co), ¡a integral de superficie se hace cero y tenemos entonces que J S"uerrr^ cado por e! área 2n:iL de i generada dentro, que es io c / 1 /c^ “ Es m ucho m ás diñcil de considerar el caso que incluye el potencial vectorial. Las variaciones resultan mucho m ás com plicadas. Pero al final el térm ino que da la fuerza resulta igual a q{E + v x B), com o debe ser. P ero los dejo p a ra que jueguen “ Q uiero insistir que en el caso general, por ejem plo en la fórm ula relativista, el integrando de la acción no se escribe m ás b ajo la form a de la diferencia de la energía cinética y de la energía potencial. E sto es correcto solam ente en la a proxi mación no relativista. Por ejem plo, el térm ino m ^ c ^ ^ /\ —v ^ f c ^ n o es lo que hemos llam ado energía cinética. El problem a de saber qué es lo que debe ser la acción en cada caso particular se tiene que resolver por u n a especie de tanteo. Es precisam ente el mismo problem a de d eterm inar al com ienzo cuáles son las leyes del movim iento. Deben ju gar con las ecuaciones que conocen p a ra tra ta r de ponerlas en form a de principio de m ínim a acción. “ U na última consideración sobre term inología. L a función que se integra sobre el tiempo para obtener la acción S se llam a lagrangiano, £ , el cual es función de las velocidades y las posiciones de las partículas únicam ente. P o r lo tan to , el principio de m inim a acción tam bién se puede escribir · (Si las fuerzas externas no fueran conservativas, tendríam os que escribir p ara la fuerza externa p or unidad de volum en.) Luego h ay o tra fuerza “in ter n a ” por unidad de volum en, que se debe a que en un fluido que flu y e tam bién puede liaber un esfuerzo de corle. E sta se llam a fuerza de viscosidad, que escribirem os fvisc· N uestra ecuacióri de m ovim iento es p X (ac ele rac ió n ) = — V p - 2 y (pi- A hora bien, después de un c orto intervalo de tiempo A t, el fiúido que estaba en ,4| se ha movido una distancia V, A t y el fiúido que habia en A-, se ha movido un a distancia v-^At I Fig, 40-6 (b)|. L a conservación de la m usa exige que la m asa que entra a través de A^ sea igual a la m asa que sale a través de A^· Estas masas en estos dos extremos deben ser iguales; A M = p i A i V i A í — P 2A 2V2 AÍ. Así pues, tenemos la igualdad p iA iV i = p 2 ^ 2 í'2 -
(V^) · ( r t í dV = f
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Vemos que es posible representar la e.icrgía de cualquier distribución de carga como la integral de una densidad de energía ubicada en el campo. O-J
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j i£j'a de DBIS r g rg t
Nuestra nueva relación, la ecuación (8.35), dice que du¡ una sola carga püniual g tendrá cierta energía electrostática. En este caso, el campo eléctrico está dado por
Luego, la densidad de energía a una distancia r de la carga e
2
327t2€oí-« ■
Podemos tomar como elemento de volumen un cascarón esférico de espesor d r y á-ea 4?Trl La energía total es
Ahora bien 1 in u i »ja 'i = co n , n t Hm il g j o .’upo e >,u para una carga puntual tenemos qu“ i-ieg.s nasLE = O lo ría! da una mtegiaj infinita. La ecuación
(8.35) dice que hay una cantidad infinita de energía en eí campo de una carga puntual, aunque comenzamos con la idea de que había energía únicamente entre cargas puntuales. En nuestra fórmula original para la energía de un conjunto de cargas puntuales (Ec. 8.3) no incluimos ninguna energía de interacción de una carga consigo misma. Lo que ha ocurrido es que cuando pasamos a una distribución continua de carga en la ecuación (8.27), contamos la energía de interacción de cada carga in fin iiesim a l con todas ias otras cargas infinitesimales. La misma cuenta está incluida en la ecuación (8.35), así que cuando la aplicamos a una carga puntual no in fin itesim al, estamos incluyendo la energía que se necesitaría para armar esa carga con cargas infinitesimales. Observarán, en efecto, que también obrendríamos el re sultado (8.36) si usáramos nuestra expresión (8 <1) p?ra 'a emeigi? de inna esfera cargada e hiciéramos tender el radio a cero. Debemos concluir que la idea de ubicar la energía en el campo es incompatible con la hipótesis de la existencia de cargas puntuales. Una manera de salir de la dificultad sería diciendo que las cargas elementales, tal como on electrón, en realidad no son puntos sino pequeñas distribuciooes de carga. Alteraatívameníe, podríamos decir que hay algo equivocado en nuestra teoría de la electricidad a distancias muy cortas, o en la idea de conservación local de la energía. Hay dificultades con ambos puntos de vista. Estas dificultades nunca han sido salvadas; existen hasta hoy. Un poro « f l debncp CMPí<^r ^ t ^ d ifl- C ''l " 5 ^ F 1 como el de momentum de un campo electromagnético, haremos una relación más completa de estas dificultades fundamentales en la comprensión de la naturaleza.
L a e l e c t r i c id a d e n ím a t m ó s f e r a 9-1
El gradiente de p o íe m izl d é cu rk o en la atmósfera
9-2
Las corrieníes eléctricas ee la atmósfera
S>-4'
Lan m irm em as eiértócas
9-5
ES mecanlsimo de separación s
R eferencias: Chalmers, J. Alan, A tm ospherie E lectricity, Pergamon Press, Londres (1957).
9-1
31
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En un día ordinario sobre una llanura desierta, o sobre el mar, cuando uno se eleva a partir de la superficie terrestre e! potencial eléctrico aumenta a razón de 100 volts por metro. Existe, entonces, un campo eléctrico vertical E de 100 volts/ metro en el aire. El signo del campo corresponde a una carga negativa sobre la su perficie de ia tierra. ¡Esto significa que el potenciaJ a la altura de sus narices es 200 volts más alto que el potencial a la altura de sus pies! Podrían preguntar: “¿por qué no se ubican dos electrodos en ei aire a un metro de distancia uno de otro a fin de utilizar los 100 volts para alimemai- nuesiras luces eléctricas?” O bien podrían preguntar: “si realm ente existe ana diferencia de potencial de 200 volts entre mi nariz y mis pies, ¿por qué no recibo una descarga cuando salgo a la calle?” /cii T e orde i t i c a i i gu da i p id El u k o e u c u ductor relativamente bueno. Si están en contacto con eisudo, ustedes y el sueio tenderán a formar una superficie equipotenciai. Ordinariamente ias equipo tenciales son paralelas al suelo como io muestra ia figura 9-1(a), pero cuando ustedes s<= paran sobre el suelo las eqmpoie>iciales se distorsionan y el campo es de la forma indicada en la figura 9-l(b). De esta manera tienen allora una diferencia de potencial prácticamente nula entre la cabeza y ios pies. Hay cargas que se desplazan de la tierra hacia la cabeza cambiando de este modo el campo. Algunas de eilas V dPT II > 1 r- rji <' " di fjero la corriente de esos iones es muy pequeña debido a que el aire es un mal conductor. ¿Cómo p' os bl med 11 canpo d le üoo i p1 ra n ro e modifica al cdon-AT allí cualquier cosa? Existen varias majieras. Uoa da ellas consiste en colocar un conductr ^ d s an rr pani-ia Hí·! "u 1 ^ I“" al! "c.'" a q^p e'té aJ mismo potencial que el aire. Si lo dejamos allí !c smlrip Ip i ^qi 'isim f conduc, l¿H r¡^ II )j ra qu h - n rgn.-
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Fig. 9-1. (a) La distribución de potencial sobre la ti ;ial cerca de un hombre en un lugar abierto y llano.
3. (b) La distribución de poten-
abandonen ei conductor (o que se acumuien) hasta que adopte ei potencia! corres pondiente a su altitud. Se puede ahora retornar e! conductor al suelo y medir la diferencia de potencial que se ha producido. Uo camino más ràpido consiste en to mar como conductor un recipiente con agua con una pequeña pérdida. Como el agua goteará del recipiente se llevará el exceso de cargas que pudiese haber y el recipiente se aproximará al mismo potencial dei aire; (las cargas, como saben, resi den en la superficie y cuando ias gotas saleo del recipiente son “pedazos de super ficie” que lo abandonan). Podemos medir el potencial del recipiente con un electró metro. Existe otra forma para m i d í c t i =■ p t 1 ic J i if- i t un campo eléctrico, hay una carga superficial sobre la tierra (o- = í ^ ) . Si colocrnos sobre ei suelo una placa metálica y ie hacem.os una conexión a tierra, aparecen cargas negativas sobre eüa (Fig. 9-2a). Si cubrimos ahora esta placa con otra placa conductora B conectada a tierra, las cargas aparecerán ahora sobre la placa B y no habrá cargas en la placa original A . Si medimos la carga que fluye desde la placa A hacia tierra cuando se la recubre con B (digamos que por medio de un galvanómetro intercalado en ia conexión a tierra) se puede encontrar la densidad de carga superficial que había en ese lugar y, en consecuencia, ei campo eléctrico.
Fig, 9-2. (a) Una lámina metálica a tierra tendrá la misma carga superficial qi (b) Si se cubre la lámina con un conductor a tierra, no tendrá carga superficial·
Habiendo sugerido cómo podemos medir el campo eléctrico en la atmósfera continuaremos con su descripción. Las mediciones muestran, primero que nada, que a medida que la altitud es mayor e! campo sigue existiendo pero que se vuelve cada vez más débil. Alrededor de los 50 kilómetros ei campo es muy pequeño de modo que la mayor parte de la variación de! potencial Oa integral de E ) se produce a pequeñas alturas. La diferencia total de potencial desde la superficie de la tierra hasta lo aito de la atmósfera es airededor de 400 000 volts. Las
9-2
I^CLucas ’ b b aumósteia
Otra cuestión que se puede medir además dei gradiente de potencial es la co rriente en la atmósfera. La densidad de corriente es pequeña -alrededor de 10 micromicroamperes cruzan cada metro cuadrado paralelo a la tierra. El aire evidentemente no es un aislador perfecto, y debido a su conductividad, una pequeña corriente p r o ducida por el campo eléctrico que acabamos de describir- pasa del cielo a la tierra. ¿Por qué es conductora la atmósfera? En nno que otro lugar hay entre las mo léculas de aire un ion -una molécula de oxígeno, por ejemplo, que ha adquirido un electrón más o que quizás ha perdido uno- Estos iooes no permanecen como mo léculas simples puesto que su campo eléctrico normalmente acumula otras moléculas alrededor de ellos. Cada ion se transforma entonces en un pequeño montoncito que junto con otros montoncitos se desplaza en el campo -moviéndose lentamente hacia arriba y hacia abajo- produciendo la corriente observada. ¿De dónde provienen los iones? Primeramente se pensó que los iones eran producidos por la radiactividad de la tierra; (se sabia que la radiación proveniente de materiales radiactivos podía transformar el aire en conductor por ionización de sus moléculas). Las partículas como los rayos /3, por ejemplo, que salen de los núcleos aiormcos se mueven tan rápidamente que pueden arrancar electrones a los átomos dejando iones a su paso. Esto implica, por supuesto, que si nos desplazamos hacia mayores alturas debere mos encontrar ona ionización menor debido a que la radiactividad proviene de todo IC 'd e r -1 i (q; =-^-3 Hp I
electrómetro r
aoo ’i r ^ nrrii ss, en 1912), y descu ¿ d d" ? lur ep í f 'a 9-3. Las dos placas uctividad del aire las av 'u.. .a .uv medida coD el electró metro). Este fue un resultado m uy misterioso - c í descHbTriieíito roa'· sensacional de tods ia hisiona ia elscunciaad ainc3f<»nc0- Fue -ealmente »an sensacional oi e ong i¿ Líia rama de ia c 5^c"a "om pieíarren.e .»ue a:
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la dé los rayos cósmicos. La electricidad aímosfenca en si se torno menos sensa cional. Evideetemeníe la lonizacion era oroducida por algo exterior a la üerra; !a investigación de esta fuente llevó al descubrimiento de los rayos cósmicos. No vamos a discutir e! tema de los rayos cosmicos ahora, exceoto que diremos que son los que originan los iones. Si bien ios iones son continuamente eliminados, nuevos iones son creados por las partículas de rayos cósmicos que provienen del exterior. Para ser precisos, es necesario decir que. ademas de los iones constituidos por moléculas, existen otras clases de iones. Minúsculas partículas, tal como pequeños granos de polvo, flotan en el aire y se cargan. A veces se ios ilama “núcleos”. Por ejemplo, cuando se rompe una ola en el mar, pequeñísimas gotas de agua son proyectaaas hacia el aire. Cuando una de esas gotas se evapora, deja nn costal infiniíesimal de NaCl n t<üalo pn I an?· Eso= f^qu.fo'· cns al-^G o· ^dei ^arg s y transformarse en iones; son los Mamados “grandes iones”. Los pequeños iones -los formados por los rayos cósmicos- tienen mayor movi lidad. Debido a que cot muy pfqueñcc se inue '^n rápidatmcme é través del aire ^ o n una velocidad alrededor de 1 cm/seg en un campo de 100 volts/metro, o sea de 1 volt/cm. JU»s iones jAoS gian^es y i ias p^,sad's se mu^vpn inucnc mas le ta mente. Se ve entonces que si hay rímchos “núcleos” captarán las cargas de los pequeños iones, bntonces, y puesto que los “iones grandes” se mueven más lenta- ra un la oo?dr j clz^ s" ve-·? r^d-ucida. La ccnductividad de! aire, por lo tanto, es muy variable debido a que es muy sensible el grado de “suciedad” que pueda haber en él. Hay mucha mayor cantidad de suciedad sobre ia tierra ^ o n d e los vientos pueden levantar gran cs'iiidad de polvo y donde el hombre agrega toda clase de contaminaciones al aire- que sobre el agua. No es sorprendente que de día a día, de momento a momento, de lugar a lugar, la conductiwdad dei aire cercano a la superficie de latierre varié enormemente. El gradiente fl p lei al rb c ad c r1g < cu! "b c (d 3 •^ J la 1 n-a amü 113 apecab! n e joiou n a<- r “io !i ¿ co c ÍLje h c ibaj Je giai I 1 Id. c dif r r i lug c c n !a c iG I J a le 1 l
argas negativas que hay sobre
alta conductividad 1corriente Nota: La coma indica separación de millares
superficie de la tii
Fig. 9-4. Condiciones eléctricas típicas 3n atmósfera despejada.
de qae ei po encial Vdue h o a z o a iú n ia u ^ O ai , pdid U pscald de ucmpo que estamos hablando, es efectivamente un conductor. Esto ocurre a alturas vecinas, a los 50 kilómetros. No es tan alta como ia “ionosfera” , en la cual hay gran cíuntidad de iones producidos fotoeléctricameníe por el sol. Sin embargo, para nuestra discusión sobre la electricidad atmosférica, el aire es lo suficientemente conductor alrededor de los 50 kilómetros como para que podamos imaginar que hay una su perficie conductora prácticamente perfecta a esta altura, de la cual bajan las corrientes. La figura 9-4 muestra un gráfico de esta situación. El problema es: ¿Cómo se mantienen alli las cargas positivas? ¿cómo se las bombea de vuelta? Poique Si d“sci“iidfn sob^e ia aerra, se las debe bombear nuevamente hasta esas akura D-tc fie uj o f"r io g ande·’ e igma·' l I- rLct.icdt-d atm-'-f nca durante un buen tiempo.
horas GwiT Cadi r>i 'enic de míormación que se pueda obtener, deberá damos una indica ción, o por lo menos, decirnos algo respecco a esto. Aquí hay un fenóm.eno intere sante: si medimos la corriente (que es más estable que el gradiente de potencia) sobre el mar, por ejemplo, o en condiciones controladas cuidadosamente, y prome diamos con mucho cuidado de modo que nos libremos de las irregularidades, descu brimos que sigue habiendo una variación diaria. El promedio de muchas mediciones sobre e! océano tiene una variación tem^ooral más o menos como lo muestra la figu ra 9-5. La corriente varia alrededor del ± ¡5 por ciento y es mayor a las 19:0 eo Londres. Lo extraño de todo esto es que cualquiera sea el lugar donde efectúen la medición de ia corriente -«o el Océano Atlántico, o en e! Océano Pacifico o en e! Océano Artico- ¡tiene un valor máximo cuando los relojes de L o n d res indican las i9:00! En todo ei m.undo la <-o“ ."ní“ •t'-c a. imo e >s" 'S 00 hora de Londres y un mínimo a las 4í00 también hora de Londres. En otras palabras, depende de la hora absoluta de ia tierra y po de Ig ñois (oc2Í d»l lugsr jc obsen/ación. En cierto modo no es misterioso;
esia de acuerdo coo nuestra idea de que hay una conductividad lateral moy grande en la parte mas alta de la aimosfera, porque esto hace imposible que la diferencia de potencial entre el suelo y esta capa superior puedan variar ¡ocalmente. Cu.alquier variación de potencia! debería ser mundial y esto es lo que ocurre realmente. Lo que sabemos hasta ahora es que el.potencial en la superficie "‘sopenor” está disminuyen do y aBDientando en un 15 por ciento ea función del tiempo absoluto de la tierra. 9-3
El ©rigesi d® fas e
Tenemos que hablar ahora de las fuentes de ias grandes comentes negativas que fluyen desde lo alto hacsa la superficie de la tierra para mantener su carga neganva. ¿Dónde están las baterías que lo realizan? La figura 9-6 muestra la “batería” . Es la tormenta eléctrica y sus rayos. Pero resulta que los rayos no “descargan” el poten cia! de que hemos estado hablando (como podrían suponer). Las tormentas de rayos llevan cargas negativas hacia la üerra. Cuando cae un rayo, nueve de cada diez veces se produce ia descarga de gran cantidad de cargas negativas hacia la tierra. Son las tormentas eléctricas las que por todo e! mundo están cargando ia tierra a un promedio de 1800 amperes, la cual se descarga luego en zonas donde hace buen tiempo.
Se producen airededor de 40.000 tormentas eléctricas por día sobre toda la tierra y podemos considerarías como las baterías que bombean la elecmcidad hacia las capas superiores y mantienen la diferencia de potencial. Luego tengan en cuerna la geografía de la rierra -hay tormentas eléctricas por la tarde en Brasil, tormentas eléctncas tropicales en Africa, etc.-. Se han necíio estimaciones de cuántos rayos están cayendo en cualquier instante en todo el mundo y quizas no hace faka decir que las estimaciones concuerdan más o menos con las medidas de diferencia de poImcial; k camiaad lOial de a^avidad d j cOirneniss elécmcas es iná-um^ en »oda la tierra alrededor de ias !9;00 en Lond'r« S ■ = nba-g , u co 'cs Gouie to··mentas eléctricas son muy difíciles de hacer y sólo se hicieron después que se supo que debía haber una 'ísna^ioi Sstan loues sor n uy d fíf’iles i f'rqa“ ao íen.erflos observaciones suficientes soore los mares y en todos los lugares de la tierra para conocer el núrnerc de lO-ínei ns eiec’ ic-'s ; loino precisa. Pero los que piensan que “hacen las cosió b>ei ooüt-n»u ei lesuliado fi“ que hay unos 100 rayos por segundo en todo H muuac con uji nc ^.^lividad a las 19:00, hora medis de Greenwich. Para comprender cómo trabajan estas baterías, examinaremos una tormenta eléctrica en detalle. ¿Qué pasa dentro de una tormenta eléctrica? Lo describiremos hasta donde se conoce. Cuando entramos en este maravilloso fenòmeno de la natu raleza real -nan vez de las esferas idealizadas de conducíores perfectos dentro de otr ^ra nu'- ca i,io .“»f’ br au li t, 2 tr· 1 mü''^’0 /, sn e-t-ibaigj 3S Ij'5-a «."n.ürvs«’. C’ ’ ¡q r",d que 'it^ya í-siaro ^.1 onc i rmenta eléctrica ha oi'·^ audo r <-e a adr o por |n n o , r i aido alguna emocion v en esos lujares de 1^ .laiuraleza dond" sentiuios c n jrion . encon
,o eléctrico atmosférico. (Foto de William L
d i I
inaria está compuesta de una cantindependieníes entre sí. Entonces lo lia” entendemos una región con una a cuai ocurren todos ios procesos 1 al lado de otra, y en cada una esta ^ ,c ■'J ■•6’· 3ecto de esta céluia en los comienzos 3 lugar del aire, cuando se ísceoso general del aire con velocida-n diJa que sube, el aire tibio y húmedo de i ».ñas'-»aces
Fig. 9-7. Una céluia de tormenta eléc trica en las primeras etapas de su desarro llo. 1 Del informe de la Oficina Meteoroló gica del Ministerio de Comercio de los E.U.A., junio de 1949.[
indican nieve y los puntos indican iluvia, pero como las comentes ascendentes soo suficientemente grandes y las gotas suficientemente chicas, ni la nieve ni ia lluvia caen en esta etapa. Es la etapa inicial y no la verdadera tormenta eléctrica todavía -en el sentido de que nada ocurre al nivel del suelo-, Al mismo tiempo que ei aire tibio sube, arrastra tras de sí aire de los costados -punto importante dejado de lado durante mucíios años-. Asi pues, no es sólo el aire de abajo que sube sino íambiái otra cierta cantidad de aire de los costados. ¿Por qué sube el aire de esta manera? Como cabea, a medida que el aire sube es más frío. El sol calienta ei suelo y es el vapor de agua en ia alta atmósfera lo que i/ue!ve a irradiar el calor hacia el cielo; por lo tanto, a grandes alturas el aire es frío -muy frío- niientras que mas abajo es tibio. Ustedes dirían: “entonces es muy -'imple D ai e ubio e u !iv ano que d fii , o c . s°ru ncia, ic b< r n _ ' n e m a 1=1 f taul au oi i o i pu t b í inp hn r! erénte a alturas diferer'---' --- ........idinám icam entem esta b le. Abandonado asim is mo durame i n demno l Miitar 11 Urgo, lodc ei aire llegar a a estar a ia misma temperatura. Pero n<-' wsn ibdT'íouaüo a sí imsiuo; el sol siempre brilla (durante el día). De modo que ei probleff? no s po' cierto m probl°r a de equilibrio termodi nàmico sino de equñibno m ecánico. Supongan que representamos -como en la figura 9-8- la temperatura H ' n-r r -, de ia altura sobrr p' r E f- iic r r ·'·' ordinarias obtendrían O" i ísmm«ción según una caTV'n romo la cpda (?), a medida que la altura aumenta la temperatura baja. ;.Cómo puede ser estable la at mósfera? ¿’"oi qu" ¡ aiir cnli^u» ''u* p ''«pialen u i r' " '"o ? La resj ü '■n c" i'> ! ai i! r- *a r "in f "j ^ ^ d J a 1 ler- n i d“ 31 qnc ib c aro idicndo adiabdc meni (no ^aloía rp i i ^lo 1, r ^ nrfl < ’ r C -i 'lU O T n rr o hay tiempo de q je - ayc i um u lu j d -a O ^nr lo d r | n de aire se enfriaría
Fig. 9-8. Temperatura atmosférica, (a) Atmósfera estática; (b) enfriamiento adiabático de aire seco; (c) enfriamien to adiabático de aire húmedo; (d) aire húmedo mezclado con un poco de aire de
al subir. Ese proceso adiabático da una relación de temperatura-altura como la cur va (b) de la figura 9-8. Cualquier aire que proviniera de abajo sería m ás fr ío que el de! lugar a donde llegara. Asi pues, no hay ninguna razón para que suba el aire ca liente de abajo; si subiera, se enfriaría & ^ ~ - a n a ci iO> ^1!·= ' re que ya hay allí, sena mas pesado que el aire de allí y simplemente tendería a bajar de nuevo. En un día de buen tiempo y brillante con muy poca humedad hay una cierta rapidez de caída de la temperatura en la atmósfera, y esta rapidez de caída es eo general menor que el “graaiente estable májdmo” , representado por la curva (b). El aire está en equilibrio mecánico estable. Por otra parte, si consideramos un volumen de aire que contiene mucho vapor de agua y lo arrastra hacia arriba, la curva de enfriamiento adiabático será diferen te. A medida que se expande y se enfría, e! vapor de agua que contiene se condensa, y el agua en condensación liberará calor. En consecuencia, la mayor parte del aire no se enfría casi igual que el aire seco. Así pues, si comienza a ascender aire más húmedo que el promedio, la temperatura seguirá una curva como la (c) de la figura 9-8. Se enfriará algo pero seguirá siendo m.ás caliente que el aire circundante que se encuentra al mismo nivel. Si tenemos una región de aire caliente y húmedo y algo lo hace empezar a ascender, siempre se encontrará más liviano y más caliente que el aire que lo rodea y continuará subiendo hasta alcanzar grandes alguras. Esta es ia m.aquinaria que hace que el aire ascienda en una célula de tormenta eléctrica. Por muchos años se explicó la célula de tormenta eléctrica simplemente de esta manera. Pero más tarde las medidas mostraron que la temperatura de ia nube a di ferentes alturas no era tan alta como indica la curva (c). La razón es que a medida que la “burbuja” de aire húmedo sube, arrastra tras de sí aire del medio, el cuai lo enfría. La curva de temperatura en función de la altura se parece más a la curva (d), que está mucho más cerca de la curva original (a) que de la curva (c). Z c '- íU 'q ll rc«->0 ri p b" 10'’ d bir se ha puesto en m.0jcha, ia sección transversal de una célula de tormenta el&trica tiene el aspecto que muestra la figura 9-9. Tenemos lo que se llama una tormenta eléctrica “ madura” . Hay una corriente ascendente muy rápida que, en esta etapa, sube hasta uno 10.000 a 15.000 metros -a veces más alto aún- Las nubes de tormenta, con su condensación, suben por encima del banco general de nubes, llevadas por una corriente
Fig. 9-9. Célula madura de tormenta eléctrica. [Del informe de la Oficina Me teorológica del Ministerio de Comercio de los E.U.A., junio de 1949.] ascendente que, por !o común, es de unos 100 kilómetros por hora. A medida que e! vapor es arrastrado hacia arnba y se condensa, forma pequeñísimas gotas que se enfrían rápidamente le np c, ura oor debajo de cero grado. Deberían eongelarse, pero no lo hacen inmeaiacamenie -se “sobreenfrian”-. Por lo común, el aftlia y otros líquidos se enfriarán bien por debajo de sus puntos de congelación antees de crista lizar si no hay “núcleos” presentes para iniciar el proceso de cristafización. Uni camente si hay aigún trozo pequeño de material presente, ía! conra un cristal minúscuio de NaCl, la gota de agua se congelara formando un trocito de hielo. Lue go el equilibrio es tal que las gotas de agua se evaporan y los cristales de hielo crecen. Por lo tanto, en un momento dado hay una desaparición rápida de agua y una formación rápida de iiielo. Además, puede haber choques directos entre las go tas de agua y el hielo -choques en los cuales el agua sobreenfriada se pega a los cristales de hielo, lo c u J hace que cristalice rspentinameníe- Así pues, alcanzado un cierto punto en ei desarrollo de la nube, hay una rápida acumulación de grandes partículas de hielo. Cuando las partículas de hielo son suficientemente pesadas, comienzan a caer a través dei aire ascendente -se hacen demasiado pesadas para que la corriente asm eiias e inician r idi» I I s ' gt la )t n rlc- / I bajar, arrastran un poco de a' .na vez que una corriente descf comienza la corrien tre se lanza hacia abajo! idera distriObserven que lí que corresourioT de lernperaiL n D i rm d r 3u te.mperaponde al aire húmr ¡c o lo ^ en lo c ebajo de la tura dismipuiiá con "id i i (p temperatura del medio si baja lo suficiente, corno
lo indica la cun/a (e) de la figura. Cuando llega a esie punto, es más denso que el medio y continua cayendo ràpidamente. Ustedes dirán; “eso es un movimiento per petuo. Primero demuestra que el aire debe ascender y cuando está allá arriba de muestra igualmente bien que el aire debe caer” . Pero no es un movimiento perpetuo. Cuando la situación es inestable y el aire caliente debe ascender, es claro que algo tiene que reemplazar al aire caliente. Es igualmente cierto que el aire frío que baja tiene que reemplazar rápidamente al aire caliente, pero se dan cuenta que lo que baja no es el aire original. Los primeros razonamientos, que consideraban una nube particular sin arrastre hacia am ba y luego hacia abajo, eran una especie de rompe cabezas. Necesitaban de la lluvia para mantener la comente descendente -lo cual es un argumento difícil de creer- Tan pronto se dan cuenta de que hay un montón de aire original mezclado con el aire ascendente, e! razonamiento termodinàmico de muestra que puede haber un descenso del aire frío que originariamente estaba a gran altura. Esto explica el esquema de la tormenta eléctrica activa mostrado en la fi gura 9-9. A medida que el aire baja, comienza a caer lluvia de la parte inferior de la tor menta. Además, el aire relativamente frío se extiende al llegar a la superficie de la tierra. Así pues, inmediatamente antes de que llegue la lluvia hay un poco de viento frío que nos da un aviso anticipado de la tormenta que viene. En la torm.eota misma hay ráfagas rápidas e irregulares del aire, hay ona turbulencia enorme en la nube, etc. Pero básicamente tenemos una corriente ascendente, luego una des cendente -eo general, un proceso moy complicado.
?ig a-*0 iiiiiíra íeb,= iJd uno -rfiub ci-, loim -nia iDsi Iniorms de ia C,.cr.2fvle riicteac de Ic.narc.o d» 'os E U A juí.iu 1« iOJJ 1
i T r— q n c erenJos ; de describir los rayos, podemos termmar ia célula de tormenta después de aproxima-
La célula íiene el aspecto que muestra la figura 9-10. La corriente ascendente se detiene porque ya no hay suficienie aire calienie oara mantenerla. La precipiiacion hacia abajo continúa por unos instantes, salen los últimos restos de agua y todo se vuelve más y más tranquilo —aunque hay pequeños cristales de hielo que quedaron muy arriba en el aire-. Como .a muy grandes altaras los vientos están en direcciones diferentes, la parte de arriba de la nube se eMieade por 5o común en forma de yunque. La célula toca a su fin.
9-5
EU mecanismo de sepa:
m de cargas
Ahora discutiremos el aspecto más importante para nuestros fines: el desarrollo de las cargas eléctncas. Expenmeetos de vanos u dos -Huncluyendo el vuelo de aviones a través de las tormentas (¡los pilotos que lo hacen son valientes!)- nos dicen que la distnbucion de carga en una célula de tormenta electrica es algo así como la que muestra la figura 9-11. La parte de arriba de la tormenta eléctrica íiene carga positiva y la de abajo negativa -a excepción de una pequeña región local de carga positiva en ia parte inferior de la nube, la cual ha preocupado mucho a todo el mundo-. Parece que nadie sabe por qué está alli, cuál es su importancia -si es un '■pf't ce 1 la C d 1 !| ivia po ! a L La " St i ir c d I ner nisrno- Las cosas serían mucho más simples si no estuviera allí. De todas maneras, la carga predominantemenie negativa en 1a parte infenor y la carga positiva en la superior tienen el signo correcto para la Dateria necesaria para hacer negaava la tierra. Las cargas positivas están a 6 ó 7 kilómetros de altura, donde la temperatura es de unos -20®C, mientras que las cargas negativas están a una altura de 3 ó 4 ki lómetros, donde la temperatura está entre cero y -10"C.
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í-'ig. 9-11. Distribución de cargas eléct [Del informe de la Oficina ÍVIeteorológicü I 111 i de 1949.1 ^ ^ f " IO í. <1^ jíod acn aiíer^nnaG de potencal de 2C r n y la tierra —mucho mayor que los 0,4 millones cuando ia atmósfera
Cf -Tillo e ^ -1-
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està despejada- Estos grandes voltajes superan el voltaje de ruptura del aire y crean descargas gigantes de arco. Coando se produce la ruptura, los rayos transportan a la tierra las cargas negativas de la parte inferior de la tormenta. Describiremos ahora con cierto detalle !as caracteristicas del rayo. Antes que nada, hay grandes voltajes, de modo que se produce ia ruptura eléctrica del aire. Hay rayos (NT) entre una parte de una nube y otra parte de la misma, o entre una nube y otra nube, o entre una nube y la tierra. En cada uno de los relámpagos inde pendientes de descarga ^ 1 tipo de rayos que ven- bajan aproximadamente 20 ó 30 coulombs de carga. Una pregunta es entonces: ¿cuanto tarda ia nube en regenerar los 20 ó 30 coulombs llevados por ei rayo? Esto se puede saber midiendo, lejos de una nube, el campo eléctrico producido por el momento dipolar de la nube. En esas mediciones se observa una disminución repentina del campo cuando cae el rayo y luego un retomo exponencial al valor antenor con una constante de tiempo que es ligeramente diferente en diferentes casos pero que es cercana a 5 segundos. Después de cada rayo, ia tormenta tarda sólo 5 segundos en desarrollar su carga de nuevo. Eso no significa necesariamente que en todo momento va a haber otro rayo cada 5 segundos exactamente porque, naturalmente, la geometría cambia, etc. Los rayos saltan más o menos irregularmente, pero lo importante es que se tarda unos 5 se gundos en recrear la condición original. Por io tanto, hay aprrodmadamente 4 amperes de corriente en ia máquina generadora de la tormenta eléctrica. Esto signifi ca que cualquier modelo que se haga para explicar cómo esta tormenta genera su electricidad, debe tener mucho jugo ^ e b e ser un dispositivo grande que funciona rápidamente.
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L i a ia fuente de agua Antes de seg que ver, pero qi campo eléctrico : porque se refiere rn 1 c d' ¿giv gotas de agua. í hielo en formad puesto en juego e
adelante rtiscutireinos sigo que casi con certeza no tiene nada ie todos modos ^ interesante porque muestra el efecto de un ■ e gotas e agua. Decimos que puede que no tenga nada que ver .mentó que se puede hacer en el laboratorio con un i mostra los efectos bastante fuertes del cam.po eléctrico sobre ‘ n a I r - J I i m g i j i ' l - r r-> · h ^ y u n a n ib -“ rl = y gotas ie agua. En consecuencia, la cuestión del mecanismo na tormí robablemente
11 del T En ci ell o ecneni^menie'efeíitpíigo como sinónimo de rayo cuando el mismo es enít·® = una parte y otra de una nube. Para evitar confusiones usaremos reláinpago exclusivamente en su acepción de “resplandor producido por un rayo”.
no leoga niaguna relación con lo que poeden ver en ei experimento simple que vamos a describir. Si íoman una pequeña boquilla conectada a una llave de agua y !a dirigen hacia arriba casi verticalmente, como ee la figura 9-12,, el agua saldrá en un chorro fino que finalmente se rompe en uoa lluvia de gotas finas. Si aplican un campo eléctrico al chorro en la boquiEa (acercando uea varilla cargada, por ejemplo), la forma del chorro. cambia. Con un campo eléctrico débil, encontrarán que el chorro se rompe en un número menor de gotas grandes. Pero si aplican on cam.po mas intenso, el chorro se rompe en mochísimas gotitas -más pequeñas que antes*. Con un campo eléctrico débil hay una tendencia a inhibir el desmenuza miento del chorro en gotas. Con un campo más intenso, en cambio, hay on aumento de la tendencia a separarse en gotas. La explicación de estos efectos es probablemente la siguiente. Si tenemos el cho rro de agua saliendo de la boquilla y le aplicamos un campo eléctrico, un lado del agua se hace ligeramente positivo y el otro ligeramente negativo. Luego, cuanao el chorro se rompe, las gotas de un lado pueden ser positivas y las del otro negativas. Se atraeran y tendrán una tendencia a adherirse unas a otras mayor que la que tendría antes -ei chorro no se rompe tanto- Por otra parte, si el campo es más in tenso, la carga de cada gota se hace mucho mayor y hay una tendencia a que la carga m ism a ayude a romper las gotas debido 3 su propia repulsión. Cada gota se romperá en muchas más pequeñas, todas con la misma carga; de este modo se repe len y se extienden muy rapidamente. Así pues, a medida que aumentamos ei campo el chorro se divide mas finamente. El unico punto que queremos señalar es que en ciertas circunstancias los campos eléctricos tienen una míluencia considerable sobre las gotas. El mecanismo exacto de lo que ocurre en una tormenta no se conoce y de ningun^i naicr«) e'-ia ¡el^nouado nere'=αllsm^■nc
,. En todas las 1 G! l i i i
i de la gota q qi 1 ¿
' Upa T-arers prá:üca df observai “i tímaño r ks goi s ps ina-p~ que e' diorro caiga Î ujia gran iámina delgada de metal. Las gotas más gxandec > ‘S
una razón de por qué las gotas de una corriente de aire de alta velocidad se rompe rían en dos pedazos desiguales -uno grande al frente y uno más pequeño atrás a causa de! movimiento a través del aire o algo diferente- tendríamos una teoría; (¡diferente de cualquier teoría conocida!). Entonces las gotas pequeñas no caerían por ei aire tan rápidamente como ias grandes debido a ia resistencia del aire y ob tendríamos una separación de cargas. Como ven, es posible urdir todo tipo de posi bilidades. gota cayendo
Fig. 9-13. Teoría de C.T.R. Wiison sobre ía separación de cargas en una tor menta eléctrica. Una de las teorías más ingeniosas, que es más sarisfactoria en muchos aspectos que la teoría de la gota que se rompe, se debe a C. T. R. Wilson. La describiremos, tai como lo hizo Wilsoa, con referencia a las gotas de agua, aunque el mismo fenó meno se daría también con Helo. Supongan que tenemos una gota de agua cayendo en el campo eléctrico de unos 100 volts por metro hacia la tierra cargada negativa mente; La gota tendrá un momento dipolar inducido -siendo positiva la parte de abajo de la gota y negativa la de arriba, como se ha dibujado en la figura 9-13. Ahora bien, en el aire están los “núcleos” que mencionamos antes -los grandes iones lentos; (los iones rápidos no tienen un efecto importante aquí). Supongan que '■uaiidr a j,oia esu bajttndo so apro^sina f uii ion giandc u el lon c" j o"i n/~, es repelido por la parte inferior positiva de la gota y se aleja. Por 1o tanto, no se adhie" la j t S =1 L · se dna^a d sdr U i aue "'i ra-nto '■f pf’d adherir a la parte de arriba que es negativa. Pero como la gota está cayendo por el aire, hay un desplazamienio ael aire hacia arriba respecto a ella, el cual aleja los iones si su movimiento por el aire es suficientemente lento. Luego, los iones positivos tampoco se pueden adherir a la parte superior. Con f ven, esío 3p Fiphc&r's únicalaente a los grandes iones lentos Los iones pos’uvos de esie upo tampoco se adhe rirán a la parte delantera o a la trasera de una gota que cae. Por el contrario, cuan do una gota se acerca a los grandes iones lentos negativos, los atrae y los captura. La gota adquiere una carga negativa -el signo de la carga ha quedado determinado por la diferencia de potencial original de toda la tierra- obteniéndose el signo correcto. Las gotas bajarán con carga negativa hasta ia parte inferior de la nube y los iones cargados posiovamente que quedan airas son arrastrados nacía la parce suoenor de la nube por las diversas comentes ascendentes. La leoría parece muy fo'je.i? por lo "líenos, ría el signo correcto -i'· i·* de^^-ide d ' que ngs gotas de líquido. Veremos al estudiar la polarización en un dieléctrico, que los trozos de hielo harán lo mismo. También desarroHaráo cargas positivas y negativas en sus extremos ai eocontrars" ei un raTip- Héctrico.
J,
No obsianie, hay probiemas aun coa esta leona. En pnmer legar, ia carga total implicada en una tormenta eléctnca es muy grande. Después de un tiempo corto se acabaría la disponibilidad de iones. Por eso Wflson y otros tuvieron que proponer que hay fuentes adicionales de iones grandes. Una vez que empieza la separación de cargas, se desarrollan campos eléctricos muy grandes y en estos campos inten sos puede haber lugares donde-ei aire se ioniza. Si hay un punto con carga muy alta o ualquic obj<-to i quwf l J c - io on^ gu % pucce concentrai el campo 1 si ficientemente como para ongmar un ‘-efluvio electnco” . Cuando Hay un campo ele - los electrones caerán en el campo y adquirirán una gran velocidad entre choques. Su velocidad será tal que al chocar contra otro átomo arrancarán electrones de ese átomo, dejando cargas positivas a su paso. Estos nuevos electrones también adquieren velocidad y chocan con más electrones. Ocurre entonces una especie de reacción en cadena o avalancha, iaabi»ndc in a -ápida £cuna!''c’c » de o rs . Las ,.,ajgas jyosiíivas se qnedaiii cerca de sus posiciones originales, así que el efecto resultante es distribuir la carga, positiva que había en un psinto por una región alrededor del mismo. Entonces, por.supuesto, ya no hay un campo mtenso y el Broceso se detiene. Esta es la característica de un “efluvio eléctrico”. Es posible que ios campos de la nube leguen a ser tan intensos que produzcan uin poco de descarga en forma de efluvio; también puede haber ofros mecanismos, an'i ’ez conenzida 1 roca, que p~odu-..ai mía gian o ic a n ó n Pero nadie sabe exactamente cómo funciona. Así pues, ei origen fundamental de los rayos o n p rime "lu rl Laue'^Le S ei i q f ''m u i n f^r a" o m rii eali c.'^ P tas electncas; (y sabemos, naturalmente, que el trueno proviene dei rayo, -de la energía térmica Bberada por la descarga). Por io menos podemos comprender en parte el orige d i lee t dad atmosfé rica Ce separan rargas posiü/aü j negaüvas debido a l n en e ai.e, los p y I? o dS e agua '■ot e pai-^· col ^ d h i q ina/ ui r i ila La^ c iga·^ 0 11 ^ -n ran'^p r i la e d nl=i e li ub>= (ve b g 1 1) y Ií: c'i ga Tcga 1 a I a j an do g I b la c ? e lo'^ rayos. Las g o Ir 1 r r IL i 1 1 1 H L 'i^ irh r despejado ríCL.c=· c c a £ . c a i erra por los n i 3 0 las activiIc c 1 r m „ 1 ocupada!
e un lado a otro con el rador abierto -síd iramente que ios rayos o camino. Más tarde se
di' l'i temporal
Fig. 9-14. Fotografía de un rayo toma da con una cámara “ Boys". [Tomada de Schonland, Malan y Collens, Proc. Roy. Soc. London, voi. 152(1953).] Describiremos ahora el rayo. Tampoco aquí comprendemos exactamente cómo funcionan las cosas. Daremos una descripción cualitativa del aspecto que tiene, pero no entraremos en detalles de p o r qué hace io que se ve. Describiremos únicamente ei caso ordinario de la nube con parte inferior negativa sobre terreno llano. Su poten cial es mucho más negativo que el de la tierra abajo, de modo que los electrones negativos serán acelerados hacia la tierra. Lo que ocurre es lo siguiente; todo co mienza con algo llamado “descarga guia escalonada”, que no es tan brillante como el rayo. En las fotografías se puede ver una manchita brillante al principio que empieza en la nube y baja muy rápidamente -¡a un sexto de la velocidad de la luz!Anda sólo unos 50 metros y se para. Hace una pausa de unos 50 microsegundos y luego da ot.ro paso. Hace otra pausa y luego anda otro paso y asi sucesivamente. Se mueve en forma escalonada hacia el suelo siguiendo un camino com.o el que muestra ia figura 9-15. En ia descarga guia hay cargas negativas provenientes de ia nube; toda la columna está llena de cargas negativas. .A.demás, el aire está siendo ionizado por las cargas en m.ovimiento rápido que producen la guía, de modo que el aire se vuelve conductor a lo largo de! camino trazado. En el mom.enio que ia guia toca el suelo, tenemos un “alambre” conductor que se extiende hasta la nube y está lleno de carga negativa. Ahora, finalmente, la carga negativa de la nube puede escapar sim plemente y , agotarse. Los electrones dei extremo inferior de ia guía son los primeros en darse cuenta de eso; se derraman dejando atrás una carga positiva que atrae más carga negativa de más arriba en ia guía, las cuales a su vez se derraman, etc. Así, finalmente, toda ia carga negativa de una parte de la nube se escapa a lo largo de la columna en un m.ovimiento rápido y enérgico. Así pues, el rayo que ven corre hacia arriba desde el suelo, como se mdica en ía figura 9-16. De hecho, este rayo princi pal -de lejos la parte más brillante- se ilama rayo de retorno. Es el que produce la luz tan brillante, y el calor que, originando una expansión rápida de! aire, produce el trueno.
Fig. 9-15, La formación de la "descar ga guía escalonada".
En el rayo, la comente es de unos 10.000 amperes en el pico y transporta hacia abajo unos 20 coulombs. Pero aún no hemos terminado. Después de un tiempo de unas pocas centésimas de segundo quizás, cuando el rayo de retorno ha desaparecido, baja otra guía. Pero esta vez sin pausas. Esta vez se llama “guía oscura” y hace todo ei trayecto desde arriba hacia abajo de un tirón. Va a todo vapor exactamente por el mismo camino porque hay suficientes residuos allí como para que sea la rata más fácil. La nueva guía también está llena de carga negativa. En el momento que toca el suelo -¡zing!hay un rayo de retorno que sube derecho por ei mismo camino. Ven entonces que el rayo “cae” una vez y otra y otra. A veces cae una o dos veces, a veces, cinco o diez -en un caso se observó 42 veces por el mismo ra.iiino- p=ro siemf e-i rápida sucesión. A veces las cosas se hacen aún más complicadas. Por ejem,plo, la guia puede, después de una de sus pausas, ramificarse enviando dos escalones -am_bos hacia el suelo pero en direcciones algo diferentes, como lo muestra la figura 9-15- Lo que ocurre después depende de si una rama llega al suelo claramente ames que la otra. Si ocurre esto, el rayo brillante de retomo (de carga negativa que se derrama hacia el suelo) se abre camino hacia arriba a lo largo de la rama que toca el suelo y cuan do llega al punto de ramificación y io pasa en carniflo hacia ia nube, aparece una descarga brillante por la otra rama hacia abajo. ¿Por qué? Porque está bajando la carga negativa y eso es lo que ilumina el rayo. Esta carga empieza a moverse al comienzo de la ram.a secundaria, vaciando trozos sucesivos cada vez más largos de ia rama, de modo que el rayo unllanic Ma^ecc ab us^ camino hacia abajo por esa rama, al mismo tiempo que sube hacia la nube. Empero, si ocurre que una de estas -amas adicionales de 1- ^uía ha llegado A 'uelo c si si ti It'jieameniu co^ 1; guí? original, puede suceder a veces que la guia oscura de! segundo rayo torne la
Fig. 9-16. El rayo de retomo sube por 3Í camino hecho por la guía. segunda rama. Entonces verán el primer relámpago principal eo un lugar y el segun do relámpago en otro. Esta es una variante de la idea originaria. Además nuestra descripción es sobresimpiificada para ía región muy cercana a! suelo. Cuando la guia escalonada llega más o menos a un centenal’ de metros del suelo, hay evidencia de que sube una descarga desde el suelo para encontrarla. Es posible que el campo se haga lo suficientemente intenso como para que ocurra un efluvio eléctrico. Por ejemplo, si hay un objeto puntiagudo, tai como un edificio con una punta en el techo, cuando la guia se acerca los campos son tan grandes que se inicia ana descarga desde la punía, la cual sube hasta la guía. El rayo tiende a caer en esa punta. Aparentemente se ha sabido desde hace mucho tiempo que los rayos caen en ios objetos altos. Hay una cita de Artabanis, el consejero de Jerjes, que recomienda a su amo sobre un ataque previsto a los griegos -durante la campaña de Jerjes para poner todo e! m.undo conocido bajo el control de los persas- Artabanis decía: “Ved cómo Dios con sus rayos siempre hiere a los animales mayores y no les permite su insolencia, mientras que los de menor porte no lo irntan. Y en forma similar sus rayos caen siempre sobre las casas más altas y los árboles m.ás altos” . Luego explica la razón: “Por tanto, ciaram.ente. El tiende a empequeñecer todo lo que se enaltece”. ¿Creen ustedes -añora qnf“ üenen s -elicion v ¡dadera d los rayos que caen sobre los árboles altos- que tienen mayor sabiduría que Artabanis hace 2300 años para aconsejar reyes sobre cuestiones mflitares? No se enaltezcan. Sólo podrían hacerlo menos poéticamente 9-Í9
'D ie lé c tr ic o s
li-4 Ea wecÉoF d® pobAacSém P
Las ecHacioaes deeírosíátícas ®i iffltfessDcia de dieléeírlcos
Las cargas de pofarfeadón
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La cor'-níaiBK diefefrica
Comenzamos a discutir aqui otra de ias propiedades peculiares de la materia bajo la influencia del campo eléctrico. En un capitulo anterior consideramos el comportamiento de los conductores, en los cuales ias cargas se mueven libremente como respuesta a un cam.po eléctrico a tal punto que no fiay ningún campo en el intenor de un conductor. Discutiremos ahora los aisladores, maienales que no con ducen la electricidad. A primera vista se creería que no tendría que naber nmí>ún efecto. No obstante, utilizando on simple electroscopio y un capacitor de pía as paralelas, Faraday descubrió que no era así. Sis ezperimentos mu si an ni ^ 'a '’i, adtancia de ese capacitor aum enta cuando se coloca un aislador entre ias placas. Si “ _ 1 '-1 r “I ¡jd M le. c ir a en un facíor fí que depende soiameaíe ae ia naturaleza del m il n J '' "Hdp .^os ‘.lí'ü ríale' aislado'cs s' ilam ai s, ñ<’to . „ cnfci'’ '■ i r , fi-m del dieléctrico "p ilarna o ts ^ in l<>c rK '' La constante dielnr r|r i por supuesto, la unidad. I i.e<'tíc o fibl m? ^o i't no a c ¡í ir trico 3! los aisladores son efectivamen j 1 n e y lo c d· c r l i s Coinen/.arernos ron »1 f echc e..pe un n J qu 1 c a lan ^ pi mos de comprender por qué sucede e id ii cajo de ^ c lelas con algunas cargas transpon Hgp n .g ^ G i°g?L /I" f 3h _ 1 y que p! espartah.-UlO “ür '* h i pl? fo nur i ^ "fr i r i n Corn hp.^n«: dpm os n t n 'n ’n n*~ h 1— es
y la carga y el voltaje en e! cat
!= li a a. pai
Ahora bien, el hecho experimentai es que si colocamos un trozo de material aislador tal como lucite o vidrio entre las placas, encontramos que ia capacitancia es mayor. Esto significa, por supuesto, que el voltaje es menor para la misma carga. Pero la diferencia de potencial es la integra! del campo eléctrico a través de! capacitor; podemos concluir así que dentro dei capacitor el campo eléctrico disminuye aunque o cambien. is cargas sobre las p dieléctrico /_5libr
4 \ í T ff v^\ .rí V y d ie l scinco . \ \\ K!\ = \ "T"' ■ rl7 Fig. 10-1. Capacitor de placas parale las con un dialéctrico. Se muestran las líneas de E. ¿Cómo puede ser eso? Tenemos una iey de Gauss que dice que el flujo de un campo eléctrico está relacionado directamente con ia carga encerrada. Conside remos la superficie gausiana S que se muestra con líneas punteadas en la figura 10-1. Como el campo eléctrico disminuye cuando se coloca el dieléctrico, conclui mos que la carga neta dentro de la superficie debe ser menor que cuando no se en cuentra colocado el dieléctrico. Hay una sola conclusión posible; debe haber cargas positivas eo la superficie dei dieléctrico. Como el campo ha disminuido pero no es nulo, debemos esperar que ia carga positiva sea menor que la negativa en el conduc tor. Así, pues, el fenómeno puede ser explicado si podemos comprender, de algún modo, por qué cuando un material dieléctrico se coloca en un cam.po eléctrico hay cargas positivas inducidas sobre una superficie y negativas inducidas sobre ia otra. OOWOUCTOR
_______ Fig. 10-2. Si colocamos una lámina conducíora en el interior de un capacitor de placas paralelas las cargas inducidas anulan el campo en el conductor. Podemos observar lo que sucede p n conductor. Por ejemplo, supongaro.os q^c lenemcs ui rap^rnor cjn ni PsoaciamienLO ó cmre piscas y qus "otora noe entre sus placas un conductor neutro cuyo espesor es b, como en la figura 10-2. El . campo eléctrico induce una carga positiva en la superficie superior y otra negativa en la inferior, de tal manera que no hay campo en el interior del conductor. E! campo en el resto del espacio es el mismo que si no hubiera conductor puesto que' es igual a la densidad de carga dividida por
£„; pero ia distancia sobre la que debemos integrar para obtener el voltaje (la dife rencia de potencial) ha dismmuido. El voltaje es K = - {d «o
b).
La ecuación resultante para la capacitancia es parecida a la ecuación (10.1) con ( i - è) en vez de
La capacitancia ha aumentado en un factor que depende de {b/d}, o sea, la fracción del volumen que ha sido ocupado por e! conducíor.
Fig. 10-3. Modelo de dieléctrico: pe queñas esferas conductoras en el seno de un aislador ideal. Esto da un modelo evidente para lo que sucede con los dieléctricos -que en el interior del material dieléctrico hay muchas hojas pequeñas de material conductor. Lo incómodo de este modelo es que tiene un eje particular, el eje normal a las hojas, y ¡a mayoría de los dieléctricos oo tienen tal eje. Sin embargo, esia dificultad se puede eliminar si suponemos que todos los materiales aisladores contienen pequeñas esferas conductoras separadas unas de otras por el aislador, como lo m.uestra la fi gura 10-3. El fenómeno de la constante dieléctrica se explica por el efecto de las cargas que pueden ser inducidas sobre cada esfera. Este es uno de los primeros modelos fisicos para dieléctricos usado para explicar el fenóm.eno observado por Faraday. Más específicamente, ei m.odelo suponía que cada uno de ios átomos dei material es un conductor perfecto pero aislado de los otros. La constante dieléctrica K dependería de ia fracción del espacio que está ocupada por las esferas conduc toras. No es éste, por supuesto, el m.odelo utilizado actualmente.
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El vecion de poianzación iF
Si continuamos con el análisis anterior encontram.os que la idea de regiones de conductividad perfecta y aisladas no es esencial. Cada una de ias esferas actúa como un dipolo en el mom.ento en que es inducida por el campo exterior. Lo único esencial para comprender los dieléctricos es que tienen muchos dipolos pequeños inducidos en el material. No importa que los dipolos estéo inducidos porque hay minúsculas esferas conductoras o por cualquier otra razón,. ¿Por qué un campo inducirá un mom.ento dipolaj en un átomo si ei átomo no es una esfera conductora? Este problema será discutido en mayor detalle en el capi tulo próximo que tratará de la estructura interna de los materiales dieléctricos. No obstante, darero,os aquí un ejemplo para ilustrar un mecanismo posible. Un átomo tiene una carga positiva en el núcleo, el cual está .rodeado de electrones negativos.
distribución de electrones
Fig. 10-4. La distribución de los elec trones de un átomo ubicado en un campo eléctrico está desplazada con respecto al núcleo. En un campo eléctrico el núcleo' será afraído en un sentido y los electrones en el otro. Las órbitas de los electrones o sus diagramas de ondas (o toda otra imagen que se utilice en mecanica cuánnca) se deformarán como se muestra en la figura 10-4; el centro de gravedad de la carga negativa se desplazará y no coincidirá más con la carga positiva del núcleo. Hemos discutido ya una distribución de cargas como ésta. Si observamos un poco, esa configuración neutra es equivalente, en primera aproxii,¿cio j, a iijf ^jeoiieac dipolo ?ar=ce razonable que si e» campo no es muy grande, ei valor del momento dipo lar inducido deba ser proporcional al campo. Esto significa que un campo pequeño desplazará poco las cargas y un campo grande producirá un desplazamiento mayor -y en proporción al campo- a m.enos que el desplazamiento sea muy grande. En lo que resta de este capítulo supondremos que el m.omento dipolar es directamente proporcional al campo. SupondreTios jio ra qut cu c ua lom o hay a·sao q separsdas por una distan cia S, de inanera que gS es ei momento dipolar por átomo; (usamos S porque ya hemos osado d para la separación de las olacas). St hay N aromos cor unidad de 1r p o IC-' O '''j ' 0« '' r,/ , r- t Ì > - í r tfiC mento dipolffi· por unidad de voiumen será representado por nn vector i«. Es óii] decir que tendrá la dirección de los momentos dipolares individuales, es decir, estará en la dirección de la separación 5 de (ao cargaí,: F = Ng$.
(10.4)
En general F variará de lugar a lugar en ei dieléc‘trico. Sia embajgo,en cualqrier punto de! material, P es proporcional al campo eléctrico E. La constante de propor mi ali dad nur dsp=n'^r d Ig f-'didpd -■ 1 to ° "o i o d " dependerá d t? dp gi roe - c ■satijy’“n 1 ma ensi
jLo que determina realmente el comportamienio de esia constante de proporcio nalidad, hasta qué punto es constante para campos grandes y qué es lo que sucede en el interior de diferentes materiales será discutido más adelante. Por el momento supondrem os simplemente que existe un mecanismo por medio del cuai se induce un momento dipolar que es proporcional al cam_po eléctrico.
l®-3
Las cargas de njoliarizacsón
Veamos qué es lo que aporta este modelo a la teoría de los condensadores con dieléctrico. Primero consideremos una hoja de mateiial en el cual haya cierto momento dipolar por unidad de volumen. ¿Plabrá en promedio alguna densidad de carga producida por el? Si P es uniforme, no. Si las cargas positivas y negativas se desplazan unas respecto a otras tendremos la misma densidad promedio; el hecho de que sean desplazadas no produce ninguna carga neta dentro del volumen; Por otra parte, si P fuera mayor en un lugar y menor en otro significaría que en una región entrarían más cargas de las que salen y sería de esperar que resultara una densidad de carga de volumen. Para el condensador de placas paralelas suponemos que P es uniforme de manera que necesitamos solamente ver qué sucede en la superfcir uia de m t-pe fe ° l-i rai-gac ga,i_ I <■ 1 - .g t kc nr> efectivamente a una distancia S hacia afuera; en la otra superficie hacia adentro, dejando una carga negativa efectiva en el exterior a una distancia 5. Como se mues tra en la l^gura 10-5, tenemos una densidad superficial de carga que llamajemos carga superficial de polarización. Fig. 10-5. Una placa dieléctrica en un campo uni- 1 forme. Las cargas positivas ! jse desplazan una distancia á i con respecto a las negati-
3 4
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c ga ju " ik d a lu 3 1«. i p n n ) U I u e d l“r on u í u ^ 1 r u J ^ J lurne o .,0 unidad ./oluiaen y joi “ 1 desDH::^p^le ^ nu q l. “ r’ «es perpendicular a la sup=nicie La carga o ai s= obp»i nücit i n I ra ■-·’ electrónica q^. Para obLcic la d>» isidad stueiíiciai q iPc b r inducida sobre ¡a sups "c = di ■'ic. nos pO 3i 1Jg i gc ^ r i a J g¿ lm ficial es O-poi = N q , d. F>
g n
r
-nódulo
del vector as poiarizacón P, -cva-
0-5,0, = P. L ^ r ca g L
, ^¡"1 . ia! = -L
(10.5)
j T ¡goal ^ la yo¡arizai,ión d ín iro de, iia-srieí. - r ir.siiiva sobre una superfi«J^ y r^galiva cobre !a
Supongamos ahora que nuestra hoja es el dieléctricr rr u i tucc plano- Las ) 1 r I 1 \ 1° ¿ i =í 1 -]u 1a r q SP IP ■ TI 1 ‘llj .» .^ p n c r.jplq i„gar r i ! C ? r ; 30 supuesto,
O/PT
la carga que aportamos cuando cargamos el capacitor. Es necesario recalcar que (Tpoi existe sólo debido a Si se elimina o·,;!, por descarga del capacitor, o-poi des aparecerá, no porque salga por el alambre de descarga sino porque retorna dentro del-material -por la relajación de la polarización dentro de! material. Podemos ahora aplicar la ley de Gauss a la superficie gausiana S de la figura 10-1. Ei campo eléctrico E en el dieléctrico es igual a la densidad m a l de carga superficial dividida por £(,. Es evidente que o-po, y ffiib tienen signos opuestos, en tonces
(10.6) Notemos que el campo entre ias placas de metaJ y la superficie del dieléctrico es mayor que ei campo E ; corresponde a o-üb sola. Pero aquí estarnos interesados en el campo dentro del dieléctrico ei cual, si el dieléctrico llena todo el espacio entre las placas, es el campo en aproximadamente todo el volumen. Usando ia ecua ción (10-5) podemos escribir E=
- S ib z Z .
(10.7)
Esta ecuación no nos dice cuál es el campo eléctrico, salvo si conocemos P. Aquí, sin embargo, estamos suponiendo que P depende de E -en efecto, es proporcional a E - . Esta proporcionalidad se escribe normalmente en la forma
La constante x (letra griega “j i ”) se llama susceptib ilid a d eléctrica del dieléctrico. Entonces la ecuación (10-7) se transforma en £«
(1 + x r
(10.9)
que nos a- 1 ac t -i- }() por eí cual se reduce el campo. Eí voka c a c la pLco.'’ i fg J¡ a i Ir n o el campo es unifoi le, h n >eg el precisameaíe el producto de E por la separación de las placas d T r -e -s c >r
La carga total sobre el condensador es a¡if,A, de manera que la capacitancia definida por (10.2) es C --------------------------HeinoG f -'linrlí' bs nr i c ob" t-g Vas se llena con ua diléctóco, la c
(10.10)
i
riu s ui s «10 crnn c ' h rn Pr 'iij i r">r j e-t-a r- pLracior no es com pie/a pues no liemos ezpíicsdo -como lo íiaremoG raás sdeiants- cómo se produce ia polarización atómica.
Vamos a considerar ahora un ejemplo más complicado -el caso en que ia poiarización P no es la misma en todas partes- Como mencionamos anteriormente, si la polarización no es constante es de esperar que encontremos, en general, una densidad de carga en el volumen, puesto que pueden entrar más cargas por un lado del pequeño elemento de volumen que las que lo dejan por el otro. ¿Cómo podemos encontrar cuánta carga se gana o se pierde en un pequeño volumen? Primero calculemos cuánta carga se mueve a través de una superficie imaginaria cuando se polariza ei material. La cantidad de cargas que atraviesa una superficie es precisamente P por el área de la superficie, si la polarización es norm al a la superficie. Por supuesto, si la polarización es tangencial a la superficie no se mueven cargas a través de ella.
Fig. 10-6. La carga que atraviesa un elemento ds superficie imaginaria en un dieléctrico es proporcional a la compo nente de P normal a la superficie.
Siguiendo ei rusiio razoraríuento que ys utilizao "s ver que U carga que se mueve a través de cualquier elemento de superficie es proporcional a la com ponente de P perpendicular a la superficie. Comparemos ia figura lO-O coo la 10-5. Vemos que la ecuación (!0.5) debe escribirse, en el caso generai, ffpoi = i
( 10.12)
Si consider-'r os u i elp rauno ds siiLerfirip ii-iagwano t s dn ic o ¡a ecuación (10-12) da 1a carga que se mueve a través de la superficie, pe ro no hay una 3 Fd < e n ! I ta í^ ^ (1^ 1 "-n 1 ¿J y u 1 I r i los dos lados de la superficie. d d= plaz m n a 1·’ ^ ^ gai o d in , - p lo g J n idad 1 carga de volum en. La carga total desplazada fu e ra de cualquier volumen V por la polarización es la integral de la componente normal saliente de P sobre la super"ir-i. Z que hmi.a i /qIu'T- (ver Fig. 10-7). Un ejsceso de cargas iguales y de signo opuesto permanece dentro. Llamando A O j^\ a ia cajga neta dentro de V, escribim os
ASpo. = ~ Í ^ P - M d a . Podemos atribuir zi Q poi a Ppoi y entonces
a distribución f^r ro g ^ j
Afipoi = j ; Ppoi dV.
(10.13) ^ 1 la densidad (10.14) 10-7
Fig. 10-7. De una polarización í uniforme puede resultar una carga en el cuerpo de un dieléctrico.
Corfibinando las dos ecoaciones Uegamos a - f j - , Obtenemos una ciase especial de teorema gausiano que relaciooa la densidad de car ga dei material polarizado con ei vector de polarización P. Podemos ver que esto está de acuerdo con el resultado que iiabiamos obtenido para ia carga de polariza ción superficial del dieléctrico en un capacitor de placas paralelas. Utilizando ia ecuación (10.Í5) con la superficie gausiana de la figura 10-1, la integral de superficie da P á A , ia carga en el interior es y obtenemos nuevamente que a = P. Tal como io hicimos con la ley de Gauss en electrostática, podemos convertir la ecuación (10.15) a una forma diferente -utilizando el teorema matemático de Gauss:
arización no uniforme, su “¡g nc i d ja ir e =i nat“ Pe Acr-'íios qu i t did d Lnmai " 'd. c_iga dp ^ r la i r «■ i -n i a
carga fectaa for-
i elec(10.17) Aquí p es la densidad de todas las cargas eléctricas. Como no es fácil seguirles la . !íis rp - rh ^ In _ar-ion, ps ’ Op /pnif-n^,- sepas ar p “fl Irs pa es. NuevaKi’ie ¡larjai.-os a 'as ¡argas debidas a f ip ¡ olarizacioi·· no unirormc y pni, a las restantes.
Comúnmente pm, es la carga que ponemos sobre los conductores o es nocido de! espacio. La ecuación (10.17) se transforma ahora en V E =
V .(
E+
i )
Por supuesto, ia ecuación para el rotor de E no cambia; V X E = 0.
V l ( l + .y)F| = v ( í í E ) = s de ia e dicen, por supuesto, nada nuevo, para el cálculo en el caso en que k fuera de la 10 ia que no sea la misma en todas partes. Si tiene n la
pueden ser muy difíciles de resolver. Un tema de cierta importancia histórica se debe mencionar aqui. En ¡os primeros tiempos de la electricidad, e! mecanismo atómico de la polarización no se c y la existencia de />p„, no se apreciaba. Se consideraba que la carga /;,,b era 1; densidad de carga total. A nn de escribir las ecuaciones de Iviaxv/ell en una form: simple, se deilnió un nuevo vector D igual a la combinación lineal de E y !P; i ) = eo£ +
'P-
(iO.21)
Como resultado de esto las ecuaciones (!0 .!8 ) y (i019) se escribieron en una forma V-iD = p,,.
V X E = 0.
^5022)
e O y E. Cuando vale la ecuación (iO.S^e; D = €o(i + X)E = ;«o£.
(iO.23)
(iO.24) 10-9
donde e es ahora otra constante para describir la propiedad dieléctrica de los ma teriales. Se llama “la “permitividad” ; (se dan cuenta ahora por qué tenemos en nuestras ecuaciones, esto es, la “permitividad del espacio vacio”). Evidentemente € = K€o = (I + x)ío·
(10.25)
Actualmente consideramos estas propiedades desde otro punto de vista; que tenemos ecuaciones muy simples en el vacío y que si especificamos en cada caso toda:, las cargas, cualquiera sea su origen, las ecuaciones son siempre correctas. Si separamos algunas de las cargas por conveniencia o porque no deseamos realizar una discusión detallada, podemos, si lo deseamos, escribir nuestras ecuaciones en uns form a m ás conveniente. Debemos hacer resaltar otro punto. Una ecuación tal como D = eE es un ensa yo para describir una propiedad de ia materia. Pero la materia es extremadamente complicada y esa ecuación no es en realidad correcta. Por ejemplo, si E es muy grande, D ya no es más proporcional a E. Para algunas sustancias la proporciona lidad se rompe aun para campos pequeños. La “constante” de proporcionalidad también puede depender de la rapidez con que E cambie con el tiempo. No obstante, esta clase de ecuaciones son un tipo de aproximación, como la ley de Hooke. No pueden ser ecuaciones fundamentales y profundas. Por otra parte nuestras ecuacio nes fundamentales para E, (10.17) y (10.19) representan nuestro conocimiento más completo y profundo de la electrostática.
l«-3
Los campos y tes ñierzas en piesencSa de dk-léíüicos
Demostraremos ahora algunos teoremas muy generales de la elecirostática en si tuaciones en las cuales hay dieléctricos presentes. Hemos visto que la capacitancia de un capacitor de placas paralelas aum-snía «n factor definido si se lo llena con un dieléctrico. Podemos demostrar que esto es cierto para un condensador de cualquier forma, a condición de que toda ia región vecina a ios dos conducíores sea llenada con un dieléctrico lineal y uniforme. Sin dieléctrico las ecuaciones a resolver son V ■Eo = ^
«o
y
V X £0 = 0.
Cuando el dieléctrico está presente la primera de estas ecuaciones se modifica y te nemos en cambio las ecuaciones V ■ík E ) =
y
W X E = 0.
(10.26)
Como estarnos considerando que i- es I tus a" v ? 10 ic rum , la" ■'O' uiLfflT ecuaciones se pueden escribir 17 . ( kE ) = ^
«o
y
Y X iiiE ) = 0.
(10.27)
Tenemos en consccu par' L Ì " m sma" '' oa>’iOfl s qu [ Tía E(, por lo que tenem.os la solución reE = IS En 'la ' [ ?!ab fs '-1 r^-ipo "C mrno· en fodas partes en un factor 1 / re
que en el caso sin dieléctrico. Como el voltaje es una integral de íinea dei campo, el voltaje disminuye en el mismo factor. Como ¡a carga en los electrodos del con densador ha sido tomada la misma en ambos casos, la ecuación (10.2) nos dice que la capacitancia en el caso de un dieléctrico uniforme en todas partes na aumentado en el facto r a. Busquemos ahora cuál será la fu e r z a ejdstente entre los dos conductores carga dos en presencia del dieléctrico. Consideremos un dieléctrico líquido que sea homo géneo en iodo punió. Hemos visto antes que un camino para obtener la fuerza es el de derivar la energía con respecto a la distancia apropiada. Si los conductores tienen cargas iguales y opuestas, ia energía es Í7 = g V 2C , donde C es su capacitancia. Usando el principio de ios trabajos virtuales, cualquier componente se obtiene por derivación; por ejemplo
Com.o el dieléctrico aumenta la capacidad en un factor k, todas las fuerzas deben dism inuir en el mismo factor. Debemos recalcar algo. Lo que hemos diclic ec /àlido solameiue si ei dieléctrico es un líquido. Cualquier movimiento de los conductores dentro de un dieléctrico sólido cambia las condiciones de tensión mecánica del dieléctrico y altera sus propie dades eléctricas, produciendo cambios en la energía mecanica del dielectnco. En cambio, si se mueven ios conductores en un liquido, este ino se altera. Ei liquido se L'rtue>/e hacis u i lagar, ps*o ks carc.rcerísticas eFctricaa no cambiar.. Muchos libros viejos de eieciriridad dicen que la ley “fund imeTital” para la fuer za entre dos cargas es 47rc-oKr2 un puntode vista completamente ins '^«ac o~ic -'ii n 'i.ie ir ' .lo es válida en general; solamente es válida para i t murdo 1 liquido C i "egundo lugar ' depende del hecho de que s sea una " «t. i ^ ai -s a- r j, d ' nenie cierto c. í h le / i p ii a 1 s na ü L p-i “'j iirí ^ n jr a< r d h 1 y 1 C ojir , r h T p! c 1 V. í S ' ¿Qué sucede en un sólido? Est^ ur ,ji í c. i m ^ ' íicil ii ¡na sido esuelto, porque en cierto sentido, está mde e ii lad J rolofai nrgs s dentro de un dieléctrico sólido, hay muchas clases de presiones y tensiones. Mopueden tratar '-Sc ija·^ ic u i c o /i lu les SLO hacer inten/rTiL a ni i i i 51^ . ra , c ^ρ ’ ! i ¡1 o, y es un ¡ loLi lu din i, g n u a Jí vr t-abl¿ndr p| ¡-ode herr^ Lna di un10 1u 1 oca entre fuerzas elf-ririf a" y n cai-i<’gs deb das a n ate ai sohdc nl··^ lu f t madamente no se ha n c^.^iLadn une·· ron c » i^TiIrnpiir i esru^sta a_ <-oi 110 Im ado. Puede que a 'rr^r r= rm-.n - r. 31 - I ^^'” c 1 DP 1u hdo, a (.uai . i recular <- -c -lucnr -c p "<0 ^ ei resultado simple que obtuvi.nios para los líquidos. En
laI T F d'- diele incos u i y obirma '■ore p* rj ,
se peinan el cabello
5
1 1 c rn ■
hcsdo J s> s? C uando
eì peine es capaz de captar fragmentos muy pequeños de papei. Si pecto a este problema, probabíemeníe supongan que el peine tiene alque el pape! posee la carga opuesta. Pero el papel inicialmente es
eine capta algunas de las cargas negativas y que luego las cargas negativas n P i 3 o a l i p p mente por el peine? ¡ . P í a íiene que ver co i L· p ' i a i ¿pc on d e¡- t <’o en ndo se !o ubica r léctrico. Hay carga·’ a (‘ obn^aci. i cp o aoo ig
1 P
, T
lOp
l''
g
d
r n n e- n i la m i ¡r y f )nna oei ooieio.
le eiacionado con esto en ei que ia fuerza sobre un dieléctrico una manera muy precisa. Si tenemos un capacitor de placas ima iamina dieléctrica sólo parcialmente introducida en él, como habrá una fuerza que empuja la lámina hacia adentro. Un I i·:!!! io r 1 fuerza es muy comiplicado; está relacionado con la falta de 3 cercano a ios bordes del dieléctrico yde las placas.
IS c o n
i
iír a / 1a'fuerL''^a ^ ^ r de 1 i" t ! ^ ^ n (10.28) e;
/
r -.o í => i'’
' "i: ^
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r la densidad superSciai de carga de ias
C = ^
qae la ’o.i H !a rt!--gv , , usd ■’ o. “S Ud·! b "■ "b
£Ll
OiGD^iCiGnsl ^SiTip-O ^l-SCUiCG. sjGitj es quizás de mayor interés para los fis. 'las constantes dieléctricas desdé un pu oes eléctricas de las constantes dielécti problema será tratado en parte en ei pr·
(¡IX + L -
x).
11
D e n tr o d e lo s d ie lé c tr ic o s
Los di¡po!os nmolecialares
11-5 La eomsíamíe dieléctrica de lí quidos; la ecsiacióe de ClaasiusMossotti
La polarización efectromca Las moléculas polares. P o te a - „ . g cion de orientacioo
Los dieléctricos sólidos 11-7
Ferroelectricidad; el BaTóOj
R eferencias: Capítulo 3 I, vol. I, £'/ origen del índice de refracción Capítulo 40, vol. I, L os principios de ta m ecánica estadístici
H -i
Ls- dipolo^ rfo'“ ci-.aLCS
En este capítuio vamos a discutir por qué Sos materiales son dieléctricos. En el capítulo precedente dijimos que entenderíamos ¡as propiedades de ios sistemas eléctri cos con dieléctricos, una vez apreciado que cuando se aplica un caro.mpo eléctrico a un dieléctrico, induce un mor'ento dipolar sobre los átomos. Específicamente si el campo eléctrico E induce un momento dipolar promedio P, por unidad de volumen la constante dieléctrica k, está dada por ¡c -
P \ = ^ «o*
(l i . í )
Hemos discutido cómo se usa esta ecuació.n; ahora queremos discutir el meca nismo por el cuai se produce polarización cuando existe un campo eléctrico dentro de un material. Empezaremos con el ejemplo más simple -la polarización de gases-. Pero aun los gases ya tienen complicaciones: hay dos tipos. Las moléculas de algu nos gases, como el oxigeno, que tiene pares simétricos de átomos en cada molécula, no tienen momento dipolar intrínseco. Pero las moléculas de otros, co.mo el vapor de agua {el cual tiene un arreglo no simétrico de átomos de hidrógeno y oxigeno) trae consigo un momento dipolar permanente. Como señalamos en los capítulos 6 y 7, existe en las moléculas de vapor de agua una carga positiva promedio en e! átomo de hidrógeno y una carga negativa en el de oxígeno. Como el centro de gravedad de la carga negativa y el centro de gravedad de ia carga positiva no coinciden, la
X,centro de cargas + y -
Fig. 11.1. (a) Una molécula de oxigeno con momento dipolar cero, (b) La molécu la de agua tiene un momento dipolar per manente Po. distribución de la carga total de ias moléculas tiene un momento dipolar. Tal molé cula se llama molécula polar. En el oxígeno, debido a la simetría de las moléculas, los ce.ntros de gravedad de las cargas positivas y negativas coinciden, por lo cua! es una molécula no po la r. No obstante, ésta se convierte en un dipolo cuando se la coloca en un campo eléctrico. Las fortnas de los dos tipos de moléculas están esbo zadas en la figura i !-l. 0-2
La polarización siecitrónica
Primero discutiremos ia polarización de rnoiécuias no polares. Podemos empezar con el caso más simple de un gas monoatómico (helio, por ejemplo). Cuando un átomo de tal gas está en un campo eléctrico, los electrones son atraídos en un sen tido por el campo eléctrico, mientras que el núcleo es atraído en el otro, como mos- tramos en la figura 10-4. Aunque los átomos son muy rígidos con respecto a las fuerzas eléctricas que podemos aplicar experimeníalmente, existe un ligero despla zamiento neto del centro de carga y se induce un momento dipolar. Para campos pequeños, la magnitud del desplazamiento, lo mismo que el momento dipolar, es proporcional al campo eléctrico. El desplazamiento de la distribución de elec trones que produce esta clase de momento dipolar inducido se llam.a polariza ció n electrónica. Hemos discutido ia influencia de un campo eléctrico sobre un átomo en el capi tulo 31 del volumen I, cuando estudiamos ía teoría del índice de refracción. Si lo piensan un momento observarán que debemos hacer ahora exactamente lo mismo que hicimos entonces. Pero ahora solamente necesitamos preocuparnos de campos que no varian con el tiempo, inientra.s que ei índice de refracción dependía de campos variables con el tiempo. En ei capítulo 3! del volumen í, supusimos que cuando se coloca un átomo en un campo eléctrico oscilante, el centro de carga de los electrones obedece ia ecuación d^x
H-
ñ'iwlx
=
rii-2)
El primer térmioo es el product» segundo es la fuerza restauradoi debido ai camoo eléctrico externe h ecuación ( !Í .2) tien
- ^ ue Í0 sxerp Pfe' " ■ '’ plica o fines, sm embar “r r p r
era la frecuencia en ia cuai la luz (en la del átomo) era absorbida. Para nuestros eresados en el caso de campos constantes, -nitir el término de aceleración en (11.2) y
"""S' De donde vemos que el momento dipolar p de un solo átomo es
=
=
P = o (De nuevo se introduce la £(, por razones históricas.) L{ poiarizabilidad del átomo y tiene las dimensiones de iLl Es 01.5) con (1L6)“ nuestra teo^írdiceqií^^^^
por ujaidad^de volumen-está dada por F
o, usando (11.7),
N p = Nae„E.
Í1I.5)
D ·J®® !’
u .9 )i ,-5 . c r ^ t i depender de la densidad dei gas y de la frecaeiicia
is clasicas ajatenores nos d
"
·
-
·
.....-
-
i ^ de suljbsorcióii
“‘
(II.i2 ) 1.a camidad ifilmeJeZ o r.
(.P.-C=;
i 3,
. Lt i
, '.-í , ,
. i,,
peratura aormales (1 aí-Tíósíera, 0°C\. ft:ris:t.pp 7 ío y iaís ecuación (11,9) nos da ' " ........... ''
iL· . , 2
K = 1 + (2.69 X 10‘ 9)!€ t (0.528 >< iQ-S)S ^ i.C0020.
La constante dieléctrica medida para el gas de hidrógeno es Kexp = 1,00026.
sa ( il . O 'i
electrón del àtomo de helio, comparado con los 13,5 volts necesarios para ionizar el hidrógeno. Por lo tanto, sería de esperar que la frecuencia de absorción para el helio fuera unas dos veces la del hidrógeno, y que a fuera una cuarta parte. Es de esperar que Khdio « 1.000050. Experimentalmente, KheKoi = 1.0000Ó8, asi, como ven, nuestras estimaciones a grosso modo están en buen camino. Así que hemos comprendido ia constante dieléctrica de un gas no polar, pero sólo cualitati vamente porque todavía no hemos usado una teoría atómica correcta del movimien to de los electrones atómicos.
11-3
Las nsolécallas pobres. Polarisaewn de orientación
A continuación consideraremos una molécula que tiene un momento dipolar permanente -tal como una molécula de agua- Sin campo eléctrico, los dipolos individuales señalan en direcciones al azar, asi que el momento por unidad de volu men es cero. Pero cuando se aplica un campo eléctrico, suceden dos cosas: primero, hay un momento dipolar inducido adicional debido a las fuerzas sobre los electro nes; esta parte da justamente la clase de poiarizabilidad electrónica encontrada en moléculas no polares. Para trabajos muy exactos, se debería incluir este efecto, por supuesto, pero lo desecharemos por el momento; (se puede agregar al final). Segun do, el campo eléctrico tiende a alinear los dipolos individuales para producir un momento resultante por unidad de volumen. Si todos los dipolos en un gas se alinea rán, habría una polarización muy grande, pero eso
Fig, 11-2. (a) En un gas de moléculas polares, los momentos individuales están orientados al azar; e! momento promedio en un voiumen pequeño es cero, (b) Cuan do existe un campo eléctrico, hay cierta alineación promedio de las moléculas.
no sucede. A temperaturas y campos eléctricos ordinarios, ias colisiones de las mo léculas en su movimiento Ies impiden almearse mucho. Pero hay cierto alineamiento resultante y, por lo tanto, alguna polarización (ver Fig. 11-2). La polarización que ocurre se puede calcular por los métodos de la mecánica estadística que hemos des crito en el capítulo 40 del volumen I.
II)
“ ^ ( 2)
Fig. 11-3La energía de t en el campo E es - E.
Para osar este metodo, necesitamos conocer la energía de un dipolo en un cam po eléctrico. Consideremos un dipolo de momento Pg en un campo eléctrico, como muestra la tigura 11-3. La energía de la carga positiva es qtp(l) y la energia de la carga negativa es ~ q f{2 }. Entonces, la enerva deí dipolo es U = q4>(l) -
q
U =
= - P qE c o s B,
(11.14)
donde 0 es el ángulo entre y E. Como era de esperar, la energía es menor cuando los dipolos están alineados con el campo. Hallemos ahora cuánto alineamiento se produce, usando los m.étodos de la me cánica estadística. Obtuvimos en el capítulo 40 del vol. 1, que en un estado de equilibrio térmico el número relativo de moléculas con la energía potencial U es proporcional a ■
(li.i5 )
donde U (x, y , z) es la energía potencial en función de la posición. El mismo ra zonamiento diría que usando la ecuación (11.14) para la energía potencia! en función del ángulo, ei número de moléculas en Q p o r unida d de ángulo sólido es proporcio nal a Sea n(9) el número de moléculas por unidad de ángulo sólido en 0; tenemos n(e) = Para temperaturas y campos normales, el exponente es pequeño, asi que podemos aproximar desarrollando la exponencial:
•11.17) sobre todos los ájigulos; el resi ................. 1. El V js es nulo, asi que la integral es justo
o de eos 0 sobr por el ángulo sólido total
«o = ¿ · '■>n^r nae h ecuación (11.17) habrá má- mo'A . rnVit^ jas en la di“ofiOT i '''>!! O (cc 0 = í), que contra el campo i,cos tí = -1;. Asi, en cualquier lu 1 Q!“ i ^jc <'untenga muchas moléculas a LP o diuofa resuli t r 00 1 l i <· voiamen -esto es, una poiarizdc.o „ v, ici la quereel c^.PT ^ Xde todos ¡os momentos m.olecu’oi ci. una u..r’ -i q- volumen. C ^ tj--! '.i I resultado estará en la direcciórí r jE s.·. . ,e no^ sjmpKmente 1 ruTtJoii ics Pl e-í dirección (la suma de las component-" oripem cu si^s a E, sera nuia/ P =
£
i^ocoss,.
P = ¡^ n(e)poCOs8 2 T s e n e d e . SustiíuyeBdo n(0) dado por la ecuación (11.17), tenernos P = -
(i r
~
: de ia temperatura, porque a temp: joiisión. Esta dependeacia i /T se alineamiento depende de y , a so vez, proporcional a apl
j
' ^
O'
Fig. Ì1-4. Mediciones experimentales de ia constante dieléctrica del vapor de agua a varias temperaturas. í que K— Il n iaso íj ‘~pf d e r ” dad N, e inversamente a la temperatura absoluta. La co iSiainp ai 1ermr- nd medida a varias presiones y 1 ti °rítT)ía difpi^n^e , He id "' de i >i a e s Qu“ í ríur’e d Tiolef’uia n i ^ IT c L· n li C i <[i Jo “•’c u» i b e j^ 'o n nub r -i’ air'u ■ mad urp'-ion oi la te c-l « -n—o d r le^'u a i r da r olam ^ <'eir íir “ ^ÏTîPü.. al a>int.íita i·—iif<= tiii — Pirana ’ ^ ‘ 1 L, gt< M - l l lü" -U i e' n Loh- r -IP ì l i OI r r / " " L a f “ ipiid'-n - : 3 P r í r ' i i I r i ' r . j iDien. -l-i r -t. Cira 'Hu k r r i "(,1 d 1 -5 r o rip r i r . d c i n r on r i ¡ f pr, »-j i- d Î ra f r .,¡ Ik j r ü birlí aJ .(in f! -ii ’c T i U. I fr r in l x J a i.
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* Sänger, Steiger y Gächter, Helvetica Physica Acta 5, 200 (1932).
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decírónica. Pero en an maíeirial denso P puede ser grande, de tai modo que ei cam po en un átomo individual será influido por la polarización de los átomos más cer canos. La pregunta es ¿qué campo electrónico actúa en el átomo individuai? Imaginen que se coloca el líquido entre las placas de un condensador. Si ias placas están cargadas, producirán un campo eléctrico en el liquido. Pero tam bién hay carga en cada átomo y el campo total E es la suma de ambos efectos. Este campo eléctrico varia muy rápidamente de punto a punto en ei liqumo. Es muy aito dentro de los átomos particularmente justo ai lado del núcleo- y relativamente pequeño entre átomos. La diferencia de potencial entre las placas es ia integral de línea de este campo total. Si ignoramos las variaciones de detalle podemos pensar en un campo eléctrico prom edio E , que es simplemente V Id; (este es e! campo usado en el último capítulo). Pensaríamos en este campo como el promedio sobre un espa cio que condene muctios átomos.
Fig. 11-5. El campo 'en una ranura en un dieléctrico depende de la forma y orientación de la ranura. Ahora bien, podrían pensar que un átomo “promedio” en una posición "prome dio” experimentaría este campo promedio. Pero no <“s tan simple, como podemos demostrarlo considerando que sucede si imagmamos cavidades de diferentes formas en un dieléctrico. Por ejemplo, supongan que hacemos una ranura en un dieléctrico polarizado, con la cara más larga paralela al campo, como muestra la parte (a) de la figura 11-5. Como sabemos que V >< E = O, la integral de línea de E airededor de la curva r que va com_o muestra la parte (b) de la figura, debe ser cero. El campo den1 í £. í r dai a f roa
»1 (
lí p r ,
otra ranura cuyo lado mayor sea perpendicular a E , como ( ) df la figura 11-5. En este caso, el campo E ^ en la ranura no que íjpatecsr cargas de polaPEacióa ei2 la superílc'e. 3i apli-
i superficie S dibujada como en Sa parte (d) de ía figura, encontramos que el campo E q en la ranura está dado por { li. 22) donde E es nuevamente el campo eléctrico en el dieléctrico; (la superficie gausiana contiene la carga superficial de polarización tjpoi = P). Mencionamos en capítulo 10 que + P a menudo se llama D , así que es igual a D en el dieléctrico. En los albores de la historia de la física, cuando se suponía que era muy impor tante definir todas las canodades por expenmentacioD directa, la gente estaba encantada de descubrir que podían definir lo que entendían por £ y D en un die léctrico sin tener que pasearse entre los átomos. El campo promedio E es numéri camente igual al campo E„ que se mediría en una ranura cortada paralelamente al campo. Y el campo D se podría medir hallando E^, en una ranura normal al campo. Pero de todas maneras nadie los mide nunca asi, de modo que fue simplemente una ,s lucubraciones filosóficas.
Fig. 11-6. El campo en cualquier punto de un dieléctrico se puede considerar como la suma del campo en una cavidad esférica, más el campo debido a un tarugo esférico, »3 h íl y d lo Iquid- luc no icnci m ^ f i uu ? conplic da sería de esperar que un átomo se encontrara, en promedio, circundado por los otros átomos en lo que sería una buena aoroximacion a unacavidad esférica. Y así deberíamos preguntar; ¿cuál sería ei campo en una ca 3níesíar diciendo que si imaginamos hacer una cav: ial un f pola i_srlc esiafiOE jusiat 1 i e oar 1 ngj polarizado; (debemos imaginar que £ ‘V ugHa” is p 1 t c " la cavidad). Por superposición, no obstan ir, i ca ijjc ^eat i ele c n e de sacar la esfera ia suma de los camp ^ í t sfè rico más los campos de las cargas su ad r ue 1 ^ ¡ I t ( es, si llamamos E al campo en el dieléctn ' fe c ■miemoc °'c 'o t E =
(11.23)
donde E^s^y es el campo en la cavidad y E i^ es el cam_po dentro de una esfera uni formemente polarizada (ver Fig. 11-6). La figura 11-7 muestra los campos debido a una esfera uniformemente oolasizada. El campo eléctrico dentro de 1? ssfera ec uniform_e y so valor es
Usa^do ( ’ 1.2J), obieiienc3
El campo en una cavidad esférica, es más grande que el campo promedio en ia can tidad -P/3£„; (ia cavidad esférica da un campo a 1/3 de camino entre una ranura paralela al campo y una perpendicular al mismo). ,e didectrica de iiquidosi ía ecuacióiit ae CSaBsins-Mossotti En un liquido es de esperar que el campo que polarizará un átomo sea m ás semejante a que a E . Si usamos el campo E^^^ de (11.25) para e! campo pola rizante en la ecuación (11.6), ia ecuación (11.8) se transforma en P = N olí^ Í e + — } .
' P.er c'la «lo m
- I =s i'jsi^
1 - (M a /3 )
(Ü.27)
tenemos (11.28)
rica de un líquido en función de >·, la. polarizabi!i üd.'-ií. n :uación de C lausius-M ossotti.
L 1
rr
riL
p queño, como lo es para un gas (debido a 3ue la den1 i y obtei.9); =
(Ü.29)
ilg ú i r=sulí
(11.29). Por ejemplo, para e! sulfuro de carbono a cero grado centigrado li te dieléctrica es 1,0029, así que N a es 0,0029. Ahora bien, la densidad del gas se obtiene fácilmente y ia -densidad del líquido se puede encontrar en un manual. A 20°C, la densidad del líquido CS^ es 381 veces más grande que ia densidad del gas a 0°C . Esto significa que iV es.38I veces más grande en el líquido que en el gas, de modo que -si hacemos la aproximación de que la poiarizabilidad básica atómica del sulfuro de carbono no cambia cuando se condensa en un líquido- N a en el líquido es igual a 381 veces 0,0029, ó 1,11. Observen que el término N a /3 equivale casi a 0,4, así que es muy significativo. Con estos números predecimos una constante dieléctrica de 2,76, lo cual concuerda razonablemente bien con el valor observado de 2,64. En la tabla il-1, damos algunos daios expenmeniales de vanos maienales (to mados del H andbook o f C hem istry an d P hysics), junto con ia constante dieléctrica calculada con la ecuacióo (11.28) en la forma descrita. La concordancia-'entre ia observación y la teoría es mejor para argón y oxigeno que para CSj -y no muy buena para tetracloruro de carbono. En geoeral, los resultados demuestran que ia ecuación (11.28) trabaja muy biea. TaHa I M CáfcMto áe tes eonsÉantes dic-léctrieas ds «quidos a partii tíf ia ^oastauie diel^cuic·· deí ^as. Gas Sustancia
K(exp)
Na
Densidad
CS2 02 CCi^
1.0029 1.000523 1.0030 í.000545
0.0029 0.000523 0.0030 0.000545
0.00339 0.00143 0.00489 0.00178
Liquid Densidad
Cociente'·'
Na
tí (predicha)
¡t(exp)
1.293 1.19 1.59 1.44
381 832 325 810
1.11 0.435 0.977 0.441
2.76 1.509 2.45 1.517
2.64 1.507 2.24 1.54
* Cociente = densidad Nuestra derivación de la electróm c "n liqmdrc TTq <= cemos los mismos cálculos que ia constante dieiéctric; observado de k es 80. El pi dipolos perm.anentes, y Ons: mos tiempo de tratar el ca: libro de Kittel, Introducción
11-6
Los dieiéctricos sólidos
V ayamos ahora a los sólidos. El primer hecho interesante acerca de los sólidos es que puede haber una pola rización perm anente dentro de ellos - q u e existe aunque no se esté aplicando un campo e léctrico- Un ejemplo oc urre con un material com o la cera, la cual contiene largas moléculas con un m omento dipola r perm anente. Si funden una cantidad de cera y le aplican un campo eléctrico fuerte cuando está lí quida, de m odo que los m om ento s dipolares se alineen parcialmente, éstos se queda rán así cuando el líquido se congele. El material solido tendrá una polarización perm anente que quedará ai quitar el campo. Tal sólido se llama electreto. ■ Un electreto tiene cargas de pola rización perm anente en su superficie. Es la a n a logia eléctrica de un imán. N o es tan útil, sin em bargo, porque cargas libres del aire son atraídas a su superficie, cancela ndo finalmente las cargas de polarización. El electreto se ‘‘d escarg a" y no hay c am pos externos visibles.
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Fig. 11-8. Una red cristalina compleja puede tener una polarización intrínseca permanents P.
Una polarización permanente interna P también se encuentra naturalmente en algunas sustancias cristal!.nas. En esos cristales, todas las celdas de !a red cristalina tienen un m.omento dipolar permanente idéntico, como lo muestra la figura 11-8. Todos los dipolos apuntan en la misma dirección, aunque no haya cam po eléctrico aplicado. Muchos cristales complicados tienen, en verdad, esa polariza ción; normalmente no notamos esto porque los campos eléctricos externos están descargados, justamente como para los electretos. No obstante, si estos momentos dipolares internos de un cristal cambian; aparecen campos externos porque no hay tiempo para que se reúnan cargas sueltas y can celen las cargas de polarización. Si el dieléctrico está en un condensador, se inducirán cargas libres en los electrodos. Por ejemplo, los momentos pueden cambiar cuando se calienta un dieléctrico, debido a la dilatación térmica. El efecto se llama piroeleccricidad. Análogamente, si cambiamos las tensiones en un cristal -si lo doblamos, por ejemplo- puede que el momento cambie un poquito y se pueda descubrir un efecto pequeño, llamado piezoelectricidad. Pa.ra cristales que no tienen un momento permanente, uno puede elaborar una teoría de ia constante dieléctrica que incluya la poiarizabilidad electrónica de los átomos.
Es como para los líquidos. Algunos cristales también íieaen dentro dipolos que pue den rotar y la rotación de estos dipolos también contribuirá a k. En cristales iónicos, tales como el NaCi, hay también p o ia riza b ilid a d iónica. El crista! consiste en un tablero de damas de iones positivos y negativos; en un campo eléctrico los iones positivos son arrastrados en un sentido y los negativos en otro; hay un movimiento relativo resultante de las ,cargas más y menos y, por lo tanto, una polarización de volumen. Podríamos estimar ¡a magnituid de !a poiarizabilidad ionica a partir de nuestro conocimiento de ia rigidez de los costales de sal, pero no io haremos aquí.
