HARRIS Jefes, cabecillas. abusones
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M a r v i n H a r r is
Jefes, cabecillas, abusones
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JEFES, CABECILLAS, ABUSONES Diseño de portada Ángel Uriarte Traducción Isabel Heimann © 1985by 1985 by Marvin Ma rvinHarris Harris © Ed. castellana Alianza Alianz a Editorial, Madrid, 1993 1993 ISBN 84-206-4608-3 Impreso y distribuido en México por Editorial Patria, Patria, S. A de d e C. V. Renacimiento 18 180, 0, Col. San Juan Tlihuaca C. P. 02400, Azcapotzalco, Azcapotzalco , México, D. F. Teléfonos 561-9299 y 5613446 ISBN 968-39-1087-4 Esta obra se terminó de d e imprimir en los talleres de Editorial Editorial Offset, S. A. de d e C. V. Durazno Duraz no núm. 1 esq. Ejido, Col. Las Peritas Perita s Tepepan, Tepe pan, X ochimilco, oc himilco, CP 16010, D. F. Se tiraron tiraron 67 0 0 0 ejemplares ejemplares más sobrantes para reposición Impreso en México/Printed in México
¿Había vida antes de los jefes?
¿Puede existir la humanidad sin gobernantes ni gobernados? Los fundadores de la ciencia política creían creían que no. «Creo reo qu quee existe una una inclinació inclinaciónn gegeneral en todo el géner géneroo humano, humano, un perpetuo y desazonador deseo de poder por el poder, que sólo cesa con la muerte», declaró Hobbes. Éste creía que, debido a este innato anhelo de poder, la vida anterior (o posterior) al Estado constituía una «guerra de todos contra todos», «solitaria, pobre, sórdida, bestial y breve». ¿Tenía razón Hobbes? ¿Anida en el hombre una insaciable sed de poder que, a falta de un jefe fuerte, conduce inevitablemente mente a una guerra de todos contra contra todos? A juzjuzgar po porr los ejem ejempl plos os de bandas y aldeas que sobreviven en nuestros días, durante la mayor parte de la prehistoria nuestra especie se manejó bastante bien sin jefe supremo, y menos aún ese todopode-
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roso y leviatánico Rey Dios Mortal de Inglaterra, que Hobbes Hobbes creía necesario necesario para para el mantenimi mantenimiento ento de la la ley y el el orden orden entre entre sus dísc díscolos olos compatriotas. compatriotas. Los Estados modernos organizados en gobier nos democráticos prescinden de leviatanes hereditarios, pero no han encontrado la manera de pres-
cindir de las desigualdades de riqueza y poder res paldadas por un sistema penal de enorme comple jidad. Con todo, la vida del hombre transcurrió durante treinta mil años sin necesidad de reyes ni reinas, primeros ministros, presidentes, parlamentos, congresos, gabinetes, gobernadores, alguaciles, jueces, fiscales, secretarios de juzgado, coches patru patrulla lla,, furgones furgones celul celulares ares,, cárcele cárceless ni penitenciapenitenciarlas. ¿Cómo se se las arregla arreglaron ron nuestros nuestros antepasados antepasados sin todo esto? Las poblaciones de tamaño reducido nos dan parte de la respuesta. Co Con 50 personas por po r banda banda o 150 por aldea, todo el mundo se conocía última mente, y así los lazos del intercambio recíproco vinculaban a la gente. La gente ofrecía porque es peraba recibir y recibía porque esperaba ofrecer. Dado que el azar intervenía de forma tan impor tante en la captura de animales, en la recolecta de alimentos alimentos silvestr silvestres es y en el éxito de las rudimenta rudimenta rias rias formas de agricultur agricultura, a, los individuos individuos que esta ban de suerte un día, al día siguiente necesitaban pedir. pedir. Así, sí, la mejor manera de asegurarse asegurarse contra contra el inevitable día adverso consistía en ser ser generos generoso. o. El El antrop antropólo ólogo go Richa Richard rd Gould lo expresa expresa así: así: «Cu «Cuan
to mayor sea el índice de riesgo, tanto tanto más se comcomparte.» parte.» La reciprocidad es la banca de de las sociedasociedades pequeñas. En el intercambio recíproco no se especifica cuánto o qué exactamente se espera recibir a cambio ni cuándo se espera conseguirlo, cosa que en-
turbiaría la calidad de la transacción, equiparándola al trueque o a la compra compra y venta venta.. Esta distindistinción sigue subyaciendo en sociedades dominadas por otras formas de intercambio, incluso las capitalistas, pues entre parientes cercanos y amigos es habitual dar y tomar de forma desinteresada y sin ceremonia, en un espíritu de generosidad. Los jó venes enes no pagan con dinero dinero po porr sus comida comidass en casa ni po por el uso del coche coche familiar, las las mujeres no pa san factura factura a sus maridos po por cocinar, y los amigos amigos se intercambia intercambiann regalos regalos de cumpleaños y Navidad. No obstante, hay en ello un lado sombrío, la ex pectativa de que nuest nuestra ra generosidad sea recono reconoci ci da con muestras de agradecimiento. Allí donde la reciprocidad prevalece realmente en la vida coti diana, la etiqueta exige que la generosidad se dé por sentada. Como descubrió Robert Dentan en sus trabajos de campo entre los semais de Malasia central, central, nadie da jamás las gracias gracias por por la carne rerecibida de otro cazador. Después de arrastrar durante rante todo un día el cuerp cuerpoo de un cerdo cerdo muerto muerto por por el calor de la jungla jungla par paraa llevarlo llevarlo a la aldea, aldea, el cacazador permite que su captura sea dividida en partes iguales que luego distribuye entre todo el gru-
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po. Dentan explica que expresar agradecimiento por la ración recibida indica que se es el tipo de persona mezquina que calcula lo que da y lo que recibe. «En este contexto resulta ofensivo dar las gracias, pues se da a entender que se ha calculado el valor de lo recibido recibido y, po por añadidura, añadidura, qu quee no se esperaba del donante tanta generosidad.» Llamar la atención sobre la generos generosida idadd propia propia equi equival valee a indicar que otros otros están están en deuda contigo y que es es peras resarcimiento. A los pueblos igualitarios les repugna sugerir sugerir siquiera que han sid sidoo tratad tratados os con con generosidad. Richard Richard Lee Lee nos cuenta cómo se percató percató de este este aspecto de la reciprocidad a través de un incidente muy revelador. Para complacer a los !kung, decidió comprar un buey de de gran gran tamaño y sacrificarlo sacrificarlo como presente. Después de pasar varios días bus cando por las aldeas rurales bantúes el buey más grande y hermoso de la región, adquirió adquirió uno uno que le parecía un espécimen perfecto. Pero sus amigos le llevaron aparte y le aseguraron que se había dejado engañar al comprar un animal sin valor alguno. «Por supuesto que vamos a comerlo», le dijeron, «pero no nos va a saciar, comeremos y regresaremos a nuestras casas con rugir de tripas». Pero cuando sacrificaron la res de Lee, resultó estar recubierta de una gruesa capa de grasa. Más tarde sus amigos le explicaron la razón por la cual habían manifestado menosprecio por su regalo, aun cuando sabían mejor
que él lo que había bajo el pellejo del animal:
Sí, cuando un un hombrejoven sacrifica sacrifica mucha mucha carne llellega a creerse un gran jefe o gran hombre, y se imagina al resto resto de nosotros nosotros com como servidores servidores o inferiores inferiores suyos. suyos. No podemos aceptar esto, rechazamos al que alardea, pues algún día su orgullo le llevará a matar a alguien. Por esto siempre decimos que su carne no vale nada. De esta manera atemperamos su corazón y hacemos de él un hombre pacifico. Lee observó a grupos de hombres y mujeres regresar a casa todas todas las tardes tardes con los animales animales y las frutas frutas y plantas plantas silve silvestr stres es que que habían cazado cazado y rerecolect colectado ado.. Lo Lo compartían todo todo por por un igual, incluso con los compañeros que se habían habían quedado en en el campamento o habían pasado el día durmiendo o reparando sus armas y herramientas. No sólo sólo juntan juntan las familia familiass la la producción producción del día, sino sino que todo el campamento, tanto residentes como visitan tes, particip participan an a partes iguales iguales del total total de comida comida dispo dispo nible. La cena de todas las familias se compone de por ciones de comida de cada una de las otras familias resi dentes. Los alimentos se distribuyen crudos o son prepa rados por los recolectores y repartidos después. Hay un trasiego constante de nueces, bayas, raíces y melones de un hogar a otro otro hasta hasta que que cada habitante ha recibido recibido una porción equitativa. Al día siguiente son otros los que salen en busca de comida, y cuando regresan al campa mento al final de día, se repite la distribución de ali mentos.
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Lo que Hobbes Hobbes no comprend comprendió ió fue que en las so ciedades pequeñas y preestatales redundaba en in terés de todos mantener abierto abierto a tod todoo el mundo mundo el acceso al hábitat natural. Supongamos que un !kun !kungg con un ansia de poder poder como como la descrita po por Hobbes se levantara un buen día y le dijera dijera al al cam pamento: «A partir de ahora, todas estas tierras y todo lo que hay en ellas es mío. Os dejaré usarlo, pero sólo con mi permiso y a condición de que yo reciba lo más selecto de todo lo que capturéis, re colectéis o cultivéis.» Sus compañeros, pensando que seguramente se habría vuelto loco, recogerían sus escasas escasas pertenencias, se pond pondría ríann en camino y, cuarenta cuarenta o cincuenta cincuenta kilómetros más más allá, erigirían un nuev nuevoo campame campamento nto para para reanu reanuda darr su su vida vida habi habi tual de reciprocidad igualitaria, dejando al hom bre que quen quenaa ser rey ejerce ejercerr su su inútil soberanía soberanía a solas. Si en en las simples simples socieda sociedades des del nivel de las ba ban das y las aldeas existe existe algún algún tipo de liderazgo liderazgo polí tico, tico, éste es es ejercido ejercido po por individuos llamados cab cabe e cillas que carecen de poder para obligar a otros a obedecer sus órdenes. Pero, ¿puede un líder care cer de poder y aun así dirigir?
