DEFINICIONES Urbanización: La urbanización, considerada como proceso de concentración de la población en un número reducido de núcleos, es, junto a la modernización de la sociedad y la industrialización, uno de los fenómenos sociales más característicos del siglo XX. Masa: Ahora bien, la masa puede considerarse desde dos puntos de vista: a) Como manifestación transitoria, que aparece en una colectividad humana a consecuencia de circunstancias particulares (desastres, estados de pánico, «manía «manías» s» colect colectiva ivas, s, movim movimient ientos os social sociales, es, etc.). etc.). Estos Estos fenóme fenómenos nos son estudi estudiados ados por aquell aquellaa parte parte de la psicología social de la conducta que se denomina collective behavior (comportamiento colectivo). b) Como configuración social típica y duradera, que, en todas sus manifestaciones posibles, es característica de determinadas etapas históricas. Una masa no es lo mismo que una multitud. Los espectadores en un juego de fútbol son una multitud; los que observan el juego en casa por televisión son una masa. Hoult define una masa como un número relativamente grande de personas, especialmente dispersas y anónimas, que reaccionan a uno o más de los mismos estímulos, pero actúan individualmente sin considerarse unos a otros. (1). Rocke la definió, por su parte, como “Individuos fuera de su comunidad, expuestos a una caótica falta de relacionas de cualquier tipo, convertidos en rebaños nómadas, y perdidos hasta el punto de que ya no saben adónde pertenecen ni cual es su puesto en la sociedad, y que se divorcian más y más de sus lazos familiares, de su ocupación, de su vecindad, de su naturaleza y de la sociedad global”(2). Las masas se caracterizan, siguiendo a Gonzalez-Anleo(3), por su irracionalidad y su falta de autonomía histórica, lo cual las hace presa fácil de todo tipo de manipulación. Dentro de este contexto, Ortega y Gasset plantea su ya celebre “Rebelión de las Masas”, en la cual sostiene que la palabra masa no es un concepto cuantitativo y visible, como sí lo es la muchedumbre, sino que por el contrario es un concepto cualitativo y como tal, altamente complejo. CONCLUSIÓN Ninguna palabra en la historia ha dado tanto para hablar, a favor o en contra, como la de masa. masa. Conjuntamente con el concepto de clase social, la palabra masa ha movilizado los esfuerzos de un cúmulo de autores, quienes deseosos de definirla, han llenado bibliotecas enteras en busca de su objetivo. Masa es un término sociológico y complejo y no hace alusión simplemente a una pluralidad de personas. Por el contrario, la masa se caracteriza por la pérdida de la conciencia individual; la identificación en exceso del hombre con su grupo o colectividad (transformándose en hombre-masa), por su irracionalidad, y, sobre todo, por su carácter dinámico y sus consecuencias sociales. Proceso: Es una serie de interrelaciones que producen un cambio cambio.. Cultura: La cultura es el conjunto de todas las formas y expresiones de una sociedad determinada. Como tal incluye costumbres, prácticas, códigos, normas y reglas de la manera de ser, vestimenta vestimenta,, religión religión,, rituales rituales,, normas de comportamiento y sistemas de creencias creencias.. Desde otro punto de vista se puede decir que la cultura es toda la información y habilidades que posee el ser humano. humano. El concepto de cultura es fundamental para las disciplinas que se encargan del estudio de la sociedad sociedad,, en especial para la antropología y la sociología INDUSTRIALIZACIÓN: Se conoce como industrialización el proceso por el que un Estado o comunidad territorial pasa de una economía basada en la agricultura agricultura,, a una fundamentada en el desarrollo industrial industrial,, y en el que éste representa en términos económicos el sostén fundamental del Producto Interior Bruto y en términos de ocupación ofrece trabajo a la mayoría de la población.
En cada Estado o territorio los procesos de industrialización se han dado en momentos diferentes. La clave a nivel global en Europa y América se encuentra a finales del siglo XVIII y el XIX en los que la primera revolución industrial, con la incorporación de nuevas tecnologías a la explotación agrícola y la superación de los trabajos artesanales para la industria mediante producción en masa, cambiaron drásticamente el modelo económico y social. •
Las características fundamentales de la industrialización son:
1. Abandono del medio rural por amplias capas de población en busca de trabajo a lasciudades. 2. Expansión y crecimiento de las urbes en torno a las cuales se instalan las grandes empresas industriales. 3. Emergencia de la burguesía como clase social detentadora de los medios de producción y que defenderá el liberalismo en la creación de empresas y el comercio. 4. Aparición de la cultura del proletariado y, con ella, del movimiento obrero que encuentra su expresión sociológica y filosófica en el marxismo. 5. Progresiva desaparición de los modelos ilustrados y de la nobleza como detentadores de la titularidad de los recursos económicos y del poder político. Por extensión se habla de industrialización para referirse a cualquier modelo de sociedad muy desarrollada, si bien desde la década de los 50 del siglo XX las sociedades con mayor poder económico son aquellas que poseen unos altos niveles de desarrollo tecnológico.
El proceso de la industrialización tiene muchas causas:
La aparición y aceptación del beneficio.
Extracción de bienes y asignación de bienes.
Es necesario tener en cuenta los masivos desplazamientos, las migraciones que se producen del campo a la ciudad, asentamientos de carácter industrial. 2º Cambio importante en el tejido social, los artesanos son asalariados de hay arrancarán toda una serie de consecuencias, la pérdida de cualificación de estos artesanos, junto a esto y teniendo en cuenta los asentamientos industriales hay una corriente de pensamiento que va a producir cambios políticos y cambios de las ideas teológicas, APRA el hombre deja tener un valor teocrático al ser una herramienta de producción, cuando trabaja se siente mejor, determinadas . Una cierta comodidad de estar en este mundo, de hay se producen cambios revolucionarios y arraiga un conjunto de ideas que conducen a una nueva sociedad y a un cierto puritanismo. Cuando los artesanos se hacen asalariados dejan de usar sus herramientas, trabajan con herramientas del empresario, se acepta implícitamente la supervisión del empresario del trabajo. Se va a producir una secuencia por la cual el trabajador se va dividir, se crea una red de dependencias que necesita ser planificada. Coordinar cada una de las partes de ese trabajo ensambladas para obtener el producto final, toda esa planificación va a exigir una burocracia. Se va a gestar una capa de trabajadores encargados de toda una burocracia a servicio de la planificación, división del trabajo, comienzo del mismo. TEMA 2 TEORÍA SOCIOLÓGICA Y SOCIEDAD INDUSTRIAL 2.1 El panorama científico en el siglo XIX Se constituyen grandes logros ciencia, técnica y pensamiento. Nace, crece y se desarrolla la Sociología. Se atribuye su nacimiento a AUGUSTO DE COMTE, cita la palabra para entender una ciencia nueva de carácter Empírico positivista para conocer la física social. Conocer las sociedades para proyectar ese conocimiento, debería tener un método para distinguirse de las demás.