111-7
FeKoetectnddad; el IBaTñOj
Queremos describir ahora una clase especial de cristales que tienen, por acci dente casi, un momento permanente embutido. La situación es tan marginal que si aumentamos la temperatura un poquito, ellos pierden completamente el momento permanente. Por otra parte, si son cristales casi cúbicos, de modo que sus mo mentos puedan ponerse en diferentes direcciones, podemos descubrir un cam.bio muy grande en el momento cuando varía un campo aphcado. Todos los momentos se reorientan y obtenemos un efecto grande. Las sustancias que tienen esta dase de momento permanente se Uaman fe rro e léc tric a s, por analogía con los efectos ferromagnéticos correspondientes que fueron descubiertos primeram_ente en el hierro.
Fig. 11-9. La celda unitaria de BaTiOj. Los átomos llenan realmente ia mayor parte de! espacio; por claridad, solamente se muestra !a posición de sus cerstros. Nos gustaría explicar cómo trabaja la ferroelectricid <ì, dfsc'ib'cnHo “jeipf'c . particular de material fen-oeiéctrico. La propiedad ferroeléctrica se puede originar de varias maneras; pero tomaremos solaxnente un caso misterioso -e! del titanato de bario, BaTiO J-. Este material tiene una red cristalina cuya celda básica se muestra en la figura 11 9 r sdi« ue o- r r m i dr im-i r , 1, eciu c, ‘■¡l'· n 1118”C, el tiiaíiato de bario es uo dieléctrico ordinario con una constante dieléctrica enoimp i°o d'abate de s t^Tiprrs u "ir en» ar"r -driu r ( i n r 1- ll -ir I ri
A! calcuiar la polarización de materia sóKda, primero debemos encontrar cuáles son ios campos ¡ocales en cada celda onitaria. Debemos incluir los campos prove nientes de la polarización misma, tal como lo hicimos para el caso de un líquido. Pero un cristal no es un líquido homogéneo, por eso no podemos usar para el campo local io que encontramos en una cavidad esférica. Si investigan un cristal, encon trarán que el factor 1 /3 en la ecuación (11.24) se vuelve ligeramente diferente, pero no mucho (para un cristal cúbico simple, es justamente 1 /3). Por consiguiente, su pondremos para nuestra discusión preliminar que el factor para el BaTiOj es 1/3. Ahora bien, cuando escribimos la ecuación (11.28), puede que se hayan pregunta do qué sucedería si N a se hiciera mayor que 3. Parece como si k se volviera negativo, Pero seguramente eso no sería correcto. Veamos qué sucedería si aumen táramos gradualmente a en un cristal particular. A medida que a aumenta, la polari zación será mayor, produciendo un campo local mayor. Pero un campo local mayor polarizará más cada átomo, elevando aún más los campos locales. Si los átomos pueden “ceder” lo suficiente, e! proceso continuará; existe una especie de retroac ción que hace que la polarización aumente sin límite -suponiendo que la polariza ción de cada átomo aumente en proporción al campo. La condición de “descontrol” ocurre cuando N a = 3. Por supuesto, la polarización no se vuelve infinita, debido a que ia proporcionalidad entre el momento inducido y el campo eléctrico deja de valer para campos fuertes, por lo que nuestras fórmulas ya no son correctas. Lo que sucede es que la red cristalina “se traba” con una alta polarización interna autogenerada. En el caso dei BaTiO, hay también, además de una polarización electrónica, una polarización iónica grande, ia cual se debe presomiblemente a que los iones titanio pueden moverse un poco en la red cúbica. La red se resiste a grandes movi mientos, de modo que despues de haber recorrido el ütanio un pequeño cammo, se tranca y se detiene. Pero entonces la celda cristakia queda con un momento dipo lar permanente. En ia mayona ae los costales, realmente esta es ia situación que se puede alcanzai paia lodas tas lemperaiuias !uo iias iiiteiejsníe del iiiauaio de ba.io jc qae «dste una condición delicada tal que si se disminuye N a sólo un poquitito, se “despega”. Como N decrece J > h c'·rpeinaia -debido a ia dilatación térmica- pod=m''s -s i 'r M e variando L »erar^'^tu-a. Por debajo de la íernperatura f ucj la t ,13" ge r ^ qt amb t. i jot i í.ción -apli cando ur ca r oo p •io- ! T^ d '-rci'in diferente. Veam ^ - jí-íípi irc; ,iali 'r fir 'i|la
(11.30) o ob t u
. _ 1 _ 3 " ^ §{T -
TJ T,)/3
r n'~ n ado C. Ahora bien, si
ì, podem os
Por supuesto, esta fórmula es correcta solamente para T > Vemos que, jus tamente, por encima de la temperatura crítica re es enorme. Debido a que N oí es muy cercano a 3, hay un tremendo efecto de aumento y la constante dieléctrica puede fàcilmente llegar a ser 50.000 a 100.000. También es muy sensible a la temperatura. Para aumentos de temperatura, la constante dieléctrica disminuye inversamente a la temperatura, pero a diferencia del caso de un gas dipoiar, para el cual re- 1 varía inversamente a la temperatura absoluta, en los ferroeléctricos, varía inversamente a la diferencia entre la temperatura absoluta y la tem_peratura crítica (esta ley se llama ley de Curie-Weiss). Cuando bajamos la tempcratasss liasn la .emperaiuia cniica, ¿que sucede? 3i imaginamos una red de celda unitaria como la de ia figura 11-9, vemos que es posible elegir cadenas de iones a lo largo de líneas verticales. Una de eilas consiste en iones de oxígeno y de titanio alternados. Existen otras líneas formadas por iones de bario u oxígeno, pero el espaciamiento a lo largo de estas líneas es g>aiidp Hagamos jr Tiodei" sí " ‘'ilio la,. i.. a .jjiuaciou imaginando, como muestra la figura ll-lO(a), una serie de cadenas de iones. A lo largo de la que llamamos cadena principal, la separación de los iones es a, que es !a m ita d de la constante de la red; la distancia lateral entre cadenas idénticas es 2a. Hay cadenas menos densas que ignoraremos por el momento. Para hacer el análisis un poco más fácil, también supondremos que todos los átomos de la cadena principal son idénti cos; (no es una simplificación seria, porque todos los efectos importantes todavía aparecerán. Este es uno de los trucos de la fisica teórica. Uno resuelve un problema diferente porque es más fácil de hacerlo !a primera vez -luego, cuando se entiende cómo funcionan las cosas, es posible introducir todas las complicaciones).
i
f
Fig. 11-10. Modelos de un ferroeléc:rico: (a) corresponde a un antiferroeléc;rico y (b) a ua ferree léctrico normal.
Intentaremos hallar ahora lo que sucedería con nuestro modelo. Supongamos que el momento dipolar de cada átomo sea p y queremos calcular el campo en uno de los átomos de la cadena. Debemos encontrar la suma de los campos de todos los otros átomos. Primero calcularemos el cam po de los dipoios en una cadena vertical solamente; hablaremos de las otras cadenas más adelante. El campo a la distancia r de un dipolo en una dirección según su eje está dado por
4 « o rS
(11.32)
En cualquier átomo dado, los dipoSos a igual distancia por encima y debajo, darán campos en la misma dirección, así que para toda la cadena tenemos
^ -■■-4 é;á-(' + i + é + á + - ) - í Í T ·
<>'■»)
No es muy difícil demostrar que si nuestro modelo fuese como un cristal comple tamente cúbico -esto es, si la siguiente línea identica estuviese a una distancia fi el número 0,383 cambiaría a 1/3. En oirás palabras, si las líneas siguientes estuvie sen a una distancia a, solamente contribuirían -0,050 unidades a nuestra suma. Sin embargo, estamos considerando que la siguiente cadena principal está a una distan cia 2a y, como recuerdan dei capítulo 7, el campo de una estructura periódica cae exponencialmente con la distancia. Por lo tanto, la contribución de estas líneas es mucho menor que -0,050 y simplemente podemos ignorar todas las otras cadenas. Ahora es necesario hallar qué poiarizabilidad a se necesita para que funcione ei proceso de descontrol. Supongan que el momento inducido p de cada átomo de la cadena es proporcional al campo en él, como en la ecuación (11.6). Obtenemos el campo polarizante en el átomo debido a i?cadena) usando la ecuación (11.32). De este modo, tenemos dos ecuaciones
F = Q-383 p -cadena ^3 Existen dos soluciones: E y p ambos cero, o
“
0.383 ’
r flVO,383, se esta blecerá una polarizaaoi ( ermsnei le da üOi S’ uiopio''a akjo Esta gualdid critica se tiene que alcanzar para el tiianato de bario justamente a la temperatura (observen que si a fuese m ayor que el valor crítico para campos pequeños, de crecería para campos grandes y en ei equilibrio valdría la misma igualdad que hemos encontrado). Para ei BaTíOj, el espaciamiento a es 2 x 10“” cm, así que tenemos que esperaj a = 21,0 X 10“^'^' cm^. Podemos comparar esto con las polarizabüidades conocidas de ! ?
Pero para el titanio, a = 2,4 x cm; bastante pequeño. Para usar nuestro mode lo, deberíamos tomar probablcmeote ei promedio; (podríamos calcular de nuevo la cadena para átomos alternados, pero el resultado sería más o menos ei mismo). Asi pues, a (promedio) = 16,3 x 10^“ lo cual no es suficientemente alto como para dar una polarización permanente. ¡Pero esperen un poco! Hasta allora hemos sumado únicamente las poiarizabiüdades electrónicas. También iiay cierta poiarizabilidad iónica debido al movimiento de ios iones de titanio. Todo lo que necesitamos es una poiarizabilidad iónica de 9,2 X cm^; (un cálculo más preciso, usando átomos alternados, muestra que realmente se necesita 11,9 x 10'^“). Para entender ias propiedades de! BaTiOj, tenemos que suponer que existe esa polarización iónica. No se sabe por qué ei ion titanio en titanato de bario debe tener tanta poiarizabilidad iónica. Aún más, no está claro por qué, a una temperatura baja polariza igualmente bien según la diagonal dei cubo y según 1a diagonal de la cara. Si caiculamos ei verdadero tamaño de las esferas en ia figura 11-9 y preguntamos si el titanio está un poquito suelto en la caja formada por los átomos de oxígeno vecinos -que es lo que ustedes esperarían para que se lo pudiera cambiar fácilmente—encontramos todo io contrario. Encaja muy ajustado. Los átomos de bario están ligeramente sueltos, pero si hacen que sean ellos los que se mueven, las cosas no andan. Ven entonces que el [erna no está ciento por ciento claro realmente; hay todavia misterios que quisiéramos comprender. Volviendo a nuestro m„ode!o senciflo de la figura 11-10(a), vemos que el campo de una cade na tendería a poiaiizar ia cadena vecina en ia direccióo contraria, la cual significa que aunque cada cadena estaría trabada ¡no habria momento peraianente resultante por unidad de volu men! (aunque ao habría efectos eléctricos externos, quedan ciertos efectos tennodmámicos que se podría observar). Tales sistemas existen y se llaman antiferroeiéctricos. Así pues, lo que hem.os explicado es un antiferroeléctrico. Empero, ei titanato de bario es realmente como el arreglo de ia figura 1l-lO(b). Las cadenas de oxígeno-titanio están todas pola rizadas en la misma dirección, porque hay cadenas intermedias de átomos entre eiias. Aunque los átomos de estas cadenas no son muy poiarizabies, o muy densos, se polariza rán uo poco en dirección antiparalela a las cadenas de oxígeno-titanio. Los cam.pos pequeños producidos en la siguiente cadena oxígeno-titanio harán que empiece paralelo al primero. Así pues, ei BaTiO 3 realmente es ferroeléctrico y esto se debe a los átomos intermedios. Ustedes se preguntarán: “pero ¿y el efecto directo entre las dos cadenas de 0-Ti?” Hecuerden, sin embargo, que el efecto directo ^ i-n nr . la separación; ei efecto de la cadena de dipolos fu e rte s a 2a puede ser menor que el efecto de una cadena de débiles a una distancia a.
E" o ^lJl r "'o constantes dieléctricas de gases,
°I l- 1 , rIP |t ¡iqi-idos y ds soiinos.
r
12
Arml&gíí&s c&m ¡a e le c tr o s té tíc m
Ecuaciones ígnates íieneai sota-12-5 clones iguales
El in jo irretacñonal de un fláildo; el alrededor de una esfera
Eli flujo de calor; «a funeníe pnn-¡12-6 mal cerca de inn contorno plano infinito
Inmlnación; eS plano atainlsradio niiilforineniieníe
a tensa La difusión de nenjírones; fuente esférica uniforme en sa
12-S
Ecuaciones iguales tienen sohiciones igaiales
La cantidad total de información que se ha adquirido sobre el mundo físico des de el comienzo dei progreso científico es enorme y parece casi imposible que una sola persona pudiera conocer una fracción razonable de la misma. Pero en realidad es completamente po 2 o i. g 1 e c ip u J I nd físico en vez de transformarse en un especialista en un área estrecha. Son tres las razones de esto: primero, hay grandes principios que se aplican a todas las clases diferentes de fenómenos -4a! ,como el principio de conservación de la energía y del momentum angular— Una comprensión profunda de esos principios da una compren sión de muchas cosas a la vez. Segundo, está ei techo de que muchos fenómenos complicados, tal como el comportamiento de sólidos bajo compresión, en realidad dependen basicamenie de fuerzas eíecmcas v cuánticas, de modo que si uno com prende las leyes fundamentales de ia electricidad y de la mecánica cuántica, hay por io menos cierta posibilidad de com.prender muchos de los fenómenos que ocun-en en situaciones complejas. Finalmente, hay una coincidencia notabilísima: las ecuaciones correspondie íes o ai^ha o e ) diferen tes tienen exa cta m en te la m is¡az r q r "’o siíJiv nb s ueHen srr dii“-eii e" -ee siu. uyr r>T?i Ic n po ■a- u rr- la fn r lis PC a a ri 03 ws la misma. Esío signifi ca que, habiendo estudiaao un tema, tenemos inmediatamente muchísimo conoci miento directo y preciso s s de las ecuaciones del otro.
-ie-n"C — Jia I- r o ’ n
que ai aprender electrostática hemos aprendido simultáneamente muchos otros temas. Encontraremos que las ecuaciones de la electrostática aparecen en diversos lugares de la fisica. Mediante una traducción directa de las soluciones (por supuesto que ecuaciones matemáticas iguales deben tener soluciones iguales) es posible resolver problemas de otros campos con la misma facilidad -o con la misma dificultad- que ee la electrostática. Como sabemos, ias ecuaciones de ia electrostática son: V-( kE ) =
(12.1)
V
(12.2)
X £ = 0.
(Tomamos las ecuaciones de la electrostática con dieiéctricos para tener la situación más general.) Se puede expresar la misma f'ssca en oira fo-ms mateínática ^ '
E == - V 4 > , V («V ?>) = -
(12.3) (12.4)
Ahora bien, la cuestión es que hay muchos probiemas fisicos cuyas ecuaciones ma temáticas tienen la misma forma. Hay un potencial (¡p) cuyo gradiente multiplicado por una función escalar (k) tiene una divergencia, igual a otra función escalar (-/>/£o)Cuaiquier cosa que sepam.os sobre electrostática se puede transferir inmediata mente a ese otro tema y viceversa; (funciona en ambos sentidos, por supuesto: si el otro tema tiene ciertas características particulares conocidas, podemos aplicar ese liento al problema electrostático correspondiente). Queremos considerar «
12-2
E in iij
de € ! r, l'i
=i¡
-.i
n 1 -
n snos di'-cuaf'- Lv ip nen un bloque de materia!, en m.aíeriales diferentes en 1 d to a punto. Consecuente con que se puede representar m n calórica que fluye por unidaa de tiempo a tr; li T ]o L n ie d“ h ce ^ 1 I de tiempo y unidad de volumen;
1
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luj^ '•e. g o que pued < eratura va s di- jui a hay on flu f' r r I. cantidad f r p ie.
V -^ = calor generado por unidad de tiempo y de volumen. ■(iMataraimente, podríamos escribir la ecuación en forma integra' - r j i mos en electrostática -con la ley de Gauss- la cual diría que el superficie es igual a la variación de energía por unidad de tiempí No nos molpstaremos en irsdrcir las de c-ij' pa^s alia = r n a fprrnnai p n-pg-ai, porqup ocui p e.llamen-- ¡o m snc 'ihp r h rlp
r
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La rapidez con que se genera o absorbe calor en diversos lugares depende, na turalmente, del problema. Supongan, por ejemplo, que hay una fuente de calor dentro del materia] (quizás una fuente radiactiva, o un resistor calentado con una corriente eléctrica). Llamemos s a ia energia calórica producida por la fuente por unidad de volumen y por segundo. Puede que también haya pérdidas (o ganancias) de ener gía térmica hacia otras energías internas dentro del volumen. Si u es la energía inter na por unidad de volumen, - d u /d t también será una “fuente” de energía calórica. Tenemos, entonces, (12.5) No vamos a discutir precisamente aiiora la ecuación completa donde ias cosas varían en el tiempo, porque estamos haciendo una analogía con la electrostática, donde nada depende del tiempo. Consideraremos únicamente problemas de flu jo esta cionario de calor, en los cuales fuentes constantes han producido un estado de equilibrio. En estos casos V - h == s.
(12.6)
Por supuesto, es necesario tener otra ecuación que describa cómo fluye el calor en diversos lugares. En muchos materiales la corriente de calor es aproximadamente proporcional a la rapidez de variación de la temperatura con la posición: cuanto mayor sea la diferencia de temperatura, mayor será la corriente de calor. Como hemos visto, el vector corriente de calor es proporcional al gradiente de tempera tura. La constante de proporcionalidad I \, que es una propiedad del matenal, se llama conductividad térm ica. k = -K V T .
(12.7)
Si las propiedades del material varían de un lugar a otro, se tiene que K = K (x , y , z), es función de la posición. [L^ £c (I ^ 7, i< ^ t-m inndant“ lai co L· (1 ' ~},Q ° expresa la conservación de la energía calórica, ya que la primera depende de una propiedad especial de la sustancia.] Si allora sustituimos la ecuación (12.6) porta ecuación (J2.7), tenemos W^iKVT)=-s,
(12.8)
q.if ue e Pa cu >1 1 >e lí.
que se mantiene ei exterior a temperatura (Fig. 12-la). Queremos hallar con qué rapidez piefde calor el alambre o la cañería de vapor o !o que haya en el centro. Llamemos G a la cantidad tota! de calor que se pierde en una longitud L de la ca ñería -que es lo que estamos tratando de hallar.
Fig. 12-1. (a) El flujo de caíor en una geometría cilindrica, (b) El problema eléctrico correspondiente. ¿Cómo podemos resolver este problema? Tenemos las ecuaciones diferenciales, pero como son iguales a las de la electrostática, en realidad ya hemos resuelto el problema matemático. El problema anàlogo es el de ua conductor de radio a a po tencial
! r ·= r lr r p r 'i- il r ! ca_ ia denu’o de lui cilindro gausiano de pr ^ le 3c.uss ei flu) de csJci ' nuli flii, '* d b » ser igual a % cinuaaH «otal ^e caloi ado G:
IvrLh^G
or
* = ¿
·
El flujo de calor es pioooj uonal ^il gi^dieuí - dp '“ luer'ítura:
:a que en este caso ei módulo de h es
Esta, junio con (12.9), da
(?2.9)
a h a sta r = b, obtenem os
D espejando G encontram os
Este resultado corresponde exactamente al resultado para la carga sobre un con densador cilindrico: = 27rc-oI,(^i - .j.2) ~ In (&/fl) Los problemas son iguales y tienen soluciones iguales. Por nuestro conocimiento de electrostática sabemos también cuánto calor pierde una cañería aislada. ^ Consideremos otro ejemplo de flujo de calor. Supongan que deseamos conocer el flujo de calor en las cercanias de ona fuente puntual de calor ubicada un poco por debajo de la superficie de la tierra o cerca de la superficie de un gran bloque de me ta!. La fuente localizada de calor podría ser una bomba atómica que fue colocada bajo tierra, dejando una fuente intensa de calor, o podría corresponder a una peque ña fuente radioactiva dentro de un bloque de hierro -Jiay numerosas posibilidades. Trataremos el problema idealizado de una fuente puntual de calor de intensidad G a distancia a por debajo de la superficie de un bloque infinito de material unifor me cuya conductividad térmica es K . Y despreciaremos la conductividad térmica del aire fuera del materiai. Consecuentemente determinaremos la distribución del calor sobre la superficie dei bloque. ¿Qué grado de temperatura tendrá encima de ia fuente y en diversos lugares de la superficie dei bloque? ¿Cómo io resolveremos? Es como un problema electrosttiüco coa dos materíaies de coeficientes dieléctricos diferentes a ambos lados de un plano de separación. ¡Ajá! Quizás es el anàlogo de una carga puntual cerca del límite entre un dieléctrico y un conductor, o algo similar. Veamos cuál es la situación cerca de la superficie. La condición fisica es que la componente normal de k sobre ia superficie es cero, puesto que hemos supuesto que no hay flujo de calor saliendo del Moque. Tenemos que pre guntar: ¿en qué problema electrostático tenemos la condic on de nup k i fonc-Kp norma! del campo eléctrico E (que es io análogo a A) sea cero en una superficie? ¡No hay ninguno! Esa es una de las cosas con las que hay que tener cuidado. Por razones físicas puede haber ciertas restricciones sobre los tipos de condiciones m.atemáticas que surjan en un tema cnalq· j-s pues, si nc-iios c lal zade la e u cio j diíc, cial
hay ningún material con una constante dieléctrica que sea cero, mientras que ei c n1 d J rr c i g 1 1 ctrosc -i p i X n sg a. de ios ir q -1 ! dieléc trica fuera cero; '(por supuesto, la constante dieléctrica nunca es cero en ninguna situación rea!. Pero podría ser que tuviéramos un caso de un material con una cons-
de m odo que pudiéram os despreciar la constante dieléctrica del aire extenor). ¿Cómo fiallar un campo electnco que no tenga componente perpencnciilar a ¡a superficie, es decir, un campo que siempre sea tangente a !a superficie? Habrán notado que nuestro problema es opuesto al de una carga puntual cerca de un con ductor plano. ADi queríamos que el camoo raerá perpendicular a la superficie, por que “1 ■’O duríor estnba fodo al rrus-t o , oíe icial En ¿I probl'm a elee i'· u /~n tamos una solución imaginando una carga puntual detrás de la placa conducíora. Podemos usar la misma idea de nuevo. Tratamos de buscar una “fuente imagen” que anule automáticamente la componente normal del cajnpo en la superficie. La figura 12-2 muestra la solución. Una fuente imagen del m ism o signo y de la misma 'intensidad colocada a la distancia a por encima de la suoei-ficie hará que el campo
Fig.· 12-2. Flujo de calor c- isoiarmgs cerca de una fuente puntual de calor a una distancia a bajo ia superficie de >jn buen conductor térmico. Se muestra una fuente imagen fuera del material.
Esta fórmula nos da ia temperatura eo cualquier punto del bloque. La figura 12-2 muestra varias superficies isotérmicas. También muestra las líneas de h, que se puedeo obtener de h = - K \ j T . En un principio eos interesamos eo la distribución de temperatura sobre la superfície. Para un punto de la superficie a una distancia p del eje, r, = r, = + a-, de modo que 2G (12.15) r(superficie) -f í La figura muestra también esta función. Naturalmente, la temperatura justo por encima -de ia fuente es mayor que en punios más lejanos. Este es el tipo de problema que los geofísicos necesitan resolver frecuentemente. Vemos ahora que es el misro.o tipo de cosas que ya hemos estado resoiviendo en electricidad.
112-3
a membrana 4eíisa
Consideremos ahora una situación física completamente diferente que, no obs tante, nos da de nuevo las mismas ecuaciones. Considereo una lámina delgada de goma -una membrana- que ha sido estirada sobre un gran marco horizoetai (como en un tambor). Supongan ahora que se empuja la membrana hacia arriba en un lu gar y hacia abajo en otro, como lo muestra la figura 12-3. ¿Podemos describir la forma de la superficie? Mostraremos cómo se puede resolver el problema cuando las deflfcüoneG Je la membidíis ao son m„uy grandes.
Fig. 12-3. Lámina delgada de goma es tirada sobre un marco cilindrico (como en un tambor). Si se empuja la lámina hacia arriba en A y hacia abajo en B, ¿cuál es la forma de la superficie?
.. .... -. oupong :erá COI o vertical
r
q
r
d r
corte pues,
sección vertical de la membrana. Apare'tra la figura 12-3. Gea i’ el despbzaaiien-
Fig. 12-4. La tensión superficial t de una lámina de goma tensa es la fuerza transversal a una línea por unidad de lon gitud.
de ia membrana respecto a su posición normal, y x , y las coordenadas en un plano fiorizontal; (la sección transversal mostrada es paralela ai eje x). Consideren un trocito de la superficie de longitud y anclio á y . Habrá fuerzas sobre el trozo provenientes de la tensión superficial a lo iargo de cada lado. La fuerza a lo largo de! borde 1 de la figura será t , á>’, en dirección tangente a la superficie - o sea, formando un ángulo 0, con la horizontal. A lo largo del borde 2 la fuerza será Tj á y a un ángulo (9,; (habrá fuerzas similares sobre los otros dos bordes dei trozo, pero nos olvidaremos de ellas por el mornenío). La fuerza resul tante haxia arriba sobre los bordes 1 y 2 del trozo es A F = T2 Ajasen02 -
n á j/s e n g ,.
Nos limitaremos a considerar pequeñas deformaciones de la menibiaíja “S dee;. pequeñas pendiem es\ podemos entonces reemplazar sen 0 portg 6, ia cual se puede escrbir como d u ld x . La fuerza es entonces
La cantidad entre corciietes forma
puede escribir igualmente (para A x pequeño) er- Ì <3 /
d i
d it\
d li\
i A F proveniente de los otros dos bordes; eì iota! es '
Las deformaciones dei diafragma se deben a fuerzas extemas. Representemos con / la fuerza h a d a arriba p o r unidad de área que ejercen sobre la membrana (una es pecie de “presión”) las fu e rza s e xternas. Cuando la membrana está en equiibrio (ei caso estático), esta fuerza se debe equilibrar con la fuerza interna que acabamos de calcular, ecuación (Í2.16). Esto es , ^ _ áF ^ á x Ay ' La ecuación (!2.!6) se puede escribir entonces / = -
¥ ■ (t V u),
(12.17)
donde V significa, naturalmente, el operador gradiente bidimensional (d /d x , d Id y). Tenemos la ecuación diferencial que relaciona u(x, y) con las fuerzas aplicadas f ( x , y) y la tensión superficial t ( x , y ) que, en general, puede variar de 'un punto a otro de la membrana; Oas deformaciones de un cuerpo elástico tridimensional tam bién están gobernadas por ecuaciones similares, pero nos limitaremos a dos dimen siones). Nos ocuparem.os únicam.ente dei caso en que la tensión t es constante era toda 1a m.embrana. Entonces podemos escribir la ecuación (12.17) en la forma
>1“ c od
ra ecuación igual 1 d ) 1 cioi - - E ^>espla_ I que iif-mos hecho pa I £ ¡js , o cilindros carg
c g^d
o i n a
- oi f J ! i y pl a 1
ez se / o- Asi 1 m.bres ensa.
sdwiiídii qu, ^ lOflan la íi''!ül> eu oi· f ui· o lESi 'is '?/« c ü"
1 d
til ad" d“ goma ha sido osada a ifenndo para resolver experimental)s complicados. ¡Se usa ia analogía a! revés! Se presiona la p-ülas y barras hastaaJtujas que corresponden a los poteno de decirod^s Las d^· '? al'ira ian ‘•tiiorK'^s e!
i Ui -T’-s i ro í
iárnina de goma tensa empujada hacía arriba con una varilla redonda. La función u(x, yJ es la misma que ei potencial eléctrico tpíx, y) cerca de una varilla cargada muy larga.
,
'9^ ^
-------------- \ / ^ -------p ^ ^
;
”
co rnaiPi a la situación eléctrica. Se ha llevado aún más allá la analogía. Si se bil'iH "obre la membrana, su movimiento corresponde aproximadamente ai 1 j I. -iitir¡A electrones en el campo eléctrico correspondiente. Se puede ver realmtnie a los cldCií-on» uiovabe en sus trayectorias. Este método fue utilizado paia Oücnai la gcomeiíia com.piicaüa de muchos tubos fotomultipiicadores (tai como 105 uíilizadob en lu ort cq! c centelleo y el que se usa para controlar el haz de luz. Qc lus laiob 'c!^n “ u c Cadiilacs). Este método aún se utiliza pero su prec '¡lOP - ' i i-ida En i. s bí> o' más precisos es mejor determinar los campos poi incíoaob nurnencos, empleando grandes máqumas computadoras electrónicas.
sfèrica mnifornie í r
*"110 e 1"^ q “ J mismo tipo de ecuaciones, esta vez relacionan ! d ic. 0 L. í. i3 del voiumen 1 coosideramos la difusión de iones en un solo gas y la de un ¡ a través de otro. Tomemos esta vez un ejemplo diferente; la difusión de neutrone u.i un mat nal al co r 1 grafito. Escogemos hablar dei grailto (una forma pur0 del carbon p l “1 c? c 1 Dsorbe neutrones lentos. Los neutrones son liu es de vag \j u 1 . Viajan en íl V Í^rí (. Pt L promedi -1 l u ._____L.0 los disperse V los desvíe en una nueva direcc; 1 Luego, s n 1 0' j. r) fu -d“ Md Cí -r d IL- V - c n estaban i ug 0 .'ü< ;í hacia otros lugares. Queremos ha * una desí c 1 x ..c n a o - d i- u -r-c Sea N (x, v, z M F el numero neutrones el rro d volumen á K ubicado en el punto j;, .9. A causa J su movirr ^ t aiTn ^ liendo de à K y otros estarán ent. a_ido. Si hay mas neutrones e:n una regio., que ^ s que van de n a yo eu c q -fi sentido opuesto; habrá un flujo n díame. Sigt noo 1 onar capitulo 43 dei voL Î, describin1 ' el flujo -1 di n » l le 11 C ^ullaníe d ror » q T r n nn ru ° nur 0 erpendicul r
donde ¡a constante de difusión D está dada en función de la velocidad media v camino libre medio / ení.re dispersiones está dado por B = Ib .
La ecuación vectorial para J e / = ~DVN.
(Ì2.20)
La rapidez con que ios neutrones fluyen a través de cualquier elemento de super ficie da es J -n da (donde, como de costumbre, n es el versor normal). E! flujo re sultante que sale de un elem ento de volum en es entonces (siguiendo el razona miento gausiano habitual) v - l d F . E ste flujo daría lugar a una disminución en ei tiempo del número que hay en ÚK a no ser que se creen neutrones en á K (por algún proceso nuclear). Si dentro del volumen hay fuentes que generan 5” neutrones por unidad de tiempo en la unidad de volumen, el flujo resultante que sale de Zi K será igual'a ( S - í- N lc 't) á V . Tenemos entonces V J =
(12.21)
S - f -
Combinando (12.21) con (12.20) obtenemos la ecuación de difusión de neutrones
V-i-D W N)= ^
S
Oí
(12.22)
En el caso estático -en el que c N / i ¡ O- ¡tenemos la ecuación (12.4) de nue vo! Podemos emplear nuestro conocimiento de electrostática para resolver problemas sobre la difusión de neutrones. Resolvamos, pues, un problema. (Ustedes se pregun tarán: ¿por qué resolver otro problema si ya hemos hecho todos los problemas de electrostática? ¡Podemos hacerlo más rápido esta vez porque hem os resuelto los problemas electrostáticos!)
Fig. 12-7. (a) Los neutrones proaucidos uniformemente en toda una esfera de radio a en un gran bloque de grafito se difunden hacia afuera. Se halla la densidad /V de neutrones en función de r, la distan cia al centro de la fuente, (b) La situación electrostática análoga; una esfera unifor me de carga, donde /V corresponde a (u y J corresponde a E.
Supongan que tenemos un bloque de maienal en el cual se están generando neu trones -digamos que por fisión de uranio- uniformemente en toda una región esfé rica de radio a (Fig. 12-7). Nos gustaría saber: ¿cuál es ia densidad de neutrones en todo punto? ¿Hasta dónde es uniforme la densidad de neutrones en iajegión donde se están generando? ¿Cuál es ei cociente entre la densidad de neutrones en el centro y la densidad de neutrones en ia supeilicie de la región de producción? Es fácil encontrar las respuestas. La densidad de la fuente reemplaza a la densidad de carga p, asi que nuestro problema es lo mismo que el problema de una esfera de densidad de carga uniforme. Hallar N es precisamente como haflar el potencial f . Ya hemos calculado los campos dentro y fuera de una esfera cargada uniformemenle; podemos iniegrarlos para obtener el potencial. Fuera, ei potencial es Q lA n í^ r, con la carga total Q dada por A n o ? p T i. Luego, (12.23)
En los puntos interiores, el campo se debe únicameme a la caiga 0 ( f) dentro de una esfera de radio r:Q (r) = Anr^plT,·, luego, ^*2.24) El campo aumenta linealmente con r. Integrando E para obtener f se llega a indentro = ~ Lr vi (· d en o ^ (estamos i i ^ ponderá s 1 I ú o
^ !
6 aJ
constantc. j í 1 qu la lO i"tT i debe _j d^s distancias ' V t», io que corres ) consecuencia. „ p /3 a * > - ^ V 2 - “
2 )·
s la densidad de neutrones e
.iVden.o ~ 3 5 "gj ■''7 I F 1/ - X i iJO a ¿Y cuál es ei cociente entre ia densidad en el centro y la densidad en el borde? En ei centro (r = 0) es proporcional a 3o? /2 . En ei borde {r = a) es proporcional a 2 o?/2, así que e! cociente de densidades es 3/2. Una fuente uniforme no produce una densidad uniforme de neutrones. Ya lo ven, nuestro conocimiento de electrostá tica nos da una buena iniciación en la física de reactores nucleares.
dTlonS^a^rï/éf^de υ Γ liqtíi
Como V X V= O, ia velocidad del “agua seci diente de un potencial: s; =
e puede escribir como el gra(1230)
¿Cuál es ei significado físico de No haj? ningún significado que sea muy útil. Se puede escribir la velocidad como el gradiente de un potencial simplemente porque el flujo es irrotacional. Y por analogía con la electrostática, ip se llama po ten cia l de veloadaaes, pero no esia relacionado con, una energía potencial tal como (p lo está. Como la divergencia de v es cero, tenemos ^ . (Vé) = El potenciai de velocidades sp obedece a electrostático en el espacio libre (p = 0),
= 0.
(12,31)
misma ecuación diferencia! que ei potenciai
Tomemos un problem.a de flujo irrotacional ios métodos que hemos aprendido. Consideren yendo a través de un líquido. Si va aemasia* ! que estamos dejando de lado, serán ii o an rán pequeños remolinos (turbulenci: agua. Pero si la bola no va ni demasi cierto que el flujo dei agua cum.ple ei (O de! ag iii r r c d cji
¡.odem.os resolverlo con
satisfaga dos restncciones ; (1) no hay flujo dentro de la región esférica encerrada por la soperfície de !a bola y (2) e! flujo es constante a grandes distancias. Para satisfacer (i) la componente de v normal a la superficie de la esefera debe ser cero. Esto significa que ¿ (jjjd r es cero para r = a. Para satisfacer (2), debemos teoer d tfi/d z = en todos los puntos donde r > a. Estrictamente hablando, no hay nin gún caso electrostático que corresponda exactamente a nuestro problema. En realidad corresponde a tener una esfera de constante dieléctrica cero en un campo eléctrico uniforme. Si hubiéramos obtenido la solución del problema de una esfera de constante dieléctrica k en un campo uniforme, haciendo k = O tendríamos inme diatamente la solución de este problema. No hemos resuelto este problema electrostático particular en deialle, pero hagá moslo ahora; (podríamos trabajar directamente sobre el problema de flúidos con V y i¡¡, pero usaremos E y porque estamos acostumbrados a ellos). El problema es: hallar una solución de v V = ® tal que E = sea una constante, digamos, para r grande y tal que la componente radial de E sea igual a cero para r = a. Esto es, =0.
{12.32}
En nuestro problema interviene un nuevo tipo de condición de contorno, no aquél donde
Como el campo dee »..c ^ o r 1 /' ’ g J ílE n'orno" ^n"pIcr^lc^ι rl cam_po Eg. Nuestra nj“o ra i t i .lat camp. ic co Jiri n (^) enunciada más arriba. ¿Pero qué tomamos para la intensidad p del dipolo? Para hallarla podemos usar la otra condición sobre ip, ecuación (12.32). Tenemos que derivar f respecto a r, pero por supuesto tenemos nue haf^-rio rnaa eniendo s' angjio O cons1% ^3· q. c cc TcE ro i/= n r,i- ^ i.n c ir ^ .icic·^ ''i- j '' ÍL£ar de z y r. Como z = r eos 9, obtenem.os V = -üof· eos 0 -fLa C«’
-51'v! dp L -o
■
(12.34)
La misma debe ser cero en r = a para todo 9. Esío será cierto si p
(i 2.36)
Observefl f-u d-ia adfli>,n· q í. i -i de ’a ecuación (Í2.35) no hu bieran tenido la misma dependencia sido posible eiegir p de modo que (12.35) resultara nula en r = c lo. El que la cosa saiga bien significa que hemos hecho una conietura acet i escribir ía ecuación (12.33). Por supuesto, cuando hicimos la conjetura estábamos pensando en lo que seguiría; sabíamos que necesitaríamos otro término que (a) satisficiera V^(p = O (cualquier campo real lo haría), (b) dependiera de eos 8 y (c) cayera a cero para r grande. Ei campo dipolar es el único que satisface ias tres. Utilizando (12.36) nuestro potencial es - fo c o s e (..- - ¡ - ¿ j.
-(12.37)
Es fácil hallar v a partir de este potencial. No seguiremos c
12-6
jtominaeióíi? d uiauLO a3nunS)r„rlc u j I'« r “jneíjy
En esta sección nos ted ca ^ n o s c u i rrobles'ia físico rr..ioh i3 ..ie nu d "p e>ne -q uerem os ilustrar la gran variedad de posibilidades-. E sta vez haremos algo que conduce a! mismo tiso de integral aue encontram os en electrostática: ísi tenemos uo proble n ai cc q <= 1 a g J b oig “ ! ias -’-‘'P! '1'’^ 1 „ * ^ L, d I r problem a) T i - il r jp I i ¿ e d Jl n c ^ p i que h ay u r a u ce ! J pn c c i i p i pl uál es ia ilurnin i i d up"" de a l e t c g d f q llega por unida J li i 5] n ) ic c ( b j:· g 1 ) poncinoc qn 1 1 PO n n p n 1 H r-1 nfíi I i_flp e en i^d 1 s !r _ 1C ’ 1 d d ! a t iit a a “ de b >ni3dad 1 - 1 / a! f j J ta r r la i pi del rL^d e^do de il dit-t 1 a L ide p c i ir ad dp is i di r i n ai 1 lu j síá dadT pOi el r no p cp rr nía q i axip pie i 1“ i fu p | U 1 ^! Si !os rayos aa ,VC \\ \ C r' ■m ir af H J f r-t C c J , porque la tti rn -¡p ^ D gn ob n i y 1/co' 9 Ua a re ala ll i°iisida"! de Hipsira “a«p lOG'’ la ilumi.nación I„ de una superficie es
donde e,. es ei versoi dp
Fig. 12-9. La iluminación /„ de una superricie es la energía radiante que llega por unidad de tiempo a una unidad de área de la superficie. campo eiecínco de una carga puntual de intensidad cabiendo esío, vemos j ■ = c e c 1 ¡ -no ^a] 1 e ol lo o I m de o i J u!a ‘i 1 mp e p ! a i r c n d bdd a p J £ bl. d rg la "orma que para ias fuentes de luz’ a! r J d Consideren ei'siguiente ejemplo. Para ¡cierta situación experiiìi seamos disponer ias cosas de modo que :la superi«;ie superior de una mesa tenga adía una iluminación muy uniforme. Disponemos; de tubos fluorescentes ]=? uniformemente según su eje. Podemos iluminar ia ms;sa colocando los tubos fluoresceníes en. un arreglo regular en el cielorraso, qile está a un;a altura z de la mesa. ¿Cuál es el mayor espaciamiento i entre tul30 y tubo qu£; debemos usar si queremos que la iluminación de ia superficie sea un!ifomie a menos de uno en mil. por ejem plo? R espu esta: ( !) hallen el camf(O eJéctrico de m a griJJíí de alam bres con ral q 1 espaciamiento b, 'cargados uaifbrmemente; (¿} el i ! c m-3 ^ al ser el val*3r b para que ias ondulaciones En el capítulo 7 vimos qae el campo elé iiíia grifla de a.lambres cargados se Dodia reoresent.ar como una suma de té:rminos, c?ada uno de loi variación sinusoidal del campo con tsn pedodo de b ¡n , donde n es un entero. La ->i la ecuación aniplitüd de ciiaiqiuera de estos términos esi
e! campo en punSolo necesitamos considerar « = i, ya^que r una solííciórcompietia, tendríam.os que S e m in a r t a il S n 't e ¿oefidStes"3i„,'’k)^;ual no hernos hecho tí)davía (aunque es un cálculo direcío). Como necesitamos im k , podemos eslirnar que su rüagnitud es aproximadamente ia misma que ia 1 _ 30 medio. El !actor e.xponenciai nos daría entonces directamente ia ampiitu-d relativa de las variaci.ones. Si queremos emos que ei espab debe ser
tenemos un factor 4 mnación constante a :a!rnente e¡ doble dei ■go sorprendente que 8 los tubos resultara
«ll L
-
e capítulo deseábamos der dido a] mismo tiempo cómo manejar muchos temas de la física y que terieedo esto en mente es posible aprender casi toda ia física en uo nú ^ L £1 1 ^ Sili embargo, L 1 P TI L I rmal de esta discusión: ¿P or QUé son tan sim ilares las ecuaciones de fenóm enos difí’rentes? Podríamos dedr; “És '’l l d ic. a ' q ; significa eso? ¿Qué r Jí ^ -i í T-rl“ ^ Ji 1" p o d ría ;iigaificar 1 efiurr-nr CT p ^ r i■ =. íes son si Ti. igüaa ezplicacióa. La ‘‘anidad subyaceate’'’ podría sigaificar que íodo esíik hecho de ia misma materia prima y que, por io tanto, obedece ias :s. Esto suena com o una buena explicación, pero pensemos un ooco. El potericial. e¡iectrostíttico, la difusión de neutroces, flujo ; reair¿eníe im agiíiarqu¡ pg ñür-om epte 5s cial eíscí: iratiira o a ia deasid'ad :ulas? Ci:ertameníe, f no es exactam ente lo m ism o qi I r . partícuiíis. El desspiazamienio de una membrana no es ciertíunente como una tem-
Esto nos ileva a otra -pregunta interesante. ¿Es quizás el mismo enunciado válido también para !as ecuaciones e lectro stá tica s! ¿Son también correctas únicamente corno imitación continua de un mundo microscópico realmente mucho más compli cado? ¿No sera que ei mundo real consiste en mmusculos X-ones que sólo se pue den ver a distm cvás pequeñísim as'? ¿Y que en nuestras medidas siempre observamos en una escala tan grande que no podemos ver estos X-ones minúsculos y es por eso que obtenemos las ecuaciones diferenciales? Nuestra teoría más reciente y compieta de la electrodinámica tiene por cierto sus dificultades a distancias m_uy cortas. Así pues, en principio es posible que esas ecuaciones sean versiones continuas de algo. Se presentan como correctas hasta distancias de unos 10^*“ cm, pero luego comienzan a parecer incorrectas. Es posible que haya alguna “maquinaria” subyacente no descubierta todavía, y que ios detalles de ia complejidad subyacente estén escondidos en ias ecuaciones de aspecto conti nuo -tal como en la difusión “ continua” de neutrones-. Pero nadie ha formulado todavia una teoría exitosa que funcione de esta manera. Y lo más extraño es que (por razones que no comprendemos en absoluto) la combinación de la relatividad y la mecánica cuántica tal corno la conocemos parece p ro hibir la invención de una ecuación que sea fundamentaimente diferente de la ecuación (12.4) y que al mismo tiempo no lleve a algún tipo de contradicción. No simplemente una discrepancia con los experimentos, sino una contradicción interna. Como, por ejemolo, la predicción de que la suma de las probabilidades de todos ios sucesos posibles no sea igual a ia unidad, o que a veces las energías resulten en números complejos, o cualquier idiotez de ésas. Nadie ha construido todavía una teoría de !a electricidad para la cual se entienda como una aprojámaCión continua a un mecanismo más básico, y que al mismo tiempo no lleve a ia lar ga a algún tipo de absurdo. Pero se debe añadir que también es cierto que ia hipóte sis de que \/~ f = - p /fo válida para toda la distancia, sea como sea de pequeña, ileva a sus propios absurdos 0a energía eléctrica de un electrón es infinita) -absur dos para los cuales nadie conoce todavía una escapatoria.
13 Mmgimet0Sltáti
0-1
El camp© magnético
13-2
JLa corriente eléctrica; coaserwación de la carga
13-4
ES campe magnético de las corrientes coníinnas; ley de Ampere
13-5
El aiambre recnlkieo y de un solemoMe; las corrieníes atómicas
magnéíico y eléctric© 13,7
transformación de las
R eferencias: Capítulo 15, vol. I: L a teoría especial de la relatividad
0-1 La fuerza sobre una carga eiéctrica depende no soia a 1 = de oo-¡c e a en cuentra, sino también de la velocidad con que se desp :io está caracterizado por dos cantidades vectoriales que k i core cada carga. La primera es \& fu e rza eléctrica que da u i c 71 e ucza que es independiente del movimiento de la carga. La c c *- m = r s hf- del campo eléctrico E. La segunda es una componente a r i r i lc l “ se , llama/iíerzfi m agnética y que depende de la veiocidac _ de esta fuerza magnética tiene un carácter extraño: ei- cualomei pun^o pjrtcu!a>“ del espacio, la dirección -j el m ódulo de la fuerza dependen, ambos, de la dirección en que se mueve la partícula; en todo instante la fuerza Pb .^(enrie r-erpendic .hr ■vector velocidad: además, en todo punto, la fuerza es siempre perpendicular a una ' d 1 1 o! espacio (ver Fig. 13-1); y finalmente, el mócu c di- ! fu '•o pl c 8 a !a com ponente de la velocidad perpendicular a es 0 dir^m n ¡ nv ' giada.i üs posible describir todo este comportamiento definiendo el vecior campo roagnei o f p especifica simultáneamente la dirección privilegi^rh e,i ei f^spac.r y in f o i -it" <■ Droporcionalidad con la velocidad. Nos permiív nnb “ fue c. idgíi ic ''omo q¥ x B. Entonces la fuerza total electro)aagn u i "o p n a carga se puede escribir en la fo m a F == q{E + V X B ). Esta fuerza se llama/yerza de L o ren tz.
(i3.1)
, 3i r 1r 1 mentó de superficis AS, la carga A q que pasa a través dei elemento de s: on tiempo A i es igaal a !a carga contenida ea un paralelepípedo cuya » y cuya altura es v A t como se rnuestra en la figura i 3-2. Ei volumen de ípedo es el producto de la proyección de normal a y por vA L el ci ücado por la densidad de carga p nos da A q. Luego, Aa = p v · B AS Ai. carga por unidad de tiempo es entonces p;; -líá S , de lo cual obteaemos i = pv.
W, ia carga que atraviesa ziS en la li
carga g y moviéndose con la velocidad media p, entonces i = N qv,
( j 3 4,
donde N es el núsuero de cargas por unidad de volumen. ¡La carga tota! que atraviesa por unidad de tiempo cualquier superficie S s^· lla ma corriente eléctrica, I. Es igual a la integral de la componente'*oormái der'flujo a través de todos ios elementos de supertlcie: (13.5) (verla Fig. 13-3).
que la cargí la física es
cuXier
Fig. 13-4. La integral de j · n sobre una superficie cerrada es la variación por unidad de tiempo de la carga total Q en el interior de !a superficie.
La carga e de carga:
;1 interior se puede escribir como la integral de volumen de la densidad Adentro =
j
.
P ^V
Si aplicarnos (13.6) a an pequeño volumen Á V , sabemos que la integral del priraer término es V-J Á V . La carga en el interior es p A V , y entonces la conservación de la carga se puede escribir también en la forma
(iMatemática de Gauss u
a iu'-d''! uiag icsica sctore is "/afAOS aliora a encon'írar la fuerza actuante sobre ua aiambre por ei que circula ..orrieaíc denac de un campo magnético. La corriente está constituida por partículas cargadas en movimiento a lo largo de! alarübre con velocidad v. Cada carga sufre lilla irsncversal f = q„ X B (Fig. 13-5a). Si hay N de tales cargas fo im dad d o lun u num o > >i queño volumen A V del alambre es N A V . La fuerza magnética total AF sobre el vo lumen A V es la suma de las fuerzas sobre ias cargas individuales, esto es ■ A F = (N á ~ n (q v X S). Pero N qv es justamente J, y a á F = JX B á V
(13.
(Fig. I3-5b). La fuerza por unidad de volumen es j x B. Si la corriente es uniíorme en un alambre de aección A, podem.os tomar com.o e'eme to de voiumeri ion ciliní^ro, cuya base tiene área A y cuya longitud es A i. Entonces áF==jXBAáL· (13.10)
Fig. 13-5. La fuerza magnética sobre un alambre por el que circula corriente es la suma de las fuerzas sobre las cargas individuales en movimiento.
(b)
Podemos aliora llamar a J/1 elvector corriente l en el alambre; (su modulo es la in tensidad dela corriente elátrica en el alambre y su dirección es la del alambre). Entonces (13.11)
&F = I X B áL.
La fuerza por unidad de longitud sobre el alambre es I x B. Esta ecuación da e! importante resultado de que la fuerza magnética sobre un alambre, debida al movimiento de las cargas en el. depenae solamente de la cornente íoial y no de la cantidad de carga transportada por cada partícula -jni tampoco de su signo!-. La fuerza magnética sobre un alambre cercano a un imán se ponx en evi dencia fácilmente si se observa su desviación cuando se establece una corriente en él, tal como lo describimos en el capí 6). 13-4
El
r -T-as;
ac
te
ínua3, ley de Ain)¡rre
Hemos visto que se ejerce una f arabre en pxesencia de un carnpo magnético producido, digamos, r el principio de que la acción debe ser igual a la reacción debemc produzca una fuerza sobre la fuente del campo magnético, por ejemplo el :uando hay una corriente en el alambre". Existen tales fuerzas, como por ei desplaza.miento de la aguja de i brújula colocada cerca de un alambre por el que circula corriente. Ahora bien, sabemos que los imanes experimentan fuerzas producidas por otros imanes, así que eso significa
que cuando hay corriente en un alambre, el alambre mismo genera uri campo magnético. Las cargas en movimiento p roducen entonces un campo magnético. Ahora trataremos de descubrir las leyes que determinan de qué manera son crea dos tales campos magnéticos. La pregunta es: dada una corriente, ¿qué cam'po mag nético se produce? La respuesta a esta pregunta se logró experimentalmente por medio de tres experimentos críticos y un razonamiento teórico brillante dado por Ampère. Pasaremos por sobre el interesante desarrollo histórico y diremos simple mente que un gran número de experimentos han demostrado la validez de las ecua ciones de Maxwell. Tomémoslas como punto de partida. Si en estas ecuaciones de jamos de lado los términos que contienen las derivadas respecto al tiempo, tenemos ias ecuaciones de la m agnetostática: W -B = 0 (Í3.I2) ^
=
«o
(13.13)
Estas ecuaciones son validas solamente si todas las densidades de carga eléctrica- son constantes y rodas las comentes son estacionanas, de tal manera que los campos eléctricos y magnéticos no estén cambiando con ei tiempo -iodos los campos son “estáticos”. Debemos recalcar que es muy peligroso pensar que pueda existir una cosa tal co.mo una situación magnética estática, porque es necesario que haya corrientes para la creación de un campo magnético -y las corrientes provienen _sólo de las cargas en movimiento-. La "magnetosiaaca'’ es entonces una aproximación. Se refie re a un caso especial de situación dinàmica con gran ca n tid a d de cargas ea movimiento que se pueden aproximar por an flujo estacionario de cargas. Sólo en tonces podemos hablar de una densidad de corriente J que no cambia en el tiempo. El lema deoeria llamarse mas precisamente, esmdio de las cornenies estacionarias, uuoon ndc "u cdo^ lo'^ "a nro'· s^n oorl odos ioc temiinos del tipo 8 E / d S y d M / d t de las ecuaciones completas de Maxwell, ecuación (2.41) } 00 f-ifi b'· no ecuiaoae>" ^13.12) y (13.13). Observemos también que si ia divergencia del rjtor de cu'iiqiji'ír vecfor es necesariamente cero, la ecuación (13.13) requiere que v-J = O Es>o |3or L cu^-ioi (13.8) solasneaíe si d p / d í es cero. Pero deb- Ga- «s» s 2 n i -'^iribia -on l -i -ñipo y im res riescra Lootesis p" correcta. La condición V-j = - sSi'iTr- «¿ar- ied° iío l g V'i ei lu rargas que describen trayectorias cerr^^das de maneia que mel/en di lugar ?in que esiabaji anies Por ?j»jr. lo, pucdn luir -jo- aiamb.es qae for eT lazos cerrados -llamados circuitos-, "oi SuOd sí'·, los ''jc a tos -r » p-íer g»ne- do C" ^ bsteng'· que hagan i u r a ias cargas. Pero no pueden incluir condensadores que se estén cargando o descar gando; (por supuesto, mas adeldini, jíend^icinos est„ Cwona para m I jit los-xampos dinámicos, pero i'r nr nos referirnios a los casos de ias corrieníes coi oi & \ Examinemos i hí· rn ones (13.12j y (ÍJ.13) para 'er lo qoe sígmAcaJi. üjirip-a ..ir" qi j cía de ¡B 'e '’cro Comparándola con la ecuación anàloga electros! r r q e V-ÍS = o/ij, o 'diT o s oncluir que no hay nada m gnàtico análog r¿n écírica. 'náy cargas noff'iáíicos desde donde puedan salir las 1' ^ re . Si psnsajnos ^ i iPminos de “& as” del campo vecto rial iS las mismas nunca podrán empezai· o deíemerse en algo. ¿De dónde provienen entonces? j r -«ang r apir^rr ’ 3 P ;ícífi de corrientes; tienen un c o p-0|30 C10ia_ a l-i d ^ n s d ld r<^ on nue Hn oár, íijgnr dor» !e Ì1./0 ^órnente habrá líneas de campo magnético formando
lazos airededor de las corrieníes. Tales líneas de B no comienzan ni temiinan, se cierran sobre sí mismas formando lazos cerrados. Pero puede haíjer también casos complicados en los cuales las líneas no son simples lazos cerrados. Pero io que podemos decir es que ellas nunca divergen de an punto. Nunca han sido descubier tas cargas magnéticas, así que V -B = 0. Todo esío no es solamente válido para la magnetostática, es válido siem pre —también para los campos dinámicos.
Fig. 13-6. La integral de ìlnea de la componente langencial de B es igual a la integrai de superficie de la componente normal de v > <®La relación entre el campo B y las corrieníes esta contenida en la ecuación (13.13). Aqui tenemos ana nueva ciase de situación q ue es muy diferente de la elec trostática, donde teníamos V x IE = 0. Aquella ecuación significaba que la integral de línea de E a lo largo de un camino cerrado es cero:
lazo O b i i n a o 3 «.quei •esaka«^ dei coreín?' d f -nir r ir r ' mi 3 ' i cualQi.iei cam po ■' ,·- ¡aigo g s c a a lq u i ^Lr a Jc c a ■■ al 1 1 =gia¡ 1 p rfc l o n e x l d 1o r ( < - n '"ae ™ ' < ig í r ’ a ir c —ado ■'r c n o n o ) m i'i l e c e n a al vfc-oc a no p í i a r" / > s -, ir r ic '' g ¡ figura 13-6 obtenemos S -d s = i
( y y i M) . m d S .
. graJ r De acuerd T 1 = c -■ 11 -Til « 1 perfide S. dependiente de L· ÍG esté limitada por 1 hablamos ae ”ia cómeme a a
(13.14)
del lazo T”. Tenemos entonces un ley general: la circulacióii de 13 a io largo de cualquier curva cerrada es igual s ia corriente / a través del lazo, dividida por
Esta ley -llamada ley de A m p è r e - juega el mismo papel en magnetosíarica que la ley de Gauss en electrostática. La ley de Ampère sola no determina B a partir de las corrientes; es necesario ee general utilizar también v ® = 0. Pero como veremos en la próxima sección, puede servir para determinar el campo en circunstancias espe ciales que representan ciertas simetrías simples.
13-5 El campo inrsagméíico de ii 1alamlbire rectìliiinieo y de urna solenoiide; las corrientes atómicas Podemos ilustrar el uso de la ley de Amisére encontrando el campo magnético cerca de un aiambre. Preguntamos; ¿cuál es’e! campo en ei exterior de un alambre largo que tiene ia forma de un cilindro circular? Supondremos algunas cosas que no son del todo evidentes, pero que no obstante son verdaderas: que las lineas de campo de IB rodean ai aiambre en circuios cerrados. Si hacemos esta suposicion, la ley de Ampère, ecuación (13.16), nos da ia intensidad del campo. Por la simetría del problema, B tiene el mismo módulo en todos los puntos sobre un círculo con céntrico con el alambre (ver Fig. 13-7). Podemos calcular entonces fácilmente la integral de línea de B · ds; es sirnolemente igual al producto de B por lA circun ferencia. Si r es el radio del círculo, entonces \ ds ^ B - lirr. La corriente total a ira-/és de! iazo c
'
g T L la rom i
la
Fig. 13-7. El campo magnético en el exterior de un alambre largo que trans porta la corriente /.
La intensidad del campo magnético disminuye como la inversa de r, la distancia al eje de! alambre. Podemos, si lo deseamos, escribir la ecuación (13.17) en foraia vectorial. Recordando que ¡B>es perpendicular a I ’y a r, tenemos
4 t €qC^
r
(13.18)
Hemos separado el factor 1¡A n íff^ porque aparece frecuentemente. Es bueno re- cordar que es igual a 10~’ (en el sistpf i M '^S) y qu-- = uoli.. li a reacio i o üo la (13.17) para d efin ir la unidad de corriente, ei ampere. A un metro de «na corriente de un ampere, el campo magnético es de 2 x IO"'' webers por metro cuadrado. Como una corriente crea un campo magnético, éste ejercerá una faerza sobre un alambre cercano por el que circule comente. En e! capítulo 1 describimos un expe rimento simple para poner en evidencia las fuerzas que actúan entre dos alambres por los que circula corriente. Si los alambres son paralelos, cada uno es normal al campo ® del otro; cada alambre debe ser atraído o repelido por el oíi-o. Cuando las corrientes están en el mismo sentido los alambres se atraen; cuando las corrientes se mueven en sentido opuesto los alambres se repelen.
Fig. 13-8. E! campo magnético de solenoide iargo. Tomemos otro ejemplo ( s ley de Ampére si agregamos algo que sepamos sobre el ;mos una bobma larga arrollada en espiral bieii lunta, como muésigura 13-8. Se llama solenoide a .tal tipo de bobina. Se obs e cuando ujo. solenoide es muy » es muy pequeño comparado largo coraparado con su d ; hecho, junto con la ley de 1 el campo interno. Utiii2 A m ne p, jjodem '’ajrula b i t r d f 'u npo pr n n r iq lom “I c nro psi? \c o ii^ r d o “ti si mieno [j i=ne una divergencia nula), sus líneas debp ^p p laW a' J pje, rc~ic - It '"^u t Z ·=r ^a" i -d TI'·'’ 'iplif'it I i dp np c U r irvpi” reciangular F que se muestra en ¡a figura. Este lazo reco r V disia cía _ dpj , d i s i nnde, rrnd^ el cin p o , liga íl c Pj, lupg r Li V3 feruptirli ul ~u pü r al r-· i o ^ T'm ri °r la parte externa donde el campo es despreciable. La iategrai
de línea de B sobre esta curva es precisamente y debe ser igual a 1It^c^ veces la corriente tota] a través de T, o sea N I si hay N vueltas en la longitud L de! sole noide. Tenemos
O sea, que llamando n al nùmero de vueltas por u n idad de longitud dei solenoide (es decir, n = N I L ) obtenemos =
(Ì3.19)
¿Qué Ies sucede a las líneas de B cuando llegan al extremo del solenoide? Es probable que se dispersen de alguna forma en el exterior y que retomen para entrar por ei otro extremo del solenoide como se ha esquematizado en la figura 13-9. Un campo tal es exactamente el que se observa en el exterior de una barra magnética. Pero, después de todo, ¿qué es un imán? Nuestras ecuaciones dicen que B se origina en presencia de corrientes. Por otra pane, sabemos que las barras ordinarias de hierro (sin baterías ni generadores) también crean campos magnéticos. Podrían pen sar que debería haber otros términos en el segundo miembro de la (13.12) o de la (13.i3) para representai- “la densidad de nierro magnético” o alguna magnitud simi lar. Pero no hay tales términos. Nuestra teoría dice que los efectos magnéticos del hien-o provienen de corrientes internas que ya han sido anteriormente tenidas en cuenta en el término en j.
I
La materia es muy compleja cuando se la mira desde un punto de vista funda-.lemal -^omo lo (^Jios cuand >raiabamos de comprender los dieléctricos-, A fin de no interrumpir nuestra discusión, esperaremos para desarrollar en decaile más ade lante el conocimiento de los mecanismos internos de los materiales magnéticos tales como el hierro. Deberán aceptar por el momento que todo el magnetismo es produ cido por corrientes y que en un im.án permajiente hay corrientes internas perm-anentes. En el caso del hierro esas corrientes provienen de la rotación de los electrones al'-cdM i de su3 prop ^s j'S Cada Hectro lepp un^ roianón de este tipo, llamada espín, que equivale a la circulación de una· pequeña corriente. Por supuesto, un solo electrón no produce mucho camoo magnetico pero un trozo ordi nario de materia contiene billones y billones de electrones. Normalmente ios espines están orientados en todas direcciones de manera que no hay un efecto
resultante. El mflagro es que en muy pocas sustancias, como el hierro, una gran parte de los electrones giran con sus ejes orientados en la misma dirección -para el hierro, dos electrones de cada átomo toman parte en este movimiento colectivo-. En una barra imantada hay gran cantidad de electrones que giran en la misma direc ción y, como hemos visto, el efecto total es equivalente a una circulación de corriente en la superficie de ia barra; (esto es algo anàlogo a lo que encontramos para los dieléctricos -que un dieléctrico uniformemente polarizado es equivalente a una distribución de cargas en su superficie-). No es entonces accidenta! que una barra magnética sea equivalente a un solenoide.
13-S
F
«auov'i·’ 1 Je io"
Sl r '
h 'S ^ u co y cUf-inrt.
Cuando dijimos que la fuerza magnética sobre una carga era proporcional a su velocidad podrían haber pensado ¿qué velocidad? ¿con respecto a qué sistema de re ferencia? En efecto, es claro que a partir de la definición de B que hemos dado al miciar este capitulo esie vector dependerá dei sistem^a de reierencia que hayamos elegido para especificar la velocidad de ias cargas. Pero no hemos dicho nada res pecto a cuál es el sistem.a de referencia copíeniente para especificar e! ^ampo m-agnético. Se encuentra que cualquier sistema ineicial es conveniente. Veremos igualmente que e! magnetismo y la electricidad no son cosas mdependientes -^ue deben ser condiderados siempre en conjunto, como un campo electromagnético completo-. Aunque en el caso estático las ecuaciones de MaxweU se separan en dos pares dis tintos, un par para la electricidad y otro par para e! magnetismo, con ninguna co nexión aparente entre los dos campos, en la naturaleza misma hay una relación muy íntima entre ellos que proviene del principio de relatividad. Históricamente, ei principio de relatividad fue descubierto después de las ecuaciones de Maxwell. Fue 8H efecto e! esiúdio de k elecíncidad y ei magnetismo io que condujo finalmente a Einstein a descubrir su principio de relatividad. Pero veamos qué nos puede decir nuestro conocimiento de la relatividad respecto a las fuerzas magnéticas, si suponernos que e! principio de relatividad es aplicable -como lo es- ai electromagnetismo. Supongan que queremos saber qué sucede cuando una carga negativa se mueve con velocidad paralelamente a un alambre por ei que circula corriente, como en ia figura 13-10. Trataremos de comprender qué es io que sucede en los dos sistemas de referencia: >no ílj^ m . iP-peci'- i J i' - " c ^ I "'y<-o (a) de la figura, y otro fijo con respecto a la partícula, como en ei caso (b). Llamaremos S al primer siste ma y S ' al segundo.
V., =0
Fig. 13-10. La interacción entra un alambre por ei que circuía corriente y una pariícuía de carga q vista desde dos sistemas de referencia. En el sisíema S (parte a), ei alambre está en reposo; enei sistema S' {parte b), la carga está en reposo.
En el sistema S se ve claramente que existe una fuerza sobre la partícula. La fuerza está dirigida hacia el aiambre, de tal manera que si la carga se está moviendo libremente, podemos ver que curva su trayectoria hacia e! alambre. Pero en el siste ma S ' no puede haber fuerza magnética sobre la partícula puesto que su velocidad es nula. ¿Se queda, en consecuencia, donde está? ¿Veríamos suceder cosas diferentes en los dos sistemas? El principio de relatividad nos dice que en S ' también debemos ver que la partícula se acerca al alambre. Tratemos de comprender por qué sucede esto. Retomemos a nuestra descripción atómica de un aiambre que lleva corriente. En un conductor normal, digamos en ei cobre, las corrientes eléctricas provienen del movimiento de algunos de los electrones negativos -digamos los electrones de conducción- mientras que ias cargas nucleares positivas y los restantes electrones permanecen fijos en el seno del material. Sea p _ la densidad de electrones de con ducción y V su velocidad en el sistema S . La densidad de cargas en reposo en el sistem„a S es p+ que debe ser igual a menos />_, puesto que hemos considerado un alambre no cargado. No existe entonces campo eléctrico fuera del alambre y la fuerza sobre una partícula en movimiento es simplemente F ^ gV oX ». Utilizando el resultado que encontramos en la ecuación (13.18) para el campo mag nético a la distancia de r del eje del alambre, concluimos que la fuerza sobre la partícula está dirigida hacia fuera dei alambre y su módulo es F =
i
.2% ^
.
Utilizando las ecuaciones (13.4) y (i3.5), la corriente I se puede escribir como p _ v A , donde A es la sección del alambre. Entonces p = _ 1 ___. 4s-€oC^
(13.20)
Podemos continuar y tratar el caso general dotóte v y son dos velocidades arbitrarias, pero es muy interesante considerar el caso iW icuIar en que la velocidad de la partícula es igual a ia velocidad v de ios electrones de conducción. Escribi mos entonces = v, y la ecuación (13.20) se transfomia e¿\ F = 2 ^
¿ .
(13.21)
Veamos ahora qué sucede en S ' donde la partícula está en reposo y el alambre se n " la. 1 (’ II íhu erda r i i'gura) con velocidad v. La carga positiva que se de plaza con i lambfp pueo«· rieai un amp magnético B ' en el lugar en que se c j I l i il fJ^ι c il T'-rr la ^r· elg p-i,*! ^h la r reposo, jes decir que no hay fuerza m agnética actuando sobre ella! Si hay alguna fuerza actuando sobre la partícu la debe provenir de un campo eléctrico. Es necesario que ei alambre en movimien to haya producido un campo eléctrico. Pero esto puede ocurrir solamente si aparece cargad --c -i m rro np i -nbr neutro con corriente aparezca cargado cuando se lo pone en moviíiiiento. Tenemos que es d o ^ 'r = ^ ^ n|r,i i- d áp Γ■^ gg en pi alambre en T' t i 3?í^5r o·' “ T ^ a. on q ^ “s lo
mismo; pero sabemos que ias longitudes son diferentes en S y S ' (ver capítulo 15, voL I), y entonces ei volumen también cambia. Como la den sid a d de carga depende del voiumen ocupado por las cargas, ia densidad debe cambiar también. Antes de precisar ias d ensidades de carga en 5", tenemos que saber qué sucede con la carga eléctrica de un montón de electrones cuando ias cargas se desplazan. Sabemos que la masa aparenté de una partícula está multiplicada por i / \ / l ¿Ocurre algo similar con la carga? ¡No! Las cargas son siempre las m ism as, estén o no en movimiento. En caso contrario no observaríamos siempre que la carga tota! se conserva. Supongan que tomamos un bloque de material, digamos un conductor que iniciaimente está descargado. Ahora lo calentamos. Debido a que los electrones tienen masa diferente que los protones, las velocidades de los electrones y de los pro tones cambiarán en cantidades diferentes. Si ía carga de una partícula dependiera de la velocidad de la partícula que ia lleva, las cargas de los electrones y de los pro tones no se compensarían más en el bloque calentado. Un bloque se cargaría enton ces al calentarlo. Como hemos visto anteriormente, un cambio de una fracción muy pequeña en la carga de los electrones en un bloque puede dar lugar a campos eléc tricos enormes. Nunca ha sido observado tal efecto. Además podemos señalar que la velocidad media de ios electrones en la materia depende de su composición quím ica. Si !a carga de un electrón cambiara con la velocidad, la carga neta de un trozo de material debería cambiar durante una reacción químíca. Nuevamente un cálculo fácil muestra que una muy pequeña dependencia de la velocidad en la carga daría origen a campos enormes a partir de las más simples reacciones químicas. No ha sido observado tal efecto y concluimos que la carga eléctrica de una partícula única es independiente de su estado de movimiento. La carga de una partícula es una cantidad escalar invariante, independiente del sistema de referencia. Esto significa que en cualquier sistema 1a densidad de carga de una distribución de electrones es directamente proporcional ai número de electrones por unidad de volumen. Necesitamos solam.ente preocuparnos del hecho de que el volumen puede cambiar debido a la contracción relativista de las distancias. Aplicaremos ahora estos conceptos a nuestro alambre en movimiento. Sí toma mos una longitud del alambre, en el cual hay una densidad de carga Pf, de cargas estáticas, contendrá la carga tota! O = p„L„^o· Si se observa ia misma carga en un sistema diferente que se m.ueve coo velocidad v, estará contenida en un trozo de material de longitud m ás corta
pero con la misma superficie Cpuesto' que las aimens-oncs transversales a la Qireccion del movinuento no cam bian). (Ver Fig ’ 3 ■’ , ‘' i T n f densidad de cargas en ei sviema en que =e están mo-«endo, la carga lotal g debe ser p LA ^. esta debe ser igual d p L„ A uesto que la carga es la ■ms.na en cualquier sistem.a, asi que p L = i>„L„ r r;-, rc^[,i <]'· 2?)
La densidad de carga de una distribución de cargas en ii forma que la masa relativista de una partícula. ■
^^ñrea A
Fig. 13-11. Si una distribución de partículas cargadas en reposo tiene la densidad de carga p„, las mismas cargas tendrán la densidad p = p g / x / c u a n d o se las mira desde un sistema que se mueve con una velocidad relativa i/.
Usaremos ahora este resultado general para la densidad de carga positiva p+ de nuestro alambre. Estas cargas están en reposo en el sistema S . En S ', sin embargo, donde el alambre se mueve con velocidad v, la densidad de carga positiva será
Las cargas negativas están en reposo en S '. Tienen la “densidad en reposo” Po en este sistema. En !a ecuación (13.25) = p'_, puesto que tienen la densidad p'„ cuando el alam bre está en reposo, es decir, en el sistema S donde la velocidad de las cargas negativas es v. Para los electrones de conducción tenemos entonces que _______
.
(13.25)
Ahora podamos por qae hay camoos e!éctricos\en ¿"-porque en este siste ma e! aiambre tiene ia densidad de carga neta p' dada por p' = p'+ -1- p'_. Utilizando (13.24) y (13.26) tenemos
VI Como si -lambre estático es neutro, p _ = —p ^ y tenemos p' = p +—
03. 27)
^ Vi Nuestro'alambre en movimiento está cargado positivamente y producirá un campo eléctrico E ' en la partícula externa ijimóvi!. Hemos resuelto eJ probiema electros tático de un
cilindro uniformemente cargado. El campo eléctrico a ia distancia rdel eje del cilindro es p+ A v^lc^
E ' = -,
/-n-jR'
27r€o'-^/Γ^ La fuerza sobre la partícula cargada negativamente es hacia el alambre. Tenemos, por lo menos, una fuerza en el mismo sentido desde los dos puntos de vista; 1a fuer za eléctrica en 5' tiene el mismo sentido que la fuerza magnética en S. La intensidad de la fuerza en S ' es F' =
___ .
^
(13.29)
Comparando este resultado para F con nuestro resultado para F en ia ecuación (13.21) vemos que la intensidad de las fuerzas son casi iguales desde los dos puntos de vista. En efecto
^/1 y así, para las pequeñas velocidades que hemos considerado, ias dos fuerzas son iguales. Podemos decir que para bajas velocidades por lo menos, comprendemos que el magnetismo y la electricidad son simplemente “dos formas de ver la misma cosa”. Pero la cosa es mejor todavía. Si tomamos en cuenta además el hecho de que las fu e rza s también se transforman cuando pasamos de un sistema a otro, encontramos que las dos formas de ver lo que sucede conduce en efecto a! mismo resultado f ís i co para cualquier velocidad. Una manera de ver esto es hacer una pregunta tal como: ¿qué momentum trans versal debe tener la partícula después que la fuerza haya actuado por cierto tiem-po? Sabemos por ei capítulo 16 del vol. I que el momentum transversal de una partícula debe ser el mismo en am.bos sistemas S y S '. Llamando j a là coordenada transver sal, vamos a comparar Apy y A p \, Utilizando la ecuación de movimiento relativista mente correcta, F = ± p /d t, es de esperar que después de! tiempo A t nuestra partícula tenga un momentum transversa! Apy en el sistema S dado por A;., = FA/.
(13,31)
En el sistema S ', el momentum transversal será
Por supuesto, tenemos que comparar Ap^ y A p \, para los iatervalos de tiem.po co rrespondientes A t y Hemos viS'C en e¡ eaonulo i 5 dei voi. i que los intervalos de tiempo referidos a una partícula en movirnienio aparecían más largos que ios me didos en ei sistema de la partícula en reposo. Como nuestra partícula está LniciaJraente en reposo en S ', es de esperar que, para A t pequeño. Ai'
(13.33)
y así todo m archa bien. De (13.31) y (13.32) obtenemos F ' AZ' á.Py que es precisamente = 1 si combinamos (13.30) con (13.33). Hemos encontrado que obtenemos el mismo resultado fisico cuando analizamos ei movimiento de una partícula que se mueve a lo largo de un alambre en un sistema de coordenadas en reposo con respecto al alambre, o en un sistema en reposo con respecto a la partícula. En el primer caso, la fuerza era puramente “magnética” y, en el segundo, puramente “eléctrica” . Los dos puntos de vista están ilustrados en la figura 13,12 (aunque hay todavía un campo magnéíico B ' en ei segundo sistema, no produce fuerza sobre la partícula inmóvil).
Si hubiéramos tomado otro sistema de coordenadas habríamos encontrado una mezcla diferente de los campos E y B. Las fuerzas eléctricas y magnéticas son parte de un fenómeno físico -la interacción electromagnética de las partículas-. La sepa ración de esta interacción en partes eléctrica y magnética depende enormemente del sistema de referencia tom.ado para la descripción. Pero una descripción electromag nética completa es invariante; electricidad y magnetismo tomados juntos son com patibles con ia relatividad de Einstein. Como los campos eléctricos y magnéticos aparecen en diferentes mezclas,,si cam biam os nuestro sistem a de referencia debemos tener cuidado respecto a ia forma de considerar los campos E y B. Por ejemplo, si pensamos en “lineas” de E o B no debemos asignarles demasiada realidad. Las líneas pueden desaparecer si tratamos de observarlas desde otro sistema de coordenadas. Por ejemplo, en el sistema S ' hay líneas de campo eléctrico, que no encontramos “pasando” delante de nosotros a ve locidad V en el sistema S ”. ¡En el sistema \j n hay njngiina línea de campo eléctri co! Por consiguiente, no tiene ningúnsm TtÁ ScTd^ir cosas tales como; cuando muevo un im.áj], lleva su campo con él y, por 1o tanto, las líneas de campo de B también se desplazan. En general, no hay medio de dar un sentido a la idea de “velocidad de las líneas de campo en movimiento” . Los campos son nuestro camino para describir io que sucede en un punto del espacio. En particular, E y B nos indican las fuerzas que actuarán sobre una partícula en m^ovimiento. La pregunta “ ¿cuál es ia fuerza que un campo magnético en m ovim iento ejerce sobre una carga?” no significa nada preciso. La fuerza está dada por los valores de E y B en el punto donde se encuen tra la carga, y la fórmula (13.1) no se debe alterar si la fu e n te de E o B se mueve (son los valores de E y B que se modificar,án por el movimiento). Nuestra descrip ción matemática se refiere solamente a los campos en función de x, y, z y t con respecto a algún sistem a Inercial.
Hablaremos más adelante de “una onda de campos eléctricos y magnéticos pro pagándose a través del espacio”, como por ejemplo una onda de luz. Pero eso es como hablar de una onda que se propaga a lo largo de una cuerda. No significa que alguna parte de la cuerda se mueva en la dirección de la onda; significa que el desplazam iento de la cuerda aparece primero en un lugar y después en otro. Análoga mente, en una onda electrom.agnética la onda se propaga, pero la intensidad del campo varia. Asi, en el futuro, cuando nosotros -o cualquier otro- hable del campo “en movimiento” podrá interpretarse como una forma práctica, abreviada de descri bir un campo variable en ciertas condiciones.
13-7
La transformación de las corrientes y de ias cargas
Puede que les haya preocupado la simplificación que hemos hecho al tomar la misma velocidad v para las partículas y para los electrones de conducción en el alambre. Podernos volver a ello y rehacer el análisis para dos velocidades diferentes, pero es más fácil observar simplemente que la densidad de carga y la de corriente son las componentes de un cuadrivector (ver Cap. i 7, vol. I). Hemos visto que si es la densidad de las cargas en su sistema en reposo, en tonces en un sistema en el cual tienen velocidad ia densidad es
e sistema la densidad de corriente es (1334)
j = p v ^ -~ J g = :· -\/i - v y c ^
}ue la energía U y ú momentum p de una partícula que se n dados por
C/=_
^
V i -
donde es la masa en reposo. Sabernos también que U y p constituyen un cuadrivector relativista. Coro.o p y J dependen de la velocidad v de ia misma forma que U y p, concluimos que p y j son tam bién las com.ponentes de un cuadrivector relati vista. Esta propiedad es la clave para un análisis general del campo de un alambre que se mí·»"» »s ¡q q„g necesitamos si queremos resol ver el proL!“ i la Hnd i ' articula diferente de la velocidad de los electrones r rr n r Si desrano i a r m a r un > lema de coordenadas que se mueve con una velocid d en i d ere on n que se transforman como t y (x, y , z), de manera r \ ¡ .U -
«P
y = y>
fv = jy<
Con estas ecuaciones podemos relacionar cargas y corrientes medidas en un sistema con las medidas en otro. Tomando las cargas y corrieníes en uno de estos sistemas podemos resolver ei problema electromagnético en eí mismo sistema utilizando nues tras ecuaciones de MaxweU. El resultado que obtengamos p a ra el m ovim iento de partículas sera el mismo, cualquiera sea el sistema que elijamos. Volveremos más adelante a las transformaciones relativistas de los campos electromagnéticos.
O-S
Superposiclóa; U regla de ta mano derecha
Concluiremos este capitulo señalando dos punios más relativos al tema de la magnetostática. Primero, nuestras ecuaciones básicas para e! campo magnético son ¥ • ^ = 0,
W X B = j/c^eo,
lineales en B y j. Esto significa que el principio de superposición también se aplica a los campos magnéticos. E! campo producido por dos comenies estacionanas dife rentes es la suma de los campos individuales de cada corriente actuando sola. Nues tro segundo punto a señalar se refiere a la regla de la mano derecha con la que nos hemos vuelto a tropezar (ta! como la regla de la mano derecha para el campo magnético producido por una comente). Hemos observado además que la magneti zación de un imán de hierro se comprende a partir de la rotación de los electrones en el material sobre sí mismos. E! sentido del campo magnético de los electrones que rotan está relacionado con e! eje de rotación por la misma regla de la mano de recha. Como B se determina por una regla “de mano” im plicando un producto vecional o un rotor- se lo llama vector axia!; (los vectores cuyo senado en el espa cio no dependen de una referencia a la mano derecha o izquierda se llaman vectores polares. Desplazamiento, velocidad, fuerza y E, por ejemplo, son vectores polares). Les cm tida.óss fís i^ 9 s obm son sin ernbargo, derechas o izquierdas. Las interacciones electromagnéticas son simétricas frente a reflexiones (ver Cap. 52, vol I). Siempre que se calcelen fuerzas rnagnéticas entre dos SiStemas de cornecíes, e’ .-•»sultado es invariante con respecto a un cambio en ia convención de las manos. Nuestras <-ru3no>i's c idicen, ^l(^epe^d1.“nteme >.e de te convención de la mano derecha, hasta ei resultado final de que corrientes paralelas se atraen o que coinenif“s s j seiíido ouucsio se lepeien, (iiaie.j de f'alculaj b rudf-a utli^íLido gls'· d ia ll f r i7qui r d i”) Una atracción o una repulsión es un i ol Z i q ir 11 de'^^nt ci alqu ei ir e ac o i cc i le uiiL"n mos la legia de la inaio de ecna dos 'cce^ -una 'lalla j- a oaiur J las comentes y nuevamente para enconxrar la fuerza que B produce sobre una segunda corrientes. Utilizar la regla de la mano derecha dos veces es io mismo que hacerlo 5 f c la u^'l ’nf 1 n-n -I t '' ronvendomes a ’in sistemada ina o i^qi“rdn iofi smi su rí.-np ^ L se n ven nan, ■ = t das las fuerzas -o lo que quizás importante, ias ac^lerariores obser/adas de los objetos- no cambiarían. / 11 iqi r *'S ''is,rr, r]r |jjP r¡ „ m a r j j a r s Jra soK-PSr on O O" la'· le/p" Je H 1n n ic^i nc "on re m\í n mes f eii» a e l· lonro ^ n espejo, las F yf. r|pi rí^ruonagn- 3-roo esa sim.etríabásica-r-""^
E i crnTripo m^m gnético e u d m e r s m s m tu m c m n e s
14-1
El potencial vectoiial
M-5
Í4-2
El ¡potencial vectorial de corrieníes conocidas
El campo de mn lazo pequeño; el djpoic megaélico
M-6
El potencial sectorial de ii
M-3
Un alansbre recto a ley cJtí Bioí y Savart
Un solenoide Hargo
14-1
El potencial vectorial
En este capítulo continuaremos nuestra discusión acerca de los campos magné ticos asociados con comentes esiacionanas -el tema de magnetosiáíica- Ei campo magnéíico está relacionado con corrientes eléctricas por nuestras ecuaciones básicas. V - S = 0,
(14,1) (14.2)
Aho‘ 8 iei qucrei ir^ “'’ir'· e j _firo es, sin requerir ninguna simetría es¡ ec J r r '1 n ur j o^pdi flivi 10 iciUr ' s ción de todas las cargas eléctricas; f tomando una integra! sobre las carg - no » desea ei campo eléctrico, lo obtiene c hay un procedimiento r, r^joidient ill a nr ' td d rr t dr ^ g
i'i genera!, esto lectrostática, Ocíala posi icial escalar i ar o i (^ M -uego, si uno -aremos que i am o t si ^ iq '-p ~ i
il
c di O
En electrostática vimos que (debí Ir r r L r c v r i ;ra posible repre"pr.iai C ro , el „rgd pt p í rr r i ^ r i de B no es en todo caso cero y as i t-o un gradjenie. Sm ernbargo, ia divergen^· c ^ ~ir p " ^ ica qu en todo caso podemos representar B ~i 1 ' r--¡---- oral Como vimos en ja sección 2-8, ia diverg n n 1 o -^o r »o ces siempre podemos relacionar B con un ^ i i i no roor
o, escribiendo las com ponentes. dA^ dy d A, 8z dAy dx
dAy dz
__
^ dx dA, dy
Escribiendo B = v x A garantiza que se satisface la ecuación (14.1) ya que, nece sariamente V ■ B = V ■ (W X A ) = Q. El campo A se llama p o te n cia l vectorial. Recordarán que el potencial escalar f no estaba completamente especificado por su definición. Si hemos encontrado (p para algún problema, siempre podemos encon trar otro potencial f ' que es igualmente bueno sumando una constante: 4>' =
+ C.
El nuevo potencial
= w X A ' = V X A.
Por lo tanto V X J'
~ V X A = W X (A ' - J ) = 0.
Pero si el rotor deun vector es cero, debe ser el gradiente de algún campo escalar, lp digam.os, así que A '~ A = Vip. Eso significa que si A es un potencia! vectorial satisfactorio para un probiema eaionceo, para cualquier i¡¡ A' = A + W
(14.5)
será un potencial veri^nal igi Jmei il saosf^c o~ic que coidi'c^ M mis-nr camo D Generalmente es conveniente quitar algo de la “libertad” de A imponiendo arbitrariamente alguna otra condición en él (en forma muy parecida a cuando cnconcramos ronvemenrr - i m ,^udo- liac“r c» poiPn''iJ f ^ero a una gran distan cia). Por ejemplo, podemos restringir A escogiendo arbitrariamente cuál debe ser ia divergencia de A.
Siempre podemos hacer esto sin afectar B. Esto se debe a que, a pesar de que A y A ' tienen el mismo rotor y dan el mismo B, no necesitan tener ia misma divergencia. En realidad, V A ' = V -A + V ^ f, y escogiendo ip en forma apropiada podemos hacer v · A ' lo que queramos. ¿Qué debemos escoger para y A ? Se debe escoger de modo que se obtenga la mejor conveniencia matemática y ello dependerá dei probiema que estemos resol viendo. Para la m agnetostática escogereir'os simplemente ^ ■A =0.
(14.6)
(Más tarde, cuando veamos electrodinámica, cambiaremos nuestra escogencia.) Nuestra definición* completa de A es, entonces, por el moro.ento, V >< A = B y V-A = 0. Para obtener alguna experiencia con el potencial vectorial, consideremos primero cuál es para un campo magnético uniforme Tomando nuestro eje z en la direc ción de B;,, debemos tener dy
dAy
dz
dA;, _
Por inspección, vemos que una solución p o sib le de estas ecuaciones es Áy = xfio,
= O,
A , = 0.
Podríamos tomar igualmente = -y B o ,
A y = 0,
= 0.
También es otra solución una combinación lineal ds las dos: / i, = ~ ,
o
Está claro que para cualqu único; hay muchas posibilidaaes. La tercera solución, sr r r Como la componente ;c es p r ¡r t + x, A debe ser pe o ndi ila ni w I -ima ;c ro aa qu i ? n
=
-0.
(14.8)
al vectorial A no es
-j
I fo de 1 jp Hr h
jie'1sc.fc i'-fs j es proporciona! a o l» Unmareno'’ (b í-fJ -,r-
* Sm embargo, nuestra deñmcion no determina A unívocamente. Para una especificación univoca, también tendríamos que decir algo acerca de cómo el campo A se comportaría en cierto limite o ^ gran distancia Es f vpi algunas '¡l =s o'* “i^rnol , cí^oger .m campo que vaya a cero a gran distancia.
Además, el módulo de A es proporcional a y, por lo tanto, a r'. De este modo' A se puede escribir simplemente (para nuestro campo uniforme) en la forma (14.9) El potencial vectorial A tiene módulo B r '/ l y roía alrededor del eje z, como muestra la figura 14-1. Por ejemplo, si el campo B es el campo axial dentro de un solenoide, el potencial vectorial circula en el mismo sentido que la corriente del solenoide.
Fig. 14-1. Un campo magnético uni forme B en la dirección z corresponde a un potencial vectorial A q u e rota alrededor dei eje z, con módulo /4 = B r'/2 {r‘ es el desplazamiento desde el ejez). El potencial vectorial para un campo unifomie se puede obtener de otra manera. La circulación de A en cualquier trayectoria cerrada F se puede relacionar con la integral de superficie de V x A por medio del teorema de Stokes, ecuación (3.38); (^ X
j ^ A - d s ^
Pero la integral en el lado derecho es igual aJ flujo de B a través de la trayectoria,
j^A-ds=
j
B-¡ida.
(14.11)
De este modo, la circulación de A airededor de cualquier lazo es igua! ai flujo de B a través del lazo. Si tomamos un lazo circular de radio r' en un plano perpendicu lar a un campo uniform.e B, el flujo es simplemente
escogemos nuestro origen sobre un eje de simetría, de modo que podamos tomar como circular y función de r' solaro.ente, la circulación será i A ■ ds = Ijrr'A = Tcr'^S.
Obtenemos, com o a
En e! ejemplo que acabamos de dar, hemos calculado ei potenciai vectorial a partir del campo magnético, io cual es opuesto a lo que se hace normalmente. En problemas complicados, por lo común, es más fácil hallar el potencial vectorial y luego determinar el campo magnético. A continuación demostraremos cómo se pue de hacer esto. 14-2
El potenciai ■KCK'rial de comeaies (.OHOcidas
Como B está determinado por corrientes, también lo está A. Ahora queremos obtener Á en función de las corrientes. Empezaremos con nuestra ecuación bási ca (14.2): €o la cual significa, por supuesto, que X (T X
(14.12)
Esta ecuación es para la magnetostática lo que la ecuación -V ■T4> = ~ ^
(14.13)
era para la electrostática. Nuestra ecuación (i4.12) para el potencial vectorial se parece aún más a la ecuación para (p si escribimos V x (V x A) usando laidentidadvectorial (2.58); T X (T X /!) = T(T -/íí) Como lo hemos escogido V-A = transforma en
(14,14)
O (y ahora ven por qué),laecuación (14.12) se
Està ecuación vectoriai significa,, por sì.’pu.esto, tres ecuacior
Y cada una de estas ecuacici
c
¡Todo lo que hemos aprendido sobre cómo n il puede ser usado para obtener cada componen'
A
d
se conoce p !
Hemos visto en el capítulo 4 que una solución general para la ecuación electros tática (14.17) es m
=
4Treo J
Por !o tanto, sabemos inmediatamenie que una solución generai pai’a
A ^ (l) =
,
4weoC^ ji
es
Í14.18)
y anàiogamente para A y y A^. (La figura 14-2 ics recordará nuestra convención para r¡2 y dFj.) Podemos combinar las tres soinciones en !a forma vectorial
f m d i
^i
í-12
í!4 J 9 i
(Si quieren, pueden verificar derivando directamente las componentes, que esa inte gral para Á satisface V ■ A = O, en tanto sea v j = O, lo cual, como vimos, debe suceder para corrientes estacionarias.)
Fig. 14-2. El potenciai vectoriai A en el punto 1 eatá dado por una integral sobre los elementos de corriente j dV en todos los puntos 2 .
Tenemos entonces un método general para calcular el campo magnéíico de co mentes estacionanas. El prmcipio es: \la componente x del potencial vecional poιe>^cì^ì e ié n ñ c o proyeruent'» de una deflsidarl de ^órnem e'j es lo fnismo f|n^ producido por una densidad de carga p igi^aJ a j[^/c' -y analogaBMie oara ias com ponentes f y z. (Este principio funciona solamente con coro-ponentes en direc ciones fijas. La componente “ radial” J'· / ic, s- r^oíien dej ni-'mo « odo que !a componente “ radial” .de J, por ejeroplo). Asi pues, a partir del -vector d n ifiaa d romente j pod mos enront ^ '' usando k 'c ia n ó n (14.19) -esío es, podemos encontrar cada componente de A resolviendo tres problemas electrostáticos imaginarios para ias distribuciones de carga p ¡ ~ j ^ / c ^ , P2 = jy íc ^ y p ^ = izh '^ · Luego obtenemos E tomando varias derivadas de A para obíeiíer V x A. Es un poquito más complicado que ia electrostática, pero es la misma idea. Ahora il i ' 1 I ^ 1^ PO ¿ a lin d o ^ po ^ re J er 0“iai i Co r r —'- n '-peral'’'’
M-3
Uni abimbre recto
Para nuesiro pnmer ejemplo, obteodremos oira vez el campo de un alambre recto -Áiue resolvimos en el tìtimo capitulo nsafldo la ecaadon (14.2) y algunos argumenios de simetría-. Tomemos un alambre recio largo de radio a, por’el que circula una corriente estacionaria I. A ¿rfore c a c la r^irga, sooi mi wOi dw t t en el caso electrostático, una corriente estacionaria en un alambre está distribuid’a imiformemente por la sección transversal del alambre. Si escogemos auestras coor denadas como maestra la figura 14-3, el vector densidad de corriente J tiene sola mente una componente Su magnitud es (14.20) aefliro ael alambre y cero fuera de él. Como j„ y jy son ambas cero, A , = O,
Á y = 0.
Fig. 14-3. Un alambre cilindrico largo según 0i eje z con yna densidad de co rriente uniforme J.
1 ^ r r ^ r ÍC " Ic 1'rrr Jf. n f 13'^ 1 I u= í / lindro iníiiiiío cargado , e! potenciai electrostático es
donde r ' = / debe ser
p
? / y''
- te
^
t· lai lll = 7, también podemos escnbir
?
fr
urg
i-u .
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o_ '"r-
.si qoe
o o
Ahora podemos encontrar B con la ecuación ( 14.4). De las seis derivadas, sola mente dos no son cero. Obtenemos (14.22)
“ 2ir£oc2 r'2 ’
Obtenemos ei mismo resultado que a dulo es
: B) circula alrededor de! aiambre y s 1
S4-4
(14.23)
21
,,
Un sofeffloide iargo
A continuación consideramos otra vez el solenoide infinitamente largo con una corriente circular en la superficie de n i por unidad de longitud; (imaginamos que hay n vueltas de alambre por unidad de longitud, con una comente I, y desprecia mos el paso pequeño de la espiral).
Asi como 1 Vnos J fm do ifi ‘ de srad Je ig í s u p n in a l c dpíi-iiino'· qu una “densidad de corriente supertlcial” J igual a la corriente por unidad de longitud i. i f!'· ! -j ~i r I sor dei bobinado delgado). Aquí ei módulo de J es n i. Esta corriente de superficie (ver Fig. 14-4) tiene las componentes: : - /S í Ahora d^bt’ \<~z
o urs.