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Cómo ser cabecilla
Cuando un cabecilla da una orden, no dispone de medio físicos certeros para castigar a aquellos que le desobedecen. Por consiguiente, si quiere
mantener su puesto, dará pocas órdenes. El poder político genuino depende depende de su su capacidad pa para ex pulsa pu lsarr o extermina exterminarr cualquier cualquier alianza previ previsi sible ble de de individuos individuos o grupos grupos insum insumiso isos. s. Entre los esquima esquima les, les, un grupo grupo seguirá a un cazador cazador destaca destacado do y ata cará su opinión opinión con con respecto respecto a la selec selecció ciónn de caza deros; pero pero en todos todos los los dem demás, ás,asuntos, la opinión opinión del «líder» no pesará más que la de cualquier otro hombre. De manera similar, entre los !kung cada band bandaa tiene sus «líd «lídeeres» reconocidos, en su mayo mayo ría varones. Estos hombres toman la palabra con mayor frecuencia que los demás y se les escucha con algo más de deferencia, deferencia, pero pero no no poseen poseen ningu na auto autorida ridadd explícita explícita y sólo pueden pueden usar usar su fuerza fuerza de persuasión, nunca dar órdenes. Cuando Lee preguntó a los !kung si tenían «cabecillas» en el sentido sentido de jefes poderosos, poderosos, le respondieron: respondieron: «Natu «Natu ralmente que tenemos cabecillas. De hecho, somos todos todos cabecilla cabecillas... s... cada un unoo es su prop propio io cabe cabeci cilllla.» a.» Ser cabecilla cabecilla puede resultar resultar una responsabilidad frustrante y tediosa. Los cabecillas de los grupos indios brasileños como los mehinacus del Parque Nacional de Xingu nos traen a la memoria la fer vorosa actuación de los jefes de tropa de los boy11
duran rante te una una acampada acampada de fin de seman semana. a. El scouts du
primero en levantarse por la mañana, el cabecilla intenta despabilar a sus compañeros gritándoles desde desde la plaza plaza de la la aldea. aldea. Si hay que hacer hacer algo, algo, es él quien quien acomete acomete la tare tareaa y traba trabaja ja en ella con más más ahínco que nadie. Da ejemplo no sólo de trabaja dor infatigabl infatigable, e, sino también también de de generosidad. A la vuelta de una expedición de pesca o de caza, cede una mayor porción de la captura que cualquier otro, y cuando comercia con otros grupos, pone gran cuidado en no quedarse con lo mejor. Al anochecer reúne a la gente en el centro de la aldea y les exhort exhortaa a ser ser bueno buenos. s. Hace llama llamamien mien tos para para que controlen controlen sus apetitos apetitos sexual sexuales, es, se es fuercen en el cultivo de sus huertos y tomen fre cuentes baños en el río. Les dice que no duerman duran du rante te el día y que no sean rencorosos. Y siempre siempre evitará formular acusaciones contra individuos en concreto. Robert Dentan describe un modelo de liderazgo parecido ent entre re los los semais semais de Malasia. Malasia. Pese a los in tentos por por parte parte de forasteros forasteros de reforzar el poder del líder semai, su cabecilla no dejaba de ser otra cosa que la figura más prestigiosa entre un grupo de iguales. En palabras de Dentan, el cabecilla mantiene mantiene la paz mediante mediante la concili conciliació ación n antes que recu rrir rrir a la coerción. Tiene que ser persona persona respeta respetada da [... [...]. ]. De lo contra contrario, rio, la gente se apar aparta ta de él él o va dejand dejando o de prestarle atención [...]. Además, la mayoría de las veces
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un buen cabecilla evalúa el sentimiento generalizado sobre un asunto y basa en ello sus decisiones, de ma nera que es más portavoz que formador de la opinión
pública.
Así pues, no se hable más de la nec necesida idad in
na-
ta que siente nuestra especie de formar grupos je rárquicos. El observador que hubiera contempla do la vida humana al poco de arra arranncar car el des despe pegu guee cultural habría concluido fácilmente que nuestra especie estaba irremediablemente destinada al igualitarismo salvo en las distinciones de sexo y edad. Que un día el mundo iba a verse dividido en aristócratas y plebeyos, amos y esclavos, millona rios y mendig endigos os,, le habría habría parecido algo totalmen totalmen te contrario a la naturaleza humana humana a juzgar por po r el estado de cosas imperantes en las sociedades hu manas manas que por aquel aquel entonce entoncess poblaban poblaban la Tierra Tierra.. Hacer frente a los abusones
Cuando prevalecían el intercambio recíproco y los cabecillas igualitarios, ningún individuo, fami lia u otro otro grupo grupo de menor tamaño que que la banda o la aldea podía controlar el acceso a los ríos, lagos, playas, playas, mares, plantas plantas y animale animales, s, o al suelo y sub suelo. Los datos en contrario no han resistido un 13
análisis detallado. Los antropólogos creyeron un un tiempo que entre entre los cazadores-recolect cazadores-recolectores ores ca ca nadienses había familias e incluso individuos que poseían territorios de caza privados, pero estos modelos de propiedad resultaron estar relaciona dos con el comercio com ercio colonial colon ial de pieles y no existí e xistían an originariamente. Entre los !kung, un núcleo de personas nacidas en un territorio particular afirma ser dueño de las charcas de agua y los derechos de caza, pero esta circunstancia no tiene ningún ningún efec efecto to sobre sobre la la gent gentee que está de visita o convive con ellas en cualquier momento dado. Puesto que los !kung de bandas vecinas se hallan emparentados por matrimonio, a menudo se hacen visitas que pueden durar meses; sin necesidad necesidad de pedir pedir permiso, pueden hacer hacer libre uso de todos los recursos que necesiten. Si bien las gentes pertenecientes a bandas distantes entre sí tienen tienen que pedir permi permiso so para usar el territo territorio rio de otra banda, los «dueños» raramente les deniegan este permiso. La ausencia de posesi posesiones ones particula particulares res en forma de tie tierra rrass y otros otros recursos recursos básicos básicos sign signific ificaa que en tre tre las bandas y pequeñas aldeas cazadoras cazadoras y recorecolectoras de de la prehis prehistoria toria probablemente probablemente existía al guna forma de comunismo. Quizá debería señalar que d io no excluía excluía del del todo todo la existenci existenciaa de propie dad privada. Las gentes de las sociedades sencillas del nivel nivel de las banda bandass y aldeas poseen efectos efectos per per sonales tales como armas, ropa, vasijas, adornos y 14
herramientas. ¿Qué interés podría tener nadie en apropiarse de objetos de este tipo? Los pueblos que vive vivenn en campamen campamentos tos al aire libre libre y se trasl traslaa dan dan con frecuencia no necesitan posesiones posesiones adicio nales. Además, al ser pocos y conocerse todo el mundo, los objetos robados no se pueden utilizar de manera anónima. Si se quiere algo, resulta pre ferible pedirlo abiertamente, puesto que, en razón de las normas de reciprocidad, tales peticiones no se pueden denegar. No quiero dar la impresi impresión ón de que que la vida en las sociedad sociedades es igualitarias igualitarias del nive nivell de las band bandas as y al al deas se desarrollaba sin asomo de disputas sobre las posesiones. Como en cualquier grupo social, había inconformistas y descontentos que intenta ban utilizar el sistema sistema en provec provecho ho propio a costa costa de sus compañeros. Era inevitable que hubiera in dividuos aprovechados que sistemáticamente to maban más de lo que daban y que permanecían echados en sus hamacas mientras los demás reali zaban el trabajo. A pesar de no existir un sistema penal, a la larga larga este este tipo tipo de comportamiento comportamiento aca baba baba siendo castigado. Una creencia creencia muy extendi da entre los pueblos del nivel de las bandas y al deas deas atribuye la muerte y el infortunio a la cons conspi pi ración malévola de los brujos. El cometido de identificar a estos malhechores recaía en un grupo de chamanes que en sus trances adivinatorios se hacían eco de la opinión pública. Los individuos que gozaban de la la estima y del apoyo firme firme de sus 15
debían temer temer las acusaciones acusaciones del cha familiares no debían
mán. Pero los individuos pendencieros y tacaños, más dados a tom tomar que a ofrecer, ofrecer, o los agresiv agresivos os e insolentes, habían de andar con cuidado. De los cabecillas a los grandes hombres
La reciprocidad no era la única forma de inter cambio practicada por los pueblos igualitarios or ganizados en bandas y aldeas. Hace tiempo que nuestra especie encontró otras formas de dar y re cibir. Entre ellas, la forma de intercambio conoci da como redistribución desempeñó un papel fun damental en la creación de distinciones de rango en el marco de la evolución de las jefaturas y los Estados. Se habla de redistribución cuando las gentes en tregan alimentos y otros objetos de valor a una fi gura de prestigio como, por ejemplo, el cabecilla, para que sean juntados, divididos en porciones y vueltos a distribuir. En su forma primordial pro bablemente iba emparejada emparejada con las cacerías y cose cose chas estacionales, cuando se disponía de más ali mentos mentos que de costumbre. costumbre. Com omoo ilu ilustra stra la la práctic prácticaa de los aborígene aborígeness australianos, cuando madurab maduraban an las semillas silvestres y abundaba la caza, las ban 16
das vec vecina inass se junta juntaba bann para ara celebrar celebrar sus festiv festivida ida des nocturnas llamadas corroborees. Eran estas ocas ocasion iones es para para cantar, cantar, bailar bailar y renovar renovar ritualmen te la identidad del grupo. Es posible que al entrar en el campamento más gente, más carne y más manjare manjares, s, los lo s cauces cauces habituales habituales del del intercambio re cípr cíproc ocoo no bastaran para para garantizar garantizar un tra trato equi equi tativo par paraa todos. Tal vez los varone varoness de más más edad se encargaran de dividir y repartir las porciones consumidas consumidas por la gente. gente. Sólo un paso muy peque peque ño separa a estos redistribuidores rudimentarios de los afanosos afanosos cabecillas cabecillas de tipo tipo jefe de boy-scouts que exhortan exhortan a sus compañe compañeros ros y parientes a cazar y cosechar con mayor intensidad para que todos puedan celebrar festines mayores y mejores. Fieles a su vocación, los cabecillas-redistribuidores no sólo trabajan más duro que sus seguidores, sino que también dan con mayor generosidad y reser van para sí mismos las raciones más modestas y meno menoss desea deseable bles. s. Por consiguient consiguiente, e, en un principi principioo la redistribución servía servía estrictamente estrictamente par paraa consoli consoli dar la igualdad igualdad política asociada asociada al intercambio intercambio re cíproco. La compensación de los redistribuidores residía meramente en la admiración de sus congé neres, la cual estaba en proporción con su éxito a la ho hora de organizar organizar los más grandes festine festiness y fie fies s tas, contribuir personalmente más que cualquier otro tro y pedir pedir poco poco o nada nada a cambio cambio de sus sus esf esfue uerz rzos os;; todo ello parecía, inicialmente, una extensión ino cente del principio básico de reciprocidad. ¡Poco
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imaginaban nuestros antepasados las consecuen cias que ello iba a acarrear! Si es buena cosa que un cabecilla ofrezca festi nes, ¿por qué no hacer que varios cabecillas orga nicen festines? O, mejor aún, ¿por qué no hacer que su éxito en la organización y donación de festi nes constituya la medida de su legitimidad como cabecillas? Muy pronto, allí donde las condiciones lo permiten o favorecen —más adelante explicaré lo que quiero decir decir con esto esto— —, una serie de indivi indivi duos deseosos de ser cabecillas compiten entre sí para celebrar los festines más espléndidos y redis trib tribuir la mayor cantidad de viandas viandas y otros otros biene bieness preciados. De esta forma se desarrolló la amenaza contra la que habían advertido los informantes de Richard Richard Lee: el joven que quier quieree ser un un «gran «gran hom bre». Douglas Oliver realizó un estudio antropológico clásico sobre el gran hombre entre los siuais, un pueblo del nivel de aldea aldea que vive vive en en la isla isla de Bou Bou-gainville, una de las islas Salomón, situadas en el Pacífic Pacíficoo Sur. En el idioma siuai el el gran gran hombre hombre se se denominaba mumi. La mayor aspiración de todo muchacho muchacho siuai era era convertirse convertirse en mumi. mumi. Empeza Empeza ba casándose, trabajando muy duramente y limi tand tandoo su su consumo de carne y nuec nueces es de coco. coco. Su es posa y sus padres, impresionados por la seriedad de sus sus intenciones, intenciones, se comprometían a ayudarle ayudarle en la preparació preparaciónn de su primer primer festín. festín. El círculo círculo de sus partidario partidarioss se iba ampliando ampliando rápidamente, rápidamente, y el as
piran pirante te a mumi mumi empeza empezaba ba a constru construir ir un local local don de sus seguidores de sexo masculino pudieran en tretener tretener sus sus rato ratoss de ocio ocio y donde donde pudiera recibir y agasajar a los invitados. Luego daba una fiesta de inauguración inauguración del club club y, y, si ésta ésta cons constituía tituía un éxito, crecía crecía el círcu lo de personas d ispu estas estas a colab colab orar
