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Serie Filosofía de la Educación Escolar Cristiana. Fascículo Fascí culo número tres: “El Ocaso del Humanismo Humanismo”, ”, Una versión del título original en Inglés “ Te Mith of Religious Neutrality in Education” ©2006 por Dr.. Richard J. Dr J . Edlin. Escrito originalmente en el libro: Te Cause of Christian Education, 3ra. Edición, por Dr. Richard Richard J. Edlin, páginas 41-52. Traducido por: Claudia Fernández Fernández y Leslie Echeverría Editado por: José Castellanos Maldonado Maldonado
Todos los l os derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida o transmitida en forma alguna sea electrónica o mecánica, incluyendo fotocopiado, grabación o cualquier tipo de almacenamiento de información o sistema de extracción informática, sin el permiso previo del propietario de los derechos reservados. Textos bíblico tomado de la Santa Biblia, Nueva Versión Internacional. ©1999 por la Sociedad Bíblica Internacional.
ISBN 99922-765-8-4
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INTRODUCCIÓN Todo en la vida es religioso. Afortunadamente, la enseñanza y el aprendizaje que tienen lugar en las escuelas cristianas son actividades religiosas. Los educadores cristianos tienen la oportunidad única de guiar a sus estudiantes hacia el descubrimiento del mundo y sus habitantes de la mejor manera posible, de tal forma que les permita comprender la forma maravillosa en que Dios sustenta este mundo. Los estudiantes también aprenden sobre la forma en que la humanidad ha ejercido la mayordomía en el mundo de Dios. Además descubren el enorme potencial que han de cumplir en la vida, si basan sus decisiones y sus acciones con un corazón comprometido con Jesucristo y su manera de hacer las cosas. Una de las motivaciones que me inquieta al escribir este libro ha sido la angustia que siento cuando buenos hermanos y hermanas de iglesias cristianas me dicen que envían sus hijos a escuelas públicas y establecimientos educativos privados seculares porque sienten que estas instituciones son religiosamente neutrales y a ellos “nunca les hizo ningún daño cuando crecieron en ese ambiente”. Hoy en día los niños viven en un mundo muy diferente al que vivió la generación actual de padres de familia cuando estuvieron en dichos establecimientos. Espero que este libro disipe el horrendo mito de la neutralidad religiosa en la educación. Los padres pueden considerar con seriedad el ambiente religioso de la institución en la que desean sumergir a sus hijos y de la cual absorberán sus valores y perspectivas de vida. Algunos padres han enviado sus hijos a escuelas cristianas para escapar de las tragedias de los modelos no cristianos que se establecen las escuelas públicas y en establecimientos educativos privados seculares. Sin embargo, si la escuela cristiana se convierte nada más en un lugar para un grupo reaccionario de padres de familia que están huyendo de los males de otro sistema, entonces nunca tendrá un sentido seguro en su orientación. Los cristianos siempre debemos ser proactivos. ¡No sólo debemos conocer en contra de qué estamos, si no por lo que luchamos! Debemos ser capaces de articular la
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visión por la cual nuestras escuelas cristianas existen, si vamos a tener la habilidad de trazar un curso para el futuro. Mi deseo es que este libro anime a los padres de familia de las escuelas cristianas a examinar las razones bíblicas de su existencia, para asegurar que estas razones sean publicadas y se re �ejen en cada actividad de la escuela, y también para estar seguros que estas razones se transmiten a propósito a las siguientes generaciones de padres de familia. La mayoría de los maestros en las escuelas cristianas han sido capacitados bajo la perspectiva humanista secular (aún, esto es cierto para muchos que han asistido a universidades “cristianas”) y necesitan materiales que les ayuden a examinar su tarea desde perspectivas bíblicas. Desde el panorama de las Escrituras la tarea de enseñar es increíble, emocionante y desa �ante. Es mi oración que este libro les devuelva a los maestros cristianos el derecho de elegir una perspectiva de su ministerio que honre a Dios y, de esta manera, les ayude a preparar sus alumnos para no ser otra generación de “espectadores sentados”, sino que sean fuertes como luz y sal del mundo, embajadores de las Buenas Nuevas en cada área posible de la vida. He escrito este libro como un humilde intento para que sea una guía básica y estimulante que me hubiera encantado tener como herramienta cuando yo recién fui padre de familia, cuando empecé a ser maestro y después ¡cuándo me convertí en un administrador que dirigía sus propias reuniones con maestros!
