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La embocadura ideal PEDAGOGÍA · JORDI ALBERT Publicado en: 'Artículos de Trumpetland' - Edita: Trumpetland.com - Sanlúcar de Barrameda (Cádiz, España) ISSN: 2254-8521
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BESO TROMPETÍSTICO TROMPETÍSTICO 1. UN BESO Ya hemos contado, en otros artículos que se han presentado aquí, algunas de las intimidades de la práctica de la trompeta. Pero si en nuestro
quehacer como trompetistas hay algo poético, además de íntimo, se rata de ese beso constante beso constante que le damos a nuestro instrumento. La trompeta entra en contacto con nuestro cuerpo a través de las manos y los labios. Lo primero pasa con casi todos los instrumentos pero lo segundo es particular de nosotros los músicos de viento. Los labios son algo muy particular en la anatomía humana. Gracias a las numerosas terminaciones nerviosas que posee la piel de los labios nos pudimos alimentar instantes después de nacer. A través de los labios nos acercamos al mundo durante los primeros meses de nuestras vidas. “Sácate eso de la boca” boca” es algo que todos los padres han dicho más de una vez a sus hijos. Nuestros familiares nos dieron tiernos besos (1) (1) que que pudimos sentir como una muestra de afecto y los regresamos (seguro que recuerdas la barba punzante de algún tío). En la adolescencia los destinatarios cambiaron pero los besos siguieron ahí. Y ¡cómo no!
besamos la besamos la trompeta desde hace mucho. Esas numerosas y particulares terminaciones nerviosas nos permiten sentir tacto de una forma muy especial e intensa, pero también calor cuando besamos la frente para medir temperatura corporal e incluso humedad (hay quien se acerca una prenda a los labios después de lavarla para saber si está suficientemente seca). No es de extrañar que la relación que se establece con la trompeta a través de los labios sea igualmente intensa, especial y muy particular. Ese beso trompetístico constante, trompetístico constante, durante tantos años, tiene perfectamente medida la boquilla a través del tacto pero también la emperatura y la humedad. La alta sensibilidad de los labios más la práctica repetida de colocar la https://www.trumpetland.com/tmp/index.php?section=articles&cmd=details&id=52
Jordi Albert Gargallo es uno de esos trompetistas interesados por la educación y la investigación en el ámbito de la trompeta. Al terminar la carrera de trompeta y educación musical estudió una especialidad en educación artística en la Universidad de Valladolid (España), un máster en la Universidad de las Artes de Cuba y otro en la Universidad Politécnica de Valencia (España). Actualmente cursa dos doctorados en esas mismas universidades, ambos sobre la trompeta y su educación, y es profesor de la Universidad Veracruzana Veracruzana de México. Se ha especializado en la adquisición de la motricidad para el dominio instrumental, aunque se destacan trabajos en el ámbito de la filosofía de la pedagogía de los instrumentos musicales, así como indagaciones en el entorno del domimio instrumental de la trompeta. Ha impartido más de 120 cursos en México, Cuba, Guatemala, Canadá, EEUU, 1/7
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Trumpetland.com - La embocadura ideal boquilla en un determinado lugar hace que si ésta se mueve un milímetro parezca que estamos
España, Honduras, Colombia, Venezuela, Chile, Argentina, Angola y Chana. Clases con Jordi Albert por 0,99 €. €.
tocando la trompeta con la oreja. Ese beso trompetístico
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es, además, activo.
