EDITORIAL CCS © David Luján © Editorial CCS, 2009 Calle Alcalá, 166 - 28028 MADRID (España) Telf.: (34) 91 725 20 00 www.editorialccs.com
[email protected] Diagramación editorial: Nuria Romero Diseño de cubierta: Olga R. Gambarte Ilustraciones de portada e interior: Carla Duffau ISBN eBook: 978-84-9023-531-7 ePub: CrearLibrosDigitales.com
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A mi hija Emma
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ntroducción Este libro tiene el propósito de acercarnos la mentalidad y concepción del Oriente tradicional. Su estructura se centra en la educación de los niños, pero no va dirigido exclusivamente a ellos, sino más bien al niño que todos llevamos dentro y al cual le hubiera encantado, y tranquilizado, escuchar algo así. Nuestra educación en Occidente es muy competitiva, centrada en las pautas del éxito para una buena economía, y se olvida con demasiada frecuencia el trabajo del «ser», el individuo, la felicidad interna. Todos hemos oído en nuestra educación las palabras «no» y «cuidado» infinidad de veces, haciéndonos creer la existencia de un mundo negativo y amenazante. Y nuestras madres, padres o educadores sólo pretendían prepararnos para lo que ellos sentían como desequilibrado, brusco y duro de pelear. En Occidente, el sistema de educación nos invita constantemente a abandonar la búsqueda del interior a favor de la competición con el el exterior. Pero los niños, cuando escuchan las órdenes que les obligan a salir de su interior, se muestran rebeldes, les cuesta entender y lloran sin cesar, su dolor viene de la imposición de algo que no les resulta natural, no fluye por el río de su vida como seres de la naturaleza. Sin embargo, cuando a los niños se les ofrece estas enseñanzas centradas en el interior, puede que aparenten de primera no entenderlo, pero no dan signos de dolor, ni de rebeldía, no lloran, más bien todo lo contrario, se derrite su rabia y resulta una paz tranquilizadora como si se sintieran en su casa. Según el autor de estas enseñanzas, David Luján, licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid, es un terapeuta que vivió largo tiempo en India. Los occidentales de hoy tenemos tres capas negativas que impiden toda curación y equilibrio. Éstas son: una primera capa de «estrés», una segunda de «exigencia» y otra de «depresión» más o menos profunda, pero arraigada en todos por la forma de entender el tiempo de manera lineal.
Los niños frente a la concepción de un tiempo lineal muestran un entendimiento torpe y doloroso; no es natural. El mundo no es una línea recta ordenada secuencialmente que avanza inexorablemente, abandonando para siempre el pasado y comiéndose el futuro. Nuestra forma de entender el tiempo nos llega no de pocas paradojas desde muy niños, y jamás lo entendemos, sólo terminamos por integrarlo como algo doloroso, en silencio, como una duda existencial que nos llena de miedos y angustias. Esta es la depresión de la que el autor nos habla. Por otro lado, los niños criados en Oriente donde su visión del tiempo es circular, no muestran síntomas de dolor sino todo lo contrario, enseguida dejan de preguntar, puede que no entiendan pero se diría que intuyen la veracidad de la existencia de un tiempo circular donde pasado y futuro forman con el presente un eterno presente que gira y gira. Integrando esta noción que tan fácil y natural conciben los niños, se marcharía nuestra depresión como occidentales. La «exigencia», la otra pauta de los occidentales propuesta por el autor, con la que comenzamos la gran parte de nuestras interacciones con el mundo, viene de la alta competitividad. La «exigencia» en los niños occidentales aparece igualmente como dolorosa, como un desequilibro que les cuesta regular y que con frecuencia exageran. Pero los niños occidentales «exigen» porque ven cómo sus educadores también lo hacen y cómo les regañan, de manera que comienzan a jugar con la exigencia y a hacer su
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interacción con el mundo a través de ella. Para los niños occidentales, ser adulto significa tener derecho para poder exigir, jugar a ser adulto es fácil, sólo hay que exigirle a todo lo que nos rodea. Sin embargo, una educación sobre la base de comenzar «dando», entregando al mundo antes que nada, hace que las cosas sean bien distintas. Muy sencillo, si comenzamos esforzándonos en dar primero que nada, y no exigir, nuestra relación con los demás y con las cosas que nos rodean aparece suave, pacificadora, circular. Y aquí es donde conectamos con la tercera capa, la más externa, el «estrés». El estrés es una prisa competitiva que surge cuando nos sentimos amenazados por el entorno, y cuya pauta comienza siempre por la exigencia. En el estrés encontramos exageradas la línea recta y la exigencia. Deshaciendo ambas, el estrés no tiene cabida. Así 101 Enseñanzas de Oriente comenzó como una serie de cuentos para ayudar a los pacientes a sanar sus desequilibrios. Tanto ayudaban a los pacientes estas enseñanzas que David Luján decidió publicarlas. En cada uno de ellos se esconde un ejemplo para la salud y el equilibro de nuestro subconsciente occidental. Parece que, por tanto, leerlos y releerlos, nos ayudará a sanar y dar paz a nuestro interior. interior.
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I PARA CON UNO MISMO MISMO
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SER ADULTO Un niño preguntó a su papá: —Papá, ¿cuándo seré adulto? —
Cuando te conozcas a ti mismo.
— ¿Y cuándo será eso? —le insistió insistió el niño. —No lo sé, hijo mío, hay gente que no lo consigue nunca, y otros a muy temprana edad. —¿Y cómo haré yo para conocerme? —preguntó muy interesado interesado el niño. —No dejes de hacerte esa pregunta jamás y llegarás llegarás sin darte cuenta. 2
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LA BELLEZA DEL DESCUBRIMIENTO Una niña estaba intentando quitar la rueda de un camión de juguete que se había atascado. Después de sólo dos intentos, preguntó a su papá: —Papá, ¿me ayudas a quitar esta rueda? —No —respondió el papá. —¿Por qué? —dijo la niña muy sorprendida. sorprendida. —No quiero robarte el placer de descubrir descubrir por ti misma cómo se quita. 3
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EL CASTIGO DEL ENFADO Dos niñas fueron castigadas por sus mamás sin salir de casa durante todo el día. Al día siguiente las niñas se encontraron de nuevo en el parque y la una le preguntó a la otra: —¿Todavía estas enfadada con tu madre por el castigo de ayer? —No —dijo la primera niña—, a mí ya se me ha olvidado. —A mí no se me ha olvidado —añadió —añadió la otra—, sigo enfadada con mi madre. A lo que la primera niña le respondió: —Lo siento por ti. Si eso es así, significa que aún sigues castigada. 4
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LA ENVIDIA Un niño se acercó a su mamá y le dijo: —Mamá, tengo envidia de mi amigo. —¿Por qué? —preguntó la mamá. —Él tiene muchos juguetes y trae uno nuevo cada día, y además son todos muy grandes y bonitos. Su mamá le respondió: —Cuando le veas la próxima vez no te fijes fijes en los juguetes, sino en él. él. A los dos días, el niño se acercó a su mamá y le dijo: —Tenías razón mamá, me he fijado en él y no en los juguetes y ya no le le tengo nada de envidia. 5
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FRENTE A LOS PROBLEMAS Un niño se dio un golpe muy fuerte en el dedo y corrió junto a su mamá llorando. Su mamá le dijo así: —No te preocupes, espera, que el dolor se va. El dolor se va, sólo hay que esperar un poquito, y se va, se va. —¿Y por qué se va mamá? —le preguntó el niño. niño. —La naturaleza tiende al equilibro —respondió su mamá. Su mamá siempre le decía aquello cada vez que se hacía daño o tenía dolores fuertes. Años más tarde, el niño, que ya era mayor, era admirado por sus amigos porque amás se ponía nervioso frente a los problemas y los resolvía con acierto. —¿Cómo lo haces?, ¿por qué siempre estás calmado y nada te altera? —le preguntaron sus amigos. A lo que él contestó: —¿Por qué iba a ponerme nervioso frente a los problemas? Éstos son efímeros, se pasan, déjalos correr, todo tiende tiende al equilibrio. 6
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LA ALEGRÍA SE ALIMENTA A SÍ MISMA Una niña entró en su casa y encontró a su mamá sola, riéndose sin parar. —¿
Por qué te estás riendo mamá?
—Llevo ya un rato alegre —dijo la mamá—, y la verdad, no me acuerdo por qué empecé a reírme. —Entonces, cuéntame por qué sigues sigues riendo —insistió la niña. niña. —Sólo me río porque estoy alegre. —¿De verdad? —preguntó la niña algo algo extrañada. —Sí, hija mía —añadió la mamá—, estar alegre es motivo suficiente para seguir estándolo. 7
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PAZ INTERIOR Un niño se acercó a su abuela y le preguntó: —Abuela, ¿qué es la paz interior? La abuela subió al máximo el volumen de la televisión, encendió la radio y se puso a golpear con una cuchara todas las ollas de la cocina. —¿Qué haces abuela? —preguntó la nieta. nieta. A lo que la abuela respondió: —Cuando consigas estar tranquilo en un estruendo como el que ahora alrededor, comprenderás lo que es la paz interior.