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EL OCASO DEL HUMANISMO Muchos cristianos creen en el mito de la neutralidad religiosa en la educación. La gran mayoría de los cristianos que creen en la Biblia envían sus hijos a escuelas públicas que han sido fundadas y controladas por el gobierno y a establecimientos educativos privados seculares fundados por particulares no cristianos. A estos padres, tal como la minoría de padres cristianos que envían sus hijos a escuelas cristianas les preocupa el cuidado y el bienestar de sus hijos. La gran diferencia es que los padres cristianos con hijos en escuelas públicas o establecimientos privados seculares ven la educación como una actividad fundamentalmente neutral. “Hechos son hechos” es la a �rmación más escuchada, y mientras exista una estricta separación entre el estado y la iglesia, entonces cualquier interpretación moral de los hechos (que es donde la religión interviene) puede de jarse a cargo de la iglesia o el hogar. William H. Willimon, profesor de ministerio cristiano en la Universidad de Duke en Ca-
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rolina del Norte, realizó una re �exión sobre un artículo que él había escrito en 1977, en donde por esta y otras razones “…argumentaba que ¡los cristianos no tienen razones para fundar escuelas cristianas!1 Willimon sostenía que las escuelas cristianas
posiblemente eran racistas, aisladas y sin ética al proclamar el evangelio. Él también a �rmó que dichas escuelas eran consideradas por algunos cristianos como innecesarias porque la educa
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ción pública era básicamente neutral y articulaba una ética uniforme para todos los estudiantes, una ética que adoptó valores morales que usualmente re�ejaban principios bíblicos.2
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La posición de Willimon en 1977, (la cual repudió en su artículo de 1993) es el tema medular de la contención para los cristianos que tienen a sus hijos en escuelas públicas o establecimientos privados seculares. Si por un momento estos padres pensaran que de manera deliberada estaban sumergiendo a sus tiernos hijos en una irresistible caldera de antipatía sistemática hacia el cristianismo, que los puede llevar a consecuencias eternas, sin dudarlo sacarían a sus hijos de dicho ambiente dañino con el afán de protegerlos. Asumir que las escuelas públicas o establecimientos privados seculares no guían a sus hijos deliberadamente lejos de Dios provoca que muchos cristianos continúen enviando a sus hijos a estas instituciones. La terrible tragedia es la declaración de que la educación es religiosamente neutral lo cual es un mito de proporciones gigantescas. Es una mentira que ha tenido terribles implicaciones para las generaciones de cristianos y sus hijos. Una de las alarmas más estruendosas que los cristianos debieran activar hoy en día es la fuerte proclama del llamado a denunciar este mito. La educación nunca ha sido neutral, y nunca lo será. Los fundadores de la educación moderna reconocen que esto es verdad; la evidencia de lo que sucede a diario en una gran cantidad de salones de clase reconoce que esto es verdad,
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y aún los pensadores humanistas modernos lo admiten.
LA FALTA DE NEUTRALIDAD DE LOS PADRES DE LA EDUCACIÓN MODERNA Horacio Mann y John Dewey han contribuido enormemente a la formación de la educación pública contemporánea en Norte América y el resto del mundo occidental. Algunas de sus contribuciones, como el promover el espíritu investigador en la educación, han sido invaluables. No obstante, aunque ambos fundadores de la educación moderna son �guras desconocidas para muchos padres cristianos, ellos han puesto las bases para nuestras escuelas modernas, bases que guían a nuestros estudiantes hacia un camino cuya perspectiva del mundo no honra a Dios y está alejada de Él. Horacio Mann estuvo muy activo en el desarrollo educacional de Massachussets desde 1827, hasta su muerte en 1859. Aunque se opuso vehementemente a los fondos provenientes del Estado para favorecer a las escuelas privadas y argumentó en favor de pagar impuestos para las escuelas controladas por el gobierno, nunca a �rmó que este sistema educativo gubernamental concibiera cualquier concepto de neutralidad universal. De hecho, al escribir en el Common School Journal , el primero de agosto de 1840, aseguró que los libros en los cuales se omitía claramente una orientación sobre aquello que los autores creían que era verdad tenían un serio defecto. El a �rmó que los mensajes sectarios
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claros eran muy importantes en los materiales educativos, por ejemplo, en los textos sobre civismo.3 El problema fundamental para los cristianos es que las creencias y valores que Mann buscó adoptar en su sistema educativo no fueron precisamente diferentes a las del mundo cristiano y su perspectiva de vida, pero eran fundamentalmente opuestas a ella. Richard Baer de la universidad de Cornell, ha comentado que: “Horacio Mann y otros exponentes de la educación pública tenían la intención de reformar la sociedad a través de cambiar los valores de los niños. Mann sentía poca simpatía por los calvinistas y católicos, estaba dispuesto a usar cualquier medio legal, incluyendo la fuerza del estado sobre la educación escolar para asegurarse que a los hijos de otras personas se les enseñara la verdad tal y como él la entendía.”4 Horacio Mann, cuyo legado permanece como una piedra angular en la educación pública moderna, tuvo su propia agenda claramente anticristiana. En décadas más recientes, John Dewey fue el �lósofo de la educación con mayor in�uencia, cuyas creencias anticristianas han sido el baluarte del desarrollo curricular. Sería incorrecto decir que Dewey no hizo un aporte duradero a la educación. Por la misericordia de Dios y mediante el ejercicio de la gracia que Dios ha repartido a los hombres, Dewey pudo despertar a muchos educadores para comprender la singularidad del individuo y el valor de la mente investigadora como parte de lo que
