LA EVANGELIZACION DEL NORTE DE MEXICO Objetivo: Dar a conocer la manera como llegaron los misioneros al norte de nuestro país, qué metodología usaron y qué misiones fundaron. La evangelización del norte de la Nueva España, en sus dos vertientes, este y oeste, fue una tarea extremadamente difícil debido a su geografía, vasta y desertica, a su población, dispersas y d escaso desarrollo cultural, y a los reducidos misioneros con los que conto. Así, mientras en la meseta central de Mexico vemos un rápido y firme avance del cristianismo, en tal forma que para la segunda mitad del siglo XVI se puede decir que todos sus pueblos han sido evangelizados, en el norte encontramos grupos indígenas que todavía a principios del XVIII no habían sido visitados por ningún misionero. La cristianización del centro es continua y ordenada; la del norte, menos institucionalizada, esta caracterizada por la lucha para imponerse a la adversidad del medio geográfico y humano. Geografia, grupos humanos, métodos y personal misionero, hacen de la evangelización del norte de la Nueva España un tema distinto del de la meseta central. 1.- Escenario geográfico
El territorio del norte de la Nueva España era, al momento de la conquista, y lo siguió siendo por mucho tiempo, un país misterioso que empezaba a unos kilómetros al norte de la ciudad de México. No podemos olvidar, en efecto, que el pueblo de Querétaro, fundado en 1531 a menos de 200 Km de la capital de la _Nueva España, fue por un buen tiempo el limite más septentrional del reino, Mas allá de esa frontera se encontraba el territorio de los chichimecas, nombre vago y general con el que, desde tiempos anteriores a la conquista, se conocía a diversos grupos nómadas y seminómadas de una gran variedad de características lingüísticas y culturales, que vivían fueran de las grandes culturas mesoamericanas. Con limites casi imposibles de señalar de una manera exacta tanto por lo variable del territorio como por lo mezclado que se encuentra en las zonas limítrofes con otros pueblos agrícolas semi-sedentarios, podríamos decir en general que el dominio chichimeca cubría la mitad de la actual geografía mexicana, o sea, cerca del millón de kilómetros cuadrados, con una escasísima población cuya densidad se calcula en dos y medio habitantes por kilometro cuadrado. Comparándola, nuevamente, con la actual geografía de España, seria imaginar el doble de su territorio con una población en su mayor parte sin adaptación a la vida sedentaria, con todas las consecuencias que esto implicaba para la evangelización. 2.- Primeros intentos de penetración en el norte de la Nueva España
Es natural que en un territotio tan vasto y tan misterioso se dieran varios tipos de exploraciones e intentos de fundar la Iglesia. Primero nos vamos a referir a la parte nordeste (estados que lo conforman) y luego a los del noroeste (estados que lo conforman). 2.1 Evangelizacion del Nordeste A) Ruta del oriente Uno de los primeros intentos por internarse en el mundo chichimeca, aunque quizá sin ser consciente de ello, se puede ver en el estableciemiento de una colonia española en la desembocadura del río Panuco en el año de l 1522. Se trata del primer contacto con los pueblos cercanos a los chichimecas, pues auqnue ña villa española de Santi Esteban del Puerto, como se llamó a esta fundación, se encontraba en la región domindad por los indios huastecos, lejanos parientes de los mayas, ma yas, los chichimecas merodeaban por los alrededores alr ededores y serian uno de los principales obstculos para la sobrevivencia de los primeros pueblos cristianos que se intentaron fundar allo, problema constante en todas las misiones del norte.
