Robert Brenner Mercaderes y Revolución, transformación comercial, conflicto político y mercaderes de ultramar londinenses 1550-1653 La interpretación social tradicional de la Revolución Inglesa Durante las décadas centrales del siglo XX, la historiografía de los conflictos políticos de la era Estuardo estuvo dominada por lo que podríamos llamar la interpretación social tradicional. Desde esta perspectiva, una burguesía en ascenso, compuesta por comerciantes e industriales urbanos y por la Gentry y la yeomanry rurales, se desarrollo en los intersticios del viejo orden, entro en conflicto con una vieja aristocracia que había sido incapaz de adaptarse a las presiones y oportunidades de la emergente economía de mercado y derroto eventualmente a esta ultima durante el transcurso de la revolución inglesa. La comercialización y los precios en alza estuvieron en la naciente clase burguesa un impacto diferente del que provocaron en la vieja clase feudal, por que cada uno de estos grupos ocupaban una posición social diferente, se reproducían de distinta manera y tenían intereses propios. Una nueva y emprendedora burguesía urbana pero sobre todo rural, compuesta por la Gentry y la yeomanry, saco ventaja de los nuevos mercados y de las rentas crecientes para volverse cada vez mas rica y poderosa, por el contrario la mayor parte de la antigua nobleza feudal terrateniente fue incapaz de adaptarse, la aristocracia tradicional se afirmaba, se mantea a partir de los lazos feudales establecidos con sus seguidores. Para empeorar las cosas la revolución de los precios castigaba de manera especial a los terratenientes incapaces o carentes de la voluntad de elevar los arrendamientos, al mismo tiempo carentes de la voluntad de elevar los arrendamientos, al mismo tiempo que beneficiaba a los arrendatarios y a la sub-arrendadores mas agresivos. La mas alta aristocracia se vio lastimada por sus grandes exigencias de consumo suntuario, los magnates feudales bastardos debían vivir como lords para conservar poder e influencia obre sus seguidores, la nobleza cortesana debía conspicuo consumo, la Gentry no feudal activa y rural se fortalecía al igual que el tenente yerman y al granjero propietario. Para finales del siglo XVI, la inmovilidad de los aristócratas los había colocado al borde de una crisis financiera, mientras que la Gentry y los yeomen estaban cada vez más fuerte, para compensar sus dificultades económicas, la nobleza se vio obligada a impulsar soluciones políticas busco el apoyo de la monarquía. Proveyó socorro a través de la creación de cargos cortesanos, la entrega de monopolios comerciales e industriales y la imposición de impuestos no parlamentarios sobre la economía burguesa en desarrollo, poniendo de esa manera grilletes al crecimiento de la producción, como respuesta la burguesía en particular la Gentry se vio obligada, por su propio interés material a luchar por la libertad comercial y los privilegiados parlamentarios, precipitando finalmente la revolución en contra del estado absolutista y la nobleza feudal que lo apoyaba.
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Esta interpretación social tradicional adolece de ciertas debilidades severas, ha sido incapaz de demostrar para el periodo que va desde el reinado de Isabel hasta la revolución, la existencia de una clase capitalista y de una clase feudal claramente diferenciadas desde el punto de vista económico obligadas por lo tanto a enfrentarse entre si. La interpretación social tradicional ha sido incapaz de explicar por que dichos señores no pudieron bajo las presiones y oportunidades económicas del periodo despedir a sus clientes y transformar sus casas para hacer un uso mas racional de su tierra y recursos, o por que aquellos que fracasaron en adaptarse, no desaparecieron después de casi un siglo de precios en alza e ingresos estancados. El argumento de que la vida cortesana era particularmente cara para la nobleza se aplica principalmente al reinado de Isabel, cuando la generosidad de la reina para con sus oficiales y cortesanos era reducida, la situación se revirtió durante el reinado de Jacobo I y la primera parte del gobierno de Carlos I. Síntesis resulta difícil trazar la existencia de una clara distinción de clase en el seno de los grandes propietarios rurales para cuando comenzaba de la guerra civil, dado que la mayoría pertenecía a la misma clase, en Inglaterra la distinción entre “nobility” y “Gentry” era inadecuada para marcar clases sociales diferentes, dado que los nobles se reclutaban por lo general de la Gentry mas rica, mientras que los hijos menores de los aristócratas no heredaban el status nobiliario y pasaban en consecuencia a engrosar las filas de la Gentry. El fracaso en aportar evidencia convincente de que una clase feudal y otra capitalista tomaron rumbos económicos divergentes y entraron en conflicto a partir de 1640, ha llevado al surgimiento de