NEGARA: EL ESTADO TEATRO EN BALI SIGLO XIX 1
“El momento culminante había llegado. l legado. Con pasos firmes y mesurados, las víctimas caminaron por la plancha fatal; por tres tres veces vec es unieron unieron sus sus manos y las levantaro levantaron n por encima de de la cabeza, en cada una de las cuales cual es se se había puesto una tórtola tórtola y, entonces, entonces, con c on el cuerpo erecto, se zambulleron zambulleron en el llameant llame ante e mar de màs abajo, abajo, mientras las tórtolas volaban hacia arriba, simbolizando los espíritus que se escapaban (…)
Geertz, El Estado Teatro en Balì, pp. 180
Geertz en este texto plantea algunos elementos importantes tanto en el orden teórico del análisis del Estado, como metodológicos en la comprensión de los elementos culturales que sostienen las instituciones política y social. Empezando por el segundo elemento, el metodológico, en este texto Geertz plantea nuevamente la importancia de la leer la cultura como texto y dar cuenta de cómo los elementos culturales se convierten en sostén sos tén de las instituciones i nstituciones políticas, política s, cobrando cobrando autonomía. En este sentido, trata de evidenciar la importancia del simbolismo del estatus y el poder para la sociedad balinesa decimonónica. Es un esfuerzo por analizar estos element el ementos os simb si mbólic ólicos os en un lugar luga r determinado determinado y por las condiciones históricas, históricas , políticas y económicas que marcaron el devenir de los hechos de Bali, particularmente, el Negara del siglo XIX. Así mismo, en el plano metodológico, la crítica sobre el tipo de historia en general y la balinesa que se construye en particular, cobra relevancia: “La historia de una gran civilización se puede representar como una serie de acontecimientos acontecimientos d e importancia fu ndamental – guerras guerras , reinados, revolucionesrevolucionesque, modelen o no a dicha civilización, al menos marcan los cambios principales principales en su curso. También puede ser representada como una su cesión no de fechas, lugares o personas prominentes, sino de fases generales de
desarrollo cultural”
1
(Geertz, 2000:16).
Documento Documento elabora do por Nohora Constanza Constanza Niño par a la sesión s esión 5 del del curs o electivo electivo Política y Performance. Performance. Maestrìa en en Ciencia s Sociales- FLACS FLACSO, O, octubre, octubre, 2013. 201 3.
Mientras que el primer tipo de aproximación que él llama periodizante, se concentra en los acontecimientos que se asumen como hitos de cambio de la civilización, conteniendo una idea de distribución temporal que distingue entre l o anterior y lo posterior, convirtiendo a la historia en una serie de períodos ligados entre sí, en la
aproximación procesual, se observan las formas de organización y patrones culturales a lo largo de un continuo temporal en el cual la principal distinción es prerrequisito o consecuencia, de tal manera que se encuentran interrelacionados entre sí.
Es sobre la base de este tipo de historia, la procesual, en la que el autor se fundamenta para la construcción de su propuesta de anális is y allí plantea tres posibles caminos de reconstrucción histórica: acudir a lo que se sabe de secuencias comparables en otros lugares; formular una serie de paradigmas ideales, típicos, que aíslen los caracteres centrales; o la de describir y analizar en algún detalle la estructura y el funcionamiento de un sistema actual, que uno crea que represente al menos un parecido familiar con lo que se busca reconstruir ( op.cit, 19). El autor plantea el uso de los tres enfoques desde su complementariedad y, sin embargo, enfatiza en el etnográfico, por ser el que mayor dominio tiene. Asimismo, plantea la necesidad metodológica de desprenderse de ciertas falacias: creer que el Bali moderno es un museo que preserva la cultura pre colonial; la evidencia para la existencia de cualquier práctica social no puede ser reposada solamente en evidencia balinesa; no se puede considerar uniformidad, social, cultural y ecológica, por tanto los datos de Bali requieren ser corregidos y contrastados en el tiempo y espacio si quiera para dar una interpretación de la civilización índica. “ Sobre la base del material balinés, uno puede construir un modelo del negara como una variedad distinta del orden político, un modelo que podrá ser usado consiguientemente
para extender nuestra comprensión sobre la historia
procesual de indonesia índica (…)” (pp.
22).
