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Luis Sánchez Ayala
Compilador
Universidad de los Andes Facultad Facu ltad de Ciencias SocialesS ociales-���� Departamento de Historia
Sánchez Ayala, Luis Geografía humana. Conceptos básicos y aplicaciones / Luis Sánchez Ayala. -- Bogotá: Universidad de los Andes, Facultad de Ciencias Sociales, Departam Departamento ento de Historia, Centro de Estudios Socioculturales So cioculturales e Internacionales; Ediciones Uniandes, 2012. 210 pp. ; 17 x 24 cm ISBN 978-958-695-71 978-958-695-713-7 3-7 1. Geografía humana I. Universidad de los Andes (Colombia). Facultad de Ciencias Sociales. Departamento Departament o de Historia II. Universidad de los Andes (Colombia). (Colombia). CESO III. Tít. CDD. 304.2
SBUA
Primera edición: febrero de 2012 © Luis Sánchez Ayala (compilador) © Universidad de los Andes Facultad de Ciencias Sociales, Departamento Facultad D epartamento de Historia, Centro de Estudios Socioculturales Socioculturales e Internacionales Internacionales (CESO) Ediciones Uniandes Carrera 1 núm. 19-27, edi �cio AU 6, piso 2 Bogotá D. C., Colombia Teléfonos: 339 49 49/339 49 99, ext. 2133 http://ediciones.uniandes.edu.co
[email protected] ISBN: 978-958-695-7 978-958-695-713-7 13-7 Diseño de cubierta: Víctor Gómez Corrección de estilo: María Fonseca Diagramación: Leonardo Cuéllar Impresión: Impresió n: Nomos Impresores Diagonal 18 bis núm. 41-17 Teléfono: 208 65 00 Bogotá D. C., Colombia Impreso en Colombia - Printed in Colombia Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida ni en su todo ni en sus partes, ni registrada en o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio sea mecánico, fotoquímico, electrónico, magnético, electroóptico, por fotocopia o cualquier otro, sin el permiso previo por escrito de la editorial. editorial.
Contenido
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1. I���������ó� Luis Sánchez Ayala, Patricia Solís
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2. E� ������� �� �� �������í� Luis Sánchez Ayala De�nición y desarrollo
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Espacio, lugar y paisaje Elementos del análisis espacial Lecturas sugeridas
3. A ����������� �� ��� SIG �� �� �������í� ������ Kevin A. Butler
Los SIG: visión conceptual Los SIG y las escalas múltiples de la geografía humana Aplicaciones de los SIG en la geografía humana Identi�cación Ubicación o patrón Cambio y tendencias Optimización Consecuencias disciplinarias y sociales de los SIG Contribuciones de los SIG a la geografía Lecturas sugeridas
4. G������í� �� �� �������ó� José R. Díaz Garayúa
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Distribución poblacional
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por la cultura. La geografía cultural intenta identi�car patrones culturales a tra vés del espacio y la manera como la cultura se mani�esta espacialmente. Así, se puede examinar dónde se encuentran los grupos culturales, o dónde se practican ciertos códigos culturales, por qué se encuentran o no en un lugar determinado, qué características tienen en común los miembros de un grupo cultural, qué características diferencian a un grupo cultural de otro, cómo se relacionan varios grupos (o prácticas) culturales dentro de un mismo espacio y cómo la cultura se produce y reproduce. Debido a que el concepto de cultura se asocia con un grupo de personas, se de�ne tanto con base en similitudes como en diferencias: las similitudes entre los miembros de un grupo y las diferencias con aquellos que no son miembros de él. Por tanto, la cultura también se puede de �nir en términos de pertenencia a un grupo y de exclusión de este. Eso nos ayuda a identi �car patrones de distribución de las diferencias y similitudes del espacio. Sin embargo la distribución espacial de la cultura y la designación de regiones culturales no es estricta o absoluta, por ejemplo la homogeneidad implícita en una región cultural es relativa y puede determinarse basada en diferencias entre esa región y otras cercanas, lo cual im plica que no habrá una homogeneidad total entre los países de dicha región. En América Latina pueden identi�carse similitudes entre los países que componen la región, la predominancia del idioma español, la religión, o su pasado común de colonización, pero no todas las personas en la región tienen la misma religión, ni todos los latinoamericanos hablan español como lengua materna, incluso existen variaciones lingüísticas dentro del idioma español entre países y zonas de América Latina. Asimismo, entre la población de un país se pueden identi�car diferencias culturales notables. En consecuencia, no podemos asumir que exista homogeneidad en un grupo cultural por una importante razón: la cultura no es algo estático, es un proceso dinámico y evolutivo.
Difusión cultural El comportamiento dinámico y evolutivo del fenómeno cultural sugiere que la cultura �uye y se difunde por el espacio geográ �co. El termino difusión se re�ere a la dispersión de un fenómeno a través del tiempo y el espacio. En términos generales, existen dos categorías de difusión espacial: difusión de relocalización
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y difusión de expansión. En el caso de la difusión de relocalización la migración de un individuo o grupo conduce a la propagación de una idea, forma, código, entre otros (tal y como se discute en el capítulo 5). La historia de la humanidad ha estado marcada por este tipo de difusión; verbigracia, durante la colonización de las Américas los conquistadores causaron una de las difusiones más dramáticas e importantes de toda la historia de la humanidad, el intercambio colombino, que introdujo en las Américas materiales, productos, animales y cosas, así como atributos culturales (cristianismo, idioma, música, vestimenta, comida, tecnología, actitudes, enfermedades, entre otros) que aún prevalecen. A su vez, el intercambio introdujo a Europa múltiples materiales, productos y cosas desde las Américas. En la segunda categoría, difusión de expansión, la dispersión de ideas, formas, códigos, entre otros, es “contagiada” de individuo a individuo, es decir, las ideas se transmiten de persona a persona. Un ejemplo de esto son los �ujos de la moda. Aunque no seamos muy versados sobre este tema, sabemos que la mayoría de la “alta moda” (ropa muy costosa) se origina en lugares como Nueva York, Miami, Milán y París. Estas modas se mueven típicamente de lugar en lugar y se transmiten de persona a persona, llegando a grandes áreas y poblaciones. Como resultado de estos tipos de difusión, muchas culturas se han enriquecido, transformándose y evolucionando hasta lo que son hoy. Por ejemplo, sería muy difícil pensar en la cultura de la región llanera que comparten Colombia y Venezuela sin elementos inherentes a la actividad ganadera, aun teniendo en cuenta que tanto el ganado como los caballos, así como muchas actividades relacionadas, llegaron al continente por procesos de difusión desde Europa. La difusión cultural puede enfrentar barreras, de las que podemos señalar dos tipos, permeables y absorbentes. Estas barreras, a su vez, pueden in �uenciar el alcance de la difusión cultural. Las barreras permeables previenen parte de la innovación que se difunde entre la población. Un ejemplo de esto es la restricción del consumo de carne de cerdo entre la población musulmana; debido a su religión, los musulmanes no la comen, por lo tanto la disponibilidad de carne de cerdo en los países y lugares con altas densidades de población musulmana es muy escasa, pero no inexistente. En este caso, las creencias religiosas actúan como una barrera permeable en términos de la disponibilidad de carne de cerdo entre los musulmanes.
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Por otro lado, las barreras absorbentes son absolutas y previenen la difusión por completo: el embargo económico y las restricciones de viaje a Cuba im puestas por el Gobierno estadounidense obstaculizan el intercambio cultural y, a su vez, la difusión que desde Estados Unidos pudiera recibir la isla caribeña, así que cualquier innovación desde Estados Unidos a Cuba se enfrenta a una barrera que la limita. La cultura y el espacio
Una de las características más importantes de la cultura consiste en que esta es espacialmente producida y reproducida. Si observamos el paisaje a nuestro alrededor, en él encontraremos muchos elementos culturales: en la con �guración del espacio, por medio de imágenes o símbolos, los tipos de vivienda, los comercios, anuncios, letreros, etcétera. Los elementos que evidencian y re �ejan la huella de una cultura sobre el paisaje constituyen lo que conocemos como el paisaje cultural . Sin lugar a dudas, cuando observamos el paisaje podemos apreciar que los seres humanos desempeñamos un importante papel al transformar el espacio que nos rodea. El paisaje cultural es la huella visible que las culturas dejan sobre el espacio, ya sea alterándolo o in�uenciándolo, según sus necesidades y deseos. Uno de los geógrafos más in�uyentes en términos del estudio de los paisajes culturales fue Carl Sauer. En su disertación “ Te Morphology of Landscape”, en 1925, expuso una metáfora: “la cultura es el agente, el área natural es el medio y el paisaje cultural es el resultado”. Por lo tanto, como en una pintura, la cultura deja impresiones sobre el lienzo del espacio geográ�co. Las impresiones que la cultura deja sobre el paisaje son sumamente comple jas. Esto se debe a que el paisaje cultural está en constante estado de cambio. Es precisamente mediante los paisajes que la identidad cultural de las personas se produce y se reproduce (para entender dicho proceso es necesario retomar los conceptos de lugar y paisaje discutidos en el capítulo 2). En ese sentido, ya sabemos que los espacios se transforman en lugares cuando estos adquieren un signi�cado particular y que el paisaje es la manifestación física o materialización de tales signi�cados. De modo similar, los paisajes culturales muestran y materializan los códigos, las formas y costumbres culturales de los grupos que
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Fig. 6.2. O�cina comercial de un banco en el barrio chino de San Francisco, EE. UU., utilizando los colores emblemáticos chinos, rojo y dorado Fuente: Fotografía del autor
los construyen. Simultáneamente, además de representar o producir esos códigos, los paisajes culturales también ayudan a transmitir la cultura a las futuras generaciones, al proveer una forma concreta y tangible de expresar los códigos y las formas culturales. Cada cultura hace uso del espacio para construir paisajes culturales, de acuerdo con sus aspiraciones e igualmente, prejuicios. Estos paisajes pueden estar compuestos por formas arquitectónicas particulares, cierta estética espacial, símbolos, la organización de elementos materiales, estatuas, la utilización de un color en particular, entre muchos otros. Por ejemplo, la utilización de los colores rojo y dorado es un aspecto que sobresale en los paisajes culturales chinos; esto se debe a los signi�cados que en las milenarias culturas chinas poseen estos colores ( �gura 6.2).
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Es importante destacar que en muchas instancias los lugares, no son solo un medio de expresar o perpetuar la cultura, sino que pueden constituirse como medios de territorialidad (territorio tal y como se discute en el capítulo 9) de los grupos culturales, así que, aparte de materializar los códigos culturales, los paisajes sirven como instrumentos de comunicación y poder, ya sea para hacer constar la presencia en un lugar particular del grupo cultural, o para garantizar que las próximas generaciones de ese grupo “experimenten” de forma concreta su cultura. Es precisamente esa práctica espacial de construcción de paisajes lo que posibilita la producción y reproducción cultural del grupo. Por ejemplo, en enclaves o vecindarios de minorías poblacionales o diásporas es común ver banderas o símbolos nacionales o religiosos; también es común que los Gobiernos construyan monumentos utilizando los símbolos del Estado con el propósito de reproducir una identidad nacional en su territorio. La cultura en un mundo globalizado
Las dinámicas y manifestaciones que se observan en los paisajes culturales evidencian la importancia del análisis espacial y las crecientes dinámicas de la globalización (tal y como se discuten en el capítulo 11) añaden más comple jidad a la dimensión espacial de la cultura. Algunos sostienen que los procesos de globalización han incitado a la homogeneización de espacios (tales como edi�cios, vecindarios, parques, etcétera) alrededor del mundo, reduciendo el número de lugares con signi �cados o distintivos que les hagan únicos; así, el paisaje de muchas de las grandes ciudades está compuesto principalmente por edi �cios de acero y vidrio; las empresas transnacionales (con su arquitectura distintiva y homogénea), cuentan con tecnologías y anuncios comerciales similares. Aun fuera de las grandes ciudades vemos cada vez con mayor frecuencia cómo las mismas actividades económicas, modelos de desarrollo de vivienda y transporte, se repiten de lugar en lugar. La homogeneización de los espacios de consumo es uno de los ejemplos más vívidos de este fenómeno en todas las ciudades, los países y las culturas. En la actualidad son muy pocas las ciudades del mundo donde no encontramos los emblemáticos arcos dorados de McDonald’s. Esto, sin importar lugar, idioma, religión, entre otros. En ese contexto, esta creciente uniformidad del espacio se conoce como carencia
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de lugar . El geógrafo canadiense Edward Relph describe la carencia de lugar como “la erradicación casual de lugares distintivos y la formación de paisajes estandarizados que resultan de la insensibilidad al signi �cado de lugar”. La carencia de lugar se re �ere a la creciente uniformidad espacial, provocando la disminución de distintivos culturales. A medida que se sostiene el aumento de carencia de lugar, algunos consideran que el espacio ya no tiene la importancia que solía tener. Esto tiene un efecto directo sobre el comportamiento social. Siguiendo esta lógica, si todas las ciudades son iguales, no existe mucha diferencia al momento de una familia determinar donde habrá de vivir. Otros geógrafos sostienen que, por el contrario, el espacio es ahora más importante que nunca; al enfrentar las ciudades fuerzas homogeneizadoras, estas entran en un nivel de competencia mayor, por lo que distinguirse unas de otras se vuelve una importante meta, a modo de convertirse en ciudades más atractivas y con mayor potencial de desarrollo. En un mundo globalizado los procesos migratorios están estrechamente vinculados al dinamismo cultural. Tal y como se discute en el capítulo 5, la movilidad humana ha conducido al aumento de la diversidad cultural en los espacios y entre lugares. Países como Canadá y Estados Unidos, entre otros, se caracterizan por la presencia de inmigrantes con diversos trasfondos culturales; estos grupos han aportado efectos concretos en cuanto a la construcción de sus propios paisajes culturales, y a su vez, la modi �cación del espacio cultural de esos países. La relación entre cultura y espacio puede tomar muchas formas y crear diversos paisajes. El espacio es un elemento fundamental en la producción y reproducción cultural, por medio de la difusión espacial o mediante prácticas que visibilizan y hacen tangible las ideas, formas y códigos culturales. Lo cierto es que cualquier intento por entender nuestro contexto cultural necesita de un análisis espacial que nos ayude a entender las variaciones, distribuciones e interrelaciones existentes en los espacios y entre lugares. Lecturas sugeridas
Duncan, J.; Johnson, N. y Schein, R. (eds.). 2004. A Companion to Cultural Geography . USA: Blackwell. Kraybill, D. 2001. Te Riddle of Amish Culture. USA: Johns Hopkins University.
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Mitchell, D. 2000. Cultural Geography: A Critical Introduction. USA: Blackwell. Relph, Edward. 1976. Place and Placelessness . Londres: Pion. Sauer, Carl. 1925. Morphology of Landscape. Reprinted 1963. En Land and Life: A Selection from the Writings of Carl Ortwin Sauer , ed. John Leighly. Berkeley: University of
California. 315-350.
7. Raza, etnicidad y espacio
José R. Díaz Garayúa Luis Sánchez Ayala
La geografía humana es sumamente dinámica. Los cambios que ocurren mediante el espacio, en especial cuando hablamos de raza y etnicidad en un mundo global, re�ejan este dinamismo. Algunos ejemplos pueden ser lamentables, como es el caso de grupos que por razón de raza o etnia son vistos y tratados de manera distinta. Por consiguiente, han sido relegados, no solo a espacios marginados, sino también a espacios limitados de interacción social, económica y política. Este es un patrón que se repite frecuentemente en el mundo, a diferentes escalas y con diversas consecuencias que crean distintos patrones espaciales. Concepto de raza y etnicidad
Los conceptos de raza y etnicidad son comúnmente considerados como naturales. Esta percepción general permite y justi�ca la idea de un orden natural donde algunos individuos y grupos son menos aptos o inferiores a otros. Tal creencia sugiere un destino mani �esto en el ámbito poblacional del cual emanaría el derecho especial de algunos individuos a ciertos espacios y recursos. En adición a esto, ambos términos se utilizan sin reconocer los límites que existen entre ellos y las áreas que ambos comparten, como tampoco se reconocen sus referentes espaciales, lo cual puede crear cierta confusión entre los dos términos en cuanto a sus implicaciones y, por lo tanto, ser utilizados como sinónimos. Esa forma de pensamiento ha permitido que en todo el planeta, desde tiempos inmemoriales, se hayan creado y utilizado ciertas categorías sociales y prácticas espaciales para de�nir y dividir a los individuos.
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Por un lado, el concepto de etnicidad está relacionado con vínculos sociales y culturales, es decir, la creencia de pertenecer a un grupo basada en una descendencia común debido a similitudes percibidas tales como idioma, lugar de nacimiento, costumbres y otras. No obstante, es necesario señalar que etnia es algo que se elabora, pues depende de un proceso en el cual se moldea y se concibe esa identidad. Esa elaboración implica procesos de aprendizaje cultural, los cuales pasan de generación en generación, lo contrario a la idea de un fenómeno natural de nacimiento o genético. Un niño que pudiera ser considerado como indígena por su descendencia, sin embargo criado y educado dentro de códigos y valores culturales diferentes a los de su grupo indígena, no se identi�cará étnicamente con tal grupo indígena, sino con el del entorno donde creció y se educó. Esto evidencia el carácter social del concepto étnico, pero también indica que etnia, no solo es un asunto exclusivamente indígena, como se piensa comúnmente en partes de América Latina y otros lugares del mundo. Todos, en diferentes niveles, cargamos etiquetas étnicas. En ocasiones decidimos resaltarlas, mientras que en otras instancias las ocultamos, según el contexto espacial en el que nos encontremos: si en cierto momento es favorable resaltar nuestros nexos sociales y culturales con un grupo especí �co, entonces abrazamos o no tal o cual etnicidad. En ese sentido podemos decir que el asunto étnico es uno de los que responde a las circunstancias y conveniencias. Ilustremos esto de una forma más concreta: un peruano que se encuentra con un grupo de paraguayos, decide resaltar su condición latinoamericana, para así crear una atmósfera de unidad. Por otro lado, convencionalmente se ha de �nido el término raza como un grupo vinculado por ciertas características corporales en común. Dentro de estas categorías corporales utilizadas la más que sobresale es el color de piel, de modo que las categorías raciales han sido establecidas para corresponder con el color de piel. Cabe señalar que en torno a esto persiste la creencia popular del concepto racial como uno de categorías exactas e incuestionables basadas en la genética, es decir, que la raza es una condición genética de cada individuo. Muchas veces esto conduce a las personas a creer, erróneamente, que un grupo racial posee características o habilidades especí �cas que lo distinguen como inferior o superior a otro grupo racial, a esto se le conoce como racismo, generador de discriminación o antagonismo.
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Contrario a esta percepción errónea, podemos argumentar que el concepto de raza no tiene fundamentos biológicos aplicables a los seres humanos. En otras palabras, no existe un código genético para negros, blancos, morenos, mulatos, etcétera. En todo caso, una persona con piel negra en Brasil puede estar más cercana en términos genéticos a una persona de piel blanca en Suecia, que de otra persona de piel negra en Angola. Por lo tanto, en términos raciales basados en fundamentos genéticos pudiéramos hablar de solo una raza: la humana. Por consiguiente, podemos referirnos a los conceptos de raza y etnicidad como una construcción social. La raza y la etnicidad no son establecidas por fuerzas naturales, sino que son producto de percepciones y clasi�caciones sociales con base en características físicas en el caso de raza y de nociones culturales en el caso de etnicidad. En términos más simples, nadie nace con raza o etnia, sino que es la sociedad la que crea tales etiquetas y a su vez ubica a los individuos dentro de una. Lo mismo aplica para todo tipo de categorías sociales. Todas estas clasi �caciones se hacen comúnmente con implicaciones de poder, para hacer distinciones tales como superiores e inferiores, o diferentes e iguales, siempre teniendo presente que cada contexto espacial dicta las pautas para tales distinciones y etiquetas. Lo que es considerado superior o diferente en un lugar, no necesariamente lo es en otro, de manera que la dimensión espacial, con sus diversas distribuciones y variaciones, nos ayuda a entender el carácter social de estas etiquetas. La espacialidad de la raza y la etnicidad
Como se ha señalado, raza y etnia son términos espacialmente producidos y reproducidos. Históricamente las categorías sociales han sido asociadas a lugares especí�cos ( �gura 7.1). Esta práctica ha creado la noción global de África negra, Europa blanca y Asia amarilla. En ese contexto, se percibe que dichos lugares son espacios exclusivos de esos grupos raciales. Esto mismo se puede ver a niveles regionales y nacionales, donde, dentro de un mismo país, se piensa de ciertos lugares en términos raciales y étnicos. Por ejemplo, cuando se habla de los negros en Colombia, casi que automáticamente se piensa en el departamento del Chocó; lo mismo ocurre en los países centroamericanos, en este caso el vocablo “negros” casi es sinónimo de “costa caribeña”; de igual forma, al hablar de indígenas en Bolivia se piensa en la zona andina. Tales asociaciones construyen la espacialidad
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Muy clara A m a r i l l a m a r r ó n
Morena A m a r i l l a m a r r ó n
Muy oscura
Fig. 7.1. Antigua correlación entre razas y lugares Fuente: Elaboración propia
de la raza y la etnicidad, a su vez construyendo lugares racializados/etni �cados, de modo que el espacio puede utilizarse para construir y mantener límites entre razas/etnias. La habilidad de crear espacios para ciertos grupos ayuda a crear la idea de raza/etnicidad. Las categorías sociales tales como raza y etnicidad virtualmente no signi�can nada sin referentes espaciales. Esas etiquetas adquieren signi �cado solo por medio del espacio, al materializar este y hacer tangibles las connotaciones sociales asignadas a dichas etiquetas. El ser catalogado dentro de una raza o etnicidad signi�ca muy poco si tal categoría no tiene implicaciones reales y concretas en el desarrollo diario del individuo. Si el ser negro, por ejemplo, no implica nada diferente del ser blanco, en términos del desarrollo diario, entonces tales etiquetas no signi�can nada más que una diferencia de color de piel. Por otra parte, si un individuo enfrenta o experimenta limitaciones, obstáculos, discriminación, prejuicio y un sinnúmero de problemas debido a su categorización, esa etiqueta se torna más que real y por lo tanto se hace parte de la vida del individuo. Es aquí donde la espacialidad es central, dándole materialidad a las limitaciones, obstáculos, discriminaciones, prejuicios, etcétera. El espacio, no solo dicta, sino que también les recuerda a los individuos lo que signi �ca ser latino, negro, mujer, indígena, blanco, costeño, entre muchas clasi �caciones. Por ejemplo, el hecho de que por ser negro
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o indígena se tenga que vivir o estar en la costa o en la montaña, o en tal sector o barrio, o de lo contrario enfrentar percepciones de estar “fuera de lugar”, sugiere una imposibilidad, o al menos di �cultad, para cruzar ciertos límites territoriales. Tal di�cultad o incapacidad evidencia las estructuras de poder social y a su vez la ubicación y función de cada individuo dentro de ellas. Por lo tanto, en gran medida, estas categorías sociales son producto de los espacios de poder y a su vez están sujetas al poder del espacio (los conceptos de espacio del poder y poder del espacio se explican con mayor profundidad en el capítulo 9) para su materialización. Sin embargo, raza y etnicidad, no solo son conceptos espaciales porque el es pacio materializa y hace tangible sus connotaciones sociales, sino porque de igual forma lo que se entiende por raza y etnicidad varía de lugar a lugar. Estas etiquetas se producen mediante un proceso de interacción con una serie de factores que varían de acuerdo con el espacio y dan origen a identidades y manifestaciones. Por lo tanto, los conceptos raza y etnia, al igual que otras categorías sociales, responderán a contextos espaciales enmarcados en una variedad de ordenamientos sociales, culturales, económicos y políticos, entre otros. Así, el ser indígena no signi �ca lo mismo en todas partes; lamentablemente en la mayoría de los países latinoamericanos (irónicamente en los países con mayor presencia indígena) la etiqueta indígena es utilizada con una connotación negativa. Solo en algunos países el indígena es respetado y valorado, como es el caso de las islas caribeñas de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico. Por lo tanto, los diferentes contextos espaciales de estos lugares han materializado distintas percepciones y de �niciones de lo indígena. La relación entre el espacio y las categorías sociales tales como raza y etnicidad establecen las bases para entender la interacción entre grupos. La relación entre grupos estará atada, no solamente al espacio, sino también a una serie de variables como la estrati�cación social. No hay país en el cual no exista estrati �cación social. Siempre se encontrará algún tipo de jerarquía y, por ende, de estrati �cación. �cada es aquella donde las posiciones grupales de �nidas con Una sociedad estrati base en las clasi �caciones sociales tienen diferentes responsabilidades, derechos y bene�cios: una sociedad desigual. Un caso particular que podemos analizar en este contexto es la variación es pacial de la política pública de distribución de recursos materiales y humanos a escuelas. Esta política pública puede afectar la calidad educativa que un niño recibe y, por consiguiente, su futuro. En algunos países los recursos de cada unidad
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administrativa (departamento, estado, provincia, municipio, etcétera) se agregan al nivel nacional y luego se dividen en partes iguales a cada unidad, mientras que en otros lugares los recursos no se dividen en partes iguales. Muy a menudo estas variaciones espaciales en la distribución de recursos suelen estar marcadas por líneas raciales o étnicas. En otras palabras, con frecuencia en los lugares que reciben menos recursos existe gran concentración de minorías raciales o étnicas, de ahí que podemos encontrar desigualdades educativas promovidas por la estrati�cación social, la cual conduce a que los recursos no se dividan en partes iguales. Esta distribución espacial afecta directamente la movilidad e interacción social de un lugar determinado. En una sociedad estrati �cada el contacto entre los diferentes grupos es muy reducido. Esta dinámica sobre el espacio afecta negati vamente el desarrollo del conjunto social al crear condiciones propicias para el surgimiento y reforzamiento de prejuicios, discriminación y racismo. Segregación espacial
Segregación se re�ere a la acción de separar y marginar a un grupo de personas a determinados lugares debido a discriminación, ya sea social, política, cultural, económica, racial, étnica, entre otras. Muchos académicos argumentan que la segregación se expresa en tres vertientes: 1) por razones económicas; 2) por discriminación; 3) por preferencias. La primera vertiente alude al hecho de que la segregación ocurre debido al bajo ingreso de grupos minoritarios en comparación con la ma yoría nacional. Sin embargo, pudiéramos decir que las investigaciones en esta área señalan que la segregación ocurre tanto en la clase baja, como en la media y la alta. En cuanto a la segunda vertiente, discriminar se re�ere a excluir o dar trato de inferioridad a una persona o grupo. Una de sus formas más visibles y concretas es la práctica espacial de la discriminación residencial o de vivienda. Esto implica segregar a un grupo en determinados lugares donde las condiciones de vivienda no son las mejores. Esto va acompañado de la imposibilidad de acceder esos individuos a otros lugares con mejores ofertas de vivienda y, por lo tanto, de entornos espaciales más sanos. Muchas veces la discriminación residencial funciona dentro de un esquema institucionalizado: prestamistas y bancos, agentes de bienes raíces, tasadores y otros, participan en conjunto para excluir a un grupo en particular y obstaculizar
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sus posibilidades a mejores espacios y viviendas. En muchos países la institucionalización de esta práctica ha mantenido excluidos a sectores de la población de la total participación del mercado de viviendas, reduciéndolos a áreas marginales. Estas áreas marginales, en muchos de los casos, se han convertido en barrios identi�cados con grupos raciales, étnicos, minoritarios, o sea, en territorios particulares. La tercera vertiente se re �ere a la preferencia de grupos. Algunos argumentan que los grupos minoritarios tienden a congregarse voluntariamente ya que encuentran apoyo cultural, económico y social entre ellos. Pero la llamada mayoría (el grupo dominante), simultáneamente, tiene su preferencia en cuanto al lugar. La pregunta radica en qué grupo tiene mayor poder para reorganizar el espacio. El grupo con mayor poder económico, político y social, entre otros, será el que determine cuán integrada o segregada será su área residencial. Podemos concluir a�rmando que las categorías sociales tales como raza y etnicidad están estrechamente vinculadas al espacio. Estos conceptos son sensibles a los cambios espaciales que ocurren, a la vez que las producciones espaciales son sensibles a estos. Con ello debemos entender que tanto raza como etnicidad —y en ese sentido todas las categorías sociales— se producen y reproducen espacialmente. Lecturas sugeridas
Abrams, C. 1955. Forbidden Neighbors; a study of prejudice in housing . Port Washington, Nueva York: Kennikat. Anderson, K. 1999. Vancouver’s Chinatown: Racial Discourse in Canada, 1875-1980. Montreal: McGill-Queen’s University. Cornell, S. y Hartmann, D. 2007. Ethnicity and Race: Making Identities in a Changing World . USA: Sage. Fenton, S. 2003. Ethnicity . Cambridge, Reino Unido: Polity. Frazier, J.; Margai, F. y Tettey-Fio, E. 2003. Race and Place: Equity Issues in Urban America. USA: Westview. Hutchinson, J. y Smith, A. 1996. Ethnicity . Oxford, Reino Unido: Oxford University. Jones, R. 2005. Race and Revisability. Journal of Black Studies . 35(5): 612-632. Rothenberg, P. 2005. White Privilege: Essential Readings on the Other Side of Racism. USA: Worth.
8. Geografía urbana
Carlos J. Guilbe López
Las altas concentraciones de personas y actividades humanas representan una tendencia relativamente reciente en nuestra historia. Estas son parte de los continuos procesos de urbanización que se están registrando en todos los continentes. Como resultado, las ciudades han a �orado como la huella que ilustra el impacto irreversible del ser humano sobre el ambiente natural. Las grandes ciudades, zonas urbanas y áreas metropolitanas constituyen una de las principales expresiones espaciales, distintivas del quehacer humano contemporáneo. En el presente el paisaje regional se distingue por el dominio absoluto de las actividades económicas de producción y consumo en las zonas urbanas. Históricamente el surgimiento y la expansión y consolidación de las ciudades se ha debido a muchas razones particulares, han a �orado como centros de poder político o religioso, puntos de accesibilidad o defensa, en lugares y épocas determinados. Por esta razón la mayoría de las ciudades contienen elementos de localización idóneas con relación al agua potable, terrenos agrícolas, rutas marítima y terrestres o cercanas a grandes recursos para uso humano. A pesar de esta diversidad, los elementos económicos siempre orbitan como elementos primordiales en la concretización de las ciudades en centros de aglomeración dentro de los paisajes nacionales . Esta tendencia comenzó en las economías más avanzadas a principios del siglo XIX y se encuentra en continua transformación en todo el espacio terrestre. Los principios, conceptos, modelos, debates y proyecciones que estudian este fenómeno son la base de una de las subdivisiones más amplias de la disciplina: la geografía urbana. El estudio geográ�co del espacio urbano es un campo complejo y multidisci plinario. No es posible entender el fenómeno urbano desde una sola disciplina 99
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académica. Esta complejidad obedece a que los conceptos básicos que se manejan para describir, analizar y proyectar los asentamientos urbanos se transforman constantemente. A pesar de la complejidad de factores que abarca esta área de estudio, solo podemos estar seguros de una tendencia: el ser humano continuará urbanizando el espacio geográ �co. ¿Qué es urbano?
La de�nición de lo que puede denominarse como urbano ha variado en el transcurso de la historia. En la actualidad existe una extensa diversidad de de �niciones sobre lo que representa ser un lugar “urbano”. La única particularidad universalmente aceptada es el reconocimiento de ser un proceso que transforma la vida de las personas y del espacio que ocupan. En términos generales, el adjetivo “urbano” (del latín urbanus ) se re�ere a un lugar con alta aglomeración de población donde sus actividades no son agrícolas. Esto convierte el espacio urbano en la antítesis del espacio rural. El proceso mediante el cual ocurre esta transformación se denomina urbanización. Cada país ha tenido un proceso y experiencia particular, de�nida fundamentalmente por su estructura histórica, política, económica y ambiental. Todos los países están experimentando aumentos en su población urbana. En el año 2007 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimó que el cincuenta por ciento de la población mundial residía en algún lugar urbano y se proyectó en un sesenta por ciento para el año 2030. Este aumento se está registrando simultáneamente de tres formas: aumento de la población que reside en las áreas urbanas, aumento de las migraciones campo-ciudad y la rápida transformación de la ruralía en espacios urbanos. Las formas de cuanti �car el concepto urbano son diversas y relativas. En algunos países se utiliza la densidad poblacional (totalidad de habitantes dividida por área cuadrada); la población absoluta (totalidad de habitantes en el asentamiento), o parámetros particulares locales para de �nir lo que es “urbano” dentro de un territorio nacional. De esta manera, los índices resultantes varían desde poblaciones relativamente pequeñas como en Noruega e Islandia (200 habitantes), intermedias (2.000 habitantes) como en Argentina, Bolivia, Cuba, Honduras, Francia, Países Bajos, Israel, República Checa y España, y altas como en Turquía (20.000 habitantes) y Japón (50.000 habitantes).
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Independientemente de los elementos cuantitativos y las visiones para de�nir una línea divisoria entre los espacios urbanos y los rurales, se han podido establecer diferencias generales en cuanto al comportamiento de las personas en ambos espacios geográ�cos. En las áreas urbanas, un mayor contacto entre las personas genera tipos de relaciones y organizaciones que de �nen unos estilos de vida distintos a los que tienden a desarrollarse entre las personas e instituciones en las áreas rurales. Las relaciones humanas en las áreas urbanas son formales y se concretan en la sociedad por medio de sus instituciones ( gesellschaft ), mientras que las relaciones humanas en las áreas rurales son de naturaleza familiar y comunitaria ( gemeinschaft ). Estas diferencias constituyen las bases orgánicas de los ordenamientos espaciales que socialmente se mani �estan en la subcultura pop (popular) que permea en las áreas urbanas y la subcultura folk ( folclórica) característica de las áreas rurales. Por esta razón se asocia el ambiente urbano con la modernización, la tecnología y las actitudes liberales, mientras que los ambientes rurales son asociados con la tradición, el procedimiento rústico y las actitudes conservadoras. Estos rasgos in�uyen el quehacer diario en aspectos como la música, la vestimenta, la alimentación, el manejo del ocio y las actitudes políticas, religiosas y hasta sexuales. Grado de urbanización y nivel de urbanismo
La experiencia mundial en los pasados doscientos años ha registrado la formación y consolidación de áreas urbanas con diferentes grados de urbanización y niveles de urbanismo. El grado de urbanización es una relación aritmética entre la cantidad de personas que se establecen en las áreas urbanas, comparadas con la población rural. El nivel de urbanismo, por otro lado, enfoca cualitativamente la integración de la nueva población urbana a la organización social y por ende a los estilos de vida y subculturas que de�nen la vida urbana y que son asimiladas por los inmigrantes. Las ciudades, particularmente en los países pobres, han sido receptoras de una gran cantidad de población (alto grado de urbanización), pero la mayor parte de los nuevos residentes mantienen estilos de vida rural en la zona urbana (bajo nivel de urbanismo). La crianza de animales, los huertos espontáneos y las transacciones basadas en trueques son algunos de los elementos visibles dentro del paisaje urbano que denotan bajos niveles de urbanismo (�gura 8.1).
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Fig. 8.1. Crianza de ganado en el relleno sanitario de Managua, Nicaragua Fuente: Fotografía del autor
Históricamente el surgimiento y la evolución de la ciudad, así como las diferencias urbano-rurales, representan un tema central en el estudio de la geografía urbana. Como es de esperarse, esta evolución no ha sido uniforme. La polis griega, la civitas romana, el town anglogermánico y la medina musulmana son ejemplos de diversidad en el surgimiento de las ciudades. Estas han servido como centros de administración política, militar y religiosa, puntos de interacción social y mercados centrales de productos y servicios. Sus funciones y tamaño ideal han cambiado con el transcurrir del tiempo. Por su propia naturaleza política, social y económica las ciudades dependen y simultáneamente sirven a su entorno rural periférico. Es por ello que mientras más grande sea la ciudad, mayor será el entorno al cual sirven y dependen. Este concepto es denominado esfera de in � uencia (del alemán hinterland ). La revolución industrial es el evento histórico que transformó a las ciudades en centros gravitacionales de las actividades económicas regionales. La concentración de la industria aceleró la aglomeración poblacional y por ende el
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Megaciudades millones de habitantes 20,1 – 31,0 10,1 – 15,0
Fig. 8.2. Megaciudades actuales Fuente: Fotografía del autor
surgimiento de grandes ciudades. En la medida en que las estructuras económicas de las ciudades se han consolidado en los sectores secundarios, terciarios y cuaternarios, mayor relevancia han adquirido los centros urbanos dentro de las economías locales, nacionales y mundiales. Por esta razón la población urbana ha aumentado signi�cativamente desde mediados del siglo XIX hasta el presente. En la actualidad la mayor parte de la población mundial se encuentra residiendo en las zonas urbanas, particularmente en ciudades. En el año 2010 unas treinta ciudades cuentan con una población mayor de diez millones de habitantes (�gura 8.2). Las tendencias recientes a la integración de los sistemas económicos, o “globalización”, han posicionado a las ciudades como el centro geográ �co del nuevo orden económico mundial. La geografía de los poblamientos
Ninguna región contiene un conjunto de ciudades con la misma población. De hecho, el paisaje de asentamientos o poblamientos se caracteriza por tener una gran cantidad asentamientos pequeños y pocos asentamientos grandes. Por eso la tipología más común en la clasi�cación de poblamientos se realiza en función de la cantidad de habitantes. Aunque tampoco existe consenso sobre la cantidad
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poblacional ideal para cada tipo de asentamiento, estos generalmente se subdi viden en ciudades, pueblos, villas y aldeas/poblados. Cada tipo de asentamiento sirve a una esfera rural, es decir, provee bienes y servicios a una región periférica adyacente. Mientras más grande es el poblamiento, mayor es su hinterland o área de in�uencia. En una región compuesta por un conjunto de asentamientos siem pre existirá un centro urbano que dominará toda la región. Al asentamiento de mayor tamaño, mayor accesibilidad dentro de la región y mayor concentración de actividades económicas se le denomina ciudad primada. A estas ciudades les siguen una cantidad mayor de pueblos seguida de una extensa cantidad de aldeas o poblados. Las ciudades primadas componen el tope de la jerarquía urbana o sistemas de ciudades de un país. Esta jerarquía no es estática y tiende a cambiar con el paso del tiempo en los países. Geográ�camente la red urbana constituye el andamiaje de la infraestructura de una región. Mientras mayor sea la conectividad, mayor es el potencial del desarrollo, la integración económica y la cohesión nacional. La red urbana también representa una forma visual para entender y estudiar los canales de difusión que existen en un territorio nacional. Por medio de esta estructura jerárquica se establecen las políticas de plani �cación y ordenación territorial regional, se diseñan los sistemas de transporte y se formulan los programas de mejoras capitales. En algunos países, particularmente en los pobres o en vías de desarrollo, la ciudad primada tiende a ser la capital y exhibe una población extremadamente alta con relación a las ciudades más pequeñas y al resto del país. Esta tendencia, donde la ciudad primada es también la capital nacional, se observa en ciudades como El Cairo, donde la población alcanza el veinticuatro por ciento en la Re pública Árabe de Egipto; Ciudad de México (veinte por ciento), en los Estados Unidos Mexicanos; Kingston (veintitrés por ciento) en Jamaica y La Paz (veintidós por ciento) en el Estado Plurinacional de Bolivia. Por otro lado, en países industrializados o donde la capital ha sido plani �cada para ese propósito, la ciudad primada no necesariamente recae sobre la capital. En Estados Unidos la ciudad de Washington solo contiene el 0,2% de la población nacional, mientras que la población de Ottawa representa el tres por ciento de la población total de Canadá. Asimismo, Brasilia tiene apenas el uno por ciento de la población en la República Federativa de Brasil, mientras que Canberra agrupa el 1,5% de toda la población en Australia.
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Estructura interna de las ciudades
Cada ciudad tiene su propia organización espacial interna. Esta re �eja la relación física que existe entre las actividades económicas, las edi �caciones y los espacios. Para propósitos de plani�cación urbana, ordenación territorial y análisis urbano, los usos del espacio en diferentes actividades son clasi �cados como uso de terrenos o uso de suelos . Los usos más comunes dentro de una zona urbana son los comerciales, residenciales, industriales, institucionales, transporte, públicos/ dotacionales y gubernamentales. Los usos de terrenos comerciales tienden a estar localizados cerca de los centros urbanos, orientación debida a que el potencial de éxito de un establecimiento está relacionado con su accesibilidad y, por lo tanto, a su centralidad con relación a otras actividades urbanas. Por esta razón los usos comerciales tienden a establecerse en los terrenos más accesibles y por lo tanto más costosos. El alto valor del terreno produce dos situaciones: la edi�cación vertical para minimizar el costo y las actividades que se establecen tienden a ser negocios de alto rendimiento económico por área cuadrada. Bancos, o �cinas de servicios profesionales, tiendas especializadas y exclusivas, restaurantes reconocidos, dominaron durante muchos años los centros urbanos de las ciudades. Otros usos comerciales que requieren mayor espacio horizontal se localizan a lo largo de las vías principales que conducen al centro urbano. El uso residencial tiene mayor variación localizacional que los usos comerciales. Por esta razón es común encontrar proyectos residenciales tanto en los centros urbanos como en los terrenos alejados. Esto tiende a variar en su densidad según su localización, cercana o alejada de los centros urbanos; mientras más cercana esté del centro urbano más alta es la edi�cación y mientras más alejada, menor es su intensidad. Los proyectos residenciales de baja densidad tienden a ocupar los terrenos más alejados del centro de la ciudad (�gura 8.3). Esta variabilidad convierte la actividad residencial en el uso de terrenos urbano de mayor heterogeneidad y mayor consumo de espacio horizontal y vertical dentro de toda la estructura urbana. Otros usos urbanos, como las instituciones, el transporte, los públicos/ dotacionales y gubernamentales, responden a la organización espacial urbana de las actividades comerciales, residenciales e industriales.
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Fig. 2.2. Mapa orientado al sur Fuente: Elaboración propia
abajo y América del Sur se halle localizada arriba es tan correcto como cualquiera de los mapas más comunes ( �gura 2.2). No existen dos o más lugares con las mismas características —exactas— de localización y dirección. Por lo tanto, los lugares que componen el espacio terrestre presentan cierta distancia con respecto a otros, de manera que la distancia arroja alguna información sobre la relación existente entre varios lugares. En ese contexto, la distancia in�uencia, afecta y determina la interconectividad e interacción entre diferentes lugares, y a su vez, los elementos y fenómenos existentes en ellos. Por eso podemos decir que, al igual que en localización y dirección, la distancia responde la pregunta ¿dónde?, pero, a diferencia de las anteriores, también indaga sobre el ¿cómo? La distancia, al igual que la localización y la dirección, se mide en términos absolutos y relativos. La distancia absoluta se re�ere a la separación física entre dos puntos o lugares, la cual es medida con un sistema numérico o matemático. Existen muchos sistemas de unidades de medición, entre ellos el sistema métrico. Por su parte, la distancia relativa hace referencia a percepciones culturales en cuanto a tiempo, interacción e interconectividad entre los lugares. Esto se debe a que, culturalmente, es menos importante saber cuántos kilómetros separan a dos lugares que determinar cuánto tiempo es necesario para desplazarse entre ellos.
