Inspección del Sinaí Norte, dependiente del Ministerio de la Guerrac Al estallar la guerra fue declarado inú ti! por falta de peso. En 1916 consigue ser admitido en una oficina de información militar-Militmy Intelligmce Section- en El Cairo. El ejército turco, organizado y pertrechado por los alemanes, hacía gran presión sobre las fuerzas inglesas desde Palestina y Arabia. Las condiciones de este último país, impenetrable pam los europeos por. el fanatismo de su población, dejaban libre el ala izquierda de los turcos ..Se puetie decir que en 1916 los ingleses no habíaffconseguido dar un paso' hacia adélante. Lawrence, encerrado en su oficina de El Cairo;•traducía comunicaciones para ilustración del Cuartel general británico. En los minutos de ocio se apoderaba de él una grari idea, una.romántica empresa: sublicvar a los árabes contra los turcos, deshacer la izquierda turca con armas beduinas.· Una y otra vez, siempre en vano, expohía a la superioridad sus inverosímiles proyectos. Por·fin, en otoño de aquelañó, .consigue ser enviado.al Heyaz.
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: : ípéJuild: Th~ iron máhin lndustry, 1922, pág. 76:."-A!fred Rühl: El sentido edoríóniidd rn, Amérlca,págs,46y53!1927. · : · . •' · ··: · . . . :· •.
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~-T; E~ 'Lawrence, Revolt in thc Dcsert; ·1927.] onhatan Cape. Londres.
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Desde este instante, la vida.de L~wrence-"--ertidíto, oficinista-se transforma sin transición, subitaneamente, e.n una gesta vertiginosa, que comienza con su llegada a]iddah, ~l puerto de la Meca, y termina en 1918 con su entrada triunfal en Damasco al frente de las tribus árabes. No creo que en toda la Edad Moderna se haya llevado a cabo .una empresa que tan literalmente merezca el nombre de gesta. Para encontrar hazaña similar fuera preciso.retroceder a la primera Edad Media, cuando las gestas todavía no eran canciones, sino hechos. En pocos meses, toda el Arabia Occidental está en pie contra los turcos, y sobre toda ella se cierne la leyenda -como en la Edad Media, el hecho allí se orifica al punto legendariamente- de un rnmí Aurens, UreJJS, El-OreJJS, que predica la libertad de Arabia, que no come y no duerme, que no teme a nada y, montado en la camella Gacela; anda más que el más resistente beduino. Este héroe oriental en quien retoña la· epopeya de!Islamismo;rey sin'corona deldesierto ilustre, es un joven 9xoniense, de veintiocho años, considerado inútil para servir en un ejército europeo. :La suspicacia del árabe, del árabe· de Arabia, frente al europeo es tal, que ha producido él hecho escandaloso de ser aún hoy esta península, donde se forjó una de las grándes civilizaciones de radio ecuménico, el trozo de planetarnienos explorado y conocido. ¿Cómo se explica que Lawrence haya logrado, no ya caminar sin la menor dificultad1os senderos de Arabia, sino penetrar. hasta•elfondo del alma beduina, arrastrar losdn\:rnmerables gru~ pos que eternamente dividen aquel pueblo; compaginarlos por vez primera desde hace siglos y siglos, tenerlos en su mano y seda voz ungida: que hace despertar a una raza somnolente, lanzándola de nuevo a hacer historia? Porque, en efecto; el movimiento iniciado por el joven erudito inglés sigue y no para, crece y engruesa, arrollando cuanto sele pone delante. Hoy; Arabia es más una nación que nunca lo ha sido. '• Pero todO'esto es sólo un ingrediente d~ los que componen el proble·· ! · ma LaWr-ence: Sus increíbles victorias al frente de•los.beduinos hacen que sobre él lluevan condecoraciones:inglesasy francesas. Lawrencelas.rechaza. Cuan~ dO' suern:i la• hora de paz·es elegido para tomar parte 'en la· Conferencia de Versalles.lawrence,defiende,allC!os intereses dé los•árabes como un árabe. Pero Francia consigue imponer sú intervención en Siria, Lawrence, entonces, rompe con sú Gobierno, renuncia a todos los grados militares recibidos, re~ nuncia hasta a su nombre, y bajo otro fingido sienta plaza cómo soldado raso en el servicio aéreo de la India. Es decir: este hombre, que a los treinta años era dueño de un trozo de planeta, que goza en Inglaterra de una rep1{tación tan legendaria como en Oriente,' se anula a sí mismo, se borra, por
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decirlo así, de la existencia, se sume de nuevo en la anonimidad, comenzando por tércera vez la vida. Este nuevo ingrediente, sumado al de su ·gesta, da un precipitado extraño; desazonador, que en todo buen aficionado aalmas siembra ungermen inq1¡ieto de curiosidad. '• Pero'he aquí que en marzo de este año publica el libro·-tan espera" do- donde refiere su campaña de Arabia. Se titulaRevo!t in theDesert (La sublevación del desierto). En mayo último había llegado ya a la quinta edic ción.'Yolo'he leído con superlativa avidez. Por fin iba a aclarar el enigma de esta alma, de este extraño modo de•ser hombre -un hombre que puede ser pnmero intelectual,'y luego, de pronto, Cid Campeador; y luego as'ceta rigoroso que renuncia a·sí mismo; todo ello, en cuatro o cinco ~ñas. ¿Cómo ve la vida quien a los treinta años ha•vivido tantaporcióninverósimil de ella? ¿Que espera; qué premedita, qué resortes mantienen en pie su organismo? El libro de Lawrence es tan sorprendente como su pasado. Pero lejos de aclarar su misterio, lo multiplica hasta la exageración., Después de leer sus páginas quedamos rendidos, temerosos de que definitivamente· se nos escape de entre los dedos esta alma fugitiva, indómita, multiforme. : Se ha comparado el libro de Lawrénce al De bello gallico, de César. Nó es inexacto el parang6n. Uno y otro son los dos libros menos libros que se pueden leer: Son acción manuscrita. Lawience; como el otro guerrero mayor, se limita a narrar lo que ha hecho. Es la sobria yrigorósa descripción de'los ac~ tos súyosy de las muchedumbres que él mueve de acá para allá. No hay una sola palabra de literatura, ni de arqueología\ ni de reflexión ci poste:1io1i sobre lo emprendido y lo ejecutado. Son marchas día y noche sobre los camellos tenaces por sierras y por angostos, bajo 50 grados de calor o bajo la nieve y el viento frígido. Son puentes de ferrocarril que vuelan atomizados.parla dinamita, villas de Oriente tomadas con elsable enla mano, reuniones de jeques en estancias ahumada5, figuras frenéticas de beduitios. la forma es perfecta; de tal slierte, que en cadalfuea riotamós la voluntad decidida de repriinir una magnifica capacidad literaria y una ideología petsonalísima; Nó quiere dar al lectorlo que este pide. Evita dibujar su propia fisonomía\ y ni se detiene'un momento a explicamos la psique del beduino más allá de lo que· estrictamente requiere la acción. Lo que le' interesa es narramos eficazmente cóm.o el puente ferroviario del kilómetro 146, entre Medina y Damasco, fue volado uriabuena inañaria. Esto lo consigue con sorprendente don para visualizar el relato. De modo que sus páginas se parecen más que nada a esas escenas de cinematógrafo donde en la pantalla vemos sólo una mano que enciende una yesca bajo una carga de dinamita. Vemos muy bien la mano activa de Lawrence; pero nada más: cuidadosamente recata su enigmática figura.
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Sin embargo, viejos cazadores de líneas negras sobre áreas blancas, conseguimos, al menos, prender por el borde de su albornoz cándido al autor, que quiere escapar de su pi:opia página. Es sólo el borde de su persona lo que apresamos; pero ya es algo. Vislumbramos; en efecto, un caso extremo, gigante, del perenne, magnífico dandysmo inglés .. El dandysmo es impertinente desdén hacia los demás hombres, resolución de vivir.el individuo dentro de símismo, sin efusión hacia los demás; pudor extremo ante el propio dese tino, que no lo deja rozar por la curiosidad ni aunpor el afecto del extraño, Pero. esto no es una explicación del problema Lawrence. El dandysmo es siempre máscara y coraza. No nos revela lo que hay tras.ella; antes bien, lo oculta y defiende, marcando la frontera .de dos mundos-.·el de los demás, patente, exterior, y frente a él, el mundo hermético; recluso ' íntimo ' de un único individuo. El gesto del dandy no es. nunca el que corresponde a su realidad interior.. Todo lo contrario. Es un gesto convencional fle prestidigic tador. que hace. la persona para distraer las )Iliradas demasiado éuriosas. Sólo nos revela que, tras él, un.s.er humano vive por su propia cuenta, según principios y normas individuales. El libro. de Lawrence nos hace entrever que no e5tima mucho su hazaña, que más bien se avergúenza de ella. Es un héroe.que desdeña su heroicidad. Por otra.parte, su autor, que es arqueólogo, evitatoda alusión arqueológica en la descripción de los:lugares donde opera. como guerrero. Desdeña también la arqueología,•La dimisión de.todos los honores que le han sido otorgados, la aniquilación de su propiónombre, indican que tampoco estima mucho as.u país ya la' sociedad que le.ha educado.Todos e5tbs desdenes son fáciles y sin gran sentido cuando aparecen solos. Pero en este caso. se presentan dentro de un hombre que ha demo~trado ser capaz detodo, de ciencia, de genio bélico, de gracia literaria. ¿Cómo es Lawrence?. Desde hace años se esperaba en Inglaterra con extremado interés la publicación de.su libro •. E.n l.as.es.11da Endcl0Fedia.B!itá11icaleo: .<
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El Sol, 4 de diciembre de 1927
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PRÓLOGO A UNA PUNTA DE EUROPA, DE VICTORIANO GARCÍA MARTÍ
N'fere~e si~ce;o apl~usoVictoriano García Martí por.habers~ atrevido ~ ensayar. una definición del alma gallega. Es .seguro .que, a, sus juicios .se opondrán otros, que habrá disparidad de. opinión sobre.cómo es.esa alma que palpita en una purita de Europa: Pero la discusión no hará sino.subrayar lo más importante: la existencia, la realidad de.un cierto modo humano, diferente de.los. demás y centrado .en sí mismo, que es .el ser gallego. , ,•· . Yo creo que una de las cosas más vtiles para.el inmediatopo¡:venir.español es que se.renueve la meditación.sobre el·hecho ,regional., Hace años brotó .en la vida pública de España bajo desfavorables, auspicios. Dela idea de región 7'-ctan;claray ·tan fértil-.-. se hizo.un «regionalismo» arbitrario y cone fusa. Fue arbitrariedad y confusión mezclar, desde luego, el simple hecho regional con uno de los conceptos.más problemáticos que existen en el conjunto de las nociones sociológicas: la nación.. Se entendió la región como nación; es decir, se pretendió aclararlo evidente.coulo oscuro. ¿Quién, hablando .en serio y rigorosamente, cree .saber.!o que.es una,nación? A esta primera p9tencia de tonfusión se agregó otra mayqr: se dio.por.cierto.que ala idea ele .nación va anejo como esencial atributo jurídico la.de Estado; es. decir, la soberanía separada. Todo:\ esta turbia ideología nq ha hecho; sino.entorpecec el .desarrollo. del.hecho regional y su·aprovecharhiento para una nueva forma.de vida pública en España, . J,, • No es derramando fuera de sí misma1a idea de región, .centrifugándoe la hacia conceptos más amplios, cual es el de nación; o radicalmente, cual es,el de Estado, com.o se extrae de'ella.la mayor sustancia, sino al.revés,re~ teniéndose en sus límites y aun recogiéndose hacia dentro de·ella.!Poresp, al mismo tiempo que aplaudo el sentido de estudios como .el presente y en su benefido; consideroineludible denunciar el viejo.regionalismo. ' i:i •. Toda mi le en la fecundidad de un nuevo regionalismo presupone que gallegos o vascongados o catalanes abandonen la.creencia;tan falsa .como
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ingenua, de que basta con que exista una cierta peculiaridad étnica, un cierto modo de ser'coí:poral y moral, para tener derecho a constituir un Estado. No se comprende que dm:ante algunos años haya corrido este pensamiento como verdad evidente por sí misma. En primer lugar, no existe un derecho a ser Estado, ni siquiera existe el principio o norma de que quepa derivarlo y atribuirlo en justicia. Pero de existir ese principio, seria más bien opuesto a lo que se supuso en los años del regionalismo nacionalista. Porque la nación, si algo medio claro significa, es comunidad de sangre y de las inclinaciones que la sangre transmite. Ahora bien, por muchas vueltas que se dé a los conceptos de soberanía y de Estado, no se halla en ellos la menor referencia a la comunidad sanguínea. Lejos de eso, la convivencia estatal, la unidad civil soberanaradica en la voluntad histórica-·y no en la fatali~fad biológica- de convivir. Y, en efecto, el origeri del Estado y su desarrollo ha consistido siempre en la unión política de grupos humanos étnicamente desunidos; Mientras se siga amparando la· c;lecrépita y vaga doctrina que ve en el Estado una última amplificación de la familia y en ésta una especie de Estado germinal y nativo, no se entenderá nada del proceso histórico efectivo., El Estado hace siempre antes que la familia smsu st1icto y si por familia se quiere entender sólo el grupo zoológico de padres e hijos será preciso decii que eLEstado ha'nacido en oposición a la dispersión de lasÚni" dade.S'familiaresy sangúineas,obligando a' éstas a una unidad superior trans~zoológica:, que !±ascienda precisamente la disociaeión étnica ""'-'de hordas¡ pueblOs, razas'. De· esta manera; uh nuevo·tegiónalisrrio deberiálnvertir los t~rminos delacuestión; Dada la diferencia étnica evidente-por ejemplo, Galicia:, Vasconia, Cataluña-· no debe preguntarse qué derechos políticos le corresponde, sino al revés; cómo puede aprovecharse en beneficio del Estado esa diferencia, precisamente por ser diferencia. Así viene el nuevo regionalismo a completár la idea de Estadq, envez de anularla como_ en el fondo quería el viejo. Si el Estado es el principio de la unidad (jurídica); en:lo heterogéneo (biológico) eLregionálismo es el principio que subraya fa fe'éundidádde lo heterogéneo dentro de aquella unidad. Pata'unracionalista almotloantí~ guo la heterogeneidad de fuerzas étnicas dentro de un: Estado es uti mal. Hoy empezamos a ver que la diferencia entre las almas-regionales es una magnífica riqueza; para el dinamismo del Estado, riqueza que es preciso aprovechar políticamente, ·Cuando se lean estas páginas de García,Martí-en que aparece' tan acu~ sado el perfili del alma igallega frente a lds de' btrbs grupos penillsulares, sorprendeccon mayor vehemencia que el hecho enorme de la peculfaridad ' ... regional no arroje la menor proyección sobre el régimen civil de España; ',
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Revela ello que nl\estro Estado es un ente abstracto, como fraguado por generaciones muy geométricas: es un Estado en que sólo se afirma la dimensión de la unidad sin más modelado, relieve y calificación. ¡Unidad pobre, sin articulaeiones ni interna variedad!
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ESPÍRITU DE LA LETRA
Más que un menester c1itico, me he propuesto, en estas notas sobre libros, revivir y remover, espumar y prolongar los temas sustantivos que el volumen trataba o suge1ia. Nunca he podido leer las páginas de un libro sin que por deliciosa reperrnsión se levantasen dentro de mí bandadas de pensamientos, aiyo vuelo diverso ha amenizado mi vida. En estos artírnlos, que ahora retino bajo el título ESPÍRITU DE LA LETRA, he procurado capturar la rnta aérea de alguno de esos pájaros inteiiores.
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ORÍGENES DEL ESPAÑOL
GESTICULAOÓN ·
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señor, el honor. Me complace sobremanera iniciar esta serie de.notas bibliográficas con algunos ademanes delante de un libro de Menéndez Pidal. Grandes gestos de admiración, de entusiasmo hacia la obra gigante-.gestos menores de curiosidad, de.duda-.; luego, alguna mueca de leve descontento. El libro se titula: 01igenes del espmioL.Estado !ingiifstico de laPení11s11la:ibélica hasta el siglo XI. No se trata precisamente de un cuento erótico. Y; sin embargo, el tema es de temura-,-se habla de un'niño: el idioma recién nacido, blando y mofletudo, lechal. Es un tratado del español balbuciente, que motiva cuestiones deliciosas, de esas que en toda sensibilidad específicamente intelectual despiertan largas voluptuosidades. (Porque no se puede 'dudar: se es intelectual en la medida en que se sea voluptuoso de problemas teóricos; de ideas. La actitud de ascetismo ante las ideas -eludirlas, reducir al mínimo su conta¡:to y manoseo-,- es característica del pseudointelectual. Ya verán ustedes cómo éste se las arreglará para adoptar lo antes posible; frente a problemastec óricos, posturas ·políticas o religiosas 'o, morales ·o prácticas. No .cometerá nunca el pecado congénito al intelectual, el pecado de que éste nace,cque le nutre, que le justifica: la delectación morosa en elproblemá como tal), Sin menoscabo de las anteriores, me parece ser ésta la obra más importante que hasta ahora ha publicado Menéndez Pida!. Su mente, bien labrada lustro tras lustro,, mantenida bajo una disciplina rigorosa, llega en esta sázón.a las mayores cosechas. Todo hace esperar que ahora vamos a recibir frecuentes y áureos frutos. Es esta obra la más importante entre las suyas, por-varias razones. En primer lugar, el tema es delicadfsirno. Atacarlo implica ya generosa audacia. Toda cuestión de .orígenes es peligrosa: el origen está:siempre o muy en lo alto o muy en lo hondo. Exige 'ascensión o shmersió.n. Vértigo o.ahogo. Al
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investigar los orígene~ de uh idioma; todo se vuelve dificil; hasta la materialidad de allegar los datos imprescindibles. El lingüista del habla contemporánea no tiene que move,rse para hacer su botánica verbal. Por la mañana, con el desayuno, le entran el periódico. Basta. En el periódico puede herborizar. Pero ¿dónde está el romance que se. hablaba en el siglo IX? El botánico tiene que hacerse explorador, penetrar en la selva del archivo, un día y otro, para volver, los más, inane. ¡Gran jomada,.en cambio, cuando se ha conseguido arrancar un vocablo, un solo vocablo, entre el boscaje espinoso de un cartulario! La labor consumada a este fin por Menéndez Pidal es incalculable. Sin embargo, apenas significa nada en comparación con lo que viene después. Para someter a tratamiento ese botín léxico, el autor acumula toneladas de saber medievalista. La abundancia es tal que, para ser sincero, yo tendría que juzgarla excesiva y hacer notar que deforma la arquitectura del libro. (Es preciso que los hombres de ciencia vuelvan a caer en la cuenta de que escrihen libros, Los mismos alemanes, que causaron origiriariarherúeel dano, co'mieuzan arrepentirse. Un libro de ciencia tiene que ser de ¡:ieric cía: pero también tiene que ser un libro). Mas aún queda lo mejor: lo quevale más' enla obra deMenéndez Pida! no ·es la :infatigable 'exploración ni el cúmulo de saberes. Si no hubiese en ella más que esto, no merecería, con la pureza que lo reclama, el divino título de ciencia. 'Ciencia no' es erudición, silla' teoría. La laboriosidad de un erudito empieza a ser ciencia· cuando moviliza1os hechos y los saberes ha~ cía ·una•teoríai •Para esto •és menester un gran talento combinatorio compuesto en dosis compensadas'de rigor y de audacia: .Éste es;· a mi juicio, el don ejemplar de nuestro Pida!, hazañoso y mesurado a un tiempo bajo su barba florida, que· empieza ya a cendrarse en buena plata.· Esto, esto es lo que le eleva por encima de cuantos cultivan hoy en España los estudios históricos, 16 que de.él hace el más grande i;omanista entre los vivientes. ¡Señores, una vez más; ciencia ho·es saber!' ¿Cómo va a serlo, si el padre de la ciencia, Sócratés, la definíamásbiencorho un docto no saber? El sáberesla creencia segura· de sí misma, a fuerza de hábito, rhani'a o anquilosis, quepo~ see·.ethombre no científico. La• ciencia consiste en sustituir eLsaber queparecía seguro por una teona; esto es; por algo siempre problemático, O dicho de otra manera: ciencia ·es aquello' sobre lo cual cabe siempre diScusión;
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C!NEMÁ!TICA DEI. LENGUAJE
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·.• ¡ ''•>En este nuevo libro, la lingüística cambia de aspecto: Síntoma de ello
sbn los mapas doride aparece.la exparisión de un fonema en diferentes ép2k
cas. Por ejemplo: hay un tiempo en que toda España dice fieJTo. Pocas gec neraciones después -segün otro mapa-vemos que en una breve región la . J ha sido eliminada por aspiración-hieJTo-·: Cantabria. Algo más tarde, . ·utttercer mapa nos muestra la h conquistando nuevas tierras. Si multiplicamos esto~ rriapas fijando la expansión de la fy la h en fechas intermediarias, fomiaríamos una película cinematográfica, quenas dana el movimiento histó1ico de esos sonidos.' Al complicar con la evolución de cada sonido en el tiempo su· traslación en el espacio, la vieja lingüística renace convertida en . dnemática ó ciencia de movimientos. Ya está, pues, más cerca delo que debe ser una ciencia de realidades. Sólo le faltaun·paso para transformarse en la'fisica del lenguaje. Ese pasó consistiria en añadir a la determinación de los movimientos o cambios· tempoespaciales del lenguaje la investigación delas fuerzas que los engeridiari; La lingüística cinemática de éste libro demanda, como.·sU"coronación, una lingüística dinámica. (Algün que otro germen de ella' asoma en las postrera'S·págirias). ·
'DOCTRINA
Pero veamos, en ·comprimido resumen, la doctrina de Pida! sobre la · evolución del español. El estrato más antiguo que encontramos es el idioma que se hablaba durante ]a: dominación árabe, en el cuál se perpetúan las formas de.la épbc ca visigótica. Llevando los datos-·que por fuerza son'rriuy incompletosª una fórrnula'un tanto exacerbada, diremos que entonces toda España habla poco más o menos lo mismo. Es el lenguaje que nos llega principalmente en documentos mozárabes, el romance visigótico, que coexiste con cierto latín. · Es. de sumo interés para los efectos últimos -que son la histo1ia de Espm1a-·subrayar lo más caractenstico de'ese romance visigótico yde este latín oficial. Ambos,-segün Pida!,' son arcaizantes, es decir, retrasados respecto a los romances franceses coetáneos y al latín transpirenaico. Otros dos rasgos, que no sorprenden tanto a Pidal como a mí, son éstos: la superlativa escasez de r~iduos góticos y la reducción del influjo árabe a nombres d~ utensilibs y oficios, dejando ir1t,acta lá sintaxis: Añádase a esto una ob~ seIV'a~iÓh qiJe Piqal apunta refirié11dola a época aJgo posterior: «la, .menor variedad dé formas fonéticas y léxicas de España, comparada con Italiay Ftaricia» (página 542). .. ..·, . , , .•. .. . . Si reunimos en un haZtodos estos atributos,. tendremos que el lenguac je español del siglo IX es muy homogéneo en toda la Península; por tanto,
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pobre de variaciones 1; que .es ar~aico, exento casi de goticismos y apenas enriquecido de arabismos. Va para seis años qu.e publiqué Espm1a invertebrada, Este libro, indocumentado y arbitrario, no es más que la meditación sobré estos rasgos fun~ damentales que ahora Menéndez Pida!, con su autoridad insuperable, reconoce en el lenguaje peninsular delsiglo IX.La coincidet;tcia, por lo mismo que es de ella Pida! inocente, me corrobora:y tonifica. El segundo estrato -920 a 1.067- coincidé con la hegemonía leonesa. La diferencia no es grande. El lenguaje asturiano y leonéS de la actualidad «conserva fielmente muchos de los rasgos que hemos averiguado como propios del romance dela edad visigótica» (534). Lo único .nuevd es la ger~ minación de· Castilla: •Un riuevo 'poder político y úna nueva inspiración ..-., los caracteres del castéc idiomática. En la etapa siguiente-.-1067 a 1140llano se declaran rápidos e invasores; «Castilla ha hecho a España»-.-. decía yo en Espm1a invertebrada1 • La ha hecho por1 su originalidad ysu europeísmo. No podía yo esperar más admirable coúfirmación que la ofrecida-sin sospecharlo-por la obra de Pida!. Castilla es primero el rincón cántabro. ·Entonces era Castiella un pequeño rincón, Era de castellanos Montes d'Oca mojón
dice elpoema de Ferhán-González. Apenas nacida comienza un nuevo estilo. Rompe con el derecho escrito, con el código visigótico: «Retengamos esta: característica, que nos explicará la esencia del dialecto castellano. Y añadamos una curiosísima coincidencia: Castilla, que, caracterizada por su derecho consuetudinario local, se opone al derecho escrito dominante en el resto de España, es la región que da la lengua literaria principal de la Península; cosa análoga pasa en Francia: el país se divide. en dos regiones: la del N arte, de derecho consuetudinario, y la del Sur, de derecho escrito;la frontera terric torial de estas dos grandes zonas coincide poco más o menos. con la que es
, "Pidal atribuye 1a pobreza de variacio-nes en el lenguaje de los siglos Posteriores a la conquista uni~orme realiz~da ppr Castilla de tres_ cuartas partes de, la Penfnsula 1 _y 1 .~n Fambi?, p~r-: _t~~ ,Ci;1IDO s1 fuese cos~ na_tur3:l 1_de un_ro_mance ~igótic~ ltorñog~neo~ Yo, .i~_orante,_pfegunto cdn_ dr'amático interés: ¿Fueron boriiogéneas en esB·misma época .....:....Ja'nueSüa '4.sig'ótica..:..... Francia e Italia? Me daría gran pena si no hay siquiera doce españoles que:perCib3nJa·enOnne, fatídica importancia de esta pregunta, en apariencia tan mansa._ Me; darf~;g_~ªIl pena; po_rctue ent~n.c~ ~f:Ild~a,_qu~ 4~cir dolorida_, pero _enérgica_me11te:. ¡No hay Goce españoles que hayan pensado ·en serio y en hondo sobre la historia de España!- : ·· ' ·· 2 Frase de dos filos, porque insinúa que Castilla nO es España~ "-
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corriente consider¡¡r como frontera entre el francés y el provenzal, y la región de derecho consuetudinario es la que impuso su francés como lengua . literaria por cima dela provenzal» (página 501). He aquí un ejemplo egre. gio del talento combinatorio a que antes aludía. Desearíamos, sin embargo, que Mené~dez fida! se explayase un poco más. ¿Por qué un pueblo euroc peo occidental, que en el siglo XI afirma su consuetudinarismo y localismo jurídicos, es el organizador de toda una nación, la francesa o la española? Yo espero que en la Vida del Cid, próxima a publicarse, se nos comunique la palabra del enigma. Pero temo que la explicación no nos satisfaga;. En el pen5amiento que .dirige toda la. producción de Pidal no hay más que dos puntos débiles. Un hombre tan cuidadoso, tanrigoroso,tan científico.en el tratamiento deldetalle, parte siempre de dos enomies supuestos que contrajo. en la vaga atmósfera intelectual de sli juventud, y.que usa sin previo examen, sin precisión: Urio es la creencia;perfectamente arbitraria, de que io ·español en arte és el realismo. A esta creencia' va aneja la. convicción no menos arbitraria de que el realismo es la forma más elevada del arte; Elotro supuesto, adoptado sin cautela suficiente, es la sobreestima de lo'«popularn. El primero de estos dos amores -más que de dos ideas se trata en Pida! de sus dos únicas pasiones- no dañará en la cuestión que ahora tocamos. El segundo, sí. Temo, en efecto, que la afirmación del derecho local consuetudinario signifique para él el triunfo de lo popular y castizo, cuando, muy probablemente, equivale a todo lo contrario. La prueba es que él mismo presenta a Castilla la consuetudinaria innovando a la vez en dirección opuesta: europeizadora y universalista. Fernando I de Castilla «no orienta ya su ideal de cultura hacia el Sur (arabismo), sino hacia Europa; era ferviente admirador del floreciente monasterio benedictino de Cluny». Rompe con el tradicional antiiconismo de las iglesias, que llena de crucifijos e imágenes. Su hijo Alfonso VI (1072-1109) es donado deC!uny.y sigue la tradición de esta dinastía de origen navarro. Sustituye la letra visigótica por la francesa, trae monjes cluniacenses, inicia los matri~mo nios reales con princesas extranjeras y recibe gente franca entre sus huestes, como aquel Don «Kigelme Franco», importante vecino de Burgos. ¿Qué quiere decir, vuelvo a preguntar, esta conjunta afirmación de lo local y lo extranjero -europeo, universal-, que caracteriza, desde luego, a la acción castellana frente a los demás pueblos españoles, y la hace apta para regentar y plasmar en nación la Península? Yo he dado a esta cuestión un intento de respuesta en 1921; pero me interesaría mucho más la que pudiera dar Menéndez Pida!.
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CON·EL HACHA Y EL HACHE
LA FORMA COMO MÉTODO HISTÓRICO
Los mapas del siglo. XIII y posteriores nos ofrecen una España lingüís" tica muy diferente de la del siglo IX; La homogeneidad se ha quebrado. Un principio idiomático nuevo ha entrado como una cuña en la masa uniforme y la ha escindido en tres zonas. Al Este y Oeste perdurará, con diversa evo~ lución-··-gallego, bable; levantino-, el fcindo mozárabe, visigótico, poco original, parejo a los demás romances extraibéricos. En medio. se consolida urr dialecto 'diferencial que se anticipa en muchos casos a las formas más tarde triunfantes en los demás romances. El lenguaje castellano fue; desde luego, Óriginaly futurista. He aquí sus notas mayores: perdida de !aj, con aspiración en h¡ pérdida de Iag, 'como en.enero y•ennano; aparición inexplic cada, súbita, de la j;formación de la" ch y de la z; conservación de la o en ojo; en noche; adelanto en fijar el diptongo ue ya ene! siglo X (cuando dos y tres más tarde los démás vacilan aún entre ua, µ.e, uo). En fin, es el primer roe maneé ibérico qtie cultivaJa poesía.. Castilla'es una espada, una política y una fonética nuevas.
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Investig~ción
La de los Evangelios Sinópticos es un brevísimo folleto -36 páginas---c de Rodolfo Bultmann;. donde se resume admirablemente con insólitaiclaridád el estado actuál de la exégesis evangélica. No conozco obra rriása propósito para una primera introducción en estas"grandes cuestiones históricas, sobre las• cuales ha derramado un siglo entero su esfuerzo genec roso. Claro. está que en tan pocas páginas sólo puede hallarse un aperitivo a la curiosidady un índice de.cuestiones. -· . ¿Por qué en España no se habla de estos temas tan sugestivosy conmovedores?. Apenas.mai+uscrita la pregunta, advierto su fugenuidad. ¡CualquieL ra diría que enEspaña se habla de muchas cosas! Por desgracia, el alma de :España es todavía;muyprovincial; el repertorio de asuntos'que circulanpor ella es reducido; el horizonte, de radio corto. Aún charlámos, como en las aldeas, •del alcalde, del hijo del alcalde y de las poesías de su sobrino. Sin embargo, hay motivos para nutrir.de optimismo la esperanza. Cuando se compara el repertorio .de temas que hoy transitan por la mente pública con el quefrecrientaba la España de 1900, la diferencia.es gigante. Tal vez no exista país en Europa que en ese período haya ampliado•parejamente su paisaje. Podemos decirlo con orgrillo bien fundado: esa ampliación ha sido la obra de.nuestra generación. Como ésta no•ha muerto aún, antes bien, comienza a regentarla vida nacional, es lo más verosímil qu¡; el proceso de ampliación continúe en crecimiento multiplicado y que pronto en la mente •de España-Inicrocbsmos---c se refleje integro el universa-·macrocosmos. Pero volviendo al punto concreto dela historia del Cristianismo, no es admisible que en nuestro país se desatienda tan por completo.Seria injusto culpar de esto, como de tantas otras cosas, a la Iglesia católica. El catolicismo no es opuesto a que se busque claridad científica sobre el origen de su doctrina y organización. Precisamente es un rasgo muy característico de la ·situación a que han llegado estos estudios la casi paridad existente hoy
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entre un libro católico sobre historia del Cristianismo y un libro de autor sin confesión. Hay, claro está, productos extremos, como las obras de Drews y sus congéneres, donde se niega fa existencia histórica de] esús, que son incompatibles con el dogma católico. Pero estos productos no stm más compatibles con la ciencia rigorosa. En cambio, puede decirse que la nota más conservadora -como luego apuntaré- ha sido dada, no por un católico, ni por un protestante, ni siquiera por un exégeta de oficio, sino por un historiador puro, de máximo rango, que ha querido colocarse ante los textos cristianos, ni más ni menos que como antes se había colocado ante Tucídides o ante los jeroglíficos de Egipto. No se impute, pues, al catolicismo lo que es un defecto de curiosidad espontáneamente ibérico. En este ejemplo podemos ver con claridad que el catolicismo español está pagando deudas que no son suyas, sino delcatolicismo espm1oL \ Nunca he comprendido cómo falta en España un núcleo de católicos entusiastas resuelto a libertar el catolici.Smb,de todas las prot:Uberancias;lacras y rémoras exclusivamente españolas que en,aquélse han alojad,o ydecforman su claro perfil. Ese.núcleo de católícos podía dar cima a una doble y magnifica empresa: la depuración fecunda del catolicismo y la perfección de España. Pues tal y como hoy están las cosas, mutuamente se dañan: el catolicismo valastrado con vicios españoles, y, viceversa, los vicios españoles se arnparany fortifican con frecuencia tras' una máscara insincera.de ca~ tolicismo. Como yo no creo que España pueda salir decisivamente alalta mar dela,historia si no ayudan con entusiásmo y.pureza a la maniobra los católicos nacionales, deploro sobreníimera:Ja ausencia de ese enérgico frrmento en nuestra Iglesia oficial. Y el caso es que el catolicismo significa hoy, dondequiera, una fuerza de vanguardia, donde combaten mentes clarísimas, plenamente actuales y creadoras. Señor, ¿por qué no ha de acaecer lo mismo en nuestro país? ¿Por qué en España ha. de ser admisible que muchas gentes usen el título de católicos c,omo una patente que les excusa de refinar su intelecto y su sensibilidadflos convierte.en rémora.y estorbo para todo perfeccionamiento nacional? (Así se da el caso, verdaderamente grotesco; de que.ciertas.damas-atribuyéndose una representación de :la Iglesia que está vedada a su sexo por San Pablo-..intervienen en.los asun~ tos más complicados, de que no, entienden una sola palabra). Viene a los lac bias; una vez y otra, la vieja plegaria patriótica del viejísimo poema sobre Femán González: Sennor, ¿por qué nos tieiles a todos fuerte smma? , ¡Por los nuestros pecados, non destrniyas Espannal
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Se trata de construir España, de pulirla y dotarla magníficamente para el inmediato porvenir. Y es preciso que.los católicos sientan el orgullo de ·SU catolicismoysepan hacer de éllo que fue en otras horas: un instrumen·to exquisito,.rico de tqdas las gracias y destrezas actuales, apto para poner a España «.eri foi:!'lla» ante la vida presente. Dejen, pues, de ser aldeanos y.pónganse a trabajar en las cosas, yno a decir previamente si Fulano es de la derecha o de la izquierda (cuando no usan de una triste frase toníada al lenguaje presidiario: «Ése es de la otra cuerda»).
*** La fuvestigación histórica ha.llegado a ponemos en contacto inmediac to con las personas que vivieron en torrio aj esús. Puede decirse que desde la fecha posterior a su muerte, la historia del Cristianismo es tan clara.o más que la de cualquier otro hecho humano que nos sea muy conocido.Vemos a los discípulos de.Cristo recogerse en jerusalén después de una breve disé persión y desconcierto producidos por su dramático fin. Asi.Stimos a la vida exaltada de esta primitiva comunidadjudeocristiana, que 'se, agrupaba en derredor de Santiago, «el hermano del Señor»;)' de la Piedra apostólica. 1, De esta primigenia «Iglesia» -.ya empezaba ª'llamarse así-·- distinc \ guhnos claramente otro tipo de Cristianismo, que gerinilla entre los gentiles, suscitado :por el fuego y la gesticulación apasionada de San Pablo, Ambas Iglesias tienen una raíz común; pero cada una tiene ademásTaíces secunda" rías que·son dispares. La Iglesia de] erusalén sigueeriraigada: en la tradición judía; la Iglesia delos gentiles se nutre de una atmósfera helenística. Resultado de este doble clima espiritual son los Evangelios, Para el historiador, la historia cristiana no empieza con éstos, sirio con los «Hechos de los Apóstoles» y.las Epístolas auténticas. Aquí puede tocar tierra firme documental, realidades anteriores al estado de.espíritu que se condensa en los Evangelios. En estos años:últimos ha•crecido notablemente el coeficiente de confianza cientifica en' el valor histórico de esta parte del Nuevo Testamento. Eduardo Meyer, el más grande historiador con que hoy cuenta Alemania, creyó forzoso muy recientemente revolvers!'! contra la hipercrítica que venía tratando los «Hechrnfo y las Epístolas con un rigor injustificado. Tal que aplicándolo a cualesquiera otras fuentes ilustres, a Tucídides, por ejemplo, haría imposible:intentar la historia de la guerra del Peloponeso; Meyer éonsidera.los «Hechos» como segunda: parte de una obra históc rica, cuya primera porción es el Evangelio de San Lucas. Reconoce en éste a~ compañero de San Pablo, que la tradiciéin. p9stulab~ y hasta acepta su título de médico. Los exégetas de oficio recibieron airadamente la actitud
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conservadora de Meyer, y aunque 11.lego se.han suavizado, aún quedan algunos incorruptibles. Bultmann debe ser uno de éstos, porque en su folleto no mienta paranada'el fprmidable libro de Meyer1; Y es el caso que en 1911 un descubrimiento arqueológico venía a confirrnarun nuevo detalle, en apariencia insignificante, de la obra de Lucas; En Delios fue hallada una piedra con inscripción; donde el Emperador Claudio hace referencia a su amigo junio Gallio como procónsul en Acaia. La fecha de la inscripción-verano del52-.-' coincide exaéti1mente con fa noticia de los «Hechos» (XVIII, 12-17) que presenta a San Pablo acusado por los judíos de Corinto ante el procónsul Gallio. Esta confirmación que una piedra viene a dar de esta ,noticia afirma e ilumina históricamente grandes espacios de los textos•cristiano's priri:ritivos;• 'Sabemos, pues, mucho sobrelas personas y sus.movimientos;• En cam" bio, se ha complicado más que nunca la cuestión de cuáles fuesenlas ideas anidadas en estas mentes cristianas dela hoja primera. Antaño se creía posi" ble deducir de la tradición judaica todo lo esencial del pensámiento cristiario. Pero la investigaeión sobre el paulinismo obligó a reconocer una influencia decisiva ddas forµiascreligiosas' dominantes en el sincretismo helenístico. La historia cristiana'se. inclinó entonces hacia Greda. P¡;ro heaq'uí que una nueva corriente de investigación descubre en las ideas, teológicas del Irán y .Babilonfa .el.verdadero origen de doctrinas que se' habían atribuido al helenismoi;El estado aé:tualísimo de la cuestión se caracteriza por el suges" tivo combate entre los partidarios de la explicación helenística (Bousset, Heit1J1üller) y los partidarios de la explicación iraniobabilónica (Reitzens" tein, Meyer). fatos últimos ven en los esenios, enSanjuan Bautista, etcétera, ejemplos de la fermentación religiosa emanada de Persia y Babel. , Esta disensión no.impide que exista gran acuerdo sobre temas. de la .mayor' importancia, como es el. orden de precedencia de los Evangelios. Hoy es generaHá. opinióri de que San Mateo y San Lucas proceden de San Marcos; sibien ambos usan además otra fuente perdida pára nosotros, compuesta de «dichos» yserúen'cias dejesús. Cólecciories de este género debió de hab,er mucnas antes de los Evangelios. La predicación obligaba á formar estas antologías de frases divinas, de narraciones de milagros; de escenas ejemplares espumadas dela vida del Señor.. · El trabajo que' hoy ocupa a los historiadores delEvimgelio se despreric de claramente de esta sitÍlación. Retrotraídos•los demás sinópticos al libro de San Marcos, y reconociendo en éste una redacción de 'conjunto hecha sobre .
1 ·-Ecf~~rdo"M'~yer; origfuy l:~~tiérizos'dci C~tidnislno. Tres to~'os, t92i~i9i3.'i-iayya~Ái~
'clones máS recientes, ·que yo-no he visto.
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las primeras colecciones de «dichos» y «hechos», la cuestión está en separar la «redacción» de lo «redactado». De esta manera puede llegarse a recons. trUir esa serie de estrictas palabras y acciones de] esús, libres por completo · dela «forma» que el escritor evangélico -al fin y al cabo «escritorn-les ha dado. Los j::varigelios, como las Epístolas y los libros de «Hechos Apostólicos», fueron en aquella fecunda época géneros literarios, que, como tales, tenían una «forma», una estrUctura predeterminada, dentro de la cual, la materia de la l:listoria de jesús, de su vida y doctrina, era plasmada. Lo importante para nosotros, para el cristiano como para el historiador del Cristianismo, es esta materia. Si estudiamos las leyes que regían aquellas «formas» de redacción, aquellos {> dejesús. •, · , , : Este método, que se ha llamado {
:'~ 1 co~O-Su~tituCiÓ~ de 10 rlh ~üch~; indicaré algun,abibliografia, por si áiguien se ÍritereSa en el tema. Ln·exposición de conjunto mejor es el libro de E. Fas'cher: El lnétOdó histórico de las formas ([lie fonngescl1ichtlicl1eMethode), 1924._,,;M.. Dibelil!s: La}1istoriafonna.l dd Evangdio, 1919. La actualidad del asunto queda demostra.da por el hechO de dedicarle un estudio en su tercer cuaderno la· magnífica revista·nueva Scholastilz (data su publicación de este mismo· año), compuesta pOr lcis jesuitas de Valkenburg.· ·
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GALÁPAGOS; EL FIN DEL MUNDO'
Va~ al~gres sobre el ~~Il1o del mar, movidos por una sed de ciencia, de paisajes inusitados, de.soledades. telúricas; Salen de NewYorken el yate Noma; Son amigos de ocupaéión diversa: nat;urálista, médico, abogado; etcétera. Van dos amigas, dos.muchachas esbeltas, gráciles, que.vemos en los fotograbados del libro vestidas con trajes de baño: una serála dibujante de la expedición; otrasetála cronista. Se trata de un capricho:.visitar.elArchipiélago delos Galápagos, grupo de islas volcánicas, casi totalmente deshábitadas, qué emergen-~n unafabulosa soledad del Pacífico, a 900 kilómetros de la costa ecuatoriana. Un viaje así, por cuenta propia y para fines científicos, sólo es posible ya a americanos, los jóvenes del mundo, y recuerda los que iriiciaron, cuando Hélade era joven, los griegos continentales. A las gentes de Asia y Egipto les sorprendía el viaje deportivo de Salón: viajar para ver -theoJies htinehen-, viajar a causa de contemplar, de teorizar, no con fines de guerra o comercio. En Europa no pueden ya hacerse estos viajes más que a costa del Estado, con lo cual se convierten en obligaciones y pierden su gracia. Yo no creo mucho en la obligación, como creía Kant; lo espero todo del entusiasmo. Siempre es más fecunda una ilusión que un deber. (Tal vez el papel de la obligación y del deber es subsidiario; hacen falta para llenar los huecos de la ilusión y el entusiasmo). Para Europa, hoy; la gran cuestión no es un nuevo sistema de deberes, sino un nuevo programa de apetitos .. Este tropel de gente joven, elástica y sonrosada-fauna de gran film-, nos arrastra en su alegría navegante y nos hace marchar con ellos. Desde que salimos de Jersey nos acompaña también una gaviota; Llevamos tres dí~. ,de ruta-1.100 ltilóm~tros-y el ¡¡ve ~ontinúa su t11ágic.a es,colta. ¿Por qué? ¿Qué instinto, como canino, mantiene en nuestra compañia a este volátil de gi:a11des alaslentas qi,ie yan diciendo «Adiós»? ¿Dó11de du_erme pot ' . . .' . ,, .\
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'Galdpagos, das Ende der We!t, por William Beebe. Brockhaus, Leipzig, 1926 .•
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las rioches, mientras el.Noma progresa en alta mar, empujado por su má'quina nocturna? No conocemos nada decisivo del alma animal. Sinos in. •clinamós sobre.la borda y miramos la estela del navío, vemos una familia de · delfines .que se obstina también en seguirnos día y noche, ¿Por qué esta arnistadd~fos d~lfines hacia el hombre, que llamaba ya mitológicamentela atención de los antiguos? Avanzamos siempre parla vida entre el misterio innumerable de 'ami.Stades y enemistades· descónocidas; .El caso.del delfín es de los más extraños. No sófo seapresura ajuntarse con el hombre apenas lo presume, sino queva a su vera-, dando tales brincos y volteretas, que ineludiblemente interpretamos su faena.como un juego. Yno en el sentido en que pueda serfoel retozo del buche o la potranca, del •gozque o delmacacó, que es 1ln mero reflejo des11 vitalidad rebosante y produce un juego sin· alma, uri1riego serlo, sino en el sentido•humano.que hace deljuego, ala yez, síntoma y expresión de la alegría. A cuantos han visto la conducta del delfín entre las espumas; se les· ha impuesto con.rara evidencia e5ta significación.de jocundia. Y ella es la que, desde tiempo i.rrinemorial, ha llevado a considerar los delfines como animales fo.esperadamente humanos: Porque;· en efecto; es la alegría la grande originalidad delhombre•en el repertorio dela creacion. El.dolor no nos es peculiar, En cambio, los escolásticos subrayan ya comoun atributo e5jJecífico de la humanidad la1isibilitas, laaptitudpara risa y,sonrisac «La alegría·deldelfím»fuera un esp.léndido título •bajo el cual; equívocamente, podía hacerse: une profundo estudio de psicobiología o un vaudeville. Ello es que no bastápara'explicar el buen hu: mor delos.delfines su condición de mamíferos,• Los demás mamíferos sori serios, salvo el delfín y el hombre. ¿Cabe nada más mamífero y más serio que unavaca? La ubre no es garantía de eutrapelia. (Recuerdo.haber leído hace muchos, muchos años, en la Histo1ia de la Literatura Espa11ola, de Amador de los Ríos -que parece compuesta por la vaca más erudita-·.-. cierto epita.fio• existente en el sepulcro de un obispo medieval. En él se le llama. pius, ldrgus, atquefacetus-"-piadoso,•benéfico y jovial. ¿Quién no ambicionaría pareja inscripción sobre su tumba, ya que ésta es inevitable?)· Por la noche, en el silencio, que el niido'habitúal de la hélice no pert:Urba, oímos junto a nosotros la respiración delos delfines como de humanos nadadores que resoplan en concurso hacia una boya festival. Después de deslizarnos por el poro de Panamá, navegamos hacia el ar'chipiélago. Días y días de alta mar, de soledad elementaL Las nubes viajeras émigran en hordas rhacia -Septentrión, pasando en orden guerrero la línea delEcuac!or, comofos bárbaros pasaban el limes romano:• ·· ·• '•: 1· ·¡Qué einoción al arribar junto a este rebano de islas negras, perdidas en el Océano, bloques de lava bruna que· terminan en una encía de cráteres!
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Como tantas otras, fueron estas islas descubiertas por los españoles·. El ese pañol ha sido un magnífico desfloradorde islas. Luego las dejaba olvidadas. Fue; comoUlises, un Dqnjuan delos mares, (¿Se ha estudiado a Ulises.desde este ángulo? Porque es, evidentemente; la primera· aparición de Don Juan. En su viaje no perdonó ninguna de las feminidades superiores que ornaban el Mediterráneo.'En cada isla había una mujer maravillosa; una mujer encantadora: Calipso, Circe; las Sirenas. Ulises encantaba a las encantadoras, pasaba junto a ellas, dejándolas a un tiempo transidas y burladas. Su emoción pudorosa al verse desnudo, con sus cuarenta años corridos delante de lajuvenil Nausicaa; es la emoción clásica de!Donjuan d~cadent~,Altornar, por fin; a la vera de su conyugal• tejedora, no se contenta con menos qúe con reconquistarla, triunfando de sus pretendient~). Ello es·que, luego de haber topado varias veces' con estas islas; no había medio de encontrarlas. La insuficiente precisión.de los instrumentos náuticos impedía entonces medfr bien las distancias . .La propensión a,desaparecer dela ruta qiie estas islas mostraban inspiró a los españolessu.priiller nombre;:queparece de Shakespeare: Las Islas Encantadas; Tras. ellos.las .visitaron los filibusteros ingleses, sobre todo Dampier; este hombre eitraordinario, tan sabio y tan pirata, dalas primeras noticias agudas sobrelopeculiar dé este archipiélago; La abundancia.de enormes tortugas impone la definitiva denomipaciórt: Galápagos. Estas tortugas; tan mansas que en poco rato podían cazarse a centenares, son un.exquisito mánjar. Cuando pasó la.hora de los piratas llegó la de los balleneros, que a trata" han aquíforzados·por el escorbuto. A ellos se.debe la casi desaparición de las tortugas. Porque advirtiendo que éstas pueden permanecer mucho tiempo sin comer, y sin perder, no obstante, carne, almacenaban en los sollados grandes cantidades de ellas. De este modo, sin frigorifico, aseguraban vianda fresca para mucho tiempo. . Pero la visita clásica que da al mínimo archipiélago una ilustre consac gración fue la de Darwin mozo, que llegó aquí en 1835; a.bordo.del Beagle, y permaneció durante cinco semanas; Entonces recibió una magnífica iluc minación. Sorprendido por]a:observación de qúe la flora y fauna de esta~ islas, sobre todo los pájaros, mostraban variedades adscritas a una o a un grupo de ellas c--a pesar de ser las islas tan próximas-, concibió la idea de la selección natural; sin duda, una de las grandes ideas.que han brotado hasta ahora.en la mente humana. Como siempre, es un hecho afortunado -.-no muchos.hechos, no muchos datos-. quien.dispara la fecunda intuición. Siglo y medio antes había sido una poma; ahorafue el pico.de los sinsontes o pájaros mimos; Quien quiera formarse una idea verdaderamente \ ·. precisa delo que es la ciencia, debe meditar sobre estas anécdotas;
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Sin embargo, )a escena mayor que estas islas oscuras ofrecen es otra. Los personajes de ella son, como en las fábulas, unos lagartos. En.este rinc . eón del planeta han venido a conservarse vivientes los últimos residuos de .¡0 que fue fauna gigante de una edad desaparecida. Elviajeque hacemos arrastrados por este. tropel de amigos joviales y curiosos nos hace intimar conlas dos hórridas iguanas: la de mar y la de tierra, representantes en postrera degeneración de la gran raza heráldica de los dragones, de los saurios. Cuando en la costa negra, sobre las rocas de lava que el mar fatiga o, pocos metros tierra adentro, en los descarpes agrios de aristas afiladas, que cortan como navajas el cuero de los zapatos, vemos los rebaños de ingentes]agartos antiguos; erizados de cascos' dentados, moviéndose estúpidamente -con una estupidez distinta en su· calidad de la ·estupidez frecuente' en la actual etapa geológica-·: nos parece morir a un vasto presente yrenacermágicam:ente en un premundo. Estas iguanas; de armadura tremenda y mirada bondadosa, son de una .mansedumbre inusitada. No hay modo de enfurecerlas. Uno de estos amigos agarra una por !acola, la hace girar violentamente en el aire y luego.la despide a unos metros de distancia. El animal rebota sobre ]a. tierra, se recobra y pacíficamente echa a andar hacia nuestro amigo, se acerca a él, m:fránc do le con sus ojos milenarios, llenos de bondad prehumana; y aguanta seis. veces seguidas el mismo trato: sin variar de reacción. ¿A qué, pues, sus cimec ras.dentadas, sus garras; sus poderosos miembros, su tamaño, que a veces llega a un metro veinte? Cuando antes hablaba de la alegría de los delfines debía haber hecho esta advertencia: hace cuarenta años, cualquiera sospecha fundada en algu" na impresión fisiognómica hubiera parecido anticientífica. Hoy las cosas han variado. Aún se ignora por completo si es posible, o en qué medida lo es, aprovechar la expresión vital de un ser como indicio de su intimidad profunda. Pero ya no parece cosa tan anticientifica. Entrevemos leyes arcanas, aún no formuladas, que regulan el sentido de los gestos en todo ser viviente, y no creemos inverosímil que, a su través, podamos palpar en alguna manera el alma muda del animal. En este orden es sobremanera inquietador el aspecto fisiognómico de estos últimos saurios. Un no se sabe qué de más humano, y a la vez menos humano, que en el resto de las especies actuales, parece rezumar de sus grandes órbitas quietas y unirse en contraste misterioso con la fiereza externa de sus formas. Por otro lado, la paleontología nos detiene siempre con inconfesa da preocupación en la grande época de los reptiles, Yhe aquí que recientemente un famoso paleontólogo, desechando escrúpulos, se atreve a comunicarnos sus sospechas, sus presunciones, que le
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obsesionan como pesadillas. No puede probarlas sino a medias, y en ese estado intermedio de ciencia y visión nos las presenta. El libro de Dacqué, titulado Mu11dop1immió,fábula y luú11a11idad1, quiere descubrimos la auten- . ticidad de los dragones iínl!ginariosi Según él, el hombre, especie mucho más antigua delo que se supone, conyivió•cori ellos. Sólo que entonces el hombre ostentaba una forma corporal diferente de la actuaL No puedo aho" ra referir; ni aun en grandes l.tnea5, las ideas de Dacqué. Sólo indicaré' cuál es su punto de partida, Si se comparan en: conjunto las faunas de las distintas edades geológicas, salta a la vista que en cada una,las especies; por variadas, que,sean; acusan una extraña' unidad de estilo. En la épocac de los saurios,'no sólo ello,s lo son; sino que el detalle de'Su línea formal repercute (!n:tqdpsl()s animales contempórárieos; Diríase que cada: época, como un buen escultor, impone su estilo,único al plasma viviente, trasponiendo a su «manera» las especies todas, como el artista modula los temas eternos: Habría; según esto¡m1 hombre"saurio, una preexistencia reptil de la humanidad. ',, , Pero dejemos esto, que es de sobra ~omplicado; :Subrayemos sólo la mansednmbre'delos animales en estas islas ásperas. Aún no han inventado el miedo al hombre; El ave de presa se deja manosear como si estuviese ya en uri blasón¡ El león marino nos sigue como un perro. , Por cierto que, habiendo llevado a bordo un ejemplar joven de esta última especie, en cuanto puede se escapa de su jaula y; galopando spbre sus aletas-,como un' otario de circo-:-,, se dirige al lugar de sus delidas. ¡Piense el lector un momento cuál puede ser la delicia estogidaparaun león márino en unya te norteamericano L. Elj oven león marino galopa hacia el salón y se sube en un asiento ... para escuchar el gramófono.
ÉTICA DE LOS GRIEGOS 1 ,
I
to~avía.
Hay mucho que:hablar de los griegos Por lo pronto, hay que dese hablar casi todo lo que hasta aquí se había dicho de ellos: , ' , ,,',, : Grecia es una piedra de toque para elintelectual. El sonido que emita su alma al tropezar con aquélla revelará sus cualidades' últimas. Entonces se ve si es un hombre de meras frases, de posturas, de carantoñas, un lindo o, por el contrario, un hombre de intuiciones inmediatas, afanoso de sumergirse en las cosas y de transmigrar desde sí mismo a los objetos')'iara volver,,c:omo el buzo, sucio, roto, pero cubierto de algas y auté'nticafauna,abisaL' d 'n r' · • Grecia es, probablemente, el secreto mayor de la historia europea: quiero dedr,'de las, naciones que florecen sobre las ruinas de Roma. ¿Es'uh secreto glorioso? ¿Es una secreta lacra? Ésta es precisamente la cuestión. Hace muchos años que la he insinuado. Dejemos a un ládo toda hiperestesia de prelación. Lo importante es que alwrn empiezan algunos autores de fuera' a hacerse cargo del grave tema. Por supuesto, nb es Spengler. Menos qµe•nadie ha visto Spengler el problema, porque es la: objeción, más dura eón que choca su doctrina: Se trata de que es la europea uria cultura-nacida y crédda en simbiosis con otra cultura extráña y muerta:. la griega. No creo que este casO'se haya dado en ninguna otra ocasión.Y ocurre preguntarse: Esa culfura anómalamente dual, de doble y antagónica raíz; ¿constituye un organismo unitario y saludable, o es un monstruo histórico, un caso de feroz parasitismo? Y sivale esto último, ¿quién es el parásito y quién: el anfitrión? La genial idea spengleriana de las pseudomorfosis hiStóricas no puede aplicarse al fenómeno europeo. Porque la forma de unión entre lo'helériico y lo nuestro no ha sidó eHnjerto o la confusión de ambos elementos, sino
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'Edgar Dacqué; Unvclt,· Sage undMenschhcit. ·
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Ernst Ho\,Vald: Ethik des Altértunts; Muni~h Y·Berlín, Oldenbourg 1 Í926.
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algo mucho más sorprendénte.. Durante siglos y siglos, casi sin interrupción, siempre que la cultura europea buscaba su ideal, se encontraba con que éste era la cultura grj.ega. Nótese que lo más entrañable y eficiente de una cultura, la fuerza que en ella plasma y dirige todo lo demás, es el repertorio de anhelos, de normas, de desiderata; en suma: su ideal.. Y aquí tenemos una cultura cuya idea, en parte por lo menos, está fuera de ella, precisamente en otra cultura. Éste es el problema que aún no he visto formulado claramente y sobre el cual espero que se trabaje mucho en los próximos años. ¿No nos extrañaría un hombre cuyo afán radical consistiese en dejar de ser él y convertirse en su vecino? Al estar lo griego dentro de nosotros, a la manera en que está el ideal en su entusiasta; era forzoso que nuestra relación éon la cultura helénica adoptase siempre un sesgo religioso o místico, no de rigoroso e imparcial examen. La forma de mirar a Grecia ha sido siempre extática, de adoración y de culto. No hay peor actitud para enter~rse de lo que una cosa es: comienza dando a ésta por supuesta y se dedica desde luego a ejecutar ante.el ídolo los grandes gestos rituales, el fervoroso descoyuntamiento.« ¡Ah! ¡Oh! ¡Grecia! ¡El clasicismo!»· Existe una beatería de lo griego; De todo cabe una beatería. Como la hay religiosa,.la hay.política. Casi todos los políticos radicales son, sincera o fingidamente, beatos de la democracia. Pues bien: existe una beatería de la' cultura en general y del helenismo en particular; Y es curioso notar que, dondequiera, se presenta la beatería con idénticos síntomas: tendencia al deliquio y al aspaviento, postura de ojos en blanco,.gesto ·de desolación irremediable ante el escéptico infiel, privado de la gracia suficiente. Sobre. todo, Platón es una de las figuras del pasado griego que más ha movido al beatismo .• Esto explica el hecho escandaloso•.de. que,. tras largas centurias de culto a Platón, resulte que el más cierto y sutil avance hecho últimamente en su estudio consista en.haber tenido la sinceridad de retina y.el valorintelectuaÍ. de descubrir que no sabemos quién~ Platón ni qué el platonismo. ¿Parece poco estimable la conquista?; perfectamente: es baladí; pero hemos. necesitado Unos veinte siglos para1ograrla, A Platón, como a Grecia toda, no se le ha entendido .nunca y,' sin embargo, se le ha rendido culto. sieme pre.¿ Cómo se explica.este gigantesco bluf}? Delante de Platón, es cierto;tehemos•siempre la sospecha de hallamos ante algo enorme, ante algo que es espirituahnente lo que topográficamente es el Himalaya. Pero la era fecunda de los estudios platónicos empezará sólo cuando se comience.por reconocer que antes de.hablar de Platón y de adorarle-.como al•Himalaya.las tribus de sus vertientes- es preciso subir a Platón. Hoy es un enigma inmenso, una cordillera de problemas. Apenas si hay enéLcosa que no sea equívoca. ~
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.... •Para entendei:, por fin, a Grecia, lo más urgente es alejarla de nosotros, subrayar su exotismo y declarar su enorme limitación; En este sentido me - parece excelente el ánimo bravo con que Ernesto Howald, profesor de Filología en Zurich, entra por las ruinas de Hélade y define perentoriamente su realidad. ~hora describe, en escorzo sugestivo, la ética de los griegos.
*** ; La verdades que en la ética topamos conuna•de las disciplinas menos !fücidas de nuestro espléndido tesoro intelectual. Tal vez rio existe ninguria ética genial. En cambio, ha sido fecunda láhistoria en genios de la moral, 'erifriventores de nuevas fablas. Porque se inventa una virtudlo mismo que una forma literaria o tin estilo dé cerámica; La ética es la reflexión doctrinal sobre:elfenómeno dela moralidad, y no se comprende bien por qué no ha habido genios de la ética; e
*** . ,., .. Hay una ética social y' una ética íntima.La primera dicta normas y rece.tas para resolverlos conflictos del hombre con la sociedad que le rodeá-la Cindady los dioses; •La segunda se preocupa de resolver los conflictos•interiores, de poner orden en•la baraúnda de los instintos e impulsos; : ,.., La ética griega comienza, como la de todo ciclo históiico;por sér ex~ dusivamente social. No proporie «freno alguno de los instintos, fundado en razones íntimas, con el intento de evitar conflictos espirituales. El impulso sólo es juzgado inmoral cuando produce efectos antisociales». La razón de ello es que el individuo no ha despertado aún. Cada hombre se siente vitalmente-no como nosotros, idealmente-•-· trozo.del cuerpo público;No sabríavivir por sí y.para sí; Si de pronto hubiera invadido una mente del siglo Wllántes de]. C., la intúicióri, para nosotros tan obvia, de qué era ellai\ma iSla 'de realidad cerrada· en sí misma; metafísicamente separada de todo lo demás, hubiera sentido un pavor análogo al del niño que de pronto; én una apretura, se encuentra separado de su familia, soló en el Universo, El griego de este.tiempo hubiera; en efecto, sentido su propia·individüalidad como uriá soledad ttágicayviolenta, como una amputációri en quelo·amputado · fuese quien siente el 'dolor y la muerte. e;. ";Para· esta ética, las normas morales están 'dadas de una vez para siempre fuera de la persoria\en forma ddeyesy costumbres sociales, de derecho sacra!, etcétera,'y su misión de doctrina se reduce apilotearalhcirribre porlos senos intrincados de tal arrecife: Es una ética no pofo repugnante: ca Dios
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hay que evitarlo, ganarlo y halagarlo. En la sociedad hay que triunfar astu• tamente, lograr honores y distinción;·
*** Sin duda, el sol de Grecia, la alegría de vivir del hombre helénico, el firmamento sin arrugas de los paisajes clásicos ... Bien; pero escuche el lector esta suavidad de Teognis, el hombre representativo del siglo VI en su segunda mitad: «Lo mejor de todo fuera no .haber nacido y no;ver los rayos del luminoso sol; pero ya que.se ha nacido; lo'rnejor es pasar lo antes posi" ble la puerta de Hades y yacer allí después de haber hecho descargar sobre si: un buen montón de tierra». Lo mismo decían Hesiodo,,Arquiloco, Mim~ nermo. Lo mismo hará Sófocles, cantar al.coro de Edipo en Colonos:: Lo mismo gemirá Platón. cien veces ... Sin duda, el sol de Grecia, la alegría de vivir del hombre helénico, el firmamento sin arrugas del paisaje clásico ...
*** Entretanto, alborea la conciencia individual. (En qué medida los griegos llegaron nunca a poseer plenamente la.idea del individuo personal, es cuestión aparte). La individualidad fue el resultado de una aventura colonial. De las viejas ciudades continentales. tuvieron que eriligrar los más dísco• los, los más audaces. Llegaron a las costas asiáticas y conquistaron tierras, doridé labraron ciudades nuevas. Que riadie pretendiése .contarles, como era sólito en las metrópolis, el origen divino de la ciudad y los derechos sa~ grados al mando adscritos alas fanlilias descendientes del dios fundador. La ciudad nueva, hecha con sus manos o ganada con sus corajes, era obra individual suya; no recibida por tradición.: La individualidad de la obra rep.ercu te .en Ja mente.de su au tor,.que se sospecha entonces individuo.entre individuos, iguales en derechos y potencias. Lapolítica, en principio dernoc crática, la independencia:histórica, es el supuesto de la cienciaindividuaL Pero al sentirse a sí mismo el hombre, se encuentra solo frente al cosmos, sin tradición social y nlitológica que lo enlace con éL Este hombre colonial de Milete, de Halicarnaso, tiene que erifrentarse por sí mismo con elUniverso, es decir, tiene que explicárselo ,por su.propia cuenta, sin.recurso al mito recibido, al hábito de fórmulas tradicionales. Ahora.bien: .eso es la razón-;, pensar por cuenta propia, no a cargo delos antepasados,recostandolamente en el prestigio irtacibnal de la tradición. Y, en efécto, en las colonias nace,junto y a la par qué.lalibeftadpolítica y el iridividuo, la ciencia. Éste es el puntc;i glori(\:'O que nos une parasiempre a Grecia ~ue nos une en amor y en pelea •.
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Éste es el cariz del siglo VI en la costa asiática e islas próximas. A él coYresponde una nueva forma de ética que; sin desprenderse de lo.social, ini. éia un reflujo de la preocupación hacia lo íntimo. Delios es el centro de la ·nueva inspiración, y en tórno a Delios se mueven,fomando gracioso coro arcaico, lo~ siete sabios. Allí se dicta, por vez primera, la aguda norma: « Conócete ati mismo», y la otra: «De nada; demasiadow. Esta última es un anticipo de la mayor idea griega, del principio-.matémático-• que va a ser.el símbolo donde reposa todo pensamiento helénico: la medida: Es ya una norma interior al sujeto, privada, de balanza espirituaL Como típica idea de Greda, no le falta el carácter de formalismo. Decir. «de nada, demasiado», no es decir «qué». Es evitar el decirlo, obrar en retirada. En efecto; eHormalismo va desde esta fecha a retirar.progresivamente Grecia de la vida, Por etapas-:. -Parménides; Sócrates, Platón, estoicos-. retrocede, abandona el bótín vital, abre la garra, huye de este mundo y, por la cabeza espiritual del enorme Plotino, acaba, en un éxtasis, evadiéndose al otro mundo. ;v, Sí; ya lo he dicho. Tenemos que deshablar lo hablado. La historia de la Grecia clásica es una anábasis, narración de una ingente retirada, de una ominósa fuga y deserción lejos de lavida.
II
•:; ,. Decía que el descubrinliento jónico de la ciencia nós une para siempre a Grecia-nos une en amor y en pelea. Aquí tenemos un ejemplo rigoroso de.nuestra relación esencialmente equívoca con el helenismo. Lo que con él nos es común, nos .pone en riesgo de una perpetua mala inteligencia, esa mala inteligencia frecuente entre los amigos, y que no padecemos con los enemigos. El consejo de quien nos es muy próximo es el más peligroso, =·~~. . . Iiorque solemos atenderloy con ello desviarnos de nuestro destino. Grecia ha actuado constantemente como.consejero íntimo de Europa, y es muy posible que, en definitiva, haya perturbado nuestro itinerario: No es fácil que una cultura sin ciencia altere nuestra evolución científica. Pero ¿y una cultura que posee la ciencia .•. en otrQ sentido que nosotros? ¿Es la ciencia helénica de la misma éspecie que la nüestra? Si decimos que Grecia la des~ubre, queremos sugerir, ante todo; un hecho negativo: que. en el hombre de]onia conlienza a funcionar el pensamiento, según un régimen distinto del que habían usado Egipto, la India, China, Creta, los hititas, etruscos, etcétera, ~tcé,tera. Según este viejo uso, pensarconsistía ~n reproducir fórmulas tradi1si()pa1e;;, inmerrwriales; respcjnder al problellla relil con la figura de ub mito. No hay duda de que esto es pensanliento: pensar.mitológicamente,es una
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entre las innumerables direcciones en que el aparato mental puede lanzarse. A esta nota negativa, la idea de.ciencia añade otra positiva: la racionalidad, Y ésta es la qué nos fuerza a comunión con Grecia; Pero si se afina un poco; se advierte que racionalidad implica sólo el uso dela demostración:, de la prueba. Como antes el pensamiento fabrica o reproduce mitos, ahora elabora pruebas, razones. El mito prendía en la mente por el prestigio emotivo de su antigüedad (inmemorialidad) y por la gracia de su dramatismo antropomórfico. La prueba, en cambió, gana ala mente por su evidencia, es decir, que gana y regana a cada hombre normal en cada instante. No hay medio de rehuir su eficacia: Una demostración clara tiene el privilegio de rendir automáticamente todo espúic tu. Hasta el punto de que una mente indócil a la prueba es llamada demente. · ·Pero es el caso que el pensamiento racional o apodícticopuedea su ve± emplearse en direcciones muy diversas. El resultado que el físico moderno se propone con su máquina racional, es la ley científica.Imagíne5e a Platón de~ !ante de una ley científica: No habría maner,a de hacerle convenir que eso es ciencia: «ESó no es más que doxa-opinión», diría. En cambio, nos propondría como ejemplo de verdadero conocimiento su fórmula: lo real es la idea. Y el físico moderno diría entonces: «Eso no es ·ciencia,•sino especulación; vaga opinión sinóptica sobre un vago universo».. Sólo una minima y subalterna porción del pensamiento griego coincide con nuestro conocimiento científico. Por ejemplo: Arquímedes y los puros matemáticos. El resto, la gran vena intelectual de Hélade, fluye ante nosotros con un carácter paradójico. Nos induce a desconocer esto el hecho de que entre e5a enorme masa de pensamientopódemos·recoger algunos trozos, muy reducidos y muy toscos, de algo que se parece un poco a nuestra investigaeión científica. Pero es inadmisible olvidar que Grecia no se reconocería en esos fragmentos seleccionados por nuestra preferencia. Para ella, ciencia es, ante todo, Pannénides, el cíclope de la paradoja;• Paranosotros, conocer es buscar ideas. que se ajusten a.la realidadyla transcriban .. Para Pannénides, por el contrario, conocer es descubrir qué la realidad única es la idea, lo pensado.No cabe contrápósiciónmás radical Al revés que nosotros; el griego no investiga las cosas, sino las ideas. Su ciencia es un movimiento en sentido inverso que la nuestra: · · La causa de esta diferencia está en que elhelerio tiene una ínterpretaciónmágica dela idea, del lagos; segünla cual basta que éstos existan para que sean reales y actúen1:.Es un error considerar ehealismo de las ideas '
como algo peculiar a Platón. En verdad, no hace sino heredar a Pannénides y preceder aAristóteles. En éste, la realidad máxima es la sustancia; pero la · sustancia no es· sino una idea que, como tal, tiene el poder mágico•de plas. mar la materia y de encamarse. Cuando el Cristianismo sostiene en el Evangelio. de San Juan que el verbo; el Lagos, se hace carne, resume toda.la · ·. Grecia clásica. ·
Con Sócrates ingresa eú el pensamiento helénico otro principio que, unido indisolublemente al anterior; va a desviar más la ciencia griega de la nuestra. Howald hace muy bien en subrayar el carácter catastrófico que adquiere en el desarrollo del pensar helénico la intervención de Sócrate5. Np hay figura más grande eri Grecia. Ya un antiguo le llamó «Hélade de Hélade», triple extracto de heleniSmo. Como para mi todo lo griégo es sospechoso y equivoco -no por azar, sino constitu.tivamente, no' me extraña que este archigriego sea archiequivoco. No hay por dónde apresarlo. Estos años últimos se ha conseguido una mayor proximidad a su fugitiva fisoúomia. Se ha conseguido a fuerza denegacione5. El gran libro de Enrique Maier, publicado'en 1913 1, demuestra que Sócrates no fue ni siquiera filósofo, Fue todo lo contrario: un, enemigo de la filosofía, de toda filosofía: Tanto; que detuvo el carro de la ciencia griega; y; eircierto modo, lo atascó para siempre. • ·El esfuerzo'científico se nutre de dos impulsos diferentes, pero que han de coexistir y complementarse. Uno es la curiosidad de intelección; otro es el afán de salvación. La curiosidad es el aguijón que incita a investigar, a poner en duda lo recibido; impide la anquilosis de los pensamientos en dogmas, y dilata constantemente nuestra esfera mental. Pero bajo su sola inspiración, el hombre se movería intelectualmente de aquí para allá, frívolamente, desperdigada la atención en innumerables «curiosidades»: Ahora·bien: la específica dignidad de la ciencia exige que ésta sea algo más que un montón de cosas curiosas. De aquí que la curiosidad necesite someterse a una grave disciplina: el afán de resolver el gigante problema de la vida, de crear m1 sistema del 1Íniverso, completo, solidario, en el cual nuestra mente descanse: Mientras yo no sepa lo que es el universo, mi vida no tiene sentido, porque es ella una minirna palabra y fragmento de una frase enonne, cósmica, que sólo en su integridad posee significaéión. Esa posibilidad de completamos, averiguando lo que es el resto del mundo, es la «salvación»: La ciencia hereda
- t _: ~ --~- í ~~br~ ~tª-:~~~~~-ci.ón r~di~_~l de 'Í~s griegos,. qu~ aclara sob~ranament~ 1~ -~pe~_tl;iso 4~1~ culhifa'griega't puédé verse el ad!nifable ensayo de Max Sch"eler, La IdCa del hombre y la 1tisto(id,
publicado etfn'óVielJ!bre de 1926.por la ReviSta de Ocddcnte.
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Heinrich Maier: Sohratcs, sein Werh undscine geschic1ttlic1tc Stcllung, TÜbingen,'1913.-
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este afán de la mitología y de la religión; a él debe su arquitectura sistemática; su orden e interior jerarquía, su urgencia. Pero sin curiosidad la veríamos recaer muy pronto en el dogmatismo religioso y místico. La admirable ecuación de ambos impulsos, que inspira la mente griega desde el siglo VII al V, vierte a descomponerse al chocar.con.el tremendo escollo de Sócrates, Para este hombre no hay más que salvación. No es .curioso. Al contrario: pertrechado con las armas mejor huidas por dos siglos de racionalismo, persigue acerbamente todas las curiosidades. No hay más saber que el decisivo: en qué consiste la felicidad del hombre. Todo otro saber es vanidad, petulancia, huida cobarde y torpe de lo esencial. Y como nadie sabe qué es el hombre-elHombre, no el soldado, ni el médico, ni el escul-. tor, nieel carpintero-·-, es preciso reconocer que no sabemos nada y resumir toda la ciencia en saber que nó sabemos. Y dedicará su vida entera a esta agria tarea de atracar en las plazuelas toda pre5unción transeúnte y hacer morder el polvó, tras un cert~ro boxeo dialés:tico, a todo el que pretende estar seguro de algo, servir para algo, interesarse en algo. La escena, constantemente repetida, de un dramatismo desazonado; debió ser.maravillosa, Sócrates; con su sonrisa nihilista, feroz, a lo Lenin, en medio del ágora, dejando lmoch-out a un estratega ilustre, a un político fac maso, a un agudo sofista, En torno a la cruda luminaria de su dialéctica se agolpaban, como falenas temblorosas.de delicia, los jóvenes de Atenas, alarc gando ,hacia aquel chato Pan de los bosques sus largos .cuellos. de. discó" bolos. Presenciaban el pugilato, y; sin advertirlo,jovialmente;.recibíaíren su interior los golpes; Lo cierto es que todos quedaron pará siempre envenenados. La acusación de Melitos --que Sócrates corrompía a la muchachada-··, injusta y repugnante desde su punto de vista jurídico, resultó verídica desde.un punto de vista histórico. La zancadillalógica de Sócrates hizo perder para siempre a Grecia la sensación de seguridad vital. ¿Quién iba a intentar ya; con la ingenuidad de que se nutre por fuerza la audacia; partir.aldescu~ brimiento de las.verdades cósmicas... como Heráclito, como Parménides, como Demócrito-, si sentía su propia persona convertida en un insondable problema? Sócrates.pone al hombre griego de espaldas al universo y frente a frente consigo mismo. En una sola generación, el espíritu griego gira ciento ochenta•grados. No se conoce otro caso en la historia. El afán de salvación, exaéerbado, va a paralizar la prodigiosa curiosidad de los griegos. En ade" !ante, cuando se pronuncie en Grecia la palabra «ciencia», se entenderá primariamente «ética»... con la sola excepción de Aristóteles, de un mee teco, alma apenas helenizada. Por fortuna, el hombre griego es tan desmesuradamente. intelectualista, que deritro de esa ética hállaremos siem!Jfe alerta la pupila escrutadora.
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Antes de Sócrates; el hombre tenía movilizadas hacia la periferia de 1 la vida sus fuerzas•íntimas. apetitos, entusiasmos, ambiciones,•curicisida. des.!Vivía saludable e ingenuamente de las cosas .c...!.placeres, dioses, atracti. vos sociales;patria, etcétera. Sócrates hace que todas esas fuerzas abandonen sus presas, que e) hombre se desinterese de la vida espontánea y se recoja sobre sí mismo, formando el cuadro. Todo lo que de fuera nos venga-fortuna, fama, placer, rango- es azaroso y problemático. Cuando, en el mejor caso, somos favorecidos, quedamos esclavizados. El hombre no debe vivir de nada ajeno a él, de nada que no esté en su mano. Pero en su mano está sólo él mismo. Bien-dirá Sócrates-: eso es la felicidad: vivir sólo de sí mismo, libertarse -es decir, desinteresarse de todo lo demás. Éste es el evangelio de la libertad íntima como sumo bien, el único auténtico, firme, seguro. Perdida la confianza en la vida espontánea que se apoya en lo externo, es preciso reconstruir artificialmente una vida más sólida, invulnerable, hecha de no-vida, de desinterés por todo, de renunciá, de negación-que es liberación. De aquí el doble imperativo que condensa toda la ética griega: primero, ser libre de lo demás, o, lo que es lo mismo, no ser esclavo de nada, río necesitar de nada, bastarse a sí mismo: Siificiencia; segundo, ser, en cambio, dueño de sí mismo, poseerse a sí mismo, dominio de la persona por la persona: encrncia. La libertad íntirpa es el otro gigantesco invento de Grecia; que Europa lleva en su interior, como el cascabel su perdigón; Pero una vez definido ese invento, convendría iniciar su análisis. ¡Cuánto habría que decir! Por lo pronto, note el lector que esa seguridad del vivir la encuentra el hombre socrático mediante una previa negación de la vida. ¿No es esto cortar el nudo de Gordio? Una vez más topamos con el paradojismo helénico. ¿Cómo vivir bien? -preguntamos. Y Sócrates responde: no viviendo, haciendo de nuestra vida una defensa contra la vida. El estoico hallará la expresión más clara, y nos alargará benéfico, como medicina vital, la apatía-del desasimiento de la vida. ¡Qué atractivo resultaría carear esta ética socrática con las morales vitalistas, por ejemplo, con la del feudal europeo, con la del samurai japonés, para citar sólo disciplinas no menos rigoristas que la socrática! Pero se acabó el espacio, del que he abusado no poco. Este año quisiera hacer un curso universitario sobre Metafísica de las costumbres. ¡Allí nos volveremos a ver, Sócrates divino, maestro azorante de inquietudes, que nos invitas perpetuamente a bordear abismos! ¡A tu lado se siente uno bueno, porque cae en la cuenta de que no sabe uno nada y habla de lo divino y de lo humano, con irrisoria petulancia, en los folletones de los rotativos! Pero tú lo ves claro: más que petulancia es la alegria de ejercitar la operación intelectual-la alegría
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del músculo sano cuando.camina elástico·por el caminito largo, entre frondas. Tú adviertes que•todasmis negi:as líneas de prosa llevan una filigrana parecida a aquellas palabras usadas por Lotzeal fin de su Metafísica: «Dicis sabe de esto mucho más»: ·
EL OBISPO LEPROSO
NOVELA, POR GABRIEL MIRÓ. Varias veces mehe acercado a algún libro de Gabriel Miró. He sorbido una5 líneas, tal vez una página, y me he quedado siempre sorprendido de lo bien que estaba. Sin embargo, no he seguido leyendo. ¿Qué clase de perfecdón e5 ésta que complace y no subyuga, que admira y no arrastra? ¿Es una perfección.estática, paralítica, toda.en.cada·trozo de sí misma, y que por esta razón no invita a completado que yavem,os de ella, apeteciendo lo que aún nos falta? Cada frase gravita sobre su propio aislamiento, sin dispararnos sobrela que sigtÍe ni recoger el zumo de la precedente~ Tal vez por esto, ~lmovimiento, la·trashumancia ·en que consiste la lectirra, tiene queponerlos'ellettor con su propio esfuerzo y empujarse a sí mismo;a pulso, de una página a otra. Esto perjudica a la obra de Miró. Porque ellector, a la postre, resta lo que él pone de lo que el autor le da. Ahora he leído entero un libro de Miró:.El Obispo leproso. Lo he leído del principio hasta el fin con bastante jadeo. Pero no se me haga caso. Es ... muy posible que el defecto esté en mí y no en el libro. Complazcámonos en reconocer nuestra.limitación: así, á la vei, la superamos; Es el mayor-privilegio dethombre éste de poder asomarse, como a unas bardas, a sus propios límites y ver que él termina allí, pero no el mundo. De este modo, el límite trágico queda transfigurado en dulce frontera. Nos tranquiliza-·si somos generoso~ pensar que donde nosotros concluimos empiezan otras cosas, y•que en ellas acaso se encuentren esos pedazos que a nosotros nos faltan. Reconozco que una de mis limitaciones consiste en ser un pésimo lector de novelas. Me faltan paciencia, docilidad y no sé· cuántas cosas más, En resumen: que casi siempre me aburro. Pero no es esto.lo peor. Lo peor es que, de cuando en cuando, una novela me arrebata con intensidad superior a la que todo otro libro .consigue. Parejo contraste ine desorienta penosamente,
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porque me impide, al aburrirn:ie con una novelá, declararme, como fuera mi gusto, culpable único del desastre. El entusiasmo sentido en otros casos me fuerza a distinguir ei;itre novelas buenas y malas y a declarar que lo menos abundante en literatura es la buena novela. Después de todo, si efectivamente fuera así, no se debería a un azar. Hay sobrada razón para ello. Probablemente es la novela el único género literario que hoy existe. Lo demás que se escribe no pertenece a género alguno: es pura extravagancia, en el buen sentido de la palabra, en el malo y en el etimológico. La dignidad, el rango estético de la novela, estriba en ser un género; por tanto, en poseer una estructura dada, rigorosa e inquebrantable. El margen de holgura que la anatomía y la fisiología de la novela dejan al autor individual será mayor o menor: no discutamos la cuantía. Lo decisivo es, no la holgura que deja, sino la qtie no deja. El que e5cribe un ensayo se lanza a un etéreo espacio, donde prácticamente nada cohibe ni dirige su albedrío, Asimismo acontece al que saliva la seda de ;;u'poemita: Mas la novela impone un decálogo inexorable de imperativos y prohibiciones; Con la novela no sepuede jugar. Es tal vez lo único serio que queda en el orbe poético. La no" vela tiene, como el sistema solar, su ley, de creación; que; mirada por elrevés; enuncia una norma, una pauta. Por eso todo defecto queda terriblemente acusado, y la obra, casi siempre, sin titubéos,' fracasa. En el resto dela pro" ducción literaria actual apenas si hay norma, y e? menos clarafa,distinción entre lo bueno y lo malo.• Donde no hay género; lo bueno es elbrien t:Untún: Me desazona sobremanera decirresueltamente que la riovela de Gabríel Miró, El Obispo leproso, no queda avecindada entre las b.uenas novelas.' Peró repito que esta opinión mía no tiene valor. Los lectores y el autor debenrec cardar que hace unos dos años intenté una definición del género novelesco. Fue opinión casi unáµime que yo andaba equivocado de medio a medio. Si, pues, padecí error al definir la novela en general, es lo más verosímil que periclite al aforaruna novela en singular. Lo importante es que el le.ctor juzgue por sí: buena o mala novela, la obra de Miró•es•un libro espléndido, reverberante, recamado de luces y deimágene5; hasta el punto qtid:asi ha deoleerse con la mano ·en visera, amparando lbs·ojos, ··No creo que haya· actualmente escritor más pulcro y solícito. Cada frac se está hecha a tórculo. Cada palabra, ensamblada con las vecinas, y luego; pulida la coyuntura. Y no. hay línea que suba ni que baje en la página: todo el libro conserva la misma ardiente tensión, idéntico cuidado, pulsoypulimen" to. Tanto, que acaso este son persistente de prima hiperestesiada colabora ala fatiga, no dejando respiro: la perfeceiónde la prosa es en Miró impecac ble e implacable: Debe trabajar con una técnica·parecida a fa de un pinl_or primitivo que fabrica··SU tabla pulgada a·,pulgada, poniéndose entero' en
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cada una, en vez de construir la obra desde un centro único que irradia en tómo una perspectiva de gradaciones . . Llega estniendo de ranas y leemos: «-¿Las oyes, Pablo? ¡Las chafaría · todas con mis pies; pero con los pies descalzos del P. Bellod, poniéndomelos como botíls pan¡. andar. parlas fangales! Oyendo un cántico se piensa en algo que está más lejos que ese cántico. Los grillos parecen de plata. Eri estas noches olorosas de cosechas se sienten como rebaños que pasturan a lo lejos, como cascabeles de una diligencia que viene por todos los campos. Un grilló; sólo un grillo, vibra en muchas leguas. Pasa un pájaro y nos abre más la tarde. En cambio, principian a croar las ranas y no vemos sino agua de balsa». .• ·.¿No es esto egregio lirismo? ¿Cabedecirmejór? Lo malo es que esto se halla en boca de un párroco, por nombre Don Magín. De temple valeroso en materia poética, no me arredra el trance de que un cura de pueblo levantino 'usrirpe la elocución dé Juan RamónJimenez; Lo que suele llamarse inverosimilitud no es un inconveniente en el género novelai Basta con que haya congruencia. Lá verosimilitud estética es la congruencia interna del microcosmos creado por el autor,' no la coincidencia•del libro con el detalle del mundo qrie hay fuera.· Pero es el caso que cuanto se nos insinúa sobre Don Magín no nos ofrece pretexto para atribuirle semejantes iridiscencias de lenguaje. A pesar de ser una de las figuras mayores dellibro, está, como las demás, desdibujada; la entrevemos apenas, y lo que descubrimos es un figurón compuesto de ingredientesto]Jicos. Se advierte que el autor ha quec rido hacer en este caso un personaje más «original»; pero, en definitiva, ha s'ucuinbido a su manera general de arinar la5 figuras; que es la más frecuente entre los novelistas. El obi.Spo no es un hombre individual, a quien acontece ser obispo, sino que es el obispo en especie; los varios jesuitas que pululan en la novela no son varios, sino·uno solo; que no es tampoco un individuo, sino. el tipo «jesuita». La linda María Fulgencia es la huérfana eterna' de la eterna hidalguía provínciaLLasmonjasqueven a u¡i joven comandante por el tomo se creen «en presencia de un enviado• del Cielo, de uri arcángel resplandeciente», y «le miran pareciéndoles• reciémvenido, de la] erusalén celeste». Este convencionalismo permanen~e nos desespera un poco; porque suena.sin remedio a falsedad estética, y más cuando al pónerse a charlar el personaje, sea cualquiera su sexo y condición; pulsa la misma prima de cíe tará: lírica en que rec.onocemos la voz de nuestro Miró hablando dentro de aquellas cabezas de cartón como.un cabeztido: · . ~"Es una peµa que, los entendidos en la cosa literaria no hayan aclarado, de una vez para siempre, el error de este procedimiento. La experiencia de fossei:es va precipitando en nosotros automáticamente ciertos esquemas de,uniformidadvitaLAsí, el oficio destiñe sobre el individuo que lo ejerce
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y le imprime con gran frecuencia algunos rasgos comunes. O bien los avaros coincidirán muy probablemente en d,eterrninadas reacciones. De este modo se forma en el intelecto lo genérico, el tipo «militar», «jesuita», «avaro», «ambicioso», etcétera. Pero nótese que estos tipos o entidades·genéricas no pretenden representar adecuadamente .ninguna realidad; quiero decir: los ingredientes que integran el tipo «jesuita» no bastan para hacer un jesuita efectivo. Aquél contiene' sólo las; notas comunes a muchos jesuitas, pero deja fuera ex professo todo lo que les diferencüi. ¿Qué debe hacer el novelista con esos tipos que la experiencia vulgarfo1. decantado,enJas mentes medias? Para mí, no hay duda: debe evitarlos, precisamente porque todo el .mundo los posee en su.haber mental. Tan los posee; tan-seguro está· de ellos; tan s-abidos-le son, que'elhombre mediocre se acostumbra á suplantar con ellos la visión directa de cada realidad,.y entonces se convierten en simplistas falsificaciones y violáciones, de la plenitud maravillosa, inagotable, en que lo real consis¡e. Producto de una experiencia burda y superficial, todo espúitti alerta; au~ sintiéndolos dentro de sí; menosprecia esos tipos y percibe su sordidez, su falsedad, su convencionalismo. , Pero se me dirá que, al finy al cabo, un cura deberá tener algo del tipo cura, y una señorita provinciana participará en alguna manera de.la especie «señorita provinciana»·, so pena de que, siguiendo unmétodo contrario, no recibamos en la novela más que personajes heteróclitos, entes que se corrí" placen en contradecir su'clase, lo cual daría a la obr,a un aspecto caprichoso y delirante. De una uptl:a manera, con·todas las salvedades a que la noción trivial de verosimilitud obliga, la novela tiene que representarnos realidades. Es la ley primordial del género (en el sentido moderno del vocablo «novela»). Ahora.bien; si es cierto que en la realidad el individuo no es el tipo, no se puede negar que realmente todo individuo pertenece a uno o varios tipos: De doride resulta que elnovelista no tiene más remedio quecontar con lo típico. Esta imaginaria objeción es sum'!mente eficaz. Por ella:venimos a:precisar cuál es el esfuerzo genuino del novelista. Si el novelista.quiere presentamos un hombre que es militar; es preciso que cree sus rasgos individuales; pero;a la vez, tiene que créanm tipo, una ideagenéJica del sennilitar.distintá y más aguda que la vulgar. Contra lo que al principio pudo parecer, no es tanta la creación de lo individual-' ... cosa muy problemática- como la creación de tipos genéricos inás·profundos lo que constituye eLverdadero talen" to de novelista. Es preciso que nos descubra un modo de sen< señorita pro" vfuciana»más exacto, más recóndito, más evidente que el que nosotros ya conocíamos. Sólo así nos parecerá encontrar una criatura individual y nb un fantoche abstracto. Porque, como en la realidad; vendremos a averi~ la nueva especie (el tipo), no por definición: abstracta, como en la zoología,
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sino con ocasión de ver moverse a un personaje singular'. En suma; el novelista, si se quiere, tiene que copiar :la realidad; pero en ésta hay estratos superficiales y estratos hondos a que aún no había llegado nuestra mirada. Es buen novelista quien posee perspicacia bastante para sorprender estos estratos profup,dos y gracia suficiente para copiarlos. La novela es casi ciencia: quien no sepa dela vida más que lo vulgar, lo tópico, fracasará irremisiblemente. Una monja de novela tiene,, claro está, que ser monja; pero de una monjedad inaudita hasta entonces y mucho más verídica. No basta, pues, con amontonar sobre un personaje atributos vulgares de determinada profesión o carácter, y luego añadirle como folie alguna rareza, manía o curiosidad <
yor a lo individual. 1 En cambio, hay en Miró una página deliciosa donde se habla de una abadesa a quien sólo preocupa la excesiva virtud de sus monjas, por si acaso atrae gracias extraordinarias, como apariciones, milagros, arrobos, que le plantearían graves problemas en su calidad de superiora. La Pobre mujer se dedica a espantar lo sobrenatural, que constantemente aletea sobre el convento, amenazando con sobrevenir.
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·Porque fuera un error excesivo de estas notas dejar al lector con una impresión desdeñosa para el arte de Miró. Miró es un gran escritor. Por ejemplo: «DeAndalucíaydeOrárr_venían mozas.galanas, como la "Argelina'', detan curiosos afeites, olores y ringorrangos, quelas pobres niujerés pecadora5 del país se paraban y se volvían mirándola con ójos de mujeres honradas». O bien este dibujo de dos solteronas: «No se las podía imaginar sino en.su presente: altas, flacas y esquinadas; los ojos, gruesos, de un mirar compasivo; el rostro, muy largo; los labios, eclesiásticos; la espalda; de quilla; y sobre todas las cosas, vírgenes»,·. · C:ada pagina tiene acíertosparecidos, y;tódo el libro rebosa un magnífico lirismo descriptivo-que es probablemente la au.téntica inspiración de Miróyno la'denovelista, Pero decir «lirismo descriptivÓ» no es decir nada, mientras no se precise un poco y desenvuelva lo que va plegado en esas dos palabras; C:omo no hay tiempo, ni e.spacio, ni paciencia, mas vale concluir · reconociendo que.no he dicho nada sobre Miró. Es una lástima que nuestros escritores ~e queden siempre sin definir. No sabemos nada de Galdós -a pesar de tener tantos «amigos»-, ni de Valera. No sabemos de Valle Inclán,•ni de Baraja, rride Azorín. Desconocemos fa ecuación del arte admirable que ejercitaron o ejercitan aún.
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LA QUERELLA ENTRE EL HOMBRE YEL MONO
E~' un~ reciente .conferencia dada:~~t~;d Congreso de Antropolo~a (Salzburg, septiembre de este año), yen un artículo é¡uepublica el Archivo de Ginei:ología', aduce elprofesor Westenhófer nuevas pruebas para la tesis, según la cual,nó es ·el hombre quienprócede delimono; sinó el mono quien se deriva del hombre.Ya en 1924 habla tratado éon éste fin del mentón humano Y, en 1923, de ciertas particularidades internas, como los lóbulos del riñón y las muescas del bazo, que revelan la extrema antigüedad de nuestra especie: Las investigaciones de Westenhofer son del mayor interés y gran rigor; pero el hecho de qu.e causen sorpresa, y la tesis por él defendida suene a novedad o paradoja, pone de manifiesto un' grave mal anejo a la forma actual de la cultura. Este defecto• de nuestra organización cultilral podría definirse as!: la cultura del presente está regidapcir la ciencia, pero la ciencia sólo es lo que pretende ser y lo que la hace apta para regir la cultura, si se la considera como el sistema integral del saber. La ciencia, pues, no es especialista. Mas, por otra parte, la inmensidad de su extensión obliga a que el ti'abajo cieiitífico se produzca en una dispersión de especialidades. De suerte que el espeéialismo es; alaNez\ una necesidad y una contradicción de la ciencia. ·Entre la muchedumbre de daños que esto.frae consigo, sólo uno apunto ahora. De cada especialidad emerge un buen' día cierta doctrina, que tiene directamente interés general. Esta doctrina desciende, como un dogma, sobre el resto delos hombres cultos, inclusive sobre los que cultivan otras especialidades. No pudiendo éstos discutirla, se limitan a aceptarla sumisamente, como uri bloque rígido, de aristas rigorosas; de solidez inquebrantable. Es decir; que al transmigrar la doctrina de las mentes quela crearon alas demás,
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Archivftlr.'Frauenhunde und Koflstitutionsforschung, 1926. Band XIl, Heft 4.
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pierde precisamente los caracteres prcipfos de Ia idea científica. Porque, dentro de la ciencia, toda teoría, aun la más firme, se presenta siempre eón un índice de problemati.smo, de mera aproximación a la verdad ejemplar y única.Jamás excluye otras posibilidades en parte antagónicas. Esta endeblez de toda teoría científica es una de sus virtudes, tal vez la que más la diferencia de un dogma. Merced a ella, es elástica; y deja margen a la multiplicidad de puntos de vista y de innovaciones. Un buen ejemplo de esto es lo acontecido con la descendencia simiesca del hombre. Nunca fue para el zoólogo otra cosa que una doctrina probable; nunca dejó de ser, en buena porción, problemática; siempre convivió con otras soluciones muy diferentes.Y, sin embargo, el dogma del origen pitecoide del hombre se instaló tiránicamente en muchas cabezas de psicólogos, filósofos, moralistas, historiádores, etcétera.. ¡Cuántas ideas fecundas qüe en algunos de éStos,pudieron nacer quedaron a-Umihe agostadas, por no.ser compatibles con aquella doctrina! Si hubi!!sen conocido la antro¡:iologíá, como la conocen los especialistas, se hubieran libertado del dogma que fre, nó ideas tal vez fecundas. El daño, en un caso como el que ahora apuntamos, es de grueso calibre; .porqueanda en juego, nada menos, que la idea que el hombre tenga del hombre, y en ella ha de influir forzosamente la-idea que tenga de sus destinos zoológicos. Y acaece que, dentro de la antropología, no ha imperado:nurica. titánica~ mentela tesis del hombre-mono •. La opinión opuesta, que ahora con nuevos argumentos propugna Westenhofer, tiene una historia muy larga; tanto ta5i como la de su ántagonista; Para la noción del puesto que al hombre compete en la naturaleza es de suma importancia el acogimiento a una u otra doctrina. La idea de que el hombre es oriundo del mono nos lleva a concebir la especie humana como una de las más recientes y avanzadas en el proceso de adaptación.biólógica. A la 'luz dela idea contrapuesta ---el monq oriundo del hombre~ aparece nuestra especie como.una de las más .antiguas entre los mamíferos; tal vezla más antigua que hoy existe; Su organiiación revec laría una sorpreI\dente supervivencia deformas arcaicas y una energía conservadora incalculable. Sería el hombre un caso extremo de resistencia a la variación, una especie retardataria e-inadaptada, extrañamente detenida y fija: en cierto modo, un estancamiento biológico y un callejón sin 'salida de la evolución orgánica.; En rigor, desde los tiempos_ de Hackel nadie sostiene. que el hombre proceda del mono, sino que unoy:otro nacieron de una especie ánterior. Lo que se discute es si esa especie paternal se parece más al mono o al hombre. Basta comparar el índice intermembral del hombre, aun el más primifüíº• con el de los simios actuales, para comprender que representan formas di-
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vergentes de la evolución. El Hamo p1i111igenius da un índice de 68; el chim_pancé, 110; el gorila,1171 , _ '- • Si' como- lie dicho ' es característico de la estricta teoría científica suposible convivencia con otras teorías que contradicen aquélla, en cambio, hay siempre i;n la c\enda-_--como en la política-.- un partido, una teoría que ocupa elpoder. Ésta, .que podemos llamar teoría canónica, impera siempre sobre las mentes menos inquietas y creadoras. Es la opinión más «Seria», es decir, la menos genial e inteligente, Así, en la descendencia del hombreejercehoy la magistratura de teoría canónica la que considera al hombre como pariente próximo del chimpancé. Con gran formalidad se han reducido a estadísticáslas semejanzas entre nuestra especie y las diferentes cla¡;es de simios;.SegúnSchwalbe, coincidimos en 188 puntos con el gibón; en 272, con el orangután; en 385, con el gorila; en 396, con el chimpancé. Queda adjudicado el honroso título de primo del hombre a esta última bestia. Pero conste que si las recientes observaciones de Westerihofer son, en su detalle, una novedad,.no.lo es; ni mucho menos, la p~esunción general que vienen a corroborar. Desde 1899, el gran antropólogo Klaatsch había invertido la tesis canónica, y ponía su genio y su brío al servicio de la otra idea: la gran antigúedad filogenética de la especie humana1 Schoetensáck, .Ranke, Kollmann, le siguieron por idéntica o paral~la vía¡ de suerte que la anterioridad del hombre respecto de~ mono es hoy una doctrina tan clásica comola otra. , , La colocación de uria especie en la serie genealógica de¡:iende, como toda cuestión cronológica, de que hallemos un término post quem y un término ai1te quem. La dentadura humana ríos lleva a ·situar nuestra e?pecie en tiempo posterior a la aparii::ión de los peces. La dentina, que, bajo el esmalte, constituye su materia, procede de las escamas de los peces. En rigor,.todo el esqueleto está compuesto de materias ---fosfatos, carbonatos, flúor, magnesia- que existen en disolución en· el agua marina. Lo que en el.pez era aoc ráza exterior, se ha internado, y: es hue_so y boca. No deja de ser curioso adi\'ertir que el.gusto sólo conoce diferencias que: el cuei:po pisciforme-percibe con.su periferia-•-lo dulce, lo ácido, lo amargo, lo salado; Por atta parte, oído, garganta y maxilares son transformación _de las branquias del pez... ---,. _Pero la dentadura; que hace del hombre una especie más joven que el pez, le hace a la par más viejo que los demás mamíferos. Las armas dentales 1 Sobre1á tesis pitecoide puedé: verse, como resutnen magistra1 de la cuestión, el tfabíijo de G. Schwalbe: DieAbstan1n1ttng des Mcnschen und die dltesten llifenschenfannen; año 1923. : _ .2 ,La.S obraS. en; que: Klaatsch' expofle:ren :conju~to su, t.eorfa-,soh;:: ~1Entstehung ,und Ent\viC:kelung des Menschengeschlechtsi> (Weltall und.lvfenschheitt-editado por Hans Kniemer, 1902). Die Stellung des Mensclten im Naturganzen;.DieAbstammungslel1re Qena, 19p). Sobre todo, Der Werdegang cler Menschheitund die Entstehung der ICultur~ 1922; obra póstuma~ ,. :''
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del roedor, del carnívoro, del rumiante, están eSpecializadas para un exclusivo régimen de alimentación. La dentadura humana presenta en germen todas las diferenciaciones futuras, ninguna desarrollada, en confusa unidad. El síntomá es· de importancia suma: acusa una extrema inadaptación en función tan decisiva como la alimenticia; Con .razón llama Scheler al hombre un dilettante defavida. Por lo pronto, lo es ene! grave capítulo de la nutrición. I.o·propio acontece si atendemos a las extremidades. La disposición en el hombre de brazos y piernas con respecto ál torso recuerda ante todo a la rana,• inclusive en la ordenación de los músculos. I.a rana y el lagarto·son parientes no muy lejanos del hombre. Es lo más probable que los peces;pri,c mitivos poseyeran una disposición de aletas más próxima ala delos saurios que fos peces actuales. I.as especies vivientes más antiguas; como el barrae muda defos ríos australianos, tienen otro·par de aletas traseras quercon las delanteras anuncian la· colocación• de las ·cuatro. extremidades en los sauro-mamma!ia del período primario 1• , En este período primario, con el reptil, aparece la mano, y desde luego aparece con sus cinco dedosc Uno de los.fenómenos-más misteriosos de la Historia Natural es esta ley de la pentadactilia queimpera en la evolución orgánica. Todo el que haya visto; aunque sólo sea en reproducción fotográ~ fica, la huella del cheirotheiion-que pertenece a1a época primitiva-·- habrá experimentado cierto pavor advirtiendo su eriormesemejanza con la huellá de la mano humana. El·pulgar, con su gruesa pulpa, la proporción de los dedos, etcétera, todo coincide inquietadoramente. Lejos; pues; de ser la mano una adquisición de última hora, la verdad es que se trata de uno de los órganos más antiguos, usufructuado ya por el más primitivo vertebrado terrestre. En éste como en otros atributos, se declara-dice Klaatsch-que lo sorprendente del hombre no es su progresiva adaptación, sino, al revés, su.conservatismo, la tenacidad con que ha retenido y salvado elementos suc mamenteantiguos que fas demás especies han perdido.La mano es uno de los grandes atributos del hombre. En combinación con elcerebro, ha hecho de él la bestia industriosa quefabrica instrilmentos, el 1101110 faba, o, como Franklin solía llamarle, animal i11St:n11rte11tificum. Según esto, lo maravilloso no sería tanto.la existencia de-la mano, sino la conservación de semejante antigualla zoológica. 'r;!J;'
Klaatsch.presume_que los peces actuales son anfibiOs-reaclimatadoS yreada¡:itadoS a un l'égiIJ:!en:líquido exclusivor La razón que para ello habría está en el hecho de qile lasfespecies actualeS·_más sencillas; cómo olas_· (1garioides1> y·_---,.a estos Ultimas pertenece él barra:.. muda--;--'~,í:io~een aparatos respiratorios de tipo anfibial. Por otra parte, el periopl1talinus sale a.la rivera y se sube a; los árbdle.S usando de sus aletas como una morsa. 1
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"", Con esto hemos llegado . a situar al.hombre fabulosamente atrás en la serie de los tiempos. Lo encontramos junto ª'los primeros vertebrados tec rrestres:Eran éstos cuadrumanos'; La cuadrupedia es.una evolución y especializaciónpbsterior; la man.o es.primero. De ella; por ajuste exclusivo a condici9nes especiales, nacen por 1apelmazamiento;de los dedos, el cas~o, la pezuña y la garra. La mano eí;.todo eso y nada.de.ello. Es un aparato poco adaptado.; es un retraso biológico. Se repíte el mismo caso de la dentadura. _ , · ,El embrión human.o de dos meses es cuadrumano; Poned al recién na~ÍdÓ. que-no ;sabe tenerse,unbastón er¡trepies y:manos; se agarrará·con tal fuerza, que pod~is, levantando el bastóh,verle sosteniéndose en vilo. El embriónhumano es Un 'animaLtrepadory reptil.,. e ·SJ ;s;Tendrí~mos; pues, qu_i;: hombres y monos formarían un grupo de animales,más próximos que nirigún otro al primer vertebrado·terres.tre y ocu• parían el puesto de primeros mamíferos. Si ahora.preguntamos .en qué.relación sitúa esta teoría·al hombre y al mono, senos.responde lb siguiente: el mono es ur¡ animal que somáticamente ha progresado más que el hombre; por tanto, procede de él, y no al revés; como suele creerse. •Por lo pronto, .el hombre conserva más de la·colacdel saurio que los simios antropoides. El.varón. humano posee cinco residuos vertebrales del apéndice caudal; la hembra, cuatr0 ; 'en cambio, el orangután se ha quedado sólo con tres. . Otro avance del mono consiste en la colocación de los ojos.: En las espedes anteriores se hallan colocados a uno y otro lado de la cabeza; Esto impide que las visione5 se reúnan: El cabállo ve dos paisajes pru'alelos y planos que no tienen unidad. La imposibilidad de superponer las dos imágenes de un objeto no le deja percibir el volumen ni la profundidad. Las cosas son como espéctros incorpóreos, fantasmas. No falta quien atribuye a esto el carácter espantadizo de la.raza equina. Para unir fas imágenes era menester que los.ojos sé aproximasen,, colocándose en un mismo plano. Ahora bien: en este procesó, el antropoide ha ido bastante más lejos que el hombre,.tanto, que sus cuencas oculares restan espacio al cerebro y además.han usurpado el sitio al órgano olfativo. El gran piteco no tiene apenas olfación y empieza a perder el pulgar. Una vez más los monos, de puro progresivos, se han pasado. He aquí, en tosco resumen, una filiación de la especie humana que presenta a ésta, no como un triunfo de la lucha por la existencia, sino, al revés, como una casta que ha sobrevivido a su inadaptación y a su retraso biológico; una raza arcaica, tenaz y somáticamente conservadora. ,~.Luego se verá Ía coITeccióÍl de Westenhofer a este punto esencial en la teoría de Klaatsch
yRanke.
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. · · Del pithecanthropus; coinocde iun tronco y nivel común, partirían dos líneas divergentes entre sí.Una,J\l humana;:que insiste en los caracteres antiguos; otra, la simiesca; que avariza más, y cuanto.más avanza más se·des- · humaniza. Debió habefun momento de dramática se¡:iaración entre las dos especies. El'antropoide es derrotado y huy,e·a·la selva:virgen, lugar característi_co de:.especie5•en retirada; así, entre los·hombres,Ios pigmeos.• 1 •• · •: ·.· •'Hayun punto en que We5tenhofer corrige'y' completa a Klaatsch, Ranke, etcétera:• Se trata del pie. La doctrina general; 'que aun ésto's µiisrhos aéeptaban; supone la anterioridad de1 pie: prensil;• del. cual se habrían formado· la zarpa; la pezuña y el pie humano.:Westenl:iofer hate no lar queio especificó del pie es el talón, el empeine yeltendón de·tesorte. En Ios reptiles y anfi'biosasistimosa la preformación.de todo esto según van haciéndo'se niás terrestres•que acuáticos.: En los conocidos •no:Jléga a desarrollo, porque Ios hues?s pedales estárrya anquilosados. Pero hubo un reptil de huesos peda, lesaurrblandos; que·comenzó a erguirse meréed al'tendón•de resorte« este rep'til inicia.el pie hunian~, que puede hiego diferenciarse en pezuña.para correr-como en tantos mamíferos-, o en pie prensil/como en el mono. El pie humano es causa y efecto, a la vez, dela erección. Merced a ella, lamano, grave antigualla biológica; queda libre y perfecciona su torpeza de instrumento universal, poco diferenciado. El pie-··-·no p'rirnarianiente la mano-··-. ha sido: pues, quie~ ha permitido al vertebrado terrestre más antiguo ha" cerseun animal de cerebro.El otro retraso· orgánico, la dentadura inadaptada, vino a facili.tar·esto último, porque im¡:íidió'la forniai:ión del morro el desarrollo de'losmúsculos maxilares, que restaban sangre•al progreso c~ré bral. El morro y el cerebro están fisiognóriiicamente en razón inversa', Tal es la concepción de la descendencia humana según la teoría no canó" nica. ¿Cuál es laverdad?Desde dpunto de vista de la.verdadera cultura; no es lo más importante decidir. Cultura es, frente a dogma, discusión permanente. Por esta razón conviene presentar frente a la idea canónica la revolucionaria Conviene; ·conviene-. la hérejía_"--coII1o en la' Igle5ia-·- en la ciencia; . .
"
Es-ta co~ección permitiría, creo yo, aclarar un po~~ iaS relaciones del h~~bre, mamífero ~el ~~~eno_, ~~gun}
rosplacentano~;__Estos son lo~ ~~ec_tfvoros-'-oso hormiguero y c:olmeneid,-etcétern-, ·quel?on
plantígrados.
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PARA:UN LIBRO NO ESCRITO
I .¿Se puecle escrlbir un ~rlí_culo al aire lib:~? ~o mejor sen~no intentarlo,, porque es una empresa d1fíc1l. Como el plein air deshace la fi~ra :n elcu~ dm impresionista, disociándola en puros reflejos, en manchitas mdependientes, átomos de cromatismo, el'paisaje libre dispersa fa persona, aventa ]a grey de las ideas, 'descompone el intelecto en sus simples elementales. El campo no permite el recogimiento, la concentración de fuerzas que constituye la individualid_ad; por lo menos, esa última potencia de individualidad que es el pensamiento. El sol hace con uno lo mismo que con la gota de rocío, la cual pretende, péndula en la punta dela hoja, captar el paisaje entero dentro de sí, espejándolo en su microcosmos esférico. Pero el mismo rayo de sol que la enciende, y la convierte en diamante, y la vuelve un instante pupila irisada, la asesina sorbiéndola, disgregándola en la•atmósfera. Siempre me ha conmovido el pequeño drama cósmico que es la muerte de la nube blanca, que el sol mata volviéndola azul; borrándola, aniquilando su pretensión de destacarse a fuerza de blancura sobre el fondo del firmamento. Elpensamien.to viene a ser un intento parejo de situarse frente a todo lo demás, fuera y'con'tra'.todo lo
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él es ·como desterrado de las detnás cosas; y preferiría serlas todas, no por afán de ser más, sino, al contrario, para no ser nada determinado y con límite, para alentar en la µnanimidad universal. Percibe su concreta figura como una amputación. Es trozo y fragmento al ser individuo; es muñón del cosmos. Diríase que le duele su propio perfil. De aquí que, para el asiático, la vida más intensa sea la que le lleve al aniquilamiento, que rompa sus fronteras de individuo y le anegue de ser universal. Para nosotros será siempre monstruoso el hecho de que razas enteras consideren el dejar !;le ser, el Nirvana, como ideal de la vida. Y, sin embargo, Oriente y Occidente han solido encontrarse en las cimas de las mentes místicas. Así, el maestro Eckhart insiste en que todo ser lleva en sí su propio fracaso. Cada ser fracasa en la medida en que no es los demás seres. Consiste, pues, en una negación infinita; su ser está tejido de no ser esto, de no ser lo otro, ·etcétera. En términos más moderados, estas dos delicias antagónicas, de ser individuo y dejar de serlo, se dispután el alm~ del hombre urbano cuando de la ciudad va al campo. No hay duda de que el hombre rural es menos indiVi" duo que el hombre ciudadano. Este diferente grado de individuación inspira la radical diversidad que existe entrela cultura de la ciudad yla cultura caní.c pesina; Porque no se trata sólo de dos estadios en la evolución de· una cultuL ra, sino de dos principios de vida sobremanera divergentes.
II Escribo sumido en un paisaje andaluz. Blanda serrezuela al fondo. Los olivos, en rangos disciplinados, hacen pesar su fronda plomiza sobre una tierra roja y grasa, Los cortijos multiplican su.blancura en.placentera disperc sión, y las pitas amenazan vanamente al contorno con sus espadas fláccidas. SiemJ>re que bajo dela áspera Castilla a esta gleba feliz, dondelas gene tes llevan prendida una sonrisa perdurable entre los dientes, me ocurre.prec guntarme si se ha escrito alguna vez algo que.tenga sentido sobre él.alma andaluza, que es una de las más extrañas de.Europa. Yes, en verdad, sorc prendente que, habiéndose.ennegrecido tanto papel sobre Andalucía, no se haya dicho nunca una palabra aguda, un vocablo en forma de llave que nos abra el misterioso aparato de relojería espiritual alojado en esta raza, .·•• •· ,• Como siempre, ha faltado también en este caso lo que,es; según Platón, la emoción preludia! en toda obra de intelecto: la sorpresa.de•que una· cosa sea como es, el espanto antelo evidente, Quien no sea capaz de pasmarse ante el simple hecho.de que la vida andaluza exista, quien entre dentro ee ella desdeluego, como la.cosa más natural del mundo, quedaimposibilitac
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do ·de comprender.lo que en ella-•. como en todo- es lo más interesante: sus raíces, sus supuestos primarios, todo eso que no está especialmente en.ningún sitio ni en ningún caso, por lo mismo que está en todos los sitios y en todos los casos:Menos que nadie percibe esos supuestos tácitos,.secretamente actuos9s, el aµda:luzmismo. Cada vida, individual o colectiva, parte.de · ciertos principios, que son su a p1io1i psicológico. Por lo mismo que éstos llevan en peso entera aquella vida y son su subsuelo, no se da cuenta de ellos el que.los vive; Sólo nos damos cuenta de lo secunda.rió y superficial, de lo .cambiante y.anecdótico. ,,¡.,,,.He aquí-por qué en estos días vagos de viaje y dereposo literario, no pudiendo escribir sobre ningún libro a Ia mano, bajo-la presión deleitable del sol tartesio, envío a mis lectores esta nota sobre un libro no.escrito aúh, esta nota ~I1 que se postula nn libro discreto, curioso, penetrante, sobre Andalucía.. 2;Ü;; ..Yo creo que hay una cultura andaluza en sentido.más hondo y radical •qtie toda esa parada de escuelas andaluzas de pintura, poesía, etcétera; Esya no haberse enterado de lo que en la cultura andaluza hay de más específico hacerla consistir en arte pictórico o literario. Arte, literatura, ciencia, religión, Éstado, todo eso, que .constituye, en efecto, las culturas del centro y del riofte de Europa, de.Roma o de Grecia, trae en el fondo muy sin cuidado al andaluz eterno, cuya cultura consiste precisamente en todo lo démás de la Vida que no es eso .. ¿En qué, pues?, se me dirá. Muy sencillo: en lo cotidiano. Ha habido y hay razas que anteponen lo extraordinario a la existencia cotidiana. Se afanan en producir aquello, en hacer sobrevenir lo heroico, lo genial, lo trágico, y no paran mientes en la porción de vida-cuantitativamente la más importante-que fluye por las horas y los minutos. Preparan la fecha emi.fiente y desatienden la curva suave e ingloriosa de todos los días, de todas las'semanas,. de todos los siglos . ... :.·:.En este sentido, la comprensión de la cultura andaluza nos es facilitada por lo que sabemos de los pueblos orientales, de quienes se halla,.en efecto, mucho más cerca el andaluz que de los sensu st1icto europeos. Todas las culturas son soluciones o intentos de solución al problema de la vida. Y son diferentes entre sí porque el problema de la vida, radical punto de partida, es sentido por cada raza de un modo distinto. Ésta es la razón de que una cultura extraña no sirva a un pueblo; la solución que ella aporta es incongruente con la fórmula del problema vital que en su fondo orgá'nico lleva. La mejor introducción al andalucismo, a la cultura tartesia, es, en mi. en.tender, pensar lo sigi¡\ei;ite: supóngase que el problema de la vida consista, no en crear esto o lo otro,·no en realizar tales o cuales valores trascendentes-la
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verdad, la justicia, el dominio sobre la naturaleza, la organización de Ja humanidad, etcétera, etcétera-·, sino simplemente en pasarla lo menos ingratamente que se pueda. P.ues bien: desde este supuesto, la vida sevillana es UIJsistema perfecto, cerrado y completo. Proba]Jlemente, hace mil años· era en Jo esencial1 idéntica a lo que es hoy; y no hay razón para que no lo sea dentro de otros mil. Ciertamente que un europeo normal no acepta ese supuesto;-para él la vida no es un torrente que pasa sobre el hombrey del cual conviene de~ fénderse con astucia, gracia y cautela, sino una fuerza que radica y brota en cada individuo y le incita a empresas. El europeo busca Ja tragedia, se obstina en intervenir en la marcha del universo con la pretensión de gobernarla. Como e5to es; probablemente, imposible, la historia de Europa va de tragedia en tragedia,csometida a perpetuo cambio y constante inquietud. El andahiZ es, por el contrario, el hombre resuelto a evitarla tragedia, a sortearla;·a darle tin quiebro. Esto, claro es, Je lleva a no hacér historia . .(Uno delos temas del libro sobre Andalucía que.postulo, deb.ería· determinar la medida en que esta raza ha intervenido o no ha intervenido activamente en Ja historia). -: · Lo que la vida andaluza tiene de orientalno es su aparente y superficial orientalismo, sino la común raíz campesina. La cultura tartesia es una cultü'ra eterna y esencialmente rural. Los ritos de la campiña son el sustituto de las ideas de Estado, de los principios religiosos; de fas «razones» científicas; .. .
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III ''¡
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El sol evapora el pensamiento. El intento de escribir un articulo alaire libre fracasa. Renunciemos, pues, Otro día, entre cuatro paredes, defendido de la disociación que el campo impone, procuraré decir lo que hace muchos años pienso sobre el alma andaluza. Es tema delicado que, sin motivo.justo, puede irritar amis casi paisanos, . ¡ .. .
UN DIÁLOGO
E1señor Henri MasSÍs, autor de estas Reflexiones sobre la novela'; ejer~e la crítica literaria católica: Porque vivimos un tiempo tau extraño, que existe en él una crítica literaria católica. Una.voz: «¿Y no le parece.a usted que ese síntoma honra a una época?» Conte5tación: «No, señor»: La yoz: iqEs usted un sectario!» Contestación: «¡Y usted, un majadero!» Escena vil de boxeo. Párpados amoratados; en las frentes, inusitadas protuberancias. Intervención de la Policía. Recalada en la Delegación: ," -... Amigo mío, ahora que hemos pagado. ya nuestro humilde_ tributo ala época, que.hemos canjeado unos cuantos golpes, que hemos complacido. alas fuerzas prepuestas al ordenpúblico dándoles una ocasión: más de interveniry nos· encontramos enla éárcel, podemos libertar nuestras almas y permitirles una conversación decorosa, temperada y leal,. sobre el asunto que muscularmente hemos debatido antes. Al higiénico atletismo .de los cuerpos suceda el de las mentes. Lo que me parece mal de la crítica literaria católi_ca no. es.lo. que. tiene de católica nilo. que tiene de crítica literaria. '· -Entonces, ¿dónde está el defecto? :-.En Jo que tiene de crítica literaria católica. .. -.-No entiendo. ¿Qué inconveniente encuentra usted en ella? . -Un inconveniente parecido- al que encuentro en el.cuadrado redondó; en lajustitia verde y en la hipotenusa sulfhídrica. -.-Pero esas cosas no existen¡ son absurdas. -.-Pues ése es el mal que encuentro a la crítica literaria católica: que no existe. ·í: Henri Mass~; Réjlexio_ns_sur l'.artdu ro111an. UPrairie "Plc;in, 192( 1En otro capítu~_o,comen ta_ré lo poéo é¡_U:e' el señor._Massis dicC sob_re_la ii.ovela,jun'tamellte con la inte_resante conferencia tlélii.ovelista Fra!u;oiS Mauriac, ((Le R6maii d'aujourd'huii> publicada en la Revtie HcbdomadairC, 19 defebrero de 1927.-. ' _, :__
1 Re~érderise fas dafós sÓbre 1a vida de IOs-tar~~o~·qUe 1a antigü'edad nos h~'tranSriti~db·. Es, en verdad; pasmosa la semejanza que acusa con la vida andaluzaacti.tal. _ ,·
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· -Sin embargo, la critica Úteraria católica existe; por ejemplo: la del señor Henri Massis. -He ahí, amigo II!ÍO, por qué me parece un síntoma fatal. Vivimos un tiempo en que existe una crítica literaria católica; es dedr: asistirnos a una época en que existen algunas cosas que no existen. -¿En qué se funda usted para negarle la existencia? -¡Ah! Muy sencillo: en lo mismo que el propio señor Massis nos dice. Dice este señor que los demás críticos literarios católicos no s0n tales porque se contentan con hacer, por lo pronto, crítica literaria, sin más calificación, y a esa crítica literaria no católica agregan un suplemento de juicio moral católico. Esta mera yuxtaposición de una estética laica y una moral católica no puede llamarse, con verdad, crítica literaria católica. Esta discreta observación del señor Massis demuestra que, fuera de él, no hay tal casta de crítid. Mas.cuando le preguntamos si hay, no obstante; cnticos literarios católicos; nos responde como Martín cúando;·en el cµento deVoltaire; le'preguntan si hay aúri anabaptiStas: Oui, ilj a 111oi. Ahora bien: si el señor Massis no logra convencemos, si sus razones nos parecen inoperantes, tendremos algún de" recho para sostener que la crítica literaria católica no existe: -Pero es el caso que la razón dada por Massis'es muy aguda y de gran vigor. El catolicismo no es una cosa que púeda•añadirse a otras: él nos introduce en la realidad, en la verdad misrrta;y nos proporciona, por tanto, ún punto de vista desde el cual se determinan las •condiciones de toda realidad; de tóda·verdad; entre ellas; de la verdad artística. De•aquí que la inspiración y la-crítica del·artetengan que ser católicas/no por·consideracidnes suple" mentarías; sino por esencia. En vez de adjuntar homilías a la crítica de un autor, es preferible invitar a éste a que reflexione sobre la esencia misma de su arte y del'ser: la meditación estetica pura• lleva al catolicismo. u -Sí, sí; ya he leído todo esto en el librito del seiior Massis, y me ha maravillado. En general, los libros que prod11~eg liPQrª 195.c¡¡tcjlkos milic tantes de Francia-me refiero a· los de-tema filosófico o próximo ála filosofía-·- nos dan· cbn frecuencia motivo para maravillamos, Sus frases pueden repartirse en dos especies: unas;•en que se-insulta a• to'do lo que ho es el catolicismo tradicional, y otras, en que se afirma vehementemente la superioridad .del catolicismo tradicional. Afirmaciortesynegaciones. Golpe5·. Boxeo. Nunca se plantea serenamente un problema y se intenta su solución. Nunca se repiensa con noble y efectivo esfuerzo la magnífica tesis católica, a fin de aproximarla a nuestra mente actual, o bien con ánimo de mostrar concrec tameri..t~ s11frrtilidad ~n t~lbcual cuestión; Semejante catolicismo es un comodínquejustific¡t la ignavia.· ContrasJa superlativamente.con. la. egr¡¡__gia labor que durante estos mismos años están haciendo los católicos alema"
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nes. Hombres como Scheler, Gtiardini, Przywara, se han tomado el trabajo de recrear una sensibilidad católica partiendo del alma actual. No se trata de renovar el catolicismo en su cuerpo dogmático( «modernismo»), sino de renovar el camino entre la mente y los dogmas; De este modo •han coriseguic do •sin pérdida alguna del tesoro' tradicional, alumbrar en nuestro propio · fondo una predisposición· católica;:cuya· latente vena·desconocíamos;'Una obra•asíes propia de auténticos.pensadores. Los escritores franceses del catolicismo parecen más bien gente política. Atacan y defienden; no medi" .tarn•Insultany enconan;ono investigan, Usan del catolicismo como de una mazm;Sevedemasiadopronto que su afán no es el triunfo dela verdad, sino apetito de mando. Laactitud que han tomado la han aprendido delos sindic calistas;comuriistas, etcétera:•Porque hubo un tiempo en que, como ahora ki:iehos católicos les: basta con declararse católicos para asumir todas las ·sabidurías, los socialistas extremos creían poseer en cifras todas las verda:desy desdeñaban la ciencia burguesa.También entónceshabíaunil. crítica •literaria socialista donde volcaban toda su miseria mental y: todo su rencor ,lits almas menos bellas del tiempo.· -·Pero con todo eso no cresponde usted al razonaniiento del señor Massis. ; ; . -¡Ah! Pero ¿es un razonamiento? Me había parecido más bieri un juegó de•palabras. Cuando dice que el catolicismo nos introduce en.el centro ae lo real; se ampara en un equívoco. Esa realidad, ese' centro y esa introduc;eión•entiéndanse religiosamente, y entonces· su afirmación es congruente. Pero entonces no se añada' que d católico;como tal, sabe lo que es la realic .dad y posee un ejemplar doctrinal de estética. De la religión no se deriva ,una filosofía ni, en general, una ciencia, menos aún una estética y todavía .menos una crítica literaria. No basta ser católico para hallarse en posesión detan espléndido patrimonio. Ni hayidea que los verdaderos católicos de.. :hieran perseguir con mayor denuedo que ésta. Precisamente, la suma originalidad del catolicismo frente a todas las demás religiones es que separa de manera-radical la fe de la ciencia fa la vez postula la una para la otra sin allanar violentamente su fecunda diferencia. La Jides quaerens inte!lectwn de ·San Anselmo es acaso el lema más fértil que se ha inventado y el que más 'agudamente define la mente del hombre. La fe que siente su propia plenitud en forma de enorme sed de intelecto -no de petulante satisfacción propia, no suponiéndose, ya y sin más, intelecto; he ahí la audacia admirable del catolicismo. La fe no se contenta consigo misma: exige pruebas de la existencia· de Dios, pruebas racionales, por a+ b. No es una fe holgazana, no · exonera de la fatiga intelectual, no nos da la ciencia, sino que, a:l revés, la exige. El señor Massis juega del vocablo. Habla equívocamente del catolicismo 1
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como religión y como una· determinada filosofía que se ha dado en llamar católica: el tomismo. Su crítica !iteraría; en verdad, no es.católica, sino tomista; como son tomist¡¡s todos los escritores de Francia que hacen ahora una ofensiva,,bastante ofensiva, bajo una bandera de catolicidad. -¿Y no le parece a usted obra benéfica? La mente contempor~ea vive perdida enla mayor confusión. Esto es patente, sobre todo en el orden á¡ctsc tico. Los escritores a que usted se refiere· proponen la salud en el tomismo, que es una doctrina integral y taxativa. . -Es cierto: vivimos en una espléndida confusión. Pero,•¡qué levamos a hacer! Dios impone a la historia épocas que parecen claras ·Y épocas. que Pª" recen confusas. Nuestro deber es aceptar lealméntela hora á que hemos sido citados sobre el planeta, y si es de confusión,,confundimos denodadamente, sin ahorrar esfuerzo, .la pupila alerta y'el corazón lo ínás poroso posible, Lo otro es ilusorio -en ciencia como en arte. Pregonar el tomismo como un específico no nos adelanta nada, como naqa adelanta al artista que bracea angustiosamente náufrago en la torínenta actual del arte invitarle al clasicisL mo. La vida del hombre y el curso de la historia.son cosas más graves y más trágicas.que:todo eso."¡ Bueno fuera que estuviese en nuestra mano ser en cada momento lo que nos viniese en gana: tomistas y clásicos, por ejemplo! -De modo que para usted tomismo y clasicismo .. , .-.Sí; con tbdO"respeto sea dicho, y res\!rváridome U:n amplio .margen para juicio más detallado y formal, tomismb;,clasicismo y demás espei:ífi~ cos me parecen cosas que inventan los hombres para no trabajar.· Apartémonos cortésmente, pero un poco •aburridos, de las personas que nos las proponen con gesto farmacéutico. El deber del hombre no es poseer,. sea como sea, soluciones, sino aceptar, sea como sea, los problemas. Y éstos son siempre los actuales, son el destino de cada generación. -Pero reconoce usted que el pensamiento europeo vive hoy en plena confusión.•. -Si q;uita usted el «plena», lo' reconozco resueltamente, y, además, resueltamente lo aplaudo: Algún otro día que hayamos de nuevo.ejercitado nuestra musculatura y encontremos otrb guardiá benéfico que nos recluya en la prisión, le confesaré a usted por qué me parecen convenientes para Europa.unos años de.esa llamada confusión!
. CUESTIONES NOVELESCAS
Rara entendernos cmi el señor Massis era menester ~reviamente recusar l~ ficción de su tomismo y de su presunto catolicismo. Uno y otro son en el seftor Massis máscaras de guerra como las que usan los mahoríes, «pbsturas» .y.batimán polémico.Nada urge tanto.en la.presente hora del espíritu como fograr que el escritor se deje de polémicas y gestos, de predicaciones y propagandas, para, en l;ugar de ello, sumergirse hasta el occipucio en las cuestiones substantivas, En 'definitiva, son las cosas 'quienes han·de salvamos, proporcionándonos nueva nutrición, Delo que ellas sean depende toda ·Pº" sible sálud. ·¿A qué P.erder el tiempo en recomendaciones o reconvenciones? ·;, El señor Massis insinúa que la literatura sólo puede'hoy salvarse en la novela, y que· la novela,. no obstante, se halla en trance apurado,·Una cosa aproximada sostengo desdeantiguo. Vea el señor Massis cómo nos·éntendemos en las cuestiones efectivas. Conviene pensar con los ojos, es decir, disciplinar nuestro intelecto, para que transcriba en conceptos lo que se ve, evitando suplantarlo parlo que se desea. Ylo que se ve en el área universal delas .letras es un pavoroso desierto. Hay talentos, acaso más numerosos que nunca; pero no hay obras. Nuestra época es unformidable ejemplo de cóm.o para 'créar,no basta el pensamiento. Hace falta el aínor a las cosas y una genialhuínildad ante la obra misma que se emprende, respecto a sus leyes y estructura. · ·El señor Massis subraya certeramente la incompatibi~idad dela novela eón ~r es~lismo. Hoy.todos los escritores so,n estilistas-· .. desde Cha,teaubriand,viene progresivamente producié!ldose el fenómeno. «Advirtamos desde luego-· dice .Massis-.- que elprocedimiento creador del novelista 'difiere esei:J.cfalment~ del propio al ártista literario. Lá táctic~ del novelista Íioes otra que dirigirse eiitero hacia las cosas». El estilista, por el contrario, es un incansable Narciso literario que busca entada linfa su propia imagen 1
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HenrLMassis: Réjlexions sur l'art du ro1nan. ,
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y; viceversa, compone su figura en previsión de linfas que la reflejen. Esta sed de sí mismo que aqueja a Narciso y le inclina sobre el estanque y sobre el charco es un tantálic;o castigo. Narciso convierte en espejo todo lo que mira y; al no lograr aburrirse de sí mismo, engendra el hastío· en los demás. La producción de nuestro tiempo .es atrozmente fastidiosa, porque en ella no se va a la obra, a cada obra, sino que consiste en fabricar una actitud del sujeto perpetuamente repetida. Este ·narcisismo no es sino el síntoma que en el arte trasparece de un modo de ser general, el cual topamos parejamente en todas las dimensiones de la vida presente: la estrechez de alma. Las nuevas generaciones, al pairo de sus excelentes dotes, han nacido condenadas aser almas angostas, sin aptitud de dilatación y porosidad. Por eso no son entusiastas de nada y curiosas de muy poco: El entusiasmo-·la gran dilataciónpsíquica, según se confirma analizando el simbolismo de sus tos correspondientes, todos ampliativos, conio la exorbitación delos ojos, abrir la boca, ademán de elevar y separar lps brazos: en fin, el aplauso--" es un lujo vital, tina averitura íntima y un riésgo; es brincar fuera qe.sí mismo y sumergirse en otro ser, persona, obra o cosa; , . Para quien ya no.es joven, nada más atractivo que perescrutardesde le~ jos las almas transeúntes de los jóvenes; (Un:ingrediente eterno de la juven~ tud·es creer quelos demas no ven nuestro ser íntimo. Cuando avanzamos en la existencia advertimos que en toda nuestra vida no hemos heého ~tra cosa que gritar a los cuatro vientos el secreto de nuestro modo de s'er, que tantoqueríámos ocultar) 1, Oblicuos sobre. ellas, prevemos él porvenir, co• mo Cagliostro, mirando al fondo 'de un vaso de Borgoña, vib, dieí:' años antes de o'currir,la decapitación de María Antonieta. (La extraña escena se cuen• ta en las Mem01ias deMarmontel, y Alejandro Dumas la ilumina deliciosa" mente en El collar de la reina). Los jóvenes viven hoy casi exclusivamente de complacencia en sí mismos. Sería injusto -y lo que es peor-.-inexacto, poco perspié:az,creerlos excesivamente.vanidosos..No, no; no es esto. •¡Ojalá quefoesen vanidosos! El vanidoso necesita atender a los demás. La vanidad
ges-
que
1 ·' La·Otrll e'xpé.ril!nC:ia q~e en este orden hacemos es curi9samente inversa: el joverl Cree po~er ~antener.arca_no su iIJt!mo serc~ee,.eII cambio, qu~ 1as ge~tes ven sus,actos ylej~zg~fán por ell~s, de suert.e que, .P,oniendo cu_idado y rigor _en ésto_s_,_ ~e f?nn-aran lc:is_ prójimos la i_Illª_gei¡i de nosotros que deseamos. ¡Vana ilusión! Lás gentes, muy especialrrié:nte en nuestrb país~ no·se
enteran de lo que hacemos, o se enteran mal. .Cuanta mayor exactitud impongamos a- nüestrás _a~ciones, may_o~ será,la_m~la, in,telig_encia. ()_fre~e_r i;xacgt1:1d ~l in~cto_y con_.t,ift11,dad _al dis traf~ do s~n grandes errores de tá_ctica_Vi.triLRl!sulta, pues, uni:i cruel paradoja_, qué, rio'obstante, Iladié deja de éO~fiirnar a los Cuarenta años: lo iri.visible,- que cS nueStro cñrái:tei YseCTeto foltdo,-es lo qu~_aproxirn~dameq.te_ven dep.osotros los demás,_.y, po_r:e_l_contrario_,-.lo visible",-qµ~_son nuestro_s
actOs -hechos y dichos--, no consta debidamente en la idea que las gentes tienen de nosotros. He procurado decir algo para la aclaración de este enigma en el ensayo •cSobre la expresióii, fi~nó:. meno cósmicon. (El Espectador. Torno VII, 1930,-en el tomO II de estaS-.Obras co1np1etcis).
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es el impulso más tosco de cuantos nos llevan a mirar en derredor; pero, al fin :;. ya! cabo; un motivo para salir de sí mismo. La cosa es i_nás compl~cada y más , grave: no es que el joven de hoy; más que el de otro tiempo; se Juzgue maravilloso, y porque se juzgue así se complazca en sí mismo. Lo que pasa es que ha na~ido casi ciego para toda maravilla exterior, que no tiene apenas experiencia de.nada maravilloso, y; en consecuencia, puede vacar, sin excepcional vanidad y sin-remordimiento, paradisíacamente, a complacerse en su persona, sea ella como ;sea, sin que necesite esta complacencia func dárse en una gran idea de sí propio; ¡] óvenes amigos, sois ambulantes mó" . nadas reclusas ensimismas que,· como las deLeibriiz,no tienen ventanas! Ahora bien; no es fácil que una:món¡ida sea buen novelista. El alma del .n:ovelista;· tiene razónMassis¡ ponderahacia:las. cosas; es un.alma grávida, que tiene fuera de sí su principio motor. Funciona en virtud de atracciones, . se deja arrastrar parlas destinos ajenos. Tiene psicologia de planeta o desatélite; (Una hipótesis vigente corisidera a' la Luna c;omo tin cuerpo errabundo que, al pasar'un buen día cerca de la Tierra, fue captado por la atracción de.ésta y gira desde entonces en círculo cada vez más cerrado, hasta que otrO"buen día caiga sobre nuestro globo y se confunda con él). No e.s;.pues, extraño que los jóvenes, al menos en España, prefieran la oí:upaciónJlíiica,.. que es más manado lógica e implica el mihimo esfuerzo.
* :::: *· «Lo que pedimos a la novela», titula:Massis uno .de los capítulos de sus
Reflexiones. A su juicio, la guerra ha constituido una terrible experiencia, que marca indeleblemente las almas a ella sometidas. Merced a esa experiencia el 'europeo ha sido puesto en contacto con larealidad crudayúltima. Es ya'no, pbr tanto, que se nos quiera divertir con ornamentación y fantasía; Ne"'~=-· ~"'"'ª"'.u" una literatura más humana: El propio Massis imprime esta palabra 'en cursiva y se disculpa.de usarla. «Es.vaga, es equíyoca, es peligrosa», ,dice. Sin embargo, insiste en•ella y nos deja sin precisión sobre su sentido.Lo más claro que conseguimos es·esto: «Queremos novelas en que j:i.ase algo, en quda vida.sea aventura y drama de que el hombre real no se halla 'ausente, el:hombre qu~ hemos visto tál cual es y que ·no tiene nada que ocultamos. Heínos recibido en todos los órdenes una gran lección de realismo»; mi;; ¿Nos deja satisfechos, esclarecidos; esta fórmula que pretende definir elapetito literario del tiempo?. Yo no.podría decir que me parece falsa, pero sí que me parece insuficiente. Ya el hacer intervenir la guerra es.mal signo. Ni las guerras, ni el catolicismo, ni la geometría explican las variaciones .,, literarias.
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· En una conferencia.sobr~ «La novela de hoy»,.Franc;:ois Mauriac se plantea así la cuestión: «El novelista nos presenta a los hombres en conflicto: conflicto de.Dios y dél hombre en la religión, conflicto del hombre y la mu~ jer en el amor, conflicto del hombre consigo mismo. Ahora bien; si hubiese que definir en novelista este tiempo de trasguerra, diríamos que es una época en que disminuyen cada vez más los conflictos de que la•novelahabia vivido ha? ta ahora» 1• El señor Mauriac es católico; el señor Massis, también. Sin 'embargo,.el tema de la novela da ocasión para que el señor Mauri.ac sostenga en todos los puntos una tesis.contradictoria de la· del señon Massis. Lo cual demuestra andando que elcatolicismo no nos proporcionauna•doctri;na· estética, como eLseñorMassis:pretende. . •. ·•·•· ElseñcfrMassis quiere que en fa novela «pase álgm>.,y ese algo•es;por lo visto;unconflicto.s-religiosó, amoroso, personal-·- como pasaba en Balzac, El señor Mauriac, pensando,yo creo, más. leahnente, más al hilo de las cosas; declara que la novela no puede radicar en l,a historia de un conflicto, porque hoy no los hay; y; consecuentemente,• no debe parecerse a•Balzac. ' Si eri última instancia lleva o ria dentro de sí conflictos el alma contemporánea, es cuestión delicada. Pero es innegable que, aparentemente, se halla libre de ellos, y este hecho debía causar mayor sorpresa de la que levanta. ¿Qué quiere decir esaáusencia•de conflictos,-porlo menos, esa evidente disminución de angustias íntimas, esa niñez inesperada que sobreviene al europeo cuando sus conflictos exteriores empiezan a ser pavorosos? Pero dejando ahora este grueso tema, ¿cree Mauriac que si hubiese conflictos en nuestravida;nosihteresarianen la' novela? Este paralelismo entre las formas del arte y del contenido de la vida es un poco ingenuo. La historia nos pasma dándonos el espectáculo escandaloso de la aparente independencia entre el apetito artístico y el destino vital. Mientras los parisienses del 93 se guillotinaban mutuamente; el Meraire de Frnnce publicaba versos titulados «A los manes de nii canario»; Cuando yo teniaveint.e años me irritaba esta incongruencia; hoy me parece admirable. Ella merecuerda qúe la vida e5 más profunda que mis ideas preconcebidas y me invita a ensanchar éstas; a seguir la pista subterránea ddos instintos humanos; Porque hay; en efec" to, paralelismo rigoroso entremiestro e5tiloyriuestraexistencia;.pero son idiomas distintos y es preciso descubrir la dave de sus •exquisitas' corres" pondencias. En la epoca más abrumada dela vida ateniense, cuando se de5~ hace su poderío y su riqueza en trágico deri-umbamiento;la gracia elástica y aérea de Praxíteles fluye en allegro•cantabilepor los'mármoles y destierra de·sus figuras todapesadumbre, .
Después de todo, los conflictos de Balzac no nos son extremadamente ajenos, y si nos aburren, no es por su contenido, sino precisamente por lo que , tienen en general de conflictos. El drama que nos presentan nos sabe a dramón, y si logra interesamos -cosa dificil-, lo que logra es movilizar y sacudir el cierio melodramático que yace en los bajos fondos de nuestra alma, · . el.
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, RevueHebdon1adaire, 19 febrero de 1927.
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LA INTELIGENCIA DE LOS CHIMPANCÉS
Poc~s ~eces una pura investigac~ón psicológü:a ha ;r~ducü:lo impresión tan honda y fulminante como el examen de la inteligencia de los chimpancés de Wolfgang Kóhler, que. comenzó a1 publicarse en 1917. Hoy ejerce Kóhler el mandarinato de psicología que más alto rango.j:mseé en elmundo: la dirección del laboratorio berlinés; investida.hasta hace pocos años por Stumpf. Recientemente ha resumido sus observacion·es sobre la mentalidad delos antropoides en una conferencia dada en Madrid (Sociedad de Cursos y Conferencias)'» A los que éscucharon esta conferencia -principalmente gente de letras y gente de mundo-··-les pareció interesante y grata, pero un poco ingenua. Se ha observado que los madrileños, cuando creen haber entendido mi tema científico de que se les habla; lo encuentran siempre ingenuo. Y eltaso es que tienen razón: Hay en la ciencia un fondo de ingenuidad, más aún, de puerilidad, que contrasta con la «listeza» del buen madrileño. Un hombre de ciencia es un poco niño toda su.vida. Decidmelo.que.una.pérsona «seria», completamente seria, de una nación o tribu que ignorase el sentido de la ciencia, pensará por fuerza si entra en un laboratorio de física o de química. Ve allí hombres maduros, cuando no ancianos, de aspecto tan «serio» como el suyo, pero que se dedican a ir y venir por el aposento, vestidos con grandes blusones, destapando frasquitos, encendiendo hornillitos, doblando tubitos de vidrio en una llamita de alcohol, pesando minucias en el juguete de una balanza, y todo esto con el gesto beatífico que ponen los niños cuando juegan. Comparativamente es mucho más serio-¡ qué duda cabe!-un Consejo de Administración en que se barajan millones, se afrontan huelgas, se fijan jornales, se determinan dividendos. Es más seria también la política, aunque sea la de un Gobierno de provincia, en que se maneja la Guardia 'I
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Civilyla Policía, se giran órdenes a los alcaldes de los pueblos, se encarcela alas periodistas y se combate unmotín. En rigor, hasta es más serio un baile, . más comprometido, más satisfactorio, de consecuencias más efectivas para · el individuo·. Frente a todas estas cosas, la ciencia cobra un aire pueril que conviene ~ubray::ir. La importancia de sus resultados, que patéticamente solemos encarecer, tiende a ocultamos el hecho indubitable de que la Ciencia no existiría si ciertos hombres no conservasen en su madurez un lujo de in" fantilidad. Porque se trata, en efecto, de un lujo, de un más en la escala de la vitalidad; no de un menos. Interesarse por lo que pasa en un líquido cuandose vierte!l sobre él unas gotas de otro, supone, como puro fenómeno bioc lógico,.muchamás pujanza vital, más sobra.de íntimas energías, que.todas esas ocupaciones «serias». El interés;desintéresado;la curiosidad hacia los óbjetos, mide, conrara exactitud, la dosis de fuerza vitalqueposeamos;·Por eso en el niño son enormes, y casi nulas en el hombre decrépito. Por eso son mayores en el sano y menores en el enfermo. La energía.orgánica apenas ha sobrepasado la medida estrictamente necesaria para sosteneralindividuo; tiende arezumar desde éste hacia el contorno, hacia el mundo en derredor. Erre! simbolismo fisiognómico, que es siempre tan certero; vemos esto confirmado; el gesto «serio» es síntoma biológico de deprésión, debálance vital poco favorable ..La energía orgánica no llega a más que ala frontera del cuerpo,oincapaz de añad4" ál movimiento ineludible.el suplemento lujoso de moc vilidad que es fa sorrriSa'. r • · •i, ;Pues bien; Kóhler ha vivido seis años en Tenerife; dedicado a lainfantil operación de observar tirios chimpáncés'. Se proporua averiguar silos actos de estos animales implican inteligencia en un sentido rigoroso del término. Este sentido rigoroso coincide, por el pronto, con el más usual del vocablo. Inteligencia es comprensión de lo que se tiene delante; es percatarse de que las cosas son lo que son. Pero .entonces; se dirá,. todos los animales tienen inteligenciaLEl pollo recién nacido pica el grano de trigo que encuentra en els.uelo; se da cuenta, pues, de.que· aquel punto material es diferente dela .tierra en totno,.y, además, de que es comestible; en suma; deque es un grano dé trigo: Y esto lo ejecuta igualmente el pollo criado por.gallina que el nácido de incubadora. Sin embargo, esta conducta supondría, no ya inteli~ gencia, sino don profético; no sería entender lo que se tiene delante, sino 1
;;:,- :; 5·obre. ~::r!a ~O~c~d~~ci~ má~ ,hoÚda: en~Te c.Íen~ia y-~iñez,vé~se el e~~y~,:1~Ítalid_ad, ah:na; espíriLU», El Espectador, tomo V (en el tomo 11 de estaS Obras co1npletas). 1 Kóhler: Intelligenzpnlfungen an MenschenaJJen, segunda edición,-1921. l:.a'exposición -.más completa de las experiencias.y la discusión minuciosa deJa teOria resultante pueden verse 'eú el'libro de-Kofflta, Bases-de la evolución psfquica,·.Revista de-Occidente, 1927~- No creo que ,exista hoy libro de psicología más interesante que éste. '
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prever el futuro. ¿Cómo sabe el pollo que aquel diminuto objeto, nunca vise tcí pcír él antes, es substancia nutritiva y que le va a sentar muy bien?' Tengamos, pues, un poco de cautela yno confundamoslos hechos con la explicación inyectada en ellos porrmsotros, lo que vem'os es una reacción adecuada,,útil, beneficiosa para el animal. Que esa reacción adecuada proceda de inteligencia, es ya una hipótesis nuestra, y; tomo tal, sólo será fehaciente cuando sea inevitable. ·El animal, incluso el hombre, ejecuta muchos movimientos adecuados quelogran¡un resultado ventajoso para su organismo y que no implkanfuteligencia. Si alguien acerca rápidamente a nuestros ojos un objeto, nuestra cabeza·se retira bruscamente y los párpados se cierran en un instante., Sin enibargo;n6 hemos decidido el movimiento por inteligenciacHa acontecido en: nosotros automiíticamente. Entonces decimos que se trata de un movimiento reflejo; Reflejo, instinto; asociaé:ión, scm tte.s principios explicativos que nos permiten ordenar en tres clases diferentes las reacciones adecuadas del:ilni~ mal. Cuando la reacción es simple y uniforme, rígida, invariable, cualquiera que sea el estimulante; decimo.s que es un mero reflejo, Cuando ·se trata de una reacdón complicada; en que interviene toda una serie de áctos y que se adapta a ciertas.variaciones del e.5tímulo; decimos que es uninstinto. ~l pájaro queháce por vez: primera su nido, lo hace ya bien; no nécesita apren;dizaje. Yla obra supone un número considerable demovimientos!que·se amoldan alás circunstancias; no como el reflejo, que se dispara idéntico, sea cualquiera su motivo. La mejor definición deLinstinto'e.5 ésta: son ins" tintivas aquellas acciones del animal que, ejecutadas por primera vez; son: ya perfectas; es decir, lo suficientemente adecuadas para conseguir un.rec sultado útil. Talvez en.el instinto no cabe perfeccionamiento ulterior'. . El iristinto, sin embargo, es también ciego, automático, ininteligenté. Noseejecuta en VÍJ;.tadé una situación dada; sino·que'procede·mecánica~ niente'ensu:desarrollo general; sólo en el detalle goza de un cierto margen paraadaptar aqueLproces.o mecánico a las'circunstáncias. La ardilla entierra las nueces qtie le.sobran una.vez harta: Enun laboratorio, la ardilla llevará la nuez sobrante tras un canapé, y sobre elsuelo·de mármol hará estúpida" 'i 1
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El hecho referido así es inexacto. Lloyd Margan (Habit and instinct, 1906; Instinct ciriU
Expciience,'1912) ha demostrado que el pollo pica primero toda forma pequeña que destaca sobre el suelo, sea O_no·comistible; Elproblema; no ob:Stante, es; a la postre, el mismo, aunque menos fácil de exponer; · · -i .- . · ~:Véase DrieSch:'La;jilosoffa del organismo, ttaduCCión francesa;.1925; Otras definiciones delinstinto en Ziegler: El tonceptd del instirito antes y altora; cercera e"dicióri; 1920 (erl alemñll)~y los libros ya citados de Lloyd Margan y Kof!ka, . .. . ' .· ·• . ' · ' •
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mente los movimientos de escarbar una tierra que no existe y de sepultar en ella el fruto.• · .¡' .. Reflejos e.instintos son, pues, como piezas decrepertorio que trae ya . · inscritas en su organismo el animal cuando comienza a vivir, Ahora bien; la . reacciórl'il;tteligeµte será aquélla que elanimal improvise en vista de una si~ • . tuación:nuéva. Por ejemplo: en la jaula de.un chimpancé colocamos tinos · ·plátanos a altura tal que la bestia no pueda.cogerlos por mucho•que brihque. Echarla mano al fruto,•saltarhacia élsonactos del repertorio instintivo, Peroeri la jaula hay mí cajón. El chimpancé, después de brincar inútilmen. termdirección a:los plátanos; mira en' derredor; sus ojos se fijan en el cajón, ·... ylde!cajón van a· la fruta, .Lt:iego se acerca al cajón, lo ai¡rastra hasta colocar. · ¡0 ]Jajo los plátanos, se sube en él y alcanza el fruto. ¿No ha,habido aquíuna 1 'creación inteligente? El éajón ha adquirido un nuevo carácter. Antes era ··1para elmonoun.objeto habitual, sobre eLcuallos otros chimpancés se. sen. rtaban; áhora es miembro de uria relacióriideal,. y no meramente visual: .es ·' 1medio ~instrumento para alcanzar la fruta; Lá reaccióride! simio es adecuácda·y es nueva, improvisada con arreglo a una situación. también nueva:: El ánimalparece haber entendido e].nexo ideal que se establece entre un objeto y una finalidad, merced al cual el objeto se convierte en mediopara otra:cosi:L -u! ,H.e aquí.otraexperiencia.Elplátand es colocado fuera de.la jaula, de:• .]ante de sus barrotes_, a distancia sufieiente para que.no pueda el mono coi ."•gerlci con la mano; En la jaula hay un palo, El mono. acabará' por: tomar el .··rpalo y atraer el plátano.Kóhler complica más la situación: pone el palo tam~ ,,:1biénfoera delajátilai donde no llega la mano del chimpancé. Déntrci de la ··'· :jaula;deja un palo más pequeño. El mono, después de fracasar con sus pro• ¡cedimientos instintivos, toma .el palo menor, con él atrae el mayor, y con . 'éste, por fin,. la fruta. Más aún;. si en vez de esos dos palos se dejan en la jat¡la b cerca de ella. dos cañas de diámetro diferente y s~.coloca el plátano :..:·muy.lejos, el.chimpancé acaba por enchufar·una caña en•otra y de este •'modo capturar: el plátano. Ha creádo un instrumento,, Ya.no pÚ~de definir' se:alhombre como hbmofaber.o¡ según'1a expresión de:Franklin, animal
. '·il!Strnmentificum, i.;:r ' Nada de esto es comparable a las gracias de un mono amaestrado; pero •elcaso es que aquí es el mono maestro de sí mismo. El simio de circo no en'l:iende lo que hace. Sus reacciones no son reflejas ni instintivas, puesto que 'Son adquiridas; pero son tan mecánicas como aquéllas. Un tercer mecanis. lmo ciego rige sus movimientos: la asociación. El gato escaldado que huye tdel agua, huye tambien. del ~gua fría, co)Ilo dice el de~ir. Su fuga esauto~á . ·~~.a:,No,liácé sir1/i r~p'éti¡; u\:i t¡fch~inüento que ya otras veces siguió afa.imc Jpresión del líquido caliente. La asociación viene a ser un instinto adquirido.
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· Las observaciones más interesantes de Kohler son aquéllas en que el animal, para resolver el problema, .tiene que ejecutar movimientos contra" rios a los que el instinto.le impone. Nunca aparece tan clara la chispa de intelección como en el conflicto contrá el instinto y si.I superación: Se pone el plá" tano en un cajón cerca delos barrotes, y al cajón se le quita la tabla opuesta a la jaula, En tal coyuntura, el mono no puede ac,ercar a sí el plátano,.por" que la tabla inmediatamente próxima se lo impide.Tiene que cóger un palo y empujar el plátano hacia el otro lado dercajón que está libre, y luego, por la derecha o por la izquierda del cajón, atraerlo a sL Casi todos los ánimales de Kohledracasaron en este ensayo/ de cariz más sertcillo:i:¡ue otros. Lo ins" tintivo es acercar el plátano,Jo inteligente es alejado,haciéndose cargo de las· circunstancias:. · · La inteligencia es, pues, la percatación de relaciones entre las cosas; es vera éstas como miembros de una estruct:llrá, en la cual cada una tiene·su papel, su «sentido»'. Un ser que al cambfar la sit:llación o estructurá perciba el cambio de papel; de «sentido» de las cosas integrantes, a pesar de que vi" sualmente siguen siendo las mismas, es un ser inteligente. Ejemplo de este cambio es un palo· i:¡ue; siendo el mismo; se usa: unas veces parm acercar el plátano y otras para alejarlo. Un detalle curioso y que invita a la meditación es éste: parece qtie había de ser más difícil traer un cajón desde lejos al sitio oportuno que, viceversa, quitarlo simplemente para coger el plátano,: que está del otro fado; Pues bien; esto es lo que cuesta más trabajo al chimpancé. Es decir, que es más difícil prescindir mentalmente de una COSa instalada delante de IlOSO" tras, imaginando una estructura o situación nueva de que se halle ausente; que añadir a lo presente un nuevo elemento. En la historia humana asimismo ocurre siempre: que es másfácil agregar lo nuevo al pasado que desasirse de éste. ¡Cuántas mejoras sociales no se lograrían sencillamente sin más que suprimir supervivencias del pretérito! La agilidad de la vida americana;.su eficiencia ejemplar, no se debe a una inteligencia superior a la europea; más bien la superioridad se halla de nuestra parte. Pero los europeos tenemos mucho pasado, mucha supervivencia arcaica, muchos cajones i:¡ue quitar.
.E!; ~n err9,r d~finir la i~.teligencia corno la. pos!!5~~~4e. iJi1ágenes g~nérica?:(con.ceptos)~ Kop.lerjpsi?te muy justa~en.te· en qu.e.se pu!!;de ~.e~ ;~~p!d9_y _de:nt~nt_e_!1lan,ejan,do concept_o~ genéri~os. _Cuando hayintéligencia son éstos, sin duda, tlri aúXiliarriiagnificO¡· perb no co~titu.:;, yenel1ntelecto. _. · -¡ ____ '_,,·. : ,
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GÓNGORA. 1627-1927
Muy urgido. Prisa. Como temo no poder escribir sobre Góngora en este año centuria!, espumo antiguas notas, de varia fecha, y las doy en paños menores, según yacían sobre las octavillas de apuntes-doncellas de la memoria diría el mal Góngora-, y algún glosador explicaría: doncellas, porque a la par son cándidas y prestan servicio.
*** '' Como toda planta tiene; en rigor, dos raíces de nutrimiento y dos polos vegetativos "-"el que se hunde en la tierra y el que se sume en la atmósfera-y crece a:lavez en dos sentidos opuestos-·-·hacia el centro subterráneo y hacia las:e51trel.las -·-, así la poesía de Góngora: la nube «culta» y el humus del realismo poético popular. Niega lo intermedio por impuro. Se entrega a lo suprarreal del cultismo y alo infrarreal de la inspiración plebeya, que es siempre satírico; exacerbado y agrio. Creación y caricatura: «Soledades» y «Letrillas»
* * *" : :'.:¿Creación? ... ''La poesía es éufemismo -:·_:eludir el nombre cotidiano de las cosas, evitar.que nuestra mente las tropiece por su vertiente habitual, gastada por el uso, y mediante un rodeo inesperado ponemos ante el dorso nunca visto dele objeto de: siempre: 1.a nueva denominacion lo recrea mágicamente, lo repristina y virginiza. ¡Delicia aún mayor que la de crear-ésta de recrear! Borq'ue la creación¡ donde no había nada pone una cosa; pero en la recreación tenemos siempre dos: la nueva', que vemos nacer imprevista, y:la vieja, que r,ecobramos a su través. Operación endiablada. Rejuvenecimiento. Fausto joven que lleva dentro al decrépito Fausto.
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· Los movimientos cie la poesía europea están todos inscritos en Dante. Veamos qué hace Dante cuando tiene que hablar de la izquierda. Dirá esto:
enésima potencia del «estilo culto». Siglos después había de volver a rozar la misma esfera con Mallarmé. Siempre que la poesía se eleva a esta altitud reaparece la fauna clásica y habla de faunos, ninfas, cisnes, juega con los ·dioses...
Da que!la parte onde il more ha la gente.
-armado a Pan o semicapro a Marte-. Si quiere conducimos al Mediterráneo, nos engañará hablándonos de La maggior valle in che l'acqiia si spanda.
. Algunos eufemismos de Góngora: Cohetes:
Aligera el nombre ya un poco inerte de Nazareth diciendo:
lummosas de pólvora sa~tas !
. Lá dove Gab1iello aperse l'ali;
purpúreos no cometas.1•
y suplanta el vocablo España con es~a indicación: Caparazón del marisco: In quella parte ove surge ad aplire
Zefiro dolcele novelle fronde,
el justo arnés de hueso.
Di che si vede Europa 1ivestire.
La paloma: De esta manera; tomada por sbrpn~sa Ja realidad, herida en el flanco menos guardado y presumible, se entrega absolutamente,.siempre en forma de primer amor. Es natural: la poesía vuelve a poner todo en alborada, ·en stattíshacens, y salen las cosas. de su regazo desperezándose, en actitud ma+ tinal,' emergiendo del primer sueño a la primera luz. Pero este destino esencial de toda poesía la obliga a un desplazamientq progresivo,.a.huir de simisma, a negar.la de ayer, a buscar nuevas denomic naciones mediante más largos y abstrusos rodeos. Gran error creer que poesía es naturalidad: no lq ha sido null(:_a mientras fÚe poesía. La antigua, la clásica, mucho menos natural que la nuestra. Ya.lo he dicho una y otra vez: Homero, como Pindaro, comienzan por hablar en un idioma! convendorial que no. habla pueblo alguno. Su temá-la mitología-.: tampoco es natural, sino, por definición;·mate7 ria sobrenatural. , Poesía no. es naturalidad; sino voluntad de amaneramiento.Su histd, ria se desarrolla en potencias crecientes de amaneramient.oc A veces se, le quiebran las alas, y,recae en la prosa para!volver a iniciar, el proceso de·al7 quitaramientos.sucesivos. A veces; de puro remar en el viento, se pierde en lo·azul.Elceufomisma.se hace ininteligible. Dante es la primera pote¡;cia; con su «estilo gentil», y era inevitable que la poesía europea pasase por l¡¡
la ave lasciva de la cipria diosa.
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. Lamesa: cuadrado pino. '
citaras de pluma. . Esquilas dulces de sonora pluma.
~
Gallo:
d~i't'iéstic~ del Sol nuncio canoro.
1 • Sobre el tema general de la metáfora, y especi~hriente So~i~ l~ ri~·ga:ción como medio expresivo de ella, véase en El Espectador, tomo IV: <1Las dos giaádes inetáfoiaS"•· (En el torno II de · estas Obras completas). · ¡,
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·Flechas: áspidt'S volantes. Fuego en el hogar: que yace en ella la robusta encina, mariposa en cenizas desatada. La luz en la noche: está, en aquel incierto
golfo de sombras anuncian~o el ]JUerto .• El cisne: I
Blanca más que las plumas de aqnelave que dulce muere y en las aguas mora. (Entre paréntesis: dos de los versos mejores en que ha logrado amanerarse la lengua castellana).
*** No creo necesario establecer una relación de influjos entre Góngora y el caballero Marino. Gongorismo y marinismo y eufuismo son tres amaneramientos diferentes a que sin remedio tenía que llegarse en Europa, dado el nivel del progreso lírico. Los tres son fruta del barroco. En las épocas barrocas se substantiva el ornamento. Esto es la poesía del siglo XVII. Casi todo lo llamado clásico en poesía es, en verdad, barroquismo. Por ejemplo: Píndaro, tan difícil de entender como Góngora.
Si sabe usted un poco de mecánica -con muy poco basta-, entenderá usted esto: tal vez toda poesía, pero ciertamente la de Góngora, consiste en evitar la tangente. Ejernplo entre mil: .. Galahes los que tenéis las voluntades catitivas ~n elfl1'ge! d~ unos ojos. . · (Romance CXIX)
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; • . ·Se habla de la-cautividad espiritual que la belleza de unos ojos produice; -pero, en vez de seguir el camino recto dela idea o concepto; el poeta lo ·;abandona',buscando la imagen adyacente que la cautividad corporal provo'·ca:Argel, tierra del cautiverio. Esta diversión inicia otra trayectoria-·-.la de lque unos ojos -pueden ser un Argel-, y así sucesivamente. Por tanto, en lugar •de seguir la línea recta, la tangente que en dinámica representa lá iÍlercia, •encontramos una curva: la «aceleracióm>.que.la engendra es la inspiración, . ]a fuerza poética encargada de enriquecer, de complicar, de encorvar el camino. El sol no hace con sus planetas otra cosa que el poeta con sus palabras: :les obliga a gravitar, a proceder en órbitas, en itinerarios curvilíneos, e im•pide rigoroso la fuga tangencial. · Góngora-maravillosa poesía de nuestro pueblo inhumano, a diferencia de la francesa, que hasta hace poco fue siempre humana. ¿No es inhu·• •mana la pura fruición en el puro mineral de la imagen?· Léase con un poco de buen sentido nuestro Parnaso del siglo XVII, e in'téntese, partiendo de él, reconstruir el tipo de alma que lo ha fraguado. El que < :haga esta ex-periencia acabará echándose las manos a la cabeza, sobrecogido ide espanto. Cuando Góngoraquieretocar lo humano, -produce un lirismo canalla, como el del romance XXXIII. (Cito según la «Biblioteca de Autores Españoles»; no tengo otra edición, salvo la nueva de las Soledades, hecha por Dámaso Alonso'. No soy erudito):• Lo mejor de nuestra poesía, -por tanto, lo .mejor de Góngora, tiene un carácter de exuberancia inconfortable para todo el que sea medianamente psicólogo. Recuerda la escultura de la India, que en formas intrincadas, frenéticas y locas, cubre a lo mejor la ladera toda de un monte. Es lo informe y lo caótico dentro del afán mismo que quiere crear formas. Se ha dicho que esa exuberancia de toda la vida indostánica le da un sentido vegetal. Es la selva que se ahoga en su propia fecundidad;;; • ·•·•No -puedóleer a Góngora -·-como a tope-·-· sin sentira la vez fervor y terror. Porque en ellos lo egregioy perfecto confina siempre con lo bárbaro y•atroz: El «culto» Góngora tema un alma inculta, rústica, bárbara: Imagina uno sus amores con mujere5.que no se lavaban, enV1leltas enrnuchas,muchasfaldas de telas muy toscas, Es penosó, es azorante\recibirunairnagen divina, coni.o algunas de Góngora; arropada: en un tufo labriego yde rediL
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El prólogo a esta edición me parece.lo más pulcra·quese ha dicho sobre: Góngora.
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· No se comprende cómo un beneficiado de Córdoba en los siglos XVI y XVII -.llénense estas palabras de su exacto sentido- pudo encontrar dentro de sí la exquisite,z incalculable, Ja aéréa elegancia que revelan fas dos octavas siguientes. En.Ja primera pide al conde de Niebla que interrumpa un rato1a caza altanera para oír versos:· Templado pula en la maestra.mano ·El generoso pájaro su pluma;· O tan mudo en la alcándara, que eI1 vano ·Aun desmentir el cascabel presuma; Tascando haga el freno de oro cano · Del cáballó, imdaluz la ociosa espuma; Gima el lebrel en el cordón de seda Yal cuemo,.en.fin; la cítara suceda;:· /·
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En la segundá se abre mi paisaje vespertino: Mudó la noche el can: el día dormido De cerro en cerro y sombra en sombra jrace;
Bala el ganado; al mísero balido · Nocturno el lobo de las selvas nace; Cébase y fiero deja humedecido En sangre.de una lo que la otra pace. Revoca Amor lós silbos, a su dueño El silencio del can siga o el sueño:
No tiene sentido tachar de oscuro a un jeroglífico porque no se puede leer resbalando can la pupila horizontalmente de figura en figura. El jero·glífico nas invitá a una lectura vertical; tenemos que calar la superficie de ·cada imagen; y entonces vemos que por debajo se unen las unas a las otras. Elpoeta ha.hecho. el camino en sentido apuesta: parte de una realidady buscásu transcripción poética, por decirlo así, su dableen el trasmundo lírica. Bto es lo que nos da: su propósito es precisamente tapar !orea!, encubrir lo cotidiano con fantasmagoría. • Las Soledades extreman esta duplicidad, porque los hechas y objetos que-buscan recamar son lo más prosaico y vulgar del mundo; Se trata precisamente de hallar para la cosa más vil su cuerpo astral, su p'erfil poético, su "· logáritmo dé irisaciones bellas. He aquí, par ejemplo, un plato con carne seca de macho cabrío; manjar de aldea castiza. Búsquese la proyección que arroja en el orbe poético, cama en la atmósfera polar produce toda cosa su Jatamorgana. Tendremos: carne de macho cabrío; por tanto, de un macho que ha muerto, verosímilmente; viejo y no de enfermedad, puesto que es comestible su despojo. Muerto, entonces, de riña can algún otro macha. Góngora invierte esta serie de imágenes, y acabará por lo que es primero en el orden natural: el aspecto visual de la carne sobre el plata: El qu.e de cabras fue dos veces ciento esposo casi un lustro -cuyo diente no perdonó a racimo aun en la frente de Baca, cuanto más en su sanniento-
( triunfador siempre en las celosas lides, lo coronó el Amor; mas rival tierno
Góngora es, ante todo, Ias'.Sáledades. Es bochornoso quesobre esto exista aún discusión. Porque la discusión que existe no se refiere a lo interno de esta obra, a su eventual fracaso•mtim 0 ,-sino a cuestiones de escaleras abajo. Quien diga que no entiende.las Soledades no dice, en rigor, sino que no las ha leído con mediana atención. Las Soledades no son ni más ni menos inteligibles que cualquiera otra obra poética; por ejemplo: que las «pcípuÍar'es» le trillas . o .róniances deLmismo poeta. En unas y otras haypasajes prcíc blemáticos. Los hay en la más trivial conversación. Lo que pasa es que las Soledades llevan un propósito distinto del que anima a la poesía inferior. Ésta, más o menos, narra un suceso externo o interno, describe un objeto -corporal o sentimental-según él es, ornándplo con tal o cual guirnalda y pulcro aditamento.
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breve de barba y duro no de cuerno, redimió con su muerte tantas vides), senrido ya en cecina, purpúreos hilos es de grana fina. A esto llamo el cuerpo astral, el doble poético de un plato de cecina. Transfiguración. Misión jeroglífica del verso. Mallarmé.
*** En el gongorismo el arte se manifiesta sinceramente como lo que es: .; pura broma, fábula convenida. ¿Y es poco ser broma?
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· En estos días, un ilustre paleontólogo, Edgar Dacqué, sostiene que antes delos hombres como nosotros existieron hombres con un ojo en la frente! el ojo pineal, de que es la glándula asíllamada última supervivencia. Y añade que aquellos hombres monoculares no poseían inteligencia;sino una facultad superior de intuición mágica, de penetración sonambúlica en lo cósmicól Góngora intentarestaurar esa inspiración pineal y mira el universo con el ojo ígneo de Polifemo. Las cosas que habían caído en la quietud y enla prosa vuelven a la danza de las metamorfosis. El racionero, irónicamente, prestidb gita y se saca cisnes de las mangas, convierte en áspid la flecha, el-pájaro en e5quila, la estrella en cebada rubia. Eternamente; la poesía ha consistido en dar gato podiebre,ya quien esto no divierta¡.sólo cabe recomendar, como la ramera de Venecia a Rousseau, que estudie la matemática.· .. Yo preferiría¡ sin embargo, que los jóvenes;atgonautas de la nave gongorina se complaciesen en limitar su entusiasmo. Sin liinites no hay dibujo ni fisonomía, Hay que definir la gracia de <;;óngora, pero; a la,vez, su horror. Es maravilloso yes insoportable, titánymonstruo de feria: Polifemo y a veces sólo tuerto.
SOBRE UNAS «MEMORIAS»
Q~erido amigo: Como estoy sin libros,'ª solas co~ el Cantábrico, le he agradecido ensegundi¡ potencia que me dejase usteda~teayer.estas Memorias de la marquesa de Lit Tour du Pin':Aunque son dos buenos tomos; los he absorbido en veinticuatro horas. Verdad es.que han cooperado.a lalectµrala lluvia incesante y un poco de malestar. Para leer conviene estar un tanto deprimido"La perfecta euforia nos invita demasi~do ala actividad, y háce que nuestro pensamiento interrumpa.a cada pasó la lectura para seguir sus propias navegaciones: Mas hoy vuelvo a la indigencia comólector, sin que la lluvia y el malestar hay;m cesado. He aquí por qué tomo la pluma.y.me entretengo eh comunicarle algunas· observaciones sugeridas·por estas Memorias. l:ACAUSA DE LAS MEMORIAS
Francia es el país donde se han escrito siempre más «Memorias;>; Es····· paña, el páís en que menos: ¿Por qué? Hay quien habiendo. sido hombre · '· público escribe sus Memorias con el propósito dé rectificarsuirriagen, contestar, acusaciones, aclarar actos equívocos o revelar secretos. Otros, más altruistas, rememoran el·pasado visto parellas, sin otro·fin que hacer más fácil la labor a los futuros historiadores: Pero tales motivos no son frecuentes, y.no ba~tanpara explicar la abundancia magnífica de.memorialismo que siempre ha gozado Francia: Además,. n.o. había razón entonces para que en España existiesen tan pocos libros de recuerdos. Las mismas razones antedichas se dan en nuestro.pueblo, y debieran haber.alumbrado,pareja vena de literatllra reminiscente;
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El título, poco afortunado, es éste:Journal d'unefemn1e de dnquanteans (1778-1815).
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· Yo necesito buscar una causa que me explique a la vez los dos hechos superlativos. ¿Por qué en Francia más que en ninguna otra nación europea? ¿Por qué en España menos que en el resto? · La cosecha de Memorias en cada país depende de la a1egría de vivir que sienta. Los franceses son la gente que se complace más en vivir. Ene cuentran que, buena o mala, la vida es siempre deliciosa si se acierta a degustarla. Córtese por el instante que sea la historia de Francia, y se sorprenderá a toda una nación, no sólo viviendo, sino deleitándose en su vivir. Es indiferente que la hora sea luminosa o sombría. La gente goza en Versalles; pero goza también en la Conserjería momentos antes de ser guillotinada, Gozan los nobles dentro de sus casacas_; pero no menos se come plateelpueblo en las banieres o erilas alquerías. Se dirá que esto no tiern~. gran' mérito, porque· la vida francesa·coritienemuchos placeres, muchos más, por ejemplo, que la española. No tiene;duda; pero es un.error supo• ner·que esté repertorio deplaceres e5 la;,causa del amor ala vida; activo siempre•en dfrancés: La verdad es lo inverso. A fuerza de deleitarse:a p1io1i·en la existencia, sea ésta.como quiera, han llegado a crearen ella mil delicias::Se olvida 'que, junto a. éstas, la•historia francesa pre5enta mac, yores y más conti¡mas penalidades que ninguna otra nación europea; Francia•no ha.podido nunca· descansar. Ha.estado siempre en• la brecha y amáxima tensión.· • ; .. • : •Las Memorias sori uwsíntomá:de complacencia en ]a.vida. .-No ·basta con haberla vivido, sino que gusta repasarla. Recordar es hacer pasar de nuevo el río antiguo por el cauce cordial. Es dar palmadas en el lomo a la existencia pronta a partir. Las Memorias son el resultado' de una delectatio morosa en el gran pecado de vivir. No es, pues, sorprendente que en Francia •superabunden las Memorias: Ala misma.causa•se debe atribuir su enorme producción de novelas: Note.usted•que las d'e estild.francés;ni sonideológicas, como las alemanas; ni fantásticas•, como 1as inglesas. No se concibe su gestación si no supone" mos en la masa, ingente de autores y lectores, por debajo de las demás ra" zones, umi radical.voluptuosidadante-la vida; que les lleva a Complacérse en• la descripción ddodas sus fonrias y situaciones, dulces o amargas, pe¿ nasas o gratas. Memorias y novela son dos maneras gemelas de acariciarla existencia: El temple de'la raza española, estrictamente inverso. ¡No puede extrae ñar la escasez de Memorias y novelas si se repara que el español siente la vida como un universal dolor de muelas! -;
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EL PUNTO DE VISTA ·
¡::; La historia.recompone el pasado en grandes cuadros sintéticos, recor. ta ]a·figura de los grandes sucesos, delos advenimientos, de las catástrofes. Tiene, en.suma,. su propia perspectiva. El merµorialista corre siempre el rie5gb. de dejarse absorber por esa perspectiva histórica. Entonces su obra pierde graciayautenticidadporquele.falta evidencia. La historia no es recuerdo,.sino:u'naréconstrucción intelectuáldeLpasado. A fuer de recons~ trncciónintelectua[. adopta un punto de vista irreal. El-historiador asiste.ala yfda toda de un pueblo o de un hombre. Esto quiere decirque,.en rigor, rio asiste'a nada, Todas las partes delarealidad, cuya historia.nos hace, están eri primer plano y a igual distartcia•de él;·como miradas porlapupila ubicua de un dios. En cambio; el recuerdo impone siempre a lo real una 'perspectiva privada, modela el paisaje,. distribuyéndolo.en primeros y últimos térmE mis;.sobre todo;. traza la. órbita de un horizonte redondo, más allá del cual no vemos nada.·. •H·i ''· Cada género literario posee un decálogo mínimo, que es forzoso eum'plit si se quiere acertar. La idea de que no existen géneros, y; por lo tanto, decálogos estéticos, fue tan sólo el aspecto que en literatura tomó.la general subversión del siglo XIX. No le faltó, ciertamente,justifü:ación. En poética forno en política,los. decálogos vigentes eránsuperficiales efüjtistos. Podo menos\'insuficierites; Cosas esenciales y serias andaban en: ellos revueltas con .trivialidades. Además, las reglas del ancien régime poético ostentaban un aire petulante· de normas (se hablaba a menudo delos .«modelos», como si el arte no consistiese, ante todo, en evitar los «modelos». El-modelo es el escollo de la navegación literaria. Cuando se da en él, escritor al agua). No se trata de normas, sino de condiciones. Así es condición del género «Memorias» que el autor se mantenga fiel . a:5u.punto de vista, precisamente por !\er«caprichoso»; es decir, subjetivo e individual. El encanto de las Memorias radica precisamente en que veamos la historia otra vez deshecha, en su puro material de vida menuda, no su.· plantada por la construcción mental. En cierto sentido, tienen que ser las Memorias el reverso del tapiz histórico, .con la diferencia de que en ellas el reverso presenta también un dibujo; bien que distinto deL que va en el anvérso:La historia es vida pública, y a ésta se llega machacando innumerables vidas privadas.· En las Memorias vemos descomponersela nebulosa hiStórica en los infinitos e irisados asteriscos de las vidas privadas:. La marquesa de La Tour du Pin suele conservar su paisaje privado de~ !ante delos ojos, y procura tapar con él el abstracto cuadro de la historia: . He aquí; por ejerriplo, cómo describe la reunión de la Asamblea legislativa:
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· «El espectáculo era magnífico ... Llevaba el rey el traje de los cordons bleus, y lo mismo los príncipes todos, con la única diferencia de que el suyo estaba más ricamente adornado que los btrosy más cargado de diamantes. El pobre príncipe carecía por completo de dignidad en su talle. No se mantenía bien, andaba con andar de pavo. Sus movimientos eran bruscos y sin gracia, y.sus ojos; atrozmente miopes =entonces no era uso llevar lentes-, le hacían guiñar de continuo. Su discurso, i:nuy·breve, fue pronunciado con tono bastante resuelto. La reina se hacía notar por su gran dignidad; pero se advertía en el movimiento, casi convulsivo, del abanico qúe estabamuyemo~ cionadá, Dirigía a menudo miradas hacia el lado de la sala donde sesentába el Tercer Estado; y parecía buscar un rostro determinado entre aquella por" ción de hombres, donde tenía ya tantbs enemigos».' Era que pocb antes «Mi" rabean había entrado solo en la sala y había ido a colocarse hacia el centro de las filas.de banquetas sin.respaldos, sitúadas imas tras otras. Un murmullo muy vago-.un "susurro"-·; pero genera1, se dejó oír. Los diputados que ya estaban sentados ante él avanzaron una fila, los de detrás retrocedieron, los de al lado se'apartaron; y quedó .solo en medio de un.vacío muy marcado; Cruzó por su semblante una sonrisa de desprecio, y se sentó. La reina había sido informada probablemente de este incidente, que había de tener sobre su destino mayor influencia delo que entonces sospechaba,y era lo que móti" vaba las miradas curiosas dirigidas por ellá a la parte del TercerEstado»;, ¿No agradecemos que en lugar de ese enorme objeto histórico llamado «los Estados generales», se nos ofrezca uriabanico convrilso enmaho:real, una mirada an5fosa peregrinando por la sala y el enorme cuerpo .de Mirabeau que, náufrago en un vacío de rencor, deja flotando sobre su inmersión la terrible sonrisa? Éste es el encanto de las Memorias, La solemne sinfonía histórica que conocemos suena al fondo y da sentido, dramatismo y realce al menudo· contrapunto de lo visto por el memorialista. Es una anticipación deJa.delicia. que.eneLotro. mundo gozaremos, cuando .nos sean.revelados los secretos de cuanto acaeció en tomo nuestro; y que nos hará exclamar una vez y otra: ¡Hombre, qué curioso! ¿De modo que <
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OKNOS EL SOGUERO
queacom~demosaél nu~stro ~pa
En toda perspectiva cada plano exige rata ocular. De otró modo, nuestra visión será borrosa y falsa, En el.microscopio, los estratos de la perspectiva se dan unos sobre otros, y si no graduamos bien el objetivo, en lugar de ver el que buscamos, vemos el de más arriba o el de más abajo. El defecto de acomodación, nq sólo nos hace ver mal, sino que nos hace ver otra cosa; •Pues bien, en la historia acontece exactamente lo mismo. Cada época éxigeuna acomodación·peculiar de nuestro órgano intuitivo e intelectual. Si• nuestra mirada reµ'ocede de la Edad.Moderna a fa Edad Media, no sólo cambia el objeto, sino que ha de cambiar nuestra actitúd mentaL Esta visión µ01wi.u)!.1rn en que la historia consiste es mucho más complicada y difícil que la corpórea. La acomodación espiritual no depende, conioéstá, de nuestravoluntad, ni es bien común. Se trata de un genio singtilar que sóló algunos poseen, y aun éstos limitadamente. Hay grandes historiadores que sólo han gozado de sensibilidad aguda para determinada sección del tiempo: Las demás épocas eran falsificadas por su mirada, que las veía al través de aque. llapredilecta, proyectando sobre todas lo que.era exi:lusivo de una sola. El caso más curioso de tales aberraciones en laióptica histórica lo.ofrela antigúedad. Hasta el siglo·XIX, la antigúedad eran, primordialmente, los griegos y los romanos, los «clásicos». Se tenía de ambas naciones una imagen idealizada. Grecia y Roma no habían sido. unos pueblos cualesquiera, siho las razas ejemplares. La pupila los buscaba como normas de perfecCión. Esto quiere decir que los arrancaba de la serie temporal y; deificados, súblimados, los veía en una atmósfera etérea, donde la verdadera vida es imposible. Toda ejemplaridad es antihistórica, y éuando descubrimos en algo una norma es que estamos adorándolo y no explicándolo. Ahora bien: la•historia es una explicación y no.un culto. Elhistoriador que en su ruta abddentada por los siglos se detiene a adorar algunos delós innumerables
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dioses transeúntes es un· apóstata. El historiador no puede detenerse ni hacer posada: lleva misión de viajero y ha aceptado un destino errante. Puede amar en las encrucijadas y en las revueltas de.la cronología, pero no puede ser devoto sedentario ni le es dado arrodillarse, Un viaje qué se hace de rodillas es más bien una beata peregrinación. Hacia .mediados del siglo XIX se .acomete con resolución la tarea de reintegrar la «antigüedad» en el proceso histórico, curándola de esa existencia astral donde yacía. A este fin, se la trae de la lejanía absoluta, del ideal trastiempo en que alientan las ejemplaridades, hasta tocar nuestros nervios actuales. Gro te intentó hacer esto con Grecia; Mommsen lo hizo con Roma. No hay duda que esta galvanización, producida por el contacto con la actualidad, dio color y movimiento a las lívidas formas hieratizadas del clasicismo: .Se ern:pezóa·cómprender a griegos y romanos, porque se:vio qüe eran como nosotros . Mommsen y Gro te eran hombres del siglo XIX, y esto quiere decir que eran ante todo políticos. Sus hist0riás resucitan.la vida am tigua desde el punto de vista de la política. Los lecto.res:se.asoinbran de la modernidad insospechada que en el hombre antiguo existía. Sin embargo, con esta modernización no sdogra 1ó que era menester. La visión adorante es antihistórica, porque sitúa laiarga vida de un pueblo enun plano único, donde no hay génesis; de"Sarrollo, perspectiva temporal; es decir,. dónde no hay historia; Historiar es descubrir que lo que hoy es de una manera fue ayer de•otra. Sin esta disociación temporal falta la dimerisión genética, eluibvimiento germinal y de gestación, que es alpha y omega dela historia. Del mismo rúodo; en los paíSes chinos; suele interpretarse la'pro~ fundidad espacial, el detrás y el delante, poniendo las cósas unas encima de otras en un solo plano. Pero la sensibilidad histórica comienza verdadera" mente.cuando el plano único se quiebra y se buscan con fruición·las lejanías, las profundidades; La historia e5 una voluptuosidad de horizontes. ---·Con modernizar la.antigüedad mi.se la.hace.histórica. .Simpleinente.sé _ substituye el plano ideal•por otro plano de presente, Habrá en el pasado antiguo algüri trozo cuya óptica coincida parcialmente con nuestra actualidad¡ habrá una «modernidadantigua». Estos períodos son los únicos que Gro te y Mommsen vieron con alguna exactitud. Son las épocas revolucionarias y políticas de Grecia y.Roma.Lo que hay tras ellas, el origen, el ayer, se ocultó tercamente a sus ojos;· Era, pues, predsó corregir una vez más la mise au point del objetivo; Los hombres del ¡Jasado son como nosotros.en el sentido de que; no son ejei:riplaréS extrahumimos; pero no los hemos· comprendido cabalmente hasta:haberdescübierto qué su humanidad es.muy distinta.de fa nuqtra. Para.esto hacía falta que eri las institucione5, los mitos, las costumbréS de
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Grecia y Roma, conocidos por nosotros en su forma más «moderna», se entreviese un larguíSimo pretérito. Hacía falta, en suma, ver tras Pericles y César · el hombre salvaje del Ática y del Lacio. De esta manera, la antigüedad agrega a su época «moderna» su época originaria, su primitivisrn:o,. -A mi juicio, la faena más fecunda que hoy•tiene ante sí la historia en general y la historia «antigua» en particular, es la reconstrucción de la vida primitiva. Ese nuevo jalón, ese plano último de la•perspectiva, dará al pai:;aje histórico una profundidad, un bulto,.úha evidencia incalculables. ;JJ,. _-Pues_ bien: hubo en tiempo de Momms\!n un hombre g~nial a quien nafüe hizo caso y que poseía esa sublime doble vista que pérmite columbrar en tlrurelativo•presente estratos remotísimos delá existencia humana. Se llamaba];]; Bachofen; Sin proponérselo directamente, a él.sedebe:el.descubri.--- miento más importante dela emologíay la sociología: la idea del matriarcado; ';_ Bachofen no se ocupó delos pueblos salvajes, donde, gracias a él, se ha hallado después en.la superficie, y por: decirlo así en estado nativo, el tipo de elctstencia ginecocrática, Éllo sorprendió buceando extrañamente en la his-toria de la antigüedap_, cuya haz parecía definitivamente opaca-.-bronce ·•• y:mármoL Al.través de esa costra espléndida supo.ver una lejanía de muchos milenios, edades del hombre incomparablemente:más viejas, en que tódo',..,--la institución, la idea, el sentir-._-_ era tan.divergente de lo conocido, que.casi parece propio .de otra especie.• •u:• ¿Por qué hoy; súbitamente,.la atención de unos pocos espíritus alerta se·vuel".e hacia Bachofen el ignorado? He aquí un tema oportuno.párá las personas que, con excelente voluntad, pero una ingenua escasez de modestia;-me escriben cosas de este tipo:«No veo que.el siglo XX posea ya una fisonomía clara, como usted pretende». A los cuales yo respondo genéricamente, para no herir susceptibilidades: «No faltaba más sino que·ustedes, ~in.haber puesto esfuen'o alguno, viesendaro lo que a mí me ha costado ·•-!argos esfuerzos aclarar. Por consiguiente, si ustedes quieren llegar a entrever el·panbrama que yo anuncio,'una de dos: o irieditenun poco las indicaciones, esquemas,. resúmenes que yo .hago, o resuélvanse a trabajar tantf) como ym-¿ Dé qué me sirve esa declaración de ceguera que ustedes ingenuamente hacen? ¿Pretenden que yo me salte los ojos?>>,
s•;•, ,;·"Olmos derSci!fled1ter, Etn Grabbíld, porj;jc Bachofen, 1825.'
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· El sepulcro es tal vez el primogénito de la cultura. «A la piedra -dice Bachofen-que indica el lugar del enterramiento está adherido el culto más antiguo; a la construcción sepulcral, el más antiguo edificio religioso; al adorno de la tumba; el origen del arte y la ornamentación». Por ser la obra más vieja, es también-la más tenaz. Cuando las ideas y los sentimientos han desaparecido del resto dela vida, perduran agarrados a las paredes de lru; tumbas en forma de símbolos graves y miSteriosos.! •; Así, en el columbario de villa Panfilia, esta figura de un viejo taciturno; sentado¡ entre plantas de cenagal, que trenza. una cuerda afanosamente, cuyo extremo mordisquea una asna. ¿Qué intención tiene este jeroglífico'? Los «'cláSicos» ya no lo entendían e inventaroninterpretaciones superficiales de im prosaico y burgués racionalisrrio.·Pausaniassupi:íne que es un homl bre laborioso,a quien su mujer, representada en el asna, dilapida el haber, Para Plinio se trata de Ún holgazán condenado enfos infiernos.a una faená perdurable y vana: Nada de esto se compagina con el grave talante del viejo y la solemne sugestión que de toda la escena trasciende. Unas palabras de Diodoro nos ponen sobre Ja; pista: Según ellas; en Egipto quedaba un resto de ceremonia ritual; donde uno. delos iniciados trenza una soga y Jos demás la deshacen por el otro extremo; El trenzar la soga tiene; pues, un significado ritual donde se conserva como•petrificada una ideología religiosa. «Su sentido no puede ser dudoso. El trenzado de las sogas y cuerdas es un acto simbólico que aparece con alguna frecuencia yna" ce delmismo pensamiento que el hilar y tejer en que se supone ocupada a la ingente madre Naturaleza. En Ja imagen del hilar y tejer se representa laacti7 vidad plástica, conformadora de las fuerzas naturales. La labor de la Madre Primitiva es asimilada al artificioso trenzar y urdir que presta a la materia bruta estructura; forma simétrica; delicadeza»: «La Ten-a es por esto en el pensar antiguo Ja suprema artífice-daedalcr, artifex rerum-'-, y .se la Harria la madre fonnadora"Cµ1í't'lJQ :n;/..aITT'Í)'UT] ..Su•instrlimento es.Ja.mano humaL na C:on sus articulaciones libres: La articulación es signo de alto destino or" ganizadorn; «Por eso,;según Suetonio, se consideraba la pezuña,hendida que distinguía al caballo de César como un presagio de sumo poder; dnversa" mente, según Plutarco, Ja carencia de articulación confirma· Ja naturaleza destructora y demoníaca del asno», Es curioso que en los mitos textiles suelen ser representadas escérias eróticas: Arakne!urde las aventuras amoL rosas ddos diosesysú promiScuidad con las hembras humanas; el bordado de Hefaistos, la cohabitación de Afrodita conAres,ylá•«mejortejedoral>\ Eileithya, es a la par patrona de los nacimientos. En este sentido erótico y natalicio va inclusa la idea del hado. En el tejido se entreteje el hilo de o..ada vida, ese hilo que tantas veces aparece en la mitología,•funesto cuando se
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quiebra, como en el santuario de las Erinyas; benéfico en la aventura dionisíacadeAriadna-Afrodita.· • !·u Este símbolo del tejer y trenzar, en que asoma el poder plástico de la Naturaleza, entra en una zona más profunda si advertirrios que el viejo Oknos está rodea.do de ¡¡Itas plantas pantanosas. Son el material de que elabora su soga. Estas plantas son juncos (de jungere; unir), esparto, spmtmn; es decir, · Jo ·que nace sin ser sembrado. Virgilio qpone la ·tierra espartaria, el tremedal y Ja ciénaga, donde la flora crece espontáneamente con brutal abundancia, pero sin.buen aprovechamiento, a.la tierra cultivada, laboriltaCeres. Sin ··más que seguirla ruta que el símbolo nos indica, hemos llegado a¡una etapa de;civilización.preagrícola; El •hombre aprovecha eLvegetal espontáneo, nadamás: El esparto no; es, como el cereal, obra del hombre; el spártmn tiene Jarinismarafz y sentido quespwil!S, sin padre. Todo este complejo nos· hace entrever una época en que el hombre ha creído hallar enla tierra y la sub tierra el ámbito propib a la divinidad. En.Ja cienaga, con su ¡:irofundidad tremante y misteriosa, se oculta.el arcano de JJ•generación. De él sólo se conoce el resultado:• la caña, junco o mimbi:e qi.te·se yergue,,prole de una ·génesis oculta. Para Egipto tiene el agua telúriC:a¡lamisma significación que para, otras comarcas de la tierra la• humedad descendente del delo: Aún el hombre no ha levantado su preocupación al firmamento; aún viv.e preso del terrible misterio subterráneo; Su cultura. no es aúrruranianá, sino C:thónica; .. Pero, 'además, a Ja generación cenagosa de.los espúreos corresponde enfo social elmero!enlace hétaírico, sin matrimonio. De.Ja familia. aún no elcisté sino la madre, el factor indubitable. Es de advertir que Bachofen desconocía aún el hecho demostrado posteriormente de· haber tardado mucho la humanidad en descubrir el papel delvarón dentro de la obra genesíaca.-La.mujer. es centro de la sociedad y representa enfo.humano la gleba húmeda, fecunda y sagrada. Es genial haber logrado en una época tan poco propicia como los años cincuenta del último siglo; es genial haber logrado vislumbrar la existencia de una cultura cthónica, poseidoniana, dionisíaca, anterior a las otras ideas del mundo, más alegres y luminosas. He sostenido hace algún tiempo -y acaso Bachofen me aprobaría-que cierta etapa de la evolución humana es incomprensible si no se admite que el ··hombre vivió durante ella señoreado por el terror. Los «tabús», Jos ritos má·•.• gicos, sólo se entienden partiendo de un miedo difuso alojado en las almas. Nada es indiferente: cualquier acto puede disparar las secretas fuerzas hostiles que se ocultan en la tierra. La cultura cthónica y dionisíaca conserva, aun en sus formas pulidas de más tarde, esta resonancia medrosa. La caña, hija
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del"cieno, es siempre trágica, y dondequiera hay oscura tragedia, germina o suena. Pan corta su caramillo del.cálamo que nace en el corazón fenecido de Siringa. ¡Y Pan, divinidad de pantano, es a un tiempo símbolo del terror! La flauta vegetal vuelve a ser trágica en Marsias, y el barro éle que nace es materia para el luto en muchos pueblos primitivos. Oknos'reúne todos.los síntomas.dé Jateo logia infernal.Es viejo rnmo Aqueronte; está sentado como.suelen los dioses telúricos, como Cibeles y los jueces de ultratumba.. Lo que Oknos laborioso trenza, el asna Jo va anulando; Representa este animal el poder destructor necesario al ritrrio dela Gran Madre.Una creación lograda y perfecta detendria el proceso:: es menester que colaborelapotencia enemiga;•la energiá destructora. El trozo de soga que hay'enti'é las:manos del soguero y el belfo de la bestia es breve jornada de la existencia que se abre entre el poder de hacer y el de deshacer, amb6s evitemos. Penélope desteje cada noche lo tejido durante el día para que la tarea sea perdurable; Penélope es una última modulación del mito cthónico: también ella estaba sentada, quieta e hilando. Símbolo de una cultura hembra; Aún tardará en llegar Apolo;representante de una cultura masculina, portadora de luz y alegri¡:¡; Oknos y todo el repertorio de objetos ensu derredor pertenecen a la inspiración triste y tenebrósa de la caverna telúrica, La lucha debió ser gigantesca entre los dos poderes: el útero cavernoso y arcano, el falo que.inicia la aseen" sión hacia los dioses del sol y del rayo, hacia una cultura solar y fulgural. Al cabo, Apolo triunfa; la inquietud sin reposo ni finalidad cede al sosegado 'doniinio sobre el orbe. Olmos abandona la sólita tarea y descansa: A su vera, el asna acaricia mansamente la soga de la existencia. En el fondo desaparece la ciénaga y su flora. Se levanta un edificio, un columbario. Alrec dedor, árboles de cultura-laborata Ceres-mecen sus frondas. Esta postrera representación del viejísimo símbolo manifiesta la victoria de un nuevo principio sobre las almas.
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MIRABEAU O EL POLÍTICO
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;Y~ había leído este librito de Herbert Van Leisen; titulado Mirabea11,y la política real, con'prólogo dejacques Bainville, esperando algunanuéva claridad sobre el magnífico provenzall. Siempre he creído ver.en Mir!lbeau una aima del tipo qumano más opuesto al que yo pertenezco, y pocas cosas nos córtvienen más.que informarnos sobre nuestro contrario. Es la única manera dé·complementatnos un poco .. Nada capaz para.la.política; presumo en .
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·Herbert.Vari LeiS_en: Mir:abeau et la politique Toyille._G_rasset, 1_926.·
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cuando descubrimos que el mundo es sólido, que el margen de holgura . concedido a la intervención de nuestro deseo es muy escaso y que más allá de él se levanta una materia resistente, de constitución rígida e inexorable. Entonces empieza uno a desdeñar los ideales del puro deseo ya estimar los arquetipos, es decir, a considerar como ideal la realidad misma en lo que tiene de profunda y esencial. Estos nuevos ideales se extraen de la Naturaleza y no de nuestra cabeza: son mucho más ricos de contenido que los píos deseos y tienen mucha más gracia. En definitiva: el «idealismo» vive de falta de imaginación. Todo el que sea capaz de imaginarse con exactitud realizado su abstracto ideal sufre una desilusión, porque ve entonces cuán sórdido y mísero era si se compara con la fabulosa cuantía de cosas deseables que la realidad, sin nuestra colaboración, ha inventado. Sería admirable que, para confusión de los «idealistas», aun de los mayores, de Platón o de Kant, un irónico taumaturgo dejase por unas horas reducido el universo a lo que éste sería según su esquemático programa. / •, i El «ideal» al uso es menos, y no más, qüela realidad: Así; el atributo de buena persona que imponemos al políticoideal es muy fácil de imaginar y definir; en cambio,todo·fo demás que constituye al gran político no Pº" dríamos jamás extraerlo de nuestra minerva; sino que necesitamos humilde" mente esperar a quela Naturaleza tenga a bien inv,entarlo ella; magníficamen" te, y se resuelva a parir uri titán como Mirabeau.' Una vez que está ahí, por obra y gracia de las potencias cósmicas, nosotros, ingratos y petulantes, nos apresuramos a censurar el engendro, porque ria tiene las virtudes:de un honrado y corriente burgués. La humanidad es como la mujer que se casa con un artista porque es artista y luego se queja porque no se comporta como un jefe de negociado: ··El librito del señor Van Leisen está muy lejos de aclararnos punto ale gurto de importancia sobre Mirabeau. Pertenece a una clase de emanaciones irnpresas~que:cada•día•sonmás·fre1mentes,. por mala ventura; en las letras Francia: Son obras'!Ilaniáticás, de angosto horizonte, que ni siquiera aspi'.. raha la agudeza intelectuaLASí, el señor Van Leisen, discípulo deMaurras, se propone; con el beneplácito de Bainville; no más que demostrar la•ideric tidadradical entre la política de Mirabeau y la deL'uis XIV y Luis XV. Éste el propósito; pero claro es que no hay ni la apariencia del logro. ' ' ' ·La política de•Mirabeau no tiene oscuridad alguna. Como los hechos de todo un siglo se encargaron de comprobar, fue la obra más'clara que se intentó en la RevoluciówFrartcesa'. Si algo en el mundo tiene deiecho'a cau,. sat sorpresa y maravilla·; 'es que este hombre, ajeno a las Cancillerí'as y a la Administración, ocupado en un tráfago perpetuo de amores turbulentos, de pleitos, de canalladas, que rueda de prisión en prisión, de deuda en deuda,
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de fuga en fuga, súbitamente, con ocasión de los Estados Generales; se convierta en un· hombre público, improvise, cabe decir que en pocas, horas, toda una política nueva, que va a ser la política del siglo XIX (la Monarquía coristitucional); y esto, n.o vagamente y como en germen, sino íntegramente y en su detalle; crea no sólo los principios; sino los.gestos, la terminologiá, el estilo y 1a emoción del liberalismo democrático según el rito del Continente. En un instante, Mirabeau ve en todo su futuro desarrollo la nueva política; y ve más allá aún: ve sus límites, sus vicios, sus degeneraciones y hasta los medios de desacreditarla, que han sido, en efecto, lo que siglo y medio más tarde la han traído al desprestigio; Quien quiera convencérse de, que este hecho portentoso ha acaecido y ria es una :fantasía ni un inexacto encarecimiento,•lea cualquier libro sobre Mirabeau 1 -menos el delseñor Van Leisen, que, a decir verdad, no pretende tampoco estudiar su fisonomía histórica. ' Pero el pensamiento político es sólo una dimensiów de la política; La otra es la actuación.Sinpréverlo él mismo; Mirabeau encuentra en sí, mágicamente presto, el formidable instrumento para la nueva forma de vida pública: la oratoria romántica; la magnífica musa vociferante de los Parlamentos continentales, que sopla, como el espíritu divino sobre las aguas, sobre el alma líquida -de -las muchedumbres, haciendo •tomíentas• e imponiendo calmas: El efecto de suprimer discurso fue electrizante; Un testigo de la sesión.'.:..: el reflexivo Dumont, nos.lo diCe: «En el tumultÍloso preludio de !3s•Comunas no se había oído aúri nada comparable en fuerza y dignidad: fue como una delicia nueva, porque la elocuencia es el encanto de los hombres reunidos». Su estatura enorme, su cabeza de gigante y la cabellera ampulosa, que la aumentaba, le daban un aire de león. Se dirá que todO'eso-·-oratoria y pelambre y leonismo- es retórica. Ya es bastante que fuera retórica. Pero demos que sólo sea eso. No es retórica; en cambio, su valor personal y de la especie propia al político, que es el valor ante los encrespamientos multitudinarios.Si enterala Asamblea Nacional sdevanta contra él; Mirabeau·no se inmuta, no pierde un quilate de serenidad; al contrario: su mente se aguza, penetra mejor'la situación; la hace transparente, la disocia en 5us elementos y pasa gentil al otro lado, llevando ala rastra, domesticada; aquella misma Asamblea unos minUtos antes tan Ílrisca y tan fiera. (A esto llamaba tl déteiininer le troupeau}. Del león; pues, tendría la retórica yla melena; pero también el coraje, la serenidad y la garra. No:_conOzco n~~gtln:_buen_libro.sobre_Mirab'ea~. Sospecho que i:io existe._Péro_;_hasul'~~~ cOitfinµar lo que dig~. la biO~fia de Loliis. BnrthOU en la colección de Hachette Figures du .pµssé, ·1913, que· resume y completa lnS de l:orriénie.y Stem. · ·· ! ,--, ·. , 1
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(Este león decía en un discurso al chacal Robespierre: «Joven: la exaltación de los principios no es lo sublime de los principicis»). Más clarividente que los historiadores de í.m siglo después, no se dejó en" gañar por las quejas de hambre y carestía, tópico de la época que aquéllos han tomado en'5erio¡ enalteciendo ambas plagas hastá el rango de causas de la revolución.e Francia estaba mejotque n\mca, .Y, por lo mismo, necesitaba un Ese tado más an'cho: Mirabeau. lo percibe cou toda.evidencia y quisiera convencer de ello al rey mediante el ministroMontmorin. Por eso escribe.a éste: «Fran' cia.no se ha sentido nunca más fuerte ni más saludable, int:rínsecain~nte hablando;jamás ha estado. tan cerca de desarrollar.toda su estatura; El único mal que hay es el.muy pasajero inconveniente de tmaAdministración poco sistemática.y el miedo ridiculb de retúrrit a fa nación para constituirla nación»: · Mirabeau no se apea de esto. Había inexorablemente llegado el tiempb de constituir la nación por medio.de la nación misma, ytodo_lo demás eran zarandajas. Los expedientes y arbitrismos,qlie se proponían a Luis XVI en forma de despotismos ilustrados o sin ilustrar, tiranías,. dictaduras, ile paree cían puras superfluidades; peor: le parecían caminosfünestos. Con la visión profética que,abunda en sus locuciones, dijo a los palaciegos: «Así se condue ce un rey.al patíbulo». No se comprende que-mente tan sagaz confiase en que el rey habría de reconocer la situación. La clave está acaso, en que Mirabeau, de espíritli liberal y democrático; era de alma y de raia un noble. Ahora bien; .el noble;·por muy inteligente.que sea, por muy libre de prejuicios que seimagine, suelé padecer.un fatal misticismo palatino. Sin embargo, en aquel estadio histórico no había más que una posibfüc dad seria: la Monarquía constitucional. Mirabeau fue el único que vio este¡ sin vacilaciones. Los demás, o eran demasiado monárquicos, o demasiado constitucionales. Descartados aquéllos por la violencia popular, fueron és 7 tos__~los.archirre~rolu~ionarios, los radicales..,.-, quienes hicieron fracasar l:¡ revolución. •Pues no debe olvidarse qué.la Revolución f'rancesa-.-.uuo de los. trozos más animados de la historia universal,,-, fue un completo fracaso, Los principios por ella defendidos tardaron casi.un siglo en lograr una apro 7 ximada y tranquila instauración. Fracasó porque en la Asamblea Nacional no había más que un político auténtico quei;ad~más, desapareeió enl 79L Mirabeau sentía sumo desdén por aquellos'.col~gas definidores, geómetras del.Estado, que tenían la.cabeza.llena de fórmulas luminosas, tan_lumino_,, sas, que los ofuscaban en el trato con las cÓsas. De ellos decía: «Yo no he adoptado jamás ni su novela ni su metafísica ni sus crímenes inútiles». . ' . Dotado. de una cap,afidad d~ trabajo f~pulasa, KJfrapeau er\\11n ()fg'.\~é zador nato. Donde llegaba ponía orden, síntoma supremo del gran político,_
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Ponía orden en el buen sentido.de la palabra, que excluye como ingredientes normales policía y bayonetas; Orden no es una presión que desde fuera se ejerce'sobrelasociedad, sino.un equilibrio que se suscita en su interior. · Como siempre es.delicioso contemplar la perfección, conmueve leer la historia cl,e estos primeros tiempos revolucionarios, de esta primera etapa · en la vida de la Asamblea, porque seve a. un hombre.que posee el genio.de su.oficio henchir sobradamente el perfilde éste; moverse· elástico y triunfante, rebosar toda circunstancia. La Asamblea se veía forzada a tomar mee elidas quela defendieran del poder sugestivo que sobre.ella misma ejercía este único varón. Su muerte fue declarada desdicha nacional, y su enorme cadáver inaugilró el Panteón de Grandes Hombres. - Pero he.aquí que después fueron descubiertas las pruebas de su vee nalidad:'Mirabeau, que era cuanto acabo de.decir, era además un hombre inverecundo. En seguida el pedante que siempre está a punto, a•la-sazón Joseph Chénier, pidió la palabra en la Asamblea y propuso. que los restos de Mirabeau füesen extraídos del•Panteón,. «corísidérando C[ue no hay grande hombre sin virtud»,, ¡La gran frase! . ·· • • , Ella nos plantea la cuestión. Porque la historia de Mirabeau recuerda gravemente la de César y, en varia medida, la de casitodos los grandespo" líticos. Con rara coincidencia,. el gran político ha repetido siempre el mismo tipo de hombre, has.ta en los detalles de su fisiología.
«Considerando que no hay grande hombre sin virtud», dijo] oseph Chénier para denigrar la memoria de Mirabeau. Se comprende' que todo el mundole hiciese caso, porque· había dicho una «frase», y durante mucho tiempo, éLeuropeo.banecesitado para vivir respirar.frases como balones de oxígeno 11 Yo propongo. ahora al lector que cargue u:p. rato su atención sobre esa .«frase»: y procure analizar con cautela su•sentido; Chénier se refiere espee cialmente al grande hombre político; de suerte que• al oír o leer la primera parte del juicio por él formulado, si queremos llenar.de significación las palabras «grande hombre», nuestra mente se órientahacia realidades•c_omo César; o Mirabéau; Avanzan entonces hacianosotios; coíno heroicosfantasinas,Jas. ciclópeas calidades de estos hombre~ o sus congéneres; Vemos su
ti ~u~i~óini_ 1~ . ~1fr,isesn es ~as-cielic~tj~'~ Ítp~~rta,h_t~ d~ lo_'~~~ a_prlmer~-~ta-~arece. Quede ahora sirt tócar; pero remito al lf:ctor al ensayo ~1Fraseología y sinceridadir, publicado~en
,.r . .
de
eltomo V de El Espectador (en eltomo II de estns Obras completas). i
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inagotable energía, la tensión constante de su esfuerzo, la fertilidad y monumentalidad de sus proyectos, la rapidez, la eficacia con que los ejecutan; la previsión genial de los acontecimientos, la entereza y serenidad con que acogen los peligros, el garbo triunfal de su actitud en todas lás circunstancias. Si en algún momento, por descuido trivial, se nos ocurre calificar sus acciones de egoístas,. nos corregimos alpunto avergonzados, porque caemos en la cuenta de que en estos hombres el ego está ocupado casi totalmente por obras impersonales, mejor dicho, transpersonales. ¿Tiene sentido decír de César que era egoísta, que vivía para sfmismo? Pero ¿en qué consistía d «sí mismo», el«ym> de César? En un afán indomable de crear cosas, de organizar la historia. Por eso toma sobre sí, con la misma naturalidad; los grandes honores y las grandes angustias. Y es inaceptable que el.hombre mediocre; incapaz de buscar voluritariarnentey soportar estas últimas, discuta al grande hombre el derecho al.grande, honor y¡¡l gran placer. · Nuestro tiempo no hubiera nunca inyentado estas dos palabras: mag" nanimidad y pusilanimidad. Más bien lo que ha hecho es olvidarlas; ciego para la distinción fundamental que designan. Desde hace siglo y medio to~ do se confabula para ocultamos el:hecho de que las almas tienen díferente formato, que hay almas grandes y almas chicas, donde grande y chico no significan nuestravaloraciónde esas almás, sino la diferencia real de dos estructuras psicológicas distintas, de dos modos antagónicos de funcionar la psique. El magnánimo y el pusilánime pertenecen a especies diversas; vivir es para uno y otro una operación de sentido divergente y, en consecuencia, llevan dentro de sí dos perspectivas morales contradíctorias. Cuando Nietzsche distingue entre «moral de los señores» y «moral de los esclavos», da una fórmula antipática, estrecha y, a la postre, falsa de algó que es una realidad innegable; La perspectiva moral del pusilánime, certera cuando trata de juzgar asus congéneres;. es.injusta cuando.se.aplica. a.los.magnánimos. Yes.injusta:sen~ cillamente porque es falsa, porque.parte de datos erróneos, porque alpusilánimele suele faltarla'intuicióninmediata de lo que pasa dentro del alma grande: Así en la cuestión que 'ahora tangenteamos. El magnánimo es tin hombre que tiene misióndeadora: vivir y ser es pará él hacer grandes cor sas, producir" obras de'gran calibre. El pusilánime, en cambio, carece de misión; vivir es para él simplemente existir él, conservarse, andar eritre las CD" sasque están ya ahí; hechas por otros.. seansisteníasintelectuales, estilos artísticos, instituciones, normas tradicionales, situaciones de poder público, Sus actos no .emanan de una ~ecesidad creadora, originaria, in5pirada e meludi)?le. ·iú.dudibl~ como el pa~to, El pusilánifile, por sí, no·iiené n¿ida que hacer: carece de proyectos y de afán rigoroso de ejecución. De suerte
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que, no habiendo en su interior «destino»; forzosidad congénita de crear, de derramarse en obras, sólo actúa movido por intereses subjetivos ~el · placer y el dolot. Busca el placer y evita el dolor. Este modo de funcionar vi. talmente que en sí encuentra le lleva a suponer, por ejemplo,. que si U:n pintor se afar¡a en su oficio es movido por el deseo de ser famoso; rico, etcétera. ¡Como si entre el deseo de fama, riqueza, delicias, y la posibilidad de. pintar · este o aquel gran cuadro, de inventar .un estilo determinado, existies.e'1a menor conexión! El pusilánime debía advertir que el primerpintor famoso no se pudo proponerser un pintor famoso, sino exclusivamente pintar, por pura necesidad de crear belleza plástica. Sólo a posteiioii de su vida y obra se formó en la mente de los otros; especialmente delos pusilánimes, la idea ~·ideal de ser «famoso pintor». Y entonces, sólo entonces; atraídos en efecto parlas veritajas egoístas de.ese papel~«ser farnoso pintan>-·-·, empezaron a pintar los pusilánimes, es decir, los malos pintores. . ¿No es cómico que se califique a César d!! ambicioso.? ¡Hay que ver! ¡César pretendía nada menos que ser un César, yNapoleón tuvo la avilantez de aspirar durante toda su vida al puesto ilustre de Napoleón! Este gracioso contrasentidó resulta siempre que se considere la vida del grande hombre, u h9mbre de obras, bajo la.perspectiva moral y según los datos psicológicos del hombre menor, sin destino de creación. , Pero la. verdad. es muy diferente: la previsión de placeres y horiores tuvo sobre el alma de César tan poca influencia como, viceversa, la evitación de dolores. Así tomo el deseo de eludir sufrimientos nole apartó de su'obra, tampoco le movió a ella la esperanza de delicias. Esto es lo que no comprenderá riunca bien el pusilánime: .que para ciertos hombres la delicia suprema es el esfuerzo frenético de crear cosas-para el pintor, pintar; para el q;critor; escribir; para el político, organizar el Estado. . La oposición entre egoísmo y altruismo. pierde sentido referida al.grane ... de.hombre; porquesu «ya>> estálleno hastalos bordes con «lo otra>>l.SU ego esurialter-la obra. Preocuparse de sí mismo.espreoctiparse del Universo. La <
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· · - Conste, pues, que no me ocurre disputar el título de virtudes a la hofü radez, a la veracidad, a la templanza sexual. Son, sin duda, virtudes; pero pequeñas: son las virtudes de la pusilanimidad; Frente a ellas encuentro las virtudes creadoras, de grandes dimensiones, las viitude5 magnánimas. Chénier noiquiere reconocer el valor substantivo de éstas cuando.faltan aquéllas, y esto eslq que me parece una.inmoral parcialidad enfavo:r:.de lo pequéñó: Pue5 no es sólo inmoral preferir el mal al bien, sino igualmente preferir un bien inferior a uri bien superior; Hay perversión dondequiera que haya subversión de lo que vale menos contra lo que vale más. Yes, sin disputa, más fádl y obvio no.mentir que ser César o Mirabeau. Ni fuera exa;gerado afirmar que la inmoralidad máxima es esa preferencia invertida e~ que se exalta lo mediocre•sobrelo óptimo; porque la adopción del ma:l suele decidirse sin pretensiones de moralidad, y; en cambio, aquella subversión se encarece casi siempre en nombre de una moral, falsa, claro e.5tá,yrepugnante; . En vez de censurara! grande hombre porque lefaltan las virtudes menores y padece menudos vicios,.en vez de decir que «no hay grande hombre sin virtud», en vez de coincidir 'con su ayuda de cámara, fuera oportuno meditar sobre el hecho; casi universal; de que·~~no hay grande hombre con virt:udh; se entiende con pequeña virtud. Esto es lo que, en una u otra pro'porción, pero con escandalosa insistencia,' nos múestra la historia. y en lugar de evadirnos por la dinlensión vana de una «frase», debemos hincar ahí el bisturí del análisis. El·pensamieilto no nos ha sido dado para eludir los problemas; los agudos problemas bicornes, sino al contrario: para citarlos a cuerpo limpki y mancomarlós: · Es posible que el régimen de magnanimidad-·sobre todo en el hom'bre público-•incapacite para el servicio a las virtudes menores y arrastre consigo.automáticamente la:propensión para ciertos vicios. Esto es lo que puedéverse con alguna claridad en el caso de Mirabeau. ,, . ••ES preci.?o ir.~clucaric1oa España para la.óptica.dela.magnanimidad, ya que es riri pueblo ahogado por el exceso de virtudes pusilániines; Cada.día adquiere mayor predominio la moral canija de las almas mediocres; que es excelente' cuando está compensada podas fieros y rudos aletazos de las almas mayores, pero que e5 mortal cuando pretende dirigir una raza y; apostada en iodos los-lugares estratégicos, se dedica a aplastar todo germen dé superioridad;:: ···'·' Veamos, veamos un póco más de cerca a Mirabeau, por fo mismo que es de nuestro problema un caso extremo: el •más inmoral de los grandés hombres.· ·
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III Veamos, veamos quéfoe, como máquina psicofisica, como aparato vital este Mirabeau. Con tal fin voy a enumerar lacónicamente los hechos principales de.su vida, subrayando, sobretodo, los que han motivado la fama de inmoral. . Nace en Provenza en 1749. Por ambas alas familiares; numerosos dementes. Sobre todo, los Mirabeau venían siendo, de muchas generaciones atrás, unos frenéticos.Los Mirabeau podían denominarse los Karamazof gascones. El padre· de nuestro héroe, hablando de su familia, la llamará «tempestiva raza>>:En ·1767, el marqués de Mirabeau -economista, publicista, immigo de los hombres»; absurdo, inq'uietü-'-'- envía a su hijo, el pequeño gigante Gabriel, a un regimiento. Gabriel reúne dieciocho•años. Apenas'llega, -.. tiene una formidable cuestión con el coro.nel. Su padre pide una orden de priSión, y este diabolico arcángel Gabriel eritra por vez primera en la cárcel. Poco después es libertado. Retórna a casa. Es.unvendaval deactividad, Estudia la tierra de Mirabeau, dibuja planos contra las inundaciones; trabaja, toma notaS sobre el estado de los cultivos entre los campesinos, que le adoran; Su pác dre le llama 111011Sieur le Comte de Bourrasque. Su padre le detesta.y él a su padre. Marqués y marquesa riñen y se separan. Comienza entre•ellos un pleito de intereses. Incitado por su padre, Gabriel ataca a su madre.violentamente. · El viejo economista quiere organizar en sus tierras y confinantes uria oficina de pmdomfa para que los campesinos diriman entre sí sus querellas. Gabriel logra esta organización, que parecía imposible~Va, viene, insinúa, aplaca, armoniza, convence. Entretanto, pobre, hace deuaas; Se casa en 1772. Crecen las deudas. Descubre.un desliz de su mujer. La perdona. Apretado por los acreedores, tiene que entrar nuevamente en prisión. Sale de ella en 8 de junio de 1774. El 21 de agosto insultan a su herc maria yél se batépara ampararla, con.lo cual el 20 de septiembre vuelve a la cárcel, en el castillo de If; donde son.enviadas órdenes de extremado rigor en el tratamiento. Su mujer no le quiere acompañar, y Mirabeau, desde él castillo, riñe con su mujer. Conquista la benevolencia deLgobernador; 111011Sieurd'Allegre, y'se hace dueño de la situación. También se hace dueño de la única mujer que hay en el castillo: la mujer del cantinero. Es trasladado al castillo de] oux bajo órdenes no menos severas; No se le permiten libros ni nada. Conquista al gobernador, monsieur de Maurin y probablemente a su mujer. Consigue libros. Lee frenéticamente, toma uotils, Compone memorias; por ejemplo: sobré las Salinas del Fra11co-Co11dado, ·que es el problema más inmediato al sitio donde se encuentra. Mo11Sieur de Maurin corteja a una dama: Sofía de Monnier. La invita a comer, juntamente
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can·su detenido. Sofía se enamora del detenido. Mirabeau entra y sale a su antojo. Publica en Neuchatel el E11Sayo sobre el despotismo -un libro farragoso. Para, publicarlo contrae nueva deuda ·can el librero. El gobernador, ofendido como rival y comprometido por la publicidad que Ia:deuda da a las salidas de Mirabeau, escribe a éste .que·se reintegre a la prisión. Mirabeau; lejos de recluirse, contesta insultando al gobernador. Pasa la frontera suiza y se detiene .en Verrieres .. ¿Qué hácer con Sofía? Sofía está locamente enamorada de él.Lo dejará todo por su amante. Usauna de las primeras divisas románticas: «Gabriel, o morir». ¿Qtiéhacer con Sofía, sin medios económic cos ningunos, este hombre que iba formando sobre sus.hombros un unic verso de deudás?.Su.hermana y s1lsobrina ,..,,.de veintitrés áños--van a su encuentro. De p¡¡Sb;•Mirabe:au no; dejará dé seducir a.su.sobrina. Mirabeau dirá de sí mismo que es un «atleta ena'morn. ¿Qué hacer con Sofía, a quiení efectivamente, ama?• .Comprende que raptarlaes•una locura capaz de hacer ya insoluble su apurada situación: No obstalite,Jlama a Sofía. Es aceptar.el compromiso de volver 'a. empezar la vida: La familia de Sofía'tae.sobre·él: nuevos procesos. Se le acusará de haber raptado a Sofía para apropiarse sus dineros: Y, en efecto, Sofía· quisiera llevar alg11n dinero. Esto es. un hecho que sus cartas prueban. < f'erfectamente. Perci es un hecho. también que ambos amantes huyen' SÍlf un ochavo y.recalan enAmsterdam; Mirabéau se pone a traducir para ganár algo. Ha aprendido él solo inglés y cuatro o cinco idiomas más. Trabaja fieramente desde las seis.de la mañana, Entretanto, le persiguen el Poder público, su padre, la familia de'Sti amante. Lleva sobre sí un enjambre de procesos. Pero él, mientras atiende a éstosy traduce y ama, cultiva la música y escribe un ensayo estético sobre este arte melifluo, un ensayo que está muy bien de fondo y mejor de título: El lector· pondrá el títuh Éste es el título. Parece de hoy. Como antes. había atacado a su.madre, escribirá ahora una memoria contra.su.padre,cc¡ue.no cesa de perseguirle.La consecuencia de. todo ello es una demanda de extradición. Se envía contra él para darle caza un feroz pa~ licia: Bruquieres, que,¡en.efecto, detiene a1la pareja•para hacerse a poé:o su más fiel y leal sérvidor,iMirabe'au'ha conquistado al policía;. · Mas, por 10.pronto, tiene.que.irigresaren el castillo. de Vincennes,,una de las altas prisiones de Francia, Mirabeau asciende en su categoría de perpetuo encarcelado .. Cada vez su.prisión es tr1ás prisión, de más rango, de más • ,·. cadenas.. Esta vez la reclusión' va a durár del77.7 a 1780:Tresaños «en un cala• bmzb de diez pies•de ancho». ¿'Qué hará allí esta magnífica fiera? Sin duda; hozar con su alma de gran felino. Podo pronto, se!as arreglará para escr¡bir a.Sofía cart¡i sobre carta. Este epistolario se publicó después, con enorme ese
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cándalo. Porque en el calabozo de diez pies, contraída la sensualidad'gigantes~a de su temperamento, se escapará por la dimensión.literaria. En las car:tas a Sofía vierte materias de toda índole: erisayos oratorios ylíricos,.consic 'deraciones morales, efusiones sinceras, .pornografía y hasta trozos de libros •.}';revistas _que d~ como suyos. Empieza una carta: «Escucha; amiga mía; voy · ,a verter en el tuyo mi corazón>>, y lo que vierte, en realidad, es un artículo ,ajeno del Mercmio de Francia1• Me interesa mucho. subrayar este dato: .. · En este tiempo compone una memoria; man5amente dirigida a su pa,dre,,defendiéndose. Además, compone cuentos; diálogos, tragedias; traduce aTácito, Tibulo, Boccaccio; escribe para Sofía un estudio sobre la inoculación y·uha gramática; estudia el islamismo y eLKorán;, ccimienza·una historia.de los Países Bajos. Además, escribe libros pornográficos:,¿Nada más? ~o; toda;víamás. Entre lcis prisioneros está un señor Baudofu de Guémadetic,' que tie'ne unaamante, la señorita Julia, a quien Mirabeau;no ha visto ,ni verá jamás. No.obstante, entabla con: ella una larga correspondencia, llena de gracia, de am~nidad y de mentiras. Se presenta como persona•de grande influencia en la Corte. La señorit¡tjulia no tenía iinportancia alguna. ¿A qué; pues, esta farsa y el esfuerzo que supone? Subraye también este hecho el curiciso·lectcir; ,.. Entre los libros compuestos en Vincennes, hay í.mo cuya·public\lcióh .tuv.o enormeiresonancia: sus estudios Des lettres de cachets étdes p1isol15 1d'.Etat; Prisionero ]\;):irabeau, quiere organizar seriamente.las prisi0nes en 'genéral y reformar las instituciones. Lápolítica de.la Asamblea está anticí1pada en esti;•en'Sayo: Entretanto, feroces cólicos nefríticos, «Desnudo cómo un gusano¡>. sale Mirabeau.del calabozo en 1780. Está .eírlos trefuta años. ¿Por qué nb descarisar. un poco? ¿Descansar? Le esperan a.Ja puerta, como prevenidos lobos, los dos procesos más graves. Uno, provocado por el marido de SofíaMonnier; otro; por sus suegros. En las actuaciones, queJuerol1 públicas, se ágolpaba lá muchedumbre: Es aventado a " los cuatro puntos cardinales todo.su.pretérito .• No hay que decird escándalo producido en toda Francia por esta vida turbulenta, a qi,te !ajusticia +.siempre.un poco pedante-.- se eticarga de dar notoriedad oficiaL Mirabeau há .conseguido.la fama a fuerza de insensateces; una fama negativa; lastrada de pecados capitales. Es una ascensión.a Ia fuversa; ;.. ·Sí; pero llega, en el proceso, el.momento en que sé concede la palabra al acusado. Yda la ca.Sualidad de que el acusado es Mirabeau.• Y da la casualidad: de que el acusado tiene una pequeña substapciamágica que nombramos con.un vocablo tonto, pueril, propio para la terminología de los cuentos de niños; tiene ... genio.Yhaceundiscursojudicial; ima cosa que nunca 'Así dice Barthou en su biografía, pág. 66.
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habfa hecho. Y ese discurso es una creación perfecta, y jueces, testigos y público óyen lo que no habían oído nunca: la palabra, nada, un poco de aíre estremecido que, desde.la madrugada confusa del Génesis; tiene poder de creación. De modo que¡ en un instante, aquellas circunstancias desastrosas son transmutadas en un triunfo. La ascensión negativa cambia de signo, se hace positiva, y.la fama adversa; con todo.su lastre de fango; se convierte en gloria. Estamos en 1783. · La gloria; pero no el dinero: La· gloria; como sus fenómenos hermanos -· el orto y la puesta del sol- tiene el•hábito .del oro, pero no su materia: tiene el amarillo yla refulgencia. Mírabea1l comienza por tercera o cuarta vez.su vida; glorioso eimpecune. 1En 1784 empeña, en el Monte de Piedad; «5u» trajebórdado de plata:; con su·casacaypantá.lón y su casaca de pañó'cmi plata semiluto y encajes de invierno; Poco después contrae, juntamente con su madre, un préstamo usurario de 30.000 libras: otra insensatez. Y comienza de pronto una Vida opulenta, con gran tren, tarrozas; comidas y nfogún orden económico. (Recuérdese César, recuérdese Wagner). De una vez para siempre nació sensual y necesitaba las delicias como el pulmón necesita el aíre; Pero fíjese'eHector.Este•hombre ha pasado tres años enun calabozo de diez pies, sin delicia alguna. ¿Qué ha hecho su pulmón? ¿Ahogarse? Hemos visto la fabulosa actividad desarrollada durante ese encarcelamiento. ¿En qué quedamos, pues?•.La contradicción es sólo aparente. Un alma fuerte es fuerte en sus apetitos; riecesitamucho muchas cosas; pero, a fa vez, es· fuer~ te para renunciar, para no necesitar cuando el caso forzoso llega: Entra en su vidá madama de N ehfa,una holandesita de diecisiete años, dulce y buena, que pondrá un poco de sentido común y de orden en la Vida frenética de este hombre.. Comienzanlos años de viaje: Inglaterra, Alemania: Mirabeau estudia el Continente. Se informa de la política y de la economía, de sus problemas inminentes, de sus posibilidades. Escribe sobre estas ma" terias;. sobre-todo..se-ocupa de. asuntosJ'inancieros;~.por ei 1~mplcJ: !iO tire. Banco de España; llamado de San Carlos; Laresonanda de estas publicado" nes es tan grande, que en un momento llegó a influír en la balanza de la Bol~ sa continental. El Banco de San Carlos quiso 'comprar su pluma. Pero Mirabeau, que seguíasiendo pobre, rehusó. Porque sus campañas desarrollaban una idea política, y Mirabeau no estaba dispuesto a combatir su propia idea. Este hecho nos va adada clave de lo que se ha llamado su venalidad. Ya vfa remos la graciosa paradoja en que se resuelve esta gran acusación; y q1lese puede anticipar y resumir diciendo: el venal Mírabeau es uno de los hom~ bresque se han vendido menos, si se advierte que es uno de los hómbres qU:e más se ha querido comprar. El pusilánime, al hacer su cuenta al grande h~m" bre, olvida siempre el otro factor, que es el esencial: su grande hombría.
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Eri1787 vuelve a Francia. La nación está encinta de grandes aconteciriuéntos ..Hayun desasosiego universal en la sociedad. Todos, los de arriba )í:ilos de abajo, presienten que es preciso hacer algo; p~ro nadie sabe qué. Mrrabeauve al punto, con indefectible seguridad, que su·vidava a confun.: l:lirse 'con la Vida de Francia. Todo aquel privado frenesí de veinte años, tóda aquella acumulación de saberes, de noticias, de proyectos,.aquella energía, aqti¡:lla capacidad de trabajo, aquellafruición:enelconflicto; aquella voz de ,. trompeta de postrimería, aquella fluencia'verbal, va a insertarse en un punfo dda historia. · · f::.Mirabeau.reclama la reunión de los Estados Generales ·para.1789: Su voz¡¡ dé fuerza cósmica, de diabólico arcángel, anuncia el juicio final del ÁütiguorRégimen,Tiene c1larentaaños. Es un gigante.obeso; con el rostro picado de viruelas. ·' · · •nU·
IV -,úÍJ:ii-'i
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's:J;: ;:Convocados los•Esfados .Generales, Mirabeau busca en su Provenza
/natal electores: Va a Aix y a.Marsella, donde se percata de las dimensiones [ueha adquirido su popularidad. No obstante, sus congéneres los nobles de:Provenza, con un
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con una capacidad de labor verdaderamente legendaria, a todos los asuntOs. Para ello necesita sostener una oficina con numerosos secretarios; Péro Mirabeau sigue impecune. Ocupado.en la cosa pública, mal puede atender a su privado presupuesto. Sin embargo, vive ymantiene su hu.este de colaboc radares, y produce, y crea. Es una obra·demagia: La gente recelarásubven~ ciones inconfesables, y cada.movimiento desu.tácticapoliticaserá atribuido a alguná'simonía. Como' nadie.sabe riada concreto, se construye imagina" riamentela historia de su venalidad. ¿No es elµiás rico y el más ambicioso hombre de Francia el duque de Orleáns? Mirabeau se ha vendido al duque de Orléáns. Pero he aquí que elconde dela•Mark, testimonio.iirecusable por su carácter yposición, nos dice que mientras se acusaba a Mirabeau de habersevendido al'arca más repleta déFrancia;Mirabéau, timidamente,'iba a pedirle prestados unos luises. Pero entiéndase bien: no rehusaba el oro de Orleáns por razones de virtud íntima. Mirada según su óptica moral, esu; pulcra renuncia siguificaría una inmoralidad y una estupidez. No tenía derecho a entorpecer su acción pública por darse el gusto de mantener una pulcritud privada. No pidió dinero al duque de Orleáns porque este personaje le parecía incompatible con su política.I:avenalidad de Mirabeau -·-ésto es lo esencial-·-· fue siempre articulada cori'la tráyectoria de su táctica política; y rió era más que un ingrediente•de ésta. " La palitica déMirabeau era una pblítié:a clara; Tan Clara, que el Cantil nente no ha podido seguir durante todo un siglo otrá polítiea que Ia anticic pada:genialinente por el: Ahora bieri; una política es clara cuando su definic ción no lo es. Hay que decidirse por una de estas dos tareas incompatibles: o se viene al mundo para hacer política, o se.viene para hacer definiciones: La· definición es la idea clara, estricta, sin contradicciones; pero los actos que inspira son· confusos, imposibles, contradictorios. Lapolítica,· en cam: bio, es clara errlo que hace, enlo.que.logra, y.es.contradictoria cuandO se lá define. Recuérdese el dicho de Einstein a propósito de la geometría; que és un puro sistema· de definiciones. «Las proposiciones matemáticas, en cuanc to·tienen que ver eón la realidad, no sorrciertas; y en cuanto que-sbn'Cierc tas; no tienen que ver con la realidad»: La física se parece mucho a lapolític ca; porque en' ambas lo real ejerce su imperativo sobre lo ideal o conceptual. La política deMirabeau, como toda auténtica política, postula la uriil dad de los contrarios. Hace falta, a la vez, un impulso y un freno, una fuerza de aceleración, de cambio social, y una fuerza de contención que impida la vertiginbsidad. El impulso de 1789 era la nueva'burguésía ysu .crédo racioc nal; ielfreno . era el pasado de Franda,'resurnido en la autoridad· Real. Coh motivo de fa Declaración de losDerechos;'1á maguífica definición abstr~cta
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en que fructifican dos siglos de razón pura, Mirabeau dijo: «No somos sal. vajesrecién llegados de las riberas del Orinoco para formar .una sociedad. ,· Somos una nacíón vieja, tal vez demasiado vieja para nuestra época. Tene: mos un Gobierno preexistente, un Rey preexistente, prejuicios preexistentes. Es preciso, enlo.posible;.acomodar todas estas cosas a la Revolución y salvarla subitaneidad del tránsito». ¡La subitaneidad del tránsito! ¡Admirable expresión, que condensa tcido el método político y diferencia a éste de la magia! 1 El revolucionario es lo inverso de un político: porque al actuar, obtiene lo contrario de lo que se , propone. Toda revolución, inexorablemente-sea ella roja, sea blanca'-, ·.. provoca una contrarrevolución. El político es el que se anticipa a este resúlc 'Ciado, y hace a la vez, por sí mismo, la revolución y la cbntrarrevolución. La Revolución era la Asamblea que•Mirabeau dominaba. Necésitaba "también dominar la Cori trarrevolución, tenerla en su mano. Necesitaba el Rey:De aquí su afán porpenetraren Palacio: Pero los conservadorés-·.-Rey, ariStocracia- son también definidores; como los:radicales,y sentian repulsión hacia Mirabeau. Es probable que los desastres subsiguientes se hubiesen'evitado aceptando la idea simplicísima de Mirabeau: unión de Palacio y'l'\samblea en ún Ministerio de representantes. Los radicales hicieron imc ,, posible esta decisión decretando la incompatibilidad del cargo de ministro '':cbneldediputado .. .· .. Cegado este camino llano de llegar a Palacio;:tuvo Mirabeau que tomar ¿1 tortuoso y secreto. Ésta fue la faniosaventa que de sí hizo el grande home 'hre. El sueldo que debía, por derecho histórico, por obligación superior, haber recibido como ministro, lo recibió como consejero privado. Con el dinero, loprimero que hizo este apasionado lector fue comprar la mejor biblioteca de Francia, la biblioteca de Buffon. Poco después, el2 de abril de 1791, Mirabeau moría por una inflamación del diafragma: Luego; vino el diluvio. 13:. Si oteamos esta vida con mirada de psicólogos, veremos destacarse lúminosamente ciertos rasgos constantes. Primero,:la impulsividad. Para Mfrabeau, vivir era responder inmediatamente con un acto a la excitación : que del contorno recibía. Reflexiona después de hallarse fuera de sí, comprometido en la acción; En quien no es impulsivo; el pensamiento precede a:lacto; es decir: se hace cuestión del acto mismo, anticipándolo en forma 'de:idea. Esto trae consigo que el acto no se decida y ejecute sino cuando.ha L;·: .,_ ¡, _
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TarllP.i~n aquí si!_ advierte la semejanza con la física. La gravedad de Newton es un resto
q~ magia, porque actúa súbiíarnente; sin duración ·de tránsito. Toda la nueva física-la relati-: _Vista-se propone evitar la subitaneidad del tránsito:
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sido· aprobado entanto que idea. Como las relaciones entre las ideas son muy complicadas, el no impulsivo, .el reflexivo, decide casi siempre noacc tuar. Mirabeau no se hacia cuestión de sus actos sino después de hallarse en ellos, y su pensamiento atendía sólo a perfeccionar la ejecución. Segundo, el activismo. Consecuencia de la impulsividad es que se necesite constantec · mente la acción. Como Mirabeau decía de sí mismo, sólo podía vivir «una vida ejecutiva». Vivir, para él, no es pensar, sino hácer. ¿Qué? Lo que se pueda: raptar uria dama, arreglar las salinas del Franco-Condado, ya que.se está en la cárcel cerca de ellas; escribirfarsas alas.eñoritajulia, atacru:: a los agio" tistas; reprimir motines; organizar el Estado y, si no se puede otra cosa, co7 piar; copiar páginas de libros. Todo menos soñar; es decir: imaginar que se hace algo sin hacerlo. Al.mas así sienten profund~ repugnancia a esa su7 plantación del acto que es sú imagen o idea, su ·espectro;·: · Tenía veintiséis años cuándo, encarcelado en el fuerte deJ oux, escribió a su tío esta5líneas: «Los tiempos séregern::ran, la ambición es hoy. petmiti-' da. Salvadme; os lo pido, de esta fermentación terrible en que me encuentro; que podría destruir. el efecto producido sobre mí por las reflexiones y las desdichas, Hay :hombres que es preciso ·ocupar; La actividad, que lo puede todo y sin la que nada se puede,. tómase .turbulencia cuando carece de eme pleoydeobjeto». " .. . . Esta confesión revela hasta qué punto sentía en su propio interior!~ necesidad de aétividad.·En la inercia, su torrencial activismo le ahogaba. He aquílo!más característico en todo grande hombre político. · El intelectual no siente la necesidad de la acción. Al contrario: siente lá acción como una perturbación que conviene eludir, y sólo, cuando es forzosa,.aregañadientes y de mala manera, ejecutar. Se complace, por el contrario\ en intercalar cavilaciones entre la excitación y la actuación; Hay hombres que és preciso no ocupar. en nada, y éstos son los intelectuales. Éstá es su gloria y tal vez su superioridad. En última instancia; sé bastan a sí rh.ismbs; viven de.su propia germinación interior, de su magnífica riqueza íntima. El inteleé:túal dé pura cépa no necesita de.nada ni de nadie, porque es un mil crocosmos; La ·mujer,: que. es .tan perspicaz en 'materia de secretos vitales¡ entrevé esta fiesta maravillosa que es el alma de un puro intelectilal, esta constante diversión. yfée1ie que acontece en µna mente meditabunda. La entrevé, •Y por eso .. quiere: asomarse ínás, abrir:la cabeza del intelectual, como se abre una bombonera; y asistir al espectáculo secreto. de. las ideas danzarinas. Cuando no lo consigue se enfada y pide al Tetrarca, como Saloe mé, que le decapite, y es ella la que danza con la cabeza llena de danzas. ,ffaY, dos clases deHombres:Iosocupados}' fos preocl!]Jáclo~; p~lí-; ticos e intelectuales. Pensar es ocuparse antes de ocuparse, es preocúparse de
púes,
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las cosas, es interponer ideas entre el desear y el ejecutar. La preocupación ex.trema lleva á·Ja apraxia, que es una enfermedad. El intelectual es, en efecto, : casi siempre, un poco enfermo. En cambio, el político es -como Mirabeau, . como CésaD-.-·,por.lo pronto, un magnífico animal, una espléndida fisiología. ''" La m,oral; p.sicológicamente, representa.unapréocupación, puesto que . implica la. detención de nuestras impulsiones hasta determinar si scin debí¡das o indebidas. En el hombre normal, el acto no se dispara tan rápidamente .déspués de deseado que no deje tiempo para hacerse cuestión mo.ral de él, ;para preguntarse si es bueno o malo, para ver su cariz ético. Pero imagínese •el funcionamiento de. un alma impulsiva: su primer momento no es de ver ¡ese cariz del acto, sinci de comenzar desde luego su ejecución: Hay, .pues, ,mucha injusticia en llamarle.inmoral por haber querido aquel! acto incoe · ,riecto; ¿Es que lo ha.querido; es decir: que ha habido un instante en que lo • :ha.visto, en que se ha colocado ante él ci:mteinplativamimte? Eso es.lo que ha•. Jce el intelectual, el moral: contemplar sus propios actos. Por eso.suele no eje' cútárlos. Pero el impulsivo no se anda en coritémplaciones ..En él lo primario :es ya el operar. Desde un punto de vista moral, lo.único que cabe exigirle: es que se arrepienta después:de la acción consum¡¡da, .ya que sólo entonces le . es dado contemplarla; .. • No acusemos, pues,.de inmoralidad.al gran político. En vez de .ello,. di. ¡gamos que le falta es¡:rupulo~idad. Perounhombre escrupuloso no puede ser ;un hombre de accíóri. La escrupulosidad es una cualidad matemática, inte;1ectual: es la ~actitud aplicada ala valoración ética de las acciones. Si se exa:milia con cuidado.la vida de Mitabeau; de César, de' Napoleón, se ve que la . presunta maldad no·es sino la inevitable falta de escrupulosidad aneja a todo temperamento activista y, por tanto, impulsivo. El mundo antiguo, que iba en •todo hasta las últimas consecuencias, cuando•decidió ser escrupuloso ~n el •eStoicismD--c- tuvo que elegir comci norma suprema la epoché, la.inacción..
·;V La vida de un grande hombre político. cambia de aspecto en el momento en. que empieza a actuar como hombre público. En el cauce de la publi:cidad, de dilatadas riberas, parece.aquel:torrell.te.vitalganar sus propias 1diniénsionesy con ello.un curso de ritmo magnífico;Jértil ymajestiloso. ;Entonces el contemporáneo o el lector de la biografía comienza a aplaudir; .Je entusiasma la audacia, la infatigabilidad,la eficiencia de todos sus actos 1y.gestos, la entereza' inmutable con que aguanta.el insulto y resiste alataque, da•presenciade espíritu con.que gobierna su persona en medio dela teme
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pestad política. Pero este entusiasmo tardío.es un poco vil: se alaba el fruto después de haber denigrado la semilla. El contemporáneo o el lector de la biografía soninjustos con la juventud del grande hombre:político, que es semillá y raíz de su madurez fructuosa.Se quiere ignorar que·no ha espera~ do.para ser hombre público a que llegue la hora de su popular epifanía, sino que lo fue desdeluego, y que la turbulencia y absurdo sesgo de su mocedad provienen precisamente de que, siendo ya, por su constitución orgánica, hombre público, tuvo que moverse en el angosto molde de la.vida privada; En Napoleón se nota menos esta dolorosa contracción juvenil porque vive inscrito en el esquema de la¡ disciplina militar; donde un rápido asceriso permitía la expansión graduada de su temple. Sin embargo, una breve demo~ ra en'uno de estos aseen.sos produce en él tal depresión, que resuelve, según comunicó a un íntimo, desertar de!Ejército francés y pasar a Turquía a fin de fundar allí un reino. Este fund¡tdor de reinos imaginarios en Turquía era a la sazón uri pobre ofii::ial, de uniforme traspillado; de cuerpo enfermo, de rostro verdoso y agudo, como el de una fuina, sino recuerdo inalmancillado por una sama tenaz, ·Lo normal es, sin embargo, que el cachorro de grande hombre político tenga una juventud revuelta y atropellada; a veces tangen~ te de la botaratería. Así Temístocles, Alcibíades, César, Mirabeau. La última Edad' Media vio esto inejor que nosotros y creó ungénero literario aparte para cantar la prehistoria tumultuosa de los grandes hombres; Llamósele «mocedades»; así Les bifances Guillciume, «Las mocedades del Cid>>e Todas esas excelencias que se revelan en !ahora ilustresuponen'genio; ciertamente; pero tanibién un.substrato de Ciertas corididónes orgániéas que aisladas parecen monstruosas.Tales son la impulsividad, el activismo e inquietud constantes, la falta de escrupulosidad; Sobre éstas va a caballo el genio; sin esas capacidades psicofisiológicas, que son como fuerzas brutas y poderes elementales -·demoníacos; diría un antiguo-·-,· no hay grande hombre político.LahistoriaJo.ve desde.luego. como estatua ecuestre, y asL. hace gran figura; pero en su juventud fueya caballero a horcajadas sobre el aire, y fue potro suelto sin caballero. Las piezas dela estatua ecuestre, antes de ajustarlas, son dos imágenes monstruosas. Cabe no desear la 'exhtencia de grandes hombres, y preferir una huIÍlamdad llana comolá'palnia de la mano; pero si se quieren grandes hom" bres, no se les pidan virtudes cotidianas.. , La escrupulosidad es una forma de bondad; pero no es laúnica: Y hay incongruencia en exigirla al hombre de acdón, que es de acción porque es impulsivo, En la acción hay que evitar elpiétinement s1ir place, y esto es el escrúpulo. Sólo:podemos reclamar en el hazañoso una bondad homogé{_lea con su temperamento: ésta es la otra forma de bondad, la bondad impulsivá\
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,que no resulta de '.1na.deliberación, ~orno l~ escrupulosidad, sino de la sani·dad nativa de'los 1nsuntos. Ahora bien: es mteresante observar que esta sa'Didad deiiistintós, esta generosidad ubérrima brota en todas las biografias de graodes políticos, y permite diferenciar al falso del auténtico', a Sylla de César; ·.
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marse del sumojuez en materia de hombres interesantes: la mujer. ¿No es extraño que los grandes hombres políticos, al fin y al cabo grandes triunfac dores de la vida, dueños del poder, de la riqueza, corporalmente destacados y aureolados sobre el resto de los varones, no hayan .conseguido nunca.; nunca, valiosos triunfos sobre la mujer? Ni siquiera César puede ser consic derado.como una excepción. El caso de Mirabeau confirma plenamente esta regla. Su sensibilidad le inducía sin descanso hacia la mujer, Su audacia y su rumbo verbal le permh tían cazar rápidamente la hembiapredispuesta'a ser caza.da. •Pero este tipo de cazadór demujeres no tiene nada que ver con el verdadero seductor. Son distintos ellos yson distintos:los tipos demujer sobre que actúan. Una cosa es· conseguir favores de uriamujer, yotfa absorber mtegramente su alma:"La que es capaz de hacer favores suele ser incapaz de entregar su alma, y vicec versa; Esta última.es la mujer interesante; fa que vive hermética, cerrada en su mtiIÍ:lo recato, y que no puede conceder.nada si no concede su vida enteral Salvo madama•de Nehra, que era una niña, Mirabeau no conoció más que faldas, faldas, muchas faldas. ... :·í Esta carencia devidainterior da a la existencia privada del gran político un cariz de relativa vulgaridad, de basteza: Ni sus ideas ni sus gustos son precisos, originales, refinados•. Mirado desde la óptica de un intelectual, el hombre de acción vive en constarite ti. peu pres íntimo. Poca.más o menos, le es todo .igual, porque le. parece irreal. Lo importante para él son los•actos¡ Cuándo miente, en rigor no miente, porque no está adscrito·íntimamente a nada deterininado. Las palabras, y dentro de ellas las ideas, sori para él lart sólo instrumentos. De otro modo: él no es sus ideas; cuando las finge no se _ niega, porque él no consiste en ellas. Viceversa, no acertará a vé.r la realidad ~1·· ..· 1 íntima de los demás; sólo percibirá de ellos su facción utilizable .. «Yo ·no • puedo excomulgara nadie-dec!a Mirabeau: En verdad, todo.me parece .bien:Jos.sucesos;Jos•hombres; las. cosas,las opiniones;.todo .tierie un asa; -el unagarrádero»•.oLa expresión es certera:! el grandehombre.pol(tiCo todolq ' ve en forma de :isa¡:·· · ¡Bueno .fuera: que,; obligado a. resolverconflictós exteriores; llevas¡; también eri su interior conflictos 1Por fortuna¡ existe lo que yo llamo un cu• tis de grande hombre, una piel de paquidermo humano, dura y sin•j:Joros, * queimpide:la• transmisión al interior de heridas·desconcertantes·. También habría incongruencia en exigir al político uriaepidermis.de princesa'de · • :o •••: Westfalia o de mónja clarisa. · ·
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Impulsividad,. turbulencia, histrionismo, imprecisión, pobreza de intimidad, dureza de piel, son las condiciones orgánicas, elémentales, de·un genio político; Es ilusorio quererlo uno sin lo otro, y es; por tanto, injusto . . · ililputar al grande hombre •como vicios sus imprescindibles ingredientes. Pero ~laro f!!itá que no basta poseer éstos para ser un político de genio. ··.. ES preciso agregar el genio. Cuando éste falta, aquellas'potencias•no produ" . cen más que un mascarón de proa; Nada, en efecto, es más fácil de aparentar c¡ue la grandeza política. A la postre, si un intelectual no tiene ideas, no lógrará fingir, por lo menos fingir bien; su intelectualidad ausente. Pero el . gianpolítico y el que no lo es se presentan igualmente con el poder público :•: eri la mano. Su atuendo, su talle, son los mismos para las miradas torpes. · ¿Qué signos diferencian en esta materia la autenticidad de la ficción? .. Algunos, algunos hay; pero es difícil describirlos e intentarlo• excede mi : pretensión. · Lo discreto, de todos modos; es no hacerse ilusiones, 'porlo: mismo que .en política es tan fácil hacérselas; Yo, a ratos, logro convencerme de que soy un Napoleón porque, como él, no tengo más que sesenta pulsaciones por minuto. La confusión en mi caso no es grave, porque soy tan sólo
VI ·Es la política una actividad tan compleja; contiene dentro de sí tantas cíj:Jeraciones parciales, todas necesarias, que es muy difícil definirlas sin de. jarse fuera algún ingrediente importante. Verdad es que, por la misma razón, . la política, en el sentido perfecto delvocablo; no existe casi nunca. Casi todos lós hombres políticos lo son meramente en parte. En el mejor caso, poseen . con plena conciencia una u otra dimensión del político, y se contentan con • ella, ciegos para las restantes. Se dirá que política es tacto y astucia para conseguir de otros hombres lo • que deseamos, y no se puede negar que, en efecto, sin eso no hay política. •Pero, evidentemente, hace falta más. Hay quien, hiperestésico para los defectos de la justicia social, llamará política a un credo de reforma· pública que :proporcione mayor equidad ala convivencia hrimaria: Y no hay duda de que sin cierto sentido, y como afición nativa a la justicia, ha puede nadie ser un . gran político: Pero esto es más bien la porción de idealidad moral que el hombrepolítico lleva a su actuación pública; Hacer consistir en ello la políti·c:a, es vaciarla de sí misma y llenarla de un pobre misticismo ético: Durante tiiás•de un siglo'se ha cometido este· error de perspectiva: se situaba en el
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centro del programa un· cuerlio de doctrinas morales, y sólo en el segundo término se atendíá a lo propiamente político. Otros dirán que política no es ; nada de eso, sino,un l:¡uen sentid() administrativo que sepa regir, como una.: industria,; los intereses materiales y morales de una naCÍón, etcétera, etcétera. Repito que todo eso, y muchas cosas más; tienen que reunirse en un hombre para hacer.de.éhm gran político; Viene a ser éste cqm 0 un alto edi:: ficio; ~n que cada piso sostiene· al que le sigue en la vertical. La política es la arquitectura completa,.incluso1os ?ótano.s. En las páginas antecedentes he subrayado hasta qúé punto el hombre público necesita las cualidades más extrañas; algurtas de.ellas de apariencia viciosa, y aun no sólo de apariencia; Son los cirnientos.subt¡;rráneos, las oscuras raíces que sustentan.el gigan~ tesco.organisrúo de un·granpolíticoo · · Me importaba mucho p·oner al descubierto esas potencias demoníacas, casi puramente zoológicas, que proporcionan la energía necesaria para el movimiento de tan enorme máquina co¡nó es uno de estos;hombres creadores de historia. En ninguna otra figura humana, tanto como en el gran político, aparecen acusadas las facciones de Titán.Y el Titán es ' a la vez , más que un hombr~ y menos· que un hombre, Se hunde más hondamente nuestra especie normal en los senos cósmicos, en lo infrahumano, donde sus raíces absorben las. ígneas substancias de que se nutre la vida toda antes de ser vida, es decir, organización, regla, orden, norma. Y esta profundidad de sus cimientos le da fuerzas para sobrepasar la línea humana y llegar más allá, acercarse a las estrellas. En las figuras de Miguel Ángel aparece, magníficamente; esta doble condición superlativa del Titán: sus hombres son ya un poco dioses y todavía un poco chivos. · Ahora bien; no hay creación en ningún orden.sin cierta dosis de titanismo -'-{[ue es, enverdad;la.auseneia de dosis, el absolúto lujo de vitalidad. Me importaba, digo·; subrayar esto, porque no creo posible la salvación de Europa•sinose clecidela lJ.umanida
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en buena parte, la. perpetua inquietud de su historia. Al adoptar posturas ;que no encajan en el marco de condiciones inexorables impuestas a la.vida, hacía ésta -imposible, y forzoso buscar otra colocación, y así sucesivac .mente. La quietud de Asia, su mayor asiento sobre el haz de la existencia; ,,procede, ~iri duda, de falta de heroísmo y de entusiasmo, pero a la vez de · -c,que s.e halla mejor engastada y en el soporte.último de la vida .. Asia es conformista: para ella lo que es, debe ser. Europa es reformista: ;para ella lo que no debe ser, no es. Si algún sentido trascendente tiene el ;hecho de la convivenciaintercontinental que. caracteriza ·al siglo presente; '• ,·será.,'aj10 dudarlo, hacer posible el mutuo complemento de esas dos. tene dencias exclusivas: la reforma emanada de una previa conformidad cori lo ··,real; la modificación.ideal de la vida, que parte de haber.reconocido previa¡mente sus condiciones; . .He aquí por qué me ha parecido de alguna oportunidad quitar la piel al ;;gtahde hombre político, y mostrar; como en preparación anatómica, sus ·~músculos rojos, sus venas azules, sus tendones lívidos; Pero.claro es que ::ninguna de esas fuerzas zoológicas '-sin las que no se da el gran políticoson sú política. ., ;
VII Hay un sentido de la palabra «política» ·que.me parece la cima de su .·¡complejo significado y que es, a mi juicio, la dote suprema que califica al ··;genio de ella, separándolo del hombre público vulgar. Si fuese forzoso que¡darse en la definición de !apolítica con un solo atributo, yo no vacilaría en ;preferir éste: política es tener una idea clara.de lo que se.debe hacer desde el •;Estado en una nación. · . Refirámonos a España, para evitar movernos en puras expresiones abs'.Jr.actas; Supongamos que·alguien nos dice: «En España hay que afirmar el . . :pri!lcipio de autoridad y hay que hacer economías». Está bien: yo no niego R_Ue,C:onvenga hacer ambas cosas; pero niego qúe eso sea umi política en el mejor sentido de la palabra. Por uria razón para-mí decisiva: la autoridad y las éeconomías que se recomienda hacer, se hacen .en el Estado español, no en la tnación española. Y esta distinción es, en mienteriderJo decisivo. El Estado no es más que una máquina situada dentro.de la nación para 1.sérvir a ésta. El pequeño político tiende siempre a olvidar esta elemental ff,elación, y cuando piensa lo que debe hacerse en España, piensa, en rigor, rn~J()lp que conviene.hacer en .el Es.tado y para.elEstado. Las .economías 1110. se. hacen en España, sino en el Estado, y por muy importante que sea el
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lograrlas, carecen por sí mismas de verdadero valor nacional. Parejamente, la autoridad es necesaria, como condición previa para que la máquina Estado funcione; pero con .poseerla no se ha hecho nada importante. La cuestión empieza cuando nos preguntamos: esa máquina del Estado, con sus economías y su autoridad, ¿cómo va a.funcionar, a actuar sobre la nación? Esto es lo decisivo: porque la realidad histórica efectiva es la nación y.no el Estado; El gran político ve siempre los problemas de Estado al travé.5 y en función de los nacionales. Sabe que aquél es tan sólo un instrumento para la vida nacional. Inversamente; el pequeño político, como se encueritra'con e1 Estado entre las manos, tiende a tomarlo demasiado en serio, a darle un valor absoluto, á desconocer su sentido puramente instrumental; Este error lleva a tergiversar por completo la esencial cue5tión: Yo veo que casi todo el mundo -autoritarios como radicales-moviliza su inte" lec to en esta falsa dirección: ¿cómo es posible crear en España un Estado lo más perfecto que quepa imaginar? (Para j'!l autoritario y para el radical, la perfección del Estado consiste en cualidades divergentes; pero el propósito es común: lograr un Estado perfecto). Para quien.piensa que la perfección del Estado se halla fuera de él, en la perfección del cuerpo nacional, el pensamiento político tiene que volver del revés la cuestión: ¿cómo hay que organizar el Estado para que la nación se perfeccione? La distinción no es ociosa ni utópica. Llega nuestro pueblo, como los demás de Europa, a un punto en que se ve forzado a inventar instituciones; esto es; una figura de Estado, La solución variará.sobremanera según se.halle dispuesto a ver el problema en una u otra forma. Rusia e Italia han preferí" do equivocarse, y en vez de innovar projimdamente1 han seguido la tradición utópica de los dos últimos siglos; han preferido el fantasma transitorio de un Estado «perfecto» al porvenir de una nación vigorosa y saludable; Yo deseo para nuestra España una solución inversa, más completa y de más larga perspectiva: . . En definitiva; quien vive es la nación: El Estado mismo, que tan fecun" damente puede actuar sobre-ella, se nutre, a la larga, de sus jugos. La gran política se reduce a situar el cuerpo nacional en forma que puedaf are da se: Ya. veremos, cuando pase algún tiempo, el resultado de esas soluciones que se proponen lo contrario: suspender toda espontaneidad nacional e intentar f are dallo Stato, vivir desde el Estado. Cabría decir que un Estado es perfecto cuando, concediéndose a sí mismo el mínimum de ventajas imprescindible, contribuye ·a aumentar la
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.·.'i TuS'ihilóv~ciori~·5án
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sean. En política; lo espectacular-es 1rornanticfsmo, relamo al pasado o retención dentro de·éL
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vitalidad de lbs ciudadanos. Si nos abstraemos de esto último, si nos pone" .·· mos a dibujar un Estado perfecto en sí mismo, como puro y abstracto sistema •. ·dejnstituciones, llegaremos, inevitablemente, a construir una máquina ' : que detendrá toda la vida nacional. Como suele acontecer, esta reductio ad ábsurd1m1 J10S silye para descubrir el error que hay en esa dirección del pensámiento político. · En la historia triunfa la vitalidad ddas naciones;no la perfe~ción forn\aLde los Estados. Y lo que debe ambicionarse para España en una hora ·. como éSta es el hallazgo de instituciones que consigan forzar al máximum : dé rendimiento vital (vital, no sólo civil) a cada ciudadano.español. Pero se comprende la dificultad enorme que la política,. en este ex.· céÍehte sentido, encierra; Supone ideas claras y precisas sobre,la sitilaeióri ·histórica de los españoles, sobre las virtudes que tienen, sobre las que les fal" . tan, sobre las que les sobran, sobre la estructura social efectiva•de nuestro j país. Temas tan delicados encuentran ante sí la avalancha de los tópicos de ' ·café, y angustia advertir el número escasísimo de personas que han pensado eri serio y directamente sobre ellos. ·
··.L;.
VIII No se imputará ~l autor de este ensayo tendencia a intelectualizar lá fic gura del político.: Más bien he procurado exagerar lo que hace de éSte una ese ••peé:ie de hombre opuesta a la del intelectual. Pero ya se ve: si en sris cimientos orgánicos y en su mecanismo psicológico es el político la fórmula inversa del .. hombre destinado a la intelección, no será gran político si no posee una política de alta mar, de poderosa envergadura y larga travesía, si no ha tenido la revelación de Id que con el Estado hay que hacer en una nación. Ahora.bien; L esta clarividencia es obra de intelecto, y parece, por tanto, ilusorio creer que ·e¡. político puede serlo sin ser, a la vez, en no escasa medida, intelectuál. · Esta nota de intelectualidad que, como unfuego de Sán Telroo, corona a:enérgica figilra del hombre de acción, es, a tni juicio, el síntoma que distingue al político egregio del.vulgar (animalote) gobernante.' Porque esos ótros.ingredientes, sin duda brutales, que constituyen su soporte vital, su peana psicofisiológica, aparecen en rio'pocos indiyiduos ..Casitodos los hombres de acción los poseen. Pero éSte es, a tni juicio, el error: creer que un político es, sin más ni mas, un hombre de acción, y no advertir que es el tipo de hombre menos frecuente, más dificil de lograr, precisamente por te~ .j:\~rque unir en silos caracteres.más antagónicos, fuerza vital e intelección, impetuosidad y agudeza. De la mente clarísima se derrama entonces sobre
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las potencias inferiores que sirven a la acción un extraño flúido. que las unge y fertiliza,· prestándoles una gracia elevada, una elasticidad y un ritmo tanTertero; que alej¡¡n de ellas la tosquedad, la barbarie en que consisten: · '• En•esto, como en todo lo que al político se refiere, es él mayor ejemplo César. Su perfil prodigioso puede valer como paradigma del género y dosis de intelectualidad que aquí se exige al gran político. Compáresele con:Mario, con Pompeyo, con Marco Antonio; fila espléndida de fogosos animales humanos. A todos les falta la llamita de'SanTelmo que produce enlas cimas combustión del espíritu. Ninguna visión y previsión les visita. Son enormes.· autómatas bajo el Destino. En César, el Destino no cae desde fuera,.sino que1 va en él¡que éllo lleva ylo es. Porque en'ellci'tadica el señorío supremo que} ha sidffotorgado al espíritu: Como todo en elulliverso, avanza él también~• sometido al Destino. (Lo que no es Destino es sólo frivolidad). Péro el espí4~ ritu ve ese Destino, lo hiere y traspasa con 5u dardo de comprensión, Com-Y• prender es captar: Destino comprendid9. Destino capturado, domesticado; · César lo lleva.junto al flanco como un can dócil. . Es César un caso ejemplar de agudeza intelectual. En su tiempo nadie•;: veía en torno más que problemas de cariz insoluble. César vio la solución, '. clara, radiante, fecunda. Y esta solución brotaba sencillamente de una rigoroc ·~ sa comprensión analítica de lo que era la sociedad romana en aquel instante,.;; de lo que podía ser, de lo que no podía ya ser 1• Como casi todas las grandes:c¡' . sblticiones, tuvo ésta un aspecto paradójico, Los males. de Roma-·. todo eL:.,, . mundo,yprincipalmenté los conservadores insistían en ello~ eran oriunc;~ dos ddafabulosa expansión a que el poderío romano había llegado. Por eso ~ los conservadores demandaban la cesación de todo nuevo crecimiento. L~ ~~ solución d.e César -que los siglos han compr.obado en una expe.riencia.·1·.····.¡¡¡¡.:· milenaria- fue estrictamente contraria: la ilimitada ampliación, el imperio.·. universal, Ia inclusión en el orbe romano del intacto Occidente.. -.que era :•1: entonces, frente'aJas viejas.naciones orientales, la.tierra nueva, la América·:~ de los antiguos: · : ·· . ·. . · .' .• · : • Pero esta solución, que se deja comprimir como un medicamento en {;t fórmula tan simple, supone un vasto análisis de la situación histórica a qué .1[ Roma:había llegado, un exquisito sopesamierito de.las fuerzas qué integra" ;; ban'la sociedad, una.audaz resolución visual queJe permitió verla forma deLf Estado romano, aún vigente; instalada; consagrada como un mísero pasadq :~ que se sobrevivía;.Paramí es este poder de reconocer lo muerto en lo que!? parece vivir elfasgo sobresaliente de una genialidad política.