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hay a tu
ESTÁ
EL ÉXITO EN EL MANEJO
Un niño se acercó a su papá y le dijo: —Hoy en el colegio he ganado a todos todos los niños y me han dejado ser el que manda. —¿Y qué les has mandado? —preguntó —preguntó el papá. —Limpiar el jardín —dijo el niño. —Y tú, hijo mío, ¿has limpiado limpiado con todos? —Claro, yo el que más —respondió el niño. El papá le dio un beso y le dijo: —Entonces no estoy orgulloso orgulloso tanto de tu éxito, sino sino de cómo lo has manejado. 9
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EL DESEO JUSTO Una niña se acercó a su mamá y le dijo: —Mamá, he vuelto a perder la carrera, pero como me dijo mi profesor, yo he deseado ganarla con todas mis fuerzas. —Entonces —dijo la mamá— ya sé el problema. —¿Cuál? —preguntó la niña. —Tenías toda la sangre en tus deseos y te quedaste sin fuerza en las piernas. piernas. 10
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NO VEMOS LO QUE HAY, SINO LO QUE SOMOS Estaban dos niños tumbados en el parque mirando las nubes. —¡Mira esa! —dijo uno de ellos— ellos— se parece a un coche. —Sí, ya la veo —dijo su amigo—, pero no ves bien, no se parece a un coche sino a un barco. Como no llegaban a un acuerdo, preguntaron al cartero que por allí pasaba. —Está claro niños —dijo el cartero—, esa nube no se parece ni a un coche ni a un barco, esa nube se parece a una carta. Como los niños no quedaron contentos con la respuesta del cartero, preguntaron a un policía que por allí pasaba. —Está claro niños —dijo el policía—, esa nube no es un coche, ni un barco, es un gorro de policía. Los niños, que no se quedaron contentos con ninguna de las respuestas, fueron a ver a su mamá que, mirando a la nube, les preguntó a los niños: —¿Tú que ves en la nube? —Yo sigo viendo un coche —dijo —dijo uno. —Y yo sigo viendo un barco —dijo el otro. —Esa nube —respondió por fin la mamá—, no es otra cosa que un coche para ti y un barco para ti. 11
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EL ENFADADO CON UNO MISMO Un maestro en la escuela preguntó a los niños: —¿Sabéis como se hace un pastel? Los niños dijeron que no sabían y el maestro se lo explicó, pero como el maestro estaba algo confuso, se lo explicó de una manera poco clara. —A ver tú —dijo el maestro—, maestro—, dinos cómo se hace un pastel. —No lo sé —dijo el niño. niño. —A ver tu compañero de al lado, dinos dinos cómo se hace un pastel. —No lo sé —dijo el otro otro niño. —¡Estos niños son tontos, tontos, os lo acabo de explicar! —gritó enojado el maestro. El maestro lo volvió a explicar igual que antes, pero esta vez chillando, y los niños siguieron sin saber hacer pasteles. 12
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RECONOCERLO ES EL PRIMER PASO Una niña muy nerviosa que no paraba de ir de un lado para otro le dijo a su papá. —Me siento mareada. —Claro —dijo su papá—, estás estás muy nerviosa. —No —dijo la niña gritando—, no lo estoy. Y sa lió otra vez a jugar, moviéndose de aquí para allá. Al rato la niña se acercó de nuevo a su papá y le dijo: —Creo que estoy algo nerviosa, ¿qué puedo hacer, papá, para que se me quite este mareo? —Ya lo estás haciendo —respondió —respondió el papá. —¿El qué? —dijo la niña sin sin comprender nada. —Ya te has dado cuenta de que estás nerviosa; pronto se te pasará el mareo. 13
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EL DESEO POR EL DESEO Un niño algo nervioso y con muchas ganas de divertirse dijo a su mamá: —¡Quiero ese juguete! La mamá se lo dio y al poco tiempo el niño volvió a decir: —¡Quiere ese otro juguete! —Tu problema —dijo la mamá— no es el juguete, sino el deseo de tenerlo. Hasta que no cortes tu deseo no dejarás de sufrir. —No, mamá —dijo el niño—, dame dame ese juguete y ya no querré más. La mamá le alcanzó el juguete y enseguida el niño volvió a pedir: —¡Dame ese otro mamá, que ese es el definitivo! La mamá insistió: —Tu problema no es que no tengas ese juguete, lo que te molesta es el deseo de tenerlo. Hasta que no dejes de desearlo no dejarás de sufrir, no hay juguetes en el mundo suficientes para saciar el deseo por el deseo. 14
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LA MEJOR DEFENSA, LA FLEXIBILIDAD Una mamá vio a su hijo que se dirigía a la calle con un palo muy fuerte y muy duro. —¿Para qué llevas eso palo tan fuerte y duro? duro? —preguntó la mamá a su hijo. —Para defenderme —respondió el niño. Entonces la mamá le dio una cuerda gruesa de goma. —Si lo que quieres es defenderte, toma toma esta cuerda de goma y deja el palo. —Pero mamá, con esto no podré defenderme, era mejor el palo. —Te equivocas, hijo, el palo se te podía romper y quedarte sin defensa, esta cuerda de goma jamás, en toda la vida, se te romperá. —No entiendo mamá. —Para defenderse no hay que golpear, sólo adaptarse a la situación sin sufrir daños. daños. 15
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EL MÁS GRANDE DEL MUNDO Un día un niño le dijo a su papá: —Papá, quiero ser el más grande del mundo. —Bien, hijo, entonces te conviene conviene empezar por entender a los más pequeños.
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FRENTE AL BUENO Y AL MALO Un niño se acercó a su mamá y le dijo: —Mamá, en mi clase hay un niño muy malo y otro muy bueno. ¿Cómo pueden ser tan distintos? —Ese no es tu problema, hijo mío —respondió la mamá. —¿Y cuál es mi problema? —preguntó el niño. —Cuando veas al niño bueno, intenta intenta imitarle. —¿Y cuando vea al niño malo? —Cuando veas al niño malo, úsalo para examinarte a ti mismo. 17
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DE MEMORIA Un niño se acercó a su papá y le dijo: —En mi clase hay un niño que ha ha aprendido mucho, se lo sabe todo de de memoria. —Bueno —dijo el padre—, si se lo sabe todo de memoria es que aún no ha aprendido nada. Pero no lleva mal camino. 18
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EL AMOR Una niña vio a su papá llorando y se acercó a preguntar. —Estoy triste —dijo el papá— y no lo entiendo, yo te quiero mucho, y a mamá también, y a tu hermano; no creo que pudiera tener una familia mejor, y yo sin embargo… —Te equivocas papá —dijo la la niña—, no nos quieres tanto como te crees. —Sí, de verdad que os quiero mucho, mucho —respondió el papá. —Imposible —dijo la niña—, no nos puedes querer si primero no te quieres a ti mismo.
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LAS PREOCUPACIONES Y LAS EVASIONES Una niña le dijo a su abuela: —Abuela, tengo exámenes en el colegio y estoy muy preocupada con ellos. ¿Qué puedo hacer? A lo que la abuela respondió: —Siempre has de preguntarte: ¿qué quiero, quitarme la preocupación o aprobar los exámenes? —Aprobar, abuela, quiero aprobar —respondió —respondió la niña. —En ese caso no debes preocuparte, porque si te preocupas, vas a perder mucho tiempo y le vas a dedicar poco al estudio. —Pero, abuela —preguntó la niña—, ¿y si te hubiera dicho que lo que quería era sólo quitarme la preocupación? —Entonces —añadió la abuela—, te hubiera dado la misma respuesta porque sólo estudiando se te va a quitar. 20
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ANTE LA ENFERMEDAD Una niña que llevaba muchos días malita preguntó a su papá: —Papá, ¿por qué no me pongo buena?, me he tomado todos los remedios y siempre estoy en la cama. —No te pones buena —dijo el papá— porque aún no has escuchado el mensaje. —¿Qué mensaje papá? —Toda enfermedad es un mensaje que nos da nuestro cuerpo para que cambiemos de hábitos. Admite de verdad que estás malita y escucha lo que tenga que decirte tu cuerpo. Cuando lo entiendas y le hagas caso, te pondrás bien. 21
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EN LA ALEGRÍA Y EN EL ENFADO Tres hermanos se acercaron a su papá y le dijeron entusiasmados: —¿Cuándo nos llevas al parque como nos nos prometiste? —Nunca —dijo el papá chillando—, chillando—, sois unos pesados, siempre pidiendo. El papá se marchó enojado y la abuela, que andaba por allí, se acercó a sus tres nietos. —¿Habéis aprendido la lección? —preguntó. —preguntó. —¿Qué lección abuela? —dijo uno uno de ellos. —Sencillo: cuando estéis alegres no prometáis alegremente, y cuando estéis enfadados no intentéis hablar.
