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Arqueologia, patrimonio historico cult…
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Arqueologia , patrimonio
COPYRIGHT COPYRIGHT 2000 Instituto P anam ana mericano de Geografica e Historia
Ar qu eo lo gi a, pat ri m on io hi st or ic o c ul tu ral y he re nc ia p ub li ca. Publication: Boletín de Antropología Americana Americana Publication Date: 01-JUL-00 01-JUL-00 Author: Fonseca Zamora, Oscar M. Ads by Google Master Gestion Cultural Gestionar Cultural Gestionar Organizaciones Organizaciones Culturales Culturales ¡Lo aprenderás todo aquí! Ofertas Ofert as en Despegar.c Despegar.com om Descuentos Descuentos en Vuelos y Paquetes Reserva tu viaje viaje ahora! Trinidad Tr inidad Y Tobago Toba go Encuentre Encuentre ofertas. Lea opiniones de viajeros viajeros como como us ted. patrimonio historico Veja historico Veja e compartilhe compartilhe muitos muitos vídeos Atualizado Diariamente Diariamente . 100% Grátis Email this article article
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COPYRIGHT COPYRIGHT 2000 Instituto P anam ana mericano de Geografica e Historia Resumen Este artículo, artículo, abo rda el e l tema del pa trimonio trimonio histórico cultural, en el marco de la posición teórica de la Arqueología Social Iberoamericana Iberoamericana y de sde la experiencia del autor e n América América Central y, en particular, particular, en Cos ta Rica. Rica. Se argumenta qu e el patrimonio patrimonio histórico cultural cultural y la interacción interacción con é l, desde nues tra práctica de arqueólogos sociales, está indisolublemente ligada a la razón pública o deontología de la arqueología. La arque ología del sta blishment, blishment, por el contrario, favorece favorece una concepción patrimonial patrimonial de lo e xótico xótico y una concepción de mercado, promoviendo promoviendo el coleccionismo coleccionismo y los museos escaparate esca parate . El ejemplo de América América Central es claro. claro. La crea tividad tividad social s ocial del patrimonio patrimonio histórico-cultural, histórico-cultural, de importancia importancia e stratégica straté gica para los diferentes pueblos, exige la práctica de una arqueología que tome, muy en cuenta, el carácter perecedero y no renovable de la evidencia arqueológica; preocupándose por una investigación necesaria y por una arqueología socialmente pertinente. Introducción Abordarem Abordaremos os este trabajo desde la perspectiva perspectiva de nuestra e xperiencia xperiencia con el Patrimonio Patrimonio Histórico Cultural de América América Cen tral y, en particular, de Cos ta Rica. Enfocamos Enfocamos la tarea desde la arqueología y las impli implicaci caciones ones que represe ntan s u difusión y su valor social. Todo es to, en el marco marco de sus especifi es pecificidades cidades y potenciali potencialidades dades y de las contradic contradicci ciones ones que s e ge neran entre concepciones concepciones e interese s opues o pues tos. Sin olvidar olvidar que , al fin fin y al cabo, el P atrimonio atrimonio Histórico Cultural es un potencial histórico heredado por la sociedad y, por lo tanto, utilizable por unos y otros de acuerdo a fines, incluso, contrapuestos; sin embargo, su carácter de herencia pública, colectiva, constituye la razón de una suerte de deontología o de conjuntos de deberes que se enmarcan en el "derecho" colectivo o en el interés público. Arqueología s ocial y patrimonio patrimonio histó rico rico http://www.accessmylibrary.com/com…
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La arque ología social (Fonseca, 1989; Lumbreras, 1974; Vargas, 1990), resalta e l valor social, la razón pública de su que hacer (Bate, 1998:30-34; Gándara, 1993 :8-9; Lull y Micó, 1997:109; Micó, 1998:20); entendida ésta en té rminos de su incidencia social y política: . . . l a expr esi ón públ i ca del saber ar queol ógi co, o, en ot r as pal abr as, su papel soci al y pol í t i co en det ermi nados moment os y si t uaci ones hi st ór i cas ( Lul l y Mi có, 1997: 109) .