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Ene! caso de César, repito; se encuentra, a la intemperie yparadigmáti-
;'~~mente; esa intuición delo que con el Estado hay que hacer en una nación; .;(.°, 1::J]i En Mirabeau, que tan al: aire ostenta las fuerzas titánicas del político;
'";;par~cemenos evidente ese elemento deinspfración: No porque lefaltase. Ya la .certidumbre y seguridad con que, desde luego, penetra el • Destino de Francia. Pero en n:so, lo que había que hacer correlEstado err ;1~,nación era relativamentepoco:La.naciórrhabía llegadoaunmomerrto de ,salud plenaria, de riqueza moral y material; Cinco, seis siglos de'labranza Íiabíarrpuesto err'actividad histórica la casi totalidad del. pueblo frarrcés: La ctvi!izáción, rezumando de· estrato érrcesti:atci, había fecundado casi hasta 'las:últirrias capas sociales. Lo que había que hacer. ton el Estado era muy •sérrcillo: quitarlo, reducirlo a sti míúima:expresión, interponerlo lo menos posible: entre los iridividuos; hacer.que .fuese como la imagen virfual dela sociédadmisma al mirarse eri el: gran espejo dela autoridad; .Esto fue la ' Deróócrácia•-'-"gobierno de-la sociedad por: la sociedad:, ·-:;2L.César ;tenía' que: hacer más, •Era preciso reorganizar; con el Estado; la ' mismá sociedad. Su muerte prematura dejó la trayectoria de su pronóstico "-farisólo iniciada; pero con unas ti otras infidelidades, eso vino a ser la poli'· tica•del Imperio, que poco a poco plasmó·una nueva sociedadc. : ' ·'"" :. Para mí, el caso de la España actuaLplanteá un problema de pareja ín'dole; Lo que hay que hacer no es.tanto ni por. sí un Estado ad: hoc-'como en tiémpos de Mirabeau-"cuanto una'sociedad nueva: .• Para 'ello es; claro está;;preciso un nuevo Estado; pero la misión que ha de servir y que ha de '6nentat:la mente rnandoaspira a inventarlo, no se halla en él mismo, sino • ehisus•efectos para transformarla sociedad actual española, prácticamente .paralitica, en una nueva sociedad dinámica . . •u::,"1Esta·situación no es peculiar de España: Con factores adyacentes muy 'distintos, que obligarían a reconocer grandes diferencias; la situación es fa n·lisma: en las demás naciones europeas; En ninguna de•ellas:-y alrevés que en Francia :hácia 17BOL la sociedad se encuentra sobrada de' potencias ara afrontar la existenaia actuaL Son pueblos muy viejos, y la vejez se ca, rá'cteriza por la acumulació.n de órganos muertos, de materias córneas; crecen Uñas; cabellos, callosidades en detrimento del'nerviO'Y del músculo. Pore dones enteras del organismo hancaído en anquilosis: Así va Europa; nave gargada de obra inuerta que un largo pretérito ha depositado en sus flancos yquilla. ¡Difícil navegación! Es· preciso aligerar la nave; volver a lo claro y '.O ·hemos no~ad·o
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esencial -ser puro músculo. y nervio y tendón. La reforma tiene que ser primariamente de la sociedad, a fin de obtener un cuerpo público sobremac nera elástico; capaz de brincar sobre.continentes-América; Asia, África. ¿Será posible empresa tal? Porlo menos es evidente que ene! visible horizonte de Europa falta el tipo de hombre político capaz de inspiraciones suficientemente agudas que pongan en la pista de lo que hay Conforme adelanta la historia de un pueblo o grupo de pueblos, va siendo más inSólita la figura del verdadero político, La razón no e~ arcana: En fas edades prüneiaslas sociedades, sin pasado tras sí, son de estructura más sencillay su:ariálisis más fácil. El hombre de acción no ha menester de gran vigor intelectual para descubrir lp que hay que descubrir. Pero en so de los tiempos la sociedad S<;' complica.y los pólíticos necesitan ser cada vez más intelectuales, quiérase o no. Ahora bien; la difié:ultad de unir ]o• unq con lo otro, la inverosimilitud de que en un hombre coincidan ambasddtes opuestas va creciendo progresivamente. T,anto, que en cierta hora,Ja última¡ la más grave, cuando ínás. falta hacían, no se encuentran.• El que·haya perseguido con alguna curiosidad los últimos siglos de Roma, habrá notado este trágico hecho: el gran político no parece; Euvez de reconocer la forzosidad de unir la fuerza con la inteligencia, se hacen ensayos de exclusivismo¡ acentuando al extremo la dote.de.fuerza.y se buscan puros hombres de acción. Así se explica que en aquella sazón de Roma moribunda, cuando. más oportuno hubiera sido un César, sólo encontramos a Estilicón, soldado . .•Vanos son todos los· intentos qué ahora en·Europa, como entonces en Roma, se hacen para sacar avante naciones atascadas, eliminando de su die rección la inteligéncia. En una tribu primigenia, aun en un pueblo saludable y simplemente bárbaro, fuera acaso eficaz el propósito, pero en sociedades muy viejas no es la pretendida simplificación de las cuestiones y los méto-. dos la receta mejor. Conviene dar nombre a esa forma.de intelectualidad que es ingredien, te esencial del político: Llamémosla.intuición histórica. En rigor, con que poseyese ésta le. bastaría. Pero· es muy poco verosímil que pueda darse•el1: una.mente sin haber.sido previamente aguzada por otras formas ,de inteli, gencia ajenas por completo ala política. César, mientrás pasa'én su litera los Alpes,. compone un. tratado de Analogía, como Mirabeau. escribe en]a prisión una Gramática, y Napoleón, en s11 tienda de campaña; sobre la nieve rusa, el minucioso Reglamento de la Comedia Francesa. Yo siento muchq que la veracidad me obligue a decir que no creeré jamás en las dotes de un político de quien no haya oído cosa parecida. ¿Por qué? Muy sencillo .. Esas ¡• ¿r¿adol1es suplementaria~ ysuperflrn1ssori sírit:Ómairiequfvoco.de i:¡ur.__es()~ ~ hombres sentían.fmición intelectual. Cuando una mente se goza en.su pro; ¡; 222
pío ejercicio y al audaz obl~gado añade el lujoso brinco-como e_l i;núsculo del adolescente que complica la marcha con el salto por pura delicia de go·zar su propia elasticidad-, es que posee su pleno desarrollo, que es capaz ;. ·de todas las penetraciones contemplativas. No se pretenda excluir del político la teoría; la visión puramente in·telectual. A la acción, tiene en él que preceder una prodigiosa contempla.. ción: sólo así será una fuerza dirigida y no un estúpido torrente que bate dañino los fondos del valle. Lindamente lo dijo, hace cinco siglos, el maestro "Leonardo: La teo1ia eil capitana e la pratica sano i soldati.
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[DISCURSO EN EL PARLAMENTO CHILENO]
ffS~ñor Presidente, señores Diputados: el honor que esta Cámara me hac~ Ipermitiendo:quese deslice, por un momento, dentro de su cuerpo constitu" fcional; mi persona errante, me obliga atanta gratitlid,'que he querido defen1derme de ella, temeroso de no saber adecuadamente corresponderla.' ' Yo no soymás que un mediiadodndependiente y algo díScolo, un estu¡dióso deideas, un incitador hacia la vida•,:que ha· eludido siempre toda repre" s.entación oficial y toda magistratura paia'mantenenúe libre y·á.gil al servicio ¡de mi apasionada misión, la cual se asemeja uri poco a la de aquel personaljede los libros hebreos; que iba podas caminos y por cáñadas, que daba 1vüeltas en tomo alas muros de'las ciudadesvoceando:>':., Hasta que un día,
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que·, dotada de novísima energía, vuelve a estos países de que fue madre con un gesto distinto, y más joven, de hermana mayor. Sólo de esto puedo servir, sólo en este sentido puedo aceptar este superlativo homenaje, ya que a esa España joven y a esa historia voy unido. Y es buen ejemplo la historia, aún. breve, pero ya fructífera, del nuevo en.sayo español para toda juventud que quiera modificar en mejoría la trayectoria de su pueblo. Incitado por el ademán de algunos precursores, hace veinte años, un grupo de muchachos resolvimos laborar en la transformación radical de nuestra vieja nación, y sin apoyo oficial, sin medios regalados, con nuestras propias manos hemos ablandado primero y; luego, dado nuevas formas a la materia anquilosada de nuestra antigua existencia ., nacional. Y hoy vuelve España a navegar resuelta por el alto mar de la historia, yyo os invit,o muy solemnemente a que en losáños.próximos.fijéis, de cuan:¡ do en cuandq, vtiestra, mirada en.aquella península porque ella os proporo cionará no pocas sorpresas y algunas •corroboracicines .. ,.. ' No pido hoy para España nLternura hácia el pasado ni benevolencia para e1 presente; pido sólci atención y ojo alerta hacia su próximo porvenir. En la primera conferencia pública insinuaba yo la idea, que me es muy cara y que dibuja con exactitud el hecho esencial de la vida, según la cual nuestra existencia, en cualquier.momento que la sorprendamos, nos ápare~. ce constituida, porenciinayantes y después.de'toda disputa sobre determinisc mo.o,indeterminismo,:por un conjunto de circunstancias que nos obligan; quenos,imponen, unTégimen de forzosidad, Esto es nuestro destino. Pero ese conjunto de circunstancias forzosas no afecta nuestro vivir de tal modo que deba ir éste rigiéndose por una trayectoria ineludible, mecánica, sino.que deja siempre un margen a la libre decisión: de suerte que nuestra existencia es, en todo instante, una circunstancia fa tal dada, que nuestra v:o~ !untad.puede tomar.en sus manosy empujarla en el sentido de.la perfección. No hay vivir si nos.e acepta la circunstancia dada y no hay buen vivir si nu~tra libertad-no fa plasma en el camino de.la perfección. . ., :•;¡ Esta misma idea está contenida en la hermosa frase que usó el granpen~ sador,alemánNietzsche; cuando refiriéndose al poeta, dijo que es el hombre que «danza encadenado». '.Todo hombre tiene que tomar en peso su destino y plasmarlo ctm su albedrío, Ésta no es una frase".agamente.alentadora, sino una doctrina, a mi. juicio, esencial y verídica, ·· Cuando no se ha reflexionado bastante, se cree que la ;vida ideal fuer¡¡ una existencia.horra de angustias y problemas, un puro flotar en un ánfitci etéreo,.pobladosólodecaricias. ·> · · , . , .,,,, : ··
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En este sentido decía Mérimée que la felicidad es como un deseo donnido. Pero esto es un grave error. Nuestro organismo no funcionará si el me': ·dio en torno no lb excitase e irritase. Toda función'vital es la respuesta a una .;,' ·excitación, a una herida que el contorno nos hace. 5,, , La aus.ericia c;le presiones, de problemas, apagaría nuestra vida, porque es verdad que nuestro vivir es un constante aceptar de:heridas yun responder enérgico a esta benéfica vulneración. Ni un individuo ni un pueblo puede · vivir sin problemas, al contrario, todo individuo, todo pueblo vive precisamente de sus problemas, de sus destinos. La vida histórica es una permac 'riente creación, no es un tesoro que nos viene de regalo ... Para crear hay que · mántenerseperpetuamente en entrenamiento. Y conviene recordar que la ·,;.palabra entrenamiento nci es sino la traducdón del vocablo aslzesis, ascetis. rl10;·que usaban los griegos en los juegos atléticos y con el cual denomina~ .. bati e!Tégimen de dificil es ejercicios a que se sometían, para mantenerse «en ,' fürma» los deportistas.Los inísticos dela Edad Media tor¡iaron este vocablci deLdeporte, y la Vida pagana lo aplicó a·la actividad del hombre qué, mediante un constante ejercicio, procura.mantenerse en estado de gracia; para ,· hallarse enforma y lograr la beatitud. Pues bien, este ascetismo, este constante entrenamiento es el único capaz de hacernos crear. Hay que mantenerse en un constante entrenamiento; \ peto. no basta para so~tenerlo la buena voluntad. Es preciso que las circunstancias constantemente nos inciten; un pueblo no se pone en pie ylogra ' disciplinarse simplemente porque alguien, un buen día, se lo quiera sugerir, sino que, por el contrario,.tiene que sentir a toda hora en su carne multitudioaria el aguijón de los problemas nacionales el espolazo de su destino. Ni hay destino tan desfavorable que no podamos fertilizar aceptándolo con jovialidad y decisión. De él, de su áspero roce, de su ineludible angustia sacan los pueblos la capacidad para las grandes verdades históricas. No. se dude . de ello: en.el dolor nos hacemos y en el placer nos gastamos. Así es como sentiríá yo, si fuese chileno, la' desventura. que en-estos días renueva trágicamente una de las facciones más dolorosas de . vuestro destino. Porque tiene este Chile florido algo de Sísifo, ya que, como él, vive . junto a una alta serranía y; como él, parece condenado a que sele venga abajó cien veces lo que con su esfuerzo cien veces elevó; Pero ya que he aceptado este homenaje, que vuelvo a calificar de exorbitante, sobre todo después de las palabras superlativas .con que el señor Presidente lo ha subrayado, tengo la obligación de hacerlo breve. Sería Una preocupación delicada para mí preocuparme de hablar ante 'ustedes de asuñtos generales referentes a la ocupación que generalmente llena los ámbitos de esta Sala. Sólo quisiera indicar dos puntos, a mi juicio
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esenciales, en la situación política del mundo, y especialmente en la de tos países nuestros de razas tan calientes. , · Se dice, desde hace algunos años; que ha acabado la política delas ideas,:,: se dice con verdad, pero ¿por qué se dice. también con .romántica melanco,:; lía? ¿Qué es esa famosa política de ideas? Es preciso que retro traigamos fa ·.~ mirada a algunos siglos atrás; . :. . .. .,· .Las naciones que son para vosotros modelos, por ser las que habéis ha:C; ff• llado en la plenitud de su desarrollo cuando a nueva vidanacieronestos ¡:iaí".g ses; se hicieron allá en la Edad Media, pero no como fruto de las ideas; de la ¡V inteligencia; Duran tela Edad Media se van fraguando las naciones europeas·~ merced a. obras, virtudes, alcoraje; al esfuerzo y constancia, que no suelen!~ :Ser fas características de los intelectuales'. Es 'ése el tiempo en que domiriar¡:f; los guerreros y sacerdotes, con las virtudes propias de su gremio, y entonces :,: se van formando año. por año' centuria por centuria, esos acordes rriágnífiéos ,:: de la humanidad que han sido las naciones de Occidente. . Entretanto; germina y se prepara en los rincones de los claustros'yide ~· las universidades municipales el pensamiento, la inteligencia que tiene•el1 Y el Renacimiento la primera fiesta de su madurez. Pero crece tanto esta irite:i ·' ligencia, va sintiéndose tan poderosa que llega, sobre todo en el siglo XVII ', -· · era dela construcción de los grandes sistemas racionales de Descarte5¡ i: Spinoza y Leibniz-· a creer que puede tanto 'como Dios, que puede desha.¡ cer y reconstruir el templo del mundo. De aquí que, desde entonces, se apodera de los intelectuales un afán de intervenir en la vida pública; no les bastan sus gremiales actividades y enio piezan a reformar la sociedad. · Hay un momento de evidente orgullo en la historia de la inteligencia¡ que cree poderlo todo. Cuando en la Edad Media un plebeyo era herido y vejado por un noblej procuraba lo más.pronto obviar.la dificultad¡ vengarse deella;peroenla edad.~; del reformismo; en vez de corregir el concreto abuso, se prefiere meditar ;• cómo debiera ser ehnundo todo para que ese vejamiento fuera imposible. •!.i í' Esto último es lo que constituye el refol1nismo. Entrel750y1900, d •¡ mundo del Occidente retiembla en intentos de reforma. Ésta fue la políticá i; de ideas. En ellas la idea no cumple su misión de reflejar·pulcramente lá. realidad social, sino que como dirá Fichte, que ha sido siempre ele11fa11t tenible del pensamiento occidental, es decir, el que expresaba claramente ld ·¡; que otros callaban: la misión de la realidad es copiar nuestras ideas. ¡Política de ideas! Una política que vuelta de espaldas a la realidad ', quería· imponer no ideas políticas, sino éticas, jurídicas, religiosas,\moré~ gi:omet1ico. '
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:La Revolución Francesa que yuguló a los príncipes cometió la inconsecuencia deponer en el trono a los principios, principios, repito, que no :aompolíticos; sino abstracciones puras; morales o jurídicas. Yesto es lo que ·• • llo:puede ser; .-;:rn 1Frent.e á tali;s principios de reformismo; frente a estos .ensayos que la : inteligencia ha hecho de abandonar su propia profesión y querer maridar en lásociedad, reformando el cosmos sociál, se inicia en todas partes un principio de conformismo, el cual no implica una renuncia a la reforma, sino ,cjtié:preteride primero hacerse cargo de cuáles son.las leyes de estructura de ·la sociedad para respetarlas, porque esO'es lo queno·se puede reformar. Es · eriesterasegurar la reforma:parcialempezando por reconocer las líneas dinámicas de la arquitectura del mundo, y esp'ecialmente deLmundo de los !l.ombres; de la sociedad, .. · No puede ocurrir.que esa vieja política de.ideas, tan orgullosa, pro'c[µcto del orgullo, de la soberbia de la inteligencia, termine sin una época de µ'ansición dura, dificil; en que parece que la política no va a tener ideas, Esto es lo que caracteriza a la situación actual en todo el mundo, situación que acepta valerosamente la. condición del momento y conoce y se sabe perfectamente como transitoria ... Toda situación política tiene que ser .jnstitucional, tiene que vivir con ideas, pero ésas, siendo ideas políticas puras, estrictamente políti~as, servidoras de la realidad, anhelantes de sujetarse ¡¡'ella, son las que hoy procuran elaborar en el rincón pacífico de las medita.dones los estudiosos de mi generación. ·· Nueva política de ideas tiene que venir, y ésta es la alta, difícil misión que en vuestras manos está por lo que afecta a vuestro pueblo: porque esa rmeva política de ideas, nada abstractas, no puede consistir en instituciones ~hicuas que puedan trasladarse de un pueblo a otro pueblo, como si las so·ciedades no tuviesen destinos particulares, y es necesario que vosotros ex!r,aigáis con propia intuición del des.tino singularísimo de vuestro pueblo el perfil de vuestra futura constitución. Otra advertencia, la última que quería hacer. Es aquélla en que tanto de los políticos españoles, como de,los de estos pµeblos de la misma temperatura, exigen mayor generosidad. Nuestras sociedades tienden siempre a que todo en ellas.se convierta :'.en política.y entonces.acontece.que nuestras socied~des viven sólo de un '~entro creador de historia: la política, cuando, como es forzoso, estas socie·,~ades carecen de otras instancias y centros de eql]ilibrio a los .cuales recu;n:ir, Esa otra instancia, ese otro poder espiritual queforzosamente tiene que ·.qotnpensar el exceso de inclinaciones, la proclividad hacia la pasión polítita de nuestra raza, tiene que ser la vida intelectual.
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Es cierto, no os hagáis ilusiones, la pura inteligencia es enemiga del puro políticp; se reparten dos funciones diferentes y si son fieles cada cual a su misión, es· natural.que entren en colisión;. sin embargo;de vuestras soluciones hay que esperar que favorezcáis, que trabajéis.porque. en-estos. pueblos exista, frente al centro político, un epicentro de serena vida intec: :: lectual; que creéis instituciones, que hagáis sacrificios para que en ellas$é vayaformando uria minoría ejemplar, la cual eu todo instante pueda servil. ros de indicadora, alentadora.y correctora.•. Pido, pues, anhelo, deseoyespero que en el futuro de•Chile los políq,:; cos favorezcáis, animéis, corroboréis la vida intelectuaL Después de dicho esto y habiendo tenido ya demasiado. tiempo alerta: la atención benévola de ustedes, no debo sinci retirarme, añadiendo tan sólo. que, a pesar de ser tan breve mi permanencia en Chile, me voy de esta tierra colonizado;son nostalgia, y con un afán de retomo. .J
Boletín de Sesiones Ordinaiias; 4 de diciembre de'1928,
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E1 ~~rvenir de •Es~aña depende enteramente de vosotros los niños espa~
i10les1Y dentro de vosotros, niños· españoles, depende enteramente deque aprendáis o no aprendáis una cosa. ¿Sabéis cuál? Esto que habéis de aprenc .cl~ry cultivar eirvosotros exquisitamente; niños españoles;·es lb que en ma:yor grado faltaba a nuestros padres y nuestros abuelos; ¿S'abéis qué es? ¡Ah!, · una tosa: que parece muy sencilla: Ésta: distinguir entre personas. · ·..· No ignoráis que con el ejercicio y el adiestramiento consigue el hombre :pí!rfeccionar incalculablemente·su capaddad de: distinguir, El pintor llega :a•notarla diferencia entre colores que a los tlemás parecen iguales. El músico distingue las más leves divergencias entre los sonitlos. Para el que es catador detvinos¡ como lo fue el padre de Sancho Panza, no hay dos vinos' iguales. 'ia palabra «sabio» significó en un principio el que distingue de sabores. Pues bien, la vida de una sociedad y más aún la de un pueblo depende de que sus individuos sepan bien distinguir entre los hombres y no confundan jamás al tonto con el inteligente, al bueno con el malo. · Mirad: a la hora en que escribo esto para vosotros hay en España, desgraciadamente, muy pocos hombres inteligentes y de corazón delicado. Sólo esos hombres puros, espirituales, profundos y nobles podrían mejorar a la patria. Pero no logran que se les atienda. Porque los españoles que ahora forman nuestra sociedad no saben dis' tinguir entre hombres y, acaso de buena fe, creen que son inteligentes los •que son más necios, que son buenos los que son más farsantes. Ya sabéis que hay enfermos de la visión los cuales ven grises los objetos azules. Una cosa parecida nos acontece hoy a los españoles: padecemos una perversión del juicio sobre personas. Se juzga inteligentes a esos vanos charladores que llaman «políticos». Se cree que es buen poeta, buen novelista, buen profesor 1que más lugares comunes dice, el que mejor halaga al público repitiendo .las tonterías que éste pensaba veinte años hace.
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· Y, en tanto, los mejores, los que verdaderamente valen son poco conocidos, nadie les hace caso o, tal vez, se les combate en todas formas. ¿Veis cuán importante sería que vosotros llegaseis a la madurez con una exquisita sensibilidad para distinguir entre el valer ;,,erdadero y el falso? A este fin yo os recomendaría, entre otras, cuatro reglas o criterios: l.ª No hagáis nunca caso de lo que la gente opina. La gente es toda muchedumbre que os rodea-en vuestra casa, en la escuela, en la Universidad, en la tertulia de amigos, en el Parlamento, en el círculo, .en los periódicos. Fijaos y advertiréis que esa gente no sabe nunca por qué díce lo que dice, no prueba sus opiniones, juzga por pasión, no por razón. 2.ª Consecuencia de la anterior. No os dejéis jamás contagiar por la opinión ajéna. Procurad convenceros, huid de contagiaros. El alma que piensa, siente y quiere por contagia es un alma vil, sin vigor propio .• 3.. ª.D.e.cir.de.un hombre que tiene verdadero valor j:rit:elE'.cti~al es una misma cosa con decir que en su m 0do de sentir y de pensar se.ha ele~ vado sobre el sentir y el pensar vulgares. Pon esto es más dificil de comprender y; además, ki. que.dice y hace. chaca con lo habitual.De antemano, pues, sa¡bemos que lo más valioso tendrá que parecemos, al primer momep.to, extra, ño, difícil, insólito y hasta enojoso. .. : ·. 4 .•En toda lucha de ideas o de sentimientos, cuando veáis que de un¡¡ parte combaten muchos y de otra pocos, sospechad que la razón está en es; tos, últimos, Noblemente prestad vuestro auxilio a los que. son menos contra los quesonmás.
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SOBRE EL VUELO DE LAS AVES ANILLADAS
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n~das la~~~c~nstancias, es tal vezlo más oportuno escribir algo sobre el 'vuelo de las aves anilladas;, Desde hace algún tiempo,; los periódicos dedi.• can una sección a dar noticias sobre. las aves capturadas que volaban con el · ~illo de la ciencia en la pata dela naturale±a. Hacenmuy bien esos perióc ;• dicos en facilitar de este modo un estudio tan interesante como el del vuefo migratorio de los pájaros. ·Desde sien:ípre, el doble vuelo anual de ciertas especies aladas ha hecho ·meditar y ha hecho soñar. Aquelvrtelo há eÍlgendradoa menudo estos otros ·'dos:,Cuando Homero necesita Ja gran metáfora romántica, deja escapar de sus hexámetroslas grullas emigrantes enjeroglífico vuelo angular. Y su gótico hermano menor, Dante, compara las bandadas de amantes arrastrados sobre el vacío por el viento infernal a las.grullas «que van cantando su endecha». Esta volada que hace el pájaro cuando va o viene de gran: travesía no:se parece nada, ni aun fisiognómicamente,. a su otro revolar. Además ·acontece en las sazones que ponen los horizontes más conmovedores: priIhavera; otoño::En táles jornadas la luz está templada, ni poca ni excesiva, tlhajo su influjo los cielos se hacen más profundos y combados. Entonces yímtospasar.áltaneras las.bandadas emigrante5; vanrectilmeas, con urgencia; con;io: obsesionadas por un lugar de ultranza, ,y todo ello. pfoporcióna a!sti.vuelo \ma unción de misterio y solemnidad; Esto no es désdeñar los ·• démás áletéós, Todo .vuelo' es.encantador y significa siempre un poto de dec Íicia; de evasión y de triunfo: Se comprende muy bien:que elimayor placer cfe:Leonardo;:enigmático, fuera bajar al mercado de las aves.en F1orencia, C:bmprarlas todas y soltarlas de las jaulas. Vuelo. Libertad. De los pájaros, son unos estables; otros, emigrantes. Éstos nos interesan más, y para estudiar sus desplaiamientos se ha ideado anillados. Antes
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no 'había manera de identificar los individuos volátiles, y las ideas sobre sus . emigraciones eran confusas y mitológicas. Aristóteles creía que en invierno •· muchas de las aves duermen, como las tortúgas, y por eso no se las encuen- ¡: traen el paisaje. La primera noticia discreta aparece, como és natural, en el " libro de un cazador. Toda ciencia es de origen deportivo, y; segün es notorio, 8 la zoología comenzó en la afición a tener una ménage1ie. «El coleccionista, el amateur, es antes que el naturalista, el hombre de ciencia», dice Scheler. ','.' El emperador Federico II, gran cetrero, escribe en el XIII su tratado De arte •• venandi mm avibl!S, y en él comunica las primeras observaciones atinadas..W En el siglo XVIII llega el sabio e instala su grave artefacto metódico ante· ·· este puro elemento del paisaje que es la gracia volátil de los pájaros. Es el gran Linneo: 1750, Dissertatio academica migrationes avium siste11S. Linneo escribe estos latines con la misma pluma con que el pájaro emigra, y desde Suecia, donde vive el naturalista, se traslada a El Cairo y entreteje sus mina.oc retes. Desde que este libro aparece alaJecha,la literatura sobre el crecido pavorosamente.; Yo conozco sólo una•Clocena í:le publicaciones' que manejan el asunto. No soy; pues, un espedalista. En lo que voy a decir.sigo ante todo la obra mayor, titulada «Los secretos.de ~a emigración de fas aVes; Su solución mediante los experimentos dela aviacióny del arJ.illamientm>; por Federico van Lucanus 1• Lo de fa solución.es, claro está, una manera:de Clecir. El autoritiene una idea muy vaga de lo que ésverdaderamente una solucióri;.nó nienosvaga que su idea de experimento. Ni los anillos ni la aviación permiten experi" meritar sobre los vuelos' de las aves del buen Dios; tan sólo· nos proporcioc nan observaciones: El anillamiento tiene ya una historia casi centenaria. En 1722 un· teó" lago alemán propuso señalara las cigüeñas con un anillo metálico; pero•na" die le hizo caso.' Otro alemán, en 1740; estudió el vuelo delas .golondrinas poniéndoles un hilito en la pata.:: La primera noticia; acaso; de un pájaro señalado que sufre captura; aparece, como no:podía menos, en pleno romanticismo:: 1825; Seitrata:í:le un gavilán anillado •enrPrusia y caiado eri Damasco. La emigració.nalada enlaza: casi 'Siempre en parejas .sorprendidas temperaturas contrapuesta:Si Eri 1835, el doctor Kocli ariuricia eri,una revista ornitológica que ha'señalado '•~ tres Cigüeñas poniéndoles
· r: ,- 1 Tercera'edición de 1929 ..Í.angensalza.
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cnto el doctor Koch. estas palabras: «Heiligenfeld en Pmsia 01iental, el 3 de c;agosto de 1835. I Macab. 12, Vers. 17, 18». Lo emocionante no hubieran SÍ" ''.do:;las cigüeñas; sino el miSterio que aportaban con ésa cita bíblica. ¿No hu' ~iera1sido un momento grato volver de la cacería con las tres cigüeñas al ·hombro y;abrir la Biblia para'averiguar lo que decían esos versículos? (El eqfor puede satisfacer la curiosidad buscando en su Biblia el lugar. Pero ~ospecho que en muy pocas casas españolas existe una Biblia; Los españoc lés si:m muy «religiosos»; segün oye uno decirtodbs los días; pero si sólo 'Jellos·existiesen,Jehová se habría fatigado en vano inspirando su libro). 'jµ"rfü El tercer caso de ave con señal que fue cobrada se refiere á España. Una tarezca como especie y que individualmente muera en su prado sin UeJ11uestre su •gloriosa bravura? Es un error creer que la capacidad de sen, .:.res.onar en rlo~otros el dolor sufrido por un aninial sirve de medida para '.iil!Stro trato moraLconél. Aplíquese el mismo prillcipio al.trato de los o'W,bresy se verá su falsedad. La evitación del sufrimiento.es.í.ma norma ·ca;!pefo •nada más que una, y sólo adquiere dignidad de mandamiento ando se articula con las 'demás. Resulta desproporcionado rozar tan alta cuestión con motivo de si se pne o no a una avecica un anillo de aluminio que pesa 0,05 gramos (para
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las aves mayores -grulla,, águila, avutarda- es de 0,5 gramos); pero la exorbitancia en la mezcla de ambos temas refleja simplemente la imperth nencia de la Sociedad Prntectóra deAnimales, al protestar contra esas ceri7 tésimas de gramo de desmán. La verdad es que el anillo Úi grava al pájaro; ni le daña,.nilepreocupa. Al poco rato se·ha habituado a su sortija, Ello es que el anillamiento, a pesar de su reducida expansión,.comienL · . za ya a aclarar el complicado tenia de las emigraciones amílicas. ; Como es sabido, la emigración o migración consiste en un viaje .de '! otoño y otro de primavera; Las aves viajeras viven, pues, medio;año.en.ilri ([ parajey medio en otro. No.entran en consideración las. traslaciones dentro :1: de una comarca. Se trata sólo del desplazamiento desde un territorio a otro •.. lejano separado de aquél por untércer'.espaciocdohde el animal no restde '' nunca. De esas dos mitades anuales, la del verano.tiene un carácter taxativo: · ·;• es.la época.de la cría; Vienen estas. aves. a hacér en elN arte su crianza;y ~n ,;•. otoño, cuando se aproximan los fríos, se movilizan hacia eLSur. Tienenuna. patria, que .es la tierra de sus hijos, como Nietzsche, fu turista, quería que fuese siempre la patria; y además tienen. otra patria donde simplemente va, can a su nutrición y placer. Hacia febrero comienza el retorno ·a Europa: ¿Cómo se explica este uso de la gente alada? La verdad es que no se explic!!¡ sino que se intenta explicarlo. •'·: Unos lo entienden de este modo: los animales actriales se forrnan en la época terciaria, durante la cual todo el globo gozó de suave temperatura, in~ clusive en las zonas árticas. Las aves emigrantes fueron entonces de cor¡.di, ción estable en nuestras tierras, donde habían sido modeladas. Al sobrevenir los períodos de glacialización tuvieron poco a poco que correrse hacia los trópicos durante los inviernos, buscando temperatura y alimento. Al volver la estación favorable volvían a su solar, Ésta es la explicación geológica. Tie, ne en su abono la advertencia de que las aves primigenias no pudieron ser emigrantes porque sus alas, poco formadas,. verdaderos.bocetos.de alas;·no.. les permitianla gran altura aérea . . Sin embargo, no es verosímil que muchas de las actuales especies emi.1 grantes fueran nunca autóctonas de las tierras al Norte. Por eso Dixon~.prci; puso atta hipótesis: Esas aves son nativas de los trópicos.Durante la época glacial se vieron apretadas en torno alEcuadór, produciéndose una sobre~ población queles obligaba a buscar hacia el Norte lugares francos donde criar. Donde iba cediendo la glacialización, la cría se fue haciendo más arribal Buena fuera cualquiera de estas dos ideas si valiese para todas las ese pecies. Pero todo indica que una parte de las emigrantes procede
.y,otra del Sur, con le que se desbaratan ambas explicaciones. Por eso Deichler ;propuso una intermedia: habría, según él, especies que crían hacia el Norte 'pon huir de la excesiva población; pero hay otras quese desplazan en otoño simplementé porque son frioleras. Babría, según él, aves «veraneantes» e "¡ünvernantes»; es decir, las que vienen sólo para criar, a fines de primavera, ·· ;ápeims.cumplen tal menester escapan de nuevo al Sur, mientras las otras llegan muy al despuntarla primavera y parten en las postrimerías del otoño. Kurt Graser, en su libro La emigradón de las aves (1904), por¡.e las cosas coca abajo e intenta asíuha acrobática explicación. Con el desarrollo de. lavo, atilidadsurge en los pájaros; según él¡ un instirito frenético . . de vagabundeo, . · éviaje; defoga, un como nomadismo o gitaneqa espontáneos. Las áves and1lvierón un tiempo.por todas partes sin solar nirumbofijos. De esta.omní, fuoda errabundez; por selección natural, fueron fijándose ciertas rutas domic 'ti.antes para la emigración, cierta normal periodicidad, e inclus9 en algunas e5pecies la estabilización. Esta teoría, que no hace sino trasponer ad pedem litterae al fenómeno migratorio el esquema escolástico .del razonamiento darwiniano, supone, como.éste, una situación originaria de caos inicial, de ufüversalmovilización en la gente alada que parece por completo gratuita. ·De todas suertes, no hay espectáculo más sugestivo que e5ta tenacidad del hombre al golpear con su ingenio.la córnea dureza de un enigma cósmico. .•aa)mndancia de sutilezas que este mínimo ptoblema del vuelo periódico ha provocado bastaría para demostrar que es la inteligencia el.lujo mayor del, universo; su gracia más pU:ra, su deporte más ágil y auténtico .. Porque aún quedarían por enumerar.otros muchos intentos de explicación. ASí, los "'que atribuyen la emigración al descenso otoñal de la temperatura, a la reducción de la luz diurna, al cambio de estructura que en el aire produce este "'acor¡ámiento de la insolación, al aumento de la presión barométrica; Esta 'últiIÍla idea parece interesante, por ser el pájaro, en efecto, un registrador oarométrico niás delicado que los demás animales. No sólo sus pulmones ··. ;5u circulación sanguínea son influidos, como en nosotros acáece,'por el •eso del viento y sus variaciones, sino que dentro de él hay sacos de aire, "yisus rfüsmos huesos son neumáticos. h• Pero es menester' abandonar la pregunta ¿por qué emigránlos pájarns?; a fin de sesgaralgunas otras no menos interesantes, como éstas:'¿ Qué direi:ción y rutas lleva el vuelo? ¿Cómo se.orienta el animal en su travesía? ;¡::A.qué altilra llega? ¿Qué velocidad alcanza? í5r;:_:,
El Sol; 13 de agosto de 1929
'Mfgratfon ofbifds, etcétera; 1892.
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II '\'/,i:q
En nuestro continente; la mayor parte de las aves emigrantes comienf zan su gran itinerario volando, como las estrellas, de Orj.ente a Occidenfé '' Luego iriflexionari'la ruta y se dirigen de Nortea Sur, resultando para lato~ talidad del viaje una línea esquemática Nordeste~Sudoeste. Pronto salta allj vista laimisteriosa coincidencia de este rumbo con el que ha predominado ; en las emigraciones históricas y; lo que es aún más sorprendente, con el des'...·. plazamiento delas especies vegetales desde el Asia hasta nuestro Occidente! Como 'eLpayaso qtle corre sobre el balón avarizando en dii-ección opuesta' al rodar del•globo elástico bajo sus pies, todo lo viviente; ala queparece,'se afana en sentido inverso a fa terráquearotacióti. ¿Qué: arcano imputso ho's~·· tiga al ser orgánii:o para que siga al sol en su éarrera? ¿Qué vana aspira'ciólJ. · se oculta aqufde anular la noche yprolongar:él día acompañando el curso • de la granlinterna? / · Sin embargo, ·a este itinerario general en que• se suma la tendenciífá .. Occidente· con Ja tendeneia hacia el Sur se oponen algunas excepcione:Si Así, las golondrinas emigran.sólo veiticalmeritei buscan rectas el Surlüís cigüeñas del Weseryno pocas especies de Hungria van hacia Oriente y se ponen en Palestina. Lo· mismo los laniidas de Francia que; 'en vez devellir'a España, resbalan por el Mediterráneo e invernan en Siria. No frutan pájaros contradiCtores que en otofio se van más al Norte.' . · .. Eri Asia es general el simple descenso de Norte a Sur, y enAmérica,'rib siendo posible alas aves la desviación hacia Occidente, porque se perderían en el Pacífico, la emigración toma el rumbo Sur-Este. Las Antillas y Centroc américa son el lugar de invernada. No obstante, esta aparente anoma.Iía ocul~ ta una extrafia coincidencia. El eje mayor de las emigraciones europeas¡ como de casi todas las demás, es .indiscutiblemente de sentido N orte"Suf, l:a inclioación a Occidente es secundaria y obedece;· casi sin· duda; a la mayor suavidad de clima que promete el Atlántico. Esto se advierte con claridad en las aves británicas, que delcanal se dirigen bordeando las costas a Portúj: gal. Ahora bien, los pájaros yanquis no harían sino mostrar a su modo pare: ja afición 3.!Atlántico, desdeiiando los.litorales del Pacífico. .En realidad, cada especie posee su particular itinerario, y aurr en una misma especie no es raro que existan divergencias. En los cuervos se obser~ va un sencillo corrimiento del lugar dcínde,crían'.a·la infuediata regióIJ. más al Sur para invernar. El cuervo báltico baja al centro de Europa, como Keyser!iog,yel cuervo deBaviera se alarga hasta los Apeninos. No cabe tampoco reducir a fórmula cuál sea la zona dond~ la e~gra ción concluye. Cada especie prefiere una latitud. Nuestras golondrinas ras- .
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ganen otoño el raso del cielo con su vuelo de tijeras hasta el África Ecuatorial; en cambio, la codorniz suele detenerse albarde norte del Sáhara. . J•" VonLuca:niis cree poder definir cuatro grandes rutas migratorias: primerá¡lá'de:la cdsta occidental desde el mardeLNorte a Inglaterra, Francia; Espafül.Y norte.de África; segunda, la adriático tunecina; tercera, la italoespañola (de5deAustriay Hungriá;rodeandolosAlpes sobre Italia del.Norte, CórcegiwBaleares,.Provenza,y España); cuarta; fa delBósforo-Suez, . . . ~2 ó1Éstas son las gtandes'vías romanas del mundo volátil.Mas no debemos 'imaginarlas como. carriles angostos. ·En el aire todo es ancho; y estos ca.. :. os delo alto se abrerr largamente en una amplitud de trescientos. y; más •, ;:. :· kilómetros. . !,','Gracia.S 3.1 anillamiento son.conocidas.J:\oy.las trayectbrias de más de den especies. No se ha logrado, en cambio, aclararielfuisterio dela orien¡ación, ·¿Por qué. eLpájaro..sigue esa.ruta y no otra?.¿ Qué plano previsto le dipge? Palrnén yWeissmann adelantan una explicación pedagógica: los pá. jaibs viejos que ya han hecho el viaje guiarían alas más mozos; recién salidos de sus nida.Iesc• . · , . .. . . . iibiJRara estos dos sabios debe ser indiscutible que;alfuenos en la especiehu. mana;clos jóvenes aprenden de los viejos. Pero ¿es esto cosa tanpa.Irnariá? Sólo en los antiguos libros retóricos ve uno que, en.efecto; el joyenaprenda del vie·aqFuera de esas ingenuas áreas•con blanco sobre negro, 16 que se observa es más l;>ien lo contrarió: el joven a.quien el Viejo.enoja y aburre yla tendencia de ·aqué].a hacer lo contrario de. cuanto .éste le' sugiere. Este antagonismo entre las f:dades impide el estancamiento dela humanidad en una posición o dirección const!J.nte y hace que en cada nueva generación se inicie algo distinto, se haga ·,un imprevisto viraje y se queden sin cumplir los.proyectos de la ant~rior. Entre los pájaros no hay tal vez igual hostilidad; pero acontece, contra 'laiidea'de Palrnén yWei~smann, que son los pájaros nuevos los primeros queiparten:migratoriamerite; :como si .tuviesen prisa por hacer el primer ~elo;Los individuos,de.viejlLpluma permanecen todavía semanas en su lugar.de estivada. El ca.So del cuclillo.es aún más decisivo, porque el joven cuco :¡llisiquieta.ha sido.incubado 'por su madre, sino en un nido de azar y como hospiciano, No obstarite,'parte sin titubeo.a.fines de agosto o primeros· de •septiembre, y además hace señero el viaje . .-s!iL Así, pues; el pájaro nuevo emprende su genial. trávesía sin pedagogo ' adjunto. ¿Quién o qué le guía? Ta.!.vez él calorles'va dirigiendo, el horno del Sur; como el ciego se acerca a la chimenea: Pero.esto no explicaría la variedad de direcciones e itinerarios: ' Segün Marek, ·sería el aumento de la presión barométrica: el pájaro 'avanzaría del lugar de mayor presión al de menos. Perono:se•comprende
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por. qué estas variaciones de presión influyen sólo cuando llegan las fecha!j de periódica partida. Ademas, no es cierto que esa relación de presiones coincida con las épocas de la emigración. : Igualmente inservibles son los supuestós de que el ave se orientá hacia el polo magnético, o que vuela siempre exactamente segúnlos puntos cat~. dinales. 1.a verdad verdadera, hoy·por'hoy; es que la emigración procede dé, ·; un instinto. Decimos:de una operación animalqueprocedede un instintg. • cuando no sabemos de dóndeproi:ede; Poresola definicióri·delinstinto se. reduce a la negación de todas las demás causas. Se hace por instinto lo qué !'. no se hace por fuerza mecánica; ni por memoria, ni por experiencia, ni por: : reflejo, ni por reflexión. El nombre de «instintm~ es un vocablo precioso\ mágico, lleno de lucecitas y.promesas interiores querio se sabe de dónde vienenni qué significan. . :.. Pero es un hecho que•el pájaro .nuevo parte a su fecha -no crigorOsa;: ;: como cree el vulgo; pero síaproximada--'"';:toma la,ruta·milenaria y, en'ge" •:. neral, sin descarriarse, llega a la zi:ma de invernada, distante miles ymileá ··~· de kilómetros. Cuando el ave está prisionera en jaula, muestra en esos días J. un;desasosiego superlal:ivo.:El itiSus haciirel Sur, el afiln de trashumar, de ir. ~.: más allá, actúa misterioso en su organismo: Le pasa algo grave y no sabdo que le pasa, como sifoese:uri hombre, .--,::: .. • En cuanto.a la altura del vuelo;:la aerostación y aviatismo contempot ráneos han permitido rectificar viejas fábulas: Ahora sabemos que, en gene~ ··~ ral, -el vuelo migratorio es poco elevado: Según los aviadores, es niuyraro. ·''· encontran aves a más de cuátrodentos mettos: Sin embargó, los cuervos; i:i-. ·;. gúeñas y cisnes suben hasta 1.500 y 1.800 mefros. Las águilas y milanos¡ · por excepción, a 2.000y3.200. .. Es innegable:· el. hombre vuela más alto que el pájaro. Verdad es que, desde cierta altitud sólo con medios técnicosrse puede conservar la vida!. •·· Pero además-y esto es-lo conmovedor-· el pájaro; ser aéreo; ama la tierra--.~ y los cuerpos sólidos. Necesita ver monte y valle bajó sí. POr eso rio v\iela eri ;¡ 1 la niebla: Cuando un :globo asciende entre nhbesiyhalla un pájaro por ma~ ' · laventura perdido en la masa gaseosa, pronto lo ve posarse sobre el áparafo~ O al menos acostarse a'él. Uria alondra extraviada de este modo a trés mil metros de altura, vuela en tomo al globo largo rato; mas apenas un desga': ¡\ rr.ón de las nubes descubre un·poco.de paisaje; la alondra ~ pbr elhonibre para servir de expreso.volátily consigue una ligereza anómala¡ :::
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fa : • El cuervo hac;e sólo cincuenta kilómetros por hora. El estornino llega
asétenta y cuatro; el gavilán, a cuarenta y uno. Diariamente la bandada via'.jerarecorre entre doscientos y cuatrocientos kilómetros. La cigúeña, que va ••. de Europa a: Suráfrica en unos cincuenta días, hace en primavera:elmismo ·' dmrlno en la mitad de tiempo. El caso, para mi gusto, más sorprendente, es el de una golondririacostera-stema macntrn-, que cría junto al Polo Norte y va a invernar junto áLPólo Sur: Atraviesa todos los años dos veces la comba del planeta. El pájaro que primero llega en nuevo año es la golondrina, y de Europa, España lo que primero toca. La fecha, mediados de febrero; viene negra cuando el almendro andaluz da su blanco. Su aparición suele tener lugar en iGibraltar. Cada grado de latitud hacia arriba representa dos días y medio de teí:raso. · Codornices, tordos, cuervos,.emigran en enormes bandadas. En cambio, las grullas se asocian en pequeños grupos de cincuenta o sesenta indiViduos. Mas el cuco y la abubilla Vi.ajan solitarios. • ., · No puede decirse que anden por la madurez los problemas principales 'planteados por los vuelos periódicos. El anillamiento ha aportado en poco tiempo datos rigorosos que aprietan un poco esas cuestiones, pero no las re'suelven. Fuera acaso más fértil que lucubrar soluciones generales comenzar .por.enigmas menores y perseguirlos hasta su plena aclaración. Así, yo creo que sería muy útil estudiar los pequeños desplazamientos que no tienen el 'carácter migratorio. Una especie de aves que hace un año era creciente en talparaje, es hoy allí rara o nula; en cambio, se la encuentra unos kilómetros más allá, donde hace un año escaseaba. ¿Por qué? Éste es un tema muy circunscrito que permite una solución precisa. Es notorio, por ejemplo, que ··. éri invierno la población volátil de la ciudad aumenta con especies que en . la estación benigna prefieren vagar por la campiña. En este caso parece claro.:que es la mengua de alimento en el campo quien inspira esa transitoria \lrbanización. Otros hechos concretos reciben de esta suerte, antes o después, fácil esclarecimiento. Ciertos cuervos de Siberia o Japón vienen a.Europa de cada cinco años sólo cuatro. Esta anomalía .obtuvo completa explicación •:cuando se reparó en que esa especie se nutre con el fruto del.pimts cembra sibi1ica, que fructifica sólo cada cinco años. • Sin embargo, esta investigación de detalle no debe ocultar el.último misterio que actúa al fondo de este amplísimo fenómeno. Por debajo de todas las explicaciones mecánicas o de utilitarismo superficial opera, sin duda posible, en el uso migratorio, algo profundamente radicado. en el organismo del ave, algo, en efecto, «instintivo». La mayor prueba de ello es que cuando
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esté afán.de viaje comienza a actuar, ceden todos los demás instintos; el gavilán perdona al pájaro rrienor, su víctima habitual. Hambre, miedo, fati" ga, callan sus imperativo~. Es evidente, pues, que el nisu.5 migratorio se ha, lla instálado dentro del aniri:J.al a la misma altura, esto es, en lá misma profundidad biológica que los otros grandes instintos. Sólo uri instinto tapa la boca a otro instinto;·
. MEMORIAS DE UN POLÍTICO EL CONDE NO SE ESCONDE
El Sol, 18 de agosto de 1929 ,,_)'.
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1Erwnde de Romanones 'elsegundo Notas de '. una'vida, dondereé:oge sus Memorias como hace elpastor con su ganado al 'caer la tarde. Este símil no es sólor,orhántico, sino que tiene alguna preten'sióri sociológica. En Homero los gobernantes reciben eltíttilo oficial de '«pastores de'pueblos», y;. por otra parte, el pueblo español posee.una dul···· 'zura, una docilidad tan bucólicas; tan gregarias, tan pastueñas, que se puede 'ébritar; como en este libro, la historia de casi un reinado sinque,aparié unas horas pase en él riada dramático; crispado'º temible. A.sí que, 'visto a;dis" ' 1tancia; éri las páginas muy veraces de este libro sólo llegan a nos o tras balidos temblorosos, campariillitas de oveja o de errhita, fuerzas públicas que pasan .!armadas asegurando un orden que nadie pen5aba quebrar; y de,cuarido en 'é:úando, para que se vea la inevitabilidad del símil pecuario,' báculos de obispos -pastores, que se alzan y agitan nerviosos y rebeldes. · Porque ésta es la más sorprendente impresión que dejaia lectura de este Iibroy que bastaría para asegurar la enorme oportunidad de su publicación. Narra la historia de la vida pública española de 1901 al912, Si se descuen'tan los años de guerrayposguerra, que son como un paréntesis y una susTpensión delproceso interno 'nacional, representan aquellos. años la etapa ~.principal ewel reinado de Alfonso XIII, son la época y la forma deingreso en ' el siglo XX de la nación hispana; en ellos se suscitan todos los.componentes y acontecen los hechos que habían de traer como consecuencia la situación actual. Esta situación más que anuncio y columbro del futuro, significa el re. sümen, eLfruto y el finiquito de todo ese pasado; Pues bien; busque ellector ·. 16 e5éncial dela vida pública' española a lo largo de esta5 páginas. ¿Qué halla?. La impresión es superabundante, Lo esencial en esos años.ha sido la per~ manente indisciplina •. ¿Cómo? ¿No habíamos dicho que, el pueblo español . era plácido, dócil; con psicología lanuda? Ciertamente que lo hemos dicho yJo reiteramos. Pero ahora decimos esto otro, que parece todoJo contrario'
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La concordancia de ambas tesis es, sin embargo, inuysencilla. De 1901, a 1912 no ha habido apenas un día sin indisciplina. Pero. de toda esa hilera de jornadas rebeldes sólo siete días-·la famosa «semana trági.ca» de Barcefo1m-- .· ; corresponde la indisciplina a las masas populares y burguesas," que son la nación española. En cambio, toda la ingente perspectiva de las restantes indisciplinas está a cargo -¿quién lo diría?-.- de los elementos mismos· que componen el Estado o de los grupos sociales más próximos a él: las fuerzas armadas, los dignatarios eclesiásticos, las Damas de la Acción Católica, 16s aristócratas. Ahora bien: por indisciplina, hablando de lo público, sólo puede entenderse indisciplina frente y contra el Estado. Pero resulta que en España la casi totalidad de las indisciplinas han sido cometidas por el Estado mismo, por trozos de él o por clases iilillediatas a él. De donde resulta qu~ en nuestro país es la arquta misma quien.practica anarquía. Esto tiene.· tbdo el aire de una.paradoja, ¿no es cierto?Pues bien; esa paradoja es la pura; y esencial verdad respecto a nuestra vida públicac Todo lo demás es secunda~ río, superficial, anecdótico. Y sospechamos que quien no vea·esa paradoja, y la entienda y analice sti mecanismo, no entiende una palabra de lo que España ha sido en esa época, es en ésta y será.todavía durante· un largo rato. El copde de Romanones no .había nunca aspirado a ser un especialista de• la sinceridad. Por eso se presumía que estas .Memorias serían.un veló más\ y esta vez tipográfico, arrojado sobrelos:hechos auténticos. Pero esta presunción ha sido .errónea, El buen conde cuénta tbdo lo que importa. Tal vez évite publicar tal o cual documento; pero ello no mengua la claridad de su confesión. Así, resulta de ella paladinamente que la casi totalidad de las innumerables crisis y cambios de Gobierno acontecidos en esa época, y que constituían la mayor objeción contra el régimen parlamentario; no procedió de éste;·sino, alrevés, contra éste, por ingerencias de otras instituciones: Éstos scín los hechos y es preciso que nadie se obstine, inhonestaménte,.en ocultarlos,-porque en ello va el porvenir claro dela nación. Nosotros somos muy.defectuosamente amigos de este conde universal en lo que tiene de hombre público. Le acompañaríamos cordialmente a cazar codornices en las vegas pedregosas y broncas de.laAlcarria porque aplaudi~ mas toda perfección, y el conde es, tal vez, el más perfecto cazador de.ca~ dornices que Dios ha modelado. Pero como político nos pareció siempre sobremanera imperfecto, sin puntería, miope. Miope; ¿quién lci ignora ?1 quiere decir vista de ratón. La viveza ratonil del conde,'que hizo de élla fü gura más popular de toda una época,le hizo no ver sino lo que tenía delaht'é dela nariz: por eso acertó en cada minuto y se equhrocó todo el díac • ' Es una·peha que no sea buena sazón para comentar líhea a línea esi._e li~ bro, Pero ya: que no sea para comentarlo, la sazón es inmejorable para leerlo:
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No es cosa de subrayar ahora estúpidamente nuestra distancia de un personaje contra el cual hemos disparado otro tiempo nuestros mejores adjetivos. Más vale, por ahora, insistir en su vertiente mejor. Romanones no intentó la , ·,menor innovación en la política de su tiempo y éste es su más oneroso peca:ao; pero 110 puede negarse que dentro de lo que era entonces la política se · entregó a ella con tal denuedo y tan sin reservas, con tal fruición y entusiasmo, que hacen de él uno de los pocos casos conocidos de un español que sigue radicalmente su vocación. Esto es -para quien piense un pocosobremanera respetable. Además: eso fue su fuerza, su única fuerza. Ni su fortuna, ni su insuficiente oratoria le proporcionaron la indiscutible eficacia que en aquella vida pública, tan aldeana y torpe, consiguió tener. Su vocación le hacía estar siempre en la brecha. ¿Le hacía ... ? Ahora mismo, estas Memorias •;son tal vez la intervención más eficaz que un viejo político puede intentar. Otros dos puntos es justo destacar. Todo inducía al conde para hacer de él un aristócrata. Aristócrata, quiere decir, ante todo, hombre sin oficio. fLo burgués, lo no aristocrático, es entregarse por completo a un oficio, lo inelegante por excelencia. Pues bien: en todas estas Memorias se advierte que el conde ha vivido absorto en su profesión de político, absorto casi ma. niáticamente. Este conde incalculable ha sido lo menos conde que se puede · imaginar, y, sin embargo, durante veinte años cuando se decía en España «el .Conde», nadie dudaba de quién se hacía mención. La otra cosa que fuera de justicia recordar es ésta: la calamitosa mane·ra de aceptar los usos políticos de su tiempo y aun llevarlos al superlativo, ..la debilidad de querer figurar como Ulises de la democracia y parecer astuto y pícaro, no han impedido que hubiese en él una aspiración de buen políti; co constructor. Así, la veracidad exige reconocer que en un orden tan poco .• lucido y tan importante como es la Instrucción pública, todo lo que de serio se ha hecho lo ha hecho o lo ha iniciado este cazador de codornices. Firmado X., El Sol, 12 de septiembre de 1929
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KANT
Se incluyen bajo el título general Kant dos estudios: el primero, Reflexiones de centena1io, fue publicado en los números de abril y mayo de 1924 de la Revista de Ocddente, y posteriormente, en folleto, en 1929; el segundo, Filosofía pura (Anejo a mi folleto «Kant»), apareció en el número de julio de 1929 de la misma Revista. ·.~;
REFLEXIONES DE CENTENARIO [1724-1924] .
1 !
,urante diez años he vivido dentro. del pensamiento kantiano: lo he . . pirado como una atmósfera y ha sido a la vez mi casa y. mi prisión. Yo udo mucho que quien no haya hecho cosa parecida pueda ver ,cpn clari·¡¡d el sentido de nuestro tiempo. En la ,obra de Kant están contenidos los 'e.cretas decisivos. de la época moderna, sus virtudes y sus limitaciones. ·erced al genio de Kant, se ve en su filosofía funcionar la vasta.vida occihntal.de los cuatro.últimos siglos, simplificada en aparato de relojería. os resortes que con toda evidencia mueven esta máquina ideológida, el ·ecanismo de su funcionamiento, son los mismos que en vaga forma de .tendencias, corrientes, inclinaciones, han: actuado sobre la historia europea déSde el Renacimiento. Con gran esfuerzo me he evadido de la prisión kantiana y he escapado asu,influjo atmosférico. No han podido hacer lo mismo los que en su hora no siguieron largo tiempo su escuela. El mundo intelectual está lleno de entiles. hombres burgueses que son. kantianos sin saberlo, kantianos a estiempo que no lograrán nunca dejar de serlo. porque no lo fueron antes conciencia. Estos kantianos irremediables constituyen hoy la mayor. réora para el progreso de la vida y son.los únicos reaccionarios que·verda eramente estorban. .A esta fauna pertenecen, por ejemplo, los «políticos _"dealistas», curiosa.supervivencia de.una edad consunta. .. ,· De la magnífica prisión kantiana sólo es posible evadirse ingiriéndola. .preciso ser kantiano hasta el fondo de sí mismp; y luego, por digestión, hacer a un nuevo espíritu. En el mundo de.las ideas, como Hegel enseña, da superación es negación; .pero toda verdadera negación es una conser.ación. La filosofía: de Kant es una de.esas adquisieiones eternas-.-inijmc; Ls &el-,- que es preciso conservar para poder ser otra cosa más allá. 255
Después de haber vivido largo tiempo la filosofía de Kant, es decir, después de haber morado dentro de ella, es grato en esta sazón de centenario ir'·, a visitarla para verla desde fuéra, como se va en día de fiesta al jardín zoológico para ver la jirafa. · Cuando vivimos una idea, tiene ésta para nosotros un valor absoluto. y nos parece situada fuera de la línea histórica, donde todo adquiere una fiso- .· no mía limitada y se halla adscrito a un tiempo y un lugar. En rigor, cuando vi, vimos una idea, ella no vive, sino que se cierne impasible sobre la fluencia de la vida, más allá de ésta, cubriendo todo el horizonte y, por lo mismo, sin perfil, sin fisonomía. Cuando hemos dejado de vivirla, la vemos contraerse, desC' cender, hacerse un lugar entre las cosas, alojarse en un trozo del tiempo, con- ' cretar su rostro, iluminarse de colorido, recibir y emanar influjos en canje'· dramático con las realidades vecinas; la vemos, en suma, vivir históricamente. A una distancia secular, contemplamos hoy la filosofía de Kant perfec;c: tamentelocalizada en unalvéoló del tiempo europeo, 'en ese instante sublime en que va a morir la época Rococó y va a•comenzar la enorme erupcióniro" mántica; ¡Hora deliciosa del extremo otoño, en que la uva;·ya toda·azricaf¡ va asér pronto ákohol;y el sol vespertino se agota enrayos'bajos;que orifi.: can los troncos de los pinos! No sería excesivo afirmar que en este instante culmirla'la•historia•europea.' · ·Los hdmhres de ahora ni siquiera nos.acordamos de que en otros tiern> pos la vida era otra Cosa. Y.no se trata de la consueta diferencia que hay enl tre cada día y el anterior; no se trata de que los contenidos de nuestro afán, de nuestra fe,• de nuestros apetitos sean hoy distintos de los de ayer. La diver" gencia a que aludo es mucho más grave. Se trata de que la forma misma d¿l vivir era otra. Hasta la: Revolución; las sociedades europeás vivían conforme a un•es= tilo. Uri repertorio unitario de principios eficaces regulaba la existencia de losindividuos..l~stos adherían a cieitas normas; ideas y modos sentirr\.enta" les de una manera espontánea y previa a toda deliberación, Vivir era;• de un\i · u otra suerte, apoyarse en ese sólido régimen y dejar cada uno que en· su inte" rior funcionase aquel estilo colectivo. Daba 'esto a la existencia una dulzura\ una suavidad, uria sencillez, una quietud que hoy nos parecerían irreales.•L\i · Revolución escinde la sociedad en dos grandes mitades incompatibles;'ho'.s~ tile5.hasta la raíz .. Antes, las luchas habían sido meras colisiones de liperi: · feria, .Desde entonces; la convivencia social es esencialmente un comba té entre• dos .estilos antagónicos. Nada ·es firme e inconcuso; todo es proble" mático, Y.aun es falso hablar solo de' dos estilos. El romanticismo significá. · la moderna confusión de las lenguas. Es un «¡sálvese quien pueda!» <(lada .•. individuo tiene que buscarse sus principios de vida ·-no puede apoyarse
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nmada preestablecido. ¡Adiós dulzura, suavidad, quietud! Por muy re'eltaSo picadas que.parezcan las superficies, cuando :penetramos en el íná.·del siglo XVIII nos sorprende su fondo de densa tranquilidad. Hoy. Vi¿eversa, ncis·sorprende hallar que en el hombre de aspecto más tranquilo trúena un¡¡ remo.ta tormenta abisal, una congoja profunda: La forma de la ''vi.da ha cambiado mucho 'más que sus contenidos:• hoy es inminencia; im~ pr~visación, acritud, prisa y aspereza. . · · ·. ·• : • :.c., No se crea, sin embargo, que siento una preferencia nostálgica por esas edades eri que el hombre ha vivido según un estilo colectivo. Si lasJlamo ulees.ya la nuestra agtia, es simplemente porque encuentro en ellas ese di" '.erso sabor. Esto no .implica que las edades agtias no tengan sus virtudes 'ropfas, que faltan a las dulces.· ,, ~''"Sería interesante.señalar las virtudes que nuestro tipo. de vida rota; ¡jra, áspera, puede.oponer a la de esos tiempos más' coherentes y.suaves: ero ello nos llevaría tan lejos, que no podríamos ya volvéra nuestroJema. ·Quede.para otra ocasióni.Ahora.me complace más: filiar eh unos breves : ~puntes las facciones principales del kantismo.
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q,;y;• Kant,no se pregunta qué es o cuál es'la réalidad; qué son las cosas, qué es
ilmundo; Se pregunta, por el contrario, ·cómo es posible el conotimiento .i:fola realidad, de las cosas, del mundo: Es una mente.que' sé.vuelve de espaldas a lo real y se preocupa de sí misma. Esta tendencia del espíritu a una e torsión sobre sí mismo no era nueva, antes bien, caracteriza el estilo general de.filosofía que empieza en el Renacimiento. La peculiaridadde Kant consisle.en haber llevado a su fornía extrema e~a despreocupación por el univer.sélí:.Cón audaz radicalismo desaloja de la metafísica todos losproblei;nas.de .irrealidad u ontológicos y retiene exclusivamente el problema del conóci" · ºento. No le importa·saber, sino sabersi'sabe:Dichb. de•otra manera, más que saber, le importa no, errar. ;;rn i' Toda la filosofía moderna.brota, como.de una simiente,. de: es te· horror ~l'érror, a ser engañado, a etre dupe. De falmodo ha·llegado.a serla base misma de nuestra alma que no nos sorprende, antes bien, nos cuesta mucho esfuerzo percibir cuanto e.n esa propensión hay de vitalmente extraño y aradójico. Puesiqué-·.-preguntará ilguien.. -·,'¿no es natural el empeño de evitarla ilusión, el engaño, el error? Ciertamente; pero no esmenos.niltural lempeño de saber, de descubrir el secreto de las cosas. Homero murió de una congoja por no hal:ier logrado descifrar el enigma que unos niózos
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pescadores le propusieron. Afán de saber y afán de nO errar son dos únpetus, esenciales al hombre; pero la preponderancia de uno sobre otro define dos'; tipos diferentes de hombre, ¿Predomina·en el espíritu el uno o el otro? ¿Se,'. prefiere no errar; o no saber? ¿Se comienza por el intento audaz de raptar la' verdad; o parla precaución de excluir previamente el error? Las épocas, las', razas ejercitan un mismo repertorio df! ímpetus elementales, pero basta que.f éstos se den en diferente jerarquía y colocación, para que épocas yraza~P sean profundamente distintas: '· · ' · ·. La filosofía módemá adc¡uiere en Kant su franca fisonomía al conver"C tirse.enmera ciencia del conocimiento. Para poder conocer algo; es precise'! ante5 e5tar seguro de si sepuedé y cómo se puede conocer. Este pensamiento' ha encontrad() siempre halagüeña resona11cia en la sensibilidad moderna;',~ Desde.Descartes nos parecelo único plausibleynatural comenzar la filoso-:¡ fía ccm una teoría'del111étodo:•Presentimcisquela.mejor manera de nada~c consiste en:guardaila ropa.' ,,, : '; '·, ·· · ' , .: :¡'.1,·: . , Y, sinembargi:iiOtros tiempos hai:i sentido de ínuyotra•manera. La fi.::;,: loso fía griega y medieval fue una ciencia delser y no del conocer. El hom" 1; bre antiguo parte, desde luego, sin desconfianza alguna, a la caza de lo real.;. El problema del conocimiento no era una cuestión previa, sino, por el contra-! ria, un tema subalterno. Esta inquietud inicial y primaria del alma moderna,;'.; que le lleva a preguntarse una y otra vez si será posible la verdad, hubiera si-,; do incomprensible para un meditador antiguo: El propio Platón; ·que es, con''!i G:esarySan·Agustíri; el hombre.antiguo más próximo a lamodemidad, no~, sentía curiosidad alguna por la•cuestióh•de•si es posible la verdad.De tal súefr,t te le parecía.incuestionable la aptitud de lamente para la verdad que su pro":¿¡¡¡ blema era eHnversb, y se pregunta una vez y otra:¿ Cómo es posible el error? · Se dirá qúe Platón.desarrolla también.en sus diálogos; con reiteración.~i\11 casi fatig~sa y us~de idénti.ca e~r~iónquelos pensadores m~de:nos; ~ªIr . grave pregul!ta: ¿Qm:: f!,S, ,e.1 Q.OI1QC:1m1ent9? l'ero .esa aparente c01nc1dencm,,: ria hace sino:sr¡brayar:Ia distancia enorme que hay entre su alma yla'nuesl tra. Bajo esa fórmula; Deséartes; Humeo Kant se proponen averiguar si poc ·~ demos· estar segU,ros de algo, si conocemos con plenas garantías alguna); cosa, cualquiera c¡uérella sea. Platón no duda un momento dé que podemos \% con toda seguridad'éonocer,muchas cosas; Para él la•cues.tióne.stá en hallar :' ·entre ellas algunas qrie, por su 'calidad perfecta y ejemplar, den ocasiónaqúe '·"' nuestro conoaiiriiehto sea perf!'!cto. Lo sensible; por ser mudadizo y relativó¡ sólo perrnitéun conocimiento inestable e•impreciso. Sólo.las Ideas; qrie sor¡: invariablemente lo que son~eltriángulo; lajristicia;la blancura-, pueden~, ser objeto,de·un: conocimiento. estable y rigoroso; •Eúvez de. órigin,,arse eLi problema del conocimiento en la duda de si el sujetó es capaz de él, lo que ~
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. :inquieta; a Platón es si encontrará alguna realidad capaz por su estructura . i'de:rendir un saber ejemplar. . · ·· · . · ' . ·· i;.,r.1 Véase cónio este tema, de rostro tan técnico, nos de5cubre paladirrt~mente: una· secreta,. recóndita incOmpatibilidad entre el alma antigua tfuedíeval y la mqdema, Porque merceda él sorprendemos dos actitudes pri!marias ante la vida perfectamente opúestas, El hombre antiguo parte de:un .,,.,•sentimiento de confianza hacia el mundo, que es para él, de antemano, un • Í'CJ:dsmos, un Orden; El moderno parte de la desconfianzá; :de la suspicacia, :porque-.·-Kant tuvo 1a genialidad de confesarlo con todo rigor científico~ ;ební:uidO es para él un Caos, un Desorden. , ' ' ': ,·· · . · 'q;,\' ·,Fuera un desliz opbner a esto etsemblante equívoco de los escépticos !griegos.• Es indiscutible que el pensamiento moderno há aprendido algo de .+aiosyha utilizado no pocas de sus•armas: Pero el escepticismo es•un fénófüíeno de sentido rigorosainente inverso al criticismo moderno. En:primer Jugar; el escéptico griego no parte de un estado de duda, sino que; al contra· •lio;Uegá a•ella;mejor aún, la conquista, !acrea merced a•unheroico esfuerzo 'personal. La duda, que en el moderno es un punto de partida yun sentimien·'lo precien tífico;• es éU'Gorgias o en Agripa un.resultado y uría .doctrina. Eri lsegcndolugar; el escéptico duda de que sea posible el conciaimiento porque 'acepta la idea de realidad que su época tiene y usa confiado el rázonamien,'to• dogmático. De m:iui el hecho -·incomprensible, en•otro caso-· de que ipre~isamente cuando el estado de duda se ha hecho general y nativo, como 'atcínteció enla Edad Moderna, no haya habido formalmente escépticos. «El ,':es,cepticismo no es una opinión serla», pudo decfr Kant. La razón es muy .. 'sencilla. El primer gran dubitador módenío; Descartes, del primerbrinco ~~;L 'de duda eficaz, supera, anula y responde a todo el escepticismo antiguo. P::;~,:)Duda en serio de la noción antigua de realidad y advierte que; aun negada fiJ~s·~a; queda otra -la re~lidad subjetiva, la cogi'.a'.io, el «'.enómen~>>. Ahora ·::;;;;.c,:Cb1en; todos los tropos o argumentos delescepllc1smo gnego son mnocuos, ,,¡'lii; en vez de hablar de laorealidad trascendente, nos referimos sólo a larealidad inmanente delo objetivo; ' n.. • De. todas suertes, fueronlos escépticos clásicos una vaga•aproxinlación ? y como anticipación del espíritu moderno; Precisamente por ellos.e destacan, · como una antítesis, sobre el fondo del alma antigua, que sentía ante' ellos 'un:raro espanto; como sise tratase:de·una especie zoológica monstruosa. La 1tranquila unidad defgriego típico se estremecía ante estás hombres que du~daban, Dudar es dubitare, de duo, dos-'·como zweifeln, de zwei. Dudar es )ser: dos el que debe ser·uno.,, Y los llamaban «escépticos»; palabra que se '.Hradriceinmejorablem.ente por· «desconfiados», «suspicacéS».:Sképtomai 'significa ~
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· Heroica adquisición en el tiempo antiguo, se ha hecho la suspicacia un estado de espíritu nativo y común.que sirve de fondo psíquico a tcidoslos movimientos del alma moderna. Ya Descartes hace de la cautela un método para filosofar. En esta tradición dela desconfianza, Kant representa la cima: No sólo fabrica dela precaución un método; sino que hace del método el único contenido .de la.filosofía. Esta ciencia.del no querer saber y del quere:rno errar, es el criticismo. Cuando se piensa que los libros de más honda influencia en los úlfü mos ciento cincuenta años, los libros en que ha bebido "sus más fuertes·esen-¡· cias el mundo contemporáneo y donde nosotros mismos hemos sido espiri~· tualm.ente edificados, se llamanC1iticá de la Razón Pura, Ciitica de laRazóm Práctica, Ciitica del juicio, la mente se escapa a peligrosas reflexiones. ¿Có.~ mo? ¿La sustancia secreta de nuestra época es la crítica?.¿ Portanto, una negá, ción? ¿Nuestra edad-no tiene dogmas positivos? ¿Nuestro espíritu se riutre objeciones? ¿Es para riosotíos1a vida, más que, un hacer, un evitar y un elu-' dir? La actitud-específica del pensamiento moderno es, en efetto, la defen~ siva intelectual. Yparalelamente, el derecho de nuestra época, bajo el nom-7 bre de libertadcydemocracia:consiste en un sistema•de principios que s~ proponen evitados abusos, más bien que establecer nuevos usos.positi".OS: ·Cuando veo en la amplia perspectiva de la historia alzarse frente a fren., te; consusperfiles contradictorios, la filosofía antiguacmedieval y la filosofía moderna, me parecen dos magníficas emanaciones de dos tipos. de hombre ejemplarmente opuestos. La filosofía antigua, fructificación dela confianzá y la seguridad, nace del guerrero. En Grecia, como eri Roma, y en la Europa naciente, el centro de la sociedad es el hombre de guerra. Su temperamento; su gesto ante la vida saturan, estilizan la convivencia humana .. La filosofía moderna, producto.de la suspicacia y la cautela, nace del burgués. Es éste el nuevo tipo de hombre que va a desaloj'!r al temperamento bélico y va a hacerse.proto.tipo..social.. Precisamente porque eLburgués.es aquella es¡:iecie . . :,; de hombre que no confia en sí, que no se siente por sí misrrio seguro; nece,, sita preocuparse, ante todo, de conquistar la seguridad. Ante· todo, evitar los peligros, defenderse, precáverse. El burgliés es industrial y abogado. La economía y el derecho son dos disciplinas. de cautela. . En el criticismo. kantiano contemplamos la gigantesca proyeccióll' del.alma burguesa que ha regido los.destinos.de Europa con.exclusivismo creciente desde el Renacimiento. Las etapas delcapitalismo han sido;.ala par, estadios de la evolución criticista. No es un azar que Kant recibiera los impu¡sos decisivos para su definitiva creación de los perisádores'.inglesesr Inglaterra . había.llegado antes que el continente a las formas.supeJ:\cires del capitalismo. · ·.. , · . · •. : · ·.:
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b. w·Esta-relación que a11unto entre la filosofía de Kant y el capitalismo bur-
•gués no implica una adhesión a las doctrinas del materialismo histórico,
J?aJ
III , ~l h~rnbre moderno es el hombre burgués. Con est~ le hemos aplicado un atributo sociológico. Pero; además¡ el hombre, moderno es un ~uropeo •occidental; y esto quiere decir que es, más o menos; germánico. Con esto le hemos ,dado una calificación etnológica•. En la Europa meridional, el ger'\:¡¡ano ha recibido dentro de sí una contención mediterránea. En Francia, . :una compensación celta. Kant es un germano sin compensaciones -,no
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se ~dvierte en él'ningún síntoma del eslavismo que a veces apunta en el prusianO-'-, es 1ln alemán. . . · : No basta la suspicacia para explicar psicológicamente la filosofía dé.; Kant Suspicaces f11eronDescartes y Hume, y; sin embargo; sus{ilosofías se diferenciarr mucha-·dentro· del. estilo común· a la época-·- delidealismó trascendental. Ahora debemos preg1lntamos: si Kant tiene de común corL Descartes y.Hume la desconfianza, ¿en qué se distingue de ellos? Evidente" mente, se distinguirá en el modo de• aquietar aquélla. Puestos los tre5 gil gante5 a sospechar de las realidades; llegará •al cabo un momento en que . cada cual encuentre alguna satisfactoria, donde su cautela se rinda.cPárejos al dudar, serán diferentes al creer: Pues bien;¿en•qué cree Kant? · ••• Ef alma alemana y el alma meridional sorr ínás hondamente diversas ' de lo que suele creerse: Una y o triparten de dos experiencias irticiáles; de dos impresiones primige'nias radicalmente opuestas: Cuando el alma delalenián despierta' a la claridad intelectual se encuentra•sola. en el mundo. Elindividuo se halla coíno encerrado dentro de sí iniSmo; sin contacto inmediato C:oh niríguria otra cosa. Esta impresión'originaria de aislamiento metafísico de0 cidé'de su ulterior desatrolldiSóla·existe pará él con evidencia su propio yo; en tomo a'éste percibe a lo sumo un sordo rumor cósmito, como el del mar batiendo los acantilados de una isla . . , ·Por el'contrario, el meridional de5pierta, desde luego, en una plaza pÍÍ" blica; es nativamente hombre de ágora; y su impresión primeriza tiene uP. carácter social. Antes de percibir su yo,ycon superior evidencia; le son pre" sentes el ttí yel él; los demás hombres, el árbol, el mar, la estrella: La soledad no será nUnca para él una sensación espontánea; si quiere llegar a ella; ten° drá que fabricársela, que conquistarla, y su aislamiento será siempre artifi" cial yprecario; . . . Las consecuencias de esta opuesta irticiación son incalculables. Tiende el espíritu a'cortSiderar coma.realidad.aquello quele es más habitual y cuya contemplaciónle'exigemenos esf11erzd: En cada Uno de nosotros pateceír la atención, por su propio impulso y predilectamente, a una cierta clase de objetos. El naturalista de vocación atenderá con preferencia a los fenómenos . .,. visibles que toleran la medida; el temperamento financiero gravitará hacia · los hechos económicos. Vano será el empeño de oponerse a esa espontánea inclinación; ene! fondo, creerán siempre qUe la realidad definitiva cdnsisc. te· en aquel estrato de objetos preferidos' Sabido es que; si se exceptiía'a los psiquiatras, suelerrlos médicos padecer una incapacidad gremial para láin° · vestigadón psicológica. Habituados por sil oficio a en el enfermo utl cúerpo' que es preciso:par medios físicos reparar, llega serles ·impos\ble]a visión de losfenómenospsíquicos. El médico es corporalista nato. ,.
ver a
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Pues bien, el alma meridional ha propendido siempre a fundar la filosofía en el mundo exterior: La cosa visible es para ella prototipo de realidad. 'Le es más evidente y primaria la existencia de las cosas entorno y de los otros ·hombres que la suya propia. De sí iriismo sólo percibe-··espontáneamen. te- la periferia, el sobrehaz del yo, donde parecen las cosas chocar, dejan'.clo su húella o impresión, En el alemán, por el contrario, la.atención se halla como vuelta de espaldas al exterior y enfocando la intimidad del.individuo: ve·elmundo;no directamente, sino reflejádo en'su yo, convertido en «hecho de•coriciencia», en imagen o idea. Es un hombre que para mirar el paisaje se inclina sobre el borde.del estanque y lo busca allí;.espejado en su fondo, 'transformado én líquido fantasma que el viento estremece, como el perso.llajé de Lopé de Vega en La Angélica, puesto de pechos sobrela borda dela ··.nao que está ancladajunto a Sevilla: ,, :'·· . y por bebedd octava maravilla i· que la dudad famosa representa, como bebiendo él mismo el agua mueve, pie115a que casas y edificios bebe:•
'Al meridionaLpurole será siempre problemática, esquiva, evanesceiite;.e5a realidad del YocConciencia, delinterior;por antonomasia. Pero; además, reconozcamos que, no sólo desde. el punto •de Vista meridional, sino facionalmente, es el hecho de la sensibilidad alemana algo muy extraño, sorprendente y punto menos que patológico'; No existe la conciencia si no es conciencia de algo. El objeto extraconsciente es; pue5, en el orden natural, el que parece ser primario. El darse cuenta de la conciencia, es decir, la con.ciencia como objeto, es un fenómeno secundario que supone el primero. '.Esta paradoja de una sensibilidad que empieza por lo'que es segundo y hace : de ello lo propiamente primario, debe serreconocida como tal, bien subraya• do su heteróclito carácter, si se quiere entender ¡:l espíritu alemári: .: ... : Como Midas encuentra cuanto toca permutado e1;rnro,todo lo que el alemán ve con plena evidencia, lo ve ya súbj etivado y como cbntenidó. en su yo. La realidadéxterior; ajenaalyo, le suena a manera de equívoco eco o re.sonancia vaga dentro de la cavidad de su conciencia.
bd: -1 Convendría indicar aquf en qué sentido ese-fenómeno ~e introversión- es o puede serpatológico.'Sujnfltiencia en la historia de las artes, del pensamiento y, en general;~de la:vida-eUro~~ moderrui.; es enorme. Por esto mismo, me será forzoso ocuparme de él eri la·segunda parte de m1 ensayo Sobre el punto de vista en las artes. (Véase el número-VIII de· la-Revista de Occidente y el _tomo V de estas Obras completas). A fin de no repetirme, dejo ahora intacto el terila. ,·
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.'e; Vive, pues, recluso dentro de sí mismo; y este «Sí mismo» es la única realidad. verdadera,. Como decían.los cirenaicos cuando imaginaron una propensión parecida, está condenado a habitar «cual' en una ciudad sitiada>f -óímmg evnol..wgxía-, separado del universo, encerradó en sus estados personales;"· ' ,•: .Kant es,un.clásicó deeste subjetivismo nativo propio al alma alemamiL Llamo Súbjetivismo al destino misterioso en virtud del cual un sujeto lo.pri-i mero y más evidente que halla en el mundo es a símismo:Todo ulterior ensa1 yo de salir afuera, de alcai¡zarelser trariSubjetivo, las cosas, los otros honE bres, será un trágico forcejeo; Elcoritacto con lá realidad exterior no será nunca, 'en rigor, contacto, inmediata evidencia, sino .un artificio, una cons~ tiuééión rrieiifal precaria ysfu ·firme·eqnilibrib.;El carácter subjetivo de;la · experiencia primaria se dilatará hasta el confin del universo, y dondequiera que el afán intelectual llegue, no verá sino cosas teñidas de Yo. La C1itica de·., la Razón Pum es la historia gloriosa de esta lucha. Un Yo solitario pugna por lograr la compañía de un mundo,:y de. otros Yo ..,.:-pero no encuentra otro medio de lograrlo que crearlo dentro de sL Y es curioso que éste ha sidoperennernente el sino de la filosofía alemana, aun en las épocas más hostiles a su ingénita sensibilidad. Puesto que el yo significa la realidad ejemplar, entenderá el alemán por filosofía.el ensayo decónstruir intelectualmente un rnundo que se parezca' en ló posibka un Yo. El quenacesblitarlo jamás hallara compañía que no seauna.ficciórn ··' En cambio, el meridional, ·qúe comieriza inversámente por percibir, el hecho radical de la existencia ajena '-cosas, personas--, vivirá récíproca~ mente condenado al barullo de la gran plazuela cósmica y no se hallará jamás verdaderamente solo. Su problema, al revés que para el alemán, consis!Jirá en penetrar dentro desí mismo, en comprender el hecho. del Yo. Llega a sí mismo después de haber visto las cosas.corporales y el ttí; llega de,reboté sobre ellos .y trayendo haciasu.interiorla norma de esas .primarias evider{, ~ cías. Tenderá; pues,' a interpretar elyo desde fuera,.coino vemos desde, fue" ta las cosasylos otros sujetos;J)e.aquí que en toda la filosofía puramente meridional se haya construido el Yo en fornía parecida al cuerpo yen unión con éste1; PlatónyAristóteles ignoran dyo, la conciencia de sí mismo, esa 1. Hay una gran excepción; verdad es que se trata_ de u_n hom_bre en todos sentid9s y ór~e-~ nes excepcional y aun extraño: San Agustín. Es la únicii mente del mundo antiguo que Sabe de la Intimida'd caracteríStica de la e:Xperiencia moderna·. esto es, germánica; Dur·ante toda la Ed~d Media:Cómbatfn'en-los claustros los hombres del Norte Con los di!l Sur por libi!rtar el alma-a~ tOd.a' c'orpOreidrid·y haCe_rlh intima.· Hugo·de San Víctor; DrinsScoto; Occam; Nicolás·de Autre-: CóU.rtj bUScaráÍl el intiIÍliSnió; Tomás de Aquino,·buen italiano, -renovará la idea' aristoté}¡ca del alma ~icorporah>~; ,:;:¡;
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!realidad sorprendente que consiste en un saberse a sí propio, en un encorvar' sé hacia sí fotmando una absoluta Intimidad. Lo que no es cuerpo es casi' éuerpo, y lo llaman alma, 'El alma aristotélica es de tal modo una entidad ·
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si taba o re tenia, define taxativamente el Yo como el ser que se sabe a sí mis" mo, que se conoce a sí mismo. Su realidad no es otra que esta reflexividad. Eh,. yo está siempre consigo, frente a frente de sí mismo; su ser es unSer-paracsí/;t A Hegel debemos la acuñación de esta nueva categoría -Fiirsichsein'. ,;; ,t· . Cuando Sócrates propone a los griegos su gran imperativo Conócete acti, ·~ mismo, pone al descubierto. el.secreto meridional, Para el alemán no ·puede.J valer tal mandamiento; el alemán no conoce bien sino a sí mismo. En vez de :1 un desideratmn, es para él su realidad auténtica, la. primaria experiencia) ' Pero el griego sólo conoce al prójimo ~!yo visto.desde fuera-.-, y su yo es; en cierto modo; un tú. Platón no usa apenas, y nunca con énfasis, la palabra'· yo. En su lugar, habla de nosotros. Es;el hombre agoraLyde foro. Viceversa;• el puro germano, ¿pot qué estantorpe en la peréepción del mundo plástico?>:<'. ¿Por qué carece de gracia en sus movimientos?. ¿Por qué es tan ppco perse; ~ picaz en todo lo que implica fina intuición del prójimo?-·.-en la política, ei± ;E la córiversación, en la novela; Evideritemente, pprque no ve con claridadfel• tL!, sino que necesita construirlo partiendo de su yo ..El alemán proyecta sú • yo en el prójimo y hace de él un falso tú, un alterégo. Su convivencia social será un perpetuo desacierto: EltL! empieza precisamente donde el yo acaba; y es lo absolutamente distinto de mL • • Precisamente, esta diferencia entre roí y el otro es.ló que el meridional· considera cómo yo. De aquí su gracia incomparable en el trato; su astucia• psicológica, su maquiavelismo 'originario. Perdbe del tú y del yo las ver" tientes contrapuestas que el uno presenta al otro en.el tráfico social. Casi' hemos perdido la noción de la sociabilidad antigua, Para un romano o uri griego; el destierro, el quedarse solo, era una de las penas máximas. Como· el yo alemán vive de sentirse a sí mismo, el yo del Sur consiste principal; mente en mirar al tú. Separado de éste,. queda vacío. Cuando .en las pos tri~' merías del mundo antiguo el alma melancólica de Marco Aurelio intenta'.; quedarse sola, sus Soliloquios nos suenan.extrañamente adiálogo"No.venios• ,; allí un espíritu que se recoge dentro de sí mismo, sino, al contrario,.ün yo que se proyecta fuera de sí eri ficticia .duplicación;que hace de.sí mismo un go exterior y le dirige prudentes amonestaciones y tibias confidencias. En.la• obra de Marco Aurelio falta precisamente intimidad. ;.r,,. · . ·•Sólo sabe de intimidad quien.sabe de soledad: son fuerzas recíprocas: Einsamheit,.InnerlichheiL;. Tal vez no.haya otras palabras que resuenen m¡js insistentemente a lo largo de la.historia aleJUana: Eri plena Edad'Media; tiene, 1 ,:,, . En caínbio,.Ai:istóteles, sólo al cabo:de sµ illetaffsica, cima y última adquisición de su nocimiento 1 descubre este fenómeno del pensarse a sí mismo 1 y le parece """"ªn sublime mota que lo considera como exclusivo de Dios.'· ,;,. 1
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la audacia el maestrp. Eckhart de afirmar que la realidad suma-.;la divina. se•halla, no fuera, sino en lo más intimó. de.la persona, y llama a esa re¡¡lidad !(eLdesierto silencioso de Dios». Leibniz fabricará intelectualmente un mundo compuesto deYos, en.cada uno de los cuales nada penetra. Las mónadas no tienénventanas. Kant da el paso decisivo: Deja sólo una mónada; deja un solo y único Yo, centro y periferia de toda realidad. ··;;f u·Descartes y Kant, las dos figuras mayores de la filosofía moderna, levan 'ancla con idéntico estado de ánimo: Ja suspicacia., Mas pronto surge la mo.7 dalidad dispar en ambos. A primera :vista parece que siguen coincidiendo; 'emlos dos,. la;duda concluye 'cuando encuentran el yo .. Pero Descartes no ricuentra el yo solitario, sino junto; al lado de la materia; dela corporeidad. ]lilj"a él son pe11Sée y étendue dos realidades igualmente primarias. La canse, éuencia es que la pe11Sée en Descartes queda teñida de una cierta materialidad ' eridionall La prueba es que la pe11Sée se le convierte en alma, la cual ha]:¡ita:en la extensión, es inquilina de lo externp. ;Yno le basta con loc¡¡lizarla vagamente, sino que la aloja en la glándula pineal,; ¿Se concibe el Yo de Kant avecindado en una glándula? La subjetividad de Kant es incompatible con toda otra realidad: ella es tódo:.Nada positivo queda fuera. Se ha abolido el En.era, hasta elpunto de que, lejos de estar la conciencia en el espacio, es e1espacio quien está en la conciencia. Añadamos; pues, a la suspicacia-esta segunda facción de la filosofía , cantiana: subjetivismo.
El sistema de Kant y los de sus descendientes han quedado en la histo•ria de la filosofía con el título más bonito. Se los llama «idealismo». El bloque i•del idealismo alemán es uno de los. mayores edificios que han sido fabricados '•sobre el planeta: Por sí solo bastaría para justificar y consagrar ante e!Uniyerso la existencia del continente europeo. En esa ejemplar construcción )canza su máxima altitud el .pensamiento moderno. Porque; en verdad, t.óda la filosofía moderna es idealismo, No hay más que dos notables excepciones: Spinoia;•que no era europeo, y el materialismo, que no erafüosofía. Con audacia y constancia gigantes, durante cuatro siglos el hombre .!&neo de Occidente ha explorado el mundo desde el punto d.e.vista,ideajista.'Ha cumplido hasta el extremo su misión, ensayando todas las•posi~ilidades.que él incluía. Y ha llegado hasta el fin-. ha llegado a descubrir c¡ue era un error. Sin esa magnífica experiencia de error, una nueva filoso.fía seríaimposible; pero, viceversa, la nueva filosofía -,+yla nueva vida. ólo puede tener un lema cuya fórmula negativa suene así: superación del '.dealismo.
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. De ser Ja fórmula más ~acta de cultura, todo gran punto de vista pas{;; por agotamiento a ser una fórmu)a de incultura. Porque cultum, en su me~~ jor sentido; significa creación de lo que está por hacer, y no adoración dela;:: obra una vez.hecha. Toda ·abra. es, frerite a la actividad creadora, materia~ inerte )'limitada. Asi, el idealismo, un. tiempo nombre de empresas y hazañas '¿ peligrosas, se ha convertido en un fetiche de Ja beateria cultural, delos ne,ti· gros de la cultura. Las vagas resonancias de tan bella palabra provocan en la gente de retaguardia deliquios estáticós; •· • .. . Conviene, pues, advertir que eltérminrn«idealisnlm>, en su usb inode&~t no, tan poco semejante al antiguo; tiene uno de estos dos.sentidos estricfo~:>~. B1imero. Idealismo es todaiteoriáinetafisica donde se comieÍlzaporafk.:~ marque aJa ·conciencia sólo lesgruiádbs sus estados subjetivoso¡«ideas»; ~íí~':, tal· caso, Jos objetos sólo tienen realidad en cuanto que.sonfideadosporet4 suj¡;to -.indiviciual o abstracto. La realidad es ideal. Este modo deperisargs '.C incompatible conla situación presente ge la ciencia filosófica, que en'cuen; .i; traen pareja afirmación un error de hecho. El idealismo. de «ideas» no•esi~ sino subjetivismci teórico~ · • . ·. . • ·· ;~ •Segimdo. Idealismo es también toda moral donde se afirina que valen •¡ más Jos «ideales» que las realidades. Lbs «ideales.» son esquemas abstractos;~ donde se define cómo deben ser las cosas. Mas habiendo hecho previamen• ;~ te'delas cósas estados subjetivos, los «ideales»' serán extractos dé la subje- ~; tividad. El idealismo de los «ideales» es subjetivismo práctica.' ·
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IV
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Diine Jo que prefieres y te diré quién eres. Toda predilección es autéri-' :!JI tica cbnfesión. El hecho de que Kant, dando voz a la secreta tradición de.'su ;~ raza, se res.uelva'a hacer de la reflexividad•substrato Ciel-universo nos p:oni:.·-~· de manifiesto elarC:ano mecanismo delalmaalemaria; ¡Hay tantas otras fof:<:' mas de realidad más obvias que ésta! ¿Por qué preferirla? Haylarealidad d¡r.;i Jo sensible; la facies mmidi que decía Spinoza; hay la realidad inmateriálJ de los números que· escapa a la mano yal ojo;pero tanto mejor se deja pren- ~ der por la razón; hay la realidad del e5píritu espontáneo.:. Armado de sus:f :s;. picacia; i
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·•'conciencia irreflexiva que ve, que oye, que piensa, que ama, sin advertir que 'we; oye, piensa y ama; es la conciencia espontánea y primaria. El darnos cuen,;;ra· de ella. es una: operación.segunda que cae sobre el acto espontáneo y lo ·!aprisiona, lo•comenta, lo diseca. Ahora bien; ¿a cuál de estas dos formas de ·!cónciencia, c6rre~ponde la hegemonía? ¿Dónde cárganuestra vida su peso · decisivo, en la espontaneidad o en'Ja reflexividad? · La psique alemana y la española son dos máquinas que.funcionan de trtánerá muy distinta. Observemos lo que pasa en ambas cuando una excitación del 'contorno llega a ellas y reciben una impresión. ¿Quién es más iinpresionable, el alemán o el español? ta pregunta es equívoca porque de éil.alquiera.deellos podemos decirque•es más impresionable que el otro. El eS]'.lañol es·másfácilmente impresionable; el alemán; más hondamente imprésionablec:Arite una excitación, el español reacciona más prontbyreacciona ante estímulos más sutiles. El alemán responde tardamente y muchas . excitaciones pasan para él desapercibidas e; En cambio; cuando el alemári reacciona lo.hace todo él. ........ . :Imaginemos dos esferas; A y B,•que fuesen de materia sensible.$ensi·bilidad es en A una·actividad distinta q1le•en•B. Cuando del exteriodlega .mna excitación a un. punto.de la esfera españ'ola A; sentir'. es para ella con" ·.moverse ese p\into;y; por sí mismo,• como si él solo· fuese.Ja esfera toda; res" 'pónderhacia el contqmo. En Ja esferá alemana B, al ser herido un punto no '·bra convulsivaniente éomo en A; su irritabilidad es inferior; pero, en cam~ bio;'propaga elásticamente su estado a los demás puntos dé la esfera. Es éSta, pues, en•su integridad, quien se impresiona, y la respuesta hacia afuera r-prbviene del volumen esférico integral. · . En el primer caso, el sentir consiste enla simple recepción del estimu" lo con ..toda su intensidad, calidad y pureza. La reacción es automática como un movimiento reflejo; En el seg-undo.caso, sentir es articular la impresión rima ria con todo el resto de Ja intimidad; y la reacción, más bien que restiesta al estimulo singular¡ será un compromiso entre éste y todo lo demás ue el sujeto encierra y es: Aquí la impresión queda reducida a unfactor ·rumo y todo Jo pone Já. reflexión; Esta contraposición esquemática nos permite deslizar una mirada•en fo-recóndito de dos organizaciones psicológicas diversas. El español es un haz de reflejos; el alemán, una unidad de reflexiones. Aquél vive en un ré" gimen de descentralización espiritual,)' s1l yo es, en rigor, una serie de yos, cada uno de los cuales funciona en su momento, sin conexión ni acomodo dmel resto de•ellos. El alemán vive centralizado; cadaurio;de sus actos Vi.ene.a ser cómo. el escorzó de toda su persona, gue se ha1la en él presente y:activa.
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Las virtudes y defectos.de ambas razas proceden de esta opuesta cons" .~: titución de su aparato psíquico. Vai;io será buscar en el español cohesióny ·11'. solidaridad íntimas. Resbala por la vida enima existencia,.por dedrlo as1¡ · puntiforme, hecha toda de momentos discontinuos. En cainbio, si tom¡¡" mas aislados cada uno de esos momentos, nos sorprenderá la gracia y.la impulsividad de su conducta, A lo;que debemos.renunciar es a halla:i; con,, cordancia entre ;dos momentos sucesivos;; La .insolidaridad nacional de nuestro pueblo no es más que la proyección en el plano histórico de lainc solidaridad del individuo consigo mismo. El yo del español es plural, tiene un carácter colectivo y designa la.horda íntima.· ;r;i! . .Inversamente es el alma alemana sobremanera elástiéaysolidaria;;E] :¡;, momento inicial de la impresión en que un punto .de su periferia se encu~ns'':t tra solo frente a frente del mundo, leproduce terror..No se siente fuerte sind "'· cuando· la impresión ha sido arropada, amparada por.todo.el resto del alma; ;;· Decía Federico Alberto Lange que Un boticario alemán no puede machacan :' en su mortero si antes no se ha puesto bien en claro lo que ese acto represen¡ :;; ta en el sistema del.universo, De aquí la inevitable lentitud del tempo vital que caracteriza la existencia alemana. Es incapaz de acertar en el presto de laim4 provisación; su alma tardígrada se moviliza.lentamente, y es como una cara,; vana donde no parte el primer camello mientras no está apercibido elúltimor Tácita o paladinamente, la vida de cada ser es un ensayo de apoteosis¡ De lo que en.nosotros hallamos inejor, quisiéramos hacerlo óptimo del u11i"i verso. SegúnVoltaire; si un-pavo real pudiera hablar¡ diría que tiene alma;, y que ese alma está en su cola. La filosofía de Kant es una gigantesca apologíá]. de la reflexión y una diatriba contra todos los primeros movimientos; Ell' ló: 'L gica descalifica a Ja percepción, que es un acto primario de la conciencia. Lo ··~ que ella contiene no será conocimiento; éste empieza donde la reflexión sé·;? apodera de Jo percibido y, descuartizándolo, lo reorganiza según los.princi" ,i: pios del·entendimiento; que son•formas subjetivas o, como.las llama.tam;::.:~ bién, «determinaciones de la reflexión» -.-Rejlexio1is-bestimmungen: En ét:ic~ deniega el atributo de.bondad a todo acto espontáneo, a todo sentimiento que emerge autóctono del fondo personal. Coino lá percepción en el cono4 ;• cimiento, Ja emoción en moral debe ser paralizada, examinada, y sólo será -~ honesta cuando Ja razón.reflexiva le haya dado su visto bueno, elevándohFf ál rango de «deben>. Una misma acdóri·será mala si es querida espémtá± 1';: neamente por ella, y.buena cuando la reflexión Ja ha investido eón Ja forme·(:~ ouniformede«deben>; · ,,,,,, · ,,, '•L'.lj~ •Dondequiera vemos a Kant suspender. toda espontaneidad, como,si¡>' ella fuese sólo uba infra:vida,· y empezar a· vivir de esa actividad segunda';\' ., ---._el que es Ja reflexividad. Sin que ello rompa la unidad de la psique álemana¡;~
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"descubrimos que en j{ant el yo espontáneo es como un menor de edad; siemipte-ácompañado de un yo pedagogo. Y lo más curioso del caso es que Kant cr.ee . que el espontáneo es este último, invirtiendo escandalosamente Jos léÍi11inos. Ahora bien; en esta tergiversación consiste esencialmente fa pe.dantería. Pe.dante es quien de la reflexión se hace una espontaneidad... · ,i:1r , En. esta famosa pedantería radica Ja fuerza mental de los alemanes. Porque ciencia es, ineludiblemente, reflexiónc Quien no se contente' con ser ' un hombre de mundo y quiera ser un hombre de ciencia, habrá de hacerse por.fuerza un.poco pedante, es decir; un poco alemán. .5 n¡; El espíritu de Kant se'estremece con vago terror ante lo inmediato; an,ietódolD que e5 simple y clara presencia, ante el ser en si. Padece ontofobiá. (Zuando la realidad radfante le cerca, siente la necesidad de abrigo y coraza ara defenderse de ella. En los Nibelungos de Hebbel, cuando Brunilda llega ,las tierras claras de Borgoña desde su patria, donde reside una noche eterdice:
na,
No puedo acostumbranne a tanta luz. Me hace daiio, me parece como si estuviese desnuda. Como si ningún vestido fuera S!ificientemente 11tpido. , . · Esta sensa.ción de cósmico pavor ha hecho que, desde Kant, la filosofía !emana deje de ser filosofladel ser y se convierta en filosofía dela cultura. • 'cultura es el traje que Brunilda solicita para defender su desnudez; es Ja éflexión que pretende sustituir a la vida. La egregia faena del idealismo trascendental lleva a una intención defensiva y se parece un poco a Ja del gusano que de su propia saliva urde un capullo aislador. La vida de un alemán es .Siempre más sencilla que la de otro europeo cualquiera, Esto es tan verdad ~amo la viceversa; los;pensamientos de un europeo cualquiera son siempre más sencillos que los de un alemán. Éste acertará en la ciencia y se équivoc~rá en la existencia, incapaz de apresar prontamente Ja gracia transeúnte. iu Hay en las Me11101ias de Madame Récamieruna anécdota que recomienqa la atención de mis amigás alemanes. Esta mujer, Ja más hermosa de su 'empo, había impuesto dondequiera ese imperio automático que lograla elleza con su mera'presencia. Inglaterra le había hecho una recepción ofiial-sólo porque era de rostro divino. Chamisso,cuentaque'en una isla q,elmar del Sur sorprendió a unos indígenas rindiendo culto auna imagen. · acercarse, vio que se trataba de un retrato de madame Récamier arribado :la isla no.se sabe cómo, Una mañana, hallándose en Los Baños de Plomieres, le entregan la tarjeta de un alemán. No era la hora habitual de recibir, .'ero el tudesco rogaba con insistencia que madame Récamier le permitiese
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verla, otorgándole así im hcinor que ambicionaba sobremanera; Habituada
madame Récamier a tales homenajes insistentes, no halló en ello nadad extraño y recibió al a!emán, que era un joven de muy buen aire. El visitanteÍ después de saludarla; se sentó y se puso a contemplarla:·en silencio. Esta muda admiración,.halagüeña, pero.embarazosa; amenazaba prolongarsé) Madame Récamier se aventura a inquirir si algün compatriota del joven le había hablado de ella, y a esta circunstancia se debía el deseo que de verla habi manifestado; -No, señora-repuso eljoven aleinán-.·-; nadie me ha•hablado nunc de· usted¡ pero habiendo oído que se hallaba en Elombieres una persona qu lleva un nombre célebre, no hubiera querido, por nada delmundo, volve a Alemania.siri haber contemplado .una mujer'tanpróxiina al ilustre docto · Récamier y q1le lleva su nombre'.
V/ He intentado que penetremos en el alma de Kant, como los israelitas• enj ericó; aproximándonos a ella en rodeos concéntricos y dando al aire un vario son de trompetas que distraiga al señor de la fortaleza y nos permita; sorprenderlo. Pero ahora llega el instante ineludible de cargar hasta el fon-• do e invadir el centro mismo de ese espíritu gigante y poderoso~ Los primeros movimientos sori torpes, inseguros en el alemán. Está do~. tado, en cambio, de.unareflexiónatlética, No nos extraña; pues, que hagáde". ésta el sostén de su universo. Mas para ello existe otra razón de muy superior rango. Kant desdeña todo primer movimiento, porque en él no se mueve ~F alma por sí misma, sino que es movidapor los objetos, Al ver; al oír, al desear¡. on n'agit pas, 011 est agi. La conciencia primaria es receptiva, y la recepción es pasividad, La actividad del sujeto no comienza hasta que entra enjuegoclª reflexión; En ésta el sujeto vive por su propia cuenta, de sus fondos enérgis cos -compara, organiza, decide-·-; en surha; actúa. Tanto vale, pues·, 'decir que el alemán posee 'una recia facultad de refleidón, como decir que ·e]yo alemán es superlativamente activo. Aquí tropezamos con el resorte último que pone en marcha el kantismo y; en general, toda la filosofía alemana: i''1;I Cuanto hemos dicho hasta ahora resulta externo y adjetivo en campa~ ración con esta nueva>notá de soberano activismo. Sólo mirados desde e5t~ carácter definitivo adquieren su verdadero valor;•sujusto•sentido los·re5~ tantes atributos. ASí la suspicacia aparecerá ahora como una mera tintura histórica y ocasionaL Kant es 51.lspicaz;ho porquenativámente.Io sea,\siiící a fuer de hombremoderno, Su cautela, su burg1lesismo y ese extraño pié :=
ne:ITTent ante lo real cobran, a la postre, un cariz inverso y se revelan súbitamente como ardides de guerra. Yo no sé•si se me entenderá bien; pero creo .que un hombre del Súr, dueño d~ algün_o~ato, no puede men~s· ~e husme~r én elmagisterKant el tufo del eterno vikingo que en un medio mcompatible busca ia iiniq1 salida franca a su temperamento extemporáneo. • • , _ Más aún que el criticismo; caracteriza a Kant enla historia de lafilosofía el haber hecho de la ética una pieza esencial en elsistema ideológico. Si ' de los libros éticos griegos nos trasladamos al de Kant, pronto advertimos en él cambio de tono el cambio de espíritu. Desde la C1itica de la Razón Prác.ti~a. hablar de moral es ya prejuzgar la cuestión, tomáridola en un temple trágico y terrible. Cuando hoy decimos «inmoral», sentimos algo violento °;,y; capaz de poner espanto en el ánimo, como sivié~amos ya a toda la soc_iedad aniquilando al así calificado y,.sobre todo; alfrrmamento derrumbandose sobre él pa:ra'aplastarlo. La ética en Kant se hace patética y se carga de ]a emoción religiosa vacante en una filosofía•sinteblogía. ¡Cuán otra tonali' dád gozaba en.el mundo antiguo! En vez de1«moral» e,«ininc:_ral», se decía lo laudable y lo vituperable. ELdeberen el estoico era i:o.xaSr¡xov, lo decen~ 'te;i:6xchog8wµa, lo correcto. Diríase que para el mundo antiguo la moral empieza en el'plano superfluo de·las finuras vitales, que.es.una destreza y cbmo,una gracia más. deila ¡:iersona,.pero no un.sino trágico y elemental:de la· vida, Se trata.senci,l.lamente de fijar.el régimen más cert.ero de la conducta, a fin de que nuestra existencia sea inten5a, armoniosa y ornada, «Busca el arquero con lo¡; ojos un blanco para sus flechas,.y.¿no lo buscaremos para nuestras.vidas?» Con este ademán deportivo.comienza A¡ristóteles•la Moral a!Nicómaco, y da al Viento gentilmente su dardo vital. • ·. · · ., .... La lógica o metafísica de Kant culmina en su ética. No es posible entender aquéllas sin ésta. Ahora bien; la ética no es filosofía del ser, sino de lo 'que• debe ser, La.perenne tradición clásica encuentra, entre las cosas que ·son;' algunas tan perfect¡ts que les reconoce esa dignidad y como segunda · otencia del ser, que·consiste en «deber sen~. De esta manera queda·«lo que ebeser».incluido en el ámbito ingente delo que•esyel pensamiento; ético e· subordina: al lógico o. metafísico; Pero he aquí que Kant proclama• el Biimado de la Razón práctica sobre la teó1ical ¿Qué quiere decir esta? Hasta éLlaTazón había sido•sinóniino.de teqría, y teoría·sigrrific¡¡, contemplación 'del ser. En.cuanto teoría; larazón gravita hacia.la realidad,. la busca.escru¡:iuÍosament~, se supedita humilde a ella. Dicho de otra manera, lo real es el modelo y la razón la copia. Pensar es aceptar. Mas como la realidad no es razón estará ésta condenada a recibir la normay la ley de un ajeno poder ': .:- : i ; > -''.; ! r¿~ac.iopal b a,-raciqpal~ incongrueI!te.cap. tlla,.Este.~s el ,momento .en qu~ Kant arroja la máscara. Por detrás de su primer gesto cauteloso se resuelve 1 ,'
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a la audacia sin par de declar~r que mientras la razón sea mera teoría, pulcra';~· contemplación, larazón será irracionaL La razón verdadera sólo puede re~"·~ cibirla· ley de su propio fondo, autonómicamente; sólo puede ser razón dfr& sí misma, y en lugar.de atender a la realidad irracional;-.por tanto, siempre; " precaria y·probkmática-. necesita fabricar por sí un ser conforme a la rá4. zón. Ahora bien¡ estafonción creadora, extraña a la teoría, es exclusiva de la voluntad,'de la'acción o práctica. No hay más razón auténtica que laprácJ tica. El conocimiento deja de ser un pasivo espejar la realidad y se convierte . enuha construcción: Eso que vulgarmente se llama realidad es mero materiá.11 ;i caótico y sin sentido que es preciso e5culpir en cuerpo de universo.' ,¡;; . No creo que en todala historia humana se' haya.ejecutado una inver".0~ sión rriáS osada que ésta. Kant la llama su «hazaña copernicana». Pero, enh? rigor, es mucho más. Copémico se limita a' sustituir una realidad:por: ótra · · en el.centro cósmico.. Karit serevuelve contra todarealidad, arroja su más'" cara de magíster y anµni::iala dictadura.1 De contemplativa, .fa razón se convierte _eh' constructiva y la .filosofía del ser queda íntegramente absorbida por la filosofía del deber ser. Conocer ria es·copiar, sino, alrevés; decretar: «En vez de regirse el•erttendimiento' por el objeto, es el objeto quienha de regirse por el entendimiento». Consi"' deiaba Platón que el filósofo no es más. que unfilotheamo11,unamigo demi0 1 rar..Para Kant, el pensamiento es.un. legislador dela Naturaleza. Saber.no e5· ver; sino mandar. La quieta verdad se transforma en imperativa. · , Nosotras, gente mediterránea y; por lo tanto, contemplativa, qued:aré.0 ;; mos' siempre estupefactos viendo·que Kant, en vez de pregúntarse: ¿c1Jrrtu habré yo de pensar para que mi pensamiento se ajuste al ser?, se hace la opuesta pregunta: ¿cómo debe ser lo real para que sea posible el conocic' miento, es decir; la•condencia, es decir, Yo'? La actitud de la inteligencia. pasa de humilde a conminatoria. Enlonces·rios acordamos delos magnífü'; cos bárbaros blarico's que irrumpieron un día las glebas blandas e irradian"' tes del Sur: Eran ün tipo nuevo de hombres qüe, como dice ·Platón. delo~· Escitas, se caracterizaban por su ímpetu -·-.8u~LÓ<;: Con ellos entra erÍ'Ja! historia un principio mrevo, al cual se debe•HLexistencia de Europa; la va": Juntad personal, el sentido de la independencia autónoma frente al Estado 1 y al Cosmos, Bajo su influjo, la vida, que era clásitarnerite una acomodadón del sujeto aLuniversd, se convierte enrefonna del universo'. La posfciónpa~·
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.siva queda abolida y existir significa esforzarse. Dondequiera que la pura inspiración germánica sopla, germina un principio activista, dinámico, va.. !untarista. A la física de Descartes, que es inerte geometría, Leibniz agrega '· la noción de· fuerza-vis, impet!IS, conatio. La realidad no es otra cosa sino 'afán. Y del.serio d.e Kant, como el fruto revelador de la simiente, va a emerger •frenético Fichte sustentando paladinamente que la filosofía no es contera. plación, sino -avenhtrn, hazm1a, empresa- Tatha11dlu11g. He aquí lo que yo llamo una filosofía de vikingo. Cuando a lo que es se iopone patéticamente lo que debe ser, recelemos siempre que tras éste se ocul. 'ta un humano, demasiado humano yo «quiero»:
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V~es_obre.Fi_chte el reci~~~e-~ibro,de Hei~ HeiIIlSoetP-Fi_chte (J?.evistl! de Occidente¡ "Mi:t::::·/~í~
~rid), _tálv-ez. el_ú_nico bueno que hasta ahor_a existe soPr~-_,lfln diffcil-fi,(!sofo._Sn que medida.e~it.~.;'.'~.'~
Prurito refonnti;t3 de'lo reiil sea común a toda la éi)oca inodemil, puede verse e11·_mi en\¡á)rO .i_1E!' -:.~~ ocaso de las revoluciones)> de·El tenta de nuestro tientpo. {Véase tomo 111 de estas Obras completas]F_\i!E
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. FILOSOFÍA PURA ;'\NEJO A MI FOLLETO KANT
He
s~bre
publicado aparte las páginas Kant que en 1924 aparecieron en. la Revista de Occidente. Estas páginas no son más que una jaculatoria .de centenario. No se habla en ellas propiamen,te de la filosofía de Kant, sino de la relación entre Kant y su filosofía. · Esta manera de tratar una filosofía no hablando de ella misma, sino de su articulación con el hombre que la produjo, no es un capricho ni una curiosidad complementaria. Yo creo que en ello consiste la verdadera sustancia de una historia de la filosofía. Una idea o sistema de ideas pueden ser considerados desde dos puntos . de vista opuestos: desde dentro o desde fuera. Cuando miramos una doctrina·' desde su interior, nos encontramos rodeados de ella; es ella nuestro horizonte, estamos solos ella y nosotros, y nuestra faena intelectual sólo puede consistfr •· en comprenderla y juzgar si es verdadera o errónea. Pero una vez que la hemos comprendido, podemos salir de ella al aire libre, y entonces somos ya tres: cada cual, la doctrina y el gran mundo físico e histórico que nos cobija aam" bos. Entonces vemos la doctrina por su exterior como un hecho entre otros innumerables, situado en nuestro paisaje histórico, La doctrina es un hecho mental, por tanto, algo que ha acontecido en un hombre. Vista así, la filosofía kantiana aparece como una serie de ideas que le ocurrieron al hombre Kant: · De las ideas, es decir, de aquello que nuestros actos de pensar actuali• · zan, suele decirse que son eternas. Esto es en muchos sentidos un error,· pero en algunos un error inocente. Las ideas, en rigor, son intemporales, y la intemporalidad sólo coincide con la eternidad en ser invulnerable al diente del tiempo, máximo roedor. Su parecido, pues, se parece, a su vez, al que tie- .· • nen las ostras con los caballos por no subirse a los árboles. Es evidente, sin•\ embargo, que dondequiera nos interese decir que algo no varía con el tier!l• ~o y riada más que esto, podemos impunemente confundir lo eternor lq mtemporal. Al hacerlo cometemos un delito de conocimiento -un error-,-+,· 276
pero de tal linaje que no existe pena adscrita a él en el código del Universo . .·(]]aro es que donde quepa esta sustitución de calidades diferentes sin riesgo i.a]guno, no se trata de una actuación propiamente cognoscitiva, sino de una : intelectual. En la «operación>> el intelecto no usa las ideas como órganos de;conocer, sino como utensilios privados, que le sirven en su doméstica economía. · ¡:e: •. La matemática emplea a toda hora estas sustituciones que, en rigor, son confusiones, porque, más que otra ciencia; consiste en mera «operación». No•hay; empero, ciencia alguna que en algún momento no deje de pensar ·seítsü st1icto para ocuparse en simple agitación operatoria. Toda igualdad oiidentificación basada.en pura negación es, como conocimiento, vacía, iJero ac~so útil a la técnica mentaL . . . . · db ·Al hacer constar el carácter intemporal de toda idea, subrayamos, no uíás, la imposibilidad de añadirle inmediatamente.como predicado tal o cual .'rechm No ~bstante, esas ideas tan intemporales cobran un cariz de tempo:ralidad al proyectarse.en una mente. El acto ~n que las pensamos va esenc ciahriente anclado en un instante del tiempo, como toda realidad. Ya que no ·ellas; su .presencia y ausencia en la mente humana tienen,. pues, una histo" •na: Esta aventura que a algunas ideas sobreviene. de pasar por el hombre, plantea el siguiente problema al conocimiento: si ellas existen indiferentes alt;iempo, intactas de él; en puro acronismo, ¿porqué.en tal tiempo talhonite descubre tal idea? Se nos impone la imagen inmarcesible ·de.Platón: un . · undo sobreceleste, sin transcurso temporal, donde las ideas•residen, y otro nframundo; temporal, donde los hombres arrastran su existencütcrónica. .De pronto, una de esas ideas se filtra desde su trasmundo al nuestro. Evidentemente ha encontrado un poro de formato apropiado para: deslizarse ·,en nuestro orbe. Ese poro es la mente de un hombre, es un hombre. La historia de las ideas-.expresión incorrecta-investiga el proceso·deldescen. ºmiento y expulsión de las ideas sobre y de la mente humana. En ella no ·.os ocupamos in modo rei:tri de las ideas -lo que sería sistema y no historia-'--, ni tampoco de los hombres-lo que·sería, sin más,:historia, pero no · toria de ideas--, sino c¡ue estudiamos· el modo de contacto entre aquéllas y éstos. Si hasta Kant no se piensan tales ideas, es evidente que entre .tales '!
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Por consiguiente, aquella afinidad es una gran cuestión, la cuestión que jus tifica el cultivo de una magnifica disciplina, aun en sus años menores: IT historia de la filosofía. · . Lo que todaviá suele presentarse bajo esta denominación es sóJo. espectro de una verdadera historia dela filosofía. ¿Qué acostumbra a ofre cernos? La serie temporal de las doctrinas, la continuidad aparente entre ellas; Los•sistemas se suceden· comá engendrados mágicamente, arca emanación unos de otros; Asistimos, en efecto, a una sucesión, a un mo miento; pero; como acontece en la cinemática, se nos describe un puntcni traslación, pero no se nos dice por qué se mueve, no se nos habla de fuerzas impulsoras: Toda la historia de la filosofía aluso e5, en este sentid() pura cinemática. No se vea en esto censura; conque sea eso no es ya poco.• ' mera inteligencia de las doctrinas pasadas es cosa que no se habiailograd hasta ahora. Puede decirse que ésta es la primera generación que, en.ve ' dad, comienza a entenderlo que se ha pensado sobre filosofía en elpretérlto ' inventaba los sistemas., ' · · La anterior no entendía, y, parlo mismo, Pero claro 'es que en una historia cinemática el nombre de historia •V empleado sin su pleno sentido .. Esa historia conserva de la auténtica tan sói' algunos momentos abstractos, como son la consideración temporal o suce'. siva y la intención de restablecer su continuidad; Pero en ella las ideas ca{ dentro del regazo de cada tiempo sin que se sepa cómo: no se asiste a suig. nesis. Vemos lo 'pensado, pero no la actividad de pensar hirviendo la mate ' para alquitarar la doctrina; Pasan los dogmas en hierática procesión; sinrp sar sobrerfa tierra., sinpeso ni angustias,, Es una historia de espectros. . Frente a esa cuasi-historia, yo postulo una historia dinámica en que nd, se vean sólo las ideas en linea, sino que averigüe cuáles fuerzas histórica!; efectiva5 sostienen cada punto de esa lineay lo empujan. Ahora bien, el a · buto «históric0>>·sólo poseesuintegro sentido cuando se refiere a la.totali& de la Vida humana. Toda C:onsideración dela serie temporal de los sistemas que no mu tre a éstos emergiendo de la íntegra vida de.sus autores, es abstracta, y si se'da cuenta de ello,• es falsa. Un ademán 'enes ta dirección-·.-y nada.m • pretende ser mi folleto sobre KánL Guantóva dicho no implica,niremotamente, la opinión de que sea hisforia del kantismo, y, en general, la consideración histórica de la filoso fía, lo que más puede interesarnos. Aunque parezca mentira; acaece 'qrt aún no somos dueños plenamente de la ideología kantiana. En la literatuf filosófica actuaLfaltan dos libros sobre Kant • , ., .. Uno de ellos seria una exposición del kantismo que estuv,iese afaal ·· r¡¡' de los .tiempos: Que yo sepa, ester libro no .existe. Kant fue descubier
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. hacia 1870. Aquella generación hizo un genial esfuerzo para reconstruir ~Lpensamiento. kantiano. Eran tiempos de positivismo; que quiere decir ~ocfilo5ofía. Los neokantianos -Gohen, Riehl, Windelband- eran hom;bíes de•SU tiempo, de alma positivista. Pero su sensibilidad filosófica les ··hizo pres~mir que el positivismo no era filosofía, sino ciencia particular aplicada a• temas filosóficos. Por eso buscaron un maestro de filosofía bajo : cµya disciplina cupiese reconquistar el nivel propiamente filosófico. Les faltaba ante Kant libertad; era ya faena sobrada conseguir reentenderle. Se 'ata en los grande!; libros de exégesis kantiana.aparecidos entonces-y que : :gµen siendo los libros canónicos sobre el pensadór regiomontano-·•·-fa angµstia 'del esfuerzo para capturada sutileza kantiana.No llegan nunca a la ·i>l~nitufi dela idea. Pero, adf!más; era para ellos el kantismo,'a la pár que un hecho histórico, su propia filosofía. Y como éraµ de alma positivista no Pº" cÍfan·ver en Kant sino lo que era compatible con su modo de sentir:, Éste es ~H¿conveniertte de que:un sistema pretérito •se convierta en una doctrina ~~tual: La.necesidad pres~nte enturbia.la pureza del hecho histórico •Y la lec tfa Íiistórica traba la ideación libre . . ,·· ,, Ile ¡iqúique enlós grandes libros de Goheny Riehl abunde el kabalismo;Ja iriterpretación forzada o arbitraria, y, sobre todo;' que se dejen fuera haé:es enteros de la inspiración kantiana. Así resulta de esos libros comple" taménte incomprensibles éómo después deKánt vinieron los postkahtianos ' ·, · ·;no, desde luego, lo~ neokantianosr. · La generación siguiente a estos restauradores de Kant fue discipular, y¡no hizo otra cosa que mantenerse dentro del perfil•trazado por los maes. trDS dé 1870. Ahora ha il giido una tercera generación, que tiene las manos '.~ompletamente libres frente a la letra kantiana y además ha pasado por la escuela neokantiana: El Kant de estos nuevos es lo que•echamos de menos . . aÍvez Heimsoeth se decidirá a componerlo: un Kant sin neokantismo, es ··~_cir, sin lirnitflción positivista, sin angustia; sin detenerse en cuestiones ' . vias y·eléthentales que hace sesenta años eran; en efecto; tremendas; por emplo: la evitación de pskologismo, y sobre todo qúe nos dibuje nn.Kant ~l:é:ual puedan salir .Fichte y SchellingyHegel1. · " ' · ·· ff••·· Pero al lado de este libro yo 'entreveo otro no menos rnecesario y de .,!;ffiá completamente distinto• En él no se trataríá de fijar el sentido de la le" a kantiana, de exponer la ideología que Kant formalmente pensó. Lo que ;
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, 'ft~;\ Él l;bn?, ~an c~~ebrado, de I
_opta la actitud menós aceptable, cual es explica_r a Kant desde Hegel, ·ca_mo si Hegel .fuese la ac-
•·á1icíh1d.; córi-eUO rehUii"Cia atodós IóSlnediós- qhé IIi té'cnldi filoSófiCa 'prl!sfiite n·as·-proporciona acit aclarar las Crlticlls.·, · , --· 1
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Kant formalmente pensó no es ya para nosotros temavivo.1)-li lo es su criti4: cismo-·menos rigoroso que el nues.tro-, ni lo es su idealismo, que qo'y: nos parece enfermo.de·«subjetivismo». ¿No hay en Kant algo másprofunc:· do, original, grave, fértil, que todo eso ?Si sólo eso fuese, ¿seguirla instalado'! al fondo de nuestro .horizonte como una serranía aún no .del todo traspue5J. ta.? Porque fa situación es, innegablemente, ésta: Todo el mundo -·se éll""• tiende, todo el mundo que·cuenta- no sól.o:no es kantiano, sino que qee: . ser antikantiano, y; sin embargo, todo eI mundo sienté que Kant no ihá> muerto; no es íntegramente un ilustre pasado. ¿Qué hay de actual, de vivo¡: en: Kfmt? ¿Cómo se puede entender esa situaeión contradictoria?..· · ... 11i•c; · Yo respondería·-•. hablando esquemáticamente- de estemodo: la docg.: trina de Kant; los pensamientos formulados en ·sus libros, Ílo diré que hán,F muerto, para no correr riesgo de practicar asesinato, pero sí que son inací:u¡\cI,. les .. Con esto no se pretende sentenciar que se~n en todo o en parte erróneos;. No hay duda que trozos enteros de Kant,:con pequeñas.modificaciones(sis . gueri siendo verdad, por ejemplo, sú teoría de Ia•ciencia fíSica: Pero aun .eso que es verdad, lo poseemos hoy en forma superior y más rigorosa que la de• su letra y aun que la desnconcreta intención: En cambio, lo que hay vivo eilr Kant es su gran problema; el' que por vez primera él toca y graci~ a élpenetra eri nnestro horizonte intelectual: Este problema es más hondo que las solui; cioneslrnntianas. Kant no lo domiria, lo entrevé, lo palpa, lo tropieza: Ahora: bien, nosotros nos encontramos casi en la misma· situación, es ·decir, que~· próblemá es el nuestro; entiéndase bien; es nuestro problema, es lo. que ve-• mas delante y no dominamos aún ·-por eso es lo vivo en Kant. Nada vivo · sino en la medida en que es y sigue siendo problema, y esto vale, no sólo para la vida teorética, sino para todos los demás órdenes. Ensaye el lector realizar. el pensamiento dé una vida que consistiese en pura dominación y no consta• . se esencialmente de.elementos que no dominamos y nos oprimen entoróó[i Este pensamiento es imposible; por eso la.vitabeata.esun delicioso cuadrado} redondo que el cristiánismo propone consciente de su iroposibilidad. ·. >•¿Cuál e5 ese problema que palpita en eHubsuelo del kantismo? Nó ~; fácil de enunciar y dudo mucho que lo p'erciba quien no se ocupa muy rigo~· rosamente de asuntos filosóficos. Para hallarlo en ·Kant es preciso de5entenderse de la «filosofía» de Kant, como' hay que desentenderse dela plantaí cuando interesa.la.raíz. Pero, hablando enérgicamente, ¿puede decirse que hay una «filosofía»i: de Kant? Los neokantianos han contribuido sobremanera a oscurecer elhe•i cho indiscutible de que los libros de Kant, sus genialesC1i~tas, no colltie,~e,1:;, la filósc}fía d~· karit. JªIllás éste las consideró como. expresión de sú sis~effi.~s Son sólo prepa~ación y «propedéutica», son praeambu!afideL Como álos.·
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neo kantianos les interesaba sólo elcriticismo; se obstinaron en cegarse para ·•tan evidente hecho. La verdad es que en las Ciiticas no reside la auténtica filo' so fía de Kant, poda sencilla razón de que Kant no llegó aposeenmafi!osofta. Es curios'a la siguiente coincidencia; Los dos• filósofos más originales He la humanidad y, ala vez, los dos que han ejercido más radical influencia :•1 Platón y Kant-·-, no han llegado a poseeruna filosofía; No es elloel menor motivo para que hayan sido ambos pensadores tema inagotable de disputas mterpretatorías. Tal coincidencia se complica con esta otra: ni Platón ni 1l(ant llegaron a. tener una• filosofía; porque fueron dos mentes de. lento desárrollo yno arribarona lamaduréz de su inspiración sinó cuando había ya pasado la de: sus vidas:f De Kant•riadie lo ignora. En cambio, el público culto,iy aun'pártedel filosófico, suelen representarse a Platón coino una criatúrafeliz que, en su florida juventud y sin esfuerzo, encuentra un sistema tedondacdepensamientos que le exalta, proporcio'nándole unavidaembriargada de confiariia yde luz-algo, ensuma, parecido a·Rafad deUrbino;'La '•verdad es lo contrario. La vida de Platón es una de Ia5 cósas más tristes ylaínentables y sordamente trágicas que se pueden contar. Ahora resulta'. qrie hPlatón no llegó a poseerjamás la famosa «teoría de las ideas» que desde ··siempre sele atríbuye.'Fueronmás bien las «Ideas» quie11esle poseyeron ívél y'lo trajeron y llevaron azacanado tóda su vida sin un momento dere•poso y claridad doctri,naL Una.relativa madurez de su propio descubrimientO es lograda por Platón hasta después de los sesenta años-.-aún'más.tar'Clío que Kant. Puede precisarse este moµiento en: el diálogo Sophistes; Y esta 'madurez consisti6 en advertir Platón qúe se había equivocado toda su vida al creer que lo importante es ir de las cosas a la Idea, cuando la verdadera .cuestión está en mostrar cómo la Idea reside en las cosas. A esta convicción •llega Platón, probablemente; empujado p'or las subversiones de sus discípulos, sobre todo deAristóteles .•En esa altura de la vida cae.en la cuenta de ·qrie éstá todo por hacer, pero ya no tiene tiempo para constrúir efectivamente su.filosofía, Parejamente, se afana Kant en sus últimos años por edi" 'fiear un sistema; Mas las fuerzas declinan y quedan sólo los fragmentos de 'sil Opus•post:mm1111t: . ¡ Por eso importarla mucho sumergirse audazmente en Kant y extraer de su fondo la perla rara; su súprema originalidad; Reduciendo el asunto a su última cifra se'trata, a mi juicio, de lo si'guiente: :1, • •Se dice que la sustancia del pensamiento kantiano es su idealismo tras'cendental; y se resume·éste en la. frase textual «que nosotros no conocemos
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Véase Kants Opus postuniuni', crítica y'exposición pOr Erich Adickes. Berirn~1920. ;
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de.las cosas sino lo que hemds puesto en ellas». Más técnicamente formula lo mismo Kant diciendo: «Las condiciones de la posibilidad de la experieríf cía son las mismas, que, las condiciones de la posibilidad de los objetos de fa' experiencia»; Cohen;Natorp y lbs demás nebkantianos ortódoxos, reducen : esta posición a la. tradicional del.idealismo para el cual «el ser es pensan> ,,lJ'· . ·Y ocurre que la filosofía ha sido y será siempre, ante todo, pregunta po .. el ser. Pero es ta' pregunta: ¿qné es el ser?; ,contiene un equívoco radical. Por..uri lado sig11ifica la pesquisa de quién es el ser, de qué género de objetosmerecÍ!ri primariamente ese predicado. La historia de la: filosofía; casi íntegramente¡ desde Tales. a Kant, consiste en la.serie de respuestas a preguntatabY·en soleimJ,e procesión vemos pa,sar los. diferentes objetos o: algos. que han ~db : tomando sobre sílaimción de ese predicado desde la «humedad» en (falés1 la. «Idea» en Platón hasta la mónada leibniziana; Elidealismo, en todas sus • especies, no es sino.ima de esas. respuestas a1a :tpisma susodicha preguritar Siempre que sé ha.dicho «el Ser es el:Pe~an>;se ha entendido que el perisai: - .. seadpensar berkeleyano o realidad.psíquka, sea el pensar como objetó ideal.o concepto-.' era el Ente; era la «cosa>> propietaria auténticamente del predicado Ser. ,. · ·, Pero la pregunta ¿qué.es el Ser?, significa también, ho quién es el.Set¡ sino qué es el Ser mismo como predicado, sea quien quiera el que es o el erité; Para todo el.pasado hasta Kant,· esto no era·cuestión...-salvo taLvezléis ¡sofistas!.. -.·; o, por lo menos; no era cuestión.aparte de la otra y previa a ellaf Pareda tahindiscutiblé que ni se reparaba en ello o, mejor,.viceversa, no se. discutía porque no se vislumbraba. ElSer era lo propio del ente-·.·con lo cual la investigación quedaba disparada sobre éste. Y como el enté era siempre una «cosa»-.sea la materia palpable, sea la. «cosa» supersutil oidea-.. el ser significa el carácter fundamental y más abstracto dela «cosa, su «coSidadíi o realitas; eh suma, su encsí. Ésta es. la noción latente del ser en todo elpre1 térito hasta Kant: el ensimismamiento del ser. (Para.que se.me entienda.sifidificultad diré que la idea menos posible en todo ese pasado.habría sido !aj afirmación de que ser.es un algo relativo; que consiste en una.relación subf sis tente). La reforma de Descartes, con ser tan radical, se detiene aquí y 'esfür única cosa de que no se Ie ocurre dudar. El ente metódicamente primario és el «yo», pero el ser del yo:no es, como ser,. diferente del dé los cuerpos cuyí( existencia le parece sospechosa. El «ya>> de Descartes es también en sL :· Pero he aquí que, según Kant, los entes cognoscibles no son en sí¡ sihg que consisten en lo que nosotros ponemos eh ellos. Su.ser es nuestro poner.'. Pero, .a diferencia de Cartesio, el sujeto que ejecuta la posición no tieüé... tampoco ser en sí. Este poner es un poner intelectual, es pensar,.y así l~ga~: mas a la tradicional fórmula idealista: el ser.es pensar. . . . i ::
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Mas éste es el punto donde yo quisiera retener la atención deUector, ·'suponiendo que algún lector me haya seguido por tan ásperos vericuetos. El doble sentido de la pregunta: ¿qué es el ser?, se reproduce en. la resc :puesta: el seres el pensar. Antes de Kant, esta vieja fórmula significa que no hay más re!¡!lid¡id que el pensamiento, pero que el pensamiento es en sí, que el pensamiento es la «cosa» en verdad existente. Mas en Kant.tiene, por lo (pronto, otro significado que es el nuevo, el original; el insospechado. Kant ·.,;.,-sin darse tal vez cuenta perfecta de ello- ha modificado el sentido de la · regunta ontológica•y, en consecuericia,.la significación de la respuesta; antno quiere decir. que las «cosas>> del múndo se reducen a la: «Cosa» pensamiento,. que los entes sean modos secundarios del ente primario pensaiehto-lo que Kant rechaza y que llama «idealismo i:nateriah>'!Pero.,no se trata de los entes, sino de que el ser de los entes-.cualesquiéra•que ·estos sean; corporales o psíquicos, en tanto que cognoscibles~ carece.de.sentido sino se ve en él algo que a las cosas sobreviene cuando un.sujeto pensante 'entra en relación.con ellas. Por lo vistó, el sujeto pone en el universo i:l ser¡ sin sujeto no hay ser; Él, el sujeto por sí o en sí, tampoco tendría ser:si él ·riusmo no se lo p11Siera al conocersé:·De este modo se convierte;el ser de '
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>-;,';:}En los últimoS'años preocupa vivamente a Kant esta nocióride poner y ponerse asf.misrno 'elYo, que surge indeliberada'en sus Críticas yva a ser tan magníficamente cabalgada por Fichte, chelling y Hegel.
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corno él en-sí. Ahora resulta t~do lo contrario: el ser no es él en-sí, sino la rela-~ cióna un sujeto teorizaute; es un para-otro y, ante todo, un para-mi. De aqu¿~ que eh Kant, por primera vez-·salvo los 'i sofistas!-, resulte imposible ha5s. blar sobre el s.er sin investigar antes cómo es el sujeto. cogrioscente, ya qui!~ éste interviene en la constitución del-ser de las «cosas»,.ya que las «cosas1!.'~ so11·0110 son'enfunciónde él. . Y; sin embargo; que el ser sea pregunta y, porque pregunta, pensarnien¡ to, no obligaba lo más mínimo a Kant para adoptar una solución idealista,J Esto es, a mi juicio, lo ultravivci en el kantismo, lo que no vieron nuestro§~ maestros neokantianos,'ni·sé si los pensadores actuales'; Que el ser.no te1i4?1' ga sentidoyno pueda' significar nadasi se abstra.e de un sujeto cognoscem}~ te, y,ponantb, que el pensarmterveuga en el ser de las cosas po11ié11dolb,:ho¿'i implica que los entes, que las cosas, ál ser o no ser, se conviertan en j:>ensaJ5{5 miento, corno dos naranjas nq se transforman en algo subjetivo.porque su:'.. igualdad sólo exista cuando un sujeto h1s compara. Kant protesta siempre¡~ que presume una interpretación idealista, es deCir,· subjetivista,' de sus::·; «objetos de la experiencia», porque segúnsu intención radical, la interven~ ,? ción del·pensamiento y,' por tanto, del sujeto en el ser de las cosas;,notriiía '~ consigo·la absorción de las cosas en el pensamiento ni en el sujeto. De·he~.~ cho; el desarrollo de su ideología le lleva al.idealismo subjetivista; pero yo?Z, sostengo que el estrato más hondo del kantismo, su núcleo original; se puec, ~ de libertar perfectamente de ésta interpretación. ...· ..·. '5ubrayo esa raíz de la ideología kantiana como lo más vivo hoy eri ellaj;5 porque creo que el tema de ntiéstro tiempo en filosofía coincide con ella. Hasl":;· ta 1900, la filosofía es subjetivismo, paladino o larvado. Fue preciso curartaE~ error y conquistarla objetividad, libertarse de las equivocaciones-esto era11 ·~ en resumen-que nutrían al subjetivismo. Pero ahora que la nueva técnica·~. conceptual permite despreocuparse de tales confusiones, es necesario otoff,~. garal sujeto valientemente todo. lo. que.Je .corresponde, yreconocerlasmás ~ urgentes perogrulladas. El caso más crudo de éstas es que el conocirniento¡z sin vacilación posible, consiste en actividades de un sujeto que es el hornJi,~ bre; por tanto, que el conocimiento es subjetividad de arriba abajo, y qrie¡'E precisamente por serlo, llega en principio a aprehender la más estricta obj~;~ tividad. Así, todo concepto o significación concibe o significa algo objefüro.J (toda idea leí es de algo que no es ella misma), y,.no obstante; es innegable~
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Hartrnann, en su es~dio Mds alld del idealfsm_D y del realisn10, se queda, comó -Súe1é~---,~'ii-~E formalidades .. Está anunciado tin libro de Heidegger,sobre.Kant y el problema de.la nletaffsicit;:~~ espero de él un·paso decisivo en-la dirección que arriba apunto. En-la fecha de entregar estas;.:_'% páginas no ha aparecido aún. '· ·rl:.;2._''.i1
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. que todo concepto·o significación existe corno pensado por un sujeto, corno elemento de.lá vida de: 1111 hombre. Resulta, pues, a la vez subjetivo y.objetivo. ' Es ta.: situación resulta paradójica, porque está vista desde un riivel filosófico, que es ptecisarnente el que, a mi juicio, hemos superado. Si en vez. de definir sujeto y objeto porfoutua negación, aprendernos a entender por sujeto iln enteque consiste.eµ. estar abierto a lo objetivo;rnejor, en salir al obje' to, la paradoja desaparece. Porque, viceversa, el ser, lo objetivo, etcétera, só" ' lrntienensentido si hay alguien que los busca 1 que consiste esencialmente ' enurrirhacia ellos. Ahora bien; este sujeto es.Ja vida humana o el hombre comorazónvitaL La· vida del hombre es en su raíz ocuparse con las, cosas delrnundo, no.consigo mismo. Elníoicmeme de Descartes, que sólo se da 'cuenta de sí, es.una: abstracción que acaba:siendó un error. :El je·, 11e,suis qu'1me c110se qui pe:11Se es falso. Mi pensamiento es una función parcial de .·«mi vida» que no puede desintegrarse del resto. Pienso, en definitiva, por 'algún motivo que no es, a su vez, puro pensarnientq. Cogito quia vivo, porque algo en torno me oprime y preocupa, porque al eXistir yo no existo sólo yo, sino que «yo soy una cosa que se preocupa de las demás, quiera o no». No hay, pues, un moi-meme sino en la medida en que hay otras cosas, y no hay otras cosas si no las hay para mí. Yo no soy ellas, ellas no son yo (antiidealisrno), pero ni yo soy sin ellas, sin mundo, ni ellas so11 o las hay sin mí para quien su ser y el haberlas pueda tener sentido (anti-realismo). Y he aquí cómo llegarnos a una actitud radicalmente liberada de todo «subjetivisrn0>> y que, sin embargo, da de pronto un significado imprevisto . a la sentencia más desacreditada de todo el pasado filosófico: la frase de ·Protágoras «el hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto que son, de las que no son en cuanto que no son». ¿Por qué ha in. dignado siempre tanto esta doctrina y esta fórmula? Verdad es que cuando algunos la han hecho suya-corno los positivistas y los relativistas-la han desprestigiado gravemente, convirtiéndola en una estolidez. Pero ¿cómo dudar de su evidencia? Debiera haber bastado con meditar un poco sobre lo ·que es «medida» para que resplandeciese su soberbia verdad. Las cosas por sí no tienen medida, son desmesuradas, no son más ni menos, ni así ni del otro modo, en suma, ni son ni no son. La medida de las cosas, su modo, su ni más ni menos, su así y no de la otra manera, es su ser, y este ser implica la intervención del hornbre 1• En esta dirección fuera, en mi entender, fecundo estudiar las entrañas .del kantismo. Ello nos daría, frente al Kant que fue, un Kant futuro. ¡Qué fi-
1
El cardenal Cusano hacfa profundós retruécarios derivando·1nensura de ntens.·
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sonomía más distinta de la tradicional nos ofrecerían estos góticos edificios·f; de las Cliticas! Porque lo dicho es.sólo una ligerísima insinuación sobre u~;', solo punto, bien que decisivo. A éste.fuera'necesario a.ñadir otro más grave:.~~ aún, si cabe, y que puede enunciarse así: ¿Qué es, hablando con precisión<:,: y lealtad, la «razón práctica», esa razón que, a diferencia de la teorética; «incondicionada», absoluta, bien que válida sólo,para el sujeto como ta1y·nóc'!' para las cosas de la deni:ia física ni de la metafísica? Larazón práctica consis;i;, te en que el sujeto (moral) se determina a sí mismo absolutamente. Pero¡;k~ ¿no es esto
e5:,r
1930
::1:
!'Sobre tódo esto hablo larga.menté en mi estudio Sobre la razón vital¡ que noo;:;~~:t:;~~ publicarse. Allí espero apuntar por qué y cómo es preciso, a mi juicio, replanteai la c1 ~cpensar sintéticon 1 otro gigantesco descubrimiento de Kant.·
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LIGERO COMENTARIO
,1
En un mismo número del periódico ABC escribe el presidente del Gobierno un artículo sobre la situación de la Dictadura y contesta en un comunicado de la:Oficina de Censuraa otro artículo del formidable periodista donjosé Cuarteto. Ambas producciones del dictadorforman un solo cuerpo; ambasprocu•ran definir la situación en el día de la fecha. De su total, acoto estas dos frases: '«La Dictadura comienza a estar gastada». He aquí unac. «La mejor prueba· de la fuerza enorme que conserva la Dictadura es que se permite señalarse a sí misma plazosy condiciones para traspasar sus poderes; ¿Cuándo ningún Gobierno, fuerani de.ntro de España, se vio en tal caso?»He aquíla'otra. No se puede negar que ambas. frases dicen la verdad, portan to, que dicen dos ;yérdades. Sólo cabria -para a1mrar lá exactitud- alguna reserva sobre que dentro de España ningún Gobierno haya gozado de· esa capacidad súper. abundante y paradójica que consiste en ser dueño hasta de su·propia desaparición. Pero, en cambio, es tan veridico no haberacontecido eso a ningún Goliierno. fuera de España, que queda de sobra compensada la leve imprecisión. Yo creo, no obstante, que si el general Primo de Rivera hubiera escrito ambas frases una tras otra y en continuidad, como aquí van•acotadas; la pluma se le habría quedado un seguñdo en el aire como punzando unareflexión alada que de su unión levanta el vuelo. Y habría luego tachado la.una o la otrá; indiferentemente. No porque no sean verdad, sino precisamente porque lo son. Pues al serlo de consuno significan una tercera cos~, que, aunque e5 también una verdad irreoatible y más fundamentalque las otras dos y causa de las otras dos, el general, por vez primera eñ su vida, habría sentido pavor y habría ordenado a su aguerrido vocabulario una retirada táctica. r Que un Gobierno esté gastado y que, sin embargo, conserve fuerza bastante para decidir con holgado albedrío su retirada y su sustitución son dos es" . pecies que• en cualquier parte del mundo parecerían contradictorias: sería vere .
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de aquí pie para demostrar que el dictador había incurrido en contradicción yse quedaría tan satisfecho. Mas sería falso atribuir al presidente la contradic~ ción justamente cuando expresa dos purat¡ verdades. Porque, repitámoslo una< vez más, no es posib"le descalificar ninguna de esas dos proposiciones: se irn- . ponen ambas con pareja e ineluctable evidencia. Una y otra son la realidad misma. De suerte que lo contradictorio es la realidad nacional. Y ésta es la tercera cosa que las dos frases al reunirse dejan ver: que nuestra realidad ~aciana! es contradictoria, inconcebible. Pues se da, en efecto, el caso de que un Go-· biemo, al gastarse, no encuentra ante sí ni siquiera una oplnión hostil, pero . concreta, orgánica, aunque no organizada; un ambiente preciso que, no que- ' riendo lo presente, quiera para el futuro algo determinado, discernible, con perfil y fisonomía. En vez de esto halla sólo la pura nada. Y por ello tiene que' realizar con sus propias fuerias ·la faena mágica ,de reducirse a sí mismo álÍr riada, y de paso que se autoaniquila, crear de.lanada su sustituto, He aquíuna, situación que difícilmente se habrá dado en ningún otro punto del planeta!· El hecho es de tal amplitud y gravefiad, que parece obligado recalcarlo¡ Cuando se reparaen.esto;;todo lo demás-·la existencia de una Dictadura• la urgencia de un retomo a la legalidad-· toma un aire frívolo y anecdótico'. : Con lo cual no se ~ca tima un adarme a la importancia enorme. que esó ·.· «demás» tiene, sino.que simplemente se lo coloca en el lugar y tamaño que dentro del paisaj de 'corresponde. . .· . ., ; , , , , Yno se \figa•que es¡; vacío es producto nat1lral de haber estado durante seis años suspendidas lás libertades públicas. Esta suspensión ha contribuido; · sin duda; 'a' evacuarcmás ese vacío. Pero no nos hagamos ilusiones: esa sus, · peµsiórvno explica el hecho a que aquí se alude.• No echo de menos movi~ mientas organizados de opinión, gritos, protestas, levantamientos, etcéteriu Su ausencia podía muy bienoexcusarse por la presión del Poder público.:El Estado actualposee en todas partes de Europa yAmérica medios tales, que si él no quiere; la opinión no puede tomar esas formas .. (Éste es uno de fos grari~ , des.problemasplanteados•a:l porvenir de'Europa poda perfección'misma a · que la máquina de su. Estado Uega hoy): Pero nadie puede dudar que nó era menester ninguna de esas manifestaciones plásticas de la opinión pública; Bastaba con que la gente, esa cosa 'tan vaga pero tan decisiva que se llama la gente, tuviese dentro de sí; en su secreta intiritidad, una opinión sobre la si" tuac:ión pública' de España; bastaba con que el español medio:hubiese tomado . una actitud íntima ante fo que ha pasado, pasa,y va a pasar en España, .para que eso que echamos de menos existiese, constase inequívocamente en: la atmósféra1 El espíritu es materia flúida que; en definitiva, y sobre todo en casos ' extremos como el presente; no necesita cauce!; preparados ni art~factos o faf c:ilidades•extemas para manifestarse. Por ser flúido acierta siempre a rezu'tnai;
y el estado íntimo de opinión que te~ga la persona. traspira .de ella e impr~gn.a el aire, como la humedad de las comentes subterraneas asciende por cap1landad a la superfitie. No nos hagamos, repito, ilusiones: si no consta hoy una opinión orgánica y concreta sobre el inmediato porvenir nacional, no es porque no ha.pcidid9 expresarse, sino porque no la ~enen los ~pañoles .. Esto, esto es lo que con un frenesí de veracidad es prec1So declarar, por. que eso, eso es lo grave. .. · Pero conviene precisar más. La responsab1hdad fabulosa de no tener una opinión sobre su propio destino recae sobre toda la nación. Pero, claro está, se reparte según las densidades de las distintas capas sociales. Q~e el pastorcito de los pedregales sorianos, hincado al cierzo entre sus mennas; que el labrador manchego o catalán, oh.licuo sobre el .s_urco, no tenga una opinión•sobre el inmediato destino público de una nac10n es cosa sobrem~, nera venia\. De aquella responsabilidad le alcanza muy poco ~a:! ~astorc1co un pedazo1tan pequeño como el mendrugo que lleva en su zurran ..Pero, ¡diablo\ al banquero; al industrial, al magistrado,.al poP,eroso comerc~an~e; al «aristócrata>>tde Rolls y coch-taiL, al catedrático, al obispo, alprovmcial de frailes, al ingeniero; al médico .de trapío: ... , a. esos les correspo~d: un ' enorme.gravamen deresponsabilidad. No cito al político, ni al penodista, nia esos otros seres, por lo visto tremebundos; incalificables, ictiosáuricos, que por Uamarles 10 peor se les suéle hoy· llamar «intelectuale~>>.•N? los cito\ porque, en primerlugar,.su oficio es la•política y, mejor.o peor, o~man; p'ero además porque todos ellos juntos no son ni tienen por qué ser mas que un ritinúsculo rincón def cuerpo•nacional. Ylo intolerable es que el banquero, el industrial, el magistrado, etcétera, crean que son los políticos: los periodistas y los «intelectuales» quienes tien:°: ~ue tomarco~creta actitud ante los destinos del país, pero no ellos. Su nus10n es; por lo V1Sto, no tener opinión, esperar a que la tengan esos grupos a quienes desprecian; y cuando la hayan.erititido no hacerles el menor caso. · · · •' ~;:, Es menester revolverse enérgiéamente contra ese parasitismo histórico de las' clases «superiores»., que, en efecto, hóy:por hoy, .como ayer por ayer, son y fueron el torso de.la nación, y erí orden de:representación, beneficio yresponsabilidad puede decirse que.la naciónrnisma,Sonlas.et~.~as ausentes de los destinos nacionales. Son lo que verdaderamente significa una excepción en el globo terráqueo. Porque ellas son así, puede darse el c~so de que en España una· Dictadura tenga que hacerlotodo.po~ sus propias fuerzas, hasta gastarse rozándose consigo misma; teriga que hacer todo por Sí, venir, quedarse y hasta irse.. ;.; " )'
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. Firmado X., El Sol, !.de enero de 1930
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VICISITUDES ENLAS CIENCIAS
estu~a~
qu~
Es m'teresante la hlstoriadelas ciencias bajo Iaünagen de cada :· una de ellas fuese una persona, o, mejor, una·serie de.personas que se su ce~ den con i:Itie~po, represen.tanda las gene;aciones. Bajo.tal supue5to, apare~ ce cada ciencia comportándose como un individuo, dotada de determinado carácter, reaccionando ante los demás a·contecimientos hu~anos, soberbia Y agresiva en unos. tiempos, humilde en otros; La vemos, como el heroe de una biografía, atravesar '1cisitudes innumerables, gozar de horas triunfantes. sufrir. desdenes, ser reina (regina scientiarnm). o caer en situación.ancila; Cancilla theologiaefue la filosofía en la Edad Media). Cada ciencia tiene su.im dividualdestino,:como sifuese·un hombre. Pero lo:rirás curioso que talhistb~ ria de las ciencias nos mostraría es que también, tomo los hombres, a pesar de tenercada una su destino individual; dentro de cada época se comportan e~ c~ertos ó~denes con perfecta homogeneidad. Por mucho que los con tempo~ raneos discrepemos unos de otros, nos parecemos en muchas más cosas; • · ·Así, durante el siglo XIX, todas las ciencias ejercitaron el más desafo~ rada impi:rialismo. Era éste el modo vital que inspiró a toda esa época eri todos los ordenes. Y como un pueblo pugnaba por inrperar a los demás yuÍL arte ~~as ·otras ártes y ~na clase social alás demás, apenas hubo ciencia que no hiciese su campaña nnperialista; obstinándose en mandonear a la.5 derirás• t~~ vez reformarlas radicalmente.. Durante una temporada todo quiso: se; física; luego todo quiso ser historia; más tarde todo se convirtió en biología; luego todas las ciencias aspiran a ser matemáticas y gozar los beneficios del ~?rbatismo:Las époc~sde inrperialismo son sazones de arbbiciónyde e~ vidia; el fuerte:9e hace ambicioso, y el débil practica· esa forma rentrée y es" tra¡:rgulada de•la ambición.que.es la envidia. Por muy diferentes que esas dos pasiones humanas sean, se parecen en una cosa: bajo su impulso.el ho.mbr.e ~o vive a~sorto y ~umido en su propio destino, sino que mira c:,on una pupila a los a3enos. Sr soy ambicioso, no me contento con ser lo que 292
soy; sino que siento la urgencia de dominar a los pr~jinros'. vivo, pues, ~n fun~ ción de ellos; afanado en ser más que ellos. ALmISmo uempo que vivo mr .• ' vida vivo la ajena; 'es decir, bizqueo. Parejamente, el envidioso vive sufrien:·~ do no ser el•otro mejor dotado, y es, por tanto, una mariera bizca de existir.. El siglo XlX fue ~l grari siglo bizco. Y así, cada ciencia, o para ~o~ar o p~ ra envidiar, andaba fuera de sí, preocupada de las oo,-as: La filosofía sentía desdoro por no ser física, y lo mismo la biología. La matemática se avergonzaba de no ser lógica,. de no poder constituirse en pura deducción conceptual, sino estar encadenada comoun humilde can a la intuición. La teología, ciencia de lo divino, anhelaba con voluptuoso afán ser.manejada como.las ciencias humanas; qúeiia ser racional y razonable, igiial queaquellos misteriosos hijos de Dios que aparecen en et Génesis se~ucidos parlas encanta~oras hijas delos hombres. Lo más característico del Siglo pasado fue que en el cada cual vivía empeñado en ser otro del que era. Nadie aceptaba su destino. La edad del«fueradesi».:: ·. . ·: . .: ..... ,. · ··: ··· En los treinta años que han corrido .deFXX; las·ciencias se han comportado de muy otra manera. En ¡:rrucha5 ocas.ion~ he. hecho n~tar ya el extraño fenómeno; Sin.ponerse· de acuerdo; mas aun, sm adverurlo las.unas y las otras, todas han ido coincidiendo en uria resolución opuesta al.a q~e obedecían cincuenta años ha. Consiste.ésta sencillamente en que cada ciencia ha decidido no preo.cuparse de las demás ni para bien ni para mal.Sin propósito de imperar sobre las otras; sin:descontento de río poseerla: una las ventajas de la otra, cada cual se ha encajado en síhiismayha aceptado su destino; por lo menos se ha abrazado sin reserva a su propia limitación; a lo que medio siglo antes sentía como su defecto congénito, · •· Por ejemplo, la física no puede llegar a construir sus objetos por métodos puros, como la matemática; su exactitud no es de orden primario, sino que es sólo exactitúd de aproximación; e.5.la inexactitud dentro. de ciertos límites. La razón de ello está en que entre la física y las cosas que mtenta cae riocer se interpone inevitablemente la.necesidad dela medida. El matemático captura su.objeto +"-el espacio, el número-·.-, o con elpuro concepto, según unos, o con la intuición; segúri otros. Pero ambos medios de captura son inmediatos al conocimiento matemático. El triángulo está, según él es, íntegro en la definición axiomática.o intuitiva que el matemático da de él. Pero el físico no tiene la realidad de los astros ni de los cambios dela materia: inmediatamente en su intuición: •Las cosas. de la física· tienen que ser capturadas con la mensuración. La medida es al físico lo que la intuición (o la · •· ' ." axiomática) es almatetnátiCO; : Pero la.medida es, por su misma esencia, relatividad. No hay medida sin metro, y el metro, como tal, no es una cosa cósmica, no' es una realidad,
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sino una arbitrariedad:Es uha cosa humanísima: Cuando Protágoras decía que el hombre es la medida de todas las cosas; decía algo superfetatorio; Porque ser. medida es ya ser.algcihumano .. Dios no mide.·Porque última,: mente ningúrr ser hace nada que no t.enga sentido para él,. que no lo haga paraalgo, que, pori tanto,nó le'sea ne.cesarlo; El hombre.mide las cosasma::c teriales porqúe no las posee; porque µo las. tiene en su inteligencia. Tiene que salir de sí para conocerlas: Por sí mismci es indigente, no contiene en su me, terior mental ni un punto de realidad cósmica. Va en busca de las cosas; pe-, ; ro éstas sde escapan, sonincompetietrables con su mente; En vista; de que · no puedeapresar las cosas, se contenta con tomarles las medidas, que son lós esquemas.y fantasmas deaqtiéllas. Sumente-·-·mem- es medida-·-·me11s!Lrá .. (calembourdel cardenal Cus'ano),Diosno mide: No hay•un dios delas pef .·.. sasymedidas. Dios es desmesurado (ex!Lperantissimus). • . . .. ; · · · Eri Galileo, fundador de Ja física, late una contradicción. Por unlado define maravillosamente la nueva ciencia que entre las manós le nace;.« Cciri-, siste-'-C!ice-· en medir todcil6 é¡uese pti~demediry en conseguir que puéda medirse lo que no se puede medin>. (Ejemplo de esto último, el calor. La física.del calor consiste en mventar el termómetro). Hoy más que nuncá;.fa física 'confirma esa definición.bautismal dé Gilileo y :Se da cuenta de que ria es smo cosmometJia. Mas; por otro lado, Galileo cree que la física es niat~ mática; es decir, que los fenómenos naturales se.comportanmatemáticaL mente; En todos ellos.Intervienen como ingredientes el espacio y el' tiempo: Galileo c;ree a piesjuntillas que la espacialidad y la temporalidad de las cosas son el espaeioy el¡ tiempo matemáticos, no el espacioy el tiempo métricmfr Ahora bien; ésta es una creencia errónea, y es importante advertir que a esa creencia errónea se debe la instauración dela física. Un ejemplo curioso de la providencialidad del error, El hombre, para acertar, necesita ponér·. todo, hasta su ilustre capacidad de equivocarse. Como el caso es, en verdad¡: ejemplar, permítaseme exponerlo. . . , . · .. . · -• ····La ciéncfa. física, que ccifuienza eh el siglo XVI; nÓ se deqe a que ciertos hombres, abandonando los razonamientos puros, la especulación delos Ji~. lósofos, se resolvieraria observar los hechos-·como si los antiguos yme~· die vales, que no ttivierori física, ria hubiesen observado concienzudamente la naturaleza y no la hubiesen sometido a experiencias. Ni ]Jcir unmomentóí sepresénta Galileo como el hombre deleX¡JeriIDentb frente a los escolástib cos. Todo·lo contrario; Contra su ley de inercia son los escolásticos quienés hacen. constar la. experiencia. Galileo no puedé demostrarla por el experi.,.; mento. Creer que lo característico de las ciencias físicas es la observacióri;o>. · ex]Jerienci~,· én ~te'~lgar sentí.do del térmiiio, es un padecimiento que." lioy·sufresolo algun senorHomms, farmacéutico del rincón provinciaL 294
No la observación produjo la física; sino la exigencia de la observación dcacta. Y exactitud. es un vocablo que sólo tiene sentido propio, auténtico, eil'matemática. Lo nuevo de la nuova scienza de Galileo fue la introducción formal dela'matemática en la observación, la cuantificación radical de los fenómenrn¡ por su radical mensuración; por tanto, la experiencia matemática. Pero esta aplicación que Galileo hace de las leyes matemáticas a los fenómenos físicos hubiera sido imposible si Galileo no.hubiese padecido el prejuicio de é¡ue loslenómenos físicos obedecen, sin duda alguna, a las '.eyes matemáticas; por ejemplo, si no ,hubiese creído de antemano ypreVIamente a toda experiencia que ·en'la naturaleza hay áhgulos rectos y que en un triángulo corporal la•suma de su:S ángulos es igual a dosrectos; Para la física Ja cuestión era•averiguar a qué otras leyes especiales· obedecían los fenómenos materiales; además de obedecer, esto era para él incuestionable, a.Jas leyes geométricas. Por eso dice:·«La.verdad está escrita en la naturaleza letras matemáticas». La física trata de leer las.palabras, peró ni siquiera discute el abecedario, Por eso. Galileo no se ocupa de hacer éxperimentos · .con el fin de demostrar físicamente si .hay en Ja nathraleza ángulos rectos. Quiere ello decir que para Ja física., hasta haceúnos cincuenta años, era una cosa indiscutible y evidente quelas leyes.geométricas.por sí y.a potioii, son ;leyes físicas; que los cuerpos obedecen dócilmente a aquéllas. La física, .pues, comienza no por experimentar, sino, al revés, por no experimentar, péírpréjuzgar la.docilidad geométrica de la materia. · Imagínese ahora que un físico se dijese radicalmente: «Para mí, como fí.. sico, no hay más realidad que el resultado de mis medidas». Con ello no haría sino insistir en la voluntad de Galileo; pero, más consecuente que él, caería en Ja cuenta de que entonces la realidad no coincide con la matemática; mejor dicho, que ninguna matemática rige, da leyes a la realidad. Ninguno de los espacios constrhidos por las puras geometrías es el espacio real de la física. La inercia no es una ley física, porque supone al cuerpo exento de influjos dinámicos, de variaciones apreciables con la medición y; sin embargo, -pretende decir lo que pasará a ese cuerpo. En Galileo, la rectilineidad, que es un carácter puramente matemático, se comporta como una fuerza física, y esto no es menor magia que el afán de moverse circularmente, supuesto en los cuerpos por Aristóteles. La materia no tiene.preferencias geométricas. Actitud tal en un físico indica que por un lado no acepta el imperio de la matemática sobre su ciencia. La declara independiente, autónoma. Física es medir. Acepta el físico este destino de mundimensor. Se contenta con él. Se encierra en él. Por otro lado, no pretende que ese destino suyo reobre sobre la matemática; es decir, no niega-como intentó Helmholtz y el positivismo- la independencia métrica de la matemática, no dice
ton
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que las leyes matemátkas no valgan para sus objetos imaginarios. Al con- ;, trario, cuanto más irreal, menos experimental sea la geometría, mejor le•·· sirve para su faena: le sirve para ordenar. sus medidas. La realidad na·se' compone de letras mátemáticas -tal fue el error de Galileo:Lo que pasa es que el físico usa la matemática como un instrumento más para sistema" tizar sus observaciones. Ésta es la actitud de Einstein. De lo que resulta que hoy; cuando más matemática y más complicada se emplea en física, es cuand9 la matemática tiene menos intervención sustantiva por sí en la física; De·ser en rigor un principio de la «realidad» física, ha pasado a ser un nuevo instrumento de la «teoría» física, cómo el nonius y la balanza. No man:da, sino que obedece; La instauración de la física se debe, pues; a uri error. Si Galileo hubiese contado con medios métricos más precisos y se hubiera encontrado con que la materia no es euclidiana, la física no ·hubiese podido nacer, porque el·hombre de entonces no contabá con una matemática a· la altura de tales ' estas cegueras, que permiten al precisiones de mensuración; Respetemós. hombre ver algo. Todo lo que somos positivamente lo somos gracias a alguna limitación. Y este ser limitados, este ser mancos; es 1o que sellama destinó; vida:Lo que nos falta y nos oprime es lo que nos constituyey nos sostiene¡ Por tanto, aceptemos el destinm ''i
El Sol, 9 de marzo del930
¿QUIÉN.MANDA EN EL MUNDO?
IV
'. E1 ~órizonte visible no ~os presenta nadie capaz de sustituir a Europa en el•mando del muudo: Hay; pues, que decidirse por una de estas dos.cosasw porque nadie mande o porque vuelva a mandar con plenitud Europa. Es po. sible.que muchos, alegremente, se resolviesen: por lo primero; en realidad, la vida de estos años en el planeta está templada-.más bien destemplada~ por esa resolucióu. Son unos años de frivolidad general, lo mismo para Ias naciones que para, la.existencia individual. Hayfrivolidad dondequiera que alguien-.-individuo o pueblo-·- no viva encajado en su propio e intrasferible destino, e5 decir; en su quehacer; Todos-.unos más, otros menoS-,,- nos · damos cuenta de que estamos fuera de nuestro 'quicio: Siempre que nuestra vida se sale de su hueco cardinal, siempre que extravaga, envía automáticamente un aviso a nuestra conciencia. Intentamos en vauo acallar esa amonestadón que nuestra intimidad nos hace cuando defraudamos a nuestra sinceridad. Porque la siuceridad primaria no es una virtud del hablar y del decir, sino de algo previo.acla expresión y auILalpensamient9-la sincec · iidad de ser lo que verdaderamente se es. Hoy pueblos enteros viven ep. extremada insinceridad: Ponejemplo, Italia. En el fol'.\do;de su cónciericia c9lectiva saben quela actitud'histórica adoptada por ellos ri.o es posible ni necesaria o impuesta inequívocamente por las circunstandas. Al contrario, tienen la impresión de que.se han lanzado a una postura caprichosa que diverge del perfil auténtico marcado por su destino. Por lo mismo necesitan compensar c'on. puras . exageraciones .de gesto la• falta de fe radical en su propia conducta.·Se droganconexttemismds de adeniári;•mantienen: una superficial autosugestión, sosteniendo un tono. de.frenesíconvago terror de.caer en temple sereno y no poder defenderse entonces de la acusación íntima que ascerideria inexorable de su conciencia.
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· Estos mismos caracteres se encuentran, fuera de la vida pública, en. casi todos los órdenes de la existencia actual, revelando con su ubicuidád que se trata de una gravísima anomalía padecida por el hombre contempo:.O ráneo. Con rasgos idénticos o análogos podríamos filiar la conducta al uso en dimensiones remotísimas de la política, como son el arte, el pensamiento ;, y aun otras más íntimas. Para hacerse bien cargo de esto es imprescindible mirar frente a frente. el hecho más fundamental que existe en el Universo, el cual no es otro que . nuestra vida-nuestra vida en el sentido biográfico y no biológico de lapalabra. De puro estar dentro de él, de puro ser nosotros ese hecho mismo,·no reparamos en él, como no solemos ver el aire en que estamos sumergidos,· Es nuestra vida el hecho fundamental porla sencilla razón de que tódói;t los demás hechos lo son de ella, se dan en nuestra vida y consisten en algo • que vitalmente nos pasa. La ciencia misma y-cuanto ella observe, investigue y descubra son cosas que acontecen en JJUestra vida y lá suponen; De suerte, por:muyradical que sea una afirmación científica, tendrá sieniprnuria realidads.ecundaria en comparación con la realidad primaria de nuestro vivir.· deritfo. del cual «hacemos» ciencia; entrdnnumerables otros quehaceréSI · Nuestr~ vida,. en efecto;consiSte en lo que hacemos, desde aguantar.im dolor co"n.paciencia o sin·ella;·hasta•haceruna revolución; hacer una teoría.o simr; plementehacer liémpó; LaYida es'sienipre operante; siempre esfuerzo¡ siemij pre faena. Ahora bien: lo que hacemos no nos es impuesto; i:omoa la balasu trayectoria,La·extraña realidad que e5 nuestra vida consiste; de.uniadb;eri tener porfoerza que hacer.algo;y de otro, en•tener que decidir eso que tenb · mosque hacer; Por tanto; una mezcla·di-aniática de fatalidad y de libertád; Vivir es encontrarse.en un ámbito de posibilidades más.o menos amplio; es . poder ser esto, esto y es toe· Todavía si esas posibilidades fuesen indiferentes;.:. la'vida sería cosa fácil. Pero lejos de eso, acaece que eri todo iristarite el r~ pertorio de posibilidades·de·ser que se abre ante nosotros tiene.unajéraú quia. Entre esas posibilidades hay una que: esla•más nuestra,.la qué cáda cual tendría que ser para ser verdadera y.auténticiurierite el que es. Dicho· en · ótra forma: cada •vida tiene un destino intrásferible, pero es libre para·acep+ tarlo o no.: Si no lo acepta sigue siendo vida; pero esa. vida consistirá en-la constante negación de sí misma> Y así acontece con gran .frecuencia: cada. hombre se dedica ano ser quien es; se esfuerza en ser otro; porejemplo;éh. ser como1os demás:• como este grupo; como el otro grupo de los demásfW3 :;; ''' •Esta capacidad que la vida tiene de enajenarse; de falsificarse, a sí miSt ma; podráparecer.extr'anísima; pero es eVidente yno hay otro•remedio•que reconocerla! Solo por ella goza la vida elprivilegio de tener destino, pre¡:!e5+'. tinación. Destino no es, sin más ni más, necesidad ineluctable. La piedra care~
esta·
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ce de destino, aunque todo lo que le pasa le pasa irrevocablemente. Lo esencial del des tirio es que siendo inexorable éxige y permite que lo aceptemos .. ·O.no: Yo no seré quien propia e intrasferibleinente soy si no hago tales o cuales cosas: Peto puedo :perfectamente no hacerlas, y en su lugar hacer otras. Entonces defraudo a mi verdadero eser, lo suplánto pórotro que no tiene au. tenticidad de destino, que no tiene.última realidad. Cuando hago esto, mi vida se ocupa en desvivirse a sí misma. Porque la libertad que actúa entada vida es sólo negativa, me permite no aceptar mi destino; pero lió permite fabri. carme otro destino y hacer que, en verdad•vital, sea yó otro.del que soy. Así venimos a aclaramos la idea de sinceridad. Es vitalmente sincero el q'uevive su personal destino,;¿En qué se reconoce esto? En que al hacer algo-·pensar, sentir, comportarse-:. tenga la evidencia.de que esoque hace es necesario yno un quehacer canjeable indiferentemente por otro. Una nación, una época, valen en la proporción con que seden en ella hombres cuyo ·hacer brota.de su interna fatalidad. Son en cambio frívolas "criando predomina un tipo de hombre que no siente COII\O necesario, irrenrisible, lo que hace. · ;; · Gé• Esto acontece, por ejemplo, con el artista nuevo. Parte'muyjustamente de un asco hacia lo que en el arte tradicional hay de fraseología insincera; ',pero entonces se encuentra sin un imperativo artístico claro.Yenvez de no ·hacer nada, de aceptar el duro destino del arte actual, que es su crisiS radical, décide hacer cualquier cosa, instalarse en una arbitrariedad. Es penoso decirlo, pero me parece innegable que los jóvenes artistas de nuestro tiempo viven 5uoficio con conciencia turbia y que esto los desmoraliza como hombres. En mucho menor grado ha reinado una situación parecida en la ideología de los últimos veinte años. El más alto representante de ella en el mundo, Max Scheler, puede servir de ejemplo. Tratándose de puro pensamiento no cabía la pura arbitrariedad, y en efecto, Scheler no es nunca en tal sentido •arbitrario. Pero sus ideas eran meras posibilidades de actitud ante los pro.blemas· no fueron casi nunca forzosidades. Nos decía cosas sumamente ' agudas que se «podían pensar» sobre un asunto, pero no las que necesaria,mente había que pensar. Por eso vivió en teorías revocables, y sus cambios doctrinales no tuvieron el carácter de una evolución profundamente motivada, sino el de diSpersión caprichosa que se cansa de una postura e intenta otra. , Lo propio se observa en las ideas políticas de nuestro tiempo. Ciertas objeciones sustantivas e irrefutables contra la democracia hacen que muchos hombres excelentes no la acepten como un destino e hinquen en ella .su vida pública; mas como por otra parte hay dimensiones de la doctrina democrática que son de una evidencia incontrastable, no logran trasladar la ráiz de sí mismos a otros idearios políticos notoriamente imposibles. Se
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quedan, pues; en una actitud de juego; juegan a ser y a no ser demócratas¡ se fingen fascistas o comunistas. Fascismo y comunismo son, al menos para _ el europeo, dos de esas posibilidades sin autenticidad que hoy encuentra el · hombre ante síy en que puede instálarse como en una fábula convenida, asa~ . hiendas de que. defrauda su rig9roso destinovitaL De esta frivolidad ambieiite cabría_aúnbtro ejemplo más íntimo sLno fuese demasiado difícil de demostr,ar; Vaya; .pues, sólo como vaga sospechá1 Laindecisión_del pres~nte europeo, la vida insincera y que adopta actitudes revocables; éxentas de inexorabilidad, se manifiesta, a mi juicio, en la·de, • fectuosa sinceridad con que hoylámujer elige un tipo de hombre para ena; • morarse .. Motivos arbitrarios. destaca!). ccimo ponjUego ciertas especies d_e --,· virilidad que en su secretd fondo nointeresarra lamujernormaLNo obsraii.~ te, falta de seguridad en su déstinosentimental, la mujer- finge-entusiasmo · pbr elgigolo y llega a embotarse para la percépción-de otras calidades mas"' culinas. Pero.éste es un tema-delicado que rei:¡ueriríaminticiosos analisiS · del amor contemporáneo. Yo sólo quería hoy presentar el paisaje de frivoli; dad que ha suscitado el mero anuncio de que nadie manda en el mundo: La mayor-parte delos seres.humanos necesita de una presión extema•que los•• encaje bierrenJsu destino. Esta presión es el imperio histórico de alguíeú que representá unsistema de normas vitales.
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POR QUÉ HE ESCRITO «EL HOMBRE A LA DEFENSIVA»
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. :Ya'he recibido las primeras andanadas de ataques y üei~suÍt~s que me ;dirigen.losjóvenes escritores argentinos. Ya puedo, por.consecuencia, es:cribir este artículo. Por otro de Victoria·Ocampo, publicado enLaNación hace meses, tuve las primeras noticias del •enojo :que mis ensayos· «La ,Pampa ... promesas» y «El hombre•a la defensiva», habían producido. ;Poco después, una página de Caras y Caretas, firmada por el 'señor Alberti, ¡ine confirmaba-el hecho. Ambos escritores•se adelantaban, generosos;'a : mi defensa y destacaban argumentos pata aminorar la hostilidad contra •mí germinante. Yo agradezco de· corazón a ambos espontáneos paladines ,la efusión de su defensa, pero han de permitirme añadir que no era nece
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· Es seguro que no pocas personas de la Argentina se habrán dicho al, leer mi último Espectaaor: «Por dos veces hemos recibido a este señor en... nuestro país con exuberante amabilidad. ¿Es admisible que este señor pague ' aquellas atenciones diciendo de nosotros cosas que en parte son sobrema-. nera desagradables?» Yo acepto que el asunto se plantee así, sólo que necesito intensificarlo hasta un grado superlativo. No se trata sólo de que la Argentina me haya recibido con reiterada ama7• bilidad. Ésta es una expresión tibia, frívola y oficial. Se trata de mucho más;: En una comida que la revista Nosotros organizó en mi obsequio durante mi última permanencia en Buenos Aires, tomó la palabra el doctor Ale7 • jandro Korn y dijo que en algún capítulo de la historia argentina habría, tal vez, que citar mi nombre. Sns palabras fueron, eri rigor, mucho más taxatj,;' vas, pero yo las traduzco al modo dubitativo y condicional, é:ori. el fin de complicaren mis peligrosas andanzas a un hombre a quien quiero, estimo: y respeto tanto como a Korn. Las traigo, yo obstante, a mención para poder. : añadir que si ellas son posiblemente, dubitativamente; condicionalmenté verdad, lo es con verdad radical, indubitable y categórica que no podriá escribirse mi biografüi. ~ado que ella tuviese•algún interés- sin dedicar, algunos capítulos centrales ala Argentina. Es decir; 'que yo debo, Il.i más•ni menos, toda una porción de mi vida-·-situación, emociones, hondas e\cpe+ riendas, pensamientos-- a ese país. Así, absolutamente así. La vida; que•es siempre de alguien, es para ese alguienlo absoluto. Todo lo demás que exis~ ta llega al través de su vida dentro de su vida; Así yo no tengo en eltiniverso y del universo tnás que mi vida y resulta que.una parte i:nuy importante de · ella se debe a la Argentina. Se trata, pues, no-de deber atenciones a ese páís como a tantos otros transeúntes acontecerá, sino de algo fabulosamente más grave: se trata de que debo una parte substancial de mí mismo, de i:ni vida, a la Argentina.Y esto son ya palabras gruesas.Y mi vida, que a1os de+ más no tiene por qué interesar, a mí m.e interesa enornieníente:.Tanto,.qtie•. es lo único que me interesa·deltin.iverso.·A cada cual, si se análiza yentien+ de lo que digo, le acontece lo propio -porque su vida', repito, es fo únicó que tiene del un.iverso,.porque su vida es, en.verdad, el universo.· Quiere decirse, pues,. qué yo. tengo una deuda enorme con ese país; Y esto no son palabras, temblor de aire, caligrafía; No es que yo diga.qúe tengo esa deuda, sino quela tengo, dígalo o no; la tengo.a ella, no asu enurf;..' ciación; la tengo y sostengo sobre mi existencia• efectiva y no verbal, la llevo y la arrastro.con sucesivos crecimientos desde que hace catorce año~, e5cri¡ tor español desconocido; entré por la boca bicorne del puerto bonaerense¡ · Es notorio que yohe alardeado durante un decen.io de 'esB grav~er¡f En una revista de esa capitalleí hace unos meses una entrevista con el cbncfe.1
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deKeyserling,.donde este amigo-mío e incalculable_ conde hacía constar que el único europeo que hablaba:confervor de la Argentina era yo. Amputémos la exageración del exclusivismo y queda una pura verdad•. •· .;,Dígasetríe ahora si puedo aceptar que se plantee el asunto de mi saldo de deuda .cori la.Argentina mediante expresión tan tibia, frívola y oficial . comb .!a antedicha:N o: yo debo completamente en serio y he. de pagar no menos en serio.Ya he empezado .. Las páginas irritantes del séptimo Espectador son las.primeras monedas. · •.La forma del pago no podía para mí ser dudosa. Tenia que ser homogéc nea a la deuda .. Yisila Argentina ha contribuido a hacer mi .vida, yo tengo .~Je.contribuir, bien que en la cuantía mínima posible a un escritor, a hacer líí:vida de la Argentina: . "• · . ¿Sería contribuir a hacer la vida de la Argentina verbalizat elogios sofae:ese país que a nadie interesarian Il.i a nadie convencerían? Pero aun en el caso .de que.interesaseny convenciesen, eso no seria hacer la.vida argentina; Si:iib, a1o sumo, hacer la opin.ión de los demás sobre ésta. Y resultado t~lme parece demasiado inoperante. Lo decisivo es lo que seamos, no lo que opi7 nen los.demás. Una vida bien.metida• en su auténtico destino no vive de lá benevolencia critica di; los prójimos. .Pero además, quien conozcáJa Argentina a'ctual sabe que nada puede liácerle tanto daño como alabarla, como interesarla en. la opinión ajena sóbre ella, antes bien, es preciso empujarla hacia sí misma, recluirla en su ii:íe¡mrable ser: Esto se propone El hombre a la defensiva. En élse dice que es la Argentina «el pueblo con resortes históricos más füertes que hoy existe». Esto no se dice por decir: se dice dos veces y con letra especial para que conste. Lo cual indica que yo tengo muchas cosas laudatorias que decir sobre la Argentina-por lo visto las· que propago por Europa, según Keyserling. Y esas cosas son, en parte, óptimas como esa frase indica. Yo podria, pues, con entera sinceridad de escritor y siguiendo mi ininterrumpi'ao .uso de no escribir.sino lo que creo hasta la raíz de mí mismo, habermagc ft,!ficado ante el público europeo esa.naciónirritable, Es más, nadie que siga fui obra intelectual dudará de que tras esa frase sobre los resortes históricos ' ela Argentina, se ocultan teorías sobre lo social y lb histórico que piafan ti puras ganas de expresarse. Mas yo las he repriníido y de todo ello enunc iq.sólo ese teorema sobre la .vitálidad-histórica dé la Argentina, teorema ne-formulado en •Seco -me compromete evidentemente.ante mis.lectores . uropeos, los cuales,verán enél.unaparadojayuna arbitrariedad. · Cada cual se. maneja con el aparato .de su conciencia. La mía me invi" aba a detener la alabanza a la Argentina. ¿Se quería que con· loas pagase yo ¡ni deuda? ¿Que mi pago consistiera en: hacer algo que la Argentina; .. ,me
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agradeciese? ¿Que pagáse a mi acreedor haciéndole deudor mío? ¿Que rescao tase las antiguas «atenciones» dando motivo a-otras nuevas? ·. _ Todo eso me parece ridiculo, petit-bourgeois, extemporáneo y repu:g; nante. Pero, además, no es cuestión de que me parezca a iní bien o mal.Si para devolver a la Argentina el beneficio de su intromisión en mi vida yo tema que colaborar en-la suya y entrometerme en ella, el asunto quedaba-fuera del área dé mi elección; Todo vivir, individual o colectivo, es un hacer; más; precisamente, un hacerse. De aquí que la vida se presente ·siempre, en\sú_ más íntimo y radical 'aspecto; como una tarea; Y si la conciencia no artda turbia, vemos con indomable evidencia el plano de esa faréa y en él el hrga~. yla porcióU-de esfuerzo que_ nos corresponde; No hay más que una maner)t. de colaborar en-la vida de otro: arrimarresuelta:rn:ente el hombro allí done[~ uno ve que hace falta. .i · Ahora bien: yo he visto que hoy el prob!éma más süstantivo.de Ja existenf cia argentina es:Su refohna moraL Me irrita este vocablo «moral». Me ffiita porque en• su uso y abuso tradicionales se entiende por- moral no sé .bien ql\é añadido de ornamento puesto a la vida y ser de un hombre o de un pue7. blo: Por eso yo prefiero que ellector lo entienda por lo que signiffoa,rio:efI_ la contraposición moral-inmoral, sino en el sentido que adquiere cuando· dé, alguien se dice que está desmoralizado, Entonces se advierte quela moral no es una pe7fonnancesuplementariay lujosa que el hombre añade a•susef para obtener un premio; sino que es el ser mismo del hombre cuarido e5tá' en su propio quicio y vital eficien-cia, Uri hombre desmoralizado es simple+ mente unhonibre que no está en pósesión de sí miSmo; que está fuerade sí{ radical autenticidad y por ello no vive su vida y por ello no crea ni fecunda ni hinche su destino. Para mí la moral no es lo que el hombre debe se-¡·, pero por lo visto puede prescindir de ser, sino que es simplemente elserine¡mra" ble de cada hombre; de cada pueblo. Por eso, desde siempre y una vezlll,ás en mis confei:encias últimas de Buenos Aires; cuando anunciaba yo un-pbsif ble curso de Eticá-·que ya no sé bien si haré-proclamaba como i:inperatl~ va fundamental de lá mía el grito del viejo Píndaro: genoi' lwios essi-'-'-llega
ase-¡: el que e-¡·es: ; · ,. -· . '- En este sentido, el hombre argentino está desmoralizado y lo está eriuü momento giave de su historia nacional, cuando '-'-después de dos genera~ dones en que ha vivido de fuera-·· tiene que volver a-vivir de su propia substancia en todos los órdenes: económico, político, intelectual. :rales•n¡f convicción madurada calladamente durante muchos años y que no es fáo' hagan vacilar lo más minimo las diatribas, insolencias y chistes de esbsjq2 venes in.telect:Uales argentinos que emplean en gesticulaciones narcisisµIB~ tiempo, en vez de arrimar el hombro, como yo, sin posturas, sin, «manefog·
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aJa tarea de hacer una nación que, porfortuna no merecida de ellos, puede ~er una
formidable nación. ¿Saben esos jóvenes que emplean sus plumas
niás que para escribir-para esa soberana labor de crear que es el escribir. tiiri sólo, como el pavo real, para hacer la rueda -saben esos jóvenes lo que ·es· nacer ei: U:n pueblo que puede ser una gran nación? ¿Saben que hay muy pocos pueblos que puedan serlo? Yo no podía elegir mi tarea. No he hecho más que aceptarla y comenzar a cumplirla. Es preciso llamar al argentino al fondo auténtico de sí mismo, retraerle a la disciplina rigorosa de ser sí mismo, de sumirse en el duro queha~erpropuesto por su individual destino. Sólo así podrá modificarse la moral olectiva, el tipo de valores preferidos, el standard de virtudes y modos de ser ' ue, prestigiados, informen con fértil automatismo la existencia argentina. Un primer empujón hacia esto significan mis páginas del Espectador. on drásticas, son enojosas, son antipáticas. Pero dudo mucho que pueda onseguirse en otra forma esa llamada afondó. Otra cosa serían unas páginas lindas para ser leídas, que atrajesen un aplauso hacia su autor. Pero.no se.trataba de una•obra literaria-·--«El hombre ala defensiva» está.rn:aVescrito-, sino de una obra operante, que actuase inclusive sobre el que más 1tbstil fuese a ella. Pódrá haber en mi ensayo cuantos errores de detalle qhleran encontrarse, pero su substancia-•-·el planteamiento de su•propia _'timidad como problema para el argentino-.· no.puede borrarse ni sofisti" carserestá ahí, operando ya como U:n álcaloide sobré el álma argeritiria, in.clu-' pido la de losjóvenes literatos queme dedican el homenaje de un insulto, -' Por lo mismo; rtó ·debo ·exagerar las proporciones de mi sacrificio. La 'convicción de haber intentado lo que mi destino me proponia me hace auto-máticamente impermeable a todos los denuestos y me anestesia por anticipado para todas las vulneraciones. -Ahora vendrán aquéllosy éstas. Pero luego, andando no mucho tierno, grupos de otros jóvenes de vida más auténtica-en alguna Universidad, Í\ lamisrria sociedad patricia de la Argentina-· pensarán de ótro modó, Y yo e escrito esas paginas, con muchas.más. que a suhora:verán la luz; para _ue acontezca primero lo uno y luego lo otro. Beethoven tituló una de sus -bnatas:Hacia la aleg1ia por el dolor.. Yo podía haber titulado estas páginas ías: Hacia la gratitud por el insulto.
LaNación, 13 de abril de 1930
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NO SER HOMBRE DE PARTIDO
>¿QUIÉN ES U,STED?
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Una de las •cosas que ~ás ~di~a a ~iertas gentes es que una persa~~~~ se adscriba al partido que ellasforman ni- tampoco al de sus enemigos, siriÓ que• tome una a_ctitud trascendente de ambós¡firredúctible_ a ninguno: dé ellos, A eso se.llama colocarse au-dessus dela melée y para esas gentes na4i hay más intolerable. Yo creo, por elcontrario¡ que esa exigencia de que todgf los hombres-searnpirrtidistas es uno delos morbos más bajos,iniás ruinl!,S y más ridículos de nuestro ·tietiipó. Por fortuna, comienzaya a serarcaic¡¡( extemporánea y se va convirtiendo en vana gesticulación; Crece, eh cámbi()," el número de personas que consideran esa exigencia, además de tonta¡ profundamente inmoral, y que siguen con fervor esta otra norma:• «No ser hombre de partidm>. Es innegable; sin embargo, que el imperativo del partidismo gozó lós últimos veirit_e'añ()s_ d~ gr¡¡riinflujo, liast¡¡ el P11I1t() de caracterizar.~e período que incluye a:lahora presente, Era ye5 un gruesbsíntoma del tienip, que merece un detenido análisis .. Lo que sigue no pretende ser éste y se,r!!_, duce 'a destacar algunos de sus ingredientes. -·· - • Antes de examinar una doctrina conviene fijarse bien en quien la en:¡j,~ te y sustenta. Ello nos ahorra, a veces, buena porción del trabajo; Así eneste caso. Los que se irritan contra quienes, según ellos, se colocan au-dessus d¡; la 1nelée, son gentes siempre de una misma vitola. Por lo pronto no sq¡]' nunca los que pensaron originariamente la idea en tomo a la cual se forr¡iq-'. el partido y que provocó la melée. No son, pues, gentes que hayan, por,~ mismas, pensado nunca en nada. Se han encontrado con un partido h,ecil~ que pasaba delante de ellos y lo han tomado como se toma un autobúsJ-,o
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.han tomadoa fin de no caminar con la fatiga de sus propias piernas. Lo han ¡tomado para·descansar de sí mismas. Porque hay gente cansada de sí misma )desde que nace: No se vaya a creer'que este cansancio es un detalle accidental. [El hombre nativamente hastiado de sí'mismo es un tipo categórico de hu¡roanidad..Ese h~stío es el centro mismo de su ser y todo lo demás que hace ''.lo hace envirtudde la necesidad de huir de sí a que ese cansancio le obliga, · ·-. Se preguntará de dónde, a su vez; provienen,ese extraño hastío y fuga desí. La pregunta es pavorosa para hecha así, en medio de un artículo: Res~ ponderla supondria resumir todo un sistema de psicología, de metafísicay:no es posible intentarlo aquL Ensayemos en pocas palabras dibujar un escorzo mínimo de la cuestión. · · · •Si yo preguntase conurgenda y rigor al queme.lee: ¿quién es usted? ?¿quién es ése a quien al hablar llama usted mismo «yo» y que tiene además un· nombre civil?-, la respuesta más.próxima sería ésta: yo soy mi uerpo y mi«alma>>, psique, conciencia.o como se lo quiera denominar. Pero yo le haría advertir que su cuerpo y su alma son cosas con que él se ha encontrado al encontrarse viviendo. Se ha-encontrado con· un cuerpo fuerte o débil; rápido o cojo,.se ha encbntrado'con que no tiene buena memoria del palabras, pero sí buena memoria de fechas, con'que le es:fácil el razonamiento matemático, pero, en cambio; con'que no puedefiarsedesu «fuerza devoluntadw. Esto revela que cuerpo y álma sori inedids=mejores o peor~ fon que ese a quien llama «ym> se ha encontrado para vivir, medios que son para esta: su vida los más inmediatos e im¡:iortante5, los más «suyos»; pero; en definitiva; medios al igualque su traje; que uria rica herencia, que la tie~ rra·donde habita, que la sociedad en que se mueve. Su cuerpo, su alma, su _fortuna, su tierra, su nación, son todas cosas, en algún sentido, suyas, y, por lo mismo, no son él. ¿Quién es, pues, él? Él es el que tiene que vivir con todo r5º• Decir que somos materia o espíritu es expresar mitos, alo sumo hipótesis plausibles, pero nada más. Hay que aprendera libertarse de la idea tra.ciónal que .nós' arrastra a hacer consistir siempre la realidad en -alguna osa, sea corporal, o sea mentaL El «ym> de qúe habla el léctor en.casi todas $pS frases; ni es materia ni es espíritu: Es algo previo a todas es_as respuestas ,••teóricas», es sencillamente el que tiene que vivir una cierta vida. Nótese; una cierta vida. No una vida cualquiera; sino, por el contrario, una•vida es" 'ctamente determinada, Así; por ejemplo, el lector es el que sólo sería cae az_de amar.una mujer.que tuviese tales y tales calidades. Es inútiLque el coritómo le presente figuras sustitutivas y que él ponga su mejor voluntad ara enamorarse: si aquella mujer peculiarisima ria aparece en su horionte,.el lector habrá fracasado en una delas grandes dimensiones vitales. .atejamente: ellectores el que tiene que ser hombre de mundo. Pero ha
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nacido en una familia humilde, sin medios de fortuna, no ha tenido suerte eri sus negocios y posee un talle sob.remanera desgarbado. El lector no podra entonces llegar a vivir su vida. Su «yo», el.que él es, no llegará a realizarse¡ pero esto no quita que él siga siendo eso, el que tierie que ser hombre d~ mundo. Somos el que somos indeleblemente y sólo podemos set ese único. ; personaje que somos. Si el mundo errtomo -.incluyendo nuestro c;:uerp¡j · y nuestra alma~ no nos permite realizarlo en la exiStehcia, tanto peor paras nosotros. Pero es vano pretender modificar· ése que somos,Si en vez de sé{ nuestro· auténtico yo fuese sólo algo nuestro-.como el traje, el cuerpo, el talento, Iá. memoria,.la voluntad-.·-, podtiamos intentar•corregirlo, cam1 biarlo, prescindir de él, sustituirlo. Pero ahí está, es nuestro ser mismo, es ei que; queramos o no; tenemos.que ser. Se dirá que entonces nuestra vida tien~: una condición trágica, puesto que, a lo mejor, no podemos en ella ser el qu inexorablemente somos: En. efecto,. así acontece. La vida es constitutiv mente un drama, porque es siemprn la. h,icha frenética por conseguir ser:ci · hecho el que somos en proyeéto. El «yo» del lector·es, :por lo.pronto,.un proyecto de.vida. Pero no se:: trata de un proyecto ideado.porél, preferido libremente. Este proyecto se fo~ encuentra ya formado al encontrarse viviendo. Los antiguos usaban confú,\ samente de un término, cuyo verdadero significado coincide con ése que he. llamado proyecto vital:.hablaban del Destino y creían que consistía én·la5 cosas que auna persona le pasan. Pronto se advierte que una misma aven" tura puede acontecer a dos. hombres y, sin einbargo, tener eri la vida de untj: y otro valores distintos y hasta opuestos, ser para uno una delicia y parael otro un desastre. Lo que nos pasa, pues, depende para sus efectos vitales¡:: que es lo decisivo, de quién seamos cada uno. Nuestro ser radical, el proyecl tó de existencia en que consistimos, califica.y da uno y otro valor a cuanto,J nos rodea. De donde resulta que el verdadero Destino es nuestro ser mismm:: Lo qué furidamentalinente.hos pasa es ser el que somos .. Somos nuestro Destino; somos proyecto irremediable:de uria ciér.tli existencia. Eu cada instante de la vida notamos si su realidad coincide. ono con nuestro proyecto, y todo lo que hacemos lo hacemos para darle cu~.· plimiento. Porque así como ese proyecto que somos no consiste enun plao libérrimamente dibujado por nuestra fantasía,· tampoco se halla ahí; como éste, atenido a nuestro buen deseo de cumplirlo o no: Lejos de esto; es mi proyecto que por sí mismo se proyecta sobre nuestra vida; que la oprim rigorosamente porque impone su ejecución; Por eso decía yo antes: el le tor es el que tiene que vivir una cierta vida: · · Pero la vida no es sólo nuestro «yo»;' sino que es también.el rhundo• que ese yo tiene que realizarse. El proyecto es •un programa de actu"ació
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en:el mundo y tropieza, por lo tanto, con lo que.éste sea. Más o menos, siem. re hallará dificultades. Y aquí aparece la otra dimensión de nuestro yo. ¿Aceptamos ese proyecto que somos no obstante las dificultades que se oponen a su·ejecución? O, por el contrario, ¿decidimos en éste, en el otro taso, traic~oriara.lque tenemos que ser, renunciando a soportar los enojos ue nos traiga? Es decir, que si somos un proyecto vital, somos también, in.. eparablemente, el que decide o no su aceptación. Esta decisión es previa a•todo acto.de voluntad. Hay quien inequívocamente acepta su destino, su 'er, pero se encuentra mal dotado de voluntad. Yo decido no fumar porque : erjudica mi salud y estorba mi trabajo, que es mi destino. Mi decisión es pléua y auténtica. Sin embargo, sigo fumando porque mi voluntad es débil. , uestro. idioma habla muy agudamente del. hombre i,· que es cosa muy distinta del hombre dotado con fuerte.voluntad. El «decidido». es el ~u~ está, desde luego e íntegramente, puesto a su destino, que.lo.ha aceptado;.qué desde siempre y para siempre, está encajado en él.Hállase, pues, por
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. Nietzsche y Scheler hari estudiado en el resentimiento otro de ésos qúe llamo fenómenos compensatorios. Pero las formas de éstos son innuníera; bles; Ahora vamos ayer en el «pártidismo·» un caso más de compensación}, La Nación, 15 demayo de 1930.
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· PARTIDISMO E IDEOLOGÍA Mue.has veces he hecho notar que la ignorancia delahistoriapadedd' por el hombre culto de ahora es una de las más grandes desdichas que aqú · jan a nuestro tiempo. Son innumerables los motivos que obligan a pens asLEntre ellos, he aquí el que nos importa en este momento. La vida !:ierií! siempre un pasado inmediato, que encuentra en sí misma bajo la especie de recuerdo y que no necesita' averiguar por medio de la historia. Así hoy eri~ contramos en nosotros, cbmofondo de pretérito sobre el cual emergenueiiz tra vida, el famoso siglo XIX, Ahora bien: ese pasado inmedíato; único qu~' tenemos sin un•esfuerzo especial, tiende naturalmente a significarpara;no; sotros todo el pasado.Lo que en él hubo y aconteció parecerá lo que ha!hM bido y ha acontecido siempre. Esto es un error de óptica siempre funesto; porque no hay ningún siglo que pueda pretender asumirla representaciÓÍt adecuada de todos los demás; Pero en nuestro caso, la ilusión visual esitÍí nestísima. Porque unos siglos son más normales que otros, o, si se prefiérel menos anormales. Mas el siglo XIX ha sido superlativamente anormal,uno .. de los grandes siglos críticos en el destino humano, sea dicho. en su honor•· y en su vituperio. En él germina buena parte de nuestras manías y de5m~ suramientos. De aquí que necesitemos curar nues_tro error visual pidiendo a la historia que· nos salve de la falsa normalidad propuesta a nuestros ojós por esa centuria. Esto aparece muy claro en el asunto dél «partidiSmo », Es falso que¡la existencia de partidos como tales haya sido normal entre los hombres:• Má~ o menos, habrán existido siempre grupos combatientes; pero esto no quilt re decir que fuesen.«partidbs»; Tal individuo formula y proclama un de5e0. latente en otros muchos; éstos se agrupan en tomo de aquél y se inicia·uii' lucha con el resto de la sociedad para obtener la satiSfacción de aquel deseo La lucha lleva a la victoria o alá derrota. Uria y otra tienen elmismoefecto disuelven: el grujJoicombatiente, y con él, el grupo contrincante. S~jJ~ midos ambos; la lucha se desvanece también y la sociedad retorna ia•:l
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éonvivencia pacífica y unitaria. A nadie se le ocurre perpetuar los grupos hostiles ni el temple mismo de hostilidad después de la victoria ola derrota. '~'"''La existenda de los «partidos» en el sentido contemporáneo.de lapa~ ']abra supone una:interpretación de la vida social muy distinta de la que llevó a esas tt;aµSitopas agrupaciones de combate. Si eri éstas lo substancial era el deseo, sinceramente sentido, de obtener talo cual ventaja, y sólo en vista de él se agrupaban los hombres y luchaban, en el «partido» lo substancial es el «partido» mismo. Se quiere que la sociedad esté normalmente escindida en grupos, haya o no pretexto para ello .. Cuando no lo hay; se inventa. Es ·reciso nutrir al partido refrescando su programa bélico. Se considera que álucha es la forma esencial de la convivencia.entre hombres. Cualesquiera sean los antecedentesygérmenes de ella'; parece cierto que hasta elsigloXIXno surgelaidea de que la historia está constituida por un.a lucha perenne; Tal vez Guizot es el primer pensador que hablafonúal'íllente de la lucha de clases comomotorradical del proceso histórico;: Hasta entonces había parecido ésta una anormalidad, tan frecuente co,mo lámentable; pero siempre algo adventicio y en modo alguno consustancial con la 'onvivenciá·humana. La contienda permanente teníá lugar sólo entre.so" iedades separadas -ciudades, pueblos, Estados-, y era, por lo mismo; /ntoma de insociabilidad. Para el griego y el romano la sociedad se presenabajo la'especie de .ciudad, y la ciudad, bajo la especie de ayuntamiento fotre antiguos enemigos, de acuerdo para vivirjuntos en paz y unitaria" Íilente (el ~noihismós). De aquí que para ellos el prototipo de la anormalidad ciVil era precisamente la lucha CiviL i, · Sin duda, la lucha intestina es un hecho frecuentísimo •a lo largo del pasado humano. Por lo mismo sorprende· Ver la diferente reacción ante él de·unas y otras épocas, Las anteriores lo interpretaban como una desdicha i 'en consernencia, como algo anómalo y accidental. El sigloXIX, por elcon.. ario, alardea de ria hacerse ilusiones, de tomar la realidad según ella es. ,ero esto lo lleva primero a unprurito pesimista. Del accidente desdichado ará la substancia misma. La sociedad será en su propia·ésencia lucha y na:más que lucha; Convivir es pelear-·franca o artificiosa,mente. Parejamene,i los psicólogos de entonces intentaban convencerrios: de que la percepión delmundo exterior consistía en una alucinación consuetudinaria. En · Já de que a menudo erramos, consideraban la verdad como un error haitual Y así en todo:.:.¡ . '· ·; . A este pesimismo en la·cchícepcion dela realidad siguió undnismo si~ ilar en la moral. Puesto que la vida social es constitutivamentelucha-· · se 1
Por ejemplO,-enjuan Bautista Vico.
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dijo-. , dediquémonos todos de manera concienzuda a luchar.Neguemos el , derecho de hacer otra cosa. Y como la lucha necesita de grupos beligeran/ tes, hagamos de éstos Ja forma sustantiva de existencia· humana: Lo más iniportante del mundo será el partido, la organización s·abreindividual par{ el combate. Los individuos no interesan, porque mueren, y es preciso per~ petuar los partid.os. Todo hombre será miembro de algún partido, y sus ideas y sentimientos serán partidistas.Nada de ajustarse a la.verdad, al.buen sen' tido; a lo justo y a lo oportuno. No hay una verdad ni una justicia; hay sólo lo que al partido convenga; y ésa•será la ·verdad y la justicia-se entiende que hafüá otras tantas cuantos.partidos haya.· El marxismo es la teorización de este partidismo c!nico. Como todo d~ nismo; se reduce a cambiar el signo del vicio.que se·padece y proclamarle> como virtud. La operación ncí fue hecha arbitraria y ligeramente. por Marx; Toda la marcha de las ideas desde el siglo XVIIlpreparaba la posibilidad que· Marx genialmente aprovechó. El racionaljsmffde aquella centuria ria CotH' cebía más que una verdad esquemática, sin evolución ni modulación. De aquí queno·pudiese explicar cómo en la historia habían existido modos de pensar incoincidentes con.el suyo. Las religiones, las.formas del derecho antiguas; etcétera, sólo se·comprendían como imposturas, esto es, como falsifica'ció, nes deliberadas.que el interés inspiró.aalgunos hombres. Bajo esta idea de• que el pensar opuesto al.nuestro es una falsificación, se inician las luchas políticas de la época contemporánea: Napoleón creó el vocabhi para:de7 i:10íninar ese perisarfalso cúandb llamó a sus enemigos, despectivamente¡ ideólogos. Desde entonces una ideología significó el conjunto de ideas•iri~' ventadas por un grupo de hombres para ocultar bajo ellas sus intereses; dis,. frazando éstos con imágenes nobles y presuntos razonamientos. La filosofía romántica se apodera de este término le quita su mal sentido. Al mostra~ cómd .la razón, sin perder su última .unidad,.vive evolutivamente, toma di,. ferentes aspectos en épocas y pueblos, justifica la pluralidád de opinionesL Cadá «éspíritupopulai»-.-Vo!hsgeist-· posee una ideología prcípiá inexora'f ble e inalienable. Ento.nces interviene Carlos Marx y•funde ambos sentidos del vocablo ideología;.elpeyorativo y el óptimo. La historia eslucha, yespé cialmente lucha de clases económicas.; Cada clase piensá el mundo segúhla inspiración de su interés: Mientras combate por el predominfo;.su interés és la verdad; pero cuando triunfa;su interés es defensivo; y sus ideas réflejáh sólo el stat11 q110 de la infraestructura económica. En uno y otro caso, elhorM bre.no es· libre en sus opiniones sobrelarealidad; ántés al contrario, sus opi,-< niones dependen de cuál sea surealidad sociáL Hay una «Verdad burgilésa»: que, claro está, no es verdad, sino que es só.lo la ideología de esa. clase: Urü( ideología es, pues, la falsificación de la verdad que el hombre carnet~ ria
•deliberadamente (i;10 como impostura), sino inexorablemente, por estar •adscrito a una clase. La fórmula de Marx es ésta: «No es la mentalidad de ·''los hombres quien determina su realidad, sino su realidad social quien de•termina su mentalidad» (C1itica de la eco11om!a política). Toda opinión nace ·,afectada del lugar público desde el cual ha sido pensada -desde abajo o des. •de arriba. b lo que es igual: toda idea es partidista. Consecuencia: puesto '.rque esto es así, seamos lo más partidistas que podamos 1• Como se ve, el pensamiento de Marx es en este punto uno entre innu. merables·brotes del relativismo diecinuevesco y arrastra todos los inconve.•nientes anejos a éste. El descubrimiento de las ideologías de clase es de pri{mera importancia si se le reduce a los términos dentro de los cuales tiene un ¡sentido serio; a saber: si en la ideología de clase se ve únicamente un hecho ;:'empírico, la tendencia frecuente en muchos hombres a dejarse influir en '¡sus ideas por sus intereses. Pero en Marx tiene un carácter absoluto y meta{físico,.que es, a todas'iluces; exorbitante y falso. Marx no puede probar ni ¡que tcído individuo coincida con el temperamento de su clase, ni qu'e;faial' mente queden supeditados a ésta sus pensamientos. Más o menos frecuen'He que el hecho de esta supeditación, pero al fin y al cabo tan hecho como ,·ella, es la existencia de hombres que pugnan por liberar su ideación de su :¡estado económico y que a veces lo consiguen. Ejemplo: Carlos Marxi . La gran pOrción de verdad que hay en·el.rnaterialismo'histórico ha .arrancado muchas rnáscáras, ha desnudado muchas caras de:«idealistaS»i ,Pero él mismo, confiéselá o no, aspira a•ser la verdad·pura. Por una necesi" tdad inexorable, la raíz del ser humano aspira a no ser partidista, y cuando ,:,se queda sOlo consigo, le angustia su partidismo.
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LaNació11,3 de junio de 1930
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VéaSe Karl Mnnnhéim: Ideologié;und Utopie.
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CÉSAR, LOS CONSERVADORESYEL FUTURO
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Elperfil de la política de César aparece,claro cuando lo recortamos sobre el fondo de la política.conservadora, cuya antítesisfoe.·Y ya he indicado¡ que esa política conservadora se resumía en dos cláusulas: primera, renun~: : cia a toda nueva conquista; segunda, instauración de un principe encargado: de proteger el funcionamiento de las instituciones republicanas.· No podían descon.ocerJos conservadores que el Estado tradicional su;: cumbia ante la nueva realidad creada por el Destino e Hacía falta alguna refor'°"; ma: Es un error creer que los conservadores no .reforman. Lo característiéo ¡ de ellos es. precisamente que reforman al revés. Quiero decir lo siguientél, cuando el Estado sufre una crisis porque la realidad histórica ha cambiadcl;• parece natural que se reforme el Estado a fin.de conseguir su readaptación a: la nueva circunstancia. Pues bien: el conservador hace todo lo contrario. Su reforma consiste en introducir algunas modificaciones de arbitrio para lograr::: que la nueva realidad se adapte al invariable Estado. Esto es lo más razonable mientras las mutaciones sobrevenidas sean superficiales, es decir, mientras cambien sólo las cosas de la vida; pero no el hombre, no la sociedad misma y;· su estructura. Pero, ¡ahí está!, acontece que de tiempo en tiempo cambia'e · tipo de hombre sobre el cual se ejerce el gobierno, y entonces es perfecta:. mente vano todo empeño de sostener el viejo Estado. Intentarlo es utopismó; Y en efecto, d conservador suele ser tan utopista como radical. Ambos son.~. presa de dos quimeras opuestas: aquél cree que, en el fondo, la sociedad nqi'. cambia nunca; y éste, inversamente, cree que se puede cambiar a capricho,} Tras cincuenta años de contiendas civiles, los conservadores esp~7 · raban todavía la salvación de un hombre que convocase unas elecciones·' normales. Pedían simplemente el retomo a la Constitución, y encarg~Ii de: ello, uno tras otro, a varios generales-Sylla, Pompeyo, El encargo tieneurr
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nombre oficial: Rem publicam constitLtendam; por tanto, constitLtcionalismo. Ni por un momento se les ocurre que la causa de todos los males está no en larealidad social, en los pecados de estos o los otros ciud.adanos, enfos abusos que se cometían, sino precisamente en la Constitución, que por reflejar una estruc¡:ura so.cial arcaica obligaba sin remisión al desconcierto. Nunca había sido la realidad romana más floreciente, No era ella la enferma, sino el Estado, las instituciones -.en suma, la República, que los conseF"adores uerían conservar poniéndole a la vera un tutor, un p1i11cipe. m; . Durante su juventud César había pertenecido al partido democrático . .0ilál era la política de los. demócratas romanos? Los partidos democráticos no suelen.tener una política: tienen sólo unos deseos. A desgañitarse en su · anifestación llaman hacer política y definirse, cuando lo.interesant¡; y lo · 'cil en una situación compleja de la.vida pública es definir ésta.'Sin embargo;. es preciso reconocer que entre esos deseos confusos, y en gran parte · · eptos, de las masas democráticas se halla casi siempre escondido el futuro. Para descubrir la profecía oculta en ellas conviene no hacer caso de lo que dicen los demócratas. Lo que dicen'no vale nada. Con sus palabras y fórmulas y actitudes traicionan su profundo sentir; que es lo valioso.·¿ Qué decían en Roma? Mommsen resume la lista de los deseos democráticos; viejos ·casi todos ellos, de un siglo o más: el alivio de deudas, la fundación de. colonias n ultramar, nivelación gradual de los derechos entre las diversas clases del · stado, emancipación del Poder político frente al Senado aristócrata. La erdad es qué César permaneció siempre fiel a estas aspiraciones democrái:icas, hasta el punto de ser el único que logró realizarlas. Pero lo logró gracias :haberse evadido del partidismo democrático angosto, incompleto, ineficiente y anticuado. No creo imposible reconstruirla opinión que César se formó pronto de aquellos grupos radicales en que había pululado su turbuenta mocedad. Podría formularse así: los demócratas tienen razón en casi odo lo que desean; pero la pierden por no desear más que unas cuantas co, s. que el azar ha inspirado a su apetito, .Política no es simplemente desear. [deseo es un estado íntimo del individuo o del grupo; mas la polític!\ no sólo;no es acción privada, .pero ni siquiera bastaría denominarla acción éiaL Un grupo religioso o industrial que actúa sobre otras partes de la soiedad no' hace política. Ésta es precisamente acción sobre la totalidad de un =üerpo social, ya que.actúa al través de!Estado, el cua!gravita,sobre el área acial.íntegra. No empieza, pues, a haber política hasta que el hombre qué . iente estos o los.otros deseos no sale de sí.mismo y, analizando como un o'ólogo la sociedad donde·vive, descubrecsus nuevas necesidades orgánio as; es decir, la figura dé nuevo Estado que la nueva sociedad trae dentro erminante y preformado. Esto no es desear. Tal vez una buena parte de lo
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. que se descubre como nec°esidad pública no nos e5 simpática. Sin embarga hay que aceptarla. Sólo el que articula sus deseos íntimos con las necesid '° des públicas es uri político. · .; César.vio,prorito que el demócrata no sabía salir de sí mismo y que e incapaz de esa profunda sumisión¡¡ lo que es necesario. El tono pueril q casi· siempre• han teriido los grupos democráticos provino de esto; como 1 chicos, quieren tomar sólo la pordóri que les gusta y se desentienden de] que necesita la sociedad. Así, en Roma hacían falta cosas. mucho más dec sivás que las solicitadas por los demócratas. Parlo pronto hacía falta u nuevo· Estado, sin el cual las aspiraciones de aquéllos eran ·inasequibl'' Querían arráncar a los aristócratas la exclusiva del Poder público; pero ria comprendían•que para ello era iniprescindible acabar con Ja República,••· disolublemente•adscrita a '!Os optimates. Pero la República era RomaOPó tanto, había que mediatizar a Roma y crear un nuevo Estado que seapoy, .. ·. eirlas provincias, sobre todó erilas de qccidente. César, con la resoluciónd' quien vedara, procede en derechura a la ejecución inexorable de este'tr menda destinó: César somete a Roma a la operación cesárea. Quierematar la para salvar el nuevo Estado que ha germinado dentro de ella. En su triuri3 fo lleva galos y españoles, y al día siguiente los nombra senadores; cuy número aumenta hasta novecientos. Los demócratas rio entienderi, se.iri dignan. Siguen aferrados a la idea dél Es'tadocciudady cantan por las can···· Los galos de César se quitan las bragas y se visten el laticlavo, o bien pega pasquines donde se dice: Prohibido mseilar el camino del Senado a los seiiadores; Era la soberbia petrefacta de los urbanos, de la capital incapaid comprender que había llegado la hora de las provincias, que en las provifr. cias estaba el secreto del futuro -como luego lo demostraron veinte sigló de historia universal. El árbol romano había crecido fabulosamente, y par sostenerlo era preciso. ampliar sobre manera el campo de sus raíces, ali\ pliarlo y renovarlo.• · · . · " .... :'•e· César rios·e:hacía ilusiones: los demócratas pertenecían al pasado¡ ta~ to; por lo menos, como los conservadore5. Unos y otros eran fauna del viéj Estado, de la República; del Estado-ciudad, de la colectividad angostajurif al Tíber. Él vislumbraba un Estado universal; sobre cuyo fondo gigáritelo viejos aristócratas pareciesen pigmeos y donde todos los hombreiv'·d. Occidente y de Oriente; de Italia y de la provincia-·- tuviesen rin estatu¡o·d libertady garantía. Ésta era la efectiva democracia. Pero ella suponía unpó' der extrarr6mano, antiaristócrata, infihltamente elevado sobre la oligarquf; republicana, sobre su p1i11cipe, que era sólo un p1imus iliterpares. Ese P6d ejecutor yrepresentante de la democracia sólo podía ser la Monarqu~; e' su sede fuera de Roma.
:. ·República, Monarqufa! Dos palabras que en la historia cambian consÍante:Uente de sentido auténtico, y que por lo mís~o es pr~ciso _en todo ~tan te triturar para c°erciorarse de su eventual enjundia. ¿Que sena hoy Cesar en España? ¿Monárquico, republicano?
El Sol, 6 de julio de 1930
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LA MORAL DEL AUTOMÓVIL EN ESPAÑA
A1 acrecer los aranceles para la entrada de automóviles y sus accesorios;\e. Gobierno se ha propuesto exclusivamente úna finalidad política que usa e este caso de un expediente hacendístico. Yo no sé si política y económic1". mente tal disposición es buena o es mala. Supongamos que es pésima. •N obstante, la aplaudo fervorosamente, por una razón inesperada en que· Gobierno no ha pensado un momento. Esta razón, impolítica y tal vezan · económica, es una razón moral. Si estuviese en mi mano, yo haría subir di veces más los derechos sobre importación de estos admirables artefactbs Acaso extrañe al lector hallar que manifiesto opinión semejante, ya qúe bastante notorio mi entusiasmo por este objeto semoviente. Pero quizá· este mismo entusiasmo quien me ha hecho reflexionar un poco sobre comportamiento de mis compatriotas con el automóvil y me ha llevado. descubrir que es sencillamente inmoral. Se trata nada más que de un detalle, ya lo sé; pero es un detalle ejemplar. La conducta del español en su trato con el automóvil puede valer comouJi paradigma de la inmoralidad general en que, no sé bien desde cuándo, ni:sl' años o siglos, ha decidido constituirse. Conviene saber que es España uno de los países donde hay mayaren mero de automóviles, proporcionalmente al número de habitantes. Erii~ guna estadística he visto que ocupaba el cuarto lugar. Aun cuando fu~ éste algo más bajo, debería sorprendemos. Porque estamos habituados: bochorno de que en casi todas las estadísticas sobre actividades humana. positivas, nuestro país ocupa el último puesto, o simplemente no ocú¡l ninguno, porque nuestro país es el único que no se ha molestado en h~c lo más ingenuo que en un orden cualquiera cabe hacer; esto es: una estadiS ca. Pero si en vez de formar ésta buscando la proporción con los habitantes) investiga la proporción con la riqueza, que es la contracifra más eXRresí cuando se trata de posesión de máquinas, el puesto de España seria el
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ndo, si no era resueltamente el primero. No importa al caso la exactitud e esta evaluación, porque de todas suertes resplandecería la más extraña esproporción eritre la pobreza española y el número de sus automóviles: ¡; Es sobremanera raro que nuestra casta manífiesté entusiasmo· por cosa · 1guna del upivers!J; pero mucho más que resulte de súbito enardecerse por na máquina y en.general por un uso modernísimo. Cuando esta regla sufre guna excepción;la causa no suele ser de buen jaez.. Así;la rápida exten;ón del alumbrado eléctrico se debió a un error. Se creyó que, por fin, la des. ntaja que para la vida económica del país representaban sus desniveles a a convertirse en un provecho holgadisimo y de muy sencilla obtención. ho hubo error en. el. aforo de lós torr~ntes, y las fábricas de electricidad '·' astran el peso del estiaje, y España está ciertamente alumbrada'de punta unta parla luz eléctrica, pero una luz eléctrica malay cara. •Quedamos, pues, en que es nuestra nación una de las que más automóvi. •poseen y en que esto es un poco.sorprendente. Pero no para aquila maraª' Cuando el señorito madrileño se asoma a Francia vuelve lleno de desdén dos franceses, que «gastam> unos.coches mal tenidos, sucios y de.calidad erior; En cambio, en Madrid no sólo hay un número proporcionalmente fa• loso de automóviles, 'sino que éstos suelen ser de superior 'calidad y están empre lucientes; lustrosos, como recién salidos de la fábrica. Y el señorito · drileño se quedasu~amentesatisfecho, orgulloso'coi:daaveriguación. t'/ Pero este supérlativo de la maravilla resulta francamente excesivo, y odo el que no posea una cabeza de cartón, como la usufructuada por esos 'ñoritos, le pone en la pista para descubrir lo que verdaderamente signifidautomóvil en España. Francia_ se.caracteriza por la suciedad y modestia de sus coc;hes. Está en. Pero se caracteriza no menos por.haber sido el país inventor del autoóvil, por haber creado la primera industria --cronológicamente-de este ensilib,_p-br haber vencidoJas dificultades técnicas mayores qU:e se pre~ tan siempre_enla primera etapa de una creación mecánica. España; en bio, sobresale por el lucimiento y repulidéz•de sus;coches; que van.por calles y paseos como si acabas~n de abandonar las fábricas. Pero sobre" ~e: también por ser el único paÍ5 europeo de •gran población donde nó hay bricas nacionales de automóviles. ¿Por q~é se satisfacen los señoritos celtiberos mirándose ertel espejo de ol que sus vehículos les presentan? Ni ellos, ni sus familias, ni sus campa·otas han producido esos prodigiosos objetos: Sial.menos lavasen ellos mis" os sus coches, aún tendrían algún derecho a envanecerse de su brillo. Pero l\ÍY,iene otra grave difei;eo,cia con Francia, y,¡;ngenf'.ral con el resto del mun. El esplendor de nuestros coches se debe simplemente a estas dos causas:
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Primera. Que es España el país donde proporcionalmente hay níeno§fE «autos» sin mecánico asalariado, lo cuala su vez procede delos siguiente5$; hechos deplorables: a) que·el criado es todavía barata en España,,síntorní(~ terrible deiretraso político, económico y moral; b) que el aútomóvil nci es lo'~ que es ya en todas partes: un aparato de utilidad para facilitare! ejercicio de las·profesiones,y,no exclusivamente delujo. Por eso fuera de España usa .. del automóvil muchísima gente que lo necesita y no tiene fortuna para ~'. garse un chauffeur. De aquí su descuidado aspecto.' · · ·"' · · Segunda;Los coches españoles brillan mucho por su resplandeciente;i' pintura; pero ,brillan mucho más por su·ausencia delas carreteras; Aquf estlí$. la esencia.de ló queel'autmnóvil es para eléspañol.Ncifo usa;· comó.el frand~ cés o el alemán; para viajar: a·sus negocios ni para ,recorrer curiosamente!as+I¡; tierras, sino para darse una vuelta por los paseos urbanos yfocirel vehicu"'·~ lo.La cosa sería inverosímil en cualquier otro pueblo donde ndpuJule et.,· >
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El español tolera que los representantes de fábricas extranjerasle pidan por un coche mucho más de lo debido. Así acontece que, aun descontando el •.sobreprecio de importación y la pérdida del cambio, cuestan en España los ; coches más que en cualquiera otra parte del mundo. Y lo propio pasa con todos los ¡¡ccesm;ios. Ya que no fabricarlos, podríamos al menos tener discretos talleres de reparación. Pero todo el mundo sabe que los talleres indígenas son de una incompetencia desesperante y de una carestía criminal. . Nada significaría morahnente esta acumulación de absurdos si hubiése'.mos.asistido a ensayos enérgicos para corregirla, aunque los ensayos hubiesen fracasado. Pero no creo que haya habido intento alguno apreciable para ·~onseguir que el automovilismo en España se comporte con sentido común, · ·Y nada mejora el.juicio que los.hechos enunciados impone adverífr queel automóvil no es en España sólo cosa de señoritos, como lo demues. tra el crecido :número de camiones industriales. Para mí es esto muchb pecir. Pues aún se comprende. que el vanidoso haga el sacrificio a su vanidad sin preocuparse del sentido común; pero es ininteligible que los industria··. les no se preocupen dé tener vehículos y poder usarlos en las condiciones normales hoy dondequiera. La única entidad que hace años trabajó beneméritamente para poner ··algún orden y decorq en esta materia de locomoción fue el Real Automóvil C.lub. Pero elcalibre de lo que hoy fuera urgente acometer rebosa por com• pleto los medios de cualquiera asociación particular y deportiva. El hni lo pone en todo esto la complacencia'can·quesuele hablar ahora el señorito de nuestras nuevas carreteras. Va muy bien con la contextura de su testa justificar el advenimiento nada menos que de una Dictadura, poniendo en su abono la mejora de algunos caminos. No será fácil hacerles notar la.monstruosidad del razonamiento, aunque ella frisa en la deficien.• cia mental, dela.que podría valer como síntoma clínico .. Cuando durante años y años se ha andado y rodado por los caminitos de España,. como yo he hecho, se sabe muy bien que de .todas las cosas del universo, lá menos urgente eran magníficas carreteras para automóviles. Por . · la sencilla tazón de que e5as carreteras han estado y siguen estando solitarias, · Ahora empiezan a encontrarse algunos autobuses; pero el señorito que habla .de nuestros excelentes caminos no aparece por ellos. En cambio, las vías francesas están llenas de coches que marchan ruidosos, sucios y sin primor. El Sol, 24 de agosto de 1930
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¿POR QUÉ SE VUELVE A LA FILOSOFÍA?
:Yes natural que ante cambio parejo se nos ocurra preguntar: ¿cómo se produjo aquella reacción y encogimiento del áriiino filosófico, y qué ha fícontecido déspués para que de nuevo se dilate, cobre fe en sí mismo y hasta•vuelva'a-tori:tar la ofensiva? La aclaración suficiente de uno y otro hec 'choésólo se hallaría:defiiriendo estructura del hombre europeo en uno·u .cíiro tfempo;Toda explicación que para entender los cambios visibles que parecen:enlasuperficie histórica no descienda.hasta hallar. los cambios atente5; misteriosos,:que se producen en las entrañas del alma humana, es '!srivez superficial: Podrá; como la que vamos a intentar del cambio alu~ ºdo, bastar para los efectos :Iimitados'de nuestro tema;·pero a sabiendas e:que es insuficiente; de que quita al hecho histórico su dimensión de rofundidad y conviertect!l proceso de la históriá entir¡plano•de sólo dos ' · · · · imensiones. - «:¡LPéro inquirir :en serio por qué acontecen ·esas:,variaciones en· el modo de pensar, filosófico, o· político, o artístico, e'quivale a hacerse una ·regunta 'de tamaño excesivo; equivale a plantearse la' cues.tión de por ué'cambian los tiempos; por qué no sentimos ni pensamos hoy como 'ace cien años, por qué'la humanidad no vive estacionada en un.ideritiopinvariado repertorio; sino que; por el contrario;anda siempre inquiea;infiel a sí misma, huyendo 'hoy de· su ayer, modificando a toda hora lo "ismó: el formato de .su •sombrero: que 'el régimen· de: su corazón; En úina, por qué hay.historia. Nó es necesario anunciar que vamos·a sesgar ésP'etuosos: tan peraltada cuestión pasando de largo. Pero nie importa clecir. que los hístoriadores han dejado. hasta ahora intacta la causa más H1dical de los cambios históricos. El que urio o varios hombres inventen una idea nueva o un sentimiento nuevo no hace variar el cariz de la his'toria; el tono de los tiempos;'é:omo no cambia el color del Atlántico por' ue un:pintor de marinas limpie en él su pincelcargado de.bermellón. ero si de pronto una masa ingente.de hombres adopta aquella idea y .vi'rari::onaquel sentimiento; entonces el área. de la historia; la faz de los ,..efupos; se tiñe de.: nuevo colorido. :Ahora bien; las masas ingentes de 6mbres ·ria adoptan una idea; no vibran con un peculiar'sentimierito; mplemente porque se les predique. Es preciso que esa idea y ese sen ti"iento se hallen en ellos preformados, nativos, prestos. Sin esa predisosición fadic~l; espcmtánea de la masa; todo predicador sería predica~ :2f.e~:d~sie,tto~, ,' , . · · .,, , , . ,. , .,, ., ' ;,:De aquí que los cambios hi,stóricos suponen el nacimiento de un tipo e~ombre.clistinto,en maso en menos del que ya había; esdecir, suponen "i'i':sarnhio d~ generacim1e's. De5cl~ hace años, y() predi¡:ó a 105 historiad()res e el concepto de generación es el más importante en historia, y debe ha-
la
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E~ febrero de 1929 com~ncé uri curso en laUniv:rsidad de Madrid titulai
do: «¿Qué es filosofía?» El cierre de la Universidad por causas políticas Y'IIJi~ dimisión consiguiente me obligaron a c,outinuarlo eu la profamdad de um' teatro. Como tal vez algunos lectores argentinos pudieran interesarsé enlo~¡ temas de aquel curso, hago el ensayo de publicar en La Nación sus primerás lecciones. En ellas reproduzco algunas cosas de mis conferencias enAmig ·· del Arte y en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires.
I ELDRAMADE LAS GENERACIONES
En un periodo de treinta años, la actitud del filósofo ante su propia lá~ bar ha cambiado. No me refiero ahora.a que el contenido doctrinal de lafü losofía sea hoy distinto del de hace un cuarto de sigló,sino a que antes de elaborar y poseer este contenido, al iniciar su trabajo, se siente el filósofo con un temple o .predisposición muy' diferentes de los que el pensador de las generaciones· próximas encontraba en sL Los se5enta postrero5:áñd del siglo XIX han sido una de las etapas menos favorables a la filosofí" Fue una edad antifilosófica. Si la filosofía fuese algo de que radicalment cupiese prescindir, no es dudoso que durante esos años habría desapareéf do por completo; Como no es posible raer de la mente humana,despiertá a la cultura, su dimensión filosofante, lo que se hizo fue reducirla a.un.~ nimum. Ahora bien: el temple o predisposición con que hoy inicia su tra~ bajo. elfilósofo consiste precisamente en un claro afán de salir nuevamen te a una filosofía de alta mar, plenaria, completa; en suma, a un máxi\!11Í.. de filosofía.
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her llegado al mundo una nueva generación· de historiadores, porque ve que esta idea ha prendido, sobre todo enAlemania' .. Para que algo importante cambie en elmundo es.preciso que cambie·eí tipo de hombre-:se entiende-y el dela·mujer; es preciso que aparezca·· muchedumbres de criaturas con una sensibilidad .vital•distinta de la ántig1( y.homogénea entre sL Eso es la generación:. una.variedad humana enelsenti do rigoroso qué alconcepto de «variedad» dan:losnaturalistas ..Los miembr de ella..vienen al.mundo dotados.de ciertos.car¡icteres.típicos, disposiaion preferencias,' que les prestan.unafispnornía•común, diférenciándolos.·deil generaeión anterior•. (Véase EL tenia dé nuestro tiempo). . •. :• . • Pero esth idea inocula súbitá énergíi¡. y dramatismo al.hecho. tan:ek mentál coíno inéxploradó de que. en todo presente coexisten tres'.gerieri{ ciones: los jóvenes, los hombres maduros, los .viejos. Porque esto sigtiifi. que toda actualidad histórica, todo <>, envuelve en rigor.tres. tiempo distintos, tres «hoy» ,diferentes; o dich9 de 9tra manera:que.elpreseri:te¡ rico de tres· grandes dimensiónes .vitales, las.cuales.con.viven·alojadas:~.tl·.é quieran o no,. trabadas unas con otras y; por fuerza, al ser diferentes; en eser¡ cial hostilidad:'«Hoy>Fres para unos .veinte años; para.otrqs, cuarenta; par otros, sesenta; y eso que siendo tres modos de .vida tan distintos tenganiqu · ser . el mismo «hóy» .déclara sobradamente el dinámicó dramatismo,.el éqn flictoy colisión.qué constituye el fol}do de la.materia histórica, detoda:cci .vivencia actual. Y a la.luz de esta advertencia se ve el equívóco .oculto:erul aparente claridad de una fecha. 1929 parece un tiempo•único; pero enl~2Q .vi.ven un muchacho, un hombre maduro y uri .viejo, f. esa cifra se triplit:ieii tres significados diferentes y a la vez abarca los tres; es la unidad de uh tiém~ po .histórico de tres edades distintas. Todos somos contemporáneos, .vi.vimos' ene! mismo tiempo y atmósfera, pero contribuimos a formárlos eh tiempo diferente. Sólo se coincide con los ·coetáneos: Los contemporáneos no so, coetáneós; urge distinguir en historia entrecoetaneidady contemporarieida Alójados eriunmismo tiempo extemoycronológiéo, con.vi.ventres·tie • pos .vitales distintos. Esto es lo que suelo llamar el anacronismo.esencjal'd la historia. Merced a ese desequilibrio interior .se·muev,e,.cambia; rúed · , . : 1.Lqre.nz, Harnack, Oil.they, insir].Uaron_en su:hofa _algo ~ob_r:~ la.idetj de_lti._s gene_~ac.iRP pe_rri la mallera más radical de tomar el asunto, que va apuntada en algUnos_ de .l11is lj_brps,,.~ I'.. noi:ida, pOr ,ejemplo, en el libr_o de Pinder, Das_Problen_i d~n Grnerationen, segriitda ediC:ió'ri/1 si "J?ien desconoce·que ya había yo hablado con anterioriditd a él-del principio de co~tanelaad. 1 ,__ -Pinder, en el libro citado, echa de menos estp. distinci_ón.en ,mi idea dC las gen_eracipi:i cu~n_do:_es _t~cÍci su n_ervio. Verdad es_qúe só_lo ha pod{dci leer de mi obra 1.:is pariCs tradU_Ci_dhi alemán. En el ensayo <(Origen deportivo del Estado1f~ de 1925, hay inclusiVe uri'tftulo qh·é Sü ,. ast El instinto de la coetaneidad. 'J t
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uye. Si todos los contemporáneos fuésémos coetáneos, fa historia se de. dria anquilosada, petrefacta, en un gesto definitivo, sin posibilidad de ovación radical ninguna. Alguna .vez he representado a la generación amo 1mna caravana dentro de la cual va el hombre prisionero, pero a la vez kretamen,te voh:¡ntario y satisfecho. Va en ella fiel a los poetas de su edad, '!]as ideas.políticas.de suctiempo, al tipo de mujer triunfante· en su mocedad hasta al modó de.andar usado a los veinticinco años. De cuando en cuando :ve pasar otra caravana con su raro perfil extranjero: es la otra generación, al1vez en un día festival la orgía mezcla a ambas, pero a la hora de vivir la · tencia normal, la caótica fusión se disgrega en los dos grupos vetdadec mente orgánicos, Cada indi.viduo reconoce misteriosamente a los demás e:su colecti.vidad, como las hormigas de cada hormiguero. se distinguen runa peculiar adoración. ·.:L>>El descubrimiento de que estamos fatalmente adscritos a un cierto 'pode edad y a un estilo de .vida, es una de las experiencias melancólicas ue antes o después todo hombre sensible llega a hacer. Una generación es ·. a moda integral de existencia que se fija indeleble sobre el indi.viduo. En iertos pueblos salvajes se reconoce a los miembros de cada grupo coetáneo r su tatuaje. La moda de dibujo epidérniicó .qué estaba en uso cuando an adolescentes ha quedado incrustada en su ser irremediablemente»'. Esta fatalidad, com9 todas, tiene algunos poros por. donde ciertos indi'duos genialmente dotados saben evadirse,Hay.quien conserva hasta la ectud un poder de plasticidad inexhausto¡ una.juventud perdurable, iie le permite renacer y reformarse dos y aun tres veces durante la .vida. . ómbres así suelen tener el carácter de precursores, y la nueva generación resiente en ellos un hermano mayor de advenimiento prematuro. Pero es·5 casos ·pertenecen al orden de las excepciones, que en el biológico más ue en ninglin otro reino confirman la regla». •q .Pero yo quería simplementé decir que la. articulación dé•tres generaoties en todo presente produce el cambio de los tiempos. La generación de :hijos es siempre un poco diferente a la de.los padres: representa:como •nuevo nivel desde el cual se siente la existencia. Sólo que, .de ordinario, .¡iiferencia entre los hijos y los padres es muy pequeña; de suerte que prebmina el núcleo común de coincidencias; y entonces los hijos se ven a sí mas como continuadores y perfeccionadores del tipo de la .vida que llebati sus padres .. Mas a veces la distancia es enorme: l.a nueva generación ;encuentra apenas comunidad con la precedente. Entpnces se habla de '_ · histórica. Nuestro tiempo es de esta clase y lo es en superlativo. Aunque h
rn 1. ~1 Para la hiStoria del amor» [Obras completas1 tomo IV1.
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eI cambio venía preparándose subterráneamente,. ha brotado con tal bru quedad y prontitud, que en pocos años ha transformado la faz de la vida;; Conviene:quehayamos·tomado este'primer·contacto con el temad~ las generaciones; Maslo dié:ho sólo es; en.efecto, un primer contacto, un as¡ pecto externo de este hecho tremendo y radical con el cual vamos a tropezaf enforma mucho más vigorosa.y decisiva cuando nosJleguela hora de'pál' par eso que tan galantemente y sin temblor, por no saber bien lo que decimós llamamos «nuestra vida». •: . : Pero ahora se trata de indicar los motivos rnás inmediatos que prodU jetan la retracción y angostamiento del ánimo filosófico enlos sesenta año últimos del siglo XIX y los que, inversamente; han fomentado su actual · pansióny' ro bilstecimiento. '·
II
IMPERIALISMODELA FÍSICA· Toda cienda o con.ocimiento tiene un tema-·-.lo que esa ciencia coño ce o trata de conoce!'-'-· y; además, tiene unmodo de saber lo que sabe: Asl:l rnaterniitica posee una tema.-·numeras y extensión-.-· distinto del terna propio a la biolbgia, que sonlos fenómenos orgánicos, Pero, además, 18. ma,~ temática se diferencia delabiologia en su modo de conocimiento; ens\rclá? se de saber. Para el matemático, saber, conocer, es poder deducir unapro¡ posición mediante razonamiento.s fundados· en evidencias indubitables; En cambio, la biologia se contenta con generalizaciones aproximadas de hecho,s imprecisos.quenos.ofrecenlos.sentidosc.Corno.modos. de conocimiento.pi:i seen, pues, ambas ciencias un rango muy distinto; el matemático es ejem;, piar;. el biológico es SU1J:\amente tosco. Tieñe,. en cambio, la matemática; inconveniente deqtielos objetos para quienes valen sus teorias no sonreá les, sino, corno Descartes y Leibniz decían¡ «imaginarios'>>: Pero he aqufqu en el siglo XVI.comienza una disciplina.intelectual.-.:-la mwva scienza; cf Galileo.... , que por un lado posee todo el.rigor deductivo de lamatemáti , y por otro. nos habla de objetos reales, de !los astros y; en general, de;Ici; cuerpos. Por vez prirnera:ai:ontecía esto en los fastos del pensamiento¡ po vez primera eXistía·un conocimiento que, obtenido medfante precisasd~ dué:ciones, era a fa par confirmado por la observación sensible de lEJslí,'.' chos; es decir, que toleraba un dobkcriterio de certeza: ·el puro razon~.
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miento por el que creemos llegar a ciertas conclusiones yla simple percepCión, que confirma esas conclusiones de pura teoría. La unión inseparable 'de ambos criterios constituye el modo de conocimiento, llamado experic rnental, que caracteriza a la física. No es extrañ.o que, desde luego, ciencia dotada de tari ver¡turosa condición comenzase a destacarse sobre lás demás }"a atraerse el entusiasmo de los.mejores; Aun desde un punto de vista exclusivamente teórico, aun com,o mera teoría. b estricto conocimiento, no 'tiene duda que es la física una maravilla intelectual: Sin embargo, no se ocultaba a:nadie;'desde luego, que la coincidencia entre las: conclusiones de'ductivas de. la física racional y las observaciones sensibles del experimento 'ó eran ya exactas, sino sólo aproximadas. Verdad es que esta aproximación · ra tan grande; que no impedia la marcha práctica de la. ciencia:: · •• Es seguro, no obstante, que'estos dos caracteres del conocimien\o·físico ::su práctica exactitud ysu confirmación por los hechos sensibles (no ol.'demos la patétiéa circunstancia de que los astros parezcan someterse a las leyes que los astrónomos les dictan y que: con rara fidelidad acuden a la citá hue éstos les dan a tal hora en tal punto del firmamento)-· esos dos carac'eres, digo, no hubieran bastado para llevar al extremo triunfo que luego lo. ó la ciencia física. Una tercera peculiaridad virio a exaltar desaforada este odo de conocer. Resultó que las verdades físicas, sobre.sus calidadeS teó~ '· cas, tenían la condi¡:ión de ser aprovechables para las cémveniencias vita~ del hombre, Partiendo de ellas', podía éste intervenir en la Naturaleza •. acomodarla en beneficio propio. Este' tercer carácter~su utilidad.práctic fapara el dominio sobre la materia-· no es ya una.perfección.o virtud de la ffsfca como teoría y conocimiento. En Grecia esta fertilidad utilitaria no hubiera alcanzado influjo decisivo sobre los ánimos, pero en Europa coincidió .corre! predominio de un tipo de hombre-el llamado burgués-'-que no sentia:vocacióncontemplativa, sino práctica. El burgués quiere alojarse cómodaente.en el mundo,y para ellointervenir en él modificándolo a su placer, dr eso la edad burguesa se honra ante todo por el triunfo del industrialiso, y en general de las técnicas útiles dda vida, como son la medicina, la conomía, la administración. La física cobró un prestigio' sin par porque de fila.emanaban la máquina y la medicina. Las masas medias se interesaron qella no por curiosidad, sino por interés material. En tal atmósfera se prolljo lo que pudiéramc¡s llamar «impérialisrno de la física,»: k i Para nosotros,• nacidos y educados en una edad1qile participa de·este odo de sentir, nos parece cosa muy natural, la más natural y discreta, que e otorgue el primado entre los modos de conocimiento, a aquélque, sea 9rnº sea. en cuanto teoría, nos proporcione el dominio práctico sobre la .ateria. Pero aunque nacidos y educados en aquella edad, algún ciclo.nuec
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T
i¡ va empieza en nosotros, puesto que ya no nos contentamos con ese primer pronto:que nos hace ver tan natural la utilización práctica como norma'de la verdad. Al contrario,-empezamos a caer eii la cuenta d.e que ese empeño efu dominar la materia y hacerla cómoda, de que ese entusiasmo por el confort" es, si se hace de él un principio, tan discutible como cualquier otro. Y pue5" tos en alerta por esa sospecha, comenzamos a ver que el confort es simple~ mente una predilección subjetiva-:dicho grosso modo, un capricho-que, la humanidad occidental tiene desde hace doscientos años, pero que no ré+. vela por sí solo superioridad ninguna· de carácter. Hayquienprefiere1o con-': fortable a todo; hay quien no le da mayor importancia. Mientras Platónmi§ ditabalos pensamientos que han hecho posible fa física moderna y conella el confort, llevaba,. como todos los griegos, una vida muy áspera; y en punto. a trebejos; vehículos, calefacciónyajuar doméstico, verdaderamente bát') bara:Enla misma fecha; los chinos, que jamás han pensado un pensamieri to científico, que jamás han hilado una teoría, hilaban telas deliciosasy'.fiE bricaban objetos .usaderos y construían• artefactos. de. exquisito.confort! Mientras:en Atenas la Academia Platónica inventaba 1á pura matemática, en Pekín se inventa el pañuelo de bolsillo, Conste, pues, que el afán de confortabilidad; última ratio de preferend~ para la físka, no es •mdice de superioridad. Lo han sentido unos tiempos¡·· y otros no.Todo el que sabe mirar el nuestro con mirada un poco perforante cree prever que; no obstante las presentes apariencias, va a entusiasmarse medi 0 creniente con el imperativo de comodidad.Va a usar de ésta, a ate derla, a conservarla fo grada y procurar acrecerla; peto justamente, sin en= tusiasmo, y no por ella misma, sino para poder vacar a ejercicios incómodos! Puesto que el afán d.e confort no es sin más señal de progreso, sino qué aparece en la historia:repartido como el azar sobre épocas. de muy difereri+. te altitud, sería un tema.curioso para el curioso averiguar en qué coinciden; éstas¡ o dicho de otro'modo: qué condición húmana suele llevar a . esta.devoción por lo cómodo: Ignoro cuál sería el resultado de esa pesquisa: Sólo;ál paso; subrayo esta coincidencia: los dos lugares históricos'. de mayor atención' al confort han sido esta última bicenturia europea y la civilización china· ¿Qué hay de común entre esas dos urbes humanas tandiferénte5,.tanc!ispie rejas? Que yo sepa, sólo esto:-eti.esa época reinó el «buen burgués», el•tipb de hombre que representa la voluntad dela prosa, y; por otra parte, elChjnb es notoriamente el filisteo nato; sea dicho esto al desgaire, sin insisten'cia ni formalidad ningunas': •. · i : · ;
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sóbre··ei Íilist~fsilió' de·-iÓS bhirioS ve~se lo ·que' dice Keyserlirig en :Diario dé -viltjl! di/uri
filosofo;
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Ello es que el.filósofo de la burguesía, Augusto Comte, expresará el ehtimiento del conocimiento con su conocida formula: Sdence d'oú prévoá:nce; pre\!oyance d'oú action. Es decir, el sentido del saber es elprever,yel entido del prever es hacer posible la acción. De donde resulta que la acción ...,sbentiendeventajosa-· es quien define la verdad del conocimiento: Y en fecto': ya a fines del siglo pasado,. un gran físico; Boltzmann, dijo: «Ni la ló. ·ca, ni la filosofía¡ ni lá metafísica, deciden en última instancia de si algo es ... erdadero o falso, sino que únicamente lo decide· la acción. Por este motivo b considero las' conquistas de la técnica como simples precipitados secunarios de la•ciericia natural, sino como pruebás:lógicas de.ésta. Si no nos ubiésemos propuesto esas conquistas prácticas, no sabríamos cómo debe~ · os razonar. No hay más :razonamientos· correctos quelos que tienen resultados prácticos»'. En su Disrnrso •sobre el esp!Jitttpositivo, el mismo 'Omtehabía Ya súgerido que la técnica 'regimenta a la ciencia, y no al revés. Según este modo de pensar, no es, pues, l:i'utilidad un precipitado im~ ,previsto y como propina de la verdad, sino al revés: la verdad es el precipitado iliteledualde la utilidad práctica. Poco tiempo después, eu los albores pueri.es de nuestro siglo, se hizo de este pensamiento una filosofía: el pragmatismo. Con el simpático cinismo, propio de los yanquis, propio de todo pueblo uevo -un pueblo nuevo, a poco bien que le vaya, es un enfant tenible-, el ragmatismo nortea!!lericano se ha atrevido a proclamar esta tesis: «No hay ásverdad que el buen éxito en éltratocon las cosas». Y con esta tesis tan udaz como ingenua, tan ingenuamente audaz, ha hecho su ingreso en la hisifQria milenaria.defa filos0fía el lóbúlo norte del continente americano'. No se confunda.la escasa estimación que el pragmatismo merece en uanto filosofía y tesis general con un desdén preconcebido, arbitrario y éato hacia el hecho del practicismo humano en beneficio de la pura conempiacion. Aqúí intentamos retotcerel pescuezo a toda beatería, inclusi.. ecá2la .beatería.científica y•cultural que se extasía ante el puro·rnnoci. ºento sin hacerse dramática cuestión de él. Esto nos separa radicalmente é lós pensadores antiguos-·-de Platón como de Aristóteles- y ha de abnstituir uno de los temas más graves de nuestra méditacióm Al deseen.'. l:!ér.al problema decisivo; que es la definición· de
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· . Ahora se pretende únicamente insinuar que el triunfo imperial de la1 · sicano se debe.tanto a la calidad en cuanto conocimiento como aun hecli social. La ~ociedad se ha interesado en la física por su fecunda utilidad, ye5' interés social ha hipertrofiado durante un siglo la fe que eri sí mismo tien el físico; Le ha acontecido en general la que en especie acontece al médicó Nadie considerará a la medicina.como un modeki de ciencia; sin embargo el culto que en las casas de los valetudínarios se dedíca al médíéo (éomo,e, otros.tiempos al mago) le proporciona una seguridad en.su oficio y person una audacia impertinente tan graciosa como poco fundada en razónrpor que el médico.usa, maneja los.resultados de.algunas ciencias, pero no su· le ser, ni poco nimticho, hombre.di;. ciencia, alma teórica .. La buena fortuna, el favor.del ambiente social, suele dorbitamos,.n · hace petulantes y agresivos.· Esto. ha acontecido al físico, y por eso fa,y¡ intelectual de Europa.ha padecido durante casi.cien años lo que p'udiera•ll marse el.«terrorisrrio de los láboratorios.1>. ;;>-:ntf LaNación,.2Lde septiembre de193Ó'
Ill
LA «ClENCIAi> ES MERO SIMBOLISMO .,
~;\"dlf:}'.-
En lo anterior era mi propósito enunciar. las':catisas inrriediatas ,.,.,-aun· a sabiendas de que constituyen una insuficiente explicación- de por que hace un siglo se contrajo y angostó el ánirrio de los filósofos y por qué;: en cambio, hoy vuelve a dílatarse. Pero sólo pude hablar del primerpurito,:Lá filosofía-díje- quedó aplastada, humillada por el imperialismo dela físic~ y empavorecida por el terrorismo intelectual de.los laboratorios, :Las'é:ie cias naturales dominaban el:ambiente;y.el.ambiente es uno de los ingr dientes de nuestra personalidad, como la presión atmosférica es uno de:]· factores que componen nuestra forma física .. Si no se nos apretase y limita:· se, tocaríamos con el occipucio en las estrellas, .como Horado querí~; és de· cir, seríamo~ informes, indefinidos e: impersonales. Cada uno de nosoti; es por.mitad lo que él es y lo que es el ambiente en que vive. Cuando és coincide con nuestra peculiaridad y la favorece, nuestra persona se realli por entero, se siente por el contorno corroborada e incitada a la expansión d su resorte íntimo. Cuando el ambiente nos es hostil, como está tarnDlé!l de.ntro de nosotJ:'os, nos obliga a uh~ p~rpetl1á disodac:ión y forceje¡,i, I19s deprime y dificulta que nuestra personalidad se desarrolle y pÍenamf!n~
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: c:tifique. Esto aconteció alos filósofos bajo la aunósfera impuesta por la ti. 'a de los Soviets experimentales. No es necesario .decir que ninguna de ese )palabras mías, que a veces llevan. de sobra acusado su perfil, significa · ra: iri moral ni intelectual para aquellos. hombres de ciencia. ni para · uellos filpsofos, Fueron como tenían que ser, y ha sido sobremanera fértil e:fuera así. No pocas calidades de la nueva filosofía son debidas a aquella ··pa de forzada humildad, como el alma hebrea se hizo mucho más sutil e 'terésarite después de.la esclavitud de Babilonia: Ya veremos, en concreto, 0 después de haber sufrido con somojo los filósofos que los hombres de néialos desdeñasen, eéhándoles en cara que la filosofía no es una ciencia, yrids complace, aLníerios a.mí, ese denuesto, y.recogiéndolo en el aire lo vohiemos; diciendo: «La filosofía no es una ciencia.porque es mucho más»; •·:Pero ahora conviene preguntarse por qué se ha producido este nuevo tusiasmo delos filósofos por su filosofía, esta.confianza.en el sentido de ;Iiibor y:esti;.•aire resuelto que nos lleva.a ser: filósofos sin medrosidad ni • ·dez, audazmente, jovialmente; •lnE>os grandes hechos, a mi juicio, han favorecido esta mutación.. ¡:¡bHemosvisto quefafilcísofía había quedado reducida o poco menos a la Dría del conocimiento. Así se titulaban la mayor parte de los libros filosó~bspublicaqos entre 1860 y 1920. Y notaba yo.el hecho demasiado sorteiidente de que en esos libros así titulados no se encontrase jamás plantea~ . en'serio esta cuestión:· ¿Qué es conocimiento? Como esto es un poco y aun fgmucho monstrl1o'.so, sorprendernos aquí uno de esos casos de ceguera eterminada que produce en el hombre la presión de un.ambiente, impo"~ridole como evidentes e indiscutibles ciertos supuestos que son precisaeiite lo que más convendría. discutir. Estas cegueras varian qe una época btr,á; pero nunca faltan y nosotros tenemos la nuestra,:larazón de esto nos pará otro día, cuando veamos que e] vivirse hace siempre« desde»: O «soc »:ciertos supuestos, que son como el suelo en que para vivir.nos apoyamos cliú¡ue participamos. Y esto, en todos los órdenes: en ciencia, como·en orálo políticá;como en arte. Toda idea es pensada y todo cuadro es pin tao: desde ciertas suposiciones o convenciones tan básicas, tan de clavo.pac qo:para el que pensó la idea o pintó el cuadro, que ni siquiera repara en . as;por lo mismo no las introduce en su idea ni en su cuadro, no las.hallaallí.puestas, sino precisamente su-puestas y como dejadas ala espalda. of:eso,a veces, no entendemos una idea o un cuadro: nos falta !apalabra del 'groa, la clave de:la secreta convención. Y como, repito, cada época-voy píeciSar: más: cada generación-: ,parte de supuestos más o menos distin5;.quiere decirse qU:e e] sistema de las verdades y el de los valores estéti¡;;.morales, políticos, religiosos; tiene inexorablemente una dimensión
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hi.Stórica, son relativos a una cierta cronología vital humana, valen para ciii tos hombres nada más. La verdad es histórica. Cómo, no obstante; pueífe¡ tiene que )Jtetender la·verdad ser sobrehistórica, sin relatividades, absolutii es la gran cuestión, Muchos de mis lectores saben ya que para mí el resolv dentro de lo posible esa cuestión constituye «el tema de.nuestro tiempolí, El supuesto indiscutible o indiscutido que el:pensador de hace oche ; ta años llevaba en la masa de la sangre era que no'hay más é:oriocimiento¡d · mundo sensu st1icto que la ciencia física; que no hay más verdad sobre;I real quelaf«verdad-física». Entrevimos.vagamente el otro día que acaii' existen otros tipos de «verdad»,, y que la «verdad física», aun rriirada des ..•.• fuera, tiene, ciertamente; dos admirables cualidades: su exactitud y eL· regida )Jor un doble criterio de certidumbre: la 'deduccion rai:ionaly la co ·- firmación por los sentidos: ~.:... :Eero estas cualidades,. con ser magníficas,.no bastan paraasegurar.qu no hay más perfecto conódmiento del mundo, más alto .«tipo de verdad que la ciencia física y la verdad física. Para afirmar esto .fuera menestéri dei sarrollar en toda su. amplitud fa pregunta: ¿Qué sería lo que llamaríalllo conocimiento ejemplar, prototipo de verdad; si llifüásemos con precisión e sentido que en sí llevala palabra conocer? Sólo cuando sepamos qué es; su significación plenaria, conocimiento; podernos :Ver si los que:élhqmbi posee llenan: o no. esa significación o:se aproximan a.ella meramente,Mie tras no se haga esto, no puede hablarse enserio de teoría del conocimientó y;• enefectb, con haber pretendido la filosofía de los últimos tiempos· no ser sino eso, resulta que no ha sido ni eso. . ", Pero, entretanto, la física crecía, y en los últimos cincuenta años llega~ ba a una amplitud y perfección tales, a un grado de precisión y a unaesferá de observaciones tan gigantescas, que fue preciso reformar sus principios: Sea esto.dicho para quienvulgarmerite cree que la modificación deuri, s· tema doctrinal-indica-poca•firmeza de una ciencia.- La-verdad es•lo cóntr ria; Porque los principios-de Galileo y Newton eran válidos; .fue posible portentoso desarrollo dela física,.y este desarrollo llegó a un líitlite que ha forzoso" ampliar-purificándolos- aquellos principios, Esto ha traídoof «crisis de principios» ·-.-la Gnmdlagenli1ise-.- que hoy padece la físicayqu es uria venturosa enfermedad de crecimiento. No sé por qué solemos " tender la palabra «crisis» con-un significado triste; Crisis no es sino cambi intenso y hondo; puede ser cambio peor, pero" también cambio:a m¿jo como acontece. con la.crisis actual de la física;•No hay mejor sintómacl,étl madurez en una ciencia que la crisis de.principios.-Ellasupone que fa de¡:i ciasehálla•tan segura de sí misma que se da el !Ujo de someter rnda¡µeI1f a revisión sus principios; es decir, que les-exige mayor vig()r y firmeza::•E
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;gorintelectual de un hombre, como de una ciencia, se mide por la dosis f!•escepticisrno, de duda; que es capaz de digerir, de asimilar. La teoría rousta se nutre·de duda y no es la confianza ingenua que no ha experimentaovacilaciones; no es la confianza inocente, sino más bien la seguridad en medio de la torroenta, la confianza en la desconfianza.- Ciertamente que es &quélla, la confianza, la que.queda triunfando en ésta y sobre ella, quien fuide el vigor intelectuaL En cambio, la duda no sojuzgada; la desconfianc - -no digerida es ... «neurastenia». •oLos principios físicos son el suelo de esta ciencia. Sobre ellos camina el :ve5ñgador. Pero cuando hay que reformarlos; no se pueden reformar des&dentro de la física, sirio que hay que.s.alirse de ésta. Para reformar el suelo - preciso; evidenternente, apoyarsé en el subsuelo, De aquí que l_os físicos 'éoviesen·obligados a.filosofar sobre su•ciencia, y en este orden el•hecho más aracteristico del momento actual es la preocupación filosófica de los físicos. esde Poiriéaré; Mach y Duhem hasta_ Einstein y Weyl, con sus discípulos '.seguidores, se ha ido constituyendo unateoría del conocimiento físico deida a los físicos mismos .. Claro es que hari recibido todos ellos grandes in- - uencias del pasado filosófico; pero lo curioso del caso es que, mientras la filosofía misma exageraba su culto.a la física como tipo de conocimiento, a•teoría de los físicos concluía descubriendo que la física es una forma inerior de conocimiento; a saber: que es un conocimiento simbólico. El director del «Kursaal», que cuenta las perchas del guardarropa, ave·gua así el número de tapados y sobretodos que colgaron de las perchas, y -erced a ello, conoce aproximadamente el número de personas que asistien a la fiesta. Sin embargo, ni ha visto las prendas de vestir ni el público. -Si se compara el contenido de la física con lo, que es el.mundo corpóreo, -'séthallaría apenas similitud. Son como dos idiomas diferentes que permiten -·carriente la traducción. La física no es más que correspondencia simbólica. -•0;•¿ Por qué sabemos que es eso la-física? Porque son muchas las c_orres" -ndencias igualmente posibles; con;io es posible en las formas más diversas !ordenación de cosas. 'GJ:,En cierta ocasión solemne resumía Einstein la situación de la física, en ¡mto modo de conocimierito, con estas palabras (1918, discurso a -Planck ~us sesenta años): «La evolución de nuestra ciencia ha mostrado que ene·las cciristrucciones teoréticas imaginables,- siempre hay una en cada caso 'u{demuestra decididamente su superioridad sobre las demás. Nadie que e·hayapenetrado bien del asunto negará que el mundo de.nuestras percepiones determina prácticamente siri equívocos qué sistema teórico hay que egir, Siri embargo; no hay ningún camino lógico queconduzca a los prin-"pios de!a teoría»: - ::
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Es decir, que muchas teorías son igualmente adecuadas, hablando c0i{ rigor, y que. la superioridad de una se funda en motivos 'prácticos. Los h ' chos la recomiendan, pero nó la imponen. · · Sólo en ci'ertos puntos toca el cuerpo doctrinal de la física con el re· de la Naturaleza: son los experimentos; .:.: Y eI experimento es una manipulación nuestra mediante la cuaHntel' venimos en la Naturaleza, obligándola.a responder; No es, pues, la NatUfa leza, sin más y según ella es, lo que el experimento nos revela, sino sólo reacción determinada frente a nuestra determmada intervención, Por cons{ guiente, y esto me importa dejarlo subrayado en' expresión formal; la ll da realidad física es una realidad dependiente y i;io absoluta, una cuasi re dad, porque es condicionály.rélativa ál hombre: En definitivá, llama realida el físico a lo que pasa si él ejecuta' una manipulación; Sólo en funciórrd .... :e: . : . . ·:· éstaexiste esarealidad.. · Ahora bien:.la filosofía busca, precisamente, como realidad 10 que.éS• con independentia de nuestras acciones, lo que no depende de ellás; antes( bien, éstas dependen de la realidad plenaria aquélla: ·
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IV LAS CIENCIAS EN REBELDÍA
Ha sido vergonzoso que después de tanta teoría del conocimiento faco bricada porlos filósofos tuvieran que encargarselos físicos mismos de. dar. la ultima precisión al carácter de su conocimiento y revelarnos que, lejos de representar la'.ejemplaridadyprototipodel conocer, es en rigor•unaespeci inferior de teoría; distánte del objeto que intenta penetrar,· · · Resulta, pues, que estas ciencias -sobre todo la física-.. avanzán ha ciendo delo'que•era sulimitación el principio: creador de sus concéptos Por tanto, para mejorar, !lo.intentan utópicas saltar fuera de sú sombra; supe rar su fatal y nativo término, sino; al revés, aceptan éste alegremente, y apo., yándOse en él, instalándose sin nostalgias dentro de él, .consiguen llegar:ru propia plenitud. La actitud opuesta a éstaera la dominante en el ultimo 'sigl9 entonces cada cual aspiraba: a ser.ilimitado, a ser ló que eran los demás-.}' no era; Es . el siglo .en que. una música-·-.la de Wagner,.,.,-no se.conténtate ser música, sino sustituto df! la filosofía y hasta de la religión; es elsigl9-e" que la física quiere ser metafísica y la filosofía quiere ser física; y la poésfü
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·intura y.melodía,.yla política no se contenta con serlo, sino que aspira a r:éredo religioso y, lo que es más desaforado, a hacer felices a los hombres: • ptNo hay eri:fa nueva actitud de las ciencias, que prefieren recluirse .~cÍa:dtial en ·su recinto y órbita, como el indicio de una nueva.sensibilidad 'uroana ql,le ensqyaTesolver el problema de-la vida por Un método inverso, ceptandO cada.ser y.cada.oficio.su propio destino; hincándose en él, y en gar de extraviarse ilusoriamente, llenar bien y.sólidamente hasta los bote és.sti•auténtico e iritransferible perfil? Quede aquí de paso apuntado esto; :ue:otro día tropezaremos frente a frente.·. 'oElló'es que estareciente cilpitis dimimltio de la física cómo teoría ha ado sobre el estado espirituaL de los filósofos, liberándolos .para su tación. Superada la idolatria del experimento, recluido el conocimiento · ·ca·ensu modesta órbita, queda la vía fran:éa para otros modos-de conooy.:viva la sensibilidad para los problemas verdáderamentefilósóficos. ·P ·Ahora creemos que fueuná superstición laque nos mantuvó•rendidos tdafllamada «verdad científica»; se entiende fa clase.de verdad propia de :física y disciplinas congéneres. · 1frPero otro hecho muy importante ha contribuido a la liberación. :
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para que el espacio geométrico siga intacto y vigente. Einstein, al revés, dec~ de que la geometria y el espacio se adapten a la físicay al fenómeno corpóreo, · Actitude.5 paralelas hallamos en las otras ciencia.s ton frecmencia taÍ que me sorprende también no haber visto en ninguna parte advertido ést' carácter tan general y acusado eh el pensamiento reciente. · '' 1.a reflexología de Pavlovy la teoría del sentido lumínico de Hering¡so dos ensayos, clásicos a estas horas, de construiruna físiología.independi~ te de la.física y de la psicología, Eh ellos se.toma elfenómeno biológic' como.tal en lo que tiene de ajeno a la condición común: de hecho físico o p : cológico y se le trata por métodos de investigación exclusivos a la fisiología Pero. donde· más agudamente, casi escandalosamente, apareceiest nuevo temperámento científico; es en la matemática;' Sú supeditacióítál lógica había llegado en las últimas1generaciones hasta hacerse casi ideli ·· dacLPero .he aquí que elholandés·Brouwer áescubre que el axioma lógico llamado del« tercer' excluso» no vale para las entidades matemáticásy que es preciso hacer una matemática «sin lógica»; fiel sólo a sí mismaiiridócil a axiomas forasteros. No puede sorprendemos-·una vez que hemos atisbado esta tenden:i cía del nuevo pensamiento- la aparición reciente de una teología que sé rebela contra lajurisdicción filosófica: Porque hasta la fecha fue.la teología· un afán de adaptarlaverdadrevelada1a la razón filosófica,,uITintento de.ha: cerpara ésta admisible la sinrazón del misterio; Mas la nueva«teología dia+ léctica» rompe radicalmente con tan añejo uso y declara al saber de Dios m dépendiente y «totalmente» soberano. Invierte. así la actitud del .teólogc:ii· cuya faena específica consistía en tomar desde el hombre y sus norma§ científicas la verdad revelada; por tanto, habla sobre Dios desde el hombr~1 Esto daba una teología antropocéntrica.· Pero Barth y sus colegas vuelven del revés el trámiteyélaboran una teología teoténtrica. El hombre, por defü nición,cno puede saber.nadasobreDios partiendo de sí mismoydesuintr~"' humana merite. Es mero receptor del saber que Dios tiene de sí mismo.)\ que envia en.porciúnculas al hombre mediante. la revelación. El. teólogo rio.,tierie otro menesterque purificar su oreja: donde Dios le insufla su propia verdad;· verdad divina inconmensurable con toda.verdad humana y, por lo mismo¡' independiente. En esta forma se desentiende la teología de la jurisdicc[óri filosófica. La modificación·es tanto más.notable cuanto que sehaprodj¡éi~ do en medio del protestantismo donde la humanización dela teología\, sí{ entrega a la filosofía, había avan:Zado mucho más que en el campo católiéo) .... Domináhoy, .pues, las,ciencias una.propensión diametralmente cipues¡. ta alade1hace,treinta·o cuarenta años. Ehtoncesuna u otra Ciencia intenta1. ba imperar sobre las demás, extender sobre ella~ su método doméstico:.}';l~'
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emás·toleraban humildemente esta invasión. Ahora cada ciencia no sólo epta su nativa manquedad, sino que repele toda pretensión de ser legisla·por otra,. · q (Nótense fenómenos paralelos en el arte yen la políticá actuales). ' ¡j(. Éstos sonlo~ c_aracteres más importantes del estilo intelectual que en tós: últimos años se manifiestan. Yo. creo que .ellos pueden llevar a una ~népoca dela intelección humana. Con sólo una salvedad¡ No es posible · íielas cieneias se queden en esa posición de intratable independencia. Sin érdeda que ahora han conquistado, es menester que logren articularse ·tlas en otras """lo. cual no es· supeditarse. Y esto, precisamente, esto sólo fi\ieden·hacerlo si toman de nuevo tierra firme en la filosofía. Síntomá claro ~que caminan hacia esta nueva sisterciatización, e5 la frecuencia creciente 'ori·que el cientifico particular se siente forzado.a calar-por la urgencia · · ma de sus problemas- en aguas filosófi.cas. · Pero mi asunto ahora no me deja desviarme a consideraciories sobre el ·orvenir de la ciencia, y lo que he insinuado sobre su'presente vino sólo para ·ostrar las condiciones intelectuales atmosféricas que han predispuesto el efomo a una filosofía mayor corrigiendo el encogimiento de los últimos cien años. El filósofo encuentra en la combinación del aire público nuevo co'ajepara hacerse también independiente y fiel ala limitación de su déstino. ';~P' Pero hay otro motivo más fuerte que los apuntados para que sea posible rurenacimiento filosófico.1.a tendencia a aceptar cada ciencia su propia li'"tación y a· proclamarse independiente son.sólo condiciones negativas, asfuntes para quitar los estorbos que durante un siglo hari paralizado lavocación filosófica, pero no nutren ni menos provocan enérgicamente a ésta. ¿Por qué vuelve, pues, el hombre a la filosofía? ¿Por qué vuelve a ser normal la vocación hacia ella? Evidentemente se vuelve a una cosa por la · ·ma razón esencial que llevó a ella la primera vez. Si no, es que el retomo arece de .sinéeridad; es una falsa vuelta, un fingir que se vuelve. Estomos:obliga•a planteamos la cuestión de por qué al hombre' se le turre en absoluto hacer filosofía; 1
La Nación; 2 de noviembre de 1930
V 1•¿Por qué al hombre'-·ayer, hoy u otro día-· sele ocurre filosofar? •onviene traer con claridad a la mente esa cosa que solemos llamar filoso·a, para poderJuego responder al «por qué» de su ejercicio.