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signi�ca haber sido creados a imagen de Dios. 5 Sin embargo, como veremos más adelante, los principios fundamentales que adoptó y que hoy son el centro de presuposiciones que controlan la educación pública moderna, son distintivamente seculares y humanistas en contra de Dios. Dewey no escondió su aversión hacia el cristianismo. Como primer presidente de la American Humanist Association, en 1933, Dewey �rmó el Mani�esto Humanista en donde declara que en el pensamiento moderno Dios no existe y que no hay lugar para una creencia fuera de nosotros mismos. En sus propios escritos a �rmó esto implícita y explícitamente, una y otra vez cuando declaró: “…La fe en la oración y el escuchar a Dios es una creencia retrógrada que no puede ser comprobada. Dios no existe y el alma tampoco. Entonces no hay necesidad de sostener una religión tradicional. Con el dogma y el credo excluido, la verdad inmutable también es algo muerto y enterrado. No hay lugar para el dilema de una ley natural o absolutos morales.”6
LA FALTA DE NEUTRALIDAD DEL LIDERAZGO EDUCATIVO SECULAR CONTEMPORÁNEO
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El Dr. Robert Marzano, del Mid-Continent Regional Educational Laboratory habló en 1992, en New Orleans , en la conferencia anual número 47 de la Association for Supervision and Curriculum Development, ASCD , una organización secular conocida por sus valiosas investi
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gaciones y desarrollo en la educación, quienes invitaron a Marzano para hablar sobre el tema “Un entendimiento de la nueva generación de ataques religiosos sobre la educación pública y las estrategias para enfrentarlos.”7
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En el curso de su exposición, Marzano reconoció lo esencial del rol formativo de Dewey en la educación pública moderna y su abierta persuasión anticristiana y religiosa. Marzano continuó diciendo que si existiera alguna evidencia acerca de la creencia religiosa del humanismo secular en la �losofía educativa de Dewey, entonces podría comprender la actual preocupación expresada por varios padres cristianos en sus alegatos sobre la incursión del humanismo secular de Dewey en los salones de clases en las escuelas públicas. Sin embargo, Marzano le aseguró a su audiencia que él personalmente no pudo encontrar dicha conexión. Desde el punto de vista de Marzano, las creencias �losó�cas personales de Dewey no se pueden encontrar dentro de sus escritos, por consiguiente no pudieron haber in�uido en la educación pública moderna. Los comentarios del Dr. Marzano eran interesantes, y él trató valientemente de mantener un balance en su presentación. Sin embargo sus a �rmaciones eran infundadas. Primero, no es lógico a �rmar que las creencias �losó�cas de una persona no tienen in �uencia en sus escritos y enseñanzas. Más tarde en una publicación de ASDC, llamada “Liderazgo Educativo”, Marzano mismo reconoció que esto era verdad. El artículo de Marzano fue escrito como un inten-
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to por explicar la cosmovisión de la educación con una base bíblica ante aquellos que no la compartían. Esto parece algo muy inocente y es una falta de esta diatriba distorsionada que tristemente ha caracterizado este tipo de críticas en el pasado. Como psicólogo cognoscitivo, Marzano admitió que las perspectivas de la realidad de las personas y su interacción con esa realidad están moldeadas por “el conjunto de creencias que dichas personas tienen sobre el mundo en general.”8 Esto es exactamente lo que se a �rma aquí sobre Dewey, pero es lo que Marzano paradójicamente niega en su discurso en 1,992. Dewey tiene por convicción un con junto de creencias sobre el mundo, incluyendo el concepto de que Dios no existe. Eso explica por qué razón Dewey rechazó un entendimiento bíblico de la educación centrada en Dios y la cali�có como una idea arcaica y sin sentido. De nuevo, contrario a las a �rmaciones del Dr. Marzano se puede demostrar a través de sus escritos que Dewey, quien es reconocido por los educadores seculares como “…El más connotado teórico de la educación del siglo veinte”, 9 deliberadamente desarrolló su perspectiva educativa bajo la luz de su negación de cualquier autoridad existente fuera del ser humano. Por ejemplo, el educador cristiano asegura que Dios es el centro de la educación porque “En él están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”10 Los cristianos rechazan tanto la educación centrada en el contenido como la educación centrada en el niño por ser modelos anticristianos que alaban la creación y no al creador. Aunque Dewey, en 1915,
