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LOS VASCOS Y LAS GRANDES CIVILIZACIONES CIVILIZACIONES EUROPEAS
Aitzol Altuna 5.- LOS VASCOS Y LAS GRANDES CIVILIZACIONES CIVILIZACIONES EUROPEAS
Una vez visto el origen del euskara, que nos ha servido además como vehículo para hablar de la prehistoria en Baskonia, ahora vamos a ver cómo han ido llegado diferentes invasores a estas tierras y cómo han reaccionado ante las mismas los vascos que las habitaban. Los íberos (siglo VIII a. C.): A lo ya comentado de este pueblo sólo repetir que ellos trajeron el bronce y el cobre a la península y que con los celtas formaron el pueblo celtíbero de las actuales Galicia, Asturias, Cantabria y también se asentaron en el centro y levante peninsular, echando probablemente a los vascos que vivían antes en esas tierras o mezclándose con ellos, de ahí las conexiones entre ambos idiomas. Los íberos encuentran parte de su camino hecho con las tribus capsienses del norte de África que poblaban ya el levante y sur peninsular. Lo que sí parece admitido es la relación de íbero con las lenguas cadmitas del norte de África. Los celtas (XII-VIII a. C.): Pueblo indoeuropeo ario de pastores y agricultores asentado primeramente en el sur de Alemania y norte de Francia, provenientes de las tierras bañadas por el río Danubio, que en diferentes hordas invade Europa, Europa, arrasando con los pueblos pueblos que encuentra encuentra a su paso: las actuales España (llegaron hasta Cádiz), Portugal, Italia, Irlanda, Gran Bretaña, Francia especialmente Bretaña, Bélgica, y en menor medida en otras partes de Europa del norte y del Este, como Turquía, llegando a asentarse en Oriente Medio o en Egipto. Son un pueblo inminentemente guerrero, dividido en castas y que cuentan con una ventaja fundamental: sus espadas, fruto del dominio del metal. Son probablemente el primer pueblo en atacar seriamente a los vascos por el Norte después de anteriores invasiones indoeuropeas menos significativas (los íberos serían los primeros en atacar por el Sur). Se asientan en distintas zonas de Baskonia pero no en número suficiente por lo que son finalmente asimilados por los vascos y desaparecen. La invasión en tierras vascas se realizó en diferentes fases: la primera a lo largo del siglo X y IX a. C. extendiéndose por el Norte pero sin llegar a los Pirineos. En una segunda oleada de grandes caravanas sobre el siglo VII a. C. llegan de Alemania, Holanda y Bélgica actuales, entre ellos vienen los "berones" que se asientan al sur del Ebro en la actual La Rioja. También llegan los autrigones a territorio vasco. Los "nerviones" se establecen entre Bilbao y Casto Urdiales, pero luego desaparecen. Existen otras pequeñas tribus celtas a lo largo de todo el territorio vasco. Se mezclan con los habitantes de esas tierras, pero no los desplazan, al contrario son ellos los asimilados como lo demuestra la escasa presencia del celta en el euskara, casi nula, los también escasos restos celtas hallados en la comarca, comarca, y la existencia de sólo vascones vascones cuando llegan los romanos romanos cuatro siglos después de los primeros asentamientos arios. Las invasiones celtas supusieron la desaparición de numerosos idiomas como el picto en Inglaterra (idioma que se cree emparentado con el euskara y que hablarían probablemente los creadores de Stonehenge). Del euskara y del celta nacerían los idiomas aquitanos, como queda dicho, que en un principio se hablaría entre los ríos Loira y el Garona. El empuje de los pueblos celtas deja a la cultura de la Antigua Europa arrinconada contra el Cantábrico (Irlanda, Escocia, Inglaterra, Bretaña y Baskonia). Crearían, al mezclarse mezclars e con los habitantes de la Antigua Europa, uno de los hitos funerarios más antiguos y numerosos que se conserva: los dólmenes (3.000 a. C.)
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cuya extensión coincide con la de los pueblos de la Antigua Europa en esa época y que desapareció con la llegada de los romanos, salvo en zonas del País Vasco. En Garazi (Sohandi) existe constancia de una necrópolis de éste tipo usada por una comuna aislada hasta el siglo XIV. Arturo Campion, Estornés Lasa y otros creen que la palabra vasca para decir dolmen, "Trikuharri", vendría de Autriko+harri, es decir, las piedras de los Autrigones, tribu celta absorbida por los vascos de las actuales Encartaciones, Bureba y Castilla la Vieja (cuna del Castellano). Los crómlechs serían otro de estos monumentos funerarios (2.000 a.C.) que probablemente empezaron en el norte de Italia de otro de los últimos pueblos de la Antigua Europa. Se cree que tanto los crómlechs como los dólmenes se situaban en zonas de trashumancia de ganado, principal actividad de la época, y que podrían ser usados por diferentes individuos en diferentes épocas. La conclusión que podemos sacar es que los celtas mermaron al pueblo vasco por los extremos, tendencia que se dará con las invasiones y conquistas posteriores narradas en los siguientes capítulos. No se sostiene la idea generalizada de que el euskara ha sobrevivido por lo aislado del territorio y el poco interés económico, más aislados vivían los vascos en Galicia o Asturias -donde además no existen los grandes cultivos del sur de Alaba, Navarra y las comarcas del Adur o Garona-, sin embargo de ahí sí desapareció el euskara; habría que inclinarse a pensar que los vascos formaban un pueblo fuerte, culturalmente muy acentuado y cohesionado, densamente poblado en su núcleo central, Ebro-Garona, con los Pirineos como defensa estratégica y muralla natural para los ataques por el Norte y Sur. Como resumen, podemos hablar de tres situaciones:
1. En algunos casos casi desaparecieron los vascos salvo núcleos aislados como los "oscos" o "basconcillos" de muchas regiones a la llegada de los romanos; los celtas harían desaparecer el euskara de Galicia, Asturias y parte de Cantabria junto con los íberos (más allá de Santander, Sant+Ander, la frontera estaría en Santillana del Mar) con los que formaron el pueblo celtíbero; también los harán desaparecer del centro de la Península Ibérica: de Guadalajara o Madrid; se asentarían en numerosas zonas sobre todo al sur y al norte de Baskonia, en su periferia. 2. En otras ocasiones los celtas se mezclaron con los vascos, como en el norte de Aquitania, en casi igualdad de fuerzas; sería sobre todo entre el Loira y el Garona (de lo que el gascón sería testigo). Se producirían intercambios culturales, pero serían vistos la mayoría de las veces como invasores. 3. En Baskonia el vasco terminaría por asimilar las pequeñas poblaciones de asentamientos celtas en sus tierras, sería el caso de berones, autrigones o nerviones. Esto se sabe por la nula presencia de celtas en tierras vascas a la llegada de los romanos; los romanos dominan primero a los celtas, a los que hacen desaparecer y a los que interrogan sobre las tribus vascas como veremos, y que explicaría por qué los romanos siguen hablando de berones, autrigones o nerviones. Se sabe también que los vascos copiarán, en parte, de los celtas su forma de guerrear. Nota 1: En el libro "Quosque Tandem!" el escultor y polemista Jorge Oteiza cree ver en los crómlech (piedras en vertical formando un círculo, con cenizas de enterramientos en el centro) una representación del vacío, parece más bien la representación del sol, al que los celtas adoraban, la aparición de cuerpos incinerados en el centro no haría más que confirmarlo. Nota 2: Hay quien quiere ver en "Urtzi" "el celeste" una aportación de los celtas, su adoración al sol y a Thor. Varias aclaraciones: pensar que los vascos que adoraban a la luna, a Maya y todas los fuerzas de la naturaleza no adoraran también al sol en aquellos fríos años se escapa a cualquiera lógica. Pero el sol y "Urtzi" no es lo mismo, el sol es algo definible, esa esfera amarilla y deslumbrante, sin embargo Urtzi es
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la bóveda celeste, es todo lo que hay bajo ella, incluido el sol (la palabra "zeru", cielo, es latino, antes era Urtzi, luego surge la necesidad de diferenciar al dios y al elemento, quizás cuando se le empieza a llamar al dios cristiano "Urtzi", como dejaría escrito el monje peregrino Aymeric Picaud en el siglo XII). La palabra sol, "eguzki"o "eki" no es prestada del celta, ni la palabra "Urtz-i", con esa raíz de la que se forman tantas cosas de la naturaleza: "ur"; existían pues los dos conceptos. El sol celta es un dios "masculino", para los vascos eguzki es femenino pues es generador de vida (eguzki amandrea, señora sol, igual que ilargi amandrea, madre o señora luna). Los vascos adoraban el sol como adoraban a todos los elementos de la naturaleza, pero sus principales "dioses" eran la luna (diosa de los muertos) y "Urtzi" (dios de la totalidad): lo demuestran los estandartes descritos por los romanos como propios de los vascos: luna creciente y el lauburu; el sol no aparece. Maya era la tercera pata del banco. Un último detalle, los truenos y rayos son producidos por Maya (o de Mayi con Sugaar) y no hay nada parecido a Thor. Nota 3: hay quien quiere ver en las pinturas rupestres basconas ceremonias de caza con el objeto de luego hacerse con esas presas, la explicación se me antoja pobre, sobre todo por la no-aparición de figuras humanas o lanzas como parece lógico si estubieran cazando. Me gustaría proponer otra solución en vista de lo aquí comentado: las pinturas aparecen en las profundidades de las cuevas en lo que parecen templos; las figuras de los animales están pintados una y otra vez encima, los animales se multiplican por todo el techo y paredes; son la mayoría de caza mayor, la que da de comer a toda la tribu. ¿Quién vive en ese lugar? ¿Quién vive en las profundidades de las cuevas? ¿Cuál es la morada de Mari? ¿Desde cuando datan las creencias sobre Mari? ¿De qué es diosa Mari? Mari vive en las profundidades de las cuevas, son su templo natural, las creencias de Mari, Maya o Amalur como también se le llama (la primera parece una adaptación cristiana más bien) datan del paleolítico superior. Maya era la diosa de la fecundidad, los hombres que pintaron esas cuevas no hacían más que pedir a su diosa que les trajera una y otra vez caza mayor en verano para poder sobrevivir así otro invierno (de ahí que repintaran los animales y de que no aparezcan figuras humanas, para eso estaban los akelarres descritos), que es cuando seguramente se refugiaban en esas cuevas a la espera de meses más propicios para salir y trashumar en busca de esa caza mientras vivían de las reservas. Algunos dirán que los dioses son más recientes que las pinturas, no me los creo, el hombre de Cro-Magnon tiene la misma capacidad craneal que el hombre actual, todos las tribus actuales que siguen viviendo en épocas paleolíticas tienen sus dioses, genios o como se les quiera llamar, el que ha pintado esas figuras demuestra estar lo suficientemente evolucionado para tener ya sus dioses, ahí están el txistu, la alboka o la "sorgin guraizea" mencionados, algunos de entre 20.000 a 40.000 años de antigüedad. Los griegos (VI –I a. C.) El empuje de este pueblo indoeuropeo nacido de las cenizas de la cultura minoica invade toda Europa poco a poco, salvo: Bretaña, Irlanda, Escocia y Baskonia. No hay huellas ni vestigios ni nada que demuestre relación alguna entre vascos y griegos. Se sabe que era griega la ciudad hoy catalana de Tortosa. Sus nuevos dioses nacen de la cultura anterior sobre la que se asienta: la cabeza de la culebra que mata el griego Jason, o el monstruo con cabezas de mujer (las harpías) que mata Perseo, donde la culebra es un dios para la Antigua Europa matriarcal. Pero su mito de transformación más significativo de todos sería la muerte del dios minoico del toro: el minotauro de Creta muerto por Teseo. También tendrán sus diosas entre ellas la de la fecundidad (Demeter). Los romanos también rinden culto a la "Venus marina". Sin embargo mantienen, curiosamente, las fiestas dionisiacas anteriores.