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· Lo primero que ocurriría fuera definir la filosofía como conocimienfü del universo. Pero esta definición, sin ser errónea, puede dejarnos escap · precisamente todo lo- que hay de específico, el peculiar dramatismo-y; tono de heroicidad intelectual en que la filosofía, y sólo la filosofía.vive. Pa rece, en efecto, esa definición un contraposto a la que podríamos dar de la física diciendo que es el conocimiento de.la materia. Pero es elcaso•qué el filósofo no se coloca ante su objeto-.el universo... 'como elfísico ante-el suyo, que es Ia materia. El físico comienza por definir el; perfil de ésta, y sól6 después comienza su labor e•intenta conocer su estructura íntima.Lo rrio el matemático define el número y la. extensión:, es decir, que todas:_]' ciencias particulares empiezan por acotar un trozo de universo, por llinit su ptoblerria, que al ser limitado deja en parte.de set.problema. Dicho en.otf' forma: el.físico y el matemático conocen de antemano la exten5ióny.a · ·· bu tos esenciales de su objeto;· por tauto;co.Ínienzan, no í:ou un·pioblerria, sino con algo que dan o toman por sabid0. Pero el universo en cuya.pesqui;'. sa parte audaz el filósofo como uri argouauta, no se sabela que es. Univetsq es el vocablo enorme y.monolítico que como una vasta y vaga gesticulación oculta·más bien que enuncia este concepto rigoroso: todo cuanto hay.·Es() es, podo pronto, el universo. Eso, nótenlo bien, nada más que eso, porque. cuando pensamos el concepto «todo cuanto hay»; nó sabemos qué se~·eso que hay; lo único que pensamos es un concepto negativo; a saber: la ne.ga~ ción de fo que sólo sea parte, trozo, fragmento. «El filósofo, pues; a difererioia de todo.otro científico; se embarca para lo desconocido como tal». Lo·rriás o menos conocido e5 partícula, porción; esquirla de universo: El filósofo;sé sitúa ante su objeto en actitud distinta de todo otro conocedor; el filósofo' ignora cuál es su objeto, y de él sabe sólo: primero, que no es ninguno de los demás objetos; segundo; que es un objeto integral, que es el auténtico' todo, el quemo deja nada fuera y; parlo mismo; el ú,nico que se basta. PE!i-o precisamente.ninguno.de.los objetos.conocidos.o sospechados-posee.esta'' condición. Por tanto, eluniverso es lo que radicalmente no sabemos,Io que en su contenido positivo absolutamente ignoramos.·· • ; :u•lQ En otro giro podíamos decir: a las demás ciencias les es dado su objetó; pero el objeto de la filosofía como tal es precisamente lo que no puede ser dado, porque es todo, y porque no es dado tendrá que ser en un sentido muy esencial «el buscado», el perennemente buscado. Nada hay de extrano en que la ciencia misma cuyo objeto hay que empezar por buscar, es decir, que hasta como objeto y asunto es ya problemática, tenga una vida menos tranquila quelas otras y no 'goce a priméra vista delo qué Kant Uarriaba·d sichefr Gang.' Este paso seguro, tranquilo y burgués no lo tendrá nuncfl: lafi loso fía, que es puro heroísmo· teorético.'. Ella consistirá en ser tambté ·
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como su objeto, la ciencia universal y absoluta que se busca. Así la llama el primér maestro. de nuestra disciplina -Aristóteles"'-: filosofía, la ciencia qúésébusca. · .. ·.. . . . : •. . ¡ . -'jm;,Perosi preguntamos de dónde viene ese apetito de universo, de tuté. "dad delmundo; que es raíz de· la filosofía, Aristóteles nos deja.en la estac cada 1 Para él la cuestión es muy sirnple,.y comienza su «metafísica» diciendq: jd[~s hombres sienten por naturaleza el afán de conoC:ern. Conocer es no cofü téntarse con las cosas según ellas se nos presentan sino buscar:tras ellas su l de las cosas!. No se hace patente ellas sino, al contrario, prilsa oculto siempre debajo de ellas, «más allá» e·eUas.A Aristóteles le-parece «natural» quemospreguntémos .gor el«más aIIá'>r, cuando lo natural seria que, consistiendo primariamente nuestra vida ·~n hallamos rodeados. de cosas; nos contentásemos. con éstas, De su «sern 'l1ó:tenemos podo. pronto la menor noticia. Nos son dadas puramente las bosas,mo·suser.Ni siquiera hay en ellas.indicio positivo de que; tengan un ·.era Sri espálda. Evidentemente, el «más allá» de.las cosas ria está en mauec !ninguna dentro de ellas. ·" ·;;¡ íU! eSe dice que eLhombre siente nativa mente curiosidad. ;Y esto es ·Id que fonsa Aristóteles: cuando a.lfj pregunta: «¿por qué el'hombre se esfuerza eh conocer?», responde como un médico.de Moliere: porque le es natural. 'Señal-.-.prosigue-'-"-.de•que le es natural este afán su-prurito. pór percibir», bre todo, por mirar. Aquí Aristóteles se acuerda.de•Platón, qué situaba· a los oínbres de.cienda y a los filósofos eri la especie de los filotheamones; de los ·(mrugós de mirar», de los que van a espectáculos. Pero mirar. es lo contrario .qud:onocer: mirar es recorrer con los ojos lo que está ahí-·y conocer es .buscar lo que no está ahí: el ser delas cosas. Es precisamente un no conten:tarse con lo que se puede ver,. antes bien, un riegar lo que se ve como insuficiente y un postular lo invisible-el «más allá» esencial. oerr;n; Aristóteles con esta indicación y con otras muchas que abundan en sus "bros, nos revela cuáles su idea del origen del conocimiento. Según él; consistiria éste simplemente en el uso o ejercicio de unafücultad que-el hombre l.iene; como mirar sería.no más que i.Isar de la visión. Tenemos sentidos; ten e~ Ós•memoria que conserva los datos de aquéllos;' tenemos experiencia en ~ue esa memoria se selecciona y decanta. Todos· ellos son mecanismos·hatos deLorganismo humano, que el hombre; quiera 'o no, ejercita. Pero'nada de eso es conocimiento. Ni aunque añadamos las· otras «facultades»· más estricÍamente llamadas intelectuale5, como abstraer, comparar; colegir; etcétera:., ;inteligencia, o conjunto de todos esos pOderes, es también un mecanismo con qué el hombre se·encuentra dotado y que evidentemente sirve, más o meas, para conocer; Pero el conocer mismo no es una. facultad, dote o mecá-
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niSmo; es, por lo contrario, una tarea que el hombre se impone. Y una tare¡¡, que acaso es imposible .. ¡Hasta tal punto no es uninstinto el conocimiento( Al conocer usamos de nuestras facultades, pero no por un simple.af(' de ejercitarlas, sino para subvenir a una necesidad o menester que sentí~ mos, lá cual necesidadno tiene por sí misma nada que ver con ellas y para qiktal vez estas facultades intelectuales nuestras no son adecuadas o, po:· lo menos, suficientes. Conste, pue5, que cdnocerno es, sinmás;ejercitarl facultadesintelectuales, pues no está dicho que el hombre logre conocerd único que es un hecho es que se esfuerza penosamente en conocét, que.se pregunta por él trasmundo del ser y.se extenúa ~n llegar.a éL Siempre se ha desvirtuado Ja verdadera cuestión sobre el origen delco· riocimiento suplantándola confainvestigacióll.desúsmecanismos. No bas ta tenerun·aparatopara usarlo. Nuestras casas están llenas de aparatos fuer de uso,. que no manejamos porque no nos.interesa ya lo.que ellos proporcio: nam juan es un hombre con enorme talento.para la Ipateiiiática, pero como sólo le interesa la literatura, no se ocupa de hacer matemáticac Pero ademási como he indicado, no es ni mucho menos seguro que las dotes intelectuales · del hombre. le:permitan conocer.< Si. por· «naturaleza»' deLhombre .entenc. demos.comoAristóteles el conj1mto de sus aparatos corpóreos y iiientalei¡ y•su funcionamiento; habremos de reconocer que el conocimiento no le es . Al.contrario; cuando usa de todos esos mecanismos, se encuenfra con que no logra plenamente eso que él se propone.bajo el.vocablo «cono;i cernl Su propósito, su afán cognoseitivo. trasciende sus. dotes, sus medio para lograrlo: Echa mano de cuanto~ utensilios posee-sin conseguir í:mn~ · ca plena satisfacción con ninguno de ellos ni con su conjunto. La realidid ~ es, pues, que el hombre siente un extraño afán por conocer.y que le fallan ... sus dotes,· lo que Aristóteles llama su «naturaleza»: Esto obliga, sin remisión ni escape, a reconocer que la verdaderanatuc raleza deLhombre, es.más.amplia.y que consiste en tener dotes; pero tam-: bién .en tener fallas; :El hombre se compone de lo que tiene «y de lo queJe falta».Si usa desris dotes intelectuales en largo y desesperado esfuerzo,:no;· es simplemente porque las tiene, sino, al reyés, porque se encuentra menés~ teros o .de algo que:le falta, 'y a fin de corisegúirlo moviliza, claro .está; los medios que posee, El error radicalísimo de todas las teorías del conoci;c miento ha sido no advertir la inicial incongruencia que existe entre la nei:e+. sidad.que• eLhombre tiene•de.conocery las «facultades» con que cuenta. para ello. Sólo Platón entrevió que la raíz del conocer, diríamos, su.sustalli cia iiiisma, está precisamente en la insuficiencia de las dotes.humanas;:qué' está en el.hecho terrible dé que elh9mbre «no sabe»: Ni el Diosnila \Jéstia, tienen·esta.condicióu. Dios sabe todo, y por eso no conoce. La bestia.·no
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sabe nada, y por eso tampoco conoce. Pero el hombre es la insuficiencia vi\,iente, el hombre necesita saber, percibe desesperadamente que ignora. ' Esto es lo que·cónviene analizar. ¿Por qué al hombre le duele su ignorancia, 'corno podía ·dolerle un miembro que nunca hubiese tenido? La Nación, 16 de noviembre de 1930
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SOBRE EL PODER DE LA PRENSA .
Señor director de El Sol.. lv!i. querido amigo: Me parece muy bien que El Sol defienda a la Prensa frente a mis elucubraciones si cree que y0 la he atacado. Todo ataque justi:· fica no sólo la defensa, sino el contraataque. Pero lo que francamente ya no me parece tan bien es que El Sol crea en efecto o finja creer que yo la he ata~ cado. Por varias razones. La primera es que, deleznable o no, mi producción ha pasado casi íntegra por las columnas mismas de El Sol. Son trece años d casi continuo gravitar mi prosa, a veces kilométrica, sobre este periódico!' No es un día ni dos. Al cabo de esos trece años, por fuerza tiene que haber{ se acusado en la mente de los lectores, y más aún de los compañeros de casaperiodistica, el carácter propio a mi manera de escribir. Y es lo más caracte" ríStico de ese carácter, que no he «atacado» nunca a nadie ni a nada. Descle que comencé a escribir be procurado ejercer con rigorosa escrupulosidad · mi oficio de intelectual. El intelectual, en mi entender, ha venido al mundo nada más que para esforzarse en perseguir la verdad, y una vez encontrada· lanzarla canorarnente al viento. Se puede pensar que ese menester de vera-.· cidad.es superfluo y aun funesto. Por.eso,.coninnegable lógica,.los home· bresque piensan así se han dedicado de cuando en cuando a ahorcaririte~:. lectuales. Pero lo que carece delógica es admitir al intelectual y; al misrn tiempo, enfadarse porque sus verdades son ásperas y considerarlas como , · «ataques». El caso presente es el mejor ejemplo. Yo he insinuado varias veces; y más enérgicamente en mi último are' tículo, que la situación de la Prensa en Europa tiene que cambiar si Europa quiere salvarse. Pongamos que esto es una opinión errónea. ¿Pero puede significar eso lo que se llama un «ataque»? La diferencia es importante. Cuando alguien nos ataca no tenernos por qué entretenernos en sopesar serenamente si tiene razón o no; antes bien, procuraremos colocarnos,des€, de luego en actitud defensiva y de represa,lia, dejando para otro tiempo Iw
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obligación de ser veraces. Pero sólo hay ataque cuando es al menos presuD:rible la iritenciónde atacar. Ahora bien: ¿quiere usted' decirme qué sentido \iehe'que alguien, sea quien sea, ataque a la Prensa, yho ya ala de unana·'Ción,• sirio a: la de Europa entera?. Recuerde usted el cuento de.·Manolito ' Gázquez, .en•qu~ este héroe andaluz se jacta de haber evitado por completo Lque le toque una gota de agua durante.un aguacero, no más que esgrirnien, ao contra 1a lluvia su florete. Atacar,ala Prerisa así; in ge¡1ere, sería dar una • p~ñaláda al mar o un mordisco al aire. · . · ·· .. •Es, pues, ridículo que.cuando se subraya.un, defecto, o simplemente unalimifación nativa de la Prensa, se revuelva ésta ofendida, como sifuese ftnap~rsona individual o un gn.ipo particular y definido, No; queridoamic go¡ lá Prensa no es usted ni soy yo ni las doc~nas de periodistas madrileños 'con sus nombres•propios e inalienábles: es una fuerza histórica· elemental y.tremenda, sobre la cual tenemos que meditar todos, usted yyo; los periodistas madrileños y los ciudadanos de todas las naciones. Digamsted, pues, que yo me he equivocado de medio a medio; pero no diga,ustédque he he.rldo su amor propio. Yo no he visto que el terremoto proteste p9rque en un 'periódico se diga: «El movimiento sísmico .causó graves daños;.Se produjo el fenómeno porque el terreno, de índole volcánica,· es poco sólido». , Otra.razón que debió impedir colocarse ante mis párrafos en actitud deféríSiva es la ficción que el propio editorial de El Sol emplea para contestarme. Me trata en él reiterada y acentuadamente como profesor de la Uhiversidad, 'es·decir, como un extraño que desde.fuera de la Prensa opina sobre ella: Con estlÍ ficdón se gana la mitad de camino para que en efecto parezcan mis frases :•un atlÍque oriundo de una clase iritelectual-los cátedráticos-··.émula o en.. vidiosa del'poder que goza otra clase de intelectuales-los periodistas. Y yo, Yclaro.está, no puedo negar que tengo algo de profesor universitario; pero reconocerá El Sol que se me ha notado muy poco. Los veinte años de labor, que líe enterrado en la Universidad han pa5ado por completo desapercibidos para !'gran público, y yo jamás me he reclamado de ellos para nada. Al contrario: •ne: vivido en Ja. intemperie del periódico, no sólo. como• colaborador, sino forno pluma anónima~Heasumido durante toda mi vida los riesgos y enojos P,ela profesión periodística; y además he vivido económicamente de ella. Es, pues¡vano que EL Sol finja contestará un señor que es profesoruniversitario :Y·babita la casa de.enfrente. No; contesta a'un periodista que tiene sobrela Prensa ideas distiritas de la5 suyas, y ala que parece, equivocadas;: ... La diferencia también es aquí importante. Yo no comprendo por qué El Sol; que' está siempre dispuesto a.hacer usos nuevos cuando1os viejos se muestran a.las claras inaceptables; ha querido ahora seguirla arcaicayfunesta:ci:Jstumbre de reaccioriár .«por· e5píritu de cúerpo », y «creerse en el caso»
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de· solidarizarse con la totalidad de una profesión. Esto no se usa ya más é¡ú~ en España, yes una· de nuestras lepras. Así no saldremos nunca a alta mar,' no' conseguiremos que las. cosas se instauren sobre un área _de.mínima verdad,l únim capaz de sostener una .mediana organización naciomil. :Para que uria · profesión se mantenga en plena eficiencia es menester que exista siempreéli, élla un grupo disidente, resuelto.a.no.hacerse solidario ni responsable de:lqs vicios profundos que el resto del «cuerpm>•cultiva y favorece. Sólo ese grupo se encontrará siempre en limpio y podrá salvar ante el público la profesióui atrayendo sobre sí el respeto y laautoridad'necesarios. Es ésta una idea que sostengo hace mucho tiempo. Así; en 1914, me serna ya parafundaneirnll~ mi anúncio de las graves malaventuras en que iba. a caer elEjército español¡ '«En todos los-demás organiSmcis'nacionales "-"-decía yo-:.-· .ha habid individuos de los que rinden en ellos funciones de servicioy entierrame • elloscsus esfuerzos, pertenecientes en su mayoria a las nueva5 generacion , que han tenido el valor, que han cumplido el deber de declarados defectos. fundamentales•de esos organismos. En cambio, hasta hoy no conocemos criticas amplias y severas de la organización del Ejército, y esto es •Un deb~r que se haga, éste esunasunto, en que nosotros debemos estar decididos · a conseguir esclarecimiento», Vieja y nueva política. · Este.« espíritu de cuerpo» lleva a El Sol a perder la razón contra mí, hao ciéndole rechazar como erróneos hechos trivialísimos a que yo he aludido. y que a todo el mundo constan. Por ejemplo,- «los intereses, muchas.veces inconfesables, de las Empresas» periodísticas. Es el caso que en mi attíéulo se hace alusión a este hecho tan notorio, precisamente para quitarle relatfi· vamente importancia y fijar la atención sobre las limitaciones naturales dé· la Prensa, aun en el caso más puro de su ejercicio. Yo decía: «Habrian de'río obrar sobre Ios periódicos los intereses, muchas veces inconfesables, de sus.Empresas; habria de mantenerse el dinero castamente alejado de inf!uir•en' Ia.doctrinadeJos_diarios,ybasta_riaalaPrensaabandonarsea supropfami~ sión para pintar el mundo del revés». Si, pues;mo se hacía cuestión de esos «
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guna de que alguien, sea quien sea, se equivoque tan integralmente, has·1en esos detalles; como Ele Sol da a entender que yo me he equivocado; · , !:•Conozc:o-ElSol desde su cuna. Conozco minuciosamente la actuación 'su Empresa; y sé muy bien que no sólo no inspirá·a su periódico según inéreses incprifesa)Jles, 'sino que, al revés, El So Lle ha.servido sólo para• atraer ·obre los negocios particulares de sus empresarios. los rayos más abusivos del .oderpúblico, Yo sétódo esto tan bien, ni más ni menos, como pueda saberc oEl Sol mismo. Pero El Sol miSrn.o sabe, ni más ni menos tan bien como yo, . ue-ése es un caso no unico, pero sí excepcional o sumamente infrecuente en :Volumen enorme de la Prensa europea; ¿Por qué entonces finge ignorarlo wépresenta como habiendo dicho yo algo que Iio se ajusta a la verdad? ·Esto es lo que yo llamo viejo petiodismo ymalperiodiSmo': 1¡ fYaindicabaenmiartículo que sobre-el influjo dela Prensa enla'época ' tnal habria que hablar muy largo si se querian poner las cosas; en su puUc (mYo no·preteridía allí ni ahora hacerlo porque necesito estos días escribir ''obre asuntos españoles.de extremadamtgencia'.; Pero ·sí quiero ·terminar · cisteniendo qué el editorial de El Sol no contesta a la tesiS de mi artículo óm otra imaginaria de que no soyresponsable. _----Yo no hedichb ni enuú momento de obnubilación que deba arrebatarse -la Prensa el «poder espiritrial» que hoy ejerce. Yo procuro; al escribir, evitar tonterias múyigru_esas; y eso seria una de gran formato. Menos todavía.me ocurrido proponer que la Universidad ejerza ese «poder espiritúal». que yjadnünistra la Prensa. Por la sencilla razón de que la Universidad e5; poco ás.o .menos, lo contrario que la Pren5a, y no tendría sentido que quiSiera ejercitar el 1í1isJ110 poder. No se trata de 1111 solo poder que convenga traspasar. · •;Mi tesis es sobremanera distinta; pero debí formularla torpísimamente 'Cuando ha.sido tan al revés entendida. Lo que aspiraba a decir era esto: Noralmente han coexistido en la histomadiversos «poderes espirituales»,y só9_é5tapluralidad de poderes diferentes.y.más o menos antagónicos asegura la 'Iud soaiaL Esos poderes tuvieron y .tienen-'-.inexorablemente- -rangos · tintos; áunque todos son, en .efecto; espirituales. Hace trescientos años, pr ejemplo,- coexistían en Francia las.influencias o presiones de espíritu siientes:• la Iglesia, el Estado, la Universidad, la literatura (be!les lettres). ués.bien:,yo pienso, acaso con error, que hoy no posee plena vivacidad más Íle.'_un solo «poder.espiritual>> -.. el dela Prensa. Ahora bien: .ést~ es, por la 'atnraleza misma dela Prensa, el menos elevado de los «poderes espiritua1
Peor todavía, pero por razo~es ,p3rticu1~res,
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~~ pa~ece que El S~I ~e crea en el caso de
cordarme a mf cómo era la Prensa española de hace treinta años. Este es un desliz de orden
étSClnal, sobre el cUaLesperálá leal'y Cspontánea contrición de El Sol.
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le.s ». Situación tal me parece funestísima. Y pido en consecuencia;:no que:! Prensa deje de ser un { es y será siempre la de acentuar en la actualidad lo no momentáne Ninguno de éstos. son asuntos o hechos: que yo invento. Del siglo XI al XVII·-·-por tanto los siglbs•eri•que «cuaja»' Europa-·-la Universidad in tervenía enla vida públic¡¡ no vagameI1te, ?iÍio ejerciéndo un poderconcr .· tísimo, casi jurisdiccional; mediante sus) dictámenes sobre los asuntos .m' actuales y graves de la vidapública:.Los Reyes olas Repúblicas tenían; q' sieran o no, que contar con ella porque pciseía «poder social~>. ·Este «pode social» no se concede por nadie como un título, sinci que es unhechD"abso luto dentro dela sociedád y se tiene o no: Hoy la Universidad·no lo tiené-nL poi::o nimuchci. La prueba más inmediata de ello es.que El Sol, para cmités' tarme, supone que yo•soy sólo un pobre «sabio profesorn de fa Universida como diciendo:·¡Ahíme las den todas! · :Esto es lo que no puede seguir siendo, y; ¡por Baco!, no será. Es iritolera_. blerel-imperio espiritual indiviso de la Pren5a,Yyo estoy resuelto a predica esto por todas las provincias de España, por todas las naciones adonde sé qri llega un poco mivoz, por un par de continentes; en diversos idiomas, en va;· riados tonos-.porque es una verdad como un templo. Y estoy resuelto ade · mi verdad por muy áspera que sea. Porque eri Europa no se puede 'ya respiraf de pura y total falsificación miasmática en.las bases mismas de la Vida públicaí_ En cuanto a' esa historia del «poder espiritual»; tampoco. se trata.'
a
Caetenun cer!Seo deler1da111 esse Monarchiam :\<•
El Sol, 13 de noviembre del93
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LA REBELIÓN DELAS MASAS
PRÓLOGO PARA FRANCESES
I /
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p~bli~~;se
Este libro_·suponiendo que sea un libro-· 'Comenzó ª •en un diario madrileño en 1927 y el asunto de que ttáta és demasiado huma~ •. iio para que no le afecte demasiado el tiempo.• Hay, sobre.todo, épocas en que Ja realidad humana;, siempre móvil, se• acelera, se embala en velocidades · :Vertiginosas. Nuestra época es.de esta clase porque es de descerisos y caídas; De aqu1 que los hechos hayan dejado atrás el libro. Mucho de, lo que en él se 'anuncia fue prontciun presente y esya un pasado: AdeniáS,'COmo este libro .ha circulado. mucho dúrante estos años friera de Francia, no :pocas de sus >fórmulas han llegado ya.allector francés por vías anónimas.yson puro.lugar :rnmún, Hubiera sido; pues; excelente ocasión para practicar la· obra de caridad más propia de nuestro tiempo: no publicar libros superfluos. Yo he hecho todo lo posible en este sentido-va para cinco años•que la casa Stock me propuso su versión=; pero se me ha hecho ver que el organismo de ideas · enúnciadas en estas páginas nci consta al lector .francés y que, acertado. o .·erróneo, fuemútil someterlo a su meditación y a su crítica. No estoy muy convencido de ello, .pero no es cosa de forinalizaíSe .. Me importa, sin embargo; que no entre en su lect:t.ira con ilusiones injustificadas. 'ecinste, pues, que se trata simplemente.de una serie de artículos publicados en un diario madrileño de gran circulación. Como cási.todo lo que he escri'to, fueron escritas estas páginas para unos cuantos españoles que el destino '· me había puesto delante: ¿No es sobremanera improbabkque mis palabras, 'cambiando ahora: de destinatario, logren decir a los franceses lo que ellas pretenden enunciar? Mal puedo esperar mejor fortuna cuando estoy persuadido d~ que hablar es una operación mucho m.ás ilusoria de lo que suele C:fr!!rse, porsup).\~\(), como casi todo fo que el hqmbre hace. Definimos el lenguaje como el medio que nos sirve para manifestar nuestros pensamientos.
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Pero una definición, si es verídica, es irónica, implica tácitas reservas y cuando no se la interpreta así produce funestos resultados. Así ésta. Lo de u1t:m1s es que el lenguaje sirva también para ocultar nuestros_ pensamientos, mentir. La mentira sería imposible si el hablar primario y norrÍlal no fuese sincero. La moneda falsa circula sostenida por la moneda sana. A la postre, el engaño resulta ser un humilde parásito de la ingenuidad. No: lo más peligroso de aquella definición es la añadidura optimista con que solemos escucharla. Porque ella misma no nos asegura que mediante el lenguaje podamos manifestar, con suficiente adecuación, todos nuestros pensamientos. No se compromete a tanto, pero tampoco nos hace ver francamente la verdad estricta: que siendo al hombre imposible entenderse con sus semejantes, estando condenado a radical soledad, se extenúa en esfuerzos para llegar al prójimo. De estos esfuerzos es el lenguaje quien consigue a veces declarar con mayor aproxirriación algunas de las cosas qu_e nos pásan dentro; Nada más; Pero, de ordinario,rio usamos estas reserva!;. Al contrario; cuando el hombre se pone a hablar lo hace porque cree.que va a poder decir cuanto piensa. Pues bien, esto es lo ilusorio. El lenguaje no da para tanto. Dice, poco más o nienos, una parte de lo que pensamos y poné una.valla infranqrieable a la transfusión del resto. Sirve bastante bien para enunciados y pruebas matemáticas; ya al hablar de físiea empieza a hacerse equívoco e.insuficiente. Pero conforme la conversación se ocupa de temas más importantes que ésos, más humanos, más «reáles>1;·va aumentando sri imprecisión, su torpeza y confusionismo; Dóciles'alprejuicio inveterado de que.háblando nos entendemos; decimos y escuchamos tan de buena fe que acabamos muchas veces por-malentendernos muchci más que si, mudos; procurásemos adivinarnos. Se olvida demasiacjo que todo auténtico decir no sólo dice algo; sino que lo dice alguien a alguien; En todo decir hay un emisor y un receptor; los cuales no son indiferentes al significado de las-palabras. -Éstevaría cmmclo aquéllos varían, Dúo stidem diamt11011 est ídem; Todo vocablo es ocasional'. El lenguaje es por esencia diálogo y-todasias otras formas del hablar depo" tencian su-eficacia; Por eso yo.creo que un libmsólo es bueno en la medida en que nos trae un diálogo .!atente,, en que sentimos que el-autor sabe-ima,. ginar concretamente-a su lector y éste percibe como si de entre las !meas sa;. líese una· mano. ectoplásmica que palpa su persona, que .quiere acariciarla -o bien, muy cortésmente, darle un puñetazo. :
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•l .-1 ••_ '': ': 1 · , ;·:-._-, : : ,:- .- -! : , -, : , -: -¡, :: _-1:- _. : _,··ri -, ' _ . · ,_'-JJ?. , _..'.-Yéa_se_el ensayo d~l autor: titulado His_to_ry asa__System_ en el v,olum:en Phi_losoplty _an~ History :_ HOrbáges to Ein.st cassirer'. London, 1936.-(Vfue edición es¡:iañOI3-Histori'a ccimó Sfstrnici, Madrid, 1942). [Véase el tomo VI de estas Obras completas]. · ,, ' d
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Se ha abusado de la palabra y por eso ha caído en desprestigio. Como en tantas otras cosas, ha consistido aquí el abuso en el uso sin preocupado-nes,sin conciencia de la limitación del instrumento. Desde hace.casi dos sigk¡sse ha creído que hablar era hablar urbi et prbi, es decir; a todo el mundo y~ nadie. )'o detesto esta manera de hablar y sufro cuando no sé muy concretamente a quién hablo;,,, · Cuentan, sin•insistir demasiado, sobre la realidad del hecho, que cuando se celebró el jubileo de_ Víctor Hugo .fue organizada una gran fiesta en el · _ palacio,_del Elíseo, a que.concurrieron, aportando su homenaje; representa. Ciones de todas las naciones, El grai;i poeta se hallaba en l_a gran sala de_ re~ ~epción,,en solemne actitud de estatua, con et codo apoyado _én el reborde de u'na chimenea: .Los-representantes de las m\ciones•se iban adelantando ante el público y presentaban su homenaje alvate•de:Francia; Un ujier, con voz de estentor, los iba anunciando: «Monsieur le Représentant de l'A11gleteiTel>1YVíctor Hugo;.con voz de dramático trémolo, poniendo los ojos eti blanco, decía: «I'.AngleteJTel.Ah, Shahespeare/>1 El ujier prosiguió: «Monsieur le Représentant de l'Espag11e/>1 YVíctor Hugo: «IP.spag11e! Ah, Cervantes!" El ujier: «Mo11sieur le Représentant ~e l'Alle111ag11el" Y Víctor Hrigo: <\I'.Allei11ag11el Ah, Goethe!" -Pero entonces llegó el turno a un pequeño señor, achaparrado, gordinf!ónf torpe de anda.res •. El ujier exclamó: <\Monsieur le Représeiitant de la Mésopotamiel" Víctor Hugo, que hasta entonces había permanecido. impertérrito y segu~o, d~ sí mismo, pareció vacilar.. Sus pupilas; ansiosas,.hicieron un gran giro circular como buscando en todo el cosmos algo que no encontrabac Pero pronto se advirtió que lo había hallado y que volvía a sentirse dueño de.la situación; En efecto, con el mismo tono patético; con no menor convicción, contestó al homenaje del rotundo representante-diciendo: «La Mésopotamie!Ah, l'Humanftél" . , e;.i.cc .. He.referido esto a fin de declarar, sin la solemnidad de Víctor--Hugo, -que yo no.he escrito ni hablado nunca para la Mesopbtamia, y que no me he diri'gidb jamás a la humanidad .. Esta costumbre de hablar, a la huma" nidad, que esla forma más sublime, y;por lo tanto, más despreciable de la,demagogia,'fue adoptada hacia :1750 por intelectuales descarriados, ignorantes' de sus propios, límites y que siendo, por.su oficio, kis hom, bres del decir, del lagos,. han usado de él sin respeto ni precaU:ciones,:sin dárse cuenta de quela palabra es un sacramento de muy delicada administración;.
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Il · Esta tesis; que·süstenta: la exigüidad del radio de acción eficazmente· concedido a la palabra, podía parecer invalidada por el hedía mismo de que: i estevolumen haya encontrado lectores en casi todas las lenguas de Europa: Yo creo, sin embargo, que este.hecho.es más bien síntoma de otra'cosa;:de otra grave cosa: dida pavorosa homogeneidad de situaciones en que.va cae yendo todo el Occidente. Desde la aparición de este.libro, parla' mecánica . que en él mismo se describe, esa identidad ha. crecido en forma'angustidsa¡ Digd angustiosa porque, en efecto, lo que eri'cada paí5es sentido como cir~ .· cunstanéia dolorosa,.multiplica hasta elinfinito su efecto deprimente éu:µi~ do el que: lo sufre advierte que apenas hay lugar en el continente donde nb acontezca estrictamentelo mismo. Podía antes ventilarse la atniósfera com finada de un país abriendo las ventanas que dan sobre otro. Pero ahora no sirve de nada.este expediente; porque ¡in el otro país es la atmósfera tan irrespirable coirio en el propio. De aquí la' sensación opresora de· asfixia¡ Job, que era un terrible pii1ce-sans-1ire, pregunta a sus amigos, los viajeros ymercaderes que han andadOpor el·mundo: Undesapieritia venit euq11is ésl lorns intelligentiae? «¿Sabéis de algürl lugar del mundo donde la inteligerlc ciaexista?» ·· •·· Conviene; sin embargo, que en esta progrésiva asimilación,delas· cii+ cunstancias distingamos dos dimensiones diferentes y de valor contrapuestb', Este enjambre de pueblos occidentales que partió a volar sobre la historia desde las ruinas del murid~»antiguo se ha caracterizado siempre pm: una forma dual de vida. Pues ha acontecidoque, conforme cada unofüa formando su genio peculiar, entre ellos o sobre ellos se iba creando urrréb pertorio común de ideas; maneras y enttisiasmos. Más• aún: Este destino que les hacía, ala par; progresivamente homogéneos y progresivamente di~ versos ha.de entenderse con cierto superlativOde.paradoja!l'orque en ellos la•hoinogenéidad•no fue ajena a'ladiversidad:·Al contrario: C:adariuevo principio uniforme fertilizaba la diversificación. La idea cristiana engendra las igleSias nacionales; el recuerdo delimpeii11111 romano inspira diversas fom1as dd Estado; la «restauraciqn de las letras>>' en el siglo XV: dispara' fas literaturas divergentes; la ciencia y el'principio unitario del.hombre como «razonpura» C:rea los distintos estilos intelectuales que modelan diferen~ cialmentehasta las extremas abstracciones de la· obra matemática~ EnJin\ y para colmo: hasta la extravagante idea dehiglo•XVlÜ,;segün la cual todcfs los pueblos han de tener una constitución idéntica, produce el· efecto.de despertar románticamente la candencia dfferendal de las nacionalic\ade!;, que viene a ser como incitar a cada uno hacia su particular vocación.
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Y es ·que para estos ·pueblos llamados europeos, vivir ha sido siempre ..,.,.claramente: desde el siglo XI, desde Otón·ur-··.moverse y actuar en un es. pacio o ámbito común: Es decir, que para cada uno vivir era éonvivir con los · demás. Esta ·convivencia tomaba indiferentemente aspecto padfico o combativo: La~ guerr~s intereuropeas han mostrado casi siempre 'un curioso ese tilo· que.las hace parecerse mucho a las rencillas domésticas. Evitan la aniquilación del enemigo y son más bién certámenes, luchas de emulación, como las de los mozos dentro de una aldea o disputas de herederos por el reparto de un legado familiar. Un poco de. otro modo, todos van a lo mismo. Eadein sed alitei·. Como Carlos V decía de Francisco I: «Mi primd Francisco y.yo estamos por.completo de acuerdo: los dos queremos Milán». Lo de menos es que a ese espacio histórico común donde todas las gentes de Occidente s'e sen_tían como en su casa;:corresponda un espacio físico . que la geografía denomina Europa. El 'espacio histórico aque aludo serrride por el radio de efectiva y prolongada convivencia:-.es un espado sociaL Ahora bien, convivencia y sociedad son terrrriÍlOS equipOlentes: SociedacLes lo que se produce automáticamente por el simple hecho de la.convivencia, ·De suyo e ineluctablenie:nte segrega ésta· costumbres, usos, lengua; derecho; poder público, Uno de los más graves errores del pensamiento «moderno», cuyas salpicaduras aún padecemos; ha sido confuncLirla sociedad con, la asociación¡ que es, aproximadamente, lo contrario de aquélla: Una sociedad no se constituye por acuerdo de las voluntades, Al'revés, todo acuerdo de.voluntades presupone:!~ existencia de una sociedad,.de gentes que. conviven, ·· yel acuerdo no puede•consistir sino en precisar una.u otra forma de esa convivencia, de esa.sociedad preexistente. La idea de la sociedadcorrio reunión contractual, por tanto, jurídica, es el más insensato ensayo que se ha hecho de poner.la carreta•delante de los bueyes. Porque el derecho, larealidad <,! .:i:! ¡,;, ;_. ·:- •' , -: :" •. · •,¡-. ::" ·_¡- __ ::·,--L1,,: •!'."i árcaico y.torpísimo de nociones sobrelo q11!! es sociedad, colectividad, indiViduo; usos, ley.justicia; ievoh~ción; etcé~era: Buena parte¡ del azoramiento ~ctiial prpYii;I1e de lá h1c:o!1gruencfa éntte µt'pe¡:fec:ción dé iiuei;i:ras ide~ sobre fos fenómenos físicos y ei retraso escandaloso de las
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El.ministro, el profesor, ~¡ físi~o ilu5tre ye! novelista; suelen tener de esas co- ~ sas conceptos dignos de unbarbero suburbano. ¿No es perfectamente na-~ tural que ;sea el barbero suburbano quien dé la tonalidad al tiempoI¡i¡i .·Pero volvamos a nuestra ruta .. Quería insinuar que los pueblos euni~ ;¡:; peos son desde hace mucho tiempo una sociedad, una colectividad,· eh el~~ mismo sentido qUe tienen estas palabras aplicadas a cada una .defas n.aciéí+:Cif, nes que integran aquélla. Esa sociedad manifiesta todos los atributos de tal;}~ hay c.ostunibres eúropeas, ·Usos europeos, opinión pública europea, der~7 .·::· cho europeo; poder público europeo: Pero todos estos fenómenos socia~es;¡ se dan en la forma adecuada al estado de evo!Ución en que se;encuentraiaJ' sociedad europea, que.no es,.cfaro está; tan avanzado como el de sus miem" ;:;~· bros componentes, las naciones. . :; ' 'Por ejemplo; laforma de presión social que es·elpoderpúblicolinicio7•'•.~. na en.toda sociedad, indusb'en aquellas prirllitivas donde no existe aúmun2;órgano especial encargado de 'manejarlp: Si a, este órgano diferenciado:¡¡ quien se encomienda el ejercicio del poder público se le quiere llamar Esta;, :4 do, dígase que en ciertas sociedades no hay Estádo;pero no se diga quena {~ hay en ellas·poder público:'Donde hay opinión pública; '¿cómo podrá faltar ~ un poder.público si éste no es más quela violencia colectiva disparada po~ aquella opinión? Aliora bien, que desde hace siglos· y con illtensidad cre7 dente existe Una opinión pública europea =y hasta.una técnica parainfluir en ella~ es cosa incómoda' de negar. · •;r1 Por esto;recomiendo al lector que ahorre lamaligmdaddeunasonrisa ;, alencontrar.que'enlos'últimos capítulos de estevoluniemse hace concier~ 7 to denuedo, frente al cariZ opuesto de las apariencias actuales; la afirmación ~..= de una posible., .pro.bable.unidad atal de. Eur. niego que lo.s .•. -,. Estados Unidos de de una EUropason una. de lasest. fantasías másopa.No módicas que existen yno me hago solidario de lo que otros han.pensado bajo estás signos verba" .:~ les. Mas porotra.parteessumamenteimprobableque unasociedad,.una.col :. ~ lectividad. tan madura .como la· que ya forman .los :pueblos europeos, no ··~ ande cerca.• de· crearse smartefacto .estatal mediante el •cual formalice el ejercicio delpoderpúblicio.eUropeoyaexistente. No es, pues, debilidadanl te las solicitaciones de la.fantasí:¡i ni propensión a un «idealismo» que detesto y contra el ella! he cbmbatido toda mi Vida; to queme lleva a pensar asú
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Ha sido el realismo histórico quien me ha enseñado a ver que• la unidad de •Etlropa comó sociedad no es un «ideal», sino un hecho.demuy,vieja cotidianeidad.'Aho'ra bien, una vez que se ha visto esto, la probabilidad de un 1 iEstado general europeo se impone necesariamente. La ocasión qtle lleve . 'súbitame]Jte a término el proceso puede ser cualquiera: por ejemplo, laco·'1eta de un chino que asome porlos Urales o bien una sacudida de!gran •1nagma islámico. •i'. , La figura de ese Estado supernacional será,' claro está, muy distinta de '•Ias•usadas•como, según en esos mismos capítulos se intenta niostrar, ha sido muy distinto el Estado' nacional del Estado-ciudad que conocieron los i.'antignos. Yo he procurado en estas páginas poner en franqtiía las mentes i,para'que sepan ser fieles ala sUtilcoricepdónidel'Estado y sociedad que la • : •. • •¡.; 1: " :e· · tradición europea nos propone: : · Alpénsaniient0 greeo"romano no le fue nunca.fácil concebir lare'alidad éomo dinamismo: No podía desprenderse de lo visible o sus sucedáneos, CD" •.roo un niño no entiende bien de un libro más que las ilustraciones: Todos los :esfuerzos de sus filósofos autóctonos para trascender esa limitación fueron vanos. En todos sus ensayos para comprender actúa, más o menos, como paradigma, el objeto corporal, que es, para ellos, la «cosa» por excelencia. 'Sólo aciertan a venma sociedad; un Estado donde la unidad tenga el carácter de contigúidad.vjsual; por ejemplo, una 'ciudad. Lavociación mental del europeo es opuesta. Toda cosa Visible le parece, en.cuanto tal, simple mas• •éara·aparente de una· fuerzafatente que la está constantemente producienl 'do y,que e5 smverdadera. realidad:. Allí donde fa fuerza, la dyiwlnis,. actúa -unitariamente, hay real unidad, aunque a la vista nos aparezcan como manifestación de.ella sólo cosas dispersas. Sería recaer en la limitación antigna no descubrir unidad de poder pú.blko más que donde éste ha tomado máscaras ya conocidas Y' como solidi; ficadas de-Estado; esto es, en la5 naciones particulares de Europac Niego rol:midamente que el poder público decisivo actuante en cada una .de ellas .consista exi:lusivamente en su.poder público interior; o riacionaL ConViene 'caer' de unavez en la cuenta de que desde hace muchos siglos ..,e-y cdn con" ,ciencia de ello desde ha~e cuatro-viven todos los pueblos de Europa so\netidos a un pode!' público que por sú misma pureza dinámica nd tolera 'otra del1omináción quela extraída de la ciencia mecánica: el «equilibrio ;~11rope0>¡ o balance of Power. ·''· ·, , ; .· ., .. Ése es el auténtico, gobierno de Europa queregnla en su vuelo por la .hiStoria al enjambre de pueblos, solícitos y pugnaces como abejas,escapa"dos a las ruinas del mundo antiguo.La unidad de Europa 110 es .Wlª fantasía, sino que es la realidad misma, y la fantasía es precisamente lo otro: la
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créencia de que Francia, Alemania, Italia o I;spaña son realidades sus tanti+ vas e independientes~ Sé comprende, sin embargo, que no todo el mundo .perciba con evb dencia la realidad de.Europa, porque Europa no es .Úna «cosa», sino uí:i equilibrfo, Ya en el siglo XVIII el historiador Roqertson llamó al equilibrio' europeo thegreatsecret ofmodem politics. ¡Secreto grande y paradoja!, sin duda! Porque el equilibrio o balanza de poderes es una realidad que consiste esencialmerlte en la•existencia de una pluralidad.Si esta pluralidad se pierde, aquella unidad dinámica se vanecería, Europa es, en efecto; enjambre:·muchás abejas y un solo. vuelo::., Este éarácter.unitario de la magnífica pluralidad.europea es lo llamaría la buena homogén'eidad; la que es fecunda y deseable; la que hacii¡ ya decir aMontesquieu: EEumpe n'est qu'une.nation composée de pl1t1Siél!rs}·.: y a Balzac, más románticamente, le hacía hablar del.a grande famille
nentale, dónt totLS. les· efforts tehdentii je 1~e sais. qiíel mystere de civilisation'J lll ' Esta muchedumbre de módós europeos; ·que brota •constantemente. de' su radical unidady revierte a ella manteniéndola; es el tesoro mayor del Oc., cidente.c Los hombres de cabezas toscas iio lo gran pensar una tdea tan acro" báticacomo éstaenque es preciso brincar; sin descanso; dela afirmación:de la pluralidad ál reconocimiento de láUnidad yvicevérsá:Soncabezas.pesá' das nacidas para existir bajo las perpetuas tiranías de Oriente. Triunfa hoy sobre toda el área continental una forma dehomogenei~ dad que amenaza consumir por completo: aquel tesoro. Dondequiera ha súrgido el hombreemasa de que este volumen se ocupa, un tipo de hombre .. hecho: de· prisa;. montadd.nada. más.que.sobre..unas. cuantas ypo breséabs',,c t: tracciones y que, porlo mismo, es idéntico de un cabo de Europa al otro ..Aél se debe.el triste aspecto de asfixiánte mouotonia que va tomando la vida.en todo el continerite.. Este hombre-masa es el hombre previamentevaciádo.de su propia historiá, sin.entrañas de pasado y; por lo mismo, dócil a todasfas disé:iplinas llamadas «internacionales». Más que Un hombre, es sólo itit ca~ paráión de hombre constituido . por rrieros idolaf 01i; carece de un «dentro»; de una intimidad suya, inexorable e inalienable, de uí:i yo que no se pueda re~. vocar. De aquí que esté siempre en disponibilidad para'fingir ser cualqui~r. :Af6hhri:1tie-iÍÚlVfrseÍle:··deúx ripitscuÍes. 189 J.-, ;pág; 36. 'Oeuvres Completes (Calmann-Lévy). Vol. XXII, pág. 248. 1
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cosa; Tiene sólo.apetitos, cree que tiene sólo. derechos y no cree que tiene obligaciones: es el hombre sin la nobleza que obliga-.sine nobilitate-., snob'. · "Este universal snobismo, que tan claramente aparece, por ejemplo, en ' él.obrero acnial, ha cegado las almas pata comprender que, si bien toda ese fructura d~da de Ja vida continenta1' tiene que ser tráscendida, ha de hacere · se esto sin pérdida.grave de.su interior pluralidad. Como.el snob está vacío de,destino propio;· como. no sien.te, que existe sobre el.planeta para hacer , algo:4eterminado e incanjeable, es incapaz de entender que hay misiones partiéuh1res y especiales.mensaje:;,:• Por esta raz'ón es.hostil al liberalismo; con.una hostilídad que se parece a la del sordq hacia la palabrfü La libertad .· h~·siguificado siempre•eµEuropa franquía para· ser el que auténticamente ·. sómos: Se' comprende que aspire a prescindir de .ella quien sabe·que.no tie'ne auténtico quehacer:' Con extraña, facilidad todo el mundo se ha pu~sto,de acuerdo, para combatir.y denostai::al viejo liberalismo: La cosa es sospechosa: Porqudas · geµtes no suelen ponerse de¡acuerdo sino es.en cosas u:i;i pócobellacas o;un ¡Joco :tontas. No pretendo que el viejo libera)ismo sea una idea plenamente razonable: ¡cómo va a serlo si es viejo ysi es ismol Pero sí pienso ,que es una doctrina sobre la sociedad mucho más honda y clara de lo que suponen sus 'detractores colectivistas; que empiezan por desconocerlo. Hay además en él ' una intuición de lo q,ue Europa ha sido, altamente perspicaz, , ... · ¡b: ·Cuando Guizot; por ejemplo,.contrapone la civilización europea a las demás haciendo notar.que en ella no ha triunfado nunca en foi:ma absolu·iatningún principio; ninguna idea; ningún grupo o clase, y que a esto se ., debe su crecimiento permanente y su carácter progresivo, no podemos menos de poner el oído atento'. Este hombre sabela, que dice. La expresión es . insuficiente porque es negativa, pero sus palábras nos llegan cargadas de vi~ siónes inmediatas: Como del buzo emergente trascienden olores abisales, E.ni íri&i:~·teri~ his liStas' d'e·'.v~Ci~Os; iiJdiC~b~n·jllntO 'a cada ~Ombre e_l ~n~i~.y rangó de·1á ~. petsóna. Poi eso,'junto·a.1 nOmbre·de los simples btiiglleses aparecía la abreviaturá s: itob.-,'es de"' !;ir~ .si~.IJ.o_bl_eza,.: Ésté e!i el griger:t deJa.pal~brµ_ sriob.j ~~~ , ~ t(L~ co~te1,1.cc et l,e ~·an1,bat,dc pri11eipcs,di~cr~1~. ,Guizo,t.. Histo~r.e de la eivil~atk1n. ~.Euro pC, pág. 35. En uh·hrimbte tan diStinto de Guizot como Ranke encontramOs la misma idea: 11Ta_n Pronto como en Europa un principio, sea el que fuere,. intenta el driminio absoluto;encuentra ::. ~!!!r.npr,e _1;1n~ ;t;~i?tencia _ql,l~:_s,a.le. <1,opo,n.érs,el.~ _de _l_R~ ~á~ PfPf1:1.l)~O_s. senos, :vi~alesi~.: Ocuvres . : ~q~np~~tes,·3~; p~g.,l~O . EJ! .9,0:oJug~r (tO~ps_ 8 y~-º•, p_ág.·~).: <(El mun,do_ e~rop~_o _se s~_mpon~ de : eteinento's de diverso ·on&en, en cu'ya'Ulterior contiaposiCión' y lucha Vienen preCisamente a desarroilarse los cambios de las épocas históricasn. ¿No hay en estas palabras de Ranke una clara influencia de Guizot? Un factor que impide ver bien ciertos estratos profundos de la historiá' del ~iglo XIX es que no.esté bien estudiado.el intercambio de ideas entre Francia y Alemania, digamos desde 1790 a·:l830. Tal vez el resultado de ese estudio revelase que·Alemania ha recibido en esa época mucho más de Francia que inversamente. 1
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vemos que este hombre llega efectivamente del profundo pasado de.Europa donde. ha sabido sumergirse. Es; en efecto, increíble que en los primeros' años 'del siglo XIX, tiempo retórico y de gran confusión, se haya compuesta un libro como la Histoire de la Civilisation enEurope. Todav'íar el hombre•de hoy puede aprender allí cómo la libertad y eI-pluralismo sori dos cosasrecf! procas y cómo ambas constituyen fa permanente entraña.de Europa ... Pero Guizotha tenido siempre.mala prensa, como, en-general, los do&' trinarios. A mino me sorprende. Cuando veo que hacia unihombre o grupo se dirlgefádl e insistente el aplauso, surge.en mí la vehemente sospechar de que eri' ese hombre o en ese grupo, tal vez junto q dotes excelentes, hay algq sobremariera impuro; Acaso es esto un error quépadezco, pero debo decif que no fo he·bustado; SIDO C[ue 1o ha ido dentro de mí decantando fa expe~ riencia. De todas suertes, quiero tener el valor de afirmar•que este grupo efe los doctrinarios,. de quienes todo el mundo se ha reído y ha hecho mofas e5T ctirriles eS, a.mi juicio,lo más valioso qu¡t ha habido enla política del cbntii nente durante•elsiglo XIX.. Fueronlos únicos•qtie vieron•claramenteloiqug; había que hacer en Europa después de la Granr Revolución, y fueron ademál¡. hombres que•crearon en susrpersonaS•Uil'gesfo digno y distante, etl. medio ' dela chabacanería y la frivolidad crecientes· de aquel siglo. Ro'tas y sin vfa gencia casi todás las normas con que la sodedad presta una 'continenciaál mdividuo, no podía éste constituirse una.dignidad si no la extraía deHorido de sí mismo. Mal pu~de hacerse esto sin alguna exageración', aunque sea sólo para defenderse del abandono orgiástico en, que vivía su coritorn'o¡ Guizotsupo ser, como BusterKeaton, elhombrequeno ríe1. Noseabarido~ na jamás. Se condensan en él varias generaciones de·protestaritesnime5es que habían vivido en perpetuo alerta, sin poder flotar a la deriva en el am" biente social, smpoderabandonarse. Había··llegado en·ellos·a convertirse' en un instinto la impresión radical de que eX:istir es resistir; hincar los taló; nes en.tierra para oponerse ala corriente. En una época como lanuestra,.d p11ra~ ·~ coaje11tes». y'.lb¡u:idonos, es ~ue110 tow~r. contacto con l;tCJI111m~;; qrt~ ·' no «Se dejaí:i llevar»,. Los doctrinarlos spn uí:i caso excepciQnal de respOJJ.;. sabilidad mtelectual; es decir, de leí que rríás ha faltado a los mtelectuale.5 --:··-' ''", '.'' >.· ,;, : '"-. - - ' - ; - : - : '.- ,;; ;.i' ",_, ;_ :• <.-·· .-. -' -- ' : ,'" "' -: e11ropéos desde J7'.)0,.#fec:to qu¡: es• a su.v~ •..una delas c~usas profunda~ deLpre5ente desconcierto. · · · · · · ·. ·· · · · · · ·· ··· ·· · · ··. · ·'' • •' '.• Pero yo no sé si aun: dirigiéndome~ lectores franceses puedo aludir al ' cl.(ictl"inarism() C:ºIl!º . una m.aginrqFI coifqc:id[\. PÍles -·-~.e e!dso e5c'~~ .'_,,,
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, 1:-Cón ci_eita sittisfaCción:refiere· a n1adiln1e de G. Correspondance avee Madame de Gasparin, pág. 283. ··-· .1 ': •
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al.oso de que no existe un sólo libro donde se haya intentado precisar lo Íleaquel grupo de hombres perisaba', como, aunque parezca mcreíble, no 'ay.tampoco un libro medianamente formal sobre Guizot ni sobre Royer<>ollard'. Verdad es que ni uno ni otro publicaron nunca un soneto. Pero, en ,rpensm:ori, pensaron hondamente, originalrríente; sobre los problemas fuás giaves de la .vida pública europea y construyeron el doctrinal político áS estimable de toda la centuria. Ni será posible reconstruir la história de • ta sino se cobra mtimidad cori elmodo en que se presentaron las grandes ~estiones ante estos hombre5'. Su estilo mtelectuaLno es sólo diferente en pecie, siho como de otro género y de otra esencia que todos los demás "unfantes 'en Europa antes y despuésr de ellos. Por eso no se les ha enten" (lido, a pesar de su clásica claridad. Y, sin embargo; es muy posible que.el ··oI'Venir perteriezca 'a tenderi'cias de· intelecto muy parecidas, a las suyas. ..op lo menos, garantizo a quien se proponga formular con rigor sistemático asrideas,deilos:doctrillarios, pH1ceres de·pensamiento ho esperados y una ·tuié:ión de la realidad social y política totalrríente distintá de la usada. Perdura en ellos ·activa la mejor tradición racionalista en que el, honibrei se fompromete consigo mismo a buscar cosas absolutas; pero a diferencia del radonalismo linfático de' enciclopedistas y revolucionarios·¡ que encuen" .tran lo absoluto en ábstiacciones·bonmarché, descubren ellos lo: histórico como el verdadero absoluto. La histoiia•es la realidad del hombre:No tiene 'otra. En ella se ha llegado a hacer tal y como es. Negarrelpasado es· absurdo
inf~~~~se,: s~ ~~:~o~tra~á
~~;cón:1aJó~ul_a _el~Siva ~ue
f.:-__ :\Si el lecto_riTI.tenta una y_ otra .de· :·1os doctrinarioS no tenían una· docriina idéntica, sino que variaba de uno en otro. Como si esto iiq·aconteciese con toda escuela intelectual y no constituyese la diferen_cia más importante entre ~!1; gnip51 d~ ~C?mbres y un ~-P? di; gra?J_ófon~s. _ __ _ . . e ·, --'· _: . I _En estos ú1timos años ~ons_i_eur Charles H. Pouthas ha tomado sobre sí la .fatigosa tarea de 8Cspojar los archivos de Guizot y ofrecernos en una' serie de volúmenes un material sin el cual -~ería ilnposible emprender la ulterior faena de recOnstruéción. Sobre Royer.,.Collard no hay ni _'.-~H· A.la postre resulta q1;1e_es p_reciso_recul'.11:r a los ~tudios de i:;~gp~t sob,r_e el ide~ri.U'!l ~-e ull.º y ..9tro. N_o hay nada mejor, y au_nque _son ~niamente viva_ces_, son por completo insuHcienteS. 3 ·Por ejemplo: nadie púede quedirse Con la coiiclencia traíiC¡_tiila~eeritiénde, quién 'tfnga Li(' ~_conciencia1> intelectúal""".'"""_cuando ha interpr_eta~o la_ pplítica·de-~cre5istericia1f como pura ysitÍlP,~~,mente conse_rvadora. Es demasiado evidente que los hombres Royer-:-Collard, Guizot, Broglie, no eran conservadores sin más. la palabra ~iresistenciai~, que al aparecer en la cita antedicha de -: _Ránke, docunienta el influjo de Guizot sobre este gran historiador, cobra, a su vez, Un súbito cambio de sentido y, por decirlo así, nos enseña sus arcanas vísceras cuando e_n un discurso de :~Royer-Collitrd leemos:
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e ilusorio, porque el pasado es «lo natural del hombre que vuelve alga\d" pe>>. El pasado no ·está ahí y no se ha tomado el trabajo '.de pasar para queil neguemos; sino para C[uelo integremos 1: 1.os•doi:trinarios despreciabanJo' «derechos del hombre» porque son absolutos-«metafíSicosi>, abstracción . e irrealidades; Los-verdaderos derechos· son' los que absolutamente está. ahí, porque han ido apareciendo y cons,olidándose en la historia: tales sb las «libertades», la legitimidad, la magistratnra, las «capacidades». De alérf tar·hoyhubieranreconocido.eLderecho•a la.huelga (no política) yel-aq~ trato colectivo. A un inglés le parecería todo esto lo más obvio;.petodp§ contihentales no hemos llegado•todavía a esa ~stación. Tal•vez·desdé tie) po de Alcuirio, vivimos ciúcuenta años cuando menos retrasados :respe2t alos·ingleses·.; ....., ...... ·;··•: · · · ··· .+ .."' · . .. Parejo.de.5conocinúento del viejo.liberalismo padecen los colectiviS~' de ahora cuando suponen; silimás ni más, éomp cosaincuestionable,q_ajÍ era individualista. En todos estos temas a)ldan, co'rno•he·dicho,'las noción.e5 sobremanera turbias; Los rusos de.estos.años pasados solían llamara Rusi¡¡ «el Colectivo». ¿No sería interesante averiguar qué ideas o imágénes se·de5~ j:>ereiaban al'conjuro de ese vcieablo en lamente un tanto gaseosa del hombre ruso, que tan freéuentemente; como el capitán italiáno de que habla Goethe¡ bisogna avei'wia conftisione•nella testa? Frente a todo elloyorogaría.al lector que•torn:ase en cuenta, no.para aéeptarlas,.sillo para que sean.discutidas y1pa7i sen luego a·senter¡da, las tesis siguientes: Primera: el liberalismo individualista pertenece a la flora del siglo XVII. , inspira, en p~rte, la legislación de la Revolución frances~, pero nmere conella7 · ·Segunda: la creaé:ióh característica del siglo XIX ha sido preci5aníente ~l colectivismo. Es la primera idea que inventa apenas nacido y que a lo largo de sus cien años no ha hecho sino crecet. hasta inundar todo el horizonte/ Tercera: cita idea de origen francés, Aparee!~ porvd pJimera., ~n.19§ archirr('!accionatjo5 deJ3pJ:la!c:l, y el.e MaJstre.J3nJo..esehcial. es. inmediáti1= ' meúte iicept!ld¡i :Pót.todos; sin más excepdó~ que Benjanii:n C:onstant; ,új'¡ «retrasada>> del sig!c\ an~erior,Pero tri,u~a en Saint~Simon, en BallaJ:lche, {' Comte y pulula•dondequiera'.'·Por ejemplo, un médico de Lyon, mol!Siett.
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Véase el citado ensayo del autor,-Historia como sistcn1a. 2 Pretenden lDs tilemanes:Ser ellos los descubridores de lo social como.reniidad!°aiSfultll i:le IOs individuos yf11nnterion>;a éStOs; El Volltsgcistles·pareceuna desus·ideas más autóctonaS•ÉSte_ es Uno de !Os ciisos tj_ue más' recoffiiendD.n el estudio minucioso del intercambio intelectual frnnCó~: germáriico de-1790a·1830 Rque en nota anterior me refiero. Pero eltérmin9 Valhgeist:mul!Strn demasiado.claramente que.es la traducción del volteriano esprit-des nations.. El origen franCés'de!'" colectivismo n·o··es Una casualidad y obedece a las mismas causas que hicieron de 'Frani::iá 4rcün~: de la sociología y de su rebrote hacia 1890 (Durkheim).
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¡Unard, hablará en.1821 del collectisme frente al personnalisme1• Léanse los artlculos que•en 1830 y183 l publica LA.venir contra el individualismo;. s ,,,pero más·importante que todo esto es otra cosa, Cuando, avanzando por a1centuria, llegamos hasta los grandes teorizadores del liberalismo-•Stuart i!lo Speµcer-·.nos sorprende que su presunta defensa del iridividuo no se asa en mostrar que la libertad beneficia o interesa a éste, sino todo lo contta·0; en que beneficia o interesa a la sociedad. El aspecto agresivo del título que Spencer escoge para su libro-·El Individuo contra·eI Estado"-' ha sido causa de que lo malentiendan tercamente los que no leérr de los·libros más uelos títlilos: Porque individuo yEstado significan.en este título dos meros órganos de un úriicb sujeto ;-la sociedad. y 16 que se· discute es si ciertas ecesidades sociales son mejor servidas por uno u otro órgano. Nadainás. lifamoso «individualismo» deSpencer boxea continuamente dentro de la tinósfera colectivista de su sociología. Resulta, a la postre, que, tanto él ·orno Stuart Mili tratan a los individuos con la misma crueldad socializante quelos termites a' ciertos de.sus congéneres; a los cuales ceban para chu" parles luego la sustancia., ¡Hasta ese punto era la primacía de lo colectivo el ondo por sí mismo evidente sobre qué ingenuamente dan+abah sus ideas! ~1i'! De donde se colige que mi.defensa lohengrinesca del Viejo liberalismo es;porcompleto, desinteresada y gratuita, Porque es elcaso que yo no soy un Íiviejo liberal». El de?cubrimientó4ih duda glorioso y esencial~ de lo social; de locolectivo, era demasiado reciente:oAquelloshombrespal¡Jabari, más que:veían, el hecho dé que la colectividad es una realidad distinta de los indi" ,)'idrios y de s1isimple'suina, pero no sabían bien en qué consistía y cuáles 'eran sus efectivos atributos. Por otra parte, los fenómenos sociales del tiempo kamuflaban la verdadera fisonomía de la colectividad; porque entonces conwénía aésta ocuparse en cebar bien a los individuos. No había aún llegado fa óra de la nivelación, de la expoliación y del reparto en todos' los órdenes. · De aqutque los «viejos1liberales». se abriesen sin suficientes precau. iones al colectivismo que respiraban. Mas cuando se ha visto con.claridad o que en eHenómeno social, en.el hecho colectivo, simplemente reamo tal, hay por un lado de benéfico, pero, pérr otro, de: terrible; de pavoroso, sólo puede uno adherir a un liberalismo de estilo radicalmente nuevo,.me;nos ingenuo y de más diestra beligerancia, un liberalismo que está germi. ándo ya; pró:Ximo a florecer, en1a linea.misma del horizonte. .Véase:Doctrinede Saint-Siriton; éon introduc_ci6n y notas de C. ~ciúglé yE.,Halévjr (pág. Aparte de que esta exposición del saintsimonismo, hecha en 1829; ·es.tina obra de las !;':l.,ás: geniales del siglo,-_ln labor ricumu.}áda _en,laS·notaS por méssieurS·Boi.tglé y Haléry có05;titu-e Una de las contribucioIJes más importaiites que yo conozco a la efectiva aclaración·del alma europea entre 1800 y 1830. 1 . ,,
O_~h11ota).
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· · Ni era posible que siendo estos hombres, como eran, de sobra perspt caces no entreviesen de cuando en cuando las angustias que su tiempo nd reservaba. Contra lo que suele creerse ha sido I\Drmal en.la historia que e . porvenir sea profetizado'. En Macaulay;.en Tocqueville, enComte,encon;: tramos·predibujada nuestra hora. Véase,•por ejemplo, lo que hacemásd · ochenta años escribía Stuart Mili:. «Aparte la5 doctrinas particulares de pe " sadores individuales, existe én el-mundo i.mafuerte y crecienteinclinacióbi a extender en forma extrema el poder de la sociedad sobre el individuo; tan¡/ to por medio de la. fuerza de la opinión como por.la legiSlativa: Ahora bien~ como todos los cambios que se operan en elniundo tienen por efecto el ªI\~· mento deJa fuerza socialy la disminución' del poder individual;. este d¡;S, bordamiento no es un mal que tienda a desaparecer espontáneamente, sino · al contrario, tiende a.hacerse cada vez más formidable,.La disposición ddéi hombres, sea como soberanos, sea como: conéiudadanos, a imponer a los de,' más como regla de conducta su opinión y sus gustos, se halla tan enérgica4 mente sustentada por algunos de los mejores y algunos de los peores sénq;;0 mientos inherentes a.la m1tmaleza hu~ana, que casi nunca se contiene más· que porfaltarle poder. Y como el poder no parece hallarse·en vía de decliriatj: sino· de crecer, debemos esperar, a menos que una fuerte barrera de convic", ciónmoral no.s~ eleve contra el mal; debemos esperar, digo, que en las cqn~· dicionés presentes delmund_o esta:disposición no hará sino aumentarnkn> Perb lo que más nos interesa:enStuart Mili es su preocupación poda homogeneidad· de mala· clase que: véía crecer en todo Occidente. Esto'1,e . háciacogerse a un grari pensamiento eniitido por Humboldt eri su juvem tud.. Para que lo humano se enriquezca, se consolide y se perfeccibne es ne.; cesarlo, según Humboldt, que exista «variedad de situaciones»'. Dentro.de · cada nación, y tomando en conjunto las naciones; es preciso que se den cir+ cunstancias diferentes. Así, al fallar una quedan otras posibilidades abier4: tas:_Es_insensato_poner.la Yida.europeáa una sola carta, a•un.solo tipo.de__ hombre; auna idéntica·«situación». Evitar .esto ha sido el secreto acierto' de Europa: hasta'. el día, y la conciencia dé ese secreto es la que, Clara o ba1bu-'. ciente, ha movido siempí:elos labios del perenne liberalismo europeo. Eri esa' conciencia se reconoce.a sí niisma como .valor positivo, como bien y no coo mo mal,:la plui:alidad'continentaL Me importabaaclarar:esto para· que no se tergiversase la idea de.una.supemacióneúropea que'este volumen.postulai .:.::
· ~ Obr~fácil y.Utilque alguien debería erríprender, fuera reunir.los pronóstiC.bs que en cadaép'aCa sehan.hecho·sobre el próximo porvenir~·Ya·he coleccionado los.s:uficientes'para quedá.['; eStitpefacto a:nte el liechci ·de que haya h.abido Sieínpre ·algunos hombres- que preveían el futuri:ni: 'StuartMill:ta!ibei"té, trad. Dupon"White (págs.131,132). ' \
' Gesammelte Schriften. I, 106.
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. •Tal y como vamos, con mengua progresiva de la «variedad de situacio¡J,,,:nos dirigimos en vía recta hacia el Bajo Imperio. También fue aquél '''iuiempo de-masas y.de pavorosa homogeneidad. Ya en tiempo de los tonina~ se advierte claramente un, extraño fenómeno, menos subrayado .analizadq de lo que debiera: los hombres se han.vuelto estúpidos. El pto'és'o'.vénía de tiempo atrás. Se ha dicho, con alguna razón, que el estoico psidonio, maestro de Cicerón, es el últi~o hombre antiguo capaz de colo'lÍ,rse:ante los hechos con lamente porosayactiva,.dispuesto a investigaros:DespuéS de él, las cabezas se obliteran y; salvo los Alejandrinos, no van acermás querepetir, estereotipar.. ib:Pero:el síntoma y documento más terrible de esta forma, a un tiempo omogénea y estúpida-.-.y lo uno podo otro-· que adopta la vida de un ~bo:a otro del Imperio, está donde 'menos. se podía esperdrydonde todaa,:que yo sepa, nadie lo ha buscado: en el idioma. La lengua, que no nos in/e para decir suficientemente lo que cada uno quisiéramos decir, revela ncambio y grita, sin que lo queramos, la condición más arcana de la sociead que la habla. En la porción no helenizada del pueblo romano, la lengua '·gerite es la que se ha llamado «latín vulgar»; matriz de nuestros.romances. .o se.conoce bien este latín vulgar y; en buena parte, sólo se llega a él por onstrucciones. Pero lo que se conoce basta y sobra para que nos produz~ªruespanto dos.de sus caracteres. Uno es la increíble simplificación de ~u · ecanismo gramatical-en compatación,con el latín clásico. La sabrosa .cotnc 'lejidad'indo 7europea, que conservaba el lenguaje de las.clases superiores, \iedó suplantada por un.habla plebeya, de mecanismo muyfácil; .pero a la ·.&;o:por lomismo,pesadamente'mecánico, como material; gramática bale búciente y perifrástica, de ensayo y rodeo como la infantil. Es, en efecto, una lerigua pueril y gaga que no permite la fina arista del razonamiento ni '. cos tornasoles. Es una lengua sin luz ni temperatura, sin evidencia y sin alor de alma,, una lengua triste, que avanza a tientas. Los vocablos.pare" én viejas monedas de cobre, mugrienta5 y sin rotundidad; como hartas de darpor las tabernas ~editerráneas; ¡Qué vidas evacuadas. de sí mismas, .esoladas;condenadas a eterna cotidianeidad se adivinan tras: este seco rtefacto lingúístico ! 1t! El· otro carácter aterrador dellatín vulgar.es.precisamente1su homoge~idad. Los; lingúistas, que acaso. son, después de los aviadores, los• homres.menos dispuestos a: asustarse de. cosa alguna,•no;parecen inmutarse nte el hecho de que hablasen lo mismo países tan dispares conio Cartago ,Galia, Tmgitania.y Dalmacia, Hispania y.Rumania, 1Yo, en cambio, que soy 'astarite.tímido, que tieniblo cuando.veo cómo elviento fatj.ga unas cañas, 'o·puedoreprimir a.nte ese hecho un estremecimiento medular. Me parece
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séncillamente atroz. Verdad es que trato. de representarme cómo era p dentro eso que mirado desde fuera nos aparece, tranquilamente, como h~ mogeneidad; procuro descubrir Iarealidad viviente de que ese hecho'es·. quieta impronta. Consta, claro está, que había afrii:anismós,- hispanismo galicismos. Pero al constar esto quiere decirse que el torso dela lengua común éidéntico, a pesar delas distancias; del escaso intercambio; de la di ficultad de comunicaciones y de que no contribuía a fijarlo U:na literatíir ¿Cómo podían venir a coincidencia el celtíbero y el belga, el vecino d Hipona y el de Lutetia;el mauretano y eidacio; sirio en virtud de un adia· miento general, reduciendo la existencia asubase, nulificando sus vida!; EL latín vulgar- está ahí en los archivos; como•un escalofriante petrefactri · testiÍnonio de que una vez la historia agonizó: bajo el imperio homogéne· de la vulgaridad por haber desaparecido la fértil «variedad de situacione5i
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IV
iiddereligión y de conocimiento. No puede tener dentro más que política, na-política exorbitada,-frenética, fuera de sí, puesto que pretende suplan;, :al conocimiento, ala-religión, a la sagesse en fin, a las únicas cosas que por ~ustancia son aptas para ocupar el centro de la mente humana; La políti-a•vacía al. hombre de soledad e intimidad; y por eso es la predicación del oliticismo integral una de las técnicas que se usan para socializarlo. 'n.- Cuando alguien nos pregunta qué somos en política, o, anticipándose -n Ja insolencia que pertenece al estilo de nuestro tiempo,nos adscribe na, envez de responder debemos preguntar al impertinente qué piensa que es el hombre y la naturaleza y la historia, qué es la sociedad y el indi·duo, la col¿ctividad; el Estado, duso, el derecho.' La política se apresura pagar las luces para que ibdos estos gatos resulten pardos.: -·f7' Es preciso que el pensamiento europeo proporcione sobre todos estos ~inas nueva claridad. Para eso está ahí, no para hacer la rueda de pavo real füla5 reuniones académicas. Y es preciso qi.te lo haga pronto o, como Dante 'ecía; que encuentre la salida, .. -
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Ni estevolumen;ni yo somos políticos. El asunto de que aquí se habla;es previo a la política y pertenece a su subsuelo; Mi trabajo es oscura labor sub¡ terránea de minero. La nÍisión del llamado «intelectual» es, en cierto modo opuesta a la del político. La obra'intelecfualaspira, con frecuencia en vano¡: aclarar un poco las cosas; miéntras que la del político suele; por el contrario consistir en confundirlas más· dé lo que· estaban. 'Ser dela izquierdaé;féG nio ser de la derecha, uná delas infinitas maneras que el hombre puede éleg\J! para ser un imbécil: ambas,- en efecto, son formas de la hemiplejía•moraL Adet más, la persistencia de esos calificativos contribuye no poco á falsifitarmáS aún la «realidad» del presente, ya falsa de por sí, porque se ha rizado· el riZo de las experiendas políticas a que responden; como 16 demue5tra 'el hecho de q hoy las derechas prometen tevolucionesylas izquierdas_ proponen tír •· Hay obligación de trabajar sobre las cuestiones del tiempo. Esfo;.-s' duda;'\' yo 10 he hecho toda mi vida. He estado siempre en Ja brecha-_, Pero u delas cosas que ahora se dicen-·-una «corriente»~-es que;incluso a 'cos de la claridad mental, todo el mundo tiene que hacer política serisu:stncto Lo dicen, claro está; los que no tienen otra cosa que hacer.Y hasta lo: corrobo, ran citando de Pascal eiimperativo d'abetissement. ;pero hace riiuchb i:iem que he aprendido a ponerme en guardfa cuando alguierrcita:a Pascal. Es-uri cautela de· higiene elemental: r: - r . : El:politicismo. integral; la absorción' de- todas las cosas Y• de tcid ·' hcifubrépcit Ja política, es una}' niisma i:6sa con el fenómeno de-rebel{ón''. las masas qué aquíse describe.La masa en-rebeldía ha perdido-toda capaa
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::.stttdiate il passo Mentre che !'Occidente 11011 si mmern. (Purg., XXVII, 62-63): '•:
!
:Eso sería lo unico de que podría esperarse' con alguna vaga probabilila solución-del tremendo problema que las másas actuales planteah: Este volumen nó pretende; ni de muy lejos, nada parecido, Como sus ]timas palabras hacen constar, es sólo una primera -aproximación al prolema del hombre actual. Para hablar sobre él más enserio y más a fondo no -abriamás remedio que ponerse en traza abismática, vestirse la escafandra descender a lo más profundo del hombre. Esto hay que hacerlo, sin pretenortes, pero ton decisión, y yo lo he intentado en un, libro próximo a aparer{en otros idiomas b¡\jo el título El hombrey!agente. !!Una vez que nos hemos hetho bien cargo de cómo es este tipo humano Ojidominante; y que 'he llamado el hombre-masa, es cuando se suscitan s'ihterrogaciones más fértiles y más dramáticas:o¿Se puede reformar este o: de hombre? Quiero decir: los graves defectos que hay en él, tan graves ~e. sirio s'elos extirpa producirán' de modo inexorable la aniquilación de scidente,' ¿toleran ser corregidos? Porque, como verá ellettor, s,e trata pre" ·1mente de ún hombre•hermético, que no está abierto de verdad a ningu" .'instancia superior.•' !i·:·La otra pregunta decisiva, de la que, a mi juicio, depende toda posibili-d de salud, es ésta: ¿pueden las masas; aunque quisieran,. despertar a la
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vida personal? No cabe. desarrollar aquí el tremebundo tema, porque. es · demasiado.virgen.Los términos en que.hay que plantearlo no constan en· conciencia pública. N~ siquiera está esbozado el estudio del distinto marge. de.individualidad que cada época del pasado ha dejado a la existencia h mana. Porque es pura inercia mental.del «progresismo» suponer que co forme avanza la historia crece la ·holgura que se concede al hombi:e pá. poder ser individuo personal, como creía el honrado ingeniero, pero nul. historiador,Herbert Spencer. No: la historia está llena de re.trocesos en est orden, y acaso la estructura de la vida en nue5tra época impide superlati'( mente que el hombre pueda vivir como persona. Al contemplar en las grandes ciudades esas inroensas aglomeraciones de seres humanos, que·vanyvienen por sus calles o se concentran enfes .· vales y manifestaciones políticas, se incorpora en mí, obsesionante, este· pensamiento: ¿Puede hoy un.hombre de veinte años formarse un proyect(): de vida que tenga figura individ!lal y q~e, por tanto; necesitaría realizárs.e,. mediante sus iniciativas independientes, mediante sus esfuerzos· particu'.;i lares? Al intentar el despliegue de esta imagen en su fantasía, ¿no notará que es, si no imposible, casi improbable, porque no hay a su disposición esf pacio en que poder alojarla y en que poder moverse según su propio dict~~; men? Pronto advertirá que su proyecto tropieza con el prójimo, como)~. vida del prójimo aprieta la suya. El desánimo le llevará, con la facilidad di adaptación propia de su edad, a renunciar no sólo a todo acto, sino hast~: a todo deseo personal, y buscará la solución opuesta: imaginará para sí unl( vida standard, compuesta de desiderata comunes a todos y verá que para lq¡c grada tiene que solicitarla o exigirla en colectividad con los demás. De aquí' la acción en masa. La cosa.es horrible, pero no cr.eo que exagera la situación efectiva-en. que van hallándose casi todos los europeos. En una prisión donde se haµ amotltonado muchos más presos de1_os queca1Je!l, ningu110 Puede!Il()Yei un brazo ni una pierna por propia iniciativa, porque chocaría con los cuefj'.!9~ · de los demás. En tal circunstancia, los moyimientos;tienen que ejecutar>~ en común, y hasta los. músculos respiratorios tienen que funcionar a rit:rn,q de reglamento .. Esto sería Europa convertida en .termitera. Pero ni siquien\ esta eme! imagen es una solución. La termitera humana es imposible, P0.~1' que fue el llamado «individualismo» quien enriqueció al mundo y a toqo~ en el mundo y fue esta riqueza quien prolificó tan fabulosamente.la plautl! humana. Cuandolos restos d.e ese «individualismm> desaparecieran, hiu;íf! su reaparición en Europa el famelismo gigantesco del Bajo Jmperio,.y;)l! termitera sucumbiría como al soplo de un dios torvo yveng!ldv<;>. Que~aría1:i muchos menos hombn;s, que lo serian un poco más. . • . . ¡ .. : .
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dii·Ante el feroz patetismo de esta cuestión que; queramos, o no, está ya ]~:Vista, el tema de la «justicia social», con ser tari respetable, empalidece ,¡¡edegradahasta parecer retórico e insincero suspiro romántico. Pero, al 0. mo tiempo, orienta sobre los caminos acertados para conseguir lo que ·~esa «just;icia soda!» es posible y es justo conseguir, caminos que no pa~ten pasar por una miserable socialización, sino dirigirse:en viá recta hacia 'ri:magnánimo sblidarismo ..Este último vocablo es, por lo demás, inopec llnte,:porque hasta la fecha no se ha condensado en él un sistema enérgico '-ideas históricas y sociales, antes bien rezuma sólo vagas filantropías. ¡¡] La primera condición para un mejoramiento dela situación presente es cerse bien ca~o de su.enorme dificultad. Sólo esto nos llevará ¡¡.atácarel mal 7]ós estratos hondos donde verdaderamente se originac ES;:en efecto, muy ' 'cilsalvar una civilización cuarido le ha llegado la horade caer bajo el.poder dos demagogos. Los demagogos han sido los .grandes estrariguladores .de ci:. · ·aciones. Lll·griega yia romana sucumbieron a manos de esta faurtarepugante, que hacía exclamar a Macaulay: «En.todos los siglos, los ejemplos más ' es.dela.naturaleza humana se hari encontrado entre los demagogos»!. Pero ·a. es un hombre demagogo simplemente porque se ponga a gritar ante la mulºtud. ESto puede ser en ocasiones una magistratura sacrosanta. ·Lll demagogia ~encial del demagogo está.dentro de.su.mente y radica en su irresponsabili• dante las ideas mismas que maneja y que él no ha creado, sino recibido de ·sverdaderos .creadores. Lll demagogia es unafon;na de degeneración intelectiJal, que como amplio fenómeno de la historia eu~opea aparece en Francia ha1aJ 750. ¿Par qué entonce5? ¿Por qué en Francia? Éste. es uno de los puntos ''ellrálgicos del destino occidental y especialmente del destino francés. Ello es que, desde .entonces cree Francia y, por irradiación de ella, casi iodo eLcontinente, que el método para resolverlos grandes problemas hu. anos es el método de la revolución; entendiendo por tal lo que ya Leibniz _::\maba 11na <
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Íf!Stoir.e dCJaCqut±s TI,· I; .643. . . , . .· ~vc·trouvc mCn1e que des opfnions dpprocltantcs s'lnslnuant pett d peu dans l'csprit:dcs 1tom-
~~es du grand monde,
qui rtglcnt les autres et dont dtpcndcnt les afiairesi et se glissant da ns les livres
.~i.1,f,1-.mo.dc disposcnt to~ltcs cho.ses d la rCvolutio11 générale dont l'Europc cst.n1cnacéc1~.: Nouvcaux
I;SSa,is sur. l'c.ntend~111ent.hu1nain; IV, .Chap. 16. lo cual_ demuestra dps cosas._ Prirn.~ra: que un hOmbre ha.cía 1_700, fecha aproximada en que Leibniz escribía.esto, eci capaz de prever;lo,que un .~glo despQés ~con.teció; segunda: qu_e,.los males presentes de Europa se .orjginan_ en regi,qnes.más • .PJpf-µndas croP.ológica y vitalmente de lo;q~e,s:uele presum~rse. :: .·. ,.. ; ·: . 1 1 \'i:/ri;. 1 ¡ic ... notrc si tele qui se croit destiné.a changcr_les l.ois en tout gen re... » D Alembert: Discours prcliminaire d l'Encyclopédie, Oeuvres: 1, 56 (1821).
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tiene o cree que tiene una tradición revolucionaria. Y si ser revolucionan' es ya cosa grave; ¡cuánto más serlo paradójicamente, por tradición! Es cie •· que en' Francia se ha hecho una Gran Revolución y varias torvas o ridíéulas pero si nos atenemos a la verdad desnuda de los anales, lo que encontramos es que esas revoluciones. han servido principálmente para que durante todo un siglo; salvo unos días o unas semanas; Francia haya vivido más quertfü.' gún otro pueblo bajo formas políticas; en una u otra dosis, áutoritarias y cdn trarrevolucionarias. Sobre todo, d gran bache moral de la historia franc que fueron los veinte años del Segundo Imperio, se debió bienclarámente a• ·botaratería de los revolucionarios de 1848\ gran parte de, los cuales cohle5 . el•propio Raspail que habían sido antes clientesBuyos. · · •; En las revolúciones intenta la:absttacción sublevarse contra lo correr to: poii eso e5 consustancial a las revoluciones el fracaso. Los problemas li' manos no'son; como los astrgnómicos o lm{guímicos, abstra.ctos. Son pto; blemas de máxima' concreción, porque sim históricos. Y el único métodoide pensamientó que proporciona alguna probabilidad de acierto en: su rn:afü; pulación es.Ja «razón histórica». Cuando se contempla panorámicanierife la vida:pública de Francia durante los últimos ciento cincuenta años; salt¡V la vista que sus geómetras; sus físicos y sus médicos se han equivocado cáS' siempre en sus juicios políticos y que him solido, en cambio; acertar sus historiadores; Pero elracionalismo fisieo"matemático ha· sido en FraliÓia demasiado glorioso para que' no tiranicda opinión pública. Malebrancnif rompe cori un amigo suyo porque vio sobre su mesa un Tucídides'. Estos meses pasád65, einpujando mi 5oledad por las calles de Pá'ríSt caía en la cuenta de que yo no conocía en verdad a nadie de la gran ciúdád¡ salvo las estarnas. Algunas de éstas, en cambio, son viejas amistades, anti-· guas incitaciones o perennes maestros de mi intimidad. Y como no teriíá c6nquién hablar,' he conversado con ellas sobre grandes temas humanos Nd s.é si algún día saldrán ala luz éstas.«Conversaciones con estatuas»,qu han dulcificado una etapa dolorosa y estéril de mi vida. En ellas: sé razoniÍ con el marquéS de Condorcet, que está en el Quai Conti, sobre la peligrosa idea del progreso. Con el pequeño busto de Comte que hay en su ggpªrtamento de la rne Mo11Siettr-!e-P1i11ce he hablado sob.r~ e,l pouvoirspi1itue!, iri~. suficientemente ejercido por mandarines literarios y por una Universidad ->') \
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'J. R. Carré, La Philosopltic de Fantencllc, pág. 143.•
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c¡ue ha c¡uedado po.r completo excéntrica a la efectiva vida de las naciones. í);l•propio tiempo he tenido el honor de recibir el encargo de un enérgico · ensaje c¡ue ese busto dirige al otro, al grande;• erigido en: la plaza de la orbonney que es el busto del falso·Comte, del oficial, del de Littré. Pero e~ nafuralqúe me interesase sobre todo escuchar una vez más la' palabra de _¡-• • ' nuestro sumo maestro Descartes, el hombre a quien más debe Europa. é('' .. El puro azar que zarandea mi existencia ha hecho que redacte estas lí'¡i:eas·terliendo a la vista el lugar de Holanda que habitó en 1642 el nuevo :estubridor de la rnisoir. Este lugar, llamado Endegeest, cuyos árboles·dan ÓIIlbra a mi ventana, es hoy un manicomio. Dos veces al día-·-y en amo'esiad6ra proximidad_.: veo pasar los idiótasy los dementes que drean un t.o a la intemperie su malograda hombría. •Tres siglos de experiencia «radonalista» nos obligan a recapacitar so.Je el esplendor y los límites de· aquella prodigiosa raison cartesiana:, Esa · áison es sólo matemática,' física, biológica: Sus fabulosos triunfos sob.re la 'átUrafeza:,'superiores a: cuanto pudiera soñarse, subrayan tanto más su frac aso ante los asuntos propiamente humanos e fo.vitan a integrarla en otra l!Zi'irimásradical, que es la «razón históricai>1; "' . :):• 8ia 'nos muestra la vanidád de toda revolución g~n:era.l, de todo lo que a irltenta-r la transformación sÍíbita: de una. sociedad y tomen:zar de nuev() , ;historia., corn'o pretendían lós collfusionarios del 89, Al método de la revo" utión opone elúnico digno de'la lárga experiencia que el europeo•actUal ·elié a su espalda. Las revoludones tan:in:contirientes en su prisa, hipócri"m:ertte: gerierosa:; de proclamar derechos, Han: violado siempte;•hollado y ::roto, el derecho fundamental del hombre; tan fundani.ental,. qm!es fa defini~lón misma de su sustancia: el derecho a la continuidad,'La única diferencia fadical entre la historia: .humana y la «historia natural» es que aquélla no pJ.iede 'nunca· comen:zar de nuevo. Kohler y otros han mostrado cómo el hhnpancé y el orangutá\;i.no se diferencian del hombre podo que hablando 'gotosamente llamamosinteligencia,sinoporque tienen mucha menos me'oria que nosotros. Las pobres bestias se encuentran cada mañana con que ~an'olvida.do•casitodo lo que han vivido el' día anterior, y su intelecto tiene qlie trabajar sobre un mínimo material de•experiencias. Parejamehte,'el tigre p,e hoy es:idéntico al de hace seis mil años, porque cada tigre tiene que emezar .de nuevo a ser tigi-e, corno si no hubiese habido antes n:inguno, El ,,,g¡nbre, en can;i):ito, incr~ed a ~Ú poder de r~c6rdar, acumula su prbpio pasa¡!~, lo posee y lo aprovecha. El hombre no ~nunca un prlln:er hombre; co::enza de5de luego a existii sobre cierta altitUd de pretéritoániontóliado. _,,,, ',
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VéSse Histo1ia cOnto.sistema.\
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Éste es el tesoro único.del hombre, su privilegio y su señal. Yla riqueza me nor de ese tesoro consiste en lo que de él parezca acertado y digno de cons · varse: lo importante ~ la memoria de los errores; que nos permite no com. ter.los mismos siempre. El.verdadero tesoro' del hombre es· el tesoro dei errores, la larga experiencia vital decil.ntada gota a gota en milenios. Pm: esa Nietzsche define al hombre superior como, el ser «de la más larga men:i,oria; Romper la continuidad con el pasado, querer.comenzar de nuevo; es·~ pirar a descender y plagiar al orangután. Me complace que' fuera.unJrancé:i Dupont-White, quien hacia 1860 se atreviese:a clamar: «La continuitéest]i' droit de l'homme; elle est un hommage a tout ce qui le distingue de la bete>l ··Delante de mí está un periódico donde acabo. de leet el relato delas fi ·· tas con que ha celebrado Inglaterra la coronacióridel nuevo rey. Se dice q~ desde hace mucho tiempo la Monarquía inglesa es una institución merame. te simbólicac .Esto es verdad, pero diciénd¡üo así, dejamos escapar lo mejq Porque, en efecto, laMonarquía no ejerse en el Imperio Británico ninglll\. función material y palpable. su papel nb . es gobernar, ni administrarJa jus- · . cia,ni mándar el Ejército. Mas no por esto es una instituciónvacía, vacant de servicio, .La Monarquía en Inglaterra'ejerce,una función deterrnioadís.' , y de alta eficacia: la ¡:le simbolizar. Por eso .el pueblo inglés,,con deliberag propósito, ha dado ahbrainusitada solenmidiid alrito·dela.coronación. Fre" te ala turbulencia actual del contin.ente ha querido afirmar las normas Per manentes queregulan su vida. Nos ha dado una lección másc Como.siempi; -:-ya que siempre pareció Europa un tropel de pueblo~!os continentales llenos deigenio;:pero 'exentos.de serénida:d, nunca maduros, siemprepueric, les; y al fondo; detrás de ellos, Inglaterra.e, como la. nurse de Europa.' . ' · Éste es el pueblo que siempre ha llegado antes al porvenir, que se ha anti; cipadb a todos en casi todos los órdenes; Prácticamente deberiamos omititJlo casi. Y he aquí que este pueblo nos obliga, con cierta impertinencia. del~~ puro dandys1110,' a presehciat un vetustq cerernonial y a ver,cómo actú~n:.: •• porque no han dejado nunca de séractual~Íos ffiás'VieJos y mágtcos-tteJ?'ejos de.su historia.la corona y el cetro, que entre nosotros rigen sólo el azar g la baraja. El inglés tiene e111pei10 élrhace111os constar que su pasculo, precisa111eiHq pon¡ue ha pasado, porque; le ha Pasado a él, sigue existiei1do para él. De¡;de unfü? tura al cual no hemos llegado nos muestra la vigencia lozana de su pretéri1pl·· '
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ttn'meblo circula por todo su tiempo, es verdaderamente señor de sus siglos, ' e:consel'Va en activa posesión. Y esto es sei· un pueblo de hombres: poder )rsegliir en su ay~r sin dejar por eso de vivir para el futuro, poder existir.en Jverdádero presente, ya que el presente e5 sólo'la presencia del pasado y del orvenir, e\ !Ugar donde pretérito y futuro efectivamente existen. .Fi Con las fiestas simbólicas de fa coronación, Inglaterra ha opue5to, una más, ar métodorevolucionario el método de la' continuidad; el único .. epuede evitar en la marcha de las cosas humanas ese aspecto patológico \!:hace de la historia una lucha ilustre y perenne entre los paralíticos ylos 'ilepticos:
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estas páginas se hace la' anatomía del hombre hoydonrinante, rocedo partiendo de su aspecto externo',' por decirlo así, 'de su piel, y luego
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''enetro un poco más en dirección hacia sus vísceras. De aquí que sean lbs pri' efós capítulos los que han caducado más, La piel del tiempo ha cambiado. ! lector debería:, al leerlbs,retrotraerse a los años 1926-1928. Ya ha comen. do la crisis en Europa, pero aún parece una de tantas. Todavía se sienten las 'iites'eri plena seguridad. Todavía gozan de los lujos de la inflación. Y, sobre "dl!, se pensaba: '¡ahí e5tá América! Era la Americá de la fabulosa prospeiity. Lo único de cuanto va dicho en estas páginas que me inspira algún orgu.oes no haber padecido el inconcebible error de óptica que entonces sufrieron así todos los europeos, incluso los mismos economistas. Porque no conviene lvidar que entonces se pensaba muy en serio que los americanos habían des•ubierto otra organización de la vida que anulaba para siempre las perpetuas lagas humanas que son las crisis. A mí me sonrojaba que los europeos, inven. res de lo más alto que hasta ahora se ha inventado --el sentido histórico-, , ostrasen en aquella ocasión carecer de él por completo. El viejo lugar común e que América es el porvenir había nublado un momento su perspicacia. Tuve iciitonces el coraje de oponerme a semejante desliz, sosteniendo que América, jos de ser el porvenir, era, en realidad, un remoto pasado porque era primitio. Y, también contra lo que se cree, lo era y lo es mucho más.América del .·arte que la América del Sur, la hispánica. Hoy la cosa va siendo clara y los Es. dos Unidos no envían ya al viejo continente señoritas para -como una me ecía a la sazón- «Convencerse de que en Europa no hay nada interesante» 1• 1 Véase el ensayo Hegel y An1érica, 1928, y los artículos sobre Los Estados Unidos, publica- s poco después. [Véanse respectivamente los tomos 11, IV y V de estas Obras co111plctas].
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Haciéndome asimismo ~olencia he aislado en este casi-libro, del prq blema total que es para el hombre y aun especialmente para el hombre eil¡; ropeo su inmediato p,orvenir, un solo factm: la caracterización del homb( medio que hoy va adueñándose de todo. Esto me.ha obligado aun duro a: cetismo, a la abstención de expresar mis convicciones sobre cuanto toco.d~ paso. Más aún: .a presentar con frecuencia.las cosas en forma que si era[~. más favorable: para aclarar el tema exclusivo de este estudio,:era la peor par~ dejar ver mi opinión sobre esas cosas. Baste señalar una cuestión; aui¡iqll,e fundamental. He medido al hombre medio actual en cuanto a su capacida para continuar la civilización moderna y en cuanto a su adhesión a la cuttJ!'' ra. Cualquiera diría que esas dos cosas -la civilización y la cultura-· no son para mí cuestión. La verdad es que ellas son precisamente lo que pongo en cuestión casi desde mis primeros escritos. Pero yo no debía complicar los asuntos. Cualquiera que sea nuestra actitud ante la civilización y la cuE tura, está ahí, como. un factor de. prime) orden con ql\e hay que contar,!· anomalía representada por el hombre-masa. Por eso urgía aislar crudameu¡ te sus síntomas. · , No debe, pues, el lector francés esperar más de este volumen; que119 es, a la postre, sino un ensayo de serenidad en medio de la tormenta ..
PRIMERA PARTE
LA REBELIÓN DE LAS MASAS
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EL HECHO DE LAS AGLOMERACIONES' ay un hecho' que, para bien o para mal, es el más importante'en la vida ública europea de la'hora presente. Este hecho' es el advenimiento de las :asas al pleno poderío social; Como las masas; por definición, no deben ni .Jleden dirigir su propia existencia y menos regentada sodedad, quiere ~girse que Europa 'sufre ahora la más grave crisis que a pueblos, naciones, glturas, cabe padecer. Esta crisis ha sobrevenido más de una vez en la hisfJiia; Su fisononlíay sus consecuencias son conocidas. También se conoce ···nombre: Se llamafarebelióndelas masas. · · · Para la inteligencia del formidable hecho conviene que se eVite dar, desde luego, a las palabras «rebelión», «masas», «poderío social», etcétera, !i.n.•significado exclusiva o primariamente político. La vida pública no es ·qlo política, sino; a la par y aun antes, intelectual, moral, económica,reli:c]sa; comprende los usos todos colectivos e incluye el módode vestir y el ·p,do de gozar. J<,,Tal vez la manera mejor de acercarse a estefehómeno histórico consisJenTefeiirnos a·una experienda visual, subrayando una facción de nues.aépoca que es visible con los ojos de la cara. · Sencillísima de enunciar, aunque no de analizar, yo la denomino el he;lip de la aglomeraC:ión; del «lleno»: Las .ciudades están llenas de gente; Las i'
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'\1 1J En inillbro España invertebrada, publicado 'en 1922; en un artículo de El Sol; titulado ,",~as1t {1926) 1Y-en dos'.conferencias_~das,en la Aso_ci?ci_ón deAmigo!i del Arte, en Buenos Aires
... _~8), me _h~,oc:uiJ_ado del tema _ que el pre'senie ersayp desarrolla._Mi ¡)ropós_ito_ ahora es reco'f;y campletár 10 ya dicho pormf, de mllneia que resulte una doctrin~ orgáriica sobte el hecho ¡is importante de nuestro tiempo. · ·
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casas, llenas de inquilinos. Los hoteles, llenos de huéspedes. Los trenes, lle~ nos de viajeros. Los cafés, llenos de consumidores. Los paseos, llenos de trari~ seúntes. Las salas de lo¡; médicos famosos, llenas de enfermos. Los espectácu los, como no sean muy extemporáneos, llenos de espectadores. Las playas, llenas de bañistas. Lo que antes no solía ser problema, empieza a serlo casi, de continuo: encontrar sitio. Nada más. ¿Cabe hecho más simple, más notorio, más constante, en la vida actual? Vamos ahora a punzar el cuerpo trivial de esta observación, y nos sorprenderá ver cómo de él brota un surtidor inesperado, donde la blanc _.luz del día, de este día, del presente, se descompone en todo su rico croma tismo interior. ¿Qué es lo que vemos y al verlo nos sorprende tanto? Vemos la mu 7 chedumbre, como tal, posesionada de los locales y utensilios creados por la'. civilización. Apenas reflexionamos un poco; nos sorprendemos de nuestr~': sorpresa. Pues qué,-¿nóes elidéal?,Elte\ltro tiene sús localidades para que; se ocupen; por tanto, para que la sala es.té llena. Y lo mismo los asiento~ e_l~ ferrocarril y sus cuartos el hotel. Sí; no tiene duda. Pero el hecho es que anl tes ninguno de esos.establecimientos y vehículos solía estarUeno, y ahor~ rebosan, queda fuera gente afanosa de usufructuarlos. Aunque el hecho_s_ea , lógico, natural, no puede .desconocerse_ que-antes no acontecía y ahora sí¡' por tanto,quehachabido un cambüi,,una innovación, la.cualjustjfica,;pp'¡; lo:menos en.el primer momento, nuestrá sorpresa:· Sorprenderse, extrañarse, es, comenzar a entender, Es el deporte y, el lujo específico del intelectual. Por eso su gesto.gremial consiste en mirar el mundo con los ojos dilatados por la.extrañeza. Todo.en el mundo es ex-:_ traño y es maravilloso para unas pupilas bien abiertas. Esto, maravillarse, e5 la delicia vedada aLfutbolista y que; en cambio, lleva al intelectual por:_eL mundo en perpetua embriaguez de visionario. Su atributo son los ojos:en pasmo. Por eso. los antiguos dieron a Minerva la lechuza, el.pájaro conJ[J~ ojos siempre deslumbrados. -La aglomeración, e1 lleno, no era antes frecuente; ¿Porqué lo es ahora? - ,"rLos componentes. de esas' muchedumbres no _han surgido de la nada¡ Aproximadamente, el mismo número de personas exiStía:hace quince-años¡ Después de la guerra parecería naturaL que ese número fuese menor.Aquí topamos, _sin embargo, con la primeranota•importante: Los individuos qúe integran estas muchedumbres preexistían, pero no como muchedumbre, Repartidos por el mundo. en pequeños, grupos, o.solitarios,, llevaban una vida, porlovi~to;'divergente, disociada;.dirtante. Cada cual--individ1r\p o, p~queii~grupo¡'- ocupaba un sltip,, talyer>; el suyo, e_~ eltan;ipo, _ep,_:Ia;~!~ dea, en la villa, en el barrio de la gran ciudad. , ,. · :Lm
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•Ahora, de pronto, aparecen bajo la especie de aglomeración, y nuestros 'Jas·ven dondequ~era nrnche~_umbr~. ¿Dondequi~ra? No, no; précis~ment~ · r.os lugares me1ores, creac10n relativamente refinada de la cultura humanfeserVados ·antes a grupos menores, en definitiva, a minorías. · _ ,;, r La mucl:iedu;mbre, de pronto, se ha hecho visible, ~e ha instalado en los 'Ílgates p'referentes ·de la sociedad: Antes, si exiStía; pasaba inadvertida, trt¡:iaba el·fondo del escenario social¡ ahora se ha adelantado a las baterías, '--iélla el personaje principal. Ya no hay protagonistas: sólo hay coro. li _!El concepto de muchedumbre es cuantitativo y visual. Traduzcámoslo, alterarlo, a.la terminología sociológica: Entonces hallamos la idea' de asa sociaL'L.~ sociedad es siempre una unidad dinámica de dos factores: · orlas y r'na5as. Las minorías son individuos ó grupos de individuos es~ ·cfalmente cualificados: La masa es·el conjunto de personas no especial- 'ente cualificadas:N o _se entienda, pues, por masas sólo ni principalmente Iasíhasas obrefas». Masa es «el•hombre medio»~'De e5te modo se convierc ''i!,1o que era meramente 'cantidad--·-la muchedumbre-· en una determinae 'Ión cualitativa:. es la cualidad común, es lo mostrenco social, es el hombre ñ'cuánto no sé diferencia de otros hombre~, sino qüe repite en sí:un tipo enérico. ¿Qué hemos ganado con esta conversión de la cantidad a la cuaidad? Muy sencillo: por medió de éstaco'nip'rendemos la gértesi5 de aqué' ¡¡¡Es evidente, hasta perogrullesco', que la formación normal de una muedunibre implica la coincidencia de deseos, de ideas, de modo de ser en , '-s!ihdividuos qúe ·la integran. Se dirá que es lo que acontece con todo ' po social, por selecto que pretenda ser. En efecto; pero hayuna esencial iferencia. En los grüpos que se caracterizan por no ser muchedumbre y masa, la ointidencia efectiva dé sus miembros consiste en algún deseo, idea' o ideal, 'u¿-por sfsolo E!Xcluye el gran número. Para formar una minoría, sea la que ea! es preciso que antes cada tual se separe de la muchedumbre por razoc ·e¡¡ especiales, relativamente individuales_. Su coincidencia con los'otros 'ueforman la•minoría es, pues, secundaria, posterior a: haberse cada cual · gularizadd, yes, portanto, en buena párte una coincidencia en no coinc Íditi Hay casos en que este carácter singularizador del grüpo aparece a la '·temperie: losgrupos•ingleses que se llaman a símismos «no conformis-~ »;es decir, la agrupaci(jn delos que coricuerdan sólo en su disconformidad ~pectó a lamuchédúmbre ilimitada: Esteingrediente de juntarse los me-Os precisamente para separarse de los Íilas va si¿mpre involucrado en la früaciónde•tddamirtoríacHablando delreducido público que escuchaba 'un' músico refinado, dice graciosamente Mallarmé que aquel público suprayaba con la presencia de su escasez la ausencia multitudinaria. ·
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En rigor, la masa puede definirse, como hecho psicológico sin_ necesf dad de esperar a que aparezcan lo.s individuos en aglomeración. Delante una sola persona podemos saber si es masa o no, Masa es todo aquél que n se valora a .sí mismo-.en bien o en mal-.-porrazones especiales, sino.que s siente «como todo el mundm> y; sin embargo, no se angustia, se.siente asa bor al_sentirs.e idéntico a los demás. Jm'1gínese .un.ho_mbre. humilde. que a intentar valorarse por razones .especiales -al preguntarse. si tiene.talentg para esto o lo otro, si sobresale en algún orden,.,,- advierte que no posee nin'. guna calidad excelente. Este hombre se sentirá mediocrey.vulgar1 mal do tad0 ; pero rio se sentirá. «masa». , .Cuando se habla de «minorías selectas»;la habitual bellaquería suet tergiversar el sentido de esta expresión fingiendo ignorar que el hombres,, lecto no es el petulante que se cree superiora los demás, sino el que se exig~ más que los demás,. aunque no logre cumplir en su persona esa.s.exigenciª-~ superiores. y es indudable que la divisJón más radical qne cabe hacer en_ la humanidad es_ ésta, en.dos clases de criatm¡as: las, que se exigen muchtj y acumulan sobre sí mismas dificultades y deberes y las que no se exigeµ nada especial, sino que para ellas vivir es ser en cada instantelo que ya sofü sin esfuerzo.de perfección sobre sí.mismas, boyas. que van a la deriva. . , ,.,,¡ Esto. me re!=uerda que el budisrno ortodoxo se compone de dos re!igiQf nes distintas: una, más rigorosa y difícil; otra;,máslaxa y trivial: _el Mahayai:r~ -<\gran.vehículo» o «gran carril»+-- y el Hinayana -.-«pequeño vehículo~\ «camino meno_n>. Lo decisivo es si ponemos nuestra vida a uno u otro v:ehícnf lo, a un máximo de exigencias o a. un mínimo. ;¡ La división de la sociedad en masas y minorías excelentes no es, -por, tanto, una división en clases sociales, sino en clases d_e hombres, y no puede coincidir.con la jerarquizaciónen clasessuperiores e inferiorés. Claro estl\ que en las superiores;,cuando llegan a ser.lo y, mientras lo fueronde verc!aq¡ h_a.y_r_n_ás,v~rnsÍIJlÍlj._l:L]d _d_e.ballar. bPmbre,s _que_ adoptan .el_;< gran-vehículcí¡f¡-mientras las inferiores están normalmente constituidas por individi,ios sin calidad .. Pero, en rigor, dentro de cada clase social hay masa y minoríaal.jS téntica, ,Como-veremos,. es caractepstico del tiempo el,predmritnio; au11.~1r los grupos cuy,a tradición ern selectiva; de !_a IJlasa y el vulgo, Así, en la ;vida intelectual,.que por su misma.es.encía requiere y supqne la,cualifiq(!Íót1Í se advierte. e]progresivo trinnfp . de los seud0 intelectuales in cualificados¡' incalificables.y descalificados por su. propia contextura. Lo mismo ep.,Ios grupos supervivientes de la <
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Ahora bien: exis_ten en la sociedad operaciones, actividades, funciones el más divers'o orden, que son, por su misma naturaleza; especiales, y. concuentemente rio pueden ser bien ejecutadas sin dotes tambiéll especiales. Pc~n ejemplo:· ciertos placeres de carácter artístico y.lujoso; o_ bien las funciones de gobiemo y de juicio político sobre los asuntos públicos. Antes \anejercidas estas actividades. especiales por minorías calificadas -califi• das, por lo menos, en pretensión. _La _masa no pretendía irltervenir,en ]]as: se daba cuenta de que si quería intervenir. tendría congruentemente µe adquirir esas dotes especiales y dejar _de ser masa. Conocía su papel e11 na-saludable.dinámicasocial. ., Si ahora retrocedemo_s a los hechos enunciados al principio, nos apac e~erán inequívocamente.·, como -nuncios de .un cambio de ,a_ctitud, en la ·.'asa; Todos ellos indican que és_ta ha resuelto adelantarse.al primer plano o_cial y ocuparlos locales y usar los utensilios y gozar de los placeres :mtes ~dscritos a los pocos. Es evidente que, por ejemplo, los locales no estaban pr.émeditados para las muchedumbres, .puesto que su dimensión es muy-reg\icida y el gentío rebosa constantemente de ellos, demostrando a los. ojos y.-C:on lenguaje visible el hecho nuevo: la masa, que, sin dejar de serlo, snplanta a las minorías. . . . · ; .,, · ¡r. Nadie, creo yo, deplorará que las gentes gocen hoy en mayor medida -número que antes, ya que tienen para ello el apetito y los medios. Lo malo ·. que esta decisión tomada por las masas de asumir las actividades propias cJ.elas minorías, no se manifiesta, ni puede manifestarse, sólo en el orden de !Os placeres, sino que es una manera general del tiempo. A.sí-anticipando -fo que luego veremos-, creo que las innovaciones políticas de los más recientes años no significan otra cosa que el imperio político de las masas. La Vieja democracia vivía templada por una abundante dosis de liberalismo y de fotusiasmo por la ley. Al servir a estos principios, el individuo se obligaba sostener en sí mismo una disciplina difícil. Al amparo del principio liberal 1 'de la norma jurídica podían actuar y vivir las minorías. Democraciay ley, convivencia legal, eran sinónimos. Hoy asistimos al triunfo de una hiperde1Í1bcracia en que la masa actúa directamente sin ley, por medio de materiales presiones, imponiendo sus aspiraciones y sus gustos. Es falso interpretar las situaciones nuevas como si la masa se hubiese cansado de la política y en'argase a personas especiales su ejercicio. Todo lo contrario. Eso era lo que ántes acontecía, eso era la democracia liberal. La masa presumía que, al fin yal cabo, con todos sus defectos y lacras, las minorías de los políticos enf~ndían un poco más de los problemas públicos que ella. Ahora, en cambio, ___ee la masa que tiene derecho a imponer y dar vigor de ley a sus tópicos de 'afé.Yo'dudo que haya habido otras épocas de la historia en que la muche-
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dumbre llegase a gobernar tan directamente como eu nuestro tiempo. Pd eso hablo de hiperdemocracia. , ii Lo propio acaece en los dernás órdenes, rnuy especialmente en el int' lectuaLTal vez padezco un error; pero el escritor, al tomar ia pluma para' cribir sobre un tema que ha estudiado largamente, debe· pensar que el lect6 . medio, que nuhca se ha ocupado del asunto; stle lee; no es con• el fin1d'· aprender algo de él, sino, al revés, para sentenciar sobre él cuando no cdit( tide con las vulgaridades que este lector tiene en la cabeza. -Silos individu" que integran la masa se creyesen especialmente dotados, tendríamos in más que un caso de error personal, pero no una subversión sociológica(:![' cm:acteiistico del mommto es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, timeie deitüedii deaji11iim' e!derei:lw de la vulgaridad y lo ilnpo11edo11dequ'iei-a: Gci''. mo se dice en Norteamérica: ser diferente es indecente. La masa airolla'tb'do' lo diferente, egregio, individual, calificadb y selecto.• Quien no sea corno todo el mundo, quien no piense como t0do el mundo corre riesgo de ser eli~ minado. Y claro'está que ese «todo el mundo»' no es «todo el munddll[ «Todo el mundo» era, normahnente, la unidad compleja de masa yminoríá's discrepantes, especiales: Ahora todo elrn1mdo es·salo la rnása. ,. Éste es el hecho formidable de nuestro tiempo, descrito sin ocultar!¡¡ · · brutalidad de su apariencia.
II
LA SUBIDA DEL NIVEL HISTÓRICO •
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ste es el hecho formidable de nuestro tiempo, descrito sin ocultar la bru'talidad de su apariencia. Es, además, de una absoluta novedad erila historia dernuestra ciVilización. Jámás, en todo su'desarrollo;ha acontecido nada ~arejo. Si hemos de hallar algo semejante, tendríamos que brincar fuera· de nuestra•historiaysirµ1ergimos en un orbe, en un elemento Vital; completa~ ' ·ente distinto; del riuestrci; tendríamos que insinuarnos en ehriundo anti" guo y llegar a su hora de declinación. La historia del Imperio Romano es tárhbién la hi.Storia de la subversión, del imperio,de las masas, que absorben ·y anulan las minorías dirigentes yse colocan en su lugar. Entonces se produce también el fenómeno de la aglomeración, del lleno. Por eso, como ha iobservado muy bien Spengler, hubo que construir, al modo que ahora; ienormes edificios. La época delas rnasas es la época de lo colosal1• ,,Vivimos bajo el brutal imperio de las rnasasi Perfectamente; ya hemos llamado dos veces «Brutal» a este imperio, ya hemos pagado nuest±o tribue fü 1aldios de'loS'topicos; ahora; conel billete.en la mano, podemos alegre" mente mgre5ar en el tema, ver por dentro el espectáculo. ¿o se'creíá que iba 'a•cimtentarme con esa descripción, tal vez exacta, pero externa, que: es sólo el haz, la vertiente, bajo Jos' cuales se presenta el hecho tremendo cuando se le mira desde el pasado? Si yo dejase aquí este asunto y estrangulase sin más ¡p,i.presentir ens_ayo, quedaría el lectorpensa¡:ido,_muyju~tam~nte, que este
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_Lo trági ~~- ~~·~~~~1 prócCso és que 1 mientras se formab·~~: estas aglomeracioneS; comenzaba la despoblación de las campiñas, que había de traer la mengua absoluta en el número de ha]litantes del Imperio. · ·
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fabuloso advenimiento de las masas a la superficie de la historia no me ins~ piraba otra cosa que algunas palabras displicentes, desdeñosas, un poco cÍ · abominación y otro po.co de repugnancia; amí, de quien es notorio que su.:' ten to una interpretación de la historia radicalmente aris.tocrática1• Es radica~ porque yo no he dicho nunca que la sociedad humana deba ser aristocrática, sino mucho más que eso. He dicho, y sigo creyendo, cada día con más.enér~ gica convicción, que la sociedad humana es aristocrática siempre, quiera o no, por su esencia misma, hasta el punto de que es sociedad en la. medida en qu .. sea aristocrática, y deja de serlo en la medida en que se desaristocratice. Bie~ entendido que hablo de la sociedad y no del Estado. Nadie puede creer que; frente a estefabuloso encrespamiento de la masa, sea lo aristocrático cante~ tarse con hacer un breve mohín amanerado, como un caballerito de Versalles,; Versalles -se entiende ese Versalles de los mohin~ no es aristocracia, es todo lo contrario: es la muertey la putrefacción de una magnifica aristocrac cia. Por eso, de vérdaderameriteáristocrát;ico sólo quedaba en aquellos serei; la gracia digna con que sabían recibir en.su cuello la visita de la guillotine,;• la aceptaban como. el tumor acepta el bisturí. No; a quien sienta: la misi6ft; profunda: de las 'aristocracias,, el.espectáculo ele.la masa le incita y .enardece" cbmo al escultor la pre5encia deLmártnolvirgen; La aristocracia social no S:~. parece nada.a ese.grupo reducidísimo que pretende asumir para sí íritegro.ef · nombre de «sociedad>>; que se llama: a símismo da sociedad», y quevivesim, plemente de invitarse o de no invitarse..CZomo todo en el múndo·tiene su vir-; " tud y su misión; también: tiene las suyas dentr6. del vasto mundo ,e5te pi;± queño «mundo elegante», pero untrmisiórtmuy: subalterna e intomparabl~ con la.faena hercúlea de las auténticas aristocracias. Yo.no.tendría·incon, veniente en hablar sobre el sentido que posee' esa vida elegante, en.apariencia taILsin sentido; pero nuestro tema es ahora otro.demayoresproporcione5; Por supuesto ique esa misma «e sociedad distinguida» va tatnbiéñ. con.eL tiempo,. Me hizo meditar mucho cierta damita en flor, tocia juventud y acc_ tualidad; estrella· d\! primera!magnitud en el zodfaco de la elegancia madril leña, porque me dijo:.« Yo 'no puedo :Sufrir un.baile al que han sido invitadas m'enos·de ochociep.tas:personas». A través de esta frase vi que el estilo de las·. niasas.triunfa hoy sobre·toda el área de la vida y se impone aun.en aquellos últitnos rincones que.parecían reservados a'los happyfew. ; 1
véase &pa11ci in~Chebfiida; '192i~-téChá:ci~ si.i-Priihera pubHCaCión c-Oth'ó Se~f~ de áttéd~i'ó~
en el diario El Sol. [En el tomo I1l de estas Obras completas]. Aprovecho esta ocasión para hacer notara los extranjeros que generosamente esctiben·so-:_-,bre mis libros;·.yencuentran, a vecesí_dificultades.para.precisar_la fecha-primi!ra de su aparición,:·el hecho de que casi toda mi obra ha salido al níundo:úsando el antifaz de articulo!; period~ticbs; ~ mucha parte de ella ha tardado largos años en atreverse a ser libro (1946). iii-:fd
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·'. Rechazo, púes, igualmente, toda interpretación de nuestro tiempo ,[ue n'o descubra la significación positiva ocu~ta bajo el acfualin\.perio de laS'triaSas y las que lo·aceptan beatamente, sm estremecerse de espanto. ,q-0 do destino es dramático y trágico en su profunda dimensión. Quien no Jiayasenti,loen \a mano palpitar el peligro del tiempo, no ha llegado,ª la , 'ttaña del destinó; no ha: hecho más que acariciar su mórbida mejilla; En 'e],fü1estro,'dingrediente terrible lo pone la arrolladora yviolenta subleva~ 'ciónrrioral de las masas, imponente, indominable y equívoca como todo de~tinb: ¿Adónde nos lleva? ¿Es un mal absoluto' o mi bien posible? ¡Ahí €'.st.r' colosal; inStalada sobre nuestro tiempo cómo 'un gigante, cósmico ·' de interrogación; el cual tiene siempre una forma equivoca, con algo; , 'gua fo'éfetto, dé guillotina o de horca, 'pero también con algo que quisiera· ser )tlh'~rco 'triunfal! · · ' ,. c¡;.clELhecho que necesitamos someter a· anatomía ¡:>1lede fortnulatse bajo ·' tas dos rúbricas: primera, las masas ejercitan hoy un repertorio vital que foincide, en gran parte, con el•queante5 parecía reservado excl1lsiva\nente arras•rnmorias; segunda; al•propio tiempo; las masas se han hecho indóciles ··ente a lasminorías; no las· obedecen, no las·siguen, nolasrespetan, sino qiié; por el contrario, las dan de lado y las suplantan: . .. , . . . ti{ ; Análiceinos la primera rúbrica. Quiero decir con ella q1le las masas•goc . 'ande los placeres y µsan los utensilibs inventados por los grupos selectos }'•que' antes sólo éstos usufructuaban. Sienten. apetitos y n:ecesidade5 que ahte5se calificaban de refinamientos, 'porque eran pátrinlonio de pocos: Uri -éjélnplo trivial: 'en 1820 no habíá en París dieí: cuartos de baño encasas par~ ticulares; véanse la's Memorias de la comtesse de Boigne. Pero más aún: las masas conocen y emplean hoy, con relativa suficiencia, muchas de las técnicas· que antes manejaban sólo individuos especializados. Y no Sólo' las técnicas materiales, siho,.lo que es más importante, las t€énicas jurídicas y sociales: En el siglo XVlll, ciertas minorías descubrieron que todo individuo humano, por el mero hecho de nacer, y sin necesic ¡jad.de cualificación especial alguna, poseía ciertos derechos políticósfon" damentales, los 'llamados derechos del hotnbre y del ciudadano, y que, en rigor, estos derechos comunes a todos son los únicos existentes. Tod,o otro .derecho afecto a dotes especiales quedaba condenado como privilegio. Fue ¡!sto', primero, un puro teorema e idea de unos pocos; luego, esos pocos co!Ilenzaron a usar prácticamente·de esa idea, a imponerla y reclamarla:. las minorías mejores. Sin embargó, durante todo elsigloXIX; la· masa, que iba ehtusiasmáridose con la idea de e5os derechos como con un ·ideal, no los ~entía'en sí, nó los ejercitaba nihacía'valer, sino que de hecho, bajo las legislaciones democráticas, seguía viviendo, seguía sintiéndose a.sí misma
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como en el antiguo ré~en. Él «pueblo» --según entonces se le llamaba-, !¡ el «pueblo» sabía ya que era soberano; pero no lo creía. Hoy aquel idea1s.e '· ha convertido en una realidad, no ya en las legislaciones, que son esquem~ ~ externos de la vida pública, sino en. el cor¡¡zón de todo. individuo, cuales:- ·~· quiera que sean sus ic!eas, inclusive cuando sus ideas son reaccionarias; es 'k· dedr, inclusive cuando machaca y tJi(:uraJas instituci011es d011de C1quel1Qs dere= chas se sandanan. A mi juicio, quien no.entienda esta curiosa situaciónmo, él• ral de las masas, no puede explicarse nada de lo que hoy co¡nienza a aco!l:; tecer en.el mundo. La soberanía del.individuo no c11alificado, del indivi.d110 '.j' humano genérico y como tal,. ha pasado, de idea o ideal jurídico que era, a~~rsl un.estado psicológico constitutivo del hombre.medio. Y nótese bien:.cuan~q · algo que fue idealse.haceingrediente de la realidad; inexorablemente dejª de ser ideal. El prestigio y la magia autorizante, que son atributos.del ic!eal¡ que son.su efecto.sobre el hombre, se volatilizan. Los.derechos niveladores d~ la generosa.inspiración.de.mocrática.~ han convertido, de aspiraciones ,. ,;, e ideales, en apetitos y supuestos inconscientes. . ,; i Ahora bien: el sentido de aquellos derechos. no era otro que sacar.las ;; almas humanas de suinte~a servidumbreypr0 clamar dentro de ellas cierta conciencia de señorío y diguidad. ¿!'fo era. esto lo que se quería? ¿Qu.e el hombre.medio se sintiese amo, dueño, señor de sí mismo y de su vida? Ya está logrado. ¿Por qué se quejan los libentles; los demócratas, los progresi!;, ta~ de.hace treinta años?. O ¿es que, como los niños, quieren una cosa, per9 no sus consecuencias? Se quiere que el hombre medio sea señor, Entonces nq extrañe que actúe por sí y ante sí, que reclame todos los. placeres, que hJ?.c ponga decidido su voluntad, que se niegue a toda servidumbre, que no: siga dócil a nadie, que cuide.su persona ysus ocios, que perfile su indumentaria; son algunos de los atributos perennes que acompañan a la conciencia de señorío; Hoy los hallamos residiendo en el hombre medio; en la masa. ·JeIJ,emqs, pues, q11eJª vi.c!a c:l,eUrnmbre.ro.e.dio.está ah.ora .consJtitt:!ic!;L por elrepertorio ,vital que antes caracterizaba sólo a las minorías culminan, tes; .Ahora.bien: el hombre medio representa el área sobre que se.muev'ela historia de cada época¡ es en la historia lo que el nivel del mar en la geográ" fía. Si, pues, el nivel medio se halla hoy· donde antes sólo tocaban las aristo7 cracias, quiere decirse lisa y llanamente que el nivel de la historia ha sUbidb de pronto -tras ddargas y subterráneas preparaciones, pero en;sumani:- .. fe5tadón, de pronto-., de un salto, en una generación. La vida humana; e¡:1~. totalidad; ha astendido:. El 'soldado del.día, diríamos, tiene mucho de capit :~ tán; elejército humano se compone ya de capitanes. Basta verla energía.;hr,~ re5olúción, la soltura con que cualquier individuo serriueve hoypdrJ\exLS7 tencia; agarra el placer que pasa, impone su decisión. • • ·• • ¡{'¿
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Todo el bien, todo el mal del presente y del inmediato porvenir tienen en este ascenso general del nivel histórico su causa y su raíz. ; ' ...... Pero ahora hos ocurre;una advertencia impremeditada, Eso,, que.el ni·· .~~{medio. de: la vida sea el de las antiguas minorías, es un hecho nuevo .en Europa; pe.ro era dhecho nativo,constitucional, de América. Piense el lector, para ver clara mi intención, en la conciencia de igualdad jurídica. Ese e5tado psicológico .de sentirse amo y señor. de.sí e igual a cualquier otro in' diyiduo, que en Europa sólo los grupos sobresalientes lograban adquirir, es lo ;: que desde el siglo XVIII;;prácticamente desde siempre, acontecía enAméri• ca: ¡Y n11eva coincidencia, aún más curiosa! Al aparecer en Europa ese estado psicológico del hombre medio, alsupir el nivel de su existencia integral, el 'tono.y maneras de la,vida europe~ en. todos los órdenes adquiere de pronto una fisonomía que hizo decir.a muchos: «Europa se.está americanizando». ';]'.:os qni; .esto decían.nq daban al fenómeno importancia mayor; creían que · se trataba de un ligero cambio en:las costi,m1bres,..de una moda, y; desoc 'rjentados por el.parecido externo, lo atribuían a no se sabe qué.influjo de , ¡\mérica sobre Europa. Con ello, a mijuicio, se ha trivializado. la cuestión, qneesmpchomássutilysorprendenteyprofunda.. ; · . ·• . u .i.. • . • . La gala;ntería intenta ahora soborn~rme para que yo diga a los hombres . c!e·Ultramar que, en efecto, Europa si; ha,americanizadoy que .esto .es debi, do a. un influjo deAmérica sobre Europa. Pero.no; la verdad egtra.ahora.en cfolisión con; la galantería, y debe triunfar. Europa no se ha americanizado. No ha recibido aun influjo grande de América. Lo uno y lo otro, si acaso, se .·inician ahora mismo; pero no se produjeron en el próximo 'pasado, de que · el presente es brote, Hay aquí un cúmulo desesperante de ideas falsas que nos estorban la visión a unos y a otros, a americanos y a europeos. El triun.fo de las masas y la consiguiente magnífica ascensión de nivel vital han atontecido en Europa por razones internas, después de dos siglos de edu., tación progresista de las muchedumbres y de un paralelo enriquecimiento ~tonómico de la sociedad. Pero ello es que el resultado coincide con el rasgo más decisivo de la existencia americana; y por eso, porque coincide la sifuaciónmoral del hombre medio europeo con la del americano, ha acaecido que por vez primera el europeo entiende la vida americana, que antes le era un enigma y un misterio. No se trata, pues, de un influjo, que sería un ·p·oco extraño, que sería un reflujo, sino de lo que menos se sospecha aún; trata de una nivelación. Desde siempre se entreveía oscuramente por los ·europeos que el nivel medio de la vida era más alto en América que en el viejo continente. La intuición, poco analítica, pero evidente de este hecho, dio origen a la idea, siempre aceptada, nunca puesta en duda, de que Amé, nea era el porvenir. Se comprenderá que idea tan amplia y tan arraigada no
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podía venir delviento, como dicen que las orquídeas se crían en el aire, s· raíces. El fundamento era aquella entrevisión de un nivel más· elevado en vida media de Ultramar, que contrastaba ton el nivel inferior de las mfuo rías mejores de América comparadas con las europeas. Pero la historll\ como la agricultüra; se nutre de los vallesy ria de las cimas, de la altitüd rn·dia social y no de las eminencias. Vivimos en sazón de nivelaciones; se nivelan las forrunas, se nivela>lá culrura entre las distintas clases sociales; se nivelan los sexos. Pues bie' también se nivelan los contineritesl Y como el europeo se hallaba vitalmeri más bajo, eri: esta nivelación no ha hecho siho ganar. Por tanto, mirada este haz, la subversión de las masás significa un fabutoso aumento 1devitaÍl dad Yde posibilidades; todo fo coritrario, ptie5,'de fo c:[Ue oímos tari a menu~ do sobre la decadencia de Europa. Frase confusa y tosca, donde no se'sáHé. bien de qué se habla, si de los Estados europeos, de la cultüra europea•o'de lo que está bajo todo esto e importa infinitamente rnás que todo esto, a'sa"ber: de la vitalidad europea.- De lc:\s Estadosy de la culrura europea•dirémos algún vocablo más adelante--·-y acaso la frase susodicha valga para ello~¡ pero en cuanto a la vitalidad; convienedesdeluego hacer constar c:¡ue se tr~! ta de un craso érrot. Dicha en otro giro, tal vez mi afirrriaciónpárezca co'nvincente o menos inverosímil; digo, pues, qUe hoy un italiano medid\ un español medid;un alemán medio; se diferencian menos en tono vital de un-yanqui b de un argentino que hace treinta-años. y éste es un dato que:it deben olvidar los americanos. ·1 -
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III LAALTURADELOS TIEMPOS
1imperio de las masas presenta, pues, una vertiente favorable en cuanto 'gnifica una subida de todo el nivel histórico; y.revela que la vida media se Ueve hoy en alrura superior ala que ayer pisaba: Lo cual nos hace caer en la C:Uenta de que la vida puede tener altirudes' diferentes, y que es una &ase llena de _entido la que sin se~tido suele repetirse cuando sehabla de la alrura delos ·émpbs: Cmiviene que nos detengamos el1 este punto; porque él nos proporciona manera de fijar uno. de los caracteres más sorpreridentes de nuestra época. Se dice, por ejemplo, que esta o la· otra cósano 'es propia de la altüra de los tiempos. En efecto;· no el tiempo abstracto de la cronología, que es todo él llano; sino el tiempo vital, lo que cada generación llama «nuestro tiempo», tiene Siempre cierta altirud, se eleva hoy sobre ayer, o se mantiene a la par, o cae por debajo. La imagen de caer, envainada en el vocablo decadencia, procede de ta intüición. Asimismo cada cuál siente, con mayor o menor claridad, la re... dón en que su vida propia se encuentra corila alrura del tiempo donde-transcurre. Hay quien se siente en los modos de la existencia acttial como un náuJi-ago que no logra salir a flote. La velocidad del tempo con que hoy marchan las cósas, el únpetü y energía con que hace todo, angustian al hombre de temle arcaico; y esta angustia mide el de5nivel entre la alrura-de'su pulso yla alra de la épbca. Por otra parte, el que vive con plenlrud ya gusto las formas del1¡:íresente, tiene conciencia de la relación entre la altüra de nuestro tiempo ,fu alrurá de las• diversa5 edades pretéritas. ¿Cuál es esa relación? · ;¡i,H ·-Buera erróneo suponer qué siempre el hombre de una época•siente las .asadas, simplefuentéporq1lepasadas; como másbajas'de hivelque la suyac astária recordar que, al parescerde] orge Manriq1le; - -
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Cualquiera tiempo pasado fue mejor.
Pero esto tampoco es verdad. Ni todas las edade5 se han sentido infeJ~ riores a alguna del pasado, ni todas se han creído superiores a cuantas fueron'~ y recuerdan. Cada edad histórica manifiesta una sensación diferente ante ese:t1 extraño fenómeno de la altitud vital, y me sorprende que no hayan reparado,~ nunca pensadores e historiógrafos en hecho tan evidente y sustancioso. .O"!' La impresión queJorge Manrique declara, ha sido ciertamente la más geif neral, por lo menos si se toma grosso modo. A la mayor parte de las épocas n~S~ les pareció su tiempo más elevado que otr~ edades antiguas. Al contrario,!\).~ más sólito ha·sido que los hombres supongan en un vago pretérito tiempos,~ mejores, de existencia más plenaria: la'«edad de oro», decimos los educadosi~ por Greciay _Roma; la Alcheiinga, dicen los salvajes australianos. Esto revewt que esos hombres seritíari'elpulso de su p¡opia vida más o menos falto de ple:E¡ nitud, decaído, incapaz de henchir por. completo el cauce de las venas. Po~,!~ esta razón respetaban el pasado, los tiempos «clásicos», cuya existencia seie\; ~ presentaba como algo más ancho, más'rico, más perfecto y difícil quelaviª¡¡;t: de su tiempo, Al mirar atrás e imaginar esos siglos más valiosos, les parecía !l
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Aetas parentum peio.r avis tulit
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· : Dos siglos más tarde no hábía en todo eLimperio bastantesitálicos~e"~ diariamente valerosos é:on quienes cubrirlas plazas de centuriones, y hubo;,¡, que alquilar para este oficio a.dálmatas,·y luego a bárbaros delDanubioy.elJ'' Rin; Mientras tanto; las mujeres se hicieron estériles e Italia se despoblóbb'f Veamos ahora.otra clase de épocas que gozan deuna:impresiónvitiilfaJ..E parecedafüás_.opuesta a ésa: Se trata de un fei;iómeno:muy;curioso; que nos.·;~ importa mucho definir; Cuando hace•rio .más de:trdnta añcisJos políticos, ~ peroraban ante las multitudes, solían 'rechazar es\a o la.otra medida de goO'ii; t,;_
bierno, tal o cual desmán, diciendo que era impropio de la plenitud de los tiempos: Es ·curioso recordar que la misma frase aparece empleada por Trajano en su famosa carta a Plinio, al recomendarle que no se persiguiese ·~ifos cristianos en virtud de denuncias anónimas: Nec 11ost1i saeculi est. Ha habido, pues, varias épocas en la historiá que se han sentido a sí mismas ¿~mo arribadas áuna altura plena, definitiva; tiempos ,en que se.cree haber llegado.al término de un viaje, en que se cumple U!l afán antiguoyplenifica •una esperanza. Es la «plenitud delos tiempos», la completa madurez de la yida histórica, Hace treinta años, en efecto, creía el europeo que la vida hu:;;.;~na había ·llegado a ser lo que debía ser, lo que desde muchas generacio~.es se venía anhelando. que fuese, lo que tendría ya que ser siempre; Los tiempos de plenitud se sienten. siempre como resultado de. otras muchas edades preparatórias, de otros tiempos sin plenitud, inferiores al propio, so~r¡:los cuales va montada .esta hora bien granada. Vistos desde si,i altura, aquellos períodos preparatorios aparecen como si en ellos se hubiese'vivido ge.puro afán e ilusión no lograda; tiempos de•sólo deseo ibsatisfecho, de ardientes precursores, de «todavía no», de contraste penoso entre una aspirnción clara y la realidad que no le corresponde. Así ve a la Eda.d Media el ~iglo XIX. Por fin llega un día en que:ese viejo deseo,avéces mtleriario, Pª" rece cumplirse: la realidad lo re¡:ogeyobedece. ¡Hemos llegado a la altura .~ntrevista, a la. meta anticipada, a la cima del tiempo! Al« todavía no'» ha 5ucedido el «por fim>. í. Ésta era la sebsación que de su propia vidatenían:nuestros padresy toe ·da su centuria. No se olvide esto: nuestro tiempo es un tiempo que viene después de un tiempo de plenitud. De aquí que, irremediablemente; el que ~iga adscrito a la otra orilla, a ese próximo plenario pasado, y lo mire todo ,bajo su óptica, sufrirá el.espejismo de sentirla edad presente como un caer :desde la plenitud, como·una decadencia. . Pero un viejo aficionado ala historia, empedernido tomador de pulso de ¡i~mpos,no puede dejarse aluciriarpor esa óptica de las supuestas plenitudes; : Según he dicho, lo .esencial para que exista «plenitud delos tiempos» ~·que un deseo antiguo, el cual venía arrastrándose anheloso y querulante ªurante siglos, por fin un día queda satisfecho. Y, en efecto, esos tiempos ,plenos son tiempos satisfechos de sí mismos;¡¡ veces, como en el siglo XIX, ~rchisatisfechos 1 • Pero ahora.caemos en la cuenta de que esos siglos tan [U;'.
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1 En los cuños de las monedas de Adriano se leen cosas como éstas: Italia;Felix, Saeculu1n g_~reunt; Tellt.is stabilitci, -Temporu1n felii::itas. ,Ap;:trte. el gi"an ;repertorio- numÍ.sm.ático de Cohen, _Véanse algunas· monedas reproducidas en Rostovtzeff: Thc social and economfc 1tistory _oJ.the ~aman Empire, 1926, lámina LII y página 588, nota 6.
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satisfechos, tan logrados·, están muertos por dentro. La autentica plenitud vil ;; tal no consiste en la satisfacción, en el logro; en la anibada. Ya decía Cervantés ¡~ que «el camino es siempre mejor que la posada». Un tiempo que ha satisfeC'§i cho :su deseo, su ideal, es que ya no desea .nada más; que se le ha secado la fu: fontana del desear. Es decir, que la·famosa.plenitud es en realidad una con~,;.¡. clusión. Hay siglos que por no saber renovar sus deseos mueren de satisfac":~; cióri,·como muere ehángano:afortunado después del vuelo nupcial1. . ' De: aquí el datorsorprendente de que esas. etapas de llamada plenitud jf hayan sentido siempre en el poso de sí mismas una peculiarísimatristeZa; e ;¡ ·.El deseo tan lentanientegestado, y que en el siglo XIX parece al cabo·•} realizarse,ce5 lo que; resumiendo, se denominó así mismo «cultura moderna.~:·}~ Ya· el nombre es inquietante: ¡que un tiempo sdlame a sí mismo «moder"'~; no», es·decir, último; definitivo,.frente,al ciual todos los demás son puros''. pretéritos, modestas preparacio_nes y aspiraéiones hacia él! ¡Saetas sin briéh,~ quefallanalblanco!' · ':!' .· . :. . •· · . · ¿No se palpa ya aqriíladiferencia esencial entre nuestro tiempo y ése· { que acaba de preterir, de trasponer? Nuestro tiempo, en efecto, no se siente. ,S ya definitivo; al 'contrario, .én;suraíz:misma encuentra oscuramente lairic:;5; tuición de C[ue no hay tiempos.definitivos, seguros; para siempre cristaliza~ ·' dos, sino que, alrevés, e5a pretensión de.que uritipo de vida.-·.-·elllamado j «cultura modemirn..:.C. fuese definitivo, nos parece una obcecación y estre": '\; chez inverosímiles del campo visual. Y al sentir así, percibimos una deliciosa impresión de habemos evadido de,un recinto angosto y hermético, de ha~ ber ·escapado y salir de nuevo bajo las estrellas al íntindo aritéritico, profuric do, terrible; imprevisible e inagotable, donde todo, todo es posible: lo mejor. y lo peor. La fe en la cultura mciderria era t:riSte: era saberque:mañana iba a sereri P todo lo esencialigual a hoy; que el progreso consistía sólo en avanzar pcirtci~ , dos los sienipres sobre un camino idéntico ál•que ya estaba bajo nuestros pies."'! Uri camino así es más bien' una: prisión que;.elástica; se alarga sin libertamos! :~. :Cuando en los coinienzos dellmperió algún firio proVinciial llegaba a '?, Roma-Lucanoj por ejemplo; o Séneca-yveíálas majestuosas const\11~ ;'. - ,,, ·.' -' -~ t" ' ' ; ¡··;;:;;b".:::0
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No 'dejen de leefSélas'maraViUOs'as páginas de Hegel Sobre los tiempos_sat~íec~O~ ~ri su.; f'ilosoffd dé la historia, tradu'cción dejosé.Gaos. Revista de Occidente, tomo I1 págs. 41 ys1gu1entes-.L~t 1 El.se_ntido originario de <1modemo» 1 <1madem_ida~1>, can que la~ Ultimas tiempos s_~ ]:tan>jl" bá.utizado a Sí mismos, declara muy agudamente. esa sensación de <1altura de los_ tiempo_:;>~-q~;1-;;~:: ahora analizo. Moderno es lo que está según el n1odo; se entiende el modo nuevo, modificaciónº>:~~. mOda ·qu·e eri-tal ·pi:~'ente ha· surgido frent_e a los ~odbs yiejos, tradici~nales 1 ·que se_ usaron en ~1:,::~, E-asado. Ua pali1bra_~ctitodef°:o1~:expr~a 1 -pues,-la ·c.~ncien.':.i~ de-una nueva,vida,~uperi~r a la ,ª!\7~:~~~ ti gua, y·~ 'la ·-Vei 'el "imperativo'. de_ estar a:la: altura de:los tiempos. Para· el- ~ ¡ ttc;i se~l,~ '-:~~ equivale a caer bajo el nivel histórico. · · ·· '. "' 0 ~--
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biones imperiales; símbolo de un poder definitivo, sentía contraerse su ca.razón. Ya nada nuevo podía pasaren el mundo. Roma era eterna. Y si hay una melancolía de las ruinas, que se levanta de ellas como el vaho de las 5 aguas muertas, el provincial sensible percibía una melancolía no menos . · · premiosa, aunque de signo inverso: la melancolía de los edificios eternos. .Frente a ese estado emotivo, ¿no es evidente que la sensación de nuestra · época se parece más a la alegría y alboroto de chicos que se hari escapado de ]a•escuela? Ahora ya· no sabemos lo que va a pasar mañana en el mundo, y eso s'ecrétamente nos regácija; porque eso, ser imprevisible, ser un horizonte ~lentpr~ abierto a toda posibilidad, es la vida auténtica, laverdaderaplenirod de la vídá.' . •¡ . • Contrasta este diagnóstico, al cual falta; es cierto; SUfotra mitad; con. la . quejumbre de decadencias que lloriquea en las páginas de tantos contem'.· poráneos; Se tratá de un error óptico ·que proviene de múltiples causas: •Otrd díaveremos algurias; pero hoy qúiero anticipar la más obvia: proviene de que,. fieles a•úna ideología, en mi opinión periclitada; miran de1a historia sólo la política o la cultura, yno advierten que todo eso es sólola•superficie dela historia; qúe la t~alidad histórica·es; antes que eso y más hondo. que eso; tin puro afán de vivir, una potencia parecida a las cósmicas; no la misma; . por tanto, no natural, pero sí hermana de la que inquieta al mar, fecundiza ala fiera, pone flor en el árbol, hace temblar a la estrella. · Frente a los diagnósticos de decadencia yo recomiendo• el siguiente c::raionainiénto: !· ' La decadencia es, claro está, un concepto comparativo. Se decae de un estado superior hacia un estado inferior. Ahora bien: esa comparación puede hacerse desde los puntos de vista más diferentes y varios que quepa imagi·nar; Para un fabricante de boquillas de ámbar, el mundo está en decadencia . porque ya no se fuma apenas con boquillas de ámbar. Otros puntos de vise · ta·serán más respetal:iles que éste, pero; en rigor, no dejan de ser parciales; arbitrarios y externos a la vida misma cuyos quilates se trata precisamente de.evaluar. No hay más que un punto devistajustificado y natural: instalar• se·en esa vida, coritemplarfa desde dentro y versiI ella se siente a sí misma . i:lecaída, es decir, menguada; debilitada e insípida. · . Pero auri mirada por dentro de si'misma~ ¿cómo se conoce que una vida .se siente o no decaer?:Para míno·cabe dudarespecto al síntoma decisivo: una ·vida que no prefiere otra ninguna de antes; de ningún antes, por tanto, que se prefiere a sí misma, no puede en ningún sentido serio llamarse decadente. A esto veí:úa toda mi excursión sobre el problema de la altitud delos tiempos. Pues acaece que precisamente elnuestrffgoza en este punto de una sénsa·. ción extrañísima; que yo sepa, única hasta ahora en la historia conocida.
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· En los salones del último siglo llegaba indefectiblemente una hora que las damas y sus poetas amaestrados.se hacían unos a otros esta pregun~·;¡ ta: ¿En.qué época.quisiera usted haber vivido?Y he. aquí que cada uno-s} ·'.-~ echándose a cuestas la figura de su propia vida, se dedicaba á vagar imagin¡:¡~)' riamente podas vías históricas en busca de un tiempo donde encajar a gustq -~ el perfil de su existencia. Y es que, aun sintiéndose, o por sentirse en plenitud;Ci ese siglo XIX quedaba, en efecto, ligado al pasado, sobre cuyos hombros ;fr creía estar; se veía, en efecto, como la culminación del.pasado, De aquiqtl~J~ aún creyese en épocas relativamente clásicas.-.el siglo de Pericles, el Ren¡¡7 .¡: cimiento-, donde se habían preparado los valores vigentes. Esto bastarü(~ para hacernos sospechar de los tiempos de plenitud; llevan.la car.a vuelta ~ hacia atrá.S, mirari el pa.sado qué eti ellos se cumple. · Pues bien: ¿qué diría sinceramente cualquier hombre represent¡¡tivp ·-~ del presente a quien s.e.hiciese.una pregunta parecida? Yo creo que no es;:. dudoso: cualquier pasado, sin excluir ni:nguno, le daría la impresión de utl .~'. recinto angosto donde no podría respirar. Es decir; que el hombre. del pre; ·(1 sen te siente que su vida es más vida que. todas las antiguas, o, dicho vicev.er.7 X sa, que el pasado.íntegro se le ha quedado chico .á la.humanidad actual. Esta intuición de nuestra vida de hoy anula.con su claridad elemental todalum.17 bración sobre decadencia que no sea muy cautelosa. · Nuestra vida se siente, por lo pronto, de.mayor tamaño que todas las 11 vidas;¿Cómo podrá sentirse.decadente? Todo lo contrario:.lo que ha acaei i~ ciclo es que, de puro sentirse más vida, ha perdido todo respeto, toda atención '9. hacia el pasado .. De aquí. que por vez primera nos encontremos con unii 7~ época que hace tabla rasa de todo clasicismo, que no reconoce en nada pre- · térito posible modelo o norma, y sobrevenida al cabo de tantos siglos sih discontinuidad de evolución, parece; no obstante, un comienzo; una albol rada, una iniciación, una niñez. Miramos atrás y el famoso Renacimiento no~ parece un tiempo angostisimo, provincial, de vanos gestos ~¿por qué•nó ..5_''. decirlo.?~; cursi. ' Yo resumía; tiempo hac:~, tal situación en la forma siguiente: .«Esta gfü~ ve disociación de pretérito.y presente es. elhecho general de nuestra época y en ella va incluida la sospecha, más. o. menos confusa,.que engendra·él ',~ azoramiento peculiar. de la vida en estos años, Sentimos que de pronto nos !'l' hemos quedado solos sobre la tierra los hombres actuale5; quelosmuertos J'.'.{) .• se murieron de broma, sino completamente; que ya no pueden ayudarn
Pedro Schlemihl, ha perdido su sombra. Es lo que acontece siempre que llega el mediodía» 1• ¿Cuál es; en resumen, la altura de nuestro tiempo? No es plenitud de los tiempos, y; sin embargo, se siente sobre todos los 'tiempos si.dos y por encima de todas las conocidas plenitudes. No es fácil de '.formular la impresión que de sí misma tiene nuestra época: cree ser más • 1c¡ue las demás, ya la par se siente como un comienzo, sin estar segura de no ser una agonía. ¿Qué expresión elegiríamos? Tal vez ésta: más que los demás ·tiempos e inferior a sí misma. Fortísima y a la vez insegura de su destino. Orgullosa de sus fuerzas y a la vez temiéndolas.
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La deslnrn1anizadón del arte~ [.En el,tomo 111 de estas Obras completas, pág._ 916].:" .
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IV EL CRECIMIENTQ,DE LA VIDA
E1 imperio de las masas y el ascenso de nivel, la altitud del tiempo que él anuncia, no son a su vez más que sfntomas de un hecho más completo y general. Este hecho es casi grotesco e increíble en su misma y simple evi- '··. dencia. Es, sencillamente, que el mundo, de pronto, ha crecido, y con él y en · él, la vida. Por lo pronto, ésta se ha mundializado efectivamente; quiero dec cir que el contenido de la vida en el hombre de tipo medio es hoy todo el planeta; que cada individuo vive habitualmente todo el mundo. Hace pocÓ'. más de un año, los sevillanos seguían hora por hora, en sus periódicos poc . pulares, lo que estaba pasando a unos hombres junto al Polo; es decir, que sobre el fondo ardiente de la campiña bética pasaban témpanos a la deriva. Cada trozo de tierra no está ya recluido en su lugar geométrico, sino que para muchos efectos vitales actúa en los demás sitios del planeta. Según el; principio. físico.de.que.las cosas.están alli.donde actúan,.reconoceremos · hoy a cualquier punto del globo la más efectiva ubicuidad. Esta proximidad i de lo lejano; esta presencia de lo ausente, ha aumentado en proporciónfa0 bulosa el horizonte de cada vida. Y el mundo ha crecido también temporalmente. La prehistoria yla,art queología han descubierto ámbitos históricos de longitud quimérica. Civili, zaciones enteras e imperios de. que hace poco ni el nombre se sospechaba, haIJ.. sido anexionados a nuestra memoria como nuevos continentes. El periódico. ilustrado y la pantalla han traído todos estos remotísimos pedazos de mun7 do a la visión inmediata del vulgo. Pero este aumento espacio-temporal del mundo no significaría Rorsí nada. El espacio y el tiempo físicos sonfo absolutamente estúpido del uni7
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verso. Por eso es más justificado de lo que suele creerse el culto a la pura vei~cidad que.transitoriamente ejercitan nuestros contemporáneos. La velo•: c!fdad hecha de espacio y tiempo no es menos estúpidf! que sus ingredien' tes; pero sirve para anular aquéllos. Una estupidez no se.puede dominar si . nÓes con otra. Era para el hombre cuestión de honor triunfar del espacio y el dempo cÓsmicos1, que carecen por completo de sentido, y no. hay ,raz.ón Rl)l"ª extrañarse de que nos produzca un pueril placer hacer funcionar la va~ cíayelocidad con la cual matamos espacio y yugulamos tiempo. Al anularlos, Jo? vivificamos, hacemos posible su'aprovechamiento vital, podemos estar in:irnís sitios que antes; gozar de más idas y más venidas, consumir en men~s tiempo vitalmás tiempo cósmico. . •' ' ;··' ' ' •.• · · ·Pero, en definitiva, elcrecimiento, sustantivo. del munc\o no consiste ~iis1.ls.mayores dimensiones, sino en que incluya más cosasi Cada cosa ,.,,tómese la.palabra en su más amplio sentido-. es algo que se.puede de; ~ear, intentar, hacer, deshacer, encontrar, gozar o repeler; nombres' todos qúe.significan actividades vitales, ,' · · •k• :e ,Tómese una cualquiera de nuestras actividades; por ejemplo, comprar. 'I¡nagínerise dos hombres, uno del presente y otro del siglo X:VHI, que posean fortuna igual, proporcionalmente al valor del dinero en ambas épocas,ycompárese el repertorio de cosas en venta.que se.ofrece a•Únb y a otr9. La dife, ilincia es casifabulosa. .La cantidad de posibilidadesrquese abren.ante el , cÓmprador actual ll~ga a ser práctica111ente ilimitada, No es fácil imaginar :qqn el deseo un cibjeto que no exista en el mercado, y viceversa: no 'es posi, ble .que un hómbre imagine y desee .cuanto se halla a ]arventa. Se me dirá que, con fortuna proporcionalmente igual, el hombre de hoy no podrá cómpprmás cosas que el del siglo XVIII. El hecho es falso. Hoy se pueden 'cbmprar muchas más, porque la industria ha abaratado casi todos. los artículos. Pero a la postre no me importaría que el hecho fuese•cierto; antes ,ien, subrayaría más lo.que intento decir; ,, La actividad de comprar concluye endecidirsypor.un objeto; pero.por _lg,mismo e5 antes una elección~ y la elección comienza por darse cuenta de '1!1,5 posibilidades que ofrece el mercado. De donde resulta que la vida;•f!ri. su ípodo «comprar», consi.Ste primeramente en vivir las posibilidades de compra como tales .. Cuando se habla de nuestra vida suele. olvidarse esto; que me parece esencialísimo: nuestra vida es en todo instante y antes que nada cqj'\Siench1 de lg que nos es posible. Si en cada mome,nto I)O a+viéramos de2'.~·.:~.-~·.},_Precisamente porque. el tiempo vital del horribre es}imitado,:-prec_isamente porque _es :il1o_rtal 1 neces_ita triunfar de Ja distancia y de la tardanza; Para un Dios cuya-existenci_a ,es inmort,aJ_, careccría de se:ntido e:l automóvil.. · · ·.,,,·:¡ ··/''. ·' ·. i •
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lante más que una sola posibilidad, carecería de sentido llamarla así. Sería~' más bien pura necesidad.-Pero ahí está; este extrañísimo hecho de r:ues.trá:~ vidii posee la condició.n radical de que siempre encuentra ante síVarias·safi::c·~ das, qliepor'servarias adquiererrel carácter de posibilidades entre las quéc;! hemos de decidir1• Tarrto vale decir que vivimos como decir que rros enconx ,í, tramos en un. ambiente de posibilidades determinadas. A este ámbito suel · :, llamarse·«las circunstancias»: Toda vida es hallarse dentro de la «circunstan:¡;~ cia» cí mundo'. Porque éste es el sentido originario dela idea' <' MulJ.o ¡;, do es el repertorio de nuestras posibilidadesvitales. No es; pues, algo aparté,.;¡ y ajeno a rrliestra vida, sino que es su auténtica perife;ia. Representa lo que,¡ podemos ser; por tanto, nuestra potencialidadvitaL Esta· tiene que concre"}f tátseparatealizatse; o",'ditho•de otra•tnanera;-llegamos•a•ser sólo una'parte;~ mínima de lo que podemos ser. De aqufque nos parezca el mundo una cosa•(¡_ tan enorme, y nosotros, dentro de•él, unacosá tan menuda. El mundo o-nu·es~~! tra vida posible es siempre más que nu~tro destino o vida efectiva. '' •-·• ic Pero ahora me importa sólo hacer notar cómo ha crecido la vida deL,, hombre enla•dimensión de potencialidad. Cuenta ton un ámbito deposi" ¡7 bilidades fabúfosamentemayor quenuncac En el·orden intelectualencuenL,if¡ tra más caminos•de posible ideación, más problemas, más datos, más cienl ~. ciás, más puntos de vista. Mientras los oficios o carreras en la vida primitivq ~: se numerari·casi·cqn-los dedos de una '!nano-pastor/ cazador, guerrero¡,'. mag~, el programa de•rrieriesteres:posibles hoy es SUperlativamente•granL'i· de; En lqs•placeres, acontece cosá parecida, si bien -y el fenómeno tiene ;\, i:niís gravedad de lofque se supone-···- no es !su elenco fan eXilberante conióen los demás haces de la vida. Sin embargo, para el hombre de vida media que habita las urbes-.y las urbes son la representación de la existencia ac7 tu al-',- las posibilidades de gozar han aumentado en lo que va de siglo de una manera.fantástica,:: . , . ,, __,,_Mas.el.crecimiento dela potencialidad vi tal no se reduce a.lo dicho-has_l_i• ta aquí. Ha aumentado_ también: en urrsentido más inmediato y i:nistericíso\ ;; Es un hecho •constante y notorio que enel- esfuerzo -físico y deportivo'se,~ cumplen hoy pe1for!na11ce5 que sliperarr enorrrtemente a cuantas se ci:mqcerl;~. del pasado. No 'hasta con admirar•cada una de ellas y reconocer el récord~\" que baten; sino advertir la impresión que frecuencia deja en el·ánimo¡ ~~
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•convenciéndonos de que el organismo humano posee en nuestro tiempo ca;pacidades superiores a las que nunca ha tenido. Porque cosa siriülar acontece r¿frla ciencia. En un par de lustros-,· no más, ha ensanchado ésta inverosímilJíriente su hilrizonte cósmico. La física de Einstein se mueve en espatiostan _ ''\Íastos, que la antigua física de Newton ocupa en ellos 'sólo una buhardilla 1; 'Y'este crecimiento extensivo se debe aun crecimiento intensivo en la precir/;'¡0ncient:ífi.ca. La•física de Einstein está hecha atendiendo a las mínima's die iforencias que antes se despreciaban y no entraban en cuenta por parecer sin ifu]Jortancia. El átomo; en fin, límite ayer delmurtdo, resulta que hoy se ha ··· chado hasta convertirse en todo un sistema planetario; Y en todo esto,no Ihle•refiero a lo que pueda significar como perfección de la. cultura-·-eso 'home interesa ahora-·-, sino al Crecimiento de las potencias subjetivas que 'tó'do eso supone. No subrayo que la física. de Einstein sea más exacta' que la deNewtÓn;•sinoq'ue elhombre,Einstein sea capaz de mayor exactitud'yli'ertad de espíritu' que el hombre Newton; lo mismo que el campeóndeboc ,-Jie'o da·hoypuñetazos'de calibre 'mayor que se'han dado' nunca. -- Como el cinematógrafo y la ilustración ponen antdos ojos del hombre ~ríi.'edio los lugares rrtás remotos del planeta, los periódicos y•las tonversa/('.ionesle hacen llegar la notiC:ia de estas peifonnances intelectuales que los 'aparatos técnicos recién ínventados confirman desde los escaparates.\ Todo reno decanta en su mente la impresión de fabulosa prepotencia. , _ No quiero decir con lo dicho que la vida humana sea ho}'mejor que en 'afros tiempos•. No he hablado de la cualidad de la vida presente, sino sólo ide'su crecimiento, de su avance cuantitativo o potencial: Creo con ello des'CTibirrigorosamente la conciencia del hombre actual, su tono vital, que conc 'siste en sentirse con mayor potencialidad que nunca y parecerle todo lo prel:éritoafectado de enanismo. Era necesaria esta descripción para obviarlas lucubraciones sobre 'ecadencia, y; en especie, sobre decadencia occidental; que han pululado en eláire del últimodeceriio. Recuérdese el-razonamiento que yo Hacía; yque Íiieparece tartsencillo com.o evidente. Nó vale hablar de decádeni:ia sin pre'cíisar qué es lo que deca~"'¿Se refiere el'pdimista vocablo a la culttira? 'iHay )Ína decadencia dela cultura europea? ¿Hay más bien sólo una decadencia :'j) ;;
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Eriiel Peo/Casó, ycu~ndO' ~i'inti~'do ~a~e~Íera rk¡d~cido au~~ ünicá'saÚdá~ siemP~~:h'Jbf?n;:~-
dos: ésa y salirse del mundo. Pero· Ja Salida del mundo forma parte de éste, corno de una.~~~,~~::-?f~ ción la puerta. , , _ ·.· _ __ . _ _ _ __;~ .:_, ,,:::.1 Asf,-ya en e1 prólogo-:dé-mi prirner'libró::Meditaciones-del ~uijotc, 1914. J?.n-La.; Atld_nti~~";~;~ aparec·e_-bajo elnOrnbre·de horizonte. Véase fl ·ensayo <(El origen deportivo def Estado1~_-19~~1:.-:1T recogido en el tomo Vil de.El Espectador. [En el tomo U de estas Obras completas]; · ,¡,J '%!
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¡ ,_.: . , .1 _El rnu~do, :de_~e'Y_ton_era Íllfinit_o;_ pero _esta infinitud no_ er_a un _tamaño, sino_ una vacía ge-
··erafuacióÍt~ ~n~_ut6¡)fa_abStT~c'ta e intllle_. El mundo 'de E_i_nstein es _finito;__perO nena y' concreto Ii:Ycidas sus parteS;·pot lo taríió; Un mUildo más riéO de cosas y, eféctivUménte', de·m·ayor tamaño.
2 _ La libertad de espíritu, es decir, la potencia del intelecto, se mide por su cap_aci~ad de 1ii5ociar ideas tradicionalmente inseparables. Disociar,ideas cuesta mucho_rnás que as_ociarlas, Corno ha demostrado Kohler-_en::slls:·irlvestigaciones sobre:la· itlteligencia de los chimpancés. !'lunca ha tenido el entendimiento huma'no-rnás capacidad de'disociación que ahora.'
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delas organizaciones nacionales europeas? Supongamos que sí. ¿Bastaría eso para hablar de la decadencia_ occidental? En modo alguno, Porque son. esas decadencias menguas parciales, relativas a elementos secundarios de la historia -cultura y naciones. Sólo hay una decadencia .ábsolu ta: la que consiste en una vitalidad menguante, y ésta sólo existe cuando se siente. Por esta razón mehe. detenido a considerar un fenómeno que suele desa"tenderse: la conciencia.o sensación que toda época tiene de su altitud vital; Esto nos llevó a_hablarde la «plenitud» que han sentido algunos siglos frente a.otro,s que, inversamente, se veían.a sí mismos como decaídos de mayores alturas, de antiguas y relumbrantes,edades de oro .. Y concluía yo haciendo notare! hecho.evidentísimo de_.que-nuestro tiempo se caracteriz!! por una extraña presunción de ser más que:tÓdo otro tiempo pasado; más aún: por desentenderse de todo pretérito, no reconocer épocas clásicas y nor.: mativas, sino verse a sí mismo como: una vida nueva supe.rior a t_odaslas an0 tiguas e irreductible a ellas. / · : Dudo de que1siri afianzarse-bien en esta advertencia se pueda entender a nuestro tiempo. Porque _ése es precisamente su problema. Si se sintiese decaído,vería otras épocas como superiores a él, y esto sería.una y misma cosa con estimarlas y admin1rlas y venerar los principios que¡ las informaron; Nuestro tiempo tendría ideales.claros y firmes, aunque fuesé incapaz d_erea-! !izarlos. Pero la verdad es estrictamente lo.contrario: vivimos en:untiempo que se siente fabulosamente capaz para realizar, pero no sabe qué realizar. Domina-todas las_ sosas, pero no es.dueño de sí mismo. Se siente perdido en su propia abundani::ia, Con más medios, más saber, más técnicas que.nunca, resulta que el mundo actual va como el más desdichado que haya habido: puramente a la_ deriva. De aquí esa extraña dualidad de prepotencia e inseguridad que anida en el alma contemporánea. Le pasa como se .decía del Regente durante la niñez de.I:uis XV: que tenía. todos los talentos.menos el.talento.para-usar.de . ellos. Muchas cosas parecían ya imposibles alsiglo)CIX, firme•ensuJe proc gresista: Hoy;• de puro parecernos todo posible, presentilllos que es po~ible también lo peor:!el retroceso; la· barbarie, la decadencia 1•. Por sí mismo no sería.esto un mal síntoma: significaría que volvemos a tomar contacto .con li inseguridad esencial a todo viviT, con la inquietud a un tiempo dolorosa y deliciosa que va encerrada en cada minuto si sabemos vivirlo hasta su centro; ]1asfa _su P,éC[uefuiVí~cefa palpita.nt~l ~ruel1t~; D(oidin~rlcí rehuimos. p~l;; par esa.pulsación.pavorosa que hace. de cada instante sincero un menudo
corazón transeúnte; nos esforzamos por cobrar seguridad e insensibilizarnos para el dramatismo radical de nuestro destino, vertiendo sobre élla costumbre, el uso; el tópico -todos los cloroformos. Es, pues, benéfico que, pdr primera vez después de casi tres siglos, nos sorprendamos con la conciencia de.mi saqer lo que va a pasar mañana. Todo el que se coloque ante la existencia en una actitud seria y se haga de ella plenamente responsable, sentirá cierto género de inseguridad que le fücita a permanecer alerta. El gesto que la ordenanza romana imponía al éentinela de la legión era mantener el índice sobre sus labios para evitar la somnolencia y mantenerse atento. No está mal ese ademán, que parece imperar un mayor silencio al silencio nocturno para poder oír la secreta gerrilfüación del futuro. La seguridad de las épocas de plenitud-•así en la última centuria- es una ilusión óptica que. lleva a despreocuparse del porvenir, _encargando de su dirección a la mecánica del universo. Lo mismo el liberalismo progresista que el socialismo. de Marx, suponen que lo deseado por ellos como futuro óptimo se realizará, inexorablemente, con necesidad parej!j ,a la astronómica. Protegidos ante su propia conciencia por esta idea, sgltaron el gobernalle de la_ historia, dejaron de es_tar alerta, perdteron la agilidad yJaeficiencia. Así, la vida se les escapó de entre las manos, seh,izo porcompleto insumisa, y lloy anda suelta sin rumbo conocido. Bajo su másf!ll:ª de generosq futµrismo, el progresista no se preocupa delfuturo;co11vencido de que no tiene sorpresas ni secretos, peripecias ni innovaciones esenciale5, seguro de que ya el mundo irá en vía recta, sin desyíos ni retrocec •-sos, retrae su inquietud del porvenir y se instala en un definitivo presente. No podrá extrañar que hoy el mundo parezca vaciado de proyectos, anticipaciones e ideales._ Nadie se preocupó de prevenirlos. Tal ha sido. la deserción de las minorías directoras, que se halla siempre al reverso de la rebelión de las masas. Pero ya es_ tiempo de quevolvamos a hablar deésta. Después de haber .insistido. enla.vertientefavorable que presenta el triunfo. de las masas, co_n7 viene que nos deslicemos por su otra ladera, más peligrosa.
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,:~'. .;·;',~~~·:~ el~.~gen radical de l~s dia~ósti~o~_de decad~~cia. No que seati·o~ d~c~ll~nJes;· sino que, dispuestos, a admitir toda posibilidad, no. excluimps_la de decadencia. .
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V UN DATO ESTADÍSTICO
Este ensayo quisiéra vislumbrar el diagnóstico de nuestro' tiempo, dé nuestra vida actual. Va enunciada fa primera p~rte de él, qhe puede rf!Su2 miise así: riuestra'vida, como repertono de posibilidades, es rriagnífica,·e\!:uo berante, superior a· todas las'históricamente conocidas. Mas por' lo misfüo que s'uformato es mayor; ha desbordado todos los cauces, principios, nbrmas' e ideales legados pbr la tradición. Es más vida que·todas las vidas, ypotlo Ill.iSirio rriás problerriátita. No puede orieritars~ eri el pretérito1: Tiene quetiP v~htarsu propio déStlno. · · · · · · · · ' Pero ahora hay que completar el diagnóstico. La vida, que es, ante todo, lb que podemos ser, vida posible, es también, y por lo mismo, decidir .· entre las posibilidades lo que en efecto vamos ser:· Circunstarida ydéCi" sión son los dos elementos radicales de qué sé torripone la vida. La circunsc tancia ~1as posibilidades'-' es lo que de nuestra vida nos es dado e imptiéstó! Ello constituye lo que llarriamos·elm\mdo.'La vida no elige su mundo; sino que vivir es encontrarse, desde luego, en un mundo determinado e inean:· jeable: en éste de ahora. Nuestro mundo es la dimensión de fatalidad que integra nuestra vida. Pero esta fatalidad vital no se parece a la mecánica. No somos disparados sobre la existencia como la bala de un fusil, cuya trayectoria está absolutamente predeterminada. La fatalidad. en que caemos•.al caer en este mundo -el mundo es siempre éste, éste de ahora- consiste en
a
1 Veremos, sin embargo, cómo cabe recibir del pasado, ya que no una orientación positiva~ ciertos consejás negativos. No nos dirá el pretérito lo que debemos hacer, pero sí lo que debemos'. evitar.
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t(Jdolo contrario. J;!n vez de imponemos nna trayectm'ia, nos impone varias J;:consecuentemente; nos fuerza •.. a elegir. ¡Sorprendente condición la de nuestra vida! Vivir es sentirse fatalmente forzado a ejercitar la libertad, a decidir lo que vamos a ser en este mundo. Ni un solo instante se deja descansar ~,nuestra ~ctivid_ad de ,decisión. Inclusive·cuando. desespérados nos abandqnamos a lo que quiera venir, hemos decidido no decidir; ·. ., ,, . · . :Es, pues, falso decir que enla vida «deciden las circunstancias>¡. Al contrario: las circunstancias son el dilema; siell\pre nuevo, ante el cual tenemos que decidimos. Pero el que. decide es nuestro car.ácter, . ,. · • ,. .Todo ésto.vale también para la.vida colectiva: También.en ella hay; priI!l!!fº· un horizonte de posibilidades, y; luego,.unaresolución que elige y de, éide el modo efectivo dela existencia. colectiva. Esta resolución emana del éi1rácter que la sociedad tenga;o,loque es lo mismo, del tipo de· hombre ªorninante en ella. En nuestro tiempo domina el hombre-masa; es, él quien drdde. No se diga que es\o era lo que acontecíaya enla,época dela demo~r~cia, del sufragio universal. En el sufragio universal no deciden las. masas, s\I1o,que su papel consistió. en adherir a la. decisión de una u otra minoría. ·.~tas presentaban sus «programas» -excelente.vocablo. Los programas ~ran, en efecto, programas de vida colectiva. En .ellos se invitaba.a la masa ~·aceptar un proyecto de decisión. ·,;;,: , Hoy acontece una cosa muy diferente, Si se obs!!rva la vida.públicade 1()5 países donde el triunfo de las masas ha avauzado más -son los:países jnediterráneos-, sorprende notar.que en ellos se vive políti~arn.ente al día. El fenómeno es sobremanera extraño. El Poder público se'hálla en manos '.de un representante de masas. Éstas son tan poderosas,. que han aniquilado tpda posible oposición. Son dueñas del Poder público en forma tan incontrastable y superlativa, que sería dificil encontrar en la historia situaciones ;de gobierno tan prepotentes como éstas. Y, sin embargq; el Poder público, '~LGobiemo, vive al día; no se presenta como µn porvenir franco, nq signif.ica.,un anuncio claro de futuro, no aparece como comienzo de algo. cuyo ~~~rrollo o evolución resulte imaginable. En.suma, vive sin programa de ,:da, sin proyecto. No sabe dónde va porque, en rigor; no va, no;tiene cami1).0 prefijado, trayectoria antieipada. Cuando ese Poder público intenta justificarse, no alude para nada al fututb, sino, al contrario, se recluye en el .r~sente y dice con perfecta sinceridad: .«Soy un modo.anormal de gobier.,o, que es impuesto por las. circunstancias». Esi decir, parla urgencia. del .wesente, no por cálculos del futuro, De aquí que su.,aétuación'se reduzca ~·esquivar el.conflicto de cada hora; no a resolverlo; sino a escapar de él por ~l pronto, empleando 'los rn.edios que sean; a'un a.costa de acumular. cori su mpleo mayo~es conflictos sobre la hora p~óxima. Así ha sido siempre el
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Poder público cuando io ejercieron directamente las masas: omnipotehte;g y efímew.: El hombre-masa es el hombre cuya vida carece de proyecto yv¡¡'~ a la deriva> Por eso no. constiuyenada, mlnque sus posibilidades, sus pode::'¿f resrseanienbf:mes~
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·Yestetipo de hombre decide en.nuestro tiempo; Conviene, pues; que;~ analicemos su carácter. ' ' "' · · ·· . 'i'a clave para este análisis' se encuentra. cuando, retrocediendo al co-'? miento tfoeste ensayo, nos preguntamos: ¿De dónde han vepido todas esta.s;;E muchedumbres que ahora,llenanJ'rebosan el escenario histórico? ., 'P ¡, Ha'ce' algunos añm(destacaba el gran economista Werner Sombart un::; datosentillísimo! q.Uees extraño no conste tOda cabeza que se preocupe.'¡ de los asuntos· contemporáneos. Ese simplicísimo dato basta por si solo>;·: pafa aclat~rnue5tra visióndefa Europa'ac:tual; y•si'no basta,.pone enla-pis")t ta de todo esclarecimiento'. El da to' es el sigúiente: desde que en el siglo V1;lí) comienzafa historia europeahasta>elaño}800---ponanto, en toda la longi-'~ tud de doce sigloF; Europa no consigue llegar a otra cifra'de población que•¡'. Ja de 180 millones de habitantes.' Pues bien: de 1800 a 1914-.por tanto, e!l)Y poco más ·deuri siglo-·· Ja población europea asciende de 180 a ¡460 millo,l~; nes!· Presumo que el contraste de estas cifras no deja lugar a duda respecto ·~ a las do tes prolíficas de la.última centuria¡ En tres generaciones ha produ:¡W 1 cido giga.rttestamentepasta humana que; lanzada como un torrente sobre ebZi área histórica, la hainúndado:·Bastaría, repito, este dato para comprender )l; el triunfo de las masas•y cuanto en él se refleja yse anuncia: Por otra parte¡ ·,: debe'ser añadido como el>sumando más concreto al crecimiento de, la vida .; que'antes hice constar.:> . . . . . '',"'"' . Pero a la par nos muestra ese dato que es infundada la admiración co,n. que subrayamos elcrecimiento de países nuevos como los· Estados Unidos.~· de América.Nos maravilla su crecimiento,'que·en un siglo ha llegado acieh ,¿· rnilJ()nes ciehon:ibres, ¡:uando lo !IlaraviJJqsq es.laprqliferación.d.e r'.11i;opÍ!r ;' He aquí otra razón para corregir el espejismo que supone una americamz,~¿ iff ción deEuropa.Nisiquiera el rasgo que.pudiera parecer más evidente para~~ caracterizar a América•=la velocidad de aumento en su población-·' Je ~¡~ peculiar.' Europa ha icreddo en· el siglo pasado mucho más que Améri~~r¡g América éstá hechii>con el reboso de Europa.. ' • · · '' ll.1.i,l . Mas aunque no sea' tan conocido como debiera el dato calculado po,r:~ Werrier>Sombart,,era d.e so]Jiá notorio el hecho confuso de haber aumentad,<¡')' considerablemente la población europea para 'insistir en él. No es, pues; elau:¡ :: merito depoblaciónfo que enlas·cifras transcritas me interesa, sino que,mer•·~: ced·a1su cbntraste, po~en de ;elieve Ja vertiginosidad del crecimiento; it_s~:~~¡; Ja que ahora nos importa: ·Porque esta vertiginosidad significa que han sido g~
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proyectados a bocanadas sobre la historia montones y montones de hombres en· ritmo tan acelerado, qué 'no era fácil saturarlos dela cultura tradicional.. Y, en efecto, el tipo medio del actual hombre, europeo posee un alma 'rnás sana y más fuerte que las del pasado siglo, pero mucho más simple. De .. aquí que ¡i veces· produzca la impresión de un hombre primitivo surgido . inesperadamente en· medio de, una viejísima civilización. 'En: las escuelas z que tanto enorguUecían al pasado siglo, no' ha podido hacerse otra cosa que · enseñara las masas las técnicas de!la vida moderna, pero no se ha logrado educarlas. Se les han dado instrumentos para vivir intensamente,,pern no sensibilidad para los grandes deberes históricos; se les han inoculado atropelladamente el orgullo y el poder de Jos medios modernos, pero no el espí'rii:u. Por eso no quieren nada con el espíritu, y las nuevas generaciones se ·disponen a tomar el mando del mundo como si el mundo fuese un paraíso ·:·sin huellas antiguas, sin problemas tradicionales y complejos. Corresponde, pues, al siglo pasado la gloria y la responsabilidad de haber soltado sobre el haz de la historia las grandes muchedumbres. Por lo mismo ofrece este hecho la perspectiva más adecuada para juzgar con equidad a 'esa centuria. Algo extraordinario, incomparable, debía haber en ella cuando en su atmósfera se producen tales cosechas de fruto humano. Es frívola y rildícula toda preferencia de los principios que inspiraron cualquiera otra edad retérita si ante5 no demuestra que se ha hecho cargo de este hecho magnífi·o yha intentado digerirlo. Aparece la historia entera como un gigantesco la1boratorio donde se han hecho todos los ensayos imaginables para obtener . füná fórmula de vida púbuca que favoreciese la planta «hombre». Yrebosan:_:do toda posible sofisticación, nos encontramos con la experiencia de que al ·someter la simiente humana al tratamiento de estos dos principios, demo'!cracia liberal y técnica, en un solo siglo se triplica la especie europea. .. . Hecho tan exuberante nos fuerza, si no preferimos ser dementes, a sa0'c:ar estas consecuencias: primera, que la democracia liberal fundada en la " eai:ión técnica es el tipo superior de vida pública hasta ahora conocido; senda, que ese tipo de vida no será el mejor imaginable, pero el que imagi·emos mejor tendrá que conservar lo esencial de aquellos principios; terce!fa, que es suicida todo retorno a formas de vida inferiores a la del siglo XIX. f»; Una vez reconocido esto con toda la claridad que demanda la claridad aeJhecho mismo, es preciso revolverse contra el siglo XIX. Si es evidente queffitbia en él alg() extraoidinario e.inco!Ilpar¡¡ple, n.o lo es menos, que debió 'adecer ciertos vicios radicales¡ ciertas constitutivas insuficiencias cuando á engendrado una. casta de.hÓmbres-···los hombrescínása rebeldes-"- que 'f"' - . : . : ; ,-, ·, ;_" ;:: -,- : , '. i'.. ,, c,q- ·'; éfrien, en peligro ijÍ.mine11te fos principios mis!IloS a que debieronfayida. iese tipo humano sigue dueño de Europa y es definitivamente quien deci" 1 ~\ -,,
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de; bastarán treinta años para que nuestro continente retroceda a la barba,: rie: Las técnicasjurídicas y materiales se volatilizarán con la misma facili~t dad con que se han perdido tantas veces.secretos de fabricación'. La vida'. toda se. contraerá. La actual abundancia de posibilidades se convertirá en efectiva mengua, escasez, impotencia angustiosa; en verdadera decadenciai Porquelarebelión . ddas. masas es una y misma .cosa con h que Rathenau·; llamaba «la iovasiónvertical de los bárbaros». Importa, pues, mucho conocer a fondo a este hombre"masa, que pura potencia del mayor bien y del mayor mal.
VI COMIENZA LA DISECCIÓN DEL HOMBRE-MASA
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¡~:Corn.o ~ este hombre-masa que domina hoy la yida pública-.-la polític~:y]a no política?
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· 1 1t~ftharin Weyl, uncl de 16~-inás'grándeS' Í-cSicbS aC~alC.S, c~Ínp--
Einstein~ suele decir en conversación privada
que si se mtlrieransúbitamente diez o doce deterf miI]._adtt? per~onf:1S, es cast segurq _qu~ la µiaravill_a_ d_~ }i;l, f~i,ca ~~~al_s~ p_~rderia PªIl!-;~iemp~e_,~,It'-~ la hitmanidad. Ha sido menester-una preparacióri de inu~lioS sig_lo~ _pa_ra acomodilr el 'órg~_Cl·: mental·a· la abstracta- complicació_n de la teciña física. Cualqllier 'evento pudiefá ·aniqur!.lit· tii,íi':ptodigiosa: posibilidad humana~ qUe es además briSe de la.técnica futúra. - - -,:t:J?.
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¿Por qué es como .es, quiero decir, cómo se ha producido? Conviene responder conjuntamente a. ambas .cuestiones,:porque se Jestan mutuo esclarecimiento. El hombre que .ahora intenta poners(!,al "'~¡i\e, <:le 111 existencia europea es muy distioto del que dirigió al siglo XIX, .ei:qfue producido ypreparado en el siglo XIX.. Cualquiera mente perspi~ j;aide 1820, de 1850,de 1880, pudo, por unsenci110 r(\Zonamiento a p1io1i; rever la gravedad de la situación histórica actual.Y, en efecto, nada nuevo ~c.c;mtece que no haya sido previsto cien años hace. «¡Las masas avanzan!», 'decía, apocalíptico, Hegel. «Sin un nuevo poder espiritl1al, nuestra época, que :!!s.una,época revolucionaria, producirá una catástrofe»,, anunciaba Augusto ,G9rnte.
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resolver con tanta holgura su. problema económico. Mientras en proporción::~· menguaban las grandes fortunas y se hacía más dura la existencia del obre~~. ro industrial, el hombre medio de cualquier clase social encontraba cada~· día más franco su horizonte económico. Cada día agregaba í.ln nuevo lujo aW; repertorio de su standard vital. Cada día su posición era más segura y más,~ independiente del arbitrio ajeno. Lo que antes se hubiera consideradofr como un beneficio de la suerte que inspiraba humilde gratitud hacia el des:..i; tino, se convirtió en un derecho que no se agradece, sino que se exige. : Desde 1900 comienza también el obrero a ampliar y asegurar su vida.1~ Sin embargo, tiene que luchar para conseguirlo. No se encuentra, como el"i, hombre medio, con un bienestar puesto ante él solícitamente por una soJ?~ ciedad y un Estado que son un portento de orgaÚización. ·';•: A esta facilidad y seguridad económicas añádanse las físicas: el comfo1t]E; y el orden público. ~a vida va sobre cómodos carriles, y no hay verosimili:~ tud de que intervenga en ella 'nada vióleµto y 'peligroso. · . Situación de tal modo abierta y franca tenia por fuerza que decanta~ e¡:1& el estrato más profundo de esas almas medias una impresión vital, que pp¡ ·¡; día eXpre5árse con él giro, tan gracioso y agudo, de nuestro viejo pu~blbl¡ «ancha es Castilla». Es decir, que en todos esos órdénes elementales y deci-J sivos·1a•vida se presentó'al hombre nuevo exenta de impedimentos. La com~:¡; prensión de este hecho y su importancia surgen automáticamente tuaridtl ~ sé recuerda que esa franquía vital faltó por cdmpleto a los hombres vulgares ~. del pasado: Fue; al contrario, para ellos la vida un destino premioso-'· ~ril6~i etotiómico·yénlbfísicó, Sintieron elvivif ilniltíviti!te Cdmómi cúrb:ulodei inipedimentos que era forzoso soportar, sin que cupiera otra solucióri'qúe :'._ adaptarse a ellos, alojarse en la angostúra que dejaban; . · · ' · • h ,. 8 Pero es aún inás clara la contraposición de situaciones si de lo triaterialc¿ pasamos a lo civil y móraLEl hombre lriedio, desde la segunda mitad dél'sil ~ glo XIX; no halla ante sí barreras sociales riingunas. Es decir, tampoco eri'las.s~ formas de fa vida pública se encuentra' al nacer con trabas y limitacióhe5:f Nadá le óbliga a contener su vida: También aquí· «ancha es Castillirni.!Néí',~ existen los« éstados » ni las «castk~ ». No hay nadie tivibnente privilegiadól ;¡ El hombre medio aprende que todos los hombres son legalmente iguales! "· Jamás en toda la: historia había sido puesto el honibr~ en Una circunsi~t tanda b contorno vital que se paretiera hi clelejos ál que esas condidóí'íe5 ¡. deterníinan.Se trata;enefeéto; de unainnovaciónraclicalen el destinOhíiªJ mano, que es implantadaporelsigloXIX. S¿ crea imnuevo escenáriopíífáit la existencia delhonÍbté, nuevo en lo ffskoyen lo social. Tres princip~cfs;: h~iíliééhopó:Siblé ése úüevo·mundó: la dernocracialiberal, la exper\m~r$}j tación científica y elindilstrialiSmo. Los dos últimos pueden•resumirseieñ~;
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uno: la técnica. Ni~guno de esos principios fue inventado por el siglo .XIX, sHio que proceden de las dos centurias anteriores. El honor dél siglo XIX no 'estriba en su. invención, sino en su implantación'. Nadie•descotioce esto; ~iÍ~ra no basta con el reconocimiento abstracto, sino que es. preciso hacerse ·c~rgo de sus inexorables consecuencias. • . .·. · , ~;L Elsig1o XIX.fue esencialmente revolucionario.Lo que tuvo
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. , Por muy rico que un individuo :fuese en relación con los·demá~¡·· como 1a:· totalidad-del "·11,dc¡> er~ pobre; la ~fera _de facili_d~d,~ y corno~i~ades que su_riqueza.podia:p}:oporcionarle -~_uy_reducida. 4_vi_d~ del homb_re meci;io es hojí- Ínás fácil~ _cómo_da y segufa qite la del más '·'·---~~Oso en ritTo tiempo. ¿_Qué le~mporta_no ser más rico que otros, si el mú.ildo lo esy le pro.:. ,o_rc1ona magníficos caminos, ferrocarriles, telégrafo,-hoteles; seguridad corporal y aspirina? 1
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esto lo mismo que en la próxima salida del sol. El símil es formal. Porque, en ;!Íi efecto, el hombre vulgar, al encontrarse con ese mundo técnica ysocialmenc:;: te tan perfecto, cree qµe lo ha producido la· Naturaleza y no piensa nunca eu· '.~ los esftierzos :geniales de individuos excelentes que· supone su creacióriT,0 Menos todavía admitirá la idea de que todas esas facilidades siguen apoyán7 ·.~ dose en ciertas difíciles virtudes delos hombres; el menor fallo de fos. cuales ;~ volatilizaría rapidísimamerite la magnífica construcción. . •• · ESto nos lleva a apuntar en el diagrama psicológico del hombre-masa.) actual dos primeros rasgos: la libre' expansión de sus deseos vitales, por•tan:r .~ to; de su persona¡yla radicalingratitud hai:ia cuanto ha hecho posible lafa~ f cilidad desri existenciá; Uno yótro rasgo'componen la conocida psicología i¡!. de~niño·mima~b,Y, e~ efe': to;• no;erraría! quien •utilice:ésta •como· una tua" J.;1·.··. drícula para mirar a su traves el alma de las masas actuales .• Heredero de•un ¡ pasado larguísimo y genial-·-genial de• inspiraciones y de esfuerzosc"-;;el:..JI nuevo vlilgo'ha sido mimado por el mundo en tomo. Mimar es no limitar ¡I¡
los .dese.os,: d.ar la in;1-P.· resio.·n•a.u~ser de q.u,e•:odo le es:á permitid.o.ya~. lid.ª.·.··.·.·.:.• esta obhgado.'La cnatura sometida a este regunen no llene la expenencia de C sus propios confines:A-ftierza de evitárle toda presión en: derredor, todo cho-4; que cbn otros seres, llega a creer efectivamente que sólo él existe;y se acoso '{. tumbra a no contar con los demás, sobre todo a no contar con nadie como ., superior a él. Esta sensación d.e la superioridad ajena sólo•podía proporcibc ;¡ nár'sela quien; más fuerte que él,le hubiése obligado·a renunciar a un deseo! ;, a reducirse; a contenerse. Asíhabría•apreridido· esta esencial disaipliria: ., «Ahí concfoyo yo y' empieza otro que puede más que yo. En el mundb, pbt ,,. lo visto, hay dos: yo y otro superior a mí». Al hombre medio de otras épocas ;~ le enseñaba cotidianamente su mundo esta element~l sabiduría, .porque era ,; un mundo tan toscamente organizado, que las catástrofes eran frecuentes A!lll y ~o había en él nada s~~ro, abundante~. ~stable. Pero las_ nuevas masas se encuentran con un paisaje lleno de pos1bihc!ades y ademas seguro,y tocIQ. ;._ ello presto; a su disposición, sin depender de su previo esfuerzo; como ha1 ;~. llamas el sol en loaltb sin que nosotros lo hayamos subido al hombro.'Nino -~ gún' ser humano agradece a btio el aire que respira; porque el aire nb ha sido ·.: fabricado por nadie: pertenece al conjunto de lb que «está ahí», de lo que~ decimos «es natural»;porque nb falta.. Estasm.asas mimadas son lo bastá.n1 te poco inteligentes para creer que esa organización material y social; priest;í~~ a su disposición como el aire, es de su mismo origen, ya que tampoco falla,- ~ al parecer, y es casi tan perfecta como la natural. .. . . . . .; · ·• Mi. teSis, pues, es ésta: 'la perfecdón misma con que el siglo )\IX'lí,ií;j _,,_J d¡ido una
·Así se explica y define el absurdo estado de ánimo que esas masas revelan: t no les preocupa más que su bienestar y al mismo tiempo son insolidarias de ! las causas de ·ese bienestar. Como no ven en las ventajas de la civilización ;un invento y construcción prodigiosos, que sólo con grandes esfuerzos y cautelas se pl)ede so_stener, creen que su papel se reduce a exigirlas perentoriamente, cual si fuesen derechos nativos. En los motines que la escasez pro)voéa suelen las masas populares buscar pan, y el medio que emplean suele 'ser destruir las panaderías. Esto puede servir como símbolo del comporta; t·:niiento que en más vastas y sutiles proporciones usan las masas actuales trfrente a la civilización que las nutre'.
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AbancionadU'á·sU p~opia ·f~clinación, la rna.Sa\'Sea la· que sea . ple'beya O11arÍStóC:iáti¿a·>;;
.t tiende siempre; por. afán de vivir, a destruir las causaS de su vida; Siempre..:me ha parecido· una ·.1g~ciosa caricatura de esta .tendencia.ª prop,tcr,vitam. vivendi per:de.rc causas~ lo que.aconte~ió ~r
¡NíJár, pu~bl(J·cerca. ~e Al~ería1 ,!i;u~ri.d~.· en 13 de s~_ptiembfe qe).759, s.e ·pr~Clapló réy. ª.~al-los ;n:i.: HízoSe la proél~mación ·en ·la:·plaza· de la villa. ·(( DeS¡,ués matidO.ran· 'traer de- beb'er· ir todd ~'aquel gran concurso,-el ciue·cansuillió setenta y-siete arrobas de Vino y Cuatro 'pellejos de Aguar'"' -~~d,ii:;nte,_ cuyos espíritus los calentó _de tal fonnq que con repetidos vft_ot:es se, ~ncaminaro11- al ~pósi_tá,_ ~esde cuy~ vent~nas áirojaron el trigo é¡ue en él'habra·, y 900 reales de Su_s Arcas.-_ De allí p ~áron al EstaTICo del Tabaco y mandaron tirar:el'dirieró dt! la Me.5áda', _Y el táhaí::o. En la.5 tien~ 1
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ydnspractic~rtin·lo_ propio, mandando_derramar,.para mas authorizár_la función~ quantos_géneros líquidos y comestibles havia en ellas. El Estado eclesiástico concurrió cor1i~_al¡ef~c,ac;ia, pu~
:~ . ~_v.aces indug~ron a las Mu_ger_~ tir_aran cuanto ha~a ~n sus_ c_as~, lo,que _ege_c;titafbn 'coh e:l mayor · déSin'teiés; pueS'Ilo'les quedó en ellas, priri;·trigo~ :hariná, z'ebáda; plíltóS;· CBziíelá:s; dlmireces, mor~eros; ni_sillas,-quedand_o dicha villa d~tru_idan; Según un, papeJ;.del tiempQ en poder dels~_ñor -,.5,.~~fh~ . . ~~ Toe~. cit:a.do_ ei:i. R~i11:a~o 1e C~rlos JII;,p9r d9~.fyf,~n~7l D~ntjla, ,torno II, pág_. 10, ;-nota 2. ESfe pueblo, para vivir su álegrfa monárquica, Se anitj_UiJa as.f misrnO. ¡Admirable Nfjarl .2jt-Uyo·es-elp'orveniil · ·· - .:. :..... : : ·-'-·-- - : · -¡., '
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0 palmente;lo
attjbuía a un azar de la fortuna, que le era nominativamen'·:~favorable. Y cuando no a esto, a un enorme esfuerzo que él sabía muy jen cuánto le había costado. En uno y otro caso se trataba de.una excepióna la índole.normal de la vida y del mundo; excepción que, como tal, era debida a alguna.causa especialísima. . . : .. ,.::·Pero la nueva masa encuentra la plena franquía vital como es~do nativo ·:·establecido,.sincausa especial ninguna. Nada de fuera la.incita a recono¿erse límites y; por tanto, a contar en todo momento. con otras instancias pbre .todo coh instancias superiores. El labriego chino creía, hasta hace po~ ~p,cque el.bienestar de su vida dependía de las virtudes privadas que tuviese :bien poseer el emperador. Por tanto; su vida era constantemente referida a t¡i instancia suprema de que dépendfa, Mas el hombre que analizamos se .1.abitiía a no apelar de sí mismo a ninguna instancia jí1era de él. Está satisfeIngenuamente, sin--necesidad de ser -vano ' como lo más na.,,_.. o , .tal y como es. : raldel mundo tenderá a afi¡:mary dar por bueno cuanto e11 sí halla: opi·ones; apetitos, preferencias o gustos. ¿Por qué no, si, según hemos visto, .ada ni nadie le fuerza a .caer en la cuenta de que él es un hombre de segun..~·.dase, limitadísimo, incapaz de crear ni conservarla organización misma · µe:da a.su vida esa amplitud y contentamiento, en los cuales funda tal afir. • . .. ación de su persona? . . . .. 1 '¡1 ,Nunca el hombre-masa hubiera apelado a nada fuera de él sila circu¡15.l1Gia,no le. hubiese forzado violentamente a ello, Como ahora ladrcuns" .l:Jcia no le'obliga, el eterno hombre-masa, consecuente con su índole, deja apelar y se siente soberano de su vida. En cambio, el hombre selecto o kxcelente está constituido por una íntima necesidad de apelar de sí mismo ~;una norma .más allá de él, superior a él, a cuyo servicio libremente se .011e. ~ecuérdese que, al comienzo, distinguíamos al hombre excelente del .í:lmbre vulgar diciendo: que aquél es el que se exige mucho a sí mismo, y és1 te;.el que no se exige nada, sino que se contentaconJoqµe es y está encan..do consigo'. Contra lo' que.suele creerse, esla criatura de. selección, yno ··masa, quien vive en esencial servidumbre, No le sabe su vida si no la hace .nsistir en servicio a algo. tras.cendente, Por eso no estima la necesidad de ·. ryir como una opresión. Cuando ésta, por azar, le falta, siente desasosiego yenta,nuevas normasmás.dificiles, más exigentes, que le opriman. Esto . Ja vida como·disciplina.-..-·Ja vida noble. La nobleza se define por la.exi0
VII
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VIDA NOBLE Y VIDA VULGAR,,O ESFUERZO E INERCIA
Por lo pronto somos aquello que nuestro mundo nos invita a ser, y las: facciones fundamentales de nuestra alma son impresas en ella por el perfil' del contorno como por un molde. Naturalmente: vivir no es más que tratar• con el mundo. El cariz general que él nos presente será el cariz general de::; nuestra vida. Por eso insisto tanto en hacer notar que el mundo donde han'; nacido las masas actuales mostraba una fisonomía radicalmente nueva enlá; historia. Mientras en el pretérito vivir significaba para el hombre medio en"> contrar en derredor dificultades, peligros, escaseces, limitaéiones de destino! y dependencia, el mundo nuevo aparece como un ámbito de posibilidades: . prácticamente ilimitadas, seguro, donde no se depende de nádie. En torno· a esta impresión primaria y permanente se va a formar cada alma c.ontem::"· porát1ea, como ~u.torno a.la opu~.ta ~e formaron las antiguas, Porque esa im"t presión fundamentaLse.convierte enNoz .interior que murmura,sin.cesa~1. unas como palabras en lo más profundo de la persona y le insinúa ..tena~E·· tr1ent~ µna d~~!lü:ión c[ela yjda que es, a la. ve:z:,\m imper11tivo, Y. siláii'\(.f presión tradicional decía: «Vivir es sentirse limitado y; por lo mismo, teneL CJ.ue contar con lo que nos linúta»,. la .voi novísiil1a grita: «Vivir es no'ericün!l· · trar limitación alguna; por tanto, ab~TI:donarse tranquilamente a sí n:iisii{g(· Prácticamente nada es imposible, nada es peligroso y; en principio, nadie e§ superior a I1ª~ie»~ ···•··. .. ..•...•.. ' . . · ·.• .·• .• . . . . • . ·. .· i';!'.J'.f, ·. E:~ta experiend~ básica n10difica por completo la ,estructura ttadído~ nal, per~nne, del hombre:masa. Porque éste se sintiósiempre cons~tutiva~ rri~nie reférido .alirnitaci.ones mate17111es, apoderes s~peri~res so,ial~¡ Esto era, a sus ojos, la vida. Si lograba mejorar su situación, siascemlí~·
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Es intelectualmente masa el que ante un problema cualquiera se contenta con pensar lo
~e. ?uenam.ente encuentra en su cabeza. Es, en cambio, egregio el que desestima lo que halla sin ,r~yio, esfuerzo en su mel}te, y: sólo acepta como dign.o de él lo que aún está por encima de él y
.,,ge un nuevo estirón para alcanzarlo.
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g-encia, por las obligaciones, no por los derechos. Noblesse ob!ige. «Vivirgusto es de plebeyo: el noble aspira a ordenación ya ley» (Goethe). Lospr[ vilegios de la nobleza no son originariamente concesiones o favores, sino. por el contrario, son conquistas. Y, en principio, supone su rhantenimién to que el privilegiado sería capaz de reconquistarlas en todo instante, si fu¡{ se necesario y alguien selo disputase';Los derechos privados o p1iv.i~legio no son>pues, pasiva posesión y simple goce, sino que representan elperfi adonde llega el esfuerzo de la persona. En cambio, los derechos'comunes como son los del «hombre y del ciüdadano»,:sonpropiedadpasivao, púr usufructo y beneficio, don·generoso del destino con que todo •hbmbre,s encuentra y que no responde a esfuerzo ninguno, como nd sea el respir' y evitar la'demencia. Yo diria; pues;• que•el 'dereého impersonal se tiene y' personal se sostiene. ''" ' Es irritante la degeneración sufrida:enehocabulario usual por una p¡\ . labra tan inspiradora como «nobleza»; Porqüe al significar para mucho~ «nobleza de sangre»• hereditaria, se convierte en algo parecido a•los der' chas comunes, en una calidad estática y:pasiva, que se recibe y transnlite como una cosa inerte,:Pero el sentido propio; el etymo delvocabló'
,.,,·.:.
--~·-,: ·'·' ' ··.··.' ·,·.·.' ' : : .. ··.: 'Véase España invertebrada (1922); pag.156. [Véanse las págs. 423•512 del tomo JI\ de es '
Obras completas].
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asta el quinto o décimo abuelo. Los antepasados viven del hombre acrual, uya nobleza -es efectiva, actuante; en suma, es; no fue 1• La «nobleza» no aparece como término formal hasta ellmperioromano, ¡precisamente para oponerlo a la nobleza hereditaria, ya en decadencia. Para i;ní; nol;ileza es sinónimo de vida esforzada, puesta siempre a su• erarse a sí: misma, a trascender de lo que ya es hacia lo que se propone corno deber y exigencia. De esta manera; la vida noble queda contrapuesta a' la vida vulgar o inerte, que, estáticamente, se recluye a sí misma, condeada a perpetua inmanencia como una fuerza exterior no la obligue a salir e st. De aquí que llamemos masa a este modo de ser hombre -no tanto orque•sea multitudinario, cuanto porque es•inerte. Conforme se avanza por la existenciaya uno hartándose• de advertir que la mayor parte de los hombres-··y de las mujeres- son incapaces· de tro esfuerzo que el estrictamente impuesto como reacción a una· necesidad •bctema. Por lo mi:smo, quedan más aislados y como monumentalizados en nuestra experiencia los poquísimos seres que hemos conocido capaces de un esfuerzo espontáneo y lujoso. Sonlos hombres selectos; los nobles, los ·nicos activos y no sólo reactivos, para quienes vivir es una perpetua tene ·ori, un incesante entrenamiento. Entrenamiento= áslzesís. Son los ascetas'' No sorprenda esta aparente digre~ión. Para definir al hombre-masa 'ctual; que es tan ma_sa como el de siempre, pero quiere suplantar a los ex-éelentes, hay que contraponerlo a las dos formas puras que en él se mezclan: amasa normaly el auténtico noble o esforzado. Ahora podemos caminar más de prisa, porque ya somos dueños de lo -ique, a mi juicio, es la clave o ecuación psicológica del tipo humano domi\nante hoy. Todo lo que sigue es consecuencia o corolario de esa estructura adical que podría resumirse así: el mundo organizado por el siglo XIX, al roducir automáticamente un hombre nuevo, ha metido en él formidables pe titos, poderosos medios de todo orden para satisfacerlos-económicos, orporales (higiene, salud media superior a la de todos los tiempos), civiles :técnicos (entiendo por éstos la enormidad de conocimientos parciales y de eficiencia práctica que hoy tiene el hombre medio y de que siempre caeció en el pasado). Después de haber metido en él todas estas potencias, el iglo XIX lo ha abandonado a sí mismo, y entonces, siguiendo el hombre edio su índole natural, se ha cerrado dentro de sí. De esta suerte, nos en1 Como en lo anterior se trata sólo de'retrotraer el vocablo ~. Queda, pues, intacta esta cuestión. 1 ' Véase
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éontramos con una masa más fuerte que la de ninguna época, pero, a dif rencia de la tradicional, hermetizada en sí misma, incapaz de atender a na ni a nadie, creyendo.que se basta-en suma: indóci11. Continuando las ~~ sas como hasta aquí, cada día se notará más en toda Europa-.-y por refltj entado el mundo-. que las masas son incapaces de dejarse dirigir en rii · gún orden. En las horas difíciles que llegan para nuestro continente.es,p sible que, súbitamente angustiadas, tengan un momento la buena volun de aceptar, en ciertas materias especialmente premiosas, la dirección de norias superiores. Pero aun esa buena voluntad fracasará. Porque la textura radical de alma está hecha de hermetismo e indocilidad, porque les falta de nacimie'' to la función de a tendera lo que está más allá de ellas; sean hechos; se.[ personas. Querrán seguir a alguien, y no. podrán. Querrán oír; y descub : rán que son sordas. Por otra parte, es .ilusorio pensar¡que el hombre-medio vigente;·po, mucho que haya ascendido su nivel vital en comparación con el de otro§ tiempos, va a poder regir, por sí mismo, el proceso de la civilización' Digo proceso, no ya progreso; El simple proceso .de mantener la civilización•aci tual es superlativamente complejo y requiere sutilezas incalculables. ;M' puede gobernarlo este hombre-medio que ha. aprendido a usar fUUchos ap ratos de civilización, pero que se caracteriza por ignorar de raíz los princ" pios mismos de la civilización. Reitero al lector que, paciente, haya leído hasta aquí, la conveniend. de rio entendertodos estos enunciados atribuyéndoles, desdeluego,l!nsig' nificado político. La actividad política, que es de toda la vida pública la má eficiente y la más visible, es, en cambio, la postrera, resultante de otra más íntimas e impalpables. Así, la indocilidad política no sería grave sfüí proviniese de una más honda y decisivá indocilidad intelectual ymoraLPó eso,. mientras no hayamos. analizado .ésta, faltará.la .últimaclaridad.aLtell rema de este ensayo.
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Sobre·1a indocilidad de las masas; especialmente de las españolas; hb.blé ya eQ Espci invertebrada (1922), y a lo dicho allí me remito. , 1
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VIII POR QUÉ LAS MASAS INTERVIENEN EN TODO Y POR QUÉ SÓLO INTERVIENEN VIOLENTAMENTE .uedamos en que ha acontecido algo sobremanera paradójico, pero que ·¡verdad era naturalísirno: de puro mostrarse abiertos mundo y vida al ·mbre mediocre, se le ha cerrado a éste el alma. Pues bien: yo sostengo que ·'esa obliteración d~ las almas medias consiste la rebeldía de las masas.en e, a su vez,. consiste el gigantesco problema planteado hoy a fa.humanidad. ,¡,ya sé que muchos de los que me.leen no piensan l0¡mismo que yo. ·1pbién eso es.naturalísimo y confirma el teorema. Pues aunque resultase ndefinitiva errónea mi opinión, siempre quedaría el hecho de que muchos e.esos lectores discrepantes no han pensado cinco minutos sobre tan comlejatIDateria:. ¿Cómo van a pensar lo mismo que yo? Pero al creerse con.deecho,a tener una opinión sobre el asunto sin.previo esfuerzo para forjárse¡manifiestan·su ejemplar pertenencia al modo absurdo de ser hombre que !lli1m¡¡do «masa rebelde». Eso es precisamente tenercobliterada, hermétic ¡;¡:l ahna. En este caso se trataría de hermetismo intelectuaL La persona se tuentra con un repertorio de ideas dentro de sí. Decide contentarse con ás y considerarse intelectualmente completa. Al no ech,ar de menos nada éra.de sí, se instala definitivamente en aquel repertorio. He ahí el meca.smo de la obliteración. El hombrecmasa se siente perfecto; Un hombre de selección, para sen·: se perfecto, necesita ser especialmente vanidoso, y la creencia en super~cción no está consustancialmente unida á él, no es ingenua, sino que le ggfde su vanidad y mjri para é1Il1ism() tiene un carácter ficticio, imagino y problemático. Por eso el vanidoso necesita de los demás, busca en
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·ellos la confirmación de la idea que quiere tener de sí mismo. De suerte'(¡ ni aun en este caso morboso, ni aun «cegado» por la vanidad, consigu hombre noble sentirse de verdad completo. En cambio, al hombre 1Iled1 ere de nuestros días, al nuevo Adán, no se le ocurre dudár de su propiap· nitud. Su confianza en sí es, como de Adán, paradisíaca. El herme · • nato de su alma le impide lo que sería condición previa para descubrfüi insuficiencia: compararse con otros seres. Compararse sería salir ún rá de sí mismo y trasladarse al prójimo. Pero el alma mediocre es incapaz' transmigraciones -deporte supremo. Nos encontramos, pues, con la misma diferencia que etemanif existe entre el tonto y el perspicaz. Éste se sorprende a sí mismo siempre a'cÍ dedós de ser tonto; por ello hace un esfuerio para escapar a la inmine'' tontería, y en ese esfuerzo consiste la inteligencia. El tonto, en cambiar.,0 . se sospecha a sí mismo: se parece discretísimo, y de ahí la envidiable trá quilidad con que el necfo se asiénta .~instala en su propia torpeza. Ca • esos insectos qúe no hay manera· de extiáer fuera del orificio en que ha tan, no hay modo de desalojar al tonto de su tontería, llevarle de pasea, rato más allá de su cegueray obligarle a que contraste su torpe visiónh~ tual con otros modos de ver más sutiles. El tonto es vitalicio y sin poros;;p eso decía Ana tole France que ún necio es mucho más funesto que un.fm vado; Porque el malvado descansa algunas veces; el necio, jamás''. r. · No se trata de que el hombre-masa sea tonto.' Por el contrario, el ac es más listo, tiene más capacidad intelectiva que el de ninguna otraépo· Pero esa capacidad no le sirve de nada; en rigor, la vaga sensación dEp seerla le sirve sólo para cerrarse más en sí y no usarla, De una vez.·pi' siempre consagra el surtido de tópicos, prejuicios, cabos de ideas o, simpl mente, vocablos hueros que el azar ha amontonado en su interior y; com.fii audacia que sólo por la ingenuidad se explica; los impondrá·dondequi& · Es.to.es.lo. que.en•eLprimercapítulo .enunciaba yo.como• característichr nuestra épóca:•no 'que el vulgar crea que es·sóbresaliénte y no vulgar,;'" que el vulgar proclame e imponga el derecho de la vulgaridad, o laVulg dad como un derecho. r El imperio qúe sobrela vida pública ejerce hoy la vulgaridad intel tual es acaso el factor de la presente situación más nuevo, menos asimila_ a nada del pretérito. Por lo menos en la historia europea hastala.fecha¡nú ca el vulgo ·había creído tener «ideas» sobre las cosas. Tenía creencias, Muchas yec,es me he planteado la sigui_ente cues~óp: es .indudable que.desde si~p teni~O,que,ser para mUchos ho_~br~ u~o delos toqnent~s rn~ -,~ng~t!qsos de_ su vi_dµ,_ e,l tacto~ el chóque Con la tontería de los prójirilo~.J Cóm_a··es posible, sin emba'.rgo~ que\n(fse. intentado nunca .:.......:.hie parece.....:.... un estudio sObre·ella/ú.n ehsayo sobre ltitohterla? · CH : 1
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ciOnes, experiencias, proverbios, hábitos mentales, pero no se imaginaba opiniones teóricas sobre lo que las cosas son o deben ser por ejemplo, sobre política o sobre literatura. Le parecía bien o mal lo que .pólítico proyectaba y hacía; aportaba o retiraba su adhesión, pero su actid-se redi:cía a r_epercutir, positiva o negativamente, la acción creadora de 'os".-Nunca.se le ocurrió oponer a las «ideas» del político otras suyas; ni quiera juzgar las «ideas» del político desde el tribunal de otras «ideas» que efa poseer. Lo mismo en arte y en los demás órdenes de la vida pública. i¡a'innata conciencia de su limitación, de no estar calificado para teorizar 1 do vedaba completamente. La consecuencia automática de esto era que el . lgo'no pensaba, ni de Iejos,.decidir en casi ninguna de las actividades pú.cas;· que en su mayor parte son de indole teórica. ·10· Hoy; en cambio, el hombre medio tiene las «ideas» más taxativas sobre _anta acontecey debe acontecer en el universo. Por eso ha perdido el uso .e·laaudición. ¿Para qué oír; si ya tiene dentro cúanto hace falta? Ya no es óri de escuchar, sino; al contrario, dejuzgar; de sentenciar, de decidir. o hay cuestión de vida pública donde no intervenga, ciego y sordo como ;rimponiendo sus «opiniones». • Pero ¿no es esto una ventaja? ¿No representa únprogreso enorme que masas tengan «ideas»; es decir, quesean· cultas? En manera alguna. Las i:!eas.» de este hombre medio no son auténticamente ideas, ni su posesión rcultura:La idea es un jaque a la verdad. Quien quiera tener ideas necesi, rantes disponerse a quer~r la verdad y aceptar las reglas dejuego-que ella · ponga. No vale hablar de ideas u opiniones dónde no se admite una ins' ncia que las regula, una serie de normas a que en la discusión cabe apelar. tas normas son los principios de la cultura. No-me importa cuáles. Lo que ·go es que no hay cultura donde no hay normas a que nuestros prójimos uedan recurrir. No hay cultura donde no hay principios de legalidad civil :que apelar. No hay cultura donde no hay acatamiento de ciertas últimas ;osfciones intelectuales a que referirse en la disputa2 • No hay cultura-cuanóno preside a las relaciones económicas un régimen de tráfico bajo el cual · pararse. No 'hay cultura doride las polémiCas estéticas no reconocen la ecesidad de justificar la obra de arte. ¡··Cuando faltari todas esas cosas no hay cultura; hay; en el sentido más tricto de la palabra, barbarie. Y esto es, no nos hagamos ilusiones, lo que pieza. a habér eri Europa bajo la progresiva rebelión de las masas. El ~rposesión.de
No ?e preten.cla_es_camOtell!, la cuestión: tadd opinar es_.t~o.rizar. : .· Si_ alguien en,su disct;i~ón_·c~x;i.nosotros se desinteresa dé ajustarse a la verdad, si no ti,efie voluntad de ser verfdico, es intelectualmente un bárbaro. De hechó', ésa es la posición del mbre-mri.sa cuando habla, da conferencias o escribe.
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viajero que llega a un país bárbaro sabe que en aquel territorio no rige principios a que quepa recurrir. No hay normas bárbaras propiamente; • barbarie es ausencia de· normas y de posible apelación. El más y el menos de cultura se mide por la mayor o menor preéisi<Í de las normas. Donde hay poca, regulan éstas la.vida sólo grosso modo; donq~ hay mucha, penetran hasta el detalle eüel ejercicio de todas lasactividade¡¡:! La escasez de la cultura intelectual española, esto es, del cultivo o ejerci\'.\ disciplinado del.intelecto, se manifiesta, no en que se sepa más o meno sino en la habitual falta de cautela y cuidados para ajustarse a la verdad·qu suelen mostrar los que hablan y escriben; No, pues, en que se acierte .OJJ:! -la•verdad no está en nuestra mano-,•sino enla falta de escrúpulo'!i_ue lleva a no cumplir los requisitos elementales para acertar. Seguimos sienq el eterno cura de aldea que rebate triunfante al maniqueo, sin habersé ocu. pado antes de averiguar lo que piensa el mamqueo. Cualquiera puede :darse cuenta de¡ que. en Europa,· desde háce año han empezado a pasar «cosas raras». Por dar algún ejemplo concreto de; .. tas cosas raras nombraré ciertos movimientos políticos,. como el sindical mo y el fascismo. Nos~ diga que parecen raros simplemente porque son nu. vos. El entusiasmo por lainnovación es de tal modo ingénito en el europe que le ha llevado a producir la historia más inquieta de cuantas se conoce . No se atribuya, pues, lo que estos nuevos hechos tieneh·de raro alo qudfü nen de nuevo, sino a la extrañísima vitola de estas novedades.•Bajo las~¡; pecies de sindicalismo y fascismo aparece por primera vez en Europat11 tipo de hombre que no quiere·dar razones ni i¡uiére té1ie1"rdzón, ·stno, senfi llamen te, se muestra resuelto a imponer sus opiniones>He aquílo nuev:9. el derecho a no tener razón, la razón de la simazón. Yo veo en ello lamani' [estación más palpable del nuevo modo de ser las masas, por haberse·rl!t suelto a dirigir la sociedad sin capacidad para ello. En su conducta polític~ se.revela la estructura.del.almanueva.de1a,manera más .croda y conmncL. te, pero la clave está en el hermetismo intelectuaL'El hombre-medio,s' encuentra con «ideas» dentro de sí, pero: carece de la funéión.de idear.. sospecha siquiera cuál-es el elemento: sutilísimo en que las ideas. :viye . Quiere opinar, pero no quiere aceptar las condiciones y supuestos de toq9 opinar. De aquí que sus «ideas» no sean efectivamente sino apetitos con P~. labras, como las romanzas musicales. · :• . Tener una idea es creer que se poseen )as razones de ella, y es por t:a,nt, creer que existe una razón, un orbe de verdades inteligibles. Idear; opina es una misma cosa con apelar a tal instancia, supeditarse a ella, aceptars· código y su sentencia;. creer, por tanfo, C!,ue.lá. forma superior delii{:O¡!;~ venda es el diálogo en que se discuten las razones de nuestras ideas .. Pero •.e
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fonbrecmasa se sentiría perdido si aceptase la discusión, e instintivamente pudia la obligación de acatar esa instancia suprema que se halla fuera de ¡Por eso, lo
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¡Trámites, normas, co~tesía, usos intermediarios, justicia, razón!¿ qué vino fuventar todo esto, crear tanta complicación? Todo ello se resu. en la palabra «civili¡o:ación», que al través de la idea de civis, el ciudadarL descubre su propio origen. Se trata con todo ello de hacer posible la ciud~ la comunidad, la convivencia. Por eso, si miramos por dentro_ cada uno, esos trebejos de la civilización que acabo de enumerar; hallaremos l)na ma entraña en todos. Todos, en efecto, suponen el deseo radical y progr vo de contar cada persona con las demás. Civilización es, antes que na& voluntad de convivencia. Se es incivil y bárbaro en la medida _en que n() cuente.con los demás. La barbarie es tendencia a la disociación; Y así tod las épocas.bárbaras.han sido tiempos de desparramamiento humano, pu] lación_de mínimos grupos separados yhostiles. La forma que en política ha representado la más alta.voluntad de C:q vivencia es la democracia liberal. Ella lleva ál.extremo la.resolución de con con el prójimo y es prototipo.de la «a5ciónindirecta». El liberalismo ei;J principio de derecho .político según el cual el Poder público, no obstan_ ser omnipotente, se limita a sí mismo y procura, aun a su costa, dejar hue_' en el Estado que élimpera para que puedan vivir los que ni.piensan nisie ten como él, es decir, como los más fuertes, como la mayoría. El liberaliS ' -conviene, hoy recordar esto- es la suprema generosidad: es el derec. que la mayoría otorga a las mfuorías y es; por tanto, el más noble grito q ha sonado en' el planeta. Proclama la decisión de conVivir con el enemig máS. aún, con el enemigo débil. Era inverosímil que la especie humana hubL se llegado:a una cosa tan bonita, tan paradójica, tan elegante, tan acrobá'' ca, tan antinatural. Por eso, no debe sorprender que prontamente parez( esa misma especie resuelta a abandonarla. Es un ejercicio demasiado difí y complicado para que se consolide en la .tierra. ¡Convivir con el enemigo! ¡Gobernar con la oposición! ¿No empie;( a ser ya incomprensible semejante ternura? Nada acusa con mayor ch1ri~a· ]a.fisonomía del presente como el.hecho de que vayan siendo tanpoc los paíSes donde existe la oposición. En casi todos, unawasa homogénea1p sa sobre el Poder público y aplasta, aniquila tod.o grupo opositor. La,ma -¿quién lo diría al ver su aspecto compacto y multitudinario?-.-. no des' la convivencia co11 lo que no es ella. Odia a muerte lo que no es.ella •.
IX
'PRIMITIVISMOYTÉCNICA ·. ·e importa mucho recordar aquí que estamos sumergidos en el aná'iS,de una situación -la del presente- sustancialmente equívoca. Por ·-insinué al principio que todos los rasgos actuales y, en especie, Ja reljón,deJas masas, presentan doble vertiente. Cualquiera de .ellos no 'ló,tolera, sino que .reclama una doble interpretación, favorable y peyot:iva. Y este equívoco no reside en nuestro juicio, sino en la realidad \í¡a. No.es que pueda parecernos por un lado bien, por otro mal, sino e¡erisí misma la siruación presente es potencia bifronte de triunfo o de 'erte. •if; No es cosa de lastrar este ensayo con toda una metafísica de la histo'acl Pero claro es que lo voy construyendo sobre el cimiento subterráneo h:nlis convicciones filosóficas, expues,tas o aludidas en otroslugares. No ~o e11]a absoluta determinación de la historia. Al contrario; pienso que ,da•vida y, por tanto, la histórica, se compone de puros instantes;-cada no¡ de los cuales está relativamente indeterminado con respecto al an:or,•de suerte que en él la realidad vacila, piétine sur place,. y no sabe bien ,;~ci,dirsepbru1lau otra entre varia,s P?sibilidade,s. Este tit1ibeo metai~.cí proporc;iona á,todo lo vital.esa incollrundible cualidad de vibración estremecimiento, · 1 . "Ja rebelión de las í:nasas puede, eriefecto, ser tránsito á una nueva y sin qrgall'izaciónde la humanidad, pero fambién puede ser una catástrofe en estino humano; No hay razón para negar la realidad del progreso, pero ,l"eciSo con:egil" la nodóri que cree segl1ro este progresó. MáS congruente n los hechós ~s pensar que no hay ningún progreso seguro, ninguna fp}- _,._.;
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évolución, sin la amenaza de involución y retroceso. Todo, todo es posi en la historia-lo mismo el progreso triunfal e indefinido que la periódi regresión. Porque la· vida, individual o colectiva, personal o histórica, única entidad del universo cuya sustancia es peligr~. Se éompone de p pecias. Es, rigorosamente hablando; drama'. Esto, que es verdad en general, adquiere mayor intensidad eril «momentos criticos», como es el presente. Y así, los síntomas de níi conducta, que bajo el imperio actual de las masas van apareciendo y· a pábamos bajo el título «acción directa», pueden anunciar también fu perfecciones. Es claro que toda vieja cultura arrastra en su avance tej' caducos y no parva cargazón de materia cóme.a, estorbo a la vida y t6 • residuo. HayinStituciones muertas, valciradcines y respetos supervivien y ya sin sentido, soluciones indebidamente complicadas, normas qué probado su insustancialidad. Todos éstos'elernentos de la acción indfre' de la civilización, dernandaríúna época,.de frenesí simplificador. La levita" plastrón románticos solicitan una venganza por medio del actual désliaif~ y el «en mangas de carnisa>>c Aquí; la .simplificación es higiene y mej gusto; portante, una solución más perfecta, corno siempre que conmt medios se consigue más. El árbol del amor romántico exigía tambiérí' poda para que cayeran las demasiadas magnolias falsas zurcidas a susra y el furor de lianas, volutas, retorcimientos e intrincaciones que no ]o:d bah solearse. En general, la vida pública, sobre todo la política, requería urgéht mente una· reducción a lo auténtico, yla humanidad europea no podna!d el salto elástico que el optimista reclama de ella si no se pone antes desn da, si no se aligera hasta su pura esencialidad, hasta coincidir consigo lÍi' ma, El entusiasmo que·siento por esta disciplina de nudificación,-de aíít · ticidad, la conciencia de que es imprescindible para franquear el pasóéil'u futuro estimable, me hace reivindicar plena libertad de ideador frénte'al ! :. .
Ni que decir tiene tjue casi Iladie tomará en serio estas expresion~, y-los mejo!-.inte.ii nad()S_ las entenderán como_~imples _me_táforas, tal vez. c_onmov~doras. SóJoc f:llgün_ le~-~9r_JqI tante ingenuo para no_ cr_eer que sabe ya definitivamei;i~e lo qu:e es la yida o, po_r lo meno_s,_!o no es, se dejanl ganar por el seil-tido primario de esÚ!s· frases y será precisamente 'el quf{.:....:y'í!f:, deras o falsas- las entienda. Entre los dema.s reinará la más efusiva unanimidad~ con esta U.. di(erencia: ~os u11:°s pen?_arári qu~ 1 l1abla11do cn._s_crio,,_yida es el proceso ~~~~-ciµl _d,e 1 ui;i~l: y Iris· otros: qllé es· Una siici!Sióri de,re3éciorie5 qú_irríié~. N_o _creO _ qu'é -~éjOie mi sitúaCió~ lé'ctol-es ian hermCtiCos resumir toda'uri.R máiierá de:pensai diciendó que el sénddo prtm y radical de la palabra yida 'ap·arece-cuando se la e~plea en el sehtido de biograffá y,nó:e_n;~~ biol~~a~ _J;'or l_a .fo~tisi~a_ razón_ de_ q_u_e tcida_bi_ologla es_~n.d,efirütiv_a sólo _un_. capitulo d~. -~~,e1 · biógraffas; eS lo que eh Su Vida Cbiografiable) hácert los bfólogós. Otra 'ébs.l--es a.bstiac_éfóii~ fa_ Síá Ymito.' ·· 1
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•!el pásado. Es el porvenir quieri debe imperar sobre el pretérito, y de él ibimos la orden para nuestra conducta frente a cuantófüé'. ~(pero es preciso e~tar el pecado I11ªYºr de los que dirigieron el siglo XIX: ~féétuosa conciencia de su résponsabi!ídad, que les hizo no mantener" 1Iehás'y en vigilaricía: Dejarse deslizar por la pendiente favorableque "bita el curso de los acontecimientos y embotarse para la dimensión de ÍgtO' :)i¡:nal ~arizqrie aun la hora más joeunda posee, es precisamente "r' a Ja misión de responsable. Hoy se hace men~ster suscitar tiria .... ef~.tesia de resppnsabilidad er;. los que seai: capacesde sentirla y pare·~Íifás urgente subrayar el lado palmariamente fune5tb de los síntomas 1§: . ... .. . . . ..
.fu indudable qu~ en uh balance dia'gnóstico de rtu~~tra vida publica "{~~t()res adversos superan con1Ilucllo a los favorables, si.el cálculo se ha%~nto pens~nd 0 .e1.1 el presente como en lo q~e a.nui:~ian y 0meten. J;J9do el cr~ciJri.iento de posibilida,des coi:sr7tas c¡ue Ea. exp~¡-\ii:ientado 'dá c.orre riesgo de ~ularse. a sí,~ismo al topar c;ori el más P,avor9so.pro: .a. sobrevenido en .el destinoeúropeo y que de nuevo formulo: se ha ª~.fa.do de la dirección Social nn tipo de hCJI)lbre a qu~en IlO interesan los : ..~ipios de la civilizació)l. No]os de ésta o los de aquélla, sino-a lo que ¡(;pued¡;juzgarse-·-los ele cingm:la. Leinteresan evidéntern~nt.elos anesc ·¡:ps, los ai,ito¡:nó~es y algunas cosas rná?. Pero' esto,c,onfirn'ia su radical j)!ler~s hacia la civilización. P)les esas cosas SO)l sól0 pr0 ductos de ella, Jervor que se les dédica hace,resaltarmás c¡-udame:ntela, .insensibilidad j!Jos principios de qué nacen. Baste hacer ccmstar este h~.cho: desde que ' ..ten las. mwve scienze, las ciencias físicas-.-por tanto, desde el Renaci~J?.tp-.-, el entusiasmo hacia ellas había .aumentado sin colapso, a lo largo ;tiempo. Más concretamente: el número.degentes que en proporción se gicaban a esas ·puras investigaciones era mayor en cada generación. El ·· J!cLCªs.o.cie ret:roc:es.o =repito, prpporcipnal.. se ha producido en la ge.aci.ón. que hoy va de los veinte a los treinta. En los laboratorios de. ciene µraempieza a ser difícil atraer discípulos. Y esto a~ontece cuando lainJria alcanza su mayor desarrollo y cuando las gentes muestran mayor tito por el uso de aparatos y medicinas ·creados por la ciencia;
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j 1 Esta holgura de moyimientos frenle al pasado no es pues, una petulante rebeldía, sino, ·!!l,c_ontrario, una clarísima obligación de toda (<época critican. Si yo defiendo el liberalismo ,glo XIX· contra· las masas que inciyilmente lo· atacan, no quiere decir que renun·cie a una <~bertad frente a ese propio liberalismo. Viceversa: el prhnitivismo que en este ensayo·apaªJº ~-haz peor es, por otra parte en cierto sentido, condición de todo gran: avance histórico. ____ .-lo que, hace no pocos años, decía yo sobre esto en el ensayo ~1Biología y Pedagogían', El_Esadar, 111, ~; [En el tomo 11 de estas Obras completas}. · 1
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Si no foera prolijo, podrÍa demostrarse pareja incongruencia en políti3 ca, en arte, en moral, en religión y en las zonas cotidianas de la vida. .·,:: ¿Qué.nos sigllifiq1 sjtuación tán par~dójica? Este ensayo pretende habe preparadola respuesta a tal pregunt>i. Significa que el h.ombm hoy domilll\n es un primitivo, un,Nat1.1nne11sch emergiendo meclio de.un mundq ci~; do ..Lo civilizado es.elmundo, pero su habitante no lo es: ni siquiera ve eI1él · CiviiiZació!l, siilo qÜ¿ usa de ella como si fuéSe nattÍraleza. El nuevo hcmib\'. desea elaui~móvilygÓza de él; pero cree que es fruta espontánea de un~t~g edénico. End fondo de su alma d~sconoce el carácter artificfal, casi inyeró•·• mil, de fa ciyilización,y no alargará s~entusiasmo podcis aparatos ha~.~,i principios que l~s ha~en posibles. Cuando !n'.ás arriba, tr~oniendo unas,pÍ\ bras de Rathenau, decía yo que ª5istill}DS ~la ,«iI1yasióI1 vertiptl de los bar ros», pudojrizgarse-como es sólito-.-· que se p:ataba sólod~ una «fra5.~ Ahora se V~ quela expresión podrá enunciar una verdad o Uil error, pero C[ii~ lo contrario de u!l~ «frase», a ,sa1:ler: una definición formal q11e ccindens" toe! un complicado análisis. El hombre-masa aftu~les, ,en efecto, un primitivÓ,¡Íu por los bastidores'se ha deslizado en' elviejbe5cenario de la civilización. ',!'• 1 ·.A toda hora se habla hoy de los progresos fabulosos de la técnica, pe' yo no veo que se h~bie, ni poflos mejÓres; éon una conciencia de su p6rvé\i suficientemente dramático. El mismo Spengler, tan sutil y tan hondo ---~u que tán maniático-·; me parece eri. este punto demasiado optimista. PÍÍ cree qufa la <~cultura» va sucederl.lri.a de i' en general de1a hiStoria, 'es tan remota de lá presupuesta en este ensayo · no es. fácil, ni aui'i para' rectificarlas, tiaefiaquí a comento sus conclusiones Sólo brincando sobre distancias y precisiones, para reducir ambos punt65 de vista a un c'omún denominador, pudiera plantearse asila divergeridál Spenglercree que la técnicapuede segtiirviviendo cuando ha muertoelitl: terés por los principios de la cultura. Yo no puedo resolverme a creer tiÍ cosa; La técnka esconsustandalmente ciencia, yla ciencia no existesi.na:·· teresa en su pureza y por ella misma y no puede interesar si las gentes no· tb · tinúan entusiasmadas.con los principios generales de la cultura, Si se·emb · ta este fervor-·-· como parece ocurrir-, la'técnica sólo puede pervivfr unraf el que le dure la inercia del impulso cultural que la creó. Se vive con la téc' ca, pero no de la técnica. Ésta no se nutre ni respira así misma, no es sino precipitado útil, práctico, de preocupaciones superfluas, irnpradka
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D~ aquf que, a~ Juicio.. ~~ dice nada quie~·~ree haber dicho algo. definiendo a ~ar''.:.
m~rica por su 11técnica)>. Una.de las
cosas.que perturban más gravemente la conciencia eúrq , es. el conjunto.dejuicios pueriles sobre Norteamérica que oye uno sustenLnr aun a·Ias p~rSp:_ más Cl;lltas. Es_un:caso. particular.de la desproporción que-más.adelante apunto•entre la ~~:n~p jidad de los proble_rnas actuales y la capacidad de las mentes.
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'Voy; pues, a la advertencia de que el actual interés por la técnica no gatiza nada, y menos que nada el progreso mismo o 'la perduración de la ciúca: Bien esta que se considere el tecnicismo como uno de los rasgos cacterísticos de la «cultura moderna>f' es decir, de una cultura que contiene 'n género .de ciencia, el cual resulta materialmente aprovechable. Por eso, ]ircl;umir la fisonomía novísima de la vida implantada por el siglo XIX, me 'ueditba yo con estas dos solas facciones: democracia lib.eral y técnii::a'. ,éfo·repito que me sorprende la ligereza con que al hablar de.la técnica se 'ivida que su víscera cordial es la ciencia pura, y que las condiciones de su rpetuación involucran las que hacen pbsible el puro ejercicio científico. . iba pensado eÍltodaslastosas quenecesitanseguirvigente5 enlas almas rifque pueda seguir habiendo de verdad «hombres ele ciencia»? ¿Se cree serio que mientras haya dollars habrá ciencia? Esta idea en que muchos ;tranquilizan no es sfoouna prueba má~ de primitivismo, ¡Ahí es nada la cantidad de ingredientes, los rnás dispares entre sí, que es níenesterreunir y agitar para' obtener el coi:htail de la cieriC:ia fisicoquímica! ;un contentándose con la presión más débil y somera deltema; salta ya el claimo hecho de que en toda la amplitud de la tierra y en toda' la del tiempo, la icoquúnica·sólo ha logrado constituirse, establecers'e plenamente en el bree cuadrilátero que inscriben Londres; Berlín, Viena y París. Y aun dentro de .é,cuadrilátero, sólo. eri el siglo XIX. Esto demuestra que la ciencia experiental es uno de los productos más improbables de la historia; Magos, sacerc otes, guerreros y pastÓres·han pululado donde y comó quiera. Pero esta fau•del hombre experiméntal requiere, 'por lo visto, para producirse; un onjunto de condiciones más insólito que el que engendra al unicornio. He1hotan sobrio y tan magro debía hacer reflexionar un poco sobre el carácter pervolátil, evaporante, de la inspiración científica'. ¡Lucido va quien crea ue si Europa desapareciese podrían los norteamericanos continuar la ciencia! lnf Importaría mucho trátar a fondo el asunto y especificar con toda mil .ucia cuáles son los supuestos históricos, vitales de la ciencia experimental frnnsecuentemente, de la técnica. Pero no se espere que, aun aclarada la ·llestión, el hombre-masa se daría por enterado. El hombre-masa'no atiende 'razones, y sólo aprende en· su propia· carne..
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~e~~e, que no es. conc~bible;la un~ sin 1~ otra, y 1 .iJOr-tanto, fue_ra desé.able'uti ~erCer nomb.re,
~genericci, qU.e incluyese,ambas. Ese seriit el ·verdhdt!ró nombre, el .SusiantivO de IB última nturia. :;.~:. -2 No hablemos de.cuestiones más internas. La mayor parte de los investigadores mismos tienen. ha~ la más ligera sospecha de la gravfsima, peligrosísima crisis í:ritima que hoy attasu c1enc1a. '
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Una observación me impide hacerme ilusiones sobre la eficacia de les prédicas, que a fuer de racionales tendrían queser sutiles. ¿No es dellla. siado absurdo que· en las Circunstancias actuales no sienta el hombr' medio, espontáneamente y sin prédicas, fervor superlativo hacia aquelI. ciencias y sus congéneres las biológicas?. Porque repárese.en cuál es]asf tu ación actual: mientras evidentemente todas las demás cosas dela cultuf se han vuelto problemáticas -la política;. el arte, las normas sociale<;,;j moralmisma-':-', hay una que cada día comprueba, de la manera más i~~ cutibleymáSpropiapara hacer efecto al hombrecmasa, su maravil.l?s~:e, ciencia: la ciencia .empírica. Cada día facilita un nuevo invento; que:::·: hombre medio utiliza. Cada día produce.un nuevo analgésico o vacµna.;.4 que ese hombre medio beneffcia. Tcido el mundo sabe que, no. cediendot inspiración científica, si se triplicasen o decuplicasen los 1aboratotios, 1s multiplicarian automáticamente riqueza;: comodidades; salud, .bi.en.esJ · ¿Puede imaginarse.propaganda más forrnidableycontundente enJavo;r , un principio vital? ¿Cómo; no obstante, no hay sombra de que las masas: pidan a sí mismas un sacrificio de dineroy de atención para dotar mejor ~·J~ ciencia? Lejos de esto, la postg1lerta: ha.convertido al hombre de cienciae,. el nuevo paria social.. Y conste que m.e refiero afísicos, químicos, biólogl?~ -no a los filósofos. La filosofía no necesita ni protección, ni atención,.;r; simpatía de Ja.masa. Cuida su aspecto de perfecta inutilidad1 , Y con ello •. ' liberta de toda supeditación al hombre medio. Se sabe a sí misma por ese_ cia problemática, y abraza ale:gre su libre destino de pájaro del buen DiOJ sin pedir a nadie que cuente cbn ella, ni recomendarse ni defenderse. Siaalf guien buenamente le aprovecha para algo, se regocija por simple simpatía' humana; pero no vive de.ese provecho ajeno, ni lo premedita ni lo espera•. ¿Cómo va a pretender que nadie la tome en serio, si ella comienza por.4uc dar de su propia existencia, si no vive más que en la medida en que se con¡' bata a sí misma;· en que se desviva a sf misma? Dejemos, pues, a.unJadoJ filosofía; que es aventura de otro rango . .Pero las ciencias experimentales sí necesitan de la masa, como ésta n cesita de ellas, so pena de sucumbir, ya que en un planeta sin fisicoquímic no puede sustentarse el número de hombres hoy existentes. ·. •· ¿Qué razonamientos pueden conseguir lo que no consigue el automó. vil, donde van y vienen esos hombres, y la inyección de pantopón, qudül mina, milagrosf1, sus dblore5? La desproporción entre el beneficio ~01;1st~¡1¡);\ y patente que la ciencia les procura y el interés que por ella muestra11~J ' '. :\.i;i'.
que no hay modo de sobornarse a sí mismo con ilusorias esperanzas y espe,. r más que barbarie de quien así se comporta. Máxime si, seglin veremos, te despego hacia la ciencia como tal aparece, quizá con mayor clmidad que en "inguna otra·parte, en la masa de los térnicos mismos -de médicos, ingenie. s, etcéten;i, los cuales suelen ejercer su profesión con un estado de espíritu déntico en lo esencial al de quien se contenta con usar del automóvil o comrar un tubo de aspirina-, sin la menor solidaridad íntima con el destino e la ciencia, de la civilización. Habrá quien se sienta más sobrecogido por otros síntomas de barbarie ergente que, siendo de cualidad positiva, de acción, y no de omisión, salmás a los ojos y se materializan en espectáculo. Para mí es éste de la desroporción entre el provecho que el hombre medio recibe de la ciencia y la atitud que le dedica -que no le dedica- el más aterrador 1• Sólo acierto a:explicarme esta ausencia del adecuado reconocimiento si recuerdo que en él.centro de África los negros Van también effautbmóvil y se aspirinizan. .] europeo que empieza a predominar-ésta es mi hipótesis- sería, relatiamente ala compleja civilización en que ha nacido, un hombre primitivo, un árbaro emergiendo por escotillón, un «invasorvertica]».
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~e~lttplita la riiO~.t:Iuosid,~d d~l heé:ho qlle-Como hC: indiC~do- tOdas IOs dehtás prin-
p1os vttales-politica, derecho.; arte, moral, religión-: se hallan efectivamente y por sí mismos
,q._crisis, en_, por.lo menos,_n:ansitoria_falla. Sólo _la ciencia no falla, sino qu_e cada día cumple con -~~?.losas _creces cuanto prom,ete y más de_ lo que_promete. No tie~e~ ptÍes,_ concurrencia, no cabe
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Arist.óteles: Metafísica, 983 a 10.
tsculpar el despego hacia ella Suponiendo al hombfe-mediO distraído 'por algün otro entusiasmo ecultura.' ! ·· · , : ·-
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PRIMITIVISMOEHISTORIA -
sos~ene
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La Naturaleza está siempre ahí. Se a sí misma. En ella,• en la selv podemos impunemente ser salvajes. Podemos inclusive resolvemos a1ú _ dejar de serlo nunca, sin más riesgo que el advenimiento de otros seresqú no lo sean. Pero, en principio, son posibles pueblos perennemente p ·· rnitivos. Los hay. Breysig los ha llamado «los pueblos dela perpetua aurorálos que se han quedado en una alborada detenida, congelada, que no avir za hacia ningún mediodía. __ _ --· Esto pasa en el mundo que es sólo Naturaleza. Pero no pasa en'e mundo que es civilización, como el nuestro. La civilización no está allí' no se sostiene a sí misma. Es artificio y requiere un artista o artesano. Si usted quiere aprovecharse de las ventajas de la civilización, pero nos preocupa usted de sostener la civilización... , se ha fastidiado usted; Enu dos por tres se queda usted sin civilización.- ¡Un-descuido; y cuando mita usted en derredor tcido se ha volatilizado! Como si hubiesen recogid unos tapices que tapaban la pura Naturaleza, reaparece repristinada" selva primitiva. La selva siempre es primitiva. Y viceversa. Todo lo p · tivo es selva. A los románticos de todos los tiempos les dislocaban estas escenas' violación, en que lo natural e infrahumano volvía a oprimirla palidéi;J-f mana de la mujer, y pintfjbaµ al cisne_s_obre Led¡t, estreJ:Il¡;)!ido; ¡il.tprócO' Pasiphae y a Antíope bajo el capro. Generalizando; hallaron un espectácn1' más sutilmente indecente en_ el paisaje fºn ruinas, d~nde la piedra ci\Ti.:. da, geométfiq, se a;tioga bajo elabrazp de fa silvestre vegetación: .G,wiri, un buen romántico divisa un edificio, lo primero que sus ojos buscari
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sobre la_acrótera o el tejado, el «amarillo jaramago». Él anuncia que, en de[ioitiva, todo es tierra; que, dondequiera, la selva rebrota. '_111 Sería estúpido reírse del romántico. También el romántico tiene razón. Bajo esas imágenes inocentemente perversas late uri enorme y sempiterno problema: J!l de la_s relaciones entre la civilización y1o que quedó tras ella-·-la ·aturaleza-, entre lo racional y lo cósmico. Reclamo, pues, la franquía para _cuparme de él en otra ocasión y para ser en.la hora oportuna romántico. Pero ahora me encuentro en faena opuesta. Se trata de contener la selva 1 ·_vasora. El «buen europeo» tiene que dedicarse ahora a lo que constituye, éomo es sabido, grave preocupación de los Estados australianos: a impedir ue las'chumberas ganen terreno y arrojen a los hombres al mar; Hacia el 'ñii'cuarenta y tantos, un emigrante meridional, nostálgico de su paisaje '¿Málaga, Sicilia?-, llevó a Australia un tiesto con una chumberita de 'ada. Hoy los' presupuestos de• Oceanía se cargan con partidas onerosas estinadas a la guerra contra la chumbera; que ha invadido el continente 'icada año gana en sección más de un kilómetro. El hombre-masa cree que la civilización en que ha nacido y que usa es -n-espontáneay primigenia como la Naturaleza, e ipso facto se forivierte en rimitivo. La civilización se le antoja selva. Ya lo he dicho. Pero ahora hay ue añadir algunas precisiones. - -- -Los principios ~n que se apoya el mundo civilizado -'-el que hay que ostener- no existen para el hombre medio actual. No le interesan lós -_alares fundamentales" de la cultura, no se hace solidario de ellos; no' está · puesto a ponerse en su servicio. ¿Cómo ha pasado esto? Por muchas cauás;1pero ahora voy a destacar sólo una. La civilización, cuanto más avanza, se hace más compleja y más dificil. ios problemas que hoy plantea son archiintrincados. Cada vez es menor el 'limero de personas cuya mente está a la altura-de esos problemas. La post--' erra nos ofrece un ejemplo bien claro de ello: Lareconstitución de Europa Hseva:viendo- es uri asunto demasiado algebrako, y el europeo vrilgar se eyela iriferior a tan sutil empresa. No es que falten medios para la solución. altan cabezas; Más exactamente: hay algunas cabezas, muy pocas; pero' el uerpo vulgar de la Europa central no quiere ponérselas sóbre los hombros. en Este desequilibrio entre la sutileza complicada de los problemas-y la de -~mentes será cada vez mayor si no se pone remedio y constituye la más l~rriental tragedia de la civilización. De puro ser fértiles y certeros los princ íos que la informan, aumenta su cosecha en cantidad yen agudeza'hasta e,bosar la receptividad del hombre normal. No creo que esto haya acontecig nunca en el pasado. Todas las civilizaciones han fenecido por la insufiiencia de sus principios. La europea amenaza sucumbir por lo contrario.
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Er{ Grecia y Roma no fracasó.el hombre, sino sus principios; El Imperio to mano finiquita por falta de técnica. Alllegar a un grado de población grari de y exigirtan vasta convivencia la solución de ciertas urgencias materiale.s que sólo la técnica podía hallar, comenzó el mundo antiguo· a involucior¡a a retroceder y consumirse. Mas ahora es.el hombre quienJracasa por no poder seguir emparejadÓ con el progreso de su misma civilización. Da grima oír hablar sobre los t¡;mas más elementales del día a las personas.relativamente más cultas. Parece toscos.labriegos.que con dedos gruesos y torpes quieren coger una aguj que está sobre una mesa, Se manejan,. por ejemplo, los temas políticos ys' dales con el instrumental de conceptos romos que sirvieron hace dostier¡ tos afü>S para afrontar· situaciones de hecho..doscientas veces menos sutiles, Civilización avanzada es•una y misma cosa con problemas arduos.:,De aquí que cuanto.mayor sea el progreso, más en peligro.está. La vida es•cada vez mejor; pero, bien entendido, cada v~z más complicada. Claro es que:ál complicarse los problemas se van perfeccionando también los medios par~ resolverlos. Pero es menester que cada nueva generación se haga dueña de esos medios adelantados. Entre éstos ~por concretarun poco-·- hay u perogrullescamente unido al avance de.una civilización; que es tenei:rr¡. · cho pasado a su espalda, mucha experiencia; en suma: historia! El, salí e, histórico es una técnica de primer orden para conservar y continuar una~'. vilización provecta: No porque dé soluciones positivas al nuevo cariz de:lp conflictos vitales-la.vida es siempre diferente de lo quefue.. , sino porque evita cometer los. errores ingenuos de otros tiempos. Pero si usted, encimít de ser viejo y, por tanto, de que su vida empieza a ser difícil, ha perdidoJá memoria del pasado, no aprovecha usted su experiencia, entonces todo so desventajas.Pues yo creo que ésta es la situación de Europa. Las gentesm · «cult.as» de hoy padecen •una ignorancia histórica increíble. Yo sosteng que-hoy.sabe el europeo dirigentemucha menos hist0 ria que el hombred siglo XVIII y aun.del XVIL Aquel saber histórico de las minorías gobern . tes-.goben:iantes sensu lato. .. hizo posible el avance prodigioso' del sigl XIX. Su política está pen5ada-.-por el XVIII-.-.. precisamente para evitar~Q. errores de todas las políticas· antiguas, está: ideada en vista de.esos error y resume en su sustancia la más larga experiencia. Pero ya el siglo XIX c. menzó a perder «cultura histórica», a pesar de que en su transcursolos:e§ pecialistas la hicieron avanzar muchísimo como ciencia'. A.este abando!} se deben en buena parte sus pecúliares errores, que hoy gravitan sobre·n,.
·va ~quí'erírreVeilioS la' difcreriCia·entfe·~i .eStitdó ·de 1ds cien'cih:s· clé·una epoca Y'~i e5
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de su cultura, qlle pronto nos va a ocupar.
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soi:rc\s. En su último tereio se inició -aun subterráneamente- la involu.jón; elretroceso a la barbarie; esto es; a la ingenuidad y primitivismo de ~uien no tiene li olvida su pasado. [;!.- .Por eso·son bolchevismoyfascismo, los dos intentos «nuevos» de política•que en, Europa y sus aledaños se están haciendo, dos claros ejemplos de egresión sustancial. No tanto por el contenido positivo de sus doctrinas, que; aislado, tiene naturalmente tina verdad parcial'-· ¿quién en el universo '·o tiene una porciúncula de razón?-, como por la manera anti-histórica, "nacrónica, con que tratan su parte de razón. Movimientos típicos de home rescmasas, dirigidos, como todos fos que lo son, por hombres mediocres, ' temporáneos y sin larga memoria; sin «conciencia histórica», se comportan esde.un principio como si hubiesen pasado ya, como si acaeciendo en esi:a 'ora perteneciesen a la fauna de antaño. :> La cuestión no está en ser o no ser comunista y bolchevique. No discuto credo.Lo que es fucoricebible y anacrónico es que un comunista de 1917 lance a hacer una revolución que es en su forma idéntica a todas las que hte5 ha habido yen que no se corrigen lo más mínimo los defectos y errores . e•las antiguas. Por eso·no es interesante históricamente·lo acontecido en lisia; por eso es estrictamente lo contrario qué. un comienzo de vida humaa:Es; por el contrario, una monótona repetición de la revolución de siemc .te;• es ·el perfecto lugar común de· las revo!Uciones. 1Hasta el )Junto que no ayfrase hecha, de las ~uchas que sobre las revoluciones la vieja experiencia umana ha hechci; que no reciba deplorable confirmación cuando se aplica a fanqLa revolución devora sus propios hijos!»· «La revolución comienza .pbrun partido mesurado, pasa en seguida a los extremistas y comienza muy · ronto a retroceder hacia una restauración», etcétera, etcétera. A los cuales tópicos venerables podían agregarse algunas otras verdades menos notorias; eró no menos probables; entre ellas ésta: una revolución no dura más de 'uince años, período que coincidec.on la vigencia de una generación'. .?r•> Quien aspire verdaderamente a crear una nueva realidad social o polí'ca, necesita preocuparse ante todo de que esos humlldísimos.!ugares co~ unes de la experiencia histórica queden invalidados por la' situación que r; 1 Una generaci'ÓÍi aélúa alrededi:Jr de tfeint~ -afias.: Pero eSU ac.tuációÍÍ sé diVi dé eti dos etay_ toma dos·fqnnas: durante la primera miLad--aproxi~adamente.-de ese,period_o, la nuegeneración hace la propaganda de sus ideas, preferenciaS y gustos, que, al cabo, a_dcluier~.Íl vi¡
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-~c¡~ y so~ lo do:minante ei;i la segpnda:mitad de su_ cn_rrera. Mas: la_ gene_ración edücada bajd su ~eno trae ya otras'· ideas; pi-efel'ené:ias Ygustos,·que éin¡Jiézan a inyectareD:el aire piiblico. }l!lng.o lf!s ideas, pr~f~rencias 1 y gu.s~os_ de la.gene~ació_n_ irnper_all:~e scin extreiilist_as, y por ello
1YRJ~cjqnatj.os! la .n~eva gen,e~;,t_c~ó11: es ªJ?tiex~em~~ta,y anti_rrevoh1cionari~,: l!!j decir, ~e altn~
_ tan~ialmfnte 7
restaurádora._ Cl_aro.qU:e _p'or restauración no ha O.e-entenderse simple icvuelta lo antiguo1~; cosa que:nunca·han sido 1~ restauraciones.
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él ~uscita. Por mi parte reservaré la calificación de genial para el políticq que apenas comience a operar comiencen a volverse locos los profesores.d Historia de los Institutos, en vista de que todas las «leyes» de su cienciair. sultan caducadas, interrumpidas y hechas cisco. Invirtiendo el signo que afecta al· bolchevismo, podriamos decir cosas similares del fascismo.Ni uno ni otro ensayo están «a la altura delos, tie\nr· pos», no llevan dentro de sí escorzado todo el pretérito, condición irremis¡~ ble para superarlo. Con el pasado no se lucha cuerpo a cuerpo. El porvenir lo.vence porque se.lo. traga.·Como deje algo de él.fuera, está perdido., •iitj . . Uno y otro -bolchevismo y fascismo- son dos seudoalboradas¡·,nó' traen la mañana de mañana, sino la de un arcaico día, ya usado una o·m~7 chas ;veces; son primitivismo: Y esto serán todos los movimientos qüe;.ré' caigan en la simplicidad de entablar un pugilato. con tal o .cual porción·d pasado, en vez de proceder a su digestión ... · , . · . .,;"-: . . ·No cabe duda de que es.preciso superar el liberalismo del siglo XIX! Pero esto es justamente lo. qüe no puede hacer quien, como el fascismo;· se· declara antiliberaL Porque eso -ser antiliberal o no liberal- es lo que hacía el hombre anterior al liberalismo. Y como ya una vez éste triunfó de aquél¡ repetirá su victoria innumerables veces o se acabará todo-liberalismo y anti¡'. liberalismo- en una destrucción de Europa. Hay una cronología vitaLine, xorable. El liberalismo es en ella posterior al antiliberalismo, o,.lo que esl mismo, es más vida que éste, como el cañón es más arma que la lánza:' ·mr\ . Al prirher..pronto, una actitud anti-algo parece posterior a este algo\ puesto que significa.una reacción contra él y supone su previa existencifü,, Pero la innovación que el anti representa se desvanece en vacío ademán negador y deja sólo como contenido positivo una. «antigualla». El ques~ declara anti-Pedro no hace, traduciendo su actitud a lenguaje positiyol más que declararse partidario de un mundo donde Pedro no exista. Per, esto es precisamente lo que acqntecía al
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suma, vivir «a la altura de los tiempos», con hiperestésica conciencia de la coyuntura hiStórica. · El pasado tiene razón, la suya. Si no se le da ésa que tiene, volverá a reclamarla, y de paso a imponer la que no tiene. El liberalismo tenía una ra' ón, y ésa l;iay qu~ dársela per saecula saecu!onun. Pero no tenía toda la razóu, ' ésa que no tenía es la que hay que quitarle. Europa necesita conservar su esencial liberalismo. Ésta es la condición para superarlo. Si he hablado aquí de fascismo y bolchevismo no ha sido más que obliUamente, fijándome sólo en su facción anacrónica. Ésta es, a mi juicio, inse' arable de todo lo que hoy parece triunfar. Porque hoy triunfa el hombre. asa, y; por tanto, sólo intentos por él informados, saturados de su estilo rimitivo, pueden celebrar una aparente victoria. Pero, aparte de esto, no is'cuto ahora la entraña del uno ni la del otro, como no pretendo dirimir el erenne dilema entre revolución y evolución. Lo más que este ensayo se atreea solicitar es que revolución o evolución sean históricas yno anacrónicas. El tema que persigo en estas páginas es políticamente neutro, porque alienta en estrato mucho más profundo que la política y sus disensiones. o es más ni menos masa el conservador que el radical, y esta diferencia .:que en toda .época• ha sido muy superficial- no impide ni de lejo;:que , robos sean un mismo hombre, vulgo rebelde. ",,Europa no tiene. remisión si su destino no es puesto en manos de gene es.verdaderamente «C(Jntemporáneas» que sientan bajo SÍ palpitar todo el S'ubsuelo histórico, que conozcan la altitud presente de la vida y repugnen Jodo gesto arcaico y silvestre. Necesitamos de la historia íntegra para ver si logramos escapar de ella, no recaer en ella.
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XI LA ÉPOCA DEL ~
historia'eu~;
Resumen: Elnuevo hecho social que aquí se analiza es éste: la pea parece, por vez primera, entregada a la decisión del hombre vulgar ccí ·' taL O dicho en voz activa: el hombre vulgar, antes dirigido, ha resuelto gob nar el mundo. Esta resolución de adelantarse al primer plano social se ha']'if dui:ido en él; automáticamente, apenas llegó a madurar el nuevo tipo deihcí ' breque él representa. Si atendiend.o a los efectos de vida pública, se e5tudia:l estructura psicológica de este nuevo tipo de hombre-masa, se encuentra W guiente: 1.º,una impresión nativa y radical d~ que la vida es fácil, sobrada/'" limitaciones trágicas; por tanto, cada individuo medio encuentra en sí una se sación de dominio y triunfo que, 2. 0 , le invita a afirmarse a sí mismo talcual a dar por bueno y completo su haber moral e intelectual. Este contentamierif consigo le lleva a cerrarse para toda instancia exterior, a no escuchar, a no'po ner en tela dejuicio sus opiniones y a no contar conlos demás. Su sensació' íntima de dominio le incita constantemente a ejercer predominio. Actua . pues, como si sólo él y sus congéneres existieran en el mundo; por tanto;3 intervendrá en todo imponiendo su vulgar opinión, sin miramientos, cante' placiones, trámites ni reservas, es decir, según un régimen de «acción directa· Este repertorio de facciones nos hizo pensar en ciertos modos deficierif de ser hombre, como el «niño mimado» y el primitivo rebelde; es decir, elh' baro. (El primitivo normal, por el contrario, es el hombre más dócil a instanci superiores que ha existido nunca -religión, tabús, tradición social, costa· bres). No es necesario extrañarse de que yo acuniule dicterios sobre esta figli; de ser humano. El presente ensayo no es niás que un primer ensayo de.¡¡tlic{ a ese hombre triunfante y el anuncio de que unos cuantos europeos varia i:
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olverse enérgicamente contra su pretensión de tiranía. Por ahora se trata de un · áyo de ataque nada más: el ataque a fondo vendrá luego, tal vez muy pronto, frforma muy distinta de la que este ensayo reviste. El ataque a fondo tiene que .ériir enforma·que el hombre-masa no pueda precaverse contra él, lo vea ante ·· yno sospeche que aquello, precisamente aquello, es el ataque a fondo . .., L;Este personaje, que ahora anda por todas partes y dondequiera impone ';barbarie intima, es, en efecto,. el niñcí mimado de la historia humana. El ·~o mimado es el heredero que se comporta exclusivamente como heredero. bra la herencia es la civilización-las comodidades, la seguridad, en suma, · -ventajas de la civilización. Corno hemos visto, sólo dentro de la holgura ·µ1 que ésta ha fabricado en el mundo, puede surgir un hombre constituido · r'áquel repertorio de facciones, inspirado por tal carácter. Es una de tantas Torrhaciones como el lujo produce enla materia humana. Tenderiatnos ilu'riamerite a creer: que una vida nacida .. en:un mundo sobrado sería mejor, ás•vidayde superior calidad a la que consiste, precisamente, en luchar con íre5casez. Pero no hay tal. Por razones muy rigorosas y archifundamentales ·'ueno es ahora ocasión de enunciar. Ahora, en vez de esas razones, basta con ·"cardar el hecho siempre repetido que constituye la tragedia de toda aristofacia •hereditaria, El aristócrata hereda, es decir, encuentra atribuidas a su rsona unas condiciones de vida que él no ha creado, por tanto, que no se rodricen orgánicam~nte unidas a su vida personal ypropia. Se halla al nacer '•talado, d~ pronto y ~in saber cómo, en medio de su riqueza y de sus pre.· ágativas; El no tiene, íntimamente, nada que ver con ellas, porque ncí vieeri: de éL Son•el caparazón gigantesco de otra persona, de otro ser viviente, antepasado. Y tiene que vivir como heredero, esto es, tiene que usar el ca.arazón de otra vida. ¿En qué quedamos? ¿Qué vida va a vivir el «aristócra. »de herencia, la suya o la del prócer inicial? Ni la una ni la otra. Está con.I1ado a representm· al otro, por tanto, a no ser ni.el otro ni él mi$mo. Su vida . rde, inexorablemente, autenticidad y se convierte en pura representación ,ci:ión de º'fª. vid~ ..La sob,ra de medios que está obligado, a rrian~j~r no le ej~ viv{r su propio y personal destino, arrofia su ;Vida: Toda~ida es la lucha, el ifuérzo por sersf misma. Las dificultades con que tropiezo para realizar mi '¡),~son, precisaip.~I1te, 1() que. d~spierta y.moviliza mis actiyjdades,, i:nis ca' .cidades. Si mi cuerpo no me pesase, yo,no podría andar. ,Si la atmósfera no e~~rimiese, s,entiría mi cuerpo como una cosa vaga; fofa, fantasmática. Así, 1 ¡¡;e[jcaristócJ~~/> heredero tqda su p~rsona,se, va ~i;ivagueciendo, por falt~ de V ~·Y esfuerzo vital.El resultado es esa específica bobería de las yiejas noble.•~'que no séparece a nada y que, enrigor, nadie ha descrito todavia en su iny tráiico mecanisíncí.-el interno. y trágico mecanismo que conduce da aristocracia hereditaria a su irremediable degeneración. , .; . .·. .
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Vaya esto tan sólo para contrarrestar nuestra ingenua tendencia a ere que la sobra de meclio.s favorece la.vida. Todo lo contrario. Un mundo sobr' do 1 de posibilidades producé,.automáticamente, graves deformaciones y ciosos tipos de existencia humana-.-los que se pueden reunir en la clas general' «hombr.e-heredero»,· de que-el «aristócrata» no es sino un cas' particular; y :otro, el.niño mimado, y. otro,, mucho más. amplio y radical, hombre-masa de nuestro tiempo. (Por otra parte, cabría aprovechar más 1d talladamente la anterior alusión al «¡iristócrata», mostrando cómo much · de los rasgos característicos de.éste, en todos los puebk>sytiempcis, se;dá' de manera germinal, en el hombre.masa. Por ejemplo:Ja propensión a haé ocupación central de la vida los juegos y los deportes; el cultivo de su;qué -.-régimen higiénico y.aténción a]a bellez.a del traje; falta de romanticism en la relación con la mujer; divertirse con eHntelectual, pero, en.eHona no. estimarlo y.mandar que los lacayos o los esbirros le.azoten; preferir la._ da bajo la autoridad absoluta a•un régimim de discusiónc, etcétera, etcétera)' Insisto, pues, con leal pesadumbre en hacer ver que este hombre lleri de tendencias inciviles, que este novísimo bárbaro es un producto autorn,· tico de.la civilización moderna, especialmente de la forma que esta ci'vilíz. ción adoptó en el siglo XIX. No ha venido de fuera al mundo civilizac!. como kis «grandes bárbaros blancos» del siglo V; no. ha nacido tampo
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En eSto, corno e:n otras CoSas, la artstocrá_cih inglesa-_parece_una_·excepción dC lo,d~ Petó, ·con Sér.Su caso admirabilfsimó; bastarfa Con dibitjar las lineas generales de la hist'oi-ia·tá~ica.para,hncet :vetque ésta e~cep~ión, aun siéndolo, cpnfinna_la_reg1_a."CQi,_tríl;· JQA.1:1~-~. decirs,e, _la nqbleza ingl_esa ha sido l_a,menos ,«_s~brad~~> _de_~u_rop~ y ha_yivido en más:c;?rls,.ln:; peligfá 'que !iinguna ºt;rn: Ypoíqú~ Ha vividb Siempfe en p~ligrp h3 sabidd y logrildO li'asérse ~ ' '_ ta-f _:_lo cual supohe haber peirnahecido sin_ descanso en-la brecha. Se olvidá el"dato·fundameh ~i: _q11e ~_1:1gl,~~e1:'!'a ha s_i~~~ hasta.llluy 4entro del sigl_() XVIII, el_ p~ís- más po_b_re de Occid~f!t~~ ~.obl,ei,:~. ~e salv_ó_p~~ es;t_o mism_o. Como_ no era sobra_da de medios, tu,vo que acep,tar,_ desª7~\F go; la- ocupacfOil 'c"ohtercial' e ihdustrial-innob1e 'en el continente-, es .decii-, se decrdió'~ pronto a vivir económicamente en fórma Creadora y a:no atenerse a los privilegios. ~~t " 1
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~oncreta de la vida corporal, recordaré que la especie humana ha brotado
h:zonas del·planeta donde la estación caliente quedaba compensada por na estación de frío intenso. En los trópicos, el animal-hombre degenera y, ·:~eversa, las razas inferiores -por ejemplo, los pigmeos- han sido· em,njadas h~da lo~.trópicos por razas nacidas después que ellas y superiores laescalá de la evolución'. Pues bien, la civilización del siglo XIX es de índole tal que permite al ombre-meclio instalarse en un mundo sobrado, del cual percibe sólo la suerabundancia de medios, pero no las angustias. Se encuentra rodeado de · ··rrumentos prodigiosos, de medicinas benéficas, de Estados previsores, .!!derechos cómodos. Ignora, en cambiq, lo dificil qué es inventar esas meiginas e instrumentos y asegurar para el.futuro su producción; no.advierte ''inestable que es la organización del Estado, y apenas si sientedentro•de sí bJigaciones. Este desequilibrio le falsifica, le vicia eri su raíz .de ser vivien.e.haciéndole perder contacto con la sustancia misma de la vida; que,es abso. to.peligro, radical problematistno .. La forma más: contradictoria de la vida .itlilana que puede aparecer en la vida humana es el «señorito satisfecho». ·¡Or eso, cuando se hace figura predominante, es preciso dar la vciz de alarc ay anunciar. que la vida se halla amenazada de degeneración, es decir, de )átiva muerte. Según esto, el nivel vital que representa la Europa de hoy es perior a todo el pasado humano; pero si se mira el porvenir, hace temer ueni conserve su altura ni produzca otro.nivel más.elevado, sino, por el ,qntrario; que retroceáay recaiga en altitudes inferiores. · fr•• Esto, pienso, hace ver con suficiente claridad la anormalidad superlatiya que representa el «señorito satisfecho». Porque es un hombre que ha ,,enido a la vida para hacer lo que le dé la gana. En efecto, esta ilusión se 'ace eh hijo de familia». Ya sabemos por qué: en el ámbito familiar, todo, ,a¡; fa los mayores delitos, puede quedar a la postre impune. El ámbito famjliar es relativamente artificial, ytolera dentro de él muchos actos que en la .~iedad, en el aire de la calle, traerían automáticamente consecuencias de,,J:rosas e ineludibles para su autor. Pero el «Señorito» es el que qee,poder .,.mportarse fuera de.casa como'en casa, el que cree que nada es fatal, irre~eqi~ble irrevo~able. Por eso cr~e ql1e puede hacen? que 17 dé la gana'.
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Vease Olbriche'Klima undEntwicldung, 1923,.
i':~-Lo que la casa es frente a la sociedad lo.es más en grande la,nación frente al conjunto de itaciones. Una de las manifestaciones a 1a vez más.claras yvo1uminbsns del 1cseñoritismon viente es¡ como-veremos, la decisión que algunas naciones han tomado de ichacer lo que 1es dé la ~~an en la convivencia iqterriacional. A esta llaman ingenuamente:itnacionalismo». Yyo, que _ugno la supeditación _beata a la internacionalidad; ené:uentro, por otra parte, grotesco ese . nsito'rio i de las naciones menos granadas.
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¡Gran equivocación! Vossa merce irá a onde o levem, como se dice al loro e . el cuento del portugués. No es que no se deba hacer lo que le dé a unocla' gana; es que no se puede hacer sino lo que cada cual tiene que hacer, tiene que ser. Lo único que cabe es negarse a hacer eso que hay que hacer; pero es torio nos deja' en franquía para hacer otra c·osa que nos dé la gana. En este punte¡ poseemos sólo una libertad negativa de albedrío-la nohmtad. Podem?s perfectamente desertar de nuestro destino más auténtico; pero es para caer., prisioneros en los pisos inferiores de nuestro destino. Yo no puedo ·hacer esto evidente a cada lector en lo que su destino individualísimo tiene de ta r porque no conozco a cada lector; pero sí es posible hacérselo ver en aquell porciones o facetas de su destino que son idénticas a las de otros. Por ejem plo: todo europeo actual sabe, con· una certidumbre mucho más vigoro~~ que la de todas sus «ideas» y «opiniones» ~resas, que el hombre europea actual tiene que ser liberaL No discutamos si' esta ola otra forma de libertá es la que tiene que ser. Me refiero a quEYel europeo más reaccionario sabe\ en el fondo de su conciencia, que•eso que ha intentado Europa en el último siglo con el nombre de liberalismo es, en última instancia, algo ineludibley inexorable, que el hombreoccidenfalde hoy es, quiera.o no. ··· ' ''"''!:' Aunque• se demuestre, con plena e incontrastable verdad, que son fal; sas y funestastodas las maneras concretas en que se ha intentado hasta alfo; ra realizar ese imperativo irremisible de ser políticamente libre; inscrito;e!l el destino europeo, queda' en pie la última evidencia de que en el siglo últi , mo tenía sl!Stancia!mente razón. Esta evidencia última actúa lo mismo en·el comunista europeo que en el fascista, por muchos gestos que hagan pira· 1 convencemos y convencerse de lo contrario, como actúa-.-quiera o nó\ • créalo o no-· en el católico que preste más leal adhesión al Syl!abus'. Todo~ «saben» que más allá de las justas críticas con ql1e se combaten las manifesF tai::iories del liberalismo queda la.irrevocable verdad de éste, una•verdad'q!l,~; no·esteórica; científica; intelectual; sino •de un orden radicalmente distilitb.' "El que CTCc dop~ffii6iffierit~ que ~l sof nO c3e·én el hc:lriz.cinte,' ~!gtie Vfénd01o caer¡ ',/t'D."
el ver iinplica una· convicción primari~, sigue crcytndo1o.-Lo que pasa es que su creencia ~i~~ fica detiene. constant,emen~e, los,efectos .~e_s.11 _creen,cia primaria o f7ipontánea._As~ .. es~ ~~ti;i\1, Ilieg3.;i:on su· creencia él()gmátiéa,-su propia, auténtiCa creencia libeiaL Esta alusión al caso de. católico va aquí sólo como ejemplo para aclarar 1a idea que expongo ahora; pero no se r~~~-r~! _ la censura radical que dirijo al hombre-masa de nuestro tielllpo, al ~tseñorito satisfecho'.•· C_o_1P:_ cide con éste só1o en un punto_. Lo que echo 'en cara_al_tcseñorito satisfecho~~ es 1a falta d~_auteJ]:, ticidad en casi todo su ser. El católico no es auténtico en algunos puntos de su ser. Pero aun~ coincidencia-parcial es sólo aparente. El Católico no es· auténtico en una parte de su ser'-todo~l que-tiene,'. quiera.o.no, de hombre uiotlemo-porqu'c:.qu~ereser fiel aotra pa:te efec~':1 ~e: ser, que es su feieligiosa; Esto significa que el destino-de ese católi~o ~ ens~ n::ISmo tragico.:Y'.·-:.. aceptar esa porción de inautenticidad cumple con su deber. El ~tse~onto sa~fechon, eii. :am~~; deserta de si mismo por pura frivolidad' y del todo, precisamente para e1udir toda tragedia¡e;,,,,.r_
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ymás decisivo que todo eso-'-a saber, una verdad de destino. Las verdades ,teóricas no sólo son discutibles, sino que todo su sentido y fuerza están en 'seniiscutidas; nacen de la discusión, viven en tanto se'discuteny están hechas exclusivamente para la discusión. Pero el destino ~lo que vitalmente se tiene que ser o no se tiene que ser--··-no se discute,' sino·quese acepta o no. Si )o•aceptamos, somos auténticos; si no lo aceptamos, sarrios la negación, la · falsificación de nosotros mismos'. El destino no consiste en aquello que. tenemos ganas de hacer; más bien se reconoce y muestra su claro, rigoroso perfil en la candencia de tener que hacer lo que no tenemos ganas. · Pue5 bien: el<<>'se:caracieriza por «saben> que ciertas cosas no•puederi ser y; sin embargó; y parlo mismo, fingir con sus actos y1palabras la convicción contraria, El fascista se movilizará contra lá libertadrpolítica, precisamente porque sabe que ésta no faltará nunca a la postre yen serio;sino que•está ahí; i'rremediablemente, en la sustancia·misma de la vfda europea y C[ue en ella se recaerá siempre que de verdad haga falta; a la hora de la seriedad. Porque ésta es la tónica de· la existencia en d hombreII1asa: la inseriedad¡ la «broma». Lo que hacen lo hacen sin el carácter de 'irrevocable, como hace sus travesuras el «hijo de familia». Todá •esa prisa por adoptar en• todos.los órdenes actitudes aparentemente trágicas, últimas, tajantes, es sólo apariencia.juegan a la tragedia.porque creen que no es verosímil la tragedia efoctiva en el mundo civilizado., Bueno fuera que ~tuviésemos forzados a aceptar como auténtico ser _de una persona lo que ella pretendía, mostramos como tal. Si alguien se obsti' ha enafirrriar que cree dos más dos igual a cinco y no hay motivo para supo.nerlo demente, debemos asegurar que no lo cree, por mucho que grite y aun. que se deje matar por sostenerlo. Un ventarrón de farsa general y omnímoda sopla sobre el.terruño europeo. Casi todas las posiciones que ·se toman y ostentan son internamente falsas. Los únicos esfuerzos que se hacen van dirigidos a huir del propio destino, a cegarse ante sl1 evidencia y su llamada profunda, a evitar cada bual el careo con ese que tiene que ser. Se vive humorísticamente y tanto más euanto más tragicota sea la máscara adoptada. Hay humorismo dondequiera que se vive de actitudes revocables en que la persona no se hinca entera Ysin reservas. El hombre-masa no afirma el pie sobre la firmeza inconmo'Vible de su sino; antes bien, vegeta suspendido ficticiamente en el espacio. De aquí que nunca como ahora estas vidas sin peso y sin raíz -dérncinées 1 EnvilecimieÍlto, encanallamiento, no es otra cosa que e1 modo de vida que le queda al que ha negado a ser el que tiene que ser. Este su. auténtico ser no muere por eso, sino que se con1 ~rte en sombra acusadora, en fantasma, que le hace sentir constantemente la inferioridad de la fuastencia que lleva respecto a la que tenía que llevar. El envilecido es el suicida superviviente. •
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de su destino-se dejen arrastrar por.la.más ligera corriente. Es la época de las «corrientes» y del «dejarse arrastran>. Casi nadie presenta resistencia:;{ los superficiales torbellinos que seforman en arte o en ideas, o enpolític¡({ o en los usos sociales. Por lo mismo, más que nunca triunfa la retórica;:El superrealista cree haber superado toda la historia literaria cuando ha.escric. to (aquí una palabra que no es necesario escribir) donde otros escribierorr «jazmines, cisnes y faunesas» ..Pero claro es que con ello no ha hecho'sinO' extraer otra retórica que hasta ahora yacía en· las.letrinas. . Aclara la situación actual advertir, no obstante Ja singularidad de su ' sonomía, la. porción. que de .común tiene con.otras del pasado. Así acaec que apenas llega a su máxima altitud la civilización mediterránea-hacia.el siglo III antes de. Cristo- hace su aparición el cínico, Diógenes pateá doii sus sandalias hartas de barro las alfombras de Aristipo. El cúrico se hizpi~tl personaje pululante, que se hallaba tras cada esquina y.en todaslas alturas,!'. Ahora bien, el cínico no hacía .otra cosa que sabotear la civilización aquell~' Era el nihilista del helenismo.Jamás creó ni hizo.nada. Su papel era deshacer.'• -mejor dicho-, intentar deshacer, porque tampoco consiguió su propóSif to. El cínico, parásito de fa civilización, vive de negarla, por lo mismo que está convencido de que no faltará. ¿Qué haría el cínico en un pueblo'saiva¡ je donde todos, naturalmente y en serio, hacen lo que él; en farsa, conside{ ra como su papel personal? ¿Qué es un fascista sino hablá mal defalib~r+, tad y un superrealista si no perjura del arte? , ,. · No podía comportarse de otra manera este tipo de hombre nacido en' un mundo demasiado bien organizado, del cual sólo percibe las ventajas yno. los peligros. El contorno lo mima, porque es «civilización» -esto es,. una casa-, y el «hijo de familia» no siente nada que le haga salir de su temp\e caprichoso; que indte a escuchar instancias externas superiores a él y mue cho menos que le obligue a tomar contacto con el fon.do inexorable des¡¡· propio des tino, · · · · · · · ·.