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LOS DOS ENGAÑOS Un niño se acercó a su papá y le dijo: —Papá, mi hermano me ha engañado dos veces con el mismo mismo truco. —Entonces, hijo, la primera vez que te ha engañado ha sido culpa suya, pero la segunda es culpa tuya. 23
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NO PARA HOY SINO PARA MAÑANA Una niña jugando en el parque se dio un golpe en la pierna y comenzó a sangrar. Cuando llegó a su casa, llorando del dolor, le pidió a su mamá que le curara la herida, a lo que la mamá se negó. La niña esperó llorando y llorando, pero la madre, aunque sufría, no acudió a curar su herida. Finalmente, fue la propia niña la que fue al baño y aclarando la herida con agua, logró sanarla. La niña se enfadó mucho con su mamá por no haberla ayudado. Se lo contó a su abuelo cuando lo vio, y éste respondió: —Hija mía, te equivocas, tu mamá actuó de manera adecuada. adecuada. —¿Cómo puede ser? —dijo la niña—. niña—. Yo quería que me ayudara. —Exacto, y así lo hizo. —No entiendo —dijo la la niña a su abuelo. —Tú mamá te ayudó a ser más fuerte para la próxima vez que traigas traigas otra herida. 24
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LA DECISIÓN ESTÁ EN NOSOTROS Dos hermanas que se estaban peleando fueron castigadas cada una en una habitación sin uguetes ni televisión. Media hora más tarde, su mamá abrió la puerta y se encontró a una de sus hijas muy enfadada, pero la otra salió alegre y contenta. Su mamá les preguntó: —¿Qué habéis estado haciendo en la la habitación durante el castigo? La hermana enfadada respondió: —No había nada que hacer, no teníamos juguetes ni televisión, yo me he aburrido y estoy muy enfadada contigo. La mamá se dirigió entonces a su otra hija, que se encontraba alegre y contenta, y le preguntó: —Y tú, hija, ¿qué has estado haciendo? —Yo he estado imaginando que viajaba con un gran elefante, y luego nos paseábamos por un campo muy hermoso; yo le daba de comer al elefante y él me acariciaba con la trompa. 25
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EL VERDADERO PELIGRO Unos niños jugaban tranquilos en el parque, cuando uno de ellos cogió unas tijeras que encontró en el suelo y comenzó a asustar a los demás con ellas. —¡Déjalas que son muy peligrosas! peligrosas! —dijo uno de ellos. A lo que su compañero respondió: —Yo no veo ningún peligro en las tijeras, el peligro lo tiene nuestro amigo que no sabe usarlas. 26
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PARA CONSEGUIR LOGROS Una niña estaba intentando armar un juguete muy complicado y no lo conseguía. —Esto es imposible —le —le dijo a su abuelita—; por favor, házmelo tú. —No —respondió la abuelita. abuelita. —¿Por qué? —dijo la niña. —Porque no lo has intentado bien. Hagamos una cosa, inténtalo pensando bien y si no lo consigues, yo te ayudo. —¿Y cómo se intenta esto? —preguntó —preguntó la niña a su abuelita. —Cuando no tengas prisas por hacerlo, cuando no le eches la culpa al juguete y cuando asumas tus límites. 27
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TE CONOCERÁN CONOCIÉNDOLES Un niño se acercó a su abuelo y le dijo: —Abuelo, esos niños no quieren jugar conmigo, y ya llevo días intentando que me conozcan. —¿Y qué haces? —preguntó el abuelo. abuelo. —Les cuento mis historias, les hago mis juegos y les muestro lo que soy capaz de hacer. —Claro —dijo el abuelo—, por eso no quieren jugar contigo. No has de preocuparte en que te conozcan, sino en conocerles tú a ellos. 28
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APRENDER Un niño dijo a su papá: —Papá, ya he terminado mis deberes. —¿Y los has entendido bien? bien? —No sé —dijo el niño—. niño—. ¿Cómo se sabe eso? —Muy fácil, hijo mío, sólo has de preguntarte si podrías crear algo nuevo con lo que has aprendido de ellos. 29
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LO FUNDAMENTAL Y LO ACCESORIO La mamá y el papá le dijeron un día a su hijo, viendo que éste ya se sentía muy mayor. —Nos vamos de camping a pasar todo el día en el campo. Tú, que ya eres mayor, escoge todo lo que consideres importante para ti y ponlo en el coche. El niño, entusiasmado por ir al campo, puso en una bolsa su pala para hacer agujeros, el rastrillo para mover tierra, su camión remolque y el cubo de plástico. Después de haber jugado en el campo toda la mañana con sus cosas, preguntó el niño a su mamá y a su papá —¿Qué hay de comer? —¿Tú que has traído para comer, hijo mío? mío? —le preguntaron al niño. —Yo no he traído nada. —¿Qué has traído entonces, si te dijimos que pusieras lo más importante importante en el coche? El niño, que se creía mayor, quedó muy avergonzado y pasó hambre durante toda la tarde en el campo. 30
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EXPECTATIVAS REALISTAS —¿Por qué estáis tristes? —preguntó —preguntó una niña a sus padres. A lo que ellos contestaron: —Estamos tristes porque no nos ha tocado la lotería, y teníamos muchas ilusiones puestas. La niña les preguntó: —¿Y tenías también muchas posibilidades? posibilidades? —No —dijo el papá—, la verdad verdad es que no. —Entonces ya entiendo por qué estáis tristes, tristes, pero no entiendo por qué seguís jugando a la lotería. 31
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LA TERCERA OPCIÓN Un niño que estaba de compras con su abuela, le dijo a ésta: —Mira abuela, tengo dos opciones, lo puedo comprar en rojo o en verde, pero no sé qué hacer. —No tienes dos opciones —dijo la abuela—, tienes tres. —Pero abuela, sólo tienen dos colores colores para elegir. —No te olvides —añadió la abuela— de la opción de no elegir ninguna de las dos. Ahora: con esas tres opciones, dime: ¿qué vas a hacer?
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MI RESPONSABILIDAD Una niña se acercó a su mamá y le dijo: —Mamá, me aburro con esos niños, no saben jugar, no saben divertirse. A lo que la mamá le respondió: —No te preocupes de ellos, preocuparte preocuparte de ti, deja de exigirles y ve sólo sólo a divertirte. 33
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RECUPERAR EL MUÑECO Un niño se acercó llorando a su abuelo y le dijo: —Abuelo, mi hermano me ha quitado mi muñeco. El abuelo respondió: —Dime, ¿te lo he quitado yo? —No, abuelo, tú no —dijo —dijo el niño. —Entonces, ¿por qué vienes a mí? 34
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LAS FUERTES AFIRMACIONES Un niño se acercó a su abuelo y le dijo: —Abuelo, tengo un amigo muy listo listo que nunca duda de lo que dice. dice. —¿Y vosotros le creéis? —preguntó —preguntó el abuelo. —Sí, claro, lo dice con mucha convicción. convicción. —Escucha bien, tienes que aprender esto para la vida —dijo el abuelo—: ese amigo tuyo es inseguro y dice las cosas con tanta firmeza, porque tiene demasiado miedo a equivocarse. —¿De verdad abuelo? —añadió el niño. niño. —Ya lo verás, y es por esto que es muy peligroso, su miedo profundo y su fuerza le hacen muy peligroso. Cuídate bien de los que hablan con mucha seguridad o terminarás siendo un necio.
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II PARA CON LOS LOS DEMÁS
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EL ENFADO DE MAMÁ Una niña se acercó a su papá y le dijo: —Mamá me ha gritado, es una enojona, me dice dice cosas muy feas. —No es una enojona —dijo el papá—, es sólo que está enojada. Dentro de mamá está el enojo, ¿vamos a quitárselo a ver cómo se encuentra ella? —Sí, vamos. Pero, ¿eso cómo se hace, nos va a volver volver a gritar? —dijo la niña. —No, tranquila, cuando hablemos con ella no la mires el enfado, mira sólo directamente a mamá.
