HERNÁN CORTÉS La personalidad del conquistador de México desafía las definiciones simples. Implacable en la guerra, Cortés destacó por su capacidad de persuasión y su empeño por crear una sociedad mestiza JOSÉ MARÍA GONZÁLEZ OCHOA HISTORIADOR. AUTOR DE BREVE HISTORIA DE LOS CONQUISTADORES
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ernán Cortés, el conquistador de México, era un hombre con muchas facetas. Para Para unos fue un genio; para otros, sobre todo en México, un demonio. En realidad, Cortés fue un u n hombre de carne y hueso enraizado en su época, al que le tocó protagonizar un momento histórico clav cl ave. e. Es cierto que tuv tuvo o su leyenda leye nda negra y su realidad oscura, pero ha quedado, cuando se le compara con otros coetáneos –en especial espe cial con Francisco Francisco Pizarro–, como el más atractivo de los conquistadores. conquistado res. Acaso ello se deba a su capacidad de seducción, su innata i nnata persuasión, un don carismático que le permitió permitió liderar hombres, pactar pactar con enemigos y emprender un sinfín de empresas, casi todas fracasadas. Aunque, sin duda, también ta mbién se explica porque Cortés fue un exc excelente elente propagandista propagandista de sí mismo.
EL NUEVO AMO DE TENOCHTITLÁN
Este óleo de Carlos María Esquivel (1856) recrea el momento en que Cortés, ya dueño de la capital azteca, hace prisionero a su último soberano, Cuauhtémoc. Museo de Bellas Artes, Zaragoza. EL TOCADO REAL AZTECA
En la página anterior, el llamado Penacho de Moctezuma, el tocado real de los tlatoanis o emperadores aztecas compuesto por plumas de quetzal, oro y piedras preciosas. 14661520. Museo de Etnología, Viena.
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CRONOLOGÍA
Cortés y la conquista de México 1485 Hernán Cortés nace en Medellín, cerca de Mérida (Extremadura), en una familia de hidalgos con escasos recursos económicos. 1504 Hace su primer viaje a América. Se instala primero en La Española (actual Santo Domingo) hasta que en 1511 se traslada a Cuba. 1519 Cortés emprende la conquista de México. Acompañados por sus aliados indígenas, los españoles entran en la capital azteca, Tenochtitlán. 1521 Expulsados de Tenochtitlán, los españoles se rehacen y organizan un asedio que acaba con la destrucción de la ciudad y del reino azteca. 1524 Cortés comanda una expedición a Honduras y el Yucatán. A su vuelta, dos años después, es destituido por un enviado de Carlos V. 1530 Tras pasar dos años en España, donde es nombrado marqués del Valle, retorna a México pero se le prohíbe residir en la capital. 1540-1547 Cortés vuelve a España por sus diferencias con el virrey. Intenta un último viaje a México, pero muere antes de poder realizarlo.
EL PALACIO DE HERNÁN CORTÉS
En la imagen superior, la gran mansión de Cuernavaca en la que vivió Cortés durante sus últimos años en México.
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CAPACETE DE HIERRO Y LATÓN DORADO.
REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA, MADRID.
Gracias, quizás, a la no muy larga temporada que pasó en la Universidad de Salamanca, Cortés descubrió muy pronto el poder que la escritura y la imprenta tenían en ese momento para difundir noticias e imágenes. Por ello utilizó las letras para publicitarse. Entre 1519 y 1526 escribió las Cartas de relación un conjunto de informes dirigidos al emperador Carlos V en los que relataba la conquista de México entre 1519 y 1521, y explicaba cómo había gobernado luego el país, justificando sus acciones y su proyecto político. Así logró que su visión quedase como la versión oficial de lo acontecido en México. Con las Cartas, Cortés forjó su imagen de héroe renacentista, culto, brillante en la guerra, llamado por Dios y por su rey a una misión irrenunciable y que debería ser imitado. Mostraba, además, cómo se había dejado fascinar por los pueblos y territorios conquistados, y expresaba con hechos y palabras su intención de fundar un nuevo mundo mestizo. Aunque en 1527 la Corona lo apartó del gobierno de las tierras conquistadas, él de jaba un relato que miraba a la eternidad. Por si ,
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INDÍGENAS AHORCADOS POR ORDEN DE CORTÉS. CÓDEX VATICANUS. BIBLIOTECA VATICANA.