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XII LA BARBARIE DEL «ESPEClALISMO» J:,a tesis era que la civilización del siglo XIX ha produ~ido automática¡nente el hombre-masa, Conviene no cerrar su exposición general sin analizar, en un caso particular, la mecánica de esa producción.. De esta suerte, al :Cóncretarse, la tesis gana en fuerza persuasiva. ·• , . , . Esta: civilización del siglo XIX,. decía yo, puede resumirse en dos grane es dimensiones: democracia liberal y técnica. Tomemos ahora sólo la últiIÍlaf La técnica contemporánea nace de la copulación entre elcapitalismo yla Ciencia experimental. No toda técnica es científica. El quefabricó las ha: chas de sílex, en el período chelense, carecía de ciencia, y; sin embargo, creó . una técnica. La China llegó a un alto grado de tecnicismo sin sospechar lo .más mínimo la existencia de la física . .Sólo la técnica moderna de Europa .tiéne una raíz científica, y de esa raíz le viene su carácter específico, la posipilidad de un ilimitado progreso . .Las demás técnicas •-mesopotámica, µilota, griega, romana, oriental-·- se estiran hasta un punto de desarrollo que no pueden sobrepasar, y apenas lo tocan comienzan a retroceder en larfientableinvolución. •Esta maravillosa técnica occidental ha hecho posible la maravillosa proliferación de la casta.europea. Recuérdese el dato de que tomó'su vuelo est,e ensayo y que, como dije, encie;rra germinalmente todas estas meditaciones. Del siglo Va1800, Europa'no consigue tener.una población.mayor ~el80 millones. De 1800a1914 asciende a más de 460 millones. El brinco .es único en la historia humana. No cabe dudar de quelatécnica-.junto con la democratia liberal-ha engendrado al hombre-masa en el sentido cuan.titativo de esta expresión. Pero estas páginas han intentado mostrar qu,e
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también es responsable de la existencia del hombre-masa en el sentido cua~ litativo y peyorativo del término. . ·· Por «masa» -prevenía yo al principio-. no se entiende especialmen-' te al obrero; no designa aquí una clase social, sino una clas·e o modo de sef hombre que se da hoy en todas las clases sociales, que por lo mismo representa a nuestro tiempo, sobre el cual predomina e impera. Ahora vamos a ver esto con sobrada evidencia. ¿Quién ejerce hoy el poder social? ¿Quién impone la estructura des espíritu en la época? Sin duda, la burguesía.¿ Quién, dentro de esa burguesía es considerado como el grupo superior, como la aristocracia del presente Sin duda, el técnico: ingeniero, médico, financiero, profesor, etcétera, etcé, tera. ¿Quién, dentro del grupo técnico, lo representa con mayor altitud;· pureza? Sin duda, el hombre de ciencia. Si un personaje astral visitas Europa, y con ánimo de juzgarla le preguntase por qué tipo de hombre· entre los que la habitan, preféna ser jÜ~gadá, nó na)' duda de que Európa señalaría, complacida y segura de una sentencia favorable, a sus hombres d~ ciencia. Claro que el personaje astral no preguntaría por individuos excep. cionales, sino que buscaría laregla, el tipo genérico «hombre de Ciencia»\ cima de la humanidad europea. . :,¡1 Pues bien: resulta que el hombre de ciencia actual es el prototipo del hombrecmasa: Yno por casualidad, ·ni por defecto unipersonal de cada hcirnbre de cienéia, sino pórque la ciencia misma-·raíz de la civilizaci'órr '·, lci convierte automáticamente en hombre"masa; es decir, hace de él un pri7 mitivó, un bárbaro rnoderiio. La cosa es harto sabida: innumerables veces se ha hecho constar; pefo. sólo articulada en el organismo de este ensayo adquiere la plenitud de:su ,. sentido y la evidencia de su gravedad. La ciencia experimental se inicia al finalizar el siglo XVI (Galileo);rlót gra constituirse a fines del-XVII (Newton) y.empieza a desarrollarse•aineI diados del XVIIL El desarrollo de algo es cosa distinta de su constitución\ y está sometido a condiciones diferentes: Así;· la constitución de la físit?,Í nombre colectivo de la ciencia experimental, obligó a un esfuerzo de unifi· cación.Tal fue la iobra deNewtony demás hombres de su tiempo:Pero el desarrollo de la física inició una faena de carácter opuestó a la unificadó Para progresar, la ciencia necesitaba que los hombres de ciencia se espe. cializasen. Los hombres de ciencia; no ella misma. La 'ciencia nor es especiir¡ lista.· Ipso facto dejaría de ser verdadera; Ni siquiera la dencia empíricá¡ tomada (\n su integridad, es'verdadera si se la separa de la maternática,:de:lá lógica, de la filosofía: Pero el trabajo 'en ella.sí tiene__!_irremistbleme¡;te· que ser especializado ..
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Sería de gran interés, y mayor utilidad que la aparente a primera vista, aceruna historia de las ciencias físicas y biológicas, mostrando el proceso · b.creciente especialización en la labor de los investigadores. Ella haría ver bóll1o, generación tras generación, el hombre de' ciencia ha ido constriñén, dose, rech.iyéndqse, en un campo de ocupación intelectual cada vez más es&ecbo. Pero no es esto lo importante que esa historia nos enseñaría, sirio más bien lo inverso: cómo en cada generación el científico, por tener que reducir su.órbita de trabajo, iba progresivamente perdiendo contacto.con las demás 'partes de la ciencia, con una interpretación integral del universo, que es lo linico merecedor de los nombres de ciencia, cultura, civilización europea. ' •... La especialización comienza, precisamente, en un.tiempo que llama Óll1bre civilizado al hornbre «enciclopédico». El siglo XIX inicia sus destios bajo la dirección de criaturas que viven enciclopédicamente, aunque su 'roducción tenga ya un carácter de especiálismo. En la generación subsi~ giüeríte, la ecuación se ha desplazado, yJa éspecialidad empieza a desalojar dentro de cada hombre de ciencia a la cultura integral .. Cuando enl890 una tercera generación toma. el mando intelectual de Europa, nos encontramos con un tipo de científico sin ejemplo en la historia. Es un hombre que, de ~oda lo que hay que saber para ser un personaje discreto, conoce.sólo. una 9iencia determinada y aun de esa ciencia.sólo conocebienla pequeña porí¡ión en que él es act:iyo investigador. Llega a prodarnar como una.virtud el 'no.enterarse de cuantq quede fuera del angosto paisaje que especialmente 911ltiva y llama dilettantismo a la curiosidad por el conjunto del saber. · El caso es que, recluido en la estrechez dé su campo visual, consigue, en efecto, descubrir nuevos hechos y hacer avanzar su ciencia, que él apenas conoce, y con ella la enciclopedia del pensamiento, que concienzudamente desconoce, ¿Cómo ha sido y es posible cosa semejante? Porque conviene resalcar la extravagancia de este.hecho innegable: la ciencia experimental ha progresado en buena parte merced al trabajo de .hombres fabulosamente ediocres, y aun menos que mediocres. Es decir, que la ciencia moderna, raíz y símbolo de la.civilización actual, da acogida dentro de sí al hombre · telectualmente medio y le permite operar con buen éxito. Larazónde ello . tá en lo que es a la par ventaja mayor y peligro máximo dela ciencia nueva y,de toda la civilización que ésta. dirige y representa: la mecanización: Una lmena parte de las cosas que hay que. hacer en física o en biología es faena .1Jle.cánica de pensamiento que puede ser ejecutada por cualquiera,·o poco írienos. Para los efectos de innumerables investigaciones es posible dividir la.:ciencia en pequeños segmentos, encerrarse. en·uno y desentenderse de )os demás.- Lá firmeza y exactitud de los métodos permiten esta transitoria y; práctica desarticulación del saber, Se trabaja con-uno. de esos métodos
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c~mo con una máquina, y ni siquiera es forzoso para obtener abundant resultados poseer ideas rigorosas sobre el sentido y fundamento de ellos Así, la rriayorparte ddos científicos empujan el progreso general de lacie • cía encerrados en la celdilla de su laboratorio, como la abeja en la de su' nal o como el pachón de asador en su cajón. Pero esto crea una casta de hombres sobremanera extraños. El invesí:ig dor que ha descubierto un nuevo hecho de la Naturaleza tiene por fueria qu sentir una impresión de dominio y de seguridad en su persona. Con ciertl\ aparente justiciase considerará como
'ro es, tras ellos, médicos, ingenieros, financieros, profesores, etcétera. Esta ;¿bndición de' «no escuchan>, de no someterse a instancias superiores, que 'teiteradamente ·he presentado como característica del hombre-masa, llega .:fü colmo précisamente en estos hombres parcialmente cualificados. Ellos 'imbolizau, y en gran parte constituyen, el imperio actual de las masas, y su arbarie es la causa más inmediata de la desmoralización europea. . Por otra parte, significan el más claro y preciso ejemplo de cómo la ci.Vilización del último siglo, abandonada a su propia inclinación, ha producido · te rebrote de primitivismo y barbarie. El resultado más inmediato de este especialismo no compensado ha 'Sido que hoy; cuando hay mayor número de «hombres de ciencia» quenunC:a, haya muchos menos hombres «cultos» que, por ejemplo, hacia 1750. Ylo peor es que con esos pachones del asador científico ni siquiera está asegu\:ado el progreso íhtimo de la ciencia. Porque ésta necesita de tiempo en ··empo, como orgánka reguladóri de su propio focremento; una labor de fé-constitución, y; como he dicho, esto requiere un esfuerzo de unificación, cada vez más dificil, que cada vez complica regiones· más vastas del saber fütal. Newton pudo .crear su sistema físico sin saber mucha filosofía; pero Einstein ha necesitado saturarse de· Kant y de Mach para poder llegar a su guda síntesis. Kant y Mach-·-con éstos nombres se simboliza sólo la masa riorme·derpensamientos filosóficosypsicológicos que han influido en instein-· han servido para· liberar la mente de éste y dejarle la vía franca Hacia su innovación: Pero Einstein no es suficiente. La física entra en la•cri'slsmás honda de su historia y sólo podrá salvarla una nueva encidopedia más sistemática que la primera. ·· El especialismo, pues, que ha hecho posible el progreso de la ciencia ''e){perimental durante un siglo; se aproxima a una etapa en que no podrá vanzar por sí mismo si no se encarga una generación mejor de construirle Il'nuevo asador más poderoso: Pero si el especialista desconoce la fisfología interna de.la ciencia que ultiva, mucho'más radicalmente•ignora las condiciones históricas de su erduración; es decir, cómo tienen que e5tar•organizados· la sociedad y el ·brazón del hombre para que pueda seguir habiendo investigadores.' El desfoso de vocaciones científicas que en estos años se observa-'-ya que ya ,ludí- es un síntoma preocupador para todo el que tenga una idea clara de que es civilización, la idea que suele faltar al típico «hombre de ciencia», cima de nuestra actual civilización. También él cree.que la civilización está Cihi, sililplemerite, como la ..carteta terrestre y.,.la,selva primigenia. ,, __ ,_ . ' ·' " . -·'
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. XIII EL MAYOR PELIGRO, EL ESTADO
ord~naci~n
no~~::
En una buena delas cosas públicas, la masa es lo que por sí misma: Tal es su.misión. Ha venido al mundo para ser dirigida¡. in:¡ fluida, representada, .organizada -hasta para dejar de ser masa, o; por lo·· menos, aspirar a ello. Pero no ha venido al mundo para hacer todo esow:¡t sí. Necesita referir su vida a la instancia superior, constituida por las rninorí~ excelentes. Discútase cuanto se quiera quiénes son los hombres excelent pero que, sin ellos-·-.sean unos o sean otros-·.-la humanidad no existiría.e lo que tiene· de más esencial; es cosa sobre la cual conviene. que ·no :ha)'i duda alguna, aunque lleve Europa todo un siglo metiendo la cabeza debaj() del alón, al modo delos estrucios, para ver si consigue no ver tan radiante evidencia. Porque no se trata de una opinión fundada en hechos más. o Iµe,. nos frecuentes y probables, sino en una ley.de la «física».social, mucho más inconmovible que las leyes de la física de.Newton,Eltlía quevuelvaa•iníf perar en Europa una auténtica filosofía 1. -..-única cosa que puede salvarla•~• se volverá a caer en la cuenta de que el hombre.es, tenga de ello ganas o no,ruti ser constitutivamenteforzado a buscar.una.instancia superior; Silograp.Clf sí mismo encontrarla, e5 que es un honibre excelente; si no, es que esJlÍl hombreemasa y necesita recibirla de aquél.
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Pára qui!la filosofía impere, no es menester que los filósofos imperen-como P1átóri c{ so primero-, ni siquiera que los .emperadores filoso.fen,-:--.c_omo quiso, más modestam~pte¡ ~-_. .1
pués. Ambas ·cosas son, en ngor, furiestfsimiis.-ParU qUi! lá filosofía impere, bri.S~ con q_Ue I# ,ñ~Y
es decir, con que los filósofos sean filósofos. Desde hace Casi una centuria, los filósofos Son tó. menos eso -son políticos, son pedagogos, son literatos o son hombres de ciencia. '
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Pretender la masa actuar por sí núsma es, pues, rebelarse contra su propio \:!estino, y como eso es lo que hace ahora, hablo yo de la rebelión de las masas. · orque a la postre, la única cosa que sustancialmente y con.verdad puede lla;marse rebelión es la que consiste en no aceptar cada cual su destino; .en rebe]arse cont:J;a sí nú,smo. En rigor, la rebelión del arcángel Luzbel no lo hubiera :sido menos.si en vei de empeñarse en serDios .-•-lo que no era su destino__,.,. se hubiese empecinado en ser el más ínfimo de los ángeles, que tampoco lo era. SjLuzbel hubiera sido ruso, com\l Tolstoi, habría acaso preferido este. último estfüi de rebeldía, que no es más ni menos. contra Dios que el otro tan famoso). \!; .cuando la masa actúa por sí misma, lo .hace sólo de una manera, porque:no .tiene.otra: lincha, No es completamente casual que la ley de Lynch ea: americana, ya que América es en cierto modo el panüso de las masas. Ni • ucho menos.poclrá extrañar que ahora, cuando las masas triunfan, triunfo.la.violencia y se haga de ella la única ratio, la única doctrina. Va para mucho "empo que hacía' yo notar este progreso de la violencia como .norma'. Hoy •)iaJlegado a su máximo. desarrollo, y esto .es un buen síntoma,:porql!e sig7 trilka que automáticamente va a iniciarse su descenso. Hoy es ya la violen'cia la retórica del tiempo; los retóricos, los inanes, la hacen suya. Cuando una Ji!alidad humana ha cumplido su historia, ha naufragado y ha muerto, las I~s la escupen en. las .costas de la retórica, donde; cadáver, pervive largaente; La .retórica es. el cementerio. de las realidades humanas·' cuand0 más ' §Ji hospital deinválido,s. A la realidad sobrevive su nombre que, aun siendo ~ólo.palabra, es, al fin y al cabo, nada. menos que palabra y conserva siempre ·1go de su poder mágico. · Pero aun cuando· no sea imposible que haya comenzado a menguar el prestigio de la violencia como norma cínicamente establecida, continuaremos bajo su régimen, bien que en otra forma. U:: Me refiero al peligro mayor que hoy amenaza a la civilización europea. orno todos.los demás peligros que amenazan a.esta civilización, también ~te ha nacido de ella. Más aún: constituye una de sus glorias; es el Estado contemporáneo. Nos encontramos, pues, con una réplica de lo que en el ca'.tulo anteriorse ha dicho sobre la ciencia: la fecundidad de sus principios a:.~mpujafo1cia un fabuloso progreso,perO éste imp!JI!e inex?rablemen.t~ la '. pecializadón, y la especialización amenaza coii. ahogar ala dencia. ·· Lo. mismo acontece con el Estado . • •• R,emeinóre5e lo que era el Estado.ª ffries del siglo XVIII en todas .las ~ciones europeas. ¡Bien poca cosa l El primer capitalismo y 'sus organiza'
1 VéaseEspafia invcrtebrada, l. 11 edición,1921 .. [Véasepág. 465 del tomo 111 de estas_Obras ompletas]. . . .
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dones industriales, donde por vez primera triunfa la técnica, la nueva téc nica, la racionalizada, habían producido un primer crecimiento de la soci dad. Una nueva clase social apareció, más poderosa e¡;¡ número y potenci que las preexistentes: la burguesía. Esta indina burguesía póseía, ante todo y sobre todo, uria cosa: talento; talento práctico. Sabía organizar, discipliL. nar, dar continuidad y articulación al esfuerzo: En medio de ella, como1t~'n' un océano ,'navegaba azarosa la «riave del Estado». La nave del Estado ·e5 uná metáfora, reinventada por la burguesía; que se sentía a sí miSma oceáriici~ omnipotente y encinta de tormentas, Aquella nave era cosa de nada 'o•pO'c más; apenas si tenía soldados; apenas si tenia burócratas, apenas si tenía di. nero. Había sido fabricada en la Edad Media por una clase de hombres mtt distintos de los burgueses: fos nobles', gente admirable por su•coraje, por5U; donde mando, por su sentido de responsabilidad. Sin ellos no existirían.las naciones de Europa. Pero con todas. esas virtudes del corazón, los noble$ andaban, han andado siempre, mal de cabeza; Vivían de la otra víscera;1]j~ inteligencia muylimitada, sentimentales, instintivos, intuitivos; enstihiát, «irracionales». Por eso no pudieron desarrollar ninguna técnica, cosa qri obliga a la racionalización. No iriveritaron la pólvora.Se fastidiaron; Incaz paces de inventar nuevas armas, dejaron que los burgueses-tomándoladé Oriente u otro sitio-utilizaranla pólvora, y con ello automáticamentegái naran la batalla al guerrero noble, al «caballero», cubierto estúpidamente d'ehierro; que apenas podía moverse en la lid, y a quiehno se había ocu\:ri do que el secreto eterno de la guerra no consiste tanto én los medios de de fensa como en los de agresión (secreto que iba a redescubrir Napoleón)í Como el Estado es una técnica c:_de orden público y de administra ción-, el «antiguo régimen» llega a los fines del siglo XVIII con un Estad debilísimo, azotado de todos lados por una anchay revuelta sociedad. t desproporción entre el poder del Estado y el poder social es tal en ese m mento; que comparandffla situación con la vigente en tiehipos de.Carloma' no; aparece el Estado del XVIll como una degeneración.' El Estado carolingi 1 .: . , ' Esta imagen sen.cilla del gran.~ambio histórico en que se sustituye la.s~premac:f,a 4~.Í,á~ nobles P.ºr el predornini.o de los burgueses se debe a Ra?ke; p.ero. claro es que su verdad·stml?~;; lica y esquemática·reé¡_uiere no pocos 'aditamentos para ser corrlpletamen'te ve'rdadera. la pólV'óm era conocida de tiempo inmemorial. La invención de la carga en un tubo.se debió a alguién d~ ;t..om,P.a!4fa. Aufl; ~i, na fue efi~,hast~,qµ~ se inverttó la ba~a. fun4J:da.. Lo,s ~1;n9Ples.'~ _u.s.~ron .., pequeñas dosis el arma de fuego, péró era derqasiado caia. Sóló los ejércitos burgllCse.5, :iitej9r o giiiiü:ñdbS 'económicalriente, púdierOn-einplea·rla en 'g!ande. -Qu·eda~ sin·embargO, coirta·1iié."'. mente cierto que los nobles, representados por el ejército de tipo medieval de los borgoñes_es 1.. fll roll d.errotados de manera definitiva por el nuevo ej ércit.o, no prafesiona~ sino de burgue5e51:q formaron los süizos. Su fuerza primaria consistió en· la nueva disciplina y la nUeva racional' ción de la táctica.
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}mí, claro está, mucho menos pudiente que el de Luis XVI, pero, en cambio, ·a, sociedad que lo rodeaba no tenía fuerza ninguna~. El enorme desnivel en.e: la fuerza social y la del Poder público hizo posible la Revolución, las rev:ohiciones (hasta1848). .. . Pero c?nla Revolución se adueñó del Poder.público la burguesía, y apli§'al Estado sus.innegables virtudes, y en·poco más de una generación creó gn Estado poderoso, que acabó con las revoluciones. Desder 1848, es decir, (!~de que comienza la segunda generación de gobiernos burgueses, no hay ~11.Europa verdaderas revoluciones. Y no ciertamente porque no hubiese mo,}~os para ellas sino porque no había medios. Se niveló el Poder público con 2Lpoder social. ¡Adiós revoluciones.para siempre! Ya no cabe en Europa más (ludo ~ontrario: el.golpe de Estado. Y todo fo que con posterioridad pudo (l~rse arres de revolución no fue máS que un golpe de Estado con máscara. h''" En nuestro tiempo, el Estado ha llegado a ser:una máquina formidable, . uefonciona prodigiósamente; de una maravillosa eficiencia por!:¡¡ canti-~d y precisión de sus medios. Plantada en medio de la sociedad, basta tocar ,.•un resorte para que actúen sus enormes palancas y operen fulmiI1antes soc bre cualquier trozo del cuerpo social. . , •· , • : · : ·• . , , . ., , ¡]'- El.Estado contemporáneo es el próducto más vi~ibleynotorio.de la cÍc 'liza_ción. Y es muy interesante! es revelador, percatarse de: la actitud que pte el adopta. el hombre-masa. Este lo ve,.lo admira, saberque está ahí; asee gilrando su vida; pero no tiene conciencia de que es· una.creación humana ·• ventada por ciertos hombres y sostenida pór ciertas virtudes y supuesto~ que hubo ayer en los hombres; y que puede evaporarse mañana. ·Por otra parte, el hombre-masa ve en el Estado un poder anónimo, y como él se sient.e así mismo anónimo-vulgo-, cree que el Estado es cosa suya. Imagín~se qµe sobreviene en la vida pública de un país cualquier dificultad, con~1cto o problema; el hombre-masa tenderáa.exigirqueinmediatamentelo .u!Ila e~ Estado; que se encargue directamente deresolverlo con sus giganc .s,scos e mcontrastables medios. ' . . · . . . .. . , Éste es el mayor peligro que hoy amenaza a la civilización:· la e;;;tifi,ación de la vida; elintervencionismo del Estado, la absorción de, toda ese 1-"'.:
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Merecería la P,ena . de ~IlJistir sobre este punto: y hacer no Lar: que .la époc~ de las Mpnar.:. ,f~ absolutas .europea,s .h_a operado con Estados muy ~~~}!e_s.· ¿C~m.o se· explica esto? Ya _la c1~dad ~n to_rno comenzaba a crecer._ ¿Por qué,-si el Estado'lo ¡)odia todo·~era ¡~absolu.to 1 ~_; 1 ~o se h~~1a mas fuer~e7 Una de las causas es la apuntada: incapacidad técnica; raciónalizadora, Nrqc.rat1.ca, ,~e,1.as ,anstocraci.as .d.e :?angre_. Pero no basta esto_. ,Adem_ás de eso aconteció en.el Es~~? ~bsolutó :que aquellas. aristóCracias :no quish~ron agra.ndar ci'EstadO 'a coSta dé' lll sociedad. ontra lo que se cree, el Estado absoluto respeta inStintivameTite lasóciedad inucho más que niieS2P Eslado democrático, más inteligente, pero con menos sentido de la responsabilidad histórica. 1
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póritaneidad social por e!Estado; es decir; la anulación de la espontaneid~ histórica, que en definitiva sostiene, nutre y empuja los destinos humano Cuando la masa sierlte'alguna desveritura;o.simplernente algún fuerte ap tito, es una gran tentación para ella esa permanente y segura posibilidad et. conseguirlo todo-·siii esfuerzo, lucha, duda ni riesgo-sin más quetoc el resorte y hacer funcionar la portentosa máquina. La masa se dice: «EL~ tado soy yo»; lo cual es un perfecto error. El Estado es la masa solo en~ sentido en que puede decirse de dos hombres que son idénticos porq ninguno'de'los dos se llama juan: Estado contemporáneo ymasa coincfü. sólo en' ser anónimos. Pero el caso es que el hornbr.e-masa cree, en efear que él es el Estado,y tenderá cada vez más a hacfirlo funcionar con cualquf· pretexto~ a aplastar con éltoda·rninoría C:readora que Id perturbe-····qu~ perturbe en cualquier orden: en política, en ideas, en industria; El resultado de estatendenciaserá.fatal. La espontaneidad social q1,1. dará violentadauria vez y dira por la int9"ención del· Estado; ningunanµ va simiente podrá fructificar. La sociedad tendrá 'que vivir para el Estad6;r. hombre, para la máquina del Gobiemo.'Y como a la postre no es sino•uri máquina, cuya existencia y mantenimiento dependen de lavitalidad circu]], dante que la rnantenga, el Estado, después de chupar el tuétano a la sod~ dad,' se quedárá hético, esquelético, muerto; con esa muerte herrumbre: de la máquina; mucho más cadavérica que la del. organismo vivo. ., Éste fue el sino lamentable de la civilización antigua. No tierie dud¡,, que el Estado 1.mperial; creado por los]ulios y los Claudias, fue una·rn~ quina ádmirable, incomparablemente superior corría artefacto al viejo Es tado republicano de las familias patricias. Pero -curiosa coincidencia·:~ apenas llegó a su pleno desarrollo, comienza a decaer el cuerpo social:. Y~ en los tiempos de los Antoninos (siglo II) el Estado gravita con una antiTu tal supremacía sobrela sociedad. Ésta empieza a ser esclavizada, ano pod· vivir más.que en' servicio del.Estado. La :vida. tod¡¡ se buro.cratiza. ¿Qué.acQ!f tece? La burocratización de la vida produce su mengua absoluta-·-en tocl¡i los órdenes: La riqueza disminuye, y las mujeres paren poco. Entorice5e Estado, para subvenir asus propíasnecesidades, fuerza más la burocratiz . ción de la existencia humana. Esta burocratización en segunda potencia.' la militarización de la sociedad. La urgencia mayor del Estado es su apaf l¡éli~o, su ejército. El Estádo es, ante todo, pfoductbr deseguridad Oas; ridad,de que nace eLhombrbrnasa, no .se olvide). Por eso es, ante t¡j; ejército; Los Severos; de origen africano, militarizan al mundo. ¡Vana f¡, nál La miseria aumenta, las matrices son cadadía menos fecundas. I'a.lf hasta soldad6s. Después de los Severos, el ejército tiene que ~e~ req~t~l:io entre extranjeros.·•
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. ¿Se advierte cuál es el proceso paradójico y trágico del estatismo? La so·iedad, paravivir mejor ella, crea corno un utensilio el Estado. Luego el Estac bse sobrepone; y la sociedad tiene que empezar a vivir para el Estado'; Pero a!füi ya! cabo el Estado se compone aún delos hombres de aquella sociedad. Mas prontp ria basta éon éstos para sostener el Estado, y hay que llamar a extranjeros; primero; dálmatas; luego, germanos.,Los extranjeros se hacen duefios del Estado, ylos restos de la sociedad, del pueblo inicial, tienenque vivir btiavos de ellos, de gente con la: cual no tienen nada que ver: A esto lleva el intervencionismo del Estado: el pueblo se convierte en carne y pasta que ali. '~nta el mero artefacto y máquina que es el Estado. El esqueleto se come la ame·ent6mo a él'.' El andamio se hace propietario e inquilino de la casa. rwJ•CuaI1do se sabe esto; azora un poco nírrque Mussolini pregona con ~ernplarpetulanéia, como unprodigioso descubrimiento, hechci ahora en talia, la fórmula Todo por el Estado; nada fuera.de! Estado; nada aontra el stado. Bastaría esto para descubrir eri elfascismd un típico movimiento de óinbres-ínasa. lvlussolini se encontróconuil'Estado admirablerrientecons.ido -no·por él, sino precisamente por las fuerzas e ideas que él comba.e:porla democracia liberal. Él se limita a usarlo incontinentemente;. y,• sin · ueyo me' permita ahora juzgar el detalle de su obra, es ihdiscutible que los esilltados obtenidos hasta el presente no pueden compararse alas logrados la función polític¡¡ y administrativa.por el Estado liberal. Si algo ha con·eguido, es tan menu\fo, poco visible y nada sustantivo, que difícilmente quilibra la acumulación de poderes anormales, que le consienten emplear i:¡uella máquina en forma extrema. El estatismo es la forma superior que tornan la violencia y la acción directa, constituidas en norma. Al través y por medio del Estado, máquina anónima, las masas actúan por sí mismas. Las naciones europeas tienen ante sí una etapa de grandes dificultades n su vida interior, problemas económicos, jurídicos y de orden público brernanera arduos. ¿Cómo no temer que bajo el imperio de las masas se cargue el Estado de aplastar la independencia del individuo, del grupo, agostar así definitivamente el porvenir? Un ejemplo concreto de este mecanismo lo hallarnos en uno de los feórnenos más alarmantes de estos últimos treinta años: el aumento enorme n todos los paises de las fuerzas de Policía. El crecimiento social ha obligaº ineludiblemente a ello. Por muy habitual que nos sea, no debe perder su errible paradojismo ante nuestro esplritu el hecho de que la población de 1
Recuérdense las últimas palabras de Septimio Severo a sus hijos: Pcnnancced unidos, pa-
ad a lo.S soldados y despreciad el resto. :
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un~ gran urbe actual, para caminar pacíficamente y acudir a sus negocios;
necesita, sin remedio, una Policía que regule la circulación. Pero es una ino,¡ cencia de las gentes de,«ordeirn pensar que' estas «fuerzas de orden públt co», creadas para el orden, se van a contentar con imponer siempre elqú~. aquéllas.quieran. Lo inevitable es que· acaben por definir y decidir ellas:e · orden que van a.imponer, y que será, naturalmente 0,elque les convenga,,.'é• Conviene que aprovechemos el roce de.esta materia para hacer notada' diferente reacción que ante :una necesidad pública puede sentir.una u otra sociedad. Cuando hacia 1800 Ja nueva industria comienza a crear untipq de hombre-.-..el obrero industrial-.- más criminoso que los tradiéionale5¡ Francia se apresura a crear una numerosa Policía. Hacia 1810 surge·;é Inglaterra, parlas mismas causas, í.maúmento de la criminalidad, y entorl. ces caen los ingleses en la cuenta de que ellos no tienen Policía .. Gobierna& los conservadores,,¿Qué harán? ¿Crearánuría Policía?Nada de eso, Se pte~; fiere aguantar hasta donde se pueda el cnmen. «La gente se resigna a hac.e· .,. su lugar al desorden, considerándolo como rescate de la libertad». «En Pa;· ris.. escribeJohnWilliam Ward-tienen:una Po.licia admirable, peropa, gan caras sus ventajas. Prefiero ver que cada tres.o cuatro años se'degüella•a media.docena de hombres en Ratcliffe Road, que estar sometido .a visitas domiciliarias, al espionaje y a todas las maquinaciones. de Fmichét>\, ;So' dos ideas. distintas del Estado. El inglés quiere que el Estado tenga límites;{
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Véase Élie Halévy: Histoire du pcttple anglais au XIX( sicéle (tomo~. pág. 40,.1912},'¡ ü
SEGUNDA PARTE
¿QUIÉN MANDA EN EL MUNDO?
XIV .¿QUIÉNMANDAENELMUNDO?.
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·ta civilización europea-·-·he repetido una y otra vez-ha producido automáticamente la rebelión de las masas. Por su ánverso, el hecho de esta rebelión presenta un cariz óptimo; ya lo hemos dicho: la rebelión de las masas es una y misma cosa con el crecimiento fabuloso.que la vida humana ha experimentado•en nuestro tiempo. Pero el reverso del mismo fenómeno es tre., ebundo; mirada por ese haz; la rebelión de las masas es una ymisma cosa cémla desmoralizació~ radical de la humanidad. Miremos ésta ahora desde
I La sustancia o índole de una nueva época histórica es resultante de variaciones internas -del hombre y su espíritu-. o eXterbas -formales y-.como • ecánicas. Entre estas últimas, la más importante, casi sin duda, es el despla¡mmiento del poder. Pero éste trae consigo uri desplazamientp del espíritu.. ·Por éso, al asomamos a un tiempo con ánimo de•coinprenderlo, .una de nuestras primeras preguntas debe ser ésta.: «'¿ Quiénmand¡i en el mundo ala sazón?» Podrá ocurrir que a la sazón la humanidad esté dispersa en varios trozos, sin comunicación entre sí, qué forman mundos interiores. e.inclependientes. En tiempo de Milcíades, el mundo mediterráneo ignoraba la existencia del mundo extremo oriental. En casos tales. tendríamos qué réferir nuestra pregunta "¿Quién manda en el mundo?». a cada grupo de convivencia. Pero desde el siglo XVI ha entrado la humanidad toda en un proceso
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gigantesco de unificación, que en nuestros días ha llegado a su término in' superable. Ya no hay trozo de humanidad que viva aparte -no hay islas d: humanidad. Por tanto, desde aquel siglo puede decirse que quien manda e. el mundo ejerce, en efecto, su influjo autoritario sobre todo él. Tal ha sido el papel del grupo homogéneo formado por los pueblos europeos durante tre5 siglos. Europa mandaba, y bajo su unidad de mando, el mundo vivía con u estilo unitario, o al menos progresivamente unificado. Ese estilo de vida suele denominarse «Edad Moderna», nombre e inexpresivo, bajo el cual se oculta esta realidad: época de la hegemon( europea. ··.· Por «mando» no se entiende aquí primordialmente ejercicio de pode material, de coacción física. Porque aquí se aspira a evitar estupideces; porl. menos, las más gruesas y palmarias. Ahora bien: esa relación, estable y nor2; mal, entre hombres que se llama «mando» no desca11Sa nunca en la f1.1erz.a sino al revés; porque un hoinbre o grupo de hombres 'ejerce el mando, tiene a su disposición ese aparato o máquina social que se llama «fuerza». Los c~" sos en que a primera vista parece ser la fuerza el fundamento del mando.s· revelan ante una inspección ulterior comolos mejores ejemplos para coi:úir mar aquella tesis. Napoleón dirigió a España una agresión, sostuvo esta agréi sión durante algtin tiempo, perci no mandó propiamente en España niu~ solo día.' Y eso que tenía la fuerza, yprecisamenteporquetenía sólo la fuerza .. Conviene distinguir entre un hetho o proceso de agresión y una situacióÍrd, · mando. El mando es el•ejercicio•normal de la autoridad. El cual se fund siempre en la opinión pública; siempre, hoy como hace diez mil años, entre Jos ingleses como entre Jos botocudos. Jamás ha mandado nadie en la tierra nutriendo su mando esencialmente de otra cosa que de la opinión pública. ¿O se cree que Ja soberanía de Ja opinión pública fue un invento hecho por el abogado Danton en 1789 o por Santo Tomás de Aquino en el siglo xnn La nodón de esa soberanía habrá sido descufüerta aquí o allá, en est o enlaotra fecha; pero el hecho de que la opinión pública es la fuerza radi cal que en las sociedades humanas produce el fenómeno de mandar, es cos~ tan antigua y perenne como él hombre mismo. Así, en la física de Newtot1\ la gravitación es la fuerza que produce el movimiento. Y la ley de la opinió publica esla gravitación.universal de la historia política. Sin ella, ni la oierl· cia histórica sería posible. Por:es'o muy agudamente insinúa Hume quefe tema de fa historia consiste en·demostrar•cómo la soberanía de la opinió. publica¡ lejos de ser una aspiración utópica, es lo que ha pesado siempre'. a' toda hora enfas sociedades humanas-' Pues hasta quien pretende goberiia. conlosjenízaros;.depende de'la opinión de éstos y de la que tengan~obr éstos los demás habitantes.· · '; .iü'
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La verdad es que no se manda con los jenízaros. Así, Talleyrand a Napoleón: «Con las bayonetas, sire, se puede hacer todo menos una cosa: sentarse t;sobre ellas». Yrriandarno es gesto de arrebatar el poder, sino tranquilo ejercirdiJ de él. En suma: mandar es sentarse. Trono, silla curul, banco azul, poltroc na ministe¡:ial, sede: Contra lo que una óptica inocente y folletinesca supone, e).mándar no es tanto cuestión de puños como de posaderas. El Estado es, en definitiva, el estado. de Ja opinión; una situación de equilibrio, de estática. ;nL Lo que pasa es que a veces la opinión pública no existe. Una sociedad diVidida en grupos discrepantes, cuya fuerza de opinión queda recíproca'·ente'anulada, no dalugar a que se constituya un mando. Y como' a la Nafufa1ezalehorripila el vacío, ese hueco que deja la fuerza ausente de opinión pública se llena con la fuerza bruta; Alo sumo, pues, se adelanta ésta como ,sustituto de aquélla, · '¡;l),, Por eso, si se quiere expresar con toda precisión laleyde la opíniónpúc blicá como ley de la gravitación, histórica, conviene tener en cuenta esos casos de· ausencia, y entonces se llega a una fórrn:ula'que es el conocido, venerable yverídico lugar común: no se puede mandar contra la opinión pública. .Esto nos lleva a caer en la cuenta· de quemando significa prepotencia de una opinión; por tanto, de un espíritu; de quemando ho es, a la postre, otra cosa que poder espiritual: Los hechos históricos confirman esto escrupulosamente., Todo TUando primitivo' tiene un carácter« sacro» porque se funda en lo religioso, y, Jo-religioso es la forma primera, bajo la cual aparece siempre lo que luego vaa ser espíritu, idea, opinión; en suma: lo inmaterial tyultrafisico. En la Edad Media se reproduce con formato mayor el mismo tfenómeno. El Estado o Poder público primero que se forma en Europa es la Hglesia, con su carácter específico y ya nominativo de «poder espiritual». iDe la• Iglesia aprende el Poder político que él también no es originariamenc·Poder temporal y poder religioso sonidénticamente espirituales; pero el tuno es espíritu del tiempo -opinión pública intramundana y cambiante-, mientras el otro es espíritu de eternidad-la opinión de Dios, Ja que Dios il:iene sobre el hombrey;sµs destinos. ., Tanto vale, pues 1 decir: en tal fecha manda tal hombre, tal pueblo o tal grupo homogéneo de pueblos, como decir: en talfecha predomina en el munfdo tal sistema de opiniones-·-•ideas, preferencias; aspiraciones; propósitos c. . ¿Cómo ha de entenderse este predominio? La mayor parte delos home 'bres no tiene opinión, y es preciso que ésta le venga de fuera a presión; como
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eritra el lubrificante en las máquinas. Por eso es preciso que el espíritu ,--s el quesea-tenga poder y lo ejerza, para que la gente que no opina-·-yes. mayoría- opine. Sin opiniones, la convivencia humana sería el caos; nos•aún: la nada histórica. Sin opiniones, la .vida de lÓs hombres carecen de arquitectura, de'organicidad. Por eso, sin un poder espiritual; sinalguier que mande, y en la medida que ello falte;reina en la humanidad el caos, Ypá: rejamente, todo desplazamiento de poder;. todo .cambio de imperantes, es»U:i vez un cambio de opiniones y; consecuentemente,•nada menos que urica!ll¡ bio de gravitación histórica; Volvamos ahora al comienzo, Durante varios siglos ha mandado.·en. mund,o Europa, un conglomerado de pueblos con espíritu afín. EnJa Eda Mediano-mandaba nadie en elmundotemporaLEs lo qilehapasado en fo~ las edades medias de la historia. Por eso representan siempre un relativo caó y una relativa barbarie, un déficit de opinión. Son tiempos en que seama, se odia; se ansía, se repugna, y todo ello e,ngran medida. Pero, encambid,¡s· opina poco. No carecen de' delicia tiempos así. Pero en los grandes .tielllpa·' es la opinión de lo que vive la humanidad, y por eso hay orden. Del.otro lado de la Edad Media hallamos nuevamente una época en que, como enila Moderna, manda alguien, bien que sobre una porción acotada del mundd! Roma, la gran mandona. Ella puso orden en el Mediterráneo y aledaños;;Jf¡ - En estas jornadas de la:postguerra_comienza a decirse que Europand manda ya en el mundo. ¿Se advierte toda la gravedad de ese diagnóstitoÍ Con él se anuncia un despla;e:amiento. del poder. ¿Hacia.dónde.se dirig1( ¿Quién va a suceder a Europa en el mando del rimndo? Pero ¿se está seguro d que va asucederle alguien? Y si no fuera nadie, ¿qué pasaría?
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II La pura verdad es que en el mundo pasa en.todo instanté, y; por tarif ahora, infinidad de cosas; La pretensión de decir qué es lo que ahora pasa::e el mundo ha de entenderse, pue5, como ironizándose a sí misma, Mas potlb mismo que es imposible conocer directamente la plenitud de lo real, no:( nemas más remedio que construir arbitrariamente una realidad, suponer.qu las cosas son de una cierta manera. Esto nos proporciona un esquema;t · decir, un concepto o enrejado: de coriceptos. Con él, como al través•de u\{ cuadrícula, miramos luego la efectiva realidad,-y entonces, sólo entone conseguimos una visión aproximada de_ ella. En esto consiste el método'cie' tífico. Más aún: en esto consiste todo uso del intelecto. Cuando·alverllegii a nuestro amigo parla vereda.del jardín decimos: «Éste es Pedro», co;;Jete
· os. deliberadamente, irónicamente, un error. Porque Pedro significa para esotros un esquemático repertorio de modos de comportarse física ymoral'ente-..-lo qué llamamos «carácter»-, yla pura verdad es que nuestro ami(J,Pedro no se parece, a ratos, en casi nada a la idea . Todo c;onceP.to, el más vulgar como el más técnico, va montado. en la fonía de sí mismo, en.los dientecillos de una sonrisa alciónica, como el geo' étrico diamante va montado en la dentadura de oro de su engarce, Él dice uy seriamente: «Esta cosa es A, y esta otra cosa es B». Pero es la suya la se'edad de un pince-sans-1ire. Es la seriedad inestable de quien se ha tragado a•carcajada y si no aprieta bien los labios la vomita. Él sabe muy bien que •:esta cosa es A; así,· a rajatabla, ni la otra es B, así, sin reservas. Lo que el -'rtcepto piensa en rigor es un poco otra cosa quelo que dice, y en esta duicÍdad consiste la ironía.Lo que verdaderamente piensa es esto:yo sé que, ablando con.todo rigor, esta cosa no es A, ni aquélla.E; .pero, admitiendo e.son A y B, yo me entiendo conmigo mismo para los efectos de mi comdrtamiento vital frente a una y otra cosa. ':Esta teoría del conocimiento de la razón hubiera irritado a un griego. ,o_rque el griego creyó haber descubierto en la razón, en el concepto, la reaidadmisma. Nosotros, en cambio, creemos que la razón, el concepto, es un -tiumento doméstico. del hombre que éste necesita y usa para aclarar su _ropia situación en ~edio de la infinita y archiproblemática realidad que es ,vida. Vida es lucha cpn.las cosas para sostenerse entre ellas. Los conceps1son el plan estratégico que nos formamos para responder:a su ataque. or_eso, si se escruta bien la entraña última de cualquier concepto, se halla ue no nos dice nada de la cosa misma, sino que resume lo que un hombre uede hacer con esa cosa o padecer de ella. Esta opinión taxativa, según la al_ el contenido de todo concepto es siempre vital, es siempre acción posible padecimiento posible de un hombre, no ha sido hasta ahora, que yo sepa, stentada por nadie; pero es, a mi juicio, el térrninoindefectible del proceso losófico que se inicia con Kant. Por eso, si revisamos a su luz todo el-pasac b de la filosofía hasta Kant, nqs parecerá que en el fondo todos los filósofos 'andicholo mismo. Ahora bien, todo descubrimiento filosófico no. es más ue un desccubrimiento y un traer a la superficie lo que estaba en el fondo. ,Pero semejante introito es desmesurado para lo que voy .a decir, tan ··epa a problemas filosóficos.Yoiba a decir sencillamente que lo que aho. pasa en el mundo -se entiende, el histórico- es exclusivamente esto: urante tres siglos Europa ha mandado en el mundo. y ahora Europa no está 'gura de mandar ni de seguir mandando. Reducir a fórmula tan simple la "finitud de cosas que integran la.realidad histórica acfual es, sin duda y en hmejor caso, una exageración, y yo necesitaba por eso recordar que pensar
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es, quiérase o no, exagerar. Quien prefiera no exagerar tiene que callars más aún: tiene que paralizar su intelecto y ver !amanera deidiotizarse.'i: --. - Creo, en efecto, que es aquello lo que verdaderamente está pasando · el mundo, y que todo lo demás es consecuencia, condición; smtoma ó anéc: dota de eso. Yo no he dicho que Europa haya dejado de mandar, sino, estrictarnen te, que en estos años Europa siente graves dudas sobre si manda o no; sobt' si mañana mandará. A esto corresponde en los demás pueblos de laTie un estado.de espíritu congruente: dudar de si ahora son mandados poba guien. Tampoco están seguros de ello. ·Se ha hablado mucho estos años dela decadencia de Europa. Yosuplifervorosamente que no se siga cometiendo la ingenuidad de pensar énSp·e· gler simplemente porque se hable dela decadencia de Europa ode Occidéri{ Antes dequesulibtó apareciera, todo el mundo hablaba de ello, y eléxitod su libro se debió, como es notorio; a que.tal sospecha o preocupación preexi{ tía en todas las cabezas, con los sentidos y por las razones·más heterogéne _ Se ha hablado tanto de la decadencia europea, que muchos han llegad a darla por un hecho. No que crean en serio y con evidencia en él; sino qu se han habituado a darlo por cierto, aunqueno recuerdan sinceramentelía berse convencido resueltamente de ello en ninguna fecha determinada;; reciente libro de Waldo Frank, Redescubiimiento de Amé1ica, se apoyamt _ gramente en el impuesto de que Europa agoniza.No obstante, Frankmana liza ni discute, ni se hace cuestión de tan enorme hecho que leva a servir'd~ formidable premisa. Sin más averiguación, parte de él como de algo incóri;¡ cuso. Y esta ingenuidad en el punto de partida me basta para pensar que Frank no está convencido de la decadencia de Europa; lejos de eso, ni si¡ quiera se ha planteado tal cuestión. La toma como-un tranvía. Los lugares comunes sonlos tranvías del transporte intelectual. • Ycorno él,•lo hacen muchas.gentes.Sobretodo, lo:hacenlos pueblos' los pueblbs enteros. ·_ - - · · · • · T • ;Jj · ES un paisaje de ejemplar puerilidad el que ahora ofrece elmurido. Enff escuela, cuando alguien notifica que el maestro se ha ido, la turba parvúlari encabrita e indisciplina. Cada cual siente la delicia de evadirse a la presiózy que la presencia del maestro imponía, de arrojar los yugos de las nornfas_, d echarlos pies por alto, de sentirse dueño del propio destino. Pero como qu~ tada la norma que fijaba las ocupaciones y las tareas la turba parvular no tien un quehacer propio, una ocupación formal; una tarea con sentido, continu~ dad y trayectoria; resulta que no puede ejecutar más que una cosa, la cabrigl ES deplorable el frívolo espectáculo que los pueblos menores ofret=en.éE vista de que; según se dice; Europa decae y, por tanto, deja de mandar,· ca
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-ación y nacioncita_ brinca, gesticula, se pone cabeza abajo o se engalla y esti-·¡;dándose aires de persona mayor que rige sus propios destinos. De aquí el "briónico panorama de «nacionalismos» queBe nos ofrece portadas partes, 1t• .En los capítulos anteriores he intentado filiar un nuevo tipo de hombre ne hoy pi;edomina en el mundo: le he llarnado hombre-masa, y he hecho otar que su principal característica consiste en que, sintiéndose vulgar, pro·fama el derecho a la vulgaridad y se niega a reconocer instancias superioes aél. Era natural que si ese modo de ser predomina dentro de cada pueIa·, el fenómeno se produzca también cuando miramos-el conjunto de las acionéS, También hay, relativamente, pueblos-masa Tesueltos arebelarse ;ontra los grandes pueblos creadores, minarlas de estirpes humanas que _án organizado la historia, Es verdaderamente cómico contemplar cómo - ta o la otra republiquita, desde su perdido rincón, se pone sobre la punta sus pies e increpa a Europa y declara su cesantía en la historia universal. ¿Qué resulta? Europa había creado un sistema de normas cuya eficacia Jertilidad han demostrado los siglos. ESas normas no son, ni mucho menos, las mejores posibles. Pero son, sin duda, definitivas mientras no existan frs'ecolumbren otras. Para superarlas es inexcusable parir otras. Ahora, los úeblos-masa han resuelto dar por caducado aquel sistema de normas· que fa civilización europea, pero corría son incapaces de crear otro, no saben -é h:icer, y para llen_ar el tiempo se entregan a la cabriola. . . '- :Esta es la primera,·carisecuencia que sobreviene cuando en el mundo eja de mandar alguien: que los demás, al rebelárse, se quedan sin tarea, sin rogiama de vidá. -
III - · ELgitano se fue a confesar; pero el cura, precavido, comenzó por pre-· 'ntarle si sabía los mandamientos de la ley de Dios. Ala que el gitano resc ondió: «Mistépadre; yo loh iba a aprendé; pero he oído un runrún de que loh
·,anaquitá».
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¿No es ésta la situación presente del mundo? Corre el runrún de que ya o rigen los mandamientos europeos y, en vista de ello,las gentes -homres y pueblo~ aprovechan la ocasión para vivir sin imperativos. Porque _ · tíansólo los europeos. No se trata de que-'-'--como otrasveces'ha aconteido- una germinación de normas nuevas desplace las antiguas y un fer. ar novísimo absorba en su fuego joven los viejos· entusiasmos de mengliante temperatura. Eso sería lo corriente. Es más: lo viejo resulta viejo no ar propia senescencia; sirio porque ya está ahí un principio nuevo, que
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nista. ¡Vaya usted a saber qué será! Lo único que cabe asegurar es queR necesita siglos todavía para optar al mando. Porque carece aún de ma1l mientos, ha necesitado. fingir su adhesión al principio europeo de M Porquele sobra juventud le bastó con esa ficción. El joven no necesitii zones para vivir; sólo necesita pretextos. ·· co·sa muy semejante acontece con Nueva York. También es un atribuir su fuerza actual a los mandamientos a que obedece. En última»' tancia se reducen a éste: la técnica. ¡Qué casualidad! Otrq invento em;6' no americano. La técnica es inventada por Europa durante los siglos yXIX.. ¡Qué casualidad! Los siglos en que América nace. ¡Y en serio·ser dice que la esencia de América es 'su concepcion practicista y técnic¡( vida! En vez de decirnos: América es; como• siempre las colonias, una pristinación o rejuvenecimiento de razas antiguas, sobre todo de Euro Por razones distintas que Rusia, los Estados Unidos significan tambié caso de esa específica realidad históric;a que llamamos i
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n,,La función- de mandar y obedecer es la decisiva.en toda sociedad, ~roo ande en ésta turbia la cuestión de quién manda y quién obedece, · dolo demás marchará. impura y torpemente. Hasta la más íntima inti\:Jadde éadaindividuo, salvas geniales excepciones, quedará perturbada faTuificada:'Si el hombre fuese un ser solitario que accidentalmente se ha~ 1trabado en convivencia con otros; acaso permaneciese intacto de tales percusiones, originadas en los desplazamientos y crisis del imperar, del der. Pero como es social en su más elenientahextura, queda trastornado ·su índole privada por mutaciones que en rigor sólo afectan inmediata'ente a la colectividad. De aquí qué si'se toma aparte un individuo y se le a:Iiza, cabe colegir ,sin más datos cómo anda en su 'país la. conciencia de ando y obediencia. J ·Fuera interesantey hasta útil someter a este examen el carácter indivi~ uáldel español medio, La operación sería, no obstante, enojosa; y aunque til/deprimente; por eso la eludo. Pero haría ver la enorme dosis de desmo-lización íntima,cde encanallamiento que en el.hombre medio de nuestro Ísproduce el hecho de ser España una nación que vive desde hace siglos riuna conciencia sucia en la cuestión.de mando y obedienCia. El eneana~ iento no es otra cosa que la aceptación como estado habitual y consti:do, de una irregi.ilaiidad, de algo que mientra5 se acepta sigue pareciendo debido.· Como no es' posible convertir en sana normalidad lo que en su 'encia es criminoso y anormal, el individuo opta por adaptarse él a lo inebido; haciéndose por completo homogéneo al crimen o irregularidad que astra. Es un mecanismo parecido al que el adagio popular enuncia cuan.o dice: «Una mentira hace ciento». Todas las naciones han atravesado jor_ádas en que aspiró a mandar sobre ellas quien no debía mandar; pero un _erte instinto les hizo concentrar al punto sus energías y expeler aquella _egular pretensión de mando. Rechazaron la irregularidad transitoria y reristituyeronasí su moral pública. Pero el español ha hecho lo contrario: -vez de oponerse a ser imperado por quien su íntima conciencia rechaza; ha preferido falsificar todo el resto de su ser para acomodarlo a aquel ande inicial. Mientras esto persista en nuestro país es vano esperar nada ne los hombres de nuestra raza. No puede tener vigor elástico para la difícil ena de sostenerse con decoro en la historia una sociedad cuyo Estado, yo imperio o mando, es constitutivamente fraudulento. '" No hay; pues; nada de extraño en que bastara una ligera duda, una simé:Vacilación sobre quién manda en el mundo, para que todo el mundo-·en 'vida pública y en su vida privada-·-· haya comenzado a desmoralizarse,
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La vida humana, por su naturaleza propia, tiene que estar puesta a al go, a una empresa gloriosa o humilde, a un destino ilustre o trivial. Se tr~ de una condición extr.aña, pero inexorable, inscrita en nuestra existénc.i Por un lado, vivir es algo que cada cual hace por sí y para sí. Por otro lado;~ esa vida mía, que sólo a mí me irnpo,rta, no es entregada porrní a algo;lcaíni nará desvencijada, sin tensión y sin.Horma>>. Estos años asistimos al 'gii?;f!!_l. tesco espectáculo de innumerables vidas hurnánas que marchanperdid en el laberinto de sí mismas por uo tener a qué entregarse.Todos los' irnp_ rativos, todas las órdeues;.:han quedado en.suspenso; Pare_ce queJa siti.¡ ción debía;seiideal, pues cada vida queda en absoluta franquía para hacen¡] quelevengaeng~na; para vacar.a.sí misma; Lo.mismo cadapuebló; Eur0 ha aflojado sti presión sobre el mundo; Pero elresultado ha sido contrario'ª•· que podía esperarse. Librada a sírnisma, cada vida se qm;dá en sílmismá!,t;\' cía,.sin tener quehacer, Ycorn_o_ ha de llenarse con algo, se inventa o fiiige. volámente a sí propia; se dedica a falsas o,cupaciones que nada íntimo;-sinc; ro; únpone. Hoy es una cosa; mañana; otra, opuesta a la primera. Esrap'erdi. al.encontrarse sola consigo; ElegoíSrno es· laberíntico. Se;comprendeL\li · es ir disparado hacia algo; es caminar hacia una meta. La meta uo, es'Iniji: minar,.no es mi vida; es algo a que pongo ésta y que por lo mismo está fue. de.ella, más allá: Si me resuelvo a,ándar sólo por dentro de mivida, egoil;, , mente, no avanzb, no voy a ninguna.parte;•doy vueltas y revueltas·en,c_ mismo lugar. Esto es el laberinto, un camino que no lleva a nada,:qrie1 pierde ensírnisnio;depuro no ser más que caminar por dentro de _ __ Después de la guerra, el européo sé há encerrado en su interior; se;!;¡ quedado sin empresa para sí y para los demás. Por eso seguimos históric,, mente corno hace diez años. No se manda en seco .. El mando consiste en una presión qU:e se ejer sobre los demás. Pero no consiste sólo en esto. Si fuera esto sólo, sería vi . lencia; . No se olvide que_mandar_ tiene_dobl!!_efecto: se manda aalgtiie pero se le manda algo.' Y lo que se le manda es,. a fa postre¡ que participe una empresa, en.un gran destino lústórico: Por éso no hay imperio sinog granía de vida, precisamente sin un plan de vida imperial. Corno diceelv so de Schiller: Cuando los reyes constmyen, tié11e11 que hacer los can-eros;
N 0 conviene, pues, ernbarcarse·en la• opinión trivial que cree vet e ... , actuación de los grandes pueblos --corno de los hombres-:- una.inSpitaci puramente egoíSta. No es tan fácilcorrio.se cree ser puro .egoíSUI, ynad,i~.si,é dolo ha triunfado jamás. El egoíSrno aparente de los grandes pueblos y'de.l
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andes hombres e? la dureza inevitable con que tiene que comportarse · ien tiene su vida puesta a una empresa. Cuando de verdad se va a hacer Igoynos hemos entregado a un proyecto, no se nos puede pedir que este;, os en disponibilidad para atender a los transeúntes y que nos dediquemos •pequeños. altruismos de azar. Una de las cosas que más encantan a los vía" eros cuando cruzan España es que si preguntan a alguien en la calle dónde u1 una plaza o edificio, con frecuencia el preguntado deja el camino que lle·aygenerosamente se sacrifica por el extraño, conduciéndolo hasta el lugar ue a éste interesa. Yo no niego que pueda haber en esta índole del buen celtí..ero algún factor de generosidad, y me alegro de que el extranjero interprete -•·su conducta. Pero nunca al oírlo o'leerlo he podido reprimir este recelo: es que el compatriota preguntado iba de verdad a alguna parte? Porque po·amuy bien ·ocurrir que, en muchos casos, el español no va a nada; no tiene rbyecto ni misión, sino que, más bien, sale a_la vida para ver si las de otros eríanun poco la suya. En muchos casos me consta que mis compatriotas san· a la calle por ver siencuentran algún forastero a quien acompañar. _ b Grave es que esta duda sobre el mando del mundo, ejercido hasta ahoa.por Europa, haya desmoralizado al resto de los 'pueblos, salvo aquéllos ue por sujuventud están aún en su pre-historia. Pero es mucho más grave e este piétinementsur place llegue a desmoralizar por completó al euro:ero mismo. No pienso así porque yo sea europeo o cosa parecida.No es que _·ga:·si el europeo no.ha de mandar en el futuro próximo, no me interesa la '·da del mundo. Nada me importaría el cese del mando europeo si existierá ~ay otro grupo de pueblos capaz de sustituirlo en el Podery la dirección del laneta. Pero ni siquiera esto pediría. Aceptaría que no mandase nadie, si to no trajese consigo la volatilización de todas las virtudes y dotes del ombre europeo. Ahora bien: esto último es irremisible. Si el europeo se habitúa a no _andar él, bastarán generación y media para que el viejo continente, y tras Je! mundo todo, caiga en la inercia moral, en la esterilidad intelectual y en ,•barbarie omnúnoda. Sólo la ilusión del imperio yla disciplina de respon, bilidad que élla inspira pueden mantener en tensión las almas de Occieiite. La ciencia, el arte, la técnica y todo lo demás viven de la atmósfera 'nka que crea la conciencia de mando. Si ésta falta, el europeo se irá enviCiendo. Ya no tendrán las mentes esa fe radical en sí mismas que las lanza nérgicas, audaces; tenaces, a la captura de grandes ideas, nuevas en todo rden. El europeo se hará definitivamente cotidiano. Incapaz de esfuerzo eadory lujoso, recaerá siempre en el ayer, en el hábito, en la rutina. Se aráuna criatura chabacana, formulista, huera, como los griegos de la dedencia y como los de toda la historia bizantina,. . ,· , · •
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· La vida creadora supone un régimen de alta higiene, .de grah decor. de constantes estímulos; que excitarr la conciencia de la dignidad. La vi creadora es vida enérg!.ca, y ésta sólo es posible en una de estas dos situació nes: o. siendo uno el que manda o hallándose alojado ·en un mundo cio~d manda alguien a quien reconocemos pleno derecho para tal función; o man do yo u obedezco. Pero obedece.r. no es aguantar -aguantar es envilec~r. se-'-, sino; al contrario, estimar al que manda y seguirlo; solidarizándo~ con él, situándose con fervor bajo el ondeo.de su bandera.
V Conviene que ahora retrocedamos alpunto de partida de estos.arríe los: al hecho, tan curioso, de que en el mundo.se hable estos años tanto sob la decadencia de Europa. Ya es sorprendente el detalle de que esta decade I cia no haya sido notada primeramente por los extraños, sino que el.desá' brimiento de ella se deba a los europeos mismos. Cuando nadie, fuera.d viejo continente, pensaba en ello, ocurrió a algunos hombres deAlemáni' de Inglaterra, de Francia, esta sugestiva idea: ¿No será que empezamos· decaer? La idea ha tenido buena Prensa, y hoy todo el mundo habla de• decadencia europea como de una realidad inconcusa. Pero detened al que la enuncia con un leve gesto y preguntadle en q fenómenos concretos y evidentes funda su diagnóstico. Al punto lo véréis.h cer vagos ademanes y practicar esa agitación de brazos hacia la ro tundida del universo que es característica de todo náufrago. No sabe, en efecto, a qü; agarrarse. La única cosa que, sin grandes precisiones, aparece cuando: s quiere definir la actual decadencia europea es el conjunto de dificultade5 ec · · nómicas que encuentra hoy delante cada una de las naciones europeas; Pe cuando se va a precisar un.poco el carácter de esas dificultades, se adyi_es que ninguna de ellas afecta seriamente.al poder de creación de riquezayiq el viejo continente ha pasado por•crisis mucho más graves en este orden; ., ¿Es que, por ventura, el alemán o el inglés no se sienten hoy capácesi producir más y mejor que nunca? En modo alguno, e importa mucho fili~ el estado de espíritu de ese alemán o de ese inglés en esta dimensión del' económico., Pues lo curioso es, precisamente, que la depresión indiscutibl de sus ánimos no proviene de. que se sientan poco capaces,. sino, al c9µtr· ria, de que sintiéndose con más potencialidad que nunca, tropiezan,éd: ciertas.barreras fatales que les impiden realizar lo que muy bien podría Esas fronteras fatales de la economía actual alemana, inglesa, frances~Hso las fronteras políticas de los Estados respectivos. La dificultad auténticá:
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'adica, pues, en este o el otro problema económico que esté planteado, sino ' n: que la forma de vida pública en que habían di; moverse las capacidades Í:'onómicas es incongruente con el tamaño de éstas. Ami juicio, la sensaclón de menoscabo, de impotencia que abruma innegablemente estos años ''ilávitalidad europea, se nutre de esa desproporción ep.tre el tamaño dela btencialidad europea actual y el formato de la organización política en que 'ene que actuar. El arranque para resolver las graves cuestiones urgentes es .vigorosp como cuando más lo haya sido; pero tropieza al punto con las ucidas jaulas en que está alojado, con las pequeñas naciones en que has·ahora vivía organizada Europa. El pesimismo; el desánimo que hoy pesa obre el alma continental se parece mucho al del ave de alalarga que al batir . s1grandes remeras se hiere contra los hierros del jaulón;· •. · ·. · ;La prueba de ello es que la combinación se repite en todos los demás denes, cuyos factores son en apariencia tan distintos de lo· económico. .or:ejemplo, en la vida intelectual.Todo buen intelectual•de Alemania, 'glaterra o Francia se siente hoy ahogado en los límites de su nación, sien" -¡;u nacionalidad como una limitación absoluta. El profesor alemán se da '1clara cuenta de que es absurdo el estilo de producción' a que le obliga su 'blico inmediato de profesores alemanes, y echa de menos la superior li.rtad de expresión que gozan el escritor francés o el ensayista británico. ceversa, el hombre de letras parisiense empieza a comprender que está gatada la tradición de mandarinismo literario;deverbal formalismo,a que ··;.condena su oriundez francesa y preferiría, conservando las mejorés caliádes de esa tradición, integrarla con algunas virtudes del profesor alemán. En el orden de la política interior pasa lo mismo. No se ha analizado .íín a fondo la extrañísima cuestión de por qué anda tan en agonía la vida _o lítica de todas las grandes naciones .. Se dice que las ins.tituciones demo:~áticas han caído en desprestigio. Pero esto es justamente lo que conven. 'a explicar. Porque es- un desprestigi.o extraño. Se habla maLdel Parla·.ento en todas partes;.pero no se ve que en ninguna de las que cuentan se . tente su.sustitución, ni siquiera que existan perfiles utópicos de otra.s foras de Estado que, al menos idealmente, parezcan preferibles .. No hay; pues, ne-creer mucho en la autenticidad de este aparente desprestigio. No son .instituciones, en cuanto instrumentos de vida pública, las que marchan Il!ªl en Europa, sino las tareas en que emplearlas, Faltan programas de. tamaó,congruente con las dimens,iones efectivas que la vida ha llegado a tener e\)tro de cada individuo europeo. :Hayaquí un error de óptica que conviene corregir de una vez, porque ,a.grima escuchar las inepcias que a toda hora se dicen; por ejemplo, a proósito del Parlamento. Existe toda una serie de objeciones válidas al modo ·--~
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de conducirse los Parlamentos tradicionales; pero si se toman una a un ve que ninguna de ellas permite la conclusión de que deba suprimir · Parlamento, sino,.al contrario, todas llevan por vía directa y evídenter' necesidad de reformarlo; Ahora bien: lo mejor que humanamente pu decirse; de algo es que necesita ser reformado, porque ello implica qu imprescindible y que es capaz de nueva vida. El automóvil actual h,a sali de las objeciones que se pusierém al automóvil de 1910. Mas la desesti vulgar en que ha caído el Parlamento no procede de esas objeciones• dice, por ejemplo; querno ·es eficawNosotros debemos preguntar enfonc ¿Para qué no esreficaz? Porque la eficacia esJa virttid que un utensiliotl para producir una finalidad; En este caso la finalidad sería la solución de' problemas públicos en cada nacióri.··Por eso exigimos de quien pioclalJl ineficacia ddos Parlamentos, que posea él una idea é:lara de cuál es la lución de los problemas públicos actuales: Porque si no, si en ningún¡\ está hoy daro; ni aun teóricamente, eiy qué consiste lo que hay que ha~ no tiene sentido acusar de ineficacia a los instrumentos institucionales; valía recordar que jamás institución ninguna ha creado en la historiar tados más formidables, más eficientes qudos Estados parlamentariosrd siglo XIX. El hecho es tan indiscutible que olvidarlo demuestra frand11 · tupidez; No se confunda, pues, la posibilidad y la .urgencia de reforni profundamente las Asambleas legislativas, para hacerlas «aún más»·efi ces, con declarar su inutilidad. El desprestigio de los Parlamentos no tiene nada que ver con sus nof rios defectos. Procede de otra causa, ajena por completo a ellos en cuan utensilios políticos. Procede de que el europeo no sabe en qué emplear! de que no estima las finalidades de la vida pública tradicional; ensuma;d que no siente ilusión por los Estados nacionales en que está inscrito y.¡i sionero; Si se mira con un poco de cuidado ese famoso desprestigio; lo e¡ se ve es que el ciudadano, en la mayor parte de los países, no siente respe' por su·Estado, Sería inútil sustituir el detalle de sus instituciones, porque irrespetable no son éstas, sino el Estado mismo, que se ha quedado chi' Por vez primera', al tropezar .el europeo en sus proyectos económk. políticos, intelectuales, con los límites de su nación, siente que aquéllos " decir, sus posibilidades de vida, su estilo vital- son inconmensurable5'c_ el tamaño del cuerpo colectivo en que está encerrado. Y entonces·ha dei;' bierto que ser ingléS, alemán o francés es ser provinciano: Se ha encontrado pues, con que es «menos» que antes, porque antes el inglés, el francéS• alemán.creían, cada cual por sí, que eran el universo. Éste es, me:¡:íiire el auténtico origen de esa impresión de decadencia que aqueja al euro¡f Por tanto, iui origen puramente íntimo y paradójico, ya que la pr~nci
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erhaber menguad<;> nace precisamente de que ha crecido su capacidady tro~a con una orgariizadón antigua, dentro de la cual ya no cabe. ¡, Para dar a lo dicho un sostén plástico que lo aclare, tómese cualquier tividad concreta;:por ejemploi la fabricación de automóviles. El automó; }es inventó puramente europeo: Sin embargo·, hoyes superior la fabricafoµ norteámericana de este artefacto. Gonsecuencia: el automóvil europeo tá en decadencia. Y, sin embargo;·el fabricante· europeo -·industrial y 'cnico- de automóviles sabe muy bien que la superioridad del producto . ericano no procede de ninguna virtud específica-gozada por el hombre e'1iltrarhar, sino sencillamente de que la fábrica americana puede ofrecer -producto sin traba alguna a ciento veinte millones de hombres. lmagmec ·rque úna fábrica europea viese.ante sí un área mercantil formada por toas los Estados europeos y sus colonias yprotectorados. Nadie duda•de que ' e1automóvi]previsto•para quinientos o seiscientos millones de hombres ríamucho mejorymás•barato que el {
He contado en otro lugar la pasión y muerte del mundo grecoiromario, en cuanto a ciertos detalles; me remito a.lo dicho allí'r Pero ahora podebs tomar el asunto bajo1otro aspecto, · r :•'e· · Griegos y latinos aparecen en la historia alojados, como abejas en su ohnena,.dentro de urbes, depolis. Éste-es ~n hecho que en estas páginas , .:,
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necesitamos tomar como absoluto y de génesis misteriosa; un hecho de.é¡ hay que partir sin más, como el zoólogo parte del dato bruto e inexplicad de que elsphex vive sQlitario, errabundo, peregrino, y en cambio, larubi abeja sólo existe en enjambre constructor ·de panales 1: .El caso es que la¡ · cavaeión yla arqueología.nos permiten ver algo de lo que había en el suél de Atenas y.en el de.Roma antes deque Atenas y Roma existiesen. I?erór' tránsito de esta prehistoria, puramente rural y sin carácter específico,';·· brote de la ciudad, fruta de nueva especiequedaelsuelo d.e ambas pe · · sulas, queda arcano; ni siquiera está claro el nexo étnico entre aquellos.pu blos protohistóricos y estas extrañas.comunidades, que aportanalrepert rio humano •una .gran innovación: la de ,construir, una plaza pública•y,• · tomo·µna.ciudad cerrada al campo.· Porque, en efecto, la definición;¡n cqteía de lo;que es la urbe yla pqlis se parece mucho alaque.cómicati:Í{ te se .da del cañón: toma usted un agujero, Jo .rodea .usted.de alambrem.11' apretado, y eso es un cañón. PueslomisIIJO, la urbe.o polis comienza pon~s'' un hueco; .el foro, el ágora; y todo lo démás .es pretexto para asegurarle'· hueco, para delimitar su dintorno.La polis no es primordialmente un co junto de casas habitables, sino un•lugar. de ayuntamiento civil, un espacf acotado para funciones públicas: La urbe no está hecha, como la cabaña o dom!IS; para cobijarse de la intemperie y engendrar, que:son menesteres·¡) · vados y familiares, sino para discutir sobre la cosa pública. Nótese que.est. significa nada menos que la invención de una nueva clase de espaciotm cho más nueva que el espacio de Einsteiti.,Hasta entonces.sólo .existíarn, espacio: el campo, y en él se vivía con todas las consecuencias que;estrntfii para el ser del hombre. El hombre campesino es todavía un vegetaL Su eXiS tencia, cuanto· piensa, siente y.qukre, conserva la modorra inconsciente e· que vivelaplanta, Las grandes civilizaciones asiáticas y africanas fuerorre,, este sentido grandes vegetaciones antropomorfas. Pero elgrecorroínano d,' cide separarse del campo, de la «naturaleza», del cosmos geobotánico,.¿C9 mo es esto posible? ¿Cómo puede el hombre retraerse del campo? ¿Dón irá, si el campo es todala tierra, si es lo ilimitado? Muy sencillo: limitan~ un trozo de campo mediante unos muros que opongan el espacio inclü§ y.finito al espacio amorfo.y sin fin. He aquí la.plaza, No es, como la éasa, · «interior» .cerrado por arriba, igual que las cuevas que existen enelcamp sino que es pura y simplemente la negación del campo;'La plaza, merced ru ' .. (Esto es lo que hace' la rázón fisica y biológica; 13 (1razÓn nattifalista:,>, de:mo.Strando toñ que. e.s me.nos razonable. que. la <(razón históricai), .Porque ésta, cuando trata a. fondo de. las.sq no. de _sQslayo~ como en estas págin<1;5.1 se niega a _rec,onqcer como abso1uto. ningún _hecho~~~.,,,, razonar consiste en fluidificar todo hécho descubrierido su génesis; Véase., del autar, el erisl:l)'O' to ria cb1110 sistCJna (Revista de Occidente, 211 edición). [Véase el tomo VI de estas Obras co1nj;lct.,
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'•uros que la acotan, es un pedazo de campo que se vuelve de espaldas al 'esto, que prescinde del resto y se opone a él. Este campo menor y rebelde, ú'e practica secesión del campo infinito y se reserva a símismo frente a él, es .· m)Jo abolido y; por tanto, un espacio stli geneiis;novísimo, en que el homre·se liberta de toda comunidad conla plantay el animal, deja a éstos fue·,y crea u~ ámbÚo aparte puramente humano'. Es el espacio civil. Por eso 'crates, el gran urbano, triple extracto deljugo que rezuma la polis, dirá: ;y0 no tengo que ver con los árboles en el campo; yo sólo tengo que ver con · s hombres en la ciudad». ¿Qué han sabido nunca de esto el hindú, ni el sa, ni el chino, ni el egipcio? ' .Hasta Alejandro y Césár, respectivamente,· la historia de Grecia y de ma consiste en la luchaincesahte entre esos dos espacios: entre la ciudad ·dona! y el campo vegetal', entre el jurista y el labriego, entre el il!Sy el 1115. No se crea que este origen de la urbe es una pura construcción mía yque ·~Id le corresponde una verdad simbólica; Con rara insistencia, en el estra.í:J'.primario y más hondo de su memoria conservan los habitantes de la ciuad grecolatina el recuerdo de un synoihismos. No hay; pues, que solicitar bstextos; basta eón traducirlos. Synoihismos es acuerdo de irse a vivir juntos; 'or tanto, ayuntamiento, estrictamente en el doble sentido físico y jurídico · e•este vocablo; Al desparramamiento vegetativo por la campiña sucede la ohcentración civil en la ciudad. La urbe es la'supercasa,'la superación de casa o nido infrahU:mano, la creación de una entidad más abstracta y más ta que eloihos famili~r. Es la reptíblica, la politeia, que no se compone de ombres y mujeres, sino de ciudadanos. Una dimensión nueva, irreducible ·,las primigenias y más próximas al animal, se ofrece al existir humano, y en Jla van a poner los que antes sólo eran hombres sus mejores energías. De ··ra manera nace la urbe desde luego como Estado. .··. En cierto modo, toda la costa mediterránea ha mostrado siempre una ·¡iontánea tendencia a este tipo estatal. Con más o menos pureza, el Nor1'de África ( Cartago =.la ciudad) repite el mismo fenómeno. Italia no salió asta el siglo XIX del Estado-ciudad; y nuestro U.vante cae en cuanto pueE!en el cantonalismo; que es un resabio de aquella milenaria inspiración1• El Estado-ciudad, por la relativa parvedad de sus ingredientes permi:Ver claramente lo especifico del principio estatal. Por una parte, la pala~ ,á «estado» indica que las fuerzas históricas. consiguen una combinación
1 ,Serfa.intereSaD-te mostrar -~ómo eq Cataluña colaboran dos inspiraciones antagónicas: el ciorialismo europeo y el ciudadismo de Barcelona. en que pervive siempre la tendencia del vie.ombremediterráneo. Ya he dicho otra vez que el-levantino eS el resto del horno antiquus que en la Península.
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de equilibrio, de asiento. En este sentido significa lo contrario de mo miento histórico: el Estado es convivencia estabilizada, constituida, es ca. Pero este caráct<:r de inmovilidad, de forma quieta y definida, ocul como todo equilibrio, el dinamismo que produjo y sóstiene al Estado.Ha olvidar, en suma, que el Estado constituido es sólo el resultado .de un mo.' miento anterior de lucha, de esfuerzos, que a él tendían. Al Estado.cons tuido. precede el Estado constituyente, y éste es un principio de_ movimien · Con esto quiero decir que el Estado no es una forma c:\e sociedad qu hombre se- encuentra dada y en regalo, sino que necesitaJraguarla penós mente. No es como la horda o la tribu y demás sociedades fundadas.ene consanguinidad que la Naturaleza se encarga de hacer sin colaboración ca el esfuerzo humano: Al contrario, el Estado comienza cuando el hombre afana por evadirse de.la sociedad nativa dentro de la cual la sangre lb ha i crito. Yquien dice la sangre, dice también cualquier otro principio natura por ejemplo, el idioma. Originariamen~e, el Estado consiste en la mezda:J sangres y lenguas. Es superación de toda sociedad natural. Es mestizo;\ plurilingüe. · · Así, la ciudad nace por reunión-de pueblos diversos. Construye sobre-. heterogeneidad zoológica una homogeneidad abstracta.de jurisprudencia' Claro está quela unidad jurídica no es la aspiración que impulsa el mov\ miento creador del Estadoc El impulso es más sustantivo que todo derechb. es el propósito de empresas vitales mayores que las posibles a las minús.t las sociedades consanguíneas. En la génesis de todo Estado vemos o entt' vemos siempre el perfil de un gran empresario.· Si observamos la situación histórica que- precede inmediatamenteial nacimiento de un. Estado, encontraremos siempre el siguiente esquema::vá1 rias colectividades pequeñas cuya estructura social está hecha para que viv cada cual hacia dentro de sí misma. La forma social de cada una:sirve sól · para una convivencia interna. Esto indica que en el pasado vivieron efe~_• vamente aisladas, cada una por sí y para sí, sin más que contactos exceptr' nales con las limítrofes. Pero a ese aislamiento efectivo ha sucedidó.de ' cho una convivencia externa, sobretodo económica. El individuo de ca colectividad no vive ya sólo de ésta, sino que parte de su Vida está trabada cb individuos de otras colectividades, con los cuales comerciamercantilé:i telectualmente. Sobreviene, pues, un desequilibrio entre dos convivenci'_: la interna y la externa. La forma social establecida-derechos, «costumbre§ y religión- favorece la interna y dificulta la externa, más amplia y nuev' En esta situación, el principio estatal es el movimiento que lleva a aniql1i). · · 1
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Homogeneidad jurídica, que no implica forzo.Samente centralismo.
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sociales (le convivencia interna, sustituyéndolas por una forma cial adecuada a la nueva convivencia externa. Aplíquese esto al momento c:wal europeo, y estas expresiones abstractas adquirirán figura y color. ;:. No hay c;:reación estatal si la mente de ciertos pueblos no es capaz de andanada estructura tradicional de una forma de convivencia y, además, ~imaginár otra nunca sida. Por eso es auténtica creación. El Estado ca:· ;enza por ser una obra de imaginación absoluta. La imaginación es el .o.der liberador que el hombre tiene .. Un pueblo es capaz de Estado en la ..edida en que sepa imaginar. De aquí que todos los pueblos hayan tenido :nlímite de su evolución estatal, precisamente el límite impuesto por la ·~turaleza a su fantasía, ¡¡; El griego y el romano, capaces de imaginar la ciudad que triunfa de la · persión. campesina, se detuvieron en los muros urbanos. Hubo quien quiso llevar las mentes grecorromanas más allá, quien intentó libertarlas de ·-ciudad; pero fue vaho empeño. La cerrazón imaginativa del romano, re:resentada por Bruto, se encargó de asesinar a César-·-la mayor fantasía de a·antigüedad. Nos importa mucho alas europeos de hoy recordar esta his_()ria, porquela nuestra ha llegado al mismo capítulo.
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VII ·Cabezas claras, lo que se llama cabezas claras, no hubo probablemente n-todo el mundo antiguo más que dos: Temístocles y César; dos políticos. .cosa es sorprendente porque, en general, el político, incluso el famoso, es :olitico precisamente porque es torpe'. Hubo, sin duda, en Grecia y Roma .)ros hombres que pensaron ideas claras sobre muchas cosas-filósofos, ma_máticos, naturalistas. Pero su claridad fue de orden científico; es decir, una -_laridad sobre cosas abstractas. Todas.las cosas de que habla la ciencia, sea Jla la que quiera; son abstractas, y las cosas abstractas son siempre claras. !!suerte que la claridad de la ciencia no está tanto en la cabeza de los que . •hacen como en las cosas de que hablan. Lo esencialmente confuso, intrindo, es la realidad vital concreta, que es siempre única. El que sea capaz de rientarse con precisión en ella; el qu~ vislumbre bajo el caos que.presenta ,cfa sitúación vital la anatomía secreta del instante; en suma, el que no se ierda en la vida, ése es de verdad una cabeza clara. Observad a los que os _ .'-·1__ÉÍ ;S~ritÍdo de es~ abrupta :aseveración, qlie supone u~a idea c1_ara sobre-.1o que e.5'1a polfti- /toda ]:iolflica ;..;..;_Ja ~cbuena1~ como la mala-, se hallará en e1 tratado sociológico del autor' titu-~~q_El Ho1nbrc y la Gente. ' , -
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rodean y veréis cómo avanzan perdidos por su vida; van como sonámbulo dentro de su buena o mala suerte, sin tener la más ligera sospecha de fo:q les pasa. Los oiréis hablar en fórmulas taxativas sobre sí mismos y sobré! contorno, lo cual indicaría que poseen ideas sobre todo ello. Pero si an , záis someramente esas ideas, notaréis que no reflejan mucho ni poco la:re lidad a que parecen referirse, y si ahondáis más en el análisis hallai:éisq ni siquiera pretenden ajustarse a tal realidad. Todo 'lo contrarío: el indi' duo trata con ellas de interceptar su'propia visión de lo real, de su vida• • · má. Porque la vida es por lo pronto un caos donde uno está perdídó.~ hombre lo sospecha; pero le aterra encontrarse cara a cara con esa temb, realidad, y procura ocultarla con un telón fantasmagórico donde todo: muy claro. Le trae sin cuidado que sus <
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, César es el ejemplo máximo que conocemos de don para encontrar el
érfil de la realidad sustantiva en un momento de confusión pavorosa, en 'na' hora de lasmás caóticas que ha vivido la humanidad.Y como si el des._, o se hubiese complacido en subrayar la ejemplaridad, puso a su vera una agnífica. cabeza de intelectual, la de Cicerón, dedicada durante toda su · tencia a confundir las cosas. El exceso de buena fortuna había dislocado el cuerpo político romano. ' ciudad tiberina, dueña de Italia, deEs'paña, del África Menor, del Oriene•clásicoy helenístico, estaba a punto•de reventar. Sus instituciones públi. tenían una enjundia municipalyeran inseparables de la urbe, como las adriadas están, so pena de consunción, adscritas al árbol que tutelan;. . E' La salud de las democracias; cualesquiera que sean su tipo y su grado, epende de un mísero detallé técnico: el procedimiento electoraL Todo lo emás es secundario. Si el régimen de comicios es acertado, si se ajusta a la hlidad; todo.va bien; si no, aunque el re5to marche óptimamente, tódo va al. Roma, alcoinenzar el siglo I antes de Cristo, es omnipotente, rica, no tieenemigos' delante; Sin embargo, está a punto de fenecer porque se obstina hrnnservar un régirrien electoral estúpido. Un régimen electoral es estúpido ando ,es fa!So. Había que votar 'en la ciudad.Ya los ciudadanos del campo no odian asistir a los comicios, Pero mucho menos los que vivían repartidos por ·do elmundoromano .. Como las elecciones eran imposibles; hubo que fa!Sic é:arlas, y'los candidato,s organizaban partidas de la porra =con veteranos del jército, con atletas del circo- que se encargaban de romper las urnas. ••• i•:,: Sin el apoyo de autéhtiéo sufragio las ihstit:iiciones democráticas están nel aire. En elaire.están las palabras. «La República no era más que una 'alabra». La expresión es de César. Ninguna magistratura gozaba deautori, ad, Los generales de la izquierda y de la derecha-·-Mario y Sila-· se insoentaban en vacuas dictaduras que nollevabananada. César no ha explicado nunca su política, sino que se entretuvo en haérla. Daba la casualidad de que era precisamente César y no el manual de e'sarismo que suele venir luego. No tenemos más rémedio; si queremos eniider aquella política; que tomar sus actos y darles su nombre; El secreto ' tá' en su hazaña capital: la conquista delas Galias. Para emprenderla tuvó fluedeclararse rebelde frente al Poder co'nstituido:•¿Por qué? Constituían el Poder los republicanos, es decir; los conservadores, los eles al Estado-ciudad. Su política puede resumirse en dos cláusulas: Primea,lós trastornos de la vida públii:aromána provienen de su excesiva expan'ón. La ciudad nopuede gobernar tantas naciones. Todánueva conquista un delito de lesa república:Segunda, pamevitar la disolución de las ins'tricióne5es preciso un p1incipe.: ', ,,
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.i"• · Para nosotros tiene la palabra «príncipe» un sentido casi opuesta·· que tenía para un romano. Éste entendía·por tal precisamente un ciudad no:como los demás; pero que era investido de poderes superiores a fin1. regular el funcionamiento de las instituciones republicanas: Cicerón, en libros Sobre laReptíblita, y Salustio, en sus memoriales a César, resúme;n. pensamiento de todos los publicistas pidiendo un piinceps civitatís,,unréct renun publicamm, un moderator. La solución de César es totalmeríte·opuesta a.la·conservádorá:.Co prende que para curar las consecuencias de las'anteriores conquistas rom nás no había más remedio que proseguirlas. aceptando hasta el cabo· enérgico destino.Sobre todo urgía conquistar los pueblos nuevos, más.pe! grosos en un p·orvenir no nmy lejano que las naciones corruptas de Orieni César sostendrá la necesidad de romanizar a fondo los pueblos bárbaros d · Occidente.. Se ha dicho (Spengler) que los greqirromanos eran incapáces de.sen el tiempo; de ver su vida como una dilatación.en la temporalidad. Existían un presente puntuaL Yo sospecho.que este diagnóstico es erróneo; o,pob1 menos, que confunde dos cosas; El grecorromano padece una sorprendent' ceguera para el futuro. No lo ve,. como el daltonista no ve el color rojo:·Per en cambio, vive radicado en el pretérito. Antes de hacer ahora algo;dám·· paso atrás, como-Lagartijo al tirarse a matar; busca en· el pasado un mode · pára la.situación presente e infonnado poi: aquél se-zambulle en la acfua dad, protegido' y deformado'. poda escafandra ilustre.De.aquí quetcidoi.: vivir es en cierto modo revivir. Esto es sel" arcaizante y esto lo fue' casFsie · pre el antiguo. Pero esto no es ser insensible al tiempo . .Significa simpleine te un cronismo incompleto, manco del ala fu turista y con hipertrofia de arí ñas. Los europeos•hemos gravitado desde siempre hacia el futuro y setitiin que es ésta la dimensión.más sustancial del tiempo, el cual, para noséJtr empieza por.el~ pretérito se ha transferido.del hombre antiguo alfilólogomoderno. El! ·. lago es también ciego para' el porvenir. También éhetrograda, busca a·(. actualidad un precedente;. al .cual llama, con lindo vocablo de. égloga¡-: «fuente» .. Digo:esto porque ya los antiguos biógrafos de César; se cierran~ comprensión·de esta enorme figura .suponiendo •que trata .de irnitata:Al jandro .. La ecuación se imponía: siAlejandro no podía dormir pensando. los laureles de Milcíades, César tenía por fuerza que sufrir insomnio por!· deAlejandro.:YáSí sucesivamente.Siempre el paso atrás yel piedehog¡lño huella de antaño. El filólogo contemporáneo repercute al biógrafacÜísic.
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Creer que César aspiraba a hacer algo así como lo que hizo Alejandro '.J esto han creído casi todos los historiadores- es renunciar radicalmen.·a•entenderlo. César es aproximadamente lo contrario que Alejandro. La ~a de un reino universal es lo único que los empareja. Pero esta idea no es e:Alejan~ro; sino que viene de Persia. La imagen de Alejandro hubiera pujado a César hacia Oriente, hacia el prestigioso pasado. Sú preferencia dical por Occidente revela más bien la voluntad de contradecir al macedón. .efo además'no es un reino universal; sin más ni más, lo que César sepro"one: Su propósito es más profundo. Quiere un Imperio romano que no ;va de Roma, sino de la periferia, de las provincias, y esto implica la supe'ción absoluta del ·Estado-ciudad: Un Estado donde los pueblos más diefsos· colaboren, de que todos se: sientan solidarios. No un ceritro que 'anda y una periferia que obedece, sino un gigantesco cuerpo social donde da elemento sea' a la vez sujeto pasivo y activo del Estado. Tal es el Estado • 'demo,yésta fuela fabulosa anticipación de su genio fu turista. Pero ello ponía un poderextrarromano, antiaristócrata, infinitamente elevado sore la oligarquía republicana sobre su p1incipe, que era sólo un piim!ts ínter ·res, Ese -poder ejecutor y representante de la'democracia universal sólo odia ser la Monarquía con su sede fuera de Roma. · ·.:; ¡Repiíblica, Monarquía! Dos palabras que en la historia cambiancons'tlterhente de sentido auténtico, y que por lo mismo es preciso en todo instan· triturar para cerciorarse de su eventual enjundia.· · b:;Sus hombres de-c~nfianza, sus instrumentos más inmediatos, no eran fcaicas ilustraciones· de la urbe, sino gente nueva, provinciales, personajes )iérgicos y eficientes. Su verdadero ministro fue Camelio Balbo, unhom-rede negocios gaditano, un atlántico, un «colonial». Pero la anticipación del nuevo Estado era excesiva; las cabezas lentas el Lacio no podían dar brinco tan grande. La imagen de la ciudad, con su ngiblematerialismo, impidió que los romanos «viesen» aquella organiza. ·nnovisima del cuerpo público. ¿Cómo podían formarunEstado.hom~ que no vivian en una ciudad? ¿Qué género de unidad era ésa, tan sutil orno mística? • ·Repito una vez más: la realidad que llamamos Estado no es la espontá·ea• convivencia de hombres que la consanguinidad ha unido. El Estado pieza cuando se obliga a convivir a grupos nativamente separados. Esta .ligació!l !lº es.desnuda violencia, sino que supone.µn proy¡;cto incitati•; una tarea común que se propone a los grupos dispersos. Antes que nada ·•e]·Estado proyecto de un hacer y programa de colabdraciórL Se llama a ~.gentes para que juntas hagan algo. El.Estado no es consanguii:J.idad, ni nidad lingüística, ni unidad territorial, ni contigüidad de habitación. No
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es nada material, inerte; dado y limitado. Es un puro dinamismo -.-la,v luntad de hacer algo en común-, y merced a ello la idea estatal no está U· rada por término físico ninguno 1• · · Agudisirna la conocida empresa política de Saavedra Fajardo: utia:fl~ cha: y debajo: «0 sube o baja». Eso es el Estado. No una.cosa, sino uli;m(Í virniento. El Estado es .en. todo instante algo que viene de y va hacia. ,Cqm1 todo. movimiento, tiene un tenninus. a qua y un tenninus ad quem. Córfe~· por cualquier hora la vida de un Estado que lo sea verdaden1rnente, y se E' llará i,ina unidad de convivencia que parece fundada en tal o cual a tribu · material:. sangre, idiorna,·«fronteras naturales». La interpretación estáti nos llevará a decir: eso es el Estado. Pero .pronto advertimos; que esa;a pación humana éstá hácierido algo comunal: conquistando;ottos pueblo'' fundando colonias, federándose con otros Estados; es decir, queerbtod' hora está superando eLque parecía principió rnaterialde su unidad,, Es1, tenninus ad quem, es el verdadero Estas[o, cuya unidad consiste preCis mente en superar toda unidad dada .. Cuando ese impulso· hacia el más.al cesa, el Estado automáticamente sucumbe, y la unidad que ya existíay,~ recia físicamente cimentada-·-raza, idioma, frontera natural-.- no sirve d nada: el Estado se desagrega, se dispersa, se atomiza. Sólo esta duplicidad de momentos en el Estado-.-la unidad qu¡;ya, y la más amplia que proyecta ser-.·-permite comprenderla esencia de1ES '_ do nacional. Sabido es que todavía no se ha logrado decir en qué corisiSt una nación; si darnos a este vocablo su acepción moderna. El Estado~ciud~. era una.idea muy clara, que se veía con los ojos de la cara. Perci'elnue:· tipo de unidad pública que germinaba en galos y germanos, la inspiraciÓ política de Occidente, es cosa mucho más vaga y huidiza. El filólogo, elh·. toriador.actual, que es de suyo arcaizante, se encuentra ante este forrnidab hecho casi tan perplejo corno .César o Tácito. cuando con su terrninolo' romana querían.decirlo .que eran aquellos.Estados. incipientes, trasalp~n y ultrarrenanos, o bien los españoles. Les llaman civitas; gens, natio, dándo'. cuenta de que ninguno de estos nombres va bien a la cosa2 •.No soncivitas¡¡ · la sencilla razón de que no son ciudades'. Pero ni siquiera cabe envagile el término y aludir con él a. un territorio. delimitado. Los pueblos nuev cambian con suma facilidad de terruño, o por lo menos amplían y redu~. 1
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1que ocupaban. Tampoco son unidades étnicas -gentes, nationes. Por muy . ctos que recurramos, los nuevos Estados aparecen ya formados por grupos ehatividad independiente. Son combinaciones de sangres distintas. ¿Qué ;;pues; nna nación; ya que no es ni comunidad de sangre; ni adscripción ' 1un territorio, ni· cosa alguna de este orden? . Corno siempre acontece, también en este caso una pulcra sumisión a los chas.nos da la clave. ¿Qué es lo que salta a los ojos cuando repasarnos la evo. ión de cualquiera «nación rnodema»-Francia, España, Alemania? Senciente esto: lo que en una cierta fecha parecía constituir. la nacionalidad apace•tiegado en una fecha posterior. Primero, la nación parece la tribu, y la b:naeión la tribu de allado:Luego la nación se compone de las dos tribus, • ás .tarde es una comarca y poco después es ya todo .un condado o ducado ;lm!ino» ..La nación es León,.pero no Castilla; luego es León y Castilla, pero .Aragón. Es.evidente la presencia de dos principios: uno variable y siempre tiperado ~tribrt, comarca, ducado,· «reino», con su idioma o dialecto;•otro, emmnente, que salt::¡ libérrimo sobre todos esos. límites y postula; corno nidad lo .que aquél consideraba precisamente corno radical contraposición. h .Los filólogos-llamo así a los que hoy pretenden denorninarse.«histo·adores»- practican la más deliciosa gedeonada cuando parten de lo que ora, en esta fecha fugaz, en estos dos o tres siglos, son las naciones de Oc. dente, y suponen que Vercingetorix o que el Cid Campeador querian ya a•Francia desde Saint~Malo a Estrasburgo-'-precisarnente- o una Spania esde.I'inisterre a Gibraltár. Estos filólogos-,--corno el ingenuo dranmturgü'-)cén casi siempre que sus héroes partan para la guerra de los treinta años. •.. ara explicamos cómo se han formado Francia y España, suponen que ·~ancia y España preexistían corno unidades en el fondo de las almas franas y ~paño las. ¡Corno si existiesen franceses y españoles originariarnenantes de que Francia y España existiesen! ¡Corno si el francés y el español 'ofuesen simplemente cosas que hubo que forjar en dos mil años de faena! · La verdad pura es que las naciones actuales son tan sólo la rnanife~ta . ónactualde aquel principio variable, condenado a perpetua.superación. sprincipio no es ahora la sangre ni el idioma, puesto que la comunidad e•sangre y de idioma, en Francia o en España, ha sido efecto y no causa de .unificación estatal; ese principio es ahora la «frontera natural». .• J'.stá bien que un diplomático emplee en su esgrima astuta este conde rronteras.. nªrunües e.orna ultima ratio desus atgurn~ntaciones. ero un historiador no puede parapetarse tras él, corno si fuese un reducto 'unitivo. Ni es definitivo ni siquiera suficientemente específico. •,: Np se o.lvide. cuál es, rigor()sarnente plantea.da, la cuestión. Se trata de eriguar qué es el Estado nacional-lo que hoy solemos llamar nación-,
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a.diferencia de otros tipos cie Estado, como elEstado-ciudad, o yéndonqs otro extremo, como el Imperio que Augusto fundó 1• Si se quiere formulan; tema de modó todayía más claro y preciso; dígase así:· ¿Qúé fuerza real· producido e5a convivencia de millones de hombres bajo·una soberaru¡(; Poder público, que llamamos Francia, o Inglaterra, o España, o Italia, o Al manía? No ha sido la previa comunidad de sangre; porque cada unq de es cuerpos colectivos está regado por torrentes cruentos muy heterogén'e No ha sido tampoco la unidad lingúística, porque los pueb.los,hoyreuriid en un•Estado, hablaban, o hablan todavía, idiomas distintos: La relatividi mogeneidad de· raza o lengua de que hoy gozan-suponiendo que•ellrns un gozo- es resultado de la previa unificación política. Poi'tanfo, nila.§ · · gre ni el idi:oma hacen al Estado· nacional; antes bien, es· el Estado natidh quien nivela las diferencias originarias de glóbulo rojo y son articulado Y siempre ha acontecido así. Pocas veces, por no decir nunca, habrá eLEst · do coincidido con una identidadprevia qe sangre o idioma, Ní España es•hb' un Estado nacional porque se hable en' toda ella el españoP, ni.fueron Es •. dos nacionales Aragón y Cataluña porque en un cierto día, arbitrariárrient escogido, coincidiesen los limites territoriales de su soberanía cim.16sd' habla aragonesa o catalana. Más cerca de fa verdad estaríamos si, respeta· do la casuística que•toda realidad ofrece, nos•acostáserrios'a esta•presu' ción: toda unidad lingúística que abarca un territorio de alguna extensfó es casi seguramente precipitado de alguna unificación política·precedeht El Estado ha sido siempre el gran truchiinán! · ····Hace mucho tiempo que esto consta, y resulta muy extrafia.la obs · nación con que sin embargo se persiste en dar a la nacionalidad como fo
1 Sabido es que el Imperio de Augusto es lo contrario del qlí.e su padre ado¡:itivo,¡César 1 pin?:ª instaurar. Augusto opera en el sentido de Pornp,er,9 ..dt:J.os .~~e~igos d.e cp;a,r. ~~.4t;l~· cha, el mejor libro sobre el asunto es el de Eduardo Meyer: µfMonafé¡_ufa de César y e~ 'Prindp_
de Pdmpcyo, 1918. · · · •H O. 1 Ni siquiera como pui;o hecho es verdad que .t!:!d.os lo,s espa~oles hablen espa.ñol; no",(
l_os ingleses i_ngl_é.S,, pi ~oclos los alemanes altoale~án'. _' _. ___, ._ _ _. _, .. _ :- . : : - 3 Quedan; C1aro rue~a los casos ae 1liDnd·~:YiiniuG franca.' que nos~~ l~ngUal~ nac nale.S,· sino especifica'mente internacionales. -'r_,¡ . ,_. .
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idioma no proporcionan, en el misticismo geográfico de las «fronteras narales». Tropezamos aquí con el mismo error de óptica. El azar dela fecha ·· ctual nos muestra a las llamadas naciones instaladas en amplios terruños eI:continente o en las islas adyacentes. De'esos límites actuales se quiere hacer algo. defini.tivo y espiritual. Son, se dice, «fronteras naturales», y con k1
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No hay; pues, otro.rem~dio que deshacerla tergiversación tradició¡¡ padecida poda idea de Estado nacional y habituarse a.considerar como... torbos primarios par:¡da nacionalidad precisamente las tres cosas en qué creía. consistir. Claro •es •que al deshacer una tergiversación, seré yo •qui parezca cometerla ahora. Es preciso resolverse a bus.carel secreto delEsta,do nacicinal errsup culiar.inspiración como tal Estado; en su política misniayno en principid forasteros de.carácter biológiéo o geográfico. .. ¿l'or.qué; . en defitiitiva, se creyó necesario recurrir a raza, lengua.y} rritorio nativos para comprender el h,echo maravilloso de las modernas: ciones? l'ura y sirilplemente porque en éstas hallamos una intimidad.y lidaridadradical de· los individuos con ell'oder público :desc_onocid~s· · el.Estado antiguo; En Atenas y en Roma; sólo unos cuantos hombrés eranf Estado; los demás-esclavos,.aliados, provirtciales, colono~ eran sól.oStih ditas. En Inglaterra, en Francia, enEsp~ña, nadie ha sido. nunca sólo súH ' to del Estado, sino que.ha sido siempre partié:ipante de.él, uno.con éL forma, sobre todo jurídica,. de esta unión.con y en él Estado ha sido¡mu distinta según los tiempos. Ha:habido grandes diferencias de rango y.es ', tu to personal, clas~s relativame.tite privilegiadas y clases relativaméntepos tergadas; pero stse irtterj:>reta.fa realida¡:Lefectiva.delá situaciónpolíticae' cada épo'ca y se revive su espírit:U·, aparece evidente que todo inilividuoi sentía sujeto activo del Estado, partícipe y colaborador. Nación "'-cerrélse tidó que esteN'ocablo emité.en Occident¡; desde hace más de un'siglo~.5( nifica la «Uniónhipostática» dell'oderpúblico.y la colectividad por élregid El Estado es siempre, cualquiera que sea su forma-primitiva, antigu_ medieval o moderna-.-, la irtvitación que un grupo de hombres hace a otr¡l grupos humanos para ejecutar juntos una empresa. Esta empresa,. cual quieta sean sus trámites.irttermediarios, consiste a la postre· en organizar u cierto tipo de vida común; Estadoy proyecto de vida, programa, deq11~!! cer o. conducta humanos, son:términos .irtseparables: Las diferentes das de Estado nacen deJas maneras según las cuales el grupo empresario:es blezcala colaboración con.los a.tras. Así, el Estado antiguo no aciertainuri afundirse con los otros. Roma, manda.y'educa a los. italiotásya laspro ' cias, pero no los eleva.a unión'consigo. En la misma urbe no logró la fusi(J política de los ciudadanos: No se olvide que, durante la República;·~o _ 1 fue en rigor dos Romas: el Senado y el pueblo; La unificación estát~l¡' pasó nunca de mera articulacióTu entre los grupos, que penrtanecier'arÚ· temos:yextraños los. unos a los otros. l'm: eso el Imperio amenazádo'i pudo corítai:con el patrfotismo de los otros y hubo de defender.se excl,ug mente eón sus medios burocráticos de admirtistracióny de guerra." '·
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Esta incapaci.dad de todo grupo griego y romano para fundirse con tras proviene de causas profundas que no conviene perescrutai ahora y que n definitiva se resumen en una: el hombre antiguo irtterpretó la colaboración en que, quiérase o no, el Estado consiste de una manera sirilple, elemental ·wsca, a saber: como dualidad de dorilirtantes y dorilirtados 1• A Roma toca'a mandai y no obedecer; a los demás, obedecer y no mandar. De esta suerte; .el Estado se materializa en el pomoe1ium, en eLcuerpo. urb¡¡no que unos uros delimitan físicamente; b !'ero los pueblos nuevos traen una interpretación del Estado menos ateriaL Si es él un proyecto de empresa común,. su.realidad es· puramente ioámica; un hacer, la comunidad en la actuación.. Según esto, forma parte 'ctivadel Estado, .es sujeto político, todo el.que preste adhesión a la empresa ;, raza, sangre, adscripción geográfica~ clase social, quedan en segundo tér. o. No.es.la comunidad anterior, pretérita, tradicional o irtmemorial ..,.,,.en . nía: fatal o irreformable-.-, la que.proporciona título'par~ la convivencia 1 'olítica, sino la comunidad futura en el efectivo hacer. No lo que foirilos yer, sirto lo que vamos a hacer mañana juntos nos reúne en Estado: De aquí iHacilidad con que la unidad política brinca en Occidente sqbre.todos los líites que aprisionaron al Estado antiguo. Yes que el europeo, relativamen'al:lúm10 antiquus, se comporta como un hombre.abierto al futuro, que vive onscientemente instalado en él y desde él decide sú conducta presente.-.. .Tendencia política tal avaniará inexorablemente hacia unificaciones · da vez.más amplias, 'sin que.haya nada que en principio la detenga.La ca.~Cidad de fusión es ilimitada. No sólo de un pueblo con otro, sirto lo que omás característico aún .del Estado nacional: la fusión de todas las clases aciales dentro de cada cuerpo político. Conforme crece la nación, territo..' ly étnicamente, va haciéndose más una la colaboración interior. El Esta. b nacional es en su raíz misma democrático, en un sentido más decisivo ]le .todas las diferencias en las formas de gobierno. ·:L Es curioso notar que al definir la naciónfündáhdcila',en \ü1a cámuni"J 1' , ''' ' J!.d de pretérito, se acaba siempre por aceptar corµo la mejor: la fórm:üla de enari, simplemente porque en ella se añade a la sangre, el idioma y las tra'.cioúes comunes uh atribtlfo nuevo, se dice que es un <(plebiScitocoti,,~o». Pero ¿se entiende bien lo que est~ ~resióri signifi~a? '¿No podemos ·JJ"
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1 Cónfirrna esto ld que a primera vista parece cOntrovertirlo: la éoncesión de la ciudad.anfa tbdos l.os habitantes del Imperio. Pues resulta que ésta concésión fue hecha precisamente a me·~ que iba perdiendo su carácter de·estatuto político, para convertirseo·ensilnple carga yser.'.ci.O del Estado, o en mero título de derecho civil. De una civilización en que la_ esclavifud tenía l.or dé principio no se -¡)odia· esperar otra cosa. Para nuestras <(naciones», en cambio, fue la esaVitud sólo .un hecho reSiduaL
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darle ahora un contenido de signo opuesto al que Renan le insuflabayq. es, sin embargo, mucho más verdadero?••
•«Tener gforias comunes en el pasado, una voluntad común enefpf sente; haber hecho juntos grandes cosas, querer hacer otras. más; he aquí ( condiciones·esericialesparaserun pueblo.:. Enel'pasado, una hereneia · glorias y remordiniientos; en el porvenir, un mismo programa que realiz~r; La existenda.deuna.niición es un plebiscito cotidiano». · .. ··Tal es la conoddísimasentencia de Renan;¿Cómo se ciplicá su exéé ciona:Ifortuna? Sindud'a, por la gracia·de:la coletilla: Esa idea de que¡. nación consiste en un plebiscito cotidiano ópera sobre nosotros como.ú liberación. Sangre,lenguaypasado con~,unes son principios estáticos, fa les, rígidos, inertes; son prisiones. Si.la nación 'consistiese en eso y enná más, la na'ción sería una cosa situada a nuestra espalda, con la cual no te dríamos nada que·hacer.La' nación sería; algo: que se es; pero no algo 'que-' hace. Ni siquiera tendría sentido defenderla cuando alguien la ataca. ; ·Quiérase ó ria, la vída humana es constante.ocupación con algo fu fu Desde el instante actual nos ocupamos del que sobreviene. Por eso vivir( siempre, siempre, sin pausa ni descanso; hacer, ¿Por qué no se· ha repara en que hacer, todo hace1\ significa realizar unfüturci? lnclusive•cuando n entregamos a recordar: Hacemos memoria en este segundo para lograr. alg ene! inmediato, áunque'no sea más que el placer de revivir el pasado. E;; modesto placer solitario se nos presentó hace un momento como un futur deseable; por eso loJiaceinos: Conste, pues: nada tiene sentido para el ho bre sino enfondón del porvenir'. · __ ,,., !
·segiíri est(;i,_el_s~r.h_uµiano,~ien_e irre~e~iabfemente:una ~onstfrucióil futuriSta;:.·es-ct. _
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\five aiué todá en i!l_fuiti!O y d~l_futU.rO.'No olJstante; lie.é:ontrapüesto el hombr.e _antigUO_ . .
rOpeo; did'éndó'qúe aquél es reladVaínente cerradO af ful.uro; y éste relativamente abiertO:-' pues, aparente co'rittadicción entrej1na Y- otra tesis. 5_Urge esa apariencia cuando se olyida;q hombr~ ~ un.ente_de ~os pisos:_p_or.~n l.ad9 es lp_qu,~ -~;.-B'?r. o_tro tietle ideas_ so,bie sf ITI!rn:t.9.coinciden más o menos· é:oil su autéÍltié:a reálidad. _EVidi:;nte~eht~. ntiestras i_deas,' P~efef,eít_ deSeris, no pueden anulñrnuestro verdadero ser; pero sf corir(>licBrlO ymOdularlo; El antigifé{' europeo están igualmente preocupados del porvenir; pero aquél somete el futuro al régi. del pasado, en .tanto que nosotros dejamos mayor autonomía al porveni_r, a lo nuevo-·ca~o _, .Este antagoriismo, no en· el ser, sino en el preferir.justifica que ,califiquemos al-europeo ae fj turista y al antiguo de arCaizante.-Es revelador que apenas et europeo despierta y toriia -posé.Si desí;.empieza:a·lla~arasu vida C<época moderna».' Como es sabido, ~cmodemiJ» quiete.d~.9f; nuevó1 lo qti.e niega-~l u~o antiguo.- Ya a fines del siglo ·XIV se empieza a subrayar la 1~0dehtL precisamente: en las. Cuestiones que más agudame~te interesa_bari· al tiempo¡•y·sf:-h?~la~-! ejemplo, de devotio 1noden1G.i una especie de vanguardismo en la.~1mistica teologfa1~~ !}1!1i-i
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Si la nación cqnsistiese no más que en pasado y presente, nadie se ocuaría de defenderla contra uu ataque. Los que afinnanlo contrario son hipóntas o mentecatos. Mas acaece que el pasado nacional proyecta alicientes :reales o imaginarios- en el futuro.· Nos parece deseable un porvenir, en ltcuaVnuestra nación continúe existiendo. Por eso nos movilizamos ensu éfen5a; rÍo poria sangre, ni el idioma; ni el común pasado. Al defender la ación defendemos nuestro mañana, no nuestro ayer. ·• ••Esto es lo que reverbera en la frase de Renan: la nación como éxcelente Higrama para mañana. El plebiscito decide un futuro. Que en este caso el foro consista en una perduracion del pasado no modifica lo más múúmo la c~'e.stión; únicamente revela que también la definición de Renan·e5 arcaizante, ' .;;•:Portante, el Estado nacionahepresentaría un principio·estatal más róxúno ala pura idea de Estado que la antigua polis o que la «tribmf de lbs iábes, circunscrita por la sangre. De hecho, la idea nacional conserva no o~olastre de adscripción al pasado, al territorio, a la raza; mas por lomisoes sorprendente notar cóino en ella triunfa siempre el puro principio de riificación humana en tomo a un incitante programa de vida. Es más: yo · a·que ese lastre de pretérito y esa relativa limitación dentro de principios •aterialés no han sido ni son por completo éspontáueos en las almas de écidente; sino que proceden.de la interpretación erudita dada.por elroanticismo a la idea de. nación. De haber existido en la Edad·Media ese :ó.11cepto:diecinuevesco de nacionalidad, Inglaterra,. Francia;: España, Alee •arria habrían quedado nonatas'. Porque esa interpretación confunde lo ueimpulsa y constituye a una nación concia que meramente la consolida ~éonserva. No es el patriotismo -dígase de una vez-·:· quien ha hecho las áciones: Creedo contrario es la gedeonada a que ya he aludido y que el ·ropio Renan admite en su famosa definición: Si para que exista una na.(jrrés preciso que un grilpo de hombres cuente ccin un pasado común; yo e•pregunto cómo llamaremos a ese mismo grupo de hombres mientras vía en presente eso que visto desde hoy es un pasado. Porlci visto, era forsrnque. e5a éxistericia común feneciese, pasase, para quepudiesen decir: mes una nación; ¿No se advierte aquí el vicio gremial del filólogo, del arhivero, su óptica profesional que le impide ver la realidad cuando no es 'retérita?·El filólogo es quien necesita paraser filólogo que, arite todo, exis. 'unpasado; pero la nación, antes de poseer un pasado común, tuvo que •éar esta comunidad; y antes de crearla.tuvo que soñarla, que quererla, que royectarla. Y basta que tenga el proyecto de sí misma para que la nación -,_.,,_l El principio de-la.S.riacionalidadés es, cronológicamente, uno de los primeros sfntOmas 1romanticismo, fines del siglo XVIII.
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exista, aunque no se lÓgre, aunque fracase la ejecución, como ha pasad0 tantas veces. Hablaríamos en talcaso de una nación malograda (por ejemf plo; Borgoña). ,: . Con los pueblos de Centro y Sudamérica tiene España. un pasado co 7 mún, ,raza común, lenguaje común, y sin embargo no forma con ellos una/ nación. ¿Por qué? Falta sólo una cosa que, por lo visto, es la esencial:· eifü7, tura común. España no supo inventar.unprograma de porvenir colectivo que atrajese a esos grupos, zoológicamente afines, El plebisdto futurista fue adverso a España, y nada valieron entonces.los archivos, las memorias;:ld~ ' antepasados, la «patria». Cuando hay aquello, todo esto sirve como fuerza 0. de consolidación; pero nada más'. . , .. ' ·· ·; Veo;· pues; en d Estado naciornü una estructura histórica de caráctfri plebiscitario. Todo lo que además de eso parezca ser, tiene un valor ttansi¡, torio y cambiante; .representa el contenido o la forma, o la consolidaéión• que en cada momento requiere el p!ebi~cito. Renan encontró la mágica Pªf labra, que revienta de luz. Ella nos perinite vislumbrar catódicamente.el en, tresijo esencial de una nación, que se. compone de estos dos .ingredientes: primero, un proyecto de convivencia total en una empresa común; segun, do, la adhesión de los hombres a ese proyecto incitativo. Esta adhesiónde todos engendrala interna solidez que distingue al Estado nacional de todos : los antiguos; 'en los cuales la unión.se produce.y mantiene por presión ext tema.del Estado sobre los grlipos dispares; en tanto que aquí nace el.vigor e5tatalde la cohesión espontánea y profunda entre lás «súbditos»; En reali~ dad, los súbditos son.ya el Estado, y no lo pueden sentir-esto esJo nuev9; ··· lo maravilloso de la nacionalidad-. como algo extraño a ellos; Y, sin embargo, Renan anula o poco menos su acierto·, dando al plec biscito ,un contenido retrospectivo, que se .refiere a una nación ya hecha; cuya perpetuación decide. Yo preferiría cambi!\rle el signo y hacerle valer para.la naciónin statu. nascendi. Ésta es la óptica decisiva. Porque •. en1ver~ dad; una nación ncf está nunca hecha. En esto se diferencia de o tras tipos ~e , Estado. La nación está· siempre o haciéndose.o deshaciéndose. Tertit¡m.noli; datur. O est'ágariando adhesibne.5 o las está perdiendo, según que su Estado represente ano a la fecha una empresa vivaz. • ·'.· • :•1r!lf Por eso lo más instnictivo fuera reconstruir la serie de empresas unitit vas que sucesivamente han inflamado a los grupos humanos de Occidente; Entonces.severía cómo de ellas han vivido los europeos;. ha sólo.en lo púb~ 1 Ahora vamos a asistir a un ejemplo gigantesco y claro, como de laboratorió; vaffiO!fifY si Inglaterra acierta·a inantener en unidad soberana de cOnvivencia.laS distil'ltas porCithnes~d~..· Imperio, proponiéndoles un programa atractivo. · · ;;:1J
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cb, sino hasta en sµ existencia más privada; cómo se han «entrenado» o se
han desmoralizado, según que hubiese o no empresa a la vista. Otra cosa mostraría claramente ese estudio. Las empresas estatales de Jos antiguos, por lo mismo que no implicaban la adhesión fundente de los grupos h~anos .sobre que se intentaban, parlo mismo que el Estado, propiamente tal, quedaba siempre inscrito en una limitación fatal-. tribu o urbe-., eran prácticamente ilimitadas. Un pueblo -el persa, el macedón o el roma" no- podía someter a unidad de soberanía cualesquiera proporciones del planeta .. Como la unidad no era auténtica; interna ni definitiva; no.estaba sujeta a otras condiciones que a la eficacia bélica y administrativa del conquistador. Mas en Occidente la uriificaeión nacjonal ha tenido que seguir . una .serie inexorable de etapas. Debiera extrañamos más el hecho de que.en Europa no haya sido posible ningún imperio del tamaño que akartiaron el persa·, el de Alejandro o el de Augusto. · ·· El proceso creador de naciones ha llevado siempre en Europa'este rit: nía: P1imer momento. ,ELpeculiar instinto occidental, que hace sentir el Es.e tado como fusión de varios pueblos en.una unidad de convivencia política ymorál;comienzaa actuarsobre los grupos más próximos geográfica, émica y lingüísticamente, No porque esta proximidad funde la nación, sino porque la diversidad entre. próximos es más fácil de dominar: Segimdo momento. Período de consolidflción, en qU:e se siente a los otros pueblos más allá del nuevo Estado como extraños y más o menos enemigos. Es el.período en que el proceso nácional toma un aspecto'de exclusivismo, de cerrarse . hacia adentro del Estado; en suma, lo que hoy llamamos nacionalismo. Pero él hecho es que mientras se siente políticamente a los 1otros como extraños >• y contrincantes, se convive económica, intelectual y moralmente con ellos. ~ Las g11erras nacionalistas sirven para nivelar las diferencias de técnica y de 54;, espíritu. Los enemigos habituales se van haciendo históricamente homogé~ '.2(t1eos1. Poco a poco se va destacando en el horizonte la conciencia de que . :~esos pueblos enemigos pertenecen al mismo círculo humano que el Estado ~nuestro. No obstante; se les sigue considerando como extraños y hostiles. ~}: ifercermomento. El Estado goza de plen:a consolidación. Entonces, surgela .f.: hueva emprésa: unirse a los pueblos que hasta ayer eran sus enemigos. Cre~. cela convicción de que son afines eón el nuestro en moral e intereses.y que .,,;~juntos formamos un círculo nacional frente a otros grupos más distantes ".ty'aun más extranjeros. He aquí madura la nueva idea nacional. : Un ejemplo esclarecerá fo que intento decir: Suele afirmarse que en el ~· tiempo del Cid era ya España-Spania-.· una idea nacional, y para superfetar 'Si bien esa honiogeneiditd respeta yno anula la pluralidad de condiciones originaiias'.
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lalesis se añade que siglos antes ya San Isidoro hablaba de la «madre Espaíia' A mi juicio, esto es ·un error craso de perspectiva histórica. En tiempos d Cid se estaba empezando a urdir eLEstado ·León-Castilla, y esta unidad leo nesacastellana era la idea nacional del tiempo, la idea.políticamenteefic' Spania, eJi.cambio,erauna idea principalmente erudita; en todo caso, urur~ tantas ideas'fecundas que dejó sembradas en Occidente el Imperio romah Los «espaíioles»· se habían acostumbrado a ser reunidos por ·Roma en'hn unidad administrativa; en una diócesis del Bajo Imperio. ~ero esta nodo' geográfico-administrativa era puni •recepción, no íntima inspiraciórr;•yl~ modo alguno aspiración. . Por mucha realidad que se quiera dar a esa idea en el siglo XI, sere'c nocerá que no llega siquiera al vigor ypreéisión que tiene ya para los gti gos del IV la idea delaHélade.·Y, sin embargo, la'Héladeno fue nunca;'v dadera idea nacional. La efectiva corresporídericia histórica sería más bi · ésta: Hélade fue para los griegos del siglp IV, y Spl:mia' para los «espa'ílol del Xlyaun delXlY, lo que Europa fue para lbs «eliropeos» ene! siglo Muestra esto cómo las empresas de unidadnacional van llegando hora del modo que· los sones en unamelodía.La·mera afinidad de•aye tendrá que esperar hasta mañana para entrar en erupción de inspiracion·' nacionales. Pero, en cambio; es casi seguro que le llegará su hora, • •: Ahora llega para los eumpeosla:sazón en que Europa puede convertiJ' se en.idea nacional. Y es mucho menos utópico creerlo hoy así qué'lb hú biera sido vaticinar en el siglo XI la unidad de Espafia y de Francia: EhEsi~ do nacional de Occidente;' cuanto más fiel permanezca a su autéritit sustancia, más derecho va a depurarse en un gigantesco Estado contineniá
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IX Apenaslasnaciones de Occidente perhinchen su actual perfil surgec~ tomo de ellas y bajo ellas, como unfondo, Europa. Es ésta la unidad de p saje.en que van a moverse desde el Renacimiento, y ese paisaje europeo só ellas mismas, que sin advertirlo empiezan ya a abstraer de su belicosa pl ralidad. Francia, fo.glaterra, España, Italia, Alemania, pelean entre sí; fon:ll ligas•contrapuestas; las deshacen, las recomponen. Pero todo ello, gu:i¡,, como paz, es convivir de igual a igual, lo que ni en paz ni en guerra.púq_ hacer nunca Roma con el celtibero, elgalo,·el británico y el germano. La . toria destacó en primer térr6ino las querellas y; encgeneral, la política,• C[ es el terreno más tardío para la espiga de la unidad; pero mientras;se:. tallaba en una gleba, en cien se comerciaba con el enemigo, se cambiaba,
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deas yformas de :irte y artículos de la fe. Diríase que aqu,el fragor de bataas ha sido sólo un telón tras el cual tanto más tenazmente trabajaba lapa0fica polipera de la paz, entretejiendo la vida delas naciones hostiles. En áda nueva generación; la homogeneidad de las almas se acrecentaba. Si se tiiere mayor ex'.lctitud ymás cautela, dígase de este modo: las almas franesas e inglesas y españolas eran, son y serán todo Jo diferentes que se quie; pero poseen un mismo plan o arquitectura psicológicos. y; sobre todo, :anadquiriendo un contenido común. Religión, ciei¡.cia, derechos, arte, var.es sociales y eróticos, van siendo comur¡es; Ahora bien: ésas son las cosas ~Írituales de que se vive. La homogeneidad.resulta, pues, mayor que si las · as fueran de idéntico gálibo. ·n;:si hoy hiciésemos balance de nuestro contenido mental-.opiniones, armas, deseos, presunciones-..-., notaríamos que la mayor parte· de todo o.no viene aUrancés de su Francia, ni al español de su.España, sino del ndo común europeo. Hoy; en efecto, pesa mucho más en cada uno de nootros lo que tiene de europeo que su porción diferencial de franc.és, espac ql, etcétera. Si se hiciera el experimento imaginario de reducirse a vivir 'uramente con lo: que somos, como <
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Ya no hay «plenitud de los tiempos», porque eso supone un porve " claro, prefijado, inequívoco, como: era el del siglo XIX. Entonces se creía•s ber lo quefüa a pasar marrana. Pero ahora sé abre otra v.ez el horizontefoC nuevas líneas incógnitas,: puesto que no se sabe quién va a mandar, cómo se va a articular el poder sobre la tierra. Quién, es decir, qué pueblo o grupcid pueblos; p 0 r tanto, qué'tipo étnico; por tanto, qué ideologfa, qué sistem de preferencias;denormas, de resortes.vitales ... No sesábe hacia qué centro de gravitación van a ponderar enunpróxt mo por:\renidas cosas humanas; y por ello la vida del mundo se entrega'. uria escandalosa provisoriedad.Tcido; todo lo que hoy se hace en lo públi y en lo privado -hasta en lo íntimo-, sin más excepción que algurias pa' tes de algunas Ciencias, es provisional: Acertará quien no se fíe de cuanr hoy se pregona·, se ostenta, se ensaya y se encomia; Todo eso va a irse:ciJ mayor.celeridad que vino; Todo, desde la mahía del deporte físico (la maní no el deporte mismo) hasta la violencia.in política; desde el «arte nuévó hasta los baños de sol en las ridículas playas a la moda. Nada de eso tien raíces, porque todo ello es pura invención, en el mal sentido de la palabr que la hace equivaler a capricho liviano.No es creación desde el fondo sus tancial de la vida; no es afán ni menester auténtico. En•suma: todo eso es. · talmente falso. Se da.el caso contradictorio de un estilo de vida que·cmltiv' la sincendad y a la vez es una falsificación. Sólo hay verdad• en la existerii:' cuando sentimos sus actos como irrevocablemente necesarios. Noháy h ningún político que sienta la inevitabilidad de su politi ca, y la siente tanF menos cuanto más extremo es su gesto, más fnvolo; menos exigido pcíf'e destino. No hay más vida con raíces propias, no hay más vida autóctona qi{ la que se compone de escenas ineludibles. Lo demás, lo que está en nues mano tomar o dejar o sustituir, es precisamente falsificación de la vida, u1: : La actual es fruto de un interregno; de un vacío entre dos organizaciiJ nes del marido histórico: laque fue, la que.va a ser, Por eso es esencialrne!I te provisional: Y ni: los: hombres saben bien a qué instituciones de ver servir, nilas mujeres qué'tipo de hombre prefieren de verdad. Los europeos no saben vivir si no van lanzados en una gran empr unitiva. Cuando ésta falta, se envilecen, se aflojan, se les descoyunt¡¡i alma. Un c6mienz6:de esto se ofrece hoy a nuestros ojos: Los círculos ql1 hastaahora se han llamado naciones, llegaron hace un siglo o poco meno.• a su máxima expansión. Ya no puede hacerse nada con ellos si no estr'' ceriderlos. Ya ria son sino pasado que se acumula en torno y bajo deleur peo, aprisionándolo; lastrándolo: Con más libertad vital que nunca sen . mas todos que el aire e5 irrespirable dentro de cada pueblo, porqu!\.es,' aite confinado,: Cada· nación que antes era la gran atmósfera abierta; orea
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·e ha vuelto.proviµcia e «iriteriorn. En la supernación europea que imagiaínos, la pluralidad actual no puede ni debe desaparecer. Mientras el Estaº antiguo aniquilaba lo diferencial de los pueblos o lo dejaba inactivo fue" ¡'o'alo sumo lo conservaba momificado;laidea nacional, más puramente ·' árnica,; exige la permanencia activa de ese plural que ha sido siempre la 'dadeOccidente. . , ' •· : , ,. , . , • . . , ·:,Todo el mundo percibe la urgencia de un nuevo principio de vida. Mas ':·'como siempre acontece en crisis parejas'-':- algunos ensayan salvar elmoEinto por una intensificación extremada y artificial, precisamente delprinif>io: caduco: Éste es d sentido de la erupción «nacionalista» en lcis años ue corren:.Ysiempre-.·repito-·· ha pasado asf.La última llama; la máslara:Elpostiet suspiro; el más profundo.: La víSpera de desaparecer, fas fronfas se hiperestesian -· ·· las fronteras militares y las económicas .. .:: •"Pero, todos estos nacionalismos son callejones sin salida: Inténtese royectarlcis hacia elmañanay se sentirá el tope. Por ahí no se sale a ningún .ado, El nacionalismo es siempre un impulso de dirección opuesta al prinipio nacionaliza dar. Es exclusivista, mientras éste es inclusivista: En épocas · e:consolidación tiene, sin embargo; unvalorpositivoyesunaalta norma. ero en Europa todo está de sobmconsolidado; y el·nacionalismo no es más úe una manía; el pretexto que se ofrece para eludir el deber de invención •de· grandes empresas.La simplicidad de medios con que opera y la cate~ 'aria de los hombres que exalta revelan sobradamente que es él lo contrario ' e;una creaciónhistórlca! · w Sólo la-decisión de construir una gran nación con el grupo de los pue.los continentales:volvería a entonar la pulsación de Europa: Volvería ésta 'creer en sí misma, y automáticamente a exigirse mucho, a disciplinarse. ¡s·,: l'ero la situación es mucho más peligrosa de lo que se suele apreciar. Van asando los años y se corre el riesgo· de que el europeo se habitúe a este tono enor·de existencia que ahora lleva; se· acostumbre á no mandar ni mandarse: n tal caso; se irían volatizando todas sus virtudes y capacidades superiores. II';:Pero ala unióride Europa se oponen,! como siempre ha acontecido en l:pr0ceso•de nacionalización,' las· clases conservadoras. Esto puede traer ara ellas la·eatástrofe,pues;alpeligro genérico de que Europa se desmora;1:e definitivamente'y pierda toda su energía histórica; agrégase otro muy b.ncreto efüminente. Cuando el comunismo triunfó en Rusia creyeron muhps:que todo el Occidente quedaría inundado por el torrente rojo. Yo no articipé de semejante pronóstico;:Al contrario: por aquellos años escribi ue el comunismo ruso era una sustancia inasimilable para los europeos, 1\5.ta que ha pue~to todos s;¡s esfuerzos.y feryores .de su historia a la carta dividualidad. El tiempo ha corrido, y hoy'han vuelto a la tranquilidad los
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temerosos de otrora. Han vuelto a la tranquilidad cuando llega justarneht la sazón para que la perdieran. Porque ahora sí que puede derrarnatseso1Ji: Europa el comunismo arrollador y victorioso; Mi presunción es la siguiente:.ahora,.cornoantes, él contenido delcre; do comunista a la rusa no interesa,.no atrae, no dibuja un porvenir.deseablti¿ a los europeos. Y no por las razones. triviales que sus apóstoles, to20udos, ~o.t;i dosy sin.veracidad, corno todos los apóstoles, suelen.verbificar. Losbourgeoisi de Occidente saben muy bien que, aun sin comunismo; elhqrnbre queviy_ ' exclusivamente de sus rentas y que las transmite a'sus hijos tiene los'clí:a cont~dos; No.es.estola que.inmuniza a Europa para la ferusa;niesrnut, __ menos temor. Hbynos parecen bastante ridículos los arbitrarios supuesto en que liace veinte años fundaba Sorel su táctic_a de ia violencia; Elburgúéli,n es cobarde,. corno él creía, y a la fecha está más dispuesto.ala violencia que] obreros,.Nadie_ignora que si triunfó en Rusia el bolchevismo, fue porque e Rusia no había burgueses', Elfascisrno, qu~ es un movimiento petitébourgeois-,_ se ha revelado corno. rnás'violento que todo el obrerismo junto. No es; pues~ nada de eso lo que impide al europeo embalarse cornunístitarnente, sip:o, una razón mucho más sencilla y previa. Ésta: que el europeo no ve en laof:i. ganización comunista un aurnentó.delaJelicidad humana. Y; sin embargo -repito-, me parece sobremanera posible que•en-lqs. años próximos se entusiasme Europa con el.bolchevismo. No por él rnisrhp¡\ sino a pesar de él. . ,, ··• Imagínese que el «plan de cinco años» seguido hercúlearnente.por,é Gobierno_ soviético lograse sus previsiones y la enorme economía rusa que1 dase no sólo restaurada, sino eX:uberante. Cualquiera que sea el contenido; del bolchevismo, representa un ensayo gigante de empresa humana. En·éL los hombres han abrazado resueltamente un destino. de refonna .y viven tensos bajo la alta disciplina que fe.tal les inyecta.Si la materia cósmica; in.¡dócil a los entusiasmos. deLhornbre, no,hace_fracm;ar graye_rnent.e_eLin,tent(J; tan sólo conque.le deje vía un poco franca; su espléndido carácter de.rna · nifica empresa irradiará sobre el horizonte cqntinentaLcorno. una ardient y nueva constelación. Si Europa, entretanto,.persisteen.el innóblerégin)é1:f vegetativo de estos años, flojos los nervios por falta.de discipliha; sin.pr. ~ yecto. de nueva.vida, ¿cómo podría evitar el efecto contaminador de ac(ue,IJ~ empresa tan prócer? Es no conocer al europeo esperar que pueda oír sin•el}; cenderse esa llamada a nuevo hacer cuando. él no tiene otra bandera, dep: · reja altanería que desplegar enfrente. 'Con tal de servir a algo que déun'se -
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l ·do a la vida y huir_ del propio vacío existencial, no es difícil que el europeo e' trague sus ·objeciones al comunismo, y ya que no por su sustancia, se ·en ta arrastrado por su gesto moral. · Yo veo en la construcción de Europa, corno gran Estado nacional, la únita empres::: que pudiera contraponerse a la victoria del «plan de cinco años». Los técnicos de la economía política aseguran que esa victoria tiene uy escasas probabilidades de su parte. Pero fuera demasiado vil que el anticomunismo lo esperase todo de las dificultades materiales encontradas 'ór su adversario. El fracaso de éste equivaldría así a la derrota universal; de odos y de todo, del hombre actual. El comunismo es una «moral» extrava1ánte-algo así corno una moral. ¿No parece más decente y fecundo oponer ·esa moral eslava una nueva moral de Occidente, la incitación de un nuevo -rogtarna de vida?
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SE DESEMBOCA EN LA VJ".RDADERA CUESTIÓN
Esta es la cuestión: Europa se ha quedado sin moral. No es que el hom masa menosprecie una anticuada en beneficio de otra emergente, sino q el centro de su régimen vital consiste precisamente en la aspiración a vi sin supeditarse a moral ninguna. No creáis una palabra cuando oigáis af jóvenes hablar de la
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resenta como. r_eaccionario o antiliberal, será para. poder afirmar que la ación de la patria, del Estado, da derecho a allanar todas las otras.normas ;máchatar al' prójimo, sobre todo si el prójimo posee una personalidad liosa. Pero lo mismo acontece si le da por ser.revolucionario: su aparente tusiasmo por el obreromanual, el miserable yla justicia social, le sirve de ' fraz para poder desentenderse de toda obligación-como la cortesía, la ' cidad y; sobre todo, sobre todo, el respeto o•estimación de los indivi~ 0 s,superiores. Yo sé de no pocos que han ingresado en uno u otro.partido rerista no más que para conquistar dentro.desímismos el derecho a des. ciarla inteligencia y ahorrarse las .zalemas ante ella., En .cuanto a las otras taduras, bien hemos visto cómo halagan al hombre-masa, pateando cuanárecía eminencia. Esta esquividad para: toda obligación explica, en parte; el fenómeno, tre,ridículo y escandaloso, de que se haya hecho en nuestr()s:días una plaortna de la «juventud». como tal. 'Quizá no ofrezca nuestro tiempo. rasgo · ,grotesco. Las:gentes, cómicamente; sedeclaran-<> porque,·han do que el joven tiene más derechos que.obligaciones, ya que puede de:arar el cumplimiento de éstas hasta las calendas griegas de la madurez. Xempre el joven, como tal, se ha considerado eximido de hacer o haber hecho ·hazañas. Siempre ha vivido de crédito. Esto se halla en la naturaleza de ·,humano. Era como un falso derecho, entre irónico y tierno, que los no enes concedían a los mozos. Pero es estupefaciente que ahora lo tomen tos como un derecho efectivo, precisamente para atribuirse todos los más que pertenecen sólo a quien haya hecho ya algo. Aunque parezca mentira, ha llegado a hacerse de la juventud un chantage. realidad, vivimos un tiempo de chantage universal que toma dos foras de mohín complementario: hay el chantage de la violencia y el chanta• del humorismo. Con uno o con otro se aspira siempre a lo mismo: que el f~rior, que el hombre vulgar pueda sentirse eximido de toda supeditación. Por eso, no cabe ennoblecer la crisis presente mostrándola como el . · ·ero entre dos morales o civilizaciones, la una caduca y la otra en albor. lhombre-masa carece simplemente de moral, que es siempre, por esencia, ntimiento de sumisión a algo, conciencia de servicio y obligación. Pero ¡isa es un error decir «simplemente». Porque no se trata sólo de que este o de criatura se desentienda de la moral. No; no le hagamos tan fácil la fae. De la moral no es posible desentenderse sin más ni más. Lo que con un .cablo falto hasta de gramática se llama amoralidad, es una cosa que no ; te. Si usted no quiere supeditarse a ninguna norma, tiene usted, velis noTque supeditarse a la norma de negar toda moral, y esto no es amoral, sino oral. Es una moral negativa que conserva de la otra la forma en hueco.
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¿Cómo se ha podido creer en la amoralidad de la vida? Sin duda, porq toda la cultura y la civilización moderna llevan a ese convencimiento. Ahó! recoge Europa las penosas consecuencias de su conducta espiritual. Seha'e balado sinreservas parla pendiente de una cultura magnilica; pero sin raícf ·En este ensayo se ha querido dibujar un cierto tipo de europeo, ana ' zando sobre todo su comportamiento frente a la civilización misma .en.qti ha nacido'. Había de hacerse así porque ese personaje no representa otra1 ; vilización que luche con la antigua, sino una mera·negació.n;negación·q oculta uh efectivo parasitismo; El hombre-masa está aún viviendo precisa mente de lo que niega y otros construyeron o acumularon; Por esolno'co · venía mezclar su psicograma i:on la gran cuestión: ¿qué insuficiencias ra cales padece la cultura europea moderna? Porque es evidente que, en últim . instancia, de ellas proviene'esta forma humana ahora dominante. Mas esa gran cuestión tiene que permanecer fuera de estas• páginas porque es excesiva. Obligaría a desarrollar con plenitud la doctrina sobn~•Í / '·' vida humana·que,.como·un contrapunto, queda entrelazada, insinuad musitada en ellas. Tal vez pronto pueda ser gritada. . '
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EPÍLOGO PARA INGLESES
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1;ronto se cumple.el año que en un paisaje holandés, a donde el destino me abfa centrifugado, escribí el Prólogo para jiw1ceses antepuesto a la primera dición populal' de este;libro., En aquella fecha comenzaba para Inglaterra na: de las etapas más problemáticas de su historia y había muy pocas per~ ··nas en Europa que confiasen en sús virtudes latentes. Durante los-últimos cinpos.han fallado tantas cosas que, por inercia mental, se dende a dudar de do, hasta de Inglaterra. Se decía que era un pueblo en decadencia, y to.dos ~insolentes-queson la figura ostentada en el pqmeracto por los qué en Lúldmo neis aparecen como meros inconscientes-,- se atrevían a moja:rle Ja rejá. No obsta:nte-.-y aun arrostrando ciertos riesgos deque no quiero ha.lar ahora-.-;yoiseñalába con robusta fe Ja misión europea del pueblo inlés; la que ha tenido durante dos siglos y que en forma superlativa estaba mado a ejercer hoy. Lo que no imaginaba entonces es que tan rápidamene viniesen los hechos a confirmar mi pronóstico y a incorporar mi espe. nza. Mucho menos que se complaciesen con tal precisión en ajustarse al apel determinadísimo que, usando un símil humorístico, atribuía yo a Inlaterra frente al Continente. La maniobra de saneanúento histórico que inntalnglaterra, por lo pronto, en su interior, es portentosa. En medio_ de la ás alrni: tormenta, el navío inglés cambia todas sus velas, vira dos cua:antes,' se ciñe al viento y eL guiño de su timón modifica el .destino del i¡ndo; Todo ello sin una gesticulación y más allá de todas las frases, incluso ;las que acabo de proferir. Es evidente que hay muchas maneras de hacer · toria, casi tantas como dé deshacerla. . ., _. , • •• . _ gh!Desde hace centurias acontece periódicamente que los continentales despiertan upa mañana y rascándose la cabeza exclaman: «¡Esta Inglate.al; .. ».Es una expresión que significa sorpresa, azoramiento.y la concienwde tener delante algo admirable, pero incomprensible. El pueblo inglés ¡"en efecto, el hecho más extraño que hay en el planeta. No me refiero al
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inglés individual, sino al cu~rpo social, a la colectividad de los ingleses. extraño, lo maravilloso no pertenece, pues, al orden psicológico, sino afo den sociológico. Y cqmo la sociología es una de las disciplinas sobre que f gentes tienen en todas partes menos ideas claras, na·seríaposible, sin mil chas preparaciones, decir por qué es .extraña y por qué es maravillosa Ingl terra. Todavía menos intentar la explicación de cómo ha llegado a. ser extraña cosa que es. Mientras se crea que un pueblo posee un «carácter» pr vio y que su historia es una emanación de este carácter, no.habrá manera siquiera de iniciar la conversación. El «carácter nacional», como todcílo humano, no es un don innato, sino una fabricación. El carácter nacional.· · va haciendo y deshaciendo y rehaciendo en la historia. Pese esta vez a la t mología, la nación no nace, sino que se hace. Es una empresa que salebÍ o mal, que se inicia tras un período de ensayos, que se desarrolla, que ser~ rrige, que «pierde el hilo» una o varias veces; y tiene que volver a empezará: menos reanudar, Lo interesante sería precisar cuales son los'atributosrs'ó' prendentes, por lo insólitos, de la vida ifi.glesa en los últimos cien años'/Lu go vendría el intento de mostrar cómo ha adquiridolnglaterra esas cualid des sociológicas. Insisto en emplear esta palabra, a pesar delo pedantequ es, porque tras ella está lo verdaderament.e esencial y fértil. Es precisoektir'p' de la historia el psicologismo, que ha sido ya espantado de otros conocirnie · tos, Lo excepcional de Inglaterra no yace en el tipo de individuo huma que ha sabido crear. Es sobremanera discutible que el inglés individual ya ga más· que otras formas de individualidad aparecidas en Oriente y Occi dente. Pero'aun aquél·que estime el modo de ser de los hombres ingles'' por encima de todos los demás, reduce el asunto a una cuestión de más o menos. Yo sostengo, en cambio, que lo excepcional, que la originalidad ex trema del pueblo inglés radica en su manera de tomar el lado social o colee tivo de la vida humana, en el modo cómo sabe ser una sociedad. En:est¡:r' que se contrapone a todos los demás pueblos y no es cuestión·de más ord menos. Talvez, en el tiempo próximo, se me ofrezca ocasión para hai:erv' todo lo que quiero decir con esto. ·• r Respeto tal hacia Inglaterra no nos exime de la irritación ante sús d fectos. No hay pueblo qúe, mirado desde otro; no resulte insoportableiY1p este·lado acaso son los ingleses, en grado especial, exasperantes;Y es•é¡'. las virtudes de un pueblo, como las de urrhombre, van montadas y, errcí~ ta 'manera; consolidadas sobre sus defectos y limitaciones. Cuando lleg mas a ese' pueblo lo primero que vemos son sus fronteras, que¡ en lo:mb . . corrio en lo físico, son sus límites. La nerviosidad de los.últimos rriese5r hecho que casFtodas las naciones hayan vivido encaramadas ~n sus fr6n ras; es decir, dando un espectáculo exagerado de sus más congénitos'deff
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tos; Si a esto se añade que uno de los principales temas de disputa ha sido aña, se comprenderá hasta qué punto he sufrido de cuanto en Inglaterra, l}francia,.en Norteamérica representa manquedad, torpeza, vicio y falla. i() que más me ha sorprendido es la decidida voluntad de no•enterarse bien ~las cosas que hay en la opinión. pública de esos países; ylo que más he ,J:¡ado de 'menos, con respecto a.España; ha sido algún gesto de gracia gec erosa, que es, a mijuicio, lo más estimable que hay en' el múndo. En el an~~ajón-·-·no en sus Gobiernos, pero sí en los países--c'seha dejado correr jir\triga; la frivolidad, la cerrazón de mollera, el prejuicio arcaico y la hictesía nueva sirr ponerles coto. Se han escuchado en serio las.mayorés espídeces con tal que fuesen indígenas y, en cambio, ha habido la radical · ci.Sión de no querer oír ninguna. va¡¡: española.capaz de aclarar las cosas, .:e oírla sólo después de defonriarla. · .,:•:Esto me llevó, aun convencido de que forzaba un.poco lá coyuntura, 'aprovechar el, primer pretexto para- hablar sobre España,y-'ya.querla spicacia·delpúblico inglés no toleraba otra cosa-hablar sin parecer.que 1elfa hablaba, en.las páginas tituladas «En cuanto al pacifismo.e.», agredas·a continuación; Si es benévolo; ellettor:llo olvidará el destinatario. irígido a ingleses, .tepresenta un esfuerzo. de.acomodación a sus usos, Se a renunciado en ellas. a toda «brillantez» y van escritas en estilo bastante 'ckjvickiano, compuesto de cautelas y eufemismos. •: '""Téngase presente quelnglaterra no es un pueblo de escritores, sino de ;merciantes, de ingerÍieros y de hombres piadosos. Por eso supo forjarse alenguayuria elocución en que se trata principalmente de no decir lo que :diCe, de insinuarlo más bien y como eludirlo. El inglés no ha venido al . undo para decirse, sino, al contrario, para silenciarse. Con faces impasiles, puestos detrás de sus pipas, velan los ingleses alerta sobre sus propios ecretos para que no se escape ninguno. Esto es una fuerza magnífica, e irnó,rta sobremanera a la especie humana que se conserven intactos ese tesoro esarenergía de taciturnidad, Mas al mismo tiempo dificultan enormemen)a inteligencia con otros pueblos, sobre todo con los nuestros. El hombre '!sur propende a ser gárrulo. Grecia, que nos educó, nos soltó las lenguas os.hizo indiscretos a nativitate. El aticismo había triunfado.sobre el lacoo, y para el ateniense vivir era hablar, decir, desgañitarse dando al vieni~nformas claras y eufónicas la más arcana intimidad, Por eso divinizaron decir, el logos; al que atribuían mágica potencia, yia retóriéa acabó sienb1para la civilización antigua lo que ha sido la física para nosotros en estos timos siglos. Bajo esta.disciplina, los pueblos románicos han forjado lenas complicadas, pero deliciosas, de una sonoridad, una plasticidad y un 'fbo incomparables; lenguas hechas a fuerza de charlas sin fin --,-en.ágora
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y plazuela, en estrado, ·taberna y tertulia. De aquí que nos sintamos aZoJ" dos cu'ando acercándonos a estos espléndidos ingleses, les oímos emití]'; . serie de leves maullü;los displicentes enque su idioma consiste. . El tema del ensayo que sigue es la incomprensión mutua en que: ha caído los pueblos de Occidente.-· es decir, pueblos que conviven desdt: infancia .. El hecho. es estupefaciente. Porque Europa fue siempre conio:ú. casa de vedndad, donde las familias· no viven nunca separadas, sino:q mezclan a tddahora su doméstica existencia. Estos pueblos que ahora se· noran tan gravemente han jugado juntos cuando eran niños en los corre res de la gran·mansión común' ¿Cómo han podido llegar a malentendé tan radiCahnéhte? La ·génesis de tan fea situación es larga ycomplejalt:E enunciarsólo:uno de los mil hilos que en aquel hecho seanudan,advi tase que el uso de convertirse unos pu'eblos en jueces de los otros, de ff' preciarse y denostarse porque son.diferentes, en fin, de permitirse creerI naciones hoy poderosas que el estifo o el «carácter» de un pueblo menop' absurdo porque es bélica o económicarriente•débil, son fenómenos que,isjc , yerro,jamás se habían producido hasta los.últimos cincuenta años, Alienq' clopedista francés del siglo XVIII,.no 'obstante su petulancia y su es( ductilidad intelectual, a: pesar de creerse en posesión de laverdad absolu· no se le·bcurría desdeñar a un pueblo «inculto» y depauperado como Espa ~ Cuando alguien lo hacía, el escándalo que provocaba era prueba de qúe,, hombre normal de entonces no·veía; como unparvenu, en las. diferendas'd poderío diferencia de rango humano. Al contrarío: es el siglo de los·vi'.\(. llenos de curiosidad amable y gozosa por la divergencia del prójimo,'Est fue el sentido del cosmopolitismo que cuaja hacia su último tercfo. Efro' mopolitismo de Ferguson, Herder, Goethe es lo contrarío del actual «inte. nacionalismo». Se nutre, no de la exclusión de las diferencias nacional·_ sino, alrevés, de entusiasmo hacia ellas. Busca la pluralidad de formas vi les con vistas no a su anulación, sino a su integración. Lema de él fueró estas palabras de Goethe: «Sólo todos Íos hombres vivehlo humanm>.-EFr manticisrho que le sucedió no es· sino su exaltación. El romántico se e· moraba de los otros pueblos precisamente porque eran otros y en elusoTI! exótico e incomprensible recelaba misterios de gran sabiduría•Y el casch que-en principio-.- tenía razón .. Es; por ejemplo, indudable que elingl de hoY, heimetizado por la conciencia de su poder político, no es muy cap, dever lo que hay de cultura refinada; sutilísima y de alta alcurnia en esad,c, pación-.-que a él le parece la ejemplar desocupación- de «_tomar el~o a que el castizo español suele dedicarse concienzudamente. El cree;ac quelo únicamente civilizado es ponerse unos bombachos y d¡¡r golpi¡sa:u bolita con una vara, operación que suele dignificarse llamándola 1(gol
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El asunto es,.pues, de enorme arrastre, y las páginas que siguen no haen sino tomarlo por el lado más urgente. Ese mutuo desconocimiento ha ·echo posible que el pueblo inglés, tan parco en errores históricos graves, bmetiera el gigantesco de su pacifismo. De todas las causas· que han geneado los l?resentes tártagos del mundo, la que, tal vez, puede concretarse ás es el desarme de Inglaterra. Su genio político le ha permitido en estos meses corregir con un esfuerzo increíble de self-control lo más extremo del maL Acaso ha contribuido a que adopte esta resolución la conciencia de la responsabilidad contraída. Sobre todo esto se razona tranquilamente en las páginas inmediatas,
París y abril 1938
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EN CUANTO AL PACIFISMO.,.
Desde hace ~ei~t:años, Inglaterra-··.su Gobierno y su opinión pública.: se ha embarcado en el pacifismo. Gometemós el error de designar con est único nombre actitudes muy diferentes, t¡m diferentes que en la prácticar sultan con frecuencia antagónicas. Hay, en efecto, muchas formas de pac:i fismo. Lo único que entre ellas existe de común es una cosa muy vaga:! creencia en que la guerra es un mal y la aspiración a eliminarla como-medio de trato entre los hombres. Pero los pacifistas comienzan a discrepar e · cuanto dan el paso inmediato y se preguntan hasta qué punto es en absohf to posible la desaparición de las guerras. En fin: la divergencia se hace su perlativa cuando se ponen a pensar en los medios que exige una instaura! ción de la paz sobre este pugnacísimo globo terráqueo. Acaso fuera muélio más útil de lo que se sospecha un estudio completo sobre las diversas fór, mas del pacifismo. De él emergería no poca claridad. Pero es evidente que no me corresponde ahora ni aquí hacer ese estudio en el cual quedaría defi: nido con cierta precisión el peculiar pacifismo en que Inglaterra -su Go: bierno y su opinión pública- se embarcó hace veinte años. Mas, por otra parte, la realidad actual nos facilita desgraciadall1ente e asunto. Es un hecho demasiado notorio que ese pacifismo inglés ha fraciis do. Lo cual significa que ese pacifismo fue un error. El fracaso ha sido tan . de, tan rotundo, que alguien tendría derecho a revisar radicalmente la cue5 tión y a preguntarse si no es un error todo pacifismo. Pero yo prefiero aho adaptarme cuanto pueda al punto de vista inglés, y voy a suponer que su .• piración a la paz del mundo era una excelente aspiración. Mas ello subraí; tanto más cuanto ha habido de error en el resto, a saber, en la apreciacióll'd las posibilidades de paz que el mundo actual ofrecía y en la determinació_ de la conducta que ha de seguir quien pretenda ser, de verdad, pacifista::::' Al decir esto no sugiero nada que pueda llevar al desánimo .. Todo lp co trario. ¿Por qué desanimarse? Tal vez las dos únicas cosas a que el homlJre·h.
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·ene.derecho son l!i petulancia y su opuesto, el desánimo. No hay nunca ¡¡Zónsuficiente ni para lo uno ni para lo otro. Baste advertir el extraño misrlo .de la condidón humana consistente en que una situación tan negativa de derrota como es haber cometido un error, se convierte mágicamente en 1 a nueva victoria para el hombre, sin más que haberlo reconocido. El re¡jnocimiento de' un error es por sí mismo.· una nueva verdad y como una ·z,que dentro de éste se enciende. n ··Contra lo que creen los plañideros, todo error es una finca que acrece u~tro haber. En vez.de llorar sobre él conviene apresurarse a explotarlo . .a.ello es preciso que nos resolvamos.a estudiarlo a fondo, a descubrir sin ieqad sus •raíces y a• con5truir enérgicamente la nueva concepción de las ~sás·que esto nos proporciona ..Yo supongo que los, ingleses se.disponen á;;g~renamente, pero decididamente, a rectificar el enorme error que du.nteveinte años ha sido su peculiar pacifismo y a sustituirlo por otro pacismo más perspicaz y má'5 eficiente. :;Gomo casi siempre acontece; el defecto mayor del pacifismo inglés ;y en general de los que se presentan como titulares del pacifismo- ha sido bestimar al enemigo. Esta subestima les inspiró un diagnóstico falso. El cifista ve en la guerra un daño, un crimen o un vicio. Pero olvida que, antes /! esoypor encima de eso, la guerra es un enorme esfuerzo que hacen los ·mbres para resolver ciertos conflictos, La guerra no es un instinto, sino un vento. Los animales la desconocen y es pura institución humana, como la encía o fa administraCÍóri. Ella llevó a uno de los mayores descubrimientos, e de toda civilización: al descubrimiento de la disciplina: Todas las demá'5 .. hnas de disciplina proceden de la primigenia, que fue la disciplina militar. ·Lpacifismo está perdido y se convierte en nula beatería si no tiene presente ela guerra es una genial y formidable técnica de vida y para la vida. ' · Como toda forma histórica, tiene la guerra dos aspectos: el de la hora e su.ffivención y el de la hora de su superación. En la hora de su invención 'griificó un progreso incalculable; Hoy, cuando se aspira a superarla, veos d~ ella sólo la sucia espalda, su horror, su tosquedad, su insuficiencia. eLmismo modo, solemos, sin más reflexión, maldecir de la esclavitud, no virtiendo el maravilloso adelanto que representó cuando fue inventada. orque antes lo que se hacía era matar a todos los vencidos. Fue un genio .erthechor de la humanidad el primero que ideó; et} vez de matar a los prioneros, conservarles la vida y aprovechar sulaboi;, Augusto Comte, que nfa.un gran sentido humano, es decir, histórico; vio ya de este modo la . titución de la esclavitud -liberándose de las tonterías que sobre. ella 'geRousseau-y a nosotros nos.corresponde generalizar su advertencia, prendiendo a mirar todas.las cosas humanas bajo esa doble perspectiva,
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a saber: el aspecto que tienen al llegar y el aspecto que tienen al irse. Los; manos, muy finamente, encargaron a dos divinidades de consagrar esos d6 instantes-·Adeona y Abeona, el dios del llegar y el dios del'irse. . Por desconocer todo esto, que es elemental, el pacifismo se hahecih su tarea demasiado fácil. Pensó que para eliminar la guerra bastaba conI1ó hacerla o, a lo sumo, con trabajar en que no se hiciese. Como veía•en•e]f sólo una excrecencia superflua y morbosa aparecida en el trato hurr¡an: creyó que.bastaba con extirparla y que no áa necesmio sus.tituir!a: Pero·· enorme esfuerzo que es la guerra, sólo puede evítarse si se entiende por( un esfuerzo todavfa·mayor, un sistema de e5fuerzos complicadisimos yqu en parte, requieren la venturosa intervención del genio. Lo· otro es un.pu erran üi otro es futerpretar ]a.paz como el simple hueco que hguerra'deJ ría si desapareciese; por tanto, ignorar que si la guerra es una· cosa que: hace, también la paz es una cosa que hay que.hacer; que hay quefabricª poniendo a la faena todas las potencias l:µmíarias: La paz no «está ahi»¡ se .. cillamente, presta sin más para que elhombrela goce, La paz no es fruto · . pontáneo de ningún árbol. Nada importante es regalado al hombre;:anl •. bien, tiene él que hacérselo; que construirlo: Por eso, el título más claróid nuestra especie es ser hamo Jaber: Si se atiende a todo esto; ¿no parecerá sorprendente la creencia enqu. ha estado Inglaterra de que lo más que podía hacer en pro de la paz.erad· sarmar, un hacer que se asemeja tanto a un puro omitir? Esa creencia res11 ta incomprensible si no se advierte el error de diagnóstico que le sirveid base, a saber: la idea de que la guerra proé:ede siínplemente de lás pasibn. de los hombres, y que si se reprime el apasionamiento, el belicismo qued · rá asfixiado. Para ver con claridad la cuestión hagamos lo que hacia Loi:' Kelvin para resolver sus problemas de física: construyámonos un mode\ imaginario. Imaginemos, en efecto,. que en un cierto momento· todos !Os hombres renunciasena la:guerra, comolrrglaterra, por su parte, ha·iJ1ten do hacer. ¿Se cree que bastaba eso -más aun, que con ello se había diidoj más breve paso eficiente en el· sentido de la paz?. ¡Grande error! La g\J.err repitamos, era un medio 'que habfaninventado los hombres parasolveri .· ciertos conflictos. La renuncia a la guerra no suprime estos conflicfos ..Akd trario, los deja más intactos y menos resueltos que nunca. La ausenc)a• pasiones, la voluntad pacífiéa de todos los hombres resultarían compl~t mente ineficaces, porque los conflictos reclamarían solución y; mientras:' se inventase otro medio, ]a· guerra reaparecería inexorablemente en ese·ilµ. • . ' ' • ' ;;::i¡¿¡ gfoario planeta habitado sólo por pacifistas. 1 : • No es, pues, la voluntad de pazlo queimportaúltimamente e~ebp'. cifismo. Es precisó que este vocablo deje de significar una buena intenci
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'.:represente un sistema de nuevos medios de trato entre los hombres. No se ' ere en este orden nada fértil mientras el pacifismo, de ser un gratuito y cóodo deseo, no pase a.serun difícil conjunto de.nuevas técnicas. El enonne daño que aquel pacifismo ha traído a la causa de la paz cone úó eh riel! dejarnos ver la carencia de las técnicas más elementales, cuyo ercicio concreto y preciso constituye eso·que, con un vago nombre, llaamos paz. lgL La paz, por ejemplo, es el derecho como forma de trato entre los puerros. Pues bien: el pacifismo usual daba por supuesto que ese derecho exis¡que estaba ahí a disposición de los hombres y que sólo las pasiones de tos:y sus instintos de violencia inducían a ignorarlo. Ahora bien: eso es ·vemente opuesto a la verdad. Para que el' derecho o u ha rama de él exista es preciso: l.º, que algunos ombres, especialmente inspirados, descubran ciertas ideas o principios de hecho. 2. 0 , la propaganda y expansión de esas ideas de derecho sribre la lectividad en cuestión (en nuestro caso; por lo menos, la colectividad que tmán los pueblos europeos y americanos, incluyendo los dominios in]~es de Océanfa}. 3.~; que esa expansión llegue de tal modo a serpredoc · ante, que aquellas ideas de derecho se consoliden enforma de «opmión ,iiblica». Entonces, y sólo entonces, podemos hablar, en la plenitud del tér:: o, de derecho, es decir, de norma·vigente.No,importa que no haya legis. or;no importa que'i;o:hayajueces. Si aquellas ideas>Señorean de verdad ·almas, actuarán inevitablemente como instancias para la conducta a las ·e1se puede recurrir. Yésta es la verdadera sustancia del derecho. '" Pues bien: un derecho referente a las materias que originan inevitable·'ente las guerras no existe. Y no sólo no existe en el sentido de que no haya tlgrado todavía «vigencia», esto es, que no se·haya consolidado como nor'a firme en la «opinión publica», sino que no existe ni siquiera como idea, . ino puro teorema incubado e,n la mente de algún pensador. Yno habienQ;hada de esto; no habiendo ni en teoría· un derecho de los pueblos, ¿se rétende que desaparezcan las guerras entre ellos? Permítaseme que califiue de frívola, de inmoral semejante pretensión. Porque es inmoral pretener:que una cosa·deseada se· realice mágicamente, simplemente porque la ~eamos. Sólo •es moral el deseo al que acompaña la severa voluntad de Jirontarlos mediDs. de su ejecución: ''l/: No sabemos cuáles son los «derechos subjetivos» de las naciones y no .l\emos ni barruntos de cómo sería el
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cional que padecemos. No desestimo, ni mucho menos, Ja importancia esas magistraturas. Siempre es hnportante para el progreso de una fun~~ moral que aparezca.materializada en un·órgano especial, claramente: : blec Pero la importancia de esos tribunales internacionales se ha reduc( a eso hasta la fecha .. Elderecho que administran es, en Jo esencial, el que ya existía antes de su establecimiento. En efecto; si se pasarevistaa: materias juzgadas por esos tribunales, se advierte que son las mismas¡ sueltas desde antiguo por la diplomacia. No han significado progreso: al no importante en Jo que es esencial: enla creación de un derecho: par· peculiar realidad que son las naciones. . Ni era'lícito esperar mayor fertilidad en este brden, de una etapa que inició con el Tratado deVersalles y con la institución de la Sociedad dec dones, para referirnos sólo a los dos más grandes y más recientes cadáver Me repugna atraer Ja atención deUector sobre cosas fallidas, maltrechaito; ruinas. Peto es indispensable para con!;ribuir un poco a despertar el intet; hacia nuevas grandes empresas, hacia nuevas tareas constructivas y salú feras. Es preciso que no vuelva a cometerse un error como fue Ja creación la Sociedad de Naciones; se entiende, lo que concretamente fue y signifi . esta institución en la hora de su nacimiento. No fue un error cualquier como los habituales en la difícil faena que es Ja política. Fue un error;é¡ reclama el atributo de profundo.Fue un profundo error histó1icb. El« · ritu» que impulsó hacia aquella creación, el sistema de ideas filosóficas¡; · tóricas, sociológicas y jurídicas de que emanaron su proyectoy su figura taba ya histó1icamente muerto en aquellafecha, pertenecía al pasado;ylef de anticipar el futuro era ya arcaico. Y no se diga que es cosa fácil proclani esto ahora. Hubo hombres en Europa que ya entonces denunciaron su ine table fracaso. Una vez más aconteció lo que es casi normalenla historia; :{. ber: que fue predicha. Pero una vez más también. los políticos no hicief caso de esos hombres. Elu.do . precisar a. qué gremio pertenecían los profe Baste decir que en la fauna humana representan Ja especie más opuesta] político. Siempre será·éste 'quien deba gobernar, y no. el profeta; pero.:· · porta mucho a los destinos humanos que el político oiga siempre lo qu profeta grita o.insinúa. Todas las grandes épocas de la his.toria han n~ci de la sutil colaboración entre esos dos tipos de hombre. Y tal vez una del causas profundas del actual desconcierto sea que desde hace dos genera
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'catástrofes presentes abran de nuevo los ojos·a los políticos para el hecho '·dente de que. hay hombres, los cuales, por los temas en que habitualnte se .ocupan, o por poseer, almas sensibles como finos registradores uiicos, reciben antes que los demás la visita del porvenir'. · · La Sociedad de Naciones fue un gigantesco aparato jurídico creado a un derecho fu.existente. Su vacío de justicia se llenó fraudulentameni¡:bn Ja sempiterna diplomacia; que al disfrazarse de derecho contribuyó ada universal desmoralización. df; Formúlese el lector cualquiera de los grandes conflictos que hay hoy teados entre las naciones, y dígase a sí mismo si encuentra en su mente a:pasíble normajurídica que permita, siquiera teóricamente, resolverlo. uáles son; por ejemplo, los derechos de un pueblo que ayer tenía.veinte ' ones.de.hombres y hoy tiene cuarenta u ochenta? ¿Quién tiene derecho espacio deshabitado.del mundo?. Estos ejemplos, los más toscos y elemen'fes que pueden aportárse, ponen bien a la vista el carácter ilusorio .de todo . ~tifiSmo que no empiece por ser una nueva técnica jurídicfü Sin duda, el 'fu;echo que aquíse postula es una invención muy difícil.Sifuesefácil exis. ·a hace mucho. tiempo. Es difícil, exactamente tan difícil como Ja paz, con [cual coincide.: Pero una época que ha asistido al invento delas geometrías :· ~euclidiánas, de una.física de cuatro dimensiones y de una mecánica de ,1discontinuo, puede, sin espaµto, mirar ante sí aquella empresa yoresolrse a acbmeterla. Eri. cierto modo, el problema del nuevo derecho internanalpertenece al mismo estilo que esos recientes progresos doctrinales. mbién aquí se trataría de liberar una actividad humana-·el derecho- de .erta radical limitación que ha padecido siempre. El derecho, en efecto, es tático y no en balde su órgano principal se llama Estado. El hombre no ha .grado todavía elaborar una forma de justicia que no esté circunscrita en la 'úsularebus sic stantibl!S. Pero es el caso que las cosas humanas no son res 'ntes, sino todo lo contrario:.cosas históricas; es decir, puro movimiento, utación.pefpetua: El derecho tradicional es sólo reglamento para una reaad paralítica. Y coino la realidad histórica cambia periódicamente de modo ical, choca,. sin remedio, con Ja estabilidad del derecho, que se convierte
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, ~[1¿~ 1; Cierta d_osis de anacronismo es
c~nn~_tural a Ia·;olftica. 8 ~ta un fenó~eno colectivo,
o~~-!o c_olec_tivo o soc_ial_es arcaico r_elativamertte a la vida Per~onai de las mip.orfas inventoras . 1.D. tri.Cdida en que las Iliasas se distancian de éstas aume'nta el afcafsmo de Ia'sociedad,'y de ser magnitud normal 1 constitutiva; pasa a ser un carácter patológico. Sise Tepasa·la lista de las ,pn~. que intervinieron en 1~.crem:ión de 1~$ociedad .d17 l\Jaciones 1 .resulta ~µy dificil encon1a~gu_na. que rrier.eci~i-entcin'ces 1 .'y_rriUé:ho menos merezca ahora~·.éstimación inlelectu.al. No 'i'efierO, claio·eStá, a los ex¡_)eftos y téCilicoS,·obligadOS a desenvolvéi:y ejecutar las insensateaquellos politicos. ' . · : . ;• , ,· :lo ·
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én una camisa de fuerza. Mas una camisa' de fuerza puesta a un. homli sano tiene Ja virtud de volverle loco furioso. De aquí-decía yo, recién mente-··_., ese extraño aspecto patológico ,que tiene la historia y quela h aparecer como una lucha sempiterna entre los paralíticos'y los epiléptié: Dentro del pueblo se producen las revolucfones, y entre los pueblos estall las guerras. El bien que pretende ser el derecho se convierte •en un mi como nos enseña ya la Biblia: «¿Por qué habéis tomado el derecho en hieL fruto de Ja justicia en ajenjo?» (Amós, 6, 12). ,, En el derecho internacional, esta incongrúencia entre Ja estabilidad d, justicia y la movilidad de Ja realidad, que el pacifista quiere someter aaqu{ llega a su máxima potencia. Considerada en lo :que al derecho ih\.pm;tíl historia es; ante todo; el cambio en'eheparto del poder sobre la tierra:Yhl1i tras no existan prillcipios de justicia que, siquiera en teona,. regulén·sa factoriamente esos cambios. del poderío, fo do pacifismo' es pena· de' ·..... perdida; Porque si la realidad histórica ~'éso ante todo;parecerá evidente't¡\ la iliiudamaximasea el status qua; No extrañe; pues, el fracaso de la Sode de Naciones, gigante5co aparato construido para administrar el statúsq'u El hombre necesita un. derechodinámico, un derecho plásticd'}il" movimiento; capaz de acompañar a la historia en sus metamorfosis.'La' manda no es exorbitante, ni utópica, ni siquiera nueva~ Desde hacé máq setenta años; el derecho, tanto civil como político; evoluciona en eseseII do. Por ejemplo: casi todas las constit:Uciones contemporáheas procuran/ «abiertas». Aunque el expediente es un poco ingenuo, conviene recordar porque en él se declara la aspiración a un derecho 'semaViente. Pero;' aJ juicio, lo más fértil sería analizar a fondo·e intentardefinir'cotlprecisi -es decir, extraer la teoría que en él yace muda-· el fenómeno jundi más avanzado que se ha producido hasta Ja fecha en el planeta:•Ja BJi Cammanwealth afNatians. Se me dirá que esto es imposible porque pre · mente ese extraño fenómeno jurídico ha sido forjado mediante estos•, principios; uno; el formulado por Balfour en 1926 con sus Jamosas:p bras: En las cuestiones dellmperio es preciso evitar el refining, iliscus · ar defi11i11g. Otro, elprirí.dpio «del margen y de Ja elasticidad», enund~. por Sir Austen Chamberlain en su histórico discurso del 12 de septiem . de 1925: «Mírense las relaciones entre las diferentes secciones del Imj:r~ Británico; la unidad dellmperió Británico no está hecha·--";sobre una coris!i ,::;- : ,, , ' ·-,J' ; _ '..---,_ - -:.;_:r•" .. ,, .. ; :- ·:' · ' . _... .- ";!iJ'.1L ,ción lógic:¡, Np está s1quierabasada en uh,a Constiuici
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ecisamente bajo ~u aspecto jurídico. Lo que no hacen es definirla, porque 'político no ha venido al mundo parne:so, y si el político es inglés siente ,.e, definir algo es casi cometer una traición; 1Pero es evidente que hay otros ómbres cuy.a misión es hacer lo que al político,' y especialmente al inglés, '' táp'rohibido: definir las cosas, aunque éstas se presenten con Ja pretensión e1.s,er e:sencialménte vagas; En principio, no es más ni menos dificil definir triángulo que la niebla.· Importaría mucho reducir a conceptos claros esa . aÍ:ión efectiva de derecho que consiste en puros '«márgenes»:y puras Jasticidades» ·'Porque la elasticidad es la condición que permite a únde:al{o ser plástico y, si se le atribuye un margen, es que se prevé su movimienl:.Si'en vez de entender esbs•dos caracteres como meras alusiones y como uficiencias de'un derecho,clas tomamos como cualidades positivas; es ,,sibleque se abran ante nosotroslas más fértiles perspectivas~ Probable,eI1te; la constitución delimperio Británico se parece mucho al «molusco r;~eferencia»•de quehabló Einstein; una idea que al principio se juzgó'ininJjgibley que es hoy base de fa nueva mecánica, . nr:La capacidad para descubrir la nueva técnica de justicia que aquí se .)tula está prefomiada en toda la'tradición jurídica de Inglaterra más in, amente que en lá de ningún otrO'pafs. Y elló no ciertamentepqr casua. ad: La manera inglesa de ver el derecho nb es sino un caso particular del ¡;il() general que caracteriza al pensaniiento británico, en el cualadquiere ·ekpresión más ext:Temay depurada lo que acaso• e5 el destino intelectual ,oci:idente, a saber: interpretar todo lo inerte y material como puro dina~ .·smo, sustituir lo que no parece ser sino «Cosa» yacente; quieta y fija por .·erzas, movimientos y funciones. Inglatevra ha sido;'entddos los órdenes l'cfa vida, newtoniana. Pero no creo necesario detenerme en este punto. Suqhgoque cien veces se habrá hecho constar y habrá sido demostrado con Jicientedetallec Permítaseme sólo que, como empedernido lector, manieste níi desidáatum,dé leer uírlibro cuyofoma sea éste! el b.ewtonismo in-~foera de la física, portante, en tódoslos demás órdenes de la vida; Si resumo ahora,mfrazonamiento, parecerá;1creo yo, constituido por ,a líllea sencilla y clara: 1 Está bien que el hombre pacífico se ocupe directamente en evitar esta ,quena guerra; pero el pacifismo no consiste en eso; sino en construfr Ja ··,··a forma de convivencia humana que es la paz. Esto significa la invención ,ejercicio de toda una.serie de nuevas técnicas; La primera de ellas es una eva técnica jurídica' que comience por'de5cubrir principios de equidad ferentes a los cambios del reparto del poder sobre la tierra. ,,, .Pero la idea de un nuevo derecho no.es-todavía un derecho. No olvideos que el derecho se c~mpoU:e de much~s más cosas que una idea' por 11
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ejemplo, forman parte de él l~s ,bíceps de los gendarmes o sus sucedáneo A la técnica del puro pensamiento jurídico tienen que acompañar mu9h otras técnicas aún más complicadas; , ,Desgraciadamente, el nombre mismo de derecho internacional estor a una clara visión de lo que sería.en su plenarealidad un derecho del~s,rta! ciones.J'orque el derecho nos parecería ser mi: fenómeno que acontec,e de.·' tro de las sociedades y el llamado «intercnacionah nos invita, por el contr ria, a imaginar un derecho que acontece,p1tre ellas; es decir, en unvací social. En: ese vacío.social, las miciones se reunirían; y mediante un pacto crearían una sociedad nueva, que sería, por mágica virtud de los vocablo' la Sociedad de Naciones. Pero esto tiene todo el aire de .un.calembour'iUI! sociedad constituida mediante un pacto sólo·.es:sociedad en el sentido .qu este vocablo tiene para el· derecho civil; esto es, una asociación, Mas u:óá:asri ciación no puede existir cpmo realidad jurí<;!:ica si no surge sobre una ár, donde previamente tierie vigencia un ciepo derecho Civil. Otra cosa són,p, · ras fantasmagorías. Esa área.donde la sociedad pactada surge e? otra sod dad preexistente, que no.es obra de ningún pacto, sino que es el resultad de una convivencia inveterada..Esta auténtica sociedad, y np asociación, sólo se parece a la otra en el nombre; De aquí el ca!embour. , .· · ''' , Sin que yo pretendaresolverahora eon gesto dogmático, de pasó'Jt vuelo las cuestiones más intrincadas.de la:filosofía del derecho y d\!,lá:s ciolo~a, me atrevo a insinuar que carriinaráseguro quien exija, cuan,do a guien le hable de un hecho jurídico, que le indiquela sociedad porta:~ofa: ese derecho ypreVia a él. En el vacío social no hay ni nace derecho. Ester. quiere como substrato ima unidad de convivencia humana, lo mismo que. uso y la costumbre, de,quienes el derecho es el hermano menor, pero fuá enérgico:Basta elpunto es así; queno..existe síntoma.más seguro parad . cubrir la existencia de una auténtica sociedad que.la.existencia de.unhech · jurídico..Enturbia la.evidencia de. esto la confusión habitual que padece!11ll al creer que toda auténtica sóciedad tiene por fuerza que poseer un Estad auténtico. Pero es bien claro que,el aparato:estatal no se,produce dentro d, una sociedad, sino en un estadio muy avanzado de sti evolución. Tal vez.'. Estado.proporciona.al derecho ciertas perfecciones,'pero es i:óneéesari. enunciar ante lectores ingleses que el derecho existe sin el Estado ysu.~c .vidadestatútaria .. _,.....
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Cuando hablamos de las Naciones tendemos a.representárnoslas cq, sociedades separadas y cerrada5 hacia dentro de sí mismas. Pero, esto es:u '
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a la vez, sitúa la agrup~ción de Estados fuera del derecho; co~gnándola francamente a la pol~d_ 1
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abstracción que deja fuera lo más importante de la realidad. Sin duda, la ·onvivencia o trato delos ingleses entre sí es mucho más intensa que; por '~emplo, la convivencia entre los hombres de Inglaterra y los hombres de ]eroania o de,Francia. Mas es evidente que existe una convivencia general elos eurqpeos' entre sí, y; por tanto,cque Europa es una sociedad, vieja de uchos siglos y que tiene una historia propia como pueda tenerla cada nación particular. Esta sociedad general europea posee un grado o índice de ocialización menos elevado que el que han logrado desde el siglo XVI las so·edades particulares llamadas naciones europeas. Dígase, pues, que Europa 'ima'sociedad más tenue que Inglaterra o que Francia; pero no se descobzca su efectivo carácter de sociedad. La cosa importa superlativamente, arque las únicas posibilidades de paz que existen dependen de que exista cfno efectivamente una sociedad europea. Si Europa es sólo una pluralidad de 'dones, pueden los pacíficos despedirse radicalmente de sus esperanzas'. tre sociedades'independientes no'puede existir verdadera paz.Lo que lemos:Ilamarasí no es más que un estado de guerra mínima ó latente; . Como los fenómenos 'corporales son el idioma y el jeroglífico, merced al ual pensamos las realidades morales, no es para dicho; el daño'que engendra ·ha errónea imagen visual convertida en hábito de nuestra mente. POr esta ón ceusuro esa figura de Europa en que ésta aparece constithida por una 'tlchedumbre de esf~ras-·-las naciones--- que sólo mantienen algunos conEtos externos. Esta m~táfora de jugador de billar debiera desesperar al buen ácifiSta; ,porque, como el billar, no nos promete más eventualidad que· el 'oque. :Corrijámosla; pues. En vez de figuramos las naciones europeas bmo una serie de sociedades exentas, imaginemos una sociedad únicauropa-, dentro de la cual se han producido grumos o núcleos de conden'a'dón más intensa. Esta figura corresponde mucho más aproximadamente ue la otra a lo que, en efecto, ha sido la convivencia occidental. No se trata n~llo de dibujar un ideal, sino de dar expresión gráfica a lo que realmente edesde su iniciación, tras la muerte dél poderío romano, esa convivencia''. P 1'La convivencia, sin más, no signific:hociedad, vivir en sociedad' o forc ar parte de una sociedad. Convivencia implica sólorelacionés entre inviduos.' Pero no puede haber convivencia duradera y estable sin que se oduzca'aufomáti2amente el fenómeno social por excelencia,que son los os-usos intelectuales u «opinión pública», usos de técnica vital o «cos1
Sobre 1a unidad y la plllrálidlld de Europa, coritl!mpladá:Sdi!sde Otra perspi!cctva-~:Véase el
ogo:parafranc~es.de esta ohra;; · 1 , :: 1~,sociedad 1!.u~ópea nl:J e,s, pues,_ una.sociedad cuyos
ipiewlJrµs sean.las .naciones. Colll_? tcida _au~énticá.sciciedad, Sus .mierltbros son ho_nibr_es, individuO_s humanos, a saber, los euroOs-,·que adcmds·de ser europeos son ingleses, aiemaneS,-eSpriñoles. -
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tumbres», usos que dirigen la conducta o «moral», usos que la imperan( «derecho» .. El carácter general del uso.consiste en ser unanorma delco' portamiento -.intelectual, sentimental o·físico-. que se impone alps,fü dividuos, quieran éstos o no. El individuo podrá, a su cuenta y riesgo, rei tir al uso; pero precisamente este esfuerzo de.resistencia demuestra mejo que nada la realidad coactiva del. uso,.lo. que .llamaremos su «vigeriClia. Pues bien: una sociedad es un conjunto de individuos que mutuament!!;s saben sometidos a la vigencia de ciertas opiniones y valoraciones. Segii· esto, no hay sociedad sin la vigencia efectiva de cierta concepción deLui1{' do, la cual actúa como. una última instancia a que se puede recurrir en.¿ • .de conflicto. Europa ha.sido siempre u!l ámbito social unitario; sin fronteras ab5· lutas ni discontinuidades; porque nunca ha faltado. ese fondo o tesoro:• «vigencias colectivas>) =convicciones comunes y tabla de valore5= dotad de esa fuerza coactiva tan extraña en qu¡: consiste «lo social>>, No sería,riá. exagerado decir que la sociedad europea existe antes que las naciones eur peas, y que éstas han nacido y se han desarrollado en elregazo materriaf aquélla. Los ingleses pueden ver esto con alguna claridad en el libro depa. son: The Mailing of Europe. Introduction to the.histo1y of EuropeanSociety;:ftí Sin embargo, el libro, de Dawson es insuficiente. Está escrito potJüí mente alerta y ágil, pero que no se ha liberado por completo. del arsenalld conceptos tradicionales en la historiografía; conceptos más o menos rhe1Ó dran;iáticos y míticos que ocultan, en vez de. iluminarlas, las ;realidades• . tóricas. Pocas cosas contribuirían a apaciguar el horizonte cpmo únal).iSt ria de la sociedad europea, entendida como acabo de apuntar; una historl realista, sin «idealizaciones». Pero este asunto no ha sido núnca visto,, po que las formas tradicionales de la óptica histórica tapaban.esa.realidadu ' taria que hé llamado, sensu st1icto, «sociedad europea», y la suplantab'por el.plural-las naciones.. -, como; .por. ejemplo, .aparececen .el tím\()1 Ranke:.Histo1ia de los pueblos genndnicos y romcinícos;, La verdad es qué.e5 pueblos .en plural flotan como ludionesdentro del único espacio.sociaH:c es Europa: «en él se·mueve!l,. viven y son». La historia que yo postulo¡ji contaría las vicisitudes de. ese espacio humano y nos haría ver,cóm.d stlJ dice de socialización ha variado; cómo 1 en ocasiones, d~cendió graveíné te, haciendo temer la escisión radical de Europa,.y; sobre todo, cómo la dps· de paz en cada época ha estado en razón directa de ese índice. Esto últ:ifü es lo que más nos importa para las congojas actuales. . • m¡ La realidad histórica o, más vulgarmente dicho, lo que pasa en el mü do,h11ma#o;ii6'·~ unmo#t()n de hei:~1.os}1l~lfos; sirid·qU:epo~ee tln~q;¡p ta anatomía y una clara.estructura. Es más:. acaso es lo único.en .el Unjver,
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;ue tiene por sí mismo estructura, orga!lÍZación. Todo lo demás-.por ejemlo, los fenómenos físicos- carece de ella. Son hechos sueltos a los que el fí'co tiene que inventar una estructura imaginaria. Pero esa anatomía de la rea' dad histórica necesita ser estudiada. Los editoriales de los.periódicos y los ·'cursos de íninistros y demagogos no nos dan noticia de ella .. Cuando se.la · tudia bieÚ, resuita posible diagnosticar con cierta precisión el:lugar·o esto del cuerpo histórico donde la enfermedad radica. Había en el mundo na amplísima y potente sociedad-la sociedad europea. A fuer de socieád;.estaba constituida por un orden básico debido a la eficiencia de ciertas tandas últimas -el credo intelectual y moral de Europa. Este orden que, _br debajo de todos sus superficiales desórdenes; actuaba en los senos prondos de Occidente, ha irradiado durante generaciones sobre. eLresto del laheta,y puso en él, mucho o poco, todo el orden.de que' ese resto era capaz. ·,;,;;,pues bien: nada debiera ho.yimportar tanto.al pacifista como averiguar é es lo que·pasa en esos senos profundos delcuerpo occidental, cuál es su dice actual de socialización, por qué se ha volatilizado el sistema .tra·cranal de «vigencias colectivas», y si, a despecho de las apariencias, conérva alguna de éstas latente vivacidad. Porque el derecho es operación es.ontánea de la so.ciedad, pero la sociedad es convivencia bajo instat?-cias. udiera acaecer que en la fecha presente faltasen esas instancias en una proprción sin ejemplo a lo largo de toda la historia europea. En este caso la IJ.fen;nedad seria lamá.s .grave que ha sufrido el Occidente desde Diocleciano llos Severos; Esto.no quiere.decir que sea incurable; quiere decir sólo que , era preciso. llamar a muy buenos médicos y no a cualquier transeúnte. uiere decir, sobre todo, que no puede esperarse remedio. alguno de la So.Jedad de Naciones, según lo que fue y sigue siendo, instituto anti-histórico f¡ue un.maldiciente podría suponer inventado en un club cuyos miembros tincipales fuesen miste¡-, Bickwick, monsieur Homais y congéneres. El anterior diagnóstico, aparte de que sea acertado o erróneo; parecerá struso. Y_lo es, en efecto. Yo lo lamento; pero no está en mi mano evitarlo. .111bién los diagnósticos más· rigorosos de la medicina actual son absc . sos. ¿Qué profano, aUeer un fino análisis de sangre, v,e ·allí definida una ,errible enfermedad? Me he esforzado ·siempre en combatir el esoterismo, úe es por sí uno de los males de nuestro tiempo. Pero no nos hagamos ilu'bnes. Desde hace un siglo, por causas hondas y; en parte, respetables, las ,l;11cias deriva.u irresis.tible~e11te en, dirección esotériSª: ,Es Ulfª de las mu.as cosas cuya grave importancia no han sabido ver lo.s políticos, hombres ~ejados del ~cio opuesto, que es un excesivo exoterismo. Por el momeni,'#o hay sino aceptar fa situación yreconpcer que el COifocimiento se ha isianciado radicalmente de las conversaciones de beer table.
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Europa está hoy desocializada o, lo que es igµal, faltan principios convivencfa que· sean vigentes y a que quepa recurrir. Una parte de Éutó se esfuerza en hace> triunfar unos principios que considera
, ¡:~o~;eje~pÍo: laS ap~iácionés ·a.tin sUPrie5to-·¡h, 2 _0~de,h:ace ci~~to cincuenta año~. J~glat~r;ra.fertiliza_ su BoJíti~a,in~ema_cion~~,-: 'zaDdo siempre qu'.e',le coriviené ~y sólo cllandó re conviene___; el Principio'melodraJh~ \Vomen and childreí1/~hriujere5 yfliñosn: he ahf Un éje'mplo. ''JL'
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·jnEllo es que el pacifista necesita hacerse cargo de que se encuentra en !r\nundo donde falta o está muy debilitado el requisito principal para la ganización dda paz. En el trato de.unos pueblos con otros no cabe recu:a:ínstaricias superiores, porque no las hay. La atmósfera de sociabilidad ·,_que. flo~aban y que,•interpuesta· como un éter benéfico entre ellos, les rntlªª comi.micar suavemente, se ha arúquilado. Quedan, pues, separaj:y frente a frente. Mientras, hace treinta años, las fronteras erari parad ajero póco más que coluros imaginarios, todos hemos visto cómo se iban 1 idamente endureciendo; convirtiéndose en materia córnea, que anulaba 'orosidad de las naciones y las hacía herméticas. La pura verdad es que, . _dehace años, Europa se halla en estado de gµerra, en un estado de gµe.:sustancialmente más radical que en todo sti pasado. Ye!' o'rigeri que he . '.buido a esta situación me parece cónfirmado por el hécho·é:le qne no so•__ mte existe una ·gµerra virtual entre los pueblos, sino que dentro _de cada :orhay; declarada o preparándose;una:•gravediscordia: Es frívolo iriter.etitrlos regímenes autoritanos del día.como engendrados por el capricho •la: intriga. Bien claro está que son manifestaciones ineludibles. del estado :guerra civil en que casi todos los países se hallan hoy. Ahorá se ve cómo rcphesión interna de cada nación se nutría en buena parte de las vigencias J~ctivas europeas. . ' • ; ·· · · · r' ¡¡:Esta debilitación subitánea defa comun'idad entre los pueblos de Ocente equivale aun e,nórme distanciamiento rriorali El trato entre ellos·es )cilísimo; Los principios comunes constituían una especie de lenguaje )•les permitía entenderse, No era, pues,' tan necesario que cada ·pueblo 'ohociese bien y singulatima cada uno de los demás. Mas con esto rizamos .\rizo de nuestras consideraciones iniciales. ~i:tPorque ese.distanciamiento moral se complica•peligrosamente con ,·o fenómeno opuesto, que es el que ha in5pirado de modo concretó todo _telartículo: Me refiero a un gigantesco hecho, cuyos caracteres conviene eciSar•unpoco. '" .... ¡·'Desde hace casiun siglo sé habla de que los nuevos medios de•comuc ;9áción-··-·.de5plazamiento de personas; transferencia de productos y trans..ión de noticias-· hán aproximado los pueblos y unificado la Vida éhel aneta. Mas; como suéleacaecer, tódo este decir era una exageración.tasi foprelas cosas humanas comienzan por serleyendasy·sólo más tarde se :nyierten en realidades ..En este caso, bien claro vemos hoy que se trataba Jo.de una entusiasta anticipación. Algµnos de los medios. que habían de ,\if'.,efe~tiv~ éSáaproxi1m1ciór:t, exiStían ~a en p1ncipio -·vapores, (errqca..éS,.telégrafo;teléfono, Peiq ni se había aún, perfeccionado su invención se habían puesto ampliamente en.servicio,•Iii siquiera sehabíari ihventa-
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do los más decisivos, como son el motor de explosión.y la radiocomuni ción. El siglo XIX, emocionado .ante las primeras grandes conquistas de¡ técnica científica, se apresuró a emitir.torrentes de retórica sobre losr<
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Queda~;}~~ra d_e la _co_~_~ici~'~a~Í~~ 1~~~ ;qµ_~-~odeITICJ-~ ~1,arnqr 'dnven_tos el~~~~~fl1~.,~'.J
b,Uéba,=· ef fue-g0;-1~ _nleda;·el ciiuiSto_,:1a_vaSija, etcétera: ,Pr_e~arne~te por s~r els,upuestoi d~. !.9 lóS 'aeinüS_'y h3b"er S_idó '1ogradbs e-n·¡:)~tíodos milenarioS.~resulta'inuy difícil sú· ~b~pafaoi6n 1
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ttmenester grandes precauciones para acercarse a esa fiera con veleidades e:arcángel que suele ser el hombre. Por eso corre a lo largo de toda la histo'áJa·evolución de la técniéa de la aproximación, cuya parte más notoria y "ble es el saludo.Tal vez, conciertas reservas, pudiera 'decirse que las for·¡¡s del sab,tdÓ son función de la densidad de población; por tanto, de la disnaia normal a que están unos hombres de otros. En el Sáhara cada tuareg see un radio de soledad que alcanza bastantes millas. El saludo del tuag i:dmienza a cien yardas y dura tres cuartos de hora. En la China y el] apón., ·eblos pululantes, donde los hombres viven, por decirlo así, unos encima :Otros, nariz contra nariz, en compacto hormiguero, elsaludo y el trato se 'b' complicado en la más sutilycompleja técnica de cortesía; tan refinada, eill extremo-oriental.le producé el europeo la ünpresión de un ser grosero nsolente, con quien, en rigor, sólo el combate es posible. En esa proximidad ' perlativa todo es hiriente y peligroso: hasta Jos pronombres personales se 'ttvierten en impertinencias. Por eso el japonés ha llegado a excluirlos de Idioma, y en vez de «lú» dirá algo así como «la maravilla·presente» ;y en garde «yo» hará una zalemaydirá: «la miseria que hayaqui». · Si un sünple cambio de la distancia entre dos hombres comporta parejos esgos,;imagihen.Selos.peligros que engendra la súbita aproximación entre ·5.pueblos sobrev~enida enlos últimos quince o veinte' años. Yo creo que"no se ' reparado debidamente eh este nuevo factor y que urge prestarle atención. nSe ha hablado muc;ho estos meses de Ja intervención.uno intervención unos Estados en la vida de otros países; Pero n.o se ha hablado; almenas rr 5uficienie énfasis, de·la inter\rención que hoy ejerce de hecho la opiión.de unas naciones en la vida de otras, a veces muy remotas. Y ésta es ·ay¡ a mi juicio, mucho más grave que aquélla. Porque el Estado es, al fin y al bo; un órgano relativamente «racionalizado» dentro de cada sociedad. lis actuaciones son deliberadas y dosificadas ·Parla voluntad de individuos etenninados _.los hombres políticos-, a quienes no puede faltar un míe ' um de refléxióny sentido de la responsabilidad: Pero la opinión·detodo ':pueblb o de grandes grupos sociales es un poder elemental, irreflexivo 'rresponsable, que además ofrece, indefenso, su inercia al influjo de todas ' intrigas. No obstante,ila opinión públicasenSl! st1icto de un país, cuando inasobre la vida de su propio país tiene siempre «razón»,'enelsentido de ~nunca es incongruente éonlas realidades que enjilicia.:La: causa de ello 1 , ;0,bvia. Las realidades que enjuicia son lo que efectivamente ha pasado el isinosujeto que las enjuicia; Elpueblo inglés, al opinar sobre las grandes 'i!_stiones que afectan a su nación, opina sobre hechos que le han acanteó aél, que ha experimentado en su propia carne y en su propia alma, que vivido y¡ en suma, son él mismo. ¿Cómo va, en lo esencial, a equivocarse?
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La interpretación doctrinal de esos hechos podrá dar ocasión a las mayor· divergencias teóricas, y éstas suscitar opiniones partidistas sostenidas\)__ grupos.particulares; nias, por debajo de esas discrepancias «teóricaS!>l'l hechos insofisticables, gozados o sufridos por la nación, precipitan efi'éS. una «verdad» vital, que es la realidad histórica misma y.tiene unvaloty,J,\ · fuerza superiores a todas las doctrinas: Esta .«razón>> o «verdad» vivient ·· que, como atributo, tenemos que reconocer a toda auténtica «opinión:p_ blica», consiste, como.se ve, en su congruencia. Dicho. con.otras palaq_ obtenemos esta proposición: es máximamente improbable que en as:U:r( graves de su país la «opinión pública>>¡ ;carezca de la información mínl _ .necesaria para que su juicio no corresponda orgánicamente a• la reafi juzgada, Padecerá errores secundarlos y de detalle, pero tomada con ac.ti macroscópica, no es verosímil que sea una r~acción h¡congruente conilaJ' lidad, inorgánicaTespecto a .ella y,. por consiguiente, tóxica. Estrictamente lo contrario. acontece cuando se trata de la opinión/' un país.sobre lo. que pasa en otro. Es máximamente probable que esa: o nión resulte en.alto grado incongruente, El pueblo A piensay opina, de:j el fondo de sus .propias experiencias vitales, que són distiµtas de las pueblo B. ¿Puede llevar esto a otra cosa que al juego de. los despropósit He aquí, pues, la primera causa de una inevitable incongruencia;que:~ó podría.contrarrestarse merced a una cosa muy dificil, a saber: una inf9 ' ciónsajkiente. Como aquí falta la «verdad» de lo vivido, habría qúesus tuirla .con .una verdad de conocimiento. Hace un siglo no importaba que el pueblo de los Estados Unidost permitiese tener una opinión sobre lo que pasaba en Grecia; y que esa cip 7 nión estuviese mal informada. Mientras el Gobierno americano no actulli; esa opinión era inoperante sóbrelos destinos de Grecia. El mundo.!'!raié' ronces «mayan>; menos compacto y elástico .. La distancia dinámica:·en pu:ebloy pueblo e~a tan grandeque,cah1travesarla,Ja opiniónincongrn~. te perd:!a su toxicidad': Pero; en estos últimos años; los pueblos han entra en una extrema proximidad dinámica, y la opinión, por ejemplo, de gra~d grupos sociales• norteamericanos está interviniendo de ,hecho ,.,-,difeli( mente como tal opinión, y no su Gobierno-·-. en la guerra civil española:,\ propio digo de la opinión inglesa. . .· ; _ . . . , .• , . · Nadamáslejos de mi pretensión que todo intento de podar el albea·. a ingleses y americanos;: discutiendo su. a; opinar lo quecgt(s.té sobre cuanto les plazca. No es cuestión de «derecha>> o de la despredl! .. 'Añádase que eti estas opiniones jugaban siempre gran papel lasvigcnciiis Occidente. ':, ,
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·aseología que suele ampararse en ese titulo; es una cuestión, simplemen,' de buen sentido. Sostengo que la ingerencia de la opinión pública de os países en la•vida de los otros es hoy un factor impertinente, venenoso enerador de pasiones bélicas, porque esa opinión no está aún regida por a técnica.adecuf!da al cambio de distancia.entre los pueblos. Tendrá el ifi" elamericano todo. el derecho. que quiera a opinar sobre lo que ha paádby. debe pasar en España, pero ese derecho es una inimia si no acepll¡I ná obligación correspondiente: la de estar bien informado sobre la realidde la guerra civil española, cuyo primero y más sustancial capítulo.es su ·gen, las causas que la han producido . u Pero aquí es donde los medios. actuales de comunicación producen sus ,etas; parlo pronto, dañinos. Porque.la cantidad de noticias que constanc mente recibe un pueblo sobre lo que pasa en otro es enorme. ¿Cómo va ser·fácil persuadir al hombre inglés de que no.está informado sobre .el feó.~eno histórico que es la guerra civil española .u otra emergencia análoa? ,Sabe que los periódicos ingleses gastan sumas· fortísimas en sostener !J¡:responsales dentro de todos los países. Sabe que, aunque entre esos coesponsales no pocos ejercen su oficio.de manera apasionada y partidista, y muchos otros cuya imparcialidad es incuestionable y cuya pulcritud.en ánsmitir datos exactos no es fácil de superar. Todo esto es verdad, y; porU'elo es, resulta mu)' peligroso'. Pues es el caso que si el hombre inglés rec emora con rápida oje¡ida estos últimos tres o cuatro años, encontrará que 'anacontecido en el mundo cosas de.grave importancia paralnglaterra, ).que le han sorprendido. Como en la historia nada de algún relieve se pro" ífce súbitamente, no sería excesiva suspicacia en el hombre inglés admitir :hipótesis de que está mucho menos informado de lo que suele creer, o que 'áinformación tan copiosa se compone de datos externos, sin fina persettiva, entre los cuales se escapa lo más auténticamente real de la realidad. .teJemplo más claro. de. esto, por sus_formidables dimensiones, es el hecho ·gante.que sirvió a este articulo de punto de partida: el fracaso del pacifisoinglés, de veinte años de política internacional inglesa, Dicho fracaso .~clara estruendosamente que el pueblo inglés -a pesar de sus innumera-
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bles corresponsales- sabía poco de lo que realmente estaba aconteciell' en los demás pueblos. _ Representémonos esquemáticamente; a fin de entenderla bien, la co'' plicación del proceso que tiene lugar; Las noticias que el pueblo A red del pueblo B suscitan en él un estado de opinión-sea de amplios grupos de todo el país:'Pero como esas noticias le llegan hoy con superlativait pidez, abundancia y frecuencia, ésa opinión no se mantiene en un plan niás o menbs «contemplativo», como hace un siglo, sino que, irremediabr mente, se carga de intenciones activas y toma desde luego un carácter Qé:1 tervención. Siempre hay; además, intrigantes que, 'por motivos particull\r' se ocupan deliberadamente erihostigarla. Viceversa; el pueblo B recibe' ta ' bién con abundancia, rapidez y freéuenciarioticias de esa opinión lejana,' su nervosidad, de sus movimientos, y tiene la impresión de que el extrañ con intolerable tinpertinencia, ha invadido su país, que está allí; cuáSi"pr sente, actuando;'Pero esta reacción de enojo sdnultiplica hasta la exasp ración porque el pueblo B advierte, almismo tiempo; la incongruericfa'e · tre la opinión de A y lo que en B, efectivamente; ha pasado; Ya es irritanf que·elprójimnpretenda intervenir en' nuestra vida, pero si adernás'rev'el ignoraq:ior completo nuestra vida, sri audacia provoca en nosotros fren ' Mientras en Madrid los comunistas y sus afines obligaban, bajo·;]' más graves amenazas, a escritores y profesores a' firmar manifiestos, klí blar por radio, etcétera, cómodamente sentados en sus• despachos o ·errs' clubs, exentos de toda presión, algunos de los principales escritores ingles' firmaban otro mariifiestó donde se garantizaba que esos comunistasysu afines eran los defensores de la libertad. Evitemos los aspavientos y las fr ses, pero déjeseme invitar al lector inglés a que imagine cuál pudo ser' primer movimiento ante hecho semejante, que oscila entre lo grotesco y'1 trágico. Porque no es fácil encontrarse con mayor incongruencia. Podo tuna,-he cuidadodurante •toda.mi-vida de montar.en.mi.apara to psicofisiC uri sis terna muy fuerte de inhibiciones y frenos----acaso la civilización no·' otra cosa que ese montaje-·-y, además,: corno Dante decía' : 'r
che saetta previsa vieit pifl lei1ta, no contrib~yó a.debHita~e la sorpresa. Desde hace riiuc:hos.años me oc pq en.hacer TI()tar. la frivoÚdady la irresponsabilidac;Ifrecue11te~ en. lectual europeo; que he denunciado como unfactor de primera magni' ' e'I).trflas cau_sás delpresente desorden.. Pero esta mod.eracióri que pof'~* ostentar, ]1C)' 1inatiiral». Lo nau,ir~l sería que y() estuviese ah'<;íJ:íi;'¡! guerra apasionada contra•esos escritóres•ingleses: Por eso es un ejemp
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pueclc)
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es
~bncreto del mecanismo belicoso que ha creado
el mutuo desconocimiento
e'ntre los pueblos. - ·1c Ha'ce unos días, Alberto Einstein se ha creído con «derecho» a opinar obre la guerra civil española y tomar posición ante ella. Ahora bien, Alberto - _ inst'ein u~ufruct;úa'una,ign:orancia radical sobre lo que ha pasado en Espaaiahora, hace siglos y siempre; El espíritu que lelleva a esta insolente in'rvención e5 'el níismo que desde hac:e mu_cho tiempo viene causando el esprestigio universal del hombre intelectual, el cual; a su vez, hace que · 9yvaya el mundo a la deriva, falto de pouvoir spilititeL ér•'Nótese que hablo dda guerra civil española como un ejemplo entre uchos; eliejemplo que más exactamente me consta, y me reduzco a pro'u.rar que el lector inglés admita pbr un momento la posibilidad•de que o:está bien informado; 'a despecho de sus copiosas «informaciones». Tal ez· esto le 'ffiueva a corregir' su -insuficiente conocimiento de las· demás 'adanes, supuesto elmás decisivo para que en el mundo vuelva a reinar norden. ·•f:'Perohe aquí otro ejemplo más general. Hace poco; el Congreso del a'rtido Laborista rechazó, por 2.100.000 votos contra 300.000, la unión on los comunistas, es deCit, la formación en Inglaterra de un «Frente Poularn. Pero ese mismo partido. yla masa de opinion que pastorea se ocupan · 'favorecer yfomenqrr; del modo'más concreto y eficai, el «Frente Popular» 'ue se:haformado enqtros países. Dejo intacta·lá cuestión de si un «Fren·e:Popularn- es una cosa benéfica o catastrófica;yme reduzco a confrontar dos compórtamieritos de uri misrno' grupo de opinión; y a subrayar su nociva'Íncongruencia. La diferencianumerica en la votación es de aquellas diferencias cuantitativas que, según Hegel, se convierten automáticamente en diferencias cualitativas, Esas' cifras muestran que, para el bloque del Partido Laborista; la unión cairel comunismo, el «Frente Popularn; no es una·cues.·ón:de más o de menós;sinci que lo considerarían corno un morbo terrible ara la nación inglesa;• Pero es el caso que, al mismo tiempo', ese mismo grupo _e1opiriión'se ocupa en cultivareseinismo mkrobio en otros países"y esto "una intervención; más aún; podría decirs.e que: es una intervención guec ~ra, puesto que tiene no pocos caracteres de la guerra química. Mientras eproduzcan fenómenos'cbmo éste, todas las esperanzas de que la paz reine n e1'mundo són; repito, penas de amor perdidas. Porque esa incongruente Conducta, esa• duplicidad de 1a opinión laborista sólb irritación puede insirar fuera·de Inglateria: - '" ''-·"' }'1• Y me parecería vano óbjetár que esas inteniencionesirritan a una parg'del •pueblo interveriido, pero complacen, a la•citra. Ésta es una observaion demasiado obvia para que s'ea verídica. ·La parte del país' favorecida
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momentáneamente parla opinión extranjera procurará, c::laro está, benefi,. ciarse de esa intervención. Otra cosa fuera pura tontería. Mas por debajo d,~ esa aparente y transitoria gratitud corre el proceso real, del~ vivido por,~ país entero. La nación: acaba por estabilizarse en:«Sll verdad», en lo que.efec~ tivamente ha pasado, y ambos partidos has tiles coinciden en ella, declái:e ' lo o no. De aquí que acaben por unirse contra fa. incongruencia de la opinió extranjera. Ésta sólo puede esperar agradecimiento perdurable en la mecli¡ da en. que, por .azar, acierte o .sea menos incongruente1.con esa. VÍVÍ(!Ilf «verdad». Toda realidad desconocida prepara su venganza:.No otro e¡;;e, origen de las catástrofes en la historia humana. Por.eso será fl\nesto todo Íll tento.de.clesconocer.queun pueblo es, como una persona; aunque de otr. modo y por otras razones; .una intinÍidad ...,.,.por tanto,.un sistema d,e sec:(' to~ que no puede ser descubierto, sin más, qesde fuera. No piense ellect0 en nada vago ni en nada místico: Tome cualquiera.función colectiva., Po ejemplo, la lengua. Bien notorio .es que resulta prácticamente imposible ~.d. nacer íntimamente un idioma extranjero por mucho que se le estudiéo·¿Y1n será una insensatez creer cosa fácil el conodmie:µto dela ~ealidad polític · de un país extraño?. •. . . · • , : . ·· . · . · • Sostengo; pues; que l,a nueva estructura del mundo convierte los mo' .vimientos.de la.opinión de un país sobre lb que pasa enotro-movimierit. , que antes eran casi innocuos-. en auténticasinéursiones"'·Esto·bastaiía,~ explicar por qué, cuando las naciones europeas parecían más.próximas a:'l!I\ superior unificación, han comenzado repentinamente a cerrarse hacia dell; tro de sí misi:nas, a hermetizar sus existencias, las unas frente a.la,s·otras¡jy a convertirse las [renteras en escafandras aisladoras. Yo creo.que hay aquí un nuevo problema de primer orden para la dis:i ciplina internacional; qu.e co.rre,paralelo al.del derecho, tocado más arribá'. Como. antes p.ostulábamos. una nueva técnica jurídica;: aquí reclamamo tiria nüevatétnica ·de trato entre.los pueblos: En Inglaterra ha aprendido: individuo a guardar ciertas.cautelas.cuando se permite.opinar sobre.otro;i. dividuo. hlay la ley del libelo y haylaformidable dictadµra de las ~·bl.\en ·• maneras¡¡. No hay .razón para que no sufra análoga .regulación la.opinión d. unpueblosobreotro ... , : ••:;•:: : . •.: • · ,, .•. :·: .L:·1sTr Claro que esto•supone estar de.acuerdo sobre un principio. básico:po bre éste: que los pueblos, que las,nacionés existen. Ahora bien: elviejo,:., barato «internacionalismo», que ha eng!!ndrado;las presentes angusti<15; pensaba, ~n el fondo, lo contrario. Ninguna de sus.doctrinas yactuacioll'. es comprensible sino. se:.descubre.en su raíz el'desconocimiento delo qu: es una nacióny de que eso que.son las nacionep constituye unáforrn\dabl, realidad situada en el mundo y con que hay que contar: Era un curioso:i •.
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~ternacionalismo•aquél
que en sus cuentas•olvidaba siempre el detalle de que'hay naciones': · •Tal vez el lectorreclame:ahora una doctrina positiva.:Notengo incon. eniente en declarar cuál es la mía; aun exponiéndome a todos los riesgos euna enut)ciacióp. esquemática .. · ·ril" En el libro The Revolt of the Masses', que ha sido bastante leído en leninglesa, propugno y aimncio el advenimiento de una forma· más avanda de convivencia europea, un paso adelante en la organización jurídica ;política de su unidad. Esta idea europea es de signo inverso a aquel absso internacionalismo, Europa no es, no será; la ínter-nación, porque eso ignifica, en claras nociones de historia, un hueco, un vacío y nada. Europa éiil'la ultra"nación. La misma inspiración que formó las naciones de Occi, ente sigue actuando en el subsuelo con la lenta y silente proliferación de los corales. El descarrío metódico que representa el internacionalismo impidió ver que sólo al través de una etapa de nacionalismos exacerbados se puede llegar a la unidad concreta y llena de Europa. Una nueva forma de , "da no logra instalarse en el planeta hasta que la anterior y tradicional no se ha ensayado en su modo extremo. Las naciones europeas llegan ahora a sus propios topes, y el topetazo será la nueva integración de Europa. Porque de o se trata. No de laminar las naciones, sino de integrarlas, dejando al Ocidente todo su rico reJieve. En esta fecha, como acabo de insinuar, la sociedad europea parece vola,tilizada. Pero fuera un error creer que esto significa desaparición o definitiva dispersión. El estado actual de anarquía y suerlativa disociación en la sociedad europea es una prueba más de la realidad que ésta posee. Porque si eso acontece en Europa es porque sufre una .crisis de su fe común, de la fe europea, de las vigencias en que su socialización consiste. La enfermedad por que atraviesa es, pues, común. No se trade que Europa esté enferma, pero que gocen de plena salud estas o las tras naciones, y que, por tanto, sea probable la desaparición de Europa y su stitución por otra forma de realidad histórica-por ejemplo: las naciones eltas o una Europa oriental disociada hasta la raíz de una Europa occiden1. Nada de esto se ofrece en el horizonte, sino que, como es común y eupea la enfermedad, lo será también el restablecimiento. Por lo pronto, endrá una articulación de Europa en dos formas distintas de vida pública: forma de un nuevo liberalismo y la forma que, con un nombre impropio,
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Los peligros mayores, que como nubes negras se amontonan todavia en el horizonte, no _rovienen directamente del cuadrante político, sino del económico. ¿Hasta qué punto es inevitable _na pavorosa catástroíe económica en todo el mundo? Los economistas debían darnos ocasión ara que cobrásemos confianza en su diagnóstico. Pero no muestran ningti:n apresuramiento. 2 Traducción inglesa del presente libro. George Allen &: Un\vin. Londres.
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se suele llamar «totalitaria». Los pueblos menores adoptarán figuras;;· transición e intermediarias. EstQ salvará a Europa. Una vez más resul ··· patente que toda forma de vida ha menester de.su antagonista. El «totali rismo» salvará al «liberalismo», destiñendo sobre éi, depurándolo;y1g{ cias a ello veremos pronto a un nuavo liberalismo templar los regímen autoritarios. Este equilibrio puramente mecánico y provisional permi · una nueva etapa de mínimo reposo, imprescindible para que vuelvaa:.b{ tar,.en el fondo del bosque que tienen las almas, el hontanar de una mi~ fe. Ésta es el auténtico poder de creación histórica, pero no mana en me···· de la alteración, sino en elrecato del ensimismamiento. '
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MISIÓN DELA UNIVERSIDAD
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LA CUESTIÓN FUNDAMENTAL '"as condiciones acústicas del Paraninfo universitario me impidieron desa· ouar· en su integridad mi conferencia «Sobre reforma universitaria». En quel local, que rezuma la amarga tristeza de todas las capillas exclaustradas füen que fuese capilla, bien que no lo fuese, mal que sea ex-capilla-·-, la voz él
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La reforma universitaria no puede reducirse, ni siquiera consistt principaln:iente, a la corrección de abusos. Reforma es siempre creación usos nuevos. Los abusos tienen siempre escasa importancia. Porque una dos: o son abusos en el sentido más natural de la palabra, es decir, casos a' lados, poco frecuentes, de contravención a los buenos usos, o son tan frectie tes, consuetudinarios, pertinaces y tal.erados que no ha lugar a llamar! • abusos. En el primer caso, es seguro que serán corregidos automáticament en el segundo, fuera vano corregirlos, porque su frecuencia y naturalida'° indican que no son anomalías, sino resultado inevitable de los usos que so malos. Contra éstos habrá que ir y no contra los abusos. · Todo movimiento de reforma reducido a corregir los chabacanos ab sos que se cometen en nuestra Universidad llevará indefectiblemente a u•· reforma también chabacana. Lo importante son los usos. Es más: urí síntoma claro en que se conq cuándo los usos constitutivos de 'uha)nstittféióh son acertados, es q aguanta sin notable quebranto una buena dosis de abusos, como el homb sano soporta excesos que aniquilarían al débil.. Pero a su vez.una institució no puede constituirse en buenos usos sino se ha acertado con todo-rigor. determinar su miSión. Una institución es una máquina, y toda .su estructura yfuncionamfü to .han de ir prefijados por el servicio.que de ella se espera. En otias;pál bras: lá, raíz de. la reforma universitaria: está en acertar plenamente con'.s. miSióni Todo cambio, adobo, retoque de esta nuestra casa que nci patt\l{d, haberrevisado.previamente.conenérgicadaridad, con decisión yveracidtf el problema de su misión, serán penas de·ámor'perdidas. Por no hacerlo así,. todos los intent(JS de mejora, en algunos casos m vidos por excelente voluntad, incluyendo los proyectos elaborados hace añ. por el Claustro.miSmo no han servido ni pueden servir de nada, no lograrán .único.sufü:iente.e.iihprescindible.para.que.un.ser. :-"-:individua]p.colectiv.: exista con plenitud,. a saber: colocarlo en S? verdad, darle su autenticida no empeñamos en·que sea lo que no es; falsificando su destino inexora con nuesLTo arbitrario deseo e ... •,. Entre esosintentos de los últimos quince años,-..-no hablemo~ deJl peores--:, los mejores,•en vez de plantearse directamente, sin perrnitiÍseL cape, la cuestión de·«¿para.qué.existe: ,está ahLy'tiene que estar laUniv... sidad?.>>, han hecho lo más cómodo :Ylo más 'estéril: mirar de reoj olo .qn.e· hacía en las Universidades de pueblos ejemplares, · ' . . . ": . No censuro que nos informemos mirando al prójimo ejemplar;cal co trario, hay que hacerlo; pero sin que ello pueda eximimos de resolve¡- lue nosotros originalmente nuestro propio destino. Con esto no digo que h
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\íe·ser «castizo» y demás zarandajas. Aunque, en efecto, fuésemos todos hombres o ·países-- idénticos, sería funesta la imitación; Porque al imitar ¡udi¡nos aquel· esfuerzo creador de lucha con el problema que puede habrilos.comprender el verdadero sentido y los límites o defectos de la solu.ión·que i!11itam~s, Nada, pues, de «casticismo»; que es, 'en España sobre odo, pelo de la dehesa. No importa que lleguemos a.las miSmas.conclusioés,y formas que otros países; lo importante es que lleguemos a.ellas por "uestro pie, tras personal combate con la cuestión substantiva miSma. , ¡;.Razonamiento erróneo de los mejores: la vida inglesa ha sido, aún es, a maravilla; luego las instituciones inglesas de segunda enseñanza tienen 'eser ejemplares, porque de ellas.ha salido aquella vida.La ciencia alemaa~•un prodigio; luego Ja Universidádalemana es una institución modelo, 'iíesto que engendra aquélla. Imitemos las instituciones secundarias ingleas y.la enseñanza superior alemana. ,r, El error viene de.todo el siglo XIX. Los ingleses derrotan.a Napoleón 1: •a batalla de Waterloo ha sido ganada por los campos de juego deEton». ismarck machaca a Napoleón 111: «La guerra del 70 es la victoria del maes. 0 de escuela prusiano y del profesor alemán». .>.Esto nace de un eJTorjimdamental que es precisb anw1car de las cabe' y .consiste en suponer que las naciones son grandes porque su escuela · elemental, secundaria o superior'- es .buena. Esto es un residuo de la á.tería ~!idealista» d~l siglo pasado.,Atribuye a la escuela una fuerza que .",'tiene•ni puede tener. Aquel siglo, para entusiasmarse y aun estimar hon_amente algó, necesitaba exagerarlo, mitologizarlo. Ciertamente, mando ~füi nación es grande es buena también su escuela. No hay nación grande ~isu escuela no es buena. Pero lo mismo debe decirse de su religión, de su olítica, de su economía y de mil cosas más. · ).: La fortaleza de una nación se produce íntegramente. Si un pueblo es liticamente vil, es vano esperar nada de la escuela más perfecta. Sólo cabe tonces. la escl\ela de, minorías que viven aparte y.contra el resto del país. ·-~º u,u día loseducados en ésta influyan en la vida· total de su país y a~ vés.de su totalidad consigan que lá escuela nacional(y no la excepcioHsea buena. ·. · ,, . , . .. . .. .•' Principio de educación: la escuela; como .institución normal·. de un ís, depende mucho más del. aire público en que íntegramente flota que :H ~ire pedagógko artificialmente producido dentro, de sus muros. Sólo ·~ndo hay ecuación entre la presión de uno y otro aire la escuela es buena. · Consecuencia: aunque fuesen perfectas la segunda enseñanza inglesa ~1Jniversidad alemana, serían intransferibles, porque ellas son sólo una orción de sí mismas. Su realidad íntegra es el país que las creó y mantiene.
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Pero, además, este razonamiento erróneo y de circuito corto impid a los que en él'cayeron mirar de frente a esas escuelas y verlo que; ell como tales instituciones o máquinas, eran. ·Confundían éstas con lo qtie' ellas porfüerzahabía de vida inglesa, de pensamiento alemán. Pero cotif no es la vida inglesa ni .el pensamiento alemán lo que podemos transpoi · aquí, sino,;a lo sumo, sólo las instituciones pedagógicas' escuetas y co\i). tales, importa mucho que se mire lo que éstas son por sí, abstrayendo drd virtudes ambientes y generales de esospaíses; Entonces se ve que 'la Universidad alemana es, como i11Stítució1i, u cosa más bien deplorable: Silaciericia alemana tuviese que nacer puram te delas virtudesinStituCionales de la Universidad; sería bien poca cosa.ar fortuna; el aire libre que orea ahhlla 'alémaira está cargado de. iÍlcitación y' dotes para la ciencia y suple defectos·garrafales·de'su Universidad,.No'c' nazco bien la segunda enseñanza inglesa; ¡:iero lo que entreveo de ella hace pensar que también e5 defectuosísi¡na como régimeninstitucio11aL;, · Mas no se trata de apreciaciones mías. Es un hecho que en Inglaterra! segunda enseñanza y en Alemania la Universidad están en crisis. Crítica;i dical de esta última por el primer ministro de Instrucción prusiano despu de instaurada la República: Becker. Discusión que sigue desde entonces. Por contentarse con imitar y eludir el imperativo de pensar o repens por sí mismos las cuestiones, nuestros·profesores mejores viven en todd co unespíritil quince o veinte años retrasado, aunque en el detalle de sus cíe cías estén al día. Es el retraso trágico de todo el que quiere evitarse él; fuerzo de ser auténtico', 1de: crear sus propias cohvici:iones. El númeró'd. años de este retraso no es casual. Toda creación histórica-ciencia, política·• proviene de cierto espíritu o modalidad de la mente humana. Esa modalida. aparece con una pulsación o ritmo fijo-con cada generación. Una geríerá ción, emanando de su espíritu, crea ideas, valoraciones, etcétera. .El qu imita esas creaciones tiene que esperar a que estén hechas, es decir, a que:cb cluya su faena' la generación anterior, y adopta sus principios cuandó'em piezan a decaer y otra nueva generaéión:inicia ya su reforma, el reino de. nuevo espíritu; Cada generación lucha quince años para vencery ti~nén., gencia sus modos otros quince años. Inexorable anacronismo de los'pí( blos imitadores o sin autenticidad. · ·Búsquese en el extranjero información, pero no modelo; · 'No hay; pues, manera de eludir el planteamiento de la cuestión cap! ¿cuáhsla misión de la Universidad?
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.:¿Cuál es la misión de la Univ.ersidad? A fin de averiguarlo, fijémonos en 'que de hecho significa hoy la Universidad, dentro yfuera de España. Cuae5quiera searrfas diferencias de rango entre ellas, todas lasUniversidades euopeas ostentan una fisonomía que en sus caracteres generales es homogéneai. ... Encoptramc)s,:podo pronto, que la Universidad la institución donde 'eciben la enseñanza superior casi todos los que en cada país lá reciben. 'El
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¡j .1. Se suele.e.Xagerar,· por ejern¡jlo 1 la discrepancia entre la. Universidad iilglesa.y la contital1 n.o adyirtiendó.qu~ las diferencias 111ayores ~o va11.a cuenta. de .I~ ,Ui;iivers~dad,.~no d!!l -~liarísimo __ caráct'er ingléS; .Lo .que importa Co~par
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iéndenci8S domin'antes hoy en lós organismoS universititrios; y no el grado desll realiZ3.ción', As-t; la teriacidad COnservadOra del inglés le hace man- , que.no só;lo reconoce él mismo como extemporáheaS,' sino que en la realidad de la vida universitaria británica valen como meras ficciones. Me ~nff:Cerfa ridrCulo que se creyese alguien con derecho a cOartíir eralbedríb' del inglés, censuránle porque se dio el lujo, ya que lo quiso y lo pudo, de sostener, muy a sabiendas,· esas ficciones. ,_f~ ~o.sería menosi~oce.nte to:~arla.s en se.ri.o, ~decir, suPOne(que el in,glés :;e ,hape i.lu~ion~ bre·su cafácter ficticiO. En los estudios sobre lit inslititción universitaria ingl~a que hé: leido sé ~e.'siempreen la exquisita-trampa de lá irbnia y' del cdntirigÍeSes.-No se advierte que si Inglaterra .!?5.~IYª el. ~pect9 no profesion~l 4e SU:? _Uaj.yersi.4ades y !a pel.uca de su~ ma~.tra~o~ n.o;es,.por_,se obstine·,en creer_actu_ales aquél y és:La,.~ino. todo lo contrario, porqu~son. cosas an~_i;u~das, o ysllperfli.tidad. De·otro modo, lujo,' dfporte, culto y otras'cosas más hondas que ~l inglés ca en esas apariencias. Pero, eso si; bajo la péluca hitce manar la justicia rnás·moderna; y bajo .CfR?fCto no pr.ofesional, la ,Universidad inglesa. se ha hecho en}os ül~mos _c\]arenta añ_os. tan .~~esion,al ~onio c~alciuier'otra. · . . , .. , · , :· : . ., . .·. ·' 1 ' ' ·Tampoco tiene lá más ligera importancia pai-a nuestro tema radical-misión de la Univerad~~que liís UniV:ersidades_inglesas no sean inStitutos del Estado, Este hecho, de alta·signi~' ,·P.q _para la ~da ,e 4is_tp:ri~ c,l~f pu.eb_lo. inglés, no irppi,d~ q~~ su, lJniv,e~s.idad ac~e. ~El.~'?. esenc.ial iiio las estatál~ dércóntinenté._Apur·ando las cosaS~. veri~iia a T~ltaf.qu.e también en lnglate"f h las Universidades institriciones del Esuidó, sólo que el iñgléS entif:ndepof·el Estado cosa muy r ..fi~ta que el continente. Quiero·.decir.con todo esto: primero, que ~as en_ormes diferencias exis~,tes.enf:I:e las Uniyersid~~.es de los dis,ti1:it9s,p_aise,s no.so.TI ~Il;tO dire.rencias.universitaJias somo .,loS países, ysegurtél(f, que' el héC:ho rítás saliente de los ültlmoS cirícu'enta años es el moviffii~n~ 'de· Corivergencia' en todás las UniverSidades europeas,· que las va hacie'.ndo homogéneas)· · '
qú~ es, naturalmente, distinto aquí y allá. te~~r apa1ieneias en sus lnstitut.os superiores
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uriiversitarios. Segunda, la .tarea de hacer porosa la Universidad al obrero en mínima parte.cuestión de la Universidad y es casi totalmente cuestión'd' Estado. Sólo una grahreforma de éste hará efectiva aquélla. Fracaso de tod¿ los intentos hasta ahora hechos, como «extensión universitaria>>, etcétera¡ Lo importante ahora es dejar bien subrayado que en la Universidaclre ciben la enseñanza superior todos los que hoy la reciben. Si mañana latec' ben mayor número que hoy, tanta más fuerza tendrán los razonamient' que siguen. ¿En qué consiste esa enseñanza superior ofrecida en la Universidáda¡ legión inmensa de los jóvenes? En dos cosas: · A) La enseñanza de las profesiones intelectuales.; · . B) La investigación científica y la preparación de futuros investigado(· La Universidad enseña a ser médicg..; farmacéutico, abogado,juez,.nci tario, economista, administrador público, profesor de ciencias yde letras e la segunda enseñanza, etcétera. . Además, en la Universidad se cultiva la ciencia misma, se inve5tigaydí .. enseña a ello. En España esta función creadora de ciencia y promotora d. científicos está aún reducida al mínimum, pero no por defecto de1a Univ ·. dad, como tal, no por creer ella que no es su misión, sino por la notoriáfal devoc.aciories científicasyde dotes para lainvestigaC:iónque estigrrializ:a nuestra raza. Quiero decir que si en España se hiciese en abündancia cieiléL. se haría preferentemente en la Universidad, como acontece, más omenos; los otros paíSes. Sirva este punto de ejemplo para qué no sea necesario repéü' lo mismo a cada paso: el.terco retraso de España en todas las actividades iriie lectuales trae consigo que aparezca aquí en estado germinal o de meratéri dencia lo qi,te eµ otr~ p¡¡rtes yi:ve ya ~ºl:\ plenp desf!rrolki, Para el plante miento.radicaldelasuntouniversitario; queahora.ensayo, . esas diferencias, grado en la evolución son ihdiferentes. Me basta conelheCho de que to~as refoirnás de los. último.s afias acusan decidid¡nnenle él propósito de acrectj:' nuestrás Universidades eÍ trabajo de investigación y la labor educadora: científicos, de 01ientar la institución entera en este sentida:.No .se nie estoWé andar con objeciones triviales o de mala fe. Es de sobra kotmio que gui:stT p~ofesores mejores' los que más.influyen en el proceso de las refo~as ~: :versitariás, piensán que m1estrplnstituto deb,e.!!!IlPªf~jlflI~e én este pull,to~, lo. que hásia hoy".enian haciendo los extranjeros. Con esto me basta. ··· · •·· ·La enseñanza superior consiste, pues, en profesionalismo e investig· cíóif Sin afrontar a'hor.a eltelilá, aiiOterrios de paso iiüe~tra soipresa,a¡'y juntas y fundidas dos tareas tan dispare5 .• I'o~que ~o hay duda: ser abogad
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úe±; médico, boticario, profesor de Latín o de Historia en un Instituto
de Senda Enseñanza, son cosas muy diferentes de ser jurista, fisiólogo, bioquí.ca; filólogo; etcétera; Aquéllos son µombres de profesiones prácticas, éstos nnombres de ejercicios puramente científicos. Por otra parte, la sociedad ecesita ~uéhos_médicos, farmacéuticos, pedagogos; pero sólo necesita un úmero reducido de científicos'. Si necesitase verdaderamente. muchos de · ·tos sería catastrófico, porque la vocación para la ciencia es especialisima e ecuente. Sorprende, pues, que aparezcan fundidas la enseñanza profec onal, que es -para todos, y la investigación; que es para poquísimos. Pero ede la. cuestión quieta hasta dentro de unos minutos. ¿No·es la enseñan~ 'superior más que profesionalismo e investigación? A simple vista no desb¡imos.otra cosa. No obstante, si tomamos la lupa y escrutamos los planes e·enseñanza nos encontramos con que casi siempre se exige alesfudiante, . bre su aprendizaje profesional y lo que trabaje en la investigación, la asislencia a un curso de carácter general-Filosofía; Historia. ' 15;• No hace falta aguzar mucho la pupila para reconocer en esta exigencia Iiúltimo y. triste residuo de algo más grande e importante. El síntoma de tjl! algo es residuo .-en biología .~orno en historia-. éonsiste en que no se · omprende por qué está ahí. Tal y como aparece no sirve ya de nada, y es r~ciso retroceder a otra época de la evolución en que se encuentra comíleto y.eficiente lo que hoy es sólo un muñón y un resto 1; La justificación ·uehoy se da a aquel, precepto universitario es muy vaga: conviene -se ·ce= que el estudiante reciba algo de «cultura general». «Cultura general». Lo absurdo del término, su filistéismo, revela su inceridad. «Cultura»; referida al espíritu humano -y no al ganado o a los ereales-, no puede ser sino general. No se es «culto» en física o en mateática. Eso es ser.sabio en una materia. Al usar esa expresión de «cultura eneral» .se declara la intención de que el estudiante reciba algún conoci~ · ·ento ornamental y vagamente educativo de su carácter o de su inteligencia. ·~ta tan vago propósito tanto da una disciplina como.otra, dentro de las que · :consideran menos técnicas y más vagarosas:· ¡vaya por la filosofía, o .por ·.historia, o parla sociología!. ESte nümefO'tierie que S~r mayor qüe:ellogtadri hásta·hoy; pero auit 8sí: incbrriparable:.. ente menor que el de las otras profesiones. 1 lmaginese el conjunto de la vida primitiva. Uno de sus caracteres generales es la falta de ..·eguridad personal. la aproximación de dos personas es siempre peligrosa, porque todo el mun·º"'ª armado: Es preciso, pues; asegurar.elace·rcamiento mediante.normas y ceremonias en que ,8~le que s~ han deja~o .las armas y qtie la mano no va súbitamente a tom.ar :una que se lleva es.Qndida•.Para: este fin,Jo mejor es que al acercarse cada: hombre agarre la mano del otro, la mano flfiUtar, que es normalmente la derecha. Este es el origen y ésta la eficiencia del saludo con apre,Dn de manos, que hoy; aislado de aquel tipo de vida, es incomprensible y,. por tanto,.un residuo.
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Pero el caso es que si brincamos á la época en que la Universidad: creada-Edad Media-·; vemos que el residuo actual•es la humilde supe venda de lo que entonces constituía, enterá y propiamente, la en5eña superior.· La Universidad medieval no investiga 1; se ocupa muy poco de-pro sión; todo es ... «cultura general» ·---teología, filosofía, «artes». Péro eso que hoy llaman «cultura general» no lo era para la Edad Me no era ornato de la mente o disciplina: del carácter; era,-por el cóntrariof sistema de ideas sobre el mundo y la humanidad que el hombre de eritob. poseía. Era, pues, elrepertorio de convicciones que había de dirigir efe vamente•su·existencia: - - :•La vida·esun caos, una selva salvaje; una confusión. E1' hombre sepl de en ella. Pero su mentereacciona ante esa sensación de naufragio yper miento:- trabaja por encontrar en la selva «vias», «caminos»'; es decir: ide claras y firmes sobre el Universo, conVjcciones positivas sobre lo que:s las cosas y el mundo. El conjunto, el sistema de ellas, es la cultura en else tido verdadero de la palabra; todo lo contrario, pues, que omamentmCfül ra es lo que salva del-naufragio vital, lo que permite al hombre vivir stn·qtj su vida sea tragedia sin sentido o radical envilecimiento:: · No podemos vivir humanamente sin ideas. De ellas depende:ló•qu hagamos; y vivir no es sino hacer esto o lo otro. Así el viejísimo libro•del_ India: «Nuestros actos siguena nuestros pensamientos com6-la-ruedá: · carro sigue a la pezuña del buey». En tal sentido --'c¡Ue por si mismo no:tt ne riada de intélecttialista'---- somos nuestras ideas. -Gedeón, en este caso sobremanera profundo, haría constar que•:' hombre nace siempre en una época. Es decir, que es llamado a ejercitad vida en una altura determinada de la evolución delos destinos humanós~ hombre pertenece consubstancialmente a una generación; y toda generad se instala no en cualquier parte, .sino muy precisamente sobre la anterf · Esto significa que es forzoso vivir a1a altura de los tiempos'; y muy esp'ec' mente a la altura de las ideas del tiempo:-• Cultura es el sistema vital de las ideas en cada tiempo. Importa unc6. no que esas ideas o convicciones no sean, en parte ni en todo, científicasrG_ tura no es ciencia. Es característico_ de nuestra cultura actual que granpq
bn de su contenido proceda de la ciencia; pero en otras culturas no fue así, gstá.dicho que en la_ nuestra lo sea siempre en la misma medida que ahora. 0:.Comparad·a con lamedieval,laUniversidad contemporánea ha corneado enormemente la enseñanza profesional que aquélla en germen ;porcioµaba,y,ha añadido la investigación quitando casi por completo la eñ_anza o transmisión de la cultura,_: rn Esto ha sido evidentemente i'ina atrocida_d. funestas consecuencias de 0 _que ahora paga Europa. El carácter catastrófico de la situación preseneuropea se debe a que elinglés medio, eHrancés medio, el alemán medio oÍl::incultos, no poseen el sistema vital.de ideas sobre el mundo y el hombre i;respondientes al tiempo. Ese personaje medio.es el nuevo bárbaro; retra_0 co1irespecto a síl época, arcaico y p1imitivo en 'comparación con laterri_actualidad y fecha de sus problemas]. Este nuevo: bárbaro es principal- nte el profesional, _más sabio que-nunca, pero más;inculto también-el eniero, el médico~ elabogado, elcientífÚ:o. lqnDe esa barbarie inesperada, de ese esencial y trágico anacronismo tie. n-lá culpa sobre todo las pretenciosas Universidades del siglo XIX;las de 'dos los países, y siaquélla, en:el frenesí de una revolución, :las arrasase, ;faltaría la última razón para quejarse. Si se medita bien la cuestión ~e ·a~a por reconocer que su culpa no queda compensada c_on el desarrollo, ;,verdad prodigios9,genial;que ellas mismas han dado ala-ciencia:;No ' mas paletos de la ci¡:ncia. La ciencia es.el.mayor portento humano; péro Úncima _de ella está la vida humana misma que la hace posible. De aquí ·e.un crimen contra las condiciones eleméntáles de ésta no pueda ser mpensado por aquélla. ,:;::Elmal es tan.hondo ya y taI\ grave que difícilmente me entenderán las heraciones anteriores a.la vuestra,-jóvenes!·LEn el libro de un pensador chino, que vivió por el siglo -IV antes de _tisto, Chuang Tsé,. se hace hablar a personajes simbólicos; y uno de ellos, ~uien llama el Dios del Mar del N!)rte, dice: «¿Cómo podré hablar del:m')r la_ rana si no. ha salido de su charca? ¿Cómo podré hablar del hielo con •pájaro de estío si está.retenido en su.estación? ¿Cómo podré hablar con el bio acerca de la Vida si es prisionero de su doctrina?»
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*** Ló:cual no es decir que en la Edad Media·n¡;i ·seinVestigase.. , :,: ; ·; i __ . ,· : De aquí que en el comienzo de todas las cultitráS apárezc: ,,• ___, -J,-':,it:_Emt . ~Sobre· este concepto de (e altura de los tiemposn,-Véase rrii La rebclión'de las maSas~{J,LH: -- ,t
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cé>La sociedad necesita buenos profesionales :--:-jueces, médicos; ingenies--, y por eso está ahí la Universidad con su enseñanza profesion_al. Pero 1
En el libro antes citado analizo largamente estos graves hechos.
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necesita antes que eso y más que eso asegurar la capacidad en otro géne· de profesiómla de mandar: En toda sociedad manda alguien-grupo od se, pocos o muchos. Y por mándar no entiendo tanto el ejercicio jurídico d una autoridad como la presión e influjo difusos sobre el cuerpo sociaL~o' mandan en las sociedades europeas las clases burguesas¡ la mayoría de•cu yos individuos es profesional. lmporta;'pues, mucho a.aquéllas queest profesionales, aparte de su especial profesión, sean capaces de vivir e influ vitalmente según la altura de los tiempos; Por eso es ineludible crear/ nuevo en la Uriiversidad la enseñanzd de la cultura o sistema de las ideass • vas qué el tiempo posee. Ésa es la tarea universitaria radicaL-Eso tienecf ser; antes )rmlls que ninguti.a·otra:cosa·,1aJJniversidad. • • • ... s:. i·:' .. si'mañati.a mandan los obréro'S, lá cuestión será idéntica: tendránc' mandar desde la altura de su.tiempo;de•citro modo' serán suplanl:adós1;· .Cuando sepiensa•quelos países· europeos han podido considerara misible que se conceda un título profesional, que se dé de alta a un ma · trado; a un médico; sin•estarseguro de que ese hombre tiene, por ejémpl una idea clara de la·concepciónfísica del·mundo a que ha llegado hoyco ciencia y del carácter y límites de esta ciencia maravillosa con qu.e se hafü gado a talidea; no•debemos extrañamos de que.las cosas marchen tanim . eri.IEuropa. 'Porque'no andemos en punto tan grave con eufemismos.. :No· · tráta;:repito; de vagos deseos de' una vaga cultura. l:afisicay su modo me. tal es una de las grandes ruedas íntimas del almá humana contemporáne En ella de5einbocan1é:uatró siglos de entrenamiento intelictivó, y su doc · na está mezclada coh todas las demás cosas esenciales· del hombre vigeti.t -con su idea de Dios y de la sociedad, de la materia y de lo que no es matet ria. Puede uno ignorarla, sin que esta ignorancia implique ighominia · desdoro ni aun defecto, a saber:·cuando•se es ·un humilde pastor•enl' puertos serranos, óunlabrantín adscrito a la gleba, o unobrero mamial · clavizado por la máquina; Pero el señor.qué dicesermédico o magisttadtf general o filólogo u obispo ,,--es decit, que pérteriece a la clase dirécto;a;~ la sodedad-, si 1gnora lo qlie:es hoy el.cosmos físicó para- el hombre.eut peo es•un'perfecto bárbáro; por mucho que sepa' de sus leyes; o de sUS•l!l', junjes, o de sus santos padres. Y lo mismo diría de quien rio'poseyese'1Ín imagen medianamente ordenada de los grandes cambios históricos que ha traído a la humanidad hasta la encriiCijada del hoy (todo hoy es una encr1l cijada). Y lo mismo de quien no tenga idea alguna precisa sobre cómo! mente .filosófica enfronta al presente su, ensayo' perpetuo de formarse u
fano del Universo o de la interpretación que la biología general da a los hehos fuhdam·entales de la vida orgánica. No se pertúrbe la evidencia de esto suscitando ahora la cuestión de cómo Uede un abogado que no tiene preparación superior en matemática entender ''idert actµal dela fisica. Eso ya lo veremos luego. Ahora hay que abrirse con ecencia de mentea la claridad que esa observación irradia. Quien no posea lddea física (no la ciencia fisica misma, sino fa idea vital del mundo que ella 'a creado), la idea histórica y biológica, ese plan filosófico, no es un hombre "t1lto; Como no esté compensado por dotes espontáneas excepcionales es so·remanera inverosímil que un hombre así pueda en verdad ser un buen métco; o un buen juez, o un buen técnico, Pero es seguro que todas las demás 'ctuadones de su vida o cuan fo en las profesionales mismas trascienda del ese ·cto oficio, resultarán deplorables. Sus ideasy actos políticos serán ineptos; amores, empezando por el tipo de mujer que preferirá, serán extempoáneos y ridículos; llevará a su vida familiar un ambiente inactual, maniático •mísero, que envenenará para siempre a sus hijos; y en la tertulia del café .manará pensamientos monstruosos y una torrencial chabacanería. No hay remedio: para andar con acierto en la selva dela vida hay que er' culto, hay que conocer su topografía, sus rutas o «métodos»; es decir, áy que tener una idea del espacio y del tiempo en que se vive, uti.a cultura ·ctual. Ahora bien: esa cultura, o se recibe o se inventa. El que tenga arresfüs para comprometer~e a inventarla él solo, a :hacer por sí lo que han hecho ~einta siglos de humanidad, es el único que tendría derecho· a negar la ne. esidad de que la Universidad se encargue ante todo de enseñar la cultura. Por desgracia, ese único ser que podría con fundamento oponerse a mi tesis seria; .. un demente. . Ha sido menester esperar hasta los comienzos del siglo XX para que se resenaiase un espectáculo increible: el de la peculiarísima brutalidad y la gresiva estupidez con que se compo-rta un hombre cu'ando sabe mucho de .im cosa e ignora de raíz todas las demás 1• El profesionalismo y él especiaiSmo, al no.ser debidamente compensados,•han roto en pedazos al hombre uropeo, que por lo mismo está ausente de todos los puntos donde preteneynecesita estar. En el ingeniero está la ingeniería, que es sólo un trozo ·una dimensión del hombre europeo; pero éste; que es un integnun, no se 'alla en fsu.fiagmento <
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Como de hecho hoy ya mandan también y comanditan con los_ burgueses.- es úfgéiiié. tender a ellos la enseñanza universitaria; ' !· --
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Véase en La rebelión de las n1asas el capitulo titulado- i!La barbarie del especialismo1>.'.
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pr~ume. En efecto: el desmoronamiento de nuestra Europa, visible hoy,'
el resultado de la invisible fragmentación que progresivamente ha padecido' hombre europeo 1•.. · La gran tarea inmediata tiene algo de rompecabezas, sea dicho siria! sión contundente. Hay que reconstruir con los pedazos dispersos -disiect membra-la unidad vital del hombre europeo. Es preciso lograr que cada.¡· dividuo o -evitando utopismos-,- muchos individuos lleguen a ser,.cá uno por sí, entero ese hombre. ¿Quién puede hacer esto sino la Universida No hay; pues, más remedio que agregar a las faenas quehoyyaprete de la Universidad cumplir esta o.tra inexcusable e ingente. Por eso, fuera de España se anuncia con gran vigm; un movimien para el cual la enseñanza superior es p1imordia!mente enseñanza dela:.c¡i tura o transmisión a la nueva generación del sistema.de ideas sobre el mu do y el hombre que llegó a madurez enla anterior; . Con esto tenemos que la enseñanza,,universitaria nos aparece integr da por estas tres funciones: l. Transmisión de la cultura. II. Enseñanza de las profesiones. lll. Investigación científica y educación de nuevos hombres de cknd ¿flemas c~ntestado con esto a nuestra pregunta sobre cuál era la, ' sión de la Universidad? · De.nirigún modo; no hemos hecho más que reunir en un montónino gánico todo lo que hoy cree la Universidad que debe ocuparla y algo qu · a nuestro juicio, no hace, pero es forzoso que haga. Con esto hemos prepa · rada la cuestión; pero nada más. Me parece vana o, cuando más, subalterna la discusión trabada ha unos años entre el filósofo Schelery el n;iinistro Becker sobtesiesasfunéL nes han de ser servidas por una sola institución o por varias. Es .vana por que a la postre todas ellas se reunirían en eLestudiante, .to.das ellas vendrí ' agravitarsobresujuventud. ,, · .La cuestión es otra. Ésta: Aun reducida la enseñanza, como hasta aquí, al profesionalismo ,f;J investigación; forma una masa .fabulosa de estudios. Es imposible qué{ buen estudiante medio consiga niremotamente aprender de verdadlo.qu 1 El hecho es tan verdadero, que no sólo puede afirmarse en general y en vago, sino q pueden determinarse con todo rigor las etapas y los modos de esa fragmentaciOn progrésivií'. las tres generaciones del siglo pasado y la primera del XX. '
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:Universidad pretende enseñarle. Ahora bien: las instituciones existen -son ecesarias y tienen sentido- porque el hombre medio existe. Si sólo huies.e criaturas de excepción, es muy probable que no hubiese instituciones 'ipedagógieas ni de, Poder público 1• Es, pues, forzoso referir toda institu'C:ión a]hm;nbre d~ dotes medias; para él está hecha y él tiene que ser su uniad de medida. :,: Supongamos por un momento que en la Universidad actual no aconteiese cosa alguna merecedora de ser llamada abuso. Todo marcha como e:bemarchar según lo que la Universidad pretende ser. Pues bien: yo digo uéaun entonces.la.Universidad actual es un puro y constitucional abuso, :arque es una falsedad. fa! ·,Pe.tal modo es imposible que el estudiante medio aprenda en efecto }de.verdad lo que se pretende enseñarle, que se ha hecho constitutivo de la ·;da.universitaria aceptar ese fracaso .. Es decir, la norma efectiva consiste .'oy;.en dar por anticipado como irreal lo que la Universidad pretende ser. e.acepta, .pues, la falsedad de la propia. vida institucional. Se hace de su 1 isma falsificación la esencia de la institución. Ésta es la raíz. de .todos los ~les-..como.lo es siempre en la vida, sea individual o sea colectiva. El pedo original radica en eso: no ser auténticamente lo que se es. Podemos ··etender ser cuanto queramos, pero no es lícito fingir que somos lo que no . mps, consentir en .estafamos a nosotros mismos, habituamos a la mentí' substancial. Cuand9 el régimen norma!de un hombre o de una instituión es ficticio, brota de él.una omnímoda desmoralización. A la postre se ''roduce el envilecimiento, porque rio es posible acomodarse a la falsificación de sí mismo sin haber perdido el respeto a sí propio. . Por eso decía Leonardo: Chi non puo que! che vuol, qud che puo voglia. í1El que no puede lo que quiere, que quiera lo que puede»). •' :Este imperativo leonardesco tiene que ser quien dirija radicalmente óda .reforma universitaria. Sólo puede crear algo una apasionada resolu:"ón de ser lo que estrictamente se es. No sólo la universitaria, sino toda la ida nueva tiene que estar hecha con una 111ate1ia myo nombre es autenticidad fi:Jigan ustedes bien esto,jóvenes, que si no, están perdidos, que ya empiean a estarlo!) Una institución en que se finge dar y exigir lo que no se pu:ede exigir ni .ár es una institución falsa y desmoralizada. Sin embargo, este principio de aficción inspfra todos los planes y la estructura de la actual Universidad. 1-: 7 , 1 El anarquismo es lógico cuando propugna la inutilidad y, en consecuencia, la perniciosidad ..t.oda institución, porque parte de suponer que todo hombre es a nativitatc excepcional -bueno, iscreto, inteligente y justo.
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'' Por eso yo creo que es ineludible volver del revés toda la Universidadt/ lo que es lo mismo, reformarla radicalmente, partiendo del principio opu to. En vez de enseñar lo que, ségún un utópii:o deseo., debeiia enseñarse, h' que enseñar sólo lo que se puede enseñar, es decir, lo que se puede aprend' Trataré de desarrollar lasimplicaeiones que van en esa fórmula. Se trata, en verdad, de un problema más amplio que el de la enseñarui superior. Es la cuestión capital de la en5eñanza en todos sus grados. · ¿Cuál fue el gran paso dado en la historia entera de la Pedagogía ?d:;·i duda aquel viraje genial inspirado por Rousséau, Pestalozzi, Frobelyelide' lismo alemán, que consistió en radicalizar algo perogrullesco:·Enla ens ñanza -y más en general en la educación-· hay tres térniinosi lo que h~ bría que enseñar-··o el saber-·-·; el que enseña o maestro y el que aprerí.d o distípulo .. Pues bien: con• inconcebible obcecación; la enseñanza par·· del saber y del maestro. El discípulo, el aprendiz, no era principio de la.P dagogía. Lainnovación'de•Rousseau y sus: sucesores fue simplemente tra ladar el .fundamento de la ciencia pedagógka del saber y del maestro al . cípulo y reconocer qúe sOn éste y sus condiciones peculiares•lo único 'qn puede guiamos para construir un organismo •con la enseñanzá. La activiaa científica, el saber, tiene suorganización propia, distinta de esta otra activf dad en que se pretende enseñar el saber. El principio de la Pedagogía' muy diferente del principio de la cultura y dela Ciencia. · Pero hay que dar un paso más. En vez de perderse, desde luégo; en es diar minuciosamente la condición del discípulo como niño,joven, etcéter es preciso circunscribir, por lo pronto, el tema y considerar al niño,.aljo~ ven, desde un punto de vista más modesto, pero más preciso, a saber: como discípulo, como aprendiz; Entonces se cae en la• cuenta' de que, a su vez,'no es el niño como niño, ni el joven porque joven, lo que nos obliga a· ejercita una actividad especial qudlamamos «enseñanza», sino algo sobremaner· formal y simple. · Verán ustedes,
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II
PRINCIPIO DE lA ECONOMÍA EN LA ENSEÑANZA. ciencia de la Economía política salió de la guerra tan destrozada como la economía misma de las naciones beligerantes. No ha tenido más remedio que buscar una reconstrucción radical de su propio cuerpo. Aventuras tales suelen ser benéficas para las ciencias vivas,• porque las obligan a buscar un asiento:más firme que el usado hasta entonces; un principio más hondo y elemenf~l' En efecto: estos añ~s renace de sus cenizas la Economía política, merced ··lfnrazonamiento tan perogrullesco que davergúenza enunciarlo. Se'dice: la ; encía económica tiene que.partir del principio mismo que engendra la actiyidad económica del hombre. ¿Por qué acontece que la especie humana ejerita actos económicos, producción, administración, cambio, ahorro, valora.ón, etcétera? .Por una razón estupefacientey sólo por ella: porque muchas e las cosas que desea y necesita no. se dan con absoluta abundancia. Si de todo lo que habemos menester hubiese copia sobrada, no .se les habría ocu.dó a los humanos fatigarse en esfuerzos económicos. Así, el aire ·no suele casionar ocupaciones que puedan llamarse económicas. Sin embargo, basta 'ue en algún sentido adq!fiera el aire la condición de escaséz para que inme·atamente suscite faenas de economía. Por ejemplo: los niños reunidos en el . ula escolar necesitan una cierta cantidad de aire. Si el local escolar es pequeº< hay escasez de éL .Ehtmices plantea un problema económico, obligando a ó.nstruir escuelas más grandes y; consecuentemente, más .caras,·. Aunque hay en el planeta aire de sobra, no todo éLes de la misma caliad. El «aire puro» se da sólo en ciertos lugares de la tierra,~ cierta altura ,f?,]J~e d nivel del mar, bajo un clirua det.err\lina.do. Es decir,. el «,aire puro» es caso. Este simple hecho provoca una int~nsa actividad económica en los
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suizos-hoteles, sanatorios-, que con.la «escasa» primera materia des aire puro fabrican salud a tanto el día. · La cosa, repito, es 'de una simplicidad estupefaciente, pero innegabl~ la escasez es el principio de la actividad económica, y por éso, hace unÓs' años, el sueco Cassel renovó la ciencia económica partiendo del p1incipio d la escasez'. «Si existiese el movimiento continuo no habría física», hadicljp muchas veces Einstein. Lo mismo puede decirse que en jauja no hay acti •:.: dades económicas y, por consiguiente, ciencia de la Economía. Pues yo encuentro que con la enseñanza nos acaece algo parecido. ¿P,p qué existen actividades docentes? ¿Por qué _es la Pedagogía una ocupacióri; una preocupación del hombre? A estas preguntas.daban los románticos.] respuestas más lucidas, conmovedoras y trascendentes, mezclando en el[' todo lo humano y buena porción de lo divino. Para ellos se trataba siemp de sacar las cosas de quicio, de exorbitarlas y hojarascarlas melodrarnátjc • mente. Pero nosütros-·-¿noésderto;jóvenes?-.-· nos corirplacemos sencill. mente en que las cosas sean, por lo pronto, lo que son, y nada más; amamcf su desnudez; No nos importan'el frío, la intemperie: Sabemos que la vida' -sobre todo, va a·ser- durá. Aceptamos su rigor;· no intentamos sofisti.c~ el destino. Porque sea dura no deja de p'arecernos magnífica la vida. A\·ca11· trario, si es dura, es sólida, magra: tendónynervio; sobre todo, limpia; Qu remos limpieza· en nuestro trato conlas cosas. Por eso las'desnudaIIl.6s·wn. dificadas,las lavamos al mirarlas; viendo lo que ellas son in pmis nahtralibí . El hombre se ocupaypreocupa de enseñanza por una razón tan simp como'secay tan seca como lamentable:•para vivir.con firmeza, desahogo yC: rrección hace falta saber una cantidad enorme de cosas, y el niño, el joven\ tienen una capacidad limitadísima de aprender, Ésta es la razón. Si la nüi~.· y la juventud duiasen cada una cien años, o el niño y el joven poseyese memoria; inteligencia y atención en dosis prácticamente ilimitada, no e\tjS: tiria la actividad·docente;·Todas aquellas razones conmovedoras y trásce;n dentes hub\erari sido inoperantes para obligara\ hombre a constituir elíf ·· deexistenCia humana que se llama «maestro». · ·• La escasez;-la limitación en la capacidad de aprender, es el principiorq la instrucción; Hay que preocuparse de enseñar exactamente en la medid en queno•se puede aprerider:• '· ;J¡ ····¿No era demasiado cas\ial que la actiVidad pedagógica entre enple~. erupción hacia mediados del siglo XVIII; y desde entonces no haya hech sino crecer? ¿Por qué no antes? La explicación es sencilla: justamente ¡
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-- 1 Vta~;~ GUs~Vo' C:IlS~e1, t1téOíét~did.Sóti¿lo;Jildno1Jtfc,;tg2't, 'págs.· 3 y'~i'g:~L En Phrri~_-fF fica utir'i!ttirilo a 'ciertas p~sitibnes de la' e.Cónomfa clásica fiei1te akrde los'últimoS sesenta.:aff:
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· . , ta fecha viene a granar la primera gran cosecha de la cultura moderna. En oco tiempo aumenta gigantescamerite el tesoro de efectivo saber humano. i' Vida, _entrando de llerrnen el nuevo capitalismo, que los recientes inventos habían hecho posible, adquiere una gran complicación y exige creciene pertrecJ;to 'de t.écnicas. Por eso, porque era forzoso saber muchas cosas ·éuya ctiantía desb9rdaba la capacidad ,de aprencler, se intensifica y ampl.ía {¡arol:Íién de pronto la actividad pedagógica, la enseñanza. ' . ' ·. . . Rº 'En cambio, apenas si hay ense_ñahza _en las épocaspriritÍvas. ¿P~ra . u~•. si _apenashay q11e enseñar1 si la facultad de aprendizaje supera con mu~~~Ja mate_ria ~sirnilabl~? Solm¡. capacidaq. sóió hay algunos sabere.s: cier,. ~.re_~e_tas mágicas y r;it1ialf!Ei para fabr;icar lo~ -qiás dificil es 11tensilios _.-por e~e_¡iipl9, la cal\oa-.-., o bien para cui;are_i;ifépne_qades y d,\straer_a 19s cJ.emo" ip,s, Sólo esto hay de enseñable. Pe~o precisamente porqu_e es. tan poco, 'í¡,~lqu,iei;a_,,9ÍI\ '.llás,, sill apreciable esfuerzo lo aprenderí_a, Entoncf!Ei 5e.prouce un fenómeno sorprendente, que de la ,ma;ne_i:a más in~perada cÓnfirc _,_a.mi tesis., En efecto: l¡t enseñanz,a aparece en !Ós pueblos pri-qiitivos con );i, ~specto inverso: _la fundó!]. de.enseñar consiste-.,¿quién lo¡ diría?-,- e_n .~µltar. Aquellas recetas se conservan ~orno un secreto que se tra115mite arnamente annos,ppcos, Los demás las aprenderían demasiado pronto .. De _l!Lelhecho universal de los ritos técnicos secretos. , •, , . ,, • , Es tantenaz, qui'! reaparece a cualquier altura de.la _civilizació_n siempre e surge una espeCie povísirna de saber, superior .cualitativamente a todos os•conocidos: Como de ese nuevo saber. admirable sólo hay al comienzo •]foca cantidad-es un germen, un primer botín-.-, vuelve a.hacerse'secre. ta.su enseñanza. Así aconteció con la filosofía exacta de los pitagóricos; así •con un pedagogo tan consciente como Platón. Pues qué, ¿no está ahí su fa. osa carta1séptima, escrita no más que para protestar como de un crimen . efando contra la acusación de haber enseñado su filosofía a Dionisio de iracusa? Toda enseñanza primitiva; en que hay poco que enseñar, es eso té~ ·ca, ocultadora; por tanto, es lo contrario de lá enseñanza. Ésta brota cuando el saber que es preciso adquirir contrasta con la limita" }n en la facultad de aprender. HoymfÍS que llunca el exceso. de ri~ue Js~ltl.)raJ. y tecmca ª'.llena;;a con convértirse,en µna catástrofe paralahuill~c "dad, porque a cada nueva generación le es más.dificil o imposible absorber!ll. :: ' Urge; pues, instaurar la ciencia de la enseñanza, sus métodos, susins" (i:l~ipr¡es, partiendo d:e es_te humilde y seco pr;intipiO: el,niñ,o bel joveff'f!S discípulo, un aprendiz, y esto quiere decir q{ie no puede aprender todo , é[lle habfía que enseñárle. P1i11cipio de.la écónomía ei1la ensefidnza'. ··· Como, no podía meµ os, esta consideraciól1, ha ac~ado siempre en la cción pedagógica; pero sólo porla fuerza de las cosas y subsidiariamente.
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Nunca se ha hecho de elia un.principio, tal vez porque a primera vista no. · melodramática, no habla de cosas complicadas y trascendentes.. . ·"· La Universidad, l:l!l y como hoy se presenta fuera de España más afü1q~ en España, es µn bosque tropical de enseñanzas. Si a ellas añadírnoslo que tes nos pareció más ineludible.-.la ens.eñanza de la rnltura_:., el bosque~~· ce hasta rnbrir el horizonte; el,horizo!l.te de la juventud, q11e debe. estar ciar abierto y dejando visibles los irice11dios incitadores de ultranza. No hay;~ remedio que revolverse ahora contra. 1C5a inmensidad y usar del principlo'a e~onomía, por lo pronto, e.orno uríhácha. P1imero, poda ineio~able,.. .•. ,; · · · El principio de economía no sugiere sólo que es menester economif~ ahorrar en las materias enseñad.as, sino que implica también esto: en ¡á gánizació!l de la e11Sei1an:¿a .füpeiior,en la co1~tmcci6n de la Universidad;} que partir del estudi.ante, no cÍel saber µi deÍ profesor. La Universidad que sei· la proyección institucional del estl!diante; cuyas dos dime!lsibn esenciales son: una, lo que él es: escasez de su facultad adquisitiva: de sal:J~ otra, lo que él necesita saberpara vivir. / . ¡j (-En el movimiento estudiantil de ahora intervienen muchos illgr dientes. Si los ciframos convencionalmente en diez, siete de ellos son pu jaraná. Péro los Otros tres son perfectámehff razonables y bastán y sóora para justificar la agitación escolar, Uno es la inquietud política del paíS~l~ sustancia nacional que se estremece; otro es la serie de concretos e incr~ífü~. abusos que cometen algunos profesores; pero el tercero, que es el más ~m portantey decisivo, actúa en los escolares sin que se den cuenta clara. de;· Consiste en que no ello•s; ni nadie en particular, sino el tiempo; la situaCió actual de la enseñánza en todo el mundo, obliga a que de nuevO se centre•!~ Universidad en el estudiante, que la Universidad vuelva a ser ante todo el es;. tudiante yno el profesor, corno lo fue en su hora más auténtiéa. Las necési" dades del tiempo operan inevitablemente, aunque los hombres movidos po~ ellas no se den cuenta clara ni sepan definirlas o nombrarlas. Es preciso.qú lp_s es1:1J!ilant~gli111inen 19? ingre!Íientes tc:irpes .d.e @. m1JY:imient9ya.c.ent]Í_ estos otros en que tienen.toda la razón, sobre todo el último) 1•
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Hay que partir del estudiante medio y considerar como núcleo de la íi:\stitución universitaria, como su torso o figura primaria, exclusivamente aquel cuerpo de enseñanzas que se le pueden con absoluto rigor exigir, o lo · ue es igual: aquellas enseñanzas que un buen estudiante medio puede de ·erdad aprender, Eso, repito, deberá ser la Universidad en su sentido pri"ero y más estricto. Ya veremos cómo la Universidad tiene que ser además ·iuego algunas otras cosas no menos importantes. Pero ahora lo importane es no confundir todo y separar enérgicamente los distintos órganos y funiones de la gran institución universitaria. ¿Cómo determinar el conjunto de enseñanzas que han de constituir el orso o mínimum de Universidad? Sometiendo la muchedumbre fabulosa de os•saberes a una doble selección.
l.º Quedándose sólo con aquéllos que se consideren estrictamente ne. esarios para la.vida del hombre ·que hoy es estudiante. La vida efectiva y sus ineludibles urgencias .es el punto de vista que debe.dirigir éste primer golpe de podadera. ·.2, º· Esto .qµe ha quedado por juzgarlo estrictamente necesario tiene 'que ser aún reducido a lo que de hecho puede el estudiante aprender con ~blgura y plenitud. _: _.]\jo basta que algo, s~a µecesario. A lo. mejor, aunq~~ necesario, supera H~\icamente l¡ispo;o;,ibiljdades de\ est¡µdiante,yse;rí¡t utópico haceraspa~ Vientos sobre su carácter de imprescindible. No se debe enseñar sino lo que s~ puede de verdad aprender. En este punto hay que ~er inexorable y proceCier a rajatabla. •
. ':Hasta ~n u.ns.en.ti.do casi material tiene que ser la. :Universidad p_riniariame11te:·~I.i~~ dia_rite_~:Bi.absurdo_que, corno h_~ta a,quf, sé considere el edificio universHario,corno lªS
de la Casa Son los estudiárites; coffipletados en cuerpo institucional con el claustTo· de ptofeso ~ p~r~_~i~-º. a~a~ar_ con _ el ~o_c~'?E~.'? . de_q1:1e sea_n l~s profeso~es_,__c9_r:i _l_a gu_tlrdia s~~a d~ l_'?~ p~_de _ ~uienes rnanlienen la dtsciplina ~-orporal d_entro_ d_e la UJliV_~r_sidacl, dando_~µgar a es~_s_~?_tp:J
·vergonzosas en que aparee-en; de un lado, los catedráticOSysus subalternos; de otró; la bbrdri. cólar: Sólo la estupidez puede tranquilizarse con· echar la culpa de escenas tales a los estudiánt Cuando hec}¡os_ tan repugnantes s_e producen, y además con frecuencia, no tieile na di~. en part;i, ;lar l_a culPa~· Sinó _la inSutucióil 'ffiisrna, ciue_ mal_ planteada: Sorí los Í!StudiB.~tes -pl:-éviamétÍte organizados para ello, deben dirigir-el ol:-den interior de·la UniVersitlad:, risegurnJ;:decoro de los úsos )'maneras, imponer la disciplina: material.y sentirse responsables de ellá:;ll
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D) No se ve razón ninguna densa para que. el hombre medio necesite deba ser un hombre científico. Consecuencia escandalosa: la ciencia en
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III . . .·LO QUELAUNIVERSIDADTIENE QUESER«PRIMERO»;:~ LA UNIVERSIDAD; LA PROFESIÓN Y LA CIENCIA . Aplicando estos principios nos•encontrarnos con los siguientes lemas:;¡
A) La Universidad consiste, p1imero y por lo pronto, en la eDseñariza's perlar que debe recibir el hombre medio. . . . . ;• . . . , .. B) Hay que hácer del hombre medio, ante todo, Un hombre culto~ ti.iarlo ala al ti.ira de los tiempos: PoHanfü, la: función píiinmil.I y centfo!' la Universidad es la enseñanza Ías grandes disciplinás culturales:
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Éstas son: l. Imagen física del mundo (Física).
2.. iiístemásfiuídarnentalesdela.Vi.dá orgánica (Biología). 3. El proceso histórico de la especie humana (Historia). 4. La estructura y funcionamiento de la Vi.da social (Sociología). 5. El plano delUniverso (Filosofía). C) Hay que hacer del hombre medio un buen profesional. Junto; aprendizaje de la cultura la Universidad le enseñará, por los procedimi_e. tos intelectualrhente más sobrios, inmediatos y eficaces, a ser un buenfü dico; un buen juez, un buen profesor de Matemáticas o de Historia en-.., Instituto. Percllo específico de la enseñariia profesional no aparec:erf sl~ mientras no discutamos el lema.
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r; Eslo más probable que sobre esta opinión heterodoxa caiga el diluVi.o 1tonterías que sobre cualquier asunto amenaza siempre desde el ho.rizon¡totrencial corno panza dem_¡be gorda .. No. dudo de que existan objeciones la habitual .erias a mi tesis; pero antes de· que éstas lleguen se producirá . 'rupción en el volcán de lugares comunes que es todo hombre cuando.haJa de una cosa sin haber pensado antes en ella . ,,; Este plan universitario supone en. el lector la.benévola resolución de o querer confundir tres cosas que son de sobra diferentes: cultura, ciencia .profesión. intelectual. EVi.ternos que todos los gatos se nos vuelvan pardos, arque ello acusaría en nosotros un inmoderado apetito' de nocturnidad. • Ante todo separemos profesión y ciencia.. Ciencia no es'cualquier co. 1,No es ciencia comprarse un microscopio o barrer uri laboratorio; pero "ampoca lo es explicar o aprender el contenido de una ciencia. En su propio \auténtico sentido, ciencia es sólo investigación:.plantearse problemas, tra,_ ajar en resolverlos y llegar a una solución .. En cuanto se ha arribado a ésta, fo.do lo demás que con esta solución sehaga'.ya no es ciencia: Po1; eso. no es Ciencia aprender una ciencia ni ell5e!1arla, corno no lo .es ,usarla ni aplicarla. [al vez convenga-ya veremos con qué reservas-- que el hombre encargado . _e enseñar una ciencia sea por su persona un científico. Pero en puro rigor o es necesario, y de hecho ha habido y hay formidables maestros de ciencias ue no son. investigadores, es decir, científicos.Basta conque sepan su cienia,c Peto saber no es investigar. Investigar es descubrir una verdad, o su in..erso: demostrar un error. Saber .es simplemente enterarse bien de esa verad, poseerla una vez hecha, lograda. En los comienzos de la ciencia, allá en Grecia, cuando aún no había apeas ciencia hecha, no se corría el mismo riesgo que ahora de confundirla con que no es ella. Hasta el punto de que las palabras con que se la denominaba R.straban .ª la internp~rie s.u estricto co,nsi~tir e~ pura bú~queda, trabajo . eador, investigación. Todavía el contemporáneo dé Platón,. y aun de Aristó-
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·salvo volverla a poner en cuestión~ convertirla de nuevo en problema (criticarla). y, por nto, reiterar todo el proceso en que consiste la investigación.