Si estudiamos el objeto, podemos decir que tienen una doble vertiente o visión, un objeto formal , un objeto material nos proporciona los datos del campo donde actúa. La sociedad es una realidad constituida por relaciones sociales que se materializan por las diversas maneras que presentan la concurrencia de los siguientes elementos.
Cambios cientificos y tecnológicos Sería inimaginable concebir nuestro actual nivel de vida sin los grandes cambios tecnológicos: la medicina, el transporte, las comunicaciones, la energía, etc., todos los sectores son tributarios de las innovaciones tecnológicas. El discurso optimista de la revolución tecnológica siempre auguró que con ella se podrían superar los problemas ancestrales de la Humanidad: pobreza, paro, superpoblación, migraciones obligadas, desigualdades sociales, etc.
La realidad nos demuestra que, a pesar de los inequívocos avances positivos, la orientación y el uso actual de ciertas tecnologías no sólo no solucionan algunos de esos problemas, sino que los agravan profundamente: •
•
•
•
Es incuestionable que los beneficiarios directos e inmediatos de las mejoras tecnológicas sólo representan una mínima parte de la humanidad. El resto, no sólo no ve que sus problemas se resuelvan, sino que advierten cómo aumenta la distancia entre ellos y la parte más desarrollada del planeta. Los llamados "efectos secundarios" de ciertas tecnologías, principalmente de la industria y los transportes, están cuestionando la subsistencia física del planeta. La implantación extensiva y en no pocas ocasiones arbitraria de las innovaciones tecnológicas está suponiendo un aumento correlativo de la depreciación del capital variable que constituye el llamado ‘factor humano’ de la producción y está revolucionando todos los esquemas de contraprestación laboral . Allí donde se está aplicando de forma masiva el cambio tecnológico, especialmente en lo que a las tecnologías de la información y la comunicación se refiere, se están produciendo importantes mutaciones sociales de signo diverso y contradictorio, constatándose, en cualquier caso, una más que preocupante ausencia de control democrático sobre las mismas.
Aquí, nos vamos a referir de manera especial a los siguientes impactos tecnológicos: • • •
Los relativos a la seguridad de las personas y el medio ambiente. Los que provocan un aumento de la dualización económica y social. Los que están alterando las relaciones sociales, políticas y laborales.
Los avances científicos y tecnológicos que se dan en los países industrializados, tienden a incrementar las desigualdades entre países ricos y pobres y a dificultar el acceso de éstos a las innovaciones tecnológicas" (2).
Hubo un tiempo en el que se pensaba que de una forma natural el desarrollo científico y tecnológico terminaría llegando a los países más pobres e incluso que éstos serían sus beneficiarios más destacados. En 1.995, Nicholas Negroponte, a propósito de su libro Being digital , todavía se preguntaba (!), analizando el promedio de edad de los ciudadanos alemanes y mejicanos, cuál de esas dos naciones se beneficiaría primero del ser digital (3). Hoy por hoy, la respuesta es fácil encontrarla. La brecha entre países ricos y pobres es cada vez es más evidente y la tecnología acentúa más esa evidencia. El sueño utópico de una especie de tecnoparaíso en el que las seculares diferencias entre unos pueblos y otros, entre unas sociedades y otras quedarían arrasadas gracias a la tecnología sigue siendo simplemente una quimera. Los factores que explican la paradoja de que muchos cambios tecnológicos sirvan para distanciar y profundizar en la dualización económica y social de los pueblos, en vez de para unir, son diversos:
•
•
•
En una economía de carácter global, la tecnología se convierte en un elemento de carácter estratégico y en un factor de competitividad de primera magnitud. Nadie, pues, está dispuesto a cederla graciosamente. La venta o eventual cesión de tecnología se hace siempre con los criterios, ritmos y prioridades del país vendedor y no con los del comprador. Ello dificulta ab initio una adecuada apropiación tecnológica por parte de los países menos desarrollados y les obliga a larga y onerosa dependencia difícil de resolver. La falta de formación o de capacitación y la ausencia de una gestión empresarial autónoma, junto a unos esquemas y valores culturales diferentes, impide que se generen unas aplicaciones en consonancia con sus verdaderas necesidades y/o prioridades sociales.
En vez de un instrumento de liberalización y de progreso, la tecnología se puede convertir así en un arma imperialista más de globalización económica y cultural que acabe aplastando definitivamente las culturas regionales y/o minoritarias. El desarrollo tecnológico tiende un puente entre unos pueblos y otros, entre unas culturas y otras, y el tránsito por ese enlace, en pura teoría, es bidireccional. En la práctica, sabemos que el flujo en uno y otro sentido no es equivalente, ni siquiera proporcional. Las denominadas culturas híbridas (4) o sincréticas, fruto de ese intercambio descompensado que, por ejemplo, propician las tecnologías de la información, son buena prueba de ello. Se trata de culturas generadas no a través de un proceso de síntesis e integración, sino a base de adosamientos coyunturales (según las modas lingüísticas, del vestir, etc. dictadas por los medios) y de mixtificación intelectual. Tecnología y protagonismo social Ninguna aplicación tecnológica es inocua. Mucho menos lo son los intereses a los que responde. La implantación intensiva de nuevas tecnologías, especialmente las referidas a la información y la comunicación, está generando todo un rosario de consecuencias políticas, sociales y laborales, de distinto signo. Para unos, "la sociedad civil internacional, enlazada gracias a los recursos tecnológicos ha ganado una significativa presencia en el debate y las decisiones políticas en numerosas naciones" (5). Otros destacan que "la nota diferencial del Infolítico Superior respecto a las eras previas es que, por su propia naturaleza, los usuarios tendrán un protagonismo que no tuvieron en el pasado. Será cada vez menos cierta la afirmación de Paul Valery de que ‘ la política es el arte de impedir que la gente tome parte en los asuntos que le conciernen’" (6), enfatizan otros.
