Matthews. Roger Criminologfa realista _1" ed. - Ciudad Autonoma de Buenos Aires: Oidot. 2015, 232 pp,; 16 x 23 em
1. Sociologfa Jurfdiea. 2. Crirninologfa, 3, Oereeho, I.Titulo COO 340.115
"First published in English by Palgrave Macmillan, a division of Macmillan Publishers Limited under the title Realist Criminology by Roger Matthews. This edition has been translated nnd published under licence from Palgrave Mncmillnn. The nuthor hns asserted his right to be iclea"tified as the author of this Work". "Tad as los derechos te~·ervados. Ninguna parte de esta publicaci6n puede ser reproducidn, copiada a transmitida sin un permiso escrito 0 en' concordancia can las provisiones del Copyright, Design's and Pattents Act 1988, 0 en los terminos de la ley de propiedad intdectual 11,723",
© eclicionesDidot © Roger Mntthews © Criminologia realista 10 ed. 2015 Hecho cI dep6sito cn ley 11.723 Libra de edici6n argentina
ISBN 978-987-3620-12-6 Coordinadora de la edici6n de la obra: Marieh Barresi Coordinaci6n control traducci6n: Antonella Comba, Alicia A. Magurno (Tracl. Pliblica) y Mariela A. Barresi Corrector y revisor de la tradllCci6n: Ignacio F. Tedesco
eclicioncsDidot Te. (+54 11) 6624-5381/4771-9821 Arevalo 1830, CABA, (1414) Argentinn www.edicionesdidot.colTl.ar
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EI exito y 8.1 fracaso de la criminolo'gfamoderna* I.
Esta historia, como todas las historias, ell altamente selectiva y su punto de partida es la decada de 1960 y principios de 1970. Fue un momentd en el que la criminologia surgi6 como un area tematica reconocida; basada libremente en la socio10gia, la psicologia, d derecho y Ia economia, y que deriv6 en la creaci6n de un campo de estudio multifacetico,que comenz6 a atmer a gran cantidad deestudiantes. Su crecimiento exponencial fue alimentado par 10 que Stuart Hall (1980) describe como el "trfmsito hacia la sociedad de la ley y el orden", en elque la delincuencia se establecia cada vez can mayor firmeza como una de las principales causas de preocupaci6n publica y poHtica. Durante Ios ultimos treintaanos, Ia criminologia se ha conveftido en una de Ias areas de mas rapido crecimiento de Ias cienciassociales. David Garland (1997) ha identificado las bases que fundan Ia criminologia contemponinea en la Gran Bretafia de los anos 1950 y 1960, por un lado, en las publicaciones emanadas del Instituto de Criminologia de la Universidad de Cambridge -en particular, en el trabajo de Sir Leon Radzinowicz y, por el otto lado, Junto con un cteciente cuerpo de trabajo del Ministerio del 'Interior. Respecto de estas dos Hneas formativas, Garland argumenta
Capitulo traducido por Valeria Veigh Weis. Docente UBA. Dra. en Derecho UBA. Maestranda NYU.
Penal.
que generaron una mnda de criminologia pragmatica y administrativa. En contraposici6n, Paul Rock (1988) atribuye una influencia considerable ala obra de Herbert Manheim. Sin embargo, en la transformaci6n de la "sociologia de la desviaci6n" ala "criminologia", que tuvo lugar en Gran Bretafia en la decada de 1970, Radzinowiez y Manheim no eran puntos de referencia centrales en los principales textos criminol6gicos. La eriminologia moderna fue el producto de la intersecci6n de cuatro lineas principales. La Climinologiapositivist~ ,y la: administrativa, sin 'dud a, reprcscntaron dos de estas escuelas, aunque en el Reino Unido tambien se tllVOla intluencia del aporte crecientedtlalteoria d,cila desviaei6n, en gran parte importada de los Estados Unidos, que sirvi6 para crear un nuevo parac1igma. Fueron las obras de escritores como Howard Becker, Ed Lemert, Alvin Gouldner, Erving Goffman, David Matza y Robert Merton, que a su vez fue apuntalada par una cuarta linea que incorporaba 10s textos c!
bre'ja delincuencia y la desviaci6n". Ellibro se convirtio
en lectura obligatoria en tados 105nlJevos curs os de criminologiaen todo: el pais. El objetivo dellibro era revisan criticamente las principales teodas de la delincuencia y la desviaci6n y, espedficamente, desarrollar una critiefl dela criminologiapositivista, localizando el problema de la delincuencia en un marcosocio-ec'an6mico ypolitico mas amplio. Enla consecucion de este objetivo, los " Young Turks", c0mo cran deJiominados, Ie inycctaron una muy necesaria energia critic a a la materia, al tiempo que euestionaron las concep" ciones domihantesde lonormaly. 10patol6gico. Estos " Young Turks", junto con el crecicnte numero dcaprendices crill1in610gos, no estaban radicados en los centras cstablecidos de etlSenartia, tales como el Instituto de Cambridge 0 la Escuela de Economia de Londres, sino que se encontraban en las nuevas 'universidades, muchas de las cuales habian sido construidas 0 modernizadasdurante la decada de 1960. En los Estados Unidos, el desarrollo de 10que podriamos llamar la "nueva criminologia" tomo una farmaClistintivamente diferente~ John Laub (2004) y Francis Cullen (2011), ensus respectivos discursos como presidentes de la American CriminoldgySociity (Sociedad Americana de Criminologia) argunientaron que hilbHielhergido un nuevo paradigmacriminologico en la decada'de 1960, bajo la influencia de la obra de Edwin Sutherland y Donald Cressey, Principles of Criniim:ilogy (1960) yde la de Travis Hirschi, Causes of Delinquency (1969). Se considera que ambas publicaciones proparcionaron textos pioneras que contribuyeron a establecer un nuevo paradigma que fhe critico de los anteriores relatos individualistas y biol6gicos de las causas del delito. Sin embargo, al igual que en el Reino Unido, estas publicaciones se complementaron con el creciente cuerpo de teoricos de la desviacion. Ademas, el1egado de la Escuela de Chicago y el trabajo de escritores como Albert Cohen (1955) sobre las subculturas de la cIase trabajadora dcsplazarana algunos de los trabajos existentes sobre la psicologia social de los delincuentes;y 10sreemplazaron pOl' un relata sociologico mas concienzudo. Cloward y Ohlin (1960) tratOde reflnar la obra de Cohen y combinarla cbn la idea 'de 'Merton (1938) de "medios ilicitos", y produjo 10 que se conocio como la'h~ona de la tension (Cressey 1979). Estas contribuciones dieron como resultadb la producd6ll de iJn enfoque del delito y del control quefue mas sociolOgico y teorico, y que debia prbbarse a traves del desarrollo de nuevas tecIlicas cmpiricas. Sill' embargo, en vez de estar inf1uenciados, en general, par escritores corno'Marx, Durkheirtly Foucault, cs mas probable que en 105 EStlidos Unidos,' 1:1"nueva criniinologia" estuviera influida pot estntores ctJmo Spenser, Corote y Parson's (Mills 1959). Babia tamhien diferencias culfuiales y fioliticas ifuportantes entre'Xnglaterra y Estados Unitlos
quelsirvieron para dar forma a esta nueva subdisciplina.·Los desarrollosdel Reino Unido estaban profundamente influenciados par las luchas de clase que tenian lugar en Europa en la decada de 1960, en tanto la sociologia y Ia criminologia estadounidense fueron en gran medida conformadas. por 105 movimientos de 10s derechos civiles y ellegado de la era McCarthy. Por 10 tanto, no habia un solo texto hist6rico en' Estados Unidos de Norteamerica que siguiera las lineas de The New Criminology, sino mas bien una masa critica cada vez mayor de textos, sumados a la rapida .expansi6n de la Sociedad Americana de Criminologia, cuyamembresia aument6 de 300 en 1970 a poco menos de 2.000 en 1977 (Scarpitti, 1985). Ademas, la publicaci6n de Ia revista insignia de la Sociedad Americana de-'Crimin<>logia, Criminologia; PeriOdico Interdisciplinario de 1970~i sena16 lacreciente profesionalizacion del area temarica de reciente creaciOIlj ·lacrinrinologia, en los Estados Unidos. Asi, a ambos lados del Atlantico Iii nueva criminologiaqecio como una materia hibrida con cuatro escuelas principales en competencia, que existian en una dificil tension. Los enfoques sociOlogicos y desviacionistas fueron criticos de los enfoques positivistas y administrativos,. en ,tanto .los positivistas, a su vez, f'ueron escepticos con respecto a 10 que consideraban tendencias metafisicas y 'no cientificas' de la nueva teoria de la desviacion. Como resultado, la nueva criminologia ha est~do siempre en peligro de implosionar. Por otro lado, la naturaleza It!:ultifacetica de la subdisciplina Ie permite pennanecer bastante agn6stica con respecto alas fronteras disciplinarias, y basarse en una amplia gama de literatqra (Je las ciencias sociales, convirtiendola en un area tematica potenciaL(Jlente rica y diversa, En una revision de la evolucion de la, criminologia, DavidDownes (1988) ha sugerido que desde principios de 1970 hasta finales de 1980, se han producido tres cambios fundamentales. en la naturaleza de la i,nyestigqcion criminologka. Estos incluyen, en primerJ1Jgar, la obHgacion deabordar los motivos y significados de la delincuenciay la eQnQ1,lctadesviada, En segundo lugar, una mayor atencion a la reacci6n social y al prpceso de control social, incluyendo el papel de los medios de cpmunipacion .. En tercer lugar, una ampliacjon del enfoque de Iii investigaci{)U pflra.inc1uir el qelitO oQWacional, 105prolJlemas locales y elftnlcionamiento de la "ecollomia informal 0 co, negro". Asimismo, podriamos afiadir que ~n e,ste periodo IDS estu.crzos crirninologicos se volvi~f()n rnas adaptados politkarylcnte, COnlfn creciente reconosirniento de que elcrirqen y la juslicia son pQliticamente cuestioncs Cpn\rovertidc:rs,y unaapreciaci6n de las mancras en que la politi\=ily el poder s~rv~np<:tT
Durante la tl1timadecada, sin embargo, la energia y el estimulo que las nuevas criminologias llevaban al area tematica se han diluido y redirigido. Las formas convenciQnales de Ia criminologia positivista, que hahian sido objeto de ataquescQntinuados durante los .anos 1970 y 1980, han vu~lto a surgir en nuevas forroas. Al mismo tiempo, ·la criminologia parece estar cada vez mas fragmentada y ha perdido direccion (Ericson y Carrier, 1994). La desaparici6n de la Conferencia Nacional sobre Desviacion en 1973 y la incorporaci6n deIgrjlpo de CriminologiaCritica ala Sociedad Americana de Criminologia en1a decada de 1980 marcarou el resurgimiento y el aumento de la dominaci6n delconsensoconservador-lil.>era.l en la materia. Asi, aunque en IDs ultimos treintao cuarenta auos se ha producido una expansi6n sin precedentes de la. criminologia academica, lanaturaleza y la calidad de Su prodJlccionha sidodesigual y lapromesa de una nueva criminologia desql:follada en IDs ajios 1960 y .1910 esta empezando a desvanecerse. En este capitulo, el objetivo esexaminarel desarrollo de la criminologia en los ultimos cuaren~a anos con el fin deentender su estado actual y, en particular, la contribucililn que el ri':alismo cdtieo podria desempenar en la mejora de algunas qe las preocupaciones creqientes. -especificamente en relacion con las recientes afirmaciones de que,cada vez mas, la cl'iminologia deviene,social y politicamente irrelevante(Austin, 2003). De hecho, un creciente cuerpo de criminologia se. ha deseripto como "Criminologia del 'So what" (Yque?)" que incIuye las publicaciones que son teoricamente pobres, metodologicamente debileso que tienen poea 0 uula releVilncia politica (Currie, 2007; Matthews, 2009, 2010). Ademas, Francis Cullen (2011) ha identificado l'ls limitaciones de 10 que elrefiere .como "criminologia limitada porIa adole~ct;ncia" que, segun el,se estableci6 en Estados Vnidos en la decada cIe 1960 y en el Reino Unido en la
Lo que se conoei6 como criminologia radical 0 critica desempeii.6 un papel importante en el desarrollo la nueva criminologia en ambos ladns del Atlantica, pese a que hubo diferencias en Cllantn ala orientacion te6rica
de
y la varicdad de temas que abordaron en uno y atro lado. La crimil1ologia critica cambia dnisticamente las creencias canvencionales y mucho de 10 que prcviamcnte era prescntado como "verdad" fue crecientemente presentado como ideologia (Sykes, 1974). La enfcrmedad mental se identifico como un "mito", aquellos diagnosticados como "paranoicos", al saberse, gener6 en los hechos que la gente hablara de elIas, la sexualidad fue vista como cualquier cosa menos como algo natural,volverse fumador de mariJ1Uana fue vista como un proceso incierto, que implicD el desarrollo de la concepcion de "drogarse" como alga agradable y deseable, mientras que el de1ito en si, se decia, no tenia una realidad ontol6gica. (Hulsman, 1976, Becker 1953; Lemert, 1962, Macintosh, 1968; Szasz, J976). Al impugnar las defJniciones convencionales de la normalidad, se conectaron con el movimiento feminista, las campaflas'dc derechos de los homosexuales y de las luehas anti-racistas que desafiaban el eonsenso estableeido y exigian Un cambio. Tambien, estaba mas en sintonia Con los cambios en las relaciones sociales de la epoca,' con un creciente enfasis en la diversidad, la fluidez y la ambigiiedad moral (Bauman, 1991). Los crimin610gos critic as se delcitaron en el rechazo de los principales postuJados del positivismo, expreSaron un profunda escepticismo hacia el uso de las estadisticas climinalesy aceptaron ampliamente un constructivismo social gue afirrriaba que la realidad'social se construye intcrsubjetivamente (Berger y Luckmann, J967). Quedaba, sin embargo, un debate profundo y sin resolver acerca de la objetividad, la no valoraci6n y el punto de vista del investigador, Estos temas'se tocaron en el debate entre Alvin Gouldner y Howard Becker. Becker (1966) plante a una pregtlllta provocativa: "iDe que lado estamos?", argumentando que no hay lugar para una posicion libre o neutral en las ciencias!sociales, y que el investigador tiene que decidir donde cstan sus simpatias y desde que punto de vista va a lIcvar a cabo su analisis. Gouldner habia escrito un ensayo en 1962 titulado Anti-Minotaur: The Myth of Value Free Sociology, en el que habia controvertido la afirmacion de Max Weber respeeto de que la investigaci6n social debe ser libre de valores. Gouldner habia argumentado que el compromiso hacia la libertad valorativa brindo a 109 socioIogos una cl{msula de escape moral y condujo a un abandono de la responsabilidad publica par los males sociales (O'Brien y Penna, 2007). Sin embargo, Gouldncr argument6 en un articulo posterior titulado "The Sociologist as Partisan" (1968), que Becker estaba cn pcligro de recmplazar el mito de la sociologia sin valores COIlel mito igualmente insostenible de que es imposible para los cientificos sociales hacer investigacion no cantaminada porlas simpatias personald y politicas. Gouldner sostuvo que era posible tener simpatia par los oprimidos sin privilegiar la
"verdad" de su perspectiva 0 la perdida del compromiso con la objetividad. Aunque :voluntariamente acepto que estudiar el mundo des de Una perspectiva mas debil puede hacer visible algttnos aspectos publi€os olvidados de la realidad social, critico 10 que (H vio como el deseo de tomar posesi6n de los sujetos de estudio y convertirse en "gttardianes del zoologico de la desviacion", por el que los cientificos sociales quieren proteger 0 mostrar su colecci6n de "especimenes ex6ticos", en lugar de sancionarlos 0 cambiarlos. Gouldner sugiere que los crimill,6logos, al centrarse en los "desvalidos", , intentan llevar el tema al terreno moral, mientras que se apunta a la aparente incapacidad del Estado. Sin embargo, sostuvo que si hay unajuslificaci6n para centrarse en los mrlS debiles, no es tanlo porque 105 vemos como vieti mas de la mala gesti6n, sino mas bien debido ala apreciacion de su sufrimiento. De esta manera, Gouldner ayudo a establecer la agenda de una criminologia critica realista mediante la identificacion de tendencias liberales e idealislas, al tiempoque sefia16 que en el proceso de "despatologizaci6'l" de los desviados existia el peligro de ideaVzarsu lugar. Taml ••ienestablecilJI~; bases para un enfoque realista, argttmentando que la posibilidad de transformacion social es la impulsora de una ciencia social critica. Este objetivo, sugiere, se estructura en dos consideraciones. En primer lugar, una ciencia social critica es normativa e implica la identificacion de ciertos temas, como los vinculados a la opresion, el sufrimiento y la discriminacion. En segundo lugar, y relacionado con 10 anterior, se requiere la identificacion de las formas en que podrian resolverse estos problemas. Esto, a su vez, implica la ,formulaci6n de alternativas viables, en vez de optar por la lloci6n no eornprometida de "10 inacabado" (Mathieson, 1974). En un articulo fundamental publicado en 1975 titulado "Working Class Criminology", Jock Young desarrollo algunos de los temas seJlalados por Gouldner y los aplico ala. criminologia (Young, 1986; 1992; 1997). Este iba a ser el primero de una serie de articulos que criticaban las tendencias idealistas e1'!trelos crimin610gos criticos, que tambien habia sida evidente en cierta medida en La,nueva criminologia. En este articulo, Young sostuvo que en lugar de trascender la criminoIogia positivista, muchos crirninologos eriticos reflejan su imagen en el espejo. En tanto la criminologia convencional se cel1traba en el acto, Ja criminologia critica se centro en la reaceion social. En tanto la criminologia convencionaJ hablaba en terminos de consenso, los criminologos criticos hablaron en terminos dc confJicto y division. En tanto la criminologia convellcional rcprescntaba al dc1incucnte como P
Young sostuvo que estas tendencias eran evidentes en la 'ISociedad para e1 estudfo de los problemas sociales en America", en la decada de los 60, y que fueton desarrolladas par la "Conferencia Nacional, de la Desviaci6n" en Gran Bretafia. En contraste cOll esta marca de lacriminologia critica que se hizo conocida como "idealismo de izquiel'da", aunque probablemente pueda ser mejor caracterizado como "idealismo liberal", Young convoc6 a un mayor senti do de la responsabilidad social entre los crimin610gos y al reconocimiento de las consecuellcias personales y sociales de los diferentes problemas sociales. En respuesta aiDs autores de Policing the Crisis (Hall et al., 1978), present6 el terna de los atracos como un mecanismo de "panico moral" que implica un procesode categorizacion err6nea; Young sostiene: "No es realista sugerir que los problemas delidivos: como los atracos, son solo un problema de categorizaci6n ert6nea y el pAnico ill.oral concorri.itante. 5i optamos pOl'adoptar esta posici6n liberal, dejamos Ja arena politica abierta alas campaiias conservadoras de ley y orden; POI'm~s exagerados y distOl:sionados que sean los argumentos que los conservadorespuedanreunir, la realidad de la delincuencia en las calles puede ser la realidad del sufrimiento: humano y del desastre personal. Tenemos que discutir estrategias para el ejercicio del control social" (Young, 1975: 89).