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teles, carecía de un término que correspondiese exactamente -incluso sus valores equívocos- a nuestro vocablo ciencia. Decía «h1storia »,' «exé · xis», «filosofía»; que significan-'cion uno u otro matiz- ocupación\ ejer cio, indagación, tendencia; pero no posesión; El nombre mismo «filosofía se originó en el empeño de no confundirla sólita sabiduría con aquel géhe~ de actividad nueva que no ernencontrnrse sabiendo, sino buscarwisaber\:I_ La ciencia es una de las cosas más altas que el hombre hace y produc Desde luego es cosa más alta que la Universidad en cuanto, ésta es insti ,. ción' docente: Porque la ciencia es creación; y la acción pedagógica se pr pone sólo enseñar esa creación,' transmitirla; inyectarla y digerirla;, Es cil tan alta la ciencia, que es d'elicadísimay-,-'quiérase ono-'- excluyede:s1 hombre rriedio;:Implica una'vÓcación peculiarisima y sobremanera irifr cuente en la especie humana; El científico viene a ser el monjemodern:or Pretender que el estudiante normal sea,im científico es; por lo pronfo una pretensión. ridícula que só!O ha pojido abrigar (las pretensimies s abrigan, como los catarros y demás inflamaciones) el vicio de utopismo c, racterístico' de fas generaciones anteriores a la nuestra~ Pero además no¡ tampoco deseable ni aun idealmente. La ciencia es una de las cosas más a tas, pero'nola única.,Hay otras' paresa su'1ado, y'no hay razón para qu aquélla llene ah humanidad, desalojando éstas: Y, sobre todo, la cieni:ia,:, •de;lo más alfo: la ciencia; pero no el ciéntífico. El hombre de ciencia•e,s modo de existencia humana tan limitado como otro cualquiera,yauiíiill' que algunos imaginables y posibles. Yo no puedo ni qtiieró extende,·, ahora en' el análisis• de lo que es ser hombre de ciencia. La ocasiónin(rr oportuna, y algo defo que dijese podría parecer nocivo. Resumo sólolo:u · gente haciendo notar que con notoria frecuencia el verdadero científico'n sido, hasta ahora al menos, como hombre, un monstruo; un maniáticó5, cuando no un demente: l.o•valioso, lo maravilloso; es lo que ese hombre,· mitadísimo segrega: faperfa, no la ostra perlera. No vale «idealizarny]Jr sentamos como ideal que todos los hombres fuesen de ciencia, sill' haé:e bien cargo de '.todas .las condiciones -prodigiosas •unas, semimorbo otras-que hacen posible normalmente'a] científico'. Es preciso sep'arar la enseñanza profesional dela investigación' Cien fica y que ní en los profesores ni en los muchachos se confunda lo uno con '
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troS lá voz 'corióéinlientó. ·sobre la éxtritñl!za por la."nrivedad del nómbrejilosoJía recuérdeSe'ló. Cicerón en Tttsculanaedisputa_tiones, V;3. _ --·-~; i ·19 no_toria, por ejemplo_, la fa.cilidad con que los científicos se han entregado siem_pr_¡;a tlra~fás;Esto·ni es un azar ni-casi un'a responsabilidad; Tiene una causa honda y-se'ria X:h respetabilísima. :! ·;·i .oJ
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so pena dio: que, como ahora, lo uno dañe a lo otro. Sin duda el ; prendizaje profesional incluye muy principalmente la recepdón del conenido sistemático de no pocas ciencias. Pero 'se trata del contenido,,no de la ' vestígadón; que en él termina. En tesis general; el estudiante o aprendiz orrnal no e5 un aprendiz científico. El médico tiene que aprender curar, en cuanto médico; no tiene que aprender más: para 'ello necesita conocer ]1sistema dela fisiología clásico en su tiempo; pero ni necesita ser ni hay ue soñar en que sea, hablando en serio, un fisiólogo. ¿Por qué empeñarse nlo imposible? No comprendo. Ami me produce repugnancia'eseprurié ():defotcerseilusiones (hay que tenerlas; pero no hacerselas), esa constane e megalomanía, ese utopismo obstinado en fingirse que se consigue lo que oseco'nsigue; El utopismo lleva a la pedagogía de Onán. La virtud :del niño es el deseo, y su papel, soñar. Pero :]a :virtrid del ombre es' querer, y su papel, hacer, realizar'. El imperativo de hacer, de onseguir efectivamente algo, nos fuerza a limitamos. y eso, limitarse, es la erdad, la autenticidad de la vida.cPoreso toda vida es destino; Sifuesenue5it existencia ilimitada en formas posibles y en duración, no habría destino. ¡Jovenes, la vida auténtica consiste: en la alegre aceptación del inexorable estino, de nuestraindnjeable limitacion! Eso e5 lo que conhonda:intuiión llamaban los místicos hallarse en«estadb de gracia». El que de verdad a aceptado una vez su destino, su limitación; 'quien le5 ha dicho «si»', es inpnmovible. Impavidtt\lt fe1ient rninael ; El que tiene vocación de médico y nada más, que no flirtee con la cien'ia: hará sólo ciencia chirle. Ya es mucho, ya es todo, si es buen médico. Lo 1smo digo del que va a ser profesor de Historia en un Instituto de Segunda Enseñanza. ¿No es un error perturbarlo en la Universidad haciéndole creer 'ue va a ser un historiador? ¿Qué se gana con ello? Hacerle perder tiempo on el estudio fracasado de técnicas necesarias para la ciencia de la Historia, ero sin sentido para un profesor de Historia, y quitárselo para que llegue a poseer una idea clara, estructurada y sencilla del cuerpo general dela hisoria humana que es su misión enseñar'. · Ha sido desastrosa la tendencia que ha llevado al predominio de la investigación» en la Universidad. Ella ha sido la causa de que se elimine lo rincipal: la cultura. Además, ha hecho que no se cultive intensamente el ropósito de educar profesionales ad hoc. En las Facultades de Medicina se ~pira a que se enseñe hiperexacta fisiología o química superferolítica; pero
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El querer se diferenci~ del deseoren que es sie_mPre un querer 11acer, querer lograr. ·Ni que deé:ir tiene, ha-de enseñársele tambien·en qué consisten las técnicas por laS cuales obtiene la Historia. Pero esto no significa que se le fuerce a adquirir esas técnicas.- ' 1
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tal vez en ninguna del mundo se ocupa nadie en serio de pensar qué es ho' ser un buen médico, cuál debe ser el tipo modelo del médico actuaL La pr fesión, que después de· la cultura es lo más,urgente, se deja a la buena:· Dios. pero el daño que, esta confusión acarrea es recíproco. También la cié cia padece de este utópico acercamiento a las profesiones. La pedantería y la falta de reflexión han sido grandes agentes de este. · cio de «cientificismo» que.la Universidad padece, En España comienzan: · bas potencias deplorables a representar un gravísimo estorbo, Cualquierp ." lafustán que ha· estado seis meses en un laboratorio o seminario alemáru norteamericano, cualquier sinsonte.que ha hecho un descubrimientillo cie · tífico, serepatría convertido en un «nuevo rico» de la.ciencia, en.uh parvetl de la investigación. Y sin pensar uh cuaito de hora en.la misión delaUnive sidad, propone las reformas más ridículas y pedantes, En cámbio, es incap de enseñar su. «asignatura», porque ni siquiefaconoce íntegra la disciplin Hay;.pues, que sacudir bien de ciencja el árbol de las profesiones, a: · de que quede de ella lo estrictamente necesario y pueda atenderse a las;pr fesiones mismas, mya ensellanza se halla hoy comp!etameiite silvestre, ,, este punto todo está por iniciar1•. Una ingeniosa racionalización pedagógié~ permitiría enseñar mucho más eficaz y redondeadamente las profesion, · ·en: menos tiempo y con mucho menos esfuerzo. · , .Pero ahora acudamos a la otra distinción entre ciencia y cultura.•
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IV
. CULTURAYCIENCIA .i resumimos el sentido de las relaciones entre profesión y ciencia, nos en-
'ontramos coti algunas ideas claras. Por ejemplo, que la Medicina no es iencia. Es precisamente una profesión, una actividad práctica. Como tal, 'grufica.un punto de vista:distinto del.de la ciencia. Se propone curar o man' erla salud en la especie hum:;ma.Aeste fin echa mano de cuanto parezca ;propósito: .entra.en 1a ciencia y toma de sus resultados cuanto considera Eicaz; p~ro deja el restó. Deja de la ciencia sobre to.do.lo que es más caracte• tico: la fruición por lo problemático; Bastaría es topara diferenciar radie cítlrnente la Mediciria de la ciencia. Ésta consiste en un «prurito» de plantear "roblemas. Cuanto más sea esto, más puramente cumple su misión. Pero la edicina está ahí para aprontar soluciones. Si son científicas, mejor. Pero .o es necesario qi,ie lo sean. Pueden proceder de una experiencia milenaria ue;la ciencia aún no ha.explicado, ni siquiera consagrado. En los últimos. cincuenta años, la Medicina se ha dejado arrollar por la . encia, e infiel a su misión, no ha sabido afirmar debidamente•su punto de ' ta.]Jrofesional1. Ha cometido el pecado de toda esa épo~a: no aceptar su tino; bizquear, querer ser lo otro-en este caso, querer ser ciencia•pura.
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1 La misma idea o prototipo de cada profesión-lo que es ser médico,juez, ab_ogado,.· _fesor de.Instituto; Ctcé:tera-,- no está hoy dibujado en la mente pública, ni nadi~ se ocup~ d~ tudiarloyfijarlo. :c1:··,,¡(¡.
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Asu v~, s{end~ fiel a ~-u_ p~nt,o 4.~·vist·a -curar~,_~; ~~mo;l~ i:a_b:or mé.cÚca r~-~l-ta_inás
_c:u'rida para la cienci3. La fiSiologfa conteÍnporánea n~Ció (a comienzos del siglo pUsado)', rio de s_hombres de ciencia, sino de los médicos, que desentendiéndose del escolasticismo reinante la biología del siglo x-vn1 (anatomismo, sistemática, etcétera), aceptaron la urgencia-de-sil miy procedieron mediante teorías pragntdticas de cura,Vénse sobre: esto el libro -que conforme el tiempo.más:admirable parece-de Radl, Historia de las teorías biológicas, tomo 11. Revista ,Occidente,· Madrid. ,
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No confundamos, pues; la ciencia, al entrar en la profesión, tiene ql.l desarticularse como ciencia, para organizarse, según otro centro y prin2 pio, como técnica pmfesional. Y si esto es así, también debe tenerse·~ cuenta para la enseñanza de las profesiones. · Algo parejo acontece en las relaciones entre cultura y ciencia. Su ' tinción me parece bastante clara. Pero yo quisiera no sólo dejar bien prec· en la mente del lector el concepto de cultura, sino mostrar su radical fu damento. Esto supone al lector la tarea de leer con algún detenimiento y miar el apretado escorzo que sigue: cultura es el sistema de ideas vivas q cada tiempo posee. Mejor: el sistema' de ideas desde las cuales el tieni . vive. Porque no hay remedio ni evasión posible: el hombre vive siemp' desde unas ideas determinadas, que constituyen el suelo donde se apoya existencia. Ésas que llamo «ideas vivas o de que se vive» son, ni más nin{ nos, el repertorio de nuestras efectivas convicciones sobre.lo que es el mu_· do y son los prójimos, sobre la jerárquú¡ delcis valores que tienen las ca.';' y las acciones: cuáles son más estimables, cuáles son menos. No está en nuestra mano poseer o no un repertorio tal de convicél nes; Se trata de una necesidad ineludible; constitutiva de toda vida hunian sealaque sea. La realidadque,solemosnombrar «vida humana»;nues vida, la de cada cual, no tiene nada 'que ver é:onfabiología•o'CienciadeJ cuerpos orgánicos. La biolbgía, como cualquiera otra ciencia; no es•más qq una ocupación•a que algunos hombres dedican su· «vida». Elsentido·p: maria y más verdadero de estapalabra'<
e deba formárselo_, sino que no hay vida posible, sublime o ínfima, discre; 0 estúpida, que no consista esencialmente.en conducirse según un plan1 • cluso abandonar nuestra vida a la deriva en uria hora de desesperación es ;'adoptar un plafüToda vida, por fuerza,;«se planea»: así misma. O lo que 1 igual: al ~etidii cada acto nuestro. rios deé:idimos porque nos parece ser el 'e';.dadas.las circunstancias;,tienemejor.sentido: Es decir, que toda vida1ü!c "ta ~uiera o. no-e-justificarse ante sus propios ojos. La justificación ante sí · 'ma es un: ingrediente consubstandal a nuestra vida.Tanto da decir que Yií:es.com¡:imtarse según un plan como decir que la vida es incesante jus}ación de sí.misma, Pero ese plan.y esa justificacióniniplican que nos he'sformado una .«idea>> de lo que es el;mundo ylas cosas en él, y nuestros :etas posibles sobre él. En suma: el hombre no;puedeivivirsin reaccionar ante 1!iispecto pJ7Ímeiizo.de su contorno o muitdo,fó1já1idoseima intei:pretación in+ !ectualde ély de su posible conducta eit él. Esta interpretación es. elrepertoc 6.'dé convicciones o. «ideas>>.sobre el Universo. y sobre sí mismo a que arriba ~¡réfieio y: que-.-ahora se ve claro.. no pueden faltar.en vida ninguna1. · •L:La casi totalidad de esas convicciones .o «ideas» no se las fabrica robin'rtescaníente.el individuo, sino.que las recibe de:sumedio histórico, de su éíllpo/Eri,éste,se dan, naturalmente, sistemas de convicciones muy disras.¡Unos. smi supervivencia herrumbrosa y torpe de otros tiempos. Pero _·y siempre un sistema de ide,as vivas que representa el nivel superior del -íllpo; un:sistema.que es plenamente actual.Be.sistema .es la cultura; Quien uédé por debajo de él,: quien viva,de ideas arcaicas;. se condena a una: vida ·.error; más difícil, .penosa y tosca. Es el .caso del hombre o del pueblo in"''ltos. Su existencia va en carreta, mientras.a la vera pasan otras en podeos.os automóviles. Tiene aquélla una idea del mundo menos certera, rica !aguda que éstas; Al quedar el hombre bajo elnivelvital de su tiempo se otivierte-.-relativamente-. en un infrahombre: . En nuestra época, el contenido de la cultura viene en su mayor parte .11a' ciencia: Pero lo dicho basta para hacer notar que.la cultura,no.esJa éticia. El. que hoy se crea más. que en nada en la .ciencia no es a su vez, un echo cientifi,co, sino una fe vital-,-por tanto, .una:convicción característi'de nuestra• cultma1 Hace quinientos años se creía en. los Concilios; y .el lltenido de la cultura emanaba en buena porción de ellos.. ·
.;~~'.\·L~J5.úl?iiffie ti úirimo, d~h·~'etó ·o·estúpidd de·u'na'vid~-es pie·~~aíDenté~su Phln ...Bieil en:. d1do 1que·nuestro plan no es-úhicopnra toda la vida; puede variar constantemente:Lo:impor-
, , ·.; i' !·.Torno esta fódnula de ffii ensayo. e~ El Es'ta_do~ la juventud y el Carnaval»:, publicado _ en~
Nadó'1, ·de Buenos Aires~·en·diciembre-de·l924f reproducido en El Especiadot;tomo \Qf,- 19 con el titulo 11El origen deportivo del Estado11. [En el tomo II de estas Obras Completas},: ")'.J
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~r. :, _-~e ~-º~P!~nde _qu,~ cuand9 tan rad_1cal _1n_grediente de nuestra vtda, c?_mo es su mo_d~ qe itificarse ant_e· si misma, funcioria anómalamente, la enfermedad es gravíSima. Esto' aconte'ce
el nuevo tipo de horp.bre_ que estudia mi libro La rebelión de las n1asas;
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La cultura, pues, hace con la ciencia lo mismo que hacía la profesió Espuma de aquélla lo vitahnente necesario para interpretar nuestra exist~ cia. Hay pedazos e:ntems de la' ciencia que no son rnltura, sino pum témica di' tífica; Viceversa: la cultura necesita -por fuerza, quiérase o hCJ-"'- posee~ u idea completa del mundo y del hombre; no le es dado detenerse; comóf ciencia, allí donde los métodos del absoluto rigor teórico casuahnení:e.te minan. La vidá no puede esperar a que las ciencias expliquen científicameiite'; Univei·so. No se puede vivir ad halendas graecas; El atributo. más esencial'' la existencia es su perentoriedad: Ja vida es siempre urgente. Se vive aqtj ahora sin posible demora ni traspaso. La vida nos es disparada a qtiemárro Yla cultura; que no es sino su interpretación, rio puede tampoco espeiarf Esto confirma su diferencia delas Ciencias: De la cienCiano se vive;s· físico tuviese que vivir de las ideas de su física; estad seguros de que ne; se' daría con remilgos y no esperaría a que dentro de cien años completeótro:~ vestigador las observaciones que él ha ini9iado. Renunciaría a una solucióh:'' tal exacta y completaría con anticipaciones aproximadas o verosímiléslo"( falta aún-·lo quefaltará siempre-al rigoroso cuerpo doctrinru dela físic' ·· · El régimen interior de fa actividad científica no es Vital; el de.Ja•cultu sí.'Por eso, ala ciencia le·traen sin cuidado nuestras urgenciasysigue• propias necesidades. Por eso se especializa y diversifica indefinidamente; p éso nd acaba nunca; Pero Ja cultura va regida por la vida como tal, y tiene q ser en todo instante un sistema cornpleto,fategral y claramente éstructura' · Es ella el plano de la vida; la guía de caminos por Ja selva dela existen:c:i3.;.;. · Esta rrieiáfora de las ideas corrio vías, caminos(= méthodiJs), es t:aríV! ja como la cultura misma. Se comprende muy bien su origen. Cuando 'ií' hallamos en una situación difícil, confusa, nos parece tener ddante unas 1 va tupida, enmarañada y tenebrosa; por donde no podernos caminar;! pena de perdemos. Alguien nos explica la situación con una idea feliz;y:e ' tonces sentimos en nosotros una súbita iluminación. Es la luz.de la eYiM cia. La maraña nos parece ahora ordenada, con líneas claras de estructúf' que semejan caminos francos abiertos en ella. De ahí qtie•vayanji:mtos•l vocablos método e iluminación; ilustración, Aujhlan.mg. Lo qüe. hoyllárri mos «hombre· culto», hace no más de un siglo se decía «hombre ilustrad -··-esto es, hombre que ve•a plena luz los caminos de la vida. ' Hay que acabar para siempre con cualquiera vagarosa imageng · il~s.tr~cióJ.l y la culturf) donde éstas apare"can corr¡o aditfirnentoqmafu tal que algunos hombres ociosos ponen.sobre su Vida. No cabe ter~ver ciónmayor. La cultura es un menesterimprescindibledetodá viditie5Ú, cllmeiisión _i::oiistittúiva de Ja existerii:ia hi.úri.ailá, cornb lás ni.arios sóri'. atributo del hombre. · . .. . · .. . ·.. ~' ;·'
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'·El hombre a veces no tiene manos; pero entonces no es tampoco un · bre, sino un hombre manco. Lo mismo, sólo que mucho más radicalnte, puede decirse que una vida sin cultura es una vida manca, fracasajylfalsa: El b,ombre que no vive a la áltura de su tiempo vive por debajo .Jo que sería su auténtica vida, es decir, falsifica o estafa su propia vida, Ja yive: · · iííHoy atravesarnos -contra ciertas presunciones y apariencias- una oca de terrible incultura. Nunca tal vez el hombre medio·ha estado tan t:debajo de su propio tiempo, de lo que éste le demanda. Por Jo mismo, pea han abundado tanto las existencias falsificadas, fraudulentas. Casi ·e está en su:quicio, hincado en su auténtico destino. El hombre al uso !!·de subterfugios con que se miente a sí mismo, fingiéndose en tomo un rindo muy simple y arbitrario, a pesar de que Ja concienéia vital le hace I,IBtar a gritos que s.u verdadero mundo, el que corresponde a la plena ac·lidad, es enormemente complejo, preciso y exigente; Pero tiene miedo hombre 'medio. es hoy muy débil, a despecho de sus gesticulaciones ~tonesca~; tiene miedo de abrirse a ese mundo verdadero, que exigiría cho de él, y prefiere falsificar su vida reteniéndola hermética en el capusanil de su mundo ficticio y simplicísimo. . · 1De aquí la importancia histórica que tiene devolver a la Universidad su a· central de «ilustración» del hombre, de enseñarle la plena cultura del . po, de descubrirle con claridad y precisión el gigantesco mundo prete,' donde tiene que encajarse su vida para ser auténtica. . . . r;No haría de una «Facultad» de Cultura el núcleo de Ja Universidady de dá-la enseñanza superior. Más arriba queda dibujado el cuadro de sus displinas. Cada una lleva dos nombres. Por ejemplo, se dice «Imagen física 'lmundm> (Física). Con esta dualidad en la denominación se quiere su..r la diferencia que hay entre una disciplina cultural, esto es, vital, y Ja ·tia correspondiente de que aquélla se nutre. En Ja «Facultad» de Cul, :'nci se explicará Física según ésta se presenta quien va a ser de por vida ·~vestigador físicomaternático. La física de la Cultura es Ja rigorosi sin• 1ideológica de Ja figura y funcionamiento del cosmos material; según ,~,s resultan de la investigación física hecha hasta'el día. Además, esa ciplina expondrá en qué consiste el modo de conocimiento que emplea Ifsico para llegar a su portentosa construcción, lo cual obliga a aclarar .,alizar los principios de la Física y a escorzar breve, pero muy estricta·~nte, su evolución histórica. Esto último permitirá al estudiante darse 'ácuenta de lo que era el «mundo» hacia el cual vivía el hombre de ayer ~anteayer, ó de hace mil añós, y; .por contraste, cobrar conciencia plena ~peculiaridad de nuestro «mundo» actual. ·· · •
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Éste es el momento de contestar a una objeción que, surgida ei'iel mienzo de mi ensayo, quedó demorada. ¿Cómo podrá-se dice-. rtsM inteligible la actual i}nagen física dela materia para quien no es d)lcb,. alta matemática? Cada día el método matemático penetra-más hasta1a.' . ·-· dula el cuerpo de la Física. Yo quisiera que el lector se hiciese bien cargo de la tragedia siri.es~ que para el porvenir humanmrepreseritaría el que eso fuese cierto.'JiJP.~ dos:. o para nó vfvirineptamente, sinnoticia de lo que es elniundo m~.~e en que nos rríovemos,tendríantodos los hombres-.velis i10lis-.. -ques,~ sicos, que.dedicarse1 a la .investigación, o resignarse a una•e:idsterict~, por una de sus dimensiones sería,estúpidao Frente al ho¡nbre copii;p[' colocaría el físico como un ser dotado.de un saber mágico yhierático. · soluciones serían, entre otras· cosas; ridículas:·· Pero; por fortuna; no hay tal. En primer lugar, la doctrina aquí sJli tacla lleva a demimclar una racionalización intensísima en los método~. enseñanza, desde la primária a la supetlor, Precisamente.ál subrayarl!\, renda entre ciencia y enseñanza de la ciencia.se hace posible.desarti,,c aquélla para hacerla más'fácilmente•asimilablé; .EL «principio deJa ecq, mía en la enseñanza» no se contenta con.eliminar disciplinas,que.eh.~ diante no puede aprender, sino que economiza también enlos modos:cg ha de enseñarse lo que se enseñe. De esta suerte se obtiene un dobk II!,aJ de holgura en la capacidad del estudiante. para que pueda a la postr¡! ªR. der más cosas que hoy'. Yo creo, pues, que eLdía,de mañana ningún,_ diante llegará a la Universidad sin.conocer la matemática física lo sufí~· temente bien para poder siquiera entender las fórmulas. . . .. , ... "· Los matemáticos exageran un poco las dificultades de su sabid1,t Las mate1I1áticas, aunque muy extensas, son, después detodo, habas cqi;i; das. Si hoy parecen tan difíciles es porque falta lalabor directamente di...· da a simplificar su enseñanza. Esto me sirve de ocasión para declar.arf prlllle~a V~ coiJ. cierta solemnldaÍ:lqÜe sfnos~ fomenta ese género dt\, l~ intelectual, dedicada no tanto a aumentar la ciencia en el sentido b,ab, · de la investigación cuanto a simplificarla y producir eii ella sínte5is}'¡_l¡l esenciadas, sin pérdida· de substancia y calidad, el.porvenir de.·la:ci , misma sería desastroso;• , · Es preciso que no prosigan la dispersión y complicación actual, trabajo científico sin que sean compensadas por otro trabajo científi ~
;'N6tese que
~oda cÍedic~rs~. Si es'v.'~r~~~e~o. es ~i!dJcar ia vida.~ rNad.a ~~~os . .. ,. . L,
.Pr~CiSaritente porque se· iilf?ITa eri l!l ·enSeñar Sé Obtiene niás cáutida~ -~·t .~D
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ecial,inspirado en un interés opuesto: la concentración y la simplificación -el.sal:>er. y-hay que c1iary dep¡¡rnnm tipo de talentos espedficamente sinteti~dor,?S. Va en ello el destino de la ciencia misma, . . . . "· Pero, en.segundo lugar, niego rotundamente que lasideas fund.amenc 1!5·.-.-'principios, IIlodo del conocimiento y úJtimas conclusiones- de ~a ciepciá¡-eal, sea la que sea, requieran por fuerza para ser comprendidas na form:il habituación.técnica. La verdad .es lo contrario: conforme, dentro iw1a ciencia se va llegando a ideas que exigen iµeludiblemente hábito ''-grti¡:q; es. que esas ideas van en la misma medida.perdiendo su carácter 'ndamental y van siendo sólo asuntos intracientífico5, es decir, .instru.éotale51,,El dominio .de la alta matemática es imprescindible para hacer )ca; per:.o no para entenderla ht1manamente. · 5 , A un tiempo por suerte y por desgracia, la nación que hoy ll~va gloriofe indisputadamente la dirección .de la ciencia es la alemana. Ahora bien: :alemán, junto a su prodigioso genio ysu seriedad para la ciencia, arrastra Jt:Qefecto congénito y muy difícil de extirpar: es pedante y: hermético, Lo es .!iativitate.,Esto trae consigo que no pocos lados y cosas .de la ciencia actual p,sean en verdad pura y efectiva ciencia, sino ganga•pedantesca y. .. «falta ~m\lndo»::Una de las faenas que Europa necesita realizar pronto es libere .Ja ciencia contempqránea de sus excrecencias, ritos y manías exclusiva.eµte alemanes y dejar exenta su porción esencial', Europa no se salva si no entra de nuevo en caja, y este encaje, tiene que tmás rigoroso qudos hasta ahora usados y abusados. Nadie .deberá' es cap éL Tampoco el hombre.de ciencia: Hoy queda·en éste no poco de feualismo, de egoísmo, de.indisciplina, engreimiento y gesto hierático .. , , Hay que humanizar al científico, que a mediados del siglo último se.inµbordinó, contaminándose vergonzosamente del evangelio de .rebelión, µe es desde entonces la gran vulgaridad, la gran falsedad del tiempo'. Es '.re.ciso qued hombre de ciencia deje de ser lo que hoy es con deplorable ctiencia: .un bárbaro qué sabe rriucho de una cosa. Por fortuna, las prhp.eras [·yY .. :; ':' 1
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En pura verdad: la matemática tie.ne íntegrainente 'este carácter instrU.inental y no fundahtltl'o reál~ COmo le {léOhtece ·a 1~ Cienéia··que eStudia ·el microscopio: ' · ' ' ; · q ,1, No se_ Plvide,·para _entender lo aquí insinuado¡ que:va dicho.por qúien debe a _Al_emania ·fHª;t;r°P quii:i.L?S_P~~t.es fie.su. h~b_er.int~lec~al.Y.Cllle siente ~oy,cq'!l n,i~s ~onscienc.i~.-q~e.r,u!11a superioridad iridiS'ctiiible y gigantesca de la ciencia alema'na sobre.todas las demás. La cuesíi'aludida nO tiene'qUe ver éon·ésto. ,''.•: -- . .· 1 ... 1 ' .;· 3 En el or.4el)..moral 1 la tare~·m_á?dma del presente co~te en convencer a 19s.h.qml;Jres vulffi7~os no ~1gar~ 11º.h~n,ca:iµ~ ?P.n.~a er;i l~ tr~v;p~-:-:-; :de to~a la,nece~a~ i.n~lle qu~ encieese imperattvo de rebeltón~ tan barato, tan poco exigente, y cómo, sin embargo, caSJ todas las -áS tOntra las cuales el hombre s'e hn'rebelado merecen; ·en· efecto, ser enterradas; La única ver_,era. rebelión es Ja cre-ació.n-;--la rebelión contra la naqa, el a,ntinihilisrno. Luzbel es. el patrono los pseudorrebeldes. · · . -
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figuras de la actual generación de científicos se han sentido forzadas,i:f necesidades internas de su ciencia misma, a complementar su especiar'·' con una cultura integral. Los demás, inevitablemente, seguirán sus pasó~\1 merina sigue siempre al camero adalid, · . ·· · Todo aprieta para qU:e se intente·una nueva integración del saber,q\¡ hoy anda hecho pedazos por el mundo.' Pero la faena que ello impOhet' tremenday no se puede lograr mientras no exista una metodología deTuJe· señanza .Supériór, pareja al menos de la que ya existe en los.otros gradcílfl! la enseñanza. Hoy falta por completo, aunque parezca mentita,una~ed gogía universitaria.· l-Ia llegado a ser un asunta urgentíSimo inexcusable de lahum'a .· invénfar una 1:ecniéa ]Jara hábér.Selas adecuadamente con la acumula.e de saber que hoy posee; Si no encuentra maneras fáciles para dominar vegetación exuberante, quedará el hombre iihogado por elfa. Sobre la:sit primaria de la vida vendriá a yuxtapone¡;se esta .Selva secundaria de lad~· cia, cuya intención era simplificar aquélla: Si la ciencia puso· ordeti'eñ'; vida, ahora será preciso poner también orden en la ciencia, organizarla' ·r .. querto:esposiblereglamentarla-·-·,hacer posible su perduración saná~Pa · ello hay que vitalizarla, esto es, dotarla de una fonna compatible con fo vi' humana que la hizo y para la cual fue hecha. De otro modo-·no valeretó, tarse en vagos optimismo~, la ciencia se volatilizará; el hombre se desi teresaráde'ella. · · · .: i"l·'J. ... Véase por dónde; alméditar sobre cuál sea la misión delaUriiVersid· y descubrir el carácter peculiar-sintético y sistemática-·· de sus dístip nas culturales; desembocamos en vastas perspectivas, que rebasan e!recr to pedagógico y nos hacen ver en la institución universitaria un órgancfd salvación para la ciencia misma. • .HE'! La necesidad de crear vigorosas sfntesis y sistematizaciones del sab' para enseñarlas en la «Facultad» de Cultura irá fomentando un gén~f<)': talento científico que hasta ahora sólo se ha producido por azar: el tal( integrador. En rigor, siguifica éste-como ineluctablemente todo ~ll.i~· creador-una especialización; pero aquí el hombre ~e, esp~cializa prec' mente en la constrilcción de una totalidad. Y el mo\'imiento quéUey¡\). investigación a disociarse indefinidamente en problemas particulares, a p vé\.izarse, exige una regulación compengtoria -como sobrevi,erii;.e~1 f?;; organismo saludable- mediante un movimiento de dirección inversi(q: contraiga y retenga en u~ rigoroso sistema l~ ciencia centrffuga, · . .• ...........·•,· · ', . Hombres dotacfos de este geriuincí taler¡to andan más cerca des~¡.-]?p nos profesores que los sumergidos en fa habitualinvestigación. Porque¡t.l de los males traídos por la confusión de ciencia y Universidad ha sid~~!
egar las cátedras, ~egún la manía del tiempo, a los investigadores, los cuason casi siempre pésimos profesores, que sienten la enseñanza como un bb de horas hecho a su labor de laboratorio o de archivo. Así me ha aconetido durante mis años de estudio en Alemania: he convivido con muchos elos hom)Jres de ciencia más altos de la época, pero no he topado con un ola buen maestral. ¡Para que venga nadie a contarme que la Universidad !emana es, como institución, un modelo!. ..
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fÍ í ! , ;Lo cual no 'es decir que no los haya; p'ero si que no los hay con la lnfnirna frecuencia: exigible. 1
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LO QUE LA UNIVERSIDAD Tljt:NE QUE SER «ADEMÁS»
E1 «principio de la economía», que es a la par la voluntad de tomar las cos según son, y no utópicamente, nos ha llevado a delimitar la misión prima ' de la Universidad en esta forma: l.º Se entenderá por Universidad stlicto senru la institución en que' ' enseña al estudiante medio a ser un hombre culto y un buen profesional.'' 2.º La Universidad no tolerará en sus usos farsa ninguna; es decir, qí.i' sólo pretenderá del estudiante lo que prácticamente puede exigírsele,· · •ril'i 3.º Se evitará, en consecuencia, que el estudiante medio pierda par( de su tiempo en fingir que va a ser un científico. A este fin sé eliminará di! torso o mínimum de estructura universitaria la investigación científica pro': piamente tal. . 4.ºLas disciplinas de cultura y los estudios profesionales serán~ofreci,clg en forma pedagógicamente racionalizada -sintética, sistemática y co pleta-, no en la forma que la ciencia abandonada a sí misma preferití problemas especiales, «trozos» de ciencia, ensayos de investigación. 5.º No decidirá en la elección del profesorado el rango que como inv. tigador posee el candidato, sino su talento sintético y sus dotes de profeso 6. ºReducido el aprendizaje de esta suerte al mínimum en cantidad y lidad, la Universidad será inexorable en sus exigencias frente al estudian.t
ón¡en su interna Y. radical sinceridad. La nueva vida, como arriba he di'0¡.tiene que reformarse tomando como punto de partida rigoroso la simple ptación del destino: el del individuo o el de la institución.Todo lo demás equeramos, por añadidura hacer de nosotros o de las cosas-Estado instudones particulares"'-, sólo prenderá y fructificará si lo sembramos ;obre 'tierra de ésa preVia aceptación de nuestro destino, de nuestro minimwn. ropa está enferma porque pretende desde luego ser diez el que no se ha forzado antes en ser siquiera uno, o dos, o tres. El destino es la única gle';füinde la vida humana y todas sus aspiraciones pueden echar raíces. Lo ·· as es vida falsificada, vida al aire, sin autenticidad vital, sin autoctonía digenato. ·iAhora podemos abrirnos sin reservas y sin cautelas a todo lo que debe «ademas» la Universidad; 11 En efecto: la Universidad, que por lo pronto es sólo lo dicho, 110 puede .eso sólo/ Ahora llega el instante justo para que reconozcamos en toda su plitud y esencialidad el papel de la ciencia en la fisiología del cuerpo uni. rsitario, un cuerpo que es precisamente un espíritu. ' .ffEn primer lugar,· hemos· visto que cultura y profesión no son ciencia, ro que se nutren principalmente de ella. Sin ciencia es imposible el destino ~lJhombre europeo. Significa éste en el gigantesco panorama de la historia el .resuelto a vivir desde su intelecto, y la ciencia no 'es sino un intelecto en na. ¿Es, por ventura, un azar que sólo Europa haya '--entre tantos y tantos eblo~ poseído Universidades? La Universidad es el intelecto -y por lo .. to; la ciencia- como institución, y esto-·que del intelecto se haga una . titudón-·-ha sido la voluntad específica de Europa frente a otras razas, tie~s y tiempos; significa la resolución misteriosa que el hombre europeo . . optó de vivir de su inteligencia y desde ella. Otros habrían preferido vivir ·de otras· facultades y potencias (recuérdense las maravillosas concreciones ~que Hegel resume la historia universal, como un alquimista reduce las ,J!eladas de, carbón en unos diamantes. ¡Persia, o la luz! -se entiende la re'on mágica. ¡Grecia, o la gracia! ¡India, o el sueño! ¡Roma, o el mando!)' ·ifEuropa es la inteligencia. ¡Facultad maravillosa, sí; maravillosa porque )la' única que percibe su propia limitación, y de este modo prueba hasta ~é punto la inteligencia es, en efecto, inteligente! Esta potencia, que es a un empo freno de sí misma, se realiza en la ciencia; . . . cLSi la cultura y las profesiones quedaran aisladas en la Universidad; sin ntacto con la incesante fermentación de la ciencia, de la investigación, se 1
Este ascetismo en las pretensiones, esta lealtad un poco ruda con qlj se reconocen los límites de lo asequible, permitirá, yo creo, lograr lo.fund mental en la vida universitaria, que es colocarla en su verdad, en su llmi
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Hegfl:'Lecdones deJilosoffa de laiiisioria tuÍivcrsal. Versión española. ReviSta de Occidente
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anquilosarían muy pronto en sarmentoso escolasticismo, Es preciso q11. tomo a ]a.Universidad mínima establezcan sus campamentos.las•cien'' -.-laboratorios, seminarios, centros de discusión. Ellas han dei~onstit11i lmmm donde la ens~ñanza superior, tenga.hincadas sus raíces voraces'.5 de· estar, pues, abierta a los. laboratorios de todo género, y aclavez.reob' sobre. ellos, Todos los estudiantes superiores al tipo medio irán y vendi de esos campamentos a la Universidad,. y viceversa. Allí se darán.e, desde un punto de vista exclmivamente científico sobre todo lo humano, divino. De los profesores, unos, más ampliamente dotados de capacid serán a la vez investigadores,ylos otros,.!os que sólo sean «maestros»; vi ·· excitados y vigilados por la ciencia, siempre en ácido fermento. Lo q11en admisible es que seconfunda,elcentro de la Universidad con esa zonaic' lar de las investigaciones que debe rodearla. Son ambas cosas-'-.Universi y laboratorio- órganos distintos y correlativos en una fisiología compl ·. Sólo que el carácter institucional compete propiamente' a la Universidad. ciencia es. una actividad demasiado siiblirríey exquisita para que'se pJl.e hacer de ella una institución. La ciencia es incoercible e irreglamen!J'\h Por eso se dañan mutuamente la enseñanza superior y la investigaciónp¡· do se pretende fundirlas, en vez de dejarlas la 'una. a la vera dela oi;ra; canje de influjos muy intenso; pero muy libre; constante, pero espontái1 Conste, pues: la Universidad es distinta,pero inseparnb!e.de!a.cjen . Yo diría: la Universidad es, además, ciencia. · Pero no.un además cualquiera y a modo de simple añadid.o yext(! yuxtaposición; sino que -ahora podemos; sin temor a confusión;iprego narl~Ja Universidad tiene que ser antes que Universidad, ciencia.Una¡ mósfera cargada de entusiasmos y esfuerzos científicos es el supuesto.r . cal para la existencia de la Universidad. Precisamente porque ésta. no.es;•IL sí misma, ciencia +.creación omnímoda del saber rigoroso-·. tiene queivi de ella. Sin este supuesto, cuanto va dicho en este ensayo carecería de s~!l do. La ciencia es la dignidad de la Universidad, más aún-porque, alftit~ cabo, hay quien vive sin digoídad-;c-, es el alma de la Universidad, elprin¡:!' mismo que le nutre de vida e impide que sea sólo un vil mecanismoJ] esto va dicho en la afirmación de que la Universidad es, además, ciencia Pero es, además, otra cosa1:No sólo necesita contacto permanent'"··. la ciencia, so pena de anquilosarse: Necesitatambién contacto con la! .. tencia pública, con la realidad histórica, con el presente, que es sieinpr~, integrumy sólo se puede tomar en totalidad y sin amputaciones ad1 0
,-,,_,'-Muy deliberadanlente no he querido en este ensayo nombrar siquiera;ellema.~fdtii" universitaria», ateniéndome ascéticarnente al problema de la enseñanza. ;;
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elphini.La Universidad tiene.que estar también.abierta a la plena actualiad;,más aún:. tiene que.estar,en medio de.ella; sumergida en ella. 1 .• Tno digo. esto sólo porque la excitación animadora del aire.libre históó convenga a la Universidad, sino también, viceversa, porque la vida públi,necesita urgentementela intervención en ella de la Universidad como tal. • 21 Sobre'este punto habría que hablar largo. Pero, abreviando ahora, baste pn la sugestión de. que hoy no existe en la vida pública· más «poder espirial» que la Prensa. La vida pública, que es la.verdaderamente histórica, neita siempre ser regida, quiérase o:no. Ella, por sí, es anónima y ciega, sin 'ección.autónoma. Ahora bien, a estasfechas han.desaparecido los antias <1poderes espirituales>>: la Iglesia, porque ha abandonado el presente, la vida pública es siempre actualísima; el Estado, ·porque, triunfante la emocracia, no dirige ya a ésta, sino al revés, es gobernado por la opinión ública. En tal situación, la vida pública se ha entregado a la única fuerza iritual que por oficio se ocupa de la actualidad: la Prensa. Yo no quisiera molestar en dosis apreciable a los periodistas. Entre otros motivos, porque tal vez yo no sea otra cosa que un periodista. Pero es 'usarlo cerrarse a la evidencia con que se presenta la jerarquía de las realiades espirituales. En ella ocupa el periodismo el rango inferior. Y acaece ue la conciencia pública no recibe hoy otra presión ni otro mando que los ue le llegan de esa espiritualidad ínfima rezumada por las columnas del eriódico. Tan ínfima es a menudo, que casi no llega a ser espiritualidad; 'ue en cierto modo es ántiespiritualidad. Por dejación de otros poderes, ha uedado encargado de alimentar y dirigir al alma pública el periodista, que no sólo una de las clases menos cultas de la sociedad presente, sino que, ar causas, espero, transitorias, admite en su gremio a pseudointelectuales hafad.os, llenos de resentimiento y de odio hacia el verdadero espíritu. Ya su rofesión los lleva a entender por realidad del tiempo lo que momentánea. ente mete ruido, sea lo que sea, sin perspectiva ni arquitectura. La vida .i~al es de cierto pura actualidad; pero la visión periodística deforma esta erdad reduciendo lo actual a lo instantáneo y lo instantáneo a lo resonante. e aquí que en la conciencia pública aparezca hoy el mundo bajo una imaen rigorosamente invertida. Cuanto más importancia substantiva y perdunte tenga una cosa o persona, menos hablarán de ella los periódicos, y en mbio destacarán en sus páginas lo que agota su esencia con ser un «suceso» .dar lugar a una noticia. Habrían de no obrar sobre los periódicos los intees, muchas veces inconfesables, de sus empresas; habría de mantenerse el ºnero .castamente alejado de influir en la doctrina de los diarios, y basúiría J~;Prens~ abari.don.arse, a:,511PWP1~ misióhparai?i~t~.r ~¡ ínuri.füi.del r~".és, o poco del vuelco grotesco que lioy padecen las cosas -Europa camina
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de·sde hace tiempo con la cabeza para· abajo y los pies pirueteando enf alto- se debe a ese imperio indiviso de la Prensa, único «poder espiritual' Es, pues, cuestión de vida o muerte para Europa rectificar- tan ridícu situación. Parll ello tiene la Universidad que intervenir en la actualidad co tal Universidad, tratando los grandes temas del día desde su punto de vis propio-cultural, profesional o científico1• De este modo no será·unf! inS tución sólo para estudiantes, un recinto ad 11511111 delphini, sino que, metid en medio de la vida, de sus urgencias, de sus pasiones, ha de imponerse com un «poder.espiritual» superior frente ala Prensa, representando la serenid frente al frenesí, la seria agudeza frente a la frivolidad y la franca estupid -' Entonces volverá a ser la Universidad lo que fue en su hora mejor:ü principio promotor dela historia europea; ·
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¿QUÉ ES EL CONOCIMIENTO? (TROZOS DE UN CURSO)
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···afllosofía es algo que el hombre hace, y todo hacer humano es hecho or algo y para algo, sin que sea· posible vacío de motivación; Pero son antas las formas del humano hacer, que conviene desde luego alojar este 'uel:iacer filosófico en alguna especie determinada. Entonces advertimos que 'é\tenece a aquella actuaciónnuestra cuyo comienzo es siempre una pre.nta. Las preguntas son también cosas que los hombres nos hacemo's. Pero ,un este hacer interrogativo o inquisitivo es multiforme. ¿Dónde están las aves? ¿Cómo se llama esa mujer? ¿A qué hora sale el tren? Éstasytodas • preguntas son emanaciones, diferentes por su calidad e intensidad, de uafondamental condición humana-··alguien recientemente·ha sostenido que es la fundamental'- y que se llama «curiosidad». Este vocablo, como ntos otros, tiene doble sentido -uno de ellos, primario y sustancial; otro, eyorativo y de abuso-, como aficionado es el que ama algo y también el -ue es sólo «amateur». El sentido propio del vocablo cmiosidad brota de su raíz en la palabra tina citrn -el cuidado' la preocupación; be aquí que en nuestro lenguaje lgar un: hombre curioso es propiamente un hombre cuidadoso, es decir, J:!hombre que hace con atención suma y extremosos rigor y pulcritud lo que ene que hacer, que no se despreocupa de lo que le ocupa, sino al revés, se reocupa de•su ocupación. Todavía en el antiguo español cuidar era preo.. parse; curnh~. Las palabras vigentes procurar, curador, cura de almas, conervan este sentido. Inauia e5 abandono o des-cuido y seguridad, secu1itas, falta de cuidado, des-preocupación. Ya veremos toda la gravedad que late ajo estas insinuaciones de la etimología. 'Heidegger, en su libro Ser y tiempo (1927), y mis Meditaciones ddQttijote (1914),
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Si pregunto dónde esián las llaves es porque me preocupo de ellas, me preocupo es porque las he menester para hacer algo, para ocuparme. guntar algo es hacer. ahora eso -preguntac-·.-, en vista de otro hacer poste : -abrir el armario-; es, pues, anticipar lo que vamos' a hacer, es ocuparse¡l anticipado o pre-ocuparse. Cuando este preocuparse que es el preguntar. ejercita sin motivo suficiente y degenera en prurito, tenemos un vicio hu no que consiste en fingir cuidado por fo que no nos da sinceramente cuida · en un falso preocuparse por cosas que no nos van de verdad a ocupar; por to, en ser incapaz de auténtica ocupación. Y esto es lo que significan, pey tivamente empleados, los vocablos «curiosidad», curiosear y ser un curio. El «curioso» no está nunca en su propia vida, sino parasitando en las aje· Nos preocupamos, pues, por dónde estári las llaves, por el nombre· una mujer, por la hora a que sale el tren. Pero ninguna de estas preguntas· cia el quehacer del conocimiento. En cambio hay todo un vasto linaje de e que tienen este esquema: ¿Qué es tal cosa? Por ejemplo: ¿Qué e5 esta luz / . .. ¿Se.ha reparado en ]a.extraña preocupación que estas preguntas,:en cian? Cuando pregunto qué es esta luz, ¿es «esta luz» lo quemepréocup Evidentemente, no. «Esta luz» está ahí; ante mí, yyo no me propongo lía con ella nada cuando me hago esa pregunta; más aún: yo no pr\'.gunto por yo no la inquiero, no.la busco a ella, sino que digo: ¿Qué es esta·luz?Me gunto por eLser de esta.luz,.y no por efüqnisma. No busco las cosas, sin ser. ¿Y qué nueva cosa es ésta a la cual llamamos su ser? Por un lado aparece· trechamente arraigada en aquella cosa·de que ella es el ser-.por otro no:~ cosa-.,porque.ennuestro ejemplo la cosa·«estaluw significa porsíloq1k". mos, algo patente ante nuestros ojos, que tenemos ahí y que no hay que bus '. El ser de la luz está, a lo que parece, tras ella, más allá de ella y-nótese bien: oculto por ella. Digo que está oculto porque yo no vendría en la menorint~, ción de buscar ese ser de la luz si no tuviera o hubiera tenido delante la ]uz¡¡. preciso que yolavea para que· sienta curiosidad, cuidado, preocupacióh,.P su ser. io cual significa que esta luz, según ella·se presenta; no es ella mismaf es su ser, sino qtie,·porel contrario,•me anuncia que hay un ser de lá luz, n¡f cita a buscarlo yno me lo da con su presencia. Para llegara élnecesito\alo' parece, negar esto que tengo delante y patente y esforzarme .enenccintrar el tras ella. Necesito; pues, quitar de mi mentefo que veo para descubrir !olat te-luegola luz cubre su ser. Por eso los griegos al hallazgo ddser,.llama a-letheuein1, esto es, des~cubrimiento,.descocultación, .y aletheia ha sido1 ducido por la palabra ~
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. Esto nos.invita a corregir nuestra terminología y a decir: la luz es l\na sa; pero su ser, no -será a lo sumo una.«cuasiccosa»-, de donde viene voz trivial «quisi-cosa». A esta cuasi-cosa en que consiste lo que una cosa íe~amarnmos su «esencia>>. Con ~ta resulta que se nos ha duplicado elmundo. Cada uno de nasos vive rodeado de cosas, de objetos inmediatos, que se presentan.y hacen atentes por sí.mismos; son los minerales,• los, otros seres .vivos y las otras ersonas-pero también lo son los objetos íntimos que hallamos no menos ediatameme que aquéllos-, nuestros dolores y sentimientos, nues.tros 'etitos;.voliciones e ideas. Al conjunto de todas esas cosas que.son entidaes'inmediatas; present~s por sí, llamamos circunstancia o mundo. Pero '·bra resulta.que cada.una de ellas tiene un ser, Úna esencia; lo cual implica á duplicación del mundo.Tras el mundo de las.cosas' está el mundo delas encias. Tras los .entes, el orden constituido por el ser de esos .entes. . , ·f· Siahora.comparamós esos dos mundos,:hallaremos en ellos estos ca· cteres diferenciales: 0 ¡¡,· 1. El mundo de las cosas o,entés es inmediato, está ahí entre nosotros, b:tenerrios que preguntamos p 0 r éL.Toda pregunta por una.cosa supone ne ya esta, cosa constaba de atrás en nuestra mente. En.cambio, el mundo e;las esencias, del.ser, no es nunc,a inmediato; está siempre detrás.de las coc ¡,mediado.por éstas: Importa mucho caer en la cuenta y subrayar esta pegrina condición, en ~pariencia poco importante, pero: que a su hora resulrá decisiva: que el ser, la esencia, es algo que no· se da por sí, sino que tiene üe ser buscado por el hombre; que si se encuentra, es al cabo de un esfuer.oaveces penosísimo. Precisamente lo contrario de lo que acaece con lasco,as, las cuales no sólo no hay que buscarlas originariamente, sino que se anc ·cipan a toda ocupación nuestra con ellas; más aún: se anticipan a nuestra "da misma. Pues es importantísimo notar que vivir es ya de suyo primordial . ecesariamenté encontrarse.cada uno entre las cosas, frentea ellas; rodea¡y sumergido en ellas. Hasta tal punto, que no nos es posible quitarlas de !ante y que todo nuestro esfuerzo por aniquilarlas e~ vano. De suerte que ·entras' el hallazgo del ser supone al hombre un gran esfuerzo,' el hallazgo e:las cosas no¡sólo no supone ningún esfuerzo, sino que, al rev~, todo es, ~rzo p9r no hallarlas [racasairremisiblemente: La existencia del·hombre es ,,n! existir entrelas <;:osas y:con las cosas, es hallarse.en el'mundo. Por eso l\delaire lograba expresar la mayor paradoja y el más rigoroso imposible .ando al preguntarle alguien dónde le gustaría vivir,,respondía: «¡Ah, en , alquier parte, en cualquier parte,.;, con tal que s.eafüeradel mundo!>>: .¡ ·.2 . ~ Consecuencia.de lo,an.terior. Si elexistir del hombre.es necesaria.ei¡.te ~xistir entre cosas, quiere decirse que el hombre necesita, absoluta,
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rriente de las cosas. En cambio, el ser, las esencias, necesitan del homb · parlo menos y por Jo pronto en el sentido de que necesitan ser buscadosp 1 él. Noten ustedes qu¡i la primera noticia que tenemos.del ser de las cosa§1 que nos sorprendemos buscándolo, nos sorprendemos preguntando por e y que su hallazgo, si se logra, es posterior a su demanda.Y si anticipando u poco 'advertimos que nuestras respuestas a nuestras preguntas son siell'}P a su vez cuestionables, inseguras, resultará que lo más cierto que posee!II' del ser es lo qué tenemos de él al preguntamos por éL Así, en la pregun ¿Qué es Ja luz?, se suceden unas a otras las respuestas de la óptica niientr aquella interrogación permanece: Por lo visto, estamos seguros dequ~l luz tiene un ser, aunque ignoramos cuál sea en especie .. Porlo visto; el:g néfo i nos es elato antes de hallarlo en concreto. En efecto, al hacer1 pregunta nos entendemos unos a otros, es decir, éntendémos lo que esleL¡f' de algo en general, y gracias a esto, cuandóalguien nos enseña o nosott.Q averiguamos algo sobre el ser de la luz yn particular, lo reconoc7mos cotl10 «ser», como esencia.
¿No indica ya esto que el ser es algo que está en Ja pregunta del'ho .. bre=quiero decir que consiste en ser pregunta-·, enun hacer delhombr Si no existiese alguien capaz de preguntar qué es esto o lo otro, ¿existiri ser? Quede aquí esta entrevisión,· esta sospecha de aspecto extraño: ¿Có' el ser de las cosas no es algo de las cosas¡ sino algo procedente del hombr que brota en un su hacer llamado «pregunta»? Quede aquí, repito,·ehst\ to. Añadamos sólo lo que desde ahora nos parece evidente: que cosas o enr son lo que se hálla; y ser o esencia lo que se busca. Ya: veremos cómo·atr'lb' definiciones son formales, quiero decir que el ser halladas no es un atribu( accidental y extrínseco de las cosas, ni el ser buscado, un carácter adven ' cio y fortuito del ser, sino que aquéllas consisten formalmente en ser hall~ dasyésteenserbuscado. · · · · ...: ·. '''"'.. c ... 3.º•Noten ustedes que no estamos haciendo sino analizar el se!ltiº'º-.. cualquier pregunta por el ser o esencia de una cosa, lo que vamos a llar?: en lo sucesivo ~" A este fin procuramos siinpléme· hacemos dueños de lo que sus palabras significan. Entonces advertini que la expresión «¿qué es?» en «¿qué es esto?» o« ¿qué es aquello?» con ne una porción de implicaciones que integran su significación. Implica\l~o lo pronto, que el hombre no se contenta con el mundo patente que lerode sirio que ese mundo le incita a postular un trasmundo, de condición.fate, te, oculto tras el primero. El mundo inmediato es lo que hallamos sinbü cario; lo que etrcontramos al mismo tiempo y siempre que nos enconttarn a nosotros mismos: Porque reparen ustedes que el acto mental en qúe.1} danios cuénta de nosotros mismos no es un acto primario, sino quepa
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arnas menta par.ticular de nosotros tenemos que dejar aparte el mundo, straer de éb Cuando yo estoy efectivamente viendo esta habitación, mi er1,Y por .tanto; lo que veo, no existen enforma especial para mi, sino. que fudste sólo esta habitación donde, confundido con los demás.objetos, estoy '.a,ymi v~r.. Para darme cuenta aparte de mi,.para llegar: a la: famosa «con·ieilciade mi mismo» -en que se fundó durante tres.siglos el idealismo-, engo que tomarme a mí de entre esos objetos, tengo.que extraerme de esta ·. abitación donde• estaba; y para ello necesito abstraer-de las demás cosas uela integran, suponer que esta habitación no existe verdaderamente, o que sólo existo yo que la veo, Ella entonces deja de serlo que era -.-ün gar en•que me encuentro o estoy-,.. y pa~a a ser lo contrario: una imagen . 'al que está en mí; Pero entonces la habitación, convertida en bnagen vi. ato estado perceptivo mio, deja de.ser.efectiva'habitación, el mundo deja · e;ser mundo. Ahora bien: este percibir mio, que es pura visión o acto y ese do.de un yo solitario,y que no consiste ya en. topar efectivamente. ante mi na habitación real dondé me encuentro incluido; no tiene el mismo valor ue el primitivo. Es en el mejor. caso urielemento o componente de aquella ituación primaria en la cual lb que·verdaderamenté había era una habitac ión, un mundo donde yo éstaba.reaLIIlente. Por lo tanto; la conciencia de .. · tir yoaparte y antes que el contorno es sólo un pensamiento entre otros ~aquel.hombre que estaba y está existiendo:én unmundo real. 'Ji'.Ahora sólo queri~ subrayar que el mundo illmediato es el que halla· ,'os sin .buscarlo; lo. que encontramos tan primordialmente, que encon· ·arlo Jio supone un acto mental especializado, sino que encontrarlo es una .misma cosa con nuestra.existencia. Vivir es, en efecto•, hallarse entre las osas y frente a ellas. •1!c•.Pero enla pregunta «¿qué son esas cosas?», revelamos no contentar.os.con eso que hallamos, lo cual quiere decir que esas cosas y el mundo :cqnjunto que ellas forman padece a nuestros ojos una extraña·insuficien. ;·No nos basta. Non sufficit. ¿Por qué? .El Sol, 18 de enero del931
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.La: filosofía, decfamos,.es por lo pronto algo que el hombre hace; por j,emplo, nosotros ahora. Luego precisábamos un.poco; entre el innumera~ :,le haéer del hombre encontramos el hacer filosofía en aquel conjunto ;de htividades que: comienzan siempre por ún preguntarse uno a s~ mismo:
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¿Qué es tal cosa? Por ejemplo, ¿qué es esta luz? A esta clase de pregun que inquieren y postulan lo que una cosa es llamábamos «preguntas e§~ ciales» o ,«del sen> ,,y constituyen a su vez un pecualirísimo hacer del hd bre. En su análisis estábamos. Nos llamabaila atención que: al preguntarii ¿qué es esta luz? no preguntamos por esta luz. Un ciego podía preguú{ nos: ¿Dónde está fa luz de esta habitación? Este hombre no hacíauriapf gunta por el ser de esta luz, sino por esta luz misma; Pero nosotros tene¡ti delante esta luz, patente, ínmediata, sin cuestión, yno ha lugar a pre'· tamos por ella. Lo que inquirimos es otra cosa que ella: su ser; suésen Ahora bien: el ser, las esencias de las C:osas, no están delante, inme<;lia sino que por lo visto están siempre tras las cosas; latentes, más allá deelÍ a: ultranza: de ellas: Frente al mundo de las cosas o inmediato;constitú: urrtrasmundo, que se halla por su índole inexorable a· una distancia:aH luta de nosotros; es decir, que el ser de estalúz no está de nosotros más o, nos lejos, como estámáslejos de.nosotµis que esta luz la, farola de la Pué del Sol, sino que se halla en un lejos radical o absolutamente lejos: Porld mo ese trasmundo nos impone la tarea de buscarlo. Él no se presenta ri por su propio pie ypalmario, sino que constitutivamente se halla al cabo, un esfuerzo nuestro por buscarlo. Dijérase que el mundo es un jeroglífico.y, trasmundo del ser la frase que aquel mundo a la par significa y ocultaLPf el jeroglífico no lo sería por las solas figuras que de él vemos; es preaismi¡ alguiennos diga: «Estas figuras tienen, además de su patente forma, ur(lat te sentido». En el mundo hallamos sólo las figuras paladioas y nadie'nos; dicho que recelan urrsentido arcarim Por éso nos oéurría esta cuestión: !ti! mo es que el hombre no se contenta con lo que se encuentra ante si; con;e_ mundo inmediato, y se pregunta por el trasmundo del ser, del cual ningú navegante ultrahumano le ha hablado, del cual no tiene la menor notici' Aese esfuerzo por llegar hasta él que la pregunta inicia suele llamar conocimiento.Y.así.lacuestión;anterior_puede formularse también así:c~o qué el hombre se afana en conocer? Aristóteles, como un médico de Mali' nos contesta en el solemne frontis de sus libros metafísicos diciendo:'« , hombre se afana en conocer por su,naturaleza misma». En nuestra temiiri, logia podíamos traducir así la respuesta aristotélica: el hombre se pregu por el ser gracias a que él es constitutivamente un ente que se pregunta ]lp el ser. Pero nosotros, aspirando a no ser médicos de Moliere, inquirini precisamente qué constitución es ésa del hombre que le lleva a conocerl Se advierte que Aristó.teles no ve con claridad la cuestión previ'a'qu ahora nos planteamos: La prueba de ello es que a la frase anterior 1agre ésta: «Señal de ese afán de conocer es SU aficióna percibir'-'-.Sóbre tocj,o a ' ranr:iAquíAristóteles se acuerda de Platón; que situaba a los hombÍe51
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en:cia, a los filóso(os, en la especie de los filotheamones, de los amigos de ~r, de los que van aespectáculos. :5Mfrar es recorrer con los ojos lo que está ahí; pero conocer es buscar lo e:iio está ahí-el ser-; y es precisamente un rio contentarse con ver lo que j¡ede•ve.r; ante~ bien, un negar lo que se ve como insuficientey un posarlo invisible.' 12Aristóteles, cori esta indicación y con otras muchas que abundan en libros, nos revela cuál es s1ridea del conocimiento. Según él, consistiría e_s,implemente en el uso o ejercicio de una facultad que el hombre tiene, o: mirar es usar de la visión. Tenemos sentidos, tenemos memoria que serva los datos de aquéllos, tenemos experiencia en que esa memoria eleccionay decanta.Todos ellos, son mecanismos de la psique humana rd hombre, quiera o no, ejercita. Este ejercicio sería el conocimiento, ceYo creo ,que hay aquí una radical confusión que lastra toda la historia a.ifilosofiai especialmente la-teoría 'del conocimiento, Cuando se preta por qué el hombre se ocupa de conocer, se responde mostrando los anisinos intelectuales que el hombre hace funcionar para conocer y se . ,tifican aquéllos con éste. Ahora bien: es evidente que conocer una cosa esverla; ni recordarla, ni ejercitar con motivo de ella las operaciones sensu ointelectuales, como abstraer, comparar; inferir. Todas éstas son «facul» o aparatos con gue me encuentro dotado y de que hago uso para cono1pero no sonel conocer mismo. . ; . •. . · , , i;Enprimerlugar, fu'era conveniente preguntarse por qué el hombre 11Sa 'esas facultades; No basta decir, como Aristóteles, que las usamos porque c;tenemos. No basta tener un aparato para usarlo. Nuestras casas están lle·de aparatos en desuso, que no manejamos porque no nos interesa ya lo ¡¡e:ellos proporcionan. Juan es un hombre con enorme talento para lama. ática; pero como sólo le interesa la literatura, no se ocupa de la mate' ca; Pero, en segundo lugar, no está dicho que las do tes intelectuales del bre le permitan conocer; no esta dicho ·que sean aparatos adecuados yo funcionamiento, sin más, rinda el producto que llamamos rigorosante «conocimiento»: ·El hecho indubitable es que se ocupa en conocer; ¡podo·visto;•necesita conocer, y que para ello·echa mano d.e cuantos dios encuentra: sensaciones, memoria.·' razonamiento•y muchos más sin t' , , . r, por cierto; encontrarse satisfecho con ninguno de ellos ni con su con. tó: La pura verdad es que el hombre siente un extraño afán por conocer ele faltan las dotes; es decir, que le falta precisamente
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za del hombre está integrada también por una facultad que lo incita a 115~ otras, las intelectuales; esta facultad es la.curiosidad. Para Aristóteles co •·:: te ésta no más que en un prurito de meteflas narices en todo, un ir de:~: para allá viendo todo lo visible; por tanto, ur¡. como apetito de espectácµ, Ya apretam:ós; un poco nada más, el término .curiosidad y entreYir¡!. cómo va en él asunto. más grave que ese prurito de ver. No volvamo5• sq ello:. baste•nota.r que aun en el sentido peyorativo .de la palabra no nqs, plica•ésta nada para el caso presente; antes bien, es ella la q_ue necesitár~p ración. Yo entiendo lo que es curiosidad si observo que un hombre aiqr¡. se ha dicho que hay una buena película en tal!
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·vas.. Y por muchas vueltas que demos al «que es», al ser, a la esencia, no egaremos a una determinación positiva. ¿Porqué? : , , · , .. ·Cuando. los lingúistas hablan de la significación de una•palabra comevmás o menos a sabiendas, una impropiedad. Por Ja sencilla razón de 'ue una pa~abra no es·nada. No hay una palabra-hay sólo esta palabra con tras palabras en.una frase. Y el auténtico significado de una palabra es el ue tenga en .una frase determinada. Separada de ella se convierte .en frag: ento de sí misma, en mero trozo o esquema. La palabra e~ mínimo órgano ·eparable del organismo de una frase, y sólo en la totalidad de ésta.cobra · de su propio sentido; como una cabeza o u11 brazo no Jo son·propiaente si no están.insertos .en un tronco. Hasta aqúí, sin embargo, llegan con ósotros los liogúistas. Pero, a su.vez, la frase no existe tampoco aislada: El •entido de una frase.no está en ella íntegro .. Una frase se piensa y se dice en alguna situación vital,. y sólo en.ella posee su pleno sentido; Es decir, que · ll,á frase se piensa y se.dicepor algo y para algo, como órgano de un.orga" · mo que es una sitúación vital determinada; . • , .! · : . Así, no hay una pregunta aislada.:.El decir,.en general, y elinterrogar, u.particular, son UIJ. hacer nuestro .. Y si yo.hago'o me hago la.pregunta ·qué es est\l luz?, será porque Jo he menester. Y eLmenest~r no. va dicho, deJárado, enla pregunta; queda antes:de ella .. ¿No es.absurdo. que yo quiera tender aquélla si Ilreviamente la he a¡:nputado del todo.en función de.l ualsurgió? . · , >¡::• · ls:c Será, pues, inútil t~do intento de aclarar el que es. si no lo consideramos .orno medio que busca el hombre para satisfacer una necesidad,.uhmenes.ler, Tenemos, pues, que volver a.colocar la pregunta como una pieza,de rnmpecabezas en la situación vital donde se produjo.
. El Sol, 25 de enero de 1931
III
SOBRE EL HABLAR Y EL PREGUNTAR . '-:, ,
Preguntar es u.nrnodo del hablar. ¿Por qué :habla el hombre? ¿También :ar,,,. <(naturaleza»? .Con motivo del habla se. repite el mismo error cometido 'iempre que se inquiere por qué el.hombre se afana en COii;Ocer. Se nos res: · qnde ,mostrándonos los. 11paratos fisiológicos y psicológicos con que se ha)a,.Pero esto no aclara Jo más mínimo. nuestra cuestión. Es indiferente cuál .ea el meca11Ísmo que nos,sÍrv:e para hablar. ·.· . .
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Hablar es una de las cosas que hacemos en nuestra vida, y se trata deé tender cuál es su papel en ésta, cuál es su oficio ci función. La vida dec¡¡' cua]-•-no fa biológica, "sino la biográfica- és un organ).smo donde nada inerte: todo lo que en ella se hace se hace por algo y para algo, queramos' o Hablar es manifestar. Pero esta manifestación tiene doble sentido:i puedo poner de manifiesto a otro mis pensamientos; que mientras tanto p . manecían ocultos: En este caso hablar es conversar. Desnudo mis ideas anf el prójimo, le hago participar de ellas o se las•participo. Pero de otro lado;. : pensamientos son también un hablarme a mí mismo. Cuando Homero des cribe a Aquiles furioso, que retraído en su tienda bélica premedita solita . venganzas, dice que Aquiles se quedó hablando consigo: ¿Quiere esto del! que yo me manifieste a mí mismo mis pensamientos, es dedr; que primé pienso y luego me formulo y me digo esoqu~ he pensado? No; no háype, . samientoplena'rio que no sea·habla, El pensamiento es ya·por sí fórmuf locuela, enunciación: Al hablar no sólo digo a alguien, sino que digo alg y este dedr algo (sea a otro, sea a mí}es el pensar. Ahora bien: cuando yo digo a alguien algo es que antes me lo dije a o lo que; es igual, lo pensé. Pensar y conversar son, pues, dos especies de hablar, y aquél; la primaria o radical. Se dice que no habría lenguaje si el hoii¡,, bre no fuese una criatura social; si en torno al individuo no existiesen11' prójimos.:.Pero· ¿es ·que existiría pensamiento si el hombre fuese un en solitario? No di'gamos tonterías. Pensamiento y lenguaje son fundo inseparables y ni más ni menos•oriundas de la sociabilidad la una que la o Por este lado no hay diferencia; esencial ninguna. Pero en el individuo ante cede el habla íntima, el decirse a sí mismo algo, a la operación de comunicar lo. Por eso sostengo que-·contra la opinión trivial- es preciso reconoce al hablar-pensar una prioridad sobre el hablar-conversar. Tenían razón fo', griegos cuando hicieron equívoco el vocablo lagos, encargándole de signifi cár iridistiiitárrteñte decir y pensai: · . . •··· Hablar es siempre manifestar; pero al conversar con otro le comunt lo que es ya para mí manifiesto. En cambio, al hablar conmigo mismo o per¡: sar, es cuando ejecuto originariamente la operación de manuestar. Me n:{' niliesto a mí mismo algo· qtie antes me estaba oculto y arcano. Si no, ¿para e¡[ me he fatigado en pens;ir? . . ... , ,; Pensáres descubrir lo oculto, y lo mismo es hablar. Noten ustedes qu sólo se habla de lo que no está patente, inmediato. El chiste de Cervanteil prueba. Orbaneja escribe, dice bajo su lienzo: «Esto es un gallo». ¿Dóñd. está la gracia del caso? Se supone que normalmente un cuadro hace pr(!i;eC te un objeto; por tanto, huelga decir además cuáles el objeto que ya ~stá .. por sí o por su fiel trasunto. Pero con gran humildad Orbaneja tiene cff
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. ciencia de que en su cuadro del gallo no está el gallo ni cosa que se le parez•ca. El gallo de Orbaheja está ausente, invisible, y por eso, muy humanamente, el pintor lo nombra, habla de él, lo hace manifiesto. Podía muy bien llegarse a determinar lo que es el habla estudiando una de sus má? frecu~ntes desvirtuaciones: la lata. Ellatoso elqueusa del ha- · ,.blar indebidamente, contra la finalldad propia del ejercicio enunciativo; en suma, que dice lo que no es necesario decir. Pues bien: fo contrario de lo que hace el latoso es lo que hace elhabla en su uso propio y constitutivo. Nos .Ridan la lata» en la medida en que nos manifiestan cosas que ya sabíamos, que ya teníamos presentes, o que si no nos eran presentes deseamos -por falta de interés-;- que sigan ocultas ante nosotros. Es, pues; la rigorosa inversión ·delhabla, cuya función consiste en descubrirnos lo para nosotros arcano. Hablar es;por ejemplo, narrar. La narración presenta al oyente' Jo ausenJe, lo que éste no ha presenciado. Es, pues, siempre poner de manifiesto lo que estaba oculto, patentizar lo latente; desnudar lo encubierto. ¿No es esto fo que en sus etimologías siguuica«? Deico (delas inscripciones latic nas), deilmumi (griego), disami (sánscrito); mostrar, hacer ver. Dihe, !ajusticia, siguilicó primitivamente «acusan>, esto es; revelar o descubrir un crimen. · ~o mismo la otra raíz que va en nuestro negativo «inefable» o indecible:femi, fasco (griego), bha (sánscrito); lucir, resplandecer, hacer aparecer. · Cuando pienso, es decir, cuando me hablo a mí mismo, intento eviden. temente aclararme algp, y toda mi labor en ese hacer intelectual es desnudar 'las cosas de su cobertura confusa para traerlas a la luz del día, para ponerlas en la superficie o de manifiesto. Lo otro, lo confuso, que antes de pensar tenía inmediatamente ante mí, no era, pues, la cosa misma; auto hen, lo auténtico. O lo que es igual, no era la cosa en su verdad. Noten que aquí la verdad no significa por lo pronto el atributo de una proposición o juicio, de un decir, sino de fa realidad misma. Uno de los errores más radicales y per.. nianentes de la filosofía ha sido suponer que la verdad es originariamente ·una tributo del juicio, del pensar. Sólo en el escolasticismo se entrevé oscuramente que la verdad es por lo pronto un atributo de las cosas:Yello es bien ~!aro: si se pregunta en qué rnnsiste la verdad de un juicio, se responde que es aquel carácter poseído por éste cuando lo que en él pensamos de una 'Cosa corresponde a lo que esta cosa es. Queda·así transferida la verdad des.de el juicio al ser dela cosa. El breve diálogo filosófico del Pretorio lo declara mejor: «¿Qué es la verdad?>H
es
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ce que las cosas; en su apariencia inmediata; no coinciden consigo misml\S no están en su autenticidad, en su verdad.Veo las estrellas en lo alto cm:hb hi cecitas pertinaces. ¿Están lejos?.¿Están cerca? ¿Cuál es su tamaño? ¿De q11Í'. están hechas? ¿Por qué unas se desplazan y otras no? ¿Cómo sé sostienen? · visión delas:estrellas, lejos de.darme su verdad, su auténtico ser, su «elli\!; mismas»; me proporciona sólo esta absoluta averiguación: que las estrellas.ñ6 son lb que.parecen. Hay, pues, tras esta luz que veo la «verdadera luw que•no veo. Y la verdad.de mi juicio.sobre ella será la coincidencia no.con la luz; s· más ni más; no con la cosa simplemente, sino con la verdad de la luz o con. · lliz en su verdad. Siempre se olvida este punto decisivo, siempre se desconoc, que la realidad misma se comporta con esencial doblez. Si el,la por sífue5 desdeluego auténtica, todo contacto nuestro con las cosas seríaya.posesiót[ de la verdad y sobrarían los apuros y esfuerzos del pensar, delconocer. Pero si el hombreyerra al intentar conocer no es priniordialrn,ente y sólo por.defe:realidad que fuese unív9ta; que fuese ,tal y como aparee~ ¿cómo podría errar el hombre? El error del pensar consiste en tomar coma·. verdadera realidadlo que es realidad; pero no verdadera, no auténtica, Y,es• preciso en este punto corregir los usos modernos que plantean el problem del error exclusivamente en el sujeto que conoce y no advierten que en: él co;, labora la realidad; por. tanto, que urge plantearlo antes de iniciar la teoría,d~ conocimiento en el.umbral misrrlo del sistema filosófico, en.la pura ontología¡ Pero quede esto aquL Tal vezluego'volvamos más sustancialmente.sobre ello y caigamos en la cuenta de fa significación pavorosa que tiene el «estar una cosa en su verdad o no estarlo» -el problema de la autenticidad del'serv Ahora nos importaba sólo notar que el pensamiento o habla es el lugar donde las cosas,manifiestan su verdad; por tanto, que éstas no están ahí por sí mismas, en.su verdad; sino que requieren el.esfuerzo de.un.sujeto.cog" noscente para ser descubiertas·y nudificadas de modo que trasparezca.@ autén.tica «naturaleza» ..Por eso.... decía Yº=·se habla.s.é\lo. dgJ99c:11lto Y•a!r · cano, de lo que no .es patente. Y todo hablar; todo decir, es revelar un se.ere.\ no nuestro, sino. delas cosas. De otro moP,o, este hacer parlante y medita hundo. sería por completo superfluo y sin sentido. Esto.por lo que toca ª1 hablar en general. P7ro .adviertan uste.des quefl preguntar o preguntarse es aqnel modo del habla en.que lo que decimos.no revela ningún secreto. Precisamente es la pregunta expresión de nuesp:a ig; norancia, ¿Qué decimos, pues, qué hablamos al preguntar, si resulta que.!11 liacerlo 110 tenemos la clave.de ningún arcano, sino nos hemos hecho ma:± nifiesto de nada? .· . : , · , ; Evidentemente, antes cie que descubramos un secreto, de que traigarno, a claridad algo oculto, de que resolvamos un enigma, tuvo que haber un estai
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Ao mental en que simplemente nos dábamos cuenta de que existía un secreto, ··;un enigma, una ocultación. Sin ese estado mental no se dispararía el proceso .: gel pensar, no haríamos el esfuerzo de conocer y. hablar.. ¿Ycqmo expresaría.;mos esa sitµación en que nuestra mente· tiene ante sí un enigma comb tal? ,.Nos diríamos: he aquí algo sobre lo.que tengo que pensar y-.como para no-. · sotros pensar es'áhora sinónimo de hablar-he aq11í algo sobre lo que es prex:CÍSº hablar. Un problema o enigma es ~oy nada más que eso: algo'sobre que ,1liay que hablar'. Por tanto, el estado mental en que advertimos un problema o 5 enigma es por sí la postulación, el requerimiento; la demanda de pensar o hal:¡lar. Ahora bien: ¿no es esto lo que significa toda pregunta? La pregunta es .un .hablar incompleto; en ella va solicitada una respuesta, no es en rigor sino la ,.petición de una respuesta, olo que.es•igual: preguntar.es pedir que se hable. , i;Es descubrir o descubrirse a: sí mismo la necesidad auténtica del habla, de que •;Se diga una verdad, se manifieste algo oculto. Por tanto, la pregunta es elha¡.bla en su status 11asce:11S. De aquí que aunmelódicamentela frase interrbgati~ yva, a diferencia de wdas las demás, no se Cierra éú sí, no concluye, sino, al re• vés, termina abierta en el aire, busca otra-larespuesta-en quien apoyarse !by continuar. Es germen del habla.porque es esencialmente comienzci;.impulc so hacia ella. Antes de hablar, evidentemente hay que sentida necesidad de d:iablar, y esto es yá anticipar el habla; por tanto, un c9mo hablar antes de ha" r:blar, el logos antes del logos, el pro-logos. ¿N9 es acaso un azar queennues~ ,;tros usos gráficos el signo de interrogación sea un: tan extraño signo, en que la Jínea no· se: decide a.éoncluir,:sinp que•se prolonga.en curva· superflua para ·;acabar por no cerrarse en.sí misma; sino quedar suelta al viento? En la pregunta esencial pedimos que se nos declare el ser de algo, Aho; rabien: el ser, la esencia, era, como antes vimos, lo constitutivamente oculto, lejano, distante y ausente; en suma; lo misterioso o enigmático por ex¡ celencia. Y era nuestro tema averiguar cómo teníamos alguna noticia de lo ·•·absolutamente oculto, cómo es que hablábamos del ser, no obstante carecer ·de todo dato inmediato y directo sobre.éL ··,,
El Sol, 1 de febrero de 1931
1 , , .';- • '¡ ReaJi'did,·casá1 signi'rü:aitriú1riti'tivi:irti~ii-te'.i0 ID±kno: aiga·sabre qué·eS prec~~ ~liscutir i.que h~yque poner en claro mediante palabras.· Res;··que"tal vez en su origen ·ce aquello sobre qu~ -;:::s~ ~le1.tea», ulo que hay que esclarece.r an.te e~jUE;Z.».j ,4e. ~qu~.reo, .el,hombr~ cuya con_~µcta ~o :~:-~ta. en cl'.1r~., '!~~a ~n3: serie de viejas expresiones proces.al'.5 lo indlca: rem habere éiun.'aliquó, ·:-.rem dicere, res cap_itales.- Por tanto, realidad= CueStióD., énigm.a:;-io a· esclarecer. Lo 'misrÍlo cosa t~ecattsaensentidojurfdica .. - :,-:· : . . :. .·'~: - ,_ · ..
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IV · . He dicho que me parece bastante torpe creer que se plantea elproblé, ma del conocimiento cuando se analizan los mecanismos intelectuales (psi cológicos o lógicos) que el hombre emplea para conocer. La psicología en~ tera, o entera la lógica, o juntas ambas, no bastan para dar la definición más, elemental del conocimiento: Se dice que al conocer se busca la verdady:qu~ conocimiento en su plenitud sería la posesión integral de éstacPéro conell¡\ -=recordaba yo"-'- no hacemos sino reproducir la escena del Pretorio,•por' que «verdad» significa tradieionalmente un estado intelectual cuyo cont'e• nido coindde con lo que las cosas son>N o hay, pues, manera de defirirr;el conocimiento sin incluir en la definiciónlafaritasmática idea del·ser, detse¡' de las cosas. Ahora bien: nila psicología ni la lógica nos iluminan lo•\ná§ mínimo para averiguar qué cosa.sea ese ser de las cosas, en cuya captUraj por lo visto, consiSte el conocimiento. ' I ' . ·· ' • ·. .. :;\¡f: Es evidente que el problema del conocimknto no queda planteado ca :. algún radicalismo stno nos hacemos cuestión precisamente de eso que. tia: dicionalnientese considera como su definición elemental: que es unbusca. o aprehender la verdad,: es decir; el serde'las cosas. En vez de tomarestas~ palabras comouna respuesta satisfactoria y reposar en ellas, deben de5per~¡ tar en nosotros la mayor inquietud: •No vale.-·.-una vez dada esa defitli! dón-proceder sinmás a buscar ese ser aquí o allá, eri¡:isicología o en>lógi[ ca o en cualquier otra provincia. Esto supone que, sin más, admitimos.>! existencia de algo que merece llamarse ser y que presumimos, sin rítás;.sa::,: ber de qué se trata. Supone asimismo que no nos causa sorpresa ni nos es,: problema cómo ese se1; que por lo visto está ahí, tiene además que ser buséc cado pm el hombre, en vez de encontrarlo éste sin búsqueda alguna. Porque, es el caso que las cosas no tienen propiamente que ser buscadas, sino:que desdefoego·estánahf; apretando nuestra existencia, ofendiéndonos oha\á,, gándonos. No sólo no tenemos que esforzamos en buscarlas, sino que.u podemos quitárnoslas de delante. Vivir es eso: hallarse sitiado por las cos~, irremediablemente. ¡Hasta ese punto no hay que buscarlas! Lo que puede, acontecer es que en cierto momento hayamos menester de una cosa Y qu ésta no se halle a nuestro alcance. Pero si sentimos necesidad de ella es poi¡ que la hemos tenido, contábamos con ella y ahora, merced a.un pnro_g_ª · nosfalta. La ausencia.de.una ¡¡:osa es, pues, posterior a su preseµcia;.la echa mos ahora de menos porque antes la tuvimos. Su defecto. es'" ancidental;·t. ' ' ' ' ._! •• ,. vezde~tiodeuninstantevolvamosaposeerla .....•.... ·. : ' ·. '',~ . . . P~ro con el ser de las.cosas no. nos pasa esto. Eni:uenfró lá luz en,jiª: dor mío, apareciendo por sí misma, por su propia cuenta y riesgo, en tofn
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de
mi persona. Por. eso digo que está ahí. Pero lo que la luz es, o «el ser de la luz>f, no está ·ahí, en mi rededor, no está donde la luz está,. sino que está iempre más allá de ahi, en una esencial ausencia y ultranza. Si se quiere llea:rhasta él, no hay más remedio que movilizarse, salir de todo «ahfo y emiar «más !lllá»; hay, pues,forzosamentey siempre que ir a buscarlo. Ahora bien: esta ausencia del ser de la luz no se parece en nada a la fal'accidental de la cosa «luz» que podamos acaso padecer. El seruo nos falta .·hora porque lo hayamos tenido antes, como un reloj u otro utensilio que olíamos usar y alguien nos ha quitado. No; elserno lo hemos tenido mmcasi ofo·hemos buscado p1imero. Para que exista sombra o vislumbre de ser es preciso que antes el hombre lo busque. Y claro es que no lo puede buscar si o'siente su falta; El ser comienza por faltar, o dicho más formalniente; el ser es:fafalta o defecto.absolutos yno tan sólo accidentales. Mientras las cosas ~e caracterizan por estar ahí, por rodeamos y oprimimos, su ser consiste en lo que absolutamente no está ahí con un activo no estar, que es la privación 'Jel «faltarle a uno». Volvamos ahora ala definiclón tradicional del conocimiento. como busca del ser de las cosas. ¿No aparece ahora clara su deplorable frivolidad? abla del ser como de una cosa cualquiera entre las que están ahí; y conseµenteménte,: hace del buscar cognoscitivo un buscar cualquiera. Según ·o¡;no habría diferencia entre buscar el ser y buscar una llave que se nos ha erdido. Peromenos·t~davia: cuando vemos que alguien busca una llave, su :·án nos parece comprensible, ya que desde luego completamos su sentido, uees siempre.. como todo actovital-· dramático: Eneste caso de buscar li:llave, el dramatismo será mfuimo; pero no hay duda de que existey tiene (odas los componentes de un drama. El esfuerzo de la pesquisa se nos preenta desde luego motivado por el golpe del destino que representa haber . ~rdido algo que justamente se necesitaba. Vemos la acción de buscar la llae¡emergiendo con perfedo sentido de que se la necesita y por azar falta. iero'enaquella definición deU:onocimiento no trasparece el mothro que ueve al hombre a buscar else1: Máxime si se recuerda lo dicho: que el ser algo que no hay, que no está ahí. ¿No es frívolo ajetrearse porque sí en . uscar algo que ni siquieralo hay? De hecho nada es más frecuente que·esta manera frfvola·de ocuparse :conocer. Un.a gran mayoría de los hombres de ciencia -y no me refiero dos falsos hombres de ciencia- se encuentran a sí miSmos embalados en fu actividad de investigar; .sin que jamás hayan sentido necesidad alguna tiginal que los mueva a'ello. Trabájan en fisica o en filología porque alsalir ·la vida hallaron.constituidos estos oficios de físico o filólogo, y los adoponcomo podían haber adoptado otro. Queramos o no, en la vida hay que
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hai:er algo. No tolera el vacío de todo hacer. Cuando se eluden los,dem· quehaceres, se presenta uno de los más angustiosos: el aburrimiento, qtie , la terrible tarea de hac:er tiempo, de sostener a pulso una vida hueca;lain pesada de todas,la que se desploma sobre cada minuto de ·su propio;tr . curso. Muchos hombres hacen ciencia, digo, por «hacer,algo»; Pero es e ,' dente, que ,ellos ,no habrían inventado ese tipo de ocupación humaria qu hoy se ha materializado en institutos, cátedr~s y puestos sociales regulado y retribuidos. El primero que hizo física no la hizo por «hacer íilgo»; sin por una mternay concretisima necesidad,,, ,,. , Esta· necesidad, que es la raíz del conocimiento, tiene que.serpues a la intemperie eri una definición de aquél que pretenda tener sentido;;' esfuerzo coii,que buscamos ,el serbio ta y se nutre de,uruFdiffiensióil'radi · de nuestra vida, que es la ignorancia, Ésta es el más auténtico supuesto deUé nacimiento; Sólo un ente que e.s por.naturalez;a ignorante es capaz de:mo .' !izarse en la operación de conocer. , · , •/ ·, ' Pero no ignora quienquiera. Ni la piedra ni Dios ignoran; y por hablando rigorosamente, ni una ni otro conocen. Se trata de un privilegi() humano, glorioso y tremebundo.,·', · ¿Qué esdgnorar? Evidentemente,' es cosa distinta del simple riosabéf Yo, no sé cuántos pelos tiene la liebre blanca que preeisamerite ahora:co portal paralelo á'rtico; Sin embargo, yo no, soy ignorante de elló;.esruigrió rancia no es una realidad queforme parte de mí, que constituya mi séd:fé tivo: Con la misma razón puede decirse que esjgnorantela piedra; No; Iaiig+ noraneiareal, constifutiva, 'es algo rriás que un simple no saber: es no sab. algo que hizo falta saber. Por consiguiente, sólo puede ser de verdad.igrioB ranteun ente que por naturaleza es menesteroso, quiero decir, que c6risti~: tutivamente snfre la falta de algo. He aquí por qué Dios tampoco conoce; porque no ignora, y no ignora porque nada le hace falta y menos sabed!lgo · Si Dios es perfecto,nohamenester de saber nada.,Lesobra el sab.er:;J,:¡r,'p sesión de un saber. tiene que estar justificada:. Sólo puede saber quienlon cesita, y sólo lci necésita,quien con el saber llena algún hueco, manqued o defecto que padecía, Ahora bien: el saber es propiamente saberlo qtieuná cosa es; Su objet propio es el ser. Decir, pues, ignorancia es decir que alguien necesita violen tamente, quiera o no; averiguar el ser de las,cosas. Ésta es precisamente'! condición del hombre. ,, ' Por eso es, vario.-,-:repito una vez m~s-.. proseguir en este'orden:d considen1ci01;1es ~i nó entendemos )o,únicb. que,del ser poseemos: lapal~b ser. Éstabrota.eri dertaspregrintas que el hombre se hace, en su habfatinf rrogati'vo, que, como todo hablar, es reacción .a un estado vital determfuad
ésa;
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Quedamos, para ep.tender la pregunta, en situarla dentro de la escena viva que la suscitó, porque sólo en ella cobra la exactitud de su sentido. ,yiVir es hallarse sin saber cómo sumergido en un contorno,' el cual se c'Ümpone de cosas -minerales, animales, personas. Vida es, parlo pronto, trato agradable o desagradable con las cosas. Mas la forma primaria de ese trato nuestro cori el contorno no es «contemplativa»; no consiste en que yo ,!lle ponga a pensar en las cosas y sobre ellas. Evidentemente; para ']Joder pensar sobre las cosas y ocuparme en «contemplarlas», tuvieron éstas'que estarya antes en una relación conmigo no «contemplativa»'. Antes de poerme a pensar en la tierra, yo me he sostenido en su solidez y he caminado br ella, bajando pfacentero sus cuestas abajo, subiendo penosamente sus .Cúestas arriba. Y lo mismo pasa con la luz: antes de meditar sobre ella y de 'convertirla en «objeto» para mi intelección, me he dejado alumbrar de ella,, ysies artificial, la he encendido y la he apagado: La forma primaria de nues;tfo' trato con las cosas consiste en usarlas; aprovecharlas o evitarlas. Sólo porque yo hacía ya de antemano todo aquello con la tierra y la luz; sólo porque las tenía desde luego en mi vida, puedo luego, además de usarlas, po,nerme a pensar en ,ellas. Este «pensar en la's cosas» iib 'es sino uria forma particular de tratar con ellas; pero como se advierte, una forma secundaria ;que presupone la otra. El error fundamental-«intelectualista»-de Greéiay de la Europa moderna es suponer lo contrario y considerar que la forprimaria de nuestro trato con las cosas -por tanto, el vivir primarioeonsiste en la relación Intelectual con ellas. Así, Descartes se atreve a definir iil hombre, es decir; al viviente, al «yo»','Cornfftme chose qui pe11Se d'autres .dwses. ¡Que nos lo hicieran bueno! ¡Que vivir no fuese sino andar pensando en las cosas! ¿Y el tropezar con ellas? Creyó Descartes que vivimos o existimos porque pensamos y en tanto ,'que pensamos, no advirtiendo que el pensar se presenta desdeluego como un, esfuerzo reactivo a que nos obliga nuestra existencia preintelectual. La ,verdad es que n.o existo porque pienso,' sino al contrario; pienso porque ' · to, porque la vida me plantea crudos problemas inexorables'. El lector necesita llegar pronto a una ciudad distante. Toma, según costumbre, el automóvil y se pone en viaje. El lector no es mecánico. Su trató con el automóvil se reduce a manejarlo, p'onerlo en marcha, conducirlo, acelerarlo, frenarlo. De pronto la máquinas~ detiene espontáneamente en soledad de la carretera española. La cosa «automóvil» ha fallado en su so habitual. Entonces, porque ha fallado, porqude hace falta usarla y la
ma
la
EÍ-~biitO ergO'sun1 eS uná dé las ideas más ·ge~iaies·· que. han oc~rrld~ al homb.re; pero a la .vez, una nidada de errores. ' -
::;I ! ;·.
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cosa niega su ordinario. servicio, el lector se pregunta: ¿Qué es el motor.d un automóvil?.Si lo supiera podría.corregir su defecto, su falta. ' . . He aquí el origen de toda pregunta por· elser de una cosa: la adverterÍ da de su inadecuación o. defecto o falta dentro' de la economía.vital. Sitod las cosas nos fuesen dóciles, si en nuestra vida no hubiesefaltas, no nos•pa. raríamos a pensar en el ser.de.nada. ·Pero ahí está: la vida humana es por naturaleza defectuosa, menes teto• sa, fallida.La prueba es firme.-No hay queperegrinar con ánimo de re . en.colección los defectos empíricos que pueda padecer la vida. Basta.ca una considetación•íadical. Si ellector fuera inmortal y el automóvil se led tuviese.en medio de.la carretera,,le traería sin midado. Porque tierÍe delan todala eternidad¡ y le-dalo mismo llegar ala ciudad donde va.un.día u,otro, porque los días•son indiferentes para el sempiterno. Tiene tiempo para estil', en todas partes y.en todas las cosas. Las cosas y las.partes le son tambiénlini. diferentes. Personaje tal no.necesita auto1J?1óvil, y como no lo necesita, no,lo tiene. Dios. va a pie.porque .tiene tiempo para .hallarse en cualquier parte¡. Aunque tarde un siglo en llegar de una cosa a la vecina, las cosas no está¡i nunca lejos para•éL Ellejosy el cerca existen sólo para quien mide y cuenta'' y sólo cuenta quien .tiene sus días contados.
El Sol, 22 de febrero de 193.l ,
';'.,.:
Somos nuestra vida; y nuestra vida consiste en que nos hallamos obli~ gados a sostenemos en medio de las cosas, del ancho y complicado conto'r7 no. Tenemos en cada instante que decidir Jo que vamos a hacer, esto es, lo que vamos a ser en el instante inmediato. Si fuésemos eternos, esto.no nos.. angustiaría; lo mismo daba entonces tomar una u otra decisión. Aun .err~r.'. das,.siempre.quedabatiempo..para.recJificarlas. Pero lo malo es quenu,e~. tras instantes son contados, y por tanto, cada.uno irreemplazable: No.po, demos impunemente errar;. nos va en ello ... la Vida o un: trozo insustituibl de .ella. El hombre tiene que acertar en su vida y eit cada· momento de ella. Por eso no puede su, existencia consistir.. como la de los olímpicos- en un in:. diferente y elegante resbalar de cosa.en cosa, de ocupación en ocupación; según lo.que.buenamente. traiga e] azar de cada jornada. Los olímpicos, sé, guros de que no morirán nunca,.pueden:permitirse este lujo; lo.mismo.d hoy c:¡ue mafüma; esto. que lo otro. 'Pero. el hombre tiene prisa. La vida. corr La vida es prisa. De aquí la esencial desesperación que nos produceel esp de las y.. se dan más tiempo ql\e el rar, " .la..calma ' .. . . cosas. Ellas . . .ti.erren " . .. . que.e~ -~ a nuestra disposición. · ·.. · ·
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· Por tal razón_, sumergidos entre las innumerables cosas que.componen ·nuestro contorno, braceando entre ellas como en un océano·'.necesitamos ·, ,completar la.poquedad de nuestro tiempo su fatal e inexorable limitación, .1111ticipándq11os a las..cosas mismas mediante unaimagen º·esquema en que .. pe nos,revele su contextu,ra definitiva. No nos•basta con esta luz que ahora . ,nos alumbra, que ayer.nos alumbró. Necesitamos. estar seguros de sfmañana ''U:os alumbrará, y para ello nos es preciso saber a qué atenernos. respecto•a la ,. luz de siempre, o.lo que es igual, necesitamos descubrir Ja esencia o ser dela luz. · · . Esto nos hace caer en la cuenta de lo que significa originariamente el gi; !la esencia de una cosa; es simplemente aquella imagen de ella que nos da ,segmidad.vital con respecto a ella .. Mientras esa imagen o idea de cada: cosa ,yde su conjunto nos falta has sentimos·perdidos, en absoluta inseguridad. ELa'vida:, porque es prisa:, es por naturaleza inseguridad; Imagine el 11".ctor t•lln.a vida que fuese completamente segura y verá•que es como un cuadrado drédondo. Por eso necesitamos inexorablemente saber. Antes decía yo que el ,,saber es propiamente saber el ser de algo. Ahora vemos lo que eso significa: ; saber es saber a qué atenerse vitalmente. El ser es seguridad para el hombre, ,.claridad de atenimiento frente a cada cosa, frente a su enjambre o mundo. Una consecuencia emerge inmediatamente de lo dicho: el ser no tiene sentido más 'que referido a un sujeto que; cómo el hombre;.ha menester de véL Más aún: consiste exclusivamente' en una necesidad radical, del hombre. LDios puede habérse1as directamente con las cosas infihitas en: número y en emodos de comportarse. Tiene presentes todas y cada una, las de hoy y las de .,,cualquier ma.ñana. Éles infinito como ellas; su 'esféra de existencia coincide ;,con la esfera que las cosas integran•.No necesita, pues, buscar tras las cosas ,}el ser de éstas. Cuando el catecismo asegura que Dios está en todas partes, ·,no hace sino simbolizar esta peculiar condición de.Ja existencia divina, que .•.hace de ella una cosa tan distinta, tan contradictoria .de Jo que entendemos ,,por «vida humaría». Él, que está entadas partes, está tranquilo.Tiene cada · ,cosacánte sí, trata ·con ella cata a cara; todo le es presente; y no hay ningún prec,seiite teinible.Sea el qué fuere, si es nuestro.presente, ya.estamos sobre.él, ya ¡gxistimos en él; no es, portanto; cuestiónd.'.otemible es, por definición; el -¡futuro, aquello en que aún no estamos. Para un ente que está en todas paryt.es del.mundo, que las tiene presentes, su relación con el mundo no es de xc1~pendencia ¡.sino de p~ridad., El presente no puede nunca 1Ilás que naso~~~~; dT arra. m9d?..~~bpan:rns sucui¡;ibic1~Yi1~, ~-~!"ͪ I1i1~9 .n:o w~~eI1Fe· p~ro .. •en la vida del horp.bre, e]contorno es más poderoso que el hombre, precisas)Ilente porqueu11a: de su~ partes .-.·el futuro--;- no está a.hCY el fururo es inifi.r\ito nb ya en tieinpoy eri ca11tich1d, sino •~ntalidad. ES lo in&fffiic1o~ inis~ .s teÍioso, informe, inminente. Por ~o el hombre necesita réducir la, infinidad '
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o ilfmitación del mundo en q~e se encuentra viviendo a la dimensión fini ta y limitada de su vida. Es decir, tiehe que• forjar un escorzo finito de la ih~ finitud; Tiene que saber.hoy lo que las estrellas so11 siempre. Ese escorzo es)!I ser. El serde.algoes su siempre proyectado en una mente que dura sólo u~ rato. Según Eistó,-tiene el famoso ser uri carácter puramente intrahumanó¡' doméstico. Fuera del hombre 110 hay ser (tal vez, tal vez-andemos co11 cü_Í" dado-"-' haya que contar cómo'un casichombre al animal); Por eso no es ahí; antes bien, para que ló haya tiene el hombre que buscarlo. En esta bus~. ca nace precisamente el ser. · . •· ·. · •· ' . .< Véase qué·sentido es la ignorancia un atributo radical delhombr¿¡ Consiste en la inseguridad de que está hecha, como de una materia alll.ar:•: ga; nuestra vida. Es el no saber a qué atenerse; El conocimiento no tiene·u!l origen frívolo. No es un. simple ejercicio de los mecanismos intelectuales ni parte movido por la curiosidad o prurito de mirar, según Aris.tóteles Pa ' rece suponer1 • : / · ·
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El error más grave de toda la tradición filosófica hasta Kant ha sid~ presumh' que las cosas tienen un ser• ellas por sí, por su propia cuenta yrie5:-, go. De este modo se hacía del ser una hipercosa de •carácterfantasmático, y fa filosofía consistía en una marcha errabunda sin harte.ni trayectoria al tra"· vés de los espacios universales para buscarlo·. Asina hay manera de encon"•; trar una cosa, y menos una: vaga hipercosa•. Lo primero que hace falta ante• un problema es situarlo, determinar el punto del universo donde arraiga':. Sólo así, guiados por su raíz y asiento, podemos llegar con algún método, hasta él. No vale decir: «Lo que busco está en alguna parte; echémonos a dar: con !".llo». ;¡:'.sos problemas sin localización son falsos problemas; Los autép,[: ricos están siempre arraigados eh algún sitio determinado; Es de toda: evi"··. dencia no haber ningún problema que no !osea del hombre. Por'tanto, haill:· de brotarfodos en una u otra· dimensión dela vida humana.' · · : 1 En;partese aproximan!estos _pensamientosa ~os que recienteménte ha-ofrecido Heidegg~f:·;.? el?-~ obra_ Ser Y, _tiemp.o;:perp ,~eplo~o:1:º po.det. R~jar~~· !a priorid~e .e~ s:i. e~unciac;~ón'.rC:º-n1tlti· tu yen el ·nütleo doctrinal que acampana_ mi obra entera, desde mi pn~e: h~r,o (19~ 4), do~~:_ se cierivá-ya:el éonocimiento·y fonnalriiente el filosófico de-la' diriienSióil de inseguridad cons~, titutiva de la:_vida.. Algunos jó.venes españ~l.es qt1e.ahora se entusiasínan_muy justan;iente:~qi;t:: H~idegg·~~ ~nq h11~iera1?: hech9 n~d_, que es resumen programa~CD de E_l t~~~ a~
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La tradición nos ahoga con una avalancha de cuestiones acumuladas, donde vienen confundidas las sustanciales con las ficticias. Por esto urge na investigación radical de ellas, quiero decir, un rigoroso examen de su Vital que permita 'eliminar todas las que no la poseen. Imperativo general de sobriedad: Hay que sacudir el mundo para dejarlo reducido por lo . · · . . pronto a lo inevitable. 1¡t5'.i ·Las cosas no tienen por.sí un ser. El ser surge como.una necesidad que él hombre siente frente a las cosas. ¿Cuál? Ésta. Insistamos en ello. El hom·¡.e no es más que vida. Vivir es encontrarse náufrago entre las cosas. No hay · ás remedio que agarrarse a ellas. Pero ellas son flúidas, indecisas, fortui·''s:No hay modo dehacerpie en suinquieto elemento. De aquí que nuestra relación con las cosas sea constitutivamente inseguridad. En cambio, si la ]jala que el fusil dispara poseyese «espíritu», vería su existencia como una j:hiyectoria segura, Todo en su marcha está predeterminado por la necesiiÍád.física: En ningún momento tiene ella que resolver lo que va a hacer; por tan lo, lo que va a set en el momento siguiente. Dicho en otra forma: su existencia -su trayectoria-··: le es dadaya hecha, no es problema para ella. El '·,«espíritu» de la bala actuaría simplemente como espectador que contemplaría el desarrollode·suvuelo aéreo desde fuera de él, sin intervenir en él. Podo mismo,Ja existencia de la bala no tiene el peculiar carácter de un vivir. Vivir es verse obligado en cada instante a decidir lo que vamos a hacer ··::por tanto, aser-·-·en el inmediato.futuro, La vida no nos es dadayahe" éha, sino que tiene qu~ hacérsela cada cual, y el espíritu del hombre no es primariamente espectador de su existencia, sino autor de ésta: tiene queirla decidiendo de momento a momento. Si las cosas que nos rodean se nos impusieran absolutamente en cada instante, serían ellas las que decidieran de •nosotros, y nuestro. caso se parecería a:! de !abala. Pero ahí está: las cosas eu torno se presentanrespecto de nosotros con un carácter indeciso. ¿Saldrá mañana el sol? ¿Tendré esta tarde una angina de pecho?. ¿Bajarán.los valo" re5 en]a.Bolsa?La vida es, en su más primaria esencia, interrogación.-o lo 'que es igua:l, inseguridad; o lo que es igual, imposibilidad de contentarse con Ias cosas, con lo que está.ahí ahora, y.forzosidad de anticipar !o: que será11. Eero esas «cosas futuras o en su futuro» no son ya las cosas que nos rodean y por sí mismas se presentan. El futuro de las cosas tiene que ser imaginado, ;construido, por el hombre, Y para ello tiene que pasar revista a cuanto de ellas Íeéuerda, a lo que las cosas fueron hasta aquí, y procurar extraer.de esa •«experiencia» una imagen o esquema de su conducta fija, de lo que so11 '#empre, no en este o el otro instante.. De esta suerte, construye el hombre ,Iras las cosas efectivas de cada ihstante la «cosa permanente, inmutable»; en 5uma, el ser de las cosas. Cuando cree haberlo ha:llado sabe ya a qué atenerse
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respecto a ellas, dejan de ser inseguras, indecisas, flúidas. El mundo.:no ya un océano y la vida no es ya un naufragio. Bajo sus plantas siente la tie firme; y el universo.se.convierte en una arquitectura con sus puntos car nales.,.con su orden cósmico. Entonces puede el hombre decidir con algu seguridád; Entoncessus decisiones tienen para él sentido y su vida es u caminar ordenado, en vez de un hundirse en el caos. ,Esta idea de que el ser de las cosas. es algo que el hombre construye pb , que lo necesita, y consecuentemente, que no halU:gar: a hablar de un ser si abstrae de la vida humana, no implica fo más mínimo recaída en elidealiS mo,.y menos én el que fuera peor de todos: en un idealismo antropológic' Porque aquí no se dice que las cosas,. quelas «realidades>>', sean construcció' de.la rtiénte. Todo 10· contrario: .Porque las cosas nos .aprietan tnexorabl mente antes de que pensemos en ellas nos vemos .obligados a buscarleslli ser y a descubrir o construir éste. Lo construido no son, pues,. las cosas,sin su ser. Esta luz no es una «representacióµ» mía, sino ah:evés: porque.i:1bi'' una representación.o idea mía; sino una absoluta realidad que me alllmbr me esfuerzo en• construir su ser; su «idea». o «nociórn> en la óptica. La vida es primariamente encontrarse uno sumergido entre las cosas;· y mientras es sólo eso consiste en sentirse absolutamente perdido. La•vid es perdición. Mas por lo mismo obliga; queramos o no, a un esfuerzo'pa orientarse en.el caos, para salvarse de esa perdición. Este esfuerzo es el.ca," micimiénto que extrae del caos un esquema de orden, un cosmos. Este;es.quema del universo es el sistema de nuestras ideas.occonvicciones vigentes Queramos o no, vivimos con convicciones y de convicciones. El másiestep¡: tico teoréticamente existe apoyándose en un soporte de creencias sobrdb que las cosas son. La vida es absoluta convicción. La duda intelectual mm,; extrema es vitalmente una absoluta convicción de que todo es dudosoc.Y: ser dudoso algo o todo no es menos.creencia en un ser que cualquier otra1d aspectomás.posi.tivo.; .. ~., .............. .. Ahora S!!•Comprende por qué el entendimiento funciona. No simpl . mente porquelo tengamos. Funciona, como en el náufrago los brazos, p ·. · mantenerlo a fl9te; .pensar. es un movimiento .natatorio para•salvarse de.lá perdición en el caos. SLse quiere insistir en la comparación, dígase que.él ser es la balsa que el náufrago se construye con lo que lo rodea. ·;e¡\ El ser de una cosa no es, pues, una cosa ni una hipercosa; es un esqueroª mtelectuaL Su contenido nos expresa o descubre lo que una cosa es' Y« lo CJ.Üe una cosa es».está'constituidosiernpre por elpapel que la.cosa representa en . la Vida, porsu significación intravital. . .. Era verdadéramenteextraño que siendo. elcoriceptb, el pensa~erito, unhacer del hombre, un esfuerzo vitalísimo; su resultado o contenidofues
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algo porcompleto extravital, pttrn visión de un ser de las cosas que no tenía nada que ver con nuestra vida. Es evidente que no podemos hablar ni mentar .nada que no esté de algún modo, que no aparezca en el ámbito de nuestra Yi.dá. Todo, absolutamente todo, comienza por ser algo con que topamos en .nuestro vivir. Por tanto, su consistencia primaria y radical no es otra que constituir'un ingrediente o elemento de nuestra existencia. De lo que pretenda hallarse «más allá» de nuestra Vida no tenemos sino eso: su «estar ás allá» de ésta, lo cual es una determinación intravital. Es lo terrible de la ·da: no podemos salir de ella porque todo está en ella. La emigración es 'mposible. La vida no tiene entrada ni salida. Nadie asiste a su nacimiento iasu muerte, nadie los ha vivido. , . Por una abracadabrante paradoja, la vida -que es siempre la mía, la t¡úe cada cual·Yive efectivamente- no tiene principio ni fin, y sin embargo, ;.hoes infinita. Cada cual se encuentra ya, sin saber cómo, dentro de ella,yna''die se ené:uentra a sí mismo fuera de ella i.
El Sol; 1 de1marzcí de 1931 1,.
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Pi.téde Otro cOntanne' qué un'bueri 'día yo Ílacf. y puedO cr~er1o p~r Sü palllbra, como si
Jl}f: hablase de qui;! ha habido un ecUpse hace Jrescientos años. Pero'mi nacimiento no es viviclo
p~r.mi, :no_p~r~en~ce a ~i vida~ la,c1:1~1 se cotnpone sólo de aqUello a que.yo asis-to y que y~ por cu.en ta gozo o sufro. También yo veo que olro muere; peto este·Ij.echo no Pef(enecé ya al difunto. Nacimiento y muerte existen sólo en otra-vida distinta de la que nace y muere.· ··
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PRÓLOGO SOBRE LA CENSURA DEL CONDE
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Hace tiempo, y con reiteración, ha decit lo siguien! viene inevitablemente sobre España una etapa de radical reforma, en cuerpo público, especialmente en el Est\jdo, y se corre el riesgo de quel~ españoles lleguen a esa hora con un repertorio de ideas políticas torp .. anticuadas, herrumbrosas, paralíticas. Esto elevará a la enésima potenci~ las dificultades de la situación. Y así ha acontecido. Por mi parte, he hecho cuanto estaba en mima.. para evitarlo. He aprovechado las jornadas tranquilas o semitranquilas p~r combatir los tópicos inválidos e intentar sustituirlos por ideas más actuale,i¡; Esta faena me ha proporcionado bastantes antipatías y algunos odios. Perp lo peor es que no ha servido de mucho. Y ahora, en pleno fragor de la luch~, se hace menester renovar la campaña de rectificación ideológica, porque 19 tópicos trasañejos y las grandes necedades parecen celebrar hoy su más inr pudoroso triunfo. Enorme responsabilidad cabe en ello al mantenimiento de. la Censw durante ocho años, en que el pueblo español ha estado por entero sometic\o a una pedagogía de estultificación. Bajo ella seguimos. Fue interrump~d unos días; pero -s.egún mis noticias- el conde de Romanones, aun ai:i,t.• de entrar en el Gobierno, pidió su restablecimiento y ahora sostiene su C()g". tinuación. Conociendo un poco el mecanismo mental y el vocabulario el!! · lucida generación que este Conde incalculable simboliza, se puede calcul el razonamiento que se forjó. Helo aquí: «Durante siete años ha vivido Dictadura beneficiándose de la más rigorosa censura, sin que "pase nad¡¡ Esto quiere decir que nosotros hemos sido unos plimos no haciendo lo mis.,. que.ella. Aprendámoslo para,mañana>h•En lo..cual trasparecen dos rasg,, muy característicos. de aquella gen~ración. [Texto tachadopor!á ceiisui~~' 'lJho es épn~ide,r~r· que Clesde el Gobkmo.se debe operar por ~odas. ~os,Hi;;' dios. contrn·los.españoles, puesto que sólo.sereconoce como lím1teaJ.
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conducta del gobernante el que.«pase algo». Es decir: se puede hacer todo con los ciudadanos•hasta el límite preciso de provocar unarevolución.c [Texto '. tacliado.por lq censura.] Y luego, cuando la revoluciónsobreviene.o se anuncia; se declqra intolerable la revolución,· El otro rasgo del Conde y sus similares. consiste en creer que la inte- . ligencia se reduce al «arte de no ser primo», de evitar que lo engañen a uno y procurar engañar a los demás. Otra cosa es «ser primo» y; por tanto, no ser ·.• inteligente. Ahora bien: esto es lo que entienden por inteligencia los aldea• nos; es la cazurrería del rústico, que proviene de la estrechez de su vida y la angostura de su horizonte mental. Poner tanto empeño en que no le engañen a uno supone la más aburrida preocupación de sí mismo y la incapacidad de ocuparse en hacer, verdaderamente hacer algo; construir, crear. Es evidente que ni las ciencias, ni la gran industria, ni la religión, ni el arte, ni elEstado existirían si la atención no vacase a interesarse en las cosas en la .9bra, desentendiéndose de uno mismo. Con que no engañen al codde de ;R,omanones no se gana nada para España ni siquiera para él como hombre político. Lo único que ha conseguido, en su afán de no ser primo, es que él ., ,)Ilismo no consigue engañar a los españoles. Como alguna vez he dicho, el · ,C:onde ha creído acertar cada día, y se ha equivocado en la totalidad de su ,,existencia. Inconvenientes de la miopía; la vista del.ratón, que le hace ver )UUY bien cada pedazo próximo de queso, pero acaba en la ratonera. La rawnera es .este Gobierno. donde el Conde ha caído, como pudo caer en la ¡;uya el famoso «Mur éle Guadalaxara», de que habla elArchipreste de Hita:
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Mur de Guadalaxara un lunes madmgaba...
Esta incapacidad de entregarse plenamente a alguna cosa -en este caso la cosa es nada menos que la historia de España- ha dado a los movi¡rúentos del conde de Romanones y congéneres un carácter sin remedio destructor. Hombres así no pueden hacer nada: sólo pueden desha¡:er. Por ,i;so han deshecho el Estado español y hubieran deshecho media docerrnde i!~llos que el Destino hubiera puesto sucesivamente en sus manos, en sus .nada primas manos. El Conde y su tiempo .ignoran que las generaciones posteriores han descubierto la delicia de ser primo, de verterse íntegro en una faena creadora; de supeditarse a las exigencias de una obra; de aceptar la ley de las cosas. El personaje más aburrido es siempre uno mismo, y las cosas, afortunada1.nente, nos distraen de él. Ahora el Conde se va a encontrar, en la cima de ,sus años, con esas generaciones enfrente -que no son aldeanas, que no se preocupan de si son o no engañadas, sino que ponen el puño sobre las cosas.
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Yo no espero que a estas alturas aprenda el Conde a ser primo; pero, can' toda sinceridad, me permito recomendarle que lo intente. . ;¡ ¡:j • No sé, pues, si estos párrafos y los que en días sucesivos seguirán,•cm:L ánimo de triturar tópicos ineptos, podrán llegar al lector. Entre su persona y la mía se interpone la Censura actual, de la cual es responsable el conde • de Romanones. ·
«LOS PROBLEMAS CONCRETOS»
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µnumerablesveces he dicho que el problema de la vida pública de España o:enicuestión de-«derechas e izquierdas». Acaso por defectuosidad en el 'odo•de decirlo producía siempre con ello alguna irritación en torno. Los · · ·rabies no advertían que me refería yo a lo que en nuestra vida pública era ·:es más urgente, a su mal peculiarísimo. Siempre he detestado la nive. ación de los problemas españoles con los de otros países. Es una holgazanería mental traspasar a España, sin más ni más, las soluciones que a sus ngustias han dado otros pueblos, Cada ser, persona o nación tiene· su ngustia intransferible y su inalienable alegría. Y de esa angustia y esa ale. ·a propias hay que Vivir como de la única raíZ·auténtica. El mundo en re·. edor-: · en este caso l~s otros pueblos-·· está ahfactuando sobre nosotros, · debemos ser porosos a ély estar abiertos a su influjo. Pero en definitiva, para regir nuestra vida; el contorno debe servir sólo de orientación que nos ilustre y no de pauta que imitemos. La vida como imitación es la vida como falsificación. Nuestro mal radical y primario no existe hoy en los otros grandes puelbs. Se ha denunciado este mal desde hace veinte años en todos los tonos maneras. No se ha hecho gran caso. Pero hoy-tarde ya-lo ven losxiegos · lo oyen los sordos. El mal radical de la vida pública española es la falta de ecencia en el comportamiento del Poder público. Y como este mal es una uestión previa y más definitivamente profunda que toda disociación en dechas e izquierdas, acontece que hoy aparecen juntas derechas_ e izquierdas ombatiendo a-unPoder público prevaricador. ··•La mejor comprobación de la originalidad de nuestro mal se ofrece en .a fisonomía originalísima del movimiento que a estas horas hace estreme'erse a España. Porque el hecho incontrovertible es éste: que están juntos ente al sistema actual del Poder público los hombres entre sí más dispares cír sus temperamentos e ideas políticas, y que al mismo tiempo, con ejem-
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plár unanimidad, ceden todos en sus diferencias, suspenden sus particulá res demandas, para pedir sólo ... un orden, un Estado de conducta limpf Y sólo quien sea. incapaz de· ésta puede desconocer que tal ene!' pamiento de una gran parte del pueblo español no tiene otro origen que la p renne indecencia con que ha sido ejercido el Poder público. No se tratá:d una inquietud espontánea, de una indocilidad súbita en la masa ciudadan como han sido frecuentes en otros países. Al contrario, estamos frente y co tra el Poder, no por gusto, sino a la fuerza. . . Durante cincuenta años han sido manejados los enormes instrumento del Estado -ley; Parlamento, Administración, justicia, Ejército-impu · mente, poniéndolos al servicio de miras particulares, cuando son los sa . dos instrumentos de la vida común, de la vida nacional. Los españoles arr traban sú existencia quietos, demasiado quietos,:En ningún país de Euro .
durante los últimos cincuenta afias,. ha planteado .eL pueblo .menos-conflicto sus gobiernos que en Espa11a, Ha sido el yiismo Estado quien ha enviledd. sus.propios actos usando deslealmente laJey; escarneciéndola·por su'prop cuenta, El Estado español de hoy es]a anarquía con la Gaceta en la manó Es•ello tan evidente; que resultábastante ricfículo estuchar cómo ahoi se quiere oponer aun hecho tan enorme este \ópico jubilado: «La políti · consiste en ocuparse de problemas concretos.,.» ·:;}r No se sabe por.qué, unas cuantas gentes han dado ahora en decir SeJ!l jantes cosas; Notas y epístolas que aparecen en los periódicos ostentan e5 «reciente» descubrimiento, acompañándolo con unos aires de petularié sobremanera inoportmfos. Hay; en efecto, algunos señores que creen.ha llegado con eso al ápice de toda sabiduría política. «Nada de cuestiones abs tractas;·problemas concretos». Y si se pregunta cuáles asuntos son de lamí clase y de la otra, se nos dice muy en serio que es abstracto ocuparse de · constitución del Poder público, y que es concreto ocuparse de la moneda.· .co::_Alo cuaLocurre oponer una larga serie de observaciones numerad por I;. II, IIL.:
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Comencemos por lo menos importante-Luna cuestión de palabr Pocoimportante, pero rsintomática .de. la-<< cultura» que movilizan estos ñores; Si ellector ante una naranja decide ocuparse sólo de su coloro dil. peso o de que-se venda en Francia, no obstante•la querella de los Vinos;• indiscutible que ha decidido ocuparse sólo de ú1la parte dela uaranj~.cBr cinde o abstrae:de todo lo demás que hay en. ella y se queda s.ólo con
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p~rte. La parte es siempre un pedazo separado o abstracto de la cosa entera. -Está se aprende en los institutos de segunda enseñanza. Ahora bien: los señores deltópico quieren reducirla política a problemas particulares o par¡¡jales; por lo.tanto, abstractos; pero les llaman «problemas concretos», maltratando el idioma como podia hacerlo un carabinero·-sea dicho sin enojo para este éuerpci, ya que sumisión se limita a evitar el contrabando de cosas,: como lamia es a ratos evitar el contrabando dé palabras. · · Pero repito que el desliz tiene escasa importancia y no urge nadá distutir ahora los diferentes sentidos de «abstracto» y «concreto», ninguno de os cuales coincide con la intención de estos señores. Vayamos de la palabra 11a cósa misma. El señor Cambó, capitán de estas gentes, ha dicho a los españoles -en nas notas y cartas de tono archiimpertinente, escritas allá en la altura de ripresunto Sinaí-.- que eran unos mentecatos ocupándose en política de cÍle5Íiones que no fuesen «concretas». Los demás pueblos de Europa se atie¡{fo sólo a éstas, según ha visto él en: sus viajes; y como él es el único español que viaja, no hay sino creerlo. Las cuestiones «constitucionales», es decir, de organización del Poder públic~, son abstractas y extemporáneas.
u Da elsenor Caml:íó por supuesto y evidente que nosotros tenemos la bligación de imitar a los otros pueblos. Ya he rechazado más arriba tal supuesto y tal evidencia. Esa propensión al mimetismo es residuo de una de las _enfermedades que padeció el próximo pasado de Cataluña y que seguramente'van .ªcurar sus nuevas generaciones. Para la persona; como para la nación, :vires aceptar el destino, y el destino es siempre único, intransferible, A: Pero ahora voy a admitir provisionalmente aquel imperativo de imita. ión. Queremos imitar eJHeiio a esas nacione.5 ejemplares, queremos,_como hacer una política exclusivamente de asuntos«concretos»; por ejemplo, .lmonetario, Pero pronto advertimos que no nos es posible. Pues ocurre que ·:esos: países atienden sólo a menesteres particulares de su vida pública es arque tienen resueltos los integrales. Vacan a lo particular en la medida en . tle:hanresuelto lo fundamentaL El poder público se halla en ellos; por lo viso, suficientemente estabilizado, en virtud de lo cual no van a inventar probleas que no tienen; y se ocupan, sin más, de los parciales que salen a su paso. ; :Si queremos imitarlos ei1 se1io tenemos que empezar por imitar su pado.Antes de copiar su estabilización monetaria necesitamos copiar su es-bilización del Poder. Sin ésta no hay que hablar de aquélla. Pero esto no
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nos llevaría a un Gobiémo Cambó. Nos llevaría directamente a Robespie yaCromwell. Lo más importante que hay en una nación es su Estado, su Poder. blico, o lo que es igual; la cuestión de quién manda en ella-.,Cuando arr'15 una conciencia sucia en esta sacra cuestión del mando -el Mando ' el im . . 1io, es siempresacro impe1io-, colectiva e individualmente se desmora · • Se desmoraliza el ciudadano y se desmoraliza la moneda, sin que haya ó: medio de restaurar la moral. de ambos que p1.1rificar la conciencia púbÚ en la,gran cuestión de Mando y Obediencia (véase La rebelión de !asmas página 465). '
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III Esto quiere detir que no• son se?arables Jos problemas parcial «concretos» de los integrales o fundamentales .. Y menos que otros el<:! moneda. La moneda es un órgano del Estado que se nutre de confianza. puede el extranjerotener confianza en una rn.oneda sino la: tiene en el Es cuyo órgano de pago internacional es ella. Y. no puede el extranjero tell. confianza en un Estado cuando los indígenas no la tienen tampoco. Sir¡'te constituir la interna personalidad histórica de España es inútil pretencl. reconstituir aisladamente uno de sus atributos como el crematistico.: s;' decisivo enla estabilización dela libra.noJo.hicieronlos economistas• . . . el.pueblo inglés. Durante 1920 y casi entero el 1921; antes de que comé zaseh a acthar:las disposiciones desinflacionistas, se produce espontáii. . mente una gran baja de precios, y éstay no aquellas disposiciones es qui' origina la desinflación. Ahora bien: fenómeno tal no es verosímil sino e pueblo· que tiene confianza en su Estado y se siente solidario de él. En España, la estabilización-y conste que no entiendo de estos as . tos-- es, como problema estrictamente técnico y de «idea», cosa qu_e pu· hacerla un niño: por. el reducido volumen:de nuestra economía, poda • vedad.incomparablemente menor de nuestra sithación comparada corJ'... naciones beligerantes,yenfin, por llegamos la hora después de la experie' cia lograda en tantas otras estabilizaciones recientes. Conviene, pues, e.vi' esos aires de J> quetbman]os señores del'tópico; entre los ciiaf no hayun•solo economista auténtico; .• • ·· ··· .Lo.malo•empieza' cuando se trata de realizar la teoría o técnica estaq' · zadorac•Y entonces. caemos ¡;n la cuenta .de que las dificultades españpl son incalculablemente superiores a las que ha ·encontrado en \)tras parte5: restauración de la moneda. Pudo hacerla Francia porque Francia en teta <:0. .
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fiaba personalmente en Poincaré y en su burocracia. Inglaterra, porque · confiaba en Cunlíffe, en su canciller y en su Banco. Y parejamente Alemania eriSchacht, ItaliaenMussolini. Pero España precisamente no confía en.el señor Caml;>ó ni en el Estado. El supuesto. <
.IV . Perci,.además, resulta demasiado puerílcpara no despertar sospechas, uese•c:(uiera entrar en una reforma dela moneda.en medio dt; una crisis ra.ical. del Poder público,.Esa reforma implica uno de los efectos más graves ara la estructura-social de un pueblo, asaber:·eldesplazamiento.dela riqueza, la depresión-cuando menos la depresión- de ciertas clases sociaÍe5 tuya economía queda cercenada, Otra raíz del problema particular que penetra hasta lo. más.hcmdo. en la.vida integral de un país,.• · · fero, además, nadie ignora que en una estabilización.lo de menos es .ella misma. Lo de más.esque obliga en la etapa de postesta:bilización auna _política no sólo financiera, sino directamente.industrial y comercial s.umac ,Ij\ente precisa, pronta y eficiente.c[)e,otro.modo sobreviene una:catástrofe. {Y.se puede hacer todo eso sin un Estado enpunto?•¡Vamos, hombre! Si algo se ha aprendido .en el mundo durante '.estos últimos años es que to.. qs)os fenómenos _de la vida pública poseen una solidaridad entre sí superior ~;cuanto podía imaginarse.Se está viendo. quelasformas de la convivenciahu7 irnma actual.traban unas cosas con otras tan prietamente, que casi es angustio:.~º' Dentro de cada nación y entre las naciones. La última experiencia grave se ;ha hecho a cuenta de los.Estados Unidos y su•pre[ensiónde particularismo. , . Esta desintegración y dispersión de-la política en .los llamados «proJllem~ concretos» tiene, pues, todo el aspecto de una pura tontería. Se come prende que el.duque de Maura piense as.í; pero da ocasión a sorpresa ver .embarcado en tal extravagancia ;al señor. Cambó, que parecía hombre. con a'lgúndespejo .. .<.. ,., : : ,•. · •El Sol,13 de marzo del931 ! :. .
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Uno. de los diálogos más ilustres .dela historia humaná fue aquél que nthvieron en Erfurt el lde octnbre deJBOB Napoleón y Goethe. Se habla7
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ba del teatro antiguo, y Napoleón censuraba que se quisiese interesar al hciní+:; bre actual con la imagen mitológica del Destino que manejan las tragedias' Clásicas. Entonces el r~o de la guerra pronunció una palabra formidable¡: cuya tremenda verdad revive ahora Europa: «¡El Destino es hoy la political.»a El Destino es el nombre de lo que el hombre, quiera o no, tiene que.: aceptar; es el hosco perfil de las crudas faenas que le son inexorablement~;:•' impuestas. Es lo contrario de la frivolidad, que cree poder tomar o dejarlo¡ que le viene en gana. La vida humana contemporánea está mucho más pro,;\ funda e inevitablemente socializada que la moderna, medievaly antigua:': Poi ello, la mayor porción depresiones y problemas que gravitan hofsobrf! elindividuo provienen de su contcirno social; delgrai;i cuerpo político• eµ que está sumergido y preso. Es decir, que su destino, el repertorio de con;.,, flictos que, quiera o no,:ha de aceptar, se compone en dosis enorme:de · cuestiones políticas. ·- · " · '«El Destino es la política». Y viceversa. Política es el conjunto de problei: mas que es preciso aceptar. Los <i? ¿Cómo se explica esta degeneratión?:
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VI Por lo pronto se explica por una pérdida de fe. La política de «problemas concretos» no es silla ... canovisrno, escepticismo. Cambó, que ha dejado de creer eii Cataluña, no logra tampoco creer en España, y con personajes subalternos de Madrid inicia unnuevo canovismo. Se renuncia otra vez a que España sea una nación vertebrada y en pie, que se•hinque bien en Ja historia, que afirme su puesto al sol y afronte con entusiasmo el misterio del porvenir. Resolución tal no puede menos de encontrarnos apasionadamente en bntra. No me es lícito renunciar a que mi nación llegue a poseer todos los atributos ésencialés deunpuéblo actual, históricamente vivo. Será más o 'menos difícil dotarla de ellos·. Pero desahuciada es aceptaruna mitología tiivial que habla de las «raias incapaces» y es humilde prcivincianisnici que se queda atónito ante los pueblos triunfantes, y no advierte. que el muudo da·muchas vueltas, ·Y ayer se cayó una torre. ·El hecho de que· Australia posea 165.000 millones de toneladas en reservas de carbón y España sólo 2.550 es, en efecto, itlcorregibk Pero esto es µn defecto absoluto de la tierra ibérica, no de la nación española, que se compone' de hombres: La escasez de carbón dificultará que el hombre español llegue a 'ser niuy rico; pero no imposibilita que sea un hombre de alma limpia,' de mente claray de ánimo elástico; que pueda instalarse entre ·las otras variedades humanas y hacerse de ellas estimar y respetar. Conseguir esto es lo importante y lo único necesario: lo demás es ... cursilería. Pero e.so no se consigue circunscribiéndose a los «problemas concretos», sino que exige la reforma a fondo de la vida española, que nosotros, gústel_e o no al señor Cambó, estarnos resueltos•a acometer con tanta energía cima buen humor.'·
VII En todo lci anterior he procurado razonar por qué aunque los otrcis ueblos de Europa se ocupen' sólo de problemas particulares-'según ase.gura el señor Cambó~, España no tiene otro remedio que atacar en su raíz los integrales. Pero ahora descubro al lector que esos razonamientos fueron puro lujo. Quería mostrar que, aunque fuesen tales los hechos europeos, el eñor Cambó no tenía razón en sus consecuencias. Pero la ficción no debe
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prolongarse más. Pues acaece que los hechos avizorados por el señor Cá.rn en sus viajes son completamente imaginarios, y quela realidad contrádi cara a cara y de atriba abajo süs afirmaciones. . . . . : En· .rigor, nada .extraño serfa que esas naciones, entte las cuale5r cuentan las más próceres, atravesasen·un periodo de sobrada estabilizadó' en su Poder público;· Ello no daría pie.para extraer. sugerencias ni moralejas · tir\ · pero; en fin,. podía' ser ull'hecho más o menos transitorio. · • . Por, mala averí.tuía del señor Cambó; el panorama politico de• Euro resulta ser el siguief1te:. . · . ,r . Italia se ocµpa en construir nada menos que un Estado; en opiniórii' los italianos, .novísimo ;y: sin.precedentes erí.la historia. Día por día se afi · . en irí.ventar·nuevas instihiéiones de Poder público.·• · ·: En Alemania pelean pcir las calles;las multitudes, no. cori rnotivol «problemas concretoS>>;.por ejemplo; el ligerisii;no de sus.cinco rriill()n, de obreros parados, sino sobre la Consti,tución; sobre democracia o autori . tarisrno, internacionalismo o nacionalismo.: . .. .. . . . ,. Subamos a Polonia. Hace ocho días se ha comenzado a leer en el Par mento el proyecto de una nueva Constitución.· . ·Tar vez .el señor. Cambó considere esos .pueblos corno relativamet\ anormales,y 9torgue sólo a Inglaterra y Francia el ~arácter de normativo . • ¡Bueno fuera que en esas.deis naciones rectoras.delrnundo,y.que ern~r¡f triun:fantes de guerra tan atroz, anduviesen las cosas manga pot hcirnbro;yf do en'desequilibrio ! Stn emoarg(), da la.sigui~nte casualidadr EnJnglaterr donde hay a estas li.or¡is enormes problemas concrelós, como 'el del.paro y¡ . fuga del oro-¿ se da cuenta el lector de lo que significa para la City el rn nor síntoma de fuga del oro?.. -, se entretienen, no obstante;en discufüa rededor de una Mesa Redonda. Y lo que en ella discuten es..· nada meno ~: la nueva Constitudón dda,India, con.la cual.se inicia -nada menos .:J Constitución de.lo que se llama el Tercer.Imperio Inglé!;. ' . · .Jr: Pero se dirá que, por lo menos, la Inglaterra tradicional, las viejas isHIS brumosas, el Reino Unido, modelo sin par de Poder público, no se ocupa'i! fantasmagorias constitucionales. Se dirá-'-ya'lo ha dicho tranquilamente' señor Cambó-; pero se dirá una cosa contraria a la verdad. Porque est días publican los periódicos telegramas dando cuenta de haberse come:iz do a.discutir.en eLParlarnento el proyecto. de <i, · · significa la base de coligación entre, el partido laborista y el liberah Aho bien: todo el que conozca someramente la historia irí.glesa sabe quesils.rn dificaciones constitucionales.en los últimos dos siglos han co'nsistido ·P ·. dpalrnente en simples reformas electorales, (Yo sostengo que;.en ri~f~" sustancia, los cambios más esenciales en el Poder público son en todas P 0
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tés lasreformas del procedimiento electoral. Véase mi libro, próximo a pu· µcarse, La redención de laspmvincias y la decencia nacional), '.¡¡,;¡ Queda, pues; Francia y sólo Francia para sostener la. tesis audaz del se~~tC:::ambó. Y, efectivamente, Francia representa hoy en el mundo la defensa .él stattt qup,y es,_·por el rncirnento, la potencia reaccionaria por excelencia. _,eró ,basta es.carbar un poco por debajo .de la superficie para advertir que • e'statu. quo va a durar muy poco: Y es el político más realista, más concrec ta de Francia, monsieur Tardieu, quien hace pocas semanas ha dado al •··ento un vocablo; no más que un vocablo sirí. materia ni peso, pero en torno l~ual muy pronto se encenderán las pasiones. Ese vocablo no designa un . oblerna particular, sirí.o todo lo contrario, el más irí.tegral que cabe •. Tardieu a•dicho: «Hay que constriliruri Imperio, el Irnperio·Francés».Y;en efecto, nación que posee tan enormes colonias; dominios, protectorados; etcé. ra,.tiene que plantearse el problema de su Constitución en Imperio. -Cornpárerí.se cmrestos hechos las palabras que Cambó escribía, en estio:doctorál; hace' unas semanas y tómese luego en peso, para calcularla bien; . ,;¡liviandad dela pluma del señor Cambó. ¿Qué han aprovechado a este se6rsus frecuentes viajes?.•¿ Cómo no se ha percatado ·de hechos tan patentes? Yiaja con escafandra y no le llegan los rumores más claros del contorno? ·.arque hay escafandristas. natos y sin remedio:Yo treía que el señor Cambó .o pertenecía·itl gremio; pero voy temiendo que sea un maestro en el arte de ·o er:iterarse de las cosl\s y gran licenciado en tornar el rábano por las hojas. 122 Ccirno'siga así, vamos a convencernos de·'que el señor Cambó no es ·no un conde de Bugallal que, 'por distracción, se ha olvidado de que es el onde de BugallaL
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VIII Para que un partido sea un «partido delcentro » no basta cbn llamarlo ·:-es menester.que lo sea:'Por esto, el que bajo esa denominación ha apac Cido recientemente, y que trernolala bandera del.«concretisrno»; no se lo 'ruparecido a nadie. Diriase que lo han fundado-los chinos, ya 'que son los ºnos el pueblo que resolvió, por sí y ante sí, declarar que su,tierra era el . ntro del rnundci, y.llamó a su Estado el Imperio del•Centro. •Pero son las úmanas perspectivas tanrelativas,.que; mirada la China.desde Europa, reta ser el Extremo Oriente; corno quien dice la extrema derecha: · !Sobre el verdadero qtrácter de esepartido'no. tenernos hoy otraoriendón que el pred.orninici en sus•filas delos hombres de negocios; Han cudido a:él presurosos; «corno las zoritas alpalornan>•: No' se vea en esto
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alusión maldiciente alguna, que me repugnaría.deslizar en giro vagofs compromiso de acusación precisa y prueba rigorosa. Considero fune§ para una.nación que sus políticos sean hombres de negocios, perorib p que estos negocios sean sucios, sino también en el caso de que sean linipi Y no es hostilidad de «intelectual» contra los hombres de negocios! deploro que en España haya tan p 0 cos, y espero mucho de su multiplii: ción. Sin ellos nuestro país no alcanzará jamás el nivel a que ha llegado; evolución económica europea, que es, a sú vez, condición. mate1ial de t0· progreso .)tistóiico para la Península. Necesitruµos a grandes. zancadas( tuarnos en la altitud del capitalismo continental, y esto sólo puederiréai zarlo1os hombres de negocioso ¡Aviada estaría España si tuviese que e.sp· su plenitud económica de nosotros los escritores.!· Por: eso yo, desde rnibo dillita, me entusiasmo cuando veo pasar un auténtico hombre. de negocio Pero otra cosa es que esos hombres de'negocios estén.enelPoder;}\'e vez de hacer sus negocios,Jos compliqyen con la política. Por ejemplo:·íf obtiene España la menor ventaja de que sea.ministro de Hacienda elséñ Ventosa, que es, a la par, vicepresidente de la Chade, Y menos todavíac:úa· do en ese Ministerio existe un expediente sobre tributación de la Chade.·R' chazo toda insinuación maligna que pretenda rebasar lo más.mínimo la si,gifi · cación est1icta de esas palabras; pero la significación est1icta de esas palab~ quiero que conste de la manera más taxativa. Yo no admito dentro de n:¡TI pensár mal gratuitamente de nadie; pero, como español, protesto de qúé1 me obligue a pensar bien de situaciones nacionalmente delicadas: Pbr et porque ni es lícito pensar rnalni es aceptabkqüe se nós obligúeá períSa bien, es por lo que no pueden estar en el Poder los hombres de negocios;:;, Si esto fuera sólo una opinión mía, no importaba en dósis apreciabf Porque mi poquedad está siempre a un dedo del error. Lo malo es que teng mis clásicos. Y no cualesquiera, sino el clásico de los clásicos en la materia el padre y maestro de la Economía política, el propio Adam Smith. El.e.: en su libro fundamental, dice esta friolera: «Los meré:aderesyjefes dernan.· facturas son las dos tribus del pueblo que de ordinario representanmaybf capitales, y que por su riqueza atraen sobre síla mayor cantidad de consid: ración pública. Como se pasan la vida imaginando proyectos y combinafrd. nuevas empresas, superan en penetración y en inteligencia a la mayorpárl, de los hombres que hacen vida de nobles en sus tierras. El pensamiento'~· aquéllos, no obstante, anda siempre más ocupado de su interés particúl" que del interés general, y esto trae consigo que sus consejos; aunc¡uer den con.la más pura buena.fe-.· cosa.que.no siempre acontece-·, déperide múcho más del mtetés primero que del último .. : Toda proposición de le); íiU •. o de nuevo reglaniento en rnestiones de. comercio, si parte de esa clase delü5t
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deberá ser siempre esrnchada con precaución que nunca parecerá excesiva. · 'tes de adopt'arla, examínese largamente, no sólo con asiduo cuidado, con ención escrupulosa, sino además con la mayor desconfianza. Porque esos fbyectos vienen de una clase de hombres cuyo interés no se halla jamás en · aeta confprmid¡¡d con el interés público; de una clase de hombres intereada generalmente en engañar a éste y aun de oprimirlo; en fin, de una clase hombres que más de una vez le ha engañado, en efecto, insidiosamente ·l:ruelmente oprimido». He sostenido siempre, contra los «platónicos», que no es deseable para ripueblo ser gobernado por filósofos; pero, claro es, significa una desgra. •mucho más grave y de mayores arrastres que lo gobiernen los hombres
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El Sol, 14 de marzo de 1931
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NOTA DE VENTOSA Y CONTESTACIÓN :i'.
E1 ministro de Hacienda manifestó ayer a los periodistas lo siguiente:',, •· ·,«En El Sol de hoy; don] osé Ortega y Gasset publica un artículo eri, que manifiesta que yo soy vicepresidente de la Chade y que esta Sociéd tiene un expediente de tributación en el ministerio de Hacienda. »Por la calidad de la persona que ha lanzado esta afirmación, me in resa hacer constar: »Primero. Que si hay una Sociedad que esté alejada de todo contá' y relación con el Gobierno español, es la Chade, cuyos negocios estánéii totalidad fuera de España. »Segundo. Que a pesar de ello, al entrar en el ministerio de Hadé dimití mi cargo de consejero y vicepresidente de la Chade. »Tercero. Que si hubiera algún expediente o cuestión a resolver, e5e dente que el hecho de ocupar el ministerio de Hacienda el que había sid vicepresidente de la Chade, en lugar de facilitar, dificultaría una solutió favorable a la Compañía. »Cuarto. Que aunque el señor Ortega y Gasset estime que la afirniac" anterior, basada en·una consideración elemental de correción y delicad no tiene fuerza alguna, hay un hecho que evita toda suspicacia, y es que' Chade no tiene expediente alguno por tributación ni por ningún otró'c: cepto en el ministerio de Hacienda", aparte de la liquidación normal impuestos, sobre la cual no hay planteada cuestión ni formulada reda ción de ninguna clase. »La afirmación del señor Ortega y Gasset obedece seguramente au mala información, y por mi parte sólo he de lamentar que la haya acogí sin antes cerciorarse de su exactitud». ., '
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, Nuestro querido amigo donjoséOrtega y Gasset nos envía la siguiene,réplica a la anterior nota: «Agradezco al ministro de Hacienda la prontitud con que en una nota ectifica ciert,as indicaciones hechas por mí en un artículo publicado ayer añana. . . »Antes de recoger lo que en la nota dice necesito reiterar lo que mi arculo de la manera más subrayada hacía constar, a saber: mi propósito deci.do de cohonestar la defensa de los intereses públicos con el deseo de no roar a las personas, cuando se trata de materia grave, un punto más allá de lo ue aquélla estrictamente exija. Por tanto, ni un punto más allá ni un punto , · acá, y sería vano todo empeño para hacerme desistir de esa equidistancia. »Me complace que el ministro haga tan notoria su dimisión de la viceresidencia de la Chade al entrar en el ministerio de Hacienda. Queda con ,to.claro que el señor Ventosa no tiene nada que ver,con la Chade, y supoer.relación alguria de este señor con áquella Sociedad sería pura avilantez. i »También resulta de la, nota que, no, existe en el ministerio-,según yo aba-,,-•,'!expediente alguno por tributación, ni por ningún otro concep, o'\,si bien hay '!algo" acerca de ''la liquidación normal de los impuestos, soré la cual no hay planteada cuestión, ni formulada reclamáción de ninguna ·.ase"•. A ese "algo" quehaysobre ;nna liquidación,','normat'. de impuestos mleqµiere llamar eLministro expediente de tributación, aunque el estado í:tual de ésa liquidación "nonilaL" es consecuencia de ún acrierdó de Conejo deministros,•de u~a Real orden reciente dada por el'señor Wais; y aun ·fümdo el estado "actual" de esa liquidación "normal'! sea no haberse aún Jectuado nonilalmente la liquidación, es decir, su pago total. Si a todo este · roceso en que va incluida la situación presente,no se le quiere llamar "exediente sobre tributación", yo, por.deferencia con el señor ministro, estoy · puesto a llamarlo H. .., , · . ·. . su »Tampoco haré hincapié sobre el. extremo de que ese expediente se hae;en el ministerio .de Hacienda, ya que, como suelen los que afectan ali'uidaciones, obra en la Delegación de Hacienda, oficina cuyo nexo con el . isterio no es excesivamente remo to» .. ·· ElSol, 15 de marzo de• 1931
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SIGUEN «LOS PROBLEMAS CONCRETOS»
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H~biera prefericfo dejar al~eñor Ca~ó la últlma palabra,-almenos lo que de mí depende; Por muchas razones: Una de ellas es eludir el ca rácter de match personal que' su contestación da a· esta disputa: Cuanc! aprietan tangrayemente como ahora urgencias detoda la nación,repugn mucho distraer la atenciónpública en combates de hombre a hombre'.· importa, por lo mismo, hacer constar.que ·en.mi'artículo·«Los probleIJ! concretos»' no se. rozaba lai persona dd señor Cambó sino en tres punto . que.significaban ala vez y con estricta contigúidad problemas objetivos:cl nuestra nación. Uno era salir alfrente de la superlativa impertinencia y! ·. ínfulas dé injustificada altanería cori qué en artículos y nótas recientes se:h dirigido al país el señor Cambó, repartiendo a diestra y siniestra denuesti>s y desdenes -intentando provocar hostilidades entre clases sociales, enrrg ciudades-· sin tomarse el· trabajo de probar sus afirmaciones y negaciones; En este vicio logró contaminar al duque de Maura, que se acostumbraba.··' debida.y gratuitamente a parejo libertinaje: (Sólo como. detallemuy;se.cu darlo, pero que debo refrescar ante el lector,recórdaré que este· señor; desd una altitud intelectual sobremanera problemática, se perniitía califidir'd «frases hueras» las que con entrañable preocupación dela grave crisiS:n.a cioual algunos escribíamos. Esas supuestas «frases hueras» anunciaban,\; que hoy es ya un heého notorio y sentenciado: el error de la política que fu encomendada al señor Berenguer). •Otro punto era la afirmación exorbitante de que hoy la política se!~ ducía en todas las partes de Europa a problemas concretos y no «consti tuyentes». El tercero, ejemplo de la anterior generalización, se refería al pr~blem, de la moneda, e insinuaba cómo por no ofrecer el señor Cambó confianza 610
aís en una política integral, no podría intentar siquiera la política «concreta» dda estabilización.· · . A esos tres printqs'añadía mi sorpresa ymi censura;por el hecho de que e
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procurado reducir ésta a lo que sentía ser mi deber inexcusable. Hasta a ra, con rara continuidad, he creído que estaba obligado sólo a meditar;y; cribir sobre temas políticos, sobre la est:rilctura del puebki español{ de pasado y el gálibo preferible de su futuro;·He esperado cuarenta y siete¡¡ii para convencerme de que era preciso·airiesgar más por.el destino públi de Espaiiayque debía entregarmeibien que en compromisoimuy definido a la áspera intemperie de las luchas políticas, aun quitándome horas de:! que necesito para mí; ¡Esto es lo que el verídico y constructivo señor Caní llama diletantismo. político! Yo creía que en mi actitud política hábía si frente aunosy a otros, constante, pertinaz: por lo menos lo he sído·erure· zar carteras ' una de las cuales me ofrecía el señor. . Cambó en febrero:oma delpasádo, ria sé bien en cuál meside;ambos; porque, como estos pólític sin diletantismo ofrecen muchas,· tiene uno uri poco de lío en la' cábeza; Esta convicción de poseer.escasas dotes.para el ejercicio plenario de, gobernación ha hecho que.me preocup~mucho de descubrir otros hombr mejor pertrechados queyo o cuidar de ellos cuando eran.ya notorios:. Gó .• hace dieciséis años' que .en España no. hay propiamente vida públic~ no' mal, es inevitable que el número de hómbres mínimamente aptos parar~ el país sea escasísimo. Uno de ellos era, sin duda; el señor Cambó;.Eocer a pesar de sus; lacras ~como son sú peligrosa manía de intenienir en.ne:g cios acroi:negálicos, su insuficiente cultura, su falta; de efusión. En cambi se dan en el señor Cambó dos condiciones que, aisladás,son dos. defect perojuntas forman el esqueleto de un hombre de gobierno: ser duro,te~~ con poca alma y propender a combinaciones quiméricas. Aquello hacé( hombre compacto; esto impide la anquilosis. Añádase que el señór G:amlfü era uno de los poquísimos personajes políticos granados en toda una gen ración: Por la tradición de su política regional, nervio auténtico de todas historia y del futuro español, no había quedado en incrustación dentró 1 los viejos partidos;•ypor su distancia ala .constituido podíaenelmómen actual ponerse alfrente de la reforma estatal a que -¡por fin!-.-irie:kor blemente vamos. He aquí por qué yo he procurado en la cuantíaibieri gasta de mis medios mantener en franquía al señor Cambó cuando acabó primera Dictadura. Porque mostró súbitamente el señor Cambó la mási. traña urgencia de ocupar el Poder, siempre-¡ claro está!- que no hulf ra Cortes y que no pudiese levantarse frente a éllndalecio Prieto. Yo le i taba a demorar su entrega al régimen vigenté, a que esperáse la reaccióri: .·· país y fuese entonces lo que por su tradición política podía y debfahali sido:· el «conductor». de España en esta hora de gran viraje. Claro es·que ineludible:un previo abandono de los negocios y el resuelto-canje4e ál nos gestos provincianos pototrós mejor.adaptados a grandes.horizonte¡¡it.. '
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e· esperado en esta· esperanza hasta que pocas semanas ha el señor Cambó iis"ertaba resueltamente de su alto destino y c.onlribuía a fundar unpartido h.via estrecha·. · · ' 2 ; He aquí'cómo no me duelen prendas y puedo .contar al público el con" 'do de esas conversaciones ahora exhumadas por el señor Cambó. Cotéeló dicho con el artículo «Los problemas concretos» yse notará el ajuste éciso. En esta su contestación, que es más bien un puro ataque o, si se émc ña,·un contraataque, finge suponer que en.mi artículo allanaba yo lo 'que ;sustancial y valioso en su pasado, como pretende hacerlo con el mío. 'lripárese esta ficción con mi texto y pase el caso a sentencia, iiÍ' En lo anterior he querido aceptar. el papel de reo, aunque no soy yo el poti~o-hómbre de negocios, sino el señor Cambó; aunque.no soy yo.el que precia reducir la política a problemas concretos ni quien ha estado o está.en el .·· •· terio de Hacienda. Yde estas.cosas precisamente se trataba. Sin embargo, .€:querido contestar a los ataques del señor Cambó dándoles yo mismo un "·ede cuestiones políticas que no tienen, pues sori, a lo sumo, apreciaciones bre mi carácter intelectual, sobre mi versatilidad y extremada presunción. El hecho de no tener yo pasado de actuación política; y el señor Carne 'uno largo y nutrido, da a mi posición en este match uha ventaja.excesiva: difícil atacarme y me es fácil defenderme. Pero me repugna aprovechar a ventaja negativa que no he ganado por haber hecho, sino por no haber Cho, se entiende, política; por eso trato las objeciones a lo Ea Bruyere que 'hacen a mi carácter con igual patetismo que si me dijesen cómo siendo ·'hombre público había discutido el pago al Tesoro de unos impuestos. ·Esto por lo que hace a mí; pero ahora sigamos con el señor Cambó. El Sol, 19 de marzo de 1931
II Dice el señor Cambó en su contestación: «Todas las agrias censuras que me dedica mi ilustre amigo parten del púes to de que yo soy el inspirador y conductor de un movimiento polítique tiene por bandera la exaltación exclusiva de los"problemas concrec s" (que, según el señor Ortega, son aquéllos que afectana.!os:problemas át~riales), repudiando los "problemas abstractos", entrelos cuales figu'rilos problemas de derecho público y de orden moral y.cultural. . T.·.'» Pero ¿de qué palabra, de qué texto, de qué referencia ha podido sacar · eñor Ortega y Gasset que yo haya dicho jamás semejante majadería?»
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Con1a habilidad de un prestímano que en el circo convierte un.a'•p matoria emun conejo albar, quiere aquí el señor Cambó sugerir a suslec.ffo res que yo he enteudieio el «concretismm> del partido del centro comc\•u reducción• de su programa político a los problemas materiales.• Peio es: cierto que miartículo mostraba cómó elintento de esta política «conr:t{' se dirigía más bien a escamotear los problemas «integrales»; suscitando'u polvareda de problemas «particulares».•De materia y de espíritu no se· blaba- una palabra, Tomé como ejemplo la moneda po> serla cuestiótiq manipula con más gracia el señor .Cambó y que constituye efectivamente' tema serio, grave, urgente; pero sin motejarlo yo de problema«materia,h., el ~entido peyorativo de la pálabra, Para mí; lo económico ria es «materi en·oposición a espirituaLMi obra combate siempre eltrasnocl:iada'«iO lismo» -en la ciencia; en la política y en la vida privada. Pero lo qiié quiere es producirla «desmaterialización>>;•el escamoteo, deLgran·asiin español a la hora presente: la necesidádkle crear un nuevo Estad&Para:'é se emplean todos los medios, se tergiversa despreocupadamente lo quedi el adversario, se levanta polvo en derredor a fin de oscurecer y cegarca'J · gentes; Pero nosotros nos opondremos .tenazmente a ese tonfusfoíiisin parano tener que decir como el romance: !
Con la grande polvareda perdimos a Don Beltrane. .
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El señor Cambó ha dicho en 10 de cÍicieil1bre, aunque ahora ser a admitirlo, que es preciso abandonar los problemas pol!ticos y adscrilfüs los problemas concretos: . «Hoy precisa buscar la colaboración de los hombres capaces, ven:g· de donde vinieren, que puedan coincidir en la apreciación de probletn reales y concretos, antelos cuales las divergencias de criterio,porel-hec de ser conmensurables, puedan ser reducidas y eliminadas ... » «Cuando están planteados en España tantos y tan importantes prob mas, que sólo pueden tener adecuada solución en el.Parlamento, la:cori catarla de Cortes constituyentes significaría la postergación de aquell problemas para·que el Parlamento consumiera todas sus energías en debq puramente políticos de orden constitucional». Aquí los problemas políticos de que se quiere prescindir son taxati mente los constitucionales; que por lo visto no estánplanteados en Esp"a Pernmás aún: en 13 de diciembre remachaba: ¡>d «Larealidadpresentenos dice que hoy el problema de la form~d bierno no interesa¡!excepto España, a ningún país civilizado, ni de Eur9 < "'"
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''de América. En.todos ellos (monarquías o repúblicas) son los formidaíles problemassustantivos de la hora presente los que absorben la atención _e gobernantes y gobernados»: · · · Vér que.cosa semejante se aseveraba me produjo estupor. Porque me·aEurop~ se cm,nponel;rny derepúblicas recentísimas, calentitas aún de su ·atividad, ria bien seguras aún de su perduración, En )1ingtma etapa histó1i·a han caído juiltas más monan¡uías. Donde la Monarquía se ha conservado, .como en Italia, el cambio de «forma.de gobierno» ha sido aúri más radical, orque no es aceptable llamar «forma de gobierno» al hecho de que subsislafigura de.un Rey. Sobre esto he de hablar pronto con algún pormenor, unque ya dije lo esencial en 1914 (véaseViejay:nuevapdlítica). EnAmerica él-Sur, las endémicas revolueiones toman ahora el carácter de transformasicines constitucicinalesycambio•enJas «formas de gobierno», que antesno plían tener.Y si el señor Cambó.conociese.más a fondo la política, por ejem. lo, delos Estados Unidos y no seattiviese a lo palmario y al dato periodisc ·có; se miraría muchb antes .de asegurar que no esté inclusive el lóbulo nor'fe·del nuevo contiriente en vísperas de transformar la «forma».desu Estado :Véase la serie de ,estudios que he comehzado a publicar en LaNadóh, de uenosAires, con.el título «Los "nuevos"- Estados Unidos», y que procura•extractar para el público•peninsular).• · · · • :• .• 1 •• : • • . ·Hubiera el señor Cambó dicho inversamente: En España está planteaci un enormeproblepia de Estado.que urgeatacárfrentea.frentey con agnanimidad¡ pero es ineludible radicaren él todos los:ritros problemas éC:nitos, minuCiosos ymás gris·es, ünpidieridci así que la emotividad pcilíti~ a suscitada por la gran cuestión civil se consuma en vagos ardores -que ·ubiera dicho esto, sobre todo que con sus grandes medios lo hubiese he:ho, llamando a las gentes todas hacia un movimiento de reconstrucción ácional, y habría estado él al nivel de sí mismo y.yo quieto en mi rincón o :o.vilizadq en füas, Pero en vez de esto ha dicha y ha hecho una gran frivodady•nos deja temer que no siente la historia de España como hay que sen.. la para gobernarla: íntegramente, cori su esplendor y su miseria. • · -:*
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!''"Decía yo en n;ii artículo, después'de dar al viento mi entusiasmo por s•hombres de.negocios que no son sino 'hombres de negocios: •.. ;1;; «Pero otra cosa es que'esos•hombres dé negocios estén en el Poder, y en ,i:z:de hacer sus negocios los compliquen con la política. Por ejemplo: no Jltiene España la menor ventaja de que sea ministro de Hacienda el señor .en tosa; que es a la par vicepresidente dela Chade. Y menos todavía cuando
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en ~se ministerio existe un expediente sobre tributación de la Chacle;,f:R chazo toda insin¡¡adón maligna q¡¡e pretenda rebasar lo más mínimo la sigllÍ
cación est1icta de esas palabras; pero la significación est1icta de esas palag1'. q¡¡iemq¡¡e conste· de lamanei:a más taxativa. Yo no admito dentro dé'tní: pensar .mal grattiitamente de nadie; pero como español protesto de qtj~(. me obligue a pensar bien de situaciones nacionalmente delicadas,l'círÍJS, porque ni es lícito pensar mal ni' es áC:eptable que se.nos .obligue a peIÍ!; bien; es por Jo que no pueden e5tar en el Poder Jos hombres de negocios. :' A Jo. que el señor Cambó ha contestado: ··. «Aprovecha el señor Ortega la ocasión quele deparan los ártículcí~ q me dedica para dirigir al ministro de Hacienda; señor Ventosá, uh· ataque;~ boza do, con todas las apariencias:de una insidia'. El señor Ortega cónoce;, timamente al señor Ventosa,yestóy seguro que tiene de éLla misma opini que cuantos. Je conocen y le tratan. ELseñoÍLOrtega;. precisamente.porL amistad con el señor Ventosa\ tiene el deberheroico de acusarle cara a,c;( si tiene noticia de que ha realizado un acto réprobable: Si no la tiene; s~" puede acusarle, las líneas que ha escrito, no son dignas de él; todos sus a.. gos las habrán leído fon pena:, y él mismo e.s imposible qué sienta; 'en·:r~L ción con este acto, aquella interior.satisfacción que es.juicio decisivo par los hombres de espíritu recto y de conciencia limpia»: . ·•• Esto. es·~no necesitointe:rpretárselo al lector.:..... un insulto· queíel se ñor Cambó me dirige:: Es un insulto retórico de. aquéllos· que antaño solía' disparar los políticos btavticones, como el éalamar1anza sutbita.para es bullirse al amparo de Ja turbiedad que él mismo ha emanado. Pero es vano el empeño: El señor Cambó, que intimidaría con el menó· de•sus gestos audaces mi.habitual timidez en Ja vida privada, no consegúir nunca -siento hacérselooSaber-·- intimidarmelo·másmínimo.cuando& trata de asuntos públicos: No; señor Cambó; un poco de mesura. Yo¡ertv. de inmu tarme·ante·su insulto,-voy a analizar tranquilamente su.párrafo 1,ci... Hay en él la intención de presentarme como un hombre a quien: fa!]l' lémica política lleva a violaruna amistad.íntima. Mas es el caso quemia ~. tad con el señor.Ventosa no tiene ese carácter, aunque yo lo desearía ..Nu,. tro trato se ha reducido a seis u ocho encuentros en toda nuestra vida. P~ro¡. se crea que va esto dicho con ánimo de volatilizar mi relación.con estese1t Todo lo contrario. Lo .digo para añadir en esta ocasión tan penosa, y cuand razones más fuertes que mi albedrío•me obligan a.vejarlo; que mi Simp¡¡. y estimación por su persona privada son muy superiores al grado de !111 1 tra efectiva amistad.. Pero todo,esto•no tiene que ver con Jo que yo.escribí de él, yel¿# dramatismo delinsulto que el señor Canibóme dirige, dejando intacta\.
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onciencia, recae, sin que yo lo quiera, sobre la suya. Pues fueren cuantos eaii:los quilates de mi'amistad con el señor Ventosa, acaece que yo no ten0 por:qué·acusárle cara a carfü Por la simple razón de que no Je he acusado mpoco oblicuamente. Copiadas quedan arriba mis palabras. No cabe salmás tm1ativarr¡ente el alcance de una censura. Porque de eso se trata: no e:acusar, sino de censurar. Mas el señor Cambó, con una habilidad de abogadetesubaltemo, a que ha querido descender para amenguarse, aspira a con, ndir ambas cosas, como si se dirigiera a gente aldeana, que se pierde entre negro delo impreso.· [il ,,No; séñor Cambó; mis palabras resunien con alguna precisión toda una (\qcmna formal sobre la actitud que a todo ciudadano le es obligado tomar ente a la•actu'ación dé los hombre5 de negocios en elPoder, actitud que un · ·aestro tan lejano y sereno como Adam Smith nos recomienda. (Para decir orno el s.eñor Cambó-queAqam Smith, el discípulo de David Hume y el .igo de Voltaire, era un reaccionario y defendía a los nobles contra la insión en el Gobierno de los simples burgueses, hace falta poseer de un ta. año descomunal lo que suelen llamarse agallas). Que el señor Ventosa interv'enga en negocios de monta no sólo es licio; sino plausible. Que este señor sea ministro de Hacienda, también, porue sus condiciones lo justifican. Lo que he cerisurado.~y ahora de nuevo e,µsuro-'-: es que qui.era unir fo uno con lo otro: Y luego, con mayor espeialización, censuro qt¡e 'se encargue de la cartera decttacienda cuando en Jeniinisterio existe desde hace tiempo un asunto sobre tributación-no ·:Je llame «expediente>,:__ que afecta a las sociedades que operan en el Ex. anjero, entre las cuales se halla la Chade. Porque ese asunto ha motivado eliberaciones y acuerdos de técnica. administrativa y resoluciones de Goiemo en la etapa inmediatamente anterior a su ingreso en el ministerio. La :l;i~de discutía sus intereses con perfecto derecho. Pero ya no es tan derecho lÍésus hombres se encarguen de la cartera de Hacienda, que ayer aboguen J¡mcí particulare5 y hoy regenten como ministros. Por mucho. que ejercite ~:táctica del calamar, no podrá el señor Cambó. perturbarla diafanidad de ij:sittlációna que aludo y de Ja doctrina que defiendo. ~f!i, ¡Bueno fuera que bastase con la procacidad de un insulto para hipnoti¡ír/al ciudadano que quiere defender de presiones a la burocrac.ia española! ·,.fo, éste·es el, trance de. ahora. Yo no frecuento las oficinas públicas; mas ,clría asegurar por indicios suficientes que empieza a constituirse en el ·urócrata español un «alma profesional», una «disciplina íntima», cuyas dos .·: ensiones·sori: moral de servicio al Estado y sería competencia. Perdura·n.aún grandes fallas del pasado y habrá todavía mucha obra muerta. Pero .. indudable que la nueva burocracia quiere serlo de verdad. Y ¡¡na burocra-
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ci~ con sl! moral especifica y admirable, con su independencia profesional, eS s!!p!!esto del Estado contemporáneo. Pues bien: desde la primera dictadu' esa burocracia se siente humillada y maltraída por el aumento pavorosl¡ e\ las presiones extraestatales que recibe constantemente.Yo'no soy mru¡ qu un pequeño escritor del barrio de Salamanca; pero mientras la pluma se dócil a mi mente he de defender como un jabato la nueva burocracia espa ñola frente a las asechanzas de los negociantes. Porque me importa mucll. que España sea plenamente un Estado. · Claro es que no me refiero ahora especialmente ni al señorVent9sa al señor: Cambó, sino in genere al·político-hombre de negocios. Paresa·. pareció un érror que se formase el partido del centro sin la amplituci q~ sólo una fusión más total con la situación íntegra de España hubiera pe · · · tido. Aún a estas horas quiero confiar en una rectificación de su perfibR curro de sus promotores distraídos a sus .prómotores atentos; · · •ve'; . Pase que formen parte de un grupo;político algunos hombres de nego dos; pero es preciso que queden de sobra· compen5ados por otra faunámu diferente. Recuérdese lo que Laboulaye decía del Parlamento francés: «Une) cuantos abogados son la sal de una Asamblea; pero que sean abogados · ··· cuatro quintas partes, ¡caray!, es demasiado». En el partido del centro pr dominan con grave desequilibrio los financieros; Haga el lector lo siguien tome un papel, escriba eri él los nombres de las personas-individualm~ respetables-- que forman su plana mayor; al lado de cada nombre haga có · tar la denominación de los negocios en que intervienen, y verá que eho forma un tupido emejado de intereses opuestos a los del Estado español. . Un punto razonable en la contestación del señor Cambó es proclama~ la necesidad de concluir con la suspicacia como estado permanente dbl~ opinión pública. Muchas veces he insistido yo en tema parecido desdem: primeros escritos. Pero es evidente que la eliminación de un estado de esp ritu·tan·negativo y estéril; no se consigue ordenando; sin más, a los e5pañ les que dejen de ser suspicaces, sino exigiendo a los políticos que d~jen' serhombresdenegocios: · · . . •: . · · Éste es el asunto, yno:mi conciencia .. Nila del señor Cambó ni la: .. son cuestión de palabras. La conciencia está impresa en la vida de cad¡¡ cu con letras mayúsculas y va gritada en el repertorio de.nuestros actos visibl y.tangibles. Por tanto, inútil hacer aspavientos de otrora y andar verbific do sobre la conciencia. ·
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SOBRE LA «FRASE HUERA»
., Hemos promrado conocer la contestación del seilor Ortega y Gasset a la carta de dmr Gabrie1'Maura que ayer publicába111os. El seilor Ortega y Gasset nos ha rogado que reproduzca111os el párrafo textual donde aquella «frase huera» aparecía. Es, e11 efecto, el 1ilti1110 de su fa111oso artimlo «El eiwr Bere11guern: Helo aquf:
&'Por tanto, si el Régimen la aceptó obligado-··la Dictadura-·razón de · ás para que al terminar se hubiese, con leal entereza, con natural efusión, brazado al pueblo y le hubiese dkho: Hemos padecido una incalculable esdicha. La normalidad que constituía la unión civil de los españoles se·ha roto.La continuidad de la historia legal se ha quebrado. No existe el Estado añoL ¡Españoles: reconstruid vuestro Estado!» «Como ven ustedes .-nos comunica literalmente nuestro colaboraór- la frase "que el Rey se echase en brazos del pueblo" forma parte de áfrasemás amplia,. donde se declara un poco el sentido de aquélla, La exfosión misma es literalmente muy vulgar y sin ningún refinamiento. Si cinGabriel Maura hubiera dicho esto me habría inclinado y reconocido lo certero de su juicio estético.· Caídas semejantes abundan en mi escritura por ·a sencilla razón de que yo no soy lo que se llama un "buen escritor", y en os círculos literarios consta de sobra que no pretendo ser tenido por tal. parte congénitas insuficiencias, me lo impide mi manera de producir bajo 'ugravamen de ocupaciones, que resultan más bien excesivas. Escribo en nrincón del día, y a matacaballo, y en El Sol saben que no he corregido jaids mi prosa, la cual, redactada a altas velocidades, no suele llevar tampoco 'C::tificaciones manuscritas. Sobre todo, los artículos políticos van sin que ·b·revise siquiera las pruebas con el fin de evitar las erratas de imprenta. arto veo que esta conducta es reprobable; pero, por otra parte, no tiene re: edio: mi vida es demasiado apretada, y bien quisiera poseer los ocios de nprocónsul romano para escribir con acribia "párrafos indolentes con un tilete de oro donde danza la languidez del sol". »Pero don Gabriel Maura no califica esa expresión de estéticamente uera", sino de políticamente inane y con un "misterioso contenido". En es,o hay ya falta de derechura y voluntad denigratoria. Porque leído ese párrafo, 'ue resume todo el artículo, no resulta su sentido demasiado enigmático.
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Frente al error de querer birlar la discontinuidad radical de la ley pública absoluta anormalidad en que se ha caído, intentando soluciones "normal que dan aquel enorme hecho por inexistente, se declara .allí que hubf sido el acierto recurrir al conjunto de los ciudadanos y restaurar en tC Cortes Constituyentes la legalidad triturada. La cosa sería sencilla ca· "¡ buerios días!"; en cualquier país donde los grupos que representa ·adi apoyo acepta don Gabriel Maura no considerasen que pueden impunerrie' deshacer una Constitución,.pero que hacer otra es un crimen o poco men »Entusiasta de una interpretación aristocrática de la historia hurri no es del todo fácil encontrar un escritor suelto y sin arrimos que haya lagado menos que yo a las muchedumbres.. sean éstas obreras, periodisti estudiantiles, "aristocráticas" o financieras. Hablo a su tiempo del "pu~l¡lo pero no soy muy populachero. Todo esto fingen ahora olvidar esos seficl'f cuya.única posibilidad de triunfo es que las realidades queden.mágicanf te borradas. Pero el verdadero aristocratlsmo, a diferencia deV'señorit:iSill siente siempre al "pueblo" como su elemento recíproco; Por eso, talvei!sti de las damas más auténticamente aristócratas que ha habido en el último;·. ríodo español fue aquella "ricahembra" de Toledo que quiso mciiiryñiU' -simbólicamente-· enbrazos de uno.de sus pastores,. como su antep elconde de Orgaz en brazos del santo africano. »Una de las desdichas profundas de nuestra España, sobre todo'.de. actual, es !a.escasez de almas sustancialmente aristocráticas. Su huecolru ocupado el espíritu '.'señoritil". Y ese siente'váhídos en.manto tropieL:aii:' unafrase en donde aparece la palabra ''pueblo". »Comprendo que irrite mi actuación. ¿Cómo un escritor antinüil tudinario puede ser, a la vez, republicano? ¿Entonces/'república" sigllifi o al menos puede significar, orden, rigor;·sacro impe1io, voluntad dé:' Estado-ensuma: aristocracia? ... Aristocracia es, por lo pronto,fairp)_ juego liñipiO ». · · Publicado sin firma, E1So1;2.l de marzo déll
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·LOS «NUEVOS» ESTADOS UNIDOS
';nmis conferencias de Buenos Aires -.-192.B-·-· y luego en mi libro La belión de las masas, he. in~;inuado que entre las causas de la depresión vital ·ue.Europa.ha padecido durante estos años, la más curiosa de todas.es una . eaila falsa idea delos.Estados Unidos que dejó entrar eri su mente. Pero to requiere, para ser comprendido, una preparación. . , . Las ideas; es decir, las imágenes esquemáticas que delas cosas nos hacec "os, representan en la vida un papel semejante al de esos planos mecánicos úe.con el autom.óvil suele entregarla casa constructora al cliente, El motor sus· órganos están·r~presentados por una serie de líneas puras que simpli,fawla realidad y facil,itan su manejo. El hombre·construye la idea con el ,rqpósito, deliberado o no, de fijar un modo de habérselas con la cosa; Si no ''Viésemos podnexórable sino que manejar las realidades en tomo, no es erosímil que poseyésemos ideas. Aunque la naturaleza arbitrariamente os hubiese dotado de inteligencia, yacería ésta en un rincón de nuestra rsona, herrumbrosa y anquilosada, como en el desván la máquina fuera ~uso. La pura contemplación no existe. Lo que el griego y el místico cristiallamaban vita cin1templativano era tal, enrigor'..Para uno como para ótro contemplación significó una efectiva manipu\ación de cosas, sólo que de 1iltimas cosas;.delas realidades trascendentes: Dios, el universo el sentí.. de la vida. El error delpragma tismo no radica en que considere' las ideas bmo instrumentos, sino en que quiera,reducir las cosas con que eLhombre ne que.habérselas a lo perceptible y ekperimentable,' lo que está ala mano resente; el mineral, la planta, el ániIIlaLy la estrella.: (Porque la estrella rmny lejos· que esté está siempre también a la mano). Si así fuese, la vida nltaría faena fácil, tal vez resuelta con cierta plenitud hace.milenios, Es.cies inferiores al hombre, como:el chimpancé, tienen ya, según Kóhler, pacidad instrumentífica y esto no sería posible si carecie5en de vislumbre eidea. Es probable que las ideas del animal no sean estables y posean un
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carácter de ideas-relámpagos, de <
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· ediata e instantánea, sino sus consecuencias. Corno el buen jugador deaje'éz al mover. una :pieza tiene la profética intuición de las innumerables juadas que puede•provocar.. El «mañana» tiene para cada:ser viviente distinto e.spesorségún sea de espesó el«ayei:». que conserva en laTeminiscencia: · }ec·i!. De es~ suert\', la repletá bodega de los recuerdos obliga ál hombre a irna. gmarun fu turo vastísimo que, a veces, es toda su vida posible y todo el muiiHo en que ha de moverse. Para dar un paso tiene que anticipar todos los demás eidear elcamino y esquematizarse el universo enun plano topográfico. No ·ene duda: el hombre por su esencia misma se complica la vida.y cuanto más 'dndo sea su vivii:y más auténticamente humano, la complicación es mayor. Y: todo por esta venturosa desdicha de poseeruna formidable imagináción! J;• El chimpancé no tiene que preocuparse más que de.buscar ahora el 'látano hacia elcual siente apetito. Vive así de niornento a momento, como e¡i:¡:lespunte,.Pero el hombre alimaginar su.vida entera hace que ésta gravic .,e sobre el paso singular que ahora va a dar.·¿Paraqué darlo?-·:se pregunta. ~;:Para dar luego tal otro -se responde}' así sucesivamenteJYcua:iJ.do ha imaginado el último paso, cuando ha anticipado la totalidad de su vida, se encuentra con que •su imaginación le fuerza a salir de ella y preguntarse: ¿Para qué toda mi vida? ¿Qué sentido tiene mi vivir? ·. . .oc¡ ·• ·ELhonibre es el único viviente•quepara vivir necesita darse razones de · tir• La cosa e5 incr\'íble; pero indubitable, pero inexorable. La vida humaanecesitá-.quiera o I}O-. justificarse a: sus propios ojos. Sólo podemos vic ·r apoyados en ciertas ideas sobre nosotros mismos y'el más o menos de vida-·su energía;intensidad, eficiencia- depende del coup de chanípagne que esas ideas logren damos. · . · -i•:. Supóngase un hombre que ha ejercitado un enorrne esfuerzo para lograr la creación de algo. ¿De dónde ha manado ese esfuerzo? Evidentementedela.fe que tenía en el valor de ese algo y la convicción deque sólo meiante ese esfuerzo se podía couseguir. Pero· he aquí que de pronto, a su era, otro hombre logra crear otra cosa mejor aún y con una plenitud, con )ía sencillez yprecisión de medios, sobre todo, con una facilidad y seguriad radicahnente superiores. No hay duda de que esta averiguación produ'rá completo desánimo· en el primero. Con esfuerzo incomparablemente ayor, sólo ha obtenido un resultado incomparablemente inferior. Esto ejará en él la impresión de que no puede luchar más, que se ha equivocado que aquel otro hombre pertenece a una especie cualitativamente distinta ara el cual, desde luego, no existen las dificultades y problemas en que uedó enterrado su esfuerzo. Pues éste ha sido el estado espiritual de Europa durante unos años frente a los Estados Unidos. Creyó ver que un pueblo joven, sin necesidad
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de larga preparación, de angustias, de luchas, conseguía crear un tipo: vida nueva, dentro del cual quedaban eliminados casi todos los azare5rfall y lacras que los conocídos hasta ahora habían siempn; arrastrado. lmag( tal disminuía automáticamente la idea heroica de sí mismo que durante; · glas habíamantenido al europeo en la brecha de las esforzadas creaciou" Tenía queperderfe en su obra y en sus propias cualidades. Seres de.con ' ción nativamente superior venían a implantar una vida nueva, cuyo nivé inferior se.hallaba desde luego muy por encima de toda la historia hum ·· antecedente. Era inevitable que Europa, comparando su realidad•conr imagen del norteamericano; se sintiese como un definitivo e irremedia pasado.Sevive,'decía yo, de la idea que uno tiene de sí mismo, pero en:. interviene siempre, más o menos, la idea que tengamos de los• demáSTSE los demás tenemos una idea demasiado bueua, cuanto somos ff hacení'. nosotros nos parecerá despreciable, y este desprecio reflejo, actuando 1:ió • tras hora sobre·nasotros, acabará por aflójar nuestra tensión vital;. Ahora bien, si esta idea que Europa tuvo de América durante estos•áñ · fuese cierta, pasada esa etapa de depresión, habria sido fecunda. La nueva. da superior habría acabado porrefluir sobre nuestro continente y el europ se hubiera sometido, con renovada ilusión, a la disciplina de este otro horno auroral.No es posible que una nueva calidad humana de auténtico. valirn sitivo produzca sólo efectos negativos. Norteamérica debía haber sido a: e5 . horas como una.inyección puestaalViejoMundo. Ahora bien, no ha sido• · 1930 será probablemente una fecha de suma importancia. En ella ha' crisis la idea falsa sobre América que el europeo aceptó un.momento-.y,.: crónicamente, el americano inicia la duda sobre sí mismo. La consecuend es inexorable: comienza una etapa de depresión americana y de resurgi
ADIÓS A LOS LECTORES DE EL SOL
.:• _esde laft_mdadón de estepeliódico, en 1917, esclibo en él, y enEspm1asólo ~ d 1'.e e~cn~o. Sus páginas han soportado casi entera mi obra. Ahora es pred.o.pei e~ctnm en busca de otro hogar intelechtal. Ya se encontrará. ·Adiós lecores mws ! ' ' El Sol, 25 de marzo de 1931
·,
miento europeo. El cambio en la imagen de los Estados Unidos aparece muy claro en gunos libros réé:ientes que conviene analizar; ·
·La Nadón, 22 de marzó del93 (Véase la continuación en el año 1932, Sobre los Estados Unidós [En el tomo V de estas Obras complef
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¡A LOS ELECTORES DE MADRID!
Leed· estas palabras que os dirigén en vísperas de una importante jama Civil tres convecinos vuestros:· .. Durante.ocho años, unos grupos 1 audaces que se habían apoderado fraudulentamente del Estado español, de su ejército, de su policía; de¡] grandes máquinas públicas que entre todos los españoles pagamos y son gráda propiedad nacional, os han mantenido en envilecedora esclavifüdp" lítica. La torpeza e incompetencia que traían embozada en su audacia·,·J:iií logrado que, al cabo de esos ocho años, tan decisivos para el desariolfo•d nuestra vida colectiva, España haya retrocedido en todos los óidenes,fs hoy más pobre, más destemplada y menos inteligente que en 1923. Todo es: se ha hecho, y se sigue haciendo, para aniquilar el movimiento de gi:aTil'e surrección histórica que desde comienzos del siglo inicia el pueblo español Quiere nuestra nación vivir en plenitud y hacerse un puesto de ré5p·€, to en el mundo, tomando para ello en su mano la dirección de sus destine( Pero esto no conviene a la institución monárquica, que no ha sabido nun fundirse con la totalidad de los españoles, y es más bien gerente de U· sociedad de socorros mutuos· formada· por los altos dignatarios eclesiás ' cos -no el clero humilde ni las órdenes religiosas populares-, parla al Banca-no el comerciante y el pequeño industrial-, por los jerarcas·iÍ\." tares, por los «aristócratas». Esos pocos centenares de per~onas preterid" que, entera una raza antigua e ilustre, viva supeditada a su arbitrio, el'cíf sobre ser egoísta, ha demostrado ser todo menos genial. En estos meses nuestra nación se recobra del envilecimiento en que•~ la ha mantenido, yva organizándose para una larga y magnífica empresa.· dignificación y reconstrucción históricas. Las elecciones municipales del do mingo próximo son un primer contacto con los enemigos interiores del gr' porvenir nacional. Es preciso, pues, que los electores madril'eños demll~ tren poseer el sentido de responsabilidad política, de reflexión, de energí
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'a la par de mesura, dotes caracterlsticas de una población urbana que repre'ei:J.ta la capitalidad de todo un pueblo. Van a emplearse todas las coacciones ·or un Estado que ha dejado de ser el de España para convertirse en una ' árcialidad . .Ya a correr el dinero de los que lo tienen para comprar simo. ·acamente la co¡:iciencia electoral de los que no lo gozan. .Debe constar a los electores madrileños, cualquiera que sea su condición spcial, que no hay probabilidad alguna para que el régimen monárquico pueda llegar a crear un nuevo orden y una nueva paz en nuestro país. Ninguna inquietud popular ha estorbado durante medio siglo la actuación de la Monarquía. Ha podido hacer cuanto quiso, a sabor y en plena holgura. ¿Por ·ué no quiso hacer el bien a España? En el futuro, no podrá ya sostenerse, sino ·orno en estos últimos años: apelando a los Poderes más anormales, acumuiindo violencias, barbarizando la•éXistencia española. / •· En cambio es, por lo menos, posible que la colaboración enérgica y dis, 'plinada de los electores madrileños pueda organizar un nuevo'Estado es' añolrepublicano, apoyado en la voluntad y la'a.dhesión' de•casi todos los ciudadanos, integrado por instituciones de nuevo carácter, originalmente f\sPa'ñolas; acomodadas al tiempo actual, y que sea•como un poderosísimo otcir que empuje nuestra.raza a una gloriosa ascensión sobre el horizonte ela Historia. • !, ¡Electores, votadla candidatura de conjunción republicanosocialista! .. Firmado Gregorio Marañón, RamóTI Pérez de Ayala, José Ortega yGasset;Ciisol, 11 de abril de 1931
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UNA NOTA
1;,·
HISTORIA··
unajorna~~f~~~;edÓ~~~~~do e~~uestr~-EsP~
Hace ocho días, en el régimen republicano; .El hecho es de tal bhportancia, que merecería n'111tlf tiempo de respeto, durante el cual no se retrajese a ningún otro asuntb¡' aun afín con él, la atención de las gentes. Mas, por otra parte, urge 'trabaj eficazmente en pro del nuevo Estado. y la Agrupación al Servicio. deiac .. pública necesita dirigirse a sus adheridos por este medio general de pub cidad, que es, por ahora, el único a su alcanée, para darles cuenta de'la•la realizada en las pocas semanas de su existencia. . · Lanzado el-llamamiento pocos días antes de formarse el último Gobi no de la monarquía, tuvo que luchar con la censura para llegar hasta los cf dadanos. Aprovechando unos días, muy pocos, de semilibertad, se publicó e· los periódicos y acudieron adhesiones en sorprendente abundancia. Se form en Madrid un Comité provisional que, atendiendo los propósitos expresad en el llamamiento, se ocupó de lo más urgente: crear los núcleos locales .. toda España para aprestarse a una propaganda muy activa en vista de llilfü;•.., turas elecciones constituyentes. Los iniciadores quisieron subrayar la urg., cia de esta labor sobre la vida provincial acudiendo a la primera ciudad.c1011d se .había constituido un núcleo: Segovia. La caída del Gobierno Berengu_er,)'(, formación del Gabinete Aznar trajeron consigo nueva suspensión delas• rantías políticas, y luego nos fueron disparadas a quemarropa unas eleccion municipales, sin más días de libertad que los matemáticamente exigido~,i:'. No podía la Agrupación apenas nacida, y en los primeros pasos.A¡; organización, hacer otra cosa que concentrar sus esfuerzos en los p11nt del mapa electoral donde menos segura parecía la victoria republicana.Sip-~ municó a los núcleos locales el acuerdo. de no presentar candidatura~y.p~ mitir sólo que los adheridos pudiesen, donde por la calidad de las perso_l¡
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ft¡ese conveniente.su presentación, recabar los votos con el carácter de repu-~licahos independientes. En cambio, nuestra Agrupación prestaba toda su fu~rza y actividad a la candidatura de Conjunción Republicano-Socialista . .
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ORGANIZACIÓN Y COTIZACIÓN He aquí, para pleno conocimiento de nuestros adheridos, la estructura f[ue hemos dado a la Agrupación en tanto asambleas ulteriores no resuelven ptrá cosa.
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Nuestra vida colectiva actuará partiendo de grandes unidadesregion les. En la capital de cada región se ha constituido un núcleo que serelam nará con otros parejos.existentes en las capitales de las provincias anej Los núcleos de estas capitales a su vez orientan la labor de otros constituid en los pueblos. El Comité central, resi.dente en Madrid, podrá de es~m nera simplificar su labor; entendiéndose normalmente sólo con los ded' capitales regioµales. ' · , ;uanto en el Comité central como en los demás regionales y provirlci les hay un delegado ,·un secretario y un tesorero. ,•Las regiones en que por ahora se ha dividido el territorio nacional p • los eféctos de nuestra .campaña son las que tanto 'el presente vivo coino historia hacen notorias. •Sólo .con Andalucía se ha hecho una,.excepdó transitoria, dividiéndola en tres regiones: Baja Andalucía (Sevilla; Huelv' C'.:ácliz); Andalucía Alta ( Córdoba,J aén) y Andalucía Oriental (Málaga¡ Gr riada, Almería). ··· / Coristituida•jurídicamerite nuestra Agrupacióll' desde 'hace sófm . días, se participa a todos nuestros adheridos que desde l.º de mayo deberá acudir a' cotizar con la cuota mínima de una peseta; No podrá coruiderar: en lo sucesivo como adherido quienrehúse la cotización. EnMadridpo ' efectuarse desde·ma.ñana en las oficinas de la Agrupación; avenidaq ' yMargall; número 9; piSoC, despacho 17;
éh datos fehacientes, de la situación política de la provincia y de los errores, ~busos o defec.tos que en el funcionamiento del nuevo Poder público se aviertan. . .. ~o: nútleos regi~nales pr~curarán fomentar la publicación de periódi·.?s dianas Ysem~~anos-o bren la adscripción leal de otros ya existentes a · .n~es.tra Agrupac10n- con el fin de que propaguen una unidad de espíritu ubhco que responda al nivel de nuestro empeño. Madrid, 23 de abril de 1931 · Cliso!, 25 de abril de 1931
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LABOR QUE AHORA SE EMPRENDE Los núcleos regionales, muy especialmente el de Madrid, se dividirá en secciones profesionales. Los ingenieros, losmédicos, los juristas; los cb merciantes, los empleados, los obreros, segón· su gremio; serán reu1iid' aparte·can·el.fin de que estudienrápidamente los•problemasmás urgent en la constitución del nuevo Estado queafectenasu profesiónyoficio. mase ocuparán;de informar al Comité central de cuanto en el sectorsoci·, a que pertenecen pueda interesar con urgendaa la República nacienteJ G reciendo por el pronto-esperamos que en breve se subsane este defect de adecuados locales propios para efectuar estas reuniones profesional' procurará cada sección hallar lugares adecuados. Cada una de esas secci nes nombrará un secretario, quien llevárá crónica delos trabajos hechos la sección y los comunicará a la secretaría central. En las Agrupaciones· cada regiónse procurará, dentro de una fértil autonomía, ejecutar parm. dios parecidos ehnismo propósito. lmporta mucho sobre todei ques¡;.fu[O me al Comité central, después de una observación pronta, pero bienfundad
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AGRUPACIÓN AL SERVICIO DE LA REPÚBLICA
[UNAS CUARTILLAS]
Unas cuantas ciudades de la Re;ública·han sido vandalizadas por pequeñ turbas de incendiarios. En Madrid, Málaga, Alicante y Granada humea11io edificios donde vivían gentes que, es cierto, han causado durante centuti'' daños enormes a la nación española, pero que hoy, precisamente hdY, cua· do ya no tienen el Poder público en la mano, son por completo innocu' Porque eso, la detentación y manejo del Poder público, eran la única fuer nociva de que gozaban. Extirpados sus privilegios, y mano a mano con 1 otros grupos sociales, las órdenes religiosas significan en España poé9 más que nada. Su influencia era grande, pero prestada: procedía del Estado Creer otra cosa es ignorar por completo Ja verdadera realidad de nuestr vida colectiva. Quemar, pues, conventos e iglesias no demuestra ni verdadero celote:. publicano, ni espíritu de avanzada, sino más bienun fetichismo primitivo' criminal, que lleva Jo mismo a adorar las cosas materiales que a destruiflif Elhechorepugnante avisa del único peligro,grande y efectivo que-para-1 República exiSte: que no acierte a desprenderse de las formas y las retórlt\is. de una arcaica democracia en vez de asentarse, desde Juego e inexorabl ~ mente, en un estilo de nueva democracia. Inspirados por és'ta no hubiera quemado Jos edificios, sino que más bien se habrían propuesto utilizáfl para fines sociales. La imagen de la España incendiaria, Ja España del fueg inquisitorial, les habría impedido, si fuesen de verdad hombres de'es; hora, recaer en esos estúpidos usos crematorios. La bochornosajornadad~ lunes queda; en alguna parte, compensada en Madrid por la adrriirabT del domingo; La prontitud, espontaneidad y decisión con que la gente drileña reaccionó ante la impertinencia de unos caballeritos moná]!;¡úfc:-_ fue una amonestación suficiente, por el momento, que daba ál Gobiefri'
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olivo holgado para podar ejecutivamente su.ingénita petulancia. Nada •ás debió hacerse. De otro modo, aprenderían un juego muy fácil, consis'ente en provo"car con un leve gesto de ellos convulsiones enormes en el u~bld republicano. No: si quieren, en efecto, suscitar en nosotros.grandes acudida~, que s.e molesten, al menos, en preparar provocaciones de mayor · amaño. A ver si pueden. Lo que és preciso evitar de la manera más absoluta es que falte al Gokmo: ni durante una fracción de segundo, la confianza en sí mismd y en .· •plemtud de su representación. Este Gobierno, si alguno en el mundo, ha ido ungido por la más clara e indiscutible voluntad de la nación. Los eneigos•de la República no han intentado siquiera ponerlo en duda, éuales' uiera·que fueren sus ilusiones y sus manejos dé.otra índole .. En cuanto a los .'epublicanos, es cosa de evidenciarebosante que nadie puede presumir de aber hecho más por la República que ese grupo de hombres exaltado hoy Jps cargos.de ministros y demás oficios gubernativos: Nadie ha trabajado . ás por el cambio de régimen; nadie• se ha expuesto más entre los espa" pales vivientes. Es, pues, intolerable que grupo alguno particular, atribuyéndose, con grotésca arbitrariedad, la representación de los deseos riacio~~~' reclame ~multuariamente dcl Gobierno medidas y actuaciones que el g~pncho haya inspirado, Son demasiados millones de españoles los que han atado a la Repúblic;a para que el montón de. unos cientos o unos miles as·u;e a serrriás España ¡oda'que el resto gigantesco. Con toda esta;teatralería evetustademocracia mediterránea hay que acabar, desde luego y sin más. .o.hay otro «puebld» que el organizado; La multitud caótica e informe no · democracia; sino carne consignada a tiranías. ,,,.. Por.otra parte, esa plenitud de representación que ene! Gobierno resigele obliga a conservar intacto el depósito soberano de confianza que enteffflma nación.le.ha entregado, Es el Gobierno de todos los que han votado ,.República, y tiene el deber trémendo de llegar íntegro y sin titubeos has·. el mo111ento e¡¿ que nos devuelva, instaurado ya, el nuevo.Estado,-la Repblica española. , . ' , . .·• .. ;p; Porque de ésto se trata estrictamente yno de anticiparse a calificar esa -~~ública con uno u otro adjetivo. Después de siglos de despotismo, franco _disfrazado, va España por vez primera a decidir con libertad, e inspiránose en su destino más propio, la organización de su vida. Por eso es muy ecialmente criminal todo intento de tiranizada de nuevo, imponiéndole prmas de imitación. La originalidad, a veces dolorosa, de nuestra historia augura con toda probabilidad soluciones y modos nuevos que pocos sospehan hoy. Por lo menos, no hay gran riesgo en vaticinar que España no será como algunos dicen por ahí- una República burguesa. Sólo el des cono-
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cimiento pleno de nuestra .conformación histórica puede; creer tal cosa• España, que no ha podido vivir con plenitud, ni siquiera con suficienciárla Época Moderna, preci!mmente porque le faltó burguesía, no es verosí · · que a esta altura de los tiempos y bajo .una forma republicana resulte;por magia, constituida en nación específicamente burguesa. Todo anunciamás bien que España llegue a organizarse en un pueblo de trabajadores. Elmo;. do y el camino para arribar a ello serán, deseguro, distintos de los que se han ideado en otros pueblos, y sin gesticulación ni violencias revolucionarias; Entre innumerables r.. azones, hace.creer esto que nuestra ecóriomía és:M• . . un equilibrio tan inestable, por su escaso volumen, quela menot contrae•. ción dela.riqueza pública ~y:todo intento revolucionario Iá suséita¡¡í\(::; será catastrófica}' estrangulárá el conato mismo de desórdenes ;grayesutr1,•. • Es preciso, por tanto, que de la maneraínás inmediata yresuelfaiµ1/' pmigán el tono de Iánueva democracia exacta; limpia, dura como elméta técnico, cuantos españoles posean la dosis sufidente de buen sentido;y qít no. sean pseudo-intelectuales incapaces de pensá¡; tres ideas en filar Hqy:n,g tiene la República más peligros que los fantasmas. Nos induce a esta fe,.entre otras cosas; ver cómo los estudiantes\•qí:\~ son; con el grupo de hombres goberriántés, quienes más hicieron por elacif venimiento de la República, han ofrecido uná nota ejemplar con su totáLa;11f senciá delas asquerosas escenas incendiarias. Pero es preciso que seprepa.~ ren para dar a esa ejemplaridad, en el inmediato futuro, caráéter;más actiy'q; Tienen que defender.fieramente la dignidad de su República. Fíenser eles~, instinto insobornable; tesóro esencial dela juventud, delcuál ha de emanij el único futuro verdadero. Fíense de él y rechacen todo lo que es falso; sin autenticidad, como esas falsas representaciones de manidos melodramªs revolucionarios y esas imitaciones insinceias de lo que un pueblo semiasiáti;. co tuvo que hacer en una hora terrible de su•historia1 Exijan iinplacablemem te que se cumpla el estricto destino español; yno otro fingido .o pí:estado.G.f Firmado Gregario Marañón, José O~tega y Gassl!.~ Cliso!, 14demayqdé193.l,
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[SOBRE LA CANDIDATURA DE ALICANTE]
rta convocatoria a Cortes C~nstituyentes debió significar en toda España como un concurso que se abna entre las provincias para ver cuál enviaba al farlamento representantes de mayor capacidad. Se trata nada menos que de un Parlamento encargado de construir el nuevo Estado español, y un Estad? e~ ur;a fabulosa obra de arquitectura. Era natural, pues, que cada proyi~cia, sm el menor titubeo, hubi.ese desde luego aplastado las ambiciones enanas d~ partidos, partidillos y partidejos y, saltando sin más sobre todo i¡llo, hubiese extraído de sus recónditos cobijos a los hombres de la comar~~ que ~oseyesen ~ás cl~ra visión arquitectónica. La ventaja mayor de la democ.r~cia es que tiene siempre las manos libres. Libres de castas y rangos petnfrcados para pone'r sus destinos en manos de los mejores. . ,· . . . En algunas provincias, sin embargo, no va a acontecer esto. Como los •n,ieJores se están quedos en su rincón, se adelantan los más livianos que son siempre I_os _más ágiles porque no pesa sobre ellos la grave impedim,enta que es el sentimient? de respo~sab~lidad. Todo está bien compensado en el mundo, Yel que no tiene gran mtehgencia o finura moral suele encontrarse dentro con un tesoro de audacia. Por eso es la historia, desde siempre, una guerra sorda y subterránea entre los capaces y los audaces. No~ª! que exagerar, sin embargo, el pesimismo sobre el nivel füedio de las proximas Cortes. Yo, que fui el primero· en dar la voz de alarma ante l~ avalanc~a de irn;ptos que las primeras candidaturas de muchas provincias anunci~ban, d1_go ahora que en casi todas partes fueron luego eliminadas Yque~-ª por dia ~an mejorado las calidades. Aun ahora, después de ]a ·P;oc!amac10n de candidatos, recibo informes frecuentes de nuevas eliminaciones Y se advierte un desplazamiento de las fuerzas electorales hacia los nombres de más denso prestigio. . Por esta razón me hago grandes ilusiones sobre la decisión de Alicante. \ )'o espero que :Sª magnífica candidatura, en que hay muchos nombres a ]a yez tan de esa tierra y tan universales, triunfe con abundancia.
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. TieneAlicante; por todo su viejo pasado, una tradición com~ eterna ~.e democracia. Esto obliga a esa provincia a no ~omportarse com? s1 ahora es~ trenase su actuación democrática, como si estuviese eu las pn~e'.as letras. del régimen popular. Debe conducirse como una doctora e~ plebiscito~ Y, de"!. jando a un lado los que se agitan más, exaltara! mejor eqmpo de arqmtectos nacionales. Los demás españoles tenemos el derecho y la esperanza de que:• Alicante nos envíe buenos forjadores de historia.
HAY QUE CAMBIAR DE SIGNO A LA REPÚBLICA
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JJurante ocho meses tenido EsrJana-quevivir bajo decombate, digamos bajo la figurasideraLdeLSagitario.Estetemperamento de lucha >ha forzoso porque fue necesario derrumbar:uri régimen.inepto 'e illstaurar 'ótro que puede ser más apto. Siete meses deagitadón, aspereza, vocerío, acrimonia. No censuremos nada de esto; al cOntrario: hagámonos solidarios de .•su conjunto dejando a cada cual la responsabilidad personal del detalle. La .pura verdad es qué-nadie puede con buena razón quejarse de las erosiones .Técibidas .. No es posible tran!\ffiutarun Régimen con merios crodezac La lu'i:ha y sus intrínsecos atributos no pueden-reducfrse a menos de lo.conse'guido hasta ahora en nuestra' España.•.·· ~!-•••Pero el casd es que las últimas elecciones nos-hanillstalado plenamenIe.en-la República,- en un mi evo Régimen.Y ufrnuevo Régimen es un nuevo paisaje donde el pueblo-·y no sólo el pueblo-se encuentra desorientado. ¿Es mucho pedir solicitar de todos.unas semanas de.quietud para dejar que ·'ti:Jdos-·-el pueblo y nosotroS'--'-' nos orientemos en el nuevopanoramayva~ , yamos conoi::iendo los perfiles de personas y problemas?.Descansenun moc ,mento los agitadoresy consiéntannos minir en derredor, hacemos cargo de dqndenoshallamos,.,,,,, .. '"''· ••e .. Desde que la República.advino no se ha hablado aún en serio .de nifü "gún asunto. Hágase una justa excepción: algunos.ministros yalguna.Comisión han trabajado eri serio; pero recluidos en sus gabinetes. Ante el pueblo n"o se ha-tratado. tema alguno de manera respetable_. ¿Se cree que ún Estado puede serforjado con sólo repetir hasta el infinito la palabra .«revolución»? Convendría, al menos durante un rato, abandOnar este abracadabra y 'ponerse a habfar de cosas, de cosas. La revolución.es el tópico del tiempo, y,-como todo tópico,•ya extemporáneo: El tópico esla idea que ha llegado su climaterio, Da pena ver a gentes de dotes espléndidas succionar vanaente la i:nama sin líquido de la revolución. i ·
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No, lector, esto no es sólo una frase más o menos indecente; tras ella algo grave, preciso y hondo. Esto. La revolución única de que hoy cabeh blar en el mundo no puede ser verbal, pasional y cruenta; porque no se tri'. ta -como en las del pasado siglo- de otorgar unos derechos a esta oT otra clase social. La otorgación de derechos depende sólo de las voluntades: conquistadas éstas con fervor y energía, la revolución está hecha; mas la'fi!: valución de ahora no es de voluntades. Se trata de hacer una revolución las cosas -en la economía, que es, dentro de lo humano, la más pura coi· que hay. ¡Vaya usted con vocablos apasionados y con decapitaciones a cí:lfi vencer a las cosas! Las cosas no se convencen -se hacen; y para hacer!:. hay que saber hacerlas. No hay remisión. Aunque todos los españoles reuniésemos nuestras voluntades¡:¡~ resolver el problema del campOi andaluz, nd habríamos dado el meno:qf· · · eficaz. El problema del campo andaluz no es cuestión de buena voluntad; siJ:¡ de cifras, de técnica, de créditoc;::: ,; / · •· Antes revolución significaba principalmente destrucción; pero en todb el mundo la revolución; la verdadera, la auténtica, se·ha·convertido ahora' automáticamente en c.on5trucción. Ha cambiado de signo .. ¿Por qué?.Pot una razón muy sencillm Hoy en Europa toda prqpaganda de revolucióll'e el 'sentido 'de rebelión tiene que sonar a falso porque no existe un poder.:' gente coritia elcual rebelarse: Quiere decirquelos poderes y principios qu: aún ejercen el mando en Europa hall' perdidola. fe en sí- mismos ·y• ésbf abiertos a cualquiera reforma, por radical que sea, co.n tal que sea fai::tibL y garantice una vida mejor: ·Esto acontece, :por ejemplo, con el capítalismot Se puede hacer con él lo que se quiera. No ofrece resistencia. Se siente perf dido: Mejor enterado que el obrero de las complicaciones terribles que pér;: turban. el avance económico dentro del régimen tradicional, se halla•tanto o más dispuesto que el obrero a una revolución en el· sentido de una nuev. construcción. Hablando conrigor;•fuerapreciso decir que el capitalismo' como principio firme de las relaciones económicas, no existe ya en·Europ' Su abdicación ha sido'merios notada porque acaeció ,en tiempos de guerr y se disfrazó de patriotismo.• ... ·Si el capitalismo .europeo no se ha entregadó todavía oficialmente1•Iio es por falta de ganas ni por.sobra de egoísmo; es;sencillamente,:porqueló otro-·.el.colectivismo... no está tampoco claro: La experiencia iusa, precif sameriteporque ha sido hecha tan a fondo, ha demostrado que ekólecti", vis.roo .tierie también sus límites. Ala hora que escribo, leo el extíacto de m~ discurso. de Stalin pronunciado estos•días en que anuncia un nuevo:pa~Q atrás del: comunismo y nuevas concesiones al individualismo econ¡¡micó:.: No se interprete esto como un fracaso del comunismo; significa sólo eLaban':
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dono progresivo de sus ingredientes utópicos. Rompiendo lo que tenía de • quema, el comunismo se libera y se hace realidad histórica. ·¡:': Va llegando, pues, el mundo a una situación maravillosa, de suprema iberación. Está libre del tradicionalismo y ahora se liberta del utopismo, ue es la 9tra gr,in servidumbre. Queda en franquía para tomar las cosas Orno son y ponerse sin más a construir. Ésta es la situación menos revolu' onaria, en el sentido de rebelión, que quepa imaginar. Del comunismo . ueda sólo una cosa, pero, eso sí, una cosa magnífica: la alegría construc:va, la fe en la voluntad del hombre que puede intervenir en la Historia y :·d:i1tro de ciertos límites- moderarla. Algún día, andando el tiempo, se era lo que Europa debe a esta incitación del comunismo, frenéticay absura·en sus comienzos. Nos ha salvado del quietismo histórico, de una espe·ie de fatalismo o mahometanismo en que iba degenerando el Occidente. .. La República española tiene que aprovechar todo este proceso y partir tlesuresultado. Debe informarla la alegría y la lunpieza del hacer; debe deIestar las palabras mágicas -incluso la palabra «democracia», en que ahora ·.an'a .embozarse todos los estúpidos-·.y los melodramas de gesticulación acobma. : ·· . . . . .. · · . . • , . · Es preciso, a marchas forzadas, usar de la República como de un far" · ºdable aparato para fabricar una España más rica y más precisa en· que ada e~pañol dé un n;táximo rendimiento. Nos opondremos.resueltamente ;C!ue quieran hacemo$ una republiquita tonta, compuesta de huelgas y de arullo parlamentario. Cambiemos el signo: República española, es decir, alegría de gentes lanzadas a una gran empresa, rigor para ·exigir a todo el mundo que trabaje ,~n la.obra común y entusiasmo por la técnica que puede redimir la península de su inveterada miseria. . . . Cliso!, 13 de julio de 1931
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EL SENTIDO DEL CAMBIO POLÍTICO ESPAÑOL
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grupos de extranjeras en Alemania y con casual.coincidencia.temporaluna·nota que les aclarase la subitáneay\. extraña transformación del Estadffsobrmenida en España. Yo les envié.él esquema siguiente: La historia no es la narración.de los hechos, sino la comprensión de su génesis. La historia, como toda realidad, tiene superficie y subsuelo; aspeq to .visible e mtimo, latente mecanismo. Cada día nos aburre más la historia como cuento y nos interesa con más vivo dramatisniola historia como com" .. prensión. El hecho histórico brota súbitamente en.\a superfieieysupreseru- · cía nos incita a penetrar en el subsuelo para descubrir sus raíces. Es preciso crear la historia radical que no se parece nada a un .cuento y se'pareéé muI cho amia ecuación algébrica, al álgebra superior de lo humano. Aquí se intenta aclarar brevemente ante los ojos de los extranjeros el hecho del cambio de.Régimen acontecido en la vieja España, de manera tan súbita y tan simple. En pocas horas, el país que se suponíamás monárquico se ha convertido en una República, sin la menor alteración del orden públi~ co,La·cosahasido sencilla como «¡buenos días!» Esto es lo que necesita ser~ comprendido. Precisemos las facciones del hecho. Después de ocho años de Dictadura anticonstitucional, el Estado monárquico pretende legalizar su situación convocando un Parlamento.Las elecciones parlamentarias deben en pura tradición constitucional ir precedidas de eleccion.es municipales. Celébranse éstas el 12 de abril. El resultado fue abrumador para la Monarquía. En la casi totalidad de las capitales de provincia, en los pueblos de alguna importancia e incluso en muchas aldeas, los votos republicanos triplicaron los monárquicos. Ha~ bía en España tres veces más partidarios de la República que del Estado E'.ºII?~ tituido. El 14 de abril fue proclamada la República en toda España como. la
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cósa más natural del mundo. La Monarquía no intentó movimiento alguno de defensa, sino que ante el resultado de las elecciones se retiró del Poder . ,. y desapareció ·de la Historia' En todas partes del Mundo ha causado sorpresa esta dulce manera de cambiar uµ Régimen. La sorpresa es la reacción de nuestra mente antela súbita presencia de una realidad indubitable que, ala vez,. contradice núe5tras ideas adquiridas sobre el modo de comportarse las cosas. Los· cambios.• de Régimen suelen producirse con una mise en scéne revolucionaria. ¿Cómo es que en.España las cosas han pasado de otra suerte? Esto es lo.que requiere explicación. ' "u Se facilita ésta si en el hecho enunciado se súbrayan ciertos detalles. El hecho matemáticamente aproximado es que, en miaselecdones municipales, los votos republicanos han triplicado a los votos defensore5:del Poder constituido; ci.ue la inmensa mayoría de los españoles era, pues, enemiga del Régimen vigente' Pero esa cuantía matemática se potencia hastarepresentar la casi totalidad del país cuando se tienen en cuenta estas tres notas: le' Las elecciones municipales no han tenido.nunca en España significado político aunci.ue los Ayúntamientos•elegidos influían mucho en las elecciones propiamente políticas para el Parlamento. 2.'Después'de diez años de pará" lisis electoral era de suponerci.ue la.ciudadanía española estúviera bastante anquilosada. 3.'·Tras _ocho años de tiranía, sin libertad de imprenta ni de reunión, sófopudo gozar ,el pueblo espáñol de garantíásconstitucionales-.-y aún nb de todas- durante los veinte días estrictos que la ley llamá .«período electorali>: No hubo, pues, apenas propaganda, ni agitación previa del cuerpo electoral. Si, no obstante este triple handicap, la votación republicana ha superado tan ampliamente a la monárquica, quiere decirse que en un sentido bastante literalla.· casi totalidad del país ha decidido cambiar de Régimen. .Pero aquí está precisamente lo extraño del fenómeno, ci.ue yo formula··· ría. así: ¿Cómo es posible que en un país se espere a.quela casi totalidad del pueblo se convenza· de ci.ue es preciso cambiar de Régimen para ci.uelamutación. se produzca? Porque lo normaly sólito fue siempre que apenas un Régimen pierde sus radicales prestigios•.-.su justificación histórica-, surja en el país una ininoría poderosa que organizándose en oposición acabe cmiaquél, enforma más o menos cruenta, pero inevitablemente revolucionaria; Lo 1io111rnl es ,pues; que sea la oposición como tal quien derroque al viejo Estado e imponga el nuevo sin dar tiempo a ci.ue sea la casitotalidad del pueblo, es decir,la mayoría, quien ejecute la operación. La revolución es siempre obra de.urta oposición y la oposición es, pór su esencia misma, una filinoría; mayor'o menor,. pero siempre minoría.La mayoría;. como eslógico, no procede revolúcionariamente, sino que es ella el orden en pers.ona.
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•. •. Esta observación nos descubre el sentido hondo del reciente hec.,. español y nos revela dónde está lo verdaderamente ~xtra~o en su. fiso~·. mía. En diciembre se "inició un movimiento revoluc1onano ampliame11 organizado sobre toda la Península: ell2 se sublevan en] aéa unos oficial jóvenes y el 15 vuela sobre Madrid Franco arrojando pro~~m~s. No he• ocultar a los lectores extranjeros ·que un aeroplano del Ejercito, volan. sobre la capital alras de los tejados; llamando alpueblo a larevolució .• anunciando que va
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que se han celebrado el 28 de mayo, no ha triunfado· más que un solo diputado monárquico, Es decir, que siendo el monarquismo oposición se cum~ · k respecto a el la norma extraña de nuestra historia y no puede vivir ni como oposi:ción, . . . . . .. . .. . . .. n:r Cuando el joven francés quiere elegir dirección'ensu'vida espiritual · :Y: desciende al fondo de sí mismo, doride el pasado de su raza ha decantado · su tesoro tradicionál, encuentra allí la figura gubernamental de Bossuet, ero junto a ella, y representando parejamente la más pura tradición ideológica francesa, encuentra también la oposkión eón Voltaire. ·En Francia, como en Inglaterra; como en'Alemania1 se ha constituido esde siempre una· doble tradición que ejercita ál través de lo~ siglos su fértil ºJ:itagonismo. La tradición espiritúál española es; encambió;tinilaterál.No te'emos ni hemos tenido heterodoxia consolidada como fuerza histórica, La posición, la heterodoxia, no ha logrado formar.más que una lista de outsiders. Pero esto que puedeser un vicio, como larevblución, puede ser, como lla, un talento: el de coincidir consigo mismo y, en un cierto instante.del estino, poderse lanzar un pueblo coherente y compacto a una gran cons. cción histórica. Esto aconteció una vez a España y no está dicho que no ·e acontezca otra. Un pueblo que no cambia sino entero, avanza por la historia, necesa_;amente, con tempa lento. La nueva polarización se va produciendo secreamente, con gran lentitud, hasta que gana a la sociedad entera. En los coienzos del siglo XIX, pudo Buckle presentar a España como un país cuyo destino había sido permanecer fiel a sus reyes. Ésta es la visión superficial. Pero bajo ella la realidad ha sido muy distinta. España ha sido monárquica 'ínientras en el mundo la Monarquía sigrüficaba el gubernamentalismo. Pero esto no quiere decir que desde 1500 se sintiese vitalmente unida a sus eyes. Todo lo contrario. El dato seco de que las dinastías españolas desde quella fecha sean extranjeras, resume la verdadera situación. La Monarc[1lía, es decir, el Estado, se hallaba sobre el pueblo español, pesando sobre ·1, pero siempre fuera de él. La unión consustancial entre los Luises y los . anceses no ha tenido jamás su paridad en la Península. La Monarquía vi.· ó siempre desnacionalizada, aun en aquellas horas en que un rey como .Carlos III quiso de buena fe el bien de la Nación-·siempre, pór supuesto, ue no estorbase su política internacional puramente familiar. Una cosa es querer el bien del prójimo y otra fundirse con él. Siempre ha vivido España on una duplicidad de intereses difícilmente armonizables: las necesidades e la Nación y las de la Monarquía. Mientras la forma del vivir histórico permitía esa mera superposición e un Estado a un pueblo, pudo España parecer y aun parecerse monárquica.
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Pero la Revolución francesa y la nueva estructura económica de Europa~ pusieron a la vida colec~v;a mayorp6rosidad. ,Desde entonces l.os Estadoss hacen nacionales en un sentido extremo; No cabe distancia entre el Pode público y la s~ciedad: la porosidad les obliga a compenetrars~ .. • . • Por eso;desde hace más de un siglo y con la habitual lentitud de un: tardígr~do, España; comienza a eliminar la Monarquía. Ya en las Cortes·d~· Cádiz de 1812 aparece.un grupo de hombres quena se sienten monárquicbsti La Constitución que forjaron sirvió de pauta a todas las demás elaboradá'. en Europa durante el siglo pasado. Desde entonces cada día ga;na el ant:ili:jéJ narquísmo un paso dentro del alma española. La Restauración que hacesé. senta;años impuso·,.medianteunprommcimniento, al padre deAlfonsoXI . fue una gran falsificación histórica. Basté. decir que el empresario de aquel! obra, Cánovas del Castillo; no pudo nunca viajar por las grandes capitalesd provincia sin ser silbado. El púebló úrbano era ya republica;no, y confrecue¡i; cía los candidatos republicanos triunfabaÍi plenamente en Madrid y Barce• lona y Valencia y Zaragoza. ·
[EL PELIGRO DE UNA CONSTITUCIÓN EPICENA]
E_z sel1or 01~ega y Gasset (don]osé): Señ~res diputados: No sé si esparlamentano lo que voy a hacer, y, por twto, suplico la benevolencia de la. Cámara.. ;;f'•;• la votación de ayer a prima noche hizó que se pusiese de manifiesto en forma extrema un fenómeno que en medida ascendente se viene produciendo en esta Cámara desde el comienzo de la discusión constitllcional. Es · éSte: que elmodo inmaturo de presentarse las cuestiones en lós votos particul~res; dictámenes y enmiendas hace que los grupos parlamentarios, y me refiero sobre todo a los importantes, se encuentren con que tienen que votar :lb que no. desean, y ~e sientan, en consecuencia, con íntima desa;zón, con •• ?escontento de sí misµios, y como repercusión de esto, que es lo peor de Jodo; coll'desánimo grave para el resto de labor que les queda. Yo creo que ;ésta es una situai:ión que conviene corregir. Por lo que hace a nuestro exiguo grupo, desde hace.semanas padecemos en grado superlativo este desasosiego.Nos llegan las cuestiones plan. teadas en forma tal, que lo que quisiéramos sería no decir ni sí ni no; vota·~~s por deber de actuación; pero nos recogemos en el silencio,. porque lo µmeo que podríamos hacer, dada la actitud eri que se colocan los grandes grupos parlamentarios, sería explicar y salvar nuestro voto, lo cuales casi siempre una operación vana, narcisista, y que atraería sobre nosotros con jústicia, la apelación de doctrinarios. No se olvide que en este grupo abun~ dan lo~ que nos consideramos como transeúntes en la política; gentes que po asp1~amos a gobernar, mejor dicho, que aspiramos a no gobernar, y que no conce~1mos siquiera la iniagen de nuestras personas proyectadas sobre cualquier cargo público de superior importa;ncia. ··:• P~ro, en fin, esto por lo que afecta a lo que la tiene menos, que es la ta.. ~turrudad de nuestro grupo durapte estas discusiones; Lo que importa es q~e debemos resolver esta situación, que se repite -e insisto que prirrc1palmente para los. grandes grupos de la Cámara, que tienen la máxima
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responsabilidad-· un día y otro. Los diputados que tengan una mehl.pJ:i especialmente generosa recordarán que al comenzar la discusión de tata. dad yo afronté con toda lealtad, cara a cara y en forma prgánica, casitocl.ti. los temas constitucionales, los grandes temas constitucionales; sobre todil los que afectan a esta parte, que me parece importantísima, aunque se dig" que lo es menos; y de esta parte, que es la más decisiva en el Estado, porqµ es de la que depende su funcionamiento, decía yo que tiene el carácter una máquina, en que lo esencial está en el conjunto y en el.sistema d.e piezas menores, las cuales están tan orgánicamente enlazadas, que de qµi; o poner una queda desbaratado todo el aparato y no sirve para funcior( Lo .cual quiere. decir que tenéis que andar en esta parte de la Constitucit:l con un cuidado muy peculiar, porque si no os encontráis con que por hal[ votado una cosa ayer no sabéis de qué man~ra podéis votar mañana;erLl nuevas institudones que llegan a discutirse. • · ·No le demos vueltas. En el dktamen de la Constitución va dibuja cierta figura de Estado, que consiste en dar al Poder.ejecutivo yal parl mentarlo Ja plenitud de sus atributos; pero cuidando de fortalecer ambo y de dotarlos de suficiente independencia. Frente a esta figura• de Estad_ cabe siempre, ¡no faltaba más!, Ja tradicional, la que el último siglo nospr senta, en la cual el Poder ejecutivo queda supeditadoal parlamentario¡po · que éste no .se lilnita a legislar y a fiscalizar, sino que lo engendray lo crí¡¡ d, su propio ser. Es perfectamente razonable que este viejo Estado, queesf Estado de la vieja democracia sea preferido aLnuevo que el dictamen diblli ja; pero Jo que no es tan razonable es que, una vez aceptado y votado por:e Parlamento un supuesto de esa nueva figura de Estado, se quiera; nó obs7 tante, seguir combatiendo ciertas consecuencias inexorables que, queramo~ o no, son:arrastradas por aquél. Por ejemplo: dada la Cámara única-que Parlamento ha votado, el Poder ejecutivo nopuede emanar del Parlament pórque entonces•resultaría la-Cámara sin correctivo ni organización extet na a ella, sin regulativo, sino queresultaria absorbiéndolo todo:Sivotai;no pues, la Cámara única, no hay más remedio que buscar al Poder ejec;uti:_. una fuente distinta-·-la-fuente electoral-·-. para que le sostenga'yptied frente al Parlamento, regularlo y corregirlo ya que elParlamento; a su v • regula y fiscaliza al Gobierno. • • · · • ·.. · ' · . · · •; , .. ,se trata, por tanto, de una relacióniriexorable. Pert~nece esto aaque clase de nexos y relaciones entre cosas qtie están por encima de nuestrb:a bedrio; Jo mismo que el que toma el anverso no tiene más remedio que .t. mar el reverso o el que hablade un hijo, tiene; a la fuerza; que admiti:rJ. existencia de un •padre, por desconocido que éste sea. Por esta·razóit;'.señq res; yo creo que sería.funestísimo ·que continuásemos. discutiendo esta•P\I,
f de la Constitució.n en laforma que lo hacemos, y que lqs grupos de Ja Cániara. dua~, Y. enemigos de esa figura de Estado que Ja Cámara única predet~rnuna; msISttesen en querer iritroducir su otro Estado; pór medios indirectos, en los intersticios de éste; que, al fin y al cabo,va triunfando, porque ,cmieso :o~ani~me lograrán crear una máquina monstruosa, inconqrn, que tiº podra func10nar; sólo conseguirán que el Parlamento siga votando, corµo ayer Y en otras ocasiones; lo que no desea, ló que nadie desea, y que de nuestras manos y de nuestra faena salga una Constitución epicena, precisac rµente la que nadie quiere. Esto es lo que.hay que evitar.Yo creo, pues, que clebemos hacer un alto; no en la duración del tiempo, sino en: el-ritroo de las · _btitudes y en eLembalamiento de los deseos¡ y venir a unas ciertas previ~jones que nos permitan corregir estos posibles y fatales errores, que, adet11ás, son muy ~fíciles de rectificar por dificultades e5peciales del reglaen~o. En las lmeas generales sólo•habrá un remedio: que, dócilmente, Jos enc1dos acepten la estructura que va triunfando;- pero bien está; en cambio, que los vencedores acepten el que en esas líneas generales de Ja figura clel nuevo Estado pongan la generosidad en las condiciones de transacción que puedan lograrse y que parezcan5uficientes a JosvenC:idbs. · En el caso presente, yo me encuentro con una posibilidad de solución que me permito proponer a la Cámara; No creo iriterpretar mal Ja situación lpsmovimietitos parlamentarios de ayer, diciendo. que la nrayoriavotó ]~ que .~hora ~- d.ictamen, pór temor-·.·qué yo considero muy justificado, ya Q dije e:i mi discurso de la totalidad- al plebiscito como origen electoral .deLPres1dente de la República. Por eso Ja mayoría, no digo 1que todos Jos _grupos de la mayoría, aceptó la intromisión del Parlamento, que sus señorías reconocerán es sobremanera extraña dentro de la estrtictura de este Estado que va. saliendo de entre nuestras manos colectivas, del cual nadie es -res" ponsable, sino que es el resultado de las votaciones de la Cámara. Por otra _arte;; los que quedemos en minoría votamos contra el dictamen por huir .e la mtervención del Parlamento en la elección presidencial..Pues-bieti ~por qué no venir a un acuerdo que seria eliminar.eJ-Parlamento y quedars~ .onunaelecciónde compromisarios hecha en círculos electorales distintos e aquéllos de que emergen las elecciones parlamentarias? Este detallé me .ªr~~e de algún interés, porque aun cuando yo no soy.muy conocedor en ohtica, apelo a la experiencia de los que tiene11 una larga historia de luchas ?lectorales, y creo que reconocerán que una de las cosas que disloca más las combinaciones del caciquismo y,· en general,. del mecanismo electoral, es .ª~biar el área de la elección; como hemos visto, tal vez-con exceso, en las Jtimas elecciones, simplemente-por el hecho de cambiar Ja superficie eleépral sobre.la cual la- elección se. verifica. Me parece que ésta seria una solu-
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ción intermedia que tendría, señores; una ventaja. Nada para mí más grato ' que la transacción. No soy hombrendicaL ..· · .. ' . . q¡I · . Toda mi obra es, eii cierto modo; .un deseo de curarme de posibles ra~ dicalismos que.haya deritro de mí, como hombre obligado amanejarsólo los esquemas de las ideas. Nada me es más grato, pues, .quel~- transacció11¡ pero es menester que fa transacción resultante de una s1tua1~10n parlamen;· taria transitoria, aislada, de una situación efímera, que el nempo se lleva, tenga sentido en sí misma; sea respetáble, se pueda enseñar a las g~ntes;;;¡¡ ·. Pues bien, señores, temo yo.que la solución que ayer se acordono ten7 ga estas virtlides. Uno de los que la defendieron, uno de los ho_mbres paÍá mí de más respeto en esta Cámara, el señor Alcalá Zamora, lo mas que pudo decir de ella es que era una eritl"e las peores. En esa autoridad, para mí enot~~ me; del señor Alcalá Zamora, en' ésta comooen otra porción de cosas; yo me. amparo, y después-de haber-tal vez perforado.la posibilidad re~lámentaria de la Cámara, por el moméntO me: siento¡quedándome con la =ma buena voluntad con que.comencé. (Apla!ISos). ' . ·. . .· · .. El seilor Preside11te: El seffor Alcalá Zamora time la palabra. El seilor Alcalá Zamora: Seilores diputados, la mino1ia progresista; no pqr terquedad, por c011ve11cimimto; sin mtablar debate, salva una vez más su cremcia de que la fónnula que ella propusiera es la mejor. No intmta ~~nvmcei: anq~ die; me110s podía sollar gananma votación; salva suresponsab1hdad acei·m.de Jos inconvmimtes•que tie11m todas las otras f ónnulas. · · ·· ·· "i'. ,. •.La gran auto1idad del seilor Ortega y Gasset, la.gravedad del proble1J1a, Jos ténninos de e:x:quisita cortesía m que me hiciera el requeiimie11to Y aquél _, ciiteiio gubmiammtal, que yo ayei· recordaba y deinostraba, p~ra .colaborar'-i eida mejora de todafónnula, mm cuando no sea la ~e nuestr~ c1'.te!'.º· 1.10s llec vaa colaboraí· mél propósito, desde luego teinerano, de me1or 1111ciat1va ql!e
de tan alta autoiidad einana.. · ' ·. · • · ' · • "" uq ,•. En la elecció!l-directapor el·pueblo veinos nosotros laincertidumbrede.t9;t dos Jos peligros;: eii la elección directa por la Cámara; la cei·teza de ~odos fas. desprestigios yde lciimpotmcia delPodei·presidmcial; m el sisteina mtxto; m¡g, combinacióí1 que pod1ia, por raro. prodigio,• ser el contrapeso, pero q~te pt'.~~e•. ser la mixtificación de imo y otro inconvmimte; y, puestos a elegir, parecml'; donas sieinpre mejor nuestrafóri11ula, la del seilor Ortega y Gasset la cr~ei'.10~ préfeiible a las otras ties: el plebiscito, la votación directa,parla111e11tanay:l4 cámbinación de las·dos. · • · ·:, i. ·· · · .· . · · . . Pero m el deseo decolaboiw·yde ate11dei·un reque1imimto que ta11to•nos, ho11ray satisface, 1mnos-redactado, para que la Cá1i1arci la tonozcaj parilateiit' de1+ m todo caso el niego del seiior.Ortega y Gasset, imafónnula-compll'i!~m~Cli Jia que se basa m los ·siguimtes.p1incipios: Número elevado de comprom!Sanos
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para evitar que la con•tpción, m cualquiera de sus fonnas;pueda sei· el factor decisivo del es"crntinio. Cirau!Sóipciones electorales distintas,.deda el seilár Or.tega y Gasset; 1nás amplias -heinos mtmdido nosotros-· que las deinarcacio. nes-provínciales, o seala región como colegio electoral. Establecida la circunsc · c1ipción electoral• más amplia, el tiiunfo de una candidatura por liSta cen-ada y mayo1itmia, es la injusticia y puede sei: el desarneitlo con /a.voluntad del país; de sueite que el co11ipleinmto, a nuestro mtmdei·; de las cimu!SCJipcionesoregionales, es la represmtación proporcional. Evitados los inconvmiei1tes de una elección repetida porsufragio directo, asegurar la may01ia absoluta para que, sin sorpresa,• el candidato que tJitmfe refleje la mayor adhesión de opinión piíblica. La incompatibilidad absoluta del cargo de compromismio con el demieinbro del Gobim10 o con el de 111ieinbro del·Parlammto,para impedir que ponm rodeo se llegara a falsear la evitación de uno de los sisteinas que conde11mí10sy la sumi: · sión mtei·a delprobleina al Iiibunal de Garantías Constitucionales. . .. Y por si mi explicación no }itera.clara, yo ruego a la Presidmcia que se sirva ordeiiar la lectura de lafónnula que heinos presmtado, Repito que no es la nuestra; represmta que aquí no se significa la intransigmcia, sino sólo el con' vmcimimtó; Porque somos finnes e11 nuest1-ospropósítos, mantmeinos nuesti·a bandei·a; porque quéreinos colaborar a una solución que; sin ser nuestro idea1io, mnedia. inconvmimtes, presmtamos un compleinmto a lafórnmla del sellar Ortega y Gasset .. El seiiorPresídmte: Se va a leei· la adición que pi·opone el sellar Alcalá Zamora. El SeCJ"etmio (Del Río): Dice así: «Los diputados que susc1ibm, salvando sieinpre la prefeirncia de su c1iteiio bica111e1·al; proponm, como mmie11da a la del seilor 01-tega y Gasset, las siguimtes adiciones: una ley especial detmninará el mímei-o de compromismios mtre 500 y 600. -.-La elección se hará por cirrnnmipciones regionales deinarcadas por la ley a este solo efecto y con repre" seiltc:ición proporcional.-No podránsei: elegidos compromiSmios los mieinbros del Gobiei110 o del Parlammto.-Seprocederá a votaciones sucesivas hasta obtmer la mayo1ia absoluta, eliminando m cada una al candidato 111e110s f avoreci" do m la anteiior. -.Todas las rnestiones sobre.la validez de mandáto o dela elección del Presidmte quedan sometidas al Iiibunal de Garantías C011Stitucionales. ~El Presidmte del mismo, lo será sin .voto de la Asamblea de compromismios. Palacio del CongTeso. -Niceto Alcalá Zamora¡ etcétera»; El seilor Preside11te: Desemia saber la Presidmcia si el seilor Ortega y Gasset acepta estas adiciones. El seilor Ortega j. Gasset (donjosé):.Debo decir qúe•dos de las cosas · añadidas a mi enmienda expresaban mi íntimo pensamiento y que sólo por considerar que era ya de sobra problemático el que, aun desde el punto de
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vista reglamentar;io no más, la Cámara escuchara hoy y tuviese intromisión' posible en el flujo de la vida parlamentaria de ayer y de hoy mi enmiendaic me hizo retirarla con objeto de simplificar eI pleito. Estos dos puntos de yiS",· ta en que comcido plenamente con los añadidos por el señor Alcalá Zamoiá;•: que agradezco tan vivamente, son el de que en esos círculos distintos, en; esas circunscripcfones·electorales diferentes, se aludía-•mi pensamiento• es conocido por la Cámara desde. que comenzamosJa discusión constitiil, cional-·., se aludía, en efecto, a las circunscripciones.regionales. Era lo que yo llamaba entonces la intervención en nuestra Constitución, en la crea?·. dónde los máximos Poderes, en este caso del ejecutivo, de la democracia• periférica frente a la democracia central del Parlamento. · Lo mismo pienso con motivo del segundo añadido: la represeritadóñ' proporcional. Creo que sería, señores, una buena ocasión y un caso ejeniL' plar para hacer en España, en grande, el ensayo de la representación pió~"·· porcional, éste de la elección de Presidente. Se trataría, en el primer casd¡' como hemos dicho, de grandes áreas electorales yno de pequeños distritos; / Ahora bien: es sabido que la representación proporcional como. rinde. tal vez sus mejores frutos es precisamente sobre un gran número de electores:··· En segundo lugar, se evita el que pueda levantarse desde luego, como banc dera para la representación parlamentaria, la representación proporcionál; la cual se ha demostrado en todas partes que para la vida del ParlamentéJ•ek' funesta, porque paraliza las luchas de la política, que son, en definitiva, el ímpetu y el nervio de que vive la historia de los pueblos. De manera qtii~. aquí tendríamos ocasión de poder introducir un elemento moderado, coril()l ·.. es la representación proporcional, en un lugar de nuestras instituciones donde no daña, donde más bien es casi seguro que fuese beneficiosa. Los demás puntos que añade el señor Alcalá Zamora tienen para mí, eti ·' principio, una aceptación. No les encuentro más que una dificultad formal\ y es el deseo;•quehemanifestado siempre quehei:D.tervenido en estos deba~ · tes constitucionales, de aligerar la Constitución, porque si no se forman ílf:o: tículos tan cargados de divisas, gallardetes y banderines, que la Constifu;> · ciónva a acabar. por parecer una vieja fragata barroca, panzuda y artillada!' . Ya está ahí el artículo l.º que, con adiciones y enmiendas, ha ido cargándose· ' en· escorzo ,y que le hace aparecer lamentablemente como un cabezudo:•: Ésta es la reserva que haría respecto de los otros dos o .tres puntos añadidos' \ por el señor Alcalá Zamora. Pdr tanto, es una dificultad meramente formal y de estilo. • EZ.SefiorPresidente: De manera que, si no he entendido mal, el sefior Orteg'ir y Gasset ad111ite la adición de los dos plimeros pá1Tcifos.. \ Vmios séfiores diputados: De.todos.
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El se!lorOrtega y Gasset (don]osé): Si eso aúna votos para esta enmienda; sin duda alguna que yo no haría de esta discrepancia formal y estilista ¡jurídica, una divergencia. · El sefioP Presidente: ¿De manera que ad111ite todas las adiciones? El sei1pr0rtegay Gasset (don]osé): Sí, señor. Dialio de Sesiones, 30 de octubre de 1931
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[PENSAR EN GRANDE]
Veo que estos días los periódicos entran en erupción a beneficio de:S)l7 puestos proyectos políticos míos ..Periodista de toda la vida, mejor aú!ld:l toda la vida de varias generaciones por l\no y otro lado familiar, he solicil:¡¡ do siempre de mis compañeros el natural trato de favor, que para mí consiJ; te en evitar todo lo posible la impresión de mi nombre. Durante muchos añ . lo he logrado; pero desde el advenimiento de la República, y con el preteJ<( de rnodestisirnas intervenciones mías en la vida pública, veo con frecuenci' aterradora transitar mi persona por las columnas periodísticas. Yo preferil;f que se me dejase corno hasta aquí, en la discreta penumbra correspondí · te a quien no es uno de estos personajes políticos tremebundos, a quiel! se sorprende siempre con todas las cuestiones resueltas, seguros de sí ' mas y capaces de tragarse el Universo. ¿Qué quiere decir eso de que yo voy a fundar un partido político? Có;, rno si un partido político se fundase sin más, previo acuerdo consigo mismo,_ corno se funda una esperanza y por acuerdo privado con otra persona, cº · rno se funda una familia. La única virtu~ que me consta haber ejercitado~ sido no presentarme nunca ante mis compatriotas con la pretensión deJ1a cer,lo que no estoy seguro de saber hacer. Ahora bien; yo tengo veherne!l simas sospechas de que no sirvo para la acción política, y estos meses:. diputación a Cortes no han hecho sino nutrirlas ampliamente. Durante primera etapa de la discusión constitucional nuestro grupo y yo hemos¡¡~ tuado con entusiasmo y brío. Cuando hemos visto que no era probablelu! cer triunfar nuestro punto de vista, tal vez un poco complicado, hemos W!! ferido, a hacer vanas gesticulaciones, limitar nuestra intervención, ha~g borrosa nuestra fisonomía, y en cierto modo nulificarla. ,Pero han transcurrido siete meses de vida republicana, y es_tá próxil!). la aprobación del texto constitucional y elección de presidente de la ~epg blica,. Esto quiere decir que termina el primer acto de la implantación d~,.
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nuevo régimen en.nuestro país. El momento es de importancia decisiva ara nuestra historia. Hasta ahora, el nuevo régimen ha vivido según la ins. iración y voluntad de unos cuantos grupos y partidos que han dado el fono a la nueva política. Los demás hemos procurado no estorbar. Pero ahofa es precis.o que todo el que tenga algo propio que decir al país, lo diga con claridad. Tiene que venir un claro deslinde de opiniones y responsabilidades, y lo que yo me propongo en fecha no lejana es hacer una vez más lo que !empre he hecho y lo único que puede exigirse de un intelectual: que dé al :.·ento su verdad. Yo no estoy conforme con el tono ni los modos que se han · ado a la República. El cambio de régimen no tiene sentido si no es para loar que la.vida española salga por fin al alta mar de la Historia. Y salvas las ·ustas excepciones, casi todo lo que se viene haciendo es lo contrario: contraer la vida española, angostar su horizonte y dejar que triunfe la inspiración pueblerina. ¿Por qué no intentar que en este magnífico momento se ecidanlos españoles apensar engrande?: . : : ni, , · Ignoro de dónde, ha.podido salir· ese anun.cio prematuro' de .un .nuevo ¡¡rtido. Sólo puedo decir que no ha sido de mi, y.que me hallo exe~to de _bdo compromiso con!ladie. Al contrario, he sostenido y sostengo que an:es de pensar,en nuevas organizaciones políticas es preciso que cadá éilal, :OI1 el tirnbretndividual de.suyoz,,diga lo·quepiensa sobre lo que hasta : uíha sido y:lo¡quepuede serla República española., . ., , ¡ , .Crisol, :17 de noviembre: de 1931 i"'
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¿INSTITUCIONES?
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H~gel: ~~yo centenario cel~bralllos ahora, cometió el grave error drca marqué «todolo real es racional». Refería e5ta sentencia sobre todo a.la . toria. No entremos ahonr en 'el significado hermético que las paláb!' «teal»y «racional» tienen.dentro de la filosofía hegeliana; Más vale, dcl golpe, exoterizar el sentido dé su frase y traducirla así: toda época es vérd denL Hegel' era•ciego para todas las 'etapas obscuras\ sombrías; de la vi' humana. De otro modo no le hubierapásado inadvertidala frecuenda'c que el hombre vive en falso y sobre todo habría descubierto en la substari · misrn:ai del Vi.vil: un:a tendencia permanente a su propia falsificación. La razón es obvia: la vida humana no es simplemente una realidad si~ que es, a la vez, la interpretación de su propia realidad. De otro modo se· · tan fácil ser hombre como ser piedra o ser vegetal. Le bastaría con ser lo q~ es y nada más. Pero lo grave de la condición humana está en que su realida. su ser, depende de la interpretación que se da a esa realidad, a ese ser. En ' sentido esencial nuestra·realidad es constitutivamente.problemática, y¡¡_ es problemático todo lo que necesita ser interpretado. Y aquí es donde la , sedad penetra. La interpretación de nuestra propia vida puede ser falsa. basta con mirar en derredor: no pocos de nuestros conocidos nutren su tencia personal de una falsa idea sobre sí mismos. En muchos casos po mos, con toda precisión y evidencia, dibujar los dos perfiles-lo que riues, amigo es y lo que él cree que es-y medir su incongruencia. Con menorpr cisión, pero con pareja evidencia, podemos hacer lo mismo de ciertas époc Sabido es que yo diagnostico la nuestra como una de estas épocas f:.'. sas, más aún, como una de las más falsas entre las conocidas. La causa". este superlativo es la siguiente: la época romántica fue una edadfa\sái CJl, fusionarla, pero solidaria consigo misma, porque no pretendía ser verídi
· :partía de una decidida voluntad de rigor íntimo. En el fondo se sabía in¡Ícera y no se engañaba, por lo tanto, con respecto a sí misma. Pero nues,época se caracteriza por la «falsa sinceridad», quiero decir que vive pre' amente de, una pretensión de denodado sincerismo, pero luego resulta ,;ees todo lo contrario, llevando así a un máximunla distancia entre su ¡¡~d~dy lá intei:Pretación de ésta. Por i:nedio del sincerismo nuestro tiempo snfica su pronto de negar toda norma, todo principio, todci valor; pero ;egoTesulta que, solitario el hombre en medio de las ruinas que su nihiliso•ha f~brica~o Y no•teniei;do más remedio que sostenerse sobre algúnas :..·ac1o;ies; estas son completamente insinceras. Finge apegarse a lo que ,'.negacrnnes han d~jado en pie cuando eso que queda; porazar, en pie es 'remoto de su efectivo sentirquenopoca5 cosas delas negadas ... • .. : ,PUn eje1:11pfo de ello que a estas horas es ya perfectarriente claro puede rse en el «arte nueve>>. Cuando yo intenté, hace años un análisis de su ex)ía fu;onci~a, procuré defenderlo de la acusación q~e entonces se lediriL ., tachándolo de farsa deliberada o dejuego bursátil rn:ovilizado por los rcaderes de París~ Me interesaba· limpiarlo de esta tacha trivial para tanto ~jbr poder subrayar el carácter problemático de sus vísceras; es decir el p~diente de insince~dad constitütiva -no la adventicia propia de una rsa--' que operaba en su inspiración. Pocos años hán bastado para de~ gstrar que, a pesar de las calidades eJiquisitas-·-··talentosyvaloraciones¡ique se fabricaba e:l arte nuevo, la última raíz de éste era el nihilimo del !~·.En todo lo que negaban tenían razón; dicho más exactamente sus obqiones al arte tradic.ional eran verídicas, pero lo que afirmaban e;a insini:.oy les se.rvía sólo como «puesto» desde el cual pudiesen torpedear los ~os rec1b1dos.' Como esa insincera afirmación no se puede perpetuar más .~de la lena JUVentud-·ellujo de la juventud es poder entregarse a un ,tímo. e m:egral histrionismo, poder. vivir de actitudes no definitivas que alqmer dí~ cabe abandonar sin más como una máscara-' acontece que hoy, rse aburnendo de ella,' se han quedado vacíos lo'smievos artistas. Éste es ~nsíntbma de est? que llámb insinceridad constitutiva. El que la pade~ 1unavez,quedapatásiemptehuero.· .,: · · · ,· " · • J El ho~~re'insincero incapaz ele evoluéión. Su actitud de ayern:o ~de f~~nficar en la de mañana, sino que', sostenida durante ~lgún•tiem" ¡:no deJa 11ada tras de sí. · · · Sin embargo, el fenómeno de la falsa sinceridad se presenta con más sas Y amplias y graves dimensiones en la política. Casi todo el mundo lioy alojado en instituciones insinceras, por las que no siente efectivo e.goy que consecuenlemente carecen de prestigio' Ahora bien, las insti~ qmnes -·'-¡quién sabe si todo lo demás!-·- se'alimentan no de sus .aciertos . '
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silla precisamente de «prestigio», de nn halo nústico que irradian pe~fo tamente gratuito .e independiente. de su eficiencia. (Un tema interesantd1f raestudiar la influern;iadel «créditm> fuera de la economía;.tal vez res11l ..; que el crédito económico no es sino un caso particular de la facu~tad fid· ciaria que ejercita el hombre en todos.los órdenes, de modo van~.Y ca ,, tante quefuera necesario considerar el «crédito» como. una dimensrnn ra ,· c~l de nuestra vida. Según esto, todo vivir humano sería .una qperación•q «crédito» y ello no por azar empírico, sino por esencia y const~tuti~amep.t Nadiepodríavivir atenido a.lo que,tieney es Healmente» su VIda sm:un. , plemento dehqrizqnte a crédita,,La,razón de ello no p~ede d~rse aquí;s~), cabe .aludir .a su causa; Es que la vida humana por ser melud1blementec\1f terpretación de sí misma es obra .de imaginación, .El hombre.vive des~fa. ; tasia.que le construye su mundo, .el elemento; en c¡ue';transcurre ~u eX1Ste, cia.;Sin construcción mental no,hay un .«mundo»:,hay.sólo el montón, hechos ,brutos y atomizados a que acas~; acasd•,se reducda vida animal) y . . Yo ,pensaba todo esto ayer, inclinado ~obre el escaño del Par)ame,nt mientras al fonda,deLhemiciclo un dipµtado movía en gran aspaVle!l~ºJ aspas de sus .brazos y vociferaba las'más decrépitas antífonas. de su 9eat,~,; demacrática.Votación'Jras votación.iban saliendo de.la cámara las'J'!l!l, vas». institµdones dd Estado español, ,nuevas en el sentido en que el,W .. viejo-puente.de París,resultaba ser el «Pont·neufo,
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II -· :·r •:::-,,,,-,. ' : ' :: :,; ,_: -' ' ., ; ,.'.: ' : ' - ' ' - :_ '.~~·t::1,t:· .Estos diputados de las Cortes. Constituyentes españolas han ido votm,¿, .do institucion<;S•tras insti[Ucionesy al final ha resultado, sin que se s~pa,.p9f qué, un Estado de.tipo muy parlamentario .. Un minuto de reflexiórvba~t paracqnyencersg de q1,1e entr~ todos lo~ Pril1ci¡:ii95políticos hoy a laV!ftª,fr~ que menos probabilidades. de porvenir franco, tiene es el parla~entans!lli (Entiéndase bien-·.. el pm:la1i1e11taris1110; no el Parlamento}. Y, sm emb~~ estos hombres se han decidido por .él, En toda la discusión ha falt~cl9,i1\ guien que se levantase para hacer notar-que el hecho más important~ ~.!l, historia.política del mundo en lo que va de siglo es Ia crisis del parlame11,\ rismo, No se trata sólo de objeciones teóricas contra él,desarroll~das,en¡,, bros, sino que esas objeciones, evadiéndose de las páginas, han ganado11 ambiente público .. Y no, sólo¡ esto: sino que del ambiente público_hanJ;t. cendido concretadas en grandes tra)lSfo.rmaciones estatales ~Itaha,•/{l.\s ¡ ¡Ncr~<;'-explica.la actitud.de estos diputados ~nmateria ta;i dar~ ~i)l<;lip cutible si no se admite esta hipótesis: han prefendo el parlamentariSmo;pp
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sedo más vulgar. del mundo.. Cualquiera otra forma institucional, al ser \~enos habitual, hubiera obligado a un ma.yor esfuerzo de las mentes:,Y las ; •mentes .nq están dispuestas.a esfuerzos porque; ~in darse aiei.1ta de, ello, l.os hombres. han perdido ya]a fe en las instituciones. En éstas y en aquéllas y en · todas. Esta falta de fe en ninguna les hace decidirse por cualquiera, Seríá un error considerar situación de espírítlJ pareja comq peculiar '~ilos diputados españoles ~ue, entre paréntesis; no se confesarán asfmis'mos tal situación íntima.La verdad; se mira portadas partes con cuidado y se sabe levantar todas las formas del. enmascara~iento, .es q11e dondeq11iera pasalo mismo. En los paises donde se vive bajo las instituciones tra_dicionales, ,.,...,,Inglaterra y Francia:-::'- se las deja.funcionar, tristemente y por fi:¡ercia, Enlos paises donde hace quincemios se comenzó unareforma radi' cal de ef!as -;.-1,talia y Rusia-se trata precisamente de.mqvimientos inspira·.dospor Ul). curioso ateísmo institucJ0 nal., ~sinstituciones soviéticas, como sabido, valen declaradamente eomo 1máscaras ,y nada más, Bajo ellas ac,. ' ,túa un grupo dehombres.,El.fascismo hace sus gestos de engendrar.un nue,. vo tipo de Estado, pero e] tal tipo de Estado no aparece nunca candara perfil adjetivo.Se ve sólo la actuaciónpersonal·de.unhombre; para la.cual todo elresto.+ideologia e instituciones-\- es puro pretexto y dintorno, , . , fad ,; :Ni el comunismo ni el. fascismo significan fe alguna en formas· polític cas. Son todo lo contt;ario. ifpdos los movimientos.políticos que hanbtotado le, historia des.de hace; cientocincuentá años.·!lacieron movidos, en efec; to, por.la ,esperanza puesta eI"Ldetenninadas instituciones. Creían poder dar razones en pro de fas formas políticas.que propugnaban. Frente a ellos co,. .munismoy fascismo no son fe.en lo que propugnan, sino simplemente dedsiones. Veamos sime explico. Cµando se h,a perdido la fe y no puede.uno optar por algo .en vista de razones, sino que éstas quedan agotadas, es preci. so,.no. obstante, seguir.viviendo; por.tanto es preciso seguir optando. Pero '.e5taopción es de nuevo carácter. No se opta ya por fe en lo elegido ni e!lvisL 'íaderazones que lo abonan; sino que se opta porque no hay más.remedio ·que optar.,.,.,.,.más a,llá de.la fe, más-allá delarazón:Se trata, pues, del acto másespecificodelavoluntad:;· e;"'·'' '·''''"·'"· Los psicólogos de hace treinta años pretendían volatilipr el.hecho humano; dela voluntad, de ese fenómeno .intimo que exptesa,nuda y crudamente el1 «quiero» o ·
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irr~ductible a razones, deseos ymotivos; Precisamente cuando «queremos
e5to es, decidimos en contra de las razones, deseos y motivos; es cuando u\.' clara acusa su peculiaridad la voluntad. En rigor de verdad no se quiere'fiü ca por tazones, deseos ni entusiasmos; Cuando éstos !ionpóderosos;'lav'o luntad huelga: ellos, por su propia fuerza, arrastran nuestros actos. El \i.ii téntico «querer» essiempreun'porque sf-·-algo absoluto y oriundo de' mismo. No actúa en su pureza más que cuando falta· to dolo demás o,.por!l menos, en la medida que faltan razones, fey esperanza. Entonces nostóri{ mas 'eh viló a nosotros mismos y.,, nos decidimos> · · ' Comunismo y fascismo son' formas de. la desesperación; son pul decisiones.:Deliberadamente he recordado que nacieron Jiace quinceiíii ÁIIÍbos, eriéfeéto, surgen éril917: ¿Ha habicló entodala historia algunai titud de radicalismo que haya perdurado mucho más de los quincerañO's .Ir, rrespondientes al predominio de una generación? Cuando veo quehoy11g joven «se.decide» a hacerse comunista s;i fascista, me parecé como sidefüc diera extemporizarse, hacerse·anacrónico y renunciar precisamente a:',· propia misión vitaL . . .. . ·· · · . . .·. .. . . . . . . .. ·El escepticismo hacia las'instituciones que' se inicia a finé,s detpásad siglo, tomó en la generaeiónanterior el aspecto frenético de la: «decisión~ Pera ahora comienza: en el mundo el escepticismo frente a la irracionalida del «decidirse» como solución política. ¿Qué:queda;:p\les?. . . Hace mucho tiempo que lo heinsinuado;:Contra lo quesepresumef] solución dela crisis política en quenas anglistiamos desde hacesigloyrrr' dio setá' la solución gris. Ni de un extremo 'ni delotrci. ¿Del centro? Ta:mpo. ca del centro; La solución vendrá, como viene siempre en la historia,:deuria manera muy sencilla: por la simple presencia de una nueva generación que se declarará más allá del politicismo y del economismo;que se negará a anulii su vida poniéndola en su raíz al servicio de dos problemas idealmehte'ins ' lubles.Politicay economía,-:-.se:entieride, economía heroica,...:-; déja.Eíri' estar en el centro de la existencia hum!:!na;volverán al fondo del cuadró> tal y allí en la penumbra dela atención\ sin saber cómo; parecerán ha]Jer'i: suelto sus problemas agudos. El hombre vacará entonces a otros entusias mas y: otras angiistias. .. · . . · · ... ·, ' ·'· . , Este pronóstico no tiene nada de paradójico. Es muy haturaliquélo problemas,políticos y económicos;chóy aparéntemente insolubles, ese:!~ suelvan sin más que cambiar su rango en la atención del hombre porc:[p precisamente lo que hace insoluble sumanipulación es que están ennnp nqaténcionalquenolescorresponde;r'.' '' j .. r ·. . ,,,,>J'.:, .' r,,, El escepticismo hacia las instituciones es la secuencia .inevit~ble una larga época en que se ha puesto fe excesiya en ellas;:Hasta medfaq
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:del siglo XVIII no .séle ocurrió a éasinadie en Europa objetivarlas instituciones, hacer de ellas potencias sustantivas y esperar de su mágica eficientia la felicidad .. · Hoy hemos hecho la experiencia íntegra de todas las formas políticas. Las hemos visto no sólo por su faz cuando llegan recién inventadas con su gracia utópica, sino también por su reverso, por el lado de sus limitaciones, [defectos y lacras. La última institución-la dictadura del proletariado- no res ya una pura promesa y comienza a presentamos la vertiente paralitica . ue toda forma política trae consigo. 'r ·.. ~s instituciones fueron originariamente el hueco que dejó un hombre supenor con su generosa, creadora actuación. A veces, como en el caso de César, el nombre de la persona queda objetivado como nombre de la instituci~n. A un siglo apasionado de instituciOnismo, tendrá que seguir otro ''mOVIdo por tendencia inversa, el cual de las instituciones retome a.los 'llqmbres, .aJa calidad intransferible de los,hombres. , . '!i;!'
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AGRUPACIÓN AL SERVICIO DE LA REPÚBLICA,
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Cuando la pueblo fluyedel1tro de su nornialidad parece lícito que cada cual viva atento sólo a su oficio y entregado a suvot cación. Pero cuando llegan tiempos de crisis profunda, en que rota o caduca toda normalidad van a decidirse los nuevos destinos nacionales, es obliga; torio para todos salir de su profesión y ponerse sin reservas al servicio de la necesidad pública. Es tan notorio, tan evidente, hallarse hoy España en un situación extrema de esta índole que estorbaría encarecerlo con procedi mientas de inoportuna grandilocuencia. En los meses, casi diríamos .en l' · semanas, que sobrevienen tienen los españoles que tomar sobre sí, quieran o no, la responsabilidad de una de esas grandes decisiones colectivas en que los pueblos crean irrevocablemente su propio futuro. Esta convicción nos impulsa a dirigirnos hoy a nuestros conciudadanos, especialmente a los que; se ocupan en profesiones afines con las nuestras. No hemos sido nunca hombres políticos; pero nos hemos presentado en las filas de la.contiend pública siempre·que el tamaño del peligro lo hacía inexcusable. Ahora?Q superlativas la urgencia y la gravedad de la circunstancia. Esto,y no preten sión alguna de entender mejor que cualesquiera otros españoles los asunt nacionales, nos mueve a iniciar con máxima actividad una amplia campa política. Debieron ser personas mejor dotadas que nosotros para empresa de esta índole quienes iniciasen y dirigiesen la labor. Pero hemos esperado e vano su llamamiento y como el caso no permite ni demora ni evasiva nos ye mas forzados a hacerlo nosotros, muy a sabiendas de nuestras lirnitacioµe5. El Estado español tradicional llega ahora al grado postrero de su ~es. composición. No procede ésta de que encontrase frente a sí la hostilidad d fuerzas poderosas, sino que sucumbe corrompido por sus propio!j_vici~;: sustantivos; La Monarquía de Sagunto no ha sabido convertirse en:tin
'nstit~ción nacion~lizad~,
es decir, en un sistema de Poder público que se µpeditase a las exigencias profundas de la nación y viviese solidarizado con e~las'. sino que ha sido una asociación de grupos particulares que vivió arasitanam~nte sobre el organismo español, usando 'del Poder público ara la defensa de los intereses parciales que representaba. Nunca se ha sa~rificado, áceptarido con generosidad, las necesidades. vitales de nuestro pueblo sino que; por el contrario, ha impedido siempre su marcha natural orlas rutas históricas, fomentando sus defectos inveterados y desalentanCJ toda buena inspiración: De aquí que día por día se haya ido quedando :Qla la Monarquí~ y concluyese:pdr mostrar a la intemperie su verdadero ;arátte~, que 'no es el de un Estado nacional, sino el de un Poder público onverudo fraudulentamente en parcialidad y en facción. ' ' '. . : t ) i ' No~ot;os creemos ~ue ese viejo Estado tiene que ser sustituido por otro autent1camente nacrnnal. Esta palabra nacional no es vana; antes bien esigna una' manera de entender la vida pública:que lo acontecido en el · undo durante los últimos años .de nuevo corrobora: :Ensayos como el fase ~.ism? y el b?lche:mmo marcan la Vía por donde los pueblos van a parar en calleJOn~s .sm sahd~, por eso, apenas nacidos padecen ya la falta de claras ~rspecuva~. Se qmso en ambos olvidar que, hoy más que nunca, un pue. lo es una gigantesca empresa histórica, la cual sólo puede llevarse' a cabo sostenerse mediante la entusiasta y libre colaboración de todos los ciudaanos unido~ bajbun~ disciplina más de espontáneo fervor que de rigorim·uesto. La ratea endrmé e inaplazable de remozamiento técnico económico ¡ • l• . 1ectua1·queEspaña:tiehe . . . . ' ama :e mte ante sí·no se· puede acometer si no se' fogr~·que ca.da español dé su máximo rendimiento vitaL Pero esto no es posibl,: ~1 no ~e mstau:a un Estado que por la amplitud de su base jurídica y ad~ ;rnmstranva pi::mita á todos lbs ciudadanos solidarizarse con él y participar en s~ a~ta gesllon. Por eso creemos que la Monarquía de Sagunto ha de ser .. stitmda por una República que: despierte 1fo· todos los españoles; a un e~po, di~am~mo y disciplina llamándolos a la imberanaempresa•de re~c1t~r,1a füstona de España, renovando la vida peninsular en todas siis di.ensrnnes, atrayendo todas las capacidades; imponiendo un orden de limm, Y enérgica ley, dando• a la justicia completa transparencia; exigiendo u.c?o de•cada ciudadano: trabajo, destreza, eficacia, formalidad yla reso.ucrnn de levantarnuestro país ·hasta• la pleüa•altitud de los tiempos. ,· Pern ~ ilusorio.imaginar que la Monarquía va a ceder galantemente el ..~º~un s1st~ma de P?derpúblicotan opuesto a sus malos usos, a sus prl~;:grn: y .egmsmos: Solo se rendirá bajo una formidable presión de la opic on·pubh~a. Es,pues,•urgentísimo organizar esa presión haciendo que so~ breelcapnchomonárquico pese con simia energía la voluntadrepublicana
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de nuestro pueblo. Ésta es la labor ingente que el momento reclama.· Nos tros nos ponemos a su servicio. No se trata de formar un partido polítif No es sazón de partir sino .de unificar. Nos proponemos suscitar una amp sima «AGRUPACIÓN AL SERVICIO PE LA REPúBLICA», cuyos esfue .. tenderán a lo;siguiente: . ; , .• , L º Movilizar a todos los españoles de oficio intelectual para qne;fo men un;copioso contingente de propagandistas y defensores de la Replill ca española. Llamaremos. a todo el profesorado y magisterio, a los escritor y artiStas, a los médicos, a los ingenieros, ,arquitectos y técnicos de toda1c se, a los abogados, notarios y demás hombres de ley. Muy especialmente•. cesitamos la .colaboración de la juventud. Tratándose de decidir el futuro España, es imprescindible la presencia activa y sincera de une, generacl en cuya sangre fermentala snstancia del porvenir. De corazón ampliaríam alas sacerdotes y religiosos este llamamiento, que a fuer de nacional pre, riría. no excluir a nadie; pero nos cohíbeJa presunción de que nuestras, Ji sonas carecen de influjo.suficiente sobre esas respetables fuerzas social Como la «AGRUPACIÓN AL SERVICIO DE LA REPúBLICA». no a modelarse en partido, sino a hacer una leva general de fuerzas que;cQ: batan a la Monarquía; no es inconveniente para alistarse en ella halle,· adscrito a los partidos o grupos ·que afirman la República, con los cúa procuraremos mantener contacto permanente. · 2, º Con este organismo de avanzada; bien disciplinado y extendido'· bre toda España actuaremos apasionadamente sobre el resto. del cuerpo. cional, exaltando la grande promesa histórica que es la República espaiio y preparando su triunfo en unas decciones constituyentes, ejecutadas c:g las máximas.garantías de pulcritud civil. •. • 3. 0 Pero, al mismo tiempo,.nuestra .«AGRUPACIÓN» irá organizand desde la capital hasta la alde.a y el caserío, la nueva vida pública de'Espa en todos sus haces; afindelograrJa.sé>lida, instaura¡:iónydejemplar · cionamiento del nuevo Estado republicano,·. . ·· · .. · ·Importa mucho que España cuente·pronto con un Estado eficazme constituido, que sea como una buena maquina en punto, porque baj~:. inquietudes políticas de estos años late;algo todavía más hondq y dec~t eldespertarde.nuesti;o pueblo a una existencia más' enérgica; su rena:ci · te afán.de hacerse re5petar e interv'"niren la historia dd mundo, Se oye:~ frecuencia, más allá de nuestras fronteras; proclamar, 'como el nuevo he~ de grandes proporciones que apunta en e\;horizontey modificará el po ,¡ nir,.e~germinanteresurgir ibérico a ambos.lados delAtlántico;,Nos alt tan magtlífico agüero; pero su reali.zación supone ci.ue las a4uas españ9 ci.ueden liberadas de la .domesticidad y el envilecimiento en que las haim
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tenido la Mo~arquía, incapaz de altas empresas y de construir un orden que,~ la vez, impere y dignifi~ue. La República será el símbolo de que los espanol~ s~ han resuelto por fin a tomar briosamente en sus manos propias su proprn e intransferible destino. [.i
José Ortegay Gasset.
G regona · Marnnon. -·
Ramó11 Pérez de Ayala.
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Las personas que deseen prestar su adhesión se dirigirán, preferentemente por escrito, a ~ombre de uno de los firmantes, Avenida de Pi y Margall, núm. 9, piso
c. Despacho 17, indican-
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.do su profesión y domicilio.
¡DEBÉIS HACER COPIAS DE ESTE LLAMAMIENTO Y REPARTIRLAS ENTRE VUESTROS AMIGOS!
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LA REDENCIÓN DE LAS PROVINCIAS y
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:1;~ p1imera parte de este libro recoge una se1ie de artirnlos esc1itos ypublicaos mando con más b1io dictaba la p1imera Dictadura. Pesaba sobi"e'Espmla ··sileneio violei¡to. Por lo mismo;•los·oídos bitScaban en d aire el m1t1imento (llguna palabra. Yo quise aprovechar este estado de la atención ptiblica para cer lo que entonces cabía hacer: deslizar en el calderón dictato1ial uiia voz 'lite de pedagogo político. Con o sin Dictadura, había-hay mín-· que.ha·lo: El espállol de esta hora, sin exceptuar el más 'culto "-siitmás excepciones .ie las excepciones-·-, vive de !In sistema de ideas políticas demasiado extem. rdneas'. De' los mimdrquicos no hayque decir; pero de.losrepublicanos hay liedeci1'.lo, · · · ''' • Sobre todo, urge intentado que de verdad no se ha intentado minca: extraer '•los hechos espalloles, en lo que tienen demás pernliares,> su logiuitrii'o•politic ! No se puede vivir de fómmlas pe11Sadas para otras naciones. Nada de lo que destino personal se puede tra11Sfe1ir de un siyeto a otro, y la política es el des. lo de las grandes pásémas colectivas que llamamos pueblos. ·:.·: Yii me proponía, pues, desmwllar en su integiidad y orgdnicamente la see de los problemas ptiblicos espalloles. Me animaba el interés que, segiínpue~ -recordarse; despeitaron los p1imeros mtfrnlos aparecidos en El Sol bajo el ti1füi'"Ideaspol!ticas1>; Pm'tiendo del punto en que •se concreta más la vida olitica del Estado-·-·las elecciones-· y sometiéndolo a un minucioso analisis, Jntsaba•ir agiw1dando el teina hasta dibiyanm sisteina coinpleto de nuevas 't.ititúciones que dieseira la nación espmlola otra anatomía másrnnfonite acaÍiton la verdadei:a y.hoy subteJTdnea, a un tieinpo más antigiia y másfuiura. ·1;: ·Pero ei·a preciso caminar pasitamente, i11Sinuarse por eiitre los bm+otes ijos que eran los ldpices de los ée11Sores. Por eso, i11Sistia en que iba a aislar con •bistwi un solo problei11a, el electoral -véase pdgina 715-, y sólo poco a oco, declaraba·que era ello no 1l1ás que un plimei· capitulo-·pagina 717-· kse ilia ampliando-·. pdgi11a 721 y 733-734. En realidad, yo había deli667
neado ya este partirnlm' aswito en otra se1ie de artículos publicada por 192 bajo el título más estrnendoso: «Dislocación y articulación de Espm1m>. . ... No era posible p1f1ntearfonna!mente el problema, que enrr:e los es~:taf mente políticos es más fundamenta! en Espm1a: el de monarqma o rep11bhca;, Por lo mismo, lo coloq11é en plimer ténnino fingiendo evitarlo. Q11ien sepa leer las expresiones un poco jeroglíficas, encontrará, sin embargo, algo muy esei¡, cía! en el capítulo III: 11Deinasiadosfreiios». Pero entiéndase bien: mmq11eyo. crea que el responsable más inmediato de la mala ventura espm1ola es lamonarquía, he sostenido sieinpre, y ahora con mayor energía, q11e el último y decísi, vo responsable de Sl!S desdichas es el pueblo espm1ol. Y es preciso q11e en ningún caso desvíe de sí mismo esa postrera y radical responsabilidad, contentándos, con proyectarla sobre sus instituciones. Habían de ser éstas, y en eiwnne lo son, cal!Sa efectiva de sl!S males, y sieinpre resu!tmia que eran los espa¡io!es !os definitivos rn!pab!es por no cambiar de instituciones., · , ' ', . ,,,¡,, , . Las caíLtelasfrente.a!a.cei¡surame obligaban acaminar11my !entmnei1te y manl!Sail:¡ir estos artículos ,desespei·adamente tardígrados; cuya !ecttira ré" su!ta lwy no poco morosa. Pero todo Jite. vano; cuando comei1zaba la parte co1is7 trnctiva de!. probleina inicial ,,.,-,las instituci011es locales-,-, y aunque cmmiflé la fig11ra de !a >,)ni empei1o fracasó, EL dictadorttivo vmios d!as metido en el.bolsillo el capíttt!oX: «La.idea de lagrn¡r comarca¡¡¡ 'cimcluyó'.porfuhninar. una ¡iota en que declaraba su deseo de, venn~ conti1111ando !a se1ie de estos estttdios, pero q11e j11zgaba ese artírnlo Jnnécesq,. 1io para•el,desarro!!o de mis ideas.Estaa11dacia del,dictadorq11ele llevaba hru:ta·decídir·sobre. !asideas·míninexpresas que11n esc1ito1:·tenfa.en s11 cabeza;;dw a.Ja época:aq1ie!!a s11 carácter de únita en los fastos w1iversa!es, única por el. tmnm1o de s11 tragicomicidad., . ,' , . · . ' 1.·, En mi intei1~ión, seg11ia a!prob!eina de !a vida local el de las grandes iiistitttc. ciones centra!esnComo en alguna de estas páginas se dice, ,mi sol11ción c01isiste en !levar al extreino las dosfuei-zas antagónicas-. .. 1.a autonomía local y. el imperium ceiitral~, haciei1do que de este modo y a11tomáticmnimtese regulen y compeiisefi. , ,, ,· éfras esto debía ,ienir el análisis de la vida pública no propiamente política. , En esta sección preineditaba entrar a fondo eidos ptob!eínas treinendos qud;o1f para !a Espm1a de. hoy.s11 Ejército,•su'Ig!esia; s1tind1tst1iaysu.int~~ecttialid~d¡· ,, , Pero no paraba aquí mi ambición.La vida política es concrecwn de.la vida ptíblicain genere, pero ésta, a s11 vez, tiene ima doble rafz, uno de rnyos'nei-vio~ se,aliméntd en fo plazuela mientras el otro•se hinca en la vida plivadCL Un estt;c., dio médianameiite cuidadoso deljitttiro .espm1o1 necesita plmitear toda una sepe de rnestiones completamente nuevas y,por SIL novedad, algo escandalosas¡ i¡úe serefierei1 ,a lq intimidad del hombre.medio.De esa5 rnestiones; 1f1mei1ds entre¡ vista hastá ahora y;;a mi j11icio, de.mayotgravedqd, afecta a la.mujer espm1ol4
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Se comienza este libro haciendo constar que el tipo medio de espm1ol al 1150 no hace posible la construcción de 11n pueblo bien dotado para !11char en el tiein. po q11e viene. Es; p11es,J01-zoso refonnar el modo de sei· de ese espafio!. Mas largos a110s de observación y reflexión sobre nuestra existencia pminsu!ar me han convencido de_ qúe no pocas insuficiencias del teinp!e espm1ol procedm m última ilis- · tancía, no del hombre, sino de la m1yer. Ahora bien, esto es 11n teina radii:almmte n11evo sobre el mal me a-eo obligado a !!amar la atención de mis compat1iotas. Tal era el programa-q11e fue intenwnpido en SIL p1imei· paso. Al al!Sentarse la Dictad11ra procuré completar la obra iniciada, pero pronto advertí que era imposible. El tempo lento en que estaba comp11esta la porción lograda no podía ser mantenido en el resto, so pena de llegar a las mil páginas. Era prefe1ib!e dejar solitmio el m1111ón y comenzar de n11evo la obra en estilo más sob1io, de más simple arq11itectura. Vereinos si me es posible concl11ir un n11evo libro: La reorganización de España. Ahora doy al ptíblico este. estudio micrográfico, que acaso sea de alguna 11tilidad en el tieinpo más próximo;
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LA REDENCIÓN DE LAS PROVINCIAS
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HACIA LA GRAN REFORMA '. ;; . ' . ; '. : ';: ,¡ ·. ·, Cualquiera que sea la actitud individual frente a esta o la otra de gobierno, nadie debe desconocer que España', desde hace quince años; va entrando en un tiempo magnífico. Y no es que acontezcan maravillás en el área peninsular; pero yo creo que: es siempre magnífico y solemne para un \ pueblo el momento en que llega a un recodo de su historia y; velis no lis, tie. ne que resolverse a seguir nueva ruta, amudarse de arriba abajo,· dislocando su viejo cuerpo pará articularlo según otra arquitectura; cu.ando llega; en sunia, la fecha de la gran reforma: Digo que sazón tal e5 magnífica y solemne, porque sófo en ella se dan las condiciones para un renacimiento. No es seguro; ni mucho menos, que éste se logre; pero es el momento en que cabe intent!!rlo; aspirar a él. La gran reforma equivale casi a la inauguración de un pueblo. De lo que era España en estos últimos dos siglos no se podía seriamente esperar mucho. Toda su organización parecía premeditada en vista de un horizonte irremediablemente angosto: Pero ahora no tenemos por qué reducir nuestra perspectiva. El retuso horuonte debe ser recogido coc mo una sórdida cortina; para quelas miradas españolas se enfrenten con los grandes espacios libres. Podemos planearuna vida nacional de gran formato, sin que esto implique megalomanía. Porque no se trata de suponer que somos 1grandes, sino iodo lo· contrario: de reconocer que somos canijos y que, por lo mismo; estamos obligados a aumentar. Lo importante es que demos a los nuevos cimientos anchura y profundidad tales que no excluyan para el futuro; si fa fortuna es favorable, las grandes construcciones. ·•'· '· ·El proceso dela gran reforma va ciertamente muy despacio. Hasta ahora sólo hemos presenciado estadios negativos. Hemos visto cómo iban cae
situació~
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yendo los muros caducos. Recuerdo haber escrito en 1917 un artículo titulado «Bajo el arco en ruina». En diez años apenas si queda curva alguna del arco; pero aún seguimps bajo su imaginaria comba. No debe, sin embargq, desanimarnos excesivamente pareja lentitud. Cada pueblo tiene su temp()', vital, su andadura. España, que hasta lqs Reyes Católicos marchó, a mi juicio, demasiado deprisa, se convirtió desde entonces en un tardígrado de la Historia. Esperemos que ahora aligere un poco, con menos lastre en el lomo. La cuestión está en que exista un número suficiente de españoles con la decidida voluntad de ejecutar la gran reforma. El que ha pensado poco sobre el asunto cree de buena fe que no es difícil encontrar ese montón de españoles. Mas la verdad es muy otra. Abundan, superabundan las gentes dispuestas a entender y aceptar las pequeñas reformas; pero ¿la grande?.;.. Y acaece que las pequeñas reformas en un pueblo que ha llegado a la situación del nuestro no sirven absolutamente para nada. Al contrario, son da~ ñinas, porque distraen de la otra y porque, al re5ultarvanas, desacreditan la idea misma de reformar, propagan la im~resión de que todo es inútil y que no hay.manera de mejorar los destinos de.una raza mediar¡te la interven".. ción del albedríoyde la.inteligenda.. •. · ··El verdadero pecado de los políticos, el único que hablando en serio hay que imputarles, es no haber querido la.reforma. Todos veían que era ne; · cesarla; pero, salvo Maura, ninguno la quiso.•Formaron un bloque contra•' ella; taponaron la historia de España. Al decir .esto no olvido injustament~ el hechb de. que ningún grupo nacional (por. lo menos, ·ningún grupo,dé, sinteresadoycon posición clara) exigía e5areforma yluchaba poro ella,,Bero• esto no exime a los políticos de aquella responsabilidad porque ellos stveían , con toda evidencia que la reforma era necesaria, que ni el país ni el·Estad,o · marchaban·correctamente. Más de una vez he expresado mi convicción: de ' que los políticos del antiguo Parlamento eran superiores al tipo medio, del ciudadano español-más inteligentes, más honrados·, más generosos;•Bor lo i;nismo;•suresponsabilidad es enorme,,Lo•que lesfaltó de honradez yge;nerosidaci; o, podo visto,de inteligencia, les .indujo a eludir la reform~, · aprovechándose de que el resto dela nación no percibía su urgencia.·Qui, sieron seguir a gusto en el machito; a sal:¡iendas de que élmachito.no podí!j durar. Por tanto;.no tienen pe~dón de Dios. (Tampoco vale la excusa, que se' suele oír, según la cual, si un partido hubiese querido la reforma, la desleal; tad de los otros, dispuestos a asumir. el Poder. ante la primera difícultad.scífi; brevenida al reformador; habría anulado, el propósito. Esto no pruebasinÓ\ que el pecado fue colectivo; de todo·elgreniio político .. Les faltó, como 1tál ·· grémio, instinto de•conservación,yla responsabilidad se.derramó sobre su' conjunto,,arrastrando a muchos que personalmente no eran c~lpables);c ;;T'
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Claro es que.del pecado del antiguo político no puede alimentarse la virtu~ de nadie. Nadie puede hacer consistir su buena razón en que otro no la tem~. Hace falta más, mucho más.. Es preciso demostrar que se entiende y s~ qmere l~ gran reforma nacional. Todo lo demás -como dice un personaje de fü~roJa-. es carrocería.