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EL NIÑO TALENTOSO Un papá oyó hablar del talento de su hijo, pero como estaba siempre fuera de casa, no lograba nunca verlo. Harto ya de las historias de admiración que su mujer le contaba, levantó a su hijo una noche que dormía y le dijo: —Demuéstrame hijo mío, ahora mismo, el talento talento que cuenta tu mamá de ti. —Yo no tengo ningún talento talento que tú puedas ver ahora mismo. —¿Por qué? —preguntó el papá algo enfadado. enfadado. —Porque estás enfadado, porque eres exigente, exigente, porque no esperas nada de mí. El papá se quedó callado, no sabía qué responder. 37
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LA PELEA Una niña llego a casa con el ojo morado por una pelea. —¿Qué te ha pasado hija mía? —le preguntó preguntó preocupada su mamá. —Una niña vino a pegarme —dijo la niña. —¿Y como pasó? —preguntó la mamá. —Ella vino y me gritó muy fuerte. fuerte. —¿Y tú que hiciste? —preguntó —preguntó la mamá. —Yo entonces también la grité, y ella me pegó. —Entonces, ella no fue a pegarte, sólo fue a gritarte, si no, te hubiera pegado de primeras. Fue tu grito después del suyo lo que le hizo querer pegarte, y por eso tienes el ojo morado. 38
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JUGUETES MUY CAROS
Una mamá que vio a su hijo algo aburrido en casa, se fue a la tienda y le trajo cien regalos, juguetes de todos los colores: coches, muñecos, un tobogán, una cuerda para saltar y tres sombreros muy divertidos que cantaban canciones. Cuando le dio todos los uguetes a su hijo, éste respondió muy triste: —Mamá, ¿no podrías cambiar todos estos estos juguetes y traerme un amigo? 39
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JUSTICIA Y SABIDURÍA
Llegando un papá a casa, dejó una bolsa de canicas en la mesa y dijo a sus dos hijos: —Esas canicas son para vosotros, vosotros, coged las que queráis. Los dos hermanos se abalanzaron sobre la bolsa y se repartieron las canicas, pero no quedaron contentos con el reparto. —Mi hermano ha cogido más que yo —dijo —dijo uno de ellos. — hermano.
No, yo creo que ha sido él quien se ha quedado con más —dijo el otro
A lo que el papá respondió: —Los dos creéis que la parte que le le ha tocado al otro es mejor. —Sí —respondieron los niños niños al unísono. —Muy sencillo —dijo —dijo el papá—, cambiaros las partes y los dos quedaréis contentos. 40
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INTENCIONES, NO PALABRAS
Un papá fue a una mujer sabia y le dijo: —No entiendo, siempre estoy hablándole a mi hijo de paz y tranquilidad, como dicen en los libros, pero él se comporta siempre de manera nerviosa. ¿Qué puedo hacer? —¿Se considera usted algo nervioso? nervioso? —preguntó la mujer sabia. —Sí, soy nervioso —respondió —respondió el papá. —Los niños —dijo la mujer sabia—, no oyen palabras, oyen actitudes. 41
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LA SEGURIDAD DE TODOS
Una niña se acercó a su mamá y le dijo: —Mamá, mis amigos y yo tenemos miedo en el colegio, hay niños malos. A lo que su mamá añadió: —No te preocupes por tu seguridad, sino por la de tus amigos, y entonces estaréis todos a salvo. 42
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EL CUMPLEAÑOS
Al cumpleaños de un niño llegaron muchos amigos con distintos regalos. Todos le entregaron sus regalos al pequeño. —Gracias, a todos —dijo el niño—, ahora como c omo agradecimiento os daré yo un regalo a cada uno. Todos sus amigos recibieron su regalo, menos uno de ellos, que sin decir nada, se estaba marchando de la fiesta. —¿Por qué te vas? —preguntó el niño niño a su amigo. —Yo tengo demasiados juguetes, no necesito más, no venía a jugar con los regalos sino contigo. —Tienes razón —dijo el niño. niño. Y desde aquel momento se hicieron amigos para toda la vida. 43
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EL REGALO MÁS HERMOSO
Una niña, al ver que su mamá se marchaba a un largo viaje, le pidió que le trajera lo más hermoso que encontrara. —Te lo prometo —dijo la mamá, le dio dio un beso y se marchó. Semanas más tarde regresó la mamá y su hija, entusiasmada, se acercó a ella y le preguntó: —Me lo has traído. —Sí —dijo su mamá. —¿Dónde está? No lo veo —dijo —dijo la niña impaciente. —Lo traigo yo dentro, son miles de historias que he aprendido para ti en mi viaje. Siéntate, este es un regalo que necesita tiempo y dedicación.
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EL VERDADERO CULPABLE
Una niña que volvía de comprar el pan, se sentó a mirar un rato el río, y cuando se quiso dar cuenta, un ladrón le había robado el pan. Al llegar a casa se lo contó a sus padres y éstos le dijeron: —¿Cómo se te ocurre dejar el pan sin vigilar? vigilar? —dijo la mamá. —No puedo creer que con todos los hambrientos que hay, hayas descuidado el e l pan — dijo el papá. —Estás atontada, no prestas atención —dijo la mamá. —Siempre estás en las nubes —dijo —dijo el papá. La niña, cansada de tantas acusaciones, respondió, serenamente, a sus padres. —Acepto todo lo que me decís, es cierto que me despisté, pero algo de culpa también ha de tener el ladrón, ¿no creéis? 45
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COMUNICACIÓN SIN PALABRAS
Un papá llegó al parque con su hija y se sentó en un banco donde estaba otro papá que había ido también con su hija. Pero el papá era extranjero y tenía un idioma desconocido para ellos. Los papás, sentados en el banco, se saludaron amablemente, pero no dijeron ni una sola palabra en todo el tiempo. Mientras tanto, las niñas jugaron juntas y se rieron mucho. De regreso a casa, el papá le preguntó a su hija: —Hija mía, ¿cómo has conseguido hablar hablar con esa niña extranjera? —No hemos hablado. —¿Y cómo has conseguido divertirte divertirte tanto si no podíais comunicarnos? comunicarnos? —Yo no he dicho, papá, que no nos hayamos comunicado, es sólo que no hemos hablado. 46
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LAS ENSEÑANZAS DEL DESAHOGO INJUSTO
Un papá llegó a casa muy enfadado porque en el trabajo le había ido muy mal. El papá chillaba a todos y no se le podía decir nada. —¿Por qué grita tanto? —preguntó —preguntó el niño a su mamá. —Le ha ido mal en el trabajo. Al día siguiente, el niño estaba jugando a las chapas en el parque con sus amigos, pero perdía todas las veces. Entonces, Entonces, amablemente, dijo a sus amigos. —Un momento, tengo que ir a mi casa a gritar gritar a todos y vuelvo en seguida. 47
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EL CURSO DE LA RAZÓN
Una niña que estaba mirando un río le dijo a su papá. —Mira, papá, jamás el agua es la misma, todo todo cambia constantemente. —Sí, hija, tienes razón —respondió —respondió el papá, y no añadió más.
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COMPARTIR UNE
Una abuela que tenía dos nietos llegó a casa y les trajo un solo camión de regalo para los dos. Los dos niños estuvieron peleando toda la tarde. Al día siguiente, la abuela les llevó dos camiones de regalo, uno para cada uno, y los nietos estuvieron peleando toda la tarde. Al día siguiente, la abuela les llevó un juguete muy raro que ninguno de los nietos conocía. Los nietos preguntaron a la abuela: —¿Qué nos has traído? ¿Cómo se juega con esto? —No lo sé —respondió la la abuela. Los nietos se sentaron y estuvieron toda la tarde juntos, divirtiéndose y participando, intentando descubrir descubrir utilidades al juego que que había traído la abuela. 49
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LA CAJA DEL PRINCIPITO
Una niña le pidió a su abuelo que le dibujara la cabra más bonita del mundo. El abuelo se esforzó todo lo que pudo y se la enseñó. —El rabo es muy feo —dijo la la niña— y los cuernos muy cortos. El abuelo volvió a dibujar otra cabra, esforzándose aún más que antes, y se la enseñó a su nieta. —Los cuernos son bonitos bonitos —dijo la niña—, pero tiene tiene las piernas cortas. El abuelo, entonces, dibujó una caja con un círculo. —¿Y la cabra? —preguntó su nieta. —La cabra más bonita del mundo está dentro de la caja, mira por este agujero y la verás. Tiene unas orejas perfectas y un rabo muy hermoso, si miras bien verás que tiene las piernas a su medida. —Muy bien abuelo, esta es la la cabra que yo me había imaginado. 50
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EL BIEN Y EL MAL
Una niña estaba jugando en casa de su tía con la pelota cuando su tía le pidió que parara. —¿Es bueno o es malo jugar en casa con la pelota? —preguntó la niña a su tía. tía. —Es malo. Al día siguiente la niña fue a casa de sus abuelos, y al verla sentada y aburrida le dijeron: —¿Por qué no juegas en casa con la pelota? pelota? —¿Es bueno o es malo jugar en casa con la pelota? —preguntó la niña a sus abuelos. abuelos. —Es bueno —dijeron ellos, ellos, y la niña comenzó a jugar. Al día siguiente se fue la niña a casa de otra tía, y jugando allí con la pelota, la tía le pidió que parara. —¿Es bueno o es malo jugar en casa con la pelota? —preguntó la niña. —Nada es bueno o es malo —respondió su tía—, sólo tienes que preguntar por el gusto de cada sitio donde vayas. 51
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DE LA VERDAD AL AMOR
Una mamá preguntó a su hijo: —¿Has sido hoy bueno con todo todo el mundo? —No. —¿Has ayudado hoy a todo el que has podido? —preguntó la mamá. —No. —
¿Pusiste todo tu empeño en las tareas de la la escuela?