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Los cartagineses (siglo III a. C.): La ciudad de Cartago se construyó en el norte africano en el 800 a. C y en su época de mayor esplendor llegó a albergar 1 millón de personas. Las Guerras Púnicas Roma-Cartago harán historia, para ello Aníbal, el general cartaginés, tendrá que atravesar los Pirineos vascos. En el 221 a. C., otro gran guerrero, Asdrúbal, padre de Aníbal, es asesinado por un celta en la Península Ibérica cuando luchaba contra ellos. En "El tratado del Ebro" se marca ese río como la frontera entre ambos Imperios. Pero Aníbal decide marchar sobre Roma, desembarca con su ejército al sur de Iberia, al atravesar el Ebro en el 218 a. C. los vascos se incorporaron a su ejército como lo escribiera después Silio Itálico (años 25-101) en su libro "Púnicas": "Los cerretanos (tribu vasca) y el vascón, que nunca se pudo habituar a cubrirse con casco, no dudaron en aportar armas". "Delante de todos se encontraron el cántabro y el vascón, las sienes descubiertas" "El cántabro y vascón desdeñaban la protección del casco". "Y el joven se alejó de las armas mortíferas ante el vascón hábil y el cántabro protegido con dardos". Aníbal sería finalmente derrotado pero regresa vivo a Cartago. Aquí se acaba la relación de los vascos con los cartagineses. Los romanos (siglos II a. C. y V d.): Hacia el año 179 a. C. se daría el primer contacto entre romanos y vascones. Vaya por delante que todos los datos que tenemos de los vascos en ésta época son sesgados y a veces oscuros. Los vascos no hemos conocido dominación alguna hasta la llegada de los romanos, 4.000 años después de que un vasco pisara Baskonia o 30.000 desde que se hablara un idioma protoeuskara por un protovasco. Eso no quiere decir que no hayamos tenido contactos con otros pueblos, los ha habido en ambas direcciones, como queda demostrado. Los romanos como Tito Livio, Valerio, Máximo, Tácito, Plinio o los griegos Ptolomeo y Estrabón, nos dan las primeras noticias que tenemos de los vascos escritas (algunos escriben por referencias, pues no han pisado el país, lo que les lleva a cometer errores) y nos sitúan: del Garona (la franja Garona-Loira ya es más celta que vasca o bilingüe) al río Segre y de Santillana del Mar por toda la comarca del Ebro y algo más al Sur, menos el Mediterráneo. Dice Estrabón de los vascos entre otras muchas cosas: "comen principalmente carne de macho cabrío, no beben sino agua y se nutren de bellotas secas" en otros textos habla de que beben sidra y también vino, las raras veces que pueden hacerse con él. Parece que las tribus son en ésta época la célula política de los vascos, como estaban divididos en tribus los celtas y después godos, francos, germanos, escoceses (clanes) y todos los pueblos europeos de éstas época. Es lógico pues no existían los grandes imperios, ni grandes reyes hasta la aparición del Imperio Romano en esta parte del mundo y los estados son más actuales aún (Edad Media). Las tribus vascas que citan esos autores son: Aquitanos, que a su vez se dividían en numerosas tribus, clanes o bien familias. De ellas han llegado hasta nuestros días la de los bearneses y zuberotarras como veremos. Vivirían en las tierras de Aquitania o Gascuña actual, incluida Iparralde. En Aquitania residiría la mayoría de la población vasca por ser la más apropiada para ello. "Aquitania" probablemente viene de la tribu principal de la zona "Ausci" o "Auski" (la "c" latina se lee como una "k"), de ahí auski+tano; es el núcleo del euskara. Otra tribu aquitana importante de esta época fue la de los Tarbelli, al norte de Baiona, de la que Estrabón decía tenían minas de oro de gran riqueza de la que se extraían hojas tan finas que apenas necestiaban ser refinadas. La mina parece que estuvo cerca de Baigorri (Baja Navarra).
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Autrigones: Encartaciones, parte de La Rioja, la Bureba burgalesa de la llamada Castilla Vetula o Vieja,
hasta Santillana del Mar que haría de frontera durante siglos pues luego pertenecería al reino de Asturias. Caristios: zona de habla bizkaina actual: Bizkaia hasta Castro Urdiales, Gipuzkoa hasta el Deba y norte Alaba. Várdulos o bardulos: zona de habla gipuzkoana actual. Berones : La Rioja, éstos vascos tendrían al parecer mucha influencia celta. Vascones : de los ríos Oria al Bidasoa en Gipuzkoa, y de los alrededores del Ebro hasta los Pirineos, con el río Aragón como frontera, también Lapurdi. La palabra "vascón" y "vasco" es la misma, la consonante "-n" sólo sería el gentilicio. Vescetanos provincias de Huesca y Zaragoza actuales. Capital Osca, Ptolomeo señala: "Oscensis Regionis Vescitanie". Ilerdenses: Lleida, de ahí el gentilicio. A veces aparecen los vescetanos como ilerdenses. Cerretanos : al Este de los ilerdenses. Zona de Andorra. Hay más tribus periféricas, pero éstas parecen ser las más importantes. Vescetanos, ilerdenses y también jacetanos (cerca de los ilerdenses), cuando menos, son tribus de aquitanos al sur pirenaico según algunos autores; los Pirineos no son frontera como ahora. Las inscripciones en lápidas halladas en Escanau (Valle de Arán, Lleida) presentan un aire aquitano que contienen al menos dos nombres euskéricos: Ilurberrixo y Anderexo, se tratarían de las primeras palabras escritas en euskara. Los caristios, várdulos y autrigones hacían frontera en el actual Trebiño (Trifinium) y muchas veces las crónicas romanas no los diferencian llamando a todos várdulos y en otras son todos vascones. Algunos quieren ver en estos nombres tribus celtas de la zona, pero si así fuera ¿por qué no hay rastro arqueológico celta de esa época? Los restos celtas hallados son anteriores. Ni tan siquiera en el euskara han dejado huellas importantes como hemos visto; sin embargo los euskalkis (dialectos) sí coinciden con las delimitaciones de esas tribus. Los nombres de al menos algunos de ellos (autrigones o berones) sí son celtas, no cabe duda que tribus celtas llegaron y asentaron como queda dicho en esas zonas, pero fueron rápidamente asimilados por los lugareños; los romanos los tienen por un solo pueblo, hablan euskara y no existe dato alguno que lo ponga en cuestión. La palabra várdulo