\
= Jc( ; ó,
oa a ta! Jis<> bjcion de c
Primero, queremos encontrar para punios externos al solenoide. El resultado es el mismo que el potencial electrostático externo a un cilindro con una carga superficial
con dg = J íc^ . No hemos resuello esta distribución de carga, pero hemos hecho algo similar. Esta dismbucion de carga es equivalente a dos cilindros solidos de carga, uno positivo y uno negativo, con on ligero desplazamiento relativo de sus ejes en la dirección y . El potencial de este par de cilindros es proporcional a la derivada con respecto a y del potencial de un solo cilindro uniformemente cargado. Podríamos calcola la coisíani; de pioporcionclidad, ps'o no nos iMeocupemos de ella por ahora. Eí potencial de un cilindro de carga es proporcional a In r'; ei potencial del par es entonces « ^
aj;
- ií“ r'2 ■
Asi pues, sabemos que (14.25) donde K es una constante. Siguiendo el mismo razonamiento, encontraríamos Ay = R:
·
(''^•26)
Aunque ames Hjimos qu^ .io fiabia ^3mpo m n g n j co fu-ia H pr soleiif’ide, ahora Loron'.ar mo'’ que iiay un campo qu“ ciicnl'i alí-uJ^d- uei -j- r co>ao k. la figura 14-4. La pregunta es: ¿es su rotor cero? Claramente,
y By son cero, y
De modo que el campo magnético cero, aun cuando el potencial vectoriaJ e de p-i r tro resultad c ¡g p 07- del sci i b ) Lculacióo e e 2 o n q ndependiente é L· l j —\ q íliiio cc ¡ ! p í? r a todos ! t úl m pi 1 q i ! u p o wi m o / , la constante K : 2irK = TTc" -
Así pues, eJ potencial v e c to ria l/a e ra tiene m ódulo
y siempre es perpendicular al vector r'. Hemos estado pensando en una bobina solenoidal de alambre, pero produciría mos el mismo campo si rotáramos un cilindro largo con una carga electrostática en la superficie. Si tenemos una lámina cilindrica delgada de radio a coa uaa carga superficial a , al rotar ei cilindro se hace una corriente superficial J = o v , donde v = acó es la velocidad de ia carga superficial. Entonces existirá on campo magné tico B = aaú)/£f^c^ dentro del cilindro.
Fig. 14-5. Un cilindro cargado rotan do produce un campo magnético interno. Un alambre radial corto rotando con eí cilindro tiene cargas inducidas en sus exiremos. /'loT^ b P i, poílpiios tianisai ur¿ piPgu la i leresa supo gen que ponemos un pedazo corto de alambre W perpendicular al eje del cilindro, extendido desde el eje fit l6 i-i r n <-tj r d «Im 1ro rr ui¿ 3q oi£ '•o-nr la figure. E slC alambre está riio-'iáadose en un camoo magnénco, asi q^je ias fuerzas >; x B harán que los extremos del alambre se carguen (se cargarán hasta que p1 '’arpoo H d i-’s r-Tpi<- reí ilibr i? fva·?? V X B). Si ei cilindro tiene una carga rosiHíía, el ra re .ia del 'Ja rp~e ca é eje teíd“a «as C2i%^ negativa. Midiendo la carga ea ei extremo del alambre, podríamos medir la velocidad de rotación dei sistema jTe*'
Pero ustedes se estarán preguntando: “ ¿Y si me pongo en el sistema de referen cia del cilindro rotando? Entonces hay simplemeníe un cilindro cargado en reposo y sé que las ecuaciones electrostáticas dicen que no hay campo eléctrico dentro, así que no habrá fuerzas empujando cargas hacia el centro. De modo que algo debe estar equivocado”. Pero no hay nada equivocado. No hay “relatividad de la rota ción”. Un sistema rotando no es marco inercial de referencia y las leyes de la física son diferentes. Debemos asegurarnos de usar ias ecuaciones del electromagnetismo solamente con respecto a sistemas inerciales de coordenadas. Seria bueno si pudiéramos medir la rotación absoluta de la tierra con tales cilin dros cargados, pero desafortunadanieníe el piecco "S demasiado yequeño pase ser ofaservaao aun con los instrumentos mas delicados disponibles hoy en día.
14-5
ES campo de nn lazo pcqiuieffic", el diir-íl· ^^.gnéíác-
Ust. .os el metodo del poiencia! vecional para calcular ei campo magnetico de un lazo de corriente pequeño. Como de costumbre, por “pequeño” entendemos simplemente que estamos interesados solamente en campos a grandes distancias comparadas con el tamaño del lazo. Y veremos que cualquier lazo pequeño es un “dipolo nag-ietro” Es^o s ¡"odu^c L·! diiif^c- .i£i^ioí!C0 como el campo eléctrico de un dipolo eléctrico.
Fig. 14-7. La disiribución c e /, en s! lazo de Is íigura 14-5. Tome-io- j t r i L . ^ c ^__.dügUa: V escoiam os nuestras coordenadas c mo muestra la figura K ~ t N Hay corn^nies en ia direcc le densidad de corriente (j la n ) ja ju n r j
\ i [ | !
su potencial eléctrico a grandes distancias sería justam ente el potencial dipolar (sección 6-5). En el punto P de la figura 14-6, el potencial sería
donde p es el momento dipoiar de la distribución de carga. El momento dipolar es en este caso la carga total de una varilla por ia separación entre ellas:
El moménto dipolar apunta en la dirección y negativa, así que el coseno del ángulo entre R y p es - y / R (donde y es la coordenada de P). Tenemos así - _
1
Xa¿> ^ i? ■
Obtenemos ^ ^ simplemente reemplazando JI por lIc K
o razonamiento, Ay =
la b
Otra vez, A,, es proporcional a x y es proporcional a - y , asi que (a grandes distancias) el vector potencial va en círculos alrededor dei eje z, girando en el mismo sentido que I en el lazo, como muestra la figura 14-8.
Fig, 14-8. El potencial vectorial de un lazo pequeño de corriente en el origen (en el plano ^'y): un campo dipolar magnético. Ei módulo de A es proporcional a lah, que es ia corriente multiplicada por el área de! lazo. Este producto se llama m om ento dipoiar m agnético (o a menudo, "momento magnético” ) de! lazo. Lo representam-os por
El potencial vectorial de un pequeño lazo plano de cualquier forma (círculo, triángu lo, etc.), también está dado por las ecuaciones (14.30) y (14.31) siempre que reemplacemos la b por = /-(área del lazo) (14.33) Les dejamos la demostración de esío. Podemos poner nuestra ecuación en forma vectoriai si definimos que ia direc ción de fl sea normal al plano del lazo con un sentido positivo dado por la regla de la mano derecha (Fig. 14-8). Entonces podemos escribir l R3
(!4.34)
4 t €oC2
Usando (14.33) y (14.34), junto con (14.4), ^ (> « 5 )
dz 47T£oC' (donde por... entendemos p./4n£^c%
i) Las componentes del canpo E se conipouan e.act^rueate como 1 s dei campo E de un dipolo orientado según el eje z. (Ver las Ecs. (6.14) y (6.15); también la figura 6-5). Esta es la razón por la cuai llamamos dipoio magnético ai lazo. La pala bra ..c 1ge a -ri-oigdioSí. "d«uiao s npiicd á u r^.. po mag·! i« o ¡ o que no hay “polos” magnéticos que correspondan a cargas eléctricas. El “campo dipolar” magnético no es producido por dos “caro s”, s-no por u lazo riernemal de corriente. Es curioso, no obsíame, que empezajido con leyes completamente diferentes, V-E = p /¿ ^ y V X B =J/£¡,c\ podamos “i'na’; · co i la nsnr? clasr de "aiapcc ¿Por qué será? Es porque los campos dipolares aparecen sólo cuando estamos lejos de todas las cargas o corrientes. De este modo en la mayor parte dei espacio que interesa, las ecuaciones para E y B son idénticas: ambas tienen divergencia y rotor cero. Asi pues, dan la misma solución. Sin embargo, las fu e n te s cuya confi guración resumimos por medio de los momentos dipolares son físicamente muy di ferentes -en un caso, es una corriente circulando; en el otro, un par de cargas, una encima y otra debajo dpi plai.o afl lazo of=ra el canifo ^oirespondiente. 14-6
E! potenc’íii
de un
A menudo estamos iiiteresados en
Fig. 14-9. Para un alambre delgado, j dV es igual a /d s . Para un alambre delgado podemos escribir nuestro demento de volumen en la forma dV = Sd s, donde S es la sección del alambre y ds es el elemento de distancia a lo largo de! alambre. Eo realidad, como ei vector d s está en la misma dirección de J, como muestra la figura 14-9 (y podemos suponer qoe J es constante en cualquier sección transversal), podemos escribir una ecuación vectorial; j d V = jS 'd s.
(14.37)
Pero J S es justamente io que llamamos la corriente i en un alambre, de modo que nuestra integral para el potencial vecierial (14.19) se transforma en
í
J ri2 (ver Fig. 14-10); (suponemos que I es la misma en iodo el circuito. Si hay varias con difpie ics cornei le"·, >or supu si que i salíamos la * f r' cada rama).
j
Fig. 14-10. El campo magnético de un alambre se puede obtener de una integral alrededor del circuito.
Z r-ir O'’ ^ ^Tn^rs ro í rcíi, ir j C ¿í j) integrando iieaanPTiie o ipsoi'ie do los ijioblerníis elrri osiá-i o., correspondientes.
14-7
La Igy ds Bíoí y Savaií
Estudiando electrostática encontrajnos que el campo eléctrico de una distribu ción de carga conocida se ijgóis obiene» d!rsca
Como hemos visto, generalmente da más trabajo hacer esta integral -hay realmente tres integrales, una para cada componente- que hacer !a integral para el potencial y tomar su gradiente. Existe una integral similar que relaciona el campo magnético con las corrieníes. Ya tenemos una integral para A, ecuación (14.19); podemos conseguir una integral para IB tomando el rotor de ambos miembros: ^(1) = T X ^ ( ! ) = V X Ahora debemos tener cuidado: el operador rotor quiere decir tomar las derivadas de A (l), esto es, opera solamente sobre las coordenadas (x ,, y ,, z,J . Podemos mudar el operador V denuo del signo miegial, ai icccrdamos que opera solamente sobre variables con el subíndice 1, el cual, por supuesto, aparece solamente en f i 2 = l( x i -
x ¡ f + ( j, -
+ (zi - 2 2 )Í"'1
(14.40)
Tenemos para ia componente x de B, P _
La cantidad entre corchetes p"
dAy
m “nos la componente x de X ei2
Se encontrarán resultados c¡
ira ¡as otras com-ponentes, así tenemos
La iniegral da B direciamení“ en términos de las corrientef? conocidas. La geometría que intemene es la misma qu 1 ad io 14-2. I l hZ ''ornrn. s “ iSt“n c I OS 'Tu' O, 'C ' ? última sección, j rde o'· I a i 1 n r¡ ít i, icgial £ H l?,g" del al mb. , reemplazando Jd»/ por I d s , c nte d ele r n le longitud dei alambre. Enton ces, usando los símbolos de
-7 ¿ ^-
< ■« )
(El signo menos aparece porque hemos invertido el orden del producto vectoriai.) ? r ru ^ 10 í T I ii^n,£ ^ w r lo i'' Hr"'- u ^ 3. D a una
¡J ép '’l"
fórmula para obtener directamente e! campo magnético producido por alambres por los que circula corriente. Puede que se pregunten: “ ¿Cuál es la ventaja del potencial vectorial si podemos encontrar B directamente mediante una integral vectorial? ¡Después de todo, A tam bién implica tres integrales!” Debido al producto vectorial, las integrales para ÍB son, por lo general, más complicadas, como es evidente en la ecuación (14.41). Además como las integrales para A son parecidas a las de la electrostática, puede que ya ias conozcamos. Finalmente, veremos que en materias teóricas más avanzadas en relatividad (en formulaciones avanzadas de las leyes de la mecánica, como el prinicipio de mínima acción que discutiremos más adelante, y en mecánica cuántica) el potencial vectorial juega un papel importante.
15 E i p& teu cim l v e c fm r m i
15-11
Las fnerasas sobre im lazo de eo-
15-4
B c&mtm A
lis-«
Lo qHe <
rrie* ;e « « g ía d e -d ip o l« a j eléctrica 15-3
canica cnániíka
La eneigáa de Sac sorriesíSes =^s-
En el último capítulo estudiamos el campo magnético producido por un pequeño lazo rectangular de comepte Eíirofluaaios que es o.i c?mpo dipolar cuyo nouenio (15,1)
IJ. = IA , donde i es la comente y A la normal al plano de! lazo así que = IA m , donde n es el versor nomal a ia supsmc,ie A. J lavr , c i i r ^ d „ 0 b 1 otras corrientes. Veremos primero las magnético uniforma. Co sr! n sc del la c enga j j; *■r-na d I-ÍT-O
?rgulo 'I r
i j t
Pi r " n o lígrieüco.
también opuestas de manera e! r j npr 3 n f r-Ti > C.n r dr^ 1 y ; 1. .Igur ejp y El 11 od d= s Tiie
o a d g
! gul ^-lo J 1 a n o / q 1
i r 1
Fig. 15-1. Lazo rectangular recorrido por ia corriente / ubicado en un campo uniforme B (en la dirección dez). El torque sobre el lazo es t = / í x B, donde el mo mento magnético es /i = lab. EJ brazo del momento es
. a sin 9,
:
de manera que el torque es T = la b B sen 3, o puesto que la b es el momento magnético del lazo.
El torque se puede escribir en forma vectorial: (15.2) Aunque hemos demostrado solamente ■"jU. “1 tctquc está dado por la ecuación (15.2) en un Cdso especial, el resuliado es coirecio para un iazo pe .usilo do cualquiei forrna como veremos. Recordarán que encontramos la misma dase de relación para eí torque sobre i-n dipolo eléctrico; T = ¿J X £, fi::grniíi5iT(0c aAora la energía mecánica de nuestro lazo de corriente. Como hay r 'i i Docídridr d t T d i r r n P i c o ios irabajos virtuales dice que el torque es !a derivada de la energía con respecto al ángulo d-5 manera que podemos escribir d U = - T de. PÍ3C1 ,ido T = -ijJ l ssii e e integrando, podemos escribii· para la energía U = -~
(15.3)
do a que el-torque tiende a alinear el momento con el camando ¡JLy B son paralelos.) rucireroos mas ad lante, ecia pfirrcia ¡o es la energía total de i, uas ssG. ur he ooG L-iidc " i ^ in ia la —i^ ig i
para mantener ìa coniente en el lazo). Por lo tanto, llamaremos a esta energia torneo para recordar que es solamente una parte de la energia. Además y puesto que dejamos marginada una pane de la energia, podemos tomar la constante de integra ción igeai a cero eo la ecuación (15.3). Reescribimos entonces la ecoación (15.4) Nuevamente, hay correspondencia con nuestro resultado para un dipolo electnco; í/ = -i? ■E.
(15.5)
La energia electrostática en la ecuación (15.5) es ahora la energia verdadera, pero en (15.4) no es la energia rea!. Puede, sin embargo, ser utilizada para calcular las fuerzas, por el principio de los trabajos virraaies, suponiendo que ia corriente en el lazo -o por lo menos /i- se jTnanliene constante. Podemos demostrar para nuestro lazo rectangular que t/„ec corresponde además al trabajo mecánico efectuado para colocar el lazo en el campo. La fuerza totaJ sobre el lazo es cero soiameote en un campo uniforme; en un campo no uniíorme existen fuerzas resultantes sobre el lazo de corriente. Cuando se introduce el lazo en una región donde hay campo o cuando se deben atravesar zonas en las que el cam po no es uniforme, se debe realizar un trabajo. Para hacer el cálculo más sencillo, imaginaremos que el lazo se introduce en ei campo con su momento apuntando en la dirección del.campo; (se puede luego rotar hasta su posición final después de ubi carlo en el lugar deseado). Imaginen que querernos mover el lazo en la dirección -iiacia una región de campo más intenso- y que el lazo está oneinado corno se muecíia en la íigu· a 1d-2. Partim.os de un lugar en que el campo es nulo e integramos ei producto de la fuerza ■ por la distancia recorrida a! introducir el lazo dentro dei campo.
Fig. 15-2. Un lazo· se desplaza en !a dirección x a través deí campo iS, perpen-
Calculemos prim.ero el trabajo efectuado sobre cad ' ' nga rio !d u na \ lugai ae m i h i an d i °g bre los lados 3 y 4 son perpendiculares a la direccióo c i v n i no realizan trabajo alguno. La fuerza sobre el lado í y para obtener ei trabajo realizado contra las
’ ) i
ente y luego in 3or lo tanto, dirección x,
fuerzas magnéticas debemos integrarla desde un cierto jc donde ei campo sea imio, digamos desde x = -c», hasta o sea, la posición actual: ^2
= - p
P2 dx =
-1 6
p
B{x)ax.
(15.6)
Análogamente, el trabajo realizado contra las fuerzas sobre el lado 1 es = - p
F l d x = Ib p
B (x ) dx.
(15.7)
Para calcular cada mtegrai necesitamos saber como depende b ( x ) de x Pero obser vemos que el lado 1 es exactamente igual a! lado 2 de manera que su integral contiene todo ei ttafaajo realizado sobre el lado 2 En efecto, la suma de (15.6) y (15.7) es precisamente W
-Ib p
B (x } d x .
(15.8)
Pero si estamos en una región donde, B es casi igual en los dos lados 1 y 2, podemos escribir la integral en la forma
dond“ J es a -ampo en proporcionado es
r i lo iel uzo La eiergw mecánica total que le hemos = fF = - l a b B = - ! i B.
(15.9)
El resultado está de acuerdo con la energía que comamos para la ecuación (15.4). H ablan O" ncon rado 'lo s jp v f s t o ,> i go’o < ultadf's hubiéramos sumado Ia" s b n 7^ a ip de n r i aia i alia, e li d i Si con d am orro 1 -’aup Pu ' ^ e p >, ii "»f-r í t 01 d cción jc es f , = Ib{B 2 ~ B l). Si e! iazo es oequefio, es deci¡·, s: 3 ^ 7 J5, no son muy diiereaiss, podernos ssciibir +
■ ''- i- ·
Y entonces la fuerza es H .
(15.10)
El trabajo total realizado sobre ei lazo por ias fuerzas externas es ~ I F ^ d x = —la b I ~ d x = —labB , J - .. J dx que vs 1rccisFr -íi p - - ¡ 3 - g· orp, r r ·'s f.o oi··- a r^i^.-za sobre un peque ño lazo es prooordoaal a a j-nvaGn ¿ei 'a.->-co roagnético, corno seria de espe rar de 7 il. = = - A (~ í® ·« ). (1 5.il)
Nuestro resultado es, desde taego, que aunque U^ec = ~iu-9> no incluya toda la ■energía del sistema -es una especie de imitación de energía- poede utilizarse con el principio de los trabajos virtuales para encontrar las fuerzas sobre lazos de co rriente estacionaria.
15-2
Las energías Hiecáufca y décírica
Vamos a demostrar ahora por qué la energía U^,.^ discutida en la sección ante rior no es ia energía correcta asociada con corrientes estacionarias -demostraremos que no tiene en cuenta la energía totai del mundo-. Hemos insistido en efecto sobre el hecho de que puede ser utilizada como la energía para el cMculo de fuerzas a partir del prmcipio de los trabajos virtuales, a condición de que las comentes en ios lazos todas las otras corrientes) no cambien. Veamos por qué ia CC33 fun ciona. Imaginen que ei lazo de la figura i 5-2 se mueve en la dirección -i- dei eje x y tomemos el eje z en la dii-eccion de B. Los electrones de conducción en el lado 2 experimentan una fuerza a lo largo del alambre en la dirección y . Pero debido a que fluyen -como una corriente eléctrica -no hay una componente de su movimiento en la mis m fnre''cior' i a í.ici-í; E í ¡ wonse cu, ¡a '•lecuoii i “cibr poi seguirr un trabajo igual a F /y , donde Vy es la componente de ia velocidad de los electrones en la dirección del alambre. Llamaremos trabajo eléctrico a este trabajo realizado sobre los electrones. Nos mdica aue si el lazo se mueve en un campo uniform e, e! trabajo eléctrico total es cero, puesto que se realiza un trabajo positivo en aigún lugar del lazo y la mism.a canridad de trabajo negativo se realiza en otro. Pero esto no es correcto si el circuito se mueve en un campo no uniforme -entonces hahrá '11-5 cantidad t «■kaitp ab jo eglL «-ob " 1'^ electrones-. En general, este trabajo tenderá a modificar el flujo de los electrones, pero si se mantiene la corriente constante, la energía debe ser absorbida o entregada por ia batería o toda otra fuente que mantenga la corriente constante. Esta energía no se incluyó al calcular C/pec en la ecuacióri (i'.9 ) porque .'f^s'._o c?jruio m du'a Gok-reTe las fuerzas iPicr^mcas sob'“ M aki Puede que estén pensando: p^iO ía u erza soore ios elerí-ones dejende de la ro 1 '■ up i a £jiiu q c . jah 5 r mo Ir siificients"i? r'ie gi uorl ^ I c ecia il'’ rr er,o que la rapidez 1 qi.= ° u iJir "üt, cnr g, 1 ¡ec ori-nonal do de'· J d alanib e, ut. o I sudumsii^ /o íd de e ergis “s proporcioflal además al tiem po en que se realiza. A^si pues,ia energié íoisl es propor ional al producio de la velocidad por ei tiempo; que es precisamente la d'sííicia lecorrida. Se ^ F nnsm^i ''anudcrl de trabajo elécmco, para un desplazamiento dado en un campo. Consideremos un segnenfo de ?!!^^^'^re de ‘onsimd tni
n
Pero Nq¿v^ = I, la corriente en el alam bre, y entonces
Ahora bien, como la corriente se mantiene constante, ia fuerza sobre los elec trones de conducción no tiace que se aceleren; ia energía eléctrica no se está sumi nistrando a ios electrones sino a la fuente que mantiene constante ia corriente. Pero notemos que la fuerza sobre el alam bre es IB , así que ÍBv¡¿ es también ia variación temporal del trabajo m ecánico realizado sobre ei alambre, Id t = Concluimos que ei trabajo mecánico realizado sobre el alambre es precisa mente igual a] trabajo eléctrico proporcionado a la fuente de corriente, de tal manera que la energía del iazo ¡es una constante! Esto no es una coincidencia sino una consecuencia de la ley que ya conocemos. La fuerza total sobre cada carga en el alambre es F = q ( E + v X B). La rapidez con que se realiza ei trabajo es v F
q [v E +
v{v
{15.12)
Si no hay campos eléctricos tenernos solamente el segundo término, el cual es siempre nuio. Veremos más adelante que campos magnéticos variables producen ■ campos eléctricos, de manera que nuestro razonamiento se aplica solamente a alambres en movimiento dentro de campos magnéticos constantes. ¿De qué modo, entonces, el principio de los trabajos virtuales nos da la respues■ T ^oi-recta’ Poranp o vp no hemos tenido en cuenta la energía to ta l áA mundo. No hemos incluido la energía de las corrientes que crean ei campo magnéíico del que hemos partido. Supongan que nos im.aginamos un sistema compieío tal como el dibujado en la figura 15-3(a), en el cüai movemos nuestro lazo con ia corriente / , dentro de! cam.po magnéíico B¡ producido por la coíTÍente / , en una bobina. Pero ia corriente /, en ei lazo crea igualmente un cam.po magnético B, donde se encuentra ia bobina. Si el lazo se desplaza, el campo Bj
Fig. 15-3. La energía de un lazo pequeño en un campo magnético.
i 5-6
varia. Como veremos en el próximo capítulo, nn campo magnetico variable genera un_ campo E; y este campo E realizará un trabajo sobre las cargas de la bobina. Esta energía también debe ser incluida en nuestro balance de la energía total. Podríamos esperar hasta ei próximo capítulo para determinar este nuevo i'érmino de la energía, pero también podemos ver como será utilizando el principio de ia rela tividad en la forma siguiente. Cuando movemos ei lazo hacia la bobina fija sabemos que su energía eléctrica es precisamente igual y opuesta al trabajo mecánico realiza do. Entonces
Supongan que consideramos ahora lo que sucede desde otro punto de vista, en el cual el lazo está eo reposo y la bobina se mueve hacia él. La bobina se está moviendo entonces dentro del campo producido por el lazo. Los mismos razo namientos darán í^mec + t/e|ect(bobina) = 0. s la misma eo los dos casos porque se debe a !a fuerza entre ios dos circuitos. La suma de las dos ecuaciones da 2í/^ec + C/e!e«aazo) + £/,„„(bobina) = 0. La energía total de todo el sistema es, por supuesto, la suma de las dos energías eléctricas más la energía mecánica tomada una sola vez. Tenemos entonces = t4ieciOazo) -l· í4iea(bobina) -l· L- ene.ge lOial dei i u >do “i “aliripnie os Si rlespinios la verdadera de un dipoio magnético por ejemplo, debemos escribir
(15.13) n<=igií
Es correcto únic? i r , ¡oo , ondición que todas las 'corrientes sean a_ I ^ que uod-iu uI r oír a ^ a rfr la en g ^ i íqi --«■ siempre la energía i co 1" gativoX para determinar las fuerzas me cánicas. En un pr< os tener el cuidado de incluir todas las energías. Hemos observad ui¿ uac i al.oga en electrostática. Demostramos que la energía de un condón d eic gunl /2C. Cuando usamos el principio délos a^ajo í-iuni " j f í'· i T ! -^lar-is J en i n-adjr i i n r j de ia energía es igual i m n TV b vajiación de 1/C. Esto es,
Supongan ahora que querernos calcular e! trabajo producido aor drsujlír? miento de dos conductores en coedicíones diferentes: la diferencia de potencial entre ellos SP ma tiene ronstnntp E ion<'PC p-" ¡emos da li resi u''".? o '■ fuerza en base al principio de los trabajos
virtuales a condición de introducir un artificio. Como Q = C V , !a energia reai es Pero si definimos una energia artificial igual a - \C V ^ , se puede utilizar el principio de los trabajos virtuales para obtener las fuerzas haciendo la variación de la energia artificial igual al trabajo mecánico, a condición de que insistamos que el voltaje V se mantenga constante. Entonces AC,
(15.15)
que es lo mismo que ia ecuación (15.14). Obtenemos el resultado correcto aunque hemos despreciado el trabajo realizado por el sistem.a eléctrico para mantener el voltaje constante. Nuevam.ente esta energia eléctrica es el doble de la energía mecá nica y de signo contrario. Por lo tanto, si calculamos artificialmente, sin tener en cuenta que la fuente de potencial debe suministrar trabajo para mantener el voltaje constante, obtenemos la respuesta correcta. Esto es exactamente análogo a la situación que se presenta en magnetostática. lS-3
La energía de Jas corrientes esSacioiiariias
Vam.os ahora a aprovechar nuestro conocimiento de que í7totai = -Umec Paí'a hallar la energía verdadera de las corrientes estacionarias en campos magnéticos. Podemos comenzar con la energía verdadera de un pequeño lazo de corriente. Lla mando a U^aιa¡ simplemente U escribimos (15.16) Aunque calculamos esta energía para un lazo rectangular plano, el mismo resultado se aplica a un lazo plano pequeño de cualquier forma.
\
A
V
0|u áláj V superficie
Fig. 15-4. La energía de un iazo grande en un campo magnético se puede consi derar como la suma de las energías de pe queños lazos.
Podemos hallar la energía de un circuito de cualquier forma im.aginándonos que está formado por pequeños lazos de corriente. Supongamos que tenemos un alam.bre de la forma del lazo T en la figura 15-4. Este lazo limita la superficie S a la cual dividimos e.n pequeños lazos que se pueden considerar planos. Si consideramos que la corriente i ci.rcula por cada uno de ios pequeños lazos, el resultado neto debe ser el mism.o que la corriente por T, puesto que las corrientes se anularán sobre todas ias lineas internas de T. Físicamente, el sistema de pequeñas corrientes es indistin guible de! circuito original. La energía también debe ser la misma y es precisamente la suma de las energías de los pequeños lazos. Si la superficie de cada pequeño lazo es á a , su energía IA aB„, donde B„ es ia componente normal a A a . La energía total es £/ = Y . I B ^ á a .
Pasando al limile p ara lazos mfiniiesim ales la su ma se transforma en integrai y U = i j S n d a = i j B - i- id a ,
(15.17)
donde n es el versor normal para da. Si ponemos B = V x A podemos relacionar la integrai de superfìcie con una in tegrai de linea usando el teorema de Stokes : ij^ i^
X A )-n d a = ij^ A - d s ,
(15.18)
donde d% es el elemento de linea a lo largo de P. Tenemos así la energia para un circuito de cualquier forma: U = I j A -d s. (15.19) En esta expresión A se refiere, por supuesto, a! potencial vectorial debido a las corrientes (distintas de I en el alambre) que'producen ei campo B en el alambre. Pueden imagmarse ahora cualquier distribución de corrientes estacionarias como constituida por filamentos que corren paralelos a las líneas de flujo de corriente. Para cada par de esos circuitos, la energía está dada por (15.19), en la cual ia integral se tom.a a lo largo de un circuito utilizando el potencia! vectorial A del otro circuito. Para la energía tota! debemos sumar todos los pares. Si en lugar de tener en cuenta los pares, sumamos sobre todos los filamentos habremos tenido en cuenta la energía dos veces (vimos un efecto similar en electrostática) de manera que la ener gía total se puede escribir U = ijj- A d V . (15.20) Esta fórmula corresponde al resultado que hallamos para la energía electrostática: U = i¡ p < p d V .
(15.21)
Así pues, si lo deseamos, podemos considerar a A corno una especie de energía potencia! de ias corrientes en magnetostática. Desafortunadamente esta idea no es muy útil, puesto que es válida únicamente para campos estáticos. En efecto, ni la ecuación (15.20) ni la (15.21) da la energía correcta cuando los campos varían en el tiempo. ¡15-4
B conís-a A
En esta sección queremos discutir el siguiente problema: ¿es el potencial vecto riai simplemente un m.edio útil para realizar útil en electrostática- o el potencial vectoria i i c o «’al ¿re ra magnético e! campo “ real” puesto que es res[ o bl ! fue z Lem i en movimiento? Primeramente debemos de i iu«= ''i l r m 3 rPT tiene mucho sentido. Entre otras cosas, pr^· i 1 n<= -iri n n ^ t magnético sea muy “ rea!” pues de todos mcdo n i ■'i n “ p íjt m abstracta. No pueden sacar sus manos y sentir ei cam.po magnetico. Ademas e! valor del campo magnético no es muy definido; tomando un sisíema de coordenadas con veniente, por ejemplo, pueden hacer desaparecer el campo magnético que existia en un cierto punto
Aqui entendemos por un campo “real” lo siguiente: un campo real es una fun ción matemática que utilizamos para evitar la idea de acción a distancia. Si tenemos una partícula cargada en ia posición P, la misma se ve afectada por otras cargas ubicadas a cierta distancia de P. Un modo de describir la interacción es di ciendo que las otras cargas crean ciertas “condiciones” -sea lo que sea- en las pro ximidades de P. Si conocemos esas condiciones, que describimos dando los campos eléctrico y magnético podemos determinar completamente el comportamiento de la partícula -sin otra referencia que la forma en que han sido creadas dichas condi ciones. En otras palabras, si aquellas otras cargas se alteran de alguna manera, pero las condiciones en P, que están descritas por los campos eléctrico y magnético en P permanecieran constantes, entonces el movimiento de la carga sería igual. Un campo “real” es, entonces, un conjunto de números que especificamos de tal manera que lo que sucede en un p u n to depende solamente de los dos números en ese p u n to . No necesitamos conocer nada más de io que sucede en otros puntos. En este sentido discutiremos si el potencial vectorial es un campo “real” . Puede que se estén preguntando qué liay con ei hecho que ei potencial vectoriai s no es único -que se puede modificar sumándole el gradiente de cualquier escalar sin que cambien las fuerzas que actúan sobre las partículas- Esto no tiene nada que ver, sin embargo, con el problema de realidad en el sentido en que estamos hablan do. Por ejemplo, el campo magnético se altera en cierto sentido mediante cambios relativistas (como también E y A). Pero no nos preocupa lo que pasa si el campo puede cambiar de esta forma. En realidad, no hay ninguna diferencia; no tiene nada que ver con la cuestión de saber si el potencial vectorial es verdaderamente un campo “real” para describir los efectos magnéticos o si es solamente una herramien ta matemática útil. Debemos hacer algunos comentarios sobre la utilidad dei potencial vectorial A. Hemos visto que se puede usar formalmente para calcuiar los campos magnéticos de corrientes conocidas tal como (p se puede utilizar para encontrar los campos eléctricos. En electrostática vimos que ® estaba dado por la integral escalar ^ (l) = J — I 4x60 j
^12
dV9.
(15.22)
A ^partir de
Prim ero, hay tres integrales, y segundo, c ad a integral es, en general, un p oco más dificil. Para la magnetostática ias ventajas son mucho menos evidentes. La integral para A es ya una integral vectorial:
que, por supuesto, son en readlidad tres integrales. Adem.ás, cuando tomamos el rotor de A para hallar B debemos efectuar seis derivadas y combinarlas de a pares. No se vp inmediatamente
que este método sea realmente más fácil para la mayor parte de los problemas que el calcular iB en forma directa a partir de «'^2·
'^‘ 5.25)'
Frecuentemente es más difícil usar e! potencial vectorial para problemas simples por la siguiente razón. Supongan que estamos interesados solamente en ei campo magnético B en un punto y que el problema tiene una buena simetría -digamos que buscamos el campo en un punto del eje de un anillo de corriente. Debido a ia simetría podemos obtener fácilmente B efectuando la integral de la ecuación (15.25). Si en cambio queremos hallar primero A necesitaremos obtener B a p a rtir de las deriva das de À , de manera que debemos conocer A en todos ios puntos vecinos al punto de nuestro interés. La mayoría de esos puntos están fuera dei eje de simetría de manera que la integral para A se torna complicada. En el problema de! anillo, por ejemplo, necesitaríamos usar integrales elípticas. En un problema de este tipo se ve claramente que A no es muy útil. Es cierto que en muchos problemas complejos es fácil trabajar con A, pero sería difícil pretender que esta facilidad técnica justifique que se deba conocer un campo vectorial más. Hemos introducido A porque iiene una gran significación en física. No solamen te se relaciona con ¡a energia de las corrientes, como dijimosenla sección anterior, sino que es también un campo físico “ real” en el sentido que hemos descrito ante riormente. En mecánica clásica es evidente que podemos escribir la fuerza sobre una partícula en la forma (15.26) F = q(E + V X B), de manera que dada la fuerza todo lo relativo al movimientoestá determinado. En cualquier región donde B = O aunque no sea nulo, tal como en ei exterior de una bobina, no hay efectos perceptibles de À. Por esto, durante mucho tiempo se pensó que A no era un campo “real” . Se puede demostrar, sin ernbargo, que hay fenóme nos donde interviene la mecánica cuántica que muestran que el campo A. es en efec to un campo “real” en el sentido que ya hemos definido. En la próxima sección les mostraremos cómo se utiliza.
15-5
El m ^nrviil
'ro?
% rni <¿a ->
Cuando se pasa de la mecánica clásica a ica hay muchos cam bios en los conceptos básicos. Hemos discuí algunos de ellos en el volumen L En particular, el concepto de fuer*..___d_. anece gradualmente mientras que ios conceptos de energ ■importancia relevan te. Recorda 11 1 Ua ^ ipiHU'i de probabilid_d qui, e ! o i ij E as ampliiud»s hay icr gitudes de onda relacionada i ne y i relacionadas con las eniigia^· Loa to'. ^ig ^ ^ s d icC íun ■>'n=s de onda son, por lo tanto, c; cuántica. En vez de fuerzc.·^ no" cupa.no I q ! c oíe ambian la i ngiiud de ^pda -i» iga 'idas El ptc ” “'’cuadar- -si no desaparece-. Cuando ia gent^ n jla fiiu as nucl^arps ¡ oi -j mpio ‘'o !r f|u p In c te trabaja y lo que se ajiaiiza es la energía de interacción entre dos nucleones y no !a fuerza
entre ellos. N unca nadie deriva la energia a fin de ver cómo es la fuerza. En esta sección queremos describir el m odo en que los potenciales vectoriales y escalares intervienen en mecánica cuántica. En efecto, precisamente porque momentum y energia juegan un papel central en la mecánica cuántica, A y
(vert Tenemos que recordar un poco cómo funciona la mecánica cuántica. Considera remos nuevamente el experimento im aginario descrito en el capitulo 37 del volu men I, en el cual los electrones son difractados por dos rendijas. El dispositivo se muestra nuevam ente en ia figura 1.5-5, Los electrones, todos aproxim adamente de la misma energía, dejan la fuente y van hacia una pared con dos rendijas estrechas. Detrás de la pared se instala una pantalla con un de tector móvil. El detector mide la cantidad por unidad de tiempo, que llamaremos /, de electrones que llegan a una pe queña región de la pantalla a la distancia x de! eje de simetría. La cantidad es pro porcional a la probabilidad de que un electrón solo que deja la fuente pueda llegar a esa región de la pantalla. Esta probabilidad presenta la distribución complicada que muestra la ñgura y que se puede comprender com o debida a ia interferencia de dos amplitudes, una por cada rendija. La interferencia de las dos amplitudes depende de su diferencia de fase. Esto es, si las amplitudes son C,ef/> y C¡e'
Com o de costumbre tomamos X ~ . M l n donde Á. t la longitud de onda de la variación espacial de la amplitud de probabilidad. 1 ir a simplificar consideraremos solamente valores de .-y: mucho
menores que L; entonces pode mos poner
^ = 11-
(15,28)
Cuand o x es cero, 5 es cero; las ondas están en fase y la probabilidad tiene un máximo. Cuando 5 es n, las ondas están desfasadas, interfieren en form a destructiva y la probabilidad es un mínimo. Así obte nemos ia función ondula da p ara la intensi d a d de los electrones. Querem os enuncia r ahora la ley que en la mecánica cu ántica reemplaza la ley de fuerza F = í?v X B. Será la ley que determine el com portamiento de partícuias cu án ticas en un cam po electromagnético. Com o lo que sucede está determinado por las amplitudes, ia ley nos debe decir cómo afecta las amplitudes la influencia magnética; no hablam os más de la aceleración de una partícula. La ley es la siguiente: la fase de la amplitud de llegar por una trayectoria cualquiera es afectada por la presencia de un cam po magnético en una cantidad que es igual a la integral del potencial vec torial a lo largo de toda la trayectoria por la carga de la partícula dividida por la co nstante de Planck. Esto es
Variación magnética de la fase = - 2 —
Si no hubiera cam po magnético habría una cierta fase de llegada. Si hay un cam po rjiagnético en alguna parte, la fase de la onda que Uega se ve incrementada por ia integral de la ecuación (15.29). Aunque no lo necesitaremos utilizar en nuestra discusión, mencionarem os que el efecto de un cam po electrostático es de un cambio de fase dado por la integral sobre el ¡iempo del potencial escalar
Variación eléctrica de fase = ------h
/
dt
Estas dos expresiones son correcta s no solamente p ara campos estáticos, sino que ju ntas dan el resultado correcto p ara cualquier campo electromagnético, estático o dinámico. Esta es la ley que reemplaza a F = q(E + v x B). Sin embargo, queremos considerar ahora solamente c am pos magnéticos estáticos. Supongan que hay un campo magnético presente en el experimento de las dos rendijas. Busquemos la fase de llegada a la pantalla de las dos ondas cuya tr ayecto ria pasa a través de las dos rendijas. Su interferencia determina dónde debe estar el máximo de la probabilidad. Podem os llamar a la fase de la onda a lo largo de la trayectoria (1). Si d>^(B = 0) es la fase sin el campo magnético, entonces, cuando se coloca el cam po magnético la fase será í, =
=. 0) + I /
A 'd s .
(15.30)
A nálogamente , la fase p a ra la trayectoria (2) es $2 =
= 0) +
(15.31)
La interferencia de las ondas en el detector depende de la diferencia de fase 3 = * i( £ = 0) -
tiC-B = 0) + ^
A ■ ds ~ 1
A ^ ds.
(15.32)
Llamem os <5(5 = 0) a la diferencia en ausencia de cam po; es ju stam e n te la diferencia de fase que hemos calc ula do antes en la ecuación (15.28). R ecordem os ta m bié n que las dos integrales pueden ser escritas como ima sola que va prim ero p or (1) y regre sa luego por (2); llamamos camino cerrado (1-2) a este tr ayecto. T enem os entonces
S = 5(fi = 0) + | £
^^-4 ■ * .
(1 5 3 3 )
Esta ecuación dice cómo se altera ei movimiento del electrón debido al cam po m ag nético; con ella podemos hallar la nueva posición de los m áxim os y mínimos de intensidad en la pantalla. A ntes de hacerlo, sin em bargo, mencionem os la cuestión interesante e im porta nte que sigue. Recuerdan que ia función potencial vectorial dene cierta arbitrariedad. Dos funciones potenciales vectoriales A y A ' cuya diferencia es el gradiente de una cierta función escalar, V ^, represe nta n ambas ei mismo cam p o magnético, puesto que el rotor de un gradie nte es nulo. D an, por lo ta nto, la misma fuerza clásica í/v X B. Si en mecánic a cuántica los efectos dependen del pote ncial vectorial, iciiál de las muchas funciones A posibles es la correcta ? La respuesta es que la misma arbitrariedad en A continúa existiendo en la m ecá nica cuántica. Si en la ecuación (15-33) cambiamos A p or A ' = A + la integral sobre A será ^
A ' ■ ds =
^ A ■ ds
■ ds.
La integral de es a lo largo del cam ino cerrado (1-2). pero la integral de la c omponente tangencial de un gradiente sobre un cam ino cerrado es siempre cero por el teorem a de Stokes. Po r lo ta nto , ta nto A com o A ' dan la misma diferencia de fase y el mismo efecto cuántico de interferencia. En ambos casos, clásico y cuántico, lo que interesa es solamente el roto r de A; cualquier función A que te nga el rotor c orrecto conduce a la solución ñsic a correcta. L a misma conclusión es evidente si usamos los resultados de la sección 14-1. Allí encontr am os que la integral de línea de A a lo largo de un camino cerrado es el flujo de B a través de ese cam ino, que es aquí el flujo entre los caminos ( i) y (2). Si lo deseamos, ia ecuación (15.33) puede ser escrita en la form a S = S ( B = 0 )i-
|f l u j o d e B e n t r e ( l ) y ( 2 ) l ,
(15.34)
donde por flujo de B entendemos, como de costumbre, ia integral de superficie de la com ponente normal de B. El resultado depende solamente de B y, por lo ta nto , sola mente del rotor de A.
C om o podemos escrbir el resultado ta nto en térm inos de B com o en térm inos de A, podrán inclinarse a pensar que B se com porta com o un cam po ‘"real” y que A se puede considerar sólo como una construcción artificial. Pero la definición de campor “r eal” que pro pusim os originalmente estaba b asada sobre la idea de que un cam po “real" no puede a ctu ar a distancia sobre una particula. Podemos, sin em bargo, dar un ejemplo en el cuaJ B es cero - o , po r lo menos, arbitrariamente peque ñ o - en todo lugar donde ha y a alguna posibilidad de encontrar las partículas, de m odo que rio es posible considerarlo actuando directamenle sobre eilas.
R ecordarán que para un solenoide largo por el que circula una corriente de elec trones hay un cam po B dentro pero no fuera de la bobina, mientras que hay monto nes de A circula ndo alrededor por fuerra, com o lo muestra la figura 15-6. Si crea mos una situación en la cuai los electrones se encuentran sola mente en el exterior de la bobina solamente donde hay A -existirá una influencia sobre ei movimiento, de acuerdo con la ecuación (!5.33). Clásicamente esto es imposible. Clásicamente la fuerza depende sola mente de B; para saber si por la bobina circula corriente, la par tícula la debe atravesar. Pero desde un punto de vista cuántico pueden encontr ar que hay un cam po magnético dentro de la bobina, a ndando a su alrededor -¡sin aproxim arse ja m á s a ella! Supongan que colo camos un solenoide muy largo de pequeño diámetro justo detrás de la pared y entre las dos rendijas como muestra la figura 15-7. El diámetro del solenoide debe ser mucho m ás pequeño que la distancia d entre las dos rendijas. En estas condiciones, la difracción de los electrones no da probabilidad apreciable de que los electrones se acerquen al solenoide. ¿Cuál será el efecto producido sobre nuestro experimento de interferencia? Com parem os la situación con y sin corriente por el solenoide. Si no tenemos corriente, no tenem os ni B ni A y obte nem os el dia grama original de la intensidad de los electrones en la pantalla. Si hacemos circular la corriente en la bobina y creamos un cam po magnético B en su interior, h a b rá entonces un A en el exterior. Se produce un corrim iento en la diferencia de fase proporcional a la circulación de A en el exterior del solenoide, lo que
I solamente en la región donde la probabilidad de encontrar los electrones e
significa que el dia grama de máximos y mínimos se ha corrido a una nueva posición. En efecto, com o el flujo de B en el interior es constante para cualquier par de trayectorias, también lo es la circulación de A. En todo punto de llegada hay el mis mo cam bio de fase; corresponde a un desplazam iento de toda la figura en la direc ción X en una cantidad constante, digamos .Xq, que podemos calcular fácilmente. La intensidad màxima se producir á cuando la diferencia de fase enire dos ondas sea nula. Usando la ecuación (15.32) o la (15.33) para 5 y la ecuación (15.28) para (S( 5 = 0) tenemos (15.35) r-|- lflujodeB en tre{l)y (2 )l. La figura con el solenoide colocado debe ser’' como lo muestra la figura 15-7. Al menos, ésta es la predicción de la mecánic a cuántica. Precisamente este experimento ha sido realizado recientemente. Es un experim en to muy, muy dificil. Com o la longitud de onda de los electrones es muy pe queña, el aparato para observar la ¡níerferencia debe ser de ta m año muy pequeño. Las rendi jas deben estar muy junta s, lo que significa que se necesita rá un solenoide extrema da mente pequeño. Resuha que en ciertas circunstancias, cristales de hierro pueden crecer en forma de filamentos muy largos y microscópicamente finos llamados agujas. Cuando estas agujas de hierro son imanta das se com portan como miriüsculos solenoides y no hay cam po en el exterior excepto cerca de los extremos. El expe rimento de interferencia de electrones fue realizado con tales agujas ubic adas entre dos rendijas y se observa el desplazamiento predicho en el d ia grama de ios elec trones, , el flujo tal como to hemos definido es ne-
En el sentido que hemos definido, el cam po A es " re al” . Puede que digan: “ Pero había un campo m agnético” . Lo habla, pero recuerden nuestra idea original - q u e el campo es “real” si es lo que se debe especificar en la posición de la particula para obtener el movim iento-. El cam po B en las agujas actú a a distancia. Si deseamos describir su influencia no como una acción a distancia, debem os usar el potencial vectorial. Este tema tiene una historia interesante. I^a teoría que hemos descrito era co no cida desde tos comienzos de la mecánica cu ántica en 1926. El hecho de que el po tencial vectorial aparezca en la ecuación de onda de la mecánic a cuántica (llamada ecuación de Schrödinger) era obvio desde los dias en que fue escrita. Que no puede ser reemplazada por el cam po magnético de una manera fácil fue obse rvado por uno tras otro de los que pretendieron hacerlo. Tam bién resulta claro de nuestro ejemplo de electrones moviéndose en una región donde no hay campos y que no obsta nte son afectados. Pero debido a que en mecánic a clásica A no pa recía tener una importa ncia directa y, p o r otra parte, porque se podía cam biar por adición de un gradiente, la gente decía repetidamente que el potencial vectorial no tenía signi ficado fisíco directo - q u e sólo los campos eléctricos y magnéticos son “c orrectos” aun en mecánica cu ántica -. Retrospectivamente parece extraño que nadie pensara en discutir este experimento antes de 1956, cuando Bohm y A haranov lo sugirieron por primera vez y lograron que el problema quedara ta n claro como un cristal. Las implicaciones estaban alli pero nadie les había prestado atención. En consecuencia, mucha gente quedó bastante sorprendida c uando la cuestión saJió a luz. Es por eso que alguien pensó que valia la pena hacer el experim.ento para ver si realmente era asi, aunque la mecánica cuántica, en la que se ha bía creído durante ta nto s años, daba una respuesta inequívoca. Es interesante que algo com o esto haya estado rondando por treinta años, pero que continuara siendo ignorado debido a ciertos p re juicios acerca de io que es significativo y de lo que no lo es.
Deseam os ahora continuar un poco más en nuestro análisis. M ostraremos la c o nexión entre la fórm ula cuántica y la clásica - p a r a m ostrar por qué, si miramos ias cosas en una escala suficientemente grande, todo sucede como si ias partículas estuviesen afectadas por una fuerza igual a (?v x el rotor de Á. Pa ra pasar de la mecánica cuántica a la clásica, necesitamos considerar casos en ios cuales todas las longitudes de o nd a sean muy pequeñas c om parad as con las distancias so bre las cuales las condiciones exteriores, digamos los cam pos, varían en form a apreciable. No de mostrarem os el resultado en form a muy general, sino solamente en un ejemplo simple, para m ostrar cómo se trabaja . Consideraremos nuevamente el experimento de las rendijas. Pero en vez de colocar todo el cam po magnético en una región muy pequeña entre rendijas, imaginemos un cam po magnético que se extiende sobre una región mayor detrás de las rendijas, como se muestra en la figura 15-8. Tom arem os el caso ideal en el que tenem os un cam po magnético que es uniforme en una estrecha banda de ancho w, considerada pequeña en com paración con L; (se puede realizar fácil mente; la pantalla se puede colocar ta n lejos como queramos^ A fin de calcuiar el corrimiento de fase debem os to m ar los dos integrales de A a lo largo de las dos trayectorias (1) y (2). Difieren, como hemos visto, simplemente en ei fiujo de B entre las dos trayectorias. En nuestra aproxim ación, ei fiujo es Bwd. La diferencia de fase entre las dos trayectorias es entonces 0) +
I
Bwd.
(15.37)
campo magnético. N ote mos que, en nuestr a aproxim ación, el corrim iento de fase es independiente del ángulo. Así, el efecto se rá nuevamente correr todo el d ia grama hacia arrib a en una ca/Jíidad A x . U sand o )a ecuación (15.28) Ax -
-T- dá = a
\ 8 ~ S (B = ^ 0),
Este corrimiento es equivalente a una desviación de todas las trayectorias c queño ángulo a· (ver figura 15-8), donde
Desde ei punto de vista clásico seria ta mbién de esperar cjue una delgada banda de campo magnético desviara todas la s trayectorias en un pequeño ájigulo, digamos a ', como se m uestr a en le figura 15-9(a). C u a n do los electrones penetran en eí cam po magnético, sufren una fuerza transversal ¿fv x B que actú a durante el tiempo w/v. El cambio de mom entu m transversal es justam ente igual al impulso, asi que (15,40) La deflección angular iFig. 15-9(b)l es igual versal y el m om eníu m total p. Obtsnsmo!^
; mom entu m t
Fig. 15-9. Desviación de ufia partícula al atravesar una pequeña banda de campo magnético.
Podemos comparar este resultado con la ecuación (15.39) que nos da la misma cantidad calculada cuánticamente. Pero la conexión entre la mecánica clásica y la mecánica cuántica es ésta: una particula de momentum p corresponde a una ampli tud cuántica que varia con. la longitud de onda filp. Teniendo en cuenta esta igualdad, a y a ' son idénticos; el cálculo clásico y el cuántico dan el mismo resultado, A partir de este análisis vemos por qué el potencial vectorial que aparece en mecánica cuántica en una forma explícita produce una fuerza clásica que depende solamente de sus derivadas. En mecánica cuántica es la interferencia entre dos caminos vecinos lo que importa; se encuentra siempre que los efectos dependen sola mente de cómo varía el campo A de un punto a otro y, por lo tanto, solamente de las derivadas de A y no de su valor mismo. N o obstante, el potenciaJ vectorial A (junto con el potencial escalar (p que lo acompaña) parece dar una descripción más directa de la física. Esto se vuelve más y más aparente a medida que profundizamos en la teoria cuántica. En la teoria general de la electrodinámica cuántica se toma los potenciales vectoriales y escalares com o cantidades fundamentales en el sistema de ecuaciones que reemplazan a las ecuaciones de Maxwell: E y B desaparecen len tamente de las expresiones modernas de las leyes ñsicas; son reemplazados por A y f.
Í5'6
Lo que es verdadero para !a estática y falso para la dinámica
N os encontramos ahora en el fmal de nuestra exploración del tema de los cam pos estáticos. En este capítulo hemos estado peligrosamente cerca de cometer un error respecto a lo que sucede cuando los campos varian con el tiempo. Apenas pudimos evitarlo en nuestro tratamiento de la energía magnética aJ buscar refugio en argumentos relativistas. Aún asi, nuestro tratamiento del problema de la energía era un poco artificial y quizá misterioso, porque ignorábamos el hecho de que espiras en movimiento deben, en efecto, producir campos magnéticos. Ya es tiempo de realizar eí estudio de los campos que varían con el tiempo —objeto de la electro dinámica—, Lo haremos en el próximo capitulo. Primeramente, sin etribargo,deseamos dar énfasis sobre ciertos puntos.
• ias ecuaciones compleventsja en partir de la lás adeia níe a la teoria m odo hay menos materrollar la estatura inie-
parte. hacia donde vamica desa 1' m detalle lo que aqui solaIración. comentarios soore ¡a laosa. Prim eramente observa partida sor e verdaderas - e n eso no iieciromagn f v ntnít Wamaáz f u e r z a de ü tü SÓ!o la lev de '„ ouiom b es falsa y se debe _,as cu atro e ne Maxwell para E y B ram ones que tomamos p a ra la esláiica so n falsas, por 10 ' s rr o las derivadas respecto queoa d E r.o es nulo én general, siempre al gradiente d e un escalar —e! potencial bie siempre un potencial escalar, pero que es una ue se debe utilizar ju n to con potenciales vectoriales i-’l cam po eléctrico. L as ecuacione; gobie rnan ecssariame b n. ; conduci* ular ei caiT El único en res produ q u ’polenc ¿emido precis
s. Cuan do
C ua n d o efectu am os las ¡ntegraJes para hallar ¡os potenciales en algún pu nió, diga mos en el pun to ·(]} de la figura 15-10, íenemoí^ que utilizar los valores de j y de p en ei pu n to (2) en u n insíaníe aníc rior i' - l — Com o e ra de esperar, ios efec tos se prop ag a n desde el p un to (2) al ( i ) con la velocidad c. Con este pequeño cam bio se pueden resolver los problem as de ios c am pos creados por corrie ntes y cargas variables, porq ue una vez que conocem os A y
Fig. 15-10. Los potenciales en el punto (1) y en el tiempo t están dados por la suma de las contnbuciones de cada ele mento de ia fuente en el punto errante (2), considerando las corrientes y cargas que están presentes en el instante anterior
Finalm ente , observ arán que d g u n o s resultados - p o r ejemplo, que la d ensid ad de energia en un cam p o eléctrico es son válidos ta n to p a ra la electrodinám ica c omo para la estàtica. N o piensen equiv ocadam ente que esto es dei todo “n a tu ra l” . La validez de cualquier í'órmula obte nida para e! caso estático se debe redemosSrar para ei caso dinàmico. Un ejemplo contrario es la e xpresión para la energia electros tática en térm inos de una integra! de volumen de ¡xp. Este resultado es válido solam enie p a ra ia estática. Considerarem os lo dos estos temas detalladamente a su debido tiempo, pero qui zás sea útil tener presente este resum en, a íln de que conozcan io q u e pueden olvidar y lo que deben recordar como válido siempre.
16
C o rrie n te s
Ê6-1
M oío res y gatieradores
E6-2
T ransform ad ores e inducíancias
sobre corrientes i 16-4
Î6-1
Ls·: SecnoSíígna eléctrica
M oto res y generadores
E! descübrim ienlo hecho en 1820 de que ha bía lstíé relación estrecha entre elec tricidad y magnetismo fue muy em ocionante -iia s’a ento nces se había consid erado que am bos te m as eran completamente independien::es- Ei prim er descubrimiento fue que corrie ntes p or aJam.bres producen cam pos magnéticos; luego, en ei mismo año. se supo que ítlambres-.por los que circula c o m e n te en un cam po magnético •experimentan fuei-zas. Un aspecto interesante es que siempre que n a ':a a n a tuerza mecánica, existe Is posibilidad de usarla en una máquiná para reaJizas aJgun trabajo . Casi' inm edia ta mente después de su descubrimiento, la gente emivezo a diseñar motores eléctricos usando ias. fuerzas sobre alambres con corriente, ¿.zi figura 16-Î m uestr a a grandes rasgos el priricipio de í'uncionamienío del m otor e¿«CLroinc-snetico. Un imán p erm a nente —por !o comiin con algunos pedazos de IüSjto d u lc e - se usa para producir
un campo magnético en dos h e n deduras-. En cad a hendedura hay un polo norte y un polo sur, como se muestra. Se coloca una bobina rectangular de cobre con un lado en cada hendedura. C ua nd o pasa una corriente por la bobina, circula en direc ciones opuestas en las dos hendeduras, de modo que las fuerzas ta mbién son opues tas, produciendo un torque sobre la bobina respecto al eje mostrado. Si se monta la bobina sobre un eje de m odo que pueda girar, se la puede acopla r a poleas o engranajes y puede realizar un tr abajo. Se puede utilizar la misma idea para hacer un instrumento sensible para medidas eléctricas. Por eso, en el momento en que se descubrió la ley de fuerza, aumentó grandemente la precisión de las medidas eléctricas. Primero, se puede h acer el torque de ese moto r mucho mayor para u na corriente determinada ha ciendo que la corriente pase por m uchas espiras en vez de una sola. Luego se puede monta r la bobina de modo que gire con un torque muy pequeño - y a sea monta ndo el eje sobre cojinetes de rubí, o colgando la bobina de un aiambre muy fino o de una fibra de cu arzo -. E ntonces unacorriente pequeñí sima hará girar la bobina y para ángulos pequeños lo que rote será proporcional a la corriente. Se puede medir la rotación pegando un indicador a la bobina o, p a ra los instrumentos más delicados, fijando un espejo pequeño a la bobina y observ ando el corrimiento de la imagen de una escala. Estos instrumentos se llaman galvanómetros. Los voltímetros y los amperím etros se basan en el mismo principio.
Se puede aplicar las mismas ideas en gran escala para hacer grandes motores para suministrar potencia mecánica. Se puede hacer que la bobin a dé vueltas y más vueltas de modo que ias conexiones a la bobina se inviertan cada media vuelta por medio de contactos sobre el eje. Entonces el torque está siempre en la misma direc ción. Los pequeños motores de C C están hechos de esta manera. Los motores ma yores, de C C o C A , están he chos a menudo reemplazando el im án perm anente por un electroimán excitado con la fuente de potencia. A! darse cuenta que las corrientes eléctricas producen campos magnéticos, la gente sugirió inmediatamente que de alguna manera pudiera ser que los im anes hi cieran también campos eléctricos. Se intentaron varios experimentos. Por ejemplo, se pusieron dos alambres paralelos y se hizo pasar una corriente por uno de ellos en la esperanza de encontrar una corriente en el otro. Se pensaba que ei campo magnético pudiera de alguna manera arrastrar los electrones a lo largo del segundo alambre, dando una ley tai como ‘’i o s semejantes prefieren moverse en form a seme ja n te ” . Con la m ayor corriente disponible y el galvanóm etro más sensible pa ra de tectar cualquier corriente, el resultado fue negativo. Después de los alambres, los grandes imanes tam poco produjeron efectos observables. Finalmente, Faraday de scubrió en 1840 el punto fundam enta l que se les ha bía escapado: existen efectos eléctricos únicamente cuando algo está variando. Si uno de los alam bres de un par tiene una corriente variable, se induce una corriente en el otro, o si se mueve un imán cerca de un circuito eléctrico, hay una corriente. Decimos que las corrientes son inducidas. Este fue el efecto de inducción descubierto por Farad a y . Transform ó el tema bastante aburrido de campos estáticos en un tema muy incitante y dinàmico con una gran gama de fenómenos maravillosos. Este capítulo está dedicado a una descripción cualitativa de algunos de ellos. Com o veremos, uno puede entrar inme diata mente en situaciones bastante complicadas que son dificiles de analizar c uan titativamente en todos sus detalles. Pero no im porta, en este capitulo nuestro objetivo principal es familiarizarlos primero con los fenómenos que intervienen. Más adelante encararemos el análisis detallado.
Podemos comprender fácilmente una característica de la mducción magnética a partir de lo que ya conocemos, aunque no se conocía en la época de Faraday . Pro viene de la fuerza v>x B sobre una carga en movimiento, la cual es proiiorcional a su velocidad en un cam po magnético. Supongan que tenemos un alambre que pasa cerca de un imán, como muestra la figura 16-2, y que conectam os los extremos del alambre a un galvanómetro. Si movemos el alam bre transversalm ente frente al ex trem o del imán, el indicador del galvanómetro se mueve.
Fig. 16-2. Moviendo I, 50 magnético se produci !Í galvanónnetro.
El imán produce cierto campo magnético vertical y cuando empuja mos el alam bre transversalmente ai campo, los electrones del alambre experimentan una fuerza late ral -perpendicula r ai cam po y al movim iento-. La fuerza empuja los electrones a lo largo del alambre, ¿Pero por qué esto mueve el galvanómetro, que está tan lejos de la fuerza? Porque cuando los electrones que experimentan la fuerza magnética tratan de moverse, empujan - p o r repulsión ele ctr ostá tica- los electrones que están un poco más allá en el alambre; a su vez, ellos repelen los electrones que están un poco más lejos y asi sucesivamente po r una gran distancia. U na cosa asombrosa. Les resultó ta n asombrosa a G auss y a Weber - q u e fueron los primeros en construir un galv anóm etr o- que tr ataron de ver hasta dónde írían ias fuerzas en el aiambre. Tendieron un alambre a través de toda su ciudad. En un extremo, el Sr. G auss conectó los alambres a una batería (se conocieron las baterías antes que los generadores) y el Sr. Weber observó que ei galvanómetro se movía. T enían una m anera de transmitir señales a grandes distancias -¡fu e el comienzo del telé grafo!Por supuesto, esto no tiene nada que ver directamente con ia inducción -tiene que ver con la manera en que ios alambres tr ansporta n corrientes, las empujen o no las ínductancias. Supongan a ho ra que en el ordenamie nto de la figura 16-2 dejemos quieto el alambre y movamos el imán. T odavia vemos un efecto sobre el galvanómetro. Tal como lo descubrió Faraday, mover el imán bajo el alambre - e n un se n tido - tiene el mismo efecto que mover ei aiambre sobre el imán - e n el otro se n tido - Pero cuando se mueve el imán, ya no tenem os ninguna fuerza
V X B sobre los electrones sobre el alambre. Este es i i efecto nuevo que F araday descubrió. A ctualm ente podríam os tener la esperanza i ; com prenderlo medíante un razonamiento relativista. Ya hemos comprendid o que el cam po magnético de un im án proviene de sus corrientes internas. Así pues, es de esperar que se obse rve el mismo efecto si en vez del im án de la figura Í6 -2 usam os u na bobina de alam bre en la cual hay co rriente. Si movemos el alam bre frente a la bobin a h a b rá un a corriente por el galva nómetro o, tambié n, si movemos la bobina frente al alambre. Pero a h ora hay algo más incitante: si varia m os el cam po magnético de la bobina no moviéndola sino variando su corriente, de nuevo hay un efecto en el galvanómetro. Po r ejemplo, si tenem os un lazo de alam bre cerca de un a bobin a, como m uestr a la figura 16-3, y si las dejam os quietas a am bas pero inte rrum pim os la corrie nte, hay un pulso de corriente por el galvanómetro. Cuan do enchufam os de nuevo la bobin a, el galvanó metro salta en el otr o sentido.
Siempre que en una situación tal como la que m uestr a la figura 16-2 o la ñgura 16-3, eí galvanóm etro tiene corriente, hay un tirón resultante sobre los elec trones del alam bre en u n a dirección a lo largo del mismo. Puede haber tirones en diferentes direcciones en diferentes lugares, pero el tirón es m ayor en una dirección que en otr a. Lo que im porta es el tirón integrado a lo largo del circuito completo. Lla mam os fu e r z a electrom otriz (abreviada fem) a este impulso resultante integrado sobre el circuito. Más precisamente, se define la fem com o la fuerza ta ngencial por unidad de carga en el alam bre integrada sobre la longitud una vez alrededor del circuito completo. El descubrimiento completo de F a rad a y fue que se puede general fems en un alambre de tres m aneras diferentes; moviendo el alambre, moviendo un im án cerca del alam bre o variando ¡a corriente en un alam bre cercano. Considerem os de nuevo la m áquina sim ple de la figura 16-1, sólo que ahora, en vez de hacer p asar una corriente por el alam bre p a ra hacerio girar, giram os el lazo por medio de una fuerza externa, por ejemplo, a m ano o con una rueda hidráulica. Cuand o la bobin a rota, sus alambres se están moviendo en el campo magnético y hallamos una fem en el circuito de la bobin a. El m otor se transform a en un gene rador.
La bobina del generador liene una fem inducida proveniente de su movimiento. L a magnitud de la fem està da da por una regia simple descubierta por F arad ay; (ahora simplem ente enuncia remos la ley y esperarem os hasta más ta rde p ara exa minarla en detalle). L a regla es: cuando el flujo magnético que atraviesa el lazo (este flujo es ia componente normal de B inte grada sobre toda ei área del lazo) varía en ei tiempo, la fem es igual a la derivada del flujo respecto ai tiempo. N os referi rem os a esto como “ la regla del flujo” . Ven que cuando se rota la bobina de la fi gura 16-1, ei flujo a través de ella varia. AI empezar, cierto fiujo va en un sentido; luego, c uando ia bobin a h a rotado 180°, el mismo flujo va en el otro sentido. Si rotam os continuamente ia bobin a ei flujo es prim ero positivo, luego negativo, luego positivo y asi sucesivam ente. L a derivada te mporal del fiujo también tiene que alter nar. Asi pues, hay una fem alterna en la bobina. Si conectam os los dos extremos de la bobin a a alambres externos a través de contacto s deslizantes -lla m ad o s anillos c o rred izo s- (simplemente p a ra que ios alambres no se retuerzan) tenemos un gene rado r de corriente alterna. O ta mbién podemos ordenar por medio de unos contacto s corredizos, que des pués de cada media vuelta la conexión entre los extremos de la bobina y los alambres externos se invierta, de m odo que c uando la fem se invierta tambié n lo hagan las conexiones. E ntonces los pulsos de fem siempre em puja rán corrientes en la misma dirección por ei circuito externo. Tenemos lo que se llama un generador de corriente continua. La m áquina de ia figura 16-1 es o un m otor o un generador. L a reciprocidad entre motores y generadores se demuestra muy bien usando dos “ m oto res” idénticos de C C , del tipo imán pe rm anente, con sus bobinas conectadas por medio de dos alam bres de cobre. C ua nd o se rota mecánic am ente el eje de uno, se transform a en un ge nerador y h ace a n d ar el otro como motor. Si se rota el eje del segundo, se convierte en el ge nerador y hace a ndar el prim ero como motor. Asi pues, hay aqui un ejemplo interesante de un nuevo tipo de equivalencia de naturale za; m otor y ge nerador soii. equivalentes. En realidad, ia equivalencia cuantitativa no es com ple ta m ente accidental. E stá rela cionada con ia iey de conservación de ia energía. O tr o ejemplo de un dispositivo que puede funcionar ta nto para generar fems co mo para responder a fems es el receptor de un teléfono ordinario - e sto es, un “ au ricular”- . El tv?;éfono originario de Beli consistía en dos de esos “ auricula res” conectados por dos alam bres largos. L a figura 16-4 muestra ei principio básico. Un imán perm anente produce un cam po magnético en dos “y ug o s” de hierro dulce y en un dia fragma delgado movido por ia presión del aire. C u a n d o ei diafragma se mueve, varía ia cantidad de cam po magnético en los yugos. Por lo ta nto , el flujo a través de una bobin a de alambre arrollada alrededor de uno de ios yugos variará cuando una onda de presión llegue ai diafraojna.
a de cobre
H ay entonces una fem en la bobina. Si se conecta ios extremos de la bobina a un circuito, se establece una corriente que es una representación eiéctrica dei sonido. Si se conectan los extremos de la bobina de la figura 16-4 por medio de dos alam bres a otro artefacto idéntico, circularán corrientes variables en la segunda bobina. E sta s corrientes producirán un cam po magnético variable y producirán una atracción variable sobre el diafragma de hierro. El dia fragma vibrará y producirá ondas so noras aproxim adamente similares a las que movieron el dia fragma original. Se transmite la voz h um ana por alambres con unos pocos pedazos de hierro y de cobre! El teléfono m oderno familiar utiliza un receptor como el que describimos, pero usa una invención mejo rada para obtener un transm isor más poderoso. Es el “ micrófono de c arbón ” , que usa la presión del sonido para variar la corriente eléctrica de una batería.)
16-2
Transformadores e inductancías
Uno de los rasgos más interesantes de los descubrimientos de F a rad a y no es que exista una fem en una bobina móvil -4o cual podemos comprender en térm inos de la fuerza magnética qv x E -sin o que una corriente variable en una bobin a produzca una fem en una segunda bobin a-. Y lo que es muy sorprendente, la cantidad de fem inducida en la segunda bobina está dada por la misma “ regia dei flujo” ; que la fem es igual a la de rivada temporal dei flujo magnético a través de la bobina. Supon gan que tom am os dos bobinas, cada una bobin ada sobr^· manojos separados de ho jas de hierro (esto ayuda a producir campos magnéticos más fuertes), como muestra la figura 16-5. C onectam os ahora una de las bobinas -b o b in a ( a ) - a un generador de corriente alterna. La corriente continuamente variable produce un cam po m a t è t i c o continuamente variable. Este campo variable genera una fem alterna en la segunda bobina - b o b in a (b). Esta fem puede, por ejemplo, producir potencia suficiente para encender una bombilla eléctrica.
Fig. 16-5. Dos bobinas envueltas c dedor de manojos de hojas de hierro, | miten que un generador encienda bombilla sin conexión directa.
La fem akerna en la bobina (b) a una frecuencia q ue es, por supuest.o,iguala la ire cuencia de! generador originai. Pero la corriente de la bobina (b) puede ser mayor o menor que la corriente de la bobina (a). La corriente de la bobina (b) depende de la fem inducida en ella y de la resistencia y la inductancia del resto de su circuito. La fem puede ser menor que la del generador si, poi ejemplo, hay poca variación del flujo. O se puede hacer la fem de la bobina (b) mucho m ayor que la del generador arrollando la bobina (b) con muchas vueltas, ya que en un campo magnético determinado el flujo a través de la bobina es entonces m ayor; {o si prefieren considerarlo de otro m odo, la fem es la misma en cada vuelta y como la fem total es la suma de la fem de c ad a una de las vueltas, muchas vueltas en serie producen una gran fem). Esta combinación de dos bobinas -generalm ente con un arreglo de hojas de hierro para guiar los campos m agnéticos- se llama transform ador. Puede “ tr ansform ar” una fem (también llamada '■'voltaje") en otra. Tam bién hay efectos de inducción en una soia bobina. Por ejemplo, en la dispo sición de la figura 16 5 hay un fiujo variable no sólo a través de la bobina (b), que enciende la bombilla, sino que también a través de la bobina (a). La corriente va ria ble de la bobina (a) produce un campo magnético variable dentro de si misma y el flujo de este cam po está variando continuamente, así que hay una fem aufoinducida en la bobina (a). H ay una fem actu ando sobre cualquier corriente cuando está for mando un cam po magnético - o , en general, cuando su cam po está variando de cual quier m a nera-. El efecto se llama autoínductancia. Cuando dimos "la regla del flujo” , que la fem es igual a la derivada temporal del flujo abrazado, no especificamos la dirección de la fem. H ay una regla simple, llamada regla de Lenz, para determinar en qué sentido va la fem: la fem trata de oponerse a cualquier variación de flujo. Es decir, el sentido de u n a fem inducida siempre es ta! que si circula ra una corriente en el sentido de la fem, produciría un flujo de B que se opondría a la variación de B que produce la fem. Se puede emplear la regla de Lenz p ara hallar ei sentido de la fem en el generador de la figura 16-1 o en el bobinado del tr ansform ador de la figura 16-3. En particular, si hay una corriente variable en una sola bobina (o en cualquier alambre) hay una fem '‘en c o n tra ” en el circuito. Esta fem actú a sobre las cargas que circulan en la bobina (a) de la figura 16-.5 para oponerse a la variación de cam po magnético y, por io ta nto , en el sentido que se opone a la variación de corriente. T rata de mante ner la corriente constante; es opuesta a la corriente cuando la co rriente está aum entando y está en el sentido de la corriente cuando está disminuyen do. En una autoínductancia la corriente tiene “ inercia ” porque los efectos induc tivos tratan de mantener el flujo constante, tal como la inercia mecánica tr ata de mantener constante la velocidad de un objeto. Un electroimán grande te ndrá una autoínductancia grande. Supongan que se conecte una batería a la bobin a de un gran electroimán, com o en la figura 16-6, y que se haya establecido un cam po magnético intenso; (la corriente alcanza un valor estacionario determinado por el voltaje de ia batería y ía resistencia del alambre de la bobina). Pero supongan ahora que tratemos de desconecta r la batería abriendo el interruptor. Si abriéram os realmente ei circuito, la corriente iria a cero rápid a mente y esto generaria una fem enorme. En la mayoría de los casos esta fem sería lo suficientemente grande p a ra form ar un arco entre los contactos del interrup tor que se están separando. El alto voltaje que aparece también podría dañar la aislación de la bobina - ¡ o a usted, si es la persona
que abre el in te rruptor!-. Por esta razón los electroimanes están conectados habitual mente en un circuito com o el que rnuestra la figura 16-6. Cuan do se abre el in terru p tor, la corriente no varia rápid amente sino que perm anece estacionaria, circula ndo en cam bio por la lá m para, a rrastrada p or la fem proveniente de la auto ín ductancia de la bobina. Í6-3
Las fuerzas sobre corrieníes inducidas
Probablem ente ha yan visto la dem ostr ació n espectacula r de la regla de Lenz hecha con el artefacto m ostrado en la figura 16-7. Es un electroimán, tal como la bobina (a) de la figura 16-5. Se coloca un anillo de aluminio sobre el extremo del imán. Cuan do se conecta la bobina a un generador de corriente alterna cerrando el interruptor, el anillo vuela por los aires. La fuerza proviene, po r supuesto, de las corrientes inducidas en el anillo. El hecho de que el anillo se aleje dernuesti'a que la corriente que circula por él se o pone a la variación del campo que lo atraviesa. C u a n do el im án está haciendo un polo norte en la pa rte superior, la corriente inducida en el anillo está haciendo un polo norte a puntando hacia abajo. El anillo y la bobin a se repelen .tal como dos im anes con polos iguales frente a frente. Si se hace un corte radial delgado en el anillo, la fuerza desaparece, lo cual de muestra que proviene ver daderamente de las corrientes en el anillo.
Fig.
16-7. Un electroimán
anillo conductor.
Si en vez del anillo colocamos un disco de aluminio o de cobre frente al extremo del electroimán de la ñg ura 16-7, ta mbién es repelido; circulan corrientes inducidas en el material del disco y de nuevo hay repulsión. Un efecto interesante de origen similar ocurre con una hoja de c onductor per fecto. En un “ conducto r perfecto ” no hay ninguna resistencia a la corriente. Así pues, sí se generan corrientes en él, pueden mante nerse circulando permanentemente. En realidad, la fem m ás débil generaría una corriente arbitrariam ente grande - lo cual significa realm ente que no puede haber nin guna fem -. Cualquier intento de hacer que un fiujo magnético atraviese esa hoja ge nera corrientes que crean campos B contrarios - t o d o con fems infinitesimales y así sin que entre ningún flujo.
Sí tenem os una ho ja de c onductor perfecto y le ponemos im electroimán cerca, cu ando le dam os corriente al im án, aparecen corrientes en la ho ja llamadas corrie n tes parásitas, asi que no entra ningún flujo magnético. Las líneas de cam po tendrían el aspecto que m uestr a la figura 16-8, O curre lo mismo, por supuesto, si acercam os un im án de barra a un c onductor perfecto. Co m o las corrientes parásitas ectán creando campos que se oponen, ei c onductor repela los imanes. Esto posibilita sus pender un imán de ba rra en el aire encim a de una hoja de conducto r perfecto en form a de piatülo, como lo m uestr a la figura 16-9. El imán queda suspendido por la repulsión de las corrientes parásitas inducidas en el conducto r perfecto. N o hay conducto res perfectos a tem peratu ras ordinarias, pero algunos materiales se vuelven conductores perfectos a te m peratu ras suficientemente bajas. Por ejemplo, el estaño conduce perfecta mente p or debajo de 3,8°K . Se le Uama superconductor.
Fig, 16-9, Una barra magnética sus pendida encima de un bol superconductor por la repulsión de corrientes parásitas
Si el conductor de la figura 16-8 no es completamente perfecto habrá cierta re sistencia al flujo de las corrientes parásita s. Las corrientes te nderán a extinguirse y el imán baja rá lentamente. Las corrientes pa rásita s en un conducto r imperfecto ne cesitan una fem para que las mante nga y para tener una fem el flujo tiene que estar voriando. El ñujo del cam po magnético penetra gradualm ente en el conductor. En un conducto r normal, no sólo hay fuerzas repulsivas provenientes de las corrieníeí; pa rásita s, sino que también puede haber fuerzas laterales. Por ejemplo, si m ovem os un imán ¡kteraimente a lo largo de una superficie conductora, las corrien tes pa rásita s producen una fuerza de retardo, porque las corrientes inducidas se oponen a ia variación de la ubicación deí flujo. Esa s fuerzas son proporcionales a la velocidad y son una especie de fuerza de viscosidad.
Fig, 16-10. El frenado del péndulo c muestra las fuerzas debidas a corrient parásitas. El aparato de la figura 16-10 es una fma m anera de dem ostr ar estos efectos. Se suspende una pla ca cu ad rad a de cobre del extremo de una varilla para ha cer un péndulo. El cobre se balancea entre los polos de un electroimán. Cuan d o se enciende el imán, el movimiento del péndulo se para repentinamente. Cuand o la placa metá lica llega al entrehierro del imán, hay una corriente inducida en la placa que actúa de modo que se opone a ¡a variación de f^ujo a través de la placa. Si ia placa fuera un conductor perfecto, las corrientes serían la n grandes que la expulsarían de nuevo -rebota ría de vuelta-. Con una pla ca de cobre hay cierta resistencia en la placa, así que aJ principio las corrientes detienen casi totalmente a la pla ca cuando com ienza a entrar en el campo. Luego, a medida que las corrientes se extinguen, la pla ca llega lentamente al reposo en el cam po magnético.
La figura 161 1 muestra la naturaleza de las corrientes parásitas en el cobre. La intensidad y ia forma de las corrientes son muy sensibles a la forma de la placa. Por ejemplo, si se reemplaza la placa de cobre por otra que tenga varias ranuras, como lo muestra la figu'ra 16-12, los efectos de corrientes parásitas se reducen drásticamente. Ei péndulo se balancea a través dei campo magnético con una peque ña fuerza de retardo solamente. La razón es que en cada sección del cobre, las corrientes tienen menos fiujo que las haga circular, así que los efectos de la resis tencia de cada lazo son mayores.
Fig. 16-12, Los efectos de corrientes parásitas se reducen drásticamente ha ciendo ranuras en ia placa.
Las corrientes son más pequeñas y la fuerza en contra es menor. El carácter viscoso de la fuerza se ve aún más claramente si se coloca una hoja de cobre entre los poloi; del imán de la figura 16-10 y se le suelta: no cae; se hunde lentamente. Las corrientes parásitas ejercen una fuerte resistencia al movimiento -ta l como la fueiza de viscosidad en la miel. Si en vez de arrastrar un conductor frente a un imán, tratamos de rotarlo en un campo magnético, habrá un torque resistivo debido a los mismos efectos. A su vez, si rotamos un imán - u n extremo encima del o tro- cerca de un anillo o una placa conductora, el anillo es obligado a rotar; las corrientes del anillo crearán un torque que tiende a rotar el anillo con el imán.
I campo magnétiSe puede hacer un campo tal como el de un imán rotante disponiendo bobinas como se muestra en Ja figura J6-J3. Tom amos un toro de J^erro (es decir un anillo de hierro parecido a una rosca) y arrollamos seis bobinas sobre él. Si damos corriente como lo muestra la parte (a), a los bobinados (1) y (4), habrá un campo magnético en la dirección mostrada en la figura. Si ahora conmutamos la corriente a los bobinados (2) y (5), el campo magnético estará en una nueva dirección, como muestra la parte (b) de la figura. Continuando el proceso, obtenemos la sucesión de campos mostrada en eJ resto de la figura. Si se hace el proceso suavemente, tenemos un campo magnético “rotante”. Podemos obtener fàcilmente la sucesión necesaria de corrientes conectando las bobinas a una línea trifásica, la cual da precisamente esa sucesión de corrientes. La “potencia trifàsica” se hace en un generador basado en el mismo principio de la figura 16-1, excepto, hay ¿res lazos juntos sujetos al mismo eje en forma simétrica - e s decir, con un ángulo de 120° entre un lazo y el siguiente-. Cuando se rotan las botin as como una unidad, la fem es máxima en una, Juego en la siguiente y así sucesivamente en una sucesión regular. La potencia trifásica tiene muchas ventajas prácticas. Una de ellas es la posibilidad de hacer un campo magné tico rotante. El torque que ese campo rotante produce sobre un conductor
Fig. 16-14. El campo roíante de 1a ti gura 16-13 se puede emplear para produ cir un torque en un anillo conductor, se puede demostrar fácilmente parando un anillo metálico sobre una mesa aisladora justo encima del toro, como lo muestra ia figura 16-14. El campo hace que,el anillo gire alrededor de un eje vertical. Los elementos básicos vistos aquí son muy pareci dos a los puestos en juego en un gran motor comercial trifásico de inducción.
Fig. 16-15, Ejemplo simple c
r de inducción a polo blindado.
La figura 16-15 muestra otra forma de motor de inducción. La disposición m os trada no es apropiada para un motor práctico de alta eficiencia, pero ilustrará el principio de funcionamiento. El electroimán M, que consiste en un manojo de hojas de hierro laminado que íiene arrollada una bobina selenoidal, está alimentado con corriente alterna de un generador. El imán produce un flujo variable de B a través del disco de aluminio. Si tenemos estas dos componentes ùnicamente, como en la parte (a) de la figura, todavía no tenemos un motor. Hay corrientes parásitas en el disco pero son simétricas y no hay torque; (habrá cierto calentamiento del disco debido a las corrientes inducidas). Si ahora cubrimos solamente la mitad del polo del imán con una placa de aluminio, como lo muestra la parte (b) de la figura, el disco comienza a rotar y tenemos un motor. El funcionamiento depende de dos efectos de corrientes parásitas. Primero, las corrientes parásitas en la placa del aluminio se oponen a la variación del flujo que la atraviesa, así que el campo magnético enci ma de la placa se retrasa respecto al campo encima de la mitad descubierta del polo. Este efecto, llamado de “polo blindado”, produce un campo que en la región “blindada” varía de manera muy parecida al campo en la región “no blindada” excepto que tiene un retraso temporal constante. El efecto total es como si hubiera un imán sólo la mitad de ancho y que se
está moviendo continuamente de la región no blindada a la blindada. Entonces los campos variables interactúan con las corrientes parásitas del disco produciendo el torque sobre él.
16-4
La tecnología eléctrica
Cuando Faraday hizo público su notable descubrimiento de que un ñujo magné tico variable produce una fem, le preguntaron (tal como le preguntan a cual quiera cuando descubre un nuevo hecho de la naturaleza): “¿para qué sirve?”. Todo lo que habia descubierto era la particularidad de que se producía una corriente pequeñita cuando movía un alambre cerca de un imán. ¿Cuál podía ser la “utilidad” de eso? Su respuesta fue: “¿CuáJ es ¡a utilidad de un bebé recién nacido?” . y piensen, sin embargo, en las tremendas aplicaciones prácticas a que ha condu cido su descubrimiento. Lo que hemos estado describiendo no son simplemente ju guetes sino ejemplos elegidos en la mayoría de los casos para representar el principio de funcionamiento de alguna máquina de uso práctico. Por ejemplo, el anillo giratorio en un campo rotante es un motor de inducción. Por supuesto, hay diferencias entre ello y un motor de inducción de uso práctico. El anillo tiene un torque muy pequeño; lo pueden parSr con la mano. En un buen motor hay que jun tar las cosas más íntimamente: no debe haber tanto campo magnético “desperdicia d o ” en el aire. En primer lugar, se concentra el campo usando hierro. N o hemos explicado aún el efeci.o del hierro en este caso, pero el hierro puede hacer que el campo magnético sea decenas de miles de veces más intenso que con bobinas de cobre solas. En segundo lugar, las aberturas entre las piezas de hierro se hacen pequeñas; para hacerlo, se incluye hierro hasta en el anillo giratorio. Todo se dispo ne como para obtener las mayores fuerzas y la mayor eficiencia - e s decir, conver sión de potencia eléctrica en potencia m ecánic a- hasta que no pueden parar el “anillo” con la mano. Este problema de cerrar ia brecha para llegar a cierta parte que funcione de la manera más práctica, es ingeniería. Requiere un estudio serio de problemas de di seño, aunque no haya ningún principio básico nuevo del cual se obtengan las fuer zas. Pero hay un largo camino por recorrer entre los principios básicos y un diseño práctico y económico. Y, sin embargo, es justamente ese diseño esmerado en inge niería lo que ha hecho posible algo tan espectacular como la Presa de Boulder y todo lo referente a ella. ¿Qué es la Presa de Boulder? Se intercepta un gran rio por medio de una pared de concreto. ¡Pero qué pared! Con ia forma de una curva perfecta que ha sido cuidadosamente calculada de modo que la menor cantidad posible de concreto de tenga todo un rio. Se ensancha hacia abajo con esa forma maravillosa que a los artistas les gusta pero que los ingenieros pueden apreciar porque saben que ese ensanchamiento está relacionado con el aumento de presión con la profundidad del agua. Pero nos estamos alejando de la electricidad. Luego se envía el agua del rio por una cañería inmensa. Eso, de por sí, es una hermosa realización en ingeniería. La cañería lleva el agua hasta una “rueda hidráulica” -un a turbina inmensa—y hace girar ruedas (otra proeza). ¿Pero por qué hacer girar ruedas? Están acopladas a un lio de hierro y cobre, primorosamente intrincado, retorcido y entretejido. Con dos partes: una que da vueltas y otra que no. Todo una mezcla compleja de unos pocos materiales, mayormente hierro y cobre pero también algo de papel y de goma laca para aislar. Algo monstruoso que da vueltas. Un generador.
Por cierto lado del enredo de hierro y cobre salen unos pocos pedazos especiales de cobre. La presa, la turbina, el hierro, el cobre, todo puesto alli para hacer que algo especial le ocurra a unas pocas barras de cobre: una fem. Luego las barras de cobre se alejan un poco y rodean varias veces otro pedazo de hierro en un transformador; entonces la tarea está concluida. Pero alrededor del mismo pedazo de hierro se enrolla otro cable de cobre que no tiene conexión directa alguna con las barras provenientes del generador; simplemente han sido influidas porque pasaron cerca de ella -para obtener su fem—. El transfor mador convierte la potencia desde los voltajes relativamente bajos necesarios para un diseño eficiente del generador hasta los voltajes altísimos que son los mejores para una transmisión eficiente de la energía eléctrica por largos cables. Y todo debe ser enormemente eficiente -no puede haber desi^erdicio, pérdida—. ¿Por qué? Se está derrochando la fX)tencia para una metrópoli. Si se perdiera una fracción pequeña - u n o o dos por ciento— ¡piensen en la energía que no llega! Si se dejara uno por ciento de la potencia en ei transformador, seria necesario sacar esa energía de alguna manera. Si apareciera como calor, fundiría todo rápidamente. Hay, por supuesto, una pequeña ineficiencia, pero todo lo que se necesita es unas pocas bombas para hacer circular un poco de aceite a través de un radiador para evitar que el transformador se caliente. D e la Presa de Boulder salen algunas docenas de varillas de cobre -varillas de cobre largas, largas,^ quizás del grosor de su muñeca, que recorren centenares de un río gigantesco. Luego las varillas se dividen en más varillas... Luego a más transformadores... a veces a grandes generadores que re-crean la corriente en otra forma... a veces a máquinas que giran con grandes fmes industriales... a más trans formadores... luego más y más división... hasta que finalmente el rio está diseminado por toda la ciudad -m oviendo motores, produciendo calor, luz y haciendo funcionar toda ciase de artefactos— El milagro de iuces calientes proveniente del agua fria a 1.000 y pico kilómetros de distancia -to d o realizado con pedazos de cobre y de hierro dispuestos en forma especial-. Grandes motores para laminar acero o motores minúsculos para el torno de un dentista. Millones de ruedas pequeñas girando en respuesta a la rotación de la rueda grande de la Presa de Boulder. Paren la rueda grande y se paran todas las ruedas; se van las luces. Están conectadas realmente. Y hay más aún. Ix3s mismos fenómenos que toman la potencia tremenda del río y la diseminan por todo el campo, hasta que unas pocas gotas del río hacen funcionar el torno del dentista, entran de nuevo en la construcción de instrumentos extremadamente delicados... para la detección de cantidades de corriente increíble mente chicas... para la transmisíin de voces, música e imágenes... para computado ras... para máquinas automáticas de precisión fantástica. Todo esto es posible debido a disposiciones cuidadosamente diseñadas de hierro y cobre -cam pos magnéticos creados eficientemente... bloques de hierro en rotación de aproximadamente dos metros de diámetro con un juego de 1,5 milíme tros... proporciones cuidadosas de cobre para tenbr una eficiencia óptima... extrañas formas que tienen todas un mismo propósito, como la curva de la presa. Si algún arqueólogo dei futuro descubriese la Presa de Boulder, podemos conje turar que admiraría la belleza de sus curvas. Pero también los exploradores que provengan de ’c iertas grandes civilizaciones futuras examinarán los generadores y los transformadores y dirán; “Observen
que cada pedazo de hierro liene una forma hermosamente eñciente. ¡Medhen acerca de todo el saber que involucra cada pedazo de cobre!”. Este es el poder de la ingenieria y del diseño esmerado de nuestra tecnología eléctrica. En el generador ha sido creado algo que no existía en ninguna otra parte de la naturaleza. Es verdad que hay fuerzas de inducción en otros lugares. Cierta mente hay efectos de inducción electromagnética en ciertos lugares alrededor del sol y de las estrellas. Quizás, también (aunque no es seguro), el campo magnético de la tierra esté mantenido por algo anàlogo a un generador eléctrico que funciona sobre ia base de corrientes circulando en el interior de la tierra. Pero en ninguna parte se han juntado piezas con partes móviles para generar potencia eléctrica como se hace en el generador; con gran eficiencia y regularidad. Puede que piensen que diseñar generadores eléctricos ya no es un tema intere sante, que es un tema muerto porque están todos diseñados. Se puede sacar de un estante generadores y motores casi perfectos. Aunque esto fuera cierto, podemos admirar el logro maravilloso de un problema resuelto de una manera rayana en la perfección. Pero quedan tantos problemas sin terminar. Hasta los generadores y los transformadores están retornando como problemas. Es probable que todo el campo de bajas temperaturas y superconductores se aplicará pronto al problema de la dis tribución de potencia eléctrica. Con un factor radicalmente nuevo en el problema, se ten'drá que crear nuevos diseños óptimos. Las redes de potencia del futuro puede que se parezcan muy poco a las actuales. Pueden ver que hay un número interminable de aplicaciones y problemas que se podrían incluir a! estudiar las leyes de la inducción. El estudio del diseño de máquinas eléctricas es en sí mismo un trabajo para toda una vida. N o podemos ir muy lejos en esa dirección, pero debemos estar conscientes de que al descubrir la ley de inducción, hemos conectado repentinamente nuestra teoría con un desarro llo práctico enorme. N o obstante, tenemos que dejar ese tema a los ingenieros y a los científicos aplicados que están interesados en resolver los detalles de aplicaciones particulares. La física provee únicamente la base ^ o s principios básicos que sirven para lo que sea; (todavia no hemos completado la base, porque aún tenemos que considerar en detalle las propiedades del hierro y del cobre. La física tiene algo que decir acerca de ellos, como veremos un poco más adelante). La tecnología eléctrica moderna comenzó con ios descubrimientos de Faraday. El bebé inútil se convirtió en un prodigio y cambió la faz de la tierra de una manera que su orgulloso padre nunca hubiera imaginado.