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Curvas de rentabilidad rentabilidad rentabilidad
comercio al detal
rentabilidad
comercio e industrias
distancia distancia
distancia
rentabilidad
rentabilidad
apartamentos residenciales
distancia
distancia
unidades residenciales de baja densidad
distancia
Fig. 8.3. Conceptos de rentas ofertadas para las actividades comerciales, residenciales e industriales dentro de una ciudad Fuente: Elaboración propia
Las actividades industriales, por otro lado, se han localizado en las afueras de los centros urbanos. Su alejamiento obedece a las siguientes razones: 1) Minimizar el efecto sobre otras actividades urbanas, especí �camente en los usos residenciales y comerciales. 2) Requieren más espacio horizontal, por lo que se localizan en terrenos menos costosos. 3) Es una actividad reglamentada y restringida por las leyes de plani �cación, diseño urbanístico y zoni�cación. 4) Su continua transformación requiere de espacio para expandirse. Los usos industriales son actividades espacialmente extensas y se aglomeran en la periferia como parques industriales. En muchas ocasiones, dependiendo
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Fig. 8.4. Per�l de las ciudades de Montreal (Canadá) y Ciudad de Panamá (Panamá) Fuente: Fotografías del autor
del tipo de instalación, esta aglomeración de actividades constituye un centro gravitacional independiente. Las posibles combinaciones de usos de terrenos, diseño urbano y arquitectura �l de la conforman una silueta de edi �caciones en el horizonte conocida como per ciudad o silueta de edi �cación (skyline o cityscape). En este paisaje el conjunto de edi�caciones se convierte en símbolo para proyectar modernidad y el progreso alcanzado (�gura 8.4). En muchas ocasiones los urbanistas y arquitectos com-
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plementan la línea de edi�cación con monumentos y estructuras artísticas con la �nalidad de particularizar la imagen de la ciudad. La Estatua de la Libertad en Nueva York, el Ángel de la Independencia en la Ciudad de México, la Torre Ei ff el en París, la Puerta de Brandeburgo en Berlín, el Obelisco de Buenos Aires y el Gateway Arch en San Luis, son algunos hitos que han sido diseñados como parte del per�l de la ciudad. Atributos naturales como Pan de Azúcar ( Pão de Açúca) en Río de Janeiro, la Loma de Tiscapa en Managua (Nicaragua), el volcán Cabeza de Diamante ( Diamond Head Volcano) en Honolulu (Hawái), los Cerros de Bogotá (Colombia), al igual que decenas de cuerpos de agua, también son utilizados para proyectar internacionalmente a muchas ciudades. Modelos de organización interna de la ciudad
El a�oramiento y consolidación de las ciudades tiene sus raíces en los procesos históricos de colonización e industrialización. La mayor parte de las grandes ciudades surgen de la presencia europea en los siglos XVII, XVIII y XIX, o de la in�uencia estadounidense durante el siglo XX. Esta última, por ser reciente y representar el espíritu capitalista de la economía actual, constituye la referencia principal para proyectar escenarios de crecimiento y desarrollo urbano en el resto del mundo. En Estados Unidos los procesos de expansión urbana se convirtieron en un tema sociológico importante de estudio denominado ecología urbana. Los modelos urbanos ecológicos comenzaron a ser elaborados en la Universidad de Chicago durante la década de los veinte del siglo pasado como guías tentativas para entender la estructura de un área urbana utilizando elementos sociales de la ecología. En el caso particular de Chicago (Estados Unidos), el relie ve topográ�co extremadamente llano, un centro urbano tradicional delimitado por el servicio de trenes, la existencia de un sistema vial extenso, la intensidad y extensión de la silueta de edi�cación (per�l de la ciudad) y la excelente localización relativa como conector de los grandes lagos (lago Michigan) hacia el río Mississippi por el río Chicago, convirtieron este centro urbano en un laboratorio geográ�co-social y proveyeron las bases para la elaboración de modelos de ex pansión urbana. Este conjunto de atributos contribuyó a que la zona urbana de Chicago se convirtiera en uno de los lugares preferidos de estudio por sociólogos, geógrafos y urbanistas en el siglo XX (�gura 8.5).
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Modelo concéntrico
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Chicago, 1920
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Centro ( Loop) Gueto
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Centro de la ciudad (downtown ) Zona industrial Zona de transición
Modelo sectorial 1. Distrito central de negocios 2. Almacenes y manufactura liviana 3. Zona residencial de familias pobres 4. Zona residencial de familias clase media 5. Zona residencial de familias adineradas
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Zona residencial de clase trabajadora Zona residencial Comunidades rurales
Modelo plurinuclear 6. Manufactura pesada 7. Subdistrito central de negocios 8. Suburbio residencial 9. Suburbio industrial
Fig. 8.5. Organización territorial de las actividades residenciales, industriales y comerciales en los diferentes modelos urbanos Fuente: Elaboración propia
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Modelo de zona concéntrica
Este modelo fue desarrollado por E. W. Burgess (1925) a los �nes de representar la organización espacial de usos residenciales, comerciales e industriales en Chicago (Illinois) en las primeras décadas del siglo XX. La ordenación territorial plasmada en el modelo consistió en anillos de actividades comerciales e industriales y zonas residenciales. Cada anillo representa el uso de terreno que domina en el área. El modelo destaca una zona de transición donde se registra una mezcla de actividades residenciales e industriales que proliferaron a principios de siglo en muchas ciudades de países industrializados para alojar vecindarios de inmigrantes y una organización espacial ine �ciente y en ocasiones compuesta de actividades incompatibles. En los diferentes anillos residenciales es importante notar los principios de la segregación económica, étnica y racial que caracteriza a las grandes ciudades contemporáneas. En economías avanzadas, como las que dominan en América del Norte y Europa occidental, el centro de la ciudad es una zona de terrenos costosos donde solo se localizan actividades especializadas o exclusivas; algunas son o �cinas de abogados, �rmas de corretaje, o�cinas bancarias, consultorías, analistas �nancieros y otras que requieren ser accesibles y permitan pagar los altos costos del terreno. Esta aglomeración de comercios se conoce como distrito central de negocios (CBD: central business district ). Gran parte de los edi�cios de mayor relieve dentro del per�l de la ciudad se localizan en este distrito. El modelo de zonas concéntricas fue un intento sociológico de estudiar la geografía urbana en los países que lograron su industrialización durante la revolución industrial. Sin embargo, la llegada y popularización del automóvil, junto a los continuos cambios tecnológicos en la economía, sentaron las bases para la formulación de nuevos modelos de ordenación territorial urbana. Modelo sectorial
H. Hoyt (1939) intentó explicar mediante el modelo sectorial la organización espacial de actividades urbanas, resaltando la expansión horizontal y las vías de transporte resultantes del crecimiento industrial. Este tipo de ensanche territorial fue resultado de eventos como:
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1) La migración campo-ciudad que comenzó a evidenciarse durante los procesos de industrialización en el siglo XIX. 2) Las mejoras sanitarias diseñadas para mitigar los problemas de salud e infraestructura en las ciudades. 3) La popularización del vehículo de motor durante la primera mitad del siglo XX. El modelo sectorial rompió con la naturaleza concéntrica propuesta por Burgess en 1925 y trazó un ensanche de actividades comerciales extensas y usos residenciales marginales a lo largo de las principales vías de transporte. El desarrollo lineal de comercio y residencias es conocido como un corredor urbano. Simultáneamente, los vecindarios residenciales adinerados están alejados del distrito central de negocios. Los principios sectoriales son un escenario evoluti vo de los principios concéntricos debido a que representan un período posterior donde aumenta la población, se registran mejoras en la infraestructura interna y comienza a dominar el vehículo de motor en la ciudad. Por lo tanto, el modelo sectorial constituyó una alteración al ordenamiento sugerido por Burguess como resultado de los cambios en el transporte en la sociedad estadounidense en las décadas de los años veinte y cuarenta. Modelo plurinuclear
Este modelo fue un intento por describir la organización territorial de las actividades urbanas en la posguerra. Elaborado por C. D. Harris y E. L. Ullman (1959), tomó como referencia las urbes que emergieron en las ciudades estadounidenses durante el período de mayor expansión en los sectores comerciales y de servicios. El modelo plurinuclear resalta la expansión diseminada horizontalmente alrededor de las ciudades, el a �oramiento de los suburbios y el impacto de las redes viales en las grandes áreas urbanas. Al igual que en los modelos anteriores, los principios expuestos en el escenario de múltiples núcleos deben ser vistos como parte de un proceso evolutivo de las ciudades posindustriales debido a los cambios tecnológicos, particularmente en el trans porte y las comunicaciones.
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Suburbanización y metropolización
El escenario urbano plurinuclear representa la disolución del centro geográ �co de la ciudad mediante la creación de nuevos centros en los terrenos periféricos. La descentralización comercial y residencial generó rápidos deterioros en las áreas centrales de la ciudad. Con la llegada y dominio absoluto de los vehículos de motor los nuevos proyectos residenciales y comerciales se localizan cercanos a las principales vías de comunicación en terrenos menos costosos. Esta reducción de costos de terreno ha permitido el desarrollo de unidades residenciales más am plias y atractivas. El éxodo poblacional estuvo acompañado de un movimiento de las actividades comerciales y de servicios hacia las afueras de la ciudad, lo cual se tradujo en el desarrollo de los centros comerciales. Este tipo de desplazamiento espacial es denominado suburbanización . El proceso donde el crecimiento indiscriminado se desplaza más allá de la zona urbana y transforma las áreas rurales es denominado contraurbanización. Estos eventos dieron origen a la aparición de los suburbios , áreas en su mayoría residenciales, alejadas de las zonas urbanas pero accesibles vialmente a las ciudades. Los usos de terrenos de los suburbios se caracterizan por la mezcla de actividades que complementan los usos residenciales (centros comerciales, o�cinas médicas, escuelas, parques de recreación, iglesias) de manera que fortalecen la vida urbana en el área y minimizan la dependencia de los residentes a las actividades que se ofrecen en la ciudad. La conectividad existente entre los suburbios y la ciudad se de �ne con el movimiento de empleados que residen en los suburbios pero trabajan en la ciudad. A consecuencia de la creación y proliferación de lugares residenciales alejados pero rentables, se ha debilitado la actividad en los centros urbanos. La expansión más allá de las áreas urbanas responde además a las dinámicas económicas asociadas con la especulación y la capitalización de terrenos accesibles y de menor costo. En múltiples ocasiones los proyectos residenciales se establecen de forma desarticulada a lo largo de las vías de comunicación, afectando la estructura rural del área ( �gura 8.6). Este patrón de uso del terreno es denominado desarrollo discontinuo (leapfrog development ), no permite el establecimiento de un sistema de transporte colectivo e �ciente, incrementa la dependencia del vehículo de motor individual y aumenta los costos de provisión de servicios básicos a los residentes.
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Fig. 8.6. Construcción de proyectos residenciales que generan un patrón discontinuo de usos de terrenos urbanos a lo largo de una vía primaria en la región oriental de la isla de Puerto Rico Fuente: Fotografía del autor
La suburbanización, a su vez, ha tenido como resultado el deterioro de los centros urbanos tradicionales. Este deterioro económico y físico en las áreas centrales de la ciudad se ha convertido en uno de los problemas principales de las ciudades en el mundo. En los países industrializados dicho problema se ha agudizado por la descentralización y el desplazamiento industrial hacia otros lugares (locales e internacionales), el cual ha fomentado el desarrollo de vecindarios marginales (tal y como se discute en el capítulo 7). Irónicamente, se ha observado que áreas centrales localizadas en terrenos costosos albergan extensos bloques deteriorados receptores de inmigrantes y de familias marginadas. Esta contradicción, la de existir poblamientos marginales en los terrenos de mayor costo, se mani �esta cuando las actividades originales se relocalizan en terrenos periféricos de menor costo pero con accesibilidad. Los espacios baldíos resultantes en el área central son ocupados por residentes con menor capacidad económica y estos se convierten
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en alternativa viable porque a pesar de su estado de abandono continúan siendo accesibles, particularmente para aquellos que trabajan y dependen del transporte colectivo o acceso peatonal. La marginación en estas áreas se evidencia por el deterioro de la infraestructura dotacional, altas tasas de criminalidad y ausencia de servicios básicos para residentes y visitantes. En respuesta a los problemas generados por el deterioro urbano surgieron los programas de renovación urbana como un intento de mejorar estos vecindarios mediante la plani�cación de proyectos y mejoras permanentes. Uno de los enfoques más discutidos en los programas de renovación urbana han sido las inicia �cation) de vecindarios residenciales tivas de aristocratización (del inglés gentri e industriales en las áreas centrales de la ciudad. Esta iniciativa está orientada a incentivar el repoblamiento de las áreas centrales deterioradas atrayendo familias con poder adquisitivo a que inviertan y residan en el vecindario. Sin embargo, algunos sectores de la comunidad entienden que este tipo de proyecto provoca el desplazamiento de residentes pobres, que no poseen los recursos para residir lejos de las áreas urbanas ni para mejorar el vecindario. Otros proyectos de renovación urbana se han enfocado a fortalecer el espacio comercial, transformar los vecindarios antiguos en zonas turísticas o centros culturales y mejorar los usos dotacionales. También se han diseñado estrategias de intervención con la �nalidad de integrar la comunidad residente en los programas de rehabilitación y redesarrollo de los centros urbanos. El crecimiento de las ciudades
A pesar de los esfuerzos por mantener la población y las actividades dentro de las áreas centrales, las ciudades han continuado expandiéndose horizontalmente sobre el territorio. Las migraciones campo-ciudad y la concentración de actividades económicas han reforzado la tendencia de concentración poblacional alrededor de las grandes urbes. En muchas ocasiones el crecimiento urbano indiscriminado (urban sprawl ) ha implicado patrones irregulares de expansión de las zonas urbanas hasta llegar a integrarse con la expansión indiscriminada de otros centros urbanos cercanos. Esta integración de esferas de influencia de dos ciudades sobre un mismo territorio rural conforman las bases del continuo rururbano. De esa forma se elimina todo espacio rural entre dos ciudades. Este
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fenómeno, no solo representa un aumento en la población, sino que transforma el nivel de urbanismo dentro de las zonas rurales impactadas. La expansión horizontal de una ciudad grande hacia otras áreas urbanas de menor tamaño con �gura una región funcional de mayor extensión, las áreas metropolitanas . Estas unidades espaciales son más extensas territorialmente y contienen mayor cantidad de habitantes. Aunque existen muchas de �niciones para un área metropolitana, ella está compuesta de una ciudad que sirve como centro geográ�co y otras zonas urbanas de menor tamaño que están integradas debido a la interacción existente con la ciudad más grande. Usualmente el grado de metropolización está relacionado con la integración económica y física de varias zonas urbanas con una ciudad grande. A nivel mundial, la mayor parte de las capitales nacionales son ciudades primadas que constituyen el centro de un área metropolitana, muchas de las cuales han llegado a convertirse en megaciudades ; docenas de ciudades tienen una población de varios millones de habitantes (tabla 8.1). Cuando la esfera de in�uencia de la megaciudad excede los límites políticos del país la ciudad puede ser considerada una ciudad global. Este nivel se alcanza al aglomerarse �rmas que ofrecen bienes y servicios para servir a una demanda internacional. También ocurre cuando poseen una infraestructura y tecnología que atrae compañías internacionales en los sectores económicos avanzados como gerencia, �nanzas, investigación e informática. No toda megaciudad es necesariamente una ciudad global. De hecho, la mayor parte de las megaciudades se concentran en países con un grado de desarrollo menor al de los países que contienen ciudades globales. Estas escalas urbanas proyectan las grandes ciudades a niveles más allá de los límites políticos locales y nacionales. Por esta razón es importante estudiar la estructura externa de las ciudades modernas como parte del andamiaje del nuevo orden económico mundial. Tabla 8.1. Megaciudades por población para el año 2011 Lugar
Población
Lugar
Población
Lugar
Población
Tokio, Japón
31.036.000
Manila, Filipinas
13.503.000
Lagos, Nigeria
9.123.000
Seúl, Corea del Sur
24.472.000
Teherán, Irán
13.450.000
Shenzhen, China
8.616.000
Yakarta, Indonesia
24.100.000
Buenos Aires, Argentina
12.924.000
Lahore, Pakistán
8.600.000 (Cont.)
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(Cont.) Lugar
Población
Lugar
Población
Lugar
Población
Mumbai, India
21.200.000
Los Ángeles, EE. UU.
12.890.000
Lima, Perú
8.473.000
Ciudad de México, México
21.163.000
Dhaka, Bangladesh
12.797.000
Bogotá, Colombia
8.361.000
Nueva York, EE. UU.
20.090.000
Estambul, Turquía
12.600.000
Shenyang, China
7.760.000
São Paulo, Brasil
19.890.000
Londres, Reino Unido
12.200.000
Dongguan, China
7.650.000
Shanghái, China
19.200.000
Bangkok, Tailandia
11.970.000
Nanjing, China
7.600.000
Karachi, Pakistán
18.000.000
Tianjin, China
11.750.000
Changchun, China
7.460.000
Beijín, China
17.550.000
Chengdu, China
11.000.000
Chennai, India
7.330.000
Delhi, India
16.713.000
Johannesburgo, Suráfrica
10.268.000
Cape Town, Suráfrica
7.280.000
Cairo, Egipto
15.546.000
Guangzhou, China
10.182.000
Kunming, China
6.800.000
Calcuta, India
15.420.000
Kinshasa, R. D. del Congo
10.100.000
Hangzhou, China
6.776.000
Moscú, Rusia
14.800.000
Harbin, China
9.874.000
Santiago, Chile
6.677.000
Río de Janeiro, Brasil
14.387.000
Chongqing, China
9.700.000
Bangalore, India
6.562.000
Fuente: World Mayor http://www.worldmayor.com/
Experiencias mundiales Teóricamente los procesos de urbanización contemporánea están relacionados con los procesos de industrialización y por ende con el desarrollo económico. Sin embargo, la experiencia urbana durante el siglo XX mostró que el crecimiento de la población urbana no tenía que estar correlacionado con el desarrollo económico. Cada lugar ha registrado una experiencia diferente debido a que representa un contexto geográ �co distinto. En el año 2005 existían 438 ciudades con una población mayor de un millón de habitantes. La distribución geográ�ca de ciudades, tanto en su cantidad como en su tamaño, varió signi �cativamente entre continentes. Cerca del 46% de estas ciudades se localizaban
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en Asia, mientras que el 28% se concentraba en el continente americano. En términos de ciudades con poblaciones mayores de cinco millones de habitantes el continente asiático alberga en la primera década del milenio la mitad de las 63 megaciudades existentes. Ciudades europeas
La experiencia urbana europea constituye la base para entender la organización físico-espacial de las ciudades. El legado colonial europeo en América, Asia y Oceanía continúa presente en el diseño y funcionalidad urbana de las grandes ciudades, particularmente en las capitales nacionales. En Europa la mayor parte de las primeras ciudades se ubicaron en lugares fáciles de defender militarmente y cercanos a cuerpos de agua. Los extensos períodos de guerras y con �ictos convirtieron a las grandes ciudades en bastiones militares. Estas funciones originales originaron la creación de centros urbanos compactos donde existe mayor interacción espacial entre los diferentes usos de los terrenos. El carácter peatonal se ha mantenido, al igual que los usos comerciales en el centro urbano, en combinación con otras actividades urbanas. El resultado ha sido el desarrollo intenso de actividades mixtas en los centros urbanos tradicionales, característica que persiste inclusive en ciudades que fueron afectadas en su totalidad durante los con �ictos bélicos del siglo XX y que fueron reconstruidas a su estado original. Las altas densidades de población urbana no se han traducido en altas edi �caciones. Por el contrario, muchas ciudades han logrado mantener altas poblaciones mediante la construcción extensa de edi�caciones que no utilizan elevadores (4-5 pisos). Este tipo de edi�cación se mantiene mediante ordenanzas con el objetivo de integrar vecindarios antiguos que contienen densidades similares y mantener visibles elementos particulares de la arquitectura de la ciudad. La morfología de la ciudad europea está reforzada con la integración de los sistemas de transporte colectivo e �cientes en la ciudad. Esta integración de trans portes colectivos y altas densidades poblacionales permiten que las ciudades sean peatonales —en especial en las áreas históricas— y que los usos comerciales, institucionales y públicos puedan integrarse por medio de los espacios públicos. Ciudades primadas como Londres (Reino Unido), París (Francia), Edimburgo
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(Escocia), entre otras, mantienen centros urbanos dinámicos económicamente y densos poblacionalmente. Las ciudades de Europa oriental mantienen los principios de diseño característicos de las economías plani �cadas que existieron durante la segunda mitad del siglo XX. Las ciudades que fueron rediseñadas por los gobiernos socialistas han preservado los extensos bloques residenciales cercanos a las principales vías de transporte colectivo, pero alejados de los centros urbanos tradicionales; por dicha razón estas ciudades, como Praga (República Checa), Budapest (Hungría), Varsovia (Polonia), Moscú (Rusia) registran menor densidad poblacional que las principales ciudades de Europa occidental. Ciudades en Oceanía
Oceanía es la región con menor cantidad de megaciudades. Las mayores ciudades (Sídney y Melbourne) no exceden de cinco millones de habitantes. La mayor parte de las grandes ciudades se hallan en las costas de Australia. Las ciudades de Sídney, Melbourne, Brisbane, Perth y Adelaida se localizan a lo largo de la costa sur-oeste, sur y este de la isla-continente y han servido como ciudades portuarias de extensas regiones del continente australiano, patrón de aglomeración que motivó a las autoridades locales a establecer una capital administrativa en una localización central dentro de la aglomeración de ciudades. Este fue el caso particular del surgimiento de Canberra. En Nueva Zelanda, Aukland es la mayor ciudad de país. Al igual que Australia, el proceso de poblamiento moderno estuvo dirigido por europeos y de modo similar a muchos países con economías avanzadas Aukland constituye la ciudad primada a pesar de no ser la capital nacional (Wellington). Ciudades norteamericanas
Fisiográ �camente América del Norte está compuesta por Estados Unidos, Canadá y México. Sin embargo, la tradición urbana mexicana contiene más elementos comunes con la experiencia latinoamericana, por lo cual el caso mexicano no se incluye en esta sección. En ese contexto, las ciudades de Estados Unidos y Canadá son más modernas que la mayor parte de las ciudades europeas. Aunque
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tienen, en su mayoría, sistemas de transporte colectivo, el automóvil privado ha sido el mayor modi�cador de su estructura interna. Por esta razón los cambios signi�cativos en la geografía interna de sus ciudades se han acentuado desde la década de los cincuenta del siglo XX. Este elemento ha fomentado el crecimiento indiscriminado hacia terrenos de menor costo y el abandono de los centros urbanos tradicionales. La construcción y mejoras geométricas continuas al sistema vial representan cambios constantes en el patrón de usos de terrenos urbanos y suburbanos en Estados Unidos y Canadá. Contrario a la experiencia europea, las densidades de población son visibles debido a la construcción de edi�caciones altas y el dominio de grandes centros comerciales encapsulados ( mall ) en los terrenos de mayor accesibilidad a lo largo de los terrenos adyacentes a la ciudad. Las divisiones étnico-raciales son marcadas en las ciudades norteamericanas, particularmente en Estados Unidos. En la medida en que ha aumentado el tamaño de la población en la ciudad, más visible es la estrati�cación (como se discute en el capítulo 7). Las ciudades principales contienen vecindarios étnicos divididos por nacionalidades, usualmente localizados en los espacios más céntricos de la ciudad; Nueva York, Atlanta, Nueva Orleans, Washington D. C. y Miami son las ciudades de mayor desigualdad de ingreso por grupo étnico-racial en toda Norteamérica. El período de bonanza económica, junto con la popularidad de los vehículos de motor, aceleró el movimiento de una creciente clase media hacia proyectos residenciales de unidades individuales y de mayor tamaño. La demanda por este tipo de desarrollo de bajas densidades fue liderada por desarrollistas e inversionistas que utilizaron terrenos rurales cercanos a las mayores vías de comunicación con la �nalidad de crear vecindarios más grandes y segregados. Especuladores como William Levitt crearon una industria de proyectos residenciales alejados de las grandes ciudades a precios relativamente más bajos. La experiencia de los levittowns durante las décadas de los cincuenta y sesenta en el este de Estados Unidos es ilustrativa del proceso de suburbanización que ocurrió en América del Norte. Ciudades latinoamericanas
Las ciudades latinoamericanas contienen las huellas del legado colonial europeo. El diseño, la arquitectura y la funcionalidad militar española, inglesa,
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Fig. 8.7. Bogotá, Colombia Fotografía: Fotografía del autor
holandesa y francesa está presente en los centros urbanos tradicionales. Las pro yecciones para el año 2020 indican que esta región tendrá la mayor cantidad de megaciudades ( �gura 8.7). Las grandes ciudades de América Central, el Caribe, México y América del Sur han podido preservar la vitalidad y concentración de actividades urbanas en comparación con las ciudades estadounidenses y canadienses. Esta particularidad se ha mantenido a pesar de los cambios en la estructura demográ �ca y socioeconómica de los habitantes en los centros urbanos tradicionales. Actualmente muchos vecindarios en el centro de la ciudad, inclusive en los distritos históricos, están ocupados por una población de escasos recursos, mientras que las familias con mayores recursos económicos se han desplazado a vecindarios periféricos. Las migraciones campo-ciudad en América Latina, no solo se concentran en el centro de la ciudad, sino que también en extensos vecindarios alrededor de ella. Los vecindarios marginales son áreas con alto crecimiento dentro de las ciudades latinoamericanas, denominadas colonias (México), favelas (Brasil), asentamientos
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(Guatemala), precarios (Costa Rica), ranchos (Venezuela), invasiones o comunas (Colombia y Honduras), arrabales (Puerto Rico), barriadas (Panamá), barrios (República Dominicana, Perú y Venezuela), tugurios (Costa Rica) o barrios nuevos (Perú). Estas áreas están localizadas en la periferia de las grandes ciudades y la geografía de esos vecindarios se caracteriza por ser extensos, visibles y estar ubicados sobre terrenos no aptos para la construcción debido a que son áreas inundables, pendientes to pográ�cas abruptas o zonas afectadas por actividades nocivas a la salud humana. Ciudades africanas
África es el continente menos urbanizado en nuestro planeta. Sin embargo, es la región donde se proyecta el mayor crecimiento poblacional en los próximos años. Las ciudades africanas son relativamente recientes debido al tardío proceso de colonización europea, que comenzó en el siglo XIX, y a los procesos de independencia nacional, que se popularizaron en la segunda mitad del siglo XX. Geográ�camente las ciudades africanas se caracterizan por su concentración en las costas y a lo largo de los grandes cuerpos de agua. Esta tendencia se hace más evidente en la costa norte, donde se ubica el desierto del Sahara. Fez (Marruecos), Alejandría (Egipto) y Trípoli (Libia) son algunos ejemplos de los patrones urbanocosteros en el desierto. Las condiciones del desierto han fomentado una mayor tradición urbana en comparación al resto del continente. El diseño de las ciudades en el Sahara sobresale por el trazado vial angosto con altas edi �caciones en sus lados, lo que permite la generación de sombras sobre las vías peatonales y espacios públicos. En las edi�caciones la altura de las unidades y el sistema de ventilación son relati vamente altos para mantener el interior con temperaturas dentro de los índices de confort. Ambas particularidades son adaptaciones al clima desértico y fueron llevadas a España durante el período de dominio moro y posteriormente adoptados en el diseño urbano español, que fue impuesto en los asentamientos en América. El África tropical o subsahariana contiene una historia y organización espacial diferente de las ciudades en el desierto. En esta región las ciudades son fenómenos relativamente recientes; muchas fueron establecidas en el siglo XIX por portugueses, franceses, británicos, alemanes y belgas. Los trazados del asentamiento se caracterizan por las amplias vías y la concentración de comercios y o �cinas administrativas en el centro de la ciudad. Durante décadas estas ciudades fueron reproductoras de la vida urbana
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europea; en ellas se encontraban las instituciones políticas, económicas y sociales de la metrópoli. Sin embargo, el crecimiento y desarrollo registrado en estas ciudades estuvo desarticulado de las condiciones socioeconómicas del resto del país. Esta particularidad quedó plasmada en una ciudad capital con una economía boyante y una periferia extremadamente pobre, desbalance que fue motivo de grandes migraciones campo-ciudad, generando extensos barrios marginales alrededor de la ciudad capital denominados “ciudades rurales” o “villas agrícolas”. Estos asentamientos espontáneos (bidonvilles ) están divididos por grupos tribales, religiosos y en otras subdivisiones culturales que existen en el continente. Hoy en día gran parte de las antiguas colonias europeas han logrado su inde pendencia política. En este período las ciudades grandes, no solo se han consolidado como ciudades primadas y capitales nacionales, sino que además concentran toda la actividad económica y cultural de país. La primacía de la capital constituye la característica más destacada de la geografía urbana del África subsahariana. Por ejemplo, en 1980 el 57% de la población de Kenia vivía en Nairobi, mientras que el 83% de la población de Mozambique se encontraba en Maputo. Esta tendencia se ha acentuado en los censos poblacionales recientes. Ciudades asiáticas
La experiencia urbana asiática es la más heterogénea del mundo. Esta diversidad es el resultado de la larga tradición de aglomeración poblacional y los diferentes escenarios culturales que existen en el continente. Actualmente Asia contiene la mayor población del planeta. Sus ciudades son extensas e intensas, aunque a nivel nacional las tasas de urbanización son relativamente bajas. Las grandes concentraciones de población son evidentes en el quehacer diario de la ciudad. Existen diversos escenarios regionales para entender las ciudades asiáticas. Las grandes ciudades, que en algún momento fueron centros de los grandes im perios asiáticos, están localizadas alejadas de la costas pero en el centro de la región que gobernaron. Este ha sido el caso de Beijing y Delhi. Con la llegada de los europeos la geografía urbana de las ciudades asiáticas cambió drásticamente; estas sirvieron como centros portuarios de mercadeo. Hong Kong, Singapur, Shanghai, Calcuta y Bombay son algunas ciudades-puertas ( gateway cities ) que sirvieron como eslabones multimodales en la economía mercantilista europea.
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sobre narrativas y descripciones cualitativas. Los críticos argumentan, con razón, que muchos aspectos del paisaje humano y cultural no se pueden cuanti �car y menos aún, cartogra�ar. En segundo lugar, a los SIG se les considera “centrados en el ambiente” con datos y métodos de análisis más adecuados para el estudio de temas de geografía física. Es cierto que existen más conjuntos de datos en los SIG sobre aspectos del paisaje físico fí sico (entre (entre otros, elevación, cubierta vegetal, vegetal , suelos) y que los datos relacionados con la geografía humana se han agregad agregadoo a unidades espaciales arbitrarias, no obstante la disponibilidad de datos para ciertas subdisciplinass de la geografía humana, como la disciplina l a geografía económica y la geografía urbana, han experimentado importantes innovaciones. Por último, han surgido preocupaci preoc upaciones ones sobr sobree la falta de atenci atención ón que much muchos os en la comu comunidad nidad de los SIG dan a las cuestiones sociales y éticas inherentes inherentes a la utilización de su tecnología; por ejemplo, los mapas y análisis de resultados resultados generados generados por el software de los SIG se presentan a menudo como una representación perfecta y completa de la realidad y con demasiada frecuencia sin atribución de autoría o de fuentes de dada tos. Algunas organizaciones profesionales de los SIG han adoptado un código de ética para la praxis profesional, pero la comunidad académica de los SIG todavía tiene mucho trabajo por hacer en este ámbito. En los últimos años un gran número de geógrafos se han compenetrado con los SIG al punto de parecer que su deseo de utilizar esta tecnología tecnologí a es más importante que la investigación; en ese contexto, existe el peligro inherente a la elección de una metodología que descarte métodos de invest investigación igación o de tecnología sin mayor consideración. Contribuciones de los SIG a la geografía
Aun con las limitaci limitaciones ones mencionadas, los SIG han tenido un impacto signi�cativo sobre la disciplina de la geografía. Al mirar tales contribuciones de forma general, los SIG han incrementado la visibilidad de esta disciplina fuera del ámbito académico y servido como catalítico para la revitalización de muchos programas programas académicos de geografía. Cada vez más, agencias externas a la Academia, tanto gubernamentales gubernamentales como privadas, privadas, están están utilizando utilizando los SIG para para manejar y presentar datos espacialmente referenciados, así como para mejorar la forma en la que bienes y servicios llegan al público. Estos ejemplos ejempl os demuestran
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Estas ciudades han retenido los principios de la ordenación territorial europea, particularmente en los frentes portuarios. Los cambios en la economía mundial, particularmente posteriores a la disolución del bloque soviético y en el sistema comunista de China, han transformado la estructura económica de Asia. El fortalecimiento en los sectores de la manufactura y los servicios se ha traducido en una nueva imagen de la ciudad asiática. El crecimiento y desarrollo económico registrado en Corea del Sur, Japón, Tailandia, China, la India, Malasia y Taiwán se re �eja en el crecimiento vertical y horizontal de los centros urbanos. La transformación y cambio de escala en la línea de edi�cación es un re �ejo del “milagro asiático”. Similar a la experiencia latinoamericana y africana, los centros urbanos asiáticos están rodeados de extensos terrenos ocupados por usos residenciales marginales, mejor conocidos como chabolas . Estas áreas son objeto de extensos programas de realojo y renovación urbana, pero muy pocos han sido exitosos; desafortunadamente, estas zonas marginales proyectan ser las áreas de mayor crecimiento dentro de las ciudades asiáticas en las próximas décadas. La aglomeración poblacional es una tendencia constante en todos los continentes. El fenómeno urbano constituye un nuevo escenario en la vida individual y colectiva de la sociedad actual. Su impacto trasciende, tanto las consideraciones de espacio e infraestructura física, como las dinámicas sociales y económicas; y, más importante aún, representa un reto para la plani �cación y el manejo de los limitados recursos naturales. Las ciudades se han convertido en los nuevos centros gravitacionales de la geografía mundial en el nuevo milenio. La creciente población, junto a unos estilos de vida homogeneizados mediante un consumo masi �cado, la tecnología en el transporte y las comunicaciones y las economías de escalas generadas por la aglomeración, son algunos de los elementos que han transformado a las ciudades en nodos e hitos de la geografía contemporánea. Lecturas sugeridas
Álvarez, J. 1996. Las ciudades: morfología y estructura. Madrid: Síntesis. Beaverstock, J.; Smith, R. y Taylor, P. 2000. World-City Network: A New Metageography? Annals of the Association of American Geographers, 90(1): 123-134.
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Calthorpe, P. y Fulton, W. 2001. Te regional city . Washington D. C.: Island. Chueca Goitia, F. 1996. Breve historia del urbanismo. Madrid: Alianza. Clarke, S. y Gaile, G. 1998. Te Work of Cities . Minneapolis: University of Minnesota. Fariña Tojo, J. 2007. La ciudad y el medio natural (3a edición). Madrid: Akai. Friedmann, J. 1986. Te world city hypothesis . Nueva York: Sage. Fyfe, N. y Kenny, J. (eds.). 2005. Te Urban Geography Reader . Nueva York: Routledge. George, P. 1982. Geografía urbana. Barcelona: Ariel. Gillham, O. 2002. Te Limitless City: A Primer on the Urban Sprawl Debate. Washington D. C.: Island. Hill, T. 2006. Urban Geography (3a edición). Nueva York: Routledge. Hopkins, L. 2001. Urban development: Te logic of making plans . Washington D. C.: Island. Nijman, J. 2000. Te Paradigmatic City. Annals of the Association of American Geographers , 90(1): 135-145. Palen, J. 1992. Te Urban World . Nueva York: McGraw-Hill.
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Cuadro B El estudio de la ciudad mediante mapas mentales
Kevin Lynch es uno de los urbanistas más citados del siglo XX. Su publicación más reconocida, La imagen de la ciudad (Te Image of the City , MIT, 1960) se convirtió en uno de los libros de mayor aplicación en las ciencias urbanas. Este trabajo recogió sus investigaciones cualitativas en varias ciudades estadounidenses durante cinco años. Su metodología consistió en encuestas, entrevistas y observaciones dentro de la ciudad. También estudió la manera como los residentes percibían sus ciudades. Cada entrevistado preparaba un mapa mental de su ciudad, es decir, sobre un papel en blanco, sin ningún tipo de referencia. El producto �nal era un mapa que plasmaba los lugares más reconocidos y utilizados por los residentes entrevistados. Como resultado de su investigación, Lynch identi �có cinco elementos que podían ser cartogra�ados y resumir la percepción humana de la ciudad. Estos elementos son: 1) Sendas ( paths ). Representan las mayores vías por donde se desplazan las personas por la ciudad. Estas podrían ser calles, canales, callejones, senderos, líneas de tránsito, vías férreas. 2) Bordes (edges ). Simbolizan fronteras y límites físicos entre los diferentes tipos de espacios y lugares de la ciudad. Un borde podría ser alguna calle, verjas, murallas, costas, espacios abiertos, relieves topográ�cos abruptos, entre muchos otros. 3) Distritos (districts ). Son subregiones y divisiones internas de la ciudad. Podrían ser vecindarios o secciones de vecindarios con elementos en común, parques industriales, zonas deportivas, bloques residenciales. 4) Nodos (nodes ). Este elemento se re�ere a los generadores de movimiento o aglomeración de personas en la ciudad. Las plazas, centros comerciales, parques de recreo, playas, son algunos de los nodos que se pueden identi�car en ella.
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Fig. B.1. Isleta de San Juan, Puerto Rico Fuente: Imagen tomada de Google Earth
5) Hitos (landmarks ). También son conocidos como mojones . Son espacios, estructuras y lugares que resaltan visualmente en la ciudad. Obras artísticas, edi�cios con arquitectura particular y elementos naturales como montañas, ríos y playas, pueden ser considerados como hitos de ella. Para Lynch algunos espacios y edi �cios podían representar más de un elemento; por ejemplo, muchas calles ser percibidas por los residentes como senda y borde, mientras que una estación de tren podría ser interpretada como un nodo y un hito. La tipología elaborada y expuesta por Lynch continúa siendo utilizada en la construcción de mapas mentales de la ciudad. Esta herramienta de campo se ha aplicado en muchas ciudades desde hace más de cincuenta años por estudiantes, psicólogos, sociólogos, geógrafos, arquitectos y plani�cadores. La �nalidad de este método sencillo es la de obtener una imagen más abarcadora sobre la percepción de la ciudadanía en cuanto a los espacios funcionales y la conectividad real que existe en las ciudades. La pequeña isla donde está ubicada la antigua ciudad colonial de San Juan de Puerto Rico constituye un lugar ideal para manejar los conceptos expuestos en La imagen de la ciudad . La �gura B.1 muestra el centro histórico fundado en 1519. La intensa actividad turística, comercial, gubernamental y residencial que existe en este lugar se ha podido reducir a la representación en la �gura B.2. Esta percepción, recogida de mapas preparados por varios residentes, ofrece
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Fig. B.2. Mapa mental de la actividad turística, comercial, gubernamental y residencial Fuente: Elaboración propia
una visión panorámica de los lugares más importantes para la población local. Dicha información es importante para o �ciales públicos y plani�cadores urbanos locales, así como para el diseño de los nuevos paseos peatonales y mejoras al transporte colectivo del distrito histórico dentro del plan de ordenamiento territorial de esa zona.
9. Geografía política
Luis Sánchez Ayala
El ser humano siempre ha tenido una relación muy estrecha con el espacio y el espacio representa un elemento fundamental en el desarrollo del ser humano y sus instituciones. En ese sentido, nuestro comportamiento político tiene una relación directa con la organización del espacio. La geografía política es precisamente el estudio de la relación entre tales comportamientos políticos y la organización espacial que de esto deriva. En otras palabras, este análisis políticoespacial se enfoca en el estudio del espacio del poder y el poder del espacio. Con esto podemos decir que, en gran medida, las relaciones de poder dependen de su componente espacial. El espacio del poder
El poder tiene su espacio. Con esto nos referimos a que el poder también es ejercido mediante el control del espacio y que los diferentes ajustes espaciales tienen efecto en los ordenamientos sociales, por consiguiente el espacio representa una estructura de poder para los individuos y las sociedades. Sin embargo, tales estructuras de poder no emanan del espacio simple como tal. Para esos propósitos, en términos políticos, el principal espacio del poder es el territorio. Un territorio es un espacio delimitado (con bordes y límites especí �cos) con signi�cados que implican poder. En ese sentido los territorios son creados con un propósito especí�co: transmitir relaciones de poder. Por lo tanto, los territorios (y los paisajes que los materializan), no son solo ordenamientos o entidades espaciales, sino que también son elementos de comunicación. Los territorios les informan a las personas sobre las estructuras jerárquicas existentes y sobre las normas y reglas, de 129
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esa forma el espacio se convierte en un elemento fundamental para el ejercicio del poder. Los territorios se organizan para transmitir las reglas del juego, que de lo contrario tendrían un carácter difuso. Cada individuo crea su propia territorialidad. Cuando decimos “este es mi territorio” nos estamos re �riendo a un espacio concreto al cual le hemos asignado cierto signi�cado (un lugar, tal y como ha sido de �nido en el segundo capítulo) y en el cual creemos ejercer total autoridad. El objetivo de crear un territorio es precisamente el tener un espacio donde tengamos el control y determinemos las reglas a seguir. Por lo tanto, todo aquel que entre en nuestro territorio debe someterse a nuestra autoridad y reglas. Nuestros alrededores están organizados en diferentes niveles de territorio, desde lo personal hasta lo global. Por ejemplo, lo que llamamos espacio personal no es otra cosa que nuestra territorialidad personal, es decir, el espacio alrededor de nuestro cuerpo, el cual delimitamos con el propósito de que sus límites sean respetados por los demás. De igual forma, un territorio del diario vivir es nuestra casa, o habitación, o la o �cina, los cuales son espacios delimitados en los que esperamos que los demás sigan un comportamiento aceptable, según nuestras pautas. Sin embargo, existen otros territorios tales como el vecindario, el barrio, la ciudad o el país donde vivimos, todos ellos espacios delimitados con signi �cados y ordenamientos especí�cos de poder. En la actualidad la territorialidad más común en el planeta son los Estados o países (�gura 9.1). Sin embargo, raramente pensamos sobre lo que ellos representan realmente. Podemos decir que un Estado es una entidad que busca controlar un espacio en particular, para lo cual forma un gobierno, el cual a su vez ejerce soberanía sobre ese espacio. En otras palabras, los Estados son entes estrictamente territoriales, para su existencia necesitan un espacio delimitado con signi �cados que implican relaciones de poder. Esto signi �ca que en los tiempos actuales el poder formal en el planeta emana de los Estados, de territorios. Sin la formación de un territorio el Estado no puede existir. Es por medio de tal territorio que este construye y consolida las instituciones que ejercen el poder y que a su vez informan a la población las leyes y reglas a seguir dentro del territorio. Por consiguiente, los Estados no gobiernan a las personas como tal, sino que gobiernan el territorio donde viven las personas, lo cual signi �ca que la autoridad del Estado es estrictamente sobre el territorio y no sobre sus habitantes.