—No. Entonces la mamá se agachó y le dio un buen beso. —¿Por qué me besas mamá? —preguntó el hijo. A lo que su mamá respondió: —Por haber dicho la verdad. 52
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NO ME DES UN PEZ, ENSÉÑAME A PESCAR
Un niño intentaba pelar una mandarina y le daba vueltas y más vueltas. A esto que llegó su papá, la cogió y la peló. —¿Te gusta así? —No —dijo el niño, y tiró la mandarina al suelo. —¿Por qué no te gusta, si te la la he pelado como siempre? —Porque esta vez no quería que me la pelaras tú, tú, sino que me enseñaras a pelarla. 53
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VERGÜENZAS AJENAS Un papá estaba jugando con sus tres hijos en el parque, tirándose junto a ellos, revolcándose en la tierra, y riéndose sin cesar. Un señor que pasaba por allí, se acercó al papá y le preguntó: —¿No le da vergüenza comportarse como si fuera un niño? A lo cual, el papá respondió: —¿Le estoy yo tratando a usted como si fuera un niño? —No —respondió el señor—, señor—, me trata usted correctamente. —Eso es porque usted es un señor, y yo le trato como tal; no me gusta tratar a mis hijos como si fueran señores maduros. ma duros. 54
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QUIEN COMPITE, NECESITA DEMOSTRARSE
Tres niños hablaban en el parque. Uno les dijo a los demás: —Mi papá es muy fuerte, y tiene un coche muy grande y bonito. —Pues mi papá —dijo el otro— también, y además tiene una casa muy bonita y un ardín con mil flores. El tercer niño se quedó callado, y los otros dos le preguntaron: —¿Por qué no dices nada, es que tu papá papá no tiene virtudes? —No digo nada porque mi papá no necesita ser comparado. 55
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NO EXIGIENDO, SINO DANDO
Un niño se acercó a su mamá y le dijo: —Mamá, esos niños no quieren jugar conmigo. —¿Por qué? —Son tontos. Yo sólo he ido y les he invitado a jugar jugar a mi juego. —Claro, hijo, has comenzado exigiendo, exigiendo, por eso te han rechazado. —No entiendo. —Sí, hijo mío, siempre has de comenzar entregando, y lo demás sale por sí solo. Anda, vuelve allí, toma esos caramelos y repártelos. —Sí mamá —dijo el niño muy contento. contento. A lo que su mamá respondió: —Pero si no quieres volver a fallar, hijo mío, no pienses que les estás dando tus caramelos, sino que se los das porque son realmente suyos. 56
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EL VERDADERO GANADOR
En un concurso de pintura, un niño, sin ser visto por los jueces, derramó tinta negra en los cuadros de los demás niños. Cuando se falló el premio fue él el ganador porque era el único cuadro que no estaba manchado. Todos los niños se enfadaron mucho con él. Uno de los niños dijo a su abuelo: —Él ha ganado y nosotros hemos perdido. —Te equivocas —dijo el abuelo a su nieto—; él sólo ha ganado el premio, pero no tendrá amigos para mañana. Ha sido el gran perdedor. 57
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LA FELICIDAD DE MI HIJO
Un papá se acercó a su hijo adolescente y le preguntó: —¿Cómo es que tú, hijo mío, siempre estás feliz? A mí, muchas veces, me cuesta ser feliz. —No lo sé papá —respondió su hijo— porque yo me levanto sin expectativas y me dejo sorprender por los cambios, y cuando estoy aquí no pienso en más. Todos mis días son muy largos y divertidos. —Gracias hijo, me has enseñado algo. algo.
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CORREGIR EL ERROR
Un niño se acercó a su mamá y le dijo: —Mamá, he cometido un error. —Por qué, hijo mío, ¿qué has hecho? —Le desmonté sin querer un juguete juguete a mi amigo Juan. —¿Y le ayudaste luego a montarlo? —No —dijo el niño—, niño—, se me olvidó. —Entonces no has cometido un error, sino dos. 59
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RESPONSABLE, NO CULPABLE
Una niña se acercó a su papá y le dijo: —Papá, me siento muy culpable por algo que he hecho mal. —No has de sentirte culpable, hija mía. —¡Pero si todavía no sabes lo que he hecho mal! —exclamó la niña. —No importa lo que hayas hecho, si te sientes culpable jamás arreglarás el problema y jamás aprenderás. —¿Cómo he de sentirme entonces? —preguntó la niña algo desorientada. —Sencillamente —dijo su papá—, has de sentirte responsable, no culpable. No sé qué has hecho, pero sea lo que sea no eres culpable, eres responsable, asúmelo cuanto antes y deja de sentirte culpable si no quieres volver a cometer el mismo error muy pronto. 60
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OBSERVAR CON EL CORAZÓN
Una niña se acercó a su mamá y le dijo: —Mamá, ya he hecho lo que me dijiste, les he dicho a todos lo buenos que son y lo bien que hacen las cosas, pero siguen siguen sin ser amigos míos. —¿Y qué piensas de ellos? —preguntó —preguntó la mamá. —Que son todos unos tontos. tontos. —Yo no te dije que les dijeras cosas buenas, sino que te fijaras en las cosas buenas que tienen. Lo demás, hija mía, vendrá por sí solo. 61
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SÓLO PALABRAS SABIAS
Una mamá llegó a casa y dijo a sus hijos: —En mi oficina hay un hombre que habla muy bien, siempre dice cosas muy sabias y todos le respetamos mucho. —¿Y es el mejor trabajando? —preguntó —preguntó uno de sus hijos. —La verdad es que no —añadió la la mamá—; habla bien pero no es buen trabajador. —Entonces —respondió otro otro de los hijos—, ¿por qué dices dices que le respetáis tanto? Y la mamá sintió que en ese momento ponía en duda el respeto que quería de sus hijos. —Tienes razón hijo mío, gracias —añadió —añadió la mamá; y no dijo más. 62
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MIS PROBLEMAS
Un niño estaba solo jugando en la playa, y se le acercó su abuelo: —¿Por qué no juegas con esos niños?, niños?, ¿acaso no quieres? —Sí quiero —dijo el niño. niño. —Entonces —añadió su abuelo—, ¿es que no sabes cómo acercarte a ellos para que te inviten a jugar? —
Sí sé, pero son niños tontos. tontos.
A lo que el abuelo le respondió: —Tú sabes que no son tontos, por eso quieres jugar con ellos. No les culpes por tus propios problemas, porque si no, además de cobarde, serás tú el tonto y jamás se acercarán a ti. 63
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LAS MENTIRAS
Una mamá se acercó a su hija y le preguntó: —¿Por qué están tus amigos buscando buscando por allí la tortuga si la tortuga tortuga está en casa? —Les he mentido —dijo la niña. niña. —Pero, ¿y cuando vengan aquí a buscarla? —le —le preguntó su mamá. —Entonces les diré que llegó ella sola —replicó la niña. —¿Tú sabes hija mía que más de dos mentiras mentiras terminan diciendo la verdad? —No, sí ellos no se van a enterar nunca —respondió la niña. —No me m e refiero a esa verdad —dijo la mamá—, tal vez nunca te pillen tus trucos si eres buena mintiendo, pero más de dos mentiras terminan revelando la verdad. —¿Qué verdad, si yo lo oculto oculto todo muy bien? —Muy pronto a nadie le importará dónde está la tortuga, pero todos sabrán que eres una mentirosa. 64
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DEL MIRAR Y EL VER
Un papá se acercó a sus hijos y les preguntó: —¿Por qué, tú, hija mía, estás dos horas al día colocándote bien el pelo pelo y las ropas? —Para que todos miren lo bien que estoy estoy —respondió la niña. —Y tú, hijo mío —preguntó el papá—, ¿por qué estás dos horas al día levantando esas pesas? —Yo también —dijo el niño— niño— quiero que todos miren lo fuerte fuerte que estoy. —Escuchadme bien los dos, es cierto que la gente tiene ojos en la cara y que con ellos miran las cosas, pero no es con los ojos como vemos, sino con el corazón. No os preguntéis cómo os van a mirar, sino cómo os van a ver. 65
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A VECES COMPRAR NO ES DAR, ES ESCAPAR
Un papá se acercó a su hijo y le entregó un muñeco que había estado cosiendo durante varios días. —Gracias papá, es muy bonito —dijo —dijo el niño lleno de alegría. Cuando la mamá encontró a su marido le preguntó: —¿Ya le has entregado el muñeco que te llevó llevó varios días coser? —Sí —dijo el papá— y tenías razón, su cara ca ra de alegría a legría ha sido muy distinta a cuando le compramos algo, y me ha hecho sentir como si de verdad le entregara un regalo.