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Los labios, a través de la resistencia que ofrecen al aire, comienzan a vibrar. Y no sólo eso: además pueden producir oscilaciones de resistencia que, en sincronía con las oscilaciones de compresión del aire expulsado, nos permiten la práctica del instrumento. Es maravilloso y a la vez muy interesante. El control de la resistencia inicial que ofrecen los labios, y el de todas las oscilaciones posteriores, es algo extremadamente complejo. Los trompetistas llamamos al complejo sistema que permite este control
“ embocadura” embocadura” . La embocadura en embocadura en el trompetista es por tanto un sistema músculo esquelético al que requerimos acciones concretas durante la práctica de la rompeta. Está conformado por los diferentes músculos orofaciales (intervienen una gran mayoría) y el esqueleto, incluyendo los huesos maxilares, la mandíbula y por extensión los dientes. Los dos elementos están muy ligados: en función de la disposición del esqueleto los músculos podrán activarse de una u otra forma. Yo mismo soy un ejemplo de esto. Desde los 10 años tengo un incisivo (el 9) roto. Había comenzado dos años antes con la trompeta y, después del accidente, mi embocadura se adaptó a ese agujero enorme. Mi boquilla se posicionó sobre él y seguí tocando. A día de hoy puedo observar de qué manera los músculos se adaptaron al agujero desarrollando una serie de ajustes. La embocadura va mucho más allá del lugar donde
se apoya la boquilla, a lo que nos podríamos referir como “posición” . Podemos entender por embocadura la embocadura la manera en la que se activa todo este sistema para promover el control sobre la creación del sonido, y en ello participa, obviamente, el lugar donde ponemos la boquilla. La relación entre el lugar que ocupa la boquilla y la manera en la que los músculos se pueden activar y están disponibles para ello es muy amplia (2) (2),, pero la la posición posición de de la boquilla sobre los
labios no es sinónimo de embocadura. Muchas veces decimos que cambiamos de embocadura, cuando en realidad cambiamos de posición de la boquilla sobre los labios. Cambio de posición:
Cambio de embocadura: https://www.trumpetland.com/tmp/index.php?section=articles&cmd=details&id=52
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Cambios en la embocadura del trompetista
(En la videolección Sobre la embocadura del trompetista (1/2) Jordi (1/2) Jordi Albert aclara muchos aspectos relacionados con la embocadura, entre ellos éste referido a los cambios en la embocadura del trompetista.)
En añadido a todo ello, se podrían incluir perfectamente en el concepto de embocadura todos embocadura todos los
gestos que suceden diacrónicamente (antes) de activar la embocadura en vibración: la manera en la que se acerca la trompeta a la boca, los pequeños gestos que hacemos en nuestra cara mientras la boquilla se acerca, la humidificación del labio, la manera en la que la boquilla se desliza en la boca, los estiramientos, etc. Todo ello forma parte también de la embocadura. Una vez la boquilla reposa sobre los labios, los músculos ejercen acciones (3) (3) que que permiten fijar la resistencia correcta. Esto sucede siempre de un modo en el que la zona media de los labios queda liberada para vibrar. Dada la fisionomía de los labios, existe una zona de mayor potencial de
activación que casualmente coincide con el interior de la boquilla de trompeta. Dando por sentadas las consabidas particularidades de los labios de cada trompetista, podemos decir, en términos generales, que la boquilla se sitúa alrededor de la zona que potencialmente puede vibrar mejor. Es importante señalar aquí el papel de la boquilla en el sistema “embocadura” . “embocadura” . Al intercambiar diferentes boquillas podemos sentir de forma variable nuestra embocadura. Esto se debe básicamente a que la boquilla define un área potencial de vibración que circunscribe el aro de la boquilla (4) (4).. Por tanto debemos decir que la boquilla juega un
papel esencial en la manera en la que la embocadura se irá desarrollando y finalmente se activará. La embocadura la percibimos, sobre todo, gracias a las terminaciones nerviosas de los labios. Pero los músculos implicados, las encías y los dientes producen sensaciones muy específicas que nos ayudan a controlar nuestra embocadura, junto a las provenientes de los labios. Este control sucede en un nivel muy lejano a lo racional. El sistema propioceptivo actúa en un plano no consciente e íntimamente relacionado con la práctica y los hábitos. Es por ello que la embocadura es algo que todos tenemos, pero que primeramente conocemos desde lo empírico y después desde lo racional.
