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HISTORIA SOCIOPOLÍTICA DEL CONCEPCIÓN CONTEMPORÁNEO Memoria, Identidad y Territorio Taller de Ciencias Sociales ‘Luis Vitale’ Karen Alfaro Monsalve José Luis Cifuentes Alex Díaz Villouta Manuel Fernández Gaete Mario Valdés Vera Ricardo Vargas Morales Alexis Meza Sánchez
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HISTORIA SOCIOPOLÍTICA DEL CONCEPCIÓN CONTEMPORÁNEO
Memoria, Identidad y Territorio Taller de Ciencias Sociales ‘Luis Vitale’ Karen Alfaro Monsalve José Luis Cifuentes Alex Díaz Villouta Manuel Fernández Gaete Mario Valdés Vera Ricardo Vargas Morales Alexis Meza Sánchez
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Registro Propiedad Intelectual Nº 158.369 ISBN: 956-7827-53- 2 Producción General: Miguel Soto I. Diseño de Portada : Francisco Figueroa R. Corrector de Prueba: David Muñoz G.
© Taller de Ciencias Sociales «Luis Vitale» © Escaparate Ediciones Concepción E-mail:
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Octubre 2006
IMPRESO EN CHILE
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HISTORIA SOCIOPOLÍTICA DEL CONCEPCIÓN CONTEMPORÁNEO Memoria, Identidad y Territorio Taller de Ciencias Sociales ‘Luis Vitale’ Karen Alfaro Monsalve José Luis Cifuentes Alex Díaz Villouta Manuel Fernández Gaete Mario Valdés Vera Ricardo Vargas Morales Alexis Meza Sánchez
C O L E C C I Ó N H I S T O R I A VITAL E D I C I O N E S E S C A PA R AT E 5
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INTRODUCCIÓN Hacía una Historia Sociopolítica Regional Todos los modernos historiadores chilenos, desde Diego Barros Arana hasta Sergio Villalobos, de un modo u otro, fuimos formados en la draconiana historia documentalista. que, desde el siglo pasado, ha clonado —en letra y tinta— la obra y gestas de los centros de poder público. Vayan ustedes a cualquiera Escuela de Historia de cualquiera universidad chilena, y encontrarán, por doquier, la misma tradición predominante. La misma multisecular sospecha acerca de la historia oral. Acerca del logos popular. Sobre la soberanía cívica. Hasta hace poco tiempo, no tuvimos otra alternativa.1
La historiografía de sello crítico en Chile, vive un momento de inflexión. Las dos grandes rupturas de tipo político y epistemológico del siglo XX, la marxista y la nueva historia social, hoy requieren, producto de su propio desarrollo y de los nuevos requerimientos ciudadanos, ser revisitadas en sus matrices metodológicas, analíticas e interpretativas. Se ha vuelto reiterada la pregunta, (principalmente entre estudiantes de historia y el mundo social, por sobre un interés de la propia academia) acerca de qué vamos a hacer con tanta historia social acumulada en los últimos 20 años. Sin duda, hoy se vive un momento de notable expansión de la producción historiográfica centrada en los sujetos y movimientos populares, la configuración de identidad popular, la memoria social, las problemáticas de 1
SALAZAR, Gabriel: “Ciudadanía e historia oral: vida, muerte y resurrección”, en PROPOSICIONES N°29, marzo de 1999, Santiago, Chile, p. 3.
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género, y todo tipo de trabajos vinculados con lo que genéricamente se ha de llamar ‘historia social’. Ergo, lo planteado en el epígrafe por Gabriel Salazar, ‘hasta hace poco tiempo, no tuvimos otra alternativa’, hoy parece quedar superado con el ‘reconocimiento académico’ al logos popular, que ha logrado disputar ‘ciertos espacios’ a los centros académicos conservadores y mesohistóricos.2 A modo de ejemplo (pues se pueden citar múltiples expresiones del mismo problema o preocupación), la convocatoria a las 3as Jornadas de Historia Social, organizadas por estudiantes de Licenciatura en Historia de la Universidad de Chile, señalaba en algunos de sus párrafos: (…) si bien la nueva historia social ha logrado posicionarse como disciplina dentro de la academia, no ha podido salir de este estrecho círculo y se ha entrampado cada vez más en discusiones academicistas, olvidando sus cuestionamientos iniciales sobre las problemáticas sociales y la condición humana, por lo que las ideas de estancamiento y aislamiento serían las que mejor definirían la generalidad de este problema. 2
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Tomamos el término del historiador Luis Moulián, quien se preocupó de estudiar la historiografía chilena contemporánea. Ver MOULIÁN, Luis: “Balance historiográfico sobre los últimos 30 años de la historia de Chile”, en VITALE, Luis et. al (1999): Para recuperar la memoria histórica. Frei, Allende y Pinochet, CESOC, Santiago, Chile, pp. 43-110. Sin duda, pese a la notable producción de la nueva historia social chilena en los últimos 15 años, los principales centros académicos del país, aún son hegemonizados por estas otras corrientes. Esta influencia se traduce en la formación de profesores, en la adjudicación de proyectos de investigación y posteriores publicaciones, en su presencia en los debates a través de la prensa escrita de carácter masivo. Sostenemos que si bien la ‘nueva historia social, ha logrado reconocimiento, no ha logrado romper esa hegemonía, viéndose en muchos casos obligada a convivir con ella. Ver cómo están constituidos los Departamentos de Historia de las Universidades de Chile, Católica, de Santiago, de Concepción, por nombrar solo algunas.
Abordar estos problemas implicaría asumir el academicismo de la historia social como una primera parte necesaria que se debe superar, pero que no se va a remediar saltándose etapas, por lo que el primer paso es superar los problemas internos de diálogo y debate.3 Más allá de discutir o no el diagnóstico presentado, queremos relevar la preocupación fundamental del documento: poner en discusión el estancamiento, aislamiento, creciente academicismo y ausencia de debate en el seno de la nueva historia social chilena. Dicho diagnóstico pone en evidencia el momento de inflexión señalado más arriba. Se hace necesario, a nuestro juicio, debatir en torno a los constitutivos metodológicos, analíticos e interpretativos de la historia social (vale decir su fundamento epistemológico), así como también discutir la construcción de conocimiento histórico como un aporte al desarrollo de alternativas sociales y políticas para el Chile de hoy (vale decir su impacto político). Esto es politizar nuestro hacer académico. Lo que está a la base del problema, es que hay quienes han entendido el hacer historia social como una expresión del trabajo estrictamente ligado a los espacios académicos tradicionales y sus formalidades y aparatos de reproducción, desligando sus preguntas y objeto de estudio de la realidad social actual. Como señala Sergio Grez: Si escribo algo, quiero que eso no quede solamente en las estanterías de una biblioteca universitaria, que lo lea la mayor cantidad de gente posible (…) Que ojalá lo que uno hace, tanto a nivel personal como de un colectivo, sirva 3
Documento - Convocatoria 3as Jornadas de Historia Social. En reconocimiento a Gabriel Salazar Vergara. Actividad organizada por el grupo estudiantil ‘Conocimiento Colectivo’ de la Universidad de Chile, los días 27, 28 y 29 de septiembre del 2006. Ver http://jhsocial.blogspot.com/ El destacado es nuestro.
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para nutrir las reflexiones de aquellos que están haciendo historia día a día, de quienes toman decisiones grandes o pequeñas. Creo firmemente –como un deber irrenunciable- en el compromiso social de los historiadores. No me refiero al compromiso con una causa determinada o con un partido, sino en un sentido social amplio. Hay un compromiso con la disciplina, pero la otra cara de la medalla es el compromiso social: que la historia que nosotros escribimos sirva de algo, le sirva a alguien y no sea una simple colección de erudiciones.4 Dicho compromiso social y político es el que nos mueve a escribir este libro. Queremos que se lea en esa clave. Si bien se trata de un trabajo historiográfico, representa nuestro interés por aportar a la construcción de una memoria ciudadana capaz de interpelar y disputar el espacio y debate público. Mientras algunos sostienen que el debate historiográfico hoy día debe centrarse en las formas,5 otros, en aras de obtener laudos académicos (creando y/o cuidando sus propios nichos) entran en reñidas operaciones de desmontaje de las preguntas y problemas que se instalan desde la sociedad civil, privilegiando el rigor del método por el método, por sobre la voluntad de incursionar de modo decidido (desde la disciplina) en el debate social. Por ello, nuestra apuesta va por articular la memoria histórica y la construcción de ciudadanía, 4
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GREZ, Sergio: “Historia Social: importancia y vigencia”, en REVISTA NUESTRA HISTORIA, Estudiantes de Historia de la Universidad de Chile, N°1, Septiembre 2006, pp. 19-20. Recientemente se publicó un trabajo colectivo de historiadores jóvenes formados en la Universidad Católica, que señalan que su objetivo es narrar de un modo más cercano a la gente, en un lenguaje más cotidiano, los hechos históricos, cuestión que los distinguiría de otro tipo de producciones historiográficas. Ver (2006): OSSA, Juan Luis et. al( 2006): Historias del Siglo XIX chileno, Ediciones B, Santiago, Chile.
cuestión que pretendemos hacer con calidad, rigor, pero por sobre todo con sentido sociopolítico.6 Concepción y la región, han sido objeto de un conjunto de trabajos y estudios históricos. Esta producción no siempre ha sido evaluada desde ángulos problemáticos, o a partir de las perspectivas que dichos historiadores (o aspirantes a) instalan para aprehender lo regional. Un balance preliminar exige por tanto, no solo disponer de una herramienta analítica, sino que además debemos contar con criterios interpretativos que nos posibiliten la comprensión de su relato histórico, así como, las dimensiones de nuevas rutas de investigación que fortalezcan una historiografía regional de compromiso sociopolítico, hoy por hoy, inexistente. Desde esta perspectiva, este libro, que es expresión de otros debates dados desde hace rato en instancias convocadas por nuestro Taller de Ciencias Sociales ‘Luis Vitale’, busca una reflexión crítica sobre los modos de representación de lo regional, tanto en sus procesos, objetos de estudio, y en las implicancias que expresan sus discursos al interior de la región y en el debate público nacional. Este trabajo resulta necesario en un país de alto centralismo y de accionar homogeneizador. La historia de Chile ha transitado privilegiadamente por sus historias nacionales, las que cubren con sus modelos historiográficos gran parte del acontecer histórico chileno. Son ellas las que han dominado la escena historiográfica, silenciando numerosos producciones historiográficas que buscan comprender los espacios históricos regionales. 6
Aquí coincidimos con Salazar cuando señala: “Y nosotros los historiadores de la ‘nueva historia’, cada uno en su planeta propio, cada uno en su nicho microhistórico (…) socialistas, pero individuados en un proyecto profesional personalizado (…) enredados en debates semánticos o desmontaje epistemológico de los discursos de otros (…) refugiándose en la ambigüedad ‘política’ en las coyunturas conflictivas (…)” Ver SALAZAR, Gabriel: “Historia social ¿para qué?”, en REVISTA NUESTRA HISTORIA, op. cit., p. 46.
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La historia regional en Chile, a diferencia de otros países latinoamericanos, no ha alcanzado un mayor nivel de reflexión acerca de los nuevos campos de investigación regional, ni sus criterios epistemológicos, y lo que es peor, su historiografía no refleja una postura de compromiso por ciudadanizar, es decir por construir colectiva y participativamente el espacio regional. En síntesis, creemos que la historiografía regional ha adolecido de reflexión sobre la historia regional. Nos parece que pese a haber algunos trabajos serios y respetables, por su construcción rigurosa en fuentes e interpretación, no alcanzan la estatura suficiente, para el logro de ese propósito, pues no consideran la historicidad de la región con sus cambios, relaciones múltiples, ni como punto de frontera entre la sociedad, la economía, la política, el espacio geográfico y la construcción de identidad, en toda su gama de vínculos y actividades que han permitido configurar nuestro ser regional. La historiografía regional (vamos a entender aquí a lo escrito sobre la región en la región) tiene 3 características centrales que nos llevan a este análisis: 1. Es elitista y conservadora, pues se ha centrado en próceres, añora las gestas de prohombres, que en su rol de empresarios, políticos ilustres, militares, han destacado ojalá en el ámbito nacional.7 2. Es academicista, pues no ha proyectado una reflexión más amplia desde el punto de vista sociohistórico, hacia problemáticas emergentes, investigaciones de interés ciudada7
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Podemos citar como ejemplo el trabajo realizado desde la Sociedad de Historia de Concepción, donde su objeto de preocupación fundamental es la evolución de las élites locales, lamentando la pérdida de espacios de decisión e influencia a nivel nacional. Armando Cartes Montory, presidente de la Sociedad de Historia penquista, publicó el año 2004 el libro Franceses en el país del Bío Bío, que constituye un buen ejemplo de lo aquí señalado.
no, debate público permanente, etc. Se ha centrado exclusivamente en esfuerzos individuales, estériles la mayor parte de las veces, que no han decantado en políticas de investigación y producción de conocimientos sistemáticas ni permanentes.8 3. Es insuficiente, dado que la riqueza histórica presente en una zona de transición económica, frontera, activos movimientos sociales y políticos, etc, no ha sido retratada. Priman las historias institucionales9 (podríamos hablar de ‘historiadores a pedido o por encargo’), parciales, que enuncian temáticas, pero no las desarrollan en profundidad. La prensa regional, se hace eco de estas interpretaciones, generándose de este modo un ‘tipo de saber histórico regional’, acotado a algunos actores y problemas, asociado a los intramuros del poder político- institucional, militar y empresarial.10 En la misma línea, reflexionaba Alejandro Witker, Director del Taller de Cultura Regional de la UBB: 8
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El pobre trabajo desarrollado a este respecto por el Departamento de Ciencias Históricas y Sociales de la Universidad de Concepción, refleja este déficit. Salvo escaramuzas individuales, no hay una política de investigación ni producción sistemática ni nutrida. Además los escasos debates que pudiesen generarse, son a puertas cerradas, sin ningún impacto en la comunidad local. Un ejemplo notable de esto, es el caso de Carlos Muñoz Labraña. A saber: (1990): Club Concepción; (1992): Historia de la Facultad de Ingeniería; (1993): Historia de la Facultad de Medicina; (1994): Historia de la Facultad de Odontología; (1994) 50 años Sociedad de Pediatría de Concepción; (1994): 75 años Facultad de Farmacia; (2004): 60 años Asociación del Personal Docente y Administrativo Universidad de Concepción; (2004): 50 años construyendo futuro. Corporación Educacional Masónica de Concepción. Ver la saga de reportajes del Diario El Sur de Concepción: domingo 06-082006: ¡Yo tengo el poder! Mapa de los liderazgos económicos de la región; domingo 13-08-2006: Quién es quién en la región. Mapa del poder político; domingo 10-09-2006: Auge y caída de la pencópolis. Reescribiendo la historia de Concepción; domingo 17-09-2006: Concepción ¿potencia económica? Auge y caída de la pencópolis (parte 2); domingo 24-09-2006: Rozas, el prócer olvidado. Vida y obra del primer padre de la Independencia. Las crónicas del diario se basan principalmente en las opiniones de los historiadores Sergio Carrasco, Leonardo Mazzei, Alejandro Mihovilovich.
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Se confirma que los chilenos tenemos un sentimiento patrio muy enraizado, muy intenso, que se expresa en una serie de manifestaciones como son, desde luego, las fondas, ciertos alimentos, las ceremonias cívico militares, en fin. Todo eso a mí me parece estupendo, pero lo que no me parece tan estupendo es que una cantidad impresionante de chilenos ignora el motivo de las Fiestas Patrias. Tienen una confusión muy grande o respuestas que a uno lo dejan bastante descorazonado, porque quiere decir que una franja muy ancha del pueblo chileno ha perdido la memoria histórica (…) Desde luego que el principal responsable de la pérdida de esta conciencia nacional es el sistema escolar, donde la enseñanza de la historia se ha desvanecido en una nueva forma de enseñar que se llama Ciencias Sociales. Se pierde mucho la enseñanza de los hechos históricos tal cual ocurrieron, de los personajes y de las grandes lecciones que surgen de esos hechos.11 Por lo anteriormente expuesto, donde se propugna poco menos que una vuelta al positivismo más puro (lo cual demuestra el atraso del debate) creemos necesario iniciar a través de esta compilación de trabajos monográficos un camino nuevo de reconstrucción de nuestra historia regional. Estimamos que el conocimiento historiográfico acumulado hasta aquí, no da cuenta de la riqueza histórica ni recrea en lo más mínimo, la memoria que cubre el territorio. En consecuencia, postulamos una historiografía regional que da cuenta de lo local, que percibe las particularidades, que recupera la sociabilidad de la gente; en el fondo se trata de ver como habitamos y como construimos en un espacio determinado 11
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Ver entrevista a Alejandro Witker, historiador chillanejo en Diario El Sur, domingo 24 de septiembre del 2006.
relaciones de poder de todo tipo (sociales, económicas, culturales, ideológicas, políticas, etc), desde las cuales surge la fuerza, para edificar un proyecto democratizador, ciudadano y popular. Si aceptamos que cada obra historiográfica representa opciones, que trazan proyectos y horizontes históricos, podemos señalar que en ella se representan intereses y un modo particular de mirar la historia. Esto no es nuevo, ni es patrimonio de las miradas de tipo crítico, pues la historiografía conservadora ha creado (aunque jamás lo reconozca) modos de ser y hacer. No debemos temer, faltarle el respeto a esa/otra tradición. Los trabajos aquí presentados, van en la línea de lo que expusiéramos hace algunos años atrás, con motivo de los 30 años del golpe militar: Como generación que ha accionado políticamente en la post dictadura, y en nuestra calidad de profesores de historia, reclamamos el derecho a construir nuestra memoria, identidad y proyecto, desde la esperanza. No construimos desde una derrota, que si bien nos deja lecciones y ejemplos importantes, no nos pertenece. Por ende no aceptamos la jubilación que ciertos intelectuales ‘progresistas’ hacen de los viejos anclajes teóricos, (…) Perfilamos una opción teórica historiográfica, que vincula el rigor metodológico de la investigación académica, con un férreo compromiso político por la transformación social. Cuando nos aproximamos al estudio de la historia y de las ciencias sociales, fue con la intención de encontrar un conocimiento liberador, no sólo una herramienta laboral, sino una herramienta para la vida. Por ello nos interesa historiar con los pobres, con los que también sueñan, porque nos interesa desnaturalizar la pobreza y la desigualdad; situamos desde nuestro trabajo el accionar de los movimientos estudiantiles, la lucha por la defensa de los DDHH, las experiencias de la resistencia a la dictadura, 15
el desarrollo del movimiento de pobladores, las apuestas del bandidaje y peonaje del siglo pasado, las historias de jóvenes, niños y mujeres, rescatamos las bases identitarias de nuestra cultura popular. Todo ello porque validamos las historias no oficiales, como fuente para la construcción de nuevas referencialidades y proyectos alternativos, siempre (y sin vergüenza) a la izquierda del capitalismo y la democracia restringida.12 Cuando hablamos de proyecto, nos referimos al historiográfico-social que nos aglutina. A la confluencia de intereses por hacer de la historia una maestra para la vida. Es un trabajo, en el que si bien se presentan estudios individuales, quisimos exponerlos colectivamente, como comunidad académica que se hace cargo de los desafíos de su tiempo y espacio. Así como hay consensos, damos cuenta igualmente de los disensos, tan propios y necesarios para construir nuevos conocimientos. Definimos esto como un nuevo paso, en la batalla de la memoria.
Concepción, Octubre 2006
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TALLER DE CIENCIAS SOCIALES ‘LUIS VITALE’ DE CONCEPCIÓN (2003): A 30 años… una historia de memoria (s), Ponencia colectiva presentada a las Jornadas Interuniversitarias de Concepción, “A 30 años… Memoria, Sociedad, Política y Cultura”, organizadas por la carrera de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad San Sebastián, los Departamentos de Español, Ciencias Históricas y Sociales y Sociología de la Universidad de Concepción y el Taller de Ciencias Sociales “Luis Vitale Cometa”, los días 12 y 13 de septiembre del 2003. Versión Completa en www.historiaviva.cl
MEMORIA, IDENTIDAD Y PROYECTO. NUESTRA
HISTORIA EN TIEMPO PRESENTE José Luis Cifuentes Toledo*
Cuenta la mitología griega que Clío, la musa de la historia, nació producto de una noche de apasionado amor entre Mnemosina y Zeus. Junto con ella, se gestó la necesidad de contar la historia y el primer historiador griego, Heródoto, nos dice al comienzo de su Historia que ella es, la exposición del resultado de las investigaciones de Heródoto de Halicarnaso para evitar que, con el tiempo, los hechos humanos queden en el olvido y que las notables y singulares empresas realizadas, respectivamente, por griegos y bárbaros -y, en especial, el motivo de su mutuo enfrentamiento- queden sin realce.1 Llevaba, pues, Clío los hilos de la memoria y de la historia en un mismo tejido. Memoria no sólo para armar o reconstruir la historia, que ya no es únicamente contemporánea, sino también de lo que somos como sujetos a resultas de un pasado. En la Introducción General a la Historia de Heródoto, Carlos Schrader anota que, (…) no obstante, no radican en el mito las causas inmediatas que propiciaron la aparición de la historiografía * 1
Magíster (c) en Historia y Ciencias Sociales. Profesor Universidad ARCIS Arauco. Miembro del Taller de Ciencias Sociales “Luis Vitale” de Concepción. Correo electrónico:
[email protected] HERÓDOTO (2000): Historia, Editorial Gredos, Madrid, p. 15.
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en Grecia. Es el propio término historia el que nos informa sobre otro de los condicionantes que permitieron su configuración como género literario. Estamos ante la raíz que significa ‘saber’ por haber visto u oído algo…, con lo que el término griego significa, ‘información’, ‘averiguación’ y, en definitiva, ‘resultado de una investigación’ 2 . A partir de esta observación, uno puede concluir que si la Historia de Heródoto es un intento por hacer la historia universal del mundo griego, lo es también por hacer la historia universal de su propio tiempo histórico. Más adelante, el riguroso Tucídides, desprenderá al relato histórico de todo elemento mítico para contar la historia de la guerra del Peloponeso con (…) un conocimiento exacto de lo hechos del pasado y de los que en el futuro serán iguales o semejantes, de acuerdo con las leyes de la naturaleza humana, si éstos la consideran útil, será suficiente. En resumen, mi obra ha sido compuesta como una adquisición para siempre más que como una pieza de concurso para escuchar en un momento.3 Conocimiento exacto de los hechos del pasado, pero que involucraban un compromiso ético de parte del autor: el de aprender de la historia para las acciones del futuro. Había, pues, junto al conocimiento histórico, un afán pretendido de la historia como reflexión no sólo del pasado sino del presente. Un 2
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Ver Introducción General, Nº XI. Para la relación entre Historia y Memoria sugiero GARCÉS, Mario y Sebastián Leiva (2005): El Golpe en La Legua. Los caminos de la historia y la memoria. LOM Ediciones, Santiago de Chile. Especialmente el capítulo 1, 9-35; KOCKA, Jürgen (2002): Historia social y conciencia histórica, Ed. Marcial Pons, Madrid; JELIN, Elizabeth (2002): Los trabajos de la memoria, SIGLO XXI, Buenos Aires. TUCÍDIDES (2000): Historia de la Guerra del Peloponeso, Editorial Gredos, Madrid, Libro I, p. 60.
involucramiento ético-político, sin ningún temor a asimilarse con su tiempo presente y pasado, muy distante del postulado weberiano de la neutralidad ética, que obliga al hombre de ciencia, a no pronunciar juicio de valor alguno sobre su objeto de investigación. La historia por todos lados: en todo tiempo y espacio. En plena dictadura militar, durante mi formación académica en la Universidad de Concepción, se indicaba claramente que la ‘historia’ segura de análisis, era aquella que había acontecido por lo menos unos cuarenta o cincuenta años antes y que los ‘hechos recientes’ (o historia reciente, término no usado por mis ‘maestros’), en los cuales nos veíamos involucrados, debían esperar un lapso similar para poder ser estudiados. Una suerte de enfriamiento, de distanciamiento, pero más grave aún, de desapego o desafiliación de los sujetos que los vivían, para que así la calma del tiempo, permitiera verlos con el frío ojo de la ‘objetividad’ o (lo que era considerado un sinónimo) de la ‘rigurosidad académica’. La historia reciente en consecuencia, era materia de preocupación de algún reportaje periodístico o interés de sociólogos. Cabe resaltar que los historiadores tradicionales, han rehuido el análisis del presente, optando por refugiarse en procesos pretéritos, evitando así confrontar posiciones con otros actores de la sociedad y amparándose en una versión objetivista y cientificista de su quehacer académico. Estas posiciones acomodaticias, prevalecen en los centros académicos tradicionales. Lamentable fue corroborar, que dicha presunción continuó vigente en dicha casa de estudios, una vez concluida la dictadura4 . 4
En plena dictadura, Salazar criticaba el caracter acomodaticio de cierta historiografía chilena.Ver SALAZAR, Gabriel (1982): “Historiadores, Historia, Estado y Sociedad”, en NUEVA HISTORIA N° 7, Londres.
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Interesante es recoger lo que planteara tiempo atrás María Eugenia Horvitz: Lo que podemos constatar es que con y sin historiadores, los sujetos históricos se han tomado la palabra y la imagen para sobrepasar ‘las verdades’ abstractas, los consensos políticos y mostrar a cada cual, sobretodo a los más jóvenes, que la unanimidad nacional es dudosa, o a lo menos está resquebrajada.5 De otra manera, se podía disculpar a los maestros griegos, pues eso era historia vieja, sin riesgos para la hora presente, desconociendo que aquéllos conscientemente habían escrito sus obras en una relación estrecha entre memoria e historia. Y la memoria se desarrolla gracias a que distintas generaciones, que conviven en un mismo tiempo, se cuentan lo que han vivido y viven, transmitiendo no sólo los hechos sino el peso de la propia experiencia y su mirada particular sobre la historia. Sólo de esta forma se constituyen en sujetos históricos. Y ¿cuánto tiene que ver eso con la objetividad? ¿Es por esta carencia de asepsia o distanciamiento de los hechos, que es menos válido el decir? Entonces, unas preguntas ¿por qué temerle a la historia del presente? ¿Por qué reducir el presente a una especie de categoría espuria? ¿Por qué temer ofender a la diosa de la objetividad? Si partimos de la base de que la política es una dimensión del accionar de los hombres y mujeres en sociedad, lo anterior es imposible. Siempre el quehacer historiográfico esta matizado por la posición política de quienes historian la realidad. De lo contrario, el historiador está negando su propia condición de sujeto. Tal como lo señaláramos algún tiempo atrás: 5
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HORVITZ, María Eugenia: “La memoria social se toma la revancha”, en RICHARD, Nelly, Ed (2004) UTOPIA(S) 1973-2003. Revisar el pasado, criticar el presente, imaginar el futuro, Ediciones Universidad ARCIS, Santiago, Chile, p. 67.
Somos de los que creemos que la producción y el estudio histórico, es una dimensión del compromiso político y ciudadano de quienes lo realizan (…) La historia como análisis del pasado y proyecto social, es por lo tanto eminentemente política 6 Cabe destacar que los historiadores han tenido en otras épocas un rol destacado en el debate público. Por ejemplo en el siglo XIX, Diego Barros Arana, Benjamín Vicuña Mackenna, Miguel Luis Amunategui, entre otros, fueron activos militantes del movimiento liberal; a comienzos de siglo XX, Alberto Edwards y Francisco Antonio Encina, eran pensadores influyentes a nivel político. Del mismo modo, ayudaron a dar soporte ideológico a los partidos de izquierda, a mediados del siglo XX, historiadores como Hernán Ramírez Necochea, militante comunista quien llegó a ser Decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, Julio César Jobet, militante del PS, Fernando Ortiz Letelier, miembro del Comité Central del PC y Luis Vitale, dirigente de la CUT, militante del POR y uno de los fundadores del MIR. Ese rol activo y participativo en la escena pública, ha decaído, reduciéndose el cultivo de la historia (salvo contadas excepciones) al campo estrecho de la academia formal7 . 6
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Taller de Ciencias Sociales ‘Luis Vitale’ y otros (2005): Nuestra Historia está llena de memoria. Texto completo en www.historiaviva.cl El mundo de los historiadores profesionales, ha mostrado una suerte de desconfianza por este involucramiento a las investigaciones de la escuela marxista que inauguró Jobet en la década de los ’50 (no así frente a la historiografía liberal). Parece que el compromiso abiertamente de izquierda que esta generación mostró y su método de análisis marxista, la desacreditaron para una discusión ‘seria’ de los temas históricos. Con aciertos y desaciertos, ella abrió un perfil nuevo a la investigación histórica y no tuvieron temor a involucrar abiertamente sus convicciones ideológicas. Parece que la ‘rectitud’ académica prefiere el ‘desapego científico’ y por eso discrimina este tipo de trabajo intelectual. Ya lo hizo saber Sergio Villalobos en su Historia del Pueblo Chileno Tomo I, al pasar por alto –ignorando olímpicamente– a esta escuela en su balance de la historiografía chilena.
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Ya Barthes nos advirtió de las intenciones ideológicas de los discursos, incluso de aquellos que reclamaban su condición estrictamente académica. Porque no cabe duda, que nadie se asoma a la historia desprovisto de cierta intencionalidad, de convicciones o proyectos, de ideales, pero también de vacíos y frustraciones y por eso la historia puede transformarse en maestra de la vida, porque permite encontrar lo que buscamos o forzarnos incluso a imaginar -ante la falta de respuesta o de insatisfacción de la misma- otra posibilidad al momento presente. George Duby ha escrito que el historiador: (… ) debe controlar sus pasiones sin degollarlas y cumple tanto mejor su papel que se deja, por aquí y por allá, llevar un poco por ellas. Lejos de alejarlo de la verdad, éstas tienen la posibilidad de acercarlo más. En vez de la historia seca, fría, impasible, prefiero la historia apasionada. No estoy lejos de pensar que ella es más verdadera.8 Pero la rigurosidad, la construcción intelectual, obliga a un segundo paso, que es siguiendo a Habermas, la asunción de otra postura, la de observador analítico. Y esto resulta especialmente interesante y delicado si sumamos a la anterior la ético-política, porque entonces se junta por un lado la función profesional del historiador y por otra, su propia carga de valores e intenciones, en un reto que tiende a un discurso de autocomprensión, no individual sino colectivo. La pregunta más elemental -y tal vez ingenua- sería el por qué aquí y ahora. Como he venido afirmando, la innegable dimensión política de la historia hace de ella un terreno de 8
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DUBY, Georges, L’histoire continue (Paris, Éditions Odile Jacob, 1991), pág. 81. Citado por Sergio Grez en La ‘cuestión social’ en Chile. Ideas y debates precursores (1804-1902), DIBAM, 1995.
luchas por la hegemonía y el poder. Quienes controlen la visión del pasado de una sociedad estarán en mejores condiciones de imponer su hegemonía en el presente y el futuro. Esta “capacidad operativa” del conocimiento histórico puede expresarse ya sea de manera directamente inducida o instrumental (como en las “historias oficiales”), pero también de un modo más sutil, a través de la difusión de un “sentido común historiográfico” que no es otra cosa que una forma de hegemonía cultural e ideológica. Lo importante a retener en este caso es que las nociones comunes que una sociedad o grupo humano tiene sobre su pasado, suelen inspirar el sentido común de las personas, influyen sobre su ser social y nutren su identidad, condicionando sus comportamientos. Si aceptamos esta premisa entenderemos el rol clave de la historiografía ya que ella es el principal alimento de la memoria histórica lejana de un pueblo.9 Vista así las cosas, no hay pues, una verdad unívoca, totalizadora. Eso corresponde más bien a los proyectos, a las búsquedas personales a partir de las cuales uno avanza en una visión de la historia. La búsqueda de la objetividad es peligrosa, porque supone una verdad absoluta, una suerte de trayecto a seguir, donde los hombres y los pueblos podrían encontrar una especie de lema que les indicara de te fabula narratur. Un de te fabula narratur al que todos estarían obligados a seguir porque en la cima se encuentra la realización de la historia, una suerte de fin de la historia, una síntesis hegeliana. Pero la vida y en consecuencia, la historia, parecen marchar a un pulso e intensidad distinta a las construcciones 9
GREZ, Sergio: “Historiografía, Memoria y Política. Observaciones para un debate”, en CUADERNOS DE HISTORIA, N°24, Universidad de Chile, 2005, pp. 107-121
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intelectuales que son tan queridas al mundo académico. A veces, un concepto define un objeto o un sujeto a investigar y se ofrecen como otra posibilidad, volviéndose un fetiche interpretativo e histórico que poco o nada tiene que ver con el objeto o sujeto que pueda estar buscando esa otra posibilidad, por un camino muy distinto al construido intelectualmente. Al respecto, Robert Musil en El hombre sin atributos ha escrito que “si existe un sentido de la realidad, debe haber también un sentido de la posibilidad.” Y luego escribe que “una posible vivencia o una posible verdad no son iguales a la vivencia real y a la verdad real menos el valor de ser verdadero, sino que incluye algo muy divino, un fuego, un vuelo, una voluntad de construcción y una utopía consciente. Quien no tema a la realidad, sin embargo, la trata como tarea o invención. Es la realidad la que despierta las posibilidades y nadie sería más equivocado que negar esto.” Musil nos abre el camino a trayectos nuevos, a interrogantes que surgen de la propia experiencia. No hay trayecto único, ni fin de la historia. En cambio, si existe la obligación por constituir un trayecto. ¿Y esta reflexión a razón de qué? A razón de la historia social de Chile, y de la reflexión crítica que ha escaseado en la generación de ‘relevo’ de la nueva historia. Creemos fundamental reimpulsar el debate en torno al carácter del conocimiento histórico social y de la producción historiográfica chilena. En la Introducción a su Labradores, peones y proletarios, Gabriel Salazar escribió en 1985: (…) la ruptura histórica de 1973 quebró la espina dorsal de varias tendencias históricas que habían cobijado el desarrollo del primer movimiento popular chileno. Eso implicó la modificación del basamento fundamental sobre el que se construyeron los sistemas teóricos de la fase 1948-73. Hoy, las clases populares parecen reclamar no sólo la renovación del 24
impulso científico inaugurado por J.C. Jobet en 1948, sino también la apertura de los esquemas de análisis que, un tanto rígidamente, habían prevalecido durante esa fase.10 Y en los años que siguieron a este verdadero texto fundacional de la nueva historia social chilena, se hicieron avances de significación. Por un lado, se criticó la rigidez de análisis de los historiadores sociales marxistas y se avanzó en novedosos enfoques sobre la formación de los sectores populares en Chile11 . La propuesta historiográfica quedó en escena y, por supuesto, las inquietudes y rechazos que despertó. Para algunos –como Sergio Villalobos- se avanzaba a un extremismo histórico ideológico que venía a negar el papel de otros actores históricos y más específicamente el de las elites12 . Como sea, la nueva historia social chilena había entrado en escena para nada de un modo callado. Se insertó en el debate académico como un actor de primer orden después de la larga noche intelectual que impuso la dictadura militar. Atrajo sobre 10
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SALAZAR, Gabriel (1985): Labradores, peones y proletarios. Formación y crisis de la sociedad popular chilena del Siglo XIX, Ediciones Sur, Santiago. Chile, p. 14. Entre las obras más destacadas de la llamada Nueva Historia Social Chilena, tras “Labradores…” se tiene: GARCÉS, Mario (1991): Crisis social y motines populares en el 1900, Documentas, Santiago, Chile; GREZ Toso, Sergio (1998): De la “regeneración del pueblo” a la huelga general. Génesis y evolución histórica del movimiento popular en Chile (1810-1890), Santiago, DIBAM-Centro de Investigaciones Diego Barros Arana; ILLANES, María Angélica (2004): Chile des-centrado. Formación socio-cultural republicana y transición capitalista (18101910), Santiago, Ediciones LOM. PINTO Vallejos, Julio (1998): Trabajos y rebeldías en la pampa salitrera. El ciclo del salitre y la reconfiguración de las identidades populares (1850-1900), Santiago, Editorial, Universidad de Santiago. Al respecto, interesante resulta la polémica nacida a raíz de la publicación de la Historia Contemporánea de Chile de Julio Pinto y Gabriel Salazar, entre el profesor Villalobos y la historiadora María Angélica Illanes a través de las páginas de El Mercurio. Clarificador de la postura de Sergio Villalobos, resulta su artículo Otoño y primavera en la Historia, aparecido en el cuerpo Artes y Letras de El Mercurio, el domingo 22 de agosto de 1999
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sí la mirada de detractores reaccionarios; de asustadizos por la ‘competencia’ intelectual en el mundo académico formal -tan veleidoso a la hora de los balances-; pero asimismo la seguidilla incondicional de lectores hambrientos de una historia que los interpretara a la luz de la catástrofe política que supuso el golpe militar de 1973 y abrió para las nuevas generaciones de historiadores un campo amplio de investigación. Pero queda la sensación, que la generación de historiadores seguidora de la Nueva Historia Social, nos referimos específicamente a la formada de los ’90 hacía acá, quedó encandilada de la nueva propuesta historiográfica, y saltó del afán investigativo al pecado de la iteración. Han abundado investigaciones sobre diversos aspectos del mundo popular, acumulándose una vasta producción a este respecto. Pero, ¿qué ha sucedido con la avalancha de temas de investigación social que ha pretendido continuar ampliando el camino de la nueva historia social de Chile? Parece que ha tendido a predominar el afán del puro interés intelectual y se ha desdibujado el compromiso ético-político (o se da por descontado, asumiendo que es un ‘don’ implícito en el investigador), de tal manera que se ha reemplazado el atractivo del compromiso del historiador con su realidad histórica, por el atractivo de la fuente, como un fin en sí mismo. Esto conlleva que, peligrosamente se hayan dejado de hacer las preguntas que conciernen a cada generación sobre su estado histórico -no las preguntas habituales- sino aquellas que arman un sentido de la historia como proyecto y que son tan necesarias y urgentes para que las nuevas generaciones, no sean una mera réplica que termina culpando de su inconsistencia y falta de respuestas a la generación anterior, porque no ha revisado con la debida profundidad que incita a la incertidumbre de su presente. El camino sería hacer una suerte de investigación sobre cómo entienden su presente los que van a hacer la historia desde 26
hoy; si van a intervenir la historia sólo desde la documentación y el sillón académico o tienen un compromiso mucho más radical con el presente que les molesta y con el pasado que los llama para entender lo que son y hablar entonces de otra posibilidad de futuro, tal cual lo señala Musil. La interrogante que podemos plantearnos es ¿cómo hacer historia desde el presente y cómo pensar la propia historia del presente? Esto es válido si conseguimos entender que existe un reto generacional que no ha sido respondido por los propios afectados. Ya no se trata del puro conocimiento histórico, sino como se puede llegar a una síntesis histórica (de carácter sociopolítico) que demuestre un avance del conocimiento, pero también del compromiso que nos corresponde asumir en este Chile tan mal recuperado para la democracia. Resulta alarmante -pero no por ello menos pertinenteque las respuestas más interesantes e inteligentes (o propuestas si se quiere) sobre el Chile de los últimos 35 años, han venido de la generación que sufrió la derrota de 1973, mientras que los que adquirieron su formación intelectual durante el periodo dictatorial o en los años inmediatos al ‘restablecimiento de la democracia’ brillan por su ausencia. Da la impresión que estos últimos no han sido capaces de generar aquellas propuestas que mueven a la inquietud y a la reflexión. Es como si un cierto temor o incapacidad les impidiera siquiera avanzar en algunas consideraciones epistemológicas para la historia de su tiempo. Queda, aún más, una cierta amarga sensación que han replicado el trabajo de sus mayores, escarbando en las vetas de la investigación histórica que ellos abrieron. Eso puede ser válido, ¿pero dónde se presenta el sello de esta nueva generación? De no ocurrir ello, el mismo tema (o temas) de la historia social se agotará por falta de novedad y se caerá en una suerte de dogmatismo doctrinario. Una suerte de agotamiento derivado de indagar más sobre lo mismo y de sellar con los 27
mismos conceptos problemáticas que requieren planteamientos novedosos. Esto ya ha sido planteado como ‘un peligro’ para la evolución de la propia ‘historia social’: Una historia que surge como rebelión, se consolida como alternativa (aliada con las restantes ciencias sociales), conquista espacios importantes para ampliar su empresa y acaba desintegrándose en diferentes compartimentos o sucumbiendo a los peligros de una suma especialización.13 La respuesta debería ser una especie de manifiesto que rompa el cerco de la comodidad discursiva académica y se transforme en acción. Acción en un doble sentido: por una parte, respondernos como generación ante el acontecer de la historia y, por otra, ‘salir a la calle’, esto es, poner las interrogantes y respuestas al alcance de quienes identificamos como preocupación de nuestro hacer y que lejos de los archivos y los debates de especialistas constituyen una ciudadanía pasiva o desorientada. No se trata de un afán mesiánico o voluntarista, sino de una actitud realista, por cuanto las relaciones de poder que han organizado el sistema democrático chileno a partir de 1990, se han desarrollado en acuerdo con manifestaciones de control social que la dictadura militar ya había ejercido abiertamente, pero que los gobiernos de la Concertación han trabajado con sutileza bajo el principio de que el país requiere gobernabilidad -en un primer momento- para no poner en riesgo la naciente democracia y luego apelando al éxito de los medios de control social en la sustentabilidad y eficiencia del régimen, han legitimado aquellos medios a través de los cuales la ciudadanía pierde interés en la política. Esta se ha vuelto cada vez más, en un asunto de 13
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CASANOVA, Julián (2003): La historia social y los historiadores, CRITICA, Barcelona, 2ª Edición, p. 69.
profesionales de la real polítik, antes que una cuestión de ciudadanos. Hay quienes cuestionan este acercamiento entre historia y política. Miguel Valderrama ha desarrollado una crítica sistemática al corpus teórico que sostiene la Nueva Historia Social chilena, llegando a asociar su desarrollo al proceso de renovación socialista: De allí que tal vez el problema mayor que deba enfrentar la Nueva Historia en la escena actual de postdictadura no sea otro que el de la propia revisión de su identidad referencial, quizá en vistas a la posibilidad de defender un ’esencialismo estratégico’ de la identidad compatible con el universo del espacio democrático y con la demanda de comunidad social que hoy pretende imponerse.14 A decir de Valderrama, esta asociación es solo una renovación de los postulados de la historiografía marxista, con el objeto de refundar los supuestos epistemológicos de la historiografía popular, creándose un nuevo sujeto para tal efecto, más amplio e inclusivo que la clase obrera.15 Esta crítica a nuestro parecer, vincula de un modo forzado los procesos de renovación socialista en lo político y la gestación de nuevas propuestas historiográficas por parte de la Nueva Historia, ya que si bien comparten una crítica sustancial a los modos de pensar y hacer del marxismo de carácter estructuralista, la primera lo hace para justificar su acercamiento a posiciones liberales, y la segunda para re-visitar desde el interior de la experiencia social popular, el proceso histórico-político que explica ‘el drama interno de la nación’. Se 14
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VALDERRAMA, Miguel: “Renovación socialista y renovación historiográfica”, en PREDES, Universidad de Chile, Documento N°5, 2001, p. 37. Ibidem, p. 9.
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trata de dos sendas claramente opuestas, que Valderrama trata de conectar en un afán de polemizar más que de comprender. En la presentación del conjunto de trabajos que aparecen en el libro Arriba quemando el Sol16 del Colectivo Oficios Varios, Luis Osandón M., se hace cargo de una sucinta revisión de la historia social chilena, en la que reconoce los avances que la nueva historia social ha aportado al estudio de los orígenes y desarrollo del movimiento popular, a partir del duro impacto que les significó el golpe militar de septiembre del ’73, pero a su vez marca diferencias con la generación de historiadores posterior: (…) A pesar de la apertura temática y teórica, este tipo de nueva historia social conserva un interés común por descifrar las claves políticas del devenir histórico de nuestro país, por desentrañar las características de un eventual proyecto histórico que sustentaría la continuidad de la experiencia histórica de los sectores populares en la sociedad chilena, haciéndola inteligible. Esto, finalmente es lo que acuña su filiación, emparentándola y dándole continuidad con los enfoques de historia social marxista que le han precedido. (…) Los trabajos que se presentan en este libro de alguna manera son rupturas y continuidades con la historia social practicada en nuestro país. Desde hace ya unos años, los intereses historiográficos de las nuevas generaciones de historiadores/as han mostrado una potencia y perfil propios. Una rápida mirada por las tesis de licenciatura de algunos centros universitarios revela una gran amplitud temática, pero también, en las que se podría incluir como historia social, se refleja una constante revisión de tópicos, tanto desde el punto de vista teórico como metodológico. 16
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COLECTIVO OFICIOS VARIOS, Arriba quemando el Sol. Estudios de Historia Social Chilena: Experiencias populares de trabajo, revuelta y autonomía (1830-1940). LOM Ediciones, Santiago de Chile, 2004.
(…) Las nuevas generaciones de historiadores, especialmente las formadas en la década de los noventa, han comenzado a cuestionar subterráneamente el locus político presente en la historia social chilena. Es así como una parte importante de los historiadores más jóvenes abren nuevas miradas a lo social, redefiniendo incluso el sentido común del concepto. Ya no se trata de escribir solo de los seres humanos en clave de dominación en tanto trabajadores, campesinos, ni menos como movimiento popular. Es necesario indagar además en otras dimensiones de lo social, como la diversión, el alcoholismo, el encierro carcelario, la locura, las relaciones entre hombres y mujeres, la infancia, las expresiones culturales, etc. En síntesis, se trata de escribir sobre y muchas veces, desde los márgenes de la sociedad, desde los fragmentos menos evidentes de la estructura social y la subjetividad, cuestionando (a veces sin quererlo) la validez de las explicaciones en clave política de las relaciones de dominación. Bastante de esto se encuentra en este libro (…)17 En una cosa (no menor) discrepamos con Osandón. Esto es que las generaciones de historiadores precedentes, responden en sus investigaciones a profundos cuestionamiento de su tiempo presente, ayudando además a romper no sólo con una visión de la historia de las elites, sino también con la inquietud que genera el llegar a sentirse sujeto histórico y carecer de certezas sobre el presente al que se ha arribado con una fuerte carga histórica. ¿Por qué no recoger esa experiencia, ese ‘locus político’, ese ‘interés común por descifrar las claves políticas del devenir histórico de nuestro país’, para constituir nuestra propia potencia y perfil generacional?, ¿Por qué conformarse solo con ‘indagar además en otras dimensiones de lo social’ y renunciar implícitamente a la tarea de profundizar en la 17
COLECTIVO OFICIOS VARIOS, op.cit.,p. 10.
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matriz política de lo social, derribando de paso dicha falsa dicotomía? Estamos por una historia social de la política, por el desarrollo de una historiografía sociopolítica, que se haga cargo de las múltiples dimensiones de lo histórico, reeducándonos como sociedad a partir de nuestra memoria. En este sentido nos parece más cercana lo planteado por Grez quien cree que la política es una dimensión de la historia que debe estar incluida en cualquier estudio de historia social, aunque se deba reconocer los ritmos dispares entre historia (estrictamente) política e historia (estrictamente) social: En el contexto actual de la llamada ‘crisis de los grandes relatos’ y de la arremetida de las posiciones que tienden a borrar las fronteras de la disciplina de la historia, haciendo de ella una mera técnica literaria o un género puramente ensayístico, es importante afirmar que si la historia tiene -como creo- un sentido (o sentidos) que es posible desentrañar, lo político y la política son elementos vitales para que al historiografía no sea una simple perfomance intelectual y contribuya a hacer más inteligible el devenir de las sociedades humanas.18 Ahí hay una clave que no puede pasarse por alto a la hora de hacer balances. Ahí cobra expresión plena la gestación de Clío: memoria-historia, por una parte, y búsqueda inquietante por explicaciones, de la otra. Eso mismo que motivaba a Heródoto y a Tucídides, la indagación que concede ‘cierta paz’, que permite fijar un tránsito y darle sentido a la historia. La interrogante no sería, no al menos en un primer momento, ¿qué es lo que la generación anterior ha dejado de 18
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GREZ, Sergio: “Escribir la historia de los sectores populares ¿Con o sin la política incluida?”, en POLITICA, Volumen 44, 2005, p. 29.
investigar? –puesto que ella ofrece un diálogo a partir de sus propias inquietudes y respuestas, y que cada cual sabrá cómo acoger o rechazar; sino ¿cuál fue la causa (o causas) que le permitió dar una mirada original? Pero no original por la exclusividad de ganarse un lugar en el paraíso académico, sino original porque responde a una inquietud, a un desasosiego que sólo se calma con una respuesta acertada y distinta que permite transitar por nuevas áreas e incitar a otros a descubrirlas o refutarlas. Esa sea probablemente la carga de pasión de la que nos habla George Duby y que permite avizorar un sentido de la posibilidad. Puestas de este modo las cosas, no basta con una nueva mirada a la investigación social fijada en los términos del Colectivo Oficios Varios, sino sobre qué marcos y que convicciones ha de nacer esa nueva mirada. Es cierto, el tema da para muchos debates o propuestas. Pero desde el Taller de Ciencias Sociales “Luis Vitale” de Concepción,19 queremos plantear este marco de discusión y no aislar el presente del pasado. O mejor dicho, ‘no saltarnos’ el presente y su carga de politicidad. Nos interesa una acción política-social; situarnos como sujetos históricos; plantear nuevas preguntas de inquietud histórica conforme a la realidad política. Es volver la política a lo social, porque si algo se echa de menos en las nuevas investigaciones históricas sociales, es la ausencia de la politicidad en el debate de la historia social. 19
En ese marco hemos participado activamente en la organización de Coloquios, Seminarios, Escuelas, y a través de nuestro propio trabajo como profesores, en la difusión de la memoria y la historia del mundo popular, y en cómo éste enfrenta los conflictos con las estructuras políticas imperantes. Nos interesa construir, y promover la reflexión, desde el compromiso político - militante de los historiadores marxistas, y la rigurosidad analítica y metodológica de la nueva historia. Estamos por tanto, por una vinculación de la experiencia de las generaciones precedentes, posicionando nuestras propias preguntas.
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Recuperar la historia política para y en la historia social. Se nos puede acusar de tener más preguntas que respuestas a la hora de nuestro propio balance. Plantear estas preguntas hoy, no es tarea fácil. Las preguntas que como colectivo nos planteamos nacen, en gran medida, de esta especie de acusación que hemos puesto más arriba: ¿cuál es el decir propio de las nuevas generaciones? ¿Qué hacer? Como Taller de Ciencias Sociales “Luis Vitale”, nos interesa satisfacer ciertas demandas intelectuales, pero también arraigadas convicciones políticas. Nuestra formación se había desmarcado de todo lo contingente, y fuimos testigos vivenciales, de cómo se entendía la enseñanza de la historia sólo en su cualidad de ‘hecho pasado’. Al contrario, nos interesa la historia como materia viva y no simple acumulación erudita. Y esto lo hacemos, a través de nuestra condición de educadores, que decididos a incidir en el debate público, acudimos a la historia como una fuerza difusora de nuestra construcción como sociedad, con sus dilemas, debates y desafíos. Nos queremos hacer cargo, de aportar a un nuevo proceso de politización de la ciudadanía, instalando el conocimiento histórico como constitutivo de poder social. Esa es, pues, en parte, nuestra relación con el presente. A lo mejor lo que la nueva generación no se atreve a hacer más allá del atractivo muro de los libros, del crujir de los folios archivados, lo ha querido resolver en el estudio del pasado. Cercando un mundo, cercenándolo, dejándolo casi sin relaciones con los otros. Entonces pierde sentido el qué hacer, porque la cuestión es para qué, y sobre todo para quiénes. ¿Cuál es el uso socioeducativo de nuestra disciplina? La necesidad de ‘salir a la calle’ tiene que ver, en este marco, con un compromiso ético-político y de una realidad que 34
hemos problematizado; porque ahí se concentra la razón de nuestro proyecto. Se trata, en buenas cuentas, de pasar a la acción política social, de situarnos como sujetos históricos y no meramente como historiadores de oficio. Se trata de replantear y recuperar el trayecto histórico-popular, como paso previo a un replanteamiento historiográfico, antes que ejercitar una mera crítica de ‘cuestiones formales’ a quienes han abierto el diálogo en la nueva historia social. Plantear nuevas preguntas conforme a la realidad política en que vivimos. Las preguntas que están obligadas a hacer y responder las generaciones que pretenden vivir su tiempo y no transformar el oficio de historiador en un puro ensimismamiento y reordenamiento sistemático de las fuentes dispersas, sean éstas de cualquier signo. Somos testigos de cómo se ha constituido el poder político en el ‘retorno a la democracia’ y como ese poder involucra una forma de disciplinamiento social, de destrucción sistemática de los movimientos sociales que no pretenden estar regidos desde el oficialismo estatal. Todos los que no aceptamos el orden actual de las cosas, sabemos que la llamada política de los consensos, no es más que un mero barniz bajo el que se encubre una relación oligárquica en el ejercicio de la política; que la indiferencia de muchos ciudadanos a esta práctica, tiene que ver con su rechazo a ese modo de hacer política y no con la política misma. La gravedad del asunto consiste en que la gente llama a esta postura apolítica,20 tal vez como una reminiscencia de la dictadura que desacreditó 20
Un ejemplo lo encontramos en la larga protesta y paro estudiantil de mayo de 2006, cuando los dirigentes se encargaban de dejar en claro que su movimiento no era político sino apolítico, en referencia a que no estaban bajo la dirección de ningún partido político o que por lo menos no obedecían a sus mandatos, aunque no faltaron algunos sacristanes del establishment que declararon comprender la inquietud y descontento juvenil, curiosamente derivados como efecto de su inoperancia política para entender la realidad y como una muestra del éxito de que la política la han reservado a profesionales que no admiten otra voz que no cruce por su ombligo.
