LA MORAL DEL ESCLAVO SEGÚN NIETZSCHE
En la Genealogía de la moral 1, partiendo de la propuesta de que hay que poner alguna vez en entredicho el valor mismo de los valores, Nietzsche crítica la moral y los valores morales en occidente; cuestiona y produce algunas respuestas acerca de las condiciones que posibilitaron posibilitaron el surgimiento de esta moral. Para tal fin lleva a 2 cabo una genealogía , un análisis de las circunstancias que permitieron su surgimiento y que, según su opinión, somete y reprime a los individuos a través de la imposición de un conjunto de valores que les impide su libertad. Nietzsche sitúa el surgimiento de la moral occidental en Grecia, en la que observa dos clases de hombres: los señores y los esclavos. La moral de los señores es la de los nobles, los aristócratas, “los ricos”, “los propietarios”, “los veraces”, veraces”, los guerreros, hombres que luchan para construir su propia existencia y que se sentían de rango superior. Ellos se caracterizan por la fuerza con que emprenden la lucha por la vida, por su autorreconocimiento y reafirmación como hombres fuertes con conciencia de su libertad. El conocimiento de la libertad les permite hacer uso su 3 voluntad de poder , entendida ésta como el deseo de crear constantemente su propia existencia, su propia superación pues el conocimiento que de sí mismos y del mundo poseen, les lleva a adquirir una mejor forma de existencia humana. Por otra parte, los esclavos son hombres que no poseen el deseo de crear su existencia, y que por carecer de ese anhelo, viven determinados, sometiéndose a los condicionamientos ajenos a ellos, pues no luchan, tienen miedo y son débiles. Esta debilidad les impide reconocer su libertad para optar por una vida digna y viven engendrando rencores y deseos de venganza contra los señores. Los esclavos asumen una postura de observadores pasivos ante la vida, viendo que otros viven como quieren; observan la diferencia de su vida y la de los otros, diferencia que les angustia y desean anularla o destruirla. El rechazo por la vida del noble se va convirtiendo en rencor, en resentimiento, de esta forma los esclavos transforman la voluntad de poder en un impulso negativo que anula en ellos el deseo de la vida noble. En tanto que son débiles, su fuerza la utilizan como voluntad de muerte, una voluntad de la nada que niega su impulso creador al depositarlo fuera del mundo terrenal, lo cual los libera del temor y del peligro de vivir humanamente. El resentimiento conduce a los esclavos a la negación de la vida, a la negación del impulso vital que permite la superación y el crecimiento del hombre y la naturaleza. La principal diferencia entre los señores y los esclavos reside en que, mientras los nobles tienen conciencia de su libertad y afirman su voluntad de poder para crearse constantemente como seres humanos y reafirmándose como tales, los esclavos no se asumen como hombres libres y, en consecuencia, convierten su voluntad de poder en un impulso negativo que les niega las posibilidades creativas y 1
Nietzsche, Friedrich, La Friedrich, La genealogía de la moral , [Edición de Diego Sánchez Meca, trad. de José Luis López y López de Lizaga], Tecnos, Madrid, 2007. 2 Para Nietzsche, la genealogía significa el estudio de las condiciones que dieron origen a las maneras de valorar el carácter de la moral tradicional, no es simplemente una historia, sino que es una actividad crítica al ser del hombre como ser histórico. 3 Para Nietzsche, voluntad de poder denota el impulso vital del hombre que le motiva a vivir. En el análisis genealógico de la moral, la expresión voluntad de poder en dos sentidos: el primer sentido se refiere a los instintos guerreros del noble y al impulso hacia la vida que todo ser humano tiene por naturaleza tiene; el segundo sentido se refiere a la forma en que este impulso es característico de los esclavos y que implica una actitud negativa hacia la vida.
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los conduce al deseo de destrucción de sí mismos y de los otros como seres humanos, desarrollando un sentimiento de resentimiento. En estas dos formas de ser, Nietzsche encuentra dos morales que se oponen: la moral del señor y la del esclavo; las dos morales se refieren a la manera en que los hombres asumen su vida y su condición humana. La moral del señor da valor a la vida humana y la exalta, da sentido a las cosas terrenales y se apropia de ellas; el señor vive ocupándose de sí y dotando de sentido su existencia, porque se sabe libre, tiene el poder para hacerlo y actúa de acuerdo a sus deseos, que se inclinan por enfrentar el riesgo de vivir. Por el contrario, la moral del débil niega la importancia de la vida y anula el deseo de luchar para vivir; da sentido a las cosas que le son ajenas y se pierde en ellas. Mientras vive, el débil pierde su individualidad identificándose con el rebaño, en donde todos son iguales, confundiéndose con ellos y, a partir de este reconocimiento se siente seguro, dicha seguridad le permite afirmar su condición de esclavo. Para Nietzsche, las morales del señor y del esclavo dan lugar a la aparición de los valores “bueno” y “malo”. En el contexto griego, la moral del señor representa lo “bueno”; el señor es el hombre “bueno” que reconoce la importancia de la vida y lucha para vivir de acuerdo con su libertad, dando lugar a una forma auténtica. El término “bueno” designa los valores del guerrero, del hombre fuerte y auténtico desde el punto de vista ético. Asimismo, para el señor , lo “malo” va a ser lo dé bil, todo