Las psicosis infantiles: del "autismo" a la psicotización Por Guillermo Belaga
Muestra "Yo la Peor de Todas" Eduardo Médici Se trata de un arduo y detallado trabajo de investigación sobre el autismo en el que G.Belaga describe de qu manera la psiquiatr!a abordó esta dif!cil problemtica# para luego tomar los trabajos que $elanie %lein llevara a cabo desde su cl!nica de la psicosis# finalizando con el modo en que Lacan retoma e inventa nuevos conceptos para la dirección de la cura de la psicosis. &e esta manera# al final del trabajo# el autor trae un ejemplo cl!nico en el que va a ubicar "en el estudio de cada secuencia de este caso la posibilidad de un programa de investigación para las psicosis infantiles. 'mpezando por el "autismo"# pasando luego a la "psicotización"# a un saber delirante# para llegar a la estabilización particular de la metonimia del goce en la que se deslizaba alrededor del agujero de lo real"( y como lo dice l "demostrando que una acción anal!tica es posible y que lejos de pensar en un dficit# y)o en apostar a la v!a educativa# el ni*o llamado autista puede encontrar un alivio# y que sus l!mites pueden invertirse en efectos de creación".
A partir de las consideraciones de J. Lacan sobre las psicosis infantiles se desprenderían algunas consecuencias como la lectura crítica del término "autismo" ! la ealuaci#n del uso e$uíoco del mismo por parte de los clínicos. %n sus refle&iones sobre el autismo %ric Laurent '() '() se*ala se*ala fundamentalmente $ue en la prudencia de Lacan sobre el tema aparecería una tesis constante seg+n la cual el ni*o autista presenta alucinaciones. Por lo tanto tomando seriamente esta afirmaci#n el síntoma descripto permanentemente en estos cuadros el de la "falta de atenci#n" ,acia $uien lo llama !a no debería leerse como una "pérdida de contacto afectio con la realidad e&terior" sino como una consecuencia de la inmersi#n en lo real dado $ue para el ni*o la oalucinada es !a una respuesta. La consecuencia de esta orientaci#n es darle un sentido completamente diferente a los fen#menos del "autismo" $ue implica pensar el tratamiento a partir de una clínica de la alucinaci#n ! en la cual la presentaci#n "autista" es una enoltura formal del síntoma ligada a estos ni*os $ue "se escuc,an a ellos mismos" ') ').. /in dudas esta afirmaci#n de Lacan no puede ser entendida sin recurrir a su teoría de la alucinaci#n e&plicada en "0e una cuesti#n preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis". %n donde el su1eto es una creaci#n e&2ni,ilo $ue padece del parasitismo del perceptum ! no a la inersa donde todas las otras teorías de la percepci#n inclusie la freudiana son sensacionistas en las cuales el percipiente $ueda sin cuestionar unificado ! sit+an como creaci#n al ob1eto siguiendo la célebre definici#n es$uiroliana de la alucinaci#n como una percepci#n sin ob1eto.
Asimismo la dificultad en entender la tesis lacaniana sobe el autista aparece posiblemente en el ,ec,o $ue es poco frecuente encontrar testimonios $ue den cuenta de la alucinaci#n erbal. %s $ue la relaci#n alucinada al lengua1e se manifestaría por e1emplo en lo $ue se denomina la alucinaci#n negatia 2el pe$ue*o automatismo "anideico"2 signo $ue refle1aría en la psicosis la propiedad de la cadena significante imponiéndose al su1eto en su dimensi#n de o- 3fona.
+. ,ortes en el terreno psiquitrico. ,oordenadas conceptuales y antecedentes %n principio para abordar el tema con una isi#n crítica resulta necesario comen-ar por la entidad nosogr3fica descripta por Leo 4anner fundamental en la ,istoria de las psicosis infantiles.