un cuadro de la evolución socio-económica y política del periodo muy diferente, en oposición al desarrollo originalmente por los cultores de la interpretación social tradicional. En primer lugar resulta claro que lejos de sufrir una crisis económica en el periodo previo a la guerra civil los pares que incluía la mayoría de los mas grandes terratenientes ingleses disfrutaron de un éxito económico remarcable y de una sustancial mejora de su posición económica en la larga duración. De hecho no fue una era de declinación de la aristocracia sino una etapa de desarrollo como lo fue para la clase terrateniente en general, ya que los años que transcurren entre 1580-1640 fueron una época de cánones de arrendamiento y de precios agrícolas en ascenso, así como de mejoras productivas. Tanto los nobles como la Gentry pudieron sacas provecho de ellos siempre y cuando cesaran de reproducirse como una clase de magnates militares y asumieran la posición de propietarios absolutos del suelo y terratenientes comerciales cuyos beneficios derivaban de la percepción de los cánones que pagaban sus arrendatarios. El periodo témpano moderno fue testigo de un profundo proceso socio-económico que produjo una transformación de toda la clase terrateniente en su conjunto; al comienzo del periodo este proceso que puede haber producido efectos diferenciados, positivos o negativos en quienes se basaban ya en las emergentes relaciones sociales capitalistas de propiedad y en quienes dependían aun de relaciones sociales feudales de
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propiedad. En segundo lugar como consecuencia de su transformación socio-económica, la clase de los grandes terratenientes fue capaz de constituirse en una aristocracia homogénea, pocas distinciones sociales o políticas importantes entre los ocupantes del máximo escalón de las clases propietarias y los grandes terratenientes no nobles. En tercer lugar muchos líderes nobles y otros grandes terratenientes dirigieron la revolución legislativa parlamentaria entre en otoño de 1640-1641. la revolución inglesa contó inicialmente con una clase terrateniente socio-económica y políticamente unificada, opuesta al monarca y a sus pocos seguidores, quienes provenían mayormente del grupo de cortesanos dependientes, de la lata jerarquía de la iglesia anglicana, de los privilegiados comerciantes de la ciudad de Londres. En cuarto lugar, la clase terrateniente de Inglaterra considerada en sentido amplio, queda aun por demostrarse que quienes apoyaron al parlamento en la guerra civil diferían entre si en términos de clase y que los clivajes socio-económicos en el seno de la clase terrateniente fueron perse un factor significativo durante el desarrollo del conflicto político. Finalmente las compañías comerciales de ultramar, no conspira en contra de la interpretación social tradicional que seguramente puede incorporar grupos de mercaderes de ultramar entre los sectores económicamente dependientes de la corona y que no era la burguesía revolucionaria. Han sido incapaces de ir más allá de la proposición que postulaba la existencia de una clase de comerciantes en sentido amplio. El desafío revisionista Seria un error llegar a la conclusión de que el fracaso de la interpretación social implica que los conflictos del siglo XVII carecieron de fundamentos sociales. Hay que recordar que inicialmente el objetivo de la interpretación social tradicional fue proporcionar una base social, una lógica social, para la por entonces aceptada visión que consideraba a los conflictos del siglo XVII como producto de meras diferencias sobre asuntos constitucionales o religiosos. La meta de los historiadores sociales era mostrar por que las personas fueron capaces de sostener en forma prolongada y sistemática sus posiciones religiosas y constitucionales durante el conflicto. La tesis principal era que estos conflictos ideológicos podían atribuirse a los diferentes efectos que el cambio económico (surgimiento del capitalismo) había producido en las diferentes clases sociales. La actual escuela revisionista ha fundado su desafío a las ortodoxias historiográficas tomando como punto de partida la desacreditación de la principal hipótesis de la interpretación social tradicional: que las ideas religiosas y constitucionales enfrentadas representaban armas ideológicas de una burguesía urbana y rural en ascenso y de una declinante aristocracia feudal. Los revisionistas han defendido una visión alternativa: que durante las décadas iniciales del siglo XVII las unidades de política efectiva eran una mirada de facciones de corte atomizadas, comunidades parroquiales condales, grupos de interés económicos definidos en términos muy estrechos, políticos ambiciosos y por