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toda forma que cuestionara organizadamente el poder y también como efecto directo de desconfiar de cualquier movimiento que en los años posteriores a ella, ha pretendido ganar espacios de discusión y decisión al margen de lo oficial. Las estructuras se han invisibilizado bajo el peso poderoso de un reinventado lenguaje político cuyo eje fundacional fue ‘cuidar la democracia’. Ello involucra negar el conflicto social y en consecuencia, imposibilitar cualquier discusión alternativa que rompa los cercos del orden. El lenguaje del orden -que en muchos casos es el de los datos duros, cuantitativos, macroeconómicos- está siempre armado para frenar cualquier otra posibilidad. En lo político, el retorno de la democracia venía adornado de las imágenes del festín, de las culpas colectivas y de un ahora ‘todo de nuevo y cada vez mejor’, ocultando bajo la alfombra aquello que podía entorpecer el restablecimiento de la república, no democrática, porque eso ya implica palabras y acciones de cirugía mayor. Había en todo aquello algo de suma peligrosidad que el tiempo parece estar confirmando: no se sueña el futuro, no como simple proyección, sino más grave aún, no se sueña el futuro como una alternativa real al presente del llamado ‘país real’. A este orden hay que interrogar con dureza, porque la legitimidad que ha construido en torno suyo ha vuelto el presente opresivo para muchos. Un presente que se impone casi como línea única de trayecto histórico. De te fabula narratur. ¿Cómo lo reflexionamos? ¿Con quiénes? Pareciera que hasta el momento no hay respuestas que provoquen una reflexión mayor. Vale una advertencia: no se trata de arremeter contra todo, sino de preguntarnos cuándo una línea investigativa ha perdido poder de decir algo, capacidad de encontrarse no sólo
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con respuestas sino con el panorama avasallante de la vida que interroga más que responde. Este es un problema de construcción de conocimiento. De poner en la mesa otra posibilidad de comprender y construir la realidad, pero no desde la mirada de un grupo de iluminados, porque aquí el riesgo es que se pasa de la búsqueda del conocimiento a la instauración simple de las convicciones, donde todo debe calzar para que la posibilidad del investigador o del pensador pueda ser. La deuda de la actual generación de historiadores sociales, es en primer lugar con ella misma, con su incapacidad para pensar desde el presente. ¿Quiénes son los sujetos de su interés? ¿Cuáles son las fronteras que están dispuestos a admitir de parte del poder oficial? ¿Con quiénes pretenden dialogar? ¿Valen los mismos conceptos de lo social para la hora presente? Habría que releer a Marx con humildad para poder comprender cómo se produce el conocimiento histórico desde la radicalidad y no leer la historia una segunda vez como parodia. También habría que saber escuchar, leer y pensar muchas veces aquellas palabras y oraciones que parecen simples, pero que tienen el sabor de la vivencia; palabras y oraciones que han nacido de la experiencia histórica -que no es otra cosa que meditar sobre qué nos ha ocurrido y nos ocurre, por qué ello ha sido y es así- y que involucran necesariamente un diálogo, y aunque no estemos ciertos si ese diálogo podrá asegurar mayor felicidad en el futuro, constituye una advertencia de y a la historia cuando la violencia y el poder se unen para destruir “la esencial condición humana de la pluralidad, el actuar y hablar juntos, que es la condición de todas las formas de organización política” como nos recuerda Hannah Arendt 21 . No es 21
ARENDT, Hannah (1993): La condición humana. Ediciones Paidós Ibérica, Madrid, p. 225.
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puramente cuestión de romanticismo como un frío académico podría pensar. Es lo que ha sucedido y podría volver a suceder. O no vaya a suceder aquello de lo cual don Quijote advertía a Sancho Panza cuando le decía que: Y no porque sea ello así, sino porque andan entre nosotros siempre una caterva de encantadores que todas nuestras cosas mudan y truecan, y las vuelven según su gusto, y según tienen la gana de favorecernos o destruirnos. Chiguayante, Invierno del 2006.
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EL DISCURSO
HISTORICO DE
AUGUSTO VIVALDI CICHERO.
REGIÓN
Y CIUDADANIA1 Ricardo Vargas Morales*
I LA PERSONA Y EL ACADÉMICO Presentar la obra historiográfica del profesor Augusto Vivaldi Cichero, constituye no tan sólo una tarea intelectual, sino que esencialmente una noble acción para quienes fuimos sus alumnos, hoy profesores en el área de la Historia y Ciencias Sociales, y que adeudamos algo más que un titulo profesional, más bien, toda una pertenencia profesional y humana. Augusto Vivaldi Cichero nace en Concepción el 27 de mayo de 1927. Realizó sus estudios en el Liceo de Hombres de Concepción y en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, titulándose de Profesor de Estado en Historia y Geografía, Educación Cívica y Economía en 1953. Ingresa como docente a la Universidad de Concepción ejerciendo en las Escuelas de Educación, Ciencias Políticas y Administrativas, y Servicio Social. En virtud de su notable labor, la Universidad de Concepción le confiere la calidad de Profesor Emérito en el año 1989. Al año siguiente (1990), la Ilustre Municipalidad de Concepción le otorga el Premio Municipal de Ciencias. 1
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El presente trabajo fue presentado en el 3er Seminario de Identidad Regional: Tierra con Historia (s), Memoria (s) e Identidad (es), organizado por el Taller de Ciencias Sociales ‘Luis Vitale’ y el Programa MECESUP Doctorado en Literatura Latinoamericana de la Universidad de Concepción, en octubre de 2003. Magíster en Historia. Profesor Universidad ARCIS Arauco.
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El profesor Vivaldi fallece el 17 de diciembre de 1994, en la ciudad de Concepción. El pensamiento historiográfico del historiador Augusto Vivaldi Cichero, tiene a su haber algunas implicancias que suelen ser esenciales para comprender su obra: su tarea de académico y hombre de la ciudad en toda su longitud. A modo de síntesis, señalo cuatro vectores que me parecen gravitantes en el desarrollo de su pensamiento regionalista. 1.- Su labor fundadora, concretada en la creación del Instituto de Historia y Geografía en la Escuela de Educación de la Universidad de Concepción (1958), destinado a la formación de profesores. A lo anterior, se suma la formación del Archivo Regional, y la configuración de una iconografía regional y nacional. 2.- Su hacer de historiador constituye otra de las dimensiones a considerar. Persiguiendo una imagen de Gabriel García Márquez en su obra, La increíble historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada (1977), podemos anunciar un viento de desgracia para aquellos académicos que, con un dejo estigmatizador, pensaron que su obra escrita era pequeña, situación desmentida en una reciente publicación, donde se compilan numerosos artículos, comentarios, y ensayos históricos, acerca de la historia regional y nacional.2 Dicha recopilación viene a desmentir tácitamente, aquella versión que señala que su producción historiográfica fue inexistente. Por el contrario, fue una pluma versátil, diversa y coloquial. Una escritura en claro gesto de compromiso, identidad y trabajo académico, que vivió el profesor Vivaldi hacia nuestra región. 3.- Un tercer vector lo constituye su vertiente humana. Su vida tal como la vivió, estuvo llena de inquietudes, de amistad sin tonos medios, y que, a pesar de la muerte asesina, no pudo vencer su sentido de libertad. 2
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VARGAS, Ricardo y otros (2004): Augusto Vivaldi Cichero. Escritos para una Historia Regional, Ediciones ESCAPARATE, Concepción.
Entre las diversas facetas que expresaba Vivaldi, se encuentra su condición de hombre libre pensador, -más allá de virtudes y defectos- cuestión que intenta plasmar permanentemente desde las intuiciones y el razonamiento de una decisiva concepción contra los prejuicios y la intolerancia estéril. Se interesaba por reconocer a hombres y mujeres en sus singularidades, delirios y pasiones, auscultando la intra-historia plena de subjetividades, abordada siempre desde el cuestionamiento y la desmitificación. Se enfrentaba así, a aquellos personajes de la historia que caminaban con pretensión de próceres, dignatarios o poderosos de la iniquidad. Esta referencia humana, es en definitiva una expresión de agradecimiento por sus exigencias, su nítida y no ambivalente posición frente a la vida, por la búsqueda de un pensamiento propio en las personas, por la manifestación de la crítica, y un habla, entendida como un estímulo para la razón y la formación humanista-científica del historiador. 4.- La figura del ciudadano nos revela una postura de compromiso que hoy interesa descifrar en sus signos de región y ciudadanía; perspectiva tan olvidada hoy, pero tan necesaria para aglutinar los clamores y desacatos anticentralizadores. Ciertamente, don Augusto Vivaldi fue un hombre público y ciudadano polémico. Ello se verifica en su historiografía, donde plantea su visión sobre nuestra región y el Gran Concepción en particular. No es exagerado señalar, que su voz, es de alguna forma el llamado a generar una verdadera sociedad civil interesada en los asuntos de la comunidad, contribuyendo con su visión histórica al desarrollo y bienestar de sus habitantes. Estos cuatro vectores irradian de alguna manera, la reflexión del presente trabajo pues establecen una comunión con el espíritu y la acción del historiador Vivaldi, y que consagra y otorga fuerza a su discurso histórico regional. 41
II EL VERDADERO ‘ACONTECIMIENTO’ REGIONAL En el ámbito de su propuesta historiográfica, su escritura representa un esfuerzo nítido por la identificación del problema histórico, en clave comprensiva de las verdaderas tensiones que vivían los hombres de la región. Se logra percibir en sus relatos, una profunda opción por las historias regionales y la construcción social de lo local. De este modo, sus escritos vienen a fortalecer las acciones históricas de identidad y pertenencia regional, buscando potenciar la memoria histórica, la energía de las experiencias humanas significativas y el fortalecimiento de la ciudadanía plenamente autónoma. Su obra aporta diversas visiones, personajes, territorios físicos y humanos regionales, haciendo de su discurso histórico, un acto interpretativo que se lanza al rescate del ‘acontecimiento’. En Vivaldi el concepto de hacer historia, la forma de narrar el ‘acontecimiento’, encuentra plena coincidencia con la reflexión que realiza la historiadora María Angélica Illanes: En el acaecer del acontecimiento pugnan entre sí, en un confuso juego de máscaras, las fuerzas de la conservación y del cambio, de la opresión y de la emancipación, definiéndose inciertamente los destinos más importantes de una sociedad, colectivizada en el campo de batalla de una lucha quizás fundacional. Inmersa en el acontecimiento el colectivo social despierta a su historia y su memoria, viéndose sometida ya a la inseguridad y la negación a lo desconocido, como a la esperanza y deseo de un nuevo posible. El acontecimiento es un mito. 3
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ILLANES, Maria Angélica (2002): La Batalla de la Memoria, Planeta/Ariel, Santiago, Chile, p. 18
El ‘acontecimiento’ en Vivaldi, logra su representación en dos cuestiones fundamentales: la identidad regional y la construcción del territorio. La identidad para el autor significaba, una batalla por generar autonomía, una tensión para superar el centralismo, en definitiva propiciar una ruptura con la simple legalidad que nos hace ser solamente un espacio geográfico. En sus palabras se afirma que, Surge, entonces, con fuerza, la conciencia de la necesidad de emprender la desconcentración y de conceder vigencia legal a la constitución del poder local y regional. Se hace necesario (...) profundizar, fortalecer y extender el poder regional y local en consonancia con el sentimiento expresado en “queremos vivir el país”, es decir, conceder primacía a lo nuestro, valorizar las raíces de pertenencia, gozar, sentir, reivindicar el espacio vivido, esto nos permitirá multiplicar las oportunidades y actuar con variabilidad en los impulsos, superando la burocratización y el centralismo esterilizante 4 En otro artículo resumía con elocuencia el sentido histórico de la identidad como ‘acontecimiento’, al señalar que, Este término nos permite afrontar procesos de desintegración, triunfar sobre propósitos de dominación e impedir el peligro de extinción (...) Esta decisión de identidad nos permite impulsar un proyecto propio, dejando de ser espacio abierto y receptivo para el proyecto de otros. Es por lo tanto, una decisión vital, reiteramos, que hace posible la existencia de un grupo o sociedad humana gracias a una 4
VIVALDI, Augusto (1994): “La Regionalización es un proceso de ficción” en REVISTA DE HISTORIA, Departamento de Ciencias Históricas y Sociales, Universidad de Concepción, Concepción, Año 4, Volumen 4, p. 162.
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clara conciencia de sí mismos, dentro de un proceso de autoafirmación que esta cierto de compartir valores, necesidades e intereses que son de nosotros y que por ello, en cierto modo, nos diferenciamos de los otros 5 De esta forma, su propósito era buscar con intensidad la articulación entre el espacio y la sociedad que lo habita. El territorio es concebido sobre esta relación, pero sobre la base de un potente sustento político de ciudadanía, en el cual el territorio se configura a partir de la acción y relación de sus actores. Vivaldi manifestaba que se debe, (...) acercar el gobierno o la administración a los ciudadanos comunes, permitiendo éstos optimizar su participación en su calidad de actores locales, dándose oportunidades a partir del mecanismo electoral para generar todos los mandatarios y autoridades, cuyo poder debe ser otorgado por la base regional, llegando de este modo a conformar una colectividad local y regional con clara potestad legislativa que haga posible atenuar la tutela jurídica, técnicoadministrativa del Estado (...)6 Esta perspectiva sobre nuestra historia regional, en sus limitaciones, desafíos y proyectos, encuentra en el autor una postura histórico-política que trasciende el mero anti-centralismo estéril. El historiador Vivaldi de algún modo, despliega una visión de historicidad, en consonancia con las aspiraciones sociales de la comunidad, de construcción de futuro, de cambio, pero 5
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VIVALDI, Augusto: “La regionalización es un proceso de ficción”, en REVISTA DE HISTORIA, Departamento de Ciencias Históricas y Sociales, Universidad de Concepción, año 4, Volumen 4, 1994. Citado por VARGAS, op. cit, p. 153. Ibidem, p. 163.
sustentado en la recuperación de aquella historia fundacional de Concepción. El territorio Vivaldi lo comprende como un espacio vivido. Dicha concepción, se conjuga con el concepto sostenido por Manuel Miño en su artículo ¿Existe la Historia Regional? (2002): (...) instrumento conceptual que está en función del proyecto de investigación y que puede ser definido de acuerdo con los cortes analíticos requeridos, pero siempre tratándose de áreas subordinadas a las actividades humanas, básicamente referidas a las relaciones políticas; sobre todo se construye un concepto, como el de territorialidad, esencialmente movible, histórico, que evoluciona con el tiempo y que ‘no es ni un simple agregado de comunidades, ni una construcción artificial a partir de la geografía’.7 En definitiva, tal planteamiento viene a subrayar el reconocimiento tácito de las relaciones sociales que se impulsan en el sentido de la apropiación de un sentir y un pensar, pero que mantiene abiertas sus relaciones con el exterior. Cuando estas relaciones se constituyen en acciones de identificación en conciencia, estamos frente a un proceso de regionalismo. III. LA CONSTRUCCIÓN HISTÓRICA DE LA REGIÓN Un breve examen de su discurso sobre la Región y Ciudadanía nos remite a uno de los debates perennes en el Chile actual, ¿Cuándo se habla de región de que estamos hablando? Como nos hace participe el autor Arturo Taracena en su artículo Región e Historia (2000) primariamente hay que 7
MIÑO, Manuel (2002): “¿Existe la Historia Regional?”, en REVISTA MEXICANA, Vol. LI, Nº 4, abril-junio, México D.F., pp. 892-893.
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reconocer su calidad de proceso histórico, y luego su carácter autónomo, es decir su posibilidad de soberanía. En su artículo Una perspectiva de los futuros 20 años para la región del Bio Bio (1980), el profesor Vivaldi planteaba ciertos sedimentos históricos para nuestra región. Esta poseía como rasgo principal el ser una capital de frontera, por lo menos en el período colonial y la primera mitad del Siglo XIX. En este caminar de la historia, la tradición que se había instaurado era que sus vecinos determinaban la generación de las autoridades. Concepción de algún modo no logra escapar a la experiencia de los regionalismos sucedidos en América Latina. Taracena afirma que, (...) el surgimiento de algunas regiones y sus regionalismo (...) fue su ubicación en un espacio limítrofe con fronteras intraestatales (...), en dicho espacio transfronterizo se tradujeron en políticas nacionalistas distintas e incidieron- e inciden- en la subordinación no negociada del proyecto regional (...) 8 La historia regional de Concepción, muestra vicisitudes en su expansión como fue el desarrollo del eje costero Tome (trigo) y Lota -Coronel (carbón). Pero es, en el último tramo del siglo XIX donde Concepción pierde su capacidad de dirección del proceso expansivo hacia el sur, siendo éste, dominado por el ferrocarril central y el desplazamiento hacia el norte del país de la industria molinera, como resultado de las nuevas demandas del Norte Grande. La ciudad queda reservada a las funciones financieras y administrativas.
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TARACENA, Arturo (2000): “Región e Historia”, en CUADERNOS DIGITALES, Escuela de Historia, Universidad de Costa Rica, San José, Costa Rica, p. 4.
En pleno siglo XX, Concepción sufre un estancamiento, perdiendo el eje costero de Tome, reduciendo su influencia y destacándose en materia política y cultural. Durante el período de la dictadura, Concepción y la región sufren el tránsito doloroso del cambio de política económica de ortodoxia neoliberal, provocando la decadencia del carbón y textiles. En su síntesis histórica, Augusto Vivaldi reclama la necesidad del rol del Estado para potenciar la región, sosteniendo que, El progreso, desarrollo y expansión de Concepción se debió al interés del Estado en crear aquí un polo de desarrollo, creemos por ello que, cualquiera sea la política económica en uso, el Estado no puede prescindir de su responsabilidad en el futuro de Concepción9 . En suma, la historia de nuestra región ha representado siempre un desafío recurrente por reinventar su posibilidades de desarrollo frente a las crisis de tipo económico auspiciados desde la capital santiaguina -como centro decisional-, de los modelos de crecimiento económico ensayados en el país. La región entonces constituye un espacio siempre frustrado para una economía con bases propias, tanto en capital, así como, en su comercialización. En consecuencia, hablar de región es retrotraer la discusión al siglo XIX que es donde se instalan las trilogías conceptuales como espacio - territorio - frontera, pero como señala Taracena, estas deben ser analizadas desde una óptica comparativa de las diversas experiencias regionales.
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VIVALDI, Augusto: “Una perspectiva de los futuros 20 años para la Región del Bío Bío”, en Diario El Sur, 15 de noviembre de 1980. Citado por VARGAS, op. cit, p. 125.
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IV. LA REGIÓN Y SUS ACTORES Nuestro autor señala al respecto, con bastante nitidez, que toda construcción de la región debe adoptar una dimensión realmente participativa. La responsabilidad no es exclusivamente de un sector social. Por el contrario, se opone a lo que ha sido la discusión regionalista de la elite, puesto que muchas de sus iniciativas han quedado circunscritas al poder empresarial regional. Según Vivaldi, esta clase empresarial no logra conjugar una propuesta sólida, pues precisamente existe (...) la carencia en nuestro medio de una clase empresarial, ya que sobran los dedos de una mano para indicar empresarios privados eficientes, agresivos y competentes. No existe capitalismo sin riesgo y sin audacia, y eso le falta a nuestros comerciantes para convertirse en empresarios10 . De esta forma, nuestro autor formula una dura crítica a los movimientos pro-empresariales de la región, en quienes ha radicado últimamente la discusión regional, los que incluso no han podido encarar creativamente las dinámicas del propio capitalismo local. Para Vivaldi, el problema de hacer ciudad y hacer región, es un asunto de formación de conciencia. Sobre este particular aspecto indicaba: (...) que comprometa tanto a las autoridades como a la comunidad toda, un diálogo amplio, fluido, una política de puertas abiertas a las iniciativas creadoras, que faciliten la integración de todos al proceso de participación, que implica la superación de los problemas de arrastre y que permita afrontar el futuro con eficiencia y optimismo11 . 10 11
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VIVALDI, Augusto: “ Una perspectiva ....” Citado por Vargas, op.cit. Ibidem. p. 126
En la visión de este historiador, se va haciendo patente su propuesta democratizadora para hacer región. Dicha cuestión no debe estar radicada en un exclusivo agente o sector, y particularmente en los poderosos de la región, quienes siempre terminan claudicando cuando se urde el frondoso tejido de los intereses mercantiles de ayer y de hoy. De manera tácita el profesor Vivaldi sentencia que, (...) la creación de nuestra región del Bio Bio es una empresa no sólo de autoridades y empresarios: es una empresa de todos12 . A partir de 1940 con el aporte estatal para el desarrollo industrializador, se configura en lo social una ciudad de asalariados, nuevos técnicos, profesionales y numerosos migrantes rurales que van creando una marginalidad periférica con estratos de extrema pobreza. El rasgo de asalariados es para el historiador Vivaldi una característica vital de los penquistas. Al respecto señala que, Es difícil encontrar una ciudad en Chile con tal porcentaje de gentes que vive de un sueldo, participando en las actividades económicas en la condición de trabajadores13 . El desarrollo impuesto desde el Estado según Vivaldi, cosmopolitizó a Concepción; y en consecuencia, el nuevo habitante penquista demuestra escasa sensibilidad frente a los problemas de la región y el futuro. Se aprecia un cierto grado de indiferencia por intervenir decisivamente en las soluciones a nuestros problemas. 12 13
VIVALDI, Augusto: “ Una perspectiva ...” Citado por Vargas, op.cit.,p. 128. VIVALDI, Augusto: “¿Cómo será el Concepción del mañana?”, en Diario El Sur, Cuerpo Actual, 20 de septiembre de 1987. Citado en VARGAS, op. cit, p. 136.
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(...) gentes provenientes de todas partes, trabajando en empresas públicas y privadas, dirigidas y centralizadas en Santiago14 . Junto al asalariado encontramos al Estado y la empresa privada cuyas acciones decisionales se encuentran en Santiago. De esta forma, el profesor Vivaldi llega a la siguiente conclusión: Estamos viviendo la paradoja de un proceso formal grandilocuente de regionalización, paralelo a un proceso de creciente centralización15 . La ciudadanía regional adopta en el pensamiento historiográfico de Vivaldi la figura emprendedora, postulando que la gente se organiza para realizar formidables empresas colectivas. Sostiene que esta capacidad para emprender proyectos queda fuertemente reflejada, en el esfuerzo colectivo que permitió la creación de la Universidad de Concepción. En consecuencia, como postula en su articulo, Un desafío para los penquistas ¿Cómo será el Concepción de mañana? (1987), la ciudadanía requiere la participación de todos con la mayor autonomía para reeditar las empresas colectivas. Para Vivaldi, la centralidad está en las personas y no solamente en los diseños institucionales. V. HACIA UNA REGIÓN DEMOCRATIZADA En el fondo, el asunto regional no es una mera cuestión de construcción espacial y material. Lo regional es por excelencia un proceso orientado a posibilitar una auténtica democracia re14
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VIVALDI, Augusto: “¿Cómo será el Concepción...?”, Citado en VARGAS, op.cit., p. 136. VIVALDI, “La regionalización…”. Citado en VARGAS, op.cit., p. 165.
gional en el territorio. El desafío es superar el formalismo democrático electoral. Estamos pensando en una democratización efectiva de la región, y para ello es esencial contar en consecuencia con un proyecto político. El cuestionamiento radical que expresa Vivaldi a la realidad democrática, está centrada en la articulación entre la dirigencia y la sociedad regional, la que más allá de su modelo “desde arriba”; por lo menos debería ser sometida a la legitimidad social y política, que es principalmente el ejercicio de las decisiones soberanas. Para Vivaldi, muchas acciones de la dirigencia solamente se petrifican en la enunciación y comprometen limitaciones en la acción. Su critica resulta frontal cuando llega a señalar que, Estamos ciertos que la crisis regional no se soluciona solamente con instrumentos legales, es hora de que la categoría de autoridad se demuestre y para ello, éstas deben tomar el futuro con las manos y llamar a que lo decidan los que están directamente interesados en él, aprovechando la inmensa energía participatoria de la gente.16 Pensaba Vivaldi que una región con este déficit democrático, con una conducción ambigua, sin planificación, incapaz de dar soluciones reales a tantos problemas, tiene como resultado el que las regiones no ejerzan una capacidad efectiva de gobierno, y lo que es peor, debido a la nula capacidad de discusión, se va cimentando de esta forma una región - provincia - ciudad condenada.17
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VIVALDI, Augusto: “Los Herodes del Bío Bío”, en Diario El Sur, 23 de noviembre de 1992. Citado en VARGAS, op. cit, p. 146. Ibidem, p. 132.
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Lo más importante son las personas que están dispuestas a tomar decisiones autónomas, y que puedan transitar hacia la percepción de la realidad local para que, (...) expliquen en el reclamo a la participación a la sociedad regional sus motivaciones y proyectos con seriedad e inteligencia, en resumen que entiendan que el palabrerío grandilocuente, frívolo e insustancial, es una manera que la gente entiende como propia de ser escuchada o leída por indiferentes o débiles mentales18 . En síntesis, cuando se intenta democratizar la región resulta de enorme significatividad, -siguiendo el pensamiento de Vivaldi, la comprensión vinculante entre historia y política-, la urgencia de disponer de un capital social y cultural de insospechada repercusiones transformadoras, promotor de la auto responsabilidad política divergente, pues bien reconocemos que los problemas regionales han sido el fruto fundamental de un, (…) deficiente dinamismo interno, una falta de fuerza por el autocrecimiento, una subordinación exagerada y en cierta medida, cómoda a las jerarquías, que no permite a los rangos regionales desarrollar su responsabilidad y asumir su competencia (…)19 En otras palabras, democratizar la región es un asunto nuestro. En relación a este planteamiento, la visión del profesor Vivaldi coincide con un estudio reciente titulado Alegato Histórico Regionalista de Esteban Valenzuela (1999). Este autor define a la región como una realidad de verdadera democratización territorial, porque ello consiste en, 18 19
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Ibidem, p. 146. Ibidem, p. 147.
(...) permitir que las comunidades locales creen sus propias instituciones, políticas e incluso límites, sin por ello afectar un Estado unitario; sin menoscabar la función del Estado nacional en asegurar políticas redistributivas, la defensa externa y la protección de los derechos individuales20 . Como discurso histórico de tipo liberal, en Vivaldi su preocupación principal alude a la mayor democratización de la sociedad local. Su mirada concuerda con el pensamiento de un notable penquista como fue don Manuel Sanhueza Cruz. El Grupo Constitucionalista de los 24, publicó una obra homenaje a Pepo Sanhueza titulada Democracia Integral en función de los Derechos Humanos (2001). En dicha obra, el abogado Sanhueza postulaba en su artículo Necesidad de la Regionalización, Administrativa y Política, que la potestad pública es cuando, (...) el pueblo participa, lo más cerca y oportunamente posible, en la generación y adopción de las decisiones sobre los problemas que directamente le atañen. Este proceder lo hará sentir la responsabilidad compartida y consecuentemente empeñarse e impulsar el desenvolvimiento de las potencialidades humanas en los distintos derroteros, como cuestión de realización de sus virtualidades; acometer el descubrimiento y aplicación racional de los innúmeros recursos de todo tipo, exigidos por los diferentes hitos de progreso colectivo; pero por sobre todo, otorgara una ejemplar legitimidad democrática a las resoluciones (...)21
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VALENZUELA, Esteban (1999): Alegato histórico regionalista, Ediciones SUR, Santiago, Chile, p. 20. SANHUEZA, Manuel (2001): “Necesidad de la regionalización, administrativa y política”, p. 42.
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VI LA REGIÓN COMO PODER LOCAL El análisis que realiza Vivaldi, sitúa un nudo capital a dilucidar, como es la articulación y relación con el Estado en tanto este último, en su existencia real, potencia o subordina la existencia de la región. En este sentido, La patria del corazón como se ha llamado a la región-, se visualiza como una fuerza de poder regional. Sin lugar a dudas, sabemos que la historia nacional esta repleta de cuadros de centralismo estatal22 , pero la explicación histórica profunda se encuentra en lo que Vivaldi llama el eje latifundista-mercantil de Santiago -Valparaíso que financió al gobierno en el siglo republicano del XIX. El poder local de Concepción, radicado en la oligarquía, ve frenado su intento de oposición a Santiago, y posteriormente sufre la desintegración territorial, y atomización de su poder. En consecuencia, un real poder de territorialidad se -otro parámetro del ser regional-, despotencia e impide afianzar el espacio vivido. Sobre esta materia de crear un poder regional, Vivaldi se manifiesta desencantado por la trayectoria histórica vivida. La situación de estructurar un poder territorial para hacer viable la realización de sus potencialidades, está seriamente cercenada por la carencia de una élite regional, y una sociedad civil influyente. Una experiencia histórica que confirma este designio, ha sido la creación de la región por disposición legal, como fue el proceso de Regionalización de 1974 en tiempos de la dictadura. 22
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Se pueden anotar 2 estudios críticos a ese respecto: ILLANES, María Angélica: “Proyecto comunal y guerra civil. 1810-1891”, en Chile Descentrado. Formación sociocultural republicana (1810-1910), LOM, Santiago, Chile, pp. 365-461; SALAZAR, Gabriel (2005): Construcción de Estado en Chile. Democracia de los pueblos’, militarismo ciudadano, golpismo oligárquico (1800-1837), Editorial Sudamericana, Colección Todo es Historia, Santiago, Chile.
Un auténtico poder político regional, postula Vivaldi, tiene que considerar la participación de los actores locales mediante el ejercicio electoral de forma tal que, La ciudad, la provincia y la región requieren de la participación plena y autónoma de todos sus habitantes, hay que reeditar las empresas colectivas que enfrenten los retos que la inoperancia nos depara (...)23 El relato histórico vivaldiano de alguna forma percibe que un poder regional requiere fortalecer las experiencias de la comunidad con sus peculiaridades específicas, pero especialmente sabiendo decir: La urgencia de nosotros. La relación binaria regionalización/centralización y sus efectivas posibilidades de desarrollo en palabras de Vivaldi, está imposibilitada por dos actores decisivos, como son la metrópolis santiaguina y su aparato estatal decisional autoritario y una oligarquía regional autocomplaciente. El cuadro es descrito por el autor de la siguiente manera, La centralización política, o mejor dicho, el colonialismo interno de una ciudad y su oligarquía dominante y dirigente sobre todo el territorio, continua casi igual gracias a cierto maquillaje legislativo que, en la práctica se traduce ya en un aumento extraordinario de la burocracia que tampoco tiene poder de decisión24 .
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VIVALDI, “¿Cómo será el Concepción…”. Citado en VARGAS, op. cit, p. 137. VIVALDI, Augusto: “Historia regional e identidad regional”, en REVISTA DE HISTORIA, Año 3, Volumen 3, 1993, Departamento de Ciencias Históricas y Sociales, Universidad de Concepción, Concepción. Citado por VARGAS, op. cit, p. 152.
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El historiador Vivaldi propone la construcción del accionar siempre latente de la sociedad civil. De alguna manera, promueve un poder “desde abajo”. Por ello sostiene que la, (...) regionalización y descentralización debe ser abordada por los habitantes de la región, éstos deben hacer su política y abandonar o superar su condición de marginales de la política, dejar de ser objetos políticos o parte de la política de los que si la tienen. La solución de este problema define el modo mismo de ser nación25 . En definitiva, el discurso histórico de Vivaldi, se centra en desenmascarar esta relación binaria. Pero al mismo tiempo, en sugerir que toda labor para evitar la desintegración y la extinción estará en nuestra conciencia de identidad. Esta decisión de identidad nos llevará a construir un proyecto político propio al interior de un proceso de autoafirmación, considerando tanto una línea de diversidad, pero también, en la unidad de intereses. Su discurso valoriza desde una ética ciudadana la participación de la comunidad. Frente a los arrolladores procesos modernizadores, opone el fortalecimiento comunitario, para limitar el “desde arriba”. Sin embargo, no pretende un comunitarismo vacío, muy por el contrario, se desea una verdadera comunión hacia el cambio, en preparación a las transformaciones del mundo regional, pues -siguiendo una sentencia de los pueblos andinos- el mundo se va a voltear (revolución), y para ello es imprescindible trabajar un proyecto político regional, sentido por la comunidad. La presencialidad de la comunidad, como necesidad para resolver nuestras carencias, converge con el planteamiento de José Bengoa en su libro La Comunidad Perdida (1996), 25
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Ibidem, p. 153.
cuando reitera que estamos en presencia de una refundación de la comunidad, como espacio de la cultura y ciudadanía. (...) algo que une a las personas fuera del mercado; un conjunto de significados que están implícitos en el sentido que se les otorga a las palabras, a los gestos, a los silencios aprendidos y a la capacidad de producir -y reproducir- nuevos gestos, nuevos significados comprendidos por todos26 La tarea ciertamente es enorme, dado que este proceso de construcción histórico-político, pretende diseñar una regióncomunidad, que en expresión de José Bengoa es, Imaginar la comunidad es, por tanto, un ejercicio ético y presente. No reside en las cosas ni está en el futuro. Es hoy y tiene relación con las personas vivientes, con sus relaciones, con sus comunicaciones, con el vivir en común. Es arreglar la casa de hoy para poder vivir también mañana27 . Finalmente, su insistencia democratizadora, de profundización de la participación es una señal para los tiempos actuales. A pesar de vivir inmersos en los marcos del modelo neoliberal, estamos experimentando una compleja y aún no valorizada fuerza social autónoma que reivindica su aspiraciones, y que desea resolver mediante una participación activa sus necesidades vitales. Tal como señala Gabriel Salazar: Como nunca antes, la masa popular está, objetivamente, descentralizada. No está siendo convocada, 26
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BENGOA, Jose (1996): La comunidad perdida. Ediciones SUR, Santiago, Chile, p. 13 Ibidem, p. 76.
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como entre 1924-1973, hacia el centro del poder, sino hacia el poder de ellos mismos (...) de todos modos hay un proceso diverso, soterrado y crecientemente conflictual. El fantasma de la participación recorre, de abajo hacia arriba, todo el edificio del mundo neoliberal. Incluso en Chile.28 En suma, la democratización territorial, cultural y política, constituyen los ejes de instalación que Vivaldi manifiesta con fuerza al enunciar que ante todo, Cualquier política tiene que contar con la participación y las ideas de la comunidad. La gente opina, los técnicos resuelven. La características de los últimos años ha sido que los técnicos lo hacen todo y muchas veces técnicos foráneos (...) hay que buscar que la ciudadanía se exprese en lo que son los intereses de la comunidad política del territorio que habita.29 Por los demás, la experiencia de países desarrollados establece que las sociedades más descentralizadas, han demostrado un mayor respeto por los derechos ciudadanos, mejor resolución de los problemas vitales, una mayor legitimidad y control de la ciudadanía, mayor socialización de las clases populares y transformaciones socioeconómicas de tendencia igualitaria.
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SALAZAR, Gabriel y Jorge Benítez, compiladores (1996): Autonomía, espacio y gestión. El municipio cercenado. Ediciones ARCIS - LOM, Santiago, Chile, p. 60 VIVALDI Augusto: “Llegamos al fin de la etapa fundamentalista”. Entrevista en Diario El Sur, Cuerpo Actual, 31 de diciembre de 1989. Citado en VARGAS, op. cit., pp. 310-311
VII UN PAR DE PRONÓSTICOS 1.- Las implicancias ideológicas El trabajo histórico de Vivaldi, comparte una visión optimista de la región, pues muchas de sus preocupaciones de ciudadano e historiador, fueron un intento siempre provisorio por vivir la historia regional a partir del cambio de las estructuras políticas, del poder y de aquellas incompatibles con un auténtico proceso regionalizador. Vivaldi intenta -por ejemplo-, hacer región para un cambio particular, pero sin reemplazar al Estado Unitario. La implicación ideológica del discurso histórico de Augusto Vivaldi, puede inscribirse como liberal, pues intenta administrar el cambio, la direccionalidad, y la temporalidad del presente para un futuro deseable. Como señala White en su obra Metahistoria (1998), la postura liberal aspira a favorecer, (...) el ritmo llamado “social”, del debate parlamentario, o el de los procesos educativos y contiendas electorales entre partidos comprometidos a la observancia de las leyes de gobierno establecidos (...) se inclinan a verlo a través de la analogía de ajustes, de afinaciones de un mecanismo.30 Bajo esta perspectiva liberal, los actores suelen ser para la historiografía de Vivaldi sujetos que, educando la conciencia y la identidad por lo local, logren representar el cambio gradual de la postergación regional. La narración de tipo liberal, confía plenamente en las personas individuales o colectivas para impulsar empresas de transformación. Estas gentes son en definitiva la 30
WHITE, Hayden (1998): Metahistoria, FCE, Buenos Aires, Argentina, 1ra reimpresión, p. 35
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sociedad civil, la que dotada de atribuciones políticas, como sujeto político real, logren la transformación sobre el estancamiento de la región. Los sujetos son plurales, pero en particular, sitúa su opción por aquella parte de los habitantes marginalizados de la ciudad, quienes deben ser incorporados a través de las diversas iniciativas locales para una mejor calidad de vida. 2.- La Provincia - Ciudad En el pensamiento ‘vivaldiano’, otras de sus recurrentes indagaciones históricas, fue la definición siempre prospectiva de la ciudad. La ciudad tenía el sentido de una territorialidad. Bien reconocía en la región, sus contornos y lugares geográficos como espacios fragmentados, pero también percibía su tensión por los criterios de competencia económica por el suelo, los que han terminado por generar un asentamiento urbano proletarizado, con una importante población que se desplaza obligadamente en el espacio regional en busca del trabajo o el estudio. El historiador Vivaldi, vincula y define a la provincia ciudad como una aglomeración urbana no coordinada, más bien, diríamos atomizada.31 Su preocupación principal es la tendencia a soluciones aisladas al interior de la provincia ciudad. En sus palabras se refleja su punto de vista al señalar que, Se trata de mejorar, cualitativamente, la integración de este conglomerado urbano, no en función de un centro, y el ordenamiento subordinado de una constelación satelital, sino creando condiciones de eficiencia, dirigida a una mayor preocupación por la calidad de vida de la gente en cada una de las áreas para permitir a la 31
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VIVALDI, Augusto: “Nuestra provincia es una ciudad”, en Diario El Sur, 02 de octubre de 1991. Citado en VARGAS, op. cit, p. 250.
provincia-ciudad superar su actual confusión y desorden, corregir sus violentos desequilibrio (...)32 El sentido de una ciudad amable para todos, sin marginalidad, propietaria de su experiencia, encuentra en nuestro autor su significado en las referencias a las distancias, a las superficies, al espacio vivido de los cuerpos. El acto de construir ciudad, desde el punto de vista de nuestro historiador, nos permite aproximarnos a lo que Paul Ricoeur expresa en su obra La Memoria, La Historia, El Olvido (2004), sobre esta operación historiográfica Relato y construcción realizan la misma clase de inscripción: el primero, en la duración; la segunda, en la dureza del material. Cada nuevo edificio se inscribe en el espacio urbano como un relato en un medio de intertextualidad. La narratividad impregna más directamente aún el acto arquitectónico en cuanto que éste se determina con relación a una tradición establecida y se atreve a alternar innovación y repetición. Como mejor se percibe el trabajo del tiempo en el espacio es en el plano urbanístico. Una ciudad confronta, en el mismo espacio, épocas diferentes, ofreciendo a la mirada la historia sedimentada de los gustos y de las formas culturales. La ciudad se entrega, a la vez, para ser vista y ser leída. El tiempo narrado y el espacio habitado se asocian en ella más estrechamente que en el edificio aislado. La ciudad suscita también pasiones más complejas que la casa, ya que ofrece un espacio para desplazarse, acercarse y alejarse.33 32 33
Ibidem, p. 251. RICOEUR, Paul (2004): La Memoria, la Historia, el Olvido. FCE, Buenos Aires, p. 194.
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3.- La Historia Regional La discusión histórica e historiográfica formulada por el historiador penquista comentado, nos aventura hacia una nueva propuesta historiográfica tanto regional como nacional. El afianzamiento de lo local tal como ha sido su trayecto histórico, admite que lo nacional obtenga una comprensión más diversa, dialéctica, menos hegemónica, pero simultáneamente, asociada y vinculada al país. En Vivaldi podemos visualizar un punto de encuentro con el trabajo notable de Mª Angélica Illanes titulado Chile Descentrado (2003), en que la autora sostiene que Queremos comprender este proceso histórico de construcción y ordenamiento republicano desde la perspectiva de un descentramiento (...) como la encarnación del “sistema” en lo concreto-civil o viceversa, como la manifestación, desde lo civil, del propio sistema forma institucional (...) como la interacción de poder central en y con un espacio regional y local donde se vivía, se sufría y se luchaba, cotidiana y vitalmente (...)34 De esta forma, así como en el Chile Des-centrado, se busca generar la reflexión histórica desde los márgenes y el descentramiento, la región de Concepción adopta en la historiografía vivaldiana una ruptura con los debates silenciosos, de bajo perfil conceptual, de la invisibilidad de las producciones, para esencialmente viajar y fundar otros márgenes de historicidad.
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ILLANES, Maria Angélica (2003): Chile Descentrado. Formación sociocultural republicana (1810-1910), LOM, Santiago de Chile, p. 7.
4.- Los Pronósticos sobre Concepción Pensaba ya en 1980 que Concepción tenía que mejorar su red de comunicaciones. Muchos de los proyectos que enunció Vivaldi hoy están siendo realidad. A modo de ejemplo, el camino a Nacimiento por Santa Juana, la ruta Concepción - Cauquenes y San Javier. Creía firmemente en la eficacia del ferrocarril Talcahuano - Concepción - Hualqui. La expansión urbana Lomas de San Andrés, Lomas de Penco. La utilización de los terrenos del Bio Bio y la construcción de costaneras. Creación de plantas celulosas en Lebu, Coelemu y quizás Florida. En su análisis, proponía la necesidad de la planificación inteligente, crear metrópolis regionales, en suma caminar decisivamente hacia el Gran Concepción. Al final de este artículo, me cabe la convicción profunda que el balance historiográfico de este hombre, historiador penquista y formador de varias generaciones de profesores de Historia y Geografía que hoy se desempeñan en la región, nos conduce inexorablemente a un derrotero: continuidad y cambio en la construcción de identidad y ciudadanía de nuestra región. Lo anterior, constituye un imperativo político, ético y cultural de profunda significación, pues ello compromete asumir una de las tareas estratégicas del historiador, cual es la de ser el Recordador, y don Augusto Vivaldi Cichero, fue un gran Recordador de la vida humana de nuestra región.
Puchacay, julio 2006
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FIESTA
PENCO. UN DIÁLOGO ENTRE LO POPULAR Y LO RELIGIOSO RITUAL DE
Alex Giovanni Díaz Villouta*
Es importante detenerse a pensar, cuáles son las razones por las que el hombre puede llegar a relacionarse con el otro, sin la necesidad de entablar una relación estrecha. Esta posibilidad, de conocerse e identificarse en el otro, se da en lo que hemos de llamar experiencia comunitaria, expresada a través de una fiesta ritual. Aquí, como parte de ese proceso, estudiaremos la ‘Procesión de la Virgen del Carmen’ que se realiza en Penco en el mes de noviembre de cada año. Este trabajo pretende analizar el proceso de construcción identitaria en una comunidad que se apropia en pleno del rito. Este empoderamiento, no está ligado exclusivamente al ‘hecho religioso católico’, sino que nos permite apreciar cómo la festividad se convierte en un espacio de agrupamiento, reconocimiento y constitutivo de poder social al interior del espacio comunitario, incluyendo ahí a personas de otros credos religiosos e incluso no creyentes. He aquí lo que de una manera se convierte en la sustentación de la identidad cultural de la misma comunidad, donde la religión no es más que una referencia, que va ser superada por la fuerza comunitaria. *
Magíster (c) en Historia y Ciencias Sociales. Profesor Universidad ARCIS Arauco. Miembro del Taller de Ciencias Sociales “Luis Vitale”. Correo electrónico:
[email protected].
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El ‘poder’ se origina y funda en la historicidad social. Es un subproducto de ésta. Y no se debe confundir ‘poder’ con ‘dominación’, ni poder con la ‘fuerza’. La ‘dominación’ es un poder social que se ejerce a través de un sistema de normas e instituciones de diverso tipo (…) Dominación y rebeldía son las dos caras o vertientes contrapuestas de una misma fuente de poder. Ambas tienen historicidad. Ambas tienen poder.1 Esta investigación la desarrollamos involucrándonos en el proceso comunitario, a través de la participación en la fiestaritual. Nuestro interés fue vivenciar una experiencia concreta de activación de la cultura tradicional de carácter popular. La cultura popular la entenderemos como la instancia de creación social, que lleva a toda una comunidad a crear los mecanismos de autodefensa y adecuación ante cualquier cambio externo, sea esto en lo político, cultural, económico, etc. La cultura tradicional y popular es el conjunto de creaciones que emanan de una comunidad cultural fundadas en la tradición, expresadas por un grupo o por individuos y que reconocidamente responden a las expectativas de la comunidad en cuanto expresión de su identidad cultural y social; las normas y los valores se transmiten oralmente, por imitación o de otras maneras. Sus formas comprenden, entre otras, la lengua, la literatura, la música, la danza, los juegos, la mitología, los ritos, las costumbres, la artesanía, la arquitectura y otras artes.2 1
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SALAZAR, Gabriel: “Proyecto histórico social y discurso político nacional. Chile, siglo XIX”, en LOYOLA Manuel y Sergio Grez (2002): Los proyectos nacionales en el pensamiento político y social chileno del siglo XIX, UCSH, Santiago, Chile, p. 159. Texto recapitular sobre el valor de la cultura tradicional y la cultura popular en La Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, reunida en París del 17 de octubre al 16 a de noviembre de 1989, con motivo de su 25 reunión. Ver www.unesco.org.
I. EDUCACIÓN, CULTURA, IDENTIDAD, FOLKLORE Y OTROS CONDIMENTOS. La Reforma Educacional Chilena establece algunos supuestos, al momento de definir sus objetivos transversales. Se recurre a conceptos tales como cultura, identidad, folklore y otros para recalcar y sustentar el valor de lo propio, de lo construido local y socialmente. No obstante ello, en su enunciación, carece de profundidad y sentido. Con ello, no se estaría abordando la complejidad del abordaje de lo local y de lo tradicional. La educación del hombre requiere con mayor urgencia y decisión, revisar sus esquemas y estructuras técnicas sobre la base y sentido que proyecta la tradición de la vida de los pueblos, en su más amplia y profunda dimensión. Descender a las raíces es ascender a una mayor altura y con ello descubrir un horizonte más amplio. Encontrándose con el folklore es aventurarse a la búsqueda de nuestro propio ser. Nos obliga a hablar con el lenguaje de la comunidad, nos hace sentirnos iguales y diferentes a la vez, nos alumbra una conciencia de encuentro y reencuentro permanente. La unidad local, regional, nacional, continental y planetaria no es posible si no es sobre la base de nuestra propia identidad como pueblo en particular; y ello nos obliga a mirar la tradición. Este es un desafío que la educación moderna no puede evitar. Vivir el fin del milenio y comienzos del otro requiere de una fuerte dosis de compromiso con nuestro ser e identidad cultural.3 3
GUEVARA Merino, Arnaldo: “El folklore como base para la educación con identidad”, Documento de Formación Interna de FEFOMACH, s/d.
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La educación inmersa en otro elemento mayor que denominamos ‘cultura’, requiere ser sostenida por tal en los marcos simbólicos estructurados por la sociedad.4 Si asumimos la cultura como parte fundamental de la evolución dialéctica de la vida, esto es, la relación que existe entre lo material y lo espiritual, la definiremos como el cúmulo de experiencias colectivas que se acumulan por el pueblo. Esta experiencia luego se proyecta a través de la historia y la convivencia social. Así, esta herencia social, va proyectándose de generación en generación, almacenando elementos valóricos, conocimientos, habilidades, etc. De esta manera se obtiene el lazo claro entre cultura tradicional y educación, pero queda una gran interrogante: ¿bajo qué marcos culturales se ha desarrollado la educación en Chile? Una experiencia de cientos de educadores, principalmente de educación básica que a través de casi tres décadas, hemos venido metabolizando, a la luz del folklore, los aciertos y desaciertos de la gestión educativa chilena, logrando con ello, desembocar en una apreciación que, finalmente se traduce en el absoluto convencimiento que para favorecer el verdadero desarrollo de los pueblos y privilegios de la evolución humana, debemos propiciar en la praxis una educación a partir de la identidad cultural. Y es aquí donde el folklore se nos presenta como la mejor opción para desarrollar una educación con identidad.5 4
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Los debates en torno a este tema, han sido acogidos en la llamada ‘pedagogía crítica’ que sintetiza los conflictos entre política, ideología, cultura dominante, educación y sociedad civil. Algunas obras destacadas son: GIROUX, Henry (1998): Teoría y resistencia en educación, Ed. SIGLO XXI, Madrid, y GIROUX (1996): Placeres inquietantes. Aprendiendo la cultura popular, PAIDÓS, Barcelona; APPLE, Michael (1997): Educación y poder, PAIDÓS, Barcelona, 2ª reimpresión y APPLEl (2001): Política cultural y educación, Ediciones MORATA, Madrid, 2ª Edición. Una mirada desde la sociología en BOURDIEU, Pierre (2004): Intervenciones 1961-2001. Ciencia social y acción política, Ed. Ciencias Sociales, La Habana, 2da Edición. Ibidem.
Cada colectivo social, posee su propia característica en términos culturales, la que se transforma de acuerdo a su propia experiencia,6 realiza lo que es su vida y da realismo a su propio entorno. De esta manera se aprecia la existencia de la dialéctica cultural, de grupos que dominan y de otros que son dominados, en este caso, culturalmente. Existe un grupo social que trata de influenciar a otros grupos, convirtiendo su cultura en una cultura oficial, utilizando todas las estructuras creadas por ellos mismos, como la televisión, el Estado, la educación, con el fin de culturizar a quienes están carentes de ella, y se crea la lucha declarada entre: “cultura oficial” y “cultura popular”. La cultura popular, tiene su campo de construcción en la denominada memoria social: Llamaremos aquí ‘memoria social’ a la situación de opresión, marginalidad y refugio de la memoria ciudadana, en ausencia de un libre contrato social, y en presencia del ‘tanque cultural’ de la memoria oficial. Como tal no es una memoria estática, sino dinámica, que se revuelve en la subjetividad de los individuos y en la inter-subjetividad de los grupos afectados por el sistema fáctico (…) La memoria social, más que una ‘estructura’ es un ‘movimiento’ profundo de recuerdos, de origen empírico, de articulación hermenéutica, de circulación oral y de proyección actitudinal, conductual y social; o sea: un proceso de honda historicidad.7 6
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“...Toda acción cultural es siempre una forma sistematizada y deliberada de acción que incide sobre la estructura social, en el sentido de mantenerla tal como está, de verificar en ella pequeños cambios o transformarla.” Ver FREIRE, Paulo (1970): Pedagogía del Oprimido, Biblioteca y Editorial Tierra Nueva, Montevideo, p.236. SALAZAR, Gabriel: “Función perversa de la ‘memoria oficial’, función histórica de la ‘memoria social’: ¿cómo orientar los procesos autoeducativos? (Chile, 1990-2002)”, en REVISTA DE HISTORIA Y CIENCIAS SOCIALES, Universidad ARCIS, N°1, Santiago de Chile, 2003, pp. 21-22.