%ste psi$uiatra austríaco en la década del 567 en %stados 8nidos crea una nuea entidad aplicable a ni*os $ue se distinguían por "su e&tremo repliegue desde el inicio de la ida" definiéndola consecuentemente como autismo infantil preco-. 9o,erente con %. Bleuler $uien formula por primera e- el término de autismo para describir la alteraci#n del contacto afectio en las es$ui-ofrenias ':). Asimismo para entender como 4anner llega a esta construcci#n coniene tener en cuenta su "bac;ground" ! antecedentes te#ricos. ? ! (>67 uno de los precursores de la psi$uiatría din3mica ! $uien introdu1o el concepto de "reacci#n" como basamento psicopatol#gico. /u formaci#n en /ui-a la reali-a en principio siguiendo la teoría de 4raepelin pero luego pas# a cuestionarle su psi$uiatría est3tica incorporando a la causalidad org3nica la din3mica del psi$uismo. Me!er destacar3 la importancia de la ,istoria de la ida de la persona para comprender su e&periencia +nica con la enfermedad concibiendo los des#rdenes psi$ui3tricos como reacciones de mal adaptaci#n ! dependientes de lo org3nico lo psicol#gico ! lo cultural. %ste planteo funcionalista lo lle# a elaborar una psicoterapia denominada an3lisis de la personalidad. Y uno de sus conceptos clínicos m3s conocidos es la depresi#n "reactia" en oposici#n a la end#gena. Así la prédica psico2biol#gica ! la posici#n política de Me!er contribu!eron a $ue los psicoanalistas $ue emigraban a %%88 ,u!endo de la %uropa na-i tuieran un medio cultural apto para difundir sus ideas. Por otro lado como consecuencia de este ,ec,o tenemos una e&plicaci#n por la $ue el psicoan3lisis americano no criticar3 a Bleuler sino mas bien a 4raepelin lo $ue !a lo de1aba en oposici#n a la tradici#n ;repeliniana de
Adem3s estas influencias iniciales e&plicarían su sensibilidad al psicoan3lisis dado $ue m3s tarde con los cambios en la /ociedad pasar3 a polemi-ar con Bettel,eim en torno a la causalidad de su síndrome. 7=. %ste ser3 reformulado por la nuea mentalidad diagn#stica $ue se inicia en la década del 57. Podríamos ubicar en principio dos motios fundamentales en este cambioC en primer lugar la fuerte corriente psicoanalítica donde no ,a! $ue olidar a M. 4lein ! el inicio de su apogeo. Así en (>:7 conduce la cura de 0ic; primer ni*o psic#tico tratado por el psicoan3lisis al $ue consideraba es$ui-ofrénicoF en segundo término prescinde del término de demencia $ue lo liga a la noci#n de déficit
neurol#gico ! $ue llea en sí un pron#stico sombrío. 0e todas maneras el adaptar a la psicosis infantil la noci#n de es$ui-ofrenia también gener# controersias. %sta línea de pensamiento produ1o una diergencia con los planteos freudianos $ue colabor# en el diorcio de las teori-aciones de las psicosis del adulto con los cuadros de inicio en la infancia. %n este sentido es ampliamente aceptado $ue el tema del desencadenamiento ! la estabili-aci#n la ruptura la discontinuidad ! la suplencia son un problema a clarificar en las psicosis infantiles. 8na crítica a este uso particular del concepto de es$ui-ofrenia es $ue 2a diferencia de la del adulto2 borra la idea de "brote" ! pasa a estar influenciado por la noci#n de desarrollo. Así 2como fue mencionado2 a la carencia de un planteo de "ruptura" en 4anner podríamos sumar la confusi#n $ue aporta M. 4lein al ,ablar de "posiciones" depresias ! es$ui-oparanoides en el lactante como ,ec,os normales de su eoluci#n. Mas tarde la idea de "desarrollo atípico" desconectada de las psicosis del adulto ser3 predominante a partir del 0/M2. %n este punto nos parece fundamental detenernos en el concepto de discontinuidad siempre subra!ado por J. Lacan en la clínica de las psicosis. Heremos $ue otras corrientes de la psi$uiatría infantil lo ubican en sus cortes decriptios al seguir también la ,uella de 9lerambault ! 4raepelin cu!a clínica contempla aspectos sincr#nicos ! diacr#nicos el concepto de desencadenamiento ! los ariados modos de compensaci#n para el diagn#stico diferencial de las psicosis.
-. Las psicosis infantiles# entre 'uropa y orteamrica Para la reisi#n del tema de las psicosis infantiles ! sus problemas conceptuales es de sumo interés repasar las corrientes de pensamiento $ue marcaron una clara dicotomía entre %uropa ! Iorteamérica. %specialmente el período comprendido entre las dos guerras mundiales ! los a*os inmediatamente posteriores.
