Frente al rigorismo moral, benignidad pastoral ALFONSO DE LIGUORI (1696-1787)
Esta obra ha sido la ganadora del premio “San Alfonso”, establecido por la Editorial PS como homenaje al Patrono de Confesores y Moralistas , ante el segundo centenario de su muerte.
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Col ec ci ón ESTUDIOS DE ETICA TEOLOGICA
MARCIANO VIDAL
ESTUDIOS DE ETICA TEOLOGICA
publicados publicados por el INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS MORALES (Madrid) bajo bajo la direcci dirección ón de MARCIANO MARCIANO VIDAL, VIDAL, FRANCI FRANCISCO SCO LAGE LAGE y ALFONSO ALFONSO RUIZ-MA RUIZ-MATEOS TEOS
FRENTE AL RIGORISMO MORAL, BENIGNIDAD PASTORAL Alfonso de Liguori (1696-17 (1696-1787) 87)
1.
La educació n ética, 224 224 págs. págs.
2.
Modernid ad y ética ética cristiana, 216 216 págs. págs.
3.
Carisma-Ministerio Carisma-Ministerio en en el el Concilio Vaticano Vaticano II, 728 728 págs págs..
4.
La moral al al servicio del del pueblo, 224 págs. págs.
5.
Perspectivas de moral bíblica, 196 págs. págs.
6.
Teología moral desde los pobres, 230 230 págs. págs.
7.
Frente al rigor ismo moral, benign idad pastoral, 244págs.
P S
EDITOR EDITORIAL IAL Cov Covar arru rubi bias as,, 19. 19. 28010 28010 MADRI MADRID D
PRESENTACION
ISBN: 84-284-0379-1 Depósito legal: M. 33.166-1986 Imprenta FARESO, S. A. Paseo de la Dirección, 5. 28039 M adrid
La investigación investigación qu e ofrezco en este este libro tiene por objeto analizar la obra moral de Alfonso de Liguori (16961787) desde la doble perspectiva de la historia y de la interpretación. Los dos pr im er os ca pí tu lo s se re fie re n má s di re ct am en te a la his to ri a, mientras que el tercero expone las interpretaciones que ha tenido la moral alfonsiana en los dos últimos siglos. Aunque tengo en cuenta el conjunto de la producción alfonsiana sobre la moral, mi atención se centra en la obra más destacada y expresión cualificada del pensamiento moral de Alfonso: la “Theologia Moralis”. El análisis histórico que he realizado tiene dos vertientes. Por una parte, estudio el nacimiento y el desarrollo de la “Theologia M or al is ” co rr el ac io na nd o la co nf ig ur ac ió n de la ob ra co n los fa ctores tores b iográficos y sociales del autor y viendo su plasmación en las nueve ediciones que tuvo en la vida de Alfonso. En segundo término, describo el edificio m oral construido por Alfonso, analizando para ello los factores que le dan consistencia: el modelo de moral utilizado, la documentación empleada, y el contenido que resulta del trabajo. La interpretación interpretación va unida al análisis histórico. histórico. Pero sobre ella se trata de forma directa y expresa en el último capitulo. Hago la pr es en ta ci ón de cu at ro in te rp re ta ci on es o “le ct ur as ” de la m or al alfonsiana, en conformidad con los datos históricos del siglo XIX y XX y con los intereses actuales de la historiografía alfonsiana. En la conclusión general del estudio propongo una interpretación g lo b a l de la m or al al fo n si an a tra tan do de de sc ub ri r el m en sa je que transmite para la hora actual. El título del libro responde a la interpretación que ofrezco en la conclusión. Este libro no tiene la pretensión de presentar un análisis ni exhaustivo ni definitivo de la moral alfonsiana. Desea ser una contribución leal y cariñosa en el esfuerzo esfuerzo conjun to por descubrir el rostro histórico y actual de Alfonso de Liguori en el bicentena rio de su muerte. En el fondo, esta investigación es una deuda de amor filial al Patrono de Confesores y de Moralistas. 5
Al té rm in o de esta pr es en ta ci ón , qu ie ro ex pr es ar m i ag ra de ci miento a cuantos me han ayudado, de diversos modos, en la elabo ración del presente libro. Consigno únicamente dos nombres: Fabriciano Ferrero, Director del Instituto Histórico C.Ss.R. (Roma), quien ha leído la mayor parte del original y a quien debo valiosas anotaciones; Ernestina Albiñana, quien ha pasado a máquina el manuscrito. El primer capítulo del libro fue redactado con una ayuda especial de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid).
6
SIGLAS Y ABREVIATURAS
A56:
ALF ONS O DE LIGUO RI [Ap olo gía ], Risposta adun' anonimoche ha censúrateció che hascritto l'autore nel capoValparagrafoI9,deltaprimaparte;edinsieme l’opera morale del medesimo. Apéndice al libro “Le Glorie di Maria” (Nápoles, 1756). Citada por la edición de L. Corbetta, t. 30 (Monza, 1831) 73-93.
A64a:
ALFO NSO DE LIGU ORI [Ap olo gía] , Risposta apolo getica aduna iettera d'un religioso circal ’uso dell' opinione egualmente probabile. Fue publicada en el libro "Confessorediretto perleconfessionidellagen te di campagna” (Venecia,1764) 505-530.Citada por laedición deL. Corbetta,t. 30(Monza,1831) 95-131.
A64b:
ALF ONS O DE LIGU ORI, Apo log ía in cui si d ifen de la Dissertazione dell’a. sull’uso moderato dell’opinione probabile dalle opposizioni fattegli di unm oltoRev. P. Lettore che sinomina “Adelfo Dositeo" (Venecia, 1764). Citada por la edición de L. Corbetta, t. 30 (Monza, 1831) 133-139.
A69:
ALF ONS O DEL IGUO RI, Apo log ía della Teol ogía mo raled eirillimo e Rev.mo Mons.D.Alfonsode'Liguori, vescovo di s. Agata de'Gotti, tracciata da taluniper lassacom oseguace delsistemaproba bilistico especialmente della'opiníone menoprobabile. Unidaala obra “Delle cerimonie della Messa” (Bassano, 1769) 193-264. Citada por la edición de L. Corbetta, t. 30 (Monza, 1831) 5-71.
CC:
ALF ONS O DE LIGU ORI, CosediCoscienza. Cuader no manuscrito de Alfonso (Archivo General de los Redentoristas,flom a, SAM, VI 10).
D49:
(ALFONSO DE LIGUORI), Dissertatios cholasticomoralisprousumoderatoopinionisprobabilisincon cursu probabilioris ( Ná po le s, 1 75 5) . C it ad o p or l a edición de L. Corbetta, t. 29 (Monza, 1832) 5-79.
D55:
[ALFONSO DE LIGUORI], Dissertatio scholasticomoralispro usumoderatoopinionis probabilisinco n cursu probabilioris ( Ná po le s, 1 75 5) . C it ad o p o r l a edición de L. Corbetta, t. 28 (Monza, 1831) 365-472.
D62:
ALF ONS O DE LIGU ORI, Brevedissertazione dell'uso moderato dell'opinioneprob abile (Nápoles,1762).Ci t ad a p or l a e di ci ón d e L. C o rb et ta , t . 29 ( Mo nz a, 1831) 365-472. 7
D65:
ALFO NSO DE LIGU ORI, Dell'usom oderato dell'opinioneprobabile (Venecia,1765).Citada porlaedición de L. Corbetta, t. 29 (Monza, 1831) 3-364.
D74:
ALFO NSO DE LIGU ORI , Dichiarazione del sistema chetiene l’autoreintorno alia regoladelle azionimo rali,esirisponde adalcunenuoveopposizioni chegli vengonofatte. Publicadacomoapéndiceallibro“Tra- duzioni de’Salmi” (Nápoles, 1774). Citada porlaedi ción de L. Corbetta, t. 31 (Monza, 1872) 5-95.
DE MEULEMEESTER: M. DE MEULEMEESTER, Bibiiographie généraledes écrivains rédemptoristes, 3 tomos (La Haya-Lovaina, 1933-1939). DTC:
Dictionnaire de Théologie Catholique.
GAUDE:
(SANCTIALPHONSI MARIAEDELIGORIO). Theolo giaMoralis. Editio nova... cura et studio P.LEONAR- Dl GAUDE (Romae, 1905-1912), 4 tomos.
HURTER:
H. HURTER, Nomenclator literarius, 6 v ol úm e ne s (Innsbruck, 1903).
Lettere:
LetterediS.Alfons o Mariade'Liguori (ed.F. KUNTZ y F. PITOCCHI) I, II, III (Roma, 1887-1890).
NCE:
New Catholic Encyclopedia.
REY-MERMET:
T. REY-MERMET, El Santo del Siglo de las Luces. Alf on so de Lig uo ri (1696-1787) (Madrid, 1985).
SH:
Spicilegium Historicum CongregationisSS. Redemp toris (Roma).
SM:
Studia Moralia (Academia Alfonsiana, Roma).
SOMMERVOGEL:
C.SOMMERVOGEL, BibliotéquedeIaCompagniede Jésus (Bruselas-París, 1890ss.).
TANNOIA:
A. M. TAN NOI A, DeIavita,edis tituto deivenerabile servo di DioAlfonso M.“ Liguori, 3tomos (Nápoles, 1798-1800-1802).
TELLERIA:
R. TELLERIA, SanAlfonso Maríade Ligorio, Funda dor, Obispo y Doctor, 2 tomos (Madrid, 1950-1951).
TM:
ALFO NSO DE LIG UOR I, TheologiaMoralis (9edicio nes en vida del autor).
8
CAPITULO
1
Nacimiento y desarrollo de la “Theologia Moralis”
I
Objeto y metodología 1. OBJ ETO DE LA INVESTIGACION En este capítulo me propongo hacer el análisis de cómo surgió el libro de la “Theologia Moralis” (= TM) de Alfonso de Liguori (1696-1787) y de cuáles fueron las etapas por las que pasó hasta llegar a la 9.a edición, la última en la vida del autor. No trato, por el momento, de exponer directamente y de forma expresa el conte nido de la obra. Lo que pretendo es trazar la biografía de un libro, en este caso de la obra TM de Alfonso de Liguori. La TM de Alfonso pertenece al grupo de obras literarias que han tenido una génesis de gran complejidad y que, para ser co rrectamente interpretadas, no pueden ser leídas sin tener en cuenta todo el proceso de gestación. Esta obra alfonsiana es ejemplo cua lificado de un libro que qo ha sido escrito de una vez, sino que ha sido “re-escrito” en varias fases, las cuales integran la única y mis ma unidad literaria. Es, pues, una lectura incompleta de la TM la que se fija exclusivamente en la redacción final y descuida las variaciones acaecidas en la larga marcha de su configuración. Para conocer con exactitud la trayectoria biográfica de la TM es preciso correlacionar dos series de factores: — por una parte, los factores internos a la obra; por ejem plo, las variaciones en el contenido (supresión, correc ción o adición de partes) que demuestran los procesos de elaboración. — por otra parte, los factores externos que condicionan tan to la aparición como la ulterior evolución de la obra; por ejemplo, la repercusión de la historia de la Congregación del Santísimo Redentor o la supresión de la Compañía de Jesús. La interrelación de los factores externos e internos dan lugar, en el caso de la TM, a la configuración de una compleja biografía literaria: densa por razón del gran número y de la notable diversi dad de los factores en ella implicados; y extensa por razón de la amplitud temporal en la que acaece la vida literaria de la obra de Liguori (desde 1748 a '1785). 11
2. PARADIGMA METOD OLOG ICO Para trazar la biografía literaria de la TM es necesario servirse de una metodología que dé cauce y favorezca el estudio de la co rrelación entre las dos series de factores anteriormente aludidos. El paradigma de esta metodología correlacionista puede ser expresa do mediante un esquema de dos coordenadas: en una coordenada se sitúan los factores diacrónicos y en la otra los factores sincróni cos. Diacronía y sincronía constituyen las dos orientaciones en que se sitúan los factores que conforman la génesis de la TM. Llamo factores diacrónicos a aquellos que corresponden más directamente al desarrollo histórico y que, por lo tanto, propor cionan el cuadro evolutivo en que se sitúa la biografía literaria de la TM. Entre tales factores evolutivos, que marcan la diacronía de la obra moral alfonsiana, hay que catalogar los siguientes: a) El cuadro biográfico del autor. Este factor proporciona a la obra la referencia del suje to/autor, con sus variables de edad, ocupación, estado anímico y corporal (salud/enfermedad), etc. b) El esquema de la vida literaria del autor. Mediante la exposición de este factor se logra situar la obra estudiada, en nuestro caso la TM, dentro del mun do literario en el que se integra. c) El universo motivacional del autor. En la génesis y evolución de la TM jugó un papel im portante la situación subjetiva del autor: la vivencia personal, la evolución de su pensamiento, la praxis pas toral, etc. Considero que estos tres factores describen de forma suficiente mente exacta y desarrollada la coordenada de la diacronía en la que cobra relieve la TM alfonsiana. Los dos primeros se refieren al autor en su conjunto: su cuadro biográfico y su mundo litera rio. El último dice relación directa al ámbito de la moral tal como es vivido por el autor de la TM. Aunque este último factor puede entrar en lo que llamo “cuadro biográfico del autor”, sin embar go, lo destaco por razón de la significación notable que posee. Los factores sincrónicos son aquellos que condicionan la ges tación de la obra y que expresan su peculiaridad biográfica. Ellos son los dinamismos que originan las variaciones en el proceso de la gestación literaria, aunque dichas variaciones tengan su expre sión en la configuración concreta del libro. 12
Son muchos los factores sincrónicos que condicionan la géne sis de la obra moral de Alfonso. Estudiarlos todos supondría un desarrollo excesivo e inapropiado al tipo de análisis que me he propuesto. De ahí que haga una reducida selección de aquellos que considero más importantes en sí mismos y que mejor expre san la peculiaridad literaria de la TM alfonsiana. Son los tres siguientes: a) A lfo ns o, ¿c om en tar ist a de Bu se nb au m o au to r in de p en diente!
Es una peculiaridad de la TM haber surgido como un complemento (“Adnotationes”) a Busenbaum, y haber conseguido más tarde su autonomía y sustantividad. b) Repercusión de la situación de la Compañía de Jesús en la génesis de la TM.
Es éste uno de los factores más peculiares en la configu ración cambiante de la obra moral de Liguori. c) Relación de la TM con la Congregación del Santísimo Redentor.
Al tener un mismo autor, estas dos obras (la TM y la CSSR) se relacionan estrechamente y mutuamente se condicionan. La conjunción entre los factores diacrónicos y los factores sin crónicos origina el campo de fuerza en el que se va gestando la obra moral de Alfonso. En este campo de fuerza, que constituye la matriz literaria de la TM, es donde trabaja el pensamiento moral del autor. Este pensamiento es el elemento decisivo y el que va a producir la obra moral. Sin embargo, no puede ser correctamente entendido si no se tienen en cuenta los factores que condicionan su funcionamiento y el producto de su actuación, es decir, el que hacer teológico-moral y la obra producida. Según indiqué al prin cipio, en esta parte del trabajo se pone entre paréntesis el conteni do de la obra moral (el funcionamiento y el resultado del pensamiento moral del autor) y se consideran únicamente los fac tores que lo condicionan. Como puede observarse con facilidad, los seis factores elegidos para analizar la génesis y el desarrollo de la TM pertenecen al doble mundo de la persona del autor y del entorno social. Por eso mismo esta interpretación encaja dentro del modelo de lectura sociobiográfica, en la que se tienen en cuenta tanto los datos bio gráficos del autor como los condicionamientos sociales. En el caso de la TM los datos personales pertenecen a una biografía suma 13
mente rica como es la de Alfonso de Liguori; los condicionamien tos sociales provienen del peculiar mundo socio-religioso del siglo XVIII europeo, concretado sobre todo en las fermentaciones ideoló gicas y político-religiosas del regalismo, del rigorismo y del antijesuitismo. 3. FUEN TES Y DATOS PARA EL ESTUDIO Para el estudio de la biografía literaria de la TM existen sufi cientes datos. Están, en primer lugar, los testimonios del propio autor llegados hasta nosotros a través de la recopilación de su epistolario. Sobre todo a partir de la preparación de la 3.a edición de la TM, las cartas de Alfonso constituyen no sólo un testimonio veraz y explicativo de su quehacer literario, sino también una auténtica crónica de sus trabajos, desvelos, alegrías y reacciones ante la evolución de su obra. Junto a las cartas hay que situar otros testimonios del autor; entre ellos, destacan los de sus cuader nos de notas personales. Tienen también importancia las alusio nes de signo biográfico contenidas en otras obras y referidas direc tamente a la TM; en este sentido, las disertaciones sobre el uso de la opinión probable, así como los escritos apologéticos sobre su moral contienen abundante y precioso material para conocer la compleja gestación de la TM. Como haré abundantes referencias a los escritos que contienen los mencionados testimonios sobre la génesis y el desarrollo de la TM, juzgo conveniente consignarlos aquí y recordar la sigla con que serán citados: — Cartas: Están recopiladas en: Lettere di S. Alfons o María de’L i gu or i (ed. F. KUNTZ y F. PITOCCHI) I, II, III (Roma, 1887-1890). Sigla: Lettere. — Notas personales: Se trata de Cuadernos, titulados “Cose di coscienza”, en los que Alfonso iba anotando pensamientos, esquemas de predicación, casos de conciencia, resoluciones recibi das de sus directores espirituales. Son manuscritos que se encuentran en el Archivo General de los Redentoristas de Roma en la sección de San Alfonso (AGR, SAM, VI 10). Sobre el primer cuadernillo ha hecho un estudio detalla do F. FERRERO, La mentalidad moral de San Alfonso en su cuaderno espiritual “Cose di coscienza” (1726 14
1742): SH 21 (1973) 198-258. Yo citaré según las referen
cias aportadas por los biógrafos (Tellería, Rey-Mermet). Sigla: CC.
— Obras paralelas a la TM: Se trata de escritos, de notable carácter polémico y de abundantes referencias biográficas, en los que Alfonso insiste en dos grandes intereses: la discusión sobre el uso de la opinión probable y la defensa apologética de su doctrina moral frente a los ataques que recibe. Por eso los divido en dos grupos: a) Disertaciones. Catalogo dentro de este epígrafe los escritos sobre el uso de la opinión probable: • Dissertatio scholasticomoralis pro usu moderato opinionis probabilis in concursu probabilioris
(Nápoles, 1749). Cito por la edición de L. Corbet ta, t. 29 (Monza, 1832), pp. 5-79. Sigla: D49.
• Dissertatio scholasticomoralis pro usu moderato
opinionis probabilis in concursu probabilioris
(Nápoles, 1755). Cito por la edición de L. Corbet ta, tomo 28 (Monza, 1832), pp. 81-258. Sigla: D55.
• Breve dissertazione de ll’uso m oderato d ell’opinio ne probabile (Nápoles, 1762). Cito por la edición de L. Corbetta, tomo 29 (Monza, 1831) pp. 365472. Sigla: D62. • Dell’uso moderato dell’opinione probabile (Vene cia, 1765). Cito p or la edición de L. Corbetta, tomo 29 (Monza, 1831) pp. 3-364. Sigla: D65. • Dichiarazione del sistema che tiene l’autore intor no alia regola d elle azioni morali e si risponde ad alcune nuove opposizioni che gli vengono fatte.
Publicada como apéndice al libro “Traduzione de’Salmi” (Nápoles, 1774). Cito por la edición de L. Corbetta, tomo 31 (Monza, 1832) pp. 5-95. Si gla: D74. b) A po lo gí as . Dentro de este grupo coloco los escritos en que Alfonso se defiende contra los ataques a él dirigidos a causa de su doctrina moral: • ^Risposta ad un’anonim o ch e ha censurato ció che ha scritto l’autore nel capo V al paragrafo Io, della prima parte; ed insieme l’opera morale del medesimo. Este opúsculo de 16 páginas, de las
cuales 15 están dedicadas a la moral, fue publica do como apéndice al libro “Le Glorie di María”
15
Risposta apolo geti ca ad una l ett era d’un reli gioso circa l’uso dell’opinione egualmente probabile.
disputas teológico-morales de la época, y sobre-el género literario de las ‘institutiones Morales” en el que se encuadra la obra alfon siana de la TM. En correlación con esta serie de fuentes de carácter preferente mente socio-biográfico hay que situar los datos que nos ofrece la misma obra de la TM. Me serviré, sobre todo, de tres elementos objetivados en la TM:
Ap olo gía i n cui si di fende la Di ssert ati one dell ’a. sull ’uso m oderato dell’opini one probabile dalle opposizioni fatt egli di un molto Rev. P. Lett óre che si nomina “Adelfo D ositeo” (Venecia, 1764).
— las portadas de las ediciones; — las introducciones generales (“Ad Lectorem”); ■— ios pasajes más personales (introducciones particulares a determinados tratados, advertencias o “Monitum” sobre el sistema moral, etc.).
(Nápoles, 1956). Cito por la edición de L. Corbet ta, tomo 30 (Monza, 1831) pp. 73-93. Sigla: A56. •
Fue publicada en el libro “Confessore diretto per le confessioni della gente di campagna” (Venecia, 1764) 505-530. Cito por la edición de L. Corbetta, tomo 30 (Monza, 1831) pp. 95-131. Sigla: A64a. •
Cito por la edición de L. Corbetta, tomo 30 (Mon za, 1831) pp. 133-339. Sigla: A64b.
•
A pol ogía della Teología m oral e dell Tl l.m o e Rev. mo M ons. D. Al fonso de’Ligu ori , vescovo di s. Agata de’ Goti , tr acciata da talu ni per lassa, como seguace del sist ema probabi li sti co e special mente dell’opini one meno probabile. Opúsculo unido a
la obra “Delle cerimonie della Mesa” (Bassano, 1769) 193-264 (en la edición de Nápoles del mismo año con paginación propia: 1-57). Cito por la edi ción de L. Corbetta, tomo 30 (Monza 1831) pp. 5-71. Sigla: A69. Advierto que, aunque cito por la edición de L. Corbetta por razón de mayor comodidad para los lectores, tengo de lante las ediciones primeras. A estos datos de primera mano hay que añadir otros de no menor importancia. Las referencias del primer biógrafo, A. Tannoia, a las diversas ediciones de la TM constituyen un material de innegable valor histórico1. Además, los datos históricos sobre la evolución de la Congregación del Santísimo Redentor y sobre las dificultades sufridas por la Compañía de Jesús tienen, en gran medida, una relación estrecha con las variaciones introducidas en varias etapas de la gestación literaria de la TM. También proyec tan abundante luz sobre la génesis y el desarrollo de la TM los conocimientos sobre el momento histórico de la Iglesia, sobre las
1 T a n n o i a , 3 tomos (Nápoles, 1798-1800-1802). Son de particular interés para nuestro tema los capítulos siguientes: Libro II, c. 26, c. 38, c. 48, c. 55; Libro III, c. 21; Libro IV, c. 16. En adelante cito con la sigla: Tannoia (añadiendo la referen cia del tomo y de la página).
No juzgo necesario justificar de forma extensa la importancia de estos tres grupos de elementos en cuanto testimonios objetiva dos de la actuación de los factores condicionantes en la génesis de la TM. Baste con señalar las breves anotaciones que siguen. Las portadas dieciochescas de los libros religiosos constituyen no sólo la puerta de entrada al contenido del libro, sino además en ellas se ofrecen las claves para comprender el origen, la razón, el sesgo, y los intereses que están justificando la existencia misma de la obra. Las portadas de la TM, sobre todo las compuestas en las prensas de Remondini a dos colores, son un ejemplo típico y cua lificado de portada diocechesca. En la introducción general el autor presenta al lector (“Ad Lectorem”) su obra, utilizando para ello una fórmula intermedia entre la descripción técnica o aséptica y el ofrecimiento comercial o propagandístico: se presenta la obra, pero aportando motivacio nes, expresando deseos, disculpando imperfecciones, ofreciendo las claves en que el autor desea que sea leída su obra. A lo largo de las ediciones de la TM existen dos importantes introducciones ge nerales, con matices sobreañadidos en siguientes ediciones. Es pre ciso reconocer que en ellas puso particular interés el autor, rogán dole encarecidamente su lectura previa al lector de la obra. Constituyen un buen testimonio de cómo funcionan de hecho los factores que he señalado como condicionantes en la génesis de la TM. Lo mismo hay que decir, y con mayor razón, de los pasajes más personales de la obra. Sobre todo en las anotaciones que Al fonso encabeza con el título de “Monitum” se contienen elemen tos valiosos para conocer la biografía literaria de la TM. Además, el hecho de que estos pasajes personales estén sometidos a modifi17
16
2 —Fren te
al rigorismo moral, benignidad p astoral
caciones en las diversas ediciones aumenta su valor testimonial para analizar la génesis literaria de la obra. Me propongo combinar estos tres indicadores objetivos (porta das, introducciones generales, pasajes personales de la TM) con los datos que ofrecen las fuentes de carácter preferentemente subje tivo a fin de trazar con suficiente garantía de objetividad histórica la biografía literaria de la TM.
II
El encuadre biográfico de la TM La génesis y el desarrollo de la TM no pueden ser entendidos si no se los sitúa dentro de unas referencias que le dan el encuadre evolutivo o diacrónico. Ese encuadre no puede ser otro que la vid? del autor, tomada ésta en una triple aproximación: en lo que tiene de realidad biográfica total, en el aspecto más concreto de su uni verso literario y en la referencia específica al universo motivacional que condiciona la aparición y la ulterior configuración de la TM. 1. CUADRO BIOGRAFICO DEL AUTO R La vida de Alfonso de Liguori es extensa en cuanto al tiempo (desde el 27 de septiembre de 1696 hasta el 1 de agosto de 1787 corren noventa años cumplidos) y densa én cuanto a la actividad desarrollada. Transcurre en el área social del Reino de Nápoles y en el ambiente ideológico del siglo XVIII, época de fermentación de grandes revoluciones socio-culturales. Dejando aparte su actuación inicial como abogado (1713-1723) y restando los años de formación sacerdotal (1723-1726), así como los últimos de su vida en que decrece hasta el extremo su actividad (1777-1787), la vida plenamente activa de Alfonso se desarrolla du rante cuatro largas décadas. Un período largo para lo que era y es la media de vida del ser humano. Característica de la vida de Alfonso es su densa actividad. Por temperamento y por compromiso de su desbordante celo apostóli co, se entrega de tal modo al trabajo que parece faltarle tiempo para realizar las tareas emprendidas. Símbolo de esta característica de Liguori es el voto que hizo de no perder un minuto de tiempo, voto que adquiere un relieve especial si se lo contextualiza en el ideal de vida napolitana para el cual “il dolce farniente” es uno de los rasgos típicos. La vida activa de Alfonso se despliega en tres grandes capítu los: fundación y organización de la Congregación del Santísimo Redentor; ministerio pastoral (de la predicación, de la confesión, de la dirección espiritual) como sacerdote y como obispo (1726-
18
19
La colocación de la TM en el devenir cronológico de la vida de Alfonso tiene dos características especiales: 1.a) se sitúa en una etapa avanzada en la edad del autor; 2 .a) se va gestando a lo largo de bastantes años. Veamos lo que estos datos suponen para la con figuración de la TM. Alfonso llegó a la experiencia de escritor o publicista en edad madura. Es una vocación literaria tardía o de madurez. Se encuen tra alrededor de los cincuenta años cuando aparecen sus primeros escritos2. Entre éstos hay que situar la primera edición de lo que
más adelante será su “Theologia Moralis”. Tenía entonces (1748) cincuenta y dos años3. No deja de tener importancia este dato para interpretar su obra moral y, en general, su obra literaria. Sus escritos carecen del en canto de la juventud, pero contienen el poso de la madurez. En ellos no existe preocupación excesiva por la forma. El interés se centra sobre el contenido. Alfonso conoce su debilidad y su fuerza en cuanto escritor llegado al oficio en la madurez de su vida. Su TM ha de ser interpretada desde este dato biográfico: lo que en ella se contiene no es fruto del entusiasmo juvenil sino la decanta ción reposada de una experiencia prolongada y reflexiva. Lo que acabo de anotar se complementa con otra constatación. La TM comienza su andadura literaria en la etapa de los primeros escritos alfonsianos. No aparece cuando el autor está consolidado, sino en sus primeros ensayos de publicista4. La publicación de las “Adnotationes” a Busenbaum (1.a edición de la TM) tiene el ca rácter de tanteo o de ensayo. Hay que reconocer que a Alfonso le resultó gratificante la ex periencia de escritor. Los primeros ensayos tuvieron éxito. La TM contribuyó a ello de modo especial, ya que fue la aportación más cualificada en esta etapa inicial. Suele suceder que quien llega a escritor en edad adulta y tiene éxito en sus primeros escritos siente una incontenible propensión a publicar. Si a este dato psicológico añadimos el de tener cualida des para la comunicación escrita y el afán por extender con todos los medios posibles el mensaje cristiano tendremos descrita la si tuación de.Alfonso como escritor en esta fase inicial. Al situar la TM en la cronología de la vida de Liguori se ad vierte no sólo la edad avanzada del autor al publicarla por vez primera, con las implicaciones que acabo de anotar, sino también la amplitud de años que ocupa I51 permanente preocupación por ella. Otras obras de Alfonso tienen reediciones, traducciones, adaptaciones y revisiones. Pero en ninguna emplea tanto tiempo y tanto trabajo como en la TM. Se puede afirmar que la TM estuvo continuamente presente para la preocupación de Alfonso durante su larga etapa de escritor.
2 Tiene cuarenta y siete años cuando aparece, en 1743, su primera obrita de espiritualidad (un centenar de páginas): Considerazioni sopra le virtü e pregi di S. Teresa di Gesú (cf. D e M e u l e m e e s t e r , I, 53-54). Advierto que al correlacionar la cronología de la vida de Alfonso con la cronología de las obras cuento el año en que aparece la edición primera de los escritos, sabiendo que su redacción hay que situarla algún tiempo antes de la publicación.
3 Suscita una leve sonrisa la anotación cronológica que hace Alfonso en 1774 (a los setenta y ocho años) para referirse a la edad de los cincuenta años: “en mis primeros libros de moral, publicados en edad más temprana (in etá piii fresca)” (D 74, 7). 4 Antes de la 1.a edición de la TM (1748) se sitúan obras menores como la mencionada en la n. 1 (cf. D e M e u l e m e e s t e r , I, 47-62). Los escritos que nacen de la pluma de Alfonso "acabados” y “redondeados” pertenecen a etapas posteriores.
1775); y labor literaria. La personalidad histórica de Alfonso se describe mediante tres rasgos fundamentales: Fundador, Pastor (sacerdote y obispo) y Escritor. El primer y tercer rasgo prolongan su personalidad más allá del limitado tiempo biográfico. No se pueden separar las tres facetas indicadas. Forman un todo indivisible. Mutuamente se implican y se explican. Tampoco es procedente establecer rango de importancia entre ellas. Sin em bargo, la faceta de Escritor es tan obvia que en el retrato simbólico de Liguori no pueden faltar ni la “pluma” ni los “libros”. El mundo del libro constituye una parte importante de su universo sociobiográfico. La actividad literaria ocupa un puesto relevante en su vida. ¿Cómo se sitúa la TM dentro del conjunto de la vida de Alfon so? ¿Cuáles son las características que recibe la TM al ser encua drada en el marco referencial de la biografía alfonsiana? Dejando para el apartado siguiente la consideración de la TM en relación con el conjunto de la producción literaria, señalo por el momento las implicaciones que tiene el cuadro biográfico de Alfonso para la configuración de la TM. Las agrupo en tres apartados: las que provienen del encuadre cronológico; las que dependen de la cone xión con la dedicación prioritaria del autor; y, las que están cone xas con peculiaridades de la biopsicología del autor. a)
20
C r o n o l o g í a a l f o n s ia n a
y
TM
21
He anotado que la 1.a edición coincide prácticamente con el comienzo de su vida literaria: 1748. La preparació n de la 8.a edi ción (1779) marca también el final de esa actividad5. Entre estas dos fechas corren treinta y un años. Durante estos años la refle xión teológico-moral es una preocupación constante. Para Alfon so, la Teología moral es “un taller abierto y siempre en actividad: reediciones, disertaciones, enseñanza a sus futuros misioneros” 6. De esta permanente preocupación dan fe los numerosos testimo nios del mismo Alfonso en sus cartas y en las alusiones biográficas contenidas en sus escritos, según se irá constatando a lo largo de estas páginas. El hecho de haber ocupado la TM tanta amplitud de tiempo en la vida de Alfonso, hace que esta obra esté en continua gesta ción. El autor no se siente satisfecho con su obra y por eso la somete a una revisión constante. Esta reacción del autor frente a su obra está condicionada por varios factores: — en primer lugar, por el éxito que tiene; la demanda del público exige reediciones y éstas, para seguir atrayendo la atención del comprador/lector, han de ofrecer alguna novedad; — en segundo término, la necesidad de estar al día en los problemas de moral debido a las urgencias de la pastoral; esta formación continua se traduce en adaptación y en añadidos de su libro; — por último, la constante documen tación con la lectura de obras antiguas y de publicaciones del día; esto trae como consecuencia la revisión constante de su obra. Alfonso confiesa que el mundo de la moral es un mar sin fon do; continuamente surgen problemas nuevos; la lectura de libros antiguos y de reciente publicación suscitan nuevos interrogantes y abren nuevos horizontes7. ¿Qué hacer? Liguori no deja de trabajar en su obra. Sabe que las modas cambian con rapidez y que llegan también al mundo del libro8. El no quiere que su TM pase al recuento de las obras históricas; la quiere ver entre las que se man tienen en cartel y son adquiridas por nuevos compradores/lec tores. 5 C f. D e M e u l e m e e s t e r , I, 171-172. 6 R e y -M e r m e t , 541. 7 “Llevo cuarenta años estudiando la Moral y siempre encuentro cosas nuevas” (Lettere, III, 141). “La Moral es un caos que no termina nunca. Yo estoy leyendo continuamente y siempre encuentro cosas nuevas” (Ibid.., III, 144-145). 8 Lettere, III, 477. 519. 521. 22
Se puede afirmar que la TM termina su proceso de gestación cuando al autor le faltan las fuerzas necesarias para seguir some tiéndola a nuevas adaptaciones. La afirmación de Alfonso, al reci bir la 8.a edición, de que considera la obra como la expresión aca bada de sus deseos9 ha de ser entendida como la constantacíón resignada de su final en cuanto escritor. La TM comenzó como un ensayo en 1748. Tuvo suerte al tener un autor dotado de gran laboriosidad y de una vida larga. Sin estas dos condiciones el intento hubiese quedado en mero esbozo. La amplia cronología de la vida de Alfonso es, al mismo tiempo, el enmarque y la razón de ser de la TM, tal como la tenemos ahora. En síntesis: la correlación entre TM y cronología alfonsia na se concreta en dos afirmaciones: la TM es obra de madurez y es obra de gestación prolongada. b)
C o n e x ió n d e l a de Al f o n s o
TM
c o n
o t r a s a c t iv i d a d e s
El cuadro biográfico de Alfonso está constituido no sólo por la cronología, sino ante todo por la actividad desplegada durante esa amplitud de años. He señalado más arriba que existe una cone xión estrecha entre las distintas actividades de Alfonso. Al situar la TM en el conjunto de su actividad, ¿qué implicaciones o condi cionamientos se descubren en la obra moral? La definición de la actividad alfonsiana es la Pastoral. El mi nisterio sacerdotal explícito es lo que da la impronta a la activi dad de Alfonso. Dentro de ese ministerio sacerdotal explícito hay matices importantes que concretan la caracterización de la activi dad de Liguori: la predicación extraordinaria del Evangelio (me diante misiones populares, ejercicios espirituales, novenas, etc.), el servicio religioso de la reconciliación sacramental y de la direc ción espiritual, y el ministerio episcopal durante trece años. Colocada sobre ese fondo de la actividad alfonsiana, la TM adquiere una característica con doble vertiente y con doble formu lación: — la TM no es obra de un profesional de la Teología; — la TM si es obra de un profesional de la Pastoral.
9 “Esta última reedición me deja morir contento; por el contrario habría muer to con pena si no hubiera visto esta reedición” (Lettere, III, 530, cf. 531). 23
La TM no es obra de un profesional de la Teología
Esta afirmación ha de ser entendida dentro del contexto histó rico y eclesial del siglo xvill, en el que la profesión teológica no estaba tan precisada y diferenciada como en el momento actual. El saber teológico, y el consiguiente ejercicio de la publicación de obras, no constituía un coto cerrado ni era patrimonio exclusivo de una élite. Sin embargo, con la anterior relativización histórica es preciso reconocer que Alfonso no es un profesional de la Teología. Es cierto que tiene la carrera de derecho, habiendo conseguido el doc torado a los dieciséis años. Es cierto también que recibió una es merada formación teológica en el Seminario de Nápoles en un momento de notable esplendor10. Pero no realizó estudios especia les de carácter teológico. Su preparación en Teología Moral es fruto de las urgencias pastorales y de su interés por el análisis de los problemas jurídico-morales. Alfonso tuvo maestros vivos, se gún veremos en otro apartado, pero sobre todo frecuentó el aula de la lectura: las obras antiguas y contemporáneas constituyen su Universidad. Es un autodidacta que, no sin cierta complacencia, presenta el certificado no de un título académico sino del mucho tiempo pasado en la consideración y en la lectura de temas moralesH. Por otra parte, Alfonso tampoco es un profesional de la ense ñanza de la Teología. No es un Lector de Teología en centro aca démico, como lo son algunos de sus adversarios a los que, con una actitud entre reverencial e irónica, no les regatea ese título12. Sin embargo, el impulso a publicar la TM le viene de su experiencia como profesor de Moral en el recién estrenado Estudiantado (Escolasticado) de su Congregación13. Sin ser un Lector profesional de la Teología, su obra moral tiene conexión más directa con la enseñanza que la de sus adversarios Patuzzi (y Concina)H. 10 T e l l e r í a , I, 99-116; R e y -M e r m e t , 135-159.
11 Exagera un poco el núm ero de años cuan do escribe el 21 de enero de 1762: “llevo cuarenta años estudiando la Moral” (Lettere, III, 141). Ya en 1756 escribía: la Moral “ha sido mi estudio por espacio de más de treinta años” (Lettere, III, 27). Cf. A74, 60: “Yo sobre esta materia he leído innumerables libros durante treinta años". 12 Así lo hace en el m ismo título de la A64b en contesta ción a la crítica de Patuzzi: “un Moho Rev. P. Lettore che si nomina Adelfo Dositeo” (pseudónimo de Patuzzi). Cf. Lettere, III, 228-229. 15 T a n n o i a , I, 367; T e l l e r í a , I, 250-252; R e y -M e r m e t , 440-442. Cf. Lettere, III, 677. 14 Siendo Obispo, Alfonso se preocupó por la enseñanza de la Teolog ía Moral 24
La condición de no profesionalidad teológica opera en Alfonso como un mecanismo de superación. Le sitúa en permanente alerta por alcanzar en su obra las cotas de dignidad que la hagan acepta ble y plausible dentro del gremio de los profesionales15. De algu no de éstos tuvo que recibir injustificados desprecios16. La TM es obra de un profesional de la Pastoral
Esta es la contrapartida de la no profesionalidad teológica. La TM salió ganando al no depender directamente del elitismo académico y sí de las tareas pastorales. El más decisivo factor en el éxito de la moral alfonsiana radica precisamente en el entronque de la reflexión teológico-moral con los afanes pastorales. La pa s toralidad es el timbre de gloria de la reflexión teológico-moral de Liguori. Aunque nacida del impulso de la docencia, la TM se sostiene por la fuerza que recibe de su radicación en la Pastoral. c)
Pec
u l i a r i d a d e s b io p s ic o l ó g i c a s
y
TM
En un apartado ulterior se analizará la correlación entre los “intereses” personales del autor y su obra moral. En este momento me referiré únicamente a la conexión de la TM con dos peculiari dades biopsicológicas de Alfonso. Estas peculiaridades pertenecen al cuadro biográfico del autor, factor diacrónico cuya descripción quedará completada con las presentes anotaciones. La primera anotación se refiere a la conexión entre TM y en fe rm ed ad en la vida de Alfonso. Siendo una constante en la larga en el Seminario de su Diócesis (Santa Agueda de los Godos). Introdujo allí como manual el Homo apostolicus, resumen en latín de su TM. En cartas a su editor veneciano Remondini expresa con claridad su valoración del Homo apostolicus como manual de moral para seminaristas y sacerdotes: “quiero hacerlo comprar a todos mis sacerdotes y seminaristas” (Lettere, III, 151); “lo espero para darlo a mis seminaristas” (Ibid., III, 169) “este es un libro que puede servir para los seminaris tas y para todos los jóvenes que comienzan a estudiar la Moral. Sé que los Jesuítas se sirven de él al examinarse para las confesiones” (Ibid., III, 194-195). 15 Lettere, III, 519. 521. 16 Ta l fue el ca'so del padre domi nico Dandolfo , quien ba jo el pseudónim o de Ciríaco Criseo increpó a Alfonso en términos tan despreciativos como éstos:' “¿quién eres tú que, saliendo de un bosque (alusión al lugar de ‘Deliceto’ en donde se encontraba Alfonso), te metes a legislador y a sentar plaza de maestro” ( T a n n o i a , I, 186; T e l l e r í a , I, 407). 25
vida de Alfonso su salud quebradiza17, no podría faltar la relación entre dicha constante y la obra moral. Baste recordar los siguientes datos:
descripción de su estado físico que hace el mismo Alfon so al solicitar la dimisión de las tareas episcopales22.
— Terminada la publicación de la 2.a edición en que por vez primera cobra entidad propia la TM (1753-1755), le sobreviene a Alfonso una enfermedad que le coloca entre la vida y la muerte (Pagani, abril de 1756). Su pensa miento se detiene con satisfacción en la obra recién aca bada: “Mi Teología moral está terminada ” 18. Pasada la enfermedad, otra vez retorna la preocupación por su obra19. — La preparación de la 3.a edición (1757) y, en medida infe rior, de la 4.a (1760) fatigó notablemente a Alfonso. Su salud se resintió. Cae gravemente enfermo en Pagani (1761). “El escritor, fatigado, envejecido, habla de tirar su pluma y parece que toca su propio redoble de campa nas” 20. Esos son los sentimientos que refleja en sus cartas21. — Los meses de mayor trabajo en la pre paración de la im portante edición 6 .a (retrasada en su publicación hasta 1767) coinciden con un período de convalecencia en Pa gani después de haber sufrido una fuerte crisis de su cata rro pulmonar durante la visita pastoral en Airola (junio de 1762). — La preparación de las ediciones 7.a (1772) y de la 8.a (1779) tiene lugar en una situación de permanente enfer medad y hasta de extrema postración. Basta recordar la
Se dice que las grandes obras se gestan en medio de dificulta des. Las que sufrió Alfonso al componer su TM son numerosas y pertenecen tanto al orden moral (críticas, oposiciones personales, difamaciones) como al físico. En relación con estas últimas, ade más de las continuas enfermedades que acabo de recordar, no quiero omitir el detalle que nos transmite un testigo presencial. Mientras componía en Deliceto las A n ot ac io ne s a Busenbaum (lo que en 1748 aparece como 1.aedición de la TM), “para obtener un poco de calor, sobre todo en las manos, ya que entonces estaba escribiendo y componiendo la obra de la M or al, recuerdo que te nía junto a la mesa un hierro recalentado, del que recibía de cuan do en cuando un poco de calor y fuerza para sus mano s” 23. La segunda peculiaridad biopsicológica de Alfonso que guar da relación con la génesis de la TM es su psicología de sobrecansancio (“surmenage”). Una personalidad tan activa como la de Alfonso es normal que. se resienta del exceso laboral y que esté expuesta al peligro del stress. En el trabajo de la predicación sin tió en ocasiones esta sensación; la predicación del Jubileo en Ná poles (1750) le supuso una situación de esa índole. De entre sus escritos, ninguno le llevó tanto tiempo como la TM. En ninguno de ellos tampoco se sintió Alfonso tan esclavi zado. Al leer algunos pasajes de sus cartas y de otros escritos que hacen referencia a la composición de la TM da la impresión de encontrarnos con un autor dominado por su obra: trabaja en ella de “ocho a nueve horas al día”. Se siente impotente para dar for ma a tanta documentación como ha acumulado. El libro que está componiendo parece como si no se dejase dominar por el autor24. Si únicamente conociéramos a Alfonso por estos pasajes en que se expresa su psicología de sobrecansancio, pensaríamos en una personalidad timorata o deseosa de sobrevalorar el propio es fuerzo. Al no ser éstas las características personales de Alfonso he mos de aceptar la objetividad de su testimonio y reconocer el inconmesurable esfuerzo que le supuso el libro de la TM.
17 La enfermedad acompaña a Alfon so durante gran parte de su vida. Para constatarlo, ver el gran número de referencias que contiene el término salud en el “índice de materias” de la biografía de R e y -M e r m e t , 765. En muchos pasajes de sus cartas a Remondini habla de su mala salud (“mala salute”, “mala sanitá”): Lettere, III, 131. 150. etc. (ver en el Indice de las Cartas la palabra “Malatie”, donde se encontrarán las referencias siguiendo el orden cronológico de las enfermedades de Alfonso: Lettere, III, 712). 18 C f . R e y -M e r m e t , 515.
19 “En la sema na de Pasión estuve con un a enfermedad mortal ; pero el Señor me ha dejado unos pocos días más en esta tierra...” (Lettere, III, 27). 20 R e y -M e r m e t , 549.
21 “En adelante, p oco o nada imprim iré, pues ya soy viejo y mi cabeza está muy debilitada” (Lettere, III, 114-115). "Querido amigo, ya estoy viejo y he perdido la cabeza: por lo que estoy esperando de día en día la muerte” (Ibid., III, 125). “Estoy viejo y con mala salud, y cada año tengo una enfermedad mortal: espero la muerte de día en día” (Ibid., III, 150). 26
22 Cf. R e y -M e r m e t , 675-676. 23 G . L a n d i , Istoria della Congregazione del SS. Redentore, I, 223. Citado por R e y -M e r m e t , 434.
24 Son m uchos los pasajes de sus Cartas en que habla del trabajo que le ha supuesto la composición de la TM. Ver, por ejemplo: Lettere, III, 35. 431. 435-436. Ver también: A56, 75. En 1772 escribe: La Moral “me ha costado quince años de fatiga” (Lettere, III, 419). 27
Todo lo que hasta ahora he anotado sobre el encuadre de la TM en la biografía alfonsiana conduce a una conclusión gene ral: la obra moral cobra un sentido especial a leerla dentro del contexto de la vida de Alfonso, pero, a su vez, la vida de Alfonso adquiere un importante significado al interpretarla desde su libro de la TM. 2. ESQUEMA DE LA VIDA LITER ARIA DE L AUTO R Alfonso de Liguori vivió en el mundo del libro. Su celo apos tólico lo empujó a utilizar este gran medio de evangelización. El siglo XVIII es el siglo de la Ilustración y es también, y por eso, el siglo del libro. Las ideas, las “nuevas luces”, se difunden a través de libros, de libelos, de panfletos, de hojas volantes, etc. Alfonso se propuso realizar una “ilustración cristiana” en el pueblo, en el clero y en los religiosos. No encontró para ello mejor medio que el libro. ¿Qué representa la TM en el conjunto de la obra literaria de Alfonso? ¿Qué puesto ocupa? La respuesta a estas preguntas nos proporcionará otro aspecto importante del encuadre diacrónico de la TM. a)
EL “MUNDO DEL LIBRO” EN ALFONSO Y SU
TM
En la génesis de la TM resuena todo el complejo mundo del libro en que vivió Alfonso. No es el momento de repetir cuanto se sabe sobre la faceta de Alfonso en cuanto escritor. Es un tema bien estudiado y suficientemente conocido25. Unicamente quiero dejar constancia de un conjunto de datos que se relacionan directamen te con la TM y que ayudan a explicar mejor su configuración literaria. Casa editorial
Liguori conoció cincuenta y tres impresores, que en aquel mo mento eran al mismo tiempo editores26. Con ellos mantuvo fre25 Cf. la excelente monografía de R. B a y ó n , Cómo escribió Alfonso de Ligorio (Madrid, 1940). Ver también: T e l l e r í a , I, 775-793; G. P i r e s d e S o u s a , Um santo as voltas cau livros, censores, editores, tipógrafos, correios e leitores: Revista Eclesiás tica Brasileira 11 (1951) 389-410. 596-614; 12 (1952) 125-140; V a r i o s , Introduzione Generale: Opere ascetiche (Roma, 1960). 26 R e y -M e r m e t , 701. 28
cuentes contactos, no siempre agradables para el autor. La TM, después de las dos primeras ediciones realizadas en Nápoles, con siguió situarse en Venecia, uno de los lugares más importantes de difusión editorial en Europa y fuera de Europa. Venecia era, en efecto, “el más grande centro mundial del libro después de Amberes” 27. La TM, a partir de la 3.a edición, lleva el pie de imprenla/editorial de la firma Remondini28 con la que mantuvo Alfonso numerosa correspondencia epistolar29, y a la que entregó con gus to sus apreciados originales. Por su parte, la casa Remondini en contró en Liguori un autor desprendido, leal y sobre todo muy vendido30. En síntesis, la ciudad de Venecia, la firma editorial Remondi ni, el latín como lengua: son tres aciertos y tres garantías para la promoción de la obra alfonsiana. Entre las desventajas hay que nombrar necesariamente una: la lejanía entre el autor y el editor. A pesar de los medios empleados para la comunicación31, abun dan las dificultades (retrasos, cruce de misivas, etc.). El editor reco noce ante el lector las deficiencias que se derivan de tales dificultades32. 27 Ibid., 701. 28 Sobre la relación de Alfonso con la casa Remondini, cf. B. M o r s o l i n , Sant’ A lfo ns o e la ca sa R em on di n i di Ba ss an o: Del Secondo Centenario dalla nascita di Sant’Alfonso María de Liguori (Roma, 1896) 41-45 (en la p. 41 se afirma que Re mondini fue “un grande, por no decir el mayor de los tipógrafos de Venecia en el siglo dieciocho”); T e l l e r í a , I, 783-784; F. F e r r e r o , San Alfonso María de Ligorio y los dos procesos de 17721773 contra Giambattista Remondini: SH 19 (1971) 304390. R e y -M e r m e t , 549, afirma que “los Remondini, padre e hijo, Giuseppe y Giambattista, son los más grandes impresores-editores de Venecia, y Alfonso de Liguori es su autor más vendido”. 29 Las cartas que se conservan van desde agosto de 1755 hasta enero de 1781 (Lettere, III, 18-533). En ellas se encuentra un auténtico diario de la vida intelec tual y literaria de Alfonso, así como la expresión viva de sus opiniones personales sobre la Teología Moral. 50 Por el contrario, no fue la lealtad la virtud más destacada de Remondini. De sus prensas salían también las obras de Patuzzi, principal adversario de Alfonso; el editor enviaba a éste los cuadernillos de la crítica de Patuzzi, antes de ser publicado el libro, para que Liguori preparase la réplica, la cual a su vez sería publicada por el mismo Remondini (Alfonso entró con gusto en ese juego: Lettere, III, 205. 207. 208. 212. 214. 215. 222. 243. 249. 252.). “Los editores no hacen ni laxismo ni rigo rismo; hacen libros y quieren que se vendan” (R e y -M e r m e t , 628). Sobre la condi ción de masón de Remondini, cf. G. O r l a n d i , Una nuova biografía di S. Alfonso M aría de L ig u or i. A p ro po si to de ll' op er a di T. Re y M er m et C. SS. R .: SM 21 (1983) 392. 31 Cf. B a y ó n , o.c., 265-281. 32 Ver el “Monitum Typography ad Lectorem” (6.aedición de la TM), redacta do por el mismo Alfonso. Cf. Lettere, III, 296. 29
El li bro como pr oduct o té cnico y como negocio económi co
Alfonso fue un autor muy preocupado, y hasta meticuloso, por la forma externa del libro. En las cartas a su editor Remondini se muestra interesado por el papel, por la tinta, por los tipos de letra, por el tamaño del libro33. Son reiterativas y escrupulosas las ano taciones que envía para uso de revisores, tipógrafos y correctores de pruebas, tres oficios distintos y cualificados en la confección del libro en el siglo x v i ii 34. En cuanto producto técnico, la TM es de notable calidad tanto en las ediciones napolitanas como en las venecianas. Una cosa no consiguió Alfonso del editor Remondini: reducir el tamaño del libro. Excep to en la 9.a edición, que ya no preparó el autor, las ediciones venecianas utilizan el tamaño “in folio” que Alfonso consideraba poco práctico35. El editor se reple gó a los gustos de la moda: “era la época de los voluminosos li bros ‘en folio’, cuyo solo manejo atestiguaba la cultura física del lector, quien además pasa ría semanas en leerlos” 36. En cuanto negocio económico, los libros de Alfonso aprove charon únicamente a los editores y a los libreros. Siendo “uno de los grandes éxitos de librería de la historia ” 37, Liguo ri no sacó ningún provecho económico de sus obras. Tampoco mostró inte rés en ello38. Los primeros escritos los editó a costa propia o a base de donaciones de sus amigos. Cuando fue autor consagrado, los editores imprimían sus libros sin ventajas para el autor. No existía en Nápoles, como tampoco en casi ningún país de Europa, una ley de “propiedad intelectual”. La cláusula de “privilegio” (donación de la exclusiva de publicación a un editor) no daba de hecho ventajas económicas al autor39. De Remondini recibía Al fonso como contrapartida únicamente del 25 al 40 por 100 de des cuento en los ejemplares que le compraba40. El libro de la TM fue publicado por Remondini con estas condiciones de total desinte rés económico por parte de Alfonso 41 y de plena ganancia para el 33 Ver los abundantes datos de la correspondencia alfonsiana en: B a y ó n ,
o . c .,
2 5 6; T e l l e r í a , 7 87 . 34 Bayón, o . c ., 253. 35 L et te re , 142-143. 145. 181. 36 R e y -M e r m e t , 481.
701. III, 65. 39 Sobre el “privilegio” cf. B a y ó n ,
37 lbid..,
38 L et te re , omnia
S.
A lf ot is i o pe ra
40 L et te re , 41 L et te re ,
30
an n o
III, 59. 101. III, 18.
1760
o . c .,
227; R. TELLERfA, P ri m u m te nt am en ad ex cu d en d a: SH 9 (1961) 205-228.
N ea p o li
editor. La 1.a edición fue costeada por don Juan Olivieri, amigo de Alfonso. La pr eparación del original
La preparación del original de la TM le supuso a Alfonso un enorme esfuerzo. Más que en ningún otro escrito, tuvo que some terse a la rígida disciplina del trabajo científico: esfuerzo de docu mentación (en la biblioteca propia y visitando bibliotecas de Ná poles); acopio de materiales; formulación de esbozos y esquemas; redacción definitiva; retoques de última hora. Contó con la ayuda desinteresada e impregnada de cariño filial de algunos padres jó venes de su Congregación, dos de los cuales murieron durante el trabajo de preparación del original para la imprenta42. La aporta ción de estos colaboradores fue notable: comprobación de citas, copia de originales, versión al latín, corrección de pruebas. Sin embargo, el último retoque se lo reservó siempre Alfonso, quien no era un autor fácilmente contentadizo con el trabajo de los que le ayudaban43. Liguori tuvo problemas con la censura previa, tanto con la eclesiástica como con la civil44. Pero no le sucedió esto con el libro de la TM. Supo sortear los obstáculos, haciendo una labor de captación y acudiendo a las influencias que tenía a mano. El estil o
Los escritos de Alfonso se reconocen por las cualidades de sen cillez, claridad, precisión, densidad, concisión. El mismo recono ce: “compendio muchas ideas en poco espacio, ya que soy amigo 42 Destacan como colaboradores los seis siguientes: A. Roscigno, G . Ferrara, L. Negri, G . Caione, A. Di Meo, P. Amendolara. El joven padre Roscigno fue el gran colaborador en la preparación de la 2.aedición de la TM (1751-1755); “literalmente se matará leyendo las fuentes, buscando las referencias, formando el índice, corri giendo las pruebas" (R e y -M e r m e t , 507); muere a los treinta y dos años el 7 de mayo de 1755; cf. O . G r e g o r i o , II Padre A. Roscigno (m. 1755) collaboratote di S. Al fon so mo ra lis ta: SH 17 (1969) 373-382. También el joven P. Amendolara murió de tuberculosis (1 de mayo de 1758) después de trabajar intensamente en la prepa ración de la 3.a y de la 4.aedición de la TM. E l texto de la 6.a edición, sobre todo la reelaboración del tratado sobre la “Conciencia”, fue obra de equipo dirigido por Alfonso convaleciente en Pagani (1762). Sobre A. Di Meo, cf. O . G r e g o r i o , Un manoscritto teologico inédito del P. Alessandro di Meo (17261789): SH 15 (1967) 113-125. 43 Lettere, III, 177. 178. 179. 181. 420. 44 B a y ó n , . ., 183 ss. Cf. Lettere, III, 479. 480.-482. o
c
31
de cosas y no de palabra s” 45; “todos me dicen que soy claro en mis explicaciones” 46. Liguori tiene un “genio” de jurista que le lleva a la precisión en las formulaciones; fue formado en la filosofía (artesiana, la cual configuró en él la forma de razonar mediante ideas claras y distintas47. La conformación jurídica y cartesiana de su pensamiento se pone de manifiesto de modo especial en la TM. El estilo de esta obra es seco, conciso, escueto, pero al mismo tiem po preciso, claro y sustancioso. El mismo Alfonso declara en el prólogo a la 1.a edición de la TM que da preferencia a la claridad sobre la elegancia48. Por lo que se refiere a la lengua, las páginas de la Teología Moral “están escritas en un latín vivo, ágil y no desprovisto de elegan cia” 49. Las anotaciones precedentes sobre el mundo del libro en Al fonso y sobre su concreción en la obra de la TM le proporcionan a ésta el encuadre literario que le corresponde. La TM no es la obra de alguien desconectado del mundo de la imprenta; por el contra rio, es un fruto más —si bien cualificado— dentro de la abundan te cosecha literaria del autor. Las reflexiones del siguiente aparta do abundarán en este mismo sentido. b)
La TM de
Y EL RESTO DE LA PRODUCCIÓN LITERARIA Al f o n s o
La producción literaria de Alfonso es extensa, tanto en páginas como en temas tratados. “Según la Bibliografía del P. Maurice de Meulemeester, es costumbre decir que Alfonso publicó 111 obras. Esto es cierto, contando desde un apéndice de cinco páginas hasta sus obras en 4 .Q, de 1.500 p áginas” 50. Los temas pertenecen a la espiritualidad, la dogmática, la moral, la predicación, la liturgia, la apologética, etc. Para conocer el puesto que ocúpa la TM en el conjunto de la producción literaria de Alfonso parece conveniente hacer dos ano taciones: la primera se refiere a la colocación de la TM en los diversos períodos de la actividad literaria alfonsiana; la segunda, 15 Lettere, III, 98. Cf. A64b, 139; Lettere, III, 59. 477. 484. <6 A64b, 202. Cf. Lettere, III, 281. 477. 17 R e y -M e r m e t , 48.
C o r r e c c i o n e s a u t óg r a f a s d e S . A l f o n s o s o b r e u n e j e m p l a r i m p r e s o d e la TM.
,8 Habla del “estilo fácil, en el que ha sido escrita mi Moral” (Lettere, III, 38). Y en el prólogo a la edición 1.a afirma que puso interés “ut potius in claritate, quam in sermonis elegantia abundarem”. « R e y -M e r m e t , 44. T e i .l e r í a , I, 565, citando a Cordovani habla de un “latín discreto de escuela”. 50 Ibid., 701.
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32 —Fren te al rigorismo moral, benignidad pastoral
pretende relacionar la TM con el resto de las obras y de modo especial con las obras de contenido moral. Períodos de la activ idad li teraria d e Al fonso
Señalé más arriba que Alfonso comienza su actividad como escritor en edad madura. En la economía de la vida de Alfonso hay dos actividades que se suceden: la actividad de misionero da paso a la actividad de escritor. La primera llena su vida sacerdotal hsta los sesenta años bien cumplidos. La última misión la predica en Ñola en 1759. Tan noia constata que en esa ocasión le comenzó a fallar la voz: “al no corresp onder su voz a lo grande de la cate dral, se ve obligado a ser reemplazado unos pocos días por el P. Amarante” 51. Desde entonces su actividad prio ritaria será la de escritor, oficio que ya había iniciado desde hacía algunos años. Es difícil establecer una periodización en la vida literaria de los escritores, debido al carácter cambiante e incontrolable de la crea ción artística. En el caso de Alfonso la dificultad aumenta por su simultánea dedicación al ministerio episcopal y por su constante preocupación de Fundador. No obstante, se pueden constatar fá cilmente algunos períodos de mayor intensidad en su labor de publicista. De los 111 escritos, 103 pertenecen al período que va desde los cincuenta y dos a los ochenta y dos años. De este grupo de 103 escritos, 56 aparecen durante la etapa del episcopado. Así, pues, encontramos el apogeo de la actividad literaria de Alfonso en los años que corren entre 1762 y 1775, situándose la cima de la curva ascendente en 1768. Antes de esta fructífera etapa sobresale el pe ríodo de 1757-1758 como uno de los momentos de mayor ritmo productivo52. Combinando estos y otros datos, Capone 53 divide la actividad literaria de Alfonso en tres períodos: 1. 1732-1751: etapa inicial, en la que simultanea Alfonso la actividad literaria con la actividad misionera, siendo esta última la prevalente. Los escritos son, en general, opúsculos que no requieren mucha documentación. Sin embargo, es en este período cuando se define su mentalidad moral ( 1 .aedición de la TM) y mariana (“Glorias de María”). 51 T a n n o i a , I, 292. 52 Cf. B a y ó n , o c 115-117. 53 Introduzione Generale: Opere ascetiche (Roma, 1960) 302-307. .
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. ,
2. 1751-1769: esta etapa comienza con la disminución de su acti vidad misionera; continúa con la fijación de su residencia en Pagani (1752-1762), en donde realiza Alfonso una actividad intelectual intensa y conti nuada; y se prolonga en los primeros años del episcopado. Es la etapa de madurez intelectual, en la que da a luz las obras más importantes de su producción, tanto espiritual como pastoral y moral. 3. 1769-1776: etapa en la que disminuye la actividad pastoral, está presente de modo continuo la enfermedad, y se deja sentir el peso de la vejez. Los temas de los escritos no tienen ya la garra pastoral de las etapas anteriores; por el contrario, se concentran en una interpretación de la historia con tonalidad bastante pesimista. La gestación de la TM acaece en correlación con la diversidad de los momentos y de los períodos de actividad literaria de Alfon so. L a T M surge (1.a edición: 1748) en la primera etapa, coinci diendo con los inicios de la actividad literaria. L a 2.a edición (1753-1755), que constituye “su verdadera y propia Teología Mo ral” 54, así como la 3.a edición que abre la T M a los mercados controlados desde Venecia por Remondini (1757) y la 6 .a edición en la que aparecen los tratados propios de Alfonso (1767) coinci den con la etapa de madurez. Por el contrario, la 8.aedición, en la que está presente de modo excesivo la prudencia temerosa y en la que se pretenden repudiar posiciones más abiertas de épocas ante riores, pertenece a la tercera etapa de signo pesimista. Por lo de más, la preparación de las ediciones de la TM coincide con los momentos más intensos en el ritmo de producción literaria. Los escrit os rela cionados con la M oral
Si dividimos la producción literaria de Alfonso en nueve par tes, el reparto temático podría organizarse del siguiente modo: una parte para la Dogmática, cuatro partes para la EspiritualidadPastoral, y 4 cuatro partes para la Moral55. Como se ve, los escri tos sobre Moral ocupan un lugar muy destacado en la obra escrita de Alfonso, no sólo por su calidad sino también por su cantidad. M Ibid., 304. 55 Cf. B a y ó n ,
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pretende relacionar la TM con el resto de las obras y de modo especial con las obras de contenido moral. Períodos de la actividad literaria de Alfonso
Señalé más arriba que Alfonso comienza su actividad como escritor en edad madura. En la economía de la vida de Alfonso hay dos actividades que se suceden: la actividad de misionero da paso a la actividad de escritor. La primera llena su vida sacerdotal hsta los sesenta años bien cumplidos. La última misión la predica en Ñola en 1759. Tan noia constata que en esa ocasión le comenzó a fallar la voz: “al no corresponder su voz a lo grande de la cate dral, se ve obligado a ser reemplazado unos pocos días por el P. Amarante” 51. Desde entonces su actividad prio ritaria será la de escritor, oficio que ya había iniciado desde hacía algunos años. Es difícil establecer una periodización en la vida literaria de los escritores, debido al carácter cambiante e incontrolable de la crea ción artística. En el caso de Alfonso la dificultad aumenta por su simultánea dedicación al ministerio episcopal y por su constante preocupación de Fundador. No obstante, se pueden constatar fá cilmente algunos períodos de mayor intensidad en su labor de publicista. De los 111 escritos, 103 pertenecen al período que va desde los cincuenta y dos a los ochenta y dos años. De este grupo de 103 escritos, 56 aparecen durante la etapa del episcopado. Así, pues, encontramos el apogeo de la actividad literaria de Alfonso en los años que corren entre 1762 y 1775, situándose la cima de la curva ascendente en 1768. Antes de esta fructífera etapa sobresale el pe ríodo de 1757-1758 como uno de los momentos de mayor ritmo productivo52. Combinando estos y otros datos, Capone 53 divide la actividad literaria de Alfonso en tres períodos: 1. 1732-1751: etapa inicial, en la que simultanea Alfonso la actividad literaria con la actividad misionera, siendo esta última la prevalente. Los escritos son, en general, opúsculos que no requieren mucha documentación. Sin embargo, es en este período cuando se define su mentalidad moral ( 1 .a edición de la TM) y mariana (“Glorias de María”). 51 T a n n o i a , I, 292. 52 Cf. B a y ó n , o c 115-117. 53 Introduzione Generale: Opere ascetiche (Roma, 1960) 302-307. .