o bardulo vendría de "vardi", como autrigón de "austri" (ésta probablemente celta) y caristio de "Cari", sobre cuyo significado se discute. Hay quien en "Kari" ve la forma residual de Bizkari o Bizkadi de documentos históricos medievales, de donde vendría Bizkaia, también hay que constatar el sonsonete "-sk". Otros lo derivan de Bizkar "lomas". "Vardi" tiene la raíz "Barr", considerada preindoeuropea que significaría frontera. De hecho, en gascón actual "Bararte" ("arte" es "hasta" en euskara) sigue significando frontera. En la Edad Media a Castilla la Vieja (extremo occidental, zona de la Bureba y Cantabria oriental) se le llamaba "Bardulia Castilla la Vieja", por tanto los nombres de las tribus se conservan de alguna forma. Dice Julio Cesar que de Norte a Sur hay tres poderosa naciones: los belgas, los galos y aquitanos; para añadir en "Comentarios I": "A los galos separa de los aquitanos el río Garona". La unidad de Aquitania se ve reflejada en esta otra frase de Julio Cesar: "totius Aquitaniae salutem" (III, 21,1); también dice: "los aquitanos, eran de parecido físico, lengua y costumbres iguales que la provincia vecina, La Hispania Citerior". Aquitania es la tierra vasca más interesante para los romanos, Julio Cesar escribe: "su país está lleno de minas de cobre y canteras"; es además una región rica en cereales y pescado. En su libro "De Bello Gallico" el general romano relata las guerras en las Galias, entre ellas las que tuvo con los aquitanos. Caro Baroja, principal antropólogo español del siglo XX, cita un texto de Estrabón para decir: "es lógico
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pensar que los aquitanos fueran, en primer término, semejantes en lengua y aspecto a sus vecinos de la Península, que Estrabón llama Iberia en general, es decir, a los vascones". Luego no parece haber duda de la base vasca de todas esas tribus. Las recientes escavaciones arqueológica de Agustín Azkarate sobre el período de los siglos VI al VII han confirmado el dominio de todo el territorio vasco por una misma gente, al ser el material encontrado en la Baskonia Aquitana igual a la del otro lado de los Pirineos, como no podía ser de otra forma. A pesar de estas distinciones tribales, los propios romanos terminan llamando a todos ellos vascones y/o vascos, palabra que fonéticamente es la misma que los vascos se daban a sí mismos, es decir: "eusko", "ausko" o "üsko" (mismo fonema "–usco", las pequeñas diferencias serían fruto de los dialectos o euskalkis). De la misma se deriva la palabra euskara (forma o habla de los vascos, "eusko-era"), frente a "erd-era", donde Erd=erdi, media lengua, o quizás, aunque menos probable pues es bizkaino, de "Erdu", es decir "lengua de los venidos", o, Erd= adur, "baba", "balbuceo". Recordar que los romanos y griegos usaban para el resto de los idiomas la palabra "bárbaro" = "articular mal". Tiene la misma raíz Euskal Herria, Pueblo de los euskos o en castellano País Vasco (luego Euskal Herria es igual que País Vasco). Viéndolo más en detalle, euskara podría ser, según Estornés Lasa, "Esku-era", es decir "modo de las manos" (como la palabra de raíz latina manera "manu-aria"), haciendo referencia a cuando el lenguaje eran más gestos que palabras, no está nada claro; podría no tener la raíz "esku" sino "izk", que como ocurre en muchos idiomas haría referencia al miembro fónico, es decir Izk+era (mintz, hitz, izki=palabra, que pudo significar "lengua", luego lenguaje; al estilo de: langue francés, lengua en castellano, glossa griego, tongue inglés, zunge alemán, tongoval holandés, yasik ruso etc.). Con lo cual, el "eusko" o "euskaldun" sería el que "posee el lenguaje" frente al "erdara" y "erdaldun", "el que babosea". Que cada uno escoja la que más le convenza. Lo más creíble es que euskara sea el "habla de los eusko ", a partir de ahí no está claro. En un documento de Eslaba (Navarra), aparece ya "erdaldun" y "erdara" en 1276, paralelos como hemos visto a euskaldun y euskara. Julio Cesar en Comentarios (Vison p 128) nombra a "basques y eusques". Luego ya existía la palabra "eusko". Los nombres regionales dados a los vascos por los pueblos occidentales terminan casi todos ellos en "–on" (autrigón, berón, vascón) y los dados a los orientales en –tani (auquitani, auskitani, vescetani, jaccetani). Este cambio de vocales delata simplemente una vecindad oriental con los íberos y otra occidental con los celtíberos que son los que usarán esos gentilicios, de los que pudieron oír los romanos los nombres de los vascos, pues los celtas e iberos fueron conquistados antes que los vascos. Por tanto, el cambio en la terminación de "o" en "i" en "ausko" a "auski" queda demostrado. Más radicales han sido los cambios dados a Pamplona (Pompeiluna), Zaragoza (Cesaraugusta) o Fuenterravía (Hondarribia) por ejemplo, a los que nos hemos acostumbrado. Estornés apunta a que Eusko, Vasco (Varscones o Vascones, la terminación "-n" es el gentilicio) y Ausko (Auski) también sean lo mismo (¿entonces Bizkari serían los "usko" de "Kari", raíz de Karistio que hemos dicho?). Esto choca con los que quieren ver invasiones posteriores de los vascones desde la actual Navarra-Aragón (vascones según los romanos) al resto de las zonas, parece más bien que casi todas las tribus, Ausko (mayoritario y los que darían el nombre al resto), Vascos y Várdulos ("vascos fronterizos") en los que se resumirían todas las tribus importantes tenían una raíz común que era algo que sonaba como "usko"; como en muchos idiomas antiguos, el árabe o el hebreo por ejemplo, es el armazón consonántico el que cuenta, la vocal no importa, es un mero punto de apoyo, como en "Yave=Jehova". Además, en textos de la época muchas "u" se convierten en el mismo texto en "v", lo mismo que "v" y "b" (según un estudio de