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La cultura popular corresponde a la clase subalterna y por tal, es todo lo que no corresponde a la cultura oficial. Esta cultura popular es invadida por la oficialidad, que le entrega los pilares de su culturización y la relega en cultura: vulgar, pintoresca y vana, considerada, además, no apta para la modernización nacional. Ello hace que la cultura popular, se construya en permanente resistencia. (…) me referiré a lo popular en términos de los sectores y las clases populares, entendiendo con ello a un amplio mundo social que, en la historicidad latinoamericana, se fue construyendo y configurando a partir de la conquista española (…) Por lo tanto, a mi juicio, hablar de ‘lo popular latinoamericano’ implica hablar, en primer lugar, de esa dialéctica de la conquista y la resistencia expresada especialmente y en una acepción amplia, a través de lo cultural.8 La defensa y a la vez construcción de identidad (en resistencia), aparece entonces, como un proceso liberador de la opresión de una cultura oficial, opresora y dominante, que intenta establecer hegemonía sobre el mundo popular: La pedagogía del oprimido, como pedagogía humanista y liberadora, tendrá pues, dos momentos distintos aunque interrelacionados. El primero, en el cual los oprimidos van desvelando el mundo de la opresión y se van comprometiendo, en la praxis, con su transformación, y el segundo, en que una vez transformada la realidad opresora, esta pedagogía deja de ser del oprimido y pasa a ser la 8
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ILLANES, M. Angélica: “En torno a la noción de proyecto popular en Chile”, en LOYOLA Manuel y Sergio Grez, op. cit., pp. 96-97.
pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación (...) la manipulación útil a la conquista se impone como condición indispensable al acto dominador, en la teoría dialógica de la acción nos encontramos con su opuesto antagónico: el de la organización de las masas populares.9 De esta manera, la cultura tradicional o folklore corresponde a parte importante de la cultura popular, y que es considerada por Gramsci como, (...) la parte más genuina y que expresa la concepción de vida, hombre, mundo.10 Esta cultura tradicional se proyecta por vía informal, por la oralidad11 , que es la base de la sociedad, pero sin embargo no tiene un lugar reconocido en el ámbito formador de la misma sociedad. A modo de ejemplo, la historia oral, solo ha sido reconocida (no sin aprensiones) recientemente entre los circuitos académicos. Todo grupo social, puede ser reconocido por las características culturales que denominamos identidad, de ahí la importancia que posee ésta en cuanto al desarrollo de su cultura. Una historia antigua cuenta de un hombre que intentaba entrar a una ciudad, llegó pues a la puerta grande de 9 10
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FREIRE, Paulo, op. cit, p. 53. GRAMSCI, Antonio (1976): Observaciones sobre el Folklore, Pablo Editor, México D.F., p. 120. “El soporte de este proceso en que se induce e internaliza un mundo social filtrado es la transmisión oral. Nadie discute la importancia del papel que la voz desempeña en la conversación de las sociedades humanas. En cada grupo social eso que llamamos “sus tradiciones orales” constituyen una red de intercambios vocales, vinculados con comportamientos más o menos estrictamente cifrados, cuya finalidad esencial consiste en mantener la continuidad de una percepción de la vida y de una experiencia colectiva, sin las cuales el individuo quedaría abandonado a su soledad”. DÍAZ, Silvia: “Identidad y Memoria social”, Jornadas de Patrimonio Cultural. Buenos Aires, 1995, p. 50.
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ella y espero que alguien la abriera. Los guardianes de la ciudad lo miraron desde arriba y, en lugar de abrir la puerta, le preguntaron cuál era su nombre. El hombre viajaba desde hace mucho tiempo, por lo que había olvidado su nombre y de esa manera lo explicó a los guardias, pero sin embargo éstos fueron inflexibles y le dijeron... sin nombre no se puede pasar... y el viajante fue obligado a vagar por el desierto y nunca pudo entrar en la ciudad de sus sueños.12 La relación nombre e identidad, es el rol con el cual pueden diferenciarse entre los hombres, los pueblos y, por tal, cuando no se conoce el nombre o no se conoce la identidad, se está sentenciado a desaparecer, ya que los individuos pierden su fuerza natural. Ahora bien: ¿Cómo reconocer la identidad de nuestro pueblo, sabiendo que somos dominados por agentes que atacan directamente la identidad, más aún, que se empeñan en trasformarla para su propio beneficio? La identidad cultural se define y se consolida cuando tenemos claridad de lo que significa la defensa de nuestro patrimonio cultural, de modo tangible e intangible. Tangible, lo que corresponde a la cultura material, restos de la creación humana; y los intangibles, a la esencia espiritual del pueblo, como los cuentos, las leyendas, los mitos y principalmente los ritos y las fiestas populares. Por tal, es nuestro deber defender nuestro patrimonio cultural, como bien lo ha señalado Fidel Sepúlveda al plantear que este corresponde, (...) al universo generado por el encuentro del cuerpo y el espíritu del mundo. Como tal es causa y efecto de 12 13
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Ibidem, p 56 SEPÚLVEDA, Fidel (2000): La Fiesta Ritual: Valor Antropológico, Estético, Educativo. XVI Temporada de Arte y Cultura Tradicional, Santiago de Chile, p.15
la cosmovisión de un pueblo, programa de vida y sentido. 13 En el mundo de las culturas populares, podemos distinguir diferentes ámbitos y dimensiones: cultura urbana, cultura campesina, cultura obrera y una muy particular, que quizás sea la más conocida, aunque no la más estudiada, que es la cultura tradicional o Folklore. Esta se diferencia de las otras por poseer características de índole material y espiritual.14 El folklore no ha sido abordado por las concepciones historiográficas o sociológicas críticas, uno de los argumentos indicados es situarlo solo bajo el ámbito de lo artístico y lúdico, dejándolo desplazado en su aporte a una cultura liberadora e impugnadora de lo existente. Antonio Gramsci señala, respecto de la cultura tradicional, lo siguiente: Habría que estudiar el folklore, en cambio, como concepción del mundo y de la vida, implícita en gran medida, de determinados estratos (determinados en el tiempo y en el espacio) de la sociedad, en contraposición con las concepciones del mundo oficial (o, en sentido más amplio, de las partes cultas de las sociedades históricamente determinadas) que se han sucedido en el desarrollo histórico. 15 Asimismo, previó su importancia futura: El folklore no debe ser considerado como algo raro, extraño o como un elemento pintoresco, sino como algo muy serio que exige ser tomado en cuenta. Solo así será más eficiente su enseñanza y determinará realmente el nacimiento de una 14
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Gramsci, a quien se le deben grandes aportes sobre este tema enriquece las concepciones materialistas de la cultura tradicional, pues identificó el folklore con la cultura de las clases explotadas y lo explicó como concepción del mundo y de la vida, opuesta a la de las clases dominantes. GRAMSCI, op. cit., p. 239.
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nueva cultura en las grandes masas populares, es decir, desaparecerá la separación entre cultura moderna y cultura popular o folklore 16 De esta manera la cultura popular nos lleva a concebir el mundo y presentar una propuesta de mundo más cercano que lejano, más interno que externo, más natural que artificial, en definitiva, más popular que ilustrado. Acercarnos a la cultura tradicional y entender el por qué a través de los años se mantiene inalterable en un amplio sector de nuestra sociedad, es descubrir el sentido y trascendencia de su contenido y más aún, de su verdadero significado. El proyecto cultural que plantea Gramsci dentro de sus escritos, es sin duda, una nueva forma de entender el sentido que se tiene de las clases populares, frente a la gran cobertura que desarrolla la denominada cultura oficial que tiende a un proyecto hegemónico de la sociedad. Es a través de esta nueva conceptualización de cultura popular, que la filosofía de Gramsci ha propuesto su enfoque de cultura alternativa. La cultura se convierte de este modo a la par que en un campo de dominación, en una forma de resistencia, por parte de los sectores populares, que resguardan en ese ámbito de la dimensión humana colectiva, la construcción de identidad por cuenta propia. El primer esbozo del planteamiento gramsciano, es delimitar la construcción de los elementos de la cultura, situándose frente a la disyuntiva del propio materialismo 16 17
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Ibídem, p. 242 Frente a esta afirmación señalaremos como Gramsci contrapone una de las definiciones clásicas de Estado propuesta por Lenin, “El Estado es una organización especial de la fuerza, es una organización de la violencia para la represión de una clase cualquiera”; por su parte Gramsci señala “Estado es todo el complejo de actividades prácticas y teóricas con las cuales la clase dirigente no solo justifica y mantiene su dominio, sino también logra obtener el consenso activo de los gobernados”. Ver GARCÍA HUIDOBRO, Juan Eduardo (1996): El proyecto cultural gramsciano, la reforma intelectual y moral, CIDE, Santiago de Chile, pp.4 y 5.
histórico.17 En este principio, se reformula la idea de filosofía entre los sectores populares, denominándola como ‘filosofía espontánea’.18 Esta se desarrolla en los sectores populares a partir del lenguaje, el folklore y el sentido común, articulándose a partir de ahí el caudal de su memoria histórica, vale decir su pasado, presente y futuro. Es en la lucha por la conducción del presente histórico (el campo de acción de la política), donde lo popular, entra en conflicto con lo establecido, al reconocer que ‘los hombres pueden ser sujetos de la historia’.19 Llevar a una masa de hombres a pensar coherentemente y de modo unitario el presente y efectivo, es un hecho filosófico mucho más importante y original que el descubrimiento, por parte de un genio filosófico, de una verdad que se convierte en patrimonio de pequeños grupos intelectuales.20 La construcción de lo popular, es la piedra angular de todo el planteamiento gramsciano. En definitiva, se trata de develar, como este constructo, tildado de no científico (por no ser del sector hegemónico), es sostén de una autoformación entendible y recibida por ellos mismos, por el transcurso de los años, sin poner sobre su estructura rigidez ni autoridad exterior. Plantear el rol que la cultura popular tiene dentro de la edificación de una nueva sociedad, puede conllevar algunos reparos, pero es un debate que en la actualidad motiva al reestudio del planteamiento de Gramsci sobre el mismo. Ante el fracaso de los socialismos reales, Gramsci puede ayudarnos a comprender que no es posible plantear una sociedad nueva sin considerar primero el consenso popular que legitime tal sistema, 18 19 20
Ibidem., p. 6. Ibidem. p. 10 GRAMSCI, A: El materialismo histórico y la filosofía de B. Croce. Citado por GARCÍA HUIDOBRO, op. cit., p. 9.
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y no lo adapte mecánicamente a través de los manuales de turno. Este consenso puede lograrse, a través de un empoderamiento de la cultura popular para de este modo, conformar la soberanía intelectual y moral de la nueva ciudadanía. En conclusión, podemos afirmar que mientras Marx enfocaba la importancia de las condiciones objetivas de la revolución, Gramsci, teniendo como ejemplo la revolución soviética en la que estaba presente la teoría del consenso, planteaba que sin el acuerdo de la sociedad, no se podrá realizar con éxito la revolución, ni mucho menos el rol del mundo popular como instancia de nueva hegemonía, y no solo como imposición violenta de un nuevo orden. De acuerdo a este principio, la cultura popular, no debe renunciar al derecho de construir una nueva sociedad. Ninguna identidad nueva puede agotarse en su autocelebración, pues debe saber convertirse en un nuevo movimiento social. Ninguna cultura de identidad nueva puede agotarse en su auto-celebración, pues debe saber convertirse en un nuevo proyecto democrático. Y ninguna memoria social confrontada a una memoria oficial puede extinguirse recordando el pasado, pues debe crear desde sí la teoría de un nuevo modelo de sociedad (…) Hay un punto en que la identidad debe transformarse en voluntad teórica y voluntad política, y ambas, fundidas desde atrás por una memoria común, pueden y deben desplegarse como un nuevo y legítimo proyecto histórico. Como un verdadero ‘proyecto país’. Pues la identidad es, sobre todo, historicidad y producción social de la realidad.21 II RELIGIÓN Y RELIGIOSIDAD Religión y religiosidad, están estrechamente ligadas, y 21
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SALAZAR, op. cit., p. 27.
ambas además se nutren (aunque también se destruyen), especialmente en el aprovechamiento que la religión hace como doctrina al ocupar la religiosidad para sustentarse (o defenderse) frente a la propia comunidad.22 La construcción histórica de la sociedad, involucra desde su más remoto pasado, una articulación entre lo material y lo espiritual. Dado que lo social, lo familiar y lo humanamente posible, ocupan un sitial experimentado y tangible, el ámbito espiritual, adquiere el sentido que la tribu le entrega y atribuye, encarnando de una u otra forma a la esperanza, a una /otra opción, ideal, porvenir y desconocida. Esta manifestación simbiótica, en la cual interactúa lo sagrado con lo mundano, se convierte en un dualismo eterno, o mejor dicho hasta la redención. Es esta pugna uno de los requerimientos imprescindibles para generar las religiones, en la conformación de las estructuras dominadoras y sostenedoras de éstas, vale decir, el mundo con Dios o con la verdad absoluta.23 Esta relación dialéctica entre lo sagrado y lo profano, se convierte 22
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Aunque esta afirmación puede parecer un extremismo, al plantear la destrucción de la una por sobre la otra, cabe señalar cómo frente a estas disyuntivas o más bien contradicciones teológicas, han surgido voces que nos recuerdan y afirman que la sustentación espiritual representada en la religiosidad (popular), se enfrenta al quehacer hegemónico dominante dentro de toda sociedad. “(...) denunciamos la estructura de poder, de dominio y de riqueza en la que se ejerce a menudo la acción de la iglesia; la mentalidad y las organizaciones que condicionan y desvirtúan la labor y la jerarquía eclesiástica. Ver Documento: “Por una iglesia servidora del pueblo”, Declaración Toma de la Catedral en Santiago de 1968, en RICHARD, Pablo (1973): Los cristianos y la Revolución. Un debate abierto en América Latina, Editorial Quimantú, Santiago de Chile, p. 110. La conformación de la estructura doctrinaria de las religiones occidentales, ha generado dentro de los círculos intelectuales, principalmente a partir del renacimiento, serias contradicciones y manifestaciones de enfrentamiento entre posturas de carácter fundamentalistas y progresistas, entrando de esta manera en arduos y extensos debates respecto a pareceres y posturas frente al carácter doctrinario y dogmático. NOEMÍ, Juan (1996): El mundo: creación y promesa de Dios, Editorial San Pablo, Santiago de Chile, p. 143
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en la sustentación para asegurar al creyente, que la opción válida está cerca de ella, negando absolutamente toda otra posibilidad.24 De este modo la religión, subsume a la religiosidad, cooptándola, institucionalizándola, y dogmatizando su habla y su lugar en la sociedad. La religiosidad en tanto, es la que posee un carácter arraigado y permanente dentro de la sociedad, es decir, es ésta la que acompaña en la formación y educación social, siendo esta última, no estructurada en dogmas rígidos y absolutos, como lo sostiene por el contrario, la religión. Trataremos de entregar una aproximación al significado de religiosidad popular. Uno de los estudiosos más destacados en torno a este tema, es Vittorio Lanternari quien destaca la contraposición entre lo oficial y no oficial en lo religioso. Es verdad que al interior de toda civilización religiosa que comporta una estratificación de clases sociales o de grupos étnicos y culturales, que tienen entre ellos relaciones de dominación-dependencia, con la producción míticorituales y de organismos socio religiosos intérpretes y guardianes de esa ideología, en toda civilización de este tipo finalmente nacerán y se desarrollarán corrientes religiosas o mágicasreligiosas contrarias a la ideología dominante, pero que mantendrán siempre una relación dialéctica con ella. Así allí donde domina una religión de elite sacerdotal o aristocrática, o bien una religión de Estado e incluso un sistema de iglesias institucionales ligados –implícita o abiertamente- a intereses económicos y/o políticos, nacen y se 24
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“Así, en la tradición del judeo-cristianismo, el dualismo aparece, desde un inicio hasta hoy, como una tentación permanente ante la cual, una y otra vez, ha tenido que redefinir su concepción del mundo como creación y promesa de un único Dios bondadoso. Ibidem., p. 185.
desarrollan por un proceso espontáneo y a modo de respuesta formas de religiosidad que se puedan llamar populares, es decir, manifestaciones colectivas que expresan, de manera específica y espontánea, las necesidades, las esperanzas, los anhelos que no encuentran respuestas adecuadas en la religión oficial impuesta por la elites dominantes 25 Cualquiera que sea el desarrollo teórico del concepto en estudio (religiosidad popular) éste se sustenta, en su estrecha o alejada relación con la religión oficial. Si bien algunos autores teológicos muestran cómo dentro de los sectores populares están latentes las expresiones de devoción y procesión de fé, esto sería producto de que aquellos grupos son incapaces de acceder a definiciones y discursos teológicos aceptados, por lo que la jerarquía eclesiástica usa las decodificaciones de los grupos populares para generar estrechas relaciones con la estructura rígida de la religión oficial. En contrapartida y alejada de la anterior esta un desarrollo de la religiosidad referida como el elemento de la mediación entre lo sagrado y lo humano sin la presencia de un elemento ‘oficial’ de la religión. Por mediación se entienden los ritos, símbolos, costumbres, gestos, a través de los cuales, lo santo o sagrado deviene naturalmente para y con la presencia de 25
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LANTERNARI, Vittorio. “La religión populaire. Perspective historique et anthropologique”. Citado por PARKER, Cristián. op.cit., p. 59 La iglesia cuenta con una serie de ritos de carácter oficial, tales como la liturgia, misa, predicación, sacramentos, mediante los cuales comunica la gracia y la salvación a sus fieles. La liturgia tiene un eco y provoca reacciones en el fondo del alma popular, las cuales poseen un dinamismo y una propia especificad. Así brotan, crecen, se entrelazan y florecen las creencias, los usos, las modalidades de la religiosidad popular. Ver DELGADO, Manuel (1993): La religiosidad popular. En torno a un falso problema, en GAZETA DE ANTROPOLOGÍA, N°10. Publicado en el sitio web de la Universidad de Granada, España: www.ugr.es
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la comunidad.26 Entendemos la religiosidad popular, como todo él cúmulo de conocimiento y sabiduría entregado por la cultura tradicional y que está latente en el ambiente, siendo innegable tanto para ortodoxos como para puritanos, y que resulta de la contraposición de lo dogmático con lo libertario. Una de las posturas que ha marcado cierto reparo y ha alertado sobre su ‘peligrosidad a los círculos eclesiásticos instituidos, ha sido lo que se denomina como la teología de la esperanza,27 en que un sector de la iglesia toma estos conceptos para convertirlos en realizaciones presentes dentro del proceso de evangelización ‘de los pobres’. 28 Principalmente conformada por seminaristas jóvenes y algunas congregaciones religiosas alejadas de la influencia ortodoxa, son los que toman la iniciativa dentro de la Iglesia, desmarcándose de las esferas hegemónicas. Como queda consignado en varios documentos en relación a la situación de Latinoamérica tras el Concilio Vaticano II29 , Medellín30 (1968), Puebla31 (1979), Santo Domingo32 (1992), 27
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Podemos señalar que esta postura nueva “liberal” de los conceptos teológicos cobra mucha importancia a fines de la década de los ‘60 y que también jugó un rol protagónico en la oposición a la dictadura militar de Pinochet. Aunque la jerarquía de la iglesia, con contadas excepciones, miraba con ojos inquisidores tales cometidos. Ver el interesante trabajo de CASTILLO, Fernando (1986): Iglesia Liberadora y Política, ECO, Santiago de Chile. El llamado de este encuentro de obispos sostenía que, “la teología se apoya como cimiento perdurable, en la sagrada Escritura unida a la Tradición; así se mantiene firme y recobra su juventud, penetrando a la luz de la fe de la verdad escondida en el misterio de Cristo...” DEI VERBUN, 24. Citado por NOEMÍ, Juan. op.cit., p. 21. “La expresión de la religiosidad popular es fruto de una evangelización realizada desde tiempos de la conquista, con características especiales. Es una religiosidad de votos y promesas, de peregrinaciones y de un sinnúmero de devociones, basada en la recepción de los sacramentos, especialmente del bautismo y de la primera comunión (...) Sus expresiones pueden estar deformadas y mezcladas en cierta medida con un patrimonio religioso ancestral (...)”. DOCUMENTO DE MEDELLÍN. Conclusiones 6:2-4. Baker, Cristóbal.
en que tras largas discusiones se llega a plantear el valor y el sitial que tiene en los sectores populares la religiosidad popular. En este último tiempo se puede visualizar cómo la sociedad mundial, especialmente la latinoamericana33 se debate entre ‘el avance’ indefectible hacia la modernidad, y a su vez, va cuestionando su memoria y su construcción como sociedad. Frente a esta problemática, la religiosidad popular34 31
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“La religiosidad del pueblo, en su núcleo, es un acervo de valores que responde con sabiduría cristiana a los grandes interrogantes de la existencia (...) Esa sabiduría es un humanismo cristiano que afirma radicalmente la dignidad de toda persona como hijo de Dios, establece una fraternidad fundamental, enseña a encontrar la naturaleza y a comprender el trabajo y proporciona las razones para la alegría y el humor, aún en medio de una vida muy dura (...) Esta religión del pueblo es vivida preferentemente por los pobres y sencillos, pero abarca todos los sectores sociales...la religión del pueblo tiene la capacidad de congregar a multitudes (...) Allí el mensaje evangélico tiene oportunidad, no siempre aprovechada pastoralmente, de llegar al corazón de las masas... en cuanto contiene encarnada la Palabra de Dios, es una forma Activa con la cual el pueblo se evangeliza continuamente a sí mismo”. DOCUMENTO DE PUEBLA. Nº 447-448-449-450, “Hablar de nueva evangelización no significa que la anterior haya sido invalida, infructuosa o de poca duración (...) Significa que hoy los desafíos nuevos, nuevas interpelaciones que se hacen a los cristianos y a los cuales es urgente responder (...) La nueva evangelización surge en América latina como respuesta a los problemas que presenta la realidad de un continente en la cual se da divorcio entre la fe y vida hasta producir clamorosas situaciones de injusticia, desigualdad social y violencia (...)”. Documento “Textos de conferencias generales del episcopado latinoamericano, Santo Domingo, 1992” Nº 24, Baker, Cristóbal. “Llama la atención el interés y la centralidad que hoy día han cobrado en círculos intelectuales la cultura y la “religiosidad” popular. Más allá de los perjuicios aristocráticos sobre el “folklore” religioso y los elementos pintorescos, extravagantes o vulgares del pueblo, o del olvido sistemático o rechazo sintomático de temas culturales y religiosos de parte del racionalismo funcionalista y tecnocratizante, se observa hoy en el continente latinoamericano un creciente afán por una aproximación metódica y rigurosa a las expresiones culturales y religiosas del pueblo.” PARKER, Cristián: “Mentalidad Popular y religión en América Latina. Notas sociológicas”, en OPCIONES Nº11, 1987, p.52. “La revalorización de la religiosidad popular en América Latina remite a la discusión sobre el “sustrato cultural” del continente, a la influencia efectiva o ilusoria de los procesos de secularización y al debate teórico sobre la modernización y los proyectos históricos alternativos para los pueblos latinoamericanos”. Ibidem., p. 53.
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actúa como fuerza vitalizadora, pues sostiene la creación y valorización del constructo humano. Es por esta razón que este atributo que poseen los sectores populares, sirve no solamente para generar un proceso de evangelización, muy por el contrario, posee las respuestas para formular una nueva óptica, sustentada en los sentidos de colectividad, ante la crisis institucional de las salidas políticas tradicionales.35 Si para la estructura de la iglesia la posibilidad de dar un rol protagónico a la religiosidad popular, dentro de los cánones teológicos (Catecismo de la Iglesia Católica), es contraproducente por el ‘poco’ o nulo control que se pueda realizar a estas manifestaciones, es sin duda un problema preocupante por considerarla dentro de la estructura de la religión. Específicamente es en el Documento de Puebla que de alguna manera se visualiza, como algunos sectores ven aspectos negativos al florecimiento de ella: Los elementos negativos son de diverso origen. De tipo ancestral: superstición, magia, fatalismo, idolatría del poder, fetichismo y ritualismo. Por deformación de la catequesis: arcaísmo estático, falta de información e ignorancia, reinterpretación sincrética, reduccionismo de la fe a un mero contrato en la relación con Dios.36 III. UNA EXPERIENCIA REGIONAL DE RELIGIOSIDAD POPULAR: PENCO 1678 – 2006 Entrar en el estudio de la religiosidad popular de la 35
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“Pero un interés mucho más vivo ha despertado la presencia, en forma mucho más masiva esta ultima década, de los cristianos en procesos de resistencia popular y de luchas por la liberación”, Ibidem., p. 54. “La evangelización en el presente y en el futuro”, Documento de Puebla. N°456.
comuna de Penco, es entrar de una manera inevitable en la propia historia de la comunidad. Esto a manera de relacionar lo sagrado con lo profano, ya que es indisociable el estudio de una comunidad sin recurrir a la riqueza espiritual, esto es, su religiosidad popular. El proceso de conquista y ocupación, por parte de los españoles en las nuevas tierras de la corona, está acompañado por el deseo de ésta de cumplir fielmente el mandato papal, según el cual se ordenaba la ‘instrucción en la fe católica’ de los ‘naturales’: (...) a dichas tierras firmes e islas varones probos y temerosos de dios, doctos, peritos y expertos que instruyan a dichos indígenas y os obliguéis a destinarlos para que instruyan a dichos habitantes en la fe católica y buenas costumbres poniendo para ello toda debida diligencia 37 Así es como todo el proceso de conquista está marcado por la relación dicotómica entre la expansión capitalista y sus signos de lucro, ambición desenfrenada y explotación laboral contra los pueblos originarios y el peso de la religión, como afán civilizador de la otredad, rememorando el espíritu de las cruzadas La fundación de la ciudad de Concepción, en la actual bahía de Penco, simboliza a su vez la creación del vínculo que Pedro de Valdivia dejara con la persona de la Virgen María.38 En un primer momento, esta ciudad estaba bajo la protección de la Virgen de Guadalupe, la que cumplía el rol de protectora, resguardándoles frente a las calamidades naturales (terremotos y maremotos) y al ataque indígena, razón por la que se designó un 37 38
http://www.archivodelafrontera.com El conquistador traía dentro de sus pertenencias la estatuilla de la Virgen del Socorro, que es la misma imagen que se encuentra en el altar mayor de la parroquia de San Francisco en Santiago imagen que acompañó al conquistador en campañas en Italia, Perú y en Chile, convirtiéndolo en precursor de la devoción Mariana en la conquista.
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sitio para la construcción de una ermita en su honor. En 1558, tras ser destruida la ciudad, se inicia el repoblamiento de ésta y a su vez la construcción de un sitio de protección espiritual, edificando una ermita en la loma en honor a la Virgen de la Natividad, lugar en que se gestó la formación de un grupo de señoras que estaban al cuidado de su mantención y conservación. De esta manera, la población pagaba anualmente el voto de fidelidad y fe a la virgen. Las acciones de conquista, activaron el conflicto entre españoles e indígenas. Entonces en 1599, en uno de los ataques, el pueblo recurrió a la protección de la Patrona, la cual, según cuenta la tradición, hizo retroceder a los indígenas. Inesperadamente, sin que nada lo explicara, los mapuches huyeron a sus bosques, dejando muchos muertos y prisioneros (...) Interrogados éstos por el motivo de la fuga, dijeron que habían visto entre las ramas de un viejo boldo, junto a la ermita, una joven muy linda, vestida de blanco, quien, con rostro airado con voces y ademanes, les mandaba retirarse y que bajando del boldo, les tiraba tierra a los ojos (...) Preguntados quién era la joven, contestaron que no sabían, al mostrárseles la imagen de la Virgen dijeron que tenia la misma cara, que esa era la joven.39 De esta manera, nos narra el sacerdote jesuita, Mariano Campos Menchaca, el relato de la tradición sobre el hecho. Este apego a la Virgen en la actualidad se presenta con la presencia de un santuario y la conservación del antiguo boldo que nos recuerda la tradición. En 1621, por acción de algunos vecinos, procede a instalarse en la ciudad, la Congregación de los Hermanos San Agustinos, creando para tal efecto un convento, dedicado a dar 39
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CAMPOS MENCHACA, José (1972): Nahuelbuta, Editorial Francisco de Aguirre, Santiago de Chile, pp. 257-258.
apoyo espiritual a la comuna. En 1643, por una ordenanza real, se dicta el decreto que toda ciudad en América tendría una advocación a la Santísima Virgen. De esta manera, el 15 de abril del mismo año, contando con el apoyo del Gobernador de Chile Francisco López de Zúñiga, el “Marqués de Baides”, se da la gestación de una cofradía en honor a la Virgen del Carmen, proporcionándoles el mismo Gobernador la imagen tallada, pieza que en la actualidad se encuentra en el Convento de los Agustinos en la ciudad de Concepción. En la actualidad, la comuna de Penco demuestra el apego a una tradición centenaria sobre la persona de María, bajo la forma de la Virgen del Carmen y la Virgen del Boldo. Por ambas, Penco celebra sus fiestas rituales la segunda semana del mes de noviembre de cada año, recorriendo la comunidad diversos sectores de la ciudad en una ferviente procesión encontrándose la fe y la tradición. La devoción a la Virgen del Carmen en la actualidad está tutelada por la Congregación de los Hermanos Redentoristas, quienes tuvieron que asumir el legado de devoción al culto carmeliano, culto popular que han conservado fielmente, prestando todo lo requerido para expresar y vivir esta fiesta. Junto con esta celebración, se presenta la Novena de la Virgen, que reúne a la comunidad católica en actitud de devoción y súplica, manifestación que también forma parte de la fiesta religiosa. “Bendita seas mujer, que le ofreces a Dios la vida. Bendita por ser del Padre bendita por ser del pueblo Bendita por ser mujer y hacer nacer a Dios adentro Bendita seas mujer, que desde Dios miras al pueblo. Bendito sea tu canto, bendito tu caminar, Benditos sean tus pies que pisan barro y siguen yendo.
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Mi pueblo te necesita viviendo como mi pueblo, Mi gente te reconoce, te quiere ver a vos con ellos Que siga la puerta abierta que siga el desprendimiento Que siga tu mesa pobre y el pobre sentado adentro...”40 La fiesta religiosa 41 en Latinoamérica es una manifestación aglutinadora de vivencias sociales que, a través del tiempo, han ido sosteniendo los sectores populares y que han llevado a situarla en pieza clave de la propia religión oficial.42 Para entender ahora esta afirmación, hay que ir a la sabiduría del pueblo, es decir, al folklore. El esquema rígido que sostiene la religión oficial (católica), ha llevado a gran parte de la masa popular a procurarse su propia salida frente a tal estructura rígida, ya que de una manera u otra la religiosidad popular permanece dentro de la construcción de sociedad. La relación entre ambas concepciones espirituales está en el medio, por el cual se vinculan con lo 40
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Canto de las comunidades de base en honor a la virgen del Carmen, en la comuna de Penco. “La fiesta es un acontecimiento esencial en la vida individual y colectiva. El conocimiento de la real dimensión humana en la fiesta recibe un aporte que no es reemplazable por sucedáneos. La fiesta es revelación del verdadero ser y acontecer del hombre. No es descabellada la hipótesis de que la salud de los pueblos se puede medir por la vigencia y calidad de sus fiestas. En la fiesta se restauran las relaciones esenciales del hombre consigo mismo, con los otros hombres, con el mundo y con el trasmundo. La fiesta es convergencia de lo visible y lo invisible, lo previsible pero sobre todo lo imprescindible para una vida con real calidad. La fiesta es encuentro del individuo y del grupo con su más entraña identidad”. Ver SEPÚLVEDA Llanos, Fidel: “La fiesta ritual. Perspectiva estética y antropológica”, XVI Temporada de Arte y Cultura Tradicional. Colección Aisthesis, 16, 2000, p. 3 “Además de la liturgia, la vida cristiana se nutre de formas variadas de piedad popular...Esclareciéndolas a la luz de la fe, la iglesia favorece aquellas formas de religiosidad popular que expresan mejor un sentido evangélico y sabiduría humana y que enriquecen la vida cristiana.” Catecismo de la Iglesia Católica, pp. 383 y 384.
sagrado. Podemos apreciar que la iglesia oficial busca el enlace espiritual emanado de la personificación patriarcal, la que sustenta su rigidez ante los medios de producción, tanto económica como espiritualmente, controlando para ello la naturaleza, sometiendo la tierra y al propio hombre. En cambio, la religiosidad popular posee la vinculación con la madre: (...) tiene la sabiduría de la mujer, especialmente campesina, experta conocedora de los misterios fecundos del cuerpo y de la tierra, cuidadora solícita de los débiles, los niños, los enfermos, los moribundos. 43 Por lo señalado, es fácil relacionar el gran apego que se crea a la persona de María de toda una comunidad que se dibuja por el legado histórico, de sus alegrías y también de sus innumerables calamidades. Maximiliano Salinas señala acertadamente cómo la ‘ternura de María’44 llega a la propia conciencia del pueblo, convirtiéndose en protectora y madre, realizándose la comunicación directa entre lo humano y lo sagrado. Esta dimensión de María, como reivindicación del cuerpo y de la naturaleza como signos de vida y de calor, es la sustitución popular de la descarnada disciplina eclesiástica fundada en la negación del cuerpo y de lo femenino (...) la contradicción folklórica entre María tierna y la iglesia militante.45 Las experiencias humanas, bajo las distintas estructuras 43
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SALINAS, Maximiliano (1991): Canto a lo Divino y Religión del Oprimido en Chile, Ediciones Familia Franciscana, Santiago de Chile, p. 284. Ibidem. Ibidem., p.288.
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sean éstas económicas, políticas, sociales, tienen para la cultura popular un denominador común que es la propia experiencia comunitaria, y como comunidad, el acercamiento con lo sagrado.46 Esta vinculación se materializa, no de manera exclusiva por la vinculación de la cultura cristiano occidental, sino que muy por el contrario, es también fruto de la sabiduría autóctona, pues éstas estaban marcadas por su acercamiento con lo no humano, vinculación cósmica que cubre toda la experiencia comunitaria y entregaba toda la protección del acontecer diario de la tribu que el propio hombre, ‘el guerrero’, no podía proporcionar a la tribu o clan.47 Bajo este fundamento, nuestra comuna no escapa a esta premisa reflexiva. Penco está marcado profundamente por su historia, por una serie de sucesos asociados que transitan entre el dolor y la alegría. Es la propia historia centenaria, belicosa y dramática, con la que se gesta el propio hombre: puro y de pecado, concientes e inconscientes de su precariedad, de su ser inconcluso, lo que lo hace deambular tras la búsqueda de su sosiego, de su identidad, de su conciencia de hombre, el cual se convierte en el actor principal de la historia jamás escrita, pero reconocida por la comunidad toda. La historia de nuestra ciudad tiene que ser tomada para que se diga lo que es, bajo la luz de sus enormes tradiciones, y de manera especial, de su apego a la persona de María. La presencia 46
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Ver SEPÚLVEDA, Fidel (2000): La fiesta religiosa como imagen de la identidad Hispanoamericana, (passim), Departamento de Estética Universidad Católica de Chile. “Uno de los acontecimientos es la fiesta ritual que cíclicamente rescata la humanidad del hombre de la rutina y lo abre a inmergirse en un tiempo, espacio, acontecer y personajes transfigurados, no sacados de sí, sino reencontrados con su ser primordial, con su fuerza, luz, asombro originario. Las fiestas rituales en América reencuentran al hombre con su destino; lo reinsertan en el círculo de la vida. Lo reconcilian con su origen originante, le patentizan sus relaciones esenciales, con las que se escribe la verdadera historia, la que viven cada día los cromosomas”, SEPÚLVEDA, Fidel. op. cit., p. 4.
de la Virgen del Carmen en Penco, y su desarrollo con la historia del mismo, es la inspiradora del carácter de la comunidad, por lo que la convierten en patrona y especialmente protectora de toda posible calamidad tanto natural como humana.48 Es así como la repuesta que se dirige a la madre, se realiza año tras año en la celebración y fiesta popular religiosa lográndose el amalgamiento de la fe con la gran tradición de Penco. El desarrollo de la fiesta religiosa popular de Penco tiene la particularidad de gestarse y terminar en un día, en lo referente al tiempo, pero dada la magia de la misma, todo se convierte en tiempo y espacio mágico, único e irrepetible. Para caracterizar esta fiesta, reconocemos tres momentos: la transformación del espacio; la fiesta religiosa; y la fecundidad de la fiesta.49 1. LA TRANSFORMACIÓN DEL ESPACIO “Hoy comienza un nuevo año...ayer lo antes, mañana lo después...”50 Lo que hemos denominado por trasformación del espacio, es el accionar del propio pueblo que se reúne y se encuentra como pueblo peregrino. En este peregrinar realiza la agrupación de los recursos, de los medios, materializa el cambio de imagen y fachada de Penco (el cual en este momento queda imbuido por lo que se denomina magia humana), pues esto será irrepetible. Sin miramientos, ni solicitud de explicaciones acerca 48
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“Lo ritual es instancia de donde se hace patente lo latente. Por la vía de epifanía y de hierofanía, de revelación y de transfiguración, la hondura y densidad del misterio emite claves para su vislumbre y goce. Es polaridad que atrae y distancia con fuerza incoercible.” SEPÚLVEDA, Fidel, op. cit., p. 12. Esta reflexión y caracterización de la fiesta religiosa popular puede ser revisada en los archivos del Centro de Estudio y Proyección del Folklore “PEGUCO” del Magisterio de Penco. Texto de dramatización en PEGUCO.
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de cómo y por qué los anónimos habitantes se han convertido en la personificación de santos, de discípulos, del mismo hijo de Dios hecho hombre - mujer - niño. No es de extrañar que los vagabundos y alcohólicos hayan dejado esa faceta por la de peregrinos, con el deseo de cumplir y dar honores a la Madre, y por sobre todo cumplir con su parte del rito. La masa popular se asocia de acuerdo a poblaciones, vínculos comerciales, laborales, etc. y bajo esta nueva organización, crea y manifiesta su devoción presentando adornos, colores, sonidos, movimientos, en fin una serie de actividades lúdicas que toman un carácter sagrado para entrar en la vinculación de lo que se aproxima. Al darse este milagro humano tendrá que darse el inicio a la fiesta religiosa popular, ya que el espacio se gestó de una nueva creación y el tiempo se detiene para dar paso al tiempo sagrado de recorrido y espera. Todo está preparado para recibir a tan espléndida imagen, la cual pasa a pertenecer íntegramente a toda la comunidad. 2. LA FIESTA RELIGIOSA “Hemos sido peregrinos...peregrinos, por nuestro pueblo...”51 El segundo momento, es el que corresponde a la fiesta religiosa, en la que la comunidad ha vivido el momento de transición desde lo profano a lo sagrado; el mundo material ha sido modificado, toda la comunidad espera lo que acontecerá en este día mágico. La comunidad ha sido transformada y transfigurada por obra de la misma, con lo cual se espera la convergencia de lo sagrado con lo profano, quedando todos los participantes en un trance espiritual. Esta instancia será símbolo de que por todos los rincones 51
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Ibidem.
de Penco, se irradiará la magnificencia de tal comunión del pueblo con su Madre, y de esta manera, se esperará el milagro que cada participante ha encomendado. Aquí será el tañer de las campanas las que darán el mensaje sonoro del hecho, y acompañarán en todo este momento al pueblo peregrino, de comienzo a fin, desde el momento de la salida de la imagen del templo (espacio de culto oficial), hasta el retorno luego del peregrinaje. Penco recibe a su protectora bajo otra faceta. Penco ha sido nuevamente fundado bajo la mano humana de toda la comunidad. Ya no es el español quien se encomienda en la gestación de este núcleo humano, es otro espacio, es otro tiempo. En este momento, no hay organización rígida que controle el sentir de cada participante, todos somos peregrinos por la Madre de Jesús, por la Madre que cobija bajo su manto protector a la comunidad que participa, todos cantan, todos rezan. Se desarrolla un mundo de relaciones sin llegar a la enajenación, ni menos al sometimiento absoluto de lo que es religioso (oficial). Las mandas y las mortificaciones se presentan en la directa comunicación que aflora en todo el recorrido del peregrinaje y, en este mismo, se relacionan los hombres proporcionándose la ayuda necesaria para poder cumplir el rito ancestral. De esta manera se proporcionan el agua que refresca y que condiciona el paso de la procesión y es en este recorrido en el cual se sacralizan las calles, las casas, los barrios al llevar en los antejardines o en las áreas verdes escenas de la biblia, que personifican hombres que se convierten en verdaderos apóstoles de lo sagrado. En definitiva, en el recorrido del pueblo se genera una comunión directa entre la comunidad y lo sagrado. Así, se hará posible el cambio o el gran milagro esperado por cada participante. 3. LA FECUNDIDAD DE LA FIESTA 52
Ibidem
“Solo nos queda todo lo vivido...para poder vivir...”52 91
De esta manera, se llega al último momento, a la Fecundidad de la Fiesta, es en este instante en que el tiempo y el espacio vuelven a la ‘normalidad’, a lo habitual, a lo cotidiano. Pero de todo este retorno a lo que se era, no todo queda inalterable, ya no existe una comuna inmutable, no existe una relación familiar monótona, ya que este día queda marcado por un tiempo cronológico que plasma las retinas y la memoria colectiva de sonidos, de colores, de imágenes; queda la gratitud, la esperanza; en síntesis, sentimientos humanos que son únicos, denotando con ello un antes y un después, creándose la materialización de la fiesta, de cambio de año vivido a otro que se vivirá, se materializa la aproximación de este año que se vivirá y que se soñará. Es este cargamento de energía que confluye en este tiempo atemporal y afísico, pues no sólo es la comunicación con lo sagrado, sino que también la purificación del pueblo y el comienzo de una nueva vida y la posibilidad de generar la necesaria sabiduría para alimentar a las siguientes generaciones que deberán, por misión, mantener dicho rito hasta el fin del mundo. De todo este instante de encuentro y comunión, la cultura popular se verá enfrentada a sostener y plantear sus argumentos para llegar a ser considerada, frente a la reflexión histórica y a la proyección de la comuna. Es de esta manera, como se sostiene la profunda y urgente necesidad de llegar a la matriz de toda sociedad en el mundo. Esta es la sabiduría popular, a través de la cual se podrá llegar a ser elemento de liberación del hombre que tarde o temprano se desatará de la opresión cultural y material a que esta expuesto día a día. El Folklore: La Respuesta Al Hombre De Hoy… 53 53
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Agostode2006. Lema del cuarto encuentro de Folklore Zonal SurPenco, del Magisterio Chile, realizado en la ciudad de Penco entre los días 3 y 5 de Octubre de 1996.
DELINCUENCIA Y BANDIDAJE EN PROVINCIA DE CONCEPCIÓN 1835 -1860
LA
Mario Valdés Vera*
La mirada del ciudadano constituye el único estrado desde donde los hechos y procesos históricos no sólo se pueden “investigar” en su condición de verdad (tarea de los historiadores), sino, también, legítimamente, “juzgar” y “utilizar”. No juzgar para condenar y/o glorificar, ni utilizar para ignorar su objetividad, sino para algo más trascendente e histórico: para producir y reproducir la vida social en un nivel superior 1
INTRODUCCION La mayor parte de las investigaciones dedicadas a explicar la existencia de fenómenos constitutivos de marginalidad y conflictividad social en la historia de Chile, entienden al bandidaje y la delincuencia como un continuum histórico de carácter global, asociado a los modos de producción y reproducción económica que se desarrollaron en la zona centro sur chilena, desde la segunda mitad del siglo XVIII. En este artículo, se propone una caracterización de las acciones de marginalidad y disrupción social, en especial de * 1
Magíster en Historia. Profesor Universidad ARCIS Arauco. Miembro del Taller de Ciencias Sociales “Luis Vitale” de Concepción. Correo electrónico:
[email protected] SALAZAR, Gabriel y Julio Pinto (1999): Historia Contemporánea de Chile Vol. 1. Estado, legitimidad, ciudadanía. Editorial LOM, Santiago de Chile, pp. 8-9.
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los hechos de carácter delictual, registrados en la provincia de Concepción entre 1835 y 1860. Estos hechos, cuyos protagonistas constituyen el sujeto histórico rastreado por los historiadores, dedicados al fenómeno del bandidaje y la marginalidad social, son principalmente y en virtud de las fuentes consultadas: salteos, robo de animales o abigeato y hurtos. La investigación pone énfasis en la caracterización de los delitos, y -a través de ello- del sujeto histórico popular, extrayendo sus testimonios de las causas criminales de la época. Por otro lado, pretendemos caracterizar la reacción de los grupos sociales dominantes a través de la revisión de la prensa del período, frente a la ocurrencia de estas acciones. Esta fuente nos proporciona la mirada de los actores sociales influyentes, tanto desde el Estado como desde la sociedad civil, quienes manifiestan un alto grado de preocupación por la delincuencia y los robos como un problema de orden público y del bajo pueblo que se constituye en un obstáculo para el desarrollo y el progreso social. Para efectos de la comprensión del fenómeno en estudio, diremos que el concepto de bandidaje comprende, no solo la acción concertada de un grupo de personas para desarrollar acciones de delincuencia y criminalidad de manera continua y sistemática, en el contexto de una sociedad eminentemente rural, sino que, como concepto funcional a la comprensión de una época histórica, lo haremos extensivo a los delitos contra la propiedad que son cometidos en un territorio que experimenta un fuerte proceso de transformación social, tal cual lo constituyó la provincia de Concepción entre 1835 y 1860. En este contexto nuestra investigación se aleja del concepto de ‘bandido social’ postulada por Hobsbawn y se acerca al contenido de bandido como el individuo o grupo de individuos que se pone al margen de la ley desafiando el orden 94
económico, social y político.2 Es, desde un punto de vista social, el individuo de raíz campesina o no, que delinque por afanes individuales - coyunturales y que hace de esto una forma de vida. Es, según lo plantea el propio autor, el fenómeno más numeroso que se da en sociedades en transición hacia formas capitalistas de producción. De esta forma Hobsbawn caracteriza el bandolerismo. De esta manera, al desafiar a los que tienen o reivindican el poder, la ley y el control de los recursos, el bandolerismo desafía simultáneamente al orden económico, social y político. Este es el significado histórico del bandolerismo en las sociedades con divisiones de clases y estado.3 El bandido, por tanto, es el hombre declarado fuera de la ley: el significado (italiano) original de la palabra bandito es un hombre ‘declarado fuera de la ley’ por las razones que sean (...)4 De esta forma, las fuentes consultadas constatan acciones de bandidaje y delincuencia que se hacen recurrentes y 2
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HOBSBAWN, Eric (1983): Rebeldes y Primitivos. Estudios sobre las formas arcaicas de los movimientos sociales en los siglos XIX y XX. Editorial Ariel, Barcelona, Para este autor el concepto de “bandolerismo social” supone que estas acciones delictuales constituirían un modo de protesta social primitiva. Lo que acarrearía la simpatía y solidaridad de sus iguales Esta situación Hobsbawn la graficaría en personajes como Robin Hood: “El bandolerismo es una forma más bien primitiva de protesta social organizada, acaso la más primitiva que conocemos. En cualquier caso, en no pocas sociedades, lo ven así los pobres, que por lo mismo protegen al bandolero, lo consideran su defensor, lo idealizan y convierten en un mito.” HOBSBAWN, Eric (2001): Bandidos, 3ª Edición, Editorial Crítica, Barcelona, p. 19 Ibidem, p. 25.
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poseen características similares en relación, sobre todo, al tipo de delitos, a la preocupación expresada por las elites y demostrada en las continuas publicaciones sobre el problema rastreadas en la prensa del periodo, y en la extracción de clase de los inculpados e involucrados. Todos estos antecedentes nos ayudarán a construir el sentido histórico concreto que tienen las acciones delictuales, en tanto se constituirían como una respuesta de las clases subordinadas a las condiciones de vida material que resultaban de las profundos cambios que experimentaba la sociedad de la época. No obstante, creemos que - en tanto constante social e histórica - la ocurrencia de acciones de bandolerismo y delincuencia, y otras de disrupción social, deben operar necesariamente, algunos mecanismos culturales, de cosmovisión e identidad que es necesario, de la misma manera, reconstruir e historiar. A partir de lo anterior, podemos encontrar diversas motivaciones que influían en la conducta delictual de – principalmente - peones y gañanes. Pero existe la evidencia que muestra que las acciones de trasgresión resultan - en gran parte de las causas criminales estudiadas - de la materialización del impulso del individuo que se ve motivado, en el contexto de una condición social precaria, a desbordar los límites de los marcos éticos y de las normas sociales impuestas por la cultura dominante. En el caso concreto de las acciones delictuales y de bandidaje, las motivaciones van desde el proveerse de alimentos, como es habitual en el abigeato, o la simple necesidad de bienes o dinero. Por lo tanto, y en relación a lo anterior, entenderemos para efectos de este estudio, el concepto de bandidaje como aquel que comprende las acciones y delitos, destinados a transgredir el derecho a la propiedad privada y a la integridad física de las víctimas. En este sentido lo utilizaremos para caracterizar un fenómeno histórico recurrente en las sociedades en proceso de transformación y modernización, y que se desarrolla de igual manera en las sociedades que experimentan 96
una mutación desde formas tradicionales - con la organización y dinámica que ésta supone- hacia una sociedad que recibe paulatinamente las modernizaciones del mundo capitalista, generándose un imaginario colectivo marginal caracterizado por la consecución de fines particulares por medios ilícitos. I CONCEPCIÓN A MEDIADOS DEL SIGLO XIX Los fenómenos de delincuencia y bandidaje estudiados se enmarcan territorialmente en la provincia de Concepción, entre 1835 y 1860. Este espacio temporal encuentra a la provincia en un proceso de progresiva modernización lo que le otorga, en especial al espacio central de Concepción, una impronta distinta a la que tenía en los años anteriores a las guerras de Independencia. A pesar de ello, continúa siendo un espacio de labores propias de una sociedad agrícola y tradicional, que es modificado progresivamente por los oficios emergidos a causa de las nuevas actividades económicas: la expansión de la molinería del trigo, la explotación de los yacimientos carboníferos de la zona del Golfo de Arauco, y la puesta en marcha de los centros comerciales de la ciudad de Concepción. La provincia de Concepción comienza a experimentar un nuevo ordenamiento social y territorial basado en la transformación operada, desde las antiguas formas de trabajo precapitalista, principalmente labores agrícolas y campesinas, a la formación de un enclave urbano en vías de transformación y modernización. Esto trae consigo las problemáticas inherentes a tal condición, de las cuales una de las más significativas, la constituye la masa de inmigrantes pobres que se instalan, principalmente en los centros urbanos de la provincia, en especial en los alrededores de la ciudad de Concepción. Este grupo de personas ejercerán presión para ocupar tierras de propiedad municipal y particular, y se irán transformando paulatinamente en una población urbana y proletarizada, lo que 97
se rastrea en las fuentes oficiales de la época, las que también dan cuenta del esfuerzo que hacen las autoridades por solucionar el problema de los pobres llegados a la capital provincial.5 De esta manera la provincia y en especial el viejo Concepción de raigambre latifundista, van dando paso, poco a poco, a una ciudad cuya disposición territorial y social, es ordenada por esta nueva dinámica de las pujantes economías locales, dirigida y controlada por comerciantes e inversionistas locales y foráneos. Un aspecto importante de esta nueva impronta de la urbe penquista, es la orientación que adoptan los flujos de población y de mercaderías hacia los puertos como puntos centrales de actividad y de desarrollo, característica propia de una urbe exportadora. Lo anterior trae consigo el desarrollo del comercio, que dinamiza el mercado interno de la Provincia ofreciendo oportunidades que pueden ser aprovechadas por grupos y sectores que desarrollan actividades económicas relacionadas y que se incorporan de manera homogénea y equilibrada al proceso urbano - modernizador. Es así como, el intercambio comercial, como actividad económica propia de la pujante urbe, constituyó uno de los campos nuevos de ocupación laboral y representó la actividad predominante para los inmigrantes inversionistas extranjeros. Es así, como en una rápida mirada a la prensa de este tiempo, encontramos las siguientes casas comerciales con sede en la capital de la provincia: La panadería de Gerardo Pellicier, la curtiembre de Alejandro Hurrel, la sociedad mercantil Aninat, la casa francesa de muebles, tapicerías y carruajes Gross y Felenberg, la tienda de Tomás Segundo Smith, la relojería y joyería de Santiago Lichtenberg, y entre otras, la tienda de Valeriano Parodi.6 5
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PACHECO, Arnoldo. “Los pobres en la ciudad. Concepción 1830-1880”, en REVISTA DE HISTORIA, Año 4, Vol.4. Universidad de Concepción, Concepción. 1996. El Correo del Sur, varios números entre 1856 -1860.