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2. 1751-1769: esta etapa comienza con la disminución de su acti vidad misionera; continúa con la fijación de su residencia en Pagani (1752-1762), en donde realiza Alfonso una actividad intelectual intensa y conti nuada; y se prolonga en los primeros años del episcopado. Es la etapa de madurez intelectual, en la que da a luz las obras más importantes de su producción, tanto espiritual como pastoral y moral. 3. 1769-1776: etapa en la que disminuye la actividad pastoral, está presente de modo continuo la enfermedad, y se deja sentir el peso de la vejez. Los temas de los escritos no tienen ya la garra pastoral de las etapas anteriores; por el contrario, se concentran en una interpretación de la historia con tonalidad bastante pesimista. La gestación de la TM acaece en correlación con la diversidad de los momentos y de los períodos de actividad literaria de Alfon so. L a TM surge (1.a edición: 1748) en la primera etapa, coinci diendo con los inicios de la actividad literaria. La 2.a edición (1753-1755), que constituye “su verdadera y propia Teología Mo ral” 54, así como la 3.a edición que abre la T M a los mercados controlados desde Venecia por Remondini (1757) y la 6.a edición en la que aparecen los tratados propios de Alfonso (1767) coinci den con la etapa de madurez. Por el contrario, la 8.aedición, en la que está presente de modo excesivo la prudencia temerosa y en la que se pretenden repudiar posiciones más abiertas de épocas ante riores, pertenece a la tercera etapa de signo pesimista. Por lo de más, la preparación de las ediciones de la TM coincide con los momentos más intensos en el ritmo de producción literaria. Los escritos relacionados con la Moral
Si dividimos la producción literaria de Alfonso en nueve par les, el reparto temático podría organizarse del siguiente modo: una parte para la Dogmática, cuatro partes para la EspiritualidadPastoral, y 4 cuatro partes para la Moral55. Como se ve, los escrilos sobre Moral ocupan un lugar muy destacado en la obra escrita de Alfonso, no sólo por su calidad sino también por su cantidad. m Ibid., 304. 55 Cf. B a y ó n ,
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La relación entre la TM con los escritos de índole teológicopastoral y espiritual no está a flor de página. Ha de ser buscada en zonas más profundas, en las que alienta el único y mismo pensa miento alfonsiano. Liguori compuso su TM en una época en que la Moral corría por derroteros paralelos a la Dogmática y a la Espiritualidad. Por eso su obra estrictamente moral no tiene una conexión directa e inmediata con la Espiritualidad. No obstante, esa conexión existe. Se puede hablar con toda razón de un “corpus alfonsianum” en el que se integran Dogmática, Moral, Espiritua lidad y Pastoral; algunos estudios actuales realizan una hermenéu tica del pensamiento moral alfonsiano partiendo de la unidad de toda la obra de Alfonso. La TM tiene una estrecha relación con los restantes escritos morales. Alfonso considera la TM como la “Obra Grande”, no sólo por razón del volumen sino sobre todo por la consideración cualitativa. A ella se refiere con las expresiones “la mia Opera morale”, “la mia Opera”, “il mió Libro” 56. El resto de los escritos morales se vinculan a la TM: como complementos del tema; como compendios de su amplio contenido; o como estudios que la apo yan y la defienden. La TM es el gran río de la doctrina moral alfonsiana, al que afluyen y del que salen las aguas de los escritos morales menores. No es mi propósito hacer un análisis, ni siquiera un recuento, de todos los escritos de Alfonso relacionados con la Moral57. Uni camente quiero justificar el puesto destacado de la TM señalando cómo casi todos los escritos morales guardan una relación con ella. Los enumero según la triple clasificación que acabo de hacer: complementos, compendios, apoyos. 1) Complementos de la TM La edición de la TM no parece estar completa si no va acom pañada de dos escritos: 56 Ver A56, 75. 77. 78. 92. 93. En las Cartas se encuentran estas expresiones: “mia Teología Morale” (Lettere, III, 389); “Teología grande” (lbid., III, 170); “Opera grande” (Ibid., III, 48. 51. 69. 75. 85. 87. 175. 264); “Opera grande della Morale” (Ibid., III, 59. 97. 178. 263); “Morale grande” (lbid., III, 66. 73. 86. 88. 89. 90. 91. 92. 94. 95. 96. 100. 106. 113. 114. 116. 117. 185. 203. 263. 445. 487). 57 Ver un recuento casi exhaustivo en: R. T e l l e r í a , A cti vid ad m or al de San A lfo ns o: M oralia (1.a época) 3 (1955) 89-126. Cf. también: D. C a p o n e , Dissertazioni e N ote d i S. Alfon so su lla prob abilitá e la coscienza (17481763), (17641769), (1769 1777): SM 1 (1963) 265-343; 2 (1964) 89-155; 3 (1965) 82-149. 36
— La Práctica del Confesor. Apareció en italiano en la 2.a edición napolitana de la TM y en impresión aparte; agradó mucho58. Para que pudiese ser leída “en Alema nia, en España, y en otras regiones ultramontanas ” 59 fue traducida al latín por los Padres Ferrara y Caione bajo la supervisión de Alfonso60. Este anota que la traducción latin a le costó “tres meses de fatiga ” 61, y que se hizo “con toda atenci ón” 62. Desde la 3.a edición veneciana de la TM, la versión latina (“Praxis Confessarii”) acompa ñó siempre a la obra moral grande. — Examen de ordenandos. Alfonso añadió a la versión lati na de la “Práctica” unas cuantas páginas en las que hizo un resumen práctico de la Teología Moral en orden a refrescar la memoria para el examen de las Ordenes Sa gradas. Lo tituló “Examen ordinandorum”. En cartas a Remondini pondera Alfonso la valía práctica del folle to 63. Pero el editor no escuchó las sugerencias y no lo incluyó en la 3.a edición de la TM. L o imprimió aparte en una edición que no agradó al autor 64 y que no tuvo éxito comercial65. Alfonso lo insertó por su cuenta en un apéndice de la “Instrucción y práctica del confesor” 66. 2) Compendios de la TM De la Obra grande de la TM surgen, como compendios de ella, tres libros: un compendio en italiano (“Istruzione e Pratica”); la versión de este compendio al latín (“Homo Apostolicus”); y un III, 29. 31. III, 31. 33. 60 Ib id ., III, 36. Al Padre Caione le recomienda que haga una traducción con estilo sencillo, con términos fáciles y sin usar circunlocuciones; es decir, “con el mismo estilo fácil con que está escrita mi Moral” ( I b i d . , III, 38). 61 l b i d . , III, 40. 43. 47. 62 Ib id ., III, 44. 65 Ib id ., III, 40. 43. 45. 64 Ib id ., III, 67-68. 65 “El P. Ferrara, Procurador de Alfonso y del Instituto en Nápoles y corredor suyo y de Remondini en la venta de libros, anotó dos años después en sus cuentas esta partida desoladora para los cálculos remondinianos: ‘27 de abril de 1760. Del Ex am en de or de na nd os —de Venec ia— no he despachad o un solo ejem plar’ ” ( T e l l e r I a , a.c., 114). 66 Ib id ., III, 67-68. 58 L et te re , 59 Ib id .,
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resumen de la “Istruzione e Pratica” en lengua italiana (“II Con fessore diretto”). —
—
In str ucción y Pr áctica del conf esor. Es un compendio de
la TM escrito en italiano para “los confesores rurales que no quieren gastar mu cho y saben poco latín” 67. Era una innovación escribir un manual de Moral en lengua vul gar; Alfonso consultó a Roma y la Sagrada Congrega ción del Indice aprobó el proyecto con la sugerencia de poner en latín el tratado sobre el sexto precepto y sobre el uso del matrimonio68. La redacción de la obra le costó bastante esfuerzo69. La publicó en Nápoles (1757) a sus propias expensas con una tirada reducida70. Esto era lo que solía hacer en las primeras ediciones napolitanas, a las que consideraba como una especie de manuscrito pa sado a limpio y enseñado al público; si a éste le agradaba el escrito, Alfonso corregía los errores de imprenta, remo zaba el texto y lo publicaba de nuevo de forma definiti va71. La “Instrucción y Práctica” tuvo una buena acogi da 72, según la predicción de Alfonso que la valoró como una “buena cosa” 73 y que pensó “mandarla por toda Italia” 74. H omo Apostolicus. Ante la buena acogida de la “Ins trucción y Práctica” el editor veneciano Remondini soli citó la traducción al latín. Alfonso se echó encima otro trabajo más, aunque aligerado por la ayuda de sus cola boradores75. Envió el manuscrito a mediados de octubre de 175 8 76; lo vio convertido en libro a finales de 1759, después de una larga espera77. Alfonso lo consideró como un buen Manual de Teología Moral 78 y por eso lo
67 Ibid., III, 34 (cf. Ibid., 55). 68 Ibid., III, 62. 69 Ibid., III, 44. 45. 48. 50. 52. 55. 70 Ibid., III, 62. 71 Cf. B a y ó n , o.c., 249. Ver L et te re , III, 85-86. 96. 113. 160. 519. 222. 227. 355. 439. 72 “Estos ejemplares que he impreso me los quitan de las manos” (Lettere, III, 63). 73 Ibid., III, 51. 71 Ibid., III, 60. 75 Ibid., III, 56. 58. 60. 61. 63. 65. 69. 71. 75. 77. 76 Ibid., III, 80. 82. 77 Ibid., II I, 82. 91. 93. 96. 100. 101. 102. 104. 105. 108. 109. 78 Ibid., III, 82. 92. 93. 194-195. 236. 38
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puso como libro de texto en el seminario de su diócesis79. El H o m o A p o st o l i c u s “es, sin duda, la obra más perfecta, más personal del moralista” 80. El Confesor de la gente del cam po. Es un resumen, en 400 páginas en 8 .Q, de la “Instrucción y Pr áctica” pu bli cado en Venecia en 1764. Sus destinatarios son los sacer dotes de las pequeñas aldeas81.
3) Apoyos de la TM Más arriba señalé un conjuntó de escritos de Alfonso que, de un modo u otro, sirven de apoyo, de explicación, y de justifica ción a la TM. Los clasifiqué en dos grupos: “Disertaciones” y “Apologías”. De entre éstos y otros escritos similares destaco aquellos que, como afluentes, han engrosado el caudal del gran río de la TM 82: — Carta sobre el abuso de maldecir a los muert os (1746)83. Es el primer escrito de Alfonso sobre Moral. Analiza un problema práctico: ¿el hecho de maldecir a “sus muer tos” para insultar a alguien constituye una blasfemia? La sensibilidad pastoral, además de la reflexión y de las con sultas hechas, le llevó a una respuesta negativa, solución ésta contraria a la opinión comúnmente admitida84. No se conoce ningún ejemplar de esta Carta. Pero su conte nido ha entrado en la TM en el tratado sobre la blasfe mia. Además, dos polémicas ulteriores sobre la solución de Alfonso dieron lugar a sendos añadidos; una “Justifi caci ón” (Expi atio) en la 1.a edición de 1748 (cc. 10291032) y una “Carta de respuesta” en la 4.aedición de 1760 (t. I, pp. 114-119). —
Di sert aciones sobre el uso moderado de la opi ni ón pro-
79 R e y -M e r m e t , 588. 80 Ibid., 517. 81 Lettere, III, 179.
82 No anoto otros escritos morales que entran a formar parte de los Com pen dios de la TM: la Risposta apologetica (1764) que aparece adjuntada al libro "II Confessore diretto” del mismo año 1764 (cf. Lettere, III, 200); la A po lo gí a de la Teología Moral (1769), que aparece también en la 3.aedición del “Hom o Apostolinis” (1770). 88 Sobre la histo ria y la docu men tación de este escrito ver: A. S a m p e r s , Controversia quam S. Alfonsus sustinuit ann. 174648 "De maledictione mortuorum”: SH 14 (1966) 3-47. 84 Cf. T a n n o i a , I, 185-186. 39
bable (1749; 1755; 1762; 1765). La Disertación de 1755 fue insertada parcialmente en las ediciones 3.a (1757) y 4.a (1760) de la TM en sustitución de la que aparecía en la 2.a edición de 175385; es de anotar que en la TM transfor ma la tesis antiprobabiliorista de la Disertación en tesis antituciorista86. La Disertación de 1765, que reasume el contenido de la Disertación de 1762 y la Apología contra Patuzzi87, es recogida en síntesis en la 6.a edición de la TM (1767), sustituyendo el viejo texto de la edición 3.a, 4.a y 5.a (resumen de la Disertación de 1755). —
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Di sert ación sobre l a absol ución a l clé ri go habi tua do en materia torpe (1751). Habiendo mantenido Alfonso una
postura un tanto benigna en la 1.a edición de la TM (c. 598), somete el tema a nuevo y más documentado aná lisis y cambia de parecer. Esta disertación fue incorpora da al segundo tomo de la edición 2.a de la TM (1755). Di sertación acerca de los li bros pro hibi dos (1759). Esta disertación, para la cual el P. De Meo había preparado toda suerte de notas eruditas que Alfonso no publica88, es incorporada a la TM desde la edición 4.a (t. I, pp. 6878). Disertación sobre la ignorancia invencible (1765). Fue publicada directamente en la 6.a edición de la TM (t. I, pp. 41-46).
Por todo cuanto he señalado en los apartados precedentes se deduce una conclusión evidente: la TM ocupa un puesto de pri mer orden en la vida literaria de Alfonso. En torno a este libro se aglutina su producción literaria sobre la Moral. El es también la expresión de la faceta más importante de Liguori en cuanto escritor. 3. UNIVERSO MOTIVACIONAL DEL AUTO R Para completar la descripción del encuadre biográfico en el que nace y se sitúa la TM, trataré de anotar a continuación aque“ La Disertación de 1755 sigue estando presente en la 5.a edición (1763). Alfon so pidió que fuese sustituida en esta 5.a edición por la Disertación de 1762 (cf. Lettere, III, 169. 171-172. 174. 181. 184. 188. 201). •6 C a p o n e , Dissertazioni e Note...: SM 1 (1963) 281. 87 Lettere, III, 261. “ R e y -M e r m e t , 702. 40
Nos rasgos íntimos del autor que configuran su universo motivat ional. Me refiero expresamente a los condicionamientos subjeti vos en el área de la Moral. ¿En qué medida la TM de Alfonso depende de la experiencia, de las motivaciones, de los intereses del autor? Para responder a esta pregunta aludiré a tres aspectos del mundo moral subjetivo del autor: a)
LAS MOTIVACIONES METAINTELECTUALES
El siglo XVIII es un siglo de controversias teológicas89. Alfonso, al escribir sobre temas de Moral, sabía que se introducía en la maraña de disputas, de réplicas y de contrarréplicas90. Como no existía la posibilidad de mantener la discusión en el foro de las revistas o de los diarios, se acudía con gran facilidad a la impre sión —casi siempre a expensas propias— de los escritos de impug nación o de defensa. Esta fue también la práctica de Alfonso. Dig na de mención es su controversia con el dominico J. V. Patuzzi acerca del uso de la opinión probable en Moral91. En esas interminables disputas no siempre se guardaba la me sura requerida en una confrontación que busca el esclarecimiento de la verdad y no la prevalencia personal o institucional. Con frecuencia se involucraba, en medio de las razones reales o aparen tes, la persona del interlocutor para herirla en sus sentimientos y en sus intereses personales. Alfonso no se vio libre de esos ataques estrictamente persona les. Se le achacó su falta de preparación intelectual; se puso en duda la limpieza de sus motivaciones personales al dar a la im prenta tantos libros; se mezcló en el ataque a su obra más querida, la Congregación por él fundada; hasta se llegó a amenazarle con la condenación eterna si no s^ retractaba de sus opiniones morales. Frente a tales ataques Alfonso reaccionó manifestando públi camente cuáles eran las motivaciones metaintelectuales que le guiaban en la tarea de escritor moralista. Teniendo a la vista los pasajes en que hace la confesión de sus intereses personales, se puede confeccionar el siguiente cuadro motivacional de Liguori en cuanto escritor, sobre todo en referencia a los escritos de Moral: 236-237. 90 "Quie n escribe de Moral, si es que se atiene al justo medio, ha de tener contradictores” (Lettere, III, 130). Cf. A56, 76. 91 Cf. T e l l e r Ia , II, 287-305; R e y -M e r m e t , 628-630. »9 B a y ó n ,
o . c . ,
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M oti vaciones negativas
Alfonso declara que al componer y al imprimir su obra moral no ha sido motivado92: • por el deseo de cobrar renombre o ser alabado; • para conseguir el nombre de literato; • por afán de dinero. Se consideraría loco si se dejase guiar por tales motivos, des pués de haberlo abandonado todo, conociendo la poca importan cia del “humo” de la gloria humana, y constatando el inmenso esfuerzo que le impone el quehacer de moralista. —
M oti vaciones posit ivas
Según la propia confesión de Alfonso, las motivaciones de su trabajo como escritor moralista han sido93: • la gloria de Dios; • el esclarecimiento y la defensa de la verdad; • el bien público (del pueblo cristiano); • el servicio a los miembros de su Congregación, so bre todo a los jóvenes que se inician en el estudio de la Moral. Este esquema motivacional fue concienciado de modo explíci to por Alfonso. Al escribir las obras de Moral era consciente de la importancia de su trabajo, por ra^ón de la influencia que con aquéllas podía ejercer en área tan decisiva como la de la concien cia moral. Por eso mismo se somete con frecuencia a un autoaná lisis para purificar su mundo motivacional. Examina su concien cia para ver si se deja engañar por la pasión o por algún interés no legítimo94. Introduce este autoanálisis en el clima de la ora ción para que el discernimiento sea más certero95. Llega a sentir implicada su salvación eterna en la autenticidad de su trabajo como moralista96. Aprovecha la enfermedad grave, y la cercanía de la muerte, como la ocasión más propicia para aquilatar la lim pieza de sus motivaciones en la elección de la orientación doctri nal de su Moral97. Por otra parte, es consciente de que si abandona su orientación moral, de signo más benigno, para adherirse a posturas rígidas se encontrará con el aplauso de los autores más influyentes, será ali92 Cf. A56, 75-76; D74, 62; Lettere, III, 65. 101. 212. 439. 449. 522. 99 Cf. A56, 75-76; D65, 18; D74, 62; Lettere, III, 477. 94 A64a, 115; A64b, 137. 140; D65, 284. 95 A64a, 116. 96 A56, 77; A64a, 114; D65, 355. 9’ A 69, 71. 42
íuado- entre los escritores de m oda, y hasta con seguirá fam a de santo98. Ser rigorista significaba en aquel momento ser intelec tual, estar a la moda, y vivir la radicalidad evangélica. Pero Alfon so prefiere la verdad pastoral, porque sabe que ser rígido es ofen der al pueblo cristiano y lanzar a la perdición gran número de fieles99. En este clima motivacional surgió y se desarrolló la TM. Los libros no son productos meramente técnicos; están marcados por la vida del autor. El libro de la TM lleva el sello de la sinceridad del autor. Alfonso escribe para formar la conciencia moral, pero antes ha sometido su pensamiento al control de su propia con ciencia moral. No se deja guiar por intereses oscuros; lucha a con tracorriente; defiende la verdad por motivos de coherencia perso nal. Unicamente se somete al juicio de la Iglesia, a la que acata si en el futuro dijere algo contrario a su parecer personal100. b)
La
PROPIA EXPERIENCIA MORAL DEL AUTOR
Para situar adecuadamente la TM en el universo motivacional del autor sería conveniente aludir a la propia experiencia moral de Alfonso. Es éste un tema de gran interés tanto para el conoci miento de la personalidad de Alfonso como para el estudio sociobiográfico de su obra moral. Por el momento lo único que se puede hacer ante esta cuestión es señalar su importancia, indicar las pistas para su estudio, e invitar a realizar investigaciones monográficas sobre aspectos con cretos de la psicología moral de Alfonso. A partir de los resultados de esas investigaciones se podrá analizar la correlación entre la psicología moral alfonsiana y su obra moral. Me atrevo a ofrecer un conjunto de perspectivas desde las cua les debería ser estudiada la correlación entre la experiencia moral del autor y la configuración de la TM: — Un análisis caracteriológico de la conciencia moral de Alfonso resolvería el interrogante sobre el substrato psi cológico de su vida moral. Si se reconoce en Alfonso “una tendencia al escrúpulo”, muy probablemente trans mitida por su madre a través de la herencia psicológica y 98 A64a, 115; A64b, 334; D65, 19. 315. 99 A64a, 116-117. 119. 100 A64b, 334-335. 43
a través de la educación101, hay que entender algunos pa sajes de sus escritos morales como forma de superación de sus dudas e inquietudes102. — El estudio del contexto cultural y religioso de los si glos xvil y xvm en Europa, en el que se entronca la vi vencia moral de Alfonso, proporcionaría a la TM una nueva clave de interpretación. Si es cierto que existe una crisis profunda de la conciencia cristiana durante esos si glos y que se constata una tendencia a buscar la sali da/salvación mediante la angustia escrupulosa y legalis ta; la TM vendría a ser el camino que orienta en esa bús queda concreta de salvación103. — Está por estudiar la impron ta que dejó en la TM de Al fonso la influencia que tanto la imagen paterna como la imagen materna ejercieron en su formación moral. El padre autoritario y deseoso del prestigio social del hijo, así como la ternura comprensiva y cercana de la madre constituyeron sin duda auténticos filtros de las ideas y de las vivencias morales de Alfonso. En su TM deberá cons tatarse la incidencia de este condicionamiento biográfico. — La influencia de los Confesores y Directores de Concien cia fue notable sobre todo en los primeros años de la vida sacerdotal de Alfonso. Los nombres del filipense Tomás Pagano, de don Julio Torni, del obispo Tomás Falcoia, del abad José Muscari, de los redentoristas Pablo Cafaro y Andrés Villani104 aparecen con frecuencia en sus Cua dernos de Conciencia (“Cose di Coscienza” ) ,05. Los con sejos de estos Directores ejercieron una influencia decisi va en la evolución de Alfonso de posturas morales rigoristas hacia posturas probabilistas. La 1.a edición de la TM se fragua en esta etapa en que Liguori, guiado por el consejo de sus Directores espirituales, realiza la “con versión" de su pensamiento moral.
Alfonso. Uniendo este dato al conjunto de motivaciones que guia ron su quehacer como moralista, se obtiene un rasgo importante
A través de las perspectivas que acabo de anotar se llega a cap tar en cierta medida la peculiaridad de la experiencia moral de 101 R e y - M e r m e t , 105. 102 Cf. F. FERRERO, La mentalidad moral de San Alfonso en su cuaderno espiritual “Cose di coscienza" (17261742): SH 21 (1973) 242. 243. 109 lbid., 243-245. 104 Sobre los confesores de Alfonso, ver: A. B e l l u c c i , I confessori d i S. Alfonso Mar ia de i Li gu or i: SH 4 (1956) 469-474. Sobre Pagano, cf. T a n n o i a , I, 4-5. 105 y e r textos de CC en: TELLERfA, I, 139-140; R e y -M e r m e t , 209-209. 512-513.
44
45
III
Condicionamientos en la génesis y en el desarrollo de la “Theologia Moralis” Selecciono tres factores como los más representativos del con junto de condicionamientos que influyen de modo especial en la génesis y en el desarrollo de la obra moral alfonsiana. El primero pertenece a la peculiaridad literaria de la TM; ésta surge como un comentario a otro autor (Busenbaum), lo cual le supondrá venta jas evidentes, pero también servidumbres indeclinables. El segun do factor proviene de la sociología religiosa del siglo XVIIi; la su presión de la Compañía de Jesús es un síntoma del malestar febril de la sociedad europea y de la Iglesia del siglo xvill; las repercu siones de esa convulsión socio-religiosa (tensión regalismo/papado, laxismo/rigorismo, etc.) llegaron hasta el libro de la TM con dicionando su evolución y llegando a poner en peligro su derecho a aparecer en público. El tercer factor va unido a la biografía del autor. La TM, por ser la obra literaria más cualificada de Liguori, no podía dejar de estar correlacionada con la otra obra fundamen tal de Alfonso: la Congregación del Santísimo Redentor. Juzgo que los tres factores seleccionados son indicadores exactos y objeti vos de los condicionamientos a que se vio sometida la TM. A continuación analizo por separado cada uno de estos tres factores, sabiendo que en la realidad histórica funcionaron de for ma conjunta. Además, conviene tener en cuenta que no existe una separación entre los factores del cuadro diacrónico estudiados an teriormente y los factores que llamo sincrónicos. Unos y otros for man la única y misma matriz socio-biográfica en la que se va gestando el libro de la TM. 1. ALFON SO: ¿COMENTARIS TA DE BUSENBAU M O AUTOR INDEPENDIENTE? La TM de Alfonso surge como una edición y un comentario (“Adnotationes”) al libro de Busenbaum. Desde la 2.a edición los comentarios consiguen un notable desarrollo y se convierten en la auténtica obra. Sin embargo, el texto de Busenbaum permanece en 46
lodas las ediciones de la TM como la estructura imprescindible sobre la que se apoya la TM; únicamente desaparece totalmente del tratado de la “Conciencia” desde la 8.a edición. La unión indisoluble entre el texto de Busenbaum y la obra moral de Liguori es el condicionamiento más importante que tie ne la TM en cuanto a su configuración literaria. Además, el nom bre y la obra de Busenbaum están vinculados a la moral jesuítica y, consiguientemente, a las vicisitudes de la Compañía de Jesús en la segunda mitad del siglo XVIII. Pero este aspecto del significado de Busenbaum para la obra moral de Alfonso será englobado en el tratamiento general sobre la Compañía de Jesús y la TM. En el presente apartado únicamente me refiero a Busenbaum en cuanto texto moral que condiciona la génesis y el desarrollo del libro de Alfonso. a)
LOS MOTIVOS DE ALFONSO PARA ELEGIR A BUSENBAUM COMO TEXTO-BASE DE LA TM
En el siglo XVIII a nadie extrañaba que un teólogo tomase el texto de un autor clásico, y lo editase, y le añadiese su propio pensamiento sobre determinadas cuestiones a modo de comenta rios, de apéndices o de disertaciones anexas. Esta era una forma de componer obras y de escribir libros. El texto de Busenbaum había tenido ya un gran editor y co mentarista, el padre jesuita Claudio Lacroix (1652-1714), quien compuso una notable obra de moral casuista 106 que influyó mu cho sobre el pensamiento de Alfonso, sobre todo en la época en que preparaba las ediciones 2.a y 3.a de la TM. L a obra de Lac roix fue reeditada por F. A. Zaccaria; de esta reedición proviene la Dis ertación prolegómena con que se abría la 3.aedición de la TM. Al libro Busenbaum-Lacroix-Zaccaria quiso hacer frente Angelo Franzoja editando a su vez el texto de Busenbaum (Bolonia, 1760) y añadiéndole comentarios de signo rigorista que contradecían la orientación del texto comentado. En época más cercana Busen baum volvió a encontrar otro gran comentarista: el padre jesuita Antonio Ballerini (continuado, a su muerte, por D. Palmieri) 106 Sobre la persona y la obra de Lacroix, cf. S o m m e r v o g e l , IV, 1347-1354. Nacido en Dahlem (Luxemburgo), ejerció la docencia de la Teología Moral en Miinster y en Colonia. En esta última ciudad se editan de 1707 a 1714 sus 8 tomos de comentarios a Busenbaum. La obra tuvo mucho influjo en la Moral del si)(lo xvill; alcanzó la cifra de 25 ediciones en cincuenta años. El libro fue condenado (1757) por el Parlamento de París y públicamente quemado en Toulouse. 47
compuso la gran obra de moral casuista del siglo xix en la forma de comentario a Busenbaum107. El comentario de Alfonso se sitúa temporalmente entre Lacroix y Ballerini. Sin embargo, quien le ha proporcionado mayor honor a la obra y al nombre de Busenbaum ha sido Liguori. ¿Por qué motivos escogió Alfonso el texto de Busenbaum para hacer públicas sus anotaciones morales? Tuvo motivos para tomar un texto de Moral como base para sus comentarios; y tuvo motivos para seleccionar, entre los posibles, el texto concreto de Busen baum.
ral” 1U. De este modo los alumnos tenían asegurada la materia de la enseñanza en el manual y se veían enriquecidos con las aporta ciones personales de Alfonso, quien a su vez era ayudado por sus alumnos en la preparación del manuscrito de sus notas112. Al querer publicar sus apuntes, Liguori se vio en la necesidad de adosarlos a un manual de Moral. No tenía, por el momento, ni liempo ni medios para construir un texto propio. Se decidió a reimprimir un manual clásico junto con sus propias anotaciones. Así nació la TM de Liguori. Moti vos para elegir el texto de Busenbaum
Motivos para tomar un texto-base
Alfonso no fue partidario del empleo de “apuntes” en las cla ses de Teología. Se dejó guiar por el axioma “un mal manual siempre es mejor que unos buenos apuntes”. Siendo Obispo, se opuso a que en su Seminario los Profesores impusieran el uso de apuntes personales para transmitir la enseñanza a los alumnos. Al contrario que Francisco de Vitoria, en el siglo xvi, Alfonso consi deraba el dictado como método antipedagógico. Por otra parte, el uso indiscriminado de apuntes no garantizaba el control de la ca lidad y de la ortodoxia de la enseñanza108. El obispo Alfonso solía decir a los Profesores: “si sus papeles valen más que los libros, imprímalos; si no, tomen unos buenos manuales” 109. De hecho, en su Seminario impuso como Manual de Teología Moral su Compendio del “Ho mo Apostolicus” no. Conociendo estas preferencias pedagógicas de Alfonso, es fácil comprender que en sus primeros años de docencia de la Moral a los jóvenes de su Congregación le surgiera la decisión de propor cionar a sus alumnos la guía de un Manual de Teología Moral. Sus anotaciones personales se irían integrando en la estructura de un texto previo. El escritor de Moral nacía así en la actividad do cente, en confrontación con la enseñanza de un texto dado, y espo leado por la necesidad de confrontar la doctrina general con la experiencia concreta de la actividad pastoral. “De hecho, mientras residía en Deliceto desde diciembre de 1744, enseñaba moral a los padres jóvenes e iniciaba su actividad de escritor de Teología Mo
Es difícil que un Profesor encuentre un Manual, escrito por otro autor, que le satisfaga plenamente. La dificultad crece si el texto de ese Manual está destinado para servir de soporte a los comentarios personales destinados a la publicación. Esta fue la situación de Alfonso cuando se propuso elegir un Manual de Teo logía Moral como texto-base para sus clases y, sobre todo, para sus comentarios destinados a la imprenta. En el prólogo a la 1.a edición expone Alfonso los criterios que le guiaron en la selección del Manual: — que no sea ni excesivamente amplio ni excesivamente breve (“alios nimis redundantes, alios nimis contractos esse existimavi”); — que contenga un conjunto de doctrina en el que se con dense todo lo que es necesario saber sobre la Moral (“om nia magis scitu necessaria”); — que utilice un método de exposición: conciso (“bre vius”), sintético (“paucis omnia magis scitu necessaria colligens”), y ordenado (“ordinatim”); — que la orientación doctrinal se mantenga entre los exce sos del rigor y las exageraciones del laxismo; — que sirva de introducción para principiantes (“Tyronibus”), pero que al mismo tiempo proporcione la sufi ciente preparación para el ministerio sacerdotal (“non modicam supellectilem parat”).
107 Opus theologicum morale in Busembaum medullam, 7 tomos (Prato, 1889-
Con estos criterios delante, Alfonso revisó y examinó muchos autores (“plurimos relegi, et perpendi auctores”). De entre todos
T e l l e r I a , II, 71-72. R e y - M e r m e t , 589. Cf. T a n n o i a , II, 47. 110 T e l l e r Ia , II, 72: R e y -M e r m e t , 588.
111 D. Capone: S. Al fon so e Pa olo Caf aro pr im i lett ori di Te olo gí a ne llo Stu dentato redentorista nel 17431749: SH 29 (1981) 79. 112 Ibid., 92.
1893).
108 109
49
48 4.—Fr ente aI rigorismo moral, benignidad p astoral
seleccionó a Busenbaum. En este autor estimó, sobre todo, la “ex celente metodología”: el libro ofrecía un esquema armónico del conjunto de la Teología Moral, tenía una exposición concisa y sintética, se colocaba en una orientación doctrinal buena en térmi nos generales. En cuanto a este último aspecto, Alfonso aclara en el Prólogo de la 2.a edición que la doctrina de Busenbaum es acep table (“non contemnendus”), salvo en algunas cuestiones concre tas (“aliquibus exceptis”); desde la 7.a edición esta aceptación que da rebajada al afirmar que el servirse de Busenbaum es única mente por motivo del método (“tantum ut ejusdem methodum sequerer”), lo cual no supone aprobar todas sus opiniones (“ut omnes ipsius auctoris opiniones approbarem”). Al escoger a Busenbaum, la elección de Alfonso recayó sobre una de las obras morales más apreciadas en los siglos xvil y xvill, a juzgar por las reimpresiones. Hermann Busenbaum113 nació en Nottelen (Westfalia) en 1600; entró en la Comp añía de Jesús en 1619; enseñó humanidades, filosofía y teología (dogmática y mo ral); fue Rector de los colegios de Münster y de Hildesheim; sien do Rector por segunda vez en Münster murió el 31 de enero de 1668114. Su celebridad se debe a un pequeño libro titulado “Medu lla Theologiae Moralis”. En él recoge el contenido de sus clases dictadas en Colonia; se sirve de los cuadernos de apuntes de sus antecesores en la cátedra, sus cohermanos H. Nünning y F. Von Spee. A la “Medulla” de Busenbaum todos le reconocen las cualida des metodológicas que vio en ella Alfonso: claridad, precisión, concisión, orden U5. Su género literario es netamente casuístico: resolución de casos a la luz de unos pocos principios previamente establecidos. Sus fuentes principales son las “Sumas de casos”. En cuanto a la doctrina se le debe a Busenbaum haber establecido orientaciones netas en la maraña de opiniones existentes. La obra de Busenbaum sufrió los ataques dirigidos contra la moral probabilista y contra la Compañía de Jesús u6. Fue prohibi113 Alfonso escribe el apellido Busenbaum con “m”. Juzgo más exacta la trans cripción con “n”. Por eso cuando no recojo pasajes de otros, lo escribo con “n”. La edición crítica de G a u d é no es uniforme en el modo de transcribir el apellido de Busenbaum; por ejemplo, en el Prólogo (I, p. LVI) lo escribe con “m”, mientras que en el 1.1, tract. II, dubium VI, Appendix, lo escribe con “n”. 111 Sobre la vida y la obra de Busenbaum, cf. S o m m e r v o g e l , II, 444-455; D T C , l l , 1266-1268 (J. B r u c k e r ); E n c i c l o p e d i a C a t t o l i c a , III, 343 (C. T e s t o r e ); C a t h o l i cisme, II, 333-334 (R. B r o u i l l a r d ); NCE, II, 909-910 (L. V e r e e c k e ). 115 J. T h e i n e r , Die Entwicklung der Moraltheologie zur eigenstandigen Diszi pl in (Regensburg, 1970) 312-315. 116 Bayón, o . c ., 191-193; T e l l e r ía , II, 307-309. 50
da en Francia y en Portugal, en la segunda mitad del siglo XVIII, por exponer la doctrina, por cierto común y tradicional, del tira nicidio117. La TM de Alfonso se vio involucrada en estos injustos ataques. A finales del siglo XIX, en Alemania y por parte de secto res protestantes, volvió a ser falsamente acusado Busenbaum de defender el principio maquiavélico de que “el fin justifica los medios” 118. La “Medulla” fue publicada en 1650119. En vida del autor tuvo 10 ediciones; de 1670 a 1770 se cuentan más de 150 ediciones en diferentes países 12°. Más todavía que en el número de ediciones, la gloria de la “Medulla” reside en haber sido utilizada como textobase por preclaros comentaristas: Lacroix, Ballerini y, sobre todo, Liguori. Alfonso inició la gran obra de su TM haciendo el papel de editor 121 y de comentarista de Busenbaum. Utilizó para ello la edición de Padua (1737); se conserva en Catanzaro el ejemplar anotado por el mismo Liguori122.
117 L. III, tract. IV, c. 1, dubium III, n. 8. Esta doctrina, qu e Busenbaum había iccogido al pie de la letra de San Antonio, era común entre los moralistas y estaba umcionada por la enseñanza de Santo Tomás de Aquino (11-11, q. 69, a. 4). Conci lla también la sostenía. Cf. T e l l e r Ia , II, 304. I1# L. IV, c. 3, dubium V II, art. 2, n. 3. 119 Hay quien cita una edición de 1645, pero no se ha encontrado todavía ninKÚn ejemplar. 120 En España, al contrario qu e en Francia (donde fue má» popular el manual «Ir Gabriel Antoine), tuvo gran acogida el libro de Busenbaum. Son muchas las r
,!l Sobre el trab ajo que realizó Alfon so e n el mism o texto de Bu senba um, ver el minucioso análisis de F . F e r r e r o , Génesis de la doctrina moral alfonsiana: SH 23 ( 197») 308-310. 1,2 D. C a p o n e , Un documento sulla preparazione della Theologia moralis: S. Alfonso 19 (Pagani, 1948) 153-156; O. G r e g o r i o , La soppresione del collegio re i»nlorista di Catanzaro: SH 11 (1963) (sobre el tema, pp. 47-48). En el Archivo («enera! de los Redentoristas (Roma) se conserva un ejemplar de la edición de Pldlia (1733) con autógrafo de Alfonso. 51
b)
V e n t a j a s e in c o n v e n ie n t e s d e r iv a d o s d e l a e l e c c ió n DEL TEXTO-BASE DE BUSENBAUM
Fueron muchas las ventajas que Busenbaum aportó a la TM de Liguori. La primera y principal fue la de dar cauce a la publi cación de las Anotaciones morales de Alfonso. Sin Busenbaum la TM no hubiese comenzado a existir. El nombre de Busenbaum situó a Liguori en una corriente de pensamiento moral que, aunque le causó problemas en vida, le aseguró la continuidad en el futuro. La orientación equilibrada del manual de Busenbaiyn era concorde con el sentido pastoral de la moral alfonsiana. La elección de Busenbaum fue un signo efi caz d'e su ruptura con el rigorismo y de su entrada en la vía media de la exigente benignidad cristiana. En cuanto a la estructura de la obra moral alfonsiana, el texto de Busenbaum le prestó a la TM un esquema ordenado y armóni co en el que poder encajar el conjunto temático de la Moral. Sin ser perfecto, según anotaré inmediatamente, el manual de Busen baum recogía lo mejor de las experiencias casuísticas en este as pecto. Además, la claridad y la concisión de Busenbaum coincidie ron con el estilo peculiar de Alfonso. Pero junto a las ventajas es preciso anotar los inconvenientes. El principal consiste en someter la creatividad literaria de Alfonso a una estructura preestablecida. El ser comentarista no da el mis mo trabajo que ser autor independiente, pero tampoco proporcio na la misma libertad. El pensamiento moral alfonsiano está ini cialmente condicionado por un esquema ajeno, elegido como estructura-base para conformar el libro. Por tener que atenerse al esquema de Busenbaum, Alfonso hubo de acortar tratados que precisaban un desarrollo más am plio. El ejemplo más llamativo se refiere al tratado de los “Actos humanos”. En el esquema del manual de Busenbaum no entraba este tratado. Alfonso se dio cuenta de la necesidad del estudio de la responsabilidad humana como base para el análisis moral de las acciones humanas. Tuvo que hacer un hueco al comienzo del tra tado sobre los “Pecados” y colocar allí un “Tratado previo” sobre la responsabilidad humana12S. Por otra parte, el tratado sobre los “Pecados” en la TM heredó de Busenbaum una colocación poco exacta (después de la exposición de los Preceptos del Decálogo y de los Deberes de los diferentes estados). 123 El tratado de los “Actos humanos” cobra cuerpo en la 6.a edición. En las anteriores (4.a y 5.a) únicamen te existen breves anotac iones sobre el acto voluntario e involuntario. 52
Alfonso no fue celoso de su paternidad literaria ni buscó el exclusivismo de su nombre. No tuvo reparo en que su nombre compartiera la portada de la TM con los nombres de Zaccaria y de Mansi124, y, por supuesto, con el de Busenbaum. Sin embargo, no le agradó que en la 3.a edición (la primera impresa en Venecia) acaparase toda la gloria de la portada el nombre de Busenbaum. En dos ocasiones intentó Alfonso deshacerse del texto de Bu senbaum y hacer totalmente suya (“tutta mia ”) 125 la TM: al pre parar la 5.a edición (de hecho sería la 6 .a) en el año 1763 y al preparar la 7.a edición en 1772. En las dos ocasiones tuvo que desistir. Del primer intento nos queda la refundición del tratado sobre la Conciencia, un auténtico “capolavero del gran moralista napolitano y de la teología católica” 126. Su TM estaba de tal ma nera vinculada al manual de Busenbaum que el independizarla le supondría casi el trabajo de redactar una obra nueva. En esos dos momentos experimentó Alfonso el grado de libertad y de servi dumbre que le daba el servirse de Busenbaum como texto-base. Los inconvenientes aumentaron cuando el nombre de Busen baum comenzó a “hacerse odioso a todos” 127. Al tener noticia de que el libro de Busenbaum es quemado en Francia 128 y es prohibi do en Portugal129, Alfonso se arrepiente de haberlo utilizado como texto-base130. Hizo todo lo posible para que en su obra no apare ciesen las huellas de Busenbaum 1S1; quitó su nombre de la porta da de la TM (en ejemplares de la 5.a edición; en la 6 .a, 7.a y 8.a) y del encabezamiento del tratado de la “Conciencia” (edición 6 .a y 7 .a; en la 8 .a se suprime también el tex to)132. De esta época son las numerosas protestas de Alfonso acerca de la relación de su TM con el manual de Busenbaum. El mensaje de esas protestas se reduce a dos afirmaciones: — Primera: a Busenbaum lo escogí únicamente para tener un buen esquema en el que éncajar mis Anotaciones. En este aspecto todos lo consideran excelente. Autores de 124 Lettere, III, 191. 125 Ibid., III, 170. 171-172. 175. 126 G. C a c c i a t o r e , S. A lfo n so de L ig u or i e il G ia ns en is m o (Florencia, 1944) SKI.
Lettere, III, 170. 177-178. 128 Ibid., III, 64. 129 lbid., III, 103. 328-329. 369. 363-364. 369. 371. 420. 150 Ibid., III, 168. 1.1 Ibid., III, 413-414. 419. 421. 429. 1.2 Sin emb argo, perman ece su nombre en el Prólogo de la edición 6.a; también »<■Ice su nombre en el tratado “De Leg ibus ”, c. 4, dubium V I, Appendix (ediciones l¡.“, 7.a, 8.a). 53
tendencia rígida, como Franzoja, también lo han uti lizado 133. — Segunda: no admito todas las opinione s de Busenbaum. Más aún, me he manifestado contrario a muchas de ellas. Por consiguiente, mi TM no debe ser encasillada dentro de las Morales probabilistas134. A pesar de las reiteradas protestas de Alfonso, su TM hubo de cargar con el inconveniente de estar apoyada sobre el soporte de la “Medulla” de Busenbaum. No era justo haber gozado de las venta jas y querer ahora librarse de los inconvenientes. La TM, para bien y para mal, estuvo y está vinculada indisolublemente al ma nual de Busenbaum135. 2. LA COMPAÑIA DE JESU S Y LA TM El cronista Tannoia parece tener un interés especial en desta car la admiración y el cariño de Alfonso hacia la Compañía de Jesús. Con notable puntualidad va señalando las conexiones de la vida de Alfonso con la Compañía de Jesús. Un padre jesuíta, Francesco de Geronimo (1642-1716), es amigo de la familia Liguo ri y hace un vaticinio sobre el recién nacido Alfonso: “no morirá antes de los noventa años, será Obispo y hará grandes obras por Dios” 136. La supresión de la Compañía de Jesús produce en Al fonso un dolor especial137; se alegra, en cambio, cuando tiene no ticias de que los jesuítas están establecidos en Rusia y en Pru sia 13s. Tannoia anota el detalle de que el último panegírico a San Ignacio en la Iglesia de los jesuítas de Nápoles antes de su supre sión fue predicado por Alfonso139. Se puede afirmar que Alfonso 193 Lettere, III, 178; A74, 7-8. 131 Lettere, III, 333. 396; A74, 7. 135 Los inco nvenien tes sufridos por Alfonso por haberse servido del texto de Busenbaum se prolongaron sobre sus hijos. Es curiosa la relación entre la traduc ción árabe de Busenbaum y el intento de misiones en Mesopotamia. Cf. G. O r l a m d i , / Redentoristi italiani nel ’700 e le Misione estere. II caso del p. Antonio M as cio : HS 32 (1984) 85-125 (sobre el tema, pp. 104-105). 136 T a n n o i a , I, 4. Sobre la personalidad de Francesco de Geronimo y su activi dad pastoral entre los vagabundos, prostitutas y esclavos de Nápoles, ver: R e y M e r m e t , 29-32. El 26 de mayo de 1839 el Papa Gregorio XVI elevará conjunta mente a Alfonso y a Francesco de Geronimo a la gloria de los santos. 137 T a n n o i a , I, 126-128. 282. 138 Ibid., III, 252. 139 Ibid., II, 205-206. 54
fue amigo de los jesuítas y que en ellos encontró también nume rosos y fieles amigos140. A este primer plano de la amistad de Alfonso hacia los jesuítas hay que colocarle un fondo histórico de tonalidad oscura: la lucha antijesuita promovida sobre todo por regalistas y jansenistas en el siglo XVIII que condujo al desdichado Clemente XIV a suprimir la Compañía de Jesús mediante el breve “Dominus ac Redemptor” (21 de julio de 1773)141. Al conocer la decisión pontificia, Alfonso exclamó: “voluntad del Pap a, voluntad de Dios”; pero también sentenció, quizá pensando en su Moral, "obra de jansenistas” 142. El desarrollo de la TM se vio condicionada tanto por la admi ración y la amistad de Alfonso hacia los jesuitas como por la lu cha antijesuita en la que fue involucrada la obra moral de Liguo ri 14S. En el apartado anterior ya se ha hecho referencia al segundo aspecto. Tratar é de completarlo, anteponiendo además una consi deración sobre las repercusiones positivas que ejerció en el libro de la TM la relación amistosa entre Alfonso y los jesuitas. a)
Et
a pa
positiva
:
l a
a d m ir a c i ó n
y
l a
a m i st a d
h a c ia
LOS JESUITAS
En la primera etapa de gestación de la TM (1747-1762) se ad vierte una gran influencia de los autores jesuitas sobre el pensa miento moral alfonsiano. El libro de la TM nació al abrigo de la corriente moral de los jesuitas. Señalo a continuación los princi pales datos que avalan la veracidad de la afirmación precedente: — La lectura de autores jesuitas, junto con la experiencia pastoral y con la dirección de sacerdotes sensatos, fue un factor decisivo en la evolución que tuvo Alfonso del rigo rismo moral recibido en la formación del Seminario ha cia posturas más benignas144. Esta experiencia personal le llevará a aconsejar a los que inician los estudios de la 293-296. 310-317. 672-673. 1(2 T a n n o i a , II, 281-282. 143 Cf. C. M. R o m a n o , Delle opere di S. Alfonso Maria Liguori. Saggio storico rícavato specialmente dalla Corrispondenza epistolare del Santo (Roma, 1896) 232284 ("La Morale di S. Alfonso ed i Gesuiti”). 144 "La s obras de los Jesuitas fueron las que lo hicieron evolucionar, y hasta un punto tal que, cuando- la Compañía de Jesús fue suprimida por los Borbones y después por Roma , él pasó a los ojos de algunos com o un ‘jesuíta disfrazado (J. D f . i .i m e a u en el "Prefacio” a R e y -M e r m e t , p. X V ) . ■« Bayón,
141 Cf.
o c .
.
,
R e y -M f .r m f t ,
55
Teología Moral que no lean únicamente autores rígidos, sino que frecuenten también la lectura de obras con ten dencia más benigna145. — Para elegir a Busenbaum com o texto-base de su TM Al fonso no tuvo en cuenta directamente la condición jesuística de aquél; pero de hecho, coincidió el autor selec cionado con un moralista jesuita. — Entre los autores que Alfonso manejó con asiduidad para preparar las “Anotaciones” a Busenbaum ( 1 .a edición de la TM) se cuentan bastantes moralistas de la Compañía de Jesús. En el Prólogo de la 1.aedición cita expresamen te Tomás de Aquino, Lessio, Sánchez, Castropalao, Lu go, Laymann, Bonacina, Viva, Lacroix, Roncaglia y los Salmanticenses; de los once, siete pertenecen a la Compa ñía de Jesús. — El jesuita Lacr oix fue autor muy consultado por Alfonso en los primeros años de su actividad literaria como mora lista. El probabilismo defendido por Liguori en las Di sertaciones de 1749 y de 1755 tiene su principal fuente de insp iración en la obra de L acroix >46. Según señalé más arriba, Alfonso preparó la 3.a edición de la TM tomando muchas anotaciones de este autor jesuita. — Alfonso pidió con insistencia a Remondini que enco mendara la fu nción de revisor de la 3.a edición de la TM no a un dominico sino a un jesuita 147. El editor hizo caso a su petición y encomendó la labor de revisión al padre jesuita Zaccaria, de lo que se alegró Alfonso14?. De este jesuita también aceptó Alfonso la Disertación prolegómena con que se inició la TM en varias de sus ediciones. En esta primera etapa Alfonso emite juicios muy elogiosos so bre los jesuítas en cuanto cultivadores y expositores del saber teológico- moral. “Son verdaderos maestros de m ora l"149: ' han sido y son los maestros de la moral" 15°; "de ellos he aprendido lo poco que he escrito" 151 v “lo poco que sé de mora l" 15-’. De ellos
dice recibir “mucho aprecio” 153 y hasta “públi ca alabanza” 154. Estos datos ponen de manifiesto la estrecha vinculación de la TM con la tendencia jesuítica de la Moral católica. Pero conviene no exagerar. El mismo Alfonso tuvo que defender su autonomía y dejar fuera de sospecha la pertenencia de su propia obra. Sus adversarios, y de modo especial Patuzzi, llegaron a decir que los libros de Alfonso los hacían los jesuítas por la abundante utilización de autores jesuítas que en ellos aparecía. Liguori responde con la siguiente afirmación: “yo he leído muchas cosas tanto en autores jesuítas como en otros, pero la obra la he hecho yo” 155. Esta valo ración vale para la TM: la obra es de Alfonso, aunque en su gestación hayan influido notablemente las lecturas de autores jesuítas. En cuanto al sistema de moral también se le achaca a Alfonso el defenderlo por su “excesivo apasionamiento” a favor de los je suítas156. Contesta Liguori: menos mal que, además de apasiona do, no me llaman “terciario” 157 de los jesuítas; los estimo mucho, pero en Moral sigo lo que me dicta la conciencia. Por lo demás, advierte que los jesuitas no son como ovejas que siguen una detrás de la otra; entre ellos existe diversidad de pareceres158. En conse( uencia, él también se aleja de las opiniones de los jesuitas cuando aquéllas no le convencen159. Estas últimas apreciaciones pertenecen ya a la etapa defensiva en la que Alfonso tiene que exagerar su independencia frente a los jesuitas para no ser tildado de “jesuita disfrazado” y evitar así que su obra (la TM y la Congregación) corran la misma suerte que la moral jesuítica y la Compañía de Jesús. b)
E t a p a d e f e n s iv a : p r o c l a m a c i ó n d e l a a u t o n o m í a PERSONAL FRENTE A LA PRETENDIDA “INVOLUCRACIÓN JESUÍTICA”
Desde 1763 hasta el final de su vida activa en cuanto escritor (1779) Alfonso adoptó una actitud defensiva ante el intento de quienes pretendían involucrar su Congregación con el destino de
115 D49. 76-77; D55. 255-256. 146 G a p o n k .
Dissertazioni e Note...: SM 1 (1963) 271.
147 Lettere, III, 20-23. 148 Ibid.. III, 23. 149 Ibid., III. 20. Ibid.. III, 23. 151 Ibid., III. 23. 152 Ibid.. III. 27. 56
IM Ibid., III, 28. " 4 Ibid., III, 20. D65, 357. A64a, 111-112 (cf. Lettere, III, 205). A64a, 130. Lettere, III, 23. A64a, 112. 57
la Compañía de Jesús (suprimida en la Iglesia en 1773) y su obra moral con la proscripción de los autores morales jesuitas. Si en la etapa precedente la TM creció con el apoyo de la Moral jesuítica, en esta segunda etapa participó de los ataques sufridos por los autores jesuitas. Cuando los libros de Moral escritos por jesuitas fueron prohi bidos en Portugal 160 y quemados en Francia 161 y comenzaron a ser mal vistos en casi todos los ambientes políticos y eclesiásticos de Europa, Liguori levanta su voz para defenderlos. “No todos los libros de Moral de los jesuitas en verdad son de doctrina corrom pida. Los libros del Cardenal Lugo, de Suárez, de Laymann, de Lessio, de Castropalao y otros semejantes no contienen doctrina corrompida” 162. Presionado por los miembros de su Congregación163, y sabien do que ser “amigo de los jesuitas” es motivo suficiente para sufrir una rígida censura164, Alfonso se ve en la necesidad de defender su autonomía personal y de proclamar su diferencia con relación a los jesuitas. Es la única salida que le queda si no quiere ver supri mida su Congregación y prohibida su obra escrita de Moral.. Adopta dos sistemas de defensa. El primero consiste en elimi nar de su obra las huellas jesuíticas. Ya he señalado cómo hizo desaparecer de la TM, lo más que pudo, el nombre de Busen baum. Lo mismo hizo con el nombre y la Disertación preliminar del padre Zaccaria; en la 8.a edición no dejó rastro alguno ni de Zaccaria ni de su Disertación, a fin de no aparecer vinculado a los jesuítas165. En esta edición 8.a, al exponer su “sistema moral, su primió bastantes citas de autores jesuitas166. La segunda forma de defensa consistió en subrayar su diferen cia frente a la doctrina moral de los jesuitas que defendían el probabilismo simple. De hecho su pensamiento moral había evolu cionado desde el probabilismo simple defendido en las Diserta ciones de 1749 (D47) y de 1755 (D55) hasta la propuesta personal de un “uso moderado” de la opinión probable (equiprobabilismo) expresada en las Disertaciones de 1762 (D62) y de 1765 (D65). Apo yándose sobre esta nueva frontera de su sistema moral, Alfonso puede defenderse contra los que lo identifican como un “probabi-
lista más” y, por consiguiente, como un “jesuíta disfrazado”; en aquel momento ser probabilista en moral era, para los efectos socio-religiosos, lo mismo que ser jesuíta167, Hay dos grupos de escritos en los que Alfonso proclama ma(hacona y reiterativamente su distanciamiento del probabilismo simple y, consiguientemente, su diferencia frente a la figura socioicligiosa del jesuita = probabilista. Estos escritos son, por una parte, los destinados al público en general y, por otra, las cartas dirigidas a personas concretas. Entre los primeros sobresalen: la "Apología” del año 1769 (A69) y el “Monitum” introducido al final de la edición 7.a de la TM (1772), el cual se convierte en escrito autónomo en 1774 con el título "Declaración del sistema” (D74) y en la edición 8.a de la TM se integra con la Disertación preexistente sobre el uso de la opinión probable y forma el “Siste ma moral” situado al final del tratado de la “Conciencia”. En estos textos expone Alfonso que su postura no es la del probabilisino, aunque tampoco la del probabiliorismo. No juzgo necesario transcribir pasajes concretos de los documentos citados. En las cartas a Remondini una y otra vez vuelve sobre el tema para declarar: “mi moral no es la rigorista ni la de los Jesuitas, está en medio de la una y la o tra ” 168; “no soy de los probabilistas antiguos, ni jesuita de aquellos Jesuitas que han sido demasiado benignos” 169; “ yo no sigo la doc trina de los Jesuitas, sino soy con trario al sistema de los Jesuitas, y quizá a la mayor parte de las sentencias particulares de los Jesuitas” 17°; “muchas sentencias de los Jesuitas yo las he reprobado como laxas” m; “mi sistema de la Probabilidad no es el de los Jesuit as” 172; “en cuanto al sistema de la Probabilidad, yo no sigo el de los Jesuitas sino soy contrario a él” 173; “no sigo el sistema de los Jesuitas sobre la Probabili dad” 174; “soy cont rario a las doctrinas de los Jesui tas” 175; “he pu blicado un libro (A69) para hacer ver a4 mundo que yo, en Moral, no sigo la doctrina de los Jesuitas como algunos me quieren hacer decir” 176; “yo no sigo los sistemas de los Jesu itas ni en la T eolo167 168 169
160 Lettere, III, 103. 327. 328. 329-394. 161 lbid., III, 64. 334. 162 Ibid., III, 333. 168 lbid., 167. 161 lbid., 369. 165 lbid., III, 167-168. 490-491. 166 C a p o n e , Dissertazioni e Note...: SM 3 (1965) 132. 58
170 171 172 173 174 175 176
Lettere, III, 477. lbid., III, 421. lbid., I II , 4 77 . lbid., I II , 4 87 . lbid., III, 130. lbid., III, 333-334. lbid., III, 335. lbid., III, 358. lbid., III, 361. lbid., III, 371. 59
gía escolástica ni en la Moral” m; “yo no he sido educado por los. Jesuitas” 178; “yo no defiendo a los Jesuitas porque tenga parientes entre ellos o por haber sido educado por ellos, por el contrario defiendo la verdad como me parece delante de Dio s” 179. Estas afirmaciones contrastan con las que escribía Alfonso por los años 1748 a 1756 cuando su amistad y su admiración hacia los Jesuitas podían ser expresadas públicamente sin dificultad algu na. La obra moral de Liguori, sobre todo su TM, es al mismo tiempo causa y efecto de esa variación. La gloria y la pasión de la Compañía de Jesús en la segunda mitad del siglo XVIII constitu yen urj condicionamiento importante en la génesis y en el desarro llo del libro alfonsiano de la TM. La supresión de la Compañía de Jesús es un factor imprescindible para la lectura socio-biográ fica de la TM. 3. RELACION DE LA TM CON LA CONGREGACION DEL SANTISIMO REDENTOR (REDENTORISTAS) Condicionamiento importante de la TM es su relación con la Congregación del Santísimo Redentor (Redentoristas), de la que Alfonso es fundador. Este aspecto de la obra moral alfonsiana está suficientemente estudiado; por eso me limito a hacer dos anotacio nes, que corresponden a las formas de influencia de la CSSR en la TM. a)
LA
TM
NACE EN FUNCIÓN DE LOS REDENTORISTAS
El libro de la TM surge como respuesta a una necesidad de la Congregación recién fundada por Alfonso. Este había organizado un Estudiantado (Escolasticado) para formar a los candidatos jó venes. Quiso que los Redentoristas tuvieran una formación cuali ficada en el campo de la Moral, tan necesaria en la predicación de las misiones parroquiales y para el ejercicio del ministerio de la reconciliación sacramental. El mismo Alfonso se reservó para sí dar las clases de Teología Moral en el nuevo Estudiantado. El fruto de esa docencia se concretó en las “Anotaciones” al manual de Busenbaum. 177 Ibid., III, 396 (cf. 371). 178 Ibid.. III, 487 (cf. A64a, 111). 179 Ibid., III, 215. 60
El autor de la TM recuerda con frecuencia que emprendió y prosiguió el trabajo de dar a la imprenta la obra moral pensando n el bien de sus Congregados: — El prólogo de la 1.a edición (1748) comienza con esta de claración de intención: “Desde hace algunos años vengo pensando ofrecer a los jóvenes de nuestra mínima Con gregación del Santísimo Salvador (así se llamaba enton ces) un manual en el que, de forma breve y con buen método puedan formarse en la ciencia de la Teología Moral, tan difícil y al mismo tiempo tan necesaria para la salvación de las almas” 180. — Esta misma declaración sigue ocupando las primeras lí neas del Prólogo a la 2.a edición (1753); también aparece desarrollada en la Dedicatoria al Papa Benedicto XIV. Los Estudiantes Redentoristas esperaron con ilusión esta edición de la TM para hacer de ella su Manual de Teolo gía Moral1S1. — Cuando uno de los adversarios de Alfonso (G. F. Soli bajo el pseudónimo de Lamindo Pritanio) critica la TM por excesivamente laxa y pide al autor que prohíba a sus “compañeros que la lean”, Alfonso le contesta que al es cribir su obra ha tenido en su mente como destinatario a los “jóvenes de nuestra Co ngreg ación” 182. — En carta de 1754 a todos los Congregados, les dice que la TM “la escribí pensando exclusivamente en vosotros” 18S. Sin embargo, nunca les impuso la obligación de seguirle en todas las opiniones184. Más aún, hubo de lamentarse en alguna ocasión de que no fueran los miembros de su Congregación los que más leyeran y apreciaran su obra185.
i«° '‘piuribus ab hinc annis excogitavi tradere Tyronibus nostrae minimae Congregationis SS. Salvatoris librum, quo brevius, et ordinatim in scientia Theo logiae Moralis tam difficili, et Animarum saluti necessaria sufficienter instituerenIm" (Praefatio ad Lectorem, l.a ed. 1748). Cf. A56, 75-76. Lettere, III, 57-58. A56, 75-76. IM Lettere, I, 261. Sobre la vinculación de la TM con la causa de la CSSR, cf. B a y ó n , o . c ., 307-310; T e l l e r I a , II, 314 ss.; 435; 458 ss.; 593. '*< Ibid., I, 260 (cf. B a y ó n , o .c ., 21-22). Ibid., II, 38 (cf. B a y ó n , o . c ., 23). 61
b)
La l o s
TM
ES CAUSA DE DIFICULTADES PARA
R e d en t o r is t a s
Ya hemos visto cómo la TM y su autor, Alfonso de Liguori, se vieron involucrados en la persecución político-religiosa que pade cieron los Jesuitas en la segunda mitad del siglo XVIIl. Conviene añadir ahora que en esa persecución se vio envuelta también la Congregación del Santísimo Redentor. Y precisamente a causa de la doctrina moral sustentada por su fundador. La campaña antijesuítica fue especialmente dura en Sicilia. Expulsados los Jesuitas por los Borbones, los Redentoristas fue ron considerados en la isla como “retoño de los Jesuitas” y estu vieron en el trance de ser también expulsados186. Como la causa de las dificultades era la doctrina moral de Alfonso, los Redento ristas silicianos —a su frente, el padre Pablo Blasucci— hubieron de proclamar en público que “no eran probabilistas sino probabilioristas”, que “no seguían la doctrina de su fundador”, y que “después de la muerte de éste, publicarían un nuevo manual de Mo ral” >87. Alfonso hubo de explicar de nuevo su sistema de Moral tanto a sus Congregados 188 como a las autoridades 189 y al público en ge 186 Sobre el fondo histó rico de las dificultad es surgidas en Sicili a (donde, según Alfonso, gozaban de notable crédito, los rigoristas Concina y Patuzzi: Lettere, III, 266), ver el estudio de A. S a m p e r s , Die Schwierigkeiten in Sizilien wegen der Mo raltheologie des Hl. Alfons in den Jahren 1768/69 und 1772/73: SH 19 (1971) 257279. Sobre la repercusión de estas dificultades en las obras de Alfonso, cf. C a p o n e , Dissertazioni e Note...: SM 4 (1968) 88-92 (“Monitum” añadido al final de la edi ción 7.a); 92-101 ("Declaración del sistema” de 1774); 101-109 ("Manifiesto” de 1776); 114-120 (“Contramemorial” de 1777); 121-143 (“Sistema moral” de la edi ción 8.a). ' 187 Esto es lo que ex pone P . Bl asucc i en carta del 22 de marzo de 1769 a Deodato Targiani, miembro del Gobierno de Sicilia, y al padre A. Villani en carta del 3 de abril de 1769 (ver los textos publicados por D. C a p o n e , Dissertazioni e Note...: SM 2 [1964] 138-143). Sobre los intentos, no realizados, de publicar los Redentoris tas un Manual de Moral distinto del de Alfonso y en vida de éste, cf. C a p o n e , l.c., 102-105. 109-114. 188 Son dignas de mención las cartas cruzadas entre Blasucci y Alfonso; las pu blicadas pueden verse en: Lettere, III, 142-S45. 347-351. 402-407. 421-423; y en: C a p o n e , l.c., 143-155. Ver la presenta ción de esta discusión episto lar entre Blasucci y Alfonso en: C a p p o n e , l.c., 128-138. 189 Escribió directamente a Targian i, pero no juzgó conveniente hacerlo a Tanucci (cf. Lettere, III, 341). Sobre Targiani, ver el a.c. de S a m p e r s (nota 186); de él escribió Alfonso que pertenecía a aquella clase de gente que hablaba y juzgaba sobre la Moral sin comprender el significado de "probable”, "probabilior”, "pro babilísima” (Lettere, III, 422). Puede verse también la defensa o “Co ntrame morial” que escribió Alfonso sobre su Moral a los Señores Ministros de la Real Cámara de S. Clara de Nápoles (Lettere, III, 492-507). 62
neral190. La tempestad se calmó. Pero la TM sufrió los impactos «le estos ataques; según veremos a continuación, en las últimas «iliciones Alfonso tuvo que defenderse del peligro antijesuítico ha
1,0 Ver la “Apologia...” de 1789 (A69) y la "Dichiarazione...” de 1774 (D74). I*#ra publicar este último escrito Alfonso hubo de vencer las dificultades que le |Minia el padre A. Villan (cf. Lettere, III, 457-460). 63
IV
1. PRIM ERA EDICION (1748) D a t o s h i s t ó r i c o s 193
Evolución de la TM a través de la secuencia de ediciones
Hasta el momento he analizado los factores que condicionan la aparición y el desarrollo de la TM. Los he dividido en dos series: los que componen el encuadre biográfico en el que nace el libro y los que constituyen el entorno literario y socio-religioso dentro del cual se desenvuelve. Unos y otros forman un campo de fuerza que origina dinamismos de libertad y de servidumbre para el autor. En esta parte del estudio me propongo analizar la secuencia de ediciones de la TM; en ese proceso literario acaece la gestación completa de la obra moral alfonsiana. En el prefacio de la edición crítica, Gaudé hace una descrip ción de cada una de las nueve primeras ediciones191. Es una des cripción más bien estática, aunque basada en datos históricos. Se echa de menos en el panorama de los estudios sobre la moral al fonsiana una investigación completa sobre el camino seguido por la TM desde la 1.a edición hasta la 8.a192. En la siguiente exposición sintetizo al máximo los datos. Ade más, los expongo de forma escueta a modo de pinceladas sueltas. Creo, no obstante, que la descripción será objetiva y suficiente mente amplia. Para acercar más el libro de la TM al lector de este estudio se ofrece la anteportada y la portada de cada una de las nueve ediciones.
• La gran obra de la TM tiene un nacimiento humilde. “ Mag na nascuntur ex parvis” 194. Surge como una edición del ma nual de Busenbaum (“Medulla Theologiae Moralis”) a car go de Alfonso; un procedimiento nada nuevo ni extraño en aquella época, y precisamente con el manual de Busenbaum (edición de Zaccaria, edición de Franzoja, y otras). Esta de pendencia de Busenbaum, con sus ventajas y sus muchos inconvenientes ya ha sido analizada anteriormente. • Sobre el manual de Busenba um 195 Alfonso hizo sus propias anotaciones (de ahí el título de la gnteportada: “adnotationes in Busembaum”) incluidas dentro del cuerpo de la obra ajena. Son de dos clases: unas, cortas y de carácter preferen temente bibliográfico, indican los autores que sostienen las opiniones del texto (vienen anotadas con letras minúsculas: a, b, c, etc.); otras, más largas y de carácter doctrinal, mati zan las opiniones del texto y plantean nuevas cuestiones (se señalan con letras mayúsculas: A, B, C, etc.). En este con junto de notas está en germen el pensamiento moral alfon siano: sus intereses temáticos, la orientación pastoral, la pre dilección por determinados autores196. Tannoia anota que los pasajes propios de Alfonso provienen de los casos de mo ral que le fueron surgiendo en su actividad pastoral197. Se gún el gusto de la época, en el libro se contienen varias Disertaciones; las dos más importantes, sobre la infabilidad del Papa y sobre la Inmaculada Concepción de María, per manecerán en las restantes ediciones, aunque la primera desde la 2 .a edición cambi ará de lugar (de apéndice pasa al tratado de las Leyes) y será "notablemente ampliada. • A la fuente pastoral, señalada por Tannoia, hay que aña dir la del interés intelectual y la de la docencia. Alfonso, 193 Para la h istoria de la 1.a edición de la TM ver el minu cioso estudio de F. P e r r e r o , Génesis de la doctrina moral alfonsiana: SH 23 (1975) 293-365. 194 (A n ó n i m o ), In bicentenarium magni operis morális S. P, N. Alphonsi (17481948): Analecta CSSR 20 (1948) 186.
191 G a u d é , I, p. XIII-XXIII. 192 O. G r e g o r i o , II Padre A. Roscigno (m. 1755) collabaratore di S. Alfonso moralista: SH 17 (1969) 373.
195 Alfonso utilizó la edición de Padua de 1737. El ejempla r anotado por él se conserva en Catanzaro (Italia) en la Iglesia de la Inmaculada. Ver nota 122 de este capítulo. 196 Ver el aná lisis detallado de temas tratados y de autores citados en F e r r e r o , a.c., 310-323. 197 T a n n o i a , I, 245.
