1 La ronda de las arpías por Robert Thomas Personajes: la esposa (Raquel), la suegra (la mami), la hermana (Gabriela), la hija (Susana), la ama de llaves (Eva), la cuñada (lucia), la sirvienta (Luisa) y la hija (Gina). Se inicia la acción en una casa de clase media alta a las afueras de la Ciudad de México. Eva: (Arreglando el árbol de Navidad) Verá qué linda es la niña Susana; yo fui quien la educó. Desde que ella era pequeñita fuimos inseparables, pero los años pasan, la niña Susana crece y luego la mandan a estudiar a ese colegio en Estados Unidos y ahora la veo una vez al año, en Navidad. (Suspira) Ésta es una buena casa, aunque un poco triste. Cuando la señorita Susana está aquí hay mas alegría. Luisa: ¡Ojalá! pues esto parece funeraria. Y como estamos a 5 kilómetros del pueblo, mi único entretenimiento es ir a bailar los domingos, pero con estos aguaceros este domingo cancelaron el baile, que porque está inundado. Ya me imagino el domingo que me espera... y ni siquiera hay televisión. Eva: ¿Televisión?, no se pierde de nada, hace daño para los ojos y para el cerebro. Ayyy, (gritando) ya llegaron. ¿Avisó usted al señor que la señora fue por la niña Susana a la terminal? Luisa: El señor me dijo que no lo despertara. Eva: ¿No despertarlo cuando su hija está llegando de Estados Unidos? Ande, vaya a llevarle el desayuno. La mami: (Entrando) ¿doña Eva? Buenos días. ¿doña Eva? Ya llego la... Ah... señorita Eva: (Excitada) ¡Está llegando en este momento!, ¡Está llegando! La mami: (Irónica) Ayy, que bueno, ella sí es cariñosa conmigo. Eva: (En tono de reconvención) Aquí todos son cariñosos con usted... La mami: Sí, claro, pero debo darle gracias a dios de que Marcelo nos acepto aquí con mi hija Lucía, pero, ehh... Esta no es nuestra casa y a veces, ya ve usted... (ruido del exterior, risas, etc...) Eva: (a gritos, emocionada) está llegando, señora, está llegando... La mami: Y no le ladraron los perros. La reconocieron. Eva: Es un récord para esos escandalosos. Susana: (Moderna, joven, entra aventando bolsas) ¡abuelita¡ La mami: Mi amor... Dime mami... Susana: Está bien mami. ¡doña Eva¡ mi amiga de siempre ... La mami: Ay, pero si esta hecha una mujercita. Mira, esta preciosa. Eva: Sí... los años pasan y dentro de poco la niña Susana se casará. Susana: Sí, como no. Solamente me falta el galán. La mami: A tu padre le dará mucho gusto verte. Se preocupa tanto por ti... ¿ya le avisaron doña Eva? Eva: Dio órdenes a Luisa de que no se le despertara. Susana: Pero ya pasan de las once... La mami: Pero es que se mata trabajando. Anoche estuvo en su cuarto trabajando hasta muy muy tarde. Raquel: (Entrando) mas bien debe haber estado leyendo Susana: Qué bueno es estar de nuevo en casa. En esta vieja y adorada casa. Luisa: Buenos días señorita. Con permiso. Voy por sus maletas. Raquel: Ella es Luisa, la nueva recamarera. Susana: ¡Qué tiempecito! creí que el autobús se iba a atascar en la carretera. Puro lodo y agua. De repente me sentí en Venecia. Raquel: ja, en Venecia, en la jungla dirás. Aquí hay que recorrer kilómetros para ver un ser humano. Sin teléfono y sin coche no sé qué sería de nosotras, porque estamos completamente aisladas, pero a tu padre le importa más esta vieja casa que nuestra opinión. Claro, como él se la pasa en la fábrica todo el día allá se distrae, pero nosotras aquí nos morimos del aburrimiento. (Entra Luisa con varias maletas pesadas y grandes) Ay Luisa, de pasada llévese esto a mí recámara por favor, ¿puede? Gracias, gracias Luisa. (Sale Luisa cargada de manera absurda) Susana: Parece una buena empleada, ¿no? Raquel: Sí, trabaja bien. Y con lo difícil que es conseguir sirvienta, con ella nos sacamos la lotería. La mami: Ja, ja. Raquel: Pues sí mami, sobre todo porque aceptó venirse a encerrar aquí con nosotras, tuvimos suerte. Susana: ¿Y mi hermana? La mami: Convertida en un demonio, no sabes lo terrible que es. Raquel: Como toda chica de su edad. Ya la voy a despertar que es muy tarde. (Aparece Lucía con muy mala cara) ahh eres tú... Ya se levantó Gina? Lucía: (Altanera) Yo qué sé... Susana: ¿Cómo estás tía?
2 Lucia: (quejumbrosa) como siempre, batallando contra mis riñones y contra mi corazón. No aguanto la taquicardia, se me sube la presión. Y estos malditos chubascos aceleran mi reumatismo... (maliciosa) ¿y tu? Té echaron del colegio¡ Susana: ¡ay tía¡ ¿y porque habrían de echarme? Soy muy aplicada. Lucía: (francamente intrigante) tu madre ya nos enseño tu brillante libreta de calificaciones, pero una libreta se altera. Susana: ¡ay tía, que agresiva¡ Lucía: mi sobrina llega y ya no puedo siquiera preguntarle como le fue en el colegio porque resulta que soy agresiva. Susana: pues en la escuela estoy muy bien. Raquel: así es Lucía. Hay quien está muy bien y contento con su suerte. Lucía: (agresiva) por qué me dices eso? ¿que quieres decir? Raquel: pues que dejes de inventar problemas. Lucía: ¿cómo de que yo me invento problemas?, si sabes muy bien que... La mami: ¡ya basta¡ Lucía, deja de quejarte, Raquel ha sido muy gentil en aceptarnos gracias a ella... Lucía: nada de gracias a ella, gracias a tu padre que si nos estima en nuestro justo valor, quien si sabe respetar a una dama de edad como tu abuelita y a una mujer virtuosa y recta como yo. Gracias a Marcelo. La mami: y a Raquel, gracias a los dos. Susana: no estés triste, aquí todos te queremos y tu lo sabes. Lucía: perdóname es que estoy muy nerviosa. No pude dormir en toda la noche. (falsa) discúlpame Raquel. Gracias a ti no paso hambre y estoy bien aquí. Voy a pedirle a doña Eva que traiga pastelitos y café. Susana: ¡mmm¡ La mami: hay que tenerle paciencia. Es como una niña. Tu madre ha sido muy amable en tolerar sus pequeñas manías. Raquel: ¿manías? Son insolencias, mama. Siempre me esta provocando. Pero ya que tu padre la acepta... Susana: ay, papá es adorable La mami: ah sí, y siempre de buen humor, aunque sus negocios no vayan bien. El siempre esta alegre. Susana: ¿de veras sus negocios no andan bien? Raquel: pues parece que estas mejor enterada que yo de los negocios de mi marido, mama. La mami: bueno, me entere por casualidad, consulte sobre la venta de mis acciones e incidentalmente me dijo unas cositas. Raquel: (incrédula) ¿vendiste tus acciones? La mami: ay, no, que va, Marcelo me aconsejo esperar. Raquel: (irónica) haces bien. Guárdatelas, te