Esta afirmaci6n marc6 el importante recorlOcimiento de que los principales aetores en el drama de la "ley y e1 orden" pertenecian a la clase trabajadora que se consideraba el primer eleCtorado de la izquierda. POl' 10 tanto, como Ian Taylor discuti6 algunos arios mas tarde en Law and Order: Arguments jor Socialism (1982), el climenyel castigo son temas que eI espectro politico de izquierda debe tamar en serio y que ya no deben ser considerados como una cuesti6n que se puededejar a los conservadores. Como consecuencia, en la decada siguiente, grupo de criminologos criticos que se identificaron como "realistas de' izquierda" comenzo adar cuerpo a una postura politica y teorica en oposicion al consenso liberal y conservador dominante, pOl' un lado, y al cuerpo cada vez mayor de los llamados "idealistas de izquierda", pOl' el otro (Lea y Young, 1984;'Kinsey et at., 1986; Jones et al., 1986; Matthews, 1987).
un
Del otro lado del Atlantico, escritores conio Elliott Currie exploraban temas similares (Currie, 1985,' 1989). Apartandose de una critica del consenso liberal y conservador Estados Uniqos, fOJ:mu16algunas de las preguntas mas dificiles relacionada's con Iii violenciit interpersonal, al tiempo que propuso estrategias para haeer frente a up.;J:'serie' de problemas individuales y familiares. Tambien planteo la cuestijon' de larespon'sabilidad individual, con frecuencia pasada par alto porlos liperales y los idealistas . , ~.
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de izquierda, y cuestion6 su llamado a la aceptaci6n dela ,divefs~d,~d.y la despenalizacion de los delitos. Ademas, S(!)stuvO,qUdOi
Con respeeto ala tafea de comprometersecon el delito, Currie argumenta que requiere profundizar y ampliar nuestro analisis, ~dentificando,Ia~ raic~s de la delincuenday1
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Estas observaciones plantean la cuesti6n de 10 que es ser "cdtico" en la criminologia critica. La gran mayoria de los enfoques criminol6gicos, ya sea que esten etiquetados como "liberal", "conservador" 0 "radic~l.", se acoplan rutinariamente alas cdticas de otras posiciones y alas polttlcas cstatales sobre el crimen y el castigo. Los llamados criminologos cI'itlcos no son diferentes en este aspect(). Ni tampoco la autodenominada criminologia critica tiene el mono polio en'lo que respecta a dedicarse a la critic't ideol6gica, en un intento de identificar ilusiones y conceptos erroneos.Ni esta sola en el armado de propuestas de po!iticas y practicas alternativas. Lo que distingue a la criminologia critiea de otras "corrientes crimiricilogicas principales" es la problematizabon del concepto' de delito e1 iutento de identificar y comprender el proceso social, politico, historico y .ecm16~ico ~nas amplio que "crea" y da forma alas diferentes formas de de~lll~Uencl,a.Sl~.embar~o, 10 mas importante del caracter distintivo de la cnmlll~~ogla cntlca l:adlca .en su orientacion normativa que implica la preocupaclOn par el allvlO del sufrimiento, el abuso, fa explotacion, la discriminaci6n, las formas de opi-e-
y
sian y la busquedade lajusticia s?~ial. So~ e.stos los va;lores (~11:~ust~nt~,n.~.~. punto de vista unico y que Ie permlten partlclpar en l~ 1eform
realidad estbs objetivos. Muchas de estas,preocupaciones.eran tambien una caraeteristica deda segunda ola del feminismo, en la decada de.los 70, que canstituyerori gran parte deUmpulsa para la creacion de la criminologia feminista,' ,
AunqUf; existe cierta incertidumbre acerca de que se entiende por "criminolagia feminist\l:', no puede haber duda de que el imP3cctqdel feminismo en la criminologia ha sido uno de los aportes mas productivos y progresistas en la materia en las dos 0 tres ultimas decadas. En ladecada de los 70 sllrgi6 un flujo. con stante de literaturacriminologica, que se apoyo en la segllnda ala del feminismo y que desafio la criminologia convencional en todos los niveles (Adler, 1975; Chesney-Lind, 1974; Brownmiller, 1975; Smart, 197,9)' En general, hay cincoprirwipales aportes que las feministas han hecho alt;studio del crimen y el castigo: una critica minuciosa de la tyoria crhnino16gica tradicional, una ap~eciacion de la naturaleza y el impacta de la victimizacion, un replanteamiento de las metodologias, una comprensi6n mas profunda de laJ71aturaleza del poder y las relaciones de genero, y ~i compromiso 'de participar en la reforma social y el desarrollo de politicas publi~as (Gelsthorpe, 1997); El c1asico Women, Crime and Society (1983) de Eileen Leonard -con frecuencia pas ado por alto- continua siendo la mas significativa critic a feminista de la teoria criV1i~ologica y ofrece una critica minuciosa de IDSprincipales enfoques te6ricos del crimen y el castigo. La criminologia teorica, como argumenta Leonard, hasta 1a decada de los 70 fhe producida predominantemente por hombres y para hombres. Esta criminologia centrada en 10 masculino, argumento, no estaba a la altura de desarrollar 1a tarea analitica de explicar 105patrones femeninos de la delineuencia. Sena16 que las principales teorias de la criminologia no proporcionaban explicaciones de la conducta humana, como decian, sino de la conducta masculina. Estas visiones de un solo 1ado, a menu do sexistas, fallan sistematicamente en explicar tanto las bajas tasas de delincllcncia femenina como el trato que reciben las mujeres por parte del sistema de justicia penal. Un examen critico de la teoria criminol6gica, ya se trate de 1a asociaci6n diferencial, 1a teoria de las subculturas, la teoria de la tension 0 incluso 1a teoria marxista, revela que estos enfoques ofrecen, en el mejor de 10s casos, explicaciones limitadas de 1a delincuencia femenina y, en el pear, ignoran la importancia del genero en conjunto. Una de la,Spri~cipales contribuciones de los crimin610gos feministas es la idcntificacion de la naturaleza y el grado de la victimizacion. Es evidente
que las diversas formas de violencia infligidas contra las mujeres, inc1uyendo la violaci6n y la violencia dOhiestica, han tenido un subregistro y han sida poco investigadas (Money, 2000; Deskeredy, 2011). Tambien se ha dicho que, si bien lavictimizaci6n de los hombres tiende a IQcalizarse en la esfera publica, en el caso de las mujeres, se dispersa entre los dominios publico y privado. (Crawford, 1990), De hecho, ya sea en la casa 0 en el trabajo, en momentos de ocio 0 caminando por las calles, las mujeres experimentan un grado de victimizaci6n quees mayor que el de los hombres, y con frecuencia mas daiiino. Par 10 tanto, la investigaci6n sobre la victimizaci6n femenina plantea problemas no solo ace rea de su incidencia y prevalencia, sino tambien acerca del impacto. Las feministas han comenzado .a detallar el grado de violencia que muchas mujeres enfrentan. Se afirma que en Gran Bretana, par ejemplo, una de carla cuatro mujeres seran atacadas sexualmente en alglin momenta de sus vidas y que dos mujeres a la semana son asesinicias por parejas violentas (Fawcett Society, 2004; Silvestri y Crowther-Dowey, 2008). Aunque, ' en general, se argumenta que las estadisticas oficiales y las encuestas de victimizaci6n subestiman la verdadera magnitud de las violaciones, se estima que en Inglaterra y Gales aproximadamente 47.000 mujeres son victimas de violaci6n 0 intento de violaci6n cada ana, y que hay alrededor de 190.000 casos registrados (Myhill y Allen, 2002). Estos estudios, al igual que otras contribuciones feministas y realistas, han senalado el caracter desigual de la victimizaci6n y de su concentraci6n geografica y social entre los pobres y vulnerables (Young, 1988). Investigar estas formas de victimizaci6n femenina, asi como la experiencia de las mujeres en el delito y el castigo exige la reconsideraci6n de los metodos. Las investigadoras feministas han cuestionado el valor de las formas altamente cuantitativas de investigaci6n y los metodos positivistas, en general. Por el contrario, subrayan la necesidad de comprender 10s significados y las relaciones sociales, y han argumentado que la investigaci6n cientifica social es fundamental mente interpretativa. Par 10 tanto, hay una preferencia pQr los metodos cualitativos que estan diseftados para obtener una comprensi6n mas profunda y relevancia practica. Tampoco es casualidad que las cientificas sociales feministas se com prometan con el tema del poder. La victimizaci6n generalizada de las mujeres se considera ampliamente en fimci6n de las re1aciones dcsiguales de poder (MacKinnon, 1997). En una linea similar, el nivel relativamente bajo de delincuencia femenina se consiclera en funcion de las particulares fl\)rmas de regulacion y disciplina dirigidas alas mujeres. La obra de Michel Foucault ha influido directamente en el examen del poder, aunque aIgunas
ferpinistas tambien han ,'lidocriticas de loquese considera el sesgo machista de 'su trabajo (Fraser, 1981, 1989; McKay, 1992). Dado que muchas de las contribuciones de las criminologas feministas tienden a centrarse en una problem
Maureen Cain (1990),al igual que Carol Smart (1990), aboga pOl' d punto de vista epistemol6gico, pero en contraste con Smart quiere combinarlo con un enfoque realista. Sin embargo, mientras que los realistas reconocen la contextualizacion del conocimiento, la mayoria estaria en desacuerdo con las afirmaciones de Cain respecto a que el punto de vista fememno es epistemol6gicamente privilegiado, 0 que se trata de una postura en la que "es mas sencillo entender correctamente". Desde esta posicion, Cain sostiene que se definen como "feministas" ~ quienes "trabajan para mejorar la situacion de las mujeres con el fin de reducir el sufrimiento y la opresion". POl'10tanto, no todas las feministas son mujeres, pOl'10que no esta claro quien reune las condiciones para reclamar este punto de vista privilegiado. POl'otra parte, no se puede suponer que existe un punta de vista femenino unifkado, mientras que esta forma de esencia.lismo pasa,poralto que, con frecuencia, el conocimiento no tienefronteras y se'situa en redes mas amplias de comunicaci6n. Tambien ha habido una crecienteantipatia entre algunas feministas hacia la etiqueta de '''victima'' que, se argumenta,elimina el agente y se centra en la mujer y que, en algunos casos, deberia sustihlirse pOl' el termino "supervivencia" (Lamb, 1999; Pease, 2007). Sin embargo, el termino "supervivencia" sugiere que seha superado el irnpacto de la victimizaci6n, 10 que no es necesariamente asi, y se esta en peligro de percleI' de vista la importancia y ~I imp acto de la victimizaci6n de gene1'O.Todas las forrnas de categorizaci6n van buscando su esencian hasta cierto punto, y amlque el termina "victima" puede tener connotaciones peyorativas, definirse a sl misma como victima puede ,'leI'un primer paso para eliminar la vulnerabilidad y para poder desencadenar un proceso de acci6n y de defensa que pueda evitar la victimizaci6n en el fuluro. Lo que otorga impunidad a los delincuentes es la negativa a reconocer la victimizaci6n. Durante la {utima decada, sin embargo, la criminalogla fetninista al igual que el feminismo en general, ha perdido gran parte de su impacto radical y gravito hacia el feminismo liberal, centrado en temas especificos en vez de dedicarsea los debates mas amplios sobre el patriarcado y las desigualdades de genera. El feminismo ha pasado de focalizar en la opresi6n de genera y ;n el intercambio de experiencias, a una autocrltica en la que eI objeto tradicional del feminlsmo, la "mujer", se convierte en el objeto de la cdiica.
Aunque existe una larga historia de enfoques gubernamentales para la prevenci6n y la reduccion de la delincuencia, en los anos 1970 y 1980 se produjo un crecimiento sin precedentes de 10 que hoy se conoce COIno "Ia
criminoJogia administrativa" (Tilley, 2002). En el Reina Unido, a finales de 1970, la creacion de la: Unidad de Investigacion y Planificacion del Ministeria del Interior, bajo la direccion de Ran Clarke, proporciono un enfoque pragmatico para la prevencion del delito y la seguridad de la comunidad. El establecimiento de una Unidad de Prevencion del Delito en 1983 agrego una importante fuerza impulsora para el desanollo de la criminologia administrativa y una respuestainmediata y tangible a los rec1amos de los pesimistas liberales que sostenian que "nada funciona", al tiempo que proporciono una alternativa alas "teorias de la disposicion" (Clarke, 1997). Estrechamente vineulado a este program a de reduccion de la delincuencia, fl1VO lugar el desarrollo de la "Encuesta Britanicadel Delito", que se presentaba a si misma como la autoridad fidcdigna de la de1incuencia. Se creo para proporcionar una imagen mas complqta de las eStadisticas oficialesde la poJicia porque arrojaba alga de luz sabre la llamada "cifra negra" de la criminalidad. Como fuente aparentemente confiable de datos se convirtio en un punta de referencia esencial: no 'solo para los debates publicos sabre la natnralcza cambiante de la delincuencia, sino tambiencomo principal recurso academico para explicar las tendencias del delito y la distribucion de la victimizacion. Sin embargo, en el titulo de esta encuesta se evidencia un indicador dela debilidad conceptual de la criminologia administrativa. De heeho, no funciona en Gran Bretana, sino que se limita a Inglaterra y Gales, y no trata sabre delincuencia, sino de victimizacion. Tambien se exduyen 10s men ores de dieciseis anos. Par 10 tanto,se deberia denominar, can mayor precision, "Encuesta de victimizacion de adultos de los hogares de Inglaterra y Gales". Por otra parte, como los realistas de izquierda han argllmentado, uno de los objetivos implicitos de esta encuesta fue generaliza, datos sobrc e1delito, de modo de rninimizar el riesgo de victimizacion, y asi sc disefio para propqrcionar cierta seguridad al publico en general en un pcriodo de fCipido incremento de las tasas de criminalidad (Jones, Maclean y Young, 1986). Entre la criminologia administrativa a gcreneial y e1neoconservadurismo existe una superposicion visible. Sin embargo, a difereneia de la criminologia conservadora, la criminologia administrativa afirmaser no-ideologica, pragmcitica y tecnocratica. La criminologia adrninistrativa tiene como objctivo rcsponder alas prcocupaciones inmediatas del gobierno, al reunir rcs(uJlcnes de 10 que se canace acerca de los problemas espccificos, can e1 fin de desarrollar po!iticas y practicas de lucha contra la de1incuencia. Se ve a ;,i misma como la proveedora de conocimiento libre de valores y opera en 1<\prcsuncion de que los hechos hablan por si mismos. El "gerencialismo" no expresa ning(m intcrcs en el origen a la validez de las sanciones pen ales,
ni tampoco tiene mucho interes en 1as cuestiones causales tradicionales 0 en la comprension delas formas del contexto social mas amplio que "produce" el crimen. La crimiriologia administrativa se bas a librementeen la prevencion situacional del delito, la eleccion racional y la tea ria de la rutina de actividades, centrandoseprincipalmente en las estrategias de reducci6n de oportunidad. Ademas de su afinidad con estas perspectivas, se adopta un enfoque en gran medida ate6rico, pragmatico, que da po't sentado determinadas categorias de delitos,que sonnotoriamente amplias e imprecisas. Asi, en tanto reclama un grado de rigor metodologico Y estadistico, la vaguedad de las categorias y 10s conceptos en que se basa su analisis sirven can frecuencia para socavar la calidadJ!el valor de los hallazgos. En consecuencia, las conc1usiones suelenserrdCbiles odudosas, y aunquehay un compromiso de averiguar "que funciona", se,basan.mas enla adopciou frecuente de unenfoque mul .. tifactorial queprocura correlaciones, que en identificarJos determinantes causalesperti~entes y e1aborar conclusiones y recomendaciones firmes. Como resultado, hay poca coherenCia en el desarrollo de los resultados de las investigaciones y no mucha en 10 que se refiere a acumulacion de conocimientos 0 construcci6n de teorias. A pesar de estas limita~iones, en las ultimas tres decadas se ha producido un crecimiento significativo en la escala y la influencia de la criminologia administrativa. El. incremento constante de la financiacion del gobierno para el control de la de1incuencia ha fomentado la aparicion de una cantidad creciente de agencias y organizaciones que se dedican alas diferentes formas ,de investigaci6n criminologica, asi como de investigadores academicas y departamentos cuya existencia depende de las fuentes oficiales de financiacion. Dc esta manera, los organismos oficiales tienen la capacidad de dirigirel foco de la investigacion, asi qJmode influir en las metodologias utili;z;adas y la forma de los resultados. Sin embargo, cuando los resultados de investigacion no se obtienen como se desea, a si se encuentra que las intervenciones no funcionan, los datos siempre se pueden reconfigurar y es posib~ "fingir que funcionan". Los investigadores que critican la seleccion de los temas a la eleCcion de los instrumentos de investigacion son propensos a caer rapidamente en desgracia. Par otro lado, es probable qu~ se micro-administre a quienes reciben financiacion, y can frecuencia Ja capacidad de investigaci6n independiente 0 critica esta severamente Jimi1; tad a (Hope, 2004). Sin du'da, la administrativizacion general de la sociedad alento la mayor incidencia de la criminologiaadministrativa. El surgimiento de la "nueva gestion publica", can su enfasis en la rentabilidad, el establecimiento de
oUjetivos y la construccion de indicadores de desempefio y similares, ha penetrado progresivamente en amplios sectores de la sociedad, incluyertdo el sistema de justicia penal (McLaughlin y Murji, 2001). Estos nuevos estilos de gerencia publica tambien se han abierto camino en ,Ia vida academica con una creciente preocupacion pOl' establecer objetivos, mediI' rendimientos e incrementar resultados. Se argument6 que estos desarrollos han dado 1ugar a 1a creciente mercantilizaci6n del conocimient0 y, en consecuencia, se ha dejado de lado a la erudicion critica (Walters, 2003). Como 10 sefialo Pat O'Malley (1996), en 1a era de criminologias "post-sociales" ha habido una perdida de independencia entre 10s investigadores academicos y se ha desdibujado la distincion entre criminologias academic as y administrativas. La creacion de la Sociedad Europea de Criminologia en 2000, sumada a una colaboracion mas estrecha entre 10s departamentos gubernamenta1es de toda Europa y 10s crimin610gos academicos, sefia16 e1creciente predominio y aceptacion de la crimino10gia administrativa en 1a academia. La criminologia administrativa esta vinculada a la agenda de "10 que funciona", junto con un compromiso de· revisiones que impliquen una mejor re1acion de calidad. El problema que surge con este enfoque es que los datos recogidos son siempre selectivos y hay una tendencia a centrarse en 10 que es faci1mente mensurable. La evidencia no hab1a por si misma, sino que es necesario interpretarla, 10 que implica interponer juicios de valor. Esto no quiere decir que 1as po!iticas y practicas no deban informarse de las evidencias, pero hay !imites claros sobre 1a medida en que las politicas pueden derivarse de la evidencia. Un componente particu1armente debil del enfoque de "10 que funciona" es el analisis de costo-beneficio que supone que las intervenciones y 105resultados se pueden calcular con cierto grado de precision y consistencia. Desafortunadamente, diferentes insumos producen diferentes resultados en diferentes contextos. POl' otraparte, no todos 10s Costos y beneficios son financieros 11itienen un valor efectivo equivalente (Tilley, 2001).
