ilustración
del «Man~scrito Palatino», Biblioteca Pala tina, Parma.
30 - Matrimonio dentro de la Misa
PRIMERALECTURA Hombre y mujer los creó Lectura del libro del Génesis
1, 26-28. 31a
Dijo Dios: -«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la tierra.» y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. y los bendijo Dios y les dijo: -«Creced, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra.» y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno. Palabra de Dios. SALMORESPONSORIAL Sal 127(128), 1-2. 3. 4-5ac y 6a (R.: 4) R. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos. Comerás del fruto de tu trabajo, serás dichoso, te irá bien. R. Tu mujer, como parra fecunda, en medio de tu casa; tus hijos, como renuevos de olivo, alrededor de tu mesa. R. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor. Que el Señor te bendiga desde Sión, todos los días de tu vida; que veas a los hijos de tus hijos.· R.
Formulario tercero - 81 EVANGELIO
En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos ~ Lectura del santo evangelio según san Juan
2, 1-11
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: -«No les queda vino.» Jesús le contestó: -«Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.» Su madre dijo a los sirvientes: -«Haced lo que él diga.» Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: -«Llenad las tinajas de agua.» y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: -«Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.» Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: -«Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.» Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él. Palabra del Señor. 163. Después de la lectura del Evangelio, el sacerdote, en la homilía, explica, partiendo del texto sagrado, el misterio del Matrimonio cristiano, la dignidad del amor conyugal, la gracia del sacramento y las obligaciones de los cónyuges, atendiendo, sin embargo, a las diversas circunstancias de las personas.
214 - Lecturas para la celebración del Matrimonio
v Haznos llegar juntos a la vejez 424. Ante los dos jóvenes esposos se abre un futuro lleno de incertidumbre y de incógnitas, como sucede en cualquier matrimonio. Tobías y Sara hacen lo mejor que puede hacerse en estas circunstancias: poner sus vidas, su futuro, en manos de Dios, por medio de una oración llena de confianza. Su oración tiene como punto de arranque una contemplación del plan de Dios sobre la humanidad, tal como ha sido revelado desde el principio. Según este plan, hombre y mujer se unen para ayudarse y complementarse mutuamente. El matrimonio cristiano es la realización de este plan y por esto, desde la perspectiva de la fe, los esposos cristianos se sienten, antes que nada, ejecutores del designio original de Dios, del cual deriva también el «creced y multiplicaos» bíblico. Esta convicción será la base de su confianza cara al futuro. En medio de los diversos avatares que les presente la vida, su ideal será siempre «llegar juntos a la vejez», es decir, el adjetivo, aquí substancial, «juntos» será el denominador común en cualquier vicisitud futura, un «juntos» que será la realización concreta, en cada momento, de aquel designio inicial de Dios.
Lectura del libro de Tobit 8, 4b-8 En la noche de bodas, Tobías dijo a Sara: -«Mujer, levántate, vamos a rezar, pidiendo a nuestro Señor que tenga misericordia de nosotros y nos proteja.» Se levantó, y empezaron a rezar, pidiendo a Dios que los protegiera. Rezó así: -«Bendito eres, Dios de nuestros padres, y bendito tu nombre por los siglos de los siglos. Que te bendigan el cielo y todas tus criaturas por los siglos. Tú creaste a Adán y, como ayuda y apoyo, creaste a su mujer, Eva; de los dos nació la raza humana. Tú dijiste: "No está bien que el hombre esté solo, vaya hacerle alguien como él, que le ayude." Si yo me caso con esta prima mía, no busco satisfacer mi pasión, sino que procedo lealmente. Dígnate apiadarte de ella y de mí y haznos llegar juntos a la vejez.» Los dos dijeron: -«Amén, amén.» Palabra de Dios.
Lecturas específicamente matrimoniales - 215
VI
La mujer que teme al Señor merece alabanza 425. El elogio de la mujer es un canto al noble ideal de la feminidad que se manifiesta en una serie de virtudes domésticas que le atraen la confianza de su marido y el buen éxito en su trabajo Se ensalza a la esposa, a la madre y al ama de casa, presentándola como prototipo de mujer. El marido confía en ella y deja en sus manos el gobierno de la casa. Su trabajo es fructífero, y su generosidad es tan grande como sus buenas obras. Ha puesto el temor del Señor por encima de todas las cosas yeso es motivo de alabanza. Este elogio de la mujer de todos los tiempos adquiere valor en la esposa, llamada a formar con su esposo una familia cristiana, aun hoy, cuando ha de consagrarse muchas veces, por el bien de su familia y de la sociedad, a tareas fuera del hogar.