pueden hacer falta dentro de 50 años. Eva: les traje café, señora Raquel: ah muchas gracias doña Eva Susana: ¡que rico¡ y Gina ¿va bien en la escuela? Raquel: muy bien, y ha crecido mucho La mami: si pero es muy inquieta, como toda esta loca generación Raquel: ay mami, apenas tiene 16 años ¿la preferirías neurasténica como Lucía? (entra Gina como torbellino. Carga a su hermana gritando y dándole vueltas hasta que caen en los cojines del piso) Gina: ¡a la bio, a la bao, a la bimbomba, mi hermana, Susana¡ Raquel: ¡cuidado, niña¡ Gina: ¿me trajiste algún regalo de Navidad? Susana: Sí, te traje (Gina golpea como sí fuera fanfarrias de tambor) adivina... ¡chocolates¡ Gina: uy, que falta de imaginación, venir de estados unidos y traerme chocolates, coda... (los abre y empieza a comérselos) Susana: es un regalo adecuado para tu edad. Vente, vamos a despertar a papá, me muero por besarlo. Gina: (juguetona) ¿no se ha despertado? Ven, vamos a tirarlo de la cama... La mami: por favor, niñas, dejen a su padre en paz, un poco de respeto... Gina: (sentida) ya mami, yo adoro a mi papá, y lo admiro. Es como el héroe de una novela. Despertarlo no es faltarle al respeto. Lucía: (acusadora) pero lo que hiciste anoche si es una falta de respeto. Gina: (burlona) ¿y se puede saber que hice, princesa? Lucía: dejaste encendida la luz toda la noche y eso me impidió dormir, (despectiva) seguramente leías alguno de tus libros abominables. Gina: tía Lucía llama abominables a las novelas policíacas, de acción y de espionaje que a mí me gusta leer... Lucia: no me parecen apropiadas para una chica de tu edad.
3 Raquel: pues leer nunca le ha hecho daño a nadie, pero levantarse a cinco veces en la noche para ir al baño, eso si molesta a los vecinos. Lucía: si, yo fui, y qué...¡ Raquel: (sarcástica) ¿estabas enferma? Lucía: no podía dormir, y tuve que levantarme a tomar agua, ¿ya? Luisa: (toca la puerta del señor) Raquel: entre Luisa Lucía: oye Gina, voy a regalarte una pantalla para tu lámpara y así podré dormir. Gina: gracias tía, pero escogerías una horrible, ¿que te parece si mejor me das el dinero y yo me la compro? (ruido de trastos muy violento) Lucía: ¡pero qué torpe es esta mujer¡ ¿en dónde habrá aprendido su oficio? Luisa: (histérica, a gritos) ¡señora, señora¡ Raquel: (asustada) ¿qué pasa Luisa? Luisa: (llorando) ¡es horrible¡ el señor está muerto. Hay sangre por todos lados, está muerto! Raquel: ¡Luisa¡ ¿qué estas diciendo? (Gina se mete al cuarto mientras siguen en los diálogos) Luisa: es horrible, hay sangre por todos lados y tiene un cuchillo en la espalda Raquel: (sorprendida y asustada) ¡un cuchillo¡ Eva: ¡el abrecartas con mango de marfil¡. El señor me lo pidió ayer Raquel: ¡Dios mío¡ voy a ver... Gina: (sale de la habitación llorando y abraza a su mama casi histérica) mama ¡... Raquel: (la abraza y acaricia) hija, hija ¿pero como es que tú entraste? Gina: (llorando) está muerto mama, está muerto Raquel: doña Eva, ocúpese de ella por favor. (el ama de llaves la abraza) Susana: (gritando) no entres mama, nadie debe entrar a ese cuarto antes de la llegada de la policía Raquel: pero es que yo... Yo debo... Gina: (sigue llorando) mi hermana tiene razón, no entres. Hay que avisar a la policía La mami: si muchachas, tienen razón Lucia: los periódicos siempre lo mencionan que no hay que tocar nada por eso de las huellas digitales. (Gina corre y le arrebata la llave del cuarto que esta en la cerradura) Raquel: Gina, Gina¡ ¿qué haces?, ¿por qué cierras ese cuarto con llave? Dámela, dame la llave Gina: ¡no¡ sé la daré a la policía, ninguno de nosotros debe tocar nada de ese cuarto hasta que llegue... (llora mas fuerte y se sienta en los cojines, su hermana trata de quitarle la llave mientras le pregunta) Susana: dame esa llave, dámela Susana: ¿entramos? Gina: si, tenemos que entrar Lucía: (pusilánime) ¡imprudentes¡ no entren, el asesino puede estar aun en el cuarto Luisa: (llora) es horrible, tiene un cuchillo en la espalda... La mami: pobre hombre ¡le iba tan mal en sus negocios... Que se suicido Raquel: (reconviniendo a su madre) ¡por dios mami¡ tiene un cuchillo clavado en la espalda Susana: hay que llamar a la policía Raquel: no da línea Susana: cortaron los hilos del teléfono Raquel: ¿pero quien? Susana: alguien. (se oyen ruidos afuera) Lucia: pero ¿ustedes creen que ese alguien este en la casa todavía? (más ruido) La mami: silencio, yo estoy oyendo ruido Eva: debe ser el viento señora... O la lluvia Raquel: yo voy al pueblo en mi coche a traer a la policía por favor Luisa, mi gabardina y mi bolsa. Luisa: (como recordando algo importante) señora... Los perros no ladraron en toda la noche, con lo feroces e inquietos que son hubieran ladrado si se hubiera acercado un extraño a la casa Lucía: pero, si la persona no vino de afuera ¿qué significa? Raquel: voy a ver, no hay nadie, debió haber sido el viento Susana: ¿qué hicieron ayer por la noche? Raquel: pues... Nada especial. Tu padre llego como a las ocho, cenamos el se retiro a su cuarto a trabajar Susana: ¿recibió visitas? Raquel: no Susana: ¿alguna llamada? La mami: ha de haber sido algún ladrón Lucía: ay mami, oye lo que sé esta diciendo, luisa tiene su cuarto junto al garage y hubiera oído ladrar a los perros
4 Luisa: no ladraron, ni siquiera se movieron, estoy segura La mami: entonces es alguien que conocemos. Alguien de la casa, un familiar Susana: ¿quién uso el teléfono por ultima vez? Eva: yo, esta mañana, a las siete y media, llame al lechero Susana: eso quiere decir que a las siete y media de la mañana el asesino todavía estaba aquí, y corto los cables después. ¿decías que los negocios de papá no andaban bien? Raquel: (llora en actitud algo fingida) tu padre era un hombre de acción, un financiero muy importante. A mí nunca me dijo que tuviera problemas, además estaba muy bien respaldando por su nuevo socio en la fabrica, el señor salas. Susana: y ¿ ha venido ese señor a la casa? Raquel: no... Si... Ay, no se, tal vez una o dos veces, no me acuerdo Susana: ¿ quién hereda los bienes de papá? Raquel: yo... (todos la miran) bueno, es decir, nosotros. En este caso se vende la fabrica, se reparte entre nosotros. A mí me toca el cincuenta por ciento. (intercambian miradas maliciosas, ella finge inocencia) bueno, yo no entiendo mucho de estas cosas... Los notarios sabrán Gina: hay que