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al escribir en defensa de su nueva teoría sobre la educación progresiva dice que en la escuela ideal “…El niño se convierte en el sol alrededor del cual giran todos los dispositivos de la educación; el niño es el centro alrededor del cual se organizan todas las cosas.” 11 Es más, Dewey revela su fuerte cosmovisión atea del humanismo secular, la cual es el verdadero corazón de su �losofía educativa y ha sido una gran in�uencia al orientar la educación pública moderna. Para los educadores cristianos, los niños no son el sol alrededor del cual gira el proceso educativo. Tampoco los contenidos educativos son el enfoque o punto central. ¡Es Dios! Si nuestros esfuerzos educativos, la toma de decisiones y las prácticas docentes no colocan a Dios como centro y punto común de encuentro, entonces estos esfuerzos son anticristianos. La educación no es religiosamente neutral. Nunca ha sido y nunca lo será. La educación es siempre la expresión de las creencias sobre la vida y la forma de vivir que sostienen aquellos que determinan el proceso educativo. El mito de la religiosidad neutral en la educación está muerto. Los críticos se pueden preguntar ¿Qué es lo que esta ocurriendo hoy? ¿Existe alguna evidencia que indique si los educadores modernos, quienes proveen la estructura y los materiales de nuestras escuelas públicas y los establecimientos privados seculares, estén propagando la misma perspectiva anticristiana centrada en el hombre? Seguramente. La evidencia es clara y abrumadora. A pesar de las buenas intenciones de
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muchos, la educación pública y secular aun esta edi�cada sobre el rechazo de la manera cristiana en que se mira el mundo. En ocasiones, esta dedicación hedonista se proclama públicamente. En otros momentos, se presenta en forma subliminal y opera a un nivel de presuposiciones. Un par de ejemplos debieran ser su�cientes para ilustrar este punto. En junio de 1982, Te Humanist Magazine , organizó una competencia en la que solicitó artículos que hablaran claramente sobre los temas claves de una sociedad contemporánea. Los me jores ensayos, los que presentaran un resumen sobre la orientación y el pensamiento secular humanista serían publicados en la revista. John Dunphy escribió uno de los ensayos ganadores de la competencia bajo el título: “La religión para una nueva era”.12 Dunphy concluyó su artículo con la siguiente a �rmación: “Estoy convencido que la batalla por el futuro de la raza humana tiene que pelearse en los salones de clase de las escuelas públicas, con maestros que perciban correctamente su rol como proselitistas de una nueva fe: una religión de la humanidad que reconozca y respete la chispa de lo que los teólogos llaman la divinidad dentro de cada ser humano. Estos maestros tienen que personi�car la misma dedicación que los más fanáticos predicadores fundamentalistas, porque serán otro tipo de ministros utilizando el salón de clase en lugar del púlpito para transmitir los valores humanistas en cualquier materia que enseñen, sin importar el nivel educativo: guarderías, preescolar o las
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grandes universidades estatales. El salón de clase deberá ser, y llegará a convertirse en una arena del coliseo donde se luche por el con �icto entre lo viejo y lo nuevo, entre el cadáver podrido del cristianismo con todos sus males y miserias y la nueva fe del humanismo resplandeciendo con la promesa de un mundo en el que, lo que nunca se haya realizado por el ideal cristiano de amor por el prójimo será alcanzado…. Será indudablemente una larga, ardua y dolorosa lucha repleta de dolor y muchas lágrimas, pero el humanismo saldrá triunfante. Tendrá que ocurrir por la misma sobre vivencia de la familia de la raza humana.”13 No hay pretensión de neutralidad en lo que dice Dunphy. El reconoce la clara dicotomía y la incompatibilidad entre la ética cristiana y el humanismo secular sobre el cual se apoya la educación moderna. Tristemente, Dunphy esta equivocado en su conclusión cuando dice que la batalla entre el cristianismo y el humanismo secular en el salón de clases de la escuela pública será ardua y larga. No ha sido así. Ha sido corta y la victoria peligrosamente cercana para los humanistas, porque el cristiano “Se hace de oídos sordos y aparenta estar muerto”. Como Harry Blamires ha lamentado, hemos observado que en muchos padres y educadores cristianos en estos tiempos modernos…. “La mente del cristiano se descristianiza….sin querer hacerlo”.14
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LA FALTA DE NEUTRALIDAD EN EL SISTEMA DE JUSTICIA Y LA EDUCACIÓN SUPERIOR Las decisiones de las Cortes de los Estados Unidos de Norte América han legalizado la defensa de la perspectiva anticristiana en la educación pública y secular. En un veredicto emitido el 17 de diciembre de 1990, la Corte de Apelaciones de los Estados Unidos consideró un caso en donde a un maestro del quinto grado de una escuela pública le fue ordenado por el administrador que quitara dos libros de los 239 que tenía en la biblioteca de la clase – La Biblia Ilustrada y La Historia de Jesús. Otros libros sobre dioses y diosas griegos y religiones de indios nativos Norteamericanos que se encontraban en dicha biblioteca no fueron removidos. En este caso, conocido como Roberts versus Madigan, la corte dio como veredicto que quitar de las bibliotecas de los salones de clase, únicamente libros religiosos cristianos estaba en orden. Más aún, se aceptó en la Corte, que el administrador de la escuela no estaba actuando en forma inadecuada al prohibir que el maestro tuviera en exhibición o leyera la Biblia a sus alumnos en el período de lectura silenciosa. Increíblemente, sin embargo, la corte dictaminó que era admisible la lectura y exhibición de libros sobre la vida de Buda durante ese período de lectura. La corte dijo: “No encontramos ninguna idea anticristiana en eso.”15 Debe hacerse notar que en una larga y controversial opinión el Juez Principal de la Corte, el Juez Barnett, se desligó personalmente del dictamen de la corte y declaró que las acciones de la escuela pública “eran actos de