Lectura del libro de los Proverbios
31, 10-13. 19-20.30-34
Una mujer hacendosa, ¿quién la hallará? Vale mucho más que las perlas. Su marido se fía de ella, y no le faltan riquezas. Le trae ganancias y no pérdidas todos los días de su vida. Adquiere lana y lino, los trabaja con la destreza de sus manos. Extiende la mano hacia el huso, y sostiene con la palma la rueca. Abre sus manos al necesitado y extiende el brazo al pobre. Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura, la que teme al Señor merece alabanza. Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza. Palabra de Dios.
216 - Lecturas para la celebración del Matrimonio
VII El sol brilla en el cielo, la mujer bella, en su casa bien arreglada 426. En estilo de refranes y dichos populares se enumeran en los capítulos 25 y 26 las ventajas de una mujer buena y los peligros de una mala (punto culminante del antifeminismo de Ben Sira es 25, 24). La lectura recoge nada más lo primero en un contexto de bienaventuranzas (v. 1). Aún así hay que reconocer que el tono general no es del todo convincente hoy (la mujer es casi pura ayuda, «partido que recibe el que teme al Señor» [v.3], al cual ella hace prosperar [v. 2], deleita [v. 16] y robustece [v. 17]). Aunque haya directas referencias a Dios (vel que teme al Señor», «don del Señor» ...) el fondo de las consideraciones es esa sabiduría popular, profundamente humana,a través de la cual se revela también la voluntad de Dios. Esas virtudes de la esposa -buena, hacendosa, hermosa, prudente, discreta, casta- no tienen precio (v. 18b) ya todas conviene lo que se dice de la discreción: son un don del Señor (v. 18a). En comparación de esas virtudes la riqueza o la pobreza resultan irrelevantes (v. 4).
Lectura del libro del Eclesiástico
26, 1-4. 16-21
Dichoso el marido de una mujer buena, se doblarán los años de su vida. La mujer hacendosa hace prosperar al marido, él cumplirá sus días en paz. Mujer buena es buen partido que recibe el que teme al Señor; sea rico o pobre, estará contento y tendrá cara alegre en toda sazón. Mujer hermosa deleita al marido, mujer prudente lo robustece; mujer discreta es don del Señor: no se paga un ánimo instruido; mujer modesta duplica su encanto: no hay belleza que pague un ánimo casto. El sol brilla en el cielo del Señor, la mujer bella, en su casa bien arreglada. Palabra de Dios.
218 - Lecturas para la celebración del Matrimonio
Lecturas del Nuevo Testamento I
Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia 428. Bajo el signo del amor (v.2a. 25), fundamento último de la entrega de Cristo a la Iglesia (Ga 2, 20), se explica la esencia profunda del matrimonio. La relación de la Iglesia y Cristo (que la ama, la alimenta y se entrega por ella) es para san Pablo el ejemplo e ideal de la unión matrimonial. Los tres avisos que da Pablo a los casados son expuestos con su fundamento humano y su fundamento eclesíológico, siempre en ese orden: a) Estad sujetas al varón (vv.21-22), pues es vuestra cabeza (v. 23a), como Cristo es cabeza de la Iglesia (v. 23b). b) Amad a vuestras esposas (v.25a), como Cristo amó a su Iglesia (vv. 25b-27). e) Amad a vuestras esposas (v. 28a), pues amáis también a vuestros cuerpos que alimentáis (vv.29b-32), como Cristo alimenta a la Iglesia, su Cuerpo (vv.29b-32). La unión matrimonial recibe así del misterio de Cristo y de la Iglesia no sólo el ejemplo, sino la fuerza, que convierte a la familia en una realización concreta de la vida de la Iglesia, en verdadera «célula eclesial» (cf. Lumen gentium, núm. 11).
