Importancia de la Familia como base de la Sociedad y como Agente Socializador. Introducción. En la actualidad concedemos importancia a los grandes problemas económicos, económicos, sociales y políticos en nuestra patria y en nuestro continente. Pero no prestamos igual atención a esa enfermedad más profunda y más fatal: la destrucción de la familia, que es modelo y base de la sociedad. El hombre es un ser eminentemente eminentemente social, de ahí que siempre se ha reunido con sus semejantes con el objeto de formar grupos, comunidades y sociedades y con ello poder satisfacer sus necesidades. Las sociedades se transforman y se desarrollan, constituyendo constituyendo la vida social y creando diversas formas de organización socioeconómica. El concepto de función familiar, común en la sociología contemporánea, contemporánea, se comprende como la interrelación y transformación transformación real que se opera en la familia a través de sus relaciones o actividades sociales, así como por efecto de las mismas. Es necesario subrayar que las funciones se expresan en las actividades reales de la familia y en las relaciones concretas que se establecen entre sus miembros, miembros, asociadas también a diversos vínculos y relaciones extrafamiliares. Pero a la vez se vivencian en la subjetividad de sus integrantes, conformando las representaciones representaciones y regulaciones que ya mencionamos. Las funciones constituyen un sistema de complejos intercondicionamientos: intercondicionamientos: la familia no es viable sin cierta armonía entre ellas; una disfunción en una de ellas altera al sistema. La familia desempeña una función económica que históricamente históricamente le ha caracterizado como célula de la sociedad. Esta función abarca las actividades relacionadas con la reposición de la fuerza de trabajo de sus integrantes; el presupuesto presupuesto de gastos de la familia en base a sus ingresos; las tareas domésticas del abastecimiento, abastecimiento, el consumo, la satisfacción de necesidades materiales individuales, etc. Aquí resultan importantes los cuidados para asegurar la salud de sus miembros. Las relaciones familiares que se establecen en la realización de estas tareas y la distribución de los roles hogareños son de gran valor para caracterizar la vida subjetiva de la colectividad familiar. En esta función también se incluye el descanso, descanso, que está expresado en el presupuesto de tiempo libre de cada miembro y de la familia como unidad. La función biosocial de la familia comprende comprende la procreación y crianza de los hijos, así como las relaciones sexuales y afectivas de la pareja. Estas actividades e interrelaciones son significativas en la estabilidad familiar y en la formación
emocional de los hijos. Aquí también se incluyen las relaciones que dan lugar a la seguridad emocional de los miembros y su identificación con la familia. Como habrá podido observarse, la familia extensa constituía un orbe muy cerrado y prácticamente autosuficiente. Durante mucho tiempo la humanidad se acostumbró a que la familia satisfaciera las necesidades sexuales, garantizara la conservación de la prole, cuidara materialmente de¡ sustento de sus miembros, fuera un centro de seguridad y de protección frente al exterior, sanara sus heridas o sus enfermedades, le enseñara a comportarse en sociedad, fuera un refugio afectivo o le transmitiera un oficio. Todo este haz de funciones que de un modo u otro, en mayor o menor medida, aseguraba la familia extensa explica el papel fundamental que en la evolución de la humanidad ha jugado la institución familiar, con independencia de las valoraciones sobreañadidas fruto de las diversas religiones históricas. De ahí que cuando la familia extensa sufra la mutación sustancial que supuso la revolución industrial y la aparición de la llamada «familia nuclear», se hable de crisis de la familia y de las funciones tradicionalmente asignadas. Importancia de la Familia como base de la Sociedad y como Agente Socializador. La familia es el modelo de cualquier sociedad sana. Dios pensó en la humanidad como una gran familia: no sólo porque Él es Padre, sino también porque Él mismo es familia. En esta Familia divina el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo viven infinitamente felices, porque se aman con un amor infinito. También, la familia es la base de la sociedad, porque en ella el hombre aprende a amar, aprende a ser hijo y hermano. En la familia es donde se decide la futura actitud social de un hombre y también su actitud religiosa. En la familia se aprende a tratar a los otros, no como cosas, sino como a personas. Se aprende a dar amor, porque se recibe amor. La base fundamental de nuestra sociedad es la familia y en ella radican los derechos más nobles y las virtudes que hacen grande a una nación. Sánchez Román la define diciendo: Es una institución ética, natural, fundada en al relación conyugal de los sexos, cuyos individuos se hallan ligados por lazos de amor, respeto, autoridad y obediencia; institución necesaria para la conservación, propagación y desarrollo en todas las esferas de la vida, de la especie humana. Algunas escuelas sociológicas han supuesto que hubo una primera fase de horda o promiscuidad absoluta, y la familia propiamente dicha no existía. Hombres y mujeres serían como un rebaño.