Las concepciones, valores, principios y políticas que se asocian al concepto de patrimonio; están directamente relacionadas, en la arqueología social, con su realidad de práctica profesiona l, de disciplina científica. Se desprenden, de la arqueología, una serie de deberes para con la sociedad, una sue rte de deontología que está enmarcada en un compromiso con la so ciedad como totalidad y, por lo tanto , en su carácter de razó n pública o herencia pública. Se trata, ento nces, de conceb ir al patrimonio en s u dimens ión más a mplia posible, su dimensión histórica, capaz de enmarcar a la sociedad en la dinámica sociocultural que le ha sido propia a lo largo de s u devenir y capaz de contribuir, potencialmente , en la construcción de la realidad e n la que se desea dese nvolver. Reducción y us o de l patrimonio histó rico A pesar, de lo señalado en el apartado anterior, el patrimonio histórico es visto y manipulado de distintas maneras, según convenga a los intereses de unos u otros. Por ejemplo, las sociedades conquistadoras, lo han hecho siempre de sde una pos ición etnocéntrica, considerando a los grupos dominados como inferiores e imponiendo su visión de l pasa do e , incluso, de la prá ctica profesional (Gero y Root, 1996; Mamani, 1996; Trigger, 1980, 1 984, 1985 , 1989; Veloz, 198 4). Aparejada a esta actitud se da, como resultado de una concepción peyorativa del otro, una reducción del patrimonio histórico cultural de dichas sociedades a objetos cosificados, sin mayor mensaje que lo raro o lo exótico. La diferencia de lo que e s propio del otro, se reduce a lo curioso a lo inefectivo y se separa, al propósito, del contexto histó rico que le dio origen (cfr. Veloz, 1984 ). Se incorporan, a sí, los elementos patrimoniales de algunas sociedades, al modelo histórico de las sociedades "conquistadoras" sin que ese patrimonio, por él mismo, se reconozca. Entran en la historia del otro, como objeto s curiosos o coleccionables, como objeto s de explotación (Ibid., 57). Desde el punto de vista de la arqueología social, es necesario reivindicar a las sociedades reducidas de manera interesada , por aquellas que se les impusieron, única mane ra de sobrepas ar el reduccionismo interesado del patrimonio histórico, que limita el estudio del fenómeno como parte de l todo histórico-social. De tal manera que , como diría Kosik (1967:61) al patrimonio histórico no le debe ser negada su doble condición de parte y conjunto; de ser simultáneamente productor y producto; de ser determinante y a la vez determinado; de ser revelado y, a la vez, descifrarse a sí mismo; adquirir su propio significado y conferir sentido a algo distinto. Debe mos evitar que e l ser humano como s ujeto sea "sustituido por un sujeto fetichizado, mitologizado, cosificado, es de cir, por el movimiento autónomo de las e structuras" (Ibid., 1967:75). Debemos, por lo tanto , preocupamos po r estudiar el fenómeno como parte del proceso infinito de "humanización del se r humano". El patrimonio histórico de todos los pueblos, es potencialidad de ser social en esa dinámica de "humanización del ser humano", por lo que debe ser abordado e n toda su dimensión, sin reduccionismos de ninguna especie. Así, estaremos en capacidad de estudiar el patrimonio histórico de los pueblos, como parte del ser humano en proceso. El sujeto en proces o a que alude Julia Kristeva: "... un sujeto diferente , susceptible de inducir nuevas relaciones so ciales ..." (Julia Kristeva, citado a sí por Pérez, María de los Ángeles, 198 1:115). De alguna manera, entendemos por historia el proceso de "humanización del ser humano", por lo qu e e l patrimonio cultural, como patrimonio histórico que es, nos obliga a tener en cuenta tanto lo producido como lo pote ncialmente producible (cfr. Fonseca, 1989). El patrimonio histó rico arque ológico: Un ejemplo desd e América Central Costa Rica y América Central, no han e stado al margen de u na situación como la que http://www.accessmylibrary.com/com… 2/9
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Arqueologia, patrimonio historico cult… acabamos de presentar. En nuestra región los es tados na cionales han considerado y continúan considerando al patrimonio arqueológico, como un elemento que se pierde en la historia de pueblos diferentes a ellos y que sólo ingresan a és ta como dominados. Se ha negado así la contribución de los pueblos amerindios, sus civilizaciones (cfr. Fonse ca, 1991, 1992) se des calificaron e n forma interes ada y subjetiva, pues, desde el punto de vista de la sociedad dominante se calificaron de inferiores.