¿DÓNDE ESTÁ EL ORO? K C O T S O T O F E G A / R O T S A P Z I U R O I C U L
su escritura no fuera suficiente, pagó a López de Gómara para que escribiera una Crónica de la conquista de Nueva España que resaltara su liderazgo y protagonismo. Incluso Bernal Díaz del Castillo, que reaccionó ante los relatos hagiográficos y personalistas de Cortés con una crónica mucho más coral en la que el mérito del éxito frente a los mexicas se repartía entre todos los conquistadores, no pudo negar su admiración, y con frecuencia calificó a Cortés con superlativos y lo llamaba héroe.
La leyenda del conquistador Seguramente éste fue uno de los escasos éxitos que perduraron en Cortés, pues, como escribió Díaz del Castillo, «en cosa ninguna tuvo ventura después de que ganamos la Nueva España». El conquistador perdió el gobierno de México, le fueron embargados sus posesiones y dineros, el emperador le negó favores y nuevos cargos, y fracasó en su expedición a Honduras y en sus exploraciones por el Pacífico. Aun así, dejó una ola de fascinación para la posteridad. Al igual que otros grandes conquistadores del
LO QUE MÁS IMPRESIONÓ a los mexicas a la llegada de los españoles fue su avidez de oro. Según una crónica indígena, terminada la conquista de Tenochtitlán Cortés reunió a los príncipes aztecas y les inquirió: «¿Dónde está el oro que se guardaba en México?». Los príncipes suplicaron: «Oiga, por favor, nuestro señor el dios, todo se lo llevaron nuestros señores». Pero Cortés no lo creyó.
pasado –Alejandro Magno, Julio César o Napoleón–, historiadores antiguos y modernos, de uno y otro lado del Atlántico, quedaron seducidos por Cortés, y casi todos sus biógrafos han sido atrapados por el personaje. Un ejemplo de cómo se construyó la leyenda de Hernán Cortés lo ofrece el famoso episodio de la quema de los barcos. Quema que jamás existió. Cortés supo hacer muchas veces de la necesidad virtud y en 1519, cuando alcanzó la costa de Veracruz para emprender la conquista del Imperio azteca, los barcos con los que partió de Cuba estaban en tan mal estado que sólo tres de los diez que zarparon podían ser conservados para navegaciones futuras. Cortés tomó entonces la decisión de desguazarlos, con lo que se cerraban las posibilidades de regresar para quienes no deseasen continuar el avance hacia México o se sintiesen ligados jurídicamente al gobernador de Cuba, Diego Velázquez, a quien Cortés había desobedecido al partir sin su licencia. Con las tablazones, jarcias y aparejo de los
LAS CARTAS DE RELACIÓN
En la segunda carta (abajo), Cortés se disculpa ante Carlos V por su tardanza en escribir y le pide permiso para llamar Nueva España a las tierras conquistadas. Sevilla, 1522. Biblioteca Nacional, Madrid.
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LA BATALLA DE OTUMBA
El uso de la caballería fue fundamental en la victoria española frente los aztecas en la batalla de Otumba, como muestra este óleo. Palacio Real, Madrid.