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 2a. 21-33 Hermanos: Vivid en el amor como Cristo nos amó y se entregó por nosotros a Dios. Sed sumisos unos a otros con respeto cristiano. Las mujeres, que se sometan a sus maridos como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Pues como la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el bañó del agua y la palabra, y para colocarla
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Lecturas específicamente matrimoniales - 219
ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. En una palabra, que cada uno de vosotros ame a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete al marido. Palabra de Dios.
o bien
más breve:
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 5, 2a. 25-32 Hermanos: Vivid en el amor como Cristo nos amó y se entregó por nosotros a Dios. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia. Él se entregó a sí mismo por ella, para consagrada, purificándola con el baño del agua y la palabra, y para colocada ante sí gloriosa, la Iglesia, sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son. Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.» Es éste un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia. Palabra de Dios.
224 - Lecturas para la celebración del Matrimonio
III
En Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos 433. Un banquete de bodas (v. 1) ofrece a Jesús la ocasión de realizar el primer signo o manifestación de su persona, como gracia y plenitud que se nos ofrece (cf. Jn 1, 16), haciendo crecer así la fe de sus discípulos en él. La realidad de gracia y de plenitud que nos viene con Cristo está señalada por el cambio del agua de las purificaciones rituales (v.6), símbolo de la realidad de la antigua alianza, en vino, que a lo largo del Antiguo Testamento es uno de los más claros signos de la plenitud mesiánica (cf. Gn 49, 10-11; Am 9, 13-14; 1s 25, 6; Jl 2, 24; 4, 18; Eclo 24,23; Pr 9, 1-5; Ct 5, 1).
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Lectura del santo evangelio según san Juan
2, 1-11
En aquel tiempo, había una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús y sus discípulos estaban también invitados a la boda. Faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: -«No les queda vino.» Jesús le contestó: -«Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora.» Su madre dijo a los sirvientes: -«Haced lo que él diga.» Había allí colocadas seis tinajas de piedra, para las purificaciones de los judíos, de unos cien litros cada una. Jesús les dijo: -«Llenad las tinajas de agua.» y las llenaron hasta arriba. Entonces les mandó: -«Sacad ahora y llevádselo al mayordomo.» Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía (los sirvientes sí lo sabían, pues habían sacado el agua), y entonces llamó al novio y le dijo: -«Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora.» Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él. Palabra del Señor.
2. Celebraciones en los aniversarios del Matrimonio
2.1. Bendición de los esposos dentro de la Misa 487. En los principales aniversarios del Matrimonio, como, por ejemplo, en el aniversario anual y en los jubileos (XXV,L, LX), será oportuno.tener un recuerdo especial del sacramento, mediante la celebración de l}Misa· propia con las oraciones que indica el Misal romano (Misas rituales, Por los esposos, 2. En los aniversarios del Matrimonio).
488. En la liturgia de la palabra, en conformidad con las rúbricas, pueden tomarse las lecturas, o bien del Leccionario para la celebración del Matrimonio (núms. 374-419), o bien de la Misa para dar gracias a Dios según el Leccionario de las Misas por diversas necesidades (Leccionario para Misas en diversas circunstancias y Misas votivas - vol. VI - pp. 175-184).
489. Después de la lectura del Evangelio, el celebrante basándose en el texto sagrado, debe exponer en la homilía el misterio y la gracia de la vida matrimonial cristiana, teniendo en cuenta las diversas circunstancias de las personas.
490. Luego el celebrante invita a los esposos a que oren en silencio y renueven ante Dios el propósito de vivir santamente en el Matrimonio con estas u otras palabras semejantes:
Al celebrar el día en que por medio del sacramento del Matrimonio habéis unido vuestras vidas con un vínculo indisoluble, queréis renovar ahora ante el Señor las promesas' que mutuamente os hicisteis. Para que la gracia divina confirme estas promesas, dirigid vuestras oraciones al Señor. 491. Entonces los cónyuges renuevan en secreto el propósito.
Aniversarios: Bendición de los esposos - 245 492. Si, según la oportunidad, los cónyuges quieren renovar externamente el propósito, se hará de la manera aquí indicada: Esposo:
Bendito seas, Señor, porque ha sido un regalo tuyo recibir a N. por mujer. Esposa:
Bendito seas, Señor, porque ha sido un regalo tuyo, recibir a N. por marido. Ambos:
Bendito seas, Señor, porque nos has asistido amorosamente en las alegrías y en las penas de nuestra vida. Te pedimos que nos ayudes a guardar fielmente nuestro amor mutuo para que seamos fieles testigos de la alianza que has establecido con los hombres. Sacerdote:
El Señor os guarde todos los días de vuestra vida. Que él sea para vosotros consuelo en la adversidad, compañero en la prosperidad y derrame copiosamente sus bendiciones sobre vuestra casa: Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén.