Los contornos del realismo de derecha
y de la criminologfa conservadora El realismo de derecha, 010 que podria ser mejor caracterizado como "realismo ingenuo", asume como dadas la categoria de delito y el funcionamiento y la finalidad del sistema de justicia penal. Al centrarse en 10 que es dado de inmediato, esta forma dela criminologia neoconservadora en granparte adopta un enfoque de sentido comun para el control de la delincuencia, que
tiene la gran ventaja de evitar las dificultades de tener que deconstruir las cfitegorias y conceptos. Los realistas de derecha tambien tienden a evitar las explicaciones que incluyen consideraciones de las "causas raiz" y las "estructuras profundas", como la pobreza y la desigualdad, yen su lugar se centran en los aspectos mas visibles, pero sinduda mas superficiales, del delito y su control. Esto, en parte, es la base de su atractivogeneral. Al evitar objetar 10s problemas conceptuales dificiles e insistir en "hab1ar claro", las politicas que se presentan cOn frecuencia resuenan no solo en 10s academi~ ~ cas, sino tambien can 10s politicos y e1 publico en general. Por 10 tanto, el "realismo ingenuo" es conecto 0 rea1ista en cuanto toma en serio el delito y su objetivo es reducir la delincuencia y la victimizacion, pero es ingenuo en la medida en que asume la "realidad" como alga evidente. Probab1emente 10s mas poderosos pensadores neo-conservadores sean James Q. Wilson y George Kelling, quienes publicaron su muy influyente articulo Broken Windowsen 1982, y Charles Murray (1996, 1997) can su descripcion de 1a "clase baja" y su afirrnacion de que "la prision funciona". En efecto, hay que reconoeer que durante 1a decada de 1980 y principios de 1990, la crimino1ogia conservadora fue enormemente influyente y tuvo un gran impacto en 1as politicas de muchos paises. Ellibro de Charles Murray y Richard Hermstein, The Bell Curve [NT: se refiere a la campana de Gauss"] (1994) fue uno de los libros mas vendidos de criminologia en el mundo de habla inglesa en la decada de 1990, al if,'llal que el de James Q. Wilson Thinking Abollt Crime en 1a decada de 1980. En ambos libros el delito se representa como una funcion de la naturaleza human a y se considera que reside eIlla personalidad individual 0 en la estructura genetica (Cullen t:t (//., 1997). Estos cnfoques se'lmsan en gran medida en las flociones de palologia individual. Sin embargo, no avanzan mucho en Ia explicaci6n de pOl que la delincuencia tiende a ser mas concentrada en algunos lugares que en otms o por que los ricos roban. Estos pensadores conservadores, sin embargo, eran diferentes de los fiscales conservadores que veian la motivacion para participar en el delito en t.erminos de analisis de costo-beneficio. Los te6ricos de la eleccion racional, por ejemplo, afirmaban que los delincuentes no son diferentes de otras personas, sino que varian sus oportunidades, beneficios y costos. Ambos metodos, sin embargo, exigian un castigo severo. A pesar del hecho de que entre los afios 1980 y 1990, en los Estados U nidos habia mas personas bajo e1 control del sistema dejusticia penal que en cualquier otro pais industrial avanzado, 105conservadores convocaron repetidamente a laintensiflcaci6n del castigo como una forma de reducir el crimen.
La afirmaci6n de Charles Murray de que "la prisi6n funciona" (1997) caus6 un gran revuelo en la academia liberal, pero fue profundamente influyente en la politica penal del Reina Unido en la decada de 1990 can el primer ministro britimico de la epoca, Michael Howard, haciendose eco pl1blicamente de este sentimiento. Murray afirmo que elReino Unido estaba cnearcelando a muy pocos, en lugar de muchos, mielltras que sus argumentos a favor de la expansi6n de la prision estabanindirectamente vinculados can sus afirmaciones respecto de la creciente clasc baja. La afirmacion de Murray era que estabamos presenciando e1 crecimiento de un grupo social cada vel. mas desconectado de la sociedad en general, no solo economicamente, sino tambien en terminos de sus valores sociales y morales. Para Murray (1996), los signos de una clase bajaen aumento se encontraban en el incremento de la delincuencia y en la ilegitimidad en funcion de la mayor inactividad econ6mica entre los hombres en edad detrabajar. 8u respuesta, sin embargo, no implicaba el reacondicionamiento del sistema de prestacioncs de desempleo a 1a reestructuraci6n. del mercado de trabajo, sino la restauracibn de la familia biparental (heterosexual) como la norma en toda la sociedad, a pesar de que todo indicaba que la familia 'moderna experimcntaba una crisis prolongada y que la familia tradicional consumidora de "copas de maiz" estaba en declive tcrminal a pesar de los repetidos intentos para apuntalarla. En estc punta, Murray comienza, a fusionarse can la tercera corriente del pensamiento conservador, que considera la delincuencia no solo como consecuencia de las. familias disfuncionales, sino tambien como result ado dela c1ecadencia moral, la tolerancia liberal y la creciente perm isividad .. Sin embargo,probablemellte la contribuci6n masinfluyente de los realistas conservadores de derecha proviene de la tesis ampliamente citada de las "ventanas rotas", en la que Wilson y Kelling ~1982) presentan 10 que a primera vista parece ser ull argumento muy plausible. La tesis. tiene dos cOlnponentes pJ;incipales. El primero se centra en la xe1acion entre los actos incivicos de bajo nivel y el delito, en tanto el segundo se refiere alas beneficios percibidos de la vigilaneia del orden pllbJico. Detnis de estos dos componentes hay, una concepcion conservadora propia de la pequefta ciudad dc 105 Estados Unidos. El articulo proporciona una racionalizacion velada para tomar medidas energicas contra los actos indvicos y las formas de comportamiento antisocial, por un lado, y la jl1stificacion de un mayor usa de la vigilancia del orden ptlblico con metodos extralegales para manejar a "105 sospechosos de siempre" (Harcourt, 1998; Sampson y Raudenbush, 1999). La notable de estas tesis erroneas es la amplitud con que han sido aceptadas y citadas par academicos, politicos y profesionales, no solo en
losEstados Unidos y eI Reina Unido, sino en otras partes del mundo. La tesis de las,"ventanas rotas" hatenido unimpacto importante en relacion conlas estrategiaspoliciales, 1TI.odificandoel enfoque hacia el desorden y el comportamiento antisocial" y contribuyendo a la "limpieza" de Ia ciudad posindustr;ial (Beckett, y Herbert, 2008). La tesis de Wilson y Kelljng tambien seuti)izo para exponer Ifls razones de los Fambios en el control policial yeI delito en l~ era Giuliani en Nueva York, afinales de 1990, y se la asocio alas rec1amos relativos a la reduccioQ. de la delincuencia en ese pedodo. Sorprendentem~nte, hubo. muy poca respuesta crltica de cualquiera de los Frimin610gos estadounidenses 0 britanicos a raiz de la publicacion del articulo de las "ventanas rotas" y la mayoda delos crimin6logos se han interesadopor reproducirlo, a como minimo citarlo. La critica inlcial de la tesis de "ventanasrotas"yino d~ los realistas de izquierda, quienes argumentaron que no era tanto el cr~cimiento d~ los actos incivicos 10 que cond.uda a la. deca4encia ,barrial, ,sino la inestabilidad econol)1ica ~la fragmentaci6n d~ la corpunidad que fomentanladescomposicion del control informal, que a su vez con4uce aun i}umento de la delincuencia y el des orden (Kinsey, Lea y Young, 1986; Matthews,1992; Kelling,200l). A finales de 1990 comenzaran a apareceralgunos comentarios criticos estadounidenses, aunque para entonces la tesis de Wilson y Kelling habia influido profundamente en la politica de athbos la,dos del Atlantica. >
A pesar del enorme impacto de los reaJistas conservadores durante la decada de 1980 yprincipios de 1990, las figuras principales ya han dejado de escribi1'poruna razon' u'otra, y no los han continuado otros autores afines con el misnio nivei de influencia. Comb cbnsecuencia de ella, la influencia de la crirninolagia conservadora ha dec1inado en los ultimos arras tanto en los circulos acad~lIlicos como politicos. '
Del mismo mpdo ,en que comenzo a disminuir el papel de Ia criminologia cpnservaqo;a dur~ntc la decada de 1990, gano influencia la otra fuerza politica principal de la criminologia academica, la criminologia liberaL Durante gran parte de los, arras 1980 y 1990, Ia criminologia liberal flle cclipsada en terminos politicos pOl' sus adversarios conservadores y los liberales, con cierta jUstification pasaron una cantidad considerable de tiempo en oposicion a 10 que conslderaban los efectos indcseables de Ias politicas de "mano dura" y Ia expansion de fonnas patrocinadas por el Estado en la lucha contra la dcliricuencia. Hasta cierto punta, sin embargo, los criticos liberal~s se convirtieron en el opuesto de sus homologos conservadores. Asi, en tanto
I~s conservadores abogaban por castigos mas severos y un mayor uso de la custodia, los liberales defendian la desprisionalizaci6n y un mayor uso de las soluciones juridicas basadas en la comunidad. En tanto los conservadores se centraron en el hecho delictivo, los liberales se concentraron en la reacci6n social. En tanto los conservadores abogaban por la regeneraci6n de la familia y la comunidad con el fin de reducir el crimen, los liberales hablaban de la necesidad de la diversidad, un limite a 10punitivo yal aumento de las restricciones a la libertad personal. Sin embargo, al declinar la influencia de los "pesos pesados" conservadores a finales de la decada de 1990, los liberales se vieron en 'una posici6n ~as abierta y accesible en la arena politica. Sus logros en terminos politicos, Sill embargo, han sido muy modestos a pesar de su creciente dominio en la criminologia academica. Las razones por las que los liberales hanfracasado son c~m~lejas, pe~o e~isten caracteristicas de la criminologia liberal que han contnbutdo a la dlsmmuci6n de su influencia en la politica. Por un lado las l~mitaciones emergen de los principios fundamentales de lafilosofia pOlftica hberal y en particular de su concepcion del poder, el Estado y la libertad. Dentro de la nocion liberal clasica de "libertad" que sostiene que el individuo esta fuera del control del estado hay poco reconocimiento de la manera en ?~e la libertad se crea a traves de un conjunto complet~~e estrategias y pohtlcas gubernamentales. Como 10 sefialo Lawrence Mead: "La cultura politica estad,ounidenseIe da un lugar de honor al valor de la libertad. Sin embargo, una sociedad "libre" solo es posible,cuando las condiciones :elativas al orden se han cuml?lidode manera sustancial. Las pers~nas no se Illteresan en esta libertad con respecto al gobierno si estan victimizadas por el delito, no pueden mantenerse, 0 de alguna manera fundamental se sienten inseguras. Querrall mas, y no menos, presencia del gobierno. Tampoco es probable que voten, 0 que participen politicamente de otro modo, salvo que cuenten con un empleo 0 tengan sus vidas personales en orden. Una cultura politica "libre" es la caracteristica no de una sociedad aun cercana al estado de naturaleza, como algunos fil6sofosestadounidenses 10 imaginaron, sino de una sociedad muy alejada del estado natural por las redes'densas yconfiables de las expectativas mutuas" (Mead 1986:6): Desde la perspectiva liberal, como sugiere Foucalut(1991, 2007) "siem" pre se gobierna demasiado", y enfatizaque la "libertad" no se logra tanto por una faha de control estatal. Antes bien, e$ uno de lo's logros de la intervenci6n estatal. " '
en
La apelaci6n delliberalism,o deriva parte de suenfasis en,ia tpJeran~la y el respeto de los demas y la def~nsa de la libertad ind~yidual. E$to Se expresa
normalmente en terminos de la protecci6n de los derechos y, como ha sugerido Axel Honneth (1995), en el establecimiento de IDSderecbos legales como unaspecto importantedel reconocimiento de la digni4ad humana, la autonomia y la capacidad de las perscmaspara act,uarcomo sujetos moralmente responsables.m liberalismo, sin embargo, ha recibido ataques de una serie de sectores, en particular de loscomunitarios,que argumentan que la nocion liberal del individuo libre y racional distorsiona radicalmente la vida real y nos priva de nuestra. experiencia de arraigo comunitario (Hancock ~ y Matthews, 2001). Tambien se sugiere que la nocion liberal de tolerancia puede Ser contraproducente, al permitir que los j6venes, par ejemplo, participen libremente de las diversas formasde cornportamiento antisocial sin recibir sanciones apropiadas. Esto puede llevar, segun se argurnenta, a una escalada e intensificaci6n de estos problemas (Braithwaite, 1989). Los comunitaristas sostienen que la no cion de libre albedrio es un mito y nuestra identidad personal se define en parte por nuestros apegos comunes (Mc Intyre, 1981; Gutman, 1985). Por otra parte, la concepci6n liberal de la libertad individual como libertad de "interferencia'iestatal, ignora que las pnicticas estatales pueden servirpara asegurar lalibertad de rnovimiento y de expresion, asi como la proteccion de las personas vulnerables. Sin embargo, en oposicion a laspretensiones liberales, estamos viviendo una expansion e intensificaci6n del oontrol del Estado, sabre el que algunos soci61ogos han argumentado que la situaciol1 actual no Se caracteriza tanto por el aumento de la restricci6n, la subordinaci6n 0 la colonizacion, sino mas bien par la desregulacion, la tlexibilizaci6n y e1 aumento de la fluidez (Bauman, 2000; Weeks, 2007). Las reivindicaciones liberales de que la delincuencia se da en funcion de la pobreza y las privaciones y que la manera mas adecuada de tratar a los delincuentes es a traves de la prestaci6n de mejores oportunidades viilculad as ala rehabilitaci6n, asi como la provisi6n de un sistema de justicia penal mas humano y meIlOS intrusivo, hansido impugnadas y en cierta medida desacreditadas por los criticos conservadoresque apuntanal hecho de que la tasa de criminalidad continuo en ascenso entre 1970 y 1980, inclusocuando la sociedad devino mas ,pr6spera y mascomprometida con la lucha contra la pobreza (Wilson, 1975). A pesar de que estas criticasimplican unagr;in exageracion, los liberales no alcanzan a explicar,pocque rnuchosde los pobres son aparentemente respetuosos dela ley y muchos rieos 11010son. Tambien ha habido unatendencia entrelos liberalesque sugiereque el delito no es un problema, y que los medios de comunicaci6n y algunos politicos hablan de·la cuestion de la delincuenda exagerandola. De esta manera,
los Jibera1es han restado impOltancia a 1a gravedacl del delito y han Hamado la atenci6l1'sobre su impacto en los sectores mas vulnerables de la poblaci6n. At mismotiempo, son demasiadocriticos de laspoliticas e instituciones del Estado y algunos hanargumentado que el objetivo debe ser hacer menos dano, y no hacer mas bien (Cohen, 1985).Pero elmaybr fracaso de la criminologia liberal entre 1980 y 1990 se debi6 a que care cia de ideas concretas para reducir el nivel de victimizaci6n delictiva y para la limitaci6n de sus efectos en las personas, grupos y comunidades. Aunque los crimin610gos Jiberales estaban dispuestos a partieipar en las discusiones sabre las limitaciolles de la reacci6n social, Ie pre staron notablemente menos intcres que al dclito en s1. Cuando se haec referenda a la delincuencia se la invoca, ya sea como un significante de la falla institucional 0 como una entidad amorfa y restrictiva que es difidl de entender 0 definir. Como sostiene Lucia Zedner (2011), siempre que la criminologia se relaciona con el delito 10 hace de manera negativa, o bien presc;inde de la categoria de delito. En consecuencia, para la mayoria, la criminologia no aborda las cuestiones de agencia moral y responsabilidad individual que esti.n en el coraz6n de la ley penal. Como resultado, el compromiso con la reforma legislativa es limitado, en particular existe reticencia para defender la nueva legislaci6n. La base de esta omisi6n notable es la renuencia a participar en la teorizaci6n normativa y la adopci6n generalizada de una actitud distante e impersonal que pierde de vista el hecho de que la delincuencia es esencialmente un problema moral y que las poHticas y laspnicticas para responder al delito implican la adopcir'm de juicios de valor. No obstante, es cierto que la mayoria de los criminologos academicos mas influyentes y leidosen la ultima decada han venido del campo liberal. Tambien hanatraido a un numero de crimina logos criticos, desilusionados idealistas de. izquierda y liberales, especialmcnre aquellos que tenian serias dudas sobre 10 que. consideraban un aumento en el poder del Estado y el control. Estacreciente criminologia liberal se puede dividir en tres line as separadas, .pero superpuestas. Estas tres areas se pueden identificar como radical, humanista y pesirnista. Los Hberales radicales. Probablemente la linea mas influyente de la criminologialiberal en lQslultimosanos ha sidoelliberalismo radical, que se ha centrado en la desigualdad y la desventaja en un contexto de 10 que Se observa como un crecimiento de la intervenci611 estatal, asi como del ejercicia de las formas mas autoritarias de poder politico. Los liberales radica1es en general son profundamente criticos de las' politicas actuales de lucha contra la delincuenciaque, segun elIos, son a menudo ineficaces, estan
mal aplicadas a producen resultados no previstos y, en algullos casbs, son simplcmente eontraproducentes. Al mismo tiempo, se sientetlincomodos con la creciente atencion ala victima y la afirmacion de que los politicos y los responsables politicos cada vez mas "gobiernan a traves del delito" (Simon, 2007; Garland, 2001; Tonry, 1995): En su forma mas extrema abarca un liberalismo que defiende firmemente el caracter sagrado de la esfera privada, mientras que los liberales mas igualitarios tienden a defendet 10 que consideran e1desnumtelall,liento del Estado de bienestar (Sandal, 1982; Wacquant, 20(9). Como autodenominados defensores de los cconomicamcllte marginados, los liberales radicilles pretenden desenmascarar los efectos adversos de poder y privilegio. En terminos deorientacion te6rica;10s liberales radicales tienden a incorporar una mezcla de la teoria del etiquetamiento, la teoria del conflicto y la teoria de la tension. Asi, la delincuenciase ve surgir a par~ir de la desventaja, las oportunidades legitimas limitadas y las desigualdades estructu'rales. r:;o que distingue alliberalismo radical de otras ramas de la criminologia liberal es un deseo de ir rmls alIa de las cuestiones individuales y de participar en el examen de las complejidades de la naturaleza cambiante del control social. Se trata de un proyec:to atnbicioso aunque, lamentablemente, los liberales radicales no estan bien preparados para'emprenderlo (Matthews, 2002; Garland, 2001; Pitts, 2012; Zedner, 2002). La incapacidad para entender las complejidades de la naturaleza cambiante del control social se basan, en patte, en los supuestos liberales que sustentan ehinalisis, pero tambien es consecuencia de la naturaleza de las herramientas conceptuales que se adoptan. Asi, se invocan variables explicativas generales tales como el neoliberalismo, 1a inseguridad ontologica, la desaparicion del Estado de bienestar, la angustia posmoderna y similares que se celebran como impulsores del cambio de las formas de control de la delincuencia, pero rara vez se especifican las conexiones entre estos determinantes y los presuntos :efectos. Es decir, estan ausentes las mediaciones que podrian vincular estas abstracciones de la naturaleza cambiante de la politica y la practica~ La incapacidad para identificar las mediaciones y las relacionescausales involucradas a cualquier sugerencia de como superar el neoliberalismo 0 el posmodernismo deja a los radicales en una posicion en la que tienen poco que dccir 'sobre la manera de abordar las aparentes deficiencias de la situacion actual. De hecho, tiende a haber una falta de prescripciones concretas sobre como cambiar 0 mejorar la situaci6n y como resultado nosquedamos can una serie de dilemas irresueltos y, en algunos casos, aparentemente irresolubles.