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supuesto, el mismo rey y sus favoritos. En este marco buscaron comprender las ideas y las idas y vueltas de los eventos políticos como resultado de las luchas que diferentes unidades competitivas llevaban adelante para asegurar sus efímeros intereses privados y para lograr sus ambiciones particulares. Los principios y las ideologías explicitas eran, para el análisis revisionista mas que explicaciones y justificaciones post facto; carece de sentido hablar de un conflicto en el tiempo largo, sustentado en principios sistemáticos. Los revisionistas consideran que en las primeras 4 décadas del siglo no existió sino un amplio consenso religioso y constitucional entre todos los partidos del periodo. La guerra dio lugar al conflicto interno porque expuso lo que era para Russell era el principal problema estructural del país: la monarquía era incapaz de cumplir su responsabilidad en lo que hacia a la seguridad nacional, debido a la sistemática incapacidad del aparato de estado existente para apoyar proyectos miliares de gran escala. El estado ingles no era capaz de enfrentarse al desafío de la guerra externa a raíz del cerrado parroquialismo de las calases propietarias y a la paralela carencia de recursos financieros y administrativos propios de la corona. La sistemática disociación entre las ideas político-religiosas y el contexto social que se dio en el seno de la historiografía como consecuencia del descrédito de la interpretación social tradicional, condujo en manos de los revisionistas a la negación de que los conflictos políticos del siglo XVII pudieran explicarse en términos de un choque entre principios religiosos y constitucionales contrapuestos, en lugar de ello tenemos la afirmación de que estos conflictos deben comprenderse en su mayor parte como producto de accidentes o malos entendidos que tuvieron lugar casi siempre en situaciones en las cuales el estallido de la guerra sometía al sistema político a presiones insoportables, allanando el camino a la disruptiva intervención de las minorías religiosas mas fanáticas. Hacia una nueva integración social La principal objeción que se puede realizar a la tesis revisionista (que sostiene que la política del siglo XVII no fue más que un conjunto de choques entre individuos y grupos particulares en el seno de un contexto ideológico-político general de consenso). Desde este punto de vista, la guerra proporciono la ocasión para el estallido del conflicto interno, pero ello no se debía a que la misma generaba problemas irresolubles para una monarquía sub-financiada, enfrentada con una nación indiferente a las necesidades del estado contemporáneo; se debió en cambio a que durante el siglo XVII los monarcas tendieron a emprender guerras especificas y a perseguir políticas internacionales, que las clases propietarias sentadas en los escaños del parlamento no aprobaban. Brenner postulo que una de las mejores maneras de restituir el lugar que en el análisis de los conflictos del siglo XVII le corresponde a las cuestiones religiosas y constitucionales, es volver a relacionar estas últimas con los contextos sociopolíticos y económicos en los cuales surgieron.
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También argumenta que los historiadores se han desplazado demasiado livianamente de la tesis tradicional que ligaba la revolución con los conflictos de clase entre los sectores feudal y capitalista, hacia la afirmación que sostiene que la revolución inglesa no tuvo nada que ver con la transición del feudalismo al capitalismo, esta conclusión negativa podría sostener solo si el único modelo plausible capaz de ligar la transición con la revolución fuera uno en el cual una clase terrateniente que represente al modo de producción feudal se viera enfrentada con una clase terrateniente que represente al modo de producción capitalista. Los más severos críticos del tradicional modelo Hill-Tawney-Stone han reconocido no solo que el largo periodo que va de la guerra de las dos rosas a la guerra civil fue de hecho una era en la cual la clase dominante inglesa dejo de depender del ejercicio de la coerción y de la extracción de excedente a nivel local, para pasar a subsistir gracias a las rentas comerciales basadas en contratos pactados en el mercado, pagadas a los dueños de la tierra por los granjeros y agricultores capitalistas que las usufructuaban; la conclusión a la que estos críticos llegan es que seria sorprendente que estos cambios no hubieran tenido consecuencias para la naturaleza del estado ingles y el carácter de su política. Brenner desde su punto de vista plantea que los exponentes de la interpretación social tradicional tenían razón al menos en un punto: en buscar las raíces de los conflictos políticos del siglo XVII en los problemas estructurales que emergían como consecuencia de las transformaciones de largo plazo de la sociedad inglesa en un sentido capitalista, a partir del medioevo tardío. Las principales limitaciones de sus propuestas derivan por el contrario de su creencia en que la transición