65
64 X —Frente al rigorismo moral, benignidad pastora l
según su propio testimonio, se dedicó con particular interés al estudio de la Moral desde la etapa de la formación seminarística 198; su previa carrera jurídica era una buena prepa ración para la reflexión moral de aquel momento. Por otra parte, la docencia de la Moral a los jóvenes de su Congrega ción fue la situación propicia para la plasmación de su pen samiento y el motivo último que le empujó a dar al público sus notas de clase. La TM nació en las aulas del primer Escolasticado de la Congregación del Santísimo Redentor (Ciorani, Deliceto). • Como va a ser habitual en adelante, Alfonso pondera el es fuerzo que le ha costado la preparación de las An ot ac io ne s. Escribe al Abad G. Muscari (20 de septiembre de 1748): “me ha costado años y años de fatigas; especialmente en los últi mos cinco años le he dedicado ocho, nueve y diez horas dia rias, de suerte que cuando lo pienso me espanto yo mis mo ” 199. Dice De Meulemeester que “desde 1734, es decir, catorce años antes de publicar su TM, se preocupaba de re unir materiales para la Obra” 200. La preparación inmediata debió comenzar por el año 1743, fecha en que se inicia el Escolasticado redentorista en Ciorani donde Alfonso explica la Moral. En septiembre de 1746 la obra estaba ultimada, ya que el 22 de septiembre de ese año el impresor solicita la aprobación eclesiástica y el 30 de enero de 1747 la licencia regia. En el año 1748 Alfonso permanece en Nápoles duran te varios meses y allí corrige las pruebas y prepara los índices201. • De las prensas de A. Pellechia (Nápoles) salió en 1748 un tomo de cuarto menor, manejable tal como le gustaba a Al fonso, a dos columnas, densas y en número de 1.032, sin contar el prólogo, la dedicatoria, los índices, y otros temas añadidos al final de la obra. Estaba dedicado a José de Nico lai, arzobispo de Conza, a quien el autor quería agradecer la asignación de Materdomini para fundación de la Congrega ción202; “escribe la dedicatoria en latín, y en ella se divierte, por el momento, desarrollando enfáticos períodos, que fácil mente hubieran encantado, con mucho, a su maestro Buo-
A nt ep or ta da y po rt ad a de la 1.a ed ic ió n.
198 Ver notas 11 y 24. 199 Ver la carta en F e r r e r o , a.c., 253. 200 D e M e u l e m e e s t e r , I, 24 . 201 T e l l e r í a , I, 441, habla de seis meses: R e y -M e r m e t , 458, habla de cuatro. 2® T e l l e r í a , I, 420-423. 67
naccia (su preceptor de latín)” 203. El coste de la obra lo pagó Don Jos é Oliverii, amigo de Alfonso 204. • Alfonso hizo una valoración de su obra antes de aparecer ésta en público. Como en otras ocasiones, no disimula el amor de padre ante su criatura literaria: “me parece una buena obra aunque a veces la pasión engaña” 205. Cuando tenga preparada la 2.a edición mirará a las “Anotaciones” (1.a edición) y su valo ración ya no será tan positiva 206. De modo más imparcial, sin exgerar por uno u otro extremo, podemos decir ahora nosotros que la 1.a edición de la TM es un “preludio franco de su carrera de moralista” 207; pero sin el desarrollo ulterior, el preludio habría pasado pronto al olvido. Por eso he afirmado varias veces que la TM es una obra única desde la 1.a hasta la 8.a (9.a) edición, pero reescrita en varias ocasiones. • Liguori escribía para ser leído; y, a ser posible, por el mayor número de personas. En consecuencia, dio importancia a la publicidad de sus obras. Se sirvió para ello de los cauces normales de la época (pasquines, hojas volanderas, anun cios en gacetillas, etc.); tuvo su propia organización publici taria: envío de hojas publicitarias a Obispos, Casas Religio sas, Centros eclesiásticos, etc.; montó, además, una especie de oficina de venta y publicidad de sus libros en Nápoles 208. Cuando publica las “Anotaciones a Busenbaum” está en sus comienzos de escritor; la propaganda no pudo ser intensa. Sin embargo, sabemos que su compañero, el Padre A. Villami, cuando fue a Roma para solicitar la aprobación de las Reglas de la Congregación (1749), hizo propaganda de la 1 .a edición de la TM en el camino y en la Ciudad Eterna 209. • La 1.a edición tuvo éx ito 210. Sin él Alfonso no se hubiera 203 R e y -M e r m e t , 456. 201 Cf. G a u d é , I, p. XIV, nota 1. 205 Carta al Abad G . Muscari (ver en: F e r r e r o , a.c., 353).
206 "Opu s absolvi; sed quia nimis festinanter fuit illud typis demandatum, ut aliis satisfacerem mihi non satisfeci: plura enim in eo vel non bene excusa excide runt, vel confuso ordine fuerunt exposita. Idcirco cum ea diligentiore examine necnon clariore methodo indigere animadvertissem, animun ad hanc secundam editionem applicui in qua ad meliorem ordinem omnia redigere curavi” (edición 2.a, t. I, Ad lectorem). 207 T e l l e r í a , I, 420. o . c ., 259-262; F e r r e r o , a.c., 338-343. Cf. A74, 53. 209 T e l l e r í a , I, 450; R e y -M e r m e t , 469.
208 B a y ó n ,
210 En la dedicatoria a Benedicto XIV de la 2.a edición (1753) dice Alfonso que la 1.a edición “fue aceptada por todos” y que necesitó pronto la reedición ("cum universe fuerit acceptum, rursusque debuerit publici juris fieri”). 68
lanzado'a la empresa de la 2.a edición. En ésta es donde se configura propiamente la obra moral de Alfonso. Pero antes de llegar a la 2 .a edición contemplemos la portada de la que fue el fundamento de todo el edificio. 2. SEGUNDA EDICION (1753, 1755) DATOS HISTÓRICOS
• Esta 2.a edición es ya una obra autóno ma, y no sólo la reim presión, con anotaciones, del manual de Busenbaum. Esto queda claro desde el título: “Theologia moralis concinnata a R. P. Alphonso de Ligorio”. Sigue presente el texto de Busenbaum y el trabajo de Liguori va unido a él, pero de modo tan independiente que fácilmente se advierte una obra nueva dentro del viejo tronco de la ajena. • La preparación del original ocupó a Alfonso durante bas tante tiempo. La preocupación por la obra va desde 1748 a 1753, y se prolongó hasta 1755. En algunas temporadas ab sorbió totalmente su actividad, la cual se desplegaba con el ritmo febril de “ocho y diez horas diarias”. En 1772 dirá: “buena parte de la Moral, por no decir casi toda, la escribí yo de mi propia ma no” 211. • El trabajo fue de gran envergadura. Se orientó por una tri ple vertiente: la de la documentación, la del contenido y la de la metodología212. En cuanto a la documentación, Alfon so consagró una de las características de su obra: la consulta de numerosos autores, tanto antiguos como del momento. En la realización de este trabajo contó con la valiosa colabo ración de algunos padres jóvenes de su Congregación, entre los que sobresale A. Ruscigno del que se ha hecho mención más arriba. En cua nto al contenido, la edición 2.a de la TM contiene la estructura definitiva del pensamiento moral alfonsiano; éste progresará en las ulteriores ediciones, pero 211 Lettere, III, 420. En carta a un joven padre redentorista (1755) dirá que en ruta 2.a edición “son molte cose nuove, specialmente de restitutione, de poenitentia, de matrimonio” (Lettere, III, 677). 212 Este triple inter és aparece claram ente expresado tanto en la dedicatoria a Benedicto XIV como en el prólogo: “in meliorem ordinem redegi, diligentius qui busdam doctrinis enucleatis, compluribus aliis adjectis” (dedicatoria); “ad melio rem ordinem omnia redigere curavi, et utillimis doctrinis librum copiosiorem redilrir” (Prólogo). 69
siempre dentro de la estructura marcada por la 2 .a edición. El método para Alfonso consistía fundamentalmente en la claridad de exposición y en la adecuada ordenación de las partes; a él prestó especial atención en la presente edición. • La obra fue impresa en Nápoles por Juan de Simone. Apa reció dividida en dos tomos, con la distancia de dos años entre ellos: 1753 y 1755. El formato es del 4.Q; la impresión es buena, tanto por el papel como por los tipos de letra utilizados. • En esta 2.a edición se inicia un importante detalle que ocu pará las primeras páginas en todas las restantes ediciones. Es la dedicatoria al Papa Benedicto XIV (en latín) y la co rrespondiente carta de respuesta del Pontífice (en italiano). El hecho de solicitar la dedicatoria 213 supone que Alfonso veía en su obra un libro personal y con suficiente mérito. Sin embargo, este dato no ha de ser sobrevalorado, ya que los Papas de la época, y en especial Benedicto XIV, acepta ban con facilidad dedicatorias de libros; a veces recibían de dicatorias de autores y de obras de tendencia contrapuesta, como es el caso de Alfonso y Concina, quienes dedican sus Teologías Morales respectivas a Benedicto XIV. Todos reco nocían en él, antes y después de la exaltación al Pontificado, una especial competencia en materias jurídicas y morales214. Alfonso, que fue estimado en cuanto moralista por Benedic to XIV215, conocía el alto aprecio que el Pontífice tenía de sus propias Bulas y por eso se vio obligado a hacer en la 3.a edición una modificación de última hora216. El nombre de Benedicto XIV, con quien los Redentoristas siempre se han 215 Como resultado de las exploracion es realizadas en Ro ma, Alfon so recibió este consejo del P. Sanseverino, pió operario: "Hará muy bien V. P. en reimprimir <1 libro de la Moral, sobre todo con mejores tipos, y dedicarlo al Pa pa, por más que tal dedicatoria le supondrá el tener que regalar varios ejemplares y cargar con los gastos de una buena encuadernación. Me permito advertirle que cuide que la dedi catoria esté redactada en pureza de frase latina” ( T e l l e r í a , a.c., 95-96 citando a K i ' n t z , IV, 165).
214 Por otra parte, “Benedi cto XIV será el más grande papa del siglo xvm. El único grande” (R e y -M e r m e t , 375).
215 Benedicto X IV en su libro “De Synodo dioecesana” califica a Alfonso de "prudens auctor”, valoración que utilizó Liguori en momentos difíciles (Lettere, III, 477; A56, 75). Además, el Papa Benedicto XIV ante una consulta de G. Jorio sobre la “maldición de los muertos” contestó: “Tenéis vuestro Ligorio, consultad le a él” (Carta de Jorio en F e r r f . r o , a.c., 365; T a n n o i a , I, 248-249). Sobre los amigos de Alfonso en Roma, cf. B a y ó n , 283-290. 216 Lettere, III, 53. o . c .,
A nt ep or ta da
y
po rt ad a de la 2. a e di ci ón .
71
sentido cariñosamente vinculados217, irá también siempre unido con la TM alfonsiana. • L a 2.a edición de la TM ofrece otro detalle que denota la génesis progresiva de la doctrina moral alfonsiana. En esta edición hay dos elencos de cuestiones reformadas con rela ción a lo expuesto en la 1.aedición: un elenco de 58 cuestio nes en el tomo 1 y otro elenco de 41 en el tomo 2. Sobre el significado de estos cambios volveré más adelante. Baste por el momento anotar que Alfonso dio bastante importancia a estas “retractacio nes” 218. Creo que la i mportan cia no estaba tanto en el contenido de las opiniones modificadas como en la impresión que causaba así a los demás219. • La obra, en su 2.a edición, tuvo también buena acogida. An tes de terminar el año 1755 anotaba Alfonso: “me quedan muy pocos ejemplares y se me agotarán pronto, dado que de todas partes me llueven pe ticiones” 220. Se cumplía así el augurio de Benedicto XIV, quien, en la Carta de respuesta, pronosticaba que la obra obtendría “la aceptación general” (gradimento universale)221. 3. TER CER A EDICION (1757) Da
t o s
h i st ó r i c o s
• Estando aún fresca la edición 2.a, en el verano de 1755 Al fonso comienza a cartearse con el editor Remondini para publicar en Venecia la 3.a222. “La iniciativa partió de Re mondini, probablemente por insinuación del padre Zaccaria 217 G. ORLAND I, Benedetto XIV, S. Alfonso María de Liguori e i Redentoristi: SH 27 (1979) 279-297. 218 Aparece el anun cio en la misma portada: “quoad plures sententias reformatas”; en el prólogo se hace una explicación que es al mismo tiempo una justifica ción: “nonnullas etiam opiniones (temporis decursu rebus ad seduliorem trutinam revocatis), hominem me agnoscens, reformavi. Neque in hoc erubui, cum D. Augustinus non erubuerit in pluribus se retractare; sicut etiam D.Thomam fecisse testantur...”. En carta a sus Congregados explica las reformas por el hecho de haber puesto más consideración en las razones intrínsecas (Lettere, I, 260-261). 219 A56, 92. 220 Lettere, I, 19. 26. 221 Alfonso anota la verificación de este pronóstico años más tarde: Lettere, III, 130-131. 222 Son m ás de 25 las cartas que se conservan y en las que Alfonso traza un verdadero diario de la preparación de esta 3.a edición: Lettere, III, 18-61. 72
A nt ep or ta da y po rt ad a de la 3.a ed ic ió n.
o de algún otro jesuita, con quienes estaba entonces el vene ciano a partir un piñón” 223. • La preparación del original la realizó Alfonso sobre ejem plares impresos de la 2.a edición 224. Aunque le supuso traba jo y empleo de tiempo, aquello no era componer un texto nuevo desde el principio hasta el fin. La labor se centró so bre todo en los detalles de adaptación del texto, corrección de erratas, aumento de documentación bibliográfica, matización de opiniones, y cosas semejantes que suelen acaecer cuando la obra pasa de una edición a otra sin refundición total o parcial del texto225. . • La preocup ación may or de Alfonso estuvo en que la obra ya impresa ( 2 .a edición) pasase con éxito la reválida de los “sa bios” que controlaban el mercado de las ideas morales en Venecia. La buena calificación se traducía en el hecho de que la TM fuese impresa en Venecia con la aprobación de esos intelectuales. La persona clave a la hora de hacer el veredicto era el revisor o los revisores. Por eso Alfonso hizo todo lo posible para que los revisores de su Moral fueran, además de personas cualificadas y de reconocido prestigio, teólogos cercanos a su manera de pensar. En las cartas a Remondini no se recató de pedir revisores de la Compañía de Jesús y de presentar su disconformidad ante posibles revi sores dominicos 226. • Alfonso se alegró cuando supo que el revisor de su obra era el padre jesuita Francisco Antonio Zaccaria 227; conocía los méritos y el prestigio de este ilustre jesuíta 228; sentía admira ción por sus obras 229 y por su persona 230, y prestaba aten223 T e l l e r í a , a.c., 99. 224 En el Archivo General de los Redentoristas (Ro ma) se conserva algún ejem plar de la edición 2.a con anotaciones au tógrafas de Alfonso, muy probablemente destinadas a la impresión de siguientes ediciones. 22s P ara conoce r con detalle el traba jo de adap tación realizado por Alfon so, ver: L et te re , III, 18. 19. 20-22. 24. 26. 28-29. 30. 32. 33. 39-40. 43. 49. 50-51. 52-53. 57. 226 lbid., III, 20. 23. 26. 227 lbid., III, 37. 44. 228 Francisco A ntonio Zaccaria (1714-1795) fue teólogo, historiador y escritor profílico (cf. S o m m e r v o g e l , VIII, 1381-1435). Cuando comenzó su relación con Alfonso contaba poco más de cuarenta años. "Desde su Prefectura de la Biblioteca Estenense, de Módena, en que había sucedido a Muratori, se revelaba de día en día como una de las figuras preeminentes del siglo” ( T e l l e r í a , a.c., 99). Cf. DTC, XV, 364; NCE, XIV, 1103. 229 L et te re , III, 24. 44. 70. 84. 23° \1 trasladarse Zaccaria de Módena a Nápoles, Alfonso tuvo trato directo con él (Lettere, III, 89-90); quedó admirado de su personalidad ("grand’uomo di gar74
ción a las opinio nes que este teólogo tenía sobre la TM 231. De la edición que Zaccaria había hecho de Lacroix, Alfonso había tomado notas para su propia Moral 232. Además de re visar la obra, Zaccaria le antepuso una larga Disertación so bre la historia y la importancia de la moral casuista233. Al fonso quedó por el momento contento por la inclusión de esta Disertación 234, si bien más adelante se irá deshaciendo poco a poco de ella 235. La vinculación del nombre de L i guori con el de Zaccaria le aportó a Alfonso una gran venta ja inicial, al abrirle las puestas de Venecia y al darle el es paldarazo de autor docto; pero también le trajo notables inconvenientes al situarlo en el partido de los jesuitófilos. • La obra apareció en Venecia con el pie de imprenta de Roma. Estaba distribuida en 3 tomos y, contra el deseo de Alfonso236, en tamaño “in folio”. No se encuentran en esta edición los elencos de proposiciones reformadas, tal como estaba en la 2.a edición; la actitud de Alfonso ante la publi cación de estos elencos no fue clara 237, ya que no la conside raba del todo necesaria; esta ausencia de los elencos se refle jó en pequeñas variaciones en el prólogo. • A Alfonso le agradó la edición. “Ha resultado una edición magnífica, de buen papel y de estampación esmerada, y ya son muchos los que la han adquirido y otros más la solici tan” 238. Lo que no le debió gustar fue que en el título ocu pase el primer lugar Busenbaum y que su trabajo quedase bo”: lbid., III, 91); lo recomienda a Remondini cuando éste parecía inclinarse ha cia otros teólogos, como Berti (Ibid., III, 91-94). 251 Lettere, III, 27. 28. 35. 232 lbid., III, 23. 235 Esta Disertación la tomó, en lo esencial, de la que había compuesto p ara la edición de Lacroix (Bolonia, Venecia, 1749); en lá parte III, c. VI hay un olvido en la adaptación: el “author noster” y la referencia no corresponden ni a Alfonso ni a su libro, sino a Lacroix y a su libro. Exagera la originalidad del trabajo, al afirmar que no conoce a nadie (“vidi neminem”) que haya tratado antes la cuestión, cuan do de hecho sigue en parte a Besombes. En la concepción de la Moral sobresale la Icndencia “minimalista”: la Moral es para el mínimo exigido y no para la perfección. 234 Lettere, III, 31. 60-61. 235 Desaparece del todo en la edición 8.a (y 9.a). 236 Alfonso deseaba un formato más mane jable: Lettere, III, 25. 237 Lettere, III, 50-51. 238 Ibid., III, 60. Sobre los cauces de difusión empleados por Alfonso para promocionar su obra, ver: Ibid., III, 18. 26. 27. 64. 66. 71. 74. 89. 94. 100. 101. 102. 105. 107. 108. 121. 75
rebajado a meras “adiciones” 239. De hecho, la portada respi ra abundante jesuitismo 240. 4. CUARTA EDICION (1760) Da
t o s
h is t ó r i c o s
• En carta a Remondini con fecha del 5 de junio de 1758, pasado solo un año desde la publicación de la 3.a edición, tenemos noticia de la intención del editor veneciano de re imprimir de nuevo la TM 241. De seguro que el autor, en principio, recibió con agrado la propuesta; pero junto a la satisfacción iba mezclado el temor por su obra. El agridulce de la propuesta aparecía en la misma respuesta de Remon dini: “hacer adiciones y correcciones, y particularmente en las propuestas condenadas por los parlamentos de Fran cia” 242. Las nubes de la tormenta comenzaban a aparecer en el horizonte. • En cuant o a los “añadidos y correccion es”, Alfonso se puso inmediatamente a trabajar. Desde el verano de 1758 hasta mayo de 1759 somete de nuevo a revisión su obra; los testi monios de sus cartas son constantes al respecto 243. Son bas tantes los añadidos que hace 244 y, a su parecer, son franca mente buenos 245. También mejora la distribución externa del contenido 246. Es una ventaja el estar trabajando al mis mo tiempo sobre el Compendio de la TM, ya que así pue den interc ambiarse las nuevas adquisiciones 247. No faltan las anotaciones de última hora, una vez que las correcciones ya están en manos del editor 248. Después de varios avisos 249, 259 R. P. Herm anni Busembaum, Societatis Jesu, Theo logia moralis, nunc plu ribus partibus aucta a R. P. D. Alphonso de Ligorio. 240 En la por tada aparece dos veces, de forma destacada, la si gla de pertenencia jes uít ica : “So ciet atis Je su ’’ (para Bus enba um) y “S. J . ” (para Zacc aria); el escudo de la portada es de sabor netamente jesuítico. 241 Lettere, III, 68-69. 242 Ibid., III, 68. 243 Ibid., III, 71. 73. 75. 80. 85. 87. 88. 89-90. 91. 92-93. 95. 244 Ibid., III, 89. 97. 245 Ibid., III, 93. 95. 246 Ibid., III, 71. 75. 93. 95. 247 Ibid., III, 68-69. 75. 248 Ibid., III, 106. 109. Las anotaciones no llegaron a tiempo para ser incorpora das en su debido lugar y se encuentran en un "Monitum" de la p. VII del tomo I. 249 Ibid., III, 90. 91. 92-93. 93.
A n te p o rt a d a d e la
4.“ e d ic ió n . D o s p o rt a d a s d é la m is m a fe c h a s d if er e n te s: 1760 y 1763.
e d ic ió n c o n
77 76
las correcciones fueron expedidas en el mes de mayo de 175925°; iban anotadas sobre las páginas de un ejemplar de la anterior edición251. • Las correcciones más importan tes se referían a las "proposi ciones condenadas por los parlamentos de Francia”, según le había indicado Remondini. Alfonso no conocía con pre cisión cuáles eran esas proposiciones; de julio a diciembre de 1758 estuvo esperando a que se las enviara el padre Zaccaria conforme al aviso dado por el editor 252; por su cuenta, buscó información en Nápoles, sobre todo en los Jesuitas 253; en marzo de 1759 ya las conocía254. Eran en concreto tres proposiciones: la licitud del tiranicidio en defensa de la pro pia vida; la licitud de matar al- invasor del honor propio en materia grave; la doctrina sobre los proscritos. Las dos pri- : meras afectaban al texto de Busenbaum y a los comentarios de Alfonso. Este consideraba la doctrina expuesta como “co mún y probabilísima” 255; pero por motivos prá cticos, de ! acuerdo con el padre Zaccaria con el que se entrevista en Nápoles 256, decide elim inar estos pasajes del libro de la TM 257. • El trasfondo históric o de esta censura se encuentra en aco n tecimientos sucedidos en Francia y en Portugal. El 15 de enero de 1757 un anti guo sirviente de los Jesuitas (Francisco Roberto Damiens) asaltó al rey Luis XV hiriéndole, no de muerte, con un cuchillo. Surgió el infundio que acusaba a los Jesuitas de defender el regicidio. Como consecuencia, va rios Parlamento s de Francia mandaron quem ar el libro de * Busenbaum y de otros autores Jesuitas. Alfonso, al conocer la noticia, apostilla: “quemarán también mi libro”; y pide a Remondini que no lo comercialice en Francia 258. Otro in fundio semejante al de Francia surgió en Portugal con oca sión de un atentado contra el rey José Manuel I (3 de sep tiembre de 1758). Pombal aprovechó el suceso para desacre ditar a los Jesuitas, afirmando de ellos que defendían en su moral la doctrina del tiranicidio. Los libros de Moral de los 250 Ibid., III, 231 Ibid., III, 252 Ibid., III, 253 Ibid., III, 254 Ibid., III, 255 Ibid., III, 256 Ibid., III, 257 Ibid., III, 258 Ibid., III. 78
95. 97. 102. 71. 73. 75. 80. 83. 88. 89. 64. 103. 89. 89. 103. 64.
Jesuitas fueron prohibidos y ellos mismos expulsados. San Alfonso lam entó mucho esa expulsión 259; y; com o medida de prudencia, eliminó el pasaje del tiranicidio de su TM 260. Los condicionamientos socio-históricos comenzaban a in fluir sobre su obra moral de forma directa e inequívoca. • Alfonso esperó con ilus ión y con alegría esta 4.a edición de su T M 261. Afirma que son muchos los que la desean 262. An tes de ser publicada, ya la vio como algo muy perfecto 263. No hay en las cartas ningún testimonio sobre su reacción al verla publicada. • La edición, con el pie de imprenta de Roma, apareció en tres tomos y con el tamaño “in folio”. El editor no atendió a las reiteradas sugerencias de Alfonso, quien le había expre sado su descontento por ese formato y había mostrado su preferencia por la división en 3 ó 4 tomos en 4.Q264. El texto venía enriquecido con varias Disertaciones, según se indica ba en la portada. A una de esas Disertaciones, la de los li bros prohibidos, le había dedicado particular atención265. En apéndice se recogía el Epítome de Mansi sobre las prin cipales enseñanzas canónico-morales de Benedicto XIV266. Tanto las Disertaciones como el Epítome permanecerán en las restantes ediciones. Además, se transcriben de nuevo las proposiciones reformadas en la 2 .a edición y no recogidas en la 3.a; ahora forman un solo elenco de 99 cuestiones, que se sitúa después del prólogo del tomo I. • Es de destacar que en la portada de la mayor parte de los ejemplares sigue ocupando el primer puesto el nombre de Busenbaum como en la edición 3.a En algunos ejemplares, a petición de Alfonso 267, pasa Busenbaum a segundo término y Liguori asciende al primero. Las portadas que se ofrecen en este libro pertenecen a este segundo grupo de ejemplares (se reproduce la rara portada de un ejemplar con fecha de 1763). 239 Ibid., I, 423. 260 Ibid., III, IOS (cf. Ibid., 86. 89 n o t a 1). 261 Ibid., III, 103. 105. 114. 116. 119. 262 Ibid., III, 105. 113. 117. 265 Ibid., III, 113. 264 Ibid., III, 69-70. 90. 93. 97. 142-143. 158-159. 176. 263 Ibid., III, 95-96. 99. 266 Ibid., III, 122. Sobre el a u t o r y sobre el apéndice cf.
T e l l e r í a,
II, 309.
26’ G a u d é , í , p . X V I - X V I I .
79
5.
QUINTA EDICION (1763) Da
t o s
h is t ó r ic o s
• En junio de 1763 Alfonso le propone a Remondin i hacer una nueva edición de la TM 268. La propuesta presenta una variación importante para el conjunto de la obra. Se trata de quitar el texto de Busenbaum y rehacer todo el libro para que la obra aparezca y sea totalmente de Liguori. Alfonso tiene en la mente dar a la TM una nueva ordenación 269 si guiendo el método empleado en el compendio italiano “Ins trucción y Práctica” 27°. Por si al. editor le parece excesiva esta reelaboración de la obra, el autor hace una propuesta alternativa: someter a revisión una vez más el texto y, con las correcciones y las adiciones oportunas, dejarlo dispuesto para una nueva edición. Remondini acepta la propuesta, sin inclinarse decisivamente por una u otra de las alterna tivas 271. • Detrás del deseo de Alfonso de prepa rar la reedición de la TM está sin duda el afán de mejorar su obra. Pero, sobre todo, hay un condicionamiento externo. Son los miembros de su Congregación, particularmente los que trabajan en Si cilia, quienes le presionan para que elimine de su TM todo tinte jesuítico, a fin de que no involucren a los Redentoristas en la campaña de desprestigio y de persecución contra los Jesuítas272. Naturalmente, para que no tenga sabor je suítico su TM, lo primero que hay que eliminar de la obra en el texto de Busenbaum, que se ha convertido en autor odiado por casi todos 273. Las ofensivas antijesuitas de los gobiernos de Francia y de Portugal, tuvieron que ver mucho con los cambios introducidos en la edición 4.a; para la edi ción 5.a las presiones antijesuíticas vienen de ambientes pre ferentemente eclesiásticos. L a evolución de la TM no se ex plica sin estos condicionamientos socio-históricos y eclesiales. • Alfonso organizó el trabajo de preparación de la edición en el doble frente indicado. Por una parte, con la ayuda de sus 268 Lettere, III, 168. 269 lbid., III, 169. 170. 270 lbid., III, 172. 271 Ibid., III, 170. 171. 272 Ibid., III, 167. 2” lbid., III, 170. 177-178.
A n te po rt ad a y p or ta d a de la 5. a ed ic ió n .
80 H
rente al rigorismo moral, benignidad pa storal
Colaboradores274 hace la relectura del texto para corregir las erratas, para ordenarlo mejor, y sobre todo para introducir matices y temas nuevos. Con el optimismo de siempre, dice que las anotac iones son “m uchas y buenas” 275. Por otra parte, convaleciendo en Pagani de una crisis de su enferme dad sufrida en Airola, se dedica en el verano de 1763 a reha cer todo el texto de la TM eliminando a Busenbaum. El trabajo, realizado por dos padres bajo su supervisión, era mayor de lo que había sospechado. Terminados los tratados de la “Conciencia” y de los “Actos humanos” 276 tienen que desistir por el momento de eliminar el texto de Busen baum277. Tomada esta decisión, la atención se concentra so bre la primera alternativa: hacer anotaciones sobre la base de la edición anterior. • Hacia finales de octubre de 1763 está ultimada la prepara ción de la edición prevista. En el proyecto de Alfonso la nueva edición tendrá las siguientes características: contará con el nuevo tratado de la “Conciencia” y con el práctica mente nuevo de los “Actos humanos”; la “Disertación sobre el uso de la opinión probable” de 1755 será cambiada por la nueva Disertación de 176227s; se reproducirá el texto de Bu senbaum como soporte y andam iaje de todo el libro 279; se mantendrán la Disertación preliminar de Zaccaria y el Epí tome final de Mansi 28°; se endosarán, en sus respectivos lu gares, las correcciones y las adiciones, la mayor parte de las cuales pertenecen al libro l .0 281. Según esta programación, a Alfonso le parece que la obra tendrá una singular perfec ción282. Todo está listo y lo envía a Remondini con consejos precisos para los tipógrafos y los correctores283. • La decepción de Alfonso no pudo ser mayor al contemplar la obra reeditada284. Venía sin los nuevos tratados de la 274 En esta ocasión, como en la preparación de 2.a y de la 3.a edición, el trabajo de los Colaboradores fue decisivo: Lettere, III, 173-174. 175. m lbid.., III, 178. 183. 276 lbid., III, 181. 185. 277 Ibid., III, 176-177. 179. 181. 2,8 lbid., III, 171-172. 174. 181. 279 Ibid., III, 171. 280 lbid., III, 171. 176. 181. 185. 189. 191. 193. 281 Ibid., III, 181. 183. 186. 201. 282 Ibid., III, 179. 191. 285 lbid., III, 190-191. Como en otras ocasiones, Alfonso envía correcciones de ú l t i m a h o r a : Le tt er e, III, 196-197. 199. 284 lbid., III, 201-202. 82
“Conciencia” y los “Actos humanos”; permanecía la Diser tación de 1755 colocando a Alfonso en contradicción consi go mismo después de haber escrito la Disertación de 1762285; silenciaba en la portada el nombre de Zaccaria y en su lugar se hablaba de un “teólogo distinguidísimo”; en algunos ejemplares no aparecía en la portada ninguna referencia a Busenbaum (la portada que se reproduce en este libro per tenece a uno de éstos) 286. Aparece con el pie de imprenta de Bolonia, en 3 tomos, y, sin hacer caso a la reiterada peti ción de Alfonso por el “in -4.Q” 287, en el tamaño "in folio”. Esta edición, que había sido preparada con tanto esmero por Alfonso, le resultó una auténtica decepción. No sólo los condicionamientos externos presionaban sobre su obra; también influían los medios y los cálculos económicos del editor. 6 ,
SEX TA EDICION (1767) DATOS HISTÓRICOS
• Ante el fracaso de la 5.a edición, Alfonso hizo todo lo posi ble para convencer al editor sobre la conveniencia de una pronta reimpresión. El trabajo de preparación estaba ya rea lizado y en poder de Remondini, quien no lo había utiliza do en la edición precedente. Alfonso pensó que la 6.a edi ción sería la última de su vida288; por eso quiso que fuera la más perfecta 289. El editor aceptó la propuesta 290, pero c o menzó a darle tales largas 291 que Alfonso pensó que moriría antes de ver la reimpresión292. • En ese largo compás de espera, Alfonso tuvo tiempo para introducir algunas novedades: 285 Ibid., III, 202. 286 Los ejemplare s que Alfonso ve por vez primera no traen en portada el nom ine de Busenbaum f Lettere, III, 202). Por presión del autor, Remondini añadió en la portada de los restantes ejemplares: ‘‘juxta methodum Medullae R. P. Hermani Busembaum Societatis Jesu, cuius ideo liber in hoc Opere praemittitur”. 287 lbid., III, 181. 288 lbid., III, 208. 214. 223. 289 lbid., III, 203. 209. 214. 223. 231. 290 lbid.. III, 203. 291 Ibid .. III. 207. 208. 211. 213. 226. 227. 229. 231. 233. 240. 242. 243. 245. 250. 253. 256. 260. 264. 265. 267-268. 270. 272. 281. 283. 284-285. 287. 289. 291-292. 292 lbid., III, 240. 242. 253. 260. 268. 83
— algunos breves añadidos en el texto 293; — unas páginas, que le costaron un mes de trabajo, sobre la materia y la forma de la Confirmación 294; — reelaboración del texto sobre el ministro del ma trimonio295; — una importante Disertación sobre la ignorancia invencible 296; — la reelaboración de la Disertación sobre el uso de la opinión probable (al final del tratado de la “Con ciencia”) teniendo en cuenta los materiales utiliza dos en la controversia con Patuzzi (D65 ) 297; — una Advertencia (o “Monitum”) a añadir al final de la mencionada Disertación sobre el uso de la opinión probable 298; — el elenco de las opiniones refo rmadas en la 2 .aedi ción, que no habían aparecido en la 5.aedición, y a las cuales se le añaden ahora 23 más 299; — la Advertencia (o “Monitum”) del Editor al Lec tor300, en el que se pondera la difusión de la TM (también “extra Europam”), su aceptación gene ral, y la valía de la nueva impresión a pesar de las dificultades originadas por la distancia local entre el editor y el autor. • Este nuevo material integrado a las importantes modifica ciones que han sido preparadas, sin haber sido acogidas, para la 5.a edición constituía un conjunto que podía con todo motivo dejar satisfecho al autor. Realizado el trabajo de los Indices301, Alfonso espera los 30 ejemplares que le ha
A nt ep or ta da y po rt ad a de la 6.a ed ic ió n.
293 Ibid., III, 208. 209. 213. 216. 217. 220. 221\ 223. 225. 226. 233. 239. 251. 271. 285. 290. 293. 295. 304. 306. 307. 294 Libro V I, n. 64. Lettere, III, 293. 299-300. 295 Lettere, III, 297. 296 Lib ro I, n. 170 ss. Lettere, III, 241. 243. 245. Aparece en ésta y en las restanles ediciones. 297 Lettere, III, 263-264. 267. 269. 276. Sufrirá una adaptación en la 8.aedición, mientras que permanece inalterada en la 7.a 298 Ibid., III, 247-248. Se encuentra en ésta y en todas las ulteriores ediciones, al final del tratado de la "Conciencia”. 299 Lettere, III, 262. 264. 268-269. 272. 276. 500 Ibid., III, 295. 296-297. Este “monitum tipographi ad lectorem” del que dice Alfonso que “no puede estar mejor” (Ibid., III, 296), vuelve a aparecer en las edi tiones siguientes. soi ibid., III, 292. 295. 300. 301-302. 304-306. 85
prometido y, por fin, expedido Remondini 302. Después de haberlos recibido y examinado le aflora la satisfacción ante la obra bien hecha: “esta reimpresión está tan llena de doc trinas y de referencias nuevas que difícilmente se encontrará una Moral mejor” 303. • La edición ap areció con el pie de imprenta de Roma, en tres tomos, y en el tamaño “in folio” a pesar de la reiterada pro mesa del editor de usar el tamaño “in 4 ,Q” 304. La impresión había sido muy cuidada, siguiendo las numerosas y prolijas recomendaciones de Alfonso 305. De la portada y del prólogo .desapareció el nombre de Busenbaum; permanece su texto a lo largo del libro con la atribución a un “celebérrimo teólo go”; en el tratado de “Conciencia” se yuxtaponen dos textos, el de Busenbaum y el de Alfonso. El nombre de Zaccaria es silenciado en la portada bajo la expresión de un “teólogo distinguidísimo”; el anuncio de su Disertación pasa a se gundo término, consiguiendo el primero el anuncio del Epítome de Mansi. • El contento de Alfonso ante la nueva impresión de su TM se tradujo también en el deseo eficaz de la difusión del libro. “He pensado en anunciarla en los Ar ch ivo s de Nápoles, cuya sección de avisos bibliográficos se lee en todo el rei no” 306. Aunque la p ropaganda tropezó con la dificultad económica debida a la escasez de la cosecha de aquel año 307, sin embargo, los méritos de la obra garantizaron su difusión y venta 308. 7. SEPTIMA EDICION (17 72) 309 Da
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h i st ó r i c o s
• Recién publicad a la 6.a edición y a pesar de haber pronosti cado que sería la última en su vida, Alfonso comienza a 302 Ibid., III, 308. 310. 3M Ibid.. III, 312. Ibid.. III, 209. 214. 223. 272. 305 Ibid.. III, 268. 270. 272-273. 302. Los correctores de pruebas estampan su nombre en la obra: vol. III, p. 200. 306 Ibid.. III, 312; cf. 315-316. 307 Ibid.. III, 312. 318. 508 Ibid.. III, 315-316. 318. 322. 309 En alguno s ejemplares esta edición lleva la fecha de 1773.
A n te p or ta d a d e la 7 ° e d ic ió n . D os p o r ta d a s d é l a m is m a e d ic ió n c on fe c h a s d if er e n te s : 17 72 y 17 73 . 87
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recoger material en orden a una futura reedición310. Remon dini le comunica en los primeros meses de 1772 la decisión de reeimprimir la obra311. La nueva edición, la 7.a, tendrá sus peculiaridades y se situará entre las más importantes, por razón tanto del contenido como de la relación con la situación socio-religiosa del momento. • La preparación de la 7.a edición coincide temporalmente y está en relación casual con los acontecimientos políticoreligiosos de carácter regalista que provocaron la supresión de la Compañía de Jesús (1773). Los ataques a la Compañía de Jesús alcanzan también a la TM. Alfonso es alineado en tre los Moralistas que defienden la llamada “moral jesuíti ca”. En las cartas a Remondini se advierte su preocupación por la campaña antijesuítica desatada en Portugal312, en donde se llegan a prohibir todos los libros de moral de auto res jesuitas, aunque sean de orientación rigorista. La TM también es prohibida en Portugal, por incluir en ella el tex to de Busenbaum y por ser considerado Liguori como un autor jesuita más31S. La tormenta llega hasta Nápoles, aun que no descarga allí el trueno de la prohibición314. Las difi cultades que sufre la TM repercuten sobre la Congregación del Santísimo Redentor. El miedo a la supresión hace que los Redentoristas cuestionen la Moral de su Fundador, se gún señalé más arriba. De esta suerte la TM se ha convertido en el blanco de las iras antijesuitas de unos y en la causa del miedo ante el regalismo de otros. • Ante esta situación es normal que Alfonso piense de nuevo en eliminar de su obra el texto de Busenbaum31S. Lo intenta otra vez más, como lo intentó nueve años antes (1763). Aho ra no pretende hacer un texto alternativo al de Busenbaum, objetivo que ya experimentó como inalcanzable en el inten to precedente de 1763. Lo que pretende en este momento es acoplar y organizar su propio material de modo que aparez ca un libro autónomo y coherente. Trabajó en esta empresa durante algunas semanas, pero su sentido realista le dijo que aquello era imposible. Sin el texto de Busenbaum su 510 Lettere, III, 314. 311 lbid., III, 415. M2 lbid., III, 327. 328-329. 332. 333. 336. 338. 339. 315 lbid., III, 361. 363-364. 369. 371. 414. 420. 477. También se prohíbe el “Homo Aposiolicus” (lbid., 393. 396. 487). 314 Ibid., III, 320-321. 335. 336. 358. 359. 315 Ibid., III, 413-414. 88
propio material quedaba sin el soporte y sin la estructura que lo mantenían en pie. Por otra parte, fabricar una estruc tura y un soporte propios le llevaría, según sus cálculos, de cinco a seis años. Dada su edad (setenta y siete años), opta por mantener el texto de Busenbaum316. Se consuela pen sando que con el texto de Busenbaum incluido su obra se ha vendido, se vende y se seguirá vendiendo317. • Cortado el camino de la eliminación de Busenbaum, Alfon so se concentra en la segunda alternativa: mejorar el texto de la edición precedente. Esta mejora se concreta en lo si guiente: — Introducir pequeñas variaciones (correcciones, añadidos, reformulaciones) en el texto318, algunas de las cuales estaban ya impresas en el Compendio latino del “Homo Apostolicus ” 319 y otras prove nían de las lecturas de obras recientes como la Mo ral de Patuzzi 320. — Suprimir o retocar algunas opiniones que, aunque el autor las sustentaba como verdaderas, resultaban “peligrosas” para la censura regalista y antijesuíti ca del momento321. — Introducir dos nuevas cuestiones o dos breves diser taciones dentro del texto: la cuestión sobre la mo ralidad del tiranicidio, y la cuestión sobre la licitud de dar muerte al agresor en caso de legítima defen sa personal. La disertación sobre el tiranicidio ha bía sido preparada para otra obra 322, pero Alfonso decide introducirla en la nueva edición de la TM pensando que en ella ha resumido perfectamente 316 Ibid., III. 415. 429. 317 Ibid., III. 419. 318 Ibid., III, 386. 387-388. 389. 415. 420. 430. 432. 434. 436. 453. 461. 519 Ibid., III, 384-385. 386. 388-389. 320 Ibid., III, 384. 388. 321 El auto r mandó suprim ir la afirmación sobre el derecho que tienen los Con cilios y el Papa de imponer tributos cuando sean necesarios para el régimen espiri tual; “en los tiempos que corren es doctrina execrable para los regalistas; y si leen ahora esta proposición en Francia y aún en España ciertamente mandarán quemar el libro” (Lettere, III, 319, cf. 432). Alfonso hizo lo posible por conocerlas cuatro proposiciones que, según el duque de Bovino, se decía que eran "condenables”; para recabar información escribió directamente a la misma duquesa de Bovino; se desconoce cuáles eran esas cuatro proposiciones (Lettere, III, 320-321). 522 Se trata del libro "Vindiciae ... adversus Febroniu m” (1762) (Lettere, III, 314).
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cuanto se puede decir sobre la cuestión323; su pos tura totalmente contraria al tiranicidio no le causa rá problemas, sino que por el contrario halagará a los regalistas 324. En la segunda cuestión defiende en contra de la opinión “extravagante” de Patuzzi y de algunos autores franceses Ja licitud de matar, en legítima defensa, al injusto agresor 325. Estas dos cuestiones no se reproducen en las siguientes edi ciones326, muy probablemente por descuido del editor327. — Añadir un segundo Aviso (“ Mon itum”) al final del tratado de la “Conciencia” después de la Diserta ción sobre el uso de la opinión probable y después de otro Aviso (“Monitum”) introducido en la edi ción 6 .a Este segundo Aviso, que se reproducirá en las siguientes ediciones, es respuesta a una difama ción vertida en la obra postuma de Patuzzi (muerto en 1769) “Ethica Christiana sive Theologia Mora lis” (Venecia, 1770). En el “elogium” del autor, el padre Sineo afirmaba que Alfonso, no sabiendo cómo contestar a Patuzzi, se sirvió de su influencia episcopal e hizo gestiones para que la obra del ilustre dominico fuese condenada por la Sagrada Congregación del Indice. Alfonso reaccionó: "¡Va ya! Esto me faltaba: ser considerado como delator... No lo delaté, ni nunca me vino a la mente hacer lo” 328. Puestas las cosas en claro, Lig uor i vuelve a resumir su pensamiento moral contrario al de Pa tuzzi haciendo, de paso, alguna observación a otro autor dominico, Fulgencio Cuniliati, quien junto con Concina y Patuzzi constituyen la trinidad de autores dominicos rigoristas del convento reforma do de Venecia. — Insertar un Aviso (o “Monitum”) al final de la obra, después de los Indices, en el que Alfonso reelaboró la cuestión sobre el uso de la opinión pro323 Let t ere, III, 314. 317. 362. I bid. . III, 362. 325 I bid. , III, 317. 362. Están en la 7.aedición de la TM (L. III, tract. 4, n. 380) y en el Compendio latino del "Homo Apostolicus” (tract. VIII, c. 2, n. 12 y 13). 327 Cf. Gaudé, I, p. XX I. XX II; Let t ere, III, 317, nota a pie de página. 328 El “Monitum ” está en las pp. 22-24 (las frases citadas se encuentran en las pp. 22 y 23). Cf. Let t ere. III, 286. 90
bable329. En la elaboración de este Aviso puso mu cho interés ya que en él “aparece con claridad mi sistema de lo Probable y sirve para orientar toda mi Moral” 330. Le costó un mes de trabajo; y para dejarlo a su gusto lo imprimió antes en Ñapó les331. El contenido sustancial estaba ya en la Di sertación incluida al final del tratado de la “Con ciencia”; sin embargo, el autor apreciaba mucho el Aviso porque en él estaba expuesto su pensamiento con form ulaci ón breve y clara 332. • C omo siempre, Alfon so se preoc upó de la exactitud y de la elegancia de la impresión33S. El libro apareció con el pie de imprenta de Bassano, en tres tomos, y en tamaño “in folio”; tampoco esta vez el editor satisfacedla preferencia del autor por el tamaño “in 4.a”. Algunos ejemplares llevan la fecha de 1773. Desaparece Busenbaum de la portada; el nombre de Zaccaria sigue colocado, como en la 6.a edición, en segundo término después del anuncio del Epítome de Mansi, y del texto de la Disertación desaparece la parte apologética (si bien es anunciada completa en la portada). Alfonso se ale gra c on esta séptima, e impor tante, reedición de su T M 334. También sigue con interés y con gozo la trayectoria de la difusión y de las ventas335. Afirma que “es bien recibida por los Alemanes”, que “en Nápoles, entre las Morales que más se venden, están las mías”, que “en Roma la mía es quizá la más estimada”, y que a pesar de la prohibición también se vende en Por tugal 336. 8.
OCTAVA EDICION (1779) Da
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h i st ó r i c o s
• La TM de Alfonso tuvo cua tro ediciones antes de ser Obis po, tres durante su Episcopado, y dos después de la dimi329 I bid. , III, 430. 431. 433-434. 435. 436. Sugiere colocarlo al final del libro para que llame la atención a los lectores (Ibid., III, 430. 433). Apareció de hecho después del Indice en el volumen III, pp. 201-204. 330 I bid. , III, 431. 531 I bid. . III, 431. 433-434. 332 I bid. , III, 491. 333 Ibid., III, 387. 331 I bid. , III, 436. 335 I bid. . III. 445-446. 449. 450. 453-454. 455. 456. 46I. 471. 490. 510. 336 I bid. . III, 441. 449. 487. 490 (cf. 420. 487). 91
sión. La 8.a es la primera de este tercer grupo. El trabajo de reimpresión fue ejecutado durante el año 1779, aunque ya a finales de 1776 Alfonso había tenido una vaga noticia de la intención del editor 337. Con mayor razón que ante la 6 .a edi ción, también ahora presiente que será la última antes de morir y, consiguientemente, desea que sea perfecta 338. Se equivocó en lo primero: existirá la 9.a edición en vida del autor. • En su retiro de Pagani preparó la edición como lo había hecho otras veces. Sobre un ejemplar de la anterior edi ción 339 fue haciendo las anotaciones convenientes: correc ciones, adiciones y supresiones 340. En esta ocasión el trabajo mayor consiste en s u p r i m i r . Al examinar, con la distancia del tiempo, la edición precedente, Alfonso tuvo la impresión que su obra no estaba “según el gusto del momento” y se gún “las nuevas Morales editadas en Europa” 341. Había que aligerarla de los prolegómenos y de otros detalles menos ac tuales, aunque así quedase más breve 342. • Pero la razón pri ncipal de las supresiones no es de carácter científico o literario. Es el resultado de un condicionamien to socio-religioso que padece la TM alfonsiana. En aquel momento existía un vencedor único, aunque con distintos nombres y con diversas manifestaciones: en el terreno políti co, el regalismo; en el campo religioso, el antijesuitismo; en el ámbito teológico-moral, el antiprobabilismo. Alfonso era sospechoso en las tres áreas: defendía el Papado, era amigo de la Compañía de Jesús, y no era rigorista o probabiliorista. ¿Qué hacer ante esa situación, si se quiere continuar de fendiendo y editando la obra sospechosa de un autor sos pechoso? • La solución de Alfonso consistió en preservar su obra en medio de la tormenta, continuar editándola y mantener así el testimonio de una orientación benigna dentro del rigoris mo moral generalizado. Para conseguir ese objetivo tuvo que eliminar de su obra toda apariencia de jesuitismo y de probabilismo 343. Fue el precio que pagó para mantener en
A nt ep or ta da y po rt ad a de la 8.a edición.
337 Ibid., III, 490 (diciembre de 1776). 507 (abril de 1777). 517 (noviembre de 1777). 520 (abril de 1778). 338 Ibid., III, 511. 513. 521. 339 Ibid., III, 508. 511. 340 Ibid., III, 492. 508. 509. 511. 341 Ibid., III, 509. 511. 517. 3« Ibid., III, 511. 343 Ibid., III, 514-515. 517. 93
pie su TM. Los cambios más destacados de la 8.a edición hay que considerarlos como precio pagado para seguir existiendo: — Desaparece la Disertación prolegómena del jesuita Zaccaria (únicamente se retiene la exposición sobre la autoridad de los Decretos pontificios en Teolo gía Moral, seguida de las decisiones canónicomorales de los ú ltimos Papas) 344. — Desaparece el texto del jesuita Busenbaum en el tratado de la “Conciencia” y su nombre es silencia do en la portada. — Aparece la retractación de tres opiniones sostenidas anteriormente; la razón del cambio es para apoyar el valor de la ley, por posesión, frente al valor de la libertad. — El Aviso (“Monitum”) incluido al final de la edi ción 7.a pasa a ocupar un puesto más relevante al final del tratado de la “Conciencia” 345 y, junto con la Disertación preexistente, constituye lo que Al fonso l lama su "Sistema M oral” 346. • La edición 8 .a respira precaución y hasta miedo. El texto es expurgado de toda apariencia probabilista y propende a la aclaración defensiva a fin de no dar pie a las interpretacio- . nes malévolas. Da la impresión de ser un texto escrito para hurtar la vigilancia de la censura. Por otra parte, en la 8.a edición no se retoma siempre el texto de la 7.a, en la que Alfonso había reelaborado algunas cuestiones con particular interés (por ejemplo, la cuestión del tiranicidio). Según se puede ver por las erratas, el editor tomó planchas de la 6.ay de la 7.a y así, de forma más económica, imprimió la 8.a edición 347. • Parece que Alfonso no se percató inmediatamente de estas deficiencias ni tuvo en cuenta las presiones que había recibi 344 Esta Disertación, según Alfonso, "tenía sentido antes, cuando yo tenía en parte el sistema de los Jesuitas”, pero ahora “según mi sistema que he expuesto en el 'Monitum' de poco o de casi nada sirve”: Lettere, III, 490-491). 945 lbid.., III, 510. 346 La Disertación previa forma la segunda parte y el “Mon itum” la primera; tanto el “Monitum” como la Disertación sufren pequeñas modificaciones para acoplarse entre sí (cf. G a u d é , I, p. XXII). Sobre esta sutura y sobre el significado doctrinal y sociobiográfico del “Monitum”, ver: C a p o n e , Dissertationi e Note...: SH 3 (1963) 121-143. 347 G a u d é , I, p . XXII. 94
do en la reedición de la obra, cuando se entusiasmó al reci bir los primeros ejemplares de la 8 .a edición. “Ya puedo mo rir contento, pues de no haber visto esta reimpresión hubie ra muerto con pena... No acierto a expresarle mi agradeci miento por la hermosa Moral que me ha reeditado” 348. Estas eran las palabras del anciano de ochenta y cuatro años que, contemplando su obra en 3 tomos y en tamaño “in folio”, escribía a su editor Remondini, con el que desde este momento desaparece la comunicación epistolar. 0. NOVENA EDICION (1785) Da
t o s h is t ó r ic o s
• Esta edición no cuenta para describir la génesis de la TM en relación con su autor y con el ambiente que a éste le condi ciona. Aunque aparece en vida de Alfonso, el autor nonage nario no tuvo intervención alguna en ella. • El texto es el mismo de la edición 8.a349. Unicamente en lo exterior contiene dos novedades: el tamaño es el del “in 4.Q”, el que había solicitado, sin resultado positivo para las ante riores ediciones; además, la edición ostenta un retrato del autor350. Al final de esta consideración sobre la secuencia de ediciones de la TM brota espontáneamente una conclusión general. La obra moral alfonsiana tiene una génesis larga y compleja. Sobre ella inciden múltiples factores, que la convierten en ejemplo paradig mático de un libro que se escribe y se reescribe a lo largo de treinta años. El fondo humano que proporciona la consistencia vital a la TM viene dado por el peculiar cuadro biográfico del autor. La ?48 Lettere , III, 530. 531. Sobre la difusión y venta; cf. lbid., III, 531. 532. 533. 349 En la portada se cambia el año y se suprimen, en el anuncio del Epitome de Mansi, las palabras “nunc primum ab eodem auctore plurimis additamentis illus trata et plurimis in locis correcta”. El elenco de las proposiciones reformadas se coloca al final del tercer tomo, antes de la “Praxis confessarii”. 350 Alfonso se había negado a secundar la petición de Rem ondini para obtener un retrato del autor, destinado a la proyectada edición completa de las obras espiri tuales (Lettere, III, 142. 161-162. 166). Sobre la pintoresca forma de obtener el retra to para la 9.aed ición, ver: B a y ó n , 246-247 (cf. Lettere, III, 161 nota 1; 394 nota 2). Cf. también T a n n o i a , II, 349. o . c
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vida de Liguori es larga y, aunque su obra moral comienza en la edad madura del autor, ofrece posibilidad para las variaciones. Por otra parte la biografía del autor tiene una notable riqueza de Cacetas (misionero, fundador, obispo, etc.); éstas influyen necesa riamente sobre la génesis y el desarrollo de la TM aumentando los condicionamientos del libro. La TM no es hijo único. Forma parte de una familia literaria extensa. Alfonso tiene un mundo literario; en él crece y se desarro lla la TM. Su génesis está condicionada por el resto de la produc ción literaria de Liguori. La TM participa del sello peculiar de la obra literaria alfonsiana; tiene un “ex libris” por el que se la reco noce como parte de la biblioteca producida por Alfonso. Por ser el libro más cualificado, sobre él inciden de forma también cualifica da los condicionamientos de la vida literaria alfonsiana. La secuencia de ediciones es la expresión primera y más objeti va de la génesis y el desarrollo de la TM. En esa secuencia se concreta la diacronía y la sincronía de la obra moral alfonsiana. Mediante el análisis de cada una de las ediciones, situadas en su momento peculiar y en el proceso unitario que las integra, se han podido constatar tres cosas. Primera: la TM, a pesar de, o precisa mente por la diversidad de ediciones, goza de unidad en todo su conjunto; es la obra de un autor concreto que proporciona al libro el cañamazo vital en que puede ser tejido. Segunda: la TM tiene una génesis unitaria, pero con etapas diferenciadas; en la primera edición manda la decisión y surge la suerte; la segunda edición supone la configuración del esquema de la obra que no será alte rado; la tercera edición marca la consagración científica de la obra y del autor; en la cuarta edición se advierten los primeros nubarro nes de la tormenta; la quinta edición es una reimpresión de trámi te; en la sexta edición aparece en su cénit la personalidad científi ca del autor que busca su autonomía literaria y expresa con libertad su pensamiento; las ediciones'séptima y octava manifies tan la servidumbre del autor a los condicionamientos socioreligiosos, así como la lúcida decisión de defender la obra en me dio de la tormenta; la novena edición es la reimpresión de una obra que, sin la necesidad de los cuidados del autor, afirma su valía y siente asegurada su continuidad. Tercera: la TM es obra del genio de Alfonso, pero también es efecto de la concurrencia de variados factores condicionantes que orientan, dando libertad y originando servidumbres, la creatividad del autor. Anteportada y portada de la 9 .« edición. 97 7.—Frente al rigorismo moral, benignidad pastoral
V
Conclusión El significado sociobiográfico de ia “Theologia Moralis”
En las páginas precedentes he examinado los principales facto res, tanto biográficos o del autor como sociales o del entorno socio-religioso, que condicionaron el largo y complejo proceso de gestación del libro TM. El significado de la obra moral alfonsiana no se reduce a esta sola lectura, ya que en esta interpretación se pone entre paréntesis el contenido doctrinal; sin embargo, la lec tura socio-biográfica es una parte importante de la hermenéutica total a la que puede y debe ser sometida la TM de Liguori. Como conclusión de los análisis realizados en este capítulo, me permito sintetizar el significado sociobiográfico de la TM en dos afirmaciones. Primera: la TM es un producto genuino de la pecu liar biografía de Alfonso de Liguori. Segunda: la TM es un hecho literario de la sociología político-religiosa del siglo xvill europeo. 1. PROD UCTO DE LA BIOGRAFIA ALFONSIANA (Trayectoria de la TM y evolución del pensamiento moral alfonsiano) En la segunda parte de este capítulo expuse el encuadre bio gráfico en el que acaece la realidad literaria de la TM. Los factores que componen esa matriz subjetiva de la obra son otros tantos dinamismos que originan libertad y servidumbre en la obra moral alfonsiana. De la libertad y de la servidumbre quiero hablar en 1 esta primera conclusión, señalando la correlación existente entre la trayectoria de la TM y la evolución del pensamiento moral de Liguori. Hasta ahora la perspectiva que se ha utilizado para analizar y exponer la evolución del pensamiento moral alfonsiano ha sido, de forma preferente y casi exclusiva, la relación de éste con el tema del “sistema moral” en Alfonso351. Por otra parte, los estudios 351 La expresión “sistema moral” fue acuñada por Alfonso y de él pasó al uso común de la Moral católica (J. K l e i n , Won Werden und Wesen der Moralsysteme: Evangelische Theologie 28 [1968] 516). Sistema moral no significa método moral, 98
icalizados han padecido la enfermedad de la “razón ideológica”; lian sido investigaciones prejuzgadas por una toma de postura previa, y por la consiguiente metodología apologética de acepta ción o de rechazo. Esta valoración no resta méritos al aporte de datos históricos que ofrecen los estudios más valiosos sobre la evo lución del sistema moral en Alfonso 352. Creo que la evolución del pensamiento moral alfonsiano ha de ser analizada también, y sobre todo, en función de la génesis y desarrollo de la TM en su conjunto y no sólo en la parte concreta dedicada al estudio del uso de la opinión probable en el juicio de conciencia moral. De hecho, la TM surgió al margen de esa secu lar controversia entre los moralistas católicos 353. Las soluciones morales concretas contenidas en la obra de Alfonso no dependen directa o inmediatamente de la orientación adoptada en la cues tión sobre el uso de la opinión probable 354. Es cierto que a lo largo de todas las ediciones de la TM aparece :il final del tratado de la “Conciencia” una “Anotación” o una "Disertación” o una exposición del “Sistema moral” sobre el uso de la opinión probable; también es cierto que esos textos son los más cambiantes en el desarrollo de la TM y los que mejor denotan lauto la evolución interna del pensamiento alfonsiano como los impactos sufridos por los condicionamientos externos355. Sin emc¡incepción de la Moral o fundamentación/justificación de la Teología Moral. In dio la forma de realizar un juicio vinculante de conciencia moral ante leyes incierms objetivamente; el sistema consiste en la propuesta de determinados principios trflejos para hacer ese juicio de conciencia. Los sistemas morales se diversifican por razón de los principios reflejos y también por los presupuestos antropológico«•ológicos que les sirven de apoyo. Cf. D. C a p o n e , Sistemas morales: Diccionario Enciclopédico de la Teología Moral (Madrid, 19783) 1015-1022. 152 Cf. los principales estudios sobre el sistema moral de Alfonso: L. G a u d í , De morali systemate S. Alphonsi de Ligorio. Historicotheologica Dissertatio (Romae, IH94); S. M o n d i n o , Studio storicocritico sul sistema morale di S. Alfonso M. de l.iguori ( M o n z a , 1910); F. D e l e r u e , Le systéme'moral de Saint Alphonse de Li Kuort Docteur de VEglise. Etude historique et philosoph ique (Saint-Etienne, 1929). ,53 Hasta la 6.a edición inclusive (1767) Alfonso mantiene en el Prólogo de la TM la limitación irónica que plasmó en la 2.aedición (1753): “No tengo intención ili' hablar de la cuestión de si se puede seguir la opinión menos probable en con(urso de otra probable...”. Sin embargo, el autor no fue coherente con esta declarai ión, ya que en todas las ediciones insertó una Disertación sobre el uso de la opi nión probable al final del tratado de la "Conciencia”. Cf. L. V e r e e c k f , Sens du doctoral de St. Alphonse dans Vhistoire de la théologie morale: SM 9 (1971) 45-46. Alfonso afirma que una cosa es el sistema moral y otra la elección de opi niones concretas (A64a, 114). Constata que el probabiliorista padre Concina a veces lirne opiniones excesivamente benignas (Ibid.), mientras que él pasa por ser parti dario más de las sentencias rígidas que de las benignas (A69, 70; Lettere, III, 345). ,ss Sobre este tema ver el detallado estudio de D. C a p o n e , Dissertazioni e Note...: SM 1 (1963) 265-343; 2 (1964) 89-155; 3 (1965) 82-149. 99
bargo, sigo creyendo que la consideración de este tema no ha de ser de tal manera hipertrofiado que impida analizar con perspecti va equilibrada el conjunto de la TM. Después de la lectura imparcial de los escritos de Alfonso sobre Moral no se puede negar la existencia de una evolución en su pensamiento. Lo que se puede seguir discutiendo es: 1) la direc ción exacta de esa evolución (¿fue siempre lineal: del rigorismo a posturas más benignas? o ¿fue una evolución de retorno: del rigo rismo al probabilismo para retornar de nuevo al probabiliorismo?); 2 ) la p r o f u n d i d a d del cambio (¿fue una variación sustancial? o ¿fue una inflexión en los matices?); 3) el significado para el conjunto de su obra moral (¿fue una cuestión paralela, aunque influyente, a la TM? o ¿fue el núcleo decisivo de todo su conjunto moral?); 4) la influencia de los factores externos en el plantea miento y en la solución de la cuestión (¿fue un tema formulado desde las exigencias científicas? o ¿fue un problema inducido por factores extracientíficos?). Las etapas decisivas en la evolución del pensamiento moral de Alfonso son las siguientes: —
como el gran aprecio a la doctrina de Santo Tomás861. Si reniega del Manual de Moral, Alfonso no reniega sino que cita siempre con respeto y admiración al Maestro que le inició en el saber moral 362. —
La realidad de la práctica pastoral supuso en Alfonso la experiencia de un conflicto irreconciliable con la forma ción rigorista recibida en el Seminario. En medio de un estado psicológico de inquietud 363 realizó la “conver sión” hacia el extremo opuesto del probabiliorismo: la tendencia probabilista. Alfonso narró en varios pasajes de sus obras esta evolución 364. Tres factores le ayudaron de forma especial a realizar el paso del rigorismo hacia la benignidad pastoral: la experiencia pastoral vivida con lúcida responsabilidad y con entrañas sacerdotales; la guía de directores de conciencia equilibrados; y la lectura de moralistas jesuítas365. Fruto teórico de esta etapa pro babilista son las Disertaciones de 1749 y 1755, que no han de ser minusvaloradas a la vista de las ulteriores Di sertaciones de 1762 y 17 65 366. La 1.a edición de la TM surge en esta etapa probabilista del pensamiento moral alfonsiano.
Formación rigorista en el Seminario (1722-1726).
Alfonso sufrió la formación (o deformación) probabiliorista del Seminario de Nápoles 356. Estudió Teología Mo ral por el Manual de Francisco Genet (1640-1703), filojansenista y expositor de la llamada “Moral de Grenoble” 357. Liguori recuerda con cierta amargura esta etapa de formación rigorista 358 y no pierde ocasión para rene gar del autor cuyo Texto de Moral pusieron en sus ma nos para la iniciación teológico-moral 359. De la primera formación moral le quedó un gratísimo recuerdo y una influencia perdurable: el recuerdo y la influencia de su Maestro don Ju lio Nicolás T orn i (1672-1 756) 36°; a él le debe el amor a la verdad y la seriedad intelectual así
Conversión al probabilismo (1744-1755).
—
M aduración t eórica y pastoral de la postura moderada (1756-1767).
En los años de mayor densidad intelectual de Alfonso tiene lugar la maduración de su doctrina moral. Por su propia dinámica y por reacción ante los ataques de Pa tuzzi, el pensamiento moral alfonsiano consigue un esta tuto teórico propio (el equiprobabilismo) y una orienta ción pastoral equidistante del inhumano rigorismo y del
I, 103-104; R e y - M e r m e t , 141. I, 31-32, dice que Alfonso siempre se refería a Torni con la expre sión "m i Maestro”. Ver entre otros pasajes: c. 275 de la ed. 1.a de la TM (“prout etiam me docuit Doctissimus Episcopus Torni”); D49, 78 y D55, 256 (“illustrissi mo et doctissimo magistro meo d. Julio Torni”). Torni fue censor de la 1.* edición de la TM; tuvo palabras de elogio para su hijo espiritual y discípulo. Ver en el capítulo siguiente (III, 3) el elenco completo de alabanzas que hace Alfonso sobre Torni. 363 Sobre la relación entre el “estado psicológic o” de Alfonso y su fase probabi lista, cf. M o n d i n o , o . c. , 17; C a c c i a t o r e , o c 376. J64 ve r los pas ajes de bio gra fía int elec tua l cita dos en la no ta 358. 365 Cf. B a y ó n , o c 70-72. 366 Cf. R e y -M e r m e t , 513-514, frente a la tendencia de la bibliografía apologéti ca precedente. 361 T e l l e r í a , 362 T a n n o i a ,
512-514. R. P o l l o c k , Franfois G enet: the man and his methodology (Roma, 1984) con b i b l i o g r a f í a . S58 Ver los pasajes referidos a su biografía intele ctual: D49, 77-78; D55, 256; A64a, 112; D65, 283. 359 Cf. D49, 76. 77; D55, 85. 256. En la TM , ed. Gaudé, II, p. 468. 470, habla del “intolerable rigor’’ de Genet. Ver en el capítulo siguiente (III, 3) las valoraciones que hace Alfonso sobre Genet. 360 Alfonso transcribe el apellido como Torni, aunque en los documentos ofi ciales se encuentra T o r n o (D. C a p o n e , Opere Ascetiche. lntroduzione Generale [Roma, 1960] 343 nota 1). Sobre Torni, cf. T e l l e r í a , I, 103-104. 590. 556 T e l l e r í a , I ,
110-112;
Rey-Mermet,
357 Sobre F. Genet, ver el reciente estudio de J.
100
.
.
.
. ,
,
101
irresponsable laxismo. La expresión teórica de su postu ra está contenida en las Disertaciones de 1762 y de 1765. En esta etapa aparecen las ediciones más importantes de la TM. Comienzan los matices en las “proposiciones re formadas” de la 2 .a edición; el texto de esta 2 .a edición y el de la 3.a respiran equilibrio teórico y pastoral. L a 6.a edición coincide con la cumbre de esta etapa de madura ción en el pensamiento moral alfonsiano. —
Vacil aciones doctri nal es y recort es en l as for mul acio nes probabi li stas (1768-1779).
