La identidad en Laclau
Laclau se ocupa de despejar el campo de la ideología en su determinación de la identidad colectiva de la sociedad como la de un agente social. El argentino delimita el alcance de la ideología al señalar ha sido borroso y problemático en el afán de explicar la identidad. La ideología ni es un “nivel de la totalidad” (o la idea de una sociedad como una totalidad, como si fuese un objeto de re-conocimiento) ni tampoco es una “falsa conciencia” (es decir, aquel estado de la conciencia opuesto a una supuesta verdadera conciencia). Es una ideología suponer que la sociedad, las prácticas sociales, la comunicación y los agentes sociales tienen una esencia, es ideológico todo discurso totalizante, toda voluntad de totalidad. Habría que entender a la ideología como el vano intento de constituir lo social. En efecto, el politólogo acepta “la infinitud de lo social, es decir, el hecho de que todo sistema estructural es limitado, que está siempre rodeado por un ‘exceso de sentido’ que él es incapaz de dominar y que, en consecuencia, consecuencia, la ‘sociedad’ como objeto unitario o inteligible que funda sus procesos parciales, es una imposibilidad”[37] imposibilidad”[37].. La referencia de Laclau a Lacan es muy clara: “Lo social debe ser identificado con el juego infinito de las diferencias, es decir, con lo que en el sentido más estricto podemos llamar discurso”. Lo social es el intento de limitar aquel juego, de domesticar la infinitud sin éxito por eso él afirma la imposibilidad de la sociedad idea en la escucha el eco o se hace alusión a Freud acerca del malestar en la cultura y a Lacan sobre que ‘no hay relación sexual’ y que ‘LA mujer no existe’. Ya no será entonces la ideología ni aquellas posiciones teóricas esencialistas las que tengan que dar cuenta de lo social o de la posibilidad/imposibilidad de la sociedad, y para su proyecto de democracia radical, la responsabilidad recae ahora en el discurso, sus operaciones y estrategias. Este será el ámbito y escenario mismo de constitución de lo social. De esta manera, el discurso deviene el arma y simultáneamente el blanco en la misma operación. Para Laclau el campo discursivo es la condición para entender lo social, lo político, la política, sus prácticas y fenómenos, así como las identidades políticas. En tanto el “discurso es toda acción portadora de sentido” lo social o las diferencias en juego, hay una pretensión de ejercer una hegemonía, es decir hegemonizar lo ‘social’ a partir de una operación: fijando significados y sentidos a través de significantes vacíos o puntos nodales. La hegemonía se caracteriza entonces por la articulación contingente de elementos diferentes a partir de un elemento articulador en común, y que la articulación deviene un campo de sentido a partir de un significante vacío, que desde entonces es llamado point llamado point de capiton, conceptos que Laclau evidentemente retoma de Lacan. La ideología y el discurso intentan constituir la identidad de lo social y de la identidad política de sus agentes sociales a través del amarre o de los puntos nodales (significantes vacíos), es decir, a través de la práctica hegemónica y el antagonismo, las cuales no van sin consecuencias. Y es que para Laclau con su teoría del antagonismo remplaza la noción de contradicción de Hegel y Marx, el antagonismo no supone un cierre final ni tampoco es una etapa, el opera con una negatividad radical que se traduce en límites y heterogeneidad, tanto para lo social como para la identidad del agente social. Más allá de las contradicciones y oposiciones reales que pueda haber al interior de lo social y en lo individual, hay un límite incluido en todo antagonismo: la “heterogeneidad radical”[38] radical”[38] que a pesar de la producción y la presencia de significantes vacíos, la heterogeneidad deviene distorsión la cual subvierte todo tejido simbólico. Así entonces, en el discurso está presente una heterogeneidad que limita toda identidad, al mismo
tiempo que la hace existir, la bloquea, es decir, la presencia de la identidad existe pero bajo la sombra de la negatividad. Finalmente, hemos señalado como Laclau aborda la lógica del significante, las posiciones de sujeto, la importancia de lo Real y la vinculación entre la categoría de sujeto y el espacio de la política, y es justamente en este punto donde se podría decir que en su pensamiento da el salto de la identidad a la identificación y que presenta en su texto La razón populista. Y lo hace a partir de su lectura del texto de Freud ‘Análisis del yo y Psicología de las masas’ y de la ‘superposición’ del objeto a lacaniano y la lógica de la hegemonía. Que queda pendiente para el lector.