La familia es el primer y más importante agente de socialización. Es allí donde se aprenden las primeras normas de convivencia, se eligen los temas de conversación, la forma de responder a los requerimientos. También se aprende a construir los vínculos entre sus miembros y se adquieren expectativas en el ejercicio de los roles. En cambio, las funciones referentes a la socialización se mantienen en la familia nuclear. Ello es debido a que la necesidad de trasmitir a la nueva generación los roles que deben desempeñar en la sociedad es prácticamente la misma que en la sociedad preindustrial, aunque debe reconocerse que la complejidad de los roles a transmitir es mayor en la actualidad. De ahí que la familia se sirva para completar la labor de la socialización de otra institución, la escuela. Es cierto que cuando el niño actual ingresa en el sistema educativo la primera socialización ya se ha efectuado, pero a partir de ese momento la socialización es obra conjunta de la familia y de la escuela. Puede darse la posibilidad de un choque conflictivo entre la escueta y la familia, sobre todo cuando la transmisión de valores en ambas difiere sustancialmente, pero en la mayoría de los casos la escuela tiende a impartir los conocimiento y roles que son necesarios para ingresar en la compleja sociedad industrial, mientras que la familia atiende al desarrollo de la personalidad y de la afectividad del sujeto. A medida que sus integrantes crecen, las relaciones entre ellos van cambiando, y los estilos y las pautas que resultaban útiles hasta ese momento dejan de serlo. Esto se observa cuando, al entrar en la adolescencia, comienzan algunos enfrentamientos con el mundo adulto que se focalizan en dos ejes: la necesidad de compartir los espacios comunes y la preservación de la individualidad. El adolescente logra su autonomía y crecimiento en un movimiento de intercambios y experiencias entre ambas opciones. No siempre la familia es un refugio de amor, ni la familia unida otorga garantías para permitir ese pasaje a la etapa adulta con salud, aunque los más profundos sentimientos humanos tienen su origen en la familia, “los mejores: amorcompasión y los peores: agresión-violencia-incesto-asesinato" El concepto de familia deberá adaptarse a la nueva realidad de su constitución; también la familia con un solo adulto a cargo. Es probable que en los próximos años muchos de los adolescentes argentinos pasen esta etapa en tipos de familias diferentes a las tradicionales. Para aplicar la metodología enunciada es necesario que las observaciones y preguntas cumplan la función de explicitar lo no manifiesto, o bien ratificar lo manifestado por el adolescente con el propósito de detectar los factores de riesgo.
La Familia como Agente Educador. La familia es el grupo humano primario más importante en la vida del hombre, la institución más estable de la historia de la humanidad. El hombre vive en familia, aquella en la que nace, y, posteriormente, la que el mismo crea. Es innegable que, cada hombre o mujer, al unirse como pareja, aportan a la familia recién creada su manera de pensar, sus valores y actitudes; trasmiten luego a sus hijos los modos de actuar con los objetos, formas de relación con las personas, normas de comportamiento social, que reflejan mucho de lo que ellos mismos en su temprana niñez y durante toda la vida, aprendieron e hicieron suyos en sus respectivas familias, para así crear un ciclo que vuelve a repetirse. Algunos científicos, varios de ellos antropólogos, afirman que las funciones que cumple la familia, persisten y persistirán a través de todos los tiempos, pues esta forma de organización es propia de la especie humana, le es inherente al hombre, por su doble condición de SER individual y SER social y, de forma natural requiere de éste, su grupo primario de origen. Desde el punto de vista educativo, la familia extensa realizaba diversas funciones. En primer lugar, este tipo de familia tenía, como cualquier otro grupo social más amplio, la necesidad de enseñar a los recién llegados, es decir, a los hijos, cómo comportarse dentro de. la sociedad en que aquélla vivía. Puede aventurarse, por tanto, que la familia extensa realizaba la primera etapa de la socialización por muy primitiva que ésta pudiera ser. Así mismo, no sería exagerado afirmar que la familia extensa ejercía una considerable influencia sobre la personalidad de los hijos en virtud de las múltiples relaciones familiares (con el patriarca, con la madre, entre hermanos y parientes, etc). Por último, pero no en último lugar, la familia extensa realizaba una auténtica función de enseñanza informa¡, la que se derivaba del aprendizaje de un oficio que, a veces, estaba en relación con la primitiva división del trabajo existente en el seno familiar. La familia es el ámbito en el que el niño se desarrolla y es por tanto el primero y el más importante de los agentes educativos. Los valores, los hábitos y costumbres de la familia son esenciales para el desarrollo del niño, aunque en nuestros días la familia comparte con otros agentes la educación en los primeros años, los aspectos básicos de la personalidad como el autoconcepto, la disciplina, las expectativas de éxito, etc. se adquieren básicamente en la familia. En el momento actual, la familia ha experimentando cambios en cuanto a la estructura, los valores y las funciones que desempeñan. En relación con la estructura, la familia es más reducida, hay un menor número de hijos y una mayor tasa de familias monoparentales.