%n principio las décadas de los 567 ! 5?7 coinciden con la época dorada de la psi$uiatría infantil norteamericana en contraste con %uropa $ue seguramente se preocupaba mas por la superiiencia de sus ni*os antes de poder prestar atenci#n a sus problemas patol#gicos. Luego de la Guerra los primeros psi$uiatras infantiles europeos formados mas en la tradici#n alemana ! francesa ,an tenido $ue érselas con los cuadros clínicos ",eredados" de los norteamericanos. %n lo $ue respecta a %stados 8nidos de entrada e&istieron arias corrientesC por un lado las posiciones claramente opuestas representadas por L. Bender biologista ! por M. Ma,ler psicoanalista con su teoría de la relaci#n simbi#tica madre2,i1o en la génesis de la psicosis. Y en un desesperado intento de reconciliaci#n L. 4anner. Preiamente a estos autores aparece el aporte de la introductora del pensamiento de Bleuler en la psi$uiatría infantil norteamericanaC L. 0espert. Herdadera pionera en este terreno define en (>:@ a la es$ui-ofrenia infantil como "enfermedad procesual en la cual la pérdida de contacto con la realidad es coincidente con o determinada por la aparici#n de pensamiento autístico ! acompa*ada por fen#menos específicos de
regresi#n ! disociaci#n" er 9ongreso nternacional de Psi$uiatría nfantil. Paris. %n su concepci#n otorga una importancia decisia a la disociaci#n afectia ! como manifestaci#n primordial la disociaci#n entre el lengua1e como signo ! el lengua1e como funci#n. Luego en un intento de marcar diferencias con 4raepelin $ue lo efect+a por el modo de terminaci#n establece una clasificaci#n en tres grupos seg+n el modo de comien-oC (. ? un cuadro clínico $ue denomina psicosis simbi#tica. Iueamente Ksu dificultad en delimitarlo como entidad clínica no estaría relacionado con un tipo clínicoC "el ni*o Ma,ler" Por otra parte resulta interesante er como su descripci#n es un intento por establecer un puente de uni#n entre los ,alla-gos de la escuela norteamericana a la $ue pertenece
geogr3ficamente con la m3s pura tradici#n ;leiniana a la $ue pertenece ideol#gicamente. %ntonces distingue por un lado un autismo infantil primario el de 4anner cu!a psicopatología b3sica deria de "no conseguir el Yo infantil percibir emocionalmente a la madre como representatia del mundo e&terior como la primera representante de la realidad e&terior". %n el Yo del ni*o autista la madre como persona ! como entidad separada no serían nunca ob1eto de cate&is. %n cambio su segundo cuadro la psicosis simbi#tica presenta una relaci#n simbi#tica preco- madre2,i1o $ue no progresa ,asta el estado de cate&is libidinosa del ob1eto. La representaci#n mental de la madre permanece inseparable del sí mismo o se fusiona progresiamente con él. %l ob1etio primordial del ni*o parece ser mantener la ilusi#n de omnipotencia mediante la fusi#n simbi#tica con la madre ale1ando de este modo las reacciones de p3nico cuando se siente atemori-ado por la amena-a o el inminente peligro de separaci#n de la misma. %stos +ltimos fen#menos aparecen como los síntomas m3s destacables de lo $ue podríamos er los efectos de un "=7 con la tercera edici#n del 0/M 0/M2 dar3n un giro radical al afirmar $ue el autismo era diferente de la es$ui-ofrenia así como $ue su conte&to correcto era incluirlo dentro de los Trastornos generali-ados del desarrollo. 8na primer consecuencia de esta nomenclatura es $ue el autismo infantil $ueda subsumido en una categoría amplia 2regida por enfermedades neurol#gicas2 $ue se caracteri-a por el "espectro autista" ! a su e- diferenciado de la es$ui-ofrenia de inicio prepuberal. %l antecedente de este cambio fueron los estudios de Mic,ael utter en (>? donde inform# de sus resultados de un seguimiento de : ni*os prep+beres con diagn#stico de psicosis infantil autismo cu!os datos permitían diferenciar al autismo de la es$ui-ofrenia e indicaban una estrec,a asociaci#n del mismo con factores org3nicos como lesi#n cerebral ! subnormalidad mental. Así las dos primeras ediciones del 0/M refle1aban la locura partiendo del paradigma psico2social predominante en esa época ! por lo tanto el autismo era una ariante o la e&presi#n m3s preco- de la es$ui-ofrenia del adulto. Luego en (>@ ! (>@= utter public# sus cuatro criterios diagn#sticos $ue resultaron determinantesC inicio antes de los :7 meses de edad deterioro del desarrollo social retraso ! desiaci#n del desarrollo del ,abla e insistencia en la similitud. Adem3s puso énfasis en la necesidad de ealuar las alteraciones sociales ! del ,abla en relaci#n con el niel intelectual del ni*o así como de especificar su estado médico ! neurol#gico '?). 0e este modo el 0/M2 $ue coincide con el adenimiento de un nueo paradigma de e&plicaci#n de la locura en términos biologistas 2de la mano del modelo econ#mico
neoliberal imperante2 bas# sus criterios en las modificaciones $ue utter ,i-o de 4anner ! ubic# el autismo infantil 2como !a se di1o2 en la nuea categoría de los trastornos del desarrollo. 9on el término "generali-ados" destaca la graedad de $ue se encontrarían inadidos la ma!or parte de los aspectos del desarrollo ! comportamiento del ni*o cognoscitios relaciones sociales ,abla ! 1uego. %n el 0/M22 edici#n reisada el término "autismo infantil" se cambia por el m3s abarcatio e inespecífico "trastorno autista" ! finalmente el 0/M2H conflu!e con la clasificaci#n de la NM/ 902(7 $ue también abandona la categoría de psicosis iniciada en la infancia por el de Trastorno del desarrollo psicol#gico '). Ouedando limitados los siguientes cuadrosC (2 el Trastorno AutistaC dentro de los criterios se enfati-a $ue es "una categoría $ue se resera para trastornos de la comunicaci#n $ue no cumplen los criterios de ning+n trastorno de la comunicaci#n específico". Asimismo catalogan $ue es un cuadro de aparici#n anterior a los : a*os ! su diagn#stico est3 condicionado a $ue lo obserado no se e&pli$ue me1or por un trastorno de ett o de un trastorno desintegratio infantil. 2 el Trastorno de ettC es claramente el +nico de origen org3nico afecta s#lo a ni*as con microcefalia alteraciones del crecimiento ! el desarrollo a partir de los ? a 6= meses de edad. 9on la consecuente pérdida de ,abilidades ! graes síntomas neurol#gicos. : 2 el Trastorno 0esintegratio nfantilC comien-a entre los ! (7 a*os. %l manual indica $ue se debe descartar es$ui-ofrenia para su diagn#stico. Precisamente nos parece por su sintomatología $ue estaríamos frente a un cuadro psic#tico desencadenado en esa edad. 6 2 el Trastorno de AspergerC recupera igencia el cuadro descripto en (>66 por este psi$uiatra ienés ba1o el nombre de "psicopatía autística". %mparentado temporal ! clínicamente con el cuadro de 4anner.