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intolerancia, falta de consideración y hostilidad hacia la religión cristiana.”16 En los círculos académicos de la educación superior secular se han jactado orgullosamente de lo que llaman su propia objetividad. La realidad de esta pretendida neutralidad es lógicamente imposible en una atmósfera dónde hay una presión increíble sobre los profesores, impuesta por la institución académica, para que de una forma proactiva mantengan una posición políticamente correcta en muchos aspectos, la cual se ha perdido para muchos de ellos. Una de las maneras de mantener dicha posición políticamente correcta ha sido la evidente discriminación en contra de catedráticos y estudiantes becados conocidos por sus profundas convicciones religiosas, especialmente aquellos convencionalmente cristianos. Mientras tanto, otras perspectivas profundamente religiosas y basadas en el proselitismo, como por ejemplo el feminismo militante y el racionalismo cientí �co no son simplemente toleradas, mas bien son activamente reforzadas en los establecimientos. En tanto, los cristianos y sus perspectivas han sido consideradas como un material apropiado para el escarnio y la burla. En un simposio presentado en Nueva York, en noviembre de 1993, según un reportaje del New York Times , muchos profesores de universidades estatales abiertamente reconocieron que no existe la neutralidad en la educación superior. Ellos declararon que esta discriminación: “llevada a cabo en nombre de la tolerancia, el
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pluralismo y la diversidad”, ha visto que las posturas de los educadores evangélicos protestantes fueron desechadas sin haber sido consideradas seriamente, porque los aspirantes indicaron que su manera de pensar estaba modelada por presuposiciones cristianas. Un conferencista del simposio lo reportó de la siguiente manera: “[El Profesor George M. Mariden reportó]… se dijo que para cualquier persona que practicara una religión era inapropiado enseñar sobre ella: Me pregunto, por ejemplo, cuán le jos podremos llegar con una propuesta en la cual ningún simpatizante del feminismo pueda enseñar sobre la historia de la mujer o si ningún afroamericano pudiera enseñar sobre la esclavitud o la lucha por los derechos humanos.”17
LA DECISIÓN DE “NO MENCIONAR A DIOS EN LAS AULAS” NO ES NEUTRALIDAD No todos los que proponen una perspectiva anticristiana en educación y no toda la persecución en contra de una posición cristiana, son tan obvias como los comentarios de Dunphy o el veredicto de la Corte de los Estados Unidos.18 De hecho, aquí es donde se encuentra el corazón del mito de la neutralidad religiosa en la educación: con frecuencia se asume, así como en el argumento de la separación del estado y la iglesia, que mientras no se ha mencionado a Dios, el cristianismo no está siendo difamado. Nada podría estar más alejado de la verdad. Gran parte de la e �cacia de la instrucción ideológica en contra del cristianismo ocurre en las
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escuelas y sucede como un acto deliberado de dejar a Dios afuera de todo. Mediante el hecho de no mencionar a Dios y su señorío en cada aspecto de la creación los programas escolares constantemente refuerzan la impresión de que Dios no es relevante en el mundo en que vivimos. La omisión de la cosmovisión bíblica no es neutralidad. Esta es una cuidadosa y calculada posición religiosa que a �rma que Dios puede ser relevante en asuntos espirituales privados, pero que en el vasto rango del aprendizaje y las experiencias de la vida simplemente Dios no es relevante. Por ejemplo, examinemos la simulación en la �gura No.1, esta ha sido utilizada con mucha frecuencia en cursos como Estudios Sociales y otros del área humanística donde no se menciona a Dios por ningún lado, y eso por cierto, no es religiosamente neutral. Esta actividad puede ser muy emocionante con muchos grupos de estudiantes interactuando, pero es fuertemente anticristiana. Este barco también es conocido como el “barco de la vida”, este demuestra que al aceptar los supuestos planteados en esta actividad, de manera inconciente se refuerza en las impresionables mentes de los jóvenes que las personas solamente valen según el trabajo que desempeñen. Puesto que esta es la única información que se les da a los estudiantes sobre la cual deberán decidir quien deba vivir o morir. En segundo lugar, esta simulación presume que, como personas, tenemos el derecho de jugar a ser “Dios”.
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A pesar del hecho de que Dios no sea mencionado, esta actividad es un potente y silencioso refuerzo de poderosos principios anticristianos en las escuelas públicas y los establecimientos privados seculares.19 Lamentablemente, en la actualidad es tal nuestra ceguera como cristianos que, en muchas situaciones en las que se ha practicado este ejercicio de simulación, más del 80% de los educadores cristianos no han podido detectar los problemas, incluyendo las presuposiciones no cristianas que contiene la simulación. Este es solamente un ejemplo de los muchos recursos que contienen presuposiciones no cristianas especí�cas y de los mensajes subliminales con los que los estudiantes son confrontados continuamente en la educación pública. Si los docentes cristianos adultos no pueden detectar esta tendencia, entonces, ¿cómo podemos esperar que los niños lo hagan?