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Fig. 9.1. Mapa político actual Fuente: Elaboración propia
Sin embargo, todo aquel que esté dentro de la territorialidad del Estado tiene que someterse a la soberanía y autoridad que rigen en ese territorio. Si una persona abandona el territorio del Estado ya no está sujeta a la autoridad de tal Estado, sino que ahora estará sujeta a la autoridad y reglas predominantes del nuevo territorio a donde se haya desplazado. Por esto cuando una persona cruza de un país a otro tiene que respetar las leyes del nuevo país mientras esté dentro de su territorio. Muy a menudo algunas personas deciden huir a otro país por haber cometido alguna violación a la ley del país en el que viven, esa decisión se basa precisamente en el carácter territorial de los Estados y el alcance de su autoridad y poder sobre el territorio. Otra forma de evidenciar la naturaleza territorial de los Estados es mediante las dinámicas electorales. Solo los ciudadanos de un país tiene el derecho —y en algunos casos la obligación— de participar en eventos electorales. Sin embargo, independientemente de su condición de ciudadanos, si una persona abandona la territorialidad de su Estado pierde su derecho a votar. Por ejemplo, si un ciudadano de Estados Unidos se encuentra en Colombia, no puede votar en las elecciones de Estados Unidos, para hacerlo tendría que regresar a la territorialidad de ese Estado. De la única forma que esa persona podría votar no estando en el territorio de su Estado es dentro de una embajada, consulado o base militar
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del país en cuestión. Tal particularidad es viable, ya que las embajadas, consulados y bases militares son o�cialmente reconocidos como territorios del Estado que representan. Por otro lado, en los casos en que el voto es una obligación solo los ciudadanos que se encuentran dentro del territorio de ese Estado pueden ser obligados a votar. Esto es cierto ya que la autoridad de tal Estado no puede ser ejercida más allá de sus límites territoriales. Así, los ciudadanos ecuatorianos están obligados a votar en sus eventos electorales; si un ecuatoriano no se presenta a votar el Estado le impone una sanción por violentar la ley, o sea, su autoridad no obstante, para los ciudadanos ecuatorianos que se encuentra fuera de Ecuador el voto no es obligatorio, ya que la autoridad del Estado de Ecuador no es válida fuera de su territorialidad. Territorio y nación
Con frecuencia los conceptos de Estado, nación y país son utilizados sin distinción. La utilización indiscriminada de estos conceptos compromete potencialmente la comprensión sobre la espacialidad de las relaciones de poder que caracterizan el territorio, así como de las instituciones sociales que de estas emanan. En consecuencia, es de vital importancia distinguir y entender claramente el contexto espacial de cada uno de estos conceptos, además de su papel en la espacialidad del poder. Los conceptos de Estado y país pueden ser entendidos como similares. En ese sentido, Estado o país son organizaciones sociales que buscan controlar y gobernar un territorio especí �co. En otras palabras, y como ya hemos señalado, los conceptos de Estado y país son estrictamente territoriales: el poder emana del territorio. Por otra parte, el concepto de nación es diferente, tiene que ver más con percepciones culturales que con organizaciones territoriales. Las naciones son comunidades o grupos de personas que enfatizan vínculos comunes y una memoria colectiva como medio de ganar un sentido de cohesión y pertenencia entre sus miembros. En ese contexto, contrario al país o el Estado, la nación no está estrictamente condicionada al control de un territorio para su existencia. Para la nación el poder emana del sentido de identidad colectiva, el cual crea la noción de unidad, igualdad y pertenencia de todos los miembros a la comunidad nacional. Sin embargo, el hecho de que el concepto de nación no sea estrictamente
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territorial no signi �ca que para la nación la territorialidad no sea importante. Por el contrario, uno de los elementos fundamentales de la nación es precisamente el papel del espacio en su producción y reproducción, o sea, el poder del espacio, del cual hablaremos más adelante. Por otra parte, existe la creencia de que cada comunidad nacional debe poseer su propio territorio para la creación de un Estado. Esta es precisamente la principal fuente de confusión sobre la espacialidad del poder entre los conceptos de Estado/país y nación. Esa creencia se fundamenta en la noción del Estado-nación, que fue impuesta y promovida por los distintos imperios después de su retirada de sus antiguas posesiones coloniales. Dentro de esta noción, un Estado-nación se forma cuando la territorialidad del Estado coincide exactamente con la espacialidad de la nación, o sea que la construcción de los Estados se fundamenta en líneas nacionales. En términos concretos, el Estado-nación implica un Estado por cada grupo nacional. Sin embargo, como vimos, la espacialidad de la nación es independiente del concepto de Estado. Con esto se debe entender que una nación, aunque construya su propio territorio, no necesita de la construcción y control de un Estado para existir, de manera que no todas las naciones poseen un Estado y muchas de ellas no están interesadas en construir uno. Por ejemplo, la nación aimará, en la cordillera de los Andes suramericanos, no busca crear su propio Estado-nación, aunque sí reconocen una identidad y memoria colectiva que está ligada a un territorio. Por otro lado, sí existen varios ejemplos de naciones que buscan la consolidación de un Estado-nación, verbigracia, la nación vasca en España busca hacer de su territorio un Estado-nación ( �gura 9.2). La existencia de grupos nacionales que buscan crear su propio Estado a la vez demuestra la complejidad espacial del concepto Estado-nación. Sus reclamos con�rman que la espacialidad de la nación no es sinónimo de la territorialidad del Estado. Esto se debe a ser muy difícil que la territorialidad de un Estado coincida exclusivamente con los bordes de la espacialidad de una sola nación, es decir, en la actualidad es muy difícil encontrar un país que esté habitado por una sola nación. Aun en países que piensan ser homogéneos es casi imposible lograr que todos sus habitantes perciban y experimenten la “nación” de la misma forma. Cada individuo asigna signi �cados diferentes al mismo espacio, creando diversos “lugares nacionales”. Por lo tanto, en vez de existir una sola nación, lo que ocurre a menudo es la existencia de varias y diversas naciones dentro de un mismo Estado.
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calculan el tiempo que una población tardará en duplicarse. El tiempo de duplicación de población es el número de años requeridos para que ella se duplique. Este período se puede determinar dividiendo la tasa de crecimiento poblacional por 70: si tenemos en cuenta que la población de Canadá en el 2010 era de 34.249.000 habitantes, dado que su crecimiento poblacional fue de 1,2% en ese año, solo tenemos que dividir 70 entre 1,2, igual a 58,3, lo cual quiere decir que la población de Canadá tardará 58,3 años en duplicarse. El resultado de dicho cálculo es vital en cualquier análisis referente al presente y futuro de Canadá y en ese sentido tanto los habitantes actuales de Canadá como su Gobierno y otras instituciones y autoridades pueden plani�car y organizar sus actividades y procesos de forma más concreta. Estructura poblacional
Otra de las herramientas que ayuda a los cientí �cos sociales en el estudio de las distribuciones, variaciones y patrones demográ �cos es la pirámide poblacional , un instrumento grá �co que representa la población (ya sea en números reales o en porcentajes) por cohortes y sexo. Una cohorte es un grupo poblacional con una característica en común, como la edad, que es tratado como una variable estadística. La generación X es ejemplo de una cohorte. La pirámide poblacional utiliza cohortes que comprenden un mismo sexo e intervalos generalmente de cinco años. El primer paso para comprender la estructura de una pirámide poblacional es el diferenciar entre la población trabajadora y la dependiente. La población trabajadora es la fuerza laboral de un país, normalmente compuesta por personas entre los 15 a 64 años de edad. Por otro lado, la población dependiente se puede dividir en dos grupos: 1) los jóvenes dependientes; y 2) los adultos dependientes. Los jóvenes dependientes son aquellos entre edades de 0 a 14 años, mientras que los adultos dependientes lo componen las personas de 65 años o más. La razón de dependientes nos señala el número de personas de un país que dependen económicamente, generalmente menores de 15 y mayores de 64 años, por cada cien personas pertenecientes a la población trabajadora (generalmente en edades de 15 a 64 años). Para hallar la razón de dependientes en un lugar específico simplemente se pueden reemplazar los espacios en la ecuación
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Fig. 9.2. Euzkadi (País Vasco) en España Fuente: Elaboración propia
En ese sentido, la existencia de grupos minoritarios, y en casos más extremos, de movimientos independentistas y separatistas, evidencia el débil vínculo que se ha construido entre las espacialidades del Estado y la nación ( �gura 9.3). En este contexto, es más apropiado hablar de Estados multinacionales o naciones multiestatales, que de Estados-nación. Un Estado multinacional se re�ere a un Estado habitado por dos o más grupos nacionales. Ejemplo de un Estado multinacional, como su nombre o�cial lo indica, lo es el Estado Plurinacional de Bolivia, ya que dentro de su territorio conviven diversos grupos que se consideran asimismo como naciones. En ese contexto, prácticamente todos los países del mundo son Estados multinacionales. Por otra parte, una nación multiestatal se re�ere a grupos nacionales que se encuentran dispersos en diferentes Estados. En esa perspectiva, y a una escala general, los latinoamericanos, vistos como una nación con una memoria histórica colectiva, un idioma y varios rasgos culturales en común, pueden ser percibidos como una
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Fig. 9.3. Concentración de seguidores del Partido Independentista Puertorriqueño Fuente: Fotografía del autor
nación multiestatal, puesto que todos los miembros de esa nación latinoamericana no viven en un solo Estado, sino que están dispersos entre los diferentes Estados latinoamericanos. Lo mismo pudiéramos decir de la nación árabe o de la nación quechua, entre muchos otros ejemplos. Por otra parte, también existen naciones que ni controlan un territorio exclusivo, ni se sienten parte de un Estado multinacional; son conocidas como naciones sin Estado. Un ejemplo de nación sin Estado son los llamados gitanos del mar , entre los cuales se encuentran los pueblos Bajau (quienes viven en el mar entre las Filipinas, Indonesia y Malasia) y los Moken (quienes viven en las aguas entre Tailandia y Birmania). Estos grupos pasan la mayor parte de su vida en el mar y solo pisan tierra �rme ocasionalmente. En ambos casos estos grupos no se sienten parte de ningún Estado en particular, a la vez que formalmente no poseen ni controlan un territorio donde puedan ejercer soberanía. Todos estos términos demuestran que la espacialidad del Estado y la nación no necesariamente son sinónimos. Pero lo más sobresaliente de todo esto son las
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dinámicas, procesos y con�ictos presentes en nuestro entorno diario relacionados con las diferentes interpretaciones de estos conceptos. El espacio del poder global
La espacialidad del poder se mani �esta de varias formas a diferentes escalas. La geopolítica mundial, o en otras palabras la espacialidad del poder global, está directamente ligada a instituciones o entidades con presencia o injerencia a escala global, entre ellas, principalmente los Estados. Esto es así ya que en la actualidad la territorialidad del planeta está controlada principalmente por lo que llamamos comunidad internacional de Estados. Eso signi �ca que los convenios de poder del planeta, los cuales determinan, afectan e in �uencian las relaciones sociales y el día a día de las personas, son producto de la espacialización de la política internacional de las entidades y los Estados hegemónicos. Esta política internacional, o geopolítica, no es otra cosa que una forma particular de “ver” el mundo. Cada ente hegemónico determina sus propios convenios de poder sobre el espacio, así controla los diversos eventos y las relaciones sociales dentro de sus áreas de in �uencia. Estas visiones geopolíticas también pueden ser entendidas como órdenes mundiales . Cada orden mundial visualiza y representa el mundo de acuerdo con sus intereses particulares y, a su vez, ordenan el espacio para acomodarlo a sus relaciones de poder. Concretamente podemos señalar varios de los órdenes mundiales que han predominado en el planeta en el transcurso de la historia, así como sus ordenamientos espaciales de poder. En ese sentido, durante gran parte de su historia imperial España se posicionó como orden mundial. Durante ese período la visión geopolítica de España in �uenció y modi�có profundamente los ordenamientos espaciales de poder de casi todo el planeta. Esto es más evidente en lo que hoy denominamos América Latina, donde aún muchas de las estructuras sociales, políticas y culturales predominantes conservan el legado de esa visión geopolítica. Como pudimos ver en el capítulo anterior, un ejemplo de esto en América Latina es la ordenación espacial y jerarquización de las ciudades, las cuales en su mayoría continúan la cuadrícula urbana con una plaza central y la iglesia y el ayuntamiento frente a esta (�gura 9.4). Esa ordenación del espacio fue pensada e impuesta siguiendo los ordenamientos espaciales de poder del antiguo Imperio español, lo cual, no solo explica la con-
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Iglesia
Plaza Sede de Gobierno
Fig. 9.4. Representación del sistema de cuadrículas colonial Fuente: Elaboración propia
�guración espacial de las ciudades latinoamericanas, sino también la existencia
y jerarquía actual de ellas. Más recientemente las visiones geopolíticas se han visto divididas, creando varios órdenes mundiales al mismo tiempo; en un mismo período ha existido más de un ente hegemónico que logra imponer sus estructuras de poder, in�uenciando y afectando así el espacio del poder. Este fue el caso durante la guerra fría, donde tanto la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) como Estados Unidos lograron imponer sus visiones geopolíticas a nivel global, teniendo cada uno una región de in�uencia directa. Esto ocasionó la creación de diversos territorios y a su vez distintos convenios de poder que marcaron profundamente la espacialidad de muchos lugares en el mundo. En tiempos actuales el orden mundial predominante es aún más complejo. Este orden ya no es exclusivamente entre Estados, sino que ahora, en adición a ellos, incluye organizaciones no territoriales como empresas transnacionales e instituciones supranacionales, organizaciones no territoriales que, aunque no representan un territorio como tal, sí afectan e in �uencian en gran medida el espacio del poder. De estas organizaciones no
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Fig. 9.5. Sede de las Naciones Unidas en Nueva York, EE. UU. Fuente: Fotografía del autor
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territoriales hablaremos con más detalle en el capítulo 11. La presencia de estos nuevos actores ha transformado el orden mundial actual en multipolar . Las visiones geopolíticas tienen efecto directo en el desarrollo diario de las personas, porque cada individuo adquiere un conocimiento del mundo y de lo que ocurre en él mediante las interpretaciones que nos proveen los ordenamientos espaciales determinados por los entes geopolíticos. Por ejemplo, el hecho de que la sede principal de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) esté localizada en la ciudad de Nueva York es parte de una percepción y un mensaje geopolítico (�gura 9.5). Es decir, quien tiene el poder posee in�uencias para decidir cómo se organiza el espacio del poder. En ese sentido, dicha ubicación nos da una idea clara sobre los convenios de poder actual a nivel global. Y aunque algunas entidades como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO: Food and Agriculture Organization of the United Nations) y el Proyecto de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) tienen sus sedes en Roma y Nairobi respectivamente, estas entidades siguen siendo divisiones subordinadas a la ONU, o sea que son parte de sistema de las Naciones Unidas, están bajo la jefatura del secretario general de la ONU y, por lo tanto, sujetas en gran medida a las decisiones que se toman en Nueva York. Asimismo, en lo que respecta a la ONU y sus dependencias, la atención geopolítica mundial está en Nueva York. Es en esa ciudad donde se hacen presentes (al menos una vez al año) los presidentes y jefes de gobierno de todo el mundo. En este contexto, la visión geopolítica que presenta la ubicación de la sede de la ONU sería completamente distinta (y a su vez sus repercusiones en los convenios de poder mundial), si estuviera ubicada en Ciudad de México, o en Moscú, por ejemplo. También podemos percatarnos de las visiones geopolíticas dominantes al observar diferentes representaciones espaciales, tales como los mapas. Estos, tal y como se mencionó en el capítulo 2, además de ser herramientas geográ �cas muy poderosas, son quizás uno de los principales medios de difusión de visiones geopolíticas. En términos de la geografía del poder global, los mapas pueden re presentar, y en cierta medida materializar, el espacio del poder. Con esto se debe entender que los mapas, los cuales son leídos e interpretados por el público en general, llevan en sí mensajes especí �cos por parte de quienes los elaboran. Para darnos cuenta de esto solo basta con abrir cualquier atlas mundial o buscar un mapamundi en la red. Se podrá ver que la gran mayoría de los mapas están
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Fig. 9.6. Mapa orientado con las Américas a la derecha y el resto de los continentes a la izquierda Fuente: Elaboración propia
hechos con una misma proyección o perspectiva, donde las Américas están a la izquierda y el resto de los continentes a la derecha. Muy pocas veces encontramos mapas donde la organización de los continentes esté a la inversa: las Américas a la derecha y el resto de los continentes a la izquierda (�gura 9.6), pero mucho más inusual es encontrar un mapa donde el norte esté hacia “abajo” y el sur esté hacia “arriba” (�gura 2.2). Al analizar estos mapas desde una perspectiva geopolítica podemos concluir que su proyección cartográ�ca tiene en sí un propósito geopolítico. En esto se em plea la manipulación de algunos elementos cartográ�cos tales como área, forma, dirección, distancia, escala, orientación, simbología, entre otros. Así por ejemplo, podemos resaltar manipulaciones como la reducción de la masa continental que conforma Asia, o la orientación del norte hacia “arriba”. Estas prácticas ayudan a la conformación de las “visiones” geopolíticas, al crear nociones visuales de centralidad, importancia y supremacía de ciertas regiones y países en el planeta. Para ilustrar esto de una forma más concreta, los mapas o �ciales de la República de Argentina incluyen dentro de su territorio las islas Malvinas y una sección de la Antártida; por otra parte, en la mayor parte de los mapas que comúnmente encontramos en los atlas y en la red, las islas Malvinas aparecen con el nombre de Falkland Islands bajo el territorio del Reino Unido. Estas diversas representa-
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ciones obedecen a diferentes visiones geopolíticas, las cuales tiene percepciones antagónicas sobre la organización del espacio. El poder del espacio
De igual forma que el poder tiene su espacio, el espacio es una fuente de poder. En otras palabras, a la vez que el poder organiza el espacio, el espacio transmite y materializa las relaciones de poder. Esto quiere decir que, por un lado, los con venios de poder organizan el espacio (el espacio del poder ), mientras que por otro lado el espacio hace visibles tales convenios de poder, afectando, cambiando e in�uyendo en los procesos y comportamientos sociales (el poder del espacio). El poder del espacio descansa sobre el efecto que tiene la organización de elementos culturales en los ordenamientos y las relaciones sociales. Por lo tanto se puede decir que el poder del espacio se ejerce mediante la creación de lugares y paisajes y los efectos que tales creaciones tienen en la reestructuración del diario vivir de las personas. Esos lugares y paisajes son instrumentos de comunicación que informan al público en general los signi �cados intangibles que poseen los espacios de poder. Por ejemplo, en el caso de los territorios, principal espacio del poder, su �nalidad queda plasmada en la creación de lugares y paisajes de poder. Esto toma forma concreta por medio de otorgar signi �cados y organización de objetos y elementos en el espacio, objetos y elementos que informan sobre la existencia del territorio y sus bordes. En ese sentido, para informar al público sobre la existencia de su territorio, los países, las ciudades, los pueblos, vecindarios, entre otros, a menudo ubican letreros de bienvenida ( �gura 9.7). Tales anuncios, mucho más que ser una cortesía, materializan la existencia del territorio y sus bordes, de manera que aquellos a quienes se les da la bienvenida también son informados de la existencia del territorio y sus estructuras de poder, las cuales deberán tener presente al cruzar ese letrero y, por consiguiente, el nuevo territorio. También un símbolo visible, un muro, una reja, una estatua, entre otros, pueden informar sobre la existencia de un territorio y sus implicaciones. Al igual que en el caso del territorio, no se puede entender concretamente la idea de nación sin prestar especial atención al poder del espacio sobre su conformación. En ese contexto, uno de los elementos más importantes para la nación es la función que desempeñan los lugares y paisajes en su producción y reproducción
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Fig. 9.7. Anuncio de bienvenida a México en su borde político con Guatemala Fuente: Fotografía del autor
física. Estos lugares y paisajes, no solo representan un elemento crucial para producir y reproducir identidad nacional, sino que son necesarios para materializar y visibilizar la nación. En otros términos, mediante los elementos que se colocan y organizan en el espacio y los signi�cados que se les dan, es que la nación deja de ser un concepto abstracto. A su vez, esto permite que los individuos se enteren de modo concreto y tangible sobre lo que signi�ca la nación y lo que implica pertenecer a ella. Esta “nación tangible” necesita de la creación de lugares y paisajes que promuevan una memoria colectiva y una identidad común. Por ejemplo, la instauración de monumentos y estatuas que recuerdan héroes y eventos importantes para la nación, o la ubicación en el espacio de símbolos como la bandera nacional, son formas de crear lugares y paisajes “nacionales” que crean una noción de identidad colectiva, a la vez que proveen elementos concretos con los cuales los individuos se pueden relacionar e identi �car. Así, el espacio tiene el poder de permitirles a sus miembros “palpar” la nación, de ahí que la “nación tangible” hace posible la creación del sentido de unidad e igualdad que asegura la existencia de la comunidad nacional.
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Poder, espacio y segregación
El poder del espacio, a la vez que se relaciona con la conformación de territorios y comunidades nacionales, también afecta e in �uencia todos los aspectos de la vida cotidiana de los individuos. Una de las prácticas más comunes que mani�estan el poder del espacio en nuestro día a día es la segregación espacial, tal y como ocurre con la creación de minorías (discutido en los capítulos 5 y 7). En ese sentido, todos nosotros en algún momento, en diferentes espacios y a distintas escalas, hemos sido y probablemente somos, objeto de segregación espacial, en otras palabras, de alguna limitación u obstáculo que impida el libre y pleno des plazamiento por el espacio. Esta práctica de poder espacial, por su parte, representa una limitación a nuestro desarrollo social, ya que la segregación espacial limita, excluye, imposibilita, di�culta, divide, pero sobre todo, crea condiciones para la desigualdad. En consecuencia, las personas que son segregadas sienten directamente el poder del espacio, estando sujetas a las políticas espaciales de quienes controlan las estructuras de poder. Para ilustrar de forma más concreta el poder del espacio por medio de la segregación espacial podemos hacer referencia a las prácticas de segregación utilizadas en gran parte de Latinoamérica durante mucho tiempo. En muchos países de la región se prohibía y limitaba el acceso de indígenas y negros a varios lugares. Estas prácticas implicaban mucho más que una división entre líneas raciales y étnicas, también representaban una clara división de poder. La segregación implicó la limitación, exclusión y división del espacio, donde ciertos grupos e individuos podían acceder a ciertos lugares especí�cos, sin tener acceso a otros, por lo tanto, los individuos que estaban sujetos a esas limitaciones espaciales estaban ubicados en los estratos más bajos de las estructuras sociales de poder, obligados a aceptar dicha organización espacial. En tiempos actuales, en América Latina se puede observar la segregación es pacial por medio de prácticas urbanas y económicas. Como se expone en los ca pítulos 8 y 10, las dimensiones urbana y económica están estrechamente ligadas y constituyen una de las principales expresiones espaciales, distintivas del quehacer humano contemporáneo. En ese contexto, la designación o creación de zonas con usos determinados o exclusivos, así como la concentración de ciertas actividades económicas en lugares especí �cos, o la implementación de políticas tributarias,
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pueden ocasionar la segregación espacial de la población. Un buen ejemplo de esto lo es el sistema de estratos que existe en el Distrito Capital de Bogotá, Bogot á, en Colombia. En el 2002 las autoridades del distrito aprobaron aprobaron un plan de zoni�cación urbana que incluía seis zonas llamadas estratos, organizadas numéricamente, del estrato 1 al estrato 6. El argumento inicial para esta estrati �cación fue el identi�car las áreas de la ciudad con mayor necesidad de subsidios económicos de servicios públicos. En ese sentido, el estra estrato to 1 es el de mayor necesidad, mientras que el 6 es el de menor o ninguna necesidad (alrededor del 84% de la población p oblación de Bogotá se encuentra en los estratos 1, 2 y 3, mientras que cerca de un 16% vive en los estratos 4, 5 y 6). Los niveles de necesidad de los estratos se ajustan al nivel económico de quienes viven en ellos. A raíz de estas prácticas la ciudad ha ex perimentado una una división división espacial en términos económicos y sociales. sociales. Por consiguiente, siguien te, tanto el desarrollo físico de la l a ciudad, como el de d e su ecología urbana, han respondido a este sistema de estratos; en ese sentido, los estratos más altos gozan de una ciudad con mejor infraestructura, parques y áreas verdes y mayor formalidad. Esta ciudad es drásticamente diferente a la que existe en los estratos más bajos, lo que también implica implica que las l as personas de estratos bajos no tienen ninguna (o muy pocas) posibilidades de acceder a esa otra ciudad que representan los estratos altos, lo que a su vez incide en la interacción que existe entre los habitantes de unos y otros estratos. Inclusive, es muy común hablar de estratos como etiqueta social, es decir decir,, referirse a las personas como 1 o 6, por ejemplo. Estas prácticas de con �guración espacial signi �can una limitación real y física para el desarrollo diario de los individuos sujetos a tal segregación. segregación. Es a tra través vés de la organización del espacio que los individuos toman conciencia conciencia de lo que en concreto signi�can las diferentes etiquetas que socialmente se les asignan, ya sean raciales, étnicas, políticas, económicas, entre muchas otras. Como se discute en el capítulo 7, el ser negro, o latino, o indígena, o pobre, u homosexual, de tal lugar, o minoría, por ejemplo, cobra un signi �cado concreto cuando por tal condición se es objeto de segregación. Poder,, espacio y bordes Poder
El espacio también transmite y materializa relaciones de poder mediante la creación creaci ón de bordes. Los bordes son “líneas” que socialmente se crean para iden-
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Fig. 9.8. Borde entre El Salvador y Guatemala Fuente: Fotografía del autor
ti�car “límites” espaciales. Pero también son mucho más que líneas delimitando extensión espacial, porque afectan e in �uencian directamente el comportamien comportamiento to de las personas p ersonas y sus relaciones sociales; los bordes determinan con quién interactuamos o nos a �liamos y la extensión de nuestra libertad de desplazamie desplazamiento nto espacial. Además, los bordes bordes cumplen cumplen una doble función, función, la de ser al mismo mismo tiempo un agente de inclusión y de exclusión. Por un lado, son creados para separar, dividir y limitar limitar,, mientras mientras que por otro lado sirven sirven para contener y unir unir.. Esto quiere quiere decir que los bordes delimitan y dividen el espacio para impedir el desplazamie desplazamiento, nto, excluyendo y segregando a los individuos, a la vez que crean unidad e integridad territorial,, conteniendo dentro de un mismo espacio delimitado a todos aquellos territorial que se encuentran dentro de ellos. Por ejemplo, la utilización más conocida de bordes es la de los bordes entre países. La función de esos bordes es la de concretar los límites de un Estado para dividir su territorio del territorio de otros Estados, Estado s, a
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la vez que aleja a todos aquellos que no son parte part e de los otros países. No obstante, esos mismos bordes hacen posible la existencia de un territor t erritorio io que contenga y uni�que a todos sus miembros en un mismo espacio común ( �gura 9.8). Los bordes están presentes en todos los ámbitos de nuestra vida social. Existen bordes sociales, culturales, económicos, políticos, virtuales, virtual es, cada uno de ellos creador de espacios de inclusión inclusión y exclusión, de modo que la localización de los individuos dentro del espacio social es determinada según su capacidad de cruzar los bordes y, por lo tanto, los espacios a los cuales pueden acceder. Algunos bordes se cruzan fácilmente, otros otro s presentan atributos que los di �cultan; en algunos casos, son imposibles de cruzar. Al analizar detenidamente nuestro desarrollo diario es posible constatar nuestra relación con los bordes que nos rodean, rodean, y la facilidad o di�cultad para cruzarlos. Por ejemplo: ¿Cuántos letreros y avisos de “no pase” y “prohibida “prohibida la entrada entrada”” encontramos encontramos a diario?, diario?, ¿A cuántos lugares nos sentimos sentimos cohibidos de visitar por diferentes razones y percepciones? ¿Cuántos obstáculos físicos, tales como muros y rejas, nos limitan el desplazamiento? Podemos concluir a�rmando que el espacio representa un elemento fundamental en el desarrollo del ser humano y sus instituciones políticas. Por consiguiente, el análisis de los diferentes ordenamientos y procesos político-espaciales descritos en este capítulo nos abre una ventana a un mejor y más claro entendimiento de nuestro entorno.
Lecturas sugeridas Agnew, J.; Mitchell, Mitchell, K. y Toal, G. (eds.). (eds.). 2003. A A Companion to Political Geography . Malden, MA y Oxford, Reino Unido: Blackwell. Blackwell. Delaney, D. 2005. Territory: A Short Introduction. USA: Blackwell. Flint, C. 2006. Introduction to Geopolitics . Londres: Routledge. Gallaher, C. (et al .). .). 2009. Key Concepts in Political Geography . USA: Sage. Johnson, N. 1995. Cast Cast in Stone: Monuments, Monuments, Geography Geography,, and Nationalism. Nationalism. Environment and Planning D: Society and Space 13: 51-65. An Introduction Introduction to Political Geography: Space, Place Jones, M.; M.; Jones, R. y Woods, Woods, M. 2004. An and Politics . Londres: Routledge.
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Cuadro C El poder de los bordes
La isla caribeña La Española está compuesta por dos países: Haití y la República Dominicana. Esto implica que cada país ha construido su propio territorio, los cuales convergen en un borde compartido que distingue y separa el uno del otro. Esa división, no solo ha signi �cado la separación territorial, sino que también ha marcado la existencia de dos lados drásticamente diferentes, en un espacio geográ�co relativamente pequeño que en el pasado presentaba pocas diferencias físicas. En la actualidad existen muchas diferencias como resultado de la creación de dicho borde. En muchos aspectos el desarrollo social y económico del em pobrecido Haití se ha visto vi sto afectado por p or esta realidad, signi �cativamente diferente a la más próspera República Dominicana. Dominicana. El hecho de d e que las decisiones d ecisiones y acciones tomadas en un lado solo tengan vigencia en su territorio incidió en diversos patrones, causando así abismales diferencias a ambos lados de la línea que qu e los separa. Este fenómeno es visible en todo el mundo (en distintos ámbitos y grados de relevancia) donde un borde ha sido creado para separar territorios. Lo que hace que el caso de Haití y la República Dominicana sobresalga de muchos otros es el efecto sobre su paisaje físico. En muy pocos lugares del planeta los bordes no son visibles más allá de la línea imaginaria que aparece en los mapas políticos, mas en el caso de La Española el borde que divide ambos países es concretamente visible (�gura C.1). En la actualidad el árido y notablemente deforestado territorio de Haití se asemeja muy poco al más forestado territorio de la República Dominicana. Este fenómeno fue restri restringido ngido al territorio de Haití por la presencia de dicho borde, borde, que también ha sido utilizado para para restringir restringir y contener (dentro de Haití) procesos sociales y políticos, polític os, responsables de la actual realidad física haitiana, haitiana, lo cual, a su vez, ha acentuado las desigualdades existentes entre el país más empobrecido de d e América y su vecino dominicano. En consecuencia, consecuencia , la práctica de separación espacial, como lo es la creación de bordes y territorios, caracteriza caracteriza la formación de identidades colectivas y contextos sociales. En la actualidad, sin importar el espacio y pasado común, un dominicano
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Fig. C.1. Borde entre Haití y República Dominicana Fuente: Imagen tomada de Google Earth
se piensa como opuesto a un haitiano; de ahí que, más que una división espacial, el borde entre ambos pueblos ha creado las condiciones para la producción y re producción de dos identidades opuestas. Como resultado, resultado, en muchos aspectos Haití pareciera ser una “isla”, aparte de su vecino del este.
10. Geografía económica
Carlos J. Guilbe López
Históricamente se ha demostrado que el ser humano asocia la actividad económica a lugares geográ �cos particulares. Nuestra Nuestra percepción de tiempo y espacio terrestre incluye elementos relacionados con los procesos de producción o consumo de algún bien o servicio. Desde esta perspectiva podemos establecer que la economía está presente presente en todo el quehacer humano y de �ne la mayor parte de los paisajes de nuestro planeta. Esto constituye constituye el principio de la geografía económica. Existen diversas formas para estudiar, analizar y entender la estrecha relación entre la geografía y la economía ya sea en ámbitos locales, nacionales, hemisféricos hemisfér icos o mundiales. Desde la geografía la economía es raciona racionalizada lizada espacialmente y concretizada por medio de modelos donde el espacio constituye constituye la variable principal de estudio. estudio. La geografía económica es uno de los componentes más destacados de la geografía, una subrama de la geografía humana que desarrolló personalidad disciplinaria en el siglo XX. Comenzó con los estudios sobre la localización y aglomeración industrial en el continente europeo durante el siglo XIX y de ella surgieron modelos y teorías que años más tarde constituyeron la base de la geografía económica. Mediante la geografía económica podemos pod emos conocer, entender y analizar analizar la organizaci organización ón espacial de todas las actividades económicas pasadas, existentes y futuras. futuras. En este campo de estudio conceptos como producción, distribución, riqueza, ocio, consumo, pobreza, mercados, desarrollo, son analizados desde una dimensión estrictamente espacial. Todas las actividades que ocurren en nuestro planeta dejan una huella visible sobre el espacio geográ �co, huellas que varían en cuanto a su tamaño, naturaleza y temporalidad pero constituyen un elemento básico para el estudio del paisaje geográ �co. En la actualidad el en149
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tendimiento de los asuntos económicos es fundamental al momento de conocer tendimiento la organización de nuestras sociedades. ¿Qué es geografía económica?
La geografía económica estudia las complejas relaciones entre las actividades humanas, los recursos naturales, la producción, el consumo y los lugares. La naturaleza y complejidad de estas relaciones requiere deslindar su de �nición en dos niveles; en el primero, el macroespacial, la geografía económica puede ser de�nida como el estudio de las actividades económicas y su relación con los recursos naturales; en el segundo, el microespacial, como la variación espacial de las actividades de producción de bienes y servicios (en términos de su distribución, consumo y disposición). La geografía económica, en todos sus niveles, representa una visión posibilista en la geografía contemporánea, o sea que puede ser estudiada cientí �camente. El ambiente natural, de donde provienen la mayor parte de los recursos naturanaturales, es considerado un elemento que no determina, pero sí modi �ca, el quehacer humano. En esta relación el propósito de la geografía económica es el de identi �car y rea realizar lizar gener generaliza alizaciones ciones sobre los patro patrones nes y la dist distribuci ribución ón espac espacial ial de las acti acti- vidades económ económicas icas de los ser seres es huma humanos. nos. Como res resultado ultado,, esas gener generaliza alizacione cioness se han convertido en modelos que son utilizados en la práctica de la plani �cación espacial y regional, la conservación del ambiente, el manejo de recursos naturales y el diseño urbano, entre otros. otros. De manera similar, similar, los trabajos que en la actualidad se realizan sobre usos de terrenos, zoni �cación y ordenamiento territorial utilizan los modelos de localización de actividades económicas elaborados elaborados por la geografía económica. La economía y los sistemas económicos
La economía es de�nida como la rama del saber que estudia las acciones y decisiones de personas e instituciones en cuanto a la producción y consumo de bienes y servicios, particularmente particul armente ante un escenario de recursos limitados. Si los recursos no fueran limitados no existiría la economía. econ omía. Una situación se convierte en un asunto estrictamente económico cuando hay que enmarcar enmarcarla la dentro de una
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de las siguientes preguntas: ¿Quién? ¿Cuánto? ¿Cuándo? ¿Cómo se producen, distribuyen y consumen los bienes y servicios en la sociedad? Todas las decisiones tomadas en este ámbito implican un costo de oportunidad, oportunidad , manejo de recursos e impacto sobre el ambiente y, por consiguiente, sobre el espacio geográ �co. El manejo de los recursos para satisfacer las demandas demand as humanas puede hacerse con base en varios modelos, denominados sistemas sistemas económicos, que se clasi �can en tradicionales o de subsistencia, plani �cados o centralizados (socialismo) y economía economía de mercados mercados (cap (capitalismo italismo); ); no obstante, los cientí cientí �cos sociales contemporáneos reconocen que ninguno de los tres sistemas sistemas ha podido prevalecer en su forma original. Actualmente existen combinaciones de los tres sistemas en las economías contemporáneas y también se argumenta sobre una variación particular: el modelo de la República República Popular Popular de China. Sistema económico tradicional
El sistema tradicional, o comúnmente denominado de subsistencia , es un tipo de organización económica donde toda la producción y distribución de bienes y servicios se realiza siguiendo procedimientos rudimentarios, creencias o costumbres. Este es el sistema común en las regiones más pobres y aisladas, particularmente particularmen te de Asia y África. El conocimiento para producir producir y consumir se transmite transm ite de generación en generación con pocas o sin modi �caciones. Las tareas están relacionadas principalmente principalmente con la producción de alimentos, vestimenta y vivienda. El sistema económico económico tradicional es común en regiones rurales rurales y se caracteriza por el uso intenso de la tierra para la subsistencia. En casos de producción excedente, la distribuc distribución ión se realiza mediante el trueque. Sistema económico plani �cado
Este tipo de sistema se caracteriza por el control de todos los asuntos económicos en manos de un poder político centralizado. El Estado, como representante representante de la sociedad, de�ne la producción y consumo de los bienes y servicios para sus constituyentes. También se plani�ca la distribución de los recursos, los bene�cios sociales y las responsabilidades individuales en la sociedad sociedad.. Estos modelos, conocidos como sistemas socialistas , comenzaron a ser adoptados a partir de la Revolución
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bolchevique (1917) en la desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y lograron expandirse a partir del �n de la Segunda Guerra Mundial hacia el oriente europeo. A mediados del siglo XX este sistema se extendió a países pobres de Asia, África y América Latina; en el Caribe, Cuba es un modelo emblemático de los sistemas económicos plani �cados en el continente americano. Sin embargo, la mayor parte de los sistemas centralizados han adoptado principios de las economías de mercado como estrategia para estimular sus actividades, a la vez que se han registrado casos de economías de subsistencia en regiones aisladas o marginales. Sistema económico de mercado
El sistema económico de mercado, también conocido como sistema capitalista, se caracteriza por las iniciativas individuales en cuanto a la producción, distribución y consumo de bienes y servicios. Las cantidades, al igual que los precios de los bienes y servicios, son dictaminadas por las fuerzas de la oferta de los productores y la demanda de los consumidores. En este sistema los productores buscan maximizar ganancias, mientras que los consumidores determinan la demanda de los productos por medio de sus gustos y preferencias. El sistema descansa sobre el principio de que la libertad del individuo está garantizada por la libertad del mercado. En el presente no existen sistemas de mercado completamente puros. De modo similar a los modelos centralizados, los sistemas de mercado han integrado políticas de naturaleza socialista para garantizar la seguridad social de los diversos sectores de la sociedad, particularmente de las clases marginadas. Sistema económico chino
Los cambios que han ocurrido en el sistema socialista, incorporando iniciativas del sistema capitalista, han creado una combinación particular donde los economistas han catalogado la experiencia china como un híbrido dentro de la tipología de sistemas económicos. El Gobierno chino ha implantado un plan de desarrollo nacional que integra prácticas de las economías de mercado pero con control centralizado del Partido Comunista Chino ( 中国共 党). Las nuevas políticas se concentran en la liberalización de controles sobre la producción de bienes y servicios. Estos cambios han permitido una mayor oferta al consumidor
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punto de origen. Por el contrario, los inmigrantes son quienes presentan un mo vimiento de entrada, o sea que entran o llegan a un punto que no es su lugar de origen. Así, los bolivianos que deciden irse de Bolivia hacia Argentina en busca de empleo son considerados emigrantes en Bolivia, mientras que en Argentina son considerados inmigrantes. Por otra parte, tanto en términos de dirección como de extensión, podemos identi�car otras formas más complejas de movilidad humana. Una de estas está constituida por los movimientos cíclicos o circulares, los cuales se inician y terminan en un mismo punto, formando un ciclo o círculo. Estos movimientos pueden incluir varios puntos durante el trayecto e implicar varios períodos fuera del punto de origen. Así, en la actualidad muchos trabajos requieren que las personas viajen constantemente y regresen a su lugar de base; la vida cotidiana de la mayoría de nosotros está compuesta de movimientos espaciales de este tipo, de manera que la rutina diaria de desplazarnos desde y hacia nuestros puntos de origen, destinados o provenientes de lugares de trabajo, educación, recreo, compra, entre muchos otros, es un acto de movilidad cíclica o circular. Por otra parte, un asistente de vuelo tiene que viajar por lugares lejanos de su punto de origen, y en ocasiones durante períodos prolongados. Sin embargo, tanto en nuestro caso cotidiano, como en el de los asistentes de vuelo, este tipo de movimiento no implica permanencia, por lo que siempre se regresa al lugar de origen: el hogar. Este tipo de movimiento crea una relación particular entre los individuos y los espacios por los cuales se desplazan. En ese sentido, las personas que partici pan de movimientos cíclicos se diferencian de quienes se desplazan de manera permanente debido a que las primeras se mantienen directamente vinculadas a sus espacios de origen (el lugar con el cual se identi �can y llaman hogar). Tal contacto con su lugar de origen es vital, pues no implica la creación de sistemas y redes migratorias por parte de estos individuos; a su vez, la ausencia de sistemas y redes migratorias incide en pocos o ningún cambio al entorno espacial (tanto físico como cultural y social) en el lugar donde se mueven. Otra de estas formas complejas de movilidad la constituyen los movimientos permanentes, comúnmente descritos como migración, aunque ya sabemos que tal concepto implica algo más que la movilidad permanente. Un movimiento permanente es aquel que inicia en un punto y termina en otro. Así, una persona que decide moverse de un lugar a otro sin la intención de regresar a su lugar de origen,
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y viabilizan la entrada de compañías multinacionales para producir y vender sus productos en el creciente mercado chino. El éxito relativo del crecimiento económico registrado en la República Popular de China desde �nales del siglo XX ha despertado interés internacional por este modelo de sistema económico. Clasi�cación general de las actividades y los sectores económicos
La clasi�cación de las actividades económicas es una tarea importante en la geografía porque facilita el estudio de las relaciones espaciales que puedan existir entre las actividades, lo cual es una tarea compleja debido a la in �uencia que ejercen rasgos particulares locales en las actividades económicas. Esta di �cultad obedece a que las actividades económicas son in �uenciadas por particularidades locales tales como la cultura y los recursos existentes. En otros casos los elementos externos, como la conectividad internacional y la difusión tecnológica, son fundamentales para la localización. Cada actividad económica tiene sus particularidades de situación, ubicación, localización e interacción espacial; inclusive, dos actividades económicas similares tendrán impactos diferentes sobre sus respectivas regiones. Dicho abanico de posibilidades es responsable de la heterogeneidad del paisaje geográ�co. En primer lugar, una de las tipologías consiste en clasi �car las actividades económicas en función de los lugares de producción y consumo. En este sistema las actividades económicas se clasi �can en primarias, secundarias, terciarias, cuaternarias y quinarias , categorías que están relacionadas con los procesos de continuos cambios tecnológicos, particularmente en el transporte y las comunicaciones. Cada categoría contiene una dimensión espacial propia, por lo que cada actividad económica posee un patrón geográ �co particular. Sector primario
Las actividades primarias son aquellas prácticas económicas donde el producto �nal para consumo es obtenido directamente del ambiente natural. La mayoría de los productos derivados de estas actividades son alimentos y materia prima; la agricultura, pesca, avicultura, acuicultura y extracción de minerales, son actividades primarias. Las regiones dedicadas para actividades económicas primarias son variadas y han alterado más del treinta por ciento de la super�cie terrestre. Su paisaje es
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parte de un área especializada de la geografía económica denominada geografía agraria. Los principales componentes de un paisaje agrario son: 1) Ager . Espacios ocupados por un cultivo para una actividad económica primaria. 2) Saltus . Espacios rurales que no tienen algún tipo de cultivo (pastos naturales, bosques, ciénagas, etcétera). 3) Finange. Región geográ�ca destinada a explotación agrícola. 4) Terrazgos . Espacios dentro de un �nange con características diferentes y particulares. 5) Hábitat . Región geográ�ca que incorpora la �nange, los lugares de residencia y otras actividades relacionadas con la agricultura de la región. Un hábitat puede tener un patrón espacial disperso o concentrado. El modelo de usos de terrenos agrícolas, o modelo de anillos agrícolas de von Tünen constituye el cuerpo teórico más popular para proyectar la geografía de actividades agrícolas. Fue elaborado por Johann Heinrich von Tünen (1826) y constituye uno de los primeros trabajos sobre las dimensiones espaciales de la economía. El modelo se articula aritméticamente: R=Y (p-c) Y (Fm). Donde: R = rentabilidad del terreno agrícola, Y = producción por unidad del terreno, p = precio por unidad del producto, c = costo de producción por unidad del producto, F = costo de transportación por unidad y m = distancia desde el mercado. El modelo parte de los siguientes supuestos: 1) El hábitat es una super�cie totalmente plana y homogénea. 2) El mercado (poblado o ciudad) está localizado en el centro de la región (hábitat ). 3) Los suelos para la siembra tienen la misma capacidad de producción. 4) Los agricultores sembrarán el producto agrícola de mayor rentabilidad en su ager . El uso óptimo de la cosecha agrícola comercial dependerá, en gran medida, del costo de transporte del producto agrícola desde la parcela donde se cosecha hasta el mercado en el que se realizará su venta. Mientras más costoso sea el transporte del
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Cultivos tipo
permanente temporada anual menor a 90 días precipitación anual de al menos 254 mm
Fig. 10.1. Condiciones generales para la actividad agrícola a nivel mundial Fuente: Elaboración propia
producto, más cerca estará de los terrenos donde se coseche. Dependiendo del tipo de cosecha, usualmente existe un patrón de mayor intensidad agrícola por área cercana a las ciudades y de cosechas más extensas en los terrenos más ale jados del mercado. El patrón geográ�co de actividades agrícolas propuesto por von Tünen resalta el patrón de anillos alrededor del mercado. Esta particularidad se debe a que la rentabilidad de un producto agrícola se representa en forma radial alrededor del mercado principal. Mientras mayor sea la rentabilidad, más atractivo es el producto. Ejemplos del efecto de los costos del transporte sobre las actividades agrícolas han podido ser contemplados parcialmente en extensas regiones agrícolas en América del Norte y Europa. Como es de esperarse, las principales regiones agrícolas se encuentran en el hemisferio norte. Esta región se subdivide en cuatro grandes núcleos: América del Norte, Europa, La India y el este de Asia. La producción agrícola en estas regiones se destina para satisfacer la demanda local y la exportación (�gura 10.1). La geografía de las otras actividades primarias es mucho más sencilla. La pesca, la acuicultura y la caza existen en aquellos lugares que cuentan con las condiciones naturales para esas actividades. La minería, por su parte, tiene unas particularidades más complejas debido a la dependencia tecnológica y la viabi-
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lidad económica del recurso al momento de la explotación. Las minas se pueden establecer de cuatro maneras: super �cie (cielo abierto), subterráneas, pozos de perforación y submarina. En la actualidad cerca del sesenta por ciento de todas las actividades mineras en nuestro planeta son de minas de super �cie. Este tipo de perforación representa un mayor impacto sobre el ambiente debido al des plazamiento de las capas super �ciales de la corteza terrestre y los procesos de extracción, que tienen el potencial de contaminar de forma irreversible el suelo, el aire y los cuerpos de agua. Por otro lado, las medidas de mitigación necesarias se traducen en costos adicionales que afectan la viabilidad económica de extraer el recurso. Sector secundario
“Industrialización” es un término ampliamente utilizado en economía. En un sentido estricto de la geografía económica, se re �ere a un segmento especí �co de todas las actividades económicas. Las actividades secundarias son aquellas que transforman la materia prima en un producto �nal, valor añadido que requiere de instalaciones, equipo y materiales. Los procesos de manufactura, textiles, construcción y producción de energía son consideradas actividades secundarias de primer orden y el estudio de su localización es parte de la geografía industrial . Estas actividades se consolidaron como las bases para el desarrollo económico de múltiples países a partir de �nales del siglo XVIII, lo que constituye una de las transformaciones más complejas en la historia de la humanidad; la revolución industrial . Teóricamente las actividades industriales deben seguir un patrón de localización intermedio entre los lugares en donde se obtiene la materia prima y aquellos donde se venderá el producto �nal. La selección de la localidad industrial óptima debería ser el punto en el que se logre reducir al máximo los costos de transporte. Alfred Webber (1909) desarrolló un modelo para explicar y predecir el patrón localizacional de industrias; el modelo de localización industrial plantea que la localización de una industria está in �uenciada por la distancia a los recursos naturales, el mercado y los costos de transporte. Weber sostenía que las �rmas industriales siempre buscaban un lugar donde se minimizaran los costos de trans porte desde la fuente de materia prima hasta la fábrica y desde la fábrica hacia el
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Mercado A Materia prima A
Localización industrial A Mercado C Localización industrial B
Materia prima C
Mercado B Materia prima B
Fig. 10.2. Localización industrial teórica Fuente: Elaboración propia
(los) mercado(s) y el costo de la mano de obra fuera ventajoso. Partiendo de esas consideraciones las industrias pueden dividirse en dos categorías: localización orientada hacia la materia prima y localización orientada hacia el mercado. En adición a los costos de transporte, existen otros elementos críticos en la localización industrial. Una vez se selecciona un punto donde se minimizan los costos de movimiento, es importante analizar el ambiente laboral, las leyes ambientales, la infraestructura y los incentivos para la industria en ese lugar o adyacentes a él. Estos factores, que hacen más complejo el proceso de selección, con vierten la localización industrial en un ejercicio de continuos cambios (�gura 10.2). Los efectos del continuo movimiento hacia otros lugares han conducido a la creación de espacios industriales deteriorados y abandonados, también conocidos en �elds . Estados Unidos como browns Entre los costos de transporte es importante señalar que los modos de movimiento marítimos son importantes en la geografía de industrias. Cerca del noventa por ciento de toda la producción industrial se transporta por el mar. Los puertos
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Puertos millones de ��� 20,01 – 27,87 10.01 – 20,00 5,01 – 10,00 4,62 – 5,00
Fig. 10.3. Distribución geográ �ca de los principales puertos de movimientos de furgones Fuente: Elaboración propia
amplios y tecnológicamente modernos son una de las variables principales como atractivo industrial; en lugares como Singapur, Hong Kong y los Países Bajos la actividad portuaria se ha convertido en una industria que rinde bene �cios y desarrollo económico nacional. Dentro de los cambios tecnológicos en la infraestructura portuaria la utilización de furgones ha modi�cado signi�cativamente los costos de transporte de las industrias; aunque la inversión inicial es relativamente alta, los furgones generan economías de escalas para los productores y son un com ponente fundamental de la geografía industrial contemporánea. La utilización de este método de transporte ha sido un elemento clave en el posicionamiento de naciones como la República Popular de China en calidad de ejes de las actividades secundarias a nivel global (�gura 10.3). Las grandes instalaciones portuarias son parte de la infraestructura de las principales regiones industriales. La alineación de América del Norte, Europa occidental y Asia oriental ha creado un corredor imaginario denominado “cinturón mundial industrial” (�gura 10.4). Esta concentración responde a la gran cantidad de compañías y empresas que tienen una localización orientada a los mercados. Por otro lado, la mayor parte de las regiones alejadas del corredor industrial principal responde a productos donde los costos del transporte de la materia prima son mayores que los del producto terminado. Este patrón geográ�co ha
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Centros de manufactura Regiones principales de manufactura
Fig. 10.4. Cinturón global de la manufactura y regiones industriales Fuente: Elaboración propia
comenzado a dispersarse espacialmente debido a la reglamentación ambiental y laboral en los países industrializados y a los cambios tecnológicos que hacen atractiva la relocalización industrial a lugares de mayor �exibilidad en las leyes ambientales y laborales. Sector terciario
El sector terciario, también conocido como el sector de los servicios , abarca todas las actividades relacionadas con la venta y ofrecimiento de bienes y servicios. El comercio (al por mayor y al detal), el turismo, el transporte, los servicios profesionales (legales y médicos), servicios educativos y el Gobierno, son sus componentes principales, por lo tanto, la presencia de actividades terciarias en la estructura económica de un lugar está asociada al ingreso disponible y la capacidad de consumo de la población. En términos espaciales, las actividades terciarias se asocian con las concentraciones poblacionales, es decir, con ciudades, áreas urbanas, zonas metropolitanas y toda con �guración geográ�ca que concentre población con poder adquisitivo. Cada una de las actividades forman patrones geográ�cos particulares y constituyen un elemento protagónico dentro de la estructura urbana de los lugares.