Es claro que visiones tan optimistas como las precedentes no son generalizables. Por el contrario, como ocurre con el desarrollo tecnológico en general y con los beneficios económicos que de ellos se desprenden, también en el campo político y social se pone en evidencia el contraste y la gran distancia que existe entre quienes saben, tienen, y utilizan las nuevas tecnologías y quienes no las tienen, no saben usarlas o, simplemente, no pueden acceder a ellas. También aquí, en contra del optimismo desmesurado de Negroponte, se ha de pagar una dolorosa factura en términos de dualización, desestructuración y desvertebración social. Pero, aun más. Tampoco se corresponde con la verdad que el acceso a las nuevas tecnologías suponga automáticamente un mayor protagonismo social. El slogan " cibernautas informados son ciudadanos enterados " no explica de qué se enteran más esos ciudadanos y, sobre todo, no aclara que tener información no significa pasar a la acción. Como acertadamente destaca Pérez Jiménez (7), "lo que Julia Kristeva considera que ha sido patrimonio de los intelectuales desde la Antigua Grecia hasta los años 60, es decir, la capacidad de generar un pensamiento alternativo y desafiante, desaparece en las últimas décadas".
Se trata de la indiferencia operacional a la que Gilles Lipovetsky (8) se viene refiriendo de manera reiterada, "consecuencia de un proceso de deserción intelectual destinado a tener un desarrollo considerable con el progreso telemático".
Introducción No resulta fácil definir lo que es una ciudad, ni determinar porqué surgen; y sin embargo todo el mundo reconoce una ciudad en cuanto la ve: tiene una alta densidad de población, construcciones muy próximas y «altas» y una gran actividad económica en sus calles, sobre todo del sector servicios. Sin embargo, no todas las partes de una ciudad tienen servicios, algunas tienen industria y en otras sólo residencias. Parece lógico definir a una ciudad por su función, pero las funciones de una ciudad son muchas y muy variadas y, además, cambian con el tiempo. No obstante hay que tener en cuenta que la función, la forma y la estructura de las ciudades dependen de la concepción que sobre el ámbito urbano y el mundo, tienen la cultura que las crea. Las ciudades del pasado El modelo urbano aparece con la revolución neolítica. Las primeras civilizaciones urbanas aparecen hace unos 5000 años en siete regiones diferentes: la llanura del valle del río Hoang-ho, los valles del Tigris y el Éufrates, el valle del Nilo, el valle del Níger, las altas mesetas mesoamericanas y las alturas peruanas. La ciudad moderna Durante el Edad Moderna se crean los estados nacionales y la monarquía absoluta. Esto implica la extensión del régimen jurídico a todo el territorio, si bien no ha todas las clases sociales. El espíritu racionalista de la Edad Moderna tiende a regularizar las calles y a ensancharlas. En España se crean las plazas mayores. Algo más tarde, en América y África, y en la costa, sí se crearán ciudades nuevas. Estas urbes tienen un plano ortogonal, con calles anchas que siguen un plan. Durante toda la Edad Moderna el caserío será bajo y pobre, con amplias huertas interiores donde se suelen depositar las heces. Durante el Barroco la ciudad tiende a cambiar radicalmente. Se acometen operaciones de cirugía urbana. La ciudad refleja la grandeza del Estado y la monarquía. La ciudad comienza a tener una fachada, pero, también, tendrá espacios singulares y recogidos que crean luces y sombras.
La ciudad contemporánea Durante el siglo XIX cambia radicalmente la sociedad, la economía y el concepto de ciudad. La ciudad contemporánea gravita sobre dos ideas básicas: la concentración del mercado en torno a la creación de un centro urbano y la reunión de la fuerza de trabajo y los consumidores. El prototipo de ciudad es París y la reforma de Haussmann, el modelo de actuación en todo el mundo.
El centro urbano es la zona principal donde se hacen los negocios, y en torno a la cual se disponen las demás funciones de la ciudad, desde la administración a la residencia. La reforma interior engarza con el ensanche: un plan de expansión de la ciudad reservado a la burguesía y a la función servicios, que como prolongación de la reforma interior y la gran vía, se dirige, en la mayoría de los casos, a la estación del ferrocarril; verdadero motor de la industrialización y del desarrollo económico. Los altos precios de las parcelas tras los planes de reforma interior y ensanche suponen que el proletariado no puede acceder a estas viviendas por lo que aparecen dos tipos de vivienda marginal: las barriadas del extrarradio y los corrales o casas de vecinos. Con la explosión demográfica y la urbanización de la sociedad industrial, las ciudades crecen. El transporte urbano es el que posibilita el crecimiento de las ciudades en superficie. El crecimiento urbano ha supuesto la colmatación de la ciudad y la creación de barrios social y funcionalmente diferenciados. Pero la ciudad contemporánea es en la que se hacen reformas fundamentales, calles nuevas, anchas y arboladas, alcantarillas, alumbrado y diversas medidas higienistas. En los años 1920 surge un nuevo modelo de ciudad: se abren las calles para los coches y se jerarquiza la red viaria, se crean las infraestructuras que llevarán el agua y la electricidad a las casas, se recogen las basuras, etc., y aparece un nuevo tipo de edificio que condicionará el paisaje urbano; el rascacielos y los edificios de varios pisos. En el Tercer Mundo las ciudades tienen sus propios problemas. Existe una gran ciudad que concentra la mayor parte de la población urbana del país y los pequeños pueblos rurales, sin que apenas existan ciudades intermedias. El caserío de la ciudad actual es marcadamente diferente al de la tradicional. En su concepción han tenido una influencia decisiva los argumentos de la arquitectura racionalista. Las ciudades actuales han crecido enormemente, hasta el punto de haber absorbido pueblos y ciudades vecinas. La aparición de las conurbaciones y las megalópolis es uno de los fenómenos urbanos más dinámicos de nuestro tiempo. EL PROCESO DE URBANIZACIÓN La urbanización, considerada como proceso de concentración de la población en un número reducido de núcleos, es, junto a la modernización de la sociedad y la industrialización, uno de los fenómenos sociales más característicos del siglo XX. Especialmente la urbanización a gran escala que, en la segunda mitad de éste, se expandió por todos los continentes a un