246- Celebraciones en torno al Matrimonio
Bendición de los anillos 493. Si los esposos presentan los anillos de su Matrimonio, el celebrante dice esta oración:
Acrecienta y santifica, Señor, el amor de tus servidores y, pues se entregaron mutuamente estos anillos en señal de fidelidad, haz que progresen en la gracia del sacramento. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén. Los anillos pueden ser honrados con la incensación. 494. Si se bendicen anillos nuevos, el celebrante dice esta oración:
Bendice y santifica, Señor, el amor de tus servidores y, ya que estos anillos representan para ellos un signo de su fidelidad, haz que también les recuerden su amor recíproco y la gracia del sacramento. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén. 495. Sigue la oración de los fieles, en la forma acostumbrada en la celebración de la Misa, o bien la plegaria común en la forma aquí propuesta:
Invoquemos la misericordia de Dios, Padre todopoderoso, que en su providente designio quiso que la historia de la salvación quedara significada en el amor, la fidelidad conyugal [y la fecundidad], y digámosle: R. Renueva, Señor, la fidelidad de tus servidores.
Aniversarios: Bendición de los esposos - 247
Padre santo, que eres llamado fiel, y que pides y premias la observancia de tu alianza, llena de tus bendiciones a estos servidores tuyos, que recuerdan el aniversario (vigésimo quinto, quincuagésimo, sexagésimo) de su Matrimonio. R. Tú que con el Hijo y el Espíritu Santo
gozas eternamente de la plena unidad de vida y comunión de amor, haz que estos servidores tuyos recuerden siempre la alianza de amor que contrajeron en el Matrimonio y la guarden con toda fidelidad. R. Tú que, en tu providencia,
dispones de tal modo los acontecimientos de la vida humana que llevas a tus fieles a participar del misterio de Cristo, haz que estos servidores tuyos, aceptando serenamente lo próspero y lo adverso, se esfuercen por unirse a Cristo y vivir sólo para él. R. Tú que quisiste que el Matrimonio
fuera modelo de vida cristiana, haz que todos los esposos sean testigos en el mundo del misterio de amor de tu Hijo. R.
248- Celebraciones en torno al Matrimonio 496. A continuación, el celebrante dice esta plegaria u otra adecuada:
Señor, Dios nuestro, en cuyos mandatos encuentra la familia su auténtico y seguro fundamento, atiende a las súplicas de tus servidores y concédeles que, siguiendo los ejemplos de la Sagrada Familia, lleguen a gozar de los premios de tu reino en el hogar del cielo. Por Jesucristo nuestro Señor. R. Amén. 497. En la liturgia eucarística se hace todo según el Ordinario de la Misa, excepto lo que sigue. En el momento de la presentación de los dones, los esposos, según las circunstancias, pueden llevar el pan, el vino y el agua al altar. 498. Después del Padre nuestro se omite el Líbranos, Señor, y el celebrante, vuelto hacia los esposos, con las manos extendidas, dice:
Te alabamos y te bendecimos, oh Dios, creador de todas las cosas, que al principio creaste al hombre y a la mujer para que formaran una unidad de vida y de amor, también te damos gracias, porque te dignaste bendecir la unión familiar de tus servidores N. y N., para que fuera imagen de la unión de Cristo con su Iglesia; tú que los has mantenido unidos por el amor en sus penas y alegrías, míralos hoy con benevolencia; renueva constantemente su alianza nupcial, acrecienta su amor, fortalece su vínculo de paz, para que (junto con esta corona de hijos que los rodea] gocen siempre de tu bendición. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos responden:
Amén.
/
Aniversarios: Bendición de los esposos - 249 499. Después de La paz del Señor, según las circunstancias y de acuerdo con las costumbres del lugar, los esposos y los demás se dan la señal de paz y caridad, en la forma adecuada. 500. Los esposos pueden comulgar bajo las dos especies.