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¡SOBREVIVENCIA! TOMANDO DECISIONES DIFÍCILES EN UNA ERA NUCLEAR
La Tercera Guerra Mundial ha terminado. Hay 16 sobrevivientes adultos. El pequeño grupo está a la deriva en una balsa en el Océano Pací �co. Pocos días antes tenían previsto escapar de la radiación en el último avión que quedaba en el mundo y el rumor que los había animado hasta entonces era el descubrimiento de una nueva tierra desconocida. Tenía minerales, montañas, no había habitantes humanos, había un buen número de animales conocidos y todos los recursos que el hombre necesitaría para sobrevivir. El peligro de la radiación ya no existe en dicho lugar. En este momento han estado a la deriva los últimos CINCO días en una balsa perdida en el océano, porque el avión de rescate se estrelló. La comida y la bebida se han convertido en un problema. Estiman que la nueva tierra se encuentra aún a ocho días de distancia. Ahora es cuando tú entras en el cuadro. Tu grupo está en control absoluto de la balsa. Para asegurarte de que alguna persona llegue a la nueva tierra, durante los siguientes ocho días tú te enfrentas con la desafortunada necesidad de tirar a cuatro personas al mar. Quieres mantener en la balsa a aquellos que son los más necesarios para la sobrevivencia de la humanidad en la nueva isla. TAREA: En tu grupo, selecciona a las CUATRO personas que tengan que morir del siguiente listado, los demás podrán vivir. La decisión en tu grupo debe ser unánime. Estas son las personas que están en la balsa, sobre ellas tendrán que decidir quienes sobreviven y quienes caerán al océano. DOCTOR EMPRENDEDOR MAESTRO AMA DE CASA
POLICÍA POETA GRANJERO CANTANTE
CONSTRUCTOR CIENTÍFICO PILOTO ARTISTA
HIPPIE POLÍTICO PLOMERO LÍDER SINDICAL
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ALGUNOS EDUCADORES SECULARES RECONOCEN EL MITO DE LA NEUTRALIDAD RELIGIOSA La tragedia de la ceguera por el mito de la neutralidad religiosa de muchos genuinos cristianos en estos tiempos modernos se resalta más, porque algunos educadores humanistas apuntan al reconocimiento de que la neutralidad religiosa en la educación es ciertamente un mito, y más aún, a �rman que la educación genuina no puede ocurrir, a menos que se provea una base de valores morales. Aún la revista Time ha rechazado �nalmente la separación estridente y táctica de la iglesia y el estado de algunos grupos anticristianos. Robert Sollod, de la Universidad Estatal de Cleveland, argumenta que: “Se ha escrito demasiado sobre la pérdida de la ética, el sentido de la decencia, la moderación y el justo desempeño en la sociedad Americana. Yo sostengo que parte de dicha pérdida es el resultado de una creciente ignorancia en círculos de personas que presumen ser educadas en cosmovisión religiosa y espiritual. Es difícil imaginar, por ejemplo, la manera inteligente en la que se abordan y discuten los temas éticos, o bien la manera en que sabiamente se toman decisiones éticas sin el conocimiento o referencia a aquellos principios religiosos y espirituales sobre los que se apoya el sistema legal o los códigos morales.”20
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Una de las más profundas ironías de nuestros días, la tontería de la pretensión de cualquier neutralidad ha sido reconocida mayor
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mente por los educadores públicos no cristianos de Rusia, el lugar más conocido como centro de los defensores del ateísmo comunista, y no en los Estados Unidos, el hogar de los pioneros y peregrinos cristianos. En 1992, mientras visitaba los Estados Unidos, Evgenly Kurkin, el comisionado ruso, Ministro de Educación, preparó una declaración que decía así: “Hace setenta años, nosotros (bajo el comunismo Ruso) le cerramos las puertas de nuestro país a Dios y esto ha causado tantos problemas en nuestra sociedad, que no los podemos contar. Es necesario traer a Dios de regreso a nuestro país y debemos empezar por nuestros niños.”21 La visita de Kirkin a los Estados Unidos era parte de un gran esfuerzo ruso por invitar a maestros cristianos de Norte América para ir a Rusia. A estos maestros americanos se les pidió que hicieran lo que no se les permitía hacer en su propio país: enseñar normas éticas judeocristianas basadas en la Biblia a los educadores rusos, quienes más tarde podían enseñarlo a sus estudiantes en todas las aulas de las escuelas públicas rusas. Algunas veces encontramos nuestros aliados (probablemente compañeros de combate sería un buen término) y nuestros antagonistas en los lugares más inesperados. Esto también es una verdad en el área de la educación, en cuanto al debate sobre la neutralidad. Mientras que muchos cristianos quieren vivir como si la educación fuera neutral, un notable número de comentaristas seculares ha reconocido que este no