l-os liberales radicales expresan un profundo escepticismo, tanto en relacion a los politicos que se consideran oportunistas y pragmaticos, como al publico en general, que es vistocomo credulo y mal informado (Pratt, 2007; Pratt et al., 2005). Esto significa que, ,ya que tambien son sospechosas las agencias estatales, el funcionamiento del sistema de justicia penal, asi como los politicos y el publico en general, su publico se limita principalmente alas academic os afines. Dada su reticenda a colaborar can estas agendas y grupas, hay pocos incentivos para desarrollar reformas viables, por nohablar de encontrar la manera de ponerlas en practica. PorIa tanto, apesar dela alta retorica que suena hay poco de producto ·final en forma de intervencion. En consecuencia, las teodas y las proPllestas tienen pocas.posibilidades de ser probadas de manenl. sisteIj1atica;resPectp de las propu~stas politicas es probable que, en el mejor de loscasos,Permanezcan en elpl~110 eweculativo y, en el pear, que sean estrategicamentej ifrelevantes. Par est,,:~ra2:0nes, los criminologos radicales tienen poco qqe decir spbre el desarrQUo de. fOfmas mas eficaces de reducir.ladelincuencia. Asi, la principal preocupacion es la de los posibles efectos de las intervenciones er:t la restriccion de la privacidad y las libertades civiles. Curiosam~nte,sin embargo, en los ultimos anos indus a los liberales raqicales han sielo rehltivamente aqlliescentes e.n relacion a la introduccion generalizaqa del circuitq cerrado de television y otras medidas de vigilancia. Los radicales liberalesen,§u ,mayqriaqperan con la concepc!Qn esencialmente negativa del poder. Para ellos el pocler toma la forma de la represion yel sometimiento que ejerce ungfl-!pO sopn: otro que resulta:~n un cuadro binario de dOjTIinacion-resistencia. Hay poca apreciaci6u de como el poder puede ser constructivo. ~omo Michel Foucault (1978) ha argulI1el1tado, el poder se tiene que entender como una relacion que siempre esta en juego. Las relaciones de poder pueden Ser asimetricas, pero tambien plJeden ser positivas y productivas configurando subjetividades e identidades. ;EI}lugar de considerar al poder en estos terminos, los radicales lil,Jerales tienden a operar can una concepcion verticalista de poder y en ocasiones presentan aspectos conspirativos y funcionalistas de como se han implementado las politicas y la manipulacion del publico (Wacquant, 2001, 2005). De esta manera, parece que existe. cierta inevitabi]idad respecto de ladirecci6n y el desarrollo de las politicas de jl1sticia penal y se.presta pocaatenci6n a las contradicciones, tensiones y luchas que se asocian conel desarrollo de esas politicas. EI humanismo liberal se asocia can frecuencia can una concepcion universal de la "naturaleza humana" y del individuo como una subjetividad creativa
libre. El humanismo expresa un apoyo a la autodeterminacion humana y coloca al hombre directamente en e] centro del analisis. En consecuencia, se enfatiza en la participacion'directa en las experiencias humanas con e! tin de entender el pape! de las personas en la consecucion de los objetivos morales y politicos -induyendo ]a justicia y la igualdad. Seg(m Ken Pl~mmer (2001) tiene como objetivo desarrollar una comprensi6n de las necesldades humanas, 10s deseos y las debilidades. Se proclama 10que se considera la dignidad natural y la igualdad inhere.ptes a todos los seres humanos en todo lugar y en todas las circunstancias. Se sugiere que la atencion debe centrarse en la persona, colocando al ser humano enel centro de nuestro pensamiento, en tanto se debe actuar con cierta compasion y benevolencia hacia los demas. De esta manera, Plummer sugiere que'se,tratade evitar infligir dolor a 10s demas y tratar de ser amable .. Con frecuencia, el humanismo se asocia con matices religiosos y con e1 deseo de "hacer bien'.' a "hacer elbien". Esto se expresa a traves de un cierto fervor evangelico,que,· porejeinplo, se ha relacionado con la justicia restaurativa (Pratt, 2006), porJo tanto, el opjetivo no es tanto sancionar "desviados" comO Scillar vidasrotas (Pepinsky y Quinney, 1991). En oposicion alas nociones de la '~ciencia" y la sociologia "Iibre de valores", se acenma el pape~ de 10s valores y 10s significados, en tanto el poder se cons idem "Ia actualizaci6n de la fuerza de la vida" ([)uBois y Wright, 201X!). Los humanistas tiendcn afavorecer el refUerzo positivo y las recompensas en vez del refucrzonegativo Y el castigo. Tambien hay asociaciones sutiles conla contracultura y la falta percibida de autorrealizacion en un mundo cada vez mas comercializado y materialista. En la psicologia del tTabajo hay escritores cpmo Abraham Maslow (1994) y Carl Rogers (2004) que se centran.en la "motivacipnpara realizar al maximo el propio potencial" y la "autorrealizacion", y han intentado ofrecer una vision pqsitiva de las personas en busqueda de una personalidad sana, en oposici6n a aquellosestuclios que Se centran en 10 patol6gico y 10 anormal.
. EI humanismo liberal lIa sido ampliamente criticado por los estructuralistas, las feministas posmoclernistas, y par los realistas, sabre todoen relaci6n can la atinnacion implicita 0 explicita de que hay,una escllcia human;r iranshistorica. Para los realistas y otros, las sensibilidades, las identidades y los intereses se consideran productos sociales contormados por las condiciones y las limitaciones sociales. La concepcion limitada de pader y la falta de reconoc\miento del papel de las cstructuras economica~, politicas y sociales en la conformaci6n de identidades hace que sea dificil,desde el punto de
vista del humanismo liberal, explicar el cambio social a gran escala y como se pucdcn realizar los valores humanos. La preocupacion par las "historias de vida" puede ser fascinante, pero siguc habiendo problemas en 10 que atafi.c ala generalizacion y validez. La ciencia social tiene que ir mas alla de la comprensi6n de lasnecesidades y aspiraciones de las personas, se trata de comprometerse can la politica y efectuar cambios significativos. EI pesimisi1tO liberal. Una catacteristica recutrente de la criminologia liberal es eI pesimismo y la imposibilidad. En ISUS formas mas extremas se afirma que "nada funciona", mientras que en las versiones mas moderadas se afirma que existen serios obstaculos para la irhplementaci6n de Ias intervenciones, que con frecuencia adolecende problemas de disefio, 10 que implica que 0 bienestana la altura delas expectativas, 0 bien pueden producir consecuencias inesperadas 0 no deseadas. En sus formas mas moderadas, el pesimismo liberal afirma que.el: sistema dejusticia penal es incficaz, burocratico y discrilllinataria. Dehecha, hay una serie de temas superpucstos que los pesimistasJiberales presentan reiteradamente: I. Nada tiene tanto exito eoi110ef ji-aeaso. ES,parad6jicamente,
a traves del continuo fracaso del sistema de justitia penal que se formulan racionalizaciones para laexpansi6n e intensifiCacion de las intervencianes.
2. El/i/turo
es impredecibfe y estd en desacuerdo eon fas intenciones de los
re.fOhl1odores. Se afirma que el cambia
social tiene una capacidad extraordinaria paratomar una direccion diferente de la que se habia previsto 0 ;mticipado. El corolario de esta proposici6n es que, en general, las predicciones de los cientificos sociales son deficientes. en el equipo. El atgumento es queelimpulso de la historia es una fuetza irnprevista e incontrolable, que opera can una 16gica no~hufuafia 0 sbbrehulnana.
3. Hay unfantasma
4. Laf ajirlizadoneste{aci·oliatlas
con el progreso humano
basado en pruebas
cienti}ie;Fslio sOlleonfidbles. Los IJosmodemos y otros afirman que todo
conocimiento es rdativo al observador a a un grupo especifico, y son escepticos sabre el uso de los enfoques basados en la evidencia para hacer frente a los problemas sociales. 5. Estomos viviendo en fa 'Jaufa de hierro" de fa racionalizacion buroeratica.
Sabre la base de los'cscritos de Max Weber, sc argumenta que estamos viviendo eh una sdciedad cada vez mas impersonal, y cacla vez mas restrictiva e intrusiva. La cOlubinaciim de estas afirmaciones proporCibna un conjunto convenicnte de justificaciones'pata nO participar en la tefonna social. En general, alas lksimistas liberales les gusta afirmar que la reforma social no solo es
una actividad incierta e impredecible, .sino tambien que nos estamos convirtiendo en una sociedad mas punitiva y excluyente. El.mensaje claro es que lascosas estan empeorandoy no hay mUG:hoque podamos hacer alrespecto. En sus form as mas moderadas, el pesimismo liberal dice que debemos tener cui dado con los·que tienen buenas inteneiones. Basandose en la experiencia de ladesestructuracion planteada entre 1970 y 1980, se afirma que la intencion y significado de la desprofesionalizaciony la descentralizacion del sist.ema de justicia penal diplugar a'G,ue seampliarael alcance del control social (Cohen, 1985). Las irnplicaci011es deestaJ10gica de desarmese taman inmediatamente evidentes cuando examinamos los, enfoques de la politica penal. Los pesimistas Eberales han critic ado mucho la penade prision, alegando que no solo no reduce el deli to; sino que se produce un fl.ujo interminable d~ reincidentes cOn enormes co.stos sociales y financier9s. Sin embargo, estas' criticas liberales, especial mente las presentacfas par los aboli~ionistas, son muy escepticas sobre la posibilidad 0 conveniencia.de la reforma penitenciaria. De hecho, las criticas ala reforma penal presentadas por los pesimistas liberales tienden a incorporar un conjunto predecible de ilrgumentos autodestructivos. Estos incluyen afirmaeiones como: • Par mas que mejoren las condiciones, una '~prision es una prision" que priva a Jas personas de su libertad. • Siempre hay un desfasaje entre las intendanes y los resultados. • Se pueden cambiara mejbtar ciettos aspectos del encarcelamiento, pem se deja intacta la estructllra general. • Tal vez se hicieron algunas mejoras, pero se podria haber hecho algo mas y hubiera sido mejor. ·En lugar de tratar de mejorat las carceles, nuestros esfuerzos se utiliza~ian mejor si desviamos a 10s delincuentes hacia la libertad. La respuesta clasica de los pesimistas liberales es que, par un lado, si se mejaran las condiciones se acaba por legitimar fa prision y se refuerza e inc1usoampJia su lIso. Por otro lado; si no se mejoran las condiciones, se incrementan las penurias del encarcelamiento, de tal manera que se perjudica y se marghla mas a los delincuentes, y por 10tanto, se toman mas propensos a reincidir. Alguna vez se acuso alas carce1es d~ mujeres de infantilizar alas redusas, y ahora se las acusa de responsabilizarJas (Hannah-Moffat, 2001; Carlen, 2002). Mientras que los abolicionistas se muestran escepticos sobre la posibil1dad ~ convenicnciade litreforma penitenciaHa, OiTOS penalista~ libe·· rales ":'ltlsreducciollistas--"consideran eI problema del encarcelamiento sobre todo en' cuanto al numero de personas en prision. Sin embargo, puesto que
no hay acuerdo sobre la que debe ser la can' para los reduccionistas siempre h d . tldad adecuada; y debido a que . I" ay emaslada gente 1 ' Imp lClta de esta posicion es un b I" , en a carcel, 1a 16gica , a 0 lClOlllsmovelad E 1 . en1a utopIa del abolicionismo 1. . o. n ugar de mscribirse o e pragmatlsmo dId ' . que reconocer que las carcel ,e re UCClOllismo,tenemos es permaneceran en 1 fuu' . entonces a un debate mas' 'fi' ' e. Ira mmedlato, y pasar , slgm catlvo acerca de ' , db' cuanto tiempo y con que fi ( . B . .' qUIen e e lr a la carcel, por Al ' . n ver ralth waIte y Pettit, 1990) gunos cnacos liberales argumentan ue ' la medida de 10 posible sust't "1 q 10 .que hay que hacer es, en , I' ,I Ulr e encarcelaml t a a pena, mc1uidas las sanciones 1 . d en 0 con las alternativas '. . LlaSaas en la CO '.1 d . IUlsmo tlempo otros libe I mUlll",a . Sm embargo al " . ' ra es argumentan qu 1 ' , ' amphar la red" y expandir el continu' e esta~ a ternatlvas lmp1ican supuesto, otras abogan por ampl' 1 o,bIenesta~-cast1go (Cohen, 1985), Por , lar a mtervenclon dIE d como una forma mas aceptabl d ., e sta 0 de bienestar ,. e e regulaclOn y '. pUllltlVOSen tanto propo ' , a que mVlta a ser menos , rClOna apoyo en lu d '. otras hberales afirmanque 1a " ., gar e castlgo, Sm embargo , . sanclOn del bienest " ' mas OdlOsa de Control sino d ar no solo es una forma , que, e hecho los b . una contribucion financiera d "po res termman haciendo ', esproporClOnada co regu IaClOn (Garland 2001) A ' d n respecto a su prapia . . " Sl, entro de estos d b peSlmIstas dedicados puederl' e ates no resueltos los encontrar buenas r ' salvo lamentar la falta de eq 'd d ., azones para no hacer nada UI a Yrazonablhdad d 1 " '" ' h unden mas y mas en e1call '. '. . e sistema, ya que se eJon sm salida de 1a no intervencion E nsuma vemosq ", . , ue Ios cnmmolo os l'b, . . sobre eI control de 1a delinc '. '. I g I ,~rales tlenen poco que decir uencla, a protecclOn d I '.' d e las prisiones, 0 el desarrollo de form' ' e as VI~tImas,1a reforma regulaci6n, Por 10 tanto es 'd '. . as mas COllstructlVas y eficaces de . , eVI ente que es eI asc . d I ' IIbera110 que esta detras. d.el .... d '" enso e a cnmin010gia . reClente ebate sobre 1 " ' , y,la creciente incapacidad de esta rama en . . . ,a cnmmologia publica" CIon significativa a la lucha Contr 1 d' 1'. expan.sion de hacer una contribua a e mcuencla.