En cuanto a los valores, existe un diferente reparto de las tareas y un sistema de relaciones distinto entre el padre y la madre y, a su vez, entre padres e hijos. En general, las relaciones son menos autoritarias y hay un mayor respeto a la individualidad de cada persona, utilizándose más el diálogo y menos la imposición. En cuanto a las funciones, cada vez es más importante el papel de la familia como soporte afectivo y de protección en comparación con las funciones de soporte económico que desempeñaba tradicionalmente. Este conjunto de cambios afecta a los modos de educación proporcionados en las familias, aunque sus efectos no siempre son positivos, sino que pueden tener también facetas negativas. Las pautas educativas que facilitan el desarrollo de la personalidad del niño son las que se basan en el respeto a la persona y en la autoridad de los padres basada en el diálogo y en el ejemplo. Las pautas negativas serían tanto las basadas en el autoritarismo y el castigo como las basadas en un exceso de permisividad. Interacción Familia, Escuela y Comunidad. En nuestra sociedad, la familia es la principal responsable de la educación de los hijos y, como tal, delega en la escuela parte de su función educativa. Sin embargo, en ocasiones en las sociedades actuales parece haberse invertido esta cuestión y tiende a considerarse la escuela como el principal agente de educación. En consonancia con este enfoque, las relaciones familiaescuela se han estudiado casi siempre desde la perspectiva escolar, pudiendo señalarse dos grandes líneas de estudio de dichas relaciones: Sociológicos Pedagógicos. Los estudios sociológicos analizan las variables familiares que guardan mayor relación con el rendimiento de los niños. Los resultados indican algunos factores como el nivel económico, el nivel cultural de estudios de la madre, como los relacionados con el rendimiento: Nivel cultural nivel económico El punto débil de estos estudios es que no se pueden modificar las variables que analiza. Por eso, los estudios pedagógicos intentan analizar los aspectos en el comportamiento de los padres que puedan ser modificados y que mejoren el rendimiento de los niños. Los resultados indican que es muy importante la implicación de los padres en la actividad de sus hijos en dos sentidos: El tiempo dedicado a las actividades escolares del hijo. La participación de los padres en las actividades del centro.