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los primeros textos leoneses y castellanos se bailan estas consonantes en un 48%) y "au" en "eu", lo que haría el nombre de esas tribus más parecidas de lo que se puede pensar en un principio. Como es natural las tribus mantuvieron sus diferencias por lo separados que vivían para aquella época, diferencias claras en los dialectos que persisten, es decir, había diferencias entonces pero no más que hoy; como las había entre los celtas y después entre francos, godos, escoceses, irlandeses o germanos, y nadie duda de que todos ellos formaban un único pueblo, como lo hacíamos los vascos, las pruebas las veremos, pero una es incuestionable, seguimos siendo un único Pueblo: Euskal Herria, el Pueblo Eusko o Vasco. Las diferencias de los euskalkis o dialectos no tienen relación con invasiones o préstamos de otros idiomas, pues no ha quedado huella de ello en el euskara en general ni en ningún dialecto. Estas diferencias se han mantenido por la existencia de diferentes realidades administrativas y el escaso uso escrito que se ha hecho durante siglos del euskara; circunstancia que ocurre del mismo modo con otros idiomas en parecidas circunstacias (por ejemplo el bereber). Las diferencias entre los euskalkis o dialectos (dialecto porque vendrían de un euskara común que llamaríamos euskara aquitano, según los historiadores y mientras no se demuestre otra cosa), son menores de lo que la gente cree, y lo puedo afirmar pues hablo bizkaino y batua: donde el 80% está cogido del gipuzkoano tras los congresos de Arantzazu, Oñate-Gipuzkoa, de los años 70, por ser éste el que más hablantes tenía, ser casi igual al labortano actual, y dialectos navarros (el bajo-navarro no tiene tradición escrita), por tanto intermedio entre los que tienen más diferencias, que son el bizkaino y el zuberotarra o suletino (de unos 10.000 hablantes y sin tradición escrita); perdido ya el labortano clásico el que, según lingüistas como Krutwig, habría que haber tomado de referencia por estar escritos en él los primeros libros importantes. El proceso de normalización fue controvertido como necesario, en contra estaban españolistas y aranistas como Orixe, que lo veían artificial y que traería la desaparición del euskara por su no uso y diferencia con el euskara hablado por el pueblo; el tiempo ha dado la razón, sin dejar lugar a dudas, a los que pedían la unificación, aunque manteniendo la enseñanza de los euskalkis o dialectos. Como hemos comentado, la unificación del castellano se produjo en 1492 por orden de Isabel la Católica a Antonio de Nebrija, y tiene su proceso equivalente en casi todos los idiomas actuales. Estornés Lasa señala que la bifurcación dialéctica a partir de un fondo común ocurrió al afincarse las tribus a zonas fijas, al desaparecer la gran caza, que coincide con el magdaleniense (14.000-9.000 a. C.). La población pasa de ser trashumante a mantener pequeñas poblaciones que cazan en los alrededores y que luego se convertirán en agrícolas y pastoriles en pequeña escala (neolítico, 4.000 a. C. en el caso vasco, que coincide con la aparición del citado como "tipo vasco" o vasco actual), no alejándose de valles y lugares más o menos cercanos. Cualquiera de ambas fechas está muy alejada de las primera invasiones arias o íberas. Lo que los romanos sí diferencian claramente son los astures, cántabros (ya celtíberos) y celtíberos del resto de los habitantes de los Pirineos (para los romanos Picos de Europa son los Pirineos Occidentales; de hecho el nombre viene de ser la primera tierra europea que se divisaba al venir de América en barco, por tanto de siglos después). En los Pirineos el corredor mediterráneo sería el de mayor influencia celtíbera. La primera vez que se escribe la palabra vasco es con Tito Livio en el año 77 a. C. La segunda noticia que se tiene de la palabra "vascones" es del historiador y político Salustio Cayo Crispo (86-35 a. C.) en su obra "Ora Marítima" p. 225, al hablar del Ebro dice "Quod inquietos Vascones proelabiur". Pero está haciendo referencia a un texto griego de un viaje fenicio del siglo VI a. C. Varrón en el 50 a. C. habla de "uascos". Existen monedas del 74 a. C con las inscripciones "bascunes" y "barscunes". Es con el Emperador Augusto (63-14 a. C.) con el que se divulga la palabra, que repito, hace referencia
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cuando menos, a todas las tribus ya referidas: bardulos, auskos y vascones. Como ciudades, pocas: Oiasso (Oiartzun?), Iakka (Jaca), Irumberri (Lumbier), Calagurris (Calahorra), Areceli (Uharte Arakil), Auch (Novempopulania), Cascante, Flaviobriga (Castro Urdiales), Grachurris (actual Alfaro, ya antes la ciudad celta de Ilurcis), Burdeos (Bordigala en euskara) etc. Hay que diferenciar dos zonas como hacen los propios romanos: El Saltus Vasconum, zona que más o menos coincide con la zona de habla vasca actual, que no se romanizó y donde la influencia de Roma era puntual, limitada a las escasas ciudades. Ager Vasconum (nombre dado por Tito Livio, significa "tierra cultivada"), sur de Alaba y de Navarra y zona media y norte de Aquitania. Con una fuerte presencia romana era una zona de habla bilingüe. Son tierras de grandes cultivos de trigo y cebada. Baiona por ejemplo, será una fortaleza romana en el siglo I conocida como Lapurdum, pero estaría habitada desde tiempos inmemoriales. El Doctor en historia Manex Goyhenetche, cree que la capital pudiera tomar el nombre de la tribu vascona de la zona, los lapurdenses, emparentados con la más grande de los vascones. Vayamos a la historia: Hay autores que señalan la neutralidad de los vascos ante los romanos con los que se alían contra sus enemigos naturales: celtas e íberos. Lo que según estos autores explicaría la supervivencia del euskara. Esto parece cuestionable, al menos en la primera época de la romanización. Los vascos fueron más activos de lo que la gente cree. Las tierras más interesantes para los romanos son las que van del Garona al Loira, del Garona a Baiona y la Ribera del Ebro; en ellas la presencia romana es muy abundante. En las zonas montañosas, más difíciles de defender, las presencia es escasa, alguna calzada, alguna plaza armada, alguna mina (Somorrostro-Muskiz) y poco más. (-202/-81) Los vascos llegarán a pactos con los romanos para tratar que sean respetados sus bienes, usos y costumbres. Así Indibil y Mandonio, jefes de la tribu vasca de ilerdenses (o ilerguetes) pactan con el general romano Escipión para luchar contra los cartagineses, pero éste no cumple lo pactado y les carga con impuestos y leyes. Los ilerdenses