No hay seguridad sobre otros intentos de evangelización de estas provincias antes de 1550. Se reconoce como el primer evangelizador de esta parte al franciscano Fr. Andres de Olmos, notable escritor y lingüista, quien al morir un poco antes de 1570 habia dejado fundados cuatro conventos-misiones: el de Tampico, Tamaolipa, Tanchiapa y Tamisán, todos ellos en la región huasteca colindante con la chichimeca. Poco años mas tarde, en 1585, el numero de convnetos franciscanos había aumentado a siete y con ello se convertían en la Custodia de San Salvador, dependeinte de la del Santo Evangelio de Mexico, la primera Custodia misionera nacida en la Nueva España. B) Avances desde el centro y occidente Hubo otras dos rutas para penetrar la región del nordeste de Mexico: una por el centro, subiendo hasta el Estado actual de Zacatecas, y otra desde el occidente, como lo hizo la provincia franciscana de San Pedro y San Pablo de Michoacan con su Custodia misionera de Rio Verde. En el siglo XVI es extremadamente difícil distinguir entre una y otra ruta debido a la vaguedad de los limites de provincias y a lo andariego de los misioneros, que van de un lado para otro. Buscando trazar unas posibles rutas se encuentran: 1) Las rutas desde la Custodia de Michoacan. La Custodia de San Pedro y San Pablo de Michoacan, establecida alrededor de 1536 y que en sus orígenes incluia también la regionde Jalisco, estaba geográficamente mejor colocada que la del Santo Evangelio para introducirse en el mundo chichimeca. Con los conbventos fundadps en Jalisco facilemnte pudo penetrar la zona de Zacatecas, centro de misiones hacia el nordeste y noroeste de Mexico; con los conventos de Michoacan se introdujo en la parte norte central para pasar de ahí al nordeste. Esta segunda ruta, del centro hacia el nordeste, es de lo mas interesante órque probablemete se encuentra allí la primera experiencia de un trabajo sistematizado con un grupo chichimeca, gracias a otro gran evangelizador: fray juan de San Miguel. Siedo superior del convento del pueblo tarasco de Acambaro tuv la idea de fundar un pueblo a unos 90 km al norte, ya en tierra totalmente chichimeca, al que le puso por nombre San Miguel. Pero lo mas interesante de la fundación de eswte pueblo, desde el punto de vista misionero, es que sirvió de puente para que los franciscanos de Michoacan pudieran entrar, primero en misiones volante, con otro importante misionero, fray Bernardo Cossin, y después de una manera mas permanente, con fray Juan Bautista Mollinedo, en la región nordeste, dentro de territorio de los guachichiles, uno de los grupos chichimecas mas temido, que se extendia jasta la zona del Rio Verde, donde en 1621 se fundo otra Custodia misionera: la de Santa Catalina de Rio Verde. 2) Las rutas desde el centro: La Custodia de Zacatecas. La Custodia de San Francisco de Zacatecas, que llego a ser uno de los centros de misión mas importante del norte de Mexico, tiene orígenes diferentes de las anteriores Custodias, ya que en su fundación, además de los intereses misioneros, se mezclan problemas estratégicos de la colonia y, una vez descubiertas las minas de Zacatecas, la accesibilidad a fuertes recursos económicos. La evangelización de los indios zacatecos, situados en la región norcentral de la Nueva España, hay que entenderla en lo que fue la gran revuelta chichimeca de 1541 y en los esfuerzos pacificadores del Virrey Antonio de Mendoza.} Mendoza, con la preocupación de detener la amenaza de los zacatecos, empleo con este fin cuantos recursos tenia a la mano, tanto militares como misioneros. Así, además de armar un ejercito y participar personalmente en la campaña, dio su apoyo institucional y económico a dos franciscanos que trabajabn¿an en el territorio chichimeca del norte de Nueva Galicia, Fr. Antonio de Segovia y Fr. Miguel de Bolonia. Con el apoyo del virrey y de algunos españples mineros que los acompañaban, estos frailes hcieron las primeras entradas entre los indios zacatecas, grupo de suma importancia estratégica ya que eran los levantaban la rebeldía de otros indios de la zona de Caxcan. Esta entradas, además de haber culminado con el sorprendente hallazgo de las minas de Zacatecas, sin duda unas de las mas ricas de la colonia, dieron principio a la conversión de los indios de esta zona y abrieron el campo a la expansión misionera por los grandes desiertos del norte de Mexico.