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es el caso. Escribiendo en 1934, Sydney Hook argumentó que: “Cada acción que tomamos, cada programa que formulamos” proviene de nuestra propia perspectiva o punto de vista sobre lo que es, o lo que no es importante en el mundo.22 En 1990, Elliot Eisner escribió que: “El estar en la escuela es adquirir una cosmovisión.”23 Philip Jackson, quien es un distinguido catedrático en temas sobre la enseñanza y el currículo, muy apreciado en los círculos académicos del ámbito educativo, nos recuerda que nuestras de�niciones no son neutrales porque son parte de nuestro propio argumento. 24 ¿Por qué entonces, millones de cristianos en el mundo actual se aferran desesperadamente a este desacreditado mito de la neutralidad religiosa en la educación? A los comentaristas menos caritativos les gustaría sugerir que las razones van desde un rango del sacri�cio �nanciero que implica enviar a los niños a escuelas cristianas o colegios privados donde se paga una cuota de inscripción y colegiatura hasta el deseo de aceptación social a la que se debe renunciar, si los padres de la clase media hacen cualquier cosa antisocial como enviar a sus hijos a escuelas cristianas. Probablemente una razón más persuasiva es que ellos no se dan cuenta de lo que están haciendo. Así como Pablo se lamenta de los gentiles en Efesios 4:19, ellos han perdido su propia sensibilidad. Su propio proceso de pensamiento ha sido cautivado por una mentalidad que relega a Dios a un sector muy estrecho de la vida. Su marco de referencia excluye admitir como real
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la soberanía de Dios en toda su creación. Entonces ellos entregan a sus hijos al cuidado de los subvencionados por el gobierno, a la pedagogía del campo minado de la educación pública y la educación secular que gradúa a cristianos amilanados, desalentados, quienes son de poca utilidad como sal y luz para las almas perdidas y necesitadas del mundo. Stuart Fowller, �lósofo australiano ha comentado lo siguiente:
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“La característica central y distintiva de la humanidad no es la racionalidad, la conciencia moral o la creatividad. Estos son aspectos singulares de nuestra humanidad, pero el corazón y lo medular de esa singularidad es nuestra respuesta en relación con Dios. Aquí esta enfocada la totalidad de la vida humana en todos sus aspectos y dimensiones. No existe algo como una área ‘natural’, ni un área de religiosidad neutral que se encuentre fuera del lente de este enfoque religioso.”25
¡CRISTIANOS DESPIERTEN! El tiempo ha llegado para cortar por lo más sano. Podría ser verdad, como declara Blamires acerca de esta generación de cristianos adultos al a �rmar que: “La mente cristiana ha sido tan debilitada por el desuso que aquellos que intentan ponerla a trabajar de nuevo se sienten como pioneros en un territorio extraño y virgen.” 26 Esto no necesariamente tiene que ocurrir con la próxima generación de cristianos, si mientras aun están jóvenes les permitimos experimentar de un ambiente cargado de entusiasmo y vitalidad en la escuela cristiana, el cual los desafíe a
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interpretar la soberanía de Cristo sobre toda la creación. Debemos rechazar las declaraciones ilógicas de neutralidad hechas por aquellos que animan a los niños con la noción que, la verdad “sobre la con�guración de la justicia apropiada, la tolerancia y la igualdad en la tierra son asuntos simples que tienen que ver con las preferencias personales.”27 Recuerdo muy bien la discusión que tuve hace algunos años con un profesor de educación cuando trató de mantener la neutralidad de su posición al presentar todas las perspectivas como iguales, dejando que sus estudiantes escogieran libremente la que ellos quisieran. De a cuerdo con Baer: “Dicha perspectiva no es religiosamente neutral o mayormente basada en la razón que los puntos de vista de los católicos y evangélicos a quienes se oponen… La elección deliberada de vivir en estado de perplejidad y en parajes escabrosos y sin salida, cuando están a la disposición respuestas razonables, no es una gran virtud.”28 Lo mejor que podemos decir acerca de esta posición es repetir una ironía mencionada por C. S. Lewis , “Si nunca saben a donde van, nunca se podrán extraviar.”29 La conclusión es clara, la educación no es neutral. Las consecuencias de esta conclusión son igualmente claras: los cristianos han recibido la responsabilidad de parte de Dios de criar a sus hijos en el cuidado y amonestación del Señor, deben asegurarse que el ambiente educativo al cual envían a sus hijos tenga a Jesucristo como el eje central integrado a toda la vida de la escuela, incluyendo todas las materias de estu
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dio. Solamente entonces, los niños descubrirán por completo lo que realmente son, desarrollarán una dinámica, un gozo creativo al aplicar la mayordomía que Dios les ha dado sobre Su mundo, y podrán estar equipados para vivir la en toda su plenitud, en el glorioso servicio y adoración al Rey de Reyes en cualquier carrera o ministerio al cual sean llamados.