barcos se construirían los bergantines que tan EL EJÉRCITO decisivos fueron en la toma definitiva de Te- AZTECA nochtitlán en agosto de 1521. Ésta fue la reali- Los guerreros águila, como el de la imagen dad, que el propio Cortés ratifica en sus Car- inferior, constituían tas de Relación pero que el tiempo y un error la élite del ejército gramatical convirtieron en mito. En efecto, mexica. Blandían el cronista Cervantes de Salazar confundió lanzas o mazas de la palabra «quebrando» los barcos por «que- madera con puntas de obsidiana. Con todo, mando» y así las naves se hicieron fuego y no eran rival frente a del humo salió la sagacidad y el heroísmo del las armas de fuego líder. Biógrafos y cronistas posteriores inter- españolas. MNAH, pretaron la quema de las naves como un rasgo Ciudad de México. más de la brillantez y visión del conquistador. Más allá de la propaganda y la leyenda, no cabe duda de que Cortés demostró a lo largo de sus campañas notables dotes de mando. Persuasivo, entusiasta y con una gran oratoria, supo usar estas habilidades con sus hombres, a los que logró movilizar rápidamente en Cuba, a pesar del desacato que estaba cometiendo respecto al gobernador Diego Velázquez. Y esas mismas cualidades fueron clave también ,
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para conducir a sus hombres hasta el corazón del Imperio azteca y para lograr la lealtad de muchos jefes nativos, que unieron sus batallones a las huestes hispanas tras haber sido derrotados o convencidos. Dotes de liderazgo y seducción Cortés no era un gran estratega militar y carecía de experiencia en el campo de batalla cuando inició la conquista de México, pero supo rodearse de experimentados militares y se dejó aconsejar por ellos. Su poder residía en su capacidad de persuadir y motivar a la tropa. Cortés dio muestras de liderazgo claro y de un gran dominio de sus hombres en los momentos más difíciles, como la huida de Tenochtitlán durante la Noche Triste del 30 de junio de 1520, en la posterior batalla de Otumba, en el cerco de Tenochtitlán en la primavera de 1521 o en la desastrosa expedición a Honduras en 1524. Además, el extremeño poseía una extraordinaria capacidad negociadora, como demostró en sus tratos con los indí-
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ZONA ARQUEOLÓGICA DEL TEMPLO MAYOR, EN CIUDAD DE MÉXICO.
UNA CIUDAD ARRASADA
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EN SUS CARTAS DE RELACIÓN, Cortés explica que durante el sitio de Tenochtitlán, ante la resistencia a ultranza de los mexicas, llegó a la conclusión de que «nos forzaban a que totalmente les destruyésemos», es decir, a que arrasaran por completo la ciudad. La decisión, decía, «me pesaba en el alma», pero se llevó a cabo de forma implacable. Nada quedó de la Venecia del Nuevo Mundo.
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genas. Al poco de penetrar en territorio azteca descubrió el descontento de muchos pueblos frente a los tributos, los servicios militares y la entrega forzosa de esclavos y vírgenes que les imponían los soberanos de Tenochtitlán. Así, Cortés firmó un pacto de amistad con una treintena de tribus totonacas de los alrededores de Cempoala, que ofrecieron a Cortés hasta 1.300 soldados a cambio de la libertad una vez derrotados los mexicas (pacto que Cortés nunca respetaría). Poco después, tropezó con los tlaxcaltecas. Aunque primero los derrotó en el campo de batalla, luego supo pactar con ellos para que le proporcionaran ayuda militar. Para el definitivo asedio de Tenochtitlán se aseguró también el apoyo de los cholutecas, viejos enemigos de los mexicas, y del ejército de Iztlilxochitl de Texcoco, la segunda ciudad más grande de Mesoamérica, así como de multitud de pueblos y tribus hastiados de la brutalidad de los mexicas. El propio Moctezuma, emperador de un vasto imperio, educado para la guerra, se quedó paralizado ante la llegada de los españoles.
Creyó que aquellos extranjeros confirmaban el relato del regreso de Quetzalcóatl, la gran divinidad de los aztecas. Cortés supo aprovechar esa parálisis para entrar en la capital y dominar al emperador. Si para los nativos el regreso de su dios era el signo del final de un ciclo, Cortés se comportó como el nuevo dios, anunciando el fin de una era. Fue una lástima para él que estas habilidades diplomáticas no surtieran el mismo efecto con los funcionarios de la Corona, ni con Carlos V, que terminó despojándolo de su autoridad. Hernán Cortés era un seductor nato; de mujeres y de hombres. Mucho se ha escrito de sus capacidades amatorias y conquistas
Cortés no era un gran estratega, pero supo rodearse de experimentados militares ESPADA LLAMADA DE HERNÁN CORTÉS. 1530. PATRIMONIO NACIONAL, MADRID.
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LAS SIETE VIDAS DE HERNÁN CORTÉS El azar o la providencia divina, a la que tanto invocaba Cortés en sus arengas dado su profundo carácter religioso, le permitieron alcanzar los 62 años después de salvar la vida de forma inverosímil en múltiples ocasiones.