17 L a s le y e s d e in d u c c ió n .
17-1
La física de la inducción
17-4
Una paradoja
17-2
E xc ep cio n e s
la “ regla del
17-5
Generador de corriente alterna
17-6
inductancia mutua
tción de partícuias por ip o eléctrico inducido; el
17-7
Autoínductancia
17-8
Inductancia y energía magnética
17-1
a
La física de la inducción
En el último capítulo describimos muchos fenómenos que demuestran que los efectos de inducción son muy complicados e interesantes. Ahora discutiremos los principios fundamentales que gobiernan estos efectos. Ya hemos denifido la fem en un circuito conductor como la fuerza total acumulada en las cargas en toda la lon gitud de lazo. Más específicamente, como la componente tangencial de la fuerza por unidad de carga, integrada a lo iargo del alambre una vez alrededor dei circuito. Por lo tanto, esta cantidad es igual ai trabajo total hecho en una sola carga que viaja una vez alrededor del circuito. También hemos dado la "regla del flujo”, la cual dice que la fem es igual a la rapidez con que el flujo magnético está variando a través de ese circuito. Veamos si podemos entender por qué debe ser asi. Primero, consideraremos un caso en el cual el flujo cambia debido a que un circuito se mueve en un campo estacionario. , En la figura 17-1 mostramos un solo lazo de alambre cuyas dimensiones se pu e den cambiar. El lazo tiene dos partes; la parte (a) en forma de U fija, y un travesano (b) que se puede deslizar a lo iargo de las dos patas de la U. Siempre hay un circuito completo, pero
su àrea es variable. Coloquemos el lazo en un campo magnéfico con el plano de la U perpendicular al campo. D e acuerdo a la regia, cuando el travesaño se mueve, debe haber en el lazo una fem proporcional a la derivada respecto al tiempo del flujo a través del lazo. Esta fem originará una corriente en el lazo. Supondremos que existe en el alambre una resistencia adecuada para que las corrientes sean pequeñas. Asi podemos ignorar cualquier campo magnético de estas corrientes. El flujo a través del lazo es wLB, de modo que la “regla del flujo” daria para la fem -q u e designamos con e -
donde v es la velocidad de traslación del travesaño. Ahora tendríamos que comprender este resultado a partir de la fuerza magné tica V X B en las cargas del travesaño. Estas cargas experimentarán una fuerza, tan gencial al alambre, igual a vB por unidad de carga, la cual es constante a lo largo de la longitud w de! travesano y cero en cualquier otra parte, asi que la integral es
el mismo resultado que obtuvimos de la derivada del flujo respecto al tiempo. El razonamiento que acabamos ^de hacer se puede extender a cualquier caso en trar, en general, que, para cualquier circuito cuyas partes se mueven en un campo magnético fijo, la fem es la derivada del flujo respecto al tiempo ind'éiJéndieníéníente de’lá”forma del circuito. Por otra parte, ¿qué sucede si el lazo queda estàtico y el campo magnético varia? N o podemos deducir la respuesta a esta pregunta usando el mismo razonamiento. Fue Faraday quien descubrió -experimentalmente- que la “regla de! flujo” sigue siendo correcta, cualquiera que sea la razón por la que el flujo varíe. La fuerza sobre cargas eléctricas està dada con toda generalidad por F - ?(E -(- v x B); no hay nada nuevo y especial como “fuerzas debidas a campos magnéticos que varian”. Cual quier fuerza sobre cargas en reposo en un alaml^re estático proviene del término en E. Las observaciones de Faraday condujeron al descubrimiento de que los campos magnéticos y eléctricos están relacionados por una ley nueva: en una región donde el cam po magnético esté variando en el tiempo, se generan campos eléctricos. Es este cam'po electrícÓ"ér¿iüé conduce fo's electrones aìredèdòr·'del aiambfé"^y, por io lanío, es responsable de la fem en \in circuiio estálico cuando existe un flujo magné tico variable.,.: La ley general para el campo eléctrico asociado con un campo magnético variable.es - ^ / (17.1)
' pl
La llamaremos ley de Faraday. Fue descubierta por Faraday, pero, en realidad, fue Maxwell quien ¡a escribió por primera vez en forma diferencial, como una de sus ecuaciones. Veamos cóm o esa ecuación da la “regla del flujo” para circuitos. Aplicando el teorema de Stokes, esta ley puede ser escrita en forma integral como j E d s
= j
(V X B ) · n d a -
-
nd a ,
(17.2)
donde, como de costumbre, F es cualquier curva cerrada y S es cualquier superficie limitada por ella. Recuerden que aqui F es una curva matemática tija en el espacio, y 5" es una superficie fija. Entonces, la derivada con respecto a! tiempo se puede sacar fuera de la integral y tenemos
=
1 (fiujo a través de S ) dt
(17,3)
Aplicando esta relación a la curva T que sigue un conductor /i jo en forma de cir cuito obtenemos la “regla del fiujo” otra vez. La integral del primer miembro es la fem, y la del segundo es menos la derivada respecto al tiempo del flujo abrazado por el circuito. Asi pues, la ecuación (17.1) aplicada a un circuito fijo .es equivalente, a la^‘regla del fiujo” , ^ "Asi, Ii:""‘Tégrá del fiujo” - o sea que, la fem en un circuito es igual a la derivada respecto al tiempo del fiujo magnético a través del circuito- servirá lo mismo si la variación de! flujo se debe a variación de campo o si el circuito se mueve (o ambos). El enunciado de ía regla no distingue entre las dos posibilidades - “el circuito se mueve” o “el campo varia”--. N o obstante, en nuestra explicación de la regla hemos usado dos leyes completamente distintas para ios dos casos: v x B para “el circui to se mueve” y V x E = — d ^ l d í para “-el campo varia”. y exacto requiera'para su comprensión real un análisis en términos de dos fen óme nos diferentes. Comúnmente una generalización hermosa com o ésa emana de un so lo principio fundamental profundo. Sin embargo, en este caso no parece íiaber nin guna implicación profunda de ese tipo. Debemos comprender la “regla” como el efecto combinado de dos fenómenos completamente separados. Podemos considerar la "regla del flujo” en la forma siguiente. En general, ía fuerza por unidad de carga es F / íJ = E -f- v x B. En alambres en movimiento hay la fuerza del segundo término. Además íiabrá un campo E donde haya un lugar con un campo magnético que varie. Estos son efectos independientes, pero la fem alrededor del lazo de a.lambre siempre es igual a la derivada respecto al tiempo del flujo mag-
17-2 .
Excepciones a la “regla del flujo”
Ahora daremos algunos ejemplos, que debemos, en parte, a Faraday, los cuales demuestran la importancia de comprender claramente la distinción entre los dos efectos responsables de la fem inducida. En nuestros ejemplos intervienen situa ciones en las cuales la “regla del flujo” no se puede aplicar - o porque la trayectoria tomada por las corrientes inducidas se mueve por un volumen extenso de un con ductor. Empecemos dejando establecido un punto importante: la parte de la fem que proviene del campo E no depende de la existencia de un alambre físico (com o la parte V x B). El campo E puede existir en el espacio libre y su integral de linea alrededor de cualquier línea imaginaria fija en el espacio es la derivada respecto al tiempo del flujo de B a través de esa línea. (Noten que esto es muy diferente al cam po E producido por cargas estáticas, ya que en este caso la integral de línea de E alrededor de un lazo cerrado es siempre cero.)
7-2. Cuando fem debido a v x E flujo enlazado.
galvanómetro Ahora describiremos una situación en la cual el flujo a través del circuito no varía pero, sin embargo, existe una fem. La figura 17-2 muestra un disco conductor que puede rotar sobre un eje fijo en ia presencia de un campo magnético. U n con tacto se hace en el eje y el otro en la periferia de! disco. Se c om p leta un circuito con un galvanómetro. Cuando el disco gira, el ‘^circuito”, en el sentido del lugar en el espacio donde estáii las corrientes, siempre es el mismo. Pero la parte del “circuito” en el disco está en material que se mueve. Aunque el flujo a través del “ circuito” es constante, hay una fem, como se puede observar por la deflección del galvanómetro. Claramente, existe un caso donde la fuerza v x B en el disco en mo vimiento da lugar a una fem que no se puede igualar a una variación de fiujo.
Fig, 17-3. Cuando las placas se mecen en un campo magnético uniforme, puede heber una gran variación del flujo enlaza do sin generación de una fem. Ahora consideremos, como un ejemplo opuesto, una situación rara, en la cual el flujo a través de un “circuito” (otra vez en el sentido del lugar donde está la corriente) varia pero no hay fem. Imaginen dos placas metálicas con bordes ligera mente curvos, como se muestra en la figura 17-3, colocadas en un campo magnéti co unifonne perpendicular a sus superficies. Cada placa está conectada a uno de los terminales de un galvanómetro, como se muestra. Las placas hacen contacto en un punto P, asi que hay un circuito completo. Si ahora las placas se mecen en un ángulo pequeño, el punto de contacto se moverá hacia el
punto P'. Si imaginamos que ei “circuito” se completa a través de las placas por la línea punteada mostrada en la figura, el flujo magnético a través de ese circuito varía en gran cantidad a medida que las placas se mecen. N o obstante, el balanceo se pue de hacer con movimientos pequeños de modo que v x B sea muy pequeño y no haya prácticamente fem. La “regla del flujo” no se aplica en este caso. Debe ser aplicada a circuitos en los cuales el material del circuho no se altera. Cuando el material del circuito está cambiando, debemos retomar a las leyes básicas. La ñsica correcta siempre está dada por las dos leyes básicas.
17-3
Aceleración de pardcsalas por un cantpo eléctrico iradycído; el betatrón
Hemos dicho que la fuerza electromotriz generada por un campo magnético variable puede existir aun sin conductores, esto es, que puede haber inducción magnética sin alambres. También podemos imaginar una fuerza electromotriz alre dedor de una curva matemática arbitraria en el espacio. Se define com o la com po nente tangencial de E integrada alrededor de la curv^. La ley de Faraday dice que esta integral de línea es igual a ia derivada respecto al tiempo del flujo magnético a través de la curva cerrada, ecuación (17.3).
Como ejemplo del efecto de tal campo eléctrico inducido, ahora queremos consi derar el movimiento de un electrón en un campo magnético variable. Imaginemos un campo magnético que en todo punto de un plano señala en dirección vertical, como lo muestra la figura 17-4. Ei cam po magnético es producido por un electroi mán, pero no nos preocuparemos de los detalles. Para nuestro ejemplo imaginaremos que el campo magnético es simétrico con respecto a un eje, es decir, la intensidad del campo magnético solamente dependerá de la distancia al eje. El campo magnéti co tambiái varia con
el tiempo. Imaginemos ahora un electrón moviéndose en este campo magnético en una irayecloria que es un círculo de radio constante con su centro en el eje de! campo. (Veremos más adelante cóm o se puede conseguir este movimiento.) Debido ai campo magnético variable, habrá un campo eléctrico E tangencial a la órbita del electrón, el cual hará que éste viaje alrededor del circulo. Debido a la simetría, este campo eléctrico tendrá ei mismo valor en cualquier lugar del círculo. Si la órbita del electrón tiene el radio r, la integral de linea de E alrededor de la órbita es igual a la derivada respecto al tiempo del flujo magnético a través del círculo. La integral de línea de E es justamente el producto de su módulo por la circunferencia del circulo, 2nr. En general, el flujo magnético debe ser obtenido de una integral. Por el momento, representemos con B^^por el campo magnético promedio en el interior del circulo; el flujo es el campo magnético promedio por el área del círculo. Tendremos
Z'irE =
^
(Sp, · Ttr^).
ts constante, E es proporcional a la derivada del campo
El electrón sufrirá la fuerza eléctrica qE y será acelerado por ella. Recordando que la ecuación de movirnienio relativisiamenie correcta es que la derivada del rn.omentum respecto al tiempo es proporcional a la fuerza, tenemos
Para la órbita circular que hemos supuesto, la fuerza eléctrica sobre el electrón siempre está en la dirección de su movimiento, de tal modo que su momentum total aumentará en la proporción dada por la ecuación (17.5). Combinando las ecuaciones (17.5) y (17.4), podemos relacionar la derivada del momentum respecto al dempo con la derivada del campo magnético promedio respecto al tiempo: dp _ qr dB„; 7?7 - X Sí Integrando co
(17.6)
f, encontramos para el momentum del electr
donde es el momentum con el cuaJ el electrón comienza, y /i5pr es la variación subsiguiente de El funcionamiento de un betatrón -una máquina para acelerar electrones a altas energías- está basado en esta idea. Para descubrir en detalle cóm o funciona el betatrón, debemos examinar cómo se puede forzar al electrón a que se mueva en círculo. Hemos discutido en el capitulo II del vol, I el principio implicado. Si nos arreglamos para que haya un campo magnético B en la órbita del electrón, habrá una fuerza transversal ^ x B que, por una elección
apropiada de B, puede hacer que el electrón permanezca moviéndose en su òrbita supuesta. En el betatrón esa fuerza transversa] hace que el electrón se mueva en una órbita circular de radio constante. Podemos hallar cuál debe ser el campo mag nético en \a órbita usando de nuevo \a ecuación relativista de movimiento, pero esta vez para la componente transversal de la fuerza. En el betatrón (ver Fig. 17-4), B es perpendicular a v, de modo que la fuerza transversal es qvB. La fuerza es igual a la derivada respecto al tiempo de la componente transversal P¡ dei momentum;
(17.8)
di
Cuando una partícula se mueve en un circulo, la derivada de su momentum trans versal respecto al tiempo es igual al módulo del producto del momentum total por (x), la velocidad angular de rotación (siguiendo ios razonamientos del capitulo II, volumen S); = <-^P.
(17.9)
donde, puesto que el movimiento es circular.
Igualando ia fuerza magnética a la aceleración transversal, tenemos ^
P y
(17.11)
donde fíorbii campo en el radio r A medida que el betatrón actúa, de acuerdo a la ecuación (17.7) el momentumdel electrón crece proporcionalmente a y para que el electrón continúe movién dose en su propio circulo, la ecuación (17.11) tiene que continuar siendo válida a medida que eí momentum del electrón aumenta. El valor de Sorbii debe aumentar propoTcionalmente al momentum p. Comparando la ecuación (1 7.11) con la (17.17), ia cual determina p, vemos que hay la siguiente relación entre Bpr, eí campo magnético promedio dentro de la órbita de radio r, y el campo magnetico en la ór bita Bnrbrt· áBp r = 2ABo^hn (17.12) El funcionamiento correcto de un betatrón necesita que el campo magnético prome dio dentro de la òrbita aumente el doble de la rapidez del campo magnético en la órbita misma. En estas circunstancias, a medida que la energia de la particula aumenta debido al campo eléctrico inducido, el campo magnético en la òrbita aumenta tan sólo con ía rapidez necesaria para mantener a la partícula moviéndose en un circulo. FJ betatrón se usa para acelerar electrones a energías de decenas de millones de volts, o incluso a centenas de millones de volts. Sinembargo, dejade ser práctico para ía aceleración de electrones a energías mayores que unas pocas centenas de millones de volts por diversas* razones. Una de ellas es la dificultad práctica de obtener e\ alto valor promedio del campo magnético necesario dentro de la órbita. Otra es que
la ecuación (17.6) no es suficientemente correcta a energías muy altas a causa de que no incluye la pérdida de energía de ia partícula debido a su radiación de energía electromagnética (la asi llamada radiación sincrónica estudiada en el capítulo 36, volumen I). Por estas razones, la aceleración de electrones a ias energías más altas - a muchos miles de millones de electronvolts- se logra por medio de una máquina diferente, llamada sincrotrón.
17-4
Una paradoja
Ahora discutiremos una paradoja aparente. Una paradoja es una situación que da una respuesta cuando se analiza de una manera y da otra cuando se analiza de otra manera, de modo que nos queda un poco de incertidumbre respecto a lo que debe ocurrir realmente. Por supuesto, en física nunca hay una paradoja real porque sólo hay una respuesta correcta; al menos creemos que la naturaleza actuará en una sola forma (y, por supuesto, que ésa es \z. f o rm a correcta). Así pues, en ñsica una paradoja es sólo una confusión en nuestro propio entendimiento. Aquí está nuestra
7-5. ¿Rotará el disco si la corriente / se para? Imaginen que construimos un dispositivo como ei mostrado en la figura 17-5, Este dispositivo consistirá en un disco circular plástico delgado sostenido en un eje concéntrico con cojinetes excelentes, que sea completamente libre de rotar. En el disco hay una bobina de alambre en forma de solenoide corto concéntrico con el eje de rotación. Por este solenoide pasa una coriieme estacionaria / producida por una batería pequefia, montada también en el disco. Cerca del borde del disco y espacia das uniformemente alrededor de su circunferencia hay un número de pequeñas esfe ras metálicas aisladas una de otra y del solenoide por el material plástico del disco. Cada una de estas esferas conductoras pequeñas está cargada con la misma carga electrostática Q. Todo está completamente quieto, y el disco está en reposo. Supongan, ahora, que por algún accidente - o por un prearreglo- la corriente en el solenoide se interrumpe sin ninguna intervención externa. Mientras la corriente continuaba, había un flujo magnético a través del solenoide más o menos paralelo al eje de' disco. Cuando !a corriente se interrumpe, este flujo debe desaparecer. Habrá, en consecuencia, un campo eléctrico inducido que circulará a lo largo de
circuios centrados en el eje. Las esferas cargadas en el perímetro del disco experi mentarán un campo eléctrico tangencial al perimetro del disco. Esta fuerza eléctrica está en el mismo sentido para todas las cargas y, por lo tanto, dará lugar a un tor que resultante en el disco. Según este razonamiento sería de esperar que a medida que la corriente en el solenoide desaparece, el disco debe empezar a rotar. Si cono ciéramos el momento de inercia del disco, la corriente en el solenoide y las cargas en las esferas pequeñas, calcularíamos la velocidad angular resultante. Pero también podríamos hacer un razonamiento diferente. Aplicando el principio de la conservación del momentun angular, podríamos decir que el momentum angu lar del disco con todo su equipo inicial es cero y, por lo tanto, el momentum angular del conjunto debe seguir siendo cero. No debe haber rotación cuando se pare la corriente. ¿Cuál es el razonamiento correcto? ¿Rotará o no rotará el disco? Deja remos la interrogante para que piensen al respecto. Debemos advertirles que la respuesta correcta no depende de ninguna caracterís tica no esencial, tal como la posición asimétrica de una batería, por ejemplo. En verdad, se puede imaginar una situación ideal como la siguiente; el solenoide se hace de un alambre superconductor por el cual pasa una corriente. Después de haber puesto el disco cuidadosamente en reposo, se hace que la temperatura del solenoide suba lentamente. Cuando la temperatura del alambre alcanza la temperatura de transición entre la superconductividad y la conductividad normal, la corriente del solenoide tenderà a cero debido a la resistencia del aiambre. El flujo también tenderà a cero y habrá un campo eléctrico alrededor del eje. Además les advertimos que la solución no es fácil ni es un truco. Cuando la encuentren habrán descubierto un principio importante del electromagnetismo.
17-5
Generador de corrieníe afíenia
En el resto de este capítulo aplicaremos el principio de la sección 17-1 para analizar un cierto número de los fenómenos discutidos en el capítulo 16. Primera mente examinaremos con más detalle el generador de corriente alterna. Este genera dor consiste bàsicamente en una bobina de alambre que gira en un campo magnético uniforme. El mismo resultado también se puede alcanzar usando una bobina fija en un campo magnético cuya dirección gira en la forma descrita en el último capítulo. Consideraremos solamente el primer caso. Supongan que tenemos una bobina circu lar de alambre que puede girar en un eje paralelo a uno de sus diámetros. Coloque mos esta bobina en un campo magnético perpendicular al eje de rotación, como en la figura 17-6. Imaginemos también que los dos extremos de la bobina están unidos a conexiones externas a través de cualquier clase de contactos corredizos. Debido a la rotación de la bobina, el flujo magnético a través de ella variará. Por lo tanto el circuito de la bobina tendrá una fem. Sea S el área de la bobina y 9 el ángulo entre el campo magnético y la normal al plano de la bobina*. El flujo a través de la bobina es entonces BS c o se.
(17.13)
* Como estamos usando la letra A para el potencial vectorial, preferimos usar S para el .rea de una superficie.
Fig. 17-6. Una bobina de alambre girando en un campo magnético uniforme -la idea básica de un generador de CA.
. Ia velocidad angular uniforme ú), 0 ' Cada vuelta de la bobina tendrá una fem igual a la derivada de este flujo respec to al tiempo. Si ia bobina tiene N vueltas de alambre la fem total será N veces más
- i V - j (B Sc ose no = NBSojs
Si üevamos los cables del generador a un punto algo distante de ia bobina rotan te, donde el campo magnético sea cero o, al menos, no esté variando con el tiempo, el rotor de E en esta región será cero y podremos defmir un potencial eléctrico. En realidad, si no hay corriente del generador la diferencia de potencial V entre los dos alambres será igual a la fem en la bobina rotante. Esto es.
La diferencia de potencial entre los alambres varia como sen coi- Tal diferencia de potencial variable se Oama voltaje alterno. Como hay un campo eléctrico entre los alambres, éstos están cargados eléctrica mente. Es claro que la fem dei generador ha empujado algún exceso de cargas fuera del alambre hasta que el campo eléctrico de ellas es suficientemente fuerte para con trabalancear exactamente la fuerza de inducción. Vistos desde fuera del generador, los dos alambres aparecen, sin embargo, como si se hubieran cargado electrostá ticamente a la diferencia de potencial F, y como si las cargas estuvieran variando en el tiempo para dar una diferencia de potencial alterna. También hay otra dife rencia con una situación electrostática. Si conectamos el generador a un circuito externo que permita el paso de una corriente, encontramos que la fem no permite que se descarguen ¡os alambres sino que continúa suministrando carga a ios alam bres a medida que se extrae corriente de ellos, tratando de mantener los alambres siempre a la misma diferencia de potenciaJ. En realidad si se conecta el generador a un circuito cuya resistencia total es R, la corriente a través del circuito será pro porcional a la fem del generador e inversamente proporcional a R. Como la
R
R
La figura 17-7 muestra el diagrama esquemático de ese circuito. También podemos ver que la fem determina cuánta energía proporciona el gene rador. Cada carga del alambre recibe energía a razón de F 'V, por unidad de tiempo donde F es la fuerza sobre la carga y v es su velocidad. Ahora bien, si n es el nú mero de cargas en movimiento por unidad de longitud del alambre, entonces ia potencia desarrollada en cualquier elemento ds del alambre es F ■ vn ds. según ds, así que la potencia se puede reescribir nvF ■ ds. La potencia total que se está proporcionando al circuito completo es la integral de esta expresión alrededor de! lazo compieto: (17.15)
Ahora recuerden que qnv es ¡a corriente /, y que la fem se define como la integral de F / q alrededor del circuito. Obtenemos el resultado Potencia de un generador ^
í.
I.
(17.16)
Cuando hay una corriente en la bobina del generador, existirán fuerzas mecá nicas en él. En realidad sabemos que ei torque sobre la bobina es proporcional a su momento magnético, a la intensidad B del campo magnético y al seno del ángulo que ellos forman. El momento magnético es el producto de la cotr.í.'n.te tv, la bobma por su área. Por lo tanto, el torque es NISB sen 6.
(17.17)
El trabajo mecánico qvie hay que realizar por unidad de tiempo para mantener a la bobina rolando es ei producto de la velocidad angular
Comparando esta ecuación con la (17.14), vemos que el trabajo mecánico necesario por unidad de tiempo para hacer girar la bobina contra las fuerzas magnéticas es igual a e /, la potencia eléctrica que entrega la fem del generador. Toda la energía mecánica usada en el generador aparece como energía eléctrica en el circuito. Como otro ejemplo de las corriente y las fuerzas debidas a una fem inducida, analicemos qué sucede en el montaje descrito en la sección I7-I y mostrado en la figura 17-1. Hay dos alambres paralelos y un travesaño deslizante ubicados en un campo magnético uniforme perpendicular ai plano de los alambres paralelos. Ahora supongamos que el“fondo” de la U (el lado izquierdo en la figura) se hace de alam bre de gran resistencia, mientras los dos lados de alambres se hacen de un buen conductor como cobre -p o r lo tanto, no necesitamos preocupamos del cambio de ia resistencia del circuito cuando el travesaño se m ueva- Como hemos visto, la fsm en el circuito es e = vBw.
'
(17.19)
Drcional a esa fem e inversamente proporcional a
=
( .7 .0 )
Debido a esta corriente habrá una fuerza magnética en el travesaño, que es pro porcional a su longitud, a la corriente en él y al campo magnético, tal que F = BIw. (17.21) Tomando I de la ecuación (17.20), tenemos para la fuerza
Vemos que la fuerza es proporcional a la velocidad del travesaño. La dirección de ía fuerza es opuesta a su velocidad, como se ve fácilmente. Esa fuerza “proporcional a 'la velocidad” , que es como la fuerza de viscosidad, se encuentra siempre que se produzcan corrientes inducidas al moverse los conductores en un campo magnético. Los ejemplos de corrientes parásitas dadas en el último capítulo también produjeron fuerzas en los conductores proporcionales a la velocidad del conductor, aunque íales situaciones, en general, dan una distribución complicada de corrientes que es difícil analizar. A menudo es conveniente tener en el diseño de sistemas mecánicos fuerzas de amortiguamiento· proporcionales a la velocidad. Las fuerzas de corrientes parásitas proporcionan una de las maneras más convenientes de obtener tal fuerza indepen diente de la velocidad. Un ejemplo de la aplicación de una fuerza de este tipo se encuentra en los vatímetros domésticos convencionales. En el vatímetro hay un disco de aluminio delgado que gira entre los polos de un imán permanente. Este disco es arrastrado por un motor eléctrico pequeño cuyo torque es proporcional a la potencia que se consume en el circuito eléctrico de la casa. Debido a las fuerzas de corriente parásitas, existe una fuerza de resistividad proporcional a la velocidad. En equilibrio, la velocidad es, por lo tanto, proporcional a la rapidez del consumo de energía eléc trica. Usando un contador adosado a! disco que gira.
se obtiene un registro del número de revoluciones. Esta cantidad es una indicación de la energía total consumida, es decir, el número de vatios-hora consumidos. Señalemos también que la ecuación (17.22) demuestra que la fuerza producida por la corriente inducida - e sío es, cualquier fuerza de corriente parásita- es inversa mente proporcional a la resistencia. Cuanto mejor sea la conductividad del malerial, mayor será la fuerza. Por supuesío, la razón es que una fem produce más corriente si la resistencia es menor y corrientes más fuertes representan fuerzas me cánicas mayores. También podemos ver a partir de nuestras fórmulas cómo se convierte la energía mecánica en energía eléctrica. Com o antes, la energía eléctrica suministrada a la resistencia del circuito es ei producto £ 1. La rapidez con que se hace trabajo ai mover ei travesaño conductor es la fuerza sobre el mismo por su velocidad. Usando la ecuación (17.21) para la fuerza, la rapidez con que se realiza trabajo es dW dt
R
Vemos que esto es realmente el producto s / que obtendríamos de las ecuaciones (17.19) y (17.20). Una vez más, el trabajo mecánico aparece como energía eléctrica.
17-6
Inductancia mutua
Consideremos ahora, una situación en la cual hay bobinas de alambre fijas pero campos magnéticos que varian. Cuando describimos la producción de campos m agnéticos por corrientes, consideram os solamente el caso de corrientes esta cionarias. Pero cuand o las corrientes varian lentamente, el campo magnético en cada instante es igual al campo magnético de una corriente estacionaría. Supon dremos en la discusión de esta sección que la variación de las corríentes es lo suficientemente lenta como para que sea cierto. En la figura 17-8 se muestra un arreglo de dos bobinas que demuestra el efecto bàsico responsable del funcionamiento de un transformador. La bobina 1 consiste en un alambre conductor enrollado en forma de solenoide largo. Alrededor de esta bobina - y aislada de e lla - se enrolla la bobina 2, la cual consiste en unas pocas vueltas de alambre. Si ahora se hace pasar una corriente por la bobina l, sabemos que un campo magnético aparecerá denti-o de ella. Este campo magnético también atravesará la bobina 2. Como la corriente de la bobina está variando, el flujo magnético también variará y habrá una fem inducida en la bobina 2. Ahora calcu laremos esta fem inducida. Hemos visto en la sección 13-5 que el campo magnético dentro de un solenoide i uniforme y de módulo (.7 ,2 3) donde A^j es el número de vueltas en la bobina l, / j es la corriente que pasa por eUa, y / es su longitud. Digam os que la sección de la bobina 1 es 5"; entonces el fiujo de B es su módulo por S. Si la bobina 2 tiene vueltas, este flujo enlaza la bobina veces. Por tanto la fem en la bobina 2 està dada por ^>2 = - N 2 S ^ ·
(17,24)
i cantidad en la ecuación (17.23) que varía con el tiempo es
82
La fem está
N j N j S dl_i €oC-¡ dt
Vemos que la fem en la bobina 2 es proporcional a la derivada de la corriente en la bobina 1 respecto al tiempo. La constante de proporcionalidad, que es básica mente un factor geométrico de las dos bobinas, se llama inductancia mutua y generealmente se designa con 311^,. Escribimos entonces la ecuación (17.25) (17.26) Ahora supongan que pasamos una corriente por la bobina 2 y queremos saber cuál es la fem en la bobina I. Debemos calcular el campo magnético, que en todo punto es proporcional a la corriente /j. El flujo que abraza la bobina 1 depen dería de la geometria, pero sería proporcional a la corriente /j. Por lo tanto, una vez más, la fem sería proporcional a d í j d t \ podemos escribir
Si = 3 r t i 2 ^ · di
(17-27)
El cálculo de sería más dificil que el que acabamos de hacer para ÍTTI21· N o trataremos esos cálculos ahora debido a que más adelante en este capítulo demostrare mos qu e3 ií,j necesariamente es igual aSTlji· Como para cualquier bobina su campo es proporcional a su corriente, se obten dría :i mismo resultado para dos bobinas cualesquiera de alambre. Las ecuaciones (17.26) y (17.27) tendrían la misma forma; solamente las constantes ^il^i y 3ÍÍ12 serían
7-9. Dos bobinas cualesquie tienen una inductancia mutua proporcion la integrai de ds, ■ ds^/r^^-
Supongan que queremos encontrar la inductancia mutua entre dos bobinas ar bitrarias cualesquiera - p o r ejemplo, las mostradas en ia figura 17-9-. Sabemos que la expresión general para la fem en la bobina 1 se puede escribir en la forma
-
í
L ··
Donde B es el campo magnético y la integral se toma sobre la superficie limitada por el circuito 1. Hemos visto en la sección 14-1 que tal integral de superficie de B se puede relacionar con una integral de línea del potencial vectorial. En particular,
donde A representa el potenciaJ vectoriaJ y ds^ t s un elemento del cÍ! cuito I. La integral de línea se toma alrededor del circuito 1. La fem en la bobina puede, por tanto, escribirse en ¡a forma
Allora supongamos que eJ potenciaJ vectorial ' el circuito 1 proviene de 1 corriente en el circuito 2. Entonces se lo puede esci )ir como una integral de line airededor del circuito 2: 4Treoc2 7(2)
M fi :
(17.29)
donde Z, es la corriente en el circuito 2, y r ,2 es la distancia del elemento de circuito d$2 al punto en el circuito I en el cual caJcuJamos el potenciaJ vectoriaJ. (Ver Figu ra 17-9). Combinando Jas ecuaciones (17.28) y (17.29), podemos expresar la fem en el circuito l como una doble integral de línea·. h ds:
En esta ecuación to das las integrales son tom adas con respecto a circuitos estáticos. L a única cantidad variable es la corriente I-¡, la cual no depende de las variables de integración. P or lo tanto, podem os sacarla de la integral. La fem se puede escribir, entonces, en la form a dh
donde el coeficiente DTIi2 es
Según esta integral vem os que sólo depende de la geom etría del circuito. D e pende de u na especie de sep aración prom edio de los dos circuitos, interviniendo con el m ayor peso en el prom edio los segm entos paralelos de las dos bobinas. Pod e m os usar n uestra ecuación p a ra calcular la inductancia m utua de d os circuitos cua lesquiera de form a a rbitraria. Tam bién dem uestra que la integral p a ra 9 Tí¡2 es idéntica a la integral p a ra Por lo tanto, hem os d em ostrado que los dos coefi cientes son id én ticos. P a ra un sistem a con do s b ob in as so la m e n te, los coefi cientes 3 í í ,2 y 5 TÍ21 se representan a m enudo p o r el sím bolo 3U sin subíndices, llam a do sim plem ente indu ctancia mutua·. grii2 = sTiai = sn.
i 7-7
Autoínductancia
A l estudiar las fuerzas electrojnatríces inducidas en las dos bobinas de las fi guras 17-8 ó 17-9, solam ente hem os considerado el caso en el cual había corriente en una bobina o en la o tra. Si h a y corrientes en las dos bobinas sim ultáneam ente, el flujo m agnético que en laza cusüquier b obina será la sum a de los dos flujos, los cuales deben existir sep arad am en te, debido a la iey de superposición aplicada a cam pos m agnéticos. P or consiguiente, la fem en cualquier b obina será p rop orcional no sólo a la variación de la corriente en la o tra bobina, sino tam bién a la variación de ia corríente de ía prop ia bobina. D e aquí que ia fem totai en la bobina 2 se debe escribir*' «2 = 3IÍ21 ^
+ 31122 ^
■
(17.31)
A nálogam ente, la fem en la bobina 1 no sólo dependerá de la v ariación de corriente en la bobina 2 , sino tam bién de la variación de corriente en la prop ia b obina:
£ i ■= 3 K . 2 § ' + 3 K „ ^ ·
(17.32)
Los coeficientes 01122 Y 3 ^ ii siem pre son núm eros negativos. Es co stum bre escribir - £ i,
9TÍ2
(17.33)
donde L , y se llam an auloindu ciancias de las dos bobinas. L a fem a u to ín d u d d a existirá, por sup uesto, incluso si tenem os sólo u n a bobina. Cualquier bobina p o r sí m ism a ten drá u n a autoinductancia L . L a fem será pro p o r cional a la derivada respecto al tiem po de la corriente que circula po r ella. P ara u na bobina senciDa, usualm ente se ad opta la convección de que la fem y la corriente se co nsideran positivas si están en e! mismo sentido. C on esta convención, debem os escribir p a ra la fem de una sola bobina :=
(17.34) ; variación de la corriente - a
(b )
Fig, 17-10. (a) Un circuito con una fuente de voltaje y una inductancia. (b) Un sistema mecánico análogo.
Com o cualquier bob in a tiene una autoinductancia que se opone a la variación de corriente, la corriente en la bobina tiene u na especie de inercia. En realidad, si querem os variar ia corriente en u na bobina <^ebemos salvar esta inercia conectando la bobina a alguna fuente de voltaje externa tal com o u na b atería o un generador, com o se m uestra en el d iagram a esquem ático de la figura I7-10(a). E n tal circuito, la corriente I influye sobre el voltaje V c onfonne a la relación •U = £ ^ ·
(17.35)
E sta ecuación tiene la m ism a form a que la ley de m ovim iento de N ew ton p ara una p artícula en u na dim ensión. P or lo tan to , podem os estudiarla usando el principio de que “ ecuaciones iguales tienen soluciones iguales” . A si, si hacem os corresponder el voltaje V aplicado externam ente a una fuerza F aplicada externam ente y la corrien te 1 en u na bobina a la velocidad v de u na particula, la in ductanciá £ de la bobina corresponde a la m asa m de la
partícula*. Véase ia ñgura 17-10(b). Podem os hacer la tabla siguiente de cantidades correspondientes.
F (fuerza) V (velocidad) X (desplazam iento)
υ (diferencia de potencial) I (corriente)
) (momentum) nv^ (energia cinética)
I7-S
{ £, P (energía m agnética)
inductancia y energía magnética
C ontinuando con la analogía de la sección precedente, sería de esp erar que co rrespondiendo al m om entum mecánico p ~ mv, cuya derivada respecto al tiem po es la fuerza aplicada, haya u na cantidad anàloga igual a £ 7 , cuya derivada respecto al tiem po es V. N o tenem os derecho a decir, por supuesto, que £ / es el m om en tum real del circuito; en realidad no lo es. El circuito com pleto puede estar quieto y no tener m om entum . Solam ente que £ / es análogo al m om entum mv en el sentido de satisfacer la correspondencia de las ecuaciones. En la m isma form a, a la energía cinética \/nv-, ie corresponde ia cantidad análoga { £ P . Pero ahí tenem os una sorpresa. E sta { Z P tam bién es realm ente la energía en el caso eléctrico. El trabajo que se hace sobre la inductancia por unidad de tiempo es V I y en el sistem a m ecá nico Fv es la cantidad correspondiente. P o r consiguiente, en el caso de la energía las cantidades no sólo se corresponden m atem áticam ente, sino que tam bién tienen e! mismo significado fisico. Podem os ver esto con m ás detalle com o sigue. Com o lo obtuvim os en la ecua ción (17.16), el trab ajo eléctrico por unidad de tiempo debido a las fuerzas induci das es el p roducto de la fuerza eléctrom ò lrii y la c om en te: ...... ’
Reem plazam os tenem os
S
por su expresión en térm inos de la corriente, ecuación (17.34), (17.36)· dt
dt
In tegrando esta ecuación, en contram os que la energía necesaria de una fuente externa p a ra obtener la fem en la autoinductancia m ientras se form a la corriente t {}a_ cuai debe ser igual a la energía alm acenada U) es -W
== U =
(17,37)
* Naturalmente que ésta no es la única forma de establecer una correspondencia entre cantidades mecánicas y eléctricas. t Olvidamos cualquier pérdida de calor producida por la corriente en la resistencia de la bobina. Tales pérdidas necesitan energía adicional de la fuente, pero no cambia la energía que ·-' éritra en la inductancia.
Por lo tanto, la energia alm acenada en una inductancia es -2 £ P. Aplicando los mismos razonam ientos a un par de bobinas tales com o las de las figuras 17-8 6 17-9, podem os dem ostrar que la energía e l^ ü j c a total está d ad a por + ^ £ 2/2 + 911/ 1/ 2 ·
V =
"
(17.38)
Iniciando con I ~ Q bobinas, prim ero podríam os conectar la corriente en la bobi- ¡ na con / j = o. El trab ajo hecho es justam ente { £ ,7^ Pero ahora al co nectar 7^,1 no sólo se hace el trab ajo { =C ¿ /Ic o n tra la fem en el circuito 2 , sino tam bién una i cantidad adicional que es la integral de la fem \M (dI^ld t) \ en el circuito 1 i por la corriente 7,, ah ora constante, en ese circuito. i A ho ra supongan que querem os encon trar la fuerza entre dos bobinas cualesquie ra tran sp ortand o ias corrientes 7¡ e Seria de esperar a prim era vista que p od ría mos usar el principio de los trabajos virt.uales, tom ando el cam bio de energía de la ecuación (17.38). Por supuesto, debemos record ar que al c am b iarlas posiciones re lativas de las bobinas, la única cantidad que varia es la inductancia m utua M . E n tonces podríam os escribir la ecuación del trabajo virtual en la form a - F A x = á V = / 1 /2 AífTí (errada)· Pero esta ecuación es in correcta porque, com o hem os visto antes, solam ente incluye e! cam bio de energía er. las dos bobinas y no el cam bio de energía en las fuentes que están m anteniendo las corrientes 7[ e en sus valores constantes. A ho ra podemos com prender que estas fuentes deben propo rcion ar energía contra ia fem en las bobi nas a m edida que se mueven. Sí querem os aplicar el principio de los trab ajo s virtua les correctam ente, tam bién debemos incluir estas energías. Com o hemos visto, no obstante, podem os tom ar un atajo y usar el principio de los trabajos virtuales recor dando que la energía total es menos la que hemos llam ado ¡a “ energía m ecá nic a ” . Por lo tan to , p ara la fuerza podem os escribir
-F d x^
= - AU .
(17.39)
Entonces la fuerza entre las dos bobinas está dada por F A x = 7 i 72 A3U. La ecuación (17.38) p ara la energía de un sistem a de dos bobinas se puede usar p ara dem ostrar que existe u na desigualdad interesante entre la inductancia m utua M y las autoinductancias £ ¡ y £ 3 de las dos bobinas. Se sabe que ia energía de ja s dos bobinas debe ser positiva. Si em pezam os con corrieñtes 'céró en !ás bobinas y aum entam os estas corrientes a ciertos valores, Jie m o s estado agregando energía al sistem a. Si no, la corriente aum entaría espontáneam ente con liberación de energía ai resto del m undo -¡lo cual es inverosímil que o c u rra!-. A hora bien, nuestra e cua ción de energía, ecuación (17.38), se puede escribir igualmente en la form a siguiente: +
(17.40)
E sta es sim plem ente un a transfo rm ació n algebraica. E sta can tid ad siem pre debe ser positiva p a ra cualquier valor de / , e En p articular, debería ser positiva si tuvie se el valor especial (17.41, Pero con e sta corriente I^, el prim er térm ino en la ecuación (17.40) es cero. P a ra que !a energia sea positiva, el último térm ino de (17.40) debe ser m ayor que cero. T e nem os la exigencia de que £ 1X 2 > 971^ P o r lo ta n to , hem os dem o strado el resultado general de que la m agnitud de la induc tancia m u tu a de dos bobin as cualesquiera es necesariam ente m enor que o igual a la m edia geom étrica de las dos autoinductancias. { M m ism a debe ser positiva o nega tiva, dependiendo de la convención de signo para las corrientes e /j) . ^ l3l(| < V £ A .
(17.42)
L a relación entre Ai y la s auloinduclancias generalm ente se escribe en la form a
La con stante k se Uama coeficiente de acoplam iento. Si la m ay or p arte del flujo de u na bobina V nlaza ía o tra b obina, el coeficiente de acoplam iento es cercano a uno; decim os que las bobinas están “ estrecham ente aco p la d as” . Si las bobinas están muy distantes o dispuestas de tal m odo que existe un enlace de flujo m utuo m uy pequeño, el coeficiente de acoplam iento es cercano a cero y la inductancia m u tu a es m uy pequeña. P a ra calcular la in d uctancia m utua de dos bobinas, hem os dado en la ecuación (17.30) u na fòrm ula que es un a doble integrai de linea alrededor de los dos circuitos. Se po dría pen sar que se puede usar la m ism a fórm ula p a ra obtener la a u to in du ctan cia de u na sola bobina efectuando am bas integrales de línea alrededor de la m isma bobina. Sin em bargo, esto n o servirá porque al integrar alrededor de las dos bobinas, el denom inador r ¡2 del integrando irá a cero c u ando los dos elem entos de líneas estén en el m ism o punto. L a au to in ductancia o btenida de esta fórm ula es infinita. La razón es que esta fórm ula es una aproxim ación q ue solam ente es válida c uand o la sección de los alam bres de los dos circuitos es pequeña com p arad a con la distancia de un circuito al otro. C laram ente esta aproxim ación no es válida p a ra u n a sola bobina. En realidad, es cierto que la inductancia de u n a sola bobina tiende logarít micam ente a infinito a m edida que el diám etro de su alam bre se hace m ás y más pequeño. D ebem os pues, b u scar u na form a diferente p ara calcular la autoin du ctancia de una sola bobina. Es necesario to m a r en cuenta la distribución de la corriente dentro del alam bre porque el tam añ o del alam bre es un parám etro im portante. P or lo tanto, no debem os pregu ntar cuál es la inductancia de un “circuito ” sino cuál es la in d u c ta ncia de una distribución de conductores. Q uizás, la m anera más fácil de encontrar esta in ductancia es
haciendo uso de la energía m agnética. E ncontram os anteriorm ente, en ia sección 15-3, u na expresión p a ra la energía m agnética de u na distribución de corrientes es tacio narias: V = k¡¡
A dV.
(17,44)
Si conocem os la distribución de la densidad de corriente j, podem os calcular el p o tencial vectorial' A y luego calcular la integral de la ecuación (17.44) p a ra obtener la energía. E sta energía es igual a la energía m agnética de la autoinductancia, 2 £ P . Igualando las dos nos d a una fórm ula p a ra la inductancia:
il·
A dV.
(17.45)
P or supuesto, es de esperar que la inductancia sea un nùm ero que sólo d ependa de ia geom etría del circuito y no de la corriente I en el circuito. La fórm ula de la ecuación (17.45) realm ente d a rá ta l resultado, porque la integral en esta ecuación es pro porcional al c u adrado de la corriente -4a corriente aparece una vez a través de j y o tra a través del p otencial vectorial A -. L a integral dividida p or P depen d erá de la geom etría del c irc u ito, pero n o de la corriente 7. L a ecuación (17.44) p a ra la energía de una distribución de corriente se puede poner en u na form a com pletam ente diferente que es algunas veces m ás conveniente p a ra calcular. A dem ás, com o verem os m ás adelante, es u na form a im portante por que es de validez m ás general. E n la ecuación de energía ecuación (17.44), A y j se pueden relacionar con B, asi que podem os tener la esperanza de exp resar la energía en térm inos del cam po m agnético - ta l com o fuim os capaces de relacion ar la energía electrostática con el cam po e léc trico - E m pezam os reem plazando j por £()C^V X B. N o podem os reem plazar A ta n fácilmente, puesto que B = V x A no puede ser invertido p a ra obtener A en función de B. D e cualquier m odo podem os escribir U = ^
X B ) · A dV.
(17.46)
L o interesante es que - c o n algunas restricciones— esta integral puede ser escri ta en la form a U = Í í f I b - ( V X A ) dV.
(17.47)
P a ra ver esto, escribirem os en detaDe un térm ino típico. Supongan que tom am os el térm ino (V x que aparece en la integral de la ecuación (17.46). E scribiendo explícitam ente las com ponentes en contram os
H:
dxdydz.
(Por supuesto, h ay dos integrales m ás de la m ism a clase.) A ho ra integram os el pri m er térm ino con respecto a jc in te g r a n d o por p a rte s-. E sto es, podem os decir
Supongan ah ora que nuestro sistem a q u e re m o s decir ias fuentes y ios c a m p o s- es finito, así que a medida que nos alejam os a grandes distancias todos los cam pos tienden a cero. E ntonces, si las integrales se efectúan sobre el espacio, al calculara el térm ino ByA, en los limites d ará cero. H em os dejado solam ente el térm ino con By(dA, /d x ) , el cual evidentem ente es una parte de By(V x A),, y, por io tan to , de B -(V X A). Si calculan los otros cinco térm inos, verán que la ecuación (17.47) es realm ente equivalente a la ecuación (17.46). Pero ahora podem os reem plazar (V x A) p o r B, para obtener eoC
fs -
H em os expresado la energía de u na situación m agnetostática en térm inos del cam po magnético solam ente. L a expresión co rresponde estrecham ente a la fórm ula que encontram os p ara la energía electrostática: U = ^ jE -E d V .
(17,49)
U na razón p ara d a r énfasis a estas dos fórm ulas de la energía es que algunas veces son m ás convenientes de usar. M ás im portante aún resulta que p a ra cam pos dinám icos (cuando E y B están variando en el tiem po) las dos expresiones (17.48) y ( i '^■'^9) siguen siendo válidas mientras^que las otra^s fórm ulas que^hemos dado para estáticos. Si conocem os ei cam po magnético B p a ra una soia bobina, podem os encontrar la autoinductancia igualando la expresión (17.48) de la energia P . Veamos cóm o funciona esto hallando la autoinductancia de un solenoide largo. A ntes hemos visto que el cam po m agnético dentro de un solenoide es uniform e y B es cero fuera. El m ódulo del cam po interno es i5 = n i donde n es el núm ero de vueltas por unidad de longitud en el devanado e / es la corriente. Si el radio de la bobina es r y su longitud es L (tom am os L m uy larga, de m odo que podem os despreciar los efectos de los extrem os, es decir L » r), ei volumen interno es n P L . La energía magnética es (V ol) = lo cual es igual n \ £, I \ O s
18 1
Ecuaciones de Maxwell !8-5
18 2
Cómo trabaja el nuevo término18-6
18-3
Toda la tísica clásica
18-4
Un campo viajero
18-1
La velocidad de la luz Cómo resolver las ecuaciones de Maxwell; los potenciales y la ecuación de onda
Ecuaciones de Maxwell
En este capítulo volvemos al conjunto com pleto de las cuatro ecuaciones de Maxwell que tom am os com o pun to de partida en el capítulo L H asta ahora hemos estado estudiando las ecuaciones de Maxwell por partes y trozos, pero es hora de que agreguem os la pieza ñnal y las juntem os todas. A si tendrem os la historia com pleta y co rrecta p ara cam pos electrom agnéticos que pueden variar en el tiempo de cualquier m anera. T odo lo que se diga en este capítulo aunque contradiga algo dicho anteriorm ente, es verdad, y lo dicho antes es falso -p o rq u e se aplicaba a situaciones especiales, tales com o corrientes estacionarias o cargas fijas-. A unque tuvimos m ucho cuidado en señalar las restricciones siempre que escribíam os una ecuación, es fácil olvidar todas las lim itaciones y aprender bien las ecuaciones incorrectas. A ho ra estam os en condiciones de decirles toda la verdad, sin lim itaciones (o casi sin ninguna). En la tabla 18-1 figuran las ecuaciones de Maxwell com pletas, tanto en palabras com o en sím bolos m atem áticos. El que las palabras sean equivalentes a las ecuacio nes, se cree que debería ser familiar a estas alturas - o sea, el poder trad ucir de una a o tra form a. La prim era ecuación -q u e la divergencia de E es la densidad de carga sobre £q- es válida en general- L a ley de G auss siempre es válida, tanto p ara cam pos diná micos com o p ara estáticos. Ei flujo de E a través de cualquier superficie cerrada es proporcional a la carga que hay dentro. La tercera ecuación es la correspondiente a la ley general p ara cam pos m agnéticos. Conio no hay cargas m agnéticas, ei nujo de B a través de cualquier superficie cerrada es siempre cero. La segunda ecuación, que el rotor de E es - d B / d c , es la ley de F arad a y estudiada en los dos últimos ca pítulos. Tam bién es vàlida en general. Sin em bargo, la iiltima ecuación tiene algo nuevo. A nteriorm ente discutim os sólo la parte que vale para corrientes estacio narias, En ese caso dijim os que el rotor de B es j/£o ι:^ pero la ecuación general correcta tiene una parte nueva descubierta por Maxwell.
H asta ios trab ajo s de M axwell, las leyes conocidas de la electricidad y el m ag netism o eran !as que estudiam os en los capítulos 3 a 17. En p articular, la ecuación para el cam po m agnético de corrientes estacionarias se conocía únicam ente en la form a
Maxwell com enzó po r considerar y expresar estas leyes conocidas en form a de ecuaciones diferenciales, tal com o lo hemos hecho aquí. (A unque la n otación V to davia no se h abía inventado, se debe principalm ente a Maxwell el que la im portancia de las com binaciones de derivadas que actualm ente llam am os roto r y divergencia, se hiciera aparente p o r p rim era vez.) M axwell observó que había algo extraño con ia ecuación (18.1). Si uno to m a ia divergencia de esta ecuación, el prim er m iem bro será cero porque la divergencia de un rotor siempre es cero. P o r io tanto, esta ecuación requiere que la divergencia de j tam bién sea cero. Pero si la divergencia de j es cero, el flujo total de ia corriente que sale de cualquier superficie cerrada tam bién es El flujo de corriente proveniente de una superficie cerrad a es la dism inución de carga que hay dentro de la superficie. C iertam ente, esto no puede ser cero en general porque sabem os que se puede m over las cargas de un lugar a otro. La ecuación
dt
^
'
ha sido, en efecto, casi nu estra definición de j. E sta ecuación expresa la iey funda mental de que la carga se conserva -cu a lq u ie r flujo de carga debe venir de alguna fu en te - MaxweU se dio cuenta de esta dificultad y propuso que se evitara agregando el térm ino B E / d t en ei segundo m iem bro de la ecuación (18.1); así obtuvo la cu arta ecuación de la tabla 18-1:
En los tiem pos de Maxwell aún no se acostu m b raba a p ensar en térm inos de cam pos abstractos. MaxweU discutió sus ideas en térm inos de un m odelo en ei cual el vacío era com o un sólido elástico. A dem ás trató de explicar el significado de su nueva ecuación en térm inos del m odelo m ecánico. Existia gran reticencia en acep ta r su teoría, prim ero, a causa del modelo y, segundo, porque a¡ principio no habia justificación experim ental. A ctualm ente se entiende m ejor que lo im portante son ias ecuaciones m ism as y no el m odelo utilizado para obtenerlas. Sólo se debe preguntar si las ecuaciones son verdaderas o falsas; esto se puede contestar mediante los ex perim entos, y un núm ero incalculable de experim entos h a confirm ado las ecuaciones de MaxweU. Si sacam os el andam iaje que usó p ara construirlo, encontram os que el herm oso edificio de MaxweU queda en pie. El ju n tó to das las leyes de la electrici dad y el m agnetism o e hizo una teoría com pleta y herm osa. D em ostrem os que el térm ino adicional es precisam ente lo que se necesita p ara salvar la dificuhad que Maxwell descubrió. T om ando la divergencia de esta ecua ción (IV en ia tabla
18-1), debemos obtener qu e la divergencia del segundo miembro es cero: 60
(18.3)
dt
En el segundo térm ino se puede invertir el orden de las derivadas respecto a las coordenadas y aJ tiem po, asi que se puede volver a escribir la ecuación en la form a V ■ / + e„
V
K -
o,
(18.4)
Pero la prim era ecuación de Maxwell dice que divergencia de E es p/íQ- Sustitu yendo esta igualdad en la ecuación (18.4), obtenem os la ecuación (18.2) de vuelta, ia cual sabem os que es verdadera. Inversam ente, si aceptam os las ecuaciones de Maxwell - y lo aceptam os porque nunca nadie ha encontrado un experim ento que esté en desacuerdo con ella s- tenem os que concluir que la carga siem pre se conserva. L as leyes de la física no tienen respuesta p ara ia p regunta: ¿qué ocurre si repen tinam ente se crea una carga en este punto -q u é efectos electrom agnéticos se p rodu c e n -? N o se puede d a r ninguna respuesta porque nuestras ecuaciones dicen que no ocurre. Si ocurriera, necesitaríam os nuevas leyes, pero no podem os decir cuáles serian. N o hem os tenido la op ortunidad de observar cóm o se com porta un m undo sin conservación de carga. Conform e a n uestras ecuaciones, si colocan de repente una carga en un punto, han tenido que llevarla alli desde alguna otra parie. En ese caso podem os decir io que ocurrirí.?,. C uan do agregam os un nuevo térm ino a la ecuación p ara el rotor de E , encon tram os que toda u na nueva clase de fenóm enos quedaba descrita. V erem os que el pequeño agregado de Maxwell a la ecuación p a ra v x B tam bién tiene consecuen cias de m ucho alcance. En este capitulo sólo podem os tocar unas pocas. lS-2
Cómo trabaja el nuevo término
C om o prim er ejem plo consideram os lo que o'curre con una distribución radial de corrientes con sim etría esférica. Supongan que im aginam os u na pequeña esfera con m aterial radiactivo sobre ella. Este m aterial radiactivo suelta partículas cargadas com o en chisguete. (O podríam os im aginar un gran bloque de gelatina (N. del T.) con un pequeño agujero en el centro en el que se ha inyectado carga con una aguja hipodérm ica y del cual la c arg a se está fütrando lentam ente.) En cualquiera de los dos casos tenem os una corriente que se dirige radialm ente h acia afuera en todo p un to. Supondrem os que tiene la mism a m agnitud en todas direcciones. Sea Q(r) la carga contenida d entro de cualquier radio r. Sí la densidad rie c o rriente radial en el mismo radio es ](r), la ecuación ( i 8 .2 ) exige que Q dism inuya a razón de (18.5) Preguntam os aho ra cuál es el cam po magnético producido por las corríentes en esta situación. Supongan que dibujam os un lazo F sobre u na esfera de radio r, como m uestra la figura 18-1.
H ay
. corriente a través de este lazo, asi que es de esperar que se encuentre
Pero ya estam os en dificultades. ¿Cóm o puede tener B una dirección particular sobre la esfera? U na elección diferente / ’ nos perm itiría concluir que su dirección es exactam ente opuesta a la m ostrada. Así pues, ¿cóm o puede haber circulación de B alrededor de las corrientes? Estam os salvados gracias a las ecuaciones de Maxwell. La circulación de B no sólo depende de la corriente total a través de / ’ sino también de la derivada tem poral dei flu jo eléctrico a través de él. Tiene que ser que esas dos partes se compensen exactam ente. Veamos si esto funciona. El cam po eléctrico en el radio r debe ser Q(r)Aní^r^ -en tanto la carga esté dis tribuida sim étricam ente, com o suponem os. Es radial y su derivada respecto al tiempo es entonces di
4xéQ/-2 dt
(18.6)
C om parándola con la ecuación (18.5), vemos que para cualquier radio
dt
(18.7)
En la ecuación IV los dos térm inos de fuente se cancelan y el rotor de B siempre es cero. N o hay cam po magnètico en nuestro ejemplo. Com o segundo ejem plo considerem os el cam po m agnético de un alam bre utili zado para carg ar un condensador de placas paralelas (ver Fig. 18-2). Si la carga Q en [as placas e stá variando en el tiem po (pero no dem asiado rápido) la corriente en los alam bres es igual a d Q /d l. Sería de esperar que esa corriente produjera un cam po magnético rodeando el
alam bre. Con seguridad, cerca del alam bre la corriente tiene que producir el cam po m agnético norm al - n o puede depender de adonde va la corriente. Supongan que tom am os un lazo F , que es una circunferencia de radio r, com o m uestra la p arte (a) de la figura. L a integral de linea del cam po m agnético debe ser igual a la corriente 1 dividida por Tenem os iTvrB = ~ eoc2
(18.8)
E sto es lo que o btendríam os p ara u na corriente estacionaria, pero tam bién es correc to con el agregado de M axwell, p orque si consideram os la superficie plana S dentro de la circunferencia, no hay cam pos eléctricos sobre ella (suponiendo que el alam bre es un c onductor m uy bueno). L a integral de superficie de d l ¿ l d t es cero. Supongan a h ora, sin em bargo, que m ovem os lentam ente ia curva hacia abajo. O btenem os siem pre eí mismo resultado basta casi ro dear las piacas dei c on densador. Luego la corriente / va a cero. ¿D esaparece el cam po m agnético? Sería m uy e x tra ño. V eamos lo que la ecuación de M axwell dice p ara la curva J \ , que es una circu n ferencia de radio r cu yo plano pasa por las placas de! cond en sado r (Fig. 18-2(b)|. La integral de lineas de B alrededor de es 2nrB . E sto debe ser igual a ia derivada tem poral del fiujo de E a, través de ia superficie piana circuíar S 2· Sabem os p o r ia ley de G auss que este flujo de E debe ser igual a 1 /¿q por la carga <2 sobre u na de las placas del condensad or. T enem os ^iTrrB =
¿ f eV d t V io/
(18.9)
E sto es muy conveniente. Es el mismo resultado que encontram o s en la ecuación (iS.B). In tegrar sobre ei cam po eléctrico variable da el mismo cam po magnético que integrar sobre la corriente del alam bre. N aturalm ente, eso es justam ente lo que dice la ecuación de M axwell. Es fácíi darse cuenta que siem pre será así ai aplicar los mismos razonam ientos a las dos supertlcies 5 , y 5", lim itadas p o r la m ism a cir cunferencia r , en ia figura 18-2(b). A través de h ay corriente 1 pero no hay flujo eléctrico. A través de S S \ no hay corriente sino un flujo eléctrico que varia a razón de 7/£q. Se obtiene el mismo B si usam os la ecuación IV con cualquiera de las dos superficies.
Por lo discutido h asta aho ra sobre el nuevo térm ino de M axwell, puede que ten gan la im presión de que éste no agrega m ucho -q u e sim plem ente hace que las ecu a ciones concuerden con lo que es de esp erar-. Es cierto que si sólo consideram os la ecuación IV en si m ism a, no resulta nada nuevo. Sin em bargo, las palabras “ en si m ism a” son de sum a im portancia. El pequeño cam bio de Maxwell en la ecuación IV, combinado con las oirás ecuaciones, produce por cierto m uchas cosas nuevas e im portantes. Sin em bargo, antes de ocup am o s de esto querem os decir un poco más acerca de la tab la 18-1.
18-3
Toda la física clásica
E n la tabla I8-I tenem os todo lo que se conocía de la física clásica fundam ental, es decir la fisica que se conocía p ara principios de este siglo. T oda ella está en esta tabla y por medio de sus ecuaciones podem os com prender el dom inio com pletò de la física clásica. T enem os prim ero las ecuaciones de Maxwell - ta n to en ia form a desarrollada com o en la form a m atem ática ab re v iad a -. L uego está la conservación de la carga, que incluso está escrita entre paréntesis porque en el m om ento en que tenem os las ecuaciones de Maxwell com pletas, podem os deducir de ellas la conservación de la c arga. A sí pues, la tabla es h asta un poco redundante. A continuación hem os escrito la ley de fuerza, pues tener todos los cam pos eléctricos y magnéticos no nos dice n a d a h asta que sepam os q ué es lo que le hacen a ias cargas. Sin em bargo, conocien do E y B podem os encontrar la fuerza sobre un objeto con u na c arga q m oviéndose con velocidad v. Finalm ente, tener la fuerza no nos dice nada hasta que sepam os qué ocurre cuando una fuerza tira de algo y por ello necesitam os ia ley de movi m iento, que dice que ia fuerza es igual a la derivada dei m om entum respecto al tiem po. (¿R ecuerdan?, lo discutim os en el volumen L) Incluim os hasta los efectos relativistas escribiendo el m om entum com o p - m f ^ v ! \ / i - v ^ /? . Y p ara com pletar, debemos agregar u na ley m ás - la ley de gravitación de N ew to n - asi que la ponem os al final. Por lo tanto, tenem os en una pequeña tabla todas las leyes fundam entales de la física clásica —y hasta nos queda espacio para escribirlas en p alabras y con cierta red u n d a n cia -. ¡Este es un gran m om ento! ¡Hem os escalonado un alto pico! N os encontram os en la cim a de K -2 -estam o s casi listos p a ra el M onte Everest, que es la mecánica c u á n tic a - H em os escalonado el pico de una “'G ran D ivisoria” y ah ora podem os descender por el lado opuesto. M ayorm ente, nos hemos con centrado en la com prensión de las ecuaciones. A ho ra que las tenem os todas ju n ta s vam os a estudiar qué significan - q u é cosas nuevas dicen que todavia no hemos v isto -. H em os trabajado duro para llegar a este punto. H a sido un gran esfuerzo, pero ah ora nos divertirem os d e sliz ^ d o n o s cuesta ab ajo a m edida que veam os todas las consecuencias de lo que hemos logrado.
18-4
Un campo viajero
Y enfrentém onos a las nuevas consecuencias. Provienen de reunir todas las ecua ciones de Maxwell. Veamos prim ero qué ocurriría en una circunstancia especialm en te sim ple. Suponiendo que todas las cantidades varían únicam ente en
una co ordenada, tendrem os un problem a unidim ensional. La figura 18-3 m uestra la situación. Tenem os u n a hoja de cargas u bicada en el plano yz. La h oja está inicialmente en reposo, luego se le da instantáneam ente una velocidad u en la dirección y se deja moviéndose a esta velocidad constante. Puede que les preocupe tener esa aceleración “infin ita'’ pero, en realidad, no im p orta; im aginen sim plem ente que se lleva la velocidad a u m uy rápidam ente. Por consiguiente, tenem os repenti nam ente una corriente superficial J {J es la corriente por unidad de ancho en ia dirección z). Para que el problem a se m antenga sim ple, suponem os que tam bién hay u na hoja en reposo de carga de signo opuesto superpuesta sobre el plano y z, asi que no hay efectos electrostáticos. A dem ás, aunque en la figura m ostram os únicam ente lo que está ocurriendo en una región finita, im aginam os que la hoja se extiende h asta el infinito en y ±z. En , tenem os u na situación en la que no hay corriente y luego hay repentinam ente i L hoja niform e de c rriente. ¿Q ué ocurrirá?
a velocidad constante. Bueno, cuando hay una hoja de corriente en la dirección más y, se genera, com o sabem os, un cam po magnético que estará en la dirección menos z p ara x < O y en dirección op uesta para x > 0. Podríam os hallar ei m ódulo de B empleando ei hecho de que la integral de linea del cam po magnético será igual a la corriente sobre O btendríam os que B = J (ya que la corriente l en u na franja de ancho w es J w y la integral de línea de B es 2Bw). Esto nos da el cam po cerca de la hoja - p a r a x pe q u eñ o - pero com o estam os im aginando una hoja infinita, es de esperar que el mismo razonam iento dé el cam po m agnético más lejos p ara valores m ayores de x Sin em bargo, eso significaría que en ei instante en que conectam os ¡a corriente, e( cam po magnécico varía de repente de cero a un valor distinto de cero en todo punto. ¡Un m om ento! Sí se varia el cam po m agnético de repente, se producirán efectos eléctricos trem endos. (H ay efectos eléc tricos si varía de cualquier m anera.) A sí pues, porque se mueve la hoja de carga, se produce un cam po magnético variable y, por lo tan to , se deben generar cam pos eléctricos. Si se generan cam pos eléctricos, tuvieron que com enzar en cero y variar h asta algún otro valor.
H abrá cierto d V j d i que d a rá una contribución, jun io con la corriente / , a la pro ducción del cam po m agnético. H ay, pues, un entrem ezclam iento m ayúsculo a través de las diversas ecuaciones y tenem os que tra ta r de resolverlas a la vez p ara obtener los cam pos. Exam inando las ecuaciones de Maxwell ímicamente, no es fáci) ver directam ente cómo obtener la solución. Por eso m ostrarem os prim ero cuál es la respuesta y luego verificarem os que verdaderam ente satisface las ecuaciones. L a respu esta es la si guiente: el cam po B que calculam os se genera, en efecto, ju sto al lado de la hoja de corriente (para x pequeños). D ebe ser asi porque si hacem os un lazo minúsculo alre dedor de la hoja, no hay lugar p ara que ningún cam po eléctrico lo atraviese. Pero el cam po B más lejos - p a r a x m a y o re s- es cero al principio. Se queda en cero por unos instantes y luego se enciende de repente. En sum a, conectam os la corriente y el cam po m agnético en su vecindad inm ediata crece hasta un valor constante B; hiego el crecim iento de B se extiende desde la región de la fuente. D espués de cierto tiempo hay un cam po m agnético uniform e en todas partes hasta cierto valor de x y más allá no hay nada. D ebido a la sim etría, se extiende en am bas direcciones, más y menos x.
1-
Fig. 18-4. (3) El módulo de B (o de E) en función de x en el instante t des pués de que la hoja de carga se pone en movimiento, (b) Los campos de una hoja de carga puesta en movimiento en í = 7 hacia y negativa, (c) Suma de (a) y (b).
El cam po E hace lo mismo. A ntes de / = O (cuando conectam os la corriente), el cam po es cero en todas partes. Luego, después de un tiem po t, tanto E com o B son uniformes h asta u na distancia x = y cero en adelante. Los cam pos avanzan com o una o nda de m area, con un frente que se mueve a velocidad uniform e que resulta ser c.
pero que por unos m om entos la llam arem os sim plem ente v. L a figura 18-4(a) mues tra un gráfico del m ódulo de E o B en función de x, tal com o aparece ai tiem po l. C onsiderando nuevam ente la figura 18-3, vernos que al tiem po i la región e ntre x = ± vi está "lle n a ” de ios cam pos, pero que éstos todavia no han llegado m ás aiiá. R e calcam os de nuevo que estam os suponiendo que la hoja de corriente y, por lo tanto, los cam pos E y B, se extienden h asta el infinito tan to en la dirección y com o en , (N o podem os dibujar una hoja infinita, asi que hemos m ostrado únicam ente i región finita.) lo que ocurre t
A ho ra querem os analizar cuantitativam ente lo que está ocurriendo. Para hacerlo, querem os considerar dos cortes, uno visto de arriba m irando h acia abajo según ei eje y, com o m u estra la figura 18-5, y una vista lateral m irando hacia atrás según el eje z, com o m uestra la figura 18-6. Supongan que em pezam os con la vista lateral. Vemos la hoja carg ada moviéndose; el cam po m agnético entra en la página para + x y sale de la página p ara - x , y el cam po eléctrico está hacia abajo en todas partes, h asta X = + v?.
-6. Vista lateral de la figure -3. Veamos si estos cam pos son com patibles con las ecuaciones de Maxwell. D ibu jem os primero uno de esos lazos que usam os p ara caicuJar una integra) de íinea, digam os que el rectángulo í ’^, m ostrado en la figura 18-6. Ven que un lado del rectángulo está en la región
donde hay cam pos, pero que un lado está en la región que los cam pos to davia no han alcanzado. H ay cierto ñujo m agnético a través de este lazo. Si está variando, debe h aber una fem a su alrededor. Si el frente de on da se está m oviendo, tendre mos un flujo m agnético variable, porque el área en la cual existe B está aum entando progresivam ente con velocidad v. El flujo d entro de T j es B m ultiplicado por el área dentro de F j que tiene cam po m agnético. C om o el m ódulo de B es co nstante, la de rivada del flujo respecto al tiem po es el m ódulo por la derivada del área respecto al tiem po. La derivada del área respecto al tiem po es fácil. Si L es el ancho del rectángulo f j , el área donde existe B varía en L v A t en el intervalo A t. (Ver figu ra 18-6.) L a derivada dei flujo respecto al tiem po es entonces B Lv. D e acuerdo con la ley de F a raday , esto debe ser iguaJ a la integral de línea de E alrededor de T j, la cual es sim plem ente E L . Tenem os la ecuación E = vB.
(18.10)
Luego, si el cociente entre £■ y 5 es v, los cam pos que hem os supuesto satisfarán la ecuación de F araday . Pero ésa no es la única ecuación; tenem os la o tra ecuación que relaciona E y B: c " v X B = i + ^ . 6o ot
(18.11)
Para aplicar esta ecuación, considerem os la vista de arríba en la figura 18-5. H em os visto que esta ecuación nos d a rá el valor de B cerca de la h oja de corriente. A de más, p a ra cualquier lazo dibujado fuera de la hoja pero d etrás del frente de onda, no hay ni ro to r de B ni ninguna j ni E variable, así que allí la ecuación es correcta. Exam inem os ahora lo que o curre p ara la curva F, que intercepta el frente de onda, com o m uestra la figura 18-5. A qui n o hay corrientes, así que se puede escribir la ecuación (18.11) - e n form a in te g ral- com o c'^j^B-ds = í
I
E-nda.
(18.12)
La integral de línea de B es sim plem ente B po r L . La derivada del flujo de E respec to aJ tiem po se debe únicam ente al frente de onda que avanza. EJ área dentro de donde E no es cero está aum entando a razón de v£. El segundo m iem bro de ia ecuación (18.12) es entonces vLE. E sa ecuación se convierte en c^B = Ev. (18.13) Tenem os u na solución con un B co nstante y un E constante detrás del frente, y perpendiculares entre si. Las ecuaciones de MaxweU especifican el cociente entre E y B. D e las ecuaciones (18.10) y (18.13).
E = vB,
y
E = -
B.
¡Un m om ento! H em os enco ntrado dos condiciones diferentes sobre el cociente E ¡ B . ¿Puede existir realm ente un cam po tal com o el que describim os? N atu ralm en te, hay sólo una velocidad v p a ra la cual am bas ecuaciones pueden ser válidas: v = c. El frente de o nda debe viajar con ia velocidad c. Tenem os un ejem plo en el que la influencia eléctrica de una corríente se pro pag a a cierta velocidad finita c.
Preguntem os ahora qué o curre si detenem os repentinam ente el m ovim iento de la h oja carg ada después de que se ha estado desplazando d uran te un co rto tiempo T. Podem os ver lo que ocurrirá por m edio del principio de superposición. Teníam os una corriente que era cero y luego dejaba de serlo de repente. Conocem os la solu ción para este caso. A hora vam os a agregar o tro conjunto de cam pos. T om am os o tra hoja cargad a y la em pezam os a m over de repente en la dirección opuesta con la mism a velocidad, sólo que un tiempo T después de que com enzam os la prim era corriente. L a corriente totai de las dos ju n ta s es prim ero cero, luego se prenden durante un tiempo T, luego se apaga de nuevo -p o rq u e las dos corrientes se com p e n sa n - Tenem os un “ pulso” cuadrad o de corriente. L a nueva corriente negativa produce los mismos cam pos que la positiva, sólo que con todos los signos invertidos y, por supuesto, retardados un intervalo T e n el tiem po. De nuevo, un frente de on da viaja a la velocidad c. Al tiem po i ha cubierto la distancia x - ± c O ~ T ) , com o m uestra ia figura I8-4(b). Asi pues, tenem os dos “ bloq ues” de cam po m archando a velocidad c, com o en las p artes (a) y (b) de la figura 18-4. Los cam pos com binados son como m uestra ía parte (c) de la figura. Los cam pos son cero para x > c/, son constantes (con los valores que encontram os an tes) entre x = c ( t - T ) y x - el, y nuevam ente cero p ara a: < c([~ T). En resum en, tenem os un pequeño pedazo de cam po - u n bloque de espesor c T que ha dejado la hoja corriente y está viajando por· sí mismo a través del espacio. Los cam pos han “despegado” ; se están propagando libremente a través del espacio, totalm ente desconectados ya de la fuente. ¡La oruga se ha convertido en m ariposa! ¿C óm o puede este m anojo de cam pos eléctricos y m agnéticos m antenerse? La respuesta es: por los efectos com binados de la Ley de F araday , v x E = — d B i d t , y dei nuevo térm ino de M axwell, x B = 5 E /5 í, N o pueden evitar de m ante nerse. Supongan que d esapareciera el cam po m agnético. H abría un cam po m agnéti co variable que produciría un cam po eléctrico. Si este cam po eléctrico tratara de irse, el cam po eléctrico variable crearía nuevam ente un cam po m agnético. A sí, por un intercam bio perpetuo - p o r un latiguear de un cam po al o tr o - deben continuar e tern am en te - Es im posible que desaparezcaji*. Se m antienen en u na especie de d a n za -uno produciendo el otro, el segundo produciendo el p rim e ro - avanzando por el espacio.
18-5
La velocidad de la luz
T enem os una onda que deja la fuente material y sale a velocidad c, que es la ve locidad de la luz. Pero regreSemos por un m om ento. D esde el punto de vista histó rico, no se sabía que el coeficiente c en las ecuaciones de Maxwell era tam bién la velocidad de propagación de la luz. H abía simplemente una constante en las ecuacio nes. La hem os llam ado c desde el principio porque sabíam os qué es io que iba a ser. N o pensam os que fuera sensato hacerles aprender las fórm ulas con una constante diferente y luego volver atrás p ara sustituir c en donde correspondiera. N o obstante, * En realidad, no tamo. Pueden ser “absorbidos” si entran en una región donde hay cargas. Con oslo queremos significar que se puede producir otros campos en alguna parte, los cuales se superponen a estos campos y los “cancelan” por interferencia destructiva (ver el capitulo 3 1, vol. I),
desde ei punto de vista de la electricidad y el magnetism o, em pezam os con constantes, t,¡ y que aparecen en las ecuaciones de la electrostática y de la r netostática:
Si tom am os cualquier definición arbitraria de la unidad de carga, podem os determ i nar experim entalm ente la constante necesaria en la ecuación (18.14) -d ig am os que midiendo la fuerza entre dos cargas un itarias en reposo, em pleando la ley de C o ulo m b-. T am bién tenem os qué determ inar experim entalm ente la constante que aparece en ia ecuación (18.15), lo cual podem os hacer, por ejem plo, m idiendo la fuerza entre dos corrientes unitarias. (U n a corriente unitaria significa una unidad de c arg a por segimdo.) El cociente en tre estas dos constantes experim entales es -sim plem ente otra “constante electrom agnética”. N ótese aho ra que esta co nstante es ia m ism a, cualquiera sea !a unidad de car ga que elijam os. Si ponem os el doble de “c arg a ” duplicam os ei núm ero de cargas protónicas, digam os - e n nuestra “-unidad” de carga, íq tendría que ser un cuarto de g ra n d e - C uando pasam os dos de estas “ unidad es” de corriente por dos alam bres, es cu atro veces m ayor. La consianle e^c- se tiene que reducir cuatro veces. Pero el cociente € o ^ /^o cambia. As'i pues, por medio de experim entos con cargas y corrientes únicam ente encon tram os un núm ero que resulta ser el c uadrad o de la velocidad de propagación de las influencias electrom agnéticas. A partir de m edidas estáticas -m idiendo las fuer zas entre dos cargas unitarias y entre dos corrientes u n ita rias - encontram os que c = 3,00 X 10® m etros/seg. C u ando Maxv/eil hizo por prim era vez este cálculo con sus ecuaciones, dijo que m anojos de cam pos eléctricos y m agnéticos se debían p ro pagar a esta velocidad. T am bién recalcó la m isteriosa coincidencia de que fuera igual a la velocidad de la iuz. “A penas si podem os evitar la inferencia", dijo Maxwell, “ de que la iuz consiste en ondulaciones transversales del mismo medio que es la c au sa de los fenóm enos eléctricos y m agnéticos” . Maxwell había hecho una de las grandes unificaciones de la fisica. A ntes de su época iiabía luz y había electricidad y m agnetism o. Los dos últimos habían sido unificados por el trab ajo experim ental de F a raday , O ersted y A mpere. E ntonces, de repente, la iuz ya no fue “ algo m á s” sino linicamente electricidad y m agnetism o en esta form a nueva -p equ eñ os pedazos de cam pos eléctricos y magnéticos que se pro pagan a través de! espacio por sí mismos. Les hemos llam ado la atención sobre algunas caracterisficas de esta solución especial que, sin em bargo, son válidas p ara cualquier onda electrom agnética, o sea, que ei cam po m agnético es perpendicular a ia dirección de movim iento dei frente de onda; que el cam po eléctrico es tam bién perpendicular a la dirección de movim iento del frente de onda, y que ios dos vectores E y B son perpendiculares entre si. Más aún, e! módulo E dei cam po eléctrico es igual a c por ei módulo
B del cam po m agnético. E stos tres hechos - q u e los dos cam pos son transversales a la dirección de p ropagación, que B es perpendicular a E y que E = c B - son válidos, en general, p ara cualquier o nd a electro m ag nética- N uestro caso especial es acep ta ble: m uestra las principales caracteristicas de las ondas electrom agnéticas.
P asam os, aho ra, a u na parte m atem ática: escribir las ecuaciones de MaxweU en una form a más simple. Puede que consideren que ias estam os com plicando, pero si tienen un poco de p aciencia, se darán cuenta cuán sim ples son. A unque ustedes están famiUarizados con las ecuaciones de MaxweU, ha y m uchas piezas que se deben ju n ta r y esto es lo que nos proponem os hacer. Com enzam os con V x B = O - la más simple de las ecuacio nes-. Sabem os que implica que B es el rotor de algo. A si pues, si escribim os B = V X A,
(18.16)
ya hemos resuelto una de las ecuaciones de Maxwell. (N aturalm ente, se dan cuenta que sigue siendo válido que o tro vector A ' sería igualm ente bueno si A ' = A + -d o n d e i¡¡ es cualquier cam po e sc a la r- porque el rotor de es cero y B sigue siendo el mismo, (Sobre esto hablam os anteriorm ente.) T om am os luego la ley de F arad a y , V x E = ~ d B / d i , porque en eUa no intervie nen ni corrientes ni cargas. Si escribim os B com o V x A y derivam os respecto a /, podem os escribir ia ley de F arad a y en la form a ^ X E ^ - ¡ - v y . A . Com o podem os derivar prim ero tan to respecto al tiem po com o respecto al espacio, tam bién podem os escribir esta ecuación en la form a V X ( ií + ^ )
= 0.
(18.17)
Vemos que E + d A / 8 í es un vector cuyo rotor es igual a cero. P or lo tanto, ese vector es el gradiente de algo. C u ando trab ajáb am o s con la electrostática, teníam os V X E = O y decidim os, entonces, que E m ism o era el gradiente de algo. Lo tom a mos igual al gradiente de -cp (el m enos es po r conveniencia técnica). H agam os lo mismo p ara Eh- d A / d t', ponem os
E + ^ -= -V ^ ,.
(18.18)
U sam os el m ism o sím bolo f de modo que en el caso electrostático, donde n a d a va ría en el tiem po y 8 A l d i desaparece, E sea nuestro antiguo - V ^ · A si pues, se puede poner la ecuación de F a rad a y en la form a (18.19)
Ya hem os resuelto dos de ¡as ecuaciones de Maxwell y hemos encontrado que p ara describir los cam pos electrom agnéticos E y B, necesitam os cuatro funciones potenciales: un potencial escalar (p y un potencial vectorial A que es, naturalm ente, tres funciones. A ho ra que A determ ina p arte de E además~de B, ¿qué o curre cuando cam bia mos de A a A ' = A 4En general, E cam biaria si no tom áram os una p recau ción especial. En efecto, podem os seguir perm itiendo que A cam bie de esta m anera sin afectar los cam pos E y B -e s decir, sin cam biar lo fisic o - si cam biam os siempre A y
A' = A Entonces no cam bia ni B ni E , obtenido de la ecuación (18.19). A nteriorm ente escogim os v · A = O p ara que las ecuaciones de la estátita fueran m ás sim ples. A hora harem os u na elección diferente. Pero esperarem os un poco antes de decir cuál es; más tarde se aclarará por qué se ha hecho dicha elección. V olvam os a las dos ecuaciones restantes de Maxwell que nos d arán relaciones entre los potenciales y las fuentes p y }■ U na vez que podam os determ inar A y de las corrientes y las cargas, siem pre podem os obtener E y B de las ecuaciones (18.16) y (18.19), asi que tendrem os otra form a de las ecuaciones de Maxwell. C om enzarnos sustituyendo la ecuación (18.19) en V E = obtenem os _
/
dA\
p
la cual podem os escribir tam bién en la form a - V “,í, -
I v ·^ dt
= ¿ . €q
(18.21)
E sta es una ecuación que relaciona y A con las fuentes. N u estra ecuación final será la más com plicada. Com enzam os volviendo a escri bir la cu arta ecuación de Maxwell en la form a
dt
eo
y expresam os luego B y E en térm inos de los potenciales usando las ecuaciones (18.16) y (18.19); c ^ v X (V X J ) -
i
1^-) = i .
Se puede transform ar el prim er térm ino usando la identidad algebraica: V x (V = v ( A - A ) - v ^ A ; obtenem os
x A)
¡No es muy simple que digamos! + c " v ( v ■ /<) +
Tí + y í
= i
.
(18.22)
A fortunadam ente, aho ra podem os hacer uso de nuestra libertad de elegir arbitrariam enie la divergencia de A. Se tra ta de usar nuestra elección de modo que las ecuaciones par A y
), los dos térm inos centrales en A y ^ de la ecuación (18.22) s uación se hace m ucho más sim ple;
eoc2 Y nuestra ecuación para (p - la (1 8 .2 1 )- asume la mism a form a:
—
t ·
(18-25)
¡Q ué herm oso conjunto de ecuaciones! Son herm osos, prim ero porque se sep a ran lim piam ente -co n la densidad de carg a va
(18.26)
dx^
Tiene una linda sim etría en x, y , z, ( -sien do necesario el ~ \ / c ^ porque, n a tu ra l mente, el tiempo y el espacio son diferentes; tienen unidades diferentes. L as ecuaciones de Maxwell nos han llevado a una nueva clase de ecuación para los potenciales (p y A , pero a la mism a form a m atem ática p ara las cuatro funciones
5x2
a?2
y vimos que describía la propagación de ondas en la dirección x a ia velocidad c. La ecuación (18.26) es la correspondiente ecuación de on da para tres dimensiones. A si pues, en las regiones donde ya no hay ni corrientes ni cargas, la solución de es tas ecuaciones no es que
en e! tiempo, pero siempre m oviéndose a velocidad c. Los cam pos avanzan por el espacio libre, como en nuestro ejem plo ai principio del capitulo. Con ei nuevo térm ino de Maxwell en la ecuación IV, hemos podido escribir las ecuaciones de cam po en térm inos de A y en una form a que es sim ple y que hace inm ediatam ente aparente que hay ond as electrom agnéticas. P a ra muchos Hnes prácticos, todavia será conveniente usar las ecuaciones originales en térm inos de E y B. Pero están del o tro lado de la m ontana que acabam os de escalar. A hora es tam os listos p ara cruzar la otra ladera del pico. La visión será diferente -estam o s listos p ara unas nuevas y herm osas vistas.
19 E l p rin c ip io
de
m in im a
a c c ió n
Clase especial-prácticamente palabra por paiabra* "C uan do estaba en ia secundaria mi profesor de física -d e apellido B a d er- me llamó un dia después de la clase de fisica y me dijo: usted parece aburrido; quiero contarle algo interesan te”. Y me contó algo que me resultó com pletam ente fascin an te y que n unca ha dejado de fascinarm e. C ada vez que el problem a surge, trabajo sobre él. En realidad, cuando com encé a prap arar estas clases me enco ntré realizan do más análisis sobre el asunto. Y en vez de preocuparm e por la clase me vi envuelto en un nuevo problem a. El tem a es éste: el principio de minima acción.
j dependen del contenido de esta clase especial -cuya
“ El señor Bader me dijo lo siguiente: suponga que tiene una particula (en un cam po g ravitatorio, por ejem plo) que parte desde un cierto lugar y se mueve libre mente hasta aigún otro punto -la n z a la particula, y ella sube y baja.
I Realiza el recorrido desde el pun to original h asta el final en un cierto tiempo. E nsayem os aho ra otro m ovim iento diferente. Suponga que p ara ir desde aqui hasta alli, la p artícula lo hiciera así
pero que llegara h asta alli exactam ente en el mismo tiempo. E ntonces dijo: si calcula la energía cinética en cad a instante de la trayectoria, le resta la energía potencial e íntegra sobre la tray ecto ria recorrida, enco ntrará que el vaJor obtenido es mayo r que p a ra el m ovim iento real. “ En otras palabras, la ley de N ew ton po dría enunciarse no en la form a F = ma sino en la form a: la energia cinética media m enos la energía potencial m edia es tan pequeña com o sea posible p a ra la trayectoria de un objeto que va desde un punto h asta otro. “ D éjeme ilustrarle un poco m ejor lo que esto significa. Si tom a el caso dei c am po gravitatorio y si la partícula tiene la trayectoria x(!) (por el m om ento considera remos el caso de u na soia dim ensión; tom am os una trayectoria que va hacia arriba y hacía ab ajo pero no hacia los costad os) donde jc es la altura sobre el suelo, la energía cinética es im ( d x l d l p y la energía potencia] en cad a instante es mgx. A hora tom o la energía cinética menos ía potencial en cada instante a lo largo de la trayec toria e integro respecto aJ tiem po desde el instante inicial h asta el final. Supongam os que en eí instante
"E ntonces la integral es
i„ [ í ” ( s ) - H El movim iento real sigue alguna clase de curva - e s urna parábo la si la representam os con relación al tie m p o - y da un cierto valor de la i negral. Pero podem os imaginar aigún otro tipo de movimiento que suba y baje de alj una m anera particular.
Podemos calcuiar la energía cinética menos la potencial e integrar p ara esa trayec toria... o pa.-a cualquier otra que deseemos. Lo m ilagroso es que ia trayectoria ver dadera es aquella para ia cuai ia integral es minima. “ Intentém oslo. Prim ero supongam os que tom am os el caso de u na partícula líbre que no tenga ninguna energía potencial. Según la regla, c u ando va de un punto a otro en un tiempo dado, ia integral de la energía cinética es m ínim a y entonces debe
anim ada de una velocidad uniforme. (Sabem os que esta es la respuesta correcta -estar anim ada de un m ovim iento u niform e-.) ¿P o r qué es asi? Porque si la partícu la realizara otro tipo de m ovim iento, las velocidades serian a veces m ayores y a ve ces menores que la velocidad media. La velocidad m edia es la m isma en todos los casos porque la particula debe ir desde aqui h a sta aJIi en un tiempo dado. ‘•‘• Como ejemplo digam os que usted debe ir en autom óvil desde su casa hasta la escuela en un tiempo dado. Puede hacerlo de diferentes m aneras: puede acelerar al principio y dism inuir luego ia velocidad cu an do está llegando o puede ir con velocidad uniform e, o puede retroceder y luego av anzar y, asi, sucesivam ente. El hecho es que la velocidad media debe ser evidentem ente la distancia to tal recorrida dividida por el tiempo. Si hace cualquier c osa, excepto ir a velocidad uniforme, deberá a veces ir más rápido y a veces más lento. A hora bien, el prom edio del cua drado de algo que se desvia de un valor m edio, com o se sabe, es siempre m ayor que el cu adrado del prom edio; asi pues, la integra] de la energía cinética deberá ser siempre m ayor si m archa a velocidad irregular que si lo hace a velocidad uniforme. Vemos asi que la integral es una minima si la velocidad es constante (cuando no hay fuerzas). La trayectoria correcta es com o sigue.
“A ho ra bien, un objeto lanzado hacia lo alto en un cam po gravitatorio se eleva primero rápidam ente y luego va más lentam ente. Esto se debe a que también hay energia potencial, y debem os tener un mínimo p ara la diferencia entre las energías cinéticas y potencial m edias. C om o la energía potencial crece a m edida que subimos en el espacio, tendrem os una diferencia m enor si podem os llegar lo más pronto po sible h asta donde hay una energía potenciai alta. Entonces podemos quitar ese potencial de la energía cinética y obtener un prom edio m enor. Asi p ues,es m ejortom ar un cam ino que suba y logre de ia energia potencial una cantidad de m aterial ne gativo.
“ P or o tra parte, no puede su bir ni d em asiado ràpido, ni demasiado alto porque entonces u tilizará dem asiada energia cinética -tiene que an dar m uy rápido p ara subir y b a jar en el tiem po fijo disponible. A sí que no quiere subir dem asiado alto, pero quiere subir un po co. V em os, asi, que la solución es u na especie de com pro m i so que consiste en tra ta r de adquirir u na m ay or erjergía potencial con el m ínim o de energía cinética adicional - tr a ta r de que ]a diferencia, cinética m enos potencial, sea lo más pequeña posible. “ E sto es to do lo que me dijo mi profesor, porque era m uy buen profesor y sabia cuándo debía d ejar de hablar. P ero yo no sé c uándo debo dejar de hablar. Entonces, en íugar de d ejar esto com o com entario interesante los voy a ho rro riz ar y a disgus ta r con las com plejidades de la vida de m ostrando que es asi. La clase de problem a m atem àtico que tendrem os es m uy difícil y de un nuevo tipo. Tenem os u na cierta can ti dad llam ada acción, S . Es la diferencia en tre la energía cinética y la potencial, integrada respecto ai tiem po. A cción -
5 = /
( E C - E P ) J /.
Recuerden que E F y E C son funciones del tiem po. P a ra c ad a tray ecto ria posible diferente o btendrán un n úm ero diferente para esta acción. N u estro problem a m ate m ático es e n co ntrar la cu rva p a ra la cual este valor es mínimo. “U stedes d irán: “A h, esto es sim plem ente el cálculo o rdinario de m áxim os y m í nim os. C alcula la acción y luego deriva p ara encon trar el mínimo. “Pero, ¡m ucho cuidado! O rdinariam ente partim os de una función de un a cierta variable, y debem os e n con trar el valor de esta variable p ara la cual la función es mí nim a o m áxim a. Por ejem plo, tenem os una varilla que ha sido calen tad a en el medio y e! calor se propaga. P ara c ad a pun to de la varilla tenem os una tem peratura y de bemos e n co ntrar ei punto en el cuai la tem peratura es m ayor. Pero aho ra p ara cada Camino en el espacio tenem os
un núm ero -alg o com pletam ente difere n te- y debemos e n co ntrar el camino en el espacio p a ra el cual el núm ero es un minimo. E sta es una ram a de la m atem ática com pletam ente diferente. N o es el cálculo diferencial ordinario. D e hecho, se le llam a cálculo de variaciones. “ H ay muchos problem as en esta clase de m atem ática. P or ejem plo, la circunfe rencia se define de ordinario com o el lugar geom étrico de todos los puntos que están a una distancia constante de un punto fijo; sin em bargo, o tra form a de definir una circunferencia es ésta: circunferencia es aquella curva de longitud dada que encierra la m ayor superficie posible. Cualquier o tra curva encierra m enor superficie p ara un perím etro dado, que la circunferencia. A sí pues, si planteam os ei problem a: hallar la curva que encierre la m ayor superficie p ara un perím etro dado, tendrem os un proble m a de cálculo de variaciones -u n cálculo diferencial diferente de aquél al que están habituados. “ Realicem os pues el cálculo de la tray ecto ria de un objeto. E sta es la form a en que lo harem os. La idea fundam ental es que im aginam os que h ay u na trayectoria v erdadera y que cualquier o tra curva que dibujem os es una trayectoria, falsa, de m anera que si calculam os ía acción p ara la trayectoria falsa obtenem os un valor que es m ayor que si calculam os la acción p ara la trayectoria verdadera.
“ Problem a: H allar la trayectoria verdadera. ¿D ónde está? U na form a es, por supuesto, calcular la acción para millones de trayectorias y ver cuál es la m ás baja. C uando encuentren la más baja, ésa es la tray ecto ria verdadera. “ E ste es un método posible. Pero podem os hacerlo m ejor. C u an do tenem os urta cantidad que tiene im mínimo -p o r ejem plo, en una función ordinaria como la te m p e ra tu ra- una de las propiedades de! mínimo es que, si nos apartam o s de él en una cantidad de prim er o rden, la desviación de la función respecto a su valor mí nimo es solam ente de segun do orden. En cualquier o tro lugar sobre la curva, si nos ap artam o s una pequeña distancia, ei valor de la función cam bia tam bién en una cantidad de prim er orden. Pero en el mínimo un pequeño apartam iento no produce, en prim era aproxim ación, ninguna diferencia.
“ Esto es lo que vam os a usar en el cálculo de la trayectoria verdadera. Si te nemos una trayectoria verdadera, una curva que difiera de ella sólo un poco no producirá, en prim era aproxim ación, ninguna diferencia en ia acción. Si realm ente tenem os un mínimo cualquier diferencia será en segunda aproxim ación. “ Esto es fácil de dem ostrar. Si la diferencia es de prim er orden c uando me des vio de la curva en cierta form a, hay un cam bio' en la acción que es proporcional a la desviación. El cam bio im plica un aum ento de la acción; en caso contrario no hem os p artido de un m ínimo. Pero entonces si el cam bio es proporcional a la desviación, cam biando el signo de ia desviación hare mos Ja acción menor. P o dría m os io giar que la acción aum entara o dism inuyera según ei signo del apartam iento. La única posibilidad p a ra que la acción sea realm ente un mínim o, es que varíe en primera aproxim ación, que el cam bio sea proporcional al c u ad rado de la desviación respecto a la trayectoria verdadera. “Asi pues, trab ajam o s de esta m anera: Llam em os x fíj (subrayado) a la trayecto n a verdadera - la que estam os b usc an d o -. T om am os alguna trayectoria de prueba x (í) que difiere de la trayectoria v erdadera en un a pequeña can tid ad que llam arem os rjCO (eta de í)·
“ A ho ra bien, la idea es que si calculam os la acción S para el cam ino xOJ entonla diferencia entre esta S y la acción que calculam os p ara el cam ino -q u e
p ara sim plificar la notación podem os l l a m a r ^ - la diferencia entre _5 y S debe ser cero en prim er orden de aproxim ación p a ra r] pequeña. Puede diferir en el segundo orden pero en e) prim ero ia diferencia debe ser cero. “ Y esto debe ser cierto p a ra cualquier r¡. Bueno, no exactam ente. El método no tiene ningún sentido a menos que considerem os ¡as trayecto rias que empiecen y ter minen en los mism os dos puntos - c a d a trayectoria em pieza en un cierto pun to en el in stante y term ina en o tro punto en un tiempo Y fante estos puntos como el tiempo se mantienen fijos. A sí pues, el apartam iento r¡ debe ser cero en cada ex trem o, //(r,) = O y 7]{i^ = 0. Con estas condiciones hem os especificado nuestro pro blema m atem ático. “ Si ustedes no supieran nada de cálculo diferencial, podrían hacer lo mismo para determ inar el mínimo de una función o rd inaria f( x ) . Podrían estudiar que sucede si tom an f( x ) y le sum an una pequeña cantidad h a x e im ponen que la co rrección sobre f ( x ) p ara el prim er orden de h sea n ula en el m ínimo. Sustituirán x por x + k y desarrollarán hasta el prim er orden de h... exactam ente com o lo vamos a hacer para r¡ . “ La idea es entonces sustituir x(t) = ^ t ) + i] (t) en la fórm ula p ara la acción;
donde llamo V(x) a la energía potencial. La derivada d x / d t es, por supuesto, la de rivada de x(j) más la derivada de rj(t) de m anera que obtengo la siguiente expre sión p ara \a acción;
“ A ho ra tengo que escribir esto en m ás detalle. Para el térm ino cuadrático ob tengo
(g’+'S Ì* © · Un m om ento. N o me interesan órdenes m ás elevados que el prim ero, de m anera que pondré todos los térm inos donde intervengan o potencias m ayores en un pequeño paréntesis que llam aré “térm inos de segundo orden en adelante” . Del térm ino que estoy considerando obtengo solam ente ei segundo orden pero obtendré m ás de otra parte. Entonces la p arte de la energía cinética es ^
^
+ 1térm inos de segundo orden en adelante |.
A ho ra necesitam os el potencial V en + r;. C onsidero r¡ pequeña de m anera que puedo escribir V(x) en serie de T aylor. Es aproxim adam ente VQ^; en la siguien te aproxim ación
(por las propiedades ord in arias de las derivadas) la corrección es rj p o r la derivada de V respecto a a:, y asi sucesivam ente: V (x + v) = V {x) + ^K '(x) + ^
V ''(x) +
He llam ado V a la d erivada de V respecto a x a fm de sim plificar ia notación. El térm ino en r¡^ y los siguientes entran en la categoría “térm inos de segundo orden en adelante" y no no s interesan. Ju ntand o todo esto,
-
+ [térm inos de segundo orden en adelántele?/.