hacia el capitalismo había tenido lugar en Inglaterra gracias a la emergencia de una sociedad burguesa dentro de la matriz de una estructura feudal constrictora, que incluía a una parte significativa de las clases terratenientes de la antigua nobleza; un segundo problema es su concepción del capitalismo como virtual equivalente de la sociedad comercial. El punto de partida del análisis de Brenner es que el capitalismo se desarrollo en Inglaterra desde finales del periodo medieval por medio de la auto-transformación de las clases propietarias rurales, como resultado, el surgimiento del capitalismo tuvo lugar dentro de la cáscara de la propiedad terrateniente y en consecuencia no fue en el largo plazo contradictorio con los intereses de dicho grupo: no se produjo en detrimento sino en beneficio de la gran propiedad, al mismo tiempo las clases mercantiles lejos de ser uniformemente capitalista o compartir una ideología unificada, se hallaban divididas en función de los actores socio-políticos, como consecuencia de los diferentes intereses y experiencias que los ligaban al desarrollo capitalista y sus efectos (mas precisamente a las nuevas relaciones de propiedad y a la nueva forma de estado que eran producto de la transición hacia el capitalismo. Lo que la transición del feudalismo al capitalismo produjo en el campo fue la transformación de la clase dominante de un grupo que en último análisis dependía para su reproducción económica de sus poderes jurisdiccionales y del ejercicio directo de la fuerza sobre y en contra de un campesinado con acceso a sus medios de autosubsistencia, en una clase dominante cuyos miembros habiendo cedido el acceso directo a los
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medios de coerción, dependían en términos económicos esencialmente con el derecho de propiedad absoluto sobre su tierra y de las relaciones contractuales con agricultores comerciales libres y mercado-dependientes, propiedad defendía por un estado que había logrado a finales del medioevo monopolizar con éxito el uso de la fuerza. Los campesinos exigían el derecho a heredar sus tendencias y a trabajarlas mediante rentas fijas, en consecuencia los señores sufrieron un desastroso retroceso en sus ingresos, consiguieron al menos asegurarse en la etapa subsiguiente la propiedad absoluta de sus tierras, en parte en contra de los reclamos de los tenentes enfitéuticos y en parte conservando las extensas reservas heredadas del periodo medieval, adquirieron la habilidad de extraer de sus rentas comerciales y competitivas y fueron capaces de sacar ventaja no solo el aumento de los precios de la tierra y de los alimentos, sino también de la competencia en que se enfrascaron sus propios arrendatarios/granjeros comerciales por el acceso a la tierra y por la colocación de sus productos en el mercado. El resultado fue el incremento de la diferenciación social en el campo y mejoras en la agricultura, que condujeron a un aumento en la productividad del suelo, Su autotransformación la clase de los mas grandes terratenientes logro con éxito acumular grandes dosis de poder y riqueza directamente sobre la base de la propiedad y el desarrollo capitalista. La transición del feudalismo al capitalismo tuvo un impacto sobre la naturaleza de la aristocracia sino sobre la evolución del estado ingles durante el periodo Tudor/Estuardo, desarrollo capitalista contribuyo al surgimiento de una nueva forma de estado. Para el siglo XVII la unificación del estado dejo a la monarquía en una posición sin precedentes en relación con las clases propietarias rurales. La monarquía continuó unificada puesto que mantuvo como legado el periodo medieval, considerables recursos financieros y administrativos que le eran propios y el derecho a cubrir la mayoría de los cargos gubernamentales, al tiempo que existían escasas limitaciones de iure al ejercicio de su poder. Los reyes no solo eran meros ejecutores sino también grandes señores patrimoniales, poseedores de bienes propios, que eran considerados por los contemporáneos como inseparables del patrimonio del estado; en tanto señores patrimoniales, los reyes ingleses heredaron derechos, políticas y recursos económicos suficientes para mantenerse y para construir su propio grupo de clientes, el grupo patrimonial integrado por individuos que dependían de diversas formas de propiedad políticamente constituidas. El emergente estado patrimonial burocrático/fiscal pudo consolidarse gracias a 2 causas interrelacionadas, 1) fue capaz de asegurarse una base enorme de recursos propios, obtenidos de la percepción de impuestos directos cada vez mas altos pagados por campesinos a quienes el estado también aseguro formas seguras y permanente de propiedad, 2) sobre dicha base la monarquía fue capaz de atraer y al mismo tiempo construir una monarquía fue capaz de atraer y al mismo tiempo construir una aristocracia dependiente de los cargos,