1502 En Sevilla, a punto de embarcar, Cortés cae desde un muro mientras requebraba de amores a una mujer casada. Se rompe una pierna y el marido celoso está a punto de matarlo con su espada. VII-1520
En la batalla de Otumba, su caballo recibe una herida en el hocico por una piedra o flecha que va dirigida contra él. Cuestión de centímetros. Con todo, recibe una pedrada de refilón en la cabeza que le provoca posteriormente mareos y desvanecimientos. IV-1521
En Xochimilco, penetra en un poblado con un escaso destacamento donde le dieron batalla. Su caballo, el Romo, cae agotado, Cortés es rodeado y sólo la intervención de Cristóbal de Olea y un guerrero tlaxcalteca le permite salvar la vida.
1524 Durante la nefasta expedición a Las Hibueras está largo tiempo perdido y lo dan por muerto. Reaparece meses después con fiebre y muy débil.
V-1520
Durante la toma del Templo Mayor, en Tenochtitlán, Cortés es herido en la mano izquierda, lo que le deja inutilizados dos dedos de por vida. Con el brazo en cabestrillo escapa de milagro durante la Noche Triste.
IV-1521
Cuando se dispone a poner sitio a Tenochtitlán, evita a última hora la sedición de Juan de Villafaña, que planeaba matarlo. El conjurado es ahorcado inmediatamente.
VIII-1521
Durante la batalla en el mercado de Tlatelolco, Cortés cae en las aguas de la laguna y es aprisionado por varios mexicas. De nuevo Cristóbal de Olea se lanza contra ellos matando a cuatro y liberando a su jefe, pero deja la vida en el empeño.
1541 A su vuelta a Europa, Cortés participa en la batalla de Argel, en la que su barco naufraga y él está a punto de ahogarse.
LA NOCHE TRISTE. CORTÉS
HUYE DE TENOCHTITLÁN EL 30 DE JUNIO DE 1520. ÓLEO ANÓNIMO. SIGLO XVII.
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TECUICHPO, ¿REPUDIADA O PROTEGIDA?
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ija predilecta de Moctezuma, Tecuichpo fue capturada junto con su marido Cuauhtémoc, el último caudillo mexica, cuando trataban de huir del asedio final a Tenochtitlán. La relación que Cortés mantuvo con ella ha dado pie a diversas lecturas. Se ha dicho que el conquistador abusó de su poder para en 1525, tras la ejecución de Cuauhtémoc, amancebarse con la viuda, tener de ella una niña, Leonor, y luego entregarla a otro soldado, Alonso de Grado. Sin embargo, cabe también señalar que en 1526 Cortés otorgó a doña Isabel, como se la conocía, una generosa encomienda en Tacuba. Tecuichpo se casaría otras dos veces con españoles; uno de sus maridos dijo de ella: «Por su respeto y ejemplo se imprimen quietud y reposo en los ánimos de los mexicanos».
EL JEFE MAYA ZINGARI
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PRESENTA SU HERMANA A HERNÁN CORTÉS. GRABADO. MUSEO DE AMÉRICA, MADRID.
femeninas. Era insaciable y nunca se comportó como un caballero. Utilizó a las mujeres para sus propios propósitos o deseos y luego se desprendió de ellas sin vacilación o nostalgia. Un ejemplo característico es el de doña Marina, la Malinche, una joven indígena que le sirvió de intérprete y se convirtió en su amante, y a la que casó más tarde con uno de sus soldados. En la gran mansión de Cuernavaca, Cortés llegó a tener un harén de cuarenta mujeres –nodrizas, criadas, damas de compañía, tanto indígenas como españolas– con las que mantuvo relaciones sexuales de forma indiscriminada. Todas convivían con su segunda mujer, Juana de Arellano y Zúñiga, a la que sólo veía para hacerle hijos, y a la que dejó abandonada, en 1539, cuando viajó a España. Nunca volvió a verla. Por otro lado, tras ahorcar en la selva hondureña a Cuauhtémoc, el último soberano azteca, en 1525, se amancebó con su mujer, Tecuichpo, la convirtió en su amante y en la madre de uno de sus múltiples hijos ilegítimos, Leonor Moctezuma Cortés. Luego se olvidó de ella para siempre.
Del mismo modo, en el curso de sus campañas de conquista protagonizó actos que avalan la leyenda negra que lo acompaña. Como todo hombre ambicioso, Cortés fue egoísta, cruel y traicionero. No le tembló la mano para eliminar a sus enemigos, como descubrieron a su pesar Diego Cermeño y Juan Escudero, partidarios del gobernador Velázquez, a los que hizo ahorcar poco después de desembarcar en Veracruz.