Esta etapa coincide con la decadencia biológica del autor y con la mayor intensidad de las presiones externas. El antijesuitismo, asociado con el filojansenismo eclesial y el regalismo político, amenazan la supervivencia de la Congregación del Santísimo Redentor. Por otra parte, Alfonso pierde contacto directo con la realidad pastoral; la vejez le obliga a encerrarse sobre él mismo. Además, pierde facultades para un trabajo intelectual plenamente autónomo; precisa más que nunca la colaboración de se cretarios y amanuenses. En esta condición biográfica su pensamiento moral sufre vacilaciones. Aunque mantiene con firmeza los principios básicos de su doctrina mo ral 367, Alfonso hace recortes en las formulaci ones para no ser blanco de los ataques antijesuíticos y antiprobabilistas368. A esta etapa corresponde la edición 7.a y, sobre todo, la edición 8 .a de la Moral. La TM es el producto literario del pensamiento moral alfon siano. En ella se expresa la unidad y la coherencia de la doctrina moral de Liguori. En ella también se manifiesta la evolución inte lectual del autor. El libro de la TM no pertenece a un momento de la vida literaria de Alfonso; por el contrario, se gesta a lo largo de todas las etapas evolutivas del pensamiento moral alfonsiano. Por eso he afirmado que la TM es el producto genuino de la peculiar biografía intelectual de Alfonso de Liguori.
367 C on ju s ti ci a r ec ha za C a p o n e , Dissertazioni e Note...: SM 4 (1965) 96-98. 142 nota 132, la opinión de'R. C o u l o n , quien afirma que Alfonso pasó del probabiliorismo al probabilismo para retornar en los últimos años otra vez al probabiliorisrao (Concina: DTC, III, 707). S6e Cf. A74, 7. 9. 102
2. HECHO LITERA RIO DE LA SOCIOLOGIA POLITICO-RELIGIOSA DEL SIGLO xvm EUROPEO La génesis del libro TM es un hecho literario que pertenece a la sociología político-religiosa del siglo xvm. Sobre él inciden tres factores típicos del global dinamismo socio-religioso del si glo XVIII: — La crisis de la conciencia moral católica, expresada vivencialmente en la angustia generalizada de la culpa y registrada teóricamente en las controversias sobre los sis temas morales. Sobre el telón de fondo del Jansenismo, se disputan la solución católica frente a la angustia de la culpa, el laxismo y el rigorismo. Mientras que el laxismo había dominado durante el siglo XVII, el rigorismo se im puso durante el siglo XVIII. La TM de Alfonso luchó a contracorriente; su mensaje de equilibrio, de modera ción y de benignidad no tenía la plausibilidad socioreligiosa. — El antijesuiti smo, respaldado teóricamente en la preten sión de posturas más evangélicas, pero expresado prácti camente a través de rivalidades, de envidias y de búsque das del poder económico y cultural. Alfonso, sin ser Jesuita, sufrió los impactos de la campaña antijesuítica. Ser moderado en Moral era lo mismo que ser Jesuita. Además, su TM se había presentado en la sociedad inte lectual de la mano de los Jesuitas: Busenbaum, Zaccaria, etcétera. — El regalismo, que azuzó y se aprovechó del antijesuitis mo y que se revistió del manto rigorista para entrometer se en asuntos religiosos y así fortificar su despotismo po lítico. La TM de Alfonso fue motivo invocado por los poderes políticos para crear dificultades a la Congrega ción del Santísimo Redentor, sobre todo en Sicilia. Al sufrir el impacto de los factores socio-religiosos del si glo XVIII, la TM se constituye en un fenómeno típico de la socio logía religiosa de ese siglo. La TM de Alfonso es un indicador literario de la crisis social y religiosa en la que vivió la sociedad y la Iglesia del siglo XVIII. Junta ndo los condicion amientos biográficos con los con dicio namientos socio-religiosos se consigue un cuadro de factores en el que se enmarca la gestación literaria de la TM. Esta unidad 103
biográfico-social constituye el campo de fuerza con el que se corre laciona o dialectiza el genio moral de Alfonso; de esa correlación surgen al mismo tiempo mecanismos de potenciación y presiones de servidumbre para el ejercicio de la libertad del autor. Concluyo este largo capítulo con dos afirmaciones generales. La TM no se explica únicamente por los condicionamientos bio gráficos y socio-religiosos, ya que es también y sobre todo el pro ducto de la libre creación de un autor. Sin embargo, la actuación de la libertad creadora del autor solamente consigue efectividad dentro del cuadro socio-biográfico descrito. Este cuadro sociobiográfico es la segunda matriz de la gestación literaria de la “Theologia Moralis” de Alfonso de Liguori.
CAPITULO
2
El edificio moral construido por Alfonso
104
I
Introducción En el capítulo precedente he expuesto la historia literaria de la TM alfonsiana, analizando su génesis sociobiográfica y su progre siva aparición editorial. En el presente capítulo me propongo es tudiar' la obra de Alfonso en cuanto proyecto teológico-moral. Pretendo responder a las preguntas: ¿cómo entendió Alfonso de Liguori la teología moral?, ¿cómo la escribió? El edificio moral de Alfonso puede ser analizado y descrito de varias formas y con diversos intereses. Yo pretendo hacerlo con una metodología preferentemente histórica, es decir, tratando de descubrir el significado de la obra moral alfonsiana dentro del contexto de la reflexión teológico-moral del siglo xvill. La labor teológico-moral de Alfonso cobra su auténtico significado históri co si se la sitúa dentro del conjunto de la época en que nace y con la que mantiene una efectiva relación. No es mi intención repetir afirmaciones y puntos de vista ge nerales comúnmente admitidos en la historiografía de la obra mo ral alfonsiana. Me refiero concretamente a la determinación del puesto que ocupa Alfonso en la historia de la Teología Moral: se sostiene comúnmente que la obra moral alfonsiana marca crono lógicamente —quizá también causalmente— el final de la crisis del laxismo y del rigorismo1. Para las generaciones posteriores, Alfonso es “el últim o de los grandes casuistas” 2; su TM es la obra que resume y clausura la moral católica del Antiguo Régimen. Aunque se editen otras obras morales" después de la suya, Alfonso es el moralista que representa la culminación y el final de la mo ral postridentina. Con la revolución francesa se abre otra etapa en la vida y en la reflexión moral de los católicos. Alfonso muere (1787) en vísperas de la transformación revolucionaria de Europa. Teniendo de fondo esa global interpretación histórica de la obra moral de Alfonso, mi interés se centra en analizar cómo fun cionó de hecho su reflexión teológico-moral y cuál fue el resulta do conseguido. Para realizar este análisis me serviré de los testimo1 Cf. L. V e r e e c k e , Sens du doctorat de St. Alphonse dans l’histoire de la théo logie morale: SM 9 (1971) 28-39. 2 R. B r u c h , M or ali a va ria (Dusseldorf, 1981) 241. 107
nios expresados por el autor así como de la lectura directa de su obra escrita. Por otra parte, juzgo conveniente abandonar la perspectiva po lémica para contemplar el edificio moral alfonsiano. Adoptar este punto de mira con exclusividad, o con preferencia, conduce a una distorsión de la objetividad histórica. Es cierto que Alfonso cultivó el género literario de la polémi ca. En esto fue hijo de su siglo. El Setecientos fue un siglo de numerosas controversias teológicas3. Los biógrafos de Alfonso se complacen en describir el duelo literario sostenido entre Liguori y Patuzzi4. Pero también es cierto que la obra moral alfonsiana estaba ya prácticamente configurada (1753-1755: edición 2.a) antes de la po lémica con Patuzzi. El edificio de la TM no depende notablemente de la mencionada confrontación teológica. Con las afirmaciones precedentes no pretendo minusvalorar ni la importancia biográfica de la controversia con Patuzzi ni la ne cesidad de conocer el ambiente teológico de la época para analizar la obra moral de Alfonso. En la forma de conducir la polémica aparecen rasgos típicos de la personalidad humana, literaria y cristiana de Alfonso5. Por otra parte, el conocimiento de las ten3 Cf. R. B a y ó n , Cómo escribió Alfonso de Ligorio (Madrid, 1940) 236-237. En el siglo XVIII hay una selva de escritores religiosos; por lo que se refiere a la Teolo gía Moral la selva es casi impracticable. Daniel Concina, remedando la exclama ción ciceroniana, exclamaba: “quousque tandem obruemur innumera moralium librorum multitudine, in quibus nihil locutentius, nihil eruditius expositum ap paret, sed eadem semper sola verborum diversitate refecta, atque recocta exhiben tur?” (Theologia christiana dogmaticomoralis [Romae, 1768] I, p. I). También Ju an Vice nte Patuzzi se adm iraba de la abu nda nci a de obra s de Mor al, "qu ibu s totus pene Christianus orbis obruitur” (Ethica christiana sive Theologia Moralis [Bassani, 1790] I, p. I). Muchas de esas obras se escribían para llevar adelante alter cados teológicos interminables (piénsese en la polémica interminable sobre la "maldición de los muertos” sostenida por Alfonso: T e l l e r U , I, 406-409). "Se pas ma el lector moderno de la baratura que debían tener los negocios de estampa” ( T f .l l e r Ia , I, 536). 4 T a n n o ia , II, 102-106; B a y ó n , o . c ., 319-336; T e l l e r í a , II, 287-305; ReyM e r m f . t , 628-630. 5 Dando pruebas del realismo expresado en el refrán de Sancho Panza "Pon lo tuyo a concejo: unos dirán que es blanco y otros dirán que es negro”, Alfonso sabe que al escribir se expone a enjuiciamientos y a controversias (A56, 76; Lettere, III, 130). Reconoce los méritos del adversario (A64b, 138; Lettere, III, 205. 209. 211). También sabe ver en las réplicas del contrincante exageraciones, motivaciones extrateológicas, deformaciones de la objetividad (A64b, 140. 144; Lettere, III, 229. 258). Apela al juicio de la Iglesia y al sano discernimiento de los lectores (A56, 93). Lo que persigue en la discusión es el esclarecimiento de la verdad (Lettere, III, 216. 238). Pone fin a la controversia cuando la prosecución de la misma no aportaría nueva luz al objeto de la discusión (A56, 93; A64b, 151. 336). 108
dencias teológicas contra las que polemiza Liguori6 es un dato imprescindible para analizar el pensamiento teológico-moral al fonsiano. Creo, no obstante, que en el estudio del edificio moral alfonsiano se ha de evitar la preponderancia, y sobre todo la ex clusividad, de la perspectiva polémica. Tres son las aproximaciones a las que someto el proyecto teológico-moral de Alfonso. En la primera trato de captar e l m o delo de Moral con el que trabajó. La segunda perspectiva enfoca la base de documentación y, por lo tanto, de influencia literaria sobre la que construye la originalidad del autor. La tercera consi deración pretende analizar el contenido del proyecto teológicomoral. Aunque se distinguen entre sí, las tres perspectivas conver gen hacia el análisis unitario del significado histórico de la TM alfonsiana.
6 Simplificando los datos, el cuadro de tendencias intraeclesiales podría ser des crito así: Regalismo en la concepción del Derecho, Agustinismo en los plantea mientos teológicos de la Gracia y de la Salvación, Rigorismo en Moral, y Criticis mo en la forma de entender la práctica de la Espiritualidad (cf. B a y ó n , o . c ., 65-67. 159-170). En el campo de la Moral persistía la ola jansenista (Alfonso la califica como "partido francés”, "partido de la moda”) y, sobre todo, dominaba la tenden cia probabiliorista de Concina, Patuzzi y Cuniliati, dominicos del Convento Refor mado de Venecia. Esta trilogía dominicana del rigorismo moral, aunque no puede ser calificada de jansenista, no dejó de sentir la influencia del círculo jansenista de Roma ( T e l l e r í a , I, 538). 109
II
El modelo de moral utilizado por Alfonso
Para analizar el proyecto teológico-moral alfonsiano es conve niente conocer cuál es el m o d e l o de moral con el que trabaja. El edificio de la TM está concebido y ejecutado en conformidad con la idea que Alfonso tiene de lo que ha de ser la reflexión teológico-moral. La idea que Alfonso se formó de la teología moral se encuentra plasmada en su obra escrita, en su "Theologia Moralis”. En la obra realizada es donde se puede descubrir de modo eminente el modelo utilizado. Pero también son esclarecedores numerosos pa sajes de sus escritos en que de forma explícita expone su concep ción de la labor teológico-moral. La lectura directa de esos pasajes es un camino complementario para conocer con exactitud el pen samiento de Alfonso sobre la valía, la complejidad, la identidad y la función del saber teológico-moral. Sirviéndome de la doble metodología, expongo a continuación la concepción alfonsiana de la teología moral en dos aproxima ciones complementarias: constatando la idea general de Alfonso sobre la Moral; y viendo cómo funciona de hecho el discurso teológico-moral en la obra moral de Alfonso. 1. IDEA GEN ERA L DE LA MORA L Antes de analizar la teoría y la práctica de Alfonso sobre el discurso teológico-moral parece conveniente tomar nota de la idea general que tenía de la Moral. Entendemos aquí por Moral la disciplina teológico-canónica que suministra el bagaje de conoci mientos necesarios para realizar una praxis pastoral ajustada a las exigencias de la Iglesia. La idea general que tuvo Alfonso sobre la Moral así entendida puede resumirse en tres rasgos: es un saber difícil; es un saber particularmente necesario para la pastoral; es un saber con finalidad salvifica.
110
a)
Sa
ber
difícil
Alfonso se ocupó intensamente en el trabajo de la Moral por espacio de cuatro décadas7. He constatado más arriba cómo vivendo esta labor: vio el mundo de la Moral como un mar sin fondo, con problemas continuamente nuevos y con datos cada vez más numerosos8. No es, pues, de extrañar que cuando reflexiona en términos generales sobre el saber moral diga que es un saber parti cularmente difícil. De entre los pasajes en que Alfonso habla expresamente de la dificultad del saber teológico-moral 9 sobresalen dos que reproduz co a continuación: “Quisque sibi suadeat moralem theologiam nonnisi lon go labore addisci, pro qua certe non sufficit aliquam percu rrere summulam earum quae circumferuntur. Porro moralis scientia non solum est necessaria christianae reipublicae, cum ex ea pendeat bonum regimen animarum, sed etiam valde difficilis; tum quia ipsa generalem notitiam requirit omnium aliarum scientiarum, officiorum et artium, tum quia tot diversas et inter se dissitas materias complectitur, tum quia constat in magna parte tot legibus positivis, quae non ita facile, sicut apud casuistas, relatae inveniuntur, et maxime apud recentiores, cum hujusmodi sanctiones in dies prodeant” 10. “Avvertano i sacerdoti, da noi approvati per le confes sioni, che non basta loro, a non trovarsi rei per tale officio avanti Dio, 1’approvazione avuta dal vescovo; ma vi bisogna l’approvazione di Gesü Cristo giudice, che dovrá esaminare in punto di morte se 1’hanno bene o male esercitato. Con ció vogliamo dire che il confessore, per ben esercitare il suo offi cio, non deve lasciare lo studio della Morale. Questa scienza non é cosí facile, come alcuni la credono: ella é molto diffi cile, ed é molto vasta per ragione delle innumerabili circostanze che possono occorrere in ogni caso di coscienza, e per cio collo studiare sempre s'imparano cose nuove; e per ragione ancora di tante leggi positive che oggidi ci sono. Ond’é che, se il confessore lascia di rivedere i libri, facilmen7 Vei nota U del capítulo 1 de este libro. 8 Ver nota 7 del capítulo 1 de este libro. 9 Los pasajes más significativos se encuentran en: D49, 76; D55, 253; A56, 76. 81; Lettere, III, 590-591; Praxis confessarii, n. 17. 10 D55, 253. 111
te si dimenticherá col tempo anche di quelle cose che prima giá sapea. Per tanto raccomandiamo a tutti di non lasciare lo studio della Morale, specialmente quando occorrono casi di maggior conseguenza, come di contratd o di obblighi di resdtuzione, d’impedimenti di matrimonio e simili. Allora, oltre il riaprire i libri, bisogna non rare volte prendere anche consiglio da uomini dotti” n. Las razones de la especial dificultad que, según Alfonso, tiene la Moral pueden ser esquematizadas mediante el siguiente cuadro: 1.
D i f ic u l t a d e s p r o v e n i e n t e s d e l o b je t o d e l a m o r a l
— Objeto amplísim o: todo el conjun tó del compo rtamiento humano-cristiano (A56, 81; Lettere, III, 591). — Objeto diversificado: distintas situaciones de la vida (D55, 253; Praxis, n. 17). — Objeto complejo: dependiente de múltiples circunstan cias (Lettere, III, 591; Praxis, n. 17). — Objeto cambiante: al cambiar las leyes positivas que re gulan el comportamiento (D55, 253). 2.
D if ic u l t a d e s r e q u e r id o s
pr o v e n ie n t e s d e
l o s c o n o c i m ie n t o s
— Conocimiento de la realidad: de los oficios y de las profe siones (“officia et artes”) (D55, 253; Praxis, n. 17). — Preparació n en diversas ciencias: para entender una reali dad interdisciplinar (D55, 253). — Especial capa citación para moverse en materias oscuras y controvertidas (A56, 76. 81). b)
S a b e r p a r t i c u l a r m e n t e n e c e s a r io p a r a l a p a s t o r a l
Alfonso tuvo en gran estima la teología moral. Del conjunto de disciplinas de la carrera eclesiástica estimó ante todo la Moral. Le gustaba repetir que a ella había dedicado treinta y hasta cua renta años de atención especial12. 11 Lettere, III, 590-591 (A los Sacerdotes de su diócesis: año 1764). 12 Ver nota 11 del capítulo 1 de este libro.
Por temperamento y por la preparación jurídica Alfonso se sintió particularmente inclinado hacia el análisis de la conducta humana. Pero no fueron éstas las razones decisivas que le llevaron a apreciar la importancia de la teología moral. Fue la práctica pastoral, en su doble vertiente de predicación misionera y de aten ción al sacramento de la penitencia, la que orientó su preocupa ción teológica hacia el discernimiento de la moralidad del com portamiento del cristiano. No es académica sino pastoral la notable estima de Alfonso por la teología moral. Son muchos los signos en que se manifestó la importancia que asignaba Alfonso a la Moral. Recordemos algunos de carácter tipológico: — El estudi o asiduo de la Mo ral. En Carta a los Congrega dos redentoristas (8 de agosto de 1754) “recomienda a los confesores el estudio de la Moral” 1S. Un año más tarde, y recién publicada la 2.a edición de la TM, escribía a un joven padre redentorista (1755) recomendándole el estu dio diario de la Moral “al menos durante media hora, cuando no esté de misiones” H. — Academia de Casos de M oral . Alfonso veló para que en todas las casas de su Congregación funcionara con regu laridad semanal la Academia de Casos de Moral, que él mismo dirigía si estaba presente, según testimonio del Padre Picone en el Proceso de Beatificación15. Idéntica preocupación tuvo como Obispo en su diócesis de Santa Agueda de los Godos: reestableció la Academia de Casos de Moral donde no se tenía, y veló para que funcionara mejor donde existía; es éste un tema que aparece constan temente en las comunicaciones a los Sacerdotes y en las Relaciones a Roma16. — Profesor de Moral . Alfonso se preocupó por formar un buen claustro de Profesores para el Estudiantado (Teologado) de la Congregación. Para explicar la Moral, cuan do no pudo hacerlo él personalmente, seleccionó a los Profesores más cualificados. Escribiendo al Padre Caione (20 de enero de 1766) le recomendaba: “El Profesor de Moral ha de ser el sujeto mejor de la Congregación, por 13 Lettere, I, 14 Ibid., III, 15 Ibid., III, 16 Ibid., III,
260-261. 677. 677 nota 1. 572. 594-595. 616. 113
112 H.—Frente al rigorismo moral, benignidad pastora l
que para nosotros la Moral es la ciencia más nece saria” 17. Estos signos ponen de manifiesto la importancia que asignaba Alfonso a la Moral para la práctica pastoral de las misiones parro quiales y del confesonario18. En los números 17 y 18 de la Praxis confessarii expone con amplitud la necesidad que tiene el confesor de estar versado en la Moral. Transcribo a continuación un párra fo del número 17 de la Praxi s confessarii en el que Alfonso sinteti za su pensamiento sobre la dificultad y la necesidad de la Moral en orden al ejercicio pastoral del confesionario: “Según San Francisco de Sales, el oficio de confesar es, entre todos, el más importante y el más difícil. Sí, el más importante, puesto que de él depende la eterna salvación, que es el fin de todas las ciencias. Y el más di fíci l también: primero, porque exige en el confesor el conocimiento de casi todas las demás ciencias, oficios y profesiones; segundo, por el conjunto variadísimo de materias que abarca la ciencia de la moral; y tercero, por estribar ésta, en gran parte, en un sinnúmero de leyes positivas, a cada una de las cuales hay que dar su justa interpretación, cosa harto difícil a causa de las mil circunstancias que suelen acompañar cada caso particular y que obligan a cambiar la solución del mismo. Hay quienes, pagándose de letrados o de teólogos de altos vue los, tienen a menos la lectura de los autores de moral, a los que denominan con el nombre (en su intención, despectivo) de casuis tas. Dicen que, para confesar, basta poseer los principios generales de la moral, puesto que ya con ellos se pueden resolver todos los casos particulares que se presenten. Nadie niega que todos los casos se han de resolver a la luz de los principios. Pero ahí está la dificultad: aplicar en cada caso concreto los principios oportunos. Esto no puede lograrse sin una seria ponderación de las razones que hay por una y otra parte. Y ésa es cabalmente la labor de los moralistas; ellos han tratado de determinar en muchos casos particulares cuáles son los principios que hay que aplicar. Además de esto, es tan grande, al presente, según dije, el fárra go de leyes positivas, bulas y decretos, que quien desee conocerlos no puede prescindir de los casuistas, que son los que los citan. En lo cual son ciertamente más útiles los escritores modernos que los antiguos”. 17 lbid., I, 598. 18 Cf. A56, 76; 114
Gaudé,
III, 652-653.
Alfonso se lanzó al trabajo de componer un Manual de Moral precisamente por haber tomado conciencia de la especial impor tancia de la Moral para la pastoral del púlpito y del confesionario, r.n el Prólogo (“Ad Lectorem”) y en la Dedicatoria al Papa Bene dicto XIV (“Epistola nuncupatoria ”) de la 2.a edición de la TM (1753) queda estampada la necesaria vinculación entre saber leológico-moral y praxis pastoral19. c)
Sa
b er
s a l v íf ic o
Alfonso considera la Moral como un saber ordenado a la salva ción. No entiende la reflexión teológico-moral como una simple búsqueda de la verdad moral objetiva ni mucho menos como un ejercicio de la capacidad discursiva de la mente humana. Para él la Moral "está dirigida enteramente a la praxis” 20. Esta “practicidad”, criterio que guía todo su trabajo en el campo de la Moral21, se identifica con la búsqueda de la verdad concreta que salva. El dinamismo salvífico de la Moral tiene un significado pleno en la totalidad del “corpus alphonsianun”. Si se toma en conjun to la producción teológico-moral-espiritual de Alfonso, su con cepción de la Moral se identifica con la enseñanza práctica de la santidad cristiana. Puede, por lo tanto, ser calificado Alfonso como “maestro de la vida moral, entendida como vida espiri tual” 22; y puede hablarse de una “continu idad en San Alfonso entre Moral y Ascética” 23. Si se considera la TM en su peculiar autonomía, el dinamismo salvífico del saber moral queda restringido al ámbito de la estricta exigencia moral. Alfonso escribió en una época en que la Moral se distinguía de la Espiritualidad; por eso completa su visión de la vida cristiana con los escritos directamente espirituales. Pero aún restringiendo el saber moral a lo estrictamente exigi 19 “Cum praecipuum sit intentum nostrae minimae Congregationis SS. Re demptoris missionibus vacare, cumque missionariorum exercitio necessario anne xum sit munus conscientias hominum instructionibus et confessionibus dirige re...” (Prólogo). “Cum enim fuissem Dei beneficio vocatus ad missionum ministe rium... visa mihi ad hoc fuit necessaria scientia plusquam mediocris rerum moralium, quae tum ad instruendas, tum ad regendas animas esset acommodata” (Dedicatoria). 20 TM, libro V, tract. Praeambulus "De actibus humanis ’’ (G a u d é , II, 689). 21 Cf. S. MAJORANO, Criterioguida di S. Alfonso in Teología Morale: SM 9 (1971) 117-148. 22 D. C a p o n e en: Opere ascetiche. Introduzione generale (Roma, 1960) 293. 29 M a j o r a n o , a.c., 127-137. 115
do, la Moral adquiere en Alfonso una neta orientación salvifica. Esta se pone de manifiesto: — en el rechazo del excesivo rigori smo, que lleva en sí una carga condenatoria24; — en la aceptación pastoral de la ignorancia inculpable para impedir el pecado formal25; — en la aplicación de los criterios morales según la situa ción concreta de la persona, buscando no la perfección formal en la aplicación del sistema moral, sino la perfec ción personal del sujeto situacionado26. En síntesis, saber salvifico, saber necesario para la pastoral, saber difícil: ésos son los rasgos que describen la idea alfonsiana de la Moral. Veamos ahora cómo esa idea se convierte en discurso teológico-moral y cómo funciona de hecho en el trabajo literario de Alfonso. 2. EL DISCURSO TEOLO GICO-M ORAL EN LA OBRA ALFONSIANA El modelo de Moral depende básicamente del tipo de discurso teológico-moral utilizado. Este se configura y funciona según las pautas marcadas por los criterios de la verdad moral. La TM de Alfonso no contiene un tratado expreso sobre la estructura del discurso teológico-moral en cuanto tal. Sin embar go, en el ejercicio de la reflexión teológico-moral contenida en la obra alfonsiana existe implícitamente una opción determinada so bre las fuentes del conocimiento moral. Más aún, no faltan postu ras explícitas sobre el tema en las “Disertaciones” y en las “Apologías”. En los pasajes pertinentes de estos últimos escritos utiliza Al fonso una metodología de réplica y de apologética: contesta a los ataques provenientes del bando rigorista y defiende la concepción casuista por la que él ha optado. Teniendo en cuenta este plantea miento del tema en los escritos alfonsianos, dividiré las reflexiones 24 “N imia severitas... viam aeternam ... praeclud it” (TM, liber I, tract. 1, c. 3, n. 82: G a u d é , I, 61).
25 “Unum peccatum formale omnibus praeponderat materialibus peccatis” (TM, liber VI, tract. 4, c. 2, dub. 5, n. 110: G a u d é , III, 636). “Deus tantum formale punit; siquidem hoc solummodo in sui offensam habet” (Praxis confessarii, n. 8). 26 Cf. MAJORANO, a.c., 133-135. 116
siguientes en dos apartados: en el primero aludiré al estado de la cuestión en la época de Alfonso, y en el segundo expondré la con cepción alfonsiana sobre el tema. a)
L a d i s c u s ió n s o b r e l o s “ L U G A R E S T E O L Ó G I C O - M O R A L E S ” EN LOS SIGLOS XVII-XVIII
Durante el siglo XVII y los dos primeros tercios del siglo xvm surge en el campo de la teología moral, sobre todo en Francia y en Italia, un movimiento de mayor pureza teológica en las fuentes de la reflexión teológico-moral27. Este movimiento de renovación en la metodología moral va unido a las tendencias que buscan una moral más “evangélica”, una moral- de mayor “perfección”, una moral más “radical”. Sustancialmente, el deseo de pureza teológi ca en las fuentes del conocimiento moral coincide con las tenden cias del rigorismo moral, sea éste de matiz jansenista o provenga de las filas del probabiliorismo católico. Por otra parte, uno de los objetivos de este movimiento renovador consistía en atacar fron talmente al probabilismo y, más concretamente, a la llamada “moral jesuítica”. Visto con perspectiva histórica, a este movi miento de renovación moral no era ajeno el deseo de justificar posturas regalistas y antirromanas. Alfonso conoció directamente la nueva tendencia antiprobalista y anticasuista a través de estudios de dos autores representati vos: Francisco Genet (1640-1703) y Daniel Concina (1687-1756). La obra de Genet fue el Manual que pusieron en las manos de Alfonso en el Seminario de Nápoles para iniciarle en el estudio de la Moral28. En esta llamada “Moral de Grenoble”, de tendencia rigorista y de sabor jansenista, conoció Alfonso las nuevas orienta ciones metodológicas. El título de la obra de Genet es revelador tanto del deseo de una nueva orientación metodológica como de la ambigüedad de la propuesta29. La ambigüedad se manifiesta en la primera parte del 27 La bibliografía es escasa. Ver, como excepción, los dos estudios siguientes: E. H a mf .l , Retours a l'Evangile et théologie morale, en France et en Italie, aux XVII et XVIII siécles: Gregorianum 52 (1971) 639-687; R. B r u c h , Mo ral ia vari a (Düssel-
dolf, 1981) 11-30 (“Die Ausbildung der Lehre von den Erkenntnisquellen der Moraltheologie im 17. und 18. Jahrhundert"). 28 Sobre Genet y la relación de Alfonso con la “Moral de Grenob le”, ver lo dicho en el capítulo 1 de este libro. 29 La 1.a edición, escrita en francés, aparece en París (1672-1676). Sobre la meto dología moral de Genet, ver el estudio de J. R. P o i .l o c k , Franfois G enet: the man and his methology (Roma, 1984). 117
título —“Teología moral o resolución de casos de conciencia”— en que se identifica la Moral con la Casuística; el deseo del cam-, bio metodológico se formula en la segunda parte del título —“se gún la Sagrada Escritura, los Cánones y los Santos Padres”—. Esta última fórmula es el santo y seña de la Moral antiprobabilista y anticasuista. El “según la Sagrada Escritura, los Cánones y los Santos Padres” es el indicador inconfundible de las obras rigoristas y probabilioristas de la época. La Sagrada Escritura, los Cánones y los Santos Padres se con vierten en las tres grandes fuentes que aportan los datos para re solver los problemas de la conciencia moral cristiana. Con exage rado optimismo Genet llega a responder del siguiente modo a la pregunta de metodología moral que él mismo se hace30: — (Pregunta) “Possum-ne inveniri authoritates in Scriptu ra Sacra, Conciliis, aut Sanctis Patribus, ad omnes qui possunt occurrere casus decidendos?”. — (Respuesta) “Nullus est casus, ut in hujusce operis prose cutione facile videbitur, qui non sit expresse decisus, aut saltem cujus decisio per legitimas, et nullo modo violen tas consequentias, non possit erui, et haberi ex principiis a Conciliis, aut Sanctis Patribus in materia morum constitutis”. Las obras dei dominico Daniel Concina fueron muy utilizadas por Alfonso sobre todo a partir de la 2.a edición de la TM. En el Prólogo a esta 2.aedición nombra las obras de Collet (1693-1770) y de Concina como las últimas novedades editoriales (“quae ultimo [ut arbitror] in publicum prodierunt”). En las obras de Concina pudo leer Alfonso las críticas más duras al método moral casuista, así como la propuesta de una nueva sistematización de los “lugares teológic o-morales” 31. Por lo que refiere a la crítica del Casuismo, Concina descalifi ca globalmente toda la producción teológico-moral de los casuis tas. Según él, la moral casuista ha perdido el rumbo teológico; en 30 Cito por la edició n de Venecia (1763). E l texto se encuen tra en el t. I, p. 2. 51 Las obras en que Concina expone estos temas son: Della sloria del probabilismo e del rigorismo, 2 tomos (Lucca, 1743); Theologia christiana dogmatico moralis, 10 tomos (Romae, 1749-1751); Ad th eo log ia m Chris tianam dog ma tic o moralem apparatus, 2 tomos (Romae, 1751). En relación con la doctrina conciniana sobre la metodología moral, cf. S. C o n s o l i , Mo ral e e Santi ta. M eto do log ía pe r una m or ale teo lo gi ca se co nd o Da nie le Co nc in a (Roma, 1983). La obra de Con cina tuvo gran influencia tanto en Italia como en España y en Francia (cf. R. C o u l o n , Concina: DTC, III/1 [París, 1911] 692). 118
lugar de utilizar las fuentes vivas de la Sagrada Escritura y de la Tradición ha buscado el agua de la razón humana que, por estar corrompida por el pecado original, ha corrompido a su vez el sa ber teológico-moral32. La crítica conciniana alcanza hasta la misma calidad científica de los casuistas. En la “Historia del probabilismo y del rigoris mo” describe a los moralistas = casuistas como teólogos de clase inferior: “los moralistas eran de clase inferior a los Escolásticos, aplicábanse muchas veces a leer, y aún a imprimir Teología Mo ral, aquellos que no eran aptos para la Filosofía, Teología, ni Dialéctica” S3. Erente a la corrupción del Casuismo, Concina se adhiere a la nueva corriente que propone la pureza teológica en las fuentes de la teología moral. Escribe un tratado de epistemología moral titu lado “Ad Theologiam Christianam Dogmatico-moralem Appara tus”. Con esta obra pretende imitar a Melchor Cano 34 y, siguien do sus huellas (“tanti viri vestigiis...”), reconstruir el tratado de los “lugares teológico-morales”. La idea de construir un tratado sobre los “lugares teológicomorales” fue un proyecto en el que se interesaron bastantes mora listas del siglo XVII y XVIII, tanto de la tendencia rigorista como los de ascendencia probabilista. Entre los primeros cabe nombrar al dominico Guillermo Vicente De Contenson (1641-1674) y al su perior provincial de los Padres de la Doctrina Cristiana Santiago Besombes. Contenson pertenece al grupo de teólogos dominicos de la Provincia de Toulouse que, secundando las orientaciones del ca pítulo general de la Orden celebrado en Roma en 1656, se oponen al probabilismo y hacen una defensa eficaz del probabiliorismo. Alfonso lo conoce y lo cita en la TM como un autor rigorista. Dentro del proyecto de una teología moral realizada con unción espiritual (“theologia mentis et cordis”) Contenson trata expresa mente la cuestión de los lugares de la teología moral (“Commen datio locorum theologicorum seu de puris ethicae christianae fon32 Ver textos y exposición de la doctrina de Concina en C o n s o l i , o . c .. 72-74. 35 Historia dei Probabilismo y del Rigorismo (Madrid, 1772) tomo I, 12. En la Theologia christiana dogmaticomoralis (Romae, 1768) I, p. V afirma que para ser moralistas se destinaban “homines ignares, imperitos, hebetes, quos per ludibrium Mora lista s, et Casuistas vocitant?”. 34 Ad Th eo lo gi am Chr isti ana m Do gm ati co mo ral em Ap par atu s (Romae, 1768) I, 181: "Sapientissimus Melchior Cano, singulare et Ordinis mei, et praeclarae Hispaniae nationis decus, et ornamentum, auro cedroque dignum de locis theolo gicis volumen edidit...”. 119
tibus”)35; en su expresión hay un vibrante alegato éf favor de la Sagrada Escritura como fuente principal de la teología moral. Besombes no es citado nunca por Alfonso; sin embargo, el moralista Prümmer afirma que “su obra parece haber tenido alguna influ enc ia sobre S an Alfo nso ” 36. A Besombes se le debe la prim era organización sistematizada de las fuentes de la teología moral. En pocas pá gina s las catalog a y las je ra rq ui za 37. Para Besom bes exis ten siete fuentes del discurso teológicomoral: la Sagrada Escritura, las decisiones del Papa, los Concilios, los juicios de los Obis pos, los Padr es, los teólo gos escolástic os y la raz ón hu ma na . Con estos antecedentes de la escuela rigorista, Concina organiza su tratado sobre los “lugares teológicomorales” centrando la atención en dos fuentes principales38: — la Sagrada Escritura; — las Tra dic ion es, cuyos age nte s p rin cip ale s son: los Papa s, los Concilios, los Santos Padres. Siguiendo a su maestro Concina, Juan Vicente Patuzzi (1700 1769) también escribe su “Etica cristiana” o “Teología Moral" baj o el im pu lso de la “p urez a teo lóg ica ” a la qu e añade el fervor tomista, según indica el subtítulo programático de la obra: “Ex pu rio rib us Sacrae Scriptura e div ina eque tra dition is fon tib us de rivata, et S. Thom ae Aqu inatis doctrina con tinenter illustr ata” 39. Patuzzi compone un “Pródromo” a toda teología moral desarrollando el tratado “De Locis Theologiae Moralis” según las pautas marcadas por su maestro Concina40. En el campo opuesto al rigorismo encontramos un tratado so bre los “lu gares teo lóg ico mora les” sig nificativa me nte im po rta nte. Es el compuesto por el jesuita y probabilista Francisco Antonio Zacearía (17141795), con el que Alfonso tuvo una estrecha relación literaria y personal según ha sido anotado en el primer capítulo de este libro. Zacearía edita en 1749 la Moral de Lacroix, a la que añade un “Liber Prodromus De locis theologicis”. Esta disertación, con al 55 Theologia mentis el cordis (Lugduni, 1687) liber V. Diss. praeambula, c. 1. 36 D. P r ü m m e r , M an ua le Th eo lo gia e Mo ra lis (Friburgo de Brisgovia, 1928) I, p. XVI. 37 Mo ra lis ch ris tia na ex Sc rip tur a Sacr a, Tr ad itio ne , Co nc ili is, Pa tri bu s, et in signioribus Theologis excerpta (Madrid, 1774) t. I, 16. 38 A d Th eo lo gi am Ch ris tia na m D og m ati co -m or al em Ap pa ra tu s (Romae, 1 7 6 8 ) t. I, 202368. 39 Cito po r la edición de Bassano (1790). 40 Ethica christiana sive Theologia Moralis (Bassani, 1790) I, pp. XXVIILXIV. 120
gunos retoques, es la que introduce al comienzo de la 3.a edición (1.a veneciana) de la TM de Alfonso. Zaccaria toma muchos contenidos de Besombes; por eso extraña su rotunda afirmación inicial de que “no conozco a nadie que haya tratado, antes que yo, sobre las fuentes de la teología m oral ” 41. Esta misma autoestim a es la que le lleva a ridiculizar a Concina, de quien dice que le ha “remedado” (“Concinae... simiam agere placuit”) y “después de tener conocimiento de mi de locis, se dedició él a com pone r otro” 42. La o rientac ión de Zaccaria es diversa a la de Besombes y a la de Concina. Con relación a la Sagrada Escritura afirma que es la “fuente principal” de la teología moral43; pero anota también que “es preferible abstenerse de citar la Sagrada Escritura antes que dejarse dominar por una suerte de vanidad citando textos que no pru ebe n na da ” 44. Este uso mi nimali sta de la Sag rada Escritu ra es pro pu gn ad o por Zaccaria en confr on tac ión po lém ica con Co nc ina, a quien acusa de citar textos bíblicos que no dicen relación a las cuestiones tratadas o que sólo aportan orientaciones generales no discutidas por nadie45. b) EL
MODELO MORAL UTILIZADO POR ALFONSO
Alfonso tuvo conocimiento exacto de la discusión suscitada en su época sobre las fuentes o “lugares” de la reflexión teológico moral. En varios pasajes de sus escritos polémicos recoge la crítica antiprobabilista y la propuesta metodológica lanzadas por los rigoristas, a quienes llama “modernos maestros de la moral cristiana” 46, “reformadores de la m oral” 47. Ante las invectivas de Concina, y demás probabilioristas, con ira los Casuistas48, Alfonso contesta que no bastan los principios generales de moral49; según él, la práctica pastoral exige aplicar los principios a las situaciones concretas y, por lo tanto, hacer una reflexión moral de carácter casuista: 41 TM , edic. 3.a (1757), p. XIX. « Ibi d. 43 Ibi d. 44 Ibid., p. XX. 45 Ibi d. 46 A64a, 118119. 47 A 64a, 120. 48 Alfonso recoge pu ntu al y exactam ente esas críticas: D49, 73; D55, 249; D65, 239. 49 D49, 76; A56, 76; Praxis, nn. 1718. 121
“Nadie niega que todos los casos se han de resolver a la luz de los principios. Pero ahí está la dificultad: aplicar en cada caso concreto los principios oportunos. Esto no puede! lograrse s in un a seria pon dera ción de las razones que hay ; por un a par te y p or otra . Y ésa es cab alm ente la labor de los moralistas; ellos han tratado de determinar en muchos casos par ticu lares cuáles son los princ ipi os qu e hay que ap licar ” 50. La propuesta metodológica de los probabilioristas consistía en quemar los libros de los Casuistas y leer únicamente la Sagrada Escritura, los Concilios, los Cánones y los Santos Padres51. La reacción espontánea de Alfonso es: “Oh che belle parole!... Ecco la solita cantilena de’ signori pro babi lioris ti” 52. El sabe que no basta con citar y seg uir a Escobar o a Dia na53 y que es preciso estudiar la Sagrada Escritura, los Padres y los Cánones54. Sin embargo, también sabe que la Sagrada Escritura no resuelve en concreto todas las cuestiones de mor al55 y que la Tradición no es unánim e aún en cuestiones de derecho natural56. Por eso Alfonso sigue optando por el método casuístico, aunque sin las exageraciones en que cayeron algunos autores probabilistas. El método moral casuista adquiere en manos de Alfonso unas características peculiares. El mismo ha explicado el modo de construir su TM. Al comienzo del tratado “De Restitutione” se puede leer un precioso texto de auténtica biografía literaria57. A partir de éste y de otros pasajes reconstruyo a continuación la peculiaridad alfonsiana en el uso del método moral casuista.
50 Praxis, n. 17. 51 Alfonso conoce y cita expresamente esta propuesta de los autores probabilio ristas: D49, 70; D65, 239. 52 A64a, 98. 53 A64b, 212. 54 Ver los dos pasajes más imp ortan tes que es cribió Alfonso sobre las fuentes o "lugares teológicomorales”: A56, 8084; A64a, 98103. 55 “Volesse Dio che dalle sacre Scritture avessimo no i le decisioni di tutte le questioni morali” (A64a, 100). Cf. D49, 50. 70; A56, 81). “ D65, 5253. G a u d é , II, 5253. Ver el comentario de L. V e r e e c k e , Sens du doctorat de St. 57 A lp h on se da ns l’hi st oi re de la th éo lo gi e mo ra le : SM 9 (1971) 4142. 122
COMO TRABAJO ALFONSO EN LA MORAL • Estudio reposado de cada tema, planteado en forma de caso o situación práctica de conciencia. El interés que le mueve no es puramente especulativo sino de carácter práctico o salvífico (“quae ad praxim magis faciunt”) (GAUDE, II, 42. 689). • El análisis moral de la situación se mueve por razones o argumentos intrínsecos, es decir, buscando la verdad objetiva a partir de las fuentes propias del discurso teológico moral. Criterio del moralista es “anteponer la razón al argumento de autoridad” (“rationem auctoritati praeponere”) (GAUDE, II, 42; Le tte re , I, 260261). La pasión por la verdad moral nace de la valoración del ser racional y de la convicción de que el encuentro salvífico con Dios se realiza en la construcción real de la historia humana. • En cuestiones abiertas a la discusión, que son la mayor parte de las cuestiones morales estudiadas p or Alfonso, es preciso leer y ponderar cuanto hay escrito al respecto: los Santos Padres, los cánones, los teólogos (antiguos y modernos; rígidos y benignos) y de modo especial Santo Tom ás. L a lectura de estos escritos ha de hacerse, en la medida de lo posible, en sus propias fuentes (A56, 77). • En el proceso de discernimiento moral ayuda mucho el aconsejarse “con diversos hombres doctos” (A56, 77), procedimiento que siguió de hecho Alfonso en bastantes ocasiones. También es conveniente conocer y dejarse interpelar por los “datos de la exp eriencia ”, a los que Alfonso fue p ar ticularmente sensible58. • La autoridad extrínseca ha de ser"tenida en cuenta, pero sólo cuando faltan argumentos intrínsecos y de acuerdo con unas reglas de uso de dicha autoridad extrínseca (D55, 245248). 58 Alfonso anota bastantes veces en la TM que ha consultado a teólogos (G a u III, 49; III. 225. 315. 569) y la S. Penitenciaria (III, 570). La referencia a los médicos también es frecuente: “Quidam medicus asseruit mihi...” (G a u d é , IV, 94); “...ut medicus valde peritus mihi asseruit” (G a u d é , IV, 109); “iuxta recentiores phy sico s” (G a u d é , III, 188); “opinio non sine plausu a peritis recepta” (G a u d é , 109); “refert Lugo plures medicos a se Romae consultos putasse...” G a u d é , III, 188); “videant periti” (médicos) (G a u d é , III, 84). Alfonso también tiene en cuenta la observación experimental (G a u d é , IV, 260: “hic casus frequenter occurrit”). d é,
123
Cuando coinciden “todos los sabios” es prudente seguir esa opinión común (A56, 82). • Si en el estudio del tema se llega a una solución es procedente expon erla con claridad; el lector tiene derecho a cono cer el parecer del autor (A56, 7778). Por lo demás, hay que estar dispuesto a retractarse, en caso de descubrir la inconsistencia de la opinión previamente sustentada, proceder que Alfonso siguió con escrupulosidad en su trabajo como moralista. • Cuando n o se ve con claridad un a solución es deber del que escribe Mo ral exponer las razones de una y otra opción para que el lector elija en libertad la sentencia que más le convenza (Lettere, III, 345). • En cualquier caso, no conviene declarar un comportam iento como pecaminoso “a no ser que lo indique una razón evidente” (A56, 7778). Sin embargo, a veces la elección de una sentencia rígida es la forma más salvifica de hacer Moral (GAUDE, I, 6263. 707 nota a).
"principio s” y guiada siempre por una casuística “p ruden cial” 60. La opc ión por el uso “m inima lista” de las fuentes estrictamente teológicas, como la Sagrada Escritura, condujo la moral alfonsiana a una orientación también “minimalista” en el contenido. No es una “m or al de la pe rfec ci ón cri st ia n a” si no de la “exi ge nc ia pa ra la sa lv ac ió n”. Est a de bil id ad fue el pr ec io que pag ó la ob ra moral de Alfonso a cambio de conseguir el mayor bien de la benignidad pastoral.
Como conclusión de los precedentes análisis sobre el modelo moral utilizado por Alfonso en su obra escrita se pueden formular un conjunto de apreciaciones generales sobre la peculiaridad teológicomoral alfonsiana. La primera apreciación y la más general consiste en constatar la notable estima que tuvo Alfonso por la Moral en cuanto saber eclesial destinado a la orientación de la pr ax is crist iana . Pa ra él, la Mo ral era un a “c ienc ia” 59, pe ro un a ciencia de salvación. Por razón de esa conc epción salvifica de la Moral, Alfonso desestimó seguir los derroteros de mayor “pureza metodológica” marcados por las tendencias rigoristas de la época. Aún sabiendo que trabajaba a contracorriente, recuperó las intuiciones válidas del Casuismo probabilista. Instalado en ese modelo casuístico, evitó tanto el género abstracto y generalizador de los probabiliorístas como la orientación recetaria y acientífica de los confeccionadores de Súmmulas o Promptuarios. Su “practicidad” estuvo basada en 59 Alfonso contrapone la “moral del pulpito”, de carácter parenético, y la ‘‘moral del libro”, de carácter científico: “Cum ego munus concionatoris feci, pluries etiam hu nc p erniciosum usum (= descubrir el pecho las mujeres) fortiter conatus sum exprobare: sed cum hic officium agam scriptoris de scientia morali, oportet ut dicam quod juxta veritatem sentio” (G a u d é , I, 351). Sobre la importancia de la ciencia moral, ver también: G a u d é , III, 652653.
124
60 M a j o r a n o ,
a.c.,
119127. 142.
125
II I
Documentación y fuentes de la TM
Los libros de Moral casuista se distinguen, entre otros signos formales, por la abundante alegación de autores y por la numerosa transcripción de citas. Esta característica no solamente obedece al prurito del escritor de manifestar su alto grado de información libresca, sino también a la consideración de los autores citados como “auctoritates” que hacen opinión moral. La TM de Alfonso es un ejemplo típico de esta característica, formal y de contenido, de la moral casuista. Son más de 800 los autores citados por Alfonso y más de 70.000 las alegaciones concretas. No me inter esa rep etir a quí cuanto se conoce sobre este aspecto de la obra moral alfonsiana. Al estudiar el método de trabajo de Alfonso en cuanto escritor, se ha puesto de relieve la importancia que otorgaba a la etapa de documentación: numerosas lecturas, comprobación a veces de los textos en sus respectivas fuentes, toma de notas o apuntes personales (que fueron muchas veces el embrión de escritos dados al público), inserción de citas en la redacción del texto propio61. En relación directa con la TM se ha analizado la estadística de autores citados y de citas alegadas, la objetividad de las citas, el uso directo o indirecto de las fuentes alegadas62. La aportación que ofrezco sobre las fuentes o documentación literaria de la TM no tiene ni un interés apologético ni una finalidad de crítica textual; tampoco pretende considerar los autores citados por Alfonso en cuanto “autoridad extrínseca” de su discurso teológicomoral. El siguiente análisis sobre las fuentes literarias 61 Para las obras ascéticas ver el docum entado estudio de G. C a c c i a to r e , Le fo n ti e i m od i di do cu m en ta zio ne : S. Alfonso de M. de Liguori, Opere ascetiche. In tr od uz io ne ge ne ra le (Roma, 1960) 117290. Para el conjunto de la obra alfonsiana, cf. B a y ó n , o . c . , 83107. 62 El editor G audé ha realizado una filial defensa de la objetividad en las citas alfonsianas; ha explicado la forma de conocer cuándo Alfonso cita directamente la fuente o cuándo lo hace a través de otro autor; también ha expuesto la doctrina alfonsiana sobre la “autoridad extrínseca” que contienen las obras de los moralistas (G a u d é , p. XX IV XX LI). Sobr e el val or y el uso de la "au to rid ad ext rín sec a” , ver los pasajes alfonsianos de D55, c. 4, n. 119; TM, lib. I, n. 79.
126
de la TM se coloca en la perspectiva de Alfonso en cuanto autor y, ahí situado, trata de descubrir la estimación que el mismo Alfonso tenía de los autores que citaba. Por lo tanto, lo que directamente interesa analizar es el grado y la forma de condicionamiento sentido por Alfonso en diálogo con las obras morales que utiliza. Para realizar este estudio he seguido tres caminos complemen larios. En primer lugar, analizo el grado de amplitud y la identidad de la documentación utilizada por Alfonso. En segundo término, constato los criterios generales que orientaron su trabajo documental en la edificación de la TM. Por último, recojo las valoraciones concretas que expresó Alfonso en relación con los autores citados. La suma de las tres perspectivas proporciona un conocimiento objetivo de la etapa documental en el proceso de elaboración de la TM. 1. AMP LITU D E IDENT IDAD DE LA DOCU MENT ACION UTILIZADA DIRECTAMENTE La labor literaria de Alfonso es incomprensible sin el esfuerzo y el tiempo dedicados a la documentación. Aunque sus escritos gozan de notable originalidad, no por eso dejan de presuponer numerosas lecturas como preparación mediata e inmediata. Nos consta el interés que tuvo Alfonso de estar al día en las publicaciones sobre temas religiosos, y de modo especial en relación con los temas teológicomorales: recibe libros como regalo, los compra, los adquiere en curso de publicación (P. Collet, J. Lacroix en edición de Zaccaria, J. V. Patuzzi, etc.), los consulta en las bibliotecas de Nápoles; puede decirse que tuvo a su disposición cuanto se pub lica ba sobre M or al63. Si es cierto el axioma de Francisco de Vitoria “liber fit ex li bris” , es convenient e cono cer las pauta s por las q ue se guió Alfonso en el trabajo de documentación para la TM. En cierta medida la obra mo ral de Alfonso es lo que han sido su interés y su esfuerzo en la etapa de confrontación con las obras de los moralistas precedentes y contem poráneos. Ciertamente, Alfonso no manejó las obras de los más de 800 autores citados en la TM. En la situación de los estudios sobre la moral alfonsiana no se puede determinar con exactitud el número y la identidad de todos los autores que utilizó de forma directa. 63 551.
Cf. Le tte re , III, 221. 518;
Ba
y ó n
, o.c., 8890.
9293;
T
e l l e r í a
,
I, 420; II, 550
127
Por lo demás, la documentación bibliográfica de la TM varía, en intensidad y en diversificación, según la evolución de las ediciones. El “áumento” más notable acaece en la preparación de la 2.a edición. Pero también existen variaciones en ediciones posteriores (en la preparación de la 3.a, de la 6.a y de la 7.a). Según el testimonio que Alfonso va consignando en las diversas redacciones del “P rólog o” 64 se puede individualizar la siguiente documentación utilizada por él de forma directa: — Bastantes M an ua le s de M o ra l que estaban en uso en los Centros de formación eclesiástica. A ellos se refiere Alfonso cuando escribe: “Plurimos relegi, et perpendi auctores” (edición 1.a); “cum etenim plurimos legerim auctores” (desde la 2.a edición hasta la 9.a). De entre esos Manuales, utilizó de modo singular la obra de Busen bau m. — T e x t o s j u r í d i c o s , canónicos y civiles: “textus tum canonicos, tum civiles suis locis diligenter adnotavi” (edición 1.a); “hic invenies in suis propriis locis diligenti studio adnotatos textus tum canonicos tum civiles ad rem pertinentes” (desde la 2.a edición hasta la 9.a). — Las P ro po si ci o n es co n de na da s po r los Pap as (desde la 2.a edición). — Los D ec ret os recientes de los Sumos Pontífices y, de modo especial, las Bulas y Sanctiones de Benedicto XIV (desde la 2.a edición). — En cua nto a la con sulta directa de T e ó l o g o s , la declaración de Alfonso en los “Prólogos” ofrece el siguiente balance: a) List a de la 1.a edición: Tom ás de Aqu ino, Lessio, Sánchez, Castropalao, Lugo, Laymann, Bonacina, Viva, Lacroix, Roncaglia, Salmanticenses y otros. El orden aquí seguido corresponde al que sale de la pl um a de Alfonso. b) Lista de la 2.a edición hasta la 7.a: Queda consign ada con una fórmula general como ésta: “per plures annos quamplurima auctorum classicorum volumina evolvi tan rigidae quam benignae sententiae, usque ad famigerata opera Continuatoris Honorati Tour nely (= P. Collet), et P. Danielis Concina, quae ultimo (ut arbitror) in publicum prodierunt”. 64 Hay dos redacciones básicas del Prólogo: la de la 1.a edición y la de la 2.a (que se mantiene, con pequeñas variantes, hasta la 9.a).
c)
d)
e)
f)
Lis ta de la 8.a y 9.a edición: la mism a fórmul a precedente, pero suprimiendo los nombres del Continuador de H. Tournely y de D. Concina. En el prólog o a la 1.a edición se destaca la utiliz ación de las Salmanticenses, “qui communi aestimatione mo ralem hanc scientiam diffuse, et egregie pertractant; Quosque ipse inter ceteros frequentius familiares habui: itaut fere ommia, quae iidem tot libris latiore calamo in examen revocant, breviter concinnata hic invenies”. Desde la 2.a edició n hasta la 9.a destaca Alfonso la importancia de las referencias a la doctrina de Tomás de Aquino: “praesertim autem sedulam operam navavi in adnotandis doctrinis D. Thomae, quas in suis fontibus observare curavi”. Desde la 2.a edició n hasta la 9.a tamb ién alude a la consulta de los doctos autores recientes sobre todo en las cuestiones más intrincadas: “Insuper in controversiis intrincatioribus etiam doctos juniores consului”.
Por los datos de la correspondencia epistolar se puede no sólo confirmar el uso de autores ya anotados65, sino también añadir algunos nombres m ás a la lista de los ya mencionados. Los nuevos nombres son: Mazzotta, Zaccaria, Amort, Patuzzi, Antoine66. El método más exacto y más eficaz para conocer el grado y la forma de documen tación de la TM es la lectura directa de la obra. Ferrero ha hecho un sondeo sobre la 1.a edición; del análisis de los tres primeros libros deduce una lista de autores utilizados directamente por Alfons o67. Recojo los nombres de aq uéllos que todavía no he anotado: Azor, Antonino, Cayetano, Cárdenas, Diana, Go net, Molina, Moya, Navarro, Sá, Soto, Suárez, Tamburini, Toledo, Valencia, Vázquez. Después de una lectura atenta de la TM, en la edición de Gaudé, pero sin ánimo de realizar una estadística exhaustiva de los autores que parecen haber sido utilizados directamente por Alfon66 Le tte re , III, 20 (Lacroix); I, 445 (Concina); III, 705 (Benedicto XIV). 66 Le tte re , III, 20 (Mazzotta); III, 246 (Amort); III, 394. 515. 519. 634 (Antoine). Ixjs nombres de Zaccaria y de Patuzzi aparecen con bastante frecuencia (ver el índice temático del t. III de las Le tte re) . 67 F. F e r r e r o , Génesis de la doctrina moral alfonsiana: SH 23 (1975) 319323.
129
128 9.—Frente al rigorismo moral, benignidad pastoral
so, hay que añadir a los nombres ya anotados otra lista mayor68. En tres pasajes de la TM, al estudiar con detenimiento una cuestión que juzga de particular interés para la práctica pastoral, Alfonso constata el trabajo de documentación que ha realizado y cita expresamente los autores consultados. He aquí los temas en cuestión y la lista de autores citados (pongo entre paréntesis los nombres que ya he consignado): — qué can tidad se req uiere pa ra qu e el hu rto sea pecad o mortal69. Dice Alfonso que el conocimiento de esta materia es muy necesario para la práctica (“hoc punctum, tam ad praxim scitu necessarium”); por eso se ha preocu pad o de rec op ilar las op inione s de los autore s (“diversas doctorum sententias sedulo hic congerere curavi”); cita los que ha consultado (“omnes auctores quos observavi, hic simul refero”). Son los siguientes: (Lessio), (Lugo), (Laymann), (Bonacina), Filliucci, (Salmanticenses), Ha bert, (Concina), Sporer, Ho lzm ann , (Ro ncag lia), Anacle to, Elbel, Wigandt, (Lacoix), (Mazzotta), (Tamburini), (Viva), (Toledo), Potestá. — qu é causas excu san del ay uno70. Ta mbién esta cues tión la considera Alfonso bastante importante para la práctica (“cum sint res omnes pertinentes ad praxim et scitu necessariae”); por eso también se ha preocupado de examinar las opiniones de muchos autores (“sedulo curavi su per hac pu nc to qu am plu res auctores observa re” ), má xime tratándose de un tema en el que la estimación de los especialistas redunda en probabilidad intrínseca (“doctorum auctoritas in hoc redundat in probabilitatem intrin secam”). Estos son los autores consultados: (Sánchez), (Laymann), (Lesio), (Azor), Petrocorense, Escobar, (Cas tropalao), (Bonacina), (Concina), (Sporer), (Roncaglia), (Salmanticenses), (Wigandt), (Holzmann), Abelly, (Viva), (Anacleto), (Lacroix), (Tamburini), (Elbel), (Mazzotta), (Potestá), Renzi. — cuestió n del ayu no eu ca rís tic o71. Para el estudi o de esta cuestión Alfonso tiene delante una lista de autores ya 68 Gaudé ya había anotado algunos nombres: Diana, Elbel, Escobar, Holzmann, Navarro, Sporer, Suárez, Soto, Tamburini, Collet, Concina (G a u d é , I, p. XXIV). » G a u d é , II, 3641 (lista e n p. 37) . 70 G a u d é , II, 419427 (lista en p. 419). 71 G a u d é , III, 249.
130
mencionados (por eso no pongo ninguno entre paréntesis): Laymann, Collet, Castropalao, Bonacina, Lugo, Concina, Escobar, Holzmann, Renzi, Salmanticenses, Wigandt, Antoine, Roncaglia, Viva, Tamburini, Lacroix, Sporer, Elbel. Además de los tres pasajes concretos que acabo de señalar exis len otros muchos que descubren la amplitud del horizonte alcanzado por el trabajo de documentación de Alfonso. A la lista de los autores mencionados se pueden añadir con toda probabilidad los siguientes grupos: — Can o, Corrado, Cu nilia li, Franzoja, Ledes ma, López, Medina, Prado, Soto, Tapia. — Arriaga, Coninc k, Elizald e, Esparza, Fagúndez, Henrí quez, Pichler, Salas. — Berti, Cabassuzzio, Contenso n, Genet, Gers ón, Ju enin, Merbesio, Noel Alejandro, Nicole. — Silvio, Milante, Gotti, Cornejo , Cór doba, Jorio , Lorca, Mayor, Muratori, Palacios, Rodríguez, Torni. — Car amu el, Fag nan o. — Sumas: Angelica, Arm illa , Astesana, Ra im un do de Peña fort, Silvestrina, Tabiena. Sin duda alguna fueron muchos más los autores que Alfonso consultó al preparar las diversas ediciones de su TM. La lista de los autores anotados, representa el fondo bibliográfico que Alfonso utilizó básicamente y de forma con tinuada en su obra moral. El conjunto de los moralistas mencionados supera la cifra de los noventa. Puestos por orden alfabético forman el siguiente cuadro72: Abelly, Lu is (16041691). . Alejandro, Noel (16391724). Amort, Eusebio (16921775). Anacleto, Reiffenstuel (16411703). Angelica (Suma; Angel de Clavasio [t 1495]). Antoine, Pablo Gabriel (16781743). Antonino, San (13891459). Armilla (Suma; Bartolomé Fumo [f 1545]). Arriaga, Rodrigo (15921667). Artesana (Suma; hacia 1330). Azor, Juan (f 1608). 72 Tomo de
Ga
u d é
,
IV, 785817, las referencias cronológicas.
131
Benedicto XIV (16751758). Berti, Juan Lorenzo (16961762). Bonacina, Martín (f 1631). Busenbaum, Hermán (16091668). Cabassuzzio, Juan (16051685). Cano, Melchor (15091560). Caramuel, Juan (16061682). Cárdenas, Juan (16131684). Castropalao, Fernando (15811633). Collet, Pedro (16931770) (= Continuador de H. Tournely). Concina, Daniel (16871756). Coninck, Gil (15711633). Contenson, Vicente (16411674). Córdoba, Antonio de (14851578). Cornejo, Pedro (15701618). Corrado, Juan Bautista (t 1606). Cuniliati, Fulgencio (t 1759). Cayetano, Tomás de Vio (14691534). Diana, Antonio (15851663). Elbel, Benjamín Elizalde, Miguel Escobar, Antonio Espar za, M artín
(f 1756). (16261678). (15891669). de (16061689).
Fagnano, Próspero (15871678). Fagúndez, Esteban (f 1645). Filliucci, Vicente (15661622). Franzoja, Angel (f 1760). Genet, Francisco (16401703). Gersón, Juan (13631421). Gonet, Juan Bautista (16161681). Gotti, Vicente Luis (16641742). Habert, Luis (16351718). Henríquez, Enrique (15361608). Holzmann, Apolonio (f 1748). Jorio, José (16961788). Juenin, Gaspar (16401713). Lacroix, Claudio (16521714). Laymann, Pablo (15751635). Ledesma, Pedro de (t 1616).
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Lessio, Leonardo (15541623). López, Luis (t 1595). Lorca, Pedro de (15541606). Lugo, Juan de (15831660). Mayor, Juan (14781540). Mazzotta, Nicolás (t 1746). Medina, Bartolomé de (15271581). Merbesio, Bono (15981684). Milante, Pío Tomás (t 1749). Molina, Luis de (15351600). Moya, Mateo de (1610168.4). Muratori, Luis (16721750). N av ar ro , M a rt ín de A zp ilc ue ta (14 931 587 ). N ic ol e, P ed ro (p se ud ón im o de W. W en dr oc hi o) (16 251 695) . Palacios, Miguel de (t 1593). Patuzzi, Juan Vicente (17001769). Petrocorense (= Theo logia M oralis ad usum seminarii Petrocorensis, Padua, 1735). Pichler, Vito (16701736). Potestá, Félix (f 1702). Prado, Juan Martínez de (t 1668). Ra im und o de Peñafort (Sum a) (11751275). Renzi, Mateo (hacia 1671). Rodríguez, Manuel (t 1613). Roncaglia, Constantino (16771737). Sá, Manuel (15301596). Salas, Juan de (15531612). Salmanticenses (s. XVIIXVIII).. Sánchez, Tomás (15501610). Silvestre de Prierias (Suma) (t 1523). Silvio, Francisco (15811649). Soto, Domingo de (14941560). Sporer, Patricio (t 1714). Suárez, Francisco (15481617). Tab iena (Suma) (= Ju an Cagnazzo de Tabia, t Tamburini, Tomás (15911675). Tapia, Pedro de (15821657). Tomás de Aquino (12271274). Toledo, Francisco (15321596). Torni, Julio Nicolás (16721756).
1521).
133
Valencia, Gregorio de (15511603). Vázquez, Gabriel (15511604). Viva, Domingo (16481710). W igandt, M artín (f 1708). Zaccaria, Francisco Antonio (17141795).
Según salta a la vista el horizonte bibliográfico de Alfonso queda limitado a la moral postridentina. Los autores precedentes a esta época son leídos e interpretados por Alfonso a partir de la recepción que de ellos hicieron las "Institutiones Morales” postri den tin as 73. En la TM de Liguori se condensa lo más granado de la moral pos triden tina. Su obr a moral cons tituye la síntesis final de la mo ral casuista en sus diversas manifestaciones: los Libros pen itenciales y las Sumas de casos, la orientación práctica del Renacimiento tomista y de la Escuela teológica de la Compañía de Jesús, la teología moral autónoma de las “Institutiones Morales”, las variaciones introducidas por la discusión del probabilismoprobabilioris mo (laxismorigorismo; jansenismoortodoxia católica). Alfonso construye su TM en diálogo con toda esta época de la teología moral católica, época que puede ser calificada por la búsqueda, a veces angustiosa, de la certeza de la conciencia moral en orden a la pra xis del sacramento de la pen iten cia. Esta limitación del horizonte bibliográfico supone para la TM de Alfonso una especialización y una riqueza de datos en cuanto a la documentación sobre la moral casuista. Pero tiene también una contrapartida de carácter negativo: faltan las referencias bíblicas, las grandes aportaciones de la Patrística, y el diálogo con la teología medieval. He señalado más arriba que Alfonso desoyó la invitación metodológica de “volver a la pureza teológicomoral” de la Biblia y de los Santos Padres; no tomó este camino por verlo vinculado a tendencias rig orist as74 y por juzgarlo menos adecuado a su concepción salvíficopráctica de la teología moral. Con sus luces y sus sombras, con sus v entajas e inconvenientes, con su riqueza y sus carencias la opción documental de Alfonso es una clave importante para interpretar su obra moral y, más concretamente, la TM. 78 Cf. V e r e e c k e , a.c., 28. Según Zaccaria, los rigoristas se conducían por estos tres criterios: “Patres 14 jac tare plu rim um , Pon tific es aest ima re par vi, recen tiores The olo go s n ih ili ” (Dis sertatio Prologomena, TM, ed. 3.a, Romae 1757, p. XVIII).