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Lugar central Punto de venta / ofrecimiento de un servicio (ciudad, centro comercial, establecimiento, servicio gubernamental, etc.)
Esfera de in�uencia del lugar central (área de mercado, zona de servicio, etc.)
Fig. 10.5. Con�guración teórica de un lugar central Fuente: Elaboración propia
El modelo teórico clásico para entender y analizar la localización de las actividades terciarias es la teoría de los lugares centrales , a�nada por Walter Christaller (1933) como un ejemplo para justi�car la distribución, cantidad y tamaño de asentamientos en una región geográ�ca. Los principios geométricos y matemáticos de los lugares centrales fueron aplicados veinte años más tarde en Estados Unidos por Brian Berry para proyectar la cantidad, localización y tamaño de los centros comerciales en las planicies del centro del país. En la actualidad, y a pesar de las continuas críticas y modi �caciones a la teoría, muchos de sus principios espaciales son utilizados en la plani �cación y los estudios geográ �cos de actividades terciarias, incluyendo los servicios y utilidades públicas. Los principios de la teoría de los lugares centrales parten del supuesto de que las actividades terciarias se distribuyen espacialmente de forma equidistante. Un lugar central (ciudad, establecimiento, punto de ventas o cualquier actividad terciaria) tiene una localización absoluta y sirve a una zona determinada ( �gura 10.5). Esta última es denominada hinterland , threshold , área de mercado, campo urbano. El área o esfera de in�uencia es el espacio mínimo que hace rentable la venta de bienes y los ofrecimientos de servicios en el lugar central y se asume que
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Ciudad
Pueblo
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Poblado
Villa
Fig. 10.6. Paisaje teórico de los lugares centrales Fuente: Elaboración propia
los consumidores dentro de la esfera de in�uencia obtengan su bien o servicio en este lugar central por ser el más cercano. Bajo este principio teórico, los lugares centrales de un mismo tamaño se distribuyen sobre un llano de forma equidistante y la sobreimposición de las esferas de in�uencia genera una con �guración hexagonal (�gura 10.6). Los lugares centrales de tamaño mayor se organizan en el mismo espacio geográ �co de manera equidistante entre los de igual tamaño sin importar el patrón equidistante de los lugares centrales de menor tamaño. Otros lugares centrales de diferentes tamaños
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podrán establecerse en ese espacio y solo mantendrán equidistancia con aquellos lugares centrales de igual tamaño; en la medida en que mayor sea el lugar central, mayor será la equidistancia promedio entre estos. La relación que se construye entre lugares centrales de distintos tamaños es jerárquica, por lo que existe una relación vertical de muchos lugares centrales pequeños, pocos lugares centrales grandes y un lugar central como el mayor punto de la región. La lógica localizacional de actividades terciarias apunta a que la venta y obtención de bienes y servicios más amplia, compleja, especializada, exclusiva y costosa estará en los lugares de mayor rango jerárquico. Los lugares centrales de menor rango jerárquico y, por ende, los más pequeños, tendrán un ofrecimiento (oferta) de bienes y servicios más general, menos costoso y en menores cantidades para servir a una demanda menor. Este principio puede ser aplicado a cualquier tipo de negocio o servicio ( farmacias, escuelas, hospitales, tiendas por departamento, facilidades deportivas) en cualquier área urbana. Los principios de la teoría de los lugares centrales son utilizados ampliamente en la plani�cación urbana y la ordenación territorial. Christaller cuanti �có las cantidades de lugares centrales de un lugar central de mayor tamaño proponiendo para actividades terciarias como mercadeo, comercios y servicios una combinación (K o cantidad de establecimientos de un mismo tamaño) aritmética de tres; es decir, el área de mercado de un lugar lo componen las áreas de mercado de tres lugares centrales de menor rango jerárquico, por lo tanto la jerarquía se ordena en múltiplos: 1, 3, 9, 27, etc. En actividades terciarias relacionadas con el transporte utilizó una combinación K = 5 y K = 7 para servicios administrativos. La geografía de facilidades gubernamentales como la educación (escuelas y centros preescolares), salud (centros de tratamiento, clínicas y hospitales), seguridad (policía, facilidades militares) y recreación/ocio (parques, facilidades deportivas) preserva muchos de los principios de localización, tamaños y relaciones jerárquicas. El espacio comercial moderno, mejor conocido como centros de mercadeo, centros comerciales, malls o shopping centers, también muestran rasgos de los principios descritos por Christaller. Este tipo de espacio urbano se ha consolidado como centro geográ�co en los principales núcleos urbanos en todo nuestro planeta. Su función, no solo se limita a servir como mercado, también sirven de espacios para la interacción social de la población urbana y como símbolos de la modernización y el progreso alcanzado en la región (�gura 10.7). La cantidad,
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Fig. 10.7. Centros comerciales en Milwaukee (EE. UU.) y Santiago (Chile) Fuente: Fotografías del autor
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distribución y tamaño de los centros comerciales en las regiones metropolitanas y zonas urbanas del mundo evidencian la vigencia de los principios de localización descritos en esta teoría. Es común encontrar un conjunto de centros comerciales en una región urbana donde existe un centro comercial extenso seguido de otros centros comerciales de menor tamaño y muchos centros comerciales pequeños. Sector cuaternario
Las actividades del sector cuaternario se asocian con las economías más avanzadas en términos de desarrollo y modernización. Es de �nido como el sector de la creación y manejo de la información, investigación, gerencia y de todo el capital intelectual de una región geográ �ca, aunque algunos economistas sostienen que este conjunto de actividades, por su naturaleza, son una extensión del sector terciario, sin embargo las actividades relacionadas con el manejo gerencial, las investigaciones académicas y la dirección corporativa tienen un patrón geográ �co diferente al resto de las actividades terciarias. La materia prima más importante de las actividades cuaternarias es el capital intelectual, tales como la población educada y los universitarios; por esta razón, los lugares que aspiran a desarrollar un sector cuaternario deben contar con los atributos naturales y culturales a los �nes de atraer este tipo de población. La ex periencia en países con un sector cuaternario boyante ilustra que los elementos más atractivos para este tipo de actividad son: clima agradable, buenos salarios, sistemas contributivos favorables, zonas urbanas relativamente pequeñas, condiciones ambientales atractivas, infraestructura moderna, tecnología accesible y buenos sistemas de seguridad, educación y salud. Las instituciones universitarias que promueven la investigación tienen una posición protagónica en el desarrollo de este sector de la economía; cuentan con centros de investigación y desarrollo, personal técnico, experiencia, apoyo �nanciero e infraestructura como incubadoras para las iniciativas de generar desarrollo. El Valle del Silicio (California), la Ruta 128 (Massachusetts) y el triángulo del conocimiento entre la Duke University, North Carolina State University (NCSU) y University of North Carolina (UNC) constituyen los núcleos de concentración geográ �ca del sector cuaternario en la economía estadounidense. A nivel global, los complejos de investigación y desarrollo (Research and Development: R & D) se concentran en América del Norte
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y el oeste de Europa. Países como Japón, China y la India están desarrollando iniciativas similares para establecer complejos de investigación dentro de sus respectivas economías. Sector quinario
El sector quinario de la economía, al igual que el sector cuaternario, son considerados por economistas como extensiones del sector terciario. Las actividades quinarias están relacionadas con las esferas superiores que se relacionan con los procesos de toma de decisiones. Estas actividades quedan plasmadas en el espacio geográ�co como las o�cinas centrales de las corporaciones multinacionales (Corporate Headquarters ), mencionadas en los capítulos 9 y11. La geografía para este tipo de actividad es diferente a los atributos descritos del sector cuaternario. Los centros de mando corporativos, sin �nes de lucro y gubernamentales, requieren de accesibilidad aérea. En la medida en que las compañías corporativas y los Gobiernos logran acuerdos de integración, la accesibilidad internacional se convierte en un elemento importante de localización. En los nuevos escenarios de una economía globalizada las actividades quinarias concentran sus centros de mando en grandes ciudades de fácil acceso aéreo, también conocidas como ciudades globales, contexto donde los aeropuertos internacionales sirven como nodos de aglomeración de centros corporativos, instituciones internacionales sin �nes de lucro y organizaciones que sirven a una clientela global. Un ejemplo de esto es el Aeropuerto Internacional O’Hare (Chicago), rodeado por los centros de mando de compañías corporativas de escala global. De igual forma ocurre con las actividades quinarias alrededor de los aeropuertos de Nueva York, Atlanta y Londres, entre muchos otros. Todas estas ciudades se han convertido en centros urbanos en los que su esfera de in �uencia es de escala internacional. Los sectores básicos y no básicos de la estructura económica
Otra forma de entender la expresión geográ�ca de la estructura económica de un lugar es mediante la clasi�cación de las actividades económicas como básicas o no básicas. Todas las sociedades se organizan espacialmente en diferentes combinaciones de actividades económicas, no es posible tener una sociedad en
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la cual toda la fuerza trabajadora realice la misma tarea. Imaginemos una región donde toda la fuerza laboral estuviera constituida por pescadores: ¿quiénes estarían a cargo de la educación, los servicios públicos, la salud o el entretenimiento?; no es recomendable depender exclusivamente de una sola actividad económica, la diversi�cación de actividades económicas es fundamental para el desarrollo regional. El impacto de los sectores económicos en una sociedad se mide analizando la base económica de un lugar, método conocido como modelo básico/no básico, el cual permite estimar la producción de un sector de la economía hacia la exportación (actividad básica) o para el consumo local (actividad no básica). El método es sencillo: establecer la cantidad de productos destinados al consumo local y para su exportación. Por ejemplo, en la producción de café de una empresa local el 75% de la producción es para exportarse y solo el 25% se consume en el mercado local; esta actividad y los empleos que genera son considerados como parte de las actividades básicas del lugar. Por otra parte, en una cafetería local el 90% de las ventas son para residentes locales y los empleos generados por este negocio constituyen parte de las actividades no básicas. Esta relación aplica en todas las actividades primarias, secundarias, terciarias, cuaternarias y quinarias de un lugar. El modelo fue elaborado por Robert Murray Haig (1925) para el análisis del plan regional de Nueva York. Con él se comparó la producción de la ciudad con la del estado de Nueva York. En la medida en que se incrementa la población de un lugar, mayor será la demanda de bienes y servicios de la población local. Esta demanda se traduce en un aumento proporcional del sector no básico de la economía del lugar. Teóricamente, el crecimiento económico de un lugar se logra al culminar dos metas: 1) Diversi�car las actividades económicas entre primarias, secundarias, terciarias y, si es posible, cuaternarias y quinarias. Esta expansión de las actividades permite que los lugares no se vean afectados signi �cativamente cuando una sola actividad económica colapse. 2) Fortalecer los sectores básicos de la economía del lugar. Según el modelo, el crecimiento económico dependerá, en gran medida, de la capacidad de establecer industrias para producir bienes y servicios destinados a
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la exportación; esto permite la entrada de más dinero a la economía local y mayor distribución de la riqueza entre diferentes sectores de la sociedad. Economía informal
Existen muchas actividades y transacciones en efectivo que no aparecen en los registros o�ciales de actividad económica de los países y por lo tanto no pagan impuestos. Esas actividades pueden ser legales o ilegales y sus ingresos no son declarados, por lo que no se contabilizan dentro de la economía formal; en muchas ocasiones, se realizan al margen de las leyes establecidas; estas actividades son conocidas como economía informal y el sector también es conocido como economía subterránea, economía paralela y, a veces, es de�nido como mercado negro. La economía informal tiene impacto negativo sobre las �nanzas públicas debido a que representa una pérdida de ingresos al Estado. Todas las transacciones y los servicios tributables que no se reporten en las cuentas nacionales son consideradas actividades económicas informales. Aunque este sector se asocia directamente con la producción y venta de drogas ilegales, prostitución y juegos ilícitos, además existen otras actividades como ofrecimiento de servicios (consultoría legal o médica, servicios técnicos, servicios de llamadas telefónicas, reparaciones, etcétera) y venta de productos no originales (equipo y juegos electrónicos, películas, música, dulces, cigarros, ropa, etcétera) que son parte de la economía subterránea. Las actividades del sector informal de la economía han registrado aumentos signi�cativos en las pasadas décadas. Este patrón responde a dos particularidades importantes: cantidad de dinero que circula y velocidad con que se desplaza por el sistema. La economía informal a nivel global cubre actividades primarias, secundarias, terciarias, cuaternarias y quinarias, a la vez que incluye actividades básicas y no básicas. Está presente tanto en países ricos como en los países pobres. Su naturaleza de invisibilidad en los registros económicos nacionales no posibilita la obtención de estimados reales de su tamaño con relación a la economía formal. Investigadores, economistas, o �ciales públicos y académicos mantienen continuos debates sobre las formas de medir este sector de la economía. El aumento de la economía informal representa un asunto prioritario para los Gobiernos que enfrentan problemas estructurales en sus �nanzas. Esta particu-
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laridad se agudiza en los países pobres, donde parte de la producción nacional es canalizada por medio de mecanismos informales. En la medida en que continúe la incapacidad gubernamental de intervenir e �cientemente este sector y no me jore las condiciones económicas de muchos países, la economía informal seguirá consolidándose en las sociedades contemporáneas. Geografía y desarrollo económico
Todas las sociedades aspiran a alcanzar un alto grado de desarrollo económico, pero la experiencia ha sido la de que muy pocos países han logrado concretar un desarrollo económico sostenido. El desarrollo económico es el resultado de un proceso de acciones orientadas a la prosperidad colectiva de un lugar geográ�co. Esta prosperidad lleva a un mejoramiento sustancial en todos los componentes del quehacer diario. Aunque utilizadas como sinónimos, el concepto de “desarrollo” debe distinguirse del término “crecimiento” en la medida en que el crecimiento económico implica simplemente aumento en determinados indicadores económicos como producción, ingreso o consumo, mientras que, por otra parte, el desarrollo implica otros factores tales como índices de bienestar humano (por ejemplo, nivel de escolaridad, acceso a servicios de salud, agua potable, vivienda digna, etcétera). A partir de esta distinción se debe aclarar que muchos países experimentan crecimiento económico pero muy pocos desarrollo económico. El desarrollo económico es el resultado de un proceso de transformación de las actividades primarias, secundarias, terciarias, cuaternarias y quinarias de forma tal que toda la sociedad pueda bene �ciarse. Este bene �cio se mani�esta espacialmente en la calidad de la infraestructura, los espacios dedicados a la recreación y el ocio, transporte colectivo, disposición de desperdicios sólidos, legislación ambiental y localización y extensión de las facilidades de seguridad, salud y educación. Se estima que a comienzos del nuevo milenio más de un ochenta por ciento de la población tenía acceso a solo el veinte por ciento de todos los recursos, mientras que solo el veinte por ciento de toda la población disfrutaba del ochenta por ciento de las riquezas naturales del planeta. Este desbalance ha generado una geografía de desigualdades, situación que plantea una serie de complejidades y contradicciones que son parte de un área especializada de la disciplina denominada geografía del desarrollo.
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El desbalance en la distribución de los recursos y por ende de la riqueza natural ha desatado variaciones regionales evidenciadas en la prosperidad de unos países y la pobreza de otros. En el campo de las ciencias sociales estos últimos son denominados países subdesarrollados o en vías de desarrollo. Esta clasi�cación, no solo se limita a las consideraciones puramente económicas, sino que también convergen aspectos políticos, sociológicos e históricos. La diferencia entre países ricos y pobres comenzó a ser evidente a partir de la revolución industrial. Durante la primera mitad del siglo XX muchos países pobres adoptaron la estrategia de fomentar el desarrollo económico mediante procesos de transculturación de los países pobres a favor de los países ricos y dominantes. Años más tarde se fomentaron los procesos de industrialización como el mecanismo nodal para lograr desarrollo económico en un lugar o región geográ�ca. Paralela al desarrollo experimentado por las economías capitalistas, la experiencia rusa a principio del siglo XX viabilizó una variante como alternativa para el desarrollo económico: el socialismo. La presencia y expansión de la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y la difusión de sus principios de justicia y equidad en el manejo de los recursos constituyeron una alternativa que fue adoptada por países pobres en África, Asia y América Latina. El auge de las economías plani �cadas condujo a una polarización respecto de las economías de mercado, lo cual desembocó en nuevas alianzas y bloques regionales entre países socialistas y capitalistas. Esta polarización fue el andamiaje de una nueva geografía económica y política global (como se discute en el capítulo 9). La división resultante de �nió gran parte de la organización espacial de la economía mundial durante más de cuarenta años. La mayor parte de los países que adoptaron economías centralizadas (socialistas) fueron países subdesarrollados en América Latina, África y Asia central y Estados in�uenciados por la URSS posterior a la Segunda Guerra Mundial (�gura 10.8). La erosión ideológica de las economías plani�cadas y su virtual transformación estructural dejó al sistema de mercado como el ordenador principal de la economía mundial. La gran divisoria global entre países capitalistas y socialistas fue simbolizada geográ�camente como “Este vs. Oeste”. Con la reducción y virtual transformación del socialismo el eje geográ �co de la división entre países se reorientó en “Norte vs. Sur”. Esta reagrupación integra a los países pobres, en su mayoría en el hemisferio sur, y los países ricos en el hemisferio norte.
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Países que experimentaron o tienen economía plani�cada Sí No
Fig. 10.8. Países que tuvieron gobiernos con sistemas económicos plani�cados durante el siglo XX Fuente: Elaboración propia
El desarrollo económico desigual entre lugares y la necesidad de lograr un proceso más equitativo para nuestro planeta ha servido a los objetos de la formulación de modelos y teorías para predecir tendencias y proyecciones de desarrollo económico. Tales modelos y teorías han generado dos corrientes �losó�cas: la liberal y la estructuralista. Por un lado, la corriente �losó �ca liberal supone que el desarrollo económico es un proceso abierto y accesible para todos los países; las diferencias registradas en el desarrollo se deben a la existencia de lugares que han logrado agilizar los procesos más rápido que otros, pero, a largo plazo, todos tendrán la capacidad de lograr el desarrollo económico deseado. La corriente �losó �ca estructuralista representa la antítesis del modelo liberal. Esta sostiene que en el capitalismo el desarrollo económico se concentra en unas pocas regiones y que su permanencia y prosperidad dependen, en gran medida, del empobrecimiento de otros lugares, por esta razón siempre existirán lugares ricos y pobres en la geografía mundial. Todas las teorías y modelos que se produjeron durante el siglo XX fueron propuestas bajo la corriente liberal o la estructuralista. A continuación se describen algunas:
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Modelo de centro y periferia
El modelo de centro y periferia constituye un referente de corte estructuralista en los estudios de desarrollo regional y económico; establece que el desarrollo económico se concentra en núcleos (denominados centros) rodeados de lugares con menor desarrollo pero conectados y dependientes del centro; por consiguiente, el desbalance espacial existente es natural. Geográ �camente el desarrollo económico logra una con�guración concéntrica compuesta de anillos. Esta ordenación económica del territorio se distingue por los contrastes entre los paisajes urbanos, donde se concentra la prosperidad en determinados lugares, rodeados de asentamientos y zonas rurales con mucha pobreza. Modelo de modernización
Durante la década de los sesenta del siglo XX William Rostow propuso un modelo de �losofía liberal para el desarrollo económico de un país. Su modelo de modernización sostuvo que el desarrollo económico se lograba por etapas y a partir de la experiencia observada en Europa y América del Norte estas se delinearon de la siguiente forma: 1) Etapa tradicional: período de dominio de actividades agrícolas (primarias). 2) Precondiciones del repunte económico: período en el que se registra la diversi�cación de la economía, existe mayor apertura política y se consolida un liderato local. 3) Despegue económico: crecimiento del sector secundario (industrialización), aumento en la urbanización, inversión en la tecnología y producción masi�cada. 4) Madurez económica: creación de un ambiente de difusión tecnológica, modernización continua y crecimiento de los sectores terciarios, cuaternarios y quinarios de la economía local. Países latinoamericanos, africanos, asiáticos y antiguos Estados comunistas implantaron planes de desarrollo nacional utilizando programas de industrialización; muchos de estos programas tuvieron éxito debido a la participación y
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endoso de inversionistas extranjeros y apoyo �nanciero internacional. Ejemplos sobresalientes de estas iniciativas fueron: el Programa de Industrialización Fronteriza (PIF) en México, el Programa “Manos a la Obra” en Puerto Rico, Piatiletka en Rusia y el IV Plan de la Nación en Venezuela. Teoría de la dependencia
La teoría de la dependencia fue una alternativa que surgió frente a los continuos fracasos en la implantación de los modelos de modernización. Muchos países registraron crecimiento económico, pero muy pocos alcanzaron el desarrollo económico proyectado. Esta teoría de carácter estructuralista sostenía que las fuerzas sociales y políticas limitaban el proceso de modernización. El fracaso, según se pudo observar en algunos países, se debió a una serie de factores no económicos tales como el legado colonial, la corrupción institucionalizada, las particularidades geográ�cas u otros elementos que afectaron las posibilidades para el despegue económico. Neoliberalismo
La expansión de los sectores secundarios y terciarios hacia los países pobres, junto a la internacionalización de los sectores cuaternarios y quinarios desde los países ricos, fueron elementos que contribuyeron a reformular y consolidar el sistema económico de mercado. Esta tendencia venía articulándose desde mediados del siglo XX con la implantación de políticas económicas liberales. La introducción de las iniciativas de Milton Friedman y los Chicago Boys en Chile frente a las posiciones socialistas de Salvador Allende, es una de las experiencias más ilustrativas de los comienzos de esta corriente �losó�ca. En el Reino Unido el neoliberalismo fue o�cialmente reconocido por Margaret Tatcher como una corriente plausible para generar desarrollo económico, a mediados de la década de los ochenta. La caída del socialismo en Europa oriental, junto con los cambios estructurales en el sistema económico chino, consolidaron las economías capitalistas a nivel global. Este fenómeno, de alcance liberal, es por error conocido popularmente como “globalización”; si bien utiliza los procesos de la globalización para la creación
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Fig. 6.2. O�cina comercial de un banco en el barrio chino de San Francisco, EE. UU., utilizando los colores emblemáticos chinos, rojo y dorado Fuente: Fotografía del autor
los construyen. Simultáneamente, además de representar o producir esos códigos, los paisajes culturales también ayudan a transmitir la cultura a las futuras generaciones, al proveer una forma concreta y tangible de expresar los códigos y las formas culturales. Cada cultura hace uso del espacio para construir paisajes culturales, de acuerdo con sus aspiraciones e igualmente, prejuicios. Estos paisajes pueden estar compuestos por formas arquitectónicas particulares, cierta estética espacial, símbolos, la organización de elementos materiales, estatuas, la utilización de un color en particular, entre muchos otros. Por ejemplo, la utilización de los colores rojo y dorado es un aspecto que sobresale en los paisajes culturales chinos; esto se debe a los signi�cados que en las milenarias culturas chinas poseen estos colores ( �gura 6.2).
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de un ambiente favorable de integración a las nuevas corrientes económicas, con medidas como la derogación de políticas proteccionistas para productos locales, apertura a la inversión extranjera, �exibilidad en los procesos de permisos, mayor inversión en la infraestructura (particularmente en las comunicaciones), privatización de los servicios gubernamentales, fomento de actividades de consumo masi�cado y reducción en la presencia del Estado político en los asuntos económicos nacionales, no podemos confundirlo con los procesos más amplios que caracterizan la globalización (los cuales se discutirán en el próximo capítulo). En teoría estos cambios económicos deberían redundar en reducciones en el gasto público y un ambiente de mayor competitividad del sector privado. A su vez, la elevación de los niveles de competitividad se debía traducir en mayor e�ciencia y más bene �cio al consumidor. Esta visión de Administración Pública a nivel global fue denominada neoliberalismo. Sus detractores lo denominan “ca pitalismo salvaje” debido a la ausencia del Estado en asuntos relacionados con el manejo del ambiente y la justicia social. La implantación de esta corriente de Administración Pública durante la década de los ochenta fue exitosa en Taiwán, Singapur, Corea del Sur y Hong Kong. La experiencia de los países conocidos como los “tigres asiáticos” o “los pequeños dragones asiáticos” en la década de los noventa sirvió como referencia en los planes de otros países como Tailandia, Indonesia y Malasia. Estos últimos, denominados como los “nuevos tigres asiáticos”, registraron cifras históricas en las tasas de crecimiento de sus economías. Dicha experiencia también sirvió como modelo para muchos países latinoamericanos como Argentina, Chile, Puerto Rico y México durante la década de los noventa. El nuevo milenio comenzó con evaluaciones y críticas abiertas a los modelos neoliberales implantados en la última década del siglo XX. Ganaderos, agricultores y pescadores que de �nieron el sector primario en las economías más avanzadas se vieron desplazados por las fuerzas del mercado internacional. La nueva apertura permitió penetrar a otros lugares donde los costos de producción son más baratos. De igual manera ha ocurrido con el sector secundario, donde muchas fábricas se han localizado en países pobres, pues allí los costos de producción son más bajos, pero estos países pobres que se han convertido en receptores de esas actividades primarias y secundarias no han experimentado el desarrollo económico proyectado.
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Mientras la relación recursos/población se mantenga desbalanceada, los debates en cuanto al desarrollo económico continuarán y todo el paisaje geográ�co seguirá en perpetua transformación. Es claro que lo constante en los próximos años será la transformación de las actividades económicas y los debates sobre las estrategias para lograr el desarrollo económico. Lecturas sugeridas
Barnes, T. 2001. Retheorizing Economic Geography: From the Quantitative Revolution to the Cultural Turn. Annals of the Association of American Geographers , 91(3): 546-565. Butler, J. 1991. Geografía económica: aspectos espaciales y ecológicos de la actividad económica. México: Limusa. Coe, N.; Kelly, P. y Yeung, H. 2007. Economic Geography: A Contemporary Introduction. Malden, MA: Blackwell. Coe, N.; Johns, J. y Ward, K. 2007. Mapping the Globalization of the Temporary Sta ffing Industry. Te Professional Geographer , 59(4): 503-520. Healey, M. (ed.). 1991. Economic Activity and Land Use. Nueva York: Longman Scienti�c and Technical. Pandit, K. 2009. Leading Internationalization. Annals of the Association of American Geographers , 99(4): 645-656.
Smil, V. 2001. Feeding the World . Cambridge: Te MIT. Trift, N. 2000. Performing Cultures in the New Economy. Annals of the Association of
American Geographers , 90(4): 674-692.
G������í� ����ó����
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Cuadro D El puente ferroviario terrestre de Colombia
Los costos de transporte fueron un elemento descrito por Alfred Weber como factor determinante en la geografía industrial. La localización ideal de acuerdo con su teoría, presentada en 1909 en su libro Teoría de localización industrial (Über den Standort der Industrie), re�ejaba un lugar donde se reducían los costos del transporte entre el centro de procesamiento, las fuentes de la materia prima y los mayores mercados del producto. Hasta hoy día, el movimiento marítimo constituye el mayor modo de transporte de productos industriales a nivel mundial. Por esta razón, los mayores centros de producción industrial, al igual que los mayores centros de consumo, cuentan con una infraestructura portuaria moderna. De esta manera, los océanos constituyen las mayores vías de los productos industriales que se producen y se consumen en el planeta. El canal de Panamá es el mayor centro de movimiento marítimo entre Asia y los mayores puertos de América oriental y Europa. Desde su apertura en 1914 esta instalación ha servido a todo tipo de embarcaciones de carga, militares y cruceros, al igual que ha sido foco de discusión dentro de las complejas relaciones diplomáticas entre Estados Unidos, Colombia y otros países de la región. No obstante, la presencia de embarcaciones con contenedores más grandes ha hecho obsoleto el canal. Los nuevos barcos, denominados Post-Panamax , no pueden utilizar esta ruta debido a que sus dimensiones exceden el tamaño en las secciones más estrechas del canal. El Gobierno panameño está realizando mejoras permanentes y de ampliación ascendente con una inversión que sobrepasa los 5.000 millones de dólares, orientadas a duplicar la capacidad de movimiento y permitir el paso de embarcaciones más grandes. Sin embargo, los cambios tecnológicos en la industria de construcción de buques de carga viabiliza el desarrollo continuo de naves más grandes, escenario que afecta la infraestructura portuaria existente. Los costos de mejoras continuas a las facilidades existentes en Panamá han generado debates sobre la búsqueda de nuevas alternativas en la conectividad marítima entre los dos océanos. Se ha discutido la construcción a largo plazo de un nuevo canal en México, Nicaragua o Colombia.
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La alternativa de crear puentes ferroviarios terrestres se ha convertido en un asunto que ha llamado la atención de varios Estados americanos. Entre las posibles alternativas, la posibilidad de crear un puente terrestre para el transporte marítimo interoceánico en Colombia ha generado amplias discusiones a nivel global. Inclusive, la República Popular China tiene interés de participar en esta iniciativa. La propuesta implicaría desarrollar los puertos de Riohacha, Santa Marta y Cartagena, en el mar Caribe, y los de Tumaco y Buenaventura en la costa del océano Pací�co. La construcción de corredores ferroviarios entre estos puertos colombianos es una alternativa económica más atractiva y permitiría el uso de embarcaciones Post Panamax en ambas costas. Este proyecto no es una nueva idea. En el siglo XIX el presidente colombiano Rafael Núñez entendió la importancia de un sistema de trenes entre ambas costas colombianas y su impacto en la economía local, pero sus planes de industrialización fueron descontinuados frente a los intereses de otros sectores poderosos de la sociedad colombiana. El puente ferroviario terrestre en Colombia no es la única alternativa. Estados Unidos también está interesado en fomentar su sistema de trenes en el trá �co mundial de mercancías entre Asia y Europa. El puente terrestre estadounidense (Conus o Continental United States land bridge) representa una alternativa real a la iniciativa colombiana. Esta consiste de contenedores en trenes entre los mayores puertos de la costa oeste (Seattle, Portland, San Francisco-Oakland, Los ÁngelesSanta Mónica y San Diego) con los mayores puertos de la coste este (Boston, Nueva York-Newark, Filadel �a, Baltimore, Miami-Ft. Lauderdale, Jacksonville, Savannah, Norfolk). El éxito de los puentes ferroviarios terrestres del hemisferio americano de penderá de su e�ciencia en el movimiento de contenedores entre los buques y los trenes. El principio weberiano de reducción de costos de transporte está presente en la evaluación de las alternativas. Políticamente, las posibilidades de nuevos canales de transporte marítimo o puentes ferroviarios terrestres rede �nirán las relaciones diplomáticas entre Colombia, Estados Unidos, Panamá y muchos países generadores y receptores de la actividad industrial contemporánea.
11. Globalización
Luis Sánchez Ayala Neiset Bayouth
Vivimos en un mundo globalizado en el cual todos los rincones del planeta están cada vez más interconectados. Hoy día no sorprende a nadie escuchar en el barrio Chino de Lima (Perú), música árabe producida en Estados Unidos. Asimismo, es posible comprar en Seúl —Corea del Sur— jugo de naranja de Florida producido con naranjas del Brasil, o ver que alemanes naturalizados en Argentina visiten a sus familiares en Polonia. Los múltiples adelantos tecnológicos, no solo viabilizan y facilitan la interacción y el intercambio internacional, sino que posibilitan “tener el mundo al alcance de nuestras manos”. Entre estos adelantos tecnológicos se destacan la extensión planetaria de las redes de comunicación, tales como la televisión, la telefonía y la cibernética, así como las innovaciones en los medios de transporte. En este contexto, el surgimiento de nuevos medios de comunicación y transporte, al igual que las mejoras a los existentes, han logrado reducir las distancias tanto geográ�cas como temporales, es decir, las distancias se han acortado; lo que en el pasado demoraba meses, semanas o días, en estos tiempos toma horas o tan solo segundos. Otro ejemplo: una llamada telefónica que años atrás hubiese costado cientos de dólares, hoy día puede valer solo unos centavos. En consecuencia, el �ujo de personas, capital, información e ideas es cada vez más fácil y frecuente. En el mundo actual lo que ocurre en un lugar tiene efectos directos y casi inmediatos en otros, por consiguiente es igual de importante para un brasilero como para un chino el pensar en los efectos que tendría la deforestación del Amazonas, como debe ser igualmente preocupante para un angoleño o un boliviano la inestabilidad política en Libia. Estos complejos procesos plantean nuevos retos a los habitantes de todo el mundo. 177
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La globalización y sus interpretaciones
Concretamente, al hablar de globalización nos referimos a integración y difusión a través del espacio terrestre. Sin embargo, lo que caracteriza la actual integración y difusión es su escala y nivel de alcance. Los actuales procesos de globalización son lo que hasta ahora podemos identi �car como la mayor integración de los países y pueblos del mundo, ocasionada por los desarrollos y avances antes mencionados, así como la eliminación de barreras a los �ujos de bienes, servicios, capitales, conocimientos, personas, etcétera, en los diferentes bordes territoriales. Existen diversas interpretaciones a las implicaciones que las dinámicas de globalización tienen en nuestro desarrollo social, cultural, político y económico. Entre las más sobresalientes están la hiperglobalista, la escéptica y la transformalista; cada una de ellas presenta una visión particular sobre qué signi �ca la globalización, quién ejerce poder y cuáles son los efectos generales de la globalización. La visión hiperglobalista propone que mediante la globalización se suscita la eliminación de los bordes económicos, creando así un solo mercado global que funciona con redes transnacionales de producción, intercambio y �nanzas. Bajo esta premisa los Estados, como instituciones con soberanía absoluta sobre un territorio (tal y como se discute en el capítulo 9), se visualizan como obsoletos, debido a que la autoridad de los Estados se ve reemplazada por el poder de los mercados de libre movimiento, los cuales no están actualmente sujetos a la autoridad de un Estado en particular. En consecuencia, la reducción del Estado implica la aparición de formas emergentes de poder (tales como las empresas transnacionales, de las cuales hablaremos más adelante), las cuales, en varios niveles, están por encima y por debajo del poder del Estado. Según la visión hiperglobalista, la �nalidad de los procesos de globalización es la de crear bienestar para todos a largo plazo, en la eventualidad de ver el surgimiento de una sociedad homogénea a�uente. En ese contexto, la globalización es percibida como un fenómeno necesario y positivo, además de proceso imparable e irreversible. Por otro lado, la visión escéptica cuestiona la globalización según es de �nida por los hiperglobalistas. Este cuestionamiento se basa en la idea de que la economía global actual no está más interconectada que en el pasado. También cuestiona el hecho de que los actuales �ujos característicos de lo que llamamos globalización
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no son totalmente irrestrictos y libres. Este argumento se basa en que algunos as pectos de la llamada globalización, como el �ujo de la fuerza laboral, permanecen particularmente inmóviles. Por otro lado, según esta visión, y por el contrario de la visión hiperglobalista, en la actualidad los Estados continúan desempeñando una función principal en la construcción y regularización de la economía global. Así que, en vez de globalización, los procesos actuales están más cerca de ser una política económica internacionalizada y fragmentada en poderosos bloques económicos, que de ser un proceso de integración y difusión global. Por último, la visión transformalista postula que la globalización es un proceso accidental tanto temporal como espacialmente, aunque sus resultados están reestructurando profundamente la sociedad. En ese sentido, uno de sus resultados más visibles e importantes para la sociedad es el hecho de que el ejercicio del poder ya no es exclusivo de los Estados; en un mundo globalizado las corporaciones transnacionales y las instituciones supranacionales pasan a ser actores principales en el ejercicio del poder, por lo cual la relación de soberanía entre el Estado y su territorio se ve alterada, aunque no eliminada por completo. Efectos de la globalización
Más allá de las interpretaciones que se le puedan dar a la globalización, las dinámicas que caracterizan el proceso están presentes en nuestros espacios sociales, culturales, políticos y económicos. Los efectos de la globalización son cada vez más visibles y concretos. Estos, a su vez, inducen diferentes distribuciones y variaciones en el espacio que de forma directa o indirecta afectan o in �uencian nuestro quehacer social. Efectos económicos
No cabe duda de que la vertiente económica es una de las más visibles y discutidas en los debates sobre la globalización. Esto responde al impacto que la globalización ha tenido sobre la ubicación, distribución, integración y difusión de las actividades económicas. En ese contexto, se han dispersado las operaciones, fragmentado la producción y concentrado el capital. Este nuevo ordenamiento espacial ha introducido cambios en los mercados, contribuye a su homogenei-
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zación espacial y marca el surgimiento y consolidación de nuevos actores en las esferas económicas y políticas del planeta, como lo son las empresas multinacionales y transnacionales. Las empresas multinacionales son compañías nacionales que cuentan con subsidiarias en todo el mundo, subsidiarias caracterizadas por ser réplicas de la compañía principal, puesto que más allá de su identidad comparten un mismo método de operación y de producción, así como una misma gama de productos y servicios. Generalmente las multinacionales adquieren los factores de producción (desde materias primas hasta la fuerza laboral) en el país sede de la subsidiaria, donde suelen tener menor costo. Por otra parte, las empresas transnacionales , al igual que las multinacionales, se extienden por el planeta, pero estructuralmente di�eren de estas en que para las transnacionales la única unidad económica es el globo terráqueo en su totalidad. En estas empresas las ventas, los servicios, las relaciones públicas y los asuntos legales son locales; mas la plani �cación, la investigación, las �nanzas, el mercadeo, el establecimiento de precios y el sistema de manejo se conducen contemplando tan solo el mercado mundial. Estas gigantescas empresas cuentan con representación en todos los sectores productivos, mercantiles y �nancieros. Al extenderse con sus redes a lo largo y ancho del planeta, a la vez que sus operaciones y productos, también han dispersado desde modos y estilos de vida, formas y códigos culturales, hasta creencias y prejuicios sociales. Las compañías transnacionales también han propiciado el desplazamiento de las actividades económicas en el planeta; el efecto de esto ha sido la gradual desaparición de la identi �cación nacional de los productos, o sea, la noción de que un producto determinado sea netamente de un país. Esto se debe a que cada vez más los productos comerciales que compramos son el resultado de procesos que se efectúan en varios países, fenómeno que se conoce como fragmentación de la producción. Tomemos el ejemplo del teléfono celular: es probable que haya sido diseñado por ingenieros japoneses; sin embargo, funciona con un microchip de fabricación estadounidense que contiene metales extraídos de Chile, una batería o pila hecha en Taiwán con litio boliviano, un exterior plástico producto del petróleo de Arabia Saudita y todo esto ensamblado en una fábrica en China. Es así como, poco a poco, las dinámicas de la globalización inciden en la interconectividad mundial a diferentes escalas y de distintas formas.
