PASADO Y PRESENTE DE LA ALIMENTACIÓN DEL SER HUMANO
La alimentación constituye la base fundamental de la salud del ser humano, pues realiza un aporte significativo, en nutrientes y en energía, necesario para el correcto funcionamiento del organismo. No obstante, la obtención de alimentos ricos en proteínas, lípidos, vitaminas y minerales, m inerales, ha estado marcado por constantes luchas e importantes cambios que han influido tanto en su abastecimiento continuo, como a la variedad de los mismos. Desde los tiempos incipientes del ser humano, humano, donde el gasto calórico era inevitable y casi vital, para sus actividades diarias de supervivencia, la alimentación se basaba en el consumo de carne fruto de la caza, frutos y vegetales por recolección, lo que da cuenta de una nutrición baja en glúcidos e inestable, pues la misma estaba a merced de las inclemencias del clima, bien por las migraciones de sus presas o por la dificultad de encontrar alimentos, pero que les permitía sobrevivir a las sequías, inundaciones o fríos extremos. El paso al sedentarismo, propició la agricultura y la ganadería, impactando la salud, ante el drástico cambio en la alimentación, pues se pasó de una variedad de alimentos, que aportaban muchos más nutrientes, a los monocultivos y la cría de pocos animales que podía ser domesticados, reduciendo su nutrición, a un solo alimento, que aportaba fibra, pero con bajos niveles de glúcidos, lo que trajo mucho más problemas de los que resolvía, como hambrunas, enfermedad y una tendencia hacia la multiplicación de la fuerza laboral, mediante la procreación, que ante la escases de alimentos, arrasó con gran parte de esas poblaciones. Esto cambió, en Egipto donde la alimentación era cuestión de clases, donde los adinerados tenían una dieta rica en proteínas derivada de la carne y los más desfavorecidos sólo de glúcidos con las cosechas de cereales, evidenciándose así, problemas cardíacos y de obesidad; en contraste a los egipcios, en Grecia, la alimentación en un 80% se basaba en cereales y leguminosas, y el restante en derivados lácteos, pescado y crustáceos, pues consideraban que la carne y la actividad derivada de esta como la caza o la ganadería, era un asunto de bárbaros, por lo cual su alimentación era baja en proteínas y lípidos y, alta en glúcidos de bajo índice glicémico y aporte nutricional. En la Alta edad media, el cambio en los grupos alimenticios fue significativo, pues se pasó de la escasez de cultivos, a la siembra de legumbres, leguminosas y cereales muy variados, acompañados siempre de carnes, las cuales también se diversificaron, en ganado, aves, pescados y derivados lácteos, gracias al sistema agro-silvo-pastoral, que proporcionó una dieta más equilibrada, permitiendo gozar de una buena salud y un bienestar generalizado. No obstante en la Baja Edad Media, ese modo de vida de la Alta edad media se desvaneció, siendo reemplazado por un sistema más comercial y restrictivo para los campesinos que ya no podía cultivar, ni criar animales, pues era cuestión de clases el consumo de proteínas y lípidos, dejando la población más pobre sin estos nutrientes. Al finalizar esta época, se abre más la brecha entre pobres y ricos, donde los primeros no sólo enfrentaban una dieta baja en proteínas y cereales, sino unas pésimas condiciones de vida, lo que contribuyó a las pestes y la malnutrición; en sentido opuesto la clase alta, disfrutaba de gran variedad de alimentos sobre todo frescos, f rescos, propios de una vida privilegiada. pr ivilegiada.
Los tiempos modernos, estuvieron permeados por el éxodo del campo a las ciudades, que marcó un acontecimiento significativo en el panorama alimenticio de los pobladores, con la revolución industrial, las prácticas del campo se vieron reducidas drásticamente y el consumo de alimentos variados también menguó, además la introducción de la patata, la harina blanca y el azúcar, que empezaron a ser parte de los alimentos, se convirtieron en la dieta diaria de ricos y pobres, afectando principalmente a la clase baja, por lo limitado de su dieta y el poco valor nutricional de estos alimentos, declinando su salud y calidad de vida, ante la carencia de proteínas y cereales suficientes para cubrir sus necesidades energéticas diarias. Este panorama tuvo un efecto extensivo, en la época contemporánea donde la globalización de los mercado, permitió el auge de procesos más prácticos y simples para facilitar la vida moderna, como las conservas, los alimentos preparados e incluso la comida rápida, que se ha asociado a los grandes problemas de salud a nivel mundial como la obesidad, la diabetes, el riesgo cardiovascular, que se derivan de alimentos ricos en grasas saturas y glúcidos con un alto índice glicémico, que potencian en exceso, una afectación significativa en la salud humana. Ahora bien, al comparar, la forma de alimentación actual, con épocas pasadas, se observa que las prácticas alimenticias remotas, comportaban un gasto significativo de energía y tiempo, pues las labores de caza y recolección del hombre primitivo, pasando por la agricultura y ganadería de los egipcios y los griegos, así como el sistema agro-silvo-pastoral de la Alta edad media e incluso de los procesos incipientes de industrialización, de las épocas subsiguientes, dejan ver que el verdadero trabajo era llevar la comida a casa y lograr vivir un poco más, generándose así tradiciones y costumbres sobre la forma de alimentarse, más allá de un interés mercantil. En la actualidad se observa que estas prácticas han cedido a las fuerzas del mercado, lo que permite tomar los alimentos y sus componentes nutricionales a la ligera, pues el afán de consumismo y la facilidad de adquisición, permiten obtener los alimentos casi que a la vuelta de la esquina , propiciando toda una cultura de producción y consumo desmedido, para satisfacer la demanda, al introducir alimentos de consumo diario, que afectan el equilibrio dietario e incrementan el riesgo de padecer enfermedades crónicas en las personas. “
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Así las cosas, el presente alimentario de las personas, esta permeado por la cultura occidental, donde la comida rápida, procesada, congelada y las bebidas azucaradas, constituyen el diario nutricional de las nuevas generaciones, estos hábitos alimenticios, se han ido introduciendo a los países latinoamericanos por la proliferación de franquicias de comidas como McDonals, Starbucks, KFC, Dunkin' Donuts, Subway, Domino's pizza por nombrar algunos, que han creado una nueva cultura de obesidad, diabetes y problemas cardiovasculares, por su efímera satisfacción, dañina para la salud. Paralelo a esta situación, surge el consumo de alimentos de origen orgánico, para evitar los alimentos transgénicos y contaminados, donde se quiere volver a los tiempos de la agricultura en casa mediante huertas, libres de herbicidas y con un alto valor nutricional, acompañado de hábitos saludables como la actividad física, dirigido a crear una nueva cultura, donde el ejercicio, la comida saludable y nutritiva, adquiera un nuevo significado para la juventud y contrarreste los efectos nocivos, fruto de la globalización alimentaria.
REFERENCIA
Montignac, Michel. Historia de la alimentación del ser humano. Consultado el 24/08/2017. Disponible en: http://www.montignac.com/es/historia-de-la-alimentaciondel-ser-humano/