Estas correrías apostolicas desde la entonces Custodia de Michoacan y Jalisco se completaron con las expediciones que parten desde la Provincia del Santo Evangelio en la década de 1550. La primera fue enviada por el virrey Luis de Velasco, quizá hacia 1558, en búsqueda de las ciudades miticas, como otras del norte de Mexico, de Copola y Tapia, al norte de Zacatecas, poblaciones muy ricas, según contaban algunos mineros de estas regiones. La expedición la componían tres importantes franciscanos: Fr. Jeronimo de Mendoza, Fr. Francisco de Guzman y Fr. Jacinto de San Francisco. La situación de las misiones franciscanas de Zacatecas en la década de 1560 resulta un tanto confusa. Por una parte, tenemos el convemto-mision de las minas de Zacatecas, fundado por religosos que dependían de la recién erigida Provincia de Michoacan y Jalisco; por otra, estaban los establecidos mas al norte, con el centro en las minas de San Martin, que eran atendidos por frailes de la Provincia del Santo Evangelio. A veces se encuentra intercambios de conventos entre una y otra provincia. Se sabe con cierta seguridad que para 1585 la Custodia de Zacatecas era ya una entidad bien establecida con diez conventos y unos cuarenta religiosos. 2.2 Evangelizacion del noroeste Tanto la evangelización del nordeste como del noroeste para la Corona española como para la Iglesia se enfrentaron ante problemas de índole geográfica y demográfica muy semejante. Territorio extenso y en gran parte desertico, cortado norte a sur por una cordillera, la Sierra Madre Occidental, al noroeste estuvo en su mayor extensión habitado por grupos chichimecas, de características culturales semejantes a las semejantes a las del nordeste. Hacia las costas del Pacifico el actual Estado de Sinaloa y en la laderas orientales de la Sierra Madre, en e actual estado de Durango, se encontraban grupos mas sedentarios que cultivaban el maíz, el frijol y la calabaza. Más hacia el sur, en los actuales estados de Nayarit y norte de Jalisco se encontrban grupos de tepehuanes, coras y huicholes, en su mayoría seminomadas. Subiendo al norte por el centro, se encontraban los cazcanes, zacatecos, laguneros y tarahumaras, para nombrar akgunos de los mas conocidos. Todos estos grupos, según cálculos aproximados de demógrafos modernos, formarían una población de 750.000 habitantes hacia fines del siglo XVI, época en la que toma importancia la evangelización de esta región. Comparada esta población con la del nordeste, no solamente es mucho mayor, sino que se encontraba dispersa por una región mas extensa, lo que junto con la multiplicidad de distintas etnias hacia mas difícil su evangelización. A) Las primeras entradas: siglo XVI Tal como sucede en el nordeste, las primeras entradas misioneras en el noroeste fueron muy tempranas, un tanto exploratorias, generalmente acompañando a exploradores y, por lo mismo, de escasos resultados. Hay que recordar, además, que durante las primeras décadas después de la conquista la frontera chichimeca estaba muy cerca del centro y que, por tanto, los primeros contsctos con ella se realizaron muy pronto desde la incipiente Custodia que se acababa de establecer en Michoacan. Pero no son solo entradas a fronteras cercanas. Los franciscanos, antes de la primera mitad del siglo XVI, habían llegado ya hasta la Baja California y Nuevo Mexico. Fueron esta ultimas expediciones fugaces. En
cualquier caso, se debe reconocer que para 1550 los misioneros franciscanos tenían al menos una buena idea de las grandes extensiones que les esperaban por evangelizar en el noroeste de Mexico. A.1) El territorio de los cazcanes Los cazcanes eran un grupo semisedentario situado al norte de Jalisco. Su importancia era eminentemente estratégica ya que formaban un dique contenedor, por una parte, del avance chichimeca hacia el sur, y por otra, durante los primeros años de la conquista, de la de los españoles hacia el norte. En 1527, solo tres años después de la llegada de los “doce”, un catequista, el indio Juan Francisco,
problemente educado por Fr. Pedro de Gante, se internó dentro de este territorio acompañando a Francisco Cortes, primo del conquistdor, en un expedición que éste hizo a Nayarit. Lo significativo de este primer contacto evangeluzador ci¿on los cazcanes se vio un par de años después, caundo los franciscanos que trabajaban en esa zona fueron llamados a desempeñar el papel de pacificadores en las rebeliones que, debido a los desmanes del goberbador Nuño de Guzman, se empezaban a fraguar no solo entre los cazacanes sino, lo que fue peor, probablemente empujados por estos últimos, también entre las tribu mas al norte: tepehuanes, huicholes y coras, rebeliones que fueron motivo de oposición continua de estos indígenas durante cerca de 200 añoa a la entrada de cualquier misionero en su región. A.2) Mas alla del territorio de los cazcanes. Contemporaneos a estas entradas en las entradas en la cercana frontera chichimeca son los intentos de las lejanas expediciones hacia el norte, en las que participan nuevamente los franciscanos. La primera de ellas es la organizada en la Provincia