Por último, ratifica que la interpretación de la cultura requiere ser sostenida tanto en la descripción de las formas simbólicas particulares- gesto ritual, estatua, etc- como expresiones definidas y por otro lado, la contextualización de tales formas en el interior de las estructuras de significado de la que forman parte y en referencia a la cual se consiguen definir. Una propuesta hermenéutica, como él mismo la define, que permite la comprensión de las partes por el todo y el todo por las partes. Para ello,
realiza el análisis de los elementos de la simbología religiosa del estado-teatro y a su vez, determina la significación de dichos elementos en el marco de lo que es esa simbología como un todo. Negara: una visión distinta del Estado
En términos teóricos, Geertz en su obra evidencia Negara como la antítesis del estado moderno, nada parecido a las formas políticas que le precedieron. Negara, alejado de las acepciones de lo territorial, gubernamental y soberanía del término Estado, se encuentra relacionado con las acepciones de Estatus –condición, clase- y pompagrandeza-. En este sentido, Negara es la poética del poder, no dirigido a la tiranía, no a la acumulación continuada de poder ni de gobierno, sí hacia el espectáculo, la ceremonia y la dramatización de las obsesiones de la cultura balinesa: la desigualdad social y el orgullo de rango. De tal manera, como lo dice el autor, “el poder sirve a la pompa y no la pompa al poder”. El ritual creaba periódicamente al estado.
Los fundamentos del pensamiento político balinés se sustentan en tres pilares: punto de uniòn del macrocosmos div ino y el microcosmos humano • ser el centro ejemplar
arte dramàtico • arte de gobernar
el poder se fundamenta y legitima en el estatus • estatus
Los anteriores pilares políticos se encuentran fundamentados en unas categorías fijas que sustentan la cultura balinés y que mantienen el fundamento de la lógica binaria, el Jero y el Jaba, dentro y fuera.
JABA, LO QUE ESTÀ FUERA DE CENTRO DE LA EXPERIENCIA
JERO CENTRO DE LA EXPERIENCIA DIVINIDAD
La lógica binaria transita en todos los rincones del Estado – teatro, tanto en el orden de las relaciones como en la misma arquitectura -templos y casas reales-. De acuerdo con Geertz, las formas culturales que el negara celebra en los rituales y las formas institucionales que toma la sociedad son las mismas, definidas por este binomio. La corte balinés, es el Jero hacia la sociedad balinesa y el jaba en función de la divinidad máxima-Siva-. Representa el concepto de soberanía que se sustenta en el centro ejemplar, el microcosmos del orden sobrenatural- jaba- y la encarnación material del orden político –Jero-. Negara, no es el pivote del Estado, es el Estado mismo. Asimismo, la dinámica de desigualdad se presentaba al interior de la corte, como de toda la sociedad balinesa: Como Siva era a los dioses, los dioses eran a los reyes, lo reyes a los nobles, los nobles a los perbekel, y los perbekel a la gente. En la sociedad balinesa decimonónica, no hay un cuestionamiento de la desigualdad, pero sí de quiénes y en qué momento deben asumir dicha jerarquía. Esto otorga el carácter competitivo ritual y la lucha permanente por el estatus (Luque, 2000). Siguiendo a Giesen (2011), a diferencia de lo liminal en las communitas, los rituales en el negara no marcan la posibilidad de una igualdad, sino el énfasis en las relaciones verticales. Esto puede verse en la disposición del funeral del rey, donde existe copresencia corporal pero con una marcada jerarquía evidenciada en los espacios que se habitan. Es una creación estética y litúrgica, una poética del poder sustentada en las energías imaginativas que permiten que la desigualdad pueda cautivar. De esta manera, la corte modela el mundo que la rodea, es un reflejo del orden divino planteada y sostenida en el mito fundador.