Esta concepción del pa trimonio histó rico cultural, permitió, entre los políticos a cargo de la toma de decisiones sobre el patrimonio cultural, el surgimiento de una idea limitada y te rgiversada del verdade ro significado del patrimonio y de su importancia para los pue blos de la región. Desde 1850, (en Cos ta Rica) fecha en la que pode mos encontrar e l inicio de políticas concretas de pa trimonio histórico (cfr. Acosta y Fons eca, 1983), el concepto de patrimonio histó rico-arqueológico, por ejemplo, se limita a abarcar los bienes muebles de las culturas indígenas pasada s o contemporáneas; se valora el objeto po r el objeto, su s imple almacenamiento e n el museo. Esta apreciación limitada de l patrimonio, lleva a que e n 1908, po r decreto ejecutivo, se regule la "excavación" de s itios a rqueológicos, vía el otorgamiento de licencias de e xcavación, señalando que la tercera parte del material encontrado pasaba a pertenecer al Estado. Lo que implicó una promoción del saque o. Entendemos esta actitud como el resultado de una concepción simplista de la historia, por lo demás propia de la é poca, en donde las sociedades anteriores a la colonización, se consideraban al margen de los intereses nacionales. Por ello, al incorporarlas a la historia nacional, ya que no era posible obviarías del todo, se hace como si fueran restos de un pasado exótico, extraño a los pueblos actuales y a sus planes nacionales. Con diferentes matices, esta concepción de patrimonio continuará en Costa Rica. Los restos arqueológicos seguirán viéndose como elementos de valor exótico-artístico o como elementos cotizados en e l mercado del coleccionismo. Poco a poco, sobretodo a partir de la dé cada de los cincuentas, una se rie de situaciones que están unidas a la influencia de disciplinas que trabajan con y que valoran el pa trimonio histó rico cultural de una manera más amplia, incidirán en el pa ís para que, al menos los intelectuales, demanden cambios de fondo en las políticas gubernamentales. Se trata de: congresos internacionales, cursos de restauración y muse ografía, investigación científica internacional, creación del Departamento de Antropología de la Universidad de Cos ta Rica en 1965; por ejemplo. Los profesionales nacionales de la antropología y de disciplinas afines, enfatizarán en la necesidad de modificar la concepción limitada de patrimonio histó rico, y, modificar su influencia negativa en todos los campos: legislación, investigación, toma de decisiones , conservación y museología. Sin embargo, aún durante la década de los setentas el gobierno del país apoya, por decreto, la creación de museos en las instituciones semiautónomas del estado, el principal argumento es el de mantener los objetos en el país (cfr. Acosta y Fonse ca, 1983). Prevalece, en tonces, a l nivel político, un concept o cosificado y etno céntrico del patrimonio arque ológico. Esta decisión gube rnamental, trajo consigo la des trucción y el s aqueo de nue vos sitios arqueológicos, pues, promovió la compra y la venta. Los e sfuerzos contestatarios, de los grupos conscientes de la importancia de l patrimonio para el país, continúan su lucha. Así en 1981 se logra que el Congreso o Asamblea Legislativa apruebe la Ley 6703 de Defensa del Patrimonio Arqueológico. Surgen, además, nuevos grupos organizados que trabajarán po r cambiar las cosas. Sin embargo, a juzgar por la última década de los noventas, los esfuerzos de estos grupos, por de fender la importancia real del pat rimonio histórico, para e l país y la región, no parecen haber ganado la batalla. Más bien, las concepciones limitadas y las posiciones interesadas hicieron predominar sus posiciones. Cas i al mismo tiempo de terminada la revolución nicaragüe nse (1980), Costa Rica "inicia" su ingreso e n el siste ma e conómico mundial global, sin el apo yo económico que, dicha situación le significaba. Las nuevas condiciones mundiales, resaltan las deuda s, pero, al mismo tiempo, promueven una búsqueda del cambio por el cambio. Un concepto de "de sarrollo" que s e a leja de los conceptos de s ostenibilidad. Ante las implicaciones de las restricciones u obligaciones, que implica una política de des arrollo sostenible; algunos a cuñaron una frase como la s iguiente: "no debe mos dejar que e l desarrollo nos pase po r encima". Es una pos ición interesada que se puede entender como: "gastemos lo menos posible y aprovechemos cualquier oportunidad de hacer dinero, no importa a costa de qué". Obviamente, que el concepto de desarrollo se reduce y tergiversa en esta posición. http://www.accessmylibrary.com/com…