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Revista Cristianity Today , 8 de febrero. 1993, p.30 Una respuesta bíblica al respecto se presentó en el capítulo anterior. El propósito de este capítulo es explorar más profundamente el tema, enfocándonos en algunos aspectos ideológicos y �losó�cos importantes de su contenido. Ver Richard Baer. “American Public Education and the Mith of Neutrality” en “Democracy and the Renewual of Public Education” , Richard J. Neuhaus, ed. (Grand Rapids, Mich: Eerdmans, 1987), 39. Ibid, 21. Sin embargo, no debemos olvidar la lección bíblica, también reconocida en la película “La Sociedad de los Poetas Muertos”, que un intento por darle una licencia desenfrenada a la mente investigadora es irreal y lleva a consecuencias desastrosas. Citado en: Ronald H. Nash, “ Te Closing of the American Heart” (Probe, 1990), 91. Una trascripción de esta conferencia (Cassette # 92-2509) puede ser comprada en ASCD, 1250 North Pitt street, Alexandria, VA 22314. Robert Marzano, “When two World Views Collide,” Liderazgo educativo, p 9. John Dewey, “Experience and Education” (New York: Collier, 1963) Comentario de contra portada. Colosenses 2:3 (NVI) John Dewey, “ Te School and Society” (University of Chicago Press, Chicago 1956, Edición combinada) 34. John Dunphy, “A Religion for a New Age,” Te Humanist 43:1 ( January/ February 1983) : 23-6. También citado en James D. Cunningham and Anthony C. Fortosis, “Education in Christian Schools- A Perspective and Training Model” (California: ACSI, 1,987), 8-11. Harry Blamires, “ Te Christian Mind” (London: SPCK, 1,963) 69. Roberts Vrs. Madigan, United States, Court of Appeals, Tenth circuit, 17th. December 1990, 921 Federal reporter 2 ND, series, 1056. Ibid. Periódico New York Times , 26 de noviembre 1993, p. A 14. Los lectores no deben mal interpretar mi actitud hacia los maestros cristianos que trabajan en escuelas públicas o en los colegios subvencionados por el gobierno. Los educadores cristianos juegan un rol vital en el ambiente misionero de la educación pública. Yo pasé doce emocionantes años en ese estimulante lugar como un llamado del Señor. Muchos maestros extremadamente dedicados y valerosos, cristianos y no cristianos por igual, desarrollan una labor de amor en las escuelas públicas y establecimientos privados seculares. Sin embargo, la educación pública y secular permanece siendo un templo de adoración a un dios extraño. Los maestros cristianos en muchos países occidentales, de manera especí�ca están excluidos por la ley de hacer cualquier reconocimiento al Dios cristiano en sus actividades escolares en las aulas de las escuelas públicas. Una respuesta bíblica, si un cristiano formara parte de la actividad dentro del bote salvavidas seguramente sería, primero que nada, involucrar otras personas en el barco para que animen a los demás a clamar a Dios en oración. Esto implicaría un reconocimiento de la soberanía de Dios. En lugar de jugar a ser dios y simplemente tirar a alguien por la borda, el cristiano querría hacer notar que Dios es completamente capaz de crear una tormenta de lluvia y proveerles agua para beber, o podría hacer que los pescados salten a la balsa y así proveerles comida. De tal modo, que no nos involucremos en decidir a quien matar y a quien dejar vivir. Esta es una elección de Dios y no nuestra. Además, un cristiano quisiera desa �ar la presunción religiosa de los no cristianos acerca de que el valor de las personas depende de su ocupación. La pregunta debe plantearse, al pensar en el controlado ambiente anticristiano de muchas escuelas públicas, si se le permite a un maestro o estudiante cristiano hacer mención de estas cosas o no, ya que incluyen la mención de Dios y la suposición de que sí existe una autoridad superior fuera de nosotros mismos. Robert N. Sollod, “Te Hollow Crown,” Te Chronicle of Higher Education, 18 de Marzo, 1992, p.A 60. Citado en USA Today, 10 de noviembre 1992, “Health and Behavior Section”. Sidney Hook ,“ Te importance of the Point of view,” Te Social Frontier , 1,1934,19. Elliot Eisner, “Curriculum Ideologist,” In Philip Jackson, ed., Handbook of research on curriculum (New York – Mac Millan 1192), 305. Philip Jakson, “Conceptions of curriculum and Curriculum Specialist”, In Jakson Handbook of research on curriculum, 12. Stuart Fowler, “Contemporary Tought- Religious Antithesis,” In No Icing on the Cake, J. Mechielsen, ed. (Mount Evelyn, Victoria, Australia: Brooks-Hall , 1980), 10. Blamires, Te Christian Mind , 41. Baer, “American Public Education and the Myth of Neutrality. “13”. Ibid.
29 C.S. Lewis, Te Visionary Christian (New York: Macmillan 1981 edition), 44-5.