ritmo desconocido hasta entonces. El vivo desarrollo urbano se había producido primero en los países industrializados y, en esta etapa, se extendió también por los del Tercer Mundo, impulsando la polarización de sus recursos en unos enclaves privilegiados y, al mismo tiempo, el desarrollo desigual y la diferenciación interna de sus territorios y sociedades. Esta situación se reprodujo en América Latina con caracteres más acusados que en las demás regiones del mundo. Después de la II Guerra Mundial, debido al voluminoso trasvase de sus habitantes desde el campo a las ciudades y al incremento de la población urbana originado simultáneamente por esta inmigración y por las elevadas tasas de crecimiento vegetativo, el proceso de urbanización constituía en esta región un fenómeno insólito e irrefrenable. A la rápida concentración de recursos humanos le siguieron otros cambios de orden económico y social que, desde el primer momento, atrajeron el interés de investigadores de las más variadas disciplinas. Europeos y norteamericanos al comienzo, con los propios latinoamericanos de inmediato, trataron de identificar los rasgos esenciales del hecho urbano y de su dinámica a mediados del siglo. Varios lustros después, entrada ya la segunda mitad de los ochenta,
el estudio pionero de los temas relativos a la estructura física del fenómeno urbano y su evolución histórica, había dado paso a cuestiones más complejas, relacionadas con la organización y el funcionamiento de la sociedad urbana. Se discutían las consecuencias del gigantismo de las principales capitales políticas o económicas, las dificultades para administrarlas debidamente, sus crecientes costes, la acumulación de responsabilidades sociales y materiales sobre las administraciones públicas (viviendas, empleo, educación, salud...) imposibles de atender en plazos prudenciales por cuanto tales demandas superaban su capacidad operativa; se constataba, por último, la desarticulación del espacio regional, originada por los desequilibrios internos del sistema económico y social, expresados en el fuerte dinamismo de las metrópolis dentro de los conjuntos nacionales, cada vez más diferenciadas de los otros elementos de sus redes urbanas. Con el acelerado proceso de urbanización de América Latina, responsable de la concentración metropolitana, había aflorado también la crudeza de las injusticias del sistema social implantado en su territorio. El proceso de urbanización ha estado ligado tradicionalmente y desde buen principio, a las lacras y los peligros que supuestamente lo acompañan, aunque en definitiva esto no va a ser siempre así, ya que cómo sabemos se acabará asociando este proceso al orden y el bienestar. Sin embargo podríamos observar distintos matices que han adquirido tanto el proceso de urbanización como el concepto de ciudad. En primer término el proceso de urbanización ha sido esencial para el avance económico y unas condiciones de vida más óptimas y en segundo término la ciudad ha venido siendo atractivo para las nuevas tecnologías y ha sido foco irradiador de culturas. Debemos considerar el fenómeno urbano como algo relativamente reciente, además el desarrollo urbano no es posible considerarlo desligado del desarrollo social al que está irremediablemente unido, así cómo también permanece unido al desarrollo económico que lo acompaña. En definitiva todo este proceso, reciente y abrumador, no se nos escapa a la hora de constatar que formamos partido, la sociedad, de este desarrollo vertiginoso, reflejo de la velocidad con la que se están moviendo las cosas a nuestro alrededor y que lejos de parecer dinámicos, estos procesos, aletargan nuestro grado de reacción e incrementan nuestra inconsciencia. Sin embargo todo no ha estado siempre así definido. No tenemos más que recurrir a las fuentes para saber que durante sus inicios la ciudad nace como la concreción espacial con cierta división del trabajo y estas, pese a su precocidad, no dejaban de estar acompañadas de un proceso urbano lento y en otras ocasiones, las ciudades, estaban sujetas a una inconsistencia que las hacía aparentar efímeras. Por tanto ya tenemos establecido el nacimiento del proceso urbano alrededor de la revolución neolítica, su primer desarrollo destacado ubicado en la consolidación alrededor del Mediterráneo, de las primeras civilizaciones urbanas que comprenden Grecia y posteriormente Roma. Un subsiguiente recaída durante los primeros siglos de la Edad Media seguida de una recuperación tanto en los últimos siglos de la Edad Oscura, como su definitivo impulso ya durante el Renacimiento. De todas formas, no podemos olvidar que paralelamente a occidente durante la Edad Media tanto en la escindida Bizancio como en el próspero Islam 2, lejos de conocer un proceso de regresión, las ciudades experimentaron un considerable florecimiento. Pese a todo ello, es decir, tras los siglos y siglos de evolución y transformación social, una vez entrada la Edad Moderna 3, las ciudades europeas todavía conservan los rasgos por los que se habían venido caracterizando durante todos estos años, desde que surgió como paradigma junto a la historia. Sin embargo no dejaba de tratarse de unidades compactas donde sus ciudadanos gozaban de privilegios y donde revoloteaba el poder real y eclesiástico. En este sentido a partir del siglo XVIII la economía y la tecnología se encontraba preparada frente a unos cambios que se habían estado fraguando y que a partir de dicha fecha se verían colmados. Sin embargo desde las ciudades griegas ya constituían importantes núcleos urbanos reducidos a modo de ciudadesestado con clara vocación comercial. Posteriormente El Imperio Romano y la subsiguiente romanización constituyeron un destacable proceso de urbanización cuyo principal objetivo estaba en el control militar, a partir de un núcleo de control, o bien aprovechaban los anteriores núcleos colonizadas, o bien los conformaban ex-novo. Sin embargo con la disolución definitiva de dicho imperio en occidente el proceso sufre un primer retroceso que por otro lado no se verá reflejado en sus homólogos de las regiones orientales y en definitiva no será hasta el siglo XI cuando las ciudades se verán reforzadas por la consolidación del sistema feudal. Por otro lado el proceso no se encuentra exento de otras crisis sucesivas, más concretamente durante los siglos XIV y primeros años del siglo XV, para recobrarse con la iniciativa de las primeras monarquías europeas, entrando ya en pleno Renacimiento, y su posterior expansión.