lo que no tiene que ver con él y con su forma de concebir la vida. En el mismo contexto griego, la moral del esclavo da lugar al valor “malo”, en el que lo “malo” designa al cobarde, al que le teme a la vida, al hombre del rebaño, a aquel cuyo deseo se orienta a ser igual al resto del grupo. “Malo”, entonces, es el hombre resentido, sin interés por la autenticidad porque ésta le traería como consecuencia la exclusión de la masa, del rebaño y, sin embargo posteriormente, este hombre culpa al noble en su condición y, al culparlo, afirmará que el malo es el otro, el fuerte, el que decide sobre su vida. Nietzsche destaca la moral del guerrero y su valor correspondiente, lo “bueno”, porque considera que éste es el sentido auténtico de la vida humana, e l del hombre fuerte que lucha para vivir y encontrar la afirmación de su ser. En cambio, Nietzsche muestra desprecio por el hombre débil ya que a este no le interesa ser auténtico ni asumir la responsabilidad de su condición; lejos de interesarse por su propia vida, los esclavos van generando sentimientos de desprecio por los nobles. Su moral se sustentará en el deseo de venganza contra los seres a los que considera superiores: el esclavo desea borrar la diferencia que lo separa del noble, y este deseo lo hace vivir una vida no auténtica. Una vez expuesta la caracterización de las morales del aristócrata y del esclavo y sus correspondientes valores “bueno” y “malo”, Nietzsche explica las causas que producirán una transformación de éstos y que cambiaron radicalmente la manera de concebir la vida humana. Estos cambios los explica bajo el término 4 Transvaloración , concepto que denota el tránsito de la moral griega a la moral cristiana. Según Nietzsche, esta fue la primera transvaloración que se dio en la historia de la moral occidental, mediante la cual la moral del aristócrata que, a decir de Nietzsche, era una moral auténtica, queda opacada por la moral del esclavo, que 4
El término transvaloración juega un papel capital en el pensamiento de Nietzsche, se puede entender como la transformación o transmutación de los valores que sugieren una idea de anarquía y no de cambio o sustitución de valores.
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se apoya en la exaltación de lo débil. Señala como factores determinantes de dicha transvaloración al predominio de la moral de los esclavos sobre la moral de los nobles y el surgimiento del sacerdote judeo-cristiano. En relación al primer factor, Nietzsche afirma que los sentimientos de odio, resentimiento y venganza que los esclavos generaron a partir de su condición de hombres débiles, fueron la causa de que su moral predominara. No podía predominar la moral del noble, porque este no se ocupaba de los otros, se ocupaba sólo de sí mismo, de su creación y afirmación; en cambio, como el esclavo no se ocupa de sí, descarga sus sentimientos sobre los otros, odiando al aristócrata. Al lanzar su resentimiento sobre éstos, dicho sentimiento negativo será el que prevalezca y, en consecuencia, dominará la moral del esclavo. Respecto al segundo factor implicado, es decir, la aparición del sacerdote judeo-cristiano, Nietzsche señala que, al predicar la cultura de los ideales cristianos basados en Dios y de la vida sobreterrenal, el sacerdote logra generar e imponer una moral del resentimiento, misma que desde que aparece domina en la cultura occidental. La moral del resentimiento da lugar a la inversión del sentido originario de los valores del “bien” y el “mal”. Ahora el bien se identifica con el amor a Dios, el sacrificio y el anhelo de vida sobreterrenal, mientras el mal se identifica con la exaltación de la vida, las pasiones y los deseos. El sacerdote negará todo lo referente a los sentidos y, en general, a lo que tiene que ver con el mundo terrenal, pues él concibe la vida terrenal como una ilusión y que la vida verdadera no está en este mundo, construyendo un mundo ideal en donde se encuentra la vida plena. Bajo esta concepción se considera a la vida terrenal como un puente para el logro de la vida plena; el sacerdote impone la idea de que en la vida terrenal, el hombre debe padecer sufrimientos, dolor, temor, para después de la muerte logar la vida eterna. En la imposición que ejerce el sacerdote va implícito el miedo que el hombre debe sentir a ser él mismo, un miedo impuesto en la idea del pecado para lograr el sometimiento de los hombres, entonces el pecador se siente culpable, en deuda; y en consecuencia prefiere adherirse a los preceptos del sacerdote y vivir padeciendo, en su afán de lograr la vida auténtica más allá del ámbito terrenal. La aparición del sacerdote judeocristiano, que coincide con el predominio del resentimiento de los esclavos, vino a consolidar la transformación de valores en la cultura occidental.
BIBLIOGRAFIA Copleston, Frederick, Historia de la Filosofía, volumen VII (de Fichte a Nietzsche) , Ariel, Barcelona, 1983. Ferrater Mora, José, Diccionario de Filosofía, Tomo II (E-J) y Tomo IV (Q-Z), [Nueva edición revisada, aumentada y actualizada por el profesor Joseph-María Terracabras], Ariel, Barcelona, 2001. McMahon, Darrin, Una historia de la felicidad , [Trad. Jesús Cuéllar y Victoria E. Gordo del Rey], Santillana, Madrid, 2006. Nietzsche, Friedrich, La genealogía de la moral , [Edición de Diego Sánchez Meca, trad. de José Luis López y López de Lizaga], Tecnos, Madrid, 2007. Reale, Giovanni y Antiseri, Darío, Historia del pensamiento filosófico y científico, tomo III del Romanticismo hasta hoy , 4ª ed., 1ª reimp., Herder, España 2004. 3