del Santo Evangelio para evangelizar la zona de la Baja California, en la que toman parte, entre otros, Fr. Raimundo de los Angeles, Fr. Pedro Ariche y Fr. Antonio Meno. Estos misioneros, al parecer, nunca alcanzaron la California. Mejor conocida, aunque con resultados tan exiguos como la anterior, es la expedición, por otra parte extraordinaria, de Fr. Marcos de Niza al Nuevo Mexico. A pesar de los resultados, gracias a esta expedición, se abrió una gran ventana al misterio y cruda realidad de lo que serian las lejans misiones del noroeste, asi como también porque da una idea del papel que van a jugar en el establecimiento y desarrollo de estas misiones las fuertes personalidades religiosas, ya que sin la presencia de Fr. Marcos de Niza no es posible concebir la expedición a la Gran Quivira. De mayor duración, pero en cierto modo fijando el limite de lo que sería el avance franciscano por el noroeste de Mexico en el siglo XVI, fueron las misiones del estado de Nayarit, en los pueblos de Autlán (1538), Xalisco (1540), Acaponeta (1580) y Guaynamota (1580). Otro avance misionero, también de los franciscanos, lo encontramos desde Durango hacia el norte a partir de 1560 cuando esos religiosos, siguiendo rutas de mineros y exploradores, se internan hasta lo que es hoy el estado de Chihuahua, con fundaciones en el valle de Topia (norte del estado de Durango) y en el valle de San Bartolome (sur del estado de Chihuahua). Para fines del siglo XVI, los franciscanos tenían una pequeña cadena de misiones en territorio chichimeca que, por la parte noroeste, los llevaba desde el actual estado de Jalisco hasta Sinaloa, y por el centro, desde San Luis Potosi hasta Chihuahua. A. 3) Nuevos misioneros: Los jesuitas Si la roturación de la frontera chichimeca se debe a los franciscanos, no hay duda de que su conquista defifnitiva, por lo que se refiere al noroeste, fue obra de los jesuitas.
A. 3. 1) Las primeras misiones Pese al gran interés que mostro San Ignacio por enviar misioneros a Mexico, los miembros de la Compañía de Jesus no se establecieron en la Nueva España sino hasta el año de 1572, gracias a la expedición de 16 religiosos enviada por San Francisco de Borja bajo la dirección del P. Pedro Sanchez. El primer contacto de los jesuitas con el mundo chichimeca fue bastante parecido al de los franciscanos. En 1587, siendo morador de la residencia de Patzcuaro, el P. Gonzalo de Tapia emprendió durante el venado una entrada misionera entre los chichimecas fronterizos al norte del reino michoacano. La acogida de los indígenas fue tan buena que a los pocos años el P. Tapia, con el apoyo del virrey Luis de Velasco, el joven tenia dada la primera msion-pueblo entre los chichimecas: San Luis de la Paz. A. 3.2) Expansion jesuita hacia el noroeste Esta experiencia de San Luis de la Paz dio como resultado un creciente interés, tanto de parte de los jesuitas como de las autoridades civiles, por una mayor actividad en las misiones del noroeste de Mexico. Partiendo hacia el oeste desde la zona ya evangelizada por los franciscanos, Zacatecas, los jesuitas establecieron misiones en la década de 1590 entre los tepehuanes, los acaxees, los xiximies y los cahitas, junto con otros grupos de indígenas de Sinaloa. El ultimo grupo de misiones jesuitas de esta zona, establecido también en la década de 1590, fue el de los indios tepehuanes. Habiataban estos una amplia región que comprendía la parte oriental de la Sierra Madre, en el tramo que cruza desde el sur del actual de Chihuhua hasta el sur de Durango. 3.- Fundaciones misioneras
PROVINCIA DE SAN DIEGO DE MÉXICO (1599). Es la única provincia descalzo-alcantarina fundada en México y fue creada inicialmente como custodia dependiente por los componentes de la famosa Misión del Perdón enviada para Filipinas. Su objetivo era servir de base de subsistencia para la Custodia de San Gregorio con el fin inmediato de descanso durante los viajes de los que iban para Extremo Oriente y volvían de allá con dirección a España. Su territorio, por lo tanto, no estaba delimitado y se instaló en medio de las Provincias de la observancia. Las casas iniciales fueron San Cosme, San Diego de México, Puebla de los Ángeles, Churubusco y Oaxaca; pero pronto se ampliaron en número y extensión territorial, hasta llegar a contar con 15 casas en 1627. Apenas declarada Provincia en 1599, amplió su actividad hasta las minas de Taxco y Pachuca, y en 1628 algunos de sus religiosos misioneros llegaron hasta la zona de Nuevo México. En este tiempo, las casas de la Provincia se hallaban extendidas en otros rumbos como Córdoba, Guanajuato, Morelia, Querétaro, Santa Bárbara, Sultepec, Tacubaya y Texmelucan. Dedicaron su primera actividad a la predicación y asistencia de los pueblos ya cristianizados. Pero también se emplearon en zonas de frontera, y así, hallamos que el mártir San Pedro Bautista, entre 1580-83, trabajó en la predicación entre los pueblos chichimecas durante los años de su estancia en México. Esta Provincia pronto aportó su ayuda a la Misión de Filipinas y a lo largo de su historia envió hasta 44 misioneros a aquellas partes.