134
2. LAS PAUTAS SEGUIDAS POR ALFONSO EN EL TRABAJO DOCUMENTAL Para completar el análisis sobre las fuentes literarias utilizadas directamente por Alfonso juzgo conveniente exponer los criterios que le guiaron en su labor de documentación. Señalo a continuación aquellas pautas que considero más destacables por su impor lancia objetiva o por reflejar la peculiaridad del trabajo moral ¡ilfonsiano. a)’ D i s c e r
n i m ie n t o
y
c a t a l o g a c ió n
d e
l a s
f u e n t e s
Alfonso no se sirve de las fuentes literarias de forma indiscriminada. Cuando cita a los moralistas precedentes o contemporáneos sabe situarlos dentro de la tendencia, de la escuela, o de la familia religiosa a las que pertenecen. En la obra moral alfonsiana se encuentra la siguiente tipificación de autores: — A ut or es an ti gu os y m o d er n o s 75. En contra de la tendencia probabiliorista de no citar más que autores antiguos, Alfonso no deja de consultar moralistas coetáneos. Así lo reconoce en el “Prólogo” a la 2.a edición de la TM en el que cita los nombres de Collet y de Concina; a éstos hay que añadir otros muchos, entre los que sobresalen: Amort, Benedicto XIV, Cuniliati, Franzoja, Mazzotta, Patuzzi, Torni, Zaccaria. — A u to re s be ni gn os (l ax ist as ) y rí g id o s (r ig o ri st a s) 16. Los autores laxistas eran bien conocidos de todos77; Alfonso destaca entre ellos a: Caramuel, Diana, Fagnano, Sporer, Tamburini, etc.78. Particular interés tiene Alfonso en señalar a los autores rígidos. He aquí una lista dada por Liguori: Merbesio, Genet, Contenson, Noel Alejandro, Habert, Giovenino, Cabassuzzio, Petrocorense, Concina, Co llet79; también recibían idéntica consideración de ríg idos por parte de Alfonso los siguientes: Cuniliati, Franzoja, Patuzzi, Antoine, Juenin, etc. — A u to re s je su it as y au to re s do m in ic os . Ante la acusación 75 A56, 77; G a u d é , I, 150; II, 5253. 76 A56, 77. 77 D55, 248249. 78 G a u d é , I, 286 (Caramuel); G a u d é , III, 224 (Diana); D49, 15 (Fagnano); l)f, II, 601 (Sporer); G a u d é , III, 645 (Tamburini). 79 A56, 77.
Gau
135
de proclividad filosejesuita Alfonso se defiende afirmando que también cita moralistas de la familia dominican a 80, en la cual “siem pre ha florecid o el estu dio de la teología” 81. Los autores dominico s consultad os por Alfonso son numerosos (Tomás de Aquino, Raimundo de Peñafort, Antonino de Florencia, Cano, Bartolomé de Medina, Soto, Concina, Cuniliati, Patuzzi, etc.), aunque no tantos como los pertenecientes a la Compañía de Jesús. — A ut or es co n ca lif ic ac ió n esp eci al. Según los gustos de la moral casuista, Alfonso cataloga a los autores según la fuerza que tengan sus opiniones para originar mayor o menor probabilidad: 1. Autores insignes: Castropalao, Viva, Sporer, Layma nn 82. 2. Autores pr ob ad os (probad): Tomás de Aquino, Les sio, Sánchez, Castropalao, Lugo, Laymann, Bonacina, Viva, Lacroix, Roncaglia, Salmanticenses83. 3. Autores graves (gravi): Navarro, Molina, Lugo, Les sio, Vázquez, Laymann, Azor, Filliucci, Cárdenas, Salmanticenses, Pichler, Roncaglia, Sporer, Tapia, Fagúndez84. 4. Autores clásicos (classici). Alfonso afirma que es muy difícil (“res valde difficilis est”) saber quiénes son autores clásicos en moral85, aunque no duda en anotar que para escribir su TM “revolvió durante bastant bas tant es años año s muchí mu chí sim os volúmen volú men es de auto res clásicos” 86. Recuerd a que L acroi x cita a: Cayetano, Toledo, Navarro, Sá y Busenbaum; y que Cárdenas añade a: Suárez, Vázquez, Sánchez, Valencia, Molina, Lessio y Azor; él por su cuenta cataloga también entre los autores clásicos a: Lugo, Castropalao, Soto, Laymann, Silvestrina, Angélica, Armilla, Cárdenas y Salmanticenses87. A64, 277. A64, 278. G a u d é , I, 296. Prólogo de la 1.a edición de la TM. A56, 91. D47, 72. Prólogo de la TM desde la 2.a edición hasta la 9.a D49, 72.
b)
USO CRÍTICO DE LAS FUENTES
Alfonso siempre prefirió descubrir la verdad objetiva que de jarse gu iar ia r por po r el parec er de los auto res, res , au nq ue éstos fuesen fuese n n u merosos y gozasen de extendida credibilidad88. No cayó en el vitio, reprochado a los probabilistas, de seguir “borreguilmente” al rebaño de los moralistas de la propia tendencia. El uso crítico de las fuentes se manifiesta en el trabajo documental de Alfonso de varios modos; destaco los siguientes: — no deja de percatars perc atars e y de anota an ota r las l as citas incorrec inco rrec tas que hacen otros autores; por ejemplo, corrige citas falsas de Bu senba um 89 y de La croi x90 x90. — cua ndo no le convence conv encenn las razones razone s alu did as por los autores no tiene inconveniente en apartarse de su parecer, aunque lo haga con modales respetuosos: “venero la autorid ad de tantos Doctores, Doctores, pero... ” 91. — en algun alg unas as ocasiones ocasi ones op ta por un a soluci sol ución ón con traria tra ria al sentir comúnmente admitido92. — no se deja guiar gu iar por po r la catalo cat alogac gac ión con vencio ven cional nal con que son valorados los autores. Én autores rígidos, como Concina, descubre a veces opiniones laxas93; en autores ben ign os señala seña la excesos ins osten os ten ibles ibl es994; en moral mo ralist istas as de gran sabiduría, como Caramuel, echa en falta la prudencia correspondiente95. — no descalifica descal ifica a los autore aut oress por el hecho hec ho de s er no veles96 vel es96.. Aunque conoce la proposición 27 de Alejandro VII (24 de septiembre de 1665) sobre la autoridad de los moralistas “recientes” o “modernos” (juniores, moderni)97, Alfonso enfatiza la importanc ia de estos estos autores cuando son 88 En el Prólogo de la 2.a edición dice que tuvo siempre preocupación de ante ¡xiner la razón a la autoridad (“rationem auctoritati praeponere”). 89 G a u d é , I, 314 (Busenbaum cita incorrectamente a Tomás de Aquino y a Laymann). 90 G a u d é , II, 30 (Lacroix no cita bien a Lugo). 91 G a u d é , I, 341; III, 185; III, 469. 470. 92 G a u d é , IV, 29. 93 A64a, 114. 114. m D55, 248249. 95 Ibi d. ss G a u d é , II, 203204. 97 Proposición Proposición condenada: condenada: “Si liber liber sit sit alicujus alicujus junioris et et moderni moderni debet debet opinio censeri probabilis, dum non constet rejectam esse a sede Apostólica tamquam improbabilem”.
137
doctos98; más aún, se coloca entre ellos para sostener una opinión nueva99. — tam bién es sig no de uso crítico crí tico de las fuen tes no dirim di rim ir cuestiones debatidas entre los autores, sino remitirlas a un estud io más d etenid o de los sabios 10°. c)
Fo
r m a s
c o n c r e t a s en
el
u so
de
l a
d o c u m e n t a c ió n
Son muchos los caminos seguidos por Alfonso para utilizar el material de las fuentes literarias. Sin la pretensión de ser exhaustivo anoto algunos procedimientos. En primer lugar, es seguro que Alfonso eligió unas cuantas obras como fuentes primarias de inspiración y de documentación. Así lo reconoce en el Prólogo de la 1.a edición; y eso mismo se pued e con sta tar en un a apr ox im aci ón directa dire cta a la obra. No es difícil difí cil señ alar un co njun nj un to de auto res que, qu e, con toda seguridad, fueron utilizados por Alfonso como bibliografía básica y continua para la elaboración de su TM. Además de Busenbaum y de Tomás de Aquino, hay que anotar los siguientes: Salmanticenses, Lacroix, Lugo, Sánchez, Roncaglia, Viva, Lessio, Laymann, Collet, Bonacina, Concina, Castropalao. Otra forma concreta de utilizar la bibliografía es elegir uno o varios autores como guías especiales para un determinado tratado. Alfonso se sirvió de este procedimiento. Poniendo de manifiesto su buen conocimiento de la moral casuista, supo elegir como guías para lüs tratados principales a los autores mejor preparados al respecto. Así, por ejemplo, utiliza como guías: para el tratado de la conciencia a Lacroix, Concina, Franzoja y Cuniliati; para el tratado de la ley a Suárez; para el tratado de las virtudes a Viva; para pa ra el tratad tra tadoo de jus ticia tic ia a Lu go y a Lessio; Lessio ; para pa ra el trat ado del sexto precepto a los Salmanticenses; para el tratado del octavo precepto a Lugo, Lessio, Salmanticenses y Concina; para el tratado de los actos humanos a Tomás de Aquino; para el tratado de la pen itenci ite nciaa a Lacroix Lac roix;; par a el tratad tra tad o del m atr im on io a Sánchez; para pa ra los tratado trat adoss de los sacramen sacr amen tos en gene ral y de la l a Eu caristí car istíaa a Suárez. 98 En el Prólogo de la 2.a a 9.a edición de la TM confiesa: “insuper in controversiis intricatioribus etiam doctos juniores consului". Así lo hacen en bastantes pasa jes: G a u d é , II, 290. 408. 99 "Mihi et aliis doctis junio ribus...” (G a u d é , II, 46. 243; IV, 28. 29). 100 “Sapientiores dec ernant” (G a u d é , II, 29); “Sapientibus remitto” (G a u d é , II, 507; IV, 96).
138
El tercer procedimiento seguido por Alfonso consistió en servirse de las fuentes para el estudio monográfico de un tema. De los muchos ejemplos que podrían ser citados destaco los siguientes: estudio sobre los bienes de los los hijos (autor utilizado: Lugo); mo ralidad del hurto (autores utilizados: Lugo, Salmanticenses, Lacroix); principios morales de la cooperación (autor utilizado: Sánchez); investigación sobre la usura (autor utilizado: Concina); estudio moral de la solicitación (autor utilizado: Potestá). Por último, la forma ordinaria que adopta Alfonso en relación con los moralistas consultados es la de recoger su opinión en vistas a dirimir el caso planteado. No le interesa acumular nombres, sino más bien exponer las razones aportadas por los autores. Alfonso analiza y, si procede, resuelve los casos planteados en confrontación con las opiniones de los moralistas antiguos y contem poráneo por áneos. s. De este modo mo do su discur dis curso so teológi teo lógico comor mor al entretej entr etejee un razonamiento en el que se entrelazan nombres de autores y criterios objetivos en una síntesis peculiar, según el paradigma metodológico de la moral casuista. 3. ELEN CO DE VALORACIONE S ALFONSIANAS SOBRE DIVERSOS MORALISTAS A modo de apéndice recojo en este apartado las valoraciones que hace Alfonso sobre determinados moralistas. Este dato no carece de interés histórico general; y, sobre todo, ayuda a comprender mejor el trabajo de documentación realizado por Alfonso en su TM. Anoto los nombres de los moralistas por orden alfabético. Los números romanos solos (I, II, III, IV) indican el tomo de la TM, según la edición de GAUDE, en el que se encuentran las estimaciones de Alfonso sobre los diversos autores. A b e l Al
l y
, L u is :
ejandro
Am
ort
, No
el
, Eusebio :
:
Ponderación positiva de su teología (Lettere, II, 623). Entre los autores rígidos (A56, 77). Strenuus rigidae sententiae defensor (D49, 25). Recens scriptor el valde doctus (I, 296). Do ctus (I, 20). Do tto (D65 , 80. 99. 303). Vir germanus valde eruditus (I, 31). Germanus, vir doctrina undique p er sp ic u us (I, 36 ). M io co n te m p o ra n eo scrittore (A64b, 151). Cf. la carta de Alfonso a Amort (Lettere, III, 246).
139
An t
o in e
, Pa b l o G a b r
ie l
A z o r , J u a n : B e n e d i c t o XIV:
Ca
, Me
l c h o r ,
a m i je l
, Juan:
no
Ca r
Ca s t r o p a l a o , Fe r n a n d o
Co
l l e t
, Pe d r o :
C o n c i n a , D a n i e l .
C u n i l ia t i, F u l
gencio:
Di a n a , An t o n i o : F a g n a n o , P r ó s pe r o : G e n e t , Fr a n c i s c o :
: A u t o r r í g i d o (Lettere, III, 394). Inter rigidos auctores (III, 515. 519. 634). Entre los autores "graves” (A56, 91). N os te r P ap a. N o st er P o n ti fe x (I, 89; II, 392. 393. 394. 448. 494. 504; III, 61. 104. 111. 112. 116; IV, 62. 86. 87. 115. 180. 208. 219. 261. 475. 530. 542. 547). In suo aureo libro “De Synodo” (III, 22). In celeberrimo opere (III, 776). Ab eruditissimo nostro Pontifice (III, 298). Sapienter ait (III, 489). De nobis optime meritus (III, 73). Cf. la palabra “Benedetto XIV” en el indice de L et te re, III, 705. Do ctissim us (I, 30. 31). 31). Do ttissim o (A64b, 150). 150). Erud itiss im us (I, 99). In suo perdocto opusculo “ De locis” (I, 95). Laxorum facile princeps (I, 286). Docto pero falto de prudencia (D55, 248 249). : Entre los “Doctores insignes” (I, 296). Autor "probado” (Prólogo de la edición 1.a). Autor “clásico” (D49, 72). Doctissimus (I, 28). Entre los rígidos (A56, 77). Autor consulta do (P rólogo a la T M desde la edición 2.a hasta la 9.a). Perdoctus. Doctus. Venia tanti viri (II, 29; II, 53; III, 480). Rígido (III, 23; A56, 77; L et te re , I, 445). Severissimus (I, 157) 157).. II m oh o severo p. D. Co ncina (D65, 56). A veces tiene opiniones excesivamente benignas (I, 445; A64a, 114). Muy citado: en la edición 1.a de la T M (700B; 296 296 A3; 302 A2); desde la 2.a edición (Prólogo); en temas concretos (conciencia: I, 5. 8. 910. 14. 47; usura: II, 260ss.); en A64a. Muy utiliza do e n e l tra ta do de c onciencia (I, 4. 23. 28. 43. 46. 70). Siempre benigno (III, 224). Probabilistarum facile princeps (D49, 15). Entre los rígidos (A56, 77). De intolerable rigor (II, 468. 470; III, 499).
Go
t t i,
V i c e n t e Luis:
H a b e r t , LUIS: J u e n i n , G a s p a r : La c r
o ix
, Cl a
u d io
:
Doctissimus Card. Gotti (I, 38). Sa p ie n te r tr ad it C ar d . G o tt i (I, 43) . Rigidio ris discip linae fauto r (III, 634) 634).. Entre los rígidos (A56, 77). Sic rigide loquitur (III, 474. 499). Juxta morem suum arctandi conscientia s usque ad extremum (III, 106). Doctus P. Lacroix, qui egregie tractat de hoc Sacra me nto (P oenitentia) (I II, 476). Autor probado (Prólogo de la 1.a edición). Muy citado (cf. Le tt er e, III,
20).
La y m a n n ,
:
Entre los Doctores “insignes” (I, 296). Autor probado (Prólogo de la 1.a edición). L essio , Le o n a r d o : Autor probado (Prólogo de la 1.a edición). Muy citado, sobre todo en el tratado de la justicia y del octavo oc tavo precepto. Elogio de Lugo: “Doc tissimus Lugo, Lu g o , Jua n d e: qui, post D. Thomam, non temere inter alios theologos facile princeps dici po te st : cu m in d u b ii s d is c u ti en d is h ic auctor saepe, nullo preeunte, falcem ita ad radicem ponat, ut rationes qua s ipse in medium adducit difficulter solvi valeam” (II, 56). Hic Magnus theologus (II, 31). Sapientissimus Lugo (III, 646). Muy citado en el tratado sobre el 7.° precepto (por ejemplo, 19 veces en la discusión sobre los bienes de los hijos: II, 5ss.). Añade calificativos a las opiniones de Lugo: “merito” , “recte”, “recte”, “bene”, “r ation abiliter abiliter”” . Lo considera autor probado (Prólogo a la 1.a edición). Ma z z o t t a , J u a n : Muy utiliza do e n la pre paración de la 3.a edición (Lettere, III, 20). M i l a n t e , Pfo TOMAS: Doctus Pater Magister M. (II, 68; cf. II, tratado de Religiosos). M u r a t o r i , L u is : Ille vir clarissimus (II, 699). P a t u z z i , J u a n V i c e n t e : Mio primo contradditore (D74, 48). Acer adversarius meus (I, 26). Elogio en el Prólogo de la 1.a edición: Sa l m a n t i c e n s e s : “ c o m m u n i i a e s t im im a t i o n e m o r al a l em em hanc scientiam diffuse, et egregie pertractant”. Bene ajunt (III, 32). Muy p a b l o
141
Sá n c h e z , T o m á s :
Sil v i o , F r a n c i s c o : S p o r e r , P a t r i c io : Su á r e z , F r a
n c is c o
:
T a m b u r i n i, T o m á s :
T
omás de
To
142
r n i,
Aq u i n o :
Julio :
citados (por ejemplo en el tratado del hurto: II, 31ss.; y en el tratado del 6.a y del 8.2 preceptos). Entre los autores “graves” (A56, 91) y “clásicos” (D49, 72). De los Salmanticenses recoge Alfonso las alusiones a situaciones de la vida española (corridas de toros: I, 567. 622; III, 305; detalles del ordenam iento jurídico españo l: I, 73. 611; II, 6). Autor “probado” (Prólogo de la 1.a edición); entre los “gravissimi auctores” (I, 645). Sapientissimus et piissi mus (I, 700). Defensa de Sánchez frente a quienes lo denigran por tratar temas “escabrosos” (IV, 8283). Muy citado desde la edición 1.a (p. 700, Al). Doctissimus Silvius (I, 352; III, 627). Entre los “insignes Doctores” (I, 296); y los "gravi autori” (A56, 91). Benignus (III, 601). Pater Suárez (II, 506; III, 473. 479. 671). Doctissimus Pater Suárez (III, 14. 28). Sapienter, recte, merito, bene, rationabiliter;.. scribit (I, 303; passim). Muy citado (sobre todo en el tratado de las leyes y de la Eucaristía). Detenida ponderación de Tamburini, quien dice que a pesar de su tendencia a atribuir probabilidad a las sentencias “sane theologice loquitur, ut ex p ro p ri is p ri n c ip ii s qu ae st io n es re so lvit: ita ut sententiae quas ipse proba b il io re s ju d ic a t, sa p ie n tu m ju d ic io u t p lu r im u m p r o b a b il io r e s s i n t ” (I I, 123). Autor citado en primer lug ar (Prólogo de la 1.a edición) y consultado directamente (desde la 2.a edición hasta la 9.a). Theo logo rum princep s (1, 26). Muy citado (sobre todo en la exposición del Sistema moral y en el tratado de los actos humanos). Doctissimus praesul J. Torni (I, 150). Illustrissimus et doctissimus episco p u s (I, 444 ; II I, 475 ). Me d o c u it do c
V iv a , D o m i n g o :
tissimus episcopus (II, 26). Illustrissimus et doctissimus magister meus (II, 408; III, 225). En tre los “insign es Do ctores” (I, 296). Autor “probado” (Prólogo de la 1.a edición). Muy citado (sobre todo en el tratado de las virtudes teologales).
OTROS DETALLES: Cita a Ignacio de Loyola (I, 80). Alude a Vitoria, “qui scripsit ante annum 1545” (I, 63). Recuerda que Bá ñez fue confesor de Santa Teresa (D55, 87). Cita a Soto con el título de “Pater Soto” (III, 480). Cita con aprecio a san Antonino de Florencia (passim). Alude a Clemente XIII “actualmente reinante” (II, 409).
143
IV
El contenido del proyecto moral alfonsiano
Como es obvio, carece de sentido pretender exponer detalladamente el contenido de la TM de Alfonso. Ni es posible ni es necesario. No se puede resumir el amplio y detallado elenco de cuestiones que componen la obra moral alfonsiana, ya que ello supondría reescribir un denso Manual de moral católica. Tampoco es necesario para captar la peculiaridad histórica de la TM, pue s la may or parte de su con ten ido se*encuentra, en cualq uie r obra de moral de la época. Las aproximaciones que ofrezco a continuación tratan de captar los rasgos típicamente alfonsianos que definen la peculiaridad histórica de la TM. Doy por supuesto el análisis comparativo con otras obras de moral casuista. A partir de ese estudio comparativo, la peculiarid ad de la TM puede queda r reflejada en tres vertientes: en el esquema general de la obra, en la identidad y la economía de los principales tratados, y en las preferencias temáticas que aparecen en el conjunto de la síntesis teológicomoral.
Los Libros se dividen a su vez en Tratados, que constituyen los bloques temá ticos con los que se con stru yen la parte circunscrita por el Libro correspon dien te. Así, por ejem plo, el Lib ro I, dedicado a la "Norma de los actos humanos”, se subdivide en dos Tratados que estudian: el primero, la norma “interna” (la conciencia); el segundo, la norma “externa” (la ley). Sin embargo, en el número de los Tratados no se sigue siempre la correspondencia con el número de bloques temáticos; a veces se agrupan bloques temáticos en un solo Tratado. Ejemplo: en el Libro III (“Los Preceptos del decálogo y de la Iglesia”) se agrupan los preceptos 3.e y 4.a (Tratado 3), los preceptos 5.Qy 6.Q(Tratado 4), y los preceptos 8.°, 9.° y 10 y los preceptos de la Iglesia (Tratado 6). Lo mismo sucede en el Libro VI (“Los Sacramentos”) en el que se agrupan el Bautismo y la Confirmación (Tratado 2), la Extrema Unción y el Orden (Tratado 5). Los Tratados se organizan mediante la división en Capítulos, en Cuestiones (“Dubium”) y en Ar tíc ul os . Desde la edición 2.a la materia de los Libros se reparte en párrafos numerados con numeración arábiga corrida (128 en el Libro I; 80 en el Libro II; 1050 en el Libro III; 292 en el Libro IV; 84 en el Libro V; 1148 en el Libro VI; 470 en el Libro VII). Reproduzco a continuación el esquema de la TM en sus divisiones fundamentales: Libros, Tratados, Capítulos. Anoto la correspondencia de la edición de Gaudé en Tomos (I, II, III, IV) y en pág ina s (números arábigos).
1. EL ESQUEMA GENERAL DE LA OBRA El esquema de la TM no es propiedad de Alfonso. Lo toma de Busenbaum. Sin embargo, pertenece a Liguori el acierto de haber elegido precisamente la síntesis de Busenbaum. Después de haber examinado otros muchos manuales, Alfonso se decidió por el de Busenbaum. La decisión fue acertada en lo que al esquema general se refiere. La obra de Busenbaum ofrecía una de las estructuraciones mejores de la moral casuista. La TM se organiza sobre el esquema formal de Li br os , que dividen y agrupan la materia en partes con cierta independencia entre sí. Los libros o las partes de que se compone la síntesis moral de Alfonso son siete: I. La norma de los actos humanos. II. Los preceptos de las virtu des teologales. III. Los preceptos del decálogo y de la Iglesia. IV. Los preceptos particulares (moral de los estados de vida). V. El modo de conocer y de discernir los pecados. VI. Los sacramentos. VII. Las censuras eclesiásticas y las irregularidades.
ESQUEMA DE LA TM edic. GAUDE
L ib r
o
L ib r
o
I. II.
La r e g l a d e l o s a c t o s h u m a n o s Tra tado 1. La conciencia Tra tado 2. Las leyes
Los
p r e c e p t o s d e l a s v i r t u d e s t e o l o
I.
370 71291
-
gales
L i b r o III.
Tra tado 1. Tra tado 2. Tra tado 3.
El precepto de la fe El precep to de la esperanza El precepto de la caridad
Los p r e c e p t o s d e l ig l e s i a
295311 313314 315365
decálogo y de la
Tratad o 1.
El primer precepto del decálogo Tratad o 2. El segundo precepto del decálogo
144
369437 439544
145 10.—Frente al rigorismo moral, benignidad pastoral
Tratado 3. T r a t a d o 4. Trata do 5.
Tratad o 6. L ib r
o
IV.
L i b r o V.
Los
El tercero y el cuarto preceptos del decálog o El quinto y el sexto prece ptos del decálog o El séptimo precepto del decálogo Preámbulo: La justicia y el derecho Capítulo 1. El hurto Capítulo 2. La r estitución Capítulo 3. Los contratos Capítulo 4. La tutela y los testamentos El octavo, el noveno y el décimo preceptos del decálogo y los precepto s de la Iglesia
545620 621707 II.
355440 443686
p r e c e p t o s p a r t ic u l a r e s
Cap ítulo 1. El estado religioso Capítulo 2. El estado clerical Capítulo 3. El estado y los oficios de algunos seglares, y especialmente las profesiones jurídicas E l m o d o d e c o n o c e r y d e d i sc e r n i r l o s pe c a d o s Preámb ulo: Los actos hum anos en general Tra tad o 1. Los pecados Cap ítulo 1. El pecado en g eneral Cap ítulo 2. Las clases de pe cado, mortal y venial Cap ítulo 3. Los pecados capitales
L i b r o VI.
Los
689703
sacramentos
Tratado 1. Tratado 2. Tratado 3. Tratado 4. Tratado 5.
Los Sacramentos en general III. El Bautismo y la Confirmación La Eucaristía El Sacram ento de la Penitencia La E xtrema U nción y el Orden
T r a t a d o 6. E l M a t r im o n i o L i b r o VII. L a s c e n s u r a s y l a s i r r e g u l a r i d a d e s Capítulo 1. Las ce nsur as en general
146
3354
IV.
373 75170 171414 419716 717825 3266 271515
Capítulo 2. La excomunión Capítulo 3. La suspensión y la degradación Capítulo 4. El entredicho Capítulo 5. La irre gula rida d
A la vista de este esquema propongo Ja siguiente lectura de la síntesis teológicomoral alfonsiana: — No existe una ideamadre para org ani zar el con tenido de l a moral. No hay, por lo tanto, un criterio organizativo ni una organización globalizadora. A lo sumo, se puede apreciar una p ro g re sió n li n ea l de la temática: de los principios generales de moral (Libro I) se pasa a su aplicación concreta, bien en el área de los preceptos (Lib ros II, III y IV), bien en el cam po de los Sacramentos (Libro VI), bien en las situaciones anómalas de las censuras e irregularidades (Libro VII). — A falta de un úni co criteri o organiz ado r, el con tenido moral se agrupa en torno a cinco ejes temáticos: la n or m a m or al , los pr ec ep to s, el pe ca do , los sa cr am en to s, y las pe n as . De estos cuatro núcleos habría que descartar totalmente el cuarto, las p en a s (Li bro VII, dedicado a las “ce ntu ras eclesiásticas y a las irregula rid ades”) ya que se trata de materia jurídica y no moral. También habría que abandonar, por el mismo motivo, la mayor parte del núcleo dedicado a los sa cr am en to s (Libro VI); de este Libro únicamente se retendrían, como contenido moral, elementos de los Sacramentos de la Penitencia y del Matrimonio. — El con ten ido propiam ent e mor al está form ado por los tres ejes temáticos restantes: norma moral, preceptos, pecado. De este modo quedan do s eje s te m át ic os : 1) la norma moral y el pecado (junto con los actos humanos); 2) los preceptos. El primero constituye la moral general (o los principios generales de la moralidad); el segundo consiste en la moral concreta. — La org aniz ació n de la m o ra l ge ne ra l (Libro I: la norma de los actos humanos; Libro V: el modo de conocer y de discernir los pecados, ju nt o con el tratado preámb ulo sobre los actos hum ano s) pretend e analizar el ac to m or al . Este análisis se concreta en cuatro aspectos: la dimensión de responsabilidad (tratadopreámbulo so bre los actos hum ano s: comienzo del Lib ro V), la nor ma int ern a o la conciencia (Libro I, tratado 1), la norma externa o la ley (Libro I, tratado 2), y la culpabilidad (Libro V). Esta orientación de la moral general imprime al conjunto de la síntesis alfonsiana la tonalidad global de una m o ra l de l ac to. Además, orienta el análisis del acto desde la perspectiva de la cu lp a b il id a d . Por otra parte, 147
la normatividad moral es vista como una tensión, muchas veces conflictiva, entre la conciencia (norma interna) y la ley (norma externa); esto es lo que indica la presencia de los dos temas en el prim er Libro de la TM. — La moral concreta se organiza con la categoría de pre ce pto . La síntesis teológicomoral alfonsiana, además de ser una “moral del acto”, es una “moral del precepto”. El campo de los preceptos es dividido en cuatro sectores: los preceptos de las virtudes teologales, los preceptos del decálogo, los preceptos de la Iglesia, y los prece ptos particul are s de los estados de vida. A estos cuatro sectores hay que añadir: la moral del matrimonio, y las situaciones especiales analizadas en el sacramento de la Penitencia (habituados, ocasionarios, reincidentes, etc.). Teniendo en cuenta las apreciaciones precedentes la síntesis pro pia me nte mo ral de Alfonso queda cua ntitativa me nte muy reducida. Tomando como referencia la edición de Gaudé (en 4 tomos) el contenido específicamente moral de la TM ocupa poco más de dos tomos, ya que además de los tratados jurídicos anteriormente anotados hay que restar las Disertaciones incorporadas a la TM (sobre la autoridad del Papa: I, 93113; sobre los privilegios: I, 187252; sobre la prohibición de libros: I, 253291; etc.). En cuanto a la calidad, el esquema de la moral alfonsiana res ponde en general a los gustos e intereses de la mo ral casuista. Sin embargo, se advierte en él una tendencia a la sobriedad, sobre todo en los tratados de los principios de la moralidad; los temas de la moral general quedan reducidos al análisis del acto voluntario, a las afirmaciones sobre el funcionamiento del juicio de conciencia, a la exposición sobre la noción y el valor de la ley, y a la consideración sobre la determinación del pecado y de sus especies. En relación con la moral general, la síntesis de Alfonso padece una notable “dislocación”. Mientras que los temas de la conciencia y de la ley ocupan, según corresponde, el primer puesto (Libro I), el tratado sobre el pecado se sitúa inadecuadamente al final de la moral concreta (Libro V). Por otra parte, el análisis sobre el acto voluntario, además de haber sido añadido tardíamente y de ser expuesto de forma excesivamente resumida, acompaña al tema del pecado en su “descol ocac ión” (tr atadopr eám bul o del Libro V). Choca a la sensibilidad actual la organización de la moral concreta en torno a la categoría de pr ec ep to. Y todavía choca más reducir el dinamismo de las virtudes teologales al cauce de los preceptos de la fe, de la esperanza, de la caridad (Libr o II). Tam bién es llama tiva la equip ara ció n entre los preceptos del Decálogo y de la Iglesia (Libro II) así como el extenso tratamiento que reci148
ben los prec eptos eclesiás ticos (con cretamen te, el p rece pto del ay uno y de la abstinencia). Por el contrario, se desearía un tratamiento más detenido de la moralidad de los estados de vida secular (Libro IV, capítulo 3)101. 2. LOS PRINCIPALES TRATADOS MORALES Reduciendo la consideración al contenido propiamente moral, el proyecto de Alfonso se desenvuelve en dos series de tratados mayores: los que componen los “principios de la moralidad” (moral general) y los que integran el conjunto de los “preceptos morales” (moral concreta). Anoto a continuación la peculiaridad alfonsiana de los principales tratados morales de una y de otra serie. a)
LOS "PRINCIPIOS DE LA MORALIDAD”
Alfonso no ha compuesto una teología moral fundamental. Esta carencia no es ningún defecto de la síntesis alfonsiana, si nos situamos en la época en que fue escrita la TM. La fundamenta ción de la moral cristiana se hacía en la parte dogmática de la Teología. Ningún teólogo moralista, exceptuando santo Tomás, se preocupó de componer un tratado sobre la fundamentación de la ética teológica102. Hay que esperar hasta la renovación propiciada por el concilio Vaticano II para que surja el auténtico tratado teológico de la Moral Fundamental103. En el horizonte histórico en el que se mueve la obra de Alfonso la llamada moral general consistía en la propuesta de los “princi pios de la mo ral ida d cristia na ”. Se e ntendía por “pr incip io s” no los valores ni los criterios objetivos de la moral cristiana sino las estructuras en las que acaece el juície moral del cristiano. En este último sentido, los “principios” vienen a ser las pautas formales o las técnicas específicas mediante las cuales se logra una decisión moral ajustada. En la etapa de la moral casuista (desde el concilio de Trento hasta el Vaticano II) se fue configurando un esquema convencio101 Se trata únicam ente de los estados vinculados al mu ndo de la justicia: jueces, abogados, escribanos, secretarios, notarios, procuradores, etc. (II, 625627). Alfonso no comenta el texto de Busenbaum sobre las profesiones médicas, económicas y empresariales. 102 Cf. M a j o r a n o , a.c., 143. 103 Cf. M. V i d a l , La fu nd am en ta c ió n de la étic a teo ló gi ca .c om o re sp ue sta a la modernidad: M o r a l i a 3 ( 1 9 81 ) 4 1 9 4 46 .
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nal de los “principios de la moralidad”. Tales “principios” quedaron reducidos a los siguientes: fin último, acto humano, conciencia, ley, pecado, virtud. La peculiaridad de cada autor o de cada tendencia se manifestaba en el énfasis dado a determinados factores o “principios” y en la ordenación de los mismos. He anotado que Alfonso expone los temas de la moral general en dos ocasiones diferentes de su síntesis teológicomoral: en el Libro I (La norma de los actos humanos) que divide en dos tratados (la conciencia y la ley) y en el Libro V (Modo de conocer y de discernir los pecados) que divide en un preámbulo (acto humano) y en un tratado (pecado). Como puede observarse inmediatamente, la moral alfonsiana carece de dos temas: el fin último y la virtud. La ausencia del tratado sobre el fin último es causa de un reproche permanente dirigido a Alfonso de parte de los tomistas104. Sin embargo, se pue de com pre nder esta carencia en la TM si adve rtim os que en otras obras espirituales de Liguori se trata suficientemente y con notable originalidad este tema105. En todo caso, Alfonso se inserta en la tendencia teológicomoral, llamada con razón jesuítico ligoriana, para la cual no tiene cabida en moral el tema del fin ú ltim o106. En cuanto al tema de la virtud como “principio” de la vida moral, su ausencia en la síntesis alfonsiana no llama la atención ya que ello no tiene implicaciones negativas. Alfonso introduce el tema de las virtudes teologales, pero entendidas en cuanto preceptos. Sobre la virtud en general guarda silencio, aceptando el silencio de Busenbaum sobre este tratado107. De los cuatro temas o “principios” de la moral general tratados por Alfonso108, el del pe ca do es el que menos originalidad contiene. Además de sufrir un a evidente “descolocación”, el contenido del tratado es netamente casuístico y llamativamente pobre; se reduce a: 1) una catalogación formal de los pecados según el 104 S. P i n c k a e r s , Le s so ur ce s de la m or al e ch ré tie nn e (Friburgo/Suiza, 1985) 265266. 105 Cf. A. G a l i n d o , L a op ci ón fu n da m e nt al en el pe ns am ie nt o de Sa n A lfo ns o Ma ría de Li go ri o (Vitoria, 1984) 6689. 106 Cf. M. V i d a l , M or al de A ct itu de s. I. M or al F un da m en ta l (Madrid, 19815) 230. 107 Sobre la trayectoria histórica del tratado sobre la virtud en la teología moral, ver: V i d a l , o.c., I5, 639650. 108 Estos eran ta mbién los tratados cuyo conocimiento ex igía en el examen de idoneidad para el Diaconodo: conciencia, ley, acto humano, pecado (T a n n o i a , II, 138). El exam en de idoneidad para el sacerdocio lo hacía consistir en la solución de Casos de moral (T a n n o i a , l.c.).
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número, según la especie, y según la distinción de mortal/venial; 2) una consideración casuística de algunos pecados capitales109. El tratado del acto humano tiene una historia peculiar dentro de la evolución de la TM. Busenbaum no tenía ningún tratado sobre el acto humano; por eso en las primeras ediciones de la TM (1.a a 3.a) no existe este tema. Alfonso lo echó en falta; sin este tratado no tenía ocasión para exponer los criterios acerca de la voluntariedad o involuntariedad de las acciones humanas. En la 4.a y 5.a edición introduce dos columnas de texto en que anota unas precisiones sobre el voluntario y el involuntario. En la 6.a edición toma cuerpo el tratado tal como ha llegado hasta nosotros. Es obra personal de Alfonso, quien afirma haberse ocupado en él durante treinta años110. En el tratado del acto humano, colocado o, mejor, “descolocado”, antes del tratado sobre el pecado (tratadopreámbulo del Li bro V), el interés de Alfo nso es también típicamente casuístico. Adopta una postura “práctica” y, dejando aparte las cuestiones especulativas de carácter “escolástico”, selecciona un conjunto de aspectos cuyo conocimiento considera necesario para la práctica pas toral: natu raleza y div isió n del acto hu m an o (ar tícu lo 1); la voluntariedad/involuntariedad y la libertad (artículos 2 y 3); noción y fuentes de la moralidad (artículo 4); ¿se da el acto indiferente en concreto? (artículo 5). Alfonso se declara deudor de Tomás de Aquino, a quien remite para una exposición más completa. La aportación alfonsiana no está en el contenido, sino en la claridad de la exposición y en la selección de fo rm ul ac io ne s que, a partir de él, pasarán a la doctrina comúnmente vigente en la moral católica. Hay que advertir que Alfonso trata temas relacionados con el análisis moral del acto moral fuera del tratadopreámbulo “De actibus humanis”. He aquí algunos de ellos: — Análisis de la “advertencia” y del “co ns entim ien to” así como de los “deseos” y “delectaciones” (en el trato del pe cado )m . — Alusiones a la “an tro po logía mor al” (advertencia, in te nción, miedo, etc.) en la Disertación sobre la ignorancia inv enc ibl e112, y en o tros pasajes d e la T M 113. m Hace comentarios sobre los vicios de gula y ebriedad, ira y acedía (II, 758 767). No comenta los vicios de soberbia, avaricia, lujuria, envidia (II, 752758). 110 A74, 60. 111 G a u d é , II, 707719; 719731. 112 G a u d é , I, 147161. 115 G a u d é , IV, 192 ss.
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— Princ ipios sobre el escándalo, la coo peración y el mal menor en el tratado de la caridad114. Sin querer minusvalorar los tratados del acto humano y del pecado, es preciso no obstan te reco nocer que la mo ral general de Alfonso se concentra en las dos categorías de la conciencia y de la ley. Estas realidades de la vida moral constituyen la “norm a de los actos humanos” (“regula actuum humanorum”); son los dos pri nci pio s básicos de la moralidad. Los dos jun tos forman el f un damento de la moral alfonsiana (Libro I)U5. La impostación de la moral alfonsiana se encuentra precisamente en la integración de las dos normas parciales: la externa o material (ley) y la interna o formal (conciencia). Para captar la pec uliaridad de la com pre nsión alf onsia na de la mo ral es preciso: 1) desentrañar el significado de los calificativos dados a cada una de las normas (externa/interna; remota/próxima; material/formal); 2) ver cómo se integran esas dos normas para constituir la normativa única y superior de la vida moral116. Tanto el “sistema mo ral” 117 como el funciona miento concreto del análisis casuístico depende de la relación que se establezca entre conciencia/libertad y ley/autoridad para constituir la “regula actuum humanorum”. El balance del estudio por separado de cada una de las categorías se inclina a favor de la conciencia. El tratado de la ley no es ni extenso ni novedoso. Se advierte la preparación y el genio jurídicos de Alfonso tanto en la claridad de la exposición como en la precis ión de los conceptos. Pero falta la c onsideraci ón teológ ica de la ley cristiana; se echa de menos la exposición sobre la “ley nueva o evangélica” tal como la que se encuentra en la obra de su adversario Patuzzi118. Además la mayor parte de las páginas del tratado están dedicadas a cuatro Disertaciones: sobre la autoridad del Romano Pontífice, sobre la ignorancia invencible, sobre los privilegios y sobre la prohibición de libros119. El tratado más personal de la moral general y hasta de toda la TM es el de la conciencia. Desde la 6.a edición Alfonso se desprenG a u d é , I, 336365 (cf. II, 68. 7172). 115 Alfonso valoraba m ucho esta parte de la moral, que consideraba como la “cabeza de toda la obra” (Lettere , III, 201). 116 G a u d é , I, 3. 117 G a u d é , I, 2564. 118 J. V. P a t u z z i , Ethica christiana sive Theologia Moralis I (Bassano, 1790) 4060 (“De lege nova, sive Evangélica”). Sobre los tratados tomistas de la "Ley nueva”, cf. L. V e r e e c k e , Le s co m me nt air es th om is te s d u tra ité de la “le x no va ” de saint Thom as d’Aq uin au début du X VI siécle: SM 23 (1985) 163186. 115 G a u d é , I, 93121; 147161; 187252; 253291.
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de de Busenbaum y escribe íntegramente el tratado de la conciencia. Por otra parte, en este lugar es donde coloca desde las primeras ediciones la Disertación sobre el uso de la opinión probable o sobre el sistema moral (desde la 7.a edición). Para Alfonso la conciencia reviste una importancia especial. En cuanto tratado, fue elaborado por él con un interés particular 120 y lo coloca com o pu erta de ingreso a l edificio de su síntesis teológicomoral121. En cuanto categoría, la conciencia constituye el núcleo de la sensibilidad moral y es el cauce ("regla”) imprescindible (“interna”) y constituyente (“formalis”) de la moralidad. Aunque Alfonso pueda ser calificado con razón como “Doctor de la prudencia” y aunque él insista en ocasiones en la función moral de la prudencia122, sin embargo su síntesis teológicomoral tiene en la conciencia el rasgo más peculiar. b) Los
“PRECEPTOS MORALES” DE LA VIDA CRISTIANA
Los tratados de la moral concreta sé engarzan en la secuencia de virtudes-decálogo-sacramentos. A pesar de la distinci ón de las tres áreas hay un factor que unifica la vida moral cristiana: el precepto. De las virtu des se ha bla en cua nto preceptos ; el decálogo y las leyes eclesiásticos expresan los preceptos morales básicos del cristiano; los sacramentos son vistos en cuanto ámbitos de obligaciones. Este amplio campo de los preceptos morales en el que se concreta la síntesis m oral de Alfonso puede ser organizado en torno a cuatro ejes: 1) los preceptos morales vinculados a los actos de religión; 2) las exigencias morales en relación con el valor de la vida humana; 3) la orientación moral de la sexualidad y del matrimonio; 4) las implicaciones morales de la vida social123.
120 “Speciali studio a me elucu bratu m” (G a u d é , 1, 3). 121 “H unc tractatum de conscientia quo aditus ad moralem T heologiam aperitur...” (G a u d é , I, 3). 122 “Prudentia, qu ae est proxima regula nostrarum actionum ” (D49, 20). 123 No doy relieve especial al tratad o sobre los “precep tos especiales” corres po nd ien tes a los esta dos de vid a (L ibr o IV), ya qu e los refe rent es a los esta dos religioso y clerical entran en el apartado de la moral sacral y los referentes a los estados seculares no son suficientemente representativos para constituir un apartado de “moral profesional” (ver nota 101 de este capítulo).
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• Lo s pr ec ep tos mo ra les vi nc ul ad os a los act os de re lig ió n (moral sacral) Este núcleo temático es el que más espació ocupa en la síntesis moral alfonsiana. Como g enuina moral casuista, la TM de Alfonso está marcada por la sacralización: se dirige a una sociedad sa cralizada y ésta imprime a la moral una orientación sacral; tanto en la selección de los contenidos como en la forma de tratarlos. El amplio tratado de los Sacramentos (Libro VI, que ocupa un tomo, el III, en la edición de Gaudé) pertenece por derecho propio a este núcleo de moral sacral. Lo mismo hay que decir del extenso tratado sobre las censuras eclesiásticas y las irregularidades (Libro VII, que ocupa casi 250 páginas del tomo IV de la edición de Gaudé). Pertenecen también a la moral sacral: — El conte nid o de los precep tos eclesiástico s. Alfonso hace un análisis amplio y minucioso de ellos, ocupando así bastante espacio de su TM. Es de destacar la exposición: 1) sobre el ayuno (Libro III, tratado 6: pp. 384440 del Libro II de la edición de Gaudé); 2) sobre el cumplimiento dominical y festivo: pr oh ib ic ió n de trab aja r (Libro III, tratado 3, exposición del tercer precepto del decálogo: pp. 551569 del tomo I de la edición de Gaudé). — Los prec epto s morales relacionado s con el universo de la fe. Entran aquí, en gran medida, los tratados de las tres virtudes teologales (Libro II, tratados 13: pp. 295365 del tomo I de la edición de Gaudé) así como los tratados del primero y segundo preceptos del decálogo (Libro III, tratados 12: pp. 369544 del tomo I de la edición de Gaudé). — La mo ral espe cífica de los gru po s o estados de v ida vin cu lados con el mundo sacral. Entra en este apartado casi todo el contenido del Libro IV dedicado a los “preceptos propios” de los estados de vida, ya que éstos quedan prácticamente reducidos al estado religioso y al estado clerical. En los tratados sobre los preceptos del decálogo abunda el contenido directamente relacionado con el estamento sacral. Dos ejemplos: larga exposición sobre la simonía (en el precepto l. Q); estu dio de talla do sobre los bien es de los eclesiásticos (en el 7.a precepto). No hace falta subra yar el camb io de sen sibilid ad qu e se ha operado en la teología moral actual frente a la connotación nota ble mente sacral de la síntesis alfon siana. La actual inflexión secu 154
lar de la moral repercute de dos modos en la valoración del núcleo
temático alfonsiano que he titulado “moral sacral" y que se com pone de los prec epto s mo rale s vin culados a los actos de religión. Por una parte, este contenido moral alfonsiano pierde fuerza normativa y capacidad iluminativa para guiar el comportamiento del cristiano actual, ya que éste o se mueve preferentemente en situaciones no sacrales o vive las situaciones religiosas sin connotaciones inmediatas de obligación jurídicomoral. Pero, por otra parte, los contenidos de moral sacral de la síntesis alfonsiana son particularmente apreciados hoy día como datos de sociología religiosa mediante los cuales se puede conocer mejor la sociedad cristiana del Antiguo Régimen. Esta es la ambivalente valoración que merece el amplio espacio ocupado por la moral sacral en la síntesis alfonsiana. • La s ex ig en ci as mo ra les en re lac ión co n el va lo r de la vi da h u m a n a (bioética) El tratado de bioética se encuentra en la exposición del quinto pre cep to del decálo go (Li bro V). El inte rés prá cticopastor al hace descender la reflexión moral de Alfonso a la casuística más preocupante de su época. Por los temas que trata llegamos a captar el grado y el contenido de la sensibilidad moral de la época en relación con el valor de la vida humana. Estas son las principales situaciones que aborda la moral alfonsiana: — pen as eclesiásticas en qu e inc urren los homi cid as, tan to los mismos asesinos como los que se sirven de ellos (nn. 363 364); — mo ral ida d de las co rrid as de toros: org anizad ores y asis ten tes (n. 365); — lic itu d del suic idio : pa ra evitar un a muerte peo r, ince ndiando la nave para no caer en manos de los enemigos (n. 367); — valor de la vida hu m an a y pe ligro de vio lac ión (n. 368); — ilicit ud de la autoe jec ución de la pena de mu erte (n. 369); — acciones en que se po ne en grave pe lig ro la vida hu ma na (n. 369); — cas trac ión de los niñ os can tores pa ra con servar la voz b lanca (n. 374); — casuística en relación con el co ndenado a pe na de mue rte: obligación de darle tiempo para confesar y comulgar; el reo puede comu lgar sin esta r en ayu nas, etc. (n. 397); 155
— mo ralid ad de la oc asi ón del agres or en caso de leg ítima defensa: para defender la propia vida (n. 830), para defender una cosa de gran valor (n. 383), para defender el pudor (n. 386); — cas uística mo ral en relac ión co n el ab orto direc to e ind ire cto (nn. 394397); — morali da d del ho micidio ca sual (n. 398); — el du elo (nn. 399401); — la guerr a (nn. 404408). Ante el elenco de temas y analizando el tratamiento que hace Alfonso de ellos, se llega a la conclusión de que el tratado sobre la vida hum ana constituye un con junto de especial valía dentro de la síntesis de la TM. Es cierto que falta una consideración fundamental (éticoteológica) sobre el valor de la vida humana; es cierto que en la doctrina alfonsiana se constata la ambigüedad axiológi ca existente en la tradición teológicomoral católica: afirmación general del valor y aceptación de numerosas excepciones124; tam bié n es un rasg o neg ativ o el hacer un pla ntea miento del tema en clave individual e interindividual, descuidando el horizonte social (anotar la poca importancia dada al tema de la guerra). Sin embargo, aún con esas limitaciones, el tratado alfonsiano sobre la vida humana se alza con sello peculiar en la historia de la moral. El valor de la vida humana queda suficientemente afirmado en el tratado sobre el quinto precepto del decálogo y en otros luga res de la T M 125. En el estud io de las diversas edic iones de la TM anoté cómo algunos temas de este tratado (defensa ante el agresor; tiranicidio) originaron dificultades especiales al autor y cómo éste hizo un estudio expreso y matizado sobre la licitud de la legítima defensa y sobre la moralidad del tiranicidio126. Como dato también positivo hay que señalar la presencia de las ideas médicas de la época en la reflexión moral de Alfonso127, así como su interés por los temas de la moral médica más allá del tratado del quinto precepto del decálogo128. 124 Cf. M. 20 1 21 1 -
V i d a l , M or al de Ac tit ud es , II. M or al de la Pe rso na ( M a d r i d ,
19855)
.
125 Ver: G a u d é , III, 77. 84. 126 Estos temas aparec en en la 7.a edición. Ver nota s 322 a 327 del capítu lo 1. 127 Sobre los médicos y las ideas de med icina en la T M ver: G a u d é , I, 646. 648. 699. 703. 760; III, 84. 85; IV , 94. 97. 98. 99. 100. 104. 106. 134. 128 G a u d é , I, 2223 (experimentación médica); III, 77 (inviolabilidad de la vida: caso del martirio); III, 109 (protección de la vida intrauterina).
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•
L a o ri en ta ci ón m or a l de la se x u a li d a d y d el m a tr im o n io (moral sexual)
Frente a consideraciones superficiales y erróneas es preciso reconocer que la moral expuesta por Alfonso no se reduce a la moral sexual. El tratado moral de la sexualidad ocupa poco espacio en la síntesis alfonsiana (el sexto precepto del decálogo reparte con el quinto precepto el tratado 4 del Libro III, llenando alrededor de 40 páginas de la edición de Gaudé: I, 665707). Si se compara su extensión con la otorgada al séptimo precepto del decálogo (pp. 3354 del II tomo de la edición de Gaudé), éste le supera en más de 300 páginas. En cuanto al contenido, la moral sexual alfonsiana no ofrece mayor originalidad. Recoge la doctrina casuística y resume exposiciones más amplias de otros autores, sobre todo de los Salmanticenses y de Sánchez. Aporta, como factores propios, la orientación prá ctic a y el eq uilib rio de la prud en cia pa sto ral . Por razón de la prudencia pastoral justifica Alfonso el rigorismo de las orientaciones morales concretas. Cree que en esta materia, en la que proyecta ciertos temores de sabor tabuístico129, es más salvifica la postura m oral rigo rista qu e la actitu d be nig na 1S0. A pesar de esta justificación, la doctrina alfonsiana resulta en algunos puntos excesivamente rígida, si bien este rigorismo ha de ser atemperado por el conocimiento de la situación histórica para la que e scrib e131. N o obstante este habitu al rigorism o, a lgun a decisión moral de Alfonso fue tenida en su época por excesivamente ben ign a; tal parec ió a alg un os obispos y teólogo s la co mp rensión moral que manifestó en la primera edición ante la costumbre de mostrar parte del pecho las damas de la época (“mulier media ubera detegens”)132. 129 Leer el inicio al tratado del sexto precepto y del uso del matrimon io. “ Nunc aegre materiam illam tractandam aggredimur, cujus vel solum nomen hominum mentes inficit..." (1, 665666). “Piget me de hac materia, quae tantam prae se fert foeditatem, ut castas mentes ipso solo nomine perturbet, longiorem habere sermonem...” (IV, 82). ‘so G a u d é , I, 707; 707; III, 465. 131 Postura ríg ida parece ser la que adopta ante los comportam ientos du rante el noviazgo: G a u d é , III, 459; IV, 3334 (cf. M. V i d a l , M or al y se xu al id ad pr em at ri m o n a i l [M adrid, 19721 6367). Esta d octrina m oral alfons iana ha de ser situada en el contexto sociohistórico del momento (cf. TELLERÍA, II, 208). La “cohabitación juvenil" previa al matrimonio era una práctica frecuente en Nápoles, contra la que lucharon predicadores y moralistas y, entre ellos, Alfonso (R e y M e r m e t , 512). 132 El pasaje d e la pr imer a edic ión se encuen tra en la c. 89, letra c y en la c. 250 al fin. Ante las reacciones de algunos obispos y teólogos (cf. T e l l e r í a , 422423),
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Entre los aspectos menos lúcidos del tratado alfonsiano sobre la moral sexual hay que enumerar los siguientes: — La de bilid ad de la ar gu m en ta ci ón al in te nt ar ju stificar con razones objetivas, sacadas del significado humano de la sexualidad, determinados comportamientos sexuales, como la forn icac ión133 y la mas turb ació n154. — En al gu no s tem as su refle xió n mo ral se mueve tod avía en imprecisiones que en los moralistas posteriores conseguirán mayor clarificación; tal es el caso de la exposición sobre la no parvedad de materia en el pecado de lujuria135. — En la do ctrin a alfo ns iana se en cu en tra n desconoc imien tos científicos, históricamente comprensibles, sobre la fisiología sexual136; también perduran actitudes restrictivas ante el ejercicio sexual, sobre todo cuando éste se relaciona con la secuencia temporal de actos religiosos, como la Comunió n 137. reforma la doctrina en la 2.a edición (proposición reformada n. 9 del tomo I y texto en el Libro II, n. 55). La formulación definitiva se encuentra ampliada en un pasa je int ere san te ( G a u d é , I, 351353) en que Alfonso distingue entre "moral del pu lp ito ” (par ene sis) v la “m ora l ci ent ífi ca ” (te olog ía mo ral ) y en el qu e ana liz a el significado de la costumbre (normalidad sociocultural) para la construcción de la moralidad. También acepta un dato de la sensibilidad erótica napolitana del siglo xvm al señalar la capacidad erógena del desnudo del pecho femenino: ‘‘pectus non est pars vehementer provocans ad lasciviam” ( G a u d é . I, 352). 153 GAUDÉ, I, 177178: “Fornicatio semper est mala jure naturae, licet in aliquo casu cessaret periculum malae educationis prolis. Ratio, quia in fornicatione sem per adest pe ric ulu m ma gna e ha llu ci na tio nis , im mo in illa , ult ra pe ric ulu m ma lae educationis, sunt alia damma, scilicet hebetatio mentis, subjectio rationis sensui, etcétera”. 1,4 G a u d é , I, 698: “Si enim fornicatio est mala, quia est contra educationem pro lis, pej or est po llu tio , qu ae est con tra pr oli s ge ne rat ion em ” . So bre el tr asf ond o histórico de la argumentación acerca de la inmoralidad de la masturbación, cf. M. B a j e n , Pensamiento de Tomá s Sánchez S. ]. sobre la moral sexual (Granada, 1976) 476. 155 G a u d é , I, 666668. Alfonso, siguiendo a Sánchez, concreta la no parvedad de materia en actos que para los moralistas posteriores no son propiamente "venéreos” sino “impúdicos” (cf. M. VlDAt., M or al de A ct itu de s. II. M or al de la Pe rso na [Madrid, 19855] 605606). 1,6 Ver las teorías precientíficas sobre el semen co rrupto q ue ha de ser expulsado (G a u d é , I, 699). Para el encuadre histórico de este punto, cf. B a j e n , o.c., 214. Anotar, además, los siguientes pasajes de la TM: G a u d é , I, 703 (prurito); II, 716 717 (opresión de los vestidos y movimientos de la sensualidad). 137 Sobre las restricciones de la relación sexual conyugal antes de la Comunión: G a u d é , III, 243 (cf. III, 214: polución nocturna y Comunión). Sobré el número de actos sexuales en el matrimonio: IV, 122 (cf. también: IV, 109110: coitus post pra nd ium ). Sin emb arg o, la raz ón del déb ito con yug al excu sa del debe r del ayun o (II, 424). 158
— El rig or is mo mo ral se ma nifie sta en la va lora ción de si tu aciones y comportamientos humanos que tienen alguna relación con el pudor sexual de la sociedad: espectáculos, actuaciones de comediantes, representaciones pictóricas, etcétera 138. — Cie rta mi so gini a est á presen te y o pe ra nte en el tra ta mi en to moral alfonsiano sobre la sexualidad: la mujer es considerada co mo “peligro mo ral” 139; es infravalorad o su im pulso sexual140; persisten tabuizaciones sobre la fisología femenina, como la menstruación141. Al planteamiento moral del matrimonio en la TM alfonsiana es justo reconocerle cualidades muy positivas. Su orientación general se desengancha del pesimismo agustiniano y se sitúa en la comprensión más optimista de los teólogos del renacimiento, comprensión recogida por Alfonso a través sobre todo de Sánchez. Esta orientación se concreta en la aceptación sin restricciones de la licitud moral de la sexualidad conyugal y en la interpretación p ersonal de la doctrina sobre los fines del matrimonio. Como dice, con cierta exageración el último biógrafo de Liguori, “Alfonso tiene la inteligencia y el valor de ir contra toda tradición, desde San Agustín, para afirmar que la procreación no es el fin primario del mat rim on io” 142. En las orientaciones morales sobre la vida conyugal hay que apreciar la benignidad pastoral. Contra jansenistas y filojansenis tas Alfonso sostiene que la perfección cristiana también se puede vivir en la condición de casados. Proclama la máxima antijansenista que la comunión diaria es una práctica normal para los esposos143.
138 G a u d é , I, 353. Para el conocimiento de la actuación pastoral del obispo Alfonso ante los espectáculos teatrales, ver T a n n o i a , II, 321S22. 139 Alfonso se pregu nta qué debe hacer una don cella (“pu ella ”) cuando prevé que saliendo a la calle puede ser causa de pecado por razón de su belleza. Casuísticamente distingue entre salir a la calle para cumplir obligaciones (por ejemplo, la misa) o salir a la calle sin necesidad de una obligación grave; la solución moral es distinta en un caso y en otro (G a u d é , I, 345. 347. 351352). 140 G a u d é , IV, 101 (más frígidas); cf. otros datos ginecológicos: IV, 97 98. 100. 104. 106. 134. La in frava lorac ión de la muje r aparece en el detalle de prefe rir cele bra r la mis a sin mo na gu ill o ant es qu e con tar con la ayu da de un a mu jer (III , 383). '4' G a u d é , III, 246. H2 R e y M e r m e t , 510. >« G a u d é , III, 221.
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La s im p li ca ci o n es m or al es de la vi d a so ci a l
(moral social)
La moral social de Alfonso se encuentra en la amplia exposición del séptimo precepto del decálogo (Libro III, tratado 5: tomo II, pp. 3354 de la edición de Gaudé). La imp ostac ión es netam ente casuista. En lugar de organizar la m ateria con el esquema pro puesto po r los tratado s “De Ju stiti a et Ju re ” (siglos xvix vn ), Alfonso se sitúa en la opción casuista y concentra el contenido social en los cuadros formales del decálogo y, más concretamente, en el cuadro del séptimo precepto (con elementos dispersos en los preceptos cuarto, quinto y octavo)144. Esta impostación casuista imprime a la moral social una tonalidad marcadamente individualista y juridicista. Todo se organiza en torno a la justicia conmutativa, la cual orienta las exigencias morales por el cauce del dominio (posesión jurídica de los bienes) y de la restitución (devolución de los bienes robados). De hecho, los autores casuistas más representativos, como Azor y los Salmanticenses, desarrollan el contenido del séptimo precepto mediante la consideración de tres categorías jurídicomorales: dominio, restitución, contratos. En estas tres categorías ven el fundamento (= dominio), el acto formal (= restitución) y la concreción (= contratos) de la justicia conmutativa que para ellos es la forma principal de la Justicia. De este modo la moral social queda reducida a moral económica, entendiendo la actividad económica como intercambio conmutativo (roborestitución) y en clave jurídica de contrato (posesión y cambio’de dominio). Alfonso asimiló perfectamente esta orientación. Su moral social se organiza en torno a las categorías jurídicomorales de d o m in io , re st itu ci ón y co nt ra to , a las que añade, por su cuenta, la de hu rt o. En el manual de Busenbaum no se encontraban referencias al tema del dominio; y por eso Alfonso compuso un tratado pre ám bulo “de justitia et jure ”, en el que, adem ás de las noc iones de justicia y de derecho, expuso la doctrina jurídicomoral sobre la adquisición del dominio sobre los bienes económicos. A continuación desarrolla los que él llama “tres dificilísimos tratados” 145: el hu rto , la res titució n y los co ntratos. En el tema del d o m in io expone Alfonso las nociones jurídicas pertine ntes (noción de domin io; usu fruc to; modos de ad qu irir el dominio), pero sobre todo se detiene en los sujetos del dominio: 144 Sobre los diversos esquemas utilizados por la Teolog ía moral para exponer la moral social, ver: M. V i d a i .. M or al de Ac tit ud es . III . Mo ra l So cia l (Madrid, 19814) 2235. 145 ' T r e s h o s p e r d i ff i c il e s s e q u e n t e s t r a c t a t u s ” (G
160
a u d é
, I I, 3).
bienes de los hijos, bienes de la mujer, etc. Llama la atención el espacio que otorga a la discusión sobre los bienes de los clé rigos 146. El capítulo dedicado al hurto constituye una expo sición m inu ciosa sobre temas tan concretos como los siguientes: cuándo se puede sustraer cosas de los demás, sin incurrir en hurto, en caso de extrema necesidad o com o compensación; qu é cantidad se requie re para cometer pecado mortal; si los robos pequeños se unen para formar un todo; qué pensar de los robos de los criados, de los amigos y de los parientes. Donde pone sumo interés Alfonso es en el tema de la re st it u ci ón , que considera de especial importancia para la práctica pas toral147. Haciendo confesión previa de su sinceridad y de su es fuerzo por encontrar soluciones equidistantes del rigorismo y del laxismo, desgrana la casuística completa en torno al deber de la restitución a fin de educar tanto a los confesores como a los peni tentes en una materia que según él es de suma transcendencia para la salvación del alma. La moral de los co n tr a to s es expuesta con el mismo interés práctico y casuístico. Dada su preparación jurídica, Alfonso se de tiene en la descripción y en la valoración moral de los principales contratos económicos existentes en su época. Completa esta mate ria con el estudio de la tutela y de los testamentos. A la vista del contenido y de la orientación de la moral social alfonsiana se impone una apreciación global de signo positivo. En la síntesis de la TM hay dos temas de máximo relieve: la co n ciencia en la parte de la moral general; y el sé p ti m o p re ce p to en la parte de la mo ral concreta. La mo ral socia l es el tra tad o más cuidado por Alfonso dentro de la exposición de los preceptos morales de la vida cristiana. Las exigencias de la moral económica constituyen, junto con los preceptos morales vinculados a los actos religiosos y las orientaciones morales dél matrimonio, el contenido más importante de la moral concreta de Alfonso148. He anotado que la moral social de la síntesis alfonsiana no tiene la amplitud del horizonte que poseen los tratados jurídico morales “De Justitis et Jure”. Alfonso no utilizó directamente y menos de forma continuada las obras sobre moral social de Soto, Báñez, Molina, etc. Pero se sirvió del abundante material recogido por Ju an de Lugo , qu ien es con sidera do co mo el fin al de un a 146 G a u d é , II, 817. 147 G a u d é , II, 5254. 148 El m i s m o Alfonso
valoró en la 2.a edición tres tratados: de restitutione, de
po en it en ti a, de m a tr im o n io (ver nota 211 del c. 1).
161 11.—Frente al rigorismo moral, benignidad pastoral .
gloriosa serie, iniciada por Vitoria y Soto, de autores consagrados al esclarecimiento de los problemas morales de la sociedad humana. En Lugo resuena la tradición teológicomoral precedente, aunque en su pluma se desliza hacia orientaciones casuistas e individualistas149. Alfonso conecta, a través de Lugo, con los clásicos tratados “De Justitia et Jure”, si bien con una mentalidad todavía más casuista que la del ilustre jesuita. £1 valor histórico de la moral económica de la síntesis alfonsiana se encuentra principalmente en los siguientes aspectos: — Ofrece un im po rtante capítulo de his tor ia y sociología económicojurídicas. La TM de Alfonso transmite, con exactitud y con análisis crítico, las instituciones jurídico económicas de su época (venta a crédito; monopolios; contrato de sociedad; “cambio colla ricorsa”; etc.). — Pres enta un a ori ent ación moral equil ibrad a en relación con unos comportamientos sobre los que pesaba la sos pecha de la inm oralidad y el rig or de postu ras jan sen istas. La orientación salvifica de la moral alfonsiana alcanza el m un do de los negocios 15°. — Te sti mo nia la sensibilid ad de Alfonso hac ia la jus tici a social. Los biógrafos ponen de relieve el compromiso social del Obispo Liguori en situaciones de dificultad económica para la gente de su diócesis151. Como resonancia teórica de esa sensibilidad pueden ser consideradas muchas de las cuestiones que trata en la moral del séptimo precepto del decálogo y del precept o de la ca rid ad 152. 3. LAS PREFER ENCIA S TEMATIC AS En la TM de Alfonso se plantean y se analizan más de 4.000 cuestiones. No es fácil resumir y menos hacer el balance de un contenido tan amplio. 149 Baste subrayar el deslizam iento de la com pren sión de la Justicia: desde la distributiva hacia la conmutativa. De la afirmación de D. Soto que la distributiva “praestantior est quam commutativa” (De Justitia et Jure, lib. III, q. 6, a. 1) se llega a la de J. Lugo que "cum justitia commutativa sit magis stricte justitia, de illa nobis principaliter in hoc opere agendum est” (Disputationes scholasticae et morales [Paris, 1893], V, 577). 150 Para los negociantes, así como para los casados, afirma Alfonso la normalidad, antijansenista, de la comunión diaria (G a u d é , III, 221: “etiam pro negotiatoribus et conyugads”). 151 R e y M
e r m e t
, 598.
152 Obligación de la lim osna (G a u d é , I, 328 ss.). El destino universal de los biene s (II, 2733). Op ció n po r los pobr es (II, 1011. 3840).
162
Lo más que se puede pretender es anotar la orientación general que se descubre en el conjunto temático de la obra. Esa orientación se pone de manifiesto en las pre fer en cia s tem áti cas , es decir, en la selección de las cuestiones y en la forma peculiar de abordarlas. Para descubrir las preferencias temáticas de la TM se pueden seguir varios caminos, no todos ellos de la misma valía, pero tam poco necesar iame nte exclu yentes los unos de los otros. A co nt inuación aludo a cuatro perspectivas, desde las cuales se capta la orientación preferencial de la TM. a)
Pe
rspectiva
a p o l o g é t ic a
Existe un interés apologético cuando se analiza el contenido de la obra alfonsiana para probar, frente a dudas o afirmaciones contrarias, la ortodoxia y la coherencia de la doctrina expuesta por Alfonso. Situada la consideración en tal perspectiva, es normal que tanto la selección de los contenidos como su interpretación adopte un sesgo interesado que no suele coincidir con la objetividad histórica. El estudio realizado en el último tercio del siglo XIX por el grupo de Redentoristas que compusieron las “Vindiciae Alphon sianae” se situó en una perspectiva preferentemente apologética. Desde ella descubrió unos contenidos preferenciales peculiares en la TM. Los temas que aparecieron con mayor relieve en la obra moral de Alfonso fueron aquellos que en la reflexión moral del siglo X I X eran debatidos con mayor intensidad. Es interesante anotar el elenco temático que las “Vindiciae Alphonsianae” resaltan en la obra moral de Alfonso153: — Obligació n de refer ir las . a c c i o n e s humanas a Dios. — Delectación de la obra mala (por el efecto seguido) o del mal del prójimo (por el fin bueno). — Obligación de los actos de Caridad. — Obligació n de la limo sna. — Cues tiones sobre la cooperació n y el escán dalo. — Parvedad de ma teria en el ten tar a Dios. — Sacrilegio en la vio laci ón del voto. — Sacrilegio en las accion es torpes com etid as en la Iglesia. — Cuestiones sobre la sim onía . — El grado de advertencia de la blasfemia. 153 Vindiciae Alphonsiane (Romae, 1873).