Crueldades y mentiras Cortés cometió excesos con los nativos y permitió algunas matanzas. La más desgraciada fue la de Cholula, en la que murieron más de cinco mil nativos a manos de los soldados españoles y de sus aliados tlaxcaltecas, que organizaron un ataque por sorpresa por temor a que los de Cholula se unieran con las tropas de Moctezuma. Tras la huida de la Noche Triste, Cortés decidió mostrarse implacable; para castigar la rebeldía de las gentes de Tepea-
MÁSCARA DE QUETZALCÓATL El emperador azteca Moctezuma regaló a Hernán Cortés esta máscara de turquesa, relacionada con el dios azteca Quetzalcóatl, al creer que el conquistador era la encarnación de dicha divinidad. Museo Británico, Londres.
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LA PIRÁMIDE DE CHOLULA
Cortés acusó de traición a los habitantes de Cholula y convocó a sus líderes en el patio del templo de Quetzalcóatl, situado en el lado oeste de la Gran Pirámide (en la imagen), donde ordenó masacrarlos.
ca ordenó quemar a 60 caciques en presencia de sus hijos y condenó a la esclavitud a todos los habitantes. Luego destruyó e incendió la hermosa Tenochtitlán innecesariamente. Más tarde, Cortés pasó por alto los desmesurados castigos que Gonzalo de Sandoval ordenó en Pánuco contra los indígenas en 1524. No recompensó a muchos de sus hombres como debía ni reconoció sus méritos. Ejemplo sangrante fue el de Martín López, el «ingeniero naval» que construyó los bergantines para atacar Tenochtitlán, pagando para ello 6.000 pesos de su popio bolsillo. Cortés le prometió una gran recompensa en dinero, tierras y hasta un marquesado, pero López sólo recibió una pequeña y pobre encomienda y algunas casas, por lo que llevó a juicio a Cortés para recuperar la deuda de 6.000 pesos; finalmente sólo cobró una parte, abonada por la Corona. Del mismo modo, Cortés utilizó para sus propios intereses a los jefes nativos, a los que sometió a cambio de riquezas y promesas incumplidas.
EL EMPERADOR Y CORTÉS
El 15 de octubre de 1522, el emperador Carlos envió una carta a Hernán Cortés en la que lo reconocía como gobernador y capitán general de Nueva España. Abajo, efigie del emperador laureado en el anverso de un doble escudo de oro. MAN, Madrid.
Resistente y con gran capacidad de improvisación, Cortés hacía siempre de la necesidad virtud y extraía el lado más positivo de las circunstancias, por desfavorables que fueran. Puso el mismo entusiasmo en todas las empresas que acometió en su vida, y fue este señalado optimismo vital lo que le permitió encarar sus fracasos con desparpajo y fe. Gobernante frustrado
Durante varios años, Cortés se lanzó a la empresa de construir un México castellanizado y católico, pero también con rasgos muy claros de su esencia indígena. No deseaba reproducir la sociedad y la cultura de la que procedía, sino inventar un nuevo mundo con lo mejor de las culturas nativas y de su España natal. Significativo es el nombre con el que bautizó aquellas tierras: la Nueva España Desde el primer momento se preocupó por la construcción de ese territorio mestizo. Logró que, una vez derrotada la alianza de Tenochtitlán, la mayoría de jefes y caciques indígenas .
DETALLE DE BIOMBO
MEXICANO DEL SIGLO XVII. MUJER VENDIENDO PULQUE. MUSEO DE AMÉRICA, MADRID.