Por i:-5º dud~ que ~~eda hacerse en la hora presente nada más patriótico que evitar la dispers10n de la conciencia pública sobre las mil cuestiones secundarias que constantemente atosigan la existencia de cualquier nación. Hay que retraer la atención pública, concentrarla sobre lo esencial, sobre la gran reforma. ¡Bien! Pero. ¿qué género de reforma española sería la que puede mérecer el título de grande?
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u ¿REFORMA DEL ESTADO O REF0RMA DE LA SOCIEDAD? ¿Qué género de reforma merecería el título d~ gra~de? . . .•·. Una ddas averiguadones más añejas de Ja ciencia occ1dental-alla en Grecia, hacia el siglo IV antes de Cristo'- es que no existen tamaños absolutos. Así, en seco, nada es grande, nada es pequeño. Lo ingente y lo.menudo son calificaciones relativa5. Dependende la unidad de medida que apliquem()~·'. ·· La reforma que es grande para un país puede ser minúscula para º~CI·. Esta diferente evaluación que a una miSmá refohna atribuiríamos en. dos na~ dones distintas no sería, sin embargo, caprichosa. Una misma y úmca raz,óf nos llevará a Uainaraquí pequeño Jo que allí llamamos grande. En ambos casos medimos el tamaño de Ja reforma con la misma umdad de medida. ¿Cuál? Muy sencillo: J~ cantidad de cosas que en cada país necesiten ser reformadas.1 Donde. casi todo está bien, una pequeña modificación será de gran importaI1: cía.Donde casi todo está mál, esa misina modificación resultará imperceptibk;_ La reforma que hacemos debe medirse por Ja que hay que hacer. Nó depende, pues •. de nuestro capricho, delazar de nuestros entusiasmos,~¡~~ maria o no grande. La realidad nacional se encarga automática y exactamet}; ·· te de calibrarla. Acontece como en cirugía: el cuerpo enfermo determina has~ ta qué profundidades de la carne tiene que penetr,ar el bj.sturí. ·.. · ..J. T Ami juicio, aquí está la cuestión decisiva de que depende el porveI1~:c de España: ¿hasta qué hondura de.estratos en la realidad nacional .tiene qI1~, calar Ja reforma? Si acertamos y coincidimos en esta dimensión de profuI1¡ didad, todo Jo esencial se habrá ganado. Quiero decir que es ciertom.odo secundario que se acierte o no en la calidad de la reforma, en- la dir¡¡_cdón que se Je dé, con tal que ell~ aspire inequívocamente a atacar el mal en el
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estrato donde se e.ngendra, por muy profundo que·sea. Viceversa, por muy certeras que· parezcan o sean unas reformas, si se mantienen en áreas superficiales; no se habrá dado un solo paso hada la mejora de nuestra figura · . .. . , ,. . . colectiva; . • ·• · Aho:a bkq: concretándonos al caso de España, ¿existe alguna línea · clara que permita separar lo superficial de Jo profundo? Yo creo que existe y que es clarísima. Si tomamos en vilo todosloS"defectos de nuestra nación por tanto, todo lo que es preciso corregír o refonriar, vemos muy pront~ que pueden repartirse en dos clases: De un lado están los defectos del Estado español-·de las instituciones y su modo efectivo de funcionar-·-; de otro ladci están los defectos de la vida española, los defectos típicos deJinc dividuo español y de sus formas de convivencia en faaldea, en.Ja provincia, en la capital. Si queremos simplificar la terminología, hablaremos de defectos del Estado y defectos de la sociedad. · .... 'Una nación donde el Estado, el sistema de las institu'ciónes;·fuese perfecto; pero en que la sociedad careciese de empuje, de claridad mental, de decencia, marcharía malamente. En cambio, una nación cuyo Estado fuese sobremanera defectuoso, pero donde las gentes tllviesen mente Clara, energía; fuerte apetito de vivir, espíritu emprendedor; saber técmto¡ etcétera, etcétera, se mantendría siempre a flote. Todo el que•sehaya sumido algún tiempo en lecturas históricas· recibe la impresión de no haber jamás existido un Estado que como tal Estado funcionase bien: En todos lós ángulos de Ja; cronología· humana se oyen quejas· contra las iristituciones•vigentes, tontralapolítica al uso, contra los gobemantes.'Y:aun restando a esta que'jumbrefa porción correspondiente a la delicia de lamentarse, innata•en el hombre, queda siempre un reboso de razón para la queja. A esta impresión acompaña la inversa: que en las grandes épocas de un pueblo lo formidable es siempre la vitalidad del cuerpo social, la cantidad de individuos capaces, · el hervor genial de una raza bajo la costra de su Estado imperfecto. i Quiere decir esto que, en la realidad histórica,' el Estado y Cuanto a él s,e refiere representa un estrato superficial el1 comparación con Jo•que pasa ~n los senos de la socied,ad. De lo que sea el hombre media de un país, del tipo de existencia que lleve, depende el nivel histórico y, en defimtiva, político de ese país. · 'El caso de España ofrece el1 este punto una evidencia ejemplar. Porque a~n cabría explicar tal o cual caída momentánea de una raza por Ja excesiva imperfección de su Estado; pero tan largo destino de mengua como el qué pesa centenariamenté sobre Españai a todas luces declara que el mal no es de superficie y de institl.lciol1es, sino de las raíces subterráneas, subestatales, del cuerpo social, y 1lo del mero perfil que es'su Estado.
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. Con criminosa insistencia se ha procurado siempre halagar al español . medio señalando a su odio este o el otro gobernante, esta o la otra institucióri;c como agentes de su.malestar. Por mi parte, me considero exento de éste•qué juzgo el mayor crimen contra la patria, por ser el que más eficazmenteim;; pide su restauració!l.Asabiendas del riesgo.inminente-.enojo, impopula-· ridad, quedar al margen de la vida normal= he aullado. siempre a mis co_m~ patriotas•diciéndoles que de.las desdichas.de España tenemosla culpa( directa y exclusivamente; los españoles. Claro es que ,me refiero a aque~ . parte ,de las malaventuras que no proceden de. la fortuna caprichosa¡ o •ele factores .cósmieos -clima, tierra, desviación delos grandes centros y.rutáS históricos (la•geografía de la historia moderna ha sido. desfavorable a nuesf tra,Penínsuia, dejáridolafoera dela camunicaciónytránsita), Toda la buena .voluntad que en ello pongo no:consigue desarmarrla fuerza de convicción que ejerce sobre mí este.pensamiento: mientras,el.tipo. medio de español y sus modos de vida sigan siendo los.mismos, no es1ícita·' esperar que el destincide·España,yarfe. Quien quiera variar los efectos tiene que modificar las causas. Otra cosa fuera magia. Y tener fe en la magia e.s, ' intelectuálmente, umdndecencia. , No se diga que plantearlas cosas asíequivalea hacer imposible unasólk da restauración de España; porque el español, como.cada una.de las otras·ra~ zas; tiene su esencia: inmutable. Aquí no se !rata de la esencia antJ:opológica, _del espaJ1ol, de su misterio étnico. En ese sentido nadie puede con cei;tidum7_'. bre hablar.del español,.ni del francés; ni del teutón: es un arcano indescifraf,: ble, ,De moda -que tan-arbitrario _es decir que el español será siempre lo. que, concretamente es hoy; como negar que pueda ser aún más español adoptando; otra actitud ante la vida, .La experiencia histórica muestra con superabun: dancia que los pueblos son realidades plásticas, capaces de muchas transfor7..: maciones. Nadie hubiera creído en tiempo de Shakespeare que dos siglos m~ · tarde el inglés-iba a ser, el prototipo de.la buena educaci9.n.C.C:::!l.
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vana violencia exterior, la rectificación del hueso desviado. Este símil me parece adecuado en to_das sus partes. Porque, en efecto, sólo podemos hoy contar_ con lo que Espana es; por tanto, con sus defectos. El problema no es otro que aprovephar ~~ punt~ d': ataque y sustentación ofrecido por esos defectos p~ra que se -comJan a si mISmos. Esto requiere una solución ingeniosa, del. illlSmo géne_ro que la que lleva a la invención de un aparato ortopédico. Resunnendo: Primero. La gran reforma española, la única eficiente será la que, al re-
forma~ el Estado, se proponga no tanto acicalar a éste como reformar, merced a el, los usos y el carácter de la vida española. . . Segundo. La _r:forma de la vida española no se puede lograr si no es pa~tiendo de los VIc_10s y defectos nacionales, contando con ellos, aprovechand?los. Lo ~emas es utopía. El rasgo distintivo del arbitrismo consiste en olVIdar la existencia del.vicio mismo que el arbitrio pretende corregir. Desde hace u_n par de siglos; el cúeipci e5páñcil está colocado en determ~ada postura. Es evidente que, si se quiere variar los resultados, será ine_ludible coloca:lo en una postura. distinta. Verán ustedes cómo esto es lo que muy pocos .qmeren, a lo que casi nadie se atreve.-.-¡ la gran reforma!•.
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. DEMASÍADOS FRENOS
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Decía en nn artículo anterior qu~ ~spaña camina despacio,muy despact~', . . demasiado despacio; hacia la transformación de su figura histórica.• La moo vilización comienza en 1900. La verdad es que en veintisiete años se podía, se debía haber hecho mucho más. Sin embargo, se ha conseguido algo. Para que un cuerpo se transforme es preciso que primero se ª?lande, ~n la ~l~~" . dura manifiesta un sólido desamor a la forma que tema Y su d1spos1c10µ ·• para recibir otra. ¡Bien por esta España bland.a ~ue ahora t~nemos delante,! r En el ser vivo, la blandura es smtoma de plasnc1dad, de apntud para n~ev~s· conformaciones; por tanto, para una nueva vida. L~ rigid':z, en ca~b10, es el atributo de los cadáveres. El aficionado a la Histona percibe el canz de los pueblos moribundos en su endurec~ien.to progresivo. Se aferran a sus aristas tradicionales. Gran ejemplo, Blzanc10: un petrefacto. . . Yo no comprendo que las gemes.Perspicaces de nuestro país n? siei:i::. qm entusiasmo por.la situación en que desde hac_e un cuarto ~e siglo lia entrado España. Un artista en pueblos se relamena de gu~to s1 le coloca,- . sen delante de una materia tan en punto. Porque a nn arusta en pueblo~ r no le interesa una nación ya hecha, perfecta, magnífica, gloriosa. ¿Qui; podría hacer con ella? Lo que desea es una buena pasta humana, fermentada, blanda bajo la mano constructora, bajo los dédos inspirados qui\ emanan formas. . · · Uno de los signos de la fértil blandura a que se ha llegado es que,. P()f fin, .toda España empieza a sentir la necesidad ~e la r.eform~. Hace qum~~' años todavía eran mny pocos. Hace treinta, casi nadie. ¿Exu¡te hoy algu .. • grupo nacional que no perciba la inevitabilidad de un cambio importante?,
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Lo que aún nos separa radicalmente a unos y otros es el sentido en que ha de hacerse la reforma. Y no me refiero a la divergencia anticuada de derechas e izquierdas, de liberales y reaccionarios. Estos antagonismos, supervivientes de otra edad; son, en 16 que tienen de respetable, querellas de suc perficie. _La diferencia radical está en creer unos que lo que 'hay 'que reformar es el Estado español; y creer otros que con esa reforma no se lograría nada apreciable si la reforma del Estado no sehace·con la mira principaly resuelta de reformar el cuerpo de la sociedad española, de la vida nadonal en.todos sus órdenes. · "" · Pronto se va a ver que esta discrepancia taja verticalmente la obra de derechas e izquierdas. Entre los reformadores del Estado habrá reaccionarios y liberales, como entre los reformadores de la nación.se encontrarán tradicioo nalistas y fu turistas. Lo que parece indudable es que los partidarios dela reforma 'grande, que es la nacional, y no sólo la jurídica, somos todavía pocos . Aunque dejemos a un lado las gentes que al pensar' en una modificación de fas instituciones van orientadas exclusivamente por su interés, por las ventajas o estorbos que esos nuevos poderes traigan para ellas, queda todavía una gran masa de personas desinteresadas que tiemblan ante toda reforma profunda. ¿Por qué? Porque, a pesar de su buena voluntad; sigue actuando enellarelvicio inveterado que ha detenido siempielahistorta de España: el terror arlo nuevo. Así como en otras· razas lo;nuevo; simplemente por serlo, suscita enqisiasmo, a veces hasta el pruritoyrláfrivolidad, entre nosotros provoca•automáticamente· desconfianza, ' •r' 'r: Si' ante los ·ojos de· personas tales -.ar veces ·excelentes y de noble intención- sé. delinearel esquema de una gran reforma, Ia·imagen que ven, por fuerza muy distinta de la tradicional, las aterra. Las aterra porque de aquella institución proyectada ven sólo los peligros. · Con semejante propensión no se puede intentar nada. El espanol es el hc1mlbre cauteloso que e,xisté.-·. en lo político como en lo privado; Por eso es el que en los últimos tiempos ha emprendido. menos cosas:.Más de una vez; he hecho notar que lo característico de nuestra nación no, es que en ella fracasen más cosas que en las demás, sino que se emprenden muclias menos -menos inventos, menos negocios, menos campañas políticas, menos formas' de.arte, menos ideas! menos amói:es; menos diversiones. Si se pudiera sacar el tanto por'ciento de las empresas fallidas en Inglaterra o en Fráncia; se vería queres una cifra fabulosamente•mayor que en España. " Un estado de espíritu correcto se hace cargo de que todo en el mundo . ofrece sus peligros anejos. Es forzoso, pues, descontar que toda reforma es el quelo•searno justific~ la renuncia a ella. Entre otras razones, porque es mucho más peligroso no refoririar ·cuando a todas luces ,parece
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nece;ario' La cuestión está en sopesar peligros y beneficios, como hace el hombre discreto y activo en su existencia cotidiana. •. . · . · . ·.• ;;fi·· Por.desgracia; en nuestro país el principio de evitar los peligros ha ¡m,.;. perado desde hace muchas generaciones. Y acaece que.en ninguna otra nac ;, ción podriaproduci¡- efectos tan nocivos: La razón es ésta: la vida saludable de un pueblo supone que su,enorme cuerpo posea a.lavez•estabilidadymovilidad.Si una raza es demasiadoJr¡¡ quieta; se pulveriza. Pero si es demasiado estadiza,, se anquilosa. Algunps pueblos centro y sudamericanos son ejemplo de lo primero.'España es.el .• modelo delo segundo.: Tiene que haber en el volumen,nacionalun:buen•. sistema de equilibrio; pero; se entiende, de equilibrio.en.el movimiento;;Se , puede pecar también de exceso de quietud.·Entonces queda frenada lavidá , pública; es decir, se pára. . • · .· . ··· : • . ··Por esta razón.no.se puede acertar en política si no se conoce bien.la_ psicología de la raza sobre.que se actú.a. ¿SE:Jtrata de un pueblo superinquieto o de un pueblo cuyas almas tienden por sí a la inercia, a la estabilización? Unoy otro necesitarán; sólo,poresta diferencia, instituciones distintas.; . Porque cada tipo de inStitucióri lleva en sí, cualquiera que sea.lanadón· a que se aplique, una tendencia hacia la inquietud o hacia elrefrenamierito; Así,la República es.por sí misma•un:;¡ institución inquieta.•La Monarquía; por el con.trario, es una institucióncfreno.Hablo ahora en puro. teotemay:pot , vía de ej~mplo,Pero es evidente que si sobre una raza propensa superlatl,1 vamente a la inercia acumulamos in5titüciones frenadoras,.habremos ..cor • metido la mayor equivocación. Lo discreto, es compensar d exceso de quiF tud innato introduciendo algunas instituciones de tipo incitador. · · i •.· ·•; . Con lo dicho no pretendo dirimir el complicado problema República¡ Monarquía. La decisión en pro de una y otra forma gubernamental depende de muchos factores,. además. del que ahora apunto.:Lo importante es que en el·sistemacornpleto·de·instituciones se-obtenga una acertada ecuación..en':.. trelos frenos y los impulsos. , ·.·', ,... • . . . < ..•. , ' .. ·. . .· , .•Porque .uci ·puede.dudarse que.-.aL menos;: dentro de Eúropa_,:no existe; ningún pueblo.cuy.as almas vengan a.la existencia-más cargadas. de frenosqueelnuestro,, . . . . :. ,. ·. ·••··• . ·• . ·"'"' ···· ... No ya en la vida pública; sino en lo privado; El~pañol producela impresión de un hombre entablillado: Basta brincar al otro lado delafronr tera y ver. cómo, allí, cada individuo; hombre o mujer, :v.a resuelto; audaz, enardecido; a lo que.su alma o su cuerpo le piden-.sea placer, sea creación, sea creencia; seaarµ.bición.Tan evidente es la: diferen.cia, qtie el francés, éí el j italiano; o el sajón,' nos parecen impudorosos, «desenfrenados». Sol!\rrib~ decir qtie .«no .tienen temor al ridlcúlon" ¿Se ha pensado sobre lo que. signir
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fica la hiperestesia. para el ridículo del buen compatriota nuestro? Es que está siempre sobre sí, que no se abandona, que lleva empuñado el freno y re. prime la expansión de su ser íntimo. En el área política, la cosa es aún más clara. España es un pueblo morbosamenti; irierti; en vida pública. Es el t!nico e;¡¡ropeo que no ha hecho nunca una auténtica revolución. Permítaseme no involucrar en este momento lo que yo piense, en general, sobre las revoluciones. No lo podría decir con alguna precisión en pocas palabras. (Véase mi ensayo «El ocaso de las revoluciones», en el libro El tema de nuestro tiempo). Sólo diré, para no perturbar elsentido de lo que ahora me importa, que no tengo simpatía ninguna por ellas. Pero sería una tontería negar que toda raza normal llega a cierta época de su historia en que hace su revolución. La revolución es el síntoma de la gran capacidad de inquietud. Yo no quiero -y menos a destiempo, es decir, en el siglo XX-una revolución para España. Dejémonos de revolucioncitas. Mas, al propio tiempo; notemos cornoda claridad el significado grave de su ausencia en el pretérito. Un país sin revoluciones es un pueblo que lleva en su interior demasiados frenos. · Lo más tragicómico de nuestro pasado es que se hanforjado siempre las Constituciones conla idea fija de evitar la revolución en España: ¡Frenos, \nás frenos! -al paralíticm
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E1 tono en qu~ sue~~l~política-lo inisrno en el metal de los gobernant175 que en los violoncellos de )a oposición-·•hace pensar que las personas di• , rectoras de la vida española-.repito: lo mismo Gobierno que oposición ;'. no tienen conciencia clara de la magnífica coyuntura ofrecida a su actividad por el Destino. Unos y otros aspiran sólo a arreglar la situación presente,·y; aunque el arreglo a que aspiran sea muy distinto, según los unos y según los otros, ambos coinciden en contentarse con un arreglo. De este modo, la solución que España espera, aunque logre ser correcta, será irrernediablec · mente triste. Triste es toda solución que se limita a cancelar un pasado sin planear en forma positiva y no vaga un porvenir. La alegria es la emoción matinal por excelencia. Un pueblo sólo puede sentirse alegre si se le sugie,. re la impresión de que está viviendo una mañana, la juventud de un día, la •_ . iniciación de una.época,la.partida para una hazaña. Yo no veo por parte ninguna destellos siquiera de una amplia visión fu~ turista, de un gran proyecto nacional capaz de movilizarnos a los españoles,·' Seguirnos en lo de siempre: se disputa sobre formas del Estado, corno tal y sin más; pero no se nos insinúa qué vamos a hacer con ese Estado, qué gran tarea histórica -grande relativamente a nuestras posibi~dades- debernós emprender. Han sido nombrados unos decemvili legibus sc1ibu11dis para que.. redacten un proyecto de Constitución. Estoy convencido de la buena fe con ·• que trabajan y urden su jurídico tapiz. Pero la buena fe no basta para hacer · una buena Constitución. Es menester, además, tener fe en algún destino na~ cional. El Estado, a fuer de instrumento, sólo es bueno cuando es q_ueno.c para una finalidad determinada, cuando anticipa y prepara cierto tipo :de
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vida histórica. Ahora bien: no hay vida histórica cuando no existe una empresa_ colectiva propuesta a la masa ciudadana que oriente y organice su puc lulacrqn rnu~titudinaria. .. ·· Por es.ta.razón insisto en que rio tiene sentido ,eluc~brar 1ma.reforma del Estado que no vaya inspirada y nutrida por el afán de reformar la sociedad, (Alguien ha malentendido esta reforma de la sociedad corno una reforma de _las costumbres -¿Que la gente se acueste temprano?·¿ Que no lea despues de comer? ¿Que no practique el adulterio?) Hablando en serlo, hacer una Constitución para España es, y .debe ser, preformar todo el futuro de España. Si no es esto, no es nada. . · I!uena p¡¡rte de las dificultades sobrevenidas en los últimos veinte años .. ~roceden: de.]¡¡.desrnoralización en que pbrfuerza-ha caído el pueblo espa~ol desde h¡¡ce muchas generaciones. Es la desmoralización de quien no uene ~ad_a que hacer. En la vida privada. necesitarnos una tarea que nos la orgaruce. En la convivencia.pública,.lo mismo; sólo que en ella.la tarea tie.ne asu vez que ser pública. . • .• , . ... . . , , _Todo ~to parece, mero vocabulario. Y es el caso que enuncia un hecho sencrll() Yevidente, que salta a la vista en cuanto pasarnoslas fronteras. No.se trat¡¡ de nada_vago y utópico. La inmensa rnayoría•de los franceses vive preoc cupada, solo ~e sus afanes privados y cotidianos, sino que en ¡ma porción ~e su espmtu eXIStela Cc:Jnciencia de lo que Francia, corno entidad colectiva, ,Uene que hacer,- dela gran tarea francesa. En la hora presente ·esta tarea es rnuyproblernática,.múy dolorosa;oel destino·francés es oscuro;,Pero·la enor~ ~e muchedumbre de franceses vive concentrada en esa preocupación, y sus diferent~s grup~s _se diferencian .precisamente en la manera de interpretar ese des~o hISto~co de Francia. Lo que parece ilusorio es querer que un puebl_o viva colectivamente sin un terna o proyecto de empresa histórica. Cuando éste falta, no:puede:ir bien nada;nisiquiera la máquina del . Estado corno tal; es decir, gobernacipn y política; _Por mil razones; pero, ante.todo, por ~na muy sencilla: Una política que no contiene un proyecto de grandes reahzac~ones históricas queda reducida a la cuestión formal de gobe_rnar•en el sentido menor del vocablo, a la cuestión de ejercer el Poder púbhc~. No se trata de hacer obra con él; sino, simplemente, de complacerse en.ejercerlo; Esto.elimina automáticamente de la política a todos los hombres de calidad superior. No se le dé.vueltas:. de calidad superior sólo es el ho:n~re que se si~nte irresistiblemente atta.ido por la delicia de creaciones obJeUva_s; N~ le dr~erternás que eso,.: Va a.Ja ciencia porque siente una·voluptuosr.~ad mdecrble en pensar sobre tal o cual problema teórico y hallar su solucron.Va a las letras o a la industria por una necesidad ineludible de crear, de producir, de hacer cosas que se tengan en pie. El hombre inferior
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no siente esta inexorable ~trac~ión hacia lo objetivo, sino que piensa sólo en su persona. Si va a la ciencia, a la industria, no es: ~rea; por crear, sin~• a fingir la creación para.figurar él. Pues biern una pohtica smtarea de crea";. ción histórica elimina a todo el que no sea puramente uri ambicioso. La. a~~ biciórr por excelencia es la del poder. Quiere poder, no quiere ~acer'. Si~~~ pre en la política predominarán los ambiciosos; y cua~~o ha si~o siern~~~ así, alguna ra2:ón habrá. Pero lo importante es que la pol~tica atraiga tambie~ a gentes que no son ambiciosas o que no lo son exclusivamente; La fecundidad de aquélla depende de la porción de hombres creadores que sepa e~~ rolarensuservicio. ,• , ', , · •, . "D El alejamiento de la política en que viven muchos españoles óptimos n~ tiene otro Origen que la inanidad de los programas. Sófo se lesp~e~ea~a~r ~ se les propone una tarea de efectiva• creación. Otr~ c~sa ~o los _divierte: ~h. Es bochornoso que durante tanto tiempo•haya sido imposible en Esp'.1:1l\c reclamar para la acción política una per~ectiva histórica. La gene:acio~,, que ha gobernado en los últimos decenios c~recia por completo ~~ organo para percibir esta verdad tan obvia, y, como siempre ~".e no se entiende mia, cosa, consideraba a quien la enunciase como un lunatico: No :reo q~e1,oY. las clases directoras vean las cosas más claramente que ayer. Aun es prec.~~, perder tiempo en razonar tan sencillo pensamiento. Sin :mbargo, lareflexiop¡ que no han puesto las personas hanver\ido a p;oporc:onarla brutalmen~'1 los hechos. La crisis interior de España yla extenor del mundo europeo no~. imponén\a,•necesidad' demovilizarnbs,',de·em~renderruta~ueva,.•Y.no si;, . puede echar a andar sin levántar los ojos y elegir en e:esp~c~o ~na onent~:c ción que dé a nuestros pasos trayectoria. Esta _expenencia mtima que l?s, hechos han decantado en todo ciudadano medianamente despierto, le dis-, pone a no considerar tan ridícula esta exige~~ia de un proyecto •de vidá his'. tórica, como condición de toda reforma pohtica, . , ,, , . '., . ..Ni hay que echarun pregón'par:J.' que se encuentre ese proyecto de vida. histórica. Basta con volver la vista a la realidad nacional y enfrontarla conl~, 7 situación del mundo. Nadie' es tan ciego que no veá por todas partes la g~r; ·. , minación de grandes cambios. En nuestro ámbito europeo, por raz~~es ~\' ternas y por la presión de otros continentes; se está dislo~~ndo el sisterq~ de fuerzas nacionales y aun el tipo mismo de vida que tr~dicrnn_alme~ted()¡; minaba. Una nueva organización de las naciones y un nuevo tipo de hoP'!r• bre medio se preparan dondequiera, •La batalla, que, c~enta o sin~angr¡; -·-guerra 0 concurrencia-.-; constituye la Historia, se sitúa en un mvel:~7 existencia más alto que el del siglo último. · · · , ' · . ' ' '• i¡','· , .. Elkctorpodrápensar lo que quiera sobre cuál sea el st;ntido _de es¡¡, lucha y quién el probable triunfante -el lector puede ser'<
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«izquierdista». Mas, cualquiera que sea su manb, reconocerá que el combate se va a dar en·una altura determinada de técnicas, de dotes, de potencialida·' des. En toda contienda, el ejército mejor dotado marca el nivel sobre el cual · se va a pelear: Quien no posea esas dotes medias está, de antemano, excluido del certa~eri. En. la conciencia pública europea existe ya muy clara la sospecha de que el tipo medio del europeo actual se halla un poco por debajo de aquel nivel. La impresión de haber dejado de ser el marcador del nivel mundial es el hecho más importante y grave del alma europea en nuestros días. Yo no puedo creer que quien perciba ese inquietisimo panorama y Vllelva luego los ojos a nuestra nación y se ponga bien delante el español medio, el buen labriego tosco, indotado, lleno de prejuicios arcaicos, sin movilidad, sin técnicas contemporáneas, sin espíritu emprendedor, etcétera, etcétera, tia quede aterrado. La distancia entre el tipo de hombre que va a dar la medida media del concurso o lucha histórica y el tipo de hombre español es tal, que automáticamente se iU:drrpora en el espíritu esta enérgica convicción: España tiene que conquistar el nivel medio de la vida humana en la fecha que vivimos.Y.ser de la derecha o ser de la izquierda no puede·servirde pretexto para desconocer la urgencia de esa tarea, primer capitulo, postulado de nuestro porvenir histórico. · Una Constitución que,. muy positiva y deliberadamente, no contribuya por su propio mecanismo a la conquista de ese nivel, es decir; la creación de un tipo de esp~ñol medio, menos anacrónico; más de 1928; ¿puede ' servirnos de algo?
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PRIMERO; LAS PROVINCIAS .· Cuaudo he dicho ~ne la política ha de t~neruna perspectiva histórica; !lo he dicho, claro está, lo que quería decir. ylo que esas palabras significan;N<¡ sabe u:r{o nunca cuándo ha dicho, en efecto, lo que pretendía decir. Porqú,e decir es aspirar a ser entendido, y esto ya no depende sólo. de uno, sino tam-: biéndelprójimo. · '• .. . ·· 1 .. " · · · · Las frases pueden.ser. entendidas de dos maneras: de una manera vaga; ' lacia, boba, y entonces todas las frases no dicen más que tonterías, o biet1de1 una manera apretada, rigorosa, y entonces rezuman siempre un sentido·.
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interesante. Que la política haya de tener una perspectiva hlstórica es ehtendido por····· algunos lectores de esta suerte: hagamos una política, y luego añadámosle. una orla o nimbo, más o menos retóricos de exaltación patriótica; hablemos. vagamente de los destinos de España, de que «es preciso hacer patria», cielo~ deberes ciudadanos, de la cultura, de idealismo público, etcétera, etcétera. Entendida así, es aquella frase una exquisita necedad. Aquí se trata precisa:. mente de esquivar todo «idealismo», asíindividual como colectivo. Por do.~ grandes razones: la primera es que, probablemente, cuanto se ha llamad~ «idealismo» era una forma falsa, hipócrita, cuando menqs manca, de la espiritualidad; la segunda es que, si no fuera verdad esa primera razón y hubiéS::. fuos de reconocer en el idealismo una magmfica virtud, estaríamos más ob~ gados que nunca a eliminarla de nuestra cuenta. Porque no podemos exigir al prójimo que sea virtuoso; sólo podemos exigirle que no sea vicioso. Y esto., que es cierto en los demás órdenes de la vida, lo es mucho más én la P<\lític~; Fuera cófuico que cuando se trata de hacer mejores a los españoles comenza-
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semos por exigirles que lo fueran y encabezásemos la Constitución como se hizo en uno de los proyectos empollados por los convencionales: «Artículo , P,rim.ero. T~dos los franceses serán felices», La política es'e! arte de conseguir . sm violencia.lo que nos e;; rehusado. Si desdé luego nos otorgan lo que deseamos, huel~a la política. Esta deberá partir, ennuestro caso, del siguiente supuesto: l~ ma?'oría de los españoles no tiene empeño alguno en mejorar de substancia. Solo lo que se funde en este supuesto tendrá garantías de solidez. • La perspectiva hlstórica que aquí se exige a toda política·ha de estar dentro de ella y no fuera: .no entorno, en un vano discurseo de los gobernantes. La mejo: ~olítica sería la muda, hecha de puros actosjuñdicos;·mas ya que esto es utop1co y; por tanto, falso, la que se lifuitase a explicar elsentido profundo de sus leyes y decisiones. Si éstas eran lo que debían ser, su·estricto comentariD' dejaría ungido y aun saturado el ambiente públieo de auténtica \lidealid~d». ¿Se quiere que la política sea algo más que leyes? Bien; •pues•que sea, además; lo que tan deliciosamente llamóMontesquieu «el esp1it delas leyes». • . Completemos la frase del artículo anterior, y digarncis:•lapolítica¡ha de tener una perspectiva histórica; pero esta perspectiva histórica ha de con~ sistir en ~na políti~a -ha de ser.una concreta tarea histórica, no uria¡vaga res~nancia de vagos fervores nacionales, de•píos deseos o de ilusorias ambi~ione~. No hay que imitar a quiell'anuncie un nuevo Imperio romano; Los ·• impenos no se anuncian como se anuncian las funciones de Circo. No se ·parte para la guerra de los treinta años. . .. . n . Lo que debemos proponernos es una faena aun tienipo severa y alegre, ··en la forma menos pedante que• esté a nuestra mano¡ Concentrémonos en una grari tarea• histórica, cuya primera e imprescindible estación es' conquistar para España el nivel de los tiempos. Hay que remozar a España. Totalme~te. En todos sentidos. Hay que hacer caminitos relucientes portadas las gl~bas, hay que hacer que se afeiten los curas y que los radicales de pueblo digan menos palabras inanes; hay que hacer innumerables cosas más. Hay que ir a la reforma de España. Pero España no es el Ministerio dela Gobemac~ón, ni el Parlamento, ni la Dictadura, ni laConstitucfóri. España es ~os millones de labriegos con la mano en· la mancera; es esas villas polvonentas y esas opacas capitales de provincia; es todo ese fondo naCional que, entretenidos· en mirar la superficie, solémos•Ólvidar.. • . • .' Un pueblo es y vale en la Historia lo que seay valga el •tipo medio de s~s homb.res: La experiencia de muchas generaciones ha demostrado que el tipo medio del español' usual nO sirve para .hacer historia; sino más bien para deshacerla. Por otra parte, la coyuntura del presente anuncia presiones raza y nación; de otras razas y otras nacfone5. El mundo está de gran muda=a. Si no hacemos nosotros historia, ríos la harán los
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demás-. corno viene ocurriendo desde dos siglos atrás. Por lo tanto, esd toda urgencia comenzar la renovación del tipo medio español. Al decir qu no sirve; ni:J pienso, claro está, que no posea algunas,calidades egregü1s, Existen en. el alma española ciertos pudores¡· ciertos resortes últirnos·d~ energía, que nó se encuentran en ningún otro pueblo.Tan reales son estas. virtudes, que han conseguido rn¡¡ntener en pie· a España, a pesar de t.od9~ sus.otros•ingentes defectos e incapacidades; Mas; por lo mismo que pose~" rnos esas virtudes; .no es,urgente hablar.de ellas; lo que apremia es f!percibº las que nos.faltan; ci:Jrnpletal' el equipo de aptitudes,;elevarel,espáñolrne' dio hasta.elnivel de los tiempos,.· . , SÓbre esto.hay que cpndensarla atención y. el esfuerzo. Pero es evide~ te que para lograr taLpropósito ·s.erá menester emplear todos los grandej; utensilios: el apostolado, la.pedagogía, la literatura, el amor. (La mujer tienf! que colaborar,,no administrando elvcíto electoral, ~ino con la certera adrni, nistración de sus sonrisas; Sise logra qu~la.rnujer prefiera otro tipo mejo de español, está medio ganada la.partida) .. Corno la tarea es gigante, toda5. las.colaboraciones, todos los métodos, serán poco. Por ejemplo: es induda~; ble que para mejorar el tipo medio tiene.que existir una minoría excelente;: superior; que'con su ejernplarid,ad contamine y atraiga hacia lo alto la.masa menos dotada: Mis lectores habituales no pensarán que olvido entrelosin,. gredientes de una reconstitución. nacional la.acción de una rninorfa sele~ta\ La fórmula que daba de ésta en mi Espafia invertebí·adaha corrido ya tod.q, el mundo: (No es nada; lector: la válvula·dela vanidad que se ha abierto u momento)_. Sin ei'nbargo, yo no voya hablara.hora de ella; ni de ninguna de las otras cosas que·én la cabeza de este párrafo se enumeran. Las he deno~ minado.para que nadie presuma que las .olvido; pero mi terna es mucho.más concreto y taxativo, Es éste: «¿qué se puede hacer.para elevar el tipo medio . esp\lñákón elutensiliq1Estado, con el ap'aratopolítica?»; . ·',"'Para, mí; Ja misión subs.tancialqti.eJ10ytienen política y Estado.éú España es.ésta: .contribuir,consu forrnidáble maquinaria a crear.unespafipl más activo, más capaz, rnáS despierto. Todo lo demás; respetando,opinion~: dispares, 'fue parece adjetivo, sin interés; primario y conversación de Puerta. de Tierra: En cambio, reconocida aquella misión, todo se nos dará porañar didura: más autoridad, más libertad; más jornal y buen humor. , Aquí empieza, pues, la cuestiónc Hasta ahora no he hecho otra cosa_ que templar el diálogo, entonarme con.el lector y al lector conmigo; · ¿Qué puede hacer la política para obtener, en lo que de. ella depenge; otro .tipo:m.edio. de español?/. . · Hablar de tipo medio es hablar del gran número. ¿Dónd¡: está elgra)1 número de los españoles?. Evidentemente, en las provillcias. ConseciÍenciá:. 0
el pensamiento político tiene que comenzar por plantearse el problema de pu:stra vida.pro~ncial. A rnijuicio, en él se hinca la.raíz de toda posible , m~orfa, por lo µusmo que en él se esconde la raíz de las pasadas desventuras. : . • Cu~nd,o se habla de política española se habla, naturalmente, de política nac10nal. ~s esto tan.natural y tan obvio, tan justo y tan. indiscutible, . q~e ha produ.c_1do u,'.1 error de óptica en nuestra política. Habitljó a.pensar 5?~º e~ la nac10n, as1 en conjunto. Ahora bien: esto es un pecado.de abstrae, c10n. S1 pensamos más que en la nación, no pensamos más que en el. todo o .conjunto como tal, y olvidamos pensar en las partes que lo integran. Es lo mISmo que cuando pensamos en «el mundo». Parece que hemos pensado · mucho, .que no n?s hemos dejado fuera nada, y; sin embargo, es uno de los pensamientos mas pobres de contenido. La riqueza del mundo está en su interior, en esta cosa, y la otra y la otra, que lo van llenando. Si no pensamos en cada una de ~llas, la sol·ª· idea del mundo es una idea vacía. Lo propio a~ontece con la idea .de nac10n y con la política nacional, que se da grandes aires, pero ~pura a.bstracción y hueco de una verdadera política. La pohuca nac10nal se hacía desde Madrid. Pero como no se iba a buscar la nación donde en efecto está -recorriendo cada uno de los trozos de ,la Península-, la idea abstracta «nacióm> se llenaba irremediablemente '.con lo que el político tenía delante de sus ojos; esto es: con Madrid. De mo. ,do que, au_n sin malicia, la buena intención de hacer una política nacional ,se convertia de hecho en la política de una parte sólo: en política de Madrid. .~e pur.o querer ser nacionales, los hombres públicos eran madrileños, par· · ticulanstas. Co~fun~an la nación con su centro. Y el centro, cualesquiera .sean s~s pr:emmencias, ~s sólo un.a p~rte del círculo; precisamente la que con mas ~Uidado debe mirar la penfena, a fin de mantenerse equidistante. , E~ta rma.gen simboliza bien la corrección de óptica que la nueva política nacional u:ne que aprovechar. Pensar nacionalmente es pensar desde ·'un punto de ;ista ceni:ral; pero el punto de vista central no se puede hallar ,y mantener s1 no se mira en derredor. Esto es lo qile yo pido: Madrid tiene ,que ser, por lo pronto, una pupila que mira el resto del país. Ella, poisi, no · ,e.s nada o es, a lo sumo, .una parte cualquiera de ese país. Si quiere ser rnáS tiene ~ue serlo a fuerza de ocuparse de las demás. La política nacional ha de ,ser, pnmero que todo, política para las provincias y desde las provillcias. • En ellas es.tá el tipo medio de español; el que ha de hacer, en definitiva ..cuanto histó~carnente ~aya a hacerse. Sin él, cuanto se premedite y se proponga, au.'.1.s1endo lo ~as a~erta.do, quedará en mero proyecto; no será, por tanto, pohuca, es decir, reahzac1ón de los proyectos. : . Pero se me dirá: l~ ~da provincial es la más baja de nivel. Póngase aquí ,la hsta de todos los VICIOS, defectos y menguas que aquejan nuestra vida
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provincial. Cuando se haya concluido la lista responderé: pre~isarr_iente, porque es la más baja resulta imprescindible elevarla. Ella es Espana DllSma.::. Lo demás es sólo complemento o excepción. No cabe, pues, margen para optar. Es preciso rectificár de una vez el absurdo radical de nuestra ?olític~ durante el siglo XIX: porque la provincia era mala, inepta, se recurna ~ MaS ·, drid, se esperaba todo de Madrid, no advirtiendo que la provincia ~ra :U~fa porque a su vez Madrid no había sabido cur:ipl~ su r:iis~ón de cap1~ahdad; que es mejorar las provincias, nutrirlas de vitalidad, mc1tarlas y refinarlas;.
VI /
LA CONSTITUCIÓN Y LA NACIÓN
1 Exigir que la política tenga 1ma perspectiva histórica pareció al lector, por lo pronto y muyjustamente, unlugar común. Espero que luego no se lo haya parecido tanto. Comprendió que esa perspectiva histórica no· era un añadido o 1 ' apéndice a la política efectiva, sinb que la política misma tiene que consistir en una perspectiva o proyécto históricos. El primer plano de este proyecto es la creación de Ull tipo medio de español capaz de afirmarse enérgicamente en los tiempos turbulentos y obscuros que sobrevienen. El tipo medio de una nación representa el gran número de sus individuos. Este gran número de españoles se hall~ en las provincias. Concluíamos entonces que el pensamiento político ha de comenzar por atender a la vida provincial. La política usada hasta aquí no ha seguido está norma. Alcontrario; no se ha ocupado para nada de la vida provincial'en cuanto tal. Dicho de otra manera: al construir el Estado.de:!os últimos tiempos, no se ha entretenido en mirar antes cómo era la vida provin" cial; a fin de darle alojamiento saludable en ese Estado que se iba á hacer. En vez de esio, ha elucubrado desde la capital, desde Madrid, un Estado '«naciorial>f' homogéneo, espei:ie de área geométrica donde todos los puntos son idénticos, intercambiables, iguales todos al punto central desde el éual se urdía la Constitución. A.fuerza de pensar abstractamente en la nación, se creyó que ésta era uh Madrid centrifugado, enorme, que llegaba hasta los mares y se apoyaba en d Pirineo. La política nacional que había en las cabezas era una política madrilena; La idea nacional quedaba, por prestidigitación inconsciente, suplantada por una idea particularista. Era madrileñisni.o.
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-Así acabamos el artículo anterior. Pero he aquí que esta nueva conclusión resulta también, por lo pronto, un lugar común. Millones de veces ha dicho eso, sin que el.decirlo aclare suficientemente nuestra vida pública•_ y, en consecuencia, engendre acciones eficaces. Muy pronto se va a ver,' sin' embargo, que tampoco esta fórmula es puro lugar común. Se repite, pues;Ia misma historia que antes. ¿Es casual esa reiteración del mismo espejis,mo? Yo creo que no. Es connatural a todo pensamiento político que cumpla· su deber. La meditación política no es libérrima, como la ideología o la producción literaria. El pensamiento político tiene que rozar constantemente el lugar común, precisamente para evitarlo y deslizar algo nuevo. Lo que tiene de lugar común permite que la mente colectiva lo entienda; lo que tié-'; ne de nuevo le proporciona fecundidad e impulsa el avance y la reforma, -; La vieja política era madrileñismo. Desde que empecé a escribir he com,, batido la vieja política. Este vocablo mismo, «vieja política», nació de mi; pluma. Es un vocablo estúpido si se prete~de al gargarizado haber subido la cima de la sabiduría en materias de vida pública. Pero es, yo creo, usade-_, ro como simple denominación de una política que hace veinte años ya nos:: pareció a algunos caduca, y que hoy todos los españoles, incluso los qu,e' fueron sus agentes, consideran en lo esencial periclitada: (Algunos, por o¡:io_- ' sición muy razonable al régimen actual, emplean la folie de. declararse J!pa¡-tiJdarios. del antiguo régimen». Abramos para ellos aquí un respetuoso margen; respetuoso, pero provisional. _La ünposibilidad de analizar con una críti~a seriayrazonada los actos y la significación del Gobierno impide automáti;: ca'mente_ criticar a.sus opositores titulares._ Con lo cual se anula toda verpsi7 militud de que pueda formarse un espíritu nuevo y se llegue a una nueva solución frente a la antigua política,.que fue un fracaso,y a la política vig~n" te, que, no es una solución. Entretanto, eltiempo histórico.corre, urgeyse_ pierde para España. No se comprende por qué el Gobierno no vuelve a su.po~ sición primera, ala que hizo posible su.advenimiento.-.la históricarnentefl!:c, cunda-.-·.;y.se enquista en:una Dictadura que cuanto más se solidifique ser~ menos lo que una Dictadura debe ser:· tránsito; momento flúidoy grácil.entre. ' dos _constituciones estables,.una que.fue,. otra que va a ser. Por eso, en Roma, · constitucionalmente era elegido el dictador durante la noche, simbolizando así su carácter demagistratura transitoria e intercalada-_-entre.dos solés), .. Decía; púes,.que siempre he combatido la viejapolítica:.Pero_nunca\.bi siquiera en1a más ingenua mocedad; la he combatido por: sus abusos:[ Los abusos no ünportan·nuncamucho.-Si sori poco frecuentes; valensólo_comp anécdotasdela vida pública. Si,.en.cambio, son habituales, constituyen¡ur¡a' de anormal normalidad, que µo cabeatri¡ ; esp ecie de monstruosa normalidad, ' ~ .· ' huir al vicio individual, sino que .proviene de algún grave; defecto en los usos,•
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mismos. De modo que, para bien o para mal, lo importante Son los usos, no los abusos. Siempre aquéllos atraerán la meditación de quien va seriamente ala substancia de las cosas. Éstos quedan para los sicofantes o acusicas:·' : · Lo malo-de la vieja política era el uso mismo, su propia constitución. En definitiva:'la-Constitúción. Aíslenios estrictamente en ella lo que es decisivo para nuestra priiliera cuestión, nuestra cuestión básica: el olvido de la Vida proviriciakomeddo ¡:ior la vieja política, la necesidad de•partir de ella eri la nueva. ·' · La existencia de España era en aquella Con.5titución entregada a dos instituciones principales: el Parlamento y el Gobierrio de su' majestad: Al Parlamento se· encomendaba la legislación y fiscalizacióll directa sobl"e la vida pública de todo elpaíS,Por tanto\'Io miSmo las máximas cuestiones de 'que dependía la vida entera de la nación que las pequeñas cuestiones locales; lo mismo los temas abstractos, pero ineludibles, de la' dirección «ideal» dél país; de su hacienda total; de sus relaciones internacionales, que los arg\lmentos más hiperconcretos; como el'atropello cometido por el_;alcalde del último aldeón, o el tiro que•en la más repuesta serranía se le escapaba a un g\lardia civil. Entre medias•están los que no son abstractos; pero tampoco minünos: el estado de tal industria comarcana, el problema delas' comunica~ tienes en media provincia, los conflictos ecÍ:mómitos de los Ayuntamientos, \ etcétera, etcétera. Para resolver asuntos de.tan Cliversas altitudes competencias se pedían al país•cuatrocientos diputados; previá la división territorial en cuatrocientos distrit~s. · · Paralelamente se en.cargaba a un Gobierno de.Ja función ejecutiva; Con idéntica amplitud de temas. Como el alma, según dicen, está toda en todas partes del cuerpo, el Gobierno había de intervenir a un tiempo todos los trozos y partes de la vida española. Nombrado nominalmente por el rey; .Ja Constitución lo entregaba maniatado al Parlamento. Era inevitable que para ¿;_ ('.OIJLvi'rir ¡;e fundiesen ambos poderes; y esta fusión, a' despecho de la letra; eta el espíritu de esta Constitución y de sus congéneres la francesa y la inglesa. Todo dependía, pues, de una raíz: la elección de los parH1mentarios. Después de lo anunciado más arriba, no esperará el leCtor que hable ahora de la famosa «suplantación del sufragio», supuesto origeri de todos los desmanes y causa del desprestigio de la vieja política; expresión C[ue se ha repetido más veces que ninguna otra en nuestra historia contemporánea. Bastaría que el tal hecho fuese un abuso para que noime interesase: Pero, además, la idea de él, la importancia que se le atribuy~; son. ... No se enoje nadie porque antepongo la solicitud de perdón; pero déjesenie por una vez decir una palabra dura; la.única que en este punto, dice bien mio opiilión: dar importancia a-la suplantaCión del sufragicrque en.España se practicaba es
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una tontería, y nada más. Imperio de.ta,l,idea revela simplemente el grado chabacano, tosco, torpe, a que había llegado en las clases superiores de;l•\ nación el pensamient.o político.;.·· . . , ; ,No tiene sentido atacar,al viejo régimen porque se abusaba.de él en lo que era su raíz: la elección de los parlamentarios.)'osible es siempre el abµ7 so del:principio y régimen más. maravilloso. Lo .que hay qnehacer es e!;triec tainentel 0 ;i11vers 0 : explicar y j!!Stificar el abuso, probando que era resnlta7 ~ do inevitable del uso mismo, del principio;.delrégimen. No era malaJa C:::onstitu~iónporque algnnqs abusaban de ellac::-ésta¡;s la tontería~; sinti~· qu¡: se abnsaba de.ella .en forma tan.grave porque era mala: . .Para mostrar esto tenemos, que 5egnii: un método .contrario al queh~ solido emplearse en la literaturn política. Novamos.apresentar los crúner,, nes.e impnrezas que, se cc¡metían en la•elección de parlam(!ntarios, sin.o.a,] wvés: Vamos a sitnamos enla.menteque crefü!qtJellaConstitución,y vamQ$ a imaginar quda elección se verifi.ca sin i:mpnrezas, cumpliéndose en ella•l 0$-i supuestos; que los legisladores tenian en sl!S cabezas. cuando . laf 01j aron. De esig manera nosformaremos una, noción cabal.delo que era aquella Constitu7 : ción comoJdea, como modo de pensar político. La veremos en sus usqs i puros, perfectos., Luego tomar(!mos:la mirada a la realidad de. la vida espa,- · ñola, a sus.usos reales, pero también puros, as.u .modo. de ser efectivo. De tl\l suerte, p 0 drenios comparar dos usos: el ideado en la Constitución y el rei>,;' ]ísimo de la existencia.nacional.Si entre ainbos hay una incongruencia ra~. dical, quedará invalidado e~su esencia misma aquel perisamientqpolítico,: aquelrégim~n, y se comprenderá que, por fuerza y no por p.ecado de nadie; · sólo podía li.incionarabµsivamente, en perenne anormalidad: Pero algo más positivo obtendremos de. este confrontamiento: al superponer el perfil pur9 . de aquella. Constitución al cuerpo efectivo de Ja. realidad nacional caeremos. en la cuenta.de qué porciones y líneas no coinciden; ,es decir,.verern.os. con plena evidencia: quénuevo esquema de.in.Stirnciones es.preciso idear pára que' éstas,-p 0 r;tanto, el Estado español-·coincidan, en la medida práctiéa exigible; con:lamación española. .·. ,., ... ,, • '¡,,.
·,2, ·El cura; desde.el púlpito; finge urimaniqueo absurdo para darse el gnSr to derefutaralmaniqueo. • .. ,. . ;•··· _ : : Al imaginar:n,osotro5 ahóraJa antigna Ccinsti,tución en su fonciónaf miento ideal, es decir,. según la, idea.de los quda ,crearon; hemo.s d'l_ evitar parecemos.al curarefutador,•D_ebemos deffuir el funciopamiento de aquella
Constitución en su forma pura, ideal, pero no utópica. La utopía; con cierta salvedad, que otro día haré, es.lo contrario,de la política,yfoera. tan desleal . ~tan ler~o emplear el utopisnío para formar nuestro programa comp para cri. n~ar ~l ªJenq; Hemos de interpretar aquel régimen sin exigirle Jo inverosímil m lo :niprobable; por el contrario, reduciremos las exigencias al mínimumrequendo Ysupuesto en los principios mismos de aquellasinstituciones. As:,·pre~nt? concretamente: ¿qué condiciones, en.los electorics y•en los elegi~os, implicaba la elección de parlamentarios según Ja Constitución? Hemos VIS to que de esa .elección dependía todo lo demás, Por tanto; es éste el punto.en que es forzoso precisar y agnzar la mente. Hic,Rhodus, hic salta. .'Lo que signe es bastante pesado. No. obstante, solicito• del .lector que . con un esfuerzo generoso de su atención· neutralice lo que hay de.inameno en':l tero~: Ya otro día nos divertiremos. Es justo que algnnavez se permi~ ta sm enoJO hablar de política conderto rigor. , .· . · , • La caract~rística del viejo Parlamento.era su obligación de discriminar sobre todas.las cuestiones públicas,Jo mismo <
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il profesor de Pedagogía. Los demás no somos técnicos de ella, sn:o .que sofac· mente estamos enterados, porque estamos en ella, porque la vivimos.•N9 creo que para discutir correctamente una ley de instrucción pública sea me: •. nester mayor competencia que la que poseen normalmente (?) los pr~fo:> sores universitarios, y, sin embargo, no son técnicos. Pongamos, pues,•las. cosas en su término cuerdo:.la competencia exigible a los diputados no e!;;; otra que la de estar en las cuestiones o ser cap.aces. de _pon.er~e e~ ellas. Y~· veremos la importancia política que esta capacidad, asi defimda, nene. •::&:; · · ·Más grave que tal faceta del asunto es esta otra: la división más sub~h'i tanciosa que cabe hacer entre los temas sometidos aljuicio del Parlament9 es la que fos disocia en cuestiones
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y genérico que pe~tía formar bajo ellas grandes partidos. Ahora bien: un ·Parlamento gigante, como era aquél--'-cuatrocientos miembros, represen.tantes de cuatrocientos distritos--, sólo podía funcionar eficazmente si en él ·seformaban dos o tres grandes 'grupos, dos o tres masas enormes de opinión pública, pr?dilciendo una mecánica relativamente simple. {En rigor, ya un 'tercer partido es en parlamentarismo; como en mecánica, el llamado «tercer c:uerpo», un problema complicadísimo). Y, en efecto, la Constitución ingle" sa y la francesa han marchado bien mientras hubo dos grandes partidos: Y los hubo mientras hubo <
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· El toque estaba, pues, en las condiciones que aquel régimen presun\!e se en el cuerpo electoral. No cabe pensar un Parlamento sin prever un ciértó tipo de diputados elegidos, y; en consecuencia, un cierto .tipo de electo!es~. De éstos va a depender la realización o la defraudación del proyecto con5ti;. tucional que los legisladores .han lucubrado. La exactitud con que. el estiir dista acierte a calcularlas dotes y carácter.del elector normal es; a mi juicio,.el púnto decisivo para.toda reforma delEstado .• Por.eso el reformador tierie que saberse b.ien su país y tener talento para combinarlos elei;nentos del,ca• rátter étnicq :-e'."ª veces, poniendo unos frente a otros, en lucha y .certarne El famoso carro del Estado va uncido al carácter nacional. Acertará. el pó • tico que más sutilmente conozca.al español medio y mejor sepa cómo ha ·que obtener de él su propioptogteso; no el que sólo c01:10zca bien cier'.6 vicios.del españoly transitoriamente crea; astuto, aprovecharlos ..• · .• .•,fr .•. , , .Más. interesante, sic¡¡be;• quela competencia en los elegidos. es la. cc¡n¡¡ petencia ,en los elector.es. He. definido (¡ t¡:rrible expresión!). la ~e ~qué~% mesuradamente; he dicho que no necesitaba·ser competencia tecmca, smp «estar enterados», estar .en las cuestiones, haberlas vivido por su .oficio::t ocupación habitual, o, por.lo menos, ser capaces de ponerse en ellas cuando se presentan. La competencia exigible en.el.elector es, naturalrnente,.rnenor,. Vamos a reducirla: al mínimum razonable;Ja condición mínima de un elec; ter, para ser buen elector; es quelas cuestiones sobre que van a debatir y dé; cidir .los..candidatos existan para él.: No.creo que se pueda pedir menos:\e. .elector tiene que sentir l~ cuestiones públicas representadas en las elecci.Q, nes;.es menester que los programas.hayan rozado s.u alma, que le hayan intei' resada y preocupado, que haya adoptado ante ellos una actitud íntima; Si él es tosco, esta actitud será tosca. No importa. En cuanto elector, será bueno.• . Con esto llegamos al punto de peripecia ..El Parlamento, por.su esenc:ia misma, se, ocupaba sólo, o:se ocupaba casi exclusivamente, de tern.as «na.7 cionales,,; s~bre. todo, y por .encima de todo; de grJmd.es ~~ políticas, .de cqncepciones:del.Estado; etcétera, etcétera. Ser candidato.e.\ª ser liberal, o conservador,.p i;nonárquico, o.republicano, o socialista; ci traclj;cionalista. Al.día siguiente d~ las eiecciones, los periódicos dibujaban elper: fil de las nuevas Cortes, .calib.rando sus facciones bajo esos adjetivos Y afülr diendo a cada uno. el número .de triunfantes. . ... ·. , . Ahora.bien: ¿qué clase de españoles podían sentir esas cuestiones al:isi, tractas, tener de ellas concie!1cia aproximada? Corno hablamos. de electore¡; hay que.hablar de grandes números, de masas. Pues bien: sólo.una rnasap°"r· día hab,er. en España.que, formando cueqJo electoral, pudiese interesarses y:est~rdespierta para temas tales, que fuese apta para distinguir la cal\dad.Y dirección de los candidatos: el vecindario de la capital, los madrileños,,
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•·Este privilegio. del vecindario madrileño no le advenía merced a una jnágica gracia insuflada con sus vientos peculiares por el padre Guadarrarn:a. ,Lejos de esto, provenía, simplemente, de que era la capitaE Cuando unatiu'dád modema es una: capital de Estado, se puede a p1io1i determinar cuáles ,su estruc~ra soci~L El vecindario de una capital-corte se compone de las ·siguientes tlases de cfüdadanos: l.ª El rey; símbolo del Estado. 2. ª'Lós palatinos y sus familias y allegados; se'rvidores de ese'simbolo, 3.ª Los goberr nantes de la hora, los supervivientes y los aspirantes. 4. ªLos parlamentarios ,olas que en otro régimen hagan sus veces. 5.ª La gigantesca burocracia inmediata del Estado civil y militar. 6.ª Los grandes Bancos y las representa,é:iones de todas las grandes industrias del país, que velan por la relación de :éstas con el Estado: 7. ªLos pretendientes a cuantas cosas dependen del Es1tádo. 8." La gran Prensa, de caráder principalmente político. 9. ª Lasü1stitutibnesdentíficas -·-Academias, Universidad, etcétera-, en número incom" 1¡:íátablern:erttesuperior a las queresidenén cualquier•provincia: 10.ª·Los 'ilitelectuales, en derisa concentración. H.ª Corno todas estás clases tiénen amplios ocios, ha de haber en la capital un número enorme de juglares-· espectáculos de toda índole-·-, clase social que vive de proport:ionat placer a: las anteriores. Por está; la capitales siempre dudad abundante•en placéres. .il:i."LIJ cual atrae aúna inasa enorme de ricos, C:úya rique.i
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. . •.Hemos visto que la Constitución radicaba toda ella -.-puesto que eLPoder ejecutiv9te11ía, para vivir, que fundirse con aqu~} (ideal del Gobierno parlamentario, com9 en Inglaterra); a su ve~, el Parliif mento dependía de la. elección, y la elección, del tipo de elector. Este, pues; era la ultima ratio de todo. el sistema. . j\hora bien: el único tipo de cuerpo electoral.congruente con es tesis; tema. era el que fuese capaz de interesarse por los grandes y abstractos p~o, blemas «nacionales», principa®ente parlas disputas ideológicas sobrelps principios de Derecho político-..-·liberalismo,democracia, tradicio~alisll1o: conservatismo. Hemos encontrado que.el cuerpo electoral de Madrid, 1Jlf'.rf ced~ l; ~trll~tura social de esta ciudad, respondía bastante bien al tipo p,r.e.¡ visto en Ía Constitución. . Pero Madrid elegía sólo ocho diputados, y el ParlamentO'se componiª -números redondos-..de cuatrocientos. Para que el régimen tuviese sen\:k do era menester que la mayoría de los trescientos distritos restantes con~~ , con cuerpos electorales homogéneos al de Madrid. . . . · •")! •••• Llamo, en sentido estricto, «política maclrikñisrn>t o.«J:I1adrileñis1110 político». a la idea e inteitción de organizar el Estado i;spañol suponie,ndp•• que el tipo medio de los cuerpos electorales en. toda la ~ení05ula es !c1~11\i; co, en lo ese!lcial, al cuerpo electoral de Madrid, Por tanto, a ~a poliu~a q~~ presumeunaEspaña consistente.-para los efecto.s. p~liticos-; ~ unMa.~cl • dilatado hasta los limites de la nación. En este pens¡um,en):o.poliuco,
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!lhora retirar la mirada de la idea de la Constitución y fijarla sobre la realic · .dad de la nación, a .fin de confrontar la una con la otra. Esta confr.ontación ~ería muy vaga·eínsuficiente si la.pesadumbre del análisis anterior no nos la ·hubiera facilhado reducién.dola a términos precisos. Se trata, simplemente, ge ver si, ei;i efectp, los cuerpos electorales. de la Península, en su gran mayoría, se asemejan al cuerpo.electoral madrileño. • Lo característico de éste. era .el predominio de ciertas clases, sociales que son las únicas capaces de interesarse en las grandes cuestiones. <
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predominasen las mismas clases sociales que en Madrid, o, segundo; quáespiritu de Madrid, es decir, de sus tres clases principales, hubiese infldltr(i en el país hasta el punto de penetrarlo y educarlo a sti jmagen y semejan± ¿Ocurre, .efectivamente, lo primero? Evidentemente, no. En niilgi'tna nadóh del mundo pueden predominar,·numéricamente, los burócratas:tlJ._ los intelectuales, y en muy pocas; los finahcieroindustriales. -Entre nosottiis forman una exigua minoría. En España hay más burócratas, relativarrieí:lt{ que en hingun otro país, salvo China; peró, en' cambio, hay fabulosamént' . menósfütelecfuales e-industriales. -- :: T.oos cuerpos electorales.españoles; aparte del madrilefio, se dividerr-e varibsgfupos. Uno, formado podas ciudades más irríportantes; qlle iiprl metaYista podrian emparejarse co!l Madrid/eomó Barcelona, Sevilla; Bilb~ , Valenciac Otro, pbt lás restantes capitales de provinda. Otro; en fin; pÓtl~ legión de distritos rurales. _ · _ • •1'j\ Entre el segundo y el tercer grupo +-me apresuro a decir-· no haydii ferencia importante para nuestra cuestión. La pequeña capital de provilícif es, en su ésehcia, tan rural como la aldea: vive; como ella, del campo. Ládit ferencia se reduce a que en la capital de pióVinéia habitan lbs labradores yg~' náderos más ricos y que el Estado tiene allí una mínima colonia de blltótfat tas y de intelectuales (una Universidad más o menos completa, un lnsl:Ítiitb de Segunda enseñanza, una Escuela Normal).Detodas suertes, loscaru'1' pesinós-ricos y pobres, propietarios y jomaleros-··-forman en elfa una_ mayoría aplastante, tuyo espíritu predomina sin límite alguno.. -Seria, en cambio, asunto delicadóaptórttai:la fórmula precisa d.elá·~i: tr'uctura social correspondiente a las mayores capitáles de provincia. Eritte Madrid y el ingente resto del país constituyen unidades públicas de canicL. ter intermedio y son muy distintas entre sL Para ser certero, fuera preci~b' considerar aparte cada una; así, aunque Bilbao y Sevilla pesan casi lo irfü;L mo ertla vida española, no se parecencen•nada-como unidades públié~s', Petó entrar eh este es fu dio de detalle nos distraería ahora:_ Al propioti:füL po; no nos hace falta para nada eh el capitulo de una nueva política; que ahora nos ocupa. En última instancia, se trata de tres, éuatro, cinco grand[>S ciudadés'proviricial~s qué elegían, a lo sumó, veinte o veinticinco di]Jtita!: dos. Pongamos que sus C:uer¡:ios electorales coincidían•--lo que no es to-· con el de Madrid. Sumados sus representantes alas madrileños, drtfr treinta y pico .ie!ltrecuatroeiehtos. Por lo tanto, quitémonos de enmedi9 éste asuhto.-Se entleride,pcfrahora.Las grándes ciudades provincialessignlk fican el título de un probléma especial y enorme en la vida pública esJ:iancié Ía. Mal preconcebido estará todo nuevo sistema de política nacional G[Íle~o tenga,'pot antieipado; abierto un hueéo para alojar ese problema. Yá'lovel
Cler!
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remos surgir maduro a su tiempo y caer en su lugar predestinado dentro del seno de la-meditación. -:· • -- • .- : _ Resulta, pues, que de cuatrocientos representantés nacionales, trest -dentas sesenta eran elegidos por distritos resueltamente rurales. Madrid ylás tres o .cuatro_ ciudades que, por un momento, consideraremos afines se encontraban solas frente a la casi_ totalidad de los cuerpos electorales formados por campesinos. Nuestra nación, en su realidad; es campiña y sierra _ ~ruralismo-·; por tanto, está constituida por la clase social de tipo más ópuesto a burocracia, intelectualidad e industrialismo. El rural es el hombre priSionero delo concretoypróxirrto,por sí inisirío incapaz de enténderni sentir nada abstracto y racionalizado. Su alma vive sonámbulamente---y este es su encanto indudable-, flotahdó en impúlsbstrad.icionales. Tiende -a hacer hoy fo que hacía ayer, sirríplemente porque lo·hacíáayer. Su mente es rrtiope-yéStaes su fuerza: ve muy daro lo inm~diáto; se aferta a ello, pero no puede percibir lejanías; las g~JieraliZaé:ionés.Las cuestionés de Estado, lós afanes históricos, lasluchas integrales, lok cambios de régihien, toda la · historia, en suma; pasan por encima de su cabeza como las nubes viajeras sobre la cima de las. encinas: sin que éstas se enteren. Todos lós que hayan explorado el sacro cuerpo de España han tropezado; eh la serranía o en·la ribera, con i;n sórríbréra2:o delabriégb bajo el cual se aseguraba que'aúh go" bierna en España Fe1'Jando VII. Clatoes que elsei1otdmpesino sabe algunas _cósas más; si, las ~abe, han caído 'sobre sti espíritu noticias sobre el mundo', sobre la nación, sobrelas cuestiones públicas, pero no las sieltte ni ·sabe O~éntatséenéllás con soltura:: Su alr6a, más fináquefa del]ómalero, obedece en sustancia a los mismos principios. (Véase Espm1a inveitebráda). • No es necesario emplear sobre este punto muchas palabras. Nadie pllede.desconocer'el hecho de quela casi totalidad de los cuerpos electorales españóles está constituida por pura clase rural, y que el rural es el polo ; éí1pu.es1to-iilburócrata, alintelectual yalindustriaL · : ' • _- · Hay; pues, que recurrir a la otra :posibilidad: qtié e5as tres cla5es ábstracc tas hubiesen logrado desde Madrid derramar su influjo sobre el omnímodo ruralismo de España, saturándolo de los principioscdntrarios, compensando las tendencias'nativas del eterno labriego. Esto era posible. Tanto, que en otras naciones ha sido real. Por ejemplo; en Francia. La natiÓnfrantesaestá hecha pbr la irradiación de la•capitilidad, rnyo geniál espíritu ha goteado inultisetularrrtente solJre las:glebas lbcales hasta imptegnarlas'de su culfura. La agrit cultura quedó a5fenriquecida y transformada porla5
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Espáña. Madrid no ha poseído jamás una. cultura creadora. A fuer de capi!aj, de Estado, se ha ido, claro está, cultivando; es decir, ha aprendido del e¡¡;r;'. tranj ero un mínimum de cosas. malamente asimiladas. Esta cultura adquirid~.: -.. -yno creada en abundancia de hontanar-, esta cisterna de cultura, le viy!lfa muyjusta a Madrid para sus necesid.ades de urbe, para sostener la. estríe:~; dignidad de una capital.Pensar en que haya podido nunca irradiar su espfr\, · es bobería. A seis kilómetros de Madrid, la influencia cultural de,Ma,d).'\~ termina; y empieza ya, sin transición ni zona pelúcida,el «labri~go absoltjto¡~,: , Por tanto,. queda elimináda también la segunda posibilidad. Per¡n,a¡ nece, en c:arnbio, lo efectivo: una capital más cultivada que cultivante,y,~l}. tomo, inmenso, el absoluto campo. . . No puede inlaginarse incongruencia mayc¡r: que Ia .existente. entrt.l.~ idea de la Constitución o Estado y la realidad dela nación, de la vida efec:tkt va.y cotidiana de España. E\hecli.grnisrno de que se proyectase aqueJ)a,' Constitución revela sencillamente la incuJtura del política «madrileñis.ta~¡. En vez de plantearse originalmente, intuitivay sinceramente el proble:r¡i~, político español-el Estado que convenía hacer, la gran !exferenda~, tqrn,9, lo. que veía en Francia, una !ex lata, oriunda .de otra historia la.más antitéti~ ca de la nuestra; propia para otra sociedad y otros linajes, La. Constitucj(i)l de la «dulce Francia» no podía servir paralatáspera.España, ; · • . . Aquellas hombres de 1876y1890sabían muypoco.Simplement\'PPfr que. no habían.trabajado, no se habían perdido y olvidado a sí mismos el}. una)abor cruel, año tras año, para llegar a ser cultos. Pero .sabed que•ali.ara eJ{Íste en España una minorí.a plenamente culta, formada precisamente pQ[' los que han trabajado en el extranjero o han recibido la influencia de és.tos. -profesores, escritores, médicos, industriales, obreros. Y esa minoría est.á resuelta a hacer. una España auténtica, una España original y española, pe,r(), apta para hacer historia en el futuro. Por haber trabajado en el extranjerqg~ ben que élno es España, no la confunden c::on aqtJéL Mfl?.. ala par, quier~!!. pertrecharla para la lucha y convivencia con, aq11éLSabed que van a hac::es, . contra .viento y marea.• en uno u otro deceµio, una Espaj'ia. para alta.)]:\\!;.{:· .-. fuertes f!ancos,.quilla profunda. .. · . • . ·.· · . ;, ·•.iL; . .PerÓ antes de dibujarlos gálibos de la nave. futura es preciso cerrar,!~ .cuestión que .ahor.a desarrollam.os. Si la idea poµtica era incongruente,cO]l. la realidad .de la nación,. ¿cuál era, de hecho, la realidad poli¡ica que dµra,nr, te cincuep.ta años acontecía en Espafla?Si el uso ideado en1a Constituciq¡;i, era iµcornpatiple.con la.materia nacional; claro. es queJa,vida pública tl!µía que consistir en.uµ puro, pt'!r¡nanente y consubstancialabuso. . · • . · · Intentemos[ijar·el·perfil de este.constitucional. abuso ... De no S(~·11R:; poco trágica, yo diría que nuestra tarea inmediata es divertida. Se va a
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como la intención de una «política madrileñista» y «nacional» se convertíá, de hecho y por fuerza inexorable; en lo contrario de ella: en el imperio del ·provincíaniSmo y del peor localismo,
4 Hemos visto que la Constitución se proponía un Parlamento donde se discutiesen y resolviesen principalmente las grarides cuestiones «nacionales». A éste finpóstulaba la elección de cuatrocientos diputados, los cuales', por ld meno:S'en su mayoría, fuesen personas de alta. espiritualidád; capaces de tan grave menester. Esta elección implicaba la existencia d~ ctier.pds elec" torales aptos para sentir aquellos magnos temas y para preferir a éstos hombres egregios, los más delicados y coni]Jlejos. Ésta érala idea de la Constitución; Pero la realidad de la nación discrepaba radicalmente de esa idea en lo que era su supuesto limdámenral. La inmen5a mayoría de los distritos electorales estaba compuesta de gente rural. · Sifuadas así las cosas, la más sobria curiosidad no podrá contenerse y preguntará: Entonces, ¿qué era lo que acontecía enrd1lidad eón la Con5titu: ción?'¿ Cuál era la efectiva vida pública 'dé España? Naturalmente, acontecía \ ló qm! tenía que acontecer. Lo que acontece es siempre la realidad, rio nuestros falsos conceptos,y;Viceversa, fa realidad; queramos Ono; átontece Siemc pre; es• inexorable. La realidad dé España tenía que triuruar sóbre la tór.pe idea quede-ella se fuibíanhechó lós políticos ·«nácioriales» )' «madrileñistas». Madrid se había olvidado de las provincias, y; como España era pl1ra provincia, tenía por fuerza que resultar, en vez de una política «nacional», una política provinciana; localista y rural en el peor sentido de estos vocablos. Veamos cómo y por qué vías; Sf del choque entré ésos dos elementds -':'""idea constitucional, realidad del país-, según han sido deséritos'rhás afriba; se'' desprende com:ó directa conseC:uencia una imagen que coincide fon lci•suce'didd efectivamente en nuestra vida pública durante los últimos cincuenta años; quedará, me parece, probada la exactittld de aqtiellas descripciones y la fecundidad del método seguido en~te' estudió; Peroal describir la' dinániiCá de un choque es forzoso distingúir dos etapas cOnsecuti~ vás: en' la primera asisi:inios al choque; en la segúnda, a los re'sultádos del choque:Durarite estds últimos cinéuenta años tenían, pOrfuerza\que proJ ducirse en España dos procesos diferentes: uno, quevá de 1876 al900-el país choca colllá Córistituéión-•-; otro, que va de 1900 a lafeé:ha-·· el país eliniiriá la Constituciól:t, que ria se puede asiniilar; la despide después del i:hoqúe. Me importa mucho ~eñalar ésta diferencia de tiempos y esta dualidád
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de procesos, porque el propósito que mueve mi pluma no es mostrar los clE!} fectos del pasado, sino, al contrario, precisar el punto de arranqu.e parn !1!1 saludable futuro. Pero; claro está, no se puede prepararla salud s1 antes tlq., se define la enfermedad. Ya veremos cómo el porvenir de E5paña está pre~ · formado y sugerido en aquel segundo proceso. · . . . <'11 Según cuentan, Fichte comenzaba una de sus lec~10nes dic1e._ndc:i:. «Señores, hoy vamos a "construir" a Dios». Fichte era gema!; pero er~ mea": paz de ,ironía y de tacto -architudescc:i. Después ~e t~do.' 1, . · · . 'k.YiiJ Enviamos al distrito dos caI1didatos: uno, «liberal>>; otro,. «demócrat¡¡>r; «conservadorn. Van con sus programas, 1La diferencia fundamental¡;~1]1\! 0 estos progi:a¡nas .es justamente ésa: ser «liberal» o «d_e~ócrata» o .«coru¡e.~\1.7, dom; sustentar diferentes ideas sobr~Derecho pohuco, sobre finanzass\e} Estado, sobre instrucción pública, etcétera; Nuestrrn; candidatos son pereygf 1 nas exquisitas, cultivadas, honestas. · • Llegan al distrito y los presentamos al Cuerpo electoral,-que sm;pencl~ a este fin sus faenas. campesinas. Decimos al pueblo:. «Podéis. elegir a, es.te. señr. ···1· :··-··· -, . . - - .: ... -• ... •.... :: __ , • . ·· . . ¿Cuál es la prime.ra reacción delos rurales.ante semejante dile¡na?,S¡; miran.un.os a otros, No•entienden. de qué se leshabla; No encuen¡ranet1§I1 interior motivos daros, para decidirse por el uno o por el otr().Se sien.ten,_\l§;: nos de Buridán. Dan media vuelta. Se van. La pri¡neran:acción del dis~\g · rural ante esta política dü·e_cta¡nente «nacional»,-.-.es decir, superabstractiJ:,;; es por completo negatiya. Es la abstención electoraLY, en. efecto, el abs?i;tz tismo del sufragio .fue la nota do¡ninante en.la,prirriera etapa de lf!.,Y).cl.\l constitucional española. . ..· . . .. • . · . Pero tene,mos que hacer un Parlawento; neqesitarnos trescu:ntos ,q\I!f .~~e'ut~ diputa~os; ele_gidos po~ el país.' É~te. no los ~~ge.Eritonces; el~R~!!t. ejecutivo no uene ¡nas remedio qt1e. fingir la elecc10n y nombrni:los ~.,,¿);!,
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esto suplantación d.el v.oto? Evidentemente, no. La elección que no existe no puede ser suplantada. Las elecciones en España, como los impuestos en . Roma, comenzaron por no existir. . . ¡. •. . l,a .situación a que henios llegado es ésta: el Gobierno ha tenido que ]:¡acer dipu_tado a ,un señor, el cual no ha sido elegido por el distrito. Éste se encuentra con que un señor caído de. las nubes representa su~. pueblos en Madrid, y que el ministro le consulta, a fuer de tal representación, cuando hay que nombrar alcaldes, jueces, alguaciles, peatones, etcétera. Estos nombrac mientas son cosa ya más gi:ave y concreta que la «nación» y que el Derecho político, Es el PodF público y sus substantivos beneficios, favores, preben.· d¡¡s.Al descubrir tras Ja elección esta realidad que en forma. tan concreta ~e refiere a sus pueblos, el distrito rural.reacciona nueyamente, pero enfor¡n::i más positiva, Una .o varias personas, las más avispadas, activas yenérgicas . el.el distrito, se hacen el siguiente razonamiento: «Esto de la elección es cosa itlás sabrosa de lo que crefamos .. Creíamos queja, elección co.nsistí'1 en enyiarun representante al.Parlamento de Madrid, a un lugar, donde se habla de ,cosas que no nos interesan. Fer.o ahora resulta más bien que ese,represen_tante es elrepresentante del Poder ejecutivo en nues.tro dist1ito. Él es quien sobre nuestros pueblos hace la lluvia y el buen tiempo. ¡Amigo, esto es cosa seria! El Parlamento, el Pode_r legislativo, nos trae sin cuidado; pero si yo busco un señor y le prometo ."organizar" eri el distrito su elección, a cambio ele que él ponga a mis prdenes el Poder ejecutivo, con todos sus nombramientos, espórtulas y prel:Jendas, sería el gi:an negocio. Xo y mis amigos do- minaríamos en estos pueblos». · . •.. , . ..: , .. : · Ahora, pues, va a haber elección; es decir, un grupo de personas en el .distrito formarán una «organización electoral». Son ciertos individuos influyentes que han acrecidq su influencia (o si no_ eran por sí influyentes, la han conquistado) por ser los detentadores del Poder público central en la lo~alidad. El cuerpo electoral espontáneo sigue no existiendo. Los únicos electores efectivos son las;« organizaciones». Esta palabra re~ume toda .la ¡:ealidad de la vida pública en España dwante. cinc.uenta años . (En todos los países, la democracia h~,suscitado partidos, y l~~ pa~tidos han t~nid() que _crear organizaciones para ganar electores .. Pero nuestras «orgaµizaciones» go.ganaban electores, puesto que no los había. Simplemente «ganaban» la .- --· . .elección, fabricándola de la. nada). .. .,. .' He aquí:que los cuerpos electorales previstos eµ la. Constitución, pero iµexist~ntes,han tenido por fuerza que ser constituidos artificialmente, en forma de !
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el Poder público.mismo en su representación locaL Pero ese Poder:públiéio; _:-local;·átomizado- era, en rigor; el Estado nacional convertido en polV(¡\ dispe'.so y; sobre todo,'sometido a voluntades privadas ..· . . · ·· ü5! Dé dondé resulta que la única forma posiblé de elección era uná seu~ doeleccióU: por tnedib de las «organizacio!lés»; las cuales; a su vez, erarcet Podefejedltivb rhisrnb,.pero detentado fraudulentamente y puesto als~rVi~ cío de los:pequeños intereses locáles, de las. pasiones de aldea, del chabacai no dinamismo moral e intelectual del villorrio. · fi¡l Está realidad dela vida pública éspañola se ha llamádo «Oligarquíay:dJ:t ciquisrno»: El nombre no era falso; perb sí el sentido co!l que se emitía. Se'é~ tendió que el caciquismo era un abuso de la COnstitución,cuando era la únt cá manera de realizar en alguna manera lá Constitucióm Si intentamos na2€: un Estado qu~ emane últinrnfüente de una elección, y resulta qúé los el~c~~· tés nci eXisten; no cabe ot±a sálida que forjar fkticiamente esos electores; pa±gando con favores del EsfadO lafaena de'esa forjá. Gracias a los caciques vivido aquel Estado; cciri láunica vida qúe podía: lograr: una vida desvütuáclii; consubstancialfriente falSificada. l:a prueba de ello es que, según veremos; éli cuanto empezó a falfar el apOyO de los caciques faltó sostén a la: Constituciófif ésta se derrumbó. Si nb entendemos esto claramente, no habrá mánera ~e situar los problemas políticos espáñolésenel plano de su verdad. . . ·. •~ · Lasseüdoelecciones que se hacimi en· los dist1itos mrnles-··práéticam~! te, púes,• e11fodaEspm1a--" íw se hadan co11 vistas al Parlaniento, por el ar lospuébliísnb se Ji:ah intei·esado 1úmca, sino con v~ias al Póder ejei:utivo, 1oéa'lizándo1o, detentándolo, rnralizándolo. · ·· Pero claro es qtie esto eliminaba de toda posible éandidatura a los hombresmejóres del páiS. No digo tampoco que los candidatos fuesen los peore5; . pero, evidentemente, tenían que tener éstas cóndiciones: ser capaces•de en; tenderse con las bajas y angostas pasiones de.lbs aldeanos, representados.· poisí.íséiiCic:[ües;set capaces de someterse en tuerpby alma a-~nministrp~· ministrable O•ex ministro dueño delPóder público, y ser capaces de p'oner éste al seivicio de. aquellas pasiónes labri~gas. En tales condiciones; sólo por azar podían coincidir en un hombre estas capacidades conelevaci¡j~ morály estro inteligente: La inmensa mayoría de lós parlamentarios téllí~ que ser gente bastá;:aveíiturera·eindócta.En aquel régimen, por :Su esénCiá. misma, bastos eran- triunfos. (Claro es que no sólo en aquel régimen): . , ·. ·.. 'Dados los térfrifüos del problema, no hemos podido obt:erier cosa .. jor al hacer a p1io1iimestro Parl~mento. NO se háble, pues; de ao~sos'.·~~ . hemos tenido para nada qúe merüaréstos. De los ingredientes quela C:o~; titudón de uíilado; y el paiS de otro;nos alargabán; hemos derivadQ;n~c~:. sanamente el único uso que tenía verósimilitud. · · · · ·•·'t;
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, Poniendo; pues, las cosas en su punto mejor, el Parlamento se compoúía de cincuenta elegidos auténticos y trescientos cincuenta mandatarios 'del peor localismo. . . •Par\'a Iabbrpbdían hacer aquellos pocos frente a estos muchos. La red \:le p~evari¡:aéión.constituida que éstos urdían, por fuerza había de arrastrar m~s.o :ne~~s a los otros. ¡Yla masa Wrpeque formaban era nada menos que la ms~~~10n fundamental del Esta.do: el Parlamento! ¡Y teíiían que disctitii y dec:dir sobre el sumo den~cho, sobre los destinos internos y externos de Espmrn, sobre elcuerpo todo y elalmá toda de la nación, gentes ctiya elección .dependía del nombramiento de un peátón en el casar serrano o de la canee~ sión de una carietefapór el valle del torrentillo! Sobretddo; eiivez desosteiier el Parlizme.nto ~¡ Podei' i:jeéütivo, nu~irlo de prestigio y düia1nis1110 público, era el Poder e1ecutivo quien sóstenia a aquél, quien lo éreabay lo alimentaba. ... ··Po~ consiguiente, quien al.censurar el Parlamentp rici quiera decir palabras hueras; ·censure al Parlamento inglés, al Parlamento francés, al Parla. mento chino; mejor áún, al Parlamentó en general; no'pocas de las censuras tendrán pleno séntido. Pero lo qué no lo tiene es censurar al Parlamento es1 • : • · panol;c¡lie'no ha eXistido jamáS. · • ('.' .··• ~sta insti~ción gigante; el Parlamento í
5 . . De 1876a 1900 la España real chocá conJa irreal Constitución: La España:realsignifiéaba el rebosante predominio delruralismb. l.a reacción . a:lchoq~e c?nsistió en que poco apoco fueron creándose «organizaciones» en los distritos rurales. Poco a poco. Esto quiere decir que en' muchos distrit.os ni' siquiera esa reacción se produjo rápidamente. A estos distritos sin :
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adscrlbamos a un vocablo nuestro pensamiento. Pero he tenidovariasvec~. que oponerme a la facilidad. con que en nuestro país se declara casi,to_c]¡¡ cuestión «mera cuestión' de palabras». Es mucho menos frecuente de lo_ qµe • se sospecha que una cuestión sea de palabras y nada más. La palabra es ur¡¡¡ ampolla de sonido que flota llena de sentido. Si.este se:i:ti~~.es e¡;n)neq,.el uso del vocablo aquel es perjudiciaLAsí.acontece, a llll JUlClD, co!l.la P!l1i!7. bra «falsa elección», según suele emplearse, ¡ ,_, ·, .• . ·,· . En los distritos «organiz¡¡cios» había elección, pero ésta era fals¡¡, a1mr que el Gobierno n.o la violentase, aunque no hub~ese ni son:brade «pu~~(!t razo» .. (<~Cunero», «pucherazo»-.-.nót~e,_ como smtollla cuno so, el r:1fp T}lS.L deo.del vocabulario.que manejaba aquella política en .~unto tan b¡IB1co p¡¡r¡¡ tocÍ.~ IavÍda defEstado). Porque aunque v(Jtasen sin el menor estorba tadps)Qf electores de un dist1ita rural, na votaban un representante en dPoder legislc:t; tivo, sino un agente defavares de Estada, un i11stn~1fe1ito pqra!CI detentadó!t laca!ista del Poderptlblico nacional. Esto er¡¡.lo,decis1vo, Y, por tanto, lo que;~, preciso destacar. Toda elección rural que no tuviese un ~:U:ácterde !!]{Ce~; ción era falsa en su esenc:ia lnisma, porque no era elecc10n par!amentm1a; Basta comparar la elección en un pueblo con la elección en M~drid par~ a~· vertida radicaldiferencia,de ambos hechos polític9s. En Madrid no h¡¡b1_a Il!. • podía haber «orgai¡.izaciones», y lo que se pareciese a éstas Pt9veníade,1I1.~r vitable contaminación, bajo la atmósfera creada por las elecc10nes rup¡Üeg . . La diferencia, pues, entre los distritos cuneros y los <~ era suficiente~na P~r den al gobernador de la provincia para que h1c1ese diputado a tal senor por tal distrito. En los <
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Es indiferente por ahora la precisión cronológica. Sin embargó; va a aparecer en estos estudios reiteradamente confirmado, y por los haces más diversos, el hecho de que con el siglo se inicia en nuestra España una'llueva exislencia. Probar claramente que esto no es una frase, fijatlamifada del le'etor sobre fillipas de fenómenos en que no suele repararse y que fo dern'uestran, 'es una de lás inmimerables razones que háh puesto ésta.vezla phima 'en mi mano con tanta resolución. Va'rllo:S; pues, a irllaginar también a p1io1i la segunda etapa del choque histórico entre España y su Constit:tlción. Pensar a p1ia1i es simplemente , irllaginat posibilidades, se•entiende, verosímiles. Y así, pregunto: ¿Que m:ieva reacdón es posible imaginar en los distritos rurales, según se hállaban hacia1900? Pór lo pronto una, bienqti'e no es nueva cualitativamente: que alimentase con más rápido tempo el llúmeró de di:Stritós'dotados de «orgac Ilización»;. Se trata, pues, de una riovédád meramente cuantitativa. Sus consecuencias, no obstante, variaron de sustancia, no sóló de Il:iafillittld. 'He a:quílálista de cósas harto positivas que ese simple cambioiluméricb tenía que acarrear: cuantos más distritbs «organizados», mellos distritos «cuné~os»; portanto, forzo,sidad derepartiry dispersar má~ el Póder público nacional O central en beneficio del peor localismo. Cada riueva eleccióll cose taba más a lós Gobiernos, que se veían precisados 'a reducirstis rriáyOrías .\y pactar'rllás con las ihinorías, Por su parte, sintiéndosei_cada vez mas nece. sarias eri el régimen; l¡¡s
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. Pero sigamos. ¡Venga otra nueva reacción imaginable en el distrito ruralL Si resumimos .van ha5ta ahora tres. Piimera: la abstención electoral. Seg\tfü da: creación..de J<0rganiZacion~s» para capt:Urar elPoder cei:.tral. Tercerm multiplic;ación,de.los_distritos «organizados». .Yahora llega la rnarta: .. · · · · .· · ; . , , He¡:r¡()s,visto que la simplen:¡.ultiplicación de las <<0rganizacion!'.S»'.t;n1¡;. consigo la debilitación extrema del Poder ejecutivo; I1º posee; éste ape!las:X\l qué repartirYI1º puede hacer. efectiya su autort.dad, porque-l_a ti~ne hipo- ;te.cada enfos distri.tos. Porreciprocid¡¡c1mecárnca, las,«orgarnzacwrif!~>t§~ mue~t;ran enton¡;es-muy exigentes y caen eri la,cuenta de que son ellasm~. necesarias al ]'oderpúblico cent;r¡¡l que.éste, exJ:¡austo, lo e~ya,a ellas. N\it tes~la situación paradójica, increíble1que.se cr¡:a:las «organizacioneS.)>;,.e§f' trictamente hablando, eran Jraudule)ltas colol1ias del Poder central; pero )u¡¡¡. engordado tm1to., que impol1en sus condiciones taxativas a aqt1éL Se revue¡y(_ pues,_contraquientascreó,, , , I ' , ·. • • ,. · HemosUegado al momento culminante del proceso históriqo que, E!i¡llr pieza enl876: \!Stamos en la divis()ria de las aguas. . . .' .·. .. o¡; . .Las «organizaciones locales>~ cread¡¡s por Madnd se sienten, de ~ech9,( independientes del Poder central; esto .es, de Madrid. El:as no ~ran, ol:flJ. •• cosa_ que elPoder público hecho cisco, triturado eri trescientas cmcuen_t;\l · partículas locales. Una.vez repartido así,,era inevitable que ca~a UI1~.de ~[ tas partículas se.dijera: <<¡Qué diablo, el Estado soy yo!» Y ternarazon., ,~ Viene, pues, una época de dndependencia delos cuerpos electoral~)~: Pero no nos hagamos ilusiones: sabemos que hasta ahora cuerpo elec:t()pil · quiere decir «organización», y nada más. Sólo habrá rnerpos electorales mt" ténti_cos y, por tanto, J'arlamento, rnm¡do los rurales se interesen ~t las mes, tjones de la vida pública. _No olvide esto el lector. Va a ser desde man~na i_mes¡ tro tema substantivo.. En el tiemp() de .que ahora hablo se produjo 5019 J¡¡ independénciiic1elas «organizaciones>r. Uri ejemplo nos, ya.a aclarar sufi;; cientemente la situación a que me refiero y que caracteriza esta etapa. , ,':'¡ . Al inic;iarse una nueva legislatura-,---1maginemos la fecha1919 ól920f;;;> , un diputado que .durante varias ha representado cierto distrito, ya a él,y S(J; licita una vez más su elección. Pero he aquí que, con.gran sorpresa suya,,;\l! <<0rganizaciórn> se lerevuelye yle dice: «Señor nuestro! Esto _se ha acabado¡· Antes le.elegíamosa usted porque•usted nos pagaba en.Poder público; pero aho.ra el ]'od_er público somos nosotrps. Si l:\Sted quiere ser diputado P9T nuestro distrito, lo únic() qt¡e podernos. hacer es venderle íntegro el cens() .·. eledoral.¿Cu,ánto da usted?» • , ... •·. ;, · ·· ¡;;:, . , Los que hanvivid9 la política de aquellos años recuerdan bien qu,e, e~ efecto, fueron casos muy numero.sos de este jaez. el gran hecho nuevo, qui!·
_apareció en la política española. Siempre han costado ciertas elecciones; pero eldinerci representaba en ellas un papel auxiliar; lo que,se,compraba ·.era el yoto individual, y el voto individual era lo que se vendía. Pero ahora ·se compra y s_e venc1e íntegro el censo, puesto en el mercado paladinamente porla <<0rg¡¡nizacjórn> como tal.. . . . · . , , , ,. No se detengaun segundo el lector en hacer aspavientos ante la faz criIl]inal d_el hecqo, ante 1() que tiene de abuso, de simonía y peculado.Yo quisie; r,a habituar a mí¡¡ lectores a no pensaqrnnca primero en el abuso, porql:\e eso i;iolleva a nada. Lo intere5ante es pensar qué estado,devida pública supone y p~ten¡iz¡¡ ese hecho: Y¡es evidente que supone la,independencia de las ~
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La independencia de las «organitacione's», su rebeliónfrente a: Madrid; no se ha producido exclusivan¡ente por las razones indicadas. Durante veili'te; treinta añcis, las «organizaciones» han operado sobre su~ pueblos¡•hiiñ favorecido a tinos vecinos, han perseguido a otros. Cuanto mayor 'Pcidet · arrancaban de Madrid, más favorecían y más persegilíah. Esto tenüi que provocar lentamentelaitritación de lbs vecinos.Larnasa carnpesilla,·a~tes indiferente a toda vida pública, comenzaba poco a poco a apasionarse 1 razones locales. Se iniciaba un trasunto de vida pública local, a fuer de fal inaprovechable por sírnisrna para la política «nacionál», pero que ha heclfc) cobrar conciencia de sípro¡:íias alas pequeñas unidades cornarcanas' yipro~ viriciaies. A sús rncivimientbs de protesta ccintra este o el otro abuso se·C:ailf testaba señalandó a la política de Maárid,alé:eritto, cónio i:~ponsabléá~i daño. Y; en efecto, nominalmente era el ministro en Madrid qúieri ¡:íónfá , sü finnálíajo las fééhonas incubadas por elcaciq1le en ·el ptiéblci. por causa, las provincias enteras sintiéroh unaprofunda antipatía al régimeí\. «madrileño». En' ese ambiente, las «organizaeicihes» locales acreciercihlsu§ · pújos deindependéncia; '' · . . . .. . . ·' Por vez primera, au:nql1é pór causas distintas, apárecían coincidiendo· . los pueblos y las '«Ótganizaciones» en una ·cosa: la sübversión contia Míídlf~ Éste es el hechb básico de la vida pública española desde 1900 aláfeclíá: Se ha producido póco a póco, pero todo lo demás que en ese tiempó ha acoll: tecido :Sú~gióa cónsecuentia•de él ófue simple anécdota; En él se ernpólla elfutllrÓ de la hisforia peniriSlllar: . . · . '' . ' r r;'l11:; · Pero esto ya es cuestión distinta dd cónfrontamiéhtó .entre la vieja·· Constitución y la nación que era. Ahora vamos a ver qué nación nueva gert mina y qué Otra Constitución le corresponde: Forward! -«¡Adelante!>~ ccimodicen los conductores de.tranvíá en NueváYork. · ·
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VII ' RESPIRO; REITERACIÓN Y TRÁNSITO E quindi Úscim1110 a íiveder le stelle
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Emergemos de nuevo al haz del volvernbs a ver sobre'nosotrcis l~~ constelaciones. Estos cinco artítulos•sobre '«La Constitución y la nac c1on»•han·puesto' a prueba la capaeidad·de ascetismo en eliecfor y en mí. tero estas penalidades,sufridas durim.te el análisis retrospectivo' de la política española nos sirven precisamente corrio garantía y demostración de que e~tarnos ~esueltos a aceptarla ascética faena-el estlldici rigoroso y minuc10sü-' siempre que sea necesaria. Más de una vez, en el transcurso de este ensayo, acaecerá que, corno Dante, caernos por escotillón eh un giro subterráne~ d~nde en ve~ de avanzar caminamos lentamente hacia atrás, obligados a d1bupr los perfiles de la perduta gente. El ascetismo, cuando es necesario es un deber que aceptarnos sin pestañear; pero ni puede ni debe sérun ideal'. N.o tengo fe ninguna en los' ascetas de afición.Al contrario: es precisO'eludir lo adusto ~iempre que sea pbsible y navegar abarlovento de la alegría: : · . ~i no se me exige demasiado; yrestrihge el lectorsuexpectatión ala que es. hmto ~perar de mí, d~cubriré el propósito de estos esrndios, que es, nada m~ncis, elaborar ·Un proyecto de organizádón nacional en todos los órc denes:lad~s; caras y cfrcl1los de la exis;en:cia española: El asunto no puede ser mas seno y solemne. Pero yo no veo por qué ria herrios de' ejecutarlo alee gremente. ~s más: uno de los afanes q¡¡e aquel propósito integral incluye.es el de oygamzarla alegría española, la cual, con grave daño para nuestfa. l\is~ toria, n~ ha sido nunca tomada enserio. Es'pretiso i'nterttar que··prorito las espadanas de los pueblos, cualquiera que sea su tañido; suenen siempre a
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car~panas de Resurrección, y si fuera a c:laxon pascual, mejor todavía. Ba~¿ ta para ello con que resolvamos ver.las cosas a la vez en grande y en exactp; con que impongamos en derredor un vigoroso impera ti".º de ma~aninU,'¡ dad, y desperterrws del sonambulismo aldeano y pequenoour~es que h~ paralizado nuestra vida colecti:va. Tornemos la necedad dondequiera se ~lli' cuentre, y retorzamos su pescuezo. Procuremos que la pusilanimidad,,!~ pequeñez, sea aún menor, anulándola. Hagamos lo. contrario de lo que se~; hecho en cincuenta años, que era, no más, cazurramente, aldeanament~¡ vulpinmi a11;1 vulpibus: zorrear con los zorros.. . . . . . . . ,;~ Pero ahora,.vueltos a la luz del día. tras nuestra excurs10n sul:¡terra,neg por el pasado, necesitamos enhebrar otra vez el e.amino, reanudar el iti11¡¡-; rario; por tanto, reiterar. . . . ,. ,;( Se trata de armar una política cuyo contenido sea una perspecuva h15.tórica; de fletar nuevamente para alta mar Ja nao hispana. Es preciso q11c nuestro pueblo yuelva a ha.ter historia.' P,ero hacerJristoria. no ha de ente!\'\ derse, folletinescamente, como un hacer escenas fuera de sí mismo -gil~¡¡ rras, exploraciones, cololliz.aciones. Todo esto es, o consecuencia, o síntoma 0 mise en scene del verdadero hacer historia, que consiste, simplemente, e¡i, que un pueblo se. haga y co1'.5~ya a sí mismo, se incorpo:e Y ~rgani_ce, C~~ eso basta; con ser y estar ah1 firme-s0 bre el mundo, ya está haciendo magni¡; ficamente historia, Los demás no .tienen más remedio que contar con é]. :iu, . Pero;elaspecto concreto. e inmediato con que se presenta a nuestr(J5c ojos de hoy esa ordende hacerse España.a si.misma es el mejora_miento d!!h. español medí(); su conversión en un tipo de hombre apt~ para~firmarse s9¡; bre el actual nivel de Ja existencia humana -la cual eXIStencia humana.es 1 siempre, y a Ja par, convivencia y combate. Ahora bien.:.el españolmedi9 , está en las provincias. Por consiguiente, la política tiene que comenzar.por : .ser política delas provincias, organización de las provincias. !:• ;; • · De. ellas .va a renaq:r España., En, e]]as e5Jo.rzo.s.o aluml:¡rar.la.mayor porción de.energías necesarias para la obra. g¡gante, Nuestra,p.olític¡¡ es ?efe· en ]as provincias, parla sencilla rf!zón de que elfas son la, r:afidad espanola, . Pero estafe necesital;ia ser razonada y demostrada,, .51 para los efectos del futuro y.la esperanza nos parecen las provincias la.verdadera realid!!d de nuestra nación, ;por fuerza tienen que J:iabe¡jo sidq,tarnbién en elpasadq, _Una realidad. tan :primorcliakno puede haber surgido hoy: tiene. que ha,l:JJ'!l sido tambiénla realid>id de ayer. De aquí que fuese inevitable rnostrarcon . algún rigor cómo en los últim.os cinc,uent¡i años, bajo la presuncióµ de:i:t¡t Estado «pacional», seimpu~ola realidad de la, provincia con suint.0!150;1:1~ ralismo~ Al flamante Parlamei;ito cortado al gusto francés e mglés \e s;J.]19 1:
pronto ei"pelo dela dehesfü, · · :
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Hemos Visto cómo frente a una Constitución «madrileñista», donde Ja vida local nó tenía alójamiento, respbridió ésta háciendo prisionera a la insti. tuéión básica-·-las Cortes-; ligándola con innumerables hilos a los distritos · rhrales y repattiéndose]Jor este ni.edioel Podet público; es decir,localizáridoló, süp~ditánc\6lo á las torpes y angostas •pasiones del villotrió, a su minúsculo horizonte intelectual y moraLLá realidad'se venga cuando ria se la aceptá y reconoce, Por no contar con Ja5 provincias; elpeor localiSmo, el provindariismo, dominó todo: las provincias mismas, la «náción» y el Estado. De aqufel sabor provinciano, la chabacanería que saturó la vida espa~ ñbla de época. Lejos de inflüir sobre la periferia las clases abstractas de Mádrid~búrocracia; intelectuales, industriales-, acontecíó·ló inverso. La ·· rüsticidad, en' sus peores manifestációrles, anegó el álmá colectiva. No sólo erip6lítica, sino én todo lo demás:· Ni se detuvo a las puertas de MádricÍ; Es:e peor localismo .es el espíritu dela gleba erisu aspéctóprimario eimpolu_t_o,_es __lo' q_u_elo_s ár_a_b_._esllá . rn_án lb_«b_al_ dí _ ·.". ' est_ó es_,lo d_ el_pa_ ís.. , lo_· _m_·dí_·gen_'_a_ d_e , éadá trozo de tierra; lo vegetál y cabrio que el tertuñó espóntárieamerltepáre. En Madrid, dcinde hay calles y el sürcci el arado no pueden existir, ló lócal '~fa plebe urbana, el áldeón catj:ietoVetónicó qúesirve de base aütóctona a lá• capital. Y es curioso recordat que én aquella epoca se produjo el triunfo de lá clmlerta. El chulo madrileño. Pues bien'' en vez de irifluir las . .es el rural . >.'clases abstractas sbbfe el chulo doméstlco, ataeció el éaso increíble de que fueséel chuló q11ién dffba ehono a la vida madrileña, imponiendo hasta sú , léi
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¡Ay; Mingo Revlllgo, Mingo/' ¡Ay, Mingo Revulgo, hao! ¿Do estáttl'sayo de blao ·· ·yfüátpit.de Domingo? .. , , ,
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. Etahlas'«Cltgánizáciones» dueñas efectivas del Poderpúblicd;que .con la cazurrería génial del aldeano venían a recibir órdenes del gobernante a
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quien de. hecho ellas gobernaban. La estampa simboliza pe'.fectamente ,Ja realidad política de aquella edad.. Madrid anegado en ruralismo. :. '';l/ Éstos son, sinernba'rgo, nimios detalles que no influyen e.nla polítirn\, que, al contrario, muestran la influencia de la política en las otr.a~ esferas, ele Ja yida,incluso en la privad¡¡ o .en el aspecto de la urbe.. Yo qms1era, por:&!• pronto, ocuparm.e exclusivamente de,la organización ~qlític~ de E~p¡¡f¡~ eliminando con decisión cuanto no ht afecte de manera mmediat¡¡. So~C/.8.!ll ]Jtendr~~os alguna claridad sobre los problemas de nuestra vida ~úlJl1c:~1 . y una ve.z resueltos podrá vacar la reflexión a otFas zorn¡1s d7 la ~stenc1a, nacional que n 0 s 0nlo político ,Y no es,men 0s urgent,e orgaru;zar, .Pero f!l);t; venía, por.excepc:iót1, m.ostrar en un detalle)a .inexorable soh~andad em;i:e Ja políticay,todo lo demás, que un,forzoso ascetisrn~ !1ºs9bhga a,cie.s;ate¡;i, der: ,Ya llegará un día en que nos venguemos tamb1en de. este asce.usi;rifl: Todo ascetismo,.prec~amente porque es:J1ecesario,reclamavenganza1 ~!.~' es el hondo, el excelente sentido. que .tiene el día deJiesta: ,no ,pasivo dest C:anso del trabajo semanal, sino activa yenganza del o.dio .contra el ne.gqc;ig, ;. Fiesta. no es reposo; al contrari(): máxirna agilida,d, danza y ,trap el, rnºrne!l.T tánea suspeIISión de ascetis,mos. Tóda fie!ita es ,Carnaval, o, dicho de qtrn modo:. lo que hay de fiesta m1téntica en.toda fiesta es lo que haya en ella}iie. Carnaval. (Esto es lo que no ha, visto ,t1unca el Protest¡mtismo, Y.C:ºJ1'.Sfu perlar, per,spicacia }\a visto. el Catolicismo, hacie~dq la vista gord~ sq!Jre, Carnestolendas) .Naturalmente, nosotros reorgamzaremo~ el sent1dofesr tival de Ja vida, réhabilitaremos el. rnaravilloso Carnaval. frente a sórciicl¡¡$ concepciones calvinistas.. . · . ' ., . . . ' · , ' ·Cómo reacciona el lector ante esto? Lo he dicho para tomar su pulso; ¿Qu:, no le parece serio? En cambio, los cinco artículos sobre «~a Consti; tución y Ja nación» le parecieron cosa más seria; Pues lo siento ;VI~amenti:; pero yo considerolo uno tan formal como lo otro.Si_ ~o ll.e_vase prisa escn: biría otros cit1CO artículos compactos sqbre·la·rehabilitac1on ~el Camaya)¡, y, en gene;al, de la.Festividad, donde se demostrarla un~ ve~da~ histó:ric:a. sobremanera elemental: que ningún pueblo se ha hecho J¡¡mas sm grandes fiestas, que Ja fiesta tiene un formidable poder socializador,_naci?nalizado.B \ Resueltos a que España sea una nación, a que sea esa realidad imponente · que es ser una nación, necesitamos emplear,todoslos medios, los seis días laborables y también ]as fiestas de guardar; ·' i , ·. · ci' .. L (La seriedad de un escritor debe residir .en lo que diga, no en el gesto. con que lo diga. Quien a la expresión de sus ideas añada ademanes solemé nes 0 pedantes es que no está seguro de la solidez de aquéllas, Y procura. ampararlas con una patética careta. Es preciso acostumbrar al li:cto\espa; ñol a que juzgue de los escritores por la evidencia de sus,pE!n~¡¡nuentos; por 1
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tanto, después de repensar éstos hasta el fondo, y no mirando la cara o la careta del autor}. Pero ahora 'estamos en plena jornada de trabajo y recordábamos que ·durante años·yaños ha vivido España sumergida en el más atroz provincianismo. ¿Ccjmo -.se dirá-habiendo sido éste el mal podrá de la provincia salir el bien? El bien, como el mal, emanan sólo de la realidad. Sólo podemos esperar un bien, si no somos ilusos, del mismo poder que puede traemos el mal-la realidad en tomo. Yo espero el bien futuro para España de las provincias, porque éstas son, queramos o no, España. Por su realidad inevitable, no por su bondad discutible, tengo fe en ellas. La política se diferencia del utopismo en que parte de la realidad dada '-"'sea buena o sea mala. Este abrazo sincero a la realidad, mediante el cual se la toma en vilo para reformarla, es la generosidad del político, que garantiza su eficiencia y fertilidad. Nos encontramos COt1 una España ahogada en provinc:ianismo. ¡Admirable! ¡Manos a la obra! Hagamos que ese provincianismo, con una mínima reforma, se convierta automáticamente en provincialismo, y que éste se integre en un soberano nacionalismo, en una verdadera nación, que nada de sí misma se 1eje fuera, que tome posesión de toda su interior riqueza. Éste es el programa de. los,artículos siguientes,
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Cuando el un trozo, mayor o meno;; de. presenta como una época, da a entender que los innumerables accmtecimie.iír. tos de ese periodo tienen una nota común, y que esa nota común es la ca~~. o raíz de todos aquellos acontecimientos, en apariencia tan distintos lbs\in9s de los otros. En este sentido sostengo muy formalmente la tesis de que cuai:ít!l' ha pasado en la vida pública española de 1900 a la fecha se reduce a un solo he~ cho radical y constante: la sublevación de las provincias contra Madrid. Esto es lo único que verdaderamente ha pasado en España como cuerpo político du: rante esa época; lo demás ha pasado anecdóticamente y no tiene importanci~: En un cuarto de siglo se acumula ya un espesor de sucesos bastante parf que el conjunfo ádqüiét'a totpoteidad histórica,forme organismo y posea fi':; sonomía. Quiero decir que ese volumen de acontecimientos requiere po~. nuestra parte una defuiición histórica, y que no podemos seguir hablálldd ~~···· él como se habla de las cosas del día, de la situación que es aún presente. Con el presente vivimos en lucha, y no nos queda, de ordinario, serenidad I>W~ contemplarlo y entenderlo. Baste recordar que el presente se compone de·. nosotros y de nuestros enerríigos, y no es cosa de que mier~.tras luchamos co_i;:· ellos se nos pida que les demos su parte de razón, que los entendamos.;Por" eso es justo que se permita a la política militante cierta dosis de ceguera Y.~~ uso de algunos conceptos y tópicos que, en rigor, son falsos. Lo que no par:: ce aceptable es que esas ideas inexactas, sugeridas por la lucha y pa:i:_a fa fü~ cha, sean tomadas en serio cuando se trata de explicar, de aclarar el pasaddt
· " · Voy esto a losi~ien::: cuando en ar~culosanteriores d~cribía yo la decadencra de ~a Consutuc10n, el derrumbamiento del Estado forjido en 11876-1~90, exphc~ba la debilitación y disolución progresivas de los grandes parudos-po'. la m~ependeI1cia, también progresiva, de las «orgaI1izacio. nes» loca!es. Lo.s ca:rques, ~n quienes la Constitución había tenido por fuerza ~ue apoyarse, iban retirando el hombro de so el imaginario· artefacto: ·Pues bren; ~stoy s~guro .de que si me ha leído algún político de la vieja es. cue~~ habra sonreido de~deñosamente.'Porque él posee la auténtica explic~c10n ~e aquel desb~ra_¡uste en los partidos: No es que los ca'ciques se in. subo.rdinasen .ºacreciesen sus exigencias. Se trata de otra•cosa mucho más sen':illª_Y c.~ncreta; El viejo político sonríe; complacido en'su superior sabi~u:ra; smtiendose dueño del secreto. Como dice un poeta, pone la cara de · quren posee el verdadero ornitorrinco. . . Y; sin emba~go, se ~ata del más notorio secreto. Nadie, ni siquiera el .. autor de estos articulas, ignora que durante esa etapa se hizo todo ld posible P.ºr deshacer los grandes partidos. La cosa es tan conocida, que ni esnecesano, para que ellector anónimo lo entienda, denominar con todas sus letras !~ actua.c~ón á qúe aludim,os. ¿Cómo es que yo;al explicar aquel proceso de . dISoluc10n; la•he olvidado? Evidentemente; no por falta de memoria, sino porque me parece un~ t?n.tería, y pensar como escribir, es el intento, generalmente vano; de evrtar las tonterías. Es u~ hecho cierto que intervencio" nes desacertadas han t¡:abajádo fervorosamente en la triste obra de disolver . los .grandes partidos; que ha existido la decidida voluntad de descomponerlos YdISlocarlos ..Pero la reflexión más simple evitará elevar actúaciól1 tal al rango de c~usa en la disolución de lbs partidos. Es evidente que para destruir un par~do no basta que al.guie~ ~uiera; es menester que el partido se deje Ílii··. destruir, que sea de matena suficientemente blandaydócil para que el di• ~olvente opere sobre él. Silos partidos hubiesen poseído realidad y vigor -,~ algunos, la voluntad de deshacerlos se habría estrellado contra su solidez. !~ Exijamos aú_n i_nen~s:. si los partidos no se hubieran disuelto pbr sí'mismos, ·~por su prop1~ mamdad, habríamos•asistido siquiera ala escena de su lu5· cha por subsIStir frente al poder que· los iba atomizando. Ahora bien: de e5.:º no_ha!rastroenlos últimos ~ein~cin~o años. Ni los partidos ni Iaopi', mon pubhca que debfa haber tras ellos hán irtterttitdó defenderse. A:estas tª~túras, cua~do_ seha~to la pavorosa ausencia deraÚ:es que aquellos par)¡.ti.dos de gobremo temanen el país, explicar su ruina parla irltel"Verición de ~ c~ertop~deresuna ingenúainterpretaciónmágica: ·.·' •· ' •i , • . son esto pretendo eliminar una idea grotesca, torpe, quéihtercepta la 'i VIS1on de lo real. No pretendo; i1i éambio,. exrnlparaquellas i11tci'vé11do11es. Todo . ~Io contrmió. Bajo ese sincero deseo de extirpar una idea falsa'late la protesta
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indignada.de español ante la suposición de que un hecho tan importante e~, la. vida. nacional como es la disolución de su política pueda ni imagil:lan;~ causado por un poder ini:lividual, como ,en la .Persia de Ciro. o en la Mongolill. de l{ublai-Khan; Siyo creyese tal cosa; no podría roo.ver la pfüma en direc/ ción hacia temas.nacionales. Daría por inexistente e imposible toda vida;na, cio!lalespañola. Me ahogaría en pesimismo absoluto. Pero veo que tal idea es falsa;, y que;no sólo er¡ el deseo, sino; en la realidad, existe una vida nadon.a.l española que lleva su.camino peculiar =distinto del de otros pueblos, m~ dificil de clefinirque el de ellos-., pero que creo; ª' la•postre; .percibir·.cq toda claridad• Por esta;razón me revuelvo .cont:ra.aquella.interpretació!l'd un cuarto de siglo. españcilenvilecedora; trivial, y ¡¡bomino de que se mal. duque a mis compatriotas queriendo hacerles creer que.de sus destinos so' la causa otros poderes que no son ellos mismos ..Eso esfalso, de plenarii1fal; sedad: de todo loimportanteque pasa enEspaña,,.,bueno o malü-c;-tienenlll. gloria ola cul¡ialos españoles mismos; y es' preciso habituarlos a lo contrarie) que aquella explicación implica; es preciso habituarlos a q\leni.para rn_ain¡.· para bien concedan gran .importancia. a poderes que son tan secundanos¡y accidentales, sis.e los'compara con la nación entera, con la realidad de·todqs los españoles y su obscuro, lento, pero intransferible destino histórico; ;¡; . , . Reclamo, pues, contra todos esos pensamientos ridículos emanadps. la miopeJdeologíaque se usaba en las tertulias de la antigua política, Y.cil,1.~ no son: compatibles con el nivelintelectual de.h1s generaciones predestinar das a dirigirla hueva España.. · • · ... · · • ' .... · . ' · · . •;•;: :•;K . Los hechos esenciales son éstos: de 1900 ala fecha no se registrare? nuestro país un solo movimiento de la masa pública a favor de los partidos gobernantes; y, eu cambio, se producenu?a serie de movimientos erccontw de ellos. Pocos q muchos, vigorosos o débiles, los encrespamientos de o¡ii,..· nión que en·esa etap.a han acaecido batieron todos contra Madrid y supól(r. tica; He aqu~lalistade;los principal~:hacia.1900,vago temblor en todll;~l. alma peninsular que responde, a Ja palabra «Regeneración>>' Silvela tfe!}f. que recoger eLvocablo y reconoce la necesidad de refonna11la políticaw••;, drileña: Poc<) después, .en forma más.¡ire.cisa, aparece ya la protesta d'éJ~ provincia desde la provincia, como tal:; U,nió.n Nacional; ~e proclama la, rJ;r sistencia.al pago·de lm; •tril:m.fos; los dos.Dioscuros proVinciales, Costa y;];~~; raíso, el león yl¡¡ vulpeja; amenaz.an a Madrid.Luego, la Solidaridad C!l.\~ lana: Más tarde; elmauii51110, Llegamos a 1914, Se suspende durante Uil!J~ año.s la política, mtentr¡¡s1a gran.guerra, fustiga sin piedad a medio,pfa117~. Durante unpar de años después del annisticio se entrega España ala deliga equívoca de. haberse enriqueciqo cqn la conflagración delos.demás.kpe1131? vuelve a c11rsarJE1 vida pública, en.192;3,se produce el golpe de Estado.,,, ;il•:
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Éstos son, qu~ yo sepa, los únicos movimientos públicos de alguna importancia y calado que han sobrevenido en nuestra.nación durante el pri. mer cuarto del siglo. (Sólo otros dos hechos podrían ostentar algún título . • para que se los agregase a la lista anterior: uno es la convulsión revolucionaria-, .. ei;iétgica, pero espasmódica ymomentánea-. que provocaron los desastres militares de 1909. No cabe desconocer que fue· aquélla una manifestación del ánimo público auténtica y honda;.pero significaba una reacdón puramente afectiva ante un hecho muy detenninado: fue una sacudida refleja, 110 un, movimiento político. Porque fue sólo esto, pasó sin dejar rastrq en el proceso de nuestra vida: pública. En vez de acrecentarse, los.pequeñqs equipos revolucionarios fueron,perdiendo desde entonces la. escasa fuerza política de que disponían, y ni siquiera la victoria del sovietismo, que .en todo el mundo recalentó por unas horas las calderns radicales, :permitió la creaciór;t de.organizaciones poderosas. . .· . . . . El otro hecho importante que no he incluido es la subversión de las Juntas.de defensa.militares, enl917,Hecho tan insólito en todo.país de ,Occidente requiere consideración aparte. Pero ya veremos cómo su faceta decisiva se ar.ticula en aquel proceso general de levantamiento contra lapolítica madrileña). , . • ,; . , · · .:•.. ·' .•• . . No es. dudoso para nadie que la~áfaga dec<~Regeneración» representa como. una primera Y. tenue protesta de la provincia. contralos·usos de un Estado urdido en Madri~. La Unión Nacional, que recogió la corriente rege7 neradora, ,llegó pronto a la fórmula iracunda y rebelde. La Solidaridad dio con su regionalismo la primera expresión; no muy afortunada, del requerimiento a la: capital. Menos patente o reconocido es que tanto el mamismo como el golpe de Estado han debido toda su realidad-cuya cuantía no discuto ¡¡hora- a lo que en ambos impulsos había de subversión provincial. La .acción política de Maura tenía dos dimensiones: una, positiva, el afán de reformar el Estado; otra, negativa, la denuncia de los usos políticos constituidos, la hostilización a toda la fauna gobernante. Maura no consiguió reunir bajo su bandera un partido suficientemente numeroso para poder ganar la áspera. b¡¡talla en que se metía. Pero nadie negará que su persona despertó una adhesión difusa en ár,ea muy .dilatada, Pues·bien: Ja mayor porción de esa simpatía fluyó hacia Maura desde las provinci~s; En Madrid ~o consiguió nunca efectiya resonancia. Se desconfiaba de él, se le tenía por iluso, Ni la.burocracia desde sus alturas; ni los intelectuales; ni los financieroind11striales quisieron embarcarse en su bajel de. aventura. En cambio, las clases superiores y medias de la provincia repetían ~on fruición la letanía de denuestos que Maura dirigía a los políticos; Lo único de su obra que pren_dió en su tiempo fue ~u propaganda contra la «maµcomunidad gobernante»;
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es de~ir, contra Madrid. La provincia le acompañabá en su gesto de nega~ cióh; por el contrario, cuando se volvió a ella para que activamente apoyáse; a su Gobierno -a su obr~ positiva-··-·;la provincia leabándonó.' · •. · El caso del mmuismo en cuanto'hecho ele la vida pública'-no merer fiero a las ideas que eh la htente de Maúta y de sus pró~rr;os exis~ª1:1'-:"°'es uh ejemplo claro dela únicarealidad'política que ~nlosulu!l1~s vemuc1nco~ años ha habido en• España. Se dirá qúe es poca cosa, y se dua una verdad. Pero, poca 0 mucha, no ha habido otra. Se ha podida contar.con la masa. nacibnalinorgánica>'cori la provincia,· siempre que alguien quisiera nega~· a Madrid""-es decir; ala política imperante; es decir, alEstado constituido;·· Sólo esta opinión negativa·-·-·de Ja periferia naciomü contra el centro; de•]~ Jo calidad contra Ja
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. Hemos visto que en Jo.s últimos veintieinco años nb se hace; política~· mehte en España otra cosa positiva que una cosa negativa: hablar mal de Madrid, de Ja capital;•es decir, del Estadó ti organización pólítica que ella s.~ bollia:Hora es ya de que se cambie' el disco. Y est~ cambio no puede consi.:~ en que la provinciáse dedique ahora a afinnar:ese ~stado.quecon ta!lt~;!l-'; sisterttia negaba y abortecía. Aquel Estado ha aparec1~0 bajo nuestro a~aliS~; , coma casa indefendible eh su propia esencia: El camb10 deseable consiste e!l ; qúe Ja píovineia, después de hab~r destruido con su hos~idad º.inasist(\l1ci,a el vieja edificio, se dé'cuertta de que; en efecto, es ella qmen ha ejecutado esa
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destrucción; por tanto, que es ella la única realidad enérgica existente en España, y quey'a nada tiene frente a sí que la estorbe y que justifique su moví. miento de negación. Con otras palabras: es preciso que Ja provincia cbritien. ce a afinhars.e·a sfmisma; a tener la· creadora voluntad de ser, de crecer, de mejorar, dignificarse y enriquecerse. De hoy en adelante, nadie en la villa o en la aldea pcídrátepetir con verdad que de Jos males locales tienen Ja culpa él Estado «mádrileñb», los políticos, el Parlamento, etcétera: Nada de esto existe ya. Por tanto, queda declatado·cesante todo derecho a su negación. Tal y como están las cosas,'se halla obligado el hombre dela provincia a dejar de ser el provinciano tosco yl'encorosb que era y a sentir el orgullo de ser provincial; es decir, de tener inmediatamente bajo su mano las magníficas posibilidades de su comarca, una gran tarea a realliar con ellas y sobre ellas. · · •Hemos adveftido una y otra vez que ese hombre de provincias es' el españolI11edio, de quien el futuro nacional depende: Y es evidente que si se con5igue movilizarlo para que tome con resolución en su propia maho la responsabilidad de su prbpia vida focal, habremos coriveftidoal personaje inerc te,'rutinario, torpe, que era, en una' criatura activa; ambiciosa, emprendedo" ra einC[úiéta: El torio de la existerií:ia media habrá éambiado. En C:ada rincón de España aurneritará el pulso vital, en cada jcíínada acontecerán más cosas, habrá más obras; más proyectos, más amores, niás Odios. Y tal intensificación de Ja vida producirá aútbniáticamente ú'n afinamiento de las cabezas. Cuando el pblítitw ha pensado C[ué lograr éstb• es lo primero yrnás esencial que hÓy puede hacerse en España, que esto es el más próximo desiL derátmn, 'no ha empezádcí, en rigor, a hacer nada: Porque éllo desee no va a acont¿cef. mágicamente. Su obra de político' comienza cuando busca los medios de Estado para que eso no sólo pueda ser, sino tenga pbr fuerza que ser. Esos medios de Estado son-·-ni más ni menos-··· las institlJciones: De esta manera puede fontiularse en giro rigoroso el primerproblema grande de la· política española: ·¿qué instituciones• es preciso inventar· para que, puestas como!una·máquina sobre la vida provincial, provoquen por sí mise mas esa intensíficación y dignificación del hombre medio español? Decir esto no implica en manera alguna la ingenua 'creencia· de que para 6bteher aquel resultado baste con la actuación mecánica de ciertas instituciones. Pero 'ahora se ttata,'precisamente, de definir conexdusivismola porción que eh ese mejotamientd del tipo español puede corresponder a la política comoctal. Y la·política no es, por lo pronto, pedagogía ni apostolado, sino, estrictamente, acción del Estado, organización y funcionamiento de instituciones. Éstas son 1Ilecanisthos sociales de incomparable tamaño y eficacia.• Si su influjo padece la limitación aneja a todo lo que es puramente mecánico, tienen, en cambio, la ventaja de eso ritismo: de actuar mecánica:
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mente, constantes, rigorosas, inevitables, imponiendo las tendencias social.e;; . que en ellas van pr~concebidas, sin que su influjo dependa de imponderables · . ' caprichosos y etép'!os. · Pero yo deseo que nos representemos la cuestión .con mayor .proxirni; dad y evidencia. He calificado de rural al hombre medio. de Espma, cuyarer forma parece imprescindible.si queremos.en seri.o hac;er µI1a nación. C:oI1 esto le hemos.dado un nombre sociológico .• Le hemos,denominado por,sµ .oficio u ocupación habitual. Como no s.e. trata,aho.ra de individuos excep; cionales, sino, por el contrario., de las grandes rnasas espmo)as, las diferen[' cías individuales se anulan unas. a otras y queda señero y decisivo el cara,c;~ ter, del oficio model¡mdo la existencia de los hombres. El oficio u ocupación ., h~bitual resume con rigp;y si~;aguedad la vida efectiva y conc:reta: ' ,;,¡; España es, pues, rural..Lo es en su rebosante mayoría. Hemos dejado fuera de la consideración las tres o cuatro grandes ciuc1ades provincial\'.s, .. En el resto del país, la industria es escasa y'móc1ico el comercio. Al decir .es~·.·. to no tiendo a escatimar.la. cuantía de lo que en España no es ruralisrno1 ' Cµanto rnayor sea, mejor, Pero es evidente que predomina en forma apla5~ . ta11te el labriego, poqre o ficq, peón, o propietario. Corno él representa el ; tipo de español más necesitad0 de reforma sis.e quiere hac¡"..r una naciór¡, i;s lo importante plantear con.él el problema, dándole su forma extrema.;Y,!'!S claro que si logramos mejorar esa forma;e){trema de,españo~, todo.lo demás se nos dará por añadidura. No hay, pue,s, intención alguna c1e menoscabar, olvidándolas, las otras.realidades espajiolas ,sµperiores.al labrieguisrno; , Pero ¿qué es ruralismo?. ¿Se pretende que España deje de seÍ' <~µna.nf\r ción eminentemente agrícola»? En manera alguna. Sólo que ruralismo. no es, sin más. ni más,. agricultura. Estados Unidos y Australia son también eminentemente, agrícolas, y, sin embargo, desconocen el ruralismo. Éste1:10 consiste simplemente en que el hombre cultive el campo. En aquellos países, la agriculfufa se ha elevado a explotación industJial de la· tierra. Elcultivo-' del campo pierde así su carácter específico y sigµifica tan sólo .una modali¡ dad del espí1itui11d!l5Ílial. Ahora bien: el espíritu industrial es lo contrari.o del espíritu rural. El industrialismo supone un tipo de hombre despegado del terruño, incluso cuando lo cultiva; un tipo de hombre preocupado de latécr nica material; por tanto, de la ciencia; preocupado de lá técnica econórn:ic~ y, al través de ella, de.la técnica social, política, etcétera; Este tipo d7 hombre¡ por su mismo oficio, tiende ala dilatación de. l.a esfera de sus preocupaciones,. hasta.elpunto de que él ha sido quien ha creado el «mundo», el «mundia.r lismo», como efectiyaunidad planetaria. de. convivencia. .. El espíritu rural, ópuestamente,.mantiene alhombr\'. pegado a S1;1 glei ba, orgánicamente adscrito. a ella, como un elemento del paisaje . .Tiende.a
,hacerle perse~erar.en su. estrecho círculo vital, a que haga mañana lo que ha hecho hoy. Vive el labnego por tradición, por impulso ancestral, sin ser . dueño de sí mismo. mediante la reflexión, repitiendo hoy sonambúlicamen. te loque hicieror: sus padres y aquelos. Nada induce a este hombre para que e.1:1-5anche,~u hor:zoi::te, para que se trab.e en acciones y reacciones con algo d1stante~ para qu~ sienta nuevos apetitos, para que acometa empresas. El rural es, por esencia, el hombre históricamente inactivo.rNo sabe de «nación» ni de «Estado» más que negativamente: cuando le cobran los tributos o cuando ve entrar por sus mieses soldados de una lengua extranjera, De todo esto, lo más importante para nosotros es la angostura e inmutabilidad de su horizonte vital. La .villa labriega vive sµmida en sí misma; la ald~a rec1uce .el repertqri~ de sus. ideas, pasi?µes y afanes al,radio qe sus'pegujales. En suma: el rurahsmo o espíritu rural sólo conoce una vida focal, en el sentido más exagerado del término. . · · · · ·· ~º1: esto nos libe~tamos de una idea sociológica -el nrralismo-y la substltmmos por una idea propiamente política: el localismo extremo. Así es como aparece concretamente ante la reflexión del político la realidad espa~o~a. ,En España no hay predominanteinente más que la ,vida. local; lo demas tiene una realidad ,vaga o. excepcional, o; a su vez, problemática. . Ahora bien: esa vida local que hay, tiene un carácter extremo. Quiero decrr,que es localísil);la, de radio para cada hombre superlativamente corto. A est¡t .peqµeñez ,cuantitativa de radio. corresp 0I1de. una, miseria cualitativa .di,'; cor¡t.e1;1ido ,...ideasJ afanes, únpetus. Es decir, que esa vida.local es muy localyrnuypocavida. · . . . . . ' · .. ·Sobre este punto no conviene hacerse ilusiones. Al revé~, yo ere~ prefenble que .erremos por exageración. De esta.suerte acertaremos más .. Nuestr~ vic1a ~ocal :ignifica que;h¡\Y poca vitalidady que la que hay lleva a una .exis.ten.crn. desmtegrada, no nacional. ·. .. · ~:í llegamos a lo que desde hace muchos añ.os consti~uye para mí una obsesrnn, y qu~ ellector, después de meditar a fondo el tema, tiene perfecto derecho a consi.d.erar como una manía de este insistente escritor. Llegamos, en efecto} al verdadero enunciado del problema político primario, subterráneo, que _el ~oryenir d;e nuestro país nos impone:. ¿cómo de.una España donde practlcamente so,lo hay vida local= vida no nacional, podemos. hacer una España nacional? , .. , ., , ... , . .. . · . . •, ·Se dirá. que esto es una co.ntraclicción . Pero:es que todo aµténtico problema cqnsi~te en una contradicción. La mente se encuentra con dos ideas antagórücas, mutuamente hostiles.; que se muerden como.fieras.La solu~ión equiyal~ a una domesticaciónde.esas fieras, a. convencerlas de que son incomp¡¡tibles tan sólo en apariencia, pero que, en verdad, son inseparables.
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El palo que 5umergimos en el agua es a fa vista quebrado, y al tacto, redo1A decir, no quebrado. A la yez, ser quebrado y no ser quebrado;ser o no s~¡r heaqufel problema.To be ornot to be: tliat is. the q~estio.1L: ·. : .. · . .''.• · La idea de la refracción supera esa qualidad contradictona y nos ense" ñaque, lejos de ser incompatibles ambas cualidades •.precisamente por~U:~ es el palo recto al tacto, tiene qué ser quebrado,a laVlSta~ hasta el punto de que sifue5é quebrado ala vista tendría que patecerrectoaltacto. ·. , . · . · De uria Espafia local o no nacional tenemos qrie hacer una Españ~ riacio~aE Los políticos de 1876-1890 creyeron que esto se lograba désen" téndiéndose de un cuerno del problema,negando imaginariamente}aVidá focal. Yo qriisieya. convencer a: mis compatiiollls de. que la auténtidá solíi~ ción' con5iste precisamente en forjar;, pormedio del localiSn:io qué haY, u~ magnifico nacionalismo que no hay. . . . . . . . . . . ·. . •:L.. J
3 No solamerit~ creo que delos problén:ias españoles cabe una solücióíl; sino que cabe una solución elegante. Es elegante una solución cuando,éñ . .•. vez de deplorar la. dificultad que erigeñdia elprob~em.a; en vez de querer. quivarla, se va a el!~ en derechura, se la agarra con vigory de ella, preclS~ merite' de ella, se saca la solué:ión. Así, es elegante la sohición q:te a los pro .. blernas físicos da fa teotía de la relatiVidad. La dificultad con qué trdpezaoa ' siempre un conocimiento físico absoluto era la relatiVidad.de tódasnu.~L. tras medidas. Pues bien: Einstein ha demostrado que, gracias a la relatividad de toda medida, la física tiene uri valor absoluto. Parejamente; la aVia: ción resuelve en forma elegante el problenfa de elevarse y camiha'r en el espacio, a pesar.dda resistencia delaire, haciendo de esta resisten~a'punto · de apoyó párala sustent;ación y el avante: · • •• ., •· •· ·· . . . .. ;-: 'Ló mismo hemos de hacér 'eh pdlítitaiEn vez de lamentar elegfac~ rriehté que España séa tomó ahora d,, ábfaéem~s esa te~li,dad con rég~ci~~ y obliguémosla'a que pot sí misma cambie y rrieJore. Es evidente que la me.. jota.de España r10 la puede hacer más ~~e. ella rrii~ma: ~l lem~ de Cavou;: «Ita!iafard da se», meparecé el postulado de toda pohtica nac10nal. L.ode.. .más es utopismo. Hay que partir de lo que encontramosante nosotros; sea'1o, que sea, mejor o peor; e inducirlo a quepo~ mismo se ;egule1:' tra~formei La política no puede ser nunca elucubrac10nabstracta. El mejor dlScípulo de• Aristóteles, el'daro Teofrasto, dejó un libro, hoy perdido, del que sólo conocemos el bello titulo flotante: Politihtpros totlS liairous-·-es di;Ci1','efi versión literal; política de oportunidad: No hay más política'que la!de
es.
:r
qportunid~d.. Los
griegos, siempre agudos, hiciernn delKairos, de lo oportuno, un d10s. A veces se trata de una gran oportunidad del momento feliz ·de la horarnásfecu~da. Así hoy en España. Vamos a•h~cerla.rnejor, Al qu~ ·no sabe nadar; ensenarle a nadar es mejorarlo; pero enseñarlo a .nadar es · echarlo al ¡¡gua, f!. fin de que él, por sí mismo, nade. •. La dificultad para hacer de Espafla.i:ina nación es su extremo localismo, que, a;d~specho de. ciertas apariencias, más tr,istes que la realidad misma, l~ mantiene en perfecta disociqción. Nosotros quisiéramos hacer de ~spana alg~ así como una ~ol~ de billar: perfecta, redonda, pulida y;lo que importa. mas, cornp¡¡cta, elqstica, capaz de Vibra¡:,ente~a y.brincar ágil bajo la rnen~r presión. ~ecesitamos esto porque el tie~po que Viene es grave y nos sera menester. tirar algunas delicadas carambolas históricas. Necesitarnos una .España ad hoc-.para este tiempo que Viene. Ll\España del.pasado n~ d.eben:¡teresar nada a los espa_ñoles actuales. Nada ,de fácil y estéril patnor:s1:11º del pasado, nada de segurrreturnbandp verbalrnentdas hazañas del prete.nto, que, a lo. menos; nos distraen de.prernecli.tar nuestras hazañas prop:as, las que tenernos que preparar y que urdir. Las glorias del pasado espanol so.n, cuando menos, .insuficient~s, puesto que .no. han impedido nuestra ruma. Es un deber evitar que el país vuelva la cara a su antaño .en vez de mirar de hito en hito al futuro. Allemq de Teofrasto y al de Cav6ur a~eguernos d.de l?s soldados de . Crornwell: «Vestigia milla retrorsum 11 (Nmgu~a huella hacm,atrás), Para un pueblo.como el nuestro, mirar atrás es Y~ desasuse del presente, iniciar la fuga ominosa. En O tumba y en Lepanto .. solo puede pensar el desocupado; es decir, el mal patriota. Claro es que este mandamiento rige sólo para la gran masa de españoles. Nosotros, los qu~_en una u otrafonna pretendemos dirigir al país -en mi caso esta pretension se reduce estrictamente a dar consejos a mis compatriotas-,.ter¡.em~s q~e pagar cara semejante petulancia e imponemos obligacio. nes dobl~s, anad1endo a la preocupación por el futuro la reflexión sobre el pasado. Este".ª a enseñamos; por lo menos, qué es lo que no hay que,.hacer. Hemos VlSto que.e~ error radical de l,a antigua Co.nstitudón era suponer ª.ptos a.los cuerpos electorales de lo~ pequeños distritos campesinos par~ mteresarse en un Parlamento. nacional. Era esto desconoce!' la cuestión declSiva, a saber: que :l localisrno extreroo er¡. que vive de hecho E~paña no pµede ap~ovecharse directamente. para fines .nacionales. Dela Vida. local extrema. np pu~den ViVir instituciones nacionales .. Por.eso aquel Estado, que era pura_ y directa y abstractamente nacior¡.al, careció siempre de realidad, no canto ;iu~ca ~~n energías .sustentadora~. Es preciso que haya afinidad entre una 1Il5tituc10n yel tipo de Vitalidad que ha de nutrirla, No es verosímil que un león se alimente.de alpiste como un jilguero, .. . · , . ' ,.
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Entre los antiguos políticos, me parece que sólo Maura vio la urgendá~ de organizar la vida. l.Oca~. No es interesante ahora fij.ar has.ta qué gra~~·~.f precisión y plenitud' llegó en este punto su pensamiento, Debo decir, sm embargo, que siempre encontré contradict,o~a laactua~ión ef:ct~va .dé Maura: por un lado reconocía la necesidad previa de orgaruzar la vid~ local; por otro, y al mismo tiempoi rédamába a grandes voces la asistencia de la «ciudadanía»;y aspirába; no sé por qué; al mágico despertar de la «masa neutra»: Lanfasa neutra•es;•endefinitiva; el ruraL Pedirle ciudadanía, sill másriifüás,' erarecaer en ia·abstracciÓnfatal dela antigua política. Porque·• ria hay una solá ciudadanía:'Elciudadano; el avis, lo ~ en función de iúi~ civitas- de tiri-Estado!Háy; pues, tantas ciudadanías diferentes como sean,_ ' ' '' '' - ' ' ,' - ' ' - .. ,. i . . -. ' ' ._" • ' ' -- ' ----c. los tipos de Estado. No tieneséritidopedir a las gentes que se mteresen po; un Estado quena les interesa-_éste fue el gran error de 1876-; por el contrario es nienestéflnvehtar un·Estad6 que interese a las gentes, y sólo ene·• tone¿ se consegiJ.iriihacer &•ellas ciudadános.. -- -· ·· · -· · · · .· Cuanto se ha dicho siempre sobre la falta de opirüóh •pública (eh términos mauristas, de <
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la vida pública española la vida local que no es nacional de la vida nacional que no es loéal. Veamos primero de qué manera córiSeguimos que la vida · 1acal sea lo mas· vida posible -lo más intensa y rica-·', y que, sin perder su · caráctetlocál, sea lo más 'amplia posible; por tanto; lo menos local. De esta manera, por medio del'propio loéalismo; habremos logrado suscitar un tipo de vid_a pública}' de español medio mucho más próximo a la gran vida nadonal, menos intapaces para ella. Dicho en otra fornía: hay que ir de la pequeña y atómica vida local a una grandeyorgánica vida local. Cuando se haya visto lo que es ésta, parecerá cosa' obVia y sencilla fundar sobre ella la riacióri cómo táL • · Al capífulo sobre orgariizaeión: dé la _vidá local sucederá otro capítulo sobre'organiZación de la vida hacionaL La política es un sistema de sofüciones a un sistema de problemas. Su acierto residirá en lo qtie terigade' sistema, de mu fu o .complemento entre sus partes. Será, pues, un error rnlificar lo que sigue de política «descentralizadora»-·-así, sin más ni más. 'Porque, como veremos, se trata precisamente de extremar las dos dimensiones de la vida pública-la local y la nacional. Si, por una parte, es esta solución mucho más descentralizadora que la tradicional, es por otra mucho más centralizadora, incomparablemente más centralizadora, que ninguna de las pasadas. Para mí, la idea de nación, de nacionalización, es cosa tan grave y exigente, tan suprema}' formidable, que, probablemente, causará algún susto a los que ahora van a tacharme de «descentralizador», de «autonomista», etcétera, etcétera. Vamos primero a organizar la vida local. Organizar algo quiere decir ponerlo en condiciones de que llegue a su máxima potencia, que dé el mayor rendimiento posible dentro de lo que es. Tenemos, pues, que colocar al hombre rural en un aparato de vida pública que le induzca naturalmente y por su propio pie a dilatar su localismo, a ocuparse de más cuestiones públicas, a apasionarse por ellas, a emprender más cosas, a sentir sus derechos, la dignidad de ejercitarlos y la posibilidad de hacerlos respetar. · La verdad es que a esa vida local española, sobre ser tan débil, cuantitativamente, y tan sórdida, cualitativamente, le acaece algo peor: jamás se ha intentado su organización política. A lo sumo, se la ha dotado de una sombra o escrúpulo de organización administrativa. Y la administración, contra lo que se repetía hace veinte años -«menos política y más administración»-, es cosa secundaria y posterior a la política. Nunca se ha intentado dar a esa existencia local una estructura política. ¿Qué entiendo por estructura política? Me irrita lo vago y confuso de toda expresión. Por estructura política entiendo lo siguiente: ahí está el buen hombre medio español, en su villa o villorrio, sumido en sus habitua-
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les p~eocnpaciones de radio minúsculo. ~réese una ana~omía pública taJ que agarre a ese.hombre por esas sus efecl:lvas pre~cupac10nes, y luego, e¡:i virtud de su propio mecanismo, le_ obligue a complicarse c~n o.tras hompres __ u_n_ poco más amplios, a luchar y apasionarse, li alistarse ~n ~p()~ en afanes ·· · · · bl ·Como nene militantes, a acometer empresas, a.exigir y a ser r~po~a ___ e, l . . -----que ser esa anatomía política, esaü1stitución de.vida publica_ que re~na)¡¡ doble condición de ser afín con e]_ buen hombre rural y_ ser r:1ªs liJ?-P~ª que él y que el átomo de_ su villa; de_mo~o que losJance mas_alla des~ nusmq~; quedilateyenriquezcasuvida.mtenor?, _ _ -. . · - . Evidentemente, se trata de encontrar la unidad polítii;a, e,\;cµe~o;c:le · · · d o_ local _____ por -- --su contenido, - - -- . . pr()voque automal:lcac d bl b . V!dacolecl:lva,que, sien mente corri¡'!ntes de vida pública capaces de movilizar en salu _a e t()T <;; llino la inercia del rural. •• . . - . . . . . ·Cuál puede ser esta unidad política? ¿El Ayuntamiento, la Provm<;\a.i : l . I . .. . .,,,.1 (,¡ la gran comarca? - -- -
- IX LA UNIJ)AD POÚTICA,LOCAL NO ES EL MuNICIPIÜ •
1 Hay que apuntar un pro gr~~ reciente logrado por la conciencia plÍblica española; Cuando, en estos últimos años se h¡¡bla de reforma constitucional, casLtoc1o el mundo se halla prm1to a reconocer la necesidad, de separar ~l Poder ejecutivo del legislativo. Esta adquisición es, a mi juicio, certera eim, p()rtap.te, Sin embargo', lo m~s impmtap.te de.~a do_ctrina no es ella misma. Lo más importante. es etue acostumbraa la idea de que a veces, cuando se quiere obtener_ una unidad vigorosa, hay que llegar a_ ella por e_l rodeo de _una profunda separación; A primera vista resul,ta paradójico este pensa, miento, yla mente se resiste a.él.Pero, una vei; que s_e ha descubierto su buen sep.tido,en el caso.de las relaciones entre el Poder ejecutivo y el legislativo, ~pero yq que quede franr;a su aplicación ,a ()tras. - Yes el ptro caso que el porvenir. de España depende de otr~separa ción, incomparablemente más importarite qµe Ja ,de aquellos Poderes. Toda es_ta serie sle artículos, con su insistencia, su lentitud c1e paso y su pesadµmbre de carga, no se proponía má_s que preparar el ánimo del_ lec, tor,para qµe_ reconozca es.ta cosa fundamental: la nec_esidad de separar po~ítj.camerite la vidaJoc:tldeJa vida nacional.. Ésta esJa,ol:ira de más ~µbstancia qu,e,hoy puede h_acerse en.España, y es el supuesto rigoroso, imprescindtble, fatal para todo_ lo demás. Sin ello no habrá nada, y cualesquiera sean las otras reformas que se intenten, el Estado español segµirá siendo en_ l_o esencial elmü;rµo Estado _ilusorio de los_ últimos cinc_uenta años.
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El análisis que de la vieja Constitución hicimos no fue inspirado por lile' impía complacencia de en?añarse en uri cadávq. Al contrario: me repugnaba/' maldecir una vez más de los malos usos pretéritos. Pero era pre¡:iso mostrar · los hechos de la antigua política en su fórmula más precisa y extrema, a fin de que quedase diamantinamente aislado y químicamente puro el error básico de ella: la fusión y confusión de la vida local con la vida nacional. Éste era el mal radical, y lo demás, todo lo demás, fue sólo la inevitable consecuencia; Ni se dio a lo local lo que se le debía, ni tampoco a lo nacional. Mutuamente .. se dañaron, trabaron y anularon ambas dimensiones de nuestra vida pública. ' El Parlamento quedó supeditado a los pequeños distritos rurales, y éstos~ para respirar; tenían que usar los pulmones del ministro de la Gobernación; Necesitamos una Constitución que sea, no solamente real, ajustada a fa existencia efectiva de los españoles, sino además que sea una Constitución . dinámica; quiero decir que sus instituciones, hundiendo bien las. manos .. en la vida efectiva d~ nuéstro pueblo; la laricen a los espacios históricos, la movilicen, enriquezcan y magnifiquen. · Creemos una potente vida local. Excitemos a los provinciales, tesoro energético aún intacto y sin aprovechar, para que sientan el orgullo y el afá~ de regir sus·propios destinos, · · · . · · · . ' ' .·Ahora bien: ¿cliáldebe íseilawiidad po !i&a, él organiSrno de lifvidálcF cal? Éste es •el•punto decisivo que reclama todas nuestras potencias de atenL cióri y sutileza: . · Hby' i:s la ESpañá pr6viricialuna riiáteria políticamente amorfa, tiria pasé ta humana sin anatomía nimodelado, que;pOr tarito, no funcioriá en forii:l~ de vida pública. La antigua Constitución trazaba sobre esa masa peninslilíir líneas superficiales; éutárieás, de'división administrativa ·-ayuntamiéntbs', provinciás-., tari inoperantes corno los coluros astronórnicos o el erirejádó ·. de rneridianosyparalelos sbbrelin mapa. La única institlición política locál que existía era el distrito;•pero como esté disfüfü hb tenía más función' que votar cadátantos o cuantos años unrepresentarite en un remoto y abstracto Parlamento i:iaé:iorial, ddnde se hablaba de éosas ábstrlisas,iilexisterites páfa el proviricial, no 'tuvo riunéá realidad! Y córno, aun siendo tan escasa l~ Vitl~ lidad esporitáriea local; alguna había, tlivo'qrie satár de~í, por crientáorigiJ. rtal y' propia; un tosco e5bozo de organización, Es deé:~r.: una institución esL . pontánea e indígená. Ésta fue la farnosa <.orgariiZáción» ·o i'. De~de el plinto' de vista legal, fue el caciquisrnó uri abusó constifüldó y permanente. Pero desde el puntó de vista' histórico; fueTd re'acción'vifál ~torpe; bárbara; cruda, cuantó sé quiera decir, pero viva- a11nsisterna'd~ •• leyes inádá]Jtado al tipb español. No puedo estirnarel pensamiento político de quien no haya llegado a percibir la vertiente afirmativa y favótable•'dd •
caciqui~mo. Era mo~boso porque era la forma violenta de adaptarse el cuerpo espanol a un medio legal antihigiénico, nocivo, absurdo. Ciertas enferme.da~es no son más que la adaptación naturalísima a un medio antinatural. ·Asi, elbocio: el ~~cio s~rrano. El caciquismo fue elbocio localista que le salió a una Cor_is.titucion an~ocal. La imagen podía detallarse más, y sorprendería elp~:alehsm.o.rnetafónco de ambas enfermedades rurales-la somática yla polltica. De todas suertes, ese caciquismo, que era nativa y substanciahnente un abuso,, fue_ la única ;e_~dad constituciomu, el único uso efectivo. Y quien tenga conciencia de lo ~lifrcil que es descubrir la realidad en materia.pública, no. puec1e menos de mirar con respeto intelectuál a este monstruo del viejo Es~ado español, El respeto intelectual no es otra cosa que la reflexión meditativa Yserena sobre un hecho para extraerlesµ j11go y su secreto. . Nuestra cuestión presente es. vislumbrar. en la masa. políticamente amorfa de la existencia provincial algún perfilorgánico que
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por ello- murió el Imperio romano. En otrd lugar he m~strad~ ~ómolafliS~ toria romana pereció as~ada por no haber sabido dar vi~a pohn~a.alas )?r~¡. ~cias, pdr haber dejado álás lbcalidades tan sólo entranas admmistra.tiv~: (Véase mi ensayo «Sobre la muerté de Roma», en El Espectador, VI). El cuerc po del Imperio poseía una solátabeza u fügano polítü:~: la Ciudad, Rom~¡ . El re5fo eta un cofosalmmitóti dé Municipios sueltos, encerrados cada cual en sí mismo, siti nexos orgánicos de tirios con otros, átomos de tó!ectiVidcid
fücapaces de sensibilidad)' dignidad po!iticas: La.li~tacióndelgenio_~º~~~
no fué esta ineptitud para comprender elmundo mismo que ella habia crea",, do. Potéso más tardé podrari, con tazón; cantarlos estolates medieva!esy ,,
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Romci mundi captit est, ' · sed nihil capit 11iüJ!di (Roma es cabeza delmundo; pero no étitiénde nada del mundo)' '
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' Por de5gracia, los estudios clásicos, que hati estbtbado en la vida eutb.7 pea tanto, parlo menos'; corÍio han aprovechado; influyeroT1 támb,ié~ e~la política, inundánddla de lugares comunes. Uno es este fervor romanttco pot el Municipio. · . · . '' · . . . ' > • ,' ' ' ' · • ','' ' , . ., ·.. , · ElAyuntamiento contemporáneo, que ha vuelto, en efecto, a p~recerse mucho al Municipio imperial;no puede ser, ni de lejos¡ la unidad polínca l?c~ que buscamos: Muchas razones lo demuestran; p~ro.hayuna;muy clara; que las resumetodas y a la par orienta nuestra inspiración hacia una buena pista, Existe una ley biológica, sumamente sencilla, perogrulle5ca, 'y qué;'si11 embargo; es pocó conocida: la ley de la cantidad de I1J.ateria. Si escindimo~ una célula en dos mitades iguales, cada unade éstas sigueviviétido; se de~ sarrolla y constituye un orgánismo completo, bien que de menor :am~ño\ . Esto füdica que·en fa ri:J.itaddéla materiaprimitiva residían-todos los ele-~ mentós necesarios para producir las corrientes protoplasmáticas eh' que~~ vida orgánica cótiSiste. Pero sien vei de tomar lá mitad de la.1'.1ateria celula; nos qU:edamos•sólo con la tercera parte, resulta que el plasma no se desarrolla, que es incapaz de vida. De aquí la ley simplicísim~ ;;iguiente: ~ara ~u7 haya vida hacen faltaniuchas cosas; pero, ánte tod~, unamliy taxati~a: c1er~ ta cantidad mínima de materia: Sttomáis demasiado poca, por solo este error cuantitativo rracasaréis:en vuestro ensayo 'de obtener un ser viviente. · . Sírvanos esta ley biológica de imagen\•de símbolo inspirador. El Muni" cipio no puede nunca ser célula política[.porque su tamaño es demasiado reducido yno pueden en él dispararse corrientes de vida política no\illaV, persistenteyfervorosá. · ·· · · ·· " ·· ' ·
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Lo cual no vale como una razón para escatimar al Ayuntamiento ninguna autonomía de cuantas puedatiy deban concédérsele. Pero, una vez ·que lenayamds concedido todas.las imaginables, rlo habremos dado un so' lo paso en la 'otganizaciónpolítica de España. Porque el Municipio, en' cuanto unidad de vida pública, es infrapolíÍ:ico ·-·-·como lo la familia. La cantic dad y clase de las funciones municipales quedan bajo elumbral de energía qúe es imprescindible para la producción de corrientes políticas. De aquíque túandó hay•política en elAyuntainieritb consista siempre en lapr'oyeccÍón sobre la vida municipal de partidos ultramunicipales. Aparte de estas luc chas,que nacenprecisainenteft1ern. del MuriÍcipio-..-.partidos nacionales, luchas de clases, etcétera-·.', TI? hay en elAyuntamiénto más que temas adL ministrativos•sens11 stlicto. Ahora bien: éstos, por su éatáttertécnico; sólo pueden dar lugar a querellas'y'penden¿ias arbitrarias 'y adjetivas; de tipo personal.Na die llamará eri serio política ala disputa entre' dos vecinos por la posesión dela vara deakalde. Este carácterpetsonal qúe el exigúo tamaño de•Municipib impone ae'todas'sús acruai:ionés es el síntoma claro 'de su incapacidad política. Donde hay personalismo no hay vida pública: Lo uno e5 precisamente substitutivo de lo otro: La 'disputa personal mide ctín rigorósa exactitud la ausencia de 'tenias políticos, de verdaderos entusiasmos y pásicines'públicas; .'Téngase 'siempre arite los ojos la: finalidad que debe guiamos: se trata de fümarla vida de la pérsóña media española y sumirla en corriente5 de vi" da u1trapersonal; que hagan'á. aquéllá más ititensa, más elevada, más rica de contenido intelectual y morál. Conségilil- qÚe:en España haya vitalidádpo" lítica yque el tipo medio de hombre mejore son, por lo pronto', una y misma cosa. Movilizarlo políticamente es hacerle mejor; y hacerle mejor es inducirle a que sientci cuestiones públicas-·-por tanto, que piense más, que intente más, que aprenda a ser responsable e impetuoso. Creer' que esta moviliza~ cióll'enriquecedora se consigue aislando al individuo en su Municipio; es en todos los sentidos un error. Pero este errór posee raíces demasiado'7iejas y hondas para'rio exigirlln,a extirpación'más rádical. · · ·· :· • · •
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Cuando hace 'veinte años se eillpe~ó
a caer en la cuenta de qué una
Con~tituciórr d?úde se abstraía por completó de la_ vida focal sÓI.o podía
provocar la repulsa por parte'de·ésta-lo que estaba ya aconteciendo-·, hubo algunds cdnatos de corregir el absurdo Vigente. Según hemos visto, al resolverse a Organizar esa vida lócal; todo el mundo pateció•acorde 'en el
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craso error de considerar al Municipio como su.unidad substantiva. De este . error hemos arrancado ya una raíz romántica: la resonancia melodramátii;ª · del pasado, .el afán tradicionaiista -·desasti:oso siemp1:e en política,;-. ciB• coincidir con el pretérito, en vez .de buscar siempre la spluci¡)Íl en el futur9; •·• (No .dude eUector de que a su hora daré mis razones de esta afirmaciónta11· ·, rptunda y tan dogmática. No se puede decir, toP,o. a la. Vez)• Pero aquella.·: equivocación tiene otra raíz más honda. Es ésta: organizarla vida local sigt · nifica ir a.]JU?car la vida pública en sl1 reali¡j.ad más concreta y convertirla ~Ít .vida de E~tado, enfuerza política. Una nación no está en pie por ob.ra mágig~ .,....-como.está en el aire el sepulcro de Mahoma7 , sino q11e estásostenida.p9]'. fJ1e1"2'.as 59<;ial.es de carácter político. C:onste esto, porque hay en nuestrp país todavía gente tan tonta que ;ve en esteaf~11 c:J.e.moyilizar,p_ública o. polític~r mente a lqs esp¡¡ñoles pma gana de armarjaleo segú11 el PJCllrito de los der mago gas. No advierten que las 1nstitucimies 7 el,q~den7 sólo son fuert~·"' cuando hay fuerzas sociales que las nutran cqn sµ dinamis1Ilo, ,Para que u)i Estado se derrumbe no hace falta que se produzcru;t reypluciones contra.él; basta.con que aflojen su asistencia de fervor las masas pacíficas de ciudadanos.: Digo, pues, que organizar la vida local es bu~.car la vida pública e11 ~ir realidad más concreta. Hasta aqufvan¡os bien. Pero se crey¡j que la vidam117 nicipal era esa realidad más concreta, y éste fue, éste siglle sier¡do el .en;?~· A primera vista seduce la idea porsuseI\cillez. El ciudadang .vive cotidia~ namente en su pueblo, ¿Cómo dudar que su. pueblo es la unidad públicá má$ próxima al individuo? Concedamos a~ Municipio gran autonqmía; ¡¡sí habremos puesto en manos del ciudadano su propia y concreta vida, habre7 mas consagrado políticamente sus afanes más efectivos y. constantes. Pero ¿es esto verdad? ¿Cae bajo Ia jurisdicción municipal el siStema de intereses concretos delindividuo, por lo menos .los más importantes? Digáé maslo en fórmula más clara: ¿puede decidir el Municipio, dependen de él, lbs asuntos. capitales·queconst,tuyen·la ocupadónypreocupaciónéptidia,7.. nas de sus vecinos? Si resulta. que !lº es. a~.í 1 que esos asuntps. son por sí p:rl,57 • mas, constitutiva e inexorable1Ilente,1Ilás el{t.e~.os que la jurisdicc;ióni;n.u¡ · nicipal, es evidente que el Municipio no puede por sí solo actuar sobré ellos, y, en consecuencia, concederle autonomía equiv~le, en.orden políti~ ca, a pertrecharle con la carabina de Ambrosio. Dejemos sin atender ahora ·cuanto pueda ofrecer vaglledades -los , as1Jlltos de la yida pública espiri.tual7 y fijémonos sólo en lo más .determina, ble:)a ,Jida ecpnómica. Algllna ;vez he puesto ya este ejemplo: sea d pueble~i; to. andaluz X. Es.te pueblecito yiye materialmente de la oliva bética, del oleajl¡ drofecundo. Todq el término municipal,est;íc11bjerto de olivitos·de1Jro\lp;,J' las preocupaciones básicas de los vecinos gira11 en torno a la prqducción;y c9¡
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.mercio del aceite. Esto les plantea diariamente problemas múltiples: mejora de la producción, crédito agricola, jornales, regulación de precios; permiso . de exportació!l; ·conflicto del aceite de oliva con otras clases de producción, . etcétera. ¿Qué pueden siquiera intentar el Municipio y la vida municipal ante estos prob!emas hiperconcretos de la vidá económica de sus vecinos? Nada, n¡ida,que valga la pena. Por una razón muy sencilla. Los olivitos, haciéndole una higa a las arbitrarias divisiones administrativas, no se detienen en el tér.rnino municipal, ,sino que brincan alegremente sobre.él, y, sin solución de ,continuidad, anegan otro término municipal, y.otro, y otrp, y una enorme zona de tierra española -casi entera,la Andalucía. Esa mam:ha gigante de o)ivares vive conyicia propia; quierq decir que forma una unidad económica, s~ re.gllla a sí misma;impone las co11diciones. generales de explotación, pre.CJO, Jornales; plantea los grandes problemas tt;cnicos industriales como . ·- - '·-•así . .depqlíticagenf!ral económica {exportación, lucha co11 otros. productos, etcétera). La yida del vecino del pue]Jle~itq X depende de lo que pasa en toda esa ~an ~ornarca olivarera, no de su Municipio, que se queda paralítico, sin po51ble mtervención en las cuestiones que.la gran solidaridad del oli;vo andaluz sus.cita a cada propietario o peón. Es decir: que ni siquiera la vida económica más ele1Ilent¡il del:v!!cino termina.donde termina eltérmino municipal. • Es falso, .pues, que el Ayuntamiento cobije la vidalocal concreta, Al con7 trario: corta l
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· Sólo empieza a vivir públicamente el Municipio cuando, imitando a: sus olivitos domésticos, sale fuera de su propio término, transmigra áotros M.tl: nicipios, trata y contrata y se ayuntá con ellos; a fin de tmprendet algo. Malltá cOmprerídió esto muy bien (aunque era contradictorio centiár su reforma en la reforma del Concejo), y, tímidamente, inStituyó la opciórí a mancdmu: iridad: Es posible que en su tiempo esta misma tiillidez significase una'aííl dacia, y que en su ánimo exiStiese lá Visión clara y completa de tbda la'i:úes: tión: No lo sé. Lo que sé es que suproyeéto deleyreformista:ysuspalabras notorias ria me bastan, y aun estimando el sentido o tendencia de su ofüa:, tengo que seguir'avante hacia una idea más íntegra y sistemática. 1 · ' La:midadpolíticC!local ha de consistir en unainStitííción que dé figti( ra'legalautónOma a tui cuerpo completo de Vida loí:áL Nótese quelá vida· sólo es completa si además del C:uerpó üitegrb y sin arnputacióríes tomaniiís urt·cierto espacio donde pÚeda moverse, un ámbito, una holgura páfa'1a; movilización. Dicho en Otros vócablos: la ichidru:Í pol!tica local no ha de lbfüL tarse a coirícidir corí léi que hoy es la vida léii:al\ sirte qU:e ha de contar, niuy .... esencialmente, cimhacerla capaz de empresas, de crecimíentós, de niáglii~ .'· ficación: Nuestrahistitllción tiéiú: i¡ileser;a !a par, íind tea!idadyuna ilií.Siófü Si no apOrtá por sí misma un principio diriániico, y es mero ajuste éstátifo á lo presente, no se tomará con entusiasmó, y no nos servirá patalaurrientar el pulso de ~spaná:. Con esá institución nos piéipOnethos hacer historia; teL nemOs que cabalgarrirnchb con ellá-°'sea:; pues, a un tiempo, real e «ideál»\ estribo y espl1elá: . . . · Cuando se habla de autonomía se suele Ólvida'r lo pririi:ipáE Se atiéríde sólo a que «autonomía» significa conceder a alguien el derecho a que rija sus propios actos. Muy bien. Pero ¿no es irrisorio conceder autonomía a quien de héchó esinéapaz de actuar? A mí me parece una burla impía esa aparéríL te generósidad de declarar autónomos a los paralíticos. La verdaderti unifüíil pol!tica 1oi:iz1 será aquélgrupo interior de vida C:olectiva española que posea. mayor potencialidad'de actííación, · Venias que éste no es el Municipio. ¿Ctiálserá etitoncés? ¿La provIBciíi? Entre todas las cosas tristes, lamentables, sórdidas; del pf6Xiirí0 pá~ sado español, acaso no haya nada más triste, lamentable y sórdido qué lá · ·· .· · · .;n inStitución provincial. Su papel era precisamente elniáS delié:ado de todos; el niás inipOrfaríL. té:.servii de ríexb eirítermediario entre lá vida dé la aldea y la gran Vida ríadonal'. A mi juii:io; ésta es la pieza decisiva en una con5tifución espan6lil. y pafa tan grave ofic:iO se inventó la diVisión más arbitraria de tódas;• cti'áldriculárido elsagrádd crierp. o d.e Espafta én. esta ridiculez de .las próvin.i:iáS: ·' Inspirada por una seca política métricOdedmal, no· debe a ellas nuestro
país, en casi.un siglo, beneficio ni auxilio alguno. El Municipio no es una unidad politiea completa, pero es real-como la mano no es un hombre en. tero, pero es trozo real de un hombre. La provincia, en cambio, no es ni eso; es . simplemente un torpe tatuaje con que se ha maculado la piel de la Península. ¡Con su c~pita!Ha sórdida, lenta, ni cortijo ni corte, donde se pasea un gobernador petulante, donde se cocinan todas las irímundicias políticas y no se emprende nada! Demos de lado a la provincia, símbolo del provincianismo que queremos superar, y vamos hacia algo más orgánico y vital, de gran resuello y grandes perspectivas. Nos basta con seguir dócilmente la mancha continua de olivar para derramamos por toda Andalucía. Mientras esa mancha de olivar no haya recibid~ una co~agración institucional no quedará aprovechado para la vida pública espanola un hecho económico y geográfico tan enorme como es su exiSt;ncia. La unidad política local no es el pueblecitoX, sino toda la Andalucía. ~sta sí que p~ede ser una gigantesca fuerza nacional, un organismo capaz de Yigorosas acc10nesyreacc:iones, de altas empresas,. de internas corrient.es públicas que zarandeen ené¡-gicamente a los individuos, los impulsen~ agruparse en núcleos combatientesy emprendedores, a apasionarse y entrenarse. Su ámbito -su cantidacten número de hombres y en posibilidades económic~s, morales,. sociale,s,,- es sufidentemente grande para que se produzcan rafagas de diríamismo i¡iúblico que sacudan bien. los neryios provinciales. , . .. .La u~1idad política local.es la gran comarca. Organicemos a España en nueve o diez grandes comarcas ...
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para siempre, situando fa responsabilidad de.lo local en la localidad misma o lo más cerca ·de ella posible. · '•' ·'' Yo imagino', pues, que cadá gfah comarca se góbierna á sí misniá, que ·es autónómá éu tódo lo que afecta a slivida•particular; niás aum eii todo lo que no sea estrictamente nacional. La amplitlid en la cohcesióh de selfgovemment debe ser extrema; hasta el'pu'nto de qiieresulte más breve enumerar ló,que se retiene para la nación que lo que se.entrega a·laregión. (Del ánimo del lector se levanta; corrtó•una bandada degtajc:is,U.11 puñado de obc jeciories elementales; El estritor le>' advier~e; perofrenisu prisa por con tese tarfas). En principio; sólo el Ejercito, la•justida; una parte de las cc:imuri.icac tioues;la vidainternacional, el derecho ainJervenir.los actos del régimen local y·la opción constan.te establecer servicios reguladores de orden pee dagógico, científico y económico eri todó elterritorib peninsular, quedarían en manos del órgano central del Estado.Salvo óinisión; todo el resto pasaría de las manos abstractas en que se hállaba a las manos concretas de los pro e vinciales. Ya lo he dicho: no•se ptiede'lia,cerfüstóriasih uh pueblo que sepa nadar en la vida publica; España esla•provincia; arrojemos laproviucül al agua de su propiarespóusabilidad; (La bandada de giajoirnbjetantes se hace nübe, cubre el hótizonte: ¡Bien; leétor! Pero no se olvide que el Estado naL cional está detrás, Vigilando el áprendi.hije nktatorio: Y ese·Estado naciónal 1 va a ser' cosa múcho. más seria y enérgica de lo qúe ha sido' hastá aquL El abaudono·de tanta jurisdii:ción que hemos hechó a la gran comarca parece hasta ahora in5pirado sólo por una generosidad·e:iJ. beneficio .de la vida local.
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X · LA IDEADE LA GRAN COMARCA O REGIÓN Separemos resueltameutela vida publica local dela vida publica nacior~at Así lograremos poseer plenam~nte las dós'. Organi.c~F-ós ~España en die~ grandes éomarcas: ·Galicia, •As~rias, Castilla la V~ep, Pais ".asco~~varr~: Aragóu, Catáluñá; Levante; Ahdahicía, Extr~ma~ura Casttll~la Nueva'. ·Ahí es nada hasta dónde se podría llegar enhistona pomendo bien «en for1 . . . • . • • . . . . •• •• . ma» esas diez póteneias de hispanidad! · , • •.· .· , . ; , . , . Péro'antes dé imaginarlo conviene•que el lectór tenga una fi~ra prec1~ sa de la organización a que aludo. Vaya por delante un esquema del. es~atuto comarcano 0 regional; luego trataré de justificarlo y de afrontar obJec10nes. Insisto en que las instituciones son máquinas del Estado, que, .cº1'.1~ to~~s las máquinas, se inventan a fin de obtener ciertos resultados. Su ]Usttficac10~ consiste en mostrar primero que es forzoso proponerse esos resultados, Yluego que sólo mediailte ·esas instituciones serán conseguidos, · · · ··· · ' La organización política de la gran comarca se reduce a poner ~u vid.a local en manos de sus habitantes. La nación; como tal, no puede cmdar d1° ..: rectamente de la vida local.Los cincuenta años.de intentar lo contrario han·· sido una experiencia en grandes dimensiones que nece.o¡itamos aprovechar. La vieja Constitución ha fenecido porque pretendió hacer al Estado central responsable de lo que no podía eficazmente cuidar: Entreguemos a los P:~ vinciales el cuidado de su región; pero, claro está, también la responsab1li-.. dad. Lo uno y lo otro son funciones recíprocas, se completan y se regulan . mutuamente. España ha atravesado una triste etapa de disociación, de par- . ticularismo, originada en que del hecho acontecido y fraguado en 111. pro., vincia eran responsables Madrid y la t. Con esto hay que acabar
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hecho en beniific:io dC:! poder nacional; qu'e, libréde ese lastre, ascenderá a las'altt1ras de prestigio que leccoÍTesponden y de que 111111ca debió bajar. Generaciones que hanmanteriido a'Ifl «nacióri», al «Estado» español uncidos á todas· las carretas municipales,tumbados en él estiércol de los establos rurales; no tienen derecho a hacer esós aspavientos). · · Lavidalocalseríaregida por una Asamblea éomarcana, de carácter legislativo y fiscal, y por uu Gobierno•deregiÓn einanado deaq~élla:·La Asamblea sé compondría de un numeroba5tante grande de diputados-·-uno poi cada diez mil habitantes.La elección' dérivarfa de u11 sufragio universal. A este fin se dividirfá la comarca en circunscripciones, reuniendo en cada una tres o más delos antigiios·distritós; Desaparecería por completo el peqlieñó distrito rural, el liliputiense político•de la viejá Constitución, y de la próvincfa provinciana se bórratía, ·sHuese posible, hasta el recuerdó, Los pocos servicios efedivos que rendía pasatíart a unos Consejos de circunsc cripción 'elegidos por losAyuntariúentos.'°"" • , . Ll Asamblea éómarca11a, ei Gbbiemo•tegibnal y tódas las instituciones anejas; grándes establecimientós de en5eñanza y cultúrá, organismos financ Ya se veni cómo a lapar
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LA DECENCIA NACIONAL
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·,BAJO EL ARCO EN RUINA' • /
Yaces se ~yen cantoras de un optimismo que mu~hos no .acern1mos a compartir. Desde hace veinte.años, la vida española es :tan.inerte y estéril, que basta a un suceso parecer anormal para que nos prometa ser ventajoso. La mejora de España no se presenta por ninguno delos puntos, cardinales con fisonomía concreta e inequívoca; pero sentimos todos un.vivo deseo d~ cambiar de postura, movidos poda vaga esperanza de que una diferente colocación de¡ los mielt\bros disminuya .nuestros. dolores. Hay, pues, un afán · de ¡;nsayar, sin ningún proyecto definido de ensayo; , Esto ha. aconte.cido alguna vez en todos los pueblos, y.aún, según los nuevos biólogos; acontece regularmente en todos los seres vivos. Del infusorio al hombre-dicejennings-rige a la vida la ley de «ensayo y erren. Iiial and enm·. El orgarlismo ensaya al azar movimientos, esperando que alguno de ellos le sitúe favorablemente en su contorno. Poder vital quiere decir capacidad de ensayos, y,· en un pueblo, sobre, todo, más grave que el mucho lra
1 Este artículo fue pubHca,do _en El_ Imparcial el 11 de junio de 1_917. Pocos días antes. ,en Barcelona, se habían declarado en rebeldía las juntas de Defensa del Arma de lnfri.nterfa: Las Clisput·as a que eSte artícul1idio lugar trajeron como resultadO 13. fulldación·[tel pCriódico ·El Sol
pordanNicolásM.~deUrgoiti.
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La calidad de la hora es tal, que sólo es digno de ella quien quiera ser' sincero. Digámoslo, pu~s: hace una semana.que la forma de Gobierno h~· cambiado en España. El Poder eficiente reside en las juntas qe Defensa del Arma de Infantería. Con un bello nombre clásico diremos que vive España. bajo el gobierno de los hoplitas. Frente a.los aires turbios e irreales, frente ala/ atmósfera espectral de la política de ayer, este hecho tan grave, tan peligro"· so, tiene la ventaja de ser claro, conciso, taxativo. Ahorremos, pues, eri lo, posible, ante pareja realidad, el uso de tópicos evanescentes. En esta aguda", sazón, todo hombre honesto y capaz de emoción patriótica sólo en una cos~ puede pensar: en extraer de este acontecimiento el máximo de provecho:: nacional. Sólo en eso puede pensar, porque no existe de seguro un sólo es:; pañol reflexivo que crea posible retrotraer la vida esp_añola al día anterior a la declaración en rebeldía delas] untas militares. · ···· Yo estoy cierto de que ni el mismo señor Dato piensa así. No obstattt~; representa en nuestra políticaló que el ni~el del mar en la topografíacNo•§e trata ya de que no deba España volver diez jornadas atrás, sino que seaCúal', quiera nuestra voluntad, ella no podrá. He aquí someramente expresadas las · razónes en·que se funda esta convicción.Un Estado es•una articulación de prestigios personales y corporativos.que; apoyándose unos en otros y·nu\. triéndose recíprocamente; ejercen el Poder; imponen cohesión a los' grupo~ internós: Desde 1898 la historia de nuestro·paíS es la' de una·liquidaciórt'de• prestigios, de órganos cohesivos, queiiib han logrado substitución.-MejóV b peor, ]a Esp·aña de la ·Restauración y la Regencia: tenía una estrudura:La Es paña del siglo XX es una España invertebrada. Consecuencia fatal de ello füé , que con el beneplácito más o menos expreso de las gentes se iba acumuland~ .•. todo el Poder naciente en una sola institución. Los mismos republicanos sci- • lían hablar de un «grán elector» como instrumento inevitable en una socie"·, dad de opinión pública adormecida y exenta de otros poderes prestigiosos;: A la manera que en los arcos mal construido·s·;la·estabilidad dependía• exclusivamente de lapiedra clave. ' · '• • · · , Pues bien· sería· frívolo eludir el reconocimiento de que ladave e5]Jaf ñola se ha estr~mecido y el arco periclita. En estás monientos:de•disgr!!g"at• dón•; de disociación orgánica, la 'realidad de las Juntas militares corta el úl• , timo cíngulo de autoridad normal que ceñía d cuerpo español.o ¿Con qU:~ · intención? ¿Cori qué propósito? Según todas· las noticias; cond puro'}' no" ble afán de reivindicar para el Ejército un régimen de seriedad, corregir abusos, asegurar aquellos medios materiales y técnicos sin los cu~les-el
~r,g~~?. ~e lá def~IJS'.1 I1'.1C:io,D;al ~ u_n: ~tefantas~airiváli~ó.. _, .••·· ••••• ,.
,,.,,, •.. Movidos de este anhelo .los rmlitares se han situado mas .alla de la ~ey,yi;:l--:· " '' ' '.' ' - ' -- ''. ~- .. ' pueblo entero ha recibido con desusada y misteriosa simpatía -!..éste es un, '
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dato ~encial-· el airado ademán de la clase militar. Las demás clases sociales }J_an ;isto en.ella una hermana mayor que, harta de vejámenes, pide cori'urgenc1a arre respirable; ycomo todas encuentran dentro de sí sobra• de malestar y pad:cen injusticias y viven arrastrando sus pobres esperanzas hambrientas, no hub~eronm,enes.ternoticias detalladas sobre las quejas del ejército. De antemano sient~n q~e s1 no todas fueron justas, basta con muchas quelo son. Por caso extraordm_ano no hemos oído ahora el «yo tengo más motivos que tú», querella que sena funesta en la actual coyuntura y que en todo•tiempo es estéril. . · Cre~ que las verdaderos ami~os del Ejército deben invitarlo a quena olvide la actitud adoptada por el resto de los espm1oles en esta hora solemne de 511 demanda, porque en esa actitud está la cifra del inmediato porvenir. . .· ,i Tal·es en esquema el conflicto.' Pensemos un poco la solución, ¿Qué cabe hac.e~? Todo el mundo parece conforme en que se atienda lo substané:ial de las petlc10nes; pero. esto claro es que no resuelve el conflicto histórico planteado, Yn:ienos que a nadie satisfaría al Ejército. Su actitud ha sido un ejemplo. Sólo qmen tenga ~na fantasía pueril, dócil al ensueño, dudará de que ese ejemplo va a sersegu1do por otras clases sociales. Hoy una, mañana otra, se alzarán con sus greugesy reivindicaciones, y, siguiendo al límite el ejemplo, saltarán fuera de la ley. Y el Ejército, garantía postrera de ésta, no podrá tan llanamen:0\ t~ ~amo antes mantener a las otras clases, menesterosas también de amor, soli:1tud Yrespeto, de~tro del cín.gulo mágico, Las hermanas menores paraliza•; ra~ con una sola mrra~a suplicante a ·la hermana. mayor, que lleva, como ~i_ne~a, casco y lanza y fuerte corazón. No creo que a ningún leal amigo del · Ejercito preocupe hoy otra cosa tanto como esta consideración. . : ' . C.o~ecuencia: el problema no está en atender estas o aquellas urgen!i-• cias ~litar~. El problema está en hacerlo borrando a la par la anormalidad d~ la s1tuac10n. En este sentido se puede decir sin paradoja que el acontecimiento de Barcelona es mucho más grave que una revolución. La razón es clara: u?a revolución, o es vencida y tiende automáticamente a restablecer la lega~~ad que ella atacaba, o triunfa, y entonces nace de ella, no menos automatlcamente, una nueva legalidad. En ambos casos la violencia queda reab.sorbida en un estado legal. Mas en el caso presente, ningún Gobierno elegido al modo usual puede absorber la ilegalidad de las circunstancias en que nació. Queda .és~a .en el ambiente como los muertos sin óbolo para el ~arq~ero quedan mfic10nando el aire e incubando en él una epidemia de ilega~~ad, esto es, de violencia. Por esto es literalmente más grave que una revo!ucwn, porque puede ser una se1ie de revoluciones. Hay, pues, motivo para temer que los partidarios de soluciones ficticias sean los verdaderos promotores de la revolución, sin saberlo, como era prosista el gentilhombre burgués. ·
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Reflexionemos con un poco de vigor antes de insistir ni quitar gravedag_; al problema y pensar si no es lo serio, lo patriótico y «lo ordenado» haceÉ:· fecundo. y salutifero el gravisimo suceso por el único procedimiento P?Si~lf!:f llevar lo ya.hecho a sus extremas consecuencias. Lo hecho es un rom~~:n;:c to de la legalidad básica de España, es ún acto que anula· la Consutuqon,•. Nada eficazmente constitucional: mida con plenitud de autoridadpuederw,7 .,: cer de una Constitución tajada de arribá abajo.Sólo hay una solución:recoruj7 ' tituir la Constitución. Para ello sería.necesario un poder transitorio más,allJ,f1 plio que los existentes en 31 de mayo. En un abrazo fraterno, renóvad()E;;; volvería al seno de la ley aquel órgano de la.vida española que está fuerád~ ella. Dicho .de. otro modo:. Cortes .constituyentes. . . ¿Hay otra manera de prestar fecundidad nacional y no sólo de clase. a1it1 actitud de las Juntas militares? Descúbranoslo el que tenga mejor fortuna\ . Yó.noché pretendido sino dar pretexto con•estos pensamientos, que.muy.· probablemente serán bienintencionados.errores, a que se discuta en form1:1::, concreta el remedio al presente y... a un p.orvenir tan próximo C()mo pavot.· roso. Quien ame sinceramente al Ejército de España y a la esperanza debe!á; , oponerse á la perpetuación de las actuales circunstancias. Todo; menos·de~;; tenerse.a acomodarse en ellas. Recuérdese el aforismo de Talleyrand: «Coú. • las bayonetas se ·puede hacer todo. Todo, menos una cosa:· sentarse ei;i; ellas»• De todas suertes, se abre una época en que todos los hombres honraf- · dos tendrán que hacer en sus corazones· vendimia de energía y lealtad. ··
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ORGANIZACIÓN DE LA DECENCIA NACIONAL·
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gallina poned huevo; pero el'húevo puso a la gallina. Es el circulo paradójico dnexorable en que'está encerrada la legalidad. Una situatión legal sólo puede nacer de una situación legal. La legalidad exige su propia continuidad. Por eso cuando el 'chico del pueblo rompe los huevos trastorna todo el corral, y luego es una'historia reparar el estropicio. ' · La situación de Poder público en que n.os'hallamos hoy después de la t?r.tilla universal que ha hecho la Dictadura no es ni puede ser legal. Y como no puede serlo, no, es lícito exigir'que ló sea. Lo más que en esta fecha puede ser un Gobierno de•España·es resuelta voluntad de ser legal. O dicho en otraforma:•lorriás que hoy puede ser un. Gobierno de España es un conjunto de personas privadas; que, por su carácter individual y notorio, ofrecen al país plena garantía de la decencia jurídica en su comportamiento. No tiene sentido pedir legalidad estricta; sólo tiene sentido pedir decencia jurídica. • Ahora bien: el Gobierno actual, tal y como está constituido; ofrece garantía suficiente de decencia jurídica. Al menos a mí me la ofrece absoluta. (El escritor político tiene que renunciar a asumir arbitrariamente lareprec sentación de ló que opinen.los demás; pero no se tome audazmente entone ces como petulancia ni se atribuya a presunción ridícula que diga:« Yo opino así». Lejos de ser esto inflación vanidosa; es todo'lo contrario; el e5critor político seteducey contra~ a la pequ~ña 'cosa que él es, y dice: yo; nada más que yo, ~ileal conciencia individualísima, poca cosa, pues; pero, en fin, ésa, Es una cuestión también. de decencia; de decencia intelectual). '• ·De suerte que este Gobierno del general Berenguer es plenamente lo que cabe pedir que sea: Portanto -deduzco yo cómo consecuencia-·-, no hay que ocuparse más y por ahora de este Gobierno. Con lo cual obtenemos
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una cosa: que nuestra ocupación y preocupación puedan vacar a otros asuntos de la vida pública española.·. • La legalidad era, sin duda, el asunto más' urgente, y de él y sólo .de él:Se ocupa este Gobierno. Pero si es el más urgente no es el más substanaa!. Hay . otros muchos más substantivos, y parece natural que sea de ellos de los que • sin pérdida de tiempo empecemos nosotros a ocuparn~s-.-nosotro~'. q~e.no . , somos el Gobierno. Por consiguiente, todo lo que sigue no va dingido al Gobierno, sino al lector, como mero español. y lo primero que necesitamos hacer, de la manera más taxativa, es, ~m~L juicio, no confundir, ni admitir que los demás lo confundan: ~a necesidad.• de retornar a la normalidad legal antigua con nuestra aceptac10n para el fue·>· turo de aquella normalidad. ¡Ah, no! ¡Eso de ninguna manera! De ~a anti". gua normalidad sólo admitimos su forma de ley; con la cuales preciso re~ nudar la vida pública, por asco hacia el desorden que nos mueve a una sen¡: voluntad de evitarlo, por fe en la continuidad de todo lo que f5 verdadera realidad histórica. Pero nada más; el contenido de aquella. normalidadJ11e parece detestable. ¿Me parece?.¡ Cualquiera diría que ~e tratad: un ~aprichq íntimo! Estamos saliendo, de casi siete años de.U:na Dictaduramcreible,.qµe., fue el fruto de aquella
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Por tanto, son inseparables, y es preciso que mesuradamente, sin desplantes y con una decidida repuguancia a toda populachería, se vaya viendo .quiénes piensan así y quiénes no. Porque la manera más total de castigar estos últimos.años sería aprovecharlos sacando íntegras sus consecuencias. Elanqgtio régimen era la perfecta desmoralización.de la vida.nacional, era .el consta11te estorb.o a que la nación viviese por sí misma y de sí misma, era la imposibilidad de que el. pueblo español tomo tal; en su integridad, alto y bajo, «derecha» e «izquierda», asumiese la unidad de su destino htstórico,resultante de lo que cada fracción de él es, de lo que piensa, necesita.o anhela. Salvo unos cuantos grupos próximos al Estado, los españoles no han podido vivir vida pública., C:uando, .no.obstante su.inercia, iban tal .o cual vez a movilizarse htstóricamente, aquellos grupos se lo impedían, prestidigitaban la situación, desmoralizaban los ánimos. El antiguo régimen pe ha preocupado sólo de sí mismo como tal régimen y nunca de los auténticos destinos nacionales. •,. ·' . Así se explica· t¡ue. siendo tan evident~ la necesidad de una ref~rma profunda de la contextura del Estado, se negó siempre a qu~ nisiquiera se hablase en serio de ella .. Cuando algún hombre, como Maura, intentó una minúscula reforma·, los grupos que acaparaban el Estado.español formaron el cuadro y lo declararon orate nacional, lunático mayor del reino.• , ,. Ylo mismo;enqtro cuadrante, a la pequeña tribu.de los quesellamaron «reformistas>>; que.eran gente de buena fe, y; por consiguiente, también lunática .. No hablemos de nosotros, que éramos entoncesjóvenes y éramos ya intelectuales; es decir, que reuníamos todas las condiciones para que no se nos tomase en ningima consideración. Y, sin embargo, ya entonces -1914- tuve yo la audacia juvenil de dar una conferencia sobre Vieja y nueva política, que casi tolera ser hoy releída, donde se anuncia todo lo que después ha acontecido. En esa conferencia resumí.a yo el programa deJo que s.ubstancialmente hay quehacer en la vida política de España, dentro de esta expresión: hay que nacionalizar todas las illStituciones del Estado, porque todas están desnacionalizadas; Por desnacioc nalización entendía, y entiendo hoy; el hecho de que esta.o la otra institución u órgano del Estado no se supedite radicalmente a los. destinos nacionales, a las conveniencias últimas, hiptóricas; de la nación española. · Y la Constitución de 1876-'-como se ha .demostrado en el laboratorio de cincuenta y cuatro años-· siguifica la.formal organización de esta .desnacionaltzación. Al amparo de ella hemos asistido un día y otro.a esta perdurable escena: que los diversos institutos del Poder público -·-no quiero citarlos nominativamente,.pero son ,todos= marchaban-muy patrióticatnente con la nación Inientras los intereses y deseos. de ésta coincidían con
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los suyos; pero que tan pronto corno sobrevenía una divergencia entrelós intereses de la nacióny los de éste o el otro instituto, era la nación quién' fe{ nfa que supeditarse, renui:iciar y achantarse. , · · En el frontis de la ley fundamental de 1876 se proclarnai:i ciertas gal rantfas; pero el restó de su cuerpo al funcionar no ha garantizado aquellas garantfas, como afortunadamente han podido ver hasta los ciegos. Pata gaL rantizar las garantías de 1876 es iheludible una Constitución cornpletaL mente distinta de la de 1876. · ·Aunque parezca increfble; la grande' y urgente tarea que hoy tieneh los españole~ iilrnediátarnenteante sícónsiste en la 11licio11alitació11 delflt:s't tado español. Ló demás, o es iilane, o supone la resolución previa de ésa fa'11 rea .. Por eso fuera preciso compaginar un enorme partido nacionaliiadbr;por encima de «derechas» e «izquierdas>>, qÜe son garambainas improJ.:>láS. de ia crítica altura en qtie:Se entu:entra el siilo europeo, Un ertorniepattic do arrollador, tan grande y tan sin manías~ que casi no pudiese llaniársele partido. y ya que el uso del idioma imponga este nombre, qu:e pudiese na::. rnarse nacional. Un partido nacional es un partido hacia dentro de la nación; y; poúant to,'excluye elnacionalisrno que implica un .frente a yun contra de otras naL dones. En•Europa carece hoy de sentido el nacionalismo: Por la sencilla.faé zón'de que no es posible un nacionalismo sin agresión' e imperialismo, sift batallasy'sin conquistas ·-.-por eso el gran nacionalista Napoleón fue el inat yorirnperialistaé'Por eso el fascismo inevitablemente fracasará; cualesi:¡úieL ra sean o fueren sus otros aciertos y oportunidades, que yo aquí no discu tb ni ligeramente sentencio. Lo que digo es que en Europa un nacionalisniCJ de 1930 será inevitablemente la polftica del cuadrado redondo. Vayamos a un gigantesco partido nacional que por lo pronto se pró' ·· ponga sólo nacionalizar definitivamente el Estado español; lo cual; dkb'o con menos tecriidsrno(equivale a ésto:'que•sepioponga instaurar· la pler\á decencia en la vida pública española. Y la decentia en la vida pilb licái rió consiste en otra cosa'que en imponer a todos los españoles la voluntad:& convivir unos ccrnotros, sean quiene5 sean unos y otros; queporencirna y pór :··. debajo de todas las luchas propias ala natural disensión humana triunfe la resolución de nacional conVivencia; por tanto/de respetar la vida pública del énernigo, de néi escatimarle, ni discutirle' ni sofisticarle sus derechos de español, sea étquienfuere: el fraile al ateo y el ateó al fraile, el militar al di vily el civil a1rnilifar1 el patrono al obrero' y el obrero alpatrono. · · Esa·decenda;m más ni menos c¡ue esa decencia o resolución de•con\Tti vir radicalmente con el prójimo córnpatriota,'áundentro de la más en~ona~ da lucha; es• el·único 'secreto de que emanan la ej ernplaridad y fecundidaü ~
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d~ l.a histoi:a iilglesa en los dos últimos siglos. Pero mientras el obispo 0 el nnht~r aspiren ~n .el fondo de su alma, no sólo a vencerme, deseo respetable, smo a supnrn1rrne de la vida pública, o yo aspire a lo mismo con respecto a ellos,. nuestra existencia nacional ni será decente ni será nacional. 5 de febrero de 1930
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ELERRORBERENGUER No, no es una errata. Es probable que eµ los libro~ futuros de lri:toria España se encuentre un capítulo con el misn:o título. que este arucuki;El buen lector, que es el cauteloso y alerta, habra adverttdo q~e en esa exp~e sión el señor Berenguer no es el sujeto del error, sino el objeto. No se die!! que el error sea de Berenguer, sino más bien lo contrario ~ue Berenguer.el; del error, que Berenguer es un error. Son otros, pues, qmei;ies lo ~.ª~ ~om~: tido y cometen; otros., toda una porción de España, aunque, a pn JUI~~o, pll. muy grande. Por ello, trasciende ese error los límites d~ la equwocac1onm:. diyidual y quedará inscrito en la historia de nuestro paIS. . .. · . •·· · Estos párrafos pretenden dibujar, con los menos aspavtentos posibles; ·· en qué consiste desliz tan importante, tan histórico. . Para esto necesitamos proceder magnánimamente, acomodand~ _el aparato ocular a lo esencial y cuantioso, retrayendo la vista de toda cuestton personal y de detalle. Por eso, yo voy a suponer aquí que ni el presidente d~l . · d e sus m t'n1"stros .han cometido su ac: Gob1emo m· nmguno . . error. alguno . .. . . . en : ..... ··-~ tuación concreta y particular. Después de todo, no está esto mp?' leJOS del~ , pura verdad. E.sos hombres no habrán hecho ninguna cosa P?s1~va de.groe;; ; so calibre;. pero es justo reconocer que han ejecutado poc.as mdIScrecrnnes, Algunos de ellos han hecho más. El señor Tormo, por., eJe~~lo, ha c?i;is~;¡ guido lo que parecüdmposible: que a estas fechas la s1tuac10n es:ii.diai;ig\ no se haya convertido en un conflicto grave. Es mucho menos fac1l d: \?. que la gente puede suponer que exista,rebus sic st~ntibus, ?'dentro del re~: men actual, otr.a persona, sea cual fuere, que hubiera podido lograr tan mverosímil cosa. Las llamadas .«derechas» no se lo agradecen, porque la es: . pecie humana es demasiaclo estúpida para agradecer que alguien le evit(' ~'.lll enfermedad. Es preciso que la enfermedad llegue, que el ciudadano s.e retueF;
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za de dolor y de angustia; entonces siente «generosamente» exquisita gratitud hacia quien le quita la enfermedad que le ha martirizado. Pero así, en . seco; sin martirio previo, el hombre, sobre· todo, el feliz hombre de la «de. recha»; es profundamente ingrato. Es pr9babTe. también que la labor delseñor Wais para detener la miria dela moneda merezca un especial aplauso. Pero, sin que yo lo ponga eh duda; no estoy tan seguro como de lo anterior, porque entiendo muy poco di'. materias económicas, y eso poquísimo que entiendo me hace disentir de la opinión: general, que concede tanta importancia al problema de nuestro cambio. Cíe() que,por desgrada, no es la moneda lo que tonstituy~ el problema verdaderamente grave, catastrófico y substancial de la economía española-··-·n:ótesebien, de la española: Pero,repito; estoy dispuesto' asuponer lo contrario, y que el señor Wais ha sido el Cid de la peseta; Tanto mejor para España, y tanto mejor para lo que voy a decir; pues cuantos menos errores haya: cometido este Gobierno, tanto mejors'e•vetá el' error que' es. Un Gobierno es, arite todo,fapolítica que viene á representari En nuesc tro caso se trata de una política sencillísima. Es un monmniiJ, Se.reduce a un tema. Cien veces lo ha repetido el señor Berenguer. La política·de'este Goc bieruo consiste en cumplir la resolución adoptada por la Corona devolver a la normalidad por los' medios normales. Aunque la cbsa es clara• como «¡buenos días!», COJ:\viene que el lector se fije. El.fin de la politica es la normalidad. Sus medios s9n:.: los normales. Yo no recuerdo haber oído hablar nunca de una política más sencilla qué ésta. Esta vez, el Poder público, el Régimen, seha hartádcide seN;ericillo. Bien. Pero ¿a qué hechos, a qué situación dela vida pública responde el régimen con una política tan simple y unicelular? ¡Ali!, eso todos lo sabemos. La situación histórica a que tal política responde era también muy sencilla. Era ésta: España, una nación: de sobre veinte millones de habitantes, que venía ya de antiguo arrastrando una existencia política bastante poco normal; ha sufrido durante siete años un régimen de absbluta a1101111alidad en el Poder público, el cual ha usado medios de tal modo a1101111ales, que nadie, así¡ de pronto, podrá recordar haber sido usados nunca ni dentro ni fuera de España, ni en éste ni en cualquier otro sigfo~ Lo cual anda muy le" jos de ser una frase. Desde mirincón sigo estupefacto ante el hecho de que todavía ningún sabedor de historia jurídica se haya ocupado eri hacer notar a·los'españole.5 miriutiosamente y con pruebas' exuberantes esta estricta verdad: que no es imposible, pero sí sumamente difícil; hablando en serio y con todo rigor, encontrar, en todo 'eL ámbito de la histo1ia¡i11cluyendo los pueblos salvajes, un régimen de Poder público como el que ha sido de hecho nuestra Dictadura. Sólo el que tiene una idea completamente errónea delo
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que ~on los pueblos salvajes puede.ignorar que la situación de derechoJp\i7 blico en que het11os vivido es t11ás salvaje todavía, y no sólo es anormal con respectó a España y al siglo XX, sino que pqsee. el rango d~ una ir:5óli.~ anormalidad en la historia hut11ana. Hay quien cree poder controverur,esto sin t11ás que hacer cons.tar el hecho' de que la Dictadura.no ha t11at_ado; pero eso, ,precisamente eso;-.creer que elJ:)erecho se reduce a no asesmar"""":· es una idea del Derecho inferior a la que han solido tener.los pueblos salvll]i;s. . .La Dictadura ha sido un poder omnímodo y sin límites, que np .sólo htt ., operado sin ley ni responsabilidad, sin norma no ya _establecida! p~ro ni¡ aun? co.nocida;osino,que no.se ha circunscrito a h1.órl:nta de lo, pubhco,.antes bien,·h¡tpen.etradoen el orden privadísimo.brutalysoezmente. Col!J1o.clé , todo ello es que no se ha contentado con mandar a pleno y frenético ·arl:ii¡ tri~, sino. que aún l.e ha ·sobrado holgura de poder para insultar lí~carn:ente a personas y cosas colectivas e individuales. No hay punto dela.vip~ espii; . ñola en.que. la Dictadura,no haya puestoisu innoble mano de sa!º~· Es~ mano ha hecho saltar las puertas delas Cajas de los Bancos, y esa: !J11Sma ma" no, de paso, se ha entretenido en escribir todo género de opiniones es~'." tísimas,.hasta sobre la literatura de los poetas españoles. Claro que esto .11ltí~ · mo· no es de importancia sustantiva, entre otras. cosas, porque a los poetas · les traían sin cuidado las opiniones literarias.delos dictadores Ys:us cria7 dos; pero lo .cito precisarrÍente como un colmo para que conste y se rec:uerc1é y simbolice la abracadabrante y sin par situación por que hemos pasado So ahora no pretendo agitarla.opinión, sino, al contrario, de.finir y.razonar, que es mi primario deber y oficio. Por e5o eludo recordar aquí, con sus espelu~7 nantes .pelos y señales, los actos más graves de la Dictadura. Quiero; muy deliberadamente, evitarlo patético, Aspiro hoy a persuadir y no a cont110.v~L Pero he tenido que evocar con un mínimum de evidencia lo que laDictad~.r~ fue, Hoy parece un cuento. ,Yo necesitaba recordar que no es un cuento, sm() que rue·11n:hetho::; , •· . · • : <,,, ... · ·•······ ·•.•'· · · ··· :••.;¡.,...:• .· • ·.Y que a.ese hechci responde. el Régimen con el Gobiern~ Berengue)'; cuya política.significa: yolvamostranquilamente a la normalidad por,los medios más normales;. hagamos «como si» aquí 110. hubiese pasado nada radicalmente nuevo, substancialmente anormal. . ••.., i1 . , Eso, eso es todo lo que el Régimen puedeofrecer;.eneste momento ta;11. dificil para Europa entera, a los veinte millones de hombres ya mal~aídos de antiguo, después de haberlos vejado, pisoteado, envilecido y esqmlmadq durante siete años, y, 110 obstante, pretende, impávido; seguir al frente de . ·· ' . •<•Y ' los de5tinos .históricos.de esos.españolesy de esta España. Pero rtci es.eso lo peor. Lo peor son.losmotivos por los que cree P.,odeI'i ' se contentar.con ofrecer, tan insolente ficción.
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El Estado tradicional, es decir, la Monarq11ía, se ha ido formando :un sur. tido de ideas sobre.el modo de ser de los españoles, piensa, por ejemplo, que -moralt11ente pertenecen a la familia de los óvidos, que en política son gente . ·mansurrona y lanar, que lo aguantan y lo sufren todo sin rechistar, que no tie7 nen sentido. delo~ deberes civiles, que son informales, q11e a las. cuestiones .de derecho y; en general, públicas, presentan una epidermis córnea..:.Como .mi \inica .misión en esta vida es decir lo que creo verdad-.-.y; pqr supuesto, desdecirme tan pronto como alguien me demuestre que padecía equivocación-., no puedo ocultar que esas ideas sociológicas sobre.el españolteii.idas por su Estado:son, en dosis considerable, ciertas. Bien está, pues, que la Monarquía piensé eso, que lo sepa y cuente,con ello; pero,es intolerable que se prevalga de ello. Cuanta mayor verdad sean, razón de más·para que laMónarquía;.res 7 ponsable ante el Altísimo de nuestros últimos,de5tincis históricos; se hubiese eJ
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gran vilta que fue la Dictadura. El Régimen sigue solitario, acordonacio, , como leproso en lazareto. No hay mi hombre hábil que quiera acercarse a'él; ·.,. 'actas, carteras; promesasº-·-las cuentas de vidrio perpetuas----', 1m han servidd} esta vez de rtadal Al contrario: esa última ficción colma elvaso.La reacdóli 2 indignada de Espafia empieza ahora, pticisamente ahora, y no hace diez Jn:et · ses; España se toma siempre tiefupci, el suyo. · · · .. :' Y.llovale oponer alo dicho que el advenimiento de la Dictadurafüé inevitable: )l;'enconsecuencia; irresponsable.•No discutamos ahora las•caú~ .·.· sas de la Dictadura.Ya hablaremos de ellas otro día, porque, en vérdad·;·est:a aúhho'y d asunto aproxifuadamente intactd: Para el razonamiento piesé.n'!.. tado·antes, la cuestión es 'indiferente. Supongamos un instante que eladvef nimien(IYdela Dictadurafüeinevitable. •Pero dtd, ni que decir tiene, no veÍa. lo !Úás'rnínimo el hechode'que sus actos después de advenir fuerórtunll crederitefniomiméntal füilllia; un crimen de lesa Patria, de lesa'Historfü;•·. . delesa•dignidad públfca y privada! Por tahto, si el Rélsiinen la aceptó obli,C gado, razón de más para que al terminar se hubiese, con leal entereza,' eón naturalefusión, abrazado al pueblo y le hubiese dicho: hemos padecido'una incalculable desdicha. La normalidad que constituía la unión civil de fos pañoles se ha roto. La continuidad de la historia legal se ha quebradtíi Nó existe elEstado español. ¡Españoles:'reconstruidvuestro Estado! • Pero no ha hecho ·esto, que era lo congruente con· la desastrosa situaj. ción,•sino-todo'lO"contrario, Quiere una vez más salil'del paso, comó siló~ veinte millones de españoles estuviésemos ahípára que élsáliese delpa5/í\ ··: Busca alguien que se encargue de la ficción; que realice la polltica del «aquí1 no ha pasado·nada». Encuentra sólo un general amnistiado. •' · · Éste es el error Berenguer, de que la historia hablará. ·Y como es irremediablemente'un error, somos nosotros, y no 'el'RégiC men mismo; nosotros, gente de la calle, de tres al cuarto y nada revolucio" narios, quién'es tenemos que decir a· nuestros conciudadanos: ¡Españoles', vuestro Estado no existe! ¡Reconstruidlo! Delenda est Monarchia.
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UN PROYECTO
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E1día5 febrero, poco después de haberse constituido el Gobierno Berenguer, publiqué en El Sol un artículo titulado «Organización de la decen" ci~ nacio~al». La doctrina de aquel artículo y la del que apareció hace poco baJO elep1grafe «El error Berenguer», son idénticas. La e1cpresión es en ambos un poco diferente, porque lo era también la ocasión. Sin embargo, a las llamadas «izquierdas», una vez más les enojó entonces mi prosa. Ahora he de decir que las fórmulas del artículo antiguo me parecen técnicamente más rigorosas que las del re,ciente. Cierto es que enellasnó !Úóstraba'hlsistencia ninguna en «definirme». Pero ¿quiere decírseme qué importancia tenía el que yo me definiera o no? ¿Qué hueso roto ·de España se arregla ton eso? Lo siento mucho; pero llevo veinticinco años combatiendo el nivel aldeano Y~dículo en que se actúa y se piensa la vida pública de España, y no hay razon para que ahora lo acepte. Si yo no he tenido prisa en «definirme» es porqu_e considero que eso no interesa a nadie. Todo el mundo sabe que yo no <~pmto» nada, que no represento a nadie, aunque me lea alguna gente; que no _ten?º fuerza social bastante para mandar cantara un ciego; que vivo en un rmcon con unos cuantos compañeros de trabajo dedicado a estudios, los cuales significan poco en la vida pública de España y menos en su vida polltica. ¿Se quería que me apresurase a engolar la voz y é:ahtar el aria de mi definición, así, con dos o tres palabras mágicas, cuando vengo escribiendo so~re política•desde hace un cuarto de siglo? ¡Vafuos, hombre! No soy un senor solenme. que se ~djudique fraudulentamente valores y poderíos que no ~osee. Sie~pte ·me he presentado ante mis compatriotas, diremos castizamente, tomo un intelectual.a cuerpo limpio, sin amparos¡ embozos ni apoyos adjuntos; por tanto, como un hombré'que ofrece sus pensamientos sobre asuntos nacionales y humanos, que intenta definir las cosas; nada
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más. Si sus ideas son discretas, su labor será fértil y respetable. Si nq, q!lt:· dará automáticamente eliminado. Por eso no puede contentarse el inteleq+ tual, cualquiera que sea el estadio de su vida,' con hacer valer una supuesre: autoridad lograda por su obra anterior. No; tiene que reganarse esa autq1}1 dad siempre de rmevo, en cada día, en cada línea que escribe, consigu.ienq0 que sea inteligente. Esto es lo que el oficio intelectual tiene de rnara~osa-. mente limpio; es también lo que tiene de terriblemente duro y dr~rnatico:e·.•· Me parece que es más que suficiente lo que he hablado de mi. ~er~ :i:.~.' necesario, COil)-O es necesario al ejecutar la segunda regla de la antineti~~: hablar del sustraendo, precisamente para restarlo, para echarlo fuera dj!~a cuenta. Era necesario, porq11e en esta temporada tengo que hablar al púpli; co de cuestiones muy graves, y es preciso que mis relaciones con él vayail muy pulcras. Conste, pues, qúe:enesta fecha no hay nadie'. absolutarn~!lt.e nadie, tras de mis palabras. El público ha de otorgarles solo l~ autoJ:l~:~ que ellas, una por una y línea por línea (en' contexto con todarn1 ob~a),rnj!: rezcan, tnás la que quiera buenamente conceder o no conceder a nu perso; na. Sien otra .fecha las cosas cambian y detrás de mis palabras hay ge11t~1 mucha gente, tendré derecho a decirlo al lector y el lector tendrá obligación de creerme. . ·' '· '
EL HECHO INDISCUTIBLE .' .. Ante todo, es preciso que cuantos hombres haya de intención a un.·· tiempo clarividente y homada se esfuercen en peraltar el nivel donde ha d~ rnoversda discusión y aun la lucha que el Destino, queramos º.no,~~ tra1~ do ahora sobre España. Debe haber en este punto una corno conJuracion es.: pontánea de todos, sean quienes sean y piensen lo que piensen.. i Estarn~s.,ei¡. i93b i La vida del mundo, cada vez más soli~ria; más planetana; haapre~~~ do terriblemente s11s e}(igencias y reclama i;le los pueblos; siquü:ren subs~:\ tir: ciertas condiciones rníoirnas de modernidad; de inteligencia;. de.eficacra ••· (plense,el lector, aunque no sea más que en el lado económico de una:e:ctsr ' tencia nacional).Nos, es ya imposible segu,ir ,siendo \os aldeanos arcm~O§ que venirnos .siendo. El nivel mínimo de nuestros actos.• inclusive, repita,, en la disputay en.la lucha, tiene que;ser otro. Hay que acabar con las as tu: ciasylosrnatonisrnos•devillorrio, •••·' :: : . : : . :•:r :• · r• , • ·. , Para esto es menester defender enérgicamente la clandad. de la situl!¡ ción en lo que tiene .de substancial frente a todo intento de sofisticación y.'. de ernbarullmniento., frente a la rnalafe rural de una parte de las llamad~ «Clr: · rechas» y la procacidad o el ciego arrebato .de una parte.de. las, ll¡¡rnadas
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·«izquierdas» Oulián Besteiro, en un artículo de tono ejemplar, aplica rec cienternente a· elementos de la más extrema «izquierdai> la frase de Leniri sobre dos que padecen ataques de radicalismo infantil>;). Lo cual no es pretenden< buendicisean> sobre los partidos. Es, sencillamente, exigir que el nivel d~ l~ vi\f~ púb_lica de España esté a la altura de los tiempbsc•Nada más. · ·:. :¡• Abrase todo el margen que se quiera para la discrepancia en las opiniones; ·p:ro los he~hos, los hechos inopinables e indestructibles;:tienen que estar bien clarosante las mentes de todos los españoles; y es intolerable, sobre serinocente,• que seles quiera escamotear, confundir y emborronar: Los he" cho.ssonéstos. "·' · ·. • ' • • · • · ': , •:, ... :: ·No se. trata de que unos pocos o unos muchos ciudadanos hayan re~uelto·un buen día,'caprichosarnente; transformar las institucione.5 del Es" tado e~pañol normal y satisfactoriamente constituido, La realidad es rigo.. rosarnente inversa. •Es el Estado español mismo quien un buen día ha roto su propia continuidad de institución legal, rebelándose frente a la nación·en forma de dictadura extrema y absoluta. Ha dejado de ser Estado en el sentido de estado de derecho, yse ha convertido en simple estado de fuerza. Con este hecho nos herribs encontrado los españoles. Ese hecho está ahí mdubi" table, sólido,tremendo-·corno una barrera de'granito interceptando todo posible·futuro de España. Ese hecho se nos impone a todos; a los supermo\. nárquicos corno a lo.s archirrepublicanbs, y-cualesquiera se:l.n·imestros designios o decisiones privadas, no consentirá que se•le quiera eludir. No lo consentirá él,'él mismo; con su indestructible realidad-·no yo, no cuatro fulanos; No se trata ahora de «ideas» políticas, de lo que piense yo o usted; lector; se trata de una realidad histórica de máximo tamaño: ··' La política, la táctica, la destreza, el ingenio, pueden libremente, aun saltando por la moral, tergiversar, ocultar, enmarañar; muchas cosas en la vida pública; pero hay ciertas realidades substantivas contra las cuales todo eso.se estrella. Por eso; ante ellas no hay más «política» ni más táctica que reconocerlas paladinamente; situarse en limpio sobre ellas. Lc{demás es ... torpeza aldeana. Al ver que, no obstante; se intentaba comenzar por la presc tidigitación de hecho tan enorme, yo; que soy hombre pacífico y bastante manso, por una vez me he indignado. Me he indiguatlo·ante el amago de querer retrotraer; en pleno siglo XX, la vida pública de una nación con veintitantos millones de habitantes a las dimensiones de un concejo rural trasañejo; ·donde el secretario. de Ayuntamiento amaña' el acta de una sesión. ·¿~u.Íén _pi.le~e hor1estarnente censuranne por ese brote de plenaria indignac10n? Solo el que, corno yo, haya entregado más de media vida; con su salud y todo; a la lucha permanente contra el tono rnmy·el achabacanamiento de la existencia española, y se encuentre al cabo de ello, en más que la rnadurd,
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con ~n trapo atrás y otro delante, como me acontece a mí. Mas estoy a\ert(J' de que los que hayan hecho eso o cosa parecida no me censuran. . .;l'. no es difícil de sofocar.· Pero con eso no •se habrá :hecho · naí:l~,: absolutamente nada; La: situación histórica; en lo. que tiehe: de tealf' seguirá en pie. A una realidad histórica no la fusila na~ie; ~ ella q11ien:n~~ ;. triturará·á todos si no la aceptamos, porque es un:destmoinexorable; mas:: duro que el más duro acero; en cierto modo, y a fuerde destino y nq capri7; cho .humano particular, es Dios mismo.; qúe de.pronto intercepta contsUlF:, hombros el flujo de vileza cotidiana. en que un pueblo sin dignidad ha caí;; do. (Se dirá, claro esta -y por los más piadcisos-:-'-, que Dios sobra; peroyo no ' encuentro vocablo más noble y con.menos letras para nombrar esas situar ciones tremendas que, aniquilando todas nuestras astuciás y nuesttó; hu; mano albedrío, se nos plantan delante con ceño.fatídico}.. , . : ' , , Pero no.queda dibujado adecuadami:nte el hecho cuand~ se dic~,[q'U:e el Estado. español dejó de.ser Estado jurídico .al rebelarse en Dictadura,,~;e' sulta falso decir esto sólo, porque la Dictadura no surgió por generacron espontánea, sin nexo con el pasado. Es evidente que si el Esta~o creyó forr zoso entregarse a los peligros superlativos que acarrea una Dictad~ra, f'.ue porque no podía sostener ni siquiera las últimas y espectr~les apan~nc1ru; de.su legalidad, Es decir, que el Estado español ve1:1ía de. anu_guo ~i;c10nanc do, mal; que había perdido o no·había tenido•n11nca en dosrs suficiente;lQ? prestigios históricos, que son el capital energético _de que un ~st~do ;Vlve; que había necesitado en5ayar expediente tras expediente para fmgir:11na, ~r: tabilidad que no:tenía; que se había arrastrado. lustro .tras lustro a.fuer:¡m,de cometer abusos;;tÓdos.l,os abusos de que una apatente,legalidad puede ser ' cómplice, Nada de esto habría sido menester si el.Estado. espa~olhubies,e · sido e] Estado de los españoles, quiero decir, si.éstos, cualesqmera. fueseJ:l. sus.discordias y querellas, se hubiesen sentido dentro de él como en'su,c[!s.a ' solary ens.11.asiento jurídico, Mas todo eso fue preciso po_rque. e1Estado¡µg erala.nación;no·coincidía con ella; no.estaba.-como digo desde 191{,, «nacionalizado»: Era, por el contrario, un poder externo a la nación YJ:l~WD;: dido con ella. Sus intereses no eran los de todos, y el españolmedio;6aun
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el no adscrito a estas o a las otras «ideas» políticas-.no se Sentía representado en él. Si 1m día no se daba cuenta de ello -por la ceguera egoísta del · español, quF le impide darse cuenta de las. tosas hasta que no le. pasan a él · mismo-., sobrevenía otro en que tropezaba con algún abuso del Poder público que \o hurn;lía, lo vejaba, lo humillaba. Silvela lo declaró en la mañana de este siglo: «España está en período constituyente» ..El pecado máximo de los «viejos políticos» fue, no el pecuc lado ni el despilfarro, como se les inlputó populacheramente durante la Dice tadura, sino el no haber querido la reforma del Estado, cuando ellos, mejor que nadie, veían hasta qué punto era ineludible (así lo hice constar durante la Dictadura). Al ser enterrado don Antonio Maura se encontró al borde de su tumba uh proyecto de.Constitución•.. Según parece, era éste el retoque último, en las postreras semanas de su noble existencia; de ,otro u otros proyectos -anteriores .a la Dictadura. La vida de Maura fue el clamor incesan.te ante el hecho de que el Estado. español no era el.Estado espafiól, qll.e era nn Estado por esencia fraudulento .. Haber reconocido siempre esto, sin d,es.coc nbcer los errores de donAntonio.Maura,mehavalido muchos denuestos de las llamadas «izquierdas», que me dan hoy el.derecho a autorizarme con sµ nombre. Sin embargo, no debía ser yo, precisamente yo, quien hiciese cruzar por el fondo sombrío ,del nacional presente esta figura•casi romántica de Maura; {
los que constituyen la primera parte.de este libro.
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PARA LOS QUENO QUIEREN UN NUEVO ESTADO Se encuentra; pues, la vida de nuestra.nación ante una. peripecfa\de• máximo calibre, y ahora se va a ver si los españoles son capaces, en· serió',•·. de hacer historia, si tienen magnanimidad. Porque con almas pequeñas nds\! ·. hace historia; se hace, a lo sumo, «aldea». Es preeiso que todos, cualesquie"; ra sean nuestra doctrina y nuestro amor, intentemos ensanchar nuestra:s almas en las tres dimensiones dela reflexión mesurada, de'la' energía' y del entusiasmo por los destinos de España. . . ;'; Ui:·r Queramos o no, tenemos que forjar un nuevo Estado; Ya sé que hay:, quienes no quieren: ciertos grupos palatinos y de extrema «derech~»; d~r~ tos elementos éonarma al costado: Pero el no querer no exime de pensar en: si es posible no querer. . .. . . .. , . . .... ,. Supongamos un instante C[úe 'renúnciánios a crear enérgicamente'-u'¡¡ nuevo Estado; bien unido con la nación'y-pertrechado a la alti:ira ddcís tiempos,•¿ Qué pasa.ría entonces?' ¿Se vislumbra algúrt medio, fuera de%. magia; para. que el Estado actual; que ha perdido por completo su normalir dad histórica, pueda, en día más· o menos próximo, reaparecer ungidéi;d los prestigios nacionales que hoyk faltan? 'ci; más crudamente dicho: ¿puede· con ese·Estadovolveraser normaHa vida pública de los españof ·. les? No se ve por qué vía. Alcontrario,,ese Estado sólo puede prolongar;lá ficción de su estabilidad aprovechándose en forma cada vez más extreniií delos vicios r\ationales; de la inercia del celtibero, de la fücilidad con queL se deja sobornar: Pern estos usos; es decir, estos perennes abusos, scin ló's que han descalificado al Poder público y han hecho que el Estado seatada vez menos un Estado de la nación. Se ha empleado el Poder público, que es detcidos-sus dineros y su.fuerza coercitiva-, para sostener ficticiamenf te;ycontrf!.el deseo profundo de la inmensa mayoría, cierto sistemaestaf tal. El cuál; por lo mismo; dejaba de seiélEstado de ·todos y se convertí~;;; en un partido, en una, facción. Para ello era menester soltar cotidianame~: te nuevo lastre de decoro; poner el Poder público al servicio de interes~s particulares o famenazar con él abusivamente< a• los que ·no eran dóciles~ h Este arrastre a lo largo de unprogresivo envilecimien~o y debilitación de fa existencia nacional es la única verosimilitud de pervivencia que d Estado actual posee. · ' · • ·. ; ·. . , ' ·· · · ·..... Y entretanto bate la urgencia de la hora, por todos lados, a la nació~'. El resto delmundb se apresta a una vida dura y difícil·que sobreviene,,To" das las agilidades y solidaridades serían pocas para situar a España enfo1,; ma frente al tiempo que amenaza. Para no citar sino un detalle. Contra·l~ que el vulgo cree, es el problema del cambió·un mal muy secundario de
nuestra s~bstancia.económica. Lo verdaderamente grave, lo gravísimo·,;es que necesitamos, de una manera radical y rapidfsima,· transformar dé arríe -~a abajo, integra, la producción nacional, por.la sencilla razón que el ·upo de costo· de esa producción es fantásticamente elevado sobre el nivel á que.ha llegado en el resto del mundo. Esto sí que no es una. frase; sihouna temble amenaza de ser aplasta.dos. Y faena tal, ¿va a poderse acometer con un Esta~o. en entredicho, que no ofrece la menor confianza: ala mayoría de los e;5panoles ?· Eni;rdas 'cosas que es inminente hacer en nuestro país, esto es solo un detalle, y bien se ve que es enorme. Porque, sin salirse de él pue~e el lect~r imagina: toda la can~dad d,e otras cosas gigantes que e~ preciso hacer para. cambiar el modo de la producción. Y esas cosas,' ¿se van a h~cer cuando, sinexagerar nada, fas·cuatrb quintaspartesdeloshombres más hábiles que hay en Espai'ia sé niegan a aceptár el Estado :actual, porquenosefíandeél? '· · . • · · · ' ·; . " ' Reflexfonén, pues, esos grupos que se obstinan en'sll rtbluntad;
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PARA LOS QUE QUIEREN, SIN MÁS, UNA;REVOLUCIÓN ,¡,:
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,.· Pero·aunque unarevolución triunfe1no qliiere decirc¡ue sea d~seable. 1 Los que me lean saben hasta qué punto y por qué robustas razones no creo en la adecuada fertilidad de ninguna revolución, ni de las futuras ni'de las pasadas, incluyendo la más ilustre de Francia. Es éste' un punto en c¡ue hemos aprendido una óptica distinta de la Vigente en el siglo pasado. Sin emba~g~; puedo yo estar en un craso error. Yo no quiero tampoco oponer mis opm10ne~ personales, q".1e además requerirían:más·minuciosa' eitpresión:, a los que Juzgan necesano «hacen>, así, sin más ni más, una revolución en España. Parejamente he procurado, en cuanto es posible a un pobre humano,
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eli~inar mis opiniones :personales frente a los que no quieren un nuevo
Estado. He intentado'.T'"con grandes probabilidades de fracaso, sin duda.,.. hacer. hablar las. cosas .mismas y que mi voz se esforza~e en ser an_ónim¡¡t No-discuto;pues; con los «revolucionarios» sobre las revolúciones en ge7 neraÍ.Supongamos también que son ellos quienes llevan-la razón cuandq ' dicen que un _nuevo Estado sólo puede surgir revolucionariamente. Muy. bien .. Pero_ también fuera oportuno que refrescasen la crónica dela rev90' lución y viesen que jamás ninguna revolución auténtica ha.sido .en rigor _«hecha» por este o _el otro grupo.Antes de «ejecutarse» la estampa dela re7 volución en la calle estaba hech¡¡; y archihecha en el aire público y por-e}'' aire público;dmás difuso yformidable!personaje; Las revoluciones no~r «p;epa~án•~- como un golpe de mano; las: revoluciones no son,conspin¡ci,qf nes, tapujos, secretos, subterraneidad.Son t_odo lo contrario: airepúblicoi mejor, vendaval en toda la rosa delos vientos, colaborac:iónuniversal¡eXRr:· berante,y sin contraseña. Sólo cuando hay esto marchl! la turbinita de los que conspiraron.· :- · -. ,,. · · , ' :. : ' · ' ' 'No. Hay que hacer muchas cosas antes de hacer la revolución. No-~e fabriquen ilusiones los que piensan lo contrario. Están en un error si creen que la- gran mayoría de .-los. españoles resueltos a crear otro Estado y.np aceptar _el actu¡ilsesienten representados por ellos. Sin que yo censure a na7 : die en particular ,-,-hay entre ellos personas a quienes estimo superlativa,. me_nte-._, no se puede _ocultar que no han sabido aún limpiarla idea reput . bli_cana de todo elpolvamenmanido que envuelve al viejo republicanistl1o tradicional, tan tradieional y tan inactual como el viejo monarquismo. Ur nueva figura de República 1930 no consta aún en las cabezas de los. españoc les. :Y sólo eso importaría, porque la añeja carátula -1868, 1848, 1830--c no nos sirve para nada. ·· '· ' • -• Es una vergüenza que diez meses después de retirarse la Dictadura no se oiga hablar en público al país, sino sólo musitaciones de antiguo m~l()__::~ drama, q~e aunque se' refieran a acciones serias o respetable5, por su técniéa extemporánea dan motivo para que sobre ellas cabalgue todo el botarati_s: ' mo de aldeón que aún queda en la' supe~ficie de España. Únicamente sil¡¡ fuerza apretase las bocas_est¡iría justificad,o el secreteo Y, el silencio, Pero eJ,17 tonces el silencio cobraría sin parelocuencia,, ' . : ' •,: • • · · . NP; caminemos la vía en toda suJongitud. No dejemos de hacer todo . lo que.hay que-h~cer. Se.trata precisamen_te de no peruanizarnivenezolani:z_ar a España.Yno vale ni siquiera hablar de revolución cuando aún r;t() se . ha intentado organizar en grande la _opinión del país. · J
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NECESIDADDE,UNA]UNTAMAGNA · . , PARA LA REORGANIZACIÓN DEL ESTADO ESPAÑOL ,; ·'¡··'
'" Aspiramos a instaurar un Estado quelo sea para todos los españoles. Queremo.s h_ace_r una .casa muy grande y generosa, donde quepan todos. · Mas,.por, lo mismo, es preciso que en.su gestación intervenga desde luego el mayor número posible de españoles. Claro es que los que no quieren un nuevo Estado.se excluyen a si.mismos de esta amplísima colaboración, . Hace falta preparar las mentes para el perfil del nuevo Estado y organic zar a la nación ~oda con vistas a él. Desde_ la capital hasta el pueblín, Porque antes deque el Estado sea ley tiene que ser una realidad plasmada ya y arti· . ,,. ,,. , ,,. culada en la vida española. , . , , · Todo esto implica un supuesto, ineludible.Tiene que.haber.una deliberación ser.en a y solemne, donc[e d_e algún modo pueda llegar la, voz de todos.· Sólo. de tal deliberación ;puede salir un dictamen verdac[eramente nacional ymagnánimo.Lo demás será perpetuación de la tertulia; el.grµpo angosto, la banda maniática. . . . · , .. . . , ·. ·· Cuand_o un pueblo se encuentra ante el hecho insubsan~ble que hoy halla ante sí todo español-su Estado en entredicho-,, no, hay otra cosa posible sino qudos ciudadanos tomen en su~ propias manos la dirección intransferible,de sus propios destinos. A este fin urgirfa ,la reunión de una Junta magna para lareprganización del Estado español. Se compondría de ciento cincuenta o doscientas personas, en que estarían formalmente representadas no sólo todas las direcciones políticas que coinciden como mínimo en la necesidad de un nuevo Estado y la imposibilidad de resellar el actual, sino todas las grandes fuerzas nacionales -industria, banca, Universidad, obreros, Asociaciones de producción, Prensa, letras, etcétera. Esos representantes serían elegidos en unas grandes elecciones espontáneas sobre todo el territorio español, que significarían ya por sí mismas la primera labor de organización para la nueva política que recibiría el país. Yo no soy quién para determinar el pormenor de esas elecciones, el procedimiento de votación, el reparto de representaciones. Este proyecto hace ineludible que surja un grupo de personas, dotadas de la mayor autoridad social y pertenecientes a los campos más distintos, el cual tome sobre sí su elaboración y ejecución. Lo que sí me parece desde luego evidente es la línea que demarcará quiénes pueden votar y quiénes no: tomar parte en la elección equivale a declarar con rigoroso formalismo que se quiere un nuevo Estado. Por tanto, desde los que propugnan unas Cortes constituyentes hasta los que quieren bañarse en la onda procelosa de la revolución.
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Este movimiento para la elección de una Junta magna que represei\tb de modo fidedigno y ccin precisión'estadíStica a los españoles enfusiástas"db una nueva España tiene todas las ventajas de las mejores actuaciones politi": • cas; Aun suponiendo envigar estricto la ley; es exquisitamente correcto, Sería como una gigantesca Liga política.· Podria hacer cotizaciones de gran.irú~; · portancia y pertrecharse con todos los medios que hoy reqtliere cualquiera• ·. acción política segura y eficaz: Sería sobre todo operación paladina y; a un. tiempo, haría la propaganda sobre el ciudadano y la educación pública den hombre españoL · :; No hay que hacerse ilusiones. El murido,•enla medida que atiendealb's! sutes os de España,'nó espera de nosotros más que sandeces: Sólo unos po?·. cos europeos y americanos de vista máS larga han sabido avizorar en lóleja" no una sorprendente alborada ibérita, Y aunque no hubiera'taztmes más' sustanti\,as para quetodb españolseresuelva a poner en actividad lo mejor de sírríismo; bastaría el deseo de•sorprend'er al mundo dando a la grave siL, tuacióh de España una solución ejemplar, en que apareztan•egregiamente mezcladas la reflexión y la energía, En 1812 hicimos una ConstitUción, que fue copiada por todo el Continente, No está dicho que no podamos ahora: ofrecerle otro modelo: Bastaría para ello que los españoles se resolviesefi• a sacudir su inercia y sus prejuicios, y sobre todo¡ a ser lo que hansidó algtif· . nas veces en su historia: magnánimosyfieles a las grandes empresas: · Una vez más pido que se leatodo•esto como si 10 pronunciase una voz·. anónima,'·
RECTIFICACIÓN DELA REPÚBLICA ARTÍCULOS Y DISCURSOS
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CONTRASEÑA DEL DÍA SALUDO A LA SENCILLEZ DE LA REPúBLICA .·•
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e~ontáneo,la Re~ública,l¡a n~c;do
Por un acuerdo decir, sin frases. Se ha filtrado desde lo posible a la realidad .en un instante; Se la ha encontrado de pronto, ahí, sin más, desnuda de toda grandilocuencia. El porqué, el cómo de e5to y de todo lo demás que ha acontecido en los días últimos, no debe decirse ahora, porque es materia sutil, complicada, y contrastaría con el estilo de sencillez que, para manifestarse, ha preferido adoptar la naciente República. Quedamos obligados; en cambio, para más adelante, a meditar sobre su génesis .. Tenemos mucho que aprender de estos días. Son .un texto .denso, pr9fundo y anónimo. que irradia enseñanzas en todas.direcciones,las cuales debemos recoger. escrupulosamente, cuantos españoles sentimos la volun,ta.d y la voluptuosidad de aprender. . ;yo iba a publicar en Cliso! una serie de artículos sobre el tópico que más se esgrlmía por, los monárquicos en los. estertores de su régimen, y que era éste: 1declararnos menteéatos a los que nos interesábamos «por un "mero" .cambio en la "forma'' de Gobierno». · Vencidos los esgrimidores, parece inoportuno dar ahora. a la imprenta mis polémicas lucubraciones. Me quedo con ellas en· el cuerpo y ruego a Cliso! que se contente con el anuncio. De lo allí premeditado, salvo sólo .una indicación. Esa «forma» de Gobierno, que se supone tan inoperante, trae consigo nada menos quetodpun estilo de vida--de vida pública y de vida privada. Queramos o no, desde el 14 de abril todos vamos a ser otra cosa de lo que éra-
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mos--en la política y en la conversación, en nuestro trabajo profesional y en nuestras faenas sentimentales. Todos-·los republicanos y los monárquicos. El nuevo estilo comienza, a lo que parece, con un imperativo general de sencillez. Por vez primera, los discursos inaugurales que prónuncian los ministros al montar en el puente de sus grandes paquebotes administrativos, nos han enseñado algo: naturalidad, evitación de los dos escollos que : · estorban el ingreso en toda gran iniciación política: el convencionalismo y la megalomanía. Es indudable que, apenas el Gobierno tenga plenamente bajo su mano todas las máquinas del Poder público, habrá de ir lanzando la nación hacia los grandes horizontes. Pero esta manera tan sencilla de nacer que la Repú- .: blica ha escogido, nos invita a no anticipar los ademanes de gran formato; a retener en la jaula íntima las ideas·y los temas con ala demasiado larga, y esperar que la circunstancia, ella, por sí misma,, se dilate y amplifique. Esta. táctica es la condición del:i solicfez, Vamos a'hacetuna República sumamente sólida, compacta, de materia bien prieta, sin mentira alguna en su entresijo, no tolerando ingredientes que.no sean sinceros y auténticos. Como la sencillez es la garantía de tbcfo esto; yo quieró evitar en estas mis primeras ..· palabras, después del hecho esencial, cualquier gesto superlativo, y me r~- · tiinjo a: gritar secretamente conmovido: . . · J' 1 .. ¡Saludo a la sencillez de larepiíblica española! · ,,;2
NO IMITAR
. ¿Qué puedo yo dar a la República? -claro está;· que después de darl~ todo lo que tengo y lo que soy. Poco, muy poco, casi nada: unos adarmes de doctrina: No.me censuréis, amigos. Si no tengo otra' cosa,·¿ qué queréis que dé?Veinticincoanos··de: meditar sobre España; bien estrujados, pueden'go"··: tear algunas observacfones:estimables. Yo· sé que mis compatriotas me es'cuchan, incluso los que.me pegan:. He logrado lci que el filósofo griego solicitaba del tirano que le golpeaba:: <<¡Pega, pero escucha!» Parlo misrno¡ he de tener cuidado; mesura; paciencia, responsabilidad, No se me eXija;, pue5; que ahora dibuje urgentes arquitecturas. Todo lo contrario. Acepto la·lecció11 de· continenc:i¡fqtie nos han'dado los ministros'Y,' practícándola,les'corroboto enelaciertoqueva:ntehiendo. i ., · ·· ' . ' Hablemos primetci de cosas que son o «parece11 ser» menores. Sea mi primera:contraseñala menos estrue1ldosa.'Ésta: no imitar: · ' ' · El rn'ovimiento républicano español debe comprometerse·a'no ir"(litar ningu1lo otro delos sidos. ' '
Con fe inque~rantable, repito desde hace años: España fara da se. En lo cualiba .enunciada una doble insinuación: Primera, que España haría: algo. . Segunda, que.haría algo original, según su manera autóctona, extrayendo · de su propia e:indómita,sustancia la pauta para su comportamiento. . ' . Los e;rtranjeros-.-que no entienden nada del hombre ibéricGc'-se han quedado sorprendidos al ver cómo :en nu,estro país Jos cambios de régimen se ~a.cen de dis~in:a manera que en los demás. Seamos dóciles a este originahsimo advenmuento de la República. . · ,., : . , . . . La; originalidad es lo que no se busca; pero se encuentra. A primera vista· excluye toda captura metódica, No hay.receta para ser original; sin embargo, hay una muysimple:;noirnitar, ser fiel a la.circunstancia::Si:la República<~spañola retraes~ mirada delo que han hecho otros pueblos -]a Francia de 1789, la Rusia de 1917-y; en vez de.fingir una.circunstancia, que no es la de aquí y ahora, se atiene a ésta, se encierra en nuestra actualidad peninsular, la República española será una creación gloriosa e ilustrísima en la Historia universaL Que nadie lo dude. , . . .. . , . Ne.cesitamos, pues, vivir ahora, no de imágenes forast~ras, sino bien sumergidos en nuestra circunstancia, oprimiendo a ésta para nutrimos de su zumo. Una vida que se imita, es una vida que se falsifica. . Voy a poner un ejemplo de cómo todo el secreto está en aprovechar la crrcunstancia efectiva en lugar de fingir circunstancias imaginarias. Es un detall~, que a estas ho~as debía ya haberse hecho constar. Si tomamos .las cosas desde el instante en que, oblicua sobre la muchedumbre, tiembla desde el balcón de Gobernación la nueva bandera más rica de colores que la antes usada, y contamos hasta el minuto de escrlbirse estas líneas, sobresale un hecho, por encima de todos, sorprendente: la perfecció,n de funcionamiento en los actos de Gobierno. No ha habido un titubeo, ni una discusión, ni un roce en los movimientos del cuerpo ministerial. E? :ina hor~ s~ pasó d~ no haber Poder público -incorrectamente el viejo regmi_en lo trro en medio de la calle- a existir, no sólo con suficiente.pJenitud, smo marchando sus ruedas con la suavidad lubrificada de una máquina en punto, que viniese de antiguo funcionando. De puro ser esto así, no hemos casi reparado en ello y lo consideramos tan natural como la cotidiana emergencia del sol. Y, no obstante, era lo menos natural del mundo. Lo natural hubiera sido que el colapso mortal de la monarquía hubiese obligado a improvisar l~nta y difícilmente un Gobierno, cuyos miembros, distantes y dispares, hubiesen tardado mucho en ensamblarse y funcionar. Si ha acontecido lo contrario, es debido a una pequeña circunstancia y a la fidelidad con que se la ha atendido; al hecho de que los hombres del Comité revolucionario hayan
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convi~do estrechamente; desde hace ocho meses; primero, por la necesi~ dad de conspirar; luego, por la necesidad de hallarsejuntos enuna cárcel. .. (Nota bene: casi todo lo itlteresante·de la histo'ria de Espa:fia ha salido dela ·· cárcel-el Qttijote'Y la•República). Han tenido tiempo de pulirse los uncís contra los otros, de•toriócer sus capacidades y limitaciones, de articular fecundarrientésUs divergencias;ycuando•hanempezado a gobernar; eran lo queyollamb
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•Ha fa hora en que el impone a los espanoles la obligadón de pensar en grande. · Es la gran sazón qµe a vecés tarda siglos en volver. Póngase·en las fronteras enormes cartelones: «Aquí se va•a hacer un pueblo». ¿No es la delicia mayor? ¡Hacer, construir una nación para generaciones! ¡Anticipar el porvenir, creándolo!· Es la mañana estremecida que vive arsenal·, cuando con urgencia afanosa se están dibujando los gálibos de las naves y se presienten en germinal condensación todas las bonanzas y todas las borrascas de sus futuras navegaciones. La gran faena de arquitectura comienza tras un siglo de liquidación, derrumbamiento y angostura de la vida: El tamaño del porvenir depende de la magnanimidad del propósito. Magnanimidad-almas anch~; no megalomanía. «Durante mi vida ~ecfa Floridablanca en sus postrimerías-yo no me he propuesto otra cosa que ensanchar los caletres de los españoles». Amigos, tomemos el acuerdo por unanimidad: ¡pensar engrande!· Pero es preciso declarar de la manera menos eufémica que se está haciendo todo Jo contrario; gentes con almas no mayores C[ue las «usadas» por los coleópteros;han conseguido en menos de dos meses encanijamos esta República niña y hacerle perder el garbo aquel con que nació. Esto no se puede tolerar ni un minuto más; y como es intolerable:, yo, por. mi parte, no lo tolero; utilizando para ello la única fuerza que tengo: la de mandar
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cantar al ciego de bandurria que yo soy; es decir, denunciándolo sin eufemismos ante el país. Unos cuantos grupos, que· moscardean én el contorno inmediato d~l Gobierno, están interceptando la comunicación directa de éste con la na~ ción; le inquietan, le estorban, le desorientan y desazonan. Hay en el Ministerio algunos hombres de primer orden, cuyo único error grave ha sido tomar . en serio a toda esa botaratería que pretende hacer de la República su propiedad privada y se atribuye tan arbitraria como audazmente,.y tan audaz como ridículamente, la representación auténtica del pueblo; de la voluntad nacional, etcétera, etcétera. Mentes arcaicas, incapaces de descifrar las líneas monumentales del porvenir, sólo saben recaer en los.tópicos del pasado, y se . empeñan en que nuestra naciente democracia sea como las de hace ciéiC' años, y cometa, sin renunciar a ninguna, todas las insensateces y todas las torpezas en que aquéllas se desnucaron. Es preciso que frente a ellós•defendam0s la órigirtálidad de nuestra República, originalidad que va insinuada y como jeroglífica en el modo de su advenimiento. No se olvide esto, porque en ello reside el.s.ecreto del futuro: cuando se propuso ·a Españá 1Uitér liria revolución, España dijo que nci; mas cuando se le preguntó si quería la instauración legal de una Repúblic~, España, con pasmosa coincidencia,. dijo casientera que si. Éste es. el hecho innegable y fundamental, marco en que ha de moverse la historia próXima; quien no acier.te a mantenerse dentro de él, quien no logre. interpretar sú inexorable imperativo es, históricamente, un hombre muerto. La.transfor, mación dela vida españÓlava a ser tan honda, sustantiva y radical, que!a empequeñecen, reducen y superficializan los que hablan a toda hora de. «revolución», jugando con los varios sentidos del vocablo. Porque lo que, bajo ese nombre de «revolución» piden son cuatro cosas espectaculares, sin efec,. tivo radicalismo; es decir,.sin raíces,· ni plenitud; ni perduración posible\ ¡Aviados.están si·creen·queJa juventud va a.interesarse por.esa.momia de. República carbonaria,•peh1da y gesticulante que quieren hacernos.! Hagamos·,. pues, un alto en la marcha y. .. pongámonos a pensar.en grande. La primera condición para pensar en grande es pens¡;¡r con arquitecturá, es ver las cosas con su perspectiva, poniendo cada una en la altitud y rnngo quek.corresponde. Ya se ha faltado contrá esta primera condición.Todo, lo importante y lo baladí; anda confundido y las cabezas. padecen grave desor;den. Para corregirlo es preciso que la,Prensa haga un enérgico esfuerzci, po¡ niendo orden en, su información, dejándose de estúpidas persecuciones personales y dibujando cÚla día en las mentes de sus lectores claras lir\eas jerarquizadas, que hagan vislumbrar el edificio·de la nueva España. · •!i
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Tras diez años de anulación, vuelve la Prensa, quiérase o no, a poseer :una intervención decisiva en la vida pública. Nipuede dejar de s.er así cuan. do se·trata. nada: menos de. construir un Estado, por tanto; de retirar las no, · dones habituales enquistadas en las cabezas y sustituirlas podas p.ovisimas del.Estad~ que s¡;.va a hacer. Ha aumentado, pues, .enormemente la respons.abilidad de los .periódicos. Yo estoy segur.o de que sabránrespondercom:o buenos; pero he de. decir que en estos dos meses la Prensa-y especialmente la de Madrid- no ha estado al nivel de su formidable misión. La causa, como de tantas otras cosas que ahora pasan,.habrá tal vez de:buscarse en esos diez. años de censura. que la han desmoralizado,.impidiéndola vivir so, bre si misma ,y ejercitar, su propia r\'.Sponsabilidad. No .era fácil, sin titubeo, pasar de golpe a una situación diametralmente opuesta en que pesa sobre la Prensa un máxim:um de responsabilidad . .Lleno de confianza envio esta excit~ción a mifrcompañeros de Prensa. Piensen que de nosotros'depende ep. anormal medidalo.que en España vaya a pasar. Eliminen a rajatabla de sus columnas toda frivolidad, toda ligereza;:toda información inexacta.y; sobre todo, e1 desorden. Demuestren que sabep. contribuir a la gigantescaJaena dé edificar un Estado novísimo. · · . • : ,... He aquí un ejemplo de gran .calibre que .aclara la.anterior sugestión. La República.española tiene a .estas 'horas en su haber una hazaña enorrne,cfabulosa; inyerosimil, única en el mundo, que debía haber bastado por si sola para comp~nsar cuantos otros errores menores puedan haberse cometido; esta hazaña es la deAzaña: la reducción radical del Ejército. No hay en el inundó otro pueblo que sea capaz de hácér Cdsáparecida, cuando todos, conste así, todos sueñan con hacerlo .. El modo como se ha hecho.es además, perfecto en sus lineas generales: sin frases, con generosidad, sin ve~ jamen intencional para nadie. No juzgo aquí de los detalles, para lo cual me falta competencia; pero nadie, creo, podrá homadamente desconocer la seriedad y el acierto con que el conjunto deJa.obra_seha_iniciado. Por otra parte, los militares que la reforma elimina han dado una prueba de.formalidad ejemplar rto presentando hasta ahora estorbo alguno a la ejecución de la crudisima obra quirúrgica.Han comprendido que el Ejército había llegado a desnacionalizarse por completo, tolerando, entre otras cosas, su hipertrofia. Si en España había de haber un día Ejército bien fundido con la nación y emaizado en ella, era inexcusable un corte radical. Todo se ha hecho, pues, prodigiosamente. Ahora bien; un régimen naciente que se atreve a eso, en vez de mendigar los apoyos más inmediatamente eficaces, puede mirar con justo orgullo al mundo entero. Pero, además, un régimen que comienza por decretar tan impórtante'economía en el órgano estatal más delicado, ofrece al mundo una garantía sin ejemplo parejo, de las que hará en las
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demás porciones del cuerpo público más dóciles al bisturí. Y esto bastaría -y bastará apenas:transcurran los espaslnos bursátiles de estos días-para: dar prestigio suficiente a nuestra moneda y permitir las nianipulátionE!s técnicas que la estabilicen.· · · Yo veo en el contenido y en el modo.de ser hecha esta reforma un paril:" digrmi de esa hueva democracia, que; sabiéndolo o no, traenpreforrnadalen . su sangre las nuevas generaciones; Ése es el estilo de la'única nueva políticá que conquistará el.futuro. Es decir,' que fa reforma del Ejército es hoy en el panorama político univetsal'un hecho de primer orderL Pues bien; los periódicos no'le han dedicado ni más e5pacio ni más calorías que a cualquiera de los otros decretéis p'ulnlantes en esta temporada o qu¿ a esta o la otra querella.-·-en general;ri~ , dícula-···contra cualquier persol1ajillo que hizo su majadería o cometió'síí pequeñ¡rbellaquería en los años últimos. De esta falta de perspectiva me per~ mito'acusar a·mis compa'fieros de profesiórr-los periodistas de Madrid=; por lo mismo que me hago'nnd con ellos. · Si algo merece un· homenaje nacional y espontáneo es la reforma del Ejército. Y este homenaje debe ir a Azaña; pero a la vá a los militare\; qúe abandonan su carreta y a los que perduran en ella. Ese homenaje destacará adecuadamente el hecho ejemplar sobre los otros menores e innumerables. (Como en España todO' tiene un enorme coefiCierrte de personalismo-·y no está'ilicho que sea esto tan absolutamente un defecto, como suele creerse=, me interesa .dar a: conocer el que corresponde a este asunto; Hace muchos ··, años que no veo al señor Azaña, y desde siempre 'me ha dedicado su más esL cogida antipatía y su permanente hostilidad. Conste así. Pero esto no quitá ni pone para que yo reconozca en él un hombre de gran talento, dotado, además, de condiciones magníficas para:el gobierno). '¡ ¡Arquitect:Ura; perspectiva; fijarla atención en el asunto o asuntos que son lofüás'impottante encada etapa!''·"' '' Y ahora lo más importante para el porvmfr de la República es la calidad de los candidatos que·van a ser elegidos y a integrar la Asamblea constituymiti!. De ello vamos 'a hablar tras esndntroducción. · . . ' 2 de junio de 1931 ¡.:J
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III ,
LAS PROVINCIAS DEBEN REBELARSE CONTRA , TODA CANDIDATURA DE INDESEABLES . REPúBUCA, ANACRONISMO Y ]UVENTUP Servicio a la República' no quiere decir entrometimiento en la República. Por, eso; .una vez sobreve)Úda.,ésta, me.he recluid.o a mi rincón, me he ausentado deliberadamente de fa. intervención en la marcha de.las cosas, Entre los españoles de algu'na notoriedad soy quien menos. ha co.ntribuido al triunfo republicano (et: «porqué» ya se dirá cuando importe), y era debido que fuesen los beneméritos del nuevo régimen quienes condujesen a la.nación.en esta primera etapa, no sólo desde el Gobierno, sino desde la.tribuna y el p~riódiao. Con esto respondo a las cartas que me llegan preguntándome por qué no escribo. Recuerden mis lectores que siempre he hechp constada escasez de mis dotes políticas ymi poca vocación para el ejercicio del Gobierno,,Mi compromiso con el reducido grupo de esos lectores hlibituaks, Y, en general, con mis compatriotas,. era sobremanera. taxativo: vocear mi verdad cuando ella se.ha fo~adoen míy su enunciación resulta oport~na y fértil.Ni más ni menos. Era el compromiso•radical y exclusivo que nene.con su p~ís-y con la Humanidad y.con las estrellas-; quienha su. . ., mergrdo su vida entera. en el oficiointelectual. , · Pero las circuns.tancias, obligan a más; a mucho más. Yo esperaba que pudiese excusarse la intervención en la plena vida política de los que no poseemos lucidas condiciones para-ella. Pero voy viendo que no. Entre unos y otros nos están desdibujando la República. En un par de semanas la han retrotraído, cien.años por debajo de sí misma, Contra esto tenernos que luchar
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como energúmenos. También los filósofos saben a su hora ser energúmeno~, , ·Que no haya duda, que no haya duda! No pedimos nada para nosotros, ni·· ~quiera seremos maniáticos en la defensa de nuestro «program~», 1:'1ás avan~ zado, por cierto, que los de casi todos los partidos actuantes hoy. (~as avanzado, pero de otra manera). Por encima de nuestro «progra~» n.os ~porta que la República española se instale, desde luego, en un m:~l hIStonco. ~goce., sin vacilaciones ni equívocos de ciertas cualidades genencas que, pienses~ lo que se piense,.son esenciales al presente. Es decir, que nuestra única intolerancia irá contra todo anacronismo. La República española no puede ser anacrónica. No se puede ser anacrónico. Ser anacrónico es, precisamen~ : te, no ser; hab.er sido ya, antes de ahora, y difunto, querer todavía pasear~e, ;. Todo lo que quiera vivir, vivir plenamente, tiene que someterse.a un · imperativo inexorable; ser de su tiempo. No se trata de debilidad ante.las «modas». No; no es una broma; es algo terrible. Lavida no es una cosavagª' · abstracta. La vida que hay que vivir es siempre, ypor fuerza, «ésta, ésta de ahora» -es decir la deuri tiempo deten:ó.imido. Quiera usted o no. De aquí que no haya otro ~emedio, para vivir plenamente,que henchir el perfil de. ~a hora, hacer que nuestro dintümó se encaje exactamente en el contorno del mundo actual. ·. . ·.·; · Todavía en su vida individual; qu'e vive usted solo consigo; puede usted intentar hacer lo que le venga eh gana; por· ejemplo, ser ddtiempo de Pi yMargall, o hacerse caballero del Sant.o Sepulcro, que es igual a amba~ cosas, puede usted suicidarse: ¡Alláusted!'Pero la vida que se.hace con lm;. demás, y especialmente la política, la vida del Estado, ~u~ se hace con tod? el mundo, tiene que ser infinitamente de hoy y de aqm, Jucetmmc. ·· :" .. Ahora'bieri; quien quiera ver clara la fisonomía del presente, su entr~1}ª auténtica, lás verdaderas normas de nuestro tiempo, no tiene másremedio que inclinarse' sobre la juventud y estudiar sus íntimas rea~ciones. Por la sencilla razón deque el presente es un compromiso entre pasado ~füttuo;,-; que forman de esta suerte un organismo-el cuerpo de la actu~hdadil31} · este orgánico «hoy» ejercita el mañana las1funciones .d~ víscera~ ~ue esI~ arcano e impulsor, la juventud, que late, aúfi' muda, haJo la matena ya callosa y Córnea del pasado; bajo las geúeradon.es.maduras; :ndureci~a.s, ~~ importa mucho lo que la juventud piense, es,to es•, lo que di~~- El pr;vi!egl() de la juventud es no sab.er lo que dice. Pero importa muc~s:mo ave.n~ar . lo que siente, a veces ·en contradicción con sus· palabras, recibidas casi siempre de otras generaciónes) '' • • ·¡ . · . . . . ' ".,' · • · . .. . .., ·· ,.,. ·•. Yo sé muy bien que la República de estas semanas ha traido alguna de~ silusión 'a la juventud: ·Y' tiene perfécta razón: •Por descuido; por bla~dur.~ in6p6rtuna; por abandono; •se ha dejado que• de'n'el tono elementos tem"
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blemente anticuados; que no conciben más que la vieja democracia de nuestros abuélos;-rutbulenta, de ideas confusas> en el fondo; anárquica. Se ·ha dado el caso grotesco de que un periódié:o increpase duramente al presi" ·dente del Gobierno porque no recibía a todo'elmnndo. Según ese'periódico, lo cara¡:terísti,co de una democracia es' que los presidentes del Gobierno recibima todos los ciudadanos. La cosa no pasa de ser un det~lle sin importancia~pero es; porlo mismo, sílltomá de una concepción democrática.perfectamente ridícula -patriarcal, bíblica, de ínsula Barataria. Sólo proporcionó al caso alguna gravedad el hecho de que elséñor Alcalá· Zamora se creyese obligado a dar excusas a ese periódico y publicaruna•estadística de .' · las visitas que aquel día había recibido.·
EL ESTADO ANTE TODO Este ejemplo caricaturesco acusa de sobra el error fundamental cometido ~or el Gobierno. Mi adhesión a él es harto conocida para que no pueda pennitinrte el lujo de declarar sus errores• Desde el primer instante debió el Gobierno hacer notar en cada uno de sus actos¡ palabras y gestos, su conciencia clara y resuelta de que la hueva democracia no es una demo" cracia individualist¡l, de pueblo en·la'plazuela; sino una severa, acerada · · democracia de Estado, · 'No se diga,· pues, un día, que no•fue a tiempo hecha la: advertencia,' El Estado es la idea que impm'ta más a las nuevas genáadones.i Este entusiasmo por el Estado, por la majestad del Estado, tiene, como todo én el universo, sus posibles excesos y peligros. Pero me parece indiscutible-no obstante; estoy a la disposición de los que quieran discutirlo- que lo esencial de ese estatismo es la sustancia misma de la historia que viene. Conste; pues: una democracia que nb sepa colocar la sériédad y la inexorabilidad del'Estado por encima dé cualesquiera insolertcias•partic:Ulares, será'arroUada'porlajuventud. Por esto, sin que yo pretenda rozar lo más mínimo el albedrío defos ministros, preferiría no verles jugar a la democracia petite"bourgeoise de la camaradería, delo «ir al café». 'y demás cosas «románticaS>f.extemporáneas;•tan extemporáneas que para hacerlas bi'en hay que hacerlas con capa-· de 1840. · · Se trata de instaurar un Estado· de todos f«porque» de todos, formidable. ¡Servido al Estado!, es la palabra que siente más en lo hondo el tiempo nuevo. La demo·cracia tiene que perder el aspecto polvoriento de turbas, que van y vienen indecisas como trozos descoyuntados de un rebaño empavorecido. Ha de tener la limpieza, la exactitud y el rigor de un taller ra-
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cionalizado, de una.clínica perfecta, de un laboratorio en forma. Yes ine)u¡. dible qi1e, el nuevo. Estado sel!: así, predsai11ente poi:que las transfonnaciones.poi líticas y social.es a que es preciso dar cima son tan. enonnes-.-en Esrajia Y fuei:a de España,-.-. qi¡e sin ese ftmcionamiento preciso seríap por completo imposibles; . . . Ahora no se trata, como ert 1848, de conquistar o reconquistar los de; rechos indivtcÍuales, sino de organizar en nueva anatomía el cuerpo inmenc so de la sociedad, de ,reformar sus tejidos celulares más profundos, por ejemplo, el económico. La operación antigua se reducía a soltados inclivi;duos, faena dramática, pero nada dificil, para la cual bastó conlas;barrica+ das. La nueva.empresa, en cambio, exige una dirección y una.disciplina el!! , alto tecnicismo. No hay escape, amigos; he.m9sllegado al álgebra superior} de la democracia.
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CONCIENCIA POLÍTICA, CONCIENCI#illSTóRICA Esto será simpático a los unos y antipático a los otros, Pero la política está a cien leguas de las simpatías y las antipatías, de los gustos y disgustos,\ que son cosas del plano casero y .pnvado. No. hace mucho recordaba yo:ll(s palabras que a Goethe dijo un día Napole¡jn:,«Hoy; el.destino es la políticat!; Es decir, lo contrario del capricho y del puro gusto . .l'olít:ica es,lo que hay que aceptar, quiérase o no. Política no es hacer o pedit que se haga lo qu,e'a .,, uno le gusta, sino lo que irremisiblemente hay que hacer, coiticida o no con : nuestras preferencias. Yo sostengo que en todo hombre hay;junto.a la.conr ciencia moral que, insobornable, sentencia sobre nuestros propios actos, una conciencia política. que, en oposición a veces con lo que sostenemos públi:' camente, nos dice qué es «lo que hay que hacer». Bien pronto se percJbe cuando..el p,rójimo actúa en desacuerdo con su propia, insobornable con+ ciencia polítiéa',.que en defutltiva es la cortdertcia históri.ca; lase~ibilidad para lo históricamente necesario. Entonces tenemos laimprésióndaraide una «política falsa», donde falso no significa ~mpuesto a nuestro modo,de pensar», sino eI1 absoluto falso,.es decir, sin autenticidad, sin realidad,hisr tórica. Alomejor,somos nosótros mismos quienes nos,s.orprende.mos jlen falso»•. Yo no oculto mi sospecha de que.muchas cosas hechas y .dichas des" de que advino la Reptlblica son de esta' especie, nada. o, poco autérttici\s. Tal vez me equivoque .. Cuando llegue el momento reconoceré mi error con le~ tras mayúsculas .•pero, entretanto, conviene tener presente·esta ley tan pe;rogrullesca corno rigorosa: en la Historia sólo triunfa lo auténtico. .· ',•
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LAS PROVINCIAS .Y SUS CANDIDATURAS . B~~an~o de esta mánera se comprenderá que no pueda 'ver sin profunda :mtación la'.p~rspectiva ~e chabacanería que ofrecen-·-si no se pone rem.ed10-.-_las proxnnas .elecc10nes para Cortes Constituyentes. Se, trata na.da menos que del instrumento fundamental del nuevo Estado-el Parlamento"":y'~ue v~ esta vez nada menos que a engendrarla figura misma del Pod~r pubhco. Si en algo tienen que poner los españoles todos, todos los senados ele que pe.sean usufructo es evidentemente en la selección de per. , .. ·. · sonas que venga a mtegrar la institución legisladora. , . , · ..Ahora b~en; la inform.ación que de casi todas.las provincias recibo ~o puede ser mas. desalentadora. Dondequiera pululan candidaturas arbitrar rias, decididas por pequeños, Comités de.partidos semi-.inexistente5, .En muchos casos los candidatos son personas de aventura, sin densidad alguna moral; política ni intelectual.. s. ¿Cóll'.o es posible que las cosas estén en.semejante plano? ¿Cóm~ es posib'.': que el nuevo régimen no se presente eÚ toda España escoltado por una legion de gentes capaces, con.ª~.ª limpia y altanera, bien dotados para la gigantesca empresa que se va a miciar? La explicación plena del hecho lamentable no, urge ahora. Las explicaciones de los hechos. tienen un interés teóri\ co, y_au_nque la ~!andad proporcionada por la teoría es de gran eficacia para la practica, no siempre ?ªY holgura de tiempo y atención para conquistarla. ·Baste ahora r_io~brar la causa de casi todo lo menos satisfactorio que aco~tece a la Repu~h~a. Es, sencillamente, la supresión de vida pública pad~cida_ durante casi diez años. ¿Se cree que es posible improvisar la orgamzac10n de fuerzas políticas creadoras y bien disciplinadas? No se sueñe er:tal cos~. D_urante.unos meses España vivirá sin homb.res que dirijan come~tes publicas y sm masas profundas que orgánicamente actúen. De esto no uene la culpa la.República .. Es uno de los grandes crímenes de la monarq~ía. Ha de~.ado a España inútil para ella y; transitoriamente, para la República. Habra que reconstruir el tejido social hilo a hilo.y nudo a.nudo. . · Las [iierzasp~liti~as efectivas, que auténticamente constituyen la dinámica d~l pms, 1;0 estan mm artirnladas ni compactas, viven mín en dispersión; de aqm que casi todo lo que parece actuar sean grnpos o más ágiles o más audaces, pero q:1e no representan la dimellSión honda de la sodedad española. . Si se exc~ptúa ~l partido socialista, todos los demás que hacen política m so_n·~nseno ~~rtidos, ni cosa que lo valga. Unos son supervivencia de decrepi.tas oposic10nes enquistadas; otros, por el contrario, improvisaciones urdidas al amparo de la lucha contra la monarquía. Conste que ninguna de estas expresiones envuelve censura para esos «partidos». Con ser eso que
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he dlcho, son lo único que a estas fechas podían ser. Pero sí es censurable que, no siendo sino eso, pretendan formalmente presentarse como las fuere zas políticas del país. (·Para que no haya níalas inteligencias diré que la Agrupación al servicio de la República, sobre todo en su nueva forrn.a, reL úL blica nos necesite, por ejemplo, en ésta dela decencia•elettoral). · Se quiete ahotá improvisar un nuevo caciquismo republitaho, fegentado por las personas que él azar ha sorprendido fortriahdo unos Comités fantasmas, sin arraigo en la profunda' vida provincial. Esto es fo que'no'se puedetolerar;' La salud de España radica en que la provincia viva enérgicamente de sí misma, y para esto es preciso que comience no tolerando ser representada por personas de ínfimo nivel' moral y político. No hace falta qne la reptec sen ten «intelect1lales». Sabiao·es tnilema: ·el ideal de un pueblo es que no sea necesaria la intervención de intelectuales en su vida política. Pero sí hace falta que la calidad política y moral de los diputados elegidos por éada provincia asegure, desde luego y automáticamente, un alto nivel de digni" dad para la existencia local. Hace mucho que lo vengo sosteniendo: la misión del centro, y espe- , cialmente de Madrid, es en esta etapa histórica reiiuncíar a sí mismo yvelat por la dignificacióny vitalización de la provincia. En ésta se halla 'el tesoro dinámico que há de hacer vivir a España en el próximo futuro. ' Por tanto, es preciso que moderen sus pretensiones esos Comités loca" les departidos fantasmas o semi-fantasmás y no pretendan llenar las candi" daturas con gentes trabuGaireseindoctas,.sin nervio moralni.sentido'de.' responsabilidad: La suerte de la República y de España va en ello. No extrañe', pues, que algunos estemos decididos a apoyarfrenéticamente desde Madrid· . . · el levantamiento de las provincias contra las candidaturas indeseables. Es la nuestra una campaña ajena a todo partido y; si' es preciso, contra todo partido; La jÚventud nos presta su entusiasta concurso, y se proyectará balística" mente sobre toda provincia que los audaces intenten mancillar.
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N EN EL DEBATE POLÍTICO (Discurso pronunciado en las Cortes Constituyentes el día 30 dejulio de 1931) Señores diputados: Esta minoría, que por.cierto lo es en superlativo, ha adoptado la resolución de no interveJ?ir verbalmente, o hacerlo de la manera más sobria, en aquellos debates de n:;ero 'forcejeo político, que no producen enriquecimiento espiritual a la Cámara o no lle.van a modificar su ambiente, ni obtiec nen influencia eficaz, por tratarse de discusiones que, según honradamente todos saben, se hallan de antemano resueltas por la fuerza de los hechos o de la irreductible convicción.
CORPORIZACIÓN DE LA IDEA POLÍTICA
.. En ocasiones tales consideramos muy suficiente, para nuestro oficio de representantes, añadir.o;rehusar nuestros votos: Al anunciar esta resolución de la manera más llana y cordial, lo hacemos con el fin de evitar que no se interprete nunca la probable frecuencia de nuestro silencio como despego a la obra parlamentaria, cuando va motivada precisamente.por un entusiasta hartazgo d¡¡ respeto hacia ella,, Porque noten,sus señorías lo siguiente: aun en los casos, y sobre todo en los casos en que ese forcejeo político es saludable y auténtico, se trata siempre·de un forcejeo, de puro contraste de fuerzas.,En u11a de sus·dimensiones esenciale.s·es la política inevitablemente áspera presión de masa sobre masa, aunque en el Parlamento tome ésta el
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matinal del horizonte. Por eso es preciso que no perdamos tiempo; que no se reproduzcan escenas lamentables en el Parlamento que recuerden los pre té" -ritos, Nada de divagaciones ni de tratar frívolamente problemas, que sólo una ·labor de técliica difícil puede aclarar; sobre todo, riada de estultos einútiles vocingleo!i, Viokncias en el lenguaje o en el ademán. Porque es dé plena evidencia que hay; sobre todo, tres cosas que rto podemos venir a haéet aquí: ni el payaso, ni el tenor,-ni eljabalí. (Grandes yptol(J1lgados aplausos).• · Éstas son, señores diputados, las razones en que fundamos nuestro programa de sobriedad. •
aspecto sublimado y como logarítmico de votos contra votos. De no ser eso;;.., la política degeneraría en despreciable logogrifo, porque la mera incorpórea 7 idea no basta a la política. Entonces no sería nada, ya que no será nuné.a · pura ciencia; es menester que la idea política, si lo es en serio, se corporice •' siquiera en la humildad de un percal qué, ungido como bandera, condense los fervores de amplias fuerzas políticas.
UN GRUPO Pues bien, señores: este grupo está compuesto por un número harto escaso de diputados para poder ser un factor importanté en la mecátiica parlamentaria. Además, no existen hby tras de nosotros masas políticas ar;; ganizadas.Y, en fin, no hemos venido aquí ninguno de nosotros con la se~ gura pretensión de poseerlas calidades de-dinamismo que, para_serlo con plenitud, necesita tener el político. Se trata de unas Cortes Consntuyentes; que vana emprender nada menos que la construcción del gigant.esco edi~- '... cio de un nuevo Estado y se nos ha requisado, coh nuestra anuencia, pero srr,i· · nuestra complacencia, para venir aquí como un grupo de artesanos, que traen al hombro las alforjas con pensamientos, observaciones, estudios de largos años acerca del pasado de nuestro pueblo y su futuro, sobre temas jurídicos', pedagógicos, económicos; pensando si acaso de lo embutido en ellas Pº" dréis aprovechar algo para la enorme faéna común. Hemos venido, pues, no. por gusto, sino por deber; porque habíamos contribuido, yo mínimilme1;1te, en embarcar a la nación nada menos que en un cambio de régimen, y no er~ bueno que mientras ella partía quedásemos nosotros en tierra. Por eso he" mas venido para ocupar un puesto de peligro en la difícil navegación.
NI PAYASO, NI TENOR, NI JABALÍ ,
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·Pero además de'.éstas•razones¡'que nos·afecfansólo a nosotros, hay otras más graves ydecisivas, que emergen· dela condición de los tiempo~; ' Padecen gravíSimo error los que presumen que podemos hacer la democrac;t.ª que nbs venga en gana: Tenemos qúe hacer .la democr~cia que hoy es p~:~ ble\ y sólo esa. Pues bien: mientras la antigua eralinfütica, barrocay lenr:s1- · • ma; la actualtiene que· ser magra, acerada y urgentísima. Por eso ~r.e~is.~ ••. evitar toda pérdida ae tiempo y de esfuerzo; Al que no es de este nempo n~ le importa perderlo; pero nosotros estamosiresueltos a que se hagl\_~na España infinitamente actual, que se sienta' firmé, con las garras sobre la:línea :j.
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LA ADHESIÓN AL GOBIERNO
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Y váinos al asunto de hoy. Esta minoría está convencida, como todos los demás grupos. de la Cámara, declárenlo o no, qué es ese GobiernO el único posible ene5ta fecha que transcurre. Entendemos por ese Gobierno, no tanto las personas como la combinación de fuerzas políticas que lo forman. Si esto es así, ¿urge decfralgo lÍlás?•Lacbsa está resuelta.Sólo, tal vez, tendríamos que añadir que esa adhesión' nuestra al Gobierno no implica entu'siasmo suficiente parla figrtra general de su política;:al contrario, significa el· deseo de que, continuando ese Gobierno, modifit¡ue•sUpblítica. Ya tiene aquíunas•Cortes queaµtorizany cimentan el ejercido de sufunciól1. Ya tiene aquí unos hombres resueltos a•cohstituirfa.ley del país. Puede; púes, va" car plenamente a gobernar. El renacimiento de su poder, que ahora dentro de poco va a recibir, ungido por nuestro sufragio soberano, se le ofrece como una ocasión maguífica para corregir su política. Con esto insinúo que tengo no poco que decir sobre lo que ha hecho ese.Gobierno y bastante más sobre-lo que•noha hecho, y en que deposito gran fe; pero el desarrollo de estos 'pensamientos no es oportuno ahorn.'l're• cisamente porque necesitamos acentuar' esa distinción entre el apilyoleal, aunque sin peso, que ofrecemos a· ese Gobierno, y nuestra creencia de que debe cambiar notablemente el modo de su gobernación, necesitámos que es• té ahf exaltado de nuevo ese Gobierno á la' plenitud de esos•atributos ejecu'tivos; páradecir enton'ces; con·call:na,con•precisión'-c..y·entonces, sí, con tiempo, porque se trata de cosas que estimamos fundamentales-··· , lo que · · pénsamds sobre esa política/ Hay otro motivo que me incita a demorar el enunciado de mis pensa• mientas, y es haber notado; francamente, que son éstos muy diferentes de lo que hasta aquí he escuchado en la Cámara. No es fértil; pues, una inme• diata contraposición.