PROVINCIA DE SAN FRANCISCO DE ZACATECAS (1603). Esta Provincia fue creada por religiosos llegados de la custodia de Michoacán hacia 1548. Se citan como primeros misioneros a los PP. Fr. Jacinto de San Francisco y Fr. Jerónimo de Mendoza. Esta Provincia se extendía por un amplio territorio, que abarcaba la mayor parte de los estados actuales de México, Zacatecas, San Luis Potosí, Durango, Sinaloa, Chihuahua y Coahuila. Los conventos franciscanos se fueron estableciendo en forma a partir de 1548 en Zacatecas, luego en 1562: Nombre de Dios y Durango; Topia en 1563; Minas de Saltillo 1582, y en 1586 la ciudad de Nuevo León recibió este nombre por el P. Fr. Andrés de Puebla. Los franciscanos desempeñaron un papel importante en la fundación de la Nueva Vizcaya, y, fueron los de la Provincia de Zacatecas quienes tuvieron sus acciones más heroicas en esta zona. Pero su contribución a la obra evangelizadora se fue extendiendo y afianzando por medio del sembradío de cruces que con la contribución de su sangre levantaron los misioneros de Zacatecas. Desde 1564 se señalan martirios de frailes cerca de Durango, dos religiosos más el mismo año en Tapia y Fr. Andrés de la Puebla en 1586. Pero en 1567 habían sufrido martirio cuatro religiosos en Sinaloa, y otro más en Saltillo de Coahuila; dos encontraron la muerte en Zacatecas en 1580 y 1582, y un tercero en Charcas de Potosí en 1586.
PROVINCIA DE SANTIAGO DE JALISCO (1606). Aunque la actuación franciscana, como hemos visto, empezó muy pronto para esta región, dependió desde sus inicios de Michoacán, hasta que se constituyó como Provincia en 1606. Fr. Antonio de Segovia, dedicó 40 años de su vida en esta región, fue muy amado de los nativos y merecidamente se granjeó el título de "apóstol de Jalisco". Fr. Juan de Padilla, protomártir de Nuevo México, fue asimismo uno de los pioneros en esta evangelización.
Campos misionales de la Provincia de Jalisco. Misiones en Coahuila. El apostolado entre los indios del norte de México, Coahuila, en la frontera de Texas, dio comienzo propiamente alrededor de 1670, pero fue solo en el siglo XVIII cuando de verdad se produjo el avance firme, que llevó al notable desarrollo de estas misiones, pero también fue a mitad del siglo cuando tuvo lugar la secularización de las parroquias y doctrinas, lo que obligó a los franciscanos a entregarlas al clero secular, quedando bajo su cuidado sólo siete pueblos. El misionero que más se ocupó en esta tarea fue el P. Fr. Juan de Larios en los años primeros del esfuerzo por llevar los indios a la vida sedentaria y comenzar su civilización.
Misiones de Nayarit. Al ser expulsados los Jesuitas en 1767 dos de sus distritos misioneros fueron confiados a los franciscanos de Jalisco; la primera fue ésta de Nayarit, que incluía no solo la ciudad, sino también cinco pueblos junto a la región de Tepic. Los franciscanos habían luchado por la conversión de estos indios en los años 1635, 1709 y 1711, pero nada consiguieron. Sometidos finalmente por los militares, pudieron establecerse allí los jesuitas, creando algunos puestos misioneros, que son los que recibieron después los franciscanos.