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En la actualidad la globalización económica ha tomado la forma de libre comercio. El libre comercio se re�ere al intercambio de bienes y servicios entre países de forma irrestricta. Esto corresponde a un fenómeno conocido como liberalización económica , que implica la reducción de barreras al comercio. Tradicionalmente, para promover la compra y consumo de productos y servicios locales los Estados establecen impuestos de importación a productos extran jeros. La lógica de establecer estas restricciones es la de aumentar el costo o el precio de los productos extranjeros a modo de hacer los productos nacionales y locales más atractivos para el consumidor. Por ejemplo, Estados Unidos establece impuestos a los automóviles extranjeros a los �nes de que los automóviles estadounidenses sean menos costosos y, por lo tanto, más competitivos en el mercado. La liberalización económica tiene como objetivo aumentar las exportaciones e importaciones de bienes y servicios para así lograr un mayor dinamismo de las actividades económicas. Para ello, se han �rmado tratados de comercio o tratados de libre comercio (TLC) internacionales. No obstante, la interacción espacial que promueven los TLC ha resultado tener efectos diversos en los países. A pesar de que el objetivo de la liberalización sea el de una distribución e�ciente de los recursos y un mayor crecimiento económico y desarrollo (es necesario reconocer la diferencia entre crecimiento económico y desarrollo, como se expresa en el capítulo 10), esto no se ha logrado en un panorama de igualdad para todos los países del mundo; por el contrario, se ha iniciado un proceso de regionalización , en el que unas regiones se bene �cian del proceso mientras que otras quedan rezagadas de los bene �cios de él. En ese sentido, los países desarrollados se han visto más bene �ciados por el proceso de liberalización del mercado, lo cual es contrario a la idea que sostienen los hiperglobalistas de que la apertura de un mercado libre podría contribuir al logro de una equidad multifacética para todos los países. El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta: North Atlantic Free Trade Area) es un ejemplo sobre las dinámicas de estos tipos de interacción espacial. El Nafta proponía la reducción de las barreras para el intercambio comercial entre Canadá, Estados Unidos y México. Como resultado de dicho acuerdo, los tres países experimentaron bene �cios. En el caso de Estados Unidos y Canadá, se vieron bene�ciados por la posibilidad de adquirir bienes manufacturados a bajo costo provenientes desde México. Por otro lado, México vio su economía
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crecer hasta convertirse en la novena economía más grande del mundo. Pero los impactos adversos del Nafta también se hicieron sentir, con mayor rigor, en el país menos desarrollado del grupo, México, ya que al formar parte de una zona de libre �ujo comercial la menos desarrollada industria mexicana tiene que medirse con las más desarrolladas industrias estadounidenses y canadienses. Esto implica que los tres países abrieron sus puertas para la entrada de productos de sus otros socios, sin embargo las industrias más desarrolladas de Canadá y Estados Unidos, que gozan de grandes incentivos gubernamentales y políticas proteccionistas, cuentan con los medios y recursos para alcanzar una producción masiva a menor costo, condiciones que la más frágil industria mexicana no puede equiparar. Por consiguiente, y para poder competir, México se vio obligado a bajar los salarios de los trabajadores y �exibilizar sus leyes ambientales a los �nes de facilitar mayor producción con el menor costo posible. Aun así, muchas empresas mexicanas no pudieron competir con los productos importados de Estados Unidos y Canadá, causando su quiebre, lo que a su vez ha perpetuado los altos niveles de desigualdad social y pobreza que se viven en México. Efectos políticos
Otro de los efectos más importantes de la globalización radica en la vertiente política. En este particular la globalización puede ser vista como la internacionalización de procesos políticos donde los Estados y sus dinámicas se hacen cada vez más interdependientes. Si bien cabe destacar que esto no implica que los Estados sean totalmente dependientes o totalmente independientes, lo cierto es que claramente esos cambios rede �nen lo que se entiende por soberanía territorial del Estado (como hemos visto en el capítulo 9). Esto implica, si no cambios, al menos ajustes tanto en el espacio del poder como en el poder del espacio, y a su vez, en las diversas manifestaciones de estas dos esferas del poder. En otras palabras, el hecho de que los Estados dependen cada vez más los unos de los otros, junto con la aparición de otros actores (como las transnacionales) en las estructuras de poder global, cambia las reglas del juego en cuanto a la presencia de in �uencias externas que pueden afectar el control de los Estados sobre sus territorios. Para dar un ejemplo concreto de esto, más allá de sus diferencias políticas Estados Unidos y China son dos Estados sumamente interde-
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pendientes. Uno depende del otro para su crecimiento económico, desarrollo y funcionamiento, hasta el punto de que durante la crisis económica iniciada en el 2008 en Estados Unidos, China se convirtió en la principal fuente de �nanciamiento estadounidense, es decir, China le prestó miles de millones de dólares a Estados Unidos para que este pudiera vigorizar su economía. En ese sentido, si China decide cobrarle por completo a Estados Unidos esta deuda, la economía estadounidense se desplomaría, lo que tendría un efecto dominó mediante el cual también se desplomarían muchas otras economías alrededor del mundo, incluida la china, la cual a su vez depende de los consumidores estadounidenses para seguir �oreciendo. Esto quiere decir que, hasta cierto punto, Estados Unidos no tiene absoluto control sobre todos los factores que afectan su territorio y por lo tanto parte de su soberanía está estrechamente vinculada a estas relaciones de interdependencia global. Como ya ha sido mencionado, entidades supranacionales, multinacionales y transnacionales están estrechamente vinculadas a las dinámicas de la globalización. En el contexto político estas entidades no están sujetas a un solo país en particular y sus operaciones se ubican por encima del ámbito de los Gobiernos nacionales, de ahí que su capacidad para coordinar y controlar actividades y procesos en los países las ubica en un lugar importante dentro de las estructuras del poder global. Esto sugiere importantes impactos sobre la relación territorial existente entre el Estado y su soberanía o ejercicio del poder. En ese panorama sobresalen las empresas transnacionales: un número considerable de ellas han sobrepasado a muchos países en su capacidad y alcance económico (tabla 11.1), de manera que se posicionan como importantes actores de la política y la economía globales. Es un particular sobresaliente, en especial para los países con menos alcance y poder económico, ya que un escenario como este sugiere que los Estados ven limitada su capacidad tanto para formar y guiar sus economías como para competir internacionalmente. Eso a su vez limita seriamente la capacidad de los Estados para gobernar sus territorios y ejercer su soberanía, realidad que ha venido a signi �car la rede�nición de la distribución global del poder.
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Tabla 11.1. Las cien entidades económicas más grandes del mundo Rango
País/Empresa
Millones dólares
Rango
País/Empresa
Millones dólares
1
Estados Unidos
14.582.400
51
Irlanda
203.892
2
Unión Europea
12.174.523
52
Chile
203.443
3
China
5.878.629
53
Filipinas
199.589
4
Japón
5.497.813
54
Chevron
196.337
5
Alemania
3.309.669
55
Nigeria
193.669
6
Francia
2.560.002
56
República Checa
192.152
7
Reino Unido
2.246.079
57
Total
186.055
8
Brasil
2.087.890
58
Conoco Phillips
184.966
9
Italia
2.051.412
59
Pakistán
174.799
10
La India
1.729.010
60
Volkswagen
168.041
11
Canadá
1.574.052
61
AXA
162.236
12
Rusia
1.479.819
62
Rumania
161.624
13
España
1.407.405
63
Algeria
159.426
14
México
1.039.662
64
Perú
153.845
15
Corea del Sur
1.014.483
65
Fannie Mae
153.825
16
Australia
924.843
66
General Electric
151.628
17
Países Bajos
783.413
67
Kuwait
148.024
18
Turquía
735.264
68
ING Group
147.052
19
Indonesia
706.558
69
Glencore International
144.978
20
Suiza
523.772
70
Kazakstán
142.987
21
Polonia
468.585
71
Ucrania
137.929
22
Bélgica
467.472
72
Berkshire Hathaway
136.185
23
Suecia
458.004
73
General Motors
135.185
24
Wal-Mart Stores
421.849
74
Bank of America
134.194
25
Noruega
414.462
75
Samsung
133.781
26
Venezuela
387.852
76
ENI
131.756
27
Royal Dutch Shell
378.152
77
Hungría
130.419
28
Austria
376.162
78
Daimler
129.481
29
Arabia Saudita
375.766
79
Ford Motors
128.954
30
Argentina
368.712
80
BNP Paribus
128.726
31
Suráfrica
363.704
81
Allianz
127.379
32
Exxon Mobile
354.674
82
Nueva Zelanda
126.679
33
Irán
331.015
83
Hewlett-Packard
126.033
34
Tailandia
318.847
84
E.ON
125.064
35
Dinamarca
310.405
85
AT&T
124.629
G����������ó�
185
(Cont.) Rango
País/Empresa
Millones dólares
Rango
País/Empresa
Millones dólares
86
Nippon Telegraph & Telephone
120.316
36
British Petroleum
308.928
37
Grecia
304.865
87
Carrefour
120.297
38
Colombia
288.189
88
Assicurazioni Generali
120.234
39
Sinopec Group
273.422
89
Petrobras
120.052
40
China National Petroleum
240.192
90
Gazprom
118.657
41
Finlandia
238.801
91
J. P. Morgan Chase
115.475
42
Malasia
237.804
92
McKesson
112.084
43
Emiratos Árabes Unidos
230.252
93
GDF Suez
111.888
44
Portugal
228.538
94
Citigroup
111.055
45
State Grid
226.294
95
Hitachi
108.766
46
Singapur
222.966
96
Verizon
106.565
47
Toyota Motors
221.760
97
Nestlé
105.267
48
Egipto
218.912
98
Crédit Agricole
105.003
49
Israel
217.334
99
American International Group
104.417
50
Japan Post Holdings
203.958
100
Honda Motors
104.342
Fuente: Banco Mundial y Fortune Magazine (julio 2011)
Uno de los efectos de tal rede�nición y redistribución del poder lo es el orden mundial predominante, aún más complejo (sobre el orden mundial ver capítulo 9). Este orden ya no es exclusivamente entre Estados, sino que ahora, en adición a los Estados, incluye organizaciones no territoriales como las empresas transnacionales y multinacionales y las instituciones supranacionales. En ese sentido, aparte del alcance económico de las empresas transnacionales mencionado, uno de los mejores ejemplos del papel de estas entidades en el orden mundial actual lo es la Organización de Naciones Unidas (ONU). La ONU es un organismo supranacional que se sitúa, políticamente hablando, por encima de las esferas territoriales de las relaciones de poder. Esto quiere decir que aunque la ONU no es un Estado, por lo que no gobierna un territorio, es un agente importante en las relaciones de poder global, in�uyendo y en algunos casos determinando, el desarrollo de muchos países. En ese sentido las decisiones tomadas por este organismo vienen a rede�nir las relaciones de poder, las cuales en el pasado eran entendidas como exclusivamente territoriales entre Estados. De igual manera, otras organizaciones supranacionales como la Unión Europea, el Banco Mundial,
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el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial de Comercio, la Organización de Estados Americanos, la Unión de Naciones Suramericanas, entre muchas otras, se viabilizan y posibilitan, tanto en términos de su existencia, como de su alcance e impactos sobre los países, debido cada vez más a las dinámicas que caracterizan los procesos de globalización. No obstante, debemos mencionar que las organizaciones no gubernamentales (ONG) también son parte de estos organismos supranacionales que están rede �niendo las esferas del poder global. Las ONG son organizaciones de carácter privado que no responden a un Gobierno o Estado. Algunos ejemplos de ONG son: Greenpeace, World Vision, Save the Children, Amnistía Internacional y Human Rights Watch. Efectos sociales y culturales
Más allá de lo económico y político, las dinámicas de la globalización tienen efectos directos sobre otras vertientes de la vida social y cultural de los individuos y grupos. Siguiendo la discusión de los capítulos 5 y 6, estas dinámicas han posibilitado y facilitado el intercambio de información e ideas en el mundo. Como resultado, muchos de los códigos y símbolos culturales, tales como modos de hablar, música, comida, imágenes, creencias y hasta prejuicios y temores, entre muchos otros, viajan y se difunden, penetrando hasta los lugares más recónditos del planeta. En ese trayecto, estos códigos y símbolos, no solo in �uyen y provocan cambios en otros lugares, sino que también se transforman al entrar en contacto con esos otros lugares y sus habitantes y culturas. Pero es preciso señalar que este tipo de fenómeno no es exclusivo de la globalización, sino parte de los procesos de difusión cultural que han ocurrido desde tiempos inmemorables; lo que se destaca en tiempos actuales es la rapidez y magnitud en la que este fenómeno está ocurriendo en el mundo, incluyendo los lugares que en el pasado se consideraban aislados e inaccesibles. De esa manera, las dinámicas características de la globalización son las principales causantes de tal rapidez y alcance. Hoy en día, no solo las culturas son más visibles, sino que también están en mayor contacto; esto, sin importar lugar o distancia. Dicha difusión de códigos y símbolos está estrechamente vinculada a los constantes movimientos poblacionales. O sea que la migración, facilitada en gran medida por los avances en los medios de comunicación y el transporte, ha
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Fig. 11.1. Templo budista de Asunción, Paraguay Fuente: Fotografía tomada de la página web o�cial del Templo Budista. http://templobudistafgspy.com/
provocado la dispersión de personas de diversas nacionalidades y orígenes por todos los rincones, afectando a su vez como se entienden y perciben las diversas culturas y, por lo tanto, rede �niendo el sentido de identidad de las personas en cuanto a cómo perciben y experimentan sus alrededores. Así, la �losofía de vida conocida como budismo, que comprende una variedad de tradiciones, creencias y prácticas, está estrechamente vinculada a lugares especí �cos del continente asiático; sin embargo, en la actualidad es posible encontrar espacios budistas en muchas otras partes del planeta, como es el caso del Templo Budista en Asunción, Paraguay (�gura 11.1). Este templo, no solo es un ejemplo de la difusión de códigos y símbolos a través del espacio, sino que su arquitectura y estética es pacial también han venido a rede�nir cómo los habitantes de ese lugar perciben y experimentan dicho espacio. Estos procesos han llevado a muchos a plantearse la existencia de una cultura global, cultura global que se de�ne mediante la perspectiva de que las personas adquieren comportamientos y costumbres similares sin importar el lugar donde se encuentren. No obstante, cabe preguntarse si la llamada cultura global causada por las dinámicas de globalización se re�ere más al predominio de unas culturas sobre otras que al intercambio y enriquecimiento cultural de los pueblos. Lo que
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no podemos dudar es el importante papel que han desempeñado los avances en los medios de comunicación sobre la difusión cultural de los países desarrollados, siendo Estados Unidos el mejor ejemplo; la difusión de sus valores y costumbres por medio de la televisión y el cine, entre otros, es mucho más fuerte y tiene mucho más alcance global que la de otras naciones. Por consiguiente, los valores culturales predominantes, en este caso aquellos de los países ricos y desarrollados, van a ser los que se difundirán mayoritariamente, creando así un ideal del estilo de vida particular de sus sociedades. El fenómeno de la modi�cación o dominación cultural provocado por las dinámicas de integración y difusión, y a su vez acelerado y agudizado por la globalización, es conocido como imperialismo cultural ; la compañía transnacional McDonald’s es uno de los ejemplos más emblemáticos de esta práctica, sus arcos dorados se han convertido en símbolos de la cultura global, estando presentes en casi todos los rincones del planeta. Una de las estrategias de esta transnacional es la de adaptarse a la realidad de cada lugar, por medio de la incorporación de símbolos y formas de la cultura local en sus productos. Así, McDonald’s adapta su menú con elementos de la culinaria local. Por ejemplo, en la India el emblemático Big Mac no existe debido al rechazo a la carne de res que existe en algunos sectores culturales de ese país; en sustitución, existe el Maharaja Mac, hecho con cordero o pollo, y el McAloo Tikki, que es completamente vegetariano. En Alemania el menú regular incluye cerveza, mientras que en Costa Rica, el McPinto, o gallo pinto. Estas prácticas de adaptación, las cuales hacen a los productos extranjeros más atractivos para los locales, a su vez provocan cambios y hasta la desaparición de códigos y formas de la cultura local; al tiempo que se aceptan las adaptaciones foráneas, se van perdiendo las costumbres locales. En otras palabras, a la vez que la población de Costa Rica, por ejemplo, acepte como normal comer gallo pinto con papas fritas (parte del menú de la cadena multinacional), se va perdiendo la costumbre local de comer gallo pinto con queso frito, huevos y maduros. Por otro lado, en ocasiones esta relación resulta complementaria. Una buena forma de ilustrar esto es mediante el caso de la bebida gaseosa peruana Inca Kola ( �gura 11.2): desarrollada en 1935 en Perú, la Inca Kola se convirtió con el transcurso de los años en un ícono de la cultura peruana. A consecuencia de esto, la compañía transnacional Coca-Cola enfrentó serios obstáculos para dominar el mercado peruano, o sea que, debido al arraigo de los peruanos a la Inca Kola,
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Fig. 11.2. Apariencia internacional de Inca Kola Fuente: Fotografía del autor
Coca-Cola no pudo posicionarse como la bebida de mayor venta y consumo en el Perú. Frente a esta realidad, Coca-Cola decidió aliarse a Inca Kola, en vez de seguir compitiendo con ella. En 1999 Coca-Cola adquirió la mitad de Inca Kola Perú, de modo que en la actualidad Inca Kola continúa presente en la simbología popular peruana y la alianza entre Inca Kola y Coca-Cola resultó difundió internacionalmente a Inca Kola, por lo que ahora es posible encontrarla en otros países. Mitos de la globalización
Contrario a lo que generalmente se piensa, la globalización va mucho más allá de lo económico. Como hemos visto, la globalización también es política, cultural, espacial, de consumo, de medios de comunicación, de turismo, de migración... su alcance y efectos se pueden sentir hasta en los aspectos más pequeños y sencillos de nuestra vida diaria. Y más importante aún, la globalización no es un fenómeno exclusivo de nuestros tiempos, sino que las dinámicas y procesos que la caracterizan han existido y ocurrido desde tiempos remotos. Por lo que la globalización
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asume diferentes formas en diferentes momentos, se mani �esta de distintas maneras en distintos contextos espaciales. La globalización, en oposición a la creencia de algunos, no siempre es bene�ciosa. La lógica neoliberal de que los procesos de globalización incrementan los niveles de vida en todas partes, por medio de las interacciones espaciales, no siempre resulta de la misma forma en todos los lugares: la globalización ha incrementado las diferencias espaciales, creando desigualdades, bene �ciando a unos mientras perjudica a otros, así que la globalización signi �ca diferentes cosas en distintos lugares y mientras unos la resienten y le temen, otros la celebran y glori�can. El mayor de los mitos de la globalización es la creencia de ser un fenómeno irre versible. Los variados aspectos y múltiples vertientes de la globalización pueden retroceder y ser objeto de oposición. De hecho, es posible oponerse a una vertiente de la globalización por un lado mientras que por el otro se celebra y aceptan otras vertientes. Lo cierto es que estas dinámicas de integración y difusión espacial no son fenómenos irreversibles y permanentes. Lecturas sugeridas
Agnew, J. 2009. Globalization and Sovereignty . USA: Rowman. Krishna, S. 2009. Globalization and Postcolonialism. USA: Rowman. Murray, W. 2006. Geographies of Globalization. USA: Routledge. Stiglitz, J. 2007. El malestar en la globalización. España: Punto de Lectura.
12. Cambio de la forma en la que vemos el mundo
Luis Sánchez Ayala
Analizar todo lo que existe y ocurre en nuestro entorno desde una perspectiva espacial puede cambiar nuestra visión del mundo. Pensar espacialmente es una destreza que nos aclara muchos de los interrogantes relacionados con nuestro quehacer humano, a la vez que nos permite descubrir las interconexiones que existen entre todo lo que nos rodea. Todo lo que acontece en el planeta ocurre en un espacio especí�co y responde a las condiciones particulares existentes en dicho espacio, pero lo que pasa en un lugar tiene efectos en otros lugares. Así que, no solo cada espacio, cada lugar, son únicos, sino que están interconectados, a diferentes escalas y en distintas magnitudes. Sería muy difícil entender nuestra población sin tomar en consideración su dimensión espacial. Las dinámicas poblacionales (las cuales incluyen todos los aspectos de nuestra existencia) están estrechamente ligadas a la ubicación, concentración y variación espacial de los individuos y grupos, así como de sus actividades, a través del espacio y entre lugares. Por consiguiente, tanto el com portamiento poblacional, como su relación e impacto con el medio ambiente dependen en gran medida de los patrones y las distribuciones que se observan (tanto en términos actuales como históricos) en el planeta. Esto es igualmente cierto para fenómenos como los urbanos, económicos, políticos, ambientales, entre muchos otros, que caracterizan la forma en la que nuestra sociedad apropia el espacio geográ�co que habita. Inclusive en el ámbito cultural necesitamos de referentes espaciales para entender el contexto y la materialización de los códigos, las costumbres y creencias que llamamos cultura. La relación entre cultura y espacio puede tomar muchas formas y a su vez producir diversos paisajes. El espacio es un elemento 191
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fundamental en la producción y reproducción cultural, lo cual puede ocurrir mediante la difusión espacial o por medio de prácticas que visibilizan y hacen tangibles las ideas, las formas y los códigos culturales. Nuestra supervivencia depende de nuestra capacidad de visualizarnos desde una perspectiva espacial. El plani�car un mejor manejo de los recursos y del es pacio está sujeto a poder proyectar las consecuencias futuras de nuestras acciones actuales, por lo tanto, los ordenamientos que sobre el espacio realicemos en la actualidad —ya sea nuestra forma de construir ciudades, nuestras formas de transporte, nuestros métodos de producción económica e intercambio comercial, nuestros hábitos alimenticios, nuestra manera de gobernar, etcétera— incidirán en los patrones que determinarán o in �uenciarán las futuras distribuciones y variaciones espaciales que caracterizarán al planeta. La importancia de la dimensión espacial para el entendimiento de nuestra sociedad es cada vez más cierta. En tiempos actuales, donde los lugares y las personas tienen cada vez más interconexión y son cada vez más interdependientes, toma aún más vigencia entender cómo las cosas y los eventos cambian de lugar en lugar y cómo tales variaciones se relacionan con la actividad humana. La movilidad tanto de personas como de cosas e ideas in �uencia los contextos espaciales y crea nuevas condiciones que transforman a los lugares y a las personas. Esta forma de ver el mundo, no solo es la clave para entender nuestra existencia, sino también para nuestra coexistencia social. Esto implica conocer los elementos en la organización espacial del ser humano para poder cultivar el entendimiento y una actitud de tolerancia hacia la diversidad social y cultural que caracterizan a nuestro complejo planeta. De ahí que, cuando comprendamos el vital papel que desempeña la dimensión espacial en el desarrollo del ser humano, podremos entender claramente el cómo, dónde y por qué de todo lo que nos rodea, que a su vez afecta, modi�ca e in�uencia el quiénes somos y lo que hacemos. La geografía humana, no solo nos brinda una perspectiva de análisis espacial, sino que también nos presenta un reto sobre la forma como vemos nuestro mundo. Esto signi�ca comprender y poner en contexto las distribuciones y variaciones que existen sobre el espacio geográ �co. En ese contexto, este libro busca iniciar un ejercicio de cuestionamiento a nuestras creencias comunes sobre cómo y por qué el mundo funciona como lo percibimos.
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Modelo concéntrico
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Chicago, 1920
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Centro ( Loop) Gueto
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Centro de la ciudad (downtown ) Zona industrial Zona de transición
Modelo sectorial 1. Distrito central de negocios 2. Almacenes y manufactura liviana 3. Zona residencial de familias pobres 4. Zona residencial de familias clase media 5. Zona residencial de familias adineradas
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Zona residencial de clase trabajadora Zona residencial Comunidades rurales
Modelo plurinuclear 6. Manufactura pesada 7. Subdistrito central de negocios 8. Suburbio residencial 9. Suburbio industrial
Fig. 8.5. Organización territorial de las actividades residenciales, industriales y comerciales en los diferentes modelos urbanos Fuente: Elaboración propia
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Esperamos que el libro sirva para despertar la curiosidad geográ �ca que nos conduzca a un mejor entendimiento de nuestra sociedad y su entorno. Las dinámicas que en esta obra se han presentado son solo una muestra de las muchas que quedan por descubrir en la geografía humana. En ese sentido, es parte de nuestros objetivos que estas líneas sean el inicio de la búsqueda de un entendimiento más profundo sobre las dimensiones espaciales que rodean y caracterizan nuestra existencia.
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de la actividad humana existen por medio del espacio, las actividades deben ser agregadas a una mayor escala espacial, como una ciudad o región. Esto permite que el geógrafo humano pueda dar respuesta a preguntas como: ¿Hasta qué punto los consumidores están dispuestos a viajar para adquirir un determinado bien o servicio? ¿Las comunidades rurales y urbanas participan en igualdad de condiciones en los procesos políticos de la región? ¿Hay zonas de una ciudad que se perciben como inseguras y tal vez las personas evitan visitar? Este nivel de agregación, que se denomina mesoescala, es sin duda la escala de análisis más común cuando se emplean los SIG en la geografía humana. Y aún más agregación puede emplearse cuando los datos a mesoescala se combinan para examinar asuntos a una perspectiva amplia como la regional, nacional o continental. Este mayor nivel de agregación espacial se llama escala macro. Determinar el nivel apropiado de la escala es uno de los aspectos más desa �antes del análisis utilizando los SIG. En los casos en que es necesario agregar datos el investigador debe elegir alguna unidad de área más grande para que funcione como el objetivo de agregación, verbigracia: ¿datos obtenidos sobre personas deben ser agregados en el ámbito de las cuadras en las que viven en la ciudad, o en el del barrio (tal vez para asegurar su privacidad)? El problema se complica aún más cuando las unidades de área que se combinan son arbitrarias (por ejem plo, zonas administrativas) ante coloquiales (verbigracia, barrios o regiones de un país). Ambas unidades de área de análisis, arbitraria y coloquial, pueden ser fácilmente modi�cadas —a menudo esto ocurre— mediante el problema de unidad de área modi�cable (MAUP: Modi�able Areal Unit Problem). El MAUP puede producir resultados sesgados y distorsionar el proceso de interpretación de los resultados del análisis de los SIG. Por esta razón, es una práctica común en los SIG realizar un mismo análisis en múltiples escalas. Esta práctica, además de identi�car el alcance del MAUP, también puede servir para colocar los resultados de un análisis a escala micro en un contexto más amplio; así un investigador, digamos, examinando los patrones espaciales de logros educativos de una ciudad, pudiera interesarse en realizar el mismo análisis a escala regional o nacional a los �nes de determinar cómo la variabilidad en el logro educativo en su ciudad se compara con la región. La �gura 3.2 es ejemplo de unos mapas producidos utilizando los SIG, tanto a escala micro como a mesoescala, sobre la distribución de la población hispana o latina en la isla Santa Cruz, de las Islas Vírgenes de Estados Unidos.
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Latinos en Santa Cruz por distrito 1 – 500 501 – 1000 1001 – 1500 1501 – 2000 2001 o más
Fig. 3.2.a. Distribución de la población hispana o latina en la isla Santa Cruz, Islas Vírgenes
Latinos en Santa Cruz por census tract 0 1 – 100 101 – 200 201 – 300 301 o más
Fig. 3.2.b. Distribución de la población hispana o latina en la isla Santa Cruz, Islas Vírgenes Fuente: Elaboración propia
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El mapa a mesoescala en la �gura 3.2a muestra que la población hispana/latina se encuentra principalmente en las subdivisiones políticas de Sion Farm, Southcentral y Southwest. El lector del mapa, con razón, puede interpretar que estas regiones son homogéneas en cuanto a la población hispana/latina; sin embargo, el mapa a escala micro ( �gura 3.2b) muestra un patrón mucho más heterogéneo en la distribución de esta población. Aplicaciones de los SIG en la geografía humana
En la geografía humana los SIG son un medio con el cual podemos identi�car, describir, construir modelos, explicar y comprender cómo los seres humanos interactúan entre sí y con su entorno; además, saber cómo estas interacciones producen en parte patrones lingüísticos, culturales, políticos y urbanos. El uso de los SIG en las últimas décadas ha proliferado y posiblemente seguirá aumentando a medida que mejoran las metodologías de los SIG y otras fuentes de datos espaciales disponibles, si bien la frecuencia y la forma como los SIG se pueden aplicar a la geografía humana están únicamente limitadas por la imaginación de los geógrafos. En esta sección, organizada en torno a cuatro categorías de preguntas, se presentan algunas de las formas más comunes como los SIG se aplican en esta rama de la geografía: 1) Identi�cación: ¿Qué se puede encontrar en un lugar? 2) Ubicación o patrón: ¿Cuáles son los atributos de las cosas que se encuentran en un lugar determinado?, o ¿cómo estas cosas están organizadas o arregladas? 3) Cambio o tendencia: ¿Qué ha cambiado en un lugar determinado? ¿Están estos cambios propensos a continuar? 4) Optimización: ¿Cuál es la mejor ubicación, ruta o camino para algo? �cación Identi
El tipo de pregunta geográ�ca más básico, identi �cación, tiene por objetivo reunir, clasi�car y describir las características únicas de un lugar. En los SIG esto se logra a menudo mediante la construcción de un mapa de localización
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Fig. 3.3. Localización del Viejo San Juan, Puerto Rico Fuente: mapa de OpenStreetMap http://www.openstreetmap.org/
compuesto por varias capas temáticas de datos espaciales. Estas capas pueden incluir tanto los aspectos físicos como humanos del medio ambiente. La cartografía descriptiva de localización tiene sus fundamentos en las mejoras de las técnicas cartográ �cas desarrolladas durante la era de la exploración de los siglos XV al XVII. Los exploradores europeos se aventuraron en zonas inexploradas en busca de riquezas económicas; dichos viajes generaron volúmenes de datos de navegación y económicos que tuvieron que ser codi �cados con el �n de garantizar la seguridad y rentabilidad de las futuras expediciones. No obstante, las descripciones narrativas por sí solas no pueden transmitir e �cientemente el
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volumen de información recopilada. En la actualidad los geógrafos continúan con esta tradición de describir las áreas por medio de los mapas de ubicación. El software de los SIG, ya sea de escritorio, o basado en la web, crea oportunidades a geógrafos y no geógrafos para crear mapas de alta calidad y mapas de localización ricos en datos, a menudo de forma gratuita. La �gura 3.3 muestra un ejemplo de esto: un mapa de localización sencillo para el Viejo San Juan (Puerto Rico), que contiene calles, importantes puntos de referencia actuales e históricos, cementerios e iglesias. Ubicación o patrón
Para la geografía el tema de la ubicación es fundamental a los �nes de entender los aspectos espaciales de los fenómenos humanos y ecológicos. El análisis de ubicación trata de cuanti �car la distribución, las interrelaciones, los patrones y los procesos de causalidad espacial de las variables geográ �cas (por ejemplo, los ingresos, la migración, el nivel de educación). La distribución se re�ere a la ubicación absoluta de características (o sea, puntos, líneas o áreas que representan las cosas del mundo real o eventos) o medidas de esas características. Ejemplos de atributos geográ �cos incluyen lugares de crimen, sitios de votación, el epicentro de un terremoto, mientras que las mediciones realizadas en estos lugares podrían incluir el recuento del número de delitos, el número de personas que votan en cada lugar de escrutinio y la intensidad del terremoto. Los SIG pueden analizar ambos tipos de datos. Preguntas relacionadas con la distribución espacial de estos lugares pueden ser contestadas de forma simple al cartogra�ar la ubicación de las características y examinar visualmente el mapa. La �gura 3.4 indica los gastos en asistencia social asignados a cada una de las provincias de Cuba. Al examinar rápidamente el mapa parece que los gastos son mayores en las provincias occidentales. Alternativamente, existe una técnica estadística espacial conocida como análisis de patrón de punto que cuanti �ca la naturaleza de las distribuciones espaciales. En cualquier caso, el objetivo es determinar si la distribución de las características se presenta agrupada, al azar o dispersa ( �gura 3.5). El análisis de las distribuciones puede ayudar a un geógrafo a responder preguntas como: ¿están los crímenes agrupados en ciertas partes de la ciudad?, ¿los casos reportados de gripe están dispersos al azar?
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Gastos por asistencia social (���) por provincias 2,7 – 10 10,1 – 20 20,1 – 30 30,1 – 40 40,1– 58,2
Fig. 3.4. Gastos en asistencia social para cada una de las provincias de Cuba Fuente: Elaboración propia
Dispersa
Agrupada
Fig. 3.5. Estructura de la distribución espacial Fuente: Elaboración propia
Los geógrafos también exploran las interrelaciones entre dos variables (verbigracia, la pobreza y la emigración), medidas en la misma zona o región con el objetivo de determinar si existe algún grado de asociación espacial; por ejemplo, el investigador puede preguntarse si hay relación entre el nivel educativo y la delincuencia, o entre el nivel de pobreza y la participación de los electores, en una región. Al igual que en el análisis de las distribuciones, las preguntas sobre relación se pueden explorar visualmente comparando los mapas de cada variable. La �gura 3.6 indica cómo la comparación visual de mapas y las operaciones de los SIG se sobreponen y puede ser utilizada con la �nalidad de explorar riesgos para la salud en un área. Esta �gura revela la distribución espacial de los valores de tres factores determinantes de riesgo para la salud, el porcentaje de personas mayores de 18 a 49 años diagnostica-
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dos con VIH, la tasa de fertilidad de mujeres de 18 a 49 años y el nivel de gasto en atención de salud. Los SIG permiten al geógrafo explorar visualmente los patrones de cada una de estas variables y sobreponer los datos de las tres variables a los objetos de crear un índice compuesto del VIH. Estos mapas pueden servir para justi �car gastos adicionales en atención médica en zonas de alto riesgo o para identi �car áreas en las que podría ser necesaria mayor educación sanitaria. Además del método visual y la sobreposición descrita, la familia de métodos estadísticos conocida como análisis de correlación también se puede utilizar en la cuanti �cación del nivel de asociación entre las dos variables. Podría decirse que cuando los geógrafos examinan una región las preguntas sobre patrones espaciales son de suma importancia. Los geógrafos tratan de identi�car la presencia de regularidades “signi �cativas” en un lugar, la forma de las características espaciales o sus valores asociados. Aunque el análisis de distribución tiene que ver con la estructura espacial global (es decir, agrupados, al azar o dispersos) de atributos geográ�cos, el análisis de patrones busca determinar si hay regularidades en el tamaño o la forma de la distribución. Así, ¿están los puntos de venta situados en proximidades cercanas unos de otros?, o ¿están los crímenes distribuidos a lo largo de las carreteras principales? Los patrones de los valores también pueden ser demostrados mediante los SIG, por ejemplo, ¿existen cuadras de la ciudad con alta concentración de un grupo minoritario rodeado de otras zonas con baja concentración (conocido como un “punto caliente” en la terminología de los SIG)? El último tipo de análisis de ubicación es la creación de modelos causales de procesos espaciales (¿qué factores in�uyen en el nivel de logro educativo en una región?, o ¿cómo el tamaño de un terreno y su proximidad a parques puede in�uir en el valor de una casa?). Su objetivo es el de ilustrar las relaciones entre una variable dependiente (el nivel de instrucción o el precio de la casa) y una o más variables explicativas (nivel de pobreza, tamaño del terreno, proximidad a parques). La creación de modelos causales de procesos espaciales es, sin duda, el tipo más difícil de análisis dentro de los SIG. El investigador debe tener cuidado de incluir una lista razonable y completa de las variables explicativas en el modelo, a la vez que actuar con prudencia en la interpretación de los resultados de estos modelos. Eso es particularmente importante en la geografía humana, dada la complejidad y el carácter no determinista de los esfuerzos humanos.
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Porcentaje de personas de 18 a 49 años con ���
Tasa de fertilidad total (Mujeres de 18 a 49 años)
No hay datos disponibles
No hay datos disponibles
0,01 – 0,50
0,01 – 40,00
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40,01 – 50,00
1,01 – 1,50
50,01 – 75,00
1,51 – 2,00
75,01 – 100,00
2,01 – 2,50
100,01 – 113,37
Porcentaje del ��� destinados a servicios de salud
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Riesgo compuesto de salud Índice (1 al 11)
No hay datos disponibles
No hay datos disponibles
0,01 – 5,00
1–3
5,01 – 7,50
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7,51 – 8,50
6–7
8,51 – 10,00
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10,01 – 10,36
10 – 11
Fig. 3.6. Distribución espacial de los valores de tres factores determinantes de riesgo para la salud en América Latina Fuente: Elaboración propia
Cambio y tendencias
Detectar y visualizar el cambio en ubicación y valores o patrones en características geográ�cas es un poderoso componente de los SIG que combina los factores espaciales y temporales de la geografía humana. En el mundo desarrollado: ¿cuál ha sido el impacto del automóvil en el ámbito de la suburbanización?, ¿cómo los
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Cambio poblacional porcentual por estado 2,33 – 7,50 7,51 – 15,00 15,01 – 30,00 30,01 – 45,00 45,01 – 61,37
Fig. 3.7. Cambio en población de los Estados Unidos Mexicanos Fuente: Elaboración propia
patrones de uso del terreno en una región han sido afectados por el crecimiento de la población? Estos son los tipos de preguntas que pueden responderse empleando los SIG. Además de entender lo que ha cambiado, los SIG se pueden utilizar para determinar la tasa de cambio y proyectar los patrones espaciales (por ejemplo, asumiendo que la tasa de crecimiento de la población es de dos por ciento, ¿cuánto terreno tendrá que ser asignado para uso residencial?). El análisis de cambio y la detección de tendencias requieren datos para una región de por lo menos dos períodos. Ahora que los SIG tienen más de cuarenta años de edad, los datos históricos están cada vez más disponibles. Una forma común de detección de cambios en los SIG es el cambio de uso del suelo, lo cual puede ser utilizado para cuanti �car cómo los factores antropogénicos (que se originan en la actividad humana) in �uyen en la transformación del medio natural en medio ambiente construido; el cambio en la población es otra aplicación popular de los SIG. La �gura 3.7 revela el porcentaje de cambio en la población entre 1995 y 2005
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en los estados de México: dos áreas, Baja California y Quintana Roo, presentan altas tasas de cambio de población. Pero el análisis de cambio basado en los SIG no debe ser la conclusión del trabajo de los investigadores, los eventos que in�uyen en la variación poblacional requieren ser tomados seriamente en consideración y explorados. Una posible explicación para la alta tasa de crecimiento de Baja California es la a�uencia de trabajadores procedentes de los estados del sur en busca de mejores oportunidades de empleo; Quintana Roo, sede de los populares destinos turísticos de Cancún y Cozumel, puede deber su incremento de población al aumento mundial del turismo. Optimización
La optimización espacial es una técnica practicada por los seres humanos desde el principio de los tiempos. La capacidad de los primeros seres humanos para elegir una ubicación cercana a una fuente de abastecimiento de agua y de alimento, además lo su�cientemente alejada de los grupos rivales o de peligros naturales, mani�esta una capacidad de razonamiento espacial compleja. La necesidad de esta capacidad continúa en la actualidad a la hora de determinar dónde construir una casa o buscar una ruta más rápida al trabajo. A mayor escala, los Gobiernos deben decidir dónde edi�car nuevas escuelas y hospitales o establecer la ruta por la cual se pueda evacuar de forma más expedita un área en caso de desastre natural. La optimización de las técnicas de los SIG se puede aplicar a problemas en la geografía humana de dos maneras: la selección óptima del sitio y las rutas. La selección óptima utiliza uno o más factores para determinar el “mejor” lugar. Por ejemplo, para construir una escuela el gobierno local puede establecer los siguientes criterios: un terreno amplio, no demasiado cerca de las principales vías con el propósito de evitar el ruido, que sea llano y se reduzcan por tanto los costos, cerca de rutas de autobuses públicos, que no se encuentre en una zona de inundación. Podría ser difícil para cualquier geógrafo evaluar todos estos criterios, incluso si se trata de una pequeña área de estudio; sin embargo, mediante operaciones de recubrimiento en los SIG puede hacerse fácilmente un mapa mostrando una puntuación de idoneidad compuesta para cada parcela o lote de terreno en la ciudad donde se requiere la escuela. La técnica descrita es igualmente aplicable a los temas de geografía económica, como la ubicación de un sitio de venta
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o comercial, o los estudios sobre migración en la ubicación, o la evaluación de la ubicación en las zonas de reasentamiento de las personas desplazadas. Al determinar las rutas óptimas en los SIG se trata de encontrar el camino de menor costo (por lo general en términos de distancia o tiempo) entre dos o más puntos en una red de calles, puede ser la ruta óptima del autobús escolar o la más corta a un hospital. También se puede utilizar para determinar el área de servicio de cualquier instalación, por ejemplo, mediante el análisis de redes los SIG pueden especi�car qué partes de la ciudad son accesibles a una distancia de cinco, diez o quince minutos de cada tienda. Esto permite al investigador responder a tópicos como: ¿cuántas panaderías hay en la ciudad?, ¿todos los grupos raciales, étnicos o por edades tienen igual acceso a las tiendas de comestibles? Consecuencias disciplinarias y sociales de los SIG
La relación entre los SIG y la geografía académica no siempre ha sido pací �ca. Como disciplina académica la geografía ha sido muy mal de �nida y tiene una larga historia de polémico debate acerca de qué contenidos y metodologías la constituyen. Los SIG se han convertido en el campo de batalla más reciente en cuanto a estos con�ictos de identidad disciplinaria. Un debate en curso es sobre si los SIG son una herramienta de software o una ciencia; algunos argumentan que son similares al software de procesamiento de texto y no debe ser la base de un grado académico en geografía; por otra parte, un argumento a favor de los SIG es el de que ellos son una ciencia de la información, al igual que la informática, y merecen un reconocimiento pleno como base para un grado académico y como subdisciplina. Al igual que ocurre con muchos debates ideológicos, lo más probable es que la “verdad” se encuentra en algún lugar intermedio entre estas dos perspectivas. E independientemente de la posición sobre los SIG, siempre es aconsejable explorar las fortalezas y debilidades de cualquier perspectiva, ámbito teórico, metodología o técnica utilizada en la investigación. Con ese propósito brevemente menciono tres de las limitaciones de los SIG más discutidas. En primer lugar, los críticos argumentan que los SIG adoptan un enfoque positivista de la resolución de problemas basado en técnicas cuantitativas desarrolladas durante la revolución cuantitativa de la geografía. El enfoque positivista valora las cosas que pueden ser directamente observadas, medidas o experimentadas
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la demanda de una fuerza laboral adiestrada adiestrada en los SIG que cuente con destre destrezas zas de razonamiento espacial y la creciente demanda de destrezas geográ �cas por fuera de la academia ha posicionado a la geografía como uno de los campos de conocimiento con mayor vigencia vigencia en la actualidad. Otra contribución contribución de los lo s SIG tiene que ver con la l a percepción de la geografía en el ámbito académico: académico: en años recientes el prestigio de la geografía como disciplina académica había venido experimentando un declive, pero la integración de los SIG a la investigación y enseñanza geográ�ca en la década d écada de los noventa revitalizó los departamentos académicos de geografía en muchos países. Aparte de estas contribuciones generales, podemos identi �car tres puntos especí�cos donde los SIG han aportado a la geografía: Primero, ayudaron a cambiar la escala del análisis geográ �co. Antes de los SIG el adquirir y analizar datos sobre grandes áreas geográ �cas o gran número de sujetos humanos no era muy viable; en ese sentido, la cartografía manual y la recolección de datos en el campo a menudo limitaba limitaban n las dimensiones de los problemas de investigación investigación geográ�cos. Ahora, con el poder computacional de los SIG no está fuera de lo común que los geógrafos recolecten y analicen analicen datos de regiones extensas. Esta contribución es particularmente importante, ya que los geógrafos se enfrentan cada vez más (como veremos en los siguientes capítulos) a dinámicas complejas, tales como el transnacionalismo, la globalización, el cambio poblacional, entre otras. Segundo, los SIG han cambiado la resolución del análisis geográ �co. En los SIG la resolución espacial se re �ere al tamaño de la unidad de análisis utilizada utilizada en una investigación (estado, país, ciudad, vivienda). Cada vez más los datos son recolectados mediante herramientas automáticas como satélites, fotografías aéreas, sistema de posicionamiento global (GPS: Global Positioning System) o encuestas automatizadas. Esta automatización reduce el tiempo y el costo de la recolección de datos y le permite al inves investigador tigador aumentar la resolución espacial de la información obtenida. obtenida . Así entonces tradicionalmente en geografía humana el análisis del comportamiento humano ha ocurrido de un modo agregado (migración total de una región a otra, tiempo promedio de viaje al trabajo en un área de estudio), y utilizando equipos de GPS (un componente de los SIG) y la función de análisis temporal de los SIG los investigadores ahora pueden examinar los
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diversos comportamientos, de desplazamiento de más de 10.000 personas en forma individual. individual. Este tipo de análisis no sería viable sin los SIG. Finalmente, Finalme nte, la contribución más importante que los SIG han hecho a la geografía está en el área de la visualización. Como se adujo en el capítulo anterior, los mapas han sido (y continúan siéndolo), la herramienta de visualización más importante de dicha disciplina. Al igual que un matemático utiliza símbolos y números para comunicar conceptos matemáticos, y un músico emplea notas musicales para compartir ideas sonoras, los geógrafos elaboran mapas para expresar patrones y procesos espaciales complejos. Los mapas le permiten al geógrafo comunicar formas, áreas, distancia, dirección, patrones, entre otros, y a menudo revela los procesos esenciales esencial es que producen tales dinámicas. Esta tarea sería casi imposible utilizando solo palabras. En este sentido, aunque los SIG no han cambiado los lo s fundamentos de técnicas cartográ �cas con más de un siglo de antigüedad, han democratizado la producción de mapas, que históricamente requería de mucho tiempo, trabajo intensivo y equipo especializado; los SIG han simpli�cado ese proceso, permitiéndoles a los cartógrafos, profesionales y a �cionados por igual, la posibilidad de elaborar mapas de forma más rápida y e �ciente. Como lo han mostrado los ejemplos en este capítulo, los SIG son un campo de investigación de gran alcance que promete mucho para explorar la diversidad interminable de problemas complejos que enfrentan los geógrafos humanos en la actualidad. Lecturas sugeridas
Baxendale, C. y Buzai, G. 2006. Análisis socioespacial con sistemas de información geográ �co. Buenos Aires: Lugar.