La ciudad de Londres constituye el paradigma de ciudad industrial por excelencia, a la que no podemos dejar de eludir dentro del contexto de la urbanización contemporánea, tanto por su carácter pionero en diferentes etapas, que van desde finales del XIX: la consolidación del sistema de fábricas, la comercialización de las máquinas para la industria textiles, la consolidación de los paisajes urbanos, la industria del acero y la construcción del ferrocarril, los grandes centros industriales y la irremediable concentración poblacional, en un fase temporal desde aproximadamente 1780 hasta 1870 con una subsiguiente fase a partir de dicha fecha. Destaca sobre todo la tercera fase del proceso urbanizador en el caso británico relacionada directamente con las innovaciones técnicas la organización de la producción industrial y su localización en un territorio en concreto. Sin embargo en el siglo XVIII prevalecía una concepción claramente influenciada por el movimiento ilustrado dónde predominaba ante todo la idea de felicidad humana, que se extendía a una ideología antiurbana con posiciones claramente reaccionarias. Estas desconfianzas pudieran verse posteriormente constatadas con la realidad insalubre de los núcleos de concentración urbana (las pestes, fiebre bubónica…) y el posterior desarrollo de los planes de urbanización. En este caso más próximo a nosotros se encontraría el famoso plan urbanístico de Ildefons Cerdá para la Ciutat Comtal. En definitiva El desarrollo urbano opta por la expansión de su entramado, prescindiendo de su enclave de murallas, la proliferación de grandes avenidas, la consecución de ensanches. Sin embargo la expansión del entramado urbano venía previamente hostigada por la proliferación industrial, y las relaciones económicas y sociales. En este sentido las ciudades crecían de manera desigual y transitoria y la velocidad con todo lo que conlleva será tal vez la característica que mejor defina como se estaba desarrollando el proceso. Así el desarrollo de nuevas condiciones de trabajo, o de una manera de entender el trabajo de un modo más distanciado y científico, más calculado y eficaz sería la tendencia predominante. La manufactura industrial constituiría el germen por el que los hijos que se criaron en este contexto industrial conformarían con posterioridad los habitantes de la posterior ciudad moderna. Sin embargo cuando nos referimos a la “Ciudad de Hoy” se encuentra bajo un nuevo proceso de desconcentración. Por motivaciones que se resumirían tanto por el cambio sufrido en la industria, el acceso a nuevas tecnologías y un desarrollo del sector terciario. Una organización en red con procesos productivos diferenciados una distribución más dispersa de la ubicación urbana en distintas áreas metropolitanas. En las últimas décadas del pasado siglo se ha experimentado una fragmentación de los mercados de consumo, con diferentes tipos de consumidores, la fragmentación del anterior mercado de masas y las multiplicación y jerarquización de los estilos de vida, que vendría a caracterizar la era postindustrial. Asistimos impasibles a la configuración de un panorama dónde toma acomodo la denominada “ciudad difusa” que comprendería un territorio más extenso. Lejos ya de un recinto delimitado. En este sentido podríamos destacar la situación de Barcelona, claro exponente de la densificación de la población constreñida dentro de las murallas, que constituían uno de los puntos más densificados de toda Europa y que su proceso de derroque es relativamente tardío. En este sentido el crecimiento de las ciudades era a modo de “mancha de aceite” Y la articulación de redes que relacionaban el espacio. También en Barcelona podemos ver el claro exponente de las rondas que seccionaban el espacio urbano. Prevalecería ante todo la mayor flexibilidad del proceso urbanístico y también se ha visto su desarrollo consecuencia directa de su avituallamiento de servicios y equipamientos necesarios. La tendencia a sistemas urbanísticos reticulares con una progresiva pérdida de jerarquización del espacio. En definitiva la apariencia de estas ciudades difusas, sin confines, en apariencia, se encuentran delimitados de alguna manera por divisorias sociales y funcionales, y en menor medida, políticas y administrativas. Existiría como consecuencia una tendencia a despejar el centro de las grandes urbes. La división de estos confines acabaría por imposibilitar la coordinación administrativa que la convertiría en menos pragmática y amenazaría las condiciones ecológicas necesarias para vivir. En definitiva los lugares urbanos aparecen, más que nunca como lugares de intercambio, de personas, de bienes, de información y de ideas. Así el territorio urbano depende tanto de la configuración espacial y las nuevas formas de movilidad como de los gradientes de densidad en las diferentes áreas. En resumidas cuentas predomina la sobrecentralidad de las ciudades más importantes a la par que el proceso de desconcentración se estima necesario para asegurar la centralidad de las ciudades importantes.