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Creía yo que se iba.a discutir la política del Gobierno, yhe visto que,!a política del Gobierno ~e un Gobierno que iniciaba un nuevo régimenria7 da menos, que sehallabajmesto al frente de todo un pueblp, a la sazón en qué éste practica un radical~aje histórico- era una·disposicioncílla del Minisc terio dé Trabajo o la conducta de unos policías en un barrio; y yo, señores · diputados, que no desdeño,nada enel mundo, menos desestimo estas cuesc . tiones menores; pero pienso que, si no las-personas, las cosas, inexorable, mente,, tienen una jerarquía y un rango. Y'aquella dispQsición y esas arn~c dotas de orden público no son la política que un Gobiernoüene. o que !l.ni¡t Gobierno le falta. (Muy bien). Ha habidQ un momento en que se me alegraron las pajarillas, cuando oía al señor Companys-y siento su ausencia,'.., efitacíSirno orador,.que de manera tan simpática acentúa su dicción descoyuntando la palabra en sus sílabas y tratando cada,una..de ellas de hQmbre a hombre, l'nes bien, oyén• .. dole•anunciar que no iba a censurár al Gobierno por ninguno de sus.actos concretos, sino que iba a proponerle un.cambio de tonalidad, «he aquí mi hombre», me dije; y me sentí automáticamente arrastrado poda simpatía. l'orque, en efecto Ja tonalidad, el módulo genérico, el estilo, es .en todo lo viviente. el factor decisivo: ,una política que acierte. en: su estil,o general, puede digerir sin riesgo muchos errores particulares; y, en cambio, un acierto singular, por: grimde que sea, no sirve•para nada o produce no~ivos inespec radas efectos cuando le falta e.l fondo y como paisaje sustentador; que .es la gran línea serrana de. una eleyada política.,
EL PROBLEMA ECONÓMICO ,,;-¡_
l'ues bien, lo que yo echo de menos en !apolítica del Gobierno es prec cisamente este .carácter de integridad; .deintegralidad, mejor dicho, par~·-. evitar el.equívoco. de la palabra, de organismo, de sistema . El señor presidente. def Consejo lo fingió un instante con sus medios maravillosos de dice ción en su discursQ. Pero.notad que no era un sistema ui era un organism'o lo que nos describía; era un.catálogo, un.índice de la manera der.esolver el hombre de gobierno los problemas que lehabían sido planteados, Ya eso no es para mí plenamente u'na política; la política.no se compone de prob~emas que el político se encuentra planteados: es, ante;todo, un sistema de proble; mas que él plantea a su paí.5, por creer que fermentan en el seno dela conciencia nacional y que constituyen el secreto de su próximo destino. futuro.' (Muy bien) .. Poreso, porque plantea.él sus problemas ptemeclitadám,ep.te, puede resolverlos orgánicamente, y entonces, involucrados en ellos,.en los
que se plantea, pue.de dar holgada solución a los que la suerte le coloca delante; Cuando recibimos un empujón y patinamos unos metros,. podemos .decir lo mismo: que se nos ha plante~do un problema, Pues bien, como no ·hay tiempo ni oportunidad para poder desarrollar, según he dicho, todo lo que va en !!Ste .p~nsamiento, quisiera sólo ejemplificarlo en una cuestión fundamental. De todas las co.sas graves de nuestro;tiempo, es hoy aquélla que arrolla los regímenes la.cuestión económica.Vea el señor presidente de las Cortes cómo soy dóciLa su sugestión, si bien me di perfecta cuenta de que, como hábil pedagogo, aprovechaba la solemnidad de la hora para poner a la Cámara una inyección de marxismo. Cualquiera que sea la distancia a que yo esté de la totalidad de esta teoría, son mis comunidades con ella muy sobradas para que podamos marchar juntos· mucho tiempo:Yo no sé si. en toda la Historia ha sido lo económico la sustancia que movía las inquietudes y las luchas de !_os hombres; pero, me, basta saber que en.un.estro siglo, y, sobre todo; en nuestrQ tiempo,. es algo muy parecido á eso: La vida es hQy demasiado compleja en su#cni¡:a inexorable para que la economía no se haya convertido en el factor más destacado, el que se impone a nuestra.atención, y al imponerse a nuestra atención, no sólo es todo lo que ella auténticamente es, sino .que atrae to.dos los demás órdenes.de la vida y se.convierte en .eLorden simbólico del presente. Así; en el siglo XVI, todas las disputas acababan en cuestiones sobre la Santísiroa Trinidad, y el problema economicoagrario de Alemania ll~vó durante una etapa a Lutero a ponerse a su frente~
SI NO TRIUNFAEN LA ECONOMÍA, EL RÉGIMEN NO TIENE FRANCO PORVENIR . En cambio, hoy aparecen con cariz económico cosas que, en rigor, nada tienen que ver con ello; pero es indudable que un régiroen naciente hoy . y que no triunfe en la·economia no tiene franco el porvenir. Pues bien, la característica de la economía es que no se puede tocar uno de sus puntos sin producir, por la maravillosa elasticidad del proceso de la producción y el consumo, resonancias lejaníSimas. . _ Es, pues, menester. tener mucho cuidado cuando se lanza ,una disposic10n que puede causar repercusionesremotas. en la situación económica del paí.5, y no hacerlo aisladamente, porque todo acto legislativo, aun el que nos parezca en su aislamiento el.más perfectQ, requiere complemento y compensación. ,Es mene;;ter que haya un plan por detrás de los actos de.ese Goc bierno;sobre todo de los económicos, y no.sólo de los actos de ese Gobierno, sino de tüda nuestra vida española actuaL Es menester que encarguéis
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a las personas más autorizadas que en Espafia haya, y si no hay bastantes¡ , traedlas del extranjero-·que la. cieni:ia tiene esa ventaja, ser lb menos misL tico ymágicó del mundo:y cuando ria se tiene; s~ c~mpra en l~ botica-'i yn~ , debe haber reparo en la República española para traer aqm todos los elec •• mentas que necesite, de que por el momento no se halle sobrado nuest:to •; país. Pues bien: es menester que encarguéis un p~a~ de reformas ~c~nó,mic cas; que sirva coma· fondo a todos· nuestros movumentos, porque solo es~'· darála serenidad que es necesaria a todos los elementos sin los cuales no es, posible que pueda marchar con plenitud la economía delpaís; ,-_¡_:
suyo de empresario;·podrá tener un porvenir mucho más lucido y ágil que el que ha tenido en las economías pasadas, sobre todo en esa lamentable economíamónárquii:a, que por la caprichosidad y variación de los tributos, por elvaivén de las Ordenanzas, no consentía continuidad de empresa alguna. · ·¡Obretos españolesl•Oídlo que os dice otro obrero que tiene maltrecha su vida por accidente de trabajo, que ha roto en el trabajo su salud. ESpaña tiene que ser más rica para que vosotros los obreros podáis ser menos pobres; y eso, aunque las voluntades de todos los españoles, mágicamente unidas, decidiesen vuestro mejoramiento. (Muy bien). Yo pido al Gobierno una acción orgánica; si no, sus mejores decisfortespuederi producir desoladores efectos.
EL CAPITAUSMOYEL COLECTMSMO
es
.. Hoy 'cosa sabida en todas partes, en todos los movimientos sociale5 del mundo; y si se entienden' con rigor mis p'alabras; incluso en Rusia; que no existeya el capitalismo como rigoroso principio que regula la vida ecorióL mica; pero tampoco el colectivismo, como exclusivo ~rincipi_o, ~omo_ norma abstracta que enderece las modificaciones del porvemr econonuco; smo que · entre ambos principios, que como printipios són si~,mprepedant~, ~a;;" • nido a alojatsefa mexorableley de la· economía, que impone su conjugac;o~ 1 y su fértil prolifii:acióri. ' . . • · .·· · . ' ·. ' . . ' . · '••' • . · · Es menester que estb se sepa; puesto quelo saben harto los elementos .. más revolucionarios que haya fuera de España; es menester, sobre todo, que · vosotros los socialistas, tan buenos educadores, convenzáis pronto al obre~ ro de que esa organización de España en pueblo de trabajadores a qué, como sabéis, nosotros aspiramos tanto como vosotros y deseamos se haga con aquel ritmo de celeridad posible -es menester que le convenzáis de que eso no se puede hacer, si previamente no se consi~e un aumento d~l volumen de la riqueza nacionál, y qué eso no selogra s1 en la nave del so-.. cialismo no acertáis con entusiasmo a embarcar al capitalista: . '
A LOS CAPITALISTAS Y ALOS OBREROS · · · Es preciso, pues, como sugería, según he visto ayer en un periódico, uno
de vuestros compañeros,Teodomiro Menéndez, a quien, desgraciada~~nte, no conozco enpersonayque figura en esa ejemplar, generosa anon~rm.dad que formais los diputados socialistaS, es menester.tra~_quilizar a1 capitalista? . diciéndole seriamente que si se va a mermaruna porc10n de su haber, 11; queda el resto para movilizarlo 'eón acierto; y además, si añade a ello el esfuerzo
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HOMENAJE AL MINISTRO DELA GUERRA·· . •' . Una: prueba de ello, bien próxima; está. en que ni siquier~ algo :glorioso que habéis hecho lo habéis aprovechado suficientemente. Ésta es la hora en que, por no ejercer la labor complementaria a que aludía, habéis hecho una maraVillosa e increíble, fahulosa,legendaria reforma radical del Ejército, sirt · ,que a esta hora se haya enterado bien de ello el pueblo español. Y es grave, '·.es desmoralizador para un pueblo que se acostumbre a recibir ló más dificil como cosa llana y natui;al, dejando en vacación su fantasía para que·apetezca lo imposible, (Aplausos). Esa reforma del Ejército a cuyo conjunto me refiero, de cuyo detalle no hablo, para discutir el cual queda en plena franquía nuestro grupo; esa reforma de Guerra, sueño hoy de todos los pueblos del mundo, sólo ha sido realizada por la República española, y se ha logrado sinrozamiento grave, con corrección por parte del ministro de la Guerra y porparte de los militares, que han facilitado el logro de este magnífico proyecto; Pues, sin·embargo, ésta es la hora en que ese proyecto no ha hecho otra cosa que rodar confundido en la multitud de proyectos liliputienses. Al pueblo, español no se· le ha enseñado a ·entu'siasmarse y encarecer esta gran acción y por eso no se le ha tributado el debido aplauso. Yes grave, señores, que no se ensene a los hombres a aplaudir. Un hombre que, cuando rinaperfección pasa ante él; no sientefa necesidad del aplauso,resunhombre del cua\.poco se puede esperar; notad que es ese fenómeno del aplauso uno de los caracteres más extraños; profuridos y raros de la•especie humana: qµelas cualidades deun objeto que no es ni va a ser de uno, por sí mis. mas;' provoquen• en nosotros· ese instinto•de abrir los brazos al ·horizonte, como queriendo abarcar el murido, de juntarlos enérgicamente, de di?parar ·el extraño pájaro del aplauso, de la ovación, siguo·específico.del hombre que
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anima la Historia. El aplauso abre el corazón; por eso el gesto primero del que aplaude es abrir los prazos,Y es.preciso que esa reforma no quede a~f, desamparada de homenaje. De un pueblo que no aplaude se puede esperar·. poco; pero no se puede esperar mucho tampoco de una .Cámara que a estas horas no ha tributado tal homenaje del aplauso a ese ministro de la Guerra; al Ejército que se ha ido y al que se ha quedado. (Grandesapla!ISos. LaGá7 • mara tiibuta una larga ovación al seüor ministro de la GueJTa). ·
ELISLOTE ACANTILADO DE LOS CATALANES· Todo depende de que hagamos en serio un ensayo de magnanimidad.. Por eso tuve yo un momento de esperanza cuando of al señor Companys; pero pronto vi que ese cambió de tonalidad a que se refería se reducía/al' cambio poco precisado, y por tanto poco cbmprometedor, de colorido en la sola política obrera de una sola población: en1a política obrera de Barcelona; (El.señor Companys: Del tono general de la política del Gobierno. Rumores); Señor COMPANYS, como no.estaba.presente su señoría en el rato anterfof, cuando yo iniciaba este pensamiento, no ha advertido que eso fue lo que produjo en mf, lo que levantó enmf esperanza: el anuncio de que.ibaap~", dir un cambio de general tonalidad; pero yo lo vi luego reducido a sólo'esta pequeña cuestión. (El señor.COMPANYS pronuncia palabras que no se•perciben. Rumores); A esta Cámara, que aparte.errores de gesto, impericias de lenguaje y actitud, bien naturales en los.que no hemos apreh'dido todavía a ser parlamentarios; a esta Cámara que rezuma el ansia ferviente y porosa de hacer algo grande con España y por España, de crear un Estado fuerte; serio . y abierto, en el cual queden alojadas peculiaridades hasta ahora siempre desterradas, se viene con una reducción tan grande del horizonte. Me doli\i ;" verdaderai:Ilente, señores.rep~esentantes de Cataluña¡ medolióporqueant~ vosotros ha transitado a la carrera, como suele, una.ocasión espléndida para: ser. magnánimos y no la habéis aprovechado. En un Parlamento que anq sér ·· Constituyente pecaría demasiado de excesiva homogenei.dad y empuj~ cordial, habéis comenzado por. disociaros y constituiros en islote acantila,. do;.Venimos aquí todos a.trabajar en·la obracomún,yvosotrbs nos h¡ibéis ¿ opuesto la ocupación que sólo a vosotros oprime en el moment9 y habéis da~ ·. do unprimerpa5o de particularismo: A.lgnnos inclusive han hecho álgo qil~, ; en mi inq:periencia delos usos políticos, ¡;ri mi estado de virginidad par!~ mentaría;·que•en este miriuto tan como si nada estoy perdiendo, han pecho" algo que me parece indebido: venir aquí a:hacer un saque sobte la C~mara, con ei:fin.dé que eLpelotón de su oratoria caiga en la retaguardia.de.sus•
electores. (Muy bien). Pues bien; decid a éstos que un hombre que durante veintitantos años ha defendido con escasa compañía, cuando no en franca soleda~, d~de el centro de Castilla, todo lo que de fértil y de justo había en las asp1rac1ones catalanas, se ha permitido, tal vez con un poco de audacia, porque al fi~ poca.cosa es él, pero con un todo de lealtad, se ha permitido haceros esta sencilla y sincera advertencia: no haremos nada si en lo gigantesco de la obra no ahormamos nuestros corazones. La política de ahora no es sólo responsabilidades y castigos, de ningún modo represalias. La política.de la Rep?blica española no puede ser la política de la mujer de Lot, que mira demasiado hacia atrás. La política es y tiene que ser siempre, pero más en ~omentos de iniciación histórica, un proyecto de futuro común que un Gobierno presenta a un pueblo, una imaginación de magnas empresas, en que todos los españoles se sientan con un quehacer, y no como habéis hec~o con la juventud española que tanto contribuyó a la génesis de la Repúbhca, y desde hace tres meses está la pobre sentada, sin que le hayáis dado qué hacer. Política, señores ministros, es, ante todo, dibujar atractivos animadores horizontes. ' · •Te~éis, pues, que seguir ahí, pero cambiar, engrandecer vuestra políti.ca. De~1a ui: pensa~or famoso que en la Historia pasa eadem sed aliter, que en la HIStona pasa siempre lo mismo, sólo que un poco de otro modo. Pues :bien; tenéis que ser lo~.mismos, sólo que un poco otros. Señores ministros: tenéis que sucederos a vpsotros mismos ... ·
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propósito de hablar, sino resueltamente de callar. No es esto alarde de dotes improvisadoras, que son en mí nada grandes, y; sobre todo; muy desiguales por los vaivenes sencillamente intolerables de mi salud. Sabido es que alardeo de todo lo contrario, de preparar muy minuciosaménte mis discursos y conferenc;ias, ql\e por eso han sido tan infrecuentes. El escaso üempo que emplearía ayer tarde en recoger mis pensafilientos,.antes de hablar, fue ocupado más que en otra cosa en buscar dmodo de no desaprovecharlas pocas palabras que iba a decir. Por eso, cuando daba un ejemplo de pequeñez con'que ha sido tratado el Gobierno y· llevado eldebate,'escogfuna alusión al ministro de:Trabajo, ton ánimo de expresar así; •de paso, mi simpatía por su serialabor.I:a·opinión'que mis palabras le han merecido me hace sospechar que no ha notado mi intención. Estimo mucho de.todas suertes· la frialdad •eón que juzga mi intervencion: De esa temperattira suya esperamos mucho, y como ahora actúo en política, me importa: sobremanera orientarme en el efecto que mis palabras producen sobre el noble y sereno témpano de su alma, itisoborriable por la literattira. Sólo lernego¡ si quiere'serjusto; que no me presuma nunca ocioso y que más bien tienda a imaginarme!azacanado. Agradezco, pues, conmovidamente la efusión del Parlamento hacia mi persona, ;pero no la acepto, porque no ofrecí pretexto suficiente a ella. En cambio, me interesa subrayar las tres cosas -no oratorias, sino de acto 'político- que en mis. palabras insinuaba. Una: que el Gobii;rno tiene que encargar, sin pérdida de tiempo, un plan general de las perspectivas económicas de España. Nótese que no me refiero sólo, ni aun especialmente, a la Hacienda, sino más bien a la totalida.d de una posib'.e economía española. Este plan no significaría comprom1so para el Gobierno; bastaba, por el pronto, que tuviese un carácter de dictamen nacional. Es preciso que las gentes sepan hacia dónde pueden empujarse las corrientes de la riqueza española y situarse ellas en ese plano topográfico. Hace tres meses debió el Gobierno encargar la forja de este pro... . . grama técnico. Otra era que es preciso animar al país, precisar sus ilusiones -que es de lo que se nutre la Historia. •, . Luego importaba hacer constar algo evidente, pero que no se ha dicho bastante. Ni este. Gobierno, ni ninguno otro posible de España o de fuera, puede hacer nada serio sin contar con los capitalistas. El nuevo socialismo y aun el comunismo-si se me entiende bien-lo comprenden y declaran. ¿No es absurdo que siendo tal la indiscutible verdad se dé la impresión de susto al capital? Hay que reobrar contra la política de caraferoce-que sería ridícula de no resultar funesta. La verdad es que esa política no ha sido nunca la del Gobierno, pero no ha hecho bastante para contrarrestarla del am-
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V COMENTARIO A MI PROPIO TEXTO Los que de cerca o de lejos siguen desde hace tiempo mi obraymivida,, saben que me gusta andar con las cuentas muy limpias. He hecho desde. siempre un denodado esfuerzo "--fallido, claro está, muchas veces- ~ara. dar a mis palabras y a mis actos un poco de precisión; a.un a ries~o de q~~s; tome a amaneramiento y resuelta pedantería. Mientras no actue en políuc~0 no era tan grave que a mi intento de precisión el lector o Hoyentenores":: pondiese con retina y oreja igualmente precisas. Pero ahora yo ~ego ala.5. gentes de buena voluntad que correspondan, en este afán de exacutud, a m1 esfuerzo con el suyo. Agradezco profundamente la acogida que mis palabras tuvieron ayer en la Cámara. Fue evidentemente excesiva, yyo, que soy muy exigente con .. los demás no acierto a no serlo conmigo mismo. Por esta razón protesto;; enérgica y' taxativamente de que se considerenmis palabras como un·dis-. curso. No fueron un discurso ni cosa que lo valga. Para serlo les faltó am- . plitud, concreción y rigor en el razonamiento sobre las cuestiones de sustancia. Si se descuentan los minutos que, por fuerza, había de emplear en:, delinear el perfil de nuestro grupo, tan peculiar por la condición de sus p:r- · sanas, se comprenderá que el resto del tiempo no daba ni para un exordio. Han sido, pues, sólo unas palabras y una finta. Queríamos hacer home• naje a la Cámara interviniendo sobriamente e iniciar nuestra sincera colac .· boración con el Gobierno, que es una colaboración incitativa y crítica. No hace, pues, del todo bien Largo Caballero cuando me supone ocios empleados en pulimentar las piedrecitas de mi discurso. Sin salir del Co~ejo ~e. ministros puede confirmar que ayer a la una de la tarde yo no tenía aun ...
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bie~te, Es sabido que yo y mis amigos aspiramos, sin equívoco Y co.n plen¡t concieneia delos vocablos, a organizar a España en pueblo de trabaJadoFes,.: cosa nada tremebunda y en que todo el mundo reconoce el inexo~a~le:pori venir; No sabe el Parlamento cuáUue mi desilusión alver que el rmmstro de Hacienda, tan agudo parlamentario, no'recogía al vuelo esta paloma de p~ que, en su hbrior, me sacaba ddasmangas. . ' ·. · .• ••. . . . En fin, era preciso que las Cortes Constituyentes; antes d~ ~ei;rarsesit · e.r debate. diri.mesen un ademán de simpatía auténtica al.Ejercito espa¡.• pnrn. ',,. didl·dis·r ñol nosÓloalactual,sinoaldelavíspera,queenrne ·o. e asm c1pmas. y li~erezas cometidas por muchos de•.nosotros ~n .esta temporada ha sido1 gran.ejemplo. de decenciayaceptación·de la fatalidad; dos cpsas quepara·mi, sonlas•máxirnasvirtudes;. ,, •• •..• , .... , . •• '' · • · •· 55 P;. , Decir estas. cosas será una ~ngenuidad política; pero yo estoy r~uelto ·a seguirla ejercitando concienzudarnent.e. Y .por m.~cho que, con ~norm~. generosidad, acentúe el señor Besteiro n::vlnt~rvenc'.on.d~ ayer. Y qmera tr~·. ducinne a hombre político, en· lo esencial, fiel a m1.ofic10 de ideador;.sere siempre sól~ un jefe de.negociado .en el ministerio de la Verdad.
Vl SOBRE LO DE AHORA·· UNACUESTlÓN PERSONAL ·_-:;
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A una breve imagen humorística que, eonánirnoderestar solemnidad e importancia a mi intervención parlamentaria, dejé filtrarse en una nota \ política-« Comentario a mi propio texto»-•-··;responde el señor Prieto con evidente e intolerable pesadumbre. En vez de limitarse a reéoger miirreal paloma, si le parécia oportuno, torcerla el pescuezo y enviarla a la cocina de · la economía nacional, donde hace urgente faifa, ha preferido 'manosearla con exceso, sometiéndola a una nueva prestidigitación, no alegrey cordialisirna corno la mía, sino malhumorada y aviesa. Ahora resulta que mi jovial volátil es una especie de Espíritu Santo, con lo cual se da·a entender que soy yo un personaje de inaguantables pretensiones, dispuesto a funcionar como un telekino que dirigiera a disí:ancialos moyimientos del G.obiemo con su superior inspiración; La arbitrariedad y gratuita injusticia de. la figura son demasiado grandes para que no haya causado sorpresa a· los lectores 'de la nota ministerial y no me obliguen a hacer lo que casi nunca he hecho en mi larga vida de escritor: rechazar una agresión. Con excelente humor he dejado siempre que baile su zarabanda todo el que ha querido sobre mi proc pío esternón. Ni en público ni en privado he emitido quejas contra tan con~ tundente uso, pensando que serviría al danzarín para descargar. su bilis. Como a mí, en elfondo, me traía sin cuidado, no era cosa de interrumpir su higiénico ejercicio! · Pero ahora no puedo hácer de mi persona lo que me venga en gmia: represento un cuerpo electoral y estoy·sumido en un grupo de•actuación
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política. Esto me obliga a no sufrir que a mis palabras, llenas de buenavo~: luntad, se responda con ... -¿ cómo diríamos?- con una expansión de ex:c· tremidades a la manera de los ungulados. . ... . La verdad es que nadie ha intervenido menos que yo en laºvida de la Rec : pública desde su advenimiento. Ni siquiera me he permitido el consejo· al · oído, aun tratándose de amigos fraternales con quienes he convivido siemc pre en la más estrecha amistad. Conozco demasiado la escasez de mis dotes políticas, empezando por las físicas, para que no haya evitado siempre:el aventajarme en los rangos del oficio público. Por ello, me produjo espanto el. efecto, totalmente imprevisto, que mis palabras produjeron en un Parlamén:.! to excesivamente generoso. (No es una frase de halago a las Cortes: es la purá verdad, y cuando hable más largo sobre «el alma de las Constituyentes» se> verá que, a mi juicio, tienen éstas el vicio de sus virtudes). De buen grado salo dría porahí diciendo: ¡Señores, perdónenme ustedes! ¡No lo volveré a hacer!· Déjese, pues, el señor Prieto de complicar al Espíritu Santo en los me-" nesteres de humilde y afanosa humanidad que nos ocupan. Aquí se trata dé auxiliarnos lealmente ünos a otros-y muy especialmente, todos al señor Prieto-para hacer una República española robusta, fecunda y garbosa ..• No me importa nada que mi oratoria le parezca simplemente
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Eso que el señor Prieto considera como una corbata vistosa que me he puesto, resulta·ser mi misma columna vertebral que se transparenta. .Reclamo, pues, el pleno derecho a hacer una política poética, filosó[iea, cordial y alegre. Otra cosa sería coartarme injustamente, y cada vez que me levantas.e ahablar en el Parlamento o redactase una nota política lo haría azorado, temeroso de que se me escapase una metáfora o que una frase saliese cantando. El que no. esté coruorme tendrá, pues, que aguantarse.
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!I LA COLABORACIÓN UNÁNIME
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Pero es preciso que a esta cuestión personal que el señor Prieto y yo tec nemos, se ofrezca impermeable nuestra relación política q-si me niega su reciprocidad- la mía unilateral con él. Ésta no puede ser otra que de apoyo incondicional mientras se halle al frente de la Hacienda española. ¿Hay alguien que tenga hoy derecho a rehuc sarle ese apoyo? Intentemos todos hacer y decir el menor número posible de tonterías •. Cuando abre uno el periódico y lee que las. taquillas de los Bancos alemanes se cierran, y al día siguiente que la libra periclita y es pre.ciso auxiliar desde fuera al Banco de Inglaterra-como si hubiese que arrimar el hombro al sol P.ara que el sistema planetario no se desbaratase-.-, parece grotesco que se inc¡ulpe a este o al' otro ministro de Hacienda por las dificultades de la situación. Es evidente que si no acumulan todos-'-ricos y pobres, técnicos y profano~ sil colaboración, la economía• española zozobrará, como han naufragado las otras mayores. Es, por ejemplo, verídico el señor Prieto cuando, contestando a mi alusión, subraya la ecuanimidad de sus actos legislativos y de sus declaraciones, que no han podido ser pretexto de susto para nadie. Y, en. efecto, cuando yo . me refería a disposiciones que producen resonancias medrosas en regiones remotas.del cuerpo económico, no apuntaba a decretos emanados de Hacienda. Por esta razón es inaceptable el abandono de concursos en que se tiene 'al ministro. Los capitalistas, financieros y productores están d.ando una vez más una gran prueba de•inconsciencia y de falta de solidaridad nacional. Debían hoy formar una piña en torno.al señor Prieto en vez de andar por ahí despavoridos inútilmente. . . Ni vale tampoco hacer aspavientos desmesurados ante cuestiones qu~ en todo caso son de mínima inrportancia. Pm eso me extraña vera El Debate, que da muestras de mesura y buen sentido en el tratamiento de muchas cuestiones públicas, exagerar su gesto de repulsa ante el viaje de León Blum y Auriol. Las declaraciones últimas.del señor Prieto en Bilbao fijan lo que, en verdad,
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era claro desde el principio. Porque pusiera en alguna conexión este viaje•con mi demanda de que, si es necesario, se complete el tecnicismo económico es;. pañol con fuerzas forasteras, no debió entendérse que lo uno e~a lo otró. Yo no encuentro que se ponga· en ridículo España -como ha dicho El Debate-· porque unos ministros socfalistas procuren el ·consejo adventic cio de otros socialistas franceses; que se hallan metidos hasta el•cogote•en · las cuestiones financieras internacionales. La exageración de' ese gestci'de asco hace de él un dengue y le quita la razón en tiempos de gran contradanza como éstos, en que van y vienen técnicos, semitécnicos y meros políticos de nn pueblo a otro con el botiquín de urgencfa bajo el brazo. ,· · ·• Pero esto me lleva a precisar un poco la insinuación formulada poro.mí en el Parlamento. Se trata de algo que considero"IBuyimportantey eón hoc · rizontes más largos que los entrevistos. í
GOLPE DE TIMÓN La República española tiene que rectificar su ruta. Con extremada ur" gencia. ¿Hacia la derecha? ¿Ha tia la izquierda? Precisamente estas palabras son el origen de la confusión yde la desgracia en la marcha de la República. El golpe de timón que es urgentíSimo dar no deberá ir de la derecha haciala izquierda ni de la izquierda hacia la derecha. ¡Error mort~l, ~encill~mente mortal; plantear así la cuestión! Lo que es ineludible hacer es virar de lofalc so hacia lo auténtico. El tono que se ha dado a la vida republicana esfalso: no responde a su origen ni a la realidad profunda de la nación. El nuevo Té" gimen nadó del ansia que España, en su casi totalidad, sentía hacia un ?re den superior. La monarquía se había convertido en el desorden sustancial. · . Toda otra interpretación del cambio de régimen es parcial e infiel a fa .·•· realidadprofunda,al hondo estrato histórico en·queesforzosó anclar•todo_.c· Estado. Los gruesos errores políticos consisten siempre en que se toma cae mo opinión nacionallo que es sólo reacción particular de un reducido po. No sirve para dirigir un país quien no sabe verlo siempre en su totalidad al través de la celosía que forma el pequeño tropel de los afines. . . . . .. · ·. No quiero aún entrar a fondo en la teoría que hace ver claro por qué ~Íl España es y ha sido siempre imposible toda «revolución»·que no consis:a en la construcción de un orden más elevado y más prieto. En rigor, la teona huelga y es 5uficiente pasar la· vista por la película de enorme metraje que es Iahistoria de Espáña. ' '• . · · . · ·. Para no'desariollar ahora toda la complejidad de la cuestión', aludiré sólo a un síntoma, tan luminoso que cobra el rango de prueba. A estas hora5
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el partido político que tiene en España más fuerza-en las dos dimensiones de número y respeto- es el partido socialista. ¿Por qué? Porque es de todos .el que, brincando con mayor sacrificio más allá de su sombra partidista, se está comporta.ndo, no según convendría a su inmediato interés, sino aceptando en co;ntra·d~ él lo qué la hora.reclama: Aun el más lejano a la política ve hoy los esfuerzos ejemplares que hace el partido socialista para que en España se construya un orden. Y como el afán por éste es lo que se agita en el subsuelo del hombre español, dese o no cuenta de ello, reacdona ante la conducta socialista con admiración y respeto:
UN CONSEJO DE ECONOMÍA NACIONAL Es·preciso, a marchas forzadas, instaurar un ordenen la economía española. Para ello hace falta, ante todo; delinear un plan. Este plan; que es, por lo pronto, no más que una figura de perfiles casi irreales, es, sin embargo, el alma del orden. Con que sólo tuviéramos eso habríamos logrado.mucho y la República tendría ya en•su mano la baza decisiva._ · · · • • Parece. evidente que al entrar en una etapa de grandes transformaciones, como es obligado cuando nace un régimen; las gentes se inquieten. No •por las reformas ·que ~e hacen, sino precisamente por las que no se hacen, por lo imprevisible de la,pers~ectiva. Na'.die.sabe lo que le va a pasar, lo que la hora próxima traerá para él. Este es siempre el'origen del pánico: el minuto ·de rostro invisible que va a llegar. La selva se estremece de angustia porque Pan ha dado su grito cósmico, que anuncia el misterio inminente; Los griegos llamaron a esta contracción de la vida la emoción pánica; La política consiste en descifrar por anticipado ese grito tremebundo del gran diós cabrío . Por eso yo decía en elParlamento que la política tiene que comenzar por anticipar a un pueblo su porvenir y. permitirle de antemano instalarse en él. Convendría, pues, sin estorbar lo más mínimo la iniciativa ministerial elaborar 1ln plan económico que fuese como la conciencia económica del~ nadón:'Es necesario dotar a-España de un firme doctrinal económico.· Por otra parte, fuera oportuno revelar al país lo que aún no sabe: que la voluntad efectiva y honda del Parlamento actual no 'está representada por sus palabras, gestos y actos ejecutados hasta aquf. Casi todos los diputados somos nuevos en el oficio y sería, sobre injusto, estúpido no abrimos un margen de natural impericia. Si los antiguos diputados lo hubiesen hecho bien, no estaríamos nosotros en el hemiciclo -algunos harto a redropelo. La verdad es que el Parlamento actual quiere una democracia de estilo actualísimo, poco parlamentaria y charladora, técnica y eficaz. Estoy seguro,
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por ejemplo, que en este sentido sorprenderá.mucho la actitu~ de pl:l!a: , modernidad y deseo de construir un Estado ~ficaz, que revelara el partido radical socialista ante los problemas constitucionales.· . . : . . "'' b · . .Ante la complejidad y delicadeza de. los proble~as e~onom1cos ue~e.e\. Parlamento que buscar defensa; defensa contra la arb1tranedad de los muns~ tras futuros y los cambios constantes de orientación, defensa fr~nte a suspr~-: pías intenciones y apasionamientos. Nec~ita'. pues; crearse un organo .d~ rpac: xima autoridad y de carácter puramente tecruco qu,e se·halle a su se~cro. Es preciso que entre los problemas nacio.nal~ y ~'.1 volunta~soberan_amte~orc-:. ga como una instancia mtima el estudio científico de aq~~llos. Sena P'.1eril, en. asuntos que por su naturaleza misma han llegado a exigir un tratamiento de: gran precisión, contentarse el ·Parlamento con su ojo de.buen cube:o. . : Debería, pues, el Parlamento decidir la creación de un Conse~o de Eco- · nomía Nacional, fonhado. por unas cuantas personas-.-poquísu\lii.s- de. máxima autoridad térnica. Estas pers0 nas deberían buscar, dentro y.fuer~ de EspaÜa, otros colaboradores, cuantos fuesen nec:sarios.para salir:pr\']nL to a claridad· en esta selva,virgen de nuestra.economia. · · La misión de este Consejo habría de ·ser puramente dictaminadora, por. tanto con plena libertad científica, y de otro lado sin coartar la franquía de. decisión de los poderes legislativo y ejecutivo. . · .' ::: · Cuando se discuta la Constitución pediremos muchos que conste.er¡. ella la obligación, por parte del·Pa'rlamento, de no discutir c~estiones ecof nómicas, sin que previamente las Comisiones parla~entanas pos.ean un dictamen técnico de este nuevo órgano parlamentano-el ConseJO dela Economía Nacional. , • ' · La cosa no. tiene nada de utópica y los tiempos la hacen ineludible.Dentro de pocos días podría estar nombrado ese Consejo _Y muy poc~ ~es' pués .podría tener la Cámara un primer dibujo .esquemático que def~ru~se. con claridad la situación presente de nuestra nqueza y marcase qu: eslo ... que en ella puede hacerse y qué es lo que, s~n.grave riesgo, no p~e.de i:itenc tarse. Esto daría, desde luego, carácter orgamco a todas las mod1~1c:ac1011es., legislativas de nuestra economía, serviría com~ un pl~no topografico done. de. se orientasen el país y sus conductores, equwaldna a una prenda ~e. seriedad ofrecida a propios y extraños y sería haber caminado en bre.V1s1ma: etapa la gran ruta hacia el.Ordenm.tevo. · .,
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PROYECTO DE CONSTITUCIÓN
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(Discurso pronunciado en las Cortes Constituyentes el 4 de septiembre de 1931)
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Señor~ diputados: En las palabras que hace unas semanas pronuncié ante el Parlamento : anunciaba yo un propósito de nuestro grupo; como por el escaso número de sus· diputados no puede influir decisivamente en el momento de losvo' tos y;. como, por otra parte, no nos hacemos ilusiones inmoderadas sobre la eficacia y genialidad de nuestros meros razonamientos, era lo más fecundo para la Cámara que nos acogiésemos al propósito de no estorbar, por lo menos, en aquellos asuntos que no fuesen de última sustancia política. Creo que hemos cumplido nuestro programa. Han transcurrido sobre veinticinco sesiones plenas, que suman, aproximadamente, cien horas de cronología parlamentaria. De ese tiempo histórico, nuestro grupo ha consumido no más de tres cuartos de hora. No se vea en esto censura solapada para nadie, aunque es innegable que en ésta como eh toda Asamblea no faltan parásitos del tiempo que lo consumen sin congruo rendimiento. No se vea,' pues, censura, sino, al contrario, anticipada defensa, porque al llegar al tema constitucional nos vemos obligados-·queramos o no'--- a intervenir a fondo cuantas veces parezca debido, usando toda la holgura que el articulado del Reglamento nos consienta y; si es menester, sus intersticios. Hagan, pues, los señores diputados acopio de paciencia, porque hoy no tengo másremedicí que gravitar sobre su atención con cierta pesadumbre. ·.Se discute la totalidad del proyecto constitucional, y yo, que no he acertado nunca a ser indócil, no intento hurtar el cuerpo a fan inagotable
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terna, tal y corno literalmente me es planteado. Quisiera, pues, aun ernpaRc dado en el rigor de la ho~a parlamentaria, ver, cómo puedo hablar un pófo ' en serio sobre la totalidad de este proyecto, y no me irnport~ que ello me fuerce a presentar mis ideas escuetas y tiritando de desnudas, corno se hac~ ·. con los soldados cuando se alistan, ni rnt importa exponeniie a qu:e el lafü, nisrno y la vertiginosidad desnuquen algún que otro razonamiento en que··' tenía gran fe. Pero discutir la totalidad del proyecto constitucional no ~ mera fórmula ni protocolo; es precisamente lo que merece de verdad discli" , sión, porque una Constitución es su totalidad. Al fabricar esta ley con5tit:U= ' yente vamos a decidir cuáles serán las instituciones principales en que va a concretarse la acción del Poder público, del Estado. Según esto, a nada se< parece tanto una Constitución corno a una formidable máquina, que su-:'; rnergirnos en la espontaneidad nacional, con ánimo, sin duda, deprodlié:ir en ella éierto repertorio de accione.sy reacciones. Nuestra faena, pues, es de\ ingenierfa: dadas ciertas finalidades de la1vida pública, que pretendernos · obtener, se trata de inventar aquella serie de aparatos que sirvan rnejorpáfa obtenerlas .. Y como .esos aparatos tienen que funcionar· en la unidad defa máquina, es preciso que no se perturben, antes bien, que se completen y cófü2 pensen los unos a los otros, porque lo importante no son ellos, sino: eute'.: sultado.total. La Constitución es su totalidad; Por eso propiamente no cabe hablar. de aciertos·parciales en una Constitución: si su sistema general ria rinde aproxirnadamentela finalidad pre tendida, de nada valen sus. rnaravir Has.particulares. Podo mismo, carece por completo.de sentido que alguien 5 se empeñe en salvar tal forma determinada de tal institución, porque esos mismos efectos políticos que él con aquélla procura, pueden, acaso, obte~ nerse.rnás sencilla y enérgicamente con otra solución de perfil distinto y aun en apariencia opuesto: . Lo decisivo es que estemos de acuerdo en las grandes finalidades que para la vicÍa pública española preü:ndernós obtener denuestrarnáquina,:Ei¡:..: todo lo. demás, la discusión constitucional debe encontrarnos porososJós unos. a.los otros, prontos a abandonar la idea que de antiguo,se•hab~a.eni quistado en nuestra cabeza y a recibir la nueva.idea feliz que acaso eLpróji~ rno ha encontrado y nos exhibe. ' · ·· · Facilitará sobremanera mi tarea de hoy; el hecho de que nuestro grupo siente. una alta estiro.ación por el proyecto qué esa Comisión ha redactadó. Por eso. tengo prisa.en declarar esa estimación y añadir que va sinreserva.s; Porque, corno antes dije, l.o irnportante,.lo difícil en.una.Constituciótv.éS aquella porción suya que viene a ser corno su.torso, en que se crean.las ins, tituciones principales del Poder público. Pues bien; nosotros cclnsideromos que esa.porción.esencial de este proyecto es, en su espíritu y tendencias
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principales, sencillamente magnífica, bien instalada en la altitud de los tiempos, atenta a la circunstancia española y, contra lo que aquí se ha dicho o insinuado, de muy considerable originalidad. Este articulo o el otro es decir, las piezas del aparato gubernamental, podrán haber sido incluso tta~ critas ,de Cartas forasteras .. ¡No faltaba más! El abecedario jurídico, las piezas del edificio civil; son hoy comunes a todos los pueblos, y usar otros sonidos elementales no fuera sino arcaísmo o extravagancia, La originalidad, pues, sólo puede.consistir en la combinación. No son las letras sueltas sino su.enjambre en la palabra, quien porta el sentido y quien es 0 no ori~nal. ,Pues: bien; en este sentido, hay partes esenciales del proyecto presentado que son, yo creo, de profunda originalidad. . e' Declarada esta plena coincidencia con las intenciones principales del ~royecto, nüpo.drá considerarse como reserva que presentemos votos paruculares y enmiendas, acaso en mayor número que ninguna otra minoría. Porque esas correcciones van empujadas por el mismo alisio de intenciones y se proponen.no más que reforzar la inspiración del proyecto, depurarlo y, si no fuera pretencioso; plenificarlo. . .· Ni.tampoco es reserva hacer constar que esa tan certéra Constitución ha sido mechada con unos cuantos cartuchos detonantes, introducidos arbitrariamente en ella por el espíritu de propaganda 0 por la incontinencia del uto•pisrno. Mas por lo m~mo que se trata de incrustaciones inorgánicas, fácilmente ton unas pinzas S1! las puede extirpar, o, al menos, cabe modularlas de otra manera, con lo que el resto.será más coherente, mucho más compacto. Ingresemos dentro del proyecto. Toda Constitución se compone de tres partes: en la primera se enuncian las normas genéricas de la existencia civil, lo que suele llamarse «derechos y deberes»; en la segu:nda, se dibuja la anatomía del Cuerpo público, lo que este proyecto denomina con la rúbrica «Organización nacional»; y en la tercera, se determina la fisiología de ese cuerpo, el funcionamiento de la.vida pública, sobre todo, en sus máximas instituciones; en suma, la definición de los poderes. . . Veamos lo que yo puedo decir sobre estas partes, dentro siempre del Uernpo que me sea concedido. Empecemos, siguiendo el hilo del proyecto, por la «Organización nacional». Me interesa entretenerme con cierta largueza en este punto, porque el problema me parece más grave de lo que, basta ahora; he advertido enlos discursos que he escuchado. . . «Organización nacional». La Historia, al mirar los. hechos humanos en la lontananza.del pretérito, más allá de la memoria privada, hace que seborren los detalles accidentalesydeja flotar sólo lo esencial. Pues bien; cuando la Historia contemple la trayectoria de la monarquía'de Sagunto, bajo esa óptica de distancia, en esa· distancia a la que ya no se perciben las anéc-
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dot~s, en que ya no se ve Ja nariz de Cleopatra, aparecerá, creo yo, con so¡,,
brada claridad, que la monarquía de Sagunto ha sucumbido por no querer organizar la vida local. Quien tenga de la realidad histórica una idea espec.: tacular, quedará muy defraudado por tal imagen; pero la realidad histórica. no es espectacular y pasa siempre en el subsuelo.No quiso la monarquíaide' Sagunto organizar fa vida local 'por una' razón rriuy sencilla. Es un hecho, ' como hecho indiscutible, pero que no es todo lo notorio o recordado que ·• debiera, que durante aquella gran fantasmagoría que fue la Restauración\ieJ gran empresario de ella, Cánovas del Castillo,¡no podía viajar por las gran~· des capitales españolas, nii andar ostentosamente por Madrid, sin que:Jl¡ gente le silbara. Y en él silbaba, simbólicamente; a la monarquía: Conviene hácer constar, para que fuéra (fe.España entienda el proceso réciénted~: nuestra historia, quelas grandes capitales del país; desde 1873; no fueroJJ.' nunca monárquicas; cualquiera que fuese el. alza y baja de su opinión;eD.' medio de las interferencias históricas. Ent~etanto, la provincia permanecía inerte; no es que fuese monárquica; sino que políticamente no existía: Yla táctica de la monarquía consistió en aplastar,· usando simoniacamente del sufragio y de las elecciones, en aplastar Ja inquietud de unas cuantas capio· tales con la inercia provincial. Todo elmundo sabía y declaraba queefrla provincia no se votaba: Sin embargo, Ja monarquía queloha'perdido todo; no puede, para salvar su honor historico;'presentar hoy intentos de reforma. leal y profunda, emprendidos para vitalizar Ia provincia, para curarla de: su inercia. No hizo eso; porque vivía precisamente de ese vicio de inercia pro+ vinciana. Por eso he podido, con plenitud de fundamento, sin que fuesen las palabras sólo viento batido, decir que Ja monarquía de Sagunto habül'vi" vida de especular con los vicios nacionales. Mas he aquí que, hacia 1900, por causas que no es de urgencia ahora ·elucubrar, comienza a fermentar, históricamente, la provincia. Quiere aban~ donar esa-su inercia; se avergüenza· de su.envilecimiento políticb;.en suma,.·. se rebela contra Madrid: Ysi aplicamos esa óptica sintética, a que antes me.·.· refería; a los últimos treinta años, veremos cómo todo 1o que de importancia ha acontecido durante ellos, bien analizado, se resuelve en el movimiento progresivo de rebelión; de querer volver a ser, de vivir,.de tener la voluntaci de sí misma, de Ja provincia·, en suma; de curarse de su inercia.' La campaña de regeneración del902 procedía de Ja Unión Nacional centrada enAragón'; Ja sacudida, qué fue, indudablemente; para nuéstra modorra política lo que ¡ de dinámico había en eJimaurismo', se apoyó en Ja provincia; y vino Juegó aquella independencia, cada vez más extendida, delos distritos, que fue:ha". ciendo más, difícihl amaño electoral y con él la creación de Parlamentoef dóc · ciles; y con ello el establecimiento de Gobiernos perdurables;y JU ego; Primo ·
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de Rivera aprovechó para su golpe de Estado el denso desdén que Ja provincia sentía hacia los políticos de Madrid. Y otro buen día, cuando lbs más op·timistas fiaban s'ólo en la energía de las grandes capitales, fue la provincia ·quien derribó alrégimen, en el acto de más propia, típica y humilde provincialidad qu.e puede imaginarse: en unas elecciones municipales. (Muy bien). A los que de antaño atendemos a este renacer de Ja provincia, no nos sorprendió; al contrario, lo esperábamos todo de que las provincias se pusieran en pie. Pero ¿a qué vienen tales consideraciones? A esta sencilla conclusión: es qué España no es sólo Madrid, Barcelona y tres o cuatro capitales más, que forman el escaparate o la superficie histórica de nuestro país¡ la•verdadera España, aquélla de que depende el porvenir, es esa otra España enorme; latente, profunda, agarrada al terruño, que es la provincia: Porque la monarquía se•aprovechó sólo de sus vicios y no quiso ligar su suerte·a aquel renacer provincial, la monarquía sucumbió, y si la República hace lo mis" mo, si no cuida de hincar bien una de sus raíces en·ese gran movimiento del afán provincial, que es la sustancia más real de todo el proceso actual español, entonces la Republicano podrá estar segura :de su consolidación y lo que hemos hecho y lo que hagamos será obra somera y sin entresijo de historia¡ el cambio de régimen resbalará sobrelás estratos'impermeables de ' nuestra nación; no ,habrémos realizado cambio algurio en los tejidos más hondos del cuerpo nacjonal. • 'Dos raíces son necesarias y suficientes para que el roblé de la Repúbli'cá se alce inconmovible sobre la tierra espaí\ola: una es fa profunda reforma local; otra es Ja· organización de la sociedad en pueblo de trabajadores. Lo primero, que es lo que ahora me ocupa, supone que con'cierto radicalismo separemos la vida local de la nacional, estatal, integral; como prefiráis llamarla,yque entreguemos esa vida local a los que tienen que vivirla, a fin de obligarles a que tomen en sus propias manos su propio de5tino y a que aprendan a ser de él rectores y responsables: Mas para que esto·sea•posible, es preciso que deis a esa vida local holgura suficiente y ámbito para el vuelo. Ni el Municipio ni la Provincia tienen área bastante amplia para que en ellos se susciten corrientes de dinamismo político, para que acometan'empresas de alto rango que arranquen al rural de su angosto 'hermeli~mo; que le interesen.en temas más ricos y más amplios que aquéllos de que se urde su míSera existencia: El Municipio y la Provincia no bastan; esos problemas inmediatos de la existencia aldeana, Jos de Ja economía local, no tienen su realidad completa dentro del Municipio y de la Provincia; no e5tán inscritos en esos breves círculos, sino que trascienden' de ellos y se extienden sobre ingentes comarcas; ingentes comarcas cuyos límites\.sllos estudiamos con
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cuidado en el mapa, resultan coincidir con la figura de las regiones. tradi7 cionales. Esta coincidencia, sin embargo; es para mí de un interés secunda". ria: yo no pido la organiiación de España en gi:andes regiones ¡;iot razones pretérito, sino por razones de futuro. La vida, queramos o no, es una accióp. que se ejecuta siempre hacia adelante. No me importaría, pues, encontrar esa especie de corroboración en el pasado para las regiones que debamos crear; pero es siempre una riqueza más, un aliento más, que cuando uno prepare el futuro lo encuentre ya preformado en el pasado. Tan es así, de tal.modo no me interesa en orden esencial esa coincidencia con el pretérito, que considero coma.una de las desdichas más graves que han acontecido. en la vidii pcb lítica durante los. últiJnos años el que el regionalismo apareciera por vezprk . mera teñido ya de lo que es:más opuesto a él: de un arcaísmo nacionalista,:· . . Yo imagino una España nueva constituida en grandes unidades regio:: nales, cada cual con su Gobierno local y con su asamblea comar,cana:de ,: sufragio universal. En esa muchedumbre de asambleas locales habrádemo;; · vilizarse un número crecido de hombres que aprenderá en ellas la respon" sabilidad política y i¡:l sentido de los negocios públicos; de.esos hombres,.así movilizados, se seleccionarán los más capaces.para el gobierno local, y·en;tre éstos surgirán aquéllos de dotes superlativas que vayan formando esa ri;." serva de estadistas adiestrados, sin la cual la vida d.e todo Estado actual es demasiado:azarosa.:Dentro deJa región podrála Provincia reclamar lo suyo y dentro de la Provincia el Municipio. ..•. ·•.:· . . . Lanzar.a España, a: España toda, a esa España enormeyprofunda en . . esa nueva vida, sí que sería verdaderamente una ingente transformación.del país. Movilizados los millones de españoles en ella, se darán verdadera" mente cuenta de que empieza una nueva era, y día por día sentirán que se inicia un albor de historia. . ¿Qué.figura es, frente a ésta mía, la que ofrece el proyecto? Una muy ·.·: curiosa s~bre la .cual reclamo la ate.nción de la Cámara; porque; a mijuicio; . ' encierra graves peligros para el porvenir. . · . . En primer lugar, es indudable que. el proyecto hace posible una orga~ zación de España en regiones tal cual yo acabo de describirla.No. me he con', tradicho,.pues, con lo enunciado al principio de que queríamos movemos dentro: del espíritu e if!.tenciones genéricas de esa Comis~ón, ~e.ro e~e.espí¡ ritu e intenciones están en el proyecto formuladas con tal msufic1enc1a Ycon tal timidez, que no sólo quedan anuladas, sino que quedan lastradas de grac :ves consecuencias. Mientras en la.partereferente a la definición de poder.es se ve, como.luego advertiremos, que la Comisión ha repensado hasta elfondoJos problemas efectivos de la política española, en este título de~la ore ganización nacional parece haber. hecho sólo obra reactiva y no cread9ra;
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haberse limitado a abrir un hueco en su texto para el hecho, respetable pero adventicio,.de que dos regiones reclamen Estatutos particularistas. •.·:.La imageri' de nue5tro pueblo, que el proyecto nos ofrece, es una división ·en dos EspañaS diferentes: una, compuesta de dos o tres regiones ariscas; otra, integrada por el resto, más dócil al Poder central. Para el proyecto es la autonomía algo especial,. puesto que no la estatuye para todos los cuadrantes ·españoles. Esto, que pretende ser cautela, previsión y desamor a la.avene tura, me parece más bien, y a la par, ingenuo y funesto. . Pues•hay gran verosimilitud de que, tan pronto como exista un par de regiones estatutarias, asistiremos en toda España a una pululación de demandas parejas, las cuales seguirán el tono de lasya concedidas, que es más ·... o menos, querámoslo o no, nacionalista, enfermo de particularismo. Resultará, pues, a la postre; España ordenada íntegramente, pero de· mala manera; en regiones, Mientras tanto; nos encontraremos con una España centrífuga frente a una España centrípeta; peor aún, con dos o tres regiones semi-Estados frente a España; a nue5tra España. ·· Por otra parte, resulta que no hay nada nuevo en lo que'se refiere a la porción de España que siga vinculada al Poder central; es decir, que la República, por lo visto, no tiene nada que innovar en la vida local de la España más fiel,y esto habéis visto, por la historia de la monarquía, que era sumamente grave. Acentúa, a mi juicio, la gravedad de una y otra emergencia 'el hecho de cierfas·insistencias con que el proyecto de Constitución plantea la posibilidad de demandas de Estatutos; porque se habla allí de quena le han de ser concedidos éstos sino a aquellas provincias que posean características defi" nidas, históricas, culturales y económicas comunes, notas que ciertamente poseen hoy todas las regiones españolas, pero que, antepuestas a una demanda de Estatuto, parecen como animar, como incitar a una campaña de nacionalismo allí donde hasta ahora no ha existido. Yo no rozo aquí, dejo por completo intacto, el· problema catalán, del cual hablaremos otro día con la cordialidad y la lealtad; a veces un poco doloridas, que siempre he consagrado a Cataluña; medito ahora únicamente sobre las necesidades generales de España; y me encuentro con que los señores de. la Comisión, sin premeditarlo, sin quererlo, en este texto estatuyen una prima·al nacionalismo. . Eri cambio, si la Constitución crea desde luego la organización de España en regiones, ya no será la España una, quien se encuentre frente a frente de dos o tres regiones indóciles, sino que serán las regiones entre sí quienes se enfronten, pudiendo de esta suerte cernirse majestuoso sobre sus diferencias el Poder nacional, integral, estatal y único soberano. Contemplad la diferencia de una solución y de otra. (Múy bien}.. · ·• i .
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Yo desearía que no se repitieran, ante propósitos parecidos a los, cpi'e acabo de enunciar, las sen:ipiternas dos objecio,nes que suelen salirnos alca, mino y que el mismo señor Cornpanys, no haciéndose solid~rio de•ella5; .·· .más bien rechazándolas al paso, aun.cuando sin analizarlas, acaba de·enun7 .ciar.Se dice, primero, que.concederla autonomía a ciertas regiones fuera artificioso; segundo, que ciertas regiones no están aún capacitadas paragOi;· bernarse así mismas. A las cuales ambas objeciones•doy por lo pronto una respuesta unitaria; ambas proceden de una idea política que yo, esperaba ya ver periclitada en todas las cabezas; una.vieja.idea yprincipiorornánticos; según los cuales el Derecho, la Ley; y; sobre todo,una Ley institucional,·no tienen que ser otra.cosa sino el.reflejo .de las realidades preeJ{istente5 enfüt_._ sociedad, Esto ha sido siempre utópico; el Derecho no es mero reflejo dé uha , realidad preexistente, porque entonces sería superfluo; el Derecho, la Ley; son ·: siempre algo que añadimos a una espontaneidad insuficiente; es la correcciórr ' delo roto; son un estímulo a lo queno•es mÍn.pleno; son,, pues, incitaciones y; si queréis, también aparatos ortopédicos. Nada más fácil que reírse de los aparatos ortopédicos, olvidando que el mundo ~stá lleno de tullidos, de coc. ·.. jos y de herniados. La Ley tiene que suscitar nuevas realidades; la Ley ha· sido antes y lo será, cada vez más, creadora; la.Ley es siempre más o, meno~ reforma, y, por tanto, suscitadora de nuevas realidades . .Y cosa pareja diría a la segunda objeción, de que. una región es incapaz para gobernarse a•sí misma, que otra, en cambio; lo es. Es decir; ¿que hay una porción deEspar ña poblada de hombres c·asiperfectos, dueños de todas las dotes necesa.ri~ _ para vivir públicamente en perfección? Entonces no me interesa carnbiar•el tipo de vida y hacer que se organice en región; eso me interesa allí dondda vida es insuficiente; me interesa hacer capaces a los incapaces y todavía n() se ha inventado mejor manera para enseñar a nadar que arrojar al aprendiz de un empujón al agua, quedando detrás en inspección tutelar. (Muy. bien)¡ Dejo, pues, aquí estos pensamientos, aúri expuestos·conbastante-in"suficiencia, esperando que los señores dipu tados reflexionen sobre ellbs;ya que son ternas, repito, de alguna gravedad; los señores diputados,. y sobre todo los que componen esa Comisión, a los cuales antes he dedicado elogios tan sinceros, y de los cuales espero que ejercitarái;i rnejot que nadie esa virtud de porosidad que yo antes recomendaba a rnírnisrno y a todos los ,dernás•i'! , Y ahora, dando un brinco, vamos a otra parte dela Constitución: a la definición de Poderes .. , . La gloria más auténtica de ese proyecto es,.a mi juicio, que, elaborado en estás horas de,innegable .turbulentia, sobre todo de turbulencia rnenta1; . no ha vacilado en afirmarlo que• es característico de la nueva'dernoa,racia · frente a la antigua: la necesidad de. construir un Estado. fuerte. Ayer nos ló · ,
exp'.icaba con palabras excelentísimas, en vacación de ministro de Justicia, el_drputado don Fernando de los Ríos. Me complació también ver que tres días antes el señór Gordón Ordax. emergía de la minoría radical socialista para de~l~rar paladi:iarnente que era forzoso edificar un Estado muy distinc to. del vreJo ;Estadq hberaL Y no es que seamos.menos liberales que nuestros abuelos. Ahí están en. ese proyecto todas las. viejas garantías, salvo una la económica, que no hace tanta falta, reforzadas; no es que seamos rnenos,lic ber~les; esquela vi~apúblicase,hahecho.dernasiado compleja y dificil.y obli~~ al Esta~o, q~rera o no, a intervenir allí donde antes practicaba absc tenc10n, o, mejor dicho, fingía practicarla~ Porque el viejo liberalismo, aunque brotaba de uría aspiración generosa,.tal vez.la más generosa que se ha alzado nunca en la Historia, concluía, poda forzosidad delos.hechos compor~ndose con grave hipocresía. Ésta ha sido la causa.dela decaden~ia pad:c1~a por.la pura democracia liberal. Medios de gobernación, que el Poder ~ubhco ha· menester, no le eran reconocidos en la Constitución, peroluego el, fo:z~do por los hechos, hacía de ellos un uso fraudulento; y nada.des" presngia tanto al Poder público.corno negarse a sí mismo un uso del cual luego.hace un abuso. Ésta es la indecencia instalada en el Poder público. De aquí que para la nueva democracia sea cuestión de limpieza y.de cuentas . clar~_s_dotar al ~sta~o de todos aquellos instrumentos. y facultades que. es ·. preVIS1ble necesrtara ~rnplear, pudiendo así mantenerse aquél siempre con pulcritud dentro de su ~aucey dentro de su ley. , . . ' • . ~ . El Estado h_oy _se encuentra, no corno en la edad romántica, en que surgiola democracia liberal, delante de meros mdividuos, sino que se encuenc tra_frente a organizaciones poderosas de todo género, y conste que no me refiero ahora sólo y principahnente a las organizaciones societarias sino mucho más a las grandes organizaciones financieras y económicas. Frente a esos poderes, hasta ahora desconocidos en la Historia, es menester pertrechar de armas fuertes al Estado, para que se defienda de.ellos y los sojuzgue. Esto, corno t~do, tiene su riesgo: la vida es riesgo,.y es peligro; esto puede ll~var al_estatisrno_, .ªla esta tolatría y a que el Poder público aplaste al indivrduo. 51 esta ocas10n llega, el Estado morirá. Así aconteció más de una vez porque el Estado más perfecto que ha habido nunca en la Historia, el Estad~ romano, aplastó a sus individuos, haciendo de ellos esclavos, y entonces, desnutrido de lo único que nutre al Estado; que es. la espontaneidad individual, acabó por esqueletizarse en puro militarismo y llegó un momento en que murió, estrangulándose a sí mismo. El estatismo es el riesgo del Estado fuerte, pero -.repito-, que no hemos acertado todavía los hombres a vivir sin riesgo; para evitarlo; lo unico que podríamos hacer es intentar ausentarnos de la vida .. , . .·. · ·. . .· .
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Creo yo que es general en la Cámara este deseo del Estado fuerte; pero ha sido para mí muy especialmente grato, por eso antes lo dije, ver quela"nlic • noria radical socialista pensaba así, y que de una manera tan enérgiea•To • anunciaba y que sin duda ha contribuido mucho, con su lábo.r enfa Comi¡. sión, a hacer triunfar este principio. Esto ·nos demuestra que esa minoría;a•lá cual no sé bien cómo llamar: .. me recuerda que Cervantes; allá hacia el fin de. su libro, no sabiendo ya con qué nuevas palabras y giros denominar ala apa" ·. . sionada figura de Alonso Quijano, acábapor llamarle Don Quijote el ExtreL · mado;"pues•bien; esta extremada minoría (Risas) ha demostradci', porSí:fü ·. guierr lo" dudaba', •ateniendose sólo a las apariencias; .que había en ella una vena íntima de honda intuición política; en la cual, lo declaro, confio mudi.o . más que en fa frondosidad exterha de sus impetuosos asp"avientos . .(R1sa5)i .· Esta voluntad de construir un Estado robusto, donde aparece con sil supenorclaridad es en aquella parte del proyecto en que se ·definen los R
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en las Comisiones o a golpes secos, fulminantes, inexorables de su decisión y crítica soberanas. Esto es lo importante. ·En el proyetto hay, sin duda, la intención de hacer este Parlamento so·brio; pero no·aparece suficientemente claro, porque ha olvidado, entre otras cosas, deci¡:nos cµál va a ser el número de ·diputados'y hacer que éste sea bastante reducido. Dentro de todas· las probabilidades, un Parlamento de doscientos diputados es siempre mejor que otro de cuatrocientos; y de esto, del nivel moral e intelectual delos parlamentarios •depende, en última instancia, la firmeiay el prestigio de una'democracia. Y conste que, cuando hablo de nivel intelectual, no me refiero a la intelectualidad de los intelectuales, sino a la de los políticos. Hartas veces he escrito en mi vida que el ideal de un pueblo es que no se veaobligado a que intervengan en su política-los intelectuales, porque ello quiere dec:ir que en ese pueblo marchan bien las cosas. Conste así, por si hay algún obstinado en creer que hemos venido aqu(para-fingir capacidades políticas de que, probablemente; carecemos. Los tiempos exigen, pues, un•Parlamento' sobrio, pero; eso sí¡ eón la plena y tajante eficiencia de sus atributos. Frente a éliel proyecto nos presentaui: Poder ejecutivo que se eleva con holgada independencia del Parlamento: Este es, a mi juicio, el punto más saliente, la inspiración más ejemplar y feliz del proyecto. En vez de resolver la oposición entre ambos poderes, 'supeditando el uno al otro, lo que ha hecho es elevar cada uno a la plenitud de sí mismo;· aceptar este antagonismo y confiar en que de él; precisamente de él, saldrá un dinámico, un auténtico y sincero equilibrio. Si un día· se rompe, queda siempre la posibilidad del 'referéndum que da a la nación el derecho para dirimir ese conflicto y restablecerla armonía entre sus Poderes. ¡Lástima que después de crear ese ejecutivo libertado, le ponga en el de· . talle graves cortapisas! . .• Bajo esta admirable inspiración, la Comisión procura que el jefe del Poder ejecutivo halle un origen electoral; no en el Parlamento, sino en la calle, en el campo, en el sufragio universal. Anosotros nos parece esto, como principio, excelente; pero cuando llegue la discusión del articulado; nos opondremos a la forma determioada que se da a la elección presidencial. No puedo ahora desarrollar el tema; sólo indicaré que ese entusiasmo por el plebiscito y esa frecuencia con que el proyecto maneja el referéndum, como si fuesen las cosas más democráticas del mundo, 'constituyen; a mi modo de ver, una mala inteligencia y uri quid pro•qu.o. Siempre, cuando en un gran Estado (no hablemos ahora de Suiza; que ha valido casi sólo para desqrientar alos pensadores políticos poco cautelosos), cuando en' un gran Estado consigue el plebiscito mediatizár a las otras formas de elección; pronto se oyen resonar en el suelo de mármol las rápidas sandalias de César, que lle-
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ga; ei plebiscito creó en Roma el cesarismo y lo ha recreado en toda gran co" lectividad nacional. (Muy bie:n). Decía yo que democracia es algo más qu·e el pueblo.de la calle, porque uno de los valores que encuentro en ese proyecto de Constitución, una: de las causas de quetodavía la opinión pública no sienta hacia él el respeto y el · entusiasmo consiguiente,'que, a mijuicio, merece, es que suena en él.por vez primera la voluntad clara de cqnstituir una democracia plenamente aé" tuaL La labor de esa Comisión contrasta, en efecto, con el tono y nivel de demágogia pueblerina, en que más 'de: un día la vida republicana de estos meses se ha movido. Hay en ese proyecto auténtiéo pensamiento demi:J~ ·crático, sentido de responsabilidad democrática; las cuales' cosas son las más opuestas a la simpleaudacia de li:Js, que pretenden reducir la democrá" cia a sacarsé cada cuarto de hora el pueblo del bolsillo, y .sin mayor esfuerzo atribuirle sus opiniones, apetitos o extravagancias particulares. (Muy bien}. No; la . democracia·no es eso; la democraciwno es el pueblo, es el Estado del pueblo y no el pueblo sin el Estado; y ese Estado es un edificio gigante y difícil,y.para construirle ese imponente edificio, nos ha traído el pueblo aquí; temerosos. de que, aun poniendo a contribución. todas nuestras facultades, no nos acerquemos a cumplir suficientemente tan grave misión; pero seguc ros de que la defraudaríamos por completo, sLno nos ·oponemos alas inanes tiradas de irresponsabilidad verbal con que se ha inundado al pais, qne han sonado en esta misma Cámara, que esta misma Cámara, distraída; sin dudá; alguna vez ha aplaudido, en.lugar de avergonzarse de sentir sobre sus lomos el trallazo envilecedor del latiguillo oratorio. No es eso; la democracia es el· pueblo organizado, no el pueblo suelto; y siempre que sea posible, debe en esa Constitución recurrirse no a este pueblo suelto, no a esa muchedumbre inorgánica, de azar, sino al pueblo organizado. En la imagen de España, de una España nueva, que me anda en la cabeza desde hace muchos años, eran las Asambleas,regionales quienes, trascendiendo de.su actuaciónlocal, . .cori". cenándose en un gran sufragio nacionalizador, elegían al Presidente, Así.lec níamós que, frente al Parlamento, eX]Jresión de la democracia central y,abs" .tráela; el Poder ejecutivo nacía de la periferia democrática, de la grand¡; y concreta democracia locaL Así lográbamos que .en esta.Constitución se trar basen en prieto sistema toda la vida lo tal y toda la vida nacional. • 'Yo pensaba, señores, hablar un poco más; pero, no sólo estoy fatigado;. sino que. veo que llego .a los extremos de mi hora; aodo ya azacaoado por. el tiempo y siento desde hace un rato que ese can. del tiempo me mete el hocitó eh,los tobillos, Tengo; pues, que saltar por otros dos o tres temas que hubiera . q~ericl~, al paso,. tocar: quisiera haber hablado algo sobre el problema relig_ioso y sobre algún otro problema: (Vmios sei1ores diputados: Que hable, que habk)•
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El señor PRESIDENTE: Creo, señores diputados, que podemos conceder una cierta amplitud al señor Ortega y Gasset (Muchas voces: Si, si), porc . que, seguramente, después de su discurso, no habrá,. a esta hora, otro dipu" · tado que quiera hacer uso de la palabra; y como todavía la Cámara no está fatigada, l~ oirá con mucho gusto.,(Muy bim, muy bim). El señor ORTEGA Y GASSET: Agradezco vivamente la ampliación de vida oratoria que acaban de concederme, con su benevolencia habitual, el señor Presidente y La Cámara; espero no abusar, sin embargo, de tan exquisita concesión. Pero ya que tengo esos minutos más, quisiera, volviendo 'ala cuestión de los Poderes, no dejar de advertir que, frente a ese Poder ejecutivo; de elección no parlamentaria, que puede legislar por decréto, que puede devolver a las Cortes una ley que éstas han votado, ya, que puede ejercitar el veto y dirigirse al Tribunal de Garantías Constitucionales en defensa de su actuación, a ese Tribunal que representa como un cuarto Poder; confieso no entender. cómo hay alguien. que, todavía defiende .la necesidad de una segunda Cámara. Ha habido siempre, para desearla, una clara razón: parecía necesario que la Cámara popular, propensa a seísmos y a apasionamiento, tuviera algún freno,y el Senado era el freno para la Cámara popular. Reconocerán ustedes'que, desde un punto de vista de ingeniería, que es el que tiene. que regir nuestra invención institucional, no es la solución más elegaote, para un freno, crear el inmens,o volumen de toda una Cámara, En primer lugar, no se ha meditado enlós entresijos del proyecto.de la Comisión;.sino, se hubiera visto que ese freno y muchos· más al Parlamento,.estánprevistos enél. Recuérdese que hay un voto de censura, como procedimiento particular, para poder derribar un Gobierno. El Parlamento no puede ser ya el sucedáneo del tiro de pichón, al cual iban los diputados con ánimo alegre de disparar sobre algúnmiembro del.Gobierno; hace falta un voto particular de difícil ejercicio. Ha sido, yo .creo-.no estén ustedes muy seguros de mis citas-.., transcrito de la Constitución checoslovaca, donde haten falta cien diputados para firmar la petición del voto de censura; no' sé por qué ese proyectolo ha dejado reducido a cincuenta. Pero, en fin, eso es cuestión secun.daria; lo importante es que no sólo no es necesario ese.freno en nuestra Constitución sino que hoy el Senado no.podría:ser, como era antañó, representación de fuerzas tradicionales: sólo podría ser una Cámara córporativa.· Esta idea• de la Cámara corporativa aletea sobre Europa hace treinta años, encantando a todo el mundó, pero sin que hasta ahora se haya logrado. Es, en efecto, plausible la idea de que junto a la representación amorfa e indiferendada del sufragio universal en.la Cámara popular, haya otra que represente las Corporaciones, con.el organismo de sus.intereses .y de su
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competencia. ¿Hay nada más aceptable? Sin embargo, esta idea tan feliz.no ha podido nunca realizarse; y en la reciente Co?stitución de Weimar, cuan~ do$e creó el Consejo económico del Reich, se quiso algo parecido unavez más; pero es un hecho 'que ya a estas horas ese Consejo económico no fun- , ciona y ha sido uno de los fracasos con que cuenta esa Constitución, que yó ' admiro mucho menos; por muchas razones, algunas no imputables a sus• .. autores; que yo admiro mucho menos que el señorJiménez de Asúa. i:· ,. Pues bien; anteuna representación corporativa frente a la· Cámara poc: . pulai, una dedos: o concedéis a esa Cámara corporativa carácter y atri~utás< políticos, o frb; si lo segundo, será una Cámara castrada; que no po~a se;c vir de freno alguno para las. tempestades de la Cámara popular~ y s1 le da:s·: _ carácter político a esa Cámara, ¡ah!', entonces, al poco tiempo, de corporativa se convertirá, ho representando ya fuerzas fradicionales, en pura Cá'-' mara política; tart popular como la otray tanapasionada. Lo corporativo no.. resisteal vigo'r de las ideas y de la pasión•pdlítica:la política en la Historia•, l señores, es el macho. . Yo recuerdo ,que una de mis primeras impresiones de profesor, cuando, ínozo, ingresé en la cátedra, fue que al asistir por primera vez a la Junta de•la• Facultad de Filosofía y Letras,·que' es, ciertamente, de lo más corporativo· y abstracto que puede imaginarse, apenas se discutió sobre si se habfa de·: dar o no una orden aun bedél, la honorable Facultad se dividió, hasta laraíz, : en derechas eizquierdas; (Risas); : • ..· . · · . ' · . '·. -· La política lo penetra iodo; en definitiva'; lo decide todb.•Es uwpoder, irtisterioso, instintivo, que no se ha logrado aún analizar, pero que rige la His" : toria; incluso en lo económico, señores socialistas; es un poder ajeno Y dis~ · tinto de todos los demás, que en cada edad se· camufla según el matiz delos tiempos, como los grandes ríos toman'elcolor del cielo y de las nubes viajec ras qne sobre ellos pasan a la deriva;y unas veces la política se disfraza de luc: chas deraiás y de sangre, y otras veces de-luchas religiosas;yotras,.como.enc_ elúltirho siglo, de luchas económicas; pero; en realidad; bajo todo ese disfraz y.máscara, es el instinto político, el instinto del Poder quien rige la Historia; •, ·.. ,Ese Estado robusto, capaz de habérselas con las grandes organizado¡.: nes•sociales del tiempo; tiene que encontrarse también frente a la Iglesia; Deslicemos; pues, sólo unas palabras sobre eltema eclesiástico. Rechazo la sospecha porparte·deustedes dequevoya tratarlo debidamente; en modo• alguno: Voy a decir sólo unas palabras para que n.o quede su hueco en el mosaico' que ha resultado nii discurso. Habremos de hablar de ello a fon~~' · cómo merece, cuando se discuta el articulado.'Lá separación de la Iglesia y el Estado es un fiuto que el tiempo ha hecho madurar y se cae solo del á~bol. No pocos católicos lo postulan también, y espero que sobre ello no se levan"
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te disputa mayor: Fero el artículo donde la .Constitución legisla sobre la Iglesia me parece de gran improcedencia, y es un• ejemplo de áquellos cartuchos · detonantes a qtie yo me refería en el comienzo de nli5 palabras. Se habla allí · de disolver las Órdenes religiosas; y, aparte de si•es o no discreta.tal operación; yo eJ1cuentro que hay que hacer a ese artículo una advertencia previa. En una Constitución no deben· quedar• sino aquellas normas perina" nentes de la existencia civil y no decisiones fungibles que se consumen al primer uso. Una vez practicada esa disolución, aquella línea constitucional queda:para siempre muerta; Y esto', no es que sea grave, pero sí es un síntoma de que no es ése su lugar. De otro modo; la Constitución, que debe ser pura vida viviente yplenaiacttiación, arrastraría cadáveres y cadaveres,.y en vez de ser sólo vida del instante;. renaciendo siempre• de sí misma, estaría cargada del esqueleto de la Historia ya cumplida. ¿Todo· esto· no os indica que, aparte la cuestión de fondo;no es ése el lugar donde debe estar tal decreto y tal designio?· • )i L'! ,,.... ,, • ·' Pero, apaite· de esto; yo dudo mucho que seá1a mejor manera·para curarse de tah largo pasado como es la historia del Estado eclesiástico en España; del Estadociglesia; esas liquidaciones subitáfrea!i¡•no creo·en: esa táctica para combatir el pasado; El pasado es astu'to y su fil; niu'cho más de lb que podemos imaginar. Cuando queremos herirle, fogosos; su cuerpo espectral que_da indemne y luego vuelve a insinuarse en nosotros y vuelve a ahogamos· con sus mi¡ltiples lazo's invisibles: Cada palabra'; señores, y esto lo sabe muy bien el que escribe y aspira a alguna originalidad, es un pasado · .· • . . que nos 'iinpone viejas turbas de pensljmientos., No; no es ése el modo de librarse del pasado: Para el mal del pasado no queda sino una digestión históricayes preciso .que hoy en nuestra Constitución no hagamos sino disponer ese 'futuro de noble combate histórico con el poder eclesiástico. Por eso~ nosotros, que coincidimos en gran parte con lo que dijo en su discurso el señor Zulueta, aprontamos al problema por él planteado una solución. El Estado, en efecto, no puede quedar conla Iglesia ante sí, convertida en una asociación privada como cualquiera otra. Así, no tendrá, por un lado, el respeto debido a esa unidad histórica, que es la Iglesia española; pero, por otro, tampoco las defensas suficientes frente a ella el Estado español. La Iglesia es un poder muy complejo, es una organización internacional. Puede decirse de ella lo que de una Orden religiosa decía en el siglo XVIII el abate Galiani: «La Iglesia católica es una espada que tiene el puño en Roma y la punta en todas partes». Con una fuerza así hay que actuar con nobleza, por las fuerzas del pasado que representa; pero, además, con cautela. Por eso nosotros propondríamos que la Iglesia, en la Constitución,
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aparezca situada en una forma algo parecida a lo que los juristas llaman una Corporación de .Derecho público, que permita al Estado conservar jurisdicción sobre su temporalidad. (Muy bien). Y voy a terIÍlinar, señores diputados, con una queja a esa Comisión;ia quien creo haber dirigido.no pocos sinceros elogios: la queja de que en la lis~ ta de deberes falte el 1)-Uevo deber, el deber típico de todo. ciudadano en el tiempo actual, el dirberdel trabajo. Nosotros presentaremos un voto particu" lar, que.diga: «El trabajo, en cualquiera de sús formas, es un deber,sociah, De.esta suerte iniciamos en la Constitución un.modo de organizar al pueblo españolen colectividad de trabajadores; de crear un Estatuto general.del trá,. bajo, donde se fijen sus formas y correspondencias. Ésta no es una: idea es, peluznante: es lo que e5tá ya empeiando. a ser, sin frases Di espectáculós, en la existencia europea; porque no se trata•ya, y por lo pronto, de justicia social, ni de·reclamaciones obreras: es algo.más hondo y.decisivo; es que~! hombre europeo ha llegado a una concepciól)> lo suficientemente madura.de su vida, para comprender que ésta no tiene sentido sin trabajo; quesila vida en su culminación es deporte y es creación, es en.su base, por lo menos y por lo pronto, trabajo, y que el hombre qui; no trabaja, aventa, disgrega;. pierde su personalidad: Ésta es la tragedia de fas viejas aristocracias, que por haber gozado durante generaciones privilegios que las alejaban del trabajo y del contacto áspero conJa vida, que hace a nuestra sangre acudir aJa periferiay que funcione el organismo, dejaron perderse sus antiguas cualidades, y el menor vierito'revólucionario, como hojas secas, se las llevó por· delante. Iniciemos, señores, esta seria organización de España en pueblo de tr~" bajadores. Hagámoslo, como toda la gran reforma de España-que vamos a intentar- con el tempo justo, sin aceleramos, pero sin retardarnos; siguiendo; pues, la norma que Goethe.nosrecomendaba para toda nuestra vida: avanzar sin prisa y sin pausa, como la estrella. (Apla!!Sos unánimes que se prolongan largo rato)¡• ,.
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UN Al:.DABONAZO. Desde que ~obrevino el nuevo régime~ no he ~scrito una sola p~labra que no fuese para decir directa ó indirectamente esto: ¡No falsifiquéis la República! ·¡Guardad su originalidad! ¡No olvidéis ni un instante cómo y por qué advino 1Eh suma: autenticidad, autenticidad... '.Con esta•predicación no proponía yo a los republicanos ninguna virtud superflua y de ornamento. Es decir, que no se trata de dos Repúblicas igualmente posibles-·una, la auténtica española; otra, imaginaria y falsificada- entre las cuales cupiese elegir. No: la República en España, o es la que triunfó, la auténtica, o no será, Así, sin duda ni remisión. ¿Cuál es la República auténtica y cuáUa falsificada? ¿La de «derecha», la de «izquierda»? Siempre he protestado contra la vaguedad esterilizadora de estas palabras, que no responden al estilo vital del presente-.ni en España ni fuera de España. ¿Qué es la «derecha» y la «izquierda». en la política.alemana o inglesa o rusa de la fecha actual?. Para un liberal, el bolchevismo es «derecha»; para.un conservador del siglo XIX.. el siglo de «derechas>»e «izquierdas»-,,el fascismo es «izquierda».:No sirven; no sirven,.pues, estos vocablos. La misión del vocablo ,es orientar en la selva de lo real poniendo en ella la rosa de.los vientos con su gran aspaviento cardinal. Ahora bien; esos vocablos del pasado siglo confunden nuestro presente al pretender definirlo. No es cuestión de «derecha» ni de ·<
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programa. Por muchas razones, pero entre ellas una que las resume todas, El radicalismo sólo es pos~ble cuando hay un apsoluto vencedor y un absoluto vencido. Sólo entonces puede aquél proceder perentoria!llente y sin miramientos a operar sobre el cuerpo de. éste. Pero es el caso que España -compárese su historia con cualquiera otra- no acepta que' haya ni abso• luto vencedor ni absoluto vencido. Repugná desde lo más hondo de sus enL trañas esta situación en verdad inhumana. Muchas veces he hecho notar la insistencia pasmosa y única en la Historia con que el fervor español se ha dirigido en toda lucha al vencido: Lucano, cordobés, canta a Pompeyo hu' millado, no a César victorioso, y Cervantes se abraza al pobre cincuentón manchego que es el perpetuamente vencido, el Vencido esencial. Pero en esta hora de nuestro destino acontece, además, que ni siquiera ha habido vencedores ni vencidos eri sentido propio, por la sencilla razón de que no ha habido lucha, sino sólo C:onato de ella. Y es grotesco el airé triunfal de algunas gentes•cuando prétende'n fundar la ejecutividad de sus propósitos en la revolución. Mientras no se destierre de discursos y artib~ los esa «revolución» de que tantos se reclaman y que, como los impuestos en Roma; ha comenzado por no existir, la República no habrá recobrado su tono limpio, su son de buena ley. Nada más ridiculo que querercobrar foL modamente una revolución que nonos ha•hecho padecer ni nos ha C:ostado duros y largos esfuérzos;Son muy pocos los que, de verdad, han sufrido por ella; y la éscasez de su número subraya la. inasistencia de los demás, Una cosa es respetar y venerar la noble energía con que algunos prepararonuná revolución y otra suponer que ésta se• ha ejecutado. Llamar revolucióit•al cambio de régimen acontecido en Espm1a es la tergiversación más grave y deso• 1ientadom que puede cometerse. Lo digo asf, taxativamente,pórque es ya ex• cesiva la tardanza de muchas gentes enreconocer su error, y no es cosa de que sigan confundidos los ciegos conlos que ven claro. Se haceurgentishna una división de actitudes para que cada cual lleve sobre sus hombros la res" ponsabilidad que le corresponde y no se le cargue la ajena; · r': Las Cortes Constituyentes deben ir sin vacilación a una reforma profunda de España en lo político y en lo social.Sin vacilación, pero sin radica• lismo'-esto es, sin violenciay arbitrariedad partidista. En un Estado sólida• mente constituido pueden, sin riesgo último;comportarsdos grupos con cierta dosis' de espíritu propagandista; pero eh una hora constituyente esto seríamortal1 Significaría prisarpoiaprovecharel resquicio de una situación inestable; y.el pueblo español acaba por escupir de SÍ a todo 'el que «Se apro" vecha», Lo •que ha desprestigiado ·más a• la .monarquía foe que se <
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deuda de graves heridas y hondas acritudes, al pueblo español frente a su destino claro y abierto, puede ser anulada por la torpeza del propagandista. · . . Yo confío en que los partidos, al fin y al cabo nuevos -algunos muy ·viejos, ?ero que h~sta ahora no han logrado sumar muchos votos-, no pretend:ran l¡acer ~i;iunfar a quemarropa, sin lentas y sólidas propagandas en el pa1s, lo pe_cuhar ~e sus programas. La falsa victoria que hoy, por un azar p_arlamentano, pudieran conseguir, caería sobre su propia cabeza. La Histona_ no se deja fácilmente sorprender. A veces lo finge, pero es para tragarse mas absolutamente a los estupradores. Una cantidad inmensa de españoles que colaboraron en el advenimiento de la República con su acción, con su voto o con lo que es más eficaz que todo esto, con su esperanza, se dicen ahora entre desasosegados y descontentos: «¡No es esto, no es esto!» La República es una cosa. El «radicalismo» es otra. Si no, al tiempo.
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Sería de alguna oportunidad responder a• esas preguntas, si no hubiese mayor urgencia en subrayar otro peligro que hoy germina en nuestra .vida · pública y que·e5 mucho más grave que la liviandad de los «radicales». Este · peligro es Ia•soberbia de los conservadores ·-aristócratas; banqueros, grandes industriales,. propietarios, clérigos, etcétera.: .,: : . . · , ' : ,, . Todos· estos señores, si quieren pensar un pocoien serio,·deberían'hacerse la siguiente reflexión: Ha acontecido en España nada menos ,que un cambio de régimen. Este cambio•derégimen no se de.be ningún golpe· de mano con que una reducida minoría de audaces. aprovecha una coyuntura de azar; sino que se ha llegado a élporque eliégimen anterior había perdido todos sus prestigios y su eficiencia.histórica. España, no• esté o el otro grupo caprichoso, necesitaba evidentemente una• transformación profunda de su Estado. Siendo esto así, lo natriraly lo sano, lo que habría pasado en cual'quier otro país de Europa, hubiera sido que tod.as las Clases sociales, solidarizadas ante la indiscutible y general necesidad', habrían colaborado en el cambio de régimen, cada una en su puesto¡ según•su modo·y a lacdistancia adecuada. Pero en vez de esto, las clase.5 con5ervadoras se obstinaron hasta el finen no •actuar frente· a la necesidad·inminente; No intentaron corregir el desmán acelerado dela monarquía, ni apoyarán al movimiento transfor~ mador, como si les trajese sin cuidado lo'que en' España pudiera sobrevetlir. El resultado fue que .el nuevo régimen aparece traído exclusiva o casi excluc sivamente parlas obr\\ros y los intelectuales,• '· Y una vez que este nuevo régimen está ahí'y es el Gobierno de España, todos esos señores aprovechan desde el principio cualquier pretexto para ausentarse de la vida nacional: retiran sus dineros, abandonan ta lucha en las elecciones, paralizan sus propios movimientos; todo ello como si no tuvieran'que ver con la historia de España. Antes que nadie he censurado el exceso de gesticulación «radical», que durante unas semanas hemos presenciado •. Pero ello me da derecho a proclamar de la manera más estricta que nada de lo hecho, proyectado o simplemente dicho, justifica ni de lejos el absentismo de las clases conservadoras. Conviene hacer constar que en cualquier nación de Europa han tenido que padecer esas clases, durante lo que va de siglo, Gobiernos, legislaciones y desórdenes incomparablemente más duros que cuanto ha acaecido en nuestra República. Y, sin embargo, no abandonaron la vida nacional, comprendiendo que es de .todas las tácticas la más parecida al suicidio. Porque su conducta tal sólo puede interpretarse suponiendo que las clases conservadoras españolas, beneficiarias perpetuas del Poder público, no admiten como históricamente tolerable ninguna reforma estatal, que no las permita seguir siendo dueñas indiscutidas del Poder. Esto es lo que lla-
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EL ABSENTISMO MORTAL La República es una cosa. El «radicalismo» es otra. Así terminabayo el otro día. Pero no estoy seguro de haberme hecho entender. Recuérdese que en mi primer artículo en C1isol, hace ya meses, rogaba a los lectores que al leerme correspondiesen al intento de precisión que yo hago cuando escri7 bo. Así, es lo más probable que la frase transcrita no se haya entendido en su humilde y perogrullesca literalidad. Se supondrá, más bien, que con ella trato de influir sobre los .«radicales» para que no sean «radicales». ¡Como si yo hubiera pretendido jamás influir sobre nadie ni entrometerme en su bioc grafía! No; no se trata de eso. Sean los «radicales» todo lo «radicales» que les venga en gana. No tengo cura de sus almas ni soy tutor de sus destinos. Lo único que hago es hacer constar una situación objetiva, de la cual no debiera dudar ni un instante quien posea alguna noción clara sobre el modo de ser nuestro pueblo en su totalidad y decisivo conjunto, a saber: que el triunfo de la República no es el triunfo del «radicalismo» y que, por tanto, los «radicales» cometerían un tremendo error objetivo si creyesen lo contrario, si supusiesen que habiendo triunfado la República son ellos los dueños de la situación, que todo es pan comido y no tienen•que preocuparse de más sino dejar fluir alegremente su «radicalismo». Después de todo, se trata de la sempiterna equivocación padecida por las llamadas «izquierdas» a todo lo largo de nuestra historia. ¿Por qué? ¿De dónde procede esa curiosa miopía de nuestros eternos «progresistas», que les hace confundir la nación con su tertulia o .con un pequeño núcleo. de masas entusiastas? ¿Por qué no se elevan casi nunca a la gran óptica nacional, única d((Sde la cual se puede hacer historia perdurable y se evita el mero y triste episodio?.
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mo sÓberbia, y. lo Hamo así porque las conozco muy bien. Pues esa soberc bia es, tal vez, lo único.que puede provocar en España una auténticaytec rrible revolución; . . : · No se pide a es0s.señores que hagan declaraciones ~epublicanas. N<;> importan mucho esas declaraciones. Se.exige algo que es, sin disputa; exic gible: que actúeny colabor!'!n en la vida:nacional, cualquiera que sea.su forma de gobierno; que los banqueros apronten soluciones a la perturbación económica; que los propietarios e industriales trabajen con fervor. en sus cultivos y empresas, aup.que les sea molesta la hora .presente. Esto hemos hecho los demás durantemu,chas horas que nos fueronmolestísimas. (Esfo hacemos en la hora presente; que.es. para mí, y otros como yo, más molesta que ninguna otra,. más trastornadora de nuestra vida habitual, más cat,asc trófica para nuestra: esquelética economía doméstica). · '' · .. No es.lícito, desde ningún punto de vista; .el absentismo y la falta de a~c tividad.en lós•órdenes·sustantivos de la. exi~tencia nacional.Por:una razón sencillíSima. Ese absentismo; sLperdura; nos convencerá de que; en efecto, esos señores no admiten más España que una en que ellos sigan imperando y que se insolidarizan con la nación cuando ésta se organiza en otra fonna·. Pues bien; en ese caso habría que ir pensando de verdád en prescindir de ellos, ya que ellos prescinden de la nación, ya que condicionan su convi7 vencia·en ella, Yo espero, sin embargo, que las clases conservadoras despierten auna más clara visión de la realidad profunda y, curando su soberbia, arrimen el hombro a la gran faena en que ahora estamos de hacer una España vigorosa y actual, una España que, en definitiva, es el destino común de todos.
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X FEDERALISMO Y AUTONOMISMO (Discurso pronunciado en las Cortes Constituyentes en la noche del 25.al26 de septiembre de.1931) Siento vivamente prolongar todavía esta vigilla, y.no s~sipodré pronup.cia~ con mediana sintaxis:las palabras que tengo que decir, porque mi salud no es tan espléndida que, d~pués de una jornada fatigosa, me permita llegar a esta hora con cierta plenitud fisiológica; pero siento la imposición de un deber de conciencia al cual no he de dar expresión con caracteres externos de patetismo, pero que quiero que conste en el Dimio de Sesiones: no puedo votar en pro de esa formulación del primer artículo constitucionaL . Esa cuestión de conciencia; a que antes me refería, no pesa:sobre la porción del artículo en que se habla de República de trabajadores. Creo hac her.sido uno de los primeros, aunque estoy dispuesto a abandonar la prioridad a cualquiera que la solicite, en haber proyectado, en esta etapa de la vida.española, sobre la conciencia pública, la fórmula, el lema de que era preciso organizar a España en pueblo de trabajadores, expresión bien pareja a la.que ahora aparece.en el primer artículo de.nuestra Constitución. Y la palabra «trabajadores» era empleadá por mí estrictamente en e\:sentido que, con•todo rigor,,definió en su discurso.doctrinalmente, cuya.doctrina susc cribo, el señor Araqtiistáin; pero el lema que yo propalaba lo era de una larga y complicada campaña de propaganda; era como.el germen de una enorme labor organizadora; era, en sus posibilidades, ind¡;ciso, problemático; tenía, sin embargo, en su núcleo; la suficiente precisión para no ser simplemente una frase; pero tenía el vago contorno de una palabra con que se incita a·un
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largo movimiento histórico. Por eso, porque en su núcleo era precisa, pero insuficiente en su contorno, yo no puedo satisfacerme cuando encuentro algo parecido a República de trabajadores en él primer artículo de la Constitución, porque la Constitución no es un programa de campafias política!;; ha de tener extremo rigor, y es evidente que ni el señor Araqilistáin ni yo podemos pretender que este nuevo sentido, que yo creo firmemente que ahora comienza a germinar en los hondones del alma europea, este nuevo sentido de la palabra «trabajador», el cual se ha formado por una extraña convergencia de Jos dos polos de la sociedad: de un lado, por la tradición del movimiento obrero; pero del otro, por lo que menos podía sospecharse, por el hombre rico de Europa que, después de tres siglos de riqueza, de capitalismo, se ha hartado profundamente de ser rico, ha superado el deseb de riqueza. Como aquellos primeros heréticos de la Iglesia sostenían que la única manera de llegar a Ja virtud era abusar de Ja carne, ellos han abusado de la riqueza y están ahora al otro lado. Este ntievffsentido que el señor Araquistáin y yo damos a la palabra, no puede pretender enfrontarse ni luchar con el tremendo y taxativo sentido que tiene desde hace ochenta añós, y que posee en el Manifiesto comunista de Marx: no podemos pretender éritrar en colisión con ese magnífico sentido cargado de luchas y de dolores d~ fa organización obrera_, ·
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que hacemos, Espa_ña padece de insuficiente preparación, no sólo en la muchedumbre, sino en nosotros mismos, que aparecemos dirigiéndola o, por . lo. menos, representándola, . , . No fue¡;iaramf una sorpresa grande, pero fue confirmación dolorosa, ver que en un9 de los temas más graves que nos plantea al presente el destino, el de la autonomía regional, existía una extrema confusión de. ideas y que, apenas comenzaba la campaña electoral, en la propaganda, en el mitin, en el periódico y hasta en esta misma Cámara se padecía, en general, una lamentable confusión entre ambos principios. :Y esta confusión es gravisima, porque, cualesquiera que sean mis preferencias para uno u otro principio, corrernos el riesgo -lo vamos a correr dentro de un instante- de decidirnos por el más radical, por un principio que va a reformar las últimas entrañas de la realidad histórica española, cuando el pueblo mismo ignora el sentido de esa tremenda reforma que en él se va.a hacer. Esto es lo que yo lamento, Jo que yo deplo: ro y de lo que empiez\l a protestar. Es preciso claridad sobre este punto.: , . Bajo el nombre de federalismo, no tengo para qué aludir al conjunto de pensamientos sustentados por Pi y Margall y el pequeño grupo de sus adeptos. Ese federalismo, que no ha sido puesto al día desde hace sesenta años, es una teoría histórica sobre la mejor organización del Estado. Ni es tiempo ahora; ni tengo yo por qué ocuparme de discutir teoría más.respetable por Ja calidad de sus fieles que por el rigor y agudeza de su sistema; antes, y por encima .de ese federalisrn,o, está el hecho de la forma jurídica del Estado fede: ral, que una vez y otra ha aparecido en la historia del Derecho. politico mismo; a ese hecho de la forma jurídica del Estado es a lo que me refiero cuando hablo de federalismo. Pues bien; enfrontándolo con el autonomismo, yo sostengo ante.la Cámara, con calificación de progresión ascendente hasta rayar en lo superlativo, que esos dos principios son: primero, dos ideas distintas; segundo, que apenas tienen que ver entre sí; tercero, que, como tendencias yen su raíz, son más bien antagónicos. Conviene, pues, que Ja Cámara antes decida esta cuestión con plena claridad. El pueblo y la Cámara necesitan resolverse en esta cuestión tan grave con pleno conocimiento de causa en un mediodía de radiante claridad. El autonomismo es un principio político que supone ya un Estado sobre cuya soberanía indivisa no se discute porque no es cuestión. Dado ese Estado, el autonomismo propone, que el ejercicio de ciertas funciones del Poder público -cuantas más mejor-· se entreguen, por entero, a' órganos secundarios de aquél, sobre todo con base territorial. Por tarüo, ebutonomisrno no habla una palabra sobre el problema de sobec ranüt; lo .da por supuesto, y reclarn,a pará esos poderes secundarios.Ja descentralización mayor posible de funciones políticas y administrativas. El federalismo, en cambio, no supone el Estado, sino que, al revés, aspira a crear
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un nu.evo Estado, con otros Estados preexistentes, y lo específico de su ideii se reduce exclusivamente al problema de la· soberanía. Propone que Estados independientes y soberanos cedán una porción de su soberanía a unEstad6 nuevo integral; quedándose ellos con otro trozo de la antigua sóberanía que permam!ce limitando el nuevo Estado recién nacido. Quien ejerza esta o•la otra función del Poder público,' cual sea el giado de descentralización,. es para el federalismo, como tal, cuestión abierta, y de he.cho los Estados fedec rales presentan en la historia, en este orden, las figuras más diversas, hasta el punto de•qu.e·, en principio, puede darse perfectamente un Estado federal y, sin embargo, sobremanera centralizado en su funcionamiento. . 'Loqueimporta al federalista es el subsuelo del Estado, a saber: cómo qriedeformalizada la situación de soberanía. Puede, en piincipio, el federa~ lista•no inmutarse porque el Estado superior asuma tan importante función delPoderpúblico, siempre que quede claro que el origen de este poder y de todo su ejercicio depende de la soberanía ~ividida, plural y permanente, de aquellos Estados que se federaron: · Me parece evidente qué no era forzada la calificación con que yo afirc maba ambos principios: Es evidente que son distintos y tienen poco que ver entre sí; hablan• de problemas •diferentes. El federalismo' se preocupa del problema de soberanía; el autonomismo se preocupa ·de quién ejerza, de cómo haya manera de ejercer en forma descentralizada las fundones•del Poderpúblico 'que'aquella soberanía creó. Pero es también evidente 'que en su raíz :tcomo tendencias, son antagónicos. En 'efecto, la historia del fede~ ralismo ha representado siempre una corriente de concentración, y es, en ese sentido;un movimiento de relativa desautémomía. No es, pues, indiferente que en materia tan grave sejuegue·del vocablo .yse presenten ante el pueblo trastrocados y confundidos intentos tan disc pares.• Para los efectos de la historia de España, no hay comparación entre todas las transformaciones posibles poHticasy.la.mejor.modificaciónque. afecte al subsuelo de la soberanía. Porque la soberanía, señores, no esmfa competencia cualquiera, no es propiamente el Poder; n.o es ni siquiera el Estado; sino que es el origen de todo Poder, de todo Estado, y en él;·de toda ley. Es la soberanía la facultad en su raíz preestatal y prejuridica de las deci~ siones últimas o•primeras; según el orden en que queráis contar; es, pues, el fundamento de todo•Poder,de toda ley, de todo derécho, de•todo orden; Pero es, al mismo tiempo y sin di.Stinción, la voluntad de una colectividad que lleva en brazbs, a ttavés de los· cambiantes destinos políticos de un pueblo, toda la suerte de éste al correr de los siglos. Una sob.eranía unitaria signifi" ca,'por tarito;lavoluntad radicaly sin resei-Vas.de la convivencia•históri~a: escindir en trozos esa soberanía·unitaria-· entiéndase bien, no el ejercicio
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de las funciones de Poder público-, escindir, digo, en trozos; esa soberanía unitaria, equivale a renunciar a esa voluntad de convivencia radicalprees. tata!, dejarla ·dislocada, hacer que quede, cuando nienos, condicionada. · Quiere decir soberanía, señores; en suma; que no se acepta por entero y sin cláusulas Ja comunidad de destino. Tan grave es escisión pareja, 'que.yo no sabría recordar si se ha·producido en la época contemporánea.·· Alguien me recordaba no hace mucho en los pasillos, hace una media hora, que podía citarse el caso de Rusia; pero tioneo que a nadie le complazca y satisfaga este ejemplo, no por otra cosa;csino•por la falta de claridad de la situación política de Rusia.r;Todos sabemos cuál es hoy, auténticamente; eIPoder que rige a Rusia, Ndlo ceruiuro; es un ensayo histórico magnificó; no hago sirio significar que no es un ejemplo para aclararla cuestión. Espe" ro que nadie me ponga como ejemplo a Austria. Quien no hable de oídas sabe perfectamente queAustria no es un Estado federal, y para demostrarlo fulminan temente, bastaría con leer;•que·no las tengo aquí, las palabras del hombre mismo a quien se encargó del primer proyecto de Constitución y que; profesor de Derecho político en Viena, sigue siendo su comentarista actual: Kelsen; Ruego, pues, queno'se'me obligue a demostrar•cosa que; en definitiva·, es.tan:notoria..
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' Dislocando, digo, nuestra compacta soberanía fuéramos caso úniC!o en la·historia contemp9ránea. Un Estado federal es un conjunto de pueblos que caminan hacia su.unidad. Un Estado unitaB.á, que se·federaliza, es uri organismo de pueblos que retrograda y camina hacia su dispersión. Por'eso, señores,' insisto en haceros ilotar·que los problemas de soberanía pertenecen a una dimensión histórica radicalmente más profunda que todas nuestras restantes discrepancias, que todos los cambios de forma política y que se refieren a aquel subsuelo de la vida de un pueblo del cual depende todo lo demás. De ahí que yo, al.ver•que con tanta imprecisión se ha planteado este problema ante el país, he sufrido día por día! Pues qué; ¿no me he encontrado con que mi propió discurso, de extremb autonomismo, me era representado por unos y otros oradores como un proyecto federal? Pues qué;¿en este mismo artículo que se.nos propone votar, no.se dice que la Republica española va a ser y será de tendencia federal; qrie perlnita·la autonomía de Municipios y Provincias, como si pará que· fuera ésto permisible fuese menester que un Estado se convirtiese en federal? Evidentemente; hay áquígravísima confusión. No, no creo que sea ésa la solución que demos a la autonomía de España. Es demasiado grave;•pero, en fin de cuentas, todo esto que yo digo no son más que razones que; en dec finitiva, no significarían sino que yo considero la organización federal como arcaica y perturbadora de los nuevos destinos españoles. Total, una opinión
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particular. Pero aquí no hemos venido a sostener tercamente opiniones paf;• ticulares; hemos sido traídos aquí para colaborar en la forja de una Con.sti• tución, y nuestro deber es·no construirla según la dibujaríamos si estuvié: ramos solos en España, sino al revés, supeditando nuestras preferencias íntimas a lo que el pueblo nuestro, dados su contextura y su momento, exige,. Yo he votado ya y volveré a votar otras veces en contradicción con mis. ensueños, a beneficio yen pro de la necesidad nacional, de la realidad de nuestro .pueblo, pero, por lo mismo, hemos de tener gran cuidado, y; adeé, más; habría yo de sentir entusiasmo federal, de. que por completo carezcoy y no me atrevería·a.votar.eseartículo·porque,. como he dicho, toda refotm:a . de soberanía es de tal modo profunda; de tal modo grave, que no es lícito intent~rla, si no estamos explícitamente seguros.de que eLpueblo espáñol se. da cuenta de la tremenda operación que vamos a realizar en éL Ni vaso: tras ni yo estamos en esta fecha seguros de.que el pueblo español, que seba: dormido esta noche dueño de'una soberanía.unida, sabe, sospecha,.que, al despertarse, va a encontrarse su soberanía dispersa. No; eso no. · · · ·:i Por esto, aunque ya' me.habéis oído en otras ocasiones que, como de; cían los jansenistas, no debe menudearse el plebiscito, precisamente por su vigor democrático, yo diría que si hay algún caso en que está plenamente justificado es en uno como éste; pero como, por. razones otras innumera: bles, es hoy el plebiscito imposible e inoportuno, lo que creo es que no po~ demos plantear la cuestión de la reforma de España, especialmente por e1 problema que nos .trae Cataluña, en térll1.inos de soberanía, sino buscar un área menos estremecedora, pero mucho más amplia, el área del más exc tenso, pero más estricto autonomismo. Esa área no tiene peligros de esa di: mensiónde subsuelo y ofrece·un horizonte ilimitado de libertad, de esa u~. bertad que nos pedía el atto día el señor Carner; un horizonte infinito de libertad y de holgura al movimiento. Ahí está, seftores;la solución, y no seg~ mehtáhdo la imberanía; ha tiendo posible que• maftana cualquiera región, . _ molestada por una simple ley fiscal, ensefte·al Estado, levantisca, sU:s bíceps. de soberanía particular. Es muy grave, pu~s, lo que vais.a decidir. Hoy vais a decidir, no sobre problemas de instituciones, por altas que sean; no sobve formas de.gobier" no;.vais a resolver sobre. algo que representa la.raíz cósmica, ultrajuridica y últimamente vital de lá realidad espanola; vais a decretar. sobre soberanía\. Yo os invito a que hagáis acopio de responsabilidad, pues por mucha ci.ue acumuléis, será .escasa en comparación de la que ahora; dentro de un poco; vais a gastar. Nada más. (Aplausos). ·
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RECTIFICACIÓN DE LA REPÚBLICA
(Conferencia pronunciada el día 6 de diciembre de 1931 en el Cinema de la Ópera, .de Madrid) Señoras, señores: En estos días, c9n la aprobación del texto constitucional y la elección de Presidente, queda e,stablecida juridicamente la República española. Tec nemas ya un cauce legal por donde pueda fluir fecundamente nuestra vida colectiva; tenemos ya bajo nuestras plantas un suelo de derecho, donde hincar los talones e iniciar la marcha histórica. Termina, pues, en estos días, el primer acto de la implantación de la forma republicana en nuestra vieja, en nuestra viejísima España .. ¿No es el momento excelente... ? (Se promueve un incidente porque no se deja entrar en el salón a algmws espectadores. En algunas localidades altas se quejan de lo deficientemente que se oye). Perdonen ustedes, pero no estoy acostumbrado a hablar con altavoz y acontece que, mientras voy pronunciando las palabras, las· escucho yo mismo, y esto es demasiado: hablar y encima escucharse. (Risas). Decía, pues, si no es el momento excelente para que hagamos un alto y; recogiendo bien las riendas de la atención, miremos en derredor, percibamos claramente la situación interna de nuestro país, analicemos el próximo pasado y, sobre todo, proyectemos en grande la arquitectura de nuestro porvenir. No todo esto, porque seria demasiada tarea, pero sí algo de esto, un comienzo de esto, quisiera yo hacer ante vosotros.
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NUESTRO NUEVO DEBER Van transcurridos siete meses de vida republicana y es hora ya de hacer un primer balance y algunas cosas más que un balance. Durante esos siete meses, la República ha estado entregada·a unos cuantos grupos de personas que han hecho de ella, libérrimamente, lo que les recomendaba su espontánea inspiración. Tenían derecho a ello, porque fueron la avanzada del movimiento republicano en la hora de máximo peligro. Era justo que los demás quedásemos, por el pronto, a la vera, procurando no estorbar; más aún, formando un círculo defensivo, dentro del cual esos hombres, sobre quienes el destino había hecho caer la tremenda carga de enseñar a una República recién nacida sus primeros pasos, pudiesen actuar con plena holgura, con plena calma. Lo único que, además, podía'exigírsenos era que, si desde el principiojuzgábamos algo erróneos esos primeros pasos, cuidásemos de expresar nuestra discrepancia en forma mesurada ykordial. Pormi parte, creo haber cumplido con todo rigor este complejo deber, porque durante estos meses he evitado estorbar, porque he defendido desde mi puesto excéntrico a los que gobernaban y, en fin, porque a los quince días de sobrevenida la República comencé ya a hacer señas (que esto venían a ser mis tenues palabras en artículos periodísticos y en discursos parlamentarios); comencé a hacer señas a los de arriba para insinuarles que en mi humildísima opinión tomaban vía ml)erta. (!Uuy bien). · Era, señores, de superior urgencia que, 'lo antes posible, existiese una ley, una figura de Estado, más o menos imperfecta, que permitiese iniciar la vida política normal, y a esta urgencia convenía supeditar todo lo demás. Pero esa ley; la Constitución, existe ya; hay ya un Estado, y ahora nues.tro deber cambia de signo y nos impele precisamente a lo contrario que hasta aquí. Ahora es preciso que cada cual diga claramente lo que piensa sobre la situación histórica de nuestro país;· que declare su· opinión sobre el modo--~ cómo ha sido 'planteada la vida republicana. Ya no es necesario', y, por lo misrrio,no es lícito, que sigan,; más o menos confundidas, las actitudespo~ líticas. Es'preciso que se deslinden los juicios y los· programas, porque es preciso también que se deslinden las responsabilidades. (Muy bien),
ELMOMENTOIDSTÓRICO · Cuando la historia de un pueblo marcha ya sobre carriles añejos, sólida" mente instalados, pueden impunemente el individuo o el grupo 'ConcecJ.erse un margen de distracción y aun de frivolidad en la conducta, pensando que
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sus actos públicos no tendrán consecuencias ni muy importantes ni muy graves; pero en una hora como ésta, en que nace para España un nuevo destino, . cuando lo estatuido es aún tan tierno, tan débil, que no podemos apoyamos · en ello, sino ·que, al revés, el Estado tiene que ser sostenido y alimentado .por nuestros JJ.ropios. actos, es preciso que cada uno de éstos, los míos como los vuestros, vayan inspirados por un sentido casi patético de responsabilidad. Notad que nuestra vida ahora no consiste en repetir una vez más lo que veníamos haciendo ayer o anteayer, que no vamos cómodamente embarcados en usos antiguos, sino que, por el contrario, queramos o no, estamos iniciando nuevas formas y modos de vida pública, nuevas normas y propósitos y hasta vocabulario de convivencia-.-en suma, señores, que estamos creando historia con cada una de las palabras, de los gestos y.delos movimientos que hacemos. Es preciso que el pueblo español se dé plena cuenta de esto, que se percate del rango que para los destinos de España tienen estos meses, semanas y días,. porque sólo así podrán esas. palabras,. esos gestos y esos movimientos nacer como rezumando.sobre aquel fondo de dignidad, de elevación moral, que requiere una tarea tan enorme como ésta en que estamos sumergidos: 'Por eso el crimen mayor que hoy se puede cometer en España es empequeñecer el momento. (Muy bien. Vmios espectadores: No se oye). Yo ruego que me digan las personas que ocupan las localidades niás remotas de;mí, si me oyen, porque de otra manera, con los escasos medios de mi voz, yo intentaría tomar cada palal¡ra en la honda y lanzarla a las alturas. (Risas) .. Son, pues,.instantes de rango sublime;;º ¿es que creéis que podemos entrar en tan soberana faena como es organizar una nadón; edificar un fuerte Estado, si seguimos los españoles como hasta aquí con un temple de ánimo chabacano, flojas las mentes y el albedrío sin una formidable tensión de.disciplina? ¿De dónde va a venir el tono y calidad a nuestra historia sino del tono y calidad que logren alcanzar nuestras vidas individuales? Como en el deporte es necesario un especial entrenamiento y hace falta seguir un régimen de vida, que mantenga el cuerpo en f arma, asegurando la plena elasticidad de sus facultades, para hacer historia es menestér que el ciudadano, el simple ciudadano; se halle m.oralmente en fonna, tenso como un arco que va a disparar la flecha hacia lo alto. Sin eso no habrá.nada. Y uno de los crímenes más insistentes dela monarquía fue el fomentar continuamente nuestra propensión ala chocarrería, al chiste envilecedor, a las.ridículas disputas de casinillo. Bajo atmósfera tal, estad seguros de que las almas no pueden querer lo grande; antes bien, minusculizadas, encanalladas, miopes como ratones, se perderán en el laberinto miserable de las querellas de rincón, y no podrán verlas líneas sencillas, pero gigantes, que orientan al pueblo en sus renacimientos. (Aplausos).
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Yo, señores, soy un pobre hombre, con muchas menos pretensiones de las que algunos suponen; simplemente un pequeño ser, que ha ligado siem" pre su microscópico destino individual al ancho, macroscópico destino de su raza, y por eso, cuando ve que España va a cometer.un error ó, por el contrario; que puede hacer algo grande, arrostra el ser tachado·depretencioso y, abandonando su habitual oscuridad,: da alviento la poca cosa de su voz y lanza a sus conciudadanos una advertencia o•una indicación. Nadamas:Asl yo ahora; en este momento decisivo, comienzo por decir: Hermauos'esp·a" ñoles, no toleréis en vosotros ni en vuestro alrededor el triunfo de la chaba" canería. Mirad que por ese:punto seháido siempre la media toda delaspo" sibilidades españolas. Ni consintáis.tampoco qué domine la vida pública el falso apasionamiento airopelladoy pueblerinó; Decíll Hegel que nada•imc portante se ha hecho nunca en el mundo, si no lo ha hecho la pasión. Pero bien entendido;•añade, la pasión~ .. fría,· La otra, elfácilapasionamieuto; que nos.arrebata unmomento; no ha servido mi,nca para nada estimable. La auc téntica pasión creadora de historia es un fervor recóndito,.tan seguro de sí mismo, tan firme en su designio, que no teme perder calorías por buscar el auxilio de las' dos cosas más gélidas que hay en el·mundo: la clara réflexión y la firme voluntad. Por eso os pido que,juntos en este rato y cualesquiera sean vuestras opiniones,•me dejéis razonar sencillamente sobre los destinos nacionales. (Aplausos): · · · :1 La ocasión es magnífica para hacer de España un pueblo de vida conc tenta y plenaria, respetado por todos los extraños. ¿No es una enorme: pena que se desvirtúe esta ocasión, por dejar que triunfen las pequeñeces, las manías, las palabras hueras y, sobre todo, la angostura de visión histórica 1
RECTIFICARLA REPÜBLICA· Y
es evidente que algo de esto está aconteciendo. Couviene·que yo evite
toda exageración en el' diagnóstico y hasta que me oponga a ella. Para•exac gerar, para desorbitar las cosas se bastan y se sobran las mesas de café; en torno a las cuales, veinte mil terttilias, desde hace cincuenta años; se come placen en desmesurar todos los hechos y én descoyuntar todas las opinio· nes. (Muy bien), Nada gravé, por fortuna, ni irremediable ha acontecido; pero·es evi" dente que sise compara nuestra República en1a hora feliz de su natividad, con el-ambiente que ahora,la rodea, el balance arroja una pérdida, y \lº• como debiera, una ganancia. No disputemos sobre la cuantía de la pérdida;
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no disputemos sobre el más o el menos de esta pérdida.Lo que tenemos que hacer es reconocerla. No se han sumado nuevos quilates al entusiasmo republicano; al·cóntrarici, le han sido restados; Y si esto es indiscutible, lo será también extraer la inmediata e inexcusable consecuencia:· que es preciso rectificar ~l perfil de la República. (Muy bien. Grandes aplausos). Nació esta República nuestra en forma tan ejemplar, que produjo la respetuosa sorpresa de todo el mundo. Caso insólito y envidiable. Acantee cía un cambio de régimen, no por manejos ni por golpes de mano, ni por subversiones parciales, sino de la manera inevitable; e:Kuberante y sencilla como brota la fruta en el frutal. Este modo, diríamos espontáneo, de nacer la República, nos garantiza qu'e el grave cambio no era una ligereza, rio era un' capricho, no era un ataque·histérico, ni era una anécdota, sirio que había sido una necesidad profunda de la nación espali:ola, que se sentía forzada a sacudir de sobre sí el cuerpo extraño de la monarquía.· Lo que no se comprende es que habiendo sobrevenido la República con tanta plenitud y tan poca discordia, sin apenas herida, ni apenas dólares, hayan bastado siete meses para que empiece a cundir por el país desazón, descontento, desánimo,-en suma, tristeza; ¿Porqué nos han hecho una República triste y agria, o mejor dicho, por qué nos han hecho una vida agria y triste, bajo la joven constelación de una República naciente? .(Muy bien). · No voy a acusa.r a nadie, no sóloporque repugno faena tal, sirio porque; además, sería injµsto. Conozco a esos hombres que hoy dirigei:rla.vida pública española -y me refiero, no sólo a los Gobiernos, sino a muchos que militan próximos a ellos-; conozco a esos hombres y sé que la política peninsular no ha encontrado nunca junto tesoro mayor de buena fe y de prontitud al sacrificio. Lo que pasa es que se han equivocado, que han cometido un amplio error en el modo de plantear la vida republicana. Y aun si luego tuviera tiempo me atrevería a demostrar que; en buena porción, ese error cometido.no les es iinputable, sino que más bien'son de él responsables las clases representantes del antiguo régimen, que ahora tan enconadamente combaten a: esos hombres. ¿:Pues qué? ¿Se quería que después de haberlos mantenido en permanente oposición, más aún, .en virtual destierro de los negocios públicos, pudiesen esos hombres; de la noche a¡la mañana, improvisarla destreza, la soltura de mano y la' óptica del gobernante? No; hay una porción de error en la actuación de esos hombres, en la de todos nosotros; que no debe•avergonzarnos, porque nos viene iinpuesto por una realidad histórica profunda. No somós culpables de que se haya roto de modo tan total Ja continuidad de las fuerzas políticas espanolas. Hace diecisiete años; en 1914, en una conferencia juvenil, titulada «Vieja y nueva política», anunciaba yo que esa'discontinuidad se produciría
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por el torpe hermetismo del régimen monárquico, que no _Permitía la cor:~ vivencia de todas las fuerz~s nacionales, sino ql!e establecia una valla, mas allá de la cual quedaban desterrados de los asuntos de España la mayor par~ te de los españoles. -. . . _ _ . · • -- Parecerá extraño; señores, que comience por defender a los mISmos quetengo el deber de crltiqir; pero la República debe ha~~r usos nuevos, Y, so-.• bre todo, nadie espere que, por actuar yo.ahora pohucamente, ab~ndone: ninguno de los imperativos que han gobernado mivida, ni renur:c1e a una sola de las facetas.de mi verdad. Quien busque, pues, palabras mas desaforadas 0 más simplistas o más injustas; puede, como en eljuego delas cuatro esquinas; ir a buscar candela, en otra parte, donde reluzca. (Apla~os).' · Pero digo que, aun restando la dosis: de error que, por s~r mevita~le, no se puede imputar, queda una porción, lá más grave y lamas sustancial., ¿Por qué, por qué en tomo a fa República hay hoy menos fervor que siete meses hace? Esto es lo inadmisible, lo injustificable. Para ver claro en qué consiste ese enorme error, conviene retrotraemos a aquellos días en que• se preparaba el movimiento revolucionario. En esas horas de lucha, en esos instantes de batalla, las almas se hacen un poco agudas, porque se hacer:unpoco espadas; las potencias adquieren ~áxima .tens~~n, ~ a'.e:ta el 01d~,, alerta la pupila, se percibe con gran exactitud la s1tuac1on histo1:'1ca, reah-: dad política. Por eso, porque se acierta en la visión, se logra la.victona; pero. luego viene el triúnfo, y el triunfo es, a veces, un alcohol nocivo que obnu·· bila la mente de los triunfadores.
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¿REPúBUCA CONSERVADORA Y BURGUESA? • _ . Cuando preparaban la revolución los hombres que han ap~recido al frente.de la República veían, con plena claridad; lo que ésta tema qu~ser durante la primera etapa. de su historia,· durante el tiem~o de su co~sohdac ción: La República que ahora triunfe¡ decían-·notadb1en:.lo dec:anellos entonces, no lo digo yo ahora-.. , la República que ahora trmnfe ue~e.que ser una República conservadora, una República burg1Iesa. Al~n mm1sr:o, recordará los atronadores aplausos que estas palabras, pronunciadas por. el, disparaban en el auditorio; pero yo aproveché la primera ocasión que s~-me ofrecía para hacer notar;queambas expresiones eran~oc~ o n~da felices. : , ¿Conservadora? Señores, hablemos unpoco en.seno, libertand~nos.de la tiranía que sobre nuestras.mentes ejercen las p~la~ras; las denom1~ac10nes. ¿Hay hoy en toda la anchura del mundo moVlfillento alguno_ d~ dlI\len-. siones apreciables, que pueda calificarse de conservador, de autenucamen-.
te conservador? Podrá este o el otro individuo, en el secreto de su temperamento, allá en 'la intimidad de sus nostalgias, ser conservador; pero hoy no es posible en parte alguna una política conservadora. Los problemas que encuentra ame sí hoy el Estado son de tal gravedad y.profundidad, que ningún pretérito puede servir de norma para atacarlos. La sustancia misma del hombre medio se ha hecho hoy tan distinta de lo tradicional, que nos obliga, ni.más ni menos, como si dijéramos; a brincar de una época a otra, a abandonar todo el mundo político conocido e ingresar medrosos, atemorizados, en un mundo completamente nuevo y totalmente incógnito. ' No creo que haya hoy en Europa nadie que se haga ilusiones de 10 contrario;. poco, muy poco y muy condicionalmente, puede conservarse del pasado, y por eso los ingleses, al acudir a unas eleccionesrecientes en eXtraña c~alición, jamás sospechada en sus islas,. puestos a conservár, no han poc d1do conservar-ya lo veréis- más que el nombre de conservadores. (Muy bien. Aplausos). .. No hay más que un pueblo, maestro en inqui~tudes, gran doctor en convulsiones: Francia, que, por la convergencia de una serie de azares; ha podido intentar hasta la fecha el sostenimiento del statlt quo, que es cosa nrny distinta de una política conservadora; Se trata de un equilibrio inestable, en cuya perduración nadie confía y que, en definitiva, se nutre de demorar sine 'die las grandes cuestiones del tiempo. Ine:¡mrablemente, en una u otra jornada, llegará a ese admi,rable país la marea viva de los problemas actuales, el statlt quo zozobrará y se disparará en él un proceso parejo al que hoy sacude a todos los demás países. . . , · Decir, pues, que la República española debía ser una República conservadora, equivale a no decir nada; menos aún: equivale a desorientar el porvenir de nuestra República.' · . Pero menos afortunada me parece todavía la otra expresión: ¡República burguesa! ¡Como si no consistiese la máxima peculiaridad de nuestra historia en la relativa inexistencia, por lo .menos en la anormal debilidad-de la burguesía en esta península! Cualquiera diría que se trata de una simple anécdota, cuando es el hecho básico causante de la decadencia qúe ha padecido España durante toda la Edad Moderna. Porque una edad, una época, es un clima moral que vive del predominio de ciertos principios disueltos en el aire; la época moderna vivió impulsada por el racionalismoy el capitalismo, dos principios emanados de cierto tipo de hombre; que ya en el siglo XV se llamaba «el burgués». Y si España se apagó al entrar en ese clima como una bujía se.apaga por sLmisma al ser sumergida en el aire denso de una cueva, fue sencillamente porque ese tipo de hombre era en nuestra raza escaso y endeble; y el alma.nacional se ahogaba emla atmósfera de aquellos principios.
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¿Y si no ha gozado España de salud durante la Edad Moderna porque era insuficientemente burguesa, va a dar la casualidad que ahora; cuando la modernidad sucumbe y eon el!~ la burguesía pierde la plenitud de su mane dci,va a dar la casualidad, digo, que al rehacer un Estado, este Éstado seedic fique como Estado propiamente burgués? No hay, ciertamente, grandes pro; habilidades de.ello: Importa, pues, mucho en materias graves como ésta, cuando se trata .nada menos que de empujar a todo un pueblo en cierta dirección hacia la línea azul de su· horizonte, que cuidemos el uso de las palabras, porque son los déspotas:más duros que la humanidad;padece. Elvocablo•que.se ha apoderado de nosotros, que en nosotros prende•,' nos lleva ya luego al estri" cote hasta sus últimas consecuencias, consecuendas que son la.s suyas, pero nci son las nuestras. Se reconócerá no haber grandes probabilidades > de que·enel mundo actual,·a].atontecer·uncambio de régimen, elnuevo Estado que nazca sea, hablando con propiedad, un Estado burgués. Y cbc mo yo voy a hacer luego un llamamiento a todas las fuerzas eficaces del país, entre ellas a las llamadas burguesas, especialmente a las capitalistas, y quiero que este llamamiento·mío sea enti.isiasta, pero ala vez serio:y ne garoso, me interesa que queden claras ciertas cosas elementales. Una.de ellas, ésta: cualesquiera sean las diferencias políticas que existan o puedan existir mañana en nuestra vida pública, es preciso que nadie cometa la e5tupidez de desconocer que, desde hace sesenta años, el más enérgico fai::tor de la historia•universal .es el magnífico movimiento ascensionalde las clac ses obreras. Se trata de una corriente tan profunda y sustancial, que tiénela grandeza e incoercibilidad de los hechos geológicos. Toda política, pues, inspírela uno u otro temperamento, tendrá que ir, a la postre, inscrita denc tro de ese formidable flujo; tiene que contar con él y aceptarlo como se acepta el avance de nuestrosistema solar hacia la constelación de Héicules. (Mfry bieit; Aplamos). No se hable, pues, en ningúnrincónplarí.etario de política burguesa; pero, viceversa, no cabe tampoco confundir esemovimiento ascensional de la humanidad obrera; con el laborismo, socialismo, sindicalismo o COIÍ.lU' nismo,:que son meras fórmulas, propagandas, ensayos; todo lo importarites que se quiera, pero ·que a· la postre no representan sino ,interpretaciones transitorias y relativamente superficiales de aquellaTealidad mucho más profunda' e inexorable. (Aplausos). , · De :modo· que no es. hoy posible, imaginable, política alguna que una de sus dimensiones no sea política obrerista:, que en su sesgo no acom'pañe a esa tremenda corriente marina que empuja la historia•actuaL Per,¡i\ al par, ningún credo o partido obrerista puede pretender significar famodú]ác
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ción única, definitiva e infalible de esa realidad sustantiva de nuestro tiem~ po. Bastará comparar la situación del socialismo o sindicalismo en Europa veinte años hacefhoy, para convencerse de ello. · . . ··:; Para no •desorientarnos, evitemos, pues, hablar de política conserva e dora y dep_olítica,burgue5a. Pero si yo rechazo ambas fórmulas, en cuanto que pretendan· tener un significado preciso; reconozco, en cambio, que cuando fueron pronunciadas en la hora.de preparar.la revolución; los que las emitían querfan decir con ellas otra cosa mucho más certera y completamente oportuna; ésta, sencillamente ésta: que la República, durante su primera etapa, debía ser sólo República, radical cambio en la forma del Estado, una liberación del Poder público detentado por unos cuantos grupos, en sum~, que el triunfo de la República no podía ser el triunfo de ningún determmadopartido o combinación de ellos, sinola•entregadelPciderpúblico a la totalidad cordial de.los españoles:(Grandes aplausos). . . . . · · Porque.no se ha•hecho eso; o; para hablar:con: más cautela y.tal vez c?n más justicia, porque se ha dado la impresiórnde que no s,e hacía eso, smo- que se aprovechaba ese triunfo espontáneo. y nacional-. ¡y' nacio~ na!!~ de'la República para arropar e¡;L él propósitqs, preferencias;. credos políticos particulares, que no eran coincidencia nacíonal, es·potlo'querec sultaque a! cabo de sietemese5 ha caído la' temperatura del entusiasmare' publica:noy trota Esp.aña, entristecida; por ruta a, la deriva .. Y esto es lo que hay que.rectificar. "'-, · '· ,; ·· · , , , . " 1 ··i •. · Apenas sobrevenido su triunfo,. comienza ya a falsearse. Gent!'!s atropélladas.comelliarona decir: :¿Cómo? ¿No se ha hecho más que cambiar la forma de.gobierno? Con lo cual no hacían sino descubrir su inconsciencia y revelar. que no. tenían.una.idea clara de lo que era la monarquía en España, cuando·su simple ausencia ysu sustituciónporunrégimen opuesto se les antojaba a estos señores .parva mutación1 Les parecía poco el cambio de régimen, y, en cambio, les parecía mucho media docena de reformas verbac listas que habíanc¡¡pturado.enlos archivos de una vetusta y.agotada:democracia.:(Muy bie11) J Esta;agitación formó un círculo de inquietud entorno a. los.gobernantes, la mayor·parte de loscuale5-' .. · estoy seguro-·: no.simpatizaba·con ella, veía perfectamente su inanidad, pero no acertó. a resistirla. ¡Ahí es nada: que España haya dejado de vivir bajo la monarquía de Sagunto y aliente hoy constituida bajo la figura de una Repúblicá L¿Es que se sabe, se más allá de sabe, 16.que esa monarquía significaba más allá d.e todo detalle . todos los abusos particulares, por su esencia misma; lo que significaba para los destinos españoles? , ,.: . . •• · ,,
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CARACTERIZACIÓN DE LA MONARQUÍA · España, es decir, el país eritre todos los conocidos donde el Poder pú~ blico una vez afirmado tiene mayor influjo, tiene un influjo iJicontrastable · porque, desgraciadamente, nuestra espontaneidad social ha sido siempre increíblemente débil frente a él. Pues bien; la monarquía.era una sociedad de socorros mutuos que habían formado unos cuantos.grupos para usar· del Poder público, es decir, de lo decisivo en ESpaña. Esos grupos representa~ ban una porción roíriima de la nación;. eran los grandes capitales;la altaje,c rarquía del Ejército, la aristocracia de sangre, la Iglesia. No voy a proferir .ninguµa palabra enojosa para las personas que integraban estos grupos; dueños, hasta hace'poco,·del Poder y: hoy en .derrota. Digo de ellos aquí lo mismo que rio pocas veces les he dicho a ellos mis~·· mos, lo propio que mecomprometetia a decir ante tiria academia de historiadoresfsociólogos donde mis palabras .fueseri eón todo rigor .científico oídas; interpretadas y juzgadas; eri realidad; lo he hecho constar hace tiempo en lugares del extranjero muy exigentes por ló que toca a la precisión de las ideas y donde, por tanto, exponía la seriedad de mi oficio intelecc tual. Mi idea es ésta: No entro a juzgar ni a suponer intenciones buenás 9 malas, que no irriporta al caso, peróel hecho es que esa realidad histómca llamada monárquía de Sagunto y que llena sesenta años de la existencia' es~ paño la, .consistía en la asociación de aquellos mínimos grupos para uso del Poder público. El monarca era el gerente de esa sociedad;'nada·más, pero tampoco nada menos. Cuando el interés real o aparente del país coihci'día con el de esos grupos, hacían éstos grandes gesticulaciones de patriotismo; pero si la necesidad nacional entraba en colisión con la conveniencia de algunos de ellos, acudían al socorro todos los demás y era lanacióri quien tenía que ceder;padecer y anulárse; para que el grupo· amenazado' ria SU" friera· erosión.·•·. · Dicho en otra forma: los grandes capitales; el alto Ejército, la viejaariSL tocracia, la Iglesia, no se s.entían nunca supeditados a la nación, fundidos correll_a en radical comunidad" de des tirios¡ sino que era la nación quien en la hora decisiva tenía que concluir por supeditarse a sus intereses partiéulac res. ¿Resultado? Que el pueblo español, el alto, medio .e írifimo, aparte•esos exigtios grupos, no ha podido nunca vivir de i;fmismo y por sí mismo; rió se . le ha dejado franquía a su propio; .intransferible destino; no ha podidó haéer la historia que germinaba en su interior, sino que era una y otra vez y siemc pre frenado, deformado, paralizado. por ese Poder público, no fundido cori él, yuxtapuesto o sobrepuesto a la nación e inspirado por intereses d~er gentes. de los sagrados intereses españoles; y les llamo sagrados, porque la
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historia de un pueblo, su misterioso destino y emigración por el tiempo, señores, es siempre historia sagrada. En ello va algo tan profundo, tan irriprev.isible y tan respetable, que trasciende de la.voluntad y del criterio de los fadividuos .. Pm eso los grandes hechos claros de un pueblo tienen que ser profundami;nte respetados y nunca desvirtuados. Ésta es la tesis principal de mi discurso. · De. un lado, señores, iba, mejor dicho, pugnaba por ir la nación; del otro, marchaba a su ventaja el Poder público. En suma, que la monarquía era el Poder público desnacionalizado, que irremediablemente falsificaba la vida de nuestro pueblo, desviándola sin cesar de su espontánea trayectoria. El caso más claro de esta desfiguración a que era sometida la realidad española nos lo, ofrece la Iglesia:; Colocada por.el:Estado' eri situación de super1ativofavor, gozando de extemporáneos privilegios, aparecía poseyendo un enorme poder social sobre nuestro pueblo; pero ese poderlo no era; en verdad,. suyo, susc:itado ymantenido exclusivamente por sus fuerzas; que entonces sería absolutamente respetable;csinó que levenía.delEstádó como un regalo .que el Poder público le hacía; puesto a su servicio:. Con lo cual se falsificaba la efectiva ecuación de las fuerzas sociales de España, y de paso, la Iglesia, viviendo en falso, y esto es lo·triste, viviendo en falso se desmoralizaba.ella misma gravemente. (Grandes aplal!Sos). No concibo que ningúri católico consciente pueda desear la perduración de régimen parejo en que el uso mismo era ya un abuso, con lo cual ria está dicho .ni mucho menos que la situación recient~mente creada me parezca, en s~ detalle, ni·perfec~ ta ni deseable. Mas por lo pronto hay que acatarla sin. más: El Estado' tiene que ser perfectamente y rigorosamente laico; talvez ha debido detenerse en esto yno hacer ningún gesto de agresión. Yo, señores, no soy católico y desde mi mocedad he procurado que hasta los humildes detalles oficiales de mi vida privada queden formalizados acatólicamente; pero no estoy dispuesto a dejarme irriponer por los mascarones de proa de un arcaico anticlericalis- . mo. (Aplal!Sos).
SIGNIFICADO DE LA REPúBUCA· ¿Cómo.iban a marchar así bien las cosas? El EStado contemporáneo exige una constante y omnímoda colaboración de todos sus individuos, y esto no• por razones dejusticia política, sino por ineludible forzosidad. Las necesidades del Estado actual son de tal criantíay:tan varias que necesitan la permanente prestación de todos sus miembros, y por eso, en la actualidad, gobernar es contar con todos. Por tal necesidad, que inexorablemente
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imp.onen las condiciones de la vida moderna; Estado y nación tienen qué' estar fundidos y en uno: esta fusión se llama democracia.· Es· decir, que;fa' democracia ha dejado de senina teoría y un•credo político que unos cuan=' tos agitan, para convertirse en la anatomía inévitable de \a época actual.' Por' tanto, es inútil discutir sobre ella; la democracia es el presente, no•es queeli ' el presente haya demócratas. (Aplausos) ... · Pues·bien, señores, la República significa 'nada menos que la pi:Jsibili- ' dad de nacionalizar el Poder público, de fundirlo con la nación, de que nue.s•. tto pueblo vaque libremente a su destino, de dejarlefare da se; que sé orga~l· nice a su gusto, que elija su camino sobré el área imprevisible del futúro~ que viva a'su modo y según su interna inspirá.eión: ) . >Yo he vénido· a la· República; ccínio ortos muchos, movido porla·erit:ú.c siastá. esperanza' de que, por fill, al cabo de centurias, se iba a permitir antiest tro pueblo, a la espontaneidad nacional, corregir su própia fort:Una, regular" se a si mismo; como hace todo organismo,sano;.rearticular sus-impulsos en.; plena holgura, sin violencia de nadie;'de'suerte· que.en nuestra sociedad cada individuo y cada grupo fueseauténticamentelo que es, sin quedar.por ' la presión o el favor deformada su sincera realidad; Eso es lo que significaba para mí eso que désdeñosamente algunos lla'man «simple cambio de.forma de gobietno»,y que es, amijuicio, tran51' formación mucho más honda y sustaµciosa que todos los aditamentos es~ pectaculares que quiefan añadirldos arbitrarios y angostos programas de. angosJ;íSimdspartidos. · ·· .••Y el error que en estos meses se ha cómetido, ignoro por culpa de 'qúiérr, tal vez sin culpa de nadie, pero qué se ha cometido; es que al cabo de ellos, cuando debíamos todos sentimos embalados en un alegre y ascendente destino común; •sea preciso reclamar la nacionalización ·de la República, qnela República cuente con todosyque todos se acojan· a la República;'.·\·• ••• Al.día.siguiente de sobrevenido el triunfo (no se olvide• que en. µnas,2 elecciones, no en una barricada) pudo elegir el Gobierno, en pleno albedrío;." entre una de estas dos cosas: o seguir siendo el antiguo Comité revoluciona~·· rio, o declararse representante de una nueva y rigorosa legalidad que iniciaba .su constitución. Al preferir lo prit'néio, por fo'nienos al preferirlo máS bien que lo otro, quedó ya en su raíz desvirtuada la originalidad del cambio de régimen, de ese hecho histórico esencial, que ha emanado directamente de nuestro pueblo entero como un acto de su colectiva aspiración;· ese he- , , cho,' que no es' de ningún grupo, ni grande ni pequeño; sino dela totalidad •, del pueblo español, hecho al cual debierávolver.su atendóny debiera atel-0, nerse todo el que no quiera equivocarse en el próximo porvenir. Este. b,echo · es la verdad de España, superior a todo capricho y que aplastará cualquier
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frívola intención de j.nterpretarlo arbitrariamente. Aquella conducta delpue~ blo español es el texto fundamental, de que nuestra política tiene que.ser el pulcro y fiel comentario. Y esa conducta significaba un ansia' de orden nuevo y un asco deLdésorden en que había ido cayendo la monarquía: primero, el de5orden p~caro de los viejos partidos sfu fe en el futuro de España; luego, el desorden petulante y sin unción de la dictadura. (Aplausos) . . A esa unidad de.la voluntad nacional que la República tiene que significar, es preciso que volvamos, porque hay a la puerta de la República,.ins.talados en hileras, unos hombres.que perturban la obra de los gobernantes e impiden el ingreso en la República del buen español, pacífico y mesurado. Hacen ellos grandes aspavientos de revolución, la cual podrá en alguno ser sentimi.ento sincero, pero revolución que hoy; en España, sería, no buena o mala, sino algo más defillitivo: históricamentefalsa. Exigen e5os hombres pruebas de pureza de sangre republicana y se dedican arecitar sin parar las más decrépitas antífonas de la caduca beatería democrática. Urge sálvar a la República de esa vieja democracia, que amenaza arrastrarla cien años atrás; urge salvarla en nombre de una nueva democracia más s.obria y magra, más constructiva y eficaz; en surria, la democracia de la juventud. Ésta tenemos que•constituir: ·
LAPOLÍTICADELGOBIERNO · •
La composición del Gobierno provisional era un documento de carne y hueso, que acreditaba y simbolizaba el carácter nacionaly no particular o partidista del cambio de régimen. Era natural que existiesen elementos dispuestos a tergiversar su sentido y pretender que eran ellos quienes habían traído la República y; en consecuencia, que la República había venido en beneficio:de ellos. El Gobierno no debió tolerarniunminuto este falseamiento del gran hecho nacional.· · ,_ ·.· i •:Muy poéas veces acontece, señores, que la voluntad'prádicat'nénte integral de un pueblo se concentre en unánime decisión para dar una embestida sobre el horizonte, abriendo en él-ancho portillo hacia el futuro; Por lo mismo; cuando esto acontece es '.un radical deberimpedir por todós los medios que esa unificación maravillosa de la vida colectiva quede sin fértil aprovechamiento y recaiga demasiado pronto enla habitua1 disociación: Es menester conservar 'estetesoro de unidad, y a los·quiiice días del triunfo, dueño ya de los resortes más imprescindibles·del Poder público; debió el Gobierno declarar que empezaba a constituirse un Estado integral, superior a todo partidismo, rigoroso frente a toda ambición arbitraria. Hubiera podido
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hacerio perfectamente; hubiera podido; aprovechando la mágica cicasióp\ lanzar al país en mole solidaria hacia un plan de sistemáticas reformas, difiL: · gido.desde arriba, el cual ofreciera a cada uno la ilusión de un nuevo que~ hacer. Por ejemplo, para no referirme sino al orden de la vida püblica que es, elmás agudo en todas partes, pudo crear desde luego un Consejo de,Eco" nomía, que rápidamente dictaminase ante el país sobre la situación de rn'le'stra riqueza, sobre lós peligros o dificultade5 probables, sobre lo que se podía esperar ylo que se debía evitar. De esta suerte, cobrando el país conci~nda. de su, situación material, se evitabanmuchos apetitos parciales e inconexos; que han deprimido, no diré que gravemente; pero sí en dosis injustificada, la economía española. (Muy bien): · ,' ' · ·. »Jl · En vez de una política ubitaria; nacional; dejó el Gobierno que cada ' ministro saliese por la mañana, la escopeta al brazo, resuelto a.cázar:ahe~ vuelo algün decreto,.vistoso como un faisán; con el cual contentada ape¡•._ tencia de su grupo, de su partido o de su nµisa cliente. (Muy bien. Grandes: aplal!Sos y bravos): •. ·. · · · • · ·· · . , No es razón que abone esta conducta decir que los decretos fulIIlÍilª"' dos por el Gobierno provisional habían sido convenidos de antemano, cuando se preparaba la revolución, porque entre el uno y el otro hecho:se había intercalado aquella magnifica reacción de nuestro pueblo, que anula, balas previsiones revolucionarias. (Nuevos y prolongados aplausos). . ·. De esta suerte quedó la República a merced de.demandas pattié:ulare's · ya veces del chantaje que sobre ella quisiera ejercer cualquier grupo disco" lo; es decir, que se esfumó la supremacía del Estádci, representante de la nación, frente y contra todo partidismo:· · · · • · .· '. ,, Porfortuna, el daño.no ha sido excesivo, porque existía dentro del Go-· bierno Uillf calidad intele\:tual y moral en las personas, que compensaba.en. partelas consecuencias de ese error cometido al plantear la vida republicana'. .Porque.no se•hagan•ilusiones las fuerzas antirrepublicanas, que, acostUIIl~: bradas a mandar sobre España, tascan el freno de su soberbia derrocada;;;;, (Muy bien. Grandes aplal!Sos). No se•haganilusiones ·cuando· tan aéerba" mente combaten a esos ministros. Una cosa es que hayan cometido un error. genérico en esta hora difícil, y otra que no posean'muchos de ellos exceleiiites condiciones de gobernantes, que aun al través de su error, transparecéno.• La verdad aquí, como muchas veces, tiene dos:vertientes, y es verdad que .parcialmente se han·equivocado; perci es verdad también queno,pocos de .ellos ofreden para España,' en lo futuro, grandes posibilidades de dotes.de: hombres de Gobierno: .(Mily bien. Grandes:aplal!Sos). '
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UN PARTIDO NACIONAL DE AMPUTUD Mas lo que:no queda dudoso, señores, es que es preciso rectificar el ·perfil y el torio de la República, y para ello es menester que surja un gran movimien~o político en el país,. un partido gigante, que anude, dda manee ra más expresa, con aquel ejemplar hecho de solidaridad nacional portador de la República, que interprete ésta como un instrumento de. todos y de.nadie para forjada nueva nadón, y haciendo de ellarun cuerpo ágil, diestro, solidario, actualísimo, capaz de darsu buen.brinco sobre las grupas de la fortuna.histórica, animal fabuloso que pasó ante los pueblos siempre muy a la c¡trrerfü En suma; señores; que frente' a los particularismos de todo jaez, urge suscitaíunpartido de amplitudnacional; de otro modo, el Estado naciente viVirá en continuo peligro y a merced de·i:¡ue cualquiera. banda de aventureros lo amedrente e imponga su capricho. ¿Que puede' entenderse. por un partido de amplitud nacional?.·¿ Qué principio puede.inspirarlo? Muy sencillo, éste: la nación es el punto de· vis~ ta en.el.cual queda integrada la vida colectiva por enciffia de todos los intereses párciale5 de clase, de grupo o .de individuo; e5 la afirmación del Estádo nacionalizado,frente a.las tiranías de todo género y frente a las insolencias de toda catadura; es el:principio que en todas partes está :haciendo triunfar ' la joven democracia; es la nación; en suma, algo que está más allá. de los iné dividuos, delos grupos y delas clase's; es la obra gigantesca que tenemos que hacer, que fabricar con nuestras voluntades y con nuestras manos; es, en fin, la unidad de ·nuestro destino y de riuestro porvenir.Tiene ella sus eXigencias, tiene sus imperativos propios, que se imponen, al arbitrio privado, frente a todo afán exclusivo de esta o de la otra clase. • El mejor ejemplo de qué sea ese partido de amplitud nacional se dibuja en el orden económico .. De ordinario, no se ve de·la economía sino una pululacióri de intereses múltiples que divergen y que se contraponen: se habla del interés del capitalista; del interés obrero, del industrial, del comerciante, pero ria se advierte que todos esos intereses viven espumando una realidad más amplia que hay'tras ellos; distinta de cada uno de ellos: la realidád objetiva de la economía nacional, es decir, el sistema de.Ja riqueza efectiva :y posible de un país', dado su clima y su suelo, dadas las condicio" nes:desaber técnico· de sus habitantes; las virtudes:y los vicios de su carácter. Los partidos socialistas de Alemania e Inglaterra han creído quepodían fotentar impunementeysin límites sangrar•en beneficio del obréro ese cuerpo objetivo de la economía nacional. El ensayo ha concluido con la derrota de ambos partidos, cuya política contribuía a disparar la terrible crisis mundial; pero no canten victoria los capitalistas, porque esa crisis mundial
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no procede sólo -ni mucho menos-:'- de la política obrera, sino C[ueala±gá •· una de sus más gruesas raíces hasta la gran guerra europea, que fue una .. operación capitalista. Pór tanto, la terrible experiencia de Europa marca · hoy el fracaso parejo de.capitalismo y colectivismo y se resumé en una invi,c tación a evadirnos. de ~o dos los «ismos» :y a reconocer que la economía na• ciémal tiene su estructura y su ley propia, que todo interés parcial necesita ·· · respetar, so petia de ser él mismo el aplastado, (Aplausos). .. Por eso, enmis primeras.palabras en el Parlamento, pedía yo al partido . que es, sin duda, un excelente, un admirable educador socialista españolde multitudes; aunque, a veces, las exdte sin mesura, como, por ejempló~ en la.última propaganda electoral.-,..- pedía: yoal partido socialista español que enseñase a los obreros algo que es perógrullesco,una,verdad incontró" vertible: que para ser ellos menos pobres; tenfan que ayudar a'hacer urta ·. . >; España más rica. (Muy bien); · · ·· · · ":'' •• .. : . ... . . . .· El beneficio del obrero no puede venir dela renta del capitalista. Asilo proclamaba el socialista Wissel, que fue ministro delTrabajtrenAlemania, «La participación de los obreros no puede crecer -'-decía- ~ino en la me" dida en que crezca el rendimiento total de la e,conomia». (Muy bien}: Por eso; añado yo: un partido de amplitud nacionalque acepte ese movimiento as" cendente de la humanidad jornalera y.que cuide de que sus promesas tengan la seriedadque.garantiza,el cumplimiento, llevará en su programa eLmáxié mo aventajamiento del obrero, pero sólo. el compatible con la integridad de la economianacionaL(Gmndes aplausos).. . ;•' r• .· Para colaborar•en el engrandecimiento de esta economía, bajo elrégi~ men republicano, se llama desde aquí a las clases productoras españolas. Todo el mundo advierte que, habida cuenta de las condiciones de nuestro suelo, del retraso. de nuestrá técnica, es nuestro país el que en· más breve tiempo y con más facilidad puede lograr.un progreso relativo mayor. Todi;i está por hacer: en,la técnica de la·producción y enlatécnica de la adminis~ .. ' tración. No hace muchos días me refería alguien que en más de.una provifl!. cía española el modo:.de recaudar la contribución te±ritoriales éste: tiene · que ir el propietario•con elrecaudador á.casa:del herrero, para que ésteliaga constar cuántos recalces ha echado al arado del labrador. Es decir, la adinlinistración a ojo. dé buen cubero más extremada que se puede im,aginar, tan ruda, tan primigenia, que a no hablarse en fa anécdota de.hierro y deagri" cultura, habría que pensarJ!n•la época neolítica.. . · · · Está, pues, todo por hacer. La tarea posible es para encender la ilusi6íi de todo el que no sea:un inerte, sobre todo sLla República consigue contac minar a '1os españoles de enttísiasmo por la técnica, Para esa. gran ol:i_ra de enriquecimiento ,nacional, se llama desde. aquí a.los capitalistas.españoles.
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Pero este llamamiento, que es hecho con toda efusión, tiene que ir perfilado con estricta severidad, Se llama al capitalista para que.denodadamente sirva a la nación;y no al revés.No sde llama para poner un partido al servicio del interés particular de la clase capitalista; se le llama como una forma de trab~jo, para trabajar en la plenificación de España. Quede claro, pues, que hoy el capitalista en España tiene que aprender una disciplina de sacrificio; pero bien entendido que también es menester que se le tranquilice sobre.dsentido, límites y fertilidad en ese su sacrificio. De aquí que sea de .extrema urgencia un magno proyecto, un plan íntegro de reformas en la ·ecoµornia nacional. Yo no sé si los capitalistas españoles acudirán a este llamamiento .. Confieso•sinceramente que a mí mismo. me sorprende un poco que tenga que ser hecho. No debía ser necesario llamarlos, sino que debían estar.ya: ahí, desde el primer instante, y sin llamamiento alguno. Porque no tiene sentido condicionar la adhesión a un estado nacional; otra cosa equivale a moralmente desterrarse, a salirse de la nación, a enajenarse. Si ellos se creían injustamente vejados, pudieron, reuniéndose en fuerza política, acometer al Gobierno, pero sin dejar ni durante una fracción de segundo de actuar, según su deber y su ser de capitalistas, en Ja vida nacional, impidiendo en lo posiblelaparalizacióndelaproducciónydelcrédito.. . ,. . Lo que pasa es q_ue los capitalistas españoles no están bien acostumbrados. Yo, que ahora lc¡>s llamo a colaborar, quiero lealmente.hacerles· esta advertencia: Sise exceptúan los propietarios andaluces y de alguna otr¡¡ gleba, que han sido, preciso es reconocerlo, insoportablemente tratados, los demás capitalistas españoles no tienen derecho a quejarse de la República, y si se dan una vuelta por el planeta, traerán algo que contar. (Aplausos). Lo que ocurre es que estaban mal acostumbrados; no estaban hechos a luchar por sí mismos, como acontece a sus parejos en las otras naciones, sino que se habían habituado, como la Iglesia, a vivir bajo el amparo y el mimo del Estado. Esto explica que habiendo padecido tan poco .de la política social el capitalismo. español, sólo con unos cuantos gestos y unos cuantos vocablos ariscos de los gobernantes ha.caido en el pavon Recuerdo a este propósito una ingenua.anécdota que hace muchos años leí en.Ias Memorias de una princesa rusa. Había gran fiesta en Ja corte y toda.ella bajaba Ja escalinata de palacio. De pronto se oyen gritos de· fuego; prodúcese Ja natural con" fusión, t,odo el mundo desaparece, vacando cada cual a•su salvación; queda la.pobre pri'ncesa sola en medio de Ja. escalinata y ante. un terrible conflicto: tene!' que bajar sola la escalera, cosa que no había hecho en su vida, porque siempre haqía encontrado el oportuno apoyo del brazo de•u'n gentilhombre o de la mano de un chambelán. Es decir, que lo que para cualquiera de
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nosotros es la operación más sencilla, descender una escalera, era para esta ·. pobre criatura, atrofiada por privilegios, un conflicto casi trágico. (Risas). :Espreciso,cpues,.que, sindesáriimo, las fuerzas favorecidas antes por· el Estado;•se acosttimbren a vivir bravamente a la intemperie; creedme que la inteniperie es cosa sana: tonifica elmúsculo y aligera la cabeza .. ( Grandes aplausos). • · Si vienena este movimiento político, sepan que lo van a hallar previamente constituido por gente de trabajó, trabajadores de la mente y trabaja" dores de hi mano; que con ellos han de colaborar; que a esos trabajadores se llama aquí a concurso antes que a nadie, porque la vida de un pueblo es sustancialmente esas dos cosas.: manufactura ymentefactura. Estas dos potencias de humana actividad tienen que dar el ·tono. en el nuevo partido posible. Esas dos y esta tercera: lajuveritud.
alguna personalid¡¡d, hoy señera, todo brío y nervio, en quien todos ven una admirable vocación de político, a quien tanto debe la República, y que .sólo con rasparse los residuos de un vocabulario extemporáneamente dere·Chista, incompatibles con su temperamento y el estilo actual de su figura, podría des~acar sobre el fondo de este partido y cuajar en gran gobernante. (Ovación que se hace extellSiva a don Miguel Maura, que ocupa uno de los palcos). Piensen, les digo, que la obra por hacer es ingente y tiene que serlo también el instrumento; se trata de tomar a la República en la mano, para que sirva de cincel, con el cual labrar la estatua de esta nueva España; para urdir la nueva nación, no sólo en sus líneas e hilos mayores, sino en el amoroso detalle de cada villa y de cada aldea. Se trata, señores, de innumerables cosas egregias, que podríamos hacer juntos y que se resumen todas ellas en esto: organizar la alegría de la República española. (Grande y prolongada ovación).
llAMAMIE;;TO ADTROS EIEMENT¿S POLÍTICOS · Pero a este llamamiento puede dirigirse tina objeeióri justísima, fundae da en la escasa capacidad de acción política que padece quien lo hace. Sin embargo, pienso que la tarea a emprender es tan iritegral, que en ella pue¡den aprovecharse.no sólo las virtudes; sino también los vicios, yyo creo que algunos de los míos son explotablesy que ellos precisamente indican que seá yó quien.levante ante elpaís esta bandera. Pero repito que la objeción e5 justísima, y, como quiero cuentas limpias con mis conciudadanos, adviertó desde ahora que no consideraré como existente el movimiento si no acuden a él hombres dinámicos, políticos en el sentido más estricto; que se hallen,~••• ya en la brecha; aptos para todo combate y compensen con su eficacia lo in-i: •~ válido de mi pers6na. , -- >>.-:'-Yo ql!isiern cghyencerlos de que van a.hacer muy poco si extenúan su~~;J esfuerzo; como hasta ahora; en ilispersión: La República nueva necesita une~¡:•. nuevo partido de dime~ión enorme; de rigorosa disciplina, que sea capaz:;:t¡c de imponerse, dedeferiderse:frentea todo partido partidista. Por eso me daL·,: pena ver cómo e~ este misnio Parlamento actual, pierden la mayor parte de:;• su energía viviendo en grupos dislocados, cuando no en singularidad soli:f: taria; atractiva y grácil; sin duda, pero inoperante.· f~¡ Hay algún grupo compuesto por hombres excelentes, dirigidos pcír personas que han dado ya prneoas de sus dones de mando, de su aptittlcl parnla política más difícil, que es la política quirúrgica, y que no podrá dar todo su rendimiento al país si no acude a colaborar en un gran:¡)artidotieii" gorosa• disciplina, como el que yo he venido aquí a postular. Hay también
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NOTAS A LA EDICIÓN
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, ELperíodo comprendido en este tomo cuarto. (1926-1931) es de una inmensa riqueza en la obra orteguiana. Ortega publica su libro más célebre y traducido,.Larebelión de las masas (1930), que nace casi íntegro.de dos series de artículos publicadas entre 1929 y 1930 en el diario madrileño El Sol, de las que algunas partes también se publican en La Nación de Bueuos Aires. En estos dos periódicos, junto a la Revista de Occidente, aparecieron originalmente formando series de artícu!Os los libros que se publican en el ' presente tomo. En Espi1itu de la letra (1927), Ortega teúne varios artículos de critica literaria, aun¡::¡ue como en todo esérito orteguiano la variedad de temas y la perspectiva filosófica que aporta a sus comentarios sobre.libros van más allá de una reseña al uso. EriMirabeau o el Político (1927), medita sobre las diferencias entre el intelectual y el político; EnKant(l929), analiza el idealismo filosófico desde los parámetros de su raciovitalismo; Y en Misión de la Universidad (1930), diserta sobre las funciones que debe cumplir la enseñanza universitaria. Son también años de una importante actividad política, especialmente 1930y1931: Ésta se concreta en varios artículos y en dos libros que en-1931 recopilan buena parte de los textos de contenido político de estos años: La redehció¡1 de las provincias y la decencia nacional y Rectificaeión de la Reptíblica. Artículos.y disrnrsos. Además de los artíCulos que, según el criterio de ordenación cronológica, compendia este tomo, entre 1926 y 1931 Ortega escribió otros muchos textos, pero algunos de ellos entraron a formar parte de libros publicados en fechas posteriores: Goethe desde dentro (1932), Estudios sobre el amor (1939),. Teo1ia de Andalilcía (1942), o de los volúmenes V al VIII de El Espectador (192 7-1934), .recogidos en el lugar correspondiente dentro de esta edición de Obras completas.
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De acuerdo cou el criterio cronológico de ordenación de los textos incluidos en la presente edición, se han situado en su fecha de publicación los artículos de tema polítieo escritos por el filósofo en el período que abarca este volumen, los cuales se habían incorporado después de.la muerte de Ortega al tomo XI de las Obras completas (1969), tras haber quedado fuera de las anteriores ediciones probablemente por motivos de censura. En algunos casos se han restituido los títulos originales a la luz de los datos contenidos en la documentación preparatoria de las Obras completas (1946-1947), conservada en el Archivo de la Fundación] osé Ortega y Gasset, pues en la edición de 1969 aparece en ocasiones como título lo que en rigor era un antetítulo, mientras el título se convertía en subtítulo. A continuación se enumeran los artículos que han recuperado su título original en la presente ediéión o el que se les da en la citada documentación preparatoria
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de la Agrupación al Servicio de la República, firmado por Ortega, Gregario Marañón y Ramón Pérez de Ayala. · Por su parte, el artículo «Prólogo sobre la censura del conde» (El Sol, ·5-III-1931) se publicó con algunas líneas censuradas. No se ha localizado nin~n m:¡,nuscrito o galerada que permita restituir esos pasajes, cuya ubicac10n en el texto se señala. : , . , . · Este tomo también incorpora un importante número de textos quepasan~ fo:rnar part~ por primera vez del corpus de las Obras completas. Son los s1gu1entes: «Dmero sacro», «El alemán y el español>>, «Lectura y relectura», «Un libro sobre Platón», «Comunismo e individualismo trascendentales)!, «Cosas de Europa», «Cabeza y corazón.-'-· Una cuestión de preferencia:II», «¿Quién manda en el múndo?_.::.:IV»; «César, los conseniadores y el futuro e-·· ·-· Il», "'¿Qué es el coriocírriierito? (Trozos de un cursó),,,•« Nata de Ventosa y contestación», «Hay que cambiar de signo a Ja República» e «lnstitucionés», aunque ell'este último caso sólo'su primera parte 'seincluye por vez primera (véase la nota a fa'edición de este texto). Sálvb «'Cabeza y corazón.- Una cuestión de preferencia. 11», «Cosas de Europtrn,. «¿Quién manda en el mundo?-··IV», «César, los conseniadores y el futuro.- 11» y «¿Qué es el conocimiento? (Trozos de un curso)», estos textos no habían vuelto a reimprimirse desde suprimera publicaciónc Por último, el l\!ctocencontrará en los «Anexos»' eltexto atribuido « [Nota'a El cnigeií del FOJ\odmimtomoral, de Fraricisc'o Brentano] »y dos textos que en su día formaron parte de las primeras ediciones de Misión de la Univei·sidad, pero que desaparecieron de las posteriores ediciones de esta monografía en vida de Ortega. 1
1926 •DJSLOCAOÓN Y RESü\.URACJÓN DE ESPAÑA
Esta serie quedó interrumpida, tal.y como señala Ortega en su artículo «Selección» (E!Sol,20-VIII-1926): «Ya que no me sea posible continuarla serie de artículos titulada "Dislocación y restauraé:ión de Espafta", quisiera salvar algunas de sus incitaciones" véase en este mismo tomo el' comienzo del artículo): Es casi seguro que el motivo de la interrupción de esta serie fue la censura de prensa que estableció la dictadura de Miguel Primo de Rivera, aunque el filósofo no hace.referencia expresa al hech.o.
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1927 SOBRE UN PERIÓDICO DE LAS LETRAS
Este artículo no se incorporó a la primera edición de las Obras comple~ tas (1946-1947), sino que lo hizo al tomo Ill ddasegunda edición de 1950, ; .;; .
DINÁMICA DEL TIEMPO 'Jj
El primer artículo de la serie. «Dinámica deltiempo. Masas» (E! Sol, 7-Vll927) fue rehecho en 1929yse.convirtió'en:una nueva entrega de prensa, «La rebelión de las masas l. El hecho de las aglomeraciones» (El Sol; 24~X-1929}; que a su vez pasó a.ser el primer capítulo deLarebe!iónde Iás masas (1930). Por eso, alfucorporarse la serie «Dinámica del tiempmt'al tomo lll de las Obras completas en 1947 este primerartículo no se incluyó junto al resto de la serie. .' ' . . . : · . ··· Véanse la nota a la edición deLci rebe!ió11 de !as másas y el«Apéndice>> de la misma en este tomo. Esta serie de artículos también la utilizó Ortega como parte de sus conférencias durante su segundo viaje a Argentina eri 1928. Véase la nota a la edü;:ión de Meditació11de11uestrotiempo en el tomo VIII de estas Obras completas. ' ,,
CABEZA y CORAZÓN.-UNA CUESTIÓN DE PREFERENCIA. lI
Este artículo es la segunda entrega'de una serie publicada enLaNació11 de Buenos Aires los días 24 y 31 dejulio de 1927. La primera entrega se .. ::l tituló «Corazón y cabeza. Una cues.tión de preferencia l», y la segunda «Cabeza y corazón, Una cuestión de preferencia Il». El texto de estos artículos había sido escrito. por Ortega a propósito de.una conferencia que el día 15 dejunio de 1927 dio en la Residencia de Estudiantes, titulada .<, dentro de las.actividades organizadas poda Sociec, dad de Cursos y Conferencias: · · ·· · ... •, ... :.• . , Ortega recogió el primero de los artículos de esta serie en Teo1ia de Aitda!ucfa y otros ensayos (Madrid, Revista de Occidente; Madrid, 1942•, pp. 89-97) y así pasó al tomo VI de sus Obras completas (Madrid, Revista de Occidente, 1947, pp. 149-152). Puede verse en el tomo VI de la pres¡¡nte edición.
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Se desconoce el motivo por el cual el ségurido artículo no se incorporó ni a la citada monografía ni a las Obras completas. No obstante, era conoci.do gracias a las· ediciones de Paúlino Garagorri, quien lo publicó como ·«Corazón y eabeza Il» en Ideas y creencias (Madrid, Revista de Occidente, colección ¡;'.lArquero, 1977, pp.175-181), y luego 16 recogió dentro de una sección titulada «Estudios sobre•el corazón». como «II: [Sensibilidad primaria y valores]» en Ideas y creencias y otros ensayos de fi!osofta (Madrid, Revista de Occidente en Aliania Editorial, 1986;pp~ 144-149), en ambos casos junto al primer artículo de la serie de prensa. Estas dos ediciones reproducen la parte correspondiente del manuscrito «[Estudios sobre el corazón]» (Archivo de la Fundación José Ortega y Gasset, B-115/5), que coincide con bastante exactitud con fo!publié:ado por Ortega en el diario bonaerense como segunda entrega de la serie. ·.Poi otro lado, en la última de estas ediciones, Paulina Garagorri reprodujo otros dos textos relai:ioriados con esta serie dentro de la sección Citada de «Estudios sobre el corazón», con eHfudé reproducirla conferencia impartida: por Ortega en lac Residencia de: Estudiantes. Estos dos textos son «IlL [El fondo seereto del hombre] »(ed: cite, pp. 150-151), qúe es la tercera parte'de la conferéncia de la Residencia de·Estudiantes según la reseña del diario El Sol deldía·16 de junio 19'27;y «IV»•(idem, p.151}, que seco~ ' rresponde con el con;iienzo de la conferencia según la reseña .citada;'Es'tcis dos'textos 'no han sido ,considerados pertinentes para' esta edición por tra" tarse de resúmenes de 'pren5a: ' , :• r ' · '
EL PODER SOCIAL '< ; '
Está·serie se publicó en cinco entregas ene! diario madrileño El Sol con el título «El poder social» :5ólo la tercera entrega de esta serie apareció enLaNació11 deBuenos Aires (27-Xl-1927), donde.se titulaba «El escritor y el poder social>' y llevaba a modo de introdticcióri unresumen del contenido de'la•primera entrega de El Sol (véase el «Apéndice>i yla '«Noticia bibliográfica'»).' ··:.i :.: · "' ·
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ESPÍRITU DE LA LETRA·. ·GóNGÓRA.1627-1927 La maybr parte de este texto proviene de uri artículo aparecido: en El5cil(5-Vl-1927}tbn el título «Un.libro .• Góngora, 1627cl927», mientras que el último párrafo procede de un breve texto. titulado 'l Ortega y Gasset y Góngora», publicado unos días ante5 errLa Gaceta Litermia (l-Vlc 1927), :]-, ''
MIRABEAU O ELPOLÍTICO ... ... · •Esta monografía, titulada en la. primera edícióri Ti:íptico. J. Mirabeau o el Político, está compuesta a partir de una s¡¡irie de cinco artículos titulada «Mirabeau o el Político», publicada en El 5olel•23 de enero al 20 de féc brero de 1927, que pasó sin.grandes modificaciones a los cinco primeros capítulos del libro. Ortega añadió a éstos un ar.título publicado posteriormente corr.eLtítulo «La política por excelencfa»: (El Sol,.29-V-1!927), cuyos tres primeros párrafos cbmpUsierori los tres•primerbs del capítulo· VI del libro, y los siguientes pasaron aformar él capítulo Vll íntegro. No.se tiene constancia de la publicación en prensa de los restantes cinco párrác fas del capitulo Vl. Finalmente, el capítulo Vlll de la monografía procede del artículo «La inteligencia'del política>>, publicado en El Sol el30 de julio de 1927.
1928 [DISCURSO EN EL PARLJ\MENTO CHILENO]
Durante su estancia en Argentina, el segundo semestre de 1928; Ortega acudíó tambiéna Chile.para impartir varias conferencias. El 4 de díciembre de 192,8, durante su 76." sesión ordínaria;la Cámara de Diputados chilena incluyó en su orden del díauna.«recepciónalseñor donJosé Ortega y Gassetf>, quien entró err el salón de sesiones acompañado de los'.ministros de lr\te• rior; de Relacione5,Exteriores, dé Guerra y de Marina, y fue presentado por el presidente de la Cámara, señor Urrejola, con las siguientes palabras d(f bienvenida:
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«Señor Ortega y Gasset, señores Diputados: »La Cámara de Diputados de Chile recibe hoy en su sala de sesiones, convertida por virtud de su huésped en aula magna, al distinguido catedrático y escritor don jasé Ortega y Gasset. »H!' querido este alto cuerpo rendir un homenaje de admiración y de cariño al intelectual ilustre, al profesor de Metafísica de la Universidad Central de Madrid, al maestro que en su patria es el guía de su juventud estudiosa. »El señor Ortega y Gasset ha consagrado su existencia a la más noble tarea humana: la de enseñar y a renovar el acervo espiritual de esa nación madre que es la España. »En los pueblos de la comunión espiritual hispana y entado sitio en que haya estudiosos, su nombre es familiar y es de indiscutida autoridad para los que aman esas disciplinas, que han constituido y constituirán la perenne e inmortal savia de las naciones. »Su obras traducidas a los más importantes idiomas• modernos, han hecho que el pensamiento español lleve un caudaloso aporte a ese océano de luz y dinamismo que es la ciencia. Recordarlas en estos instantes estaría de más, pues sus nombres están en la mente,de todos. »Se unen en nuestro huésped de honor cuatro aptitudes extraordic narias: investigador, maestro, escritor y orador. Como investigádor, su campo de experimentación es la vida, arranca de ella elpensamiento objetivo y lógico con a~dos estiletazos sobre la realidad ambiente o histórica. Como maestro, ha hecho del riguroso método científico y de la ciencia pedagógica un rito. Como escritor, es un atildado y escrupuloso cultor del idioma, que en sus manos se toma en paleta policroma. Y como orador, ¡qué decir!, si aún no se apagan los ecos de los aplausos con que ha sido saludado tanto aquí como en la vecina República, por auditorios ilustrados que han oído sus frases arquitectónicas, gallardas, del más sencillo, del más puro estilo. »Otros ahondarán este ligerísimo bosquejo de la personalidad a quien yo, en nombre de esta Corporación, doy la más calurosa bienvenida y le digo: que está entre los suyos, que.aquí se le aprecia, que aquí se le admira». Tras las palabras del presidente y los aplausos de los diputados y del público asistente, tomó la palabra Ortega para pronunciar· el díscurso que reproducimos en el presente tomo. Al concluir el mismo yrecibir nuevamente grandes aplausos, pidíó la palabra el señor Edwards Matte, y dijo:
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«Señor Presidente, señor Ortega y Gasset: Abrumado bajo la responsabilidad qne esta Corporación me ha discernido en el sentido de agradecer 'vuestra visita a esta Corporación, tlo pretendo glosar vnestro discurso de ahora, ni mucho menos vnestra vida de pensador. · · »Aspiro sólo a subrayar la intención que los Diputados tuvimos al invitaros a visitar esta•Casa,. · »Habéis expresado en vnestro discurso que teméis haya habido confusión en nuestro propósito, ya que habéis sido siempre refractario a todo•oficialismo. Vuestra visita a esta Cámara ha consumado el propósito que los Diputados tuvimos al invitaros a esta Casa;. • »Al finalizar vnestro discurso habéis formulado un voto que denoc dadamente procuraremos transformar erirealidad. »Habéis dicho que aspiráis a que esta Corporación y las corporaciones políticas todas de estos pueblos de sangre caliente, cómo habéis llamado a los pueblos latinos, se transformen en un epicentro sereno de la vida intelectual. "Pues bien, señor, os llaman,. y habéis aceptado el calificativo de gran contaminador... »Pues, para· coritaminamos c·on vuestros-s_acerdocios cerebrales·, con vnestras potencias anal!ticas, con vnestra dinámica espiritual, es que os hemos invitado a nuestra tribuna. •»Y convnestro'ejemplo, como siempre en todas las actividades de vnestra vida; nos señaláis un sendero y con las Iuces de vnestra sabidu" ría nos alumbráis el camino que debemos recorrer. »No ha habido, pues, ninguna confusión; ha habido s!lo que después habéis dicho. Merced a vnestra visita, señor, nos sentimos hoy más cerca de España; Mucho se ha andado ya en el camino de acercamos a vnestra patria; pero no basta que hablemos el mismo idioma y que por nu·estras-venas circulen· las mismas corrientes de sangre hispana;.nece,,. sitamos conocemos. . 1iLa España', separada materialmente de nuestra tierra por la mole de los Andes y parla inmensidad de un océano, está 'enormemente alejada de esta tierra chilena; pero la distancia geográfica quenas sepan\ de España es infinitamente pequeña comparada con el no entendimiento y la falta de comprensión que existe entre vnestro Reino y esta nuestra · República! · · ,;El Embajador de España, señór Méridez de Vigo, ha realizado, en' .: el afáli-de-a~ercamos, una iarea titánica, y vuestra pres.encía va-a servir .de nexó quetinavnestro pa!s al nue5tro en lá región del espíritu: ·Sabe" mas que vnestra visita a nuestro país no ha sido influenciada por la
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seduc.ción de nuestro prestigio, ni por la dulzura del dima, ni por la belleza y la grada de nuestras mujeres, ni por atractivo ninguno nuestro, genuinametitechileno; · »Ha sido tesonera perseverancia del Embajador de España, la que de bu~na o m;ila gana os ha traído a Chile. •»Por eso;•a él, le damos las gracias de haberos hecho venií-.Si a última hora; desde esta tribuna, os proclamáis colonizado, yo señor, la honra y la gloria de esta valiosa conquista no pretendo atribuirla a fos prestigios de la tierra chilena, sino al tesón yal donaire conquistador es~ pañol, qúe es el Embajador de España. >~·torpe·ypresuntuoso Seria; señor,·si ti-atara en este rnomento:de hacer vnestro 'elogio. · »Vuestro prestigio no necesita· exaltarse; Aureola vuestra persona tin nimbo de acatamiento y respeto. »1Aspiro;· Si, a subrayar el porqué de e5te estupendo ascendiente que ejercitáis sobre-to'das las concurréncias,comp.uestas;no como·
esta
de ahora; formada por individualidades homogéneas, sino por aquellas otras más het'erogéneas, máS variaS~ más en·contradas; 'que son las que concurren al teatro sobre cuyo proscenio tan poco a gusto os habéis visto obligado a hablar. y es, señor, qúe vnestra persona está revestida de toda aquella m•stera severidad que la definición clásica reserva para el orador. ' »Hay profundidad; hay gran potencia analítica; grandes'discipliC nas psíquiCas ·en vuf.stra·ofatorla singular; :pero, niás que eso,: en este'. ascendiente arrebatador que ejercéis sobrdas'concurrencias, existe el factor de que sabemos la austeridad de vuestros principios, sabemos que el hijo de Ortega y Munilla renunció a todo lo que podía apetecer dentro del orden material en España, para consagrarse absolutamente a su postulado ideológico. Pudo escalar las más altas cumbres dentro de las dignidades pOl!ticas de su tierra; prefirió consagrarse a aquellas otras más · desinteresadas y nobles, que bebiera en las fuentes de Berliri, de Leipzig yde Marburgo, »Y en vez de conquistar honores y de buscar la.manera de escalar si" tuaciones, optó por seguir la orientación de su esplritu enamorado de luz. »Por.concurso ocupó la cátedra de Metafísica de la Universidad Central, que estaba entonces vacante por la muerte de Salmerón. Y desde la tribuna universitaria, desdelas columrias de la prensa', desde el sic tial que hoy le hemos visto ocupar, se c.onsagraa despejar horizontes y a levantarlos cendales que cubren la visión de una pordón,considerable de nuestra miope humanidad.
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»Al agradeceros vuestra visita a nombre de los Diputados chilenos,· me es gratisimo tributar un emocionado homenaje al digno personero de , esta España· renaciente, que llegará a formar pronto, con nuestros países de América, un todo formidable, homogéneo y ejemplar, qne constituirá la adr\tiración de las nuevas generaciones que han de poblar al mundo».
,, En los momentos actuales; sería va.no intento pretender agregar un galardónmás a vuestra ejecutoria admirable de pensador. Sois un fi" lósofo artista. Os consagráis a 1a difícil tarea dé enseñar a pensar. ; ,,y señaláiS afas sen5aciories posibilidades de transformar en opti'; '' · mismo las penas. »Os habéis condolido poda desgracia cmi que la naturaleza despiadadamente golpea·a Chile ensns.más prósperas provincias. Peto. nos habéis hecho meditar en que la vida vale por la muerte, por el dolor el goce; por el trabajo el ocio. Y;.en realidad, con esas obse!Vaciones sutiles, hijas de vuestro afán de desentrañar la verdad, contribuiréis a elevar nuestros espíritus, a hacerlos perseverar.virilmente en el duro afán de la reconstrucción de nuestras. ciudades y en la reparación de los daños. Y así como el acero es tanto más firme y tenaz cuanto más durosyvigorosos son los golpes que sobre el yunque recibe, así también_el temple de este pueblo, golpeado por las fuerzas-natumles, se ha forjado indeformable; espartano. Seguiremos adelante imperturbables; serenos;. )~Y antes de terminar, os debernos_ todavía un servicio más, quevós mismo ni siquiera sospecháis: debido. a vuestra presencia se han congregado en esta sala un grupo de hombres que hacia mucho tiempo no venían a esta sala (Risas), Senadores, Diputados, Ministros de Estado, han roto costumbres o quizás, mejor dicho, prejuicios no muy bienfuríc damentados, para venir hasta aquí; esperamos que de esta visita vuestra ha ,de .nacer un~ nueva orientación para nuestras activid~des cívicas. Habéis pintado con pincelada maestra el cuadro del origen de la organización social existente en el siglo que pasó. Con claridad meridiana habéis enfocado el porvenir cuya aurora alumbra el horizonte... »En alguna óportunidad habéis dicho que poca cosa es la vida si no piafa en ella un- afán formidable de ampliar sus fronteras. Vos, con
El discurso del señor Ismael Edwards Matte fue recibido con aplausos desde los escaños de los diputados y desde las tribunas y galerías que ocupaba el público. Tras los mismos, el presidente levantó.la sesión., Ambos discursos; junto al de Ortega, se reprodujeron en el Boletí11 de Sesio11es Ordi11mias, tomo,III, 1928,.Santiago.de Chile; Imprenta Nacional, 1929. El día después del acto de recepción se publicó un resumen en El. Di mio Ilustrado de Santiago de Chile, periódica que años después, el 23 de octubre de 1955, con motivo de la muerte de Ortega acaecida.días antes,. ofreció el texto íntegro del disc~rso del filósofo. De este periódico sereprodujo como «Discurso en el Parlamento chileno» en la recopilación.que hizojuan.Uribe Echevarría titulada Estudios sobre]oséOrtega y Gasset(textos de circulación interna para los Estudiantes del Instituto Pedagógico,:Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1955, t. I,pp. 577-585). Posteriormente, se incluyó con el mismo. título en el compendio de textos de Ortega sobre América que se publicó con el título de Meditació11 del pueblojoven (Buenos Aires, Emecé Editores, 1958, pp. 21;31). Y de ahí pasó dentro de este compendio y con el mismo título al tomo VIII de Obras completas (Madrid, Revista de Occidente, 1962, pp.377-382). .
[PARA LOS NINOS ESPANOLES]
vuestra presencia-; coTI:vuestras actitudes;-con vuestras.inquietudes.es,..
pirituales en todos los ámbitos delpensamiento nacional,.habéis abierto una brecha, por-donde se percibe como un bullir' de colmenas.' »Son los rumores que escuchan en nuestra selva interioi"; ctiarido
rin viento ideal los agita. ·, r}>Vos sois, señor, q11ien con vu·estro raciocti:rio admirable,_aquí, aho~ ra y siempre, entadas partes; habéiS sembrado inquietudes de.idealidad. »Mañana, cuando ya estéis ausente, en la serenidad de.los claustros, en las asambleas legislativas, en la Casa Universitaria, .vuestro e5píc ritu-serenará muc~as Jnent~-inquietas.
»Contribuiréis, diré glosando lo que habéis dicho, a mejorarla tra" yectoria de nuestra orientación nacional.
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t
, Este texto se publicó en elvolumen Nuestra raza (Reus, Editorial Hispano-Americana, 1928) tanto en versión facsímil-manuscrita (pp; ,17-23) como en letra de imprenta (pp. 223-224). En ambas versiones iba encabezado por el título «José Ortega y Gasset». A la versión manuscrita le.acompañaba además un retrato de Ortega al comienzo y su firma al final. El primero de los autógrafos publicados era de Alfonso XIII, y colaboraban entre otros Eduardo Marquina, Ricardo León, Antoriio Zozaya, Azmin, Ramón Menéndez Pidal, Miguel de Unamuno, Santiago Ramón y Cajal,José Echegaray. .. El manuscrito de Ortega se reprodujo póstumamente por primera vez en «Texto para los niños españoles»,]uventud (623, octubre de 1955); luego; ya en letra deimprenta, seincluyó en Misión de Ia Universidad y otros e11Sayos afines (Madrid, Revista de Occidente, colecciónElArquero, 1960;
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pp. 75~77). Finalmente, pasó al tomo IX de las Obras completas (Madrid, Revista de Occidente, 1962: pp. 437A38).
1929 KANT
Orte~a.publico en 1924uniartículo en dos entregas con ocasión del segundo centenario del· nacimiento del filósofo' Immanuel Kant: «Kant. 1724-1924 ...ReflexioneS de centenario» y «Karit. 1724-1924: Reflexiones de centenario. (Conclusióii)» (Revista de Occidente', X y XI,. abril y rriayb', 1924, pp. l-32y 129-144, respectivamente). En 1929,estosdos textos ~ditan enun pequeño libro de Revista de Occidente tituladoKant.1724-1924: Reflexiones de centenada. Este mismo año brtega publica un nuevo arl tículb•como complemento delos anteriores: «Filosofía pura: Anejo a mi folletofü:mt» (Revista de Occidente, LXXIII,julio; 1929,pp.124rl38).Los tres textos se reúnen bajo el título Kant: 1724-1924. Reflexiones de ceit" tenmio. Filosofía pura en la primera edición de Obras de] osé Ortegá• Y Gasset (Madrid, Espasa-Calpe, 1932, t: 11, pp. •853-886). También· se publfraron enKant.1724-1924, dentro de Tiiptico. Mirabeau o el Político: Kant: Goethe desde dentro (Buenos Aires e México, EspasarCalpe' Argentina\ 1941,opp: 59-114). En la primera edición de Obras completcis (Madrid,, Re" vista de Occidente, 1947, t. IV, pp. 23-59), el libro pasó a titularse sólo Kant y se añade la fecha de «1929». Además se introduce una breve explicación de su contenido:
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«Se incluyen bajo el título general Kant dos estudios: el primero, Reflexionés de centeitmió, fue publicado en los números·deAbrily Mayo de.1924 dela Revista de Occidente, y posteriormente; en folleto, en 1929; el segundo-, Filosofía purn (Anejo a miJolletoKant), apareció en el número dejulio·d~ 1929•dela'mismaRevista»::. · · · '•" : .'~.'
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• LIGERO COMENTARIO
tras el tercer párrafo: « [Consta en el 01igínal un espacio tachado por la ceimtrn] ». En El Sol del primero de enero de 1930 se puede leer tras ese mismo ·párrafo:• «Este riúmero ha sidoTevisado por la censura». Aunque solía ser ·frecuenté que ese comentario fuera inserto en'la zona•que había sido cen, surada, el ¡:nanu~crito que' se conserva en el Archivo de la Fundación] osé Ortega y Gasset (B-120/4) ha permitido comprobar que no hay en.este caso ningúntexto tachado por la censura, . ·
¿QUIÉN MANDA EN EL °MUNDO?-. . .N
•
•· ••.Publicado en ElSol el30 de marzo de 1930 como parte de la segunda serie de artículos que luego compondria el extenso capítulo XN• de La i"ébelión de las masas (1930), este artículo no 'pasó a formar parte de la monografía. En su lugar se incorporó otro artículo publicado el 20 de abril de 1930 con el mismo título y numeración. El texto del 30 de marzo lo reprodujo por primera vez Domingo Hernández como anexo a su edición de la citada obra (Madrid, Tecnos, 2003, pp. 405-410). Véase en este tbnio la nota a la edición de La rebelió1ide las masas. .
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' Esta serie• de artículos se•j:>ublicó en el diario porteñirLa Nación los días 15 de mayo y 3 de junio de 1930: En el diariir madrileño El Sol sólo apareció la segunda parte.el 15 de junio de 1930 con el título «Partidismo e "ideología"», ·que pasó a·ser el título de.esta ·parte cuando se incorporó al tomo lV de las Obras completas (Madrid, Revista de Octidente, 1947', pp. 75-83), En el citado tomo IV, Ortega fechó al pie de cada parte su publi" cación en LaNación, aunqueparéce qué por descuído 'septiso en ambos cá" sos la fecha de la primera entrega; errata que se perpetuó en las sucesivas ediciones de,Obras completas y que ahora'se:corríge.Además; al cotejar las distintas versiones se ha podido comprobar que en la segunda entrega, aurique se da como referencia su publicacioÍl en Lá NaCión; eltexio qtie se incorpora al tomo IV de las citádas Obra5 completas procede de· la eversión de El Sol-que ampliaba el penúltimo párrafo yañadía un párrafo máS-con un par de breves riqtas al pie que figuraban en el diario argentino y no en el español (véase el •«Apéndice»). ' · •' • . . · ".· , . • · , . , .·
,; ;Aliricorporarse esi:etexto al tomo XI de las Obrqs completaS (Mad}\id; Revista deüccidé.nte, 1969), se añadió el siguiente' cbmentário en la p. l Hi 871 870
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CliSAR, LOS CONSERVADORES Y EL FUTURO.-.-ll
. Este artículo era la segunda parte de una serie de dos.. Elj:Jrimero se publicó con el mismo título, numerado «l» i en el diario El SÓI el 22 de junio de 1930, y pasó con.algunas variantes a la sección ;vn del capítulo XIV, «¿Quiénmanda en el mundo?»; .de Larebelió1í de:Ias masas(l930}. La segunda entrega coincide muyparcialmente'con, algunos párrafos defa · citada sección VII, por lo que se ha considerado un artículo independiente y se reproduce por primera vez en una edición de Obras comp !etas. Los dos textos que componían la serie los. reimprimió por primera vez Paulino Garagorri en Las Atlántidas y Del Impe1io Romano (Madrid, Revista de Occidente,. colección El Arquero, 1976, pp. 183-195, el segundo en las pp. 190cl95). ·;•,Véase eneste tomo la nota ala edición.de La rebeliónde Iasmasas. / ¿POR QUÉ SEVUELVE A LARLOSOFiA?
Entre el31 de agosto de 1930yel 15 de marzo de 1931 Ortega publica en La Nación de Buenos Aires una serie compuesta por siete entregas titulada« ¿Por qué se vuelve a la filosoffa? » (véanse en la «Noticia bibliográfica» los títulos «¿Por qué se vuelve. a la filosofía?.» y«¿ Qué es el conocimiento? (Trozos de un curso)»); la primera encabezada por la siguiente nota: «En febrero de 1929 .comencé un curso en lá Universidad de Madrid titulado: "¿Qué es filosofía?». El cierre de la Universidad por causas políticas ymi dimisión consiguiente me obligaron a continuarlo en la profanidad de un teatro. Como tal.vez algunos lectores argentinos.pudieran interesarse en los temas de aquel curso, hago el ensayo de publicar enLaNadó1úus primeras lécdones; En.ellas reproduzco algünas cosas de mis conferencias en Amigos del Arte y en la E!;\cultad de Filoso,ffay Letras, de Buenos Aires». Concretamente,\as cinco primeras entregas provenían de las lecciémes segunda y tercera del mencionado curso (de la segunda las dos primeras, y dela .tercera las.tres siguientes), de acuerdo con la edición póstuma del cur• so publi~ada en 1958 (¿Qué es filosofía?, Madrid, Revista de Ocddent~; 1958), que.pasó á engro~ar el t0mo VII de las Obras completas poco después (Madrid, ReVísta de Occidente, 1961),. · ··,. , ' · , Ortega inclµyó estas cinco primeras.entregasfde
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de artículos «¿Qué es el conocimiento? (Trozos de un curso)», publicada con anterioridad. El texto de« ¿Por qué se vuelve a la filosoffa? VI» (La Nación, Buenos Aires, l-III-1931) coincide con partes de «¿Qué es el conocimiento? (Trozos de un curso) IV» (El Sol, 22-II-1931) y «¿Qué es-el conocimiento? (~rozos _de un curso) lV (continuación)» (El.Sol, lclII-1931), mientras que el de «¿Por qué se vuelve a la filosoffa? {VII y último)» (La Nación, Buenos Aires, 15-III-1931) se.recoge también.en «¿Qué.es el conocimiento? (Trozos de un curso) IV» (El Sol, l-Ill-1931) .. . Lo más probable es que Ortega no quisiera repetir el texto en ambos trabajos, con Vistas a la utilización de.«¿Qué es el conocimiento? (Trozos de un· curso)>>· en un futuro .. Sin embargo, no reimprimió ni integró en un trabajo más amplio esta última serie, de modo queJa incorporación de la sexta y séptima entregas de «¿Por qué se vuelve a la filosofía?» enlás Obras com+ pletas no hubiera resultado .redundante. En la presente edición se incorpora «¿Qué es el conocimiento? (Trozos de un curso)» al corpus de las Obras completas, por lo que se ha preferido no incluidas entregas sexta y séptima al final de «¿Por qué se.vuelve a Ja filosofía?» y considerarlas testimonios pertinentes para la fijación del texto de «¿Qué es el conocimiento? (Trozos de un.cursq) », conelaval de la cronología; · Paulino Garagorri reimprimió la sexta y la séptima entregas de «¿Por 1 qué se vuelve a la filpsofia? » en su edicióµ. dé. ¿Qué es filosofía?, Madrid, ReVísta de Occidente ei¡i Alianza Editorial; 1980, pp. 221-234, Véanse las notas ala ediciónde «¿Qué es el conocimiento? (Trozos de un: curso)», en el presente romo, y las de ¿Qué es filosofía? y «Defensa del teólogo frente al mistico», en los tomos VIII y V, respectivamente. , .
LA REBELIÓN DE LAS MASAS Este libro.no es sólo el más conocidoide Ortega, sino también el que experimenta unproceso más complejoy dilatado de reescritura. Esta sostenida variación textual, de la que Domingo Hernández. Sánchez ha dado cumplida cuenta en su edición dela obra (La rebelión de las masas. Madrid ' ' Tecnos, 2003), despunta tan sólo unos meses después de que veala luz la primera edición.de La rebelión de las masas (agosto de 1930); En.una nota·al pie de <
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más por largo este pavoroso problema de la "justificación", que da las últi~. mas claridades sobre el hecho universal en él investigado». • ·Ortega no llegará nunca. a publicar esa tercera parte, a pesár de que ·· muchos años más tarde volverá a anunciarla, esta vez con el título de «Veihte años después». Ya no se ocuparfa en ella del citado «problema de la justifi~ cacióni>•, sino que serfa más bien una relectura del libro poniéndolo en éo• nexión aún más explícitamente cori el problema de Europa y; en general; con los análisis eipuestos en Elltombre y la gente, libro inacabado que vio la luzpóstumamente en 1957 (véase en el tomo X de estas Obras completas). Yes que la inibricación del análisis contenido en Laí-ebelión·de las masas corda · biografía ihtelectual (y vital) de Ortega y con la vorágine histórica (españo~ . la, európeayinundial) de los más de tres lustros que vande· 1930, fecha¡ de ···· la primera edición, a mediados de hi década de los 40, en que Ortega realiza las últimas revisiones:sustanciale5, subrayó aún inás la condición progra~ mánca de la obra y su repercusión, de·modo'que el filósofo siguió preocu~ pándose por procurarle uuas condiciones de lectura quereflejaran el peso de las cambiantes· circunstancias y las modulaciones derivadas de la evolu~ ción de su perisamiento. '· El 24 de octubre de 1929 Ortega inicia en el diario El Sol la publicación de una serie de folletones compuesta por catorce entregas y titülada «La rebelión de.fas masas» (las dos primeras entregas también las publicó en el diario bonaerense La Nación los días l y 8 de diciembre de ese 'año), El pril mer follétón de esta serle, subtitulado i
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Las co11ferei1cias de Buei10s Aires, 1916 y 1928, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1996). La edición de estas lecciones permite comprobar que el texto de la cuarta coriferencia .coincide con el de las tres primeras' entregas de la serie de·prensa «La rebelión de las masas» (que se convierten después en los tres P.riIÍ.leros capítulos deLarebelión de las masas), y que el dela' quinta conferencia tiene coincidencias con partes de las entregas cuarta y octava. Ya en aquel!~ conferencias; pronunciadas a ihvitación de la Sociedad de Amigos del Arte, el filósofo apuntó la pronta aparición de un libro en que recogerfa el. desarrollo de algunas de las ideas que ententes :exponía, y que habrfa de titúlarse 1iiptico II. Dinámica del tieinpo. Más tarde, en•«Sobre los Estados Unidos» (1932); afirmará haberse puesto a trabajar en La rebelión de las 111asas inmediatamente después de su regreso dela Argentina, a comienzos de 1929. · . Tan sólo dos semanas. después de que viera la luz la.última entrega de la serie «La rebelión.de las masas»/Ortega inicia la publicación en El Sol.de otra serie titulada «¿Quién manda en el mundo?>>, compuesta;por once entregas que aparecen entre el 23 de febrero de 1930 y el 10 de agosto de ese año. H 20 de agosto Ortega publica en La Nación; de Buenos Aires, un artículo con 'dtítúlo de «Peligro en Europa», que contiene partes de la última entrega de la serie«¿ Quién manda en el.mundo?»., junto.a varios párrafos ' nuevos que después pasaron también a La rebe!ió11 de !as•masas, ·concretamente al apartado IX d~l capítulo XIV: .. . Estas do5'Series de prensa son la base de La rebelión de las iilasas;·cuya primera edición, según reza el Colofón, se acabó de imprimir el 26 de agos~ to de 1930, es decir, apenas unos días después de que se publicara la última entrega de la segunda serie. Sih embargo, Ortega quiso consignar en la portada del libro la fecha de 1929, como modo de aludir a:! comienzo de la publicación de la primera serie. En la primera edición estas dos series se convirtieron en catorce capítulos, a los que Ortega añadió el decimoquinto, un breve capítúlo final expresamente escrito para el libro. Las catorce entregas de la serie.((La rebelión de las masas» .corresponden a los trece pririleros capítulos, pues Ortega réunió en el undécimo, «La época del "señorito satisfecho"»., dos folletones («La rebelión de las masas XI. La barbarie.del especialismo» y !'La rebelión de las inasas XII.. La época del "señorito satisfecho"»). Por lo demás, cada folletón de la primera serle se corresponde con un capítulo dellibro. El or• den de los capítulos es idéntico al de los folle tones de la serie y sus títulos también son los de éstos .. l ' ·· ' El extenso capítulo XIY, «¿Quién manda en el mundo?», está formado p'or diez de las once entregas' de.· la serie de prensa homónima; Ortega no
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incluyó en el libro el folletón publicado el 30 de marzo de 1930 e{(¿Quién manda en el mundo?IV»), aunquesíelsiguiente, publicado el 20,de abril, que también iba numerado con ún «IV»; El lector encontrará en este tomo; en su fecha correspondiente, elfolletón que Ortega no incorporó a La rebe~ liónde las masas, y que entra a fonhar parte por primera vez del corpus de las Obras completas • . • Desdelaprirnera edición de La rebelión de las masas Ortegáantepusoal amplio capítuloXlVunpárrafo introductorio que servía para.subrayar el vínculo' entre las dos series de prensa' que son la base del libro: 'A continua" ción dividió el capítulo· en nueve apartados. Cada uno de ellos se ccirresc · pande conunfolletón de la serie , de ahí que resulte natural la inclusión pose terior en La rebelión de las 1hasas de la m'ayor parte del texto de fa primera entrega(El Sol, 22Nl-1930}. Sin embargo·; Ortega apenas utilizó unas po~ cas líneas de la segunda (El Sol, 6-Vll~l930);"razónporlá que se reproduce íntegra y de forma independiente en el presente tomo en su fecha corresc pendiente («César, los conservadoresy'el futuro 11»): Pauli.nci Garagcirri · reprodujo los dos folletones de «César, los conservadores y el futuro» en su edición de Las Atlántidas y Del J111pe1io Romano, Madrid, Revista de Occidente, colección El Arquero, 1976; pp. 183-195. · Por último, en lo que respecta a la serie «¿Quién manda en el mun~ do?»·, cabe-señalar que'taffsólo las.cuatro.últimas entregas .contaban eón ... un subtitúld{véase la «Noticia bibliográfica>i); pero. ninguna lo conservó al pasar al libro. · . ·Hasta 1937·el texto yfa estructura de lcis quince capítulos nci sufren alteraciones más allá dela corrección de algunas erratas en la segunda edi~ ción; que también vela luz en 1930, lo que muestra el enorme éxito des& un principio de uno de los libros españoles más reeditados; traducidos ycfü · fundidos errel mundo.. . En septiembre de 193 7 se publica la traduccíón francesa.de La rebe!idn de las masas (La révolte des masses, París, Stock, 1937}, a la que Ortega antec poneün «Préface pour le lecteur fran~ais». Estetextci,que el filósofo éscripe ya en el exilio y que fecha en ,«0egstgee5t~Holanda; mayo .[de] 1937»;10
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incorpora también;· con el título de «Prefacio para friniceses», ala primera edición bonaerense de la obra (La rebelión delas masas; con tm nuevo prólo" ·go), .que inaugura la colección Austral de la .editorial Espasa"Calpe Argentina ·y cúyo colofón consigna que acabó de imprimirse el30 de septiembre de 193 7, en l:;is rllismas fechas, portan to, en que se publica la traducción fran~ cesa,Sirtembargo,los.lectores argentinos ya habían tenido la oportünidad de leer el texto de este prefacio antes, pues Ortega lo publicó, también con el título.de «Prefacio para francéses»; en las páginas del diario La Nación entre julio y agosto de 193 7 (véase la «Noticia bibliográfica»). · · ·· La edicióli bonaerense no sólo.incorpora el prólogo, sirio que constituye también la primera revisión afa que·Ortega somete el texto, y cuyó rec sultado es nna importalite cantidad de añadidos y supresiones (para éstas y todas las demás modificaciones qué experimenta el texto a· lo largo de los añós, véase el«Apéndice»), .. , En 1938 ve la luz·la.segunda edición; de la obra. en Espasa"Calpe Argentina,, en la que Ortega:incluye por priineravez el «Epílogo para ingleses». El título completo de esta edición es La rebelión de.las mcisas; con un nuevo· prólogo, en el interior del libro el'« Prefacio para franceses»' ya ha pasado a llamarse «Prólogo para franceses», que será el título definitivo;. Eri esta edición.de 1938. el«Epílogo para ingleses» e5tá formado, de una parte, por unas páginas'introdüctorias; en cursiva, qué son el i). Ortega concibe la idea de dicha serie bajo el' estímulo de una reseña anónima titulada «Eternal Spain. The Problem of!Disüniom>, publicada en The 'Times Litera1y Supplement el 27 de noviembre de 1937. En ella se examinalivarias obras; eritre las que se halla Invertebrate Spain (Londres, G. Allen &:Unwin, 1937),
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antología de textos del filósofo en que figuran partes de Espaiia invertebrada; Ortega quiso publicar en The Times estas páginas en que puntualiza la re5eña, pero su petición fue rechazada, de modo que las añadió. al comienzo A~ «En cuanto al pacifismo: .. », que estaba escribiendo.en.ese momento. Umt versión resumida de «En cuanto al pacifismo.;.» aparecerá en inglés en julio de 1938 enlarevista The Nineteenth Centmy( «Concerning Pacifism»; 737,pp.20-34). i Durante bastantes años se dará una situación extraña'en lo que respec" ta a La rebelión de las masas, pues la obra es distinta en ambas orillas del Atlántico debido a.la guerra civil.española; que dificulta lasreediciones en Revista de Occidente. La última edición de La rebelión de las masas;eri España anterior a la guerra civil se publica en.1935, y la siguiente no vfla luz hasta 1943 (véasda «Noticia bibliográfica»), ano en que fambié1ise reimprimen nuevamente las Obras de]osé 01tegay Gasset editadas por Calpe y que contienen, asimismo, La rebelión de las masas.· En la edición de Revista de Occidente de 1943 no se indorporaitaún ni el «Prólogo para franceses» ni el« Epílogo para ingleses», aunque en la edi: ción contenida en las Obras de Calpé dé ese mismó año sfse incluye ya el «Prólogo para franceses». EL!ector español tendrá que esperar hasta la sg guiente edición de Revista de Occidente, publicada en 1945, para disponer de Larebelión de las masas con el, «Prólogo para franceses» y el «Epílogo para ingleses», Por lo demás, el texto sufre también algunas modificaciones en estas dos ediciones de Revista de Occidente, entre ellas la supresión d~ párrafos que figuraban desde la primera edición (y.que, sin embargo/se mantienen en la edición de Obras de 1943). Se trata de fragmentos de los apartados V y IX del capítulo XIV alusivos a cuestiones como el desprestigio del parlamentarismo, los intelectuales europeos o el nacionalismo en Európá; que seguramente Ortega pensó que podrían resultar. delicadas en plena Segunda Guerra'Mundial oque.desaparecieron.por motivos .decensura;'.; .. ·~···~· Ante esta disparidad de ediciones, Ortega trabajará en una versión defü nitiva de La rebelión ddas masas con vistas a.su inclusión en las Obras c01m pi etas que emprende Revista de Occidente, y que verán la luz entre.1946 y 1947. La rebelión de las masas se incluirá en el tomo IV, publicado en 19.47i Estarevisión consiste, principalmente, enlas correcciones·q~e afectan altexto; en la eliminación de las páginas inicial~ de «En cuanto alpaci;fismo: .. » que se referían alá reseña de The ThhesiLitermy Supp!ement, y err la división de.los. quince capítulos en dos partes. Cada,parte recupera los lími-' tesytítulos.delas primitivas series de follefones dé El Sol: la primera, titulada. «La rebelión de las masas», abarca los trece primeros capítulos; la. ~é~ gunda,.con el título de «¿Quién manda.en el mundo?»;'engloba el amplio
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capítulo XIV, más el capítulo XV, que, como queda dicho, no. apareció en la prensa, pues Ortega lo redactó a modo de conclusión para la primera edi·ción de La rebelión de las niasas en 1930. , . ; • .: . . ; , ; .. Cón)a separación del libro en dos partes Ortega buscaba, probablemente, llaiµar la ~tendón sobre la segunda de ellas. Mientras en el «Prólogo para franceses» (1937) yahabíáafirmado quelos;primeros capítulos (los que provenían de la serie «La rebelión de las masas») «habían caducado más» (porque estimaba que lo anunciado en ellos ya se había cumplido en gran medida), la segunda parte·' albergaría más potencialidades para pensar Europa, tema que' será.uno. de sus más sostenidos motivos de reflexión durantelos años cuarenta y cincuenta; No es casual, port¡mto, que, Ortega ilicorpore en bastantes escritos dé ese 'período· («De Europá íneditatio quaedanm, «Las profesiones' liberales», etcétera) párrafos de La.rebelión de las masas, que casi siempre proceden, muy sintomáticamente, del «Prólogo para franceses», del~< Epílogo parailigleses» o de la segunda parte, ~'¿Quién manda en el mundo? ». • ; .· La eliminación de las páginas iniciales de «En cuanto al pacifismo ... » responde también a ese deseo de recalcar la dimensión europea del libro, .pues están dedicadas a matizar la interpretación de Espm1a invei.tebrada. Tras esta supresión elépílogo quedaformado, pues, .por unas primeras páginas ti' tuladas «Epílogo pm;a iligleses», seguidas de «En cuanto al pacifismo ... » Respecto a las cm;recciones en el texto, destaca la recuperación de los párrafos eliminados enla revisión.de 193 7, y en las ediciones de Revista de Occidente de 1943 yl945. Asimismo, Ortega añade en esta nueva revisióii algunas líneas y varias notas al pie (para todo ello véase, como queda dicho, el «Apéndice»); Tiene una especial importancia la inclusión de .una nota que remite al-proyecto de El hombre y !agente y una definición de nación en el apartado VII del capítulo XIV, así como.las.líneas de «En cuanto al pacifismo ... » en que Ortega reflexiona,sobre la intimidad en que consiste todo pueblo («Toda realidad desconocida prepara su venganza ... »). Junto a estos añadidos cabe reseñar la eliminación, tanto en el prólogo como en el epílogo, de las alusiones a su anu.nciadoDismrso de la responsabilidad intelectual, que Ortega finalmente no concluyó. En· las.Obras completas (tomo N,1947)serecoge, por tanto;.la versión definitiva de La rebelión de las masas. Ala,ño siguiente, enl9.48,:se publica en Revista de Occidente la primera edición suelta de esta versión definitiva, aunque presenta una .extraña modificaciórirespecto a la contenida ·en las Obras co¡np!etas que afecta al «Epílogo para ingleses». En la edición de 1948 no sólo se: han suprimido las páginas iniciales de «En cuanto al paéifismo ... » (las que se ocupabandela reseña d,e'The Times Litermy.Supplei11ent), sino también las
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páginas introductorias del «Epílogo para ingleses». Sin embargo, se mantie~ ne el título de «Epílogo para ingleses»; sólo que bajo ese rótulo figuran ahora las páginas de «En cuanto·al pacificismci... »,que han perdido este título. ', Por otra parte, en los años cuarenta la estructura del «Epílogo para ingle5esíY eú las edicione5 de la Colección Austral de Espasa-Calpe Argentina también experimenta un cambio respecto de la edición de:l938: se suprimen las páginas introductorias del «Epílogo ]Jara ingleses», y•bajo este marbete figura «En cuanto al' pacifismo .. :», que mantiene tanto el título como.la.S páginas iniciales que matizaban la reseña de TheTimes LitermySuppleinent. Ea.disparidad de las ediciones de Revista de Occidente y de la Goleclción Australrespecto deltexto recogido enlasDbn:¡s completas (1947);ré." sulta una incongrueúcia difícil.de explicar; y puede considerarse quizá.un eco dé lá confusión'anterior ala revisión que Ortega hace del texto enl946. En cualquier caso; la propia disparidad.entre síhace.preferible.privilegiarfa estructura de la edición contenida en las Obras co1npletas (1947), que no sufrió cambios en la segunda (1951) y tercera (1955) ediciones, y así se ha hecho eú la presente.· Por· otro lado, hay que :Señalár'algunas peculiaridades en el texto; En una nota al pie del capítulo IVde la primera parte, «El crecimiento de la vida», Ortega cita sus obras Meditaciones del Quijote y «El origen deportivo del Estado» y las fechas en 1916y1926, respectivamente; cuando sus fechas correctas sonl914y1925. Por su parte, el quinto párrafo del capítulo V de la primera parte, «Un dato estadísticm>, apareció en El Sol del 3 de noviembre de 1929 con unas líneas censuradas; que Ortega recupera' en.su paso alá primera edición del libro (véase el «Apéndice). Véanse también las notas a la edición de «Dinámica del tiempo», «César, los conservadores y elfüturo.-· Il»y <<¿Quién manda en el mundo?-·-IV»; en este tomo; las de Meditación de nuestro tiempo' y« [El siglo XVIII]»•, en el VIIl,yla de «[SobreLa rebelión de la5 masas] » en el X. '
MISIÓN DE LA UNIVERSIDAD ''
El 9 de octubre de1930, invitado por la agrupación estudiaritil Federación Universitaria Escolar; Ortega pronunció una cohlereni:ia' en· él Páránihlo· de'la Universidad Central de Madrid con el título de «Sobre la réfof~ ma universitaria». Al parecer, y según él mismo•refiere,·Ias defectuosas condicione5 acústicas del recinto le impidieron de5arrollarla en su integridad. Pocos días'después comenzó Ortega la publicación en El Sol de.<\Jas notas que sobre este gnive ásunto llevaba [... ] ál púl]Jito del Paraninfo».:La
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serie, titulada «La misión de la Universidad», estuvo compuesta por siete entregas, la última de las cuales vio la luz el 9 de noviembre (véase la «No.ticia bibliográfica»). En diciembre Ortega recogió los artículos en Misión de .la Univei·sidad (1930),yJes antepuso una dedicatoria yel capítulo «Temple para la ref~rnia>>,_que es el comienzo de la alocución que quedó interrumpida el 9 de octubre. Tanto la dedicatoria como «Temple para la reforma» figuran también en la segunda edición de Misión de.la.Universidad (1936) y en la primera y segunda edicione5 de Obras de]osé Ortega y Gasset (1932y1936). Sin embargo, Ortega eliminó ambos textos en la edición contenida en El libro de las misiones, publicado en Buenos Aires en 1940, y ya no volvió a reimprimirlos nunca (Paulina Garagorri los reprodujo en su edición de Misión de la Universidad, Madrid; Revista de Occidente en Alianza Editorial, 1982, pp:, 1'1-23). . . Las páginas suprimidas remitían al contexto del fin de la dictadura de Primo.de Rivera, lo que contrastaba ya amargamente con la España.recién salida de la guerra civil. Además, muchas de sus.afirmaciones nunca· hubieran superado la censura franquista, de modo que Ortega prefirió reformar él mismo el texto en la Argentina, donde se-encontraba exiliado en 1940. Así, esta versión sin la dedicatoria ni el primer capítulo es. la que pasó a la tercera edicióú de las Obras de José OrtegayGasset (1943), y después a las 1 Obras completas(l9,47). . .. • ,· En la presente e~ción se ha optado por privilegiar, en lo que a la es~ctura del texto se refiere, la edición que Ortega incluyó en El libro de las misiones (1940), que se mantiene en todas las ediciones del tomo IV de Obras completas en vida del filósofo (1947, 1951, 1955). La dedicatoria a la EHE. y el capítulo «Temple para la reforma» se reproducen íntegramente en los .«Anexos». .
1931 ¿QUÉ ES EL CONOOMIENTO? (TROZOS DE UN CURSO)
Entre el 18 de enero y el 1 de marzo de 1931 Ortega publica en cinco entregas una serie titulada «¿Qué es el conocimiento? (Trozos de un curso)». El curso al que alude el subtítulo es uno de los más azarosos entre.los impartidos por Ortega. Tras renunciar en marzo de1929 a su cátedra como protesta por. el, cierre de laUniversidad y la persecución y represión de estudiantes y profesores, Ortega prosigue su actividad docente fuera de las aulas .. El curso que estaba impartiendo en el momento de su dimisión es
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¿Qué· es filosofía?, que continúa en «la profanidad de un teatro» (primero e!Rex, y después el Infanta Beatriz) 'a lo largo de los meses de abril y maypc · El curso siguiente, 1929/1930, Ortega imparte lás lecciones de mi nuéc va curso eh loslocales de Revista de Occidente; Pero a finales de enero· dé 1930 se exilia Primo de Rivera y el nuevo gobierno del general Berehguer toma una serie de medidas encaminadas asuavizar el hostigamiento a.lbs intelectuales ya restablecer la normalidad universitaria .. Ortega y aquéllo$ que como élhabíandimitido sonrepuestos en s1ls cátedras. De.nuevo enla5 aulas, cori:J.ienza•enabril un curso titulado «Sobre la realidadradical»,'cuya primera lección; según.señala en el manuscrito dela segunda (Archivg Fundación] osé Ortega y Gasset;B-59/C); «consiste .en las primeras págioas · de la' teri:era·]eccióri del ·curso iniciado etl' la Révista ·[de Occidente] ».:El texto' de las tres primeras entregas de «¿Qué es elccinocimiento ?(Trozos de un curso) ,,:proviene de las lecciones de este breve curso con que finaliza el período académico 1929/1930; . / . . . . . .. • En octubre siguiente Ortega inicia el curso académico 1930/1931 con otra'serie de lecciones. Del manuscrito de éstas extrae las dos siguientes ·ene tregas de «¿Qué es el conocimiento? {Trozos' de un curso)». Ortega. no incluyó después esta serie de prensa eh ningún texto pastee rior. ni en las Obras comp!etas,'y e! conjunto de manuscritos de 'este período quedó asimismo inédito. La serie, que se reimpriml6 póstumamente eh fa revista dda Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Tué:Umán (Argentiila); Humanitas, 17 (1964); pasa en la presente edicioh a formar parté del c01'püs de las Obras coníp!etas. También la reproduce Paulina: Gac ragorri intercalada en el conjunto 'de manuscritos de los cursos menciona~ dos en ¿Qué es conocimiento?, Madrid, Revista de Occidente en Alianza Edi" torial, 1984, pp. 66-85y144-158. Véase la nota a la edición de «¿Por qué se vuelve a la filosofía?», en este tomo,y]as correspondientes a los curs.os del período 1929-1931, tomo VIII.
NOTA DE VENTOSA Y CONTESTACIÓN ,
·Este' texto, que consta de una nota delentoncesmlnistro de Hacienda ju'an Ventosa en respuesta a los artículos de Ortega· sobre «Los problemas concretos» (véanse'efreste tomo), y de la c.ontestación de Ortega a la mis'ma; Se publicó en el diario El Sol el:l5 de marzo de•i931 bajó el título «.Scí'.br'e un artículo de Oitegay Gasset»; En la.do.curnentación preparatoria,_de la primera edición de las Obras completas· (l 946cJ.947), este texto, aunque
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no llegó a incorporarse a la citada edición; figura con el título que se le ha dado en la presente.
SOBRELA «FRASE HUERA» ·
En el contexto de la polémica generada por las críticas de Ortega al Partido de Centro Constitucional fundado por Francisco Cambó y Gabriel Maura (véanse «Los problemas concretos» y «Siguen "los problemas concretos"» en este tomo), Gabriel Maura·envió a E!Soluna carta, que se publicó el día20 de marzo de 1931, en la que calificaba de «fráse huera» algunas de la~ expresiones u tiliza das por Ortega ei:i'su artículo «El error. Berenguern, publicado en El Sol el 15 de noviembre de 1930-·'recogido luego en La redención de las provinciasy la decencia nacional(l931) y reproducido en este mismo tonio .. A este artículo.ya habíá contestado en su día Gabriel Maura desdé las mismas págioas de El Sol con otro titulado «El acierto Berenguern. Ahora Ortega solicitó al diario que reprodujese el penúltimo párrafo de su artículo, que es al que se había referido expresamente Gabriel Maura enla cartadtada, y así lo mantenemos eh esta edición, conservando también la entradilla explicativa impresa.en eld.iario. Tras este párrafo se réproducían : unas declaraciones ,ealizadas aparentemente por Ortega a un periodista («hós comunica literalpiente nuestro colabóradorn, se puedeJeer en la prensa). Pues bien, se ha comprobado que tales declaraciones fueron en realidad escritas por el propio filósofo dado que se conser\ia, aunque incompleto, el manuscrito (Archivo de la Fundación] osé Ortega y Gasset, B-125/6}.
¡ALOSELECTORESDEMADRID! ·
Este texto se publicó enC1iso! el,H de abril de 1931 con el siguiente título: «Manifiesto de la Agrupación.al.Servicio de la República. "Las elecciones del domingo son un primer contacto con los enemigos interiores del gran porvenir nacional"». Apareció firmado por Gregario Marañón, Ramón Pérez de Ayala y José Ortega y Gasset. El manuscrito inicial fue redactado por· Ortega y luego se preparó una copiamecanoscrita sobre la que se hicieron correcciones amano; ambos documentos se conservail'en el Archivo de la Fundación] osé Ortega y Gasset (B-125/1-2) .. Cuando este texto se incor'poró al tqmo XI de las Obras completas (Madrid, Revista de Occidente, 1969, pp; 291~292) se reprodujo el mecanoscrito, que se ha comprobado es la copia que utiliza con levísimas variantes Cliso!, y por eso en la presente
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edición se da como definitivo el texto de la prensa. Se ha seguido, no obsc tante, el título ya conocido de los manuscritos porque se ha considerado qúe el que aparece en Crisol es añadido por la redacción. En dicho medio se podfa leer también el siguiente párrafo inicial: «La Agrupación al Sérvicio de la República ha dirigido a los electores madrileños el siguiente manifiesto:»:
AGRUPAOÓN AL SERVIDO DE LA REPÚB1'1CA.- [UNAS CUARTIUAS]
Con motivo .de la quema de conventos e iglesias que se produjo. en Madrid y en otras ciudades de Españaa principios del.mes de mayci, la Agrupación al Servicio de la República envió a la prensa un escrito en el qúe• se criticaba la situación. El texto sé publicó en C1isol el 14 de mayo.de:l931 con el titulo •< de la República. "La multitud caótica e informe no es democracia sino carne consignada a tiranías". Ortega y Gasset,.Marañón y Pérez deAyala dirigen al pueblo español su voz ejemc plarn, Se ha podido comprobarla autona de Ortega por.el manuscrito de•su puño y letra que se conserva en el Archivo de la Fundación] osé Ortega y Gasset (B-124/6). Cuando este texto se incorporó póstumamente al tomo XI de sus Obras completas (Madrid, Revista de Occidente, 1969;pp: 297-300) se hizo siguiendo la versión de El Sol y se reprodujo la siguiente entradillar «Ayer noche recibimos Ja visita gratísima del ilustre doctor Marañón, a quien en esta casa profesamos el cariño y respeto que los compa- · triotas de su talla moral e intelectual merecen siempre. »El doctor Marañón era portador de unas cuartillas de la Agrupación al Servido de la República, firmadas por don] osé Ortega y Gasset, don Ramón Pérez de Ayala y el propio doctor.·Dichas cuartillas sonun _______ _ solemoe llamamiento al pueblo esp·añol, y tanto porla trascendencia del documento en sí como poda calidad extraordinaria de sus firmantes, lo ; . · acogemos, seguros del interés vivlsimo que h~ de despertar entre nuesc ·• •·· tros lectores. He aquí el documento:» .En esta edición se sigue la versión de Cliso! porque es elmedio dondir Ortega publicaba en aquel entonces. La principal variante es que en esta rec vista apareció firmado sólo por Ortega y Marañón-al igual que en el citado manuscrito.. , es decir, sin la firma del'érez de Ayala (véase el «Apéndice»)'° Respecto al título, en.la presente edición s¡; ha mantenido el di:_las Obras completas de 1969, que coincide con el de Clisol. En cambio, el sub~
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título,« [Unas cuartillas]», aunque se ha conservado, se ha puesto entre corchetes porque su autoría no se puede atribuir a Ortega.
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[SOBRE LÁ CANDIDATURA DE ALICANTE]
Es.tebr_eve texto de Ortega se publicó en Cliso! il dí~ 2~ .de juniode 1931 dentro de una extensa.noticia titulada «Azorín.enAlicante. La República del73 y la ~é)93L Cuartillas de Ortega y Gasset».La n~ticia resm11e U!} acto. ekctoral celebrado .el dí~. ~nterior.en Alican.te. Pa¡-ticiparc;m v.arias persot].as además ~e A,zo1in, qlte presentaba su candidatura a las Cortes Consti[Uyen~es repu~licanas por ~ta dudad. Ante la Ílllposibilidad d~ acudir, Ortega enyió unas cuartillas para que .se leyesen. Así da cueµta dé las m,isrnasCrisol: «Se]ee una carta de Osear Esplá imposibilitado de acudir aLacto por haberse quedado enfermo .en Madrid, y a continuaciói:l se leen también.unas.cuartillas deJos.é Ortega y Gasset en las que.dice.:.».' Luego, entrecomillado, se reproducían las palabras de Ortega, que se corresponden con un.manuscrito autógrafo conservado en el Archivo de la Fundación ] osé Ortega y Gasset ("[Sobre la candidatura de Alicante]", Bcl26/2) .. • Cuando este texto se.publicó en el tomo XI de las• Obras completas (Madrid; Revista de_ Occidente, 1969; PP• 312-313) se le puso el título «Sobre la candidatura, de Alicante», que en la: pres·ente edición se ha conservado, pero entre corchetes porque no puede considetarne de Ortegá ni aparece en éltiianuscrito de la mano del filósofo: Por otro lado, en el citado tomo XI, se transcribía el texto conforme a una copia mecanografiada. En la presente edición se sigue la casi completamente coincidente versión de C1isol.
EL SENTIDO DEL CAMBIO POLÍTICO ESPAÑOL
. Se 2ori.oc.en tr~s versi.o~es distil}tas de e~t~ textb, Se ha td~ado c:omo deflriitiva la publicada ~n C1iso! el 16 de septiembre de 1931. :i..a~ otras dos (La Nación, 30-VIII-1931 y Eumpilische Revue, año'i. 0 , 8, ~g~sto, 1931, pp. 564-568) coinciden bastante entre sí. En esta última, el texto está traducido por Helene Weyl, y eltítulo se corresponde con el español: «Der Sinn der politischen Umwalzung in Spanien». La diferencia fundamental es que en estas dos últimas versiones apareció un último párrafo sobre Alfonso XIII (véase el «Apéndice»), que no .estab.a. en C1isol,.y.aquí encabezaba el artículo un párrafo 11\ás, que no apareció en las otras dos versiones.
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[EL PELIGRO DE UNA CONSTITUCIÓN EPICENA] Las intervenciones de-Ortega en l¡}!; Cortes Constituyentes de la Segun-
da República fueron escasas, aunque tuvieron bastante repercusión dentro y fuera de la Cámara .. El 30 de octubre de,1931 Ortega, corno portavoz de la Agrupación al Servicio de la República, pr:sentó una enrni~n~a al artículo que establecía el modo de elección del presidente di; la, ~epublica en el pr~ yecto rnnstil:llcional, tal y como ~bía quedado es~ble~id? tras el ~oto particular de GábrielAloniar.•Esta ernrnenda es la ci.ue se recoge ,en la pnmera PíWr te del. téxto que .~e reproduce en .esta edicióp. bajo d ~tulo ~n~edi,tho. ,~\\ citadá enrnienda dio lugar a uria larga discus~ón ~TI. la que.mte~er~n vano~ diputados, en.tte. ellos NicetoAlcalá Zamora, qmf;Tl. Pf.?puso una sene ,de. re~;: tificaciones a Iá enrnienda presentada por Of.t.ega, qmen a su vez respon~o conti'nbreve discurso a estas propuestas.Junto a esta segunda intervención de Ortega se ha consideradó conveniente reproducir las. palab~as de Alca~á Zamorapára que se pueda contextualizar el dís~u_rso del fil~~ofo. Se re~rodu ce igualmente el breve diálogo que esta segunda 1r:tei:venc10n pr?voco entre el diputado de la Agrupación al Servicio de la Repu~lica y el presid~nte de la Cámara. Por el contrario, no se ha considerado pertinente reproducir el resto de intervenciones a que dio lugar la enrnienda presentada por Ortega (puec den verse en el Diario de Sesiones del 30"X-1931, pp. 2065-2069). Cuando estas dos intervenciones de Ortega en las Cortes Constituyen~ tes. se incorporaron a las Obras co¡npletas (Madrid, Rev_ista di;' Occide~~e, 1969, t .. XI., pp, }J9."326), la primera de ellas se reprodujo. segun la vers1?n taquigráfica del diario El Sol («El peligro_ de µna Co~tituciónepicena, DIS~ curso de don José Ortega y Gasset en la Camara Constituyente», 31-X-1?31), mientras que la segunda y el discurso de Alcalá Zamora seguían el citado Dimio de Sesiones. La presente edición ha tomado como texto base en ~m~ bos casos el del Diario de Sesiones (pp. 2063-2065 y 2069-2071, respecuvamente), por eso.se ha suprimido elpárrafo inicial de prensa q~e figuraba en las anteriores ediciones de Obras completas y los titulas de ep1grafes que se habían intercalado el texto de la prtmera intervención, porque en ningún caso se ha ¡:iodído av,alarfa~utoría de Ort~g~. Por e.ste 1'.'ism? motivo, se ha ptiesN e.ntre corchetes el título de.las ed1c10n~s ante~o~es~.que ~e corresponde con el.del diario madrileño. · · .. . · · · · . .·
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· • . El anuncio de que Ortega preparaba tiria conferencia en la que dan:a sus impresiones sobreddevenirde los acontecimientos políticos ~ura,nte los primeros i:neses de la Segunda República, que se concretó en su discurso
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en el Cinema de la Ópera de Madrid titulado «Rectificación de la República» (véase en este tomo dentro de Rectificación de laRi;pública, 1931), causó un gran revuelo político yperiodistico. Para aclarar su posición, Ortega redactó una nota de prensa que se publicó envaríos diarios. C!isolla publicó el 17 de noviemb;e de 1931 bajo el título «D. José Ortega y Gasset nos hace unas interesantes manifestaciones sobre su actitud política» y con el siguiente párrafo inicial: «El anuncio de que nuestro ilustre amigo D.José Ortega y Gasset se propone dar una conferencia sobre el gran tema político español, ha despertado na sólo la natural expectación, sino un afán informativo que lleva a atribuir a nuestro querida amigo -más o menas "autorizada' mente"~ los más diversas propósitos. En nuestro desea de precisárila actitud de nuestra amigo, hemos creída interesante obtener de él unas.· ·• deélaraciones al respecto. He aquflo que nos ha dicho:»
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De este párrafo introductorio se podría colegir que el texto que a contilluaciónse reproducía no había sido escrit.o por Ortega sino dicho a un periodista que lo transcribe,. con lo cual, según lbs criterios de la presente edición, no podría haber.sido considerado pertillente, pero, aunque no se ha ,localizado el manuscrito; por diversas.vías·se ha podido constatar que tal texto fue· escrito por Ortega y enviado a la' prensa dada la absoluta.coincidenda entre los distintÓs testimonios que se han podido cotejar,:por ejemplo.« Una cu ar.tilla de don] osé OrtegayGasset' "Que cada cual diga lo que piensa". "No estoy conforme con el tono ni con los modos que· se han dado a la República"» (El Sol, 18-XI-1931), y «Nota interesante. Don José Ortega y Gass~t ruega que vaya a fundar un nuevo partido» (El Noticiero, de Barcelona,18~XI"l931);En este último, además, se dice expresamente, antes de reproducircel texto, que «El señor Ortega y Gasset (don José) facilitó a los periodistasla siguiente nota». Cuando e5te texto pasó a las Obras coinpletas. (Madrid, Revista de Occidente, 1969, t. XI, pp. 327-328)se puso como título 1
•i ¿INSTITUCIONES?
Este amplio artículo se publicó en La Nadóh el 8 de diciembre de 1931 e incluía dos secciones. Cuando se. incorporó• aL tomo IV de las Obras
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conipletas (Madrid, Revista de Occfdente; 1947, pp. 362-365) sólo se répro~ dujo la segunda parte y se fechó como del día31 de diciembre de 193k1\$í se.ha mantenido en las sucesivas ediciones: Enlapresente edición se ha c()" fregido la fe~ha y se reimpriine porprimera vez la primera parte, de,cuya ausencia en las Obras completas no se ha. encóntrado justificación más allá dela.existencia de un manuscrito erre! que sólo·está íntegra la segunda parce te y la priinera consta en borrador («¿Instituciones?», Archivo de,la Fundáf ciónjosé Ortega y Gasset, B-128/3). ¡--_'::;'' ¡,
ligeras variantes respecto al texto impreso difundido en febrero evéase el «Apéndice»} En la presente edición se ha conservado eI titulo original delimpre. so difundido en febrero y se ha añadido entre cbrchetes como subtitulo "[Manifie?tó]", .como el antetituló eri El Sol, para diferenciarlo de otros textos de.la Agrupación al Servicio de la República incluidos en este mismo tomo·.
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LA REDENCIÓN DE LAS PROVINCIAS Y LA DECENCIA NA.CIONAL
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AGRÍJPAC!ÓNALSERVIOO DE
LA REPÚBLICA;-.'' [MANIFIESTO l
Ell3 de noviembre de 1930, Ortegd habia terminado un artículopublfcado en,ElSól < con la frase: «Caeti:nnn cens~q delendam esse Monarchiaim>i Dos cü,as despujs, concluía otro artículo. publk cado en el mismo diario y titulado «El error Berenguen> diciendo:« ¡Españoles, vuestro Estadq no eXiste! jReconstruidlo! /Delenda e~t Monaichia» (véanse ambos estetomo, elsegimdo dentro de L11rede11ció11 de-las provhlc cias y la decenda nacional, 1931). El filósofo apostaba claramen.te pór .un cambio de régimen. Su principal·inidativa se concretó eh la fundación,juhc to a Gregario Marañón y Ramón;Pérez de Ayala,. de la Agrupación al ServiL cio· de, la República, 'cuyo manifiesto fundacional prepararon a principios de l 93L El texto fue redactado por Ortegar.Se conserva de sil puñoyletra un manusci:ito que coincide notablemente éon el irripteséi que se difundió en febrero de 1931 con el titulo «Agrupación al Servicio de la República»·, firmado por Marañón, Pérez de Ayala y Ortega. Se conservan además varias copills mecanoscritas de este documento coh correcciones autógrafas,,que debieron ser discutidas por los. tres firmantes hasta llégar a.la versión defic nií:iva qüe,se reproducecen.eLimpreso difundido en febrero .(Archivo di; la Fundación José Ortega y Gasset, B-124/r'4). · . · ·.·. . .·. . ' ,:, 'Una versión previa a la definitiva se envió al diario LaNaciiiRde Buencis Aires ante laimposibilidaddedifundido!en España por la censura;.Allfse publicó el 19 de enero de 1931 con els1guierite titular. «Marañ:Óri, Ortega y Gasset y Pérez de Ayala desean crear1una agrupación republicana>";•al que se añadían dos subtítulos: «Publicarán un manifiesto en el que, después de exponer la situación por que atraviesa España, encarecen la necesidad de combatir a la moriarquía»•y «Texto integro del documento». Cuando en España se relajó la censura de prensa, el manifiesto se publicó eh El Sol eLlO de febrero .de 1931 con el titulo «Agrupación al Servicio, de la República» y'el antetltulo «Unmánifie5to»,'. Esta versión ofrece también
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Esta monografía se publicó en 1930'porRevistade Occidente, com" puesta por diversos textos de contenido político. La parte titulada «La rec dención de las provincias» contiene varios artículos public:'adós en el diario El Sol.entre el 18-XI"l927y el22-II-1928; que.pasaron a ser los capítulos del I al IX en el libro (véasda «Noticia bibliográfica»).•A ellos se añadió como capitulo X «La·idea de la gran comarca o región», que.Ortega también había previsto publicar en el mismo periódico, pero que la censura impidió que llegase a ver la luz. Fue el propio general Miguel Primo. de Rivera quien se opuso a supublicaciói;ien la prensa diaria porque en él el filósofo recomendaba la organización de España en regiones autónomas (véase El Sol del 9cIII~l931: .«Sobre' "Ideás políticas". El presidente del Consejo y los articulos,de Ortega y GassetenEl Sol»). La segunda parte de'esta obra, «La decencia nacional» compila un articulo publicado en 1917; «Bajo el arco en ruina>>, y tres de 1930: «Organización de la. decencia nacional».; «El error Berenguern y «Un proyecto» (véase la «Noticia bibliográfica»). Este libro se incorporó a la primera edición de Obras de]osé Ortega y Gasset (Madrid, Espasa"Calpe; 1932, L II., pp; 1225-1321), pero fue suprimido de las posteriores ediciones de Obras de ]osé Ortega y Gasset y Obras completas en vida de Ortega. Más tarde se reincorporó a las mismas en el tomo XI (Madrid, Revista de Occidente, 1969). Si bien en las Obras de 1943 y enlasObras completas de 19'46-1947;'1950-1952 yl953-1955 el motivo pudiera ser la censura al contener escritos políticos, se ha podido comprobar que fue el propio' Ortega quien suprimió este.libro en la edición de sus Obras de 1936, según consta enia primera cláusula de un borrador del contrato firmado con Espasa-Calpe el 31· de marzo de! 1936, conservado en el Archivo dela Fundación José O~tegáy Gasset «Espasa"Calpe publicará por su cuenta una reimpresión de 2;0QQ, ejemplares de las "Obras completas'.'
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de Dohjosé Ortega y Gasset, sustituyendo las dos obras "La redención.dé las provincias y la decencia nacional" y "Rectificación de la República" por• "El Espectador", t.º VIII y.el tomo titulado "Goethe desde dentro"» («Contrato de edición de las "Obras completas" y"El Espectador" dejosé Ortega y Gasset porEspasa-Calpe», PB-302/95) .. • La primera edición de La redención de las provincias y la decencia nacía~ na! (Madrid, Revista de Occidente, 1931) llevó el subtítulo «Artículos de 1927 y 1930», suprimido en su paso a las Obras de 1932. En.la presente edición se ha respetado dicha supresión al ser el último testimonio en vida de Ortega del texto. Por otro lado, en'el cuarto párrafo del prólogo que se añade a fa primera edición de este libro y que se conserva igual en las citadas Obras de 1932, Ortega comenta que varias de las ideas expuestas en el mismo ya las había expresado é.n «una.serie de artículos publicada por 1924 bajo el título más es, truendoso: "Dislocación y articulación de E~paña"» (véase la presenté edi" ción). Como en numerosas ocasiones, Ortega no fecha con' exactitud.sb..s propias obras al recordarlas,. pues esta serie se publicó en 1927 y ademas sú título es «Dislocación y restauración de España» (véase en este mismo tomo), . Asimismo, en la nota al pie que Ortega añade a «Bajo elarco en ruina»•, en su incorporación a la monografía en 1931, fecha sú publicación e¡r El Imparcial el «11 de junio de 1917», pero se ha podido comprobarque se publicó el día 13: Por otra parte; en el antepenúltimo párrafo del tercer capítulo de «La redención de las provincias», figuran desde sti primera edición en prensa la siguiente marca: <<..;». En El Sol del 25 de noviembre de 1927, justo encima de este párrafo un cartel anuncia que «Este número ha sido revisado por la censura», y por tanto la citada marca podiía dar a entender que ese espacio habría sido censurado, pero lo cierto es que no se recuperó ningún texto cuando .este .artículo se recogió en el libro ni se ha podido localizar un mac nuscrito que permita confirmar que hubiera álgimas líneas tachadas por la censura; i
RECTIFICACIÓN DE LA REPúBLICA.-, ARTÍCULOS YDISCURSOS
rencia, que da título al volumen, impartida en el Cinema de la Ópera de Madrid el 6 de diciembre de 1931, y emitida por radio a toda España. Los discursos de Ortega en las Constituyentes fueron reseñados o pu·blicados en versiones taquigráficas por diversos diarios, para colmar la expectación sie sus lectores ante las declaraciones del filósofo como portavoz de la Agrupación al Servicio de la República. En esta monografía se reúnen tres de estos discursos: «En el debate político.- (Discurso pronunciado en las Cortes Constituyentes el día 30 de julio de 1931)», «VII. Proyecto de Constitución.- (Discurso pronunciado en las Cortes Constituyentes el 4 de septiembre de 1931) y «Federalismo y autonomismo.- (Discurso pronunciado en las Cortes Constituyentes en la noche del 25 al 26 de septiembre de 1931)». Todos ellos se publicaron al día siguiente de su pronunciamiento en C1isol (véase la «Noticia bibliográfica»). Al aparecer el primero de ellos en el citado medio el 31 de julio de 1931, el filósofo le añadió un artículo titulado «Comentario a ÍnÍ propio texto». Quizá por este motivo, en su paso al libro, este discurso es el único que sigue la edición de prensa, frente a los otros dos cuyo texto corresponde con el Dimio de Sesiones de las Cortes Constituyentes. Por ello, en el primer caso se señalan en el «Apéndice» las variantes con el Dialio de Sesiones y en los dos restantes se marcan respecto a C1isol. Al igual que La r~dención de las provincias y la decencia nacional, y por el mismo motivo (véase la nota a la edición de esta obra en este mismo tomo), ' este libro, que formó parte de la primera edición de Obras de]osé Ortega y Gasset (Madrid, Espasa-Calpe, 1932, t. II, pp.1225-1403), fue suprimido de las posteriores ediciones de Obras de]osé Ortega y Gassety Obras completas en vida de Ortega. En 1969, se reincorporó a las mismas en el tomo XI.
SOBRE LO DE AHORA.- UNA CUESTIÓN PERSONAL
Esta serie de prensa compuesta por dos artículos con el mismo título y numeración consecutiva se publicó en C1isol los días 5 y 6 de agosto de 1931, pero al pasar a Rectificación de la Reptíblica en 1931 se fechó sólo como del día 5. Así se mantuvo también en las Obras de 1932. En la presente edición se ha añadido la fecha de la segunda entrega.
Este libro se terminó de imprimir pcír Revista de Occidente el 18 de diciembre de 193 L Reunevarios artículos publicados entre la proclamacion de la República en abrilde 193Ly la aprobación dela Constitución repu~ blicana eri diciembre delffiismo año, junto avarios discursos en la Cor~es Constituyentes, de las que Ortega fue diputado, y una famosísima confÓc•
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NOTICIA BIBLIOGRÁFICA
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A continuación se recogen los materiales utilizados en cada caso para la fijación del texto, señalados con un asterisco [*]. En el caso de las monografías, a esta información se añade, por su utilidad, la lista de las ediciones en vida de Ortega de que se tiene constancia. Sólo se recogen las ediciones en español, y aquéllas en otros idiomas que vieron la luz antes que el texto en español o que se han tenido en cuenta para la edición. Esto último sirve también para el resto de textos (artículos, prólogos, etcétera). Asimismo, se consignan las pocas ediciones críticas (no fas muchas anotadas) que preceden a estas Obras completas. También se recogei¡. las referencias de la primera reimpresión póstuma conocida de aquellos textos que en esta edición pasan a formar parte por primera vez de las Obras completas. Como se sabe, en el ámbito hispánico el término «edición» designa tanto la edición propiamente dicha como la mera reimpresión. A este equívoco hay que añadir, en la bibliografía orteguiana, el hecho de que en ocasiones los editores numeran sus propias ediciones teniendo en cuenta las anteriores de otros editores. Así, por ejemplo, Revista de Occidente puede señalar como «segunda edición>> la primera edición de una monografía bajo su sello porque ésta apareció antes publicada por otra editorial. Esta circunstancia se hace constar entre corchetes, pero para evitar confusiones, en esta «Noticia bibliográfica» sólo se numeran correlativamente las ediciones (en el sentido amplio antes apuntado) a cargo de un mismo editor, y siempre que esa información conste en el libro. La «Noticia bibliográfica» no incluye las monografías que Ortega no concibió como tales y que forman parte de ese grupo de antologías y reuniones de textos propiciado por la demanda editorial de su obra, ni, claro está, las varias ediciones no autorizadas que se aprovecharon de ese interés. Estos libros sólo tienen cabida en este repertorio si han resultado pertinen-
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tes para la fijación de algún texto de acuerdo a los criterios que guían esta edición. Cuando de un textcl no se consigna una publicación anterior a la de la monografía en que está contenido en las Obras completas se entiende que apareció por primera vez en dicha monografía. En los artículos de prensa se consignan también, si los hay; los antetitulos y subtítulos, antepuestos y pospuestos al titulo, respectivamente, y separados de éste siempre por un punto [.].Se consigna el lugar en que se publican los diarios y revistas cuando no se trata de Madrid.
OBRAS Y OBRAS COMPLETAS DE]OSÉ ORTEGA y GASSET .
ObráSde]osé01tega y Gasset, tomo rr; M~drid [etc.], Espa5(Cai)Je;l932.* Obras de]osé 01tegay Gasset, tomo II, Madrid, Espasa~Calpe,'l936'.* Obras .de]osé Ortega y Gasset, tomo II, Madrid, Espasa-Calpe, 1943'.* Obras completas, tomo III, Madrid, ReviSta de Occidente, 1947.* · · . ()bras cmnplet~, tomo UI, Madrid, lkvist:a d~ Qccidente, 1Q5o'. * Obras completas, tomo III, Madrid, Revista de. Occider{te, 19.'.?5~; * Obras completas, tomo IV, Madrid, Revista de Occidente, 1947. Obras completas, tomo IV, Madrid, Revista de Occidente, 195Í'.* Obras completas, tomo IV, Madrid, Revista de Occidente, 1955'. * Obras completas, tomo VI, Madrid, Revista de Occidente, 1947, * Obras completas, tomo VI, Madrid, Revista de Occidente, 19522. * Obras completas>tómó VI; Madrid; Revista de Occidente, 1955'.*
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1926 DINERO SACRO '
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«Lecturas: Dinero Sacio», LaNación (Buenos Aire.5), 7.,II~~92i5.
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SOBRE UNA ENCUESTA IN~RRUMPIDA
«Sobre una encuesta interrumpida»,· La Nación (Buenos. Aires), 21-III-1926. * EL Al.EMAN Y EL ESPAÑOL -
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«El alemán y el español», La Nación (Buenos Aires), 2-V-1926.* . '
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LECTURA Y RELECTURA '
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UN LIBRO SOBRE PLATÓN
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«Marginalia. Un libro sobre Platón>>, La Nación (Buenos Aires), ;20-VI-1926.l'i. , 1.·.
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1927
COMUNISMO E INDIVIDUALISMO TRASCENDENTALES
«Comunismo e individualismo trascendentales», La Nación (Buenos Aires), 27-Vl-1926.*. . .
DisLO'é:Ació~ y RksuimAoóN DE EsPAÑA . .. ''
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·SOBRE UN PERIÓDfCO DE LAS LETRAS
«Sobr:e u.n p~riódico de las letras», La Gaceta Literaiia ' •. · ' '
1Cl~El27* • r •
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«Dislocactóri y restauración de España. Introducción casi lírica», El5ol, 14-VII-1926.* «Dl~focación y re5tauración . dé 'España. ·Condiciones», El Sol, 17"VII-'1926;* .. COSAS DE EúROPA ·
«Cosas de Europa»,LaNación (BuenosAires);11:EV1lcl926.* «Cosas de Europa», en Béatrice Fo!}(:k, «Tres textos olvidados de Ortega sobre el intelectual y la política», Revista de Occidente, 156 (1994), pp.137-141.
DINÁMICA DEL TIEMPO
((Le;>~ es~aparat~ mandan,», El Sol, 15cVcl927'.* . ;, El Sol, 3-VII-1927> «Los escaparates mandan», La Nación (Buenos Aires) 26-VI-192 7 * «Dinámica del tiempo. Juventud.!», La Nación CBuenos Air~s) lOcVllcl927.* . .. ' CHARLA; NADA MÁS
PARA LA HISTORIA DEL AMOR
«Para la historia del amor l. Cambio en las generaciones», El Sol, 1Sc\Tu~i926.* •· ·· · ' · · · · · ·• · . «Para una historia del amor U. Nota sobre el "amor cortés"», El Sol, 29-VII-1926.* ·• «Para la historia del amor l. Cambio en las generaciones», La Nación (Buenos Aires), l-VIII-1926.* «Para una historia del amor U. Nota sobre el "amor cortés"», La Nación (Buenos Aires), 29-VIII-1926.* SELECCIÓN
«Charla, nada más», El Sol, 22-V-1927.* CABEZA Y CORAZÓN.-l.)NA CUESTIÓN DE PREFERENOA. Il ' ¡¡
«~abeza y corazón. Una cuestión de preferencia 11», La Nación (Buenos Aires), 31-VII-1927.* • · «Cor~ón Y:abeza. 11», en Ideas y creencias y otros ensayos de Filosofía, Madnd, Revista de Occidente, 1977, pp. 175-181. · TIERRAS DEL PORVENIR 1•' ' •
«Selecciórn;, El Sol, 2.o-VrII-1926.* PRÓLOGO A LA ACADEMIA PLATÓNICA, DE PABLO LUIS LANDS~ERG
«[Prólogo]», en Pablo tui:.5 tiuiaSberg; La Academia platónica, Madrid, Revista de Occidente, 1926, pp. 11-12.* ) PRÓLOGO A PSICOLOGiA, DE FRANCISCO BRENTANO
«[Prólogo]», en Francisco Brentano, Psicología, Madrid, ·Revisf:\l de Occidente, 1926, pp. 9-10.*
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«Un libro. Tierras del pórvenin;, El Sdl, 25.:rxcl927.*' ' ' . «Un libro. Tierras del porvenir», La Nación (Buenos' Aires) 23-X-1927 * ,. t ' '' ' • EL PODER SOOAL
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«El poder social l», El Sol, 9-x-192.1. * «El poder social 11»; El Sol, 23-X-1927 ,* «El poder social III», El Sol, 30-X-1927. * «El poder social IV», El Sol, 6cXl':1927. «El poder social V», El Sol, 20-XI-1927.*
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«El escritor y el poder social», La Nación (Buenos Aires), 27-XI-1927.* ¿CóMO ES LAWRENCE? «Un libro. ¿Cómo es Lawrence? l»,El.Sol, 4-XII-1927.* . . . « ¿Có~o es Lawrence? »,La Nación (Bueno~ Aires), 8-1~ 1928. *
' LA QUERELLA ENT.RE EL HOMBRE YEL MONO «Un.libro:La querella entre el hombre y el monm>, El Sol;l6-l-1927. * «La querella entre el hombre y.el mono»,LaNación (Buenos Aires) 30-1)927.:". ' PARA UN UBRONO ESCRITO
PRÓLOGO AUNA PUNTA DE EUROPA, DE VICTORIANO GARCÍA MÁRTI «Un libro. Para un libro no, escrito», El Sol, 6clllcl927«* «Prólogo», en V. García Marq, Unapimta de Europa (Ritmo ymatices de la vida gallega), Madrid, Editorial: Mtmdo La tino, 1927, pp: 9-14. * •
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UN DIALOGO «Un libro.Un diálogo», El Sol, 27-II-1927~*
ESPÍRITUDElA LETRA Espüitu de la letra, Madrid, Revista de Oécidente, 1927.* EspíJitu de la letra. Las Atlántidas. Mirabeau o el Político, Madrid, Revista de Occidente, 1936. [Se señala «Nueva edición»]. Espüitt1 de !a letra, Madrid, Revista de Occidente, 1951. * [Se señala «Tercera edición»].
CUESTIONES NOVELESCAS «Un libro. Cuestiones novelescas», El Sol, 13-lll-1927.* LA INTELIGENCIA DE LOS CHIMPANCÉS· «Un libro. La inteligencia de.lds,éhimpancés>>, El Sol,24-IV-1927.*
0RiGENES DEL ESPAÑOL
GóNGORA. 1627-19l7
«.Un libro. Orígenes del español», El Sol, 5-XII-1926. *
«Ortega y Gasset y Góngora», La Gaceta Litermia, l-Vl-192 7. * «Un libro. Góngora. 1627-1927», El Sol, 5-Vl-1927.*
LA FORMA COMO MÉTODO HISTÓRICO «Un libro. La forma como método histórico», El Sol, 11-XII-1926.*
SOBRE UNAS «MEMORIAS» GALÁPAGOS, EL FIN DEL MUNDO
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«Sobre unas "Memorias"», E!Sol,
16~IX-1926.*
«Un libro. Galápagos, el·, ' fin del mundo», El Sol, 19-XII,1926.* ' . . .·'; ' ' ' i . ~ ·0KNOS EL SOGUERO ÉTICA DE ws' GRIEGOS· . «Un libro. Ética de los griegos l», El Sol, 25-XII-1926:* «Un libro. Ética de los griegos», El Sol, 2-1-1927.* • •J
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ELÜBISPO LEPROSO. NOVELA, POR GABRIELMIRÓ «Un libro. "El Obispo lepróso" ,Novela; por Gabriel Miró», El Spl, 9-I~l927.*
«Notas. Oknos el soguero», Revista de Occidente, II, agosto; 1923, pp. 231-241.* .
MIRABEAUO:EL POLÍTICO Iiiptico I. Mimbeau o el Político, Madrid, Revista de Occidente, 1927. *
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Esp!Jitu de la letra. Las Atlántidas. Mirabeau o el Politico, Madrid, Revista de Occidente, 1936. [Se señala «Nueva edición»]. Tiiptico: Mirabeau o el Político. Kaht. Goet1ie desde dentro, Buenos AiresMéxico;'Espasa-'Calpe Argentina, 1941 .. ' · Triptico: Mirabeau o el Politico. Kant. Goethe desde dentro, Buenos Aires2 México, EspasacCalpeArgentina, 1942 • • Tiiptico: Mirabeau o el Político. Kant. Goethe desde dentro, Buenos AiresMéxico, Espasa-CalpeArgentina, 1944'. Tiiptico: Mirabeau o el Político. Kant. Goetlie desde dentro, Buenos Aires4 MéXico, Espasa-CalpeArgentina, 1947 • Tiiptico: Mirabeau o el Político. Kant. Goethe desde dentro, Buenos AiresMéxico, Espasa-Calpe Argentina, 1952'.
Ideas y creencias. EnsimiSJnaíniento Jalteración. Mirabeau o el Politico, [Puerto Rico], Universidad de Puerto Rico, 1954. Tiiptico: Mirabeau o el Politico. Kant! Goethe desde dentro, Madrid, Espasa-Calpe, 1955. [Se señala «Sexta edición»]. «Un libro. Mirabeau o el Político l», El Sol, 23-I-1927.* «Un libro. Mirabeau o el Político ll», El Sol, 30-I-1927'.1'' · «Un libro. Mirabeau o el Político lll», El Sol, 6-II-1927.* «Urflibro:Mirabeau o el Político IV», El Sol, 13-ll"L927.* «Un libro. Mirabeau o el Político y V», El Sol, 20-II-1927.* «La política por excelencia», El Sol, 29-V-1927. * «La inteligencia del político», El Sol, 31-VII-1927. *
$OBRE EL VUELO .DE LAS AVES ANlllADAS «Sobre el vuelo de las aves anilladas l»,ElSol, 13-VIII-1929:* «Sobré el vuelo de las aves anilladas 11», El Sol, 18-VIII-1929.* MEMORIAS DE UN POLITICO. EL CONDE NO SE ESCONDE «Memorias de un político. El conde no se esconde», El Sol, 12-IX-192.9: *
KANT Kant.1 '724~1924. Reflexiones de cei1ié11ario; Madrid, Revista de Occidente, 1929.* Misión de la Univei·sidad. Kant. l:.a deslú;1riit1iizacid1í cltl ai·tt' Madrid ' l~eyis~a depccidente, 1936. [Se señ'.lla «Nueva edicióp.»]. Tiiptico: Mii'abeau o eí Político. Kant: Goethé desde den(fo Biierios1AiresMéxico, Espasa-Calpe Argentina, 1941. * ·· · ' ' · · Tiiptico: Mirabeau o el Político. Kant. Goethe desde dentro Buenos Aires,.:'' ' '1, i·,''·· ,,, ' ' México, Espasa-CalpeArgentina, 1942'. ·· · · ·· Tiiptico; Mirabeau pel Político. l(ant. Goethe desqe dei1tro,, Buenps AiresMéxico, Espasa-CalpeArgentina, 1944'. '· ·', .• ··., , · , . . Tiiptico: Mirabeau o el Político. Kant. Goethe desde denÚ-~ Bueno; Aires... '' . - ' ' -! México, Espasa-CalpeArgentina, 1947'. · . Tiiptico: Mirabeau o el Pol!tico. Kant. Goethe desde dentro: Buenos AiresM.éxico, Espasa-CalpeArgentina, 1952'. Tiiptico: Mirabeau o el Político. Kant. Goethe desde dentro Madrid ' ' Espasa-Calpe; 1955. [Se señala «Sexta edición»] .. '!
1928 [DISCURSO EN EL PARLAMENTO C:HJLENO)'
REFLEXIONES.DE CENTENARIO (l 724cl924)
[Sin título], en Boletín de Sesiones Ordinmias de la Cámara de Diputados, tomo III, 1928, Santiago de Chile, Imprenta Nacional, 1929, pp. 39303933.*.
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[PARA LOS NIÑOS ESPAÑOLES)
«Kant. 1724-1924. Reflexiones de centenario», Revista de Occidei1te, X, abril, 1924, pp.1-32.* «Kant. 1724-1924. Reflexiones de centenario. (Conclusión)», Revista de Occidente,XI, mayo, 1924, pp.129~144.* · FILOSOFÍA PURA. ANEJO AMI FOLLETO KANT
[Sin título], en Nuestra raza, Reus, Editorial Hispano.:Afuéricana/1918, pp. 17-23; 222-224. *
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902
1929
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«Filosofía pura. Anejo ami folleto' "Kant"»,'Revisfü dé.Octidei1te, LXXIII, julio, 1929, pp. 124-138. *
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1 ·-
«¿Por qué se vuelve a.la filosofía? U. Imperialismo de la física», La Nación (Buenos Aires), 21-IXcl930.* ·: «¿Por qué se vuelve a la filosofía?. III. La ~ciencia" es niero simboliSmo», La Nadón (Buenos Aires), 28"IX-' 1930. * . «¿Por qué se vuelve a la filosofía? Las ciencias en rebelclia IV», La Nación (Buenos Aires); 2-XI-1930, * «¿Por qué se vuelve a la filosofía? III [sic]», LaNación(BuenosAires), . 16-XJcl930. *
1930 LIGERO COMENTARIO
«Ligero comentario», El Sol, l-Icl93.0.* VICISITUDES EN LAS CIENCIAS
«Vicisitudes en las ciencias l», El Sol'. 9~IIÍ-1930. * ¿QmEN MANDA EN EL
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SOBRE.ELPODER DE LA PRENSA'
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«Sobre el poder de la prensa: Una carta de don José Ortega y Gasset», ·El Sol; 13-'XI-1930.* -
«¿Quién manda en el mundo? IV», El Sol, 30-III-1930.* . - : :l «¿Quién manda en el mundo?, IV», en La rebelión de las masas, edición d~,P.9i;Iüngo Hemánd~.Sá~chez, Madrid, T~~nos, 2,003, J¡'P· 405A 10. /
POR QUÉ HE ESCRITO «EL HOMBRE A LA DEFENSIVA» J
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LA REBELIÓN DE LAS MASAS
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«Por qué ne escrito "El nombre a la ddensiva",;' La ~ació1t (Buenos Afres),!3-IV-1930.* · · ·· · No sERHOMBRE DEPARTIDO «No ser nomhrede partido L ¿Quién es usted?», La Nación (Buenos _ Aires),15-V-1930.* _ _ _ -. ·. __ . _... __ _ _«No ser hombre de partido 11», La Nación (Buenos Aires), 3-VI-1930.* «Partidismo e "ideología"», El Sol, 15-VI-1930.* ·· CÉSAR, LOS CONSERVADORES Y EL FUTURO.-Il
«César, los conservadores yel futuro 11», El Sol, 6-Vll"l930.* «César, los conservadores y el futuro Il», en Las Atlántidas y Del Impe:iio Romano, edición de Paulina Garagorri, Madrid, Revista de Occidente, El76, pp. 190-1_95. LA MORAL DEL AUTOMÓVIL EN EsPAÑA
«La moral del automóvil eu España», ElSol, 24-Vlll-1930:* . ¿POR QUÉ SE VUELVE A LA FJLOSOfíA?
«¿Pqi:: qué se, vuelve a la filosofía?>>,; La Nación (Buenos Aire~), 31-VIII-1930.* -. . ·
904
1-
La rebelión de las masas, Madrid, Revista de Occidente; 1930.* · ••'-La rebelión de las iríasas, Madrid~ Revista deOccidente,-1930. ' · La rebelión de las masas, Madrid, Revista de Occidente, 1933'. • · La tebelión de las; masas, Madrid; Revista de Occidente, 1935'.; • La rebelión'de las i,n'asas; ám iúr1iúevo prólogo, Buenos Aires~México, · EspasacCalpeArgentina; 1937.~· · La rebelión de las masas; con un nuevo prólogo, Buenos AirescMéxico, Espasa-Calpe Argentina, 19382 • * La rebelión de las masas; con un prólogo para franceses y un epílogo para ingleses, Buenos Aires-México, Espasa-Calpe Argentina, 1939'. * La rebelión de las masas; con un prólogo para frimcesesy un epílogo para ingleses, BuenosAires-México, Espasa-Calpe -Argentina, 19414. · -·La rebelión de las masas; con unprólogo para franceses y un ejJ!logo para ingleses, Buenos Aires-México, Espasa-Calpe Argentiria, 1942'. ·La rebelión de las masas; con un prólogo parafranceses y un ep!logo para ingleses, Buenos Aires-Mexico,'Espasa-Calpe, 1943'; La rebelión de las•masas; Madrid, Revista deOccidente,-1943.* [Se señala «Novena edición»]. La rebelión de las masas; con 1mpróldgo para franceses y un epílogo para ingleses, Buenos Aires-Méídcó; Espasa"Calpe Argentina; 19447 • ·'•ta rebelión de las mClsCls; con un pi·ologo parafrancesesy uii epílogo para i11gleses,!Madrid, Revista de Occidente; 1945:*. [Se señala «Décima edición española»].
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Lacrebelión de las masas; con 11n prólogo.para franceses y 11n epilogo para ingleses, Buenos Aires-México, Espasa"Calp.e Argentina, 1946~ .. ,,:La rebelión de las masai; con 1111 pró.!Ogo para franceses y un epilágo para ingleses, Buenos Aires-México, Espasa-Calpe Argentina, 1947'; La rebelión de las masas; .con 11n prólogo para franceses y 1111 epilogo para ingleses, Madrid, R,evista de Occidente;l948.* [Seseñala «Undécima . edición española»].
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" .. ') ' La rebelión de las masas; con 11n prólogo para franceses y11n epilogo para 10 ingleses, Buenos Aires-México, Espasa-Calpe Argentina, 1949 • La rebelión de las masas; con 11n prólogo para franceses y 11n epilogo para 11 ingleses, Buenos Aires-México, Espasa-Calpe Argentina, 1951 • .La rebelión de las masas;: co111m prólogo para francese5 y tin epilógo para ingleses, Madrid, Revista de Occidente, 1951. [Se señala «Duodécima edidón española»] .
La rebelión de las masas; con 11n prólogo pára franceses y 11n epilogo para ingleses, Madrid, Revista de Occidente; 1952. [Se señala «Decirriótercéra edición española»] .
La rebelión de las masas;· con wrprólogo para franceses y wí epilogo para ingleses, Madrid, Revista de Occidente, 1954. [Se señala «Decirriocuarta edición española»l · La rebelión de las masas; con 11n prólogo.para france5es y 11n epilogo para , .· ingleses,Madrid, Espasa-Calpe, 1955. [Se señala «Duodécima edición»]. La rebelión de !as masas, edición de Domingo Hemández Sánchez, Madrid, Tecnos, 2003. PRÓLOGO PARA FRANCESES
«Prefacioparafranceses.Límites de la palabra. La homogeneidad ·· creciénte:» ,1.CI Nacio1! (Buenos Aires); 18"VII-1937. * «Prefacio para franceses .. Unidad de Europa»; La Nación (Buenos Aires), 25,Nllcl937.* · '' <<1',refacio para.franceses; El ,",viejo liberalismo~'. Los doctrinarios», La Nación (Buenos Aires), l-Vlll-1937.* ' ,«Prefacio para franceses. La•"variedad de situaciones"», La Nación (Buenos Aires), 8-Vlll-1937.* · , «1',refacio para franceses. Europa como termitera; Los demagogos», LaNación (Buenos.Aires), 15~Vlllcl937.* , · {
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PRIMERA PARTE LA REBELIÓN DE LAS MASAS
«Dinámica del tiempo. Masas», El Sol,7.-V-1927.* «La !ebelión de las masas LE! hecho de las aglomeraciones», El Sol, 24-Xcl929,.* , , , . «La rebelión de las masas II. La subida del nivel histórico» El Sol 25-X-1929. * · ., .·. ' ' «La rebelión de las masas III. La altura de los tiempos>>, El Sol, 27-X-1929.1 , . , ., • ... . • «La rebelión de las masas IV. El crecimiento de lavida» El Sol 31-X-1929. * . , .· , , · ·, , , ' ' «La rebeliónde las masas V. Un dato estadístico»,ElSol, 3:Xl-1929.* «Larebelión de.las.masas Vl .. Comienza la. disección del hombre masa», El Sol, 10-Xl-1929.* ~>, E!Sol, 8-II-1930.* «La rebelión de las masas l», La Nación (Buenos Aires); 1-XII-1929.* «La rebelión de las masas Il», La Nación (Buenos Aires), 8"XII-1929. *
SEGUNDA PARTE·
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¿QUIÉN MANDA EN EL MUNDO?
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,;¿Quién manda en el mundo? I», El Sol, «¿Quién manda en el mundo? Il», El Sol, 2-III-1930. *
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«La misión de la Universidad l», El Sol, 12.'.X-1930.* «La misión de la Universidad 11», El Sol, l 7-X-1930.* «Lá,misión de laUniversidadlll», El $al, 19-X-1930.* «La'misión de la Universidad rv. Principio de la 'economía en la ens¡!ñanza», El Sol, 24-X-1930.* «La misión de la Universidad V. Lo quela Universidad tiene que ser "primi::ro". La Universidad, la profesión y la ciencia», El Sol, 26-X-193Ü:* ' . . . .. .. . . . . . .
«¿Quién manda en el mundo? lll», El Sol, 16-Ill-1930.* «¿Quién manda en el mundo? IV», El Sol, 20-IV-1930.* «¿Quién manda eri el mundo? V», El Sol, 27-IV-1930.* «¿Quién manda en el mundo? VI», El Sol" 25-V-1930.* «César, los consen7adores y el futtiro l», El Sol, 22-VI-1930. * «¿Quién manda en el mundo? VIL Estado-ciudad, Estado nacional, Estado continental», ElSol; 13.'.VII-1930.* «¿Quién manda en el mundo.? VIIL Estado' naéional, Estado continental», El Sol, 27-VII-1930.* · «¿Quién manda en el mundo?· IX ..El Estado continental», El Sol, 3-VIIIc1930,* · «¿Quién manda en el mundo? y X. La dispersión de la soberanía histórica. El comunismo», El Sol; 10-VIll"l930.I' · «Peligro en Europa», LaNación (Buenos Aires); 2.0"VIII-1930. * )
«La misión de la Universidad VI. Cultura y ciencia», El Sol, 2-Xl-1930.* . . . «La pisión de.la l]niv~rsi~ad y VILCultl.)ra y ciencii;t ( C,onclusión) », El' Sol· 9cXl-1930.* . ' ?- . ' i
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1931
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· EPiLOGO PARA INGLESES ¿QUÉ ES EL CONOCIMIENTO? (TROZOS DE UN CURSO)
· «Conceming padfism», en Tite Nineteenth Centwy (Londres), 73 7, julio, 1938; pp. 20-34.
MISIÓN DELAUNIVERSIDAD
·''
Misión de la Unive:rsldad: sobre refonna universitmia, Madrid, Revista de Occidente, 1930. * Misión de h Universidad. Kant. La deshumanización del arte, Madrid, Revista de Occidente, 1936. [Se señala «Nueva edición»]. El libro de las misiones; Buenos Aires-México; Espasa-CalpeArgentina, 1940.* · El libro de las misiones, Buenos Aires~México, Espasa-Cálpe Argentina, • -' 19421 • ·El libro de las misiones, Buenos Aires-México, Espasa-CálpeArgentina, 1944'. El libro de las misiones, Buenos Aires-México, Espasa-Calpe Argentina, 19454. El libro de las misiones, Buenos Aires-México, EspasácCalpe Argentina, 1950'. El libro de las misiones, Madrid, Espasa-Calpe, 1955. [Se señala «Seita \ edición»]: · -'"
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«¿Qué es el conocimiento? (Trozos de un curso) l», El Sol, 18-1-1931. * · «¿Qué es el conocimiento? (Trozos de un cursó) 11», El Sol, 254-1931. * «¿Qué es el conc;>cimiento? (Trozos de un curso) IIL Sobre el hablar y el preguntan>, El,Sol, l-ll-1931.* «¿Qué es elconocirniento? (Trozos de un curso) IV», El Sol; 22-II~ 1931. * «¿Qué es el conocimiento? (Trozos de un curso) IV (Continuación)», El Sol, l-II1~1931.*. . «¿Por qué se vuelve a la filosofía? VI», La Nación (Buenos Aires), . l-lll-1931.* . «¿Por qué se.vuelve a la filosofía? VII y últimm>, La Nación (Buenos · Air~)· "i5~m:l931.* ' · · '' ' .· · '' ' ' '• ' " ' 'i' «¿Qué es el conocimiento?», Humanitas (Tucumán), 17, l 964 ..pp. 13-3 7. «¿Por qué se vuelve a la filosofía? VI», en¿ Qué es filosofia?, edición de Paulina Garagorri, Madrid, Revista de Occidente en Alianza Editorial, ! .. 1980,,pp,221~2.2,7.,, . ' .• ; ·' ' ' '' '' ' '!· . ,. ..,-.: «¿Por qué se vuelve a la filosofí~? VII», en ¿Qué esfilosdfia?,\~dición de Paulina Garagorri, Madrid, Revista de Occidente en Alianza Editorial, 1980, pp. 229c234.,
PRÓLOGO SOBRE IACENSURA DEL CONDE,
· •«Anti-tópitos. Prólogo sobrela censura del Conde», El Sol, 5-111-1931. *
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[SOBRE LA CANDIDATURA DE ALICANTE]
«LOS PROBLEMAS CONCRETOS»
«Anti tópicos., "Los prnblema:s concretos''»; El Sol, 13clll-193 l.* «Antitópicos.. '..'Los problemas concretos"», El Sol, .l 4~III-193 l.*
«Cuartillas· de Ortega y Gasset», Cliso!, 27-VI-1931.* HAY QUE CA,MBIAR \JE SIGNO A LA REPÚBLICA
NOTA DE VENTOSA Y CONTESTACIÓN.
«Sobre un artículb de Ortéga y Gasset», El Sol, 15-IÚ~l$31.*
«Hay que cambiar de signo a laRepublica»; C¡isól, 13~VII-1931.c «Hay que cambiar de. signo a la Republica», edición de Paulina Garagorri, Revista de Occidente, 7-8 (1981), pp. 82-85.
SIGUEN «LOS PROBLEMAS CONCRETOS» .
«Siguen "Los problemas concreto~" l», El .So!', 19-III-19~1.* «Siguen "Los problemas concretos"yil», El Sol, 24"III-193L* SOBRE LA «FRAsE HUERA» .. I
«Sobre la "frase huera"», El Sol, 21-III-1931.*
EL SENTIDO DEL CAMBIO POLiTICO ESPAÑOL .1
«DerSinn der politischen Umwalzung in'S¡:ía,nieíü>; Europt'iische Revue (Berlín), 8, agosto, 1931, pp. 564-568. • ' . .· . «El'.sentido del cambio políticó' español»; LaNaci611 (Buenos Aires), 30"VlIIL1931. * i «El.sentido del cambio político español», C1isol,.16-IX-193L*
Los «NUEVOS» ESTADOS UNIDOS [EL PELIGRO DE·UNA CONSTITUOÓN EPICENA]
··«Los "nuevos", :Es.tados. Unidosi>, La Nació11 (]3uenos. Aires), 22-III-193L*
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[Sin título] ,Dimjo de Sesio11es, 30-X-1931, pp. 2063-2065; 2069-2070.* :·: 1
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[PENSAREN GRANDE]
AmósA LOS LECTORES DE EL SOL
1
«Adiós a los lectores de "El Sol"», El Sol, 2S-III-193L*
«Don José Ortega y Gasset nos hace unas interesantes manifestaciones sobre su actitud política», C1isol, l 7-IX-1931. *
¡A LOS ELECTORES DE MADRID! ¿INSTITUCIONES?
«Manifiesto de la Agrupación al Servicio de la República», C1isol, ll-IV-1931.* .... ' ' . . .
AGRUPACIÓN AL SERVIDO DE 1..A REPÚBLICA,~ [MANIAESTO]'
uN'Ai'io'rA
«Agrupación ¡¡l Servicio de la República, Una nota · Ciisol, 25crv~193L* · 1 ·
ae Ortega y G8.sset»,
AGRUPAOÓN AL SERVÍCIO DE LA REPÚBLICA;- [UNAS cuARTillAs] '.