No obstante, y pensando en el proceso histórico en que se encuentra inmersa la ciudad y la provincia, éste tiene por lo menos dos niveles que se mueven y actúan en forma paralela: por un lado la diversificación de las actividades económicas y el desarrollo urbano que esto trae consigo, reflejado en las nuevas actividades productivas, de carácter capitalista. Por otro lado, estas actividades y estas dinámicas de reproducción material y social, van dejando sectores importantes de la población, en especial al inmigrante rural y sus familias, al margen de los beneficios que las actividades económicas citadinas ofrecen. Es por ello que las posibilidades de cumplir las expectativas de progreso personal y familiar, se ven obstaculizadas por factores materiales y de exclusión social, que los transforma en grupos que pugnan, de una manera u otra, por alcanzar los beneficios de la modernización. II LOS DELINCUENTES Y BANDIDOS EN LA “HISTORIA LARGA” El segmento marginal de población que queda separado de los procesos modernizadores y que periódicamente aparecen en nuestro acontecer histórico, tiene su origen en Chile, y en el espacio de la provincia, en los lejanos tiempos coloniales. Manteniéndose como una estructura que subyace también a los siglos republicanos y que al decir de Mario Góngora, obedece a las transformaciones experimentadas por la mano de obra mestiza, en su tránsito hacia el proceso modernizador del siglo XIX. (…) las configuraciones llamadas ‘coloniales’ no son ‘el pasado’ según una imagen del tiempo histórico, sino que son estructuras de base que subyacen a todo el acontecer del periodo ‘nacional’ 7 6 7
El Correo del Sur, varios números entre 1856-1860. GÓNGORA, Mario (1980): Vagabundaje y sociedad fronteriza en Chile. (Siglos XVII al XIX), en: Estudios de Historia de las Ideas y de Historia Social. Ediciones Universitarias de Valparaíso.
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De esta manera, la sociedad chilena de fines del periodo colonial, se nos presenta como una sociedad en profundos procesos de cambios y transformaciones, dada la evolución de las actividades económicas y por ende de las modificaciones del mercado laboral interno. En este contexto, existe un grupo importante de población mestiza, que asume un permanente proceso de acomodo e inserción al sistema laboral, a través de la actividad agrícola y hacendal y por otro lado- un grupo que queda temporal o permanentemente al margen del sistema productivo y por ende de los procesos de modernización. Lo anterior ocurre por imposición violenta de la realidad histórica o por la opción de lo que podríamos denominar la ociosidad popular o la libertad ancestral de no sometimiento de gran parte de los grupos sociales populares. Hay una íntima tendencia al vagabundaje en grupos sin estatuto, privilegios ni organización dentro del orden existente: así los grupos marginales: mestizos, mulatos, sambos y negros libres a ellos se unen por motivos más obvios toda clase de delincuentes de esclavos e indígenas fugitivos.8 Es de este modo, y obedeciendo a las particularidades propias de Concepción como las que hemos venido reseñando, que existe en la provincia un importante grupo de población que queda al margen de las actividades productivas y de los beneficios de la modernización capitalista.9 Estos grupos sociales, 8 9
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Ibidem, p. 329 La noción de marginalidad generó un prolífico debate en los marcos de la teoría de la dependencia, que intentará explicar el fenómeno de acuerdo a las características del proceso de desarrollo económico de los países latinoamericanos, principalmente. Para efectos de este estudio, entenderemos el concepto como un proceso que “da cuenta de la manera indirecta, fragmentaria e inestable de inserción, a que crecientes segmentos de la población son sometidos, en las tendencias que el modo de producción capitalista asume como dominantes, y, por consecuencia de lo cual, esos segmentos pasan a ocupar el nivel más dominado del orden social”, en QUIJANO, Aníbal (1971): “Redefinición de la dependencia y proceso de marginalización en América Latina”, en Populismo, marginalización y dependencia, Educa, Siglo XXI, México.
que podríamos calificar de marginales, constituyen una parte importante de población que acomete acciones disruptoras para el orden y el progreso enarbolado, como ideología civilizatoria por las elites penquistas de la época. Tales acciones se manifiestan en actitudes de indisciplina social que van desde la simple vagancia, la ebriedad callejera, el echarse al monte, los juegos populares, acciones de delincuencia y bandolerismo, violaciones, hasta hechos de sangre como asesinatos. Cabe notar que estas acciones, como estructura histórica, en lenguaje de la Escuela de los Annales, son rastreadas por Góngora, bastante entrado el siglo XVIII. De tal manera y refiriéndose a las continuas quejas de las autoridades de la segunda mitad del mencionado siglo, en especial en las zonas al sur del Maule, Góngora señala: En Concepción escuchamos idénticas quejas, en 1758 del Corregidor; en 1766 del Promotor Fiscal del Obispado; en 1776 del Procurador de la Ciudad, que se lamenta del cuatrerismo que se ha hecho imposible para los vecinos de Concepción y para los de Chillán (...) El documento del Promotor Fiscal marca una relación entre el aumento de población, la ocupación consiguiente de terrenos que anteriormente se dedicaban a la crianza de vacas , y la multitud de hurtos de animales que se conducían a vender entre los indios del Sur del Biobío como un recurso de los pobladores más pobres (...) La relación entre la pobreza del pequeño campesino y la ociosidad y delincuencia como salidas normales de esta situación, es un tópico que encontramos abundantemente repetido en esta época, reformista y afanosa de planes de mejoramiento económico (...) 10 10
GÓNGORA, Mario, op.cit. p. 379
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Un aspecto importante de la idea expuesta por Góngora dice relación con que la mayor parte de las personas vinculadas a acciones de vagabundaje, delincuencia y bandolerismo, tienen arraigo como gañanes o pequeños propietarios empobrecidos o peones, haciendo referencia a Archivos Judiciales de Chile Central. En los casos que hay datos sobre la ocupación del acusado podemos afirmar que, en su mayoría, son trabajadores ocasionales, gañanes y en segundo lugar, pequeños propietarios e inquilinos 11 La sociedad penquista de mediados del XIX no escapa a las consideraciones generales formuladas por Góngora. Es así como en este incipiente proceso de modernización, aparecen nuevas posibilidades de incorporarse al mercado laboral para los gañanes y trabajadores ocasionales del campo. Comienzan a vislumbrarse nuevas ocupaciones propias de una sociedad en proceso de modernización. Nos referimos principalmente a la aparición del peón asalariado, que al ser abundante representa un empleo precario, inestable y permanentemente ligado a los ciclos de la economía mono-exportadora. Lo anterior genera conflictos sociales de importancia, que se dan en el seno de la sociedad provincial, reflejado en las acciones delictuales, de marginalidad y de ruptura social, que al parecer y de acuerdo a lo encontrado en las fuentes son propias de una sociedad en transición, en que se viven procesos dinámicos y contradictorios como los señalados. La población tendía a reproducir su estilo tradicional de vida dentro de la ciudad, lo cual se contraponía a la tendencia urbana que se estaba formando por la 11
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Ibidem, p.369
influencia de una región abierta hacia el exterior, por ello gran parte de los gastos municipales se dedicaba a la formación de guardias, serenos y otros12 Los mestizos e indígenas pobres que emigran desde los sectores campesinos a la ciudad, se convertirán en los sectores marginales de este espacio en transformación, y pasarán a constituirse en una de las principales preocupaciones de las autoridades y grupos que conducen el proceso modernizador. Si consideramos la estructura laboral del período estudiado, el predominio del estrato identificado por las fuentes como ‘gañanes’, conforma el grupo mayoritario. Lo anterior en el marco de una provincia como Concepción que se constituye en un espacio donde subsisten formas de cultura y sociedad tradicionales que arrancan desde el siglo XVIII, tales como los gañanes y trabajadores del campo, trabajadores temporales que ejercen labores asociados a los ritmos de las faenas agrícolas, hasta el peón proletario, propio de las economías modernas del siglo XIX. Este último, sujeto histórico estructurado, a partir del aumento de la población mestiza, llega al centro de la provincia, con el ánimo de acceder a la modernización capitalista, lo cual se traduce en una mayor disponibilidad -y menores precios- de los alimentos y la ropa, así como la posibilidad de formar una familia, y encontrar la alternativa de un nuevo empleo. Por un lado, la dinámica de modernización social y urbana, y por otro lado la consolidación del latifundio triguero, determinan la imposibilidad de continuar dependiendo de las pequeñas propiedades campesinas; el inquilino - trabajador del 12
CERDA, Patricia (1983): Transformación y modernización de una sociedad tradicional. La provincia de Concepción durante la primera mitad del siglo XIX. Tesis para optar al grado de Magíster en Historia con mención en Historia de América. Departamento de Ciencias Históricas, Facultad de Filosofía, Humanidades y Educación, Universidad de Chile. Santiago de Chile.
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campo por excelencia- fue perdiendo pie lentamente, ante el arrollador avance del latifundio. Y, en términos de la economía urbana, ante el avance del trabajador proletarizado. III LOS DELITOS La recurrente aparición de los delitos cometidos, en la prensa del periodo, constituye una señal importante de la preocupación de las clases dominantes por los continuos actos delictuales y de bandidaje que se desatan en las ciudades de la provincia y sus alrededores. Nuevos grupos sociales agudizan los problemas de marginalidad y disrupción social que se arrastran estructuralmente desde los tiempos coloniales: En los países civilizados existen reglamentos sabios, dictados por la experiencia de los siglos que han producido buenos resultados para atacar a los vagos (....) Las autoridades que son responsables del orden i de la seguridad pública tienen el derecho i el deber de averiguar la ocupación de cada cual i de saber si los medios de que se vale para vivir son o no lejitimos.13 La preocupación central radica, por tanto, en los obstáculos que expresan las acciones delictuales y de vagabundaje para el progreso y desarrollo de la provincia. Se deja ver la necesidad de poner en práctica medidas de control y disciplinamiento social, que vengan a impedir la ocurrencia de delitos y que sitúen a la provincia, a la altura de los países civilizados. En el año 1852, el corresponsal del Correo del Sur en Rere, informa en una de sus columnas bajo el título de “Seguridad de la Propiedad”: 13
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El Correo del Sur, enero de 1859
Quedan en pie y haciendo frente a nuestra tranquilidad, los malvados, los forajidos, los malhechores, que al favor de la impunidad diezman nuestras propiedades , harto inseguras y las diezman con un descaro insolente que consumen de despecho al hombre industrioso abandonado a sus propios recursos, no hallando a donde dirigirse a implorar protección14 La llamada de atención a las autoridades, de parte de un sector de los propietarios de Rere, se traduce en la interpelación pública para que actúen frente a la impunidad y envergadura de los delitos. Continúa el periódico: Es tal el deplorable estado a que ha llegado nuestro Departamento, que hai Subdelegación en que estos bandidos se reúnen, acuerdan el ataque, lo ejecutan de noche y comen y beben de día, lo que han pillado sin que nadie los inquiete. Que hace entretanto el Gobernador a quien se le ha confiado la seguridad de las propiedades de sus gobernados. Se ha levantado alguna vez de la cama llevando en la cabeza a su despacho el pensamiento de formular una medida capaz de solucionar nuestra azarosa situación.15 De esta misma forma en la localidad de Yumbel el problemas de los salteos y robos se torna, según esta fuente, en un asunto fuera de control para lo cual la comunidad, al ver la indolencia de las autoridades, se organiza, con el objeto de controlar ellos mismos, las continuas acciones de delincuencia. Es así como en 1852, el Correo del Sur informa sobre la creación de un cuerpo de “vijilantes” que se hará cargo del cuidado de las propiedades. 14 15
El Correo del Sur, febrero de 1852 Ibidem.
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En la villa de Yumbel cabecera de Departamento se ha creado un Cuerpo (...) es solamente un cuerpo de vijilantes.16 En Rafael, el año 1852, el mismo diario informa sobre la frecuencia de los robos y la falta de vigilantes en las haciendas, campos y en el pueblo: “En Rafael ha habido siempre jente inclinada a quebrantar el sétimo mandamiento” En la capital de la provincia, la situación no es diferente. En junio de 1853 el periódico en cuestión denuncia bajo el título de “Robos”: Esta mala plaga comienza a hacer estragos en Concepción, se ha hablado antes de compañías organizadas de ladronzuelos cuyos progresos se han logrado cortar con el tiempo. Pero la repetición de los robos no ha cesado. Lo que prueba que roban con más acierto los ladrones que trabajan solos que los asociados.17 El pujante puerto de Tomé no escapa a la acción de los malhechores que interrumpen la paz de la provincia. Bajo el Título de “Salteo”, se lee: Se nos asegura que antes de anoche ha sido degollado a la llegada a Tomé el joven Vicente Sepúlveda, alumno del Liceo, que iba al lado de sus padres a pasar las vacaciones (...) Los caminos infestados de facinerosos, ya no presentan seguridad para nadie”.18 Como parte del mismo artículo se informa que: 16 17 18
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El Correo del Sur, diciembre de 1852 Ibidem, 1853 Ibidem, enero de 1857.
(...) un señor Palacios ha sido asaltado por varios facinerosos cerca de Puchacai i que ha logrado escapar de sus garras recibiendo seis heridas con arma blanca.19 Constituye lo anterior una muestra representativa de la importancia que se le asigna al tema de la seguridad de la propiedad y de los bienes, a lo que se agrega la preocupación constante por la integridad física de las víctimas. En este sentido cabe destacar que los sucesos de criminalidad en el marco de la Frontera, se caracterizaron por sus grados de crueldad y sangre fría. De esta manera se refiere Leonardo León al caso de Concepción terminado el siglo XIX. Concepción, vieja y vetusta, veterana ya en las andanzas de cuatreros, montoneros y bandidos, servía ahora de balaustrada a un crecido número de ladrones urbanos que asolaban a los residentes más pacíficos de la ciudad. 20 Cita enseguida León, el diario El País de la capital provincial, que en su edición de mayo de 1896 señalaba: Concepción se va viendo convertido ya en madriguera de malhechores y bandidos. Los asaltos a mano armada y asesinatos que se han venido perpetrando últimamente, son numerosos y mantienen llenos de justa alarma a los vecinos de la localidad.21 De lo anterior resalta un aspecto importante que marca la diferencia con las acciones de delincuencia y bandolerismo 19 20
21
El Correo del Sur, enero 1857. LEÓN, Leonardo (2005): Los Bandidos del Arcaísmo. Criminalidad en la Araucanía 1880-1900, passim, p. 16. El País, mayo de 1896. Citado por LEÓN, Leonardo, op. cit., p. 22
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anterior a las guerras de Independencia. En efecto, a partir de 1835, y en consideración a las fuentes estudiadas, las acciones delictuales adoptan un tenor individual, que no implica, necesariamente, la prodigalidad en las ganancias de las acciones constitutivas de rebeldía social en términos de Hosbsbawn. Esto se explicaría, como lo hemos venido estableciendo, dadas las características de transición y modernización que adopta la sociedad penquista de la época. Aspectos tales como el salteo o los robos en la calle del Comercio, actual Barros Arana, una de las principales arterias de la ciudad, son recurrentes en esta etapa de formación de la moderna sociedad penquista. Un ejemplo de ello es la preocupación manifestada por la prensa del periodo, por los robos que ocurren en las tiendas comerciales del centro de la naciente urbe. Se ha robado la tienda de José Manuel Ribera, el candado roto y arrojado al medio de la calle. Según el parte policial se han robado las siguientes especies: 12 pesos en plata, 2 paquetes de camisas e algodón y 9 piezas de género.22 Líneas más abajo se lee: Anoche en la calle del Comercio se ha abierto la tienda de Dionisio Cisterna (...)23 La preocupación se extiende a la frecuencia con que se delinque. La policía comienza a dar parte casi diariamente de un robo de más o menos consideración (...)24 22 23 24
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El Correo del Sur, junio de 1853 Ibidem. Ibidem, julio de 1853
En una carta de los comerciantes de Concepción al Intendente, se deja ver el malestar de éstos por la situación de continuos robos y acciones de delincuencia que se registran en la ciudad. La contratación de un cuerpo de serenos y guardias y la instalación de luminarias, son algunas de las soluciones y exigencias que plantean los mercaderes. 25 En el mismo diario, se informa del robo de la Joyería Alemana ubicada en la calle Comercio (actual Barros Arana) y se critica la tardía acción de la policía. El día domingo a las 11 de la noche se ha intentado robar en la Joyería Alemana situado en la calle del Comercio. La policía llega al lugar de los hechos mucho rato después y el sereno no estaba atento al parecer de lo que ocurría en la calle. Es necesario que se castigue a los policías que no cumplen su deber en especial aumentar los policías y serenos en la calle del Comercio que es una de las calles más importantes de la ciudad.26 La presión a las autoridades a través de la prensa se hace patente. El día 10 de septiembre de 1853, el Correo del Sur publica la siguiente noticia bajo el título “Robos”: Siguen los robos con su frecuencia de cada día. Hemos indicado varios de poco tiempo a esta parte, el de Cisterna, el de Rivera, el de Martínez y de la Joyería Alemana (...) Ahora denunciamos otro muy reciente de dos días, se han introducido anoche uno o varios ladrones en la casa del Sr. Sanders, cuya familia está ausente y han abierto todas las puertas de las habitaciones, cómodas, roperos, despensas (...) 27 25 26 27
El Correo del Sur, junio de 1853 Ibidem, 30 de agosto de 1853. Ibidem, septiembre de 1853
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Continua, como es la tónica de las noticias que tratan estos temas, con una fuerte crítica a la policía a la que se acusa de negligente y de no realizar su labor. En el mismo tono, días más tarde el medio continúa con su preocupación: Siguen los robos y la impunidad de ellos sin ningún género de responsabilidad por parte de la policía (...) Se agregan a la lista la alcancía de la Iglesia San José, dos rollos de cuero inglés, una pieza de tocuyo, dos fresnos y libros de cáñamo robados anoche a AR. Gross de una pieza que ocupa en la casa de Francisco del Río.28 El día 27 del mismo mes el diario señala: El sábado pasado otro robo: Se ha robado a Tomas Smith toda la ropa de su uso y otras cosas que no recordamos. 29 De lo anterior podemos inferir que existe una verdadera campaña comunicacional del periódico en relación a los continuos robos que afectan a los comerciantes penquistas de la época. Es claro, además, que las noticias en este periódico tienden a denunciar un clima de inseguridad y desorden que conspira contra el desarrollo en paz y tranquilidad de la urbe penquista. Se deja entrever, por otro lado, el llamado de atención a las autoridades a tomar las medidas necesarias para contener las acciones delictuales que al parecer afectan mayoritariamente a los comerciantes y personas acomodadas de la ciudad. Es por esto, que desde el periódico, no solo existe una campaña de denuncias de “Robos”, sino también una campaña constante de denuncia de la vagancia y la ociosidad como factores que propician 28 29
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El Correo del Sur, septiembre 1853 Ibidem.
estos hechos y en asignar a la policía su responsabilidad en las tareas de prevención: La policía tiene dos misiones esenciales y correlativas- impedir los delitos y aprehender a los criminales para entregarlos en manos de la justicia.30 Se reclama por parte de los comerciantes y de los vecinos que tienen tribuna en esta publicación, mayor eficiencia en el trabajo policial, poniendo énfasis en que la justicia, también debe ser más dura y celosa en los castigos asignados. El corresponsal en Rere escribe en 1852: A la policía de seguridad toca perseguir y prender a los malhechores en un país bien gobernado; pero esto no se ve jamás en Rere. Si un ciudadano perjudicado en sus intereses no pone de su parte los medios de descubrir un hurto que se le ha hecho, el que lo ejecutó nada tiene que temer de la policía.31 Líneas más abajo y luego de dar un ejemplo de cómo un delincuente pasó solo un par de días en la cárcel el corresponsal concluye: (...) y cuando todos esperábamos que el juez sería inexorable en la aplicación de la pena, supimos con asombro que el delincuente había sido puesto en libertad (...)32 El sentido de la crítica va aún más lejos. Se pone en duda todo el ordenamiento jurídico, pidiéndose, incluso, el procesamiento del juez: 30 31 32
El Correo del Sur, enero 1859 Ibidem, febrero 1852 Ibidem.
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¿Cómo permite el Gobernador a los Jueces un proceder tan criminal y de tan perjudicial trascendencia?, ¿Por qué no manda a procesar a ese Juez para que el castigo que se imponga a su disimulo sirva de ejemplo a los demás? 33 IV DELINCUENTES Y BANDIDOS El origen social de los sujetos partícipes de acciones de delincuencia y bandidaje, debemos buscarlo en la condición de gañanes y peones, como son llamados por las fuentes. Este tipo de población marginal se daría, según Góngora, especialmente en las poblaciones fronterizas, dada la existencia de las comunidades indígenas y de mestizos afuerinos, que son consideradas, por los grupos de poder también como sectores retardatarios al desarrollo y como obstáculos para la modernización capitalista y, frente a las cuales - al igual que los delincuentes y salteadores- el Estado y las clases dominantes dirigen sus esfuerzos represivos y disciplinadores. Refiriéndose al siglo XIX Góngora señala: Continuó la atracción del elemento vago hacia los territorios poblados por indígenas. En 1871 el general Cornelio Saavedra mencionaba la existencia de un gran número de criminales que asaltaba y robaba en los distritos de Arauco, Lebu e Imperial; regularmente armados y municionados (...) También seguía su curso la expansión ultra cordillera: prófugos y forajidos vivían en tolderías pehuenches.34 En las fuentes estudiadas para nuestra investigación, se verifica una relación directa entre los fenómenos de vagancia y 33 34
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Ibidem. GÓNGORA, Mario, op. cit, p. 355.
de delincuencia o bandolerismo. Sobre todo en una época en que la vagancia se asocia a la ociosidad improductiva. Sobre el problema de la vagancia como propiciadora de conductas delictivas y antisociales, se entrega el siguiente testimonio: La vagancia es cuasi un delito, porque de la ociosidad al crimen no hay sino un solo paso. Perseguir, pues, a los vagos i obligarlos a buscar una ocupación, es prevenir los delitos.35 Se verifica lo planteado por Alejandra Araya, en relación a la aparición de los vagos en las causas criminales de los siglos coloniales. La categoría de vago u ocioso resulta de la relación con el trabajo y de ahí la potencialidad de ser un ladrón o delincuente. En palabras de la autora: Los vagabundos no eran delincuentes por su errancia, sino por su relación con el trabajo, sus formas de sostenimiento y por conductas asociadas que resultaban ser objetos de sanciones penales como los juegos prohibidos, el amancebamiento y el hurto.36 Este problema es abordado por la prensa poniendo el acento en la relación que existe entre vagabundaje, ocupación y delincuencia, y ante la necesidad de establecer medidas por parte de la autoridad. Bajo el título de “Lei de Vagos” se destaca la siguiente noticia: Esta sería otra ley que nuestro intendente debía publicar. No se encuentran brazos para la agricultura, ni 35 36
El Correo del Sur, enero 1859 ARAYA, Alejandra (1999): Ociosos, Vagabundos y malentretenidos en Chile Colonial. DIBAM - Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, Santiago de Chile, p. 13
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para otros trabajos pero en cambio se encuentran vagos y holgazanes para la ociosidad y el pasatiempo. Con un decretito sobre este asunto acabaríamos por extirpar esta mala plaga que nos asedia desde tiempo atrás.37 Es un hecho que uno de los problemas centrales, asociado al tema del vagabundaje es la tendencia al divertimento que se manifiesta en las calles y en los locales de venta de bebidas alcohólicas. De esta manera, se pone de manifiesto en la prensa del periodo, que debe reglamentarse entre las clases populares y en algunos otros sectores de la población el funcionamiento y existencia de las llamadas chinganas y prostíbulos. El problema es abordado con un claro sesgo de clase, pues se culpa a los vagos y desposeídos de las situaciones de desorden y alteración del orden público. El intendente de la provincia, en relación a la situación del puerto de Talcahuano, donde señala que las pulperías, chinganas o despachos de licores al por menor son el origen de los desórdenes y la causa de relajación de las costumbres, entrega, en 1853, el siguiente decreto: Art.1° Ningún individuo de uno u otro sexo podrá en lo sucesivo abrir en este puerto pulpería, chingana o expendio de licores por menor. Art. 3° El gobernador negará la licencia a la que se refiere el artículo anterior si el solicitante no tiene buena conducta (…) 38 Si consideramos la envergadura de los delitos y la asociación discursiva que se establece en la triada vagos-ociososdelincuentes, nos explicamos porque una de las preocupaciones 37 38
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El Correo del Sur, mayo de 1855 Ibidem.
fundamentales de las instituciones estatales, así como también de otros actores (periodismo, comerciantes, propietarios), era establecer públicamente el mal comportamiento de algunos habitantes de la provincia. El castigo por tanto debía ser público y notorio, aún ante faltas menores. Y la publicidad de las penas, aunque esta fuera simplemente la publicación en el diario de una pendencia o de un estado de embriaguez, constituía ya un escarnio. Por esta razón, los diarios publicaban habitualmente las listas de quienes eran sorprendidos en falta: Manuel Rivas por considerarlo siempre vago, en razón de no tener renta, oficio, ni beneficio y por juntarse con personas de mala conducta (…) Manuel Bravo y Juan de Dios Araya por ebrios (…) Jesús Prieto González y Manuel Barriga por pendencia (…) 39 La situación se tornaba preocupante para el diario cuando la policía no entregaba las nóminas de infractores. Bajo el título de “Policía” se puede leer en 1847. No se publican hace mucho tiempo la nómina de delincuentes que la policía arresta ¿qué pasa? (...) la policía tiene la obligación de informar a la comunidad como medida de ejemplo (...) 40 Si pensamos que una buena cantidad de penas debían ser cumplidas en la vía pública, y que eran muy difundidos en todo el país los presidios ambulantes, en los denominados “Carros” en los que, virtualmente, se paseaba a los reclusos por gran parte de las grandes ciudades, trabajando en las obras públicas 39 40
Ibidem. Ibidem.
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en las que era necesaria mano de obra, constataremos que las penas aplicadas con exposición públicas eran bastante comunes desde el nacimiento de los sistemas carcelarios y punitivos implementados desde el Estado. De esta manera: El Estado republicano mantuvo, en un principio, algunos presidios coloniales o buscó métodos para hacer del castigo un espectáculo infamante que desincentivara a la población a acometer delitos 41 Es así como dentro de la elite chilena de la época, se desarrolla una profunda discusión frente al tema de terminar con las penas y la exposición pública de los detenidos por considerarla inútil al sentido reintegrador que - en teoría- debería tener el encierro. De esta forma Manuel Montt en el año 1843, se refiere a la necesidad de establecer una cárcel penitenciaria: (...) hacía ya tiempo que se dejaba sentir la urjente necesidad de abolir la institución de los carros donde, espuestos los presidiarios a sufrimientos que los exasperaban, léjos de encontrar en ellos estímulo alguno que despertase en ellos el arrepentimiento, no podían ménos de acabar de corromperse con su acumulación continua y la degradación fatal que producen en el alma los trabajos públicos. 42 Referencia obligada sobre estas temáticas lo constituyen las obras de Michel Foucault, sobre la prisión y el encierro. Para el historiador francés la privación de libertad constituye un avance en la formulación de las penas durante el 41
42
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LEON, Marco Antonio, compilador y estudio preliminar (1996): Sistema Carcelario en Chile: Visiones, Realidades y Proyectos (1816-1916). Ed. DIBAM. Fuentes para el estudio de la República. Volumen VIII. Santiago de Chile, p. 15 Ibidem, p.85
siglo XIX. Prescindiendo del castigo físico como castigo, el Estado infringe una pena mucho más profunda y significativa: el encierro.43 Así, al establecer la procedencia social de la mayoría de las personas acusadas en las causas criminales, se concluye que la mayor parte de los encausados como autores de delitos provienen del estrato denominado por las fuentes como “gañanes”, que hace referencia al trabajador ocupado temporalmente en las faenas del campo, sin arraigo alguno con la tierra, más que un trato temporal, por lo general de palabra, con algún propietario de trilla, siembra, vides o alguna otra faena campesina. De esta manera la figura del gañán, incorporado ahora a las nuevas faenas del mundo urbano y transformado en mano de obra asalariada y precaria al servicio de la modernización capitalista impulsada en la provincia, es el principal actor en los hechos delictuales que se investigan por los tribunales. De las 491 causas criminales estudiadas, 87 de los acusados por el delito de hurto o salteo son gañanes, mestizos, que declaran no saber leer ni escribir. De esta manera se inicia la causa criminal contra Juan de Dios Carrasco y otros en 1857: 43
Para Foucault, las postrimerías del siglo XVIII es la época que marca el inicio de la vigilancia social y lo que podríamos llamar, el sistema penal moderno. Es el tiempo en que se dejan atrás los castigos medievales como las torturas y suplicios, y en general todo lo que tiene que ver con el castigo del cuerpo, comenzando a implementarse las prisiones y las penas de encierro. Este proceso histórico, constatado para la Europa del Antiguo Régimen, tendría una causal en las visiones y prácticas de la burguesía para con las capas proletarias. En palabras del historiador francés: “Y creo que el sistema penal, y sobre todo el sistema general de vigilancia que fue puesto a punto hacia finales del siglo XVIII y principios del XIX en todos los países de Europa, es la sanción de este nuevo hecho: que el viejo ilegalismo popular que era, en algunas de sus forma, tolerado bajo el Antiguo Régimen, se hizo literalmente imposible: fue necesario poner efectivamente bajo vigilancia a todas las capas populares” FOUCAULT, Michel (1995) Un Diálogo sobre el poder. Alianza Editorial. 5ª Edición, Madrid, pp. 60-61. Del mismo autor puede leerse: Vigilar y Castigar (2002): Nacimiento de la prisión. Siglo XXI Editores, Buenos Aires.
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Causa criminal iniciada en septiembre de1857 por delito de salteo en contra de: Juan De Dios Carrasco, 40 años, no lee ni escribe, gañán, chileno (...)44 De la misma manera otro de los procesados en esta causa es descrito como : Ignacio Alvarez, más de 25 años, gañán, no lee ni escribe, chileno (...)45 En 1856, en causa seguida contra Manuel Arias y otros, se establece por parte del tribunal la condición de gañán de Arias: El principal acusado Arias, de 23 años y con domicilio en Chiguayante, trabaja como gañán desde los 15 años 46 En el año 1856 se abre causa criminal contra Manuel Flores, por hurto de escopeta. Natural de Palomares, Flores es un gañán que no sabe leer ni escribir y quien es condenado en primera instancia a trabajos forzados en obras públicas. En 1848 se abre causa contra José Candia por abigeato. Natural de Yumbel, 60 años, labrador. Antes había estado detenido por tomar unas “puntillas“(sic) que el pensaba eran de unos parientes. En la causa actual, Candia es finalmente sobreseído. En una causa posterior, de 1856, es sometido a proceso por robo, José del Carmen Cabrera. La filiación dice: Soltero, gañán, no lee ni escribe, preso cuatro veces por embriaguez (...)47 44 45 46 47
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Archivo Nacional Judicial Leg.192. pieza. 35. 1857- 1859 Ibidem. Archivo Nacional. AJ Con. Leg. 154. 1856 Archivo Nacional. AJ Con. Leg. 156. 1856
La denunciante Carmen Espinoza dice que Cabrera se entrometió subrepticiamente a su casa. Las declaraciones de todos los criados de la casa acusan al inculpado, pero él se declara inocente de todos los cargos. En el año 1857 se abre Causa Criminal contra Juan de Dios Carrasco: 40 años, no lee ni escribe, gañán, chileno (...)48 Contra Ignacio Alvarez: mayor de 25 años, no lee ni escribe, gañán, chileno (…)49 Y Julián Mardones: 31 años, no lee ni escribe, labrador, chileno (…)50 De los tres inculpados en esta causa, dos de ellos se declaran gañanes y uno de ellos labrador. Desde esta perspectiva puede desprenderse que los frutos del salteo, aparentemente, iban a ser comercializados por ellos. Esto se desprende de la declaración de la policía y de la naturaleza de las especies sustraídas: un cofre con servicios, joyas de plata, una sombrilla, una cañonera de plata de 12 pesos. Otra causa es abierta en Concepción en el Departamento de Puchacay bajo el título de “Salteo”. El juez a la cabeza del proceso, realiza una reflexión sobre el orden y la tranquilidad pública en la que se lee: Es necesario hacer los esfuerzos por castigar y erradicar estos graves problemas de la sociedad de Concepción 48 49 50
Archivo Nacional AJ Con. Leg. 162. 1857 Ibidem. Ibidem.
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(…) cuyo origen está en las condiciones en que viven muchas gentes de la ciudad (...)51 En una proporción menor aparecen, en la documentación revisada, la categoría de albañil u obrero con alguna calificación, presente en la comisión de los delitos. Este obrero habitualmente está involucrado por necesidad en la comisión de ilícitos. Es así por ejemplo como en 1854 se acusa de abigeato a José Luis Escobar, Albañil, de Rere. Escobar queda a disposición del juez por robar dos bueyes desde la propiedad de José Cuevas, quien arrienda un pedazo de terreno en la hacienda Chaimávida. Tal proceso concluye con la declaración de Cuevas quien señala que: Creo que el acusado Escobar se equivocó al tomar mis bueyes creyendo que eran los de su madre (…) 52 Un balance general del Archivo Judicial de Causas Criminales de Concepción,53 sobre 491 causas entre los años 1835 y 1860, nos arroja que los delitos más frecuentes son, en primer término, el abigeato con un 39%, seguido de los hurtos, con un 30% y los homicidios con un 9 %. En la muestra total los delitos detectados fueron los siguientes Abigeato Hurtos Homicidios Violaciones Salteos Asaltos Otros TOTAL 51 52 53
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189 147 43 10 33 11 58 491
Archivo Nacional AJ Con. Leg. 55. 1858 Archivo Nacional AJ Con. Leg. 35. 1854 Archivo Nacional. Archivo Judicial de Concepción. Causas Criminales Legajos 142 a 204
En la categoría “otros” contamos: adulterio, pendencia, injurias, falsificación de vales de trigo, vagancia, aposentador de ladrones, etc. De esta forma en una sociedad en transición, en que la agricultura y la ganadería constituyen, aún una de las mayores fuentes de ocupación, dentro de la actividad económica y que caracteriza de esta forma las relaciones sociales, es natural que el abigeato o robo de animales sea el delito más frecuente. El delito de robo de animales está directa o indirectamente presente. Animales robados con el objeto de proveerse alimento, en algunos casos, para comercializar el fruto del robo, en otro, para la alimentación de los ladrones o de sus familias. El robo de animales, abigeato menor, tiene su correlato con el tipo de organización económica y los procesos que se fraguan a su amparo, en la sociedad popular penquista. De esta manera se refiere el historiador Jaime Valenzuela al robo de animales en la provincia de Curicó. Más que una necesidad de subsistencia, este abigeato menor era una posibilidad que tenían los peones locales y sus familias de alcanzar, de vez en cuando un consumo masivo de carne que les permitiera, almacenar toda clase de subproductos para su consumo posterior (charqui, chicharrones, grasa, cuero). En muchas oportunidades, esta situación servía para invitar amistades y otros familiares reforzando los lazos sociales ya existentes.54 En Concepción el año 1850, el campesino Juan de Dios Arias, es detenido por la policía en la localidad de Santa Juana acusado de abigeato. 54
VALENZUELA, Jaime (1999): Bandidaje Rural en Chile Central. Curicó 18501900. DIBAM - Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, Santiago, Chile, p.133.
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Durante el proceso el acusado se declara inocente y manifiesta que los animales estaban pastando en una propiedad de un amigo y por lo tanto, equivocadamente los tomó para llevárselos a él. No estaban las vacas en la propiedad del acusador (…) pensando que eran de mi amigo Pedro Martínez (...) se los llevé a su casa (…)55 El acusado Arias era un gañán venido del sector rural de Santa Juana y los animales de los que se le acusa robar, estaban en el terreno de un propietario del que no se entregan mayores antecedentes, dado que el proceso en cuestión se extravía después de la primera sentencia. El acusado Arias, es condenado en esta primera instancia a la pena de 30 azotes y dos meses de prisión. Este caso de Arias representa una situación muy recurrente en la época, en que los gañanes y peones libres robaban animales para su consumo personal, cuestión que es negada recurrentemente en las causas criminales entabladas contra estas personas. Así se ve por ejemplo en la causa iniciada en 1846 contra Juan Valdebenito, Manuel Contreras y José María Guzmán. En las primeras frases de dicha causa, se puede leer que los policías encontraron carne en la casa de estos dos últimos acusados y los culpan de robo de una vaquilla en la casa de José Alemparte.56 Los acusados inculpan a su vez al primero de los mencionados, cuestión que es permanentemente negada a través del proceso por Valdebenito, y que de alguna forma instala un problema muy recurrente en las declaraciones de los inculpados, en el sentido de establecer claramente la propiedad privada, o la demarcación de las propiedades de tierra, pues es muy habitual que 55 56
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Archivo Nacional. Archivo Judicial Concepción leg. 184 pieza.45. 1846-1847 Archivo Nacional. Archivo Judicial Concepción. Causa Criminal leg. 150
los acusados de abigeato, por ejemplo digan no saber que tal o cual propiedad era de quien les acusaba del robo. El problema de la demarcación de la propiedad en una sociedad ganadera y rural, se arrastra desde la colonia como lo manifiesta Alejandra Araya: Un delito difícil de probar cuando la propiedad dependía de la presencia del dueño, más que una estricta noción de lo propio (…) Por estas razones, la vigilancia del ganado y los límites de la hacienda constituyeron una de las mayores preocupaciones del ‘siglo del sebo’ (…) 57 De esta forma el delito de abigeato en la provincia de Concepción, se transforma en uno de los principales problemas sociales y que tiene su referente inmediato en la preocupación manifestada recurrentemente en la prensa y en las causas criminales revisadas. Asumen de esta manera, las instituciones y las clases sociales dominantes, un disciplinamiento social basada en la represión y la aplicación de ‘medidas correctivas’ para con los grupos que delinquen. Ya en el siglo XVIII, la preocupación por el robo puede ser entendida como una campaña de educación sobre la propiedad privada.58 No obstante, el robo de animales no siempre obedece a esta especie de ‘confusión’ aducida por los delincuentes. Es recurrente la figura de la partida de salteadores que asaltan con gran violencia las casas de los campos de la zona y cuyo botín singularmente siguen siendo los animales. De esta manera informa el Correo del Sur el año 1859 : 57 58
ARAYA, Alejandra, op. cit., p.113 Ibidem.
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Diariamente recibimos noticias de la existencia de partidas de dos i tres salteadores que asaltan las casas de campo, robando cuanto en ellas encuentran, i llevando consigo los animales que encuentran.59 Años antes, otra destacada noticia, del mismo diario que hemos venido revisando, hace alusión a un animal despostado en poder de un detenido: En uno de los días próximos pasados, se aprehendió un malhechor llamado José María Cáceres, por sobrenombre Capi. A este se le halló carne de dos o más animales de diferentes dueños (…)60 La prensa del periodo diariamente da cuenta de robo de animales: Robo de caballo. En los potreros de Chepe. Se ofrece recompensa y gratificación (...)61 El mismo diario, en abril del mismo año: Se ha detenido a Pedro Rodríguez por embriaguez y por hurto de un caballo (…)62 La misma situación es informada por el diario en abril de 1853 : Se ha detenido a Ramón Victoriano por hurto de un buey. 59 60 61 62 63
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63
El Correo del Sur, febrero de 1859 Ibidem, febrero de 1852 Ibidem, septiembre de 1854 Ibidem, abril 1854 Ibidem, abril de 1853
En septiembre del mismo año se informa desde Ranquil Aves de Rapiña. Ladrones de animales. Una verdadera plaga.64 Desde Los Ángeles se da cuenta que de los 80 presos que existen en la cárcel... los más por abigeato, (...) venidos desde el otro lado del Biobío.65 Desde Nacimiento el corresponsal del diario observa que esta ciudad se ha transformado en un lugar apropiado para los hechos delictuales, y que en especial: el robo de animales es muy frecuente.66 Los primeros meses de 1854 son prolíficos en noticias relacionadas con los robos y, en especial con el robo de animales. Desde Rere, se informa en marzo de 1854 de la visita del intendente para ver en terreno los, (...) frecuentes robos de animales y salteos escandalosos.67 En mayo del mismo año se informa desde la misma localidad bajo el título de “Hurtos”: Familias completas se dedican a robar. Especialmente el abigeato facilitado por la fuga de las cárceles, de por sí precarias para contenerlos y sin vigilancia suficiente (...)68 64 65 66 67 68
El Correo del Sur, septiembre de 1854 Ibidem. Ibidem, marzo de 1854 Ibidem. Ibidem, mayo de 1854
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Líneas más abajo puede leerse una crítica a la situación antes descrita atribuyéndola al estado de postración y pobreza en que se encuentra la plebe.69 En relación al destino dado al robo de animales, lo más común es que sean reducidas a través de la venta a algún comerciante o para, en algunos casos, el consumo personal. Se podría pensar a partir de esta situación, que se estaría conformando un conjunto de redes comerciales que dan cabida y legitiman (por otra vía) la ocurrencia del delito. De esta manera en el año 1845 se abre una causa contra Juan Elgueta por robo de animales, en la localidad de Quilacoya. Se trata del hurto de un par de novillos que, según la versión de la policía, el acusado Elgueta se los habría vendido a un carnicero de Concepción. En el transcurso del proceso Elgueta es acusado además de un asesinato, cuestión que finalmente le vale ser fusilado en el año 1847. En Rafael el año 1855, se acusa a Mercenario Contreras de robar animales en el sector Altos de Rafael. Dos mulas habrían sido la causa que llevó a este hombre, que se declara natural de San Carlos, a la cárcel. Inquirido por la razón de su hurto el inculpado declara: No es efectivo que las mulas sean del denunciante Miguel Burboa, las mulas son de mi amigo José Cabrera.70 A pesar de lo anterior la policía declara haber encontrado en poder del acusado pedazos del animal despostado en su casa. 69 70
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Ibidem. Archivo Nacional. Archivo Judicial de Concepción, Causas Criminales. Leg. 50 pieza 6.
Es de esta forma como el robo de animales o abigeato menor se establece como uno de los hechos delictuales de mayor recurrencia en el periodo en estudio. La utilidad de los animales robados era muy grande para las familias de los que accedían a los beneficios del robo, pues no solo se aprovechaba la carne como alimento (como lo establece la mayoría de los casos en que se encontraba el animal despostado en poder de los inculpados), sino que también estaba el aprovechamiento de los subproductos del animal, tal como cueros, grasa, interiores, en algunos casos inclusive los aperos y la montura. Por otro lado, suponemos, que otro de los efectos del abigeato menor es el de constituir un espacio de socialización para los beneficiados del robo. Tal es la situación planteada para el caso del bandidaje estudiado por Jaime Valenzuela: Los animales sustraídos (principalmente vacunos y bueyes, a veces ovejas) se destinaban a la alimentación, beneficiándolos en la casa de algunos de los bandidos o de algún pariente, e invitando a otros familiares y amistades para su consumo y para la distribución de algunas de sus partes.71 CONCLUSIONES La época en estudio se caracteriza por el esfuerzo que realizan las elites chilenas por consolidar el Estado nacional, y conseguir, de esta manera, establecer un proyecto de país acorde con las ideas de modernidad, progreso y desarrollo, propias de las clases dominantes latinoamericanas del siglo XIX. Estas ideas también se desarrollan y difunden en la provincia de Concepción, 71
VALENZUELA, Jaime, op. cit., p. 129
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que con sus distintas particularidades hemos caracterizado, en los marcos temporales referidos, como un territorio en transformación desde una sociedad tradicional y campesina a una sociedad moderna y urbana. Lo anterior hará surgir nuevos grupos sociales, en especial peones y gañanes transplantados a las nacientes zonas urbanas de la provincia. Este proceso de inmigración trae nuevos problemas para las autoridades y para los sectores dominantes, reflejados principalmente en acciones de grupos marginales, que propician variadas formas de conflictividad social, en especial actos de delincuencia y criminalidad. Uno de los enfoques para la caracterización de este problema, nos lo entrega la prensa del período, para la cual los fenómenos de delincuencia y marginalidad corresponden a problemas de seguridad ciudadana, es decir problemas básicamente policiales y de orden público y en ultimo término, de necesidad de implementar medidas de disciplinamiento social. De esta manera los delincuentes y bandidos representan una especie de grupo de desadaptados a los que es necesario castigar ejemplarmente, para que el resto de la sociedad comprenda que el camino de la marginalidad social, es un camino sin retorno al ser asociado a los vicios y a la vida licenciosa, expresada en la afición al juego y a la bebida. La actitud correcta y socialmente aceptada, ergo, es la senda del trabajo y la laboriosidad. He aquí una de las primeras conclusiones importantes de nuestro trabajo: Las medidas de disciplinamiento social – laboral, representan un esfuerzo conciente de las elites por adaptar y controlar la mano de obra necesaria para desarrollar el proyecto de la modernización capitalista. De esta manera, las perspectivas que presenta una sociedad que evoluciona hacia formas modernas de producción, para las nacientes clases sociales que en ella se crean, no se condicen con la realidad de las alternativas y oportunidades que esta 128
sociedad les ofrece. De manera que las acciones de delincuencia y trasgresión se conciben como una alternativa de acceso a los medios materiales (comida, ropa, animales) y estilos de vida que esta modernización promete. El Estado y las clases dominantes, no se quedan impávidos ante la envergadura que adopta el problema. Ya hemos pulsado la reacción de la prensa y la de los tribunales en sus escritos y sentencias condenatorias -cuestión que sin duda daría para otras investigaciones-. La situación es catalogada de preocupante: no sólo la cantidad y envergadura de los delitos sino que, de manera fundamental la situación de los reos en las cárceles del país. Es así como -por ejemplo- la relegación de los presos en cárceles pequeñas, el hacinamiento en que se desarrolla el encierro, son objeto de gran preocupación. Más que por la reeducación moral del preso (reinserción le llamaríamos hoy), que pasa a un segundo plano, queda como prioridad sólo el castigo. De esta forma se refiere finalmente a la situación de los reos en la cárcel pública de Concepción, Antonio Varas en 1850: i cuando la aplicación de justicia siga en Concepción una marcha espedita, el número de procesados disminuirá i menos se hará sentir la aglomeración de presos en la cárcel que a ellos se destine (…)72 Muchas interrogantes se abren en las etapas finales de este estudio. El complejo mundo social de la primera mitad del siglo XIX en el espacio de la provincia, está aun por descubrirse. Las relaciones sociales y los conflictos que ellas albergan - en donde se desarrollan procesos de carácter económico y político de gran trascendencia- requieren el estudio de sujetos sociales que no están en las fuentes tradicionales y cuya voz es difícil de 72
LEÓN, Marco, op. cit., p.133
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conocer. Queda aún por saber cuál es sentido que tiene el accionar del sujeto marginal-popular de la provincia, cómo se va adaptando -o desadaptando- a los procesos históricos de la segunda mitad del siglo XIX, ¿existió durante el siglo en cuestión el bandolero social propuesto por Hobsbawn en algún momento y lugar de la provincia? Sin duda que deben realizarse los esfuerzos para responder preguntas como esta. De esta forma y en este camino es necesario potenciar la investigación histórica, la cual ha de ser estimulada como una práctica social, es decir como un proceso de reconocimiento de nuestros procesos históricos que, desde la mirada del presente, nos convoquen a la construcción de futuro. La historia regional, es un libro abierto, no solo desde el punto de vista académico, sino sobretodo ciudadano y político.
Concepción, Tierras del Bio Bío, Invierno del 2006
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UNA ‘LARGA MARCHA’: POBLADORES, POLÍTICA Y CIUDAD. CONCEPCIÓN, 1950 Y ALGO MÁS.1 Manuel Fernández Gaete*
PRELUDIO Silencio, parecen decir los pasos. Silencio, parecen decir las ruedas de las carretas. Silencio parece decir la noche, que con su tenue manto cubre el camino. El frío es el único acompañante, al que se le permite articular sonidos. El crujir de dientes apretados por la fuerza que se ejerce al llevar la carga, se confunde con aquel que es efecto 1
*
Versión presentada durante el 3er Seminario de Identidad Regional: Tierra con Historias, Memoria e Identidad (es). Organizado por el Taller de Ciencias Sociales ‘Luis Vitale’, de Concepción y el Programa MECESUP Doctorado en Literatura Latinoamericana, Universidad de Concepción. Concepción, 17 y 18 de Octubre del 2003.Se han hecho algunas modificaciones menores a la estructura del texto, pero se intenta rescatar la impronta narrativa que en aquella oportunidad se le imprimió. El trabajo es un extracto de un esfuerzo mayor, que intenta reconstruir la historia de los “sin casa” en Concepción, materializado en la tesis desarrollada junto a Rogelio Alegría, a quien agradezco infinitamente permitirme utilizar los materiales en ella rescatados. Rogelio Alegría y Manuel Fernández: Para una aproximación histórica al estudio de los sectores populares urbanos y la problemática habitacional. Los sin casa en la historia de Concepción (1950-1985). Facultad de Humanidades y Arte, Departamento de Ciencias Históricas y Sociales, Universidad de Concepción. 1998. (inédita) Master en Historia Hispanoamericana (CSIC-España). Profesor Universidad Bolivariana, Sede Los Ángeles. Miembro del Taller de Ciencias Sociales “Luis Vitale” de Concepción. Correo electrónico:
[email protected]
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del gélido viento costero matinal, que cala los huesos de hombres y mujeres en la caleta Lo Rojas. El presuroso caminar, pareciera expresar, que los sujetos que se mueven, están jugándose el todo por el todo; observar los rostros, permite ver que en ellos se palpa la posibilidad de encontrar solución a su problema. Resuena su voz, en la madrugada, se siente, aquí es. Este es el terreno fiscal entregado en concesión de uso gratuito a la Universidad de Concepción el año pasado, donde habilitarían un Centro de Formación Técnica y que hasta ahora permanece sin uso ni cerco. Plantar la bandera, marcar el sitio, ‘parar los palos’, apoyar el nylon, sujetar las mantas, cartones e internit, comenzar a clavar, iniciar la toma, comenzar a habitar. Las mujeres, los hombres, los niños y niñas, ya no sienten el frío que cala los huesos a la orilla del mar. Silencio, parecieran decir los pasos. Silencio, parecen decir las ruedas. Silencio parece decir la madrugada. Antes de despuntar el alba, nos trae un ruido seco y sordo, de motores, de carretas; órdenes y ladridos se confunden; amenazas y golpes se hacen uno. Son los ‘pacos’, los que al clarear de un nuevo día vienen a desalojar la toma de terrenos. Son las seis de la mañana, en la caleta Lo Rojas, en Coronel, a la orilla del mar. La Gobernación de Concepción, de boca de su máximo representante, el médico demócrata cristiano Germán Acuña, ordenó cercar y cercenar los sueños levantados entre madera y cartón, entre internit y clavos. Martillo en mano, con el rugido de motores, órdenes y ladridos, como música de fondo... (...) 200 efectivos, de todas las unidades de la prefectura de Concepción, utilizando como estrategia el factor 132
sorpresa (…) desalojaron ayer la toma que desde hace una semana, mantenían 81 familias en un predio fiscal de caleta Lo Rojas, en Coronel. La acción dejó, en un primer momento, alrededor de 50 detenidos (…) Además se ordenó la demolición de las precarias casitas que habían habilitado los ocupantes (…) Esta es la respuesta que se ha conseguido frente a la solicitud emanada desde Las secretarías regionales de Bienes Nacionales y de Vivienda (…) que advirtieron que no negociarán con los ocupantes mientras mantuvieran la toma, asegurando además que Coronel es una de las comunas con mayor cantidad de beneficiados por los distintos programas habitacionales (…) Fue entonces cuando se solicitó el desalojo (…) que estuvo encabezado por el propio gobernador Germán Acuña. Posteriormente, el gobernador Acuña, señalaría muy claramente que (…) lamentaba la situación. Sin embargo recalcó que como autoridad administrativa debe velar porque se mantenga el estado de derecho y que el gobierno no puede permitir situaciones ilícitas (…) También destacó (...) la actitud de los dirigentes de la toma, por mantener una posición abierta al diálogo, el cual espera continuar en los próximos días. En pleno invierno, a orillas del mar, durante el mes de mayo del año 2003, en caleta Lo Rojas, a veinte minutos de la ciudad de Concepción, resuena una voz sin nombre, sin rostro, que progresivamente se apaga con el caminar cansino, melancólico y cargado por la derrota. Es la voz de una pobladora desalojada 133
que nos dice: ‘Volveremos, aunque pasen días, volveremos, no nos vamos a quedar así nomás’. 2 INTRODUCCIÓN La presencia en las ciudades chilenas, de un contingente numeroso de hombres y mujeres populares, que transita por calles y avenidas, sin lograr un asentamiento fijo, sin conseguir formar parte íntegra de la urbe moderna, es un problema permanente en nuestra historia republicana. Desde los discursos elaborados, en los albores de la república ilustrada, por un Vicuña Mackenna, ungido como intendente modernizador por antonomasia, en los que plantea para la realidad de la ciudad de Santiago, la diferencia entre una ‘ciudad propia’ (culta y civilizada) en oposición a esa ‘ciudad bárbara’ (tradicional, anómica), la relación entre sectores populares y poblamiento urbano ha sido de una tensa calma. Al entrar en el convulso siglo XX, se buscó desarrollar políticas más inclusivas sobre el problema de la ‘habitación popular’, cuestión que se intenta plasmar a partir de la preocupación de ciertos sectores del patriciado local, desatando intentos democratizadores de incorporación social, asimilando la cuestión de la ‘habitación obrera’ como parte integrante de la denominada ‘cuestión social’. De otra parte, las políticas de integración y promoción popular, vía ley de juntas de vecinos o la denominada experiencia de autoconstrucciones, logra cristalizar en la denominada ‘operación sitio’, imponiendo una lógica mediante la cual, es posible la configuración de ciertos espacios de ‘poder popular’ 2
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El relato presentado en este preludio está reconstruido sobre la base de informes de prensa aparecidos en los diarios El Sur y La Crónica, de la ciudad de Concepción, durante el día 19 de mayo. Ver El Sur (ES, en adelante), Concepción mayo 19 de 2003. pp. 1,2 y 5; La Crónica (LC, en adelante) Concepción, mayo 19 de 2003, p. 3. Las cursivas y negritas son nuestras.
durante la Unidad Popular. Por último, el ciclo de represión, tortura y persecución, propiciado por la dictadura militar y su política de ‘erradicación’, sumado al modelo de ‘mejoramiento en el acceso’ a la vivienda, han sido formas con las cuales el habitar urbano de los ‘pobres de la ciudad’, se transforma en un continuo e irresoluto problema estructural para las élites gobernantes y administradoras de los recursos del Estado. Un problema para una sociedad que resalta su exitosa modernización y equilibrio macroeconómico, que pontifica sobre cuestiones como la estabilidad política, el régimen democrático o sobre el estado de derecho (se repite hasta el cansancio ‘que las instituciones funcionan’), pero que es altamente desigual e inequitativa.3 3
Entre los autores preocupados por los problemas del habitar popular en la historia contemporánea chilena desatacamos los trabajos de DE RAMÓN, Armando (2000): Santiago de Chile. Editorial Sudamericana, Santiago, especialmente el capítulo V; SALAZAR, Gabriel y Julio Pinto, (1999): Historia Contemporánea de Chile II: Actores, identidad y movimiento, LOM Ediciones, Santiago; URRUTIA, Miguel (Coordinador y Editor) (1997): Familias Populares. Historia cotidiana e intervención social. Fundación ANDES - ECO Educación y Comunicaciones, Santiago; GARCÉS, Mario (2002): Tomando su sitio. El movimiento de pobladores de Santiago, 1957 - 1970, LOM Ediciones. Santiago; ESPINOZA, Vicente (1988): Para una historia de los pobres de la ciudad. Ediciones SUR, Santiago. La lectura de similares procesos en Argentina nos permite establecer algunos parámetros que consideramos es necesario estudiar transversalmente a nivel latinoamericano. Ver, para el caso Argentino ARMUS, Diego (Compilador) (1990): Mundo Urbano y Cultura Popular. Estudios de Historia Social Argentina. Editorial Sudamericana, Buenos Aires. También GAGGERO, Horacio y Alicia Garro, (1996): Del trabajo a la casa. La política de vivienda del gobierno peronista (1946-1955). Editorial Biblos, Buenos Aires. Para el caso peruano ver, especialmente DE GREGORI (et al), Carlos I. (1986): Conquistadores de un nuevo mundo. De invasores a ciudadanos en San Martín de Porres, IEP, Lima. Para el caso brasilero continúa siendo de gran utilidad el texto de KOWARICK, Lucio (1987): Movimientos populares urbanos y el proceso de democratización en Brasil: Balance crítico de la literatura, en PROPOSICIONES, Nº 14, Ediciones SUR, Santiago de Chile, pp. 188-204. Una panorámica síntesis del problema a escala “global”, que no pierde vigencia es CASTELL, Manuel (1986): La ciudad y las masas. Sociología de los movimientos sociales urbanos. Alianza Universidad. Madrid.