Misiones de Sonora.
El segundo distrito jesuita, entregado a los franciscanos, fue el que estaba enclavado en el sudeste de Sonora, que comprendía la Pimería Alta y la Pimería Baja, así como la zona norte de Sonora, que incluía el sur de Arizona, como era entonces conocido, y que se convirtió más tarde en Misión del Colegio de Santa Cruz de Querétaro. Sin embargo, este colegio cedió las ocho misiones de la Pimería Alta a los frailes de Jalisco, en tanto que los misioneros de Propaganda Fide fueron a ocupar las misiones de Sonora.
Custodia de San Carlos. El año 1783 las misiones de Sonora, incluyendo las del Colegio de Querétaro en la Pimería Alta, se agruparon para formar la Custodia de San Carlos de Sonora, pero fue una solución que no aportó fruto alguno y a la muerte del obispo Antonio de los Reyes, que la había patrocinado, fue disuelta, volviendo el orden preexistente. Duración: 9 años.
Las Custodias Misioneras. El siglo XVII se caracteriza por un doble cometido: conservar y afianzar lo conseguido en conventos y misiones; y crear los grupos de vanguardia que se llamaron las Custodias Misioneras.
Custodias de Nuevo México. En el territorio de Nuevo México se distingue muy bien lo que fue la gran aventura de los misioneros portadores del evangelio: descubrimiento, conquista, civilización y evangelización. Fueron los franciscanos los primeros en recorrer aquellas tierras desconocidas; ellos, con sus viajes, informes y peticiones, dieron a conocer a todo este mundo desconocido y misterioso hablando del suelo, clima, producciones y población. Y, por esta aportación atrajeron a muchos a la acción misional y a la salvación con sus fatigas, sudores y muertes. Desde 1538, el P. Fr. Antonio de Cd. Rodrigo, Provincial del Santo Evangelio, envió a los PP. Fr. Juan de Olmedo y Pablo Acevedo a explorar la región del norte. Llegaron hasta Culiacán y se internaron 200 leguas más al norte, donde tuvieron noticia de otras tierras muy pobladas en las riberas de un gran río (Bravo). Después, sería el P. Fr. Marcos de Niza quien organizaría otro curso de grandes expediciones hacia el norte. Pero estas exploraciones y marcha hacia adelante entre los indios, costaron sudores fatigas y sangre. El P. Fr. Agustín Rodríguez fue el primero que tributó este precio. De esta manera, se convierte en verdad aquel axioma: "Los franciscanos han sido magníficos andarines y aun verdaderos aventureros, que se lanzaron, no en busca de oro o fama, sino de las almas para Cristo".
La Custodia de Río Verde. Siendo conscientes del inmenso campo que aún permanecía inculto en las vastas regiones de Arido-américa, los misioneros de Michoacán, caracterizados por su penetración misionera en los territorios chichimecas, hacia los que siempre fueron en punta, abrieron esta vez una brecha hacia la parte Norte Oriental de México, la única salida posible para ellos; y siguieron la ruta que otros hijos andariegos de la misma Provincia habían surcado antes, Fr. Juan de San Miguel y Fr. Bernardo Cossin, introduciéndose en territorios hasta entonces vírgenes; ahí fueron descubriendo numerosos grupos indígenas chichimecas, bárbaros, antropófagos y nómadas, pero con una inusitada disposición para recibir la semilla del evangelio. Esta marcha hacia las tierras marginales de la Nueva España, hizo posible la formación de las Misiones de Río Verde, luego Custodia de Santa Catarina, virgen y mártir, que ocupó desde entonces en su acción
evangelizadora a la Provincia de Michoacán hasta mediados del siglo XIX, extendiéndose su territorio por el norte de Querétaro, todo el sudeste de San Luis Potosí, sudoeste de Tamaulipas y una pequeña porción del sur de Nuevo León.