Harvey, F. F. 2008. A primer primer of GIS: fundamental geographic and cartographic cartographic concepts . Nueva York: Y ork: Guilford. Guilford. c omprehensive guiSmith, M. de; Goodchild, M. y Longley, P. 2007. Geospatial analysis: A comprehensive de to principles, techniques and software tools (2a. (2a. edición). Reino Unido: Troubador. geog rá � �cación de sistemas de información geográ �ca Tomlinson, R. R . 2007. Pensando en el SIG: plani dirigida a gerentes (3a. (3a. edición). USA: ESRI.
4. Geografía de la población
José R. Díaz Garayúa
La palabra población hace referencia, referencia, en este contexto, al conjunto de personas que habitan la Tierra o en cualquier división geográ �ca de ella. ella . Por consiguiente, podemos suge sugerir rir que la población es el element elementoo básico en la orga organizació nización n social, cultural, cultur al, política p olítica y económica del espacio. Así, el término población adquiere suma relevancia para entender los diferentes ordenamientos espaciales que existen e xisten sobre la super�cie del planeta, al punto de a �rmar que la población es tanto t anto un elemento fundamental como c omo un recurso para el entendimiento de nuestro entorno espacial y los fenómenos y procesos que en él ocurren. Este capítulo presenta una breve introducción sobre la geografía de la población, es decir, las distribuciones y variaciones espaciales espaciales de las personas que habitamos el planeta plane ta Tierra. Para esta discusión es necesario saber sab er de antemano que la distribuci distribución ón de la población en el espacio suele cambiar constantemente debido a factores endógenos y exógenos. Los L os factores endógenos se circunscriben a las dinámicas internas, internas, como por ejemplo las tasas de natalidad y de mortalidad, mientras que los exógenos están relacionados con dinámicas externas, como lo son las migratorias. De esa forma, este capítulo discute elementos básicos de geografía poblacional aunque incluye algunos conceptos sobre demografía. Sin embargo, no debemos confundir estos dos términos. El vocablo demografía proviene de la palabra griega demo, que signi�ca “pueblo “puebl o” y grafía ( graphein), que signi�ca “descripción”: una descripción de los pueblos. En otras palabras, la demografía es el estudio estadístico del colectivo humano, ya sea en un momento especí �co o en el transcurso del tiempo. Este estudio estadístico se basa en el examen de factores como cohortes cohort es o conjuntos, el número de mujeres y hombres, los niveles de ingreso, profesiones, entre otros. 37
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Población
0 – 1.000.000
10.000.001 – 100.000.000 1.000.001 – 10.000.000
250.000.001 – 500.000.000 100.000.001 – 250.000.000
500.000.001 o más
Fig. 4.1. Población mundial Fuente: Elaboración propia
Distribución poblacional Según el cuadro de datos publicado por el Population Reference Bureau, para el 2010 la población mundial sobrepasó los 6.500 millones de personas, población que no está distribuida equitativamente sobre la super �cie terrestre, lo que sugiere diversas manifestaciones espaciales. En ese sentido, para entender esas manifestaciones debemos primero identi �car las variaciones y los patrones poblacionales que existen; por ejemplo, podemos notar grandes áreas sobre la super�cie terrestre que se encuentran inhabitadas. El término anecúmene se re�ere a las regiones deshabitadas o escasamente pobladas; zonas anecúmenes pueden ser los desiertos, las selvas, los territorios gélidos y las áreas pantanosas. Por el contrario, existen zonas en las que podemos encontrar concentraciones importantes de población, en ese caso ecúmene es aplicable a aquellas regiones que han sido habitadas de manera permanente. Es posible identi�car estos patrones poblacionales. La �gura 4.1 nos muestra que la mayor parte de la población humana se encuentra en el hemisferio norte de la Tierra, especí �camente entre los paralelos 0° y 60° norte. Asia es la región identi�cada como la más poblada; más de la mitad de la población (aproxima-
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damente un 60%) vive allí. Si examinamos minuciosamente la distribución de la población mundial notaremos tres grandes aglomeraciones: 1) el oriente asiático, compuesto por China (1.330.141.000), Japón (126.804.000), Corea del Norte (22.757.000) y Corea del Sur (48.636.000); 2) el sur de Asia, que comprende la India (1.173.108.000), Pakistán (184.405.000) y Bangladesh (156.118.000); y 3) Europa (739.000.000) habitantes. Notamos que solamente China y la India contienen cerca de la mitad de la población mundial, mientras que Europa concentra casi una sexta parte de ella. Otras regiones densamente pobladas son las del sureste de Asia y Estados Unidos, con seiscientos y trescientos millones de habitantes, respectivamente. Podemos identi�car otras regiones de aglomeración poblacional. Sin embargo, no debemos caer en la trampa de un simple ejercicio descriptivo, sino hacer énfasis en el análisis crítico sobre las causas e implicaciones que esto tiene en las dinámicas políticas, sociales, culturales y económicas. Asimismo, debemos preguntarnos: ¿a qué responden y qué signi�can estos patrones espaciales? Existen ciertas herramientas que nos pueden ayudar al respecto.
Medidas de densidad La densidad poblacional hace referencia al número de habitantes que hay en determinada unidad o área. Este tipo de medidas permite hacer una lectura de la relación que existe entre las personas y el medio que habitan. Parte de esa relación es el hecho de que el ser humano ejerce constante presión sobre la tierra debido a la constante búsqueda y consumo de recursos. Existen formas para cuanti �car este tipo de presión. Así, llamamos capacidad de acarreo a determinada región agrícola que puede satisfacer las demandas alimentarias de una población establecida. Algunas áreas pueden ser más fértiles que otras y con esto la capacidad de acarreo aumenta, así como también puede variar en el espacio terrestre. Otra medida utilizada por algunos académicos es la densidad �siológica , la cual hace referencia a la cantidad de personas por unidad de área agrícola. La ciudad estado de Singapur posee aproximadamente 687 km2 (265 millas2) de super�cie, de los cuales el 1,47% (10,1 km2 o 3,9 millas2) es dedicado a cultivos permanentes, esto signi �ca 1.010 hectáreas. Recordemos que la población de Singapur, según estimaciones del Banco Mundial, es de 4.987.600
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habitantes, lo cual signi�ca que la densidad poblacional de Singapur es de 493.821 personas por cada kilómetro de tierra cultivable (4.938 personas por hectárea). ¿Podemos decir que 493.821 personas son alimentadas por cada hectárea de culti vo en Singapur? Este tipo de ejercicio nos puede ayudar a entender la distribución poblacional en Singapur, así como los sistemas sociales, políticos, económicos y culturales de ese país. La cuanti�cación de densidades nos hace pensar de manera profunda acerca de nuestra relación con nuestro entorno espacial y nuestras necesidades. En ese contexto, existen lugares en el planeta en los cuales sería muy difícil la existencia de asentamientos humanos, al igual que hay otros que ofrecen las condiciones necesarias para el �orecimiento demográ�co. De igual forma, altas densidades poblacionales no tienen el mismo efecto en diferentes lugares y regiones del planeta. Entender esto es vital a la hora de iniciar un análisis sobre las distribuciones poblacionales y sus efectos sobre el planeta. Más aún: al pensar en términos espaciales —el espacio que cada uno de nosotros afectamos— podemos notar que nuestras vidas adquieren un carácter geográ�co. Esto debido a que nuestro desarrollo cotidiano depende en gran medida de nuestra movilidad entre un lugar y otro: la casa, el hospital, la escuela, el parque, el centro comercial, el mercado, el trabajo, las vías de transporte y otros (como bien se expresa en el capítulo 5). Sin embargo, en igual medida, también dependemos de otros espacios que no están dentro de nuestra extensión de desplazamiento cotidiano: la planta de tratamiento de agua, los rellenos sanitarios, las fábricas de producción de bienes, los campos donde se producen alimentos y otros lugares que son necesarios en nuestra vida. Sencillamente, hemos visto cómo el ser humano ejerce presión (tanto directa como indirectamente) sobre el espacio y los recursos que hay en él. Por lo tanto podemos hablar de una huella ecológica para cada uno de los habitantes del planeta, la cual compara la demanda de la población con la capacidad que la tierra tiene para regenerar los recursos ecológicos; es una medida de la demanda poblacional sobre el ecosistema terrestre. Nuestra huella ecológica cruza fronteras. ¿Cuántos de los productos que consumimos a diario provienen del extranjero? Por ejemplo, a pesar de que Puerto Rico es productor de café, su elaboración local no cubre la demanda y debe im portarlo. En este caso, la huella ecológica del puertorriqueño trasciende la isla. Aunque no hay país que dependa totalmente de su propia producción agrícola,
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debemos tener claro que estos tipos de intercambios en ocasiones no son ecológicamente sustentables aunque puedan ser económicamente rentables. ¿Cómo cambiaría la huella ecológica del puertorriqueño si su población modi �cara sus hábitos de consumo o producción?
Crecimiento poblacional Diversas instituciones internacionales que se dedican a contabilizar el crecimiento poblacional estimaron que en el 2010 la población mundial había sobre pasado los 6.500 millones de personas. Para tener una mejor idea sobre cómo tal crecimiento se re �eja en los patrones poblacionales actuales y los impactos que tal crecimiento tienen sobre nuestro entorno espacial, debemos examinar dicha población de manera longitudinal, es decir, en el transcurso del tiempo. Notaremos que la población mundial creció de manera constante hasta 1900 y se incrementó rápidamente durante los siguientes cincuenta años. Así que el planeta ha experimentado una explosión poblacional desde 1900 y un crecimiento mucho más agudo desde 1950 ( �gura 4.2). ¿Cuáles han sido los mayores cambios que han dado paso a este aumento poblacional sin precedentes? El aumento poblacional se debe a la relación entre algunos índices demográ�cos. Varios de estos índices son la tasa de natalidad, la tasa de mortalidad y el aumento (o reducción) poblacional natural. La tasa de natalidad se re�ere al número de nacimientos por cada 1.000 personas en un período determinado. Por otro lado, la tasa de mortalidad es el número de muertes por cada 1.000 personas en un período determinado. La diferencia entre el número de nacimientos y el número de muertes es la tasa de aumento poblacional natural o tasa de reducción poblacional natural . Es importante recordar que el aumento o reducción poblacional natural se re�ere exclusivamente a la interacción de nacimientos y fallecimientos sin incluir cambios producidos por movimientos migratorios. La diferencia entre nacimientos y defunciones, junto con la diferencia entre inmigrantes y emigrantes, es lo que llamamos tasa de aumento (o reducción) poblacional general . Por otro lado, si solo queremos saber la diferencia entre inmigrantes y emigrantes, obtendremos la migración neta. Los cientí�cos sociales también utilizan otras tasas. La geografía presta suma atención a la tasa de fertilidad, que consiste en el número de niñas y niños que
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8 s e n o 6 l l i m e d s e l i 4 M
3 2 1 0 1750
1800
1850
1900 Años
1950
2000
2050
Fig. 4.2. Crecimiento poblacional mundial Fuente: Elaboración propia
nacen por cada 1.000 mujeres en un período determinado. Y podemos ser más categóricos al utilizar la tasa de fertilidad total , la cual se re�ere al número de nacimientos con vida por cada 1.000 mujeres entre 15 y 49 años de edad en un período determinado. La tasa de fertilidad total es de suma importancia para proyectar la población y por consiguiente las políticas públicas. Una tasa de fertilidad total entre 2,1 a 2,3 estabilizará la población. Este valor de entre 2,1 a 2,3 es lo que llamamos tasa de reemplazo. En otras palabras, imaginemos que todo el mundo tiene un padre y una madre y para reemplazarlos se necesitarán dos personas, que pueden ser sus hijos o hijas. Eso nos llevaría a pensar que la tasa de reemplazo deberá ser de 2; pero la realidad es que debe ser de 2,1 a 2,3, ya que puede haber muertes no esperadas, ya sea por accidentes o por enfermedades. De manera que si durante un período considerable en un país la tasa de reemplazo es menor de 2,1 y el país no experimenta migración, esto signi �caría una reducción de la población, o sea que al haber pocos nacimientos la gran mayoría de la población sería adulta, y con el paulatino envejecimiento y eventual muerte de esta la población total del país comenzaría a reducirse. Un escenario como el planteado signi �caría grandes cambios en las estructuras sociales, económicas y políticas del país que experi-
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menta estos patrones. Eso se debe en parte a que una población mayoritariamente envejecida signi�ca una población mayoritariamente dependiente, es decir, más personas en edades de jubilación y menos personas económicamente activas. Una relación como esa sería devastadora para la economía de un país. De igual forma, esto provocaría un cambio dramático en la con �guración espacial. Así por ejemplo, en vez de dedicar recursos y espacio a escuelas se tendrían que dedicar a hospitales y áreas de salud. Asimismo, las zonas destinadas a bares y clubes nocturnos perderían su función, dando paso a parques y centros de recreación diurna, o habitacionales y residenciales. De este modo, los diferentes patrones de crecimiento poblacional nos permiten analizar las con �guraciones actuales y futuras de un lugar. Es importante notar que la tasa de fertilidad total también depende en gran medida de factores culturales. Como ya se dijo, la tasa de fertilidad total se re �ere al número de nacimientos con vida por cada 1.000 mujeres entre los 15 y 49 años de edad en un período determinado. No obstante, dicho intervalo de edades es arbitrariamente determinado, pues en términos reales la fertilidad se re �ere al período en el que las mujeres están biológicamente aptas para la reproducción. Ese período varía de mujer a mujer; es posible que el organismo esté listo para la reproducción a muy temprana edad, así como también que pueda continuar su estado reproductivo hasta edad avanzada, de manera que el intervalo de 15 a 49 años es determinado según los valores y costumbres culturales de un grupo determinado. Por ejemplo, existen culturas donde la reproducción es socialmente aceptada desde tempranas edades, es decir, desde que la niña muestra las primeras señales de que su organismo está maduro para la reproducción. En otras culturas esto puede ser catalogado como abuso infantil e inaceptable. Por lo tanto, los intervalos de edad para determinar las tasas de fertilidad pueden variar en el espacio según la realidad cultural y social de cada lugar. Son casos como este los que demuestran la importancia de un análisis espacial (a diferentes escalas, como se muestra en este libro) que revele los efectos causados por las diversas distribuciones y variaciones espaciales. La utilización de tasas es importante, ya que nos ayudan a estandarizar datos entre lugares y así poder tener elementos de juicio más claros para lograr un análisis espacial adecuado. Verbigracia, en México se reportaron 15.273 asesinatos en el 2010, mientras que el total en Puerto Rico fue de 982, pero la población
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de México en ese año era de 112.322.757 habitantes, mientras que la de Puerto Rico sumaba 3.978.702. Naturalmente, si tomamos en consideración el número de asesinatos entre estos dos países, México tendrá más asesinatos que Puerto Rico. No obstante, cuando estandarizamos los datos, en este caso utilizando tasas por cada 100.000 habitantes, notaremos que la tasa de asesinatos en México fue de 13,6 mientras que la de Puerto Rico fue de 24,7. Analizado de esa forma, la percepción sobre asesinatos en México y Puerto Rico cambia signi�cativamente.
Proyección poblacional Las proyecciones poblacionales son estimados futuros asumiendo que las res pectivas variables se mantengan constantes. Se basan en importantes variables tales como las tasas de natalidad y mortalidad y, por supuesto, los movimientos migratorios. Aunque proyectar el comportamiento demográ �co es una tarea complicada e incierta ya que se trabaja con la variable humana, la cual de por sí es impredecible, estos estimados son de mucha utilidad. Las proyecciones demográ�cas nos permiten analizar los patrones actuales con base en sus posibles resultados o efectos futuros y por lo tanto plani�car un mejor manejo de los recursos y del espacio al estimar las consecuencias futuras de nuestras acciones. En ese sentido, si las tasas actuales de natalidad y fertilidad a nivel global permanecen constantes, se proyecta que la población seguirá aumentando. Un patrón de crecimiento como este implica importantes impactos y cambios en el planeta y por consiguiente sobre la población. No hay duda de que mientras la población siga aumentando, mayor será la presión que esta ejerza sobre el planeta y por dicha razón el debate sobre la im portancia de que se alcance un crecimiento cero de la población ha tomado im portancia. El crecimiento cero de la población se da si la tasa de natalidad más la inmigración es igual a la tasa de mortalidad más la emigración. No obstante, la tendencia poblacional histórica nos demuestra un continuo aumento poblacional en el mundo, de ahí que sería de gran importancia considerar preguntas como: ¿qué cambios podrían resultar de un crecimiento cero de la población? Parte de la respuesta la podemos encontrar en la discusión previa sobre la tasa de reemplazo. Por otra parte, si bien es cierto que hay quienes discuten la importancia de un crecimiento cero de la población, también lo es que académicos y profesionales
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RDD=
(0 a 14 años + mayores de 65 años) *100 (personas de 15 a 64 años)
Fig. 4.3. Ecuación para determinar la razón de dependientes Fuente: Elaboración propia
(�gura 4.3), donde RDD se re�ere a la razón de dependientes por cada cien personas de la edad trabajadora (15 a 64 años). Solo se reemplazan las edades por la sumatoria (total) de las cohortes para calcular la razón de dependientes. Mas cabe señalar que, al igual que en el caso de las tasas de fertilidad, las cohortes que determinan la población trabajadora y la población dependiente también pueden variar en el espacio, según los códigos y las costumbres culturales de cada lugar. Así, es importante plantearse si las personas entre 65 a 69 años son realmente dependientes, o si continúan trabajando. En otras palabras, ¿qué proporción de la cohorte entre 65 a 69 años sigue laborando? Tal vez si se encuentra que más del 50% de ella trabaja se debería rede�nir a la población trabajadora. Hemos visto que en varios países los adultos de 65 a 69 años continúan en el mercado laboral porque sencillamente su jubilación o pensión no les alcanza para sus necesidades básicas. Por lo tanto, en un análisis poblacional es vital tomar en consideración los diferentes factores que causan variaciones espaciales, variaciones que pueden llegar a constituir patrones particulares de un lugar especí �co. Las pirámides poblacionales, como los mapas (v. capítulos 2 y 3), contienen información implícita que nos advierte sobre la dinámica económica y social de un país, además de ofrecernos información explícita en cuanto a la composición por edad y sexo de un lugar determinado en un período concreto. Podemos discernir entre la forma de varias pirámides poblacionales. La �gura 4.4 presenta los tipos de patrones generales que pueden adquirir las pirámides poblacionales. Cada tipo de pirámide, a su vez, representa diferentes regímenes demográ �cos y distintos niveles de desarrollo y crecimiento económico, así como diversos contextos espaciales. En ese sentido, una pirámide con base muy amplia y un tope puntiagudo o �no ( �gura 4.4a) es característica de una población muy joven y numerosa. Esto se debe a las altas tasas de natalidad expresadas en las cohortes de base de la pirámide. Este tipo de pirámide también es característica de sociedades agrarias preindustriales, donde los factores sociales afectan directamente las tasas de natalidad (tales como la necesidad de mano de obra para los trabajos
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Edades
65 +
15 – 64
0 – 14 Etapa 1
Etapa 2
Etapa 3
Etapa 4
Etapa 5
Régimen demográ�co antiguo
Primera transición
Segunda transición
Régimen demográ�co moderno
Crecimiento negativo
(a)
(b)
(c)
(d)
(e)
Fig. 4.4. Tipos de pirámides poblacionales Fuente: Elaboración propia
agrícolas familiares, la falta de educación y plani �cación familiar) y de mortalidad (acceso inadecuado a servicios de salud y sanidad, ausencia de la medicina moderna, entre otros), o sea, muchos nacimientos y muchas muertes, lo cual indica que aunque haya muchos nacimientos las expectativas de vida —y a su vez las tasas de crecimiento poblacional— son bajas. Por otra parte, una pirámide con base amplia pero con un tope más alto ( �gura 4.4b) es característica de una expansión demográ �ca más rápida. Este tipo de pirámide corresponde a sociedades en un proceso temprano de transición industrial. En estos casos su comportamiento demográ �co obedece a que las tasas de natalidad continúan altas debido a factores de actitud cultural, mientras que otros, como los niveles de higiene y el acceso a la salud, intervienen en la disminución de las tasas de mortalidad, provocando más bien un aumento en las tasas de crecimiento poblacional, es decir, muchos nacimientos y menos muertes. Una pirámide con base reducida y tope amplio ( �gura 4.4c) es característica de un crecimiento poblacional lento y de sociedades en proceso de industrialización. Estos patrones demográ�cos re�ejan una reducción notable en la tasa de natalidad, al paso que la tasa de mortalidad sigue disminuyendo, pero a un ritmo pausado. Siguiendo este patrón, una pirámide que comienza a tomar forma uniforme ( �gura 4.4d) es característica de estabilización demográ �ca y corresponde a sociedades industrializadas. Este escenario exhibe bajas tasas de natalidad y mortalidad. Una forma de explicar la disminución en la natalidad es que la urbanización resultante de los procesos de industrialización disminuye los incen-
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tivos económicos de las familias numerosas, por lo tanto el costo de mantener una familia urbana aumenta y las personas son activamente persuadidas de no tener hijos y los avances en salud y sanidad contribuyen a presentar bajas tasas de mortalidad. Como resultado, hay pocos nacimientos y pocas muertes, lo cual implica bajas y estables tasas de crecimiento poblacional. Por último, una pirámide invertida ( �gura 4.4e), con una base muy estrecha y un cuerpo y tope más anchos, es característica de un crecimiento negativo, ex perimentado por sociedades posindustriales. En estos casos las muy bajas tasas de natalidad y mortalidad se traducen en escasos nacimientos y muertes a muy avanzadas edades (debido a los adelantos en la medicina y los servicios de salud). Esto a su vez provoca que no haya su�cientes nacimientos para reemplazar a las personas que mueren, por lo que la población comienza a decrecer o contraerse. Al comparar la información que nos proveen las pirámides poblacionales podemos notar ciertas variaciones y patrones que nos pueden dar una idea clara sobre las características políticas, sociales, culturales y económicas de cada lugar particular. Por ejemplo, si comparamos la pirámide poblacional de la región de América Latina y el Caribe con la de Cuba ( �gura 4.5) notaremos los regímenes demográ�cos de cada uno de esos países, así como tener una idea de su nivel de desarrollo. Primero podemos discernir que una es presentada a escala regional y la otra a escala nacional. Teniendo esto claro, es posible sugerir que América Latina y el Caribe como región presenta altas tasas de natalidad, con tasas de mortalidad moderadas; por consiguiente, América Latina y el Caribe experimentan una expansión demográ�ca característica de un proceso temprano de transición industrial. Por otro lado, si observamos con detalle a Cuba, a escala nacional, podemos apreciar bajas tasas de natalidad y mortalidad, con una gran población trabajadora, por lo tanto podemos inferir que Cuba presenta cierto desarrollo en comparación con la región de América Latina y el Caribe en su totalidad. Por otra parte, si examinamos la pirámide poblacional de Puerto Rico ( �gura 4.6), podemos ver un sesgo en el lado correspondiente a la estructura poblacional de los varones, sesgo que puede deberse a varias razones: una, la continua emigración; otra, las muertes violentas que ocurren en la isla; otra más, una combinación de ambas. Podemos examinar la distribución de la población por edad y sexo a otras escalas. Ya vimos la pirámide poblacional en dos escalas: 1) regional, donde se
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100 + 95 – 99 90 – 94 85 – 89 80 – 84 75 – 79 70 – 74 65 – 69 60 – 64 55 – 59 50 – 54 45 – 49 40 - 44 35 – 39 30 – 34 25 –29 20 – 24 15 – 19 10 – 14 5–9 0–4 6
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2
0 América Latina y el Caribe
2
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6
6
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2
0 Cuba
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100 + 95 – 99 90 – 94 85 – 89 80 – 84 75 – 79 70 – 74 65 – 69 60 – 64 55 – 59 50 – 54 45 – 49 40 - 44 35 – 39 30 – 34 25 –29 20 – 24 15 – 19 10 – 14 5–9 0–4
Fig. 4.5. Pirámides poblacionales de América Latina, el Caribe y Cuba Fuente: Elaboración propia
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100 + 95 – 99 90 – 94 85 – 89 80 – 84 75 – 79 70 – 74 65 – 69 60 – 64 55 – 59 50 – 54 45 – 49 40 - 44 35 – 39 30 – 34 25 –29 20 – 24 15 – 19 10 – 14 5–9 0–4 4
3
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1
0 1 Población (por ciento)
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Fig. 4.6. Pirámide poblacional de Puerto Rico Fuente: Elaboración propia
80 – 84 70 – 74 60 – 64 50 – 54 40 - 44 30 – 34 20 – 24 10 – 14 0–4 7
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1 0 1 Población (por ciento)
3
Fig. 4.7. Pirámide poblacional del condado de Bell, en Texas, EE. UU. Fuente: Elaboración propia
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100 + 95 – 99 90 – 94 85 – 89 80 – 84 75 – 79 70 – 74 65 – 69 60 – 64 55 – 59 50 – 54 45 – 49 40 - 44 35 – 39 30 – 34 25 –29 20 – 24 15 – 19 10 – 14 5–9 0–4 12
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8
6
4 2 Población (por ciento)
0
2
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Fig. 4.8. Pirámide poblacional de los Emiratos Árabes Unidos Fuente: Elaboración propia
encuentran todos los países del Caribe (con excepción de algunos departamentos de ultramar de Francia), Centro y Suramérica; y 2) nacional. Las pirámides poblacionales también pueden ser mostradas a escalas más pequeñas (niveles departamental y municipal, entre otros). La �gura 4.7 muestra la pirámide poblacional del condado de Bell, en Texas, Estados Unidos. En ella podemos notar que hay un porcentaje de hombres mayor al de mujeres y que ese porcentaje corresponde a edades de 15 a 29 años. En este caso sería interesante examinar las actividades de una gran cantidad de jóvenes, sobre todo varones, entre las edades de 18 a 29 años, para explicar las condiciones particulares del condado de Bell. Es decir, mediante un análisis de estas grá �cas poblacionales podemos obtener pistas sobre diversos procesos que podrían estar ocurriendo, o suceder más adelante, en un lugar especí�co. El caso de los Emiratos Árabes Unidos es dramático. Su pirámide poblacional (�gura 4.8) exhibe un claro predominio de las cohortes masculinas entre los 20 y los 64 años de edad; también la cohorte de varones entre 16 y 19 años de edad
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presenta un porcentaje levemente mayor a la de mujeres en este rango. A estas cohortes las conforman la fuerza laboral o población trabajadora. Si traemos al análisis otros elementos tales como la población total de los Emiratos Árabes Unidos (aproximadamente cuatro millones de habitantes) y las densidades de personas extranjeras resultantes de diversos movimientos migratorios (solo alrededor del veinte por ciento de la población total es nacida en ese país), podemos entender aún más qué signi �can las variaciones entre las cohortes que se muestran en la pirámide poblacional de los Emiratos Árabes Unidos. En ese contexto es posible inferir que, si no la gran mayoría, una parte importante de la población trabajadora de los Emiratos Árabes Unidos está compuesta por extranjeros, mayoritariamente varones jóvenes. Un escenario como este sugiere importantes implicaciones en diferentes materias para ese país. Análisis como este, con la ayuda de las herramientas geográ �cas, son los que nos permiten lograr un entendimiento más claro de la población y su interacción con su espacio. Redistribución poblacional
La pirámide poblacional de los Emiratos Árabes Unidos nos recuerda que el ser humano ha estado en constante movimiento desde tiempos muy antiguos. Como veremos en el siguiente capítulo, el continuo movimiento de personas ha actuado en la continua redistribución poblacional mundial, así como en la diversidad de conformaciones socioespaciales. Los Emiratos Árabes Unidos no constituyen un caso aislado. Al igual que otros países, este se ha convertido en un lugar importante. La masiva inversión en varios sectores de la economía ha dado paso a que se abran las fronteras a la población trabajadora para así poder dar abasto, principalmente, al sector de la construcción. La oportunidad de empleo en ese país actúa como una fuerza que atrae a miles de trabajadores de distintas partes del mundo a este destino. De manera que podemos identi�car como fuerza de atracción a las oportunidades económicas, si bien identi �car también otros ejemplos muy discutidos en la Academia, tales como oportunidades de libertad política o religiosa. Un individuo no migrará necesariamente a causa de una fuerza de atracción. Además puede migrar debido a una fuerza de expulsión, es decir, variable que
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actúa como agente para cambiar de domicilio por algún tipo de riesgo como hambruna, con�ictos bélicos y persecución política o religiosa, entre otros. También podemos identi�car personas que han sufrido algún tipo de fuerza de expulsión, como la violencia, y se ven forzados a abandonar su región y relocalizarse en otra dentro de su propio país. En muchas ocasiones estas fuerzas son complementarias, teniendo la doble connotación de expulsión, por un lado, y de atracción, por otro. Al moverse de un lugar a otro los individuos cambian los patrones poblacionales y crean otros, sin a�rmar que las migraciones son la única causa de variación poblacional. Podemos mencionar otros factores que pueden variar la distribución poblacional en determinado lugar, por ejemplo, las personas desplazadas internamente, aquellas que pertenecen a la población civil y necesitan protección y asistencia por razón de un con �icto, abusos contra los derechos humanos o desastres naturales. A diferencia de un refugiado, la persona internamente desplazada no cruza fronteras, sino que se moviliza dentro de su propio país. Tomemos como ejemplo de factor endógeno la violencia en Colombia; esta no solo cambió los patrones poblacionales, sino que también alteró la dinámica social, política y económica. De igual manera, algunos factores exógenos pueden afectar la distribución poblacional en una región. Un caso peculiar es el de la transición de la soberanía de Hong Kong, de manos del Reino Unido a la República Popular de China, el 1º de julio de 1997. Esta transición provocó que cientos de miles de personas abandonaran Hong Kong, lo cual tuvo efectos en los patrones poblacionales de este territorio. Tales eventos, endógenos y exógenos, ocasionan la movilización de la población de un lugar a otro (en casos extremos la muerte reemplaza la mo vilización), ya sea dentro de las fronteras nacionales, o fuera de ellas. Como resultado de esto, y como lo demuestran las diversas dimensiones en las que el ser humano interactúa con su espacio (plasmadas en este libro), se pueden observar múltiples dinámicas poblacionales con respecto al espacio. Esto en parte explica las diferentes tasas de crecimiento poblacional y nos ayuda a entender mejor la compleja relación entre la población y el entorno espacial. Por lo tanto, podemos decir que el desplazamiento de los seres humanos impacta muchas dimensiones de nuestras conformaciones sociales, culturales, políticas, económicas, entre otras. En el siguiente capítulo veremos con mayor detalle esas dinámicas migratorias.
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Superpoblación
En ocasiones los debates migratorios pueden traer a la escena política y social soci al el argumento de la superpoblación. Algunos pueden utilizar el término para justi�car la idea de que un lugar con cantidad considerable de habitantes no está en condiciones de recibir inmigrantes. Sin embargo, el factor superpoblación puede pued e causar polarización polarizaci ón en cuanto a la relaci relación ón entr entree la población y los los recursos recursos disponibles disponibles.. En ese contexto se debe tener presente que hay dos concepciones concepcion es que pueden ser utilizadas para describir la problemática entre recursos y población. En palabras simples, la superpoblación se re �ere a muchas personas, cada una consumiendo una porción pequeña o moderada de recursos para satisfacer sus necesidades básicas, teniendo como resultado que a mayor cantidad de personas, mayor cantidad de recursos a utilizarse, utili zarse, creando así presión sobre los recursos terrestres. terrestres. De manera similar, al hablar sobre la relación entre recursos y población debemos indicar otro aspecto, el hiperconsumismo, el cual se re�ere a la idea de d e que relativamente pocas personas en el mundo consumen grandes cantidades de recursos y, por cons consigu iguien iente, te, a ma mayor yor can cantida tidadd de hipe hiperco rconsu nsumido midores res,, ma mayor yor la pre presió sión n que se ejerce sobre los recursos naturales del planeta. La L a �gura 4.9 revela el consumo de petróleo dura durante nte un período de cinco cinco años años en en China China y Estados Estados Unido Unidos, s, principal principal-mente, comparado con el del resto de países. En la �gura podemos notar algunos patrones de consum consumoo de petróleo, como el de los países hipercon hiperconsumido sumidores; res; pero ese análisis estaría incompleto si no se toma en consideración la población de los dos principales países representados en ella a la hora de comparar su consumo. La discusión sobre los recursos naturales y su consumo no es nueva nu eva y ha sido debatida durante años. No obstante, es preciso señalar señal ar a tres personas claves en nuestra discusión sobre la población y el consumo de recursos: 1) Marie Jean Antoine Antoine Nicolas Caritat, marqués de Condorcet; 2) Tomas Robert Malthus; y 3) Carlos Marx. A Condorcet (1743-1794), (17 43-1794), aristócra aristócrata ta francés, se le puede señalar como un ejemplo de la Ilustr Ilustración. ación. Apoyó la Revolución Rev olución francesa y fue víctima de esta; sin embargo, durante ese período (en el cual fue perseguido perseguido)) escribió un ensayo titulalos progresos del espíritu humano, publicado do Bosquejo de un cuadro histórico de los en el mismo año de su muerte. Condorcet plantea, al hablar sobre la población y los recursos, recursos, que si la población crece crece a un ritmo ritmo geométrico (1, 2, 4, 8, 16, 32 ) y los recursos recursos a un ritmo aritmét aritmético ico (1, 2, 3, 4, 5 ) en algún momento los recursos recursos
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60.000 50.000 s o i r a i d40.000 s e l i r r a b30.000 e d s e n o20.000 l l i M
10.000 0 2005
2006 China
2007
2008 Estados Unidos
2009 2010 Otros paises
Fig. 4.9. Consumo de petróleo mundial Fuente: Elaboración propia
no darán abasto. Pero también sostiene que el ser humano tiene el conocimiento y la tecnología necesaria para aumentar la producción producción agrícola y así así satisfacer satisfacer la demanda de alimentos. Tomas Malthus, por otro lado, economista y demógrafo británico, ordenado ministroo eclesiástico alrededor del año 1788, escribió Un ensayo en los principios de ministr la población, publicado hacia 1798. Este ensayo era, prácticamente, una respuesta a Condorcet y otros autores sobre las dinámicas poblacionales y su relación con la disponibilidad disponibilid ad de recursos. En él, Malthus plantea que todos los seres vivientes tienen el potencial para reproducirse a una tasa poblacional mayor que la actual y por lo tanto superar el abastecimiento abastecimiento de recursos recursos disponibles. disponibles. Carlos Marx (1818-1883) (1818-18 83) se distinguió por sus trabajos en economía política y, �esto comunista y El capital, que continúan especialmente, por sus escritos El mani siendo clásicos. Marx delibera sobre la población desde una perspectiva p erspectiva capitalista; arguye que la presión sobre los recursos se debe al sistema económico capitalista; en otras palabras, palabras, el modelo capitalista, al introducir avances tecnológicos con la �nalidad de aumentar la producción y abaratar el costo de los productos, estos reemplazan el obrero, lo que repercute en un incremento del desempleo. desempl eo. Al aumentar el desempleo, se eleva el número de personas en busca de empleo y el capitalista, consciente de que qu e muchas personas estarán dispuestas a trabajar por
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45 s a n o s r e p l i m a d a c r o p s e l a u n a s a s a T
40 35 30 25 20 15 10 5 0 Régimen demográ�co antiguo
Primera transición Tasa de natalid natalidad ad
Segunda transición
Régimen demográ�co moderno
Tasa de mortali mortalidad dad
¿Crecimiento cero?
Población
Fig. 4.10. Modelo de la transición demográ �ca Fuente: Elaboración propia
menos dinero debido al desempleo, puede pagar menos al obrero o no aumentar el sueldo acorde al aumento del costo de vida, entre otras tácticas. Contrario a Malthus, Malth us, Marx señala que, generalmente, el llamado exceso de personas es creado por el capitalismo y no por la falta de recursos, ya que el capitalismo crea la desigualdad en la distribución de estos. Modelo de transición demográ �ca
El modelo de transición demográ �ca trata de relacionar el cambio poblacional y sus respectivas tasas de mortalidad y natalidad, natalidad , con el desarrollo y el crecimiento económico. Sin embargo, embargo, debe señalarse que el modelo está basado en la experiencia histórica de los países que hoy en día son desarrollados, en especial los del occidente de d e Europa. El modelo de transición demográ�ca se representa, en su manera más sencilla, mediante un grá �co que indica las tasas de natalidad y mortalidad y las diferentes etapas de desarrollo de sarrollo y crecimiento económico ( �gura 4.10). En ese sentido, existe una relación muy estrecha entre los diferentes tipos de pirámides poblacionales y las etapas del modelo.