163
— — — — — — — — — — — — b)
Cuestiones sobre el jur am en to. Confesión en la mis a y satisfacción del prec epto . Parvedad de materi a en la dele ctación sensible. Mo ralid ad de los tactos púdic os ent re novio s. Obliga ción del pac to sobre ma teri a torpe. Violación y obligaci ón de ma trimonio. Cuestiones sobre la pobreza religios a. Cuestiones jur ídi co mo ral es sobre la práctica de los sacramentos. Numerosas cuestiones sobre el Sacram ento de la Pe niten cia y sobre los Reincidentes. Cuestiones jurídico mo ral es sobre el Ma trimo nio : espo nsales, dispensa papal del matrimonio rato y no consumado, etc. Mo ralid ad del acto con yug al. Cue stiones sobre las cens uras.
Pe
r s p e c t iv a
s is t e m á t i c a
Para descubrir la orientación preferencial de los temas en la TM es frecuente adoptar una perspectiva sistemática, es decir, analizar el contenido del proyecto moral alfonsiano en vistas a poner de relieve su aportación específica a la dilucidación de las cuestiones planteadas al saber teológicomoral en cuanto tal. Esta consideración está más preocupada por la síntesis moral en sí misma que por la peculiaridad histórica de la aportación alfonsiana. Visto con interés sistemático el contenido de la TM, se descu bre en él un a ori entac ión temática más acom oda da a los intereses actuales de la teología moral que a las históricas preocupaciones del autor. Para esta consideración aparecen como predominantes las siguientes orientaciones temáticas de la TM: — La apo rtació n alfon sia na al tema de la con cien cia y a la concominante discusión sobre el “sistema moral”. — La orientac ión pas tor al dad a po r Alfonso al co njun to de la síntesis teológicomoral, junto con los consiguientes rasgos de equ ilibrio (entre los extremos del laxismo y del rigorismo), de la practicidad, etc. — Las int uic ion es qu e proy ecta Liguo ri sobre dete rminados temas concretos y que propician un cambio de perspectiva, una matización nueva o una solución alternativa; por ejemplo: en la temática del matrimonio, de la moral económica, del valor de la vida humana. 164
c)
P
e r s pe c t iv a
h is t ó r ic a
m
o r a l
Creo que la perspectiva histórica no ha sido tenida suficientemente en cuenta para analizar las preferencias temáticas de la TM alfonsiana. Sin negar funcionalidad positiva a las consideraciones apologética y sistemática, juzgo muy válido el análisis histórico a fin de descubrir la peculiaridad alfonsiana en la orientación temática de la TM. La perspectiva preferentemente histórica ha de adoptar varios caminos, complementarios y convergentes, para encontrar la orientación temática exacta de la TM. Uno de esos caminos es seguir la evolución del pensamiento alfonsiano e ir anotando sus fluctuaciones y sus esfuerzos singulares hasta llegar a la formulación definitiva. Sin duda alguna, los temas en los que se constata esta búsqueda, fluctuante y esforzada, tuvieron una significación histórica especial. Para captar el significado histórico de las fluctuaciones del pensam iento alfonsia no es necesario superar la falsa idea de la moral de Alfonso como un todo monolítico, sin fisuras y sin dudas, construido todo entero de una vez. De entre las más de 4.000 cuestiones analizadas, Alfonso no cierra la discusión en más de 500 de ellas, que además constituían puntos candentes en las disputas teológicomorales de la época. Alfonso dio importancia a los cambios de opinión que realizó en su trayectoria teológicomoral. En la TM consigna con frecuencia estas vari acio nes 1M. En la 2.a edició n (en el Prólog o y en la Dedicatoria a Benedicto XIV) resalta el significado de la “retractación” en algunas soluciones morales. Analizando el elenco de las proposiciones reformadas155, se constata, en términos generales, un deslizamiento de Alfonso hacia posturas menos benignas. Desde el punto de vista temático, los intereses se centran en aspectos relacionados con: el escándalo y la cooperación, la restitución, cuestiones del 7.Q precepto, la práctica jurídicolitúrg ica de los sacramentos. Según el criterio de la retractación, la orientación temática de la TM estaría reflejada en estos intereses temáticos anotados. Si para captar la orientación temática de la TM se aplica el '5* GAI'DÉ, IV, 39; 48 ss.; 285; 360. 155 El elenco de las proposiciones reformadas se formó en tres momentos de la evolución de la TM: en la edición 2.a (1753. 1755) (58 proposiciones en el l. I y 41 pro pos icio nes en el t. II), en la edi ción 6.a (1767) aun qu e la for mu lac ión es de 1765 (23 proposiciones reformadas), y en la edición 8.a (1779) (3 proposiciones reformadas). El elenco completo se encuentra en la edición de G a u d é , IV, 699709.
165
criterio del esfuerzo especial que puso Alfonso en el estudio de determinadas cuestiones, el elenco de temas prevalentes queda constituido del siguiente modo: — Los trata dos sobre la restitución, sobre la pe ni te nc ia , y so bre el matrimonio, los cuales según confesión explícita de Alfonso contienen muchas horas de trabajo y ofrecen gran novedad en el contenido156. — El tratado sobre la conciencia, que salió íntegramente de su plum a y de acuerdo con sus intereses y pr eocupaciones, y el tratado sobre los actos humanos, el cual sin contener gran originalidad recoge de la tradición teológicomoral aquellos elementos que le interesan al autor. — Las disertaciones sobre el uso de la opinión probable, sobre la ignorancia invencible, sobre la maldición de los muertos, sobre el clérigo habituado 157. — La exposición de alguno s temas que atra jeron de mod o es pecial la ate nci ón y el esfuerzo del auto r: el tiranicidio y la licitud de dar muerte al agresor en caso de legitima defen sa 158; la materia del sacramento de la Confirmación, tema en el que sudó durante quince días159; el ministro y la for ma del sacramento del Matrimonio 16°, La peculiaridad temática de la TM también puede ser estudiada desde la perspectiva histórica por medio del procedimiento de anota r la aportac ión de Alfonso al desarrollo de las categorías y de las soluciones morales. Esta es la forma con que ha sido considerada la moral alfonsiana en los estudios históricos sobre la teología m or al161. De acuerdo con ese criterio, las preferencias temáticas de Alfonso se concretan principalmente en el elenco de categorías y de soluciones, para cuyo esclarecimiento histórico la aportación al 156 G a u d é , II, 5253 (restitución); III, 421 (penitencia); Le tte re , III, 367 (los tres tratados). 157 Uso de la opin ión proba ble o sistema mo ral (desde la edición 8.a): G a u d é , I, 2564; ignorancia invencible: I, 147161; maldición de los muertos: I, 444459; clérigo habituado: III, 4859. 158 El tema del tiran icidio se encu entra sólo en la 7.a edición (Libro III , tratado 4, n. 381); el tema de la legítima defensa: G a u d é , I, 631632. 159 G a u d é , III, 141150. '6» G a u d é , IV, 7581. 161 V e r , p o r e j e m p l o , la o b r a de síntesis de R . B r u c h , Mo ra lia va ria (Düssel d o r f , 1 9 8 1) o l o s e s t u d i o s m o n o g r á f i c o s s o b r e l a c a te g o r í a d e " p e c c a t u m m o r t a l e ex
fonsiana es significativa. He aquí el doble grupo de las principales categorías y de las soluciones más destacadas (anoto entre paréntesis las páginas de los pasajes referidos según la edición de Gaudé): a) Categorías: — Conciencia per ple ja (I, 6). — Leyes merame nte pena les (I, 126). — Epiq ueya (I, 182). — “Intrinsece m alum ” (I, 331. 336. 358. 700; II, 281), — Parvedad de materi a (I, 288. 389. 397. 479. 567. 626. 645. 666668; II, 539. 571; III, 333). — Mal men or (I, 353354). — Escándalo (I, 338344). — Coopera ción (I, 336365; II, 68. 7172). b)
Soluciones:
— Protección de la vida hu man a en su fase de ges tación de acuerdo con los atisbos de los conocimientos em brio lógicos (I, 644649; III, 109110). — Solució n “an ture vo lucion aria” en el tema del tir an icidio (7.a edición: Libro III, tratado 4, n. 381). — Testigo de la ambig üed ad del raz ona mie nto en temas sexuales: no parvedad de materia (I, 666668), fornicación (I, 177178), masturbación (I, 698). — Postura per sonal rig oris ta, que influ ye en la mor al pos terio r, en la valo raci ón de los com por tam ien tos entre novios (III, 459). — Ori gin alidad en el pla nteam ien to del tema sobre los fines del matrimonio (IV, 6164). — Tes tigo de la corrien te no agus tin ian a acerca de la moralidad del acto conyugal (IV, 8255). — R ad ic al iz ac ió n de la ex ig en ci a m or al de la li m o sn a (I, 328329) y del destino universal de los bienes (II,
2733). En términos generales se puede afirmar que la postura de Alfonso es históricamente decisiva para la conformación de categorías y de principios morales, para la recepción de la doctrina moral precedente, y para el inicio de soluciones comúnmente admitidas que hacen “opinión moral” en la Iglesia.
toto genere suo” (A. M. M eier) y sobre la doctrina "de pa rvitate materiae in sexto” (K.H. K leber).
166
167
d)
Pe
r s pe c t iv a
de
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s o c io l o g ía
m o r a l
Quiero referirme, por último, a una senda todavía inexplorada para llegar a cap tar la pec uli aridad de la TM en la orientación temática de la síntesis teológicomoral. Es la perspectiva que pro porci ona el interés socioc ultu ral y qu e se concr eta en la p reg unta: ¿qué tipo de sociedad refleja, apoya y justifica la moral alfonsiana? Es evidente que en la TM existe un arsenal de datos socio culturales. En la obra alfonsiana está reflejada, en gran medida, la sociedad cristiana europea del siglo XVIII. Como fruto de una lectura reposada de la TM con el interés de analizar en qué medida la síntesis teológicomoral alfonsiana refleja la sociedad del siglo XVIII, pro po ng o el siguien te esquem a de soc iolo gía moral aplicada a la obra alfonsiana (las referencias se hacen por la edición de Gaudé, tomo y páginas). SOCIOLOGIA MORAL DE LA TM (La sociedad del siglo XVIII reflejada en la TM) 1.
So
c io l o g ía
d el
u n iv e r s o
r e p r e s en t a t iv o
(sociología de las ideas) — Ideas antrop ológica s: • Uso de la razón (madurez humana): I, 132133; III, 278. 279. • Las personas disminuidas (fatuos, rudos, rústicos): I, 6. 296; III, 435. 514, 631. • Significado del habl a y de las palabras: I, 441; III, 91ss. • Estructura de la responsabilidad: tratado “De actibus humanis”. • Sentimientos humanos (deseo, delectación, miedo, lágrimas...): tratado del “pecado” (ver además: IV, 192ss.; III, 471). — Ideas sobre la sexualidad: I, 699 (y, en gene ral, los tratados sobre el 6,Q precepto y sobre el matrimonio). — Ideas médicas (embrio logía, ginecología, etc.): I, 646. 648. 669. 703. 760; III, 84. 85. 635; IV, 94. 97. 98. 100. 104. 106. 134, — Ideas jurídic as: trat ado sobre la ley. — Ideas sobre el cómp uto del tiemp o: III, 256. 434. 168
2.
So
c i o l o g í a
d el
v i v i r c o t id ia n o
— La dieta: en el tra tado sobre el ayu no (II, 384440) se en cuentra una amplia descripción de alimentos, formas y tiempos de comida, de las ideas dietéticas, etc. Por ejemplo: carne de cerdo (II, 394); café, té, vino (II, 398. 401); cerveza (II, 401); chocolate (II, 402). Ver sobre el tabaco: III, 252. 253. — Los trabajos: hay un a descrip ción det allada en la exp osición moral del precepto 3.Q(I, 545569). Por ejemplo: moler, coser... (I, 551558), copiar (I, 554). — Las fiestas: descrip ción tam bién det allada en la expo sici ón del prece pto 3.Q (I, 569599). Además: • Apuestas (II, 287). • Juego s (II, 288). • Tor os (I, 567. 622). — Los com portam ien tos reprobables: • Gula; ebr iedad (II, 758764). • Ira (II, 764766). • Delación, sospecha, detractación, etc.: exposición del 8.Q prec epto (II, 359383). — El mor ir: III, 717743. 3. — — — — — — — — 4.
So
c io l o g ía
y
d e
l a s
de
l a s
f o r m a s
c l a s e s s o c ia l e s
de
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de
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o f ic i o s
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vida
Clases sociales: II, 3840. Diversos oficios: Expos ició n del precepto 3.Q Sirvientes: I, 336365; I, 608683. Profesiones jurí dica s: II, 625.683. Médicos: I, 646. 648. 669. 703. 760; III, 685. Pintores, come diantes, artistas, etc.: I, 353. Pobres, mend igos: II, 328; II, 1011; 2840. 285. 286. Socio logía de la vida rur al: II, 41. 43. So
c io l o g ía
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vida
a m a t o r ia
— Ideas y c om portamientos sexuales: tratado sobre el 6.a p re cepto (I, 665707). — Violencia sexual: I, 624625 (violación); II, 115129 (estru po); I, 628 (castración par a mante ner la voz blanca). 169
— Pro stitución : I, 678679. — Con cepción socio erótica de la mu jer: I, 347349. 351. 352; III, 246. 383; IV, 101. 109110. — Signos sociales de afecto: IV, 34. — Cos tum bres del noviazgo : IV, 34. — Vida sexual en el matr im on io: tratad o del “uso del ma trimonio” IV, 82135: el cómo, el cuándo, el cuánto de la vida sexual de la pareja. — Vida sexu al en rel ación con los actos relig ioso s (Co mu nión): III, 241. 243.
7.
So
c i o l o g ía
de
l a
v io l e n c i a
— Sociología de la violenc ia sentime nta l (ira), de la violencia verbal, de la violencia sexual (ver n. 2 y n. 4). — Violencia com o agr esió n y violencia com o defensa ant e la agresión (I, 631. 632). — Suic idio (I, 622. 629). — Violencia del Estado (I, 629630). — Duelo (I, 656659). — Gu erra (I, 659. 664). 6.
So
c i o l o g ía
d e
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f a m il ia
— Estruc tura y f un ció n de la fam ilia en la eta pa de transi ció n de la “familia extensa” a la “familia nuclear”: familia autoritaria, burguesa, economicista, etc.: tratado del 4.Qprecepto (I, 600620). — Pre ocu pació n eco nóm ica: b ienes d e la mu jer (II, 79); bienes de la hijos (II, 47); robos de la mujer y de los hijos (II, 471); gastos económicos del hijo desplazado para estudios (II, 501). — Eta pa del pr em atrim on io y c on stit ución de la pareja: situa ción social de tránsito entre el matrimonio “convenido” por los padres y el matrimonio por “decisión libre” de los hijos (IV, 1925); clasismo e interclasismo en la elección de la pareja (IV, 26). — Procreació n (IV, 123ss.). — Ru pt ur a de la vida familiar (divo rcio): IV, 136154.
170
c i o l o g ía
p o l í t i c a
— Burocracia e in tro m isi ón del pod er polític o: • Leyes penales: I, 126. • Moralidad de los tributos: II, 9496. — Socied ad cristia na y libertad relig iosa: • Cristianos y turcos: II, 36. • Libertad religiosa limitada: I, 310. 8.
5.
So
So
c i o l o g ía
e c o n ó m ic a
— Refle jo de la vida eco nóm ica me rca ntilista a través de la exposición moral de los contratos. Por ejemplo: venta a crédito (II, 244); “cambio colla ricorsa” (II, 278); contrato de sociedad (II, 307308); monopolios (II, 247248). — El mo netarismo : cono cim ien to de la eq uiv ale nci a de mo ne das (II, 37). — La usura: exte nsa mente exp uesta (II, 203232). — Soc iolo gía eco nóm ica de los testamento s y de la tutela: II, 319. 354. — Precios de las cosas: II, 241. Estimación de la mayor o menor gravedad del robo: II, 37. — Picaresca de la vida eco nóm ica: arren da r el derecho a me ndigar (II, 283); vender lo robado (II, 6465); cosa encontrada (II, 8687); robos de reliquias (II, 45). 9.
So
a) En — — —
c io l o g í a
r e l i g io s a
general
Cu ltu ra relig iosa : I, 297. Lib ertad relig iosa : I, 310. Sociedad sacralizada: • En sus fiestas (I, 551558). • En sus trabajos (lbid.). • Tiem po sacraliz ado (I, 394395). — Sociología de los actos religiosos: Misa (I, 569599); vo tos (I, 495544). — Perversion es de la rel igi ón (Preceptos l. Qy 2.Qdel d ecá logo: I, 369494); • Superstición. • Adivinación (sueños, astrologia, ensalmos). 171
b)
c)
10.
• • • • •
Maleficios. Sacrilegios. Simonía. Blasfemias. Juramento.
Sociología clerical
— Subsistema social clerical: ciencia requerida, garantías
de sustentación, celibato, títulos y clases, privilegios, oficios prohibidos, residencia, oposiciones, etc. Tratado sobre el sacramento del orden. — Forma social: hábit o (III, 819820), ton sur a (III, 820 821). — Bienes: II, 1216. Sociología de los religiosos
— — — —
En general: II, 443510. Mon aster ios de mon jas: IV, 389ss. Co mp añí a de Jesús : II, 658; III, 210. Con gregación del San tísimo Redentor: II, 484.
Cu
r io s id a d e s
s o c io l ó g i c a s
— Referencias histórico geográficas: Sorbona (I, 97); Nápo les (I, 474474. 485; II, 25; III, 225. 304. 412. 687. 783784); Salamanca (II, 287); México (II, 402); Sevilla (III, 252. 733); Reino de las Dos Sicilias (II, 277); concordato de 1741 en el reinado de Carlos III, “quem Deus sospitet” (III, 824); Vaticano (III, 252); soldados de San Juan de Jerusalén (III, 246). — Referencias a la vida española: I, 73. 611; II, 6. 277; III, 159. 215. 224. 413. — Relación entr e turcos y cris tianos: II, 29. 36. — Regiones “rem ota s” en la ép oca de Alfonso: las Indias: IV, 9 (consentimiento matrimonial entre los indios), I, 319 (no obligación de estricta individual de ir a evangelizarlos); China (III, 388: costumbre de llevar la cabeza descubierta). — Ideas y valoración sobre: el tabaco (III, 252253); la circun cisión (III, 4); vida contemplativa (III, 788); el latín (III, 789); los manuscritos, más valiosos que los libros (II, 453454); el estudio (III, 787). — Juram ento de hab er frecuentado las clases (III, 166). — Cos tumb re social del chic hisb eo (caballero de com pañía de una señora casada): no hay testimonio en la TM, pero sí en Le tte re , I, 477; II, 567568. 172
A la vista de este esquema de sociología moral se puede afirmar que la orientación temática de la TM está condicionada por la referencia a la sociedad europea del siglo XVIII. El edificio moral construido por Alfonso ha de ser interpretado por esa referencia continuada a la forma de vida de su siglo. No es el mo me nto de ana liza r el rico sign ificado his tórico del complejo siglo XVIII. Baste con anotar el rasgo más decisivo: la sociedad en la que compone su síntesis moral Alfonso de Liguori es la sociedad del Antiguo Régimen en trance de revolucionar ha
cia la nueva forma social regida por la ilustración socio-política y la industrialización económica. Sin duda algun a ésa es la sociedad que refleja la TM. Repasan-
do mú ltiples casos analizados en la TM y ponderand o el sesgo que adoptan en la forma de plantearlos y de solucionarlos Alfonso, se llega a la razonable convicción que en el conjunto teológico moral alfonsiano pervive la sociedad del Antiguo Régimen, pero en una situación de cierta quiebra e inseguridad. El reflejo del Antiguo Régimen está patente en la misma su perficie de la TM . La sociedad qu e aflo ra inm ediatamente en la síntesis teológicomoral alfonsiana es:
— Una sociedad sacral, reflejada en la preponderancia cuantitativa de la “moral sacral” (preceptos morales vinculados a los actos religiosos, moral del estamento clerical y religioso, etc.). — Una sociedad clasista y regida por la autoridad je ra rq ui zada, reflejada sobre todo en la moral del 4.a y 7.Qpreceptos del decálogo. — Una sociedad burguesa en la que predominan los “valores” del buen parecer, de lo que “conviene al propio estado”, etc.; este rasgo sociocultural se encuentra reflejado en muchos casos planteados en la TM (sobre la limosna, sobre la catalogación de los bienes en necesarios y superfluos, sobre los bienes agredidos que legitiman la defensa hasta la muerte del agresor, etc.). — Una sociedad mercantilista para la cual el dinero, la posesión jurídica de los bienes, el intercambio contractual, la sucesión testamentaria, la sustracción o el robo, la restitución, la mendicidad y la limosna son las categorías socioeconómicas más importantes (en la moral del 7.Q precepto se encuen tra un fiel reflejo de esta conc epción sociohistórica de la vida económica). 173
La TM refleja la sociedad del Antiguo Régimen en una situación peculiar: cuando aparecen en ella síntomas de inseguridad en las justificaciones, de descomposición en la estructura jerarquizada, y de pluralismo en las pautas de comportamiento. En los temas que acabo de anotar como ejemplos de reflejo social se pueden constatar estos síntomas de una sociedad en trance de alum brar otra form a de comp ren sió n y de realización de la vida humana. ¿De qué signo fue la postura de Alfonso ante esta coyuntura? ¿Propició el cambio o, por el contrario, apoyó la persistencia del orden establecido? Alfonso no es la antítesis de la Ilustración y de sus ideales. Por el contrario, está enraizado en el siglo xvm no sólo cronológicamente sino también en cuanto participa de los nuevos valores pro pic iad os po r este siglo y qu e son ferm ento s de la futur a rev olu ció n social. Al analizar su modelo de moral he anotado algunos rasgos que son coincidentes con el espíritu nacido de la Ilustración: 1) prom oc ión de la razón, dando más importancia a la argumentación intrínseca que a los argumentos de autoridad; 2) aceptación de los datos objetivos de la experiencia en oposición a los “prejuicios” como criterios de orientación humana; 3) inclinación hacia el valor de la libertad cuando la ley no es cierta. En este sentido, Alfonso es el “santo del siglo de las Luces” 162 y su moral com ienza a atisbar los ideales de la Ilustración, más en la moral fundamental (criterios u orientaciones de la moralidad) que en la moral concreta (pautas morales del comportamiento concreto). En las orientaciones morales Alfonso pertenece todavía al Antiguo Régimen. Si bien no se opone frontalmente al espíritu de la Ilustración, su actitud es escéptica y crítica. Dista mucho en el contenido, aunque la distancia en años sea corta, la apreciación de Alfonso sobre la Ilu stra ció n163 de la que u nos años más tarde hace Kant164. Por eso su moral justifica una sociedad con rasgos clasistas165, en la que cuenta mucho el “decoro” o “la que conviene al pr op io est ado” 166, y en la que la vida económ ica es encauzada po r derroteros mercantilistas167.
La moral de Alfonso participa de la quiebra operada en su vida. Del estado de nobleza, por nacimiento, se “convirtió” al estado popular, por opción cristiana de vida. Alfonso “quiere” pertenecer al pueblo, pero sus raíces “están” en la nobleza. Su moral atisba los valores de la Ilustración, pero de hecho justifica la sociedad sacral, jerarquizada y burguesa del Antiguo Régimen. El edificio moral construido por Alfonso es una gran casa, ubicada en una geografía concreta, dentro de un entorno histórico inconfundible, y con una singularidad que la hace fácilmente recognoscible. En este capítulo he pretendido describirla tal como está.terminada, m ientras que en el primer capítulo intenté descri birla en su fase de edifica ción . En los dos ca pít ulo s el análisis ha sido preferentemente histórico. Dejo para el próximo capítulo la consideración sobre el uso y las interpretaciones que posteriormente se han hecho del edificio moral levantado por Alfonso de Liguori.
162 R e y M e r m e t , p . X I X I I .
168 Le tte re , III, 407 (carta de 1772). “Ecco dove giungono i letterati del presente secolo illuminate. Secolo illuminato, e frattanto le anime vanno a ruina...”. 164 ¿Qué es la Ilustración ? (del año 1784); puede encontrarse en: Filosofía de la H ist or ia (Madrid, 1984®) 2537. G a u d é , IV, 2 6 2 9 . 16« G a u d é , I, 328; II, 10 ss.; II, 2829. 167 En este aspecto, la ob ra de Alfonso se inserta en el contexto general de la moral católica del siglo x v i ii : B. G r o e t h u y s e n , La fo rm ac ió n de la co nc ien cia burguesa en Francia durante el siglo xvm (Madrid, 1981).
174
175
A PE ND ICE Formas literarias empleadas en la TM
Para completar la descripción del edificio moral construido por Alfonso es conv enie nte hace r un a breve refer encia a las form as literarias empleadas en la obra. Con el fin de no alargar excesivamente este capítulo, me limito a proponer un esquema general en el que pueden ser encuadradas las principales estructuras formales de la TM. El género literario de la TM es el Casuismo, una forma de hacer teología que, catalogando las exigencias morales de la vida cristiana en un esquema que sirve de soporte de todo el conjunto, pro cede al examen de dich as exigencias por medio de "cu est iones”, las cuales constituyen situaciones paradigmáticas (“casos”) del comportamiento moral cristiano. En el desarrollo concreto de la materia, los libros de moral casuista no utilizan un procedimiento uniforme, como sucede por ejemplo en la “Suma Teológica” de Tomás de Aquino, en que el desarrollo temático procede uniformemente por partes (y subpartes), cuestiones y artículos, teniendo siempre la unidad básica (el artículo) la misma estructura formal. Las formas literarias utilizadas en la TM forman dos grupos notablemente diferenciados: el primero lo constituyen las formas en que se expresa el contenido de “sobrecarga”; el segundo está formado por las que encauzan el contenido “normal”. Dentro de esta división catalogo las formas literarias concretas de la TM (las referencias se hacen por la edición de Gaudé, anotando tomo y pág ina ). 1. FORMAS PROPIAS DEL CONT ENIDO DE “SOBRECARGA” En la TM existen exposiciones que sobrepasan el módulo normal de una obra de moral casuista. Pueden ser catalogadas conforme al título que reciben del autor: a) DISERTACIONES: Son exposiciones generalmente amplias, de carácter mono-
gráfico y de orientación sistemática. Constituyen una especie de pequeño libro incrustado en el gran libro de la TM. Por razón del contenido, hay: 1. Di ser tac ion es de co nt en id o no di re ct am en te mo ral : — Sobre la autor ida d del Ro ma no Pontífice: I, 93121. — Sobre la proh ibici ón de libro s: I, 253291. — Sobre la I nm acu lad a Con cep ción de María: IV, 398 408. 2. Di ser tac io ne s de co nt en id o mo ral : Juzgo que este grupo ha de ser catalogado por razón de su entidad y, consiguientemente, de su extensión: a) Di se rta cio ne s mo no gr áfi ca s: — Sobre el sistema moral: I, 2564. — Sobre la ign ora nci a inven cible: I, 147161. b) Di ser tac ion es qu e am pl ía n un p u n to de la m ate ria tratada:
— Sobre el clérigo hab ituado : III, 4859. — Sobre la materi a y la forma del Sacr amen to de la Confirmación: III, 141150. — Sobre el mi nis tro y la form a del Sacramen to del Matrimonio: IV, 7581. b) A d v e r t e n c i a s (“Monitum”): Son aclaraciones acerca de una cuestión tratada en otro lugar de la obra. Tienen notable carga polémica y aluden a situaciones relacionadas con la vida del autor. En la TM hay dos Advertencias, seguidas en la edición actual, y en relación con el sistema moral: — M onitu m I: I, 6466. — M onitu m II: I, 6770. c) A p é n d i c e s : Se trata de exposiciones sobre datos preferentemente jurídicos: ,— Dispensa de la S. Penitenciaría (apéndice de Busen baum): I, 183186. — Privilegios: I, 187252. — Solicitación en la confesión: III, 691716. (Alfonso también da el título de apéndice, “Appendix sive Dissertatio”, a la disertación sobre la prohibición de li bros).
176
177 —Fr ente al rigorism o moral, benign idad pasto ral
2. FORMAS PROPIAS DEL CON TENIDO “NO RMA L’ La mayor parte de la TM está formado por lo que se considera contenido “normal” de un libro de moral casuista. Aunque existe una afinidad en todas las formas empleadas para exponer ese contenido, no prevalece entre ellas la uniformidad sino la plu rifo rm ida d. Esta últim a suele dep end er de la dive rsidad de los tratados; hay fo rm as qu e co rr es po nd en más bien a la moral de los principios y otras que se adecúan mejor a la moral concreta. Por eso las catalogo según esta división general: a)
Fo
r m a s p r e f e r e n t e m e n t e
"a
s e r t iv a s
”:
Son todos aquellos procedimientos de exposición en los que predomina el carácter asertivo; en ellos se formula la doctrina mediante: definiciones, divisiones y principios axiomáticos. Se encuentran, sobre todo, en los siguientes
tratados:
— Con cien cia. — Leyes. — Actos hu manos. — Pecados. — “De Ju st iti a et J u r e”. Ejemp los: • Conciencia: no ción, clases, criterios de su actuación: I, 3-5. • Princ ipios de la mo ralidad: II, 700701. b)
F o r m a s p r e f e r e n t e m e n t e
“ c a s u í s t i c a s ":
Con estas formas se expresa el contenido concreto de la moral. Su peculiaridad consiste en analizar una “situación” o caso de conciencia. Ese análisis se realiza de diversos modos, Jos cuales dan Jugar a una extensa gama de matices en Jas formas “casuísticas”. A modo de ejempJifi cación selectiva señalo algunos: 1. Típico análisis de caso: Es la forma más utilizada en la TM: ante el planteamiento de una situación, se hace el análisis casuístico correspondiente. Además de la forma ordinaria (análisis del caso mediante la exposición de opiniones, y la pr op ue sta o no de la so lució n pe rso na l), ad op ta a veces algunas modalidades que anoto: — Aná lisi s con pr esup ue sto s, ex po sic ión y va lor ación de las opiniones, solución personal al núcleo del caso, y anotaciones complementarias.
— Análisis con exp osic ión de o pin ion es, solució n pe rsonal y matiz a la solución dada. Ejemplo: I, 328329 (obligación de la limosna).
2. Solución mediante axiomas: Señalando las condiciones de la moralidad de la situación planteada. Ejemplo: II, 9596 (moralidad de los tributos). 3. A ná lis is m ed ia nt e un ra zo na mi en to ab ier to: Se describe más detenidamente la situación (que suele pertenecer a la realida d hist óric a inm ediata), se anota n las opiniones sustentadas por moralistas (a veces contemporáneos), se hace un razonamiento vivo y se da la solución personal. Ejemplo: II, 9596 (moralidad de la costum bre de llevar el pecho semidescubierto las damas). Para concluir este apéndice quiero subrayar dos cosas. En primer lugar, las formas literarias enumeradas no se encuentran aisladas y perfectamente separadas sino entrelazadas unas con otras formando una estructura formal tupida y compleja. En segundo lugar, además de las anotadas existen otras muchas formas literarias que se presentan bien como variantes o matices de las aquí catalogadas o bien como estructuras originales. Entre estas últimas cabe destacar los pasajes biográficos contenidos en la TM. Son ejemplos cualificados de este género biográfico los pasajes en que describe Alfonso la trayectoria de su formación en el campo de la moral (I, 6264) y el modo que utiliza para hacer la reflexión teológicomoral (II, 5253).
Ejemplo: I, 22-23 (experimentación médica).
179
CAPITULO 3
Las interpretaciones de la moral alfonsiana
I
Introducción
A los doscientos años de la muerte de Alfonso de Liguori (16961787), el balance bibliográfico sobre su labor en el campo de la Teología Moral ofrece evidentes logros, pero testimonia tam bién gran des lagunas. Ha bland o en térm inos generales, se p uede afirmar que los estudios de carácter histórico y doctrinal sobre la moral alfonsiana no son ni suficientes en número ni llamativamente cualificados No pretendo hacer un a exp osición deta llad a y exhaustiva de la pro duc ció n lite rari a sobre la mo ral alfons ian a a lo larg o de los dos últimos siglos. Mi interés se centra en describir las principales “lecturas” que se han hecho de la obra moral de Alfonso. La moral alfonsiana ha tenido diversas interpretaciones desde la muerte del autor hasta el momento actual. Organizo dichas interpretaciones en cuatro grupos: lectura ideológica, lectura textual, lectura doctrinal y lectura sociobiográfica. Cada una de estas lecturas representa un tipo determinado de interpretación de la obra moral de Alfonso. Es preciso reconocer que, de las cuatro orientaciones en que puede ser c atal ogada la bib liogra fía sobre la obr a moral de Alfonso, las tres primeras han gozado de una notable preponderancia. La lectura que denomino ideológica ha abarcado prácticamente el s ig lo XIX y parte del s ig lo XX; la lectura d o ct r in a l ha p re v a le ci d o desde la segunda mitad del siglo XX; la lectura textual fue el resultado de un lúcido y fructífero proyecío que se sitúa a caballo entre las dos lecturas mencionadas. Actualmente se constata el deseo de una variación hacia la lectura sociobiográfica. Desde hace algunos años se siente la conveniencia, y hasta la necesidad, de un giro en los estudios histórico po r
1
Por desgracia, sigue siendo válida la afirmación hecha hace más de die? años
J. G u e r b f r , Le ra llie me nt du cle rgé jra nga is a la mo ra le lig uo rie nn e. L ’abbé
Gousset et ses précurseurs (1785-1832) (Rom a, 1977): “Jus qu ’á ce jour, la morale de
saint Alphon se n ’a fait l’objet d’aucune étude objetive tant soit peu ap profondie ... Si on fait abstraction de cette question des systémes, dont l’importance réelle a été démesurément grossie, forcé est de reconnaitre l’abscence d’études doctrinales ob jectiv es co nc ern an t sai nt Al ph on se ” (p. 9).
183
doctrinales sobre la doctrina moral alfonsiana. Frente a la preponderancia de las tres primeras lecturas (ideológica, textual, doctrinal) es preciso resaltar la importancia y la actualidad de la lectura sociobiográfica. No puedo dejar de reconocer que mi preferencia camina también en esa dirección. Por eso al exponer las tres primeras lecturas subrayaré la necesidad de completarlas con el análisis sociobiográfico.
II
Interpretación de la “Theologia Moralis” durante el siglo xix y primera mitad del siglo xx Lectura “ideológica”
En las personalidades de fuerte influencia histórica a través de escritos, de obras institucionalizadas o de fundación de Institutos religiosos suele verificarse esta ley: existe un corte entre el significado real de su vida y el significado que se le atribuye después de su muerte. Tal ley tiene una comprobación cualificada en la personalidad histórica de Alfonso. Durante su larga vida, Alfonso de Liguori (16961787) influye de forma relevante, desde su actuación concreta en el reino de Ná poles, en el co nju nto de la Iglesia del siglo XVIII a través sobre todo de su praxis misionera y de sus escritos, con frecuencia polémicos, otras veces doctrinales, y siempre edificantes. Este es el Alfonso con su peculiaridad sociobiográfica, todavía no del todo conocida y con frecuencia distorsionada. Junto a este Alfonso del siglo XVIII hay otro: el del siglo XIX y part e del siglo XX. Por diversos factores, en los dos últimos siglos se ha realizado una lectura interesada del primer Alfonso y de ahí ha surgido otra imagen. A veces las dos imágenes se encuentran yuxtapuestas, dando lugar a un desdoblamiento desidentificador; otras veces, las imágenes se superponen originando una auténtica distorsión de la figura; con frecuencia, la imagen nueva elimina la original. Se puede decir que Alfonso de Liguori ha sido un hombre con suerte después de muerto. Beatificado (1816) y canonizado (1839) con relativa rapidez, es declarado Doctor de la Iglesia (1871) antes de cumplirse el centenario de su muerte; en momentos de notable euforia eclesial es proclamado Patrono de confesores y de moralistas (1950). Pero esta exaltación ha tenido su precio: Alfonso de Liguori ha sido utilizado, más allá de su propio deseo y de su original significado, como bandera para alistar individuos y gru pos en movim ientos y causas sólo en par te relacionados con su 184
185
persona. Alg unos de estos movim ientos son de signo clar amente conservador y hasta restauracionista. Esta distorsión de la imagen original de Alfonso se constata de forma evidente en las lecturas “interesadas” a que es sometida su obra moral. Los vaivenes de la historia originan cambios de valoración que a su vez producen la “ironía histórica”. Ironías históricas en la interpretación de la moral alfonsiana durante el siglo xix y primera mitad del siglo xx son, entre otras, las siguientes: — Alfonso, que luc hó a contracor riente en con tra del rig orismo moral, es utilizado para combatir el pretendido laxismo moral moderno. — Alfonso, que fue con struyendo su sistema moral con du das y tanteos y que no realizó una refun dición total de su TM por falta de tiempo y de salud, es utilizado como garantía de seguridad doctrinal. — Alfonso, que amó y adm iró a la Co mpañía de Jesús, es utilizado como razón de virulentas disputas entre jesuitas y redentoristas (a finales del siglo xix). No es el mo ment o de hacer un a cat alogación exh austiva, y mucho menos un análisis minucioso, de todas las interpretaciones o lecturas que se hicieron de la TM alfonsiana durante el siglo XIX y primera mitad del XX. Señalo la trayectoria general y las vicisitudes más relevantes de la moral alfonsiana durante este período, asignando a las distintas variaciones el tipo de lectura que les corresponde. Además, iré anotando la existencia, o la inexistencia, de la bibliografía pertinente y más cualificada. 1. PENETRA CION PROGRESIVA DEL “LIGUO RISM O” EN LA MORAL CATOLICA Le ct ur a “fer vo ro sa ” de la T M
A lo largo del siglo xix se produce un extenso y profundo movimiento de conversión eclesial hacia la moral alfonsiana. Si durante el siglo XVIII la moral católica estuvo dominada, según el mismo Alfonso confesaba a pesar suyo y de su manera de pensar, por el rigoris mo, en el siglo XIX se pasa de la égida rigorista a la hegemonía alfonsiana. El siglo XIX nace rigorista en moral y termina impregnado de moral liguoriana2. 2 G u e r b e r , o . c . , 14, t i t u l ó a s í e s te p a s o : “ d e l r i g o r i s m o f r a n c é s a l r e i n a d o d e san A lfonso”. Para este autor puede considerarse como caso único en la historia de
186
En el período que va desde su muerte (1787) hasta su canonización (1839) se sitúa el inicio y la decisiva orientación del movimiento eclesial en favor de Alfonso y de su moral. Como es sabido, este movimiento y la correspondiente lectura de la TM alfonsiana se extiende, con normales altibajos, durante todo el siglo XIX y primera mitad del XX, teniendo su último signo especial en la proclamación de Alfonso como patrono de confesores y moralistas (1950). Esta lectura entusiástica y fervorosa de la moral alfonsiana no surge directamente de intereses eclesiales o congregacionales. Va unida, sin embargo, a tendencias y posturas antijansenistas, muy en conformidad con los ideales y objetivos de la actuación histórica de Alfonso. Este movimiento de fervor hacia Alfonso y de penetración del liguorismo en la teología moral católica está vinculado de forma llamativa a los acontecimientos de la beatificación, de la canonización, del doctorado y del patronazgo de confesores y moralistas El reconocimiento oficial de la santidad y el prestigio religioso del autor revierten sobre la obra, añadiendo a ésta un suplemento de autoridad extrínseca. Alfonso triunfó definitivamente sobre sus adversarios literarios después de muerto mediante la fuerza de su santidad. Fue ésta, junto con el fervor filial y el afán de prestigio de los Redentoristas, la razón decisiva de no quedar en el anonimato común en que permanecieron otros muchos mo ralistas del siglo XVIII, algunos de los cuales (como Daniel Concina) eran de mayor valía intelectual que Alfonso. En la difusión y pen etració n del liguorismo jugó un papel decisivo el argume nto de autoridad extrínseca, fundado principalmente en la aceptación oficial de la santidad de vida de Alfonso. Sobre el movimiento de adhesión a la moral alfonsiana existen referencias, datos y estudios que constituyen su expresión histórica. Investigaciones ulteriores han tratado de analizar, sistematizar e interpretar ese material. Tanto los datos históricos como las investigaciones ulteriores forman una parte importante de la bibliografía alfonsiana. A este conjunto históricointerpretativo me refiero a continuación, resaltando en él las vertientes que considero principales. la teología el que la doctrina de un autor se convierta, en algunos decenios, en doctrina común de la Iglesia (p. 3). En el año 1958, al justificar la orientación alfonsiana de la enseñanza de la Teología Moral en la R at io ge ne ra lis st ud io ru m de la CSsR se llega a afirmar: “quinimmo theologia moralis catholica hodie revero Alphonsiana est” (Analecta CSsR 30 [1958] 295).
187
a)
s i ó n d e l a TM e n s u s e d i c i o n e s a l f o n s i a n a s (últimos años de la vida de Alfonso y primeros años después de su muerte).
D if u
El editor Remondini en el “Monitum Typographi ad Lectorem” de la 6.a edición (1767) se refería explícitamente a la difusión de la TM aún “extra Euro pam ” 3. La prohibició n de la obra en en Por tugal4 y las las dificult dificultades ades con con la censura censura en Esp aña5 son testitestimonio evidente de su penetración en los países de Europa. Las referencias epistolares de Alfonso a la difusión europea de su TM, no en vano editada en la ciudad de Venecia abierta al mercado europeo y en lengua latina, son abundantes. Para antes y después de la muerte de Alfonso son decisivos los testimonios pormenorizados de Tannoia6. Siendo valiosos los datos anotados, es preciso reconocer la falta de estudios que investiguen y que evalúen el grado de amplitud y de profundidad en la difusión de la TM alfonsianas durante los años finales del siglo XVIII y en los primeros del siglo XIX. Esta laguna se ha de llenar con investigaciones inicialmente parciales (rastreando los fondos de Bibliotecas, el movimiento comercial de aduanas, etc.) para culminar en trabajos de síntesis que por fuerza han de ser de carácter aproximativo. b)
E d i c io n e s d e Al f o n s
de o
l a
TM
p o s t e r i o r e s
(recuento y
a
l a
3 El “Mon itum Ty pograp hi ad Lectorem ” (iniciado en la ed. 6.a 6.a y mantenido hasta la edición 9.a) hace este elogio de la obra: “opus istud quinque aliis vicibus editum benigne lectum, et extra Europam quoque traslatum, communique plausu exceptum ubique fuit”. 4 Le tte re , III, 363364. 5 T. C e p e d a l , La in qu is ic ió n es pa ño la an te la m or al de S. A lfo ns o (1793-1 804):
188
c) Los
FACTORES QUE PROPICIAN LA “LIGUORIZACIÓN” DE LA TEOLOGÍA MORAL CATÓLICA
El proceso de “liguorización” de la moral católica durante el siglo XIX es efecto de la confluencia de múltiples factores. Entre éstos se destacan los siguientes: reconocimiento oficial de la santidad de Alfonso; actuación del movimiento de las “Amicizie cristiane”; expansión y fuerza de la Congregación del Santísimo Redentor; intervención fervorosa y eficaz de personas tan decisivas como Pío Bruno Lanteri (17591830) y Tomás Gousset (1792 1866)n. Estos factores, que propician la penetración de la moral alfonsiana en la vida eclesial, han sido estudiados con bastante interés y
m u e r t e
análisis)
Un cauce importante para la penetración de la moral alfonsiana en la teología y en la vida cristianas lo constituyen las ediciones de la TM. Hasta el momento el recuento más aceptable es el realizado por De Meulemeester7. Según esta contabilización existen 59 ediciones de la TM desde la muerte de Alfonso hasta la edición crítica de Gaudé (1905), sin meter en esta lista los más de 100 “Compendios” o Manuales redactados con el material alfon
Pentecostés 15 (1977) 293334. 6 T a n n o i a , III, 7683. 6668 . 7 D e M e u l e m e e s t e r , I, 6668.
siano8. El recuento de De Meulemeester debiera ser revisado y actualizado9. Además, está necesitando un trabajo de análisis que ponder pon deree la valí a objetiva, objet iva, las repe rcus iones ion es reales y la geograf geo graf ía de tales ediciones. Junto al recuento y análisis de las ediciones de la TM posteriores a la muerte de Alfonso hay que situar los estudios sobre la introducción de la moral alfonsiana en las diversas naciones y áreas lingüísticas. Salvando algunas excepciones10, también en este punto es necesario reconocer la inexistencia de investigaciones históricas no sólo generales sino también de carácter local.
8 Después de la edición crític a de Gau dé (1905191 (19051912) 2) solam ente se ha hecho la edición fotostática de la misma (1953). Anota D. C a p o n e , R ea lis m o um an ocristiano nella Teología Morale di S. Alfonso: SM 9 (1971) 60: ‘‘Facendo una specie di statistica, si dovrebbe concludere che, durante l’Ottocento, ogni due anni si ave va una nuov a edizione; dal 1891 1891 al 1912 1912,, un a sola edizione. Né se ne prevede una nuova, che, d'altronde, dovrebbe essere critica”. 9 Por lo que se refiere refiere a las ediciones españolas hay que hacer bastantes bastantes correcciones al recuento de De Meulemeester: la 1.a edición matritense (y la primera hecha después de la 9.a alfonsiana) no es de 1792 sino de 1779 (3 volúmenes, Typis Societatis); existe una edición de 2 volúmenes en Barcelona (Pons y Cía., 1858), no mencionada por De Meulemeester; la edición de Madrid (1876) la realizó La Riva. El dato de T a n n o i a , III, 77 (‘‘anche ristampata si vide nelle Spagne”) debe ser sometido a concreción. Cf. también las precisiones de G u e r b e r , o.c., 363367, sobre las primeras ediciones en lengua francesa. 10 Para el conju nto de las naciones europeas, y en especial para E spaña, ver T e l l e r í a , II, 829841. 873888. Cf. también M . d e M e u l e m e e s t e r , In tr od uc tio n de la Théologie morale de saint Alphonse de Liguori en Belgique: Ephemerides Theologicae Lovanienses 16 (1939) 468484. 11 P. B. L a n t e r i , R éf le xi on s su r la s ain te té et la d oc tri ne du bie nh er eu x L ig u o ri ( L y o n , 1823); T. G o u s s e t , Ju sti fic at io n de la Th éo lo gi e m or al e du B. L ig u or i • R e s a n c / m . 1832). C f. f. T e l l e r í a , II, 878888.
189
con resultados satisfactorios12. La investigación debe proseguir, ya que no han sido puestos a la luz ni han sido sometidos a examen otros muchos datos relacionados con la influencia de la moral alfonsiana en el siglo XIX: importancia de las ediciones más o menos completas de las obras de Alfonso en el siglo XIX; uso apologético de la declaración “nihil censura dignum”; promoción po pu lar la r de Alfo nso a pa rti r de los pan egíric egí ricos os y a laba la ba nz as 13. FalFa lta, además, una interpretación sistemática de esa connivencia entre el espíritu católico y el que se consideraba como "espíritu alfonsiano”. 2. DEFENSA CELOSA E INT ER PRE TAC ION DE ESCUELA DE LA MORAL ALFONSIANA ‘ Le ctu ra “ap ol og ét ic a" de la T M
En la segunda mitad del siglo XIX la persistente penetración de la moral alfonsiana en la vida católica tiene que afrontar diversos obstáculos: críticas de los profesionales de la teología moral; disputas de prestigio entre Institutos religiosos; afán de los Redentoristas por poseer una escuela o sistema de moral; y, sobre todo, el examen minucioso a que se somete la valía científica y la ortodoxia doctrinal de Alfonso en orden a la obtención del Doctorado. Ante estas dificultades surge un estudio y una interpretación de la moral alfonsiana con marcado acento apologético. Las confrontaciones sobre la moral alfonsiana aportan algunas investigaciones valiosas. Sin embargo, evaluada en su conjunto, la producción literaria sobre la moral alfonsiana de este período se mueve en terrenos excesivamente apasionados y está condicionada por intereses ajenos al examen objetivo de la doctrina. El resultado es: encorsetamiento de la moral alfonsiana en un sistema de escuela, 12 El estudio más imp ortante es el el de J.
Le ra lli em en t du cle rgé fr an fa is á la mo ra le lig uo ri en ne . L 'a bb é G ou ss et et ses pr éc ur se ur s (1785 -183 2) (Roma, 1973) (una parte publicada previamente: Le ro le de Pi ó B ru no La nt er i dans l'introduction de la morale liguorienne en France: SH 4 (1956) 343373; cf. la G
u e r b e r ,
recensión del libro hecha por L. Vereecke (SH 21 [1973] 443459). Una aproximación sintética puede encontrarse en: S. M a j o r a n o , Fattori e linee della difusione de la Teología Morale di S. A lfo ns o fin o alia su a pr oc la m az io ne a D ot tor e de lla Ch iesa: V a r i o s , Mo ra le e R ed en zio ne (Roma, 1983) 235253 y en R. G a l l a h e r , II sis te ma manualistico della Teología Morale dalla morte si Sant'Alfonso ad oggi: Ibid.,
255257. 13 Sobre la edic ión de Ma rietti (1825182 (18251827) 7) y la de Monza (18221833), cf. T e l l e ía , II, 879. Antología de alabanzas: J. L. J a n s e n , Testimonia de Sancti Alfonsi R ía Ma ria e de Li go ri o in Ec cle sia e Ca tho lic ae do ct ri na m at qu e v ita m in fl u x u (Galo piae , 1928). 1928).
190
desvinculación de las raíces sociobiográficas del siglo XVIII, cierta fosilización como precio a la garantía de ortodoxia oficial, alistamiento de Alfonso con las tendencias conservadoras y restaura cionistas. Son muchos los signos en que se concretó la lectura apologética de la moral alfonsiana en la segunda mitad del siglo xix, con prolo pr olo ngaci ng acion ones es en el siglo sigl o xx. A continuación, señalo los más relevantes: a)
La
p r o m o c i ó n
d e
Al
f o n s o
a l
Do
c t o r a d o
La declaración de Doctor de la Iglesia (1871) dio un prestigio singular a la moral alfonsiana H. La puesta en marcha y la realización de la causa del Doctorado supuso un examen de la valía científica y de la ortodoxia doctrinal de la producción moral de Alfonso. La obra de la TM estuvo en el centro de las discusiones. A fin de promover la causa del Doctorado alfonsiano se utilizó una estrategia defensiva y apologética. Un equipo de Redentoristas, entre los cuales sobresalen R. Smetana, M. Ulrich y A. Pfab, prep pr epar araro aro n un a Respues Res pues ta a las o bjeciones bjeci ones que qu e en aquel aq uel mo me nto circulaban en ambientes universitarios romanos contra la doctrina moral de Alfonso15. No es ju sto infrav inf rav alo rar la im porta po rta ncia nc ia de esta defensa de la moral alfonsiana, vinculada a la causa del Doctorado. La obtención de este título supuso la culminación del proceso de “oficialización” eclesial de la doctrina moral de Alfonso. Con el Doctorado se vencía la última gran arremetida de sus adversarios teológicos que pretendían reducir la moral de Alfonso a una variación sin mayor importancia dentro de la producción teológicomoral 14 Los últim os estudios sobre la historia cte cte la promo ción de Alfonso al Doctorado son los dos siguientes: A. S a m p e r s , Be str eb en u nd ers te An sa tze des hl. A lfo ns zu n K ir ch en le hr er zu erk lar en ku rz na ch se in er H ei lig sp re ch un g, 1839- 1844: SH 19 (1971) 524; G . O r l a n d i , L a cau sa pe r il do tto ra to di S. A lfo ns o. Pr ep ar az ion e — S v o l g i m e n t o — R ip er cu ss io ni (1866 -187 1): SH 19 (1971) 25240. 15 Esta defensa de la moral alfon siana constituye una parte considerable de las Ac ta do cto ra tus , es decir, Sacra R ituu m Congrega tione... Urbis et Orbis concessio nis tituli Doctoris... (Romae, 1870). Parte IV, Responsio ad Animadversiones R. P. D. Promotoris Fidei, c. IV, “De morali S. Alphonsi doctrina et systemate” (pp. 90113) y c. V, “De objectionibus particularibus circa quaestiones morales” (pp. 114153); Parte V, “Summarium additionale in quo exhibentur, a quibusdam theologis elaborata responsa ad difficultates contra doctrinarrt moralem S. Alphonsi a clarissimo P. Anton io Ballerino, Soc. Jesu, objectas, et et in anima dversionibus R. P. D. Promotoris Fidei allegatas” (pp. 6515). Sobre el trasfondo histórico de esta defensa y sobre sus autores, cf. O r i .a n d i , a.c., 2830. 5254).
191
del Casuismo probabilista. Por otra parte, con esta victoria se consagró definitivamente la ortodoxia doctrinal de la TM. Otros títulos y honores posteriores, como el Patronazgo de Confesores y Moralistas (1950)16, no son más que consecuencias del triunfo del Doctorado. Junto a esos aspectos positivos es necesario reconocer también los puntos negativos. La revisión histórica que se ha hecho del acontecimiento, pasados los cien años de su verificación, da un saldo bastante negativo para la figura de Alfonso como moralista. La imagen teológicomoral de Alfonso quedó marcada por la orientación peculiar del catolicismo en el pontificado de Pío IX. Con fervor filial, aunque no del todo lúcido, los redentoristas del momento quisieron ver la coincidencia del pensamiento alfonsiano con la orientación doctrinal del catolicismo reinante. Un signo de esta metodología se encuentra en el afán por demostrar que los “errores doctrínales” del siglo xix ya habían sido combatidos y refutados por Alfonso en el siglo anterior17. De esta suerte la imagen de Alfonso quedó vinculada a un momento histórico del catolicismo, que por cierto no era el suyo. La táctica empleada por los defensores de Alfonso no careció de habilidad y de eficacia a corto plazo; pero per o “a larg o plazo se reveló r eveló com o cálc ulo equiv eq uiv oca do” do ” 18 18. Dos consecuencias justifican la afirmación precedente: por una par te, cua ndo nd o el cato licism lici smoo adop ad opta ta orienta ori enta ciones cio nes nuevas, nueva s, conc retamente de signo más progresista, el prestigio de Alfonso sufre una drástica reducción; por otra, la imagen del Alfonso real queda 16 Para el trasfondo histórico de este hecho, cf. cf. T e l l e r Ia , 991993. Sobre su significado teológico y pas tora l, ver: B. H a e r i n g , A lfo ns vo n L ig uo ri ais Pa tró n der Beichtvater Beichtvater u nd Moraltheologen: Moraltheologen: Geist und Leben 23 (1950) 376379; D. Ruiz, Glosa-Recuerdo Glosa-Recuerdo de la proclamación proclamación de San A lfonso M.a de Ligorio patrono patrono de confesores y moralistas (Santander, 1951); Id., El breve apostólico declarando a S. A lfo ns o pa tro no de co nfe sor es : Revista española de derecho canónico 6 (1951) 327
336. 17 El defensor defensor de la causa del Doctorado de Alfonso apoyó, en parte, su argumentación sobre este aserto, que desarrolla con detención: “Sanctus Alphonsus pra ecip uos error es in S y l l a b o pro scr ipto s refu tavi t, et ideo Doc tor nos tri aevi me rito compellandus est” (Acta doctoratus, “Responsio ad Animadversiones”, 2135) (cf. también, pp. 4670). Esta argumentación se convierte en un “topos” de la apologética alfonsiana. Es usada con frecuencia en las alabanzas de los Pontífices hacia la figura de San Alfonso: León XIII, al agradecer en 1879 con el breve “Licet universum” la edición francesa de los escritos alfonsianos, resalta la intuición de Alfonso al adelantarse a combatir los errores del siglo xix y de m o d o especial los condenados por el “Sillabus” (ASS 12 [1879] 273); Pio X, al aceptar la dedicatoria de las obras dogmáticas de Alfonso vertidas al latín por A. Walter, las considera “poderoso antídoto contra los errores de la edad presente” (A. W a l t e r , Opera D og m at ic a S. A lp h on si [Romae, 1903], Littera Pii X ad interpretem). 18 O r
l a n d i,
a.c., 66 .
bastant bas tantee ocult oc ultaa debajo deba jo de la que qu e se sup erp one on e a finales final es del siglo XIX. b)
L
as
“ R e i v i n d i c a c
io n e s
a l f o n s ia n a s
”
La causa del Doctorado de Alfonso va unida a la confrontación mantenida por los redentoristas y Antonio Ballerini (18051881). Este padre jesuita, considerado como el “princeps moralistarum” del .siglo XIX19, tuvo dos intervenciones en las que, además de encuadrar el sistema moral de Alfonso en el simple probabilismo, señalaba algunas sombras (metodológicas y de contenido) en la TM; tales intervenciones fueron: la lección inaugural del curso 18631864 en el Colegio Romano donde era profesor de Moral20, y las Anotaciones con que enriqueció la edición 17.a del Compendio moral de J.P. Gury21. A los redentoristas les pareció que con estas interpretaciones se pre tendía ten día priva pr iva r a Alfonso Alfo nso del merecido mere cido prestig pre stig io, el cual hab ía llegado a sus máximas cotas hacia la mitad del siglo xix. Más aún, “atribuyeron al autor el inconfesado propósito de querer reducir a su Fundador al papel subalterno de comentarista de otro Jesuita, Busenbaum” 22. Como quiera que el promotor de la fe en la causa del Doctorado de Alfonso se había servido de las reservas y de los ataques de Ballerini2S, pensando en este autor compusieron la “Responsio ad Animadversiones” y el “Summarium addi tio nale” na le” 24. 24. Pero la confrontación no se detuvo en esta réplica. Los autores redentoristas publicaron una “reivindicación alfonsiana” (“Vindi 19 H u r t e r , V, 17931794: “Moralistarum fere princeps hoc aevo exstitit Antonius Ballerini”. La obra principal de Ballerini es el comentario a Busenbaum, que terminó y editó D. Palmieri: Opus theologicum morale in Busenbaum medullam, 7 volúmenes (Prato, 18891893). Esta obra “será el manual de teología moral más C. C a f f a r r a , H is to ria (d e la te ol og ía mo ral ): Dicciocohsiderable del siglo xix” ( C. nario enciclopédico de Teología Moral [Madrid, 19783] 448). Sobre Ballerini, cf. SOMMERVOGEL, I, 843848. 20 De m or al i sy ste ma te S. A lp h on si M. de Li go ri o (Roma, 1864). La obra está dedicada a la CSSR. 21 Compendium theologiae moralis. Editio decima septima (Taur ini, 1866 1866). ). En las primeras ediciones (la 1.a es de 1850) Gury declaraba explícitamente su inspiración y su dependencia de la TM alfonsiana. Sobre las ediciones del compendio de Gury, cf. S o m m e r v o g e l , III, 19561959. 29. 22 O r l a n d i , o . c . , 29. 23 Ac ta do cto ra tus , “Animadversiones R. P. Promotoris Fidei”, 720. 24 Ac ta do cto ra tu s, “Responsio ad Animadversiones'', 90153; “Summarium ad ditionale”, 6515.
193 193
192 3.—Frente al rigorismo moral, b enignidad pastoral
/
ciae alphonsianae”), añadiendo nuevos materiales a los ya publicados en las “ Acta doctoratus” 25. Como era de prever, hub o res pue sta del ban do ba lle rin ian o llegan do a public ars e un as “V indiciae ballerinianae”; la disputa alcanzó notables grados de virulencia, implicando a autores extraños a la Compañía de Jesús y a la Congregación del Santísimo Redentor, y originando un corte momentáneo en las precedentes y posteriores relaciones de amistad entre estos dos Institutos. Falta un estudio completo sobre la historia y el significado de esta controversia. Existen únicamente apuntes descriptivos de los hech os26. A pesar de esta laguna bibliográfica, una más dentro del pano ram a de estu dios sobre la mo ral alfonsiana, se pu ede afirm ar que el gran perdedor de esta apasionada confrontación fue el pro pi o Alfonso. Los escritos, tan to los de s ign o defens ivo com o los de carácter crítico, aportaron muy poco a la investigación histórica y doctrinal de la moral alfonsiana. Por el contrario, la figura de Alfonso como moralista quedó distorsionada al sufrir los efectos de la exageración propia de una confrontación polémica. c)
L a CUESTIÓN DEL "SISTEMA MORAL ALFONSIANO”
La disputa con Ballerini avivó la cuestión sobre el sistema moral de Alfonso: ¿simple probabilismo, como aseguraba Ballerini?, ¿un sistema propio, el equiprobabilismo, como sostenían los redentoristas? No es necesario volver a repetir los nombres de los autores que intervinieron en la llamada “cuestión liguoriana ” 21. Lo que se precisan son investigaciones objetivas tanto sobre la historia y el significado de los sistemas morales, y más concretamente del probabilismo28, como sobre los datos históricos de la 25 Vindiciae alphonsianae seu Doctoris Ecclesiae S. Alph onsi M. L igorio doc trina moralis vindicata (Romae, 1873). La obra tuvo tal demanda que al año si-
guiente se hizo otra edición en dos volúmenes, en la que se añadían nuevos elementos (entre ellos, una respuesta a las “Vindiciae ballerinianae”, obra del jesuita belga V. De Buck). El pa dr e Ga udé , en la edic ión crít ica de la TM , no dejó de anotar los errores de citas contenidos en las obras de Ballerini (G a u d é , I, pp. XXXVXXXIX), justificando tal trabajo del siguiente modo: “Cura enim auctor iste, acris sane ingenii, plus justo proclivis videatur ad aliorum errores carpendos, lectorem de hac insimulandi temeritate commonitum volui, ne facile Ballerinio arguenti fidem praebeat, neve illi affirmanti aut neganti statim credat” (p. XXXIX). 26 T e i .l f .r 1a , II, 9 4 3 9 4 4 . 9 4 7 9 4 8 ; O r l a n d i , a.c., 2829 . 6163. 27 Ver una h istorificación sucinta en: T e l l e r í a , II, 984988. 28 Al estudio de Th. D e m a n , Probabilisme: D TC 13 (1936) 417619 se le reconoce abundancia de datos y amplitud de horizonte, pero también se le echa en falta
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evolución del pensamiento alfonsiano al respecto29. También se echa en falta un estudio valorativo sobre la disputa acerca del sistema moral alfonsiano en el último tercio del siglo XIX y en el pri me ro del siglo XX50. A la espera de dicho estudio, creo que se pueden adelantar unas cuantas afirmaciones. La primera se refiere a la valía objetiva de las publicaciones. Descartados algunos pocos estudios (como los de Gaudé, Mondino, Delerue), las llamativamente numerosas pu blica cio nes31 con stit uye n en conjun to un a ap ortac ión me dio cre52. Segunda afirmación: la discusión sobre el sistema moral de Alfonso fue fundamentalmente de carácter polémico y, consiguientemente, sin perspectiva de la realidad histórica del siglo xvill33; contaba más la defensa de los intereses de los disputantes y de sus respectivos grupos que el análisis objetivo del pensamiento alfonsiano. Tercera afirmación: la producción literaria, a que nos estamos refiriendo, en lugar de acercar la figura de Alfonso, lo que hizo fue constituirse en “una pantalla entre el pensamiento del gran moralista y sus lectores de hoy” 34. Cuarta afir mación: como consecuencia de lo anterior, se comprende que la doctrina moral de Alfonso quedase encorsetada en una teoría de escuela como fue el equiprobabilismo formulado por sus defensores 3S. El afán por defender a Alfonso y el deseo de tener un sistema pr op io (un a “escuela pr opi a” ) llevó a la fam ilia lig uo ria na (redentoristas y no redentoristas) a una lectura de la moral alfonsiana si no contraria a su genuino pensamiento al menos bastante apartada de los intereses que Alfonso tuvo al construir su TM. Esta lectura ahistórica y apologética se vio apoyada por otros fac ple na obje tivid ad. Ver, com o ap rox im ac ión gen era l, la sínte sis de D. C a p o n e , Sis tema morales: Diccionario enciclopédico de Teología Moral (Madrid, 19783) 1015 1022 .
29 Los autores que estudian el sistema moral de Alfonso aportan datos, pero la lectura de éstos queda condicionada por la postura previamente adoptada. Ver, por ejemplo, L. G a u d é , De m or al i sy st em at e S. A lp ho n si Ma ria e de Li go ri o his to ric otheologica dissertatio (Romae, 1894) 1138 (synopsis historica). 30 Existe una bue na bibliografía sobre el tema: A. S a m p e r s , B ib lio gr ap hi a scriptorum de systemate morali S. Alfonsi et de probabilismo, an. 1787-1922: S H 8
(1960) 138172. 31 Se han contabilizado más de cuatrocientos escritos (disertaciones, artículos, notas, etc.) entre 1787 y 1922, la mayor parte de los cuales aparecieron entre 1870 y 1910 (cf. G u f r b e r , o.c., 9). 32 G u e r b e r , o.c., 142, nota 40. 33 Ib id ., 9. 34 Ib id ., 9. 55 C a f f a r r a , l.c., 448; M a j o r a n o , l.c., 252.
195
tores, que únicamente menciono sin someterlos a análisis histórico: la expansión de la Congregación del Santísimo Redentor, vinculada al prestigio del Fundador36; la consolidación de los Redentoristas como cultivadores de la teología moral37; la vinculación entre la defensa de la moral católica y la defensa de la moral alfonsiana frente a injurias y ataques provenientes de ámbitos no católicos38. De todo cuanto se ha dicho en este apartado sobre las lecturas de la moral alfonsiana durante el siglo XIX y la primera mitad del siglo XX se pueden deducir algunas conclusiones importantes. La TM de Alfonso penetró de tal modo en la conciencia eclesial que alcanzó la máxima aceptación a la que un texto teológico pueda aspirar. Esta aceptación fue efecto de la actuación fervorosa de person as y de gru pos identific ados con el espír itu de Alfonso: en la primera mitad del siglo XIX preva leció la met odo log ía del tra baj o fervoroso; en la segunda mita d se im plan tó la metod ología de la labor apologética. Pero este amplio y denso esfuerzo de fervor y de apologética no hubiese conseguido la “liguorización” de la moral católica si en la TM de Alfonso no existieran las orientaciones que se pretendían introdu cir en la moral y pastoral de la Iglesia; me refiero concretamente al espíritu antijansenista y de benignidad pastoral, y a la po pu lar iza ció n de la salvación cr istian a39. Sin la figura de Alfonso no puede ser explicada una página impo rtante de la Iglesia, ya que la vida eclesial fue configurada en gran medida por la influencia de Liguori. Pero, a su vez, la acep-
tación eclesial del espíritu alfonsiano condiciona notablemente la interpretación histórica de Alfonso. Baste recordar los sesgos conservadores que adopta en adelante su figura así como la justificación extrínseca de su valía científica y de su ortodoxia doctrinal (por la santidad de vida y por los pronunciamientos oficiales de la Iglesia: beatificación, canonización, doctorado)40. Toda glorificación lleva siempre su precio. También lo tuvo que pagar Alfonso por la suya. Ese precio consistió fundamentalmente en el oscurecimiento de su imagen genuina: el Alfonso del siglo XIX desplazó en parte al Alfonso real del siglo xvill. Por eso se pide hoy día con insistencia el redescubrimiento de la moral alfonsiana en su contexto propio. Esta es la lectura sociobiográfica a cuya luz han de ser valoradas las lecturas “interesadas” del siglo XIX y XX.