Reyes empresarios
Estado teatro campesinos reparto audiencia
sacerdotes directores
El ritual en palabras de Giesen (2011), no es susceptible de ser cuestionado, el marco del ritual de la vida de la corte es una promulgación visible del macrocosmos que es a su vez el paradigma de la vida social, la grandeza a la que todos deberían llegar. El negara evidencia que la autoridad política tiene una base ritual. El carisma – que implica la presencia corporal- se convierte en un elemento esencial, pero éste tiene que ser administrado en términos de tiempo para cautivar a los seguidores así como para permitirles el continuo de la vida cotidiana, pretender convertir esta experiencia en algo permanente hace que pierda poder el carisma. Los rituales y las ceremonias permiten que el encuentro con el rey se experimente diferente a las interacciones diarias, con un halo de misterio. Desa: la dinámica del poder local
El desa, trata de la organización local de la cotidianidad balinesa, un carácter de estructura administrativa que sustenta la ordenación de la cotidianidad, el riego y los rituales populares. Por un lado se encuentra el Banjar, la Aldea, que se concentra en la ordenación de los aspectos públicos y la seguridad, no es territorialmente definido y mantiene una awig awig banjar –constitución- que permite la creación y el mantenimiento del orden de las relaciones y el apoyo mutuo. Se encarga de la regulación de los conflictos. En este sentido, el grueso del poder era gestionado por la aldea, que mantenía un órgano soberano: krama banjar con un líder o agente Klian subak. La aldea es una especie de comunidad civil –aunque no se equipara a ella- y la participación en el krama banjar
està determinada por un momento simbólico de participación, el hombre tiene su primer hijo, y un momento de salida, cuando sus hijos pertenecen al krama banjar. Por otro lado se encuentra Subak, la sociedad de regantes, centrado en la regulación de las instalaciones de riego para el cultivo de arroz. Cuenta con un órgano soberano llamado Krama subak conformados por los copropietarios de las terrazas. Cuentan con su constitución, es el aparato productivo, gestionando los recursos campesinos. Por último se encuentra Pemaksan, la congregación del templo, que se encarga de la organización de los rituales y también actúa como agente de gobierno, en tanto la sociedad balinesa encuentra un sustento en lo sagrado. La Desa desarrolla entonces el poder de gobernar localmente, como se ve, de manera diferenciada por los tres estamentos descritos. El vìnculo entre Desa y Negara, se realiza a través de la figura del perbekel. De esta manera, la entidad política en Balì es el producto de dos fuerzas tensionantes:
C U L T U R A L
Corrosión cultural- humanización y declive de su divinidad Hundimiento de estatus por declive de línea descendiente de dioses. Organización social por títulos
PODER Extensión horizontal de reinos Desvanecimiento de la imagen del centro ejemplar
Esta forma cultural de arriba hacia abajo y del centro hacia afuera, actúa bajo la lógica del hundimiento del estatus, aquella en la que se establece la dadia -seudo linaje- a partir de la línea descendiente de dioses . Por el contrario la polity se mueve desde el fondo hacia arriba y desde la periferia al centro. Mientras la forma cultural buscaba imponer orden y jerarquía basada en el hundimiento del estatus y la de idea del centro ejemplar, la polity generaba la acentuación de la fragmentación, un sistema de poder compuesto de muchos otros con autonomía.
Por último, es importante mencionar que la cosmología jerárquica de Negara explicada y sustentada en el mito fundador; el acercamiento a su ceremonialismo y, el concepto de estilo cultural, favorece la tesis sobre las bases rituales y carismáticas de la autoridad política aplicada a las actuales democracias. Giesen manifiesta que una de las implicaciones para la democracia contemporánea de este análisis ritual lleva a preguntarse por ¿Cómo se da la representación de un soberano impersonal? Para ello manifiesta que existe un desplazamiento del carisma de la persona –rey- a la gente, la decapitación del rey se convierte en un acto ritual que enmarca la soberanía del pueblo sobre él, un mortal como los otros. En lo contemporáneo, dos tipos de rituales se mezclan, aquellos que se encargan de las remembranzas, como las fechas históricas y las formas de celebración que contienen – fungiendo como memoria pero sin consecuencias en la vida real- y de otro lado, las acciones de los movimientos, que desestabilizan el orden, generando estados de liminaridad. Por otro lado, en cuanto a los estilos culturales, en tanto gramática profunda de comprensión, se menciona que al analizar el estilo cultural de Negara, se puede identificar que tanto la vida en la corte como en la arquitectura, las artes, la cosmología, la presentación de sí mismo y la historia está signada por el velo puesto sobre aquello que demuestra lo natural, la animalidad, lo incivilizado. Mientras tanto, Occidente, procede a develar lo auténtico, lo natural, el mundo privado se ve con sospecha y ciertas profesiones se encargan de develarlo –psicoterapia y el detectivepara la esfera pública racional. Una visión funcionalista de los objetos, del arte y la arquitectura, el nudismo se convierte en la política corporal de la igualdad. De acuerdo con el autor, este estilo cultural se remonta al mito fundacional de la modernidad: dejar atrás el pasado, enaltecer la belleza, la verdad y la moral como universales, la idea sostenida de una realidad inmutable, una naturaleza pura de las cosas. Bibliografía
Geertz, Clifford. Negara: El Estado-Teatro en el Bali del Siglo XIX , Barcelona, Gedisa, 1999.
Giesen, Bernhard. Ritual, Power, and Style : The Implications of Negara for the Sociology of Power”, Interpreting Clifford Geertz , New York, Palgrave-MacMillan. Pp.
167-180. 2011. Luque, Enrique. La estética del poder . Revista de libros de la Fundación Caja Madrid , No. 47 , Nov., 2000, pp. 15-16.