Al respecto en las actas de las sesiones de la /ociedad Médico2Psicol#gica de Ma!o de (>:: se puede leer el relato con1unto de Eeu!er J. Lacan ! M. 9laude sobre un caso de demencia precocissima '@). %n la rese*a del > de ese mes se consigna breemente $ue ,acían la presentaci#n de un ni*o de (7 a*os ! medio cu!os trastornos intensos ,abían comen-ado ,acía m3s de un a*o "aparentemente luego de un estado infeccioso mal descripto por sus obseradores lo $ue oscurece el problema etiol#gico". %n (>7= como !a fue dic,o /ante de /anctis es el primero $ue describe una forma peculiar de "locura" en la infancia. /e trataba para este psi$uiatra italiano del mismo proceso de la 0emencia preco- pero $ue por darse antes de la pubertad eolucionaba en forma mas r3pida ! masia ,acia la demencia. Para Eeu!er ésto +ltimo erificaba la le! de la edad de 9lerambault $uién establece una correspondencia clínica entre el momento ital del desencadenamiento ! el cuadro nosogr3fico $ue se manifiesta. Así ,allamosC 2 %n el fetoC idiote- ! gran trauma motor. 2 %n el ni*oC imbecilidad traumatismo motor m3s circunscripto. 2 %n el muc,ac,oC demencia global tras confusi#n agitada. 2 %n el adolescenteC ,ebefrenia ! catatonía. 2 M3s tarde ,asta los :7 a*osC demencia paranoide. 2 Pasados los 67C psicosis cr#nica alucinatoria sin demencia o con demencia mu! especial ! tardía. 9uanto mas 1#en mas masia es la instalaci#n del Gran Automatismo Mental deoerbal sensorial ideomotri- o psicomotor. Por lo tanto al igual $ue en los planteos mas conocidos del adulto aparece el /índrome de 9lerambault como met3fora como enoltura formal pertinente para se*alar el momento en $ue el significante irrumpe 2atem3tico neutro &enop3tico2 en la psicosis infantil abarcando desde el eco del pensamiento 2del pe$ue*o automatismo2 ,asta las alucinaciones erbales olfatias cenestésicas ! las ideas de persecuci#n influencia posesi#n etc. %n esta misma serie podríamos ubicar como parte de la dis!unci#n entre lo simb#lico2real ! lo imaginario la desafectaci#n corporal ! otro fen#meno comprobable como la desorgani-aci#n motora. Asimismo dada su pertinencia las descripciones de Eeu!er sobre la 0emencia Precocísima inclu!en los siguientes puntos de gran alor '=)C 2 subra!a una discontinuidadC son trastornos $ue "forman contraste con la ida anterior del su1eto" 2 ,abría una anticipaci#n de la psicosis del adulto 2 ! se manifestaría por tres formas clínicas predominantesC (. %l enfermo se cierra en un ,ermetismo del $ue es difícil sacarlo. Adopta posturas e&tra*as en las $ue permanecen ,oras ! ,oras e&iste fle&ibilidad cérea ! la rigidecataléptica es típica de esta forma. A$uí inclu!e el autismo de Bleuler como síntoma para nombrar el encierro en sí mismo ! la falta de interés por el mundo e&terno. Agrega $ue ante esto los pacientes pueden perecer en accidentes por$ue al producirse contin+an ininmutables sin tratar de
ponerse a salo. esulta eidente $ue en esta forma clínica los síntomas predominantes est3n inculados con el registro del cuerpo. 0esde estos planteos parecería $ue el uso $ue los autores dan al término "autismo" es para representar dos fen#menos de diferente #rden pero conectados entre síC por un lado la desafectaci#n corporal ! por otro la irrupci#n alucinatoria. Por +ltimo Eeu!er destacaC el negatiismo el oposicionismo proocados frente a la presencia de un otro. 0onde las negatias tienen su correlato corporal ! no solamente con los dic,os los pe$ue*os retienen sus deposiciones rec,a-an los alimentos llegando a correr peligro sus idas. ). Las ideas delirantes de per1uicio ! persecuci#n son alimentadas por alucinaciones isuales auditias ! cenestésicas. "/us enemigos le insultan por radio ! se le aparecen colgados de la l3mpara desde la $ue le enían corrientes para molestarle ! arrancarle las ísceras".