A hora bien, sí ob servam os cuidadosam ente, vemos que los dos prim eros térm inos que hemos colocado aquí corresponden a la ecuación jS que h a b ría calculado con la trayectoria verdadera x. D eseo concentrar la atención sobre lo q ue S varia - !a dife rencia entre S y l& S que obtendríam os con la trayectoria c o rre c ta -, indicarem os esta diferencia con S S y la llam arem os variación de S (N . del T.). D espreciando los térm inos “ de segundo orden en adelante” , tengo p ara S S
’i f ' X i ) di.
“ A hora el problem a es éste: T engo aquí una cierta integral. Todavia no sé qué es X, pero sí sé que, cualquiera que sea esta integrai, debe ser cero. Y bien, ustedes pensarán: la única m anera de que esto suceda es que lo que multiplica a r¡ sea cero. Pero, ¿y qué sucede con el prim er térm ino en dt]/dt? Bien, después de todo, si r¡ puede ser cualquier c o sa, su derivada tam bién y concluyen que el coeficiente de dr]/di tam bién debe ser cero. Esto no es del tod o correcto. N o es del todo correcto, porque h ay una relación entre rj y sus derivadas; no son absolutam ente indepen dientes, porque rj(t) debe ser cero para /, y t·^. “ El m étodo p ara resolver todos los problem as en el cálculo de variaciones siempre usa el mismo principio general. U stedes producen un desplazam iento en lo que desean variar (como hicimos agregando r¡); consideran los térm inos de prim er orden; luego arreglan siempre las cosas de m odo que obtengan una integral de la form a “ alguna clase de cosas p o r el desplazam iento (f/)” , pero sin ninguna o tra derivada (sin drj/dt). D eben reorgan izar los térm inos com o p ara obtener siem pre “ algo” m ultipli cado por 77. D entro de un m om ento verán el gran valor de esto. (H ay fórm ulas que les dicen cómo op erar en ciertos casos sin h acer realm ente los cálculos, f)ero no son suficientemente generales com o p a ra que valga la pena preocu parn os; lo m ejor es realizar el cálculo de e sta m anera.) “ ¿Cóm o puedo reorganizar el térm ino en drj/dt p ara in troducir tj? Puedo h acer lo integrando por partes. Se encuentra que to da la astucia de! cálculo de variaciones N. dei T.; Si bien se usa ia misma palabra para designar la variación ordinaria de una función, se ve que la variación definida en el texto, no proviene de una relación funcional entre una variable independiente y una dependiente; es más bien un cambio del valor de la acción originado por un cambio arbitrario (excepto por las limitaciones de üempo y extremos fijos) hecho en la trayectoria.
consiste en escribir la variación de S y luego integrar por partes de tal m an era que las derivadas de t] desaparezcan . E sto es siem pre lo m ism o p a ra todo s los problem as en que aparecen derivadas. “ R ecuerden el principio general de la integración p o r partes. Si tienen cualquier fun ción / por d rj/ d í integrad a con respecto a t, escriben la derivada de r¡f:
J f i v f ) = ’i f +
/ § ·
L a integral que buscan es sobre el último térm ino, asi que
“E n nuestra fórm ula p ara S S , la función f es m por d x /d t\ p o r lo ta n to , tengo la fórm ula siguiente p a ra S S .
El prim er térm ino se debe calcular en los dos límites í, y t^. E ntonces debo obtener la integral de lo que resta de la integración p or partes. E l últim o térm ino se conserva sin cam bios. “H em os llegado a algo que siem pre sucede - la parte in tegrada d e sap arece-. (En efecto, si la p arte integrada no desaparece, ¡vuelven a enunciar el principio a gregan do condiciones p a ra que esto suceda realm ente!) D ijim os anteriorm ente que t¡ debe ser cero en am bos extrem os de la trayectoria, porque el principio dice que la acción es un mínimo a condición de que la cu rva variada com ience y term ine en los dos puntos elegidos. L a condición es que r i ( [ ^ ) = Q y rj(í2) = 0. E ntonces el térm ino inte grado es nulo. A grupando los otro s térm inos obtenem os:
L a variación de S está aho ra en la form a que queríam os -4iay algo entre corchetes, digam os F m ultiplicado po r i](t) e integrado desde ty hasta “ Tenem os que una integral de cualquier c o sa por T\(t) siempre es cero
f FO)
-l(í) di = 0 .
T engo una función de /, la multiplico p o r t¡(í) y la integro desde un extrem o h asta el otro. Y cualquiera q ue sea t] siem pre será cero. E sto significa que ia función F(i) es cero. E sto es evidente, pero de tod as m aneras les d aré una especie de dem os tración. “ Supongan que to m a ra p ara rjft) algo que fuera cero p ara t o d o e x c e p to en las vecindades de un valor particular. Perm anece cero h asta acercarse a este t.
luego asciende por un m om ento p a ra volver luego a ser cero. Al calcular la integral de esta r¡ por una función F, el único lugar en que encuentran algo que no sea cero es donde r¡(t) acusa un pico y entonces se obtiene ei vaJor de F en el entorno m ul tiplicado por ia integra] sobre el pico. La integral sola sobre el pico no es nula, pero si cuando se la multiplica por F\ luego la función F d e b e ser nula donde se encuen tra el pico. Pero ei pico puede estar en cualquier lugar que io q uiera colocar, asi que /"d eb e ser cero en todas partes. “ Vemos que si nuestra integral es cero p ara cualquier r¡, el coeficiente de 77 debe ser cero. La integral de acción debe ser un mínimo p ara el cam ino que satisfaga esta com plicada ecuación diferencial: K'(x)l = 0. En realidad no es tan com plicada; la h an visto antes. Es precisam ente F ^ ma. El primer térm ino es la masa por la aceleración y el segundo es ia derivada de la energía potencial que es la fuerza. “ Asi pues, por lo menos p ara un sistem a conservativo, hem os dem ostrado que ei principio de mínima acción da la respuesta correcta; dice que la trayectoria que tiene la mínima acción es aquella que satisface la ley de N ew ton. “ O bservación: no dem ostré que era un mínimo -p u d iera ser un m áx im o-. De hecho, no es necesario que sea realm ente un mínimo. Es algo análogo a lo que observam os para el "principio de tiem po m ínim o” que discutim os en óptica. T am bién alli dijimos al comienzo que era un tiempo “ mínim o” . Sin em bargo, resultó que hay situaciones en las que no era el tiempo mínimo. El principio fundam ental era que para cualquier variación de p rim er orden respecto al cam ino óptico, el cam bio en el tiempo era cero; es la misma historia. Lo que querem os signiñcar realmente por “ m ínimo” es que la variación de prim er orden en el vaJor de S , cuando varian el camino, es cero. N o es necesariam ente un “ m ínim o” . “ A hora señalaré algunas generalizaciones. En primer lugar, todo esto se puede realizar en tres dimensiones. En lugar de tener solam ente x, tendré x, y y z como funciones de í\ ia acción es más com plicada. Para un movim iento en tres dim en siones, deben usar la energía cinética com pleta - { m l 2 ) por el cu adrad o de la velo cidad total. Esto es.
(l)T
A dem ás, la energía potencial es una función de x, y z. ¿Y qué sucede con la irayectoría? La trayectoria es cierta curva general en el espacio, que no es tan fáci! de dibujar, pero la idea es la misma. ¿Y qué sucede con Bueno, rj puede tener tres com ponentes. Pueden d esplazar el cam ino en x, o en y, o en z - o pueden hacerlo en las tres direcciones sim ultáneam ente-. A si pues, rj sería un vector. En realidad esto no com plica dem asiado ias cosas. Puesto que solam ente la variación de prim er orden debe ser cero, podem os realizar e! cálculo por medio de tres desplazam ientos sucesivos. Podem os desplazar i] solam ente en la dirección x y decir que el coeficiente debe ser cero. O btenem os una ecuación. Luego producim os el desplazam iento en la dirección y y obtenem os otra. Y en la dirección z obtenem os otra. O, por supuesto, en cualquier o tro orden que quieran. D e cualquier modo obtienen tres ecuaciones. Por supuesto, la ley de N ew ton es, en realidad, tres ecuaciones en las tres dim en siones -u n a p ara cada c o m ponente-. C reo que prácticam ente pueden ver que tiene que funcionar, pern les dejo que dem uestren por sí mismos el caso de tres dim en siones. N aturalm ente, pueden usar el sistem a de coordenadas que quieran, polares o cualquier otro, y obtener ia ley de N ew ton adecuada a este sistem a, viendo qué su cede cuando se realiza un desplazam iento r/ según el radio, o según el ángulo, etc. " A nálogam ente se puede generalizar el mètodo para cualquier núm ero de partícu las. Si tienen dos partículas digam os, con una fuerza entre eilas, de m anera que hay una energía potencial m utua, sum an la energía cinética de am bas partículas y tom an la energía potencial de la interacción m utua. ¿Y .qué es lo que hay que variar? Varíen la tray e cto n a de am bas partículas. Entonces, para dos partículas que se mueven en tres dimensiones hay seis ecuaciones. Pueden variar la posición de la partícula I en la dirección x, en la y en la z, y, en form a similar, p ara la particula 2; asi que tienen seis ecuaciones. Y es com o debe ser. H ay tres ecuaciones que determ inan la aceleración de la partícula I en térm inos de la fuerza actuante sobre ella y tres p ara la aceleración de la partícula 2 , a partir de la fuerza sobre ella. H acen el mismo juego y obtienen la ley de N ew ton en tres dimensiones para cual quier núm ero de partículas. "E stuve diciendo que obtenem os la ley de N ew ton. N o es del todo cierto, porque la ley de N ew ton incluye fuerzas no conservativas, digamos como las de fricción. N ew ton expresó que m a es igual a cualquier F. Pero el principio de minima acción se aplica solam ente a sistem as conservativos -d o n d e todas las fuerzas pueden o bte nerse de una función potencial-. Saben, sin em bargo, que a nivel m icroscópico -a l nive! más profundo de la fisica— no existen fuerzas no conservativas. L as fuerzas no conservativas, com o ias de fricción, aparecen solam ente porque despreciam os complicaciones m icroscópicas -lia y dem asiadas partículas para analizar. Pero se puede poner las leyes fun d a m en ta le s en la form a de un principio de mínima acción. "G eneralicem os aún más. Supongan que nos preguntam os qué sucede sí la par tícula se mueve relativistam ente. N o hem os obtenido las ecuaciones relativistas de movim iento; F — ma es solam ente correcta en el caso no relativista. El problem a es; ¿hay un principio correspondiente al de mínima acción en el caso relativista? Lo hay. En el caso relativista ia fórm ula es la siguiente: S = ..V T ~ - ¡<2 /c 2 dt -
q
Í0ÍX,;', z, t) -
v ^(x, y, z, /)] ài.
La prim era p arte de la integrai de acción es la m asa en reposo por por ia inte grai de una función de la velocidad, - v^/c^. E ntonces, en lugar de la energia potencial solam ente, tenem os una integrai sobre el potencial escalar
donde por x¡ y v, entendernos todas las com ponentes de las posiciones y velocidades. A si pues, si oyen hablar del “ lagrangiano” saben que nos estam os refiriendo a la función que se utiliza p ara en co ntrar S. Para el m ovim iento relativista en un cam po electrom agnético £ =
-
9(0 + y ■ A).
“ A dem ás, debem os decir que la m ayoría de la gente m ás precisa y pedante no llama realm ente “ acción ” a S . L a llam a “ prim era función principal de H am ilto n” . Pero detesto d ar una clase sobre “el-principio-de m ínim a-prim era-función-principald e-H am ilton” .
A sí pues, la llam aré “ a cció n ” . A d em ás, más y m ás gente la e stá llam ando acción. C om o ven, hubo históricam ente o tra cosa no tan útil a la que se llam ó acción, pero pienso que tiene m ás sentido cam b iar a favor de u na definición más m oderna. M ien tras tanto p odrán llam ar acción a la nueva función, y m uy pro nto todo el m undo la llam ará por su nom bre m ás simple. “ A ho ra quiero agregar algo que es sim üar a la discusión inicial acerca del tiem po mínimo. H ay u na gran diferencia en las caracteristicas de u na ley que dice que una cierta integral desde un punto a o tro es m inim a -q u e dice algo sobre toda la trayectoria—y una ley que dice que m ientras avanzan hay u na fuerza que produce u na aceleración. L a segunda m dica cóm o realizan el recorrido p o r ia tray ecto ria en cada punto y la o tra es un enunciado general sobre la tray e cto ria com pleta. E n el caso de la luz hablam os de relación entre estos dos p untos de vista. A h o ra Ies quiero explicar por qué h a y leyes diferenciales c uando h ay un principio de mínima acción de esta clase. L a razón es la siguiente: consideren la tray ecto ria real en el espacio y en el tiem po. C om o an tes, considerem os sólo una dimensión de m odo que podam os representar x en función de t. A lo largo de la tray ecto ria verdadera S es un mínimo. Supongam os que se conozca ia trayectoria v erdadera y que pase po r un cierto punto a, en el espacio y en el tiem po, y tam bién por o tro punto vecino b.
A h ora bien, si la integral to tal desde h a sta es m ínim a, tam bién la integral a lo largo de un pequeño segm ento ab es necesariam ente un m ínimo. Es im posible que la parte relativa a ab sea un poco m ayor. En caso contrario podrían ju g a r con este elem ento de la tray ecto ria de tal m anera que la integral total fuera un poco menor, “ E ntonces c ad a subdivisión de la trayectoria debe ser un m ínim o. Y esto es cier to, c ualquiera que sea el largo de la subdivisión. Por io tan to , el principio de que la mtegrai to tal nos d a un m ínim o se puede enunciar tam bién diciendo que un elem ento infinitesim aJ de la tray ecto ria es tam bién una curva en la cual la acción es mínima. Si consideram os una porción suñcientem ente pequeña de la trayectoria -e n tre dos puntos a y b m uy cercanos—, saber cóm o varia el potencial de un punto a otro le ja n o no es lo im portante, porque están casi sobre el mismo lugar al reco rrer el trocito de trayectoria. L o único que tienen que discutir es la variación de prim er orden en el potencial. L a respuesta depende solam ente de la d erivada dei potencial y no del potencial mismo en c ad a punto. E ntonces el enunciado relativo a la propiedad gene ral de toda la trayectoria se transform a en un juicio acerca de qué sucede sobre u na pequeña sección de la tray ecto ria - u n enunciado diferencial.
Y, en este enunciado diferencial intervienen solam ente las derivadas del potencial, es decir, la fuerza en cada punto. E sta es la explicación cualitativa de la relación entre la ley global y la ley diferencial. “En el caso de la luz discutim os tam bién ei siguiente probiem a: ¿Cóm o puede la partícula encontrar el cam ino correcto? D esde el punto de vista diferencial es fácil de com prender. En cada instante sufre una aceleración y no sabe m ás que lo que debe hacer en ese instante. Pero todas sus nociones intuitivas sobre causa y efecto se les harán pedazos cuando digan que la partícula decide tom ar el cam ino según el cual la acción va a ser minima. ¿Es que “ olfatea” los cam inos vecinos a fin de saber si la acción es o no m ayor? En el caso de la luz, cu ando poníam os diafragm as a fm de que los fotones no pudieran ensayar todas las trayectorias, en contram os que no podían decidir el cam ino a seguir y obtuvim os el fenómeno de difracción. “ ¿Se cumple lo mismo en la m ecánica? ¿Es correcto que la p articula no sólo “ tome la trayectoria verd adera” sino que tam bién examine todas las o tras trayectorias posibles? Y si hay obstáculos en el cam ino, ¿no será que obtendrem os un fenómeno análogo a ia difracción? L.o m ilagroso de todo esto es, por supuesto, que suceda p re cisam ente asi. Es lo que nos dicen las leyes de la m ecánica cuántica. E ntonces el enunciado de nuestro principio de m inim a acción es incom pleto. N o es que una p a r ticula tome la trayectoria de minima acción sino que olfatea todas las trayectorias vecinas y adopta la que tiene la mínima acción por un m.étodo anàlogo al que ia luz ad opta p ara el tiempo más corto. Recuerden que la razón por la cual la luz adopta ei íiernpü más c o n o es ia siguiente: si em prende una . /ay ectoria que emplea un tiempo diferente, llegará con una fase diferente. Y la am p'uu d to tal en c ada punto es la sum a de las contribuciones de la am plitud p a ra todos los diferentes cam inos por donde puede llegar la luz. T odos los cam inos que dan fases m uy diferentes no con tribuyen p ara nada. Pero si pueden encontrar todo un grupo de trayectorias cuyas fases sean casi iguales y entonces las pequeñas contribuciones se sum an y el resul tad o es que ilega a u na am plitud letal razonable. El cam ino im portante es ahora aquel para el cual hay m uchas trayectorias vecinas que tienen la m isma fase. “Es exactam ente lo mismo p ara la m ecánica cuántica. L a m ecánica cuántica (para el caso no relativista y despreciando el espín del electrón) trab a ja com o sigue: la probabilidad de que una particula que parte del punto 1 en el tiempo llegue al punto 2 en el tiem po es el cuadrad o de una am plitud de probabilidad. La am plitud total se puede escribir com o la sum a de las am plitudes de c ad a trayectoria posible - p a r a cada m anera de lle g a r- Para cada x(í) que podam os tener - p a r a cada trayectoria imaginaria p o sib le- debemos calcular una am plitud. Luego las sum am os todas. ¿Q ué lom am os com o am plitud p a ra cada trayecto ria? E s nuestra integral de acción la que nos indica cuáJ debe ser ia am plitud correspondiente a una sola trayectoria- La am plitud es proporcional a una cierta constante por donde S es la acción para la trayectoria. Es decir, si representam os la fase de la am plitud por un núm ero complejo, ei ángulo de fase es S La acción S tiene dimensiones de energía por tiempo y ía co nstante de Planck -ñ tiene las m ism as dim ensiones. Es la constante que determ ina cuándo es im portante la m ecánica cuántica. “ E! funcionam iento es com o sigue: supongan que p a ra tod as las trayectorias S es muy grande co m parada con ñ. U na trayectoria contribuye con u na cierta am pli tud. Para una trayectoria vecina la fase es bastante diferente, p orque con una S muy grande, un pequeño cam bio de S significa una fase com pletam ente
diferente -p o rq u e t es muy pequeña. A sí pues, trayectorias vecinas cancelarán no r malm ente sus efectos c uando se haga la s u m a - excepto para u na región, que es donde una trayectoria y o tra vecina den la m ism a fase en prim era aproxim ación (más precisam ente la m isma acción a menos de h ) -. Sólo estas trayectorias son im portantes. E ntonces, en el caso lim ite donde la constante de Planck ñ tiende a cero, las leyes correctas de la m ecánica cuántica pueden resum irse diciendo sim plem ente: “ O lvidar todo lo de las am plitudes de probabilidad. La partícula va por una trayectoria particular, aquella p ara la cual S no varia en prim era ap roxim a c ió n” . E sta es la relación entre el principio de mínima acción y la m ecánica c u án ti ca. El hecho de que la m ecánica c u ántica pudiera form ularse de esta form a fue descubierto en 1942 por un estudiante del profesor Bader. L a m ecánica cuántica fue form ulada originalm ente bajo la form a de una ecuación diferencial p ara la am plitud (Schrödinger) y, tam bién, bajo la form a del cálculo m atricial (Heisenberg). “ A hora quiero hablarles de o tro s principios de mínimo en ñsica. Es muy intere sante. N o pretendo darles una lista com pleta, sino solam ente describir uno m ás. M ás adelante, cuando lleguemos a un fenóm eno físico que tiene un lindo principio de mínimo, hablarem os de él. Q uiero m o strarles ahora que podem os describir la electrostática no ya dando una ecuación diferencial p ara el cam po, sino diciendo que una cierta integral es un m áxim o o un mínimo. Prim eram ente considerem os el caso en que se conoce la densidad de carga en todo punto y el problem a es encontrar el potencial cp en todo pun to del espacio. Saben que la respuesta debe ser = -p/eoPero otra form a de decir lo mismo es: calculen la integral U* donde
V
= J I ( V ' p f dV ~
dV,
que es u na integral de volumen extendida a tod o el espacio. Debe ser un mínimo p ara la distribución de potencial correcta (p(x, y, z). “ Podem os dem ostrar que estas dos form as de en carar la electrostática son equi valentes. Supongam os que tom am os una función cualquiera. Q uerem os d em ostrar que cuando tom am os para f el potencial correcto (p, más una pequeña d e sv ia c ió n / entonces el cam bio en W es cero en prim er orden. Escribim os entonces 0 = 0' + /. La
■ V /.
En el segundo térm ino de U* la integral es P0 = p4> + pf, donde la parte variable es pf. Entonces, tom ando solam ente la parte variable, r A l / ’ = y ( 6 „ V i ■ ■ ? / - - p / ) dK. “ A hora bien, siguiendo la vieja regla genera!, debem os pro cu rar que tod o el asun to quede libre de las derivadas de f . Exam inem os cóm o son las derivadas. El p roducto escalar es 62 d_£d_f d x dx dy dy dz dz ’ que debem os integrar respecto a x, y y z. Este es el truco: p a ra despejar d f / d x integram os p o r part.es respecto a x. E sto llevará las derivadas a f . Es la m ism a idea general con que elim inam os ias derivadas respecto a i. U tilizam os la igualdad
El térm ino integrado es nulo hacer ?j igual a cero en /, y m ás precisión: U* es m enor que tenga el mismo valor en ces nuestra integral Ò.IJ* t
puesto que / debe ser cero en el infinito. (C orresponde ¡2· E ntonces nuestro principio debe ser enunciado con para la verdadera
A fin de que esta variación sea nula p a ra cualquier / no im po rta cuál, el coeficiente de f debe ser cero y, por lo tan to , = -p/ío Volvemos a nuestra vieja ecuación. E ntonces nuestra proposición de “ m inim o" es correcta. “ Podem os generalizar nuestra proposición si realizam os nuestro cálculo en una form a un poco diferente. V olvam os a la integración por partes sin p asar por las com ponentes. Com encem os po r analizar la siguiente igualdad: V · ( / V 0 ) = V /-
+ /V V
Si realizo la derivación del prim er miembro puedo dem ostrar que es precisam ente igual al segundo. Puedo u tihzar aho ra esta ecuación p a ra integrar p o r partes. En nuestra integral AU*, reem plazam os ·V /p o r/v V “ V ■ que integram os sobre el volumen. Se puede reem plazar la integral de volumen de la divergencia por una integral de superficie , jv { fv £ d V
= jfV ^ -n d a .
Com o estam os integrando sobre todo el espacio, la superficie sobre la que estam os integrando está en el infinito. E ntonces / es cero y obtenem os la m ism a respuesta que
“ Sólo aho ra vemos cóm o resolver ei problem a c uando no sabem os dónde se encuentran todas las cargas. Supongan que tenem os conductores sobre los que hay cargas repartidas de una cierta form a. Podem os utilizar nuestro principio de mínimo si los potenciales de todo s los cond uctores son fijos. Para obtener U* integram os solam ente sobre el espacio exterior a los conductores. E ntonces, com o no podem os variar ^ sobre el cond ucto r, / es cero sobre tod a ia superficie, y ¡a integral de superficie / // V 0i - n d a sigue siendo nula. La integral de volumen restante €o V 0 - p ^ ) / d V debe extenderse solam ente al espacio com prendido entre los conductores. P or su puesto, obtenem os nuevam ente la ecuación de Poísson. - - p A oH em os d em ostrado, asi, que nuestra integral original U* es tam bién un mínimo si la calculam os sobre el espacio exterior de conductores que están a potenciales fijos (es decir, tal que toda función de prueba (p(x, y, z) sea igual al potenciai d ad o de ios conductores c u an do x, y, z es un punto sobre la superficie de un conductor). “ H ay un caso interesante c u ando las cargas están sólo sobre los conductores.
N uestro principio de m inimo dice que en el caso en que los conductores están a ciertos potenciales dad os, los potenciales entre ellos se ajustan entre si de m anera que U* sea m ínim o. ¿Qué integral es ésta? El térm ino es el cam po eléctrico de m anera que la integral es la energía electrostática. El cam po verdadero es aquél, de todos los que provienen de un gradiente de potencial, que tenga la energía total mínima. “ Q uiero aplicar este resuhado a un cálculo particular, a fin de m ostrarles que lodo esto es realm ente útil en la práctica. Supongan que tom o dos conductores en form a de c o ndensador cilindrico.
El c onductor inLerior tiene el poiencial K y el exterior está a potencial cero. Sea a el radio del c onductor interior y è el dei exterior. Podem os suponer ah ora cualquier distribución de potencial entre los dos. Si utilizamos la (¡j correcta y calculam os {£^l2)j{s7(¡>)-dV, debe resultar la energia del sistem a; \C V^. Podem os entonces calcular C por medio de este principio. Pero si utilizamos una distribución de p o tencial equivocada p ara calcular la capacidad C por este m étodo, obtendrem os una • capacidad muy grande, puesto que V está especificado. C ualquier potencial (p que adoptem os y que no sea exactam ente correcto conducirá a un valor falso de C que es m ayor que el valor correcto. Pero si el falso
4,= v (l ~ Esta función vale K en / = a, cero en r ~
i ■■ y entre los dos valores tiene una
integral U* es m ultiplicar el cuad rado de este gradiente por e integrar sobre todo el volumen. H agam os este cálculo p ara un cilindro de longitud unitaria. Un elem ento de volumen de radio r es In rd r. H aciendo la integral encuentro que mi prim er ensayo me da para la capacidad dr.
i C r^ (first try) = La integral es fácil; vaJe '* + a\ T engo así una fórm ula para la capacidad que n de algo aproxim ado; C _ h + a 2{b ~ a) 2xeo
diferente de la respuesta correcta C = 2Tt „An{b/a). He resum ido
b
Cverd.
2 4 10 IOO
1,4423 0.721 0.434 0.267
C (l.^ aprox.) llTiQ 1,500 0,833 0.612 0,51
A un cuando b!a sea 2 -q u e nos da una gran variación en el cam po co m parada con un cam po lineal'- obtengo una buena aproxim ación. La respuesta es, por supuesto, dem asiado elevada, com o era de esperar. Las cuestiones resultan peores cuando tienen un alam bre muy delgado en el interior de un gran cilindro. En este caso, el cam po p resenta enorm es variaciones y si lo considerasen constante, no lo estarían representando bien. Con b !a = IOO nos encontram os con un factor cercano a 2. Los resultados son mucho m ejores p ara b¡a pequeño. T om ando el caso del extremo opuesto, donde los conductores no están muy a p artado s -digam o s que b!a = 1 ,1entonces el cam po constante es una buena aproxim ación, y obtenem os el valor correcto p ara C a menos de un décimo por ciento. “ A hora querría m ostrarles cóm o m ejorar el cálculo. (Por supuesto, conocen la respuesta correcta p ara el cilindro, pero el método es el mismo para algunas otras form as raras, donde no conocen la respuesta co rrecta.) El próxim o paso será buscar una m ejor aproxim ación al valor desconocido y verdadero de ¡p. Por ejem plo, po dríam os en say ar p ara
donde ct es un núm ero constante cualquiera. E sta fórm ula es algo m ás complicad T iene tanto un térm ino c uadrático en el potencial com o un térm ino lineal. Es fácil obtener el cam po a partir de ella. El cam po es sim plem ente
D ebem os aho ra elevar al cu adrado e integrar sobre el volumen, pero, un momento. ¿Q ué valor debo tom ar p ara n i Puedo tom ar una paráb ola p ara (p; pero ¿qué p a bola? Esto es lo que hago: calculo la capacidad con un a arbiirario. Lo que
2í 7,; = í ^ U
U
+ t
+ V + 6“
+ 3 j·
Parece un poco com plicada, pero es lo que resulta de la integración del cuadrado del cam po. A ho ra puedo escoger mi a . Sé que el resultado correcto es más bajo que to do lo que voy a calcular; así que, cualquiera sea el valor que dé a a , obrendré una respuesta dem asiado grande. Pero si juego con a h asta obtener el m enor valor posi ble, este menor valor es más próxim o al valor correcto que todos los dem ás. Asi pues, tom o el valor
de a para que me dé el valor minimo de C Haciendo esto mediante el cálculo dife rencial ordinario obtengo que a = - 2 b l ( b + a) da el valor minimo de C. Sustituyen do este valor en la fórmula obtengo la capacidad minima
“He calculado C por medio de esta fórmula para diferentes valores de b /a . Lla mo (cuadrática) a estos números. Esta es la tabla que compara CXcuadrática) con el valor verdadero de C.
1.4423 0.721 0.434 0.267
1.444 0.733 0.475 0.346
“Por ejemplo, cuando !a relación entre los radios es 2 a 1, tengo 1,444 que es una buena aproximación al valor verdadero 1,4423. Aun para b /a mayores, la apro ximación sigue siendo buena - y es mucho, mucho mejor que la primera aproxima ción-. También es suficientemente buena -só lo difiere en 10 por c ien to - cuando b /a es como 10 a 1. Pero cuando la relación es de 100 a 1 -bueno, la cuestión se pone muy m al-. Obtengo que C es 0,346 en vez de 0,267. Por otra parte, para una relación de los radíos de 1,5, la respuesta es excelente, y para b /a igual a 1,1 ia respuesta es 10,492065 en vez de 10,492070. Donde la respuesta debe ser buena, pero muy buena. “Les he dado este ejemplo, primero, para mostrarles ei valor teórico del princi pio de mínima acción y de los principios de mínimo, en general, y, segundo, para mostrarles su utilidad práctica -p e ro solamente para calcular una capacidad cuando conocemos la respuesta correcta--. Para cualquier otra forma, pueden considerar un campo aproximado con algún parámetro desconocido, digamos a, que luego ajustan para obtener un mínimo. Pueden obtener resultados numéricos excelentes para problemas intratables por otros métodos.”
Nota que agregamos después de la clase “Quisiera agregar algo que no tuve tiempo de dar en clase. (Parece que siempre preparo más de io que tengo tiempo de presentarles.) C om o dije antes, me interesé en un problema mientras preparaba la clase. Desearía decirles de qué problema se trata. Entre los principios de mínimo que podía mencionar, noté que la mayoría provenía, en una u otra forma, del principio de mínima acción de la mecánica y ia electrodinámica. Pero también hay una clase de principios que no. Por ejemplo, si hace pasar corrientes por un pedazo de material que obedece la ley de Ohm, Jas mismas se distribuyen dentro del pedazo de modo que la rapidez
con que se genera calor sea lo menor posible. También podemos decir (si se man tienen condiciones isotérmicas) que la rapidez con que se genera energía es mínima. Ahora bien, este principio vale además, según la teoría clásica, hasta para determi nar la distribución de velocidades de los electrones que hay dentro de un metal por el que circula corríente. La distribución de velocidades no es exactamente la distri bución de equilibrio [capítulo 40, vol. I; ecuación (40.6)1 porque hay una derivada lateral. Se puede hallar la nueva distribución a partir del principio de que es la distribución para una corriente dada para la cual la entropía desarrollada por segun do por las colisiones es lo más pequeña posible. N o obstante, la verdadera descrip ción del comportamiento de los electrones debiera ser por medio de ia mecánica cuántica. La pregunta es: ¿vale también el mismo principio de mínima generación de entropía cuando se describe la situación cuánticamente? Todavía no lo sé. “Por supuesto que la pregunta es académicamente interesante. Estos principios son fascinantes y siempre vale la pena tratar de ver hasta dónde Uega su generali dad. Pero también desde un punto de vista más práctico, deseo saberio. Junto con unos colegas, he publicado un trabajo en el que calculamos aproximadamente por medio de la mecánica cuántica la resistencia eléctrica que experimenta un electrón que se mueve en un cristal iónico tal com o el NaCI. (Feynman, Hellworth, Iddings y Platzman, “Movilidad de electrones lentos en un cristal polar”, Phys. Rev. 127, 1004 (1962)]. Pero si existiera un principio de mínimo, podríamos usario para obtener resultados más precisos, tal como el principio de mínimo para la capacidad de un condensador nos permitió obtener esa precisión para ia capacidad a pesar de que sólo teníamos un conocimiento aproximado del campo eléctrico.”
S o lu c io n e s de la s e c u a c io n e s d e
M a x w e U en
e s p a c io l i b r e
2 # -1
O ndas en el espacio libre; ondas 20-3
20-2
** 20-4 Ondas tridimensionales
Imagin^tción dentsTica
Ondas esféricas
Referencias: Capítulo 47, vol. I: Sonid o: la ecuación de onda Capítulo 28, vol. I: Radia ció n electrom agnética
20-1
Ondas en el espacio libre; ondas planas
En el capítulo 18 llegamos a obtener las ecuaciones de Maxwell en su forma completa. Todo lo que hay que saber acerca de la teoría clásica de los campos eléctricos y magnéticos se puede encontrar en las cuatro ecuaciones; i. III,
V E
= ¿
V ■ B = OIV.
II. c" v X í
= i
V X £ = + ^
“
;
aF
fo
C'i
P ° · ')
Cuando ponemos todas estas ecuaciones juntas, un nuevo fenómeno notabie sucede: campos producidos por las cargas en movimiento pueden abandonar las fuentes y viajar a través del espacio. Consideremos un ejemplo especial en el cual se conecta rápidamente una hoja infinita de corriente. Después que ía corriente ha estado durante un tiempo t, hay campos eléctricos y magnéticos uniformes exten diéndose hasta ia distancia ct de la fuente. Supongamos que la hoja de corriente yace :n el plano y z con una densidad de corriente superficial J viajando hacia la y positiva. El campo eléctrico tendrá solamente la componente ^ y el campo magnético la componente z. El módulo de las componentes de! campo está dado por
"
= cS, = -
2éoC
(20.2)
para valores positivos de x menores que cí. Para valores grandes de jc los campos son cero Por supuesto, hay campos similares extendiéndose hasta la misma distan cia de la hoja de corriente en la dirección x negativa. En la figura 20-1 mostramos una gráfica del módulo de los campos
cf
<
Fig. 20-1. El campo eléctrico y mag nético en función de x en el tiempo t des pués de conectar la hoja de corriente.
en funcic o n d a ” en Considerem os ah ora la siguiente sucesión de eventos. Conectarnos una com en te de intensidad unitaria por cierto tiem po, aum entam os repentinam ente la intensidad de la corriente a tres unidades y la m antenem os constante en este valor. E ntonces, ¿cuál es el aspecto de los cam pos? Podem os ver qué Ies sucede a los cam pos en la form a siguiente. Prim ero, imaginemos u na corriente de intensidad unitaria que se conecta en un / = O y se la deja constante para siempre. Los cam pos p a ra x po si tiva están dados por la gráfica (a) de la figura 20-2. Luego preguntam os qué suce dería si con ectáram os una corriente estacionaria de dos tmidades en el tiempo
Fig. 20-2. El campo eléctrico de una hoja de corriente, (a) Una unidad de corriente conectada en r = 0; (b) dos unidades de corrientes conectadas en t = f,; (c) superposición de {a} y (b). En este caso, los cam pos serán dos veces m ayores que antes, pero se extenderán en X solam ente la distancia com o se m uestra en la p arte (b) de la figura. C u ando sum am os estas dos soluciones, usando el principio de superposición, enco n tram os que ia sum a de las dos fuentes es u na corriente de una unidad para el tiem po desde cero a y una corriente de tres unidades p ara tiem pos más grandes que í|. En el tiem po t los cam pos variarán con x com o se m uestra en la p arte (c) de la figura 20-2. A ho ra tom em os un problem a m ás com plicado. Considerem os una corriente que se conecta a im a unidad por un üem po, luego se la conecta a tres unidades y d es pués se la apaga. ¿C uáles son los cam pos con este tipo de corriente? Podem os en con trar la solución de la m isma m anera -su m a n d o las soluciones de tres proble)S-. Prim ero, hallamos
los cam p o s p a ra un e scalón de c o rrien te de in te n sid a d u n ita ria. (Y a hem os re suelto el p ro blem a.) L u eg o, bu sc am o s los c am po s p ro d ucid os po r un escalón de corriente de dos unidades. Finalm ente, hallam os ios cam pos de un escalón de corriente de menos tres unidades. C uand o sum em os las tres soluciones, tendrem os una corriente de una unidad de intensidad desde t = 0 h asta un m om ento m ás tarde, digam os luego tres unidades de intensidad h asta un tiem po niás ta rd e y después no hay corriente - e s decir, es c e ro -. L a figura 20-3(a) m uestra u na gráfica de la corriente en función del tiem po. C uan do sum am os las tres soluciones p a ra el cam po eléctrico, encontram o s que su variación con x en un in stante dado í, es co mo se m uestra en la figura 20-3(b). El cam po es u na representación exacta de la corriente. La distribución de cam po en el espacio es una gràfica interesante de la variación de la corriente con el tiem po -só lo que d ibujada a! rev é s-, A m edida que pasa el tiem po, el gráfico se aleja a velocidad c, asi que hay una gota pequeña de cam po que viaja hacia la x positiva, la cuai contiene en form a detallada y com pleta la historia de todas las variaciones de corriente. Si estuviéram os a kilóm etros de distancia, podríam os deducir exactam ente de la variación del cam po eléctrico o m ag nético cómo ha variado la corriente en la fuente.
Fig. 20-3. Si la intensidad de la fuente de corriente varía como se muestra en (a), enton ces en el tiempo t indicado por la flecha, el campo eléctrico en función de x es como se muestra en (b). Tam bién notarán que m ucho tiem po después de haber cesado com pletam ente toda la actividad en la fuente, c u ando todas las cargas y corrientes son cero, el bloque de cam po con tinú a viajando a través del espacio. T enem os una distribución de cam pos eléctricos y m agnéticos que existen independientem ente de cualesquiera cargas o corrientes. E se es el nuevo efecto que proviene del conjun to com pleto de las ecuaciones de Maxwell. Si querem os, podem os dar una representación m atem à tica com pleta del análisis hecho, escribiendo que el cam po eléctrico en un punto dado y en un instante dado es p roporcional a la corriente en la fuente, solam ente, que no en el mismo instante, sino en el instante ante rior i - x ! c . Podem os describir K i - ^/c ) 2€oC
.
(20.3)
Créanlo o no, ya hem os derivado esta m ism a ecuación desde o tro punto de vista en el vol. L c u ando tratam o s la teoria del índice de refracción. Luego tuvim os que hallar qué cam pos producían u na c ap a delgada de dipolos oscilantes en una h oja de m aterial dieléctrico con los dipolos puestos en movim iento po r el cam po eléctrico de una o nda electrom agnética entran te. N u estro problem a fue calcular los cam pos com binados de la onda original y las o ndas radiadas por los
dipolos üsciJauíes. ¿C óm o hem os podido calcular los cam pos producidos por las cargas en m ovim iento cuando no teníam os las ecuaciones de Maxv/ell? E n ese tiempo tom am os com o punto de partida (sin ninguna derivación) u na fórm ula para los cam pos de radiación producidos a grandes d istancias por u na carga puntual acelera da. Si observan en el capitulo 31 del vol. I, verán que ia ecuación (31.10) es ju sta mente lo mismo que la ecuación (20.3) que hem os escrito aqui. A unque n uestra de rivación anterior fue c o rrecta solam ente a grandes d istancias de la fuente, ahora vemos que el m ism o resultado sigue siendo correcto justam ente h a sta !a fuente. A h o ra discutirem os, en una form a general, el com portam iento de cam pos eléc tricos y m agnéticos en el espacio vacío lejos de las fuentes, es decir, de ias corrientes y las cargas. M uy cerca de las fuentes —lo suficientem ente cerca com o p a ra que duran te ei retard o de transm isión, la fuente no haya tenido tiem po de cam biar m u c h o - son m uy p arecidos a los que hem os encon trado en lo que llam am os caso s electrostáticos o m agnetostáticos. Sin em bargo, si nos alejamos- a una distancia lo suficientem ente grande, tal que los retardos se vuelvan im portantes, la naturaleza de los cam pos puede ser radicalm ente diferentes de las soluciones en con trad as. En un sentido, los cam pos em piezan a tom ar un c arácter p articular c uando se van lejos de tod as ias fuentes. Por lo tan to , podem os em pezar discutiendo el com portam iento de ios cam pos en una región donde no hay ni corrientes ni cargas. Supongan que p reguntam os; ¿qué ciase de cam pos puede haber en las regiones donde p y j son cero? En el capitulo 18 vim os que la fisica de las ecuaciones de Maxwell tam bién se po dría expresar en función de ecuaciones diferenciales p ara los potenciales escalar y vectorial;
«o = i
(20.4)
(20.5)
Si /) y j son cero, estas ecuaciones tom an la form a sencilla
VV -
4 S
== O,
(20.6)
(20.7) Por lo tencial lp (psi) tigar la
tanto, en ei espacio libre el potencial escalar
vV
¿
= o·
(20'8)
E sta ecuación se llam a ecuación de o nd a tridim ensional -tridim en sio nal, p orque la función lp debe depender, en general, de x, J', y z, y necesitam os preocuparnos
de las variaciones en las tres coordenadas. E sto se aclara si escribim os explicitamente los tres térm inos del o perador laplaciano:
dx~
dy~
dz-
c- dt-
= o
(20.9)
En el .espacio libre, los cam pos eléctricos E y m agnético B tam bién satisfacen la ecuación de onda. P o r ejem plo, ya que B = v x A, podem os obtener una ecuación diferencial p ara B tom ando el roto r de la ecuación (20.7). C om o el laplaciano es un operador escalar, el orden de las operaciones laplaciano y ro to r se puede inter cam biar: V X (V^/í) = V^(V X A) = Igualm ente, el orden de las operaciones rotor y d / d í
se puede intercam biar:
U sando estos resultados, obtenem os la ecuación diferencial siguiente para B:
Asi pues, c ad a com ponente del cam po magnético B satisface la ecuación de onda tridim ensional. Igualm ente, usado el hecho de que E - - V f - d A / d t , resulta que el cam po eléctrico E en el espacio libre tam bién satisface la ecuación de onda tridi m ensional: (20. 11) T odos nuestros cam pos electrom agnéticos satisfacen la m isma ecuación de onda, ecuación (20.8). Bien podem os preguntar: ¿cuál es la solución m ás general de esta ecuación? N o o bstante, antes de a b o rdar dicha pregunta, considerarem os prim ero qué se puede decir, en general, acerca de las soluciones que nada v aria ni en y ni en z. (Siempre tom en en prim er lugar un caso fácil de modo que puedan ver lo que está sucediendo y así puedan avanzar a casos más com plicados.) Supongam os que los módulos de los cam pos dependen solam ente de x -q u e no hay variaciones de los cam pos con y y z -. Por supuesto, una vez más estam os considerando ondas planas. Seria de esperar que obtuviéram os algunos· resultados com o los de la sección precedente. En efecto, encontrarem os precisam ente las m ism as respuestas. Podrían preguntar: “ ¿por qué hacerlo todo o tra v ez?” Es im portante hacerio nuevam ente, primero, porque no dem ostram os que las ondas que encontram os eran las soluciones más generales p ara ondas planas, y, segundo, porque sólo hallam os los cam pos pro venientes de un tipo m uy particular de fuente de corriente. A hora nos preguntam os ¿cuál es el tipo más general de onda unidim ensional que puede haber en el espacio libre? N o podem os hallarlo viendo qué sucede para esta o aquella fuente particular, sino trabajando con m ayor generalidad. A dem ás, trab ajarem o s aho ra con ecuacio nes diferenciales en lugar de form as integrales. A unque encontrarem os los mismos resultados, es una form a de ir p racticando uno y otro método para dem ostrar que se llega a lo mismo
por cualquier cam ino que sigan. Deben est£ todo, pues a m enudo se darán cuenta que i por cualquier m étodo. Podríam os considerar directam ente la solución de la ecuación de onda p ara algu nas cantidades electrom agnéticas. En su lugar, querem os em pezar desde el com ien zo mismo con las ecuaciones de Maxwell en el espacio libre de m odo que puedan ver su estrecha relación con las ondas electrom agnéticas. A si pues, em pezam os con las ecuaciones (20.1), poniendo las cargas y las corrientes iguales a cero. Se transform an en í.
V -E = O
u, III.
(20 . 12) V
= (i
E scribam os la prim era ecuación t
^
dy ^
dz isi que los dos últimos térmi-
dx
'
V ·
/
Su solución es que la com ponente del cam po eléctrico en la dirección x, es una constarite en el espacio. Si tienen en cuenta IV de (20.12), suponiendo que no hay variación alguna en B ni en y ni en z, pueden ver que E ^ tam bién es constante en el tiem po. Ese cam po podría ser el cam po C C uniforme de unas placas de condensa dor cargadas y separadas una gran distancia. A h ora no estam os interesados en tales cam pos estáticos sin m ayor im portancia, actualm ente estam os interesados solam ente en cam pos dinám icam ente variables, para cam pos dinámicos, E^ = 0. Obtenem os, asi, un im portante resultado, o sea, que p ara la propagación de on d as planas en cualquier dirección, el campo eléctrico debe ser pe rpendic ular a la dirección de propagación. Por supuesto, éste puede variar en una form a com plicada con la co ordenada x. Ei cam po E transversal siempre se puede resolver en dos com ponentes, por ejem plo, ia com ponente y y \a com ponente z. P or lo tanto, resolvam os primero un caso en el cual el cam po eléctrico sólo tiene una com ponente transversal. T om em os, prime ro, un cam po eléctrico que siempre esté en la dirección _y, con la componente z nula. Eviden tem ente, si resolvem os este problem a tam bién podem os resolver el caso en que el cam po eléctrico siem pre esté en la dirección z. La solución general siempre se puede expresar com o superposición de dos de tales cam pos.
¡Qué fàcU son nuestras ecuaciones ahora! L a ùnica com ponente del cam p o eléc trico que no es cero es Ey y to das las derivadas -ex c ep to x— son cero. L as otras ecuaciones de Maxwell se vuelven entonces m uy sencillas. C onsiderem os ah o ra la segunda ecuación de Maxwell [II de la Ec. (20.12)]. E s cribiendo las com ponentes del ro to r de E . tenem os
dE, dy
dJC
L a com ponente x de V x E es cero p orque las derivadas con respecto a y y i cero. L a com ponente y tam bién es cero porque la derivada con respecto a z e y el segundo térm ino es cero porque E^ es cero. L a única com ponente del n E que no es cero es la comiipuncute ponente z, la cual cuai es ca iguíu igual a vd iEi y„ /lod x . iguaian Igualando uo ias las tres ircs las correspondientes de podem os concluir lo com ponentes de V > siguiente:
(20.15)
_ dt ~
dEy dx
(20.16)
C om o la com ponente x del cam po m agnético y la com ponente y del cam po m agné tico tienen derivada n ula con respecto aJ tiem po, estas dos com ponentes son sim plem ente cam pos co nstantes y corresponden a las soluciones m agnetostáticas que encontram os anteriorm ente. Puede que alguien haya dejado algún im án perm a nente cerca de donde las ondas se están pro pagando. Ignorarem os estos cam pos constantes y pondrem os B^, y B ^ iguales a cero. A propósito, ya hablam os concluido que la com ponente x de B sería cero por una razón diferente. C om o la divergencia de B es cero (por la tercera ecuación de Maxwell), aplicando los m ism os razonam ientos usados anteriorm ente p a ra el cam po eléctrico, habíam os concluido que la com ponente longitudinal del cam po m agnético no puede tener ninguna variación con x. C om o estam os ig norando tales cam pos unifor mes en nuestras soluciones o ndulatorias, habíam os puesto B ^ igual a cero. En ondas electrom agnéticas planas el cam po B, asi com o el cam po E , debe ser p er pendicular a la dirección de p ropagación. L a ecuación (20.16) nos da la proposición adicional de que si el cam po eléctrico tiene solam ente la com ponente y, el cam po m agnético te n drá solam ente la c o m p o nente z. De modo que E y B son perpendic ulare s. E sto es exactam ente lo que suce dió en la onda especial que ya hemos considerado.
A ho ra estam os listos p a ra usar la últim a de las ecuaciones de Maxwell p a ra el espacio libre (IV de la E c. (20,12)]. E scribiendo en com ponentes, tenem os
PO.17) dB^ _ dEz dy D e las seis derivadas de las com ponentes de B, solam ente el térm ino d B j d x r igual a cero. A si pues, las tres ecuaciones nos d an sim plem ente
ÒX
di
(20.18)
El resultado de lod o nu estro trab a jo es que solam ente una com ponente del cam po eléctrico y una del cam po m agnético no son cero, y que estas com ponentes deben satisfacer las ecuaciones (20.16) y (20.18). E stas dos ecuaciones se pueden com binar en u na si derivam os la p rim era con respecto a x y la segunda con respec to a t; el prim er m iem bro de las dos ecuaciones será el mismo (excepto por el facto r c^). E ncontram os, pues, q u e £ „ satisface la ecuación
___1__ 3x2 -
c2
= 0.
(20.19)
A nteriorm ente hem os visto la m ism a ecuación diferencial, cuando estudiam os la propagación de sonido. Es la ecuación de on da p a ra ondas unidim ensionales. D eben n otar que en el proceso de n uestra derivación hem os enco ntrad o algo m ás que lo que la ecuación (20.11) contiene. L as ecuaciones de Maxwell nos han dad o la inform ación adicional de que las ondas electrom agnéticas tienen solam ente com ponentes de cam po perpendiculares a la dirección de propagación. Repasem os lo que conocem os acerca de las soluciones de u n a ecuación de onda unidim ensional. Si cualquier cantidad tp satisface la ecuación de o nd a unidi mensional
i
-4 0 -« ·
entonces una solución posible es una función i¡)(x, t) de la form a
(20.21) esto es, alguna función de la única variable ( x ~ c t) . L a función f ( x —cl) representa un d iagram a “rígido” en x que viaja h acia x positiva a la velocidad c (ver Fig. 20-4). Por ejem plo, si la función f tiene un máxim o cuando su argum ento es cero, entonces para r = O el m áximo de ip será en x = 0. Algún tiem po después, digam os que t = 10, lp te nd rá su ‘máximo en x — 10c. A m edida que tran scurre el tiem po, el máxim o se m overá h acia la x positiva a la velocidad c.
/
Fig. 20-4. La f u n c i ó n r e p r e s e n ta una "forma” constante que viaja hacia la X positiva con la velocidad c.
\tb)
/
*
3 porque cualquier función de ( t - x i c ) tam bién F{t -
x /c ) = F -
:
una función de ( x - c t ) : ■ f ( x - cí).
D em ostrem os que f ( x - c l ) realm ente es una solución de la ecuación de onda. C om o es función de una sola variable -4a variable ( x - c t ) ~ representarem os p o r / la derivada de / con respecto a su variable y con f la segunda derivada de f . D e rivando la ecuación (20.21) con respecto a x, tenem os
ya que la derivada de ( x - c t ) con respecto a x es 1. La segunda derivada de respecto a x es claram ente
.
^a V = /" ( X -
c
ct).
1 respecto a t, encontram os
= + c V " u - c).
(20.23)
V emos que <¡) realmente satisface la ecuación de o n da unidim ensional. Puede que se estén preguntando; ‘‘Si tengo u na ecuación de on da, ¿cóm o sé que debo tom ar f ( x - c t ) com o solución? N o me g usta este m étodo de ir de adelante hacia atrás. ¿No hay alguna form a de ir de atrás hacia ad elante p a ra encontrar la solución? Bien, u na buena form a de ir de atrás hacia adelante es conocer la solu ción. Es posible “ urdir" un razonam iento m atem ático aparentem ente de atrás hacia adelante, especialmente porque sabem os cuál deberá ser la solución, pero con una ecuación tan sencilla como ésta no necesitam os and ar con vueltas. D entro de poco llegarán a un punto tai que c uando observen la ecuación (20.20), casi sim ultáneamente verán ip = f ( x ~ c t ) com o u na solución. T al com o ah ora cuando ven la integrai de x^tfx, saben inm ediatam ente que la respuesta es x-’ /S. En realidad, tam bién deben n otar un poco más. N o sólo cualquier función de ( x - c t ) es una solución, porque cualquier función de (x + ct) tam bién lo es. C om o la ecuación de onda contiene solam ente al cam biar el signo de c no se altera nada. En realidad, la solución m ás general de la ecuación de o nd a unidim ensional es la su m a de dos funciones
arbitrarias, una de ( x ~ c í ) y la o tra de ( x + et)' ^ = f(x -
4 - cí).
Cí) 4-
(20.24)
El prim er térm ino representa u na onda viajando hacia la x positiva, y el segundo térm ino una o nda arb itraria viajando hacia la x negativa. L a solución general es la superposición de las dos ondas, las cuales existen sim ultáneam ente.
Les dejarem os la siguiente cuestión p a ra que se diviertan y piensen en ella. T o men una función (j>de la fo n n a siguiente: i}>= eos k x eos kct E sta ecuación no está en la form a de una función de ( x - cí) o de (x + cí). Sin em bargo, se pue4e dem ostrar que esta función es una solución de la ecuación de onda por sustitución directa en la ecuación (20.20). ¿Cóm o podem os decir entonces que la solución general es de la form a de la ecuación (20.24)? A plicando nuestras conclusiones acerca de ia solución de la ecuación de o nda a la com ponente y del cam po eléctrico Ey, concluim os que Ey puede variar con x en cualquier form a arbitraria. N o obstante, los cam pos que existen-, siempre se pueden considerar com o la sum a de dos diagram as. U na onda viaja por el espacio en una dirección a u na velocidad c, con un cam po magnético asociado perpendicular al cam po eléctrico; o tra onda viaja en la dirección opuesta a la m ism a velocidad. Tales ondas corresponden a las ondas electrom agnéticas que conocem os -lu z , ondas de radio, radiación infrarroja, radiación ultravioleta, rayos X, e tc .-. En el volumen ! discutim os detalladam ente la radiación de la luz. Com o todo lo que aprendim os alli se aplica a cualquier onda electrom agnética, no necesitam os considerar aquí el com portam iento de estas ondas con m ucho detalle. Q uizás deberíam os agregar ciertas observaciones sobre la cuestión de la polari zación de las ondas electrom agnéticas. En nuestra solución escogim os considerar el caso especial en el cual el cam po eléctrico tiene solam ente la com pom ente y . C lara mente hay otra solución correspondiente a ondas que viajan en la dirección más o menos x, con un cam po eléctrico que tiene sólo la com ponente z. C om o las ecua ciones de Maxwell son lineaJes, la solución general para o ndas unidim ensionales pro pagándose en la dirección x es la su m a de ondas de Ey y de E^. E sta solución general está resum ida en ¡as siguientes ecuaciones: E = ( O , Ey, E,) Ey = f { x E .^ H x B -
el) + g ( x + CI) c, )
+ G ( x + cO
( O , By, B,)
cB , = f ( x - c t ) - g ( x 4 Cí) cBy = - F ( x - ci) + G{x 4 a).
Tales ondas electrom agnéticas tienen un vector E cuya dirección no es constante sino que gira de m anera a rb itra ria en el plano y z. En cada punto el cam po m agné tico siem pre es p erpendicular al cam po eléctrico y a la dirección de propagación. Si solam ente h ay on das q ue viajan en u na dirección, digam os que la dirección x positiva, h ay una regla sencilla que nos da la o rientación relativa de ¡os cam pos eléctrico y m agnético. L a regla es que el p ro du cto vectorial E x B -q u e , por sup u es to , es un vector p erpendicular a E y a B - apu nta en la dirección en Ja cual Ja onda está viajando. Si se ro ta de E a B un tom illo de rosca derecha, el tom illo ap un ta en la dirección de. la velocidad de onda. (M ás adelante verem os que el vector E x B tiene un significado fisico especial: es un v ector que describe el flujo de energía en un cam po electrom agnético.)
20-2
Ondas tridimensionales
A hora querem os volver al asunto de las ond as tridimensionales. Ya hem os visío que el vector E satisface la ecuación de onda. T am bién se llega fácilmente al mismo resultado razon an do directam ente a partir de las ecuaciones de Maxwell. Supongan que partim os de ¡a ecuación
y tom am os el rotor de am bos miem bros: V X (V X £ ) = -
l ( v
X B).
(20.26)
R ecordarán que el rotor de cualquier v ector se puede escribir com o la sum a de dos térm inos, en uno de los cuales ap arece la divergencia y en el o tro el laplaciano. V X (V X £ ) = V (V · E ) -
V^E.
En el espacio libre, sin em bargo, la divergencia de E es cero, así que solam ente queda eí laplaciano. A d em ás, según ia cu arta ecuación de M axweil en ei espacio libre [Ec. (20.12)1 ia d erivada con respecto al tiempo de c - y x B es ¡a segunda derivada de E con respecto a t:
Entonces la ecuación (20.26) se tran sfo rm a en 1^ dí'^ ' que es la ecuación de onda tridim ensional. E scrita explícitam ente e esta ecuación es, por supuesto,
¿C óm o encontrarem os la solución general ondulatoria? L a respuesta es que todas las soluciones de la ecuación de o nd a tridim ensional se pueden rep resentar com o una superposición de las soluciones unidim ensionales que ya hemos en con trado. O btuvim os la ecuación p ara ondas que se mueven en la dirección x suponien do que el cam po no depende ni de y ni de z. Evidentem ente hay otras soluciones en las cuales los cam pos no dependen ni de jc ni de z, representando ond as que viajan en la dirección y. Luego hay soluciones que no dependen ni de x ni de y, representando ondas q ue viajan en la dirección z. O, en general, ya que hem os es crito nuestras ecuaciones en form a vectorial, la ecuación de o nd a tridim ensional puede tener soluciones en form a de ondas planas que se m ueven en cualquier direc ción. D e nuevo, puesto que las ecuaciones son lineales, podem os tener sim ultánea m ente tantas o ndas plan as com o queram os, viajando en m uchas direcciones diferentes. D e este m odo la solución m ás general de la ecuación de o nda tridim ensional es una superposición de tod a clase de ondas planas moviéndose en todas direcciones. T raten de im aginar cuál es el aspecto de los cam pos eléctrico y magnético p re sentes en el espacio en este salón de clase. A nte todo, hay un cam po m agnético u n i form e; es producido po r las corrientes que hay en el interior de la tierra -e sto es, el cam po m agnético uniform e de la tie rra -. Luego h ay algunos cam pos eléctricos casi estáticos irregulares producidos quizás p o r cargas eléctricas generadas por la fricción de varias p ersonas m oviéndose en sus sillas y friccionando las m angas de sus trajes con tra los brazos de las sillas. L uego h ay otros cam pos m agnéticos pro d u cidos por corrientes oscilantes en la red eléctrica -ca m p o s que varian a una frecuen cia de 60 ciclos por segundo, en sincronism o con el generador de la P resa de Boul d e r-. Pero m ás interesantes son los cam pos eléctricos y m agnéticos que varían a fre cuencias m ucho m ás altas. P or ejem plo, cuando la luz viaja de la v entana al piso y de pared a pared, h ay pequeños serpenteos de cam pos eléctricos y m agnéticos m o viéndose a 300.000 kilóm etros por segundo. Luego hay ondas in frarrojas viajando de la pared caliente al p izarrón frío. Y hemos olvidado la luz ultravioleta, ios rayos X y las ondas de radio que viajan por el salón. V olando por el salón hay ondas electrom agnéticas que Uevan m úsica de una or questa de ja zz . H ay ondas m oduladas por una serie de impulsos que representan imágenes de lo que sucede en otras partes del m undo, o de aspirinas im aginarias disolviéndose en estóm agos im aginarios. P a ra d em ostrar la realidad de estas ondas solam ente es necesario conectar un equipo electrónico que convierta estas o ndas en im ágenes y sonidos. Si entram os en m ayores detalles para analizar hasta los serpenteos m ás chicos, hay dim inutas ondas electrom agnéticas que han entrado a! salón provenientes de grandes distancias. A hora hay dim inutas oscilaciones del cam po eléctrico, cuyas crestas están a trein ta centím etros una de o tra y que vienen desde miUones de ki lóm etros de distancia, transm itidas a la tierra desde el vehículo espacial M ariner II que a caba de pasar por V enus. Sus señales llevan resúm enes de inform ación tom ad a por él acerca de los planetas (inform ación obtenida de ias ondas, electrom agnéticas que v iajaron del planeta al vehículo espacial). H ay serpenteos m uy dim inutos de cam pos eléctricos y magnéticos que son o n das producidas h ace miles de millones de años luz -d e galaxias en e! rincón más rem oto del universo—. Se ha dem ostrado que esto es verdad “llenando el salón con alam bres” -co n stru y e n d o antenas tan grandes com o el sa ló n -. Esas on das de radio se han detectado de lugares del espacio más allá del alcance de los más 5 telescopios ópticos. Incluso hasta
los telescopios ópticos son sim plem ente jun tad ores de ondas electrom agnéticas. Lo que llamamos estrellas son sólo inferencias extraídas de la única realidad fisica que hasta ahora hemos obtenido de ellas a partir de un cuidadoso estudio de las on du la ciones interminablem ente com plejas de los cam pos eléctricos y magnéticos que nos llegan a la tierra. Por supuesto, hay m ás; los cam pos producidos por relám pagos a kilóm etros de distancia, los cam pos de las partículas cargadas de los rayos cósm icos al atravesar el salón com o bala, y más y m ás. ¡Qué cosa tan com plicada es el cam po eléctrico en el espacio a su alrededor! N o obstante, siempre satisface la ecuación de onda tridi mensional. 20-3
Imaginación científica
Les he pedido que im aginen estos cam pos m agnéticos y eléctricos. ¿Q ué hacen? ¿Saben cóm o? ¿Cóm o im agino yo el cam po eléctrico y m agnético? ¿Q ué veo yo realm ente? ¿Cuáles son las exigencias de la imaginación científica? ¿Es algo dife rente de im aginar que e! salón está lleno de ángeles invisibles? N o, no es com o im aginar ángeles invisibles. Se necesita un grado m ayor de imaginación para com prender el cam po electrom agnético que p ara com prender ángeles invisibles. ¿Por qué? Porque para hacer com prensibles los ángeles invisibles, todo lo que tengo que hacer es alterar sus propiedades un poquitito - lo s hago ligeram ente visibles y enton ces puedo ver las form as de sus alas y sus cuerpos y sus h a lo s-. U na vez que he logrado im aginar un ángel visible, la abstracción necesaria - q u e es to m ar ángeles casi invisibles e im aginarios com pletam ente invisibles- es relativam ente fácil. U stedes dirán entonces; “ profesor, déme una descripción com pleta de las ondas electrom ag néticas, aunque sea ligeramente inexacta, de m odo que yo tam bién pueda verlas tal com o puedo ver ángeles casi invisibles. Luego m odificaré la im agen hasta llegar a la abstracción necesaria” . Lo siento, no puedo hacer eso. N o sé cóm o hacerio. N o tengo ninguna imagen de este cam po electrom agnético que sea precisa de algún modo. Sé lo que es el cam po electrom agnético desde hace algún tiempo -h ac e 25 años estuve en la misma posición que ustedes ahora y he tenido 25 años m ás de experiencia pensando en estas ondas serpenteantes. C uando empiezo a describir el m ovim iento del cam po electrom agnético por el espacio, hablo de los cam pos E y B y agito mis brazos y se im aginan que los puedo ver. Les diré lo que veo. Veo algo así com o líneas serpen teantes borrosas -a q u i y alli hay un £ y un 5 escritos sobre ellas en alguna form a y adem ás algunas de las líneas tienen flec h as- una flecha aqui o alli que desaparece cuando la miro más atentam ente. C u ando hablo de c rm p o s c ortando el espacio, tengo una confusión terrible entre los sím bolos que uso para describir los objetos y los objetos mismos. Realmente no puedo hacerm e una im agen siquiera parecida a las ondas verdaderas. Asi que si tienen alguna dificultad en form arse una im agen, no crean que es una dificultad poco com ún. N uestra ciencia presenta terribles exigencias a la im aginación. El grado de im a ginación necesario es mucho más extrem o que ei necesario p ara algunas ideas anti guas, Las ¡deas m odernas son mucho más dificiles de im aginar, Y usam os un m on tón de herram ientas. U sam os ecuaciones y reglas m atem áticas y construim os un m ontón de imágenes. De lo que me doy cuenta es que c u ando hablo del cam po elec trom agnético en el espacio, veo una especie de superposición de todos los diagram as que siempre he visto
dibujados al respecto. N o veo pequeños haces de lineas de cam po corriendo por ahí porque me preocupa que si corriera a una velocidad diferente los haces desaparecerian. Y no siempre veo los cam pos eléctricos y m agnéticos porque a veces pienso que debería haber form ado una im agen con el potencial vectorial y el potencial escalar puesto que quizás sean eüos las cosas físicam ente más significa tivas que serpentean. TaJ vez, ustedes dirán: “ la única esperanza es to m ar un punto de vista m atem á tico” . ¿Y qué es un punto de vista m atem ático? D esde un punto de vista matem ático hay un vector cam po eléctrico y un. vector cam po m agnético en cada punto del es pacio; es decir, hay seis núm eros asociados con c ad a p unto. ¿Pueden im aginar seis núm eros asociados con cada punto del espacio? Es m uy difícil. ¿Pueden im aginar incluso un núm ero asociado en c ad a punto? ¡Yo no puedo! Puedo im aginar cosas tales com o la tem peratura a cada pun to del espacio. Eso sí parece comprensible. H ay una frialdad y un calor que varían de un lugar a otro. Pero honestam ente no entiendo la idea de un número en cada punto. A sí pues, quizás deberíam os preg un tar: ¿podem os representar el cam po eléctrico por algo parecido a la tem peratura, por ejem plo com o el desplazam iento de un pedazo de gelatina? Supongan que em pezáram os por im aginar que el m undo estuvie se lleno de una gelatina fuia y que los cam pos representaran u na distorsión -u n estiram iento o torcedu ra d ig a m o s- de ia gelatina. E ntonces podríam os visualizar el cam po. D espués de “v er” cuál es su aspecto, sacariam os la gelatina por abstracción. D uratile muchos años eso es lo que la gente trató de hacer. Maxwell, A mpere, F a raday y otros trataro n de com prender el electrom agnetism o en esta form a. (A veces ellos llam aron “ é ter” a la gelatina a b stracta.) Pero resultó que la tentativa de im a ginar el cam po electrom agnético en esta form a era realm ente estacionarse en la vía del progreso. D esafortunadam ente estam os lim itados a la abstracción, a u sa r instru m entos p ara detectar el cam po, a usar sím bolos m atem áticos p ara describir el cam po, etc. Pero, sin em bargo, en cierto sentido los cam pos son reales, porque d es pués de haber term inado de perder el tiem po con las ecuaciones m atem áticas - h a ciendo o no imágenes y dibujos, o tratand o o no de visualizar los o b je to s- todavía podem os hacer que los instrum entos detecten las señales procedentes del M ariner II y hacer descubrim ientos sobre galaxias a mil millones de kilóm etros de distancia. > así sucesivamente. T oda esta cuestión de la im aginación en ciencia a m enudo es mal entendida por los que se dedican a otras disciplinas. T ratan de poner a p rueba nuestra imaginación en la form a siguiente. D icen: ‘"aquí liene el cuadro de cierta persona en una situa ción. ¿Qué se im agina que sucederá luego?” Y cuando co ntestam os: “no me lo pue do im aginar” , puede que piensen que tenem os m uy poca im aginación. Pasan por alto el hecho de que lodo lo que nos está pe rmitido im aginar en ciencia debe ser compatible con lodo lo demás que conocemos·, los cam pos y las ondas de que hemos hablado no son sim plem ente pensam ientos felices que som os libres de concebir como queram os, sino ideas que deben ser compatibles con todas las leyes conocidas de la fisica. N o nos podem os perm itir im aginar seriam ente cosas que estén en c o ntradic ción evidente con las leyes conocidas de ía n aturaleza. Y así, nuestra clase de imagi nación es un juego muy dificil. Se debe tener suficiente im aginación com o p ara con cebir algo que n unca se haya visto, que nu nca se h a y a oído. Al mismo tiempo los pensam ientos están confinados en una cam isa de fuerza, por así decir, lim itados p<.ir las condiciones que provienen de nuestro conocim iento de lo que realm ente es la naturaleza. El problem a de crear
algo que sea nuevo, pero com patible con tod as las cosas que se h an visto antes es de un a d ificultad extrem ada. Ya que estam os en el tem a quiero hablar acerca de si alguna vez será posible im aginar la belleza que no podem os ver. Es una cuestión interesante. C ua n d o m ira m os un a rc o iris, nos parece bello. T o do el m undo dice: “ A h, un arco iris” . (Pue den n otar lo científico que soy. Tengo m iedo decirles que algo es bello a m enos que tenga un a form a experim ental de defm irlo.) ¿Pero cóm o describiríam os un arco iris si estuviésem os ciegos? E sta m os ciegos cuando medim os el coeficiente de reflexión in frarroja del cloruro de sodio, o cuand o hablam os de las frecuencias de las ondas que vienen de alguna galaxia que no podem os ver -h ac em o s un diag ram a, u na grá fica— P or ejem plo, p a ra el arco iris, tal gráfica seria la intensidad de radiación en función de la longitud de o nd a m edida con un espectrofotóm etro p a ra c ad a direc ción del firm am ento. G eneralm ente esas m ediciones darían u na curv a que seria ba s tan te c hata. Luego, cierto día, alguien descubriría que p a ra ciertas condiciones del tiem po y a cierto ángulo en el firm am ento, el espectro de la intensidad en función de la longitud de on da se c o m po rtaría extrañam ente, tendría u na giba. C u and o el ángulo del instrum ento se variara sólo un poquitito, el máxim o de la giba se m ove ría d.e u na longitud de onda a o tra. D espués un día la revista de ñsica de los ciegos publicaría un artículo técnico con el título “ L a intensidad de radiación en función del ángulo b ajo ciertas condiciones de! tiem po” . E n este articulo aparecería un grá fico tal com o el de la figura 20-5. T al vez el a u to r señalaría que en ángulos grandes hubo m ás radiación a longitudes de ond as largas, m ientras que para ángulos peque ños el máxim o de la radiación caía en longitudes de ondas m ás c o rtas. (D esde nuestro punto de vista, diriam os que a 40° la luz es predom inantem ente verde y a 42° la luz es predom inantem ente roja.) Fig. 20-5. La intensidad tíe las ondas electromagnéticas en función de la longitud de onda para t/es ángulos (me didas en la dirección opuesta al sol), observada solamente con ciertas condi ciones meteorológicas.
longitud de onda A ho ra bien, ¿encontram os bella la gráfica de la figura 20-5? C ontiene m uchos m ás detalles de los que percibim os c uando m iram os un arco iris, porqu e nuestros ojos no pueden ver los detalles exactos de la form a de un espectro. Sin em bargo, el ojo encuentra que el arco iris es herm oso. ¿Tenem os suficiente im aginación para ver en las curvas espectrales la m ism a belleza que vem os al m irar directam ente el a rco iris? N o lo sé. Pero supongan que tengo u na gráfica del coeficiente de reflexión de un cristal de clo ruro de sodio en función de ia longitud de onda en eí infrarrojo y tam bién en función dei ángulo. T endría u n a representación de cóm o aparecería
a mis ojos si vieran en el infrarrojo - ta l vez algún “verd e” refulgente y brillante, mezclado con las reflexiones de la superficie en un “rojo m etálico”—. Sería bello, pero no sé si alguna vez p o dré m irar una gráfica del coeficiente de reflexión del NaCI m edido por algún instrum ento y decir que tiene la m ism a belleza. P or otra parte, aunque no po dam os ver belleza en el resultado particular de una medición p odem os ya pretender ver u na cierta beüeza en las ecuaciones que descri ben las leyes fisicas generales. P o r ejem plo, en la ecuación de onda (20.9) hay algo bello en la regularidad de aparición de la x, ia la z y la t. Y esta bella sim etría de aparición á t x, y. z y t sugiere a la m ente u na gran beUeza que tiene que ver con ias c uatro dim ensiones, la posibilidad de que el espacio tenga sim etría cuadridimensíO' nal, la posibilidad de analizar esto y el desarrollo de 1a teoría especial de la relativi dad. H ay, pues, belleza intelectual a bundante aso ciad a con las ecuaciones.
20-4
Ondas esféricas
H em os visto que hay soluciones de la ecuación de o nda que corresponden a ondas planas y que cualquier o nd a electrom agnética se puede describir com o una superposición de m uchas o nd as p lanas. En ciertos caso s especiales, sin embargo, es más conveniente describir el cam po de ondas en una form a m atem ática diferente. A hora discutirem os la teoría de ondas esféricas -o n d a s que corresponden a super ficies esféricas que se extienden desde algún c e n tro - C uando se lanza una piedra en un lago, los rizos se extienden en ondas circulares en la superficie -s o n ondas bidim ensionaJes- U na on da esférica es algo similar excepto que se extiende en tres dimensiones. A ntes de em pezar a describir las ondas esféricas necesitam os un poco de mate m ática. Supongan que tenem os una función que depende solam ente de la distancia radial r desde un origen determ inado —en otras palabras, una función esféricamente sim étrica-. L lam arem os (p{r) a la función donde por r entendem os /■= la distancia radial al origen. P a ra haUar qué funciones
La derivada segunda de (¡) c
Podem os calcular las derivadas parciales de r con respecto a x de
dx
r
dx2
r V
rV
Por tanto, ia derivada segunda de <¡1 con respecto a x es 0
=
+ ):(l -
PO'28)
De igual modo, 0
=
+ ;J:(l -
{20.29)
^
=
+ ~ {i
(20.30)
El laplaciano es la sum a de estas tres derivadas. Recordcindo que x^ + r% obtenem os v V ( r ) = í-"(í·) + ^
h- z "
(20 31 )
A ntóim uo c5 más conveniente escribir esta ecuación en la form a siguiente;
vv = ~ ^
(nA).
(20.32)
Si Uevan a cabo la derivación indicada en la ecuación (20.32) verán que el segundo m iembro es igual al de la ecuación (20.31). Si querem os considerar ios cam pos de sim etría esférica que se pueden p ropagar com o ondas esféricas, nuestra c antidad de cam po debe ser una función de r y de t. Supongan que preguntam os entonces cuáles funciones i[i(r, t) son soluciones de la ecuación de o nd a tridim ensional vV(>·, i) - i Com o <¡}(r, O depende de las m os usar la ecuación para em bargo, para ser precisos, derivadas con respecto a r se transform a en
^ (r , I) = 0.
(20.33)
coo rdenadas espaciales solam ente a través de r, p ode ei ¡apiaciano encon trad a antes, ecuación (20.32). Sin com o q> tam bién es función de /, debem os escribir las com o derivadas parciales. A sí, la ecuación de onda
A hora debem os resolver esta ecuación, que parece ser mucho m ás com plicada q e para el caso de ondas p lanas. Pero notem os que si m ultiplicam os esta ecuación po' obtenem os
E sta ecuación nos dice que la función rip satisface la ecuación de o nda unidim ensio nal en ia variable r. U sando el principio general en el cual a m enudo hem os dado énfasis, que ecuaciones iguales siem pre tienen soluciones iguales, sabem os que si r<¡i es una función de ( r - c t ) solam ente, será una solución de la ecuación (20.34). Sabem os así que las ondas esféricas deben lener la form a t) - f ( r -
ct).
O , com o hem os visto anteriorm ente, podem os decir igualm ente que r puede tener la form a r i = f ( t - r/c ).
í =
.
(20.35)
T al función representa u n a on da esférica general v iajando h acia afuera desde un origen a la velocidad c. Si nos olvidam os de la r en el denom inador p o r un m om en to, la am plitud de la o nda en función de la d istancia al origen en un tiem po dado tiene u na cierta form a que viaja hacia afuera a la velocidad c. N o obstante, el factor r en el denom inador indica que la am plitud de la o nd a decrece proporcionaim ente a ¡ / r a m edida que ía o nd a se propaga. En otras p alabras, a diferencia de u na o nd a plana en la cual la am plitud perm anece constante a m edida que ia onda se p ropaga, en una o nda esférica la am plitud decrece uniform em ente, com o lo m ues tra la figura 20-6. E ste efecto es fácil de entender con un razonam iento físico sencillo. Sabem os que la densidad de energía en una on da depende del c u ad rado de la am plitud de onda. A m edida que la o nd a se extiende, su energía se extiende y en áreas c ad a vez m ayores proporcionales al cu ad rado de ia d istancia radial. Si la energía to tal se conserva,
Fig. 20-6. Una onda esférica i(i = f(t-rlc )lr. (a) (j) en función de /■ p f = f, y la misma onda para un tiempo después fj- (b) i¡>en función c para r = r, y la misma onda vista en /•j.
la densidad de energía 1 /r^ y la am plitud de la on da debe decrecer com o 1 /r. Así pues, la ecuación (20.35) es la form a “ razon ab le” de u n a onda esférica. H em os p asad o p o r a lto la segunda solución posible de la ecuación de on da u n i dimensional; = g (/ -f- r / c \
^
·
Esta tam bién representa u n a o nd a esférica, pero que viaje hacia adentro desde grandes r hacia el origen. A hora form ularem os u na hipótesis especial. Sin nm guna dem ostración, decim os que las únicas o ndas generadas p o r una fuente son las o ndas hacia afuera. Com o sabemos que las on das son p roducidas po r el movim iento de cargas, pensam os que las ondas se alejan de las cargas. Seria algo extraño im aginar que antes de que las cargas estuviesen en m ovim iento, una onda esférica viniese desde el infmifo y llegara a ias c arg as en el instante ju sto en que em piezan a moverse. E sta es una solución posible, pero ia experiencia dem uestra que c u ando las c arg as se aceleran las ondas viajan alejándose de las cargas. A unque las ecuaciones de M axwell adm i ten tal posibilidad, introducirem os un hecho adic ional —basad o en la experiencia— que únicam ente la solución de ondas salientes tienen “ sentido físico” . N o obstante, debem os advertir que hay una consecuencia interesante de esta hi pótesis adicional; estam os ehm inando la sim etria con respecto al tiem po q ue existe en las ecuaciones de Maxwell. L as ecuaciones originales p a ra E y B y tam bién las ecuaciones de on da derivadas de ellas, tienen la propiedad que si cam biam os el signo de í, ia ecuación no cam bia. E stas ecuaciones dicen que p a ra cad a solución corres pondiente a una o n d a que viaja en un a dirección ha y una soiución igualm ente vá lida p ara una o nd a que viaja en la dirección opuesta. N uestra aserción de que considerarem os solam ente las ondas esféricas salientes es una hipótesis adiciona! im portante. Se ha estudiado cuidadosainente u na form ulación de ia electrodinám ica en la cual se evita esta hipótesis adicionaí. Sorprendentem ente, en m uchas c irc u n s tancias, no con du ce a ninguna conclusión física ab su rd a ; pero discutir estas ideas justam ente ah o ra nos apartaría dem asiado del-tem a. H ablarem os de ellas un poco más en el capitulo 28. D ebem os m encionar o tro punto im portante. E n nuestra solución p a ra una onda saliente, ecuación (20.33), la función ip es infinita en e! origen. E sto es algo peculiar. N os gustaría lener u na solución o nd ulatoria que fuera uniform e en cualquier parte. N uestra solución debe representar una situación física en la cual hay u na fuente en eí origen. En o tras palab ras, inadvertidam ente hem os com etido un error. N o hemos resuelto la ecuación de onda libre (20.33) en cualquie r parte ; hem os resueho la ecuación (20.33) con el segundo miembro nulo en cualquier lugar excepto en el origen. Se nos coló el error porque algunos de los pasos de n uestra deducción no son “ legales” cuando r ~ 0. D em ostrem os que es fácü com eter la misma clase de error en un probiem a elec trostático. Supongan que querem os u na soiución de ía ecuación para un poíencíai electrostático en el espacio libre, = 0. El laplaciano es igual a cero, porque estam os suponiendo que no h ay cargas en ninguna parte. Pero ¿qué me dicen de una solución esféricam ente sim étrica
de esta ecuación --esto es, cierta función
)
= o.
M ultiplicando esta ecuación p o r r, tenem os una ecuación que se integra fácilmente:
= o· Si integram os u na vez respecto a r, encontram os que la prim era derivada de r(p es una co nstante que podem os llam ar a: í ( r , ) = a. Integrando de nuevo, en contram os que r
que lo siguiente
E videntem ente algo está mal. En la región donde no hay cargas eléctricas, cono cem os la solución p a ra el potencial electrostático: el potencial es constante en cualquier parte. E sto co rresponde al prim er térm ino de nuestra solución. Pero tam bién tenem os el segundo térm ino, que dice que hay una contribución al potencial que varia com o uno sobre ia distancia al origen. Sin em bargo, sabem os que tal po tencial corresponde a u na carg a p untual en el origen. Así pues, aunque creimos estar hallando el potencial en el espacio libre, nuestra solución tam bién da el cam po de una fuente puntual en el origen. ¿Ven la similitud entre lo que sucede ah ora y lo que sucedió cuando hallam os una solución esféricam ente sim étrica de la ecuación de o n da? Si realm ente no hubiera cargas o corrientes en el origen, no ha bria ondas esféricas salientes. Por supuesto, las ondas esféricas deben ser produ cidas por fuentes en el origen. En el capitulo siguiente investigarem os la conexión entre las ondas electrom agnéticas salientes y las corrientes y voltajes que las producen.
21-1
Luz y ondas electromagnéticas
21-2
Ondas esféricas procedentes de una fuente puntual
21-5
I.os potenciales de una carga en movimiento; la solución general de Liénard y Wiechert Los potenciales de una carga moviéndose a velocidad constan te; la fórmula de Lorentz
Referencias: Capítulo 28, vol. L, Radiación eleclromagnéíica Capitulo 36, vo!. I, Efe ctos relativistas en la radiación
21-1
Luz y ondas electromagnéticas
Vimos en el capitulo anterior que entre sus soluciones, las ecuaciones de Maxwell tienen ondas de electricidad y m agnetism o. E stas ondas corresponden a los fenómenos de radio, luz, ray os X, etc., dependiendo de (a longitud de onda. En el volumen L estudiam os la luz en una form a detallada. En este capitulo queremos unir los dos temas -q uerem o s dem ostrar que las ecuaciones de ÍVlaxwell pueden form ar realmente la base de nuestro tratam iento anterior de los fenómenos lumi nosos. Al estudiar la luz, com enzam os escribiendo una ecuación p ara el cam po eléccrico producido por una carga que se mueve en cualquier form a arbitraria. Esa ecuación ^ + '1 1 ‘A + 1 ^ , A'TTC^ r'2 r Ai \ >*^2 / n'l Atl cS =
.
(21. 1)
X £.
Ver la Ec, (29.3) vol. I.| Si una carg a se mueve de m anera arbitraria, el cam po eléctrico que encon traría mos ahora en un punto depende únicam ente de la posición y ei movim iento de la carjia, no ahora sino en un instante anterior -en un instante que es anterior en ei mismo tiempo que tardaría la luz,
a velocidad c, en recorrer la distancia r' desde la carga h asta el punto del cam po. En otras palabras, si querem os el cam po eléctrico en el pun to (1) en el instante /, tenem os que calcular la ubicación (2') de la carga y su m ovim iento en el instante ( t - r ' !c), donde r' es la distancia entre el punto (1) y la posición (2') de la carga en el instante ( l ~ r ‘!c). L a prim a es p ara recordar que r ' es la llam ada “ distancia retard ad a" entre el p u nto (2') y el punto (1), y no la verdadera distancia entre el punto (2), posición de la c arga en el instante t, y el punto (I) del cam po (ver Fig. 21-1). O bserven que aho ra estam os empleando una convención diferente p ara la dirección del versor En los capítulos 28 y 36 del vol. I era conveniente tom ar r (y por lo tanto apun tand o hacia la fuente. A hora estam os siguiendo la definición que tom am os para la ley de C oulom b, en la cual r está dirigido desde la carga en (2) hacia el punto del cam po en (1). L a única diferencia es, naturalm ente, que nues tros nvievos r (y son los antiguos con signo opuesto. Tam bién hemos visto que si la velocidad v de una carga es siem pre m ucho me nor que c y consideram os únicam ente puntos a grandes distancias de la carga, de modo que sólo el último térm ino de la ecuación (21.1) sea im portante, tam bién se pueden escribir los cam pos en la form a £ -
47reocV
faceleració n de la carga en ( í - r ' ! c ) 1 [p ro y e ctad a perpendicularm ente a r 'J
, ^
Exam inem os lo que dice la ecuación com pleta, ecuación (21.1), un poco más detalladam ente. E l vectoc es el varsoc desde la postóóiv reta rd ad a (2') h asta el punto (I). El prim er térm ino es entonces lo que seria de esperar p a ra ei cam po c u lom biano de la carga en su posición retard ad a - lo podem os llam ar “ cam po culom biano reta rd ad o ” - . El cam po eléctrico depende inversam ente del cuadrado de la distancia y está dirigido alejándose de la posición retardada de la c arga (esto es, en la dirección de e^).
Fig. 21-1, Los campos en ( 1) en el ins tante f dependen de ia posición (2') ocu pada por la carga q en ei instante [t-r'lc). Pero ése es sólo ei prim er térm ino. Los o tros térm inos significan que las leyes de la electricidad no dicen que todos los cam pos son los mismos que los estáticos, sólo que retardados (que es lo que a la gente le gusta decir a veces). Ai “cam po culom biano reta rd ad o ” debem os agregar los otros dos térm inos. El segundo térm ino dice que hay una “co rrecció n” al cam po culom biano retardado, que es la derivada respecto al tiempo del cam po culom biano no retardado m ultiplicada por el retardo r'/c . En cierta m anera, este térm ino tiende a compensar el retardo en el prim er tér mino. Los dos prim eros térm inos corresponden a
calcular el “ cam po cuiom bíano reta rd ad o " y luego extrapolarlo hacia el fufuro en la cantidad r '/ c , es decir ¡justo hasta el instante t! La extrapolación es lineal, com o si supusiéram os que el “ cam po culom biano reta rd ad o ” hubiera de con tinuar variancon la rapidez calculada con la carga en el punto (2'). Si el cam po está variando lentamente, el térm ino de corrección com pensa casi com pletam ente el efecto del retar do y los dos térm inos ju n to s nos dan un cam po eléctrico que es el “ cam po culom biano in stan tá n eo ” - e s decir, el cam po culom biano de la carga en el pun to (2>- con u na aproxim ación m uy buena. Finalm ente, hay un tercer térm ino en ia ecuación (21.1) que es la derivada se gunda del versor e^. P a ra nu estro estudio de Jos fenómenos lum inosos utilizam os el hecho de que m uy lejos de la carga los dos prim eros térm inos variaban inversa m ente con el c u adrad o de la distancia y, p a ra grandes distancias, se hacían m uy dé biles en co m paración con el último térm ino, que decrece com o 1 /r. A sí pues, nos concentram os enteram ente en ei último térm ino y dem ostram os que es (tam bién para grandes distancias) p rop orcional a la com ponente de la aceleración de la carga perpendicular a la linea de visión. (A dem ás, p a ra la m ayoría de n uestro trab ajo en el vol. I, tom am os el caso en que las cargas se estaban moviendo en form a no rela tivista. C onsideram os los efectos relativistas sólo en un capitulo, el capitulo 36.) A hora tratarem o s de ju n ta r am bas cosas. Tenem os las ecuaciones de M axwell y cenemos ¡a ecuación (2 l . i ) p ara el cam po de una carga puntuai. D ebem os preguntar, por cierto, si son equivalentes. Si podem os deducir la ecuación (21.1) de las ecuacio nes de Maxwell, com prenderem os realm ente la conexión entre la luz y el electrom ag netismo. El objeto principal de este capitulo es realizar dicha conexión. Resulta que no lo harem os del to do -q u e los detalles m atem áticos se hacen de m asiado com plicados com o p ara que lo llevemos a cabo con todos sus horribles detalles. Pero nos acercarem os lo suficiente, com o p ara que puedan ver de q ué modo se haría dicha conexión. L as piezas que falten estarán únicam ente en los detalles m atem áticos. Puede que algunos de ustedes tropiecen con la m atem ática de este capitulo y puede que no deseen seguir el razonam iento muy de cerca. Sin em bargo, pensam os que es im portante hacer la conexión entre io que han aprendido antes y lo que están aprendiendo aho ra, o, por lo m enos, indicar cóm o se puede hacer esa conexión. Si exarrúnan los capítulos anteriores, ob servarán que siem pre que hemos tom ado un enunciado com o pun to de p artid a p a ra una discusión, hemos explicado cuidadosam ente si se tratab a de u na nueva “hipótesis” que es una “ ley b à sica ” , o si en última instancia se p odía deducir de otras leyes. En el espíritu de estas lecciones, les debem os esta conexión entre ¡a iuz y ias ecuaciones de Maxwell. Si a rato s se tornare difícil, bueno, asi es la vida - n o hay o tra m anera.
21-2
Ondas esféricas
procedentes de una ñiente puntual
En el capítulo 18detectam os que se poniendo í
po dia resolver las ecuaciones de Maxwell
:= - V 0 - ^
(21.2)
B = V X A,
(21,3) 21-3
donde ^ y A tienen que ser entonces soluciones de las ecuaciones 1 d'U a/2 1 d^A ¿2
P «0
€oC-
(21.4)
(21.5)
y tienen que satisfacer tam bién !a condición (21.6) A hora hallarem os las soluciones de las ecuaciones (21.4) y (21.5). P ara ello tene m os que hallar la solución ijj de la ecuación
donde s, que llam am os fuente, es conocida. Por supuesto, s co rresponde a p ¡£ q y ^ a <¡>p ara la ecuación (21.4), o 5 es si <¡) es A^, etc., pero querem os resolver la ecuación (21.7) como un problem a mate mático, sean lo que sean (p y s físicamente. En los lugares donde p y j son cero - e n lo que hem os llam ado espacio “libreó los potenciales (p y A , y los cam pos E y B satisfacen la ecuación de o nda tridim en sional sin fuentes, cuya form a m atem ática es
En el capítulo 20 vimos que soluciones de esta ecuación pueden rep resen tar ondas de diversos tipos: ondas planas en la dirección x, (p = f ( t - x l c ) \ o ndas planas en la dirección o en la 2 o en cualquier o tra dirección; u o ndas esféricas de la form a
(21.9) (Las soluciones se pueden escribir aun de otras m aneras, po r ejem plo o ndas cilindri cas que se extienden h acia afuera desde un eje.) Tam bién recalcam os que, físicam ente, la ecuación (21.9) no representa una onda en el espacio Ubre - q u e debe haber cargas en el origen p ara h acer que la onda saliente a rran q u e -. E n o tras p alabras, la ecuación (21,9) es u na soiución de la ecuación (21.8) en to do punto excepto bien cerca de O, donde debe ser solución de la ecuación com pleta (2 L 7), incluyendo alguna fuente. V eamos cóm o funciona esto. ¿Q ué tipo de fuente s en la ecuación (2 L 7 ) d aría lugar a u na o nda com o la ecuación (21.9)? Supongan que tenem os la onda esférica de la ecuación (21.9) y consideram os lo que está ocurriendo p a ra r m uy pequeño. E ntonces se puede despreciar el retardo - r / c en f ( i - r l c ) -siem pre que / sea una función c o n tin u a - y ^ se convierta en
i, ^
(r - t 0 ).
(21 . 10)
: lo tan to , í/i es ju stam en te com o un cam po culom biano de una carga en el origen ; varia en el tiem po. Esto es, si tuviéram os un m ontoncito de carga, lim itado a 1 región muy pequeña cerca del origen, con densidad p, sabríam os que
donde Q =
Jp
dV. A hora bien, sabem os que ese (p satisface ia ecuación
Siguiendo los mism os pasos m atem áticos, diríam os que la ip de la ecuación (21.10) satisface V V = -5 (r- ^ 0 ), (21.11) donde s está relacionada con /m e d ia n te
S -
js d V .
funciones del tiempo. A h o ra bien, lo im portante es que si ip satisface ia ecuación (21.11) p ara r p eque ño, tam bién satisface la ecuación (21.7). C uand o nos acercam os m ucho al origen, la dependencia de 1 / r en ¡p hace que las derivadas espaciales se hagan muy grandes. Pero las derivadas tem porales m antienen los mismo valores. Son sim plem ente las derivadas tem porales de f(t). Así, cuando r tiende a cero, ei térm ino B^(pldt^ de ia ecuación (21.7) se puede despreciar en com paración con y la ecuación (21.7) se hace equivalente a (21.11). Resum iendo, si la función fuente s(t) de la ecuación (21.7) está localizada en el origen y tiene la intensidad total S(t) = I s(/) dV,
(2 1 .12)
Dlucíón de la ecuación (21.7) e xP (x ,y,2, í ) = E1 único efecto del térm ino d^(p/dí^ de la ecuación (21.7) t ( t - r l c ) en el potencial tipo culom biano.
21-3
(21,13) ntro du cir el retardo
La solución general de tas ecuaciones de Maxwell
H em os enco ntrado la sol :ión de la ecuación (21.7) p ara u na fuente “ p u n tu a l” , La pregunta siguiente es: < uál es la solución p ara una fuente extendida? Es fácil; podem os co nsiderar cualq fuente s(x, y, z, t) como hecha de la sum a de ra cada elem ento de volumen dV , y cada una de m uchas fuentes “p un tu ales", una intensidad s(x, y. z, O dV.
C om o la ecuación (21.7) es lineal, el cam po resultante es la superposición d e le s cam pos de todos esos elem entos de fuente. U sando los resultados de la sección precedente [Ec. (21.13)] sabem os q ue el cam po d<¡> en el pun to x ,, _v¡, z^) - o (1) p ara a b re v iar- en el instante t, debido a un elem ento de fuente s d V en el pun to (x^ y i, z^) - o (2) p a ra a b re v ia r- está dado por ^•(2./ - r^2¡c)dV 2 47rri2
# (1 ,0 =
donde es la distancia de (2) a (1). Su m ar las contribuciones de todos los pedazos de la fuente significa, naturalm ente, h acer u na integral sobre todas las regiones do n de 5 0; tenem os, pues ^ (1 ,0 =
Airr,·
d V ,.
,
(21.14)
Es decir, el cam po en (I) en el instante t es la sum a de todas las ondas esféricas que dejan los elem entos de fuente en (2) en los instantes ( 'í - r , 2 /cj. E sta es la solución de nuestra ecuación de onda p a ra cualquier c onjunto de fuentes. V em os aho ra cóm o obtener una solución general de las ecuaciones de Maxwell. Si p o r (¡I entendem os el potencial escalar f , la función fuente í es p/£g. O podem os hacer que (p represente u na cualquiera de las tres com ponentes del potencial vectorial A , reem plazando s p o r la com ponente de correspondiente. P o r lo ta n to , si c onocem os la densidad de c arga p(x, y, z, l) y la densidad de corriente j(x, y , z, i) en to do punto, podem os escribir inm ediatam ente las soluciones de las ecuaciones (21.4) y (21.5), las cuales son ,1 ) =
/ '
47T€nri2
(21.15)
Podem os hallar, entonces, los cam pos E y B derivando los potenciales, utilizando las ecuaciones (21.2) y (21.3). [N aturalm ente, es posible verificar que el ^ y el A obtenidos de las ecuaciones (21.15) y (21.16) satisfacen realm ente ia igualdad (21.6) 1. H em os resuelto las ecuaciones de M axwell. D adas las corrientes y las cargas en cualquier circunstancia, podem os hallar los potenciales directam ente de estas integra les y luego derivar p ara o btener los cam pos. Asi pues, hem os term inado con ia teoría de Maxwell. A dem ás esto nos perm ite cerrar el anillo volviendo a nuestra teoría de la luz, porque p a ra conectar con nuestra trabajo anterior sobre la luz, sólo necesitam os calcular el cam po eléctrico de una carg a en m ovim iento. Todo lo que resta es tom ar una carga en m ovim iento, calcular los potenciales con estas integrales y luego derivar p ara haUar E de —V ^ - 8 A / d ( . D ebem os obtener la ecu a ción (21.1). N os ocasio nará m uchísim o trab a jo , pero ése es el principio. A qui está, pues, el centro del universo de! electrom agnetism o - la teoría com ple ta de la electricidad y el magnetism o, y de la luz; una descripción com pleta de los cam pos producidos por cargas cualesquiera en m ovim iento, y aún m á s-. T o do está aquí. E stá la estru ctura co nstruida po r MaxweU, com pleta en todo su poder y su belleza. Es probablem ente u na de las
V-E = V X
v-B = O ^ dt
X 5
= ¿ + €o
dt
Sus soluciones:
E B
^
V X
A
^
21-4
dv.