con él y se empezaba a hablar de él como de un mumi. La organización de festines cada vez más aparatosos significaba que crecían las exigencias impuestas por el mumi a sus partidarios. Éstos, aunque se se quejaban quejaban de lo duro duro que les les hacía hacía tra traba jar, le seguían siendo fieles mientras continuara manteniendo o acrecentando su renombre como «gran abastecedor». Por último, llegaba el momento en que el nuevo mum umii debía desafiar desafiar a los los más veteranos. Pa P ara ello organizaba un festín, el denominado mum ina in ai, en el que que ambas ambas partes partes llevaban un registro registro de los los cer dos, dos, las tort tortaas de coc cocoo y los dulces de sagú y almen dra ofrecidos por cada mumi y sus seguidores al mumi invitado y a los seguidores de éste. Si en el plazo de un año los invitad invitados os no podían correspon correspon der der con un festín tan espléndido espléndido com comoo el de sus re tadores, su mumi sufría una gran humillación so cial y perdía de inmediato su calidad de mumi. Al final de un festín coronado po por el el éxito, a los mumis más grandes aún les esperaba una vida de esfuerzo personal y dependencia de los humores e inclinaciones de sus seguidores. Ser mumi no con fería la facultad de obligar a los demás a cumplir 19
sus deseos ni situaba su nivel de vida por encima del de los demás. De hecho, puesto que despren derse de cosas constituía la esencia misma de la condición de mumi, los grandes mumis consumían menos menos carne y otros otros manjares que los hombres co munes. munes. H. Ian Hogbin ogbin relata que entre los kaokas, habitantes de otro grupo de las islas Salomón, «el hombre que ofrece el banquete se queda con los huesos y los pasteles seco secos; s; la carne y el tocino tocino son para los dem demás». ás». Con ocasión ocasión de un gran gran festín con 1.100 invitados, el mumi anfitrión, de nombre Soni, Soni, ofreció ofreció trein treinta ta y dos cerdos cerdos y gran gran número de pasteles de sagú y almendra. Soni y algunos de sus seguidores más inmediatos se quedaron con ham bre. «Nos alimentará la fama de Soni», dijeron. El nacimiento de los grandes abastecedores
Nada caracteriza mejor la diferencia que existe entre reciprocidad y redistribución que la acepta ción de la jactancia como atributo del liderazgo. Quebrantando de manera flagrante los preceptos de modestia que rigen en el el intercambio intercambio recíproco, el intercambio intercambio redistributivo redistributivo va asocia asociado do a procla procla maciones públicas de la generosidad del redistri buidor y de su calidad como abastecedor. 20
La jactancia fue llevada a su grado grado máxim máximoo por por los kwakiutl, habitantes de la isla de Vancouver, durante los banquetes competitivos llamados pot l atch. Aparentemente Aparentemente obsesionad obsesionados os con su propia propia importancia, los jefes redistribuidores kwakiutl decían cosas como éstas:
Soyel gran granjefe que avergü avergüenz enzaa ala gente gente Llevo levo la envidia a sus miradas. Hago que las gentes se cubran las caras al ver lo que continuamente hago en este mundo. Unay otra otra vez invito a todas las tribus tribus a fiestas fiestas de ace aceite [de pescado...], soy el único árbol grande [...]. Tribus, me debéis obediencia [...]. Tribus, regalando propieda des soy el primero. Tribus, soy vuestra águila. Traed a vuestro contador de la propiedad, tribus, para que trate en vano de contar las propiedades que entrega el gran hacedor de cobres, el jefe. La redistribución no es en absoluto un estilo económico arbitrario que la gente elige por capri cho, puesto que la carrera de un redistribuidor se funda en su capacidad para aumentar la produc ción. La selección que lleva al régimen de redistri bución sólo tiene tiene luga lugarr cuando las condici condicione oness rei nantes son tales que el esfuerzo suplementario realmente aporta alguna ventaja. Pero poner a la gente a trabajar más duro puede tener un efecto negativo negativo en la producción. producción. En las simple simpless socieda des cazadoras-recolectoras [foragings societies] como la !kung, aquellos que intentan intensificar la captura captura de anim animal ales es y la recolec recolecta ta de plantas sil
vestres aumentan el riesgo de agotamiento de los recursos recursos animales animales y vege vegeta tale les. s. Invitar Invitar a un cazador !kung a actuar como un mumi significaría ponerle a él y a sus seguidores en inminente peligro de ina nición. En sociedades agrarias como la siuai o la
kaoka, en cambio, el agotamiento de los recursos
no constituye un peligro tan inminente. Los culti voss a menudo vo menudo se pueden plan planta tarr en superficies superficies bas tante extensas, laborear y escardar más a fondo y favorecer con un mayor aporte de agua y fertili zante sin que ello suponga un peligro peligro inmediato de agotamiento de los recursos. Ahora bien, no deseo deseo conceder conceder más importa importancia ncia de la debida a la distinción distinción categórica categórica entre los mo dos de producción cazadores-recolectores y los agrarios. Los kwakiutl no eran agricultores y, sin embargo, embargo, su modo de producción se podía podía intensi ficar en gran gran medida. medida. La mayor parte parte de su alimen alimen to proced procedía ía de de las prodigiosas prodigiosas migraciones migraciones anuales rio arriba de salmones y lucios y, mientras se limi taran a utilizar sus salabardos aborígenes, no po dían agotar realmente estas especies. En su forma primitiva, primitiva, pu pues es,, los potlatc potlatchh constituían una una forma eficaz de impulsar la producción. Al igual que los kwakiutl, muchas sociedades que carecían de agri cultura vivían, con todo, en comunidades estables con marcadas desigualdades de rango. Algunas de ellas, como como los los kwakiutl, kwakiutl, incluso contaban contaban con ple beyos cuya condición asemejaba a la de esclavos. La mayoría mayoría de estas sociedade sociedadess cazadoras-rec cazadoras-recolecolec22
toras no igualitarias parecen haberse desarrollado a lo largo de las costas marítimas y los cursos flu viales, donde abundaban los bancos de moluscos, se concentraban las migraciones piscícolas o las colonias de mamíferos marinos marinos favorecían la cons trucción de asentamientos estables y donde la mano de obra excedente se podía aprovechar para aumentar la productividad del hábitat El mayor margen para la intensificación solía darse, no obstante, entre las sociedades agrarias. Por lo general, cuanto más intensificable sea la base agraria de un sistema redistributivo, tanto mayor es su potencial para dar origen a divisiones marcadas marcadas de rango, riqueza y poder. poder. Pero Pero antes de de pasar a relatar cómo aquellos que eran servidos porr los mumis po mumis se convirtiero convirtieronn en siervos de los mumumis, is, quiero interca intercalar lar una pausa para para dar conside conside ración a otro tema. Si la institución del mumi era positi positiva va para para la producción, ¿por ¿por qué qué había había de ser lo también para los mumis? ¿Qué impulsaba a la gent gentee a no escatimar esfuer esfuerzo zoss con tal tal de poder poder va nagloriarse de lo mucho que regalaban? ¿Por qué ansiamos prestigio?
Antes planteé que tenemos necesidad genética de amor, aprobación y apoyo emoci emociona onal.l. Pa Para ob 23
tener tener recompensas recompensas en la moneda del amor, amor, nues nuestra tra especie limita las satisfacciones expresadas en las monedas de otras necesidades y otros impulsos. Ahora planteo que esta misma necesidad explica los ímprobos ímprobos esfuerzos que hacen cabecillas cabecillas y mu mumis por aumen aumentar tar el bienestar bienestar general de los suyo suyos. s. La sociedad no les paga con alimentos, sexo o un mayor número de comodidades físicas sino con aprobación, admiración y respeto; en suma, con prestigio. Las diferencias diferencias de personal personalidad idad hacen que en al gunos seres humanos la ansiedad ansiedad de afecto sea ma yorr que yo que en otros otros (una (una verdad de Perogrullo que se aplica a todas nuestras necesidades e impulsos). Parece verosímil, verosímil, pues, que los cabecillas cabecillas y mum umis is sean individuos con una necesidad de aprobación especialmente fuerte (probablemente como resul tado de la conjunción de experiencias infantiles y factores hereditarios). Además de poseer un gran talento para para la organ organiza izació ción, n, la orato oratoria ria y la retór retórii ca, los líderes igualitarios descuellan como perso nas con un enorme apetito de alabanzas, recom pensa que otros no tienen reparos en ofrecer a cambio de manjares exquisitos en abundancia y unaa existencia más segura, más sana un sana y más amena amena.. En un principio, la recompensa de servicios úti les para la sociedad mediante prestigio parecía, com como la redistribución, redistribución, oponerse oponerse al progreso progreso de las las distinciones distinciones de de rango rango basadas en la riqueza y el el po der. Si Soni Soni hubiera hubiera intentad intentadoo quedarse con con la car car 24
ne y la grasa o pretendido pretendido conseguir conseguir la realización realización de tareas mediante órdenes en lugar de ruegos, la admiración y el apoyo del pueblo se hubieran diri gido a un gran hombre más auténtico; pues lo in trínseco trínseco a las sociedade sociedadess igualitari igualitarias as es la generosi gran hom bre y n o la naturaleza d el pre sti sti dad del gran gio. io. En la la evolución evolución de las distinciones de rang rangoo en jefaturas avanzadas y Estados, junto a la acumula ción de riquezas y pode poderr se siguen siguen manteniendo las expectativas de aprobación y apoyo. Ser rico y po deroso no no exclu excluye ye ser amado y admirado admirado mientras no se den muestras de un talant talantee egoísta y tiránico. tiránico. L o s jefes supremos y los reyes desean el amor de sus súbditos y a menudo lo reciben, pero, al con tra trario de los los mum mumis, is, recibe su recompensa en todas todas las monedas que suscribe la naturaleza humana. El pensamiento actual sobre la importancia del prestigio en el quehacer quehacer humano sigue los pasos de Thorstein Veblen, cuyo clásico Teoría de la clase ociosa, no ha perdido un ápice de su atractivo como comentario mordaz sobre los puntos flacos del consumismo. Señalando la frecuencia con que los consumidores corrientes intentan emular el in tercambio, la exhibición y la destrucción de bienes y servicios servicios de lujo de los miembros de las clases so ciales superiores, Veblen acuñó la expresión de «consumo conspicuo». A las agencias de publicidad y a sus cliente clientess les ha venido muy bien, pues han in tegrado este concepto en sus estrategias para la venta de emplazamientos prestigiosos para edifi 25
cios cios de oficinas y residencias, Maseratis de produ produc c ción limitada, trajes de alta costura y vinos y ali mentos selectos. No obstante, debo expresar mis reservas al abordar el intento que hace Veblen de contestar a la pregunta de p o r qué la gente atribuye valor a la vestimenta, las joyas, las casas, los mueble muebles, s, los ali ali mentos y las bebidas, el cutis e incluso los olores corporales que emulan las exigencias de las perso nas de rango superior. Su respuesta fue que ansia moss prestigio mo prestigio debido a nu nuestr estraa necesid necesidad ad innata innata de sentimo sentimoss superiores. Al imitar imitar a la clase ociosa ociosa es es peramos satisfacer este ansia. En palabras de Ve blen: «Con excepción del instinto de conservación, la propensión a la emula emulació ciónn probablemente cons cons tituya tituya la motivación económica económica más fuerte, fuerte, aler alerta ta y persistente.» Esta propensión es tan poderosa, ar guye gu ye,, que nos induce una y otr otraa vez vez a caer en com portamientos disparatados, despilfarradores y do lorosos. Veblen cita a modo de ejemplo la costum bre bre de vendar vendar los pies entre entre las mujeres chinas y de encorsetarse entre las ameri americanas, canas, prácticas prácticas que in capacitaban capacitaban de forma conspicua a las mujeres para el trabajo y, por consiguiente, las convertían en candidatas a miembros de la clase privilegiada. También relata la historia (evidentemente apócri fa) de «cierto rey de Francia» que, a fin de evitar «rebajarse» en ausencia del funcionario encargado de corre correrr la silla de su señor, señor, «p «perm erman anec eció ió sentado delante del fuego fuego sin emitir queja queja alguna y soport soporta a 26
ba el tueste de su real persona más allá de cual quier recuperación posible». Este impul impulso so universal por por imitar imitar a la clase ocio sa preconizado po porr Veb Veblen len presupone presupone la existencia existencia universal de una una clase clase ociosa, ociosa, cosa que no se da en la realidad. Los !kung, los semais y los mehinacus
se las arreglaron bastante bien sin manifestar nin guna propensión especial a mostrarse superiores. En lugar de alardear alardear de su grandez grandeza, a, procu procuran ran res tar importancia a sus méritos con el fin de garanti zar, precisamente, un trato igual para todos. En cuanto al instinto emulador causa de pautas de comportamiento desquiciado, lo que podría pare cer absurdo desde determinado punto de vista, desde otro tiene una razón de orden económico y político. Sin duda alguna, el consumo conspicuo satisface nuestro deseo de sentirnos superiores, in cluso si si po por ello hemos hemos de pag pagar ar un precio elev elevad ado. o. Pero nuestra susceptibilidad a tales deseos es de origen social y alberga motivos y consecuencias que van más allá de la mera pretensión pretensión o aparien aparien cia de un rango elevado; en la perspectiva de la evolu evoluci ción ón era part partee integrante y práctica del proce proce so de formación de las clases dirigentes, del acce acceso so a las esferas sociales más elevadas y de la perma nencia en las mismas.