36 F. F e r r e r o , El primer centenario de la muerte de San Alfonso María de Li go ri o (1787 -188 7) en la Co ng re ga ció n de l Sa nt ís im o Re de nt or : SH 32 (1 984) 249
314, destaca la “mentalidad apologética” en la CSSR del momento: “Nada, pues, de extraño que se tendiera a presentar al santo doctor como impugnador por excelencia de los erros modernos... San Alfonso era presentado más bien como opuesto a lo moderno. De aquí que se pasara fácilmente a una apropiación de su doctrina por cua nto s tien den a cons idera rse a sí mis mo s com o defen sores excl usivo s de la tradición, de la verdad y del pasado. El daño que todo ello ha supuesto para la figura del Santo es suficiente conocido para que insistamos sobre él aquí” (p. 2762 77). 87 Sobre el primer grupo de moralistas redentoristas, cf. d e M e u l e m e e s t e r , III, 4264 28; T e l l e r í a , II, 9819 82; O r l a n d i , a.c., 64, nota 212. 58 Cf. d e M e u l e m e e s t e r , I, 4245; III, 2032 04 (publicaciones antialfonsianas); T e l l e r í a , II, 991, nota 92 . 35 “II grande valore della ‘vitoria’alfonsiana va coito, oltre che nel definitivo superamento del rigorismo piü o meno giansenista, nel fatto che la teologia morale e pastorale del Liguori é riuscita a creare (per usare le parole giá citate di De Luca) nel popolo, sopratutto nei semplici, un cuore e una vita di Santi e grandi Santi” (M a j o r a n o , l.c., 253).
196
40 Sobre el valor extrínseco apoyaron, en gran m edida, su argum entación a favor de la TM Lanteri y Gousset (cf. Guerber, o.c., 1191 22. 2132 34).
II I
La edición crítica de ia “Theologia Moralis”. L. Gaudé, 1905-1912 Lectura “textual”
La lectura textual de la TM de Alfonso está representada por la edición crítica que de ella poseemos. Es un dato innegablemente positivo , den tro de los estudios sobre la moral alfo nsi ana, la exis tencia de la edición crítica de la TM. C onstituye el pu nto de pa rtida imprescindible para cualquier estudio sobre la moral alfonsiana. Esta ingente labor marca un hito insustituible en los estudios sobre la moral de Alfonso. 1. ANOTAC IONES HISTOR ICODES CRIPTIV AS La edición crítica de la TM se debe, en casi su totalidad, al padre red ento rista francés Leo nardo Gaudé (18601910)41. La idea había surgido con ocasión del doctorado de San Alfonso (1871). Con la aprobación y el aliento del P. General Mauron, la labor fue iniciada por un equipo de redentoristas que recopilaron abundantes materiales (concordancias de las ediciones alfonsianas, adquisición de libros citados en la TM, búsqueda de la ficha bibliográfica exacta de las citas alfonsianas, etc.)42. Sin embargo, a comienzos del año 1887, primer centenario de la muerte de Alfon 41 Ver una suci nta biografía y un elogio de la persona en: G a u d é , IV, pp. VVII. Cf. también T e i .i .e r í a , II, 954955. 985. 42 El mism o Gau dé se refiere a tres personas: F.X. Reuss, qu ien se dedicó a comprar todas las obras citadas por Alfonso, iniciando así la biblioteca de la actual Academia Alfonsiana (cf. M. B e n z e r a t h , Academia Alfonsiana, 19571981 [Roma, 1982] 379381); Miguel Ulrich, a quien se debe el plan general de la obra; y Juan Bautista Eichelsbacher, quien durante trece años trabajó en la búsqueda del lugar en que se editaron los libros citados en la TM (G a u d é , I, p. XLV). 43 La Chronica Domus Generalis de Roma, I, 206, señala el comienzo de la estancia de Gaudé en Roma del siguiente modo: “Aprile 16 [1887]: Giunge dall’ Olanda il giovine Padre francese Leonardo Gaudé, destinato a scopo scientifico in questa casa”.
198
so43, toda la responsabilidad y casi todo el trabajo cayó sobre Gaudé, quien frecuentó muchas bibliotecas tanto de Roma como de Italia, España, Francia y Alemania para compulsar citas y ediciones de las obras morales. El trabajo fue minucioso, prolongado y agotador; pero dio sus frutos. Sacó, además, tiempo para componer una obra personal sobre el sistema moral de Alfons o44 y pre parar la 14.a edición del Ma nua l de Moral de M arc45. L os veint idós años empleados en la edición crítica de la TM agotaron sus fuerzas. Murió, a los cincuenta años, sin poder ver el cuarto y último tomo de la TM, que había preparado en su casi totalidad46. La culminación de la obra se debe principalmente al padre Gabriel M. Blanc. El encabezamiento de la obra parece aludir a un proyecto más ambicioso, es decir, hacer la edición crítica de todas las obras morales de Alfonso, entre las cuales la TM constituye la parte más cualificada: “Opera moralia Santi Alphonsi Mariae de Ligorio doctoris Ecclesiae”. De hecho, el esfuerzo quedó limitado a la TM, aunque se le anexionan otras dos pequeñas obras, muy vinculadas desde su prim era pub licación a la TM: “ Praxis confessarii ad bene excipiendas confessiones” (IV, 521647) y “Examen ordinandorum ad eodem auctore breviter concinatum ex eadem sua Theologia Morali res scitu magis necessarias continens” (IV, 649698). La edición crítica de estas dos últimas obras es realizada principalmente por el padre Gabriel M. Blanc, si bien se sirve de las pautas marcadas por Gaudé para la edición de la TM. El resultado visible de la labor crítica del “concienzudo y laborioso investigador” 47 se concreta en cuatro gruesos volúmenes (en 4.Q), que edita la tip ogra fía vat icana de for ma escalo nada (1905, 1907, 1909, 1912) y que reciben este título común: “Theologia Moralis. Editio nova, cum antiquis editionibus collata, in singulis auctorum allegationibus recognita, notis criticis et commentariis illu stra ta” 48. En la porta da in terio r "de cada tomo ca mpea el escu 44 De m or al i sy ste ma te S. A lp h on si Ma riae de Li go ri o his tor ic o- the olo gi ca di s sertatio (Romae, 1894). T e l l e r í a , II, 985, califica la obra de "magistral” y afirma:
“nadie mejor capacitado que este digno hijo del Santo para exponer su pensam iento que a diario venía escudriñando desde hacía diez años, mientras preparaba la edición crítica de la Teología Moral; de ahí que en ese terreno sus asertos difícilmente admitían réplica”. 45 Rom ae, 1911 (2 volúm enes). 46 Ver exactamente lo q ue a él se debe en: G a u d é , IV, p. VII. 47 Así califica a Gaudé T e l l e r í a , II, 987. 48 To mo I (Romae, 1905): contiene los tratados de la conciencia, de las leyes, de las virtudes teologales y de los seis primeros preceptos del Decálogo (LXII + 722 pp.).
199
do de la Congregación del Santísimo Redentor; al comienzo del prim er tom o hay un retrato de San Alfonso hech o a plu milla. En sus aspectos materiales, la edición es de notable calidad: armoniosa división de partes; elegancia y variedad en la utilización de los tipos de letra; adecuada combinación de tres o cuatro cuerpos en cada página para distinguir el texto, los epígrafes, las notas bibliográficas y las anotaciones de contenido; división de la página en dos col umnas ; líne a hor izo nta l en cada pá gina par a separar el texto y las notas bibliográficas de las anotaciones críticas; empleo de papel sólido; anotaciones corridas en el margen; etcétera. En cuanto al contenido, la edición de Gaudé añade al texto de la edición original algunos elementos nuevos: la dedicatoria a Pío X y la respuesta de éste (t. I, pp. VIIXII); el prólogo del editor (t. I, pp. VIIXLV y t. IV, pp. VVII); el decreto y la carta apostó lica de concesión del doctorado a San Alfonso (t. I, XLVIILI); un apéndice al tratado sobre la Eucaristía (t. III, 415418), otro al tratado sobre el Matrimonio (t. IV, 267268) y otro al tratado sobre las Centuras (t. IV, 517520); el índice de autores y de obras citados en la TM (t. IV, 785817). Del conjunto de Decretos de los Romanos Pontífices de la edición alfonsiana únicamente se conservan las Proposiciones condenadas por Alejandro VII, Inocencio XI y Alejandro VIII (t. I, pp. LVIILXIII). Se suprime el Epítome canónicomoral de Mansi con el que se cerraba la 9.a edición. Los índices son colocados al final del tomo y no al principio como en la edición original. Otras variaciones son de menor importancia 49. A pesar de los nuevos gustos y orientaciones se mantiene el Tomo II (Romae, 1907): contiene los tratados del 7.a y 8.Qpreceptos del Decálogo, de los preceptos de la Iglesia, de los estados particulares, de los actos humanos y de los pecados (785 pp.). Tomo III (Romae, 1909): contiene los tratados de los Sacramentos en general, del Bautismo y de Confirmación, de la Eucaristía, de la Penitencia, de la Extrema Unción y del Orden (844 pp.). Tomo IV (Romae, 1912): contiene los tratados de Matrimonio, y de las censuras (además: las obras “Praxis confessarii” y “Examen ordinandorum”; y los índices generales) (VII + 817 pp.). 49 Se suprime el “Monitum typographi ad lectorem” (desde la edición 6.a). Se titula la dedicatoria de Alfonso a Benedicto XIV (“Epistola nuncupatoria Sancti Alphonsi”: t. I, p. LII) y el Prólogo original “ad Lectorem” ("Praefatio Sancti Alphonsi”: t. I, p. LV). Se cambia el título de la respuesta de Benedicto XIV: el titulo "Copia della lettera del Sommo Pontefice Benedetto XIV In commendazione dell'Opera” pasa a ser “Responsum Benedicti XIV”: t. I, p. LIV). Se poneel titulo dei libro primero, olvidando en la edición original (tanto en el índice como en el texto): “Liber Primus. De regula actuum humanorum” (t. I, p. 1). Se escribe correctamente el nombre de Hermannus Busenbaum (“Busembai” en la edición ori
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orden de tratados y la división general de la obra en siete libros50. Según indica el título de la edición y según explica Gaudé en la dedicatoria a Pío X y en el prólogo51, la labor crítica se centra de modo prevalente en tres frentes: la restitución genuina del tex to, cotejándolo con otros lugares de la producción moral alfonsiana y sometiéndolo a las indispensables adaptaciones de la renovada legislación eclesiástica y civil; la verificación de las citas en sus respectivas fuentes; la comprobación de la exactitud en la atribución de opiniones a los diversos autores citados. Para el texto de Busenbaum se elige básicamente la edición de 1652 (Münster), aunque cotejándola con otras ulteriores y con la precedente de 1650;Ta razón de esta elección estriba en que es la edición que mejor refleja el pensamiento del autor. Esta misma razón, unida a la declaración de la Santa Sede sobre la inmunidad de toda censura, justifica la elección de la edición 9.a como texto de la TM alfonsiana. En efecto, la 9.a edición es la última realizada en la vida del Santo y sobre ella recae la declaración antedicha de la Santa Sede; por otra parte, el contenido de esta edición es idéntico al de la 8.a, la cual fue preparada con particular esmero por el autor y, por lo tanto, refleja el pensamiento definitivo de Alfonso. 2. A NOTAC IONES VALORATIVAS La edición crítica de Gaudé, tomada en su conjunto, ha de ser valorada de modo muy positiva. La acogida favorable que tuvo en su momento histórico52no decrece pasados setenta y cinco años de su publicación. Es un instrumento de trabajo imprescindible para todo estudio sobre la moral alfonsiana; es inadmisible no tener en cuenta esta edición para citar la TM de Alfonso. Si bien Gaudé la tituló únicamente como “edición nueva” (editio nova), de hecho pued e ser conside rada con ple no derecho como “edi ción típ ica” , según señala Pío X en la respuesta a la dedicación53. ginal: 1. I, tract. II, c. IV, dubium VI, appendix I). Se homologa el título del tratado 2 del libro 2: “De praecepto spei”. Se cambia de lugar el elenco de las cuestiones reformadas, pasando al lugar anterior a los Indices (en la 9.a edición estaba después del "Index rerum”). La jaculatoria final de la edición de Gaudé es: "Laus Jesu nostro Redemptori et Mariae Inmaculatae nostrae Reginae et Matri”. 50 G a u d é , I, p. XLV. si G a u d é , I, p p . VIIIX. XLIIXLV. 52 Ver, entre otro s, el juic io de la Civiltá C attolica 63 (1912) II, 206211: La nuova edizione critica della Teología Morale di S. Alfonso. 53 G a u d é , I, p. XI. C o m o e d i c i ó n crítica ( “ c r i t i c a e d i t i o ” ) l a c o n s i d e r a n l o s c o n t i n u a d o r e s d e G a u d é (G
a u d é
,
IV, p. V).
201
El mérito mayor de esta edición reside en la comprobación de las citas alegadas, directa o indirectamente, por Alfonso. Más de 800 autores, con sus respectivas obras (una o más por cada autor), han sido examinados; las citas superan el número de 70.000. El trabajo realizado por Gaudé es incalculable y paradigmático54. Como fruto de tal esfuerzo, el lector no sólo tiene la comprobación de la cita alfonsiana, sino también una inmensa biblioteca teológicomoral. El recuento de autores y de obras que se ofrece en el “index auctorum et operum” (t. IV, 785817) es un catálogo casi completo de la producción teológicomoral de los siglos xvi, XVII y XVIII. Junto a los grandes méritos no podían faltar las pequeñas sombras inherentes a toda obra humana. En la página última del t. IV no se señalan todas las erratas que aparecen a lo largo de las pág inas. Por ejemp lo, en el pró log o de Alfonso (“Ad lectorem”) (p. LVI, líneas 122.a, del t. I) se omiten tres palabras importantes: “inter opiniones (nimis benignas et) nimis severas”. Otro detalle: en la p. XXI del t. I se cambia el año 1777 por 1779 para datar la carta 318 de la Correspondencia especial. La comprobación de citas, el gran mérito de la edición de Gaudé, ocupa de tal modo la atención que pasan a segundo término o no aparecen otras preocupaciones: anotaciones biográficas, referencias históricas, confrontaciones con la restante producción literaria de Alfonso, etc. Una edición crítica con otras preocupaciones completaría la inmensa labor bibliográfica realizada por Gaudé. Por otra parte, desaparecería el afán apologético de defender a Alfonso de sus fallos y lagunas en las citas de autores55. A Gaudé se le debe una exacta descripción de las ediciones de la TM durante la vida de Alfonso56. También forma parte de su labor crítica reconstruir el texto alfonsiano confrontando la edición 9.a (= 8.a) con las precedentes y con otras obras morales del autor. Gaudé no disimula su predilección por la edición 7.a de la TM y por la ed ición 6.a de la “Is truzio ne e Pra tica ” 57. Creo que el interés por las diversas ediciones de la TM tiene dos limitaciones.
En prime r lugar, el análisis de las ediciones es de carácter estático; aunque se las sitúa en sucesión cronológica, no se las estudia de forma genética y en relación con los condicionamientos ambienta les. En segundo lugar, y en consecuencia de lo anterior, la edición crítica de la TM no es lo suficientemente sensible a la génesis evolutiva del texto alfonsiano y a los condicionamientos de éste ante las circunstancias biográficas del autor y ante las variaciones ambientales. Esta limitación de la edición crítica de Gaudé resulta particular ment e llamativ a para la sen sibilid ad intele ctual del m omento actual. Se puede resumir la valoración sobre la edición crítica de la TM en dos apreciaciones: por una parte, mantiene su vigencia y su indiscutible valía en la clarificación de las citas alfonsianas y en la constatación bibliográfica de las mismas; por otra, se echa en falta un tratamiento del texto alfonsiano que tenga en cuenta la evolución del pensamiento del autor y las repercusiones ante los condicionamientos sociobiográficos. En una programación ideal de los estudios necesarios sobre la moral alfonsiana no debieran faltar dos: uno sobre la historia y sobre la valoración de la edición crítica de Gaudé, tema que bien merece el esfuerzo de una tesis doctoral; el segundo, a largo plazo, debiera consistir en el proyecto de una nueva edición de la TM de acuerdo con las exigencias de la crítica actual. A partir de lo anteriormente dicho es fácil apoyar la tesis sobre conveniencia del estudio sociobiográfico de la TM de Alfonso. Unicamente aportando el contexto sociobiográfico cobrará su auténtico relieve el texto de la edición crítica actual.
54 E s d i g n a d e e n c o m i o e s ta c o n f e si ó n s u y a: “ o m n i u m a u c t o r u m q u a e c u m q u e a l l e g a t a o c u l i s m e i s i t e r u m p e r l e g i , n o t a s q u e c o n s c r i p s i . P a u c i s s i m i s u n t , i iq u e non m agni pond eris, auctores quos reperire nequiverim ; paucissima item allegata, q u a e a b a li i s , b e n i g n e s e m p e r e t h u m a n i t e r , t r a n s m i s s a a c c e p e r i m ” (G a u d é , I, p .
XLV). 55 A e s t a a p o l o g é t i c a s e d e d i c a g r a n p a r t e d e l p r ó l o g o d e l e d i t o r (G
a u d é
, 1, pp.
XXVXLI). s6 G a u ” Gau
202
d é d é
, I , p p . X I I I X X I I I . , I , p . X L I I .
203
IV
La “Theologia Moralis” en la etapa de la renovación moral católica. Segunda mitad del siglo xx Lectura “doctrinal”
La figura de Alfonso como moralista ha ocupado un puesto de curiosa ambigüedad en los trabajos de renovación de la Teología moral católica durante la segunda mitad del presente siglo. Como representante cualificado del Casuismo, Alfonso debiera haber sido un blanco destacado para las críticas dirigidas contra la moral casuista; sin embargo, no ha sido así. Alfonso ha gozado de una simpatía difusa y generalizada entre los moralistas católicos de tendencia progresista. Ello se debe, entre otras razones, a la presen tación selectiva de los rasgo s atractivos que de su doc trina han hecho los moralistas de la Congregación del Santísimo Redentor. También ha influido el prestigio de serio progresismo atribuido a los Centros de Teología moral regentados por los Redentoristas ("Academia Alfonsiana” de Roma, e “Instituto Superior de Ciencias Morales” de Madrid); la simpatía hacia los hijos ha involucrado al Fundador. Se puede afirmar que, así como en el siglo XIX el nombre de Alfonso y de los Redentoristas se vio vinculado a movimientos intraeclesiales de signo conservador58, en la segunda mitad del siglo XX esa vinculación se establece con postu ras progresistas. De este modo la moral alfonsiana, que debiera haber recibido el impacto de la crisis del Casuismo, se encuentra de hecho situada en el grupo de los renovadores. Las afirmaciones precedentes parecen aludir a la existencia de abundantes y valiosos estudios sobre la moral alfonsiana. Y tam poco es así. La pe nu ria de investigaciones sobre la T M de Alfonso sigue siendo una constatación válida para las últimas décadas. Por muy extraño que pueda parecer, la moral alfonsiana ha sido objeto de muy pocos estudios (tesinas de Licenciatura y tesis de Docto 58 Ver, por ejemplo: L. V e r e e c k e , Le s R éd em pt or ist es et le m ou ve m en t inté griste au début d u X X siécle: SH 20 (1972) 393410.
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rado) tanto en la Academia Alfonsiana como en el Instituto Superior de Ciencias Morales59. El aprecio hacia la figura de Alfonso como moralista no ha sido traducido en trabajos de investigación sobre su obra teológicomoral. Como consecuencia de las dos ambigüedades precedentes brota una tercera. Las referencias que se han hecho a la moral alfonsiana han sido de carácter general y han tenido un tono de alabanza poco concreto. La retórica y la gra ndi loc uen cia han preva lecido sobre el estudio ponderado y minucioso. Exceptuando algunas pocas investigaciones que rece nsio naré más adel ante, los estu dios realizados sobre la obra moral de Alfonso no se han enfrentado con su significado histórico dentro de las coordenadas peculiares del autor y del siglo XVIII. No se ha tenido en cuenta la génesis sociobiográfica de la TM de Alfonso. En esta segunda mitad del siglo XX ha predominado la lectura “doctrinal” de la obra moral alfonsiana. Ha perdido actualidad la lectura “apologética”, típica del siglo XIX. Por otra parte, se acepta como base de estudio la edición crítica, es decir, la lectura “textual”. En la lectura “doctrinal” lo que se pretende es descubrir y exponer el contenido doctrinal de los textos alfonsianos, situándolos dentro de la historia de la reflexión teológicomoral católica. Para tener un conocimiento bastante completo de los estudios realizados sobre la doctrina moral alfonsiana ofrecen una ayuda imprescindible los repertorios bibliográficos. Los nombres de De Meulemeester para la etapa an terio r al año 193860 y de Sampers para los años sig uientes 61 van unidos ind iso lub lem ent e a la labo r bib liográfica sobre la TM de Alfonso. Las investigaciones doctrinales sobre la moral alfonsiana durante los últimos decenios pueden ser catalogadas dentro de los siguientes epígrafes:
59 Cf. L. V e r e e c k e , Hi st oi re et mo ra le á I’Aca de mi a A lp h on si an a (1957 -198 2): SM 20 (1982) 1127. 60 D e M e u l e m e e s t e r , I, 2935; III, 199201. 61 A . S a m p e r s , Bi bl io gr ap hi a circ a T he ol og ia m M or ale m S. A lfo ns i, 1938-1 971:
SM 9 (1971) 341357; B ib lio gr ap hi a alf on sia na , 1971- 1972: SH 20 (1972) 302357; Bi bl io gr ap hi a alf on sia na 1972-1 974: HS 22 (1974) 437443; Bi bl io gr ap hi a al fo ns ia na 1972-1978: HS 26 (1978) 478487. El trabajo de Sampers está pidiendo un continuador.
205
1. AFIRMAC ION DE LA ACTUALIDA D DE LA MORAL ALFONSIANA La celebración del bicentenario de la primera edición de la TM (17481948)62, así como el Patronazgo oficial de confesores y de moralistas (1950)63, supuso para Alfonso una reactualización al comienzo de la segunda mitad del presente siglo. En los años siguientes no faltaron tampoco intervenciones que trataron de mostrar la actualidad de la moral alfonsiana64. Para justificar este aserto se señalan las notas generales de benignidad, de prudencia lidad, de pastoralidad; además, se destaca la actualidad de algunas orientaciones concretas (sobre el valor de la conciencia, sobre el uso de la epiqueya, etc.). No se olvida tampoco acudir a los argumentos de autoridad extrínseca65. 2. PUE STO Y SIGNIFICADO DE ALFON SO EN LA HISTORIA DE LA TEOLOGIA MORAL CATOLICA El pu es to de Alfonso dentro del devenir histórico de la reflexión teológicomoral católica ha sido señalado certeramente por Vereecke, al encuadrar su obra dentro del género literario postri dentino de las “Institutiones Morales” y al relacionar su doctrina con la crisis moral del laxismo y del rigorismo (probabilismo y pro bab ilio ris mo ) de los siglos XVII y XVIII66. Este encuadre es 62 F. X. M
u r p h y
, The Moral Theology of St. Alphonsus Liguori 1748-1948:
Thougt 23 (1948) 605620; B. C a s t i l l a , En el centenario de la Moral de San Alfon so de Ligorio: Ilustración del Clero 42 (1949) 1115; E. d e G i o v a n n i , II bi ce nte na rio della Morale di Sant’Alfonso: Divus Thomas (Piac.) 52 (1951) 234235. 63 J. A. C l e r y , The return to St. Alphonsus: Irish Theological Quarterly 18 (1951) 161176. Ver nota 33. 64 G. BÉR I’ b É, Saint Alphon se, moraliste actuelf: Revue de l’Université d’Otta wa (Section Spéciale) 27 (1957) 6598; B. H a e r i n g , E’attuale la teologia morale di S. Al fon so ?: Problemi attuali di teologia morale e pastorale (Roma, 1967) 6185; A. d i M a r i n o , Significato della dottrina morale di S. Alfonso ai nostri tempi: Iannua rius (Nápoles) 54 (1973) 105109. 65 Esta consideración es ampliam ente desarrollada en la R at io ge ne ra lis st ud io ru m de la CSsR al justificar la orientación alfonsiana de la Teología Moral que ha de impartirse en los Centros teológicos de la Congregación (Analecta CSsR 30 [1958] 272300). 66 L. V e r e e c k e (con B. H a e r i n g ), L a thé ol og ie mo ra le de S t. T ho m as d ’A q u in á St. Alphonse de Liguori: Nouvelle Revue Théologique 77 (1955) 673692 (recogida en: B. H a e r i n g , La L ey de Cr isto [Barcelona, 1961] 5167); Préface á Vhistoire de la théologie morale moderne: SM 2 (1961) 87120: Sens du doctorat de saint Alphonse dans Vhistoire de la théologie morale: SM 9 (1971) 259273; H ist oi re et mo ral e á VAcademia Alfonsiana (1957-1982): SM 20 (1982) 1127.
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aceptado y repetido en las alusiones históricas de los moralistas actuales67. Sobre el significado general de Alfonso en la historia de la Teología Moral se acepta comúnmente la afirmación de que su doctrina representa la superación del jansenismo y hasta la solución de la confrontación laxismorigorismo (probabilismoproba biliorismo). Hay qui ene s pre ten den segu ir coloca ndo a A lfons o de Liguori (representante de la moral práctica) al lado y a la par de Tomás de Aquino (representante de la moral especulativa)68. Sin embargo, también existen reacciones tomistas frontalmente contrarias a esa interpretación; para tales autores, los sistemas morales de Aquino y de Liguori son dispares y, por lo tanto, no pueden ser acoplados: Alfonso es representante cualificado de las “morales de la conciencia” mientras que Tomás ofrece la genuina “moral de la prud encia ” 69. 3. CARACTE RIZACION DE LA MORAL ALFONSIANA Ha existido una preocupación especial por encontrar la auténtica caracterización de la moral alfonsiana. Este interés está condicionado por dos series de motivaciones: por una parte, explicar el éxito alcanzado por la TM; por otra, justificar la valía intrínseca de la obra moral liguoriana. Según este enfoque, existen en la síntesis moral de Alfonso una serie de características, o de valores, que explican su rápida y profunda penetración en la vida de la Iglesia y que constituyen la garantía de su perenne actualidad. Las reflexiones sobre las características de la moral alfonsiana pue den ser dividid as en dos gru pos . Uno de ellos utiliza, como fuente directa y casi exclusiva, los elogios que la jerarquía eclesiástica y autores cualificados han dirigido a Alfonso70. A partir 67 G. A n g e l i n i A. V a l s e c c h i , Di se gn o sto ric o de lla Te ol og ia Mo ra le (Bolonia, 1972) 121124; C. CAFFARRA, H ist or ia (de la teo log ia mo ra l): Diccionario enciclopédico de Teología Moral (Madrid, 19783) 445447; R. R i n c ó n , Esbozo histórico de la Teología Moral: Praxis cristiana I (Madrid, 1980) 9192; J.M. A u b e r t , M or a le et casuistique: Recherches de Science Religieuse 68 (1980) 167204; B. H a e r i n g , Li be rta d y Fi de lida d en Cr isto I (Barcelona, 1981) 6567. 68 D. C a p o n e , La mo ra le de i mo ra lis ti: Seminarium 23 (1971) 649652; S. T o m maso e S. Alfonso in teologia morale: Asprenas 21 (1974) 439473. 69 Th. D e m a n , Probabilisme: DTC XIII/1 (París, 1936) 590591. Postura más matizada, aunque coincidente en lo esencial con la de Deman, es la de M.M. L a b o u r d f t t e , Théologie morale: Revue Thomiste 50 (1950) 191230 (ver, sobre todo, pp. 225. 227. 230). ™Cf. Analecta CSsR 30 (1958) 273274. Ver nota 30.
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de tales elogios, se atribuyen reiterativamente las siguientes características a la moral alfonsiana: — moral de la pruden cia; — moral del cam ino med io (entre el exceso del laxism o y la dureza del rigorismo); — moral de la pondera ció n y de la ortodo xia católica; — moral de la eru dic ión y de la abun dancia doc trin al; — moral del celo apos tólic o; — moral de la exp eriencia pas tora l; — moral nacida de la san tid ad y conduc ente a la sant idad. La segunda orientación busca la caracterización, de la TM en su propio contenido. Los estudios marcados por esta orientación son los de mayor valía y los que ofrecen mejores resultados. Entre las características que se asignan a la moral alfonsiana destacan las siguientes: el “realismo hum ano cristian o” 71; la “practicid ad” o pas tor ali da d72; el “crist ocen trism o” 73. B. Ha rin g ha pues to de relieve en varios estudios recientes el “carácter salvifico” de la síntesis moral alfonsiana; para Háring, la moral de Alfonso rezuma “abundante redención” (“copiosa redemptio”); pues se conecta con la experiencia del Dios gratuito y misericordioso revelado en Cristo Salvador y se traduce en la participación no restringida de los sacramentos y en las urgencias de santidad para todos74. Según esta interpretación la moral de Alfonso se relaciona íntimamente con su obra de Fundador: “moral” y “redención” son dos magnitudes estrechamente unidas tanto en la vida de Alfonso como en el proyecto apo stó lico de la Co ngr ega ció n del Santís imo Red en to r75. 71 D. C a p o n e , R ea lis m o um an o- cr is tia no ne lla Te ol og ía M or ale di S. A lfo ns o: SM 9 (1971) 59115. 72 S. M a j o r a n o , C.riterio-guida di S. A lfo n so in Te ol og ía Mo ral e: SM 9 (1971)
117148. ” D. C a p o n f . Cristocentrismo in Teología Morale: V a r i o s , Morale e Redenzio nc (Roma. 1983) fiñ94. 74 B. H a e r i n g , Di e Le hr e vo n de r Gn ad e u nd v om si ttl ic he n H an de ln . Di e s ote riologischen Grundgedanken des hl. Alfons: Pastoralblatt 33 (1981) 131138; Ei n
Gott des Erbarmens and der Gnade. Das Vermachtnis des hl. Alfons Maria von L ig u o ri fü r M or al u n d Pas tora l: Th eologischpraktisch e Qu artalschrift 130 (1982) 217227; M or al fü r die Er lós te n. De r G ed an ke n der E rl os un g bei A lfo ns vo n L ig u o ri: Theologie der Gegenwart 25 (1982) 211; Sa nt’Alfonso : una morale per i redenti:
Morale e Redenzione (Roma, 1983) 1732. 75 Esta relación insp iró la progra mación de dos Congresos de Moral con ocasión del 250 aniversario de la CSsR: uno en la Academia Alfonsiana (Roma), otro en el Instituto Superior de Ciencias Morales (Madrid): V a r i o s , M or ale e R ed en zi o ne (Roma, 1983); La m or al al se rv ici o de l pu eb lo (Madrid,. 1983). Va
r io s
,
4. TEMAS CONCRETO S DE LA TM SOMETIDOS A ESTUDIO Dentro del conjunto de la síntesis moral alfonsiana hay algunos temas que han atraído el interés científico de aspirantes al doctorado y de autores ya consagrados. Es interesante anotar los aspectos de la TM que han sido objeto de tesis doctorales y de investigaciones especiales. El cuadro panorámico de dichos estudios indica las relevancias que para la sensibilidad actual tiene la TM, aunque tales prevalencias no sean de por sí coincidentes con las valías objetivas de la moral alfonsiana. Conviene advertir que en la siguiente enumeración de estudios sobre temas concretos de la TM se tienen en cuenta no sólo los que de modo directo y exclusivo se refieren a la doctrina alfonsiana sino también aquéllos que incluyen el pensamiento de Alfonso en el tratamiento de un conjunto histórico más amplio o en la investigación monográfica de un tema moral. a) El aspecto que más atrae el interés de los estudiosos de la TM sigue siendo la doctrina de Alfonso sobre el ju ic io de co nc ie n cia. Aunque ha perdido interés el trasfondo del “sistema moral” 76, ha recobrado actualidad el pensamiento de Alfonso sobre la con ciencia y su relación con la ley. Creo que esta preferencia es objetiva, ya que el tratado de la conciencia es una de las partes más person ales y mejor trab ajadas dentr o de la síntesis moral alfo nsiana77. La doctrina de Alfonso sobre la conciencia moral ha sido ex puesta con dos apr oximaciones com pleme ntarias. En una de ellas se ha analizado el texto en sí mismo, anotando la coherencia interna del pensamiento y haciendo ver la cohesión de las tesis en orden a construir una doctrina homogénea y personal78. Como resultado de esta aproximación se descubren tres opciones típicas de Alfonso como moralista: opción por la verdad, opción por la razón, opción por la libertad. Se trata de tres valores que impregnan la síntesis moral alfonsiana y que reflejan el ambiente de la Ilus 76 D. C a p o n e , Le gg e, cos cie nz a, pe rs on a, ne i m or al is ti e in S. A lfo ns o: la "g ra n controversia” nel Cinque-Sei-Settecento e oggi: Asprenas 19 (1972) 133168; II p lu ralismo in teología morale: Rivista di Teología Morale 6 (1974) 289302. Ver nota 45. 77 B. H a e r i n g , Sant’Alfonso: una morale per i redenti: V a r i o s , Morale e Redenzione (Roma, 1983) 23: “il ruolo della coscienza é centrale nella morale del patrono dei moralisti”. 78 L. V e r e e c k e , La co nsc ien ce se lo n Sa in t- A lp ho ns e de Li gu or i: SM 20 (1983) 259273 = La co sc ien za ne l pe ns ie ro di S. A lfo ns o de Li gu or i: V a r i o s , Morale e Redenzione (Roma, 1981) 169183.
209
208 ¡4.—Frente al rigorismo mora!, benignidad pastorat
tración en que vivió Liguori. Son también tres valores ante los cuales es muy sensible el hombre de hoy. La segunda aproximación a la doctrina alfonsiana sobre la conciencia moral analiza el tema con una metodología de confrontación y hasta de apologética79. Se recuerda la disputa de Alfonso con Concina y F. Patuzzi: éstos propugnaban una verdad moral “objetiva” (= la verdad de la prudencia tomista), mientras que Liguori buscaba la verdad moral “personalizada” (= en la sede de la conciencia). Esta confrontación vuelve a repetirse en el siglo XX: el tomista Deman opone a la “moral de la conciencia” (Alfonso) la “moral de la prudencia” (Tomás) y el redentorista Damen reivindica la figura moral de Alfonso como “doctor prudentiae”. Los estudios de Capone pretenden superar esta tensión jus tifica ndo com o gen uin am ente tom asi ana y cr istian amente per sonalista la doctrina de Alfonso sobre la conciencia moral. En la TM de Alfonso el tema de la ley está en relación estrecha con el tema de la conciencia. La doctrina alfonsiana sobre la ley ha sido objeto de varias tesis doctorales. Los aspectos analizados son concretamente los siguientes: el principio de la ley dudosa80; el prin cipio de pos esió n81; la ignorancia invencible de la ley nat ural82. El último aspecto es el que tiene mayor actualidad y el que expresa una destacable peculiaridad del pensamiento moral alfonsiano. b) En relación con otros temas de moral general el interés bib liográfico no ha sido notable. Esta carencia de estudios es, en gran medida, explicable por la peculiar configuración de la TM alfonsiana. Fuera de los tratados de la conciencia y de la ley, los temas de la moral general están ausentes o muy disminuidos en la síntesis linguoriana. No existe en ella el tratado del “fin último”. El tratado de los “actos humanos” entró tardíamente en las ediciones de la TM (de forma decisiva en la 6.a); no disfrutó de una colocación independiente y destacada, ya que se situó como un “preámbulo” al tratado de los pecados. Por otra parte, este último 79 D. C a p o n e , Per la teologia della coscienza cristiana: SM 20 (1982) 6792. 80 F. B o u c h a r d , L e pr in ci pe de la lo i do ut eu se che z St. A lp ho ns e. E tu de his torique et critique. Dactilografiado. Disertación en la Facultad de Teología de la Universidad de Ottawa (1947). 81 J. SuTTNER, De pr in ci pi o po ss es sio nis in sy ste m ate m or al i S. A lfo ns o. Dactilografiado. Disertación en la Facultad de Teología del "Angelicum” de Roma (1939),
82 C h. C u r r a n , In vi nc ib le ig no ra nc e o f th e N at ur al La w ac co rd ing to St. A l ph on su s (Roma, 1961). Texto completo dactilografiado de la Disertación en la Academia Alfonsiana de Roma: In vi nc ib le ign or an ce o f th e N at ur al L aw acc or ding to St. Alphonsus. An historico-analytical study from 1748 to 1765 (1961).
210
tratado, aunque estuvo presente desde la primera edición, no ofreció grandes originalidades en sus planteamientos teóricos. Por lo demás, falta en la TM un tratado de las “virtudes” como consideración especial de la moral general; las virtudes (singularmente, las teologales) son objeto de estudio en la moral especial o concreta. No obstante esta aprec iación general sobre el poco interés bi bliográfico suscitado por los temas de la moral gene ral en la TM , no se pueden minusvalorar las aportaciones que existen, algunas de notable valor científico y otras de llamativa originalidad. Entre estasúltimas es preciso destacar la investigación de A. Galindo sobre la opción fundamental en el pensamiento de Alfonso83. Sin usar el término de opción fundamental, Alfonso concibe la vida cristiana como un despliegue de la decisión radical a favor de Cristo Redentor. La investigación de Galindo tiene el acierto de exponer el pensamiento alfonsiano integrando la TM con las obras de espiritualidad; de esta suerte, construye un cuadro de “antropología moral” alfonsiana en el que no falta el tema del fin último ni se descuida la visión dinámica de la vida cristiana (virtudes) con el contrapunto negativo del pecado. Sobre la doctrina alfonsiana del pe ca do existe un estudio que analiza un aspecto concreto dentro de un conjunto histórico más amplio: la advertencia requerida para el pecado mortal según los moralistas desde Cayetano a Alfonso84. Son de interés las referencias de J. Delumeau sobre el sentimiento del miedo y su relación con la doctrina del pecado en la cultura occidental cristiana (siglos XIIIXVIII) 85. Un estudio serio y ponderado sobre la categoría moral de co operación en la doctrina alfonsiana se lo debemos a R. Roy86. En esta investigación se expone la génesis del pensamiento alfonsiano mediante el análisis evolutivo de las diversas plasmaciones. Tam bién se es tud ian det alla dam ente las fuentes que utiliza Alfonso, la 83 A. G a l i n d o , L a op ci ón fu nd am e nt al en el pe ns am ie nt o de San A lfo ns o M a rta de Ligorio (Vitoria, 1984). Tesis defendida en la Academia Alfonsiana de Roma
(curso 19821983). 84 H. Rocco , La ad ve rte nc ia re qu er ida par a el pe ca do m or ta l en los m or al ist as desde Cayetano hasta San Alfonso: Archivo Teológico Granadino 19 (1956) 134 142. 85 J. D e l u m e a u , L e pe ch é et la pe ur . La cu lp ab ili sa tio n en O cc ide nt x n x v m siécles ( P a r í s , 1983). V e r l os c o n t r a p u n t o s d e L. V e r e e c k e , Une morale de la peure. A pr op os du livr e de Je an D el um ea u: SM 22 (1984) 311318. 86 R . R o y , N ot io n de la co op ér at io n se lon St. A lp ho n se et ses so urc es (Roma, 1969) = La co op ér ati on se lon St. Al ph on se : SM 6 (1968) 377435. Tesis doctoral pre sen tada en la Fac ulta d de Te olo gía del "A nge licu m” de Ro ma (1959).
211
pr inc ipa l dél as cuales es el “O pus Mo rale ” de To má s Sánchez. La dilucidación del tema de la cooperación le costó notable esfuerzo a Alfonso, quien lo consideraba un punto de mucha importancia para la pra xis m ora l87. En este apartado dedicado a los estudios sobre la mora\ general alfonsiana se pueden incluir las anotaciones de J. O’Riordan so bre el u s o d e l o s d a t o s s o c i o l ó g i c o s en la T M 88. Siguiend o el hilo de los diversos Libros de la TM, O’Riordan destaca las implicaciones sociológicas en el tratamiento de importantes temas de moral. Dentro del amplio campo de la m o r a l es pe ci a l o concreta c) son pocos los temas de la TM alfonsiana que han atraído la atención de los autores. Por otra parte, las investigaciones expresas sobre el pensamiento alfonsiano son escasas; las referencias a la TM suelen situarse dentro de estudios que tienen un enfoque más amplio, tanto histórica como temáticamente. El conjunto de las investigaciones directas y de las referencias parciales puede ser dividido en cuatro grupos: moral del aborto; moral sexual; moral matrimonial y moral social. No existe un estudio com pleto y expreso sobre la m o ra l id a d de l ab o rt o en la TM de Alfonso. Sin embargo, son frecuentes las referencias que se hacen a la doctrina alfonsiana en la reflexión teológicomoral actual sobre el aborto. Tales referencias se sitúan prefere ntem ente en dos aspectos. En pri me r lug ar, en el pen samiento de Alfonso sobre el momento de la animación. Algún pu blic ista, poco for mado en temas teológicomorales, ha tergiv ersado y extrapolado la doctrina alfonsiana, entendiendo el feto “corrupto” de la TM como un feto con “malformaciones congéni tas” y justificando a continuación con la autoridad de Liguori el abo rto “euge nésico ” 89. La consi deraci ón objetiva de la doctr ina alfonsiana descubre en ella la presencia de las dos tesis sobre la animación del feto: la tesis de la animación retardada y la tesis de la animación prácticamente inmediata90. En el pensamiento de Alfonso prevalece la tesis primera, más de acuerdo con la tradición teológica; sin embargo, su afán por estar al tanto de los avances científicos le hace mostrarse abierto a la tesis “progresista” de 87 "Qu est’é un p unto di molto im portanza che mi é costato moho fatica a deci frarlo” (Pratica del confessore, n. 23). 88 J. O ’R i o r d a n , The sociology of Moral Theology: SM 9 (1971) 149177. 89 E. M i r e t , El Catolicismo, la ley y el aborto. 2/Una tradición abierta: diario EL PAIS, 16.11.83. 90 J. G a f o , El aborto y el comienzo de la vida humana (Madrid, 1979) 105106.
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la animación inmediata91. En todo caso, la doctrina alfonsiana se sitúa dentro del tuciorismo moral de descartar moralmente el aborto aun en la fase de la no animación del feto92. El segundo aspecto estudiado se refiere expresamente a la moralidad del aborto93. El pensamiento de Alfonso se mueve dentro de las distinciones entre aborto directo e indirecto, y feto animado y no animado, aunque con ciertas imprecisiones. Conoce las distintas opiniones sobre la moralidad del aborto directo en la etapa de feto inanimado y ante el peligro para la vida de la madre: la postu ra negativ a de Lessio (seguid a por Lu go y los Salmanticenses), y la postura afirmativa de Sánchez (seguida por Laymann); Alfonso se inclina por la negativa, al mismo tiempo que denota el contrasentido de la segunda postura94. Con frecuencia se hacen alusiones a la m o r a l se x ua l de Alfonso. Sin embargo, el tema todavía está esperando una investigación seria, que analice las fuentes doctrinales, el entorno sociohistórico al que pretenden dar respuesta las aportaciones peculiares de Alfonso, y la comparación con doctrinás morales de la época. Dos aspectos han sido estudiados de forma más desarrollada: la tesis de la no parvedad de materia en el pecado sexual95, y la moralidad de las relaciones prematrimoniales96. No carecen de interés las alu-
(p. n.
91 Tesis de la animación retardada: 648). Tesis de 124 (p. 109).
L.
la animación inmediata,
I, tract. 4, c. 1. VI, tract.
1, 2,
dub. 4: G a u d é , I, n. 394 c. 1, dub. 4: G a u d é , III,
92 Para Alfonso el aborto anterior a la animación no es un propio homicidio, sino que “de homicidio tenetur... quia, licet vitam homini non adimat, proxime tamen vitam hominis impedit” (1. I, tract. 4, c. 1, dub. 4: G a u d é , I, n. 394 [p. 645]). 93 B. H o n i n g s , L ’abo rto ne lla do ttr in a m or al e de i m an ua lis ti. Da Sa nt ’Alfo ns o a Bernhard Haring: SM 12 (1974) 257323 (sobre la doctrina alfonsiana, pp. 266 274). 94 “Ad quid enim sumere pharm acum directe ad expelleudum fetum, cum possit et sufficiat indirecte expelli?” (1. III, tract. 4, c. 1, dub. 4: G a u d é , I, n. 394, pp . 645646). 95 J. M . D ía z M o r e n o , La do ct rin a m or al so br e la pa rv ed ad de m ate ria “in re venerea” desde Cayetano hasta San Alfonso: Archivo Teológico Granadino 23 (1960) 5138; K.H. K l e b e r , De pa rv ita te ma ter iae in se xt o (Regensburg, 1971) 274 280. 96 J. S u e s c u n , La m or al id ad de las rel ac ion es pr em at ri m on ia le s se gú n la do c trina de S. Alfonso y su tiempo. Disertación dactilografiada presentada en la Facultad de Teología de la Universidad Gregoriana (Roma, 1955); B. S c h l e c h t e n b e r GER, Vo r und ausserehelicher Verkehr. Die Stellung der katholischen Moraltheologen seit Alphons von Liguori (Remscheid, 1970); M. V i d a l , M or al y sexualidad prematrimonial (Madrid, 1971) 6367.
213
siones que hacen estudios sociohistóricos sobre la vida sexual en el siglo XVIII97.
La m o r a l m a tr i m o n i a l liguoriana ha sido mejor estudiada, si bien falta tam bién aq uí un a inv estigación com pleta y defi nitiv a. La atención se ha concentrado en: la justificación moral del acto conyugal98; la relación entre placer sexual y moralidad del acto conyugal99; la doctrina sobre los fines del matrimonio100. Digna de mención es la confrontación entre B. Háring y M. Zalba acerca del antiagustinism o alfonsiano en m ateria de moral matrimonial, defend ido por el pri m er o101 y nega do por el se gu nd o102. Sin tratar de dirimir la disputa, parece aceptarse el entronque de la moral sexual alfonsiana con tradiciones nacidas al margen de la corriente del rigorismo y del agustinismo, como la iniciada por J. Maior 103. Sobre la m o r a l so ci a l de Alfonso existe un silencio casi absoluto 104, únicamente roto por las referencias de J. Healy en su estudio sobre la doctrina del salario justo desde 1750 a 1890 (de Alfonso a León XIII)105. Sin embargo, el estudio del pensamiento jurídico económicosocial de Alfonso podría ser ocasión para conocer no 97 T . T a r c z y l o , Sexe et liberté au siécle des Lumiéres (París, 1983); J.L, F l a n d r i n , La m or al se xu al en Oc cid en te. E vo lu ci ón de las ac titu de s y co m po rt a mientos (Barcelona, 1984); P. B e r a r d , Le se xe en tre Tr ad iti on et M od er ni té , X V I
x v m siéc le: Cahiers Intemationaux de Sociologie 76 (1984) 135160. 98 J. S. B o t e r o , La m or al id ad de l ac to co ny ug al en la te olo gí a m or al de los siglos x v i i - x v i i i . Disertación dactilografiada presentada en la Academia Alfonsiana
(Roma, curso 19731974).
99 L. V e r e e c k e , L ’éth iq u e se xu el le des m or al ist es po st -tr id en tin s: SM 13 (1975) 175196 (sobre Alfonso, pp. 183184); Ma ria ge et pl ai si r se xu el ch ez les th éo lo gi en s de l’époque moderne (1300-1789): SM 18 (1980) 245266 (sobre Alfonso, p. 265). 100 L . V e l a , La do ct ri na de S. A lfo ns o M .a de Li go ri o so bre los fin es de l m at ri m o n i o : Sal Terrae 61 (1973) 599621. 101 B. H a e r i n g , B re n n pu n k Eh e. H e ut ig e Pr ob le m e un d P er sp ek tiv e in Tr ad i t i o n u n d L e h r a m t (BergenEnkheim, 1968) 2633. 102 M. Z a l b a , S. A lfo ns o in co ntr as to co n la tr ad izi on e e co n S. A go st in o? (sfo gliando B. Haring): Rassegna di Teologia 10 (1969) 369388; Entorno a una inter pr eta ci ón ag us tin ian a. La tra dic ión pr ea lfo ns ia na vis ta po r H ar in g: Augustinus 15 (1970) 318; N um in doctrina matrimoniali S. Alfonsus novator fuerit (Perpensio indicii P. Haring): Periodica 59 (1970) 315342. 103 S. C o n c h a , L a te olo gía de l m at ri m on io en Jo an ne s M aio r (Santiago de C h i -
le, 1971) 137. 104 “Le teorie di S. Alfonso de Liguori in torno a lia morale economica sono state oggeto di pocchi studi e questi stessi, in genere, non vanno oltre qualche osservasione margínale” (F. J. H. V o s m a n , Giovanni Maior [1467-1350] e la sua morale economica intorno al contrato di societá: SH 32 [1984] 3). 105 J. H e a l y . The just W age, 1750-1890. A study of Moralist from St. Alphonsus to Leo XIII ( L a H a y a , 1966) 136179.
214
sólo sus preocupaciones sociales, sino también el entorno socio histórico del'siglo xvill napolitano. El análisis de las fuentes literarias 106, la pres entaci ón de su pecu liar apo rtac ión, la const atación de su influencia posterior son capítulos que esperan la dedicación interesada de los estudiosos de la moral. 5. LA INCIDENCIA DE LA TM EN LA PRAXIS PENITENCIAL La moral alfonsiana se organiza en torno a dos intereses: el estudio del funcionamiento del ju ic io de co n ci en ci a y la determinación de su aplicación en la pr ác ti ca de la co nf es ió n. La TM pertenece a las “morales de la con cie ncia” y a las “mo rales del confesionario”. Si para algunos el “proprium” de la moral alfonsiana está en la doctrina sobre la función de la conciencia en la vida moral107, con idéntico énfasis y por las mismas razones se puede afirmar que la peculiaridad de la TM se encuentra en la aplicación del juici o de concien cia a la prá ctic a de la confesión. Con ciencia y confesión son los dos ejes que mueven el conjunto doctrinal de la TM. De hecho, han sido estos dos temas los que han originado las grandes polémicas en torno a la moral de Alfonso. También han sido considerados como las dos aportaciones más importantes de Liguori a la historia de la reflexión teológicomoral. Si en el siglo XIX se impuso la moral alfonsiana como el sistema comúnmente seguido en la Iglesia católica, ello se debió a la victoria de la benignidad sobre el rigorismo en la práctica sacramental (penitencia, eucaristía). Más que triunfo en el terreno de la teoría moral fue victoria en la práctica pastoral. En espera de estudios definitivos es necesario recordar y tener en cuenta las aproximaciones que se han hecho a aspectos singulares de la doctrina expuesta en la TM sobre la praxis penitencial. Se ha analizado el pensamiento de Alfonso sobre: la función del confesor en términos generales108; la actuación concreta del confesor ante la ignorancia invencible del penitente (en comparación 106 Una de las fuentes antig uas es Juan M aior: V o s m a n , a.c.. 3. 107 D. C a p o n e , Per la teologia della coscienza cristiana: SM 20 (1982) 67. Ver nota 77. 108 D. C a p o n e , 11 com pito de l confessore, com pito d i carita in Cristo: riflessioni pa sto ra le co n S. A lfo ns o M. de ’Lig u o n : Seminarium 13 (1974) 439473.
215
con la doctrina de Concina)109; la contrición y la absolución110; la dilación de la absolución111; la ocasión próxima112. Son investigaciones que precisan un marco teórico más amplio, en el que se diseñe con precisión históricodoctrinal el pensamiento de Alfonso sobre la práctica pastoral de la confesión11S. La anotación precedente sirve para todos los estudios que han sido recensionados en las páginas anteriores. La bibliografía que se ha incluido bajo el epígrafe “lectura doctrinal” de la TM alfonsiana está necesitada de un encuadre en el pensamiento y en la vida de Alfonso. La doctrina moral alfonsiana forma un todo orgánico y en cuanto tal ha de ser interpretada. En primer lugar, se encuentra orgánicamente integrada con la restante obra literaria de Alfonso, obra que constituye un “corpus alpho nsianu m” unitario y no seccionado artificialmente en dogmática, espiritualidad y moral114. En segundo lugar, la reflexión moral forma parte de la biografía alfonsiana: de su propia vida espiritual y de su trabajo apostólico; es preciso recuperar la organicidad biográfica en la síntesis moral alfonsiana. En tercer lugar, existe la integración del pensamiento moral de Alfonso con el entorno sociohistórico, tanto civil como eclesial; es inexplicable la doctrina moral liguoriana sin esta hermenéutica sociohistórica. Todo ello indica la necesidad de com pleta r las lecturas me nciona das de la TM (lectura “id eol ógica” , lectura “textual”, lectura “doctrinal”) con la l e c t u r a s o c i o - b i o g r á fi ca . De ésta hablamos a continuación. 109 R . A b a
t a
, The doctrine of Fr. Daniel Concina and St. Alphonso in regará
to the admonition to be given to invincibly ignorant penitents. Disertación dacti-
lografiada presentada en la Academia Alfonsiana (Roma, 1962). 110 A. R e g a n , Contrition and absolution: The Australasian Catholic Record 26 (1955) 288307. 111 A. D i m a t t e o , II di ffe ri m en to de ll’a ss olu zio ne in S. A lfo ns o. G li ha bi tu at i o consuetudinari e i recidivi: SH 28 (1980) 353430. (Disertación presentada en la Academia Alfonsiana, Roma, curso 19781979). Sobre este aspecto hay que recordar la obra de F. T e r H a a r , De oc ca sio na rii s et re cid ivi s (Turín, 1936). 112 A. R e g a n , The proxima te occasion of sin according to St. Alphonsus : The Australasian Catholic Record 26 (1949) 97109; P. O ’N e i l l , St. Alphonsus and the doctrine of the proximate occasion of sin. Disertación dactilografiada presentada en la Academia Alfonsiana (Roma, 1963). 113 Ver las anotac iones de T. R e y M e r m e t , La ri co nc ilia zio ne in S. A lfo ns o e nel suo tempo: V a r i o s , Morale e Redenzione (Roma, 1983) 223234. 114 C. H o e g e r l , La Te ol og ía m or al e- sp iri tu al e di Sa nt ’A lfo ns o: V a r i o s , Morale e Redenzione (Roma, 1983) 217222. Sobre la necesidad de integrar moral y espiritualidad en el pensamiento alfonsiano se han expresado con frecuencia B. H'á ring y L. Vereecke (cf. L. V e r e e c k e , H is to ire et mo ra le a I'Ac ad em ia A lp ho ns ia na [1957-1982]: SM 20 [1982] 25). Esta integración se ha efectuado en algunos estudios como, por ejemplo, en el de A. Galindo (nota 83).
216
V
Ant e el reto de una nueva in ter pr etació n Lectura “socio-biográfica”
Dentro del conjunto de interpretaciones posibles de la TM no puede faltar la int erp ret aci ón sociobiográf ica. Esta lectura tiene su propia función hermenéutica, según señalaré a continuación; pero al mism o tiem po sirve de com plem ento a las lecturas exp ues tas en las páginas precedentes: a la lectura del texto le aporta el co n te x to so ci o -h i st ór ic o en el que aquél cobra sentido pleno; a la lectura ideológica le proporciona el contrapunto del si g n if i ca d o re al -h is tó ri co del personaje y de la obra; a la lectura doctrinal le ofrece el d ev en ir bi og rá fi co que constituye el arraigo personal del autor sobre el que crece la doctrina. 1. PECULIAR IDAD DE LA LEC TURA SOCIOBIOGRAFICA Creo que la lectura sociobiográfica es una variación, en cierto sentido original, de la metodología de los estudios sobre la historia de la Teología Moral. Los estudios históricos sobre la Moral, además de ser escasos en número, no presentan gran originalidad en sus métodos. La mayor parte de ellos se mueven dentro del esquema clásico de la presentación histórica de las i d e a s m o r a l e s sin analizar la correlación entre el contenido moral de las obras y los factores sociales y biográficos que las condicionan. Precisamente la lectura sociobiográfica pretende subsanar esa deficiencia. En ella se busca ante todo correlacionar la configuración de un a obra moral con los factores exteriores a ellas (biográficos, sociales) que la condicionan. La lectura sociobiográfica utiliza una m e t o d o l o g ía co rr el ac io ni st a. Dicha correlación se establece en tres momentos: — correlación de la obr a con la pecul iar bi o gr af ía d el au to r, analizando las repercusiones que los factores biográficos tienen sobre la producción escrita; — correlación de la obra con el e n t o r n o s o c i o h i s t ó r i c o , para 217
po ndera r el gra do de ori ginalid ad, la carg a de ser vid um bre y el peso de inf lue ncia que le p ropo rci on an a la obra los factores/condicionamientos sociales; — corr elación de la bio gra fía con el entor no soc iohi stór ico en cuanto que forman una u n i d a d d e i n f l u e n c ia sobre la génesis y el desarrollo de la obra escrita. Esta metodología de correlación sociobiográfica propicia una hermenéutica nueva para el estudio de las obras morales. Unida a otros procedimientos clásicos en las investigaciones sobre la historia de la Teología Moral, la lectura sociobiográfica desvela en las obras morales una dimensión a la que es particularmente sensible el hombre actual: el grado de li b er ta d y de se rv i d u m b r e en el que se concreta la correlación entre el geniodel autor y sus condicionamientos biográficos y sociales. La “Theologia Moralis” de Alfonso de Liguori constituye uno de los casos más cualificados en los que se verifica de modo eminente la correlación entre factores biográficos y sociales y la configuración objetiva de la obra. Por eso la lectura sociobiográfica es pa rticular me nte neces aria par a inter preta r adec uad ame nte la TM. Mediante el análisis de los condicionamientos biográficos y sociales de la obra moral alfonsiana se pretende conocer con exactitud la génesis y el desarrollo de la TM. Al mismo tiempo se busca po nd erar el gra do de libertad y de servidu mbre en las qu e se m ovió el genio literario de Alfonso al escribir su TM. 2. URG ENC IA Y ACTUALIDAD DE LA LEC TURA SOCIOBIOGRAFICA DE LA TM Quiero dejar aquí constancia de un deseo generalizado entre los estudiosos de la obra alfonsiana, deseo al que me adhiero incondicionalmente. Se concreta este deseo en la urgencia de una interpretación crítica del significado histórico de Liguori en cuanto moralista. Para ello se precisa situar a Alfonso en el contexto socioreligioso del siglo XVIII, encuadrar su obra moral en la peculiar coyuntura de la crisis que padeció en ese siglo la conciencia moral católica, y correlacionar sus escritos morales con los condicionamientos en que se vio envuelta la trayectoria biográfica del autor. La urgencia y la actualidad de la lectura sociobiográfica de la obra moral alfonsiana se ponen de manifiesto desde distintas pers pectivas y considera ciones: 218
— Par a precisar el puest o y la fun ció n de A lfonso en la h is to ri a de la M o ra l ca tó li ca se necesita un análisis imparcial de su significado en el contexto teológicomoral del siglo xvm. Su pensamiento moral padece todavía el en corsetamiento que le dieron los estudios del siglo XIX acerca de su sistema moral. Los h istoriadores de la Moral católica suscribirían esta afirmación y este deseo: “todavía hoy estamos a la espera de una exposición fiel del pen sam ien to de San Alfons o” 115. — Para hacer una v a l o r a c i ó n e x a c t a de la TM hay que ir más allá de la lectura del texto tal como se encuentra en la edición crítica de Gaudé. Es necesario “tener la paciencia y la seriedad crítica de rehacer el camino que hizo Alfonso, al escribir su obra, página por página. Pero pa ra hacer esto, sería neces ario leer y con fro ntar el p en samiento alfonsiano con el de los autores que él valora y con el que se pone en dialéctica. Por desgracia se suele aislar su obra y se la lee como si hubiese sido escrita en nuestro siglo; así se pierde lo que hay de originalidad en el Santo. Este factor de originalidad es eminentemente evolu tiv o” 116. — La lectu ra sociobiográ fica de la obra alf onsia na es necesaria para buscar la i m a g e n a u t é n t i c a de Alfonso, oculta baj o las imág enes conv encionales que de él han llegado hasta nosotros. “Las ‘imágenes’de S. Alfonso, elaboradas en y para el siglo XIX y primera mitad del XX, resultan insuficientes” m . Es necesario descubrir la figura de L iguori tal como surge de su experiencia concreta humana, religiosa y pastoral. Se impone, por lo tanto, una labor de crítica y de reconstrucción. Para descubrir la imagen genuin a de Alfonso, “unas,veces se tratará de corregir los errores debidas a mentalidades de épocas anteriores; otras, de dar a conocer la dimensión autobiográfica de los escritos del Sa nto” 118. — Por último, la lectu ra sociobiográfica tam bién es neces aria para hacer una re le ct ur a de A l fo n so pa ra el m o m e n t o 115 C . C a
f f a r r a
, H ist or ia (de la te olo gía mo ral ): Diccionario
Te olo gía Mor al ( Mad rid, 19783) 448. 116 D. C a p o n e , N ot a bio -b ib lio gr afi ca : G. M. della Chiesa (Roma, 1972) 57.
G
a r r o n e
,
enciclopédico de
S. Alfonso, Dottore
117 F . F e r r e r o , El primer centenario de la muerte de San Alfonso María de L ig or io (177 9-18 87) en la Co ng re ga ció n de l Sa nt ís im o Re de nto r: SH 32 (1984) 286. 1,8 lbid., 287.
219
actual. “Ho y se advierte la exigencia de resi tuar la figura
y la obra (de Alfonso) en su genuino contexto, para poner de relieve el significado que asumieron en la vida de la Iglesia del siglo XVIII, y la enseñanza que todavía conservan para el hombre del siglo xx” 119. Si Alfonso fue interpretado con la mentalidad y con los intereses del Concilio Vaticano I, es menester ahora buscar su genuino significado histórico para que pueda seguir aportando vitalidad y orientación a la Iglesia del Concilio Vaticano II. Las cuatro perspectivas que acabo de recordar ponen de manifiesto la urgencia y la actualidad de la lectura sociobiográfica de la obra de Alfonso, y de modo especial de su TM. Supondría una infidelidad histórica no reconducir los estudios sobre la Moral lin guoriana por los derroteros hermenéuticos propiciados por la sensibilidad actual. 3. LOS CAMIN OS Y LAS AYUDAS PARA LA LEC TUR A SOCIOBIOGRAFICA DE LA TM Presento a continuación las pistas que ha de seguir la interpretación sociobiográfica de la obra moral alfonsiana. Al mismo tiempo señalo las ayudas bibliográficas que existen para ello. De este modo me mantengo en la opción metodológica adoptada para este capítulo: combinación de descripción bibliográfica y de estudio doctrinal. El esquema de lectura sociobiográfica que ofrezco a continuación es la descripción de las pautas metodológicas que he procurado seguir en los dos primeros capítulos de este libro. Lo que he pretendido hacer en ellos es analizar la moral alfonsia na con la lectura sociobiográfica. a)
P
e r s p e c t i v a s p r e f e r e n t e m e n t e b i o g r á f i c a s
La correlación entre el libro de la TM y la trayectoria biográfica de Alfonso ha de ser analizada mediante la consideración de los siguientes factores o condicionamientos. 119
G.
O
r l a n d i,
Svolgimento-Ripercusione
220
L a cau sa pe r il do tto ra to di S. A lfo ns o. Pr ep ar az ion e(1866-1871): SH 19 (1971) 66.
La T M y el pr oy ec to ge ne ra l de la bi og ra fía alf on sia na
La Moral, en cuanto contenido de la praxis pastoral y en cuanto objeto de la reflexión teológica, ocupó un puesto relevante en el proy ecto total de la vida de Alfon so. La ate nci ón al mi nis terio de la Reconciliación sacramental, ejercida personalmente como praxis pastoral y hecha objeto del cuidado de Fundador y de Obispo, es un indicador cualificado de esa preocupación por la Moral. Los bióg rafos ofrecen pist as ab undan tes para seguir este hilo de la preocup aci ón moral en el tejid o de la bio gra fía de Al fo ns o120. La T M y la ac tiv id ad lite rar ia de A lfo ns o
Alfonso vivió intensamente la vida pastoral, como Sacerdote y como Obispo. Pero también cultivó la reflexión teológica; además, de la reflexión pasó a la formulación escrita. Liguori es un escritor religioso. La TM ha de ser correlacionada con el “mundo del libro” en el que se mueve Alfonso121y con el restante grupo de escritos que com ponen el “corpu s alfon sian um ” 122. La T M y la co nf ig ur ac ió n pr og re siv a de l pe ns am ie nt o moral alfonsiano
La interpretación sociobiográfica de la TM no puede prescindir de la consideración genética de la doctrina moral alfonsiana ni de la consideración global de los escritos alfonsianos sobre Moral. Sobre ambos aspectos existen algunos estudios de notable valor 123. >2» T a n n o i a , I, 245248; II, 102106; III, 7683 ( v e r , a d e m á s , I, 3843. 185186. 245248. 265266. 270271. 329334; II, 102106. 150156); T e l l e r Ia , I, 555568. 775 793; II, 287305. 307321 ( v e r, a d e m á s , I, 405409. 420423. 645647. 649655; II, 307 321. 433437. 453459. 553556); R e y M e r m e t , 500521. 627632 ( v e r , a d e m á s , 144 147. 441442. 701703). S o b r e la i m p o r t a n c i a q u e o t o r g a R e y M e r m e t a l a a c ti v i d a d
m o r a l d e A l f o n s o , v e r l a r e c e n s i ó n d e G . O r l a n d i , Una nuova biografía di S. A lfo ns o Ma ria de Li gu or i. A pr op os ito de ll'o pe ra di T hé od ul e Re y- M er m et CSSSR: S M 21 (1983) 385402 ( e s p e c i a l m e n t e , p . 391).