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Arqueologia, patrimonio historico cult… El patrimonio histórico, se signe considerando como lo e xótico-artístico. Sin embargo, su importancia o su potencial como historia local, capaz de contribuir a la dinámica de cambio nacional" no es aceptada y no guía, para nada, la toma de decisiones; así las cosas s e toman acciones que afectan las pos ibilidades de conservar y poder hacer uso de un recurso que, por su naturaleza, no es renovable:
1. Hay menos presupuesto para tareas patrimoniales. 2. Invertir recursos para conse rvar aspectos patrimoniales, es mal visto. 3. Las instituciones nacionales a cargo del patrimonio arqueológico, se refugian en una política degeneración de fondos. 4. Se obvia la protección pa trimonial en regione s de l país, con tal de favorecer nuevos proyectos de inversión infraestructural (turismo, fábricas, etc.). 5. Las leyes de protección al patrimonio arqueológico, por ejemplo, y las acciones que exigen, se enmarcan en planes eficientistas, que aplican las ciencias históricas y sus métodos de manera limitada. El interés es poder considerar que se cumple con las leyes. Podemos decir, que en la última década del siglo xx se produjo un retroceso en lo que se refiere a la concepción, a la conciencia, a las po líticas y a las acciones de patrimonio histórico. La crea tividad s ocial del pa trimonio histórico-arqueológico Es necesario que el patrimonio arqueológico sea considerado como otra fuente "documental" más, para el es tudio de la histo ria; tan válida como la de los documentos escritos. Si no lo ha cemos as í, continuaremos cosificando y simplificando la historia arqueológica. Una concep ción simplista y desa rrollista que bus ca aumentar el acervo de bienes culturales patrimoniales, como si tal acumulación por sí sola, explicara el pasado (cfr. Arias et al., 1998). El pasa do, se continuará viendo, entonce s, como "un modelo acabado, infuncional y presentable como etapa superada, arcaismo aceptable, pero, insignificante para la actualidad" (Veloz, 1993 :102). La arqueología como historia, hace referencia y uso de un recurso propio de cualquier pueblo: el recurso de l tiempo; el recurso de una de terminada experiencia sociocultural; el recurso de valores, sentimientos y mentalidades, que tienen su continuidad y son el pasado de los a ctuales. Ahora bien, como recurso, es al fin y al cabo administrable (Cohen y Comaroff, 1976). Lo que se administra no es el pasado en sí, sino lo que podemos llamar el significado del tiempo (cfr. Appadurai, 1981:202-203). Esto hace necesario el no a ceptar la historia de grupos interesados , sino el preocuparse por la historia real, buscando que és ta ayude a que nuestras s ociedades desarrollen al máximo sus fuerzas comunes, sus objetivos sociales y sus defensas contra la o presión de cualquier tipo (cfr. Veloz, 1993). El ser humano, es, por naturaleza, un ser histórico, sus capacidades, sus potencialidades sólo pueden entenderse como principio y resultado de una dinámica de relaciones entre e l mundo de lo social y el mundo de lo cultural, donde no s ólo se construyen manifestaciones fenoménicas de lo social, sino donde se crean y se refuerzan potencialidades. Si entendemos la historia como el "proceso de humanización del hombre", esto nos obliga a tener en cuenta no sólo lo producido sino, también lo pote ncialmente producible (Fonseca, 198 9:150). Si recordamos que las decisiones que afectan la vida cotidiana de las diferentes sociedades, se toman en el marco de una determinada trayectoria cultural; es fácil entender las necesidades de cada pueblo por conservar, estudiar, valorar y entender su propia experiencia, su totalidad. Debemos s er capaces de entender nues tro potencial cultural, para poder s aber lo que separa a na ciones, etnias y clase s, ser capaces de e ntender y utilizar "los cruces socioculturales en que lo tradicional y lo moderno s e mezclan" (García Ca nclini, 1990:154). El "rejuvenecimiento cultural", nos recuerda las transformaciones de los personajes de la novela de Ve loz (1991): "Ent onces l e di j e: - - ¿Bai l amos? Por supuest o, me cont est ó. . . . vi a Emenci a ar r ugarse
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Arqueologia, patrimonio historico cult… l ent ament e, l a vi l l enarse de escamas, vi como se af l oj aron sus vest i ment as, perdi ó l i bras (peso), r ecuper ó edades ver daderas y cuando ter mi namos el bai l e, cuando l a vel l onera dej ó de cant ar, not é como r et or naba a l os vei nt e años act ual es, cómo escapaba de esas arr ugas t r ansi t ori as de su pasado para i nser t ars e en l a suavi dad de su pi el canel a actual . Bobby Capó l o habí a di cho con músi ca: ' que se quede el i nf i ni t o s i n es t r el l as y que pi er da el ancho mar su i ntensi dad, pero el negro de t us oj os que no muer a, y el canel a de tu pi el quede i gual ". . .