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La persistencia de una lejana voz, que resuena de tiempo en tiempo, ha sometido al modelo de desarrollo chileno a una seguidilla de críticas y continuas crisis, que pueden ser leídas a partir de los fracasos permanentes de la política habitacional aplicada. Y es que el problema de la vivienda popular, ha posibilitado llenar páginas y cuartillas de discursos tribunos y retórica patricia, pero además hizo posible una no menos despreciable cantidad de arengas y discursos revolucionarios, que han intentado homologar y replicar la rebelde marcha desde ‘el campo a la ciudad’. Así es que los pobres rurales y urbanos chilenos, durante la segunda mitad del siglo XX, han intentado desarrollar una propia y muy chilena ‘larga marcha’, que solucione este problema: el de la permanente necesidad de habitar, que hombres y mujeres pobres de las ciudades chilenas, de tiempo en tiempo, nos obligan a observar. En este sentido podemos recurrir a las diferentes formas con las cuales el problema de los ‘pobres de la ciudad’ ha sido observado por el conjunto de disciplinas sociales y en particular por la historia social, en los últimos años. No es necesario realizar una relación erudita sobre el particular, ya que, en el marco de este trabajo, solo nos interesa destacar algunos de los planteamientos más sugerentes y rescatar los itinerarios trazados hasta ahora.4 A la fecha, el problema que representa la presencia de los pobres en ‘los propios’ de las ciudades y villas chilenas ha sido profusamente estudiado por nuestras ciencias sociales, a partir de su incorporación como objeto de análisis por la sociología del movimiento popular, la antropología urbana y los estudios de urbanismo e historia social popular contemporánea. Y es que los 4
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Una excelente síntesis de las tendencias que configuran el análisis del movimiento popular en Chile, durante las últimas décadas, la podemos encontrar en GOICOVIC, Igor: Movimientos sociales en la encrucijada. Entre la integración y la ruptura, en ÚLTIMA DÉCADA, Nº 5, CIDPA, Viña del Mar, agosto de 1996. pp. 47-74.
pobres habían sido observados en su dimensión de clase explotada, su condición obrera, como proletariado y un gran número de otras categorías, pero no fue sino hasta la década del ’60, que es cuando estos sujetos se transforman en objeto de política social, cuando las ciencias sociales, les permiten su aparición como sujetos con vida propia en-la-historia.5 Es posible establecer dos grandes matrices analíticas sobre las que ha girado el estudio socio-histórico de los pobladores. Encontramos, en primer lugar, aquella que busca, a partir de la reconstrucción histórica, observar el ritmo y tránsito que moverá a los pobladores de masas independientes a interlocutores reconocidos por el Estado. Esto es con la intención de establecer un itinerario de su accionar político y su transformación en un actor social relevante, a la hora de construir proyecto histórico popular.6 Otra forma interpretativa, opera a partir de la observación del fenómeno poblacional desde la incorporación de éste a una familia amplia de movimientos y actividades, de 5
6
Ver en especial, pero no de forma exclusiva, los textos aparecidos en PROPOSICIONES Nº14 (1987): Marginalidad, movimientos sociales y democracia. Ediciones SUR, Santiago; los citados trabajos de Espinoza y Garcés. También los trabajos presentados por BENGOA, José, Francisca Márquez y Susana Aravena (2000): La desigualdad. Ediciones SUR, Santiago. También ROMERO, Luis Alberto (1997): ¿Qué hacer con los pobres? Elites y sectores populares en Santiago de Chile, 1840 - 895. Editorial Sudamericana, Santiago de Chile. Ver GARCÉS, Mario, op. cit., p. 9. Una extensión natural de esta línea se proyecta hacia la búsqueda de un proyecto político que explique la resistencia de los sectores populares urbanos, en un contexto como el de la represión dictatorial. Ver SCHNEIDER, Cathy (1990): La movilización de las bases. Poblaciones marginales y resistencia en Chile autoritario, en PROPOSICIONES, Nº19, Ediciones SUR, Santiago, pp. 223-243. También SALAZAR, Gabriel (1992): Violencia política popular en las ‘grandes alamedas’ (1947-1987). Ediciones SUR, Santiago. Por último el texto de LEIVA, Sebastián: “De la toma de terrenos a la toma del poder: El campamento ‘ Nueva La Habana’ y una nueva óptica para la movilización poblacional”, en REVISTA DE HISTORIA SOCIAL Y DE LAS MENTALIDADES, Nº 6. Santiago, primavera de 2002, pp. 109-123.
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‘acción colectiva’, en la que pese a la exclusión en que se encuentran, los pobladores no buscarán la ruptura automática del orden social, más bien buscarán su incorporación, su integración como interlocutores aceptados al interior de formas amplias de participación.7 Pareciera ser que los pobladores, en sus intentos por poblar la historia social chilena, han tenido que transitar por las veredas que van desde la ruptura a la integración, de la autonomía a la solicitud. Visiones que intentan consolidar una imagen del cómo los pobres urbanos crean y escriben los caminos de su propia historia. Para esto se hace necesario un primer momento, en el cual intentaremos aproximarnos al sujeto, para lo cual recurriremos a la caracterización que María Angélica Illanes nos propone para conceptualizar lo popular en la historia, como: Un concepto complejo (…) En la historicidad, lo popular latinoamericano se configura como un fenómeno en construcción (a menudo en resistencia) de diversidad y diferencia y también como articulación con el todo y el sistema.8 En lo que compete al sujeto, este será 7
8
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Ver especialmente ESPINOZA, Vicente, op. cit., p. 286. También se puede consultar su trabajo (1998) Historia social de la acción colectiva urbana: Los pobladores de Santiago, 1957-1987. EURE, Santiago, Vol. 24, no.72, pp.7184. Consultar también los artículos publicados en PROPOSICIONES N° 14; sugerentes, en esta línea son la introducción al volumen, escrita por Tironi, Eugenio (1987): Marginalidad, movimientos sociales y democracia, especialmente pp: 13-15, y la conclusión presentada por TOURAINE, Alain (1987): La centralidad de los marginales, pp: 213-223. ILLANES, María Angélica (2002): “En torno a la noción de proyecto popular en Chile”, ver LOYOLA, Manuel y Sergio Grez (Compiladores) (2002): Los proyectos nacionales en el pensamiento político y social chileno del siglo XIX. Ediciones UCSH, Santiago, pp. 99 y siguientes.
(…) en cuanto posea habla y capacidad de juicio crítico, a través de una variedad de manifestaciones de voluntad sociopolítica (…) 9 Illanes nos plantea, que este sujeto popular construirá proyecto histórico, matriz de poder político y social, cuando sea capaz de elaborar socialmente un lenguaje, que sea (…) instrumento de expresión de la crítica, junto a una acción en términos de movimiento, dirigida a intervenir y producir un cambio a cualquier nivel del sistema de orden (…) una opción de poder político popular (…)10 En este sentido, vemos la posibilidad de leer el accionar de los sujetos populares que transitan los caminos de la modernización capitalista (fuertemente centralizada en los incipientes núcleos urbanos industrializados chilenos) a partir de cotejar sus experiencias, en un marco mayor de análisis, para que se pueda reconocer la incorporación de su ‘proyecto histórico’, historizado, unido a la lectura de los procesos de avance / repliegue de la lucha por la democratización política nacional, desatados a partir de la segunda mitad del siglo XX. Esta lectura queremos situarla en el contexto de la ciudad de Concepción, que por sus características vivió una serie de situaciones particulares, que grafican de manera profunda, las profundas dificultades que los sujetos populares (urbanos) vivieron en sus esfuerzos por configurar espacios de habitabilidad minimos. Queremos, entonces entregar un lugar central a la ‘intención de poblar’ que hombres y mujeres desataron durante esta época. Queremos mostrar asimismo la especificidad, que esta ciudad 9 10
Ibidem. Ibidem.
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tiene, con respecto a Santiago, sitio donde se han concentrado los estudios respecto al movimiento de pobladores chilenos. I CONCEPCIÓN: DESARROLLO INDUSTRIAL Y SECTORES POPULARES El desarrollismo fue una de las principales corrientes de pensamiento, que se plasman en la práctica económica y sociopolítica, durante la década de 1950-1960. Esta vino a teorizar e intentar sistematizar el proceso industrialista que se estaba llevando a cabo en nuestro continente desde 1930 en adelante.11 Este discurso ponía un fuerte énfasis en el cambio de estructuras por la vía institucional. Esto es, cambios en el sistema, pero pensados e implementados desde su interior; modificaciones parciales, pero que no alteran las relaciones de poder históricamente asentadas, dando cuenta de esta forma, de las relaciones de dependencia (relaciones centro - periferia), sin tratar de revertirlas. Para justificar la implementación de este proyecto, se hace necesario transformarlo en ideología. Gabriel Salazar y Julio Pinto lo señalan de la siguiente forma: [entre] 1920-1938 (…) el viejo proyecto de integración hacia adentro llegó, por fin, a ser hegemónico. Pero no como fuerza política o militar, sino, principalmente, como un discurso germinado y floreciente en un conjunto disperso de movimientos sociales. Como un rocío flotante de 11
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Ver CARDOSO, Fernando E. y Enzo Faletto (1994): Dependencia y desarrollo en América Latina. Siglo XXI Editores (Primera Edición 1969), Ciudad de México, pp. 102-123. SALAZAR, Gabriel: Movimiento Teórico Sobre Desarrollo y Dependencia en Chile. 1950-75. (Tres Estudios y un Balance)”. En NUEVA HISTORIA. Año 1, N° 4. Londres, 1982. pp: 3-15. SUNKEL, Osvaldo y Pedro Paz (1993): El subdesarrollo latinoamericano y la teoría del desarrollo. Siglo XXI Editores (Primera Edición 1970), Ciudad de México, pp. 349-380. Una visión en extremo crítica, sobretodo con la sociología del desarrollo y la modernización en MIRES, Fernando (1993): El discurso de la miseria. O la crisis de la sociología en América Latina. Editorial Nueva Sociedad. Caracas, en especial pp. 94 y siguientes.
legitimidad. Vestir un discurso con credibilidad que les permitiera estabilizar su dominación. Y es lo que hicieron: lo conquistaron para sí, como trofeo de legitimidad.12 De esta manera, los ejes principales del proyecto desarrollista, podrían ser enumerados de la siguiente forma: a. Reforzar el proceso de industrialización por sustitución de importaciones, incrementando el potencial de las industrias de bienes de consumo masivo, para luego implementar empresas destinadas a elaborar productos intermedios y bienes de capital complejos. b. Promover una reforma a la estructura productiva, mediante una reforma agraria moderada. Esto con la intención de incentivar el consumo de productos manufacturados en las industrias y en los sectores de pequeños propietarios rurales. c. Una nueva política redistributiva, la cual intentará generar una alianza de protección en la redistribución hacia las masas de trabajadores urbanos y a las capas de funcionarios y profesionales liberales, con el fin de aumentar el poder adquisitivo de estos sectores, generando un mercado interno importante. d. Estimular la economía de exportación agropecuaria, ya que de ella dependía la entrada de divisas. e. Revertir los términos del intercambio, intentando que la relación entre los precios de los bienes industriales exportados por los países centrales, no implique una caída en el poder de compra de bienes industriales. f. Intentar planificar con una mayor jerarquía, buscando una mejor programación estatal. Para esto, y a partir de 12
SALAZAR, Gabriel y Pinto, Julio (1999): Historia Contemporánea de Chile I. Estado, legitimidad, ciudadanía, LOM Ediciones. Santiago de Chile, p. 151.
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los efectos desatados por la crisis económica de 1930, es que se crean centros de planificación como ILPES (por iniciativa de CEPAL) o el Instituto de Economía de la Universidad de Chile, entre otros. g. Estimular la asociación entre el capital privado criollo y el internacional. Esto busca atraer inversiones para fines productivos industriales. h. Iniciar un proceso de integración regional, que permita dar poder al proyecto, intentando unir y multiplicar recursos para mejorar y ampliar el mercado de artículos manufacturados en los propios países de la región.13 Un punto de suma importancia, enlazado directamente a los anteriores, era el hecho de que el modelo emulaba la historia de desarrollo industrial que había operado en los países altamente industrializados de la época. Por esto es posible sostener que la intención era modernizar progresivamente a las sociedades latinoamericanas, teniendo como marco de fondo la posibilidad de ampliación y perfeccionamiento democrático.14 En la ciudad de Concepción,15 se configura un escenario 13
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Para una caracterización del Desarrollismo y sus orígenes ver el artículo de RIST, Gilbert: “El Desarrollo: Historia de una creencia occidental”, en AMÉRICA LATINA, N°3, Revista del Doctorado en Estudio de las Sociedades Latinoamericanas, Universidad ARCIS, 1er Semestre 2003, pp. 229-261. Ver MELLER, Patricio (1996): Un siglo de economía política chilena (18901990). Editorial Andrés Bello, Santiago, pp. 47-74. Ubicada a 500 kilómetros al sur de Santiago, presenta una conurbación al borde del eje litoral que se extiende por 60 kilómetros. Surgen en este margen ocho ciudades que agrupan poblacionalmente a siete comunas “(…) este conjunto urbano, concentra un 99% de la población urbana de la provincia de Concepción y casi el 60% de la población urbana de la Región del Bio Bío; Tras un singular proceso de crecimiento asociado a la industrialización (1950-1970), en menos de dos décadas se ha constituido en un polo de crecimiento de importancia nacional e influencia multirregional”, en HERNÁNDEZ, Hilario (1983): “El gran Concepción: Desarrollo histórico y estructura urbana”, en INFORMACIONES GEOGRÁFICAS, N°488, 1988, Santiago, p. 49.
de desarrollo que se logró componer en medio de una enorme cantidad de habitantes que se abren paso merced a las posibilidades que les ofrece la economía y el suelo. La mezquindad de la producción en el campo, impidió la supervivencia económica de muchas familias campesinas, fenómeno asociado a la llegada de tecnologías y la mecanización de la faena agrícola, en la producción, durante los años 1930-1960. (…) el campo en desmedrada situación de precios intenta elevar sus utilidades mediante aumentos en la productividad y una vigorosa migración rural-urbana (…) La población urbana del país que en 1930 llegaba a un 48%, pasa en 1952 al 60%, y en 1960 al 69%, y alcanza en 1970 casi el 75%, una de las tasas de urbanización más altas del mundo.16 De esta forma se está motivando a los habitantes de las zonas rurales cercanas a conocer e intentar llegar más rápidamente a la ciudad. Es importante como hito, señalar que hacia 1950 se busca repotenciar el papel exportador del enlace portuario penquista. Este proceso culminará con la fundación de la Siderúrgica Huachipato, en la conexión Talcahuano - San Vicente, que inicia su funcionamiento ese año. De esta forma, entre 1940 y 1950, la industria se transformó en el sector más dinámico de la provincia de Concepción; siendo su tasa de crecimiento de empleo de 4,3% acumulativo anual, la más acelerada y consistente en la historia del desarrollo industrial penquista.17 La falta de oportunidad para los pequeños productores campesinos, los cuales no pueden competir con las producciones 16 17
Ibidem, pp. 49 y 63. Ibidem, pp. 63 - 64.
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de las grandes propiedades tecnologizadas y que no lograrán insertarse en el proceso de producción que se llevaba a cabo en este momento, mostraba una sola salida: dirigir la mirada, y los pasos, hacia la ciudad. (...) Yo soy nacía’ y criá’ en Puerto Saavedra, pa’l’ campo. Eso queda pa’l’ sur. Eso queda pa’ ya pa’ Temuco (...) Pasa Nueva Imperial, pasa Caragüe, de Caragüe más para allá queda Puerto Saavedra. Pero ahí hay otro pueblecito que se llama Neltume. De por ahí soy yo. De por ahí somos (...) por ahí (...) ahí yo nací y me crié ahí (...) 18 La tradicional estructura familiar campesina, compuesta de muchos hijos comenzaba a descomponerse en un incipiente proceso migratorio. En algunos de los casos, era uno o más hijos los que tomaban el rumbo hacia la urbe; en otros casos eran familias completas, pero familias jóvenes. (...) Nosotros somos catorce hermanos. Fuimos más mujeres que hombres (...) actualmente viven allá la familia mía. Andamo’ varias hermanas sí’, que tamos’ desparramados. A lo menos yo vivo aquí [en Concepción] (...) la otra está en Iquique, la otra está en Santiago, eh (...) hay dos que no sé de ellas, no los vimos nunca, pasamos años y no los vimos (...) yo salí de quince años de la casa, de los quince años que estoy aquí y mire ahora pa’ la edad que tengo (...) Salí casá (...) a los quince años me casé.19
18
19
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Entrevista realizada a la señora Sara Nahuelpán. Boca Sur, comuna de San Pedro de la Paz, diciembre 12 de 1995. Se conservará, en las entrevistas citadas la tonalidad de la dicción de su autor/a. Ibidem.
La ciudad se estaba transformando en un atractivo espacio, que se traducía en la esperanza de una mayor calidad de vida y mejores oportunidades a los recién llegados como, también en la mayoría de los casos, en una necesidad. Podemos compartir entonces, las afirmaciones de Hernández, cuando señala que, Consecuentemente, acumulados los efectos del desarrollo industrial, el litoral de Concepción, y el deterioro de las provincias vecinas, en el intercenso 1940-1952, la población de la provincia de Concepción (2,4%) creció a una tasa superior al ritmo de la región (1,3%); y la intercomuna (3%), capitalizando el proceso migratorio, lo hizo por encima del ritmo provincial (…) Las tasas de crecimiento anual de las provincias agrarias cercanas a Concepción acusan un notorio despoblamiento en el intercenso 1940-1952: Arauco (0.7%), Bíobío (0,7%), Ñuble (0,3%) y Malleco (0,3%), crecen muy por debajo de la media nacional (1,4% ); inclusive, Cautín (-0,2%) experimenta pérdida absoluta de población. 20 Sin duda que hacia la década de 1950, ‘la suerte estaba echada’. La ciudad era el destino de la gente de la región. Atrás debería quedar la vida campesina, teñida de un ritmo tranquilo y cansino, marcada por el empuñar del arado ajeno y surcar tierras de otros y el saber que hasta el techo en que se vive es del patrón. Atrás queda el peón, el arriero y el mediero. O son los hijos de aquellos que irán dejando la tierra del patrón, mudo recuerdo de lo ajeno, mirando hacia la ciudad con la esperanza de encontrar un suelo del cual ser dueño. Un pedazo de tierra va cambiando, poco a poco, al campesino. El “hueñi” o “huacho” se va haciendo a la idea de que será urbano, pero también va a tener que aceptar 20
Ibidem, p. 64 y nota 15 de la misma página.
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ser llamado, desde ahora, marginal, delincuente, vagabundo, allegado, cesante, ‘sin casa’. El camino se emprendía en una carreta, en la cual cabía la familia y las mínimas pertenencias, que en definitiva eran las únicas. O también, como en el caso de las mujeres, que se casan, o se van solas, cansadas del extenuante trabajo del campo, buscando formar su propia casa o en último caso esperando ser recogidas en alguna casa de ‘buena familia’ para desempeñarse como empleadas domésticas. (...) Yo cuando me fui de ‘onde mi’ abuelos pa’ trabajar a Temuco yo tenía (...) iba a cumplir dieciocho años ya (...) Con una señora amiga me vine a trabajar (...) Allá me buscó ella trabajo, una señora (...) buena familia sí la señora, su marío’ era marino (...) Tuve cinco años (...) trabajando, después aquí, con mi misma patrona que tenía en Temuco, me vine aquí a Concepción, tuve como dos o tres años más (...) y después ellos se fueron a Santiago y yo no me quise ir para allá.21 Situaciones que en el fondo irán configurando el surgimiento de un nuevo tipo de sujeto, de piel dura, resistente a la violencia de la vida, al trabajo duro, a la explotación. (...) En el campo nosotro’ trabajaamo’ haarto (...) en el campo yo tenía como diez años y ya salía a arar (…) Nosotros como juimo’ ma’ mujeres que hombres, tonce nosotro ma’ bien (...) salíamo a arar, (…) lo arao’ me botaban (...) yo solía andar casi a la rastra con el arao ahí, fijesé. Así solíamo’ andar, varia hermana, lo echaban a trabajar así. 21
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Entrevista realizada a la señora Humilde Mora. Boca Sur, comuna de San Pedro de la Paz, junio 1996.
Nosotros trabajamos desde que salía el sol, desde que dentraba el sol. Salíamo’ a limpiar trigo, salíamo’ a picar las papas, picar los porotos. En el campo, en el campo se trabaja (...) Nosotros juimos bien trabajá, bien trabajá y bien huasquiá fuimos cuando éramos chicas. Mi papá era bien no, (...) mi papá no era tanto (...) Ella, mi mamá, era bien mañosa con nosotros. Nosotros allá en el campo no podíamo’ hablar ningún atrivimiento, como ahora. Ahora los niñito’ tiene apenas tres años, tan’ hablando atrevimiento. Allá nosotros no éramo’ así. Nosotros no podíamos decir nada, nada por delante de ello, ni una cosa (...) no podíamos decir ni mierda (...) porque los palmetazo’, los correazo’ que lo daban (...) Nosotros así fuimo’ criá así, bien huasquiá (...) En la casa éramo’ pobres, había poca tierra (...) éramo’ mucho hijos (...) y así toda’ la hermanas salimo’ así de bien joven, ma’ bien dicho ya cuando ya juimo’ ma’ mujeres, juimo’ pensando, juimo’ pensando, no juimo’ dando más cuenta ... mi hermana que está en Iquique también salió así jovencita (...)22 Es en torno a estas esperanzas, a estas necesidades que la gente mira hacia la ciudad, tratando de encontrar un espacio que les posibilite un mejor vivir, un espacio que les permita un mejor pasar. Concepción, como antes lo mencionamos, se convertía en ese polo de atracción de las esperanzas de la gente de toda la región. Una ‘nueva frontera’ hacia donde abrirse paso, un lugar hacia donde dirigir la marcha. (…) en el intercenso 1952-60 el Gran Concepción crece a la elevada tasa del 3.8% acumulativo anual. Todas las unidades urbanas de la intercomuna, a excepción de Lirquén (...) crecen a ritmos extraordinariamente rápidos 22
Entrevista con Sara Nahuelpán.
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(...) el más rápido de su historia (...) Talcahuano acusa un saldo positivo de 14.353 personas, lo que significa que su crecimiento migratorio (40%) fue casi similar a su crecimiento vegetativo. Ello no es de asombrar; el sólo examen de la procedencia y lugar de nacimiento del personal obrero de Huachipato muestra que más de 1.100 efectivos (30%) procedían del exterior de la provincia y sólo un 42% había nacido en ella.23 La larga marcha se había iniciado, los pobres del campo progresivamente se transforman en los habitantes que buscan su centro en la urbe, que se instalarán a petición del progreso y el desarrollismo, que con su discurso de oportunidades y modernización atrae a los nuevos habitantes de la ciudad de Concepción, a los pobres de la ciudad. La situación se puede graficar en las cifras sostenidas por el Intendente de la zona en 1951, Rafael Ogalde Mayorga, quien señalaba que (...) existía un déficit de 20.000 viviendas en la región y que en la ciudad había 10.000 habitantes viviendo en condiciones subhumanas.24 De este modo, en 1952 el Alcalde (S) de Concepción, don Julio Rojas Silva, afirmaba que El problema de los pobres sin vivienda es más grave de lo que nadie pudiera pensar. El 90% de las audiencias que se reciben a diario en la alcaldía son precisamente peticiones de suelos o de casas. 25 23 24 25
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HERNÁNDEZ, Hilario, op. cit., p. 66. ES. 23-06-1951. p. 7. ES. 24-03-1952. p.10.
Concepción, lugar donde convivían la pujanza fruto del desarrollo industrial, junto a la miseria que florecía en sus alrededores, vivenció así una profunda contradicción entre el desarrollo económico, que trajo aparejada una pauperización de grandes capas sociales. Este escenario se fue agudizando con el tiempo, pues el continuo flujo de personas que se acercaban a la ciudad de Concepción, fue transformando la situación descrita en un problema insostenible en el transcurso de seis años. Podemos encontrar, en los dichos del Intendente de Concepción don Alberto García Carrasco, elementos que permiten dar una imagen más clara de la situación vivida en la época. Según la citada autoridad, la situación era, Sumamente grave (...) la falta de habitaciones en Concepción está adquiriendo caracteres de tanta gravedad, que se hace necesario buscar con premura una forma de paliar la situación premiosa que registra actualmente 26 El problema habitacional que presentaba la gran mayoría de la población; se agudizaba por la incapacidad del gobierno para presentar reales soluciones al problema del déficit de vivienda, que se enquistaba en varias regiones del país. En general, la percepción pública del fenómeno lo asocia a la (...) constante migración de mano de obra no especializada y los daños de los terremotos que expulsaron a los más pobres hacia la periferia y profundizado por legislaciones que regulan el mercado habitacional que se encuentran muy lejos de ser una posible ayuda a la situación en que se encuentra gran parte de la población. Son presiones que obligan a estos sectores a tomar medidas más extremas 26
ES. 11-01-1957. p. 5.
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en busca de una solución. En este respecto nos referimos a los lanzamientos, situación cotidiana en la ciudad, por lo cual las calles se convertían en verdaderos campamentos, donde se podían encontrar familias completas, junto a todas sus pertenencias en la vía pública, viviendo en estas condiciones día y noche, siendo esto el chocante espectáculo que ofrece la pobreza y miseria cuando alcanza niveles tan extremos que ya no se pueden ocultar (...) Es doloroso tener que cumplir estas órdenes, cuando se sabe que afectan a personas de escasos recursos, que están condenadas a pasar días y semanas a la intemperie, pues muchas de ellas seguramente no encontrarán otras habitaciones donde vivir. Incluso familias son lanzadas de ranchas en las que el viento se cuela entre las tablas semipodridas, y esas personas tienen que ir en busca de otros lugares donde radicarse (...)27 Así se iba construyendo un tipo de convivencia entre los pobladores y la autoridad, en que el elemento más permanente era el conflicto entre quienes luchaban por tratar de conseguir condiciones en donde pudiesen contar con un mínimo de dignidad, procurado a través de un pedazo de suelo y una construcción que cumpliera con el sólo requisito de proteger de la vida a la intemperie y los otros que reprimiendo al amparo de la ley y en pos de la propiedad privada y el ‘buen vivir’ de una sociedad, situación que se ve expresada en un comentario que el Intendente realiza a propósito de los lanzamientos en donde señala que ya (...) había firmado ocho nuevas órdenes de lanzamiento -a lo cual acotaba- (...) las que serán cumplidas en los próximos días con ayuda de la fuerza pública, si es necesario (...)28 27 28
150
Ibidem. Ibidem.
Este enfrentamiento entre el Estado y la población, no son sucesos privativos de 1957, sino que se arrastran desde tiempo atrás. Esto se ve confirmado cuando más de medio centenar de familias ocupan la Población Perú en Penco. Los hechos que serán relatados en extenso, son una de las mejores muestras de las relaciones existentes entre la necesidad y la legalidad. El titular señalaba “55 FAMILIAS INVADIERON CASAS DE POBLACIÓN “PERÚ” DE PENCO. Desalojaron las viviendas a las 20 horas, después de conocer el ultimátum del Ministerio del Interior”. La prensa informa de manera extensa sobre la situación, señalando las condiciones del suceso. (…) A las 14.30 horas, de ayer, 55 familias obreras de Penco, en su mayoría de la Industria Fanaloza, iniciaron la ocupación ilegal de las casas de la Población Perú, de esa localidad (…) Poco antes de la hora indicada, a las 14 horas, aproximadamente, las familias ocupantes, partieron desde lugares diferentes del pueblo hacia la Población Perú, transportando sus útiles y menajes de casa, en carretas, carretones y carretillas de mano (…) Una vez frente a la manzana que ocupaba esta Población, mientras algunos ocupantes traspasaban el portón que daba acceso a la población, otros, especialmente las mujeres y los niños, comenzaron a deshacer el cerco que rodeaba la población, construido con cantoneras y de una altura aproximada de tres metros. En 15 o veinte minutos más o menos el cerco había desaparecido y las familias invasoras comenzaron a distribuir su menaje en las diversas casas. Esta labor fue tan rápida y completa que en el lapso mencionado habían desaparecido incluso los postes que fijaban el cerco. Las tablas desprendidas fueron tomadas posteriormente por el vecindario y los mismos ocupantes de modo que poco después de iniciada la ocupación no había indicios de cierre divisorio (…)29 29
La Patria (en adelante LP). 09-01-1955. pp. 1-4
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Pero la ocupación no podía estar exenta de problemas, sobre todo cuando los ‘pobladores’ estaban sobrepasando uno de los pilares de la convivencia democrática, la propiedad privada, la cual siempre que es cuestionada, presenta la oportunidad propicia para la acción represiva de las ‘armas de la nación’ y de los administradores de los bienes de las clases poseedoras y de los bienes del Estado. (…) Advertido Carabineros de los propósitos de los ocupantes, hizo esfuerzos para evitar este acto ilegal, pero la escasa dotación, y la rapidez con que consumó la ocupación, impidieron prevenirla y enviarla (...) De inmediato se solicitaron refuerzos a Lirquén y Cosmito y se dio aviso a Concepción. En esta ciudad, fueron informados de estos serios sucesos, el Intendente de la Provincia, señor Alberto Carrasco, el secretario abogado de la Intendencia, señor Duberildo Jaque; el Prefecto de Carabineros, señor Alberto Peña y Radiopatrullas, quienes dispusieron... Un escuadrón de 45 carabineros, (…) [que] fue llevado como refuerzo (…) La Población Perú, objeto de esa usurpación ilegal, ocupa una manzana completa y está ubicada entre las calles Freire, Yerbas Buenas, Alcázar y Cochrane. Consta de 54 casas para obreros, 10 casas para empleados y dos locales comerciales. Fue terminada hace 3 meses, y la firma constructora la había entregado hace un mes atrás extraoficialmente a la CORVI, propietaria y constructora de la población. La Caja de Empleados Particulares compró recientemente 8 de las diez casas de dos pisos para empleados y el Servicio de Seguro Social había adquirido otras tantas para sus imponentes (...)30 Podemos establecer de esta forma, que la decisión de actuar por sobre la legalidad, no es una decisión apresurada, ya 30
152
Ibidem.
que la acción nos muestra un nivel de preparación considerable. Pero además esto se fundamenta en el hecho de que se intentó dar solución al problema de fondo con anterioridad y por otros cauces, llegando a la decisión de efectuar la toma después de golpear algunas puertas, ya que (…) hace cosa de una semana se habría constituido un comité, con el fin de ocupar las casas de esta población (...) Este comité dirigió telegrama, cuatro días atrás, al Intendente de la Provincia, solicitándole una propia determinación sobre la entrega de las casas (…) Posteriormente, se habría formado una lista de posibles ocupantes. Lo cierto es que ayer cada uno de los jefes de familia ocupantes tenía en su poder una tarjeta en la cual aparecería el nombre del favorecido el número de la casa y la dirección. Leímos una de estas “tarjetas” que decía: “Jorge Barrientos. Callejón C. Casa N° 19” (...)31 Pero el aparataje normativo de las autoridades, comienza a operar para evitar la consumación del crimen de historicidad de los pobladores, que están intentando paliar los efectos del ‘desarrollo’. Una vez que el Intendente llegó a Penco, acompañado del teniente ayudante de la Intendencia, señor René Medina; del Prefecto de Carabineros, Sr. Alonzo Peña López y del secretario-abogado de la Intendencia, señor Duberildo Jaque, se constituyó en el lugar de los hechos. Allí increpo a algunos de los ocupantes por su actitud, rechazándola de plano (…) Luego se trasladó al local de la Tercera Comisaría de Carabineros. Desde allí se solicitó más tropas de Carabineros a Concepción (...) Por su parte el 31
Ibidem.
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Ministro del Interior, señor Sergio Recabarren, impuesto por el Intendente señor Carrasco del problema, (…) declaró que no podía aceptar lo ocurrido y ordenó tomar las medidas para proceder al desalojo de las propiedades ocupadas (...) De inmediato, el Intendente dispuso que Carabineros notificara a los usurpadores, que debían desalojar todas las casas en el plazo de una hora. Esto ocurría a las 19.05 horas aproximadamente (...) Cerca de las 20 horas, llegaron el general señor Alfredo Hoyos y el mayor señor Luis Tassara, quienes se pusieron de inmediato en contacto con el Intendente. También llegaron algunos jefes de investigaciones, y el delegado subrogante de la CORVI, señor Antonio Miquel (…)32 Al final (…) Cerca de las 20 horas, los ocupantes ilegales de las casas de la Población Perú, comenzaron a abandonarlas, sacando despaciosamente su menaje y útiles a la acera (...) Tres cuartos de hora más tarde, todas las casas estaban desocupadas (…) De esta forma, -señala el periodista- todas las personas con quienes hablamos, nos manifestaron que no tenían donde irse pues al abandonar sus antiguas viviendas, habían cancelado los arriendos, y que permanecerían a la intemperie hasta que se les resolviese la situación. Otros, dijeron que habían llegado desde el galpón del Sindicato Industrial Fanaloza y no estaban dispuestos a regresar allí (…) Mientras se efectuaba el desalojo de las casas, el Intendente comenzó a preparar los antecedentes necesarios para formular la denuncia respectiva al juzgado por ocupación ilegal de propiedad privada o usurpación ilícita 32
154
Ibidem.
y violenta (…) Además, se dispuso la detención de los que aparecieran como los principales implicados (...) El Intendente, señor Alberto Carrasco estuvo ocupado hasta después de la 1.30 horas de la madrugada de hoy de retirar de la vía pública a las familias, por instrucciones terminantes de Santiago, trasladándolas a un sitio inmediato a la población, en la cual terminaron de pasar la noche las familias afectadas con la orden de desalojo de la población impartida por el Gobierno.33 Los hechos relatados son cotidianos durante la época en estudio. Así en enero de 1955 se destaca que (…) seis familias fueron desalojadas ayer del colectivo de Heras 1150 (…), el destino de cinco de ellas fue ocupar instalaciones ubicadas en Fabritec, cuyo local ya tenía albergadas en esa época a 64 familias (…) 34 Fabritec, correspondía a las instalaciones abandonadas de una industria en la ciudad, que se transformó en un albergue obligado para todas aquellas familias que eran azotadas por situaciones como lanzamientos, incendios o la imposibilidad de encontrar un hogar y tener que vivir en las calles junto a todas sus pertenencias. De esta forma, estas instalaciones fueron mudo testigo del tránsito de cientos de familias, las cuales, acomodaban sus bienes en algún lugar, junto a las pertenencias de otra familia que sufría la misma suerte. Hacinamiento y promiscuidad eran males obligados para quienes debían aceptar las soluciones habitacionales ofrecidas por el gobierno. Este local, que estaba destinado a ser la 33
34
Ibidem. Mediante el rescate de este texto se pretende recomponer el sentido de un gran número de elementos que se presentan alrededor de la problemática de la vivienda, en esta época, y que el texto grafica de vívida forma. LP.13-01-1955,p. 5.
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escuela de hombres N° 10 “República de Panamá”, pasó a ser el hogar en que convivieron esposas, maridos, hijos, abuelos. A modo de ejemplo se puede anotar, que es aquí donde llegaron los damnificados de un incendio ocurrido en ‘poblaciones callampa’, como se les denominaba en la época, ubicadas en La Costanera, donde el saldo de tres casas destruidas arrojó un número de veinte damnificados.35 El destino de parte de este grupo de personas se resolvió en 1956, cuando fruto de colectas solidarias, el apoyo del Hogar de Cristo y gestiones de la Municipalidad e Intendencia lograron habilitar el sector aledaño al cementerio; en donde se creó la “Población Gabriela Mistral”. Aquí se les entregó una pieza de madera y terrenos de regulares dimensiones para que ellas construyan.36 Pero algunas de las familias se negaron a ocupar estas habitaciones y exigían ser devueltas a su lugar de origen, lo que ocurrió con las familias venidas desde el sector de la Costanera. Sin embargo la suerte de las familias no era la misma, ya que no siempre la comunidad reaccionaba positivamente realizando acciones en su apoyo. Las palabras del Intendente Carrasco grafican lo que ocurría con estas familias la mayoría de las veces: Actualmente, se encuentran viviendo en esta ciudad, en la calle, numerosas familias que han sido desalojadas de las viviendas que ocupaban (…) Esas personas que durante días o semanas deambulan de un sitio a otro terminan levantando míseras ranchas en las poblaciones tipo “callampas” establecidas o en las nuevas que se están formando en la periferia de la ciudad.37 35 36
37
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ES.13-02-1956, p. 60 Los terrenos correspondían a superficies de 10, 50 mtrs. por 7,0 mtrs. Ver ES. 09- 04- 1956, p. 7. ES. 11- 01- 1957, p. 5.
Este diagnóstico, realizado por el Intendente Carrasco, no aparece, por primera vez. Hacia 1955, con mucha sorpresa, se informa que una ‘población callampa’ de treinta casas se apareció en el horno crematorio del cementerio de la ciudad, señalándose que además las construcciones ocupaban terrenos de propiedad municipal. Lo anecdótico del caso es que el municipio penquista había autorizado a algunos obreros municipales para que instalasen sus viviendas sirviendo, al paso, de cuidadores. Sin embargo llegaron más de veinte familias, las cuales se ‘tomaron el cerro por asalto. 38 El hecho es que los trabajadores autorizados para instalar sus habitaciones eran seis. El resto de los ocupantes del terreno no se encontraban en posesión de ningún documento que los autorizara a hacerlo. Frente a esto la autoridad comunal instruyó a carabineros de la 5ª Comisaría para que no permitiera nuevas construcciones en este sector.39 Sin lugar a dudas, este hecho comenzará a marcar una tendencia que en su momento no fue posible prever. Estamos hablando del tipo de solución, que irán a establecer los sectores populares, al problema de la vivienda. Esta solución se dará a través de la construcción de ‘casas’ con materiales ligeros y muchas veces junto con materiales de desechos. A esto se puede agregar que generalmente los terrenos donde se asienta la vivienda son de tipo fiscal o municipal los cuales al encontrarse desocupados, son utilizados como solución al problema. Uno de los sectores que presenta mayor crecimiento de población, durante el año 1956, es el del Cerro La Pólvora. Todo esto, pese a las medidas adoptadas por el Intendente Carrasco, para no permitir la proliferación de este tipo de asentamientos poblacionales. Así, en febrero de 1956 se anuncia, por parte de 38 39
LP. 13- 11- 1955, p. 5. Ibidem.
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Carabineros, una enérgica batida contra las poblaciones callampas. Patrullas montadas recorrerían semanalmente los barrios apartados con el objetivo de evitar la propagación de construcciones de tipo ‘callampas’ en los diferentes barrios de la ciudad.40 Los motivos por los cuales se toman estas medidas muestran, a decir de la prensa de la época, que a pesar del empeño puesto por el gobierno en resolver este problema, se ha comprobado que continúan levantándose en estos sectores, lo cual constituye un espectáculo no edificante, pues las habitaciones son hechas contra las normas de higiene y salubridad.41 La arremetida de la fuerza pública muestra un alto grado de intolerancia frente a este tipo de asentamiento popular. En una primera etapa, se procura que no se continúen nuevas construcciones, pero luego se ha derivado al desmantelamiento de ellas. Esto lesiona gravemente las relaciones entre el Estado y los pobladores, lo que transforma la convivencia ciudadana en una cotidiana confrontación, donde el Estado representa los intereses de aquellos que buscan garantizar una tranquilidad, imposible de lograr para el desarrollo de un modelo económico de ajustes sociales, y por otro lado los pobladores buscan resolver el problema habitacional por su propia mano, dado que el Estado no ha cumplido con sus promesas de mejoras sociales. Dado que el modelo económico todavía no muestra sus virtudes de justicia social, el mundo popular urbano decide por los caminos de la auto-solución, por la lógica de la autogestión. Pese a todas las medidas tomadas por las autoridades regionales, el crecimiento de los asentamientos continúa y el 12 de febrero de 1956, el Cerro La Pólvora ve ocupadas sus faldas con treinta construcciones más.42 40 41 42
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ES. 05- 02- 1956, p. 6 Ibidem. ES. 12- 02- 1956, p. 8.
Respecto a las condiciones de vida con las que contaba, los informes de prensa afirman que los pobladores del cerro no tienen ni pozos negros, utilizando una cancha de fútbol para tal objetivo. A todo lo anterior se agregaba que fuera de las habitaciones que existen actualmente, se ha logrado saber que la población se desplaza al otro lado del Cerro.43 De esta forma el Cerro La Pólvora se transformó en un punto de alto atractivo para todas las familias que no contaban con una habitación para guarecerse de las condiciones naturales de la zona. El ejemplo de las anteriores treinta familias fue seguido por otras trece sólo cinco días más tarde, las cuales formaban un número de 73 personas, de las cuales 52 eran niños. Este grupo estaba conformado por trabajadores de restaurantes, comerciantes ambulantes, porta-equipaje de ferrocarriles, entre otros oficios44 . Sin duda llama la atención las características de los ocupantes de dichas poblaciones. Son personas que en la mayor parte de los casos cuentan con un empleo, esto es, no estamos hablando de población indigente, excluidos, marginales o lumpen; hablamos de personas económicamente activas dentro del aparato productivo, las que se ven enfrentadas a un sistema que sencillamente no presenta otra alternativa de solución a su condición de sin casa. El incremento en la toma de terrenos experimentado durante 1956, se ve reflejado en un análisis aparecido en el diario El Sur, el 15 de enero de 1957, el cual explicita que más de 42.000 personas viven en insalubres casas ‘callampas’ en el radio urbano de la ciudad. Se trata de familias obreras que están sufriendo en forma más intensa el gravísimo déficit de las habitaciones.45
43 44 45
Ibidem. ES. 17- 02- 1956. p. 5. ES. 15-01-1957. p. 8
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El hecho de recurrir a una toma de terreno para dar solución a un problema tan urgente, medida que es empleada, a pesar de saber que las fuerzas públicas pueden intervenir con todos sus medios para frustrar dicha toma, da cuenta de un alto grado de decisión por parte de los pobladores. Si tomamos en cuenta la cantidad de personas que es posible catastrar en la época, se constata de inmediato la presencia de un gran movimiento poblacional en la provincia. El mismo modo de operación que se está dando en los casos observados, implica un alto grado de organización por parte de los mismos pobladores, a los que en la época se los conoce como los sin casa. Sin duda que la represión con que operaba el gobierno, frente a estos hechos, es un importante elemento que va a gatillar la actuación de grandes grupos para la realización de una toma. Es evidente que luego del primer asentamiento, estas poblaciones continuaban creciendo fruto de la llegada, por goteo, de otras familias. Así en Concepción se calculaban en alrededor de “8.500 familias, con un total aproximado de 42.000 personas, en casas de tipo callampa’ que no cuentan con ningún medio de salubridad. Ninguna de esas poblaciones cuenta con alcantarillado, algunas pocas tienen luz eléctrica. Estas precarias habitaciones, construidas con tablas, latas, cartones y arpilleras son focos insalubres en distintos lugares de la periferia de la ciudad”.46 Podemos inferir, por el número de pobladores sometidos a esas condiciones de vida, los efectos, de una aguda crisis social. Además es concluyente el hecho que durante el período de aplicación de las medidas propuestas por la Misión Klein-Saks se registró el mayor incremento en las tomas de terreno, observado en el período. Según antecedentes de la Dirección de Auxilio Social, existían en la ciudad poblaciones tipo ‘callampa’ en 46
160
Ibidem.
(…) Población Costanera, donde viven alrededor de 5.000 familias, Población Libertad al final de la calle Colo - Colo, habitada por alrededor de 3.000 familias, grupos de casas “callampas” en los extremos del cerro La Pólvora, alrededor de 150 familias. 100 familias que ocupan este tipo de viviendas insalubres en la Población Padilla, 60 familias que viven en casas “callampas” al final de la calle Paicaví, en el lugar llamado Paso del Burro, en la ladera sur del cerro Chacabuco, 25 familias junto a la Laguna Las Tres Pascualas, 50 familias en el cerro Chepe, 25 familias en Puchacay en un sitio entregado por ferrocarriles, 35 familias en lado noreste de la Población Vargas, y otras 25 familias junto al paso sobre nivel de la calle Prat, al iniciarse el camino a Talcahuano (…) En total suman 8.470 familias, con un promedio de cinco personas, adultas y menores, cada una (…), el total de personas que habitan esas casas “callampas” asciende a 42.350” 47 De esta forma el cambio de década se encontró marcado por una problemática que no hizo más que agudizarse durante los años ‘60, situación que se acusa tanto en la región como a nivel nacional. El incremento del descontento y el proceso de tomas de terrenos por pobladores -las cuales también presentan un alto grado de organización- se dio también en Santiago. Como ejemplo se puede recordar la toma de la Población La Victoria en 1957, que causó gran conmoción nacional. Este movimiento adquiere gran importancia y difusión dado que se plegan a él, partidos políticos y entidades gremiales, que en esos días comienzan a destacar la crisis habitacional. Esto último, representa una situación inédita, pues va conformando una discursividad novedosa, que se hace más inclusiva respecto de la situación y 47
Ibidem.
161
condición de los pobres de la ciudad. Numerosos discursos les comenzarán a llamar a formar parte de las columnas populares; numerosos llamados se instalarán en sus derruidas calles y casas, incitándoles a formar parte de las vanguardias que marchan a la conquista de una sociedad más justa con los pobres del campo y la ciudad; numerosas voces intentarán resonar en sus imaginarios políticos, intentando dar sentido a la acción que durante la década de los años ’50, ellos, los pobres de la ciudad, de manera autónoma pudieron lograr: La larga marcha para formar parte del proyecto popular.
A
MODO DE EPÍLOGO.
LAS CONCLUSIONES
NO CONCLUYEN EL
PROBLEMA…
En medio de un crudo invierno que azota las tierras de Concepción nos vemos enfrentados nuevamente a la necesidad de pensar la historia. En efecto, asistimos con cierta sorpresa al espectáculo mediático generado por las ‘casas Copeva’ y las ‘casas Chubi’; al ejercicio entre solidario y paternalista de intentar construir un ‘Techo para Chile’; a los intentos de otro gobierno por dictar una política habitacional que dignifique a los pobladores del país. Mirar el pasado no tiene por que permitirnos entender el presente, sino logramos articular las preguntas pertinentes. En efecto, los problemas descolgados del modelo industrial desarrollista, que se posicionaba en la ciudad de Concepción, durante la década de los años ’50, provocó una reconfiguración del aparato urbano, una reformulación del acuerdo mediante el cual se construirá ciudad. La presencia del sujeto popular en las ciudades, su insistencia en poblar, la impertinencia por disputar el derecho a construir ciudad, será una característica del proceso en el cual se verán involucrados durante este período. 162
Su visión, su acción, las manifestaciones múltiples y autónomas, nos permiten avizorar las proyecciones que esta marcha que se inicia llegará a lograr. Y es que la potencia de transformación que impulsarán los pobres de la ciudad, será un hito marcado a sudor, sangre y fuego en la historia social de nuestro país. Esto quizá explique la lógica con la cual los pobladores se lanzan en una desenfrenada carrera por ‘poblar’ la ciudad. Es quizá este fenómeno el que los llevará a desarrollar formas inéditas de participación política y social, que les permitirá establecer un serio cuestionamiento a la forma estructural en que se establecen las diferencias de género, de clase y a la configuración de la propiedad como un elemento que distribuye de forma desigual el poder social. Quizá en esto radica la potencia de la elección de este trazo de historia. No en la posibilidad de contarlo, ni en la potencia de su discursividad narrativa, creemos que tiene más fuerza el meditarlo desde la lógica de asumir el diagnóstico que impulsa y mueve la necesidad de buscar derroteros por los cuales continuar la larga marcha a la democracia de las mayorías. La urgencia de observar históricamente un problema irresoluto, nos hace sobrepasar el diagnóstico que muchos intelectuales han querido posicionar como una verdad que imposibilita el (re)surgimiento del proyecto popular. En cierta forma consideramos se hace necesario conocer esta historia para no volver a vivir en tiempos de tragedia, aquello que en algún momento observamos como comedia.
Concepción, tierras humedas de frontera...julio de 2006
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DE
LA
GÉNESIS
MEMORIA A
LA
POLÍTICA.