La importancia creciente de las telecomunicaciones y las mejoras tanto en los sistemas como en las redes de transporte en el último tercio del siglo XX han caracterizado la evolución de las ciudades. Y no solamente las ciudades comprenden los tradicionales flujos de mercancías y bienes, sino también de personas, una tendencia que se estima como actualmente regularizada y consolidada. Existe una tendencia hacia la dispersión de los tradicionales lugares de trabajo, de los centro de ocio, o del comercio, favorecido sin duda por los nuevos sistemas de comunicación y transporte. En este sentido prevalecen concepciones como la de residente, o commuter , así como, la metrópoli de segunda generación. En definitiva el modelo de habitante se habría diversificado y no en menor mesura sus diferentes situaciones… Población flotante, contingentes de población no permanente etc. Una población que habita geografías variables en ciudades de geometría variable. Cabe no olvidarnos de los estudios urbanos asociados a los nuevos conceptos para una ciudad nueva. En previsión, tanto los inconvenientes de la concentración urbana, el acomodo de determinada tecnología que por otra parte, será necesaria, estimar como se va a producir la fragmentación de la estructura urbana y como se va a desarrollar el espacio físico necesario para posibilitar la habitabilidad. Concepciones como la ciudad dual o la ciudad cuarteada etc. La realidad de las nuevas realidades territoriales emergentes, sin ningún tipo de representación, sin un imaginario propio dónde predomina un ideario o imaginario de urbanización basado en situaciones urbanas pasadas. La proliferación de binomios como centro-periferia o producción-reproducción hacen destacar las limitaciones de este análisis claramente excluyente e inapropiado. La tendencia podría claramente resumirse, obviando ciertos aspectos, hacia una segregación de los grupos sociales, hacia una ciudad especializada y finalmente hacia una dispersión de la urbanización sobre el territorio. En definitiva cobra un papel de mayor relevancia la dotación del entorno territorial. Todo esto viene definido por un mayor auge logístico en las cercanías y la posibilidad de articular la comunicación del territorio. Todo esto conlleva la mejora en las condiciones de vida y la rehabilitación de los tejidos urbanos preexistentes. Todo ello con tal de garantizar la sostenibilidad ambiental vinculada a la cohesión social y al uso colectivo del territorio. Dentro de este aspecto destacaría la creación de parques rurales dentro de los términos municipales de las principales ciudades. En definitiva la posibilidad de garantizar y defender una política metropolitana y la exigencia de dotación de infraestructuras sobre todo en beneficio del bien ambiental y también si cabe, el derecho de todos los ciudadanos a una vivienda, la igualdad territorial y por otro lado una defensa de la diversificación social. También, para acabar, el presente de la urbanización necesita un diseño, un planteamiento y una estrategia colectiva y además estas deben ser tanto sociales y económicas como ambientales y urbanísticas. En definitiva el panorama actual de las ciudades pasa por ser fiel reflejo de las actuales condiciones, las ciudades serán, más bien, mosaicos de parcelas social y funcionalmente especializadas. A la par que se convertirán, si no lo son ya, en inmanejables y conflictivos. Todo ello supone un verdadero reto para las generaciones futuras, un proyecto colectivo. MEDIOS DE COMUNICACIÓN Los medios de comunicación masivos, cine, radio, televisión, prensa, en sí mismos no implican ya la masividad, más que la causa, deben ser entendidos como los instrumentos y canales para elaborarla, a su vez se vincula a otros elementos del entramado social contemporáneo en que estos medios se entrecruzan como son la dependencia al mercado, donde la satisfacción de las necesidades personales y sociales pasa inexcusablemente por este y es un fenómeno del que en las condiciones contemporáneas, no es posible sustraerse, ahora bien la cultura del mercado, el consumismo y la exacerbación de su significado social se acentúa y profundiza a través de los medios masivos, de forma directa por la llamada información subliminal diseñándose un individuo consumista por excelencia, lo que conduce a complementar las funciones de la cultura de masas.
CAPÍTULO IV: LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS La valoración de los medios de comunicación de masas ha dado origen a una interesante polémica(1). En su ensayo “El mundo Fantasmal de la TV”(incluido en Mass Culture: The Popular Arts in America, publicado en 1957), Gunther Anders sostenía: “El consumo masivo moderno es la suma de desempeños solitarios: cada consumidor, un trabajador empleado sin pago en la producción del hombre-masa”. Al final, predice, sin querer decirlo, que los estadounidenses perderán su capacidad de hablar. “Puesto que la caja receptora habla por nosotros, nos priva gradualmente del poder del habla, transformándonos así en dependientes pasivos”. Teodoro Adorno, presente en el mismo libro con el ensayo “la televisión y los patrones de la cultura de masas”, sugiere que “la cultura popular ya no está limitada a ciertas formas como las novelas o la música bailable, sino que se ha apoderado de todos los medios de expresión artística”. Para Adorno, los medios de comunicación son todopoderosos. Describe la cultura contemporánea de masas como repetitiva, insoportable y omnipresente y sugiere que estos aspectos “tienden a desarrollar reacciones automatizadas y debilitan la fuerza de resistencia individual”. Finalmente, agrega, la gente no sólo pierde su capacidad para ver la realidad tal como es sino que también pierde su capacidad para experimentar la vida. En la introducción al libro, titulada “La cultura de Masas en Estados Unidos”, Bernard Rosenberg formula una lista de “cargos” contra la cultura popular, los medios de comunicación de masas y la cultura de masas: “En la cultura de masas, la gente se vuelve deshumanizada, insípida, llevada por la ansiedad; es explotada, engañada, abandonada, envilecida y sus vidas son estandarizadas, vulgarizadas y manipuladas por la cultura de masas, que es una amenaza a nuestra autonomía, y esta situación es exacerbada por cosas como la ficción anémica, películas vulgares, dramones patéticos, creando en el publico una angustiosa vida vacía de sentido y trivializada, Así como la alienación la que lleva a esa horrorosa realidad, el hombre-masa. Los teóricos referidos, “apocalípticos” según Umberto Eco, creía que la cultura popular y los medios de comunicación generarían automáticamente cultura de masas y llevarían al desarrollo del hombre-masa, los habitantes cretinizados, deshumanizados, caprichosos, desindividualizados, de las sociedades de masas que los conducen al totalitarismo. Esta teoría de que los medios no sólo afectan o dan forma sino que de hecho determinan la conciencia de los individuos se acerca mucho a lo que se habitúa llamar la teoría “hipodérmica” o la teoría de la “bala mágica”, teoría que ahora está ampliamente desacreditada y considerada simplista. Se piensa que los mensajes de los medios son interpretados esencialmente del mismo modo por todos y generan respuestas directas, mas o menos automáticas e inmediatas. En un extremo totalmente opuesto, se ubican “los integrados”, para quienes la cultura de masas y los medios han conseguido que la cultura sea patrimonio de una cantidad de gente cada vez mayor, de modo que se puede concluir que el mundo ha mejorado notablemente(2). Así hoy, la vida del hombre cuenta con un ámbito de posibilidades mayor que nunca. En promedio, los estadounidenses, por ejemplo, emplean más de 3 horas diarias viendo televisión, varias horas diarias escuchando radio, y más horas leyendo diarios, revistas y libros. Por lo tanto, mucho de lo que se escucha, lee y ve, implica arte popular o géneros de arte público que son transmitidos por y gracias a los diversos medios de comunicación. Ambas posturas tienen argumentos a favor y otros en contra y como todo extremo, no conducen a ninguna verdad. En mi opinión, la existencia de una sociedad dividida en muchas subculturas, como la nuestra, caracterizada además por el pluralismo cultural popular, sugiere que los medios de comunicación no son tan poderosos como creyeron alguna vez los teóricos de las comunicaciones. Por el contrario, los medios sólo reflejan los cambios que van ocurriendo en una sociedad en un momento dado. Pueden agregar ímpetu y acelerar las cosas, pueden incrementar el conocimiento y mostrar cosas que a muchos no nos gustan, pero nunca tendrán la capacidad de