~~f~~~~asode
la criminologfa ylanecesidad
de realismo
En esta b reve y un tanto caricatllresca 1 . . . d '. sugerido que el tema ha sido dominado oliston~ : la cnmmolQgia, se ha por u~ lado, que es pragmcitica y gere~cfa/ la cnn:lllologia acfmin.istrativa, e1meJor de 105casos, respuestas a corto "1 y que tlellde a pr9porclOp.ar, en politicos, perocUYas ~oncIUSl'on .' ". P dazo a losapremlantes problemas . '. ... es a llle1l110 son amb' P la crimino1ogia liberal en varias d Ii; 19uas. or Otra parte, . e sus .ormas es cad~ vez mas dOminante en
los circulos academicos. La paradoja contemponl1'lea, sin embargo, es qlle mientras la criminologia administrativa esta interesada en la formaci6n de politicas, sus limitaciones te6ricas y metodologicas hac en que sea incapaz de realizar esta tarea can eficacia, en tanto la' criminologia liberal· intenta teorizar cuestiones criminol6gicas de manera aparentemente radical" pero su formacion politica es notablemente superficial. Asi, el reto· inmediato de 10 que podriamos Hamar una criminologia "postadolescente" es superar esta brecha y desarrolla'r una criminologia que sea critica, te6ricamellte sofisticada y politicamente relevante. No se trata de adoptar una fi.mna de criminologia evangelica, que Pat Carlen (2011) identifica en su serm()n sobre el estado acmal de la criminologia critica. Mas, bien setrata de desarrollar un enfoque intelectual y epistemol6gico coherente yuri!. Se trata de un nuevo examen de la relacion entre la teoria y eI metodo, asi como entre los valores y las politicas, con el fin de desarrollarlo como base sobre la cual se pueda construir una criminologia publica viable. El impacto internacional de los crimin610gos conservadores emre los anos 1980 y 1990 nos recuerda que el trabajo criminol6gico, aunqlle equivocado, puede ser muy influyente en 10 que atafie alas politicas pllblicas. Su inf1uencia tambien desmiente las afirmaciones de que los responsables politicos y el publico no tienen ninf,'1lninteres en el trabajo criminol6gico. El problema con una gran parte la criminologia contemporanea es que 0 bien no se presenta de una manera que sea accesible a los politicos y al Pllblico en general, 0 bien las politicas que se presentan son menos convincentes. Por otra parte, como se ha sugerido previamente, hay un cuerpo considerable de literatura criminologica que no tiene relevancia politica identificable. No se trata de ignorar la gran cantidad de trabajos informativos, creativos e interesantes publicados en el cuerpo cada vez mayor de revistas y libros de criminologia. Sin embargo, gran parte de este trabajo consiste en una teorizaci6n de bajo nivel a de gama media, tiende a centrarse en temas especificos y, par 10tanto, se hace dificil tratar los temas teoricos yempiricos juntos y construir una imagen compuesta con el fin de abordar las cuestiones mas amplias de la delincuencia y la justicia. Como consecuencia, muchos 'de estos te6ricos de gama media se basan en gran medida en 105escritos de los liberales radicales que intentan analizar los movimientos sociales y politicos mas amplios. Esto significa,en efecto, que sus aportes tienen una alta probahilidad de ser incorporados dentro de un marco esencialmente liberal. Por supuesto, hay un conjunto importante de crimin610gos a nive! mundial que tienen afinidad con el realisIllO critica, aunque no pueden cletinirse en estos tenninos. Estos son los crimin610gos cuya orientacion es critic a y
cuyo ohjetivo es vincular la teoria y la practica en un inte11to de panicipar de mancra significativa en 10S problemas de la deJincllellcia y eI castigo de una forma conceptualmente eoherente, politicamente adccuada, efectiva y practica. Hay muchoscrirnin61ogos queestan involucrados en formas de investignci6n que estan disefiadas para aportar a la politica, otros actlJan como asesores de diferentes grupos y organizaeiones,' rnientras que otros partieipan aetivamente en campafias y' movimientos sociales que trabajan por reformas graduales. Con e1 fin de apoyar y enriquecer e1 desarrollo de estas contribuciones tenemos que eonstruir sobre las bases que establecieron los realistas de izquierda entre los afios 1980 y 1990, y ampliar y profllndizar cste enfoque apoyandonos en la creciente literaturarealista critica, que ha agregado importantesdimensiones epistemol6gicas y metodol6gicas a la invcstigaci6n cientifica social.
Un marco de analisis*
Elobjetivo de este capitulo es proporeionqr un marco analitico que permita~esarrollar una criminologia realista. No se trata de una guia flja, de caracter rigido, sino de un conjunto de puntos de referencia disefiado con el fin de que ~irva de base par;:t el desarrollo de una criminologia coherente y uti1. Es decir, es un intento de evitar algunos de los escollos que han afectado tanto ala criminologia positivista, como a sus fonhas idealistas. Asimismo, procura incorp~rar los enfoques te6ricos y metodo16gicos vinculados con la creciente producci6n de la literatura critica realista (Bhaskar, 1978, 1999; Sayer, 2000;AJ::cher et of., ,1998). Hace unos veinte auos, los "realistasde izquierda" sostuvieron la necesidad de tomar el delito con.seriedad y sugirieron que la mayor parte de la criminol0,8ia convencional no habia logrado identificar sus causas y efectos, particularmente en los sectores mas vulnerables de la poblaci6n. Ademas, subrayaron if! necesidad de viJ."cular teoria y practica, de incorporar un analisis de micro y macro procesos, y de contextualizar ese contenido en el marco real de las experiencias de vida de los grupos cuyo estudio se abordaba (Young, 1992). EI realismo de izquicrda fue, esencialmente, un proyecto politic~ destinado a proporcionar a la criminologia una respuesta desde
la izquierda social y democnitica ante el consenso liberal-conservador que dominaba en su seno. Su desarrollo signifieo una importante y muy necesaria alternativa a la criminologia dominante, proporcionando una gama de conceptos utiles; los mas importantes, alrededor de la pregunta: LQue hacer con la ley y el orden? (Lea y Young, 1984). La reciente contribucion de los realistas criticos, sin embargo, ofrece la posibilidad de profundizar aquel analisis esbozado por el realismo de izquierda y otorgarle un fundamento epistemologico y metodologico mas solido. Desde esta perspectiva, el realismo critico sirve de base para la elaboracion de un enfoque mas integrado y coherente que permita vincular teoria, metodologia y politica de manera mas efectiva.
Para responder a 10 que se considera la profundizacion de la crisis de la criminologia, el realismo aspira a desarrollar una teoria con sustento en una base empirica. Ha de tratarse de una teoria comprometida con la practica y la politica, que considere seriarnente las preocupaciones de interes publico, en vez de considerarlas irracionales 0 propias de ingenuos embaucados. Su proposito mas importante es la construccion de una aproximacion critica, en oposicion a aquellas tormas de realismo ingenuo que yen al del ito como un concepto no problematico. De hecho, uno de los aspectos mas destacados de la literatura criminologic a es el modo en el que se aborda la no cion de "delito". Por un lado, un gran numero de criminologos adopta un enfoque en el que predomina 10 dado por supuesto desde el sentido coml'm y pn~senta al delito como un concepto no problemihico 0 simple mente equiparado a un acto especifico. Por el otto, se encuentran aquellos que problematizan en exceso el delito y sostienen que es un concepto que no tiene una "realidad ontologica"; gravitan hacia el relativismo 0 hacia un idealismogeneralizado, proclamando la nocion de delito como una mera cuesti6n de interpretaci6n subjetiva 0 de rnanipulaci6n politica (Hulsman, 1986; Muncie, 1996). En inuchos aspectos, la illcapacidad para teorizar sabre el delito de manera signifieativa es un silltoma de la faha de comprension sobre la funcionque cumplen la teoria y el proceso de abstraccion. Comprender el significado de las categorias sociales y de los procesos de clasificacion es fundamental para todas las formas de investigaci6n cientifico-sodal. Asi 10 ha sefialado Andrew Sayer, al sostener que una de las claves de la investigaci6n cientifico-social estaba constituida por e1proceso de abstracci6n:
"Los sistemas sociales son siempre complejos y desordenados. Adiferencia de las cienciasnaturales, no podemos aislar estos componentes y examinarlosbajo condiciones controladas. Por 10 tanto, tenemos que confiar en la abstraccion y en una cuidadosa conceptualizaci6n, haciendo el esfuerzo de abstraer los .distintos componentes 0 influencias en nuestras cabezas; y solo cuando hemos concluido esta tarea y hemos considerado como se combinan e interactLJan, podemos esperar volver al objeto concreto polifacctico y entender su sentido. Hay muchas cosas que 4,ependende la naturaleza de nuestras abstracciones, es dedr, de miestl'asconcepciones de ciertos cornponentes unilaterales de un objeto concreto; si ellas separan 10 que en la practicaes indivisible,0 si fusionan componentes separables y distintos, entonees es posible la problematizacion. Es mueho 10 que depende de las rnaneras en las que usamos la abstraccion, la forma en la que tallamos y definimos nuestros objetos deestudio. Lamentab/emente, fa mayor parte de fa literqtura metodofogica de fas cienLias sociafes ignora por comp/eto esta c/Jestion fimdamentaf, como si se tratara simpfemente de u!1a cuestion de intuicion" (Sayer,2000:19;cnfasisafiadido).
La construcci6n t.eorica es importante para determinar la supuesta relacion entre los acontecimientos, e identificar e1 mecanismo causal que promueve el cambia. Se trata de algo mas que ·la simple orienta cion de conceptos 0 categorias generales, ya que implica el desarrollo de un marco global integrado por un conjunto interrelacionado desupuestos, mecanismos causales y propuestas comprobables. En este sentido, es fundamental el proceso de abstraccion a traves.del cual aislamos los aspectos espedficos de algun objeto 0 situacion. Estas abstracciones, a S'U vez, constituyen los pilares de las teorias al pennitir la conceptualizacion de sus cualidades unilicadoras esenciales ~su estructura, atribuciones y potencialidades~ junto con sus condiciones deexistencia. El objetivo es identificar los mecanismos y significados concretDs que vinculan sus piezas y explican su comportamiento (Sayer; 1992). De este modo, 105 realistas, en tanto sostienen la existencia de un mundo social concreto fuera de la mente y de las percepciones sensoriales de SllSparticipes y dado que los mecanismos causales en juego son con rrecuencia no observables,echan mana a .conceptos y teorias que ayudan . a explicar estos procesos. Luego, se puede verificar estos postulados al contrastarlos can las observaciones empiricas del mundo. La teOlh se juzga en parte por su coherencia logica, yen uhirnainstancia, pOl'su entidad para explicar las observaciones empiricas (Kiser y Hechter, 1998). Por 10 tanto, los realistas cdticos otorgan prioridad alas conceptualizaciones y procesos de abstraccion en la concepcion de nuestros objetos de estudio, de modo tal de establecer unfundamento para posteriores investigaciones. En la seleccion de la teoria esnecesario considerar en que medida es capazde explicar
[as casas y ecbar luz sabre los problemas particulares, ya que en el amiEsis final la tcoria ha de ser juzgada sabre la base de su poder explicativo. La teoria social tiene que ser l.itil y utilizable (Archer, 1995). Mientras los realis'tas criticos yen la apropiaci6n de la realidad social como problemcitica y enfatizan la importancia de los conceptos y categorias de las redes conceptuales a traves de las cuales se construye la realidad (y se apropian de Ella); los realistas ingenuos tratan a la realidad social en general y al delito en particular, como si fueran cuestiones predeterminadas y accesibles de modo directo. EI realismo critico considera el delito como .una construcci6n social compleja, mientras que el realismo ingenuo en sus diversas fOJ'mas,-inc!uida lacriminologia administrativa, las criminologias purarnente dcscriptivas y "Ia ciencia del delito"--, tienden a dar pOl'supuesto ala categoria de delito y creen que eI principal objetivo de la investigaci6n criminol6gica es simplemente denunciar, contar, describir 0 localizar geognificamente el "deEto" y la "victimizad6i1". Aun CUanGOpueden expresar aspectos interesantes acerca de la precisi6n y la fiabilidad de los datos disponibles, yreconocer las diferencias entre el d~lito registrado, denunciado y no denunciado; presentanuna escasa reflexi6n, 0 una invcstigaci6n poco detallada, sobred significado de la categoria general de "delito" e incluso de subcatcgorias tales como)a,vio1enda, e1robo 0 el hurto. Terniinos como "violencia" y "robo" son las categorias genericas que cubren unaampliava'riedad de acciones, y qtle involucran distintos tipos de relaci6n vktima-victimario, en diferentes Contextos. Par 10 tanto, una de las primcras tareas de la investigaci6n es dcsagregar estos terminos. Asi, en rclaci6n can el robo, por ejemplo, es necesario distinguir entre los robos corporativos y los que ticnen lugar en la via publica; y a su vez, la noci6n de robo callcjero necesita ser desglosada en sus distintas fonnas comisivas; asaltos a personas con violenciao intimidaci6n, hurtos yarrebatos (Matthews, 2001; Young, '1988). Este paso es fundamental para comprender los proeesos eausales involuerados, que a su vez tienen repercusiones mas a menos dircctas en el amilisis y la fonnulaci6n de la politi ca. Algunos crimin610gos yuxtaponen paradojalmente los mbos en comercios y 10s'robos callejeros con resultados que indican que, si la tasa de un os disminuye y de los otros se incrementa, la conclusi6n en6nea es que el nivel de robo .es estable (Felson y Pauson, 2003; Wright y Decker, 1997), En algunos casos se utilizan abstraccioncs tan imprecisas y descuidadas, que resultan inca paces de soportar el peso cxplicativo que se coloca sobre ElIas. Siguen siendo 10 que Marx lIatuaba "concepciones ca6ticas". No hay manipulacion metodol6gica algUIia quc ]Jucda compensar tales deficiencias conceptuales. Pararraseando
a Margaret Archer (1995), el camino hacia e1 infierno criminol6gico esta pavimentado can conceptualizaciones deficientes. Se ildvierten similares problemas concepfuales en relaci6n con el estudio de la"raza" segun los crimin6logos. En 10sEstados Unidos, uno de los paises con mayor diversidad etnica del mundo, la mayor parte de investigaciones criminol6gicas divide a la poblaci6n en "negros" y "blancos", con alguna menci6n a los "hispanos" (vease por ejemplo Tonry, 1995; Wacquant, 2009). Esta forma de criminologia "monocroITtatica" con frecuencia se reduce a una oposici6n "blanco-negro" que refuerza, mas que elucida, las divisiones raciales e ideol6gicas. En eI Reino Unido, que es un pais multinacial, la mayoria de 10s estudioscriminol6gicos tienden a desglosar la poblaci6n en "negra", "blanca" 'y "asiatica". Estas categonas, ademas de ser demasiado vagas e imprecisas para llevar a cabo un amlJisis significativo de la raza y del control del delito, no son siquiera coherentes; ya que, "blanco" y "negro" refieren al color dela piell mient'ras qtie "asiatico" refiere a una ub'itaci6n geografica. Como sustitutode la teorizad6n del proceso del control sobre el delito, los crimin6lbgos tienen Ulla fuerte d'isposici6n a emplear dicotomias y/ 0, 10 que pod ria traducirse como "criminologia esquizoide" (Zedner, 2002). Asi, se nos presentan 1as "criminologias delself' ("de uno mismo" y las "climinologias del otro" (Garland, 2001), la transici6n de la "vieja" a la "nueva penologia" (Feeley y Simon, 1992), y tambien los clamores generales en relaci6n al pasaje de formas de rcgulaci6n "inclusivas" (de bienestar) a "exclusivas" (penales) (Wacquant, 2009). Sin embargo, la realidad empirica a la que estos dualism os refieren es, con frecuencia, mas compleja y matizada de 10 que permite sugerir. De hecho, mientras que estas oposiciones rigidas pueden parecer a primera vista como un medio potenciaJmente lltil para hacer distinciones, par 10 general sirvcn para restar impartancia a la busqueda de un cxamen detallado de los procesos que involucran y redudr la complejidad social de la realidad a simples dicotomias. POI' 10 tanto, en vez de incrementar el valor de la explicaci6n suelen actual' como un obstaculo, lihlitando el alcance y la profundidad del campo analitico y, en algunos casos, distorsionando activamente el ambito de la investigaci6n. POI' otraparte, una de'las caracteristicas clave de la "modernidad liquida" es que la divisi6n de tareas que caracteriza la epoca fordista, da lugar al aumento en la fluctuaci6n de las form as sociales y culturales, incluidas las formas de transgresi6n, 10cual hace que los lenguajes estrictamente binarios sean cada vez menos adecuados (Young, 2003). Si bien para la criminoJogia rcalista es importante el desan-alJo tC(lri~:()y la buena conceptuaJizaci6n, existc pocointcrcs en la teorizaci{m. AquclIos
que con frecnencia problematizacioll y cuando, pese a ello, cual existe el peligro
se considerall "teoricas", se alejall raudamente de la de los asnntos sobre los cuales intentan teorizar aun "afinen" esmeradamente sus conceptos, motivo pOl' el de que se pierdan en sus propios mundos conceptuales.