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APRENDER A DAR
Un niño se acercó a su papá y le dijo: —Papá, le he dado caramelos a esos niños y siguen sin querer jugar conmigo. —No es sólo dar hijo mío —dijo —dijo el papá—, hay que saber cómo. —¿Y cómo se hace papá?, porque yo les doy lo que tengo en las manos. —Entonces —añadió el papá— ellos sienten que les das lo que te sobra; eso no es dar. —¿Cómo lo hago para dar? —volvió a preguntar preguntar el niño. A lo que el papá contestó: —Dime, hijo mío: ¿cómo te sientes cuando das? —Me siento bien. —Pues eso es lo que tienes forma de sentir.
que darles, tu
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LA MUÑECA QUE HACE PIS
Una mamá quiso hacerle un buen regalo a su hija y le compró una valiosa muñeca que era capaz de toser ella sola, de hacer caca, de hacer pis e incluso podía hablar. Cuando la niña vio el juguete que su mamá le había traído, preguntó: —¿Para qué es esto mamá? —Para que juegues con ella —respondió —respondió la mamá. —Pero si no le hace falta —dijo la la niña—, ella juega sola. 68
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APRENDER A RECIBIR PARA DAR
Una niña se acercó a su mamá y le dijo: —Ayer me acerqué a mi amiga y le di la muñeca que he estado cosiendo toda la semana; para que vea que la quiero mucho. —Muy bien hija —dijo —dijo la mamá—, ¿y ella te dio la que cosió para para ti? —No —dijo la niña—, lo intentó, pero yo se la rechacé educadamente. —¿Por qué? —preguntó la mamá. —Para que viera que no necesito regalos para quererla —dijo la niña—. Yo la quiero igual sin que me regale nada. —Sí, hija eso está muy bien, pero dar no es sólo entregar tu esfuerzo, sino también dejar que los demás nos entreguen el suyo. —No entiendo mamá. —¿Cómo te sentiste cuando viste su cara de felicidad al recibir tu muñeca? ¿Imaginas que te la hubiera rechazado? ¿Tú sentirías entonces que le has dado algo? Ella recibió tu muñeca porque te quiere y porque sabía que tú ibas a disfrutar dándosela. Entonces, dime, hija mía: ¿quién crees que disfrutó más de las dos? 69
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EL ENFERMO QUE DISFRUTA DE LOS CUIDADOS
Un niño cayó levemente enfermo y le pidió a su mamá que le llevara de nuevo al hospital. La mamá, cansada de tanto llevarlo al hospital sin encontrar solución, decidió probar otra estrategia y dijo así a su hijo: —No, no te voy a llevar. —Pero mamá estoy muy enfermo. —Me parece muy bien, tendrás que curarte en casa, no te voy a llevar al hospital. Como tantas otras veces el niño empeoró y volvió a pedir a su mamá que lo llevara al hospital. —No voy a llevarte, tendrás que quedarte aquí en la casa. El niño, viendo que su madre no le socorría, comenzó a sentirse solo ante el problema, responsable de sí mismo. En menos de tres días el niño sanó de su leve enfermedad. 70
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HAY QUE ESCUCHAR TODAS LAS VERSIONES
Una niña llegó al parque y allí había un niño que no hablaba su idioma. La niña le enseñó su cubo y el niño lo cogió. Luego la niña llenó el cubo de tierra y el niño lo vació haciendo un castillo. La niña volvió rápido junto a su mamá y le dijo: —Mamá, ese niño es un maleducado, yo le he dicho que si compartíamos el cubo y él me lo ha quitado. Luego lo he llenado de tierra para poner una flor encima y él va y lo tira todo al suelo. El niño extranjero, corrió junto a su mamá, y en su idioma le dijo: —Esa niña es muy buena persona, primero me ha dado el único cubo que tenía, y luego me lo ha llenado de tierra para que yo hiciera un castillo. 71
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PREGUNTAR PARA SABER
Un papá se dirigió a su hijo y le preguntó: —Hijo, ¿tú qué crees que es el amor? —No lo sé, papá. —¿Tú cómo sabes que mamá y yo te queremos? —insistió —insistió el papá. —Lo sé —respondió el niño— porque me lleváis a la escuela e scuela todos los días, me dais la comida, me corregís cuando hago algo malo, me cuidáis cuando cruzo la calle, os reís cuando hago gracias, y por las noches me contáis cuentos y con un beso me dejáis dormir. —Bien, gracias —dijo el papá, y no añadió más. 72
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EL CÍRCULO DEL AMOR
Una niña le preguntó a su papá: —Papá, ¿tú quieres mucho a mamá? —Sí —respondió el papá. —¿Y qué es lo que te gusta de ella? ella? —preguntó la niña—. ¿Te gusta gusta cómo es? —Por supuesto —dijo el papá—, pero no sólo me gusta cómo es, sino quién soy yo cuando estoy a su lado.
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III PARA CON EL MUNDO QUE NOS RODEA
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LA BELLEZA ESTÁ EN LA VIDA
—¡Mira papá, qué flores más bonitas! —dijo un niño un día a su papá, y se acercó corriendo a arrancar una del suelo. Luego se la quiso entregar a su papá. —No la quiero gracias, no me gusta gusta —dijo el papá. —¿Por qué, papá, si es muy bonita? —añadió —añadió sorprendido su hijo. Entonces el papá se arrodilló frente a otra flor muy similar, y la olió, la miró durante un minuto, observó cómo crecía, cómo vivía, le tocó con suavidad los pétalos y no la arrancó del suelo. Se incorporó y dijo por fin a su hijo. —Tienes razón hijo mío, son muy bonitas. 74
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ABRE LA MANO Y LLEGARÁ
Un niño quería atrapar una gallina y correteaba detrás del animal sin lograr alcanzarlo. A esto llegó su abuelo y le preguntó: —¿Por qué corres detrás de la gallina? —Porque quiero cogerla —dijo el niño. El abuelo entonces se sentó, puso algo de maíz en su mano y esperó con tranquilidad. En poco tiempo la gallina se acercó a la mano del abuelo para comer el maíz y el abuelo la pudo coger. 75
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COMUNICACIÓN SIN VERBO
—Abuelo —preguntó la niña—, niña—, ¿por qué te gusta tanto tocar tocar el piano? El abuelo, paró de tocar y respondió a su nieta: —Las palabras son muy pobres y no siempre encuentro palabras para expresar lo que quiero. La niña se acercó a su abuela y le preguntó: —Abuela, ¿por qué te gusta cantar? —No siempre encuentro palabras para lo que que quiero contar. La niña, entonces, se acercó a sus padres y les preguntó: —¿Por qué os gusta tanto bailar bailar juntos? Ambos respondieron: —Nos ayuda a entendernos. No siempre encontramos palabras para poder expresar lo que nos queremos decir. Entonces la niña se sentó y se puso a pintar. 76
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EL VERDADERO DUEÑO
A un niño que iba siempre con su coche a todas partes, le preguntó su abuelo: —¿Por qué llevas ese coche siempre contigo? contigo? El niño respondió: —Porque es mío, yo soy su dueño. dueño. A lo que su abuelo le contestó. —
No lo creo, yo más bien diría que el dueño dueño es el coche.