2. ¿ES MEJOR SABER MUCHO SOBRE “LA EMBOCADURA IDEAL”? Existen numerosas teorías sobre la posición “ideal” de de la boquilla (dos tercios arriba o abajo) y activación “idónea” de “idónea” de los grupos musculares, la forma que debería tener la cara, la idea de las comisuras de los https://www.trumpetland.com/tmp/index.php?section=articles&cmd=details&id=52
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labios y un sinfín de interpretaciones, concretadas en palabras, de la que debería ser “la embocadura ideal” . Estas ideas provienen de una tendencia del siglo XX en la que se realizó un análisis exhaustivo de la embocadura. Aunque el impacto de todo este conocimiento en el aprendizaje de nuestro instrumento ha sido muy relativo, muchas de esas ideas permanecen en el imaginario del trompetista en el cajón de “cosas importantes a tener en cuenta” . cuenta” . Muchos nos hemos mirado la embocadura en un espejo o la hemos comparado con la de otro compañero o maestro, hemos tocado las comisuras de nuestros labios o hemos probado a hacer algún ajuste de los que vienen en los libros que hablan sobre el tema. No obstante, al observar las embocaduras de cinco
buenos trompetistas al azar podemos constatar que la calidad de la vibración puede vibración puede ser conseguida de formas muy dispares. Aunque esa zona intermedia que describe esta imagen pudiera ser el lugar “idóneo” , “idóneo” , escuchamos a algunos trompetistas que consiguen la excelencia situando el instrumento en otro lugar o realizando movimientos musculares muy dispares entre ellos. Puede parecer, por tanto, que no reviste de extrema importancia esto de la embocadura y que incluso no existe una
“embocadura ideal” . La embocadura se va conformando a través de la práctica. Día tras día. Sesión tras sesión. Cada vez que vayas a producir un sonido deberás colocar la boquilla y activar tu embocadura, por lo que no tardará mucho en configurarse un lugar y una forma donde se produzca la vibración. Serán los años los que irán creando y modificando las embocaduras. Digamos que aprendemos a besar cada cada vez mejor a la trompeta. Sin embargo, la fisiología de nuestro esqueleto, particularmente la forma y disposición de nuestros
dientes, condicionará el uso de nuestra musculatura —y por tanto de su desarrollo— y, cómo no, el lugar donde ponemos nuestra boquilla . “Sitúala donde te sientas más cómodo” es cómodo” es una frase fácil de escuchar. Debemos añadir que las edades tempranas a las que comenzamos a tocar el instrumento condicionan incluso el desarrollo fisiológico, por lo que la relación se vuelve bidireccional: nuestra fisiología condiciona a nuestra embocadura, pero la práctica de dicha embocadura también acaba condicionando la fisiología. Dicho en otras palabras: nuestra cara se vería diferente en caso de que hubiéramos elegido otro instrumento o profesión. Cada labio es diferente, cada dentadura es diferente, y se justifica así que cada embocadura deba ser diferente e incluso que no se deba trabajar sobre este tema, lo cual es bastante lógico si volvemos a observar a los cinco trompetistas del inicio. Y es tan complejo el tema de la embocadura que se justifica el silencio en torno al tema, y hablar de ello puede parecer incluso un tanto osado. Es lógico que, una vez conseguida la excelencia, plantearse hacer cualquier cambio de esta índole se considere peligroso. Puede perturbar un equilibrio natural conseguido con arduas sesiones de trabajo. “No se debe cambiar lo que funciona” funciona” es algo que tiene también muchísima lógica. “Sobre la embocadura es mejor no hablar” . hablar” . O también: “Si suena… como si tocas con la oreja. Qué importa” . Creo que esta última frase es muy acertada en los casos de quienes están funcionando muy bien con una determinada embocadura. A veces, saber demasiado (desde el punto de vista