¿Por qué consumimos consumimos de de forma conspicua conspicua? ?
El intercambio, la exhibición y la destrucción conspicuas de objetos de valor —implícito todo ello en el concepto de consumo consumo conspicuo formu formula la do por Veblen— son estrategias de base cultural para para alcanzar y proteger el poder y la riqueza riqueza.. Sur gieron porque aportaban la prueba simbólica de que los jefes jefes supremos supremos y los reyes eran en efecto su periores y, en consecuencia, más ricos y poderosos por derecho propio que el común de los mortales. Los redistribuidores generosos como Soni no tie nen necesidad de impresionar a sus seguidores con un mo modo do de vida suntuoso: suntuoso: al al carecer de poder, no necesit necesitan an justificarlo y perderían perderían la la admiración admiración de sus seguidores si así lo hicieran. Pero los redistri buidores que se recompensan a sí mismos en pri mer lugar lugar y en mayor medida siempre siempre han precisa precisa do echar mano de de ideología ideologíass y rituales rituales para para legiti legiti mar su apropiación de la riqueza social. Entre Entre las jefaturas jefaturas avanzadas avanzadas y los primeros primeros Es tados, la justificación de las prerrogativas regias que mayor influenci influenciaa han han tenido desde desde el punto punto de de vista ideológico era la reivindicación de la descen dencia divina. Los jefes supremos de Hawai, los emperadores emperadores del del antiguo Peni, la Chin Chinaa y el el Japón, Japón, así como los faraones de Egipto, se decían todos, de manera independiente, descendientes directos del Sol, Sol, dios creado creadorr del universo. universo. De De conformidad conformidad 28
con leyes de filiación y sucesión convenientemente conce concebid bidas as par paraa sacar sacar las máximas máximas ventajas de esa relación de parentesco, los monarcas remantes se convirtieron en seres con atributos divinos y due ños legítimos de un mundo creado para ellos y le gado por su antepasado incandescente. Ahora
bien, no no hay que esperar esperar de los dioses dioses y sus familia res inmediatos un aspecto y un comportamiento propios del común de los mortales (a no ser que se pongan de parte del común de los mortales para enfrentarse al al rico y poderoso). Sobre todo, todo, sus há bitos de consu consumo mo tienen tienen que que estar a la altu altura ra de sus orígenes celestiales, en un nivel situado muy por encima de las capacidades de sus súbditos, con el fin de demostrar el infranqueable abismo que los separa. Ataviándose con vestiduras bordadas y confeccionadas con los tejidos más delicados, tur bantes cuajados de joyas, sombreros y coronas, sentándose en tronos de arte intrincado, alimen tándose únicamente de manjares de exquisita ela boración servidos en vajillas de metales preciosos, residiendo residiendo en vida en suntuosos palacios y en tum bas y pirámides igualmente suntuosas después de la muerte, los grandes y poderosos crearon un modo de vida destinado a atemorizar e intimidar tanto a sus súbditos como a cualquier posible rival. En buena buena medida, el consumo conspicuo conspicuo se cen tra en un tipo de bienes muebles que los arqueólo gos califican de objetos suntuarios: copas de oro, 29
estatuillas de jade, cetros con incrustaciones de piedras preciosas, espadas, así como coronas, tra jes y vestidos de seda, pulseras de marfil, collares de diamantes, anillos de rubíes y zafiros, pendien tes de perlas y otros ejemplos de joyería fina. ¿Por qué tenían tanto valor estos objetos? ¿Acaso po porr sus cualidades intrínsecas como color, dureza, bri llo y duración? No lo creo. Como dicen los poetas, igual belleza belleza albergan una una brizna de hierba, la hoja hoja de un árbol árbol o un un guija guijarro rro de playa. Y, sin embargo, embargo, a nadie se le le ha ha ocurrido ocurrido nunca consumir consumir de forma conspicua hojas, briznas briznas de hierba hierba o guijarros. Los objetos suntuarios adquirieron su valor porque eran exponentes de acumulación de riqueza y po der, encarnación y manifestación de la capacidad de unos seres seres humanos humanos con con atr atrib ibut utos os divinos» para hacer cosas cosas divin divinas. as. Pa Para que algo fuera considera do como objeto suntuario, debía ser muy escaso o extraordinariamente difícil de conseguir para la gente gente normal, normal, esta estarr oculto oculto en las entrañas entrañas de la tie rra o los fondos marinos, proceder de tierras leja nas o ser de difícil y aventurado acceso, o consti tuir prueba material de labor concentrada, habili dad y genio de grandes artesanos y artistas. Durante las dinastías Shang y Chou de la anti gua China, por ejemplo, los emperadores eran grandes mecenas de los artesanos del metal, cuyos logros supremos fueron las vasijas vasijas de bronce bronce de de coración sumamente sumamente complica complicada. da. En un escrito fe chado en 522 a.C. el erudito Tso Ch’iu-ming elogia 30
la función de estas obras maestras de bronce: «Cuand uandoo los poderosos han han conquistad conquistadoo a los débi les, les, hacen uso uso del del botín para ara encarga encargarr vasijas vasijas ritu rituaa les con inscripciones que dejan constancia del he cho, para mostrarlo a sus descendientes, para pro clamar su esplendor y virtud, para castigar a los que no observan rituales.» Con el consumo conspicuo nuestra especie hizo una reinvención cultural de los plumajes de bri llantes colores, los alaridos, las danzas giratorias, la exhibición de dientes y las pesadas cornamentas que los individuos de las especies no culturales uti lizan para para intimidar intimidar a sus sus rival rivales es.. He leído leído que en tre los grillos los machos dominantes son los que chirrían más alto. Cuando se les aplica cera en las patas para silenciarlos, siguen apareándose más que sus rivales, pero aumenta notablemente el tiempo que gastan en combate. «En otras palabras —observa Adrián Forsyth—, hacer publicidad de fuerza ante los rivales rivales sale a cuenta, de lo contrar contrario io se malgastan muchas energías para afirmar tal tal fuerza.» En las las época épocass preindustriales preindustriales los objetos suntua suntua rios funcionaban como como proclamas, anuncios publi citarios para captar la atención, advertencias que significaban: «Como podéis ver, somos seres ex traordinarios. traordinarios. Los mej mejor ores es artistas artistas y artesanos artesanos tra tra bajan a nuestras órdenes. Enviamos mineros a las entrañas de la tierra, buceadores a los fondos del mar, caravanas a través de los desiertos desiertos y barcos a 31
través de los mares. Obedeced nuestras órdenes porque quien es capaz de poseer tales cosas tiene poder suficiente para destruiros.» Hasta nuestros días los objetos suntuarios si guen conservando su importancia crucial en la construcción y el mantenimiento del rango social. Pero su mensaje ya no es el mismo, como veremos a continuación. Yuppies, ¿por qué?