contrapuestas. Así clasifica a los cuadros enC (. Psicosis precoces en clara referencia a la edad de aparici#n. . Psicosis de la fase de latencia seg+n la categoría tomada de @ sobre los trastornos mentales del ni*o ! del adolescente. %n esa oportunidad traba1aron en com+n con otros psi$uiatras especialmente con el inglés Mic,ael utter. Asimismo ,allamos como un elemento distintio $ue en la clasificaci#n francesa los traba1os propuestos por Anna
priilegian en consecuencia los síntomas m3s "ob1etios" los de la conducta. %s este par3metro de lo mas ariable en la clínica con ni*os lo $ue produ1o como resultado una gran confusi#n ! para solucionarlo en (>( M. 9rea; propuso una "lista de síntomas" $ue siriera de orientaci#n ! fi1# criterios diagn#sticos en base a > puntos. Pero esta enumeraci#n no gradatia donde todos los ítems eran considerados de igual importancia también fracas# por ser de una e&cesia generalidad ! de escasa especificidad.
/. La cl!nica edipizante del "autismo" y el ascenso del cognitivismo Algunas teori-aciones del psicoan3lisis en relaci#n a las psicosis infantiles pueden 1ustificar ciertas críticas ! la adopci#n de posiciones $ue faorecen el aborda1e de las terapias cognitio2comportamentales ! las estrategias educatias. Principalmente las críticas apuntan a la edipi-aci#n de la causalidad ! al aspecto deficitario con $ue $uedan enmarcadas estas psicosis.
%n un reciente artículo J.9 Maleal efect+a un repaso de cuatro autores $ue nos parece interesante citar para este desarrollo '(:). Al respecto sit+a $ue la posici#n de M. Ma,ler afín a la corriente genética annafeudiana aparece también en los 0/M. %n cuanto al autista recuerda $ue Ma,ler sostiene $ue se comporta como "si no o!era nada" en tanto ,a! una denegaci#n de la satisfacci#n alucinatoria al considerar $ue se trata de la regresi#n libidinal m3s profunda. %n la cual el su1eto se separa alucinatoriamente de las fuentes de percepci#n sensorial del mundo "iiente" $ue demanda respuestas emocionales sociales.
%n (>@ Bettel,eim postula en su célebre obra "La 6 no contribu!eron a me1orar su recepci#n a partir de los a*os setenta se produce un ira1e inculado a las siguientes circunstanciasC ,alla-gos clínicos $ue comprobaban en los su1etos capacidades poco compatibles con la imagen deficitaria de su patología como sugerían las primeras descripciones de 4anner ! las mencionadas teorías psicoanalíticas. %sto ,i-o $ue se recupere la antigua categoría de los "idiotas sabios" para nueas inestigaciones refor-ada por un conte&to cultural $ue se sensibili-a a estas propuestas como lo marca el é&ito de la película "ain man" en (>@( $ue describe la ,istoria de un autista sabio. 0esde esta perspectia $ue propone una ersi#n menos negatia es $ue Maleal alora la descripci#n de Asperger cu!a "psicopatía autística" demuestra una "ri$ue-a de la ida interior" $ue no se condice con los planteos $ue acentuaban la presencia de una psicosis precosísima sin actiidad mental. %l otro ,ec,o $ue ,i-o perder terreno a las posiciones del psicoan3lisis fue $ue en una época donde se comien-a cada e- m3s s#lo a esperar las buenas noticias transformando incompatible aceptar un pron#stico deficitario tampoco pasan a tolerarse las afirmaciones sobre los padres "pat#genos" $ue acent+a el sentimiento de culpa en los mismos. %stas consideraciones fenoménicas tan com+nes en los inicios por e1emplo de la
"madre fría" indiferente desapegada ! obsesia $ue suministraba "cuidados mecani-ados" se mostraron inconducentes para e&plicar los casos donde los mismos padres criaban ,i1os normales o cuando otros padres de ,i1os autistas no correspondían con los supuestos estereotipos $ue se describían como pat#genos. Así progresiamente estas teorías indu1eron reacciones de oposici#n entre padres ! médicos ! crearon "confusi#n ! culpa en padres $ue !a soportaban la carga de cuidar a un ,i1o autista" '(6). 8na de las implicancias m3s importantes de estos cambios adem3s del adenimiento del concepto de trastorno generali-ado del desarrollo fue el impulso de nueas medidas terapéuticas $ue disminuían el papel de la psi$uiatría a faor de la educaci#n especial estrategia pedag#gica $ue termin# de elaborarse a partir de (>@ con el programa T%A99E Treatment and %ducation of Autistic 9,ildren and related 9ommunication Eandicapped 9,ildren creado en 9arolina del Iorte $ue incluía la participaci#n de los padres a los fines de $ue los métodos utili-ados en clase se transfirieran al ,ogar. Por otro lado !a ,emos dic,o $ue en este traba1o buscamos poner en cuesti#n la alide! por lo tanto la pertinencia del término "autismo" como entidad nosogr3fica por$ue aun$ue algunos autores intenten darle otro sentido mas a1ustado a los conceptos de Lacan no se puede eitar su peso moral en la /ociedad su "pecado de origen"C el priilegio de las emociones ! el rec,a-o a la articulaci#n freudiana entre decir ! economía libidinal. Pensando $ue la concepci#n lacaniana de la enoltura formal del síntoma es una defensa frente a lo real nos parece acertada la crítica $ue efect+an Gilles 0eleu-e !