cognitivo), conocer muchas teorías o ideas, puede confundir más que ayudar en lo que respecta al aprendizaje de la motricidad. Resulta muy curioso que, a pesar de que el trompetista se haya apropiado de esta frase y no le dé demasiada importancia al tema de la embocadura, permanezcan en nosotros tantas ideas de esa “embocadura ideal” . Esas fórmulas idóneas que persisten en mayor o menor medida en nuestras mentes contrastan con la premisa de no hablar del tema o no interferir sobre lo que está funcionando. Al final todos nos hemos planteado este tema alguna vez. “¿Por qué la marca de la boquilla tiene esa forma?” “¿Por qué la embocadura de mi amigo es diferente?” “¿Y si pongo otra embocadura, tendré más agudos?” agudos ?” Y, con todo ello, aunque sea por pura curiosidad, tratamos de hacer algún cambio. Este cambio generalmente no funciona —es lo que sucede con los cambios en la motricidad al inicio— y lo abandonamos. “Así no puedo tocar” . Las diferentes operaciones motrices que incorpora la embocadura parecen estar muy arraigadas, y hacer cualquier cambio es extremadamente difícil al inicio y, por su
implicación directa en la creación del sonido, frustrante al no poder tocar con normalidad. Tanto es así que cuando alguien se plantea hacer un cambio de embocadura aparece miedo. Se trata de un miedo real. Muchas veces se concreta en: “¿Podré volver a tocar como antes?” . antes?” . Y claro que no se
rata de volver a tocar como antes (para eso no cambiaría nada; no tendría sentido), se trata de ocar mucho mejor que antes . Pero esa frase refleja el miedo a perder lo que ya se había ganado con mucho esfuerzo. La comunidad de trompetistas con los que te rodeas vive ese mismo miedo, y al hablar de que un colega va a hacer un cambio de embocadura se huele un silencio frío. Este miedo colectivo no ayuda para nada en todos estos procesos. Otras veces la situación no es del todo voluntaria. Una preocupación muy particular de los trompetistas consiste en ir al dentista. Y no es por el dolor generalmente. Nos preocupa que un cambio la fisionomía https://www.trumpetland.com/tmp/index.php?section=articles&cmd=details&id=52
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de los dientes pueda afectar la embocadura. La colocación de aparatos de ortodoncia es la cúspide de nuestros miedos en lo que respecta a los dientes. Todo se mueve, se siente extraño. “Va a ser difícil tocar después” . después” . La embocadura es un tema muy complejo. Mi recomendación para todos aquellos que se
desempeñan fácilmente con su embocadura actual es no plantearse demasiado este tema. Saber mucho no te ayudará y, a menos que quieras realizar algún cambio, no tiene ningún sentido. La embocadura evoluciona sola, y por lo general cada vez irá a mejor. Si este es tu caso, te recomendaría dejases de leer en este momento el artículo, esperando que las dos primeras partes hayan podido serte útiles en alguna medida.
TODO Y Y NO AVANZAS? 3. ¿YA LO HAS PROBADO TODO Pero ¿qué hay del que no puede conseguir o no ha conseguido la excelencia? ¿Podría ayudarle algún pequeño —o gran— ajuste en su embocadura? Una vez desarrollado correctamente un ciclo respiratorio eficiente respiratorio eficiente y saludable y un “paso del aire” libre libre (lo que implica también una postura postura eficiente) eficiente) la siguiente palabra la tiene la embocadura. La disposición músculo esquelética, así como a activación de la embocadura, debe ser trabajada solamente después de asegurarnos de que los otros aspectos están correctamente desarrollados. Por tanto, sugeriría plantearse cualquier cosa sobre la embocadura solamente después de trabajar lo referente al uso eficiente del aire. Por muy bien dispuesta que esté la embocadura, si el ciclo
respiratorio es ineficiente no habrá nada que hacer . Dicho todo esto de forma extremadamente redundante, sigamos. Si los músculos de la cara son activados de forma ineficiente y/o la posición de la boquilla está dispuesta en un lugar donde la vibración no puede ser correctamente activada, la embocadura tendrá límites antes o después. Un ejemplo muy fácil de entender es el límite del registro o la resistencia. Una embocadura eficiente tiene límites más lejanos que una embocadura menos eficiente.