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oficios y pensiones publicas, estos dos procesos fueron posibles en parte por que los señores franceses solo habían logrado conservar una porción relativamente reducida de tierra propia (reservas) y un acceso limitado al excedente producido por las tenencias campesinas (censive). En Inglaterra, en tanto la monarquía patrimonial significaba la misma clase de amenaza para las clases propietarias rurales, pero en contraste con Francia, la clase de los grandes terratenientes pudieron asumir un rol activo en la creación de una política unificada y de un estado efectivo porque la monarquía se vio obligada a llevar adelante el proceso de construcción del estado por medio de una mayor colaboración con ellos. Ello fue porque la transformación de los aristócratas en exitosos propietarios capitalistas no solo los había aliviado de la necesidad de un estado basado enana asociación de señoríos de base locas, destinados a dominar al campesinado en forma directa, había restringido el potencial para la construcción de una estado absolutista fiscal/burocrático. La forma de estado que emergió en Inglaterra durante el periodo temprano-moderno fue problemática, como consecuencia del mismo proceso por el cual el capitalismo surgió dentro de la cáscara de la gran propiedad y de los propietarios privados y se concentraron en la estructura del estado unificado formalmente en manos de la monarquía patrimonial, al mismo tiempo los reyes patrimoniales en Inglaterra solo podían ejercer, en realidad, un control restringido sobre el estado, como consecuencia de sus limitados recursos materiales y del numero relativamente reducido de sus clientes y dependientes políticos. Para cuando se produjo el acceso de los Estuardo al poder, el estado ingles se había convertido en un estado privado de sus independientes integrantes como había sido el caso hasta el ¾ del siglo XV, cuando el gobierno nacional y local se paralizo a raíz de las fracturas y quiebres que llevaron al estallido de numerosos conflictos descentralizados entre diversas afinidades neo-feudales. Dese el comienzo de la era Estuardo, sino antes, había razones para esperar que dichas divisiones surgieran a cada rato, especialmente en lo que respecta a las materias interrelacionadas de religión y política exterior, las diferencias sobre la política externa tendían a sacar a relucir diferencias sobre la religiosa y viceversa y ambas tendían a traer a la superficie cuestiones no resueltas en la relación entre monarquía y clase terrateniente específicamente en lo que hacia a la capacidad fiscal independiente de la corona y a la administración de los recursos públicos, en particular los ligados a la jerarquía eclesiástica. Desde el comienzo del reinado de María Tudor y del acceso al trono de Elizabeth la gran mayoría de las clases parlamentarias habían llegado a concebir la defensa de la religión protestante teológicamente ortodoxa como una condición indispensable para la seguridad de la mayoría de los intereses vitales. Un estado que se definiera como protestante calvinista se había vuelto al sine qua non de las clases parlamentarias, en gran medida por que la construcción a la largo del periodo de los Tudor de un estado que defendiera sus intereses vitales había tenido lugar en contra de fuerzas que sintéticamente se definieron como católicas o antiptotestantes. La consolidación protestante era impostergable porque la condición del
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protestantismo tanto en el exterior como en el frente interno, era precaria. Pero cuando los Estuardo asumieron el trono, la religión reformada estaba débilmente enraíza en algunas regiones del país y parecía encontrar resistencia en regiones especificas y entre importantes sectores de la población. En esta situación durante el reinado de Jacobo I, muchos de los mas importantes lideres de las clase terrateniente, guiados por descendientes lineales e ideológicos de lo que se ha llamado la causa protestante veían a la defensa de la religión protestante como una causa indisoluble ligada a la lucha contra el anticristo papal, cuyo apoyo mas significativo era la España católica. El desacuerdo sobre una política exterior ideológicamente protestante tendía a reflejar o exacerbar las diferencias en torno al consenso protestante calvinista y a las maneras en que debía entendérselo o defendérselo, no hay dudas de que el calvinismo podía llegar a ser perfectamente compatible con la monarquía, la jerarquía episcopal y el orden social; pero también es un hecho que la religión calvinista requería una intensa actividad intelectual y una autoconciencia practica, tanto de parte de los practicantes como del clero, para cubrir en la lectura e interpretación de la biblia lo que la voluntad de dios requería de cada un de los creyentes.
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