avisar a la hermana de papá Raquel: la hermana de tu padre? ¿esa mujerzuela? Pero como se te ocurre... Susana: tu me escribiste que vino recientemente a instalarse en una casa a las afueras del pueblo Raquel: sí Susana: porque? Raquel: tal vez con la esperanza de reconciliarse con Marcelo. Después de la vida que llevo en Tijuana, quiso encontrar refugio en su rico hermano, ah, pero Marcelo comprendió muy bien que no era conveniente y no nos la presento. Esa mujer no ha puesto nunca los pies en esta casa Susana: ¿cómo es ella? Raquel: ¡yo que sé¡ no la he visto La mami: ah, yo si, la vi eh... Bueno, de lejos. Es una mujer hermosa pero extraña Susana: pues yo iré a verla. Quiero conocerla. Raquel: basta Susana. Es la policía quien tiene que hacer las preguntas. No tú. Y yo tengo que ir por la policía. Luisa, por favor, mi gabardina y mi bolsa. (llora y se seca las lagrimas con la punta del pañuelo) Marcelo, Marcelo, nos amábamos tanto, estábamos tan unidos. Lucia: (irónica) al grado de dormir separados Raquel: (furiosa) Marcelo trabajaba de noche, por lo que me pidió que temporalmente ocupara otra de las recamaras Eva: señora, si me lo permite, quisiera entrar a ver al señor Gina: ¿y sí el asesino esta todavía ahí? Eva: no, hija, esto no es una novela. Ya debe haber escapado. ¿me permite la llave señora? Raquel: doña Eva. Es usted la única persona en esta casa a la que voy a confiar esta llave sin pensarlo. Eva: gracias señora Raquel: y por favor, no deje entrar a nadie más Lucía: ¡ah no¡ si ella entra entramos todos Gina: claro o todas o ninguna¡ La mami: no, no hay que tocar nada ahí Luisa: por aquello de las huellas... Eva: (ofendida) ¿insinúan señoras que yo pedí la llave para ocultar... En ese caso no entro. Me alegro de no haber entrado ahí; tengo miedo, tanto miedo como todos ustedes. Luisa: el asesino todavía puede estar ahí Eva: ¿asesino?, ¿y porque no... Asesina? Bien, quien guarda la llave? (sé las ofrece a una por una y todas se voltean o hacen señas de ni quererla) muy bien, la pondré aquí, abran bien los ojos. Somos siete para cuidarla. (recoge la bandeja y se va) Lucia: ¡que mujer¡ parece acusarnos Raquel: té diré. (insinuante) cuando se tiene la conciencia tranquila... La mami: bueno, ya, por favor. Lucia: si mama, dale la razona a Raquel, ahora es rica, muy rica y nos va a echar. Hazle la barba para que no nos falte techo. Susana: (indignada) por dios, tía, como puedes hablar de esa manera¡ Lucia: (llorando a gritos, en pleno ataque de histeria y tratando de llamar la atención) ayyy, que desdichada soy, todos dicen que soy una vieja loca, una idiota, una solterona, pero que me queda a mi en el mundo como consuelo, díganmelo, yo, ya no tengo ni la edad ni el físico como para pensar en tener un amante... (ve a Luisa) ¡como otras¡
5 Luisa: (con burla) como consuelo le queda la poesía Lucía: (llora en la misma actitud) La mami: por favor, hija, cálmate, cálmate, ve a tu cuarto y tomate tus píldoras para que te calmes. Lucia: (chantajista) si, eso es. Voy a tomarme todo el frasco y así no las molestare más. (sale y su madre va tras ella) Raquel: ay, yo voy por la policía. Luisa, por favor. Van tres veces que le pido mi gabardina y mi bolsa. (sale Luisa) Susana: mamá, platícame de papá. ¿que ha pasado desde que trajeron a casa a mami y a tía Lucía? Raquel: (se sienta junto a sus hijas y las acaricia) su padre era un buen hombre. Se llevaba bien con ellas. Son latosas, pero agradecidas. Tuvieron sus pequeñas fricciones, pero nada de importancia Susana: ¿fricciones? ¿por que motivos? Raquel: ay, por tonterías. Lucia arma un escándalo de todo, ah y la mami duerme con sus acciones bajo la almohada Susana: (sorprendida) ¿mami guarda acciones bajo la almohada? Raquel: sí, sí. Y las cuida como un perro a su hueso Susana: ¿le hubieran servido esas acciones a papá? Raquel: sí. Hace 15 días para un vencimiento que debía enfrentar Susana: ¿té afecto que mami no le prestara esas acciones? Raquel: no. Yo la quiero, a pesar de su avaricia. Y conste que hice todo para que Marcelo las recibiera aquí, porque tu padre no las quería. (llega Luisa y le da a gabardina y la bolsa) gracias Luisa. Susana: luisa, ¿desde cuando trabaja usted aquí? Raquel: esta aquí desde octubre Luisa: (nerviosa) ¿por qué me lo pregunta? Tengo muy buenas recomendaciones, trabaje dos años en la casa de un ex gobernador Susana: y ¿está usted segura del silencio de los perros? Luisa: segurísima. Anoche casi no dormí. Estaba preocupada, el señor tenia muy mala cara cuando le lleve el té de manzanilla Raquel: ¿el señor le pidió un té? Luisa: sí. Como a la media noche Raquel: (extrañada) ¡qué raro¡ no era su costumbre. ¿porque té? Luisa: no sé. Le dolería él estomago. Toco el timbre. Fui al cuarto. Pidió él té, fui a la cocina a preparárselo y se lo lleve. Me fui enseguida. Gina: y entonces ¿por qué cuando entre no vi ninguna charola? Luisa: porque me la lleve anoche Gina: pero usted dijo que se fue enseguida Luisa: se lo bebió muy aprisa. Eso es todo La mami: (entrando) Raquel ¿ donde estas? Ayuda a controlar a lucia. Se quiere tragar todo el frasco de pastillas Raquel: ¡sería maravilloso¡ (sale) Luisa: ¿me puedo retirar? Susana: no. Siéntese. Quiero hacerle algunas preguntas ¿cuando preparo él té todavía estaba doña Eva aquí en la casa? Luisa: no. Acababa de salir, vive en la bungaló que esta en el fondo del jardín Susana: sí. Ya lo sé. Para sentirse libre según ella. Luisa: esta en su derecho. Después del trabajo una puede hacer lo que quiera. ¿no? Y no le hace daño a nadie que juegue al póquer Susana: ¿doña Eva juega al póquer? Luisa: ah, (insidiosa) ¿no lo sabia la señorita? Creo que acabo de meter la pata Gina: luisa, dinos con quien juega y no se lo decimos a nadie Luisa: juega con... Con la señorita Gabriela, la hermana de su padre Gina: ¿como? Luisa: la mami me lo confío una vez que estaba medio ebria. Porque siempre hay una botellita en el cuarto de la mami. (se ríen y entra Eva) Eva: ¡Luisa¡ lleve esto a la señorita. (Luisa y sale) Susana, mi querida Susana, esta casa ya no es la misma. Tu padre ya casi no sonreía Susana: dime Eva... ¿tu que opinas de la mami y de tía Lucía? Eva: mmmh... Simpáticas, pero muy latosas. Tu madre se pasa la vida peleando con ellas. Y casi siempre por la educación de Gina Gina: (entrando) ¿y qué tiene mi educación?