uniformarnos. Los medios tienden a reflejar las sociedades en que se hallan aunque, por supuesto, también las afectan. Pero, la acción de los medios sólo se limita a reforzar aquellos valores o actitudes que ya existen en los individuos. Los medios de comunicación se han erigido en categoría de mito o fetiche nos han enseñado a considerarlos como entidades dotadas de autonomía con voluntad y almas propias. Difícilmente algo que se halla visto en la TV se ha sometido a critica a partir de ello elaboramos a nuestro juicio sobre múltiple aspectos de la realidad nacional e internacional, los transmitimos, los discutimos sin analizarlos los comportamientos. En síntesis pasan a integrar nuestro logos ideológico. LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y LA CULTURA DE MASAS. Para analizar el tema será necesario tratar punto por punto y nos detendremos en los de mayor interés para este ensayo, pero eso no significa que unos sean más trascendentes que otros. El objetivo primordial es reflexionar acerca de la importancia del surgimiento de los medios de comunicación y su estrecha vinculación con la cultura de masas, en el contexto del sistema capitalista. Para entender la influencia de los medios de comunicación en la sociedad de masas es indispensable determinar porqué se les considera como un aparato ideológico del Estado. Retomando la ideología marxista que concibe al Estado como un sistema que permite que las clases poderosas aseguren su dominación sobre la clase trabajadora; podemos distinguir que el aparato del Estado esta constituido por dos elementos: el aparato represivo y el aparato ideológico. El aparato represivo funciona mediante la violencia, no precisamente física pero hace uso del poder para defender sus intereses; por lo tanto pertenece al dominio público y abarca al gobierno, administración, ejército, policía, tribunales, etc. El aparato ideológico del Estado son aquellas instituciones que se encargan de presentar al ciudadano las “realidades” concordantes con la ideología dominante ( la ideología de las clases en el poder), por ejemplo: la religión, la escuela, la familia, los partidos políticos, los sindicatos, las manifestaciones culturales y por supuesto, los medios de comunicación. La mayoría de ellos pertenecen al dominio privado. Ambas se encargan de formar en el individuo hábitos, normas, reglas, creencias, sentido de pertenencia, afiliación, gustos, preferencias, etc. que serán básicas en la formación de la sociedad de masas; además de ser limitantes para la libre expresión, en otras palabras, no se permite expresar ideas que no concuerden con las preestablecidas por el aparato ideológico. Esta situación es muy representativa de los países subdesarrollados, tal es el caso de Latinoamérica y específicamente México. En el transcurso de nuestra historia podemos notar como las formas de expresión como el arte, la prensa, la radio, la televisión y demás, han sido utilizadas para respaldar las ideologías “oficiales”, esto se explica por el control y la censura que el Estado y sus correspondientes aparatos, ejercen sobre lo que debe ser divulgado y lo que no puede ser dado a conocer. Los medios de comunicación son determinantes en la preservación del aparato ideológico del Estado, para entender como han llegado a adquirir tal importancia es preciso recapitular el origen de la industrialización de los medios y la consecuente cultura de masas, siendo ésta capaz de crear vínculos entre los individuos que permitan mantener estable al sistema.
Hablar de la historia de la comunicación, es hablar del desarrollo de las industrias de los medios. El proceso histórico por medio del cual surgieron y se desarrollaron estas industrias, esta acompañado por el surgimiento de las sociedades modernas. Con la aparición de la prensa en 1450 inicia el desarrollo de las industrias de los medios. El capitalismo hace suyas las formas de transmisión cultural para industrializarlas y así comerciar con los medios de comunicación. Durante la segunda mitad del siglo XV se establecieron imprentas en los centros comerciales más importantes de Europa. A partir de allí se inicia la era de comunicación de masas; hecho que coincide con el desarrollo de las formas de producción capitalistas y los inicios del Estado nación moderno. En los inicios de la prensa, se publicaron panfletos, periódicos y boletines de diversos tipos. Dichas publicaciones estaban dedicadas a sucesos particulares y no formaban parte de una serie. Fue a principios del siglo XVII cuando las publicaciones informativas aparecen con frecuencia y regularidad. Lo que da origen a la preocupación por parte de Estado por regular y reglamentar el contenido de las publicaciones (antecedente de la censura). Como consecuencia del crecimiento y la consolidación de los periódicos de circulación masiva, surge el comercio internacional de las noticias que prevalece hasta nuestros días con el dominio de las grandes agencias (que ya antes se habían repartido el mundo como se reparte un pastel). Estas son las que proporcionan a cada país las noticias que se transmiten en la televisión, la radio y los periódicos. Obviamente que antes de llegar al público son filtradas por las políticas internacionales y gubernamentales correspondientes. El progreso técnico hace posible la aparición de la fotografía. Las industrias ven en ella una nueva forma de comercialización y pronto ponen al alcance de muchos las herramientas adecuadas (cámaras, utensilios, productos químicos de revelado y fijación, manuales, etc.) para su producción y consumo. Con la llegada de la fotografía es desbancada la pintura de caballete. Los pintores de aquella época ven con reserva el nuevo invento, pero debido a la necesidad monetaria, muchos de ellos deciden hacerse fotógrafos ya que la burguesía es propicia a solicitar sus servicios para inmortalizar su clase y prestigio. Entonces el artista es suplantado por el fotógrafo. Una vez más el capitalismo cambia el trabajo individual por la industrialización del producto con miras de comercializarlo. Actualmente la fotografía es un medio de expresión al alcance de muchos, incluso de las masas. A través de ella se plasman las imágenes de nuestro tiempo lo que la ha convertido en un documento histórico. La fotografía es una técnica especializada muy vinculada con otros medios de comunicación, como el cine, las artes visuales, la televisión y la prensa. La fotografía da origen al llamado séptimo arte: el cine. En sus orígenes, el cine era ocupado como una forma de archivar acontecimientos históricos y sociales. Pero muy pronto se industrializo. Las figuras cinematográficas fueron al principio un reflejo de la sociedad, mas adelante se convirtieron en ficticias representaciones de los ideales capitalistas. Esto es, que el cine creo “estrellas” y una forma de vida glamorosa para que el espectador aspirara a tener la misma vida de los artistas de la pantalla. El cine se convirtió en un medio de entretenimiento al alcance de la clase proletaria. En consecuencia el receptor del mensaje cinematográfico debe hacer suyos los ideales de vida de la clase burguesa, lo que implica trabajar más para poder alcanzarlos. Una visión muy característica del capitalismo. Otra invención de gran importancia para los medios fue la radiodifusión, que originó una nueva era en la historia de la transmisión cultural, la historia de la comunicación. He aquí el origen de la televisión y la radio.