Asimismo el "fastidioso concepto de autismo" también le es criticado a Bettel,eimF si bien ,a! un elogio clínico por sus obseraciones del "ni*o2m3$uina". Pero es con el relato del "caso 0ic;" donde 0eleu-e ! Guattari e1emplifican el impulso edipi-ante en la psicopatología citando el artículo donde M. 4lein escribeC "La primera e- $ue 0ic; ino a mi consulta no manifest# ninguna emoci#n cuando la ni*era me lo confi#. 9uando le ense*é los 1uguetes $ue tenía preparados los mir# sin el menor interés. Agarré un tren grande ! lo colo$ué al lado de un tren mas pe$ue*o ! los llamé con el nombre de "tren pap3" ! "tren 0ic;". A continuaci#n tom# el tren $ue !o ,abía llamado "0ic;" ! lo ,i-o rodar ,asta la entana ! di1o "%staci#n". Yo le e&pli$ué "la estaci#n es mam3F 0ic; entra en mam3". Al respecto cabe ,acer una saledad por$ue aceptamos como 3lida la crítica de $ue la producci#n es r3pidamente "aplastada" "abatida" por las im3genes parentalesC %dipo norma social conertido en la piedra de to$ue de una l#gica. Pero sabemos $ue m3s all3 de M. 4lein ! sus planteos te#ricos su interenci#n fué efectia en términos de compensaci#n del ni*o dado $ue como se*ala Lacan la misma result# en un "enc,apado edípico" imaginario a modo de una suplencia. 9oncepto $ue m3s tarde continuar3 desarrollando a partir de la clínica "borromea" $ue el significante del Iombre del Padre no es algo preio en la estructura sino una inenci#n un artificio sobre un agu1ero un síntoma. (6
sobre la posibilidad de $ue en esos casos e&ista alg+n tipo de amor ob1etal.
0. 'l "bloc1ing" de Bleuler# y el 2utomatismo mental de ,lrambault 9omo !a se mencion# el autismo infantil desde sus orígenes tiene como e1es la disociaci#n afectia el concepto de Yo regulado por c#digos sociales e incluso las ideas de BinsDanger del espacio2 tiempo !Ro el ser2en2el2mundo.
%l "blo$ueo afectio" afín a estas formulaciones ! tan e&tendido en la cultura para e&plicar ciertas in,ibiciones de la infancia proiene de lo $ue Bleuler llam# "bloc;ing"C síntoma $ue describe la interrupci#n de la cadena asociatia "la obstrucci#n o el detenimiento del pensar" '() ! $ue también tiene un correlato en la esfera motora. Junto con esto se*ala un ,ec,o aparentemente opuestoC algunos pacientes presentan la sensaci#n de erse for-ados a pensar. ncluso llega a decir $ue ambos fen#menos pueden aparecer en el mismo paciente. Por otro lado 9lerambault en una forma m3s pertinente al significante "neutro" ! "atem3tico" ,ace otra lectura de los mismos padecimientos describiéndolos dentro del pe$ue*o automatismo mental como fen#menos negatios anideicos ! positios intrusios.
3. 'l 4tro# la esquizofrenia y las enfermedades de la mentalidad %stas coordenadas permiten introducir algunas puntuaciones sobre la clínica diferencial de las psicosis.