6 Eva: ¡nada¡ que mascas chicle, fumas a escondidas, lees novelas macabras... Gina: ya, ya, ya, ya..., mira mejor dinos ¿a que horas te fuiste ayer anoche? ¿y si tuviste visitas? Eva: eh, pues, este, bueno, si, me fui como a la media noche. ¡ y hace diez años que no recibo a nadie¡ y tu, Gina, será mejor que vayas a tu cuarto a vestirte correctamente. (sale empujando a Gina, que protesta) La mami: querida ven, necesito revelarte un secreto. Y no le tengo confianza a nadie mas que a tu padre... El, ya no tenia dinero, nadie lo sabe mas que yo, y como agradecimiento por recibirnos a mi hija lucia y a mi aquí, yo quise regalarle mis acciones pero el las rehusó, y entonces je, je, yo las guarde bajo mi almohada pero... Eh no por mucho tiempo Susana: ¿por qué no? La mami: porque me las robaron¡ echaron un somnífero en mi vino Susana: ¡mami¡ La mami: bueno, un poco de vino después de la cena me sienta muy bien. Y luego, y luego, me durmieron y entraron a mi cuarto y me las robaron. Alguien que sabia el escondite Susana: ¿quién sería? Todo el mundo sabe que las guardas bajo tu almohada La mami: (distraída) sí, claro todo el mundo, (reacciona) ayyyy, todo el mundo¡ malvadas, perversas, se han confabulado para saquearme. ¡ladronas, ladronas, ladronas¡ (va por vino) Raquel: (entrando con Lucía ) ¿mami pero qué te pasa? ¿has perdido la cabeza? La mami: ¡la cabeza no pero las acciones sí¡ Susana: mami acaba de confiarme que le robaron sus acciones Lucía: ¡mentirosa¡ seguramente las vendiste a escondidas para no darme mi parte (le quita la botella) La mami: ¡te juro que me las robaron¡ Raquel: ya estoy harta. Mientras ustedes discuten yo voy por la policía, ah y que nadie se mueva de aquí, (sale) Lucía: pues a mi nada me sorprendería que ella se hubiera robado mis acciones Susana: ¡tía¡ ¿cómo puedes decir eso? ¡que horror¡ Lucia: ¿horror? Horror es que asesinen a tu padre por la espalda y aunque no me concierne anoche tu madre le pedía dinero a gritos a tu padre para gastarlo a diestra y siniestra sabrá Dios con quien Raquel: (regresando) ¡esto es el colmo¡ alguien arranco los cables del automóvil... Luisa: ¿alguien? Me pareció verla a usted haciéndolo Raquel: pero, ¡qué insolencia¡ yo solamente los estaba revisando. En cuanto termine este asunto queda usted despedida. Luisa: pues a mí me pareció... Raquel: pues le pareció... En el primer interrogatorio de la policía diré que sale usted muy a menudo por las noches, y que todo el mundo lo sabe Luisa: en el primer interrogatorio de la policía diré que sale usted muy a menudo por las noches, y que todo el mundo lo ignora Raquel: ¡hay leyes contra las falsas declaraciones¡ Luisa: también hay leyes para heredar Raquel: ¿ que quieres decir? Susana: ay, mama¡ el que hereda al muerto es siempre el asesino Raquel: mira, tu... Habrías mejor de aprender ingles Lucía: (muerta de risa) es la primera vez que veo que te ocupas con energía de sus estudios Luisa: ayyy, hay alguien ahí, alguien anda ahí afuera. Es el asesino que vuelve... Lucía: me siento mal. (se hacen bolita) Gabriela: nunca me hubiera permitido venir a la casa de un hermano sin ser invitada. Pero por las circunstancias. Hace una hora recibí una llamada telefónica, una espantosa broma. Alguien me dijo: venga pronto su hermano se fue, suspiraron y colgaron. Yo intente llamar para acá pero el teléfono debe estar descompuesto. Tontamente sentí miedo y decidí venir. ¿porque me miran así? Es una broma verdad? (trata de abrir la puerta) ¿por qué esta cerrada la recamara de mi hermano? Raquel: ¿cómo sabe usted que esa es la recamara de su hermano si nunca había venido aquí? Gabriela: pues como todas han estado viendo hacia esta puerta... ¡Marcelo¡... ¡Marcelo¡ ¡ábreme, soy Gabriela¡ ¿que te pasa? Raquel: por favor, no grite. Marcelo está muerto... Con un cuchillo en la espalda Gabriela: ¡no¡ ¡no¡ Raquel: ¿reconoció la voz que le hablo por teléfono? Gabriela: no Raquel: ¿era voz de hombre? Gabriela: no, o tal vez. (todas se quedan viendo) Raquel: ¿usted había estado antes aquí, verdad? Gabriela: no, nunca
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Raquel: ¿entonces, porque no ladraron los perros? Parecen conocerla Gabriela: no lo sé... Pero porque tiene cerrada esa puerta? Raquel: para evitar que alguien toque algo Gabriela: ¡quiero ver a mi hermano¡ dame la llave o tumbo esa puerta Raquel: tómela. Ahí esta (señala al escritorio) Gabriela: (va por ella y trata de abrir sin poder) esta llave no abre... Raquel: ¡como que no abre¡ dámela (intenta con igual resultado) ¿ya no es la llave? La cambiaron. Gina: sin teléfono, sin coche y ahora hasta sin llave Lucia: alguien trama algo contra nosotras¡ Susana: todos hemos girado alrededor de esa llave, cualquiera pudo cambiarla... Incluso tía Gabriela que tuvo unos segundos para hacer la sustitución Gabriela: (trata de salir, indignada pero todas le cierran el paso, menos Gina) ¿qué pretenden? ¿apresarme? Muy bien (se quita el abrigo y le da sus cosas a luisa) para empezar, ¿quienes son ustedes? Raquel: usted dígame, cuando vio a mi marido por ultima vez? Gabriela: estábamos enojados, usted lo sabe. Nos encontramos en la ciudad una o dos veces. Él me quería mucho y sufría porque usted rehusaba recibirme en esta casa... Raquel: pues ahora ya esta dentro de la casa Gabriela: sí. Esa llamada parece haberme querido unir a ustedes, eso esta claro. Pero mi hermano esta muerto y yo estoy decidida a sospechar de todas por principio y por adelantado. Raquel: ah, sí? Pues usted es mucho más sospechosa que cualquiera de nosotras. Gabriela: ¿usted cree? La muerte de mi hermano me deja mas sola que nunca, mientras que ustedes... ¿quién hereda, eh? Raquel: ¿me esta usted acusando del crimen? Gabriela: ¿ por qué no? Raquel: ¡óigame...