Sólo en nuestra propia historia encontramos capacidad creativa, capacidad de regeneración, capacidad de conducimos a nuestra propia identidad y realidad, a nuestra "piel canela" actual. Investigación arque ológica: Pertinencia social y ges tión del patrimonio histórico cultural Se debe evitar que la investigación arque ológica caiga en e l academicismo, que sacrifica o supedita los restos o evidencia arqueológica a los fines o intereses acadé micos de los a rqueólogos que dirigen los traba jos (cfr. Arias et a l., 1998; Raab, 1984; W inter, 1984). La erudicción por la erudicción y e l conocimiento por el conocimiento, deben dar pas o a una práctica que se nutra de lo e sencial de nuestra disciplina: la función social que es tá llamada a cumplir. Evitar una arqueo logía que depende de quien pueda pagarla (cfr. Colectivo, 1999) una arqueología que se recrea en lo "exótico" de los objetos y otros restos, promoviendo una posición de mercado que promueve e l coleccionismo; una arque ología que se conviene en un "lujo cultural" (Ibid., 23). El carácter perecedero y no renovable de los restos de la dinámica social, dejados por las sociedades pasadas, y, la continua transformación que dichas evidencias sufren, desde el momento de su depo sición hasta e l momento en que s on es tudiadas arqueológicamente , está muy influido por las concepciones de pa trimonio histórico cultural que se sustenten. Si los que toman las decisiones políticas de la sociedad y sus "as eso res", no lo ven como fuente d e información y de importancia so cial a conservar y estudiar, sino como una simple curiosidad exótica del pas ado, podemos pensar que la destrucción del patrimonio tiene altas probabilidades de ocurrencia. Por lo que, poco a po co, la pos ibilidad de cono cer la realidad de la historia a rqueológica y de ponerla al servicio del presente , se hará más y más difícil, a pesar de las medidas de control tafonómico que se tomen. Esta situación está ocurriendo en Costa Rica y en el resto de América Central, al punto de qu e cualquier investigación tiene que reconstruir el alto grado de alteración contextual, de la evidencia arqueológica con que se trabaja. Lo anterior incide tanto en las posibilidades de interpretar la historia arqueológica, como en compartirla socialmente para atender problemas reales del presente, o, para su pres entación al nivel turístico. La realidad patrimonial de los pu eblos centroamericanos, en su mayor parte, permanece oculta en la oscuridad de la burocracia, en la negación interesada de algunos y en la rutina de conocimientos descriptivos y limitados de la realidad patrimonial, o, en alguno s cas os, en la promoción de una suene de lujo cultural en el marco de museos escaparate o de colecciones privada s (cfr. Colectivo, 1999). El turismo desde la arqueología, sólo es válido si el patrimonio histórico se presenta sin deteriorarlo, en toda su dimensión de historia y potencial social de los pueblos que se visitan. La razón pública de la arqueología, su deontología, su vinculación con la realidad social del prese nte, implica lograr claridad en la p ertinencia de n uestra disciplina pa ra coadyuvar en la solución de problemas reales de las sociedades a ctuales (cfr. http://www.accessmylibrary.com/com…
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Arqueologia, patrimonio historico cult… Colectivo, 1999:23). Y ser capaces de lograr que la s ociedad civil interes ada, entienda y promueva e l uso de e ste potencial histórico cultural para su propio be neficio (Ibid., 24).
