FRANCISCO DURAND EL PERU FRACTURADO: FORMALIDAD, INFORMALIDAD Y ECONOMIA DELICTIVA El hecho de que luego de la crisis de 1989-1990, en el segundo gran intento de cambio, el noliberal, fue mejorando la economía, y se derrotara a las fuerzas del terrorismo, se estaba reactivando la economía. El mercado fuerte y el Estado mínimo parecía la fórmula adecuada para caminar rápidamente a la modernidad. Estamos frente a un país que ha emergido de la crisis y luego se ha estabilizado, el país tiene impulsos de modernidad, y organizaciones que merecen ese nombre – firmas y gobiernos, universidades y toda clase de instituciones de la sociedad civil, pero no rige lo formal. En ciertos distritos del territorio nacional todo es moderno, pero el Perú no es San Isidro. Hay mucha desigualdad en el Perú, es ms heterogéneo que homogéneo. Seguimos sufriendo la herencia de desigualdad del pasado y estamos frente a una nueva estructura económica y social deforme. No tenemos economía de mercado y un sistema de libertad política. La mejor manera de encarar este problema en el Perú es buscar un enfoque sociológico panorámico que incorpore los aportes de distintas disciplinas – economías, antropología, lingüística, demografía, criminología para explicar la actual estructura de clases sociales a partir de sus fundamentos económicos y jurídico – institucionales, y los cambios culturales que orientan el comportamiento. CAMBIO Y MODERNIDAD: El cambio en el Perú se efectúa a partir del día de la independencia, abolición de la exclavitud, los indígenas seguían subyugados social, económica, política y hasta tributariamente como en la época de la Colonia, es decir había República sin libertad de derechos menos oportunidades, existía más obligaciones. A partir del siglo XX se busca la superación del orden tradicional heredado de la Colonia y su suplantación por uno moderno que genere igualdad y equilibre obligaciones y derechos. Esta fue la manera como la generación del 21 hablaba de Reforma Agraria y la nacionalización de los recursos naturales, de la modernización del Estado y la construcción de infraestructura para integrar al país. Estos fueron los grandes temas del cambio social que dominaron la política, pero la poca democracia que tuvimos no los logró superar. La tesis de este trabajo es que nos estamos alejando en lugar de acercando a la modernidad esperada. Primero nos empantanamos por la izquierda izqui erda y luego por la derecha. El c ambio ha ocurrido, pero no con modernidad, solo se ha logrado superar el orden tradicional, tradic ional, pero no las grandes brechas sociales y regionales heredadas de la Colonia y otras nuevas que indican que nos hemos salido del camino. El mayor evidente indicio de esta constatación pesimista es que lo formal no rige, el Estado no manda. Es así porque en la crisis sucesivas y prolongadas que el Perú sufre se han ido formando las economías informales y delictivas que operan con una cultura de transgresión. Una gran mayoría de peruanos se comporta siguiendo una cultura de transgresión. El comportamiento desviante se ha vuelto parte de la vida cotidiana, la corrupción aceptada, la arbitrariedad tolerada, la violencia cosa de todos los días. El problema para apelar a la lingüística, es que los peruanos se han vuelto, en número n úmero cada vez mas grandes, personajes más y más achorados, aventados, bravazos, chongueros, conchudos, merecedores, moscas, recurseros, vivos y criollos; es decir trasgresores. Esa cultura es la base operativa de las economías informales y delictivas, pero en la medida que convive con lo formal, tiene a extenderla a ese campo para neutralizarla. Un Estado no funciona bien sin un mercado integrado, a su vez, el mercado necesita de un verdadero Estado. Para que genere beneficios y oportunidades a la mayoría de los ciudadanos, todo Estado moderno debe controlar y regular las transacciones económicas que se realizan en su territorio y ejercer autoridad a través de normas e instituciones que se respeten. Se producen abusos y se opera en corrupción, entonces no estamos propiamente hablando de una modernidad institucional, sino de modernidad desviada. El estado no controla el mercado ni controla el comportamiento de los actores sociales y de los individuos y donde la economía genera más empleo fuera del ámbito formal. Una de sus mayores consecuencias, dentro de las muchas que tiene, es el haber ido incubando una cultura de transgresión. Esta cultura nueva, que podría también calificarse, siguiendo el habla
popular, el achoramiento un termino coloquial que se acuño en el momento que entramos por el desvío-, es tan profunda que incluso envuelve al propio Estado, al mercado ya la propia sociedad civil. BRECHA VIEJAS Y NUEVAS: El Perú tradicional o el imaginado en los inicios de la modernización “ya fue”, es cosa del pasado.