¡ La mami: por favor, por favor, no hay que perder los estribos, esta, no, esta es mi hija lucia, yo soy la suegra de Marcelo, fuimos invitadas por mi yerno, su hermano, a vivir aquí, (confidencial) yo tenia mucho dinero, señorita, ¡pero me lo robaron¡ Todas: ¡mami¡ La mami: hay que ponerla al corriente Gabriela: entonces usted es lucia. Tenía mucha curiosidad por conocerla Lucia: ¿ah sí? ¿y por qué, si me hace el favor? Gabriela: porque estamos inscritas en el mismo club de lectura Lucía: sí, pero nuca saco libros La mami: mi hija solo lee poesía Gabriela: sin embargo usted leyó hace ocho días “Emmanuelle” La mami: (mientras lucia se muerde los labios apenada) ah, el cantante¡ Gabriela: mire lo que es la casualidad, yo tome esa novela y entres sus paginas encontré el borrador de una carta, dirigida a... Mi hermano Raquel: ¿ como? ¿le escribías a Marcelo a quien veías tres veces al día? Lucia: (turbada) ¡como crees¡ esta mujer esta loca Gabriela: ¿loca? Usted no tiene suerte, querida mía. Yo guardo todo (sacando un papel de su bolsa) pro costumbre. Querido Marcelo, no te enojes por haber hecho un drama a mama por lo de las acciones, para que no sospecharan el interés tan grande que te tengo, si dependieran de mi te las habría dado, sabes que soy capaz de todo por ti. Lucia: (arrancándole el papel) no, no es cierto. Yo nunca ame a Marcelo. Es mas, lo odiaba... Era un mujeriego, ustedes creen que yo le hubiera dado mis acciones para que las gastara en sus mujeres. (voltea hacia Gabriela) usted me las va a pagar¡ Gabriela: ¿me amenaza? Un móvil de asesinato y amenaza es mucho para una sola persona Lucia: yo no pude matarlo... No me moví de mi cuarto en toda la noche Raquel: ¿no? ¡Te levantaste cinco veces para ir al baño! Lucia: ¿baño? (llora) Susana: bravo, tía Gabriela, por desviar la atención hacia tía Lucía, pero no nos ha dicho si ya había estado antes en esta casa Gabriela: no, nunca Susana: miente¡ tenemos pruebas Gabriela: gracias Eva... Eva: yo no he dicho nada... Raquel: ¿que significa esto?
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Susana: que ellas se conocen mama. Les encanta jugar a las cartas Gabriela: ¿y que? Lo hacemos en mi casa durante la noche Raquel: de modo que doña Eva camina varios kilómetros en la noche para jugar a las cartas. A su edad... Eva: no señora, lo hacíamos aquí. Yo invitaba a la señorita Gabriela a mi bungaló, donde a menudo pasaba la noche. Raquel: ¡ah¡ esto es inconcebible. Seguramente ella estuvo aquí anoche, no lo tolero, no lo tolero. Susana: cálmate mama. No te pongas así. ¿donde estabas tu anoche? Raquel: ¿yo? En mi cuarto. ¿satisfecha? Susana: ¿no saliste? Raquel: no. Si, salí... Una vez. Creí ir ruidos, me levante, vi que Gina leía sus libros tranquilamente y volví a acostarme Susana: Gina, ¿te levantaste? Gina: sí, fui al baño. Fue cuando mamá debió haberme oído. No había nadie y volví a acostarme Susana: oíste ruidos? ¿algo sospechoso? Gina: no. Luego tía Lucía me gritó que apagara la luz y yo le contesté... Lucia: una palabrota, una vulgaridad, que se puede esperar de esa ordinaria Susana: tía Lucía, nos dijiste que fuiste al baño cinco veces, viste algo. Oíste pasos? Lucia: nada, absolutamente nada Raquel: antes dijiste haber oído a mami levantarse Lucia: sí. Raquel: mami, ¿te levantaste? La mami: si. Me quede leyendo en mi cama hasta muy tarde y luego me levante a.. a... a buscar qué había dejado aquí Luisa: sí (tomando la botella) esto Raquel: mami. ¿viste a alguien? La mami: si, creí oír voces en el cuarto de Marcelo pero como no reconocí quien gritaba, no me preocupe. Creí que eras tu Raquel: No reconociste oír quien gritaba e inmediatamente creíste que era yo. Vaya, da gusto oír a la propia madre decir que una se la vive a gritos con el marido Luisa: que en paz descanse Susana: Luisa, ¿usted oyó algo en cuarto de mi padre? Luisa: no. Cuando fui a llevarle el té estaba solo Susana: ¿vio usted a alguien? Luisa: si, a la señorita Lucía Susana: ¡tía¡ dijiste no haber visto a nadie Lucia: se me olvidaba. Debe haber sido cuando fui a decirle a Gina que apagara la luz Raquel: ¿por qué no mejor dices que rondabas por el cuarto de Marcelo? Fue eso ¿no? Susana: lo sabrías si durmieras con papá Raquel: no es sano que los hijos juzguen a los padres Eva: ja, ja (pone cara de haber metido la pata) Raquel: doña Eva, ¿a que horas se fue usted anoche? Eva: como a la media noche. Oí al señor pedir el té y me fui a casa enseguida Raquel: ¿cuanto? ¿cinco minutos? Eva: tal vez un poco mas, porque luisa ocupa la cocina hay tiempo para la limpieza y como anoche insistió en hacer el té ella misma. Luisa: el señor me lo pidió a mí Raquel: y usted insistió en llevárselo personalmente. Hace mucho tiempo comprendí su juego luisa Luisa: pues prefiero ser acusada de lagartona que de asesina Gabriela: (se ríe a carcajadas) Raquel: Gabriela, ¿vio usted anoche a Marcelo? Gabriela: no¡ Raquel: entonces la última persona en ver con vida a Marcelo fue usted, Luisa, y puede ser acusada de asesinato Luisa: no, yo no quiero problemas. Anoche, cuando le lleve el té al señor, la señorita Gabriela estaba con él Raquel: ¿y a que vino usted Gabriela? Gabriela: yo vine a platicar con el. Me sentía muy sola Susana: ¿y por que degeneró en gritos esa platica? Gabriela: no gritamos, nos reíamos