se rebelan y el Senado romano manda a Catón con 70.000 hombres de entonces, que aplacan la rebelión a la que se habían incorporado más tribus vascas. Con la caída de Jaca acaba esta guerra. La zona pirenaica queda intacta. Ya hemos mencionado la presencia de vascos en las luchas Púnicas. Antes se había producido un hecho revelador: el pequeño grupo vasco de los suesetanos (quizás de origen celta pero asimilados) se alía con Roma, sus vecinos los también vascos ilerdenses y jacetanos los atacan y conquistan. Roma manda tropas para ajusticiar a los ilerdenses y jacetanos. Cuando Roma cree la zona apaciguada ocurre la rebelión de todo el Ebro mencionada. En este acontecimiento y en otros se ve la falta de unidad de los vascos frente a los romanos, pero no siempre será así. (-81/51) Los vascos ilerdenses y celtíberos apoyan al Pretor romano Sertorio que se alza contra Roma cuando en ésta se impone una dictadura. Sertorio se atrinchera en la zona Sur vasca: Calahorra, Huesca y Lleida, donde se suceden las luchas. El Senado manda esta vez a Pompeyo, al que apoyan vascones, berones y autrigones, que derrotan en el –73 a Sertorio; Calahorra (Kalagurri) es la última ciudad en caer, será fiel a Sertorio hasta el final, llegan a comer carne humana para subsistir; sus habitantes, para no ser llevados como esclavos, se suicidan y los pocos que quedan son degollados por los romanos, como antes ocurriera en Numancia. (-58/29) Julio Cesar ya controla el Ebro y la llanada pamplonesa, pero le queda el núcleo vasco: los aquitanos, que al mando de jefes vascos le hacen frente. Desde el –118 se suceden las escaramuzas, pero hasta la llegada de Julio Cesar Aquitania se resiste. La conquista empieza desde el Norte, desde Italia, para luego hacer uno con el Sur vascón en manos del rey vasco Pisón, citado por Julio Cesar como nieto de otro rey aquitano (Bello Gallico III, 12,4) y aliado de Roma.
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La batalla definitiva por el Sur tuvo lugar en Sos en el –56, el lugarteniente de Julio Cesar, Craso (que es el que narra toda la guerra), con 6.000 hombres de infantería y una fuerza de caballería importante, es su principal valedor. El jefe aquitano Adietuanus se rinde con sus mejores 600 hombres. Éstos gozan de todos los bienes conseguidos con su jefe en caso de victoria, pero si éste muere ellos han de morir con él, de ahí su fuerza en la lucha y la explicación de episodios como el de Calahorra. Existen monedas aquitanas con el nombre "Rex Adietuanus", con una loba en el reverso, símbolo de la conquista romana (la loba que amamantó a Rómulo y Remo, fundadores de Roma). Los aquitanos no se sienten derrotados y llaman a los vascones para hacer uno contra Roma, éstos mandan tropas y jefes que habían combatido con Sertorio (otra demostración de ser un único pueblo), empezando una guerra de guerrillas por Aquitania. Eran unos 50.000 vascos (Craso llama a los vascones también cántabros, lo que pone de manifiesto que las diferentes tribus vascas están unidas en ésta batalla). En el enfrentamiento final los vascos pierden, en el –51. Julio Cesar dice "todos los estados Aquitanos enviaron, en efecto, delegados y dieron rehenes". El "saltus vasconun" nunca fue totalmente conquistado. Cae todo en manos de Julio Cesar menos la franja pirenaica, como él mismo reconoce: entre los "aquitanos" "algunas naciones alejadas" se escapan de su control. (-58/-14) Las guerras entre los generales romanos más importantes por el poder, Julio Cesar y Pompeyo, producen numerosas batallas en el sur de Baskonia. Pompeyo había fundado Pompeiluna, ciudad de Pompeyo (Pamplona) en el año 75 a. C. sobre el poblado de Iruña (Irun=Iri=ciudad), su cuartel general. Gana Julio que después será asesinado en Roma cuando trata de convertirse en Emperador. Es significativo que estas luchas se den en Baskonia y no en otra parte del vasto Imperio Romano, frente a los que señalan a los vascos como aliados de los romanos desde el inicio, estas disputas en tierras vascas dan a entender más bien una resistencia firme para ser conquistados. (-29/14) Octavio se nombra a sí mismo Emperador y Augusto. La Aquitania vasca se alza por su independencia recién perdida después de milenios de libertad, pero es aplastada por Valerio Mesala Corvino. La Galia se divide en tres: Narbonensis, Ludunensis y Aquitania, ésta es mucho más amplia que lo que conocemos ahora con ese nombre. Luego se dividen Ludunensis en dos y Aquitania en tres provincias para su mejor gestión, y como hacían los romanos siempre, por las costumbres e idiomas de sus habitantes. Del Garona a los Pirineos se le llamará después Novempopulania (la Baskonia continental). Augusto consigue, tras 7 años de feroz lucha en las montañas cuando creía que iba a ser una paseo, conquistar a los cántabros, que a estas alturas de la historia tienen más de celtíberos que de vascos. La escolta personal de Augusto son calagurritanos por el tesón que había demostrado al sitiar su ciudad en los hechos relatados. Los vascos son finalmente dominados por Roma y formarán parte de la Pax Romana, que traerá una de las épocas más prósperas para toda Europa. Existen inscripciones de vascos (sobre todo várdulos, que algunos Emperadores tendrán como escolta personal por su fiereza) en los muros de Adriano y Trajano en Escocia (Emperadores de origen hispano con los que Roma alcanzó su máxima extensión terrestre, pero no la mayor del mundo, que fue la del Imperio Mongol de Gengis Kan a principios del siglo XIII). Con Roma llega el cristianismo y la primera imposición cultural seria sobre Baskonia. En esta época sólo el sur de Navarra y el Norte (Tolouse) se cristianizarán. La montaña será de las últimas regiones europeas en hacerlo. Aquitania, ya conquistada y pacificada, termina formando la provincia de Novempopulania como hemos dicho (Nueve Pueblos literalmente, luego se le sumarían otros tres), con capital en Hazparne (Lapurdi) en el siglo II, donde se ha hallado una piedra romana que conmemora éste hecho. Pertenece también a la