El consumo conspicuo en las economías economías de con sumo contemporáneas difiere del consumo consumo conspi cuo de los primeros primeros Estados Estados e imperios. imperios. Al carecer carecer de clases hereditarias cerradas, las modernas eco nomías de mercado incitan a la gente a adquirir objetos suntuarios si pueden permitírselos. Dado que la fuente de riqueza y poder de las modernas clases clases altas altas reside en el el aumento del consumo, consumo, tod todo el mundo mundo se siente alentado alentado a ceder en grado máxi mo a sus inclinaciones emuladoras. Cuantos más Maserati Maseratiss y trajes trajes de alt altaa costura, mejor, mejor, siempre y cuando, por supuesto, salgan al mercado nuevas marcas aún aún más exclus exclusiv ivas as una una vez vez las primeras primeras se hayan convertido convertido en algo demasiado demasiado común común.. Pero Pero en los primeros Estados e imperios cualquier in tento por parte parte de los comun comunes es de emular a la cla clase 32
dirigente sin el consentimiento de ésta se conside raba como amenaza subversiva. Para evitar que esto ocurriera, las élites instauraron leyes suntua rias según las cuales constituía delito que los co munes emularan a sus superiores. Algunas de las restricciones suntuarias más exquisitamente deta lladas son las que se aplican en el el sistema de castas castas de la India. India. Los Los rajputs rajputs que dominaban en el no norte rte de la India, por ejemplo, prohibían a los hombres chamar, de casta inferior, usar sandalias o cual quier prenda de vestir por encima de la cintura o por debajo de las rodillas. Los hombres chamar también también tenían prohibido cortarse el cabe cabelllloo y usar usar paraguas o sombrillas. sombrillas. Las mujeres mujeres chamar chamar debían llevar los senos al descubierto, no podían maqui llarse con pasta pasta de azafrán ni adorn adornars arsee con flores, flores, y en sus casas casas no se les permitía permitía usar usar vasijas vasijas que que no fueran fueran de barro barro.. (Si (Si alguien alguien aún duda duda del poder poder de la cultura para hacer y deshacer el mundo en que vivimos, que reflexione sobre lo siguiente: mien tras que en Occidente las feministas han estado lu chando por por liberarse liberarse apareciendo apareciendo en público con el el pecho pecho descubierto, las mujeres mujeres de la India se han li berado negándose a aparecer en público con éste descubierto.) Veamos otro ejemplo de legislación suntuario dentro de un contexto político menos conocido. Según relata Diego Durán, una de las primeras fuentes fuentes importan importantes tes de información sobre sobre el Méx Méxii co precolombino, los plebeyos no podían llevar 33
prendas de algodón, plumas ni flores, ni tampoco podían beber chocolate o comer manjares refina dos. En otras palabras, una de las principales lí neas de fuerza de las antiguas formas de consumo conspicuo consistía en frustrar cualquier intento del populacho por emular a las clases clases superiores. superiores. La emulación, que Veblen considera el primer motor económico después de la supervivencia, no se convirtió en una fuerza económica importante hasta que las clases dirigentes dejaron de estar constituidas por élites endógamas y hereditarias. Sin embargo, las teorías de Veblen se pueden apli car con notable precisión a la transición europea de las monarquías feudales a las democracias par lamentarias capitalistas, con sus clases altas mer cantiles e industriales que, efectivamente, derro chaban sus recién amasadas fortunas en mansio nes, tumbas y objetos suntuarios para demostrar que estaban estaban a la altu altura ra de sus sus antiguos superior superiores. es. No puedo aceptar, empero, la caricatura que Ve blen hace de los burguese burguesess ansiosos ansiosos po por subi subirr en la la escala social y cuya sed de prestigio les induce a caer en un consumismo necio y no utilitario. Las nacientes élites capitalistas no pretendían destruir a los aristócratas, aristócratas, sino sino unirse a ellos ellos,, y para para esto no tenían tenían más remedio que imita imitarr los cánones cánones de conconsumo aristocráticos. ¿Se trata tal vez de uno de esos ejemplos en que las cosas siguen igual por muchos que sean los cambios cambios que atraviesan? Muy al contrario, contrario, las nue 34
vas minorías selectas del capitalismo trastornaron las vinculaciones tradicionales entre los objetos suntuarios y el mantenimiento de la riqueza y el poder. En las sociedades capitalistas las altas esfe ras no están reservadas a aquellos que insisten en ser los únicos con derecho a posesiones raras y
exóticas. Como acabo de mencionar, el poder y la riqueza proceden del comercio comercio en en mercados mercados abier abier tos y, salvo algunas excepciones (¿como las joyas de la corona de Inglaterra?), todo se puede com prar. No sólo no hay ninguna ley que impida que una persona normal adquiera un Rolls-Royce, fin cas en el campo, caballos de carreras, yates, gemas y metales metales preciosos preciosos de tod toda clase y raro raross perfume perfumes, s, las obras de grandes artistas y artesanos y lo últi mo en alta alta costu costura ra y cocina cocina,, sino que la riqueza riqueza y el el poder de la gente que se encuentra en la cima au mentan en proporción con el volumen de tales compras. Y esto me lleva a la situaci situación ón de los vilipendia vilipendia dos yuppies, acaso los consumidores de objetos suntuarios más voraces y depredadores que el mundo haya visto jamás. La mala fama de los yu yup p pies pies se se debe debe a que su afán por por compra comprarr símbolos símbolos de de riqueza y poder no constituye un caso más de pro pensión pensión extrañ extrañaa a la emulación emulación a cualquier precio. precio. Se trata más bien de una implacable condición del éxito, impuesta desde arriba por una sociedad en la que la riqueza y el poder dependen del consumismo masivo. Sólo los que pueden dar prueba de 35
su lealtad al ethos consumista encuentran admi sión en los círculos más selectos de la sociedad de consumo. Para el joven que asciende en la escala social (o incluso el joven que simplemen simplemente te no quie re ba bajar jar en la la escala social) social),, el consumo consumo consp conspicu icuoo es no tanto el premio como el precio del éxito. La ropa de marca, los coches deportivos italianos, los discos láser, los equipos de alta fidelidad, las fre cuentes expediciones de compra a esos bazares orientales de vidrio y acer aceroo que son los grandes al macenes, los fines de semana en la costa, los al muerzos en Maxim’s: sin todo ello resulta imposi ble entrar en contacto con las personas que hay que conocer, imposible encontrar el empleo idó neo. neo. Si esto implica implica endeudarse con tarje tarjeta tass de cré dito, retra retrasa sarr el matrimoni matrimonioo y vivir vivir en en apartamen tos libres de niños en lugar de hacerlo en una casa de las afueras, ¿cabe imaginar mejor prueba de lealtad hacia los superiores? Pero volvamos al mundo tal como como era antes de que hubiera hubiera clas clases es di rigentes y grandes almacenes. Del gran hombre al jefe
El progresivo deslizamiento deslizamiento (¿o (¿o escalada?) escalada?) hacia hacia la estratificación social ganaba impulso cada vez que era posible almacenar los excedentes de ali 36
mentos producidos por la inspirada diligencia de los redistribuidores redistribuidoresen en espera de los festines muminai, los potlatch y demás ocasiones de redistribu ción. Cuanto más concentrada y abundante sea la cosecha y menos perecedero el cultivo, tanto más crecen las posibilidades de grandes grandes hombres de ad quirir poder sobre el pueblo. Mientras que otros solamente solamente almacenaban almacenaban cierta cierta cantidad cantidad de alimen tos par paraa sí sí mis mismo mos, s, los los graneros de los redistribui redistribui dores eran eran los más nutridos nutridos.. En tiempos de esc escas asez ez la gente acudía acudía a ellos en busca de comida comida y ellos, a cambio, pedían a los individuos con aptitudes es peciales que fabricaran ropa, vasijas, canoas o vi viendas de calidad destinadas destinadas a su uso personal. Al final el redistribuidor ya no necesitaba trabajar en los campos para alcanzar y superar el rango de gran hombre. La gestión de los excedentes de cose cha, que en par parte te seguía seguía recibiendo recibiendo para ara su consu mo en festines comunales y otras empresas de la comunidad, comunidad, tale taless como como expediciones comerciales y bélicas, bastaban para legitimar su rango. De for ma creciente, este rango era considerado por la gente como un cargo, un deber sagrado transmiti do de una generación a otra con arreglo a normas de sucesión hereditaria. El gran hombre se había convertido en jefe, y sus dominios ya no se limita ban a una sola aldea autónoma de pequeño tama ño sino que formaban una gran comunidad políti ca, la jefatura. Si volvemos al Pacífico Sur, y a las islas Tro-
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brian briandd podremos hacernos una una idea de cóm cómoo enca jaban estos elementos de paulatina estratificación. Los pobladores de las Trob Trobria riand nd tenían jefe jefess here ditarios que dominaban más de una docena de al deas con varios miles de personas. Sólo a los jefes les estaba permitido adornarse con ciertas conchas
como insignias de su rango elevado, y los comunes no podían permanecer de pie o sentados a una al tur tu ra que sobrepas sobrepasara ara la la de la cabeza cabeza del del jefe jefe.. Cuen uen ta Malinow Malinowski ski que fue testigo testigo de cómo cómo la gente pre pre sente en la aldea aldea de Bwoytalu se desplomaba com como «derribada por un rayo» al oír la llamada que anunciaba la llegada de un jefe importante. El ñame era el cultivo en que se basaba el modo de vida de de los habitantes habitantes de las islas Trobriand Trobriand:: los jefes daban validez a su posición social mediante el almacenamiento y la redistribución de cantidades generosas generosas de ñame que poseían gracias gracias a las las contr contrii buciones de sus cuñados hechas con ocasión de la cosecha. Los maridos plebeyos recibían «regalos» similares, pero los jefes eran políginos y, al poseer hasta una docena de esposas, recibían mucho más ñame que nadie. Los jefes jefes exhibían exhibían su provisión provisión de ñame junto junto a sus casa casas, s, en armazones armazones construidos construidos al efecto. Las gentes de la plebe hacían lo mismo, pero las despensas de los jefes descollaban sobre todas las demá demás. s. Éstos recurrían recurrían al ñame para para aga sajar a sus invitados, ofrecer suntuosos banquetes y alimentar a los constructores de canoas, artesa nos, magos y sirvientes de la familia. En otros
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tiempos, el ñame también proporcionaba la base alimenticia que permitía emprender expediciones de larga distancia para el comercio con grupos amigos o las incursiones contra los enemigos. Esta costumbre de regalar alimentos a jefes he reditari reditarios os que los los almacenan almacenan,, exhiben y redistrib redistribu u yen no constituía constituía una una singularidad singularidad de los mares del del Sur, sino que aparece una y otra vez, con ligeras variantes, en distintos continentes. Así, por ejem plo, se han observado paralelismos sorprendentes a 20.000 kilómetros de las islas Trobriand, entre las tribus que florecieron en el sureste de los Esta dos Unidos. Pienso especialmente en los cherokees, kees, los antiguos habitan habitantes tes de Tennessee que des cribe en el siglo xvii el naturalista William Bartram. En el centro de los principales asentamientos cherok cherokee ee se erigía una una gran casa circular circular en la qu quee un consejo de jefes debatía los asuntos relativos a sus poblados y donde se celebraban festines redistributivos. Encabezaba el consejo de jefes un jefe supremo, supremo, figura central de de la red red de redistribución. Durante la cosecha se disponía en cada campo un arca que denominaban «granero del jefe», «en la que cada familia familia deposita deposita cierta cantidad cantidad según según sus sus posibilidades o inclinación, o incluso nada en ab soluto si así lo desea». Los graneros de los jefes funcionaban a modo de «tesoro público... al que se podía acudir en busca de auxilio» cuando se malo graba la cosecha, como reserva alimenticia «para
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atender a extranjeros o viajeros» y como depósito militar de alimentos «cuando emprenden expedi ciones hostiles». Aunque cada habitante tema «de recho de acceso libre y público», los miembros del común debían reconocer que el almacén almacén realmente pertenecía al jefe supremo que ostentaba el «dere cho y la facultad exclusiva exclusiva... ... para para socor socorrer rer y aliviar aliviar a los necesitados». Sustentados por por prestacion prestaciones es voluntarias, los je fes y sus familias podían entonces embarcarse en un tren tren de vida que los distanciaba distanciaba cada vez vez más de sus seguidores. seguidores. Podía Podíann construir construirse se casas mayores mayores y mejores, comer y vestir con mayor suntuosidad y disfru disfrutar tar de los favores favores sexuales sexuales y del servicio servicio per sonal de varias esposas esposas.. A pesa pesarr de estos presagios, presagios, la gente prestaba voluntariamente su trabajo per sonal para proyectos comunales, a una escala sin preceden precedentes. tes. Cavab Cavaban an foso fososs y levantaban levantaban terrap terraple le nes defensivos y grandes empalizadas de troncos alrede alrededo dorr de sus poblados. poblados. Amontonaban Amontonaban cascote cascotess y tierra para formar plataformas y montículos, donde construían templos y casas espaciosas para sus jefe jefes. s. Trabaja rabajand ndoo en equipo y sirviéndose sirviéndose úni camente de palancas y rodillos, trasladaban rocas de más de cincuenta toneladas y las colocaban en líneas líneas precisas precisas y círculos círculos perfectos perfectos para para forma formarr re cintos sagrados, donde celebraban rituales comu nales que marcaban los cambios de estación. Fue ron trabajadores voluntarios quienes crearon las alineaciones megalíticas de de Stonehenge y Ca Carn ac, 40
levantaron las grandes estatuas de la isla de Pas cua, dieron forma a las inmensas cabezas pétreas de los olmecas en Veracruz, sembraron Polinesia de recintos rituales sobre grandes plataformas de piedra y llenaron los valles de Ohio. Tennessee y Mississippi de cientos de túmulos, el mayor de los cuales, situado en Cahokia, cerca de St. Louis, cu bría una superficie de 5,5 kilómetros cuadrados y alcanzaban una una altu altura de más más de 30 metros. metros. Dema Dema siado tarde se dieron cuenta estos hombres de que sus jactanciosos jefes iban a quedarse con la carne y la grasa y no dejar para sus seguidores más que huesos y tortas secas. El poder, ¿se tomaba o se otorgaba?