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Susana: Luisa, ¿usted oyó de que hablaban papá y tía Gabriela? Luisa: no, me fui enseguida con la charola Gabriela: yo inmediatamente deje a mi hermano, salí por la puerta de servicio Luisa: si, la vi pasar frente a la cocina Susana: ¿le dijo algo? Luisa: bueno, si. La señorita Gabriela me ofreció dinero Gabriela: ¡maldita chismosa¡ ¿no podía guardar el secreto? Luisa: tampoco me insulte, oiga Gabriela: ahora tampoco será secreto que usted se acuesta con todo el mundo Luisa: pues ya somos dos. Y voy a decir porque me ofreció dinero. Cuando entre con el té usted estaba diciéndole al señor “si no me das ese dinero te mato” Gabriela: ¡eso es falso, yo decía me mato, me mato! (a gritos, luego corre y desgreña a Luisa. Todas gritan y se acercan a separarlas, excepto Gina) Eva: ¡ya basta señora! Gabriela: ¡señorita! Luisa: estoy harta, voy al cruce a traer el coche para buscar a la policía Susana: mi opinión es que la asesina solo puede ser uno de ustedes siete Gina: pero se te pasó un interrogatorio, hermanita Susana: ¿cuál? Gina: el tuyo Susana: ¿el mío? Gina: pasaste revista a nuestras actividades de anoche, pero se te olvido hablarnos de las tuyas Raquel: pero no digas tonterías, Gina, si tu hermana bajo esta mañana del autobús ante mis ojos Gina: error, mamá, error Raquel: ¿error? Gina: Susana estuvo aquí anoche. Yo la vi Susana: ¿me viste? Gina: si. Estuvo en el cuarto de papá. Eran las cuatro de la mañana Susana: ¡yo no mate a papá¡ ¡te lo juro¡ Raquel: explícate hija... Esta revelación es muy extraña Susana: salí del colegio un día antes de lo planeado. Llegue en la madrugada, entre por la puerta d atrás. Los perros no me ladraron, entre al cuarto de papá y le dije algo que quería que supiera antes que los demás. Fue muy bueno conmigo, me comprendió, fue el quien me sugirió tomar el autobús hasta Toluca y regresarme. Así lo hice y llegue esta mañana como estaba previsto Raquel: y ¿qué fue eso que querías que supiera? Susana: (hace un silencio pesado) que yo... Yo... Voy a tener un hijo. (se echa a llorar) Raquel: ¡Susana¡ Luisa: ¡señora¡ cambiaron el candado de la reja. Estamos encerradas... La mami: (tomando la botella) estamos atrapadas, atrapadas. Susana: mama... Raquel: ¿tienes otra revelación que hacerme? Susana: no Raquel: una cualquiera, eso es lo que eres, una cualquiera Gabriela: no le hable así a la muchacha. Son cosa que pasan Raquel: en su medio social, seguramente, no en el nuestro Eva: ¡señora¡ los perros... Los envenenaron Gina: ¡chaina, roque, mis perros¡ La mami: perros pobres. A ellos por que matarlos? Raquel: eso mismo me pregunto yo Luisa: el veneno para las ratas ya no esta Lucia: ¡y después nos envenenaran a todos¡ Luisa: ya no aguanto más. Voy a hacer mis maletas inmediatamente Gabriela: de ninguna manera. Yo pienso que nadie debe salir de este salón... Lucia: yo soy de la misma opinión. Si nos separamos el asesino atacara de nuevo La mami: debe ser un vagabundo, no puede ser mas que un vagabundo Susana: no mami. El asesino es uno de nosotros ocho. Lo mejor es que nos quedemos todas en este salón. Hasta que la culpable se traicione La mami: ¿y para que tengamos otra victima que lamentar? Susana: al menos sabemos a que hora mataron a papá
10 Raquel: ¿sí? ¿y a que hora? Susana: después de las cuatro de la mañana y antes de las siete y media. Yo lo deje vivo y quisiera que me creyeran. Gabriela: te creemos, pero aquí hay una culpable y todas se dicen inocentes Lucia: (grita histérica tomando el fierro de remover la chimenea) ¡hay que armarse, tenemos que defendernos¡... La mami: ¡ya cállate Lucía! nos vuelves locas con tus gritos Raquel: no mami, Lucía tiene razón, Marcelo guardaba una pistola por aquí (revuelve el cajón del escritorio) ¡ya no está¡ Lucia: ¡auxilio¡ estamos perdidas... Gina: mientras el asesino este rodeado de siete testigos no hará nada , pero si alguno de nosotras se separa, si corre el riesgo de morir asesinado Lucia: ayyyy (se desmaya sobre los cojines) Raquel: ¿vez lo que consigues Gina? Gina: pero si es una enfermera profesional. ¡siempre le atina a los cojines¡ La mami: ¡es su corazón¡ Susana: en su mesita están sus medicinas, luisa vaya por la jeringa Luisa: no, yo no la inyecto La mami: usted es la única que sabe inyectar, tiene la obligación... Luisa: pero si la señorita Lucía se muere luego no digan que la inyecte mal Gina: ¿no es cuento? Susana: (regresando) sus medicinas no están Luisa: alguien tomo sus medicinas Gabriela: ¿pero eso que quiere decir? Alguien debió tomarlas La mami: alguien quiere matar a Lucía Raquel: para que reaccione denle unas cuantas cachetadas Lucia: (reacciona repentinamente) ¡te oí Raquel¡ querías abofetearme Raquel: pues si mi oíste quiere decir que estas viva Lucia: ¡fue horrible¡ se me paro el corazón ¿que pasa que nadie va por mi inyección? Ya entiendo. ¿quieren verme morir? Todas estad de acuerdo (llorando) quieren verme morir. Luisa, vaya por mi inyección Luisa: sus medicinas desaparecieron señorita... Lucia: ¡desaparecieron¡ ahh, voy a morir, (patética) como he vivido: sola, sin ayuda, siempre sola (se deja caer en los cojines llorando) Susana: (entra corriendo) ¡aquí están tus medicinas tía¡ Lucia: ¡salvada gracias a dios¡ La mami: ayúdame con tu tía, Luisa, prepare la inyección (la levantan) cuidado, no se vaya a caer... Gina: nooooooo, aquí no hay cojín Gabriela: ¿ dónde encontraste las medicinas? Susana: bajo una cama Raquel: ¿ cuál cama? Susana: la tuya mamá Raquel: no es posible. Alguien quiere comprometerme, pero ¿quién puede odiarme hasta ese punto? Gabriela: uuuuuuuuuuh Raquel: un enemigo de la familia ¿y quien aquí no es de la familia? Gabriela: habemos varias Raquel: no. Usted tiene demasiados intereses en esta casa, y eso la liga a nosotras Gabriela: ¿ah sí? Intereses ¿cuáles? Raquel: no se haga la ingenua. Usted sabe muy bien que Marcelo la recordó en su testamento con 250 millones seguramente usted ya se había puesto de acuerdo con los notarios Gabriela: mi versión es distinta, Marcelo aun no me había considerado en su testamento, pero cuando usted se entero de que iba a hacerlo... Susana: basta, están equivocadas las dos. Ayer cuando hable con papá me dijo “hiciste muy bien en confesármelo todo, pues mañana pienso ir con el notario a hacer algunos cambios en mi testamento, y pienso darte un trato especial” Raquel: ingeniosa manera de decir “yo no mate a papa porque mañana iba a dejarme mas dinero” y monstruosa manera de acusarme del crimen Susana: yo no te acuso mama, solamente digo lo que paso Raquel: después de lo que hiciste con tu vida no se como te atreves siquiera a mirarme a los ojos Gabriela: ¡por Dios¡
