Libro de las causas o de la bondad pura por Ezequiel Ludueña
Uno de los hechos más importantes de la historia de la filosofía medieval es sin duda el reingreso a Occidente del corpus Aristotelicum en el siglo XIII. Perdidas durante siglos para el Occidente latino, las obras del Estagirita comenzaron a ser conocidas gracias a una serie de traducciones realizadas a partir de manuscritos obtenidos sobre todo en los límites que los latinos compartían con los árabes: España e Italia. Entre las obras que se decían de Aristóteles, sin embargo, una en particular tuvo especial fama: el llamado Líber de causis. Este pequeño tratado -adjudicado erróneamente al Filósofo- constituyó para muchos el punto central del pensamiento peripatético. Alberto Magno leyó en él la culminación metafísica del sistema aristotélico. Tomás de Aquino, sin embargo, supo darse cuenta de que, en realidad, la obra había sido elaborada a partir de los Elementos de teología de Proclo ( rraducido en 1268 por Guillermo de Moerbeke), tratado en el cual uno de los últimos Escoliarcas de la Academia presenta los rasgos generales de su metafísica en el ropaje de. una deducción sistemárica a priori.1 El hecho de que la obra, al momento de su ingreso, pasara por aristotélica habla en cierta forma de su origen: la cultura árabe. ~n efecto, los arabes -herederos del último neoplatonismo de Atenas luego del cierre de la Academia en 529- practicaron el
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itinerario filosófico neoplatónico, el cual marcaba el inicio de los estudios filosóficos en Aristóteles para luego arribar -sin rupturas- a la doctrina de lo Uno. Ahora bien, respecto del origen específico de la obra dos tesis disputan entre sí.2 Según la primera, la obra corresponde a una traducción latina de un original árabe. Anónimo, el tratado habría sido compuesto en Bagdad -auténtica capital del saber en estos años- entre los siglos IX y X en el círculo filosófico de Al-Kindi. El autor se habría valido de la obra de Proclo (ya del original griego, ya de una traducción árabe o siríaca) y de la así llamada Plotiniana arabica. La obra habría sido traducida, luego, en la Escuela de traductores de Toledo por Gerardo de Cremona entre 1167 y 1187. Esta tesis es la compartida por aquellos esi;,,¡diosos que han,dedicado su atención, sobre todo, al texto árabe; por eso se ha dado en llamarla «arabizante».3 Hay, sin embargo, quienes han dedicado su estudio, principalmente, al texto latino. Esta tradición hermeneútica «latinista» llama la atención sobre el hecho -digno de mención- de que la primera alusión al texto árabe data recién del siglo XII. Por esta razón, creen poder afirmar que el texto latino no corresponde a una traducción del texto árabe conservado sino a la inversa. El original de la obra habría sido redactado en latín por Ibn David -o Avendauth-, miembro también de la Escuela de Toledo.4 Ésta, por lo demás, ya había sido la tesis de Alberto Magno.5 Traducción de un texto árabe u original, en cuanto a su contenido el texto latino muestra ser un compendio de los Elementos
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de teología de Proclo y de ciertos pasa1es de las Enéadas de
Plotino, resumidos en forma más o menos arbitraria. El tratado ostenta, al decir de Gilson, un sistema metafísico de tipo emanatista. Y el gran maestro francés resume así lo esencial del Liber: «(l) Las formas causadas por las inteligencias primeras engendran, a su vez, las almas y, entre ellas, el alma humana, ser inteligible de orden inferior, pero que retiene todavía el privilegio que tienen las Inteligencias de captar directamente su propia esencia por modo de intelección. (2) Capaz de conocer las cosas eternas porque ella misma es eterna, toda Inteligencia y toda alma inteligente posee narmalmente en sí los sensibles, porque está plena de sus formas. Así, (3) todo lo que es depende de lo Uno como de la única causa verdaderamente creadora, pero deriva por medio de una jerarquía. de Inteligencias y de formas inteligibles que no causan sino en virtud de la causalidad de lo Uno, y cuya eficacia es, pues, menos una creación propiamente dicha que una "información"».6 En los pasajes aquí seleccionados y traducidos puede advertirse cómo el modo de desarrollo de la filosofía procleana es utilizado para transmitir una estructura neoplatónica plotiniana.? En efecto, podemos distinguir entre el neoplatonismo de Plotino y el de Proclo, pues mientras el primero acepta sólo tres hipóstasis esenciales, Uno, Intelecto y Alma, el segundo multiplic:a las instancias iorermedias entre estas tres. Proclo entiende reflejar as[ con mayor agudeza una realidad jerárquica pero sin quiebres ni rupturas, continua, pues su interés está en mantener en su