Los campos de un dipolo oscilante
Todavia no hem os cum plido con n uestra prom esa de deducir la ecuación (21.1) p a ra el cam po eléctrico de u n a carga puntual en movim iento. A un con los resultados que ya tenem os, es algo relativam ente com plicado de deducir. La ecuación (21.1) no aparece en ninguna parte de la bibliografía pu blicada excepto en el volum en I de estas lecciones*. Pueden d arse cuenta que no es fácil de deducir. (Los cam pos de una carga en movim iento han sido escritos en m uchas otras form as que, po r supues to, son equivalentes.) T endrem os que lim itam os aqui a dem ostrar únicam ente que, en unos pocos ejem plos, las ecuaciones (21.15) y (21.16) d an los mism os resultados que la ecuación (21.1). E n prim er lugar dem ostrarem os que la ecuación (21.1) da los cam pos correctos con la única restricción de que el m ovim iento de la particu la car gada no sea relativista. (Este caso especial d a rá cuenta p o r si solo del 90 por ciento o m ás, de lo que hem os dicho acerca de la luz.) Consideram os una situación en la que tenem os u na gota de carga que se está m oviendo de alguna m anera en u na región ^pequeña, y hallarem os Jos cam pos muy lejos. P a ra decirlo de o tra m anera, estam os hallando el cam po a cualquier distancia de una carga p untual que se está agitando de un lado a otro en m ovim ientos peque ños. Com o por ío com ún la luz es em itida por
objetos neutros tales com o los átom os, considerarem os que nuestra carga oscilante q está ubicada cerca de una carga igual y opu esta en reposo. Si la separación entre los centros de las carg as es d, las m ism as tendrán un m om ento dipolar p = qá, que tom am os com o función del tiem po. A h o ra bien, es de esperar que si exam inam os los cam pos cerca de las cargas, no tendrem os que p reocu pam os del retardo; el cam po eléctrico será exactam ente igual al que hem os calculado antes p ara un dipolo elec trostático -u san d o , por supuesto, el m om ento dipolar instantáneo p(t). Pero si nos alejam os m ucho, deberíam os encon trar en el cam po un térm ino que cayera como I / r y dependiera de ía aceleración de (a c arga perpendicular a la línea de visión. Veamos si obtenem os ese resultado.
Fig. 21-2. Los potenciales en (1} están dados por integrales sobre la densidad de carga p. Calcularem os el potencial vectorial A, empleando la ecuación (21.16). Supongan que nuestra carga en m ovim iento está en una pequeña gota cuya densidad de carga está dada px)r p (x. y , z) y que el todo se está m oviendo en cualquier instante con velocidad v. E ntonces la densidad de corriente ](x, y, z) será igual a vp (x , y, z). Se rá conveniente tom ar nuestro sistem a de co ordenadas de modo que el eje z esté en la dirección de v; entonces la geom etría de nuestro problem a es com o m uestra ia figura 21-2. Q uerem os la integral dV2.
(21.17)
A ho ra bien, si el tam año de la gota de carga es realm ente muy pequeño frente a r , 2, en el d enom inador podem os hacer igual a r, distancia al centro de la carga, y sacar r fuera de la integral. A contm uación, vam os a hacer r ,2 = r en el num erador tam bién, aunque realm ente no es dei todo co rrecto. N o es correcto por que, por ejem plo, en la p arte de arriba de la g o ta deberíam os tom ar j en un instante ligeram ente diferente dei que usam os p a ra j en la parte de abajo de la gota. A l poner r ,2 = r en estam os tom ando la densidad de corriente p ara to d a la gota en el mismo instante ( i —r/c ). Es u n a aproxim ación q ue será buena si la velocidad v de la carga es mucho m enor que c. A sí pues, estam os haciendo un cálculo no rela tivista. R eem plazando j por p v , la integral (21.17) se convierte en - / i;p(2, t ~ r/c ) d V 2 .
Com o to d a la carga tiene la m isma velocidad, esta integral es sim plem ente v / r por la carga lo tal q. Pero gv justam ente c'p/c*í, la derivada del m omer\to respecto al tiempo -q u e, por supuesto, se debe calcular en el instante retardado ( t - r l c ) . L a es cribirem os ^ ( l - r ! c ) . Por lo tan to , obtenem os para el potencial vectorial
N uestro resultado dice que la corriente de un dipolo variable produce un p oten cial vectorial en form a de ondas esféricas cuya intensidad de fuente es A hora podem os obtener el cam po m agnético de B = V x A. Com o p está ente ram ente en la dirección z, tiene únicam ente la com ponente z; hay sólo dos deriva das no nulas en ei rotor. Luego, 5 ^ = ? A j d y y — d A j d ^ . E xam inem os primero 5^.; ' 1 £ ÍL Z J Í£ ), 47reQc2 dy r
dy
Para llevar a cabo la derivación, debem os recordar que r —Vx^ + y -
^
(21.19) z ’-, asi que
¿ 0) + 4 .^ ^I
que cae com o 1 /r ^ igual que ios cam pos de un dipolo estàtico (porque y Ir es cons tante p a ra una dirección dada). El segundo térm ino de la ecuación (21.20) nos da los efectos nuevos. Llevando a cabo la derivación, obtenem os 1
~
p (i -
r/c) ,
(2L 22)
donde p significa, naturalm ente, la segunda derivada de p respecto a L Este térm ino, que proviene de derivar el num erador, es responsable de la radiación. Prim ero, des cribe un cam po que decrece con la distan cia sólo com o 1 /r. Segundo, depende de la aceleración de la carga. Pueden em pezar a ver cóm o vam os a o btener un resulta do parecido a la ecuación (21.1'). el cual describe la radiación de luz. Exam inem os con más detalles cómo resulta este térm ino de radiación - e s un resultado tan interesante e im p ortan te-. Partim os de ia expresión (21.18), que tiene una dependencia de 1 / r y, por lo tanto, es como un cam po culom biano, excepto por el térm ino de retardo en el num erador. ¿Por qué, entonces, cuando derivamos respecto a las coordenadas espaciales p ara obtener los cam pos, no obtenem os sim plemente un cam po que cae com o I /r ^ - p o r supuesto que con los retardos tem po rales correspondientes? Podem os darnos cuenta del porqué de la siguiente manera: supongan que hace mos que nuestro dipolo oscile con un m ovim iento sinusoidal. E ntonces tendríam os P - Pz — Pú sen wí
Fig. 21-3. El módulo de A en función de r en el instante ( para la onda esférica proveniente de un dipolo oscilante.
Si representam os A . en función de r en un instante dado , obtenem os la curva m os trada en la figura '21-3. La am plitud de pico decrece com o 1 /r, pero hay adem ás u n a oscilación en el espacio lim itada por la envolvente 1 /r. Al tom ar las derivadas espaciales, éstas serán proporcionales a la pendiente de ia curva. En la figura vemos que hay pendientes mucho m ás em pinadas que la pendien te de !a curva I / r misma. Es evidente que para una frecuencia d ada ¡as pendientes en los picos son proporcionales a la am plitud de la ond a, la cual varia com o 1 /r. A sí pues, esto explica la rapidez de caida del térm ino de radiación. T odo proviene de que ias variaciones tem porales en la fuente se traducen en variaciones espaciales a m edida que las ondas se propagan h acia afuera, y de que los cam pos m agnéticos dependen de las derivadas espaciales del potencial. Volvamos atrás y term inem os nuestro cálculo del cam po m agnético. Tenem os p ara los dos térm inos (21,21) y (21.22), así que B
=
' 4reoC- [
~ cr^
r/c )] J'
Con los mismos pasos m atem áticos obtenem os
^
4Treoc2 L
J
Tam bién podem os ju n ta r todo en una linda fórm ula vectorial: B = --i— 4reoc2
rS
.
(21,2J)
Exam inem os ah o ra esla fòrm ula. Prim ero que nada, si nos alejam os m uchísim o en r, sólo im porta el térm ino p. L a dirección de B está da da por p x r, que es per pendicular al radio r y perpendicular tam bién, a la aceleración, com o en la figura 21-4. T o do se está desenvolviendo bien; es el mismo resultado que obtuvim os de la ecua ción (21.1').
Exam inem os ah o ra aquello a lo cual no estam o s acosfum b rado s: ¡o que ocurre más cerca. En la sección 14-9 obtuvim os la ley de Biot y S a v a n p ara el cam po m agnético de un elem ento de corriente. E nco ntram o s que e! elem ento de corriente jííK contribuye al cam po magnético con la cantidad ^
1 J X 4t 6oc2
‘ dV.
(21,24)
Ven que esta fórm ula es m uy parecida al prim er térm ino de la ecuación (21.23) si recordam os que p es la corriente. Pero hay una diferencia. En ía ecuación (21.23) hay que calcular la corriente en el instante ( í —ric ), lo cual no aparece en la ecua ción (21.24). En la práctica, sin em bargo, la ecuación (21.24) sigue siendo buena p ara r pequeño, porque el segundo térm ino de la ecuación (21.23) tiende a com pen sar el efecto de refard o del prim er térm ino. L os dos Juntos dan un resultado muy cercano a la ecuación (2 L 2 4 ) cuando r es chico. Podem os verlo de esta m anera: cu ando r es pequeño, ( i - r t c ) no es m uy dife rente de t, asi que podem os desarrollar el corchete de la ecuación (21,23) en serie de T aylor. Para el prim er térm ino, p{l -
r/c ) = p {t) -
+ etc.,
y h asta el mismo orden en r/c, p ( l ~ r/c ) = Pit). C uand o sum am os, se cancelan los dos térm inos en p y nos q ueda la co rriente no re tardada decir, 'p(t) - m á s térm inos del orden de ( r / c ^ o m ayo r, (por ejem plo, \ ( r / c ) ^ \ que serán muy chicos p a ra r lo suficientem ente pequeño com o p ara que p no se altere notablem ente en el tiem po r/c. A sí pues, la ecuación (21.23) da cam pos muy parecidos a los de ¡a teoría ins ta ntánea -m u c h o más que los de la teoría instantánea con retard o; los efectos de prim er orden del retardo son elim inados por el segundo térm ino. L as fórm ulas e stá ticas son m uy precisas, mucho más precisas de lo que pudieran p ensar. P o r supu es to, la com pensación sólo trab a ja p a ra puntos cercanos. P a ra p untos lejanos la corrección se hace m uy m ala porque los retardos tem porales producen un efecto m uy grande y obtenem os el im portante térm ino 1 /r de la radiación. T odavía nos q ueda ei problem a de calcular el cam po eléctrico y d em o strar que es igual a la ecuación (21.1')· P ara grandes distancias podem os ver que la respuesta va a salir m uy bien. Sabem os que lejos de las fuentes, donde tenem os una onda que se prop ag a, E es perpendicular a B (y tam bién a r), como en la figura 21-4, y
que cB ! E. A si pues, E es p roporcional a la aceleración p, com o era de esperar de la ecuación {21.1'). P ara obtener el cam po eléctrico a tod as las distancias necesitam os hallar el po tencial electrostático. C uando calculam os la integral de corriente p ara obtener el A de la ecuación (21.28), hicimos u na aproxim ación dejando de lado la ligera variación de r en los térm inos de retardo. E sto no sirve p ara el potencial electrostático, porque entonces obrendríam os 1 ¡r por la integral de la densidad de carga, lo cual es una constante. E sta aproxim ación es d em asiado burda. N ecesitam os ir h asta el siguiente orden. En vez de m etem os d irectam ente en ese cálculo de orden superior, podem os hacer o tra cosa: podem os determ inar el potencial escalar con la ecuación (21,6·) usando el potencial vectorial que ya ham os encontrado. En nuestro caso, la diver gencia de A es sim plem ente d A J d z - y a que Ay son idénticam ente nulas, deri vando en la m isma form a que para hallar B antes,
^
^
['’i' -
I 0) +
^ __ l_ _ r reoC^ L
_ zp'(^ -- r ¡ c ) \ ^ J
47
O sea, en
notación
vectorial, If n 4- <■r / r\n^,
V
■ /< = -
4Teoc2
■r /-3
U sando ia ecuación (21.6), tenem os una ecuación p ara
dt
47TÉ0
Integrar respecto a / es sim plem ente sacar un punto de cada una de las p. asi e o =
‘
.
(21 251
(La constante de integración co rresponderia a un cam po estático superpuesto que, por supuesto, p odría existir. P a ra el dipolo oscilante que hem os tom ado, no h a\ cam po estàtico.) A h ora estam os en condiciones de hallar el cam po eléctrico E con £ = _
- —
C om o los pasos son cansadores aunque no com plicados, siempre que recuerden que p ( t - r l c ) y sus derivadas tem porales dependen de x, y , z a través del retardo r/c. sólo darem os ei resultado: [ - P* - 3
p* - p i t -
+ i
{ « ( - r / c ) X r} X r j (21.2M
r / c ) + - p{t ~ r /c ).
(21,271
A unque el resultado parece bastante com plicado, es fácil de interpretar. El v e c to r p* es el m om ento dipolar retardado y luego “correg ido ” por el retard o, asi que los dos térm inos con p* dan precisam ente el cam po dipolar estàtico cuando r es pe queño. [Ver el capítulo 6, ecuación (6.14)]. C uan do r es grande, el térm ino en p d o mina y el cam po eléctrico es proporcional a la aceleración de las cargas, perpendicu lar a r y dirigido, de hecho, según ¡a proyección de p sobre un plano perpendicular El resultado concuerda con lo que habríam os obtenido em pleando la ecuación (21.1). N aturalm ente, la ecuación (21.1) es m ás general; sirve p a ra cualquier movi m iento m ientras que la ecuación (21.26) es válida únicam ente p a ra pequeños movi mientos, p a ra los cuales podem os tom ar el retardo r ¡c com o co nstante en to d a la fuente. D e todas m aneras, hemos socalzado ah o ra to d a nuestra discusioü anterior de la luz (exceptuando algunos puntos discutidos en el capítulo 36 del vol. I), puesto que to do g iraba sobre el último térm ino de la ecuación (21.26). A continuación dis cutirem os cóm o obtenem os los cam pos de cargas que se m ueven m ás rápidam ente Oocual lleva a ios efectos relativistas del capitulo 36 del vol. I).
carga en m ovim iento; la soiución general de
E n la últim a sección hicimos una sim plificación al calcular nu estra integral p a ra A considerando únicam ente velocidades bajas. P ero al hacer esto se nos escapó un pun to im portante y tam bién uno en el que es fácil equivocarse. E n consecuencia, realizarem os ah ora un cálculo de los potenciales de u n a carga m oviéndose de cual quier m anera - a ú n con una velocidad relativ ista-. U na vez que tengam os este resultado, tendrem os el electrom agnetism o com pleto de cargas eléctricas. H asta la ecuación (21.1) se puede obtener entonces tom ando derivadas. L a historia estará com pleta. A sí pues, tengan paciencia con n osotros. T ratem os de calcular el potencial escalar ^ 1 ) en el punto z·) producido por un a carga puntu al, tal com o un electrón, m oviéndose de cualquier m anera que sea. P or carg a “ pu n tu a l” entendem os una b olita de carg a m uy chica, encogida todo lo que quieran, con u n a densidad de c'arga p(x, y. z). Podem os hallar f con la ecuación (21.15); p (2,1 - r i2 /c ) , (21.28) Parecería com o si la respuesta fuese - y en p rim era instancia casi to do el m undo lo p e n sa ría - que la integral de p sobre esa carg a “p u n tu a l” es sim plem ente la carga total q, de m odo que
or r 'j 2 entendem os el radio vector desde la carga en el punto (2) h asta el pun to (I) 1 el instante retardado ( r - T ij/ c ) · E sto es incorrecto. L a respuesta c o rrecta e
donde es la com ponente de la velocidad de la carga paralela a r ' , 2 - o sea, hacia el punto (1)-. Les dem ostrarem os por qué. P ara el razonam iento será más fáci!
Fig. 21-5. (a) Una carga "puntual" -considerada como una pequeña distribución cúbica de carga- moviéndose con velocidad v hacia ei punto {1). (b) El elemento de volumen 4\/, se usa para calcular los potenciales. de seguir, prim ero harem os el cálculo p a ra u na carga “p u n tu a l” en form a de un pe queño cubo de carga moviéndose h acia el pun to (1) con velocidad v, com o m uestra la figura 2 1 -5 (a). Sea a la longitud del lado del cubo, la cual viene a ser m uchísim o menor que /"¡j, la distancia dei centro de la carga al punto (I). A hora bien, p a ra calcular la integral de la ecuación (21.28) volveremos a prin cipios básicos; la escribirem os com o la sum a (21.30) donde r, es la d istancia del punto (1) al í-ésimo elem ento de volum en A F , y p, e n la densidaci de carga en A V ¡ en el in stante l i ~ t - r ¡ ¡ c . C om o r , · » a siempre será conveniente tom ar nuestros A V¡ en form a de rebanadas rectangulares delgadas per pendiculares a r , 2, com o m uestra la figura 21-5(b). Supongan que em pezam os lo m ando los elem entos de volum en AV¡ de c ierto es pesor w m ucho m enor que a. Los elem entos individuales se p resentarán com o m ues tra la figura 2I-6(a), donde hemos introducido m ás que suficientes p a ra cubrir la carga. Pero no hem os m ostrado ia carga, y po r una buena razón. ¿D ónde debem os d ibujarla? P ara cada elem ento de volum en AV ¡ tenem os que tom ar p en elín stan te ti = t = r¡!c, pero com o la carg a se e stá moviendo, ¡está en un lugar diferente para cada elemento de volumen A V¡\ Digam os que em pezam os con el elem ento de volumen m arcado “ 1” en la figura 21-6(a), elegido de m anera que en el in stante íj = ( t - r ^ h ) el borde “de a trá s ” de la carga ocupa AV^, com o m uestra la figura 21-6(b). A l calcular luego p¿ á V i , tene mos que usar la posición de la carga en el instante ligeram entepoííeW orí, = ( t - r ^ l c ) , cuando la carga esté en ¡a posición m ostrada en la figura 21-6(c). Y asi sucesiva mente p ara AV·,, AV^, etc. A hora podem os calcular la sum a. Com o el espesor de cada A es w, su volumen es wa'^. E ntonces cada elemento de volum en que traslap a la distribución de carga contiene la cantidad de carga wa'^p, donde p es la densidad de c arg a dentro del cubo -q u e suponem os un iform e-. C u ando la distancia de la carga al punto (I) es grande, com eterem os un erro r despreciable haciendo tod as las r¡ de los denom inadores iguales a algún valor medio, ; la posición retardada r' del centro de la carga. Luego, la sum a (21.30)
A hora bien, pa^es precisam ente la carga total ai q yy N 1 w es la longitud b m ostrad a e ía parte (e) de !a figura. T enernos entonces
© ■ ¿Qué es 6? Es la longitud deí cubo de carga aum entada en la d istancia que se m ovió la carga entre /, = ( t ~ r j c ) y t/^ = ( t - r ^ í c ) -q u e es la d istancia que la carga se mueve en el tiempo A/ -
/at -
= ( n - r ^ ) / c = b /c.
C om o la velocidad de la carg a es v, ia distancia que se m ovió es v á T ~ vb/c. Pero la longitud b es ia d istancia {
l- ( v /c j· N aturalm ente que p o r v entendem os la velocidad en el instante retardado i' = ( t - r '¡ c ) , lo cual podem os indicar escribiendo [1 - v /c ]re t,y ecuación (21.31) p a ra e¡ p oten cial se convierte en “ Í W ' I I - (•'/cUet' E ste resultado c oncuerda con n uestro aserto, ecuación (21.29). H ay un térm ino de corrección que aparece porque ¡a carga se está m oviendo a m edida que nu estra in tegral “ b arre la c arg a ” . C u ando la c arg a se está m oviendo h acia el pun to (1), la contribución a la integral aum enta en e! factor b !a. En consecuencia, >la integral co rrecta es q /r ' m ultiplicada por b /a , que es 1 / [ l - v / c \ ^ ^ . Si la velocidad de la carg a no e stá dirigida hacia el punto de observación (1), pueden ver que io que im p orta es ía componente de su velocidad hacia el punto (1). L lam ando a esta com ponente de la velocidad, el facto r de corrección es l/[ l- v ^ /c J r e ¡. A dem ás, el análisis que hem os hecho se realiza exactam ente de la misma m anera p ara u na distribución de carga de cualquier form a - n o tiene p o r qué ser un c u b o -. Finataieníe, como el “ta m a ñ o ” a de la carga no en tra en nuestro resul tado final, vale el mismo resultado cu an do hacem os que la carga se encoja hasta cualquier tam año - a ú n h a sta un p u n to -. El resultado general es que el potenciaJ escalar de una carga puntu al m oviéndose a cuaJquier velocidad es
“ 4«„r'[l -
(»,/cir.;·
E sta ecuación se escribe a menudo en la form a equivalente
donde r es el vector desde la carga h a sta el punto (1) donde s valores de todas las cantidades dentro del corchete se tom an í t'= t -r '/ c . O curre lo mismo cu ando calculam os A p ara una carga puntual usando la ecua ción (21.16). L a densidad de corriente es pv y la integral sobre p CvS la m ism a que encontram os ¡p. El potencial vectorial es
4^€oc2[r - (v»-/c)l„„
^
^
Liénard y W iechert fueron los prim eros en deducir los potenciales de una carga puntual en esta form a; se los llam a pote nciales de Liénard-W iechert. Pa ra cerrar el anillo de vuelta h asta la ecuación (21.1) sólo es necesario calcular E y B a partir de estos potenciales (u sando B = v x A y E = - S 7 f - d A /8 í ) . A h o -
aritm ética pura. Sin em bargo, la aritm ética es bastante com plicada, asi que no e cribirem os los detalles. Q uizás nos crean b ajo palabra que la ecuación (21.1) * equivalente a los potenciales de L iénard-W iechert que hem os deducido*.
i carg a m oviéndose a velocidad c o nstan te; la fórm ula A continuación nos gustaría usar los potenciales de L iénard-W iechert en un caso espacial: hallar los cam pos de una carga moviéndose con velocidad uniforme en línea recta. M ás tarde lo harem os de nuevo empleando el principio de relatividad. Ya sabem os cuáles son los potenciales cuando nos colocam os en el sistem a en repo so de la carga. Cuando la carga se está m oviendo, podem os calcular todo por medio de una transform ación relativista de un sistem a a otro. Pero la relatividad tuvo su origen en ia teoría de ia electricidad y el m agnetism o. Las fórm ulas de ¡a tran sfo r mación de L orentz (capitulo 15, vol. I) fueron descubrim ientos que L orentz hizo cuando estaba estudiando las ecuaciones de la electricidad y el magnetism o. Para que puedan d arse cuenta cóm o surgieron quisiéram os dem ostrarles que las ecuacio nes de Maxwell conducen realm ente a la transform ación de L orentz. Com encem os calculando los potenciales de u na carga que se mueve con velocidad uniform e, d irec tam ente de la electrodinám ica de las ecuaciones de Maxwell. H em os dem ostrado que las ecuaciones de Maxwell conducen a los potenciales de u n a carga en movim iento que hem os obtenido en la úitim.a sección. Así pues, cuando utilizam os estos poten ciales, estam os utilizando la teoría de Maxwell.
Supongan que tenem os una carga moviéndose según el eje x con velocidad v. Los potenciales estarán en el punto Pfx, y, zj, como m uestra la figura 21-7. Si / = O es el m om ento * Si tienen un montón de papel y tiempo pueden intentar hacerlo por si mismos. En e caso, nos gustaría agregar dos sugerencias: primera, no olvidar que las derivadas de r' S' complicadas, ya que se trata de una función de í'. Segunda, no tratar de deducir (21.1) si. llevar a cabo todas las derivaciones que contiene y luego comparar lo que obtengan con el obtenido de los potenciales (21.33) y (2L34).
en que la carga está en el origen, en ei in stante t la carga está tn x = vt, y = z ~ { Sin em bargo, lo que necesitam os saber es su posición en ei instante retardado
donde r' es la distancia desde la carga a! pun to en el ínstame retardado. En el i tante anterior [' la carga estaba en x — ve', asi que /·' = V ( x -
v t'Y + y·^ +
(21.36)
P a ra hallar r' o t' tenem os que com binar esta ecuación con la ecuación (21.35). Pri m ero elim inam os r' despejándola de la ecuación (21.35) y sustituyéndola en la ecuación (21.36). Luego, elevando arabos miem bros al cu adrado , obtenem os c \ t ~ /')" = (x -
(i)^ -
-
v t ' ? -f y " + 2 ^,
C^í)í' 4-
+ 2^ -
(c/)^ = 0.
D espejando i \
i'-Si Para obtener r ' tenem os que sustituir esla expresión de t', e / = c(i -
n
4 tt€q r' -
( v r '/c )
L a com ponente de v en la dirección de r ' es v x ( x - v t ) / r ' , así que v · r ' es sim ple m ente V X ( x - v i ' ) y el denom inador com pleto es
C(l -
<0 -
í (;c -
B,') =
-
^1 -
/ '] .
Sustituyendo (1 ~v ^ /c^ )t' por su expresión (21.37), obtenem os p a ra í/> H x .y .z .i) ■
Esta ecuación es más comprensible si la volvemos a escribir en la forma
El potencial vectorial A es la m ism a expresión con un factor adicional v/c^:
En la ecuación (21.39) pueden ver claram ente el com ienzo de la transform ación de L orentz. Si la carga estuviera en el origen de su propio sistem a en reposo, su potencial seria
E sta es justam ente la transform ación de L orentz y lo que hem os logrado es esen cialm ente la m anera en que L orentz la descubrió. Pero, ¿y el factor adicional 1 / i / Í - v V c ^ que aparece delante de la ecuación (21.39)? A dem ás, ¿cóm o aparece el potencial vectorial A si es cero p ara tod o punto en el sistem a en reposo de ía p artícula? D entro de poco d em ostrarem os que A y ^ ju nios constituyen un cuadrivector c o m o el m om entum p y el to tal de la energía U de la partícula. El extra 1 /^ /l en la ecuación (21.39) es el mismo factor que entra siem pre que se tran sfo rm an los com ponentes de un cu ad rivector -e x a c ta mente com o la densidad de carga p se tran sfo rm a e n E n realidad, está casi a la vista en las ecuaciones (21.4) y (21.5) donde A y (p son com ponentes de un cuadrivector, pues com o ya lo m ostram os en el capítulo 13, j y p son com ponentes de un cuadrivector. iVlás adelante d arem os énfasis sobre la relatividad de la electrodinám ica. A qui sólo nos interesa m o strar cóm o ¡as ecuaciones de Maxweii condujeron a ¡a trans form ación de L orentz tan naturalm ente. N o les so rprenderá, pues, h allar que las leyes de la electricidad y el magnetism o son ya co rrectas en la relatividad de Eínstein. N o tendrem os que “com po nerlas” com o tuvim os que hacerio con las leyes de la mecánica de N ew ton.
22 C irc u ito s de
CA
22-1
Impedancias
22-5
Energía
22-2
Generadores
22-6
Red en escalera
22-3
Redes de elementos ideales; reglas de Kirchhoff ° Circuitos equivalentes
22-4
22-7 22-S
Filtros ^ , . . · Otros elementos de circuito
Referencias: C apitulo 22, vol. I, Alg ebra C apitulo 23, voi. I, R esonancia C apítulo 25, vol. I, Sistem a s lineales y repaso
22-1
Impedancias
L a m ayor p a rte de nu estro trab a jo en este curso h a estado encam inada a o bte ner las ecuaciones de Maxwell com pletas. En los dos últimos capítulos hem os estado estudiando las consecuencias de estas ecuaciones. H em os n o tad o que las ecuaciones contienen tod os los fenóm enos estáticos estudiados anteriorm ente, así como tam bién los fenóm enos de las ondas electrom agnéticas y de la luz que habíam os tratad o con ciertos detalles en el voium en L L as ecuaciones de Maxwell d an am bos fenóm enos, según que se calcule los cam pos cerca de las corrientes y de las cargas o m uy lejos de ellas. N o hay m ucho de interés que decir sobre la región interm edia; en eÜa no ap arecen fenóm enos t Q uedan, sin em bargo, varios tem as de electrom agnetism o que debem os tratar. Q uerem os discutir la cuestión de la relatividad y ias ecuaciones de M axweii: qué ocurre cuando exam inam os las ecuaciones de Maxwell respecto a sistem as de co o r d enadas en m ovim iento. Tam bién está ia cuestión de la conservación de !a energía en sistem as electrom agnéticos. Luego está el vasto tem a de las propiedades electro magnéticas de los m ateriales; h a sta a ho ra, exceptuando el estudio de las propiedades de los dieléctricos, sólo hem os co nsiderado los cam pos electrom agnéticos en el espa cio libre. Y aunque hem os cubierto el tem a de la luz con ciertos detalles en el volumen I, quedan aún algunas cuestiones que hacer desde el punto de vista de las ecuaciones de cam po.
E n p articular, querem os tra ta r de nuevo el tem a del índice de refracción, espe cialm ente en m ateriales densos. Finalm ente, están los fenóm enos asociados con ondas confinadas en una región lim itad.> del espacio. T ocam os brevem ente este tipo de problem as al estudiar las ondas de sonido. L as ecuaciones de Maxwell tam bién conducen a soluciones que representan ondas confinadas de los cam pos eléctrico y m agnético. T ratarem os este tem a, que tiene aplicaciones técnicas im portantes, en uno de los capítulos que siguen. P a ra llegar a ese tem a, com enzarem os considerando las propiedades de los circuitos eléctricos a frecuencias b ajas. Estarem os, asi, en condiciones de h acer una com paración entre las situaciones donde sirven las a p ro xim aciones casi estáticas de las ecuaciones de MaxweU y las situaciones donde dom inan los efectos de alta frecuencia. Así pues, descendam os de las alturas grandiosas y esotéricas de los últimos capí tulos y dediquém onos al tem a de nivel relativam ente bajo de los circuitos eléctricos. V erem os, sin em bargo, q ue h asta ese tem a m undano puede co ntener grandes com pli caciones cuando se lo exam ina detalladam ente. Ya hemos estudiado algunas propiedades de los circuitos eléctricos en los cap í tulos 23 y 25 del vol. L A hora cubrirem os de nuevo el m ism o m aterial pero con m ayores detalles. D e nuevo vam os a o cup am o s ím icam ente de sistem as lineales y de voltajes y corrientes que varían senoidalm ente; luego podem os r e p re ^ n ta r todos los voltajes y corrientes mediante núm eros com plejos, em pleando la notación exponen cial descrita en el capitulo 22 del vol. L Por lo lan to , escribirem os un voltaje V(t) que varía en el üempo. V{t) = P'e“ ',
(22. i)
donde V representa un núm ero com plejo independiente de t. Se sobreentiende, p o r supuesto, que el verdadero voltaje V(t) que varia en el tiem po está dado p or la parte real de la función com pleja del segundo miembro de la ecuación. A nálogam ente, lom arem os todas las otras cantidades que varían en el tiem po com o variando, sénoidalm ente con la m ism a frecuencia. Escribim os, pues. (corriente) S « I £
(fem) ¿
(22.2)
(cam po eléctrico)
y así sucesivam ente. L a m ayor parte del tiem po escribirem os nuestras ecuaciones en térm inos de V, I, e ,... (en vez de V, /, é recordando, no obstante, que ias variaciones tem porales son com o indica la ecuación (22.2). E n nuestro estudio anterior de circuitos, supusim os que cosas lales com o inductancias, capacitancias y resistencias les eran fam iliares. A h ora exam inarem os más delaU adamente lo que se entiende po r estos elem entos de circuito idealizados. C o m enzam os con la inductancia. U na inductancia se hace enroUando m uchas vueltas de alam bre en form a de b obina y Uevando los dos extrem os a term inales que están a cierta distancia de la bobina, com o m uestra la figura 22-1. Suponem os que el cam po magnético producido por las corrientes
Fig. 22-1.
Una inductancia
' de la b obina no se extiende intensam ente p o r todo el espacio exterior, in teractuando con o tras partes del circuito. P o r lo general, se consigue esto haciendo la bobina en form a de ro sca, o confinando el cam po m agnético enrollando la b obina sobre un núcleo a propiado de hierro, o colocando la bobina en una c aja m etálica aprop iad a, com o se indica esquem áticam ente en la figura 22-1. En todo c aso, suponem os que hay u n cam po m agnético despreciable en la región externa cerca de los term inaJes a y b. T am bién vam os a suponer que podem os despreciar la resistencia eléctrica del alam bre de la b obina. Finalm ente, supondrem os que podem os d espreciar la cantidad de c arga eléctrica que aparece en la superficie de un alam bre al establecer los cam pos eléctricos. Con todas estas aproxim aciones tenem os lo que llam arem os una inductancia “ideal”. (Volverem os sobre el asunto m ás ta rd e y estudiarem os lo que ocurre en u n a inductancia real.) P a ra una inductancia ideal decim os que el voltaje entre los term inales es igual a L ( d l/ d t). V eam os p or q ué es asi. C ua nd o b a y nna rnrripn tei p Q iJa inductancia. se establece dentro d^laJ3DJDÍnajm_campj2JixagaéIica-pr£ípQr.cion a l-a la corriente. Si, la co m en te _varia.en_ el. tiem po^-el. campo-magnético,_iarabi.én varia. En general, _.el j p t g r de E es J g u ^ a /tí/; o dicho de o tra m anera, la in te g ra l.d e jín e a _de, E ,a .todo lo largo de cualquier cam ino cerrad o es igual a me nos la.-deriyada respecto al, tiemp.o del.n.uja.de_B a.trav.és.del la io . Supongan ah o ra que consideram os el siguiente cam in o; empiecen en el term inal a y reco rran la bobina (perm aneciendo siempre dentro del alam bre) h asta el term inal luego vuelvan del term inal b al term inal a p or el aire en el espacio exterior a la inductancia. L a integral de linea de E a lo largo de este cam ino cerrado se puede escribir com o la sum a de dos partes: jE -d s =
j'’
B -d s +
1“
E-cfe.
(22.3)
C om o hem os visto antes, no puede h a b er cam pos eléctricos d entro de un c onductor perfecto. (Los cam pos m ás pequeños p roducirían corrientes infm itas.) En consecuen cia, la integral de a a 6 p o r la bobina es cero. T oda la contribución a la integral de linea de E proviene del cam ino exterior a la in ductancia desde el term inal b h a sta el term inal a. Com o hem os supuesto que no hay cam pos m agnéticos en el espacio exterior a la “c a ja ”, esta
parte de la integral es independiente del cam ino elegido y podem os definir el p o te n cial d e los íerm inales. L a diferencia de estos dos potenciales es lo que llam am os diferencia de potencial, o sim plem ente voltaje V, así que tenem os E -d s = - é
E -ds.
L a integral de línea com pleta es lovQue antes hem os llam ado fuerza electrom otriz £ , y es, por supuesto, igual a la derivada respecto aJ tiempo del flujo m agnético en la bobina. H em os visto antes que esta fem es igual a menos ía derivada de Ía co rriente respecto al tiem po, asi que tenem os - 6 ^ 4
;.
donde L es la in ductancia de la bobina. C om o d i ¡di = iojl, tenem os V
= icúLJ.
(22.4)
L a m anera en que hem os descrito ¡a inductancia ideal ilustra el enfoque general de o tros elem entos de circuito ideales -n orm alm ente llam ados elem entos “concen tra d o s” - . Se describen com pletam ente las propiedades del elem ento en térm inos de corrientes y voltajes q ue aparecen en los term inaJes. H aciendo aproxim aciones a p ro piadas es posible ig no rar las grandes com plejidades de los cam pos que aparecen d entro del objeto. Se hace una separación entre lo que ocurre dentro y lo que ocurre fuera. Pa ra todos los elem entos de circuito en contrarem os una relación com o la de la ecuación (22.4), en la cual el voltaje es proporcional a la corriente con una constante de proporcionalidad que, en general, es un nùm ero com plejo. E ste coefi ciente de proporcionalidad com plejo se Uama impedancia y, po r lo com ún, se lo designa con z (no confundir con la coorden ad a z). E n general, es función de la fre cuencia w . A sí pues, p a ra cualquier elem ento concen trad o escribim os V
P
Pa ra una inductancia, tenem os z(inductancia) ~ z¡_ — íojL .
(22.6)
E xam inem os aho ra un cap acitor desde el mismo pun to de vista* (NT). U n capaci to r consiste en un p a r de placas con du ctoras desde las cuales se lleva dos alam bres h asta term inales aprop iad os. L as p lacas pueden ser de cualquier form a y a m enudo están separadas. * Hay gente que dice que deberíamos llamar a los objetos por los nombres de “inductor” y “capacitor” y llamar “inductancia” y “capacitancia” a sus propiedades (por analogía con “resistor” y “resistencia”). Preferimos usar las palabras que oirán en el laboratorio. La mayoría de la gente todavia dice “inductancia” al referirse tanto a la bobina física como a su inductancia L. Parece que la palabra “capacitor” se ha popularizado -aunque todavia oirán “ condensador” muy a menudo— y la mayoría de la gente todavia prefiere el sonido de “capacidad” al de “capacitancia”. N. del T.: Con respecto a la nota anterior y la terminología, ver N. del T. en página 6-12.
por algún m aterial dieléctrico. Ilustram os esquem áticam ente esta situación en la figura 22-2. H acem os nuevam ente aproxim aciones sim plifícativas. Suponem os que las p lacas y los alam bres son co nductores perfectos. Suponem os tam bién q ue la aislación entre las placas es perfecta, de m odo que ninguna carga puede fluir a tra vés de la aislación de u na placa a la o tra. Luego suponem os que los dos con ductores están cerca uno de otro pero lejos de cualquier otro cond ucto r, de m odo que las lineas de cam po que dejan una placa a caban en la otra. D e este m odo, siem pre hay cargas iguales y opuestas en ias dos p iacas y esas cargas q ue están en las placas son m ucho m ayores que las c arg as que hay en los alam bres de entrad a. Finalm ente, suponem os que no hay cam pos m agnéticos cerca dei capacitor. Supongan ah o ra que consideram os la integral de línea de E a lo largo de un lazo c errado que em pezam os en el term inal a, sigue po r dentro del alam bre h asta la placa superior del c apacito r, salta por el espacio entre las p iacas, p a sa de la p laca inferior al term inal b po r el alam bre y vuelve al term inal a po r el espacio externo al capacito r. C om o no hay ^ m g q m agnético, la in te g ré d e jín e a d e .E a lo largo de este cam ino cerrado_es_cgxo. Se puede_separar.la integral,en tres partes: j,E_-_ds,= I placas
j
E-ds + p E ·
(22.7)
alambres
L a integral a lo largo de los alam bres es cero porque no hay cam pos eléctricos den tro de conductores perfectos. L a integral de ¿ a a po r fuera dei cap acitor es igual a menos la diferencia de p otencial entre los term inales. C om o hem os im aginado que las dos placas están aisladas del resto del universo, la carga total sobre las dos p lacas tiene que ser cero; si hay una c arga Q en la placa superior, hay un a carga igual y o p u e s t a - g en la p laca inferior. H em os visto antes que si dos conductores tienen cargas iguales y opuestas, m ás y menos Q, la diferencia de potencial entre las piacas es igual a Q /C , donde C se llam a capacidad de los dos conductores. Según la ecuación (22.7) la diferencia de potencial entre los term inales
a y b CS igual a la diferencia de Jsotencial entre las placas. T enem os, en consecuencia,
La corriente eléctrica / que entra al capacitor p o r el term inal a (y fo deja p o r el ter minal b) es igual a d Q /d t, la derivada respecto al tiem po de la carga eléctrica que hay sobre las placas. Escribiendo io jV en vez de d V id í, podem os p o n e rla relación voltaje-corriente de un capacitor en la siguiente form a: ia V = í ,
L a im pedancia z del capacitor es entonces z(capacitor) =.
Fig. 22-3.
Un resistor.
El tercer elem ento que querem os considerar es un resistor. Sin em bargo, como to davia no hem os estudiado las propiedades eléctricas de los m ateriales reales, aún no estam os en condiciones de h a blar de lo q ue ocurre dentro de un co nd ucto r real. Simplemente, tendrem os que a ceptar com o un hecho que los cam pos eléctricos pue den existir dentro de los m ateriales reales, que estos cam pos eléctricos originan un flujo de carga eléctrica -e s decir, u na c o rrie n te- y que esta corriente es pro po r cional a la integral del cam po eléctrico desde un extrem o al o tro dei conductor. P odem os im aginar entonces un resistor ideal construido com o en el d iagram a de la ñ gura 22-3. D os alam bres que suponem os con ductores perfectos v an desde los ter m inales a y h h a sta los dos extrem os de una b a rra de m aterial resistivo. Siguiendo nuestro razonam iento habitual, la diferencia de potencial entre ios term inales a y h es igual a la integral de linea del cam po eléctrico externo, la cual tam bién es igual a la integral de linea del
cam po eléctrico a lo iargo de ia b arra de m ateriai resistivo. Se deduce entonces que la corriente I por el resistor es proporcional al voltaje V en los term inales;
donde R se llam a resistencia. Verem os m ás adelante que la relación entre la corriente y él voltaje en los m ateriales conductores reales es sólo aproxim adam ente lineal. V erem os tam bién que esta p ro porcionalidad a proxim ada es de esp erar que sea inde pendiente de la frecuencia de variación de la corriente y del voltaje únicam ente si la frecuencia no es dem asiado alta. I.uego, p a ra corrientes alternas, el voltaje en un re sistor está en fase con la corriente, lo cual significa que la im pedancia es un núm ero real. z(resistencia) =
= J?.
(22.10)
N uestros resultados p a ra los tres elem entos de circuito co ncentrados --el induc to r, eí capacitor y el re sisto r- están resum idos en la figura 22-4. E n e sta figura, como en las anteriores, hem os indicado el voltaje con u na flecha dirigida de un ter minal al otro. Si el voltaje es “ positivo” - e s decir, si el term inal a está a un potencial m ás alto que ei b~ la flecha indica eí sentido de u na “caída de poten cial” positiva.
el caso cuencia co tendiendo a cero. P a ra frecuencia cero - e s decir, p ara C C - la im pedancia de un inductor tiende a cero; se convierte en un cortocircuito. P ara C C , la impe dancia de un c ondensador va a infmito; se convierte en un circuito abierto. C om o la im pedancia de un resistor es independiente de la frecuencia, es el único elem ento que queda cuando analizam os un circuito con CC . E n los elem entos de circuito que hem os d escrito h asta ah ora, la corriente y el vohaje son proporcionales entre si. Si uno es cero tam bién lo es el otro. P o r lo ge neral, pensam os en térm inos com o éstos: un voltaje aplicado es “respo nsab le” de la corriente, o una corriente “o rigina” un voltaje en los term inales; en cierto sentido, los elem entos “ responden” , pues, a las condiciones externas “aplicad as” . P or esta razón, estos elem entos de circuitos se llam an
; pasivos. Por consiguiente se los puede oponer a los elementos activos, tales como los generadores que consideraremos en la próxima sección, que son las fuentes de las corrientes y voltajes oscilantes en un circuito.
22-2
Generadores
Trataremos ahora acerca de un elemento de circuito activo -u n elemento que es una fuente de las corrientes y voltajes en un circuito- a saber, un generador. Supongan que tenemos una bobina parecida a una inductancia excepto que tiene muy pocas vueltas, de modo que podemos despreciar el campo magnético de su propia corriente. N o obstante, esta bobina está en un campo magnético variable, tal como el que produciría un imán rotando, como se ha esquematizado en la fi gura 22-5. (Hem os visto antes que también se puede producir ese campo magnético rotante por medio de un conjunto apropiado de bobinas con corrientes alternas.) D e nuevo tenemos que hacer varias hipótesis simplifícativas. Las hipótesis que haremos son todas las que hicimos en el caso de la inductancia. En particular, su pondremos que el campo magnético variable está limitado a una región determinada en la vecindad de la bobina y no aparece fuera'del generador en el espacio entre los terminales.
Siguiendo paso a paso el análisis que hicimos para la inductancia, consideremos ai integral de línea de E a Jo largo de un lazo completo que empieza en el terminal a, va por la bobina hasta el terminal b y vuelve a su punto de partida por el espacio entre los dos terminales. Concluimos de nuevo que la diferencia de poten cia) entre los terminales es igual a la integral total de linea de E a lo largo de lazo:
Simbolo para un generador
E sta integral de línea es igual a la fem del circuito, asi que la diferencia de p o tencial V en los term inales del generador tam bién es igual a la derivada respecto al tiem po del flujo m agnético enlazado p or la bobina: F = - e
= ^ (flu jo )
'
(22.11)
Para un generador ideal suponem os que ei flujo m agnético que enlaza la bobina está determ inado p o r las condiciones externas - ta i com o la velocidad angular de un cam po m agnético ro ta n te - y no está influido de ninguna m anera por las corrientes del generador. P o r lo tan to , un generador -p o r lo m enos el generador ideal que es tam os co n sid era n d o - no es una im pedancia. L a diferencia de p^t--"iicial en sus term inales está d eterm inada por la fuerza electrom otriz arbitraria e (t) d ada. Un generador ideal com o éste está representado p or ios sím bolos m ostrados en la fi gura 22-6. L a flechita rep resenta el sentido de la fem cu ando es positiva. U na fem positiva en el generador de la figura 22-6 p ro d u cirá un voltaje V = z , con el term i nal <3 a potenciai m ás alto que el term inal b. H ay o tra m anera de hacer un generador que es com pletam ente diferente por d entro pero que es indistinguible del que acabam os de describir en lo que respecta a lo que o curre m ás allá de sus term inales. Supongan que tenem os una bobina de alam bre y la rotam o s en un cam po m agnético jijo, com o indica la figura 22-7. M os tram os un im án de b a rra p a ra in dicar la presencia de un cam po m agnético; por su puesto que se lo p odría reem plazar por cualquier o tra fuente de cam po m agnètico estático, tal com o u na bobina adicional Fig. 22-7
con una corriente estacionaria. Com o m uestra la figura, las conexiones de la bobina rotante aJ m undo externo están hechas por medio de contacto s corredizos o “a n i llos deslizantes” . D e nuevo estam os interesados en la diferencia de potencial que aparece en los dos terminaJes a y b, que, por supuesto, es la integral del cam po eléctrico desde el term inal a al term inal 6 a lo largo de un cam ino fuera del ge nerador. A hora bien, en el sistem a de la figura 22-7 no hay cam pos magnéticos variables, asi que a prim era vista podríam os p reguntam os cóm o es que puede ap arecer un voltaje en los term inales del generador. En efecto, no hay cam pos eléctricos en nin guna p arte dentro del generador. C om o de costum bre, suponem os p ara nu estros ele mentos ideales que los alam bres internos están hechos de m aterial perfectam ente conductor, y com o hem os dicho m uchas veces, el cam po eléctrico dentro de un con d uctor perfecto es cero. Pero no es cierto; no es cierto cuando un c onductor se está moviendo en un cam po m agnético. El enunciado correcto es q ue la fu e r z a total sobre cualquier c arg a dentro de un c onductor perfecto tiene que ser cero. D e otra m anera, habria un ñujo infinito de cargas libres. A sí pues, lo que siempre es cierto es que la sum a del cam po eléctrico E y el p roducto vectoriai de la velocidad del c onductor por el ca m p o magnético B -q u e es la fuerza tola! sob re u na unidad de c a rg a - tiene que valer cero d entro del co nductor; F = E - \ - v X B
= 0 (en un co nd ucto r perfecto)
(22.12)
donde v representa la velocidad del conductor. N uestro enunciado anterior de que no hay cam po eléctrico dentro de un con du ctor perfecto está m uy bien si ía veloci dad V del c onductor es cero; en caso contrario, el enunciado correcto es el dad o por la ecuación (22.12). Volviendo a nuestro generador de la figura 22-7, vemos ah o ra que la integral de línea del cam po eléctrico E desde el term inal a h asta el term inal b por el cam ino c onductor del g enerador debe ser igual a la integral de línea de v x B sobre el mis mo camino,
N o obstante, sigue siendo vàlido que la integral de línea de E a lo largo de un iazo com pleto, incluyendo el retom o desde b h asta a por fuera dei g enerador, tiene que ser cero, porque no hay cam pos magnéticos variables. A sí pues, la p rim era in tegral de la ecuación (22.13) tam bién es igual a V, el voltaje entre los dos term inales. R esulta que la integral del segundo m iem bro de la ecuación (22.13) es ju stam en te la derivada respecto a! tiem po del ñujo enlazado por la bobina y, en consecuencia, es igual -p o r regla del fiu jo - a la fem de la bobina. Así pues, tenem os de nuevo que la diferencia de potenciai entre ios term ínales es igual a ia fuerza electrom otriz en ei circuito, lo cual con cuerda con la ecuación (22.11). A si pues, sea que tengam os un generador en el que un cam po magnético v aria cerca de u na bobina fija, o uno en el que una bobina se mueve en un cam po m agnético fijo, las propiedades externas de am bos generadores son las mismas. H ay un voltaje V en los term inales, el cual es independiente de la corriente del circuito, dependiendo únicam ente de las condicion ;s asignadas arbitrariam ente dentro del generador. / a que estam os tratan do de com prender el funcionam iento de los generadores desde el punto de vista de las ecuaciones de Maxweil, tam bién podríam os considerar u na celda química.
V ////7 /////Á
Fig. 22-8. Celda química.
tal com o u na p ü a d e linterna. T am bién es un generador, es decir, una fuente de v olta je, aunque, por supuesto, sólo ap arecerá en circuitos de C C . El tipo de celda m ás simple de entender es el que m uestra la figura 22-8. Im aginem os dos placas m etá licas sum ergidas en u na solución quím ica. Suponem os que la solución contiene posi tivos y negativos. Suponem os tam bién que el ion de u na cíase, negativo digam os, es m ucho m ás pesado que ei de polaridad opuesta, de m odo que su m ovim iento p o r la solución debido al proceso de difusión es m ucho m ás lento. Suponem os luego que por un medio u o tro se h a hecho que la concentración de la solución varíe de u na p arte a o tra del líquido, de m odo que el núm ero de iones de am bas polaridades cer ca de la p laca inferior, es m ucho m ayor que la concentración de iones cerca de la p laca superior. D ebido a su gran m ovilidad, los iones positivos se m overán fá cilm ente hacia la región de concentración m enor, de modo que ha b rá un pequeño exceso de carga positiva que llega a la placa superior. La p laca superior se carg ará positivam ente y la inferior tendrá una carga resultante negativa. A m edida que más y más cargas se difunden h acia la placa de e sta p laca aum enta h a sta q ue el cam po eléctrico resultante du zca fuerzas sobre los iones que com pensen exactam ente su de m odo que las dos placas de la celda alcanzan rápidam ente tencial que es característica de la con strucción interna.
superior, el potencial entre las placas pro exceso de m ovilidad, una diferencia de p o
Razonan do tal com o lo hicim os con el capacitor ideal, vem os que la diferencia de potencial entre los term inales a y ¿ es igual a la integral de línea del cam po eléctrico entre las dos placas c u ando ya no hay ninguna difusión resultante de iones. H ay, p o r supuesto, una diferencia en tre un capacito r y una celda quím ica. Si pone mos en co rtocircuito los term inales de un c ondensador por un m om ento, el capacito r se descarga y deja de haber una diferencia de potencial en los term inales. En el caso de u na celda quím ica se puede extraer continuam ente una corriente de los term ina les sin ninguna variación de la fem - ^ o r supuesto, h a sta que las sustancias quím icas que h ay dentro de la celda se g a sten -. E n u na celda real se encuen tra que la diferen cia de potencial entre los term inales dism inuye a m edida que aum enta la corriente que se extrae de la celda. Sin em bargo, p a ra ser consecuentes con las abstracciones que hem os estado haciendo, podem os im aginar una ceida ideal en la cual el voltaje en los term inales sea independiente de la corriente. U na celda real se puede conside rar entonces com o una celda ideal en serie con un resistor.
22-3
Redes de elem entos ideales; reglas de K irchhoff
Tal como hem os visto en la sección anterior, la descripción de un elem ento ideal de circuito en térm inos de lo que o curre fuera del elem ento es m uy sim ple. La corriente y el voltaje están relacionados Imealmente. Pero lo que ocurre realm ente dentro del elem ento es muy com plicado y es m uy difícil d a r una descripción precisa en térm inos de las ecuaciones de MaxweU. Im aginen que tratam os de d a r u na des cripción precisa de los cam pos eléctrico y magnético dentro de una radio que c on tiene cientos de resistores, capacitores e inductores. Sería una tarea im posible anali zar una cosa com o ésa em pleando Jas ecuaciones de M axwell. P ero haciendo m uchas de las aproxim aciones que hem os descrito en la sección 22-2 y resum iendo los rasgos' esenciales de los elem entos de circuito reales en térm inos de idealizacio nes, es posible analizar un circuito eléctrico de un a m anera relativam ente simple, M ostrarem os aho ra cóm o hacerlo. Supongan que tenem os un circuito com puesto de un generador y varias impe dancias in terconectadas, com o m uestra la figura 22-9. Conform e a n uestras a p ro ximaciones no hay cam po magnético en la región externa a cad a uno de los elem en tos de circuito. E n consecuencia, la integral de línea de E a lo largo de cualquier curva que no atraviesa ningún elem ento es cero. C onsideren entonces la curva f in dicada con ia línea de trazo s que d a vuelta a todo el circuito de ia figura 22-9. La integral de línea de E a lo largo de esta curva está com p uesta de varias partes. C ad a parte es la integral de linea desde un term inal al o tro de un elemento de circuito. Hemos Uamado voltaje en ei elem ento de circuito
V|
Z|
/ /
V jf , ' \
Fig. 22-9. La suma de las caídas de po tencial a 10 largo de cualquier camino cerrado es cero.
. esta integral de linea. L a integrai de linea com pleta es, entonces, la su m a de las aídas de potenciaJ en tod os los elem entos del circuito :
Com o la integral de línea es cero, tenem os que 1: cial a lo largo de un lazo com pleto de un circuito t
a de las diferencias de poten-
(22.14) cualqiúei \i E ste resultado se deduce de u na de las ecuaciones de M axwell; que en u n a región donde no hay cam pos m agnéticos ia integral de línea de E a lo largo de cualquier lazo com pleto es cero. Supongan que consideram os ah o ra un circuito com o el que m u estra la figura 22-10. La línea ho rizontal que une los term inaJes a, b, c y d significa q ue todo s estos term inales están conectado s, o q ue e stán unidos por alam bres de resistencia despreciabJe. D e todos m odos, eJ dibujo significa que los term inales a, b, c y d e stán al m ism o potenciaJ y, análogam ente, que ios term inaJes e, f g y h, tam bién están a un potenciaJ com ún. E ntonces eJ voltaje V en c ad a uno de los cuatro elem entos es el mismo. A ho ra bien, una de nuestras idealizaciones ha sido que en los term inaJes de Jas im pedancias se acum uJan cargas eléctricas despreciables. A h ora suponem os adem ás que tam bién se puede despreciar cualquier carga eléctrica que h a y a sobre los alam bres que unen los term inales. L uego, la conservación de la carga exige que cualquier c arg a que deje uno de los elem entos de circuito entre inm ediatam ente en aigún o tro elem ento de circuito. O lo que es lo mismo, exigimos que la su m a alge b raica de las corrientes que entren en u na unión cualquiera tiene que ser cero. Por unión entendem os, naturalm ente, cualquier conjunto de term inales tales com o a, b, c y d que están conectados. E se conjun to de term inales conectados se Uaman, p o r lo com ún, “n u d o ” . L a conservación de c arg a exige entonces que p ara el circuito de la figura 22-10. Il -
h
-
h ~ h ^ 0.
(22.15)
L a sum a de las corrientes que llegan al nud o form ado por los c u atro term inales e ,f, g y h tam bién tiene que ser c ero : -h
J ‘.
1«.
+ / s + /a + A = 0.
i · .
(22.16)
Por supuesto que ésta es lo mismo que !a ecuación (22.15). Las dos ecuaciones no son independientes. L a regla general es que la sum a de las corrientes que llegan a un nudo tiene que se r cero. E
'" = O-
(22.17)
N uestra conclusión anterior de que la sum a de las caidas de voltajes a lo largo de un lazo cerrado sea cero debe servir p ara cualquier lazo en un circuito com pli cado. A dem ás, nuestro resultado de que la sum a de las corrientes que llegan a un nudo es cero debe ser válido p ara cualquier nudo. Se conoce a estas dos ecuaciones com o reglas de Kirchhoff. C on estas dos reglas es posible h allar las corrientes y voltajes en un circuito cualquiera. Supongan que consideram os e! circuito más com plicado de la figura 22-11. ¿C óm o hallar ias corrientes y voltajes en este circuito? Podem os hallarlas de la m anera simple siguiente. C onsideram os separadam ente cada uno de los cu atro lazos cerrados secundarios que aparecen en el circuito. (Por ejem plo, un lazo va del ter minal a al term inal b, al term inal e, al term inal d y de vuelta a! term inal a.) E scri bim os p ara cada uno de los lazos la ecuación correspondiente a 1a prim era regla de K irchhoff -q u e la sum a de los voltajes a lo largo de cada lazo es igual a c e ro Tenem os que reco rd ar que hay que co ntar la caída de voltaje com o positiva si va mos en el sentido de la corriente y negativa si atraviesa un elem ento en sentido opuesto al de ia corriente; y tenem os que recordar que la caída de potencial en un generador es menos ia fem en ese sentido. P o r consiguiente, si consideram os el pe queño lazo que em pieza y term ina en el term inal a tenem os la ecuación
A plicando la m isma regla a los lazos restantes obtendríam os tres ecuaciones r del mismo tipo.
Luego tenem os que escribir las ecuaciones de corriente p a ra cada nudo del cir cuito. Por ejemplo, sum ando las corrientes que llegan al nudo dei term inal h se obtie ne la ecuación /i -
/a -
/a = O,
A nálogamente, p ara el nudo que designam os con e tendríamos la ecuación de co rriente /3 -
A + /a -
/5 = O-
Para el circuito m ostrado hay cinco ecuaciones de corriente com o ésta. Sin em bargo, resulta que se puede deducir cualquiera de estas ecuaciones de las otras cuatro; en consecuencia, hay únicam ente cuatro ecuaciones de corriente independientes. T ene mos, asi, un total de ocho ecuaciones lineaJes independientes: las cuatro ecuaciones de voltaje y las cuatro ecuaciones de corriente. C on estas ocho ecuaciones podemos hallar las ocho corrientes desconocidas. U n a vez conocidas las corrientes, el circuito está resuelto. L a caida de voltaje en cualquier eJemento está dada por la corriente que pasa por él multiplicada por la im pedancia (o ya se la conoce en el caso de fuentes de voltaje). H em os visto que al escribir las ecuaciones de corriente obtenemos una ecuación que no es independiente de las otras. En generaJ, también esposibJe escribir d em asia das ecuaciones de vohaje. Por ejemplo, en el circuito de la figura 22-11, aunque hemos considerado únicam ente los cuatro lazos pequeños, hay un gran núm ero de otros lazos p ara los cuales podríam os escribir ecuaciones de voltaje. Por ejemplo, está ei lazo que sigue el cam ino, ahcfeda. H ay otro lazo que sigue el camino abcfehgda. Pueden ver que hay muchos lazos. Al analizar circuitos complicados es muy fácil que se obtengan d em asiadas ecuaciones. H ay reglas que nos dicen cómo hay que proceder p ara escribir el núm ero mínimo de ecuaciones, pero de ordinario es posi ble ver, pensando un p oco, cóm o obtener el número correcto de ecuaciones en la forma más simple. Por o tra parte, no está mal escribir una o dos ecuaciones de más. No llevarán a ninguna respuesta equivocada, sólo a un poco de trabajo algebraico innecesario. En el capítulo 25 del vo!. I dem ostram os que si dos impedancias y están en serie, son equivalentes a una sola im pedancia dada. Tam bién dem ostram os que si z, - 2 i + Z2 -
(22.18)
las dos im pedancias están conectadas en paralelo, son equivalentes a una sola im pe dancia Zp dada por
Si lo examinan de nuevo verán que al derivar estos resultados estábam os efectiva mente haciendo uso de las reglas de K irchhoff. A menudo es posible analizar un circuito complicado por aplicación repetida de las fórmulas para im pedancias en serie y en paralelo. Po r ejemplo, el circuito de la figura 22-12 se puede anahzar de esa m anera. Prim ero se puede reem plazar las im pedancias y z¡ por su equiva lente en paralelo y lo mismo se puede hacer con z^ y z,.
Luego se puede co m binar la im pedancia z-, con ia equivalente Zg y Z7 por medio de la regia de com binación en serie. Procediendo de esta m anera, se puede reducir to do el circuito a un generador, en serie con una sola im pedancia Z . La corriente que p a sa por el generador es entonces sim plem ente £ /Z . Luego se puede, deshaciendo el cam ino, hallar las corrientes en cada impedancia. N o obstante, hay circuitos bastante sim ples que no se puede analizar con este método, com o, por ejem plo, el circuito de la figura 22-13. P a ra analizar este circuito tenemos que escribir las ecuaciones de corriente y de voltaje partiendo de las reglas de Kirchhoff. H agám oslo. H ay sólo una ecuación de corriente: h i que sabemos inmediatam ente qu
Podemos ahorrarnos un poco de trab a jo algebraico si hacem os inm ediatam ente i de este resultado al escribir las ecuaciones de voltaje. En este circuito hay c ecuaciones de voltaje in dependientes:
Fig, 22-13. Un circuito que no se puec analizar en términos de combinaciones e paralelo.
Fig. 22-14.
82 -
i h + /2)Z3 -
Circuito puente.
= 0.
H ay dos ecuaciones y dos corrientes desconocidas. D espejando I¡ e ecuaciones obtenem os + ís H i Zl(^2 + 2 3 ) + Z2^3
y
,
_
Z1 S2 + Z3 E, r,(Z2 + Z3 ) + Z2 Z3
estas (2 2 ,2 0 )
(22.21)
L a tercera corriente se obtiene de la sum a de estas dos. L a figura 22-14 m uestra otro ejemplo de circuito que no se puede analizar u sa n do las reglas p ara im pedancias en serie y en paralelo. Este tipo de circuito se Dama “ puente” . A parece en m uchos instrum entos usados p a ra medir impedancias. E n tal circuito uno está interesado, p or lo com ún, en esta pregunta: ¿cóm o deben estar relacionadas las diversas im pedancias p a ra que la corriente por la im pedancia 2 3 sea cero? D ejam os que ustedes averigüen las co^idiciones p a ra que sea así.
22-4
Circuitos equivalentes
Supongan que conectam os un generador z a un circuito que contiene una in terconexión com plicada de impedancias, tal com o se indica esquem áticam ente en la figura 22-15(a). T od as las ecuaciones que obtenem os de las reglas de K irchhoff son lineales, asi que al resolverlas p a ra obtener la corriente I que pa sa por ei generador, obtendrem os que I es proporcional a s . Podem os escribir
donde a hora ¿ef un núm ero complejo, una función algebraica de las im pedancias de todos los elementos del circuito. (Si el circuito no contiene generadores excepto el que se muestra, no hay
Fig. 22-15. Cualquier circuito de ele mentos pasivos que tenga dos terminales es equivalente a una impedancia efectiva, ningún térm ino adicional independiente de e.) Pero esta ecuación es precisamente la que escribiríamos p a ra el circuito de ía figura 22-15(b). En ta nto estem os intere sados únicam ente en lo que su cede,a la izquierda de los dos term inales a y b, los dos circuitos de la figura 22-15 son equivalentes. En consecuencia, podem os enun ciar en form a genera) que cualquie r circuito de eJemeníos pasivos con dos íerm ina les se puede reem plazar por una sola im pedancia sin cam biar las corrientes y voltajes en el resto del c irc u ito /P o r supuesto, este enunciado es sencillamente un co mentario sobre lo que resulta ¿ie las reglas de KirchhofT - y , en última instancia, de la linealidad de las ecuaciones,de Maxwell. L a idea se puede generalizar a un circuito que c ontenga ta n to generadores como im pedancias. Supongan que consideramos ese circuho “d/rsde el p unto de vista'' de una de las impedancias, a la cuai Uamaremos z„, com o ui la figura 22-16(a). Si re solviéramos la ecuación de todo el circuito, encontrariaisios que el voltaje entre ios dos te rm in ^e s a y ò es u n a función lineal de I que podem os escribir en la form a
(22.22) donde A y B dependen de los generadores e im pedancias del circuito que está a la izquierda de los terminales. Por ejemplo, para el circuito de la figura 22-13 encon tram os que Fj = /,Z i. E sto se puede escribir ¡reordenando la ecuación (22.20)) en la forma (22.23)
Vi =
Fig. 22-16. Cualquier circuito co terminales se puede reemplazar por i nerador en serie con una impedancia
(0
La solución com pieta se obtiene, entonces, com binando esta ecuación con la corres pondiente a la im pedancia z,, o sea F, = / ,z , , o, en el caso generai, com binando la ecuación (2 2 .2 2 ) con K
= /nZ n ■
Si aho ra consideram os que pertenece a un circuito en serie simple de un gene rador y una corriente, com o en la figura 22-15(b), la ecuación correspondiente a la ecuación (2 2 .2 2 ) es
que es idèntica a la ecuación (22.22) siempre que pongam os = À y = B. Asi pues, si estarnos interesados unicam ente en lo que sucede a la derecha de los term inales a y 6 , siempre se puede reem plazar el circuito arbitrario de ía figura 22-16 p or u na com binación equivalente de un generador en serie con una im pe dancia.
22-5
Energía
H em os visto que p a ra establecer la corriente 7 en u n a impedancia, el circuito ex terno debe proveer la energía U = \ L f · · C uand o la corriente vuelve a cero, se de vuelve esta energía al circuito externo. N o hay ningún m ecanismo de pérdida de éiicigía eú una in ductancia ideal. C u a n d o un a corriente alterna pasa por una induc ta ncia, la energía fluye alternadam ente entre eUa y el resto del circuito, pero la cantidad media de energía que se entrega ai circuito por unidad de tiempo es cero. Decimos que una in ductancia es un elemento no disipativo; no se disipa -esto es, no se “pierde”- energía eléctrica. A nálogamente, la energía de un condensador, f / = vuelve al circuito exter no cuando se descarga el condensador. C uando un c ondensador está en un circuito de CA , la energía entra y sale de él, pero el flujo resultante de energía en cada ciclo es cero. U n condensador ideal tam bién es un elem ento no disipativo. Sabemos que una fem es un a fuente de energía. C uan do una corriente I circula en el sentido de la fem, se entrega energía ai circuito extem o a razón de d U l d i — E /. Si la corriente circula contra la fem -d eb id o a otros generadores del c irc u ito - la fem ab sorb erá a razón de £ / ; como / es negativa, d U ld t también será negativa. / Si se conecta un generador a un resistor S , la corriente p o r el resistor e s / = s IR. L a energía que entrega el generador a razón de £ / por unidad de tiempo es absor bida por el resistor. E sta energía se convierte en calor dentro del resistor y no se reintegra a la energía eléctrica del circuito. Decim os que la energía eléctrica se di sipa en un resistor. L a rapidez con que se disipa energía en un resistor es d U /d t - R I \ En un circuito de CA, la cantidad media de energía que se pierde en un resistor p or unidad de tiempo es el prom edio de R P sobre un ciclo. Com o I = Ie'^ ‘ —con lo cual entendemos realm ente que I varía com o eos a>t- el promedio de P sobre un ciclo es ( / p / 2 , ya que la corriente de pico es | / [ y el prom edio de eos ^ es 1 / 2 . ¿Y qué pérdida de energía hay cuand o se conecta un generador a una im pedan cia z arbitraria? (Por “p é rdid a ” entendem os, naturalm ente, conversión de energía eléctrica en
Fig, 22-17. Cualquier impedancia es equivaletite a una combinación en serie de una resistencia .pura y una reactancia energía térm ica.) Se puede escribir cualquier impc( partes real e im aginaria. Es decir, z = R + iX ,
(22.24)
donde R y X son núm eros reales. D esde eí punto de vista de los circuitos équiva lantes podem os decir que cualquier impedancia es equivalente a una resistencia en serie con una im pedancia im aginaria pura -lla m ad a reactancia- com o m uestra la figura 22-17. H em os visto antes que cualquier circuito que contenga únicam ente L y C tiene una im pedancia que es un núm ero im aginario puro. Com o en prom edio no hay pér dida de energia en ninguna de las L y C, una reactancia p ura que c ontenga L y C únicam ente no te n d rá pérdida de energia. Podemos ver que esto debe ser vàlido, en general, para u n a reactancia. Si se conecta un generador cuya fem es e a la im pedancia z de la figura 22-17, ia fem tiene que e star relacionada con la corriente / del g enerador por 8 = I{R + i r ) .
(22.25)
Para hallar la energía prom edio que se entrega por unidad de tiempo necesitamos el prom edio de! p rod ucto f,/. A h ora tenem os que tener cuidado. Al trab a ja r con esos productos, tenem os que trab ajar con ias cantidades reales e (t) e l( t). (La parte real de las funciones complejas representará las verdaderas cantidades físicas sólo cuando tengam os ecuaciones lineales; a hora tenem os productos que ciertam ente no son lineales.) Supongan que elegimos nuestro origen de / de m odo que la amplitud I sea un núm ero real, 7q por ejem plo; entonces ia verdadera variación te m poral está d a d a por / = /o eos O)/. La fem de la ecuación (22.25) es la parte real de - f iX ) B = 1 ,R coseni -
J o X senesi.
(22.26)
Los dos térm inos de la ecuación (22.26) representan la caída de voltaje en R y en X de la figura 22-17. Vemos que la caida de voltaje en la resistencia está en fa s e
la corriente, m ientras que la caída de voltaje en ia parte puram ente reactiva est defasada de la corriente. L a pérdida media de energía por unidad de tiempo. P, que sufre el generador e la integral del producto 6 / sobre un ciclo dividida p or el período T \ en otra palabras, <-P> =. i
/
£ /* = i
/
/S ü c os^ íjí* -
i
/
eos u t a m u t di.
L a prim era integral es y ia segunda integral es cero. A sí pues, la pérdida media de energia p o r unidad de tiempo en una im pedancia z — R + iX depende únicam ente de la parte real de z siendo PqR /2, lo cuaJ concuerda con nuestro re sultado anterior p a ra la pérdida de energía en un resistor. N o hay pérdida de energía en la parte reactiva. 22 6
Red en escaSera
Considerarem os a ho ra un circuito interesante que se puede analizar en términos de com binaciones en serie y en paralelo. Supongan que empezam os con el cicuito de la figura 22-18(a). Podemos ver inm ediatam ente que la im pedancia entre el term i nal a y el term inal b es simplemente z , -iTom em os así un circuito un poco más dificil, el que m uestra la figura 22-18(b). Podríam os analizar este circuito usando las reglas de K irchhoff, pero también es fácil m anipular combinaciones en serie y en paralelo. Podem os reem plazar las dos im pedancias de la derecha por una sola im pe dancia Zj = z, -i- Z2, com o en ia parte (c) de la figura. Luego se puede reem plazar las dos im pedancias y p or su im pedancia en paralelo equivalente z^, como m uestra !a parte (d) de la figura. F inalm ente, z, y z^ son equivalentes a una sola im pedancia Zj, como m uestra la parte (e).
Fig. 22-1 8- Impedancia efectiva c
Fig. 22-19.
Impedancia efectiva de una escalera infinita.
A hora podemos hacer una pregunta divertida: ¿qué ocurriría si siguiéram os aña diendo coniinuamente m ás secciones al circuito de la figura 22-18(b) - ta l como indicamos por medio de las líneas de trazos en la figura 22-19(a)? ¿Podem os resol ver esa red infinita? Bueno, no es tan diñcil. N o tem o s p n m ero que esa red inñnita no cambia si agregamos una sección al extremo “delantero” . Es claro que si agrega mos una sección más a un a red infinita sigue siendo la m isma red infinita. Supongan que llamamos Zg a la impedancia entre los dos terminales a y ò de la red infinita; entonces la im pedancia de todo lo que está a la derecha de los dos term inales c y d también es Zqconsecuencia, en lo que resp.ecla al extremo delantero, podemos representar la red com o m uestra la figura 22-l9(b). U niendo las combinaciones en paralelo y sum ando el resultado en serie con podemos escribir inmediatamente la im pedancia de esta combinación: , ^
, ‘
4 . _______ L ______ ( 1 A 2 ) + ( 1A o )
„r
, _ ^ 4. +
Pero esta im pedancia también es igual a Zq, así que tenem os la ecuación ^0 =
Z2 + 2 o
·
Podemos despejar Zq obteniendo 2o = ^
+ V ^ /4 )T T ^ .
(22.27)
Así pues, hemos hallado la solución p a ra la im pedancia de una escalera infinita de impedancias repetidas en serie y en paralelo. La im pedancia Zq se llama im pedancia característica de esa red infinita. Considerem os a ñora un ejemplo especifico en el cuai el elemento en serie es una inductancia L y el elemento en paralelo es una capacitancia C, como m uestra la figura 22-20(a). En este caso hallamos la im pedancia de la red inífinita poniendo z¡ = Í(4j L y \/i(x)C. O bserven que el prim er térm ino de la ecuación (22.27), z j 2 , es justam ente la mitad de la im pedancia del primer elemento- En consecuencia, parecería más natural, o, por lo menos, algo más simple, si dib ujáram o s'n uestra red infinita como m uestra la figura 22-20(b). M irando la red infinita desde el term inal a' veríamos la im pedancia característica zo = v W Q ' ~
(w2£ 2 / 4 ) .
(22.28)
A hora bien, hay dos casos interesantes según sea la frecuencia
Fig. 22-20.
im pedancia Zq im pedancia s
Una escalera L-C dibujada de dos maneras equivalentes.
in núm ero real. Por el contrario, si es m ayor que 4 /L C la 1 núm ero imaginario puro que se puede escribir en la form a z„ -
íV (;^ /4 ) -
( L /C ) .
H em os dicho antes que un circuito que contiene sólo im pedancias imaginarias, tal com o inductancías y capacitancias, tendrá una im pedancia im aginaria pura. ¿ C ó mo puede ser entonces que p a ra el circuito que estam os estudiando - q u e sólo tiene L y C - la im pedancia sea una resistencia pura p ara frecuencias menores que x/TTZZ’? Para frecuencias más aitas la impedancia es im aginaria pu ra, lo cual con cuerda con nuestro resultado anterior. Pa ra frecuencias más bajas la im pedancia es una resistencia pu ra y, en consecuencia, abso rberá energía. Pero ¿cómo puede el circuito absorber continuam ente energia como una resistencia, si está hecho única mente de inductancías y capacitancias? R espuesta; Porque hay un núm ero infinito de in du c ta ncía s y c ap a citan c ias, de m odo que cuan d o se c on ecta un a fuente al circuito, sum inistra energía a la prim era in ductancia y a la prim era capacitancia, luego a la segunda, a la te rcera y así sucesivamente. En un circuito de este tipo, se absorbe energía continuam ente dei generador a una razón constante y esa energia fluye continuam ente hacia la red, sum inistrando energia que se alm acena en las inductancías y en las capacitancias a lo largo de la línea. Esta idea sugiere una cuestión interesante sobre lo que está ocurriendo en el circuito. Seria de esperar que sí conectáram os una fuente al extremo delantero, los efectos de esta fuente se propagarian por la red hacía el extremo infmito. L a p ro pagación de las ondas por la línea es muy parecida a la radiación proveniente de una antena que absorbe energía de la fuente que la excita; o sea que es de esperar que ha ya esa prop ag ación c uando la im pedancia es real, lo cual ocurre cuando es menor que \fT T L C . Pero cuando la im pedancia es im aginaria pura, lo cual ocurre cuando co es m ayor que sJA ILC, no es de esperar que se vea ninguna propagación.
22-7
Fihros
Vimos en la sección anterior que la red en escalera infmita de la figura 22-20 absorbe energia continuam ente si se la alimenta con una frecuencia por debajo de cierta frecuencia critica \/4 ¡L C , que llamaremos frecuencia de corte w . Suge rimos que se podía com prender este efecto en términos de un transporte conti nuo de energía por la línea. Por otra p arte, a frecuencias altas, p ara (x> > Wq, no hay absorción continua de energía; seria de esperar, entonces, que quizás la corriente no “avance” mucho por la línea. Veamos si estas ideas están bien.
Fig. 22-21.
Cómo hallar el factor de propagación de una escalera.
Supongan que tenem os el extrem o delantero de la escalera co nectado a un gene rad or de C A y preguntam os cuál es el voltaje en la 75 4“ sección, digam os, de la es calera. C o m o la red es infinita, cualquier co sa que le pase al voltaje al p a sar de una sección a otra, siempre es la m ism a; así pues, examinemos sim plem ente lo que pasa c uando vam os de u n a sección, la ?z-ésima por ejemplo, a la siguiente. D efinirem os la corriente I„ y el voltaje V„ com o m u estra la figura 2 2 - 2 1 (a). Podem os obtener el voltaje ^ a partir dé reco rdan do que siempre pode mos reem plazar lo que queda de la escalera después de la n-ésima sección p or su im pedancia característica z^; entonces, sólo necesitam os an ah zar el circuito de la figura 2 2 '2 i(b ). O bservem os prim ero que cualquier siendo u na caíd a de p ote n cial en Zg, tiene que ser igual a 1 ^ ^ . A dem ás la diferencia entre V „ y , es sim plemente
V. - v,+, = hzi = F. ^ ■ Zq
O btenem os, pues, el cociente
Podem os Uamar a este cociente fa c to r de propagación de u na sección de la escalera; Jo Uamaremos a. P o r supuesío, es eJ m ism o p a ra to das Jas secciones:
El voltaje después de la sección n-ésima es entonces = a"£ .
(22.30)
A h ora pueden hallar el voltaje después de 754 secciones; es sim plem ente o; a la 754® potencia multiplicada por 8 . V eamos qué a es p a ra la escalera L -C de la figura 22-20(a). U sando la Zg de la expresión (22.27) y z^ = icoL, obtenem os vW q -
-
iia L / 2 )
(o,2LV4) + i( m í/2 ) Si la frecuencia de excitación está p o r debajo de la frecuencia de corte cog— \J A IL C \ el radical es un núm ero real y los m ódulos de los núm eros complejos dei num erador
Fig. 22-22. Factor de propagación de ina sección de escalera L-C,
lo cual significa que el módulo del voltaje es el mismo p a ra cad a sección; sólo su fase varía. L a variación de fase 5 es en realidad un núm ero negativo y representa el “retra so ” del voltaje a medida que se avanza p or la red. P a ra frecuencias superiores a la frecuencia de corte oj^ es mejor sacar u na i com o factor com ún en el num erador y en e! denom inador de la ecuación (22.31) y reescribíria en la form a
.
V W W i) -
(¿ /C ) -
V (a ,2 L V ‘t) -
(i/Q
( ^ ¿ /2 )
.
(22.32)
+ ( mL /2 )
A h ora el factor de prop ag ació n es un núm ero real y m enor que uno. E sto significa que en cualquier sección el voltaje siempre es m enor en el factor a: que el voltaje en la sección precedente. P a ra cualquier frecuencia superior a el voltaje se ex tingue rápidam ente a m edida que avanzam os po r la red. L a representación del valor absoluto de a en función de la frecuencia es com o el gráfico de la figura 2 2 -2 2 . Vemos que el c o m portam iento de a , tanto p o r debajo com o p or encim a de
Fig. 22-23.
(a) Filtro pasaaltos; (b) su factor de propagación en función de 1 /w.
frecuencias altas y elimina frecuencias bajas. E s fácil ver lo que ocurre en este circuito usando los resultados que ya tenemos. N ota rá n que to d a vez que cam biam os u na L por una C y viceversa, también cambiamos /w por 1 //w . A sí pues, to d o lo que le p asaba a co antes, a hora le pa sa a 1 /a). En particular, podem os ver cóm o v ariará a con la fre cuencia utilizando la figura 2 2 - 2 2 y cam biando la identificación del eje por l /¿o, tal como hemos hecho en ia figura 22-23(b). Los filtros pasabajo s y pasaaltos que hemos descrito tienen diversas aplicaciones técnicas. Frecuentem enie, se usa un filíro L - C pasabajos com o filtro de “ alisamieruo” en una fuente de potencia. Si querem os fabricar potencia de C C a partir de un a fuente de C A, com enzam os con un rectificador que sólo permite el paso de corriente en un sentido. O btenem os del rectificador una serie de pulsos que se parecen a la función V(t) m ostrada en ia figura 22-24, lo cual es una C C miserable, porque sube y b aja continuam ente. Su pongan que quisiéram os una linda C C pura, tal com o lo que d a un a batería. Podem os aproxim am os a ello poniendo un filtro pasabajos entre el rectificador y la carga. Sabemos p or el capítulo 50 del vol. I que se puede representar la función tem poral de la figura 22-24 con una superposición de un voltaje constante m ás un a onda senoidal, más una onda senoidal de frecuencia m ás alta, m ás una o nd a senoidal de frecuencia aún m ás alta, etc. - p o r una serie de F o u rie r-. Si nuestro filtro es lineal (si, com o hemos su puestos, las L y las C no varian con las corrientes o los voltajes), entonces lo que sale del filtro es la superposición de las salidas correspondientes a las com ponentes que h a y a la entrada. Si arreglamos ias cosas p a ra que la frecuencia de corte (jJ qde nuestro filtro esté bien por debajo de la frecuencia m ás b aja en la función V(t), la C C (para la cual = 0) pasa perfectamente, pero la amplitud del primer arm ónico dism inuirá m ucho. Y las am plitudes de ios arm ónicos superiores dism inuirán aún más. A sí pues, podem os hacer que la salida sea tod o lo continua que queram os, lo cual depende únicam ente de cuántos filtros queram os com prar. Se u sa un filtro pasaaltos si querem os eliminar ciertas frecuencias bajas. Por ejempio, se puede usar un filtro pasaaltos en un am plificador de fonógrafo p a ra permitir que la
pasabajos. (b)
pase y eliminar el zum bido grave del m o tor del plato. Tam bién es posible hacer filtros “ p a sab a n d a ” que eliminan frecuencias menores que cierta frecuencia co¡ y m ayores que o tra frecuencia a >2 (más alta que a jJ , pero que dejan pasar las frecuencias entre y E sto se puede hacer simplemente ju n ta n d o un filtro pasaaltos y uno pasabajo s, pero más com únm ente se hace con una escalera en la cuaJ las im pedancias ^ y^z¡ son m ás com plicadas --cada una es una com binación de m ostrada en la figura 22-25(a). S e p o d ríau s ar, p or ejemplo, para separar señales que só lo ocupan un intervalo de frecuencias, tal com o c ad a uno de los m uchos canales de voz en un cable telefónico de alta frecuencia, o la portad ora m odulada de una transm isión de radio. H em os visto en el capítulo 25 del vol. 1 que también se puede filtrar utilizando la selectividad de una curva ordinaria de resonancia, la cual hemos dib ujado en la ñgura 22-25(b) p a ra com parar. Pero el filtro resonante no es tan bueno como el filtro pasabanda p a ra ciertos ñnes. R eco rdarán ustedes (capitulo 48, voL l) que c uando se m odula una p o rtad o ra de frecuencia con u na frecuencia “de señal” , la señal total contiene no sólo la frecuencia po rtad o ra sino tam bién las dos bandas laterales de frecuencia y C on un filtro resonante estas bandas laterales siempre están algo atenuadas, siendo la atenuación m ayor cu an to m ás alta sea la frecuencia de señal, tal com o pueden ver en la figura. A si pues, hay una “respuesta de frecuencia” pobre. Los tonos musicales más altos no pasan. Pero si se filtra con un filtro p asaban da diseñado de m anera tal que el ancho 6 ?, sea, por lo menos, el doble de la m ás alta frecuencia de señal, la respuesta de frecuencia será “c h a ta ” para las señales que se quiere. Q uerem os d a r m ayor énfasis acerca del filtro en escalera; la escalera L -C de la fi gura 22-20 también es una representación aproxim ada de una linea de transm isión. Si tenem os un c onductor largo que corre paralelo a otro c onductor - ta l com o un alam bre en un cable coaxial o un alam bre suspendido sobre la tie rra - h a b rá cierta capacitancia entre los dos conductores y también cierta in ductancia debida al cam po magnéíico entre ellos. Si im aginamos la linea dividida en pequeñas secciones de longitud A/, cada sec ción se p arecerá a u n a sección de la e sca le ra L -C c o n u n a in d u c ta n c ia e n serie AL y una cap acitancia en paralelo A C . Podem os usar entonces nuestros resultados para el filtro en escalera. Si tom am os el limite de A /te ndie nd o a cero tenem os una buena descripción de la linea de transmisión.
O bserven que a m edida que A l se h ace m ás y m ás pequeño, AL y A C dism inuyen, pero en la m isma proporción, de m odo que el cociente A L / A C perm anece constante. Asi pues, si tom am os el límite de ecuación (22.28) p ara A L y A C tendiendo a cero, e ncon tram os que la im pedancia característica Zq es una resistencia pu ra cuya m agnitud es \ / S r 7 S Ü . Tam bién podem os escribir el cociente A L / A C c om o L ^ / C q, donde Lq y C q son la inductancia y la capacitancia de un a unidad de longitud de la línea; tenem os entonces (22.33) O bservarán tam bién que c uando A L y A C tienden ; a?o = \/ 4 I L C tiende a infmito. N o hay frecuencia de cort ideal.
22-§
O íros elem eníos de circuniSo
H asta a ho ra sólo hem os defmido las im pedancias de circuito ideales - l a induc tancia, la capacitancia y la resisten cia- y el generador ideal de voltaje. Q uerem os m ostrar a h ora que o tros elem entos, tales com o las ín ductancias m utuas o ios transis tores o las válvulas electrónicas, se pueden describir usando únicam ente los mismos elementos básicos. Supongan que tenem os dos bobinas y que a propósito o po r cual quier razón, parte del flujo de un a de las bobinas enlaza a la otra, com o m uestra la figura 22-26(a). E ntonces las dos bobinas tend rán una in ductancia m u tua M tal que cuando ia corriente varié en una de las bobinas, se genere un voltaje en la otra. ¿Podemos dar cuenta de ese efecto con nuestros circuitos equivalentes? Podem os hacerio de la m an era siguiente. H em os visto que las fem inducidas en c ada un a de las dos bobinas en interacción se pueden escribir com o la sum a de dos partes: dh (22.34)
El prim er térm ino proviene de la autoin du ctan cia de la bobina y ei segundo de su ind uctancia m u tua con la o tra b obina. E i signo del segundo térm ino puede ser más o menos, según la m anera en que el flujo de u na bobin a enlace a la o tra. H aciendo las m ism as aproxim acioues qu e u sam o s p a ra describir u na inductancia ideal, diría m os que la diferencia de potencial en los term inales de c ad a bobina es igual a la fuerza electrom otriz que hay en la bobina. Entonces las dos ecuaciones (22-34) son las mismas que o btendríam os del circuito de la figura 22-26(b), siempre que la fuerza electromotriz en c ad a uno de los dos circuitos m ostrados dependa de la corriente del circuito opuesto conform e a las relaciones
82 =
(22.35)
A sí pues, 1o que podem os hacer es representar el efecto de la a utoinductancia de una m anera n orm al pero reem plazando el efecto de la in ductancia m u tu a p or u n genera dor ideal auxiliar de voltaje. Por supuesto, adem ás debemos tener la ecüación que relacione esta fem con !a corriente en o tras partes del circuito; pero en ta nto esta ecuación sea lineal, lo que acabam os de h acer es agregar más ecuaciones lineales a n uestras ecuaciones de circuito y lod as nuestras conclusiones anteriores sobre cir cuitos equivalentes, etc., etc., siguen siendo correctas. A dem ás de las ínductancias m utuas ta m b ió i puede haber capacitancias m utuas. H asta aho ra, ai hab lar de condensadores siempre hemos im aginado que había única mente dos electrodos, pero en m uchas situaciones, en una válvula electrónica por ejemplo, puede que h a y a m uchos electrodos unos cerca de otros. Si ponem os una carg a eléctrica en cualquiera de los electrodos, su cam po eléctrico inducirá cargas en c ad a uno de los otros electrodos y esto afectará su potencial. Considerem os com o ejem plo el arreglo de cuatro p lacas m o strad o en \a figura 22-27{a). Supongan que estas c uatro placas están conectadas a circuitos externos po r m edio de los alam bres .5, C y D . M ientras estem os in teresados únicam ente en los efectos electrostá ticos, el circuito equivalente de esa disposición de electrodos es el que m uestra la parte (b) de la figura. L a interacción electrostática de cualquier electrodo con cada uno de los otros es equivalente a u na capacidad entre los dos electrodos. Considerem os finalmente cóm o representaríam os dispositivos ta n com plicados com o los transistores y las válvulas de radio en un circuito de C A . D ebem os p un tu alizar desde el principio que a m enudo esos dispositivos trab a ja n de m anera tal que la relación entre corrientes y voltajes no es lineal de m anera alguna. E n esos c a sos, los enunciados dado s que d ependan de la linealidad de las ecuaciones y a no son correctos, p or supuesto.
g
Fig. 22-27. Circuito equivalente a baja capacitancia mutua.
r ... \
\ j
1 1
t J .... -.!..) \ /
(lll
L 22-29
Por otra parte, en m uchas aplicaciones las caracteristicas de funcionam iento son lo suficientemente lineales como p ara que podam os considerar que los transistores y las válvulas son dispositivos lineales. C on esto queremos significar que las corrientes alternas, por ejemplo, en las placas de una válvula electrónica, son lineaimente proporcionales a los voltajes que aparecen en los otros electrodos, por ejemplo, el voltaje de grilla y el voltaje de placa. C u ando tenem os tales relaciones lineales, podemos in corporar el dispositivo en nuestra representación con circuitos equi valentes. Com o en el caso de la inductancia m utua, nuestra representación tendrá que in cluir generadores auxiliares de voltaje que describan la influencia de los voltajes o corrientes de una parte dei dispositivo sobre las corrieníes o voitajes de otra parte. Por ejemplo, el circuito de placa de un triodo se puede representar, por lo común, mediante una resistencia en serie con un getieradoi ideal de voltaje cuya intensidad de fuente es proporcional al voltaje de grilla. O btenem os el circuito equivalente m o s trado en la figura 22-28*. A nálogam ente, el circuito del colector de un transistor se representa convenientemente com o un resistor en serie con un generador ideal de voltaje cuya intensidad es proporcional a la corriente del emisor a la base del tran sistor. El circuito equivalente es entonces el de la figura 22-29. M ientras las ecuacio nes que describen el funcionamiento sean lineales, podemos usar tales representaciones p ara válvulas o transistores. E ntonces, cuando se las incorpora a un circuito co m plicado, siguen siendo válidas nuestras conclusiones generales acerca de la represen tación equivalente de cualquier conexión arbitraria de elenientos. H ay algo notable referente a los circuitos con transistores y válvulas de radio que son diferentes de los circuitos que contienen im pedancias únicam ente: la parte real de la im pedancia efecdva puede hacerse negativa. H em os visto que la parte real de z representa la pérdida de energia. Pero la característica im portante de los transistores y las váícuJas
emisor ■ o 4 ---------- j
* El circuito equivalente mostrado sólo es correcto para frecuencias bajas. Para frecuencias altas el circuito equivalente se hace mucho más complicado, incluyendo varias capacitancias e Inductancias llamadas "parásitas".
es que sum inistran energía al circuito. (Por supuesto que no es simplemente que “ fabriquen” energía; tom an energía de los circuitos de C C de las fuentes de potencia y la convierten en energia de C A .) A sí pues, es posible tener un circuito con u na resistencia negativa. T al circu ito tiene la p rop ied ad de que si !o conectan a una im pedancia con parte real positiva, es decir resistencia positiva, y se las arreglan p ara que ia su m a de las dos partes reales sea exactam ente cero, enton ces no h a b rá disipación en el circuito com binado. Si no hay pérdida de energia, una vez que se establezca un voltaje alterno, el mismo quedará permanentemente. E sta es la idea básica que suporta el fim cionam iento de un oscilador o generador de señales que se puede usar com o fuente de voltaje alterno a cualquier frecuencia que se desee.
23 C a v id a d e s
re s o n a n te s
23-1
Elementos de circu ito reales 23-4
23-2
Un
23-3
U n a cavidad resonante
M odos de ana cavidad
con densad or a frecuencias 23-5
Cavidades y circuitos resonantes
Referencias: C apitulo 23, vol. I, Resonancia C apítulo 49, vol. I, M odos de vibración
23-S
Elem entos de circuito reales
C uan do m iram os desde cualquier p ar de term inales, cualquier circuito arbitrario que se co nstru ye con im pedancias ideales y generadores es, a cualquier frecuencia, equivalente a un g enerador £ en serie con un a im pedancia z. E sto es porque si aplicam os un voltaje V a los dos term inales y resolvem os todas las ecuaciones p a ra obtener la corriente / , debemos hallar una relación lineal entre la corriente y el vol taje. C om o todas las ecuaciones son lineales, el resultado p a ra / tam bién debe de pender sólo linealm ente de V. L a form a lineal m ás general se puede expresar en la forma / = 1 (K -
6 ).
(23.1)
En general, z y s pueden depender en alguna form a com plicada de la frecuencia oj. Sin em bargo, la ecuación (23.1) es la relación que obtendríam os si detrás de los dos term inales estuviese el generador s (co) t n serie con la im pedancia z ( új). T am bién hay el tipo de p robiem a opuesto; si tenem os cualquier dispositivo electromagnético con dos term inales y m edimos la relación entre I y V p a ra deter minar £ y z en función de la frecuencia, ¿podemos en co ntrar un a com binación de nuestros elem entos ideales que sea equivalente a la im pedancia interna z'i L a res p uesta es que p a ra cualquier función razonable - e s to es, con significado físicoz(co), es posible aproxim ar la situación con to d a la precisión que quieran con un circuito que contenga un c onjunto finito de elementos ideales. Pero no considerare mos el problem a general, sino exam inarem os únicam ente lo que seria de esperar con razonam ientos físicos p ara unos p oco s casos. Si pensam os en un resistor reai, sabem os que la corriente po r él produce un cam po magnético. A si que cualquier resistor también debe tener cierta inductancia. A dem ás,
j equivalente de un
c uando un resistor tiene una diferencia de potencial, debe haber cargas en los extre mos del mismo para produ cir ios cam pos eléctricos necesarios. A medida que el voltaje varía, las cargas variarán proporcionaím ente de modo que el resistor también te ndrá una capacitancia. Es de esperar que un resistor real tenga un circuito equiva lente al m ostrado en la figura 23-1. E n un resistor bien diseñado, los llamados elementos L y C “•parásitos” son pequeños, asi que p a ra las frecuencias para las que se lo destina coL es m uy pequeña respecto a ^ y 1 / ojC es mucho m ay or que R. Por eso es posible despreciarlos. N o obstante, a medida que se aum enta la frecuen cia, llegarán a adquirir im portancia y el resistor em pezará a parecerse a un circuito resonante.