%n las psicosis infantiles de presentaci#n "autista" se comprueba claramente la primitia dis!unci#n entre lalengua ! el goce originario. %l llamado autista como el es$ui-ofrénico se definen para Lacan por presentarse atrapados en lalengua sin una posible elucubraci#n de lengua1e sin ninguno de los discursos establecidos. 0esde este punto conceptual la psicosis es la normalidad ! son las otras estructuras las $ue deben obtenerse por corte o por suplemento a partir de la figura topol#gica $ue las metafori-a la aesfera. 9omo e&plica J.A.Miller la estructura del automatismo mental es lo normal lo $ue implica $ue en la pr3ctica ,a! $ue interrogarse sobre lo $ue iene a obliterar la emisi#n del receptor '(@). Le1os de estar sin actiidad mental Lacan define a estos ni*os como "persona1es erbosos" $ue se escuc,an a ellos mismos. Así efectiamente abre para el autismo una clínica de la alucinaci#n ! del ce*imiento de su parasitismo teniendo en cuenta su inmersi#n en lo real. Al respecto e&isten ariados indicios sobre el camino del autismo infantil predominantemente en cone&i#n con la es$ui-ofrenia. %sta obseraci#n es com+n a casi todos los marcos conceptualesF así un estudio sobre las formas eolutias alcan-adas luego de un seguimiento de (77 casos durante 7 a*os lleg# a la conclusi#n $ue las mismas se podrían agrupar en dos cuadrosC la es$ui-ofrenia ! la formaci#n de car3cter
con diersos grados de la-o social '(=). También %.Laurent incula con ma!or frecuencia al ni*o autista con la ertiente es$ui-ofrénica '(>) se*alando $ue el esfuer-o $ue ,ace no es tanto moili-ar toda la met3fora para reconstruir una met3fora delirante sino el ,acer funci#n con sus #rganos puesto $ue no ,a simboli-ado esto en el falo. %n este sentido el caso "Joe!" de Bruno Bettel,eim '7) es desde el psicoan3lisis un aporte importante por su ariada presentaci#n clínica ! el ,ec,o de ser un relato $ue abarca desde los primeros meses de ida ,asta los inicios de la adulte-. Así es como relata una primer secuencia $ue a ,asta los @ a*os donde predominan los signos del "autismo"C un contraste dram3tico entre su fascinaci#n por lo mec3nico $ue incluía su cuerpo ! las personas $ue lo rodeaban a las $ue no prestaba atenci#n. /umado al uso neol#gico autorreferencial del lengua1e ! fen#menos imaginarios como la falta de una organi-aci#n t#pica al estadío del espe1o la ausencia del "comple1o del seme1ante" e inersi#n de los pronombres personales. Luego al finali-ar esta etapa ,abla de su persona al modo alucinatorio del comentario de actosC "$uiero $ue la se*orita M. te empu1e en la ,amaca". Eec,o $ue se repetir3 en otra parte del ,istorial cuando dice en o- ba1a luego de un ba*o "a$uí te llean incluso a la cama". Posteriormente a los > a*os a partir del pasa1e por una instituci#n religiosa de "rígidas normas" sobreiene la salida del autismo ! la entrada en el delirio $ue le ,a alido el bautismo del "ni*o m3$uina". 9ircunstancia $ue marca la tesis $ue sigue este traba1o ! $ue 21unto a otros casos2 permite sacar una conclusi#n m3s generalC el "autismo" sería una fase transitoria $ue eoluciona ,acia la "psicoti-aci#n" ,acia diferentes tipos de psicosis. /iguiendo la orientaci#n lacaniana en relaci#n a las mismas lo $ue el clínico busca fundamentalmente para su diagn#stico son los modos de locali-aci#n del goce. A partir de estas indicaciones coniene en principio despe1ar un punto de muc,a controersia como es el estatuto del Ntro en el autismo. Al respecto en principio se puede afirmar $ue ,a! Ntro pero $ue nunca se trata de un Ntro barrado. Por otro lado la e&istencia del Ntro tendría arios modos de presentaci#n desde el punto de ista imaginario como se erifica en algunas respuestas frente al partenaire la toma de distancia el rec,a-o absoluto ! otros modos de reaccionar ,acia lo $ue surge como "intrusi#n". La e&plicaci#n para esto sería $ue el con1unto del lengua1e est3 alucinado $ue estos ni*os tienen como Ntro a lalengua ! por lo tanto aparecería la pura e&terioridad significante encarnada en el partenaire como Ntro2amo. Asimismo esta relaci#n a lo real es la $ue dificulta muc,as eces los primeros acercamientos al ni*o. 8n erdadero arte un "saber ,acer" $ue poco a poco la pr3ctica ense*a ! $ue por lo general resulta en un ,ec,o "traum3tico" del analista por$ue rompe con la ,omeostasis $ue el ni*o autista tiene con sus oces. Por +ltimo ,a! acuerdo en $ue es poco frecuente la ertiente paranoica la locali-aci#n