De lo anterior, se desprende que es necesario contar con: una convicción profunda sobre el pape l social que de be cumplir el patrimonio histórico cultural, y de una adecuada estrategia turística, con la subse cuente creación o aumento de recursos específicos que permitan e l reconocimiento y la cons ervación de la e videncia arqueológica. De ta l manera que se pueda proteger un as pecto, a veces intangible y sin embargo, manifiesto en claras y sólidas herencias patrimoniales, las que se pierden, día a día, por factores indeb idamente controlados , y, por políticas de investigación y conservación deficientes. Proponemos, desde la práctica de la arqueología, algunas he rramientas conceptuales: la investigación necesaria, la estrategia sostenible de investigación arqueológica y la arqueología socialmente pertinente (cfr. Arias et aL, 1998; Fons eca, 1989, 1996; Colectivo, 1999). La investigación ne cesaria, aboga por una arqueología que establece prioridades de investigación, en las que s e toman en cuenta tanto la ne cesidad de conocer los recursos arqueológicos que se tienen, como el papel social que está llamada a cumplir, para a dquirir pertinencia social y no convertirse en un lujo que promueve "lo e xótico" y mantiene los niveles de asimetría social. El carácter perecedero y no renovable, de los contextos arqueológicos, y, la imposibilidad de detener todas las causas de la destrucción o transformación de los yacimientos, por ejemplo el crecimiento infraes tructural, hace pe rtinente un a política de investigación necesaria. Una política de investigación de carácter sostenible, tanto en cuanto a su e fectividad para disminuir la de strucción de l patrimonio históricocultural, como para que su pertinencia social sea reconocida por los posibles beneficiarios. En el primer caso, la efectividad dependerá de la coordinación efectiva de esfuerzos institucionales, capaces de priorizar el trabajo en aquellas áreas con mayor riesgo de perder la e videncia a rqueológica y, por lo tanto, el conocimiento del potencial arqueológico existente. Esta política debe asegurar el aumento continuo del conocimiento del pasado, y, la capacidad de asesorar para la mejor manera de preservar el patrimonio. Una estrategia de trabajo, podría basarse en planes maestros de investigación, por regiones o zonas, de ejecución gradual de acuerdo a diferentes pasos, los cuales sólo mencionaremos, ya que sus particularidades son, por la bibliografía existente, fácilmente conocibles: a) Plan de a cción inicial; b) etapa preliminar de traba jo de campo y c) etapa de trabajo intens ivo (cfr. Arias et aL, 1998; Cano uts, 1977 :121-127; Gumerman, 1977; King, 1980, 1982; Lipe, 197 7; Schiffer y Gumerman, 1977:79-86, 130-133, 183-190; Stephe nson, 1977). Cumplir con la razón pública de la arqueo logía, lograr su pertinencia social, requiere de una estrecha interacción de los sectores de la sociedad civil con que se trabaje y los arqueólogos involucrados. En los ejemplos presentados por el Colectivo de Arqueología de la UAB y UNAN (1999), se presentan tres acciones de carácter complementarias, como medios para lograr efectividad en la definición y logro de los objetivos s ociales de l caso: a) la participación, b) la educa ción y c) la dinamización sociocomunitaria. Las que a juzgar por la experiencia con enfoques semejantes (Fonseca et aL, 1998), pueden considerarse de valor heurístico. Tenemos claro que en lo que podemos entende r como una "metodología deontológica de la arqueología", apenas se e mpieza una experiencia consciente. Pero, estamos seguros que e sta puede llegar a consolidar una práctica de investigación arqueológica, que sobrepase la arqueología del "lujo cultural" y logre incidir en una arqueología s ocialmente pertinente. Conclusiones Desde la a rqueología social, el patrimonio histórico cultural se e ntiende como pote ncial social, un potencial histórico al que no se puede renunciar sin graves repercusiones y el que no se debe reducir o cosificar por intereses de algunos. El conocimiento real de dicho patrimonio, es necesario en el proceso de construcción social de cualquier pueblo. El turismo, entonces, debe supeditarse o subsumirse al papel que el patrimonio está llamado a cumplir, para la colectividad del que forma pa rte. Sin embargo, esta situación antes de convertirse en una limitante para el turismo, es, más bien, una oportunidad de pres enta r el patrimonio en e l marco de s u dimensión real. Por su importancia o relevancia social, la arqueología debe dejar atrás una actitud http://www.accessmylibrary.com/com…
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Arqueologia, patrimonio historico cult… academicista y preocuparse por una estrategia sostenible de investigación arqueológica, en el marco de una concepción de investigación nece saria. Sólo así la deontología de la a rqueología social, podrá cumplir con sus de beres e implicaciones ético profesionales; ya que nue stro objeto de trabajo: los restos materiales dejados por sociedades pa sadas , como resultado de su dinámica; son perecederos y no renovables, sufriendo, en el mundo actual, una destrucción constante y acelerada.