(0)
(fa)
U na in ductancia real tam poco es igual a la inductancia idealizada, cuya im pe dancia es icoL. U na bobina real de alam bre tendrá alguna resistencia, de m odo que a frecuencias bajas la bobina realm ente es equivalente a una in ductancia en serie con una resistencia, com o se m uestra en la figura 23-2(a). Pero estarán p e n s a n d o la resistencia y la ind uctancia están ju n ta s en una bobina real -la resistencia está dis tribuida a lo largo del alam bre, de m odo que está mezclada con la ind uc ta n cia -. Pro bablem ente usaríam os un circuito más parecido al de la figura 23-2(b) que tiene varias R y L pequeñas en serie. Pero la im pedancia total de tai circuito es simple mente E R -l· ZicoL, que es equivalente al d iagram a m ás sim ple de la parte (a). A medida que aum entam os la frecuencia en una bobina real, la aproxim ación de una inductancia más u na resistencia no es muy buena. Las cargas que se deben gen eraren el alam bre p a ra form ar los voltajes
fb) se volverán im portantes. Es como si hubiese condensadores pequeños a través de las bobinas, como se ha esquem atizado en la figura 23-3(a). Podríam os tratar de ap ro xim ar la bobina real con el circuito de la figura 23-3(b). A frecuencias bajas, este circuito puede im itarse bastante bien p or el de la pa rte (c) de la figura (que o tra vez es el mismo circuito resonante que encontram os p a ra el modelo de alta frecuencia de un resistor). Para frecuencias altas, no obstante, el circuito m ás com plicado de la figura 23-3(b) es mejor. E n realidad, c uanto m ás exactam ente quieran representar la verdadera im pedancia de una in ductancia real, física, tendrán que usar más ele m entos ideales en el modelo artificial de ella. Exam inem os un poco más detalladam ente lo que ocurre en una bobina real. La im pedancia de una in ductancia va com o (oL, asi que se vuelve nula a frecuencias b ajas —es un “corto circuito” - : todo lo que vemos es la resistencia del alam bre. A medida que aum entam os la frecuencia, coL se vuelve m ucho m ás grande que y la bobina se parece m ucho más a una inductancia ideal. N o obstante, a medida que se guim os aum entando las capacidades se van haciendo apreciables. Su im pedancia es proporciona] a I /a>C que es grande p a ra co pequeño. P a ra frecuencias lo suficiente mente pequeñas un circuito está en “circuito ab ierto ” y cu an do está en paralelo con algo n o extrae corriente. Pero a frecuencias altas, la corriente prefiere circular p or la capacitancia entre las espiras en lugar de hacerlo p or la inductancia. A sí que la corriente en la bobina b rinca de una espira a o tra y no se molesta en d a r vueltas y m ás vueltas por donde tiene que oponerse continuam ente a la fem. A si que, aunque hubiéram os tenido la intención de que la corriente fuera alrededor del lazo, to m ará el camino más fácil -e l cam ino de mínima im pedancia. Si el te m a hubiera sido de interés popular, este efecto h abría sido llam ado “ b a rrera de alta frecuencia” o cierto nom bre parecido. Lo mismo
sucede en lod os los lem as. E n aerodinám ica, \as cosas que ha n sido diseñadas p ara velocidades bajas n o funcionan si se tra ta de que vayan m ás ràpido que la velocidad del sonido. N o significa que haya una “b a rre ra ” grande alli; significa que se debe rediseñar el objeto. A sí pues, esta bobina que diseñam os como una “inductancia” no va a trab ajar com o una buena inductancia, sino com o cualquier o tra cosa a frecuencias muy altas. Pa ra frecuencias altas, tenem os que hallar un nuevo diseño.
23-2
Un capacitor a altas frecuencias
A continuación discutiremos m ás detalladam ente el com portam iento de un capacitor —un capacitor geométricam ente id e a l- a medida que la frecuencia se vuelve m ás y m ás grande, p a ra que podam os ver la transición de svis propiedades. (Preferim os usar u n c apacitor en lugar de una inductancia, p orque la g eom etríade un par de placas es m ucho m enos com plicada que la geometría de una bobina.) Considerem os el capacitor m ostrado en la figura 23-4(a) que consiste en dos placas circulares parale las conectadas a un generador externo por un p ar de alam bres. Si cargam os el ca p acitor con C C , ha brá u n a carg a positiva en una placa y una carga negativa en la otra, y h a b rá un cam po eléctrico uniforme entre las placas.
o a
Fig
23-^
campos eléctrico
»
'fl % f/ÍA o
las placas
capacitor.
A ho ra supongan que en lugar de C C ponemos una C A de baja frecuencia en las placas. (Veremos después lo que es “ ba ja ” y io que es “a lta ”.) Conectem os el ca pacitor a un generador de baja frecuencia. C uand o el voltaje alterna, la carga posi tiva sobre la placa superior se elimina y aparece carg a negativa. Mientras esto sucede, d esap a re ce el c am p o eléctrico y luego se fo rm a en la d irección op uesta. A medida que la carg a oscila le ntam ente el c am po eléctrico la sigue. E n c ada instan te ei cam po eléctrico es uniforme, com o se m uestra en la figura 23-4(b) excepto por algunos efectos de borde
que vam os a p a sar p or alto. Podem os escribir el m ódulo del cam po eléctrico en la form a E = (23.2) donde Ef¡ es una c onstante. A ho ra bien, ¿seguirá esto siendo correcto a medida que Ja frecuencia sub e? N o, porque com o ei cam po eléctrico está subiendo y bajan do h a y un flujo de cam po eléctrico a través de cualquier lazo com o en la figura 23-4(a). Y com o saben, un cam po eléctrico cam biante a ctúa p a ra producir un cam po m agnético. U n a de las ecuaciones de M axwell dice que cuand o hay un cam po eléctrico variable com o el que hay aquí, tiene que haber u na integral de línea del cam po m agnético. L a integral del cam po magnético alrededor de un anillo cerrado, multiplicada por es igual a la derivada con respecto al tiem po del flujo eléctrico a través del área d e n tro del anillo (si no hay corrientes): =
Í j
B -n d a .
(23.3)
¿ C uánto cam po m agnético ha y? N o es muy difícil de hallar. Supongan que to m a mos el iazo F l que es una circunferencia de radio r. P o r sim etria podem os ver que el cam po magnético d a vueltas com o se m uestra en la figura. E ntonces la integral de línea de B es27rrB. Y puesto que el cam po magnético es uniforme, el fiujo del c am po eléctrico es sim plem ente E multiplicado po r 7r r^ el área del circulo:
L a derivada de E con respecto al tiem po es, p a ra nuestro cam p o alternante, senci llamente icüE^e'<^‘. A sí pues, hallam os que nuestro c apacitor tiene el cam po m ag né tico B = ~
E ^ e^^\
(23.5)
E n otras palabras, tam bién el cam po magnético oscila y tiene una intensidad p ro porcional a r. ¿Cuál es el efecto de esto? C u ando hay un cam po m agnético que está variando, ha brá cam pos eléctricos inducidos y el c apacitor em pezará a actuar un poco com o un a inductancia. A m edida que sube la frecuencia el cam po magnético se h ace más fuerte; es proporcional a la derivada de E respecto al üem po y, p o r lo ta n to, a oj. L a impedancia del c ap acitor ya no será sim plem ente I HojC. Continuem os a um entando la frecuencia y analicemos lo que sucede m ás cuida dosam ente. Tenem os un cam po magnético que va de un lado p a ra otro. ¡Pero entonces ei cam po magnético no puede ser uniforme com o hem os supuesto! Cuando hay un cam po magnético variando debe h aber un a integral de línea del cam po eléctrico -d eb id o a la ley de F a r a d a y -. A si pues, si hay un cam po m agnético apre ciable, com o com ienza a acontecer a frecuencias altas, el cam po eléctrico no puede ser ei mismo a to da s las distancias de! centro. El cam po eléctrico debe cam biar con r de m odo que la integral de línea del cam po eléctrico pueda ser igual a la variación de fiujo del cam po magnético.
Veamos si podem os calcular el cam po eléctrico correcto. Podem os hacerlo calcu lando una “c orrección” aJ cam po uniform e que supusim os originalm ente para bajas frecuencias. Llam em os al cam po uniforme que todavia será E ^ e'^ ‘ y escri bam os el cam po correcto en la form a £=
E l -i- E 2,
donde E ^ es la corrección debida a la variación del cam po m agnético. P a ra cual quier co escribirem os el cam po en ei centro dei condensador com o £(¡6'^' (definiendo así Ef¡), así que no tenem os corrección en el centro: £ "2 = O en r = 0. P a ra e ncontrar E j podem os usar la form a integral de la ley de ]
f / · *
= -
L as integrales son sim ples si las hacem os siguiendo la curva com o se m uestra en la figura 23 -4(b), que sube a lo largo del eje, sale radialmente la d istancia r a lo lar go de la placa superior, b aja verticalmente a la placa inferior y vuelve al eje. La integral de línea de E^ alrededor de esta curva es, p or supuesto, cero; asi que sólo E 2 contribuye y su integral essim plem ente - E 2(r) · K donde h es elespacio entre las placas. (Llam arem os E positiva si está a puntando hacia arriba.) E sto es igual a la derivada respecto al tiem po del flujo de B , que hemos obtenido p o r una integral sobre el área som breada S d entro de F j en la figura 23-4(b). El fiujo a través de una faja vertical de espesor d r es B (r)h dr, asi que el flujo total es
k j B (r)dr. H aciendo — d ¡ d t del fiujo igual a la integral de línea de E 2, tenem os
E 2Ír) = f j m
dr.
(23.6)
N ótese que las h se cancelan; los cam pos no dependen de la separación de las placas. U sand o la ecuación (23.5) p a ra B (r), tenem os
L a derivada con respecto al tiempo baja otro factor /o;; obtenemos
M ñ = ~
(23.7)
C om o era de esperar, el cam po inducido tiende a reducir el cam po eléctrico más lejos. El cam po corregido £ = + £ 2 es entonces £ = £ , + £ .=
fl -
1
£ „ e “ ‘.
(23.8)
Fig. 23-5. El campo eléctrico en placas de un capacitor a frecue altas. ÍLos efectos de borde se haí preciado}.
El cam po eléctrico en ei capacitor ya no es uniforme; tiene la form a parabólica m ostrada por la línea de trazos en ia figura 23-5. Ven que nuestro c apacitor simple se está volviendo complicado poco a poco. Podríam os usar ahora nuestro resultado p ara calcular la im pedancia del capaci tor a frecuencias altas. Conociendo el cam po eléctrico, podríam os calcular las cargas en las placas y hallar cóm o la corriente por el condensador depende de la frecuencia co, pero no estam os interesados en el-problema por el momento. Estam os m ás interesados en ver qué sucede a m edida que co ntinuam os aum entando la fre cuencia -v e r qué sucede a frecuencias aún más a lta s - ¿No hemos term inado ya? No, porque hemos corregido el cam po eléctrico, lo que significa que el cam po m ag nético que hemos calculado ya no es correcto. El cam po megnético de la ecuación (23.5) es aproxim adam ente correcto, pero solamente es una prim era aproxim ación. Llamémoslo B¡. Entonces deberíam os reescribir la ecuación (23.5) en la form a
2 c2 R ecordarán que este cam po fue p roducido por la variación de E¡. A h ora el campo magnético correcto será el producido por el cam po total E , -t- E¿. Si escribim os el + 5^, el segundo térm ino es justam ente el cam po cam po magnético como B = adicional producido por Pa ra hallar B¡ podem os seguir el mismo razonam iento que hemos usado para hallar B¡; la integral de linea de B j a lo largo de la curva r ¡ es igual a la derivada respecto al tiem po de! flujo de E-¡_ a través de f , . T endre mos precisamente la ecuación (23.4) o tra vez, con B reem plazado por B¡^y E reem plazado por C^B-i^ - Ijrr =
(flujo de
a través de F,).
Debido a que £ '2 varía con el radio, p a ra obtener su flujo debem os integrar sobre la superficie circular d entro de Fi· U sand o 27tr dr com o elemento d e área, esta integral es f ’ E ,(r) ■ 2irr Así pues, obtenem os p ara B 2(r)
U sando el E / r ) de la ecuación (23.7) necesitam os la integral de r^dr, la cual es, por supuesto, r* /A. N uestra corrección al cam po magnético se transform a en
W
(23-11)
¡Pero aún no hemos term inado! Si el cam po magnético B no es el mismo que pensam os prim eram ente, entonces hemos calculado incorrectam ente D ebemos hacer una corrección adicional a E que viene del c am po raagnético extra B L lam a remos £ 3 a esta corrección adicional al cam po eléctrico. E stá relacionado con el cam po magnético B 2 en la misma form a que E^ lo estaba con 5 , . Podemos usar la ecuación (23.6) o tra vez tan sólo cam biando los subíndices: Ez(r) = 1 1 S i í / ) ár. U sando para po eléctrico es
' (23,12)
nuestro resultado, ia ecuación (23.11), la nueva corrección al c am
Í3('·) = +
£o e ’"'·
(23.13)
Escribiendo nuestro cam po eléctrico doblemente corregido com o E — E^ -l· E¡ + obtenemos E = £ „ .·■■' [ l
-
¿
,
(23,14)
L a variación del cam po eléctrico con el radio ya no esla parábola sencilla que dibu jam os en la figura 23-5, sino que p a ra radios grandes se desvia ligeramente por encim a de la curva (E j + E·^. N o hemos concluido completam ente. El cam po eléctrico nuevo produce una corrección nueva al cam po magnético, y el cam po magnético nuevamente corregido pcQ dudrá un a coíTecctón adicional al cam p o eléctilco y asi indeíinidamente. Sin em bargo, ya tenem os todas las fórm ulas que necesitamos. Pa ra S , podem os usar la ecuación (23.10) cam biando los suindices de 5 y £ de 2 a 3. La siguiente corrección al cam po eléctrico es
A si que p ara este orden tenem os que el cam po eléctrico está dado por
£ -
^ 0^ ··- [ i -
+ ...] , (23.15)
donde hemos escrito ios coeficientes numéricos en tal form a que sea evidente cómo continúa la serie. N uestro resultado final es que p ara cualquier frecuencia, el cam po eléctrico entre las placas del c apacitor està dada por el p roducto de y la serie infinita que contiene solamente
,
la variable ojrlc. Si querem os, podem os definir un a función especial que llamaremos c o m o la serie infinita que aparece en el corchete de la ecuación (23.15):
/o ( x ) = 1 -
^
( í) V
^
(i)‘ -
E ntonces podem os escribir n uestra solución como X - cor/c: E = E„e'“% ■
(í)' + . ..
(23.16)
p o r e sta función, con (23.17)
L a razón de h a ber llam ado J q a n uestra función especial es que, naturalm ente, no es la prim era vez que alguien h a resuelto un problem a de oscilaciones en un ci lindro. L a función h a surgido antes y de ordinario se la llama Jq. Siempre surge c uando quiera que resuelvan un p roblem a de ondas con sim etría cilindrica. La fun ción J q es p a ra las ond as cilindricas lo que la función coseno es p a ra las ond as en una línea recta. A sí pues, es u na función im portante, inventada hace m u cho tiempo. Luego hallamos el n om bre de Bessel asociado a eUa. El subíndice cero significa que Bessel inventó un grupo de funciones diferentes y ésta es justam e nte ia prim era de ellas. L as o tras funciones de Bessel —J , , J·^, etc.— tienen que ver con las on das cilin dricas que tienen una variación de intensidad con el ángulo alrededor del eje del cilindro. El cam po eléctrico com pletam ente corregido entre las placas de nuestro c onden sado r circular, d ado p or la ecuación (23.17), está señalado con una línea llena en la fígura 23-5. P a ra frecuencias no m u y sJtas, nuestra segunda aproxim ación y a era bastante buena. L a tercera aproxim ación era mejor aún - ta n buena en realidad, que si la hubiéram os graficado, no podrían distinguir la diferencia entre ella y la línea llena. V erán en la sección siguiente, sin em bargo, que la serie com pleta se necesita p a ra tener u na descripción e x acta p a ra grandes radios o p a ra frecuencias grandes.
23-3
U na cavidad resonante
A h ora nos interesa ver qué es 1c que da n uestra solución p a ra e! cam po eléctrico entre Jas placas dei capacito r a medida que continuam os au m entan do la frecuencia m ás y más. P a ra to grandes, el parám etro x = a>r/c tam bién se vuelve grande y los prim eros térm inos de la serie p a ra J q de jc aum entarán ràpidam ente. E sto significa que la pa rà b ola que hem os dibu jado en la figura (23-5) se cu rva m ás fuertemente hacia a bajo a frecuencias altas. En realidad, es com o si eJ c am po c ayera a cero a alguna frecuencia alta, tal vez c uan do c/co es aproxim adam ente la m itad de a. Vea mos si J q realmente pa sa p or cero y se vueive negativa. Em pecem os proband o con X = 2; Jn(2) = 1 -
1 + i -
^
= 0.22.
L a función todavía no es cero, asi que probem os p ara un valor m ás alto de x, diga mos que X = 2,5. En núm eros, escribam os 7„(2.5) = 1 -
1.56 + 0.61 - 0.09 = - 0 .0 4 .
L a función Ics resultados camino entre mente igual a
y a h a p asado p or cero p a ra c uando Uegamos a x = 2,5. C om parando p a ra x = 2 y x = 2,5 es corno si J q p a sa ra por cero a un quinto de 2,5 y 2. Podríam os estim ar que el cero ocurre p a ra x a proxim ada 2,4. Veamos lo que nos d a ese valor de x: J oi2A ) = 1 -
i.44 + 0.52 - 0.08 - 0.00.
Obtuvimos cero con una precisión de dos décim as. Si hacem os los cálculos más exactos (o puesto que es una función bien conocida, si ia buscam os en un libro), hallam os que p a sa po r cero en x = 2,405. H em os trab ajado m anualm ente p a ra de m ostrarles que ustedes tam bién podrían h aber descubierto estas cosas en lugar de tener que copiarlas de un libro. Y a que estam os m irando en un libro, es interesante observar cóm o varia p a ra valores grandes de x; se parece a la gráfica de la figura 23 -6 . A medida que X aum enta, oscUa entre valores positivos y negativos con un decrecimiento en la amplitud de oscilación.
Fig. 23-6.
La función BesseUoW.
H em os conseguido los siguientes resultados interesantes: si vamos a frecuencias suficientemente altas, el cam po eléctrico en el centro de nuestro c ondensador estará en un senüdo y el cam po eléctrico del borde apu ntará en el opuesto. Po r ejemplo, supongan que tom am o s u n a co lo suficientemente alta com o p a ra que co = lo r/c en el borde externo del c ondensador sea igual a 4 ; entonces el borde del condensador corresponde a la abscisa x = 4 en la figura 23-6. E sto significa que nuestro cap aci to r está funcionando a la frecuencia oj = A d a . En los bordes de las placas, el c am po eléctrico tendrá un módulo b astan te alto y será opuesto a la dirección que sería de esperar. Esto es algo terrible que le puede suceder a un c apacitor a frecuencias altas. Si vamos a frecuencias muy altas, la dirección del cam po eléctrico oscilará varias veces a medida que nos alejemos del centro del capacitor. T am bién están los cam pos m agnéticos asociados con estos cam pos eléctricos. N o es sorprendente el que nuestro capacitor no sea com o una cap acitancia ideal p a ra frecuencias altas. H asta podem os em pezar a pregun tam os sí se parece más a im capacitqr o a una inductancia. D ebem os recalcar que hay efectos aún m ás com plicados que hemos despreciado y que se producen en los bordes del condensador. Por ejemplo, h abrá radiación de ond as p o r los bordes, asi que Jos cam pos son más com plicados que los que hemos calculado, pero no nos preocuparem os por estos efectos ahora.
Podríamos tratar de im aginar un circuito equivalente p a ra el capacitor, pero quizás es mejor si admitim os simplemente que el c apacitor que hemos diseñado para campos de baja frecuencia ya no es satisfactorio c uando la frecuencia es dem asiado alta. Si queremos tra ta r el funcionamiento de tales objetos a frecuencias altas, debemos a bandonar la aproxim ación que hemos hecho a las ecuaciones de Maxwell para el tratam iento de circuitos y volver al conjunto com pleto de ecuaciones que describen completam ente los cam pos en el espacio. E n lu gar de tratar elementos de circuito idealizados hem os de tratar los conductores reales com o son, tom ando en cuenta todos los cam pos en los espacios entre ellos. Po r ejemplo, si queremos un circuito resonante a frecuencias altas no tratarem os de diseñar uno usando una bobina y un capacitor de placas i , lineas de
0
Ya hemos m encionado que el c apacitor de placas paralelas que hemos estado analizando tiene a la vez alguno de los aspectos ta nto de un c apacitor com o de ima inductancia. Con el cam po eléctrico hay cargas en la superficie de las placas y con lc> campos m agnéticos hay fem opuestas. ¿Es posible que y a tengam os un circuito reso.'ifnte? Claro que sí. Supongan que escogemos una frecuencia p a ra la cual el campo eléctrico se anula p a ra algún radio dentro del borde del disco; esto es, es cogemos (úalc m ayo r que 2,405. En cualquier parte de un círculo coaxial con las placas, el campó eléctrico
será nulo. A h ora supongaiL-que tom am os u n a hoja delgada de metal y cortam os una faja io suficientemente an ch a p a ra acom o darla entre las placas del condensador. Luego la doblam os en un cilindro que irá alrededor del radio donde ei cam po eléc trico es nulo. Puesto que no hay cam po eléctrico alli, cuando ponem os esté cilindro c onductor en el lugar no fluirá corriente en él y no h a b rá cam bio en los cam pos eléctricos y magnéticos. H em os podido poner al c apacitor en corto circuito sin n in gún cam bio. Y miren lo que tenem os: cam pos eléctricos y magnéticos dentro de una lata cilindrica sin conexión al mundo externo. Ex)s cam pos dentro no cam biarán aun c uando saquem os los bordes de las piacas por fuera de nuestra lata y también los tenninales del capacitor. T odo lo que nos h a quedado es una lata cerrada con cam pos eléctrico y magnético dentro, com o lo m uestra la figura 23-7(<2). Los c am pos eléctricos están oscilando a la frecuencia (>j - ía cual, no olviden, determ inó el diá netro de la lata. L a amplitud del cam po oscilante E varia con la distancia al eje de la lata com o lo m uestra la ñgura 23-7(A). E sta curva es justam en te el prim er arco de ia función de Bessel de orden cero. Tam bién hay un cam po magnético que va en círculos alrededor del eje y oscila en el tiempo desfasado del cam po eléctrico en 90°.
T am bién podemos escribir una serie p a ra el cam po magnético y representaría, com o m uestra la gráfica de la figura 23-7(c). ¿C óm o podemos tener un cam po magnético y eléctrico dentro de una lata sin ninguna conexión externa? E sto se debe a que los cam pos magnético y eléctrico se mantienen entre si: ei E variable form a un B y el B variable form a un E —to do de acuerdo a ias ecuaciones de M axwell-. El cam po magnético tiene un aspecto induc tivo y el cam po eléctrico capacitivo; ju n to s hacen algo com o un circuito resonante. N oten que las condiciones que hemos descrito sólo se darían si el radio de la lata fuera exactam ente 2 ,4 05 c /ai. Pa ra una lata de radio determ inado, los cam pos m ag néticos y eléctricos oscilantes se m antendrán entre si -en la form a que hemos d e sc rito - solamente en esta frecuencia particular. A sí que u n a lata cilindrica de radio r es resonante a la frecuencia
H em os dicho que los cam pos continúan oscilando en la m ism a form a después de cerra r completam ente la la ta. Esto no es correcto completam ente. Seria posible si todas las paredes de la lata fuesen conductores perfectos. Sin em bargo, p ara una lata real, las corrientes oscilantes que ha y en el interior de las paredes de la misma pueden perder energía debido a la resistencia del material. Las oscilaciones de los cam pos se extinguirán gradualm ente. Podem os deducir de ia figura 23-7 que debe haber fuertes corrientes asociadas con los cam pos eléctrico y magnético dentro de la cavidad. Debido a que el cam po eléctrico se para en seco en las placas superior e inferior de la lata tiene ahí una divergencia grande, asi que debe haber cargas eléc tricas positivas y negativas en la superficie interna de la lata com o se m uestra en la figura 23-7(a). Cuando ei cam po eléctrico se invierte tam bién tienen que invertirse las c argas, así que debe h aber un a corriente que está alternando entre las placas superior e inferior de la lata. E stas cargas fluirán en los lados de la lata, comó se m uestra en la figura. Tam bién podem os ver que debe haber corriente en los lados de la lata considerando lo que sucede al cam po magnético. L a gráfica de la figura 23-7(c) nos dice que el
cam po magnético cae de pro nto a cero en el eje de la lata. Tal cam bio repentino en el cam po magnético puede suceder sólo si hay una corriente en la pared. E sta corriente es la que hace que las cargas eléctricas alternen en las placas superior e inferior de la lata. Puede que estén a som brados de n uestro descubrim iento de corrientes en los la dos verticales de la lata. ¿Y nu estra afirm ación anterior de que n ada c am biaría al introducir estos lados verticales donde el cam po eléctrico era cero? Sin em bargo, recordem os que cu an do introdujim os los lados de la la ta, las placas superior e infe rior se extendían m ás allá de ellos, asi que también había cam pos magnéticos fuera de n uestra la ta. F ue solam ente cu ando sacam os las partes de las placas del c onden sa d o r m ás allá de los bordes de la lata que tuvieron que aparecer corrientes netas en la parte interna de las paredes verticales.
A unque los cam pos eléctricos y m agnéticos en la lata com pletam ente c errada se extinguirán gradualm ente debido a la pérdida de energía, podemos evitar que esto suceda si hacem os un agujero en la lata e introducim os un poquito de energía eiéc trica p a ra com pensar las pérdidas. T om em os un aiam bre pequeño, m etám oslo p or ei agujero en el lado de la lata y sujetémoslo en la pared interna de m anera que form e un lazo pequeño, com o se m uestra en la figura 23-8. Si a hora conectam os este alam bre a una fuente de corriente alterna de frecuencia alta, esta corriente suminis tra rá energía po r acopiam iento a los cam pos eléctricos y magnéticos de la cavidad y m anten d rá ias oscilaciones. Por supuesto, esto sucederá solam ente si la frecuencia de la fuente alim entadora está en la frecuencia resonante de la la ta. Si la fuente está en la frecuencia errada , los cam pos eléctricos y magnéticos no reson arán y los cam pos de la lata serán muy débiles.
cavidad. El c om portam iento resonante se puede ver fácilmente haciendo o tro agujero pequeño en la lata y enganchando o tro lazo acoplado, tal com o lo hemos dibujado en la figura 23-8. El cam po magnético variable a través de este iazo generará una fuerza electromotriz inducida en el lazo. Si a este lazo se conecta con algún circuito externo de medición,
-A(j = cj„/Q
___ las corrientes serán proporcionales a la intensidad de los cam pos en la cavidad. Supongan aho ra que conectam os el lazo de entrada de nuestra cavidad a un g enera dor de señales de R F , com o se m uestra en la figura 23-9. El generador de señales contiene una fuente de corriente alterna cuya frecuencia se puede variar moviendo la perilla en la parte frontal del generador.· Luego conectam os el lazo de salida de la cavidad a un “detector” , que es un instrum ento que mide la corriente del lazo de salida. D a una lectura proporcional a esta corriente. Si a hora medim os ia corriente de salida en función de la frecuencia de la señal del generador, encontram os una c urva como ia de la figura 23-10. L a corriente de salida es pequeña p a ra todas las frecuencias excepto las muy cercanas a que es la frecuencia resonante de la ca vidad. L a curva de resonancia es m uy parecida a la descrita en el capítulo 23 del vol. L N o obstante, el a ncho de la resonancia es mucho m ás angosto que el que e ncontram os com únm ente p a ra circuitos resonantes hechos de in ductancias y c ap a citores; esto es, el Q de la cavidad es m uy alto. Es común hallar Q que llegan a 1 0 0 . 0 0 0 o más, si las paredes de la cavidad se hacen de algún m aterial con una conductividad muy buena, com o la plata.
t
23-4
M odos de una cavidad
S upongan a hora que tratam os de verificar nuestra te oría haciendo mediciones con una lata verdadera. T om em os un a lata cilindrica de 7,6 centímetros de diám etro y unos 6 centímetros de altura. L a lata está provista de un lazo de entrada y uno de salida, com o m uestra la figura 23-8. Si calculamos la frecuencia resonante espe rad a p ara esta lata de acuerdo a la ecuación (23.18), obtenem os q u e / q — (úq/ I tz = 3010 megaciclos. C u and o ponem os la frecuencia de nuestro g enerador de señales cerca de los 3000 megaciclos y la variam os ligeramente h a sta e ncontrar la reso n a n cia, observam os que la máxim a corriente de salida se obtiene p a ra un a frecuencia de 3050 megaciclos, que es muy cercana a la frecuencia resonante mencionada, pero no exactam ente la misma. Existen varias razones posibles p a ra la discrepancia. Q uizás la frecuencia resonante cambie un poquito debido a los agujeros que hemos hecho p a ra insertar los lazos de acoplam iento. Sin em bargo, pensándolo un poco, se ve que los agujeros deben ba jar la frecuencia resonante un poquito, asi que ésa no puede ser la razón. Q uizás hay algún ligero error en la calibración de la frediencia del generador de señales, o nuestra medición del diám etro de la cavidad no es lo suficientemente precisa. D e cualquier m anera, la concordancia es bastante buena. M ucho más im portante es algo que sucede si variam os la frecuencia de nuestro señales algo más allá de los 3000 megaciclos. C u ando hacemos esto
^ megaciclos por segundo hallamos el resultado m ostrado en la figura 23-! I. Encontram os que, adem ás de la frecuencia resonante esperada, cercana a los 3000 megaciclos, también hay una frecuencia resonante cercana a los 3300 megaciclos y una cercana a los 3820 megaciclos. ¿Qué significa esta resonancia extra? Podríam os obtener un indicio de ta figura 23-6. A unque hemos estado suponiendo que el primer cero de ia función de Bessel se produce en el borde de la lata, tam bién podría ser que el segundo cero de la función de Bessel correspondiera al borde de la lata, de suerte que hubiera una oscilación completa dei cam po eléctrico al movernos desde el centro del recipiente, alejándonos del eje, com o m uestra la figura 23-12. Este es otro m odo posible p ara los cam pos oscüanles. Ciertamente p odríam os esperar que la lata reson ara en ese m odo. Pero ñjense: el segundo cero de la función de Bessel se produce en x = 5,52 que es alrededor de dos veces m ás grande que el valor del primer cero. L a frecuen cia resonante de este modo debería ser, por lo tanto, m ayor que 6000 megaciclos. Sin duda, la hallaríamos ahí, pero no explicaría ia resonancia que observam os a 3300.
Fig. 23-12. Un modo de frecuencia
El problem a es que en nuestro análisis del com portam iento de una cavidad reso nante hemos considerado solamente una posible disposición geométrica de ios c am pos magnéticos y eléctricos. Hem os supuesto que Jos cam pos eléctricos son vertica les y que los cam pos m agnéticos yacen sobre círculos horizontales. Pero son posi bles otros cam pos. Los únicos requisitos son que los cam pos deben satisfacer las ecuaciones de Maxwell dentro de la lata y que los cam pos deben Uegar perpendicu larmente a las paredes. H em os considerado el caso en que las tapas superior e inferior del recipiente son planas, pero no sería completam ente diferente si estuvieran curvadas. E n realidad, ¿cóm o se supone que la lata sepa cuál es la tapa y cuál el fondo, y cuáles son los lados? V erdaderam ente es posible dem ostrar que hay un modo de oscilación de los cam pos dentro del recipiente en el cual los cam pos eléc tricos van m ás o menos según el diámetro de la lata com o m uestra la figura 23-13.
N o es dem asiado difícil com prender p or qué la frecuencia natura! de este modo no seria muy diferente de la frecuencia n atural de! prim er modo que hemos conside rado. Supongan que en lugar de nuestra cavidad cilindrica hubiésem os tom ado una cavidad que fuese un cubo de 7,6 centímetros de lado. E stá claro que esta cavidad tendría tres m odos diferentes, pero todos con la m isma frecuencia. Un modo con el cam po eléctrico yendo más o menos hacia arriba y hacia abajo tendría ciertam en te la misma frecuencia que el m odo en que el cam po eléctrico fuera de izquierda a derecha. Si a ho ra deform am os el cubo en un cüindro, estas frecuencias cam biarán un poco. N o obstante, es de esperar que no cambien mucho, siempre que m anten gamos m ás o menos las mismas dimensiones de la cavidad. A sí pues, la frecuencia del m odo de la fígura 23-13 no sería muy diferente de la del modo de la figura 23-8. Podríamos hacer un cálculo detallado de la frecuencia natural del m odo m ostrado en la figura 23-13, pero no lo harem os por ahora. H aciendo los cálculos se halla que para ias dim ensiones que hemos supuesto, la frecuencia resonante resulta muy cer cana a la resonancia observada a 3300 megaciclos.
Por medio de cáJculos parecidos es posible dem ostrar que debe haber aún otro m odo en la otra frecuencia resonante que encontram os cerca de los 3800 megaci clos. P a ra este modo, los cam pos eléctricos y m agnéticos son com o lo m uestra la figura 23-14. El cam po eléctrico no se molesta en recorrer todo el camino a lo largo de la cavidad. Va de los lados a las tapas, como se muestra. C om o probablem ente se lo im aginarán aho ra,, si os a frecuencias s il vam VítiiiMb iicwucin-iab iiidb y iimb altas es de esperar que encontrem os má.·? v má.'?s rt= >< resonancias. H ay muchos modos diferentes,
i frecuencia de resonancia diferente correspondiente a algún arreglo co m plicado p articular de los cam pos eléctricos y m agnéticos. C ada uno de estos arreglos de cam po s se Uaman modo resonante. L a frecuencia de reso n an cia de c a d a m odo se puede calcular resolviendo las ecuaciones de MaxweU para los cam pos eléctricos y magnéticos en ia cavidad.
C uan do tenem os una resonancia a alguna frecuencia particular, ¿cóm o podemos sab er cu ál es el m odo que e stá excitado? U n a form a es in troducir un alam bre pe queño d entro de la cavidad a través de un agujero pequeño. Si el cam po eléctrico e stá a lo largo del alam bre, com o en la figura 23-15(a), h a b rá corrientes relativam en te grandes en el alam bre, extrayendo energía de los cam pos y la resonancia será suprim ida. Si el cam po eléctrico e stá com o se m uestra en ta figura 23-15(b), el alam bre ten drá un efecto m ucho m enor. Podríam os haUar en qu é sentido apuntan los cam pos en este m odo doblando el extremo del alam bre, com o m uestra la figura 23-15(c). A medida que rotam os el alam bre, h a b rá un efecto g rande c uando el ex trem o del aiam bre esté paralelo a E y un efecto pequeño cuand o se rote ta nto que forme 90° con E. 23-5
Cavidades y circuitos resonantes
A unque la cavidad resonante que hem os descrito es com pletam ente diferente del circuito resonante ordinario que consiste en un a inductancia y un capacitor, por supuesto, los dos sistem as resonantes están muy relacionados. A m bos son
sdì s T
7 k ! ^\··
Fig. 23-16.
t
Resonadores de frecuencias resonantes progresivamente más aitas.
miembros de la misma familia; son ju stam ente los casos extremos de resonadores electromagnéticos y hay m uchos casos intermedios entre estos dos extremos. Su pongan que empezam os considerando el circuito resonante de un capacito r en p a ra lelo con una inductancia, com o m uestra la figura 23-16(a). Este circuito resonará a la frecuencia coq = 1 l^ /L Ü . Si querem os aum entar la frecuencia resonante de este circuito, podem os hacerlo bajan do la in ductancia L . U na form a es dism inuir el nú m ero de vueltas en la bobina. Pero no podemos ir muy lejos en e sta dirección. F i nalmente llegaremos a la última vuelta y tendrem os sim plemente un pedazo de alam bre que une las placas superior e inferior del condensador. N o obstante, podríam os aum entar la frecuencia resonante aún más haciendo m ás pequeña la capacitancia; pero también podemos seguir dism inuyendo la in ductancia poniendo varias induc tancias en paralelo. D o s in ductancias de u na vuelta en paralelo tendrán sólo la mitad de la in ductancia de cad a vueha. A si, c uando h ayam os reducido nuestra in ductancia a una sola vuelta, podrem os seguir subiendo la frecuencia resonante agregando otros lazos simples desde la placa superior hasta la placa inferior del condensador. Po r ejemplo, la figura 23-16(b) m uestra las placas dei condensador co nectadas p or seis de tales “in ductancias de un a sola v uelta” . Si seguim os agregando m uchas de tales piezas de aiam bre, podem os h acer la transición al sistema resonante com pletam ente cerrado que m uestra la parte (c) de la figura, que es un esquem a de la sección trans versal de un objeto de sim etría cilindrica. A ho ra n uestra in ductancia es una lata cilindrica hueca unida a los bordes de las placas de un condensador. Los cam pos eléctricos y magnéticos e stán com o se m uestra en la figura. Por supuesto, ta l clase de objeto es una cavidad resonante, y se ia llam a cavidad “ carg ad a ” . Pero aún po demos considerarla com o un circuito L - C en el que la sección capacidad es la región donde hallamos la m ay or parte dei cam po eléctrico y la sección in ductancia es la región donde hallamos la m ayor parte del cam po magnético. Si queremos hacer la frecuencia del resonador de la figura 23-16(c) aún más alta, lo podem os conseguir si seguim os dism inuyendo la in ductancia L . Pa ra hacer esto debemos dism inuir las dim ensiones geométricas de la sección inductancia, por ejemplo, dism inuyendo la dimensión h en el dibujo. A medida que h dism inuya, la frecuencia resonante aum entará. Finalm ente, por supuesto, llegaremos a la situación en que
la altura h es justam ente igual a la separación entre las placas del condensador. T e nemos sim plemente an recipiente cilindrico; nuestro circuito resonante se ha tran s form ado en la cavidad resonante de la figura 23-7. N otarán que en el circuito resonante L - C original de la figura 23-16, los cam pos eléctricos y m agnéticos están completam ente separados. C om o hemos m odificado gradualm ente el sistem a resonante p a ra tener frecuencias m ás y m ás altas, el cam po magnético se ha acercado m ás y más al cam po eléctrico h a sta que en la cavidad resonante los dos están com pletam ente entremezclados.
Fig. 23-17. Otra cavidad resonante. A unque las cavidades resonantes de las que hemos h ablado en este capítulo han sido latas cilindricas, la form a cilindrica no tiene n ad a de especial. U na lata de cualquier form a tend rá frecuencias resonantes correspondientes a varios m odos posi bles de oscilación de los cam pos eléctricos y m agnéticos. P o r ejemplo, la “cav idad ” m ostrada en Ja figura 23-17 te ndrá su conjunto particular de frecuencias reso nantes -au nq ue serán bastante difíciles de calcular.
24-1
L a línea de transmisión
24-5
O bservación de ondas gMjadas
24-2
La guía de on da rectangular
24-6
Plomería con gyías de onda
24-3
La frecuencia de corte
24-7
Modlos de smna gisía de ooda
24-4
La
24-g
O tra m anera de considerar las
24-1
velocidad
de
las
o n da s
L a Imea de transmisión
En el último capítulo estudiam os lo que ocurría a los elementos de circuitos con centrados c uando se los o peraba a frecuencias muy altas, y eso nos Oevó a com prender cómo se podia reem plazar un circuito resonante po r una cavidad con los cam pos resonando dentro. O tro p roblem a técnico interesante es la conexión de un objeto con otro de m odo que se pueda transm itir energía electromagnética entre ellos. En los circuitos de baja frecuencia se hace esta conexión con alam bres, pero este m étodo no funciona muy bien a frecuencias altas porque los circuitos radiarán energía a todo ei espacio que los rodea y es difícU controlar a dónde irá esa energía. Los cam pos se esparcen alrededor de los alam bres; ios alam bres no “ guían” muy bien las corrientes y los voltajes. En este capítulo estudiaremos cóm o se pueden interconectar objetos a frecuencias altas. Por lo menos, esa es una m an era de pre sentar ei tema. O tra m anera de decirlo es estudiando el com portam iento de las ondas en el espa cio libre. Es hora, pues, que veamos lo que ocurre cuando se confm an cam pos oscüantes en una o más dim ensiones. D escubrirem os un nuevo fenómeno interesante, o sea, cuando se confman ios cam pos en solo dos dmiensiones, y se les permite m archar libremente en la te rcera dim ensión, se propagan en ondas. Son las “ondas guiadas” -e l tem a de este capítulo. Com enzarem os con la te oría general de la línea de transm isión. L a línea ordina ria de transm isión de potencia que corre de torre en torre p o r el cam po, radía parte de su potencia, pero las frecuencias de la potencia (50-60 ciclos/seg) son tan bajas que esta pérdida no es seria. Se podría im pedir ia radiación rodeando la línea con una cañería m etálica, pero este m étodo n o sería práctico p ara las líneas de potencia porque los voltajes y corrientes usados exigirían una cañería muy grande, costosa y pesada. A sí pues, se u san simples “líneas abiertas” .
Pa ra frecuencias algo m ás altas —unos pocos kilociclos, por e jem p lo - la radia ción ya puede ser seria. N o obstante, se la puede reducir usando líneas de tran sm i sión tipo “par reto rc id o ”, com o se h ace con las conexiones telefónicas cortas. Sin em bargo, a frecuencias más altas la radiación se hace m uy p ronto intolerable, y a sea p or la pérdida de p otencia, o porqu e la energía aparece en o tros circuitos do nd e no se la quiere. P a ra frecuencias entre unos pocos kilociclos y algunos cientos de m ega ciclos, las señales y potencias electrom agnéticas son transm itidas, p o r lo com ún, vía lineas coaxiales que consisten en un alam bre dentro de un “co nd uctor ex tern o” o ‘‘blindaje” cüíndrico. A unque el tratam iento que sigue servirá p a ra un a linea de transm isión de dos conductores paralelos de cualquier form a, lo llevaremos a cabo refiriéndonos a un a línea coaxial.
Tom arem os la línea coaxial más simple que tiene un con du cto r central, el cual suponem os que sea un cüindro delgado hueco, y un condu cto r extem o que es otro cilindro delgado con el mismo eje que ei c o nductor interno, com o en la figura 24-1. Sabemos, calculando aproxim adam ente, cóm o se com porta la linea a frecuencias relativamente bajas. A nteriorm ente describim os el com portam iento a b aja frecuencia c uando dijimos que dos conductores así tienen cierta cantidad de inductancia por unidad de longitud o cierta capacidad por unidad de longitud. D e hecho, podem os describir el com portam iento de cualquier línea de transm isión a baja frecuencia d a n do su inductancia-Lq p or unidad de longitud y su capacitancia C q p o r unidad de longitud. Luego podem os analizar la línea com o caso límite del filtro L - C discutido en la sección 22-6. Podemos hacer un filtro que imite la línea tom and o pequeños elem entos en serie L qA x y pequeñas capacidades en paralelo C ^ A x , donde A x es un pequeño elemento de longitud de la línea. Em pleando nuestros resultados p a ra el filtro infmito, vemos que ha brá una p ropagación de señales eléctricas a lo largo de la linea. Sin em bargo, en vez de seguir ese enfoque preferirem os exam inar la linea desde el pu nto de vista de una ecuación diferencial. Supongan que observam os lo que o curre en dos puntos vecinos a lo largo de la línea de transm isión, po r ejemplo, a las distancias x y x -i- Aa: del com ienzo de la línea. Llamem os V (x) a la diferencia de potencial entre los dos c o nductores e l( x ) a la corriente po r el c o nductor “ vivo” (ver la figura 24-2). Si la corriente de la línea alam bre,
«Ü 7 ; ... V(«)
alambre 2
I V(ntAx)
está variando, la in ductancia nos d a rá una caida de voltaje en una pequeña sección de lineas entre x y x + A x , dada por A V = V(x + á x ) Y to m ando el límite p a ra A x
V (x) = - L o A x — · dt
O, obtenem os dV l í =
,
di 3, ■
P '» ·')
L a corriente variable d a un gradiente de voltaje. Refiriéndonos de nuevo a la figura, si e! voltaje en x está variando, debe haber cierta carga que se e stá sum inistrando a la capacidad de esa región. Si tom am os si pequeño trozo de línea entre x y x + A x , la carga sobre él es ^ = C ^ A x V . L a deri vada de esta carga respecto al tiem po es C f¡A xdV !dí, pero la carga varía únicam en te sí la corriente I(x ) que entra al elemento es diferente de la corriente l ( x + A x) que ;sale. Llam ando A I a la diferencia, tenemos
T o m an do el limite p ara A x
O, obtenem os
A sí pues, la conservación de la carga implica que el gradiente de la corriente es proporcional a la derivada del voltaje respecto al tiempo. Las ecuaciones (24.1) y (24.2) son, entonces, las ecuaciones básicas de un a linea de transm isión. Si querem os, podem os modificarlas p a ra incluir los efectos de la resistencia de los conductores, pero p a ra el presente estudio nos quedarem os con el ejemplo simple. L as dos ecuaciones de la línea de transm isión se pueden com binar derivando una respecto a / y la o tra respecto a x y eliminando V o l . Entonces tenem os ya sea d^V
d^V
U na vez más reconocem os la ecuación de onda en x. P a ra una línea de tran s misión uniforme, el voltaje (y la corriente) se p ropag a por la línea com o yna onda. Ei voltaje a lo largo de la línea debe ser de la form a V(x, t) = f ( x - vt) o V(x, t) = g (x + vt) o una sum a de ambos. ¿Y cuál es la veiocidad v? Sabemos que el coefi ciente del térm ino es justam ente I /v ^ así que (24.5)
D ejam os para que hagan la dem ostración de que el voltaje pa ra cada onda en una línea es proporcional a la corriente de esa onda y que la constante de p ro po r cionalidad es justam ente la im pedancia característica z^. Llam ando e 7+ al volta je y la corriente p a ra una onda que va en ia dirección x positiva, deben obtener (24.6)
V+ = Zo/.fAnálogamente, p ara la onda que va hacia menos x la relación e
5 a partir de nuestras ecuacio-
(24.7) y es, en consecuencia, una resistencia pura. P ara hallar ia velocidad de propagación v y \a im pedancia característica Zq de una línea de transmisión, tenem os que conocer la in ductancia y la capacitancia por unidad de longitud. Podemos calcularías fácilmente p a ra un cable coaxial; asi pues, las examinaremos. Para la inductancia seguimos las ideas de la sección 17-8 y ha cemos \L P igual a la energía m agnética que obtenem os integrando sobre el volumen. Supongan qiie por el c onductor central circula una corriente /; sabemos entonces que B ~ donde r es la distancia al eje. T om and o como elemento de volumen una c áscara cilindrica de espesor d r y longitud l, tenem os p ara la energía magnética €oc·
donde a y b son, respectivam ente, el radio del c onductor interno y el del externo. H aciendo la integral obtenemos U = J - A r - In - . 47reoc2 a la energía a
(24.8)
encontram os L =
2 tt€oC^
In - ·
(24.9)
Es, pues, proporcional a la longitud / de la línea, asi que la inductancia Lg por unidad de longitud es In (b/a ) (24.10) Lo = 2 x 6 qc2 Calculam os la carga de un condensador cilindrico (ver la sección 12-2). A hora bien, dividiendo la carga por la diferencia de potencial, obtenem os ^
2ireol In (b/a )
La capacidad Cf, por unidad de longitud es CU. C om binando este resultado con la ecuación (24.10), vemos que el producto L^C^^ es igual a 1 /c ^ asi que l·»~ es igual a c. La onda viaja por la línea con la velocidad de la luz. Señalemos que este resultado depende de nuestras suposiciones; (a) que no hay dieléctricos o matenales magnéticos entre los conductores, y (b) que las corrientes están totalm ente en la superficie de los conductores (como debe ser para conductores perfectos). Vere mos m ás adelante que p ara buenos conductores a frecuencias alfas, todas las c o rrientes se distribuyen sobre las superficies com o debe ser p ara un c onductor perfec to, asi que esta suposición es entonces vàlida. A hora bien, es interesante que m ientras las suposiciones (a) y (b) sean correctas, el producto igual a I / c ’ p ara cualquier par de conductores paralelos - h asta, digamos, para un c onductor interno hexagonal en cualquier parte dentro de un c onductor externo eliptico- Mientras la sección sea constante y el espacio entre ellos no tenga ningún material, las ondas se propagan a la velocidad de la luz. ) ésta respecto a la impedancia
factor 1 ¡¿ qC tiene dim ensiones de una resistencia y es igual a 1207r ohms. El fac- geométrico In {b!a) sólo depende logaritmicam ente de las dim ensiones, asi que .... !.. coaxial - y la m ayoría de las lín eas- la im pedancia característica tiene 5 50 ohms y unos pocos cientos de ohms.
24-2
La guia de onda rectangular
De seguida nos ocuparem os de algo que, a primera vista, parece ser un fenóme no sorprendente: si se saca el c onductor central de la línea coaxial, todavia puede tr anspo rtar potencia electromagnética. En otras palabras, a frecuencias suficiente mente altas, un tubo hueco funcionará tan bien com o uno con alambres. Está rela cionado con la m anera m isteriosa en que un circuito resonante de condensador e inductancia se reemplaza a frecuencias altas simplemente por una lata. A unque parezca peculiar que se piense en términos de una linea de transmisión como inductancia y capacidad distribuidas, to dos sabemos que las ondas electro magnéticas pueden viajar por dentro de una cañería metálica hueca. Si la cañería es recta, ¡podemos ver a través de ella! A si pues, las ondas electromagnéticas viajan ciertamente por una cañería. Sabemos, adem ás, que no es posible ti'ansmitir ondas de baja frecuencia (de potencia o telefónicas) por dentro de una sola cañería metá lica. Asi pues, debe ser que las ondas electromagnéticas p asarán si su longitud de onda es suficientemente corta. Por lo tanto, discutiremos el caso limite de la longitud de onda más larga (o la frecuencia más baja) que pueden pasar por una cañería de tam año dado. D ebido a que la cañería se usa para tran sp ortar ondas, se la llama guía de onda. Com enzarem os con una cañería rectangular porque es el caso más simple de analizar. D arem os prim ero un tratam iento m atem ático y volveremos luego a exami nar el problem a de una m anera m ucho más elemental. Sin em bargo, el enfoque más elemental
sólo se puede aplicar fàcilmente a una guía rectangular. Los fenóm enos básicos son ¡os m ism os para una guia general de form a arbitraría, así que eJ razonam ie nto m a temático es fundam entalm ente m ás sólido. N uestro problem a es entonces encontrar qué tipo de ondas puede existir dentro de una cañería rectangular. Elijam os prim ero unas co ordenadas convenientes; tom e mos el eje z según ia longitud de la cañería y los ejes x, y paralelos a los dos lados, com o lo m uestra la figura 24-3.
Sabemos que c uando las ond as lum inosas van por la cañería tienen un cam po eléctrico transversal; supongan, entonces, que prim ero buscam os soluciones en las cuales £ es perpendicular a z, digam os que con la com ponente y , únicamente. Este c am po eléctrico tendrá cierta variación a través de la guia; en' efecto, debe llegar a cero en los lados paralelos aJ eje y, porque
en un c o n d u cto r las c orrientes y las c arg as siem pre se aju sta n de m a n e ra que no h aya c o m p on en te tan gencial del c am p o eléctrico en la superficie del c o n d u c tor. Asi pues, Ey variará con x siguiendo un arco, como lo m uestra ia figura 24-4. ¿Es quizás la función de Bessel que encontram os p ara una cavidad? N o, porque la inunción de Bessel tiene que ver con geometrías cilindricas. En una geometría rec tan gular las ondas son, por lo com ún, funciones arm ónicas simples, asi que debemos p robar algo como sen k ^ .
Com o queremos ondas que se propaguen por la guia, es de esperar que los c a m pos alternen entre valores positivos y negativos a medida que avancemos según z, com o en la figura 24-5, y que estas oscilaciones viajen por la guía con cierta velo cidad V. Si tenem os oscilaciones de cierta frecuencia definida co, estim aríam os que la onda podría variar con z como eos o para usar la form a m atem ática m ás conveniente, com o E sta dependencia de z representa una o nd a que viaja a velocidad v ^ c olk, (ver el capítulo 29 del vol. I), guía la onda tendría la siguiente form a Ey =
(24.12)
Veamos si esta conjetura satisface las ecuaciones de cam po correctas. Prim ero, el cam po eléctrico no debe tener com ponentes tangenciales sobre los conductores. N uestro cam po satisface este requisito; es perpendicular a ía c ara de arrib a y a la de abajo y es cero en las dos caras laterales. Bueno, lo es si elegimos k^ de modo que medio ciclo de sen encaje precisamente en el ancho de la guía -e s decir, si k ,a = ir. H ay otras posibilidades, como k^a = 2 tt,
o, en general,
(24.13)
. Estos valores representan arreglos complicados del 5 simple, donde = n ía , donde Segundo, la divergencia de E debe ser cero en el espacio libre dentro de la guia, ya que alli no hay cargas. N u estro E sólo tiene la com ponente >' y no varía con y, asi que realm ente tenem os V - E = 0. Finalm ente, nuestro cam po eléctrico debe estar de acuerdo con el resto de las ecuaciones de Maxwell en el espacio libre dentro de la guia. Es lo mismo que decir que debe satisfacer la ecuación de onda ^
(24.13)
D ebemos com probar si nuestra conjetura, ecuación (24.12), funciona. La segunda derivada de F,, respecto a x es simplemente La segunda derivad.a respecto a y es cero, ya que nada depende de y. La segunda derivada respecto a z es y la segunda derivada respecto a r es -oj^Ey La ecuación (24.15) indica entonces que
+ klEy
- ' ^ E y = 0.
todas partes (lo cual no es muy interesante), esta
k¡ + k l ~
= 0.
(24.16)
Ya hemos fijado k ^ así que esta ecuación nos indica que puede haber on das del tipo que hemos supuesto si k¡ está relacionado con la frecuencia co de m odo que se satisfaga la ecuación (24.16) -e n o tras palabras, si k, =
(7t2/ü2).
(24.17)
Las ondas que hemos descrito se propagan en la dirección z con este valor de k.. El núm ero de onda k^ que obtenem os de la ecuación (24.17) nos indica, para una frecuencia dada co, con qué velocidad se propagan los nodos de la onda por la guia. La velocidad de fase es v = ~ ·
(24,18)
Recordarán ustedes que la longitud de onda A de una onda viajera está dada por A. - I ttvI co, así que k , también es igual a I n lÁ g , donde Ag es la longitud de onda de las oscilaciones segim la dirección z - la “longitud de onda en la guia” - . Por supuesto, la longitud de onda en la guía es diferente de la longitud de o nd a de las ondas electrom agnéticas de la misma frecuencia en ei espacio libre. Si llamamos Aq a esta longitud de o nd a en el espacio libre, la cual es igual a I n c U o , podemos escribir la ecuación (24.17) en la form a X, =
--------- -
(24.19)
onda, pero a h ora no nos ocuparem os de obtener su expresión. Com o x B = d í i l d u las lineas de B circularán por las regiones donde d ¥ j d t es máxima, es decir, a mitad de cam ino entre el máximo y el minimo de E. Los lazos de B estarán paralelos al plano x z y entre las crestas y valles de E, com o m uestra la figura 24-6.
24-3
L a frecuencia de corte
A l despejar de la ecuación (24.16) debería haber realm ente dos raíces: positiva y otra negativa. D eberíam os escribir k, ■
■■ V W J c '^ ) -
(7r2/a2).
(24.20)
Los dos signos significan simplemente que en la guía puede haber ondas que se propagan con velocidad de fase negativa (hacia - z ) y ondas que se p ropagan en la dirección positiva. N aturalm ente, es posible que las ondas vayan en cualquiera de las dos direcciones. C om o am bos tipos de ondas pueden estar presentes al mismo tiempo, h a b rá la posibilidad de soluciones en form a de ondas estacionarias. N uestra ecuación p ara también nos dice que frecuencias más altas dan valo res m ayores de y, en consecuencia, longitudes de onda más chicas, hasta que en el limite de a) grande, k¡ se hace igual a oj/c, que es el valor que sería de esperar para ondas en el espacio libre. L a luz que “vem os” m irando por una cañería todavía viaja a velocidad c. Pero observen ah ora que si vam os hacia frecuencias bajas, ocurre aLgo extraño. Al principio la longitud de o nd a se hace m ás y más larga; pero, si a> se hace muy pequeña, de repente el radicando de la ecuación (24.20) se hace negativo. E sto o currirá en c uanto (o llegue a ser m enor que n c /a - o cuando Ag se haga m ayor que 2a. En o tras palabras, cuando
la frecuencia se h ace m enor que cierta frecuencia critica co^ = n d a , el núm ero de onda (y también Ag) se hace imaginario y no tenem os m ás una solución ¿O te nem os? ¿Quién dijo que tiene que ser real? ¿Y qué ocurre si se hace im aginario? N uestras ecuaciones de cam po se cumplen todavia. Q uizás un im aginario tam bién represente un a onda. Supongan que co es m enor que
entonces podemos escribir k , = ^ ik ',
(24.21)
donde k ' es un núm ero real positivo; k' =
(aV c2 ).
(24.22)
Si volvemos ah ora a nuestra expresión (24.12) para Ey, tenem os (24.23) que podem os escribir en la form a = -4 / E y=
(24.24)
E sta expresión d a un cam po E que oscila en el tiempo com o e '^' pero que varía con z com o e± 'fX A um enta o dism inuye con z m onótonam ente com o un a exponenciai real. E n n uestra deducción no nos preocupam os de las fuentes que p roducían las ondas pero, por supuesto, debe hab er una fuente en algima pa rte de la guía. El signo que lleva k ' tiene que ser ei que haga decrecer el cam po al aum entar la dis tancia a la fuente de las ondas. Asi pues, p a ra frecuencias p or debajo de = n d a las ondas no se propagan por la guía; los cam pos oscüantes p enetran en la guia sólo u na d istancia del orden de 1 /k '. Por esta razón, ia frecuencia a>^ se llam a “frecuencia de co rte ” de la guía Exam inando ia ecuación (24.22) vemos que p a ra frecuencias un poco menores quí u)^ el núm ero k ‘ es pequeño y los cam pos pueden penetrar una gran distancia dentro de la guía. Pero si o> es m ucho m enor que el coeficiente exponencial k' es igual a n / a y t\ cam po se extingue en form a extrem adam ente rápida, com o m uestra la fi gura 24-7. El cam po dism inuye en 1 /e en la
d istancia a l n o sea sólo un tercio del a ncho de la guia. Los cam pos p enetran una distancia m uy corta desde la fuente. Q uerem os recalcar una característica interesante de nuestro canálisis de las ondas guiadas; la aparición deí núm ero de on da imaginario. N orm alm ente, si resolvemos una ecuación de la fisica y obtenem os un núm ero imaginario, no signifi ca nada físico. N o obstante, p a ra las ondas un núm ero de on da imaginario s i signi fica algo. Se sigue satisfaciendo la ecuación de onda; sóio significa que la solución d a cam pos que dism inuyen exponencialmente en vez de ondas que se propagan. Asi pues, en cualquier problem a de on das donde k se haga imaginario p a ra cierta fre cuencia, significa que la form a de la o n d a cam bia; la onda sinusoidal se convierte en una exponencial.
24-4
L a velocidad de las ond as guiadas
L a velocidad de onda que hemos usado anteriorm ente es la veiocidad de fase, que es la velocidad de un nodo de la ond a; es función de la frecuencia. Si com bi nam os las ecuaciones (24.17) y (24.18), podem os escribir
P ara frecuencias por encim a del corte -d o n d e existen on das que se p ro p a g a n - coc/co es menor que uno, y es real y m ayor que la velocidad de la luz. Y a hemos visto en ei capítulo 48 del vol. I que son posibles velocidades de f a s e m ayores que la de la luz p orque son únicam ente los no dos de la onda que se están moviendo y no energía o información. P a ra saber a qué velocidad viajarán las señales tenem os que calcular la velocidad de pulsos o m odulaciones hechas por medio de interferencia de u na on da de una frecuencia con una o m ás ondas de frecuencias ligeramente diferentes (ver capítulo 48, vol. I). H em os llam ado velocidad de grupo a la velocidad de la envolvente de ese grupo de ondas; no es o j/k sino d
i invirtiendo p a ra obtener d o j/d k , ení'grupo = que es m enor que la velocidad de la luz. L a medida geométrica de Vfase y
C \ / í — (Wc/w)^,
(24,27)
es ju stam ente c, la velocidad de la luz:
Vfnse l'grupo ^ c '·
(24.28)
E s curioso, porque hemos visto u na relación sim ilar en la mecánica cuántica. Para una partícula a cualquier velocidad -4iasta relativista- el m om entum p y \a. energía están relacionados por í/z =
-l·
(24.29)
;n mecánica cuántica la energia i i pues, se puede escribir
ñoj y el mom entum es ñ /X , que es igual í
k = V^cj2 / c 2 ) -
(24.31)
que se parece mucho a la ecuación (24,17).., ¡Interesante! La velocidad de grupo de las ondas es también la velocidad a la cual se trans porta energía a lo largo de la guia. Si queremos hallar el flujo de energía por la guía podemos obtenerlo de la densidad de energía por la velocidad de grupo. Si ia media cuadrática del cam po eléctrico es E^, la densidad media de energía eléctrica es £qEI/2. Hay también cierta energía asociada con el cam po magnético. N o lo dem os traremos aquí pero la densidad total de energía electromagnética es ¿qE^. L a potencia d U /d i transmitida po r la guía es entonces
-ir = (Más adelante veremos otra form a más f 24-5
(24.32) de obtener ei flujo de energía.)
O bservación de ondas guiadas
Se puede introducir energía en una guía de onda por medio de una especie de “antena” . Por ejemplo, puede servir un pequeño alam bre vertical. Se puede observar la presencia de las ondas guiadas sacando un poco de energía electromagnética con una pequeña “ antena” receptora, que también puede ser un pequeño alam bre o lazo. En ia figura 24-8 ilustraremos una guía con algunos cortes p a ra m ostrar un alam bre de excitación y una “ cabeza” de detección. El alam bre de excitación se puede conectar a un generador de señales por medio de un cable coaxial y la cabeza de detección se puede conectar a un detector con un cable similar. P o r ío com ún, es conveniente insertar la cabeza de detección a través de una larga ranu ra angosta en la guia, como lo muestra la figura 24-8. Luego se puede mover la cabeza a lo largo de Ja guia para muestrear los cam pos en diversas posiciones. al detector
Si se sintoniza el generador de señales a una frecuencia oj m ayor que la frecuen cia de corte h abrá ondas que se p ropagan po r ia guía desde el alam bre de ex citación. Estas serán las únicas ondas presentes si la guía es infinitamente larga, lo cuaJ se
puede conseguir de m anera efectiva term inando la guía con un absorbente cuidado samente diseñado para que no h a y a reflexiones en el otro extremo. E ntonces, como el detector mide el prom edio tem poral de los cam pos cerca de la cabeza, recibirá una señal que es independiente de la posición a lo largo de la guía; su salida será p ro porcional a la potencia que se está transmitiendo. Si ahora se term ina el otro extremo de la guia de alguna m anera que produzca una onda reflejada -c o m o ejemplo extremo, si la cerrásem os con una piaca metá lic a - h a b rá una onda reflejada además de la onda original hacia adelante. Estas dos ondas interferirán y producirán una onda estacionaria en la guia, análoga a las ondas estacionarias en una cuerda que estudiamos en el capitulo 49 del vol. I. L ue go, a medida que se mueve la cabeza de detección a io largo de la línea, las lecturas del detector subirán y bajarán periódicamente, m ostrando un máxim o de los cam pos en cad a cresta y un mínimo en c ad a nodo. La distancia entre dos nodos (o crestas) sucesivos es ju stam ente A^/2. E sto da una m anera conveniente de medir la longitud de onda en la guía. Si la frecuencia se acerca a (x>^ la distancia entre nodos aumenta, dem ostrando que la longitud de onda en la guía aum enta tal como lo predice la ecuación (24.19). Supongan aho ra que se sintoniza el generador de señales a una frecuencia un poco por debajo de Entonces la salida del detector dism inuirá gradualmente a medida que la cabeza de detección avance en la guía. Si se baja un poco la fre cuencia, la intensidad del cam po caerá rápidam ente, siguiendo la curva de la fi gura 24-7, lo cual dem uestra que las ondas no se propagan.
24-6
Plomería con guías de onda
La transmisión de potencia de alta frecuencia es un uso práctico im portante de las guías de onda, por ejemplo, acoplar el oscilador de alta frecuencia o amplificador de salida de un equipo de radar a una antena. En la práctica, la antena misma c o n siste, por lo general, en un reflector parabólico alimentado en su foco con una guía de onda ensanchada en su extremo p a ra hacer una “c o m eta ” que radía las ondas que vienen por la guía. A unque se puede transm itir altas frecuencias por un cable coaxial, una guía de on da es mejor para trasm itir grandes cantidades de potencia. Prim ero, la m áxim a potencia que se puede transm itir p or una linea está lim itada por la ruptura eléctrica de la aislación (sólida o gaseosa) entre los conductores. Para una cantidad dada de potencia, las intensidades de cam po en una guía son com ún mente menores que en un cable coaxial, así que se puede transm itir potencias más altas antes de que haya m ptu ra . Segundo, las pérdidas de potencia en el cable coaxial son, por lo general, m ayores que en una guia de onda. En un cable coaxial debe haber material aislante p a ra sostener el conductor centra! y hay una pérdida de energía en este material -especialm ente a frecuencias a lta s-. A dem ás, las densida des de corríente en el c onductor central son bastante altas y, como ias pérdidas crecen com o el cuadrado de la densidad de corriente, las corrientes más bajas que aparecen en las paredes de la guía dan lugar a pérdidas de energía menores. Para minimizar estas pérdidas, a m enudo se cubren las superficies internas de ia guía con un material de alta conductividad, tal com o la plata. El problem a de “ co n ec tar” un circuito con guias de onda es com pletam ente di ferente del correspondiente problem a de circuitos de baja frecuencia y habitualmente se lo llama “plom ería” de microondas. Se han desarrollado muchos dispositivos especiales para este
fin. Por ejemplo, dos secciones de guía de on da se conectan usualm ente p or medio de bridas, com o se puede ver en la figura 24-9. Sin em bargo, esas conexiones pueden ocasionar serias pérdidas de energía, porque las corrientes superficiales deben a travesar la unión, la cual puede tener u na resistencia relativam ente alta. U n a m ane ra de evitar esas pérdidas es h acer las bridas com o m uestra el d ibujo en corte de la figura 24-10. Se deja un pequeño espacio entre las secciones adyacentes de la guia y se corta una canaleta en la c ara de una de las bridas p a ra h acer u na p equeña ca vidad del tipo m ostrado en la figura 23-16(c). Las dim ensiones se eligen de m odo que esta cavidad sea resonante a la frecuencia que se e stá usando. E sta cavidad resonante presenta una “im pedancia" alta a las corrientes, así que la corriente que atraviesa las uniones metálicas (por a en la figura 24-10) es relativam ente pequeña. Las altas corrientes de la guía sim plemente c argan y descargan la “c ap a cid a d ” de la se paración {b en la figura), donde hay poca disipación de energía.
Supongan que quieren interrum pir una guia de onda sin d a r lugar a on das refle jadas. Entonces tienen que poner algo en el extremo que imite u n a longitud infinita de ia guía. N ecesitan una “ term inación” que juegue en )a guia el papel que la im pe dancia característica jueg a en una linea de transm isión —algo que a b so rb a las ondas que llegan sin producir reflexiones-. Entonces la guía se c o m p o rtará com o si siguiera interminablem ente. E sas te rm inaciones se h acen poniendo dentro de la guia unas cuñas de
Fig. 24-11, Una guía de onda "T" bridas tienen tapas plásticas en los e mos para mantener limpio el interior r
m aterial con resistencia diseñadas cuidadosam ente p a ra absorber la energía de la onda sin generar casi ninguna onda reflejada. Si quieren conectar tres guías - p o r ejemplo, una fuente a dos antenas diferentespueden usar un a “ T ” como la que m uestra la ñgura 24-11. La potencia que se ali menta por la sección central de la “ T ” se divide y va por los dos brazos laterales (y también puede haber ondas reflejadas). Pueden ver cualitativam ente p or los es quem as de ia fígura 24-12 que los cam pos se extenderán cuando lleguen al fmal de la sección de entrada y producirán cam pos eléctricos que originarán ondas que salen por los dos b razos. Según que los cam pos en la guía sean paralelos o perpendicula res al “palito ” de la “T ” , los cam pos en la unión serán aproxim adam ente com o se m uestra en (a) o en (b) de la figura 24-12. Fig. 24-12. El campo eléctrico en una guia de onda 'T" para dos orientaciones posibles del campo.
i,y V'A 1 -
o
o
1
G
O
0 G G O
'
(b)
O G
O
0
O
1 -
(0) Finalm ente, describirem os un dispositivo llamado “a coplador unidireccional”, que es muy útil p a ra saber lo que está pasando después de haber conectado una dis posición com plicada de guias de onda. Supongan que quieren saber en qué sentido están yendo las ondas en una sección determ inada de la guía ^ o r ejemplo, podrían estarse p reguntando si hay u na fuerte onda reflejada o n o - . El acoplador unidirecccional saca una fracción pequeña de !a potencia de u n a guía si hay una onda que va en un sentido, pero no saca* nada si la o nd a está yendo en el otro sentido. C o nec tand o la salida del acoplador a im detector, pueden medir la potencia de la guía “en un sentido” .
Fig. 24-13.
Un acoplador unidireccional.
La ñgura 24 13 es un dibujo de un acoplador unidireccional; un pedazo de guía de onda A B tiene otro pedazo de guía de onda CD soldado a lo largo de uno de sus lados. La guía C D e stá curvada p ara d a r lugar a las b ridas de conexión. A n tes de soldar las guias, se han hecho dos (o más) agujeros en c ada guia (enfrentados) de m anera que parte de los cam pos de la guía principal A B pueden entrar en !a guia se cundaria CD. C ad a agujero se com porta como una pequeña antena que produce una onda en la guía secundaria. Pero cuando hay dos agujeros con un a separación igual a un cuarto de la longitud de onda en la guia, constituirán dos fuentes defasadas en 90°. ¿Recuerdan que consideramos en el capítulo 29 del vol. I la interferen cia de las ondas provenientes de dos antenas a una distancia de A /4 y excitadas con un defasaje de 90'’ en el tiempo? Encontram os que las ondas se restan en una direc ción y se sumaji en la opuesta. Aquí ocurre lo mismo. L a onda producida en ia guía CD irá en la misma dirección que la onda en AB.
Si en la guía prim aria la onda e stá viajando de A hacia B, h a b rá una o nd a en la salida D de la guía secundaria. Si en la guía primaria la on da va de B hacia A, habrá una onda que va hacia el extremo C de la guía secundaria. E ste extrem o está equipado con una te rm inación, por lo que esta onda se absorbe y no hay onda a la salida del acoplador.
24-7
Modos de guía de onda
La onda que hemos elegido para analizar es tma solución especial de las ecua ciones de cam po. H ay m uchas más. C ad a solución se Uama “m o d o ” de guía de onda. Por ejemplo, nuestra dependencia de x en el cam po era justam ente medio ciclo de una onda sinusoidal. H ay una Fig. 2 4 -M . Ofra variación posible de
solución igualm ente aceptable con un ciclo completo; entonces la variación de Ey con X es como lo m uestra la figura 24-14. El de ese m odo es el doble de grande, así que la frecuencia de corte es m ucho m ayor. A dem ás, en la onda que estudiamos E tiene únicam ente la com ponente y, pero hay otros modos con cam pos eléctricos más complicados. Si el cam po eléctrico üene sólo com ponentes según x e y - d e manera que el cam po eléctrico total es siempre perpendicular a la dirección z - el m odo se llama “transversal eléctrico” (o TE). En esos modos ei cam po magné tico siempre tendrá una com ponente z. R esulta que si E tiene una com ponente en la dirección z (según la dirección de propagación), el cam po magnético siempre tendrá únicam ente com ponentes transversales. Así, esos cam pos se llaman m odos transversales magnéticos (TM). En un a guía rectangular todos los otros m odos tie nen una frecuencia de corte m ayor que el m odo T E simple que hemos descrito. Por Jo tanto, es posibJe - y habituaJ- usar una guia de on da con una frecuencia apenas m ayor que la de corte de este m odo más bajo, pero menor que la frecuencia de corte de todos los otros, de manera que se propague un solo modo. D e lo contrario ocurren cosas com plicadas y difíciles de controlar.
24-8
O tra m anera de considerar ias omdas guiadas
A h o ra m ostrarem os otra m anera de entender p or qué una guía de o nd a atenúa rápidamente los cam pos para frecuencias inferiores a Ja frecuencia de corte A sí tendrán una idea más ‘^física” de por qué el com portam iento cam bia tan drástica mente entre frecuencias bajas y altas. Podem os hacerlo con una guía rectangular analizando los cam pos en términos de reflexiones - o im ág enes- en las paredes de la guía. N o obstante, el enfoque sóio sirve p a ra guias rectangulares; es p or eso que empezam os con el análisis más matem ático que, en principio, sirve p a ra guías de form a cualquiera. P a ra el m odo que hemos descrito, la dimensión vertical (según j') no tenía efecto alguno; asi que podem os ignorar la pa rte de arriba y la de a bajo de la guía e im agi nar que ia misma se extiende indefinidam ente en ía dirección vertical. Imaginemos, luego, que la guía consiste sim plemente en dos placas verticales a una distancia a. D igam os que la fuente de los cam pos es un alam bre vertical colocado en el me dio de la guía, por el cual circula una corriente que oscila a ia frecuencia co. En ausencia de las paredes de la guia, ese alam bre radiaría ondas cilindricas. Considerem os a hora que las paredes de la guía son conductores perfectos. E n tonces, com o en la electrostática, la situación en la superficie será la correcta si agregam os al cam po del alam bre el cam po de uno o más alam bres im agen apropia dos. El concepto de imagen sirve tanto p a ra la electrodinám ica com o p a ra la electrostática, siempre que, por supuesto, incluyam os también los retardos. Sabemos que es cierto porque a menudo hemos visto un espejo produciendo una imagen de una fuente lum inosa y un espejo es justam ente un conductor “perfecto” p ara ondas electromagnéticas de frecuencias ópticas. T om em os ah ora una sección horizontal, como m uestra la figura 24-15, donde W j y W 2 son dos paredes de guía y Sq es el alam bre que hace de fuente. Llamemos positiva a la dirección de la corriente en el alam bre. A h ora bien, sí hubiera una sola pared, PF,, por ejemplo, podríam os sacarla si colocáram os una fuente imagen (de polaridad opuesta) en la posición m a rc ada S¡. Pero con am bas paredes, también hab rá una imagen de en
S
^6®-
Fig. 24-1 5. La fuente lineai Sq entre las paredes planas conductoras IA/, y Se pueden reemplazar las paredes por una sucesión infinita de fuentes imagen.
la pared W-^·, que indicam os con S-¡_. Esta imagen tendrá también una im agen en Pf',, que llamamos S y A ho ra bien, ¿"i y tendrán im ágenes en W j en ias posiciones m arcadas y S^,, y asi sucesivamente. Para nuestros dos conductores planos con ia fuente a mitad de camino entre am bos, los cam pos son los mismos que ios pro ducidos por una línea infmita de fuentes, to das a una distancia a de separación. (De hecho, es lo que verían si m iraran a un alam bre colocado a mitad de camino entre dos espejos paralelos.) P ara que los cam pos sean cero en las paredes, ia polaridad de las corrientes de las im ágenes deben alternar de imagen a imagen. En o tras palabras, oscilan con un defasaje- de 180°. E! cam po de la guía de o nd a es entonces la superposición de los cam pos de ese conjunto infinito de fuentes lineales. Sabem os que, si estam os cerca de las fuentes, los cam pos son muy parecidos al cam po estático. C onsideram os en la sección 7-5 el cam po estàtico de una grilla de fuentes lineales y encontram os que es com o el cam po de una làmina carg ad a excep to por térm inos que decrecen exponencialmente con la distancia a la grilla. Aquí la intensidad medía de fuente es cero porque el signo alterna de una fuente a otra. C ualquier cam po que exista debe caer exponencialmente con la distancia. C erca de la fuente, vemos principalm ente ei cam po de ia fuente más cercana; a grandes dis tancias contribuyen m uchas fuentes y su efecto medio es cero. A si pues, vemos aho ra por qué ia guia de onda da por debajo de ia frecuencia de corre un cam po expo nencialm ente decreciente. En p articular, a bajas frecuencias ia aproxim ación estàtica es buena y predice una atenuación ràpida de ios cam pos con la distancia. Y a ho ra nos enfrentam os con la pregunta opuesta: ¿por qué se pro pagan las ondas? ¡Esa es la parte misteriosa! La razón es que a frecuencias aitas ei retardo de los cam pos puede introducir defasajes adicionales que pueden hacer que los cam pos de ias fuentes defasadas se sumen en vez de anularse. De hecho, en ei capi tulo 29 dei voi. I ya hem os estudiado, precisamente para este problem a, los cam pos generados por una disposición de antenas o por una red de difracción óptica. E n contram os alli que c uando se dispone varias antenas de radio en form a ap ropiada, pueden d a r un diagram a de interferencia que tiene una señal fuerte en cierta direc ción pero ninguna señal en otra.
Fig. 24-1 6. Un conjunto de ondas cohe rentes prevenientes de un sistema de fuentes lineales. Supongan que volvemos a la figura 24-15 y consideramos los cam pos que llegan a una gran distancia del sistem a de fuentes imagen. Los cam pos serán intensos únicamente en ciertas direcciones que dependen de la frecuencia - só lo en las direc ciones p a ra las cuales íos cam pos de tod as las fuentes se sum an en fase. A una distanc ia raz o n ab le de las fuentes el c am p o se p ro p a g a en estas direcciones especiales com o o n d a s pla n as. H em o s h e cho un dibujo esqu em ático de esa onda en la figura 24-16, donde las líneas llenas representan las crestas de onda y las líneas de trazos representan los valles. L a dirección de la on da será aquella para la cual la diferencia de retardo p a ra dos fuentes vecmas a la cresta de una onda corresponde a medio período de oscilación. En o tras palabras, la diferencia entre r -2 y /"o figura es la mitad de la longitud de onda en el espacio libre: T2 ~ ra =
Xo
El ángulo Q está dado entonces por la
(24.33)
H ay , naturalm ente, o tro conjunto de ondas que viajan hacia abajo con un ángu lo sim étrico respecto al sistem a de fuentes. El cam po completo en la guía de onda (no dem asiado cerca de la fuente) es la superposición de estos dos conjuntos de ondas, como m uestra la figura 24-17. Po r supuesto, los verdaderos cam pos son real mente asi sólo entre las dos paredes de la guía. En puntos com o A y C, las crestas de los dos diagramas de ondas coinciden y el cam po tendrá un máximo; en puntos com o 5 , am bas ondas tienen su valor nega tivo pico y el cam po tiene su valor minimo (más negativo). A medida que transcurre el tiempo 24-19
Fig. 24-17. El campo en la guia se pue■e considerar como superposición de dos trenes de ondas planas.
V *·
eJ campo de Ja guia parece estar viajando a io largo de la guia con una longitud de onda Ag que es la distancia entre A y C. Esa distancia está relacionada con 0 por medio c Xo (24.34) U sando la ecuación (24.33) p a ra O, obtenemos
’
eos 0
(A„/2
que es precisamente to que encontram os en la ecuación (24.19). A hora nos dam os cuenta por qué hay sólo propagación de ondas por encim a de Ja frecuencia de corte cog. Si la longitud de onda en el espacio libre es m ayor que 2a, no tiay ningún ángulo aJ cual puedan aparecer las ondas m ostradas en ta figura 24-16. La interferencia constructiva necesaria aparece de repente c uando Aq cae por debajo de 2a, o sea, cuando co va por encim a de cog = n d a . Si la frecuencia es suficientemente aJta, puede haber dos o m ás direcciones posi bles en las que las ondas aparecerán. En nuestro caso, esto ocurrirá sí A(, < -ja. Sin em bargo, en general, también podria ocurrir cuando Ag < a. E stas ond as adicionales corresponden a los m odos superiores de la guia que hemos m encionado. N uestro análisis además ha puesto en evidencia por qué la velocidad de fase de las ondas guiadas es m ayor que c y por qué esta velocidad depende de új. A medida que (i) varia, el ángulo de las ondas libres de la ñgura 24-16 varía y, por lo ta nto, también la velocidad segím la guia. A unque hemos descrito la onda guiada com o superposición de los cam pos de un sistema infinito de fuentes puntuales, podrán ver que llegaríamos al mismo resultado si im agináram os dos conjuntos de ondas en el espacio libre que se estuvieran refle ja nd o continuam ente entre los dos espejos perfectos -re co rd an d o que una reflexión significa una inversión de fase-. Estos conjuntos de ondas reflejadas se anularían entre sí a no ser que estuvieran yendo justo al ángulo 9 dado por la ecuación (24.33). H ay muchas m aneras de examinar la misma cuestión.
25-ñ
C uadrivectores
25-2
El producto escalar
25-‘S
La electrodinám ica en notación
c uatro dimeít-
Referencias: Capítulo C apítulo C apitulo C apítulo
25 - 1
15, 16, 17, 13,
vol. vol. vol. vol.
I, L a teoría especial de ¡a relatividad L Energía y m om entum relativistas I, Espacio-tiempo II, Magnetostática
Cuadrivectores
Discutirem os a h ora la aplicación de la teoría especial de la relatividad a la elec trodinám ica. C om o ya hem os estudiado la teoría especial de la relatividad en los ca pítulos 15, 16 y 17 del vo!. I, harem os una revisión rápida de los conceptos básicos. Se encuentra experimentaimente que las leyes de la fisica quedan invariantes si nos movemos con veiocidad uniforme. N o pueden asegurar si se encuentran en una nave espacial que se mueve con velocidad uniforme según una linea recta, a menos que observen hacia afuera de la nave espacial o que realicen algún experim ento te niendo en cuenta el m undo exterior. Cualquier ley verdadera de la física debe tener en cuenta este hecho natural cuando la elaboremos. L a relación entre el espacio y el tiempo de dos sistemas de coordenadas, S ' en movim iento uniforme en la dirección x con velocidad v relativa a otro sistema S, está dada por la transform ación de Lorentz: i' =
-
y ' = y.
Las leyes de la física deben ser tales que, después de aplicarles la transform ación de Lorentz, la nueva form a que adopten debe ser igual a la de antes de ia transform a ción. Esto es sim üar al principio de que
las leyes de la física no dependen de la orientación de nuestro sistem a de c oordena das. En e! capitulo 11 del voi. I, vim os que la form a de describir m atem áticam ente la lnvariancia de la física con respecto a ias rotaciones consistia en escribir nuestras ecuaciones en térm inos de vectores.
Por ejem plo, si tenem os dos vectores A =
Ay, A ,)
an d
B -
(5^, By, S,),
e ncontram os que la com binación A - B = A ^ B , + AyB^ + A ,B , no cam biaba si realizábam os u n a rotación del sistem a de c o ordenadas. Sabem os que si tenem os un p rod ucto escalar com o A - B en. am bos miembros de una ecuación, la ecuación presentará exactam ente la m ism a form a en to dos los sistemas de coorde nadas rotados. A dem ás descubrim os un op erad or (ver capítulo 2),
el cual, c uando se aplica a ima función escalar, d a tres cantidades que se transform an precisamente com o un vector. C on este operador definimos el gradiente y en com binación con o tros vectores, la divergencia y el laplaciano. Finalm ente des cubrim os que tom and o la su m a de ciertos p roductos de pares de com ponentes de dos vectores podíam os obten er tres cantidades nuevas, que se com p ortab an com o un nuevo vector. L a llam am os producto vectorial de dos vectores. Utilizando el p ro d u c to vectorial con nuestro operado r V definimos el roto r de un vector. C om o hem os de referim os a lo hecho en el análisis vectorial, resum im os en la tabla 25-1 todas las operaciones im portantes con vectores en tres dim ensiones que hemos utilizado anteriorm ente. L a cuestión es que debe ser posible escribir las ecuaciones de la física de tal m anera que am bos m iembros se transform en del mismo m odo frente a rotaciones. Si un m iembro es un vector, el otro también debe serlo, y am bos miembros deben cam biar c onjuntam ente del mismo m odo que si rotam os nuestro sistem a de coo rden ad as. Igualm ente, si un m iembro es un escalar, el otro también debe ser un escalar, y ninguno cam bia c uando rotam os las coordenadas, y así sucesivamente. A ho ra bien, en el caso de la relatividad especial, tiempo y espacio están íntim a mente m ezclados y debemos hacer algo análogo p a ra c uatro dim ensiones. Es de es perar que nuestras ecuaciones sean las m ism as n o sólo frente a rotaciones sino ta m bién p a ra cualquier sistem a inercial. E sto significa que n uestras ecuaciones deben perm anecer m variantes frente a la transform ación de L orentz (25.1). El propósito de este capítulo es m ostrarles cóm o se realiza. A ntes de com enzar, sin em bargo, sim pli ficaremos un poco p a ra que nuestro traba jo resulte m ás fácil (y p a ra evitar cierta confusión). T om arem os, pues, n uestras unidades de
J M s i 25-1 C antidades y operaciones bsípoirtaaíes de! í vectorial en tires dim ensiones
Definición de vector
A =
Producto escalar
A ■B
{A^, A^, A,)
Operador diferencial vectorial V Gradiente
Vi.
Divergencia
T -A
Laplaciano
V V
Producto vectorial Rotor
longitud y tiempo de m odo que la veiocidad de la iuz c resulte igual a i. Pueden considerar que estam os tom a n do com o unidad de tiem po el tiempo que em plea la luz en recorrer un m etro (que es alrededor de 3 x 10"’ seg). Podem os llam ar a esta unidad de üem po “un m etro” . U sand o esla unidad, to das nuestras ecuaciones pre sentan un a sim etría en el espacio-tiempo m ucho más clara. A dem ás, todas las c d esaparecerán de nu estras ecuacioites relativistas. (Si esto les molesta, pueden siem pre volver a in troducir c en cuaJquier ecuación simpieracnte reem piazando todo í por cí, o, en general, poniendo c donde sea necesario p a ra que las dim ensiones de las ecuaciones estén bien.) Con estos preliminares, estam os listos p a ra com enzar. N uestro pro gra m a es realizar en el espacio-tiempo de cuatro dim ensiones to do aquello que realizam os con los vectores en tres dim ensiones. Es realm ente un juego muy simpJe; procedem os sim plem eníe p o r analogía. L a única com plicación reaí es la notación (ya hem os a gotado el sim bolism o vectoriaJ p a ra el caso de tres dim ensio nes) y una pequeña distorsión de los signos. Prim eram ente, p o r analogía con los vectores en tres dim ensiones, defmimos un cuadrivector com o un sistema de c u atro cantidades a^, a ^ a« y que se transfo r m an c om o t, X, y Y z c uando se pa sa a un sistem a de coordenadas en movim iento. Existen m uchas notaciones diferentes que la gente usa p a ra los cuadrivectores; no s otros escribirem os con lo cual querem os significar que se trata de un grupo de cuatro núm eros {a„ a¡^ üy, - e n o tras palabras, el subíndice (x puede to m a r los c uatro “valores” t, x, y. z. A veces se rá tam bién conveniente indicar las tres com ponentes espaciaies p o r un trivector, y entonces — (a¡, a). Hem os y a enco ntrado un cuadrivector, el form ado p o r la energía y el m om en tum de una partícula (capítulo 17, vol. I). En nuestra nueva notación escribim os (25.2) que significa que el cuadrivector p ^ se c onstruye a partir de la energí^ £ y de las tres com ponentes del trivector p de una particula. Parece que el Juego es realm ente m uy simple - p o r cada trivector de la física, to d o lo que tenem os que hacer es tr a ta r de enco ntrar cuál es la com ponente que faíta.
y obtener un cuadrivector. P a ra ver que no es precisam ente así, consideremos el vector velocidad con las componentes
_
dx dt ’
_ d t'
dt
El problem a es: ¿Cuál es la com ponente tem poral? El instinto debe dar la respuesta conecta. Puesto que los cuadrivectores son c om o t, x , y , z es de e sperar que la com ponente tem poral sea A , =■ ‘Ídt= 1 · E sto es erróneo. L a razón es que t en c ada denom inador no es un invariante cuando efectuamos la transform ación de L orentz. L os num eradores tienen un com portam iento correcto p a ra c onstruir un cuadrivector, pero el d t en el deno m inador arruina las cosas, no es sim étrico y no es el mismo en dos sistemas diferentes. R esulta que las cuatro com ponentes de la “velocidad” que hemos escrito, se transform an en las com ponentes de un cuadrivector si sim plemente las dividimos por i / I Podemos ver que esto es cierto p orque si partim os del cuadrivector mom entum
reposo mo, que es un escalar in variante en cuatro dim en-
mo
-
t-2
v T ^ 2J
que debe ser un cuadrivector. (Al dividir por un escalar invariante no cam bian las propiedades de transform ación.) A sí pues, podem os definir el "cuadrivector velocidad” Un por
L a cuadrivelocidad es xma cantidad muy útil; p o r ejem plo, podemos escribir = moU,..
(25.6)
E sta es la clase típica de fonma que debe tener una ecuación p a ra ser relativistam ente correcta; cada m iembro es un cuadrivector. (El prim er miembro es un invariante p o r un cuadrivector, lo cual ta m bién es un cuadrivector.) 25-2
E! pro du cto escaJar
Es un accidente de la vida, si así lo prefieren, el hecho de que bajo ro tación de las co ordenadas la distancia de un p unto al origen no cam bia. E sto significa m ate m áticam ente que = x^ + y'^ + es un invariante. E n otras palabras, después de una rotación
cantidad simüar que sea invariante frente . iste. A partir de la ecuación (25.1) pueden ver
Esto es muy bello, excepto que depende de una forma particular de la dirección x. Podemos ajustarlo restándole y Entonces cualquier transformación de Lorentz más una rotación debe dejar invariable esta cantidad. A sí pues, la cantidad que es análoga a en tres dimensiones es ahora para cuatro dimensiones
Es un invariante frente a lo que se llama “el grapo completo de Lorentz” -q u e sig nifica transformaciones que corresponden a traslaciones con velocidad constante y rotaciones. Ahora bien, com o esta invariancia es un asunto algebraico que depende sola mente de las reglas de transformación (25.1) -m á s rotaciones- es válida para cual quier cuadrivector (por defuiición todos se transforman igual). A sí pues, para un cuadrivector tenemos que a't Podemos llamar a esta cantidad el cuadrado de “la longitud” del cuadrivector a/u. (A veces la gente cambia e! signo de todos los términos y llama longitud a a l + a j + a l - a ] , por lo cual deben prestar atención.) Ahora bien, si tenemos dos vectores y sus componentes correspondientes se transforman dei mismo modo, entonces la combinación athi -
Qxb:, -
a,jby —
también es una cantidad invariante (escalar). (En realidad ya hemos demostrado esto en el capítulo 17 del vol. I.) Claramente esta expresión es completamente análoga al producto escalar de vectores. D e hecho, podemos llamarla producto esca lar de dos cuadrivectores. Sería lógico escribirlo como -b^ que presenta el aspec to del producto escalar. Pero desafortunadamente, no se hace así; por lo común, se io escribe sin el punto. D e convención escribiremos el producto escalar simplemeníe como üfj bfj,. Entonces, po r definición, = atbt ~ a J), -
üyby -
a,b,.
(25,7)
Siempre que vean dos índices iguales juntos (ocasionalmente deberemos usar i? o al guna otra letra en vez de /x) significa que tienen que tomar los cuatro productos y sumar, recordando el signo menos para los productos de las componentes espaciales. Con este acuerdo la invariancia del producto escalar frente a una transformación de Lorentz se puede escribir en la forma
C om o los últimos ¡ 1 tres dimensiones, es i
i términos de (25.7) í s conveniente escribir
1 precisamente el producto escalar
También es evidente que la longitud cuadridimensional que describimos antes se puede escribir como
A veces también es conveniente escribir esta cantidad como c¿ :
llustraremo^s ahora la utilidad de los productos escalares de cuadrivectores. Los antiprotones (P) se producen en los grandes aceleradores por medio de la reacción P + P — P + P + P+P. Es decir, un protón de alta energía choca con un protón en reposo (por ejemplo en un banco de liidrógeno ubicado en el haz) y si el protón incidente tiene energia sufi ciente se puede producir un par protón-antiprotón además de los dos protones originales*. El problema es: ¿cuánta energía se debe suministrar al protón incidente para que la reacción sea energéticamente posible?
Fig. 25-1. La reacción P + P 3P + P vista en los sistemas de laboratorio y de CM. Se supone que el protón incidente tiene justamente la energía suficiente para producir la reacción. Los protones están indicados como círculos llenos y los anti protones por círculos vacíos.
*
Bien puede que se pregunten: ¿por qué no consideramos la reacción
o también
P - l - P - ^ P + P + P, _ P P P 4- P
que evidentemente requieren menos energía? La respuesta es: un principio llamado de cotiser-^ vación de los bariones nos dice que “el número de protones menos el número de antiprotones” no puede cambiar. Esta cantidad es 2 en el primer miembro de nuestra reacción. En conse cuencia, si queremos un antiprotón en ei segundo miembro, debemos tener también tres pro tones (u otros bariones).