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En la primera etapa, régimen demográ �co antiguo, también conocida como estacionaria alta, predominan las altas tasas de natalidad y mortalidad y, por lo tanto, el crecimiento poblacional es estable. Podemos señalar esta etapa como característica de sociedades agrarias preindustriales, o determinadas regiones en países pobres con una economía basada sobre todo en la agricultura de subsistencia. Por consiguiente, consiguiente, algunas de las principales razones para una tasa de natalidad tan elevada es la necesidad de mano de obra en actividades agrícolas, agrícolas, la falta de plani�cación familiar, o factores culturales o religiosos. La alta tasa de mortalidad se puede deber a la hambruna, las enfermedades, la poca o ninguna educación y pobres recursos en salud. En la actualidad, a escala global, no es común encontrar encontrar países con tasas de natalidad y mortalidad similares similares a las que se ven en esta primera etapa, en una escala geográ �ca mucho más reducida se pueden identi�car muchos lugares con esas descripciones. primera ra tra transic nsición ión, o expansión temprana, se identi�ca por La segunda etapa, de prime una reducción de las tasas de mortalidad. Dicha reducción se debe principalmente a mejoras en los servicios médicos y hospitalarios, así como en la calidad del agua a gua potable y alcantarillados, alcantarillados, lo que que reduce reduce focos de infección. Por otra parte, en esta etapa la tasa de natalidad continúa elevada, lo que junto a una tasa de mortalidad baja tiene como resultado un dramático aumento aumento de la población. Una explicación para este comportamiento de natalidad son los comportamientos comport amientos culturales y económicos predomi predominantes, nantes, o sea sea que las prácticas prácticas de plani�cación familiar y los factores culturales y religiosos continúan in �uenciando la demografía. Podemos señalar esta etapa como caracte característica rística de países con una economía basada especialmente en la agricultura, que experimentan un temprano proceso de industrialización. Así que también notaremos mejoras en las prácticas agrícolas como la mecanización de algunos procesos y la selección de variedades variedad es agrícolas de acuerdo con las características del terreno. Esto a su vez tiene efectos directos en la reducción de la necesidad de trabajador trabajadores es y de allí la necesidad n ecesidad de tener hijos como fuente de mano de obra en actividades agrícolas. La tercera etapa, de segunda transición o expansión tardía, está caracterizada por una reducción reducción notable notable en la tasa de natalidad, natalidad, mientras mientras que la tasa de mortalidad sigue disminuyendo pero a un ritmo pausado. Resultado directo de la reducción en la tasa de natalidad es el decrecimiento poblacional, el cual no se re�eja de modo dramático, sino lento (re �ejado en el gradiente de la curva). Se verá
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reducción del analfabetismo e incremento de las prácticas de plani �cación familiar, migración interna —del campo a la ciudad— y un mayor número de industrias en áreas urbanas que diversi �can la economía del país. Como resultado, se presentará aumento poblacional en áreas urbanas, así como una extensión de estas. La cuarta etapa, régimen demográ �co moderno, o estacionaria baja, se re�ere a las bajas tasas de natalidad y mortalidad, que re�ejan una población relativamente estable. Estos países pueden gozar de seguridad alimentaria, excelentes sistemas médicos y hospitalarios, buena plani �cación familiar, mayor control y poder de la mujer en cuanto a la toma de decisiones en asuntos reproductivos y participación laboral remunerada, así como caracterizarse por presentar mayor cantidad de matrimonios en la edad adulta. Finalmente, la quinta etapa, crecimiento negativo, o disminución , radica en la reducción de las tasas de natalidad y mortalidad, al igual que en su población; incluso, en ocasiones, la tasa de mortalidad supera la de natalidad, por lo tanto ocurre una disminución poblacional pese a los avances sanitarios e industriales, entre otros; se produce una reducción natural, donde solo se toman en consideración las tasas de natalidad y mortalidad, no las migraciones. Países como Alemania y Japón son ejemplos de esta etapa. Para estos países resulta vital examinar cuáles pueden ser las consecuencias cuando la población de un país se reduce. Muy a menudo las naciones con crecimiento negativo tratan de incentivar las tasas de natalidad entre su población al otorgar generosos subsidios económicos a los individuos que tengan hijos. Sin embargo, en la gran mayoría de los casos esos subsidios no han podido incentivar las tasas de natalidad, por lo cual los Gobiernos resuelven incentivar la inmigración. Hemos visto que el modelo de transición demográ �co está basado en la ex periencia de los países que hoy día son los más desarrollados. Siguiendo esta aseveración, ¿podríamos esperar que este modelo sea relevante para los países menos desarrollados? En primer lugar, no podemos separar de su contexto histórico que gran parte de los países desarrollados tuvieron como fuente de recursos un gran número de colonias en América Latina, África y Asia. De hecho, el colonialismo no es cosa del pasado, sino que continúa en pleno siglo XXI; las Naciones Unidas poseen una lista de territorios no autónomos —en otras palabras, colonias— sujetos a países como Nueva Zelandia, Reino Unido, Francia y Estados Unidos. En esencia, un número considerable de países, muchos de ellos
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africanos, se independizaron durante la década de los sesenta del siglo XX, luego de un largo proceso de explotación. Como si fuera poco, durante este período, en el cual se desarrolló la guerra fría, gran parte de estas nuevas independencias sufrieron intervenciones continuas por parte de las potencias mundiales. Por consiguiente, hay académicos que argumentan la imposibilidad, o al menos las limitaciones, que afrontan la mayoría de Estados para llegar a las etapas donde se encuentran actualmente los desarrollados, sencillamente las condiciones de los menos desarrollados no son las mismas que experimentaron los que a la fecha gozan de cierto desarrollo. Transición epidemiológica
La epidemiología se puede de�nir como el estudio de los factores y condiciones que determinan la frecuencia, distribución y causas de enfermedades, condiciones y muerte en la población de determinada área geográ�ca. A medida que un país se desarrolla las principales causas de muerte en la población comienzan a cambiar de enfermedades infecciosas y parasitarias, como la tuberculosis, a degenerativas como las cardiovasculares. Se conoce como transición epidemiológica al cambio de las causas conducentes a muertes. Los cientí�cos han estudiado las enfermedades infecciosas durante largo tiempo. La búsqueda de la cura y erradicación de enfermedades infecciosas ha sido la meta, no solo de la comunidad cientí�ca, sino también de los Gobiernos. Hemos de recordar que las enfermedades infecciosas, como la viruela, el cólera y la malaria han cobrado y siguen haciéndolo, la vida de miles de personas. La mayoría de estas enfermedades han sido erradicadas o controladas en los países desarrollados, que cuentan con métodos de intervención, mas siguen siendo causas importantes de muerte en países pobres, los cuales no tienen su �cientes recursos para acceder a los medios necesarios que lleven a erradicarlas. Por otro lado, las enfermedades degenerativas resultan más complicadas de atender, ya que requieren un cambio en el estilo de vida. Las causas más signi�cativas de las principales enfermedades degenerativas, entre ellas las cardio vasculares, son los llamados factores de riesgos modi�cables; entre los factores causantes de dichas enfermedades está una dieta alta en grasas y sal, el hábito de fumar, la tensión alta y la inactividad física. Este tipo de enfermedades representa
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las principales causas de muerte en los países desarrollados. En dicho contexto, para los países desarrollados el incremento de cadenas de comidas rápidas, la mayor disponibilidad de alimentos con preservativos e ingredientes arti �ciales, la dependencia al carro particular en combinación con un ritmo de vida sedentaria donde el televisor, el computador y el videojuego han reemplazado los deportes y la actividad física, han resultado en un estilo de vida que le ocasiona resultados nefastos al individuo. La transición epidemiológica, junto con todos los factores que hemos discutido, puede ayudarnos a explicar la estructura poblacional y sus variaciones a diversas escalas. En ese sentido ya hemos visto cómo, mediante el uso de tasas, pirámides poblacionales y el modelo de transición demográ�ca, podemos identi�car una diversidad de patrones poblacionales. Todas estas son excelentes herramientas para el estudio de la población que nos ayudan a identi �car patrones generales y hacer comparaciones. Sin embargo, debemos ir más allá de un simple ejercicio descriptivo y preguntarnos: ¿por qué ciertos fenómenos ocurren en determinados lugares? De esta manera superaremos la descripción y seremos capaces de hacer uso del análisis espacial, que nos permite entender mejor la complejidad que caracteriza a nuestro planeta.
Lecturas sugeridas Alcalay, R. (et al .) 1999. Salud para su corazón: A Community-Based Latino Cardiovascular Disease Prevention and Outreach Model. Journal of Community Health, 24(5): 359-379. Baron, B. 2008. Te Origins of Family Planning: Aziza Hussein, American Experts, and the Egyptian State. Journal of Middle East Women’s Studies , 4(3): 31-57. Graham, E. 2004. Te past, present and future of population geography: re�ections on Glenn Trewartha’s address �fty years on. Population, Space and Place, 10(4): 289-294. Internal Displacement Monitoring Centre. 2010. Colombia: Government response im proves but still fails to meet needs of growing IDP population. http://www.internaldisplacement.org/countries/colombia. McConnell, R. 1992. Population growth and environmental quality in California: An American laboratory. Population and Environment , 14(1): 9-29. Ordorica Mellado, M. 2006. La demografía en los primeros años del siglo XXI: una visión hacia el proceso de envejecimiento. Papeles de población, 12: 23-35.
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Smallman-Raynor, M. R. y Cliff , A. D. 2004. War Epidemics: An Historical Geography of In fectious Diseases in Military Con � ict and Civil Strife, 1850-2000 . Oxford, Reino Unido: Oxford University. Seidl, I. y Tisdell, C. 1999. Carrying capacity reconsidered: from Malthus’ population theory to cultural carrying capacity. Ecological Economics , 31(3): 395-408.
5. Migración
Luis Sánchez Ayala
La movilidad espacial siempre ha caracterizado a los seres humanos. Los individuos y grupos se han desplazado, migrado de un lugar a otro, por diferentes razones, representando un proceso que transforma a los migrantes y a sus subsecuentes generaciones por el resto de sus vidas. Estas transformaciones se basan en los profundos efectos que la movilidad humana tiene sobre todos los aspectos de la existencia social de los migrantes y las generaciones futuras. Sistemas y redes migratorias
La movilidad humana, no solo afecta la vida de los migrantes, sino que también crea vínculos entre diferentes lugares y sus habitantes. En ese contexto, el desplazamiento crea sistemas y redes migratorias que a su vez transforman la vida y el entorno espacial de las personas, tanto de las que migran como de aquellas que no participan directamente de un movimiento migratorio. Los sistemas y redes migratorias se crean entre dos o más regiones que intercambian migrantes. Estos sistemas y redes son creados por los vínculos y enlaces que se establecen entre ambos lugares (de origen y destino). A su vez, esos sistemas y redes migratorias crean la infraestructura necesaria para facilitar el movimiento y permitir la adaptación de los migrantes, al proveerles hospedaje y trabajo, primordialmente, a la vez que facilita la formación de comunidades de migrantes con sus propios lugares y paisajes (tales como tiendas, escuelas, iglesias, centros culturales, monumentos y demás). Los sistemas y redes migratorias hacen posible la movilidad con carácter permanente, manteniendo vínculos con los lugares de origen. Este fenómeno 63
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tiene efecto directo en la espacialidad física y cultural de ambos extremos del movimiento migratorio. Por un lado, los migrantes cambian y modi �can la espacialidad de los lugares que los reciben; cuando una persona migra, no solo lleva consigo pertenencias materiales, sino que también su identidad cultural, o sea que la migración implica tanto movimiento de personas y objetos, como de costumbres y códigos sociales y culturales. Esto sugiere una estrecha relación entre la movilidad humana y los procesos de difusión e innovación cultural, los cuales se discuten en el próximo capítulo. Por lo tanto, el hecho de que una persona se encuentre en un nuevo espacio no implica que abandone las formas y hábitos que practicaba en su antigua espacialidad. La migración provoca cambios y modi�caciones (en ocasiones drásticos) del nuevo entorno espacial (físico, cultural y social) en el que se va a desarrollar la vida del migrante. Tales cambios se materializan en la formación de lugares y paisajes particulares de los migrantes, en ocasiones creando espacios de sincretismo con un entrecruce de elementos de diversas procedencias. El sincretismo es un fenómeno estrechamente vinculado a los desplazamientos (tanto de personas como de ideas y cosas). Por otra parte, la partida de los migrantes tiene efectos directos en las manifestaciones sociales y espaciales de sus lugares de origen. Particularmente, los lugares de origen se ven especialmente afectados por los vínculos que los migrantes crean entre esos lugares y sus nuevos sitios de destino. Estos vínculos ponen en contacto ambos extremos del movimiento migratorio, provocando el intercambio de formas, creencias, ideas costumbres, entre otros. Ese intercambio a su vez tiene efecto directo sobre los lugares de origen de los migrantes al iniciar e in�uenciar cambios, modi �caciones y adaptaciones inspiradas en las novedades que llegan a causa de los vínculos migratorios, por ejemplo, en la manera de hablar, el tipo de música que se escucha, la forma de vestir, el tipo de alimentos, entre otras; asimismo, modi �caciones en la arquitectura de casas y edi �cios, acogiendo formas y técnicas “foráneas”. Todos estos cambios y adaptaciones provocan una nueva percepción del espacio que se habita, transformando los signi�cados asignados a tales espacios y, por lo tanto, los lugares resultantes de esas de�niciones. En otras palabras, como resultado de las in �uencias externas que traen consigo los vínculos migratorios los espacios comienzan a adquirir nuevos signi�cados, modi�cando las percepciones de lugar y por tanto los con venios sociales que de él emanan.
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A su vez, los vínculos creados por los sistemas y redes migratorias pueden incentivar más migración, incentivación producto de la infraestructura que dichos sistemas y redes migratorias crean. Parte de esta infraestructura incluye lo que mencionábamos como aquello que facilita la adaptación de los migrantes al proveerles hospedaje y trabajo y la formación de comunidades de migrantes con sus propios lugares y paisajes. En consecuencia, la existencia de esta infraestructura, no solo facilita la migración, sino que también crea las condiciones para una migración en cadena. Cuando hablamos de migración en cadena nos referimos a los desplazamientos en los cuales a un número determinado o indeterminado de individuos que se movilizan le siguen otros; por ejemplo, una persona que ha migrado se pone en contacto con sus familiares y amigos en su lugar de origen y les transmite la existencia y disponibilidad de recursos en el nuevo lugar. Esto puede incidir en la decisión de otros familiares y amigos de seguirlo y por lo tanto de migrar también hacia ese sitio. Tipos de movilidad humana
La movilidad humana toma muchas formas y nombres. Algunas de las formas y nombres más comunes que dicha movilidad toma en nuestra experiencia social actual, son: trabajadores, refugiados, desplazados, turistas, migrantes, diásporas, inversionistas, soldados, estudiantes, exiliados, consumidores… Todas estas maneras, a diferentes escalas, tienen en el desplazamiento relación con el espacio y a su vez producen efectos directos e indirectos en diferentes lugares. Aunque típicamente la movilidad que comienza como un tipo de desplazamiento a menudo continúa como otro, podemos identi �car ciertas diferencias en cuanto a la interacción y efectos espaciales que los movimientos migratorios tienen. Estas diferencias pueden ser interpretadas tomando como referentes la dirección y la extensión de la movilidad. Lo anterior puede ser entendido tanto en términos del desplazamiento entre diferentes puntos (tomando como referente un punto de origen), como en términos de la duración del desplazamiento o tiempo fuera del lugar de origen. En lo que respecta a la dirección del movimiento podemos hablar de emigrantes e inmigrantes. En el caso de los emigrantes , nos referimos a los individuos que presentan un movimiento de salida, es decir, aquellos que salen o se van de su
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está realizando un movimiento permanente. Tanto los movimientos permanentes, como los cíclicos, pueden ocurrir a diferentes escalas; es decir, una persona no tiene que desplazarse largas distancias para migrar, alguien que se mueva de una ciudad a otra, de un barrio a otro, o hasta de una casa a otra dentro del mismo barrio, implica migración, al igual que alguien que se mueve de un país a otro o de un continente a otro. Pero al contrario de un movimiento cíclico, los movimientos permanentes tienen mayor incidencia en la modi �cación del espacio. En este caso los individuos que participan de movimientos permanentes están más propensos a la creación de sistemas y redes migratorias, lo que incide de forma más concreta en cambios a su nuevo entorno espacial. Esto en el sentido de signi �cados asignados a los nuevos espacios para crear lugares, tal y como fue discutido en el segundo capítulo de este libro. En consecuencia, estos movimientos permanentes transforman la vida y el entorno espacial tanto de los migrantes como de los no migrantes. Esta relación entre migración y transformaciones espaciales se plasma por medio de las prácticas de interacción social, las cuales discutiremos más adelante. Respecto de los tipos de movilidad es necesario hacer distinción entre la migración forzada y la migración voluntaria. Migración forzada es el movimiento que se inicia contra la voluntad del individuo o los individuos que se desplazan. Un ejemplo de migración forzada lo es el secuestro y posterior trata de personas, las cuales en muchas ocasiones son vendidas en países extranjeros. El trá �co de esclavos que los conquistadores españoles llevaron a cabo en tiempos coloniales también es un ejemplo de migración forzada. En ambos casos la migración es forzada, no consentida por las personas. Por otro lado, la migración voluntaria se re�ere a una situación en la cual quienes se desplazan lo hacen por decisión propia. Un ejemplo de este tipo de migración puede ser la decisión personal de mudarse de apartamento o ciudad. En la vida real la diferencia entre la migración forzada y la migración voluntaria no siempre es muy clara. Muy a menudo lo que pareciera ser una migración voluntaria pudiera también considerarse como una migración forzada, debido a los factores que motivan la decisión de migrar. Verbigracia, una persona que decide migrar por motivos de persecución política lo hace voluntariamente, pues toma por sí sola esa decisión, mas puede argumentarse que es una decisión forzada si por no tomarla compromete su vida o seguridad. Aquí podemos mencionar el
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caso especí�co de los desplazamientos poblacionales que han ocurrido en Colombia: muchas de las personas y familias desplazadas lo han hecho por razones de seguridad física o alimentaria, pero aunque en algunos casos la decisión de desplazarse fue tomada por ellas, al contextualizar la toma de esa decisión podemos observar una realidad más compleja que pudiera catalogarse como forzada. Asimismo, cuando una familia que vive en condiciones de miseria extrema en un país latinoamericano decide migrar hacia Estados Unidos, también pudiéramos argumentar que su decisión, aunque voluntaria, está fundada en la falta de oportunidades y garantías en cuanto a las necesidades básicas del ser humano, por lo que se ve forzada a tomar la decisión de buscar mejores condiciones en otros lugares. Migración e interacción
El desplazamiento de los seres humanos está íntimamente vinculado a prácticas de interacción. Al encontrarse en un espacio, tanto las personas como las ideas y costumbres interactúan entre sí, dando inicio a complejos procesos de difusión e innovación. Esto lleva a que la interacción resultante de procesos de movilidad cree las condiciones necesarias para que ocurra el encuentro y difusión de diversas formas en un mismo espacio. Por lo tanto, esta difusión ocurre cuando todo lo que los migrantes llevan consigo, tanto tangible como intangible, entra en contacto con los nuevos espacios donde se establecen. De igual forma, las personas van recogiendo nuevas ideas y formas en su trayectoria, las cuales también son difundidas en el transcurso de su desplazamiento espacial. Por ejemplo, el ceviche, quizás el plato más famoso de la cocina peruana, tiene orígenes prehispánicos; sin embargo, la técnica de cocinar el pescado mezclando los efectos del limón y el ají la introdujeron en Perú migrantes japoneses. Hoy en día esta técnica se ha convertido en sinónimo del ceviche, no solo en Perú, sino en muchos otros lugares. La fuerte in�uencia árabe que presenta el idioma español se debe a la invasión y posterior migración árabe a la península ibérica iniciada alrededor del año 711, la cual se mantuvo durante más de seiscientos años. La difusión de costumbres, ideas, códigos, comportamientos, entre otros, está estrechamente relacionada a procesos de innovación. La difusión espacial en la mayoría de los casos implica la llegada de nuevas formas. Estas innovadoras formas son acogidas y adaptadas en los nuevos lugares, pasando a formar parte de las
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Fig. 5.1. Vecindario puertorriqueño en Chicago, IL, EE. UU. Fuente: Fotografía del autor
costumbres y códigos locales. Como en el caso del ceviche, las formas innovadoras traídas por japoneses al Perú fueron adoptadas y adaptadas al contexto local para convertirse en lo que hoy día es considerado un distintivo de la cultura peruana. La relación que existe entre migración y transformaciones espaciales se puede observar de modo evidente. Los migrantes transforman tangiblemente el entorno físico de los lugares donde se establecen. Eso ocurre con la añadidura de elementos de su propia cultura, creencias, prejuicios, lealtades, identidades, entre otros, al paisaje físico. Como se analiza en el capítulo 6, esta práctica se re �ere a la creación de paisajes culturales propios. Dichos paisajes culturales crean y mantienen vínculos con sus lugares de origen. En otras palabras, tales transformaciones materializan los procesos de apropiación de estos nuevos espacios en lugares signi �cativos para los migrantes (�gura 5.1), transformaciones espaciales que a su vez forman parte de la infraestructura característica de las redes y los sistemas migratorios. En consecuencia, la creación de esos paisajes extiende los bordes culturales de los migrantes más allá de los límites territoriales formales de sus lugares de origen.
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Los procesos de difusión e innovación no siempre producen resultados positi vos, ya que las nuevas ideas, costumbres y paisajes no siempre son bien recibidas ni acogidas en los nuevos lugares, rechazo que presenta un problema de interacción entre los locales y los recién llegados evidenciado en serios dilemas sobre cómo enfrentar los cambios que crea la creciente diversidad cultural y social de las sociedades objeto de migraciones humanas. Como resultado, comienzan a surgir problema de convivencia y, en eventos extremos, prácticas discriminatorias y xenofóbicas. Un ejemplo de esto es el caso de los inmigrantes procedentes de la República Dominicana en Puerto Rico: al igual que en todas las situaciones migratorias, los dominicanos han iniciado procesos de interacción, difusión, inno vación y creación de sus propios paisajes culturales en Puerto Rico, sin que todos los resultados de tales procesos hayan sido bien recibidos por los puertorriqueños, pues para una parte de estos la presencia de inmigrantes dominicanos en la isla ha desatado cambios en sus costumbres, códigos, formas, paisajes, percibidos como incongruentes e incluso amenazas. En ciertas instancias, en Puerto Rico se experimenta un problema de interacción, a consecuencia de los procesos de difusión, innovación y creación de paisajes culturales inducidos por ciertos mo vimientos migratorios. Por consiguiente, a menudo los dominicanos en Puerto Rico se enfrentan a discriminación y marginalización, y en casos extremos, son víctimas de xenofobia. Los procesos migratorios también están vinculados a la creación de minorías. Aunque este fenómeno no es un efecto exclusivo de los movimientos migratorios, con frecuencia los recién llegados son vistos por los locales como minorías, práctica que tiende a iniciar la creación e institucionalización de toda una identidad para estos grupos de migrantes dentro de los nuevos espacios a los que han llegado. Pudiera pensarse que los recién llegados son considerados minoría ya que en la mayor parte de los casos los migrantes son numéricamente menos que los locales. Sin embargo este no siempre es el caso. En el contexto migratorio hablar de minorías casi nunca hace referencia únicamente al aspecto numérico. Reiteradamente etiquetas como “minoría” son creadas por la noción de diferencia, así que las nuevas formas e ideas traídas por los migrantes son un elemento clave en la noción de diferencia que conduce a la creación de minorías. Esto no implica que el concepto migración sea obligatoriamente precedido por el concepto minoría. No necesariamente todo inmigrante se convierte en
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minoría ni todo inmigrante transforma y construye espacios distintivos. Esto se debe en parte a los procesos y niveles de asimilación que experimentan y presentan los inmigrantes en los lugares a los cuales llegan. Por lo tanto, una persona o grupo puede muy bien integrarse a la sociedad an�triona sin ser catalogado como minoría y sin tener algún efecto mayor en el paisaje cultural. Al integrarse, estos inmigrantes no necesitan construir nuevos lugares y paisajes, pues adoptan los ya existentes como elementos de su propio desarrollo social. En ese sentido, la existencia o inexistencia, así como la frecuencia, la forma, el contexto, etcétera, de lugares y paisajes distintivos, nos puede brindar una idea clara sobre el grado de integración que estos individuos despliegan en la sociedad an �triona. La categoría de minoría, así como muchas otras, son construidas socialmente a consecuencia de fenómenos espaciales, reforzadas por medio de ordenamientos espaciales. El capítulo 7 explora con mayor detenimiento esta relación entre espacio y la creación de categorías sociales relacionadas con raza, etnicidad y género, entre otras. Por otro lado, también es cierto que algunos grupos que no han estado involucrados con procesos migratorios son considerados como minorías. En esto sobresale el caso de los pueblos originarios en muchos de los países latinoamericanos. Por ejemplo, en Bolivia, según datos del Instituto Nacional de Estadísticas de ese país, la población indígena se estima por encima de cuatro millones de habitantes, es decir, alrededor del sesenta por ciento de la población total del país. Sin embargo, es muy común escuchar hablar de los indígenas en Bolivia como minorías, aunque en años recientes esta percepción de diferencia ha estado cambiando a consecuencia de la inclusión de los indígenas en el ámbito político, social y cultural resultante de las medidas gubernamentales del presidente Evo Morales. Casos similares a este se pueden encontrar en Guatemala (donde cerca del cuarenta por ciento de la población se identi�ca como indígena), Perú (alrededor del treinta por ciento) y México, donde si bien solo un siete por ciento de la población total del país se considera indígena (según los datos del Instituto Nacional de Estadística Geográ�ca e Informática), en algunos estados federales la población indígena representa números signi �cativos de hasta más del cincuenta por ciento. En la gran mayoría de estos casos los indígenas son considerados minoría. Sin embargo, tal etiqueta tiene más que ver con percepciones de diferencias culturales que los diversos grupos de pueblos originarios presentan en las sociedades latinoamericanas, que con asuntos migratorios.
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Otro caso que llama a la atención es el de las comunidades negras en algunos países latinoamericanos. A estas comunidades se las cataloga frecuentemente como minorías, pero en su gran mayoría estos individuos no han emigrado de sus países de origen, de modo que, por ejemplo, las consideradas comunidades negras de Colombia, Honduras, Nicaragua o Costa Rica están compuestas en su inmensa mayoría por individuos nacidos en esos países. Inclusive, su linaje familiar dentro de dichos países puede extenderse hasta muchas generaciones atrás. Uno de los factores que materializan esta noción de minoría son los ordenamientos espaciales predominantes, ya que en la mayoría de estos países se han designado, formal o informalmente, ciertos espacios, como lugares de afrodescendientes. Con esto se indica, por un lado, que estas personas de una forma u otra son inmigrantes, descendientes de africanos, al paso que, por otro lado, se designa el lugar de estos individuos, lo que refuerza y materializa la idea de diferencia. Por el contrario, las “mayorías” no están sujetas a semejante segregación espacial. Un colombiano es eso, colombiano, y no eurodescendiente, por ejemplo. Asimismo, el lugar de un nicaragüense es Nicaragua, no necesariamente un espacio determinado dentro de Nicaragua. En ocasiones los migrantes conscientemente refuerzan las nociones de diferencia. En este caso surge un tipo particular de migración, la diáspora, o dispersión, conformada por un grupo de migrantes que no desean ser asimilados o fusionarse completamente con la sociedad an �triona. Para lograr esto la diáspora construye una identidad común como comunidad a manera de protección y para blindar sus intereses como grupo ya que se percibe en posición de desventaja, marginalización o amenaza respecto del grupo dominante. Estas diásporas conectan múltiples comunidades en lugares que se encuentran fuera del territorio al cual consideran su hogar o es el lugar de origen. No obstante, cabe señalar que el hecho de vivir un grupo por fuera de su lugar de origen no signi �ca necesariamente la formación de una comunidad, una diáspora. Para convertirse en una diáspora los grupos tienen que construir una identidad común que pueda dar sentido y delimitar los límites entre sus miembros y los no miembros. De igual forma las diásporas, no solo desean preservar su individualidad frente a las “mayorías”, sino que también presentan una nostalgia cultural que puede manifestarse en un deseo de regresar.
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Al igual que en los otros casos migratorios, las diásporas provocan cambios en el paisaje cultural y físico que habitan. Con las diásporas estos cambios, o la producción de lugares y paisajes, sobresaltan, ya que dichos grupos tienden a utilizar deliberadamente el espacio y los diferentes ordenamientos sobre él para enviar mensajes de su existencia, aspiraciones y hasta exigencias. Además, tales lugares y paisajes sirven para producir y reproducir la propia noción e identidad como diáspora. Hasta cierto punto las negritudes latinoamericanas se identi �can como diás poras. En muchos casos las mismas nociones de minoría y prácticas de segregación espacial de las que muchas veces son sujetos han causado que estos grupos construyan una identidad común como comunidad a los �nes de proteger sus intereses y aspiraciones. Esta práctica, a su vez, ha venido a reforzar la idea de las minorías negras en América Latina. Globalización y migración
En la actualidad la movilidad humana se ha hecho mucho más fácil como resultado de los recientes desarrollos de nuevos medios de transporte y comunicación. En otras palabras, los actuales �ujos migratorios están íntimamente vinculados a las dinámicas de la globalización (las cuales son discutidas y explicadas en el capítulo 11) que caracteriza a los tiempos modernos. Tales dinámicas pueden observarse por medio de los avances y accesibilidad de los medios de transporte que facilitan la interacción e intercambio entre lugares. Hoy día, no solo es más fácil moverse de un lugar a otro, sino que también los medios de transporte son más accesibles a los diversos sectores sociales. Por otra parte, los desarrollos en los medios de comunicación también tienen un importante impacto sobre la migración. El poder comunicarse de forma rápida y simultánea y tener acceso a regiones distantes anteriormente inaccesibles, permite el intercambio de información e ideas, las cuales pueden in �uir directamente en los �ujos y tendencias migratorias. Por ejemplo, actualmente es posible que un migrante envíe de forma rápida y segura remesas a sus familiares a la vez que implícitamente mensajes sobre oportunidades que pudieran resultar en cadenas migratorias. De igual forma, los medios de comunicación modernos tales como la televisión y el cine pueden incentivar el deseo de migrar al mostrar escenarios deseables en el extranjero.
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Fig. 5.2. Barrio Chino, La Habana, Cuba Fuente: Fotografía del autor
Las dinámicas de la globalización, no solo crean posibilidad reales de migrar sin importar la distancia, sino que también crean las condiciones necesarias para que los migrantes mantengan contactos reales y directos con sus lugares de origen. En este contexto, los movimientos migratorios poseen la posibilidad de convertirse en procesos transnacionales. Cuando hablamos de transnacionalismo nos referimos a las redes de vínculos sociales, económicos y políticos que las personas desarrollan y mantienen en varios lugares, de manera que el desarrollo de la vida diaria de los migrantes vinculados a procesos transnacionales no está exclusivamente “localizado” en un solo sitio, sino en varios lugares simultáneamente. Esto se posibilita y logra gracias a las redes y los vínculos creados que trascienden las territorialidades. Estos vínculos dan lugar a nuevas conformaciones sociales y espaciales: los movimientos transnacionales. Eso quiere decir que estos movimientos transnacionales producen distintivos espaciales que representan varias espacialidades ( �gura 5.2), las cuales se construyen sobre múltiples a�liaciones, códigos y lealtades
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que van más allá de los bordes del lugar donde se crean. Por ejemplo, los barrios chinos existentes en algunas de nuestras ciudades pueden entenderse como un espacio transnacional en el cual se representa una imagen de lo que es entendido como nacionalidad china. En este caso, esos espacios proyectan ciertos vínculos entre diferentes espacios y lugares. Por otra parte, los movimientos migratorios actuales presentan desafíos a la soberanía y autoridad del Estado. El capítulo 9 hace un recuento de esta relación entre migración y soberanía. En términos generales, los desarrollos y avances de los medios de transporte y de comunicación que posibilitan y facilitan la interacción e intercambio entre lugares aportan a la creciente porosidad de los bordes y fronteras de los entes territoriales, incluidos los Estados. Esta porosidad, no solo se re�ere a la entrada y salida de personas, sino también al cada vez más visible intercambio de ideas, formas, códigos, creencias, prejuicios, etcétera, entre bordes, intercambios que pueden ser vistos por los Estados como un riesgo potencial debido a los cambios y adaptaciones inspiradas en las nuevas formas que llegan desde “afuera”. Esto se debe a que con frecuencia tales cambios no armonizan con los proyectos nacionales o de control territorial de los Estados, ya que los inmigrantes no necesariamente comparten las mismas percepciones e ideas predominantes, por lo que su lealtad hacia el Estado es cuestionada, y a su vez la autoridad del Estado sobre todos los individuos que habitan su territorio puede verse debilitada. La formación de lugares y paisajes inspirados por los intercambios migratorios también pueden representar un problema para los Estados en la función de gobernar y controlar su territorio. Las modi �caciones y adaptaciones inspiradas por los intercambios migratorios provocan una nueva percepción del espacio, crean nuevos lugares que responden a formas, ideas, prejuicios, percepciones, creencias de los inmigrantes que no necesariamente responden a la población local. Así, los lugares y paisajes construidos por los inmigrantes se desvían de la idea de homogeneidad promovida por el Estado, necesaria para crear y mantener una noción de unidad territorial, lo que a su vez facilita su gobernabilidad y control. Los ejemplos y escenarios mencionados en este capítulo nos dan una idea de cómo un análisis de prácticas espaciales como la migración nos ofrece un mejor entendimiento y contexto de muchas de las cosas y eventos que hoy día existen
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en nuestro entorno. Asimismo, un análisis espacial sobre migración, más que arrojar resultados de cifras y �ujos de personas en movimiento, nos permite entender con mayor claridad las múltiples dimensiones que rodean la movilidad del ser humano. Lecturas sugeridas
Castles, S. y Miller, M. 2009. Te Age of Migration: International Population Movements in the Modern World . USA: Guilford. Dahlman, C. 2004. Diásporas. En J. Duncan, N. Johnson y R. Schein (eds.). A Companion to Cultural Geography . Oxford: Blackwell. 485-498. McEwan, C. 2004. Transnationalism. En J. Duncan, N. Johnson y R. Schein (eds.) A Companion to Cultural Geography . Malden, MA: Blackwell. 499-512. Samers, M. 2010. Migration. USA: Routledge.
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Cuadro A La migración del béisbol
A pesar de que el fútbol es el deporte más popular a lo largo y ancho de América Latina, existen ciertos lugares donde el béisbol se ha coronado como el deporte favorito de la población. Lo curioso de esto son las variaciones que presenta la a�ción al béisbol en el espacio cultural latinoamericano. La �gura A.1 muestra el deporte de mayor popularidad por país, según información basada en datos de organizaciones y clubes deportivos que miden la cantidad de a �cionados a cada deporte. Si tomamos en cuenta este hecho, actualmente en América Latina el béisbol es considerado como el deporte más popular de Cuba, República Dominicana, Puerto Rico, Venezuela, Panamá y Nicaragua. La distribución espacial del béisbol en América Latina responde a factores geográ�cos, especí�camente a procesos migratorios. Desde su lugar de origen, el noreste de Estados Unidos, el béisbol se difundió por toda la nación hasta llegar a varios lugares al sur de sus límites territoriales. Este proceso de difusión espacial fue gradual, por lo que no ocurrió de la misma forma, ni por las mismas razones, en todos los lugares, de modo que diversas formas de desplazamiento e intercambio espacial fueron responsables de la realidad actual del béisbol en América Latina. Uno de los primeros lugares fuera de Estados Unidos a donde llegó el béisbol lo fueron las islas caribeñas de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico. En este caso, la industria azucarera característica de estas islas fue uno de los actores principales de la llegada de ese deporte. El constante movimiento de marineros estadounidenses implicó mucho más que caña de azúcar para dichas islas y sus pobladores, ya que también signi�có la difusión del béisbol a una de las zonas de mayor a�ción a él en la actualidad. Estos movimientos migratorios iniciaron procesos de difusión del béisbol en Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, a la vez que comenzaron procesos de innovación en estas islas al ser el béisbol aceptado y adoptado por sus poblaciones. De igual forma, por un lado la fuerte presencia militar estadounidense que existió en esas tres islas y por otro los movimientos migratorios de la población entre ellas y entre las islas y Estados Unidos, ayudaron a dicha difusión espacial.
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Deporte de mayor popularidad
Baloncesto
Béisbol
Cricket Fútbol (soccer ) Hockey sobre hielo
Rugby
Fig. A.1. Deporte de mayor popularidad por país Fuente: Elaboración propia
Más allá de las islas caribeñas, el béisbol también se difundió en Venezuela. En este país los movimientos de trabajadores e ingenieros estadounidenses ligados a la explotación de petróleo fueron los encargados de la introducción de este deporte. Es importante mencionar que en Suramérica, aparte de Venezuela, la población de la región costera caribe de Colombia tiene gran a�ción al béisbol. En dicha región particular de Colombia el desplazamiento e intercambio espacial
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Fig. A.2. Juego de béisbol en Cartagena, Colombia Fuente: Fotografía del autor
de personas promovido por las plantaciones de banano en manos de empresas estadounidenses fungieron como agentes difusores del béisbol. Nicaragua y Panamá también forman parte de los países latinoamericanos donde el béisbol se ha posicionado como el deporte favorito de la población. Al igual que en los casos anteriores, las migraciones promovieron su difusión. En Nicaragua sobresalen el factor de las intervenciones e invasiones por parte de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos. Los soldados estadounidenses comenzaron a jugar béisbol durante su estadía en Nicaragua y rápidamente el juego fue “contagiado” a la población nicaragüense. En Panamá la construcción y administración del Canal implicó la presencia y el movimiento constante de tropas y trabajadores estadounidenses durante un período prolongado. Desde la Zona del Canal (territorio que controlaba directamente Estados Unidos en Panamá) el béisbol se “�ltró” hasta propagarse por todo el país. Esta pasión por el deporte que nos han legado los procesos migratorios también han dejado paisajes culturales distintivos. Los paisajes a su vez se convierten
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en difusores y reproductores de las nuevas formas (en este caso el béisbol) en cada país. En ese contexto, podemos apreciar lugares representativos como lo es el estadio Nacional de Nicaragua. Este parque de béisbol es el complejo deportivo más grande del país. En Puerto Rico y República Dominicana se construyeron los estadios de béisbol Hiram Bithorn y Quisqueya, respectivamente, considerados como los principales espacios deportivos en ambos países. En Venezuela la estructura deportiva más sobresaliente lo es el estadio Universitario de Caracas. De igual forma, es interesante notar cómo en la costa caribe colombiana es más común ver juegos de béisbol que de fútbol ( �gura A.2). La migración del béisbol es una forma de ver cómo un análisis espacial, en este caso migratorio, nos brinda el contexto necesario para comprender nuestro entorno. Entender cómo funcionan y actúan las dinámicas migratorias nos provee las herramientas necesarias para explicar las variaciones espaciales que el béisbol representa en el espacio cultural latinoamericano.
6. Geografía cultural
Edris J. Montalvo Neiset Bayouth
Durante una discusión sobre el concepto de cultura en un curso universitario de sociología, una estudiante alzó su mano y le expresó al profesor su opinión de que algunos países, como Estados Unidos, no tenían cultura. Comentó que en el caso de Estados Unidos existían muchos grupos con su propia cultura y que a nivel nacional no había una que caracterizara al país: no tenía música autóctona, vestimenta folclórica, o un plato típico. El profesor di�rió, comentando que la cultura de Estados Unidos era la de mayor difusión en el mundo y que eso se podía evidenciar con la dispersión de restaurantes de comida rápida como McDonald’s y Burger King, comercios como Wal-Mart, el uso del jeans , las películas de Hollywood. La estudiante respondió que a su entender eso no era cultura, sino fabricaciones culturales dirigidas al consumismo. El profesor procedió a explicar a la estudiante que existen diferentes tipos de cultura, como la folclórica o la popular, y que en ciertas instancias era posible que la cultura se difundiera por medio del imperialismo o el colonialismo, pero que la situación era más compleja. El debato continuó sin una conclusión �nal. La discusión anterior nos demuestra lo complejo que es el concepto de cultura. La cultura varía de persona a persona, cambia a través del tiempo y el espacio y es objeto de polémicas discusiones. El propósito de este capítulo es el de explorar las diferentes dimensiones del estudio de la cultura y analizar la función mutuamente constitutiva de la cultura y el espacio, tema central de la geografía cultural. De�nición de cultura
La cultura es sin lugar a dudas uno de los conceptos más difíciles de de �nir. Una noción común que se tiene de cultura es la de un conjunto de ideas, creencias 81
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y valores aprendidos y aceptados por un grupo de personas. Estas ideas, creencias y valores se pueden ver re�ejados en códigos, símbolos, normas de comportamiento social o en instituciones sociales como la familia y la religión. Pero como mencionamos, la cultura es sensible al espacio, o sea que cambia de acuerdo con los espacios y lugares. Por consiguiente, existen variaciones culturales tales como las subculturas , o grupos de personas que pertenecen a un grupo cultural mayor y presentan determinadas características que de alguna forma los diferencian del resto del grupo cultural. Las razones para la creación de una subcultura se basan en nociones de diferencia. Esto conduce a la práctica de identi �car particularidades dentro de un mismo grupo cultural, lo cual sugiere que cada individuo experimenta su cultura de forma diferente. La cultura cuenta tanto con componentes materiales como no materiales. La cultura no material consiste de aspectos intangibles como creencias, ideales, valores o patrones de conducta que son expresados, y a la vez plasmados, mediante la cultura material. La cultura material incluye todas las formas visibles y tangibles utilizadas por los miembros de un grupo cultural. La cultura material incluye una extensa y diversa gama de artículos. Por ejemplo, una prenda representativa de la cultura material árabe puede ser el abaya, vestido tradicional usado por las mujeres musulmanas, particularmente en los países del golfo Pérsico, o el hijab, el velo que cubre la cabellera de las mujeres musulmanas. Tanto el abaya como el hijab tienen como propósito ocultar la belleza femenina y proveer un medio para que la mujer musulmana proyecte su devoción religiosa y su modestia. Otro ejemplo de cultura material lo es el chullo de la zona central de los Andes suramericanos. El chullo es un gorro adornado con colores y motivos indígenas, tejido en lana de alpaca u otros animales, utilizado para protegerse del frío de altura de la cordillera andina ( �gura 6.1). Estos ejemplos demuestran un importante punto: la cultura material no existe independientemente de la cultura no material, sino que ambas son mutuamente constitutivas. Por esto los productos culturales desempeñan un importante pa pel en el estudio de culturas del pasado. Por ejemplo, por medio de yacimientos arqueológicos y el estudio de utensilios podemos aprender de las actividades diarias, patrones alimenticios, nivel tecnológico, prácticas religiosas o sistemas de valoración de culturas pasadas. Pero es importante recordar que los artefactos no crean la cultura, sino que son medios por los cuales se re �eja la condición
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Fig. 6.1. Fotografía del chullo frente a un paisaje de terrazas en los Andes peruanos Fuente: Fotografía del autor
actual o pasada de una sociedad, o con los cuales se intenta cambiar o sostener una cultura. Por tanto, la ausencia de ciertos productos en algunas culturas no signi�ca que ellas carezcan de algo, sino que son diferentes a otras. Cuando intentamos identi �car elementos de la cultura material es importante que no veamos estos artefactos como meros objetos, sino situarlos en un contexto temporal y espacial, así como analizar los códigos y símbolos implícitos en ellos. En este sentido, uno de los materiales culturales más emblemáticos de la cultura mexicana lo es el maíz. Desde tiempos precolombinos el maíz ha tenido una posición sumamente importante en la vida de los pobladores de lo que hoy llamamos México, hasta el punto de que aun en la actualidad está presente en muchas de sus creencias, costumbres, códigos, símbolos, entre otros, que los distinguen como grupo cultural. Sin embargo, el análisis cultural no puede limitarse a la discusión de lo material y no material. Para entender claramente las complejidades detrás de las variaciones y distribuciones culturales que existen en el planeta es necesario comprender la relación entre cultura y el espacio geográ �co. Es decir, cómo la cultura se ve afectada por el entorno espacial y cómo ese entorno es transformado
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por la cultura. La geografía cultural intenta identi�car patrones culturales a tra vés del espacio y la manera como la cultura se mani�esta espacialmente. Así, se puede examinar dónde se encuentran los grupos culturales, o dónde se practican ciertos códigos culturales, por qué se encuentran o no en un lugar determinado, qué características tienen en común los miembros de un grupo cultural, qué características diferencian a un grupo cultural de otro, cómo se relacionan varios grupos (o prácticas) culturales dentro de un mismo espacio y cómo la cultura se produce y reproduce. Debido a que el concepto de cultura se asocia con un grupo de personas, se de�ne tanto con base en similitudes como en diferencias: las similitudes entre los miembros de un grupo y las diferencias con aquellos que no son miembros de él. Por tanto, la cultura también se puede de �nir en términos de pertenencia a un grupo y de exclusión de este. Eso nos ayuda a identi �car patrones de distribución de las diferencias y similitudes del espacio. Sin embargo la distribución espacial de la cultura y la designación de regiones culturales no es estricta o absoluta, por ejemplo la homogeneidad implícita en una región cultural es relativa y puede determinarse basada en diferencias entre esa región y otras cercanas, lo cual im plica que no habrá una homogeneidad total entre los países de dicha región. En América Latina pueden identi�carse similitudes entre los países que componen la región, la predominancia del idioma español, la religión, o su pasado común de colonización, pero no todas las personas en la región tienen la misma religión, ni todos los latinoamericanos hablan español como lengua materna, incluso existen variaciones lingüísticas dentro del idioma español entre países y zonas de América Latina. Asimismo, entre la población de un país se pueden identi�car diferencias culturales notables. En consecuencia, no podemos asumir que exista homogeneidad en un grupo cultural por una importante razón: la cultura no es algo estático, es un proceso dinámico y evolutivo.