Todo el conjunto del sistema de justicia penal, asi ~omo el personal que 10 integra, sus instituciones y sus praeticas, esta profundamente embebido de la prevalencia de las re1aciones de clase, y las refleja. Mas importante aun, la carcel --principal forma de pena en la mayana de las sociedades occidentales- es nn castigo reservado casi exclusivamente alas clases mas bajas. La pOIicia uniformada, pOl' su parte, se recluta principalmente de la respetable clase trabajadora, mientras que los abogados y losjueces son, en su inmensa mayona, seleccionados de las filas de las clases media Y illtCj..Estas divisiones de clase tienen un alcance internacional y se han c()l1.stituido ~n la base del sistema de justicia penal, con pocas excepciones en distintos paises occidentales, durante los ultimos dos siglos. Sin embargo, y curiosamente, en los ultimos afios ha habido cierta tendencia en los criminologos a ignorar 0 minimizar la importancia de la clase y centrarse en otras variables tales como la raza 0 el genero. Aun cuamio Ia experiencia subjetiva de la clase esta siempre mediada pOI' el genera y la etnia, la clase social sigue siendo el mejor indice en d pronostico de las personas coudenadas a penas de prision, asi como tambiCn el mejor referente de Ia composici6n de los principales orgallos de Ia justicia penal y sus instituciones. La proporcion de las mujeres y las minorias etnicas en prisi6n que pertenecen ala clase social media 0 aha, por ejemplo, no es mayor ni menor que la registrada pOl' 10s grupos de la clase media cauccisica en las sociedades occidentales. Entonces, todo el conjunto del sistema de justicia penal esta fuertemente estructurado en lineas de clase, en tanto laperten~ncia de clase condiciona la propiaexperienciarespecto del delito y la victimizacion. En los casos en los cuales los criminologos reconocen la importancia de las clases sociales, tienden a formular status diferenciados en r~lacion COil el nive! de ingresoso de educacion, 0 bien prefieren hablar de IDS '!pobres" 0 de la Hamada "subclase", en vez de considerar ala clase social en funci6n de las relaciones de producci6n y de un criterio de identidad. Hubo una serie de intentos de demostrar el "mita de las clases sociaIes"; estudios que han pretendido evidenciar que la claSt media yalta eran gf\lpOS involucrados por igual .en diversas fimnas de desviacion 0 de
comportamiento antisocial. Este tipo de investigacion, sin embargo, confunde el enfoque. La cuestion no se centra en determinar si los individuos de las clases media y aha se encuentran 0 no involucrados en comportamientos antisociales, sino en el diferente significado social que sus acciones tienen en relacion con las de los integrantes de las clases mas bajas, 10 cual establece una diferente re1acion victima-agresor; el impacto de estas transgresiones tendra un significado diferente en las distintas comunidades (Braithwaite, 1981; Dunaway et al., 2tlOO). El problema del de1ito nb se circunscribe a la comision de aetos, sino que abarca procesos de accion y reaccion que comprenden a grupos sociales especificos y a la interaccion entre ellos, su relativa cercania geogratica y social, y el tipo de amenaza que generan ..Par 10tanto, las mismas acciones en diferentes grupos y clases sociales se pueden in terpretar de maneras muy distintas. Conceptos tales como" peligrosidad" , "degeneracion" ypor sobre to do "criminalidad", quedan reservados para la descripcion de actividades especificas de las clases populares (Pratt, 1998). Estos discursos, percepciones e imagenes asociadas estan profundamente arraigados en el imaginario social. Jeffrey Reiman, en su clasica obra The Rich Get Rich and The Poor Get Prifracasa de modo notorio en la eliminacion del delito y, en cambio, crea un grupo identificable de "delincuentes" cuya encarcelamiento cumple una fun cion tanto ideologica como represiva. La funcion ideologica, segun afirma, tranquiliza a la sociedad "respetable" con la predica de que Ie otorga protccci6n, al tiempo que refuerza la idea de que e1comportamienta antisocial es principalmeme una actividad de 10s pobres, desviando as! la atencion de las actividades de los ricas y poderosos. Reiman sosticne que en cada una de las etapas del proceso, el sistema de justicia penal sedirige a los pobres a la vez que se desentiende de los ricos. Tanto en la elaboracion de las leyes, como en e1 uso de la discrecionalidad policial, en la calidad de la representaci6n legal 0 en la toma de decisiones del poder judicial, las actividades de los pobres y vulnerables se encuentra regulada con mayor sistematicidad e . intensidad. La funcion represiva de la prision-sostiene el autor- se logra a traves de la segregaci6n del grupo de criminalizados, que opera como un recorclatorio con stante para la clase obrera de las potenciales consecllellcias del incOtlformisrno. Tal como explicara Michel Foucault (1977, 2007), el "delitc)'1 se ha constrllido hist6ricamente como un conflicto entre las "clases bajas criminales" --asi se las ha llamado-, y la clase trabajadora respetable. La clase trabajadora respetable --en particular, sus sectores mas vllinerables~hatratado son (2004) sostiene que el sistema de justiciapenal
de protegerse de los grupos economicamente marginados, y par elIo no es casualidad que apoye con gran interes la san cion de leyes en materia de propiedad y robo (Thompson, 1975; Ignatieff, 1981),0 que la modern a polida uniformada se aposte principalmente en los sectores' urbanos menos bel1eficiaclos con el fin de cumplir el rol dual de brindar proteccion y vigilancia (Silver, 1967). Al mismo tiempo, la amenaza de persecucion y encarcclamiento ha servido de advertencia a la clase obrera, en particular durante los perfodos de crisis eeon6Iuica, de que el costo real del delito es la posibilidad de exclusion de la fuerza de trabajo legitima y, en consecuencia, la. posibilidad de expulsar a sus integrantes y sus familias, a la indigencia a largo plaza (Rusche y Kirchheimer, 2003). EI realismo de izquierda tambien ha dirigido la atencion ala dimimica de clases deldelito y del castigo, sugiriendo que eI delito se produce principalmente dentro de unamismaclase, mas que entreclases. Se ha argumentado que el delito se concentra social y geograficamente y tiende a componer otros problemas s,ociaIes. Ademas, es social y politicam(mte divisivo y se da con mayor fuerza entre los vulnerables y accesibles (Lea y Young, 1993). Sin embargo, los realistas de izquierda tambib1 han sido criticados por no tomar en serio los delitos corporativos y de guante blanco (Pearce y Toms, 1992), en paIticular debido a que se argumenta con frecuencia que estos delitos causan mayar dafio social que el delito calIejero, y por 10 tanto, se dehen (:ratar de manera mas severa y se les debe prestar mas atencion. La rcspuesta al delito corporativo y de guante blanco parcceria que puede tamar una de dos direcciones. La primera es la que defienden John Braithwaite (1982, 1989) y otros; coloca el enfasis en sanciones extralegales y vergonzantes, puesto que el caso es que el sistema de justicia penal existente nunea se configur6 para' tratar este tipo de transgresiones. En tanto este enfoque tieneel 'merito.de buscar maneras alternativas de sancionar a los delincuentes,la efectiVidad 'de las sanciones vergonzantes es seriamente limitada. En,muchos casos,los delincuentes corporativos y de b'llante blanco son "calculadores inmorales" que son indiferentes a una sancion social tal como Ia vcrgiicnza. Si hacen mal y sc los expone, al1n en los medios de comunicacibn, muchos dcellos sencillamente establecen empresas similarcs cn otro lugar. La orm alternativa cs dedicarse a la expansi6n, reclasificaci6n y reconstruccion del sistema de justiciapenal existente, de modo que las distintas transgresiones 'burguesas' quehan sido cuidadosamente excluidas del sistema dc justiciapenal moderno se puedaninduir. Los movimientos en est a direccion 'han incluido la introducd6n de {ormas cambiantes de
responsabiIidad corporativa, pera seria necesaria una respuesta massistematica para hacer que las transgresiones corporativas y de guante blanco se eastiguen en forma mas rutinaria bajo Ia ley penal, y simultaneamente se haga cumplir,.demanera mas rigurasa la legislaci6nque siexiste para impedir la evasi6n fiscal, par ejemplo. Hay considerable inter{$ publico en entablar procesos que impliquen al deIito "privado". El caso es que es mas scncillo disuadir alas deIiIleuentes corporativosy de guante blanco que .~ los "delincuentes comunes", puesto que sus delitos impliean mayor calculo y tienen mas que perder a traves de las sanciones penales (Levi; 2002). Sin embargo, en la actualidad es problematico el' movilizar pruebas y ;itraer testigos, en tantO la habiIidad de los delincuentes eorporativos y de guanteblanco para obtencr represeritaci6n legal eficaz y bien remunerada puede crear costos prohibitivos para seguir los procesos. Por 10 tanto, seria neeesario realizar cambios para aumentar las posibilidades de los fiscales y para asignar penas significativas a muchas de las transgresiones de los delincuentes corporativos y:de guante blanco. Si bien es derto que en los ultimos afibs hadisminuido la concienda de clase y deaccioncolectivasobre Ii!.base de fuertes iClentidades subjetivas de clase, la dase sigue siencIb tin sigl1ificante' moraj Hder en la vida cotidiana (Sayer, 20(0). La posici6n: de clase sigue cIando forma al sentido de identidad de la gente, a sus interescs, sus opohunicIades ert la vida y tambien a su parecer sobte la justicia' (Haylett, 2001). La clase es' una relaci6n de domi· naci6n y subordinad6n aun euando, como Bourdieu senala (1977; 1987), la ubicaci6n de las distihtas dases en un espado social esta determinada no solo por el aeceso al capital econ6mico, sino tambien par la apropiaci6n del capital cultural y social.
Las eriminologias criticas y radicales de la deeada de 1970 estaban profundamente influendadas por Berger y Luekmann, a partir de su trascendental texto- La construcci6n socialde1a realidad (1967). En este libro, Berger y Lucktnann de~afiaron las bpiniones de los positivistas, empiristas y realistas ingenllos que entendian que el mundo senos presentaba como un hecho predetedninado, no pf()blemcitico, y subrayaron la naturalcza interactiva e interpretativaCIela vida social, as! como la importaneia de las categorias socialmente cons'tttiidas que proporcionaban las redes conceptuales a traves de las cuales nos apropia~os de la realidad y la pereibimos. Estos conc~ptos, nos recuerdan los;:mtores, tienen una espedficidad hist6rica y cultural. Por
ejemplo, los conceptos de "infancia" Y "J'uventud" ad' "fi d ' " . . qUIeren slgm ca os lilterentes en dlstmtas partes del mundo y han cambiado considerablemente a 10largo del tiempo (Burr, 2003). .El. traba~o de Berger y Luckmann ha tenido profunda influencia en la c~lmtnolog~~ en general, pero de manera mas especifica entre los criminologos cntlcos, quienes han adoptado ampliamente el mantra "el delito es un fen?m~no con~truido socialmente". Junto con esta afirmaci6n, los construcclOmstas soclales senalan la importancia (leI 1'01 d I ,'. . " e os actores :soclales en la defimclOn de su experiencia (Houston 2001) E'l t. . d I . . , . a racttvo e construcclOnIsmo social es que en oposici6n a los reall'st . . . .. . ' as mgenuos, enfattza en la vanablhdad social e hist6rica, en eI rol de intermediaci6n la Import~ncia del discurso, el significado, eI poder y la comunicaci6n ;a:: dade senttdo al mundo. En consecuen~~a, m~chos constructivistas han sugerido que el "de1ito" es una construcclOn arbltraria carente de reaIidad ontol6gica aI db' .h " . . guna y que e enamos ablar de sltuaclOnes problemiticas" (Hulsman 1986) S' eb h " , .In margo, ay una dlstmcion importante entre "delitos" y "Sl'tu . bl ,. " . aClOnes pro emattcas . Para que un acto sea un delt'to deben 'f" . . . '. ven lcarse vanas condlc~ones. En pnmer lugar, ha de ser legalmente reprochable y potencialmente mterpr~ta~o COmo il~gal. Esto preSl,lpone la existencia dela ley penal. En segu~d~ termmo, nece~lta a,ctores legitimos y reconocidos (POl'10 gene~al, las vlcttm~s), que definan el acto como un posible delito y 10 denuncien allte las. autondades. En tercer lugar, es menester que exista una estructura no~~~tlVa.sobre.la cual pueda apoyarse la definicion de acto potencialmente de!tctlvo, cometldo pOl' actores relevantes, a quienes pueda reprocharseles legal mente .. En cuarto lugar, es necesario que exista un reconocimiento dentm del sIstema de justicia penal de las pretensiones de la victima y de la. presunta culpabilidad p,enal de los agresores. En los casos en que las etapas t.res y cuatro no estell presentes, las "situaciones problemiticas" no s~ c~nvle.~en e~ "?e~itos:': aun cuando hubieratenido lugar algtin tipo de tlansgresIOn 0 vlctlmlzaclOn (PiresyAcosta, 1994). Los re~l~stas.de izquierda h~n arguweptac.lo que el ~~lito ~o es un,acto () un~ reacclOn, smo. u~ proceso en ~I queinterviene 10 que eU.9,sc.lcllominan el cua~:o del deltto (Lea, 1992). Este modelo esta disenadopara II~mar la atenclOn sobre el 1'01 de los cuatro componentes centrales involucrados a saber, el deltncuente, la victima, el Estado y la opinion plJbIica. Este enfoque se basa en el enfasis interaccionista de la interpretaci6n human a tal~to,recoflo~e el ~ol sign,ificativo de la reacci6n formal (Estado) e infor~e~; (publtca} ASl,Ia dlferencla entre el delito y las "situaciones prable 't' " "d'anos " a rormas c. . ma lcas , de " desviacion" es que
"[ell concepto de desviacion no requiere referencia a un grupo de no1'mas constitutivas. Este concepto, enloncys, podna sencillamente desaibir comportamientos no couformes. EI concepto de deli to, par el cont1'ario, 1'ecue1'da a un conjunto constitutivo de normas. Si el concepto describe tambien un even to, su ca1'acteristic;t distintiva es que su aplicacion a una situacion problematica concreta logra la misma situacion que describe, La existencia del sistema de justicia penal, y el poder de la ideologia de la ley penal ag1'egan un valor extralingiiistico allenguaje" (Pires y Acosta, 1994:27). .~
En este senti do, hasta cierto punto podemos acon:lqrcon el construccionismo social respecto de ~a necesidad de comprender y problematizar conceptos cIaves como el "de1jto" .No obstante, en las versiones constructivistas mas extremas parecenindicarse que el control social se ejerce en una medida que es independiente del acto individual 0 del dano causa do. En sintesis, se desprende que la mayoria de las personas en q\lienes se focaliza el control social no son merecedoras d\: elIo y q~e dicho control es en gran medida aleatorio, innecesa,rio y, en algunos casas, contraproducente (Goode, 1994). Par 10tanto, en,estas estructuras se puede observar una cierta tendencia a caer en el relativ~srno, par cuanto insitlpan que las categorias sociales como el "delito" son arbitrarias 0 ficcionales, qu\: son revisables discursivamente y que los pr()(2\:sossocii:des y las in.~tituciqnes pueden ser disue1tos par expresiones colectivas de deseo. Este enfoque tiene implicancias personales y politicas potencialmente graves: "No podemos sencillamente const1U:ir el mundo de cualquier manera que elijamos y sl persistirnos en intentarlo, tendremos, en definitiva, mas probabiIidades de convocar laatenci6n de los servicins psiquiatricosque de ganarla aprobacion academica. Sin embargo, dars~ cuenta de que nuestro mundo es una construcci6n social no conduce necesariamente a adoptar un relativisrno promiscuo y desenfrenado. Estamos rodeados de construcciones sociales tan divers as como el racismo, el matrimonio y la terapia de pareja, las politicas de gobierno, 105 gbbiern6s mismos, el maltrato infantil, el delito, las enfermedades, la psicologia y la psicologia social construdivista, edificios, poblaciones y ciudades (POl' 'citar algunas). Ninguna de estascosas sonmenos reales pOl' ser socialmente construidas, auncuando en comparacion con otros factores,el dominio de los procesos de construccion pueda variar de uno a otro" (Cromby y Nightingale, 1999:9).