El poder para dar órdenes y ser obedecido, tan ajeno a los cabecillas mehinacus o semais, se incu bó, al igual que el poder de los hombres sobre las muje mu jere res, s, en las guerras libradas libradas por por grandes hom hom bres y jefe jefes. s. Si no hubiera sido por por la guerra, guerra, el po po tencial de control latente en la semilla de la redis tribución nunca hubiera llegado a fructificar. Los grandes hombres eran hombres violen violentos, tos, y los jefes lo eran todavía más. Los mumis eran tan conoc conocid idos os por por su capacidad capacidad para para incitar incitar a los hom 41
bres a la lucha como para incitarlos al trabajo. Aunqu Aunquee las las guerras guerras habían habían sido suprimidas suprimidas po por las autoridades coloniales mucho antes de que Douglas Oliver realizara su estudio, aún seguía viva la memoria de los mumis como caudillos guerreros. «En otros tiempos —decía un anciano— había mumis más grandes que los de hoy. Entonces ha bía caudillos feroces e implacables. Asolaban los camp campos, os, y las paredes de sus casas casas comunales comunales esta ban recubiertas de las calaveras de los hombres que habían habían matad matado.» o.» Al Al cant cantar ar las alabanzas de sus sus mumis la generación sinai pacificada los llamaba «guerreros» y «matadores de hombres y cerdos». Los informantes de Oliver le contaron que los mu mis teman mayor autoridad en los tiempos en que aún se practicaba la guerra. Los caudillos mumis incluso incluso mantenían uno o dos dos prisioneros, prisioneros, a quienes quienes obligaban a trabajar en sus huertos. Y la gente no podía podía hab habla larr «e «en voz alta alta ni calumniosa calumniosa de sus mu mis sin exponerse a ser castigados». Sin embargo, el poder de los mumis siguió sien do rudimentario, como demuestra el hecho de que estaban obligados a prodigar regalos suntuosos a sus seguidores, incluso carne y mujeres, para con servar su lealtad. lealtad. «Cua «Cuanndo los mumis mumis no nos daba dabann muj eres, estábamos enojados [ ...]. Copulábamo Copulábamoss tod toda la noche y aún aún seguíam seguíamos os queriendo más. más. Lo mismo ocurría con la comida. En la casa comunal solía haber grandes provisiones de comida, y co míam míamos os sin sin pa parar rar y nunca nunca teníamos teníamos bastante. bastante. Eran 42
tiempos maravillosos.» Además, los mumis deseo sos sos de dirigir dirigir una escaramuza escaramuza tenían que estar estar dis puestos a pagar, a expensas propias, una indemni zación por cada uno de sus hombres caídos en ac ción ción de guerra y a donar donar un cerdo cerdo para para su banque te fúnebre.
Los jefes kwakiutl también eran caudillos gue rreros rreros y sus sus alardes alardes y sus potlaches potlaches servían servían para para re re clutar hombres de las aldeas vecinas que lucharan a su lado en expediciones comerciales y hostiles. Los jefes trobriandeses sentían el mismo ardor bé lico. lico. Malin Malinows owski ki cuenta que guerreab guerreaban an de mane ra sistemática e implacable, aventurándose a cru zar el mar abierto abierto en sus sus canoas canoas para para comerciar comerciar o, o, en caso necesario, librar combates en islas situadas a más de cien cien kilómetros de distancia. También También los cherokees emprendían expediciones bélicas y co merciales de larga distancia organizadas bajo los auspicios del consejo de jefes. Según indicaba la cita de Bartram Bartram,, los jefes jefes cherok cherokees ees echaban mano de las reserv reservas as de sus sus graneros graneros par paraa alime alimentar ntar a los miembros de estas expediciones. No afirmo que la guerra guerra fuera la causa causa directa de la forma cualitativamente nueva de la jerarquía materializada en el Estado. En un principio, cuan do sus dominios eran pequeños, los los jefes no podían podían recurrir a la fuerza de las armas para obligar a la gente a cumplir sus órdenes. Como en las socieda des del nivel de las bandas y aldeas, prácticamente todos los hombres estaban familiarizados con las 43
artes artes de la guerra guerra y poseí poseían an las armas armas y la destrez destrezaa necesarias en medida más o menos igual. Además, las luchas luchas intestinas intestinas podían exponer exponer a una jefatura jefatura a la derrota a manos de sus enemigos extranjeros. No obstante, la oportunidad de apartarse de las restricciones tradicionales al poder aumentaba a medi medida da que las las jefaturas jefaturas expandían sus sus territor territorios ios y se hacían más populosas, y crecían en igual proporción porción las las reservas reservas de comest comestibl ibles es y otro otross objetos de valor valor disponible disponibless para para la redistribución. Al asig nar participaciones diferentes a los hombres más cooperativos, leales y eficaces en el campo de bata lla, los jefes podían empezar a construir el núcleo de una clase noble, respaldados por una fuerza de policía y un ejército permanente. Los hombres del común que se zafaban de su obligación de hacer donaciones a sus jefes, que no alcanzaban las cuo tas de producc producción ión o se negaban negaban a prestar prestar su traba trabajo jo personal para la construcción de monumentos y otras obras públicas eran amenazados con daños físicos. Una Una de las escuelas de pensamiento que que estudian estudian el origen del Estado rechaza la idea de que las cla ses dominantes ganaran control sobre el común como consecuencia de una conspiración violenta de los los jefe jefess y su mili milici cia. a. Para ella, ella, por el contrari contrario, o, las gentes del común se sometieron pacíficamente, en agradecimiento por los servicios que les presta ba la clase clase gobernante. Entre Entre estos servicios servicios figura figura ba la distribución de las reservas de víveres en 44
tiempos de escasez, la protección contra ataques enemig enemigos, os, así así como como la construcc construcción ión y gestión de in fraestructuras agrícolas como embalses y canales de riego y avenamiento. La gente también creía que los rituales ejecutados por los jefes y sacerdo tes eran fundamentales fundamentales para la supervivencia de to
dos. Además, no hacía falta instaurar un régimen de terr terroor para obligar a la gent gentee a obed obedece ecerr las ór denes procedentes de arriba porque los sacerdotes reconocían a sus gobernantes como dioses en la Tierra. Mi postura en esta cuestión es que había tanto sumisión voluntaria como opresión violenta. Las jefaturas jefaturas avanzadas avanzadas y los Estados incipiente incipientess docu mentados mentados por por la etnografía y la arqueología deben deben contarse entre las sociedades más violentas que ja más hayan existido. Las incesantes hostilidades, a menudo asociadas a la aniquilación de aldeas re beldes beldes y a la to tortura tura y el sacri sacrific ficio io de prisioneros prisioneros de guerra, acompañaron la aparición de jefaturas avanzadas en la Europa céltica y prerromana, la Grecia homérica, la India védica, la China shang y la Polinesia anterior al contacto con el mundo oc cidental. cidental. Las murallas murallas de Jericó Jericó dan testimonio de de prácticas bélicas en el Próximo Oriente que ya da tan de 6.000 años antes de nuestra era. En Egipto aparecen ya ciudades fortificadas durante los pe ríodos pre y postdinásticos, y los monumentos egipc egipcios ios más antiguos antiguos de finales del geercie geerciense nse y la primera dinastía (3330 a 2900 a.C.) ensalzan las 45
proezas militares de «unificadores», que respon dían a nombres tan belicosos como «Escorpión», «Cobra», «Lancero» y «Luchador». En las excava ciones predinásticas de Hierakónpolis se han ha llado numerosos barrotes y un cuchillo con repre sentaciones de escenas de batalla donde aparecen hombres blandiend blandiendoo puñales, mazos azos y garrotes, garrotes, así como barcos cargados de hombres en trance de ar mas y gente combatiendo en el agua. Sólo Sólo hay hay un caso caso importante importante de transición transición desd desdee jefatura avanzada a Estado en que carecemos de pruebas documentales sobre prácticas bélicas: el de la llanura de Susiana, en el suroeste de Irán. Pero esta conjetura se basa en la ausencia de forti ficaciones, artefactos y elementos pictóricos. Du rante mucho tiempo se han alegado pruebas nega tivas similares para negar la incidencia del factor bélico en la evolución de los Estados mayas, posi ción que, después de los últimos descubrimientos y la interpretación de los glifos, se ha revelado de todo punto insostenible. Dado el papel fundamen tal que la guerra ha desempeñado en la formación de las jefaturas avanzadas y los Estados primige nios, parece altamente improbable que no se recu rriera al ejercicio de la violencia o a la amenaza de violencia contra la gente del común con el fin de insti institui tuirr y consolidar la hegemo hegemonía nía de las primeras clases dirigentes. Esto no quiere decir que las so ciedades estratificadas sean el resultado exclusivo de la fuerza. 46
El arqueólogo Antonio Gillman sostiene que en la Europa de la Edad del Bronce «el surgimiento de una élite no tiene nada que ver con el “bien co mún”» mú n”»y que «la «las ventajas ventajas que que pa para el común se de rivan de las actividades actividades de gestión gestión y redistribución redistribución llevadas a cabo por sus dirigentes podrían haberse conseguido conseguido a un coste coste meno menor». r». Estas Estas observaciones llevaron a un comentarista a proponer lo que se podría dar dar en llamar la teoría teoría de la la formación formación ma ñosa ño sa del del Estado, Estado, que implica implica «[, «[,..] ..] un un campesinado industrioso pero oprimido, incapaz de negarse a pagar el tributo exigido por una banda de chanta jistas de vestimen vestimenta ta ostentosa, po por temor temor a la muti lación de sus bueyes de tiro, el asalto de sus pira guas y la destrucción de sus olivos». No veo ningu na razón por la cual no pudieran haberse benefi ciado de las actividades actividades de gestión gestión y redistribución redistribución del del Estad Estadoo tan tanto el común como como la clase clase privilegia da, aunque estoy seguro de que esta última se lle varía la parte del león. Ya sea por la espada, la recompensa o la reli gión, muchas fueron las jefaturas que sintieron la llamada, pero pocas las que lograron la transición hacia el Estado. Antes que obedecer las órdenes de trabajar y pagar tributos, las gentes del común in tentaban tentaban hui huirr a tierras de nadie nadie o territorios territorios sin sin ex plorar. Otros se resistían e intentaban luchar con tra tra la milicia milicia,, ocasión ocasión que otros otros jefe jefess aprovechaban aprovechaban para invadirlos y hacerse con el poder. Indepen dientemente del curso concreto que tomara la re 47
belión, la gran mayoría de las jefaturas que inten taron imponer sobre una clase plebeya cuotas agrarias, impue impuesto stos, s, prestacion prestaciones es de trab trabajo ajo perso nal y otras formas de redistribución coercitiva y asimétrica, volvieron a formas de redistribución más igualitarias o fueron totalmente destruidas. ¿Por qué unas triunfaron mientras otras fracasa ron? El umbral del Estado
Los primeros Estados evolucionaron a partir de jefaturas, pero no todas todas las jefaturas pudieron evo evo lucionar hasta conver convertir tirse se en Estad Estados. os. Para ara que tu viera lugar la transición tenían que cumplirse dos condiciones. La población no sólo tenía que ser numerosa (de unos 10.000 a 30.000 personas), sino que también tenía que estar «circunscrita», esto es, estar confrontada a una falta de tierras no utilizadas a las que pudiera pudiera huir huir la gente gente que que no es taba dispuesta a soportar impuestos, reclutamien tos y órdenes. La circunscripción no estaba sólo en función de la cantidad de territorio disponible, sino que también también dependía de la calidad calidad de los sue los y de los recursos natur naturale aless y de si los los grupos de refugiados podían podían mantenerse con un nivel nivel de vida no inferior, básicamente, del que cupiera esperar