11 Raquel: usted cállese... Ahora caigo, fue usted quien puso la medicina bajo mi cama ¿verdad? Para trata de meterme en líos Susana: mama, bajo tu cama había otra cosa: tus maletas llenas, listas y cerradas ¿te vas de viaje? Raquel: (no sabe que contestar, entra la mami y aprovecha para no responderle a su hija) ay, mama. A que no sabes donde encontraron las medicinas, debajo de mi cama¡ La mami: ¿pero quien pudo haber sido? (viendo a Gabriela) Gina: cualquiera de todos nosotros. Luisa, ¿usted no habrá escondido las medicinas para no inyectar a mi tía? Luisa: no, señorita. Lo que si halle bajo su colchón fueron unas revistas pornográficas. (Gina pone cara de metida de pata) Raquel: ¡Luisa¡ ¿y por qué no me lo dijo? Luisa: lo iba a hacer, pero hasta que terminara de leerlas yo... La mami: ahh, si usted acostumbra buscar bajo los colchones, también lo hará bajo las almohadas. Ladrona, devuélvame mi dinero Eva: no sea usted injusta con la muchacha La mami: pues si usted es tan justa, explíquenos por que después de habernos dicho que se fue como a las doce, yo vi su abrigo a la una y media cuando vine a buscar una co... Co... ¡conteste¡ Eva: efectivamente regrese mas tarde, porque cuando llegue a mi bungaló no encontré a la señorita Gabriela, a quien deje allí. Pensábamos jugar a las cartas. Al no encontrarla pensé que habría venido a hablar con su hermano. Regrese preocupada porque siempre que se encontraba con el señor tenían problemas... Gabriela: ¡bravo doña Eva¡ que se ha defendido muy bien, pero por que no mejor dice que regreso para jugar con nosotros porque su pasión por el juego no tiene limites Raquel: ¿mi marido también jugaba al póquer? Eva: si señora y por cierto lo hacia muy bien. Raquel: ¡doña Eva¡ he depositado en usted mi confianza y le he concedido incluso el honor de permitirle educar a mis hijos Eva: y he correspondido a ese honor, señora, porque si sus hijas hubieran tenido solo sus intenciones, su educación hubiera sido nula Raquel: ¡primera y ultima vez que tolero sus insolencias¡ Eva: como quiera señora. Yo no tengo nada que esconder Raquel: (trata de salir tras de ella) ¡óigame¡ (doña vea se detiene) Susana: nana, ¿jugaste mucho tiempo con ellos?, ¿ganaste? Eva: no, perdí, como siempre, mucho dinero Susana: ¿y pagaste? Eva: no. Pedí prestado. Al señor. (la miran) no, yo no soy capaz de cometer un crimen. Yo lo deje vivo jugando con la señorita Gabriela. Gabriela: usted acaba de traicionarse, doña Eva, ahora estoy segura que usted mató a Marcelo Eva: mi conciencia esta limpia, señorita, yo no he venido a este lugar para huir de los moteles... Gabriela: (trata de golpearla) vieja idiota... (las separan) Susana: entonces tía Gabriela, tu fuiste la última en ver vivo a papá Gabriela: ¡que va¡ debió haber sido Luisa que vino después, y muy de cerca, porque Marcelo y esta cualquiera se conocían desde hace cinco años Raquel: ¿qué? Gabriela: sí. Años de fines de semana en hoteluchos de tercera hasta que quedo una plaza libre en esta casa y Luisa se hizo contratar Raquel: ¡Luisa¡ ¿conocía usted a mi marido de antes? Luisa: sí. Raquel: ¿y juntos se pusieron de acuerdo para que usted entrara en esta casa? Luisa: (gritando) si, si (va a la puerta de Marcelo) Marcelo, Marcelo, mi amor... Lucia: (suelta una carcajada) las cosas de que se entera una La mami: ¿ya te sientes mejor hijita? Lucia: todavía no me muero. Pobre Marcelo. Siempre acosado por lagartonas (viendo a Raquel) Raquel: pues a ti porque no te dio la oportunidad. ¿o si? Lucia: anda, desquita tu ira conmigo para ocultar que sabias lo de tu marido con luisa y te vengaste matándolo... Raquel: ya que nunca tuviste hijos, te prohíbo que hables así delante de las mías La mami: ya basta Raquel, ella no merece que la trates así, y les advierto que la que vuelva a meterse con mi hija lucia tendrá que vérselas conmigo. Pero ya basta, basta, basta
12 Raquel: esta histérica mama, y tu actitud me parece muy ingrata. Creo que debí dejarlas morir de hambre en su cuchitril Gina: (no dice nada, sentada en el piso, pero solloza) Raquel: Gina, hija. Hubiera dado cualquier cosa porque no hubieras estado hoy con nosotras aquí Gina: no te preocupes mama. Lo importante es que no nos separemos. (quita la cesta de bordado de la mami) Susana: pues ya nos hemos separado y no ha habido otro crimen Gina: ¿y esto? (se le cayo la cesta de bordado y salen papeles) La mami: ay, mis acciones (se lanza a protegerlas pero le gana Raquel) Raquel: (tirándolas por toda la estancia) dijiste que te las habían robado y las tenias escondidas... Lucia: te las ibas a llevar sin darme mi parte, después de que te he dedicado toda mi vida, toda mi juventud, toda mi adolescencia¡ La mami: (al mismo tiempo) no las toquen, son misa, son mías. (gatea por el piso arrebatándoselas) Raquel: que vergüenza, que horror, hace horas nos estamos comportando como animales Eva: ¡señora¡ creo que ya entiendo. Quédense todas aquí. Dentro de unos momentos sabremos la verdad sobre la muerte del señor. Espérenme, voy por algo a mi cuarto. (sale) Gabriela: pero ¿ustedes se creen ese cuento? Raquel: pues parece saber algo Luisa: nadie debía salir de aquí Susana: es cierto, vamos a seguirla (salen todas y la mami con sus acciones) Eva: (entra) lo se todo, lo se todo. Oigan, ¿donde están? (suena un disparo y doña Eva cae) Todas: (entrando) ¿que paso? Auxilio, está muerta, etc. Gabriela: el asesino es una de nosotras siete Raquel: esta viva, hay que atenderla. Vamos a llevarla a su cuarto. (salen todas excepto Lucía) Lucia: (se acerca al cuarto de Marcelo y llora) Marcelo, Marcelo (entra Luisa) Luisa: la señora Raquel me encargo que trajera café para todas Lucia: gracias, que día ¿verdad? Y con todo lo que ha pasado. Doña Eva esta como en estado de shock. No habla, y eso que la bala ni siquiera la toco Gina: (entra) entonces el asesino solo quiso asustarla Susana: (entrando) que bueno que ya está el café. Gracias Luisa (toma una taza) ¿usted no quiere? Luisa: no, ya tome en la cocina. Ahora voy a mi cuarto y me encierro Raquel: (entra) deje a la mami con doña Eva. Sigue igual. No habla ¿y Gabriela? ¿no estaba con ustedes? Les dije que esa mujer era peligrosa Susana: su bolsa todavía esta ahí Gina: regístrala Susana: ¡la pistola de papá¡ Raquel: claro, lo que paso anoche fue que se peleo con Marcelo y salió del cuarto de doña Eva mas tarde, para asesinarlo. En vez de irse a su casa espero aquí para hacer su misteriosa aparición y disparo contra doña Eva porque sabia demasiado Luisa: yo vi a la señorita Gabriela junto a la cafetera antes de que huyera Lucia: ¡estamos envenenadas¡ vaya por la leche, pero mucha... Luisa: con estos aguaceros el lechero no ha venido Lucia: ayyyy ¡ siento que me voy a morir¡ Raquel: ¡cállate¡ nos vuelves locas con tus gritos Gabriela: (entrando) qué mal me siento... Raquel: ¿dónde andaba? Gabriela: salí a tomar un poco de aire Susana: tome, un café le caerá bien Gabriela: no, gracias, nunca tomo café Raquel: tómese este Gabriela: gracias, ya dije que no me gusta, me da nauseas. ¿ por que insiste tanto en que me lo tome? Raquel: y usted ¿ porque insiste en no tomarlo? Susana: porque enveneno el café Gabriela: que yo envenene... ¡qué tontería¡ Raquel: demuéstrenos lo contrario Gabriela: esta bien, si todas tomaron (lo bebe) ¿satisfecha? Gina: momento, Luisa no ha tomado Luisa: no quiero, tengo miedo Todas: bébaselo
13 Luisa: no quiero, y no me lo voy a tomar Gabriela: ¡cobarde¡ Luisa: si, pero yo no traigo pistola Gabriela: ¿como? Susana: si tía, encontramos esto en su bolsa Gabriela: alguien debe haberla puesto ahí porque yo no uso estas cosas (mientras dice eso la maneja como experta) La mami: deme, eso es muy peligroso en sus manos. (se la quita y no sabe que hace con ella. Se la da a Lucía que la lleva al escritorio) Gina: y ahora que todas la han manoseado, la policía no sabrá quien la disparo Susana: encerradas como estamos la policía nunca sabrá llegar aquí y capturar al asesino, hay que salir de aquí Luisa: vamos a ayudarla (se van Gina, la mami, Luisa, Lucía y subsana) Gabriela: ahora que estamos solas, deme las gracias Raquel: ¿yo? ¿por qué? Gabriela: por haberme callado que usted tiene un amante Raquel: yo ¿un amante? Gabriela: hace tiempo que lo sé Raquel: y por tanto yo maté a mi marido Gabriela: No. Si todas las mujeres que tienen un amante mataran al marido, hace tiempo que no existirían maridos Raquel: ¿pretende despreciarme porque engañe a Marcelo? Gabriela: no, el era el único pariente que me quedaba y cuando lo necesite, me cerro las puertas, eso jamás se lo perdone. En venganza lo obligue a que me recibiera de noche y me diera dinero. Luisa oyó bien: “o me das ese dinero o te mato” Raquel: todo lo que dice la acusa Gabriela: no, nadie mata a la gallina de los huevos de oro, ni yo ni usted Raquel: ¿sabe? A esta hora yo debía estar muy lejos de aquí. Ya tengo mis maletas listas y empacadas. Iba a abandonar a Marcelo. Mi esposo asesinado la noche que pretendo abandonarlo. ¿que suerte no? Gabriela: pobre Marcelo, ¿y ahora que va a ser de mi? Raquel: ese dinero que Marcelo le negó, yo se lo daré Gabriela: no, si sí me lo dio, sólo que ya no lo tengo, se lo di a un hombre que amo Raquel: ¿usted se lo dio? Gabriela: si, de vez en cuando también pago. El lo necesitaba para un viaje Raquel: ¿viaje? Dígame ¿cuánto dinero le dio Marcelo? Gabriela: 50 mil dólares Raquel: ¿50 mil dólares? Y... ¿quién es ese hombre a quien usted le dio el dinero? Gabriela: ¿de qué tiene miedo? Raquel: dígame, ese dinero estaba en un sobre Gabriela: sí, en un sobre amarillo Raquel: ¿amarillo? Dígame... Gabriela: no, dígame usted ¿quién es su amante? Raquel: el socio de mi marido... Juan Jacobo salas Gabriela: ¿Juan Jacobo salas? Este es el sobre con mi dinero, el que me dio Marcelo Raquel: no, si Marcelo ya no tenia dinero, se lo dio Juan Jacobo a cuenta de la hipoteca de la casa. Juan Jacobo se lo da a Marcelo, Marcelo se lo da a usted, usted se lo da a Juan Jacobo, Juan Jacobo me lo da a mi. Dios... ¡Qué cadena! (abre el sobre) ¡no está¡ ¿qué es esto? Gabriela: a mi no me venga con cuentos. Deme mi dinero (están a punto de golpearse cuando entran todas cargando a Gina que viene con la cabeza sangrando) Raquel: hija ¡mi niña¡ ¿que paso? (la acomodan sobre los cojines) Gina: (recuperándose) ...mami Raquel: ¿viste quien te pego? ¿oíste algo? Luisa, el alcohol Lucia: no podemos continuar así, estamos atrapadas como bestias