FUNDACIÓN DE LAS MISIONES DE RÍO VERDE. El fundador de las Misiones y Custodia de Río Verde fue el P. Fr. Juan Bautista Mollinedo (+1626). Éste, siendo Guardián y párroco del pueblo de Xichú (hoy Victoria, Gto.), comenzó a hacer entradas hacia aquella zona desde el año 1607, donde encontró gran número de indígenas nómadas, pertenecientes a las tribus chichimecas, que estaban dispuestos a recibir la fe cristiana y hacerse bautizar. El P. Mollinedo dio informes a los superiores de la Provincia sobre el descubrimiento y buena disposición para la evangelización que tenían los diversos grupos chichimecas en las zonas de la Sierra Gorda, Río Verde y el Xaumave, y recibió el encargo inmediato para que dentro de la misma Provincia buscara a los hermanos más idóneos que le ayudasen a la realización de la obra evangelizadora, y se formasen de este modo en aquellos territorios las conversiones o pueblos de indios1. Pero no solo esto, sino que también hizo la Provincia una petición al rey Don Felipe III, pidiéndole el consiguiente permiso para la tarea que querían asumir en la conversión de los indios de Río Verde, Concá, Cerro Gordo, Jaumave y otros lugares vecinos. Esta solicitud, no podía pasar por alto debido a la estrecha relación que existía entre la Iglesia y la Corona en la obra de la evangelización, por el Patronato Regio existente. La fundación y nominación como Custodia, así como su erección canónica, se llevaría a cabo, cuando el Capítulo General de la Orden Franciscana, celebrado en Segovia, el año 1621, decretara: " Erigitur nova Custodia fluminis Viridis sub titulo, et tutela S. Catherinae a Provincia Mechoacan omnino separate, et Commisario Generali Novae Hispaniae inmediate subjeta".
4.- La metodología misionera Es preciso recordar que además de los trabajos exteriores están también los trabajos interiores, que como a todos los mortales acompañaban al misionero, y aun se recrecían por el desamparo y soledad en que generalmente se hallaban. Hable por todos el P. Pedro Méndez de los misioneros de Guadiana. Dice así: "Guerra me hace el demonio y algunas veces muy crudamente. Pocos días ha me vi tan lleno de tedio y de tristeza, que sentía tedio de la vida. ¡ Oh qué paciencia y confianza en Dios es menester para estos ministerios ! En esta tierra ¿qué no hay de ocasiones? qué soledad, qué caminos, qué aguas amargas y de mal olor, qué serenos y noches al aire, qué mosquitos, qué espinas, qué gentes, qué niñerías, tlatoles (chismes) y contradicciones; mas si todo fuesen flores ¿qué nos quedaría para gozar en el cielo?". En los primeros años de su entrada en el norte bien poco pudieron hacer los padres, pues casi todo el tiempo lo dedicaban a aprender la lengua en la única manera en que podían hacerlo, o sea, averiguando por la práctica, el significado preciso de las palabras y apuntándolo a continuación. Colegían entre ellos lo escrito, para por este medio poder formar sus "artes" (gramáticas) y diccionarios. Luego se dedicaron a formar y enseñarles el catecismo de la doctrina cristiana para poderlos bautizar y desde el bautismo, como punto de partida, irles induciendo por la senda de plena cristiandad y civilización.
1
E SPINOSA , Crónica...,
p. 440: "Discurrió por toda la provincia exhortando a unos y rogando a otros; pero como los religiosos eran pocos, se recrecieron algunos inconvenientes, que dilataron por entonces los buenos deseos de este apostólico varón".