No obstante, esta variable también se encuentra influida por el nivel cultural de la familia y por los factores como el tamaño de la unidad familiar. La participación de los padres se ve reforzada o limitada por los tipos de escuelas. En líneas generales, existe un cierto rechazo por parte de la institución escolar a la implicación de los padres en las tareas de la escuela, se considera que los padres no tienen la preparación suficiente como para intervenir en asuntos propios de especialistas y, por tanto, se les ve como un obstáculo para la actividad de los profesores. Este es el llamado concepto de “mistificación” definido por Prochner Desde el punto de vista legal, la participación de los padres en la vida de las escuelas es, en principio, reconocido por la Constitución y desarrollado por la LOGSE y la LOCE. Sin embargo, la participación real de este sector es muy escasa, especialmente en la enseñanza secundaria. Por tanto, en las relaciones familiaescuela quedan en nuestro país dos retos muy importantes: en primer lugar crear una sensibilidad y una conciencia generalizada tanto entre los profesores, como entre los padres sobre la implantación de la colaboración. Y en segundo lugar, crear mecanismos de participación en las escuelas que favorezcan la implicación de las familias en los aspectos básicos de los funcionamientos de las escuelas y no sólo en los aspectos superficiales. La Familia, La Escuela y La Comunidad tienen funciones sociales diferentes, pero complementarias. Ante la complejidad del mundo de hoy han de unir sus esfuerzos para lograr superar las dificultades que se les presentan porque en última instancia su razón de ser está en función del protagonismo del niño en su tarea educadora. Es necesario, abrir las ventanas a la historia de una nueva concepción de la familia y la escuela en su tarea educativa. Ambas instituciones, requieren una reestructuración estructural y cognitiva, una modificación y adaptación a un nuevo estilo de educación y una actitud abierta a la formación de los alumnos orientada a una educación para la vida comunitaria. Uno de los grandes desafíos actuales consiste en afrontar los temas de educación y formación sin responsabilizar únicamente de ello al sistema educativo. Ante una sociedad en cambio como la actual es necesario reflexionar sobre el nuevo cometido de las dos instituciones educativas tradicionales: la familia y la escuela. La educación necesita "el diálogo" entre ambas instituciones para buscar puntos de convergencia a la vez que delimitar competencias y buscar cauces de comunicación e interrelación. A lo largo de las presentes páginas recorremos las demandas mutuas de ambas instituciones con el fin de lograr metas conjuntas. Se impone buscar formas de relación entre la familia y la escuela, que permitan una comunicación fluida, una información bidireccional y una colaboración de los padres en el contexto educativo.
Nunca debemos olvidar que cuando hablamos de educación no nos referimos ni a un determinado ámbito a desarrollar de la persona ni a un contexto exclusivo en el que se lleve a cabo. Al hablar de educación se hace irremediable mencionar los lugares donde se lleva a cabo, como son la sociedad, la familia y la escuela. Función de la Familia en el Proceso de Identidad y Socialización del Niño y La Niña en Edad Preescolar. Se reconoce a la familia como el grupo humano al cual se pertenece primariamente, lo cual queda determinado por el nacimiento o la adopción. El nombre, signo de este vínculo, representa la aceptación de que se pertenece a una realidad social que nos trasciende (la familia) pero, a la vez, proporciona una especificidad que no es intercambiable (la individualización). Somos quienes somos en relación a otros. A la familia se pueden incorporar otros miembros, pero no se puede dejar de pertenecer a ella. Cabe destacar que esta pertenencia proporciona a la persona la experiencia de sí mismo como un valor absoluto, y este aprendizaje - el reconocimiento progresivo de su irrepetibilidad como persona- va configurando la posibilidad de relacionarse con otros a partir de las propias virtudes y limitaciones. Además, la aceptación del principio de la realidad personal es algo natural. Cada individuo se reconoce como irrepetible y único a partir de su familia que lo acoge de este modo, como único. Desde esta experiencia, entonces, es posible que se desarrolle como persona humana singular en todas su potencialidades. Por otra parte, el desarrollo de la individualidad está basado en una dinámica de relaciones gratuitas, afectivas y no afectivas, que introduce a la persona en un horizonte de experiencias próximas y duraderas, en contraposición a las relaciones funcionales que se establecen en la moderna y cambiante sociedad actual. Por ello, la familia constituye la base de la afectividad, cuya importancia en fundamental para un desarrollo equilibrado de la persona humana. La del ejercicio de la parentalidad. La interacción armoniosa de los padres entre sí y hacia los hijos garantiza un buen desarrollo de éstos. Por último, el desarrollo de la identidad personal - en cuya formación la familia cumple un rol propio, que se inicia cuando el individuo comienza a ser conocido y distinguido por su nombre por primera vez - permite que sea posible la relación de la persona con los distintos ámbitos de la sociedad, del mismo modo como regula el ritmo con el que se incorporan o asumen las valoraciones que proporciona la sociedad. Del mismo modo como la familia nombra y le otorga su primer identidad a la persona, es el lugar donde se desarrollan los afectos, en el cual se le enseña a nombrar las cosas y aprende a conocer el mundo. Es el lugar de las significaciones primarias y es, también, considerada una comunidad primaria.