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prefectura de las Galias. Novempopulania abarca del Garona a los Pirineos, es decir, los vascos continentales. La Baskonia peninsular queda enmarcada dentro de la provincia de Hispania Citerior en el año 197 a. C. (existía también una Hispania Ulterior). Hispania es el nombre con que los romanos llamaban a la Península Ibérica, luego es un término geográfico, como puede serlo el Cabo Matxitxako. Las provincias son entes puramente legislativos, administrativos, de formación de ciudades, defensivos y de recaudación de impuestos, aunque siempre tratan los romanos de unir en una provincia al grupo humano más homogéneo para su mejor gobernación como queda dicho. La Península Ibérica fue dividida posteriormente por los romanos en tres provincias para su mejor control y gestión, se trata de: la Tarraconensis, Baética y Lusitania; estas divisiones se sobreponen a las anteriores divisiones provinciales de las mencionadas Hispania Citerior (donde estaba la futura Tarraconensis) y la Hispania Ulterior, pero no son definitivas aún, las luchas continúan. Después, del 27 al 13 a. C., ya pacificada toda la península tras las conquistas y revueltas de los siglos anteriores, se crean las definitivas provincias romanas Hispanas de: Baética (casi toda Andalucía y al Norte de la misma y Extremadura), Gallaecia (Galicia, Asturias, norte de León y Cantabria occidental, marcadamente celtíbera), Cartaginesis (centro y mediterráneo peninsular, Almería incluida), Lusitania (centro y casi todo el sur de Portugal y parte del centro de Hispania) y Tarraconensis: actuales Vascongadas, Aragón, Catalunya, Burgos y Cantabria más allá de Santander, es decir, de la cuenca del río Ebro hacia los Pirineos, "Quod inquietos Vascones proelabiur", es decir várdulos y los vascones y demás tribus vascas peninsulares, con capital en Tarraco (Tarragona) y con una única cohorte romana de vigilancia, un Cónsul y tres Legados, que pertenecería a la prefectura de las Galias, y ésta a su vez al Imperio Romano de Occidente. Los historiadores consideran también la Tarraconensis territorio vasco y en su mayor parte de habla vasca. Menéndez Pidal señala que cuando los romanos llegaron a la Península Ibérica se hablaba euskara desde el Oeste de Bilbao hasta el Mediterráneo. Con todas estas importantes excepciones la mayoría de los autores considera a los vascos aliados de Roma, al librarles del empuje de los celtas y celtíberos; a tenor de lo narrado parece más bien un pacto desigual entre dos pueblos a favor de Roma tras una intensa lucha. La caída del Imperio Romano Occidental: Durante los siglos IV y V el Baskonia se volvió muy inestable, son los siglos de la caída del Imperio Romano de Occidente. Ya hubo un intento de tribus germánicas-francas para entrar en el Imperio en el 275, sin lograrlo. Las tribus de los suevos, alanos y vándalos entraron en la península en el 407, pero son los visigodos (godos del Oeste), llegados del norte de Europa (zona de la actual Alemania), la que la conquistan. Se creen sucesores del Imperio Romano que en realidad saquean, como el rey Visigodo Alarico que debasta la misma Roma en el 410; llegan finalmente a un acuerdo con los romanos convirtiéndose en sus mercenarios; los godos también se irán romanizando poco a poco. A Baskonia llegan a través de la calzada romana que iba desde Burdeos hasta Astorga que atravesaba Garazi (San Juan de Pie de Puerto) y Orreaga (Roncesvalles). Existían 400 kilómetros de calzadas romanas por todo Baskonia, pero sobre todo por el Ager Vasconum. Los visigodos llegan ahora como defensores del Imperio, instalan su capital en Tolouse en el 419. La Galia Narvonense y la segunda Aquitania (del Loira a Burdeos-Garona) pronto caen en sus manos. Los suevos se instalan en Galicia, de donde hacen incursiones y saqueos en las ciudades; famosas son las incursiones del rey suevo Reiquiario, antes asaltador de caminos, que llega destruir Ilerda (Lleida) con la ayuda de los bagaudas. Este rey suevo se alió constantemente con los insurrectos bagaudas contra el poder Imperial Romano o sus sucesores visigodos.
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El Imperio Occidental está débil y las oleadas bárbaras se suceden, los vascos se vuelven muy activos, tomando el Saltus Vasconum como cuartel, se lanzan sobre sus territorios de toda la vida que estaban en un proceso de romanización muy avanzado. Se trata del fenómeno recogido en las crónicas romanas como de los "bagaudas " que se dio en la Tarraconense y en Novempopulania (del verbo celta baga que se traduciría como "andar errante"). Los vascos, según el conocido historiador español Sánchez Albornoz por ejemplo, serían estos bagaudas. Son bandas formadas por vascos de Saltus Vasconum, los colonos de las grandes y medianas haciendas del Ager Vasconum y por pequeños propietarios o campesinos sin tierra; tierras que habían pasado a los grandes acendados colaboradores con Roma; el detonante, además de una gran población descontenta, serían las invasiones de las tribus germánicas con sus saqueos y la existencia de grandes zonas baskonas sin romanizar. Ya en el siglo III hubo dos conatos de rebelión tras la primera invasión germana, un intento a cada lado del Pirineo. En el 441 hay noticias de una derrota de la bagaudas de las Galias que se retiran al sur pirenaico para luego volver. También hay luchas de bagaudas en el 443 cerca de Huarte-Arakil (Navarra). Esto reafirmaría lo anteriormente comentado que la división romana de las Galias y de Hispania serían culturales e idiomáticas. Una partida de bagaudas arrasó Tarazona (Turiasson) y mató a su obispo en el 449, los romanos acuden en ayuda de los lugareños romanizados, con el general Basilio al frente, y vencen a la partida de bagaudas a la que asesinan cuando sus últimos componentes estaban refugiados en la Iglesia de la ciudad. Las tribus germánicas godas, en nombre del Imperio Romano, instauran el orden imperial en el Ebro medio y tramo final, no así en el resto. Pero la rebelión vasca sigue y atacan a la romana Zaragoza al mando de su caudillo Froya, llamada entonces Cesaraugusta en honor a Augusto (anteriormente se conocía con el nombre vasco de Zalduba), corre el 643; se hacen también con Corella y toda la Tarraconensis está de alguna forma en sus manos; cuentan con la ayuda puntual de