Estamos, frente a una realidad que arrastra algunos problemas y que, al mismo tiempo, ha generado otros nuevos. Los cambios y las riñas continuas han dejado huella en las estructuras de clases sociales peruanas, primero desarticulándola y luego articulándola de forma poco armoniosa, la clase alta sigue siendo pequeña llena de privilegios, la clase media se ha reducido, no ha crecido como debía, lo cual es un problema, ya que esta clase es un elemento estabilizador fundamental para toda sociedad, los pobres siguen siendo los que predominan. Hoy existen desigualdad sin patrones, o al menos esa es la impresión que teemos porque, ha diferencia de los viejos capataces y hacendados, los nuevos no son muy visibles. Andan escondidos en la economía subterránea donde operan. Cuando empezó la llamada modernización, entonces recién comenzaba el problema migratorio, el traslado masivo y persistente de campesinos y provincianos hacia la ciudad. Los informales en la ciudad son mayoritarios y están en todas partes; han crecido espectacularmente y han generado miles de pequeñas y medianas empresas. A base de empleo libre y barato. Además, han aparecido narcotraficantes, contrabandista y piratas de escena. Un cambio muy importante relacionado con la ampliación de las oportunidades de hacer empresa, un fenómeno que los sociólogos llaman “emergente” y que es básicamente positivo. Se trata de
impulsos económicos que salen de abajo, de pobres y provincianos de éxito. Gracias a su esfuerzo, suben de algún modo en la escala social, “emergen”, mejorando su estatus como trabajadores o
empleadores, que también son parte de ese otro Perú. La brecha principal existente entre ricos y pobres. La brecha entre Lima, la nueva capital, y provincias, y aquella entre las ciudades donde vivían las élites y el campo. Obviamente, la modernidad se alojaba y se concentraba en el polo superior, en la clase alta, en sus barrios y empresas, en las urbes mayores, sobre todo en la capital y sus distritos residenciales. En la actualidad las brechas sociales persisten, ya que no se ha logrado el cambio auténtico y profundo, se ha generado modernidad en pequeñas partes del territorio donde se encuentran los centros financieros y bancos industriales del país, ahí si hay economía de mercado, impera el orden, no hay ambulantes ni venta pirata, ya que el crimen es limitado y pagan sus impuestos. Sin embargo, en los demás distritos existe la informalidad y actividad delictiva, persiste la economía basada en la transgresión, donde dan trabajo a miles de peruanos, quienes trabajan fuera de la formalidad moderna. La modernidad, hasta ahora, no es un proceso: es una ilusión y opera solo en algunas isla del archipiélago nacional. Las brechas anteriores no desaparecen por el contrario mutan, generando nuevas combinaciones de problemas sociales, sonde se forma una estr uctura institucional “societal” peor auqn que la anterior tradicional que anhelábamos superar. TRES ECONOMIAS: Hemos afirmado que no hay mercado sin estado. Lo que queremos decir es que el mercado lo constituyen espacios donde ocurren transacciones de compra y venta que juntan la oferta y la demanda. Las transacciones no ocurren en el aire sino en un territorio determinado o en varios territorios si uno sale fuera del país, todos administrados por Estados. ESTRUCTURA FORMAL: La economía formal la componen empresas y trabajadores que operan dentro de la legalidad. Las empresas cumplen los requisitos legales de autorización respectiva y los trabajadores figuran en las planillas, cumplen las leyes y las normas vigentes, pagan sus impuestos y contribuyen al financiamiento del Estado
El sector formal está comandado por grandes corporaciones nacionales y extranjeras que hoy días son mayormente privadas. A medida que el proceso de globalización económica avanza, y que el Perú se abre al capital extranjero, quienes la compran son los grupos de poderes económicos nacionales, los grupos extranjeros de países vecinos o las grandes empresas multinacionales. Las grandes empresas producen mucho y emplean menos personal por estar industrializados, por el contrario lo pequeños y medianas empresas son las que dan mas empleo. La economía formal es “la más legal”, menos transgresora, en tanto no hemos superado l as viejas