Mejorar o trabajar la embocadura no significa necesariamente hacer grandes cambios . Hablemos por un momento sobre cómo reconocer que la embocadura puede mejorar (deberemos revisar antes todos los procesos relacionados con el ciclo respiratorio para que no puedan ser objetados). Todos nos hemos sentido cansados o querríamos más registro —sobre todo en el agudo— pero puedes leer la siguiente lista, siendo un poco condescendiente contigo mismo, para evaluar la situación. 1. No obtienes el sonido que te gustaría. 2. Te cansas rápidamente. 3. La boquilla se desliza poco a poco hacia abajo, hasta que te imposibilita tocar. 4. Tienes dificultades con el registro sobreagudo o grave (afectaciones en la afinación o imposibilidad de tocar determinados sonidos necesarios para el desarrollo normal). 5. Muerdes el labio inferior o superior y lo lastimas con facilidad. Salen callos en el interior del labio. 6. Es muy notorio que aprietas de forma exagerada la boquilla contra los labios hasta el extremo de lastimarte habitualmente. habitualmente.
Si coincides con dos o más de estos aspectos de la lista, probablemente el trabajo de la embocadura pueda ser de utilidad para ti. Quizá te surja alguna duda en este momento, pero te aseguro que puedes estar tranquilo si haces un trabajo de calidad. Repito: trabajar en la embocadura no significa nada malo, todo lo contrario, probablemente pueda ser muy beneficioso para ti. Llegados a este punto, podemos encontrarnos en dos escenarios diferentes (debes apoyarte en tu profesor para poder evaluar cuál de los dos casos es el tuyo). 1. Debes realizar una(s) pequeña(s) adaptación(es) en la embocadura. 2. Debes realizar un cambio global en la embocadura. En el primero de los casos, algún elemento del sistema “embocadura” “embocadura” puede mejorar. Quizá puedas hacer un ajuste en el ángulo de la trompeta, en el uso de alguna parte de la musculatura, o un pequeño desplazamiento de la posición. Se pueden realizar sencillos ejercicios que te llevarán poco a poco a
ir mejorando la embocadura y a apoyar el proceso natural de mejora durante la práctica. Se trata de la situación normal en la que debemos atender una necesidad específica, como si de repente necesitáramos desarrollar un poco más nuestra flexibilidad flexibilidad.. Existen numerosos métodos orientados a esto, y muchos profesores prefieren este tipo de trabajo paulatino y no invasivo. Siempre que sea posible, lo recomiendo. Encontramos mucha información en algunos métodos orientados hacia el desarrollo del registro agudo o la resistencia resistencia,, pero quisiera hacer especial énfasis en que estos deben ser trabajados
con especial precaución. Tu profesor sabrá asesorarte sobre qué ejercicios realizar y cómo plantear el trabajo.
En otros casos es necesario realizar un cambio más marcado y abrupto. Tendrías que acudir a un especialista en el tema que pueda asesorarte y acompañarte en el proceso. Un proceso que llevará
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tiempo y durante el cual deberás tener paciencia. Pero si está bien realizado puede resultar en grandes beneficios a largo plazo. En mi experiencia haciendo este tipo de trabajo, puedo afirmar que un cambio de embocadura de este
segundo tipo lleva unos seis meses en realizarse en trompetistas con más de diez años de experiencia. Al cabo de estos seis meses, los estudiantes sienten mejorías muy considerables si comparan su desempeño actual con el anterior. En estudiantes que han tocado durante menos de diez años, el proceso suele ser bastante más rápido.