El progreso fué relativamente rápido, porque en realidad aquellos hombres, eran mucho menos estúpidos de lo que a primera vista parecían y por regla general tenían cierto tesón y mucha gana de aprender el catecismo, "acuden puntualmente a la iglesia mañana y tarde, dice un misionero y después de estar bien instruidos en la fe y buenas costumbres que han de guardar, los bautizan con el mayor aparato y solemnidad que se puede, y habiendo averiguado cuál es su verdadera mujer luego los desposan y velan según el orden de la santa Iglesia y quedan con esto tan trocados de lo que antes eran, que palpablemente se ve lo que en ellos obra el santo sacramento del bautismo, que con tener antes tantas mujeres, se hacen capaces de la conveniencia que hay en no tener más de una, y los que siendo gentiles eran silvestres y como fieras, después de cristianos se amansan y domestican y tratan con tanta familiaridad como si fueran sus hijos". Pudiera alguien imaginarse que entre esas multitudes y a esas distancias, el celo de las almas pudo llevar a los misioneros a bautizar con alguna precipitación. No podríamos creerlo así, pues es lógico suponer que quien a tantos sufrimientos se exponía, no había de hacer trabajos de pega, para engañarse a sí mismo y cargar gravemente su conciencia. 5.- Principales protagonistas El primero que pasó a tierras de Jalisco fue el P. Fr. Martín de la Coruña, hallando grandes dificultades, dice el cronista Espinosa, así de parte de los indios ignorantes y rústicos, como la demasiada licencia que se tomaban los españoles que entraban a las poblaciones y conquistas . Pasando las fronteras de Michoacán, Fr. Bernardo de Olmos, fue el primer religioso que se instaló entre Tepic y Jalisco, desde 1531; Fr. Juan de Padilla se instaló en Tzapotlán (hoy Cd. Guzmán), desde 1533; Fr. Francisco Lorenzo, (mártir) se asentó en Etzatlán, paso inicial para la entrada a Nayarit, Durango y Zacatecas; Fr. Juan Pacheco fundó la iglesia y convento del Teúl. En 1538, Fr. Juan de la Asunción, penetró en Sinaloa, dando comienzo al período de las grandes exploraciones, que para los conquistadores estimulaba el descubrimiento de las míticas ciudades de oro. Fr. Marcos de Niza, hacia 1539 atravesó Sonora y Sinaloa en un viaje exploratorio. Y en 1541, la evangelización entre los chichimecas rendía su primer martirio en la persona de Fr. Juan Calero y en seguida el del P. Fr. Antonio Cuéllar, quienes fueron flechados por indígenas de la sierra de Tequila. Fr. Miguel de Bolonia se instaló en Juchipila antes de 1542 y comenzó la evangelización entre los chichimecas zacatecos. 6.- Fin de las misiones del norte de México Siglo XVIII: Apogeo y crisis misional Comtradictorio en otros campos, el siglo XVIII lo es también en el de las misiones del noroeste mexicano. Las primeras décadas son escenario de un notable desarrollo del sistema misionero, sobre todo en la parte norte mas occidental de Mexico, con los avances del padre Eusebio Kino en la Pimería Alta y el afianzamiento de las misiones de Baja California. Tras un periodo de cierta estabilidad, que podría abarcar hasta mediados del siglo, sobreviene la crisis y derrumbe del sistema misional, no tanto por la explusion de los jesuitas, sino por los multiples cambios impulsados por la Ilustracion, de la que le destierro de los miembros de la Compañía es solo una parte. 6.1 El ultimo desarrollo del sistema misional En los primeros años del siglo XVIII se nota un crecimiento del sistema misional en varios frentes de la avanzada misionera del norte de la Nueva España.
En la parte del frente franciscano se puede constatar este auge en la fundación de la nueva Custodia misionera de San Antonio del Parral, dependiente de la Provincia de Zacatecas, establecida en 1717 con varios conventos-misiones en el actual estado de Chihuahua. En la zona de la Tarahumara Alta de los jesuitas, después de las rebeliones indígenas de fines del siglo XVII, sobrevino un florecimiento gracias a los trabajos de los padres José Neuman en Sisoguichi y Carichi (1681-1732), Tomas Guadalajara en Huejotitlan (1673-1720) y Herman Glandorff en Tomochi (1723-1763). En el norte de Sonora, el florecimeinto de las misiones parece igualmente notable. Son éstos los años de la actividad del padre Eusebio Kino, italiano, uno de los mas distinguidos misioneros del noroeste de Mexico, quien al morir en 1711 habria recorrido no menos de 12.000 km y realizado cerca de 40 entradas en tierras incognitas. El ultimo jalon del avance misionero en el noroeste durante el siglo XVIII fue la fundación y crecimiento de las misiones de Baja California. 6.2 La caída del sistema misionero El sistema misionero a fines del periodo colonial se vino abajo no tanto por la expulsión de los jesuitas sino por problemas de fondo que se venían arrastrando de tiempo atrás. Varios oficiales civiles y eclesiásticos de la época, conscientes de la critica situación en la frontera norte, pusieron, no hay duda, gran interés en salvar este sistema, única isntitucion que mantenía la presencia española en la zona; pero, al mismo tiempo, estos reformistas lucharon por introducir diversos cambios que, de acuerdo a las ideas iliestradas del momento, llevarían al indígena a una plena civilización en un marco de libertad que tida “gente de razón” debía tener. Lo que en realidad sucedió fue que, con buenas o equivocadas intenciones, se destruyó lo poco que quedaba de ese sistema.