del goce en el Ntro. Por lo tanto el problema $uedaría m3s bien del lado de la es$ui-ofrenia !Ro de las enfermedades de la mentalidad $ue se presentan por su retorno del goce en una repartici#n cartesianaC el cuerpo es$ui-ofrénico ! la mente pura. Breemente recordaremos la definici#n $ue dice $ue en la es$ui-ofrenia todo lo simb#lico se ,ace real donde ,a! una iteraci#n $ue ,ace $ue falte la falta $ue se manifiesta por e1emplo en la estereotipia ! la ecolalia en la pura repetici#n. Y también aparece muc,as eces en forma dram3tica con la inasi#n del goce en el cuerpo en la agitaci#n en el lengua1e de #rganos !Ro en la auto2mutilaci#n como intento de aciamiento del mismo. 9on respecto a las enfermedades de la mentalidad son mencionadas por J. Lacan 2en (>@2 luego de una presentaci#n de enfermos '() en referencia a los pacientes $ue padecen del síndrome de automatismo mental "puro" sin mecanismo interpretatio. Allí el retorno del goce est3 locali-ado en el mismo parasitismo del lengua1e ! en contraposici#n se erifica la deria imaginaria del cuerpo como se deduce del comentario de la paciente cuando afirma $ueC "no sabía $ué cuerpo poner ba1o el estido". %n este sentido en el ,istorial del "ni*o2m3$uina" se encuentran una serie de padecimientos $ue remiten a cada una de estas ertientes clínicasC en relaci#n a los fen#menos de lengua1e de #rgano m3s es$ui-ofrénicos se ilustran por la frase "tengo $ue aciar toda mi sangre por$ue ,ace demasiado calor" ! por otro lado la "ausencia" de un cuerpo se manifiesta en un "ritual" donde siempre precisaba cubrir su cuerpo con serilletas de papel antes de comer "para $uedar enc,ufado" a una cone&i#n e&terna de lo contrario esta falta de cobertura podía implicar una dram3tica desitali-aci#n del su1eto. 0e a,í $ue Bettel,eim fino obserador de la conducta del ni*o asentía a este tratamiento de ,acerse de un cuerpo a traés del uso de esas serilletas $ue eran un modo de ,acer borde ! de lograr una "armadura" de darse una forma. Pero por otro lado interenía con un firme "SIo" cuando el "enc,ufarse" a un aparato e&terior era el acto literal de conectar un cable enrollado a su cuerpo a un enc,ufe eléctrico. Por +ltimo después de arios a*os de internaci#n el ni*o es dado de alta al alcan-ar la reducci#n del delirio. Tiempo después cerca de los 7 a*os el paciente regresa de isita con el título de Técnico ! para sorpresa de los terapeutas les muestra orgulloso una m3$uina eléctrica 2de corriente alterna2 $ue ,abía construído. %n esta +ltima entreista Bettel,eim detalla $ue !a no ,a! indicios del cuadro delirante sino m3s bien rectificaciones "sensatas" la ma!oría 2como el mismo adierte2 a gusto del entreistador. 0e nuestro lado encontramos $ue en esta inenci#n e&iste un tratamiento particular de la dis!unci#n entre goce del cuerpo propio ! el sentido ,abiendo alcan-ado un funcionamiento $ue toma para el obserador un car3cter "inclasificable" $ue podría ser calificado dentro de los "autistas sabios". Pero cu!a e&plicaci#n est3 en un detalle significatio del ,istorial. Así en un momento de la cura surge como elucubraci#n del ni*o una auto2denominaci#nC "Papoose de 9onect229ut" nombre con el empie-a a firmar sus dibu1os. %n un relato de floridos neologismos fonol#gicos ! sem3nticos
erdadero en1ambre de / ( éste combina el "mito de origen" especie de "seudo" Iombre del Padre en tanto "papoose" es el nombre $ue los indios americanos dan a sus pe$ue*os 1unto a $ue Joe! proenía de 9onecticutF con el intento de ,acer una funci#n de su cuerpo conectado a una m3$uina eléctrica. ncluso m3s $ue ,ablar del ni*o2 m3$uina como dice Laurent coniene ,ablar del ni*o2#rgano. Adem3s como efecto de esta lograda defensa del goce en las sesiones siguientes se erifica $ue esta organi-aci#n imaginaria del cuerpo le ,a implicado el control ! la delimitaci#n de los esfínteres e incluso por la locali-aci#n libidinal empie-a con una pr3ctica masturbatoria. %ntonces para finali-ar podemos ubicar en el estudio de cada secuencia de este caso la posibilidad de un programa de inestigaci#n para las psicosis infantiles. %mpe-ando por el "autismo" pasando luego a la "psicoti-aci#n" a un saber delirante para llegar a la estabili-aci#n particular de la metonimia del goce en la $ue se desli-aba alrededor del agu1ero de lo real. La nominaci#n suplementaria "papoose" de "conect2i2cut" a la $ue arriba e&plica como el 1oen consigui# ",umani-arse" ! la posterior creaci#n de ese ob1eto fuera2de2cuerpo esa m3$uina de corriente alterna muestra cabalmente el genio de este paciente para dar con una suplencia. ecorrido ! e&periencia $ue este ni*o ,i-o con las interpretaciones ! ba1o transferencia con el analista demostrando $ue una acci#n analítica es posible ! $ue le1os de pensar en un déficit !Ro en apostar a la ía educatia el ni*o llamado autista puede encontrar un aliio ! $ue sus límites pueden inertirse en efectos de creaci#n.
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