En los estudiantes que han llevado algún tipo de ortodoncia durante entre seis o dieciocho meses, el proceso dura hasta unas ocho semanas posteriores a la retirada de la ortodoncia para la adaptación final. Es importante resaltar que se necesita una preparación del proceso antes de la colocación de la ortodoncia, durante la terapia, y concluir con las señaladas ocho semanas. Los estudiantes suelen encontrar grandes avances y no he encontrado a nadie que se haya arrepentido de haberse colocado ortodoncia. Esto demuestra que la corrección en la dentadura propicia la eficiencia de la embocadura. Adicionalmente, Adicionalmente, cuando se realiza un cambio de embocadura, se puede aprovechar para cambiar otros aspectos. Es interesante observar cómo los estudiantes aprovechan estos meses para una
concentración total en la calidad de los procedimientos que van a realizar, y habitualmente salen reforzados. Este beso constante beso constante a nuestro instrumento es poético pero nos trae más de un dolor de cabeza. Es lo que pasa con los besos, ¿verdad? He tratado de dar una visión general de la embocadura sin entrar en explicaciones específicas. Esto se debe a que considero extremadamente peligroso dejar en un texto escrito, a una interpretación muy abierta, descripciones verbales de acciones motrices complejas. Existen tantos músculos que intervienen que las variables son infinitas. No hay fórmula mágica, y menos una que se pueda explicar con palabras. En ese sentido, estoy muy de acuerdo con la visión de no hablar demasiado de la embocadura. Sensaciones Sensaciones de referencia como pronunciar “eemm” o o la orden simple de juntar los labios suelen ser mucho más efectivos que una descripción tipo “sube aquí” o o “pon este músculo duro” . Está bien conocer cómo funciona pero, a la hora de trabajar, demasiada información en nuestra mente nos puede bloquear con facilidad. No podemos negar que la embocadura es un aspecto esencial del trompetista. Es importante encontrar un equilibrio para procurar la transformación de nuestra embocadura en búsqueda de lo eficiente y saludable, sin entrar en una espiral del ideas y dudas interminable. Cada uno tiene una musculatura diferente, unos dientes diferentes, una fisionomía diferente. Es por ello que no hay linealidad en lo que respecta al trabajo educativo con la embocadura. Es importante que un grupo de profesores de trompeta nos especialicemos en este tema para que podamos atender a los estudiantes de forma particularizada cuando sea necesario, resolver la situación y que así el estudiante pueda regresar a su estudio habitual.
La embocadura se suele desarrollar por sí sola sin presentar complicaciones graves. Pero cuando se desarrolla sin atención puede ir tomando un camino hacia la ineficiencia. Eso deriva a veces en dificultades completamente incapacitantes, como es el caso de la distonía focal , que obviamente se deben atender. Pero una embocadura a la que no se le tomó atención puede desarrollar pequeñas dificultades que irán complicando algunos aspectos como el registro, la resistencia, la flexibilidad, etc. Una pequeña adaptación de la embocadura (sin cambiar la posición ni la zona de vibración) puede hacer la diferencia. Por todo ello, además de corregir la embocadura cuando sea necesario, creo que la educación de la trompeta deberá orientarse en los próximos años a atender este aspecto desde el inicio del proceso de aprendizaje. aprendizaje. Suelo decir que, al igual que enseñamos a agarrar la trompeta con las manos a un niño, o “donde se deberíamos enseñarle a agarrar la la trompeta con los labios. La idea de “donde caiga” o sientas más cómodo” deberá ser evaluada y utilizada nada más cuando el azar tenga éxito y encuentre una embocadura completamente eficiente. El reto consistirá en conseguirlo, en el resto de los casos, sin dar complejas explicaciones verbales o abstractas que dificulten o produzcan problemas mayores. Vamos a pasar demasiados años con los labios pegados a la boquilla, dando ese particular beso trompetístico, trompetístico, como para no hacerlo de la mejor manera posible.
NOTAS: (1) Aunque el beso es muy extendido a nivel global cabe señalar que no es propio de todas las culturas. (2) Esto amplifica todas las sensaciones ante cualquier desplazamiento de la boquilla en nuestros labios. (3) Agonistas o antagonistas.
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(4) Además cada boquilla ofrece diferentes resistencias al aire. En consecuencia el cuerpo reacciona adaptándose a ellas, desde el soplo a la cavidad oral llegando, obviamente, a la manera en la que la embocadura es activada.
El texto de este artículo está extraído del libro Labios y mente de acero (Jordi Albert, 2010). Próximamente será puesta a la venta la 2ª edición en el Trumpetland Store. Store . © Ilustraciones: Oded Medina
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