No po del' conceptualizar en forma adecuada la naturaleza del delita, e identificar una definici6rl apropiada ha lIevado a algunos construccionistas sociales a conduir que tie~e poco sentido e1 involucrarse en asuntos Pl'a~ticos a politicos, como lareforma de la ley y la reduction del delito. Desde una perspectiva realista critica, par 10 tanto, hay algunas limitaciones serias
al enfoque construccionista social, principalmente en la forma de estructuralismo, es decir, 1a incapacidad de bfrecer una explicaci6n de c6mo las fuerzas estructurales obligan al desarrollo humano y en llJtima instancia, c6mo se podrian transforrnar estas estructuras.· Asi, los realistas pueden aceptar una forma debil de construccionismo social, que enfatiza en la naturaleza socialmente construida del conocimiento y de las instituciones, pcro rechazan la forma fuerte que sugiere que no podemos identificar exitosamente objetos reales que existan con independcncia del investigador (Sayer, 20(0). Para los realistas criticos, el mundo social es rclativamentc inacccsib1e, precisamcnte pOl'que no es reductib1e a nuestra cbnstrucci6n de cl. Conceptos coruo "clase" y "de1ito" poseen materialidad y objetividad y no son facilmente i'evisables mediante el cambia de las definiciones y las concepciones subjetivas.
se dispone a presentar al agente como a un sujeto dotado de co nacimiento quegoza de cierta autonomia en e1ambito social, en el contexto de las coacdones estructura1es que 10 confrontan. Es decir, el autor intenta evitar el reduccionism9 social. Al tratar, de hacerlo, rechaza el concepto de "rol" en favor de 1a idea de "posicionamiento", que se produce a traves de "practicas socia1es" y, por 10 tanto, condene el potencial de producir transformaciones en cada momenta. Al mismo tiernpo, las "instituciones" tendrian eI unico fin de regularizar las practicas, induyeifdo los fluidos procesos de "transfonnarseen" que nunca podrianconstituir un ente concreto. Par 10 tanto, segun. Giddens, la "integraci6n del sistema sosial es alga que se reproduce constanternente a traves de las accioncs de los agentes" (Giddens, 1979:79): es decir, a traves de sus pnkticas sociales. En esta perspectiva, agencia y estructuradeben siempre co-variar, par su condici6n de inseparables.
En'suma, aunque ~J construccionismo de linea dura: parece proporcionar un enfoque radical qUe prob1erliatiza la noci6n dedelito, facilmente se disuclve en ~1re1a.tivismo y 1a ihacci6n. Como un componentc central de mucha ctiminologia critica de estilo propio, actua como una espada de dob1e filo, inspirando criticas por un lado y Socavando1a por e1 otro. Can much a frecuencia, da como resultado el"radicalismo de fantasia", que en gran me did a ilriplica una politica gestual, y contribllye poco al desarrollo de una criminologia publica.
A diferencia d~ la ~xplicaci6n "integracionista" de Giddens, los realistas criticos hanargumentado que confundir "esttuctura" y "agencia" resulta inconveniente, y que 1a estructura pucde ser preexistente' y su influencia, casual. La afirmaci6n idea1ista de que 1as estructuras solo,existen en la cabeza de 10s actore~ sociales es rechazada de plano par losrealistas. Vemos, par ejemp10, el caso de la ley y todo el abanico de instituciones asociadas que generan y operan a travcs de 10 que ocuen; antes de la promulgaci6n de una ley penal y qU,e,sin 1a prohibiti6n legal y el accionar de sus instituciones, un acto 110 se podria convcrtir en un "delito" como tal. Par 10 tanto, las reglas, 'lormas y leyes no solo rcgulan y responden sino que tambien son constitutivas. Tomemps como ejemplo el rutbol; si no hubiera reglas, no habria "rutbol" sino solo personas que patean una pelota (Pires y Acosta, 1994). De esemodo, es correcto afirmar que la ley crea el.delito pero no es constitutivfl. del hecho reprochable en si.
La rc1aci6n entre lacstructura y 1a agenda sigue siendo un problema central' en las eiencias soeia1es, aun sin resolver. £5', sin embargo, una cuesti6n a la que los reaJistas criticos han prestado gran atenci6n (Archer, 1995; Sayer, 2000). EI debate socio16gico sobre la estructura y la agencia ha estado dominado, par un 1ado, por individualistas y relativistas que han sostenido la primacia 0 el determinismo de 1as acciones individua1es; par el otro, por 10s colectivistas que, ,se centraron en la forma de las estructuras socia1es y en las limitaciones de las acciones individuales. Una posicion alternativa es una suerte dedua1ismo que por momentos hace co1apsar a una dimension ante la otra, y pOI' momentos las presenta como "dos caras de la misma moncda" La liltima de estas posiciones es la asumida par Anthony Giddens (1979), ampliamente referenciada en su explicaci6n de la "teoda de 1a estructuraci6n'; en la cua1 intent6 abordar la espinosa cuesti611de la relaci6n entre estructura y agencia. Para Giddens, estructura y agencia se observan como inseparables y mutuamente constituidas. De esta manera, Giddens
La tarea del realista es separar estructura y agencia y, al mismo tiempo, mostrar sus conexi ones e interacci6n. La esencia del plante a reaJista se centra en un examen de la relaci6n temporal entre la estructura y la agencia, que hace hincapie en el hecho de que necesariamente las estructuras preceden alas acciones que conducen a su reproducci6n y transformaci6n, y que a su vez estas estructuras tambicn subsisten alas secuencias de 1a acci6n que 1es .dio origen. Las estructuras, se afirma, tienen propiedades "emergentes" y "causa1es", 10 cua1 implica un mundo estratificado cuyas propiedades no son reductibles a las de los individuos (Sayer, 2000). Aquello que el realismo resalta como importante es que tanto la estmcturfl como la agencia no solo son analiticamente sepambles, sino que tambicn, al estar involucrado el factor tiempo, son objetiva y facticamente distinguibles.
Es a~i que, en terminos de Margaret Archer (1995), para explicar 10que ocurre en la sociedad es necesario diferenciar las propiedades de la estructura, de las de sus diferentes actores. "En sintesis, es necesario separar estructura y agencia: a) para determinar laCs) estructura(s) emergente(s);b) para diferenciar entre sus poderes causales y la illfluencia de las personas intervinientes debido a sus muy diferentes poderes causales como seres humanos, y c) para explicar 105 resultados, que en un sistema abierto siempre supollen una interacci6n entre ambos factores. En resumen, para el realismo la divisibilidad es indispensable" (Archer, 1995:70). Roy Bhaskar (1979) cues tiona la idea de interacci611 entre las estructuras sociales y los agentes humanos, y advierte que se requiere e1 empleo de conceptos mediadores para explicar c6mo las estructuras pueden incidir verdaderamente en la agenda, y c6mo los agentes reaccionan para reproducir o transformar la estructura. Al mismo tiempo, se observa que no siempre es predecible la estructuracion como proceso. Esto no implica que todos los objetos sociales sean una cuesti6n de contingencia. La sociedad esta ordenada; la tarea consiste en comprender de que modo se orden a y de que manera las estructuras cambian su forma (Porpora, 1998). Por olTa parte, es conocida la cap acid ad de las personas de resistir 0 evitar tendencias estructurales, Y que todas las influencias estruclurales estan mediadas por las personas que Ie dan forma alas situaciones en las que se encuentran inmersas. Algunos de los aspectos del debate estructura-agencia han surgido recientemente en la criminologia en relaci6n con la cuesti6n del desistimiento. En su obra pion era sobre el tema, Robert Sampson y John Laub (1993) abordan las cuestiones del debate sobre la estructura y la agencia, aunque, en efecto, presentan su exposici6n focalizada principalmente en los cambios de estructura y en particular sobre la funcion del empleo y el mat~imonio, y la forma en que las personas se adaptan a estas funciones y limitaciones. Los autores mencionan el caso de los infractores que cesan en la reiteracion de conductas delictivas parque, una vez que participan en estas estructuras, encuentral1 menos atractivo e1 deli to, por 10 general; sin siquiera advertirlo. Sin embargo, como argumellt6 Barry Vaughan (2007) sobre la base de la literatura realista critica, Sampson y Laub no explican la moral y los elementos emocionales de este proceso, 0 como los agentes al'riban inicialmente a estos "puntos de intlexi6n". Tarnpoco explican por que estas personas mantienen tales compl'Omisos 0 par que creen que estos compromisos son incompatibles con su criminalidad. Hay un conjunto considerable de investigaciones que indican que los cambios estructurales como casarse 0 tener un empleo producenescaso
impacto sobre la conducta delictiva (Graham y Bowling 1999). Como sostuvo Archer (1995), hay una necesidad de examinar el proceso interno las narrativas de loscambios y la voluntad de los agentes a considera; diferentes opciones. Tambien resulta relevante laimportancia de las redes social~s mas ar~plias correspondientes a las personas que proveen el apoyo matenal y afectlvo a quien desiste de realizar comportamientos delictivos. En el relevo que realiza Shadd Maruna (2000) sobre el punta, aun cuanda no desestima el pifpel de los lazos sociales y de cuestiones anexas, prescuta un enfoque "fenomenologico" que, antes de considerar la toma de decisjones a nivel individual, se focaliza en la experiencia subjetiva de "hacer bien". Y al mismo tiempo proporciona algunas ideas litiies sabre el "recto proceder", se centra casi exdusivamente en la incapacidad de la agencia de abordar directarnente la relacion entre estructura y agencia y, par 10 tanto, en el modo en el que la toma personal de decisiones se encuentra rutinariamente estructurada y limitada. Maruna y sus colegas son conscientes, sin embargo, de las dificultades de hacer frente a los problemas estructura-agencia, al igual que Laub y Sampson (LeBel et al., 2008; Laub y Sampson, 2001). En tanto que Sampson y Laub afirman que en la actuali.dad "no hay forma de desentrafiar el rol del cambio subjetivo versus ObJetivO como la causa del desistimiento", Maruna y sus colegas se preguntan "Lque sucedio prirnero?", para conduir que los cambios subjetivos pueden preceder a los eventos estructurales de un cambio de v~d~ y ~ue las personas. "pueden actual' como agentes de su propio camblO Sm embargo, entlenden que se requiere realizar mas investigacr6n para tratar de desentrafiar la secuencia entre 10 subjetivo y los facto res situacionales. Par 10tanto, es evidente que entre algunos de los especialistas en materia del desistimiento, la relacion entre agenda y estructura sigue sin resolverse p~r el entasis que las distintas partes Ie otorgan 0 bien a 10 subjetivo, 0 bien alas faetores estructurales, en desmedro de la funci6n del aspecto ~estante .qu~ queda re1egado. Otl'OS investigadores defienden un enfoque ll!tegraclOmsta basado en el trabajo de Giddens en relacion can e1 colapso de ambos aspectos del proceso (Farrall y Bowling, 1999). E1planteamiento r~alista exige una cornprensi6n mas profunda de la rclacion entre ageneta y eslructura, una apreciaci6n de las rnediaciones que interactlwn, asi como tambien del modo en que se circunvala y se opone resisleucia a [as limitaciones estructurales, y una identificaci6n de los poderes causale::; de las estructuras, a fin de superar los enfoques parcializados que son frecuentes en gran parte de la literatura criminol6gica.
Una de las principales caracteristicas. distintivas de la criminologiarealista y, en buena medida, de la criminologia en general,.
una amplia gama de actividades que van desde laelaboraci6n y tratamiento de la legislaci6n, pasando por la participaci6n en comisiones oficiales y el deseJPpefio en ciertas agencias estatales especificas con el fin de desarrollar nuevas politicas y pn'tcticas, hasta la elaboraci6n de enfoques criticos que postulen cambiosen las politicas existentes. ; Sin embargo, hay un consellilo creciente entre los crimin610gos de que la naturaleza y el sentido del Estado estan cambiando, aunque todavia no hay . acuerdo sobre la natilraleza exacta de est~ cambio. En la actualidad, existen en la>criminologia dos corrientes de opinion respecto de estos cambios. Por un lado, se encuentran los liberales radicales como Loic Wacquant (2009) y Jonathan Simon (2007), quienes afirman que el Estado es cada vez mas punitivista, mientras que otros sostienen que estan emergiendo formas de regulacion del Estado mas moderadas y menos punitivas que apuntan a "conformar" y "responsabilizar" a los sujetos a traves de una serie de cjjversas estrategias (Rose, 1999; Deleuze, 1995; Pyk~tt, 2012). Por ~tro lado, se presenta eldebate en el cual uno de los sectores afilma que los poderes del Estado nacional se han reducido como resultado de la globalizaci6n, mientras que hay quienes indican que los poderes del Estado se estan extendiendo a traves del desarrollo de nuevas formas de "redes de gobiemo" que implican gesti6n descentralizada, tercerizaci6n de servicios y delegaci6n 0 traspaso de presupuestos (Crawford, 2006; Garland, 1996). Los realistas, al igual que otros criminologos, consideran necesario entender estos cambios en orden a las evidentes consecuencias que conIIevan en materia de regulaci6n del control del delito y de formaci6n de politicas y estrategias intervencionistas. 8i bien existe el peligro de exagerar su alcance, desviando la atenci6n del anclaje en el rol del Estado, la realidad pareceria ser, como sugiri6 Adam Crawford (2006), el explicar que algunas areas de intervencion estatal quedaron abandonadas, mientras que otras se estan redisefiando, y otras, se exticnden.
Cualquier criminologia critic a debe fbncionar can una concepcion y una estimacion del poder. Cada una de las facetas de "la ley y el orden" esta plagada de relaciones de poder desiguales, que van desde quienes ejercen actos de violencia hasta padres que abusan de los ninos yjueces que dictan sentencias de condena. En la gran mayoria de las confrontaciones entre agresorcs y victimas, tanto en \1n delito comllll como en los delitos corporativos (J del Estado, invariablemente hay relacioncs de poder desiguales en juego. POI' 10 tanto, el poder ~pera en todos los niveles, que recorren ~esde Ja reIaci6n interpersonai ala estructural (Vease Box, 1983).
EI problema de analizar el poder es que se pone de manifiesto de muIti, pIes formas, desde la mas brutal y represiva a la mas velada, manipuladora e ideologica. EI poder parece estar en todas partes yen ninguna. Pormomentos es concreto y manifiesto, y pOl' momentos, sutil e invisible. Es asi que los teoricos sociales encuentran necesario distinguir entre po del' real y potencial. En su exam en del poder, Steven Lukes (2005) rechaza las concepciones conductistas que tienden a identificar el poder en reIarion con la toma de decisiones inmediata a nivel individual, asi como tambien las concepciones pluralistas que afrrman que los intereses tienden a equilibrarse y a ejercer contrapeso. En lugar de ello, Lukes ofrece una perspectiva radical del poder que implica una reflexion sobre la capacidad de algunos actores de ejercer un control sobre la agenda politica, identificables pOl' el alcance de las cuestiones que pueden controlar 0 pOl'los diferentes context os en los cuales pueden procurar el exito de sus objetivos. Lukes sugiere que las nociones de po del' utilizadas comunmente pOl'los cientificos sociales son insatisfactorias en una serie de aspectos. En primer lugar, existe 10 que Lukes refiere como "ejercicio de lafalacia", que se advierte en el examen del poder limitado solo a aquellas· situaciones que implican el ejercicio real del poder. En segundo termino, el autor es critico de las formas de amllisis que equiparan el ejercicio del poder con la dominacion, soslayando eJ concepto de poder como :algo productivo. Rechaza los enfoques que describen el ejercicio del poder como esencialmente negativo, represivo 0 limitante. En tercer lugar, considera inadecuadas aquellas representaciones que solo se centran en el "poder sobre otros", en sintonia con las nociones de Michel Foucault en torno al caracter relacional del poder (Foubion, 1994). La concepcion del po del' de Foucault, aun con la serie de mut~ciones que ha sufrido en el transcurso de los afios, plantea algunos· desafios alas concepciones tradicionales del poder. La idea central es que eJ podel' no es solo represivo, sino tambien productivo y positivo. En ese sentido, Foucault expJica en Vigifar y castigar(1977) que su estudio sobre los mecanismos punitivos no se concentrara "solo en sus electos 'represivos', ni exclusivamente en sus aspectos 'punitorios', sino tambien en toda una serie de susposibles efectos positivos, incluso en aquellos que se presentan a primera vista como marginales" (Foucault, 1977:23). Mas concretarnente, sostiene, el poder produce "sujetos", forja su caracter y los "normaliza". "Esta forma de poder que se centra en la vida cotidiana categori~ilal individuo, 10 marca en su propia individuaJidad,se adosa a su propia identidad, Ie impone
una ley de verdad que el debe reconocer y que otros debenreconocer en eI. Es
una forma de poder que hace de los individuos, sujetos. Hay dos signific~dos de la palabra 'sujeto': referido a otra persona pOl'el contro.lyh depen~en~ta, 0 ligado a su propia identidad poria consciencia y el conoclmlcnto de S1m1~m~; Ambos significados sugieren una forma de pader que subyuga y que SUJeta (Foucault, 2002:331). A traves del ejercicio de una serie de mecanistnos discipJinarios que COnlprenden la organizacion del tiempo y del espacio -sostiene Foucau~t- el poder se puede ejercer desd~ el disefio arquitect6nico 0 desde las relaCl(JIl.es interpersonales directas. POI' 10 tanto, se puede vel' expresado en el dlseno de la carcel como sucede con el modelo panoptico, 0 'en practicas tales como cami~ar en circulo, que funcionan independientemente de cualquier persona. Foucault se interesa pOl' las diferentes formas en que se mmllfiesta el poder; los modos en que se objetiviza e internaliza y,~asicamente, condicionan las actitudes, acciones, formas, estructuras Y d1scursos. En Vigifar y castigar, Foucault conceptuaJiza el poder de manera muy extensa en terminos de cambio en las relaciones productivas y en el modo en que el poder soberano sedesplaza hacia el poder discipJinario, que no solo determina la naturaleza del castigo,'sino que tambien se ve plasmado en la creaci6n y el funcionamiento de la prision modern a y de las practicas discipJinarias, Mas tarde en su Historia de fa sexualidad (1979) y sus escritos posteJ"iores, Foucault nl~difica su "amiJisis" del poder, como eI 10 denomina. Como respuesta alas diversas criticas a la concepcion del poder que presentara en Vigilar y castigar, sustentadas en la consideraci6n de que resultaba demasiado unidireccional, la totaJidad del proyecto de la Historia de fa sexualidad comprendi6 la elaboracion de una teoria modificada del poder y, en particular, de los procesos de subjetivaci6n. Asi, antes que percibir al poder principalmente en terminos de ley. 0 .d.e expresi6n del control estatal, Foucault alcanzaaverlo comounarnu~t1p~1~1dad de fuerzas en incesantes luchas y confrontaciones. Entonces, el eJerc1clO de po del' es siempre inestable y en un sentido, esta siempre "en jucgo" De esta forma, Foucault intenta desarro]]ar una concepcion del poder que avanza mas aHa de la dicotomia coerci6n/ consentimiento, y 10 rescata como una expresion de la violencia 0 de la [uerza, pero tambien com.o u~ efecto de la ideolo!,>1a.No desea presentar el ejercicio del poder en tennlnos predominantemente de capitalisrno 0 patriarcad.o" sino ~as bien ~omo una fuerza que emana desde abajo y en la cual partlc1pan dlferentes IJneas de fuerza y nuevos conocirnientos, cuyos vesultados nunca son ciertos y cuyos efectos sean tal vez diferentes de los esperados.