DE LA AGRUPACIÓN DE FAMILIARES
DE DETENIDOS DESAPARECIDOS DE CONCEPCIÓN
(1978-1983) Karen Alfaro Monsalve* Todo está guardado en la memoria, sueño de la vida y de la historia La memoria despierta para herir a los pueblos dormidos que no la dejan vivir libre como el viento La memoria pincha hasta sangrar, a los pueblos que la amarran y no la dejan andar libre como el viento
La memoria, Leon Gieco
I. LOS DDHH INTERPELAN LA MEMORIA HISTÓRICA La sociedad chilena vive aún hoy un profundo desgarramiento. La instauración de una maquinaria de terror estatal, *
Master (c) en Historia Social y Política Contemporánea, mención Movimientos Sociales y Construcción de Ciudadanía, Universidad Internacional de Andalucía, España. Miembro del Taller de Ciencias Sociales ‘Luis Vitale’ de Concepción. Correo electrónico:
[email protected]
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que implementó de golpe un nuevo modelo político, económico y social, la impactó de modo profundo. El uso de la tortura, el asesinato y la represión de modo sistemático, por parte de las instituciones del Estado, cuestiona la legitimidad del actual ordenamiento político social. Por eso decimos que la secuela de la dictadura, no tan sólo afecta a los actores que sufrieron directamente los atropellos a los derechos humanos desde 19731 , sino que ha marcado la convivencia nacional de las generaciones venideras, que hemos heredado un sistema de profundas desigualdades y anclajes antidemocráticos. Uno de los aspectos más nocivos para sobrellevar este impacto, ha sido la intención de borrar parte de nuestro pasado, por medio de la negación y/o manipulación de la memoria histórica.2 De ahí que la memoria y su ejercicio ciudadano, se haya convertido también en una forma de resistir el olvido, como herramienta dispuesta a ‘cerrar’ el conflicto político del Chile actual. 1
2
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Hay que precisar que para sectores vinculados a los partidos de derecha, el conflicto político - social se remonta a los últimos años del gobierno del DC, Eduardo Frei Montalva, frente a lo cual, los militares habrían ejercido una función restauradora del orden. Como hito señalan la Declaración del Congreso de Chillán, en 1967 del Partido Socialista, donde asumía la vía armada como una forma de conquistar el poder, lo que (junto a la formación del MIR) habría activado la violencia política en la época. Aquí obviamente establecemos la diferencia, pues no es comparable una ‘declaración’ política (por muy errática que ésta sea) con el uso del aparato estatal para reprimir, torturar y asesinar. Cabe mencionar que Carlos Altamirano, en entrevista concedida al historiador Franck Gaudichaud, atribuye tal declaración a un impulso de la corriente trostkista dentro del PS, que pretendía diferenciar al PS chileno de las posturas stalinistas. Se trató más bien entonces a juicio de Altamirano, de una querella ideológica entre trotskistas y stalinistas, que a una real propuesta política, ni mucho menos, operativa. Ver GAUDICHAUD, Franck (2004): Poder popular y cordones industriales. Testimonios sobre el movimiento popular urbano, 1970-1973, LOM, Santiago, Chile, pp. 398-399. Interesantes reflexiones en torno al recuerdo y al olvido, en PIPER, Isabel (Editora) (2005): Memoria y Derechos Humanos: ¿prácticas de dominación o resistencias?, Ediciones Universidad ARCIS, Santiago, Chile. Especialmente la Introducción, titulada “¿Olvidar o recordar?” a cargo de la propia editora, pp. 9-13.
Siempre habrá otras historias, otras memorias e interpretaciones alternativas, en la resistencia, en el mundo privado, en las ‘catacumbas’. Hay una lucha política activa acerca del sentido de lo ocurrido, pero también acerca del sentido de la memoria política, y no pocas veces esta lucha es concebida en términos de la lucha ‘contra el olvido’: recordar para no repetir. Las consignas en este punto pueden ser algo tramposas. La ‘memoria contra el olvido’ o ‘contra el silencio’ esconde lo que en realidad es una oposición entre distintas memorias rivales (cada una de ellas con sus propios olvidos). Es en verdad ‘memoria contra memoria’.3 Las ciencias sociales en general y la historia en particular (en tanto disciplinas), han debido ‘reaccionar’ a esta necesidad de la sociedad civil, de recordar. La memoria en Chile, es un problema político, por cuanto pone en entredicho, los proyectos de sociedad que han disputado la conducción del espacio público. El cómo una sociedad recuerda, y cómo se autoeduca en su memoria, para construir-se, es un proceso que en Chile, no permite posturas asépticas. La memoria, en estos contextos, más allá de la acción- la mayor parte de las veces tardía- de los historiadores, representa el modo en que los diversos grupos sociales elaboran el pasado recreando sus recuerdos. Es un proceso complejo, por cuanto la memoria, que hace posible traer el pasado al presente, o mejor aún, que representa ‘el presente del pasado’ entre nosotros, lo hace involucrando no solo la razón, sino que la mayor parte de las veces las emociones, si no los sentidos.4 3
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JELIN, Elizabeth (2002): Los trabajos de la memoria, Editorial Siglo XXI, Madrid, p. 6. GARCES, Mario y Sebastián Leiva (2005): El Golpe en La Legua. Los caminos de la historia y la memoria, LOM Ediciones, Santiago, Chile, p.16
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Se han desarrollado una serie de intentos, para instaurar un ‘punto final’ en materia de violaciones a los derechos humanos. Desde la dictadura, con la promulgación de las leyes de amnistía, hasta los distintos esfuerzos desarrollados bajo los gobiernos de la Concertación, que han buscado mediatizar e institucionalizar las demandas de verdad y justicia. Lo que se busca es ‘encerrar’ en Tribunales la problemática, sacándola del vértigo de la movilización ciudadana. Existe un afán por dar vuelta la página, instaurando una memoria desde lo oficial, desde el poder hegemónico, tendiente a negar o dar por superado lo ocurrido.5 La memoria del vencedor y la memoria del vencido, son ejercicios diferenciados porque es muy diferente la memoria desde el poder, el panóptico a la censura cultural, de la memoria cultivada en la clandestinidad, en los espacios semi legales o el exilio.6 En esta lucha contra el olvido, el movimiento de derechos humanos (en adelante MDDHH), ha jugado un rol fundamental. Este movimiento se enfrenta ante su conflicto, interpelando la conciencia histórica, rescatando de este modo la memoria colectiva, que es políticamente relevante, tanto para justificar lo que somos en el presente, como en la construcción de todo proyecto de sociedad. Mantener viva la historia del tiempo presente, ha sido fundamental para el MDDHH, ya que le 5
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TALLER DE CIENCIAS SOCIALES ‘LUIS VITALE’ (2003): Una reflexión necesaria. Contra las operaciones pro-impunidad, en www.historiaviva.cl/Docs. Ver también en el mismo sitio Contra la impunidad en Chile. Recomendable también, por tratarse de un tema muy poco abordado es VILLAGRÁN, Fernando et. al (2006): Represión en dictadura: el papel de los civiles, Ediciones LOM, Colección Nosotros los chilenos, N°15, Santiago, Chile. QUIROGA, Patricio: “Memoria, Monumento y Amnesia Histórica”, en ENCUENTRO XXI, Otoño 1997, año 3, N°8, Editorial LOM, Santiago de Chile, p.147.
ha permitido impedir la impunidad en el ámbito societal. En definitiva, ha logrado que la sociedad en su conjunto, realice un juicio histórico a la dictadura militar y a las violaciones a los DDHH en todas sus manifestaciones.7 Este movimiento se ha situado en la trinchera de la batalla de la memoria. ¿Consiste la batalla de la memoria solo en la recuperación de los nombres, en la reivindicación de cada uno de los violados y asesinados?¿Consiste sólo en llevar a los tribunales a los responsables? Creo que ésta constituye una primera fase de nuestra batalla, la más desgarradora, humana, justiciera e imprescindible. Pero debemos entrar, a mi juicio, en una segunda fase y preguntarnos: ¿Qué es lo que sus cuerpos mutilados encarnaban? O, para decirlo de otro modo, ¿cuál era el proyecto que mataron sus cuerpos?8 Considerar a los derechos humanos como una construcción histórica y reconocer la capacidad de historiar los procesos y acciones sociales, que han articulado discursos y prácticas en torno a la defensa de los DDHH, nos permite afirmar que estos no son solo parte del marco normativo jurídico, sino son sobretodo materia política. Porque la batalla de la memoria consiste en esto: en reconstruir -a través de la re-escritura crítica de la memoria- nuestra pertenencia a algún proyecto histórico capaz de reunir las piezas de nuestra fracturada tribu, reagrupan7
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Provocador en esa línea resulta el artículo de SALAZAR, Gabriel: “De la justicia estatal al Tribunal de la Historia (Dictadura en Chile: 1973-1990)”, en ENCUENTRO XXI, Primavera 1996, año 2, N°6, Santiago, Chile, pp. 140-149. ILLANES, María Angélica (2002): La batalla de la memoria, Planeta/Ariel, Santiago, Chile, pp. 14-15.
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do nuestras fuerzas para tantas otras batallas que habrán de seguir. Sólo de este modo los jóvenes que cayeron -soñadores de un mundo mejor- cobrarán vida, al paso que retomaremos la hebra perdida de nuestra historicidad.9 Desde este análisis, es factible reconocer que el capital político, articulado entre memoria y derechos humanos, es fundamental para reconocer en el MDDHH, un movimiento social que se constituye en la reserva moral de la lucha antidictatorial, que ha articulado las últimas décadas de la historia de nuestro país. Cada movimiento social está revestido de particularidades, respondiendo al contexto histórico en el cual se desarrolla, en marcos socio-políticos determinados, que para el caso de los movimientos sociales se constituyen a decir de William Gamson en ‘marcos de injusticia’.10 Estos marcos, son aquellos que inspiran la movilización, articulando el descontento y develando las injusticias. En el caso del MDDHH, la impunidad y la represión son los principales factores que constituyen los ‘marcos de injusticia’, transformando el dolor en base de la acción. Algunas emociones, como el amor, la lealtad o la veneración, estimulan la movilización en mayor medida que otras, como la desesperación, la resignación o la vergüenza. Algunas, como la indignación, son ‘vitalizadoras’, y es más probable que estén presentes a la hora de provocar actos de resistencia, mientras que otras, como la resignación o la depresión son ‘desvitalizadoras’ y suelen aparecer durante fases de desmovilización.11 9 10
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Ibidem, p. 16. Citado en TARROW, Sydney (2004): El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política, Alianza Editorial, Madrid, España, p.161. Ibidem, p.162.
En el caso específico del MDDHH, las organizaciones compuestas por los actores, denominados como afectados directos, tales como, la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), Agrupación de Familiares de Presos Políticos, Agrupación de Familiares de Ex - Presos Políticos, Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, etc, son las principales organizaciones que logran otorgar visibilidad y proyección hacía el espacio público al MDDHH. Las organizaciones son instancias formales, que operan principalmente bajo la institucionalidad. Están revestidas de un discurso definido y de particularidades acorde a su representatividad. Bajo la dictadura fueron el conjunto de organizaciones de DDHH, las que dieron inicio a la conformación de un amplio movimiento social, configurando así un espacio de convergencia política. En el escenario de la transición política, estas organizaciones se han mantenido activas, pero sólo logran visibilidad en coyunturas determinadas, en aniversarios o fechas simbólicas, dónde interpelan a la sociedad, situando los conflictos de la memoria pública. Esto se explica, a decir de Elizabeth Jelin, por la naturaleza de este tipo de movimientos: Las fechas y los aniversarios son coyunturas de activación de la memoria. La esfera pública es ocupada por la conmemoración, con manifestaciones explícitas compartidas y con confrontaciones. En términos personales y de la subjetividad, son momentos en que el trabajo de la memoria es arduo para todos, para los distintos bandos, para viejos y jóvenes, con experiencias vividas muy diversas. Los hechos se re-ordenan, se desordenan esquemas existentes, aparecen las voces de nuevas y viejas generaciones que preguntan, relatan, crean espacios intersubjetivos, comparten claves de lo vivido, lo escuchado o lo omitido.12 12
JELIN, Elizabeth, op. cit., p. 52.
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En el contexto actual en Chile, surge la necesidad de historiar los conflictos de la memoria pública, por medio de la dinámica social asumida por organizaciones de DDHH, que se han mantenido en su lucha contra la impunidad, y que interpelan en ciertas coyunturas la memoria social. Dinámica social hasta ahora asumida como homogénea a lo largo del país. Es por ello que una aproximación a la historia de estas organizaciones, desde los espacios locales, nos permitirá comprender de mejor manera, la articulación entre memoria histórica y construcción de ciudadanía. Practicar la memoria es hacer vibrar la simbólica del recuerdo en toda su potencialidad crítica de reconstrucción y deconstrucción de las narrativas en curso (…) Es mantener la relación entre presente y pasado abierta a la fuerza del recuerdo como desencaje y expectación. Es impedir que la historia se convierta en la figura estática de un tiempo clausurado, definitivamente sellado bajo el peso de sus rememoraciones oficiales (…) Y es también luchar para que el reclamo tenaz, la queja insuprimible, el radical desacuerdo, tengan siempre oportunidad de molestar -con su pesadez y gravedad de sentido- los montajes livianos de la actualidad fútil, desmemoriada.13 De ahí que nos proponemos historiar estos problemas en nuestro espacio local, a partir del estudio de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Concepción, (AFDD Concepción), identificando su contexto fundacional, sus dinámicas, y las características que le permitieron ser una de las bases en la configuración del MDDHH en la VIII región. 13
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RICHARD, Nelly (Ed) (2000): Políticas y estéticas de la memoria, Editorial Cuarto Propio, Santiago, Chile, pp. 11-12.
II ¿CÓMO SURGE LA AFDD? En el seno de las contradicciones del sistema socio político implementado por la dictadura militar, se comienza a articular y a recomponer el tejido social. Renace bajo la demanda más sentida en el marco de la represión, en torno al derecho y defensa de la vida, en sus múltiples expresiones, politizando las expresiones primarias de la vida en sociedad. A consecuencia de situaciones impuestas por las políticas del régimen autoritario, poblaciones marginales, mujeres y jóvenes han desarrollado creativas organizaciones. En este contexto, la movilización por el tema de los derechos humanos es solo un tipo de respuesta social a la dureza impuesta por la represión, la exclusión política y las políticas económicas neoliberales, típicas de un estado militar autoritario moderno.14 El MDDHH se constituye en un movimiento novedoso, que desarrolla inherentemente a su accionar, una conducta ética de alto contenido, por cuanto al reivindicar el derecho a la vida, sus posturas son intransables y ‘no negociables’ con la estructura de poder estatal. Al tomar una posición que resalta el valor de la vida, en un contexto de desaparición y muerte de familiares y compañeros caídos, se transforma en un movimiento ético de resistencia. Esta situación es compartida en movimientos del mismo carácter en el resto de Latinoamérica. 14
HUTCHISON, Elizabeth: “El movimiento de Derechos Humanos en Chile bajo el régimen autoritario, 1973-1988”, en ORELLANA, Patricio y Elizabeth Hutchison (1991): El Movimiento de Derechos Humanos en Chile, 19731990, Centro de Estudios Políticos Latinoamericanos Simón Bolívar, Santiago, Chile, p.77.
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El movimiento de derechos humanos [en Argentina] fue simultáneamente producto directo de la naturaleza del régimen y su meollo: el terror. Lo nuevo del movimiento fue el carácter de absoluto y no negociable de su principal exigencia, protección para los derechos humanos, especialmente el derecho a la vida.15 En contraste a la cultura del terror impuesta por la dictadura, se alza esta demanda por la vida, de un carácter ético inobjetable, un cuestionamiento al régimen que a nadie dejaba indiferente. (…) al ‘no político’ le ayudó a descubrir la dimensión de lo político. Es más, ayudó a darse cuenta de cuales son sus derechos políticos. A las víctimas de la represión, muchas de ellas incorporadas cruelmente al mundo del dolor, los derechos humanos le proporcionaron una carga valórica insustituible en su confrontación moral con la dictadura. A los indiferentes terminó por conmocionarles su propia comodidad ante el sufrimiento ajeno, hasta el punto de entender lo que le sucede al vecino también le sucede a él mismo, aunque no tenga ninguna participación en una situación determinada.16 Bajo el contexto dictatorial, cerrados los principales canales de expresión y participación política de la sociedad civil, se hace necesario recrear formas de convivencia democrática, en pos de llevar a cabo la unidad frente a las atrocidades del régimen. Ante las condiciones adversas que atentaban contra todo indicio de organización, surge la alternativa de un sector progre15
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MAINWARING, Scott y Eduardo Viola: New social movements, political cultura on democracy: Brazil and Argentina in the 1980s, citado por HUTCHISON, Elizabeth, op. cit., p. 77. ORELLANA y Hutchison op. cit., p.117
sista de la Iglesia Católica. El mismo año 1973, en el mes de octubre, se crea el Comité de Cooperación para la Paz en Chile (COPACHI), que tendría como función principal la de aportar con apoyo tanto material, como profesional a los familiares de Detenidos Políticos. Los organismos de DDHH debieron enfrentar tempranamente la presión ejercida por parte del régimen militar. El primero de los casos es el llamado a disolver el COPACHI. El Arzobispo Raúl Silva Henríquez, se ve obligado a darle término en diciembre de 1975, pero sin dar pie atrás en la política emprendida por un sector de la Iglesia Católica de apoyo a las víctimas de la represión. Un mes después se crea la Vicaría de la Solidaridad, que prolongaría el trabajo del COPACHI, pero con un carácter más definido en cuanto a su oposición al régimen militar. A la constitución de la Vicaría de la Solidaridad, le siguen una serie de organismos de DDHH, lo que involucraría la incorporación de una gran cantidad de profesionales al servicio de la defensa de los DDHH en Chile. Entre ellos se encuentra el Comité de Defensa de los Derechos del Pueblo (CODEPU), uno de los primeros en constituirse. Sin lugar a dudas, la lucha llevada a cabo por los familiares de los afectados por violaciones a los derechos humanos, es fundamental por la fuerza mostrada en la denuncia de los atropellos de la dictadura, por la constancia y el compromiso manifestado en sus diversas acciones. En este marco juega un papel fundamental la AFDD, compuesta principalmente por mujeres, que como ellas mismas afirman “Del dolor, hicimos organización”. Esto derivó en un trabajo permanente en diversos frentes; por una parte estaba la lucha que había que dar en los Tribunales de Justicia, pero además estaba la necesidad de sensibilizar al conjunto de la comunidad. De esta manera, los diversos actores sociales acuden al llamado moral de la lucha por los DDHH. El reconocimiento en el día a día, el compartir el do175
lor, hizo evidente la necesidad de crear una instancia de reunión y coordinación entre los familiares. Esto conlleva a que el año 1974 se constituya la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD)17 A fines de la década del ’70, se registran una serie de descubrimientos de inhumaciones ilegales a lo largo de todo el país, con lo cual la verdad sobre las violaciones a los derechos humanos, comenzaba a ser evidenciada. El 1 de diciembre de 1978, fueron encontrados en el sector de Isla de Maipo, en una vieja mina de cal en Lonquén, los cuerpos de 15 personas, detenidos en octubre de 1973. Posterior a Lonquén se suceden una serie de investigaciones, encontrando la existencia de otras fosas clandestinas en Cuesta Barriga, Yumbel, Laja, San Rosendo y Mulchén. Esta coyuntura determina la irrupción de solidaridades y articulación social, lo que activa una convergencia sociopolítica en búsqueda de la verdad y la justicia. La primacía histórica de la solidaridad y de los Derechos Humanos, se estableció sobre el plano lateral de la asociatividad, a propósito del plano vertical de la tortura, la muerte, la exclusión y el empleo precario.18 El poder alcanzado por esta articulación, develaba los marcos de injusticia del régimen militar, y actuaba a pesar de los marcos represivos, politizando los espacios privados del dolor, y articulando el descontento en el espacio público, ya sea por medio de la no-violencia activa o la violencia política callejera. 17
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Formalmente la AFDD se crea en julio de 1975, en Santiago. Sobre el nacimiento de la AFDD, ver BRINKMANN, Beatriz (1999): Itinerario de la impunidad. Chile 1973-1999, Ed. CINTRAS, Santiago, Chile, p. 27 y ss. SALAZAR, Gabriel y Julio Pinto (1999): Historia Contemporánea de Chile. Volumen I: Estado, legitimidad, ciudadanía, LOM Ediciones, Santiago, Chile, p.122.
III.La AFDD de Concepción. La ciudad de Concepción y sus alrededores, fue uno de los lugares más golpeados por la represión dictatorial. Región reconocida como núcleo de organización del movimiento obrero, principalmente carbonífero e industrial, de un poderoso movimiento estudiantil universitario y secundario, y que cuenta además con un activo movimiento de pobladores en la ciudad y campesino en la periferia rural, que había mostrado su fuerza en los procesos de reforma agraria y tomas de terreno. Es aquí desde donde el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), catapulta además sus principales cuadros, a quienes debe la importancia que tuvo en la lucha política de la época. Fue por lo tanto, un lugar donde la represión arremetió en todos los rincones, lo cual se constata en el gran número de detenciones, que ya a octubre de 1973, superaban las 1.372 personas, distribuidas en los distintos puntos de detención.19 Un importante número de familiares de detenidos, llegaban a Concepción desde diversos puntos de la región. Poco a poco fueron identificándose y encontraron un espacio de reunión en el Departamento Social del Arzobispado (Barros Arana Nº 1751), donde comenzaron a darse cita. Aquí se comenzó a difundir la existencia de un lugar, que junto con entregar apoyo y recibir asistencia jurídica, fue fundamental para establecer articulación con otros casos de detenciones, que se fueron conociendo con posterioridad. 19
Estadio Regional 589 detenidos, Escuela Grumetes Isla Quiriquina 552 detenidos, Cárcel Pública 43 detenidos, Base Naval 158 detenidos. Fuente: Archivos de la Vicaria de la Solidaridad. Para un análisis pormenorizado de los casos de desaparición forzada, ver: INFORME DE LA COMISIÓN NACIONAL DE VERDAD Y RECONCILIACIÓN (1991), en www.ddhh.gov.cl; Para los casos de tortura y prisión política, ver INFORME COMISION NACIONAL SOBRE PRISION POLITICA Y TORTURA (2004), en www.comisiontortura.cl
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En Concepción fue particularmente complicado lograr reunirse entre los familiares y llevar a cabo acciones conjuntas, cuestión que se explica por las condiciones de extrema vigilancia hacia la población, como lo constata una de las fundadoras de la AFDD- Concepción: (…) aquí fue distinto que en Santiago, donde se conformó primero la Vicaria de la Solidaridad, lo que ayudó a lograr la conexión temprana de los familiares, en donde la colaboración de los abogados fue mayor, por el gran número de profesionales allí existen. Aquí en cambio fue mucho más complicado tanto conformar los Departamentos de la Vicaría, como tener el apoyo de los abogados, que no eran más de dos al principio.20 Una de las complicaciones principales, fue establecer vínculos con los profesionales en materia judicial. (…) los abogados tampoco querían trabajar con nosotros, porque uno si iba por su cuenta a hablar con un abogado y le explicaba la situación que estaba viviendo y le pedía digamos que el tomara el caso, para presentar recurso de amparo, los abogados se negaban, no querían hacerlo no acogían, entonces fue muy difícil en provincia (…)21 A medida que transcurrían los años y ante la negativa absoluta de todas las instancias comprometidas con el régimen militar, por dar una respuesta del paradero de los detenidos, se comienza a tomar conciencia con mayor claridad, del proceso que estaban vivenciando: 20 21
Entrevista a Mercedes Sánchez, Presidenta de la AFDD de Concepción. Entrevista a Ester Araneda, integrante fundadora AFDD de Concepción
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(...) nadie había tomado plena conciencia de que a sus familiares no los volverían a encontrar, la palabra desaparecido no existía, no la ocupábamos, lo que nosotros decíamos era que a nuestros familiares fueron detenidos y no los encontrábamos. Desaparecidos fue una palabra que se fue incorporando en forma paulatina y a medida que pasaba el tiempo, nosotros también nos íbamos dando cuenta que era difícil que tras todo lo que habíamos hecho y ante la negativa, encontráramos respuesta del régimen. 22 Como se aprecia, la condición de desaparecido, se va incorporando paulatinamente al lenguaje de los familiares. Con ello, se va tomando conciencia de la situación vivida y por lo tanto agudizando su angustia y desde ahí su necesidad de organización. Se va internalizando a su vez, la dimensión de la dictadura y su aparato de terror. El verbo desaparecer, entonces, se vincula con un acto de violencia. Se trata de una doble violencia ya que se ejerce sobre cuerpos ya desalmados. Se hace a nombre del resguardo de un triunfo, quitando de la vista lo que lo ensucia, a través del acto del desaparecer el cuerpo del otro, mutilado, desnudo otro, arrojado al basural de la tierra desolada, de los volcanes, del mar bravío (…) Desaparecer es quitar al otro, no solo la vida, sino quitarle su cuerpo, su materialidad visible, es borrarle sus huellas andadas y conocidas por sus antepasados.23 En Chile podemos distinguir 2 momentos en cuanto a los procesos de desaparición forzada de personas: el primero es genérico, pues opera por datos de militancia, se va apresando a 22 23
Entrevista con Mercedes Sánchez. ILLANES, op. cit., p. 239-240.
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personeros vinculados o simpatizantes de la UP; un segundo momento permite apreciar un proceso selectivo, dirigido a orgánicas determinadas y en períodos definidos. Esto nos permite afirmar que el proceso es organizado y se va depurando en la medida que el régimen se instala.24 La dura realidad, configura un nuevo escenario: se hacía necesario fortalecer los lazos de unidad, para hacer frente a la magnitud del golpe. La nueva etapa que se abría debía ir acompañada con acciones conjuntas que fueran herramientas para presionar en la búsqueda de respuestas, por lo que se debería tomar un rol activo en el espacio público, y avanzar comprometidos por una causa justa y legitima. Esto les dio la fuerza necesaria para salir del silencio y ser los primeros en poner el tema de las violaciones de los Derechos Humanos en Chile, bajo la dictadura militar, en el tapete, con todos los riesgos que ello implicaba. Lo que marca simbólicamente la irrupción de la AFDD en Concepción, es la primera huelga de hambre realizada el 28 de mayo de 1978, que es la acción que lleva a la escena pública la problemática de los familiares de detenidos por la dictadura en Chile. Esta huelga se realizó respondiendo a un llamado nacional hecho por los familiares. En Concepción, participan familiares de Tomé, Lota, Laja, Talcahuano, Concepción, que llegaron a las dependencias de la Parroquia Universitaria para cumplir con su propósito. En la dinámica interna de la huelga, se fueron dando una orgánica, diversificaron funciones, fijaron pautas para tratar con la prensa, realizaron apoyo médico, etc. 24
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Ver HERTZ, Carmen: “Desaparición forzada de personas: método de terror y exterminio permanente”, en RICHARD, Nelly (Ed) (2000): Políticas y estéticas de la memoria, Editorial Cuarto Propio, Santiago, Chile, p. 48. Ver también el notable trabajo de Elías Padilla, quien conceptualiza, tipifica y caracteriza el tema de la desaparición forzada de personas: Ver PADILLA, Elías (1995): La memoria y el olvido. Detenidos Desaparecidos en Chile, Ediciones Orígenes, Santiago, Chile.
Se conformó aquí el Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos, que se hizo cargo de coordinar la actividad y de emitir un periódico informativo. Desde este momento se vio la necesidad, de establecer una organización como tal, estableciendo directiva, reuniones constantes, de manera de conformarnos como un cuerpo.25 La primera huelga de hambre se realiza en la parroquia universitaria de la Universidad de Concepción. Fueron ocho las ocupantes que llegaron con la decisión y el compromiso de realizar esta acción en forma indefinida y respaldadas por un movimiento que se estaba realizando a nivel nacional por parte de los familiares. En el transcurso de la huelga fueron surgiendo el apoyo de diversas organizaciones y de personas individuales. Los medios de comunicación la abordaron ampliamente, lo que posibilitó que tuviese una fuerte repercusión, lo que motivó a otros familiares a acercarse al grupo. Al 1 de junio de 1978, ya había 116 personas en huelga de hambre a lo largo del país, con lo cual la acción comenzaba a preocupar en diversos ámbitos. Por ello el régimen, no tardó en crear una estrategia para deponer las huelgas. Esta se materializó el 6 de junio, donde tras una entrevista sostenida entre el cardenal Raúl Silva Henríquez y el ministro del interior, Sergio Fernández se anunció, (…) que el gobierno se ha comprometido a aclarar en el breve plazo la suerte de cada una de las personas cuya desaparición haya sido acreditada ante los organismos competentes y cuyos familiares así lo soliciten.26 25 26
Entrevista con Ester Araneda. Diario La Tercera, 7 de junio de 1978.
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Ante este compromiso, única muestra de apertura que se había obtenido por parte del régimen dictatorial, los familiares, después de diez días y seis horas, a instancias de las autoridades eclesiásticas, deciden dar término a la huelga, el 7 de junio, a la espera de que se materializara el compromiso efectuado. En una de las declaraciones de las huelguistas se constata el estado de alerta que se mantendrá mientras se realicen las gestiones: (…) salimos con mucho ánimo, aunque nos sentimos un poco débiles (...) tenemos confianza y esperanza de que nuestros ruegos serán oídos al fin. En todo caso, si no se cumple el compromiso, podemos tomar medidas más drásticas que esta (....)27 Posteriormente se realizaron las gestiones necesarias para recaudar información sobre cada detención, la cual se canalizó a través de los arzobispados, y posteriormente se entregó, absolutamente documentada a las autoridades. Pero a pesar de ello no hubo respuesta alguna del paradero de los detenidos. Por ello a la hora del balance, los miembros de la AFDD Concepción, afirman que lo valorable de la jornada, Fue haber fortalecido la organización, y desde entonces conformar la AFDD; esto nos permitió seguir de pie a pesar de las mentiras, y actuando con mayor fuerza para sacar la problemática a la luz pública.28 Bajo las condiciones descritas anteriormente, se conforma la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Concepción. La necesidad de mantener una coordinación 27 28
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Declaraciones de Ester Araneda en Diario El Sur el 7 de junio de 1978. Entrevista con Mercedes Sánchez.
constante entre los familiares de la región, lo que muchas veces se veía dificultado por la distancia (principalmente de las zonas rurales), llevó a que se crearan Agrupaciones en Chillán, Los Ángeles y Laja, manteniendo entre ellas una estrecha relación. La conformación de la AFDD en Concepción, fue fundamental para lograr que se afrontara en forma cohesionada, tanto las acciones de búsqueda de los detenidos, como así también poder resistir la fuerte represión impuesta a sus familiares. Cabe destacar, que junto a la represión política militar, está el aislamiento socio - cultural que sufrían los familiares directos, pues la población prefería, dado el escenario de terror, tomar distancia pública de este proceso, aunque podrían solidarizar en silencio. Esto último se puede contar entre las consecuencias intangibles de la represión. De ahí que cada núcleo familiar, que sufrió en carne propia el drama de la desaparición, es una historia en si misma. Tomando en consideración que la gran mayoría de los desaparecidos eran hombres, la ausencia de éstos al interior de la familia, trajo consigo el deterioro de sus condiciones de vida, al no tener el ingreso económico que tradicionalmente provenía de los varones. Esta situación fue aún más grave en las zonas rurales. (...) habían muchos familiares que estaban viviendo igual que uno y peor en muchas casos, porque no había solo un familiar desaparecido, sino que había 2, 3, 4, 5 y 6, y situaciones mucho más dramáticas que las de uno. Que por ejemplo la gente del campo, muy desamparada, donde realmente algunas familias vivían en el mismo lugar en que los dueños de los fundos, detuvieron a esos familiares y los mataron porque se pusieron uniforme de militares o de carabineros y andaban juntos con los uniformados, entonces, ehhhhh…mmmm…ellos mismos detenían a los trabajadores y los mataban, los tiraban a los ríos y esa misma gente seguía viviendo ahí y trabajándoles a ese, a ese dueño de fun183
do; entonces, era muy difícil por ejemplo en los campos la situación. Donde quedarían las familias, las mamás con 8, 10, 12 hijos, entonces realmente cuando uno escuchaba los testimonios y se daba cuenta que había otras familias que estaban realmente pasando situaciones mas trágicas que las de uno (…)29 La AFDD significó un gran respaldo a las familias de localidades rurales, quienes no contaban ni con recursos económicos, ni con instrucción necesaria para lograr llevar a cabo las denuncias, por lo que este apoyo fue fundamental para ellos. La AFDD se reconoce como una organización formada principalmente por mujeres. No se trata solamente de esposas, sino madres, hermanas, primas de detenidos desaparecidos, las que asumieron la tarea de recuperar a sus familiares. (…) al inicio no quisimos admitir hombres en las acciones, ya que sabíamos que si con nosotros la represión era fuerte, con ellos seria peor.30 El único hombre de la AFDD de Concepción, relata su visión con respecto a este punto: Las mujeres fueron las luchadoras, muchos hombres se hicieron a un lado, ellos no estaban casi nunca y rara vez las acompañaban (....). Mi señora es la que hizo gran parte del trabajo, yo la apoyaba, pero ella era la que salía, la que iba a hacer los trámites, la que iba de un lado para otro. Cuando yo no estaba de servicio en ferrocarriles la acompañaba.31 29 30 31
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Ibidem. Ibidem. Entrevista con Juan Salazar miembro AFDD de Concepción.
La AFDD significó un soporte fundamental para que se pueda asumir de mejor manera las responsabilidades que debían sobrellevar los familiares. La coordinación de responsabilidades colectivas, fue clave en la concreción de acciones. Es necesario rescatar que al interior de la AFDD se dieron herramientas que pudieron preparar los nuevos roles que debieron asumir las mujeres. Esto se expresa por ejemplo en la realización de talleres que les permitía tener actividades remuneradas. Entre los ciclos de vida que tiene la AFDD, es posible identificar diferentes etapas. Al comienzo se lleva a cabo una etapa de reconocimiento, donde el conjunto de familiares que se reunía en las dependencias del Departamento Social del Arzobispado en Concepción, llevaba a cabo acciones de coordinación para afrontar juntos las denuncias. Posteriormente, ante la necesidad de conformar un grupo cohesionado que les permitiese afrontar la problemática, fueron surgiendo instancias como los encuentros de familiares, los talleres y posteriormente la conformación de comités internos, que permitieran responder ante las múltiples necesidades que aquejaban a las familias, abordando las áreas de educación, salud, religión, asistencia social, etc. En plena dictadura bajo estado de sitio, donde toda manifestación estaba prohibida, los miembros de la AFDD realizan acciones de desacato al orden represivo. Repartíamos volantes, en los cuales constaban los casos de desaparecimientos. Lo hacíamos en puntos estratégicos, como en el Barrio Universitario, La Vega ubicada en Caupolicán, el paseo peatonal, entre otros. Estas acciones las hacíamos solas, ya que no involucrábamos al resto de la familia por el temor a la fuerte represión, ellos estaban al tanto, de las posibles detenciones que sufríamos durante cada
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actividad. Además de estas medidas de resguardo, existían precauciones frente a las posibles infiltraciones que se intentaron realizar en más de una ocasión.32 La AFDD había alcanzado altos grados de organización y de reconocimiento entre la población local, lo que hizo posible que tempranamente se pudieran coordinar actividades conjuntas con otras organizaciones, principalmente con las emergentes organizaciones de mujeres. Ello se vio reflejado por ejemplo, en la organización de un acto con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer en 1979, el que se organizó junto con el Departamento Femenino de la Coordinadora de Cesantes. En esta ocasión se destacó la lucha realizada por las mujeres a través de la historia, y la necesidad de progresar en materia económica, política y social.33 Con ocasión de esta fecha se entregó una carta al Intendente Regional Rigoberto Rubio, en la que se solicitaba audiencia para presentarle los antecedentes de los 180 detenidos desaparecidos de la Octava Región. Una de las integrantes de la agrupación manifestó: (…) tenemos la esperanza de ser escuchadas, más aún cuando estamos en el Año Internacional de Niño, y son trescientos los pequeños que carecen de padre y en algunos casos de padre y madre por está situación que no se ha podido solucionar (…)34 32 33 34
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Entrevista con Ester Araneda. Ibidem. Declaraciones de Ester Araneda, en Diario El Sur, 9 de marzo de 1979.
La represión no se hizo esperar y se materializó atrozmente en el asesinato de una de los miembros de la AFDD. El 23 de junio de 1979 muere, por la explosión de una bomba en calle Maipú, Iris Yolanda Vega Bizama, que según la versión oficial, (…) manejaba el artefacto que pensaba colocar en la Radio Nacional.35 El hecho descrito anteriormente, afectó profundamente a los integrantes de la AFDD, quienes quedaron muy atemorizados. Este aviso, era una forma de atemorizarlas y debilitarlas. Pero a pesar de ello deciden emprender una nueva acción, en la búsqueda de respuesta por los desaparecidos, así como en apoyo a los familiares de los 15 campesinos, encontrados en Lonquén, los que habían sido detenidos en Isla de Maipo. Existía temor de que los cuerpos no fueran entregados. Prontamente la movilización se extendió junto con Santiago y Concepción, a Valparaíso y Temuco. El 4 de Septiembre de 1979 comienza la segunda huelga de hambre, que se realiza a partir de la toma del cuarto piso del Arzobispado, por parte de las huelguistas. Aquí funcionaban las oficinas de Acción Social. En la primera declaración emanada de sus voceras, que representaban a familiares de (a la fecha) 206 Detenidos Desaparecidos de la Octava Región se señalaba: Estaremos aquí de forma indefinida y ayunando, sólo tomaremos agua caliente. Las mujeres que llegamos al Arzobispado buscamos a nuestros esposos, hijos o hijas (...) Creemos que esta es la forma más pacífica para obtener una respuesta que nos satisfaga, porque hemos hecho todo lo posible para entrevistarnos con las autoridades. Hemos agotado todos los medios legales y nada hemos conseguido.36 35 36
Diario La Crónica, 25 de junio de 1979. Declaraciones Ester Araneda, en Diario El Sur 5 de septiembre 1979.
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Esta segunda huelga de hambre, estuvo marcada por el fallecimiento de una anciana de 68 años que pensaba incorporarse a ella. Se trataba de la señora Clara Espinoza Arriagada, quién buscaba a su hijo Juan Villarroel Espinoza, detenido en Laja. Este hecho le dio un vuelco a la actividad, ya que los medios de prensa en su mayoría lo utilizaron para deslegitimar el movimiento. Nueve días duró la huelga, hasta que desde Santiago se les avisó, que había que darle término. Aquí en Concepción hubo oposición. Tuvimos un quiebre con Santiago, porque ellas le creyeron al gobierno y nosotras no. Terminamos la huelga, pero nosotras no queríamos. Los abogados insistían, y nosotras sabíamos que sí la dejábamos no íbamos a lograr aquello por lo cuál presionábamos. Fue tanta la insistencia que al final terminamos y sucedió lo que temíamos.37 Como se aprecia, este hecho marca una diferencia con la orgánica a nivel central. Los apoyos y visibilidad pública de estar en Santiago, trastocan con la desesperación de actuar desde la periferia regional. Esto acrecienta la opción de jugarse hasta las últimas consecuencias en cada acción de protesta. El sentimiento de ‘abandono’ desarrollado en la periferia, bien puede explicar esas distintas lecturas. Al momento de evaluar la actividad se le considera un retroceso ya que, se creyó en la palabra de la dictadura militar y una vez más no se cumplió. A nosotros nos sirvió de experiencia para cuando se produjo el hallazgo de Laja pocos días después (...) 38 37 38
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Entrevista Mónica Negrete, miembro de la AFDD Concepción. Entrevista con Mercedes Sánchez.
En octubre del mismo año se realizaron los hallazgos de Laja y San Rosendo. Esto llevo a la AFDD a estar alerta y seguir paso a paso los procesos de reconocimiento y entrega de los cuerpos, pero por sobre todo, estar apoyando a quienes habían encontrado a sus familiares. Los hallazgos se fueron sucediendo, y a este tiempo la esperanza de encontrar con vida a los familiares desaparecidos, se diluía. Eran los tiempos en que se hablaba de ‘presuntos Detenidos Desaparecidos’, por lo cual era necesario más que nunca hacer conciencia de la veracidad de la problemática. Por ello desde 1980 se lleva a cabo una campaña tendiente a denunciar y presionar al gobierno para que diera respuestas concretas. Se seguía entregando volantes en distintos puntos de la ciudad, pero paralelamente se comenzó a realizar la “campaña de la carta”, que consistía en enviar testimonios por correo a direcciones que aparecían en el directorio telefónico. Una de las prácticas fundamentales para lograr crear conciencia, y permitir establecer lazos con distintos sectores oprimidos por la dictadura militar, fue el llevar los testimonios por distintas vías, por cartas personales a sindicatos, parroquias, colegios, entre otros lugares, a los cuales posteriormente se les invitaba como organización. Recorrimos parroquias de Hualpencillo, Chiguayante, Talcahuano, etc.39 Ante el marco de represión, la AFDD es la primera organización que actúa desafiando el orden imperante. Muestra de ello es que en su accionar, se reconocen hechos tales como la arremetida en la Intendencia de Concepción, a la cual llegan con el propósito de ser escuchadas por las autoridades, a las cuales se les consideraba cómplices en las violaciones a los DDHH. 39
Ibidem.
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Si la vida de nuestros familiares ha sido definitivamente sesgada, no sólo serán responsables los ejecutores materiales de dicho crimen, sino también aquellas autoridades que pudieron evitar ese hecho y no lo hicieron. El juicio histórico se encargará, en su momento oportuno, de precisar la responsabilidad que a cada uno le cupo, frente a la situación de los desaparecidos.40 Posteriormente se vio la necesidad de extender las acciones relámpagos realizadas, las que habían contribuido a difundir la existencia de la AFDD. El próximo paso era sacar definitivamente el problema a la comunidad. Con mucho temor y tomando las precauciones necesarias para tal actividad, en mayo de 1983, realizan la primera salida a la calle. En ella portaban pancartas con la imagen de cada uno de sus familiares desaparecidos. Esta marcha partió en calle Colo Colo, y logró llegar hasta Aníbal Pinto, cuando se interrumpe ante las amenazas de carabineros.41 A partir de este momento se repetiría todos los sábados, y en cada una de ellas se sentiría indistintamente el aparato represivo. Muchas veces fueron detenidas, pero esto no las amedrentó. Las salidas a la calle se sucedieron y se vieron beneficiadas por la apertura del paseo peatonal de Concepción, en el cual transitaba gran número de personas, lo que hacía que la denuncia tuviera gran efecto y suscitara el apoyo de los transeúntes. Esta constancia permitió a la población sensibilizarse ante el tema, y comenzar un apoyo, primero de forma espontánea y posteriormente con un accionar constante ligado a la AFDD. Esto se posibilitó además, con acciones permanentes de denuncia realizadas en fechas determinadas, como lo es el Día Internacional de la Mujer (8 de Marzo); la Semana Internacio40
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AFDD: Extracto de Declaración Pública, publicado en Diario El Sur de Concepción, junio de 1980. Entrevista citada con Ester Araneda.
nal del Detenido Desaparecido (25 a 31 de Mayo); Día Internacional del Detenido Desaparecido (30 de Agosto); Derrocamiento del Gobierno de Salvador Allende (11 de septiembre); comienzo de los desaparecimientos (11 de Septiembre), Homenaje a los mártires de Lonquén (7 de Octubre); Romerías el 1 de Noviembre, entre otras fechas significativas. Todas estas acciones públicas, eran acompañadas de un trabajo al interior de la AFDD. como por ejemplo los comités de trabajo, los talleres, etc. Ante la necesidad de reflexionar sobre la contingencia en un contexto de censura a las libertades de información y comunicación, se realizaban seminarios sobre DDHH, Derechos de la Mujer, Historia, Política y otras temáticas. Esto se facilitó cuando se logra conformar la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos Desaparecidos, FEDEFAM, la que fue fundada en 1981 en San José de Costa Rica, en el marco del Primer Congreso Latinoamericano de Familiares de Detenidos Desaparecidos, al cual asistieron los representantes de Concepción. Esta es una organización no gubernamental integrada por Familiares de América Latina y el Caribe.42 La AFDD desde sus inicios mantuvo una coordinación con otras organizaciones. En un comienzo se conectaban con aquellas que nacieron a instancia de organismos de DDHH, y otras que fueron conformándose posteriormente a la de familiares, como lo fue la Agrupación de Exiliados Políticos, de Presos Políticos y de Relegados Políticos, todas las cuales funcionaban en las dependencias de la Vicaría de la Solidaridad. Todos los nexos que conformaba la AFDD con los sectores más oprimidos de la sociedad, se materializaban en acciones concretas tendientes a la oposición abierta a la dictadura, lo que será la base de la lucha que se realizara en la década de los ’80. 42
FEDEFAM, tiene status consultivo en categoría II ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas.
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Estas redes se fortalecen en las acciones conjuntas, que dan paso al surgimiento de una fuerte oposición política a la dictadura. En este proceso jugaron un papel capital las AFDD, en el reagrupamiento de los sectores de oposición, junto con las organizaciones poblacionales. Ya hacía 1983 las organizaciones democráticas venían superando la etapa de sobrevivencia y reconstrucción. Lo que quedaba por hacer era implementar estrategias de acción, en un escenario en que la actividad política estaba relegada a la clandestinidad. Fueron precisamente aquellos grupos que se vieron más afectados por la represión, entendiendo por ellos a los familiares de detenidos desaparecidos y sectores populares, los que lideraron la movilización del conjunto de actores sociales en contra del poder dictatorial. Desde la llamada a protestar el 11 de mayo de 1983, realizado por la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC), que suscitó la participación tanto de trabajadores como de pobladores, se da inicio a las protestas que se van expandiendo a lo largo del país. De esta manera la oposición pasa a la ofensiva, conectándose el conjunto de organizaciones en búsqueda de un objetivo en común, que era derribar el régimen.43 En Concepción en este periodo se vivieron dinámicas similares a las del resto del país. En este marco la AFDD, tenía un reconocimiento en la comunidad y fue fundamental en el proceso de rearticulación del movimiento social en su conjunto, ya que fue una de las primeras en hacer público un conflicto y de llevar acciones que permitieran vencer el temor a la represión, con constancia y consecuencia por llevar a cabo una lucha justa. El papel activo jugado en este periodo lo describe la presidenta de la AFDD de Concepción, quién dice: 43
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Para un análisis de las jornadas de protesta nacional ver QUIROGA, Patricio: “Las Jornadas de protesta nacional Historia, Estrategias y Resultado (1983-1986)”, en ENCUENTRO XXI, Nº11, 1998, Santiago, Chile.
(…) a nosotros se nos pedía que encabezáramos las marchas. Esto debido a que ya teníamos un reconocimiento a nivel de la comunidad, además por que eran prácticas que nosotros veníamos haciendo como organización (…) supimos doblarle la mano a la represión en variadas ocasiones, ya que llegaban en forma agresiva y con armas, y se encontraban con nosotras al frente, manifestándonos en forma pacifica con nuestras pancartas, actuar ante el número de gente que se aglutinaba a apoyar las marchas, les significaba desencadenar conflictos de mayores proporciones, a lo que muchas veces los carabineros no se arriesgaban.44 En este periodo la AFDD, se constituye como una más de las fuerzas opositoras al régimen, pero con la particularidad de ser una de las que gestaron el accionar de denuncia, rompiendo las trabas del estado de sitio y de emergencia, pavimentando y abriendo un espacio para la lucha antidictatorial. Las Jornadas de Protesta permitieron articular formas de lucha altamente comunicativa y participativa sobrepasando la lucha orgánico-individual y solitaria de la clandestinidad.45 En este periodo se comenzaron a materializar junto a las permanentes prácticas, nuevas estrategias de represión, para revertir el proceso de despolitización de la sociedad civil. Nosotros salíamos con mucha decisión y con mucha fuerza (…) porque teníamos la razón. Nos llevaban detenidas todas las veces que hacíamos marchas. En Santiago ahora hacen marchas (...) nosotras hacíamos en dictadura todos los sábados (…)46 44 45 46
Entrevista con Mercedes Sánchez. QUIROGA, Patricio, op. cit., p.45. Entrevista con Mercedes Sánchez.
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En 1983 se produce un hecho que estremecería a Concepción y al país entero, poniendo en evidencia que los abusos del régimen no terminaban. El 3 de noviembre llegaba al frontis de la catedral, Sebastián Acevedo, padre de dos miembros del Partido Comunista detenidos por efectivos de la CNI. Ante la impotencia de no saber sobre el paradero de sus hijos, llega con la decisión de inmolarse si no obtiene respuestas de las autoridades. Frente a la presión ejercida por un carabinero, se quemó a lo bonzo en dicho lugar.47 Así recuerda los hechos, el sacerdote jesuita, Marcelo Mobarec: Sebastián Acevedo se auto-inmola, en un desesperado gesto de protesta ante la detención de sus hijos. Después de una protesta en Concepción, los hijos de Acevedo, Candelaria y Galo Fernando, son detenidos. Su padre, luego de buscarlos infructuosamente, se para frente a las puertas de la Catedral gritando «¡devuélvanme mis hijos!». Rogando para que la CNI no los torture, se empapa en parafina y amenaza con prenderse fuego. Su cuerpo se consume como una antorcha. Acevedo muere pocas horas más tarde después de enterarse que Candelaria había sido liberada. La imagen agónica de Sebastián Acevedo, (…) deja atónita a la opinión internacional. Dos meses más tarde, su valiente acto de devoción inspira la creación de un movimiento de protesta no-violento.48 47
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La muerte de Sebastián Acevedo activó una amplia red de solidaridad en torno al tema de los DDHH, denunciando la prisión política y la tortura como prácticas sistemáticas. Se creó, liderado por el sacerdote José Aldunate, el Movimiento contra la Tortura ‘Sebastián Acevedo’. Sebastián Acevedo Becerra, tenía 50 años de edad al momento de su suicidio, era obrero de la construcción, casado y padre de 4 hijos MOBAREC H, Marcelo: La Iglesia Católica durante la dictadura en Chile, en www.elmorrocotudo.cl
Este hecho afectó profundamente a la comunidad penquista (entre ellos los miembros de la AFDD), la que de manera casi espontánea, comenzó a agruparse en el lugar y a desafiar a las autoridades a pronunciarse. Pero por el contrario desde el gobierno se intentó bajar la presión, augurando una serie de medidas, entre las cuales se cuenta el liberar a dirigentes políticos, el retorno de exiliados, etc. Esta supuesta “apertura política” comenzaba a perfilar cuales serían los términos de la salida de los militares, si sería por la vía pactada o la rupturista. Dicho debate va a tensionar a la oposición en el curso de los ’80 y va a marcar el derrotero de la postdictadura. No obstante ello, si hay algo que articula el movimiento de oposición y resistencia a Pinochet, y que más tarde se transforma en un espacio nuevamente de resistencia, ahora frente a las políticas pro-impunidad, es el rol jugado por la AFDD y por el MDDHH en general. A MODO DE CONCLUSIÓN Uno de los aspectos importantes de destacar, es el papel aglutinador de la AFDD de Concepción, lo que posibilita la articulación de otros actores sociales en la lucha antidictatorial. A diferencia de esta experiencia, en el Chile de los ’90 en adelante, la temática de los DDHH, se ha institucionalizado y privatizado, por medio de una serie de instancias (Mesa de Diálogo, Comisiones Rettig y Valech, querellas en tribunales, etc) que han facilitado sacar esta demanda desde el seno de la sociedad civil. Esto ha profundizado una desvinculación de las organizaciones de DDHH, con la sociedad en su conjunto, ya que la dinámica política, les ha demandado abocar los esfuerzos a las gestiones judiciales, quedando ‘relegadas’ sus apariciones a la escena pública, a ‘determinadas conmemoraciones’. Nos parece relevante, rescatar el aporte sociopolítico del MDDHH, que en un contexto de fuerte represión y estado 195
de sitio, logró constituirse y articular un amplio movimiento antidictatorial. Esta calidad de ‘minoría activa’, que impone a la discusión política, la cuestión ética, le da un carácter proyectivo al MDDHH, por cuanto su lucha no está radicada solo en el pasado, sino principalmente en mantener vivo el pasado en el presente y poner en perspectiva la sociedad de mañana. Los movimientos de defensa de los Derechos Humanos así como las víctimas de las violaciones de éstos, pueden ser considerados una minoría activa en la medida en que ambos grupos tienen un punto de vista coherente y definido, son visibles (es decir, su existencia es reconocida, por sus características específicas) y tienen un estilo de comportamiento que es (o al menos parece ser) consistente. Es desde esta condición de minoría que se tiene el potencial de innovar, esto es, de introducir, crear nuevas formas de pensamiento, modificar representaciones y conductas.49 La capacidad, en este caso de la AFDD, de constituir redes, que permitan configurar comunidades de capital moral, político e histórico, es lo que se destaca tanto en el espacio local como nacional. La memoria como sujeto constructor de ciudadanía, tiene en el MDDHH uno de sus principales exponentes y ejemplos. Según el Informe Rettig, que documentó parte de las violaciones a los derechos humanos registradas durante la dictadura militar, en Chile se registraron 3.197 víctimas, 1.197 de las cuales corresponden a detenidos desaparecidos y el resto fueron ejecutados.50 La presidenta Bachelet, decretó que en adelan49
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PIPER, Isabel: “Discursos psicológicos en derechos humanos: Un análisis crítico”, en ENCUENTRO XXI, Otoño 1998, N°11, Santiago, Chile, p.23. Diario El Mostrador, miércoles 30 de agosto del 2006.
te, el 30 de agosto será el Dia del Detenido Desaparecido.51 No obstante esta incorporación en la ‘efemérides oficiales’, la memoria social fue construyendo su propio recuerdo a partir del dolor, la lucha y la organización. Lo que ocurrió hoy es solo un dato. La lucha de la AFDD es una historia llena de memoria. En gran parte, es gracias a ello, que el pinochetismo (en tanto proyecto político) ha sido condenado histórica, política, ética y socialmente
Si permaneces neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor” (Desmond Tutu)
Concepción, 31 de agosto del 2006.