Desde esta característica se reconoce a la familia la capacidad de socializar valores y pautas de comportamiento en lo que se refiere a lo cognitivo, lo ético y lo estético. Desde la familia se aprende lo que las cosas son, su bondad o maldad, su belleza o fealdad. Con ello, la familia realiza la función de socializar, de introducir a la persona en la sociedad. Este aprendizaje se da en el marco de un encuentro intergeneracional y de género. La familia no es una unidad homogénea. En ella conviven miembros de distintas edades y sexos, que tienen identidades propias y juegan roles diferentes. Por ello, la familia es un espacio de encuentro y de diálogo -aún cuando éstos puedan ser conflictivos-, que define la matriz básica que inicia el proceso de transformación de los individuos en seres sociales. Por otra parte, en este aprendizaje la familia proporciona también criterios de selectividad y de valor, con lo cual se van configurando pautas de relación, de comportamiento y se estructura la conciencia ética. En el encuentro intergeneracional y de género se aprenden las pautas culturales, la manera de sentir, de pensar, de expresar los afectos, de creer, de valorar, de comportarse, de ejercer roles en los distintos ámbitos de la vida, de asumir responsabilidades y derechos, todo lo cual permite relacionarse con las distintas dimensiones y ámbitos de la sociedad, creando las condiciones para lo que se ha llamado “amistad cívica”. Puede suceder que en el transcurso de la vida de la persona algunas otras experiencias adquieran el carácter de criterios de selectividad y valor y se incorporen o transformen los criterios aprendidos originariamente en la familia; sin embargo, es en este lugar, con esta característica de heterogeneidad, donde se recoge primariamente la historia y la vida descubre su sentido. Es desde aquí que se descubre y experimenta la continuidad y proyección de la vida humana. Ahora bien, cabe destacar que el encuentro intergeneracional y de género, así como también la etapa del ciclo de vida en el que la familia se encuentre, implica además que el proceso de socialización es un proceso contextualizado, es decir, que la transmisión de pautas y normas de comportamiento no se da de modo pasivo, sino por el contrario, de modo activo, dinámico. El contexto implica el reconocimiento de un marco espacio-temporal, histórico, en el que la tradición se recoge reinterpretada. Lo que saben, valoran o sienten los padres o abuelos es recogido por los hijos de modos muy diversos, y viceversa. Esto hace que la familia sea un ámbito de socialización, a la vez que de continuidad y de cambio en la relación entre las personas y la sociedad. En el marco de esta función de socialización primaria recién descrita, se pueden distinguir algunas de las fuentes de conflicto o dificultad para la familia en su trato con la sociedad. Como se señaló, desde la familia se van configurando los códigos de
interpretación -en una relación muy dinámica- que permiten a la persona interactuar en los distintos ámbitos de la sociedad. A la vez, cada sociedad mantiene vigentes ciertas valoraciones o códigos en una perspectiva también muy dinámica. Tales dinamismos pueden generar tensiones, desajustes y conflictos de interpretaciones o valoraciones en uno y otro polo de la relación respecto a las demandas que se plantean recíprocamente. Por otra parte, en las sociedades modernas se han intensificado las relaciones privadas, como producto de un fenómeno de “subjetivación” de los vínculos sociales y de pérdida de las pautas comunitarias tradicionales. Hoy las personas son más autónomas, dependen más de sí mismas, a la vez que se hallan afectadas por múltiples demandas exógenas y enfrentadas a oportunidades y limitaciones que crecen a gran velocidad. En este contexto, las necesidades de socialización son más intensas, por la enorme y complejidad de símbolos y conocimientos de la cultura contemporánea, lo cual ha llevado a que los medios de comunicación masivos adquieran cada vez más preeminencia en la socialización de valores y pautas de comportamiento, frente a lo cual el ejercicio de la función cultural de la familia encuentra múltiples dificultades. La dinámica de los cambios en la sociedad, así como también en la familia -derivados de las etapas del ciclo o de otros condicionantes internos o externos-, revela que algunas de las funciones atribuidas tradicionalmente a la familia son sustituibles o