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bajo sus jefes opresores. Si las únicas salidas para una facción disidente eran altas montañas, desier tos, selvas tropicales u otros hábitats indeseables, ésta tendría pocos incentivos para emigrar. La segunda condición condición estaba estaba relacionada relacionada con la naturaleza de los alimentos con los que había de contribuir al almacén central de redistribución. Cuando el depósito del jefe estaba lleno de tu bérculos pereceder perecederos os como como ñames y batat batatas as,, su su po tencial coercitivo coercitivo era mucho menor que si lo estaba estaba de arroz, trigo, maíz u otros cereales domésticos que se podían conservar sin problemas problemas de un unaa co secha a otra. Las jefaturas no circunscritas o que carecían de reservas alimenticias almacenables a menudo estuvieron a punto de convertirse en rei nos, para luego desintegrarse como consecuencia de éxodos éxodos masivos o sublevaciones de plebeyos de safectos. Las Hawai de los tiempos que precedieron la lle gada de los europeos nos ppropor roporciona cionann el ejemp ejemplo lo de una una socieda sociedadd que se desarrolló desarrolló hast hastaa alcanzar alcanzar el el umbral del reino, aunque sin llegar nunca a fran quearlo quearlo realmente. realmente. Todas Todas las islas del archipiélago hawaiano estuvieron deshabitadas hasta que los navegantes polinesios arribaron a ellas cruzando los mares en canoas durante el primer milenio de nuestra era. Estos primeros pobladores probable mente ente procedían procedían de las islas Marque Marquesas, sas, situad situadas as a unos 3.200 kilómetros al sureste. De ser así, es muy posible que estuvieran familiarizados con el 49
sistema de organización social del gran hombre o la jefatura jefatura igualitaria. igualitaria. Mil años años más tard tarde, e, cuando cuando los observaron los primeros europeos que entra ron en contacto con ellos, ellos, los hawaianos vivían vivían en socied sociedade adess sumamente sumamente estratificadas que presenta presenta ban todas las características del Estado, salvo que la rebelión y la usurpación estaban tan a la orden del día como la guerra contra el enemigo del exte rior. La población población de estos estos Estados o protoestados variaba entre 10.000 y 100.000 habitantes. Cada uno de ellos estaba dividido en varios distritos y cada distrito se componía, a su vez, de varias co munida mu nidades des de aldeas. aldeas. En la cumbre cumbre de la jerarqu jerarquía ía política política había había un rey o aspirante al tron tronoo llamad llamadoo a li’ li’i nui. Los jefe jefess supremos, llamados llamados ali’i, gober naban distritos distritos y sus agentes, agentes, jefe jefess motor motores es llama dos konohiki, estaban estaban a cargo de las comunida comunidades des locales. La mayor parte de la población, es decir, las gentes dedicadas a la pesca, agricultura y arte sanía, pertenecía al común. Algo antes de que llegaran los primeros euro peos, el sistema redistributivo hawaiano pasó el Rubicón Rubicón que separa la la donación desigual desigual de rega los de la pura y simple tributación. El común se veía despojado de alimentos y productos artesa nos, que que pasaban pasaban a manos manos de los jefe jefess de distrit distritoo y los ali’i nui. Los konohiki estaban encargados de velar por que cada aldea produjera lo suficiente para para satisface satisfacerr al jefe jefe de distrito distrito,, que, que, a su ve vez, te nía que satisface satisfacerr al al ali’i nui. Los ali ali’i nui los jefes jefes nui y los 50
de distrito usaban los alimentos y productos arte sanales sanales que que circulaban por por su red de redistribuc redistribución ión para para alimentar alimentar y mantener mantener séquitos séquitos de sacerd sacerdotes otes y guerreros. Estos productos llegaban al común en cantidades cantidades escasís escasísim imas, as, salvo en tiempo tiempo de sequía y industriosas y lea hambruna hambruna en que las aldeas aldeas más industriosas les podían espe esperar rar verse favorecidas favorecidas con los vívere víveress de reserva que distrib distribuía uíann los ali’i nui y los jefe jefess de distrito. Como dijo David Malo, un jefe hawaiano que vivió en el siglo pasado, los almacenes de los ali’i nui estaban estaban pensados pensados para para tener contenta a la gente y asegurar su lealtad: «Así como la rata no abandonará la despensa, la gente no abandonará al rey mientras crea en la existencia de la comida en su almacén.» ¿Cómo llegó a formarse este sistema? Las prue bas arqueológicas muestran que, a medida que cre cía la población, los asentamientos se fueron extendiendo de un unaa isla a otra. otra. Durante casi casi un mi lenio las principales zonas pobladas se hallaban cerca del litoral, cuyos recursos marinos podían apor aportar tar un supl suplem emen ento to al ñame ñame,, la batata batata y el el taro plantados plantados en los terren terrenos os más férti fértiles les.. Por último último,, en el siglo xv, los asentamientos empezaron a ex tender tenderse se ti ti a r a adentro, hacia ecoz ecozoonas nas más más elev eleva a das, donde predominaban los terrenos terrenos pobres y es es caseaban las lluvias. A medida que seguía aumen tando tando la población población se tala talaro ronn o quemaron los los bos ques ques del interio interiorr y extensas zonas zonas se se perdieron perdieron po porr la erosión o se convirtieron en pastos. Atrapados 51
entre el mar, por por un lado, lado, y las laderas peladas, peladas, por por otro, otro, la población población ya ya no tenía tenía escapatoria de los je fes fes que qu querían erían ser ser reye reyes. s. Había Había llegado la circuns cripción. La tradición oral y las leyendas cuentan el resto de la historia. A partir del año 1600 varios distritos sostuvieron entre sí incesantes guerras como consecuencia de las cuales determinados je fes llegaron a controlar todas las islas durante un cierto tiempo. Si bien estos ali’i nui nui tenían un gran poder poder sobre el común, común, su relación relación con los jefe jefess su premos, sacerdotes y guerreros era muy inestable, como ya se ha dicho con anterioridad. Las faccio nes disidentes fomentaban rebeliones o trababan guerras, destruyendo destruyendo la frágil unidad unidad política política has ta que una nueva coalición de aspirantes a reyes instauraban una nueva configuración de alianzas igual de inestables. Ésta era más o menos la situa ción cuando el capitán James Cook entró en el puerto pu erto de Waimea Waimea en 17 1778 78 e inició inició la venta de ar ar mas de fuego fuego a los jefes jefes hawaianos. El ali’i nui Kamehameha I obtuvo el monopolio de la compra de estas nuevas armas y las utilizó de inmediato con tra sus riv rival ales es,, que blandían lanz lanzas. as. Tras Tras derro derrotar tar los de una vez por todas, en 1810 se erigió en el primer rey de todo el archipiélago hawaiano. Cabe preguntarse si los hawaianos hubieran lle gado a cre crear ar una sociedad sociedad de nive nivell estata estatall si hubie ran permanecido aislados. Yo lo dudo. Tenían agricultura, grandes excedentes agrícolas, redes distributivas distributivas comp compleja lejass y muyjerarq jerarquiza uizadas das,, tributribu52
tación, cuotas de trabajo, densas poblaciones cir cunscritas y guerras externas. Pero les faltaba algo algo:: un cultivo cultivo cuyo fruto fruto pudiera pudiera almacenarse almacenarse de un año a otro. El ñam ñame, e, la bata batata ta y el el taro son ali mentos ricos en calorías pero perecederos. Sólo se
podían almacenar almacenar durante durante unos meses, de manera manera que no se podía contar contar con los los almacenes de los je
fes fes para para alime alimenta ntarr a gran gran número de seguid seguidore oress en en tiempos tiempos de de escasez escasez como consecuencia de sequías o por los estragos causados por las guerras ininte rrumpidas. rrumpidas. En términos de David avid Malo Malo,, la la despen despen sa estaba vacía con demasiada frecuencia como para que los jefes pudieran convertirse en reyes. Y ahor ahoraa ha llegado llegado el moment momentoo de conta contarr qué pasaba en otros sitios cuando la despensa estaba vacía. Los primeros Estados
Fue en el Próximo Oriente donde por primera vez vez un unaa jefatura jefatura se convirti convirtióó en Estado. Ocurrió Ocurrió en Sum Sumer, er, en el sur de de Irán e Irak, entre entre los los años 3500 y 3200 a.C a.C. ¿Por ¿Por qué en el Próximo Oriente Oriente?? Pro Pro bablem bablemente ente porque esta región estaba mejor dota da de gramíneas silvestres y especies salvajes de animal animales es aptas par paraa la la domesti domesticac cación ión que que otros otros an an tiguos centros de formación del Estado; Los ante 53
ceso cesores res del trigo, la cebada, cebada, el ganado ovino, ovino, capri no, vacuno vacuno y porcino crecían crecían en las tierras tierras altas de Levante y las estribaciones de la cordillera del Zagros, lo que facilitó el abandono temprano de los modos de subsistencia de caza caza y recolección recolección en fa vor de la vida sedentaria en aldeas. La razón que impulsó al hombre de finales del período glaciar a abandon abandonar ar su existen existencia cia de caza caza dor-recolector sigue siendo objeto de debate entre los arqueólogos. Sin embargo, parece probable que el calentamiento de la Tierra después del 12000 a.C., a.C., la combinación de cambios cambios medioam bientales y el exceso de caza provocaron la extin ción de numerosas especies de caza mayor y redu jeron jeron el atractivo de los los medio medioss de subsist subsistenc encia ia tra dicionales. En varias regiones del Viejo y Nuevo Mundo, los hombres compensaron la pérdida de especie especiess de caza mayor mayor yendo en busca busca de una ma yor variedad de plantas y animales, entre los que figuraban figuraban los antepasados silvestre silvestress de nuestros nuestros ce ce reales y animales de corral actuales. En el Próximo Oriente, donde nunca abundó la caza mayor mayor como como en otras otras regione regioness duran durante te el pe ríodo glaciar, los cazadores-recolectores comenza ron ron hace hace más más de trece milenio milenioss a explotar explotar las varie dades silvestres de trigo y cebada que allí crecían. A medida que aumentaba su dependencia de estas plantas, se vieron obligados obligados a disminuir su su noma dismo porque todas las semillas maduraban a un tiempo tiempo y había que almacenar almacenarlas las para para el resto resto del 54