Difusión cultural El comportamiento dinámico y evolutivo del fenómeno cultural sugiere que la cultura �uye y se difunde por el espacio geográ �co. El termino difusión se re�ere a la dispersión de un fenómeno a través del tiempo y el espacio. En términos generales, existen dos categorías de difusión espacial: difusión de relocalización
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y difusión de expansión. En el caso de la difusión de relocalización la migración de un individuo o grupo conduce a la propagación de una idea, forma, código, entre otros (tal y como se discute en el capítulo 5). La historia de la humanidad ha estado marcada por este tipo de difusión; verbigracia, durante la colonización de las Américas los conquistadores causaron una de las difusiones más dramáticas e importantes de toda la historia de la humanidad, el intercambio colombino, que introdujo en las Américas materiales, productos, animales y cosas, así como atributos culturales (cristianismo, idioma, música, vestimenta, comida, tecnología, actitudes, enfermedades, entre otros) que aún prevalecen. A su vez, el intercambio introdujo a Europa múltiples materiales, productos y cosas desde las Américas. En la segunda categoría, difusión de expansión, la dispersión de ideas, formas, códigos, entre otros, es “contagiada” de individuo a individuo, es decir, las ideas se transmiten de persona a persona. Un ejemplo de esto son los �ujos de la moda. Aunque no seamos muy versados sobre este tema, sabemos que la mayoría de la “alta moda” (ropa muy costosa) se origina en lugares como Nueva York, Miami, Milán y París. Estas modas se mueven típicamente de lugar en lugar y se transmiten de persona a persona, llegando a grandes áreas y poblaciones. Como resultado de estos tipos de difusión, muchas culturas se han enriquecido, transformándose y evolucionando hasta lo que son hoy. Por ejemplo, sería muy difícil pensar en la cultura de la región llanera que comparten Colombia y Venezuela sin elementos inherentes a la actividad ganadera, aun teniendo en cuenta que tanto el ganado como los caballos, así como muchas actividades relacionadas, llegaron al continente por procesos de difusión desde Europa. La difusión cultural puede enfrentar barreras, de las que podemos señalar dos tipos, permeables y absorbentes. Estas barreras, a su vez, pueden in �uenciar el alcance de la difusión cultural. Las barreras permeables previenen parte de la innovación que se difunde entre la población. Un ejemplo de esto es la restricción del consumo de carne de cerdo entre la población musulmana; debido a su religión, los musulmanes no la comen, por lo tanto la disponibilidad de carne de cerdo en los países y lugares con altas densidades de población musulmana es muy escasa, pero no inexistente. En este caso, las creencias religiosas actúan como una barrera permeable en términos de la disponibilidad de carne de cerdo entre los musulmanes.
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Por otro lado, las barreras absorbentes son absolutas y previenen la difusión por completo: el embargo económico y las restricciones de viaje a Cuba im puestas por el Gobierno estadounidense obstaculizan el intercambio cultural y, a su vez, la difusión que desde Estados Unidos pudiera recibir la isla caribeña, así que cualquier innovación desde Estados Unidos a Cuba se enfrenta a una barrera que la limita. La cultura y el espacio
Una de las características más importantes de la cultura consiste en que esta es espacialmente producida y reproducida. Si observamos el paisaje a nuestro alrededor, en él encontraremos muchos elementos culturales: en la con �guración del espacio, por medio de imágenes o símbolos, los tipos de vivienda, los comercios, anuncios, letreros, etcétera. Los elementos que evidencian y re �ejan la huella de una cultura sobre el paisaje constituyen lo que conocemos como el paisaje cultural . Sin lugar a dudas, cuando observamos el paisaje podemos apreciar que los seres humanos desempeñamos un importante papel al transformar el espacio que nos rodea. El paisaje cultural es la huella visible que las culturas dejan sobre el espacio, ya sea alterándolo o in�uenciándolo, según sus necesidades y deseos. Uno de los geógrafos más in�uyentes en términos del estudio de los paisajes culturales fue Carl Sauer. En su disertación “ Te Morphology of Landscape”, en 1925, expuso una metáfora: “la cultura es el agente, el área natural es el medio y el paisaje cultural es el resultado”. Por lo tanto, como en una pintura, la cultura deja impresiones sobre el lienzo del espacio geográ�co. Las impresiones que la cultura deja sobre el paisaje son sumamente comple jas. Esto se debe a que el paisaje cultural está en constante estado de cambio. Es precisamente mediante los paisajes que la identidad cultural de las personas se produce y se reproduce (para entender dicho proceso es necesario retomar los conceptos de lugar y paisaje discutidos en el capítulo 2). En ese sentido, ya sabemos que los espacios se transforman en lugares cuando estos adquieren un signi�cado particular y que el paisaje es la manifestación física o materialización de tales signi�cados. De modo similar, los paisajes culturales muestran y materializan los códigos, las formas y costumbres culturales de los grupos que
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Es importante destacar que en muchas instancias los lugares, no son solo un medio de expresar o perpetuar la cultura, sino que pueden constituirse como medios de territorialidad (territorio tal y como se discute en el capítulo 9) de los grupos culturales, así que, aparte de materializar los códigos culturales, los paisajes sirven como instrumentos de comunicación y poder, ya sea para hacer constar la presencia en un lugar particular del grupo cultural, o para garantizar que las próximas generaciones de ese grupo “experimenten” de forma concreta su cultura. Es precisamente esa práctica espacial de construcción de paisajes lo que posibilita la producción y reproducción cultural del grupo. Por ejemplo, en enclaves o vecindarios de minorías poblacionales o diásporas es común ver banderas o símbolos nacionales o religiosos; también es común que los Gobiernos construyan monumentos utilizando los símbolos del Estado con el propósito de reproducir una identidad nacional en su territorio. La cultura en un mundo globalizado
Las dinámicas y manifestaciones que se observan en los paisajes culturales evidencian la importancia del análisis espacial y las crecientes dinámicas de la globalización (tal y como se discuten en el capítulo 11) añaden más comple jidad a la dimensión espacial de la cultura. Algunos sostienen que los procesos de globalización han incitado a la homogeneización de espacios (tales como edi�cios, vecindarios, parques, etcétera) alrededor del mundo, reduciendo el número de lugares con signi �cados o distintivos que les hagan únicos; así, el paisaje de muchas de las grandes ciudades está compuesto principalmente por edi �cios de acero y vidrio; las empresas transnacionales (con su arquitectura distintiva y homogénea), cuentan con tecnologías y anuncios comerciales similares. Aun fuera de las grandes ciudades vemos cada vez con mayor frecuencia cómo las mismas actividades económicas, modelos de desarrollo de vivienda y transporte, se repiten de lugar en lugar. La homogeneización de los espacios de consumo es uno de los ejemplos más vívidos de este fenómeno en todas las ciudades, los países y las culturas. En la actualidad son muy pocas las ciudades del mundo donde no encontramos los emblemáticos arcos dorados de McDonald’s. Esto, sin importar lugar, idioma, religión, entre otros. En ese contexto, esta creciente uniformidad del espacio se conoce como carencia
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de lugar . El geógrafo canadiense Edward Relph describe la carencia de lugar como “la erradicación casual de lugares distintivos y la formación de paisajes estandarizados que resultan de la insensibilidad al signi �cado de lugar”. La carencia de lugar se re �ere a la creciente uniformidad espacial, provocando la disminución de distintivos culturales. A medida que se sostiene el aumento de carencia de lugar, algunos consideran que el espacio ya no tiene la importancia que solía tener. Esto tiene un efecto directo sobre el comportamiento social. Siguiendo esta lógica, si todas las ciudades son iguales, no existe mucha diferencia al momento de una familia determinar donde habrá de vivir. Otros geógrafos sostienen que, por el contrario, el espacio es ahora más importante que nunca; al enfrentar las ciudades fuerzas homogeneizadoras, estas entran en un nivel de competencia mayor, por lo que distinguirse unas de otras se vuelve una importante meta, a modo de convertirse en ciudades más atractivas y con mayor potencial de desarrollo. En un mundo globalizado los procesos migratorios están estrechamente vinculados al dinamismo cultural. Tal y como se discute en el capítulo 5, la movilidad humana ha conducido al aumento de la diversidad cultural en los espacios y entre lugares. Países como Canadá y Estados Unidos, entre otros, se caracterizan por la presencia de inmigrantes con diversos trasfondos culturales; estos grupos han aportado efectos concretos en cuanto a la construcción de sus propios paisajes culturales, y a su vez, la modi �cación del espacio cultural de esos países. La relación entre cultura y espacio puede tomar muchas formas y crear diversos paisajes. El espacio es un elemento fundamental en la producción y reproducción cultural, por medio de la difusión espacial o mediante prácticas que visibilizan y hacen tangible las ideas, formas y códigos culturales. Lo cierto es que cualquier intento por entender nuestro contexto cultural necesita de un análisis espacial que nos ayude a entender las variaciones, distribuciones e interrelaciones existentes en los espacios y entre lugares. Lecturas sugeridas
Duncan, J.; Johnson, N. y Schein, R. (eds.). 2004. A Companion to Cultural Geography . USA: Blackwell. Kraybill, D. 2001. Te Riddle of Amish Culture. USA: Johns Hopkins University.
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Mitchell, D. 2000. Cultural Geography: A Critical Introduction. USA: Blackwell. Relph, Edward. 1976. Place and Placelessness . Londres: Pion. Sauer, Carl. 1925. Morphology of Landscape. Reprinted 1963. En Land and Life: A Selection from the Writings of Carl Ortwin Sauer , ed. John Leighly. Berkeley: University of
California. 315-350.
7. Raza, etnicidad y espacio
José R. Díaz Garayúa Luis Sánchez Ayala
La geografía humana es sumamente dinámica. Los cambios que ocurren mediante el espacio, en especial cuando hablamos de raza y etnicidad en un mundo global, re�ejan este dinamismo. Algunos ejemplos pueden ser lamentables, como es el caso de grupos que por razón de raza o etnia son vistos y tratados de manera distinta. Por consiguiente, han sido relegados, no solo a espacios marginados, sino también a espacios limitados de interacción social, económica y política. Este es un patrón que se repite frecuentemente en el mundo, a diferentes escalas y con diversas consecuencias que crean distintos patrones espaciales. Concepto de raza y etnicidad
Los conceptos de raza y etnicidad son comúnmente considerados como naturales. Esta percepción general permite y justi�ca la idea de un orden natural donde algunos individuos y grupos son menos aptos o inferiores a otros. Tal creencia sugiere un destino mani �esto en el ámbito poblacional del cual emanaría el derecho especial de algunos individuos a ciertos espacios y recursos. En adición a esto, ambos términos se utilizan sin reconocer los límites que existen entre ellos y las áreas que ambos comparten, como tampoco se reconocen sus referentes espaciales, lo cual puede crear cierta confusión entre los dos términos en cuanto a sus implicaciones y, por lo tanto, ser utilizados como sinónimos. Esa forma de pensamiento ha permitido que en todo el planeta, desde tiempos inmemoriales, se hayan creado y utilizado ciertas categorías sociales y prácticas espaciales para de�nir y dividir a los individuos.
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Por un lado, el concepto de etnicidad está relacionado con vínculos sociales y culturales, es decir, la creencia de pertenecer a un grupo basada en una descendencia común debido a similitudes percibidas tales como idioma, lugar de nacimiento, costumbres y otras. No obstante, es necesario señalar que etnia es algo que se elabora, pues depende de un proceso en el cual se moldea y se concibe esa identidad. Esa elaboración implica procesos de aprendizaje cultural, los cuales pasan de generación en generación, lo contrario a la idea de un fenómeno natural de nacimiento o genético. Un niño que pudiera ser considerado como indígena por su descendencia, sin embargo criado y educado dentro de códigos y valores culturales diferentes a los de su grupo indígena, no se identi�cará étnicamente con tal grupo indígena, sino con el del entorno donde creció y se educó. Esto evidencia el carácter social del concepto étnico, pero también indica que etnia, no solo es un asunto exclusivamente indígena, como se piensa comúnmente en partes de América Latina y otros lugares del mundo. Todos, en diferentes niveles, cargamos etiquetas étnicas. En ocasiones decidimos resaltarlas, mientras que en otras instancias las ocultamos, según el contexto espacial en el que nos encontremos: si en cierto momento es favorable resaltar nuestros nexos sociales y culturales con un grupo especí �co, entonces abrazamos o no tal o cual etnicidad. En ese sentido podemos decir que el asunto étnico es uno de los que responde a las circunstancias y conveniencias. Ilustremos esto de una forma más concreta: un peruano que se encuentra con un grupo de paraguayos, decide resaltar su condición latinoamericana, para así crear una atmósfera de unidad. Por otro lado, convencionalmente se ha de �nido el término raza como un grupo vinculado por ciertas características corporales en común. Dentro de estas categorías corporales utilizadas la más que sobresale es el color de piel, de modo que las categorías raciales han sido establecidas para corresponder con el color de piel. Cabe señalar que en torno a esto persiste la creencia popular del concepto racial como uno de categorías exactas e incuestionables basadas en la genética, es decir, que la raza es una condición genética de cada individuo. Muchas veces esto conduce a las personas a creer, erróneamente, que un grupo racial posee características o habilidades especí �cas que lo distinguen como inferior o superior a otro grupo racial, a esto se le conoce como racismo, generador de discriminación o antagonismo.
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Contrario a esta percepción errónea, podemos argumentar que el concepto de raza no tiene fundamentos biológicos aplicables a los seres humanos. En otras palabras, no existe un código genético para negros, blancos, morenos, mulatos, etcétera. En todo caso, una persona con piel negra en Brasil puede estar más cercana en términos genéticos a una persona de piel blanca en Suecia, que de otra persona de piel negra en Angola. Por lo tanto, en términos raciales basados en fundamentos genéticos pudiéramos hablar de solo una raza: la humana. Por consiguiente, podemos referirnos a los conceptos de raza y etnicidad como una construcción social. La raza y la etnicidad no son establecidas por fuerzas naturales, sino que son producto de percepciones y clasi�caciones sociales con base en características físicas en el caso de raza y de nociones culturales en el caso de etnicidad. En términos más simples, nadie nace con raza o etnia, sino que es la sociedad la que crea tales etiquetas y a su vez ubica a los individuos dentro de una. Lo mismo aplica para todo tipo de categorías sociales. Todas estas clasi �caciones se hacen comúnmente con implicaciones de poder, para hacer distinciones tales como superiores e inferiores, o diferentes e iguales, siempre teniendo presente que cada contexto espacial dicta las pautas para tales distinciones y etiquetas. Lo que es considerado superior o diferente en un lugar, no necesariamente lo es en otro, de manera que la dimensión espacial, con sus diversas distribuciones y variaciones, nos ayuda a entender el carácter social de estas etiquetas. La espacialidad de la raza y la etnicidad
Como se ha señalado, raza y etnia son términos espacialmente producidos y reproducidos. Históricamente las categorías sociales han sido asociadas a lugares especí�cos ( �gura 7.1). Esta práctica ha creado la noción global de África negra, Europa blanca y Asia amarilla. En ese contexto, se percibe que dichos lugares son espacios exclusivos de esos grupos raciales. Esto mismo se puede ver a niveles regionales y nacionales, donde, dentro de un mismo país, se piensa de ciertos lugares en términos raciales y étnicos. Por ejemplo, cuando se habla de los negros en Colombia, casi que automáticamente se piensa en el departamento del Chocó; lo mismo ocurre en los países centroamericanos, en este caso el vocablo “negros” casi es sinónimo de “costa caribeña”; de igual forma, al hablar de indígenas en Bolivia se piensa en la zona andina. Tales asociaciones construyen la espacialidad
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Muy clara A m a r i l l a m a r r ó n
Morena A m a r i l l a m a r r ó n
Muy oscura
Fig. 7.1. Antigua correlación entre razas y lugares Fuente: Elaboración propia
de la raza y la etnicidad, a su vez construyendo lugares racializados/etni �cados, de modo que el espacio puede utilizarse para construir y mantener límites entre razas/etnias. La habilidad de crear espacios para ciertos grupos ayuda a crear la idea de raza/etnicidad. Las categorías sociales tales como raza y etnicidad virtualmente no signi�can nada sin referentes espaciales. Esas etiquetas adquieren signi �cado solo por medio del espacio, al materializar este y hacer tangibles las connotaciones sociales asignadas a dichas etiquetas. El ser catalogado dentro de una raza o etnicidad signi�ca muy poco si tal categoría no tiene implicaciones reales y concretas en el desarrollo diario del individuo. Si el ser negro, por ejemplo, no implica nada diferente del ser blanco, en términos del desarrollo diario, entonces tales etiquetas no signi�can nada más que una diferencia de color de piel. Por otra parte, si un individuo enfrenta o experimenta limitaciones, obstáculos, discriminación, prejuicio y un sinnúmero de problemas debido a su categorización, esa etiqueta se torna más que real y por lo tanto se hace parte de la vida del individuo. Es aquí donde la espacialidad es central, dándole materialidad a las limitaciones, obstáculos, discriminaciones, prejuicios, etcétera. El espacio, no solo dicta, sino que también les recuerda a los individuos lo que signi �ca ser latino, negro, mujer, indígena, blanco, costeño, entre muchas clasi �caciones. Por ejemplo, el hecho de que por ser negro
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o indígena se tenga que vivir o estar en la costa o en la montaña, o en tal sector o barrio, o de lo contrario enfrentar percepciones de estar “fuera de lugar”, sugiere una imposibilidad, o al menos di �cultad, para cruzar ciertos límites territoriales. Tal di�cultad o incapacidad evidencia las estructuras de poder social y a su vez la ubicación y función de cada individuo dentro de ellas. Por lo tanto, en gran medida, estas categorías sociales son producto de los espacios de poder y a su vez están sujetas al poder del espacio (los conceptos de espacio del poder y poder del espacio se explican con mayor profundidad en el capítulo 9) para su materialización. Sin embargo, raza y etnicidad, no solo son conceptos espaciales porque el es pacio materializa y hace tangible sus connotaciones sociales, sino porque de igual forma lo que se entiende por raza y etnicidad varía de lugar a lugar. Estas etiquetas se producen mediante un proceso de interacción con una serie de factores que varían de acuerdo con el espacio y dan origen a identidades y manifestaciones. Por lo tanto, los conceptos raza y etnia, al igual que otras categorías sociales, responderán a contextos espaciales enmarcados en una variedad de ordenamientos sociales, culturales, económicos y políticos, entre otros. Así, el ser indígena no signi �ca lo mismo en todas partes; lamentablemente en la mayoría de los países latinoamericanos (irónicamente en los países con mayor presencia indígena) la etiqueta indígena es utilizada con una connotación negativa. Solo en algunos países el indígena es respetado y valorado, como es el caso de las islas caribeñas de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico. Por lo tanto, los diferentes contextos espaciales de estos lugares han materializado distintas percepciones y de �niciones de lo indígena. La relación entre el espacio y las categorías sociales tales como raza y etnicidad establecen las bases para entender la interacción entre grupos. La relación entre grupos estará atada, no solamente al espacio, sino también a una serie de variables como la estrati�cación social. No hay país en el cual no exista estrati �cación social. Siempre se encontrará algún tipo de jerarquía y, por ende, de estrati �cación. �cada es aquella donde las posiciones grupales de �nidas con Una sociedad estrati base en las clasi �caciones sociales tienen diferentes responsabilidades, derechos y bene�cios: una sociedad desigual. Un caso particular que podemos analizar en este contexto es la variación es pacial de la política pública de distribución de recursos materiales y humanos a escuelas. Esta política pública puede afectar la calidad educativa que un niño recibe y, por consiguiente, su futuro. En algunos países los recursos de cada unidad
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administrativa (departamento, estado, provincia, municipio, etcétera) se agregan al nivel nacional y luego se dividen en partes iguales a cada unidad, mientras que en otros lugares los recursos no se dividen en partes iguales. Muy a menudo estas variaciones espaciales en la distribución de recursos suelen estar marcadas por líneas raciales o étnicas. En otras palabras, con frecuencia en los lugares que reciben menos recursos existe gran concentración de minorías raciales o étnicas, de ahí que podemos encontrar desigualdades educativas promovidas por la estrati�cación social, la cual conduce a que los recursos no se dividan en partes iguales. Esta distribución espacial afecta directamente la movilidad e interacción social de un lugar determinado. En una sociedad estrati �cada el contacto entre los diferentes grupos es muy reducido. Esta dinámica sobre el espacio afecta negati vamente el desarrollo del conjunto social al crear condiciones propicias para el surgimiento y reforzamiento de prejuicios, discriminación y racismo. Segregación espacial
Segregación se re�ere a la acción de separar y marginar a un grupo de personas a determinados lugares debido a discriminación, ya sea social, política, cultural, económica, racial, étnica, entre otras. Muchos académicos argumentan que la segregación se expresa en tres vertientes: 1) por razones económicas; 2) por discriminación; 3) por preferencias. La primera vertiente alude al hecho de que la segregación ocurre debido al bajo ingreso de grupos minoritarios en comparación con la ma yoría nacional. Sin embargo, pudiéramos decir que las investigaciones en esta área señalan que la segregación ocurre tanto en la clase baja, como en la media y la alta. En cuanto a la segunda vertiente, discriminar se re�ere a excluir o dar trato de inferioridad a una persona o grupo. Una de sus formas más visibles y concretas es la práctica espacial de la discriminación residencial o de vivienda. Esto implica segregar a un grupo en determinados lugares donde las condiciones de vivienda no son las mejores. Esto va acompañado de la imposibilidad de acceder esos individuos a otros lugares con mejores ofertas de vivienda y, por lo tanto, de entornos espaciales más sanos. Muchas veces la discriminación residencial funciona dentro de un esquema institucionalizado: prestamistas y bancos, agentes de bienes raíces, tasadores y otros, participan en conjunto para excluir a un grupo en particular y obstaculizar
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sus posibilidades a mejores espacios y viviendas. En muchos países la institucionalización de esta práctica ha mantenido excluidos a sectores de la población de la total participación del mercado de viviendas, reduciéndolos a áreas marginales. Estas áreas marginales, en muchos de los casos, se han convertido en barrios identi�cados con grupos raciales, étnicos, minoritarios, o sea, en territorios particulares. La tercera vertiente se re �ere a la preferencia de grupos. Algunos argumentan que los grupos minoritarios tienden a congregarse voluntariamente ya que encuentran apoyo cultural, económico y social entre ellos. Pero la llamada mayoría (el grupo dominante), simultáneamente, tiene su preferencia en cuanto al lugar. La pregunta radica en qué grupo tiene mayor poder para reorganizar el espacio. El grupo con mayor poder económico, político y social, entre otros, será el que determine cuán integrada o segregada será su área residencial. Podemos concluir a�rmando que las categorías sociales tales como raza y etnicidad están estrechamente vinculadas al espacio. Estos conceptos son sensibles a los cambios espaciales que ocurren, a la vez que las producciones espaciales son sensibles a estos. Con ello debemos entender que tanto raza como etnicidad —y en ese sentido todas las categorías sociales— se producen y reproducen espacialmente. Lecturas sugeridas
Abrams, C. 1955. Forbidden Neighbors; a study of prejudice in housing . Port Washington, Nueva York: Kennikat. Anderson, K. 1999. Vancouver’s Chinatown: Racial Discourse in Canada, 1875-1980. Montreal: McGill-Queen’s University. Cornell, S. y Hartmann, D. 2007. Ethnicity and Race: Making Identities in a Changing World . USA: Sage. Fenton, S. 2003. Ethnicity . Cambridge, Reino Unido: Polity. Frazier, J.; Margai, F. y Tettey-Fio, E. 2003. Race and Place: Equity Issues in Urban America. USA: Westview. Hutchinson, J. y Smith, A. 1996. Ethnicity . Oxford, Reino Unido: Oxford University. Jones, R. 2005. Race and Revisability. Journal of Black Studies . 35(5): 612-632. Rothenberg, P. 2005. White Privilege: Essential Readings on the Other Side of Racism. USA: Worth.
8. Geografía urbana
Carlos J. Guilbe López
Las altas concentraciones de personas y actividades humanas representan una tendencia relativamente reciente en nuestra historia. Estas son parte de los continuos procesos de urbanización que se están registrando en todos los continentes. Como resultado, las ciudades han a �orado como la huella que ilustra el impacto irreversible del ser humano sobre el ambiente natural. Las grandes ciudades, zonas urbanas y áreas metropolitanas constituyen una de las principales expresiones espaciales, distintivas del quehacer humano contemporáneo. En el presente el paisaje regional se distingue por el dominio absoluto de las actividades económicas de producción y consumo en las zonas urbanas. Históricamente el surgimiento y la expansión y consolidación de las ciudades se ha debido a muchas razones particulares, han a �orado como centros de poder político o religioso, puntos de accesibilidad o defensa, en lugares y épocas determinados. Por esta razón la mayoría de las ciudades contienen elementos de localización idóneas con relación al agua potable, terrenos agrícolas, rutas marítima y terrestres o cercanas a grandes recursos para uso humano. A pesar de esta diversidad, los elementos económicos siempre orbitan como elementos primordiales en la concretización de las ciudades en centros de aglomeración dentro de los paisajes nacionales . Esta tendencia comenzó en las economías más avanzadas a principios del siglo XIX y se encuentra en continua transformación en todo el espacio terrestre. Los principios, conceptos, modelos, debates y proyecciones que estudian este fenómeno son la base de una de las subdivisiones más amplias de la disciplina: la geografía urbana. El estudio geográ�co del espacio urbano es un campo complejo y multidisci plinario. No es posible entender el fenómeno urbano desde una sola disciplina 99
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académica. Esta complejidad obedece a que los conceptos básicos que se manejan para describir, analizar y proyectar los asentamientos urbanos se transforman constantemente. A pesar de la complejidad de factores que abarca esta área de estudio, solo podemos estar seguros de una tendencia: el ser humano continuará urbanizando el espacio geográ �co. ¿Qué es urbano?
La de�nición de lo que puede denominarse como urbano ha variado en el transcurso de la historia. En la actualidad existe una extensa diversidad de de �niciones sobre lo que representa ser un lugar “urbano”. La única particularidad universalmente aceptada es el reconocimiento de ser un proceso que transforma la vida de las personas y del espacio que ocupan. En términos generales, el adjetivo “urbano” (del latín urbanus ) se re�ere a un lugar con alta aglomeración de población donde sus actividades no son agrícolas. Esto convierte el espacio urbano en la antítesis del espacio rural. El proceso mediante el cual ocurre esta transformación se denomina urbanización. Cada país ha tenido un proceso y experiencia particular, de�nida fundamentalmente por su estructura histórica, política, económica y ambiental. Todos los países están experimentando aumentos en su población urbana. En el año 2007 la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimó que el cincuenta por ciento de la población mundial residía en algún lugar urbano y se proyectó en un sesenta por ciento para el año 2030. Este aumento se está registrando simultáneamente de tres formas: aumento de la población que reside en las áreas urbanas, aumento de las migraciones campo-ciudad y la rápida transformación de la ruralía en espacios urbanos. Las formas de cuanti �car el concepto urbano son diversas y relativas. En algunos países se utiliza la densidad poblacional (totalidad de habitantes dividida por área cuadrada); la población absoluta (totalidad de habitantes en el asentamiento), o parámetros particulares locales para de �nir lo que es “urbano” dentro de un territorio nacional. De esta manera, los índices resultantes varían desde poblaciones relativamente pequeñas como en Noruega e Islandia (200 habitantes), intermedias (2.000 habitantes) como en Argentina, Bolivia, Cuba, Honduras, Francia, Países Bajos, Israel, República Checa y España, y altas como en Turquía (20.000 habitantes) y Japón (50.000 habitantes).
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Independientemente de los elementos cuantitativos y las visiones para de�nir una línea divisoria entre los espacios urbanos y los rurales, se han podido establecer diferencias generales en cuanto al comportamiento de las personas en ambos espacios geográ�cos. En las áreas urbanas, un mayor contacto entre las personas genera tipos de relaciones y organizaciones que de �nen unos estilos de vida distintos a los que tienden a desarrollarse entre las personas e instituciones en las áreas rurales. Las relaciones humanas en las áreas urbanas son formales y se concretan en la sociedad por medio de sus instituciones ( gesellschaft ), mientras que las relaciones humanas en las áreas rurales son de naturaleza familiar y comunitaria ( gemeinschaft ). Estas diferencias constituyen las bases orgánicas de los ordenamientos espaciales que socialmente se mani �estan en la subcultura pop (popular) que permea en las áreas urbanas y la subcultura folk ( folclórica) característica de las áreas rurales. Por esta razón se asocia el ambiente urbano con la modernización, la tecnología y las actitudes liberales, mientras que los ambientes rurales son asociados con la tradición, el procedimiento rústico y las actitudes conservadoras. Estos rasgos in�uyen el quehacer diario en aspectos como la música, la vestimenta, la alimentación, el manejo del ocio y las actitudes políticas, religiosas y hasta sexuales. Grado de urbanización y nivel de urbanismo
La experiencia mundial en los pasados doscientos años ha registrado la formación y consolidación de áreas urbanas con diferentes grados de urbanización y niveles de urbanismo. El grado de urbanización es una relación aritmética entre la cantidad de personas que se establecen en las áreas urbanas, comparadas con la población rural. El nivel de urbanismo, por otro lado, enfoca cualitativamente la integración de la nueva población urbana a la organización social y por ende a los estilos de vida y subculturas que de�nen la vida urbana y que son asimiladas por los inmigrantes. Las ciudades, particularmente en los países pobres, han sido receptoras de una gran cantidad de población (alto grado de urbanización), pero la mayor parte de los nuevos residentes mantienen estilos de vida rural en la zona urbana (bajo nivel de urbanismo). La crianza de animales, los huertos espontáneos y las transacciones basadas en trueques son algunos de los elementos visibles dentro del paisaje urbano que denotan bajos niveles de urbanismo (�gura 8.1).
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Fig. 8.1. Crianza de ganado en el relleno sanitario de Managua, Nicaragua Fuente: Fotografía del autor
Históricamente el surgimiento y la evolución de la ciudad, así como las diferencias urbano-rurales, representan un tema central en el estudio de la geografía urbana. Como es de esperarse, esta evolución no ha sido uniforme. La polis griega, la civitas romana, el town anglogermánico y la medina musulmana son ejemplos de diversidad en el surgimiento de las ciudades. Estas han servido como centros de administración política, militar y religiosa, puntos de interacción social y mercados centrales de productos y servicios. Sus funciones y tamaño ideal han cambiado con el transcurrir del tiempo. Por su propia naturaleza política, social y económica las ciudades dependen y simultáneamente sirven a su entorno rural periférico. Es por ello que mientras más grande sea la ciudad, mayor será el entorno al cual sirven y dependen. Este concepto es denominado esfera de in � uencia (del alemán hinterland ). La revolución industrial es el evento histórico que transformó a las ciudades en centros gravitacionales de las actividades económicas regionales. La concentración de la industria aceleró la aglomeración poblacional y por ende el
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Megaciudades millones de habitantes 20,1 – 31,0 10,1 – 15,0
Fig. 8.2. Megaciudades actuales Fuente: Fotografía del autor
surgimiento de grandes ciudades. En la medida en que las estructuras económicas de las ciudades se han consolidado en los sectores secundarios, terciarios y cuaternarios, mayor relevancia han adquirido los centros urbanos dentro de las economías locales, nacionales y mundiales. Por esta razón la población urbana ha aumentado signi�cativamente desde mediados del siglo XIX hasta el presente. En la actualidad la mayor parte de la población mundial se encuentra residiendo en las zonas urbanas, particularmente en ciudades. En el año 2010 unas treinta ciudades cuentan con una población mayor de diez millones de habitantes (�gura 8.2). Las tendencias recientes a la integración de los sistemas económicos, o “globalización”, han posicionado a las ciudades como el centro geográ �co del nuevo orden económico mundial. La geografía de los poblamientos
Ninguna región contiene un conjunto de ciudades con la misma población. De hecho, el paisaje de asentamientos o poblamientos se caracteriza por tener una gran cantidad asentamientos pequeños y pocos asentamientos grandes. Por eso la tipología más común en la clasi�cación de poblamientos se realiza en función de la cantidad de habitantes. Aunque tampoco existe consenso sobre la cantidad
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poblacional ideal para cada tipo de asentamiento, estos generalmente se subdi viden en ciudades, pueblos, villas y aldeas/poblados. Cada tipo de asentamiento sirve a una esfera rural, es decir, provee bienes y servicios a una región periférica adyacente. Mientras más grande es el poblamiento, mayor es su hinterland o área de in�uencia. En una región compuesta por un conjunto de asentamientos siem pre existirá un centro urbano que dominará toda la región. Al asentamiento de mayor tamaño, mayor accesibilidad dentro de la región y mayor concentración de actividades económicas se le denomina ciudad primada. A estas ciudades les siguen una cantidad mayor de pueblos seguida de una extensa cantidad de aldeas o poblados. Las ciudades primadas componen el tope de la jerarquía urbana o sistemas de ciudades de un país. Esta jerarquía no es estática y tiende a cambiar con el paso del tiempo en los países. Geográ�camente la red urbana constituye el andamiaje de la infraestructura de una región. Mientras mayor sea la conectividad, mayor es el potencial del desarrollo, la integración económica y la cohesión nacional. La red urbana también representa una forma visual para entender y estudiar los canales de difusión que existen en un territorio nacional. Por medio de esta estructura jerárquica se establecen las políticas de plani �cación y ordenación territorial regional, se diseñan los sistemas de transporte y se formulan los programas de mejoras capitales. En algunos países, particularmente en los pobres o en vías de desarrollo, la ciudad primada tiende a ser la capital y exhibe una población extremadamente alta con relación a las ciudades más pequeñas y al resto del país. Esta tendencia, donde la ciudad primada es también la capital nacional, se observa en ciudades como El Cairo, donde la población alcanza el veinticuatro por ciento en la Re pública Árabe de Egipto; Ciudad de México (veinte por ciento), en los Estados Unidos Mexicanos; Kingston (veintitrés por ciento) en Jamaica y La Paz (veintidós por ciento) en el Estado Plurinacional de Bolivia. Por otro lado, en países industrializados o donde la capital ha sido plani �cada para ese propósito, la ciudad primada no necesariamente recae sobre la capital. En Estados Unidos la ciudad de Washington solo contiene el 0,2% de la población nacional, mientras que la población de Ottawa representa el tres por ciento de la población total de Canadá. Asimismo, Brasilia tiene apenas el uno por ciento de la población en la República Federativa de Brasil, mientras que Canberra agrupa el 1,5% de toda la población en Australia.
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Estructura interna de las ciudades
Cada ciudad tiene su propia organización espacial interna. Esta re �eja la relación física que existe entre las actividades económicas, las edi �caciones y los espacios. Para propósitos de plani�cación urbana, ordenación territorial y análisis urbano, los usos del espacio en diferentes actividades son clasi �cados como uso de terrenos o uso de suelos . Los usos más comunes dentro de una zona urbana son los comerciales, residenciales, industriales, institucionales, transporte, públicos/ dotacionales y gubernamentales. Los usos de terrenos comerciales tienden a estar localizados cerca de los centros urbanos, orientación debida a que el potencial de éxito de un establecimiento está relacionado con su accesibilidad y, por lo tanto, a su centralidad con relación a otras actividades urbanas. Por esta razón los usos comerciales tienden a establecerse en los terrenos más accesibles y por lo tanto más costosos. El alto valor del terreno produce dos situaciones: la edi�cación vertical para minimizar el costo y las actividades que se establecen tienden a ser negocios de alto rendimiento económico por área cuadrada. Bancos, o �cinas de servicios profesionales, tiendas especializadas y exclusivas, restaurantes reconocidos, dominaron durante muchos años los centros urbanos de las ciudades. Otros usos comerciales que requieren mayor espacio horizontal se localizan a lo largo de las vías principales que conducen al centro urbano. El uso residencial tiene mayor variación localizacional que los usos comerciales. Por esta razón es común encontrar proyectos residenciales tanto en los centros urbanos como en los terrenos alejados. Esto tiende a variar en su densidad según su localización, cercana o alejada de los centros urbanos; mientras más cercana esté del centro urbano más alta es la edi�cación y mientras más alejada, menor es su intensidad. Los proyectos residenciales de baja densidad tienden a ocupar los terrenos más alejados del centro de la ciudad (�gura 8.3). Esta variabilidad convierte la actividad residencial en el uso de terrenos urbano de mayor heterogeneidad y mayor consumo de espacio horizontal y vertical dentro de toda la estructura urbana. Otros usos urbanos, como las instituciones, el transporte, los públicos/ dotacionales y gubernamentales, responden a la organización espacial urbana de las actividades comerciales, residenciales e industriales.
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Curvas de rentabilidad rentabilidad rentabilidad
comercio al detal
rentabilidad
comercio e industrias
distancia distancia
distancia
rentabilidad
rentabilidad
apartamentos residenciales
distancia
distancia
unidades residenciales de baja densidad
distancia
Fig. 8.3. Conceptos de rentas ofertadas para las actividades comerciales, residenciales e industriales dentro de una ciudad Fuente: Elaboración propia
Las actividades industriales, por otro lado, se han localizado en las afueras de los centros urbanos. Su alejamiento obedece a las siguientes razones: 1) Minimizar el efecto sobre otras actividades urbanas, especí �camente en los usos residenciales y comerciales. 2) Requieren más espacio horizontal, por lo que se localizan en terrenos menos costosos. 3) Es una actividad reglamentada y restringida por las leyes de plani �cación, diseño urbanístico y zoni�cación. 4) Su continua transformación requiere de espacio para expandirse. Los usos industriales son actividades espacialmente extensas y se aglomeran en la periferia como parques industriales. En muchas ocasiones, dependiendo
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Fig. 8.4. Per�l de las ciudades de Montreal (Canadá) y Ciudad de Panamá (Panamá) Fuente: Fotografías del autor
del tipo de instalación, esta aglomeración de actividades constituye un centro gravitacional independiente. Las posibles combinaciones de usos de terrenos, diseño urbano y arquitectura �l de la conforman una silueta de edi �caciones en el horizonte conocida como per ciudad o silueta de edi �cación (skyline o cityscape). En este paisaje el conjunto de edi�caciones se convierte en símbolo para proyectar modernidad y el progreso alcanzado (�gura 8.4). En muchas ocasiones los urbanistas y arquitectos com-
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plementan la línea de edi�cación con monumentos y estructuras artísticas con la �nalidad de particularizar la imagen de la ciudad. La Estatua de la Libertad en Nueva York, el Ángel de la Independencia en la Ciudad de México, la Torre Ei ff el en París, la Puerta de Brandeburgo en Berlín, el Obelisco de Buenos Aires y el Gateway Arch en San Luis, son algunos hitos que han sido diseñados como parte del per�l de la ciudad. Atributos naturales como Pan de Azúcar ( Pão de Açúca) en Río de Janeiro, la Loma de Tiscapa en Managua (Nicaragua), el volcán Cabeza de Diamante ( Diamond Head Volcano) en Honolulu (Hawái), los Cerros de Bogotá (Colombia), al igual que decenas de cuerpos de agua, también son utilizados para proyectar internacionalmente a muchas ciudades. Modelos de organización interna de la ciudad
El a�oramiento y consolidación de las ciudades tiene sus raíces en los procesos históricos de colonización e industrialización. La mayor parte de las grandes ciudades surgen de la presencia europea en los siglos XVII, XVIII y XIX, o de la in�uencia estadounidense durante el siglo XX. Esta última, por ser reciente y representar el espíritu capitalista de la economía actual, constituye la referencia principal para proyectar escenarios de crecimiento y desarrollo urbano en el resto del mundo. En Estados Unidos los procesos de expansión urbana se convirtieron en un tema sociológico importante de estudio denominado ecología urbana. Los modelos urbanos ecológicos comenzaron a ser elaborados en la Universidad de Chicago durante la década de los veinte del siglo pasado como guías tentativas para entender la estructura de un área urbana utilizando elementos sociales de la ecología. En el caso particular de Chicago (Estados Unidos), el relie ve topográ�co extremadamente llano, un centro urbano tradicional delimitado por el servicio de trenes, la existencia de un sistema vial extenso, la intensidad y extensión de la silueta de edi�cación (per�l de la ciudad) y la excelente localización relativa como conector de los grandes lagos (lago Michigan) hacia el río Mississippi por el río Chicago, convirtieron este centro urbano en un laboratorio geográ�co-social y proveyeron las bases para la elaboración de modelos de ex pansión urbana. Este conjunto de atributos contribuyó a que la zona urbana de Chicago se convirtiera en uno de los lugares preferidos de estudio por sociólogos, geógrafos y urbanistas en el siglo XX (�gura 8.5).
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Modelo de zona concéntrica
Este modelo fue desarrollado por E. W. Burgess (1925) a los �nes de representar la organización espacial de usos residenciales, comerciales e industriales en Chicago (Illinois) en las primeras décadas del siglo XX. La ordenación territorial plasmada en el modelo consistió en anillos de actividades comerciales e industriales y zonas residenciales. Cada anillo representa el uso de terreno que domina en el área. El modelo destaca una zona de transición donde se registra una mezcla de actividades residenciales e industriales que proliferaron a principios de siglo en muchas ciudades de países industrializados para alojar vecindarios de inmigrantes y una organización espacial ine �ciente y en ocasiones compuesta de actividades incompatibles. En los diferentes anillos residenciales es importante notar los principios de la segregación económica, étnica y racial que caracteriza a las grandes ciudades contemporáneas. En economías avanzadas, como las que dominan en América del Norte y Europa occidental, el centro de la ciudad es una zona de terrenos costosos donde solo se localizan actividades especializadas o exclusivas; algunas son o �cinas de abogados, �rmas de corretaje, o�cinas bancarias, consultorías, analistas �nancieros y otras que requieren ser accesibles y permitan pagar los altos costos del terreno. Esta aglomeración de comercios se conoce como distrito central de negocios (CBD: central business district ). Gran parte de los edi�cios de mayor relieve dentro del per�l de la ciudad se localizan en este distrito. El modelo de zonas concéntricas fue un intento sociológico de estudiar la geografía urbana en los países que lograron su industrialización durante la revolución industrial. Sin embargo, la llegada y popularización del automóvil, junto a los continuos cambios tecnológicos en la economía, sentaron las bases para la formulación de nuevos modelos de ordenación territorial urbana. Modelo sectorial
H. Hoyt (1939) intentó explicar mediante el modelo sectorial la organización espacial de actividades urbanas, resaltando la expansión horizontal y las vías de transporte resultantes del crecimiento industrial. Este tipo de ensanche territorial fue resultado de eventos como:
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1) La migración campo-ciudad que comenzó a evidenciarse durante los procesos de industrialización en el siglo XIX. 2) Las mejoras sanitarias diseñadas para mitigar los problemas de salud e infraestructura en las ciudades. 3) La popularización del vehículo de motor durante la primera mitad del siglo XX. El modelo sectorial rompió con la naturaleza concéntrica propuesta por Burgess en 1925 y trazó un ensanche de actividades comerciales extensas y usos residenciales marginales a lo largo de las principales vías de transporte. El desarrollo lineal de comercio y residencias es conocido como un corredor urbano. Simultáneamente, los vecindarios residenciales adinerados están alejados del distrito central de negocios. Los principios sectoriales son un escenario evoluti vo de los principios concéntricos debido a que representan un período posterior donde aumenta la población, se registran mejoras en la infraestructura interna y comienza a dominar el vehículo de motor en la ciudad. Por lo tanto, el modelo sectorial constituyó una alteración al ordenamiento sugerido por Burguess como resultado de los cambios en el transporte en la sociedad estadounidense en las décadas de los años veinte y cuarenta. Modelo plurinuclear
Este modelo fue un intento por describir la organización territorial de las actividades urbanas en la posguerra. Elaborado por C. D. Harris y E. L. Ullman (1959), tomó como referencia las urbes que emergieron en las ciudades estadounidenses durante el período de mayor expansión en los sectores comerciales y de servicios. El modelo plurinuclear resalta la expansión diseminada horizontalmente alrededor de las ciudades, el a �oramiento de los suburbios y el impacto de las redes viales en las grandes áreas urbanas. Al igual que en los modelos anteriores, los principios expuestos en el escenario de múltiples núcleos deben ser vistos como parte de un proceso evolutivo de las ciudades posindustriales debido a los cambios tecnológicos, particularmente en el trans porte y las comunicaciones.