«Agrupación al Servicio de la República»,C1isol, 14-V-1931.* · · «Agrupación al Servicio de la República. "La multitud caótica e inforI\le no es democracia; sino. carne consignada a tiranías'!», El Sol, l 4-Vcl931. *
910
• «¿Instituciones?»,LaNación (Buenos Aires), 8cXIIcl931.*
«Agrupación al Servicio de la República», Impreso, [1931].* «Marañón, Ortega y Gasset y Pérez de Ayala desean crear una agrupa1ción republicana. Publicarán un manifie5to en el que; después de exponer la situación por que atraviesa España, encarecen la necesidad de combatir a la monarquía'. Textoiíntegrodel documento», La Nació11 (Buenos Aires), 19-I-1931.*
911
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. «Un Manifiesto. Agrupación al Servicio de la República», El Sol, 10-II-1931.*
LA REDENCIÓN DE LAS PROVINCIASYLA DECENCIA NACIONAL Lá·redencfü1i ddas provincias Y'lci decencia nacional. Artfculos.de,1927 y ••1930; Madrid,Revista•de Occidente, 193 l.* ,•,.
·«Ideas políticas. H.acia la gran reforma l», El Sol, 18-XI~l927.* . · · · • «Ideas políticasc¿ Réforma del Estado o reforma de la sciciedád? 11», El Sol, 22-XI-1927.* •• «Ideas políticas. Demasiados frenos Ul», El Sol, 25-XI•1927:* «Ideas políticas. La conquista del nivel», El Sol, 28cXIF1927.* «Ideas políticas. Primero, las provincias», EL Sol,5•I•l928.*i «Ideas políticas. La Constitución y la nación l», El Sol, 11-I-1928.* «Ideas políticas. La Constitución y la nación Il», E!Sol,, l 4cI-1928:c «Ideas políticas. La Constitución y la nación Ill», El Sol, 18-I-1928.* «Ideas políticas. Lf\•Cbrístitucióhy la nación N», El Sol,125clC1928.* «Ideas políticas. La Constitución y la nación y V», El Sol, 26-1-1928. * «Ideas políticas. Respiro, reiteración y tránsito», El Sol, 9-Ilcl928;* «Ideas políticas. Provincianismo y provincialismo l», El Sol, 11-II-1928.* «Ideas políticas. Provincianismo y provincialismo 11», El Sol, 14-II-1928.* «Ideas políticas. Provincianismo y provincialismo lll»; El Sol, 16-II-1928.* . «Ideas políticas. La, unidad. política local no es el Municipio», El Sol, 22-ll-1928.* «Ideas políticas~ La unidad políticalotal es la gran comarca», El Sol, 24-II-1928. *, LA DECENCIA NACIONAL
. «DeLmomento político. Bajo el arco en ruina», El· Imparcial, -13cVI~l917. i'
912
RECTIFic;ACIÓ.N DE LA REPÚBLICA.-ARTíCULOS y DISCURSOS Rectificación de la República. Articulas y discursos, Madrid, Revista de Occidente, 1931. *
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lA REDENOÓN DE LAS PROV!NOAS
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«El error Berenguern, El Sol, 15-Xl-1930.* «Un proyecto», El Sol, 6-XII-1930. *
· «lcleas políticas, Organización de la .decencia nacional», El Sql, 5-II-1930.* '. ''
«Contraseña del día. Saludo a la sencillez de la República», C1isol, 23-IV-1931. * «Introducción a otra cosa. ¡Pensar en grande! Una gloria indiscutible de la República. Una petición a la Prensa», Cliso!, 2-Vl-1931.* «Las provincias deben rebelarse contra toda candidatura de indeseables», Cliso!, 6-Vl-1931.* [Sin título], Dialio de Sesiones, 30-Vll-1931, pp. 244-247.* «Discurso de D.José Ortega y Gasset», C1isol, 31-Vll-1931.* «Comentario a mi propio texto», Cliso!, 31-Vll-1931.* «Sobre lo de ahora l», Cliso!, 5-Vlll-1931.* «Sobre lo de ahora 11», C1isol, 6-Vlll-1931.* [Sin título], Dimio de Sesiones, 4-IX-1931, pp. 772-779.* «Discurso de D;José Ortega y Gasset», Cliso!, 5-IX-1931.* «Un aldabonazo», Cliso!, 9-IX-1931.* «El absentismo mortal», C1isol, 14-IX-1931.* [Sin título], Dialio de Sesiones, 25-IX-1931, pp.1255-1257.* «Discurso de D.José Ortega y Gasset», C1isol, 26-IX-1931.* . «Ayer en el Cine de la Ópera. Discurso de Don José Ortega y Gasset», Cliso!, 7-Xll-1931.*
ANEXOS [NOTA A EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO MORAL, DE FRANOSCO BRENTANO]
[Sin título], en Francisco Brentano, El 01igen del conocimiento moral, Madrid, Revista de Occidente, 1927, p. 9. * «Francisco Brentano Il», en Kant. Hegel. Scheler, edición de Paulina Garagorri, Madrid, Revista de Occidente en Alianza Editorial 1983 ' ' p.141.
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SIGLAS
OBRAS Y OBRAS COMPLED\S /
o (32)
Obras de José Ortega y GassetII, 1932
o (36)
Obras de]osé Ortega y Gasset II, 1936
o (43)
Obras de]osé Ortega y Gasset II;1943' •
0Clll(47)
Obras completas III, 194T
OCN(47)
Obras completas N, 1947
oc (50)
Obras completas III, 1950
oc (51)
Obras completas N, 1951
MONOGRAFÍAS EL(27)
Espíritu de la letra, 1927
EL (51)
Espí1itu de la letra, 19Sl
MOEP(27).
Mirabeau o el político, 1927
K(29)
Kant, 1929
T(41)
Iiiptico, 1941
917
RM(30)
La rebelió11 de las masas, 1930
RM(37)
La rebelió11 de las masas, 1937
1926 SOBRE UNA ENCUESD\ INTERRUMPIDA
RM(38)
La rebelió11 de las masas, 1938
RM(39)
La rebelió11 de las masas, 1939
RM (43)
La rebelió11 de las masas, 1943
RM(45)
La rebelió11 de .las masas, 1945
RM(48)
La rebelió11 ·de las inasai,' 1948 ·
Pág. 7
PARA LA HISTORIA DÉL AMOR
Misió11 de la Universidad, 1930
Pág. 3 7, línea 9 LN (l-VIII-26)
MU(36)
Misió11 de la U11iversidad, 1936'
Pág. 37, líneas 12-13
LM(40)
El libro de las misio11es, 1940
LN (l-VIII-26)
RPDN(31}
La redendó11 de las provii1cias y la decencia 11acio11al, 1931
Pág. 37, líneas 34-36
MU(30)
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RR (31)
Rectificació11 de laReptiblica, 1931
ES (18-VII~i6),. LN (l-Vllr-26)
Crisol
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Dimio de Sesio11es
El
El Imparcial
ES
El Sol La Gaceta Literaria
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LN
La Nitcióit
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Revista de Occidente
«... algo allómalo y,' en cierta manera, IDOíisiruoso ... » ~L.;algo á.riórii8.1o ymónstruoso ..-.1~ 'y i- -
«.~.prefiera l~ 11.mjer de treinta, ya uripocbmaéerad~ por las blarid\ir~s delotoño inminente, a lafuujer...•; « ... prefiera la mujer de 35, macerada ya podas blan, duras del otoño,~ la mujer... » · ' · «... su ser irremedi~blbmente. La diferencia ,ent¡:re ... » « ... su ser irremediablemente. Esta fatalidad, como' todas, tiene algunos poros por donde ciertos individuos genialmente dotados pueden evadirse. Hay quien conserva hasta \a senectud un poder de plasticidad inexhausto, una como ju., ventqd p~rquraWe, que le permite ren.acer y refor, marse dos y aun tres veces en la vida. Hombres así suelen tener<~l ,carácter de precurso~es,,yla nueva .generación, presiente en ellos un hermano mayor de advenimiento prematuro. Pero estos casos pertene-· cen al o.rden de las excepciones, que en lo biológico, más que en níngfü1 otro reino, confirman la regla. La diferencia entre ... » .:. 1
PUBLICACIONES PERIÓDICAS
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En LN '(21-III-26) se incluía, tras el título, el siguiente texto: «Madrid, febrero de 1926».
Pág. 41, líneas 10-11 LN (29"VIII-26)
« ••. en plena realización; Es pura dinámica amorosa ... »
«... en plena'realización. Es la pura dinámica amoC rosa ... »
919 :¡
1927 Pág. 71, líneas 12-13 .ES (3-Vll-27)
«... como desviación fisiológica de la especie ... » «... como desviación biológica de Ja especie... »
Pág. 71, lín~as 27-28 ES (3-VII-27)
«Conviven; pues~ en-perfecto concurso y-emulación ... }>
DINÁMICA DEL TIEMPO
Pág. 55, línea 1 ES (15-V-27); LN (26-VI-27)
«Se dice que el dinero es el único poder que actúa'"" «Se dice que el dinero es hoy el único poder que
Pág. 56, líneas 20-21 ES (15-V-27)
«•.. elpoder ejercido no le corresponde ... » «... el poder ejercido no Jo debía tener... »
Pág. 5/, Jínea. 6 ES (15-V-27)
<~ ~ .!f!? ,qll~ _cr~~ jer~~quías ... »
Pág, 57, línea28 . ES (15-V-27)
«... y definir la~ clases. Durante ... » «...y ~efinir Jos r.angos. Durante... »
Pág.77; línea 26, nota
~< ••• qiiellegara a ser. el personaje más ilustre de la urbe... >;
ES (22-V,27) . ·
Pág. 58, línea 29 ES (15-V-27), LN (26-VI-27)
1:
11
Pág. 76, líneas 8-9 ES (22-V-27)
«•.. sobre el potro bermejo del vermut Cinzano.» «... sobre el potro bermejo del anís Zinzano.»
Pág. 77, línea 23 ES.(22-V~27), OCIII (47)
«.. .la enorme cabeza de Diaguilev. .. » «.. .la enorme cabezota de DiaguileV. .. »
'.I:
« .. ~es que crea rangos/ .. >)
«... que fuese el personaje más ilustre de la urbe lu-
«.. :salvaje.5 del presente. (Véase «El origen deportivo del Estl!doi>, ~n el tómo U de estas Obras completas).» ES (9-VI-27), LN (10-Vll-27) «.. .salvajes del presente.» ,1-·
ES (19-VI-27). Pág. 65,'lineas·5-6' ES(l9-VI-27) Pág.<66, línea 23, nota 2 · ES (26-VI-27) Pág. 68, líneas 13-14 ES.(26-Vl-27)
920
«Véase el ensayo "Elogio del Murciélago", enElESpectador, tomo IV.» «Véase el ensayo "Elogio de Murciélago" en "El Es. pectador". »
j.o~~·:~>> ;
Pág. 61, línea 6, nota
Pág. 63, línea 12
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CHARLA;•NADA MÁS
actúa ... 11
. ·TIERRAS DEL PORVENIR
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{( ..'.ésta: se difá, torna la defensiva, pero, propiamen. . te, no se defiende ... )) éStii, pfü¡:ifariieiite, no se defiende ... »
·«...
<<:..eS indiscutible 1qlle la juventud... »
···« ..•.es indudable qúe'la juventud... »
Pág. 84, líneas 13-14 ES (25-IX-27)
«Lo mismo acaece si se nos habla de un negro ... » «Lo mismo acaecerá si se nos habla de un negro ... »
Pág. 84, líneas 16-17
«Y así.todas.las palabras tienen dos significados en la misma línea .. .>>· «Yas!, todas.las palabras tienen en la misma línea dos significados .. ;"
ES (25-IX-27)
' «: ..puede verse«in el orden público.» «...puedeverse en el orden político.» «... el adolescente bebe en el aire ático Ja afluencia de palabras.ce» · «... eladolescente bebe en el aire áticola: fluencia dt:, palabras ... »
Pág. 85, línea 2 ·
ES (25,IX,27)
«Mal problema ·para obstina en definir la adaptación.» «Mal problema para . obstine en definir la adaptación.»
una biología utilitaria que se vida como un mecanismo de una biología utilitaria que se vida como un mecanismo de
921
I!
i.1
'I
Pág. 86, línea 12 ES (25-IXC27)
grafía de ese reparto en los distintos países? _Las notas que siguen, tocan sólo un punto del ancho
« ... un pueblo de esquimales sufrió éste .. ,» «.,.un pueblo de esquimales sufre ést_e .. .>>
-asunto"
.En todas'partes goza el político ... » Pág, 86,línea28, ES (25~1x"27) -. ·
Pág. 88, líneas 7-8 ES (25-IX-27)
«El viaje de Peary representa .. .>> , «El viaje de Peary; _descubridor del Polo, reprec . senta ... >~ «, ..Jo que en-todo caso y orden puede hacerse.>> «.. .lo que en todo caso y orden debe hacerse.>>
Pág. 95,.línea 11 ES (30-X-27), LN (27-XI-27), OC III (47) ,-,¡'
Pág. 95, línea 19
-- ... «, .. e] escritor.u hombre de letras y ciencias. La profesión literaria ... » «.e.el escritor u hombre de letras. La'profesión lite, , raria ... » '
LN (27-XI-27)
EL PODER SOCIAL
«... aunque el coeficiente de esa cuantía varía según los países; .. » «... aunque el coeficiente de esa cuantía varíe según los países;.. »
I
Pág. 95, línea 10 LN (27-XI-27)
«Hemos visto qrie en todas partes goza eLpolic tico ... » · «La obra•delindustrial, del político, dele5critor, produce automáticamente ciertos efectos en la colectividad donde se ejecuta. Si a esta capacidad de producir efectos le llamamos "poder", se dirá que esos oficios tienen determinado "poder propio". Será éste mayor o menor, pero lo característico de él es que consigue sü efecto por sí mísmo. Muchas veces, sin embargo, notamos que la obra, la acción y reflejamente la persona del industrial, del políticot del escritor; consigue efectos en su contorno social mucho más amplios y variados de lo que por si mismo.lograrla. Esto quiere decir que a Ja eficiencfa propia de la persona agrega a veces' Ja
Pág. 95, línea 26
LN (27-XI-27)
Pág. 96, línea 1 LN (27-Xl-27) Pág. 96, líneas 15-16 LN (27-XI-27) Pág. 96, líneas 25-26 LN (27-Xl-27)
sociedad, por_su cuenta, U"D.3, resonancia, una mul-
tiplicación cuya energía procede del cuerpo social mismo. Resulta entonces que al poder propio de Ja persona se suma otro que, por su fuente, podre. mas llamar "poder social". Esto da lugar a rin.tec ma- de lriteresantes 'observaciones, de sugestivas preguntas"¿A qué oficios va adscripto con preferencia ese·poder social? ¿Está repartido' éste de manera homogénea en todas las naciones act:Uales? ¿No sería de iriterés dibujar la diferente topo-
922
«... quien obtiene el rendimiento mayor en los países donde el libro proporciona algún rendimiento). Ambas condiciones ... » «... quien obtiene el rendimiento mayor. Ambas condiciones~ .. >~
Pág. 96;líuea'30 LN (27-XI-27)
. ,·
«... el oficio de gobernar incluye .. .>> «... el oficio de gobernador incluye... » ~1 ... éste maneja
una fuerza considerable, fuerza ... »
«... éste maneja una fuerza formidable, fuerza ... »· · «La sociedad inglesa, como masa to tal, se ocupa muy poco del literato y apenas si atiende .. .>> «La sociedad inglesa, en cuanto masa total, se ,ocupa muy poco del literato como apenas Si atiende .. .>> . «.. Ja· presta al soldado. Pero es que la sociedad, inglesa .. .>> .« .. .la presta al sol.dado. Se ocupa del político, del aristócrata; deLindustrial y del deportista (nótese que la atención de los británicos a este último no es de hoy, como acontece en todas partes, sino de hace siglos). Pero es qu~ la sociedad inglesa .. .>>
923
«El puesto que en Francia ocupa el literato lo usufructúa en Alemania; .. » «El puesto que en Francia ocupa el escrit~r lo usufructúa·en Alemania;!.»
Pág. 97, línea 7 ·. · LN (27-XI-27)
Pág. 97, líneas 12cl3'
··«: .. al sobrevenirla terrible crisis económica de la postguerra fue el público, y especialmente el grupo
·
industrial, quien se enca~gó ... )>
_,_-,
«;:Jo'tuvo superabundante en tiempos:.. >i · «.. .lo tuvo superabundantemente en tiempos ... »
ES (4-Xll-27)
LN (8-1-28)
«Esto lo consigue con sorprendente don para visualizar el relato.» <<"E,;to'loconsigue con sorprendente don de visualización.>> ' «·.:'.donde enlk pantalla vemos sólo \ma mano ... » ~(.~:doiidé veóiOS' Sólo.- una mano ... » ·e-
¿CóMO ES I.lAWRENcE?
Pág. 11 O, línea 1 LN (8-1-28)
«Sin embargo, viejos cazadores de líneas ... » «Sin embargo, viejos lectores de líneas ... »
«T. E. Lawrence, Revoltin the Desert; 1927.Jonhatan Cape. Londres.» «T. E. Lawrence, Revoltin the Desert, 1927.Jonathan · Cape, London: » · Nota al pie no incluida.
Pág. 110, línea 2
«Pero todo esto es sólo un ingrediente ... » «Pero todo esto no es más que un ingrediente ... »
Pág. 108, linea 37
· · ··
· · •• ·
Pág. 109, lineas 36-3 7
«Vemos muy bien la mano activa de Lawrence ... » «Vemos muy bien la mano de Lawrence... »
Pág. 108, linea 29 LN (8-1-28)
LN(8"1-28) '
«... cómo el puente ferroviario del kilómetro 146 ... » «...._cómo el puente del kilqmetro 146 .... »
Pág. 109, lineas 39-40 LN (8-1-28)
/
Pág. 107, línea 4, nota
Pág. 109, l!ne:¡.s3'f-35. LN (8-1~28) . . .
Pág. 109, linea 38 LN (8-íc28)
' 1
Pág. 97, línea,20 LN (27-Xl-27)
«... de reprimir una magnífica capacidad literaria ... » «... de reprimir una egregia capacidad literaria ... »
LN (8-1-28)
«; .. al sobrevenirla· terrible crisis ecoriómicá de· fa postguerra fue el público, y especialmente los indus' ·,-. triale5 quien· se; encargó ... »
LN (27-XI-27)
Pág. 109, líneas 30-3 ~ LN (8-1-28)
•.« ... prender por.el· borde de su'albomoz cándido al .- : .autor... >>_,,
1
«... prender por el-borde de su albornoz blanco al
LN (8-1-28)
autor... »
ESl'ÍRITU DE LA LETRA
Pág. 117, línea 1 EL(27)
raso ... »
«Más que un menester crítico ... »
«Desde Diciembre de.1926 dedico semanalménte un folletón ele '"El Sol" a comentar un libro o estudio que el azar de su reciente publicación trae a misma?os., Más que un menester critico ... »
Pág. 109, linea 13 LN (8-1-28)
r((_.:ha vivido tanta' porción inverosímil de ella?» «...ha vivido tanta porción gigante de ella?» . ORÍGENES DEL ESPAÑOL
;,(
Pág: 109, líileas 25-26
924
«:!.los camellos tenaces por sierras y por angostos, · · bajo::.» ' > ·-
UJ
Pág. 120, líneas 11-lll EL (27), O (32, 36, 43)
·«;:.acumula toneladas de saber medievalista;»:· «... acumula toneladas de sabor medievalista.»
925
EL OBISPO LEPROSO. NOVELA, POR GABRIEL Mmó
LA FORMA COMO MÉTODO HISTÓRICO - . ' «... en lás cosás~ y no a decir préviáme'nte 'Si. ... >>Pág. Ü7, línea 6 ' ES (ll-XII-26),EL (27, 51), ~c ... en 'las cOSá.5;· '}TTI.o a decidir previamente si:.. » o (32, 36, 43} '
Pág. 129, línea 19 ES (ll-XII-26)
«...yo haber escritó el presente capítulo. Pero ... ». «. .,yo haber escrito el presente folletón. Pero ... »
Pág. 129, línea 21 ES Üi~XII~i6) ...
,« ... compuesta por los jesuitas de Valkenburg.,» ;•... ~oiµpuesta pÓr lo~ jesuitas de Valke~b1:1rg. A:Rro¡ pósito de esta espléndida revista podemos decir a .. ,,voces:;~¡~o es.ca.tolicismo!n»
' ;''
·Pág. 149, lmea28, nota 2 ES (9+27)
Pág.150; !meas 18-19 ES (9-1-27), EL (27), O (32,36,43),0Cll1(47)
«... habla de .una abadesa a quien sólo preocupa la excesiva virtud... » . «... habla de una abadesa que sólo teme la excesiva virtud.;.» «No sabemos de Valle Inclán, ni de Baraja... » «No sabemos.deValle, ni de Baraja... »
LA QUERELLA ENTRE EL HOMBRE Y EL MONO
I
GAlAPAGOS, ELFIN DEL MUNDO
Pág.i 152; líneas 1-4
toda teoríal' aun la más firme·, se presenta siempre
Pág. 133, líneas 28-29 ES (19-XII-26)
«... como mdicio de su intimidad profunda. Pero ... »
con un índice de problematismo, de mera aproximación'a la verdad ejemplar y.única, Jamás excluye otras posibilidades en parte antagónicas: .. » «... de la idea científica. Tales son un mdice deproblematisíno, de.mera aproximación a la verdad ejemplar, la condición de no excluir otrás posibilidades
{( ... como indicio de su ser profundo. Pero ... »
en parte antagónicas ... 1>
Pág. 133, lineas 29-30 ES (19-Xll-26)
e( Entrevemos leyes arcanas, aún no formuladas ... » «Entrevemos leyes profundas, aún no formuladas ... »
Pág.131, líneas 19-20 ES (19-Xll-26)
Pág. 137, linea 24 ES (25-Xll-26) Pág. 141, !meas 2-3 ES (2-1-27); ·
926
«.. Jos escolásticos subrayan ya como un atributo.'.3~ «.. .los escolásticos' subrayaban ya como un atributo ... »
LN (30-1C27) ;
LN (30-1-27)
«.•. de sus virtudes; tal vez la que más la diferencia de un dogma. Merced a ella ... » «... de sus virtudes. Merced a ella ..,»
É:ÍICA DE LOS GIDEGOS
Pág. 152, línea 7 LN (30-1-27)
«... de,puntos de vista y de innovaciones.» «•.. de puntos de vista y de innovación.»
;, ... una merite del sÍglo VIII antes de]. C., la intuición... >->«...una mente.del siglo VIII la mtuición ... »
Pág.152, línea 22
«; .. del hombre-mono. La opinión opuesta, que ahora ... » «•.. del, hombre-mono. Esta opinión inversa, que ahora ... »
Pág. 152, líneas 5-6
LN (30-1-27)
cc ...pero la sustancia no es sino una idea ... >-> . ((,,,pero_ ésta no es sino ll:na idea .. ;»
927
1
Pág. 152, línea 35-Pág. 153, «... de la evolución orgánica. En rigor, desde los tiempos de Hackel [... ] a esta últilínea 19 ma bestia. Pero conste que si las recientes observácioues de Westenhofer son/en su detalle, una novedad, no lo es; ni mucho menos, ]a presunción general que vieC· nen a corroborar.' Desde 1899, el gran antropólogo Klaatsch había invertido la tesis canónica, y ponía su genfo y;su brio al servicio de la otra idea: la gran anc tigúedad filo genética de la especie ... » · ··•" «... de la evolución orgánica; LN (30-1-27) Conste, pues, que si las observaciones deWestenhofer son en parte una novedad, no lo es nimucho menos ·lá presúntión que quieren comprobar. Desde 1899, el gran antropólogo Klaatsch había iovertido la tesis tradicional de Huxley y Wallace y ponía su vigor y su genio al servicio de la otra idea: la antigúedad filogec nética de la especie,.;» Pág. 153, líneas 25-26
' : . _ I;
LN (30-1-27)
1 Pág.
154; líneas 23c24
LN (30-1-27)
«... presenta en germen todas las diferenciaciones futuras, ninguna ... » ninguna; .. n'
LN (30-1-27)
En· este período primario, con el reptil, aparece la máno,. y desde luego aparece con sus cioco dedos. Uno de los fenómenos más misteriosos de la Historia Natural es esta ley de la pentadactilia que impera en la eyolución orgánica. Todo el que haya visto, aune que sólo sea en reproducción fotográfica, la huella · ·• ,. del cheírotherion ~que pertenece a la época primitiva- habrá experimentado cierto pavor advirtiendo su eIJOi:mé semejanza con la huella de la mano huc mana. El pulgar.;.>> «.;;delhombre; En el período primario, con el reptil¡ aparece la mano. y.ya con sus,ciinco dedos. ¡Es, en efecto, misteriosa esta ley de pentadactilia que rige la organización! La huella del jeiroterion-'-'que pertenece a esta época primaria- causa algún pavor porque, en efecto, parece la mano de un hombre. El pulgar... »
«... en confusa unidad. El síntoma es de importan.. cia·surna:··acusa ·Una extrema inadaptaciOn en fun:.. cióll• ta:n. decisiva ·como la alimenticia.-- con: razóit llama Scheler al hombre un di!éttante de la vida. Por [o.pronto, lo es en el grave capítulo de la nuc trición. Lo propió acontece.. ;» · «... en confusa unidad. Lo propio acontece... »
, •«•,..coiocide.inquietadoramente. Lejos, pues,de•ser la mano una adquisición de última hora, la verdad es que-se trata; .. » ;·; · «: .. cofücide inquietadoramente. Lejos, pues, de ser la mano una adquisición de última hora; sobre todo la tan decantada oposición al pulgar, la verdad es
1
¡;
que se trata ... »
«... presenta en germen todas las diferenciaciones,
Pág. 154, líneas 3-7
«... del hombre. Es lo más probable[ ... ] del período primario 1•. ;
« •. .los peces. La dentina, que, bajo el esmalte, cons-
tituye su materia, procede de las ... » «;.Jos pece$; La dentina que los constituye bajo el ese malte procede delas; .. » Pág. 154, líneas 2-3
Pág. 154, líneas 10-22
Pág.154, lineas 26-28
«... atributos, se declara -dice Klaatsch- que lo sorprendente del hombre no es su progresiva adap-
LN (30-1-27)
· «... atributos, se advierte -dice Klaatsch- que lo sorprendente del hombre es su conservatismo ... »
pág. 154; línea 29Pág. 155, linea 1
«... demás. especies han perdido. La mano es uno de los grandes atributos. del hombre. En combinación con el cerebrp;· ha hecho de él la bestia industriosa que fabrica instrumentos, el homo Jaber, o, como :Franklin solía llamarle, animal imtnunenti.ficum. Según esto,.lo·maravilloso no sería tanto la existencia
tación, sino, al revés',. su consenratismo ... »
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928
929
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de Ja mano, sino Ja conservación de semejante anti" . gualla zoológica. Con esto hemos llegado ... » «... demás e5pecieshan perdido. Con esto hemos llegado ... »
LN (30-1-27)
«.:.nacen por apelinazamiento de los dedos, el cas- · co, Ja pezuña yla garra ... »
Pág; 155, líneas 5-6 · .'l .J;;:
LN (30-1-27) ·
:1,
. : , . · «.::rétraso biológicoi Se repite el mismo caso de la dentadura:•"'¡-;,,. .. '" El embrióiThurriaho de dos meses es cuadrumano ... )> · ·: .,,,,.retraso biológico .. ., •Elembrión humanoide dos meses es cuadrumano ... »
Pág: 155, líneas7-B
LN (30*27)•·
Pág. 155, línea 12Pág. ·156, línea 6
Textdhafucluido enLN (30-1-27).
Pág. 156, línea 7 LN (30"1-27)
«Hay un punto en que Westenhofer... » «Este es inio' de.Jos puntos en qué Westenhbfer... » '
Pág. 156, líneas 11-12
«... de resorrecEnlos reptiles y anfibios asistimos a la preformaciói:»de todo esto ... » «.. :de resorte. En los reptiles y anfibios se ve formar·se~ en germen, todo esto ... »
•.H ..
LN (30-1-27)
Pág. 156, lineas 25-30
¡;;'' i:
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LN-(30"1-27) •·
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930
'!.
PARA UN LIBRO NdESCRlTO
Pág. 157, linea 17
• «... de hacerse a sí.mismo isla, de ser aparte del ser
ES (6-Ill-27), EL (27)
universal. .. » «... de hacerse a sí mismo isla de ser aparte del ser ; univeisaL .. >~· ""--·
~< ... en razón inversa 1•
· •Tal es·Ja concepción de la descéndencia·hurrianase:. gúri Ja teoría no canónica. ¿Cuál es la verdad? Desde el punto de vista de la verdadera cultura, no es lo másimportante:decidir. Cultura es, frente a dogina, · ;; diséúsión permanente. Por esta razón conviene presentar frente a Ja idea canónica la revolucionaria. · »Conviene;·convienela herejía ~como•eri la lgle~ r • sia~'en: la ·ciencia.)>
«... eri razón inversa.• : • En·lugar de detenerse en estas formas arcaicas el mono'antropoíde·avanza por los carriles de la difE•: · ·renciación:iCmnienzaaperderelpulgar, "tieneme-
nos cola que el hombre" (el varón humano posee cinco residuos vertebrales de cola, la hembra cuatro, el orangután tres): ·Fue un fértil invento de la naturaleza evitar la colocación de los·ájos á los dos lados de la cabeza como en el pez y en Jos demás mamíferos. De tal suerte no es posible Ja percepción de Ja profundidad y del volumen. (De aquí, según Klaatsch, lo espantadizo de. los caballos). En el horribré y el mono ambos ojos están en un plano y pueden reunir · dos·visicines en unidad esteoroscópica:Ahora bien: en este proceso, el áritropoide ha ido más lejos que el hombre, tanto que sus cuencas oculares restan espacio el cerebroy,además, han üsurpado eJisitiOalórgano olfativo. Una vez más, los monos, de puro progresivos se: han pasado . He aquí en tosco resumen una filiación de la especie humana que presenta a ésta no como un triunfo de la lucha'.por1a··eXistencia, sino al revés¡icomb una casta que ha sobrevivido a su inadaptaé:ióny asu retras~ biológico, una raza arcaica, tenaz y somática, triente ,cons'erv'adora. »
Pág. 160, línea 7 ES (6-Ill-27)
«:.'.del cual conviene defenderse,.:;, «... del cual convenga defenderse ... »
CUESTIONES NOVELESCAS
Pág. 165, título, nota
Nota al pie no incluida enES (13-Ill-27).
931
«... "Sobre la expresión, fenómeno cósmico". (El Espectador. Tomo VII, 1930, en el tomo U de estas 0/Jras conipletas).» ES (13-III-27), EL (27, 51), , «... "Sobre la expresión, fenómeno cósmico".» o (32; 36, ,43)
GóNGORA. 1627-1927
Pág. 166, linea 23, nota
«·'-Y porque sejuzgue así se complazca en si mismo ... » «...y porque se juzgue así se complace en si mismo ... »
Pág. 167, linea 4 ES (13-III-27)
ES (13-III-27)
. «: .. el "humus ... fermentarlo de nuestra afectividad... » «... el "humus" germentario de nuestra actividad... »
Pág. 169, linea 6 ES (13-IIl-27)
crisis ... »
i
Pág. 180,linea 21
Pág. 181, linea 1
«La solución que este último propone para resolver Ja crisis ..• » .
ES (13-IIl-27)
EL (27), O (32, 36, 43), OC III (47)
lA INTELIGENCIA DE LOS CHIMPANCÉS ES (5-VI-27) «Se ha obsel"Vado que los madrileños ... » «Se ha observado que a los madrileños ... »
Pág. 170, l!nea 11 ES (24-IV-27) ,
Pág. 182, lineas 9-10, LGL (l-VI-27)
O (32 1 36 1 43), EL (27<),: ~:·.;
ES (24-IV-27)
«Revod Amor'los silbos, a su dueño» ·<(Revota 'Ainof"ias·selvas, a su dueño>>
«... a un jerogl!fico porque no se puede l~er resbalando con la pupila horizontalmente de figura ~ri flguc ra. El jercig!Ífico nos invita ... » ·. · · i ' ··· ' ',:: «... a un jeroglifo porque no se puede leer resbalando con la pupila horizontalmente de figura en figuc fa. El jeroglifo nos invita ... » «... a un jeroglifo porque no se puede leer resbalando horizont~Iffieiit~ con la pupila de figura a figura. Eljeroglifo nos illvita... »
il 1·1
11
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«.. '.el pajarn en esquila, la estrella erf cebada rubia.;, «.. '.el'pájar6' en esquila, la estrella en avena rubia.»
i ''
«... con el gesto beatifico que ponen los niños cuanc do juegan... » «... con el gesto de seriedad que ponen los niños cuando juegan:.. » :.•
932
«Sobre el. tema general.de la metáfora, y especialmente sbbre la negación C:omo medio expresivo de ella, véase El Espectador (IV): "Las dos grandes metáforas".»
«La solución que Mauriac propone para resolver la
Pág. 169, linea 25
Pág. 170, linea 22
1
«...Argel, tierra del cautiverio.» Pág. 179, linea 4 «...Argel, tierra de cautiverio.» ES (5-VI-27), EL (27, 51), O é32, 36, 43), ÓC III (47) .
'Es ¡5:vr.21)
oc lil (47), oc (50)
-'
«Sobre el tema general de la metáfora, y especialmente sob~e fa negación como medio expresivd de ella, véase en El Espectador, tomo IV: "Las dos gran-
Pág. 177, linea 9, nota
ES (5-VI-27), EL (27), o (32, 36, 43)
, «... no podría detir que me parece falsa, pero si que me.parece.·.. >~~"::._:-.-.!;.,,~_ ·« ... no podría decir qu¡t me parece falsa, pero siento "que me parece::.»,
Pág: 167, lineás 34-3'.i
•
des metáforas".»
«Es.vano, por tanto, ·que se nos quiera ... » ,(' JcEs Vano, por lo tanto, que se Il'?S quiera ... 1>
Pág.167, linea 2?·· ES (13-Illc27), EL(27)'
«... dos raíces de nutrimiento y dos polos vegetativos ... » «... dos raíces de nutrimento y dos polos vegetativos ... »
Pág. 175, linea 6 EL (27)
SOBRE UNAS
Pág. Hl4,linea 23 ES (16-IXCl6) ¡
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MEMOllIAs "
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~< Ret'drdai e.5· baCef pasar de nuevo' ... ,> · ~cRe~·cOídaT ~ h·acer·pasar de nuevo ... 1>
933 :¡ ¡¡
II ÜKNOS EL SOGUERO
u!la cultura m;.i;culina, portadora de luz y alegría: Oknos ... » . 1 • • . • , , · «...una culttJ.ra masculina, portadora de luz y de aleOlmos.:.,, gría. '·-,-,·, :,·, ..
Pág. 192, linea 18
Pág. 199, li~ea 25, nota
RO CV1II-23).
.
MOEP (27) ES (30-1-27)
MÍRABEAUOEL PpLíTICO
aUector. al ensayo Fraseología y sinceridad, publicado en el tomo V de El Espectador (en el tomo II de estas Obras completas).» «... remito al lector al ensayo Fraseología y sinceridad, .publicado en eLtomoV de El Espectador, 1927.» «... remito al lector a un artículo, "Fraseología y sinceridad~; que pronto aparecerá en El Sol. En él comento las desventajas, más también las ventajas que
·
tienen las."frases 11 .>>
I
/
III · Pág. 195, linea 1 o (36,43) ES (23-1-27)
.. ' «Yo había leído ,;,;te librito de Herbert Van Leisen. .. » «Yo había leído este librito de'Herbert Van Leisen, con prólogo dejacc¡ues Bainville, esper~ndo, .. ,»
l ....
P~g. 197, línea 1
J:'.s (23~1~i7l ·
Pág. 203, lineas 13-14 ES (6"Il-27) •
«Poco después es libertado ... » «Poco después es liberado ... »
Pág. 205, línea 21 ES (6:II-27)
~( ... quiere
1-:r'
-
'de ,,lo~' 1trozos más animados de la his'toriá «...-uno .. - ' ' ., . : uriiverSal-... »_ _ . . ;, ...-'-uno de los trazos más animados dela historia
organizar seriamente ... >>
1
'I
~(~.~quiere.reorgánizar seriamente... ».--.
1
Pág. 205, lineas 30-31 Pag.198, lineas30-31
I¡
ES (6-Il"27), MOEP (27),. o (32)
•« ...!ajusticia -siempre un poco pedante- se encarga ... » «.. .la justicia -siempre un poco pedante, siempre un poco pedante~ se encarga ... »
,¡ 1:1
I'' 1
,'Ur{iVerSai-... » Pág. 198,línea 3(j ES (23~1-27) , . ' ' . .
:-_''
'
'
Pág. 199, líneas 1-2 ES (23-1-27)
«... llena' de fórmulas luminosas ... » ' •'.l' -:¡: «... llena de-:-definiciones luminosas ... » q·;. 1 '
... '.''
'
'
'
«... excluye como ingredientes normales policía y bayo,r1et.as,,,,, · . , , «... eJ
Pág. 216, linea 8 ES(29-V-27) ! t ,if_
.«En las páginas antecedentes he subrayado ... » «Enun,ensayo•reciente sobre Mirabeau he subrayado ... » ':
Pág. 199, línea 11 ES (23-1-27) ., .
, .. ¡
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.. «.. .inauguró~lga,nteóndeGrandesHombres.>> ... •; '. «·r~ª~iuf,fé!fanteón de los Graríd<¡S l:I~~br~~»¡~ ¡¡
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935
·¡ 11
VII VIII Pág. 216, línea 12-Pág. 217, «... de un gran político. línea 19 Me importaba mucho [... ] son su política! Pág. 219, línea 29 VII ES (31-VII-27)' ES (29-V-2 7)
· i" •:
· Hay•utÍsentido de la-palabra "política" ... » . «... deuri gran político. Pero hay un sentido de la palabra política ... »
Pág. 217, línea34 ES (29-V-2 7)
«...y cuando piensa lo que debe hacerse ... » «...y cuando piensa en lo que debe hacerse ... »
Pág. 218, líneas 21-22 ES (29-V-27)
«Llega miestro pueblo, como los demás de Europa, a un punto ... » «Llega nuestro pueblo a un punto ... »
Pág. 219, línea 4 ES (29-V-2 7)
«Como suele acontecer, esta reductio ad ab5urdwn.. 3> «Como siempre, esta reductio ad absurdwn ... »
bernante.»
Pág. 220, línea 21, nota
MOEP (27) ·
/
Pág. 219, líneasB-14. ·
ES (29-V-27)
«.::sobre las virtudes que tienen, sobre lás•qtie les faltan, sobre las que les sObran, sobre la estructura · ·social efectiva de nuestro país .. .>> «... sobre las virtudes que tienen (y aun les sobran) y las que les faltan sobre la estructura social efectivá de nuestro país::.» ·
ES (31-Vllc27)
936
«...y directamente sobre ellos.» «...y directámentesobre ellos. Son muy contados los españoles que poseen una noción ajustada de lo que, por ejemplo, significan para una posible organización pública: de•E5pafia nuestros ayuntamientos, nuéStráS ·•·provincias·y nuestras regiones. Los prejuiéios mas vanos y pueriles iÍlterceptanla visión inmediata de lo que esas tres categorías políticas representan de hecho y en verdad. Es casi inevitable que esquematismos preconcebidos suplanten la concepción seve- , ra de las realidades.»
«Sobre' el asunto vease la nota tittilada "Sobre la muérté deRcima", en El Espectador, tomo VI (en el tomo II de estas Obras completas).» «Sobre el asunto véase Ja nota tituláda Sobre la muerte de Roma, eri "El Espectador", número VI.» Nota al pie no incluida.
I'' 11:
1ii
il
1.1: i'
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¡:
i
![
Pág. 221, líneas 16-17
«... reorganizar, con el Estado, Ja misma sociedad. Su ... » ·ES (31-VII-27); MOEP (27), «c .. reorgariizar, con el Estado, la sociedad misma. 10(32,36,43),0CIII(47) Su ... » Pág; 221, línea519-21
ES (31-VIl-27)
Pág. 221, líneas 26-27 Pág. 219, línea 17 ES (29-V-27)
«... que distingue al político egregio del vulgar (animalote) gobernante.» «.:.que distingue al político egregio del Vulgar go-
ES (31-VII-27)
Pág.22l;línea 29 ES(31-VII-27)
«... sociedad; Para mí, el caso de la España actual plantea un problema de pareja índole. Lo que hay que hacer... » «... sociedad.. .. Lo que hay que hacer... » ~c ... dinárnica.
Esta situación no es peculiar de España. Con{actores adyacentes .. ;» , , i<.:.~dinámica . Con factores adyacentes ... » ~c~ .. en las
demás naciones europeas ... » «... en las naciOnes europeas ... »
937
1929
KANT.
REFLEXIONES DE CENTENARIO (1724-1924)
SOBRE EL VUELO DE lA5 AVES ANILLADAS
Pág. 239, líneas 10-11 ES (13-VIII-29) Pág. 240, línea 32, nota .ES (13-VIII~29);.
«Una cigüeña con una plaquita de latón sale ... » «Una cigüeña con una plaquilla de latón sale ... »• «Migratio11 ofbirds, etcétera. 1892.» «Migratio11 ofbirds, a11 attempt to reduce avimt seaso11c flight to law. '1892.>¡ • . ,r,
Pág1.240, líneas35~36 ..
ES (13-VIII-29)
Pág. 241, líneas 24-25
ES (13-VIII-29)
Pág. 243, línea 21
ES (18-VIII-29)
Pág. 243, línea 29
ES (18-VIII-29)
Pág. 245, líneas 23-24 ES (18-VIII-29)
«.. .lugaresfrancos donde criar. Donde iba c.ediendo la glacialización; .. » ·/ «.. Jugares francos donde criar. Confonne iba tec diendo la glacialización ... » «Así, los que atribuyen la emigración al descenso otoñal de la temperatura; a la reducción de la luz diurna ... » «Así, el que atribuye la emigración al descenso otoñal de la temperatura, a la reducción de la luz diúma.:::»
Texto no incluido en RO (IV-24) , K (29), T (41).
Pág. 256, línea 24 K(29)
<<... de nuestros apetitos sean hoy. .. »
.-
Pág. 259, línea 31 RO (IV-24)
«... inmanente:de lo objetivo.» «.. .inmanente de lo subjetivo.»
Pág. 263, línea 22, no ta
«... me será forzoso. ocupanne de él en la segunda parte de mi ensayo Sabre el pu11ta de vista en las artes. (Véase el número VIII de la Revista de.Occidente:.. » «.:.me es forzoso ocupanne de él en la segunda parte de mi ensayo Sobre el ptmto de vista en las artes. (Véase el número VIII de esta Revista de Occidente ... »
RO (IV-24)
«Fuera de esas ingenuas áreas con blanco sobre negro, lo que se observa es ... » «Fuera de esas ingenuas áreas con negro sobre blanco, lo que se observa es ... )>
Pág. 263, línea 31 RO (IV-24), K (29), o (32, 36, 43)
«,,.como si tuviesen prisa por hacer el primer vuelo. Los individuos.:.» «... como si tuviesen prisa por hacer el primer viaje. Los individuos:.:» •«... quehace un año era creciente en tal párajé ... », · ..«; .. que hace un año era frecuente en tal parajé .... » ·
«... de nuestro apetito sean hoy... »
Pág. 259, línea13. RO (IV-24), K (29);. o (32, 36, 43)
\.
\
938
Pág.253
. «Como Midas encuentra ... » «Coino Tántalo encuentra .. .>>
Pág. 263, línea 32 RO (IV-24), K (29), o (32, 36, 43)
«... contenido en su yo ... » «... contenido de su yo ... »
Pág. 270, líneas 4-5 RO (V-24), K (29), o (32, 36, 43)
«... si tomamos aislados cada uno ... »
Pág. 273, línea 16 OCIV (47)
i<+•.-''moral"
i< ••• si
tomamos aislado cada uno ... »
i< •• .-"moral",
e "inmoral", se decía ... » se decía ... >>
939
Pág. 27{ línea 17 RO (V-24), K (29), o (32, 36, 43)
« .. .laudable y lo vituperable.» «.. .laudable, lo vituperable.»
Pág. 274, línea 27, nota RO (V-24), K (29)
«... de las revoluciones de El tema de ... »· «... de las revoluciones del volumen de El tema de ... »
FILOSOFÍA PURA. ANEJO A MI FOLLETO KANT
Pág. 276, linea2 RO (VII-29)
«.:.en 1ii ReviStciae Occidente. Estas páginás.:.» · « ... en esta Revista¡ Estas páginas: .. »
1930 ·.·:POR QUÉ HE ESCRITO. «EL HOMBRE AIA DEFENSIVA»
Pág. 301, lít1ea.2 LJ\!(13-N-30) Pág. 303, lineas 28-29 LN (13-N-30)
«Ya p:uedo,,por -~onse~uencia, escribir este artículo ... »
_ <~Yq_pqdría, pµes, con entera sinceridad._.. » «Yo podía, pues, con entera sinceridad... »
No SER HOMBRE DE PARTIDO Pág. 276, línea 24 RO (VII-29), O (32) Pág. 281, línea 5 O (32,36, 43), OCN (47)
« .. .los dos han ejercido ... » « .. .los dos que han ejercido ... »
Pág. 307, líneas 3b-31 LN (15~V~30) Pág, 307, líneas 35-36
Pág. 281, linea32;nota T (41), O (32, 36,.43)
«Véase Ka11ts Opus postwmun, crítica y exposición porErichAdickes. Berlín, 1920.» · «VéaseKa11ts Opt!S postwmu11 dargestellt ttnd beuerteilt vo11 Erich Adiches. Berlín, 1920. »
Pág. 283, línea 6 T(41)
Pág. 283, línea 25 RO (VII-29)
« ... se sitúe un sujeto dotado ... » «•.. se sitúe un objeto dotado ... »
LN (15-V-30)
«... en algtlna cq.Sa~ Sea.corporal, o sea niental.» «... en alguna cosa, sea corporal o mental.»
«... sólo 'sería "capaz ele amar una mujer que tuviese tales y tales calidades. Es inútil que... » . « ... sólo sería capaz'd'e amar una mujer que tuviese tales y tales cualidades. Es inútil que ... »
Pág. 307, línea 40 LN (15-V-30)
Pág. 311, línea 11 LN (3-VI-30)
« ... de la cimvivericia entre hombres.» «... de la convivencia entre los hombres.»
Pág. 311, linea 12, nota
Nota al pie no incluida en LN'(3"VI~30); ' {'i,'
Pág. 283, línea 31 T ( 41), O (32, 36, 43)
«Teoría es acto de ... »
Pág. 285, línea 2 7 . T41
« ... siempre tanto esa doctrina ... 1>
LN (3-VI-30)
Pág. 285, línea 32 T(41)
«.;.no son más ni menos, ni así. .. » «...no' son Ili más ni menos, ni así. . .>>
Pág. 312, línea 18' LN (3-VI-30)
940
.
« ... tiempo, máximo.roedor... » · « ... tiempo, del.máximo roedor... 1~
Pág. 312, líneas 8-9
<~.l.siempre-tanto-esta·dacni.na ... »-
«.::ni·tinajusi:ida;.hay sólo lo que al partido convenga, y ésa será la verdad y la justicia -se entiende ',i que; .. »"
« .. .las formas del derecho antiguas, etcétera.'..» «Uasformas del derecho antiguo, etcétera .. .!>
941
Pág. 313,°línea 7, nota
Nota al pie no incluida en LN (3-Vl-1930).
Pág. 313, líneas 20-25
<<-••• a veces lo consiguen: Ejemplo: Carlos Marx. La gran porción de verdad que hay en el materialismo histórico ha arrancado mnchas máscaras, ha desnudado muchas caras de "idealistas". Pero él mismo,. confiéselo o no, aspira a ser la verdad pura. Por una riece5idadinexorable, la raíz del serhurrianci a5piráa no ser partidista: y cuando se queda sOlo cdnsigo;lh angustia su partidismo.»
Pág. 330, línea 15
P.ág. 331, líneas 24-25
«.. .la presión de un ambiente, imponiéndole como
. . LN (28-IX-30}, OC IV(47)
evidentes ... ,~
LN (28-IX-30)
!-.:;
timos.>~.
LA MORAL DEL- AUTOMÓVIL EN ESPAÑA . --·- -- . -- -¡-·;··' -I
En ES. .(24-VIII-30) se incluía la' siguiente nota al pie: : ~ ; ' :' :' ; ' - ' _-- , : l «Esta historia de las carreteras mereceríatodo un ca. pítUlo ~parte. Q~edaría ya como hecho inc;,estio;,a~ ble que hasta la Dictadura nadie sehabía,ocupado de mejorarlas, y; sin embargo, esto es completamente falso. Lo que nadie había osado hasta ella es construir . antieConórnicamente unos cuantos caminos lujosísimos que ofenden la humildad de nuestras glebas
Pág. 321, línea 36
Pág. 332, línea 14 LN(28-IX-30), OC IV (47)
«Pero estas cualidades, con ser magníficas ... ».
Pág. 333, líneas 30-31
«.,.igualmente posibles; como es posible en las formas más diversas Ja ordenación... » «.. .igualmente posibles, como la ordenación ... »
LN (28-IX-30) '/'ág. 334, línea 17
En LN (28-IX-30) se incluía el siguiente texto tras el · titulo: «Madrid, agosto de 1930» .
Pág. 33 7, línea 31
En LN(2-Xl-30) se incluía el siguiente texto al final: «Madrid, octubre de 1930».
Pág. 341, línea 4
EnLN (16-XI-30) se incluía el siguiente texto tras el . título: «Madrid.• octubre de 1930» ..
y villorrios. ¡Señoritisrno, señoritismo!» :
¿POR QUÉ SE VUELVE A LA ALOSOFiA?
LA REBELIÓN DELAS MASAS·
Pág. 324, línea 2;nota l · LN (31-VIII-30)
. «...del principio de coetaneidad.;>> . ·
Pág. 326, línea 12
En LN (31-VIIl-30) se incluía el siguiente texto al fi' nal:«Madrid, agosto de1930».
Pág. 327,Jinea lL .. • LN (2lcIX-30), OCIV (47)
9.42
«.. :la presión de un ambiente, suponiéndole como eVi.dentes·... »
«.•. en que para vivir nos apoyamos o de que partici·. pamos.» '•« •.. en que para vivir• nos apoyamos o de que par-
Pág. 331, líneas.29-30
~< •.• a VedeS 10 'C6iis:tguen. »
LN (3-VI-30) .
EnLN (21-IX-30) se incluía el siguiente texto al final: «Madrid, agosto de 1930».
«... del principio de coetaneidad (La Nación. 1925), Origen deportivo del estado.»
«Verdad es que es.ta aproximación... » «Verdad.que esta aproximación ... »
\
Pág. 349, línea 1 LN (18-VII-37)
«Este libro-suponiendo que sea un libro-... » «Para la.edición francesa de "La Rebelión de las Masas", que no tardará en aparecer, me han pedido un prólogo y he creído que en él debía decir i() siguiente: Este libro -suponiendo que sea un libro-... »
943
11
¡¡
«Corno casi todo lo que he escrito, fueron estas pá-
Pág. 349; línea 19 .- '.' i
:ginas ... »
«Corno ·casi todo Jo que he escrito, fueron escritas estas páginas ... »
LN (18-VII-37), RM (37; 38, 39)
., «Véase el ensayo del autor tituladó History as a System en el volumei1Philosophy andHisto1y. Hornages to Ernst Cassirer. London, 1936. (Véase edición es•pañola Hist01ia comosistema, Madrid, 1942)'.» «Véase el ensayo del autor titulado "Historyas a Sys. ·' • teni" en el volumen Philosophy and Histo1y; Honiages to Ernst Cassirer.•London, 1936.» Nota al pie no incluida en LN (18-VII-1937).
Pág. 350; línea 30, nota
RM (37, 38, 39)
Pág. 351, línea'2
'
• •' ,
·«'..!ha cbnsistido aqiji el abuso
Pág. 353, línea36 LN (25-VII-37) ·
«...pertrechadas con un utillaje arcaico ytorpisiJ:llo.:.» «... pertrechadas con un "outillage" arcaico y torpísimo.;;» -
«.. .las "ciencias morales". El ministro, el profesor, el físico ilustre y el hovelista, suelen- tener.:;·,; «.. .las "ciencias.morales". El jefe de gobierno, el profesor, el físico ilustrey el novelista, suelen tener... »
Pág. 353, linea 40Pág. 354, línea 41 LN (25-VIl-37)
Pág. 354, lin~a 3, nota
:{c ..:.donde-·se inició una aclaración y ll1isci clu' ]?Oi1it ' 'de ti:idi:is''esos· con·ceptos. En otro lugar hallará el lector... »
LN (25-VII-37)
«...donde se inició una aclaración y mise au point de todos esos conceptos. Más adelante hallará el lector... »
Pág. 355, líneas 3-4
«.. .Ja probabilidad de un Estado general europeo se
en el uso sin preocuL
paciones, sin conciencia ... »
LN (18-VII-37), RM (37)
«::.ha consistido aquí el abuso en el uso sinprecauL - t' ciolles,·sin-cortciencia.'.-.»
iiiiiJoile'hetesariaíriiiilte.: La oca~ión·... '~ ·:
«.:.Ja probabilidad de un Estado general europeo se
LN (25-VIl-37) Pág. 351, línea 34
«... fue adoptada hacia 1750 por intelectuales descarriadoS ... >~ «... fue'adopí:adahacia 1750' por intelectuales descarriados ...
RM (37, 38, 39) :r
impone mecánicamente. La ocasión ... » 1
( ;.
«..• enjambre de pueblos, solícitos y pugnaces corno
Pág. 355, linea 38
, ab'ejaS~ .. ,~· ·
LN (25-Vll'-37)' 1
·r
· "r,1:
(laboriosos) ypug-
Iiaces tomo abejas ... »
Me he permiÜdO aVénturar algunas indicaciones sobre
este punto en el Disatrso de la responsabilidad intelectual.»
Pág. 352, línea 38 LN (18-VII-37); RM (37)
d.:.qué-viene a ser cbmo incitar a cada uno ... >~
Pág. 352, lineas 10-11
L:."Mi primó Fratici~co yyd estarnos por completo de acuerdo: los dos querernos Milán" ... » <<. •• "Mi primo Francisco y yo estarnos por completo de acuerdo respecto a lvlilán: cada uno de los dos lo quiere para sí". José Ortega y Gasset (Para l!.A•NÁCIÓN)-PARÍS,junio de 19371\
LN (18-VII-37)
; ,¡¡ i
Pág.352, linea 12 .,,
(C •••
que viene a ser como un incitar a cada :uno ... >~
·En LN (25-Vl!Cl937) se incluía, tras el títufo, est"; ·texto: «Paris,juniode 1937».
Pág. 356, linea 15, nota 2
Nota al pie no incluida en LN (25,VIl-1937).'
Pág. 356, línea 16
En'LN (l-VIIIcI937) se incluía, tras el título, este texto: «París.julio de 1937».
Pág; 357,'iínea 2; nota 1
·· «.. ;indicaban junto a cada nombre el ofidio yrango de la persona.'.;,; «.. .indicabanjunto a cada nombre el oficio y carácter de la persona:.:»'
LN (l-VIII-37)
Pág: 357;•l!nea·2li LN (l-VllIC37}
<Í:.luna' intuición de lo que Europa ha' sido, altámenc te perspicaz ... » r <1:.'.una intuición de lo que Europa· há sido siempre altamente perspiCaz.';, »
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944
945
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.....___ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ ilil
«... quiero tener el valor de afirmar que ... » «... quiero. tener .el valor de aseverarque""'
Pág. 358, ifnea 13 LN (l-VI11"37) Pág. 358, lineas 33-35
RM (37, 38, 39),,0 (43) ¡.
-,i
«.. .las c~~sas profundas del presente desconcierto. Pero yo no sé si aun dirigiéndome a lectores fran·. ceses ... »., , « .. .las causas profundas del presente desconcier¡o'. Pero yo no.sé si aun dirigiéndome a lectores franceses
......... ....... ..... ~
Pág. 364, línea 9 · LN (8-VIII-37) .
«...ye! dacio, sind 'eii'virtud de un achatamiento ... » «...y el dacio, sino es en virtud de un'achafumiento ... »
Pág. 364, línea 14.
En LN (15-VIII-1937) se incluía, tras el titulo, este texto: «ÓegstgeeSt: Holanda, julio de 1937>;:
Pág. 365, lí!leas 2~3
ic .. qub pretende suplantar al conocimlent6'. a la re~ ligión, .. » · . .·. · <.<.:.que preten'de' suplantar a la ciencia, a la religiÓn ..'.',, · ..
·.~·
'Véase del autor: Discurso de la responsabilidad intelectual» .«...las causas profundas del presente. desconcier¡o!. Pero yo no.sé si aun dirigiéndome a lectores franceses
LN (ls-VÚÍ-37)
......................... ·
Pág. 365, línea 25 LN (l?-VIIIc37)
-
, -~Vé~e, q~l au,tor: Discours de la responsabilité intellecttiei.1~
'
'
'
'
'
:
;
«...porierse en traza ~bismátiC-a ... >~ ~<.,·.•p_on~rse
i
en "tenue" abismáti_ca ... » ,
)
Pág. 359, línea 9, nota3
Nota al pie no incluida en LN (l-VIII-37).
Pág. 365, línea 28
Pág. 360, línea 13
En.LN (8-VIII-37)se incluía, tras el titulo, este texto: «París, julio de 1937».
LN (15-VIII-37)
i
Pág. 362, línea 32, nota 2
Nota al pie no incluida en LN (8-VIII-37).
i';'
Pág. 362, líneas 27-29 ¡..
LN (8-VUI-37) Pág. 362; líneas 3'fc35 RM (37, 38, 39}, OCN(47) Pág. 363,lmeas 13-14
LN (8-Vlll-37),
LNC8:Vlllc37)i ·
9.46
«... circunstancias diferentes. Así, al fallar una quedan otras posibilidades abiertas. Es íusensato ... » «... circunstancias diferentes. Es insensato ... >~ «Me importaba aclarar esto para que.no se tergiversase la idea ... » «Me iraportaba acla]'ar _esto _porq\l~ J]()S_~_tergive!Sac se la idea, .• » <1 ... pod\a esperary donde todavía, q11e yo sepa, nadie lo ha buscado ... ». · «... podfa.esp.erar y donde todavía nadie le ha busc cado ... » «... descubrirlarealidad viviente de que ese hecho es la quieta impronta,.. » ..{1,.idesc11brir la realidad viviente y vivida: de.que es~ he.cho ,es la quieta iropronta ... »
«.,,eµ otro~ .idicJn¡as bajo el titulo El hqmb1·ey.la ge11(e... » : . «... en otros idiomas bajo un titulo que podría ser
El1101i1brey lágente •. ;» ' Pág. 366, linea 11 LN (15CV111"37)
•«Al contemplar en la5 grandes ciudades ... » «Al cbntemplarhóyen las grandes Ciudades ...
»
Pág. 366; línea 21 LN (15-VIII-37)
«.. econ la facilidad de adaptación propia de su edad... » «... con la facilidad de adaptación propia a esa edad ... »
Pág. 367, línea 23-24
«.. .fenóinerio de fa historia europea aparece en Francia hacia 1750. ¿Por qué entonces? ... » «.. .fenómeno de la historia europea aparece en Francia hacia 1750'. ¿Por qué e_ntonces? ... »
RM (37, 38, 39)
1
Me he permitido aventurar algunas indicaciones sobre
este punto en el Discurso de la responsabilidad intelectual. Pág. 368, línea 23, nota 2
Nota al pie im incluida en LN (15CV1Il-37), RM(37,38).
Pág. 368, !mea 24
En LN (22-Vlll-37) se incluía, tras el titulo, este texto: «Oegstgeest, Holanda, julio de 1937».
947
Pág. 368, líneas 26-27 LN c22-vm~:31) . ·. . . ':.
.
'.i''
_-,_:•r
Pág. 369, linea 18, nota 1
Pág. 375, líneas 18-19 . ES (7-V-27)
No\" al pie no incluida en LN (22-Vlll-37).
':
'
«... acertado y digno de conservarse: \cJ impor,tantees la memoria de los errores ... » . . . «... acertado y digrió de conservarse. No)o important~ eha n:leniófia delos errores ... » · ·
Pág.370Jineas.2-3 ';,.
.
LN (22-Vlll-37) . .
Pág. 370, línea 10, nota 1
Nota al pie no incluida en LN (22-Vlll-37).
Pág. 372, líneas 11-12
LN (22'\'Ill-37) Pág. 372, lineas 12-13
LN (22cVlll"37), RM (37, 38, 39), O ( 43)
«l.ayerdad es que ellas son precisamente lo que pongo en cuestión casi desde mis primeros escritos. Pero. yo no. debía. complicar los asuntos.,.» . «La.verdad es que ellas son precisam.ente.rni·cuesc . tión y dentro de ellas la ciencia y la democracia liberal.Pero yo.no debla complicar los asuntos ... »
PRIMERA PARTE LA REBELIÓN DE LAS MASAS
l. EL HECHO DE LAS AGLOMERACIONES
Pág. 375, titulo
En LN (l-Xll-29) seinclufa, tras el titulo, este texto: . '.«Madrid, octubre. de 1929».. '.·l
Pág. 375, titulo, nota
Notaalpienoincluidaen ES (7-V-27), LN (l-Xll-29).
Pág. 376, líneas 2-3 ES (7-V-27) Pág. 376, líneas 5-12
«.,.el hecho de la aglomeración, del "lleno". Las ciudades ... » . «Dinámica del tiempo MASAS• Pocas veces se habrá caído tanto en el post )wc ergo proptei: )10ccomo después de la guerra. Todos los hechos de postguerra se explican por la guerra, con lo cual se aplasta su sentido, se borra lo peculiar de su perfil y se desaprovechan como probables síntomas del futuro. Así uno de los fenómenos de postguerra que más salt.an.a la yista: el "lleno". Las ciudades ... » . '., «; .. de transeúntes. Las salas de los médicos famosos, •llenas de enfermos. Los espectáculos ... » «... de transeúntes. Los espectáculos ... »
ES (7-V-27)
¿Qué es lo que vemos ... »
además de tener una causa, tiene un estilo -es decir, que es un gesto y una forma en que se expresa un mo.do general de vida:-, no es posible presenciar esa torrencial confluencia de seres humanos sin sobrecogerse un poco. Según la interpretación fisioguómica del Universo, todo lo que acontece es simbólico. E\símbolo entrega su secreto enorme cuando lo tomamos al pie de la letra y sin alterarlo lo transpor.tamos al resto de.la.realidad. Apliquemos el sencillo métodq al.caso presente. ¿Qué es lo que vemos ... »
9.49 948
Pág. 376, líneas 16-17 ES (7-V-27), O (32, 36, 43)
«Y lo mismo los asientos el ferrocarril...» «Y lo mismo sus asientos el ferrocarril...»
«.. :se ha adelantddo a las baterías, es ella ... » «... se ha ~d.elantaclo ~las candilejas, es ella ... »
Pág. 377; Ííneas i-B -ES (7-V-27) ,-: ,:'
Pág. 376, líneas 19-20 ·
Pág; 376,líneas 22-32
ES (7-V-27) Pág. 3 77, líiléa 3 ES (7cV-27Y'
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Pá~'. ~jy, Jfu~as 36'.:n
Pág. 3 77, línea 5 ES (7-V-27)
950
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«La muchedumbre, de pronto, se ha hecho visible... t_> «La muchedumbre se ha hecho visible... »
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«S~ coÍitéiclenci~ co~ los otros quefom:a~ i~ ;,;ili,o-
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~~ ~, p~~~ s~~~~q~ria, posterio_r a _haberse cada - ,'J -·------ ---- ,,,,,.,.,
. ¡. fU~! ~ifgularizado,. y
es, por tanto, en buena parte
, :µ~a- cÜincidencia ... »
t~-?lf ,~~ffic~.cie;~$á·_~,-pues, secundaria, posterior a una singularizaciól)-,,Y es en buena parte una coincidencia... »_ «.. .los grupos Íitgleses que se llama~~ si m1'mos ,¡~o conf
Pág. 377, líneas 34-35 i
ES (7-V-27) .
«... formación dé' toda minoría. Hablando·defreduddo público que estuchaba a un niúsictl refinado, diee graciosamente Mallarmé que aquel público subrayaba con la presencia de su escasez la ausencia multitudinaria.» «... forinatión de toda minoría. Como dice una vez graciosámente Mallarrné, subrayan con la presencia de'su·escasez la ausencia multitudinaria1 •
Pág. 3 77, líneas 38-40
ES (7-V-27}
· · ···«:::eXistia·hace'quiI1ce años. Después de la guerra ·······-· ·'i!EC parecerla natural que ese número fuese menor. Aquí topamos .•. » '« ... eXistía hace quince años. Aquí topamos ... »
··{
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.«.:.no 'especialment~ cualificadas. De este modo ... »
ES (7-V~"f.7)
L.creación relaÍ:ivamente refinada de la cultura humana~ reservados;.-.-1> ·' «:.:creación relátiv'atnente refinada de la cultura urbaná; rese-rv'adds:~; >> -.
"
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'mod~~'..»
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Pag·:376;líneas 33c34..
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11
1
ES (7-V-27)
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«•..no especialme~te cualificadas. No se entienda, . pues, pot masas s'ólO ni principalmente "las ma.!\ias OhreraS". Másá'es uel hombre medio De este
·: ~<'.:.•nut!strá sorpresa.-·:
Sorprélld'erse¡ extr-añarse es comenzar a entender. · [:.•. i:su• atributo ·son:los ojos en pasmo. Por eso los antiguos dieron a Minerva la lechuza, el pájaro con los ojos siempre deslumbrados. · La aglomeración, el' lleno, no era antes frecuente. ¿Por qué lo es ahÓra2 Los componentes de esas muchedumbres ... » ~< •• .nUestra sorpresa..· Sol-pr~riderse; -exirailarse, es comenzar a entender. [: .. ] su.atributo son los ojos en pasmo. Por eso los . antiguos dieron a Minerva la lechuza, el pájaro de · los ojos siempre:deslumbrados. La aglomeración,' el lleno, no era antes frecuente. ¿Por quHo es ahora? Los componentes de esas muchedumbres ... » ~< ... nuestra Sorpresa. Por otra parte, los componentes de esas muchedumbres ... » ·
ES (24-XC29), LN(l"XII-29)
. '.
«... de usufructuarlos. Aunque el hecho sea lógico, natural..:» «;;;de.usufructuarlos"Sea o no el hecho debido, lógi. co~·natural. .. »
1
!
! tos problemas de r.~rofrna pública que tan urgentemente acosan átodos los pueblos europeos no podpin s_erresueltos 'cori_;_la p'erfecCiórt que los tiempos requieren si no se afinan ün pbcoila:srn:ociones sociológicas existentes en el ciudadano inedi~riairi~Ílte culto. Como una pequeña pero intensa ·Contribución a este refinamiento de ideaS Sciciales,
hehecho tradutir el exquisito libro dejorge Simmel "So, ciólogía!'/una•1naravilla de sutileza, además de ser una · lectura mtiy erit:retenida. »
951
Pág. 378, líneas 5-13
ES (7-V~27) ;¡_,;:--: - .
«... no se angustia, se siente,a sabor al sentirse idéntico a los demás. Imagínese un hombre humilde que al intentar yf!lorarse por razones especi~ks -al pregu;,,tarse si ti~I1e talento para esto o lo otto;si sobresale en algt1ryo~dion- advierte, c¡ue -¡iq p9~ee ninguna calídad excelent~'. ,Es,te h9mbre se sentirá mecliócre ywlgar, ~al. d9taclo; pero no sé sentirá "masa". Cuando se hablá dé "minorías selectas", la habitual bellaquería suele' t~rgiversar el sentido de e5ta, expre~ · '·siÓn fingienclo ignorar que el hombre selecto.:.;,· «... no se angustia. Noes masa, en c~mbio, e\hómbr~ humil& qtie se siente mediocre y vulgar porque al 1intentar valorím~ razones especiale5-talento para estb o Io·a_tro", e:kC~lencia en uno u otro ordenadviertequé nC:í posée nmguria cualidad egregia. Es precis'o hacer con5ta/, frente a habitual~·lJellaque~ rías, C[ue el hombre selecto ... »
misma eseric~a requiere y supone la cualifi.Cación, se
LN (l-XJic29)
pbr
Pág. 378, líneas 14-20
« ... exigencias superiores. Y es indudable[ ... ] van a la
deriva.
Esto nie ré-Cuerda:.:b·
ES (7-V-27) Pági 378,,línea24c' Pág. 3 79, línea 1
• 1'
o (32, 36, 43)
952
''•i.'
ES(7CV-27)
· ·«~ .. éX:ige'ri'éiaS. :Superiores. Esto me recue'rd~;... » ·
... :: _:{()._.q_a_ un mínimo~ .l.a división. dela sociedad en masas[ ... ] el predominio, aun en los grupos cuya tradición era selectiva, de la masa y el vulgo. Así, en la vida intelectual, que por su misma esencia requiere y supone la cualificación, se advierte el progresivo triunfo delos seudoé ,intelectualesiucualificados, incalificable5y descalificados por su propia contextura. Lo mismo en los. grupos supervivientes de la
advierte el progresivo triunfo de los seudointelectuales incualificados, incalificables y descalificados por su propia' contextura. Lo mismo en los grupos supervic vientes de la
Pág. 3 79, línea 14 ES (7-V-27)
«.'.'.ocupar' los li:>cald y usar los utensilios ... » «... ocupar los locales y usar de los utensilios ... »
Pág.379, líneas 20-21
«•• .las gentes gocen hoy en mayor medida y número
que antes ya que tienen para ello el apetito y los medios. Lo'rnalo ... » · '.
¡'
Sfén lúgái"'de iritéfpi~tar el hecho por su'éS'tilb buScás~ tla!o' ·es' que al punto hallaríamos una bien Clara:: un· desplaz.ainientO de la riqueza propbrciona hoy ti~rto bieriéStaT económico a clases sociales muy nurrierosaS qtie' antes:nc)lci gozaban.» 1
,:mas: súS catisas,
-~!···ºa un mínimo._.,.
, ,,La,división de la sociedad en masas [... ] el predominio, aun en los grupos cuya tradición sea selectiva, de l~ masa y ,el vulgo, Así, en la vida, intelectual, que por su
Pág.'379,líneas 24c25 , . '
<1 :.. del tiempo. A51-anticipando lo que lúego verec nío~j· creo· que~ . ~»<
«c.·.del tiempo. Así, yo creo que ... »
953
Pág. 379, ]ineas 28-29
do jamás en este temá, si me lee, no es con el fin de aprender algo de mí, sino, al revés, para sentenciar sobre mí cuando no coincido con las vulgaridades que él tiene en su cabeza 1•
.« ...por la ley. Al, servir a estos principios, el individuo se obligaba a sostener en sí mismo una disciplinúliliciL Al amparo ... » · «... poda ley. Alampara ... »
ES (7N-27)
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Pág. 379,líneas 3.0-31 ES (7-W27), LN (l,Xll,29)
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Cabe al leer adop_ulruria de estas tres actitúdes:· Prfrnerá~ ·Lli del-qUe :O.cr ha pensado sobre el asunto y lee para aprender del autor, ré:conociendo de antemano su 1
«...vivir las minoríasr·.Democracia y ley, convivencia · legal, eran stnóni~os. Hoy asistimos ... » <<.:.vivir las minofias,•Hoy asistimos ... »
superioridád. · Segunda. Lá del que, sin presunción, sabe que ha trabajado más sobre. el asunto que· el aU.tcir, y le interesa ver si . éste'-~o_inCidé~:Sf eVita· lOs escollÓS-dei-probi~m~~--si Ve-1a
1,:
«... actúa directam~nte sin ley, por medio .de mate~ , ; tj.ales .... » :_. ES (7-V,27), 1N. (1eXII-29) «... actú.a diÍectamente, por medio de materiales ... »
Pág. 379, línea 32
cuestióll ba:j·o oi:rO haz'.. Tercera. La del qtie, sin haberse fatigado un niint.ttb: en 1 •• ' IJ_enSar_._scibre _kl_ ~~~t·~~1'_Íee para indignarse d_~ qu_e el autor · no Pi~iise Co~O éL ES te es el modo de leer mfu;· fre~Úente en España hada 1927.»
Pág.;379, líneas.35-36
«... erala que antes acontecía, eso era la democracia liberaLLamasa... », I ES (24-X,29), RM (30), «.... .,ralo que antes acontecía, eso era la democracia. O (32,36, 43). La masa ... » , ES (7-V-27), LN (l,Xll-29) . « ... era.lo que antes acontecía. La masa .... » Pág. 379, líneas 37-38 ES (7-V-27), LN (l-Xll-29)
Pág. 380, líneas 4-8
LN (kXll,29)
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ES (7,V-27) ,
954
«.. .las minorías.del.os políticos entendían un poco más de los problemas públicos ... » «.. .las minorías de políticos entendían un poco más del.os proble~as. públicos ... »
«Tal vez padezco un error; pero el escritor, al tomar la pluma para escribir sobre un tema que ha estudiado largamente; dehe pensar que el lector medio, que nunca se ha ocupado del asunto, si le lee, no es con " , , .elfin de aprender algo de él, sino, al revés;para sen¡¡tenciars.obre él.cuando no coincide con las vulgaridades que este. l.ector tiene en la cabeza.» . ' ; , d
Pág. 380, líneas 12-13, 1
ES (7-V-27)
<<. ••y
lo ii,npone dondequiera. Como se dice. en Norte-
arrl~~é~:. ~é~.' ~e~e_nte es indecente. L3. riiasa .. :~> .
·
«...y lo iiiip01Íe dondequiera. Como se dice ahora en Norteamérica: ser diferente es indecente. La masa ... » '
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1
«... caM~aclo y s~lecto. Quien no sea como todo el mundo, quien uo piense como todo el mundo corre riesgo ... » «... calificado y selecto. Quien no sea como todo el ES (24-X-29), mundo, quien no piense como todo el mundo, corre RM (30, 37, 43), (32, 36, 43), Jl.N1 (45, 48) el ri!'5go .. ,». icSi,us,ted no es como todo el mundo, si no.piensa ES (7-V-27) como todo el munc;Io, corre usted el riesgo ... » Pág. 380, lín~as l,¡,i5 ·
o
Pág. 380, línea 16 0(32,43)
«... que ese u.todo ~l mundo" no es u.todo el mundo".>~ - ~c ... queese_"todoelmundo"no es un u.tod_o.elmundo'~.1>
«... especiales. Ahora todo el mundo es s.ólo la masa.. Éste es el hecho formidable de nuestro tiempp,,descrito sin ocultar la brutalidad de su apariencia.» ES (7-V-27), LN (l-Xll-29), «r .. especiales. Ahora todo el mundo es sólo.la masa.» o (32, 36, 43) ' Pág. 380, líneas 18-20
955
Pág. 382, lineas 26c2fl 11. LA SU]l!DA DEL NNEL HISTÓRICO
' :
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«... sentido que.posee esa vida elegante, en aparienj
~i
LN (8-Xll-29), Pág. 381,.título
Pág. 381, linea 2 .LN. (8 7XII-29)
o (32, 36, 43) LN (8-XII~l9) Pág. 382, líneas 3-4
«Lo, trágico d_e ~que! proceso es que, mientras se for~aban ~~ ag1qm~~aciones, corllenZaba ... » «Lo trágico de aquel suceso es que mientras se for, 'maball. estas agÍomeradones comenzaba ... » ! -"':' : ' '. ''' 'J Nota al pie no in~hlida.
Pág. 383, línea .1 LN (8-Xll-29)
. «Rechazo,pµes·, igualmente, toda interpretación... » ~
Pág. 383, lineas 2"4
«... oculta,bajp ,e,lactual imperio de las masas y las que lo ac~ptan b~a,tamente, sin estremecer~e de es,, ..· , , ' pa¡ito.Jodo destino es ... » . «... oculta en el actual imperio de las masas. ToclÓ destino es ... »
LN (8-XII-29) ,-_¡
. «... sustento una interpretación de la historia radicalmente ... >~ «, .. susteritd' una interpretación de lá historia hu_.,
Pág. 383,.lfµeas 15-16
«...repertorio vital que coincide, en gran parte, con et'que ... »' ' · · ·. , .
LN (8-XII-29)
«... repertorio vital que coincide casi totalmente ccm ei'que... » · .
'Pág. 383,., linea 19 - -
Pág. 382, línea 4, hcifa
«Véase Espai1Q. in~el"tebrada, 1921, fecha de su primera publicación corno serie cd.e ar,tículos i¡n el dia; ria El Sol. [En el tomo llI d~ ~~tas Obras cbmple-
ES (25-X-29), LN (8-Xll-29),
'
__
-_'.''
Aprovecho esta oé:asión para hacer notar a los extranjeros que generosamente escriben sobre mis libros, y encllenttan, a veces, dificultades para preci~ sar· la fecha primera de su ·apariéión, ·el hecho de que casi tod~ mi obra ha salido al mundo usando el antifaz'de artícufos'periodísticos; mucha parte de ella ha tardado largos años en atreverse a ser libro (1946).» «Véase Espaiia invertebrada.»
' «...por ~li::ontfilrlo, las dan de lado y las supl~nta~.» «...por el contrario, las dan de la.do y las aplastan.»
Pág. 383, línea t:i o (32, 36, 43)
«....y usan los utensilios inventados pof: .. »' '.· «... y usan de los utensilios inventados por... »
Pág. 383, lineas 26-27 LN (8-XII-29) '
«... con'relatiVa suficiencia, muchas de las técnicas .. .>~ {c-..·.con· relativa suficiencia, todas las técnicas ... ,~
Pág. 383, líneas 30-31
«... y sin necesidad de cualificación especial alguna, · ·poseía ... » ' i<.;.y sin necesidad de cualificación especial ninguna, poseía ... » [¡
Pág. 383, líneas 36-37
o (32; 36, 43) LN
956
'(:
ES (25cX~29), LN (8-XII-29), RM (30), o (32, 36, 43)
RM!(30,37~43,45),'
Pág;382,'1fnea 13: LN (8-Xll-29)
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LN (8-XII-29)
tas].
""''i
. , «.;.se entiende ese Versalles.dElos rrióhines.::,,;·.· «... se entiende el Versalles de los mohines ..
">
/·i fi, 11 1
«... novedad en la historia ... » «... novedad en toda la historia ... »
1
LN (8-Xll-29)
«.,,sentido que tiene.esa vida elegante en apariencia tan sin sentido -pero nuestro tema es ahora otro. .Por supuesto.,.»
E.n LN (8-Xllc29) se incluía, tras el título, este texto: «Madrid, oct:llbre de i92!h.
J ' _,
}1ág. 38f, lípea 12~ nota
cia tan sin sentido; pero nuestro tema es ahora otro de mayores proporciones. Por supuesto; ..>>
\,
(8-XII~29)
«... a imponerla y' reclamarla: las minorías· mejores. Sin embargo ... » ·' '«c~:a imponerla yreclamarla las' minorías diréctoras . ' ' Sin embargo:c. » • , '· '· ' " "
957
1'1
'I!,''i
Pág. 383, lineas 39-40 LN (8-XII-29)
Pág. 384, líneas 9-10 LN' (8"XII-29)
«...bajo las legislaciones democráticas, seguía Vivieric do~ seguía;.;>> «..•bajo las legislaciones democráticas .seguía vivien-
Pág. 386, líneas 15-Hi
« ... e importa infinitamente más qüe todo esto, asa"
do- socialmente, seguía ... »
LN (8-XII-29)'
ber: de la vitalidad'europea. De los Estados y de la cultura ·euió]:iéa diremos ... » « ... éimpbrta infinitamente más que esto, a saber: de la' Vitalidad ·europeá. De los Estados y de la cultura dlremós~;.» «· \
«... del individuo h1lmanG> genérico y como tal, ha pasado .. ,,.. . . , ..
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Pág. 384, línea Ú · ·
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'·· «'.. ;sóiúilgunos delos atributos perennes que'acom·pa'ñari.~~¡>--
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LN (8-Xll-29) Pág. 384, líneas 31-32
«... representa'elárea.sobre que se mueve la historia ... » _ _. ¡ ,- __ . -
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· ·<¡
--
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(,.
«... una subida de todo el nivel histórico .. :» «...una subida de todo nivel histórié'oL»
Pág. 387, línea 2 RM(45)
·_·; ..
·«...sori algunos de los atributos que acomp~ñan... »
LN (8-XII-29)
Ill. LA ALTURA DE LOS TIEMPOS
-
.~.~épfeséhta el' áre~ en que se' inueve l~:hiStÜriá ...-»;
·' '
Pág. 387, línea 14 o (32, 36, 43)
· " '«c:ccon'la alt1lra del tiempo donde transcurre.» ·:
'I
Pág. 38B;línea 21
«::.en 'él mismo. Desde ciento cincuenta anos dese pués éie Cristo:.':» «.. :en él mismo: D'esde 150 después de Cristo".>>
)
R},1 (45)
«...-tras de· largas y subterránea~ preparaciones,. .. » «...~tras largas y subterráneas prepara~i.on,es, .. :» .
Pág. 385, linea's l~2 LN (8-Xll-29) .
«... ti~nen en este ascenso general delni~~l ~tórico ... » «... tienen.en este ascenso del nivelhistónco.,.>>
Pág. 388, lineas 30-31 RM (30, 37), 0'(32, 36, 43)
Pág. 385, líneas 13-14
«... hizo decir a muchos: "Europa se está americanizando".- Los:que ... >> «.. :hace decir a muchos desde hace diez años: Euro" pase está americanizando. Lqs que ... »
Pág. 390, línea 4 o (32, 36, 43)
· «... queya no desea nada más, que se le ha secado ... » (( ... que ya no desea nada más, que ya se le ha secado ... ))
Pág: 390, línea 7',nota 1
«.:.Fílosoftadela historia, traducción de José Gaos. Revista de Occidente; tomo L..» · «... Filosofta·de la'11istoria, traducción de José Gaos. Revista de Occidente, l'. edición, tomo L.» · «•.. Filosofta de la hist01ia, tomo L..» «...Filosofta' de la Hist01ia (traducción de]. Gaos),
Pág. 384, línea 35
LN (8-XII-29)
!
ES (27"X-29),;RM(30, 37), o (32, 36, 43)
''':'•
Pág. 386, linea 1 LN (8-XII-29) '
Pág. 386, líneas 10-11 LN ,(8-XII-29)
«... como dicen ~uel~ orquídeas se crian en el aire... » ~< ••. como- d,icen,que los crisantemos se crían ·en el
RM (48)
aire ... »
RM (43¡45)i o (32, 36, 43) ' :
«...mirada desde este haz ... » , «...miradabajoestehaz ... »
«...bastantes itálicos medianamente valerosos ... » «.'..bastantes itálicos mediadamente valerosos ... »
tomo l ... »
ES (27-X-29), RM (30, 37)
«... Filosofta de la hist01ia (traducción de]. Gaos), tomo L .. »
Pág .. 386;· lineas llc.12.: , , '·"
958
959
1
1
Pág. 391, línea 19
lY. EL CRECIMIENTO DE LA VIDA
« .• ,eso, un pum afán de vivir, una potencia parecida ~.I~s.cósn;iicas;,r1q.J~:misma, por tanto, no natural,
RM (37, 43, 45) ,;
'
ES (27-X-29); RM (30), o (32, 36, 43)
Pág. 392, líneas 15-16 ES (27-X-29), RM (30, 37,.45,48),c: O (32, 36, 43); OC IV (47) Pág. 392, línea31" o (32, 36, 43) Pág. 392; líneas 32-33
ES (27,X-c29),. RM (30, 37, 43, 45), o (32, 36, 43) Pág. 393, línea 7
ES (27-X-29), RM (30), o (32, 36, 43) ]'ág. )93, líneas 8cl 0 ~ '· · •
ES (27-X-29)
per()síherrnana.,.¡>,;, «-... es.o; u11 pur.o. a(áll de vivir, una potencia. parecida a las cQsmicas; ~O. la,·misma, pero sí hermana ... » «... eso, una potencia.biológica: la pura vitalidad, lo que en el hombre hay de energía cósmica; no la misma, pero si hermana ... }> «... un recinto angosto donde no podría respirar.>> «... un recinto angosto donde no podía respirar.»
Pág. 394, líneas 10-11 RM(30) ES (31-X-29)
.Pág. 395, líneas 2,3
o (32, 36; 43) «Yo resumía, tiempo .ha9e, tal situació.n ... ».. . ~1Yo.'r_esumía,-_ha_ce-tiempo, tal situación.,.>~--, «.. ;hecho general de.nuestra época y e.n.ella.va in" cluida la sospecha .. .>>: «... hecho general de nuestra época y:la sospecha ... »
ES (31-X-29), RM (30, 37, 43, 45) Pág. 396, línea 8; nota 2
OCIV(47),RM(48)
i<; •• y a la par se.siente como un comienzo, sin estar segura de no ser una agonía.» ~( ... y a la par se si~nte como un comienzo.1>
...<< ... más que los demás tiempos .e.inferior a SÍ misma. . ,. Fortísima y a la.vez insegura de su destino. Orgullo.sa de sus fuerzas y a la vez temiéndolas.» <<.:.más que los demás tiempos e inferior a sí mismo. Fortísimo y ala vez inseguro de su destino, Orgullo, so de sus fuerzas y a la vez temiéndolas.»
RM(45)
ES (31-X-29), RM (30,.37, 43); o (32, 36, 43) Pág. 399, líneas26-27
ES (31-X-29)
«... sobre el fondo arc!iente de la campiña bética pasaban témpanos.a la deriva. Cada trozo de tierra ... » (( ...sobre el fondo ardiente de la campiña bética pasa. ban témpanos a la deriva. Cada trozo de la tierra ... » .. «...sobre el fondo ardiente de la campiña sevillana pasal:Jan témpanos a la deriva. Cada trozo de la tierra ... » «.,.nuestros contemporáneos. La velocidad hecha de espacio y tiempo no es menos estúpida ... » . «..-nuestro.s comemporáneos. La velocidad hecha de espacio y de tiempo es no menos estúpida ... », <<. ..nuestros contemporáneos. La velocidad hecha de espacio y tiempo es no menos estúpida ... »
dep01tivo del Estado, 1926, recogido en el tomo VII de El Espectador.» «... el nombre de horizonte. Véase el ensayo El origen deportivo del Estado; 1926, recogido en el tomo séptimo de El Espectador.» «... el nombre de horizonte. Véase el ensayo El 01igen deportivo del Estado, 1926, recogido en El Espectador.» «... el nombre de horizonte. Véase el ensayo El 01igen deportivo del Estado, 1926, recogido ahora en el to. mo séptimo de El Espectador.» ,·,ffalha sido la deserción de las minorías directiJras, que se halla siempre... » «Tal ha sido la deserción de las minorías dirigentes, que se halla siempre ... »
V. UN DATO. ESTADÍSTICO
960
!;!
!·'
«... el nombre de horizonte. Véase el ensayo El 01igen
,;,:,.
Pág. 401, línea 17 RM(43,45)'
;¡.,
«.. :su papel consistió en adherir a la decisión de: .. » «.•. su papel consistió en adherirse a la decisión de ... »
961
I'!
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111
Pág. 401, línea 30-Pág. 402; «... cuyo desarrollo o evolución resulte imaginable. En suma, vive sin programa de vida, sin proyecto. No línea 2 sabe dónde va porque, en' rigor, no va .. no tiene camino prefijado, trayectoria anticipada. Cuando ese Poc der público irttentajustificárse, no alude·para nada al ·' futuro; sincir al éontrario,se recluye en el presente y dice con perfecta sihteridad: "Soy un modo anormal de gobierno que es impuesto por las circrinstandas". ···Es decir,']Jor la•urgenda del presente, no por cálculos del futuro. De aquí que su actuación se reduzca a es, quivar el conflicto de cada hora; no a resolverlo, sino · ·a escapar de él por elpronto, empleando los medios · quesean;·aun·a costa de acumular con sü:errii.)léo ma:.. · yorés' conflictos sobre Ja hora próxima. Así ha sido siempre el Poder público cuando Jo ejercieron direcc 'tamente las masas: omnipotente y•efimero. El hombre-masa es el hombre cuya vida ... » «;·:.cúyb desarrollo o evolución'résulte imaginable:' ES (3-XI-29)
VI. COMIENZA LÁ DISECÓóN DEL HOMBRE-MASA
« ¿Qué}spect? ,ofrece la vida de ese homb.re... » «¿Qué aspe~to_,, ofrece la vida esehombre ... » ' , ' ' -- ,',, '·; -,¡
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,, .. :1;_
Pág: 406 1 líneas 2,4
RM (37, 43, 45) ES (10-XI-29), RM (30), o (32, 36, 43)
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. , ,\<, ••mengu~ba1;i las grandes fortunas y se hacja ¡nás
ciura l,a exist,enc:úf,delobrero industrial, el hombre me. dio de cualquier clase social encontraba cada día ... » «... menguaban las grandes fortunas, el hombre medio de cualquier clase social encontraba cada día ... » «..,menguaban las grandes fortunas y.se!hacía ¡nás dura la :existencia del obrero industrial, el hombre medio encontraba cada día ... »
«... que no se agradece, sino que se exige. · .: Desdd900 comienza también el obrero a ampliary asegurar su vida. Sin embargo, tiene qiie1úcliarpara con5egnirlo. No se encuentra, corno el hombre medio, con un ' ' : bidI1dtar puesto árite él solícitarnehte péfr'm:\a' sociedad y tin Estado que sori un portento de organización. A esta rdcilídad y seguridad económicas ... » «: .. que no se agradece, sino que se exige. RM(37,43,45) A esta facilidad y seguridad' económicas ... ~.1 ••• q~e no se agradece, sino que se_ exige. ES (10-XI-29), RM (30) DeS'de 190.0 corhienza también Ji'ob'rcio arnp!illryasegurarsu .'Sin eIT:bargo, tiene que luchar para canse. guirlo. No se en~~ntra, como el hornb~e ~~dio, co,; el bie~esta~ puesto ante él solícitamente por una sociedad y un Estado que son un portento de organización. A esta facilidad y seguridad económicas ... »
Pág. 406, líneas 8-13 · ESTE NÚMERO HA SIDO REVISADO · · POR LA CENSURA · El hombre-masa es el hombre cuya vida ... » Pág: 402, llheas 18-19 ES (3-XIc29)
Pág. 404,'línea 3; nota ' ES (3-XI-29), RM (30, 37, 43, 45}, o (32, 36, 43) Pág. 404, llheas 7-9
ES (3-XIc29)
962
«'... la población europea asciende de 180 a ¡460 mi. llonesl Presumo que ... » '« .. Ja población europea asciende de 180 a ¡460 millonés de habitantes! Presumo que ... »' «Cualquier eventd pudiera aniquilar tan prodigiosa; ..·» «Cualquier'evento puede aniquilar tan prodigiosa... »
«... de los bárbaros". · Importa; pués, mtichcí conocer a fondo a este hombre-masa, que es pura potencia del mayor bien y del mayor mal.» i 'i - ~c";;delosbárbaros~. José ORTEGA Y GASSET.» 1
»
v'iaa.
Pág. 407, líneas 7-8 ES (10-XI-2\)), RM (30), 0.(32,36,43).
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963
«... es, para los efectos de la vida pública, un hombre aparte ... 1~ <~ ...es, para kis efectos de·vida pública, un hombre aparte ... »
Pág. 407, líneas 13-14 ES (10-Xl-29), RM (30, 37, 43, 45), o (32, 36, 43)
"···~ ínagóiabl~crecirriie¿to. Todavía hoy, apesar de · algunos signos que inician una pequeñ~ br~c~a en esa fe rotunda, todavía hoy muy pocos hombres dudan de quefos automóviles ... » .. · , . •
Pág. 407, lineas 32-34
ES'(ló-Xi-29)
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«.:.de lo que decimos ·"es natural" ,'porque no falta. Estas masas miilladas ... » · «... de lo que declinas "es natural", porque no falla. Estas masas mimadas ... »
Pág. 408,,lineas 33~34 ·· ·
.
ES (10-Xl-29)
Pág. 409, líneas 2-3 OC IV (47}, RM (48) ,,
.,
«•..son insolidarias de las causas de ese bienestar... » <\,c,.son insolidarias d~ ese bienestar... »
«... esfuerzo que el antepasado alcanzó. Siempre, aun... » «... esfuerzo a que el antepasado llegó. Siempre, aun... »
Pág. 412, líneas 27-28 . ES (15-Xl-29) ·
'
Pág. 413, li!'ea 26 . ES (15-Xl-29)
<< •.:.es
consecuencia y corolario ... »
Pág. 414, línea 7 ES (15-Xl-29)
_
Pág. 414, lineas 20-21 ES (15-Xl-29)
«... aparatos de.civilización... » «... aparatos de la civilización... »
li li
«; .. de una más ho11da y decisiva indocilidad.intelectual y moral. Por eso ... » ,« ... de una más honda y decisiva indocilidad intelecc ES (15cXl-29), RM (30, 43), O (32, 36, 43) tual. Por eso ... »....· Pág. 414, lineas 28-29
VIII. POR QUÉ LAS MASAS INTERVIENEN EN TODO Y POR QUÉ SÓLO INTERVIENEN VIOLENTAMENTE . ¡1::
•: ::<
ES (10-Xl-29), RM (30, 37, 43, 45, 48), ,· O (32, 36, 43), OC IV (47( Pág. 40,9, líJ1éa 10, nota,
ES (lci-xi-29) •
. ,« ... como si111bolo del comportamiento que en vastas .. y sutiles proporciones ... » «... como simbolo del comportamiento que en más vastas y sutiles proporciones ... » «Según un l:J~pefgel tiempo en poder del señ~r Sánhhez de Toca ... .Cs~gú!l un man,;s~rlto del tiempo en pode~ del se'ñ'.Br Sánchez de Tod1: .. »
»· ·
VII. VIDANCJBLE Y VIDA VULGAR, Ó ESFUERZO E JNERCtA
Pág. 412, lineas 12-13 ES (15-Xl-29)
«Yo diría, pues, que el derecho impersonal se tiene y el pérsonal se sostiene.» · . . ' «Se diría, pues, que el derecho impersonal se tiene y~ el privilegio se sostiene.»
Pág. 415, lineas 7-9
RM (30, 37, 43, 45), o (32, 36, 43) Pág. 416, linea 21, nota RM (30), O (32, 36, 43)
«También eso es naturalisimo y confirma el teorema. Pues aunque resultase en definitiva ... » «También esto es natural!simo y confirma el teorema. Pues aunque resulte en definitiva ... » «•.. tonte~ia? »-
«... ta11te1ia? Porque las páginas de Erasmo.no responden a este tema.1>
Pág. 416, linea 29 ES (16-Xl-29)
«.•. en el primer capitulo enunciaba yo ... » «.:.en el primer artículo enunciaba yo, .. »
Pág. 418, líneas 6-15
«.•. ejercicio de todas las actividades. La escasez [,.;] maniqueo. Cualquiera puede ... )) «... ejercicio de todas las actividades 1• Cualquiera puede...
ES (16-Xl-29), RM (30), o (32, 36, 43)
965 964
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X. PRIMITIVISMO E HISTORIA .1 La escaseZ de"la CU.ltura intelectual españ·ala s'e in'allifies. ta'n.ó en ·que.Sé sepa más o menos, sino en 1a habifual falta de cautela y cuidados para ajustarse a la verdad que suelerfnibstrat-los que hablan y escriben: No, pties,-en qué Se acierte b no ..;_]a v~rdad no está en nU.estra nlano.:-, sino en la falta de escnipulo que lleva a no cumplir los re'q'uisitos' elementales para acertar. Seguimos siehdo el eterno 'Cur'a de' aldea que rebate triunfan té al maniqueo,
sin haberse ocupado antes de averiguar lo que piensa el :m3nique0~»:~;-l·'-
· Pág. 429, línéas 6-7 ES (24-XI-29)
Pág. 429, líneá B ES. (24-XI-29)
-
Pág. 429, líneas 32-33 Pág. 418, ]meas 24-25 RM(4B) ·
(< ••• quiere tener razón, sino, sencillamente ... >~
. {(;,:quiere tener razón¡ sino que~ séncillamerité ... » . ; i' /
Pág. 419;líriea 30 ES (16-XI-29)
Pág. 420, líneas 13-14 ES (16-XI-29)
ES (24-XI-29)
«La forma que en ·]mlítica ha representado la más alta voluntad de conVivencia es la democracia ... » «La forma que en política ha representado Ja más ·:alta voluntad de civilización es Ja democracia ... »·
IX. PRIMITNISMO y TÉCNICA
Nota al pie no incluida en ES(22-XI-29) •. ·~
Pág. 423, línea 2, nota
«... no quiere decir que renuncie a una plena libertad
Pág. 429, líneas 34-35 ES (24~XI-29)
ES (22-XI-29)•
«Este desequilibrio entre la sutileza complic'acla de los problemas y]~ de las mentes ... » «Est~ desequilibrio entre la sutileza complicada .de los problemas y la c.~pacidad de las mentes; .. » · .
Pág. 430, líneas 1-2
«•.. sino sus princip¡p~. El Imperio romano finiquita
ES (24-XI-29)
por falta de técnica ... » (< ••• sir;o. sns pfincipios. El Imperio rpmano finiquita, entre otras cosas, por falta de técnica ... »
Pág. 430, líneas 11-12.
Pág;.430, líneas25c26..
frente a ese propio liberalismo. Viceversa ... » ·::
«; ..hay ;1gi;ii'1s cab~as, muy pocas; pero el cuerpo vulgar, .. » . «... hay al~nas cabezas, pero el cuerpo ~fgar... » - ,' . '; . '; --.: 1: '; :..' - i'
ES (24-XI-29), RM.(30) Pág. 422, línea 5, nota
«Pero ahora h~y que añadir algunas preclsi6nes.» «Pero a)10~a hay qüe añadir algunas cosas n;iás,~>
! '; !
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«ConViene recordar que en todo tiempo, cuando Ja 1'; masa .. ;»«Es esencial recordár que en todo tiempo, cuando la masa ... n
«...ylb cÓsil1icb. R~clamo, püe.5; la franqhía para ocupárme a~·é¡ en otra ocasión ... » ; ,, " ' ,-, ' ! ,-_ ¡': .-. -'' ; - ' «...y Jo cósmico. Quedo, pues, en franquía p·ara ocuc parme de él en otra ocasión... »
ES. (24-XI-29)
:!frente a ese propio liberalismo.»
. ~c ... sirvier9,n. hace doscientos años para:afro~1tar situacion~.- .. » . _«_•.•sirvieraµ h~se d~scientos años para enfrontar situacion~ .. ~»
.« ... ha perdido Ja. memoria del pasado, no aprovecha.,.» «... ha perclido)a memoria del pasado y no apro.. vechaóo.» ·" IJ·
.. , i".
Pág. 427,líneiis 314 ' OCN(47),RM(4B)
966
'«::.quizá• con' mayar claiidad qúe en 11i11gu11a otra parte ... » «... q1Üzá·ca11111ayar claridad q1te en 11i11g1t11a parte... » ,,,
'
ES (24-Xl-29)
«... entre el estado; de las ciencias de una época y el ' estado de su cultura, que pronto ... » «,.;entre el estado de.las ciencias en una época y el estado de su cultura, que pronto ... »
967
Pág. 431, líneas 26-2 7 ES (24-Xl-29)
«A los cuales tópicos venerables podían agregarse ... » «A cuyos tópicos venerables podían agregarse... »
Pág. 431, lmea ',29,.. nota -.,,
" ... durante la primera mitad-aproximadamentede ese período.,.»... . . «... durarit~ la mit~d -aproximadamente- de ese período ... » .. . . . . . . . .
. XL LA ÉPOCA DEL «SENO.RITO.SATISFECHO» ;
Pág. 432, líneas 3-~
RM(45) Pág. 432,líneas 6-7
o (32, 36, 43) Pág. 432, lírieas 27-28 ES (24-XI-29)
Pág:4:H, línea3 ES (24-Xl-29) Pág. 433, líneas 24-25 ES (24-XlC29)
Pág. 434, línea 7 ES (11-1-30)
«... todas las "leyes" de su ciencia resultan caducadas; intenumpicla5,··" . .. · de su ciencia resultan caducas, «.. :rodas las interrumpidas ... »
Pág. 434, líneas 11-16
·•reyes"
«... del fascismo. l'li uno ni otro ensayo están "a la altUra ci~1ó~ti~in]Jas" ... » ·· · • · · • «... del fascismo. Ni uno ~i otro están "a la altura de ~os ti~mpos" .. .'!>
«... e intelectual. Este contentamiento consigo le lleva a cerrarse para_ tod~ instancia exterior, a no escuchar, a . no poner en tela de juicio sus opiniones y a no contar con los de¡nás. Su ,;erisación mtima de dominio le incita constantemente a ejercer predominio. Actuará, pues, como si sólo él y sus congéneres existieran en el
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mundo;.por tanto, 3.º;intervendrá en tqdo .._.1>:
ES (11-1-30)
«.,.e intele.ctuaLEste contentamiento consigo lo lleva, 3. 0 , a cerrarse para toda instancia exterior, a no
escud1ar, a.no poner en tela de juicio sus.opiniopes y a no con.tar con los demás. Su sensacióníntima de dominio le incita constantemente a ejercer predomi. ni_o~,Actuar~ 1 -pp.es,_cpmo si sólo él y sus congéneres
«... traduciendo 5u actitud a lenguaje positivo, más que... » «... traduciendo su actitud a lenguaje sustantivo, más que: .. »
. existieran ·ert el mundo; por-tanto, 4.º, intervendrá
en todo~ ..>~
• ' · «El pasado tiene razón, la suya ... » •"El pasado tiene siempre razón, la suya ... »
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Pág. 435, líneas 12-14
«...una de tantas deformaciones como el lujo produce en la ,materia humana. Tenderíamos ilusoriamente ... »
normas,
968
«... estructura psicológica de este nuevo ... » >:'
ES (11-1-30)
<<. .. una.de tantas deformaciones que el lujo produce en la materia humana. Tendemos ilusoriamente ... »
Pág. 435, línea 15 ES (llcl-30)
«... calidad a la que.consiste, precisamente, en luchar... » «••. calidad que la obligada a luchar... »
Pág. 435, línea 33
«...son, precisamente, lo que despierta y moviliza mis actividades ... » «...son,. precisamente, las que despiertan y movilizan mis actividades ... »
ES (llcl-30)
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Pág;436, línea lL ES (11-1-30}
«.. .los deportes¡ el cultivo de ... » «.. Jos deportes y a no sentir en el trabajo fruición: el cultivo.de, .. »,··
969
1· ¡¡·
Pág. 436, línea 15, nota 2 ES (11-1-30)
Pág. 437, líneas 5q
«Y porque ha vivido siempre en peligro ha sabido y logrado hacerse respetar: .. »· . «Y porque ha vivido siempre en peligro ha sabido y logrado hacerse siempre respetar... » ~( .-.~evoluCióri. 1 •
;
Pues bien ... Véase Olbricht: Kliina und Entwidzlung, 1923.» ·
·1
Pág. 437, líb.ea 17 ES (llcl-30) Pág. 437,linea 24 ES (19CI•30)
,,-r'.
·« ... que la vida sé·halla.~.» «... que la vida humana se halla ... » '«Esto, pienso; hace ver con suficiente claridad... >> · «XI: LA ÉPOCA DEL "SEÑORITO SATISFECHO" Sería muchó menos inexacto de lo que al pronto pudiera parecer definir el tiempo presente como la época del "señorito satisfecho". A la burguesía que rigió el siglo XIX han sucedido no los obreros, como pudo incautamente creerse hace cincuenta años, sino los hijos de los burgueses. Y lo curioso del caso es que estos hijos ddos burgueses no son burgueses, como va\i aprendiendo y aprendenín afiri más durante estos próximos años todos los partidos socialistas de Europa, sino hijos de burgueses -una " • especie nueva· de hombres-. "Hijos" no pei- acá· ·dens, sino én'su ínfima y formal constii:llción'.:Ha'bían de haber nacido por obra de magia sin intervención de progenitores, y serian; no obstaritey siri remedio, "hijos de familia pudiente". Son los nuevos hijos•d'algo; pero muy distintos de aquéllos que fuec ron hijos de noble. Éstos lo son de burgueses, de los que crearon en faena milenaria de hormigas occi.. dentalesfa civilización europeac y estos riiños no se ocupan de otra cosa que en dilapidar esa foitthi.a re- ; cibida, en sabotearla civilización. Todos. No sólo los
que dan a sus gestos un cariz político -comunista o fascista-, no sólo los. que operan desde la literatura, .. sino todos, Las ,eJ .. . .El ''.señori,to satisfecho" es el hombre que intima y verdaderainente. no viene a hacer nada en la vida; por tanto, que no tiene una vida suya, ya que tener una yida propia es. tener una inalienable, intrasferi. ble, tarea vital. !vjedítese un poco, inténtese ser dueño de la palabra que se emplea o se oye, y se descubrirá tal vez con salvadora sorpresa que vivir es para cada cual teiter que ser -quiera o no- algo muy determinado; tan determinado, que sólo él tiene que serlo y sólo él puede serlo. Ni yo puedo vivir la vida de otro, ni puedo encargar a otro que se tome el trabajo de vivirme. Cada cual está forzado a vivir por su cuenta y riesgo. Ésto, que es perogrullesco, es ya grave. Pero lo seria mucho más si se entendiese basta el fondo. Porque no se trata sólo de que el dolor de muelas de Pérez tienen que aguantarlo Pérez y no puede traspasarlo a un amigo caritativo. Si nuestra vida consistiese no más que en aguantar cada cual lo que le va pasando, sería cosa relativamente llana y leve. Lo malo es que nuestra vida no sered)lce a aguantar lo que sobrevenga, sino que, antes y más decididamente que eso, nuestra vida consiste, queramos o .no, en el constante y desesperado esfuerzo po¡c.realizar nuestro programa vital. Y no vale decir: "Yo.no tengo programa vital". Porque ese programa vital a que aludo no es cosa que esté en nuestro albedr!o tener o no .tener. Cada cual es un programa vital único, y en todo rigor no es más que eso. No digo-'-adviértase-'- que deba serlo, sino que irremediablemente lo es, No cabe escape. Tú, lector eres en
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970
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última'instancia alguien que tiene que llegar a ser esto y esto y esto.· Sirio lo logras, sentirás que tu vida no coincide cori tu' auténiico ser y la .considerarás como fracasada o, lo que es igual, como unálenta o rápida de5viíthacióíi de tu ser. Pero nunca podrás cambiatese programa vital que eres por otro, en vista délásdificulta'des que encuentres para realizarlo. Eso que tienes 'qué ser lo eres irrevocablemente; es lo qué'vagarríéhte solla llamarse "destino". y ni puedes brirlcár dé tu'destino a otro destino que no es el •'iuyci,•íli'déjaflnípun¿mente. de esforzarte en realizar · 'el tuyo: ·Porque' tú set no es más que tu destino. De suerte que nuestro programa vital es aún más intras• ··ferible que cuanto nos pasa. Al fin y al cabo es posible quitarse un dolor de muelas; pero es imposible ·quitarse 'el ser:' Porque ni aun mediante el suicidio ' consigue el hombre asistir a la aniquilación de su ser. Los demas veri que ha dejado de ser; pero el au,'' · tbr de la situación, por lo visto, tan deseable para él no llega 'a gozar de ella. Esto, pienso, hace ver con suficiente claridad... » i
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XII. LA BARBARIE DEL «ESPEOALISMO»
Pág. 442, línea 9 ' ES (25-1-30), · ', RM (30, 37, 43), o (32,36,'43) ' . ',;;
j<. •• de su.espíritu
en la época?» <<: •• de su espíritu a la época?»
. - , 1'
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Pág. 442, linea,; 28-29 ES (25-1-30), RM (30, 37, 43), o (32, 36, 43)
·« ... siglo XV!.(Galileo), logra constituirse... » «.•. siglo XVI (Gallileo) 1, logra constituirse .. . ;·····:·_·~~"
1
.. .,.,-._ •.-,:fT :i.
; :•, ·
, .
Con este motivo, conviene recordar, por si se me olvida
.... ,q~~ ~n?._dt l~.- ~~enas más ridicuias·, mfu¡ gr~tesca~ y ~as 4~c;l~on~.~ _,que hari. acontecido en el planeta Tierra ,fue
. aquella ,ele/:, j!6 d~ jtmio de 1633 -preparemos el tticentep.a:r;i~·:--'°• ~n,qt,le ~-a~ile~,, de setenta años 1 tuvo. que ai:r~di llarse ante el Santo OfiCi0 1 eri Roma 1 pa~a abj_~ra~ d~ l~_Fi:
sica.»
«... como se dice en el cuento al loro portugués ... »
«Y al aceptar esa porción de inautenticidad cumple '.·con sffdeber.» «Y al aceptar esa porción de inautenticidad cumple co'n ·su ser; 1>
ES (19-1-30) •
"'· "•
· ES (19-1-30)'
«..,como se dice al loro en el cuento del portugués ... » «... comose dice al loro en el cuento portugués ... »
Pág. 438, línea 26, nota . - ' •. ,...
,-. r"]'i
retórica.
Aclara la situación[ ... ] perjura del arte? No podía: .. » · « ... en las letrinas: No podía ... »
,;;
'Pág.438, líneasl-2 ·. RM (30;37, 43), o (32, 36, 43), ES (19Cl"30)
·Pág. 440, líneas 4-23
~< ... la
RM (37, 43, 45)
•!
.la retórica. El" superrealista cree haber superado
<<: •
•. ·toda la historia literaria cuando ha escrito (aquí una palabra que no es necesario escribir) donde otros escribiefa·ri ~
'N'cipodía:.:» ,·
XIII. EL MAYOR PELIGRO, EL EsTADO
Pág. 448, líneas 7-8 ES (8-ll-30)
. «La nave del Estado
es
uhá metáfora, reinventada por la burguesía ... » «La nave del Estado es una metáfora, inventada por la burguesía.:.>> , ·
Pág; 448, línea·l3 ES (8-ll-30)
«.:.por'su·sentido de responsabilidad... » «... por su senticfodela responsabilidad ... »
Pág. 448, líneas 19-20 ES (8-ll-30)
«.•.-tcimándola de Oriente u otro sitio-.. :.; « ...-tomándola de Oriente o de otro sitio-... »
973
.•...
----------
--------------------------~
Pág. 456, lineas 26-3'.f «... no consiste tanto en los medios de defensa como en los de agiesión.. .>> «...no consiste en los medios de defensa;sinoºen los de agresión ... ».
Pág. 448, líneas 23-24 ES (8-II-30)
.RM (37, 43, 45) ES (2-III-30)
Nota al pie no incluida en ES (8-II-30).
Pág. 448, línea 24, nota
«... padecer de ella. Esta opinión taxativa, según la cual [... ] estaba en el fondo. Pero semej3:nte introito ... » «...padecer. de ella . PerO ~emejante illtroito ... >~ . «... padecer de ella. Esta opinión formal, según .la cual [... ] estaba en el fondo. Pero semejante introito ... >~ i'"' ,;
«... aconteció en el Estado absoluto que aquellas aiistocracias 110 quisiero11 agra11dar el Estado a costa de la _, sociedad. Contra lo que se cree, el Estado absoluto . respeta instintivamente la sociedad... » «... aconteció en aquel Estado absoluto que aquellas
Pág. 449, línea 2, nota
ES (8-II-30)
aristocracias 110 quisieron agrandar el Estado a costa de la sociedad. Contra lo qu.e se cree, el Estado absoluto ' 'respetaba insttiltivamente la sociedad... ,.. -
·:
«...sentirse duefto del propio destino ... » '«.::sentirse dueÍio de su propio destino ... »
Pág. 461, línea 4
«En los capítulos anteriores he intentado filiar un nuevo tipo de hombre ... » . «En' una larga· serie de artículos he intentado filiar im nuevotlpb dehómbre... »
ES (2-III130)
· Pág. 461, línea 13
ES(8cIIC30), RM (30,37, 43), o (32; 36, 43)'
«.. ;republiquita; desde su perdido rincón, se pone sobre ... >~
ES (2-III-30)
«.. ~elpueblo'se'conVierte en carne y pasta qu,e alimenta el l!lero' artefacto y máquina ... » «... el puebl6'se coriVierte en carne y pasta que alimehlan el mero-artefacto y máquina ... »
Pág. 451, líneas 9-10
'
Pág. 460, linea 35 0(32.,36,43)'
Nota al pie no incluida en ES (8cll-30).
Pág. 451, línea 3, nota
"
! Pág. 461, líneas 15'16 ·
ES (2-III-30)
Pág. 462, líneas 11-12
SEGUNDA PARTE: ES (16-III-30), RM (30, 37, 40, 45, 48), o (32, 36, 43), oc (47)
¿QUIÉN MANDA EN.ELMUNDO?
_<(.~.republiquiia, centro o suramérica, seponesábre; .. ;~
«... Europa había creado un sistema de normas cuya eficacia y fertilidad ... » «... Europa había creado un sistema de normas cuya eficiencia y fertilidad ... » «En la región del globo que ellas ocupan ha madurado un módulo de existencia humana ... » «En la región del globo que ellas ocupan ha madurado el módulo de existencia humana ... »
-. XIV ¿QUIÉN MANDA EN EL MUNDO? Pág. 462, líneas 28-29
«... claro,y directo; Pero hay otros pueblos que germinan.~.»
Pág. 455, líneas 1-8
Texto no incluido. en ES (23-II-1930).
O (32, 36, 43), RM (43, 45} «... claro y directo. Pero hay pueblos que germinan... »
Pág. 456, línea:l5. ,
«...porq11e un hombre o grupo de hombres ejerce el mando .. 1» «...porque un hombre o grupo ejerce el mando ... »
Pág. 464, .línea 23
OC IV (47), RM (48),
oc (50)
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ES (16-III-30), RM (30, 37, 40, 45, 48), o (32, 36, 43), oc (47)
, " , «••• que Rusia. Yo siempre, con miedo a exagerar, he sostenic!o,..» «... que Rusia. Yo siempre, con miedo de exagerar, he sostenido ... »
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1
Pág. 470, líneas 21,28 Pág. 464, línea 24, nota ES (16-III-30), RM(30,37,45), (32, 36, 43)
El .desprestigio de los Parlamentos no tiene nada que ver con sus .notorios defectos. Procede de otra causa, ajet1apor completo a ellos en cuanto utensilios políticos. Proced.e de que el europeo no sabe en qué emplearlos, de que no estima las finalidades de Ja vida púplica tradicional; en suma, de que no siente ilusión por los Estados nacionales en que está . inscrito y prisionero. Sise mira con un.poco de cuidado ... » .<<.,,eficaces, con declarar su inutilidad. Sise mira con un poco de cuidado ... »
«...Véase el ensayo "Hegel y América", en El Espectador. Tbin6vn, 1930.» · «.•.Véase El Espectador, VII: Hegel y América.»
o
Pág. 466, líneas 15-16 RM (37, 43, 45) ES (20-IV-30l'. RM (30), (32, 36, 43) '
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Pág. 46f.,, lín,eas 5-8
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«•.. algo, se'invent~ Hnge frívolamente a sí propia,
se dedica... » alg~. ~e Íinge frívolamente a sí se dedicd:...~
;•...
rcisma'.
dica ... ~>
viajeros ,cu'\11do cruiari España es ql!e si pre, gu]1t~I\ a \ll~ie11 e!l ,la ~alle dónde está una plaza o edificio, con frecuencia el preguntado deja el camino que lleva y generosamente se sacrifica por.el <;Xc -·. . . .··. traño ... » «.. Jos viajeros que cruzan España es que si pregunc tan a alguien en la calle dónde está una plaza o edificio, es c9rtjente que el pregu11tado deje el .camiJlo que lleva y generosamente se sacrifique por el ex•,
ES (20-IVc30)
,: _traño ... >~:;;
Pág. 467, líneas 38-39 ES (20-IV-30), RM (30, 37, 43, 45, 48), O (32,36,43),0GIV(47) Pág. 469, líneas 14-26
RM(43;45)
RM(43,45) .,,,
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Jr.•Jos
Pág. 470, líneas 29-30 ES (27-IV-30), RM (30), o (32, 36, 43)
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Pág. 470,líneas31-37
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«..• en la rutina. Se hará una criatura chabacana, for-
mulista, huera... » «... en la rutina, Se hará una criatura chabacana, for-
ffialiSta, huera ... »
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«.•• el ciudadano, en la mayor parte de los paises, no ,siente respetoporsu Estado. S~ríaJnútil.:.» «... el,ciudadano no, siente resp~to por su Estado ~ni en _Inglaterra, ni en Alemania, ni en _Fran_cia".""'"'"'.. . Sería,inútiL» .
«...el Estado mismo, que se ha quedado chico. Por vez primera, al tropezar el europeo en sus proyectos económicos, políticos, intelectuales, con los límites de su nación, siente que aquéllos -es decir, sus posibilidades de vida, su estilo vital- son inconmensurables con el tamaño del cuerpo colectivo en que está encerrado. Y entonces ha descubierto que ser inglés, alemán o francés es ser provinciano. Se ha ,encontrado, pues, con que es
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«... en apariencia tan clistintos de lo económico. Por
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(< ••• el
Estado. mismo, que se ha quedado chico .. . Se ha encontrado,,.Pues, con que es "menos" ... »
11
Pág. 471,líneas 26,27 ES (27-IV-30),
«... o quedará prisionera para siempre de ellas ... » .« ••• o quedará prisionera por siempre de ellas ... »
Pág. 471, línea 30, nota
«...Véase el ensayo Sobre la muerte de Roma en El Espectador. Tomo VI, 1927.» «•..El Esp.ectador, VI.»
ES (25-V-30), RM (30, 37, 43, 45)
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"~eno_s n ••• »
RM(43,45) ejemplo,· en· la vida intelectual. Todo buen intelecc tual [... ] del profesor alemán. En el orden de la pol!tica interior pasa: leí misrrio. No se ha analizado aún a fondo ... » e«...en aparienda tan distiritos de lo económico .. No se ha analizado aún a fondo ... »
r
«••• eficaces, con declarar su inutilidad.
Pág. 471, línea33Pág. 4 72, línea 1 ES (25-V-30), RM (30) ·
«... de polis. Éste es un hecho que en estas páginas . necesitarnos tornar corno absoluto y de génesis rnis:. terioSa ... » · . «c .. depolis; Éste es un·hecho absoluto de génes"is rnisieriós0.l .; >(: ·-, ·
ES (22-VI~30), RM (30); o (32, 36, 43)
Pág. 472;clinea 4;'nbta · •. ·· Ndtaalpiehoincluida en ES (25-V-30). Pág. 473;1ineás19-20
Pág. 475, líneas 20-23
Pág:477, líneas27-28 · ES(22"Vl"30); o (32, 36, 43)
"
«... dos políticos. La tosa es sorprendente porque, en general, el político, incluso el famoso, es político precisamente porque es torpe': Hubo, sin duda, en Grecia y Roma otros hombres ... » ·
«Los generales de la izquierda y de la derecha-Mario y Sila- se insolentaban en vacuas dictaduras ... »
ras ... »
tativo ... » ',J.-'
RM(29,37,43), .. o (32, 36, 43)
\<'.. :de ciudadanos.: Una dimensión nueva, irreducible a laspriÍ:ríigeitias: .. » «::.de ciudadanos; Una dimensión nueva, irreductic ble a las primigeniás.:.»
Pág. 475,'líneli i9 ES (22"VI-30)
"Cabeias claras, lo que se llama cabezas•claia5,..» «CÉSAR, LOS CONSERVADORES Y EL FUTURO
Pág. 473, líneas:24c25
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En el ensayo "¿Quién manda en el mundo?" he lle.· gado a este punto: si, Europa no logra superar su 'idéa:de Estado nacional por otra más amplia, Europa •. corre grave riesgb de sucumbir. Ahora bien: ~o es fácil que una castiide:hornbres modifique su idea nati' va de Estado!Ejernplo, Roma, que se ariulo por rio saber'sustituir su'Estado-ciudad. Hay un instante dramático en que alguien intentó salvar al hombre grecorromano de este prejuicio; ¿Por qué no insistir sobreaquefcaso, tan parecido al actual? 0
* * '1! Cabeza5 daras;lo 'que se llama cabezas claras ... »
«c: ..un moderatar. La soltidón de C§ar es totalmente opuesta a la con,servadora~ .. 1>
ES (22.-VI"30)
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Pág: 478, lírieas7-8'' ·
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' ·) · cómo todo ser humano -individuo o colectividad"--, se encontraba dentro de un destino i:heXotabie·., Vivir es eso: encontrarse sumergido en ulirdestino determinado e intrasferible. Cabe ·· ·.no cumplir'e5e destino; pero no cabe elegir otro. O vive usted el suyo o desvive usted su vida, es decir, la · cdnvierte usted-en tina activa destrucción de·sfmis' :rna: Roma tenfa que•organizar el mundo: tenía un destino dbtiando sobre la ecurnene. Y si se negaba a · cbnq1lisÍ:ar todo pueblo que oprimiese sus fronteras, faltaba a su misión y se anulaba. Al triunfar, después · de Césaf, esta•pcilítica conservadora y no resolverse a hacer la gran conquista más allá del Danubio quedó estrangulada su historia. El1rnperio, a la defensiva, que iniciaAugustores:desde su nacimiento una falsedad, 'qüe asilmió tódas las desventajas de una política de eonquistas-'--'el militarismo- sin ninguna de
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época de crisis profunda, que convierte la vi.da del Estado en un puro caos. En vez de reconocer. que la realidad presente es ella el auténtico caos, piensan que si se modifican las instituciones vendrá el caos. Pero el caos no tiene que venir; está ya ahí. José ORTEGA y GASSET
sus ventajas -el triunfo radical sobre los pueblos .nuevos·y su oportuna asimilación.....:-. La solución de César es totalmente opuesta a la conservadora .... ». «.•. de romanizar.a fondo los: pueblos bárbaros de
Pág. 478, líneas 13-15
Occidente. Se ha dicho (Spengler) ... » «... de romanizar.a fondo los pueblos bárbaro~.,de Occidente. Ambas cláusulas de la política republicana partían, como de algo indiscutible, de que era preciso perpe" ruar el Estado-ciudad, las viejas instituciones. La razón última de este empecinamiento conservador no está, como. suele creerse ten el interés de los beneficiados por el antiguo régimen. Ni por un momento niego que este interés exista y colabore en la inspira-
ES (22-VI-30)
(1) Sólo hay.una excepción, que por lo única y ejemplar resulta casf escandalosa· y desde luego misteriosa: la del conseryatismo inglés. t~1 1
Pág. 478, línea 40Pág. 479, línea 1 ES (13-VII-30)
Pág. 479, líneas 15-23. ,
ción conservadori;i;. pero no me parece_de~is~v.o_~ En
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la época de;que,hablo, lo mismo que en la actual, ha corrido mucha historia. Los conservadores de e!'ton.ces, como los de ahora, habían ya pasado cien veces por la experiencia d.e que la política conservadora puede ser todo. menos radical, quiero decir, conservadora a todo trance .. Siempre que intentaron sostener lo insostenible, no sólo fueron vencidos, sino que -,-,una de dos-,-, o provocaron una revolución más exigente todavía o causaron la aniquilación del Estado. ¡Qué le vamos a hacer! Todo tiene s?s lírnit~,y e1del temple conservador está en eLradicalisc . Il1º· No puede serradicalni de si mismo. Sin embar. g0 , se observa, que esta constante experiencia no sirve de nada, y los conservadores no renuncian a conservar todo (1), Por esta razón es preciso buscar .a su terquedad otra'causa que el interés. Yo creo que ,,se trata.simplemente de una incapacidad imaginadva aneja al.tipo de hombre conservador. Si el noble romano se enjota en perpetuar el Estado-ciudad es . , porque.no,puederepresentarse otro perfil de instituciones,públicas1 De,aquí la extraña actitud en que se
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colocaµ._..lo_~ c_ons~i;vadores cuando sobre viene una
ES (13-.VII-30)
«.•. huella de antaño. El filólogo contemporáneo repercute al biógrafo clásico. Creer que César... ». «...•huella de antaño. Creer que César.:.»· , «... futurista. Pero ello suponía un poder extrarroma, no, .antiaristócrata, infinitamente elevado sobre la oligarquía republicana sobre su p1i11cipe, que era í •. sólo un primllS, interpares. Ese poder ejecutor y re, , presentante de la democracia universal sólo podía .. ser la Monarquía con.su sede fuera de Roma. ¡República, Monarquía! Dos palabras [... ] de su eventual enjundia. Sus.hombres de confianza ... » «••. futurista; Sus hombres ,de confianza ... »
«•.. un hombre de negocios gaditano, un atlántico, u1;1.. ,''.colonial;! . . Pero la anticipación ... » ,ES (13- VII-30), RM (30), • , «....un homb,r~ de negocios gaditano, un atlántico . .O (32, 36, 43) Perola anticipación... »
Pág. 479, líneas 25-27
Pág.,480, línea 3, nota,l
;
RM,(37, 43, 45)
. «••.Y~ase,dela11.tor "El origen deportivo del Estado", en El Espectador,, tomo VIL 1930. [En el tomo Il de ·estas. O~ras completas].» ,
981
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ES (13-VIIc30), RM (30), o (32,36, 43) Pág. 480, línea 31, nota 2
m~
Nota alpieno incluida en ES (13-VII-30), RM (30), o (32, 36,43).
ES (13-VIIc30)
«... como 11!timaratio de sus argumentaciones. Pero un historiador no puede ... » «... como 11!tima ratio de sus argumentaciones. Pero un historiador.•. José ORTEGA y GASSET»
Pág. 482, línea 2, nota 1
¿_La Monarq11la de César y el Prindpadóde Póinpeyo,
Pág. 481, línea 36-37
RM (30), O (32, 36, 43)
ES (27-VII-30)
1918.» . •· .. «.:.1.aMonarqtifa de Césctry el Principado de Pompeyci, 1918. Aun siendo el mejor, me parece sobremanera insuficÚ~nte;-COsá rl'fi.·da extraña, porque hoy Ti.O ·exí:sten. ·en ninguna parte historiadores de gran velamen. El libro de Meyer está escrito contra Mommsen, que era un· formidable historiador, y aunque no falte razón · • al decir que Minnmsenidealiza a Cesar y lo convier. • te en una figura extrahílmana y convencional, me parece qne vio la substancia de su política mejor que el mismo Meyer. Cosa tampoco sorprendente, porque Mommsen, además de filólogo gigantesco, fue bastante futuriSfa. Y se ve del pasado aprÓximadac mente tanto cuanto se columbra del futuro ..» · <1 •• .LaMonarq11iade Césary
elPrincipado dePompeyo,
1918. Aun siendo el mejor, i:ne parece sobremanera insuficiente; cOsa nadir-extraña, porque hoy no existen en ningtina parte historiadores de gran velamen. PO'tb esfejuició mío no-debe preocupar lo más mínimo al lector; una vez más le recuerdo que soy ignorante en histciriá'y'un hómbre sobre máriera indócumentadd. El libto'de MeyH está escrito contra Mommsen, que 'eráílri forrriídrtblehistoriador, y aunque no falte razón al dedique M:ommsen idealiza a ce5atylo con- , Vierte• en una figura· e]{trahumana y convencional,
982
parece que vio la sustancia de su política mejor que el mismo. Meyer. Cosa tampoco sorprendente, porque Mommsen, además de filólogo gigantesco, fue bastante futuriSta. Y se ve del pasado aproximadamente tanto cuanto se columbra del futuro.»
Nota al pie no incluida.
Pág. 484, lineas 22-25
. «... del Estado, partícipe y colabmador. Nación--'en el sentido que este vocablo emite en Occidente desde hace más de .un siglo- significa la
ES (27-Yll-30),. RM(30,37,43,45),. o (32, 36, 43) Pág. 486,l!nea 1 ES (27-VII-30)
«, .. un contenido. de signo opuesto .al que Renan... » «...un cm1tenido.opuesto al que Renan; .. »
Pág. 486, línea 24, nota \ .. ES (3-VIII-30), RM (30)
Pág. 487, línea 23, nota ES (3-VIII-30), RM (30)
«... e.luso ~ntiguo. Ya a fines del siglo XIVse empieza a subrayar•...,>tc<. · «... eluso antiguo.Ya a fines del XN se empieza a subrayar;.. ». ,: • «... del romanticismo, fines del siglo XVIII.» «... del romanticismo, fines del XVIII.»
Pág. 487, línea 35
«... pero. l.a nació.u, ap.tes de poseer un pasado co-
ES (3-VIII-30), RM (30), o (32, 36, 43)
mún ... » «•.. pero. la nación,. no. Al contrariq 1 _antes cle-pose_er u_n pasaclo_ común ... » .
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•Nota al pie no incluida en ES (3-VIII-30), Rlyf.(30) o (32;;36, 43)•.
Pág. 489, línea 29, nota
Pág. 490, líneas.1~2
craso ... >~: ES (3-VIII-30), .«~--"n:adre. España".:A mi juicio, es esto un error RM (30, 37), O (32, 36, 43) · craso, .. » •'J;
983
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ES(3-VIIIc30); RM (30), o (32, 36, 43)
«.. .la unidad de España y de Francia. El Estado nacional de·Occi&ntec;: » «.. .la unidad de España . El"Estado nacional de Occi¡,¡ dente.Lo» ·
Pág. 490, línea 33 ES (10-VIIIC30),RM (30)
«... el celtíbero, el galo, el británico y el germano ... » «... el celtíbero; kl'galo, el britario y el germano ... »
Pág. 491, líneas 10~11 ESi(lOCVIIl-30); RM30
«.:.mayor que si las almas fueran de idéntico gálibo.» «...miiybique si lás almas mismas fueran de idéntico gálibo.»
Pág: 490, líneas 23-24 1
1
1 1
Pág. 492, líneas22c24
ES (lO-Vlll-30), RM (30, 37, 43; 45); o (32, 36, 43)
,\.•.c.necesarios:•No hay hoy ningún político quesien'ta la inevitabilidad de su polítiéa, y la siente-tanto menos cuanto más extr~mo es su gesto·..·.>~ «... necesarios. No hay hoy ningún político que sien. · ta Já·inevitabilidad de su política, y cuanto más ex.-,, -rremaessugesto::.» "i , «:.:homlite prefieren de verdad. · Los europeos no saben [... ] y automáticamente a exigirse mucho, adisciplinarse. ' . . .-.
Pág. 492, línea 31-· Pág. 493, línea 27
ES (10-Vlll-30)
Pero la situaciórfl!s~:c» «...hombre prefieren de verdad. 'Pero la ·situ·ación es ... »
Pag. 492, linea 32
En LN (20-VIII-30) se incluía, tras el título, este texto: «Madrid,agcisto de 1930».
Pág. 492; línéa33C' ' Pág. 493, línea 14
' it
«!.•seles descby1:mta el alma.
Pág. 493, líneas 23-24 · LN (20-VIII-30)
Pág. 493, líneas 28-29
Pero todos estos nacionalismos son callejones ... » «... se les descoyunta el alma. · · Pero todos esfos'iíacíimalismos son callejones.,.»
creación históricá:
Sólo la decisión de construir... » >' ' «... el riesgo de que el europeo se habitúe a este tono . menór de' existencia ... »
o (32, 36, 43)
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<Í...elriesgo de que el europeo se habitúe a este tono de existencia ... »
Pág. 493, líneas 31-32 LN (20-Vlll-30)
«... ha acontecido en el proceso de nacionalización ... » «...ha acontecido en el proceso de la nacionalización: .. »
Pág. 493, líneas 35~36
«:!.creyeron muchos'que todo el Occidente quedaría inundado ... » «... creyeron muchos que todo el Occidente sería . inundado ... »
LN (20-VIII-30)
Pág. 493, lineas37-38
· «.. :poraquellos añbs escribf que el comunismo ruso ·era~~->}:'
o (32, 36, 43)
Un comienzo de esto'[...]
-las.fronter~s·mHitates y las económicas.
<( •••
«... por aquellos días escribí que el comunismo ruso era ... >~
LN (20-Vlll-30)
«.'..poráquellos años escribí que el comunismo rojo era.;.>~
Pág. 493, líneas39
'«:.:que ha puesto todos sus esfuerzos y fervores de su historia ... >~
''' . «.:.provihciá e·~mterior". En la súpemaciór{européa [... ]siempre Ja vida de Occidente. · ' '" " '"' ' Todo el niun:do ]Jércibe la urgencia ... » :,'' ' " • • u•-- .. • ,,- ,- : « ...provmc1a e_-.mtenor ·~' LN (20-VIII-30), RM (30) Todo el mundo percibe la urgencia ... » Pág. 493,líneas 1-7
984
ES (10-VIII-30), '· . «... que ha puesto todos los esfuerzos y fervores de su LN (20-Vlll-30), historia ... » RM (30,37, 43, 45; 48),i' O (32, 36, 43), OC IV (47)
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LN (20-Vlll-30)
Pág.494, linea 7 . ES,(10-VIII-30), LN {20,VIII-30), · RM (30, 37, 43), 0.(32;_36, 43}
Pág. 495, líneas 5-13 .
«...llega justamente Ja sazón para que la perdieran. Porque;.. » «...llega.justamente la sazón para que, la pierdan. Porque... »,, -,--/ ; «...suelen verbificar. Los bourgeois de Occidente... » ; «.••suelen verbificar. Los "burgueses" de Occidente... »
Pág. 494, lineas 1-2
añosn.
Los técnico.s de la economía política aseguran que esa victoria tiene muy escasas probabilidades de su parte. Pero fuera demasiado vil que el anticomunismo Jo esperase todo, de las dificultades materiales encontradas por sti adversario. El fracaso de éste equivaldria así a la derrota universal; de todos y de todo, del hombre actual. El comunismo es una "moral" extravagante -algo así corno una moral. ¿No parece más decente y fecundo oponer a esa moral eslava una nueva níoralde Occidente, la incitación de un nuevo programa de vida?» «... contraponerse a la victoria del "plan de cinco
'' ,·
Pág. 494, lineas 12-13
LN (20-VIII-30)
Pág. 494, líneas 14-15
«•.. de Ja violencia, El burgués no es cobarde, como él creía, y a Ja fecha está más dispuesto a Ja violencia , que Jos.obreros,.;» «... de la violencia. El biµ-gués no es cobarde, y hoy está n;iás dispuesto a Ja violencia que los obreros ... »·
LN (20-VIII-30)
' Según 105 técriieos 'no tiene esta victoria grandes probabilidades; pero no nos fiemos demasiado de
'los' téc:hiéos econorn.lstas.»
«... porque en Rusia no había burgueses'. El fascisES (10-VIII-30), RM (30)
mo,-quees .... -,
.
··················· Bastaría esto para convencerse de una vez para siempre -
-
'•
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de qtie el socialismo de Marx y el bolchevismo son dos fenómenos históriCos que apenas si tienen alguna dimensión común ... >~
LN (20-VIII-30)
«...burgueses. (Bastar!a esto para convencerse de una vez para siempre, de que el socialismo de Mari< y el bolcheviquismo son dos fenómenos ,históricos que apenas si tienen alguna dimensión común). El fas- .... cismo, que.es ... >L ..
Pág. 494, lineas 32-33 · LN (20-VIII-30)
«... constelación. Si Europa, entretanto, persiste en el innoble régimen vegetativo ... » ~c ... constelación.
.. «•.. contraponerse a la victoria del "plan de cinco
~i... contriipcmeí:se ala victoria del "plan de ciÍico años•: Los técnicos de la economía política aseguran que e5a victoria' tiene muy escasas probabi1idade5 de ~u '¡iarte:Perofuéra deIIiasiado vil que el anticomunismo lo es¡ierase todo de las dificultades materiales · encontrad~s' pCÍr su adversario. El fracaso 'de éste equivaldría asf a la derrota universal; de todos y de to\!o, del hombre actual. El comunismo es una "moral" extravagante-nada menos que una moral. ¿No parece más decente y fecundo oponer a esa moral eslava una nueva fiara] de Occidente, Ja incitación de un nuevo programa de vida?»
XV. SE DESEMBOCA EN LA VamADERA CUESTIÓN
Si Europa, entretanto, seguía como
en estos años su innoble régimen vegetativo ... » Pág. 495, linea 4.,
Pág, ,496, lineas 8-9, · RM (30), O (32,,36,43)
LN (20-VIII-30)
986
•• ~.- •••••••• ._._.. -_.- ¡-;
«.• .Ja construcción de Europa,: como un gran Estado nacional. .. »
"' <<.,.más cómodo para meter contrabando;» «...más cómodo para meter contrabando'.
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N9 ?.é-?i llegará_n a dos docenas los hombr_es que. reparti. -dos: .por, todo el mundo, perciben la germinación de lo
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introducción y un tanteo. Lo escojo para agregarlo a esta edición precisamente porque en él no se habla apenás de mi país, sino de Europa, que es tema de "La rebelión de las masas". Pero si es benévolo ... »
que, en efecto, puede llegara ser ensu·dia una mofal nueva. Pero esos hombreS:san, por lo mismo, los menos re-
preSenu\tiv~s de está hora.» '
RM (30), O (32,36,43)
; ~(¡;~sino una mera ne·gación~ negación que oculta un ' efectivo parasitismo; El hombre-masa está aún viviendo precisamente de lo que niega y otros construyeron o aC:umularon. Por eso no convenía ... )> ~< •.•sino' una!mera negación. Por eso no convenía ... »
EN CUANTO AL PACIFISMO •••
Pág; 506, lineal · RM (38,;39) • 1• .. EPÍLOGO PARAJNGLESES
«... en decadencia, y topos los insolentes-que son . la figur~ qstentada en el primer acto por los que en el ültiJno no~ ap.arec!!Il .~orno meros inconscientes- se atrevían a nwj~rlela oreja. No obstante ... ». «... en dec~dencia. No obsl:l\nte .. ,»
Pág.,501, lineas 7-10 ,f.
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ID.1 (39, 'f5) Pág: 50+,Hn'eas .
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«La. maniobra de saneamiento histórico que intenta Inglaterra, P~! lo p~onto, en su interior, es portentos.a ..En rqedio .. ,» .. «La ~aniobra de saneamiento histórico que ha dirigido Mr. Neville Chamberlain, de paso que pescaba unos salmones, quedará como un paradigma sublime de sapiencia política en los directores de un pueblo y .de sobrehumana disciplina en el pueblo dirigido. En medio ... »
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R.11(38,39, 45)
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Pág. 503, líneas 16-18
«...hablar sin parecer que de ella hablaba, en las páginas tituladas "En cuanto al pacifismo ... ", agregadas a continuación .. Si es be~évolo ... »
OC IV (47), OC (51)
«... hablar sin parecer que de ella hablaba. Si es bené-
RM (38, 39, 45) · 'i'
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·-,·:·,:
!: ' ' ; ,'
volo ... » '. «...habfar de la historia de España'y de· nuestro.famoso 14 carácter~\:Las páginas que vana é0nl:i.Ilu3cióil'so'n e1 primerartículo de una serie titulada: "Variaciones so:bni el tema: ESpaña- Eterna", escrita con destirlo a su\_ publicación en Inglaterra. Ese primer artículo era una
·_-j
«Desde hace veinte años, Inglaterra ... » «El "Literary Supplement" de The Times, publicado en27 de noviembre último, dedica su gran artículo ·· ·. iríicial a analizar varios libros que reúne bajo el tí tu.fo. general: Eternal Spain. Entre ellos se encuentra · ,,,.,., • ; unomío:Es.unhonórquesabréagradecer. No es ne. cesarlo decir que eL crítico de The Times, anónimo '·como.las·fuerzas dela naturaleza, practica en este · ·.caso conplenitud l.asvirtudes tradicionales que todo ·el mimdoirecono'ce y estima en aquella publicación. Su examen de los libros es serio y correcto. Al repartir los acentos de la atención sobre las pági. ·•mas de las obras analizadas, el escritor de The Times '·usa, como es natural; del margen de libertad que el · oficio de crítico reclama. El autor, que en este caso soy yo, repártiría~: sin duda, esos acentos en forma bastante distinta y no destacaría ciertas frases, como ha hecho el· crítico; aislándolas del contexto. Pero esto no es una objeción plenamente válida frente a · ·' este artículo: Signifiéaría, ala sumo, lo que es de sobra sabido: que el libio del autor es una cosa y el ar. ticulo deh':rítico, otra. Si coincidiesen totalmente, una de las dos sería superflua. Tampoco cabe.formular la menor queja por ciertas consecuencias inquietantes que estos grandes artícu.. los ihiciales del Uterary Supplement suelen inevitable. ·:mente- ocasionar. Con frecuencia aparecen en ellos · · juntos varios libros que tratan de asuntos parecidos. '' •.Es estb una gran ventaja para el lector, que se encuen' · '· ·. :tra a5í cómodamente pertrechado con la bibliografía 'reciehtesobi-eun tema. Pero la consecuencia inquie-
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tantea que me refiero va aneja, sin remedio, a esa ven-
taja.Y es que el crítico queda obligado a disparar sobre · toda una bandada. de librcis, y el articu.Jo que escribe representa en el armamento de la crítica algo ási como la ametralladora o el fusil de repetición. El resultado -repito, inevitable yno imputable al articulista- es que se encuentra éste forzado· a sacar una meclia proporcional entre las obras estucliadas o bien a reducirlas a un denominador común. Con lo cual cada libro pierde inexorablemente su inclividualidady se tontae mina: con los otros, que el azar editorial ha puesto junc to a sus flancos. EI1 ocasiones como la presente, esta contaminación puede: ser grave y desorientadora. . Mas. con todo esto se advierte que yo no tengo reproche·alguno que hacer al critico de The Times. Hasta e!:punto es así, que en su articulo no se ha deslizado .más que un error propia~ente tal. Este error es muy ilnpOftaTite;- pero, ,-como Se verá~ no es responsable
de él el critico; sino la forma en que mi texto le ha sido presentado. Cuanto sigue, pues, no ha de entenderse como -queja, ni como rectificación, sino
más bien como un pequeño ensayo de colaborai:ión. El tema sobre que versa esta colaboració11 no es, sin embargo; :pequefto; :Yo ·~e atrevería a calificarlo de enorme, de gigantesco, y puede pensarse que es importantísimo precisamente para Inglaterra. Porque voy a hablar un poco sobre la "eternal Spain"; pero, . en rigor, el caso concreto de mi país sirve de ejemplo ··singular para una cuestión mucho más amplia, asa·bér: el estado de conocimiento mutuo entre.los pueblos actuales. Sobrados síntomas inspiran la sospecha de que el conocimiento o desconocimiento que unas naciones tienen de las otras ha llegado a ser un factor de primer orden en la política del planeta. · Vale la pena de dedicar algunas consideraciones a .este asunto. Puede. ingresarse en él por los lugares . más diversos. Yo escojo uno al través del cual se llega más pronto al centro de la cuestión. Pero urge ante todo corregir el supraclicho error, come- ; tido involuntariamente por el escritor de Tite Times.
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Es este error un buen ejemplo de cómo un detalle, por decirlo así, tipográfico, puede tergiversar toda una concepción. En efecto: Tite Times dice: "El señor Ortega resilme la historia de España de manera pesi. mista, como desintegración y decadencia desde 1580 hasta el día presente". Pero en otro ensayo se pregunta razo.nablemente "si decadencia es el vocablo adecuado para desiguar un proceso tan largo". Según esto, yo habría escrito un ensayo para decir que la historia de España decae desde 1580, y luego otro en que más o menos vagamente expreso la sospecha de que e5e largo proceso no puede con adecuación.interpretarse como una decadencia . . .. : ,El error está sencillamente en que no se trata de dos ensayos,'sino.de uno solo, es decir, de dos capítulos de un libro, de un libro escrito en 1920 con el título España invertebrada. Pero el libro que con el mismo título se ha publicado en Inglaterra no es aquél. Es la reproducción ~con algunas variaciones- de un libro aparecido en N ew York, en cuya confección no ' ha intervenido el autor. El libro americano ha sido compuesto por el traductor, tomando, aparte otros estudios, trozos del libro español originario, dejando otros fuera e inclusive formando párrafos nuevos con frases de mi texto distantes entre si; es decir, suprimiendo las intermediarias. Pero ha hecho más el traductor: se ha permitido, con evidente audacia, poner algunas notas por su cuenta y bajo su firma al · pie de ciertas páginas, donde intenta derivar de lo escrito por mi hace diecisiete años opiniones muy · taxativas sobre lo que ahora pasa en España, opiniones que son las políticas del traductor, pero no las mías, ni políticas ni teóricas. Para que todas las cosas queden en su.punto; es obligado decir que el editor americano no .tiene responsabilidad alguna en el asunto, y que la edición inglesa suprime algunas de esas notas. En ellas se dice, por ejemplo, que Joreig11 aid come to the support of the "pro11ouncing" generals and tumed this relatively hannless exercise into deadly civil war. El desconocimiento, voluntario o involun-
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tario, de los hechos más elementales e incuestiona" bles, que esas palabras revelan, es ridículo, y puede servfrcomo ejemplo de la manera frívola en_ que la opinión pública de países distantes pretende influir en otros lugares del planeta cuya trayectoria, angustias y esperanzas ignora profundamente. El traductor ria posee· la más. vaga noción de lo que viene aconteciendo en España desde hace muchos años. No• obstanre, se cree con perfecto derecho a opinar · .• sobre1asmás graves cuestiones de mi país en forma perentáriay•contundente. Mientras esto acontezca, .todo hablar de pacifismo es pena de amor perdida. Presentar lo acaecido en España en julio de 1936 ·coffio un· "prOnunciátniéntO" 1 es inadmisible aun como .simple: designación/de hechos. Esté seguro el lector que no vbyacaer en la inocencia de exponer· le tn.i opinión positiva sobre la guerra civil española, sino que.me limito•estrictamente a rechazar la que se ha querido exprimir.de un texto mio escrito hace diecisiete años .. Acasó no es superfluo hacerlo, porque servirá .al honesto inglés de ejemplo concreto ... que le ponga en cautela respecto a su-insuficiente in. formación; Desde hace tres años pasan súbitamente · algunas cosas en oel mundo que pueden hacer sospechar al ciudadano inglés que no está bien informado: Y esto•es de una gravedad superlativa para Inglaterra y para el mundo. El simple hecho, aun inc .... • justificado, de que los demás pueblos comiencen a .. cfeet t¡ilelosinglesesno están bien informados, has.; tapara producir desazón en este nervioso planeta. · ,r: :Pero·una
''.;,;:,,.
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vez enUnciada la: éircunstancia,·en cierto
modo, material que ha producido el error del anóni• mo de TheiTimes, veamos en qué consiste éste. Lejos de haber escrito yo un ensayo para decir que España está en decadencia desde 1580, y otro para decir que acaso no•lo ha.estado, mi auténtico libro Espalla invertebritda, no se propone otrit casa que corregir la perspectiva inveterada, según la cual la historia de España en los últimos tres siglos aparece como'una decadenda:
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Imagínese el lector iriglés, con un esfuerzo generoso, la sirnación' vital'de un español joven en la primera· década de•este siglo, cuando España acababa de· perder; en ·la·•guerra con los Estados Unidos (1898),·Sils últimas' colonias. "El indiViduo va sumido en su pueblo como la gota en la nubeviajera" 1-i:En cada uno de sus movimientos · tiene· que-contitr, 'Si··ilo quiere vivir de pura inconr·; gruencia·, con la trayectoria que lleva la mole inmensa de°la riaciórt a•que pertenece. En 1820, el explora. dar ártico Peafy· avanzó todo un día en dirección al Polo) hliciendo galopar valientemeitte los perros de • su trineo. Pero a hfrloche pudo comprobar que se ha. llaba mucho más·aLSur que de .mañana. Durante todo el día había corrido hacia el Norte sobre un in' ·1·: 'IDens6 témpan·ó,' alque una Corriente oceánica arras•' • traba hacia el Sur. Todo hombre, al proyectar sus pro. pios •actos·, dirige antes una mirada a su país, a la colectividad en que vil inscrito. Esa mirada podrá ser más· a·:menos consciente 'y clara, pero no falta nunca, "sea dhombreunfabriego o sea un intelectual. , . . 'Cuartdo,'hacia,1910¡unjoven inglés contemplaba su · ·pheblO,,, ~eía> a: ésté. ·avanzar en un crescendo ininterrumpido de poderío, desde sus origenes hasta aquella feéha. La única pérdida de la gran integración que es Inglaterra fue la secesión de algunas colonias · · norteamericanas, pérdida fecunda, porque ella enseñó a los.ingleses el modo de no volver a perder nada . · Petounjoveri e5pañól que en la misma fecha mirase elpretérito de Espáña; se encontraba con un espectáéulo estrictamente•contrario a ése. Vela que su pueblo formó' repentinamente un gran imperio en el siglo XVI, que; de:lde entonces hasta la fecha, España no.había hecho sino perder tierras, poderío y fe en sí misma;. Preguntaba en forno, y libros y hombres le " decfati0sólo una• palabra:"¡ Decadencia! ¡Decadencia!" ¿Qué hará entonces el joven español? Si es tími.do;:sentirá gartás de morirse. Si tiene serenidad, se dirá: ¡Vayamos•concalma! ¿Es tan cierto, como oigo decir, qué la historia· de España sea la de una deca-
y
\
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dencia?.¿No se tratará.de una ilusión óptica? ¿No ;permiten-;-c:ysi lo permiten-, no imponen los hechos·de nuestro pasado otra' interpretaci.ón? Atengámcmos a los .datos más importantes y elementales, a 1os menos ero.ditas y que menos pueden variar por .:una.ulteriotinVestigacióu: ¿No gritan éstos una verdad· opuesta a.la opinión establecida, a la daxa vulgar? .tNo nm; sugieren que lo anómalo de nuestra historia fue precisamente la hora de su culminación y aparente triunfo? La preponderancia española fue .prematura, l')l!estro pueblo se vio,. por causas secundarias: invitado por el destino a .cumplir una giganc tesca tarea que Europa necesitaba-la de crear el pri.. mer··Estado en e], sentido moderno de la palabra. · Ningún pueblo europeo estaba entonces pertrechado para ello. España; tampoco. No obstante, acepta sin pestañear el subliine deber que le es propuesto. Y crea el Estado moderno, con todo lo que esto significa:. el: primer. ejército permanente, la primera bu·:,rocracia de tipo-nacional, la primera Weltpalitik, la primera econonria .de Estado y, junto con los portu: :.· gueses, la. primera:empresa colonial de gran radio. ¿Qué otro pueblo, hubiera podido entonces hacer esto, quiero decir intentarlo e ini~iarlo? Entonces -hacia 1500,-,, ninguno, Un siglo más tarde, tal vez, Francia. Dos centurias después, Inglaterra. Recuérdese bien el desorden interno de todas las demás na: dones en el siglo XVI. y la primera mitad del XVII. Si España no hubiera pu esto orden-entonces, la historia· ······ ... · .. •F . , de E;,ropa estaria,hoy probablemente retrasada en ·, más de cien años. Esta empresa, desastrosa para ella .misma,, fecundisima para la comunidad europea, ., , quebrantó el,,ritmo de. la historia de España .. Se preguntan\ por, qué esa misión cayó sobre España,. si estaba tan inmatl!ra como los demás pueblos. La respuesta a esta pregunta es mi ensayo Espmia inver' tebrada. Frente . a Ja, daxa de la decadencia mi res.. puesta es una paradoxa. Lo que dio a España un avance .... :sobre las,demás naciones fue un defecto y no. una , ,. virtud.· Un defecto. no del carácter, como, con error,
interpreta mi pensarriiento el articulista de The Times, sino de la constitución misma del más remoto pasado español.Por no·hacer usos nuevos es posible que alguna vez·:emplee el término "carácter español", pero si se atiende afo que digo, se verá que tras ese '•vocablo entierido no una disposición ingénita-cosa mágica qué no creo-, sino lo que ha acontecida en el pasada. Lo ·que dió a España una fuerza prematura ··:fue su prematura unidad nacional, la cual se produjo pcit la debilidad de sus grupos interiores. Ésta es · · la paradoxa. La •norma es que un pueblo llegue al predominio cuando sus potencias interiores han al:: camada el máximum en cantidad y calidad. La decadencia que suele: seguir indica que aquel pueblo ha gastado ya sus q¡ergias y, aunque no es imposible, es improbable stlrestablecimiento, Yo he tratado · de mostrar.que en mi país no han pasado las cosas así; El predominio español fue, en cierto modo, aparenteTho respondía a una efectiva culminación de las potencias e5pañolas. Mas la consecuencia de esto ·'f.' seria' que 'también su decadencia es sólo aparente. 'Repito que esto se antojará paradoxal; pero el lector queda entonce5 comprometido a explicarse de otra manera, la anomalfa básica del caso español, a saber: que es el linico pafs de Europa el cual, habiendo sido un día dueño del.mundo, ha quedado reducido al mínimum imaginable. Quien no encuentre extraño este hecho tan grande y tan simple no tiene derecho •a opinar.sobre España. Mi interpretación deprime el pretérito d~ España.para dejar franco el futuro; Vistas las· cosas así¡ los jóvenes españoles pudieron aprender en mi libro algo nuevo y alentador: que la ~(Esj_Jaiiarniejor1.~ nó está, acaso, en el pasado, sino en el pcinienk Mi pequeño libro no era sino un impetuoso intento para abrir una brecha en el horizonte cerrado' que:la historia presentaba a mi pafs. A esto llama el anónimo de The Times pesimismo. "Señor Ortega, w/10 is nathing if nat pessimist. .." Yo : : '':tiemblo un poco cuando oigo a un inglés pronunciar •1 • esta palabra: Sospecho que con ella quiere decir mu-
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tre ingleses y españoles: las corridas de toros. Lo hace de paso y yo creo entrever que con alguna vacilación. ¿Por qué hablar una vez más, convencionalmente, de un asunto tan difícil? La dramática amis' tad del español con el toro bravo dura desde hace tres mil años. Seria una ocasión excelente para acogerse al principio que, según Burke, justifica mejor . que ningún otro toda norma: la prescripción: Pero la señora inglesa que asiste una vez a una corrida de to,• ros cree quéJe basta con esto para entender y.juzgar el secreto .de esa relación tres veces milenaria entre el hombre hispánico y la magnífica bestia', Téngase en cuenta que un pueblo consiste ante todo en un repertorio de secretos que reclaman algún esfuerzo para ser adivinados y comprendidos. No es 'cbmple, tamente cierto qúe el mundo se componga sólo de
chas más cosas de las que en el continente significa, y es tal vez uno de los innumerables eufemismos que· el britano emplea pará hacemos s9spechar que somos personas incorrectas y mal educadas. En la duda,: pues, yo propcindria al critico de The Times un acomodo: que él renuncie a calificarme de pesimista y, con mucho_ gusto,:yo aceptaré ser nothíng. La necesidad de.comentar mi libro en compañía de otros, que·son aproximadamente inversos del mío,
ha indúCido al discreto critico a imputarme ciertas comunidades' de opinión con ellos que en realidad no existen. Así, acontece que yo no creo en la xenofobia del español ni, hablando con rigor, en su crueldad; aunque allector inglés le parezca extraño que alguien se atreva a decir hoy, precisamente hoy, que el español no es cruel. Y, sin embargo, es así. En mi ensayo de colaboración encontrará el lector las razones, bastante précisas, en que me fundo para exonerar. a.los españoles de la especifica crueldad que se les atribuye. Allí verá' también por qué me causa espanto la facilidad con que las atrocidades cometidas . últimamente ~n España, y que como hechos son in11egables, ·se ·cargan, sin más, al _~(carácter español». Cuando oigo estopienso que el que lo dice no tiene la más.remota sospecha de lo que desde hace veinte años está pasando, no en España, sino en el mundo. Eri fin: hay mucho que hablar si queremos seria y lealmente entendemos. Por razones que luego veremos, la convivencia entre los pueblos se ha hecho, quieran ellos o no, más estrecha. Si no se inventan nuevas técnicas de trato, que por su rigor y precisión estén a la altura de ese grado de convivencia, de material proximidad, los años venideros serán de terribl~ e inacabable5 guerras. Una de esas. técnicas
manteca y cañones. Hay una tercera cosa:
, ·
996
\Meditaciones del Quijote, 1914. La verdad.e.S que las'corridas de toros constituyen un tema históric'o de·primer orden sobre el cual está todo por
1
decir. Tan pronto como las cosas se serenen en España
-esto es, muy pronto-, daré a la estampa mi libro Paquiro o de las corridas de toros. y entonces·espero que resalten evidentes algunas de las muchas cosas que hay den, tro de este·menuet.>~:
RM(45)
«El "Literary Supplement" [... ]veamos en qué consiste éste. Lejos de haber escrito yo [... ] da buenos resultados. Desde hace veinte años, Inglaterra ... »
Pág. 506, línea 1
EnRM (48) se incluía la siguiente nota al pie: «Estas páginas se publicaron en el número de junio [sic] de 1937 [sic] en la revista TheNineteenth Century».
Pág. 507, línea 22 OC IV (47), OC (51), RM(38,39,45,48)
«... y es pura institución humana ... » «.•. y es de pura institución humana ... »
- consiste· en-un· conocimiento mutuo más perfecto,
menos. légendario,' tópico y pueril. ¿Se quiere un ejemplo que rio se refiera a nada político y que, por tanto, apasione-menos? El anónimo de The Times, en este artículo 'sobre la "eternal Spain" no se ha re- •, súelto a dejar sin mención el eterno malentendu en-
el conoci-
miento, que alguna vez da buenos resultados. Desde hace veinte años, Inglaterra ...
997
«...para resolver sus problei_nas de física: construyámonos ... » . «... para resolver sus problemas de la física: constru-
Pág. 508, linea 27 RM (45)
,yámorios ... 1_~'
«... de inhibiciones y frenos ... » · · «' .. ,deinhibiciciríes y de frenos.:.»
Pág. 524, línea 3Ó · RM (38, 39, 45, 48);
·ocNC47l
: ·_,;J.-' \•
« ••. con·esa viviente:•verdad". Toda realidarrdesco'
Pág. 526, líneas 8-19
nacida prepara'su'venganza; No otro e5 elciiigen de las catástrofes en la historia humana. Por eso será funestó todo intento de desconci{er que un puéblo es, como una persona, aunque de otro modo y por otras
<< •• ~qu'e·en-UTI.
cierto momento ... » ~ ··'i•. «.• .inevitablemente como instancias para Ja conducta a las que; .. >i ' ·,.;,.inevitablemente para la conducta como instan. cías a las que ... »
Págc 508; línea 28 RM.(48} Pág.'509; lineas23-24. .,j'
RM(38,45)
razones, una intifilidad-por tanto; un sistema de
. sei:retcis que'nci puede ser descubierto, sirl rrlás, deS' ''de fuera:,Nopiense el lector en nada vago ní En nadá místico. Tome cualquiera función colectiva, por ejem· ·plo,'la'lengua::Bien notorio es que resulta piácticác : Ili:ent'e impo.Sibleconocer íntin1an1ente úD:'.ldíorn'.8: ex~ tranjero por mucho que se le estudie. ¿Y no será una iriserlsatez creer cosa fácil el conocimiento de la re
«Si envez de entender es'os dos caracteres como meras alusiones y como insuficiencias de un derecho ... ))
Pág. 513, líneas 11-12
<(Si en vez de entender esos dos caracteres como me-
RM (38; 39, 45, 48)
ras elusiones y como insuficiencias de un derecho; .. » «... Prólogo para franceses de esta obra.» .« •.• :'Prólogo pará franceses" que antecede a Ja tra. ducción francesa de mi libro La Rebelión de las ma-
Pág. 515, linea 14, nota 1 RM (38, 39, 45)
sas~y;ta:mbién á esta edición.>~
. l _.. ·
RM (38, 39, 45)
..
¡-
,-,,·.
··Sostengo, pues;'que.;. » Pág. 527, linea 6, nota 2
«... de las conversaciones de beer table.» «... de las conversaciones de beer table1.
Pág. 517, linea 40 RM (38, 39, 45)
Sostengo, puesr.qll~;:~>~ « ... con esa viviente «verdadn.
Nota al pie no irichiida en RM (38, 39, 45).
MISIÓN DE LA UNIVERSIDAD
h•+•~ •• ~'o·•••••• ~; ••••••••
Sobre la gran cuestión·-histórica que se oculta. tras este he- :;ch6 y qtii! es· el Otigerf de la ·demagogia contempoiá.neá VéáL se mi estudio Discurso de Ja responsabilidad intelectual.» 1
Pág. 518, líneas
•«:•.lo úmco quehayque hacer es usar de él, referirse
12~13
·I.·LAaJESTJóNFUNDAMENTAL ',{-_,'.
Pág. 531, titulo
a él, ampararse en éL .. »
RM(45)• '·
· i «;do único que hay que hacer es usar de él, ampa" 1·, 1
Pág. 523, linea 12
·-rarseéhél. .. »,
«...por lo pronto, dañinos ... »
RM (38, 39, 45, 48}~: . _., __-_, __ :·::« .•.por el pronto; dañinos ... »
OCIV(47)
998
. ' «LA CuEsTIÓN FUNDAMENTAL», titulo no incluido en ES (12-X-30). ·.· · ·
Pág:S31', líneás21-22
ES (12-X-30) .
«.;:era·bastarite. Soló agrego ahora los desarrollos que son estrictamente necesarios para hacer inteligi. bles aquellos lemas.» " · ''' ., «·;.:era bastante. Sólo agrego ahora, sobre todo al comiemo,Jos:desarrollos para hacer inteligibles aque. ,llos·teinas.>~,;
-1;.:
:!:-¡
. 999
Pág. 533, lineas 22-23 ES (12-X-30), MU (30), .
Pág. 552, líneas 8-10
«Por, contentarse con imitar y eludir.-.»·. «Por imitar y.eludir.•. »
ES (26-X-30)
Pág. 534; linea 20. ES (12cX-30)
«Desde luego es cosa más alta que la Universidad en cuanto ésta es institución docente. Porque la ciencia es creación, y la acción pedagógica se propone sólo enseñar.esa creación, transmitirla, inyectarla y digerirla.» «Desdeluego es cosa más.alta·que la, Universidad. Porque la ciencia es. creación, y en Ja Universidad .. sólo puede tratarse, hablando en serio, de enseñar esa creación, de transmitirla, de inyectarla y digerirla.»
.¡-
' ... ,.. aunque en el detalle de sus ciencias ... » «...aunque ,en detalles de sus ciencias... »
Pág. 5:l4, líneas,22-;23 .. ·. LMC40),
Pág. 553, linea31,,nota 2, •·
Nota al pie no incluida en ES (26-X-30).
«...son cosas.muy diferentes ... » 1 «~ .. es _cosa i:nuy_:diferente... >)
Pág. 53;7; linea ;2 . LM(40)., .,,,,.
Iv. CULTURA Y CIENCIA Pág, 538,:línea.6 · ES (17-X-30)
. , -1 ,
«-......--:--teología:;Jilo_scif1a, "artes".>> · ... ,...,..,-teología, filosofía, lenguas clásicas.»
.¡ 1,·!:'
'«.,.de Radl¡ Historia-de las teorlas'biológicas,tomo,IL Revista de Occidente, Madrid.» . ES (2-Xl-30), MU (30, 36), «... de;:Radl;: Geschid1te der biologische' Theorien, 0,(32, 36, 43), LM(40) tomo11, 1909.».. ,, r Pág. 555, linea16,.nota
Pág. 538,,linea 30, nota 4. ' e <<. ••véase mi La.rebelión de las masas.» ES (l 7-X-30), MU(30, 36),,' «...véase,mi La rebelión de las masas, recientemente O (32, 36, 43), LM (40) publicada.>t ' , ,
fh
Pág. 543, lineas 9-10 MU (30)
. «. .,digo.que aun entonces la Universidad... » ..... digo que aun entonces y precisamente entonces la Universidadl .. >1: . ·'. "
lll. LO QUE LA UNIVERSIDAD TIENE QUE SER <
Pág. 552, lineas 2-4
ccDecia."historia" ,-"exétaxis", "filosofía"-,-·que significan.-con uno _u otro matiz- ocupación, ejercicio, indagación, tendencia; pero no posesión. El nombre
._, mismo-_ufilosofia~ se originó ... >> ccDecfa "istoria",~ -"exetasis", "filosofía", que significan-con uno. u otro matiz- ocupación, ejercicio, '; ,. iridagación, tendencia; pero no posesión.; El nombre ,, . mismo:~lfilosofía" se originó ... » (( Decfa ."istoria~ :.¡ u.e.xetasisn, Ufi_lo-sofian, que signifiES (26-X-30), MU (30) ' - ·;_: ·caÍi~rin uno' u--otro matiz- ocupaci6ri, ejeTCicio~ • Indagación; tendencia; pero no posesión. El nombre mismo ufilo:..sofía"··se' 'originó ... »
. MU (36), O (32, 36, 43), LM (40)
1
«...y reproducido .e11 El Espectador, tomo VII, 1930, coneltítuloi"El origen deportivo del Estado".» '-· ES (2-Xl-30), MU (30, 36), ' «...yreproducido en El Espectador (VII).» O (32, 36, 43), LM (40) Pág. 556, linea 28, nota
' ¡
Pág. 557, línea 16, nota 2 «... que estudia mi libro La rebelión de las masas.» ES (2-Xl-30), MU (30, 36), · «... que estudia·mi libro La rebelión de las masas. Pero o (32, 36, 43) la edición primera de este libro es incompleta. Un prolongado malestar me impidió concluirlo. En las nuevas .ediciones añado Ja tercera parte de la obra, donde se analiza más por largo este pavoroso problema, de Ja "justificaciónn. que da las últimas claridades sobre el hecho:universal en él investigado.>> LM (40) Nota al pie no incluida. Pág. 557, línea 22 ES (2-Xl-30),MU (30) Pág, 559, linea 19 LM (40), O (43)
«...unsistema que es plenamente actual... «..'.unsistem.a que es el plenamente actual.»
«... de su mm:1do ficticio y simplicisimo:» ·
1001
......... ....... ......... ;
-
~
Pág. 568, lineas 11-12
;
Sobre todo· esto véase La rebelión de 1as n1asas en su próximh edición·, donde· me ocu'po más al detalle d~ las distintas maneras 1ccimo hoy las gentes falsifican su vida.»
«Entonces volverá a ser la Universidad lo que fue en su hora mejor: un principio promotor de Ja historia europea.». «Entonces volverá a ser la Universidad lo que fue en •su• hará !Ilejór: uri'principio promotór dela historia europea;.,
· 1
ES (9-Xl-30}
ES'(2-JXc30),,Mu(30;i36); • «... de su mundo fictido y simplicfsimot. ·. "' ... , ' , ' -·---· o (32,36) i . ,,;J it' 1 Sobre todó e.sto.véa.Se·La rebelión de 1as masas en su pró-
......................... "
:- 1 •.
¡·i;
-
Coeternm censeo deleí1dam esse Monarchiam.»
,¡ · --! 'Xima edición, donde·me ocupo más al detalle de las dis-
i •
<
tintas maneras como hoy las gentes falsifican su vida. Por c:ejCnlpló,-el mg~nuo ·creer que' "hay que·ser arhittarlo", de
·ANEXOS
donde ha salido en política la falsedad fascista y en letras y pensamiento el joven-"intelectual" español de estos meses
'
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'A LA
:
,,,,,
Pág:l032;.línea•26-27·
«El donrinio de la alta niatemática ... » icEl:dominio efectivo de la alta matemática ... »
Pág. 561, linea 11 ES(9cXI-30);.MU'(30)
MU (30)
acusada;,violenta!Ilente esquemática y construida con puras aristas.»
, i·¡~
Pág;·56l, lírieas16-17 ES (9-Xl-30)
Pág. 561,:linea '21; nota 2. ES (9-Xl-30), MU (30)
1
. «.·.'.11e'dado 11cmis ideas una expresión demasiado arn'· sada'y w115tmida con puras aristas.» «'.~:he· dado a 'mis ideas una expresión demasiado
Pág.1033; linea 3 MU(30)
«<::itoda5 las demás. La cuestión aludida no tiene ... » :<1.:.todas las demás. La cuestión arriba' álúdida no tiene ... »
«Un estudio ademado exige... » «Un estudio adecuado del problema exige... » '>'.!:'
'
1931 .,¡
V; LO QUE LA UNiVERsJDAD TIENE QUE SER «ADEMA5»
Los «NUEVOS» EsrADOS UNIDOS Íl;;;,'
Pág. 566; 'línea 18 ' ES (9cXI-30) i
' i
«Por eso se.'dañan mutuamente la enseñanza supe• ' • rior y la investigación... » H':' «
Pág. 566, lineas 23-33
ES (9-Xl-30) .... ·.
1002
: ''
Pág1 621; linea 24 LN (22-Ill"31} ·
' "'
,,;
En LN (22AUé3l) se incluía, tras el título~ este texto: " «Madrid, febrero de•l931». «.. ;por muy lejos que esté está siempre.:;;> . <<':.'.pormuy'lejos que se halle está siempre ... »
Texto no mduido en ES (9-Xl-30). ¡e
Pág. 567, lineas 25"27 ' ·
Pág:621; título i
Pág. 624, línea.21 LN (22"Ill"3 l)
"'
«·«.•sino que,:por causas, espeÍ'o, trarisitoria5; ádmiti:! en su gremio a pseudoilltelectuales chafados ... » ":"Sinci que.por causas conocidas suele compcírleise de seudointelectriales chafados ... »
\
«Norteamérica d~b!a haber sido ... » ·,' ' «LaAméricá.detNórte debía haber sido ... »
Pág. 624, linea 22 «Ahora bien; no ha sido así.» LN (22clll"31) · , h¡¡,¡ ,, ,, «Sin embargo¡ no ha sido así.»
1003
mueve en última instancia por "argumenta hominis ad homineni". El rey Alfonso se preocupó demasiado de parecer listo para no olvidarse de sedea! en sus relaciones personales con individuos y grupos. El pueblo español lo ha vencido como en una lucha de hombre a hombre.»
.. AGRUPAOÓN AL SERVICIO DE LA REPúBLICA.- [UNAS CUARTILLAS] ,";¡·
; En ES (14-V-31) el texto apareció firmado así: «GREGORIO MARAÑÓN;] OSÉ Ü.RTE.GA Y GASSET, R. PÉREZ DE AYALA».
Pág; 634, línea 31
. AGRUPAOÓN AL SERVIDO DE LA REPúBLICA.- [MANIAESTO] EL SENTIDO DEL CAMBIO PÓUTICO ESPAÑOL
Pág. 660, lírieas 6-7 Pág. 640, líneas 1-5
LN (30-Vlll-31)
•«Ciertos grupos de extranjeros en Suiza, Alemania y Francia me pidieron con casual coincidencia tero. poraLunanota'qué les aclarase'lá subitánea y extraña . I . · transformación del Estado sobrevenida en España. Yo les envié el esquema siguiente: . La historia no es .. ,...... «Madrid, julio de 1931.
LN (19-1-31)
Pág. 660, lírieas H-13
·.. EL SENTIDO DEL CAMBIO POÚTICO ESPAÑOi:. '. ;
La historia no es; .. » Pág. 640, líneas 13-14 LN (30-Vlll-31)
Pág. 641, líneas 20-21 LN (30-VlllC31)
ES (10-II~l931)
«... ante !Os ojos de los extranjeros el hecho ... » «... ante los ojos de los extranjeros -y también de los españoles- el hecho ... »
LN (19-1-31)
«... que la ciudadanía española estuviera bastanteanquilosada. 3.• Tras ocho años de tiranía ... » «... que la ciudadanía española estuviese bastantean~ quilosada\ y3.ª Tras ocho años de tiranía ... »
LN (30-Vlll-31)
l004
«E~pueplo urbano era ya republicano, y con frecuenciales candidatos republicanos triunfaban plenamente en Madrid y Barcelona y Valencia y Zaragoza.» «EVpueblo urbano 'era ya republicano:.·'';' Alfon§cLXlll ha acelerado la desmonaíC[uización de España por un motivo que es siempre el decisivo en .'los dramas españoles. Como el alemán' es'. "sachC liclí",el español e5 "unsachlich" y personalista. Se
· «.'.. propio futuro. Esta convicción nos impulsa a diC rigirnos hoy a.nuestros conciudadanos, especialmente a los que se ocupan en profesiones afines con las nuestras.-;» «:::pro¡:íiofuturo. Esta convicción nos impulsa a dirigirnos hoy a nuestros conciudadanos, especialmente a los que se dedican a profesiones afines con las nuestras.»
Pág. 660,líneas 15-17 · Pág. 644, líneas 14~16. •.
«... necesidad pública. Es tan notorio, tan evidente, hallarse hoy España en una situáción extrema de esta íridole.:.» «,.. necesidad pública. Es tan notorio y tan evidente que España se halla hoy en una situación extrema de esta íridole: .. »
LN (19-1-31)
\
Pág. 660, líneasl7~18: LN (19-1-31)
«...propio futuro. Esta condición nos impulsa a dirigirnos hoy a nuestros conciudadanos, especialmen. ·•te a quienes se dedican a las profesiones afines con las nuestras.» «; ..hacia inexcusable; Ahora son superlativas la urgencia y.la gravedad de la circunstancia. Esto y no pretensión alguna de entender mejor... » «: .. hacía inexcusable. Ahora son superlativas la urgencia y la gravedad de las circunstancias. Y no es la pretensión de euteuder mejor... » ~~.~Jos
asuritos nacionales, nos mueve a iniciar:.. »
~( .. .los asuntos nacionales lo que nos mueve a iniciar... >~
1005
Pág. 660, ilneas 2lc22 ,,
, ~1.;.nos vemos forzados a hacerlo nosotros, muy asa-
Pág. 662; ilneas 8, 10·
«•..ymagisterio, a los escritores y artistas, a los mé" dicos, a los ingenieros, arquitectos y técnicos de toda clase, a: los abogados, notarios y demás hombres ' deley.» «.e.y magisterio, álos escritores y a los artistas; a los médicos, ingenieros, arquitectos y técnicos de todas clases, a los abogados y notarios y a los demás hombres de ley.»
biendas de nuestras limitaciones ... » ~c ... nos vemoS foriados a hacerlo nosotro~ 1 muy asa. hiendas de cuáles son nuestras limitaciones ... >> LN (19-1-31) Pág. 660, ilneas 24-26
LN (19-1-31}
·«."de que encontrase frente a-s!la hostilidad de fuerzas poderosas, sino que sucumbe corrompido por sus propios vicios sustantivos.>> «.. ;de que se encontrase frente a.sf. la.hostilidad de fuerzas poderosas, sino que su rumbo está corrompido por sus propios vicios sustantivos.»
';',
Pá.g. 662, líneas 17-18, , . ·. LN (19-1-31)
Pág. 661, ilneas 8"12
'''
LN
(19-1~31)
Pág. 661, líneas 29-30 LN (19-1,31)
Pág. 661, líneas 32-34
LN (19-1-31). ,,
Pág. 661, línea 38 LN (19-1,31)
1006
«...y desalentando toda buena inspiración. De aqu1 que día pordíase haya ido quedando solala Monarquía y· concluyese por mostrar a la intemperie: su verdadero carácter; que ria es el de un Estado nacional, sino el de un Poder público convertido fraudulentamente en parcialidad y en facción.» «...y desalentando toda buena'aspiración.. De aquí que día por día se haya ido quedando sola la Manar. quía, que ha conseguido mostrar a la intemperie su verdadero carácter, que no es el de un estado nacional, sino eLdel•deberpúblico convertido fráudúlen, tamente en parcialidad y en facción.» «... que despierte en todos los españoles, a un tiempo, dinamismo ydisciplina ... » . «;.:que despierte en.todos los españoles, a un tiem. po; el dinamismo y la•disciplina ... » «... atrayendo todas las capacidades, imponiendo un oiderr de limpia y enérgica ley, dando •a •la justicia completa transparencia, exigiendo mucho ... » ".«.i.atrayendo a:todas, las capacidades, imponiendo · ·. uri orden de enérgicay limpia ley, dandojusticia•plec .·ná; exigiendo mucho •.. >> «... se rendirá bajo una formidable presión ... » · «; .. se rendirá ante la formidablé ptésióm. .'» r, •· •
Pág. 662, ilneas 19-20
AL SERVICIO DE.LAREPÚ, BLICA" no va.a modelarse en partido ... » «.. .la Agrupación al servicio de la República no va a declararse en partido ... » «... hallarse adscrito a los partidos o grupos que afirman ... », : «...hallarse adscrito a partidos o grupos que afir-
LN (19-1-31)
man ... »
1
Pág. 662, ilnea 22 LN (19-1-31)
«... este orgarrismo deavamada bien disciplinado ... » «... este organismo de avance bien disciplinado ... »
Pág. 662, línea 27 LN (19-1-31)
«...nuestra "AGRUPACIÓN" irá organizando ... » «...nuestra organización irá organizando ... »
«...vida pública.de España en todos sus haces, a fin de lograr... » «...vida pública de España en todas sus fases, a fin de · lograr;,•» ,
Pág. 662, líneas 28-29 LN (19-1-31)
Pág. 662, líneas 30-31
«... republicano. Importa mucho que España ... » «... republicano. "Cuarto: Importa mucho que España .. :»
LN (19-1-31)
;!1:
Pág. 662; ilneas 32-33 . LN (19-1-31)
¡
j'
· · «... que sea como U!Ja buena máquina en punto; por, que bajo las inquietudes ... » «... que sea como-una buena máquina, porque bajo las inquietudes:. .-1>,
· ·' ·.-.·: :>
1007
~(.;~existenci8.·más enérgica, su rena:éiente·afán de ha:.. cers·e respetaT. ·.. )> · ' «..;éxistenéia más'enérgica, fin de hacerse respetar... »
Pág. 662, líneas 34-35
'¡-.
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··
Pág. 662,líneas 38,39 LN(l9"Ic31) '., '' Pág. 663, líneas 3-4
«... en sus manos propias su propio e intrasferible destino.» «: .. en Sús propias manos su 'propio e intra5ferible destino.»· ' ·
'· HL DEMASIADOS FRENOS
Pág. 682, líneas 26-27
«... dirimir eLcomplicado problema República-Monarquía.» 1 «... dirimir el complicado dilema República-Mo-
ES (25-XI-27)
narquía.»
;-1.:. ·•·
Pág. 683, línea 9 ES (25-XI-27), RPDN (31)
«... en el libro El tema de nuestro tiempo).» «.::en el tomo El tema de nuestro tiempo).»
Pág.683, líneas 19-20 ES (25-XI-27)
«¡Frenos, más frenos! -al paralítico.» «¡Frenos; máS' frenos! -al paralíticír-. ».
;
LA REDENCIÓN DE LAS PROVINCIAS -·t1_n;1
,y.';
I
LA DECENCIA NACIONAL
*** ··••Ye! ciego preguntába·al tullido: "¿Cómo aridausted, buen hombre?" Y el tullido respondía al ciego:
LA REDENCIÓN DE LAS PROVINCIAS
"¡Amigo: como usted vel"1~
l. HACIA LA GRAN REFORMA lY. LA CONQUISTA DEL NIVEL ~c ... las miradas españolas se enfrenten con ... » · «.. .las miradas españolas se enfronten con ..:»
Pág. 673, línea 16 ES (18-XI-27) ·
«...pero aún'seguimos bajo su imaginaria córr\ba.» · ·« ... pero aún seguimos bajo su maquinaria comba.»
Pág. 674, línea 3 ·. · · ES (18-XI-27)
Pág. 687, línea 23 ES (28~XII,27)
«... ¿puede servimos de algo?» ·
ll.
¿REFORMA DEL EsTADO O REFORMA DE LA SOCIEDAD?
Pág. 676, línea 1 ES(2:2CX!C27) . · P'ágc 677; líneas 28,29 ES (22.-XI-27)
1008
'' .
«Qué género de reforma merecería ... » · «QUé género de reforma española merecería:::» «dndividuos capaces, el hervor genial.:.» «.:.individuos capace5, Ja diSciplina iritema del !'mm- \ bre medio, en suma: el hervor genial...»
***
ADVERTENCIA.- Recomiendo al lector que pase la vista sobre el número de El Debate de.lfrde diciení" ·bre.· Allí encoritrar.á,junto a un juicio súmaríó sobre miS escritos y persona, algunas muestras selectas de miS contradiccione5. Siento mucho no •podér hacer mas que esta recm:ri'endacion. Contestar es itriposic ble;• Desde ·hace no pocos años recibo casi diariamente ataques de todos los cuadrantes religiosos, literarios y políticos; que estarían más justificados si
1009
creyera que el momento actual de la vida española es decisivo y que todos debemos sacrificar un poco lo placentero a lo necesario -la delicia de que un artl-
mi obra -!lamérnosla así- tuviese más importan-
cia de la que tiene. Como necesito todo mi tiempo para producir,;no·me' quedá para defenderme. Después de todo, es lo más conveniente para los hostiles críticos. Cuanto más produzca mayor p'orción de carne arrojo a sus clientes.»·
. ctllb'.sea Corto, a-Ia ·conveniencia de que sea razona-
do y completo.) Hemos visto que la Constitución ... »
VIII. PROVINCIANISMO y PROVINOAllSMO
V. PRIMERO, LAS PROVINOAS
Pág. 688, línea 24, ES (5-1-28)
' - '
«No·.;,; dudoso para i;;aclie que la ráfaga de "Regenerepresenta como una primera y tenue p_ro-
Pág. 725, lineas 20-21
, <<;;.setrata de hacer mejores a los españ:oles ... » «... se trata de hacer mejorar a los españoles ... »
rac~ón~
testa ... »
.i
. ·- -· -- . -·- .': :1,
Pág. 690, linea 35 ES (5-1-28) Pág. 692, líneas 6-7 ES (5-lc28)
ES (ll-II-28).
«...Hasta ahora no heheého otra cosai.)F · ;·
r.;
«...Hasta ahora no hemos hecho otra cosa ... » «.. .la provincia era mala porque a su vez Madrid... » «..·.la provincia era mala a su vez porque Madrid... »
Pág. 693, línea 15 ES (11-1-28)
«En vez de esto, ha elucubrado desde la capital. .. » «En vez de esto, ha lucubrado desde la capital. .. »
Pág. 695, líneas 26-27
<<.dntervenira un tiempo todos los trozos y partes de la vida española ... » «.. .intervenir a un tiempo todos los brazos y partes de la vida española ... »
· Pág; 699,Jíneas 32-33 ES(l4+28} Pág. 702; línea 9.;, ,, ES (25cl-28) · , ; .. r.¡·
,«No o.frece dificultad que la ráfaga de ,"Regeneración" se interprete.como una primera y tenue protesta ... »
Pág. 728, líneas 26-27 .
«... Estados Unidos y Australia son también eminentemente agrícolas ... » «:,;Estados Unidos y Australia-las dos naciones en cierto sentido más actuales, no más futuras-- son támbién'eminentemente agrícolas ... » ,
Pág. 729, lineas 32-33
«... del problema político primario, subterráneo, que el porvenir.. ;» «... del problema político primario que el porvenir... »
VI. LA CONSTITUCIÓN Y LA NACIÓN
ES (11-1-28)
"
ES (l 4-II~28)
IX.
LA. UNIDAD POLÍTICAÍ..oÓl.fNo ES EL MUNIQPIO
«...purificada en entusiasmos trascendentales, culta ... » «... purificada cii entusiasmos trascendentes, culta ... »
Pág. 73 7, linea 4 ES (22-II-28)
<( •••Así, el bocio, el bocio serrano.» « ...Así, el bocio.»
";,, , . «Hemos:visto que la Constitución ... » «Pido perdón a los lectores de El Sol por la extensión pavorosa 'qtie alcanza cada uno de estos artículos. No osaría cometer tan evidente abuso -el más' gra::ye,•talvez; que.un.escritor puede cometer- si no
Pág. 739, línea 3 ES (22-II-28)
«... que le hayamos concedido todas las imagioables ... » ,«... que le hayamos conferido todas las imagioables... »
Pág.]41, líneas 29-.30 ES (24-II-28)
«...un principio de dislocación que impide.. ;» «....un principio. de disociación que impide ... »
~
1011
1 '!
1
LA DECENCIA NACIONAL Pág. 753, línea 35 ·El (13-VI-l 7)
«... quedan inficionando el aire ... » «... quedan infeccionando el aire ... »
BAJO,ELARCO EN RUINA ,_ '··-' •'
«Hay; pues, un afá!l de~nsayar, sin ningún proyecto definido de ensayo.» ' «Hay; pues, un afán abstracto de ensayar sin ningún proyecto defuúdo de ensayo.»
Pág. 751, lineas 7-8 El (13-Vl-l 7)
({ ... de e5tos días significa expresión de ese vital impulso.,.» «... de estos días significa/la explosión de ese vital impulso; .. »
Pág. 751, lineas 18-19 El (13-VI'-17)
Pág. 752, línea 33 El (13-Vl-17)
Pág. 754, lineas 7-8 El (13-VI-l 7)
«Sólo bayuna solución: reconstituir la Constitución.» «Sólo hay una salud: reconstituir la Constitución.»
ÜRGANIZAOÓN DE LA DECENOA NACIONAL
«... a envidiarlos y a ensayar una cierta discrepancia.» «... a envidiarlos y a ensayar urni'cortés discrepancia;»
Pág. 751, linea 21 El (13-Vl-17)
El (13-Vl-l 7)
«Reflexionemos con un poco de vigor antes de insistir ni quitar gravedad al problema y pensar si no es ... ». «Reflexionen con un poco de vigor antes de insistir en quitar gravedad al problema y piensen si no . es~ .. >~
Nota ~lpie'~o inclu'ida en EÚ13-Vl-l 7).
Pág. 751, título, nota
Pág. 752, líneas 25-26,
Pág. 754, lil}eas 1-2
1,"
Pág. 758,:linea 9 ES (5-ll-30)
«.1.se iba acumulando todo el Poder naciente en una . sola ... » . «...se.iba acumulando todo el Poder cesante en una sola ... »
EL ERROR BERENGUER
j 'i
«... orgánica, la realidad de las juntas militares ... » «,.,orgánic~, la actitud de las juntas militares ... »
l
«... dentr.o de sí sobra de malestar y padecen ... »
Pág. 753, lineas 6-7 El (13-Vl-l 7)
<(Por Caso' eXtra'ordinario no hemos oído ... »
Pág. 753, linea 18 El (13-Vl-l 7)
«... siguieridó allímite el ejemplo ... » «...siguiendo a la letra el ejemplo ... »
Pág. 761, líneas38-39 ,
l
.l
Pág. 753, lineas 3-4 El (ll-Vl-17)
«.. .la grande y urgente tarea ... » «.. .la grande y seria tarea ... »
1
«... dentro de. sí sobra de .e!lojos y padecen... » . . i . .' '' .
ES (15-Xl-30) Pág. 764, líneas 16-17 ES (15-Xl"30)
,
«... encontrar, en todo el ámbito de la historia, inclityendo ·los pueblos salvajes, un régimen de Poder público ... » «... encontrarun régimen de Poder público ... » « ... entereza, eón.natural efusión, abrazado al pue. :blo""'' ~i ... entereza·, con nacional efusióri; abrazado al pueblo ... »
'!
•' ; UN PROYECTO·
Pág. 7S3,'lineas i9c30 '
'«...Oes.Vencida ftiende automáticamente at6tablecer Ja legalidad .. ,» ' .<: .. o eS vencida y torna autonÍátléainente a restabJec cerselidegálidad::.» · · · ' · ·
1012
<
"
''-'''
Pág. 769, línea 30, nota
· Nota•alpieno incluida en ES
(6-Xll~30).
1013
- " -, ~-
l.
RECTlFICACIÓN DELA REPúBLICA. ARTÍCULOS YDISCURSOS
,
Pág. 792, líneas 28-29
DS (30-VII-31) ¡·.
Pág. 777, título
En RR (3l)se incluía, en página aparte y antes del titulo, el siguiente texto: «En este volumen se reúnen Jos,artlculos periodísticos y Jos discursos parlainehL tariós del autor; desde el advenimiento de la República. Agrégase al final la conferencia pronunciada el 6 de diciembre de 1931 en el Cinema de la Ópera, , , deMadrid.»,
Pág. 793, lineas 3-4
¡ 1
l.
CONTRASEÑA DEL DiA.-5ALUDO A LA SENQLLJ;Z DE LA REPÚBLICA
Pág. 777, lineas 6-7 C (23-IV-31), RR (31)
«...ha preferido adoptar la naciente República ... » <<.,.ha preferido adaptar la naciente República ... »
«...bien: mientras la antigua era linfática, barroca y lentfsima, la actilal tiene que ser magra, acerada y urgent!sima. » «...bien, la nueva democracia se diferencia de Ja antigua en que mientras ésta era linfática,. barroca y lentlsima, la actual tiene que ser magra, acerada y urgentlsinia. » «... que sólo una labor de técnica difícil puede aclarar.-.-;»
DS (30-Vll-31)
•L:que sólo.una.revelación de técnica difícil puede aclarar... » :>i·
Pág. 793, lineá.26' DS (30-Vll-31)
«...porque necesitamos asentar esa distinción ... »
Pág. 793, lineas 29-30 DS (30-Vll-31)
""·ªla plenitud de esos atributos ejecútivos.,'.» «... a la plenitud de sus atributos ejecutivos ... »
Pág. 794, lineas3'4 '·
«... que se hallaba puesto al frente de todo un pueblo, a la sazón en que éste practica un radical viraje his-
~c ...porque,néC:esitamos acentuar esa distinCión... 1>
tórico ... »
lll. LAs PROVJNQAS DEBEN REBELARSE CONTRA TODA CANDIDAIURA DS (30-VII~31); e Ol-VII-31)
DE INDESEABLES
, «... que se hallaba puesto al frente de todo un pueblo en sazón que éste practica un radical viraje histórico ... 1>
Pág. 790, línea 13 e (6-VI-31)
«... sin arraigo en Ja profunda vida provincial;» «...sinarraigo en la profunda, profunda vida provin1:; íi
Pág. 794, lineas 25-26
cial.»
«... de integralidad, mejor dicho, para evitar el equivoco de la palabra, de organismo, de sistema. El señor.~.».
DS (30-Vll-31)
N. EN EL DEBATE POLiTICO.-,-
(DISCURSO PRONUNQADO
EN LAS CORTES CONSTITUYENTES EL•DiA30 DE]ULIO DE
1931) Pág. 795, líneas 2-6 ,
Pág. 792, lineas 3-4
~< ••. no seria, nada, ya que no será nunca pura ciencia;
DS (30-Vll-31)
es menester; que fa idea política ... » «... no seria nada. Es menester, puesto que no puede c::onstituirs_e, n_i lo será nunca, en pura ciencia, es
menester quefa idea política.. :>>:
DS (30-Vll"31}
\
1014
___ _:: -
«... de integralidad, mejor dicho, para evitar el-equivoco' de la palabra, de organismo,'de sistematismo. ' El señor... »' , «...podemos decido mismo: que se úb5'ha plantea" doun problema; Pues bien, como no hay tiempo ui oportunidad para poder desarrollar, segón he dicho, todo lo ·que va .en éste pensamiento, quisiera sólo ejemplificarlo en•íma cuestión fundamental...» · •« ... podemos decir que se nos ha planteado' un pro" blema. Pues bien, como no hay tiempo para poder
1015 ;- __:¡
'
desarroÜar, s~gún he dicho, ni hay. oportunidad, todo Jo. que va en. este pensamiento quisiera sólo simpltficarlo en.una cuestión fundamental...» Pág. 795; líneas 8-9 · DS (30-VII-31), C (31-VII-31)
Pág. 798, líneas l 6c17 . DS (30-VII-31} .
.«¡;,me.di perfecta:cuenta de que, como hábil pedagogo, aprovechaba.;.» «... me di perfecta cu.enta de que, hábil pedagogo, aprovechaba ... »
.
Pág. 798, lípeas 19.-20 DS (30-VII-31)
« .. .impericias de lenguaje y actitud ... » «.. .impericias de lenguaje y de actitud ... »
ú
Pág. 799, línea 5
«; .. porquealfin poca cosa es.él; pero con un todo de lealtad,,.>> " « ...porque al fin poca cosa es él, pero con un tono de lealtad... »
;,-
Pág. 795, líneas 10-11 DS (30cVIlC31)
«Cualquiera que sea la distancia.a que yo esté ... ». «Cualqukra quesea la distancia en qúeyo esté ... »
Pág. 795, líneas 18-19 DS (30-VIl-31)
«...no sólo es todo lo que ella auténticamente es ... » «.;.no sólo es todo lo que ella automáticanientees.;;»
: '.i:
Pág. 795, líneas 29-30 DS (30cVll-31) .· Pág. 796, líneas 12-13 : " .:. . DS (30-VII-31) "'
2 DS (30-VII-31) }
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« ... cuando se lanza una disposición ... » ~( ..·.cú.andú se' discute una disposición.:.>~
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«.. ;no existe ya el capitalismo como rigoroso princi•pio que regúla la vida económica;'.pero tampoco el · colectivismo~ ..»~ «... no existe ya el capitalismo como riguroso princi·:i :, ··: pio que regúla la.vida económica; nHíünpoco el toL
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«... nosotros aspiramos tanto como vosotros y deseamos se haga,:.>> ~c ... nósotros 'aspiramos tanto como vosotros, que deseamos que se haga.;.»
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"• · C1La Cámara,tribt1ta una larga ovación al sellar ministro de la Guerra);» ,·• • · C1La Cámarn tributa una ovación al se1lor 1íiinistrode . -¡·laGuetréi).-»:("'
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Pág. 805, líneas 6-7
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«, .. quelas;cualidades de un objeto que no es ni va a ser de uno, .poFsí-rit.ismas, provoquen en nosotros ese instinto ... » : «.,~quelas cualidades de un objeto quenó es ni.ya a
«...buena oratoria en todos los tiempos.»!:
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Pág. 804, línea 28 ' C(5-VIII-31)
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Pág. 804, líneas 21-22 C (5-VIII-31); RR (31).
!'
lectivismo~.·· >r;~
Pág. 796, línea 26
VI. SOBRE LO DE AHORA.- UNA CUESTIÓN PERSONAL
;;-
E
!f•
<<.:,el anuncio de que iba a pedit uri cambio.:.» «... el anuncio de queiba a ser eso, pedir un cambio ... »
Pág. 808, línea 6 C (6-VIII-31), RR (31)
« ... una frase saliese cantando. El que no esté conforme teridrá;.pues; que aguantarse.» « ... una frase saliese cantando. La peculiaridad de estas Cortes es que, por vez primera, actúan en ellas el puro intelectual y el puro obrero de mano; conviene much9 que·ambos modos de ser hombre se manifiesten según son. El que no esté conforme tendrá, pues, que aguantarse y perderá su tiempo ¡y-su es, fuerzo .si intenta con cinismos de gesto y groseras agresiones suscitar en mi persona el más ligero pavor.» ,.,,, .. «Es, pór.ejemplo;yeridico ... » · ··.«Es, por, completo, verídico ... » ''' ._ «.•• defensa frente a sus propias intenciones ... » «,..def~nsa frente a.sus propias.intuicione5 .•. » •
1017
«.:.coartar la franquía de decisión de los poderes legislativo.» «... coartar la franquía de decisión en los pcideres·Jegislativo.»·
Pág. 808, lineas 19"20 C (6-VIII-31), RR (31)
l. !
« ... atendeinos a este renacer de la provincia ... >~
Pág. 813, linea 6 -C (5-IX-31) Pág. 813, lii}eas 22723
«... del cuerpo nacional. Dos raíces son necesarias ... »
C (5-IX-31)
, «... del cuerpo nacional. 1.a reforma locaL Un pueblo de trabajadores Dos raíces son necesarias ... >~
Vllc PROYECTO DE CONSTITUOÓN.-. (DISCURSO PRONUNCIADO EN LAS CORTI;S CONSTITUYENTES EL 4 DE SEPTIEMBRE DE
1931)
Pág. 809, linea 1 DS (4-IX-31), C (5-IX-31)
«Señores diputados: ... » «El Sr. ORTEGA Y GASSET (D.José): Señores dipu'._) . tados, ... »
Pág. 810, linea 14 C (5-IX-31)
<< ••• reacciones.
Pág. 814, lineas 19-20 C (5-IXC31)
cuales .. ;»
Pág. 814,lineas30"31.,
/
Pág. 810, lineas 19-20 C (5-IXC31)' Pág. 811, lineas 11-12 C (5-IX'31)
Pág.811, lineas 22-23 • C (5-IX-31).
Nuestra faena ... »
<<~-••reacciones.
·• .i,.
C (5-IX-31)
··'·Un problema de ingeniería Nuestra faena ... »
C (5-IX-31)
··« ...para elporvenir. En priínerlugar.. .>> 1•• • «...para eLporvenir. . ·1.a organización en regiones En priíner lugar.:.» «...vieja· idea .. y: principio románticos, según los
\Pág. 816, lineas 9-10
; ¡:cuales:.~»
C (5-IX-31) DS (4-IX-31)
., : '"··originalidad: · · Declarada está plena coincidencia... » «• .. originalidad. Coincidencia con las intenciones principales Declarada esta plena coincidencia... »
,,_-in·.1· · ·
'« ... vieja idea y principio romántico, según la cual...»
«...vieja idea y principio romántico, según los cuales ... ~~
. «... cabe modularlas de otra manera ... » «·..• cabe modelarlas· de otra manera ... »
Pág. 816, linea 23 DS (4cIX-31), C (5-IXc3l)
«... dueños de todas las dotes ... » «... dueñosya de todas las dotes ... »
Pág. 816, lineas 36-37
«... definición de Poderes . 1.a gloria más auténtica ... » «... definición de ~oderes . . La definición de Poderes 1.a gloria m.ás auténtica ... »
C (5-IX-31) Pág. 811, lineas 35-36
«... esa reserva de estadistas adiestrados, sin la cual...» «... esa reserva •de estadistas adiestrados, sin los
he escuchado. -- ;r "Organización nacional,,.»
<,;.
<( •••
''«.',.he escuchado:. ·Por qué sucumbió la monarquía'
Pág. 818.,lineas 17c18 C (5-IX-31)
"Ofganizacióil nacional".»
· «... el Poder legislativo y fiscalizador... » «... el Poder legislativo, el fiscalizador... »
ii-:
Pág. 812,líneas27c28 C (5-IX-31)
1018
«.:.no es de urgencia ahora eluciibrar... »
\
es de urgencia ahora recordar... »
1019
--,;,,_, -:'>..;
Pág. 819, líneas i7-28 C (5-IX-31)
VIII. UN ALDABONAZO
«... graves cortapisas!
Bajo esta admirable... » «... graves cortapisas!. Los riesgos del plebiscito Bajo esta admirable ..• »
Pág. 827, líneas 1-2 ·
RR (31) Pág. 821, líneas 5-6
C (5-IX-31)
«... oirácon mucho gusto. (Muy bien, muy bien).· El señor ORTEGA Y GASSET: Agradezco vivamen.te: ..->» , «... oirá con mucho gusto. (Muy bien, muy bien). La Cámara·· El señor ORTEGA Y GASSET: Agradezcó .Vivámente ... »
C (9-IX-31)
«... ál B)leblo español frente a su destino claro y abierto, puede ser anulada por la torpeza del propagandista.» «... ál puebfo español frente a su destino claro y abierto, puede sernnnlllda por la torpeza del propagandismo.» « ... al pueblo español frente a frente de nn destino . claro y abierto, pnede ser anulada por la torpeza del propagandismo.»
X. FEDERALISMO Y AUTONOMISMO.- (DISCURSO Í'RONUNOADO EN LAS CORTES CONSTITUYENTES EN lA NOCHE DEL25 AL 26 DE SEPTIEMBRE DE 1931)
Pág. 821, líneas 20-21
«... que regir:nnestra invencijln inStituciorial; no es la solnciónmás elegante ... »
C (5-IX-31)
regir nuestra invención jurisdiccibnálj no es
la solución más elegante ... » Pág. 822, líneas 31-32 C (5-IX-31)
Pág. 831, línea 1 C (26-IX-31) DS (25-IX-31)
« ... quien rige la Historia. Ese Estado robnsto ... » «... quien rige la Historia. La Iglesia
Ese Estado robusto ... » Pág. 823, línea 8 C (5-IX-31)
Pág. 824, líneas 28-29
Pág. 831, líneas 1-2 DS (25-IX-31)
«Siento vivarriente ... » «El Sr. Ortega y Gasset (donJosé): Siento vivamente.:·,,. «Hay dos Sres. Diputados qne tienen pedida la pala,· bra; Uno de ellos es D.José Ortega yGasseUTienela palabra fo S. El Sr. Ortega y Gasset (D.josé): Siento vivamente ... » prónunciar con.mediana sintaxis ... » « ... pronunciar con media sintaxis ... '~
<( •••
«... esa disolución, aquella línea constitucional queda"'·" • «... esa disolución, esta línea constitutional quec da ... »
«:.:como la estrella; (Aplausonmánimes que se pro-
Pág. 831, línea 16 DS (25-IX-31)
« ... discurso doctrinalmente, cuya doctrina ... »
Pág. 83lj línea21 DS (25-IX-31)
((;;.el vagó contorno de una palabra con que se: ... « ... el vago dintorno de toda palabra con que se... »
Pág. 832, línea 6 DS (25-IX-31)
« ... sentido;que:yo' creo ... » « ... sentido, el cual yo creo ... »
Pág. 832, línea 8 . DS (25-IX-31)
<<..;"trabajador" el cual se ha ... » «.•. "trabajador que se ha ... »
Pág. 832, línea 15. DS (25-IX-31)
«.•. sentidó que' el...» « ... sentido, digo, que el...»
cuya doctrina ... »
.lo11ga11 largo rato):» DS.(4-IX-31)
C (5-IX-31)
1020
·«.c..coIT1o la estrella. (Aplausos unánimes que se prolongan largo rato). El Sr. PRESIDENTE: Se suspende este debate."» «.e.como la estrella. (Aplausos 1mí:í11imes que.se pro!011ga11 lm'go í·atá)> •i Se levanta la sesión a las nueve y veinte.»
11
1021
«... ochenta años, y que posee en el Manifiesto comunista de Marx: no_ podemos ... » «... o.chenta años este tremendo vocablo en el Manifiesto del partido comunista de Marx: no.podemos: .. »
Pág. 832, línea 17-18 DS (25-IX-31)
Pág. 832, líneas 28"29 •· DS (25-IX-31) Pág. 832, línéas31-32•; DS (25-IX-31) Pág. 832, líneas 34-35 DS (25-lX"31)
-:.
«L!.profundadenuestra_vid~ ... » «...profunda para nuestra vida ... »
«... egregios de Poder,.de Historia ... » «... egregios.de Política, de Historia ... » «...-la que sea- repertorio de Ideas con que en, frontamos nuestra existencia.~.>>' «...-Ja.que sea'-,- el repertorio deideas con que enfrontamos la existencia.,»
Pág. 834, línea 5 DS (25-IX-31) ·
<< ... el nuevo Estado recién nacido ... » «... el Estado superior recién nacido ... »
.Pág. 834, líneas DS (25-IX-31)
«... presentan enla historia, en este orden ... »
Pág. 834, líneas 15-16 DS (25-IX-31)
«..•plural y permanente, de aquellos ... »·. «... plural y conjunta, de aquellos ... »
Pág. 834, línea 29 DS (25-IX-31)
«...posibles políticas y la mejor modificación. .. » «...posibles políticas y la menor modificación ... »
Pág, 834, líneas 36-38 .
«... de una colectividad que lleva en brazos; a través de Jos cambiantes destinos políticos de un pueblo, toda la suerte de éste al correr... » .«c.-.de .una ~olectividad que lleva en brazos toda la suerte; á través.delos cambiantes destinos políticos de un pueblo, de éste al correr... »
DS (25-IX-31) Pág. 833, línea 1 DS (25-IX-3 l)
«... que hacemos,:España padece ... »• «... que hacemos.en España padece... »
Pág. 833, línea 4 DS (25-IX-31)
grande ... » « ...para mísorpresa grande... »
Pág. 833, línea 19 DS (25-IX-31)
«... teoría histórica sobre ... » «... teoría históricq-sociológica sobre ... »· ·
Pág. 835, líneas 2-3
Pág. 833, línea 22 DS (25"IX"31)
«... el hecho de Ja forma ... » «: .. el hecho y:laforma ... »
DS (25-IX-31)
1
Pág. 834, línea 40 DS.(25-IX-31)
<< ••• presentan
en este orden... »
«... entiéndase·bien,:no el ejercicio ... »
.ejeréicio .. ;1~;·;-
f!'
Pág. 833, línea 24 DS (25-IX-:31). Pág. 833, líneas 29-30 .DS (25-IX-3 l) Pág. 833, líneas 36-37 DS (25-IX-31) Pág. 834, líneas 3-4 DS (25-IX-31)
1022
_« ... a ese hecho de Ja forma jurídica del Estado ... » «.:.a ese hecho y la forma jurídica délEstadó •. :». «.. .la Cámara antes decida esta cuestión ... » «.. .Ja Cámara. antes de decidir vea esta cuestión... ». · << •••_territ()ri~L ; << ..
Pqr _tanto :el autonomismo ... » ·.territoriaJ. ,Por'lo.tanto, el aut,onomisnia·.. ;»
«... a renunciar a esa voluntad de convivencia radical preestatal, dejarla· dislocada, hacer que quede; ·cuando menos, cOndicionada:>> «... a declarar que esa voluntad de convivencia radical, preestatal se disloca, o queda, cuando menos, condicionada,». :' ! ,
Pág. 835, línea 11 DS (25-IX-31)
«... Rusia ..No 16.cerisuro; eS un ensayo ... 1>
«... Rusia: un poder que no está en la Constitución · ·de Rusia ...No lo censuro; es, con toda reserva; un,en:-, ··sayo ... »
1
«...un Estado.nuevo integral, quedándose... » «...un Est¡idc»nuevo superior, quedándose ..•.»·
Pág. 835, líneas 33-34 DS (25-IX-31)
·.
•.• «.;.de.tendencia federal, que permita la!autonomía de Municipios y Provincias, como si...» «... "de tendencia federal, que permita la autonomía de Munic_ipios y regiones como si. .. 1> 11
,
1023
r1 1 1
! Pág. 836, línea 8
DS (25-IX-31)
«...nuestro pueblo, pero, por lo mismo, hemos de tener:-.·.»-«•.. nnestro pueblo. Pero, ·no obstante hemos de
Pág.838, lineas.8-9
«... dentro del cual esos hombres, sobre quienes el destino ... »· «: ..dentro del cual esos hombres, sobre los cuales el destino ... »
·e (7cXII-31} ·
tener... >~
Pág. 836, líneas 13-14 DS (25-IX-31)
Pág. 836, linea 16 DS (25~IX-3l)i'
· «••. su soberanía dispersada. No ... »
Pág. 836, línea 18 DS (25-IX-31):
: · .
Pág. 838, linea H C (7cXII-31):
«...su soberanía dispersa. No ... »
~":·de arriba para insinuarles ... »
Pág. 838, linea 19 e C7cXII-31)
~t ...jansenistas, no debe menudearse~ .. »
Pág. 839, línea 12.
C (7-XII-31).
- "''' «... ur¡~4~~~s..palabras, de los gestos y de los movimjen_to? ... ~> « ...1Jn~ ~e l~s. pal~bras, gestos y movimientos ... »
Pág.840, línea 25 C (7-XII-31)
<<.••• se desvirtti<¡,esra,pcasión, por dejar que triunfen... » se desvirtó~ esta qcasión, para dejar que triunfen... »
·
/
Pág>836;linea 21 DS (25-IX-31) Pág. 836, lineas 25-26
: : «...hoy elplebiscito imposible... » «, .. hoy este plebiscito imposible... »
«... no tiene peligros de esa dimensión de subsuelo ·y ofrece ... »: · · «'. •• no tiene los peligros de esa dimensión subterrác nea e insubsanable y ofrece ... »
XI. RECTIFICAOÓN DE !A REPúBLlCA.- (CONFERENCIA PRONUNCIADA EL DÍA DE DICIEMBRE DE
Pág. 837, línea 1 C (7-XII-31)
1931 EN EL CINEMA DE!A ÓPERA, DE MADRID)
«Señoras, señores .. .->>
«EL DISCURSO Señoras~ señoies; .. »
Pág;837, linea 19 :•
1024
«..• quisiera yo hacer ante vosotros NUESTRO DEBER Van transcurridos ... » · « ... quisiera yo hacer ante vosotros . . .. •BAIANCE DE LA REPÚBLICA ' · Van transcurridós ... »
6
•.
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!~ ¡ :; •
«.,.desaz,ón descontento ... » 1
'~~·:;d~~~Ón Y_4,~c~~tento ... »,
.
Pág. 841, líneas 23-24 C (7-XII-31)
1
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Pág. 841, lí~eas F-18. e C7-XII"3i.l · 1
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: «... si~o >a .~uCh9s qtie militan ... » «... sin~'a105 mu~líoS que militan ... »
Pág. 842, línea 32 C (7-XII-31)
«... eran pocb o riada felices.»
Pág. 843, línea 28. C (7-XII-31)
«Pero menos afortunada me parece todavía la otra ... » «Pero menós afortlinada todavía me parece la otra... »
Pág. 843, lfhea 40 C (7-XII-31)
«...y el alma nacional se ahogaba .. .>i «...y el alma racionalse ahogaba ... »
Pág. 844 >lírieá 2 C (7-Xllc31)
«.:;'.b~rguesa, va a: dar... »
il ...
eran pOco felices.»
:; '
Pág. 844, línea 4 C (7-XII-31) ·
«... que al rehacer un Estado ... » «... que alienacérun Estado ... »
Pág. 846, líneas 24-25 C (7-XII-31)
«•. .la conveniencia de ellos ... »
«.. .la conveniencia de algunos de ellos ... »
1025
r1 1
Pág. 846, lineas 33-38
C (7-XII-31)
Pág. 849, ]meas 27-28
« ... a quien tanto debe Ja República, y que sólo con
rasparse... >~ C (7-XII-31) '
«... a quien tanto debe la República, que sólo con rasparse ... »
«...voluritád práctlcamente integral de up: pueblo se Concen.tre
C (7-XII-31)
Pág. 855, línea!; 2-3
«...y por sí mismo; no se la ha dejado franquía a su propio; intran5ferible destino; no ha podido hacer la historia que germinaba en su interior, sino que era una y otra vez y siempre frenado, deformado; paralizado por ese Podérpúblico, no furididoconél,yux~ tápuesto o sobrepuesto a la nación e inspirado'por intereses divergentes de los sagrados intereses españoles, y les llamo sagrados ... » ' · «.!.y por sí mismcL No se le ha dejado que haga la historia que germinaba en su interior, sino que el poder pub1i¿ó 'lía' ésfadO constarite'nieiit~ sobré él, desviándose erisu trayectoria espontánea. Así no es posible que un pueblo viva en plenitud. Siempre, estos grupos inte~calaban sus intereses divergentes con los sagrados intereses españoles, y les llamo sagrados ... »·
en Uilállime decisión... »
--
-
«...voluntad, prácticamente grandes aspavientos de '" '.. ' reV()IUcióil, 'e:n ~~áruIDe decisión ... » ~ 1
• ·'
Pág. 851, epígrafe C (7-XII-31)
«UN PARTIDO NACIONAL DE AMPUTUD» «UN PARTIDÓNACIONAL»
Pág. 851, linea 8 C (7-XII-31)
« .. ,fabuloso que pasó ante los pueblos ... » «... fabuloso que pa,sa ante los pueblos ... »
Pág. 853, línea 3.. C (7-XII-31)
<~ :::~_U,-Va. a ~<:I, Ilación~ y no al revés. ~9 -~e_~~···>~:_ «.,.sirva a la Nación. No se le ... »
Pág. 853, lineas 3 7-38
1
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«, ••• en medio de, la escalinata y ante up:¡~rrible con1llicto: tener que ):>ajar sola la escalera, cosa que.. ,>¡ «... en medio de la escalera, cosa que ... »
C (7-XII-31)
Pág. 854, lmea 26 C (7-XII-31)
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<<._._._com,o,'1~41 ahpra, en dispersión... » «... como hasta ahora, en pura dispersión ... » \
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ANEXOS
,¡927 La editorial Revista de Occidente publicó, en 1927, El c¡¡igen.del conocimiento. moral (colección NuevosHech65; Núevas Ideas, n.º XVI), en traducción de Manuel G. Morente, con una breve nota introductoria sin firma sobre el libro. Paulina Garagorri reprodujo parcialmente este texto en su edición de Kant. Hegel. Scheler, Revista de Occidente en Alianza Editorial, Madrid, 1983, p. 141, bajo el título de «Francisco Brentano il»; antecedido.por el prólogo .de Ortega a la Psicología de Brentano (Revista de Occidente;Madrid, 1926), numerado con unl. Se ofrece,• a continuación, el texto íntegro ...
[NOTA AEL ORIGENDEL CONOCIMIENTOMORAL, DE FRANCISCO BRENTANO]
/
En·el presente liblito ofrecemos allector la traducción española;de la, .. célebre :confere¡¡cia de Brentano .sobre .el 01igen del conocimiento moral. Este. tratadito,' de. la más auténticafilosofta, constituye una de esasjoyas filosóficas que,\como Eldisctirso;deJmétodo o la Monadología, quedará· · cualjalón indicador de 1m nuevo periodo en la histolia del pe11Samientofi'c losófico: I'uede decirse_que, la base_en donde se asienta la étic.a moderna de. los valores es este breve libro de Brentano. Debemos gratitud a la casa editolial Felix Meiner, de Leipzig, la cual, teniendo en reedición las obras de Brentano, nos Ita autorizado amablemente a publicar ésta en castellano, como igualmente los capítulos de la Psicología, que hemos dado al p1iblico espm1ol en el mímero XIII de la presente colecciófü.
\
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1
J.
1031
1930
En manera nÍl1gu11a entiendo haber tratado aq11t de modo s¡¡ficiente el tema llniversitario. Valga sólo este ensayo como anticipación de lln f¡¡t11ro rnrso sobre La Idea de la Universidad. Un estudio adernado exige, ante todo, la dara filiación de los caracteres esenciales de n11estro tiempo y lln
MISIÓN DE LA UNIVERSIDAD ·
precisq diagnóstico de la n11eva generación.
"
- j:
f l ~¡ ·..•
Como se explica ampliamente en la nota a la•edición de Misión de la Universidad, las primeras ediciones dela monografía'.(1930 y1936)contenian una dedicatoria y el capítulo «l. Temple para·Ia reforma», eliminados a•partir de la edición contenida en El libro de las misiones, publicado en Buenos Aires en 1940, y nunca más reimpresos en vida de Ortega (Paulina Garagorri los reprodujo en su edición de Misión de la Universidad, Madrid, Revista de Occidente en Alianza Editorial, 1982, pp. 11CÍ3). Ambos textos carecen de publicaciÓi/pr¡zyfa a SU aparición en las monografías de 1930 y 1936, y se-ii/clúyeron también erdas dos primeras ediciones de Obras de José Ortega y Gasset (1932 y 1936). Se recogen, en el Apéndice, las variantestextuales advertidas al realizar elcotejo•de esos'cuatroote.5timonios. Dado que en la presente edición se ha optado por privilegiar) en lo que a la estructura del texto se refiere; la'que Ortega·inclriyó en El libro de lasinisiones (1940), mantenida en todas· las •ediciones 'del tomo IV de Obra5 completas publicadas en vida del autor, la dedicatoria a la Federación Universitaria Escólar. (EUcE;) y el capitulo'«L Temple para la reforma» se reproducen·íntegramente'a cóntinúación.
A lA EU.E. DE· MADRID
La Federación Universita1ia Escolar de Madrid me pidió !lila conferencia sobre asllntos de refonna tmiversitmia. Las pésimas condiciones acüsticas del Paraninfo y mi defectuoso estado de sal!!d en aq11ella fecha me impidieron desaJTollar siificientemente el tema de mi disairso. Esto memovió a redactar poste1ionnente con alguna mayor amplitud las notas q¡¡e para mi c01iferencia habfa reunido. He aq11f el resllltado. Como se verá, aparte 1111a i11trodl!cció11 que el estado de ánimo predominante aquellos dfas en los escolares requeiia, me he limitado con todo 1igor a lo que considero la rnestión capital. Sentía prisa por lanzar a la disrnsión este asunto, y las páginas que siguen 110 tienen más pretensión que la de servir como materia para lln amplio debate. Por lo mismo, he dado a mis ideas una expresión demasiado arnsada y constmida con puras aristas.
1032
1033
l
TEMPLE PARA LA REFORMA ·. La Federación Universitaria Escolar me ha pedido que venga aquí para hablar a ustedes sobre la reforma académica. Y. yo, que detesto hablar en público, hasta el punto de que he procurado hacerlo muy pocas veces en mi vida, sin vacilar.un momento me he dejado esta vez requisar por Jos estudiantes. Esto quiere decir que vengo aquí con entusiasmo. Con mucho entusiasmo, pero sin mucha fe. Pues claro está que son dos cosas .distintas. ¡Aviado estaría el hombre si no pudiese sentir entusiasc mo más que por aquello en que siente fe! De esa suerte ~ontinuaría a .estas fechas la humanidad su existencia de troglodita, ya que todo lo que vino a superar Ja cavemayla selva primigenia fue en su hora primera sumamente improbable, y; sin embargo, el hombre sppo entusiasmarse con el proyecto de tan inverosímiles empresas, y por ello se puso a su servicio, se esforzó magníficamente en lograr lo increíble y; al cabo, lo consiguió, No hay duda que es una de las fuerzas radicales del hombre esta capacidad para encenderse en la lumbre de Jo improbable, dificil, distante. El otro entusiasmo, que nace en la cómoda cuna de la fe, casi no Jo es, porque consiste en estar por anticipado seguro del triunfo. ¡l'oco se puede esperar de quien sólo se esfuerza cuando tiene Ja certidumbre de que va a ser, a la postre, recompensado! Recuerdo haber escrito en 1916 que los alemanes perderían la guerra, porque habían entrado en ella demasiado seguros de la victoria, porque habían puesto entero su ánimo a vencer y no simplemente a combatir. En Ja lucha hay que entrar dispuesto a todo; por tanto, dispuesto también a la derrota y al fracaso, los cuales son, no menos que la victoria, caras que de pronto to- .
mala. vida. C::acla ella se 111e Jmpqne .con mayo.r .cl.aridacl la ccmvi.cció.n de que el exceso de seguridad desmoraliza a los hombres más que cosa alguna. Por eso, porque llegaron a sentirse. demasiado seguras, todas.las aris, - - . tocracias de Ja historia ,cayeron en irremediable degeneración. Y una de las enfermedades que el tiempo actual padece, sobre todo la nueva generación, es. que, merced al progreso técnico y de Ja organización social, los nuevos hombres se encuentran.en la vida seguros de.demasiadas cosas'. No extrañe, pues, que, ejercitando la condición natural humana, venga aquí con más entusiasmo que fe. Pero ¿cuál es la razón para esta penuria de mi fe? Miren ustedes: ahora vendrán a hacer los veinticinco '
1 Véase sobre
1034
'
esto mi reciente libro !-a rebelión de las ntasas.
años que escribí mis primeros artículos sobre reforma del Estado español en general y de 1a Universidad en particular. Aquellos arvculos me valieron la amistad de don Francisco Giner de los Ríos. Eran.entonces contad!simas las personas que en España admitían la necesidad de una refo~a del Estado y aun de la Universidad. Todo el que osaba hablar, de ellas, insinuar su conveniencia, quedaba, ipsofacto,.declarado demente o forajido,y fuese él quien fuese se le centrifugaba de la comunidad norc mal española y se Je condenaba a una existencia marginal, como si.reforma fuese1epra. Y no se diga que est.a hostilidad frente a la menor sospecha de reforma se,priginaba en que los reformadores fues~n gente radical, destructoracdel. orden establecido, etcétera, etcétera. Nada de eso; Aunque fuera archimoderadó .el que hablas\! de reforma· quedaba excluido deentrelos.hombres «tratables». Esto aconteció.con donAntonioMaura, a quien l.as clases conseryadoras mismas habían puesto. en las cimas.de1 Poder público. Convencido de qué era urgente, aun desde elpuhto de vista más'conservador,.modificar la organización del Estado, se vio al.punto.expelido al extrarradio dela vida nacional.Su intento de reforma.quedó aniquilado por un chiste muy en boga a la sazón: porque erareforniadora su actuación se,Je comparó aún caballo. de la Guardia Civil que entra en una cacharrería. Dos cosas no advertían los que seTec gastaban propal~do este, chiste: una, que pocos años después iba a entrar en Ja cacharrerí¡i, no un caballo, sino tod
1035
hoy es nuestra Universidad bastante distinta de la que era, aunque no sea aún, ni de lejos,· lo que debe; lo que puede ser. A la hora presente, en toda la existencia riacionat las constelaciones han cambiado. Han venido los hechos,·con sn pnño cerrado, a tapar las bocas maldicientes y a convencer al más remiso de que el Estado y la Universidad de España necesitan una reforma, que 110 es cuestión desearla o no, sino que su intento es ineludible, porque ni aquél ni ésta marchan. Son máquinas-maltrechas por la usura del usoyla del abuso. : · Hoy ya no estamos solos; ·hoy ya quieren muchos la tránsformación del cuerpo ·español, y los que no la quieren se disponen, con uno u 'otro método, a águantarla. Sin duda la hora es feliz. No saben bien ustedes, losjóveríe5; lá 5uerte quehárí tenido: llegárí ala vidá eiiuna ócásiórímagnífica delos de5tincis españoles, cuando el horizonte se abre; y muchas, muchas grandes cosasvan•a ser.posibles, entre ellas•u11 nuevo Estado y una hueva Universidad; No es fácil dejarme atrás eiy óptimismo cor\ que interpreto la situación actiial de nuestro pafs;'Hechos de la vida püblica, en que casi todos han visto signos funestos, se me aparecen como máscaras irónicas que fingenun mal para ocultar tras sí germinaciones favorables. Sin duda la hora es feliz; llegan ustedes en la madrugada de llna fecha ilustre: Un pueblo durmiente durante siglos Comienza 'a•estreC mecerse con esos menudos temblores torpes que anuncian en un c\ierpo el despertar y qüe va a ponérse en piei'El momento puededefinirse,:sin error, con' aquel:verso tanmatinal en que el venerable poema del Cidresuthe 1ln amanecer: Apriessa,cai1ta11 los gallos e·quieren quebrar albores'. ¿No ha llegado, pues, el instante de que al viejo entusiasmo agreguemos una fe recién nacida? Yo tengo que responder a esto taxativamente: no; todavía, no. Mi optimismo superlativo llega con toda claridad y evidencia a creer que el horizonte abierto ante el español de hoy es . magnífico, El horizonte es el símbolo de las posibilidades que se ofrecen a nuestra vida. Pero nuéstra vida.és, además; la realización:actual de esas posibilidades. Aquí es donde se:encogemi optimismo y claudicá.mi fe: Porque en la historia, en la vida; las posibilidades no se realizan por sf
el
mismas,:automáticaménte; es preciso-que alguien, cbri sus'rrianos y su
mente; con su esfuerzo y con su angustia, les fabrique surealidaii. Historia y vidason por·eso.un perpetuo, un continuo hacer:.Nuestra vida no'nos:es dada ya hecha,: sino que vivir es,·en su raíz.mismá~:ún.estar nosotros haciendo nuestra vida: Y esto lo és siempre(: en cada minuto: nada nos.es absolutamente regalado; ·todo; aunlo que parece más pasiC :va, tenemos que hacerlo. El humilde Saného lo sugería a toda hóra, .repitiendo su proverbio: «Si te regalanla vaquilla, tienes que correr con la
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soguilla». Sólo nos son dadas posibilidades;. posibilidades para hacer nosotros· esto o aquello. Ahora, por ejemplo, están ustedes haciendo una cosa: escuchar;que·,·por cierto, no es'flbja faena~· como lo deniuestra el que,'a·poco que se·descuidenustedes,·su escuchar se depotenciará en simp,le ·oíf, y'a poco más, fugitiva la atención, llegaremos a no oír ni el estruendo de un cañón. Digo, pues, que la circunstancia ofrece una magnífica posibilidad para una' reforma profunda del Estado español y .de su· Universidad. Pero una y otra tienen que serhechas por alguien. ¿Hay hoy en España quienpueda hacerlas?· Por «alguien» y por «quién» rio entiendo, ¡claro está! ;:un individuo; lo que confusa y initológicamerité se suele llamar un «grande·hombre».·La historia no la hace un hombre, por grande que sea:: La historia ·no e5 un soneto ni: es un solitario: La historia· es hecha por muchos¡ por grupos humanos pertrechados para ello:, Como he venido aquípara ejercitar la más estricta•sinceridad hacia ustedes y suficiente lealtad conmigo mismo; comohe:venido aq1lí a decir sencillamente miverdad, no puedo rodear de ambages mi duda vec hemente de que exista hoy; en este día en que hable!, grupo algúno capaz de hacer la reforma del Estado y-'-concrelándome a mitema=la reforma deJaUniversidad. ¡Digo hoy; en estapresenteyfugazjornadai Denc tro 'de'quince 'días o :de quince semanasipuede· existir ese 'grupo; debe existir; nada impifl.e que de verdad se cree y se constituya;ysi subrayo tan enérgicamente' que no lo hay· hoy es,, no máS\•para contribuiraque de verdad lo haya mañana. Pero se me dirá: ¿p6Pqué dudar de que eXista un grupo capaz de realizár esa reforma? Cuando se reconoce que es·posible algo, para hacerlo basta cori quererlo. He aquí que nosotros queremos briosameríte la reforma universitaria; no hay; pues; duda de q1le ese grupo existe. ;·Es cierto, es cierto;,para hacer lo que es posible:basta·C:on;querer. Todo,depende de la pleriitud con que se entienda.ese fácilvocábh·Es fácil deciryaun pensar que se quiere; pero es difícil, muy dificil, querer de verdad. · '(Querer hacer algo 'exige que qµeramos todas las cosas que son precisas para su .Jo gro, entre ellas dotarnos a nosotros mismos delas cµalic dades imprescindibles para la empresa, Lo demás ria es querer algo, es simplemente: desearlo, enjuagarse con su imagen la fantasía, embriagarse voluptuosamente con el.proyecto, perderse en•vagos ardores, bullangas y efervescencias; •En su Filosofta de la Historia universal!dice Hegel que todo lo importante que ha hecho en la historia lo ha hecho, sin duda, la pasióu~peio bieri enterídido, añade-, la pasión ... fría. Cuan-
se:
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do la pasión es simple hervor, frenesí.y calentura, no sirve para nada. Todo el.mundo es capaz de apasionarse así.'P.ero no es tan fácil sentir aquel fuego 'decisivo y creador, aquella incandesc~nciatan sobrada.de .calorías que no se entibia lo. más mínimo al alojar den\ro de sí ]as, dos cosas más gélidas que hay en el mundo: laJirme.voluntadyla clara reflexión. El apasionamiento trivial, falso, impotente y est~ril.rehuye con terror la proximidad.de la reflexión, porque presient~ que ésta es fría y a su.contacto va•a congelarse y caer. Por e5o eLsíntoma dela.alta pasión creadora es qtiebus~a.integtarse., complétarse con las virtudes de lo frío; que se, da ellujo de tragarse refl,exión.sin perder éalcirías, de' quedar pee netrado y transido su;fu~go.todo de· clara.vis~ón;e infusibkv.oluntad. '! • .• Esta. especie de qtiererresúelto;•clarividenreytotal; es.elqu,ehoy, eneste día; no encuentro aún informando grupo alguno español-'tamc poco en.u~tedeS---. Ysin ello, es vanp·esperat la ejec~ción de·una refor1 ma;·eS,decir, de,una'construcción,de·µna c~ea~iónJ ,_; _/·' •J • El mal raclical de.las cosas españolas, Estado ó Universidad; puede recibidos nombres más cliversos: pero,Si se busca·el ápice·de esa raíz, aquello:decqueotodo lo demás,brotayemerge;nos encontramos con algci que tolera sólo unnombre adecuado: la chábacanería; De lo. alto a lci íric fimo pénetrai_todamuestra, exjstencia nacioµal, Ja .anega; la clirige,yJa inspira:¡El,Estado· se comporta con los ,ciudadanos ,chabacan~mente, permitiendo .unas;veces .que éstos no. cumplan• las: leyes, .o viceversa, aplicando él mismo sus propiasleyes de modo fraudulento, engañando al ciudadano con la ley misma. Algún día se contarán; por ejemplo, las cosas que el Poder público ha hechci usando de aquella famosa ley dada durante las dificultades de la guerra europea, yque se llamó «Ley de Subsistencias>>. Lo que más remoto pueda parecer a ustedes de las subsistencias fue coru¡eguido bajo el.título de esta ley¡ Todo el mundo sabe el uso8uelos,gobernadores .de.provinciás. hanhecho ..durante .dé'cenios de la'«Ley.de ASociaciones»; Pregunten ustedes' ~obre' el asunto eri lás Casas del Pueblo.de cadáprovincia. Pero no quiero ahpra presentar ca" sos patéticos de este comportamiento vil seguido por el Estado, Yo no vengo aquí a hacer política, ni aunque .viniera a hac'erla la.haría patética. Ji.o que pretendo es aclarar a ustedes en qué consiste esa enfermedad raclical, de España y del espaftol que ;llamo chabacaneria;c Porq~e ilo ·vale ahuecar la.voz; como se u~a enlos mítines¡ y.decir: ·esa ccinductadelPoder público es un•crimen, uri abuso intolei;able, .una prevaricación del Po.der público; Claro que,e5 todo 'eso, pero lo es tan trivialmente; tan estúpidamente, tan consuettidinariamente;: tan ~in beneficio compensaWc río para el Poder público, queda vergúenzallamado ~n crimen, porque,
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en efecto, aunque lo sea juríclicamente, no lo es como hecho psicológico, conio:realidad histórica: El crimen es algo fuerte, terrible, y eweste sentido respetable; eso no es crimen, es algo inferior al crimen; es.:.'chabacanería¡ falta de decoro mínimo, de respeto a sí mismo, de. decencia en el !Ilódo de ejercer.el Poder público su peculiarísirno y delicado oficio. ·No digo con esto que en.España no' se cometen crímenes; pero sí niego que'éstos sean lo substancial y lo más grave: Porqu~.los crímenes, cuando lo son de verdad, no tardan en, provocar una reacción que los cu:ra; pero la chabacanería, en cambio, se acostumbra a si mi.Sma, se encuentra cómoda a sí misma y tiende a generalizarsey eternizarse.' Así en España lo únpregna todo::.desde el Estado y sus actos públicos, hasta la vida deJamiliayel gesto delíndividub.•Ennuestras juntas de Facultad se respira a menudo lá chabacanería; y cuando auri en días normales se cruzan esos pasillos y·se oyen los gritos y se ven.las gesticulaciones de ustedes los estudiantes, se va mascando ,chabacanería'. Pero nunca aparece olaro lo. que significa un.concepto.sirio se.le enfronta con su opuesto;: como' el arriba y el abajo, el más y el menos. Toda idea .tiene su antagonista, y en]ucha con ella se perfila; ¿Qué es lo contrario.de la chabacanería? Lo diré.con.una palabra que les es a ustedes muy habitual; porque pertene,ce•aLvocabulario delos deportes. Lo contrario dela chabacanería es estar.en fonna. Harto conocida es·a ustedes la fabulosa dif~rencia que'hay entre un jugador cuando estrí enforma,:y el mismo cuando está fuera de ella. Diríase que no.son la misma persona:. tal distancia notamos entre lo que es capaz de hacer en un.casó y en el otro. Pero la forma tiene que ser conquistada: lograrla supone que el individuo se ha recogido y.concentrado sobre sí mismo, que ha practicado un. entrenamiento, que ha renunciado a muchas cosas, que vive sobre sí; alerta, tenso, elástico .. No le es nada indiferente, porque cada,cosa,.o es favorable a la forma o la hace bajar; y en.vista de ello la procura o la evita. En suma, estar en forma es no abandonarse.nunca en nada. Pues esto; el abandonarse; el«de cualquier manera>h .el «lo mismo da~>; el «poco más o menos», el
pcifque 105 gritos habitualés de IOS·sefiores estúdiantés¡ eStaclon3dos éit lós pasillos, hacen imposible entenderse dentrp,de-las aulas. -; · '. ,'í ·
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vos, que se mueve presto y ágil a todas las brechas sin perder jamás su estabilidad y su centro -como el abate Galiani decía en el siglo XVlll dela Compañía de jesús, que a la.sazón estaba en forma: «es-decíauna espada que tiene el puño en Romay la punta en todas partes». Pero un grupo no fogra esta forma si no se ha discipliilado, y.no se disciplina si no ye con perfecta claridad lo que se propone, y no 19 puede ver así cuando elpropósitó no es en si mismo claro, meditado, evidente y tan completo como la situación requiera. Atado esto me refería antes: dudo, en efecto, de que' en este día que corre haya en España grupo alguno que esté en forma para la reforma '-la del Estado o la universitarkY sino lo está,'cuanto se intente sin.las calidades:requeridas noserviiá, de nada: es evidente que siendo el·mal radical de lo español la chabacanería, va a servir de muy poco unnefor~ ma también chabacana. ¡Ya lo han visto ustedes! El intento petulante de reformar el país unas:gentes:que no habían pensad9"un momento'en pertrecharse· con las mínimas condiciones necesarias, ha sido la Dictadura, y lo único que logró, no obstante la maravillosa posibilidad que se le ofrecía, fue llevar al'colmoy frenesí el achabacanamiento nacional. Consté, pues; que yo: no he venido a recomendar a ustedes que no actúen en: la vida pública de España, que no pidan y aun exijan la reforma de la Universidad. Digo a ustedes lo contrario: digo que hagan todo' e.so, pero todo eso en serio; todo eso en fonna; be otro modo puede', sin miedo alguno a error, pronosticarse el porvenir. Si ustedes pretenden actuar en la vida pública sin' prepararse antes debidamente, pasará esfo: como actuar en la vida pública es actuar sobre la gran masa nacional y ustedes, sin forma, no son un grupo fuerte y orgánico, sino una pequeña masa, se cumplirán las leyes inexorables de la mecánica histórica, que son, en este punto, idénticas a la material: la masa mayor aplastará ala menor; ' Para actuar spbre una masa hay que dejar de serlo, hay que ser fuerza viva, hay que ser grupo en forma.' Si yo viese o presuinie5e en ustedes la decidida voluntad de Jormarse-¡ahl-'-', entonces,amigos míos, no andarla cou estas penurias y . escatimaciones de fe, .. 1' Lo creerla todo factible, próxiÍno, Inminente. Contra lo que se suele creer, la historia cambia a brincos yno sólo ni tanto en lentas evoluciones; Pensar esto último fue el error característico dd siglo pasado. Presumía que toda obra plenaria se ha producido en la historia mediante una lentísima preparación.Por eso, se sorprendía cuando los hechos hacían pat~nte e iii.disc;;tii,1~ l~ sÜbit~ ~m~rgenci~ eii. i~ biológico o en Jo espiri~ tual de realidades espontáneas y como impre¡:iaradas:
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Por citar un ejemplo simbólico, recuérdese la estupefacción que en el historiador del siglo pasado produjo averiguar que la más plena y clásica civilizaciéin de los egipcios-la maravillosa cultura de las Piránridesno había tenido precedentes. Causaba ya extrañeza que esta floración, la más perfectij en todo el proceso de la humanidad nilota, apareciese plantada en el umbral mismo de la historia, en su alborada. Se esperaba que las excavaciones descubrirían bajo la tierra de las piránrides vestigios de culturas menos perfectas, pero próximas a tan madura perfección. Fue enorme su sorpresa cuando los arqueólogos tropezaron casi inmediatamente bajo las pirámides los restos de una civilización ... neolítica. Es decir, que se había pasado, casi sin intermisión, de la piedra pulimentada a la piedra clásica. No; la historia procede muchas veces a saltos. Estos saltos en que se salvan subitáneamente fantásticas distancias espirituales, se llaman generaciones. Una generación en fonna puede lograr lo que siglos sin ella no consiguieron. He ahí, jóvenes, una incitación.
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ÍNDICE ONOMÁSTICO
I
•,
Adickes, Erich, 281 n. Adriano, Publio Elio, 389 n. Agripa, filosofo, 259 · \ Agustín, santo, 258, 2.64 n. Alberti, Rafaél, 301 Alcalá Zamora; Niceto, 648-650, 787, 886 Alcibiades, 61, 212 Alcuino de York, 360 Alejandro Magno, 61, 77, 473, 478, 479,489 Alembert, Jéan Le Rond d', 367 n. Alfonso VI, 123 Alfonso XIII, 247, 644, 869, 885 "'" Allegre, morisieuP d', 203 Alonso, Dámaso, 179 Amador'delósRios,José, 131 ·. ,, • Amanieu de Seseas, 40 Amard, monsieur, 360i·36L Amós, 512 Anselmo, santo, 163 Araquistáin, Luis, 831, 832 Arcipreste de Hita, 55, 595
Arístipo de Girene, 440 '' Aristóteles, 24, 25, 46; 141, 142, 238, 264, 266 n., 273, 281, 295, 329, ' ' 339; 340, 426n., 436; 576-578, 590, 730 Arqulloco de Thásos, 138 Arquímedes, 140 Aspasia de Mileto, 68 Augusto, Cayo julio César Octavio, 482,489,737 Auriol, Vincent, 805 Autrecourt; Nicolas d', 264 n. Azaña, Manuel, 783, 784 Aznar, juan Bautista, 628 Azorín,150,869,885 Bachofen,Johannjakob,.189-191 Bacon, Francis, 732 ' Bainville,Jacques, 195, 196 . Balbo, Camelio; 4 79 • Balfour, Arthm Jame5, conde, 512 Ballanche, Pierre-Simon, 360 ·· Balzac, Honoré de, 15, 16, 168, 169, 356
1043
Barante, Amable Guillaume Prosper, 359 n. Baraja, Pío, 150, 675 Barres, Maurice, 96 Barth, Heinrich, 85, 336 Barthou, Louís, 197 n., 205 n. Baudelaire, Charles, 573 Beaumarchaís, Pierre Augustln Caron de,261 Beatriz Portinari, 39, 40 Becker, Car! Heinrich, 534, 542 Beebe, William, 130 n. Beethoven, Ludwig van, 305 Bellod, P., 147 Berenguer, Dámaso, 610, 619, 628, 755, 760-765,882,883,888,889, 913 Besteiro Femández,Julián, 767, 802 Bísinarck; Otto van, 533 _ Bluiny Auriol, Léan·, 805,, Boccaceio, Giovanni,· 205, •.. Boigne, comtesse de, 383 Boltzmann, Ludwig, 329 Bonald, Louís de, 360 •· ,:• · Bomelh, Giraud de; 70 •· Bouglé, Célestin,.361 n. Bossuet,Jacques-Bénigne, 643 Bousset, Wilhelm, 128 Brentano, Franz, 46, 47; 861;•898,. 913 ' Breysig, Kurt, 428 Broglie, Louis de, 359 ne· ·, · Brouwer, Luitzen EgbertusJan, 336 Bruquiéres, 204 , ' .i • , Bruto, MarcoJunio,475, '" Bücher, Karl; 4 . '"' •• . Buckle, HenryThorirns; 543,., "''' BuffcíniGeorgescLouís, Leclerc, conde de, 209:· · Bugallal, Gabinci, conde de; 605
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Buloz, Frarn;oís, 7 Bultmann, Rudolf, 125, 128 Buridán, Jean, 708
Ciro II el Grande, 124 Claudel, Patil, 244 Claudia, Marco Aurelio Flavio, 128. Cleopatra, 405, 812.•: Cohen, !1erman]i; 279;282, 389 · Companys,Uuís, 794, 798,816 Comte, Auguste, 329, 346, 360, 362, 368,369,405,507 Condorcet; JeancAntoine-Nicolas, marqués de, 368 ·· Confucio, 432 " :. Constant; Berijaillin, 360 Copérnico, Nicolás, 274' Camelio Balbo, Lucio, 4 79 • Costa, Joaquín, 724 ·· ·· Cromwell, Oliver,.106, 600, 731· . : Cuartero,José, 289 Cunliffe, Philip, lord, 601 Cusano, Nicolás; 285 n., 294 ·
Cagliostro, Giuseppe Balsamo, conde de, 166 Cambó, Francisco, 599-605, 610-618, 883 Cánovas del Castillo, Antonio, 644, 812 Carlomagno, 448 Carlos III, 409 n., 643 Carlos V, 353, 602 Camer, Jaime, 836 Carré,J.R., 3681 n. Cartesio, véase Descartes, René Cassel, Karl Gustav; 546 Castiglione, Baldassarre; conde dé, r' · 678 Cavour, Camilo Benso, conde de, ¡730, 731 ¡;, Cervantes, Miguel de;i351; 390, 580: 818, 826' '' César, Cayo Julio, 55, 57, 73, 109, 189, 190, 199-202, 206, 211-214, 220-222, 258, 314-317, 473, 475, ' 477.-480, 482 n.; 659; 819,.826, 861, 876,880,904,908 Chamberlain, Austen, sir,.512 ... Chamísso, Louis Charles Adelaide dé (llamado Adelbert van), 2 71 " Chateaubriand,- Fran~oís René, vizconde de, 165: , :" Chénier, Marie-Joseplt de, 199, 201, 202 Chuang Tse,539." . Cicerón, Marco Tulio, 363, 477, 478;. 552 n., 737 · '' - ' Cid Campeá.dór (Rodrigo Díaz de Vivar), 109; 481; 489,490, 761
\
1
D'Alembert; véaseAl!'Illbert; jeanLe Rondd' "'i' Dacqué, Edgar, 134, 182 Dampier, William; 132 Dante, 39, 69, 10, 176, 237, 365, 524, 717 Danton, GeorgesJacques, 456 Danvila y Collado, Manuel, 409 n. Darwin, Charles Robert, 132 . • Dato, Eduardo,'752 Dawson, Christopher,•516 David, rey,531' ,., Deichler, C., 241 Demócrito, 142 Descartes, René,'62, 230, 258-260, 262, 267, 275, 282; 285,.326¡ 369, 587 Diaguilev; Sergei Pavlcivicl1, 77 Dibelius, Martin, 129 n; Dickens, Charles, 149
Dilthey; Wilhelm, 324 n. Diocleciano, Cayo Valerio Aureliá, 517 Diodoro, 190 Diógenes, 440 , Dionisia de Siracusa; 547 Dixon, George, 240. Dopsch, Alfons, 480. Dostoyewskí, Fedor Mihailovich; 24, 169 Drews, Arthur, 126 • Driesch, Hans, 172 n. Duhem, Pierre, 333 Dumas; Alexandre,.166 · Dumont; André,,197 Duns Scoto, Juan, 264 n. DupontcWhite¡.Charles, 370 ' Durkheim, Émile, 360.n. Eckhart, el Maestro, (llamado), 13; 158,267 Ehrenfels, Christian van¡ 4 7 . Einstein, Albert, 208, 296; 333, 335, ,' 336, 397, 404 n.', 445, 472, -513; 525,546, 730 Erik el Rojo, 86 Estilicón, Flavio, 222 Euclides, 335 Faguet, Émile, 359 n.Fascher, Erich, 129 n. Federico II el Grande, 238. Ferguson, Adam, 504 Femán González, 122, 126 . Femandolde Castilla, 123 Femando VII, 705 Fichte,Johann Gottlieb, 16,230, 265, 274 n., 275, 279, 283 n., 708 Floridablanca¡José Moñino, conde de, 781
1045
Ford, Henry; 106 · Fouché,Joseph, 452 France, Anatole, 96, 416 Francisco l, 353 Francisco Javier, santo, 74 , Franco, Ramón, 642. Frank, Waldo, 460, 464 • Franklin, Benjamin, 154, 173 Freud; Sigmimd, 68 n. · Friedemann, Heinrich, 21 Friibel, Friedrich Wtlhelm Augnst, . 544 .ji
Galdós, véase Péréz Gáldós, Benito Galileo (Galileo Galilei;llamado), 294-296, 326, 332, 335, 442 Galiani, Feidinando, abate, 823 Gallio, Junio, 128 Gaos,José, 390 García Martí, Victoriano, 111, 112, 900 Gasparin, Laure, madame de, 358 Gedeón; 538'· Goethe;Joliann Wolfgang voh; 20¡ 85, 97,360,412,504,601, 788,824 Góngora y Argote, Luis de, 55, 175, 177-182 Gordón Ordax, Félix, 817 Gorgias de Leontini, 259 Griiser, Kurt, 241 •• Gregario XVI, 358 . Grate; George, 188 ' Guardini, Romano; 163 Guémadeuc; Baudoin de, 205 . Guizot, Francois,:311, 357-359 • :1
Hackel;· Ernst Heillrich, 152' Halévy, Élie, 361' n., 452 n. Hamack;Adolf.voh;324•n; '•'• • Hartmann, Nicolai, 284
1046
Hebbel, Christian Friedrich, 271 Hegel, Georg Wilhelm Friedrich; ·17; 255; 266, 279; 283 n., 371 n., 390n., 405,525,565,654;840 Heidegger, Maitin, 284 n;, 571 n.; 590 n. Heimsoeth, Heinzi274 n.; 279 Heine, Heinrich, 38· Heitmüller, 128 Helmholtz, Hermann Ludwig ' Ferdinand von, 295,, Heráclito, 142. Herder, Johann GottfriecÍ; 504 Hering, Ewald; 336 ·· ' , Hesíodo, 138 · Homero, 4, 5, 1]6,:237,'147, 257,580 Horado Flaco, Quinto; 330, 338 Howald, Ernst, 135 n., 137, 141' Hugo, Víctor; 351' · Hugo de Sah Víctor; 264 m· Humboldt, Wilhelm von, 362 Hume; David; 258;262; 456, 617 Husserl, Edmund, 17, 47 Ignacio de Loyolá,'.santci,'74. Isidoro de Sevilla, santo, 490 Isidro, santo, 100 Jansenio (CorneilleJan'.sen;.llamado),.62 Jaufré Rudel; 40 ' ' Jennings, Herbert Spencer¡751 Jesucristo, 126cl29 Jiménez,Juan Ramón, 147. Jiménez de Asúa, Luis, 822 Juan Evangelista, santo, 141 Juan BautiSía, santo; 128 · · Juanelo, véase Turriano, Juanelo Kant, Immanuel;B, 16, 47, 130;•196, 253, 255-286, 338, 445, 459, 590, 859,870
Keaton, Buster, 358· '• Kelsen, Hans,' 835 · Kelvin, Wtlliam 'rhom5on,.lord,.508 Keyserling, l'letmann; conde de, 242, 303, 328 Kigelme Franco, 123 Klaatsch, Hermann, 153-156 Knapp, George Friedrich, 4, 5 Koch, Karl Heinrich Ernil, 238; 239 · Koffka, Kurt, 171 n., 172 n. Kiihler, Wolfgang, 170, 171, 173, 174, 369, 397, 621 Kollmann, Julius, '153 ' Kom; Alejandro, 302. Kraemer, Hans, 153 n. Kroner, Richard, 279 Kublai-Khan, 724 La Bruyere, J ean de, 613 La Tour du Pin, Henriette Lude Dillon, marquesa de, 183, 185 1 186 Laboulaye, Eduardo, 618" Lagartijo (Rafael Malina, llamado); 478 Landru, Henri Désiré, 103 Landsberg, Paul-Louis, 19-21, 45 Lange, Friedrich Albert, 270 Largo ·Caballero; Francisco, 800 Laum, Beruard, 4, 5 Lawrence, ThomasEdward, 107cllO Leibniz, Gottfried Wtlhelm, 13; 24; 25, 167, 230, 267, 275,326, 367 Leisen, Herbert van, 195-197 · Lenin (Vladímir Ilich Uliáhov; llamado}, 142, 767 Leonardo da Vinci/223, 237(543· · Lévy-Ullmann, Hehri, 356, 370 Linheo, Cáil van, 238 Littré, Emile, 369 Loménie, Louis de, 197 n. Lorentz, Hendrik Antooh, 335
Lorenzo, Félix, 75. Lotze, Rudolf Hermann, 144. : . Lucano, Marco Anneo, 390; 826 Lucanus, Friedrich von, 238, 243 Lucas, santo, 127, 128 Luchaire, Achille, 73 Luis XIV; 196 Luis XV, 196, 398 Luis XVI, 76, 198, 449 Lutero, Martin, ,795 Lynch, Charles, 447 Macaulay, Thomas Babington, barón; 362,367 Mach, Ernst, 333, 445 Madison, Grant, 98. Mahoma, 98, 740 Maier, Heinrith; •141 Maistre; Joseph de, 360 Malebranche, Nicolas de, 368 MallaÍrrlé, Stéphane, 177, 181, 377 · Mannheirn; Karl, 313. n. Manrique, Jorge, 387, 388 Marañón; Gregario, 627, 634; 663, 861,883,884,888,911 Marco Antonio, 220 Marco Aurelio; 266 Marcos, santo, 128' Marek,József, 243 • María Antonieta, 166 Mario, Cayo, 220, 477 Mark, conde de la, 208 Marmontel, J ean-Fran~oise, 166 Martínez Ruiz, José, véase Azorín Marx, Karl, 312, 313, 399; 464; 494 n., 832 Massis, Henri, 161-163, 165, 167Cl69 Mateo, santo, 128 Maura, Antonio, 43, 611, 674, 725, 726, 732, 737, 742,757, 769
1047
Maura, Gabriel, duque de, 601, 610, 619,620,883 Mauriac, FraI1~oise, 161 n,, 168,· 169. Maurin, monsieiir de, 203 Maurras, Charles, 8, 19fr Meinong, Alexius, 4 7 Mendelssohn, Fellic, 78 · Menéndez, Teodomiro; 796 Menéndez Pida!, Ramón; 119, 120, • 122,123,869 Mérimée, Prospe~ 229 Meyer, Eduard\'12 7, 128; 482 ri. · Michelson, Albert, 335 Miguel Angel, 216 Milcíades, 455, 478 • Mill,John Stuart, 361, 362, 370 n. Mimnermo de Colofón;' 138 · · Mirabeau, Honore Gabriel Riqueti; · conde de,: 186, 195-214; 221, 222 Miró, Gabriel,145-147; 149, 150 . Moliere Qean-Baptiste Poquelin,. llamado), 339, 576 Moní.msen, Theodor, 188, 189, 315 Monnier, Sofía de, 203-205 Montesquieu, Charles-Louis de Secondat, barón de; 356, 689 Montmorin-Saint-Hérem,·Armand Marc, conde de; 198 Moret, Segismundo,737 Mornan, Conwy Lloyd; 172 n. Mussolini, Benito, 451, 601 · .Nachtigal, Gustav; 85 Napoleón!¡ 106, 201, 211, 212, 215, 222, 312, 448, 456, 457, 533, 601, 602,758;788•·; NapoleónIII,533 Natorp, Paul, 282 . • Nehra, madame de; 206,214•
1048
Plinio el Viejo (CeciJio Segundo Plinio, llamado), 190 . Plotino, 139 . Plutarco, 19Q Poincaré, HeI1ri, 333, 601. ,· Poincaré, RaymoU:d Pompeyo Magno, Cneo, 220¡ 314, 482n.; 826 Posidonio de Apamea, 363 Pound, Arthur, 106 n. Pouthas, Charles Hyppolytei359 n. Praxíteles, 168 Prieto, Indalecio, 612,803-805 Primo de Rivera, Miguel, 289, 756, · 812,813,861,881,882,889' Protágoras de Abdera, 285, 294•. Przywara, Erich, 163
Newton, Isaac, 209 ri., 332, 397, 442; 445,446,456 Niebla, conde de/180 Nietzsche, Friedrich, 200, 228, 240; 310,370,405 Ocampo, Victoria, 301 Occam, Guillermo de,i264 fü Olbricht, Konrad, 437 n. Orleans, Louis PhilippeJoseph, duque de, 208 ' Ortega y Gasset, José, 75, 372; 608/ 609, 613, 616, 619, 627, 634, 645; 648-651, 663, 821, 859.-891;895 . Otón Ill, 353 ¡ . Pablo, santo, 126-128 Palmén,Johan Axe!, 243 Paraíso, Basilio, 724 Parménides, 139"142 Pa5cal; Blaise, 62;364.• .. Pausanias, 190. · Pavlov; lván Petrómch,:336 Peary. Robert Edwin, 86, 87 Pérez de Ayala, Ramón, 627, 663, '861, 883,884;888,911 Pérez Galdós;oBenito; 150 ' Pericles, 68; 73; 189, 392 Pestalozzi,Johann•Heinrich, 544 .. Pi y Margal!; Francisco, 833 Pindaro, 176,.178, 304 Pinder, Wilhelm, 324n, Pitágoras; 277 Planck, Max Karl ErI1st Ludwig, 333 Platón, 20-22, 36, 52, 136, 138-141, 158,196,258,259;264,266,274,. 277, 281, 282, 328,329; 339,340,. 446 n., 547, 551, 576 .. Plinio el Joven (Cayo' Cecilia Plinio, llamado), 389
1
\
Radl, Emanuel, 555 n. Rafael, 281 Ramón y Caja!, Santiago, 100, 869 Ranke,Johariries; 153; 155 n;;·l5o;• 357 n., 359 n., 448 n.,' 516 • Y Raspail, Fran~ois Vincent, 368 Rathenau, Walther, 404, 424' Récamier, Julie Bernard de, madame, 271, 272 Reitzenstein, Ferdinand, barón de, 128 Renan, EIT1est, 368 n., 485-488 Reyes Católicos, 674 Riehl, Alois, 279 Ríos, Fernando de los, 817 Robertson, William, 356 Robespierre, Maxímilien de, 62, 198, 600 Romanones, conde de, 247-249, 594596 Rostovtzeff, Yákob Ivánovich, 389 n. Rousseau,Jean-Jacques, 182, 507, 544 Royer-Collard, Pierre-Paul, 359
Rühl, Alfred, 106 n. Ruiz, juan; véase Arcipreste de Hita SaavedraFajardo, Diego de, 480 Saint-Simon, Claude-Henri, conde de, 360 Salimbei:te de Adam, fra, 69 n. Salustio Crispo, Cayo, 4 78 Sánchez de Toca,Joaquln, 409 n. Schacht, Hjalmar, 601 · Scheler, Max, 19, 25, 45, 140 n., 154, 163, 238, 299, 310, 329 n., 542 Schelling, Friedrich, 279, 283·n. Schiller,johann Christoph Friedrich von,466 Schlegel;Augustvon; 611. Schoetensack, Otto, 153 Schwalbe, Gustav; 153 Séneca, Lucio Anneo, ·15, 390 Severo, Septimio, 45l>n. Shakes¡ieare, William, 132; 351, 678 · Sila, Lucio Comelio, 213,314, 477 Silvela, Francisco, 724, 769 . Smith, Adam, 606, 617 Sócrates; 13, 20, 61, 77, 120, 139, 141-143, 266, 473 Sófocles, 138 Salón, 75, 130 Sombart, Werner, 402 Sorel, Georges, 494 Spencer, Herbert, 361, 366 Spengler, Oswald, 135, 381, 424, 460, 478 Spinoza,Baruch,230,267,268 Stalín (Iósiv V°JSsariónovich Dzhugashvili, llamado), 463, 638 Stefansson, Vilhjalmur, 85-88 Stendhal (Henri Beyle, llamado), 149 Stern, Alfred, 197 n.
1049
Stumpf, Car!, 4 7, 170 ' Suetoiúo Tranquilo/ Cayo, 190 Tácito, Cayo Comelio, 205, 480 Taine, Hippolyte, 17 Tales de Milete, 149, 212, 282, • Talleyrand-Périgord, Charles Manrice de, 457, 754 Tardieu, André¡ 605' Tenústocles, 212; 475 Teofrasto; 730, 731 .. Teognis; 138" Teresa de jesús; santa, 74 Tibulo, Albio, 205 Tiziano, 105, 602 Tocqneville, Charles Alexis Henri Clérel, señor de, 362 Tolstoi, Lev Nikolaevic, 44 7 . , '' ... Tomás de Aquino, santo, 264 n.; 456 Tormo, Elias, 760 Trajano;MarcoU!pio,.389, 737 Tucidides,'126,r 127; 368 Turriano, juanelo, 732. Urgoiti, Nicolás Maria de, 751.n: ·
Wagnet,•Richard, 206, 334 Wais,julio, 609, 761 Ward, jbhn William; 452 • Washington, George, 106 ·· Weber, Max, 6¡ :. • .,, Weissmann,August; 243 Westenhiifer, Max, 151-153, 155 n., 156 Weyl, Helene, 885 Weyl, Hermann, 333,. 404 n. , · Wilamowitz-Moellendorff, Ulrich ven, 21.:c': Windelband, Wilhelm, 279. Wissel, Rudolf, 852 : Ziegler, Heinrich Emst; 172 n. Zulueta, Luis de, 823
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1050
ÍNDICE TOPONÍMICO
Valera, juan, 150 Valle-lnclán, Ramón Maria del; 150 Vega, Lope de, 263 Ventosa, juan, 606, 615-618, 861, 882 Vercingetórix,' 481 ·. Vico, Giambattis~,. 3J.l n .. Virgilio Maron, Publio, 191 Voltaire (Fran~oise-Marie Arouet,. llamado), 62., 162, 270, 617, 643
' -
1
Abisinia, 238 Acaia, 128 África, 222, 243; 427, 473 África-Ecuatorial, 243 África Menor, 4 77 Aix, 207 Alcarria, 248 Alemania, 9, 11, 20, 26, 32, 43, · 91, 97; 127, 206, 272, 324, 356, 35( n., 462, 481, 482, 487, 490; 534, 561 n., 563, 601, 604, 640;. 643, 795. Alicante, 632; 635; 636; 885. Almeria,.409 n.í630' :.•. · América; 53, 98, 220, 222, 242; 290, 3.71, 385/386;.402, 447; 464, 615; 624, 869· América del Norte, 371· · • América del Sur, 371, 615 ,, · Amsterdam; 204 , Andalucía, 11, 150, 158-160, 630, 741, 743, 744 Antillas, 242
Arabia, 92, 107-109 Aragón, 31, 481, 482, 744,812 Argel, 178, 179 Argentina, 301-305, 320, 862, 864, 875, 881 Asia, 24, 130, 217, 222, 242' • Asturias, 744 Atenas, 77, 142, 328, 472.,484. Ática, 189 Austtalia,429,603, 728 Austria, 243, 835 Babilonia, 128, 331 Baleares, 243 Barcelona, 53, 54, 77-79, 248, 473 n., 644¡ 704, 751 n.¡•753; 798,813 .. Baviera, 242 Berliri, 425; 867 Bilbao, 704, 805 Bizancio, 680. Borgoña, 69, 166, 271, 488 · · Bretaña, 103 . Británicas, Islas, 78
1051
Buenos Aires, 53, 302, 304, 621 Burgos, 123 Cácliz, 630 Cairo,El,107,238 Calcuta, 77 Cantabria, 121 Cartago, 363, 4 73 Castilla, 122-124, 158, 406, 481, 488, 490, 799 Castilla la Nueva, 744 Castilla laVieja, 744 Cataluña, 112, 473 n., 482, 599, 603, 744, 798,815,836 Centroamérica, 242 Chile,229,232,864 China, 139,441,521,605, 704, 756 Cluny, 123 Córcega, 243 · Córdoba, 180,630 Corinto, 128 Coromandel, 136 Creta, 139 · Dalmacia, 363 Damasco, 108, 109, 238 Delios, 128, 139 Egipto,5, 126, 130, 139, 190, 191 Endegeest, 369 Engadina, 405 Erfurt, 601 . España,c9, H; 13, 26-30, 32, 33, 42-44, 53, 63 n., 71 n., 90-106, 111, 112; 120-127, 167, 176, 183; 184, 202, . 217-219, 221, 227, 228; 233, 239,' 245, 248, 249, 289-29f, 318-321, 344, 356,456, 465, 467, 477,481". 484, 487-491, 503, 504, 523,525;• . 533, 536, 542, 548, 554, 594-620, .·
1052
62.5-644', 650, 660-662, 667-669, 673-695, 699-713, 718-732, 735747, 751-774, 778-784, 788-816, 820-855, 861-891 Estados Unidos, 354, 402, 464, 522, 601,615,621,6?3,624, 728 Estrasburgo, 4Bl Europa, 7-9,23,26,29,32,33,42,53, 56,64-67, 77,105,111,123,130, 158-160, 164, 178, 195, 216-218, 221, 222,240,260,261,274,290,297, 303, 327, 330, 342; 343; 346, 353362, 366, 367.n.; 369-371, 375, 385, 386,402,403,414,417-419,425, 429-433, 437, J38. 441-443, 446-449, 456-471, 489-498, 501, 504, 505, 510, 515-519, 527, 528, 539-542, 561, 565, 567, 587, 599, 602-605, 610, 614, . o; 615, 621, 623, 624, 638, 639, 644, 659, 682, 698, 758;762, 821, 829, 832, 843, 845, 852, 874, 878, 879 ' ' Extremadura, 744 i '
Galicia, 11, 112, 74'1Gerona, 239 · . Gibraltar, 245; 481 · Gran Bretaña, 9 Granada, t'j3ci, 63~ Grecia, 4, 5, 32, 61, 69, 77; 128, 135143, 159, 187-189, 260, 261, 327, 388,430,473,475,503,522,551, 565,587, 676 Guadalajara, 85 Halicarnaso, 138 · ·· • Hélade, 77, 130, 137, 140, 141, 490 Heyaz, 107 Hipona, 364 Hispania, 363 Hita, 55 Holanda, 57, 369 Huelva, 630 Hungría, 242, 243 India, 4, 77, 108, 139, V9, 538, 565, 604,832 Inglaterra, 26, 29, 32, 43\ 65, 79; 96, 108, 110, 206, 243, 260, 271, 357 n., 370,371,436,452,462,468,469, 482, 484, 487, 488 n., 490, 501-508, 513,515,518,523,525,526,534, 535 n., 601, 604, 643, 657', 681,• 698,699, 702,805,851 Irán, 128 Italia, 30, 33, 121, 122 n.,' 218, 243, 297,316,356,388,451,473,477, 482,490,601,604,615,656,657
Finisterre, 481 Florencia, 23 7 Francia, 9, 26, 29, 32, 33, 41, 43, 71 n., 91', 92, 95,· 97, 100, 102, 103, 105, 108, 121; '122, 162, 164; 169; 183,, 184,196,198,201,204,205,207,· 209, 221, 242;243;261, 319,345,. 349, 351, 354 n.;•356, 357'n., 3601L, 367, 368, 452, 462, 468, 469, 481484; 487, 490,491; 503; 515, 598, 600, 604, 605, 640, 643, 657; 681,. 685,698, 705i706,771, 779,843 Galápagos, archipiélago de los, 130, 132 Gales, 107 Galia,363,477
\
Jaca,642 Jaén, 630 Japón,245,521 Jericó,272 Jersey, 130
Jerusalén, 127, 147, 238 Jiddah, 108 Jonia, 139 Joux, 203, 210 Lacio, 189, 479 León, 481 Lepanto, 731 Lisboa, 53, 54 Levante, 4 73, 744 Lombardía, 448 n. Londres, 425 Lutecia, 364 Lyon, 360 Madrid, 52-54, 78, 319, 524, 603, · 628-632, 642, 644, 691-693, 701-707, 709, 712-726, 744, 783, 784, 790, 812, 813 Málaga, 429, 630, 632 · Marsella, 207 · Meca, La;108 Medina, 109 Micénás~ 4 Milán,353 Milete, 138 Mongolia, 724 Moscú, 462, 463 Nazareth, 176 Neu cha tel, 204 . · Níjar, 409 n. Norrnandía, 103 Norteamérica, 105, 380, 424 n., 503, 518,624 Nueva York, 85, 130, 462-464, 716 Numancia, 63 Oceanía, 4 29, 509 Oegstgeest, 372
1053
Orán, 150 Otnmba, 731 Oxford, 107 Países Bajos, 205 Palestina, 107, 242 Panamá, 131 París, 16, 76, 368, 383, 425, 452, 655; 656, 705 Pekín, 328 ' ''· Peloponeso, 127 i,; Persia, 128, 479, 565, 724 Plombieres, 2 71, 2 72 Polonia, 32, 604 Portugal, 242 Provenza, 69; 103, 203, 207, 243. Prusia, 238
Segovia, 628 Sevilla, 105, 263, 630, 704 Siberia, 85, 245 Sicilia, 429 Sión, 227 · Siria; 103; 107, 108, 242 Sudamérica, 488 . · Suecia, 238 Suiza, 640, 819 Suráfrica, 245
Esta edición, en diez volúmenes, de las Obras completas de José Ortega y Gasset, se publica al conmemorarse el cincuentenario de la muerte del autor.
Edita
Tenerife; 171 Teruel, 85. Tíbet, 92 Tingitania, 36:~1 Tombuctú, 238 Turquía, 32, 212
Reino Unido, 604 Roma, 61, 63, 135, 159, 187-189, ' 220,222,260,315,316,388;390, 391, 430, 458, 463, 472; 473, 475, 477, 479, 484, 485, 490; 491; 565, 611,642,694, 709, 738,820,823, 826 Rumania, 363 Rusia, 23, 30, 218, 239, 360, 431,. · 463, 464, 493, 494, 656, 657, 756, 779, 796,835
Wáterloo; 533 Weimar, 822 .
Sáhara,85,86, 103,243,521 Saint-Malo, 481
Zaragoza, 644 Zurich, 47, 137
Valencia, 644, 704 Valkenburg, 129 n. Venecia, 182 Verjoyansk, '85' Verrieres, 204 Versalles,.169; 184, 382 Viena, 46, 425;835 · Vmcennes, 204; 205
Fundación José Ortega y Gasset
Fundadora Soledad Ortega Spottomo .. j
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Presidente , Antonio Garrigues Walker Vicepresidente José Varela Ortega Comisión Ejecutiva Delegada del Patronato
juan Pablo Fusi, Emilio Gilolmo, Jesús Sánchez Lambás
Delegado del Patronato para la edición de Obras completas· Andrés Ortega Klein
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Este libro se terminó de imprimir en los Talleres Gráficos de Unigraf, S. L., Madrid, España, en el mes de octubre de 2010
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