mercenarios suevos. Un período tan prolongado de bandas que controlan o luchan contra el poder romano y luego visigodo, requiere de cierta estructura guerrera pero de la que no se sabe nada. Es difícil pensar que los baguadas sean simples campesinos descontentos y que puedan tomar ciudades amuralladas como Zaragoza; que tropas romanas, después visigodas, no puedan con ellos cuando sí se imponen en el resto de Europa y que la rebelión se mantenga, aunque con diferente intensidad, durante un período tan largo de tiempo. Parece más bien un inicio de la defensa de los vascos de su territorio que tendría continuidad en el nacimiento del Ducado de Baskonia en el año 600 y después el reino de Pamplona y de Navarra de aquél en el 824, como narraremos. La experiencia histórica nos demuestra que los grandes hitos se van gestando poco a poco. Las tribus vascas descritas, tantas veces usadas como elemento para criticar de la desunión y las diferencias entre vascos, ocupan toda la Tarraconensis y Novempopulania durante los siglos que sobrevienen a la caída del Imperio Romano de Occidente, y están en constante lucha con los "bárbaros" germánicos venidos del Norte, que dominarán principalmente algunas ciudades romanas y toda la parte del Mediterráneo. Para hacer frente a los visigodos o godos que toman la Penísula Ibérica, los vascos se refugian detrás del Ebro; en verano los godos entran en tierras vascas pero son expulsados con la llegada del invierno. El primer rey importante visigodo, Leovigildo, llega incluso a fundar una ciudad no lejos de la actual Vitoria en el año 581 con el nombre de Victorium, tras una batalla en las faldas del Gorbea, además del pueblo navarro de Olite, pero los godos son siempre expulsados. Finalmente el reino visigodo logra todas las tierras desde más arriba del Loira hasta Cádiz (la ciudad más antigua de Europa, fundada por los fenicios en el año 1000 a. C.), sólo se le resiste un pequeño rey suevo en Galicia y norte de Portugal (procendente también de la actual Alemania), los cántabros y los vascos. El rey visigodo Eurico logra un primer dominio en parte de Aquitania y las tierras de Pamplona: los
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godos habían tomado Pamplona, principal ciudad peninsular vasca en el 541, son expulsados pero vuelven una y otra vez. Nombran a un Duque para que intente controlar la zona (este hecho marcará un precedente como veremos); pero el Imperio visigodo cae pronto en la anarquía bajo el tiránico conde Ricinero que mata o destituye a ocho emperadores uno tras otro; no les da tiempo a conquistar a los vascos, por el Norte el Imperio godo es atacado por otra tribu germánica: los bálticos francos, que crearán el Ducado de Baskonia, del que hablaremos en el siguiente episodio. Las peleas entre vascos y visigodos son continuas sin que nadie logre una victoria definitiva. Los reyes godos Suintila, Recesvinto, Wamba y Rodrigo, escriben en sus crónicas: domuit vascones (dominaron a los vascos), e incluso "vascones vastavit" (devastaron a los vascos), luego nunca lo hicieron realmente, pues esas frases anafóricas en las diferentes crónicas de estos reyes visigodos que se suceden en el poder, demuestran un período de enfrentamiento con los vascos sin un ganador definitivo. Comentar que los visigodos son arrianos y no católicos (entre otras cosas no creen en la Santísima Trinidad), por tanto no contaban con el beneplácito de la Iglesia romana, muy importante en ésta y en los siglos siguientes, desde que en el 313 el emperador Constantino la nombrara religión oficial del Imperio Romano. Los vascos aparecen como un solo pueblo, formando un territorio bien delimitado y unido: Baskonia. Baskonia deriva del gentilicio común de las gentes que viven en ese territorio: los vascos, euskos o auskos. Tienen una estructura guerrera sólida de la lucha contra celtas e íberos, como lo demuestran las guerras de los todo poderosos Emperadores romanos para conquistar estas tierras; los propios romanos hablan de reyes vascos como Pisón y Adietuanus; ellos crearán la base política y administrativa donde había tribus con la misma historia, costumbre e idioma, son la Tarraconensis y Novempopulania; marcando todos los elementos para crear el primer reino vasco y el primer Estado vasco: Baskonia, que sobrevivirá con diferentes nombres hasta nuestros tiempos, como veremos. Los francos serán los que terminen de generalizar el término vasco, ya no se distinguen en ningún momento de los aquitanos ni hay posibles interpretaciones en otro sentido: son todos vascos o euskos, "uskos". Un texto de Gregorio Tours de 1638 diciendo que los vascones "descendieron de sus montañas a la planicie en el año 587" recogida de la del escritor e historiador vasco Oihenart (1592-1667) que dice: "de la región de Novempopulania ocupada por los vascones" (escrita más de mil años después de éstos hechos por tanto), ha llevado a muchos a hacer una interpretación abusiva de la misma, queriendo ver una invasión de la tribu vascona sobre el resto y sobre tierras que antes no poseían, la presencia del euskara en esas zonas anterior en miles de años las convierten en mero chascarrillo insostenible y basado en un error inicial de una simple frase mal interpretada de un texto escrito mil años después de esos acontecimientos. El trasvase de gente de una zona a otra no sería extraño en épocas de guerra, pero todos son "usko", sin más. Ahí están también los dialectos para desmentirlo, si hubiera habido una invasión de la tribu de los "vascones" los dialectos no existirían, pero están ahí, y son además anteriores en miles de años a esas fechas (recordar que coinciden con las demarcaciones de las tribus más fuertes y que el euskara, estelas aquitanas y pirenaicas, no ha cambiado mucho desde época romana). Si hubiera habido esa invasión los restos arqueológicos anteriores nos hablarían de gente de tipo celta que no aparece por ningún lado, sólo aparecen vascos. La realidad es tozuda. Decir como anécdota que la esperanza de vida en éstas fechas era de 50 años, mayor de la que alguna gente cree, si se tiene en cuenta sobre todo la alta mortandad infantil.
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