adaptables. Ciertas funciones -o aspectos de ellasse desplazan hacia otros sistemas sólo en cuanto éstos pueden asumirlas. Es así como el sistema formal de educación no reemplaza la función de socialización primaria, que sigue siendo propia de la familia. El niño preescolar es un ser en desarrollo que presenta características, físicas, psicológicas y sociales propias, su personalidad se encuentra en proceso de construcción, posee una historia individual y social, producto de las relaciones que establece con su familia y miembros de la comunidad en que vive, por lo que un niño: • Es un ser único • Tiene formas propias de aprender y expresarse • Piensa y siente de forma particular • Gusta de conocer y descubrir el mundo que le rodea. El niño es unidad biopsicosocial, constituida por distintos aspectos que presentan diferentes grados de desarrollo, de acuerdo con sus características físicas, psicológicas, intelectuales u su interacción con el medio ambiente. La Dimensión Afectiva Esta dimensión está referida a las relaciones de afecto que se dan entre el niño, sus padres, hermanos y familiares con quienes establecen sus primeras formas de relacionar, más adelante se amplía su mundo al
ingresa al Jardín de Niños, al interactuar con otros niños, docentes y adultos de su comunidad. La afectividad en el niño se aplica emociones, sensaciones y sentimientos; su autoconcepto y autoestima están determinadas por la calidad de las relaciones que establece con las personas que constituyen su medio social. Los aspectos de desarrollo que están contenidos en esta dimensión son: 1. Identidad personal 2. Cooperación y participación 3. Expresión de afectos 4. Autonomía Identidad personal: Se constituye a partir del conocimiento que el niño tiene de sí mismo, de su aspecto físico, de sus capacidades y el descubrimiento de lo que puede hacer, crear y expresar; así como aquello que lo hace semejante y diferente de los demás a partir de sus relaciones con los otros. La Dimension Social Esta dimensión se refiere a la transmisión, adquisición y acrecentamiento de la cultura del grupo al que se pertenece, a través de las interrelaciones con los distintos integrantes del mismo, que permite al individuo convertirse en un miembro activo de su grupo. En las interrelaciones con las personas, se produce el aprendizaje de valores y prácticas aprobadas por la sociedad, así como la adquisición y consolidación de los hábitos encaminados a la preservación de la salud física y mental. Estos aprendizajes se obtienen por medio de vivencias, cuando se observa el comportamiento ajeno y cuando se participa e interactúa con los otros en los diversos encuentros sociales. Durante el proceso de socialización, gracias a la interacción con los otros, el niño aprende normas, ábitos, habilidades y actitudes para convivir y formar parte del grupo al que pertenece. Después de que el niño adquiere la identidad personal, al estar inmerso en la cultura de su localidad, región y país, va logrando construir la identidad cultural, gracias al conocimiento y apropiación de la riqueza de costumbres y tradiciones de cada estado de la República, de cada región y de cada comunidad, a la cual se pertenece, en donde existen diversas manifestaciones culturales como: lengua, baile, música, comida, vestimenta, juego y juguetes tradicionales. En el nivel preescolar se propicia en el niño el conocimiento y aprecio por los símbolos patrios y por momentos significativos de la historia, local, regional y nacional. Los aspectos del desarrollo que contiene esta dimensión son: Pertenecía al grupo: Se constituye a partir de la relación del individuo con los miembros de su grupo por medio de la interacción; las oportunidades de cooperar, la práctica de normas de convivencia y la aceptación dentro del grupo, le permite sentirse parte de él.
Costumbres y tradiciones familiares y de la comunidad: Se refiere a las prácticas que cada pueblo ha sido elaborado en su devenir histórico y que se expresan en múltiples formas dentro del hogar y comunidad: bailes, cantos, comida, fiestas populares, tradiciones religiosas. Valores nacionales: Se refiere al fortalecimiento y preservación de los valores éticos, filosóficos y educativos, que cohesionan e identifican a los mexicanos, a partir del conocimiento de la historia de nuestro país y de sus características económicas, políticas, sociales y culturales, así como la apreciación de los símbolos históricos nacionales.