Debido a que la radiodifusión transmite señales por ondas electromagnéticas, el público receptor es potencialmente más extenso. En dicha característica radica su importancia. La radio se expandió rápidamente gracias a que las compañías inversionistas también eran las que vendían los transmisores (aparatos electrónicos receptores de la señal). Obtenían de ello un doble beneficio. Otra de sus fuentes de ingresos era la venta de tiempo aire a anunciantes y difusores, así como la concesión de programas. Muy pronto, la radio se monopolizo debido a que los estaciones se organizaron en cadenas nacionales que controlaban la concesión de los programas. La posibilidad de obtener un espacio de transmisión fue cada vez más difícil de obtener, ya que las cadenas nacionales no lo permitían bajo pretexto de que había pocas frecuencias disponibles. Con la experiencia de la radio, los inversionistas vieron la posibilidad de aumentar sus ganancias, si aplicaban el mismo método a la naciente televisión. El modelo funcionó y las mismas compañías que monopolizaron a la radio, se encargaron de la televisión. La consolidación de la televisión trajo como consecuencia pérdidas en otras industrias de los medios. Tal vez la más afectada fue el cine, debido a que el espectador prefiere ver la televisión desde su casa porque le resulta más cómodo y más barato que ir al cine. Además de que la televisión creo modelos afines a la vida del televidente promedio, originando un sentido de identificación con él. Otras industrias de los medios también sufrieron pérdidas al enfrentarse a una nueva competencia por parte de la televisión. Sobre todo en la competencia por los ingresos de la publicidad, ya que la televisión tiene un impacto mayor en el consumidor. Hasta el momento hemos hablado de los medios de comunicación más importantes de nuestro tiempo, pero no debemos olvidar que no son los únicos que dieron origen a la cultura de masas. También debemos mencionar al telégrafo, el correo y el ferrocarril. Los inventos que han servido a la comunicación no han sido ni serán los últimos, la tecnología no contempla detener su curso, pues la idea del progreso esta estrechamente vinculada con los medios de comunicación. Con el advenimiento de la tecnología de los satélites y su uso en la difusión trasnacional de información y comunicación, ésta ha alcanzado dimensiones insospechadas, incluso inimaginables. Es un hecho que millones de personas reciben a través de su televisión o de su computadora, una cantidad impresionante de información. Dicha situación representa un avance en la era de la comunicación de masas, pero a la vez es una limitante para todas aquellas que no tienen acceso a los medios para obtener la información. Por ejemplo, en los países subdesarrollados como el nuestro no toda la población tiene el poder adquisitivo para comprar una computadora, o una antena parabólica, lo cual constituye una desventaja. Además de que en la actualidad hay dos tipos de analfabetas: los que no saben leer y los que no saben computación. De esta forma podemos notar como los medios de comunicación, en el contexto de la sociedad contemporánea, son excluyentes y en consecuencia elitistas. Por otra parte, la cultura de masas encuentra en los medios de comunicación el reforzamiento necesario para la imagen del hombre masa. Este hombre es el resultado de un proceso de uniformización del sistema de producción capitalista, que nos indica que todos debemos usar las mismas cosas, servirnos de los mismos utensilios, comer los mismos alimentos, disfrutar de las mismas diversiones, frecuentar los mismos lugares, en concreto, consumir los productos y servicios que se nos ofrecen a través de los medios y gracias a la poderosa influencia de la publicidad.
Como la comunicación es el medio por el cual una sociedad se organiza, es gracias a ella que se desarrollan las relaciones humanas. La comunicación no solo esta compuesta por elementos físicos como la palabra, el escrito o la expresión del rostro; también esta conformada por los símbolos y los dispositivos por medio de los cuales se preserva y transmite, como son la imprenta, la televisión, la fotografía, etc. Los medios de comunicación dan origen al intercambio y circulación de los mensajes y las ideas. Esto es aprovechado para la creación de formas simbólicas que serán transmitidas a través de los medios. Las formas simbólicas son todas aquellas ideas y conceptos producidos por la cultura de masas, que son representados a través de palabras e imágenes. El surgimiento de los medios de comunicación cambio de manera radical la manera en que las formas simbólicas eran producidas, trasmitidas y recibidas por los individuos. A este proceso se le denomina mediatización de la cultura moderna. Las figuras que aparecen la televisión y en el cine se convierten en un punto de referencia para millones de personas alrededor del mundo. Tal vez nunca se conozcan entre sí, pero comparten una memoria colectiva, producto de la cultura mediatizada. Ya que la comunicación produce y pone en circulación todas aquellas formas simbólicas que la caracterizan, es imposible desligar a las sociedades actuales de las actividades propias de las industrias de los medios. He allí la trascendencia y la importancia de analizarlas desde la perspectiva de los futuros comunicadores. En conclusión, los medios de comunicación y la cultura de masas son elementos inseparables del aparato ideológico del Estado. Los medios de comunicación surgen de la necesidad del capitalismo por crear nuevos mercados. Las invenciones técnicas son aplicadas a los medios de comunicación con el propósito de industrializarlos para obtener ganancias. Con el paso del tiempo los medios son monopolizados por los grandes capitalistas, que hacen de ellos un instrumento para promover el consumo. Entonces, la propaganda política y la publicidad son utilizadas para persuadir al individuo y moldearlo de acuerdo con la ideología del Estado y por extensión, con el sistema capitalista. La sociedad masa fue creada para que el individuo hiciera de lado sus propias concepciones acerca de la vida y adoptara los estándares de la sociedad de consumo. De no hacerlo, se vería expuesto a la exclusión, al rechazo y a la represión. De tal forma que, los medios de comunicación y la cultura de masas crean vínculos entre los individuos de una sociedad para mantener la estabilidad del sistema.