121 Sobre este tema es imprescindible la brillante y completa monografía de R . , Cómo escribió Alfonso de Ligorio (Madrid, 1940). 122 Ver not a 114. En la In tr od uz io ne Ge ner ale (Roma, 1960) a la edición crítica de las Obras Ascéticas de Alfonso se encontrarán elementos valiosos para establecer la relación entre la TM y los escritos espirituales. 123 R . T e l l e r Ia , Ac tiv id ad m or al de Sa n A lfo ns o: Moralia (1.a época) 3 (1955) 89126; D. C a p o n e , D iss er taz ion i e N ot e di S. A lfo ns o su lla pr ob ab ili ta e la co s cienza (17481763), (17641769), (17691777); SM 1 (1963) 265343; 2 (1964) 89155; 3 (1965) 82149. Ba
y ó n
221
L a T M y los pe cu lia re s “int er ese s” y “co nd ic io ne s” del autor
Para conseguir una interpretación biográfica de la TM es preciso correlacionar la obra escrita (en su génesis, en su evolución y en su configuración definitiva) con las “condiciones” y los “intereses” más personales del autor. Destaco los factores siguientes: • correlación entre génesis génesis de la la TM y trayectoria trayectoria cronológica (edad) del autor; • correlación entre producción de la TM y condición psíqui cosomática del autor (saludenfermedad; peculiaridad psicológica); • correlación correlación entre T M y vivencia moral del del autor: factor diferencial de su psicología moral (¿conciencia escrupulosa?); preocu pre ocu pacion pac iones es mor ales pers onal es; consejos conse jos de los dire ctocto res espirituales; etc.124; • correlación entre TM y universo motivacional del autor al escribir su obra. b)
P
e r s p e c t iv a s
d el
e n t o r n o
s o c i o r e l i g i o s o
En la génesis, desarrollo y configuración definitiva de la TM ju egan eg an un pap el im porta po rta nte los factores factor es proven pro venient ientes es del ent orn o socioreligioso. socioreligioso. La lectura sociobiográfica ha de analizar la correlación de la TM con los siguientes condicionamientos:
sociocultural del Antiguo Régimen. También refleja, y trata de solucionar, la profunda crisis moral sufrida por la cultura euro pea y po r el cris tian ism o du rant ra ntee los siglos xvil xv il y xv ill (Hazard; (Haza rd; Delumeau). La TM de Alfonso ¿ha de encuadrarse dentro del espíritu y de los ideales de la Ilustración?, ¿qué relación puede tener con la fermentación ideológica del siglo XVIII?, ¿se ¿se advierte en ella alguna afinidad o algún contacto con las reflexiones morales surgidas en el siglo xvill? Estos y otros interrogantes han de ser analizados en una pretendida lectura sociobiográfica de la TM. L os ide ale s de la so cie da d en qu e vi ve A lfo n so
La TM refleja, al menos implícitamente, un ideal de sociedad. Sería conveniente analizar las aceptaciones, los rechazos y las variaciones que introduce Alfonso en el ethos dominante de la sociedad del momento. ¿Es una moral aristocrática?, ¿defiende el clasismo social?, ¿es una moral orientada por la opción preferencial hacia los pobres? Para responder a estos interrogantes se precisan estudios minuciosos y de notable sensibilidad sociológica. El análisis de las ideologías subyacentes en el tratamiento moral del 1.a Precepto, de las “obras serviles y liberales” (tercer Precepto), del escándalo, de la cooperación y de otros temas similares aportaría materiales valiosos para trazar una sociología del pensamiento moral alfonsiano. L os ma cro fac tor es de l en to rn o so ci o-r eli gio so
El espíritu del siglo
X V II I
Alfonso pertenece cronológicamente al siglo xvill; en cierta medida, representa la forma católica de la conciencia humana durante el siglo de las Luces125. ¿Qué espíritu del siglo XVIII refleja su TM? Sin duda alguna la TM transmite y justifica el modelo 12,1 Sobre este este aspecto apo rtará gran luz la publica ción (que deseamos se haga pr ont o) de los “C uad ern os esp irit ual es” de Alfon so. Cf. E. F e r r e r o , La m en ta li dad moral de San Alfonso en su cuaderno espiritual “Cose di coscienza " (17261742): HS 21 (1973) 198258. 125 Esta Esta es es la la orienta orientación ción que que adopta adopta R e y M e r m e t par a pre sen tar la biog rafí a de Alfonso, a quien califica desde el título del libro “El Santo del Siglo de las Luces”; ver también su artículo: Saint Alphonse de Liguori, homme de culture: SM 19 (1981) 195210. Son de interés los contrapuntos que pone a esta interpretación O r l a n d i , a.c., 400402.
222
El entorno socioreligioso con el que se correlaciona de forma directa e inmediata la TM está configurado por los cuatro rasgos siguientes: • el movimiento jansenista126; • las controversias teológicomorales127; • el regalismo de las monarquías reinantes; 126 A este este respecto sigue siendo válid a la mon ograf ía de G.
A lfo ns o de ’Lig uo ri e il G ia ns en ism o (Florencia, 1944).
Ca
c c ia t o r e
,
S.
127 Apo rtan nu eva luz sobre este tema los estudios siguiente s, que han de ser tenidos en cuenta para la interpretación sociobiográfica de la TM: E. H a m e l ,
Re tou rs á l’Ev an gi le et thé ol og ie mo ra le, en Fra nce et en Ita lie , au x X V II et xvill siécles: Gregarianum 52 (1971) 639687; S. C o n s o l i , Mo ra le e Sa nti ta. M eto do lo gí a pe r un a mo ra le te olo gic a se ca nd o Da nie le Co nc in a (Roma, 1983); J. R. P o l l o c k , Franfois Genet: the man and his methodology (Roma, 1984).
223
• el antijesuitismo (que conduce a la supresión de la Compañía de Jesús). A esos esos rasgos com unes se añade un factor propio para Alfonso: la vida de la Congregación del Santísimo Redentor, por él fundada. Los cuatro factores son condicionamientos importantes de la TM. Integrando las perspectivas biográficas con las perspectivas socioreligiosas se obtiene un cuadro bastante completo de los condicionamientos con los que se correlaciona la TM. Al tenerlos en cuenta, se puede comprender mejor la génesis del libro. De este modo los testimonios del E pistolario a lfon sian o12 o128 y las las variaciones reflejadas en las diversas ediciones adquieren el contexto sociobiográfico que les proporciona la clave hermenéutica com ple ta 129. Termino afirmando de nuevo la necesidad de una relectura de la TM con los presupuestos metodológicos de la interpretación sociobiográfica. Esta lectura sociobiográfica, además de ofrecer sus peculiares resultados, traerá consigo una deseable y deseada revitalización de los estudios sobre la obra moral de Alfonso de Liguori.
128 L a p u b l i c a c i ó n d e l E p i s t o l a r i o d e A l f o n s o c o n s t i tu tu y ó “ s i n d u d a a l g u n a e l m o m e n t o m á s i m p o r t a n t e d el el c e n t e n a ri ri o " (F e r r e r o , a.c. e n n o t a 117, p. 282); p a ra n o “ e x a c e r b a r ” l a s d i s p u t a s d e l m o m e n t o a c e r c a d el el s i s te te m a m o r a l f u e r o n c o r r e g i d a s a l g u n a s c a r t a s (O r l a n d i , a.c. e n n o t a 119, p. 64, n o t a 209); p o r es to s y o tr o s m o t i v o s s e p r e c i s a u n a e d i c i ó n c r í t ic ic a , q u e e s t á s i e n d o p r e p a r a d a p o r G . O r l a n d i . El Ep istolario de A lfonso sirvió para traza r la historia de sus escritos: C. M. R o m a n d , De lie op er e d i S. A lf on so M ar ia de L ig uo ri . Sa gg io sto ric o ric av ato da lla Corrispondenza epistolare del Santo ( R o m a , 1896). L a l e c t u r a s o c i o b i o g r á f i c a d e l a T M s e b e n e f ic ic i a r á n o t a b l e m e n t e d e l o s te te s t i m o n i o s p e r s o n a l e s d e l a u t o r r e f l e ja ja d o s e n s u s c a r t a s, s, s o b r e t o d o e n l a s d i r i g i d a s a s u e d i t o r R e m o n d i n i . 129 U n e s t u d i o m o d é l i c o s o b r e u n a e d i c i ó n d e l a T M ( e n e s te te c a so so , s o b r e la la e d i c i ó n 1.a) s e e n c u e n t r a e n e l a r t í c u l o d e F . F e r r e r o , Génesis de la doctrina moral
alfonsiana: SH 23 (1975) 293365.
CONCLUSION GENERAL La benignidad pastoral frente al rigorismo moral
En los tres capítulos precedentes que componen este libro he analizado la obra moral de Alfonso de Ligu ori bajo estos estos aspectos: aspectos: su génesis sociobiográfica, su significado dentro de la historia de la moral católica, y la interpretación que ha tenido durante los dos últimos siglos. H is to ri a e interpretación son las palabrasclave que explican la orientación del presente estudio. Quiero concluirlo con una breve reflexión personal sobre el significado general de la obra moral alfonsiana. ¿Cuál es el mensaje peculiar de Alfonso en cuanto moralista?, ¿qué ha aportado en la historia de la moral católica?, ¿qué puede, y debe, seguir aportando todavía hoy, pasados dos siglos de su muerte? Me atrevo a concretar el mensaje de la moral alfonsiana en una fórmula escueta: La benignidad pastoral frente al rigorismo moral Durante la vida del autor, la TM fue un dique contra la corriente moral dominante que ReyMermet, con brillante metáfora, califica como “marea negra del Rigorismo”. Alfonso, iniciado durante los años de formación en la mentalidad rigorista, se convirtió a la benignidad pastoral a sabiendas de que con esta nueva
224
225 15.—Frente al rigorismo moral, moral, benignidad pastoral
po stu ra nadab na dab a a con tracor tra cor rien te y se dista di stanci nciaba aba de los aplaus apl ausos os de quienes se consideraban y eran considerados como representantes tes y defensores defensores del genuin o esp íritu cristiano. Rigorism o y pureza evangélica pasaban por ser sinónimos en el siglo xvill. La reflexión teológicomoral y, sobre todo, la experiencia pastoral con la gente sencilla condujeron a Alfonso hacia la com pren pr ensió sió n salvifica salvifi ca de la mo ral cri stia na. El rigo rismo ris mo,, heredero hered ero del jansen jan sen ism o, negaba neg aba en la prá ctica cti ca sacram sac ramenta enta l la con dición dic ión del cristianismo como Salvación plena y universal (“copiosa Redemptio”). En contraposición a él, únicamente la benignidad pastoral po día ser cauce adec uado uad o par a la mo ral cris tian a. En el siglo XVIII Alfonso representa la defensa del derecho del cristiano sencillo a vivir en tranquilidad de conciencia y a sentir la gracia del amor que Dios otorga con abundancia a través de Cristo. La obra moral alfonsiana significó *el final, no sólo cronológico sino también y sobre todo causal, de la crisis del rigorismo, una crisis que había sometido la conciencia católica a una sobre dosis de angustia y de agobio intolerables. El significado de Alfonso como moralista no reside tanto en el contenido directo y preciso de sus escritos morales cuanto en la actitud global adoptada por él en relación con la vida moral de los cristianos. De hecho las “lecturas” más relevantes de la obra moral alfonsiana han sido interpretaciones “metamorales”, es decir, no se han detenido en la letra de los escritos sino que han tratado de captar el espíritu del autor. Esa fue la orientación seguida por la interpretación prevalente del siglo XIX. Una corriente importante de moralistas se sirvió de Alfonso para introducir en la moral católica una variación decisiva: la normalización de la práctica sacramental entre los católicos frente a tendencias rigoristas que proclamaban el carácter “extraordinario” de la Comunión y elevaban de forma intolerable las exigencias de la Penitencia sacramental. Desde la segunda mitad del siglo XX se ha iniciado el segundo gran movimiento histórico de conversión hacia Alfonso en cuanto guía de la moral católica. También esta nueva “lectura” de la moral alfonsiana se fija más en el espíritu del autor que en la letra de sus escritos. Por ejemplo, al analizar el sistema moral alfonsiano se busca más el trasfondo antropológicoteológico que las reglas técnicas que dirigen el juicio de conciencia. En ese trasfondo antropológicoteológico aparece la orientación personalista de la actitud moral proclamada por Alfonso: primacía axiológica de la libertad, pasión por la verdad, estima y cultivo del juicio prudencial de la conciencia. 226
Alfonso de Liguori sigue teniendo un mensaje que comunicar a la moral católica de hoy. Su obra no pertenece exclusivamente a la historia; es una obra con función de actualidad. Se puede decir que Alfonso cobra mayor significación al distanciarse de su condición histórica, aunque precisamente por razón de la postura que adoptó en su momento histórico. En efecto, en vida del autor la TM no gozó de un prestigio extraordinario. Otros moralistas contemporáneos, como D. Concina, tuvieron una estima más fervorosa y generalizada. En su momento histórico no tuvo plena acogida el mensaje que Alfonso quiso transmitir a la moral católica. El significado de Alfonso, en cuanto moralista, creció después de su muerte. Durante los dos siglos que siguen a su muerte se van captando los elementos básicos del mensaje alfonsiano: — In te g ra ci ón fe cu n d a de la m o ra l co n la p as to ra l. La TM nace de las preocupaciones de la pastoral popular (misiones populares) y se dirige al servicio pastoral del pueblo. La “pastoralidad” es uno de los rasgos que definen la moral alfonsiana. —
Com prensi ón de la moral com o ciencia de salvación y ca m i n o de pe rf ec ci ón . La moral de Alfonso no es para
condenar sino para salvar; por eso se distancia tanto del inmisericorde rigorismo como del contemporizador laxismo. Además, la moral forma parte del “corpus spirituale alphonsianum”, conjunto de pedagogía espiritual destinada al pueblo cristiano.
—
A fi r m a ci ó n d el ca rá ct er p r u d e n c i a l de la ve rd a d m o ra l.
El juicio moral no es para Alfonso una función de la ciencia, sino el ejercicio de la autenticidad de la persona. La moral alfonsiana destaca, quizá como ningún otro sistema moral, el papel de la conciencia en la búsqueda apasionada de la verdad moral. Si hubiera que seleccionar un único rasgo como la característica peculiar de la obra moral alfonsiana no dudaría en afirmar que la moral de Alfonso es una moral salvifica, es decir, pensada para servir de cauce eficaz a la abundante Salvación cristiana. Desde esta comprensión salvifica el proyecto moral alfonsiano se organiza como una 227
estrategia contra el Rigorismo,
es decir, como una alternativa genuinamente católica frente a las desviaciones elitistas y puritanas que de hecho privaban al pueblo cristiano de la buena noticia aportada por Jesucristo. La alternativa moral frente al rigorismo no fue entendida ni formulada por Alfonso mediante una vuelta al laxismo de los siglos precedentes. Consistió, más bien, en una recreación personal del espíritu evangélico que es al mismo tiempo benigno y exigente. Nació así el proyecto moral alfonsiano como una: MORAL DE LA BENIGNIDAD PASTORAL alternativa frente al RIGORISMO MORAL y cauce eficaz de la ABUNDANTE SALVACION CRISTIANA
APENDICE DOCUMENTA L
Transcribo a continuación algunos pasajes de la TM que o no se encuentran en la edición de Gaudé o, encontrándose en ella, sirven para ilustrar aspectos importantes del estudio contenido en este libro. Los pasajes transcritos son los siguientes: 1. Prólogo de la 1.a edición de la TM. La TM ha conocido dos Prólogos: el de la 1.a edición y el que se inicia en la 2.a edición y que, con algunas variantes, es mantenido en todas las ulteriores ediciones y reproducido por la edición de Gaudé (I, p. LVLVI). 2. El Aviso del Editor al Lector (Monitum Typographi ad Lectorem). Este Aviso aparece en la edición 6.a y reaparece en las posteriores; pero no es reproducido en la edición de Gaudé. 3. Cuestiones de la “legitima defensa” y del “tiranicidio”. Se encuentran en la 7.a edición únicamente. No aparecen en la edición de Gaudé. 4. Pasaje biográfico A. En él relata Alfonso su “conversión” del rigorismo a la benignidad pastoral. 5. Pasaje biográfico B. Es parte del Aviso II (Monitum II) que aparece por vez primera en la edición 7.a y en el que refiere Alfonso detalles de su relación intelectual con Patuzzi.
228
229
6. M od o de hac er te ol og ia mo ra l.
1. PR OL OG O DE LA 1.a EDIC ION DE LA TM
En este pasaje describe Alfonso su procedimiento en la construcción de la teología moral. 7. M od o de el eg ir las op in io n es mo ral es. Muestra paradigmática de la actitud moral alfonsiana. 8. Síntesis del “Sistema moral” de Alfonso. Reproducción de los tres principios en que Alfonso sintetiza su Sistema moral.
P R i E F A T I O A
D
l e c t o r e m Vivat Jefus, Maria , Jofeph.
*
Luribus ab hinc annis exc ogitavi tradere Tyronibus noftrx minimas Con Oc
SS. Salvatoris librum, quo breviüs, ordinatim in icientii PThegregationis olog i* Moralis tam difficili, & Animarum fáluti neccíiariá fufHcienter
inftituerentur. Plurimos relegi, (c perpendi Au& ores, quorum alios nimis redundantes , alios nimis contraños cíTe exiftimavi. Pra: omnibus Bufembaum felegi , qui praedari methodo paucis omnia magis'ícitu neceflária^ colligens, non modicam fupelle&ilem parat. Attamen alia explicanda, alia addenda cenfui e x divertís probatorum DD . auctor itatibus, nimirum S. Th om x , Lcfl.i , Sánchez , Caítropalai , Lugo , Layman > Bonacina , Viv a, Croix , RoncagÜa , & aliorum > Praríertim Salmanticentium , qui comm uni scftimatione moralem hanc icientiam diffusi, & egregié pertraftant ¡ Quoíquc ¿pié inter ceteros frequentius familiares habi’i : itaut feré omnia , qtae iident tot libris latiore calsmo in examen revocant,breviter concinnata hic invenies ; & prxcipué qua; ad praxim faciunt. Textus quoque tum Canonicos, tum Civiles lilis loc is diligenter adnotavi . Atque ut juvenibus juxta finem mihi pro* politum appofité prodeiiem , ad modum captu faciliorem meas Acnotationes adjungere fiuuui ¡ In hoc enim maxime iedulam operam dedi , ut po tius in claritate, quam in lermonis elegantia abundarem . Meo judicio tanquam minus lápiens dic o, qui hunc librum attenti prae manibus habuerit, brevi tem pore, & labore pluiquam fatis in hac fcientia inftruftus evadet. Aggrediamur igitur Opus aa honorem , & laudem D. N . Jesu Chrifti Salvatoris noltri , & B. Virginis Mari* line labe concepta;. Vale .
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2. AVISO DEL EDITOR AL LEC TOR (Ver p. 85 del presente estudio)
S. CUES TIONE S DE LA “LEGITIM A DEFENSA” Y DEL “TIRANICIDIO” (Edición 7.a, I, pp. 158160) (Ver p. 89 de este estudio) i*o
M O N T y
A D
I T U M
p o G R A P H I
LE C T O R E M»
t | E S f c t t e d a n i r * | * rt n i t ti t , ü r v u o v i r e pe l la s , m J l V í r e fl o c e m , Óá imqoeerfpere tcWtonatur vk am, aut „ « i » a i n a h M t ageodam úbt fimt necefTaria, utboua „ temporali*, honoret» pudicitiaA, membrorum mrcgrir sM Z r e m . p r a r v e n i » , * o c c id a s : I t a u m e o , u t M f i a t an i m o „ te deTenfcndi, & «n n moderamine turdz mc iilpafi,h oc eft, „ n o n i n f er e n d om a j u s d am n u m , n e c a t e oo o m a j o re n t f m a i, neceffarium eft ad artetodam injuriant. In (oa no. S.Thonn „ 2 . 2 . ? . 74. Mi7i Mol. & e. Le/}, duk 8. *.* *.'( Nota bti errM„ re nuperkm AuRortm liM , cui titulas : ElpoGuctae della „ Doterma CriHianaj dicendo 4¡*& S. Themat „ fl im negat licit um ejft occidet* Aggreffar em,atdrf enpome m „ pro pri t vi ta } nani Angeitcus expreffe opptfttum decet locó „ eit, inq uit ns i Nm « T neceffariu m ad blutem , ut homo „ aftum moderat* tutela* prartermittai ia .evitandam occi „ nonem alterius < Ad dit tantum in refponf. ad primum, c> j, illi txfUcai doÉlrinam S. Auguflirtt j & a u , auod in oc >, cidetido hoA poteft in tendi alten u*, fed fola pro ” I t « um D . T h . idrhihrt tateck kem¿ Je j; Pr. »¿1 ubi dicitur Liett fa lutis fu * tuend t caufa Uterum occidere ; fubden s fatis
appare re, quod hujuimodi homicidium a Lege Divina non ve tacar. Ht ita L u g o d t J i i f t . D . to; ».138. Léjj. I. i. c.q. ¿ 8 . n n
5 , A nt .Az vr .Bt n. Sc r.& c.c mm ún lte tt contra C t r J . R i c . d t J.
I L I G E N T E R advertat benignus Leftor quod fexta haec praefentis Operis Editio , nedum ín multis Sententiis reformata pro dit in lucem , aliis clarius explicatis , aliis de novo adje&is, aliis etiam re melius perpenfa mutatis; verum & plures in ea Tra&atus inveniuntur , ac magni pon deris animadverfiones , quae in aliis hucufque Editioni bus defiderantur , adeo ut Opus videatur omnibus fuis numeris modo abfolutum . Au&ori ea debemus , a quo longius a typis noftris commorante omnia per Epiftolas accepifnus . Si Opiis iftud quinque aliis vi cibus editum benigne |e£tum , & extra Europam quo que transtanim , communiaue plaufu exceptum ubi que fixit ^ potio n jure poftrema haec Editio , novis curis, ab AuQore ad feveriorem trutinam 'revocata , auftior, & emendatior, id libi promittit.
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Vifi, Muge». C>r, a p . Sa h d e < . r r t t : c . 1. «. ^1. Id probat Th . /. r. ab, Buf. ex ilto Ei . 22. ubi dicitur; i( effringensfut demum, ¡ftve fifftd itnt irruentur fuerit ¿ &■ tccept» vulnere mortUusfue rit i ptreuffor ntnertr reut [anguin is. Hitic fuWlt S. Doito r: Sta m ulti ntagls li citum tfi déftndtte pnpr itm vitam >quam prop riem domum . Idem docet S. Bonti); Serm. 6. de IO; B r t r . S: p.l. t. y. c.%. §¿ i . C o n t . T o u m e b L ’.expag; 457. tum tftioi Sftbia, Pontii. tCat.Ale*. & aliis innumeris cum ta /eri io , qui VOcat oppolrtam lententiam teitierariam cum repou
griet communi DD. & pluribus ttxfifaus, & praffertim iñ r. i» c tig'i't ficafli 8. de Hom ic., e. Si vere de Mnr. exc. ubi f l i c it u r ! C K * t r m vi rep'tiere omneslegéy , titwiafUefbra per. btitténti Sed dices; Qui injufti inl Invalorem occidit ad iium ViUm tuendam, éxcedit moderamen, prxfereftdo vltattitem ^ft le tn propriani attémat vitat proximi fui * Reiponde tur cum T o k n e l / t o . ¡ . f r e g . 4 6 1 . a d f . L e ¡J . 1 . 1. e. <>;n, j i . U t o f i t , t . ?. f. >, & ali istomioüaitt*t cliffiBoi teneri pi\r ferre bonum aitiorit ordinis proxim i bono inferiori noiiro , tum vita e i. r, noilra ibfotute necefliria efl ad laluteoi fpiri {uairm p roximi, ú t fi in fans alias d l dec^flurus line Baptif tn ó. Secus vero> (i ipie invifor ex fua malitia in.periculurh damnationis fe conjk» \ (une enim , curri quifquis jus habeat id vitam fuam tuendam t fiche vim vi repeillt ^ etiám cum damnatione invaforis. Eademque ntk> valet, ii dneatur ab ihvalort vulnus grave y aut deíbrtnicateht aflereás, Ut S t i m . t. 8 . » . 7 . O R o n t. d e 5; t t s c . r . ? . f. 1. E t eadem (r.atio10.currit pro dcfeofione honoris, & bonorum fortunse, ut infra. Hinc etiam Clericus, aut Religtotik potetl occidere in Vaforcm luz vicie > neqtie tünt Incurrit fexctiatmunicationem, a u i r r e go l a r lt a t e m , u t S t l n r. h c . m d a l i i s r. rir di£l. tap. si . ¿Utfteajf . , < & C t e m * f i f u r h f u t . * Hem. { Vide dicenda de Crnf. 1. 7 . n , 382. ) An autem fiat Vd ne irre^ularis Cletr cus adulter, qui ob fe deiendendum a marito eum occidit9 V i d e infra hic rr. 5 8 8. u In erdiné ^ Ubi diltinguitur, fi inva fto przvideatúr proximi', vel remo ti. Dixi autem potefl t i d t r t . nemo enim tenetur aggreflorertoccKfere, fcdlkiteft !:udabtiiter potd t occifndem prtjjfciam pe rinittere^ite alter Vita tem^oraii & adema privetto» ot dicunt coAuhouter Leff. a. 55. cum S.Anr. Syfa. & Salm. n. 50. eam Sor. Bato*. Oft ; c o n t r i A b i i & F i g u i i i ]) q u i d on l i n t a u di e bí M . E w i pio nt 1. Selm. qüasdo vita intaíi eflét valde utilis bono eon* t n u n i . E x c i b i un t u Lxff. w. hiM S . A n t i & S a l m . tu m a l i i t y quando ipfe eflet m peccato nenali» ^uia tuacomap. n o t e n e m u r Cr d e f e nd e r e . • « » . . i |S l Sed quidant Jf at eri cks , i h / e b t u i t r t m f i t t n Tum Jkfetf ta«i (¡oOrirLt s. Tboms circa Tyrannorum occifionem F p i j h tei K lii'> ttcafKtoe hu(uS materia; proSteditui 1. P*gai dncutiendum , an liceat viro privato injullum A «rrtfo rem interficere , conaturque probare ex eodem S. Th oma iUkitum eile Privati* AegreUbrei interficere \ eriam ad propri am VitaVíi íérva rtdiró . Op ort tt igitu r Angel ici fen ttntiam perpendere. S . D o S o t 1. J. fu jjt . 74 . drr. 7. Scri bit aliq ueri a¿tun ) plures effeñ us habe re ppfle » anum in incenti one * ilium prxtcr intentionem ; E x a£tu autenl prop ri* deJeniioDii ¡ duo ¡poliunt efie étus fequi , conten ratio proprii Vite , & occifio A*§fetforis, hini a utert S. Tilomas \ ^úod aftus aui fit ad vitam fervandam , licitus cuidstn dl j led poteft illicitos reddi , fi imp roportienatus St ad finem toendz viut v pront effit , fiquis pro lua jitfteniioQi majo rem vim adh ibe ret, quam o>os ei fe t« ^n An^dici Verba ! Ptotl? tbm*n alifutt *£bit ea bona t^ttio ne p*
tus Ji* is\ £t idt* /1 alifttis ad dtfend^tdum pmpritm v i tam utatur najoh t tiole itiM\ f uam optriet , erit iUtcirtem» Vi vexi mudtrate \-ioltHxnm refe llat) er it lititM ahfe^fi* \ Na * fecundum /utm vtik v l repeiler* iictt tmet mod*rtm¡. *e ¡MulfatM tuteU. Net 0 rkcefférbtm ti fulturi* , bm « MUum moderatJ tutela ptMtermhtat ¿d evitanda* «ctifianAm alie riut, féiM flu t trte/ur bmm v i t é f u i p n vi - d e r t , i k M * v i t é t u e n s t S e d f u t t m u l e r t h o mi n em m * licet t mia (ubl kt au9 orittte proner bomunt ñmnéuHe. * n / u p r a d i B i s p a t e t i i l l i c i t a m e ft f t h d h a m ' t *e n d tt « . cinere homin em, Ut feipfum dtfemdtty mfi ii ft i habet fu é t ic M * a u f t ir i t t t em . I i h i t f o f t r m i t Ó er h i s j illicitum té od homa huemdtt oteidere nominem , MtJeipfltm drfndtt inc tnfien (pnriatus EuTebius En sill e * Í T b d n u m
B re ,
quod hotcd ha fe cootioere debet Intra limitet iude deféníTonls, uf nullam ipfe bec minliriam voliÉoatem habe« Interficiendi AggrelTorem i quamvis ad propriam vitam (et. vandam id oporteret ■■ Udde concludit quOd dt ta le hornis cidium ut iriciilp abile A Jxrte Pet iti, ill ud contingere berc t per merutti acd de ni, ita bt Inv afo r, man eret oed. fus, quin (illa voluntas Pecití iá occifione* illam flama haberet . Et fíe ait intellige fidua etfe illud S. Tbom jf licitum efl fued hemt intendet occidere hominem . f e n eodem tnodo (e explicat Jti vet iin ut, dicens tude Dcfenfc rem cfT e a ctllpa immuneth in tali homic idio, cum id en. tingit dt ipfo Aggreffort , qui irruit in Defenforis Enfeo : Ita ut A&greifor secedat non jadi e i vulnere infli ¿K> a De. fenfore f led ex vulne re illo quod ipfemet AgrríTo r a b. ipfo fibi infligit } Petitum aggrediendo, live ut alius Auflor «jufdem opinionis exprimit: Sl eit feipf» Aggreffor fe trttu.
fi gi t énfe Defenfori s-.
Sed noc dicoj non eflet Quidem batí ‘Oi repellere i M et fet velle repellere vim fine vi. Vim vi repellere importat
Petitus talem o pponat Vitri, qux cor^efpoiideat , tc !|tiod it' proportionata ad repellendam vim Asgrcifaris . Idque
Cari s innuit S. Thofnas inquien s, tum illicitus) ede a&ioi defehfionis , cum nod d t proportiOnatus ad finem : p». teji timeri atlks illidlus reddi j Ji mn fit proportio natus Deinde lubdit .* E t i de o p t l i q u i r m J difendtndam fi ni prtp riam vita m utat ur ma jori biolentiM , fua m 1for ti t, erit Illicitum . Adverre verba § Si mttrn r m ajw i vid e* tia i fuam oportet ; tunc igitur Petitus immoderate , &
culpabiliter le defenderet , fi uteretur majori viole ntia, quam opus efle t. A t, mquo , fi Ascrelbr enfem jun impugnat a d feriendum , quomodo pofl.*t dici licitum efe Petito vini vi repellere , fi ille aliud non pofTet agere , buam manu s ad hib ete , vel enfe uti tanrun ) ad repell et «os iítus Aggreflóris i quin eum latdere poflet t H»c de. fen/io quippe eft valde tmporpordonara ad vim /avafom repellendam i Q uii non dicet , quod defenflo barc conjuo. ta eflet cuM wrietilo moraliter ceno fubeunde monis t Valde enitn dnicile e il, kno otoraliter inip oflibile , quod Defth for, fi fugere , aut abfcondi nort valeat, mortem hoc modo evadere pofHt. Aade quod S Tho ma s, bt le titu r fub initio citat i articu li % referens legem Exodi ab iolute adm ittit licitum efle Aggrefforem Interimere pro Viti propri* defenfiooe ; fi¿ cnit rt ait Sed contra efl. a u od E t * do n . d i c i t u r : 5i efiHhgens fur do mum, (ive fuf ^lodien* iñvehtus fue rit, & accepto vulnere mo nuus fuerit, ^ercuflbr non erit reus fangulnit; Sed multo magis lici tum definiere propriam m tm j fua m prop riam do mum. Etgo ttiamfi a lifuit
occidit alifutm
pro dcfinftm
vitje / t a , non trit reut homicidii. Notentur verba Exodi, te S. Tlwira» j P t r i t f f o t , O c t r i i t ; er?o ta® Scriptvra, quaiA S. DoAor admittunt effe licitum pm uter e & occide re Inimicum pro tutela vit* j at fi Petitus hullo mod» Izdat lAvaforem « & homicidium per menun accidens eve. nit , eo quod Invalor ipfemet fibi rttottem infe rt, fe im . prll em ib enfe m De fen lor is, tun c nequ it dici Onr i for , aut Percudor ^ Sed S. Thomas iaquit ; Erga ettamfí tfi fu is onid tt alif Utm pro def.-nfíen t v it i fv e , mn ertt ms t x m i c i d i i . Ergo S. Tnomt ó pfo tuenda vita abfolute pff mittit occidere Afgre fforem, «dhac eum vulnera ndo, oce dere enim importat poiiti^e hominem ferire i enfem ustum agere aa i¿his Hoitis repellendos , cum folo >erico io quod ipfe Inrafof i ii tnndlgat en(e Petiti, non efl occidere , beque ferire v fed rancurt permittere , vei oca lionert praoere t quod Inimicus ex ieipfo feria t , & occid a t ^ a t S t T h o t a i s d i c i t ( Si occidit, n n f / } reus bornítidin
Reman et ¿utetrt e xplica n , Quomodo intelligatur illud &
T h o m x t I l l i c i t u m r j l ) quod homo intendit occidrrt toi n i n t n i j « ftrp fum ¿f in ia t ■. Cajetanus Illud , Mn inrt*-
, fie interpreta tur , nempe quod occifio non lutn arv rr ero Medio pronriae ddfenfionú, ftd taátum pro defen(ioei> t f f i f t a •. Sed nare interwe tatio rimis fnbtiiis videtur Do^
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caritatis hrinlco Soto, únde Socus ait nu iik, j. qg. art. 9. qu°^ rali vitx , juxta di¿H H 6. 1 , mm . 17. Sed it* { rede rtfponder P, Concina •) tunc folum obligat , cum fcrnper 4t ftnb éft licitus \ iicir um etiiro eft digere «• & ita expreftdocet etiam S. Tnonias 3. i s y n . moriera evkiad¿m, íQoí $ur4 occidendo hon cenfttur, %$t ar. 8. ac prtTerrim id ftf itciaiter declara vir in citata illius mortem foteodat, fed i&ntum faj defíofioftwn : Ct yertim <, nm ’qüis rm)*ditt¿r\ quocumqut modo w idt* !*■ Tho ®**1 bome vita fu a providere, quam v itt aliena. «xplicit dicem? J 'i aJiud JpKÜtS » $nt m U defendere* i**Prude nter autem addit P. Concina ', qoód fi Peticits Ct tumfue rvadere., vtndiíla ed . non mera drfeifio* Wlde ttmoranc coofcient» , » eo fperan ooteft,iqttod ta explicationi tdhxreiE Du H m el, ot P. Concina be. eit. iis defenño cum occtóone A^retíoris fit immunis a cul pa j con tra vero , H e r ille T» non magna: vi rtu th , dif fiaun». $, * culter innoxia entj na » ih pm i diificultir ■hrvaforem •a Sed infla t EitTebius Eranifte dicens: S. T homas do cet , •iUUitmn tffe f u i homo intendat octidtrt hominem , ut fe- 'quo impetitur fine (pirita vindiSz interimet, intendens un. ipfum defendet , mft ei qui habtt publicam auBcritatem . 'Cum proprik vitx defenitonem ,non autem mortem Adver£ 1*0 eís, qui publica auaoria te carent, femper illicitum sarii; Idcirco S. AuguAioi» Sapienrrr raooebar: 'Non v?. eft horainem necare . A tramen advertendum , quod S. /¡Jiamus malo , ne nos vindiBe cítlííiet; Sed alh id e(l diceTho mas non dicit illicic um efle vina pr im o hominem oc- re, ¿fe apte expJicanc» quomodo ejus verba i&teliigi Tyrannus in Titulo etr ille, qui fine ullo jure per vim oc debent. cupat Se arum aliquem , expoliando d e eo legitimum Do Nu lli dubiu ro > quod porius velle mort em faf fer re, quam minum aut is qui, injufte occupato alieno ¿taru, deinde oeddere A ggretibrem ? ne ille occtfooe pereat in «ternacific e illum pofii det. Tyran nus vero' in Regimine eft ilsum , eft adus ferventis caritatis , ic pene& ioais , e/>que le , qui /ullo tirulo Regnum pofiidet, fed injufte illud re sanforraís Evangelii confüio; modo ( aiwc Sotus, Conci;it , plures bjullitias, Sc im manitates exercend?. His po lia» & aJii } Dwenibr oon Inveniatur» cum invaditur, er^ itis; aliqui Aur ores ? fed pauci, parvajque auftoritatis, in/ipienter dixerunt, licitum e/Te mterimere tam Tyranvatus raorraii peccato. CvhJWo, léd poo frarceptoj opmio num in T itulo , quam Tyrannum in Regimine. Alii vero enim quod illicitum fit Aggr ciibretn necare euam in ne negant occidi poiTe Tyrannum in Regimine quantuncunque ceflitate evadendi morrem , non Iblom eit contra femen, Regnum tyrannice guberner ; ac etiam Tyrannum in T itiatn communem ( ut vidimus ) T heologorom ; fed eam tulo, eum ille* eri injufte Regnum occupajfrt, poftea ra Salonius vocat etiam tfrneroriont , & Dominicus Soto lo tnen illud pacince poflidet. Contra autem ¿e unt licitum to titat. appellat emren mgnifcrtum ; aeque P. Co ncina elle interficere Principem , eui mjtiftc per vim Regnum n um. 7 . ait rationabiliter fic loqui Socum , quoniam talis occu pav it, & .per vim prolequirur illud poflidere , repu. opinio deliruit jus ab ipfa natura in hominibus inlitum gnantibus Regniculis , qui tantum timore affe&i xgre ei pro priam tuendi vitam •*Qjáppt opinio b.tc ( fiint verba fubduntur. Sed nos dicimus privatis hominibus femper ef* Concia* ) quamquam petferr* videatur earítatis Fvanjgtjife illicitum interficere Tyran num tam jmmae , quam iecg magirum , tamen jura omnia perv en it& etrtt jus il cundar ipeciei. R atio , quia fubditi ex Divino praecepto ve* lud ipji nature infitum eonfervanai propriam tiitam omnino nerari , fic obedire tenentur fuis Dominantibus, quamwnvtllh. Prxterra «ddit Concina, quod per illam opinio* vis injufti s, & peryerfis , prout docet S. Petrus Seni nem ordo Providenti* pervertitur, en eius veri».* Provi fubd iti eflott in omni timore Dominis , non tantum bortis O dentia ittm ordium C iucc opinio ) pemtróat , fi a permit modtftisyftd etiam difculis. 1. Peir. 2. 18. Unde D. Au titur , tft iniquorum ttmeritar homintbus vitam eripiat. Ac |u((mu$ Icripfit, Dotnioum dare Regnum terrenum piis > f cedit opinionem hanc m MJhare arma petverfprum maü t t mpi is >Sicut ei placet,. Semper icitu r ac Princeps eit in 'ad bonorum (gdemt adque /fafi tiom m fuontmvie exeetriortem: -qus omnia , ut dt mtdio tollamur, nihili facienda eft pofleiTtone Reg ni, oblid antur Sub dui tener e eum ranquam fciieratorum vita . Idem prios fcripilt Comitolus Lib. 4. <¡. prop rium Dom inum ; ait enim S. Tno mas , quod licet ali uis injufte ufiirpatus fiiiflet alterius Statu m , íi portea Sub10. -num. 10. brevioribus verbis .■ Opinio ( «oneraria ) arma iti iplum ut Dominum recognofcerenr, aut antiquus Doterta minijir at injuJiitU «edi bonorum t rerum publnamm minus vel alius Princeps amborum fuperio r ei Dominium eixrfioni, tyrannidi vitiorum . ' • Regni ul tro concederet , tunc legitimus Dominu s illius evaObjicitur ab Adverfariis illud S, Au^uftini ia Tpiftda derer: Qui per violentiam dominium fubr ipit , non efficitur 7. alias 1 J4.a d Publicolam , ubi dicitur.' Ve ocadvtdis Dominus ¡ & ideo eum facultas -adeft , Po¡*ft aliquis tale tminibkiy ne ab «is quifyuam occidaturt non mihi placet dominium repellere ; nifi pofhnodum Dom tms verus effe&us *eonfilium nif%forte Ji t mUt s, aut publica fttf&ione tenea tur , mt non pro fe hoc factat , fed pro a liis , accepta Itgiti- fit vel per confenfum Subditormm , vel perauBoritatent fupe riaris. Si Tbom. 2. fent. difi. 44. q. 1 , ar. 2. Quamobrtm rna pottjiait , f> ejus congruat perfona . . . . DiSum efl , Non cam Uiurparor multipliciter pome /uftus Regni Dotninu; refiltarnus malo , ne nos vindicia dele&et. qua alieno malo fieri, ideo lubditi femper parere dAe nt fuis «¿rualibus Do•mnimum pafeit. A t (apienter huic reipondet DuHamel tninantibusj ad ipfos enim minime nertinet indicare, an illi ( tam. i. dt Prjcept, V, cap. 2. in fine ) dicens: AugufliJegirtroe aut ilieguime Sratum poflideant. mur nan de ao loquttur , qui fe d tftnd en coaSlnt hos necat , Et fi Subditi nujulmodi Dom inantibus obedienriam nega*#bi nm ejt mlia ratio expedienda fa!uti sy fed de bombe qui re nequeunt, tanto minus eos vita & pofleffione Regni prihominem improbum occidit , ne ab illo ipfe tir alit occidan vare poiTunt. Subditorum eft obedire, non judicare de Printur. Inquit, Se ipfe O alti occidantur , ergo S, Do£>cr cipe , qui Deo folummodoh ibjacet circa res fui domi nii, nec ■oo loauitur de injurto A ^re ffore , fed de homine impio, ab alia terrena poteltate dependet. Si fubditi de titulo aut a quo Occifor fuam aJioromqae sorte m /onnicUbat. po/Te/fione Princi pis /udiciu m (e m poflent, nunquam de Prarterea objiciunt, id eflé «ontra ordinem caritatis, q »2 eftet eis , qui pravo animo affc&i liint , prx textum invecenemur fpirituaiem vitam oreximi oiacfeire noñrar temoo
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nire ad le concitandos adverfas Principem*. Scripfit Azo> t i u s : Hae femtentia de licita tecifione Tr ram ti tn tit ulo , quamvis tot AuBorum ttftmonio nmpropeiur , mihi ta m e n d u b i a e f l . Q u a m v i s e n i m e v i d e n t ia p a t r a t i f a l e r i s p r o • b a ti o n em n o n p o f t u l a t r e q u i r i t t a m t n f e n t e n ti a m •. fn/ upe r fu aa nv s hu iuf mo di T/ ra m nt s ju s <*>• titulum non habeat tn Regno *fa Sb tamen habet poffeffionem a. qua dfjtc i non po tef i , n i f i p r i u s a u d i a t u r, • & j u d i c e t u r . Opomar liint ra*
d o n e s . q u a s h i c A u 9 or profert ad opinionem feprobandam> quod Tyrannum in titulo tollere e vita liceat: nemo enim» n e e P r i n c e p s , n e c P r i v a t u s p o c e f t v i c a , r e b u i q u e f a t i s e x . p o l i a r i , q u i n p ri u s a u d i a t u r , m t f a l t e m a f o o le g i t im o J u d i c e d a m n e t u r ; S u b d i ti a u t e m n u n q u a m j u s h a b e r e q u e u n t ■ f e r e nd i j u d i c i u m i n i p f or u m i f t u a l e m D o m i n u m . S ? d m i . ñ u s r e d e f a f íu s c f t d i c e n d o , H a c f e n t t n ti a d u b i a m i h i a f t t dicere debebat, ’improbabilis, falla,’falfilfima mihi eft, juxta id quod prius fcnpferar P. Alpbonius Salme ronusn»». 1?, ■f . 1 4 . ' i n t p i / i . A p o f t. D i f f . V . u b i f ic d i x i t : C u m m a n . datum fit nobis indiftinfte obediee Principibus eoam di f c o l i s , i i s ( a r e o d u o i e f t ; i o h i s t a m e n q u z n o a f un t c o n t n D v m i m m . Arque infuper, quod etiamfi Princeps injufte Re ' g n um u f u r p a t u s f u if l e t , e u m u t D o m i n u m e x i l t i m a r e d e b e mus ob eamdem qum e rarfooem, qnia ad privatos minime pe rtif iet de Ju rib us Pri nci pis jud icar e .* C u m n o n f i t e r g o p r i " w r i jud ica re de pr iu tip ib us t otfi il l i Reg nu m non /n ji t occ u p a v e r i n t, ©■ regnent pr parte f u » , ju fl e tame n f u b e)u s •tjrranmde pleShur Populus.
Sed alia adeft ratio ma^is in dens & ampla , propter iguam nunquam licet Principem vita .privare , tametG in, jnfte Regn um occupaf let , A. injufte pofliderer . Objiciunt :Auftores contrarii:. Sed qui Regnaro alienum fine aliquo 'titulo occu pat, & fine ratione aliqua pof lidet, non eft iU : fins neque D ominu s, neque Princeps, led fiir, & ufurpa 'tw . Sic uriuue ( retpondeo ) ñir, ñíiujazar, & bq b P n o 'teps , nec Dominu s, poftulo : eftne illé homo ut alii ? & fi eft homo ntfquit ipfe privari Vita , au t tonis ab ii? qui jus non hab ent eum vjra aut bonis eum expo liare . "Communis eft SS.Patrum dodrina, quod nulli privatz per ion x licet unquam occidere hominem, quamvis privatum , quanrumcunque iniquus ille fi t, nifi publicam habeat 'nufioriu tem, aut nifi id necefiariu m fit ad propriam vitam tuendam , ut diximus in pnrterita quarflione ; Sed loquendo de publica aufloritate , certum eft axioma illud a S. ' Auguftmo tnditU D. Qui fixe aliqua 'publica adminiftr 4 t i i w maleficium cccidetit , vefut homicida judicabitur, tib. t. Cap. i 6 . ¡n med. S, Thomas autem de hoc rationem reddit dicens: Occidere máleffUorem licitum eft , «» quatttum ordinatur ad falutem tatiua Communitati/ 2. i. f, 64. a, 5. Deinde fubdit guod occidere malefadores tolis permittitur Principibus, qui publicam auflioritatem hab ent, qui> bujqqe cu ri communis boni commiffa eft .1 Curam aurem
quod Princeps patrabat , aut illud quod ejus m ors inferrer, qoz tali modo eveniret ? Pofbuam Subdici fic temere contra eorum Principem concitati milfent atque impie manus fuas in ejus fansuine inqiúnaííent, quot rixae, fchif mata 8c civilia bella ftatim inlurgere inter eos ipfos infpice rentur ’ Infuper quot n pinx , quot Curiie gia , quotque ftragesl fublato enim a Populo fubje&ionis (r ano , & reverentis erga Regem f omnes illi qui pravo animo fiint affr fk \ , quibufnam Aacitiis feipfos oon traderent abifcifto jam timore publicat jultiriz t idque dicere voluit S. Thomas ( OPttft. ao, de Rrgim. Prine. /. 1. e. 6. ) ubi fcripfit • Tf fe hoc mu ltitu dini perieu lofum t & ejus ReR orib ur, f i pri vata prafumptione aliqui attentarent Prandentium nectm
diam tyrannorum.
Hinc eft, quod licet Imperatores Geotiles, impii , & Fcclefi* nerfecutores fuifté nt, attamen quia ipfi Impe )ii:m poifidebant Deus pcxcepit, ut in omnibus rebus licitis o^editntia ipfis przftaretu r . Und e icrip ftt Leflius ( de Ju fii t. & Jure I. 1. c. g. Dub. 4. ).* Princeps et fi t/ramuce regat , teme* manet Suptrior\ unde Scriptura jubet , nos in
rebus licitis partrt Principibus tthmeis tamquam fuptrioril m ttf i maximi tfftn t Tyranni f utpote qui Ecclefiam ptr feqiiertntur & ad impietatem cogerent \ ergo non poteft a Subdito interfici. Idem fcripfit Molina (d t Juftit. &e. tom. 4. traS. j. D. 6. ) Aliquis tft Tyrannus , quta lictt fu v e re Dominus Rtipubliex , in qua tyrannidem ex ercet , inique tamin tam admtniftrat: Tyrjm um hoc modo nefas $ Pri vatis inttrficttt . Idem fcripfit Gregorius Valentia ( tom. d i fp . . . . . q u . 8. ): Tyrannum perptavum ,
meritorie per quameumaueVatJfaiKm fuu m t vel f abditum et iam per Clanculoret mfidiat , <> fubtUet blanditias , vel («m/puvit boni commiffa eft Principibus habentibus publicam adulationes t non obftantt quocumque prxfiito juramento , feu auRirUatem , idto eis fdu m Itftt malefaftorts occidat , cartfederatione fa tii s cum eo , nm txprOata fen tm ia v el mandatoJudicts cujufcumqut . St/f. 15. At qu^ le remedium non privatis perfonts. SI ergo illicitum eft (ubditis interficere Tyran num tn adeft, ii remtoen Principis dTetexeemve tyrannicum? reme* Tirulo y quamvis ipfe abfque ulio jure Regnum occupaftec, dium quoduipperir, air S. Thomas, eft ad Deum recurrere , ut auxilium praebeat * Quod fi omnino' antra Tyrannum lúetque illud Íp/uft« poíTideret , tanto magis erit illicitum mortem machinari Principi exiftimato Tyranno in Rt fi- auuilium humanum haberi non poteft ., reeurrendum_ ad Re mint , qui juito titulo poflidet Regnum. Item li privatu , gem omnium Deum, aui tft adjutor m opportunitatibus. Praeterea feribit doen&nnf poninicus Soto < lib. 5. qu. eo quod publica audori tate c aren t, vetitum eft perimere hommita quantumcunque impium, quanto minus proprium I. art. ?. ) i Si is qui adoritur , Jit Rex , Princepsf vel Principem interficere licebit ! Falíum autem omn ino eft, ’alta Perfona valda uttHt Rmpublica , & Perfona qua inva ditur fit ab/eda' & viiis, mina nihil mtrfit Retpublita , )p Com munitate Subditorum quandam adefte auftoritatem fuperiorem , & a Principe independentem , ita u t cafu tune fubeundi
& caritatis magis amare prop riam, quam alienam vitam . Sed hoc non obftante fententia Soti pla cet mibi , & pro* babili/fim a videtu r ; rati o eft> q uia ,qu¡(q«e privatus oom mune bonum omni foo bono temporali nrarferre tenetu r, o mneque temporale pati detrimentum ad umnom grevifiimum Communitatis vitandum , atque hoc graviflimam darnnu a rofedo Communitas funerret, ut fupra confidenvimus. fi f’rmeeps a propriis fubditis interficerecur . Licitum quidem eil necare injuftu m Agr efiorem .privatum cum moderamine inculpatz tut elz , u nullum ¿acet effugium evadendi mortem. Sed quod procedit refpedu vitz Privatarum, locum non habet refprchi vitz. R^n antru o^ V alde enim di* Cura communis bónt commiffa $ Principibus habentibus publicem au£ioritatem. Quapropter eefi Princeps pervtr fus , vería rati o habenda eft inter Privato rum /& Principum vier Populut t gravofus ejfet , tenetur tamen Populum ob- tas j Reges funt Untii Domini , ideoque ípíórumperfonz funt faerx, eorumque vitz precióla*, ac nimis neceilariz funt ad f«jutum obedientiamque ilii pteftare > cum Subditi nun quam jus habere pojftnt de gejiis Principis judicare , p" pacem Pop ulo rum , bonum que publicum letvan dum . Si occiditur injuitus Aggreftor, damnum ipfi foii evenit, non autanto minus eum damnare ad vitam , aut ^Regnum amit tem Reipublicz, imo ejus mon bono conimuni prod erit, u t tendum , fi Princeps per maPrxter ea perpendi debe t, quod fi hujufmodi cafrn acci- infolentia Temerarior um reprimatur deret , quod Princeps a fuis Subditis tnuideretu r caufa ma- nus fuorum fubditorum vita privetu r, matum ( ut fupra perli regiminis, quodnam malum edet tnajus, illud nempe pendimus ) commu ne eva dit , & immenfum, propter innumera flagitia, deordinationes, & fophü'mata, quz propterea d ei nd e f e qu e nt u r. • ’ in hac re fuit principium Joannis Gerfon is, qui aufus dt a¡Terere , quod M onac ha poteft legitime a tota Narione iudicari, fi Regnum injufte regat ¿ dicebat enim, quod cum Nat io fit To tum Regni refpef iu ad Princip em , qui eft rantum pars, apud ipfam necei&rio debet Supremam auftoritatem emitiere . Prin cipium , ( inquo ) n on tantu m folium , fed pemiciofilTimum ; nam noc modo dux in Regno ciTent Suprema Poteftates , unde enormiftima evenirent Tchilmata , Regnique defolatio. S. Thom as aliam non recognofeit au^oritatem Supremam , nifi illam , quam habent Principes ; Quibus cura communis boni tribuitur ;
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4. PASAJE BIO GRA FICO A (Gaudé, I, 62) Ego, ut sincere veritatem fatear, cum theologiae moralis scientiae vacare coepi, quia rigidioris sententiae magistrum mihi audire contigit, pro hac strenue cum aliis tunc temporis contendebam. Sed postea, melius rationes hujus controversiae discutiens, opposita sententia, quae pro opinione aeque -probabili stat, moraliter certa mihi visa fuit; et quidem inductus ab illo plu ries hic repetito principio, quod lex dubia non potest obligare. Hinc persuasus re mansi nefas esse conscientias, cum opi niones sunt aeque probabiles, ad tutiorem sequendam adstringere, cum periculo in plurimas formales culpas incurrendi. — Praeterea tamen, cum nostra hac tempe state viderim ita acriter adversus mitio rem sententiam reclamari, multoties hoc punctum ad trutinam diligenter revocavi: legens ac relegens auctores omnes, quot quot ad manus habere potui modernos, qui pro rigida sententia certabant, prom ptus a mea sententia desciscere, statim ac non amplius certa mihi appareret. Prout enim plures opiniones, quas aliquando tanquam probabiles habui, postea non. erubui eas reprobare; ita, imo tanto magis, non erubuissem hanc sententiam, quae majoris est momenti, retractare. Sed quo diligentius rationes nostrae sententiae per pendere sategi, eo magis certae mihi visae sunt. —Caeterum, si quis adesset qui me clarioribus momentis illuminare posset, falsitatem ostendendo duorum principio rum quae hic exponere curavi, multas ei gratias haberem; atque statim, etiam per publicam scripturam, me revocare pol liceor. Donec tamen aliter mihi quam in praesentiarum sentio, persuasum non erit, dico quod sine gravi conscientiae remor su non possem alios adstringere ad se quendam tutiorem, cum opiniones aeque sunt probabiles, nisi oppositum declararet Ecclesia, cui libenter, si declarabit, judi cium meum submitto. 236
5. PASAJE BIOGR AFICO B (Gaudé, I, 67. 6970) MONITUM D. 86. Postquam haec typis mandassem, intelligitur cognitio certa praecepti; sed valde miratus sum legendo apud novam tantum probabilis, quamvis dubia, praetheologiam moralem, novissime editam a cepti notitia, quae (ut ajebat) jam habetur, Patre Patutio, id quod ibi Pater Sidemus, ubi de d uabus oppositis opinionibus aeque Veronensis, ejusdem Patutii vitam descri- proba bilibus agit ur. Secund a fu it, quod bens, prae cipue ubi illius Opera enum erat, lex aeterna, ex qua omnes aliae naturales confidenter asserit: quod in controversia leges emanant, ab aeterno jam promulinter Patutium et me habita circa usum gata fuit, priusquam creatus fuisset homo, proba bilium opinionum, cum i pse Pa tutiu s prom ulgat ione causali, virtuali, aut emimihi respondisset secundo libello, cui titu- nenti, et ideo ipsa usque ab aeterno vim lus : Osservasioni leologiche sopra VApo habuit obligandi. 87. Huic libello copiose ego respon di logía dell' Illustnss. e Reverendiss. Mons. D. Alfo nso de Ligu ori, ecc., ego vi argu- in Apología meae Dissertatiunculae, in mentorum convictus, nihil jam ultra ha- qua Patutii objectiones omnino mihi et bens qu od adv ersa rio meo opp onere m, ab aliis diluisse visum fuit. At deinde adveriterum respondendo abstinui; ne tamen sus hanc meam Apologiam, secundus Paomnino cederem, ut ipsi, quod scripsit, tutii libellus prodiit: Osservasioni teoloesset dedecori, omnia ejus adversum me giche, ecc., de quo sub initio Moniti menscripta ad S. C. Indicis ut damnarentur tionem feci. Ibique meus adversarius, cognoscens primas suas objectiones parum detuli Papae! hoc probrum mihi deerat, no- firmas esse, spectatis responsis quae illis men accusatoris! Sed res ita se habet. — ipse dedi, duas alias adjecit; unam nimiBrevem quamdam Dissertationem ego rum, in qua reapse nihil aliud egit, nisi olim in lucem edidi pro usu moderato opi- anteactam oppositionem in priori libello nionis aeque probabilis: illo ductus princi- scriptam repetere, mutando solummodo pio, quod lex inc erta nequi t ce rtam par ere epithetum prom ulga tioni s; nam ubi hanc obligationem, eo quod lex dubia car et suffi- causalem seu virtualem prius dixerat, in cienti promulgatione, quae essentialiter re- hoc secundo essentialem appellavit: altequiritur ad hoc, quod lex virtutem obligan ram, quod lex naturalis homini promuldi obtineat, quod est proprium legis; haec gatur in ipsa animae in corpus infusione, verba sunt S. Thom aeQ uaprop ter idem priusq uam ipse actua lem legis cognitioS. Doctor protulit deinde celebrem illam nem acquirat. — Hinc coactus fui responsententiam: Nu llus ligat ur pe r praec e dere ampliori Libro, cui titulus: Dell'Uso pt um aliqu od, nisi mediante scientia illius moderato dell’opinione probabile. Ibi con pr ae ce pt i 2. — Hanc meam Dissertatiun vincenter omnibus his et aliis Patutii objeculam Pater Patutius, anno 1764, suo pri- ctionibus feci satis; et plura alia adjeci, mo libello, insc ripto: La Causa dei Pro quae magnopere meam sententiam conbabilismo, richiamata alVesame da Mons. firmarunt. D. Al fon so de Ltguori, ecc., acri et vehe- ( . . . ) menti stylo oppugnavit, duas has prae cipuas objectiones proferens, quarum prima fuit, quod nomine scientiae praecepti, uti scripsit Doctor Angelicus, nequaquam Sideh tus, Elogium P. Joan. Vine. Pa tutii, Theologiae morali Patutii praemissum. Catalog. operum, n. 18. — 1*2*«, qu. 90, art . 4, in corpore. — * De Verit., qu. 17, art. 3. Patutius, La causa del Probabilismo, § 2 et § 5. • Osservazioni teologicbe, § 4. num. 8 et 9; § 5, nam. 12 et 14.
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MODO DE HACER TEOLOGIA MORAL (Gaudé II, 5253). Ver pp. 122123 de este estudio
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Haec omnia in relato meo Opere : tunc lex est moraliter promulgata, ideo que obligat, non obstante illo dubio lato omnibus fere Italiae episcopis et primariis pro opinione benigniori. Ubi enim veriordinum praelatis mittere curavi; ac pro tatem certam non invenimus, illam sequi pte rea cum accepissem , Patuti um in luce m debemus opinionem quae magis veritati se appropinquat; contra vero, ubi opinioedere novam theologiam moralem, in hac aliquid his quae scripsi responsurum pu- nes sunt aeque probabiles, lex est vere dubia dubio stricto, ita ut nullo modo tunc, tabam; sed mea me fefellit opinio: nam lex dici possit sufficienter promulgata. iis quae majoris ponderis erant, nullum Nolo hic pr aet erir e id, quod nuper re responsum inveni. Quod autem ipse detulissem ad S. C. Indicis scripta contra peri in postre ma editione theolog iae moralis Patris Fulgentii Cuniliati', allatum me a Patutio, hoc minime verum est, nec nempe in medium decretum S. Romanae unquam in mentem mihi venit; immo Inquisitionis, quo theses quaedam a paquoad convicia a Patutio adversum me rocho Avisii, dioecesis Tridentinae exa pr ol ata , potius eum ex cus avi , dicendo ratae, anno 1761 proscriptae fuerunt; et quod ipse non jam animo me conviciandi quo adversarii autumant probabilismum talia scripserit, sed ut hac arte legentium mentes imbueret de praestantia suae cau- universe damnatum fuisse. — Sed ego in sae, et sic ipsorum con niventiam sibi con- plurib us opellis ostendi, in rela to decre to nec probabilismum universum, nec aliciliaret. — Caeterum pluries ego in meis operibus eruditos rogavi, ut si quid con- quam opinionum, quae in catholicorum tra mea scripta haberent, mihi pateface- scholis propugnantur, sed aliquas tantum, quae nimis laxae erant, fuisse proscr iptas: rent, ut, cognito errore, a mea discederem sicut duo S. Officii consultores, et ipse sententia. Nemo tamen usque adhuc fuit qui id mihi praestiterit, praeter epheme- cardinalis Gallus, in eo tempore Poeni tentiarius Major, mihi rescripserunt, ut ridum gallicarum scriptorem, qui mihi tantum objecit, quod ego opinionem ae- notavi in Dissertatione supra descripta. que probabilem admittendo, eo quod in hujusmodi casu lex est dubia, etiam minus probabilem admittere deberem, quia tunc lex etiam est dubia. Sed huic oppositioni jam in libro meo praeivi, statuens quod, ubi adest probabilior opinio pro lege, De ll' Uso m ode rato , ecc. reperiuntur, quod
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Facile continget, in hoc meo libro, et po tiss im um in ha c po str em a ed iti on e, omnium sensui me non fore satisfacturum. — Ab illis enim qui rigidae vel benignae sententiae plus forte, quam p ar est, amantiores sunt, aut nimis austerus habebor, quia a multorum graviumque auctorum sententiis recessi; aut nimis indulgens, quia plures opiniones libertati faventes tamquam probabiles approbavi. Testor Deum, cujus honorem et animarum salutem m ihi proposui, quod, quidquid scripserim, non ab aliqua passione impulsus, aut verbis aliquorum auctorum addictus, vel austeritati aut benignitati nimis adhaerens, ad haec scribenda me induxi. — In qualibet quaestione, praevio diuturno studio, curavi quidem veritatem investigare, praecipue in iis quae ad pra xim magis faciunt. Et propterea, non solum diligenti trutina perp endere elaboravi rationes, quas doctores classici tradunt; sed etiam plures doctos recentiores consulere non neglexi; adeo ut aliquando, in recto judicio de aliqua quaestione faciendo, multos dies consumpserim. Siquidem, non tamquam ovis (ut verbis utar rigoristarum) semitas scriptorum caeco ductu sec tatus su m ; sed operam dedi ut veritatem assequerer, aut sententias quae magis veritati acce dunt amp lexarer. — Pro viribus sum conatus sem per rationem auctoritati praeponere; et ubi ratio me convicit, non renui auctoribus plurimis contraire, etiam iis quibus magis forsan adhaerere potuissem: utpote quia, cum hanc scientiam addiscerem, ad manus meas ante alios illi pervenerunt. Hinc, benevole lector, ne putes me auctoribus benignae sententiae omnino addictum, si eos saepius me citare observas. — Nam ad hoc Opus conficiendum non praetermisi etiam rigidae sententiae auctores legere, et praecipue Merbesium, Contenson, Habert, Natalem Alexandrum, Juenin,Cabassutium,ContinuatoremTour
nely, Genettum, Petrocorensem, Patrem Concina, etc.: paratus quidem a sententiis meis desciscere, dummodo suis rationibus de ventate me convicissent. Sed quomodo me convincere poterant, dum ridebam quod ipsi ut plurimum magis conviciis et subsannationibus, quam vi rationum, sententias suas suadere conantur? Quomodo in omnibus adhaerere potuissem iis qui opiniones suas saepius veriores et Evangelio conformiores praedicant, nonnisi quia rigidiores sunt; et frequenter insultant in oppositas, tamquam falsas ac Evangelio adversas, nonnisi quia libertati favent? Caeterum in dubiis discutiendis aequali? mihi scrupulus fuit, tam sententias libertati faventes et a ratione alienas uti probabiles adm itter e, quam dam nar e ut improbabiles eas quae valido quodam fundamento innixae mihi videbantur. Cum rertum sit, vel ut certum tenendum, prout communiter DD. docent, et ipse doctus Rev. P. Concina (quamvis rigidarum sententiarum celebris fautor), in suo eruditissimo opere Theologiae dogmaticomoralis me instruit, quod hominibus imponenda sub culpa gravi non sunt, nisi evidens ratio id suadeat •>. — Aeque enim nefas est a culpa excusare qui reus est, quam innocentem tamquam culpae reum judicare; ut sedulo monuit S. Antoninus ', ubi disserens quando aliquid dam nandum sit de mortali vel non, sic scripsit: Ni si ad hoc habeatur auctoritas expre ssa Scri pturae sacrae, au t canon is seti determi nationis Ecclesiae, vel evidens ratio, non nisi periculosissime determinatur. Nam si determinetur quod sit ibi mortale, et non sit, mortaliter peccabit contrafaciens; quia omne quod est contra conscientiam, aedificat ad gehennam... Si autem deter minetur quod non sit mortale, et secun dum rei veritatem sit, error suus non excusabit eum a mortali..., quando scilicet erraret ex crassa ignorantia: secus, si
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Part. ?, tit. 1, cap. 11, §28 —5. Bona ven l., Compend. iheoi. verit., lib. 2, cap. 52. — ' De vita ipirit lect. 4, ceroti. II.
5*7. «' Concina, in suo Apparatu, lib. 1, diss. 2, cap. 5,n .7 : lib. 3, diss. S, cap. 3 , 1 3, nedum opinionem istam teneat, potius oppo sitam amplectitur et defendit.
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ex probabili, puta, quia consuluit peritos in tali materia, a quibus sibi dicitur illud tale non esse mortale: videtur enim tunc in eo esse ignorantia quasi invincibilis, quae excus at a toto. Et hoc, quantum a i ea quae non sunt expresse contra ju s divinum vel naturale, ut contra articulos fid ei , decem praec epta, et huju smo di, in quibus ignorans ignorabitur. — Item S. Bo naventura dixit: Cavenda es t conscientia nimis larga, et nimis stricta. Nam prima generat praesumptionem; secunda, despe rationem...; prima saepe salvat damnan dum,secunda e contra damnat salvandum. Quapropter semper timor mihi fuit, ne Deus aeque rationem a me exigeret, si opiniones laxas ut probabiles approbassem, quam si probabiles ut laxas repro bassem. Hum anae conditio nis prae sent i fragilitate spectata, non est semper verum, tutius esse animas per viam arctiorem dirigere; cum videamus Ecclesiam tam nimiam Ubertatem, quam nimium rigorem saepe proscripsisse. — Unde Ger sonius *, animadverten s damn a sententiarum excedenter rigidarum, sic advertit: Fit... ut per tales assertiones publicas ni mis duras, generales et strictas, praeser tim in non certissimis, nequaquam eruan tur homines a luto peccatorum; sed in illud profundius, quia desperatius, im mergantur.
MODO DE ELEGIR LAS OPINIONES MORALES (Gaudé, I, 6263) Caeteram protestor quod, sicut con fessorios illos non approbo qui, nimiae austeritati adhaerentes, fecile damnant usum plurium opinionum quae gravi fun damento nituntur; ita contra,nequé appro bare possum eos, qui de fadii opiniones sine certo fundamento tanquam probabiles acclamant. —Confessarius, antequam aliquam opinionem amplexetur, tenetur utique intrínsecas rationes perpendere; et cum ei occurrit ratio aliqua convincens pro tutiori opinione, cui adaequatam re sponsionem suppetere non aspicit, tunc op positam minus tutam amplecti non potest, quamvis plurimorum doctorum auctoritas ipsi faveat: modo auctoritas non sit tanti ponderis, ut videatur ei magis quam ra tioni apparenti deferendum, juxta id quod docet S. Thomas: Aliquis parvae scien tiae magis certificatur de eo quod audit ab aliquo scientifico, quam de to quod sibi secundum suam rationem videtur . Sed
iste casus valde rarus erit. 83. - Hoc pro theorica. Sed quantum ad praxim spectat deligendi opiniones, quaeri solet, an expediat rigidas aut be* nignaspraeferre? —Respondeo: Ubi agi tur de removendo poenitente a periculo peccati formalis» confessarius debet» gene* raliter loquendo et in quantum ehrfertan» prudentia suggerit, benignis opinionibus uti Ubi vero opiniones benignae proxi mius reddunt periculum formalis peccati, prout sunt nonnullae auctorum opiniones» v. gr. quoad vitandas occasiones proxi mas, et aliae id genus; tunc semper expe dit ut confessarius utatur, imo dico quod ipse, ut medicus animarum, tenetur uti opinionibus tutioribus, quae poenitentes ad se servandos in statu gratiae conducunt. Nescioautem quomodopossit cum bona conscientia doceri (generice loquendo), quod poenitenti, qui, ob confessionem suarum culparum peractam, jus certum ad absolutionem jam fuerit adeptus, possit ipsa ei negari, eo quod poenitens inter duas aequalis ponderis opiniones nolit tutiorem sequi. Hic est rigor ille, quem immoderatum et injustum procul dubio re puto et reprobo; cum austeritas haec causa esse possit ut plures animae damnentur; dum alias plures auctores invenio, etiam probabilioristas, tam modernos quam antiquos, relatos quidem ab adversariis uti rigidae sententiae fautores, qui oppositum docent.