Bendición final 501. Al final de la Misa el celebrante bendice a los esposos del modo acostumbrado o con una fórmula más solemne, por ejemplo, de la siguiente manera: El diácono invita a los presentes a recibir la bendición, con estas palabras u otras semejantes:
Inclinaos para recibir la bendición. El celebrante, con las manos extendidas sobre los esposos, dice:
Dios, Padre todopoderoso, os conceda su gozo. R. Amén. El Hijo Unigénito de Dios os asista en las alegrías y en las tristezas. R. Amén. El Espíritu Santo alimente vuestras vidas con su amor. R. Amén. Finalmente bendice a todos los presentes, añadiendo:
Ya todos vosotros, que estáis aquí presentes, os bendiga Dios todopoderoso, Padre, Hijo ~ y Espíritu Santo. R. Amén.
2.2. Formularios para las Misas con ocasión de los aniversarios del Matrimonio A.
EN EL ANIVERSARIO DEL MATRIMONIO
502. Oración
colecta
Oh Dios, creador de todas las cosas, que al principio creaste al hombre y a la mujer, e instituiste el vínculo conyugal, bendice y confirma la unión matrimonial de tus hijos N. y N., cuyo aniversario hoy celebramos, para que manifiesten siempre la más perfecta imagen de la unión de Cristo con la Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo ... 503. Oración
sobre las ofrendas
Oh Dios, que hiciste brotar del costado de Cristo sangre yagua para manifestar los misterios de la redención humana, dígnate aceptar las ofrendas de acción de gracias que te presentamos por N. y N., en su aniversario matrimonial, y enriquece su unión con toda clase de dones. Por Jesucristo nuestro Señor. 504. Oración
después de la comunión
Padre todopoderoso, llena de alegría y de amor el corazón de tus hijos, alimentados con el manjar y la bebida celeste, para que su casa sea hogar de honradez y de paz,
Aniversarios: Formularios para las Misas - 251
abierto siempre para dar a todos el consuelo del amor. Por Jesucristo nuestro Señor. B. EN EL :XXV ANIVERSARIO (BODAS DE PLATA)
505.Oración colecta Padre y Señor nuestro, que hace veinticinco años uniste a estos hijos tuyos, N. y N., con el vínculo indisoluble del Matrimonio y los has mantenido unidos por el amor en sus penas y alegrías, acrecienta y purifica su amor para que [juntamente con sus hijos] se alegren y se santifiquen mutuamente. Por nuestro Señor Jesucristo ... 506.Oración sobre las ofrendas Acoge, Señor, estos dones que te presentamos en acción de gracias por tus hijos N. y N., y haz que este sacrificio sea para ellos fuente inagotable de alegría y de paz. Por Jesucristo nuestro Señor. 507.0raéión después de la comunión Dios Padre, que has admitido a tu mesa familiar a estos esposos N. y N. [en compañía de sus hijos y amigos]; concédeles avanzar con serena fortaleza por el camino de la mutua comprensión y amor, de modo que puedan participar juntos en el banquete eterno de tu reino. Por Jesucristo nuestro Señor.
252 - Celebraciones en torno al Matrimonio
C. EN EL L ANIVERSARIO (BODAS DE ORO) 508. Oración
colecta
Dios, Padre todopoderoso, mira con bondad a estos esposos, N. y N. [ya los hijos que engendraron para la vida y la fe]; ten en cuenta las buenas obras de su larga vida matrimonial y bendice su fructuosa ancianidad, del mismo modo que confirmaste las primicias de su amor con el sacramento admirable del Matrimonio. Por nuestro Señor Jesucristo ... 509. Oración
sobre las ofrendas
Acoge, Señor, estos dones que te presentamos en acción de gracias por tus hijos N. YN., que durante tantos años han vivido juntos en fidelidad y amor sinceros y hoy piden de tu clemencia perseverar en el bien de la unidad y de la paz. Por Jesucristo nuestro Señor. 510. Oración
después de la comunión
Después de haber sido alimentados con las delicias de tu mesa, te pedimos, Señor, que guardes a estos esposos N. YN. en una santa ancianidad, hasta que a ambos, llenos de días y de méritos, los admitas en tu banquete celeste. Por Jesucristo nuestro Señor.