—¿Dueño de quién? —preguntó el niño. —De ti, ese coche es tu dueño, tú eres su sirviente, y es un dueño muy exigente que te tiene siempre atento. Entonces el niño dejó el coche a un lado y se sentó a pensar. 77
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DEL CARIÑO Y LOS CUIDADOS Un niño le dijo a su mamá: —Por favor, cómprame un hámster. —Yo no voy a cuidarlo —le —le dijo su mamá—. ¿Lo cuidarás tú hijo mío? —Sí, yo lo cuidaré, tú no tendrás tendrás que preocuparte por nada. Durante tres días el niño estuvo jugando con el hámster, divirtiéndose mucho con él, y al cuarto día el hámster se murió. El niño, se acercó llorando a su mamá y le preguntó: —¿Por qué se ha muerto el hámster mamá? La mamá respondió: —¿Has cumplido tu promesa de cuidarle bien? bien? —Sí mamá, nos hemos divertido mucho y yo yo le he hecho muchas caricias. —¿Le has dado de comer? —preguntó la mamá. —No. —¿Le has dado de beber? —No —dijo el niño, y entonces comprendió su culpa. 78
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LO URGENTE Y LO IMPORTANTE
Dos niñas se encontraron en la calle con un gato malherido. —Rápido llevémoslo a casa de Rosa para que lo lo curen —dijo una de las niñas. —No es de Rosa, es de Amparo —respondió —respondió la otro. —Te equivocas —le dijo su amiga—, este gato lo he visto yo siempre en casa de Rosa, es suyo. —Ya sé que está siempre en casa de Rosa —dijo la otra niña—, pero el gato es de Amparo, hay que llevarlo a casa de Amparo. —¿Cómo lo sabes? —Me lo ha dicho mi papá. —Pues yo lo llevaría a casa de Rosa porque… porque… A las niñas no les dio más tiempo a discutir, el gato había muerto. 79
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DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA Una niña le dijo a su papá: —Quiero que me enseñes a jugar al fútbol. fútbol. —¿Por qué? —preguntó el papá. —Porque ya me sé todos los fichajes de este año, el nombre de todos los porteros porteros y los reservas, todo. El papá preparó en un papel un examen y se lo entregó a la niña. La niña, que realmente estaba muy bien preparada, contestó a todas las preguntas sin problema. El papá revisó el examen y dijo: —Bien, hija, te voy a enseñar a jugar al fútbol, estarás preparada para que comencemos el año que viene. La niña se puso contenta, pero algo confundida por tan larga espera. —Si he respondido —dijo la niña— a todas las preguntas y vas a tardar un año, ¿qué hubiera sido si hubiera fallado el examen? —Entonces, comenzaríamos hoy mismo. Tienes muchos conocimientos de fútbol inútiles de los que tienes que desprenderte y comenzar con lo que realmente interesa para tu formación. 80
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SABER ESCUCHAR LA NATURALEZA
T res niños niños se encontr encontraron aron en en el parque, parque, y uno uno de ellos le dijo dijo a los otros. otros. —Yo soy capaz de dar tres vueltas de de campana y tirando piedras soy el mejor. —Pues yo —dijo el otro— soy más rápido que un galgo y no me canso nunca. El tercer niño quedó callado mientras m ientras los otros dos seguían alardeando de sus virtudes. —Y tú —le preguntaron por por fin—, ¿qué sabes hacer? —Sé escuchar mi cuerpo y cuando tengo hambre, como, y cuando tengo sed, bebo. Los dos niños se rieron. —Eso lo sabe hacer cualquiera —dijeron, pero pasaron dos días y los dos se enfermaron. El tercer niño, que no se había puesto enfermo, fue a sus casas para llevarles agua y galletas. —¿Por qué tú no te has enfermado? —le preguntaron. preguntaron. —Ya os lo dije, yo sé escuchar mi cuerpo, y cuando tengo hambre, como y cuando tengo sed, bebo, cuando hay que correr, corro, y cuando hay que descansar, descanso. —Nos enseñarás a cuidarnos —respondieron —respondieron los dos niños enfermos. 81
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DE LA VIDA Y EL VIENTO
Un niño se acercó a su mamá y preguntó: —Mamá, ¿de dónde viene el viento? —De ninguna parte. —¿Y a dónde va? —preguntó de nuevo nuevo el niño. —No va a ninguna parte. —¿Y por qué entonces siempre se está moviendo? moviendo? —quiso preguntar el niño. niño. A lo que su mamá le respondió: —Porque al viento le gusta jugar, jugar, y le gusta ayudar.
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HAY QUE SABER POR QUÉ
—¡No vayas por ese camino mamá que no se puede! —le dijo un día una niña a su mamá. A lo cual ella quiso preguntar a su hija: —¿Por qué no se puede ir por aquí? —No lo sé, pero me han dicho que no no se puede —respondió la niña. —¿Y no te han dicho por qué? —volvió —volvió a preguntar su mamá. —No, mamá, no me lo han dicho. —Entonces —dijo la mamá—, ya tenemos tenemos una razón para ir por este camino. —¿Qué razón? —preguntó la niña. —Tenemos que ir a averiguar por qué no se puede pasar por aquí. 83
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LAS APUESTAS
Un niño se dirigió a su abuela y le dijo: —Mira abuela, ¿qué te apuestas a que que llego de un salto a ese punto de de allí? —Yo no apuesto —respondió —respondió la abuela. —Por qué, ¿es que no crees que vaya a llegar? —dijo su nieto para intentar convencerla. —¿Tú estás seguro de que llegarás? —le —le preguntó la abuela. —Sí. —Entonces eres un tramposo —le —le dijo la abuela. —Bueno, pues apostamos para ver si llego llego a ese otro punto más lejos. —Yo no apuesto —dijo la abuela. —Pero por qué, ¿es que no crees que vaya a llegar? llegar? —le repitió su nieto. —¿Tú estás seguro de que llegarás? —volvió —volvió a preguntar la abuela. —No, ahora no soy un tramposo, tramposo, de verdad, no estoy seguro. A lo que su abuela le respondió: —Si sabes que vas a ganar, eres un tramposo, y si no lo sabes y apuestas, entonces eres un iluso. 84
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LA REALIDAD
Un niño se acercó a su mamá y le preguntó: —Mamá, ¿qué es la realidad? —No lo sé, porque cada uno tiene tiene una visión y una opinión opinión de ella. —¿Y qué puedo hacer entonces? —preguntó —preguntó de nuevo el niño. —Está claro hijo mío, has de elegir elegir en cada momento cómo quieres tú verla.
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IV PARA CON LA VIDA Y LA MUERTE
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LO QUE DUELE ES EL MIEDO
Una niña, a la que le iban a poner una inyección, lloraba y lloraba. —¿Por qué lloras? —le preguntó su papá—. Sabes que no hay más remedio que ponerte la inyección. —Lloro porque me va a doler —respondió —respondió la niña. —Pero, dime, ¿ahora te duele? —No, papá, ahora no, pero luego me va a doler. doler. Llegaron a la consulta del médico y la niña recibió la inyección. —¿Por qué ahora no lloras, no te duele? duele? —le preguntó su papá. —Sí me duele, pero ya no me da miedo. 86
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EL JUGUETE MÁS BONITO DEL MUNDO
Viendo un papá que su hijo pequeño estaba llorando, le trajo un rinoceronte de uguete que se movía solo y saludaba con la mano. Pero el niño no dejó de llorar. Entonces su papá le trajo un enorme castillo de vivos colores con una gran noria en el centro, pero el niño no dejó de llorar. Entonces el papá fue a buscar a la tienda el juguete más grande y más caro de todos, y se lo llevó a su hijo, pero éste, al ver aquello tan enorme, lloró aún con más fuerza. El papá, desesperado, tiró todos los juguetes que le había traído, se sentó a su lado y levantando sus manos le dijo: —Mira, esta mano es un elefante, y esta e sta otra un oso, pero el elefante no quiere jugar con el oso porque es muy perezoso… El niño dejó de llorar al instante. 87
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UNA NUEVA VIDA
Jugando con un tirachinas un niño con su primo, fue el primo a dar a un pájaro que calló mal herido a los pies del niño. —Mira, está herido, voy a curarlo. El niño se fue a casa, y estuvo tres días cuidando al pájaro hasta que éste sanó. Cuando el pájaro estaba recuperado, el niño lo llevó fuera y lo dejó volar. —¿Qué has hecho con mi pájaro? —preguntó —preguntó el primo al llegar a su casa. —Lo he curado y lo he soltado soltado —respondió el niño. —¿Por qué has hecho eso? —preguntaba el primo algo enfadado—. Ese pájaro era mío, yo lo derribé. —Te equivocas, querido primo —dijo el niño—, el pájaro que tú heriste ya no existe, lo he curado, le he dado una nueva vida, ahora es un ser diferente, no es el que tú heriste, de modo que no tenías ningún derecho sobre él. 88
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EL SUEÑO INCLUYE EL CAMINO
Un niño se acercó a su mamá y le dijo: —Mamá, mi sueño es hacer una gran torre de palillos que llegue hasta el techo de la casa. —¿Y por qué no lo haces? —preguntó —preguntó su mamá. —Me daría mucho trabajo, yo sólo quiero que esté ya hecha y verla terminada. —Entonces, hijo mío, no digas que la torre de palillos es tu sueño; si lo fuera, no sólo te gustaría verla terminada, sino también hacerla. 89
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LA BUENA SUERTE
Una niña que estaba jugando con sus amigos se dio un golpe fuerte en la pierna y tuvo que regresar a su casa, pues no podía caminar. —¡Qué mala suerte! —dijeron sus amigos—. ¡Qué mala suerte!, ahora no podrá venir con nosotros al lago. Cuando los niños llegaron al lago comenzó a llover con fuerza y se empaparon la ropa y regresaron a casa muertos de frío. Todos se resfriaron y estuvieron una semana en cama. —¡Qué buena suerte! —le decía el papá a su hija—; diste en la pierna ahora no estás en cama resfriada. 90
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gracias al golpe que te
EL INFIERNO Y EL PARAÍSO
Un niño se acercó a su abuela y le preguntó: —Abuela, ¿existe el infierno y el paraíso? La abuela comenzó a insultar a su nieto, y éste pronto se enojó muchísimo hasta gritar. Entonces su abuela le dijo: —¿Ves? Ahora estás en el infierno. El niño comprendió, sonrió y se tranquilizó inmediatamente. —¿Ves? —dijo la abuela—. Ahora Ahora estás en el paraíso. 91
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LA PARADOJA DE LA VERDAD Y LA MENTIRA
Un papá dijo un día a sus tres hijos: —No quiero ninguna mentira; al que me diga una mentira le castigaré duramente. Uno de sus tres hijos se acercó a su papá y le dijo: —Hoy me vas a castigar —y se marcharon los tres. El papá se quedó pensando: —¿Me habrá dicho la verdad? Si me ha dicho la verdad no puedo castigarle, pero si no le castigo, sí me habrá mentido, pues él dijo que yo le castigaría. Entonces, ¿me ha mentido? Si me ha mentido tendré que castigarle, pero si le castigo ahora ya no habrá sido una mentira. Esta paradoja le hizo reflexionar para actuar en próximas decisiones. 92
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LA VIDA
Un niño estaba sacando agua del mar con un cubito para verterla en un pequeño agujero que había cavado en la arena. De pronto, el niño deja de jugar y se sienta. —¿Por qué has dejado de jugar? —le preguntó preguntó su abuelo. —He entendido, abuelo, que jamás podré llegar a meter todo el mar en este pequeño agujero cavado en la arena. —Sí, es cierto —dijo el abuelo—, jamás lo conseguirás, pero ¿por qué has parado de ugar?