Uno de los tetnas de los cuales Foucault se ocupa en His/aria de lasexualidad
es el fimcionamiento de la familia en lacualla sexualidad de los ninos yadolesccntes se problematiza por primera vez. Este tema ha sido abordado par Jacques Donzelot (1979) en sllanalisis incisivo de la evolucion de la familia moderna. Donzelot describe c6mo la familia se convirtio en responsable de la salud sexual y fisica de sus hijos. En la misma linea que sefialara Foucault, Donzelot no percibe a la familia modema primariamente como un lugar de reprcsion, co.accion 0 manipulacion ideologica, sino mas bien como el producto de una scrie de acontecimientos que implican la promo cion de la higiene, el cambio de roles de genera 0 la implementacion de la medicina, todo 10 cual permite el desarrollo de nuevos modos de socializaci6n. Par 10 tanto, antes que considerar el funcionamiento de la familia moderna como un esti1do de represi6n 0 una expresi6n de la flutaridad patriarcal, Donzelot la caracteriza como cl ofrecimiento alas mlljeres y a los ninos de la posibilidad de una,mayor autonomia. Una vez construida la familia moderna, fue caycndo de modo paulatino bajo el control del Estado; praceso que incluyo la creacion de nuevas entidades profesionales dc trab,~iadores sociales hacia finales dd.siglo,diecinueve, cap aces deproporcionar un vinculo estrategico entre cl nifio, la familia, la escuela y la comunidad. Ademas, durante este pcriodo, surgieron una serie de nuevos organos reglliatorios entre los cuales se encuentran los tribunales juveniles, los internados escolares y similares, quc crcaron una red de tutores sociales, arbitros y expertos puestos a eolonizar la familia. Sin embargo, la concepci6n dc poder dc Foucault no esui excnta de criticas. J. G. Merquiar (1985), par ejemplo, sostiene que la concepci6n emergente dc Vigilary castigarpresenta al poder como dcmasiado abareativo y monolitico; "una rmiquina enla que esta atrapado todo el mundo", y que esto conduce aUl1a lectura dc Foucault en donde prima la caracterizaci6n del poder como omnipresente y globalizador. Foucault refuerza esta concepcion dado que evita la agencia individual, en 10 que en ultima instancia pareceria ser la negaci6n de la posibilidad de cualquier potencial politico en los seres humanos. Tambien Andrew Sayer (2011) ha criticado a Foucault por no distinguir cntre formas benignas y malignas de poder, con la consecucnte dificultad de diferenciar el funcionamiento propio de una democracia y el de una dictadura. Se ha sostenido que Foucault presenta una vision distopica del mundo sin ofrecer ninguna critica especifica de los mecanismos sociales, y consecucntemcnte, no proporciona una base para la critica. Las feministas tambienplantearon sus oposiciones a la concepcion de Foucault, al seflalar la carencia existenteen su obra dc examenes especificos
sobre la subordinaci6n de las mujeres osobre las fuentes de su subjetivaci6n. Nancy Fraser (1981), seiiala en Foucault-la ausencia ,de un marco normativo quc elimine la posibilidad de proporcionar una base para cl desarrollo de una politica emancipadara. Otras feministas argumentan que Foucault presenta una teoriadel l'subjection'?,neutralizadora 0, en ultima instancia invisibilizadora de la cuestion de genero y que no aporta un analisis sobr~ aspe~tos tales como, por ejemplo, la diferencia en e1 tratamiento que los regimenes penitenciarios otorgan a Jos tedusos y redusas, y como esto se re1a~iona conlas concepciones dominantes de lamasculinidad y feminidad (O'Brien, 1982). Lois McNay (1992) sostieneque, a pesar de la afirmacion que realiza Foucault sobre el caracter difuso, heterogeneo y productivo del poder, ,s.u analisis hist6rico tiendea representar poderes. centralizados y ~onohtlcoS. No obstante estas criticas, Foucault ha objetado serianiente, Sl no desplazado, algunas de las concepciones tradicionalesdel poder y ha generado un replanteo de sU'naturaleza ell-una ampli~ gama de cientificos sociales, induidos los crimin61ogos.· "
Durante losultimos cincuellta afios, Una illquietud recurrente en la criminologia ·la constituye el interrogante alrededot de la forma adecuada de investigacion ylos pimlmetros que Ie son propios a esta subdisciplina. El aportede Herman y Julia Schwendinger (1975) hi! sido Una importante contribucion a este debate, al formular el plahteo en tdrno a si somos, 0 si deberiamos ser, los defcnsores del orden 0 los guardianes de los derechos humanos. En la misma linea, una serie de modern os criminologos criticos y radicales sostienen que el enfoque tradicional de la criminologfa es demasiado reducido y que debieramos ocuparnos de un abanico mas amplio de dafios sociales (Hillyard et aI., 2004). Los realistas criticos no son ll1uy afectos alas fronteras disciplinarias y reconocenla validez de aquellos cientificos sociales que desean reducir el sufrimiento, e1abuso, la explotacion y la opresi6n en sus divers as formas. Por otra parte, tal como ha sostenido Amartya Sen (2004), hay algo profundamente atractivo en la idea de que toda persona en cualquier parte del mundo, con independencia de su naeionalidad 0 legislaci6n territoria:I, te~ga algunos .derechos basicos que los demas deben respetar. Sin embargo, eXlste una sene de cuestiones que se presentan al tratar de convertir esta visi6n idealizada en una realidad. Cuestiones vinculadas can conflictbs entre derechos, con el umbral de los derechos -yen consecuencia, con
Cl\ales derechos deberian ser tornados en serio la tutela efectiva de los derechos- la relacion entre derechos y deberes, 0 las variables culturales en la identificacion de los derechos. Asi, pues, si bien es posible un amplio nivel de acuerdo respecto de eiertos dereehos "basieos", tambien llamados "naturales", como la libertad de circulacion 0 de expresion, algunos criticos se muestran escepticos sobre los "derechos de seb'1mda generacion", constituidos pOl' dereehos economicos y sociales, 105derechos de bienestar, que en Sll mayoria han sido reconocidos en un periodo reciente en re1acion con las tempranas enunciaciones de los derechos humanos. A modo de ejemplo, se ha sostenido que el dereeho a la asistencia medica no debe ser incluido en este cataJogo, ya que depende de la disponibilidad de instituciones sociales espedficas que podrian no existir. POI'10tanto, hay cuestiones de viabilidad que haeen imposible la realizacion de ciertos derechos para todos. Sin embargo, tal como sostuvo Zygmunt Bauman (2011), en un mUlldo mas globalizado, individualizado y "liquido", caracterizado poruna mayor fluidez e incertidumbre, la nocion de los derechos humanos basicos constituye e1 cimiento, al menos, de la tolerancia mutua. Se podria argumentar criticamente que la blJsqueda de los der~chas individuales de las p~rsonas podria destruir las comunidades. Sin embargo, el caso es que la busqueda de la libertad re1igiosa, de expresion y de asociacion sirve no solo a la proteccion de determinados individuos, sino que de modo directo 0 indirecto tambien puede proporcionar proteccion a todos los colectivos sociales. Al mismo tiempo se ha reconocido que los derechos individuales pueden ser anulados o pOl' 10 menos restringidos en su alcance, pOl'el bien de la comunidad. "Aunque la noci6n de 'derechos humanos' se ha creado para beneficio de IDS individuos (en 10 que respecta al derecho de cada individuo de ser considerado independiente y distil1tode ottos, sin la amenaza del castigo 0 el destierro de su comunidad, 0 de la compania humana en general), es evidente que la lucha pOl'IDS'derechos humallOS'solo puede llevarsea cabo con 105 demas, yaque solo un esfuerzo conjunto puede asegurar sus beneficios(... ). Para convertirse en un 'derecho', el cambio debe ser cOllluna un grupo considerable 0 categoria de personas, rico en poder de negociaci6n; talIlbi<~n debe ser 10 suficientemente evidente para que no se pueda pasar por alto y que se tome en serio; el derecho al cambio debe convertirse en el intt:res por la manipulaci6n conjunta"de las demandas" (Bauman, 2011 :90). En la medida en que se pueda considerar que la vida de la politica interllacional contemporanea tiene un sentido de la justicia, su lenguaje es el lenguaje de los derechos humanos. Los derechos humanos proporcionan un estandar de evaluacion de las politicas y las pnicticas de una amplia variedad de instituciones politicas y econ6micas (Beitz, 2001; Blau et at., 2007).
El discurso de los derechos humanos identifica las condiciones que deb en cumplir las sociedades yl~s instituciones para que podamas considerarlas legitimas. En este senti do, .no hay contradicci6nalguna entre defender los derechos humanos y simultaneamente dirigirse en Gontra..del qelito y la victimizacion.
EI realismo esta orientado hacia una problermitica modernista. Es Jeeir, que esta en oposieion alas formas de relativismo e imposibilidad que alirman que el conocimiento y el entendimiento no permiten la producci6n de un efectivo cambio social; que "nada funciona". Tambien eonfronta las formas de idealismo que desestiman un cambio social parcial pOl' considerarlo irrelevante y que solo una importante tr~1).;;f()rmacionde la estrm;:rtIra social valdra la pena. Para los l'eillistas, i1).clusOlos pequeiios logros son gananeias, pues consideran que J.lllapequeiia reforma gradual Ptlede collducir a una reforma ulterior. La criminologia, se debe seiialar,tiene llna larga historia de pesimismo, imposibilidad e imagenes distopicas del·fJ.lturo. En la emisi6n de advertencias repetidas de los peligros del «control social» y en particular de las inseguridades de la mOdernidad ta:rdia, 10$crimin610gos tienden a presentar una interpretacion negativa del cambio social. Ala hora de.destacar la creciente preocupacion porIa inseguridad, existe una tendencia a minimizar el modo en que las refonnas sociales han mejorado la calidad de vida de ciertos grupos, reducido la vietimizacion e incrementado las libertades person ales (Ericsson, 2007; Simon, 2007). La atencion desproporcionada a la percepcion del aumento de la variedad e illtensidad de los con troles y restriceiones podria expliear pOl'que hay tau poco registro escrito en relacion con el desarrollo mas notable del que se tenga memoria dentro de la criminologia -Ia disminucion del delito (Blumstein y Wallman, 2000; Karmen, 2000). Se advierte, sin embargo, un problema mas general del pesimislTlO liberal que atraviesa la criminologia y v~ mas aHa de los reclamos sabre el "no fi.;nciona". Algunas versiones de este pesimismo consideran ya no que las intervenciones no produeen efecto algllno, sino que a rnenudo empeofau el estado de cosas. En contra~te, el proyecto n:alista esta estrecham,ente vinculado a concepciones de emancipacion, al entender que el objetjvo de ias ciencias sociales se diluye si no es capaz, comp minima, lie ofrecer la pasibilidad de algun tipo de mejora social; y que esto pU~de implicar el desafiar y modificar buena parte de l(is (des)cqnceptui:l.1izacjones, ,0 qe las conqiciones materiales, 0 de ambas (Bhaskar, 2002). Los probl~mas del delito y el castigo
son sumamente polcmicos y espar ello que su eje central debe estar constituido par la critica y el debate. EI acto de participar en el debate y la critica prcsnpone el cambia y la posibilidad de unamejara social. En consecuencia del acento que se coloca. sobrelas cuestiones practicas y cl fomento de 10s cambios sociales, con frecuencia se acusa a 105realistas
de pntgmatismo. Esta es una grave desnatura1izaci6n que demuestra una incomprension fundamental del proyecto realista (Pavlich, 1999). Aun cuando los realistas estan, en efecto, interesados en "10 que funciona", 1es preocupa mas e1 como y el porque de que las casas funcionen. Los realistas criticos sostienen que comprender como y par que funcionan las casas, consiste en identificar los mecanismbs informa1es para 1a promo cion del cambia. Es asi que una de 1as afirmaciones del realismo critieo indica que no son cuestiones inherentes a programas especificos 10que los hace funcionar, sino 1as tendencias y capacidades de los agentes alas objetos hacia 10s cuales estan dirigidos estos prbgramas. Par consiguiente, el hecho de que 10s programas de rehahi1itaci6n -por ejemplo- furlcionen seg(ln 10 previsto, depended de si 10s sujetos sc suman a los programas y optan par uSar los rccursos previstos (Pawson y Tilley, 1997): Los reaIistas, por tanto, apuntan a profundizaren la observaci6nde aquello que funciona, can el objetivo de identificar 10s mecanismos que 10 generan ..Esta ccmcepci6n es unica de los procesos causales y del modo enqueoperan, 10 que distingue al realismo critico de1'pragmatismo, el empirismo y e1positivismo. - Los realistas criticos tieri&n, tatnbien, una visi6t1diferente de la natura1eza y del significad~ de las intetveridones (Pawson, 2006). Las intervenciones no son solo ptatticas, sino que tambien son tcarias 0 cxplicaciones que postulan 1aposibilidad de lograt mejores resultados. Por 10tanto, son potencialmente faHbles, principal mente debido a que se ocupan de realidades sociales complejas,con gruposdiferentes de personas y que pueden ser aplicadas de manera diferente, en diferentes contextos. Todos estos elementos debcn tencise en cuenta a1 abordar la cuesti6n dc "que 'es 10 que funciona", en tanto la indagaci6n debe ccntrarse cspecificamcnte en que es 10 que funciona, para qui en y bajo cuales circunsta.ncias~ por en de, hay un espectra de maneras distintas en que se puede decir que un programa funciona. Ann cuando los rea1istas estan comprometidos con e1 desarrollo de politicas bas~d~s'ei1 datos fehaeientes, se reconoce que en sistemas sociales abiertos'Y ~ofuplej6s ho es posible proporcionar "soluciones definitivas" a las cuesticmes poHticrts. fas iit'iervenciones sociales son complejas y rara vez pucderi ser implementadas dos veces del mismo modo. Las verdades comprohadas son, pot 10 tanto, siempre parciales, pravisorias y condicionales.
No se trataria tanto de presentar hcchos, sino mas bien de desarrollar explicaciones y justificaciones en relacion con la adopci6n de un cur'so de acci6n, en detrimento de otros, Ante la nociCJnde que las poJiticas puedan ser simplemente "Ieidas" en 10s datos existentes, a ante la posibilidad de hallar determinados "hechos" que puedan, por si mismos, cambial' la direcci6n de 1a formulaci6n de politicas, los rea1istas sostienen que 10 que Ie otorga sentido il'los pracesos invo1ucrados es e1arte de colectar y sintetizar la informaci6n (Pawson, 2006). .~ Llevar a cabo actividades de intervenci6n esta siempre sujeto a presiones politicas. Es pOl' eso que e1 enfoque rea1ista es itinerante y procesional. Comprometerse can eficacia en una intervenci6n requiere, par ende, de gran habilidad e imaginaci6n, de 1a capacidad de mantener un dia10go can 10s responsab1es de la elaboraci6n dc poJiticas y can los expertos que en su mayoria no son "agentes de control social", sino que suele tratarse de individuos que resuelven problemas y que se encuentran en 1a bUsqueda . de orientaci6n. E1 fracas a de la crimino10gia en 10s u1timos afios ha sido que no ha podido brindar este servicio, sabre todo en losproblemas mas apremiantes en materia de control del delito.
En este capitulo, e1 objetivo ha sido disefiar un marco de amllisis para orientar una investigaci6n realista. Se enfatiza la primada de la teoria y el ro1 central que poseen las concepciones de c1ase y de Estado en eI examen del proceso de justicia penal. Esto implica reconocer un papellimitado al construccionismo social y un reconocimiento simultaneo de que las f
de paradigma dentro de la crirninologia. Tiene firmes rakes en la·filosofia social y adopta una politica de puertas abiertas a los datos empiricos. Su objetivo es proporcionar· explicaciones plausibles, mas· que creer que los hechos hablan por si mismos. Esta impulsada por la teoria, es aritica, y defiende el potencial einancipatorio de las ciencias sociales. Es flexible en terminos de limites interdisciplinariosy planteael objetivo de:aprovechar las fuentes necesarlas y disponibles para abordarlos problemas en cuesti6n. Finalmente, tiene un claro compromiso con,eldesarrolloIJolitico, en tanto reconoce que ello implica la participaci6n de politicos y de distintos operadores, responsables politicos, profesionales.y expertos en dif~rentes ,niveles, con frecuencia durante Un periodo considerable.