reproducción intelectual de la realidad la pureza de lo Uno
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respecto de cualquier germen de multiplicidad. Por ello, mientras que en Plotino Uno e Intelecto son realidades inmediatas -con el consiguiente problema que ello representa en la filosofía de Plotino-, en Proclo entre lo Uno y el Intelecto encontramos instancias intermedias. En primer lugar, el límite (péras) y lo ilimitado (dpeiron). Esta díada es la que produce el ser que germinará en el Intelecto. Pero, además, hallamos también una serie de «hénadas», esto es de unidades o unicidades que ayudan a mediar entre los principios primordiales del ser y el Intelecto. Ahora bien, aunque no encontramos ninguna de estas instancias procleanas en el Líber, 8 la ohra conserva lo que, según la opinión de D'Ancona Costa, es el interés fundamental de Proclo, consagrado «casi exclusivamente a las reglas ..le la deducción de la multiplicidad a partir de la unidad».9 Así, el tema de la primera proposición -la causalidad- muestra por qué la realidad es una unidad absolutamente religada por un solo principio -causa prima- y dependiente de él. Pero sólo encontramos -al modo plotiniano-- tres principios: la causa primera, la_ inteligencia y el alma. Lo primero creado es el ser -esto es·la inteligencia- según la proposición IV. Y a través de ella todo lo demás es creado -proposición VIII-. Una novedad destacable respecto de Plotino y Proclo estaría en el atributo -positivo- de purum esse aplicado a la causa primera, en el cual se ha querido ver una posible influencia del corpus Dionysiacum en versión siria. !O
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NOTAS
1. Cf. Proclus: The E!e1nents ofTheology, a Revised Text wíth Translation, lntroduction and Co1n1nentary by E.R. Do, en Die 1netaphysik irn Mittela!ter, {Miscelfanett Medievalía, 2), P. Wilpert {ed.), Berlin, de Gruyrcr, 1963, pp. 267-281; :.\SÍ como en la exposición de la introducción a: Anónimo, Líber de Causis, edición, estudio preliminar y bibliografía de Rafael Aguila, traducción del texto latino de Ratiiel Aguila, Francisco J. Fortuny i Bonet, Cirilo García Román y Maíte Muñoz. García de lturrospe, Bilbao, Universidad del País Vasco, 2001, pp. 18-26. 3. Entre los defensores de esta postura, en el artículo citado, Saffrey nombra a: O. Bnrdenhewer, Die pseudo-aristote!ische Schrift «über das reine Gute» bekannt unter de1n Namen <1Liber de CausisJ1, Freiburg i. Br., 1882; O. Kraus, •1Plotin chez les Arabes», en Bul!etin de l'fnstitut d'Jigypte 23 (194 l), pp. 263-295; M. T. D'Alverny, «Avendauth?», en Honienaje a Mi'ilas-Vil/acrosa, vol. 1, Barcelona, 1954, pp. 19-43; A. Bada\vi, «Neoplatonfra apudArabes», en lsfamica (El Cairo) 19 (1955), pp. 1-33 y C. Anawad, c(ProlégomCnes a une nouvelle édition du De Causis arabe», en Mélanges Louis Massignon, t. l, Damas, 1956, pp. 73-110, entre otros. 4. Segt'tn Saffrey, ejcn1plos de defensores de esta tesis son: P. Duhem, Le systhne du 1nonde, t. lll, Pads, 1916, p. 331; G. Théry, Tolide, Oran, 1944, pp. 33 y ss.; y M. Alonso, «El Liber de catufr,,, en Al-Andalus 9 (1944), pp. 43-69, entre otros. 5. Cf. Alain de Libera, Albert le Grand et la philosophie, París, 1990, pp. 55-72; en especial p. 55: «Para Alberto, d Libro era una colección de aforismos aristotélicos, a los cuales "un cierto David el judío" hubfo agregado un comentario "a la manera en que Euclides había procedido con la seomenfa"' "inspirándose"' casualmente, "en pasajes leídos" en
Avicena, Algazali y Alfarabi)). 6. Gilson, E.: La phil.osophie ttu Mayen Age, París, 1962, pp. 378-379. 7. Esta es la tesis defendida por la más reciente intérprete del Liber. Cristina D'Ancona Costa en su Recherches sur le Liber de Causis, París, 1995. Debe señalarse, sin embargo, que la filosofía 1nisma de Proclo es, en gran parte y a pesar de las sutiles diferencias señaladas por esta autora entre las filosofías de Proclo y Plotino, deudora del pensamiento de Plotino. Cf. los pasajes sobre los que f)odds llama la atención en su edición crítica de Los ele1nentos de teología (por ejemplo, Produs, The Ele1nents.. ., Oxford, 1933. p. xxi, n. 5.) 8. D'Ancona Costa señala un hecho a considerar: 11EI atHor ha suprimido sistemátiCamente las alusiones de Proclo a la existencia de tnúltiples dioses: de los nuevos casos en que encontró alusiones de este tipo, siete veces reemplazó plin tb theíon, hoi theo{ por ~na expresión clave: Causa Primera» (op. cit., p. 45). 9. D'Ancona Costa, op. cit., p. 18. ··'10. Cf. D'Ancona Costa, op. cit., pp. 17-18; 45-46; 45; y, especialinente, 113-118.
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