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Al momento de redactar este párrafo, la autora de este artículo se entera de esta noticia. Son los dilemas de historiar el tiempo presente. A propósito del mismo hecho, el Juez español Baltasar Garzón, quien se destacó por solicitar la extradición de Pinochet a España, lo que motivó su detención en Londres en 1998, señaló: “Está muy bien que hoy en Chile se haya decretado el Día del Desaparecido, pero lamentablemente es a la vez el gran fracaso de la sociedad y la democracia, porque hubiésemos querido que nunca ese día tuviera que existir”, en Diario LA NACIÓN, Santiago de Chile, jueves 31 de agosto del 2006.-
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UN TROPEZÓN NO ES CAÍDA. HISTORIA
DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL
EN LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN
(1990-2000) Alexis R. M. Meza Sánchez*
I MOVIMIENTO ESTUDIANTIL: NUEVO Y VIEJO MOVIMIENTO SOCIAL El sociólogo Tomás Moulián planteaba hace poco tiempo atrás, que si bien era valiosa la aparición y estudio de los ‘nuevos movimientos sociales’, era a la vez necesario revitalizar a los ‘viejos movimientos sociales’. Sin ellos, el proceso de politización de la ciudadanía, a través de esas expresiones, estaría incompleto.1 El mismo Moulián, continúa su análisis señalando que las políticas de transformación social (a su juicio un nuevo concepto de revolución), son apuestas de largo plazo, que consideran el nivel macro de la lucha política y el nivel micro de las múltiples experiencias populares esparcidas. Ambas “formas de asociatividad y lucha” tienen el mismo valor, en el proceso de politización.2 *
1
2
Magíster (c) en Historia y Ciencias Sociales. Profesor Universidad ARCIS, Sede Cañete. Miembro del Taller de Ciencias Sociales “Luis Vitale” de Concepción. Correo electrónico:
[email protected] Ver REVISTA DE CRÍTICA CULTURAL N°27, noviembre 2003, pp. 64-65. Esta reflexión Moulián la realizó en el Coloquio Internacional “Utopías”, organizado en el año 2003 por la Universidad ARCIS. Ibidem, p. 65.
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El vínculo pasado / presente, que queremos abordar, nos lleva a la necesidad de redimensionar la memoria ciudadana. La memoria, ha sido interpelada con fuerza a raíz de los acontecimientos ocasionados con el golpe militar y las violaciones a los DDHH, por lo tanto tiene un fuerte anclaje en el recordar lo vivido. No obstante ello, se ha formulado también la necesidad de proyectar ese recuerdo hacía la acción concreta por parte de la sociedad civil. Es lo que se ha denominado memoria para la acción. Bajo esta lógica, la memoria no solamente es un ejercicio erudito cuyo móvil es el pasado, sino que es fuente constitutiva en la construcción de proyectos de futuro. Vale decir, la construcción de la sociedad futura (campo de disputa histórica) se configura desde la memoria y la identidad de los colectivos sociales. El estudio del movimiento estudiantil penquista va en sintonía con ese objetivo. Es un trabajo que apela a la memoria y oralidad de algunos de sus actores más relevantes, puesto que al momento de desarrollarse la investigación, la sede de la FEC se había quemado, por lo cual no había documentación ni archivos ‘oficiales’ disponibles. Hubo que apelar a los registros dispersos y memorias de los actores directamente involucrados y al seguimiento que la prensa local ha hecho de este importante actor social regional, para poder reconstruir este pedazo de historia. En esta perspectiva, resulta válido analizar un movimiento social, que pese a estar considerado en la categoría de clásico, incuba nuevas formas de expresión sociopolíticas y culturales. Se trata del movimiento estudiantil universitario, que ha sido una de las voces más destacadas en la resistencia al modelo postdictatorial en la década de los ’90 y que a nuestro juicio, comprende una simbiosis entre las formas de asociatividad pre-dictadura y las nuevas orgánicas y expresiones de los movimientos sociales post-dictatoriales. Episódicamente, el movimiento estudiantil emerge a escena con sucesivas protestas, petitorios y marchas, en aras de frenar un ya bien instalado proceso de privatización de la 200
educación superior. Las demandas rememoran las banderas más tradicionales del movimiento universitario de los ’60, tales como educación para todos y democratización de las universidades, pero han sumado una voz muy potente a su vez, para cuestionar las políticas privatizadoras de la Concertación. Sin duda, en un contexto de fuerte descomposición de otros actores tales como el sindicalismo, los pobladores o los partidos políticos de raigambre popular, el que los estudiantes hayan mantenido una voz en alto, resulta meritorio. No obstante lo anterior, cabe preguntarse si ¿se puede considerar al movimiento estudiantil como un agente renovador de las formas de hacer política? Vamos a entender al movimiento estudiantil como un movimiento social, que siguiendo a Pinto y Salazar, se define como una categoría dinámica procesal, que se acerca más a una realidad empírica que a una categoría puramente conceptual y estructuralista. Estos actores sociales colectivos, tienen la vocación de influir sobre su destino y de transformar la vida social en la cual están insertos. Bajo un prisma historicista, la identidad de estos sujetos está definida por su acción, por lo que se afirma que los movimientos sociales no son una categoría estática, sino que ‘están siendo’, pues son una permanente construcción, dialécticamente relacionada con la estructura con la cual interactúan.3 Alain Touraine también define a los movimientos sociales desde el accionalismo. (…) un accionar colectivo y organizado de un sector social que lucha contra un oponente (otro actor social), por la dirección colectiva del presente histórico4 3
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SALAZAR, Gabriel y Julio Pinto (1999): Historia Contemporánea de Chile II: Actores, identidad y movimiento, LOM Ediciones, Santiago, Chile, pp. 93-94. Citado por FERNANDEZ, Arturo (1992): Movimientos Sociales en América Latina, Serie Cuadernos del Instituto de Estudios y Acción Social, Buenos Aires, p.14.
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Estudiosos contemporáneos de los movimientos sociales señalan que hay 3 factores que se entrecruzan al analizarlos: la oportunidad política que propicia la formación de un movimiento; las formas orgánicas que éste adquiere, que pueden ser de carácter formal/tradicional y/o informales; y el marco cultural e interpretativo en que se desarrolla su accionar (lenguajes, íconos, reivindicaciones, etc). Esta suerte de definición amplia, permite abordarlos en su complejidad, multicausalidad y heterogeneidad, sin pretender encasillarnos con conceptos, que luego nos ‘atoren’ para hacer encajar al actor social. Ese no es nuestro propósito5 . Sydney Tarrow, profundiza en esta línea cuando señala que, (…) la acción política colectiva surge cuando se dan las oportunidades políticas para la intervención de agentes sociales que normalmente carecen de ellas (…) Cuando vienen apoyadas por redes sociales densas y símbolos culturales, a través de los cuales se estructura la acción social, conducen a una interacción sostenida con sus oponentes. El resultado son los movimientos sociales6 . Para Tarrow, las propiedades básicas de los movimientos sociales son: el desafío colectivo, el objetivo común, la solidaridad e identidad colectiva, el mantenimiento de la acción colectiva y las oportunidades políticas como señales estructurales7 . Por lo tanto hay coincidencia en su abordaje desde el marco político que los propicia, su identidad y propósitos colectivos y el marco cultural que desarrollan en tanto movimiento.
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Ver Mc ADAM, Dough, John Mc Carthy, Mayer Zald, Editores (1999): Movimientos sociales: perspectivas comparadas, Ediciones Istmo, Madrid. TARROW, Sydney (2004): El poder en movimiento. Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Alianza Editorial, 2ª Edición, Madrid, p.35. Ibidem, pp. 25 y ss.
Debatir en esta lógica,8 si hoy existe movimiento estudiantil o solo estudiantes movilizados, pierde relevancia (además de no ser objetivo de este trabajo), pues el movimiento social no está definido sólo desde su masividad o su capacidad de estar en el centro del debate público (aunque ambas cosas debiesen ser parte importante de sus objetivos), sino en su capacidad de activar movimiento, por lo cual, si bien se puede evaluar el impacto o alcances de dicho accionar colectivo, ello no significa negarlo como tal. Por tanto, reconocemos que habiendo estudiantes movilizados, estamos en presencia de movimiento estudiantil, actor social que de pronto (y sin mediar previo aviso) puede emerger desde la subsidencia y transformarse en protagonista del espacio público. Los marcos analíticos en que se ha estudiado al movimiento estudiantil, han estado dominados por categorías, que lo sitúan solo como una fuerza auxiliar de las luchas revolucionarias, a encabezar por otros actores como el movimiento obrero por ejemplo: El problema de los movimientos estudiantiles se ha pensado históricamente desde 2 vertientes: desde la tradición marxista ortodoxa que reduce la lucha estudiantil al nivel del reformismo pequeño burgués, y constituye el ‘culto al proletariado’ (…) Frente a esta tradición se ha levantado permanentemente una tradición liberal revolucionaria (o radical si se quiere) que promueve el surgimiento de una conciencia universitaria entre los estudiantes, desde la reforma universitaria, en pugna con aquellos obstáculos que comprimen al estudiante en una determinación de clase específica. 8
Como lo sugiere Patricio Lagos, al analizar el movimiento estudiantil secundario y universitario en los ’90. Ver LAGOS, Patricio (2006): Sobre algunas formas de construcción de organización y movimiento estudiantil a fines del Siglo XX, Ponencia presentada en Tertulias de Socialismo y Luchas Sociales, organizadas por los CCTT. Ver texto completo en www.cctt.cl.
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Esta última tradición, indudablemente, ha producido los movimientos estudiantiles más turbulentos, rebeldes y ofensivos que recordamos.9 Esta tendencia, que domina la investigación histórico social en el Chile de los ’60 y ’70, se entrecruza también con la compleja relación que existe entre las organizaciones políticas de izquierda y los movimientos sociales, en este caso el estudiantil. La izquierda renunció al reclamo histórico de los estudiantes por democratizar el poder universitario y convertir a los estudiantes en una fuerza social renovadora. Las luchas estudiantiles de carácter reformista fueron reducidas al carácter de luchas reivindicativas, al modo del sindicalismo obrero. Por encima de la llamada lucha reivindicativa se constituyeron movimientos de juventudes políticas, convertidas la mayor parte de las veces, en instrumentos de agitación política directa (especialmente por su predisposición a la lucha callejera), en sedes de reclutamiento partidarios y en verdaderas burocracias de solidaridad política.10 Tomás Moulián coincide en esta crítica, al analizar por ejemplo (in situ) el mayo francés de 1968, y añade que es insuficiente evaluar el impacto político de un movimiento de las características de los estudiantiles, solo por el logro de resultados: 9
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VALENZUELA, Eduardo: “La Reforma y el Martillo (contra el culto al proletariado en los movimientos estudiantiles)”, en PROPOSICIONES, N°5, Ediciones SUR, Santiago, Chile, p. 70. Ibidem, p. 68. Para analizar la relación, y principalmente las tensiones entre partidos y organizaciones de izquierda y los movimientos sociales en Chile, ver GARCES, Mario: “Izquierda y Movimiento Popular: viejas y nuevas tensiones de la política popular chilena”, en PROPOSICIONES, Nº24, Ediciones SUR, Santiago de Chile, 1994.
Pero hay una cosa clara: aquel evento no valió por sus resultados concretos inmediatos. Estos más bien fueron desastrosos (...) El valor de los acontecimientos de mayo del ’68 residió en las energías que desplegó, en la fuerza y originalidad de sus simbologías y especialmente, porque más que una repetición de la moda intelectual de un período histórico, fue su síntesis, esto es su superación.11 Analizar el movimiento estudiantil de la Universidad de Concepción, en su fase presente, es una forma de ejercitar la memoria en su triple temporalidad: pasado, presente y futuro. El movimiento estudiantil, ha hecho su propia transición, desde una memoria plagada de íconos de la izquierda revolucionaria de los ’60 (de gran influjo en la zona penquista), y de la fuerza de los veteranos de los ’80, que lograron levantar movimiento y organización estudiantil en una universidad, donde las garras de la dictadura operaron con singular violencia. Desde esa memoria, ha ido configurando su propia identidad, en un proceso de búsqueda de nuevas formas de actuar y organizarse, en un contexto político nacional, no muy propicio para el debate público y la construcción ciudadana. De ahí que dicho proceso, los estudiantes de los ’90 hayan tenido que construirlo desde sus propias vivencias y errores. En la década del ’90, se empieza a constituir un nuevo sujeto juvenil, cuya fuerza radica, en que no adhiere de buenas a 11
MOULIÁN, Tomás: “Mayo 1968: Veinte años atrás”, en REALIDAD UNIVERSITARIA, Revista del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea, Nº5, 1988. Este es un número especial que conmemora los 20 años de las movilizaciones estudiantiles de mayor impacto político-social en Occidente (Mayo 1968), con el objetivo, como se señala en su Editorial de “actualizar los conflictos de los sesenta para relacionarlos con los de la época actual”. Lo anterior reafirma el peso histórico de las categorías de los ’60 y ’70, para analizar la política de fines de la dictadura y los primeros años del ciclo postdictatorial. Podemos evidenciar la existencia de una memoria anclada en el pasado como ícono, sin dar cuenta de las nuevas realidades existentes.
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primeras a los clásicos proyectos de cambio social de los ’60, ’70, lo cual lo empuja a constituir su propio lugar en la sociedad. Esta constatación, es producto del proceso de aprendizaje, lento y doloroso, marcado por derrotas y sinsabores, que llevan a que sea una generación que poco tiene para mostrar en su corta bitácora, pero que mantiene atento y cautivado precisamente a los estudiosos de las ciencias sociales, que han detectado el potencial de cambio y radicalidad de nuevo cuño, que engendra. En esta re-situación del hacer política juvenil, insertamos al movimiento estudiantil universitario, en la UdeC, en la década del ’90. La construcción de una nueva ciudadanía, no está dada sólo por el surgimiento de nuevos actores, sino también por el traslado de experiencias de éstos hacía ‘los viejos actores’ y viceversa. Creo a modo de hipótesis, que lejos de extrañar el paso del ‘testimonio’ desde la generación anterior, esa omisión ha servido para empujar al movimiento estudiantil a buscar su propio camino en la política contemporánea. Ese camino es más inclusivo, democrático y a la vez radical, porque es un proceso que nace de la experiencia propia del movimiento social, y no está diseñado en manuales foráneos. El constituirse desde la propia experiencia, le otorga un potencial mayor al movimiento estudiantil de hoy, que al de los ’60 y ’70, pues se ha ido autoconstruyendo y auto-educando políticamente, desde su experiencia colectiva y socio-histórica, lo cual si bien no implica negar el pasado, permite apostar a la construcción de nuevas realidades en nuevos contextos histórico-sociales. II EL OTRO GOLPE. EL FIN DE LA DICTADURA Las universidades han sido en la historia reciente chilena, un espacio estrechamente vinculado a la acción política estudiantil. Particularmente, el escenario de este estudio, la Universidad de Concepción, tiene toda una trayectoria detrás, 206
asociada popularmente a la influencia que logró ahí el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), y el movimiento por la Reforma Universitaria, en la última parte de los años ’60 hasta el golpe de Estado de 1973. La lucha antidictatorial prolongó dicha situación con un gran protagonismo del movimiento estudiantil en las protestas, marchas y barricadas, en momentos en que la represión se hacía sentir fuerte. Los estudiantes son un actor social identificado en la lucha por recuperar la democracia. Eso no está en discusión: (...) fueron los que lucharon por la vuelta a la democracia, por el crédito fiscal, por el triunfo del No, y que terminaron la década preguntándose, ¿Qué voy a hacer ahora?12 La década del ’90 llegó prometiendo alegría, eran altas las expectativas cifradas en la apertura democrática, en la posibilidad de impulsar transformaciones estructurales, donde por supuesto la juventud tendría un rol importante. Sin embargo, lo que se dio fue una dispersión de las fuerzas antidictatoriales, dado que la democracia se construyó por arriba, con restricciones consensuadas entre el aparato dictatorial y la Concertación de Partidos (DC, PPD, PS y PRSD) ahora en el gobierno. Son ellos los encargados de asumir el protagonismo, debiendo el conjunto de los actores sociales esperar que la democracia se instalara, funcionara y resolviera los problemas, siguiendo los cauces institucionales, heredados por la dictadura. 12
Ver “Cuando éramos inmortales. Retrato de la generación de líderes estudiantiles de los ‘80”, en REPORTAJES, Diario LA TERCERA, domingo 20 de junio de 1999, pp. 8 -10. Habría que agregar que importantes líderes del movimiento estudiantil de los 80’ en la UdeC, hoy son actores relevantes de la política nacional: Paulina Veloso, ex Vicepresidenta de la FEC, Ministra Secretaria General de la Presidencia; Alejandro Navarro, ex Presidente de la FEC, Senador VIII Región Costa; Antonio Leal, ex dirigente del PC, Presidente de la Cámara de Diputados.
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De esa forma se produce una desconexión del movimiento social con la acción política macro, quedando reducido a sus espacios locales, interviniendo a un nivel micro, aislado y por ende de menor incidencia en la realidad política nacional. El proceso chileno no tiene, pese a los equívocos sembrados por el mito, un carácter único y singular. Comparte las condiciones globales de las transiciones llamadas sistémicas, institucionales o ‘desde arriba’, cuyo desarrollo está determinado por las reglas y procedimientos establecidos por los gobiernos autoritarios precedentes 13 Lo complejo de esto, es que los sujetos que habían sido claves en socavar las bases del régimen dictatorial, quedaban desplazados, con lo cual la democracia sería una tarea consagrada a notables, los cuales, como ha sido una constante en la historia nacional, diseñan un modelo político limitado y estrechamente ligado a los poderes fácticos. La construcción de la democracia en Chile ha sido permanentemente limitada y constreñida por los poderes sociales, económicos y políticos de las clases propietarias, las cuales se han constituido en la frontera misma de la construcción de la democracia plena 14 Aquí es donde se produce una disociación entre la incidencia política de la baja ciudadanía, con relación a la construcción del proceso democrático chileno. Se incuba la lógica transicional, que convida a esperar que la salida democrática 13
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MOULIAN, Tomás: “Limitaciones de la transición a la democracia en Chile”, en PROPOSICIONES, N° 25, SUR Ediciones, Santiago de Chile, octubre de 1994, p. 35. GOMEZ, Juan Carlos (2004): La frontera de la democracia. El derecho de propiedad en Chile, 1925-1973, LOM Ediciones, Santiago, Chile, p.10.
decante desde la voluntad del gran empresariado y los bloques políticos hegemónicos. Se promueve además la idea de que la democracia tiene que ser protegida y que cualquier asomo de rebeldía la pondría en peligro. Para el caso del movimiento estudiantil de la U. de Concepción, un elemento clave en el análisis del período, es que la organización estudiantil, la Federación de Estudiantes (FEC) siguió en manos de la Juventud Socialista. Esta había logrado gran legitimidad social en los años ’80, poniéndose a la cabeza de las jornadas de protesta en la universidad, pero ahora representaba los intereses del gobierno de turno. Más aún, el Ministro de Educación de la primera fase del gobierno de Aylwin fue Ricardo Lagos Escobar, sindicado por todos como el precandidato presidencial natural del eje PS – PPD. Esto acentúa el compromiso indisoluble entre la FEC y la democracia de los acuerdos, puesto que cuestionar el accionar del gobierno era debilitar la gestión de su camarada y líder político. El mismo Lagos expresaría su opinión frente a las movilizaciones estudiantiles del año ‘92: Hay universitarios que andan con el reloj atrasado (...) hay dirigentes que me han dicho que efectivamente existen intereses políticos en los movimientos. Confío en que los alumnos que creen que a través de posiciones de fuerza, y desde ellas, se puede establecer un diálogo, depongan su actitud. Las puertas del Ministerio están abiertas (...) La crisis del crédito universitario jamás la he puesto en tela de juicio. Lo dijimos antes de ser Ministro de Educación. Pero, no significa que haya que derogarlo. Lo que hay que hacer es perfeccionarlo 15 El llamado era a no “hacer olitas” al gobierno. Con ello se consolida la cooptación del movimiento estudiantil para 15
Entrevista a Ricardo Lagos, Ministro de Educación 1990-93, en Suplemento ACTUAL, Diario EL SUR de Concepción, domingo 7 de junio de 1992, pp. 1- 2. El destacado es nuestro.
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el oficialismo y su política de dispersión de los movimientos sociales, llamando a habituarse al nuevo - viejo orden: El gobierno de Aylwin fue uno de los más brillantes para desnaturalizar movimientos sociales. Los principales creadores de movimiento contra Pinochet, hoy día trabajaban para el gobierno, para anteponerse a los conflictos y desnaturalizarlos. Y quien supiera de eso, sabría que para desnaturalizar un movimiento en la 8ª Región, tenía que bajar a la U. de Concepción 16 Este panorama lleva al movimiento estudiantil penquista a replegarse. En el plano nacional los procesos eran similares. Los primeros años de la transición se diluyeron en una larga siesta que fue minando las bases políticas del accionar estudiantil. Ni siquiera en el plano local se lograron instalar grandes proyectos, dado que la apertura democrática en la UdeC se limitó a una reforma estatutaria, donde no se reconquistaron los derechos estudiantiles previos al golpe del ’73, cuando se contaba con una alto nivel de incidencia de los estamentos estudiantil y de los trabajadores en el diseño de las políticas globales de la universidad, constituyendo la llamada triestamentalidad. La salida del Rector designado, Carlos Von Plessing y la elección del abogado radical Augusto Parra Muñoz, bastó para acallar los cuestionamientos. La “democracia postdictatorial” entró a la universidad por la puerta ancha17 . 16
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Entrevista con David González, estudiante de Ingeniería Química 1986 – 92, Militante del PS-Almeyda. A Augusto Parra, abogado masón, se le asociaba a la lucha antidictatorial. En la elección venció al docente Alberto Gyhra. Parra se mantuvo en el cargo hasta marzo de 1998, cuando fue designado, de acuerdo a lo establecido por la Constitución Política de 1980, Senador por el Presidente Eduardo Frei Ruiz Tagle, en su calidad de Rector de una universidad del Consejo de Rectores. Con las reformas constitucionales del año 1999, se eliminaron los senadores designados. Gyhra en tanto, fue candidato independiente por RN, a Senador por la VIII Región Costa, en las elecciones parlamentarias del año 2005.
¿Cómo se explica dicho proceso? Inicialmente, pensábamos que a inicios de la década del 90’, la UdeC era aún un espacio bullente de acción, discusión, proyectos, cultura, cambios. Sin embargo, en el desarrollo de la investigación, nos vamos percatando que a la fecha, ya el movimiento estudiantil se encontraba aturdido, disciplinado y maniatado en los canales regulares de organización. Su capacidad de reacción había sido nula, tal vez arrinconado por la salida política operada desde los círculos de poder, para firmar la transición. El desgaste consagraba la premisa gatopardista del ‘que todo cambie para que nada cambie’: La situación que se provoca inmediatamente después de la elección de Aylwin, da lugar a un período de enormes expectativas, porque las demandas estudiantiles, que hasta ese momento seguían siendo las mismas que teníamos en dictadura -porque avances obviamente no habían- se sentaban en la esperanza de que con el nuevo gobierno civil se podía hacer algo, se podían solucionar (...) y las Federaciones Estudiantiles y el CONFECH mantuvieron ese nivel de expectativa, ese dejarse estar18 Ante la desesperación y el paso de los años se van estructurando núcleos primitivos de resistencia y rechazo al modelo instaurado, los que a pesar de ser inorgánicos y minoritarios, recogen un sentir que más tarde va a estallar. El recambio generacional, que en el movimiento estudiantil es más rápido que en otros movimientos sociales, por la naturaleza del mismo, lleva a segmentos nuevos entre los estudiantes a accionar desde fuera de los marcos establecidos. Ni la FEC, ni las organizaciones políticas tradicionales, van a formar parte de este 18
Entrevista con Marcial Torres, Estudiante de Ingeniería Metalúrgica 1987 2000, ex - Secretario General de las JJCC.
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momento. Es un estallido que opera al margen. El ’92, los estudiantes observaron una movilización nacional, (porque en la UdeC no prosperó) desde la galería. Era la primera de los ’90 y la demanda sería la aún vigente de reclamar más recursos para la Educación Superior, particularmente para paliar las necesidades de crédito universitario y becas de alimentación. En la UdeC, se expresaron solo acciones aisladas. Como muestra un botón. Un grupo de estudiantes se toma la FEC y realiza una huelga de hambre, desplegando un lienzo que dice: TOMA POR LA TOMA DE CONCIENCIA ¿Por qué tomarse la FEC?: Muchos de nosotros empezamos a hacer una lectura ahí. Aquí lo que está pasando es esto: la Concertación mandó a la gente pa’ la casa, y a los estudiantes, estos locos después de 2 años, en que nosotros ya queremos empezar a pasar boleta (...) están todavía pidiendo que la gente se espere.19 Es el primer asomo concreto de que las necesidades de construir un movimiento estudiantil capaz de expresar las demandas y reivindicaciones propias del estudiantado, no contaban con un interlocutor válido (la FEC), ya que este estaba más preocupado de defender los intereses del gobierno. Comienza la pugna que recorre transversalmente la década, con relación a las formas de construcción de organización y movimiento estudiantil. El ’92 se retoma nuevamente la lucha iniciada en dictadura. Surgen los primeros paros en la UBB, la Santa María y en algunas carreras de la Universidad de Concepción (...) El fracaso de dicho proceso traicionado por todas las juventudes políticas, provocó un reflujo del cual el 19
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Entrevista con Javier Sandoval, Estudiante de Pedagogía en Español 1992- 98, militante de la SurDA y Presidente de la FEC 1996-97.
movimiento estudiantil no se recuperó hasta el año ’94. En Concepción el golpe fue especialmente fuerte20 Esos grupos, que se reconocen al margen, representan también el descontento creciente que la juventud siente por los esquemas de representación políticas tradicionales. La militancia política pasa a ser un descrédito y las juventudes políticas se aíslan, pues se visualiza ahí un germen de burocratismo ensañado en defender las formalidades de la política hegemónica, por sobre las aspiraciones sociales y particularmente juveniles. De a poco se van reinstalando nuevas lógicas de acción. La escena reconoce desde nuestro punto de vista un gran momento: del ‘90 al ‘94 se da una fase de deslegitimidad de la organización estudiantil, monopolizada por la JS y un reconocimiento (por abajo) del estudiantado activo, que configura un quiebre con el orden establecido (por arriba). Entre el ’92 y el ’93 se dan procesos que explicitan tal dicotomía, tales como la presentación de una Lista de izquierda a la FEC que llama a anular el voto21 o el resurgimiento de las protestas callejeras, para el Día Internacional de los DDHH y para los 20 años del golpe militar, que se transformarían en una constante en la década del ’90, con disímil expresión de fuerza y proyección política: El ’92, el 10 de diciembre, un pequeño grupo de encapuchados reaparece en la U. de Conce. A partir de ese intento se organizarían las manifestaciones para el año ’93, con motivo de los 20 años del golpe militar. Los enfrentamientos 20
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Ver, “Un nuevo ciclo de protestas universitarias”, en Revista “BARRICADA”, N° 12, Concepción, junio del 2000, p. 3. La UBB y la Santa María son junto a la U. Católica de la Santísima Concepción (UCSC) las otras 3 universidades tradicionales de la intercomuna Concepción-Talcahuano. La Lista se llamaba “Che Amulai”. El presentar una Lista a la FEC, para llamar a anular o burlarse del proceso eleccionario, fue reiterado el año ’99 por estudiantes de la Facultad de Educación.
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callejeros del año ’93 serán sin lugar a dudas los mayores que se hayan dado en toda la transición, donde los sucesivos intentos de los pacos por ingresar a la universidad, incluso con apoyo aéreo, se encontraron con la respuesta de miles de estudiantes22 Podemos afirmar que el término de la dictadura, se constituye en un golpe a las formas de asociatividad que se generaron en los ’80, quedando sin capacidad de maniobra los sectores más activos del movimiento estudiantil, los cuales quedan relegados y desplazados, por aquellos que sí deciden operar desde (y para) el aparato de gobierno. Hay una derrota, una suerte de ‘golpe blando’, contra el movimiento social, que se ve atrapado, sin capacidad de respuesta frente al nuevo escenario planteado, el de los acuerdos entre los bloques hegemónicos, que usaron los instrumentos de los cuales los estudiantes se habían dotado para enfrentar a la dictadura, ahora para legitimar el nuevo-viejo orden post-dictatorial. El llamado de la Concertación fue de irse para la casa, cosa que dirigentes de la Concertación en las universidades supeditaron, continuando con la política de decir que ahora las organizaciones estudiantiles tienen que ser más eficientes que luchadoras y para ser eficientes tienen que parecerse a una empresa. Entonces empezó a operar una política, ni burguesa diría yo, una política infantil respecto de las Federaciones que se basaba en la administración del recurso y en las decisiones de cúpula 23 III. ESTUDIANTES EN MOVIMIENTO… DE NUEVO. En el año ’94 se producen hechos que van a marcar el período que viene y que sitúan una ruptura, con la calma 22 23
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Ver “Un nuevo ciclo de protestas universitarias...”, p. 3. Entrevista con Eduardo Ampuero, estudiante de Pedagogía en Español, militante de la JJCC, ex Secretario General de la FEC (1996-1997).
aparente. En el marco de las demandas estudiantiles por el Servicio de Bienestar, la carencia de becas y recursos para el Crédito Universitario, se organizan asambleas en el Foro universitario, sazonadas con una olla común, que congregan a un interesante número de estudiantes. Se toma la resolución de ocupar el Casino Universitario (llamado ‘Los Patos’) y repartir almuerzos entre todos los estudiantes que necesitasen, sin discriminar entre los que contaban con beca y los que no. Esto los coloca en abierta contradicción con las autoridades quienes resaltan que no negociarían con estudiantes movilizados, en el ánimo de dilatar soluciones y desgastar el movimiento, ofreciendo incluso un lugar más cómodo para realizar la olla común. El impasse genera disputas generacionales al mostrar un lenguaje fuerte por parte de los movilizados contra el aparato universitario, lo que los llevó a empañar incluso el acto de conmemoración de los 75 años de la casa de estudios. El movimiento cobraba legitimidad en cada acción y buscaba afanosamente ganar simpatías entre los demás estudiantes y el resto de la comunidad penquista. El siguiente paso fue la toma de la Rectoría, que llevó la problemática al más alto nivel. En ese ambiente de efervescencia, y con la FEC como espectadora, se conquistaron 150 becas de alimentación extras y algunos logros en el bienestar estudiantil. Pero lo más importante: se había consolidado un referente y una nueva lógica de acción política. Me acuerdo que a mí me pidieron colaboración como dirigente de la FEC. Era pura gente de izquierda la que organizó ese movimiento y entre esos los mismos que estaban en el Che Amulai, y hay que reconocer que la gente de la “J” no estuvo muy al día al momento en que se organizó la Olla Común por ejemplo. Se produjo un movimiento bastante interesante de gente, que podríamos decir, los
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que tenían hambre, los que no tenían beca, pero no era tan así, eran gente de izquierda, más bien de carreras pobres como Educación (...) Entonces me acuerdo que se realizó una Asamblea en el Foro que fue bien masiva, que fue la más bonita manifestación que había habido hasta ese momento (...) ese acto fue importante, se discutió y se resolvió en ese mismo instante tomar el Casino. Se tomó el Casino, se comía todo no más y cuando no quedaba nada, ya se iba todo el mundo 24 El referente al que aludíamos son los ‘Estudiantes en Movimiento’, un grupo heterogéneo conformado por jóvenes en su mayoría sin militancia, pero con una identidad cultural y socialmente vinculada a la izquierda, que compartían sus críticas a la democracia cupular y a los órganos de representación tradicionales. La lógica movimientista conlleva la búsqueda de soluciones a problemas concretos del estudiantado, que son los que en ese momento convocan y aglutinan. Podemos hablar de una gremialización de la izquierda estudiantil, en una carrera desesperada por agruparse. Aparecía como un grupo nuevo, vitalizador del accionar político estudiantil, orgullosos de representar nuevas prácticas, críticas del actuar de los partidos tradicionales (incluso los de signo revolucionario). Parte de ese discurso tenía una carga generacional bien explotada por los Estudiantes en Movimiento. Eduardo Ampuero, recuerda un episodio personal que le tocó vivir con el Jefe de Gabinete de Rectoría, Sr. Moisés Piñeiro: Yo le encaré al viejo que él estaba amoldado, que estaba acostumbrado a un estilo de hacer las cosas, que ellos 24
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Entrevista citada con Eduardo Ampuero, que en esa fecha era Vocal de la FEC, en representación de las JJCC.
nunca podrían crear una cosa nueva, porque ellos en democracia o dictadura son lo mismo (...) Entonces ahí yo dije ‘Ah, le voy a hacer una carta’. Le hice una carta, la publicamos y todo eso con la intención de provocar25 La mera gremialización de Estudiantes en Movimiento era aparente. Tras ello existía lógicamente un diseño elaborado desde orgánicas políticas que buscaban insertarse en el escenario estudiantil universitario, a partir de la activación de reivindicaciones económicas y sociales como las planteadas. Destacan en ese plano las JJCC y la naciente SurDA. Los primeros contaban con una plataforma estratégica que desarrolló un complejo estudio del modelo de Educación Superior y las políticas de financiamiento, lo cual les daba una base técnica capaz de propiciarles liderazgo en la conducción del movimiento estudiantil. En la UdeC nunca han sido fuertes26 , sin embargo dicha política les permitió conducir por varios años la FECH (Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile) desde 1996 en adelante. En tanto la SurDA, es un movimiento político gestado el año ’92 en la U. de Chile que poco a poco comenzó a expandirse en el ámbito nacional. Dicho crecimiento los tiene hoy día con una base de apoyo nacional, fundamentalmente estudiantil no menor. Ambas orgánicas actúan al interior de los Estudiantes en Movimiento, sin clarificar su condición de estructuras políticas organizadas, que ven en dicho movimiento una plataforma de inserción y crecimiento orgánico natural. Legítimamente, toda organización política busca acumular adhesiones y desarrollarse a partir del trabajo que hace en el seno del mundo social. La tensión en un grupo que nace asociado a reivindicaciones de bienestar, frente a la necesidad 25 26
Ibidem. Solo en las elecciones del 2005, lograron elegir al Presidente de la FEC, el estudiante de Sociología Juan Urra.
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que sus dirigentes tienen de capitalizar políticamente para sus partidos u organizaciones lo logrado por el nuevo referente, desata los primeros conflictos. Se decían autónomos, y sí lo eran de los partidos tradicionales, de la Federación y de las autoridades, pero entre quienes conducían, existía una identidad política detrás que nunca se evidenció y es más, se ocultó para no empañar la movilización. Los criterios políticos y el fondo de la discusión se postergaron, quedando así las bases de la organización expuestas a un derrumbe posterior en que las diferencias se hicieran tangibles y destruyeran el movimiento, que empezaba a tomar color e iba a abrir el apetito de las fuerzas políticas en ascenso. Crecieron cuestionando al sistema de partidos tradicionales, cuestión que empezaba a tomar fuerza en la época, pero el no reconocer las propias militancias, conllevaba un riesgo potencial de conflicto interno a posteriori, cuando se comenzaran a desnudar posiciones y eventuales diferencias. El descrédito de las viejas formas de hacer política, afectaba también a Estudiantes en Movimiento: Después empezaron como a aflorar todas las tendencias políticas, y fue todo un rollo político que hizo que se dividiera el cuerpo político de izquierda en la universidad. Seguían ellos surgiendo como Estudiantes en Movimiento, pero con menos gente obviamente. La gente cachó que la cuestión no era autónoma como se decía y que Estudiantes en Movimiento fue un trampolín para mucha gente... 27 Esto hace que a la larga si bien los Estudiantes en Movimiento, abrieron un nuevo escenario, no fuera capaz de aglutinar una fuerza permanente y dotar de una orgánica más sólida al movimiento estudiantil. Por el contrario se incubaron 27
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Entrevista con Sandra Candia, Estudiante de Pedagogía en Matemática 1994 - 2000, integrante de los Estudiantes en Movimiento, Directora de la Coordinadora de Centros de Alumnos de la Facultad de Educación.
ahí una serie de diferencias, que años más tarde reventarían, generando una nueva situación de repliegue. La FEC en tanto, repitiendo lo ocurrido con sus símiles a escala nacional, se desarma en medio de escándalos por corrupción económica y política. Se cierra así un ciclo por parte de ésta de defensa corporativa del gobierno y creciente aislamiento de la masa estudiantil y sus problemáticas. Va a volver a organizarse el año 1996 para cerrarse nuevamente el ’99. A fines del 2000 se reestructura y permanece hasta la actualidad. La Concertación en tanto, evidencia un desgaste cada vez más pronunciado y su acción se limita a disputar espacios de representación en Centros de Alumnos y la FEC, a la cual regresa recién en 1997. Sin embargo, el hecho que no hubiese FEC, no fue una limitación para que las carreras impulsaran procesos de movilización propios. Ya el año 94’ Periodismo y Arte dieron el primer golpe, con sendas movilizaciones gremiales, levantadas por demandas de infraestructura y académicas principalmente. La lógica gremial se instalaba con fuerza. Ya no servía la discusión contra el Pinocho, porque bueno el Pinocho ya no estaba, y la discusión política era meterse en una camisa de once varas, porque no tenías a donde salir con la cuestión (...) Tú tenías que darte cuenta que la universidad había quedado dividida políticamente, por la solución política que se dio (...) Así a los Centros de Alumnos que les fue un poco mejor fueron los que se metieron en la cosa más gremial, porque lograron un lenguaje común al interior de la organización, porque empezaron a analizar la Malla Curricular, cómo era la representación de los alumnos en las resoluciones de la Escuela, cuáles eran los conceptos sociales que habían tras la Educación, qué es lo que tú ibas a hacer después, etc 28 28
Entrevista con David González.
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En mayo de 1995, los Estudiantes en Movimiento inician una campaña contra el sistema de crédito universitario llamado Fondo Solidario, instaurado en enero de 1994 y que se entrega a las Ues en consideración a la realidad socioeconómica de los estudiantes. Esto se mide con el Formulario Único de Acreditación Nacional. Los aranceles los fija cada universidad, y si exceden el IPC, deben crear mecanismos de bienestar estudiantil propios.29 El tema en cuestión radica en que las asignaciones del crédito han sido sistemáticamente insuficientes, lo que lleva a muchos estudiantes mechones a retirarse de la universidad por problemas económicos. Sumado a eso, se fomenta el endeudamiento de los estudiantes a través de la firma de pagarés y del cobro de intereses al momento de cancelar su educación. Con este criterio, denuncia Estudiantes en Movimiento, el Estado se desliga aún más de su responsabilidad para con la Educación, lo que se demuestra en que el año 95’ aportó 101.900 millones menos que en 1994.30 Ante eso, el llamado de los Estudiantes en Movimiento es a movilizarse y a difundir la problemática tanto dentro como fuera de la “U”. Paralelo a ello es la carrera de Historia y Geografía, la que tras realizar sucesivas asambleas, decide ‘tomar’ el Departamento donde desarrollan su actividad académica, paralizando así las actividades. La toma iniciada a comienzos de junio exigía la remoción de algunos profesores31 , mejoras en la infraes29 30
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Diario EL SUR, lunes 6 de mayo de 1996. “Crédito Universitario: La Educación en la balanza”, Tríptico difundido por los Estudiantes en Movimiento en mayo de 1995. Uno de los cuestionados era Juan Andrés Medina Aravena, docente del Departamento de Cs. Históricas y Sociales, ex Director de DACAE en dictadura y sindicado como una de los agentes más represivos contra los estudiantes en los ’80. Ver BARRA, Alma y Miguel Urrutia (1992): Lo social y lo político en el movimiento estudiantil (1973-1983). Tesis para optar al Título de Profesor de Historia y Geografía, Universidad de Concepción. Juan Andrés Medina aún continúa dictando docencia en la UdeC y además en la UCSC.
tructura y soluciones al problema de bienestar estudiantil. Esto último llegó a rápida solución ya que sólo a una semana de iniciado el conflicto, se “devolvió” la calidad de alumno regular a los deudores de arancel32 Seguía pendiente la petición de cátedra paralela en las asignaturas de formación geográfica. A mediados de junio, Sociología y las carreras que estaban en el Edificio de Lenguas (Idiomas Extranjeros y Pedagogía en Español), también deciden sendas tomas de sus dependencias. José Burdiles, encargado de Difusión de la Toma de Sociología explicaba, (…) pese a ser el tercer año en que se cursa nuestra carrera, aún no tenemos una Malla adecuada. El año pasado presentamos una propuesta, pero no fue aceptada (...) El segundo punto se refiere a la infraestructura. Tres cursos comparten la única sala de clases y el baño debe ser compartido por hombres y mujeres 33 El día 21 de junio se resuelve la toma del Edificio de Lenguas donde funciona además el Decanato de la Facultad de Educación, Humanidades y Arte. Las exigencias están centradas en el tema de bienestar. La falta de asistentes sociales, el aumento de las becas de alimentación, un laboratorio para las carreras de Idiomas y mejorar la implementación bibliotecaria, son los ejes del petitorio. Suman a ello la solución a sus problemas financieros, mediante la asignación de crédito a los alumnos de primer año y la posibilidad de repactar a los de cursos superiores, sin pie ni reajuste de la deuda. Esta irradiación del conflicto comenzaría a preocupar a las autoridades. El Rector Augusto Parra, que decía no nego32 33
Diario EL SUR, martes 6 de junio de 1995. Entrevista en Diario EL SUR, jueves 15 de junio de 1995.
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ciar con estudiantes movilizados, debió ceder. Eran ya nueve carreras, decididas a solucionar sus demandas y a prolongar y masificar la movilización. Se realizó, organizado por los Estudiantes en Movimiento un Acto en el Foro, donde se expresaron las tres movilizaciones, dando un carácter unitario al conflicto. Además se organizaron marchas al centro y permanentes comunicados que mantuvieron a la comunidad atenta. Según la autoridad, los canales de conversación existían y estaban los Consejos de Carrera y los Comités de Docencia llamados a solucionar las demandas estudiantiles. En definitiva esto no es más que la expresión de un conflicto mayor. Las humanidades estaban siendo desplazadas en las políticas universitarias por su escasa contribución económica. No olvidemos que existe el antecedente de lo que sucedió en la UACH, donde el rector Max Neef cerró las Pedagogías por improductivas. Claro, a Pedagogía llegaba el estudiantado preferentemente de liceos municipalizados, que dada la brecha económica existente entre éstos y los colegios particulares, relega a estudiantes de ingresos medios a dichas carreras. Esto, constata una situación de potencial conflicto, ya que será en estas carreras donde las demandas por crédito y becas será mayor, por lo tanto “la devolución a la U” del crédito asignado será más exigua. Esto convierte a las humanidades en las parientes pobres del cuerpo estudiantil y por ende los niveles de reinversión para su desarrollo son evidentemente menores. Mientras en Medicina e Ingeniería, se construye infraestructura de punta, en las humanidades se disputa la creación de un baño para hombres y otro para mujeres. La modernización no alcanza para todos: La modernización lleva a una acelerada incorporación de las carreras tecnológicas al quehacer universitario. La educación superior se tecnifica, y deja de estar preponderantemente marcada por la orientación humanista que ha sido propia de la universidad tradicional o clásica. 222
El costo de ésta adaptación, se traduce en una crisis del Humanismo en el seno de la universidad, la cual pierde progresivamente su capacidad integradora del sentido de la vida humana, tanto a nivel personal como social. 34 El conflicto se resuelve a fines de junio, pero traerá algunas notas para el balance. La movilización que involucró a varias Pedagogías, no logró comprometer directamente al conjunto de las carreras de Educación. La Coordinadora de la época se limitó a llamar a un Paro Reflexivo de un día, sin asumir el llamado del Centro de Alumnos de Matemáticas y Física por solidarizar con más fuerza. Además de instalar una problemática, la solución dejó muchos temas pendientes. Así lo hace ver Eduardo Ampuero en un artículo de la Revista Horizonte, publicada por los Estudiantes en Movimiento: Aproximadamente el 30 - 31 de junio, las Tomas habían llegado a su fin. Los logros eran evidentes, sin embargo, cuestiones elementales de las demandas estudiantiles no fueron resueltas. Claro fue que en Historia y Sociología lograron los mayores éxitos. En Lenguas lo logrado materialmente fue menos, pero la voluntad de organizarse para seguir trabajando fue un éxito en sí. Un comedor gestionado por los estudiantes y la formación de un Colectivo que continúa moviéndose hasta hoy.35 Para Historia, la movilización tuvo un sabor especial. Se construyó a partir de ahí una identidad distinta, un recambio 34
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ATRIA, Raúl: “La Transformación Modernizante en la Educación Superior: Un Enfoque General”, en DIALOGOS UNIVERSITARIOS, CPU, Santiago de Chile, 1995, 97-121. AMPUERO, Eduardo: “Cronología del Conflicto de junio del ’95”, en HORIZONTE, Nº1, Otoño de 1996, pp. 8-9.
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generacional que otorgó nuevos bríos a la organización interna de la carrera. Justamente el 95’ habían culturas generacionales, porque se iba una generación de (cómo lo percibí yo) ”pesos pesados políticos”, o sea, gente que tenía mucha onda política, que habían sido cabros más jóvenes para la época de la dictadura, por lo tanto, se la habían jugado un poco más que nosotros, que éramos más pendejos, que tenían ese cuento detrás, esa jineta detrás, pero que en el fondo cargaban con las condiciones que eran propias de los partidos políticos, con rencillas entre ellos, las divisiones entre ellos, lo que jamás pudo concretizarse en nada bueno, nada concreto en realidad. Entonces el 95’ significó entrar a cachar que llegó otra generación, de otros cabros que venían como despertando a un Movimiento Estudiantil, a ser parte de una historia, veníamos sin esa carga, veníamos con esa apertura. 36 Tras esa movilización se comenzaba a consolidar un cuerpo distinto en el seno del Movimiento Estudiantil: la crítica al modelo universitario y sus carencias, la necesidad de reflotar un Movimiento bajo nuevos conceptos y objetivos y darle continuidad al proceso movilizador, creando nuevos referentes, son las preocupaciones del momento. Sin embargo, se comienzan a visualizar las “nuevas – viejas disputas” por la conducción entre los grupos de la izquierda estudiantil organizada. Los Estudiantes en Movimiento, referente amplio y crítico sufría sus primeros quiebres, producto de la coexistencia de postulados políticos, que se mantenían ocultos y cuyo afloramiento despertó las encontradas posicio36
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Entrevista con Ximena Piera, Delegada Carrera de Pedagogía en Historia y Geografía, 1994-1998.
nes, que al no poder coexistir en esa heterogeneidad, lo llevan a debilitarse como unicidad: Fuimos pocos en realidad los que pusimos el hombro y hay que reconocer, si se trata de número, que la SurDA fue más numerosa. Pero también es cierto, que nadie sabía que la SurDA, era un grupo que estaba actuando en función de instalar su línea política en los Estudiantes en Movimiento, hacerla pesar y desarrollarla. Yo creo que eso es a lo que aspira todo grupo político. El error de la JJCC fue haberse sumado, haber estado, haber hecho trabajo, yo creo que hizo harto esfuerzo, pero con muy poca claridad política militante. 37 La constatación de que la discusión de los Estudiantes en Movimiento comenzaba a reducirse a pugnas por conducción entre la JJCC y la SurDA, llevó a alejarse a muchos miembros del grupo. Las indefiniciones iniciales comenzaban a pasar la cuenta: En ese momento hubo grandes problemas por esto de las definiciones, y nosotros le achacábamos a ellos, a los cabros de la SurDA, el porque no se identificaban y planteaban cuáles eran sus intereses. Nosotros veíamos que en Los Patos se reunían, venían cabros de la Dirección Nacional de la SurDA y funcionaban como Partido (...) Nosotros les enrostrábamos eso. 38 Queda claro que el tema en cuestión, no es el de la militancia, si no el no dejar clara dicha condición al conjunto del grupo. Los partidos políticos pretenden incidir en las diná37 38
Entrevista con Eduardo Ampuero. Entrevista con Marcial Torres.
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micas del movimiento, al que de una u otra manera habían apostado. Ello llevó a un distanciamiento, que en ese momento no fue caótico, pero que fue la preparación de un quiebre mayor, como el que se produciría años más tarde: Yo creo que nos fuimos distanciando porque el grupo fue tomando un carácter más político, se fue definiendo políticamente, y en base a su praxis también se fue definiendo (...) Creo también (por las cosas que podría ver yo ahora desde afuera), que empezaron a aflorar muchas de esas malas costumbres políticas que hemos heredado de los viejos, que es el cuento del “ghetto”. Cada vez nos fuimos separando y achicando, cerrando los círculos en vez de ampliarlos, y fueron las viejas rencillas políticas también (...), y creo que eso de alguna manera fue agudizando las contradicciones entre los diferentes grupos. 39 Para Javier Sandoval, miembro de la SurDA, y uno de los líderes de Estudiantes en Movimiento, es ésta idea del “ghetto”, de los feudos, aludida por Ximena Piera, la que dificulta las formas de interacción entre los grupos políticos de izquierda. El hecho de que la SurDA fuese agarrando vuelo es un elemento que preocupaba a la izquierda tradicional. Habría que preguntarse ¿por qué? (...) Había también aparte del asunto agitativo, una idea muy conspirativa de hacer política, que viene también de los 80’, que es la dificultad que tiene la izquierda, sobretodo la más radical, pa’ afrontar el discurso público, pa’ salir y pa’ exponerse (...) Se trabaja mucho al “hormiga”, el persona a persona, con grupos de 3 o 4 y que en momentos coyunturales se activa, te mueves más 39
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Entrevista con Ximena Piera.
y aprovechas una situación, pero te cuesta construir una fuerza estable 40 A nuestro parecer, las lógicas de construcción comienzan a tomar cuerpo como ideas distintas, porque la creación había ido creciendo y nadie quería perder lo invertido. Por eso el quiebre de los Estudiantes en Movimiento no se produjo en ese momento, aunque si dejo preparadas las condiciones para su posterior escisión. IV. FEDERACIÓN Y (¿V/S?) MOVIMIENTO En este marco, se produce el proceso de reorganización de la FEC, gatillado desde el VI Congreso de Estudiantes “Caupolicán Inostroza”.41 Desde que se hizo claro el agotamiento del Consejo de Presidentes de CCAA como instancia máxima de organización estudiantil, hemos insistido, (frente a la tendencia por llamar a elecciones de manera automática sostenida por otros sectores) en la necesidad de abrir un proceso de discusión lo más amplio y participativo posible (...) Solo una instancia así permite, llevar el debate a sus verdaderos actores. Una Federación verdadera no nacerá de acuerdos entre cuatro paredes (...) La FEC, y en general las federaciones de los noventa, se burocratizaron al punto de entrampar e incluso impedir cualquier forma de participación real del estudiantado, siendo en gran medida responsables de la dispersión y apatía que lamentamos hoy.42 40 41
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Entrevista con Javier Sandoval. Llevó este nombre, en homenaje al estudiante abatido en dictadura en el campus de la UdeC. “Acerca de la Organización Estudiantil: ¡A Recuperar la U para los Estudiantes!”, Documento difundido por los Estudiantes en Movimiento, abril de 1996.