Tipos de Familias. Dada la diversidad existente, no podemos afirmar que todas las familias son iguales, por lo tanto, dado ciertos criterios de clasificación como el tipo de hogar, la composición de la familia, las relaciones de parentesco, entre otros; las familias se pueden dividir en: Familia nuclear: está integrada por una pareja adulta, con o sin hijos o por uno de los miembros de la pareja y sus hijos. La familia nuclear se divide en tres tipos de familias: Familia nuclear simple: integrada por una pareja sin hijos. Familia nuclear biparental: integrada por el padre y la madre, con uno o más hijos. Familia nuclear monoparental: integrada por uno de los padres y uno o más hijos. Familia extensa: integrada por una pareja o uno de sus miembros, con o sin hijos, y por otros miembros, parientes o no parientes. Familia extensa biparental: integrada por el padre y la madre, con uno o más hijos, y por otros parientes. Familia extensa monoparental: integrada por uno de los miembros de la pareja, con uno o más hijos, y por otros parientes. Familia extensa amplia (o familia compuesta): integrada por una pareja o uno de los miembros de esta, con uno o más hijos, y por otros miembros parientes y no parientes. Familia Reconstituida (o también llamada ensambladas): es decir, uno de los padres vuelve a formar pareja, luego de una separación o divorcio, donde existía a lo menos un hijo de una relación anterior. Familias provenientes de un divorcio, en la cual uno de los cónyuges tiene hijos previos o ambos tienen hijos previos. La Familia reconstituida más antigua, la de toda la vida, es la que proviene la figura del padrastro o madrastra. La familia es la más compleja de todas las instituciones, aunque en nuestra sociedad muchas de sus actividades tradicionales hayan pasado parcialmente a otras, todavía quedan sociedades en las que la familia continua ejerciendo las
funciones educativas, religiosas protectoras, recreativas y productivas. No falta quien la acuse de incapacidad para la misión encomendada, de que no cumple con su deber, sea por negligencia deliberada o por torpeza moral, pero, evidentemente, esas recriminaciones son absurdas, porque la familia no es una persona ni una cosa, sino un comunidad. Ahora bien, algo de esto hay de cierto al reconocer que no siempre los adultos, en específico los padres, cuentan con todos los elementos que les permitan educar de manera correcta a sus hijos. No es lejana la realidad de la violencia intrafamiliar, abusos sexuales, abandonos de los hijos, problemas de comunicación y comprensión que llevan a los más débiles de la familia, los hijos, a ser vulnerables a un sin fin de riesgos como las drogas, la violencia, y otros delitos contra la sociedad. En ocasiones algunos padres transfieren a otras instituciones las tareas familiares, no porque la familia sea incapaz de cumplir con su deber, sino porque las actividades que realizan en la actualidad requieren del apoyo de otras instituciones que les proporcionen un medio eficaz de conseguir los mismos propósitos. Entra las más importantes se señala a la escuela. Conclusiones A la educación podemos entenderla como una realidad para cada hombre y para la comunidad. Con ella, en sus múltiples formas nos enfrentamos diariamente, por ella somos, en gran parte, lo que somos. Hay educación en el afán de la madre para enseñar a caminar, a hablar, a comer a su hijo pequeño o por darle una norma de vida, la hay en el amigo que quiere trasmitirnos un sentimiento o en el adversario que quiere convencernos de nuestro error, y la verdad de sus creencias, la hay en la acción anónima del sabio que lucha por iluminar algo mas el camino del hombre. La hay en la presencia sutil de la sociedad que, sin sentirlo nos impregna de sus usos de sus costumbres y sus normas convencionales, y hasta en la naturaleza misma que nos ayuda a configurar el carácter. Toda nuestra vida es el fruto de un permanente contacto de nuestra subjetividad con las influencias exteriores que rechazamos, aceptamos o transformarnos, pero que nunca están ausentes, sino muy presentes y en forma concreta y real. Dentro del proceso educativo general, entendiendo por tal al conjunto de influencias que se ejerce sobre el ser para configurarlo, no solo desde el punto de vista espiritual y social, sino también biológico, podemos diferenciar cinco etapas que pueden delimitarse perfectamente a pesar de sus relaciones
mutuas. Se inicia con la crianza, sigue con el adiestramiento, continúa con la instrucción y la educación, para culminar con la autoeducación. La crianza es una conducción que se mantiene en el plano biológico y cuyo fin primordial es asegurar la subsistencia orgánica del ser. Puede adoptar la forma de "alimentación", "de cuidados", "de protección" o "de abrigo" es en otro terreno la misma función que el agricultor cumple con la tierra: "un cultivo". En lo que al niño se refiere esta es una de las funciones principales de la familia. El adiestramiento es un paso mas adelante, busca la constitución de hábitos de mecanismos que permitan al individuo adaptarse y reaccionar adecuadamente frente a situaciones exteriores y que le son imprescindibles para la feliz realización de su vida natural y social.