Agradecimientos Este a rtículo se ha be neficiado de las conversaciones sos tenidas, en diferentes momentos y lugares, con: Luis Felipe Bate, Jordi Estévez , Manuel Gándara, Ermengol Gassiot, Vicent Lull, Luis Guillermo Lumbreras y Beatriz Palomar. Bibliografía Acosta, Ana C. y Óscar Fonse ca Zamora 1983 "La conse rvación y revitalización de l patrimonio cultural costa rricense ", en: Vínculos, 9(1-2): 87-98, Revista de Antropo logía del Museo Nacional de Costa Rica. Appadurai, Arjun 1981 "The Pastas a Scarce Resource", Man 16: 201-219. Arias, Ana Cecilia; Bozzoli, María Eugenia; Chávez Sergio; Fonse ca Óscar y Maureen Sánchez 1998 "Reflexiones e n Torno de la Co nservación del Patrimonio Arqueológico. La Investigación Necesaria y la Arqueología de Conservación: Hacia una Estrategia Sustentable", en: Primer Congreso Científico sobre Pueblos Indígenas de Costa Rica y sus Fronteras. Bozzoli, Ma. Eugenia e t al., editores, Unicef, UNED, UCR; San José, pp. 480 -490. Bate, Luis Felipe 1998 El P roceso de Inves tigación en Arqueología, Editorial Crítica, Barcelona. Canouts, Veletta 1977 "Management Strategies for Effective Research", en: Conservation Archaeology: a Guide for Cultural Resource Man agement Studies , editado po r Michael B. Schiffer y George J. Gumermaim, Academic Press, New York, pp. 121-127. Cohen, A.P. y J.L. Comaroff 1976 "The Management of Meaning: on the Phenomenology of Political Transactions", en: Transaction a nd Meaning Directions in the Anthropo logy of Exchange a nd Symbolic Behavior, editado po r B. Kapferer, Philadelphia, Institute for the Study of Human Issues. Colectivo de Arqueología UAB-UNAN 1999 "Arqueoecología: Propuestas integrales para el desa rrollo a utosostenible de las comunidades de l bosque tropical centroamericano", documento mimeografiado. Fonse ca Zamora, Óscar M. 1989 "¿Historia an tigua para qué?: La he rencia cultural y su importancia para el futuro de los pueblos latinoamericanos", en: Folklore Americano, 47:147-156, IPGH, México. 1991 "A propó sito de la civilización antigua costarricense", e n: Herencia, vol. 3 (12):59-63. 1992 Historia antigua d e Costa Rica, Editorial Universidad de Co sta Rica. 1996 Arqueología histo ria y tiempo, FLACSO, Cuadernos de Ciencias Sociales no. 90, San José, Costa Rica. Fonseca Zamora, Óscar; Arias Quirós, Ana; Chávez Chávez, Sergio; Sánchez Pereira, Maureen y Patricia Rojas 1998 "El Potencial Arqueológico de Golfo Dulce P acifico Sur de Costa Rica: http://www.accessmylibrary.com/com…
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