divisiones entre ricos y pobres, y el abuso y desigualdades institucionales a que da lugar, que perpetúan la exclusión social. La formalidad da poder y, por tanto, privilegio, pero sobre todo para aquellos que lo concentran, las élites económicas y los políticos de turno. El sector formal no vive apartado u opera aislado, sino que tiene múltiples relaciones específicas con el resto. Uno de sus nexos más importantes con la economía informal y delictiva deriva de su posición monopólica o monopsómica en la economía. Hoy en día el sector formal es mucho más pequeño. Esa limitación se evidencia en el hecho de que la gran empresa genera poco empleo. Es intensiva en capital y grande en el sentido que abastece al conjunto del país. ESTRUCTURA INFORMAL: La economía informal está constituida por empresas y trabajadores que operan en una zona institucional claroscura. No es que sean ilegales sino que muchas de sus operaciones no son legales. Su nivel de transgresión es limitado. Además, la mayoría aspira a la formalidad sin barreras, intención sana. Se trata de agentes sociales que no han cometido un delito claramente lesivo a la propiedad. En el caso de la propiedad, una buena parte no esta legalizada, en tanto sus viviendas, instalaciones y puestos de trabajo fueron producto de invasiones, seguidas de procesos de legalización que se encuentran en distintas etapas de formalización, ejm: los ambulantes empiezan vendido en ciertas zonas urbano-marginales, luego al generar una masa crítica, se forman como mercados informales, ya que por medio de las negociaciones con la municipalidad terminan si endo mercado formal y continua los casos similares ya que el estado es muy débil. En el campo la situación es también complicada al dividirse la propiedad sin registros adecuados y por ocurrir invasiones informales. En esta economía las empresas son formales: no están registradas. Los trabajadores no aparecen en planilla. Como no tienen contrato, están sujetos a un régimen abusivo de obligaciones, y si algún derecho tiene, se rige por la costumbre, no por la ley. Este aspecto presenta un problema social por el lado del trabajo, porque constituye otro mecanismo de explotación pero incluso que el formal. PRIMER PASO EN LA CADENA DE FORMALIZACIÓN, DA LUGAR A OBLIGACIONES Y TAMBIEN GENERA DERECHOS. LOS CONTRATOS LABORALES SERÁN UN COSTO, PERO DAN LUGAR A PROTECCIONES JURIDICAS. Dentro de los informales se encuentran aquellos que ofrecen productos de piratería, donde el origen legal de lo vendido es variado ya que hay mercado para ello las copias o reproducciones las compran quienes no pueden, sobre todo en aquellos países, como el Perú, fácilmente penetrable a las fuerzas que operan los mercados negros internacionales. La informalidad quienes ganan más con la transgresión son las élites y quienes pierden más son los pobres. La batalla de la Sunat es una de las muchas que se libran día a día entre la formalidad y la informalidad, lo que indica que muchas veces la que pierde o termina cediendo abrumada por falta de recursos, de políticas o neutralizada por las coimas o la necesidad de evitar conflictos sociales es la formalidad. La economía informal no es solo una economía de pequeña escala, sino todo un sector internamente diferencia: con cientos de miles de trabajadores y manejada por grandes proveedor y vendedores que prefieren pasar desapercibidos mezclándose o apareciendo como pequeños para defender mejor sus intereses. Lo difícil es separar a los trabajadores de los patrones informales que los usan como fuerza de choque.
ESTRUCTURA INFORMAL: La economía del delito ha crecido espectacularmente de crisis en crisis. Este cambio cuantitativo y cualitati vo de lo delictivo se inicia a fines de la década de ’70 y explota en ’80, justo cuando el Estado llegó a su más alto punto de debilidad institucional: 1) la crisis
prolongada 2) el debilitamiento del Estado dieron alas al desarrollo de destrezas ilegales de gran escala. El mercado exigía la necesidad de productos prohibidos, nacieron varios mercados negros porque, no existía restricciones del Estado por el contrario estaba dispuesto en coludires. Esta economía subterránea constituye uno de los ejers establecidos sobre los cuales gira el desarrollo de este otro Perú “el contrabando y la pirtaería”