EL IDEAL DEL MESTIZAJE IMPRESIONADO por la vitalidad de la sociedad azteca, Cortés no K C O T S O T O F E G A / P P O K N A I R O L F
colaborasen con él de forma pacífica y voluntaria en el gobierno. Con su ayuda fundó ciudades, restauró caminos, exploró nuevos territorios, inició la agricultura y la ganadería intensivas de plantas y animales europeos, y creó una nueva organización administrativa. En 1528, enemistado a muerte con los funcionarios llegados de España, Cortés regresó a la Península para dar explicaciones ante Carlos V y la justicia. Se le nombró marqués del Valle, pero se embargaron sus bienes y se le apartó de la gobernación de los territorios conquistados. Cuando dos años más tarde regresó a México, lo hizo sin cargo político alguno. Se instaló en Cuernavaca y comenzó una nueva vida de empresario y explorador. Era rico, pero carecía de liquidez. Tampoco le importó. Se imaginaba a sí mismo como un gran mercader de la Italia del Renacimiento: se convirtió en un incansable hombre de negocios, ya fuera en el sector inmobiliario o en la agricultura, la ganadería o la minería. Pensó incluso en explorar el Pacífico, con la ambición de alcanzar China y las Molucas, trazar nuevas rutas co-
quiso que los españoles constituyeran una casta cerrada de dominadores, como había ocurrido en La Española y Cuba. Por ello favoreció la unión de sus hombres con mujeres indígenas y se opuso todo lo que pudo a la llegada de europeas. Su modelo de sociedad mestiza era muy diferente al de los criollos, que finalmente triunfaría.
merciales y encontrar un paso hacia el Atlántico Norte. Pero salvo una flota que llevó ayuda a su primo Francisco Pizarro para la conquista de Perú, todas sus singladuras acabaron mal. Decepcionado y sintiéndose maniatado por el virrey Antonio de Mendoza, regresó a España en 1540 para buscar el apoyo del emperador. Sus últimos años serían una pugna desesperada e inútil por obtener justicia; «mi trabajo aprovechó para mi contentamiento de haber hecho el deber, y no para conseguir el efecto de él, pues no sólo no se me siguió reposo a la vejez, mas trabajo hasta la muerte», escribió en su última carta a Carlos V. Quiso todavía emprender un último viaje a México, pero expiró en Sevilla en 1544, a los 62 años.
Para saber más
ENSAYO
Hernán Cortés, más allá de la leyenda Christian Duverger. Taurus, Madrid, 2013.
Hernán Cortés, inventor de México Juan Miralles. Tusquets, Barcelona, 2001. EXPOSICIÓN
Itinerario de Hernán Cortés Canal Isabel II, Madrid. Hasta mayo de 2015.
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LA OBRA DE CORTÉS EN MÉXICO El Museo de América, en Madrid, conserva una excepcional serie de 25 tablas que representan todos los momentos significativos de la conquista de México por Hernán Cortés. Fueron elaboradas por los hermanos Miguel y Juan González en 1698, mediante la técnica del enconchado, llegada a México desde China y Japón. Cada tabla contiene generalmente dos escenas diferentes, recreadas con gran realismo a partir de las crónicas de la conquista. ESCUDO DE ARMAS DE HERNÁN CORTÉS, CONCEDIDO POR CARLOS V EN 1524
EN RECONOCIMIENTO POR LA CONQUISTA DE MÉXICO. MINIATURA.
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El guerrero a escena de guerra que se muestra en el primer plano de este panel evidencia el desequilibrio de fuerzas entre los dos bandos. Los españoles, capitaneados por Cortés, van protegidos con corazas y cascos, empuñan espadas y picas y disparan con mosquetes, mientras que los guerreros indígenas, con sus tocados de plumas y vestidos de águila y jaguar, les muestran las cabezas cortadas de sus compañeros. Al fondo el pintor representó a un grupo de mexicas comiéndose los miembros de los españoles sacrificados.
El constructor
El diplomático
ste panel evoca la construcción de la primera ciudad europea en México, la Villa Rica de Vera Cruz, actual Veracruz (aunque su emplazamiento varió posteriormente). Al fondo se ven dos edificios en obras, quizás el ayuntamiento, a la izquierda, y la iglesia, a la derecha. En el primer plano aparece Cortés discutiendo con sus hombres el desarrollo de los trabajos. Las fuentes dicen que el extremeño ayudó a cavar los cimientos, aunque el grueso de las obras lo debieron de realizar los sirvientes traídos de Cuba.
as dos escenas de este panel recrean sendos encuentros de Cortés con los indígenas en su primer avance por México. En primer término el conquistador es recibido, en septiembre de 1519, por un cacique de Tlaxcala, Xicotencatl el Viejo, quien le ofrece «trescientas mujeres hermosas» para sellar la alianza contra Tenochtitlán; Cortés aceptará las doncellas y las repartirá entre sus hombres. En la escena del fondo es acogido por un sobrino de Moctezuma, Cacamatzin, que también le hace donativos.