Memorial de Sololá o Anales de los cakchiqueles
Los Anales de los Cakchiqueles, también conocido como Anales de los los Xahil , Memorial de Tecpán Atitlán o Memorial de Sololá, es un documento escrito en el idioma kaqchikel por miembros del linaje Xahil, entre ellos Francisco Hernández Arana Xajilá (de 1560 hasta 1583) y su nieto, Francisco Rojas (de 1583 hasta 1604). 1604).1 El documento fue escrito e inicialmente guardado en la ciudad de Sololá Sololá,, cerca del lago de Atitlán, Atitlán, hasta que fue encontrado en los archivos del convento San Francisco de Guatemala en 1844, y posteriormente traducido por el abad Charles Étienne Brasseur de Bourbourg en 1855 (el mismo traductor de Rabinal Achí ).1 El manuscrito cuenta la historia y la mitología m itología del pueblo kaqchikel kaqchikel,, conservada por vía oral durante siglos y finalmente recogida y preservada por los miembros del patrilinaje Xahil. La parte histórica narra los logros y las conquistas de los reyes kaqchikeles y sus guerreros, la fundación de aldeas, y la sucesión de gobernantes hasta la época de la conquista española. Tanto como en el Popol Vuh, Vuh, los anales identifican a Tulán Tulán,, como el lugar originario de los kaqchikeles. Sin embargo, estos textos difieren de otras fuentes históricas, tales como Historia de los Xpantzay de Tecpán Guatemala, Guatemala, el Título de Totonicapán, Totonicapán, y el Popol Vuh en particular, en que menciona que los ancestros kaqchikeles llegaron a Tulán "por mar" ( ch'aqa palow ), ), donde el sol desciende ("uqajib'al q'ij "), "), es decir, el oeste. Los textos se refieren también a las rebeliones r ebeliones internas de los k'iche', que finalmente forzaron al rey K'iq'ab el Grande a ordernar a los kaqchikeles que abandonaran Chaviar (Chichicastenango Chichicastenango)). Estos textos relatan también la migración hacia las montañas Razamut donde fundaron Iximché Iximché,, la capital kaqchikel hasta la llegada de los conquistadores españoles. El Memorial de Sololá fue escrito durante el siglo XVI por el maya Francisco Hernández Arana, nieto de uno de los reyes de su nación y, más tarde, por Francisco Díaz, de la misma familia, quien llevó la historia hasta el año 1604, ya entrado el siglo XVII. Este libro tiene un alto valor histórico, más que literario, sobre todo porque en su primera parte confirma gran parte de la información que brinda el Popol Vuh acerca del origen de los linajes de la región y las migraciones de las tribus. Los Anales de los cakchiqueles permanecieron en el pueblo de Sololá, junto al lago Atitlán, en Guatemala, hasta que los encontró el padre fray Francisco Vázquez, a fines del siglo XVII; Vázquez escribió una historia utilizando el libro indígena, y lo dejó en los archivos religiosos de su orden. Posteriormente, en 1855, el texto fue traducido al francés por el abate Charles Etienne Brasseur de Bourbourg. Juan Gavarrete, estudioso de los documentos históricos de los archivos civiles y eclesiásticos, lo tradujo al castellano y lo editó en 1873.
Los Anales de los cakchiqueles, de alto contenido poético e histórico, resultan invaluables para aproximarnos a los orígenes de los pueblos mayas -en particular del pueblo cakchiquel- que, con el paso del tiempo, conformarían a uno de los imperios más grandes e importantes de Mesoamérica, cuna de una de las culturas más refinadas y una de las civilizaciones más poderosas de nuestro continente.
RABINAL ACHI El R abinal Achí es una obra literaria representativa de la cultura maya prehispánica descubierta en Guatemala. Fue declarada Obra Maestra de la tradición Oral e Intangible de la Humanidad, en 2005 por la Unesco, siendo inscrita en 2008 en la Lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.1 El nombre original en maya del Rabinal Achí es Xajoj Tun, que significa Danza del tun (tambor). Es un drama dinástico de los maya kek’ que data del siglo XV, y un ejemplo raro de las tradiciones prehispánicas. En él se mezclan mitos del origen del pueblo q'eqchi' y las relaciones político-sociales del pueblo de Rabinal, Baja Verapaz, Guatemala, que son expresados por medio de máscaras, danza, teatro y música. Este drama sobrevivió en la clandestinidad desde 1625 hasta 1856, hasta que el sacerdote francés Charles Étienne Brasseur de Bourbourg lo tradujo, según la narración en achí de Bartolo Sis. La tradición oral y escrita es representada por un grupo de personajes, quienes aparecen en un escenario que representa aldeas mayas, particularmente Kajyub’, la capital regional de los rabinaleb’ en el siglo XIV. La narrativa se divide en cuatro actos y trata el conflicto entre dos entidades políticas importantes en la región, los rabinaleb’ y los k’iche’, según explica Alain Breton, en su libro Un drama dinástico maya del siglo XV . Los personajes principales son dos príncipes: el Rabinal Achí y el K’iche Achí . Otros personajes son: el rey de Rabinaleb’, Job’Toj, y sus sirvientes Achij Mun e Ixoq Mun, quienes representan al hombre y la mujer. La madre con plumas verdes es Uchuch Q’uq’, y trece águilas y trece jaguares, que representa a los guerreros de la fortaleza de Kajyub’. El K’iche’ Achí es capturado y llevado a juicio por haber intentado secuestrar a niños de Rabinaleb’, un delito muy grave en la ley maya.
El K'iche' Achi, con sus tropas, destruyó cuatro poblaciones rabinaleb' y obligó a sus habitantes a pagar tributos. Después de batallar días enteros, el rey K'iche' es capturado y llevado al palacio de Job'Toj, para juzgarlo. Al cautivo se le permite ir a despedirse de su pueblo. Antes de su ejecución, se le concede bailar al ritmo del tun con la princesa de Rabinal y disfrutar de bebidas reales. Hoy, 500 años después, los rabinaleb' creen que los espíritus de los guerreros muertos en esa batalla, que habitan en los montes circundantes, están presentes también en la danza. Desde la colonización, en el siglo XVI, el Rabinal Achí ha sido representado durante la fiesta de Rabinal el 25 de enero (día de San Pablo). El festival es coordinado por los miembros de las cofradías, hermandades locales responsables de dirigir a la comunidad. Al tomar parte de la obra, los vivos entran en contacto con los muertos (los rajawales), los antepasados que se representan con máscaras. Para los Achís del Rabinal moderno, el recordar a sus ancestros no es sólo el perpetuar la herencia ancestral. Es también una visión al futuro, el día en que ellos se reunirán con sus antepasados.
Vasco Núñez de Balboa (Panama), Pedro de Alvarado (Guatemala), Francisco Hernández de Córdoba (Nicaragua) Pedro Arias Dávila (parte de Panama y Nicaragua) Cristóbal de Olid y Hernan Cortes (Honduras) Martín de Ursúa y Arizmendi (norte de Guatemala)