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Tras la convocatoria a elecciones, se presentan dos listas, lo cual polariza la elección. Sobre las motivaciones de Estudiantes en Movimiento (en particular el sector que él representaba) por participar en las elecciones, a pesar de las críticas que tenían sobre la Federación de Estudiantes, Javier Sandoval explica: Hubo un momento en que así como le dábamos un peso al trabajo de base, a continuar el trabajo en las carreras, a seguir el trabajo de coordinación, consideramos que la Federación podía ser un instrumento válido, para tratar de multiplicar ese trabajo, unaherramienta más, con un megáfono, recursos, capacidad de interlocución con el estudiantado que la reconoce por tradición por último, con el mundo social y con la autoridad (...) llegamos a la conclusión que pa’ nosotros no era un tema de principios la F e deración (...) Íbamos con la “J”, íbamos nosotros (...); iba la derecha que era el CEFI. La Concertación estaba tan pa’ la caga’ que no llevó candidatura. 43 La elección llevó a la presidencia de la FEC a Javier Sandoval, ocupando la Secretaria de Finanzas el estudiante de Geología, Igor Cid y la Secretaría General Eduardo Ampuero (militante de las JJCC), quienes debieron integrar la Mesa Directiva con los derechistas Alejandro Pinto (Vicepresidente) y Ricardo Correa (Secretario de Actas). Los miembros de la naciente FEC tenían la posibilidad de consolidar el trabajo desarrollado desde los Estudiantes en Movimiento, generando expectativas entre el estudiantado crítico y activo: Cuando nos tiramos a la Federación, el grupo era pequeño y ahí se resintió aún más (...), y lo que tratamos de 43
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Entrevista con Javier Sandoval.
hacer ahí fue rápidamente tirar una red a ver si nos prestaban ropa los otros grupos. Dijimos oye loco aquí está la Federación, no es de Estudiantes en Movimiento, la Federación está a disposición de todos los estudiantes en términos de representatividad, pero en términos del proyecto que se quería impulsar desde ahí, es importante que se la apropien los estudiantes organizados. 44 Su intención era dar un cariz más profundo a las acciones emprendidas desde el año ‘94, para lo cual convocó a un Claustro Estudiantil, al que bautizaron como Edgardo Enríquez Fröedden, en homenaje al ex – Rector, el cual fue elegido con votación estudiantil. Dicho encuentro se desarrollaría en el mes de abril del 97’. La FEC propuso cuatro temas centrales para la discusión en el Claustro: Financiamiento, Bienestar, Docencia y Participación Estudiantil. Estas temáticas están contempladas en la idea de democratizar la universidad, un proceso que tenía como idea central, el aumentar la incidencia de los estudiantes en las decisiones sobre las políticas de la casa de estudios: Las conclusiones del Claustro Estudiantil, dieron pie a un Petitorio que sería presentado a Rectoría. Ahí se condensaban las demandas referidas a la Participación con derecho a voz y voto en instancias de gestión académica, la exigencia del mejoramiento de la calidad docente, la derogación del Reglamento de Conducta de los Estudiantes, la asistencia libre a clases teóricas y las ya clásicas demandas del área de Bienestar. El Rector Parra, con su diplomacia habitual (la cual lo llevaría al Senado, en calidad de ‘designado’ el año 1998), manifestó su voluntad de dar solución a las demandas estudiantiles a través del diálogo, aunque dejando claro que las instancias para participar de los estudiantes estaban contempladas en los Reglamentos de la Universidad. 44
Ibidem.
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Tras dos semanas desde el momento de la entrega de las resoluciones, se activó el proceso de discusión de las mismas. La Federación resuelve después de una serie de reuniones en Rectoría, solicitar que la Mesa de discusión sea presidida por el Rector Parra, ya que consideraban que solo él tenia poder de decisión. Frente a ésta petición estudiantil, el Rector afirma, que sin embargo, hay materias ajenas a su competencia, que deberán ser analizadas por otras instancias del plantel, como el Consejo Académico y la Dirección de Docencia.45 El Rector además, se niega a acoger la demanda referida a ampliar la Participación Estudiantil, con voz y voto en la elección de autoridades, amparándose en la Legislación que impide mayor injerencia (Ley LOCE, Nº18.962), argumentando que hay temas de resorte ejecutivo que no se pueden modificar a nivel universitario.46 Esto abre el conflicto, puesto que el objetivo primordial de la FEC era la participación, ya que de no existir ésta, todas las demás medidas serían de parche.47 Tras una Asamblea General de Estudiantes, se designa una Comisión Negociadora, que llevará las demandas del Claustro ante Rectoría, reforzando el trabajo de la Federación. La FEC sería un voto más en esa Comisión de 16 personas integrada por estudiantes de diversas Facultades. Junto a la creciente agitación estudiantil por la problemática universitaria, se desarrollaron una serie de actos y manifestaciones de Protesta contra el cierre de la Mina de Lota, decretado por el gobierno de Frei Ruiz Tagle, que proponía un sistema de reconversión laboral muy cuestionable. Con sendas marchas al centro de la ciudad (martes 6 de mayo y jueves 8 del mismo mes), una reprimida en las afueras de la Intendencia con 45 46 47
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Diario EL SUR, Concepción, martes 20 de mayo de 1997, p. 6. Ibidem. Ibidem.
dos estudiantes detenidos48 , y la otra que ni siquiera alcanzó a cruzar la Plaza Perú, se expresó el descontento estudiantil con la medida. En ambas ocasiones (con un día de intervalo), se produjeron protestas en el campus, que derivaron en enfrentamientos con carabineros, saqueos a una máquina de Coca Cola, barricadas, que involucraron a un gran número de estudiantes. El segundo día de protesta, resultó herido por las Fuerzas Especiales de carabineros, el camarógrafo del canal de la Universidad de Concepción, TVU, Jaime Bastías, a quien una bomba lacrimógena lo impactó de frente, dejándolo gravemente herido.49 Producto del lento o nulo avance de las reivindicaciones estudiantiles, se inician las movilizaciones, expresadas en tomas de dependencias y paros de actividades. Estas se inician a comienzos de Junio. El primer paso lo dan la carrera de Historia y Geografía, con la Toma del Departamento de Ciencias Históricas y Sociales y la Coordinadora de Centros de Alumnos de la Facultad de Educación, que se Toman el Edificio. Cabe agregar que la Facultad de Educación, Humanidades y Arte, fue dividida tras la Movilización de 1995 en 2: Facultad de Educación y Facultad de Humanidades y Arte. Con ello hay carreras donde los profesores pertenecen a la Facultad de Humanidades y Arte, mientras los estudiantes dependen administrativamente de Educación50 . Esto es una verdadera trampa para la búsqueda de soluciones, ya que ambas facultades “se tiran la pelota de un lado a otro”. El mismo día se van a Toma, los estudiantes de la Facultad de Humanidades y Arte (edificio de Lenguas). Las demandas son las negociadas en el Petitorio General, donde participan estudian48
49 50
Ambos estudiantes de Pedagogía en Historia y Geografía, Mauricio López y Cristián González Diario EL SUR, Viernes 9 de mayo de 1997, p. 5. Tal es el caso de las Pedagogías en Historia y Geografía, Filosofía, Música, Artes Plásticas, Español e Idiomas Extranjeros.
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tes de Educación, pero incluyen además reivindicaciones propias, principalmente en el plano de la Docencia e Infraestructura. El levantar un Petitorio propio como Facultad, y adelantarse en el inicio de la Movilización, evidenció una separación de aguas entre la FEC y los estudiantes de Educación, que bien supo capitalizar Rectoría. El Rector Parra, decide suspender las negociaciones con la Comisión designada por la Asamblea General de Estudiantes, debido a la Toma de las dependencias donde operan los estudiantes de Educación (Departamento de Historia, Escuela de Música, Facultades de Educación y de Humanidades y Arte). Parra argumenta (…) que evidentemente tiene que haber, para que las conversaciones sean fructíferas, representatividad real y capacidad de compromiso (...) y desde el momento en que los representantes de la Federación no están en condiciones de responder por decisiones que adoptan autónomamente directivas de Centros de Alumnos, el diálogo no tiene sentido 51 El distanciamiento entre la FEC y las carreras de Educación, responde a las pugnas por la conducción del Movimiento Estudiantil que se arrastran desde el inconcluso quiebre de los Estudiantes en Movimiento. Lamentablemente dichos resquemores estuvieron presentes desde el comienzo de la movilización, y la afectaron profundamente. Ahora la confrontación tenía como oponentes a 2 referentes de representación estudiantil: La FEC y la Coordinadora de Educación. Múltiples acusaciones se llevarán a cabo con particular encono desde aquí, tratando de disputar la conducción política del movimiento: Yo me acuerdo cuando entré el 96’ a la Coordinadora, la lucha siempre fue entre la FEC y la Coordinadora, 51
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Diario EL SUR, viernes 6 de junio de 1997, p. 6
porque la Coordinadora igual tenía como harto poder, y empezó a hacer cosas aparte de la Federación, pero empezaron a matarse las dos organizaciones (...); Hubo mucho conflicto. A veces se convocaba a 2 actos el mismo día. 52 Esta división dio tiempo a la autoridad, para dilatar el inicio de las conversaciones, puesto que consideraba que los estudiantes en esas condiciones no tenían un interlocutor válido, verdaderamente representativo, ya que la conducción de la FEC, no era sólida y estaba siendo cuestionada e incluso sobrepasada.53 Sin embargo, paulatinamente se fueron sumando más carreras y facultades al proceso de movilización, recogiendo demandas específicas y las generales plasmadas en el petitorio que buscaba negociar la FEC: Ciencias Sociales, Ciencias de la Tierra, Enfermería, Ciencias Políticas, Arte, y muchas carreras más, que en un momento dado superaron los 5.000 estudiantes movilizados de diversas formas54 . La movilización cobraba cuerpo y forma, amenazando con extenderse a otros estamentos de la universidad: Fue un trabajo pensado largamente, de largos meses, preparado con un Claustro, con trabajo hacia los Centros de Alumnos, los Delegados; nosotros trabajamos como chinos, estudiando, elaborando documentos previos para la discusión (...) Se generó un ánimo, que en la Universidad no estaba antes, un ánimo de simpatía (aunque no se que52 53 54
Entrevista con Sandra Candia. Diario EL SUR, viernes 6 de junio de 1997, p. 6. Al ser el campus de la UdeC un recinto abierto, no existe la posibilidad operativa de tomarlo de una vez, como en la UBB por ejemplo, donde existe un acceso general, vía una reja. Por ende, se hace necesario, activar tomas por cada uno de los edificios y dependencias, lo cual hace indispensable la articulación entre carreras y facultades.
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maban las manos) con los funcionarios (...) Estos son pasos que antes no se daban. Logramos generar una cierta masividad porque utilizamos la Federación y el trabajo de base 55 El jueves 12 de junio se realizó una marcha en conjunto con las otras universidades de la región, también movilizadas, que tras un acto en el Foro, reunió a más de 4.000 estudiantes. Una Asamblea Triestamental convocada por la FEC, la Asociación de Docentes y Administrativos y los Sindicatos, se realizó también en el Foro, en el marco de la movilización. Frente al auge de la presión estudiantil, Rectoría llama a una reunión extraordinaria del Consejo Académico, para proponer Reformas Estatutarias de la Corporación Universidad de Concepción.56 La autoridad universitaria planteaba, que de ser aprobada la propuesta, existiría un fuerte ánimo por participar en todos los estamentos de la Comunidad Universitaria. Las resoluciones quedarían zanjadas en diciembre del mismo año por el Consejo Académico. El planteamiento del Rector fue bien acogido por los estudiantes, lo que sin embargo exigieron dar solución primero a los puntos más urgentes del petitorio de la FEC. El tema de la participación estudiantil, no era bien mirado por un importante sector de académicos. Los más reacios, lo expresaban sin ninguna cautela en cualquier espacio que les fuese posible. El docente de la Facultad de Educación, Manuel Jiménez, plantea que la participación de los estudiantes en las cuestiones universitarias conlleva 4 problemas fundamentales: 1) la politización, 2) la violación de la autonomía universitaria, 3) daños en la formación profesional y 4) desprestigio a las uni55 56
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Entrevista con Javier Sandoval el martes 26 de septiembre del 2000. El Rector Parra asegura que con el proyecto de Ley Marco en el Congreso, existe una posibilidad de que por fin éste se pronuncie sobre la materia y exista la voluntad política para abordar el tema. Diario EL SUR, viernes 20 de junio de 1997, p. 3.
versidades.57 Sostiene que muchos dirigentes estudiantiles, pasan a engrosar las filas del Parlamento posteriormente, con lo que pretende demostrar el carácter politizado del movimiento estudiantil. Parece absurdo el limitado concepto de la política que maneja éste académico, que lo reduce a cargos de representación. Plantea que los estudiantes que pierden el tiempo en tomas y paros, dañan su formación profesional. Se le olvida a Jiménez, que gran parte de las demandas estudiantiles de la década, llevan como bandera el exigir excelencia académica y mejorar la formación profesional. Si los estudiantes no reclaman por éstas cuestiones básicas, junto a la mejora en infraestructura, baños decentes, etc, ¿quién lo hace por ellos? Sin duda que prefiere tener a meros receptores de contenidos, lo que facilita la permanencia de docentes que no reportan ninguna innovación académica a su alumnado. Sistemáticamente, la Facultad a la que pertenece Jiménez, fue cuestionada en sucesivas movilizaciones estudiantiles, por la baja calidad, actualización y producción de sus académicos. En el mismo artículo, Manuel Jiménez agrega: Un rol realista que deberían aceptar los estudiantes es el de usuarios de una Institución de Educación Superior, y cuyos derechos son enormemente más importantes que la participación, en forma minoritaria, en la toma de decisiones universitarias (...) Estos derechos son el recibir una formación de la más alta calidad posible, (...) Para este efecto podrían recurrir si fuera necesario a la ley que protege al consumidor y requerir legalmente a la universidad a cumplir los estándares de calidad ofrecidos o suscritos por la universidad en caso de incumplimiento.58 57
58
JIMENEZ, Manuel: “Participación Estudiantil Universitaria: ¿Viejo o Nuevo Estilo?”, Artículo publicado en Suplemento ACTUAL de Diario EL SUR, domingo 29 de junio de 1997, p. 7. Ibidem.
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La propuesta de Jiménez es clara: Condenar al estudiante a un rol de cliente, profundizando una relación meramente contractual, ofreciendo incluso los mecanismos establecidos por el mercado para la solución de los conflictos entre la empresa que da el servicio y el cliente. Hemos citado el artículo de Jiménez, para demostrar el “terror” que existe en un importante número de académicos a la participación de los estudiantes en las decisiones universitarias. El fantasma del cogobierno, es particularmente fuerte entre quienes “entraron por la ventana” en dictadura a la institución, es decir, sin la vía existente previamente del concurso público, y que en ésta pseudo democracia han conservado sus puestos de privilegio. Los más osados, no dudan en atormentar a los estudiantes que comienzan a “pololear” con la política estudiantil: Los profes, sobretodo los de la Facultad (Medicina), que vieron el proceso de la izquierda en los 70’, cuando ven que de nuevo se les empieza a parar el mono, ellos empiezan a confundir e increpan directamente ¡Ah, ustedes quieren ser guerrilleros como el Miguel Enríquez. Ustedes no saben lo que es eso! (...) En fin peleas duras tuvimos que dar con los viejos (...) A nosotros se nos ha ido harta gente, porque han estado pegando afiches y han pasado profes y les han dicho ¿Usted quiere seguir en la “U” o no? 59 En esa movilización, un hito de la represión lo constituyó el Decano de Ciencias Químicas, Sergio Quadri, quien cortó la luz y el agua a los estudiantes de su Facultad, que se habían tomado las dependencias de la misma. El fantasma del cogobierno obligaba a desmentir a la FEC permanentemente, 59
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Entrevista con Leonardo Recabal, Delegado de Enfermería, miembro del Movimiento de Recuperación Universitaria (MRU).
que tal cosa no se encontraba entre sus intenciones. El miedo a la participación de los estudiantes por parte de los docentes, es un hecho marcado en ésta movilización. La movilización se desarrollaba con mucha fuerza. Se empezaban a socializar conceptos como la Ley LOCE, promulgada el último día de la dictadura, y que consagraba la prohibición de la Participación Estudiantil, y que se convirtió en la bandera de tope del movimiento. La Asamblea de Estudiantes exigía que el Claustro llamado por el Rector fuera resolutivo, como punto intransable para bajar las movilizaciones. Dicha firmeza se demostraba también en la negativa a terminar con las tomas en un plazo de 48 horas, como había exigido la autoridad. Cuando la movilización cobraba fuerza, los estudiantes de Educación se toman la Biblioteca Central de manera indefinida, como una forma de radicalizar el proceso, y dar solución efectiva a sus demandas particulares. Aunque intentaron convocar a otras carreras movilizadas en dicho propósito, no encontraron mayor acogida. Dicha medida terminó por distanciarlos definitivamente de la FEC, y de declararse mutuamente “la guerra por la conducción”: La Movilización se quebró y al final nosotros mismos terminamos pidiendo demandas súper moderadas comparadas con las que queríamos al principio, y terminamos quebrados, debilitados con una movilización pequeña (...) Era una movilización de Educación contra la FEC.60 Si bien la FEC no abandona la opción de la paralización de actividades, ante un eventual cese de las tomas,61 si mostró una posición más flexible al momento de negociar, bus60 61
Entrevista con Javier Sandoval. Lo señalamos en plural, porque en la UdeC, es preciso tomar varias dependencias para concretar una movilización, dadas las características del campus.
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cando asegurar los Pre – Acuerdos suscritos con el Rector y definir una recalendarización: Nuestra idea es llegar a acuerdos con el Rector, antes que se lleven a la práctica las medidas anunciadas por el Consejo Académico. 62 Tras una concurrida Asamblea en el hall de la Facultad de Humanidades, donde no se acogió la propuesta de la FEC de terminar con las Tomas, manteniendo un Paro de Actividades, se realizó una segunda Asamblea, donde la FEC insistió en su propuesta, aduciendo que la movilización ya no tenía capacidad para ampliarse, pues ya había tocado techo. Ante la constante amenaza de un desalojo por parte de la fuerza pública y del evidente quiebre en la conducción del movimiento, que llevaba a duros enfrentamientos a los dirigentes de la FEC con los estudiantes de la Facultad de Educación, el Movimiento llegó a su fin. Sólo 3 carreras (Historia, Sociología y Filosofía), votaron continuar movilizadas. El término de la ocupación de las dependencias, se realizó en medio del reconocimiento por parte de la FEC, de que el petitorio chocaba con barreras legales que la autoridad universitaria, no estaba en condiciones de sortear.63 Así las cosas, el tema de la crisis universitaria se fue debilitando y terminó concentrándose en los temas presupuestarios de la Educación Superior. Este había sido el tema que había movilizado al conjunto de las universidades tradicionales 62
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Declaraciones de Javier Sandoval, Presidente de la FEC, en EL SUR, martes 1 de julio de 1997, p. 5. Hay que señalar que el Consejo Académico, que sesionó sin la presencia de los miembros de la FEC, que tenían derecho a voz, acordó congelar el semestre y emprender acciones legales contra los Estudiantes Movilizados, para lo cual había presentado una denuncia en los Tribunales de Justicia por usurpación de las dependencias por parte de los estudiantes. Entrevista a Javier Sandoval en EL SUR, jueves 3 de julio de 1997, p. 5
a nivel nacional, en el año en que sin dudas, emergió con mayor fuerza el movimiento estudiantil. No en todas las universidades el tema de la participación estudiantil y la derogación de la LOCE fue la bandera de lucha como en la UdeC (lo cual le da a ésta una especificidad), pero de todos modos, por la cantidad de estudiantes movilizados a nivel nacional y la capacidad de proyectar sus reivindicaciones públicamente, se trata de un momento peak en la década, que fue lamentablemente desaprovechado. En ésta etapa la FEC y las autoridades trabajaron en conjunto para elaborar una propuesta frente al Ministerio con respecto al tema financiero, demandando mayores recursos al Estado. Bajo ésta coyuntura 14 estudiantes, entre ellos los dirigentes de la FEC Javier Sandoval y Eduardo Ampuero, fueron detenidos al intentar Tomar la Intendencia Regional. Seis de ellos lograron llegar al 2º Piso, encadenándose en una de las puertas, exigiendo una entrevista con el Intendente.64 El motivo de dicha acción era manifestar el rechazo de la FEC ante la propuesta del Gobierno de asignar catorce mil millones de pesos para la Educación Superior65 . A estas alturas el conflicto ya no tenía ninguna fuerza al interior de la UdeC y sólo quedaba la hora del balance. El desfase, la desconexión y el desorden afectó el 97’. La FEC no asumió el rol conductor y se desaprovechó la cantidad de gente que se había movilizado.66 La lógica de la “asamblea sin control”, hizo primar por la vía de los hechos, la lógica de quien llevaba más fuerza a la asamblea, y eso desordenó harto el Movimiento, 64
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Diario EL SUR, sábado 12 de julio de 1997, p. 7. Más tarde 6 alumnas también fueron detenidas al desplegar un cartel en las afueras de la Comisaría. Ibidem. La FEC había entrado en una fuerte polémica con el Presidente de la Federación de Estudiantes de la UBB, Rodrigo Peñailillo, quien aprobó la propuesta gubernamental sin consultar al CONFESUR, del cual era Vocero. Peñailillo militaba en el PPD. Entrevista con Leonardo Recabal.
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y se disparó por el lado, o sea, no hubo capacidad de conducción (...) No había una conducción desde la Federación (...) El que hayamos desperdiciado la oportunidad, de haber sentado las bases del desarrollo del Movimiento Estudiantil en la Universidad de Concepción, que hubiese hecho retroceder las ideas que prevalecen entre lo cabros de la “U”; el haber perdido esa posibilidad, tal vez por problemas menores, es algo que lo entienden los surdos, lo entiende la “J” y otra gente de izquierda lo tiene que entender también” 67 Yo creo que fue una posibilidad de revivir la FEC, en un proceso largo que tenía que darse, y claro, revivió, se revitalizó, renació la FEC, pero necesitaba consolidarse, y eso no se pudo hacer, y la crisis no se superó nunca. Todas las discusiones pendientes se quedaron ahí estancadas (...) Al final la mitad de las cosas se quedaron en el tintero, y una vez con el Yévenes ahí, ya no se pudo.68 Desde todos lados arreciaron las críticas contra la FEC: que había pasado máquina, acusaban desde Educación, en un debate que se arrastra por largo tiempo, que el movimiento se les arrancó de las manos; que se politizó demasiado alegaba la resucitada Concertación, etc. Lo cierto, es que la dinámica de los hechos fue superando a todos los actores involucrados. No había una experiencia reciente de movilización de tan importante cantidad de estudiantes en la “U”. Eso llevó a no dimensionar el alcance del proceso en sí, y confundirse en la coyuntura. La ansiedad, el creer que de ahí saldría el germen de la rebeldía social (al cual se aspiraba conducir), llevó a peleas por quedarse con la conducción de un movimiento que recién se estaba articulando. Es cierto que había Facultades y Carreras con una mayor experiencia de lucha 67 68
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Entrevista con Marcial Torres. Entrevista con Javier Sandoval.
estudiantil, pero que intentaron transmitir unilateralmente, la dinámica propia a las restantes carreras, que recién estaban “descubriendo” sus problemas gremiales. Se le imprimió demasiada intensidad a un proceso que de por si ya lo era, no proyectándolo hacía el largo plazo, sino que tratando de resolverlo en cosa de un mes. Lo anterior, se explica a nuestro modesto parecer, por la lógica “cortoplacista” que cruza transversalmente a los estudiantes y por ende a sus movimientos y organización. Se configura el escenario para un desenlace rápido, porque las bases reclaman soluciones inmediatas, de lo contrario de inmediato surgen las voces reclamando de qué vale movilizarse. Hay una urgencia por mostrar logros parciales al menos, para no quedar con una sensación de derrota. La FEC, insistimos que se trata de la fracción de izquierda, ya que la derecha no se involucra en el movimiento del 97’, a menos que sea para desacreditarlo, realizó un balance de la movilización donde destaca el haber masificado el discurso de la Crisis de la Educación Superior, sin reducirlo, como otros planteles (el caso de la U. de Chile por ejemplo), al tema financiero, sino instalando la demanda por democratizar la estructura de poder universitaria. Reconoce además un avance en el diagnóstico, donde se construye un vector entre el modelo implantado en la dictadura y la falta de proyecto para la Educación Superior por parte de la Concertación. Valora además la capacidad de enfrentar la movilización, tanto a nivel nacional, como ideando también un frente interno, aunque esa puede ser causal para no haber concentrado la fuerza movilizada en una sola potencia.69 A nuestro parecer, el mecanismo es válido porque permite reconocer en el estudiante común (no politizado) la relación entre la crisis estructural y las carencias gremiales. 69
FEC: “Notas para el balance del conflicto en la Universidad de Concepción” (Junio de 1997) - Propuesta para la Discusión -
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En otra arista del balance, lanzan una crítica a la conducción del Movimiento en la Facultad de Educación, por no dimensionar la fuerza del enemigo y localizar un conflicto de alcance global, con un empeño anti – FEC, que contribuyó a la confusión entre los estudiantes y dio armas a los estudiantes y académicos más reaccionarios para cuestionar al Movimiento Estudiantil. Cuestiona a Educación por sus afanes más operativistas que políticos.70 Sin duda que tras esa movilización, la fuerza construida hasta ahí por un movimiento estudiantil que comenzaba a despertar, entró en franco retroceso. A medida que eso sucedía se fortalecía la posición de los grupos más conservadores y reaccionarios, tanto a nivel estudiantil como académico. La derecha y la Concertación recuperan terreno, tildando al movimiento recién terminado de inconducente, politiquero y desordenado, pese a que ellos no movieron un dedo en su desarrollo. Sin embargo dichas críticas fueron teniendo eco, dado que los grupos de izquierda se encerraron en sus dinámicas internas, se disgregaron y aislaron tras la movilización. Mención aparte merece la actitud de los académicos involucrados en los procesos de negociación. Apenas visualizan el reflujo del ánimo movilizador estudiantil, se escudan en subterfugios para desconocer los acuerdos alcanzados con los estudiantes. Vamos a referirnos a la actitud asumida por los Decanos de Educación y de Humanidades y Arte, quienes suscribieron un Acuerdo con los Estudiantes de esas Facultades que mantenían ocupada la Biblioteca Central71 . En dicho documento 70 71
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Ibidem. El Documento es suscrito el 26 de julio de 1997 por Representantes Estudiantiles de las Carreras Movilizadas y los Decanos Jorge Alegría y Eduardo Núñez en el hall de la Biblioteca Central, ante un centenar de alumnos, con lo que (como se señala e la presentación de texto) “se solucionan el problema de las carreras de la Facultad de Educación y la Facultad de Humanidades y Arte”
“se reconocen las demandas estudiantiles y se proponen mecanismos para estudiar las respectivas soluciones”. Se escudan posteriormente en la palabra estudiar para dilatar los acuerdos, una vez diluido el movimiento. El Decano de Humanidades y Arte, Eduardo Núñez, va más lejos porque emite una Carta a los Directores de Departamento de su Facultad en la que se excusa por el Acta de Acuerdo con los Estudiantes: El Decano de la Facultad de Humanidades y Arte no refrendó ni suscribió el documento anejo aludido. El documento fue elaborado por los alumnos que a la fecha se encontraban movilizados y con los cuales el suscrito venía sosteniendo conversaciones. El documento en cuestión se adjunta al Acta de Acuerdo con el fin de que los académicos, en su oportunidad, conocieran los planteamientos de los alumnos con los cuales les correspondió mediar en el conflicto. Censurar, en ese momento, los documentos estudiantiles no era posible: ello habría significado mi descalificación como mediador (...) Durante el conflicto estudiantil, el Decano -en tanto mediador- tuvo buen cuidado de no caer en el error de exigir a los alumnos que dijeran lo que él deseaba que fuera dicho (...) Hoy con la serenidad que se gana con el tiempo y la solemnidad de las aulas, pienso que no habría grandes dificultades para que los alumnos retiraran del documento cuestionado la redacción imperativa y las listas incriminatorias de académicos (...) En todo caso el Decano hará las gestiones necesarias para que los alumnos sustituyan el escrito aludido, por un documento de nivel genuinamente académico.72 72
Carta del Decano de Humanidades y Arte, Eduardo Núñez Crisosto, al Director del Departamento de Español, Enrique Ruggeri, con copia al Rector, al Vicerrector, al Decano de Educación a los Vicedecanos de Educación y de Humanidades y Arte, a los demás Directores Departamento de la Facultad, a los Profesores Garantes y a los estudiantes firmantes, el 15 de julio de 1997.
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Esta actitud es muy propia de los docentes “democráticos” y hábiles en la Mesa de negociación, pero expertos también en desconocer acuerdos. La prueba más fehaciente de nuestra afirmación, es que gran parte de los Acuerdos entre los estudiantes movilizados y las autoridades, tras los sucesivos procesos de movilización no se implementan, hasta que pasan al olvido o a ser reciclados para otro movimiento con las mismas “históricas demandas”. El escenario posterior a la movilización delinea el accionar del Movimiento Estudiantil. Comenzará a evidenciarse un repliegue del actor social, ahora lidiando contra su fragmentación interna y resistiendo a duras penas la despolitización, la falta de participación, con una organización muy débil y en manos de la Concertación y de la derecha, en fin, un escenario muy difícil para el Movimiento Estudiantil, que lo obliga a pensarse, a elaborar nuevos diagnósticos y nuevas tácticas a seguir. V TOCANDO FONDO Los estudiantes habían optado por cambiar de conducción en la FEC. El regreso de la Concertación es una capitalización de los errores de la izquierda en la movilización del 97’, que fragmentada dio una sensación de desorden que la castigó en las urnas. Además hay que consignar que gran parte de los estudiantes de Educación, virtuales votos para las 2 listas de izquierda (esta vez las fuerzas políticas de izquierda, la FAU-brazo universitario de la SurDA- y las JJCC, iban divididas), debido al último quiebre, se restaron del proceso. Un hecho anecdótico es la irrupción del ecologismo, que obtuvo una alta votación en la elección. Ante la ausencia de una derecha fuerte, son ellos los que recogen el discurso despolitizador, apartidista y que apunta al “cosismo” por sobre el “ideologismo”. Se podría decir que es un antecedente del ‘lavinismo’. 244
La Concertación vuelve decidida a la Federación a cambiar el estilo de conducción de la misma. El nuevo presidente de la FEC, el DC Roberto Yévenes plantea que si bien su preocupación directa serían los temas como Becas, Crédito Universitario e Infraestructura, a los que definió como ejes de su gestión, prometió no realizar procesos similares como los que se llevaron a cabo en las movilizaciones, a los que calificó como perturbadores del quehacer académico y estudiantil. Acusó también a la FEC anterior de panfletaria y sectaria, dejando claro que su forma de hacer política se sintetiza en la frase «menos protestas, más propuestas»73 En el Boletín “DE FRENTE”, Nº 2 de Octubre de 1997, órgano oficial del naciente grupo de izquierda estudiantil, MRU, se realiza un análisis de las elecciones: (...) surge un núcleo multicolor, multicolor de sinvergüenzura y manifestado camaleónicamente por la Concertación. Esta con todo un aparataje (cuyo monto bordeaba los tres millones de pesos), bastó para acallar las voces de nuestros representantes estudiantiles. Con sólo una semana de empapelado universitario, volanteadas a sueldo y debates manipulados, fue suficiente para infundir el terrorismo y sembrar falsas dudas respecto de la federación saliente (...) Recuerdo muy bien aquella noche del recuento de votos, en donde además de haber estudiantes, se paseaban con la gente de la Concertación, individuos cuarentones, corbateados, con celular en mano y que difícilmente podrían haber sido estudiantes de la “U”. Estaba claro, eran miembros de los partidos de gobierno, que consultaban e informaban del triunfo inminente de sus protegidos, tranquilizando así a las autoridades regionales y na73
Diario EL SUR, sábado 6 de septiembre de 1997, p. 4.
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cionales, de que aquí nada iba a cambiar, todo seguiría estando igual... Al año siguiente las elecciones fueron ganadas por la derecha. Este proceso, marca una singularidad con respecto a sus antecesores. Por primera vez, por medio de las urnas, la derecha alcanza la presidencia de la FEC. Esto que no dejó de sorprender a quienes observaban el proceso desde fuera, era una cuestión que se veía venir, dada la imposibilidad de los grupos de izquierda por enfrentar de manera cohesionada el discurso del apoliticismo derechista, planteamientos centrados en la actividad hedonista y en los megaeventos, proyectando una universidad alegre, ganadora y desprejuiciada, lo que contrasta con la sensación de crisis que impulsa la izquierda política. El desprecio por la actividad política es bien capitalizado por la derecha. El nuevo presidente, Gustavo Pinto, es RN encubriendo dicha condición militante, proviene del Centro de Alumnos de Ingeniería (CEFI), que lo catapultó a instancias mayores: La derecha no es una novedad en la “U”. Cuando nació Estudiantes en Movimiento, estaba el CEFI, que tenía su Facultad y tenía su mentalidad ya metida, y tenía sus café concert gigantescos. Y éstos locos tenían también allí una trayectoria (...), aprovecharon la ausencia de la Concertación, cuando decayó el Movimiento Estudiantil, y empezaron a hacer su trabajo, ya que la universidad es un terreno fértil, con gente cuica o gente elitizada, con mentalidad más tecnócrata o más de mercado, que es más permeable a ese tipo de políticas (...) El CEFI, hegemonizó harto tiempo el Consejo de Presidentes. Entonces ellos estaban, el problema es porque ellos avanzan y nosotros no; porque ellos se juntan y nosotros nos vamos a la cresta. 74 74
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Entrevista con Javier Sandoval.
Otra constatación de éste proceso es la alianza que la DC hace con la derecha para conformar una Lista, a la que llaman simplemente “Universitaria”, haciéndose eco del discurso apolítico. La desaparición prácticamente de la JJCC, única Lista que no llega a la Directiva, los obliga a asumir el distanciamiento de su discurso político para con el estudiante: Mientras nosotros discutíamos todo el rollo de cómo nos ordenábamos como izquierda, qué método utilizábamos para estructurar Movimiento Estudiantil, la conciencia política estudiantil entre los jóvenes iba en detrimento, y cada vez nos comprendía menos el lenguaje que nosotros estábamos utilizando. Entonces por eso se dificulta mucho el llegar con un discurso más político posteriormente.75 Este análisis puede bien servir para caracterizar el distanciamiento generalizado entre lo que podríamos llamar los nuevos intereses estudiantiles y el discurso político clásico de la izquierda en la universidad. A pesar de algunos momentos de “insurgencia”, que hacen pensar en una revitalización del actor social, durante la mayor parte del tiempo la praxis de los grupos políticos (en cualquiera de sus versiones orgánicas: partidos, colectivos, movimientos) aparece aislada del conjunto de los estudiantes, elaborando discursos no desde la realidad existente, sino de la que les gustaría tener. Según nuestra constatación, hay un tipo de alumno – cliente, que no se siente parte de la universidad, por ende no se preocupa por el devenir de ésta, limitando su accionar al estudio funcional a los requerimientos de su carrera y hacía la extensión dirigida desde la propia universidad. Por lo tanto ve cómo distantes los apelativos a la crisis, a construir universidad, a vincularse con los sectores 75
Entrevista con Marcial Torres.
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populares, etc. No queremos decir con esto que se debe renunciar a tal discurso. Al contrario, se debe seguir aplicando de manera actualizada, pero esta vez a partir de la definición de esa realidad mayor: romper la lógica clientelista cotidiana, financiera y electoral. A nuestro parecer además, el problema del enfrascamiento entre los núcleos de estudiantes movilizados, que se prolonga hacia los años ’98 y ’99, es un legado de la generación inmediatamente anterior, que ahora se producía con mucho menos elementos políticos e ideológicos. La incapacidad para discutir frontalmente las diferencias y asumir articuladamente la conducción del conflicto impidió elevar cualitativamente las pobres demandas y encauzar el movimiento hacía objetivos políticamente más estratégicos. Las movilizaciones (como por ejemplo la del ’99) se quedaron con migajas, con los grupos más fragmentados que antes y con la desconfianza mutua más desarrollada. El tiempo de las acusaciones continúa: El 99’ en la Movilización se retira Educación e inventa que está negociando una movilización paralela (...) El mismo cuento del 97’ donde no sacaron nada tampoco, firmaron un papel cualquiera pa’ entregar la Biblioteca porque no hallaban que hacer, eso todo el mundo lo sabe, y nosotros nunca hemos sacado partido de esa huevás, pero es así. El 99’ también se van, se van caradura y dejan la movilización porque no están de acuerdo con el FAU, con las demandas (...) Ahí el afán de cagar al Martín fue otra puñalada, que yo consideró que es un juego sucio, porque es decir, saquemos a éste loco porque es del FAU, porque es de la SurDA (...) Se le estaba haciendo toda la pega al Pinto. 76
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Entrevista con Javier Sandoval.
La movilización del ’99, quebrada y todo, involucró a varias carreras lo que nos confirma la existencia de un potencial movilizador activo. Un conjunto de estudiantes capaces de organizar marchas, ollas comunes, tomas de facultades, paros de actividades, tomas de casino, del DTI, etc. Esta ofensiva realizada al margen de la organización representativa formal (FEC), se condujo desde las carreras, con voceros estructurados horizontalmente, lo que demuestra la viabilidad de aquella estructura, la que incluso en las coyunturas de movilización resulta más efectiva. Fueron las disputas por la conducción las que ocasionaron el reflujo posterior. Si miramos hacia atrás, una de las constataciones principales es que las luchas de los 90’ no fueron capaces de frenar la instalación del modelo universitario. La educación universitaria sigue elitizándose cada vez más. Así como los estudiantes populares cada vez menos aspiran a entrar a la “U”, el alto costo de los estudios es una manera de tener al estudiante de clase media y baja preocupado de ver como paga la U y saca su carrera rápido. 77 La inexistencia de Federación, en receso durante gran parte del 2000, al no concretarse las elecciones de fines del ’99 por falta de vocales de mesa (en circunstancia que había 7 listas disputando la elección) llevó a hablar equivocadamente de una crisis del Movimiento Estudiantil. Es cierto, que éste se encuentra en una situación de retroceso con respecto a la implantación del modelo, se haya fragmentado por la poca claridad política estudiantil, a lo que contribuye la poca capacidad de construcción de sus organizaciones de base, carece de objetivos estratégicos 77
“Resistir Movilizándose por la Educación”, en Revista SurDA, Nº 25, julio-agosto del 2000, p. 6.
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que sobrepasen las “históricas” demandas por plata. Sin embargo, la FEC no es el movimiento estudiantil, es sólo una de las formas de organización que éste se da para que sirva de interlocutor hacia la comunidad y organice los canales de participación de sus representados. Si el Movimiento no es consistente, mal podría serlo la Federación. Esta no tiene peso específico y su gestión está condicionada a la realidad del actor social. Si éste es observante, la FEC se limitará a gestionar y administrar el recurso. Al contrario si el actor se transforma en sujeto, la Federación será un instrumento vital en la profundización de la dinámica politizadora estudiantil. El gran debate de los ’90 es sobre las formas de construir movimiento estudiantil. Quienes apelan a una construcción desde la base (carreras) promueven un tipo de organización acorde a esa experiencia. La autodefinen como horizontal, pues el peso no está puesto en quien dirige, si no en la base de pares que a través de su asamblea, elige, controla y revoca a sus vocerías. Por otro lado, las orgánicas políticas formales, apuestan al fortalecimiento de órganos de representación como Centros de Alumnos y la FEC, en aras de activar (aprovechando ese espacio) la organización y sus propias orgánicas. Este debate se expresó en los Congresos Estudiantiles cada vez que se discutían las formas de organización más convenientes y generalmente desembocaban en profundos quiebres especialmente en el seno del estudiantado que adhería a posiciones de izquierda. Frente a la propuesta orgánica horizontal, algunos miembros de la SurDA, elaboraron un documento donde presentan los reparos pertinentes, como una contribución al debate. La perspectiva apuntada hace impensable una estructura verticalista, cupular y burocrática, pues la Federación no puede dedicarse a un rol administrativo ni carecer de canales de información permanentes (...) Lo an250
terior, sin embargo, no debe llevarnos a pensar ni que la estructura (o un cambio de estructura) resuelve por si misma la existencia de un movimiento estudiantil por el cambio (...) Para cumplir su objetivo creemos que, junto a otras condiciones, la estructura de la FEC también debe variar. Entendemos éste cambio bajo una serie de principios que atienden prioritariamente a su funcionamiento. Es ahí donde se aloja el verdadero problema de democratización de la FEC y la generación de los cargos no es hoy el factor principal. Por sobre la forma de elección de los representantes resulta decisivo el mecanismo de toma de decisiones.78 El debate planteado recoge 2 lógicas de construcción, inconciliables durante los ‘90. Una con un excesivo apego a la institución u organización social apostando al proceso dialéctico de construcción entre base e institución, aunque ésta última con su dinámica de sobrevivencia lo termina absorbiendo. La otra confiada absolutamente en las bases, en un momento en que estas se presentan mayoritariamente desinformadas y desinteresadas por la cuestión política universitaria. La apuesta por una u otra aún no está resuelta. Así como tampoco hay un manual (en buena hora), sobre la forma de organizar y relacionar al movimiento social con sus organizaciones: Los movimientos sociales no tienen que ser necesariamente organizados. Este señalamiento es muy importante porque a veces se confunde la organización con los movimientos sociales que dice representar. No debe perderse de vista, por un lado, la existencia de movimientos sociales sin organización, y por otro, la circunstancia de que ésta, 78
Ver SurDA (Documento interno): “Acerca del 6º Congreso de Estudiantes de la U. de Concepción”.
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la organización, constituye una mediación que como tal a veces coadyuva con el logro de los fines de los movimientos y otras lo obstaculiza.79 VI NO LLUEVE , PERO GOTEA (A LGO SE MUEVE OTRA VEZ ) MOVIMIENTO ESTUDIANTIL Y CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA. La universidad se asienta en el seno de una sociedad determinada. Por lo tanto, institucionalmente, reproduce el modelo de ésta, pero a la vez genera resistencias en su interior. Así, el formato capitalista-neoliberal omniabarcante se instala en su desarrollo, aplicándose por medio del sistema de financiamiento y generando instancias competitivas a su devenir, como por ejemplo en el mecanismo de asignación del AFI. Las limitaciones de la democracia protegida tienen su expresión en la negativa de participar a los estamentos no académicos y estudiantiles. En síntesis, son las contradicciones del modelo las que tienen su expresión en la vida universitaria. Sus incongruencias son tangibles desde los métodos de enseñanza hasta los mecanismos de ingreso a la Educación Superior. El movimiento estudiantil, construido en resistencia a este modelo, es perceptible, en la medida que es capaz de hacer patente las contradicciones del estamento frente al modelo de universidad y por ende de país. Nuestro planteamiento es que en la actualidad existe un movimiento estudiantil, que tiene su expresión concreta en los estudiantes activos, que en determinadas coyunturas impulsan procesos de movilización más amplios y que involucran a más estudiantes. Ese potencial ha de ser capitalizado cuando se logren definir orientaciones políticas claras y confluyan en los variados elementos que dan cuenta del activismo estudiantil. 79
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CAMACHO, Daniel y Rafael Menjívar (1989): Los movimientos populares en América Latina, Ed. Siglo XXI, México DF, p. 15.
La memoria de corto plazo, ha superado las reflexiones de largo plazo. El tiempo corto se impone con asombrosa rapidez terminando por desplazar los lineamientos políticos estructurales. La coyuntura marea y condiciona procesos que han tardado mucho tiempo en constituirse haciéndolos sucumbir y desintegrando lo generado hasta ahí. Todo el accionar estudiantil ha estado pensado para desarrollarse en períodos de gran intensidad, breves y rápidos. Ante eso se antepone la necesidad de generar procesos de articulación colectiva permanentes, que vayan logrando activar prácticas políticas comunes al actor social que no es otra cosa que el Movimiento Estudiantil. Un Movimiento Social Estudiantil, capaz de impulsar luchas contra el modelo imperante y su carácter excluyente, antidemocrático e injusto, es un requerimiento urgente para la construcción de ciudadanía de nuevo cuño. Existe la impresión de que el movimiento estudiantil de los ’90 en adelante, ha estado permanentemente partiendo, sin recoger la experiencia anterior. La principal falencia de los universitarios ha sido que el quiebre generacional entre los militantes de los ´80 en la U y los militantes de los ‘90. Las luchas universitarias no se ven como un cúmulo de experiencias de las que se pueden aprender… Existe entre los nuevos estudiantes de las Universidades la visión de que durante los ’90 “no paso ná” y quela construcción de Movimiento Estudiantil (si es que interesa construirlo) empieza de 0… Esto es lo contrario de lo que pasa con los secundarios, ellos ven su lucha como una sumatoria de experiencias de las cuales aprenden y son traspasadas de “generación a generación. 80 80
LAGOS, Patricio (2006), op. cit., p. 20. El autor es ex dirigente estudiantil de la USACH y miembro del Colectivo Resistencia Estudiantil (RE).
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Me atrevo a plantear, que la década del ’90, lejos de ser un período anómico, es un período plagado de experiencia histórica, que el movimiento estudiantil ha construido a pulso, a tientas y a porrazos. Ello permite visualizar desde fines de la década pasada, experiencias de diálogo y convergencia entre distintos actores y organizaciones del movimiento estudiantil. Esta voluntad de articulación, supera paulatinamente las lógicas sectarias que imperaron a comienzos y mediados de los ’90 donde en el afán de conducir la reconstrucción del movimiento estudiantil, entendiéndolo como un actor colectivo a revitalizar desde las categorías vigentes para los ’60, ’70 u ’80, activó el deseo de las orgánicas clásicas y también de las emergentes, como los colectivos estudiantiles, de sentar hegemonía sobre el movimiento social. Estas posturas totalizadoras, tienden a ser desplazadas por micropoderes que van de frente y de modo radical a las políticas neoliberales, complicando las posiciones incluso de las orgánicas más afianzadas.81 Por lo tanto los ’90 sirven de aprendizaje sociopolítico a una nueva generación, que se desmarca de las políticas concertacionistas, con las cuales compartió la lucha antidictatorial, y a su vez reconoce la necesidad de buscar caminos, sendas hacia nuevas formas de construcción y articulación. Esta construcción, siguiendo a Moulián, debe abarcar los aspectos microsociales y a su vez, dialécticamente los macropolíticos. No estamos por una falsa disociación de lo ‘social’ y lo ‘político’ (ni un ‘antes’ y un ‘despuès’), debate que también cruzó (y obstruyó) las formas de hacer política en los ’90. Lo anterior implica que el movimiento estudiantil se reconozca desde su propia memoria, que asuma que no está partiendo cada vez de cero. La memoria histórica reciente (y 81
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Se dan en los hechos interesantes procesos de reflexión en orgánicas como las JJCC y la SurDA por ejemplo, dada la vitalización que imprimen los ‘nuevos militantes’
también la de más larga data), se incuba como una posibilidad de construcción, donde junto con resituar su rol en la lucha social, debe dotarse de estas ‘nuevas lecturas y lecciones’ de la realidad histórica presente. De este modo podrá construirse desde la realidad existente y no desde una realidad virtual. En consecuencia, si se evalúa al movimiento estudiantil con los parámetros de los ’60 u ’80, no habrá grandes hitos, pero si se hace desde su propia bitácora y experiencia, hay muchas lecciones a sacar no solo para el movimiento estudiantil, sino que para el conjunto de actores sociales. En definitiva, los ’90 tienen vida propia, que como dicen Salazar y Pinto, constituye una historia por hacer, un libro abierto: Los jóvenes de la generación del ’90, así como los del 2000, ya no tienen un ‘monigote’ que derribar, ni partidos políticos que tomar en serio, ni una sociedad a la cual integrarse con entusiasmo, pero tienen el lema que les insta a agruparse y a generar espacios propios. Pues, aunque no tengan sociedad, tienen el instinto de generar sus propios espacios de participación. Lo que es equivalente a tener el principio generador de toda ‘nueva’ sociedad.82 La convergencia de diferentes formas de organización (como lo mostraron los secundarios recientemente), es posible, y muestra un avance desde discusiones ‘de forma’ (tan arraigadas en los ’90) hacia propuestas renovadoras ‘de fondo’, que son capaces de poner en el tapete la crisis estructural de la educación y la necesidad de transformaciones radicales, lo que ha sido compartido por el conjunto de la sociedad civil. Estos ejercicios de convergencia, están signados por la voluntad de crearlos, más 82
SALAZAR, Gabriel y Julio Pinto (2002): Historia Contemporánea de Chile V: Niñez y Juventud, LOM Ediciones, Santiago, Chile, p. 262.
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no se sabe (y esa es su potencia) a dónde llegan; parten de la premisa que el poder está en la asociatividad, en la confluencia de intereses en pos de la transformación social (nuevo concepto de revolución), camino para el cual, no valen los atajos.
En Conce, julio 2006.
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SOBRE
LOS
AUTORES
JOSÉ LUIS CIFUENTES TOLEDO Profesor de Historia y Geografía. Magíster (c) en Historia y Ciencias Sociales. Docente de la Universidad ARCIS Arauco. Miembro del Taller de Ciencias Sociales ‘Luis Vitale’ de Concepción. RICARDO VARGAS MORALES Profesor de Historia y Geografía. Magíster en Historia. Coordinador del Área de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad ARCIS Arauco. Fundador de la carrera de Historia y Ciencias Sociales de la Universidad San Sebastián. Es uno de los compiladores del libro “Augusto Vivaldi Cichero. Escritos para la construcción de una historia regional” (Ediciones ESCAPARATE, 2004) ALEX DÍAZ VILLOUTA Profesor de Historia y Geografía. Magíster (c) en Historia y Ciencias Sociales. Docente de la Universidad ARCIS Arauco. Miembro del Taller de Ciencias Sociales ‘Luis Vitale’ de Concepción.
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MARIO VALDÉS VERA Profesor de Historia y Geografía. Magíster en Historia. Docente de la Universidad ARCIS Arauco. Miembro del Taller de Ciencias Sociales ‘Luis Vitale’ de Concepción. Ha participado en calidad de docente, investigador y consultor de una serie de proyectos de investigación acerca del patrimonio regional y la historia local. MANUEL FERNÁNDEZ GAETE Profesor de Historia y Geografía. Master en Historia Hispanoamericana (CSIC – España) Miembro del Taller de Ciencias Sociales ‘Luis Vitale’ de Concepción. Director de la Sede Los Ángeles de la Universidad Bolivariana. KAREN ALFARO MONSALVE Profesora de Historia y Geografía. Master (c) en Historia Social y Política Contemporánea, mención Movimientos Sociales y Construcción de Ciudadanía, por la Universidad Internacional de Andalucía, España. Docente de la Universidad ARCIS Arauco. Miembro del Taller de Ciencias Sociales ‘Luis Vitale’ de Concepción. Directora de la revista electrónica “HistoriaViva”. ALEXIS MEZA SÁNCHEZ Profesor de Historia y Geografía. Magíster (c) en Historia y Ciencias Sociales. Miembro del Taller de Ciencias Sociales ‘Luis Vitale’ de Concepción. Director de la Universidad ARCIS Arauco.
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INDICE
INTRODUCCIÓN HACÍA UNA HISTORIA SOCIOPOLÍTICA REGIONAL
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MEMORIA, IDENTIDAD Y PROYECTO. NUESTRA HISTORIA EN TIEMPO PRESENTE José Luis Cifuentes Toledo
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EL DISCURSO HISTORICO DE AUGUSTO VIVALDI CICHERO. REGIÓN Y CIUDADANIA Ricardo Vargas Morales
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FIESTA RITUAL DE PENCO. UN DIÁLOGO ENTRE LO POPULAR Y LO RELIGIOSO Alex Giovanni Díaz Villouta
65
DELINCUENCIA Y BANDIDAJE EN LA PROVINCIA DE CONCEPCIÓN 1835 -1860 Mario Valdés Vera
93
UNA ‘LARGA MARCHA’: POBLADORES, POLÍTICA CIUDAD. CONCEPCIÓN, 1950 Y ALGO MÁS Manuel Fernández Gaete
Y
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DE LA MEMORIA A LA POLÍTICA. GÉNESIS DE LA AGRUPACIÓN DE FAMILIARES DE DETENIDOS DESAPARECIDOS DE CONCEPCIÓN
(1978-1983) Karen Alfaro Monsalve
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UN TROPEZÓN NO ES CAÍDA. HISTORIA DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL EN LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN (1990-2000) Alexis R. M. Meza Sánchez
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SOBRE LOS AUTORES
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