año. Puesto Puesto que la cosecha de semillas semillas silvestres no no se podía transportar de campamento en campa mento algunos pueblos como los natufienses, que tuvieron su apogeo en el Levante hada el décimo milenio a.C., se establecieron, construyeron alma cenes y fundaron aldeas de carácter permanente. Entre Entre el asentamiento asentamiento jun junto a matas prácticamente prácticamente silves silvestre tress de trigo trigo y cebada y la propagación de las semilla semillass de mayor tamañ tamañoo y que no se desprendían al menor roce, sólo medió un paso relativamente corto. Y a medida que las variedades silvestres ce dían terren terrenoo a campo camposs cult cultiva ivados dos,, atraían atraían a anima anima les les como oveja ovejass y cabras hacia un unaa asociación asociación cada vez más estrecha con los seres humanos, quienes pronto reconocieron que resultaba más práctico encer encerrar rar a estos estos animales animales en rediles, rediles, alimentarlos y cria criarr aquellos aquellos que reunieran reunieran las características más más deseables, que limitarse a cazarlos hasta que no quedara ninguno. Y así comenzó lo que los ar queólogos denominan el Neolítico. Los primeros primeros asentamientos asentamientos reba rebasaron saron con gran gran rapidez el nivel de las aldeas de los cabecillas o grandes grandes hombres hombres par paraa convertirse en jefaturas jefaturas sen cill cillas as.. Jericó, situada en un oasis oasis de de la Jorda Jordania nia ac tual, por ejemplo 8.000 años antes de nuestra era ya ocupaba una superficie de 40 kilómetros cua drados y contaba con 2.000 habitantes; habitantes; 2.000 años más más tarde Catal Catal Hüyük, situada al su sur de Turquía, Turquía, tenía tenía una una superfic superficie ie de 12 1288 kilómetros cuadrados cuadrados y una población de 6.000 habitantes. Sus ruinas al 55
bergan una imponente colección de objetos de arte, tejidos, pinturas y relieves murales. Las pin tura turass murales (las (las más antiguas que se conoce conocenn en en el interior de edificios) representan un enorme toro toro,, escena escenass de caza, hombres danzan danzando do y aves aves de rapiña atacando cuerpos humanos de color rojo, rosado, malva, negro y amarillo. Los hombres de Catal Hüyük cultivaban cebada y tres variedades de trigo. Criaban ovejas, vacas, cabras y perros, y vivían vivían en casas casas adosadas adosadas con patio. patio. No había había puer puer tas, sólo se podía entrar en las casas a través de aberturas practicadas en los techos planos. Al igual que todas las jefaturas, los primeros pueblos neolíticos parecían preocupados por la amenaza de ataques de merodeadores venidos de lejos. Jericó estaba rodeada de fosos y murallas (muy anteriores a las bíblicas) y contaba con una torre de vigilancia en lo alto de una de sus mura llas. Otros asentamientos neolíticos antiguos antiguos como como Tell-es-Sawwan y Maghzaliyah en Irak, también estaban rodeados de murallas. Hay que señalar que al menos un arqueólogo sostiene que las pri meras murallas construidas en Jericó estaban des tinadas ante ante todo todo a la protección protección contra corrimien corrimien tos de tierra más que contra ataques armados. No obstante, obstante, la torr torree con sus estrechas estrechas rendijas de vigi vigi lancia servía par paraa funcio funciones nes claramente defensivas. Tampoco cabe la menor duda de que las murallas que guardaban Tell-es-Sawwan y Maghzaliyah eran el equivalente de las empalizadas de madera
características de las jefaturas situadas en tierras de bosques bosques abundantes. No se tra tratab taba de agriculto res pacíficos, armoniosos e inofensivos preocupa dos tan tan sólo po por el cultivo cultivo de sus tierra tierrass y el cuida cuida do de su ganado. En Cayönü, en la Turquía meri
dional, no lejos de Catal Hüyük, James Mellaart
excavó una gran losa de piedra con restos de san gre humana. Cerc Cercaa de allí allí encontró varios centena res de calavera calaverass humanas, sin el resto resto de sus esque esque letos. ¿Para qué habían de construir los hombres de Catal tal Hüyük Hüyük casas sin abert abertur uras as al al nivel del sue lo, sino para protegerse contra merodeadores fo rasteros? Al igual que todas las jefaturas, las sociedades neolíticas entablaron comercio de larga distancia. Sus objetos de intercambio favoritos eran la obsi diana, una especie de vidrio volcánico que servía para fabricar cuchillos y otras herramientas de corte, y la cerámica. Catal Hüyük parece haber sido un centro de domesticación, cría y exporta ción de ganado vacuno, que importaba a cambio gran variedad variedad de de artefactos y materias primas (en tre éstas, cincuenta y cinco minerales diferentes). El grado de especialización observado dentro y entre los distintos asentamientos neolíticos tam bién es indicativo indicativo de una una gran gran actividad actividad comerc comercial ial y de otras otras formas formas de intercambi intercambio. o. En Beid Beidha, ha, Jor dania, había había una casa casa dedicada a la fabricaci fabricación ón de cuentas, mientras que otras se concentraban a la confección de hachas de sílex y otras en el sacrifi-
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cío de animales. En Cayönü se descubrió todo un grupo de talleres de fabricación de cuentas. En Umm Umm Dabajioua, Dabajioua, en el norte norte de Irak, Irak, parece que la aldea se dedica dedicaba ba po por entero al curtido de piele pieless de animales, mientras que los habitantes de Yarim Tepe y Tell-es Tell-es-Sa -Saww wwan an se se especializaron especializaron en la la pro pro ducción en masa de cerámica. También se se han encontrado encontrado indicios indicios de de redistri redistri bución y de distinciones de rango. Así, por ejem plo, en Bougras, Siria, la mayor casa de la aldea tiene adosada una estructura de almacenamiento, y en Tell-es-Sawwan las cámaras mortuorias difie ren en tamaño y en la cuantía del ajuar funerario enterrado con los diferentes individuos. Los primeros centros agrícolas y ganaderos de pendían de las las lluvias lluvias para para la aportac aportación ión de agua a sus cultivos. Al crecer la población comenzaron a experimentar experimentar con el regadío, con el fin de de gan ganar ar y colonizar tierras más secas. Sumer, situada en el delta, falto de lluvia lluviass pero pantanoso pantanoso y propenso a inundac inundaciones iones frecuent frecuentes es de los ríos ríos Tigris Tigris y Éufra Éufra tes, se fundó fundó de esta manera. Limitados Limitados en un prin prin cipio cipio a permanecer permanecer en las márgenes márgenes de una corrien te de agua natural, natural, los los súm súmerios erios pronto pronto llegaron llegaron a depender depender totalmente totalmente del regadío regadío par paraa abastecer abastecer de agua sus campos de trigo y cebada, quedando así inadvertidamente atrapados en la condición final para para la transición transición hacia hacia el Estado. Estado. Cuand Cuandoo los aspi aspi rantes a reyes empezaron a ejercer presiones para exigirles más impuestos y mano de obra para la
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realización de obras públicas, los plebeyos de Sumer vieron que habían perdido la opción de mar charse a otro tro lugar. lugar. ¿Cóm ¿Cómoo iban a llevarse consigo consigo sus acequias, sus campos irrigados, jardines y huertas, en las que habían invertido el trabajo de genera generaci cione ones? s? Para Para vivir vivir alej alejados ados de los lo s ríos r íos hubie ran tenido que adop adoptar tar modos modos de vida pastorales y nómadas nómadas en los que carecían de la experiencia experiencia y la tecnología necesarias. Los arqueólogos no han podido determinar con exactitud exactitud dónde y cuándo tuvo lugar lugar la transición sumeria, pero en 4350 a.C. empezaron a erigirse en los asentamientos de mayor tamaño unas es tructuras de adobe con rampas y terrazas, llama das das zigurat, que reunían reunían las funcio funciones nes de fortaleza y templo. Al Al igual que los túmulos, túmulos, las las tumbas, los megalitos y las pirámides repartidas por todo el mundo, mundo, los zigur zigurat at atestiguan la presencia presencia de de jefa tura turass avanzadas avanzadas capac capaces es de organi organizar zar prestaciones prestaciones laborales a gran esca escala la,, y fueron precursores precursores de la gran torr to rree de Babil Babiloni onia, a, de más más de 90 metros de al tura, y de la torre de Babel bíblica. Hacia 3500 a.C. las calles, casas, templos, palacios y fortifica ciones ciones ocupaban ocupaban varias decenas decenas de kilómetro kilómetross cua drados en Uruk, Irak. Acaso fue allí donde se pro dujo la transición; y si no no,, fue en Lagash, Lagash, Erid Eridu, u, Ur o Nippur, que en el año 3200 a.C. florecían como reinos independientes. Impulsado por las mismas presiones internas quee envi qu enviaro aronn ala a la guerra ala a lass jefaturas, jefaturas, el el reino su so
merio tenía tenía a su favor una ventaja importante. Las jefaturas eran propensas a intentar exterminar a sus enemigos enemigos y a mata matarr y comerse comerse a sus prisioneros prisioneros de guerra. Sólo los Estados poseían la capacidad de gestión y el poderío militar necesarios para arrancar trabajos forzados y recursos de los pue blos sometidos. Al integrar a las poblaciones de rrotad rrotadas as en la clase clase campesi campesina, na, los Estados alimen taron una ola creciente de expansión territorial. Cuanto más populosos y productivos se hadan, tanto tanto más aumentaba aumentaba su capaci capacidad dad para derro derrotar tar y explotar a otros pueblos y territorios. En varios momentos después después del terc tercer er milenio a.C a.C.. domina domina ba Sumer Sumer uno uno u otr otroo de los reinos sumeri sumerios os.. Pero Pero no tard tardar aroon en formarse formarse otro otross Estados en el curso alto del Éufra Éufrate tes. s. Durante Durante d reinado de Sargón Sargón I, en 2350 antes de Cristo Cristo,, uno de de estos Estados Estados con quistó toda Mesopotamia, incluida Sumer, así com como territo territorio rioss que se extendían extendían desde el Éufrates hasta hasta d Medit Mediter errán ráneo. eo. Durante Durante los 4.300 años años si guientes guientes se sucedieron los imperio imperios: s: babiloni babilonio, o, asirio, hicso, egipcio, persa, griego, romano, árabe, otomano y británico. Nuestra Nuestra espede había creado creado y montado una bestia salvaje que devoraba conti nentes. ¿Seremos alguna vez capaces de domar esta creación creación del hombre de la la misma misma manera manera que domamos las ovejas y las cabras de la naturaleza?
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índice
¿Había vida antes de los jefes? ................. Cómo ser cabecilla ................................... Hacer frente a los abusones .................... De los cabecil cabecillas las a los grandes hombres . . . El nacimiento de los grandes abastecedores abastecedores . ¿Por qué ansiamos prestigio? ................. ¿Po ¿Por qué consumim consumimos os de forma conspicua? Yuppies, ¿por ¿por qu quéé? ...... ......... ...... ...... ...... ...... ...... ...... ...... ...... ..... Del gran hombre al jefe ........................... El poder, ¿se tomaba o se otorgaba? ....... El umbral del Estado .............................. Los primeros Estados .............................. .
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5 11 13 16 20 23 28 32 36 41 48 53
El conjunto de estos breves capítulos forman una unidad temática temática y cons constititu tuyen yen un una parte parte de la obra titulada Nuestra especie y que ha sido publicada como obra singular en Alianza Editorial.
Otras obras del autor en Alianza Editorial: Vacas, cerdos, guerras y brujas (LB 775) La cultura norteamericana contemporánea
(LB 1019) Caníbales y reyes (LB 1222) Antropología cultural (LB 1464) Bueno para comer (LB 1490) El materialismo cultural (AU 324) Introducción a la antropología general (AUT 37)
Al iia a n z a Cie n
Consejo joNacio ional parala Culturay la lasArtes
Considerado como mío de ios antropólogos más prestigios pre stigiosos os e influye influ yente ntes. s. MARV IN HARRIS es es el m áxim áxi m o exp onen te d e l «m aterial ater ialis ism m o cultural». o n la valiosa experiencia que le proporcionan los on CC trabajos realizados, a lo largo de treinta años, en pueblos y sociedades de los distintos continentes, ha publicado dieciséis libros que han sido traducidos a más de una* docena de lenguas. En ellos combina el rigor científico y una exposición ágil que hace su lectura amena y accesible.
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