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MI PROFESIÓN
Una niña dijo a su abuela: —Abuela, yo de mayor quiero ser marinero, pero también quiero ser informática y también dentista. —Claro —dijo la abuela. —¿Cuál crees que me conviene más, abuela? —No tienes que elegir una —dijo la abuela—. Si eres tú misma, podrás hacer todas las cosas que quieras. 94
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CADA COSA A SU TIEMPO
Un niño estaba viendo dibujos en la tele, cuando pasó su papá y de repente le apagó la televisión diciendo: —Cuando seas mayor, esto no te servirá servirá de nada. El niño se quedó sin entender a su papá, y cuando le vio subirse a la bicicleta para dar un paseo, le preguntó: —Papá, ¿dónde vas? —A montar en bici —dijo el papá. —No vayas. —¿Por qué hijo mío? —Porque cuando seas viejo, la bici bici ya no te servirá para nada. 95
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EL VIAJE A LAS ESTRELLAS
Un niño que miraba mucho el cielo se acercó a su papá y le preguntó: —Papá, ¿como puedo llegar a las estrellas? —No lo sé, tendrás que averiguarlo averiguarlo por ti mismo. El niño se dirigió entonces a su mamá y le hizo la misma pregunta: —No sé, tendrás que averiguarlo por por ti mismo. El niño, que no encontraba satisfacción, se dirigió a su abuela: —Abuela, ¿cómo puedo llegar a las estrellas? estrellas? —No lo sé —respondió la la abuela—, tendrás que averiguarlo por titi mismo. El niño, por último, se acercó a su abuelo y le dijo: —Abuelo nadie me responde, dime tú, ¿cómo puedo llegar a las estrellas? —Te diré la verdad, querido nieto, no lo sé, pero no desistas, siempre es posible que puedas averiguarlo por ti mismo. 96
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NUESTRO ENTORNO
Una niña preguntó a su abuelo: —Abuelo, ¿los pájaros piensan? piensan? —Claro. —Y los árboles, abuelo, ¿piensan ¿piensan los árboles? —Claro —volvió a decir el abuelo. abuelo. —Y las piedras abuelo, ¿piensan las piedras? —Claro. —¿Y en qué piensan? —preguntó por fin la niña. —Piensan en lo mismo que tú y que que yo, en las cosas que les rodean.
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LA EDUCACIÓN
Un niño se acercó a su abuelo y le dijo: —Hoy, abuelo, he estado con niños niños de otro colegio, y me han caído muy mal. —Ya lo sé, los he visto —dijo el abuelo—, abuelo—, y algunos de ellos eran tus mejores amigos cuando eras muy pequeño. —La naturaleza nos hace iguales, abuelo, abuelo, pero las escuelas nos hacen distintos. distintos. —Muy cierto —añadió el abuelo—; entonces déjate educar por la escuela, pero también por la naturaleza. 98
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EL MIEDO
Una niña se acercó a su abuelo y le dijo así: —Abuelo, ¿que es el miedo? —El miedo es todo aquello que que te impide entender qué es el miedo. —No lo entiendo abuelo —dijo —dijo la niña. —¿Ves? —le dijo su abuelo—, tu miedo no te deja entender. Pero sigue preguntándotelo porque al otro otro lado te estarán siempre esperando. —¿Quién abuelo, quién me espera al otro otro lado de mis miedos? A lo que su abuelo sonrió y añadió: —Tú misma, mi hijita, tú misma. 99
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LA ONDA Y LA LUNA
Un niño se acercó a su papá y le dijo: —Papá, mi hermano lleva dos días intentando alcanzar la luna tirando piedras con una onda. ¿Por qué no le has dicho ya que eso es imposible? —Sí, ya sé que jamás alcanzará la luna, pero le viene bien para aprender a manejar la onda. —¿Y cuando se desengañe? —preguntó el niño. —Tendrá un desengaño más, no es mucho problema porque esa fue su ilusión. —¿Y cómo le consolaremos? —preguntó el hermano. —Muy fácil —añadió su papá—, le haremos ver lo bien que ahora maneja la onda y sentirá que sus esfuerzos por alcanzar la luna le han dejado buenos beneficios. —Sí —dijo el hermano—, y entonces entonces quedará siempre agradecido a la luna. 100
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EL MIEDO A LA MUERTE
Un niño se acercó a su abuela y le dijo: —Abuela, ¿te vas a morir algún día? —Sí —dijo la abuela. —¿Cuándo? —No lo sé. —¿Tienes prisa? —preguntó el niño. niño. —No —dijo la abuela. —¿Tienes miedo? —preguntó el niño. niño. —Ya no. —No te veo muy preocupada, abuela, con tu muerte. —No lo estoy. —Pero yo te echaré de menos cuando te mueras y lloraré. lloraré. —Como quieras —dijo la abuela—, pero cuando llores ten presente que llorarás por mí y por ti, y en tus lágrimas lágrimas también asomará tu miedo a la muerte .
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EL FINAL
Una niña se acercó a su papá y le preguntó: —Papá, las cosas cuando terminan ¿dónde van? van? —¿Ves esas nubes ahí en el cielo? —dijo —dijo el papá. —Sí, las veo —respondió la la niña. —Ahora las ves y dices que existen existen porque están —dijo el papá—, pero ¿y cuándo cuándo llueva? —Entonces, papá —dijo la la niña—, habrán terminado, ya no existirán. existirán. —Te equivocas, hija mía —insistió el papá—, si miras bien podrás ver la en el agu aguaa de la lluvia lluvia,, en el verde verde de los árbole árboless .
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nube
Índice Introducción I PARA CON UNO MISMO
4 6
Ser adulto La belleza del descubrimiento El castigo del enfado La envidia Frente a los problemas La alegría se alimenta a sí misma Paz interior El éxito está en el manejo El deseo justo No vemos lo que hay, sino lo que somos El enfadado con uno mismo Reconocerlo es el primer paso El deseo por el deseo La mejor defensa, la flexibilidad El más grande del mundo Frente al bueno y al malo De memoria El amor Las preocupaciones y las evasiones Ante la enfermedad En la alegría y en el enfado Los dos engaños No para hoy sino para mañana La decisión está en nosotros El verdadero peligro Para conseguir logros Te conocerán conociendoles Aprender Lo fundamental y lo accesorio Expectativas realistas La tercera opción 115
7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37
Mi responsabilidad Recuperar el muñeco Las fuertes afirmaciones
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II PARA CON LOS DEMÁS
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El enfado de mamá El niño talentoso La pelea Juguetes muy caros Justicia y Sabiduría Intenciones, no palabras La seguridad de todos El cumpleaños El regalo más hermoso El verdadero culpable Comunicación sin palabras Las enseñanzas del desahogo injusto El curso de la razón Compartir une La caja del Principito El bien y el mal De la verdad al amor No me des un pez, enséÑame a pescar Vergüenzas ajenas Quien compite, necesita demostrarse No exigiendo, sino dando El verdadero ganador La felicidad de mi hijo Corregir el error Responsable, no culpable Observar con el corazón Sólo palabras sabias Mis problemas Las mentiras Del mirar y el ver A veces comprar no es dar, es escapar
42 44 45 46 47 48 49 50 51 52 53 54 55 56 57 58 59 60 61 62 63 64 65 66 67 68 69 70 71 72 73 116
Aprender a dar La muñeca que hace pis Aprender a recibir para dar El enfermo que disfruta de los cuidados Hay que escuchar todas las versiones Preguntar para saber El círculo del amor
74 75 76 77 78 79 80
III PARA CON EL MUNDO QUE NOS RODEA La belleza está en la vida Abre la mano y llegará Comunicación sin verbo El verdadero dueño Del cariño y los cuidados Lo urgente y lo importante De la teoría a la práctica Saber escuchar la naturaleza De la vida y el viento Hay que saber por qué Las apuestas La realidad
81 82 84 85 86 87 88 89 90 91 92 93 94
IV PARA CON LA VIDA Y LA MUERTE Lo que duele es el miedo El juguete más bonito del mundo Una nueva vida El sueño incluye el camino La buena suerte El infierno y el paraíso La paradoja de la verdad y la mentira La vida Mi profesión Cada cosa A su tiempo El viaje a las estrellas Nuestro entorno La educación El miedo
95 96 98 99 100 101 102 103 104 105 106 107 108 110 111
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La onda y la luna El miedo a la muerte El final
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