La manera más fácil de obtener ia respuesta es considerar que la reacción se rea liza en el sistema de centro de masa (CM) (ver figura 25-1). Llamaremos a al protón incidente y a su cuadrimomentum. Análogamente, ¿llamaremos b al protón del blanco y a su cuadrivector momentum p ^ . Si el protón incidente tiene justo apenas la energia suficiente para producir la reacción, el estado final - e l estado des pués de la colisión - consistirá en una burbuja que contiene tres protones y un anti protón en reposo en el sistema CM. Si la energia incidente fuera ligeramente su perior, las partículas del estado fmal deberían tener alguna energia cinética y se apar tarían; si la energía incidente fuera ligeramente menor no habría suficiente energía para producir las cuatro partículas. Si llamamos p^ al cuadrimomentum total de toda la burbuja en el estado final, la conservación de energía y momentum nos dice que />“ +
y
/ “ P°,
£ “ + -E‘ = Combinando estas dos ecuaciones, podemos escribir K + Pm = Pt-
(25.9)
Ahora bien, lo importante es que ésta es una ecuación entre cuadrivectores y, por supuesto, correcta en cualquier sistema inercia!. Podemos utilizar este hecho para simplificar nuestros cálculos. Comencemos por obtener la “longitud” de cada miembro de la ecuación (25.9); por supuesto, son iguales. Obtenemos {pl
+
p Í) { p I
+
PÌ) =
Como p^ p^ es invariante, podemos calcularlo en cuaJquier sistema de das. En el sistema CM, la componente temporal de p^ es la energía en los cuatro protones, o sea, 4M , y la parte espacial p es cero; entonces pf, Hemos utilizado el hecho de que la masa en reposo de un antiprotón es masa en reposo de un protón, y hemos llamado M a esta masa común.
p Ip I-(25.1
coordena reposo de = (4M,0). igual a la
Así, la ecuación (25.10) se transforma en p Ip I
+
2p>^ +
(25.11)
Ahora bien p ^ p ^ y p ^ p ^ son muy fácües, puesto que la “longitud” del cuadri vector momentum de cualquier partícula es precisamente la masa de la partícula al cuadrado : = M \ Esto se puede demostrar por cálculo directo o más inteligentemente, observando que para una partícula en reposo p^ = {M, 0 ) así que p ^ ^ - M^. Pero com o es un lalquier sistema. Utilizando este resultado en la
'^p I p I =
Ahora podemos calcular además el sistema de laboratorio. El cuadri vector p'¡,se puede escribir (E“, p°), mientras que = (M, 0), puesto que describe un protón en reposo. A sí pues, p p>^debc ser iguai a ME·^, y com o sabemos que eí producto escalar es un invariante, debe ser numéricamente igual a lo que encontramos en (25.12). Tenemos, pues, que £■“ = 7M, o sea, el resultado que buscábamos. La energía total del protón inicial debe ser por lo menos I M (alrededor de 6,6 GeV ya que M = 938 MeV) o restándole la masa en re poso M , la energía cinética debe ser al menos 6 M (aproximadamente 5,6 GeV). El acelerador Bevatrón de Berkeley fue diseñado para proporcionar alrededor de 6,2 GeV de energía cinética a los protones que acelera, a fm de hacer posible la produc ción de antiprotones. C omo los productos escalares son invariantes, son siempre interesantes de calcu lar. ¿Qué podemos decir acerca de la “longitud” de la cuadrivelocidad = ut ~ u Por lo tanto 25-3
=
-
Y - Z ~ 2 = '■
es el cuadriversor.
£ ] gradiente em cuatro dimeosioaes
Lo que vamos a discutir a continuación es el análogo cuadridimensional del gra diente. Recordemos (capitulo 14, vol. I) que los tres operadores diferenciales 8 / d x , d /d y , d / d z se transforman como un trivector y son llamados gradiente. El mismo esquema debe funcionar en cuatro dimensiones; es decir, podemos esperar que el gradiente en cuatro dimensiones sea { d / d t , d / d x , d / d y , d / d z ) . E s t o e s incorrecto. Para ver el error consideraremos una función escalar
(25.13)
Por otra parte, para un observador en movimiento
Podemos expresar Ax! y Al' en términos de A t utilizando la ecuación (25.1). Recor dando que hemos tomado x constante, por lo que A x ~ O, escribimos
d4> l \
V T - v‘‘
/
'5'' I V l
Ai
C om parando este resultado con la ecuación (25.13) encontram os qu
dt
v T
dx
x
^
/
T
-
^
Podemos ver ahora que el gradiente es muy extraño. Las fórmulas para x y ; términos de x ' y l' (obtenidas resolviendo la ecuación (25,1)| son:
\ / r ^ Esta es la forma en que se debe transformar un cuadrivector. Pero las ecuaciones (25.14) y (25.15) ¡tienen im par de signos equivocados! La respuesta es: en vez de ia expresión incorrecta {d Id t, v) debemos definir operador gradiente cuadridim ensional, al que Uamaremos , poniendo
( ! ’-" ) = ( I - - 1 · ^ I - - D ·
6)
Con esta definición la dificultad de signos que encontramos queda eliminada y Vfx se comporta como un verdadero cuadrivector. (Es bastante incómodo tener esos signos menos, pero el universo está hecho asi.) Por supuesto que ei significado de decir que “se comporta como un cuadrivector” es simplemente que el cuadrigradiente de un escalar es un cuadrivector. Si 0 es un verdadero campo escalar in va riante (invariante respecto a la transformación de Lorentz) entonces ^ es un cam po cuadrivectoriaJ. Muy bien, ahora que tenemos vectores, gradientes y productos escalares, lo si guiente es ver si existe un invariante que sea análogo a la divergencia del análisis vectorial Iridimensional. Claramente, la analogia sugiere formar la expresión donde b^ es un campo cuadrivectoriaJ cuyas componentes son funciones deí espacio y del tiempo. D efm im os la divergencia del cuadrivector {b , b) como el produc to escalar de y b^\
(25.17) -
+ '«'•f-,
donde V -b es la divergencia tridimensional ordinaria del trivector b. N ótese que hay que tener cuidado con los signos. Algunos de los signos menos provienen de la defi nición escalar, ecuación (25.7); ios otros se necesiían porque las componentes espa ciales de V„ son - 8 ¡d x , etc., como en la ecuación (25.16). La divergencia definida, por (25.17) es un invariante y da el mismo resultado en todos los sistemas de coor denadas que difieren en una transformación de Lorentz.
Exam inem os un ejem plo físico en el cual aparece la cuadridivergencia. L o u sare mos para resolver el p roblem a de los cam pos en to m o de u n alam bre en movim iento. Vimos y a (sección 13-7) que la d ensidad de carg a eléctrica p y la d ensid ad de co rriente j form an el cuadrivector = (p, j). Si un alam bre d escargado tran s p o rta la corriente en un sistem a de referencia que se mueve con él con velocidad v (según x) el hilo tend rá la siguiente carg a y densidad de corriente [obtenidas de la transfor m ación de L orentz, ecuación (25.1)];
E sto es precisam ente lo que e ncontram os en ei capítulo 13. Podem os entonces utüizar estas fuentes en las ecuaciones de MaxweU en el sistem a en m ovimiento p a ra e n co ntrar ios cam pos. L a ley de conservación de ia carga, sección 13-2, to m a u n a form a sim ple en la notación cuadrivectoriaJ. Considerem os la cuadridivergencia de ’T7 V _ ^
_L w . í
\
L a ley de conservación de la carg a dice que el flujo saliente de corriente por unidad de voiumen es igual y opuesto al aum ento p or unidad de tiem po de la densidad de carg a. E n o tras palabras, que
Introduciendo esto en la ecuación (25.18), la ley de conservación de la carga adopta la form a simple ^ 0. (25.19) Com o ^uJu es un escalar invariante, si es cero en un sistem a será cero en todos los otros. Tenem os ei resultado de que si se conserva la carga en un sistem a de c oorde nad as, se co nservará en todos los sistemas de coordenadas que se m uevan con velocidad uniforme. C om o último ejem plo considerarem os el p roducto escalar del op erad or gradien te Vu con él mismo. En tres dimensiones un p roducto de este tipo nos d a el la placiano
¿Qué se obtiene en cu atro dimensiones? M uy fácil. Siguiendo nu estras reglas para ei p roducto escalar y ei gradiente, tenem os
Este operador, que es el análogo del la placiano tridim ensional se Uama dalambertiano y tiene una notación especial; (25.20) Por su definición es un op erador escalar invariante; si opera sobre un cam po cuadrivectoríal, produce un nuevo cam po cuadrivectorial. (Aigunos definen al dalam bertiano con ei signo opuesto al de ia ecuación (25.20) de m anera que deben tener c uidado c uando lean en ia bibliografía.) H em os encon trado entonces los equivalentes cuadridiraensionales de la m a y o ría de las cantidades tridim ensionales que teníamos en la tabla 25-1. (N o tenem os ei equivalente dei produ cto vectorial y de la operación rotor; los obtendrem os en el próxim o capítulo.) C o n el fm de que recuerden mejor todas estas cuestiones hemos resum ido y reunido todas las definiciones y resultados im portantes en la tabla 25-2.
T abla 25-2 C antidades im poríaníes del análisis vecîorîal en tres y cuatro dimensiones
25-4
L a electrodinám ica en notación cuatridim ensional
Y a hemos encontrado el operador daiam bertiano, sin darle este nom bre, en la sección 18-6; las ecuaciones diferenciales que hallamos allí p a ra el potencial pueden ser escritas con la nueva notación en la forma =
u
'‘A = - L ·
(25.21)
Las cuatro cantidades del segundo m iembro de las dos ecuaciones (25.21) son p, Jx’ Jy’ Jz divididos po r £p, que es un a constante universal y que es la m isma en todos los sistemas de co ordenadas si se utiliza en to dos ellos la misma unidad de carga. Entonces las cuatro cantidades p/^a, jyU g, jzU(¡ se transform an como un cuadrivector. Podemos escribirio com o El daiam bertiano no cam bia cuando Ay, A ^ tam bié n deben el sistem a de coordenadas, p or lo que las cantidades (p, transform arse com o un cuadrivector - ío que significa que son las com ponentes de un cuadrivector. Brevemente, A, = es un cuadrivector. Lo que Uamamos potenciales escalar y vectorial son en realidad diferentes aspectos dei mismo hecho físico. E stán íntimam ente ligados. Y si se los to m a juntos, la invariancia relativista del universo resulta evidente. Llam arem os cuadripotencial a A^. En la notación cuadrivectorial ias ecuaciones (25.21) quedan sim plemente
El contenido físico de esta ecuación es precisamente el mismo que el de las ecuacio nes de Maxweii. Pero hay un cierto a grado en poderias reescribir en form a tan ele gante. D icha form a es además muy significativa; n c ' m uestra directam ente la invariancia de la electrodinám ica frente a la transform acii,.i de Lorentz. Recuerden que las ecuaciones (25.21) se pueden deducir de las ecuaciones de Maxwell solamente im poniendo la condición de medida
^ + V · ^ - o,
(25.23)
que indica sim plemente que = 0 ; ia condición de medida dice que la divergen cia del cuadrivector .4^ es cero. E sta condición se llam a condición de Lorentz. Es m uy conveniente p orque es u n a condición invariante y, p o r lo tanto , las ecuaciones de Maxwell conservan la form a de la ecuación (25.22) p a ra todos los sistemas de referencia. 25-5
El cuadripotencéal de u a a carg a em movim iento
A unque está implicito en lo que y a hemos dicho, lo harem os explícito escribien do las leyes de transform ación que dan tp y A en un sistem a en m ovim iento en térm inos de ^ y A en un sistem a en reposo. Com o A = {
A'y = Ay,
Fig, 25-2. E! sistema S'se mueve con velocidad v (en (a dirección x) con respec to a S. Una carga en reposo an el origen de 5 ' está en x = en ei sistema S. Los potenciales en P se pueden caicuíar en cualquiera de ios dos sistemas. E sto presupone que el sistema de coordenadas con prim as se mueve con velocidad f en ia dirección positiva det eje x, respecto al sistem a de coordenadas sin prim as. Considerem os un ejem plo de ia utilidad del c oncepto de cuadripotenciai. ¿C uá les son los potenciales vectorial y escalar de una carg a g que se mueve con velo cidad V según el eje x ? El problem a es sencillo en un sistem a de c oordenadas que se mueva con la carga, ya que en este sistema la carga está quieta. Supongan que la carga se encuentra en el origen del sistem a S ' com o se m uestra en la figura 25-2. El potencial escalar en eí sistema en m ovim iento está d ado entonces por (25,25)
47rso*
donde r' es la distancia de ^ al punto donde se calcula el cam po, medida desde e! sistem a en movim iento. P o r supuesto, el potencial vectorial A' es cero. A hora hallam os directam ente ^ y A, los potenciales medidos en el sistem a de coordenadas en reposo. L as relaciones inversas a las de las ecuaciones (25.24) son +■ v J Í \/í -
A y = A'y,
ij2
^
A
= A'
Utilizando
-
4 t6 o
’
Esto nos da el potencial escalar que podemos ver en S , pero desafortunadam ente, dad o en térm inos de las coordenadas de S '· Se puede expresar to do en térm inos de t, X, y , z, reem plazando t', x!, y ', z' por medio de ia (25.1). O btenem os así
Realizando el mismo proceso p a ra las componentes de A , se puede d em o strar que
25-6
¡nvariaocia de ias ecuaciones de ia eiectrodinám ica
H em os encon trad o que los potenciales f y A considerados jun tos constituyen un cuadrivector que llam am os y que la ecuación de o n da ^ a ecuación com pleta que determ ina A ^ en función se puede escribir com o en la ecuación (25.22). E sta ecuación ju n to con la de conservación de la carga, ecuación (25.19), nos d a la ley fundam ental del cam po electromagnético: =
€0
V ,Á = 0.
(25.29)
D e este modo, en un pequeño espacio de la página tenem os tod as las ecuaciones de Maxwell - h erm o sa y sim plem en te- ¿Pero hem os aprendido algo al escribir las ecu a ciones de esta m anera, adem ás de ser herm osas y sim ples? En prim er lu gar, ¿hay alguna diferencia con respecto a su escritura anterior según sus diversas co m po nentes? ¿Se puede deducir de estas ecuaciones algo que no se puede deducir de la ecuación de on da p a ra los potenciales en función de cargas y corrientes? La re s puesta es definitivamente no. L o único que hem os hecho es cam biar el nom bre a las cosas —utilizar u na nueva n o ta ció n -. H em os escrito un cuadrado p a ra representar las derivadas, pero el mismo no representa n a d a m ás ni n a d a m enos que la derivada segunda respecto ai tiempo, m enos Ja derivada segunda respecto a x , m enos la deri vada segunda respecto a y , menos la derivada segunda respecto a. z. Y significa que tenem os cu atro ecuaciones, u n a po r cada fx = t, x , y o z. ¿ C uál es entonces el significado del hecho que las ecuaciones puedan ser escritas en form a ta n sim ple? D esde el punto de vista de deducir algo directam ente, no significan nad a. Quizá, la sim plicidad de las ecuaciones significa que la naturaleza tiene tam bién una cierta sim plicidad.
M ostrarem os algo interesante que hem os descubierto recientemente: lo das las leyes de la fís ica pueden estar contenidas en una sola ecuación. E sta ecuación es U = 0.
(25.30)
¡Qué ecuación ta n simple! P o r supuesto, es necesario saber qué significa el sím bolo U. U es un a cantidad física que podem os llam ar la “espiritualidad” de la situación. Y tenem os una fórm ula p a ra ella. A sí es com o se calcula la espiritualidad. T om an tod as las leyes físicas que conocen y las escriben en una form a especial. P or ejem pio, supongam os que tom an la ley de la m ecánica F m a y la vuelven a escribir en ta form a F — ma — 0. Entonces pueden llam ar a ( F - m a ) - q u e naturalm ente debe ser cero— el “desajuste” de la m ecánica. Luego tom an el cuadrado de esta desigual dad y ia llaman Uj, que pueden llam ar “espiritualidad de los efectos m ecánicos” . En o tras palabras, tom an U i = (7 -
m a )\
(25.31)
1 ley física, digamos V - E = p/£ „ y definen
que pueden llam ar “espiritualidad gausiana de la electricidad” . C ontinúan así es cribiendo U3, U4, etc. - u n a p a ra cada ley ñ sica que exista. Finalm ente llam an U a la espiritualidad total del m undo que es la su m a de las diversas espiritualidades y U/ provenientes de to dos los subfenóm enos que intervie nen, es decir, U = £u,·. Entonces la g ran ‘ie y de la n aturaleza” es
(25.32) E sta “ley” significa, po r supuesto, que la sum a de los c uadrados de to dos los des ajustes individuales es cero, y la única form a en que la sum a de tanto s cuadrad os pueda ser cero es que cad a im o de los térm inos Sea cero. A si la ley “herm osam ente sim ple” de la ecuación (25.32) es equivalente a to d a la serie de ecuaciones que ha n escrito originalm ente. Es, por lo tan to, evidente que ima notación sim ple que no hace m ás que esconder la complejidad de las cosas, a través de una defuúción de los sím bolos, no es realm ente una sim plificación. N o es m ás que un truco. L a belleza que presenta la ecuación (25.32) -p recisam en te a p a r tir del hecho de que varias ecuaciones se esconden dentro de ella—no es m ás que un truco. C uando desarrollen esta ecuación, volverán al p unto de partida. N o obstante, hay algo m ás en ia sim plicidad de las leyes del electrom agnetis m o escritas bajo la form a de la ecuación (25.29). Tienen un m ayor significado, así como una teoría escrita en form a vectorial significa m ás. El hecho de que se pueden escribir las ecuaciones electrom agnéticas en una notación muy particu lar que está concebida p a ra la geom etría cuadridim ensional de las transform aciones de Lorentz -e n o tras palabras, com o ecuaciones vectoriales en u n c uadriespac io - significa que la teoría es invariante frente a las transform aciones de Lorentz. El que se puedan escribir en form a ta n h erm osa se debe a que las ecuaciones de Maxwell son invarian tes frente a estas transform aciones. N o es accidental que las ecuaciones de ia electrodinám ica se p uedan escribir en la form a herm osam ente elegante de ¡a ecuación (25.29). L a teoría de la relativi dad fue desarrollada debido a que se encontró experim entalmente que los fenómenos predichos por las ecuaciones de Maxwell eran ¡os mismos en todos los sistemas inerciales. Y fue precisamente estudiando las propiedades de transform ación de las ecuaciones de Maxweii que Lorentz descubrió su transform ación, ía que dejaba in variantes las ecuaciones. N o o bstante, hay o tra razón p a ra escribir nuestras ecuacñones en esta form a. Se descubrió -desp ués que Eínstein intuyera que podía ser a s í- que todas las leyes de la ñsica son invariantes frente a la transform ación de L orentz. E ste es el principio de relatividad. Sin em bargo, si inventamos una notación que m uestre inme diatam ente c uándo una ley está escrita en form a invariante o n o, podem os estar seguros al tratar de c onstruir una nueva teoría, que escribirem os solam ente ecuacio nes que sean compatibles con el principio de relatividad. El hecho de que las ecuaciones de Maxwell sean sencillas en esta notación p a r ticular no es un milagro, p orque la notación fue inventada teniéndolas en cuenta. Pero el hecho físico interesante es que toda ley física - la propagación de las ondas
mesónicas, o el com portam iento de los neutrinos en la desintegración beta, y así su cesiv am ente- deben tener esta misma invariancia frente a la m isma transform ación. Entonces, cuando se mueven con velocidad uniforme en un a nave espacial, to da s las leyes de la naturaleza se transform an de tal m anera que no se presenta ningún fenó meno nuevo. Esto se debe a que el principio de relatividad es un hecho de la n a tu ra leza y por eso en la notación vectorial de cuatro dimensiones las ecuaciones del universo tienen un aspecto ta n simple.
26
T r a n s f o r m a c i ó n , d e L o r e n t z d e lo s c a m p o s
26-11 26-2
El ceadripoíencíaíl de naesa carga eo movirnienio L os cam pos de una carga tuaS con una velocidad < tan te
26-3
TraasforraiaeioMes rebtívBstías < los cam pos
Referencias: Capítulo 20, vol. II, Soluciones de las ecuaciones i espacio libre.
26-1
El cuadripotenciai de una carga en movim iento
Vimos en ei capítulo precedente que el potencial — (
47r€oVl A^ =
A,=
A, = 0
L as ecuaciones (26.1) dan los potenciales en x, y, y z en el tiem po /, p a ra una carga cuya posición “ presente” (con lo cual entendemos la posición en el tiempo t) está en ;c = vt. N oten que las ecuaciones están en función de (;c - v/), y y z, que son las coordenadas medidas de la posición actu al P de la carga en m ovim iento (ver la figura 26-1). E n este capittilo: c = I
Fig. 26-1, Localizando los campos en P debido a una carga q en movimiento según el eje x con (a velocidad constante V. El campo ’'actual” en el punta [x, y, z) se puede expresar en función de la posi ción "presente" P, como tambiér? en fun ción de P’, !a posición "retardada" {en
La influencia verdaxJera qoe realmente conocem os viaja a ía velocidad , así que es e) comportamiento de la carga antes en la posición retardada P' lo que importa en realidad*. El punto P' está en x = vt' (donde í ' = í - r ' / c es el tiempo retardado). Pero dijimos que ias cargas se estuvieron moviendo con velocidad unifonne en una línea recta, asi que naturalmente el comportamiento en P' y en la posición actual están relacionadas directamente. En realidad, si hacemos la suposición adicional de que los potencíales dependen solamente de ía posición y la velocidad en el momento retardado, tenemos en la ecuación (26.1) una fórmula completa para los potenciales de una carga en movim iento cualquiera. Veám oslo en detalle. Supongan que tienen una carga en movim iento arbitrario, digamos que con la trayectoria mostrada en la figura 26-2, y que están tratando de hallar los potenciales en {x, y , z). Primero hallarán ia posición retardada P' y ia velocidad v' en ese punto. Luego imaginen que ia carga debe mantenerse en movimiento con esta velocidad durante el tiempo de retardo ( / ' - / ) , asi que debe aparecer en una posición imaginaria Pproy, la que pode mos llamar “posición proyectada” y debemos llegar alli con la velocidad v'. (Por supuesto, np es así; su posición real en t está en P.) Entonces los potenciales en {x, y, z ) son justamente io que las ecuaciones (26.1) deben dar para ia carga imagi naria en la posición proyectada Pproy Lo que estamos diciendo es, pues, que los potenciales dependen solamente de io que
Fig, 26-2. Una carga se mueve en una trayectoria arbitraria. Los potenciales en {x, y. z) en el tiempo t están determinados por (a posición P' y la velocidad v' en el tiempo retardado f - r'/c. Están expresa dos convenientemente en función de tas coordenadas de la posición "proyectada" P„ov verdadera posición en te s P .) ^ Las primas que se usan aquí para indicar las posiciones y tiempos retardados no deben confundirse con las primas que se refieren a un sistema de referencia obtenido por transformación de Lorentz en el capítulo precedente.
las cargas estén haciendo en el tiempo retardado, los potenciales serán los mismos ta n to si las cargas c ontinúan m oviéndose a un a velocidad constante com o si cam bian sus velocidades después de t' - e sto es, después que los potenciales que deberían aparecer en (x, y, z) en el tiempo / ya estén determinados. P or supuesto, saben que m ientras que tengam os la fórm ula para los potenciales de un a carga m oviéndose en cualquier form a, tenem os la electrodinám ica completa; podemos hallar los potenciales de cualquier distribución de carga por superposición P or lo tanto , podem os resum ir todos los fenóm enos de la electrodinám ica escribiendo ias ecuaciones de Maxweii com o haciendo la siguiente serie de observa ciones. (Recuérdenlas en caso de que alguna vez estén en una isla desierta. Todo puede reconstruir a partir de ellas. Po r supuesto, sabrán la transform ación de Lo rentz; n unca olvidarán eso en una isla desierta o en cualquier o tra parte.) prim ero, es un cu adrivector. Segundo, el potencial de C oulom b p a ra un; ga estática es q l^nif^r. Tercero, los potenciales producidos p or un a carg a en miento cualquiera dependen solam ente de la velocidad y de la posición en el tiempo retardado. C o n estos tres hechos tenem os todo. Del hecho que A ^ es un cuadrivec tor, transform am os el potencial de Coulom b, que conocem os y obtenem os los poten ciales p a ra un a velocidad c onstante. L uego, usando el último enurvciado, que los potenciales solamente dependen de la velocidad anterior en el tiem po retardado, podemos usar el juego de la posición p roy ectada p a ra encontrarlos. N o es una for m a particularm ente útil de h acer las cosas, pero es interesante dem ostrar que las leyes de la física se pueden poner en m uchas fon nas diferentes. A lgunas veces se le oye decir a la gente negligente, que to d a la electrodinám ica se puede deducir únicam ente de la transform ación de Lorentz y de la ley de Coulomb. Por supuesto que esto es com pletam ente falso. Prim ero, hemos supuesto que ha y un potencial escalar y un potencial vectorial que unidos constituyen un cuadrivector. Eso nos dice cóm o se transform an los potenciales. ¿Entonces po r qué los efectos en el tiempo retard ad o son los únicos que cuentan? M ejor aún, ¿por qué los potenciales dependen solamente de la posición y la veiocidad y no, por ejemplo, de la acelera ción? Los campos E y B dependen de la aceleración. Si tratan de h acer el mismo tipo de razonam iento con respecto a ellos, dirán que depende únicam ente de la po sición y la velocidad en el tiempo retardado. Pero los cam pos de una carg a que se e stá acelerando serían los núsm os de una carg a en la posición pro yectad a - lo que es f also -. Los campos no solamente dependen de la posición y la velocidad a lo largo de la trayectoria, sino tam bién de la aceleración. A sí que hay diversas suposiciones adicionales tácitas en este gran enunciado de que to do se puede deducir de la transform ación de Lorentz. (Siempre que vean un enunciado global de que u n a in m ensa cantidad de cosas puede provenir de un núm ero muy pequeño de suposicio nes, hallarán que es falso. Com únm ente hay un gran núm ero de suposiciones impli cadas que están lejos de ser evidentes si se examinan cuidadosam ente.)
26-2
L os cam pos de una carga puntual con una velocidad constante
A h ora que tenem os íos potenciales de una carga puntual que se está moviendo a velocidad constante, debem os hallar los cam pos - p o r razones p rác tic as-. H ay m uchos casos donde tenem os partículas moviéndose uniformem ente - p o r ejemplo, rayos cósmicos que atraviesan
una cám a ra de niebla o cualquier electrón lento en un alam bre. A si pues, veamos al menos cuál es el aspecto de Jos cam pos a cualquier ve lo cid ad - aún p a ra velocida des cercanas a la de la lu z - Es un asim to interesante. H allarem os los cam pos a partir de los potenciales usan do las reglas de cos tum bre: E ~ -V 4> ~
·
B = V X A.
Prim ero, p ara
dz
di
Pero A z es cero, así que derivando (}> en las ecuaciones (26.1), obtenem os
A nálogam ente p a ra Ey, E, .
—
.
(26.3)
5 com plicada, y
(X -
L uego, derivando
_
« ) /( ! -
»")
(26.4)
con respecto a t, hailamos ^ «
=
t
-
■))(/(! -
p")
^
4 „ ,v r ^ v ¡
y finalmente, haciendo la sum a,
Exam inarem os et signíílcado físico de E d entro de un m o m en to ; prim ero h alla remos B. P ara la com ponente z.
C om o A y es cero, sólo tenem os que e n co ntrar una derivada. N oten, sin embargo, que A ^ es simplemente i^cj) y d ¡ d y áe ve}) es sim plemente —vEy. A sí pues.
(26.8) Finalm ente, es cero, puesto que A y y A ^ son ■ magnético sim plemente de la forma E ^ v X E.
ribtr el cam po (26.9)
A h ora veam os qué aspecto tienen los cam pos. T ratarem os de dibujar u na figura del cam po en varias posiciones alrededor de la posición presente de la carga. E s cierto que la influencia de las cargas viene, en un cierto sentido, de la posición retard ad a; pero debido a que el m ovim iento se especifica exactam ente, la posición retard ad a está d ada unívocam ente en función de la posición presente. Pa ra velocida des uniformes, es mejor relacionar los cam pos con la posición actual, debido a que las com ponentes de los cam pos en (x, y, z) depende solamente de { x - v t \ y y z —que so n las com ponentes de los desplazam ientos de la posición presente respecto a {x, y , z) (ver ia figura 26-3).
Fig. 26-3. Para una carga que se está moviendo con velocidad constante, ei campo eléctrico apunta radialmente desde la posición "presente" de la carga.
C onsiderem os prim ero u n punto con z = 0. Entonces E tiene solamente componentes X Q y . Según las ecuaciones (26.3) y (26.6), el cociente de estas dos componentes es igual al cociente de las com ponentes x y del desplazam iento. E sto significa que E está en la m ism a dirección que r - com o lo m uestra en la figura 26-3. Com o E^ también es proporcional a z, está cfaro que este resultado rige en tres dimensiones. E n sum a, el cam po eléctrico es radial respecto a la carga y las líneas de cam po se alejan radialm ente de la carga, tal co m o lo hacen p ara u n a carga estática. P o r su puesto, el cam po no es exactam ente el mismo que para la carga estática, debido a todos los factores extra de ( I - v ^ ) . Pero podem os dem ostrar antes alto interesante. L a diferencia es precisamente lo que obtendrían si d ibujaran el cam po de Coulom b con un sistema especial de coordenadas en el que la escala de x estuviera encogida todos los factores extra de (1 - v ^ ) . P ero podem os d em ostrar antes algo interesante. L a diferencia es precisamente lo que obtendrían si dibujaran el cam po de Coulom b con un sistem a especial de c o ordenadas en el que la escala de x estuviera encogida en ei facto r - v ^ . Si lo hacen, las Imeas de cam po ralearán hacia adelante y h acia atrás de la carga y se apretujarán a los lados, com o lo m uestra ía figura 26-4.
Fig, 26-4. E) campo elécrrico de cdrga en movimiento con la velocidad constante t/· = 0,9 c, parte (b), comparada con el campo de una carga en reposo, parte (a).
Si reJacionamos la intensidad de E con la densidad de las líneas de cam po en la form a convencional, vemos un cam po m ás fuerte a los lados y un cam po débil ade lante y atrás, que es justam ente lo que dice ia ecuación. Prim ero, si exam inam os la intensidad de! cam po perpendicularm ente a la línea de movim iento, esto es, p ara (x - y{) = O, la distan cia desde ia carg a es (y^ z^). A quí la in tensidad del cam po total es / i T j + É], que es £ = 4 7 T 6 o V r ^ -l· :
(26. 10)
Ei cam po es proporcional a la inversa del c u ad rad o de la d istancia --tal com o ei cam po de C oulom b excepto que aum etitado por el factor constante adiciona} J / \ / 1 — que siempre es m ás grande que uno. A sí que a ios lados de una carga en movim iento, el c am p o eléctrico es más fuerte que el que obtienen de la ley de C ou lo m b. E n realidad el cam po en la dirección lateral es m ás grande que el potencial de C oulom b p o r ei cociente de la energía de la partícula y su m asa en reposo. D elante de ia carga (y detrás), y y ¿ E == £
=
^ ^ ■ 47T€o(x — v t y
(26. 11)
O tra vez ei cam po varía com o ía inversa deJ cuadrado de la distancia a la carga, pero a h ora está reducido en ei factor ( 1 -v ^ ), de convención con el c uadro de las líneas de cam po. Si v !c es muy pequeño, es a ún m ás pequeño y el efecto deítérmino ( 1 -v ^ ) es m uy pequeño; volvemos a la ley de Coulom b. Pero si u na partícula se mueve hacia m uy cerca de ia velocidad de la luz, el cam po en la dirección hacia adelante se reduce enorm em ente y el cam po en la dirección la teral aum enta g rand e mente. N uestro resultado p a ra el cam po eléctrico de una carga se puede poner en esta form a: supongan que d ibujaran en un pedazo de papel las líneas de cam po p a ra una c arga en reposo y luego movieran el c uadro con la velocidad v. Po r supuesto, to do el cuadro se com prim iría por ia contracción de Lorentz, esto es, los granos de c arb ón sobre el papel aparecerian en diferentes lugares. El milagro aquí está en que ei cuad ro que verian cuando la página está volando todavía presentaría las líneas de cam po de la carga puntual. L a contracción las m uda acercándolas a los lados y raleándolas
Fig. 26-5. El campo magnético cerca de una carga en movimiento es v x E. {Comparar con la fig. 26-4.)
adelante y atrá s, ju stam ente en la form a apro piad a p a ra dar la densidad de líneas correcta. H em os recalcado anteriorm ente que las lineas de cam po no son reales sino solam ente una form a de representar los cam pos. Sin em bargo, aquí parecen casi reales. E n este caso particular, si cometen el erro r de pensar que las lineas de cam po están realm ente en el espacio, y las tran sfo rm an , o btendrán el cam po correc to. N o obstante, esto no to m a las líneas de cam po m ás reales. T o do lo que se nece sita para recordar que no son reales es pensar en los cam pos eléctricos producidos p or u na carg a jun to con un im án; cuando el im án se m ueve, se producen nuevos cam pos eléctricos que destruyen !a herm osura del cuadro. A si que la idea simple del cu ad ro que se contrae en general no funciona. Sin em bargo, es una m anera práctica de reco rd ar cóm o son los cam pos de una carga que se mueve rápidamente. El cam po magnético es v x E [según la ecuación (26.9)1. Si tom an la velocidad vector un cam po E radial, encon trarán un B que circula alrededor de la línea de movim iento, com o m uestra la figura 26-5. Si vuelven a poner las c, verán que es el mismo resultado que teníam os p a ra cargas con velocidades bajas. U na buena m ane ra de ver dónde deben ir las c es refiriéndonos de vuelta a la ley de fuerza, F = q{E + V X B). V erán que u na velocidad p or el cam po magnéfico tiene las m ism as dim ensiones que un cam po eléctrico. A sí que el segundo m iembro de la ecuación (26.9) debe tener un factor 1 /c^: « = P a ra un a carg a que se m ueve le ntam ente (v « de C oulom b; entonces
(26,12) c), podem os tom a r p a ra E el cam po
R - _X__ ^ X ^ " “ 47T€oc2
(26.13)
E sta fórm ula corresponde exactam ente a las ecuaciones p a ra el cam po magnético de un a corriente que encontram os en la sección 14-7. N os gustaría indicar algo interesante p a ra que io piensen. (Volveremos a discutirlo m ás adelante.) Imaginen dos electrones con velocidades perpendiculares de modo que uno cru z ará sobre la trayectoria del otro , pero frente a él, así que no chocan. E n cierto instante, sus posiciones relativas serán com o en la figura 26-6(a). Veamos la fuerza sobre q^ debida a y viceversa. Sobre ha y ta n sólo la fuerza eléctrica de 9 i, puesto que q^ no produce cam po magnético a lo largo de su línea de movi miento. Sobre q^, sin em bargo, otra vez está ei cam po eléctrico y además
Fig. 26-6. Las fuerzas entre dos cargas en movimiento no son siempre igua les y opuestas. Parece que la "acción" no es igual a la "reacción",
i
u na fuerza magnética, puesto que se está moviendo en un cam po B form ado por q y Las fuerzas están com o se ha dibujado en la figura 26-6(b). L as fuerzas eléctri cas sobre q^ y son iguales y opuestas. Sin em bargo, hay un a fuerza la teral (m ag nética) sobre y ninguna fu e r z a lateral sobre q^. ¿La acción no es igual a la reacción? D ejam os esto p a ra que lo piensen. 26-3
T ransform ación relativista de los cam pos
En la sección precedente calculamos los cam pos eléctrico y magnético a partir de los potenciales transform ados. Por supuesto, los cam pos son im portantes, a pesar del razonam iento dado anteriorm ente sobre el significado físico y la realidad de los potenciales. Los cam pos también son reales. Sería conveniente p a ra m uchos fmes tener una m anera de calcular los cam pos en un sistem a en m ovim iento si ya cono cen los cam pos en algún sistema en “ reposo” . Tenemos las leyes de transform ación para (p y A , porque A ., es un cuadrivector. A ho ra conocerem os las leyes de tra n s form aciones de E y B. D ad os E y B en un sistem a de referencia, ¿cóm o son en otro sistema que esté en m ovim iento? Es una transform ación m uy conveniente que se debe obtener. Siempre podríam os volver atrás a través de los potenciales, pero algu nas veces es útil poder transform ar los cam pos directam ente. A ho ra veremos cómo se hace. ¿C ó m o podem os hallar las leyes de transform ación de los cam pos? Conocem os las leyes de transform ación de 4) y de A y sabem os cóm o se d a n los cam pos en función de 4> y A --debe ser fácil hallar la transform ación para B y E. (Deben pensar que con cad a v ector puede haber algo que perm ita convertirlo en un cuadri vector, así que con E tiene que haber algo que podam os usar para la c u arta com po nente. Y también para B. Pero no es asi. E s com pletam ente diferente de lo que se espera.) Pa ra em pezar, tomemos sim plemente un cam po magnético B, que es, por supuesto, V X A. A hora bien, sabem os que el potencial vectorial con sus com po nentes X, y y z solamente es un pedazo de algo; también hay una com ponente í. Tam bién sabemos que p a ra derivadas como V, adem ás de las partes x, y y z, tam bién hay una derivada con respecto a f. Asi pues, tratem os de figuram os io que sucede si reemplazamos por una “ í ” , o una “ z ” por una o algo parecido. O bserven prim ero la form a de los térm inos de V x A c uando escribim os en com ponentes : B ^
dy
dz
^
dz
dx
*
= ^Jl dx
(26.14) dy
La com ponente x es igual a un p a r de térm inos que solamente com prende com po nentes y y z. Llam em os a esta com binación de derivadas y com ponentes una
i, z j ” y démosle u n nom bre corto : p
Simplemente entenderemos que _ dA,
dAj,
A nálogam em e By es igual a la misma clase de “ cosí “ cosa x z ’\ Y es, por supuesto, la correspondiente ‘
A ho ra bien, ¿qué sucede si sim plemente tratam o s de inventar también algunas cosas tipo “t ” com o F^¡ y F¡z (puesto que la naturaleza debe ser herm osa y sim étrica en x . y . z y /)? Por ejemplo, ¿qué es Es, por supuesto, dA t dz Pero recuerden que A,=^
_
i que ta m bién e
L o han visto anteriormente. Es la com ponente z de E. Bueno, casi --hay un signo e rra d o -. Pero olvldanios que en eí gradiente cuadridimensionai la derivada t viene con el signo opuesto íá á t x , y y z. A sí pues, realm ente deberíam os haber tom ado la extensión más sistemàtica de A,^ como (26.17) Entonces es exactam ente igual a - E ^ Pro ban do también F,^ y í l
que las
Ftz = - E , .
(26,18)
Fu = -E x,
ft
-E y,
¿Q ué sucede si am bos subíndices ;
am bos son ; ? E ncontrarem os
; de estas cosas F. H ay í ; que obtienen intercam biando los subíndices, pero realm ente no dan na da nuevo, puesto que F.y -
-F y ^ ,
y así sucesivamente. A sí pues, de las dieciséis posibles combinaciones de los cuatro subíndices to m ado s de a pares, obtenem os solam ente seis objetos físicos diferentes; y son las componentes de U y de E.
P a ra representar el térm ino general de F, usarem os los subíndices generales y 17, donde cad a u no se puede sustituir po r O, 1, 2, ó 3 -sig nifican do t, x, y y z txí nu estra notación cuadrivectorial de costum bre. Tam bién cada cosa será compatible con nu estra rotació n cuadrivectorial si defm imos F por F^, = record and o que
-
V^A^,
(26.19)
= {d I d t, - B ! d x , - d j dy, - d ¡ d z \ y que A ^ — { f, A^, Ay, A
H em os hallado seis cantidades que van ju n ta s en la naturaleza - q u e son aspec tos diferentes de la misma cosa. L os cam pos eléctricos y magnéticos que hemos considerado com o vectores separados en nuestro m un do de m ovim iento lento (donde no nos preocu pam os por la velocidad de la luz) no son vectores en un cuadriespacio sino partes de u n a nueva “ cosa ” . N uestro “ cam po ” fisico realmente es nuestro o b je to de seis com ponentes F^^. E sa es la form a en que tenem os que considerario en relatividad. Resum im os nuestros resultados sobre en la tab la 26-1.
T aM a 26-1
■1 F^, = 0
■¡1- '
Fy. = - f í .
F^t = Ey
F.. = - f í ,
F,t = E,
C om o pueden ver, hem os tratad o de generalizar e! p rod ucto vectorial. E m peza m os con la o peración ro to r y el hecho de que las propiedades de transform ación del ro to r son las m ism as que las propiedades de transform ación de dos vectores - € l vector tridim ensional ordinario A y el op erador gradiente que ta m bién sabemos se c om porta com o un ve cto r-. Considerem os por un m om ento un prod ucto vecto rial ordinario en tres dimensiones, por ejemplo, ei m om entum angular de u n a par tícula. C u and o un objeto está en movim iento en u n p lano, la cantidad ( x v y - y v j es im portante. Pa ra el m ovim iento en tres dimensiones, ha y tres cantidades im portantes de este tipo que llam arem os m om entum angular: m(xvy — yvx),
Ly¡ = m{yv¡ — zr„),
L¡x = m(zor — xv¡).
Entonces (aunque puede ser que lo h ay an olvidado a estas alturas) descubrimos en el capítulo 20 del vol. I el m ñagro de que estas tres cantidades se podían identificar con las com ponentes de un vector. P a ra lograr tal cosa, tuvim os que hacer una regla artificial con un a convención de la m ano derecha. F u e sim plem ente suerte. Fue suer te, p orque L,y (con i y j
Iguales z. x, y , o z) era un objeto aiitisim étrico; = ~ L ii,
Lu = 0 .
D e las nueve cantidades posibles solam ente hay tres núm eros independientes. Y ocurre precisamente que c uando cam bian de sistema de coordenadas estos tres obje tos se transform an exactam ente en la m isma form a que las com ponentes de un vector. E sto mismo nos permite representar un elemento de superficie como un vector. U n elemento de superficie tiene dos partes - d x y dy por e jem plo - que podemos representar por el vector norm al da a la superficie. Pero no lo podemos hacer en cuatro dim ensiones. ¿ C uál es la “n o rm al” a d x d y l ¿Está según z o según ti En resum en, para tres dimensiones sucede por suerte que, después de haber to m ado un a com binación de dos vectores com o L y , se la pueda representar por otro vector porque hay precisam ente tres térm inos que se pueden transform ar com o las com ponentes de un vector. Pero en cuatro dim ensiones es evidentemente imposible porque hay seis térm inos independientes y no se pueden representar seis cosas por medio de cuatro cosas. A ún en tres dim ensiones es posible obtener combinaciones de vectores que n o se pueden representar p o r vectores. Supongan que tom am os dos vectores cualesquiera a = ( a ^ Qy, ü j) y b = ( b ^ by, b¡) y hacem os las diversas combinaciones posibles de las com ponentes, como etc. Serian nueve cantidades posibles:
Podríam os llamar a estas cantidades. Si a hora vamos a un sistema ro tado, de coordenadas, (digamos que alrededor del eje z), las com ponentes de a y b cam bian. E n el nuevo sistema, por ejemplo se rem plaza por
y by se rem plaza por
Y análogamente p ara las otras com ponentes. Las nueve com ponentes de la cantidad producto T¡j que hemos inventado tam bién cam bian. Po r ejemplo, = a jjy se transform a en: Tíy = a^byicos"^ d) — íJj¿j;(cos 0 sen 0) -f- ay¿7y(sen 0 eos 0) — Oybxisen^ 6),
C ad a com ponente de T¡j es una com binación lineal de las componentes ,d>= T,j. Asi, descubrimos que no solo es posible tener un producto vectorial como a X b que tiene tres com ponentes que se transform an com o un vector, sino que podemos
'-•artiricialm ente- hacer tam bién o tra d a s e de “ pro du cto ” de dos vectores T¡j con nueve com ponentes que se transform an bajo un a rotación según un conjunto com plicado de reglas que podíamos determinar. Tal objeto que tiene dos subíndices p ara describirlo en higar de uno, se llam a tensor. Es un tensor “ de segundo ran go ” , p orque tam bién pueden hacer este juego con tres vectores y obtener un tensor de te rcer rango, - c o n c uatro p a ra obtener un tensor de cu arto rango y así sucesiva mente-·. U n tensor de primer rango es un vector. P o r ello concluimos que nuestra c antidad electrom agnética también es un te nsor en cuatro dim ensiones. Se transform an de u n a m anera especial que hallare m os dentro de un mom ento - e s precisam ente de la form a en que se transform a un producto de vecto res-. P a ra sucede que si cam bian el orden de los índices ¥ cam bia de signo. E s un caso especial ---es un tensor antisim étrico. A sí que decim os: los cam pos eléctrico y magnéíico son partes de un tensor antisim étrico de segundo rango en cu atro dimensiones. H em os hecho un gran recorrido. ¿R ecuerdan volviendo atrás c uando definimos lo que significaba velocidad? A ho ra estam os hablando de “ un tensor antisim étrico de segundo rango en cuatro dim ensiones” . D ebem os, ahora, hallar la ley de transform ación de N o es difícil de hacer; es sim plemente laborioso - l a inteligencia que interviene es cero, pero no lo es el trabajo. Lo que queremos es la transform ación de L o ren tz de Com o V u es ju stam ente un caso especial de vector, trabajarem o s con la com binación gene ral aiitisiinétrica de vectores, a ¡a cual podemos llam ar Ga¡,· (26.20) rem plazado finalmente p o r y 6 ^ por el potencial ^ y 6 se transform an según las fórm ulas de Ixjrentz,
VT -
y2
b'y = by,
A hora transformem.os las com ponentes de
G’t^
=
a'tbí
-
Empe-cemos con G¡·^
aíb’t
V v T --» 5 y iN /r:r^ ,
Pero esto es exactam ente G,j^
! que tenem os el resultado sencillo G'u = G u.
H arem os i Q', -
~~
~ v T ;^
ft
^ ^ ”
-- vbz _ {atby — aybi) — vjaxby — Qybx)
V i - s* "
Así pues, obtenem os que
v T
^
y , por supuesto, en la m isma form a,
E stá claro cóm o será el resto. H arem os aho ra podemos escribirlos p a ra F^¡^:
. tabla de los seis té rm inos; sólo que
FL· = F u , v T Ftv - VF^y ^ /Γ7 Γ„ 2 F t, V
v F ,,
T ^
Po r supuesto, siempre tenem os
^
Fyz,
s / i - - .2
’
= - f ' ' -/ y
= 0.
A si pues, tenem os !a transform ación de los cam pos eléctricos y magnéticos. T o do lo que hay que hacer es m irar en la tabla 26-1 p a ra e ncontrar lo que nuestra notación grandiosa significa en función de E y B. Es sim plemente una cuestión de sustitución. P a ra que podam os ver qué aspecto tiene en símbolos ordinarios, escri biremos de nuevo nuestra transform ación de las com ponentes de los cam pos en la tabla 26-2. T a b b 26-2 L a transfoítnaelóffi de L o ren tz de los camíms eíécírico y m a t è t i c o (N ota: c = O = E,
B'^ =
E^ \/l -
,
s; - » '
_ g. + Vi -
+
f2 ■ 1/2
\ Z T - »2
L as ecuaciones de la tabla 26-2 nos dicen cóm o cam bian E y B si vam os desde un sistem a inercial a o tro. Si conocem os E y B en un sistema, podemos encon trar cóm o so n en oteo que se e stá m oviendo con velocidad v. Podem os escribir estas ecuaciones en u na form a que es más fácil de recordar si n otam os que com o v está en la dirección x , todas las funciones con v son com po n entes de los p roductos vectoriales v x E y v x B. A si pues, podem os escribir las transform aciones com o se m uestra en la tabla 26-3. J M b 26-3 U na form a altleraaíiva p a ra la íransfonJiacáón de ios cam pos (N otas c = Eí =
!)
Si {B -
(E + . X B)y
\ZT-
V X £ )„
Vi -
( E ^ V X B) ,
^
. X K).
V T - «2
\/T -
A h o ra es más fácil recordar adonde va cad a com ponente. D e h echo la transform a ción se puede escribir aún m ás sim plem ente si definimos las com ponentes del cam po según X com o las com ponentes “pa ra lelas” E\\ y B\\ (debido a que son paralelas a la velocidad relativa de 5 y 5 ') y las com ponentes transversales - e l vector sum a de las com ponentes y y z— com o las com ponentes “ perpendiculares” E y B±_ . E ntonces obtenem os las ecuaciones de la tab la 26-4. (También hemos vuelto a poner las c p a ra que sea más conveniente c uando nos queram os referir a ella después.)
T ab la 26-4 O tra form a aún p a ra la íransform acsón de Lorentz de E y B = E
Bh = B
{E -1- i; X B ) l Vi Las transform aciones de cam po nos dan otra form a de resolver algunos proble m as que hemos hecho antes - p o r ejemplo, e ncontrar los cam pos de u n a carga pun tual en m o vim iento-. A nteriorm ente hemos hallado los cam pos derivando los poten ciales. Pero podriam os hacerlo transform ando el cam po de Coulom b. Si tenem os u na carga puntual en reposo en e! sistem a S hay solamente el cam po radial E . E n el sistem a S ' veremos u n a carga puntual que se está moviendo con velocidad u, si el sistem a S ' se mueve con respecto al sistem a S con velocidad v = - u . D ejarem os que demuestren que las transform aciones de las tablas 26-3 y 26-4 dan los mismos cam pos eléctricos y m agnéticos que hem os hallado en la sección 26-2.
r L_
Fig. 26-7. El sistema de coordenadas 5' moviéndose a través de un campo eléc trico estático.
L a transform ación de !a tab la 26-2 nos d a un a respuesta interesante y simple p ara lo que vemos al m ovem os respecto a cualquier sistem a de cargas fijas. Por ejem plo, sup o n g a n q u e qu e re m o s c o n o ce r los cam p o s en nu estro sistem a de re ferencia S ' si n os estam os moviendo entre las placas de un condensador, com o lo m uestra la figura 26-7. (Por supuesto, esto es lo mismo que decir que un cond en sado r cargado se e stá m oviendo con respecto a nosotros.) ¿Qué vemos? L a tran sfo rm a ció n es fácil en este caso p o rq u e el c am p o B en el sistem a o ri ginal es cero. P rim ero su p o n g a m o s que nu e stro m ovim iento es p e rpe nd icu lar a E; luego veremos un E ' = E / y T ^ ^ ^ el cua! es todavía com pletam ente tran s versal. A dem ás veremos un cam po magnético B ' = —v x E '/c^ . (El y 'i - v ^ no a p a rece en nuestra fórm ula para 1 ' debido a que lo escribim os en función de E ' en lugar de E ; pero es la m isma cosa.) A sí pues, c uando nos movem os perpendicularm ente a un cam po eléctrico estático, veremos un E reducido y un B transversal agregado. Si n uestro m ovim iento no es perpendicular a E, dividimos E en En y E j. . L a p a rte paralela no cam bia, E'\\ = E \\, y la com ponente perpendicular lo h ace ju stam ente com o lo hem os descrito. Tom em os el caso opuesto e imaginemos que nos estam os moviendo a través de un c am po magnético estático p uro. E sla vez veremos un cain p o eléctrico E ' igual a V X B ' y el cam po magnético cam biado p o r el factor /c^ (suponiendo que es transversal). M ientras v sea m ucho m enor que c podemos despreciar el cam bio del cam po magnético y el principal efecto es el cam po eléctrico que aparece. Com o un ejem plo de este efecto, consideremos el problem a otrora famoso de deter m inar la velocidad de un avión. N o es muy famoso hoy d ía debido a que se puede u sar el rada r p a ra determ inar la velocidad del aire a partir de la reflexión en la tierra, pero por m uchos años fue muy difícil hallar la veiocidad de un avión cuando hacía m al tiempo. N o se podía ver la tierra ni se sabía dónde era hacia arriba, etc. N o obstante, era im portante sab er con qué rapidez se estaban moviendo en relación a la tierra. ¿ C óm o se puede hacer esto sin ver la tierra? M uchos que conocían las fórm ulas de transform ación comcibieron la idea de u sar el hecho de que el avión se mueve en el cam po magnético de la tierra. Supongan que u n avión está volando donde h a y un cam po magnético más o menos conocido. T om em os precisamente el caso sim ple donde el cam po magnético es vertical. Si estuviera volando a través de él con u na velocidad horizontal v, entonces, de acuerdo a n uestra fórm ula veriamos im cam po eléctrico que es v x B, es decir, perpendicular a la línea de movim iento. Si suspendem os u n alam bre aislado a través del aeroplano, este cam po eléctrico inducirá cargas en los extremos del alam bre. L as ecuaciones de transform ación in dicarán exactam ente lo mismo de una m an era diferente. (El hecho de que podamos decirlo en m ás de u n a m anera no quiere decir que u na form a es mejor que la otra. ¡Obtenem os asi tantos m étodos y herram ientas diferentes que usualmente podemos llegar al mismo resultado de 65 m aneras diferentes!)
D e m odo que p a ra medir v, todo lo que tenem os que hacer es medir el voltaje entre los extremos del alam bre. N o lo podemos hacer utilizando un voltímetro debi do a que los mismos cam pos actuarán sobre los alambres del voltímetro, pero exis ten o tras m aneras de medir tales campos. H ablam os de algunas de ellas c uando discuüm os la electricidad atmosférica en el capítulo 9, A sí pues, es posible medir la velocidad del avión. N o obstante, este im portante problem a n u nca fue resuelto de esta form a. El m o tivo es que el cam po eléctrico que se desarrolla es del orden del milivolt por metro. Podemos medir tales cam pos, pero el problem a es que estos cam pos, desafor tunadam ente, no son m uy diferentes de otros cam pos eléctricos. El cam po que se produce por el m ovim iento a través de un cam po magnético no se puede distinguir de algún otro cam po eléctrico que ya estaba en el aíre debido a o tra causa, sea de cargas electrostáticas en el aire o en ias nubes. Describimos, en el capitulo 9, los cam pos eléctricos típicos que hay sobre la superficie de la tierra con intensidad aproxim ada de IOO volts por metro. Pero son m uy irregulares. A medida que el avión h ace su recorrido a través del aire, encuentra fluctuaciones de cam pos eléc tricos atm osféricos que son enormes en com paración con los cam pos dim inutos producidos por el térm ino v x B, y resulta por razones p rácticas que es imposible medir la velocidad de un avión por su movim iento a través dei cam po magnético de la tierra.
26-4
L as ecuaciones de movim ienío en notación reíatívisía*
N o constituye un gran beneficio hallar los cam pos magnéticos y eléctricos a p a r tir de las ecuaciones de Maxwell a m enos que sepam os qué hacen los cam pos cuando los tenem os. D eben recordar que los cam pos son necesarios p a ra hallar las fuerzas sobre las cargas y que estas fuerzas determ inan el movim iento de la carga. A sí pues, parte de la teoría de la electrodinám ica es la relación entre el movim iento de cargas y las fuerzas. P a ra una sola carga en los cam pos E y B, la fuerza es F = g(E + V X B).
(26,23)
E sta fuerza es igual a la m asa por la aceleración p a ra bajas velocidades, pero ía ley correcta p a ra cualquier velocidad es que la fuerza es igual a d p /d t. Escribiendo p — encontram os que la ecuación de movim iento relatívístamente c orrecta es inpV
'Sj
= F = q(E + V X B).
(26.24)
D iscutirem os esta ecuación desde el punto de vista de fa relatividad. C om o he mos puesto nuestras ecuaciones de Maxwell en form a relativista, sería interesante ver cuál sería el aspecto de las ecuaciones de m ovim iento en form a relativista. V eamos sí podem os escribir la ecuación en notación cuadrivectorial. Sabemos que el m om entum e c a r t e de un cuadrivector cuya com ponente tem poral es la energía A sí que debemos pen sar en sustituir el prim er miembro *
En esta sección volvemos a poner todas las c.
de ìa ecuación (26.24) por dp^/dt. Luego, solam ente necesitamos hallar una cuarta com ponente p ara que vaya con F- E sta cuarta com ponente debe ser igual a la deri vada de la energía respecto a} tiempo, o sea, ei trab a jo hecho por unidad de tiempo, que es F · v. Luego escribirem os el segundo miembro de la ecuación (26.24) com o un cuadrivector en la form a (F · v, F^, Fy, F^. Pero esto no es un cuadrivector. L a derivada de un cuadrivector respecto al bido a que d i d t requiere elegir cierto sistem a A nteriorem ente tuvim os ese problem a c uando cuadrivector. N uestra prim era conjetura fue c d lld t = c. Pero las cantidades
¡iempo ya no es un cuadrivector, de de referencia especial p ara medir t. tratam o s de incluir v dentro de un que la com ponente tem poral seria
no son las componentes de un cuadrivector. N o obstante, se podría lograr que lo fueran multiplicando cad a com ponente por 1 / / 1 - v^/c^. La “ cuadrivelocidad” u„ es el cuadrivector
\v T ~ -
v T - ’- i;2/c2y
A sí pues, parece que el truco es multiplicar d id l po r 1 ¡\J \ derivadas para form ar un cuadrivector. N u estra segunda conjetura es que
si queremos 1
\ / r - - 'i;2 / c 2 debe ser un cuadrivector. ¿Pero qué es v? Es la velocidad de la partícula - ¡r de un sistema de co orden ad as!-. Entonces la cantidad definida por
es la extensión a c uatro dim ensiones de una fuerza -p o d em o s llamarla “ cuadrifuerz a ”- . E s realm ente un cuadrivector, y sus com ponentes espaciales no son las com ponentes de F sino de F / - / 1 /c-. L a p regunta es - ¿ p o r q u é /^ es un cuad riv e cto r? -. Seria muy lindo llegar a com prender un poco ese factor 1/x/T ^~i77 ?· C om o hasta a hora ha surgido dos veces, es hora de que veamos por qué d ¡ d t siempre se puede arreglar con el mismo factor. L a respuesta está en ¡o siguiente: cuando derivam os respecto aJ tiem po alguna fun ción x, calculamos el incremento zix en un intervalo pequeño A t de la variable f. Pero en otro sistema de referencia el intervalo A l debe corresponder a un cambio en t' y en x ', así que si solamente variam os el cambio en será diferente. Tene mos que hallar una variable p a ra nuestra derivación que sea una medida de un “ intervalo” en el espacio-tiempo, que será la m isma en todos los sistemas de c oor denadas. C u and o tomarnos un p a ra ese intervalo, será el mismo p a ra to dos los sistemas de coordenadas. C uand o una partícula “ se mueve” en un cuadriespacio, hay los cambios A t, A x, A y, A z. ¿Podem os form ar un intervalo invariante a partir de ellos? Bueno, son
las com ponentes del cuadrivector A s p or
= (ct, x, y , z) así que si definimos una cantidad
(As)^ = “ AX;* Ax„ = \
{c^ Ar^ -
Ax^ -
A>>^ -
Az^)
(26.29)
—que es un p rod ucto escaJar cuadridim ensional— tenem os un buen cuadriescalar p a ra usar com o m edida de un intervalo cuadridim ensional. A p artir de A s - o su lí mite d s - podem os definir un parám etro s = \ d s . Y un a derivada con respecto a s, d /d s , es un a bonita operación cuadridim ensional, porque es invariante respecto a un a tran sfo rm ació n de Lorentz. Es fácil relacionar ds con di p a ra una ticula puntual en movim iento. d x = Vx dt,
*
=
partícula en movim iento. P a ra u na par
dy = Vy dt,
-
vi -
vi -
d t = Vz di,
v i) = * v T ^ -
(26.30)
(26.31)
A sí pues, el operado r ___
1
■ d
es un operador invariante. Si operam os sobre cualquier cu adrivector con él, obtenem os otro cuadrivector. P o r ejemplo, si operam os sobre (ct, x , y , z), obtenem os la cuadrive locidad dx .
Vemos aflora por qué ei factor / 1 - V /(p aclara las cosas. L a variable invariante 5 es una c antidad física útil. Se la llam a “ tiempo p ro pio ” a lo largo de la trayectoria de una partícula, porque ds siempre es un intervalo de tiem po en n sistem a de referencia que se está moviendo con la particula en to do mom ento. (Enton:s, = A y = A z = O y A s = A l.) Si pueden im aginar algún “ reloj” cuya rapidez no jg aceleración, tal reloj llevado con la particula m arcaría el tiempo s. A h o ra podem os retroceder y escribir la ley de N ew ton (corregida p or Eínstein) en la form a interesante
donde las co ord enadas = (ct, x, y , z) describen a h ora Ja trayectoria de la p artícula. Finalm ente, la notación cuadridimensional nos da e sla form a m uy sencilla de la ecuación de movim iento:
que nos recuerda F = ma. E s im portante n o ta r que la ecuación (26.34) no es la misma que F = m a, p orque ia fórm ula cuadrivectorial, ecuación (26.34), contiene la mecánica relativista que es diferente de la ley de Nevrton p a ra velocidades altas. Es distinto el caso de las ecuaciones de Maxwell, donde pudim os reescribir las ecuaciones en form a relati vista sin ningún cambio en el significado - p e r o con un sim ple cam bio de notación. Volvam os a ho ra a la ecuación (26.24) y veamos cóm o podem os escribir d prim er miem bro en notación cuadrivectorial. L as tres com ponentes -div idid as por >/T —v^T? - s o n las com ponentes de/ , así que
[Vi
vVc·^
Vi (26.35)
Ahora, debem os poner to d as las cantidades en su notación relativista. Prim ero, c l \ J \ - v ^ ¡(p- y y velocidad u^. Y las com ponentes de E y B so n com ponentes del tensor de segundo rango de los cam pos B uscando en la tabla 26-1 las com ponentes de F^^ que corresponden a y By, obtenem os / . = qiutF^i -
U.F,,),
lo cual se to rna interesante. C a d a térm ino tiene el subíndice x, lo cual es razonable, pues to que estam os b uscando u na com ponente pc. Luego todos los o tros aparecen en pares: tí, y y, z z -ex c ep to , el térm ino x x que está a usente -. A si pues, lo ponemos simplemente y escribim os A =
~ r^yFxy ~
(26.36)
N o hem os c am biado nada porque F^„ es antisim étrico y F ^ e s cero. L a razón de in trodu cir el térm ino x x es que podem os escribir la ecuación (26.36) en la form a taquigráfica / . == qu,F,y.
(26.37)
E sta ecuación es semejante a la ecuación (26.36) si establecemos la regla de qye toda vez que un subíndice esté dos veces (com o aquí), autom áticam ente sum an sobre términos en la m isma form a que para el producto escalar, usando la m ism a convención p a ra los signos. Pueden creer fácilmente que (26.37) sirve igualm ente bien p a ra ¡u — y o fj, = ¿,pero ¿y p a ra fx = t i Pa ra divertim os veamos qué dice: f t - qi^ tF tt -
u^Fu -
u,F ,y -
y,F<,).
v‘- f ?
A h ora tenem os que traducir de vuelta a los £ y las B . O btenem os /. °
«('o +
------ E . + — = = = = = E , + -----------e \ x / r ^ kV c“ \ / r - ¡.Ve" j „
.
(26,38)
f, = V i - »2/c2 Pero según la ecuación (26-38), se supone que_/^ es
¥-v
^ qiE - \ - v X n ) - v
>. A sí pues, todo Resumiendo, nuestra ecuación de movim iento se puede escribir en la form aelegante -«o ^
= qu,F „.
(26.39)
Aunque es interesante ver que las ecuaciones se pueden escribir de esta forma, la misma no es particularm ente útil. Com únm ente es más conveniente hallar el m ovim iento de partícuias usando las ecuaciones originales (26.24), que es io que harem os p or lo genera).
11- I
Cooservacióo
local
27-2 C onservación de la energía elecírom agnetism o 27-3
y
D en sid ad de energía y flujo de energía en el cam p o electromag nético
27-3
27-4 L a am bigüedad de del cam po
¡a energía
27-5 Ejem plos
de etsergia
de
flojo
27-6 M om en tum de! cam po
Conservación local
E stá com probado que la energía de la m ateria no se conserva. C u ando un obje to radía luz pierde energía. Sin em bargo, la energía perdida es posiblemente descriptible en alguna otra form a, en la luz, por ejemplo. E n consecuencia, la te oria de la conservación de la energía es incom pleta sin una consideración de la energía asocia da con la luz o, en general, con el cam po electrom agnético. N os ocuparem os ahora de la ley de conservación de la energía y tam bién del m om entum de los campos. Por supuesto, no podem os tra ta r u na sin la o tra, porqu e en la teoría de la relatividad son diferentes aspectos del mismo cuadrivector. En los primeros capítulos del volumen I discutim os la conservación de la energía; entonces, sólo dijimos que la energía total del m un do es constante. A h ora queremos extender el concepto de conservación de la energía en un sentido im portante, en un sentido que diga en detalle sobre cóm o se conserva la energía. La nueva ley indicará que si de una región sale energía es p orque la m ism a flu y e a través del contorno de esa región. E sta ley es un poco más fuerte que la conservación de la energía sin esa restricción. P ara ver lo que significa esta aserción, examinemos cóm o funciona la !ey de conservación de la carga. D escribim os la conservación de la carga diciendo que hay una densidad de corriente j y una densidad de carga p, y c uando la carga dis minuye en alguna parte tiene que haber un fiujo de carga saliendo de ese lugar. A esto lo llamamos conservación de carga. L a form a m atem ática de la ley de conser vación es (27.1)
Fig. 27-1. Dos maneras de conservar la carga; (a) + Ü j es constante: (b) í/Q, !dt = \ \ - n d a = -dQ^ Idt.
E sta ley involucra la consecuencia de que la carga total dei m undo siempre es constante - n u n c a h a y ni ganancia ni pérdida netas de c a rg a -. Sin em bargo, la carga total del m undo podria ser constante de otra m anera. Supongan que hay una carga 2 , cerca de un punto ( 1 ) m ientras que no hay carga cerca de un punto (2 ) a cierta distancia (Fig. 27-1). Supongan a ho ra que a medida que transcurre el tiempo la carga d esapareciera gradualm ente y que sim ultáneam ente con la dism inución de Q, ap areciera cierta carga cerca dei punto (2) de tal m an era que en todo instante la sum a de y Q2 fuera constante. E n otras p alabras, en cualquier estado interme dio la can tid ad de carg a perdida por se agregaría Q2. E ntonces la cantidad total de carga del m undo se conservaría. Es una conservación “ m undial” pero no lo llamamos u n a conservación “ local” , porque p a ra que la carga fuera de ( 1 ) a (2 ) no había necesidad de que apareciera en ninguna parte en el espacio entre el punto ( 1 ) y el punto (2). Localm ente, la carga se “ perdió” simplemente. H ay un a dificultad con esa iey de conservación “m u nd ial” en la teoría de la re latividad. El concepto de “ instantes sim ultáneos” en p untos distantes no es equiva lente en sistemas diferentes. D os eventos sim ultáneos en un sistem a no son sim ultá neos en otro sistem a que se mueve respecto a él. P a ra la conservación “m undial” del tipo descríto, es necesario que la carga perdida en a p arezca sim ultáneam ente en Q 2. D e otra m an era habría instantes en que la carg a no se conservaría. Parece que no h a y m anera de conseguir que la ley de conservación de carga sea relativis tam ente invaríante sin haceria una ley de conservación “lo cal” . E n realidad, la exi gencia de invaríancia relativista de L orentz parece restringir las leyes posibles de la natu raleza de m anera sorprendente. E n la m oderna teoría cuántica de cam pos, por ejem plo, m uchas veces se ha querido alterar la teoría perm itiendo lo que llamamos una interacción “ no local” - d o n d e algo que está a q u í tiene un efecto directo sobre algo que está a llí - pero se cae en dificultades con el principio de relatividad.
L a conservación “ local” implica o tra idea. Dice que u n a carga puede ir de un ’ar a otro únicam ente si sucede algo en el espacio intermedio. P a ra describir la ley sólo necesitamos la densidad de carg a p , sino también
otro tipo de c antidad, o sea j, un vector que da la rapidez del flujo de carg a a través de un a superficie. Luego, el flujo se relaciona con la rapidez de variación tem poral de la densidad de carg a po r m edio de la ecuación (27.1). E ste es el tipo m ás extremo de la ley de conservación. Indica que la carga se conserva de un a m anera especial; se conserva “localm ente” . Resulta que la conservación de la energía tam bién es un proceso local. N o sólo h ay una densidad de energía en un a región d a d a del espacio sino tam bién un vector p a ra representar la rapidez de flujo de la energía a través de una superficie. Po r ejem plo, c uando una fuente lum inosa radía, podem os h allar la energía luminosa que se aleja de ia fuente. Si im aginam os una superficie m atem ática rodeando la fuen te lum inosa, la energía perdida desde dentro de la superficie es igual a la energía que fluye de la superficie hacia afuera.
27-2
Conservación de la energía y electrom agnetism o
A ho ra escribirem os cuantitativam ente la ley de conservación de la energía en el electromagnetismo. Pa ra ello tenem os que describir c u án ta energía ha y en cualquier elemento de volumen del espacio y, adem ás, la rapidez de flujo de energía. Represen ta rem os con li la densidad de energía del cam po (es decir, la cantidad de energía por unidad de volum en) y con el vector S representarem os el flu jo de energía de cam po (es decir, la energía que fluye por unidad de tiempo a través de un área uni taria perpendicular al flujo). Luego, p or analogía perfecta con la conservación de carga, ecuación (2 1 . 1), podem os escribir la ley “ local” de conservación de la energía del cam po en la form a
Por supuesto, esta ley no es válida en general; no es cierto que la energía del cam po se conserve. Supónganse que están en una pieza oscura y encienden la luz. D e repente la pieza queda llena de luz, así que ha y energía en el cam po , aunque no h abía ninguna energía allí antes. La ecuación (27.2) no es la ley com pleta de con servación, porque la energía del campo sola no se conserva, sólo la energía total del m undo -tam b ién está la energía de ia m a te ria -. L a energía de! cam po variará si la m ateria realiza algún trab ajo sobre el cam po o ei cam po sobre la materia. Sin em bargo, sí h a y m ateria dentro del volumen de interés, sabem os cuánta energía contiene: cada partícula tiene una energía m ^ c ^ I c p · . La energía total de la materia es sim plemente la sum a de ia energía de todas las partículas y e! flujo de esta energía a través de un a superficie es la su m a de la energía que transporta c ad a partícula que cru za la superficie. A hora sólo querem os hablar de la energía del cam po electromagnético. A sí pues, tenem os que escribir una ecuación que diga que la energía total del campo en un volumen dado dism inuye ya sea porque ia energía fluye saliendo del volum en, o ya sea porque el cam po pierde energía que cede a ia m ateria (o gana energía, que es sim plemente una pérdida negativa). L a energía del cam po dentro de un volumen V es
y SU rapidez de disminución es la derivada de esta integral respecto al tiempo. El flujo de energía del cam po que sale de! volumen V es la integral de la componente normal de S sobre la superficie Z que encierra el volumen V,
_ ^
^^udV =
j^ S -n d a +
orabai. realizado sob,« la ma.ena coa.enida en n.
(27.3)
Hemos visto antes que el cam po realiza trabajo sobre cada unidad de volumen de materia a razón de E -j. La fuerza sobre una partícula es F = g(E + v x B) y la rapidez con que se realiza trab ajo es F - v = -v. Si hay N partículas por unidad de volumen, la rapidez con que se hace trabajo por unidad de volumen es N q E -v, pero Nqv = j. Así pues, la cantidad E ·j debe ser igual a la pérdida de energía por unidad de tiempo y por unidad de volumen p o r parle del cam po. L a ecuación (27.3) se convierte entonces en ~ íJ ^ u d V
= I^ S -tid a +
E -jd V .
(27.4)
Esta es nuestra ley de conservación para la energía del campo. Podemos conver tida en una ecuación diferencial com o la ecuación (27.2) si transform am os el segun do término en una integra! de volumen. Es fácil de hacer con e! te orem a de G auss. La integral de superficie de la componente normal de S es ia íntegra! de su diver gencia sobre el volumen contenido. A sí pues, la ecuación (27-3) es equivalente a
-
j ^ V ■ SdV + j^ E -jd V ,
donde hemos puesto la derivada temporal del primer térm ino dentro de la integral. Como esta ecuación es vàlida para cualquier volumen, podemos sacar las integrales y tenemos la ecuación energética para los cam pos electromagnéticos; (27.5) Ahora bien, esta ecuación no nos sirve a no ser que sepamos qué son w y S. Quizás les deberíamos decir lo que son en términos de E y B porque lo que quere mos realmente es el resultado. Sin em bargo, les m ostrarem os en cambio ei tipo de razonamiento que usó Poynting en 1884 para obtener fórm ulas para S y t!, de m odo que puedan ver de dónde provienen. (Aunque no necesitan aprender esta deducción para nuestro trabajo posterior.)
27-3
Densidad de energía y flujo de energía en ei cam po electromagnético
La idea es suponer que hay una densidad de energía del cam po u y un flujo S que dependen únicamente de los cam pos E y R. (Por ejem plo, sabem os que en la electrostática al menos, la densidad de energía se puede escribir com o ^6 oE · E.) Por supuesto, w y S podrían
depender de los potenciales o de alguna otra cosa, pero veamos lo que podemos obtener. Podem os tratar de volver a escribir la cantidad E - j de m odo que se con vierta en la sum a de dos té rm inos: uno que sea la derivada de una cantidad respecto al tiem po y otro que sea la divergencia de una segunda cantidad. L a prim era can tid ad seria entonces u y la segunda seria S (con signos apropiados). D ebem os es cribir am bas cantidades en términos de cam pos únicam ente, es decir, escribiremos n uestra igualdad en la forma E - j= - f¡ - V - S .
(27.6)
Prim ero hay que expresar el primer térm ino en función de los cam pos únicam en te. ¿C óm o hacerlo? U sando ias ecuaciones de MaxweU, naturalm ente. Según ¡a ecuación de Maxwell para el rotor de B, j = e o c V X fi -
ío
■
Sustituyéndola en (27.6) tendremos únicam ente E y B; £ ■7
-
e o c " É -(V X B) -
e „ E ·^ . at
(27.7)
C asi hem os te rm inado. El último térm in o es u n a d eriv ada te m p o ral -es ( d / dt)(jen E -E ). Así pues, le g E -E es al menos una parte de u. Es lo mismo que e ncontram os en la electrostática. T odo lo que tenemos que hacer a hora es tran s form ar el segundo térm ino en la divergencia de algo. O bserven que el primer térm ino del segundo miembro de (27.7) es igual a (V X S ) ■ E. . vectorial, (a x b ) - c es igual a a - ( b x c); 1a V ■ (fi X £ )
(27,8) así que (27.9)
y tenem os la divergencia de “ algo” tal com o queriamos. ¡Sólo que esto es un error! Y a les advertimos antes que V es “ com o ” un vector, pero no “ exactam ente” lo mis mo. La razón de que no lo sea es que hay una convención adicional proveniente del cálculo diferencial; c uando un operador diferencial está frente a un producto, actúa sobre to do lo que está a la derecha. En la ecuación (27.7), v opera únicamente so bre B y no sobre E. Pero en la form a (27.9), la convención norm al diría que opera sobre B y sobre E. A sí pues, no es lo mismo. En efecto, si escribim os explícitamente ias com ponentes de V -( B x E) podem os ver que es iguai a E - ( v x B) m ás otros térm inos. Es parecido a lo que ocurre cuando derivamos un p roducto en álgebra. Po r ejemplo, ^ { /« ) =
+ / ^ '
En vez de escribir explícitamente todas las componentes de V · (B x E) les m os trarem os un truco muy útil para este tipo de problema. Es un truco que
les permite u sar todas las reglas del álgebra vectorial en expresiones con el operador V , sin caer en dificultades. El tm c o es dejar de lado - p o r un ra to al m enos- la regla de la notación del cálculo diferencial que indica sobre qué a ctú a el operador de la derivada. N oten que ord inariam ente se usa el orden de los térm inos p ara dos fines diferentes. Uno es p a ra el cálculo diferencial: J ( d /d x ) g no es lo mismo que g ( d ! d x ) f el o tro es p ara vectores: a x b es diferente de b x a. Podem os, si que remos, a b and on ar m om entáneam ente la regla del cálculo diferencial. E n vez de decir que una derivada opera sobre tod o lo que e stá a la derecha, hacem os una nueva regla que no depende del orden en que se escriben los térm inos. A sí podem os jug ar con los térm inos sin preocupam os. A quí está n uestra nueva convención: m ostram os p or m edio de un subíndice, sobre el cual a ctú a un operador diferencial: el orden no tiene ninguna im portancia. Supongan que representam os d / d x por el operado r D . Entonces Dy significa que sólo se deriva la cantidad variable f . Luego,
Pero si tenem os D/fg, significa
Pero observen a ho ra que conform e a nuestra nueva regla, fD jg significa lo mismo. Podemos escribir la misma cosa en cualquiera de las m aneras: D f f g - g D f f = f D f g = f g Dj. Com o ven, del puede ir h a sta después de to do. (Es sorprendente que n u nca se enseñe una notación tan práctica en los libros de m atem ática o de física.) Puede que se pregunten: ¿Y si quiero escribir la derivada d e f g l Quiero la deri vada de ambos factores. Es fácil: io dicen sim plem ente; escriben D f(fg) + D ^ g ) . E sto es simplemente g ( d f¡ d x ) ^ J ( 8 g /d x ) , que es lo que entienden p o r 8 ( f ^ ¡ d x en la notación antigua. V erán que a hora es m uy fácil obtener una nueva expresión p a ra v · (B x E), E mpecemos pasando a la nueva notación; escribim os V ■ ( 5 X £■) = Vfi ■ (B X £ ) +
· ( 0 X E).
(27.10)
U na vez hecho esto, ya no tenem os que atenem os al orden. Siempre sabem os que V £ opera sobre E únicam ente y que V j op e ra sobre B únicam ente. D e esta m a nera podemos usar V com o si fuera un vector ordinario. (P or supuesto, cuando term inem os volveremos a la notación “ n o rm al” que to dos u san habitualmente.) A sí pues, a hora podemos realizar cosas diversas com o intercam biar puntos y cruces y otros tipos de reordenamientos de térm inos. Por ejem plo, el térm ino central de la ecuación (27-10) se puede reescribir com o E - V b x B. (R ecuerden que a - b x c = b · c x a.) Y el último térm ino es igual a B · E x Vg. Parece raro, pero está bien. Pero si tratam os de volver a la convención ordinaria, tenem os que arreglárnoslas para que el V opere únicam ente sobre su “ pro pia” variable. El prim ero ya e stá en esa form a, así que omitiremos el subíndice. El segundo
necesita cierto reordenam iento para poner el V delante de la E , lo cual podemos hacer invirtiendo el produ cto vectorial y cam biando el signo; B -(E X Ve)
X E).
A ho ra está en el orden convencional p or lo cual volveremos a la notación habitual. L a ecuación (27-10) es equivalente a V -(B X E)
E - ( V X B ) ~ B - ( V X E).
(27.11)
(En este caso especial, un a m anera m ás rápida hubiera sido usar com ponentes, pero valía la pena d edicar tiempo p a ra m ostrarles el artificio matem ático. Probablem ente no lo verán en ninguna o tra parte y es m uy conveniente p a ra desligar el álgebra vectorial de las reglas sobre o rden de térm inos con derivadas.) Reto m em os a nuestro estudio de la conservación de la energía y usemos nuestro nuevo resultado, e c u a c ió n (2 7.l l ) , p a ra transform ar el té rm ino en V x B de la ecua ción (27-7). E sa ecuación energética se convierte en E - j = í„ c V ■ (S X í ) +
■ (V X
^ (ie„ E ■ E )
(27.12)
C o m o se dan cuenta casi hem os term inado. Tenem os un térm ino que es una linda derivada respecto a t p a ra u sar en w y otro que es un a herm osa divergencia para representar S. D esafortunadam ente, qu eda el término del centro, que no es ni una divergencia ni una derivada respecto a t. A si pues, casi lo conseguim os, pero no del to do. D espués de pensar un p oco, volvemos a las ecuaciones diferenciales de M axweü y descubrim os que afortunadam ente V x E es igual a - d B / d í , lo cual significa que podem os transform ar el térm ino adicional en algo que es una derivada tem poral pura:
A ho ra tenem os exactam ente lo que querem os. N uestra ecuación energética es
£ ■ J = V · (e„c"B
X
I
('-f- S ■ B
+ Y £ ■ e) .
(27.13)
que exactam ente com o la ecuación (27.6) si hacem os las definiciones (27.14)
5 = eoC^E X B.
(27.15)
(Invirtiendo el producto vectorial se consigue que los signos salgan bien.) N uestro program a ha sido exitoso. Tenemos una expresión de la densidad de energía que es la sum a de una densidad de energía “ eléctrica” y una densidad de energía “ m agnética” , cuyas form as son ju stam ente com o las que encontram os en la estática, al obtener
la energía en términos de los campos. A dem ás, hemos enco ntrado una fórm ula para el vector dei flujo de energía dei cam po electromagnético. E ste nuevo vector, S = X B, se Uama “vector de Poynting” en hon or a su descubridor. N os dice con qué rapidez la energía de cam po se mueve por el espacio. La energía que ñuye a través de un área pequeña da por segundo es S · n d a, donde n es el versor per pendicular a da. (A hora que tenem os nuestras fórm ulas p ara u y S, pueden oividarse de cóm o las obtuvim os, si quieren.)
27-4
L a am bigüedad de ia energía de cam po
A ntes de encarar algunas aplicaciones de las fórm ulas de Poynting [ecuaciones (27-14) y (27-15)1, querem os deciries que reafmente no las hem os “d em o strado ”. Todo lo que hicimos fue encontrar una “u ” posible y un “ S ” posible. ¿C óm o sabe mos que ju gando hábilmente una vez m ás con ios térm inos no e n contraríam os otra fórm ula para “u " y o tra fórm ula para “ S ” ? El nuevo S y la nueva u serían diferen tes pero seguirían satisfaciendo ía ecuación (27.6). Es posible. Se puede hacer, pero en las fórm ulas que se ha encontrado siempre intervienen diversas derivadas del cam po (y siempre con términos de segundo orden com o una derivada segunda o el cuadrad o de una derivada prim era). D e hecho, ¡hay un núm ero infmito de posibiUdades diferentes para u y S, y h asta a h ora nadie ha concebido un a m anera experi menta de decidir cuál es la correcta! L a gente ha c onjeturado que la más simple es probablemente la correcta, pero debemos decir que no sabem os con certeza cuál es la ubicación real de la energía del cam po electromagnético en el espacio. A si pues, nosotros también adoptarem os la salida fácil y direm os que la energía del cam po está da da por la ecuación (27-14). Luego, el vector de flujo S tiene que estar dado por la ecuación (27.15). Es interesante que no haya una m anera unívoca de resolver la indeñnición en la ubicación de la energía de campo. A veces se sostiene que este problem a puede ser resuelto empleando la te oria de la gravitación en el siguiente razonam iento. E n la teoría de la gravedad, toda la energía es fuente de atracción gravitacional. En consecuencia, la densidad de energía de la electricidad tiene que estar ubicada en form a apropiada p ara que sepam os en qué dirección actúa la fuerza de gravedad. Sin em bargo, nadie ha hecho todavía un experimento ta n delicado que perm ita deter minar 1a ubicación precisa de la influencia gravhacional de los cam pos electromagné ticos. El que los cam pos electromagnéticos solos puedan ser la fuente de fuerza gra vitacional es una idea de la que es difícil prescindir. E n efecto, se ha observado que la luz se desvía al pa sar cerca del sol - p o d ríam o s decir que el sol atrae a la lu z ¿No quieren permitir que la luz atraiga igualm ente al sol? D e tod a s m aneras todos aceptan siempre las expresiones simples que hemos encon trad o p ara la ubicación de la energía electromagnética y su flujo. Y aunque a veces los resaltados que se obtienen em pleándolas parecen extraños, nadie h a encontrado nada errado en ellos '•■es decir, nada que no concuerde con los ex perim entos-. A si pues, seguiremos al resto del m undo - ad e m ás , creemos que probablem ente es perfectam ente correcto.
A greguem os un com entario sobre la fórm ula de energía. E n primer lugar, la energía p o r unidad de volumen en ei cam po es m uy sim ple: es )a energía electrostá tica m ás la energía magnética, si escribim os la energía electrostática en términos de y la energ'a m agnética com o B^. E ncontram os dos expresiones de ese tipo como expresiones posibles
p ara la energía c uando resolvíam os problem as estáticos. Tam bién encontram os o tras fórm ulas p a ra la energía del cam po electrostático, tal com o pcf), que es igual a la integral de E - E en el caso electrostático. Sin em bargo, en un cam po electrodiná mico la igualdad fallaba y no había una m anera evidente de decidir cuál era la correcta. A ho ra sabem os cuál es la correcta. A nálogam ente, hemos encontrado la fórm ula p ara la energía m agnética que es co rrecta en general. L a fórm ula correcta p ara \a densidad de energía de cam pos dinámicos es la ecuación (27.14).
27-5
Ejemplos de ílujo de energía
N uestra fórm ula para el vector de flujo de energía S es algo completam ente nue vo. A ho ra estudiarem os cóm o funciona en algunos casos especiales y, tam bién, si co ncuerda con lo que sabíam os anteriorm ente. El prim er ejemplo que tom arem os es la luz. En una onda lum inosa tenem os un vector E y un vector B perpendiculares entre sí y a la dirección de p ropagación de la onda. (Ver Fig. 27-2). En una onda electromagnética, el m ódulo de B es 1 /c por el m ódulo de E y, com o son perpen diculares, I® X s | = ~ En consecuencia, para la luz, el flujo de energía por unidad de área por segundo es íí -
(27.16)
Pa ra una onda lum inosa en la cual E = o jC t-x / c j, el flujo m edio de energía por unidad de tiempo po r unidad de área, S - q u e se llama “ in tensidad” de la lu z es el valor medio del c u ad rad o del cam po eléctrico multiplicado por Intensidad -
5 -
(27.17)
A unque no locrean, ya hemos deducido este resultado en la sección 31-3 del vol. I al estudiar la luz. Sabemos que es correcta porque también concuerda con algo más. C uand o tenem os un haz de luz, hay una densidad de energía en el espacio, da da por ta ecuación (27.14). U sando cB = E p a ra una on da luminosa, obtenemos €0 - 2 , €oc
Pero E varia en el espacio, asi que Ja densidad media de energía es “ = f«-®"
(27.18)
A ho ra bien, la o nda viaja a velocidad c, asi que debemos pensar que la energía que atraviesa un metro cuadrado en un segundo es c p o r la cantidad de energía que hay en un metro cúbico. A sí pues, diríam os que
Y e stá bien; es igual a la ecuación (27.17).
Fig. 27-3, Cerca de un capacitor que s· está cargando, el vector (3e Poynting : apunta radialmente hacia el eje. T om em os aho ra otro ejemplo. A qui tenem os uno bastante curioso. Exam inem os el ñu jo de energía en un c apacitor que estam os c argando lentamente. (N o queremos frecuencias tan altas que el c apacitor com ience a parecerse a un a cavidad resonante, pero tam poco queremos C C .) Supongan que usam os un cap acitor circular de placas paralelas del tipo que nos es familiar, com o m uestra la figura 27-3. H ay un cam po eléctrico casi uniforme que está variando en el tiempo. E n todo instante la energía electrom agnética total que hay d entro es u por el volumen. Si las placas tienen un radio a y u na separación h, la energía total entre las placas es
E sta energía varia al variar E . C u and o se está car¡ entre las placas está recibiendo energía a razó n de
D el condensador, el voiumen
(27.20) Por lo tanto , debe haber un flujo de energía que entra en ese volumen desde alguna parte. Por supuesto, saben que debe entrar por los alam bres de carga - ¡d e ninguna m a n era!-. N o puede entrar al espacio entre las piacas en esa dirección porque E es perpendicular a las placas; E x B tiene que ser parale lo a las placas.
R ecuerdan, por supuesto, que hay un cam po magnético en círculos alrededor del eje c uando el cap acito r se está cargando. Lo estudiam os en el capitulo 23. E m pleando la últim a ecuación de Maxwell, encontram os que el cam po magnético en el borde del cap acitor está dado por 2-Kac‘^ B = É · ira^.
L a figura 27-3 m uestra su dirección. A si pues, hay un flujo de energía proporcional a E X B que e n tra radialm ente por los bordes, com o m uestra la figura. E n realidad, la energía no está entrando p or los alam bres sino desde el espacio que rodea al capacitor. Verifiquemos si la c antidad total de flujo a través de to da la superficie entre los bordes de las placas está de acuerdo con la variación de la energía que hay dentro por unidad de tiempo -esp e re m os que sea a s i- ; para e star seguros, hicim os todo ese traba jo dem ostrando la ecuación (27.15), pero veamos. El área de 1a superficie es I n a h y el módulo de S - CoC^E x B es
i que el flujo total de la energía 6 a^htoEE. C oncuerda con la ecuación (27.20). Pero nos dice algo especial: que cuando estamos cargando un capacitor, la energía no está viniendo por los alam bres; está entrando por los bordes del espacio entre placas. ¡Eso es lo que dice esta teoria!
Fig, 27-4, Los campos fuera de un capacitor cuando se han cargado por el aporte de dos cargas desde una gran dis tancia.
27-11
¿C óm o puede ser? No es una pregunta fácil, pero aquí tienen una m anera de considerarla. Supongan que tuviéramos algunas cargas por encim a y por debajo dei capacitor y m uy lejos. C u ando las cargas están lejos, hay un cam po débil pero enormemente extendido que rodea el capacitor. (Ver figura 27-4). Luego, a medida que las cargas se ju ntan , el cam po se hace más intenso m ás cerca del capacitor. Asi pues, la energía de cam po que está fuera se mueve hacia el capacitor y term ina fi nalm ente entre las placas.
Fig. 27-5. El vector de Poynting S cerca de un alambre por el que circula corriente. C om o otro ejemplo, preguntemos qué ocurre en un pedazo de alam bre de resis tencia cuando circula c om en te por él. Com o el alam bre tiene resistencia, hay un cam po eléctrico a lo largo del mismo, que impulsa la corriente. C om o hay una caída de potencial a lo largo del alam bre, también hay un cam po eléctrico ju sto fuera del alam bre, paralelo a la superficie. (Ver figura 27-5.) H ay, adem ás, un cam po m agné tico que va alrededor del alam bre debido a la corriente. E l E y el B son perpendicu lares; en consecuencia h a y un vector de Poynting dirigido radialmente hacía adentro, com o lo m uestra la figura. H ay un flujo de energía que entra al alam bre por todos lados. Po r supuesto que es igual a la energia que se pierde en el alam bre en form a de calor. A sí pues, nuestra te oria “ descabellada” dice que ios electrones están obte niendo su energía para generar calor debido a la energía que ñuye hacia el alam bre desde el cam po exterior. L a intuición parecería indicam os que los electrones obtie nen su energía de ser em pujados a lo largo del alam bre, así que la energía deberia estar fluyendo hacia abajo (o hacia arriba) a lo largo del alam bre. Pero la teoria dice que lo que realm ente está empujando a los electrones es un cam po eléctrico que pro viene de cargas muy lejanas y que los electrones obtienen de estos cam.pos su ener gía p a ra generar calor. De alguna m anera la energía fluye desde las cargas distantes hacia una gran región del espacio y luego entra en el alam bre. Finalm ente, para convencerlos realm ente de que esta teoría es evidentemente loca, to m arem os un ejemplo m ás - u n ejemplo en el que una carg a eiéctrica y un im án están en reposo u n a cerca de o tr o - ambos com pletam ente quietos. Supongan que tom am os el ejemplo de una carga puntual que está cerca del centro de un imán de barra, com o m uestra la figura 27-6. T odo está en reposo, así que la energía no varia en el tiempo. A dem ás, E y B son com pletam ente estáticos. Pero el vector de Poynting dice que hay un flujo de energía porque hay un E x B que no es cero. Si examinan el flujo de energía, encuentran que sim plem ente d a vueltas y m ás vueltas. N o h a y ninguna variación de energía
Fig. 27-6. Una carga y un imán pro ducen un vector de Poynting que circula en lazos cerrados. en parte alguna - to d o lo que fluye hacia d entro de un volumen vuelve a fluir hacia afuera de n uev o-. Es com o si fluyera agua incompresible. A sí pues, hay una circula ción de energía en esta condición así Uamada estática. ¡Y qué absurdo se está tor nando! N o obstante, quizás no sea tan terriblemente enigmático si recuerdan que lo que llamamos un imán “ estático” es realm ente una corriente permanente en cú-culo. D entro de un imán permanente los electrones están girando permanentemente. Asi pues, puede que una circulación de energía por fuera no sea tan extraña después de todo. Sin d ud a empiezan a tener la im presión de que la teoría de Poynting por lo me nos viola parcialmente lo que ustedes intuyen com o la ubicación de la energía en un cam po electromagnético. Podrían creer que tienen que rem endar todas sus intuicio nes^ y que, en consecuencia,^ tienen que estudiar un m ontón de cosas aquí. Pero realde vez en c uando olvidan que la energía de un alam bre está fluyendo hacia él desde fuera, en vez de fluir a lo largo dei alam bre. Parece tener muy raram ente valor, al usar el concepto de conservación de la energía, observar detalladamente qué camino está siguiendo la energía. La circulación de energía alrededor de un imán y una c ar ga parece no tener, en la m ayoría de las circunstancias, absolutam ente ninguna im portancia. N o es un detalle vital, pero es cierto que nuestras intuiciones ordinarias están com pletam ente equivocadas.
27-6
M om entum del cam po
A continuación discutiremos sobre el m om enium del cam po electromagnético. Tal com o el cam po tiene energia, tendrá cierto mom entum por unidad de volumen. Llam em os g a esa densidad de ntom entum . N aturalm ente que el m om entum tiene diversas direcciones posibles, así que g tiene que ser un vector. H ablemos de una com ponente por vez; tom am os prim ero la com ponente x. Com o c ada componente del m om entum se conserva, debemos escribir una ley parecida a algo como esto:
El prímer m iembro es fácil. La derivada del mom entum de la m atería respecto al tiempo es simplemente la fuerza sobre ella. P a ra una partícula es F = q(E v x B); p a ra una distribución de cargas, la fuerza por unidad de volumen es {pE + j x B). El térm ino “ fiujo saliente de m om entum ” es, sin em bargo, extraño. N o puede ser la divergencia de un vector porque no es un escalar; es más bien la com ponente x de cierto vector. D e todas m aneras, se debe parecer
p robablem ente a algo c
d x '^ d y '^ d z ' p orque el m om entum x podría estar fluyendo en cualquiera de las tres direcciones. E n todo caso , cualesquiera sean a, b y c, se supo ne que la com binación iguala al flujo saliente del m om entum x. El juego seria a h ora escribir p E + j x B únicam ente en térm inos de E y B - e li m inando p y 3 p o r m edio de las ecuaciones de M ax w ell- y luego b a ra jar té rm inos y h acer sustituciones p a rá obtenerlo en una form a que se p arezca a dg:c dt
da dx
db de dy~^ dz'
Luego, identificando térm inos, podríam os tener expresiones p a ra g ^ a , b y c. Es una b a rba ridad de trab a jo y no vam os a hacerlo. E n su lu gar, sólo vam os a hallar una expresión p a ra g, la densidad de m om entum - y p o r un cam ino diferente. H ay un teorem a im portante de la m ecánica que es éste: to d a vez que hay un flu jo de energía en cualquier circunstancia (energía de cam po o cualquier o tra clase de energía), la energía que fluye a través de la unidad de área p o r u nidad de tiempo, multipLicada p o r I/c^, es igual al m om entum p o r unidad de volumen en el espacio. E n ei caso especial de la electrodinám ica, este teorem a d a el resultado de que g es HcP- por el v ector de Poynting:
1
= - ^ 5 ·. C2 ^
(27.21)
A sí pues, el vector de Poynting no sólo da el flujo de energia sino que tam bién, si se divide p or (p·, la densidad de m om entum . C o n el otro análisis que sugerímos se ob tendría el mismo resultado, pero es m ás interesante señalar este resultado m ás gene ral. D arem os a h ora un cierto núm ero de ejemplos y razonam ientos interesantes para convencerlos de la validez del teorem a general. Prím er ejemplo: supongan que tenem os un m o ntó n de partículas en un a caja -d ig am o s que N por metro c ú b ico - y que se están moviendo con cierta velocidad v. Considerem os a ho ra un a superficie p lana im aginaría perpendicular a v. El flujo de energía a través de un a unidad de área de e sta superficie por segundo es igual a N v , el núm ero de las que fluyen a través de ia superficie p or segundo, m ultiplicado p or la energía que lleva c ad a una. La energía de c ad a partícu la es !&. Por lo ta nto , el flujo de energía por segundo es m -
WqC
VI ^y2/c2
Pero el m om entum de c ad a partícula es m^v / - /T ^ v ^ T ? , asi que ia den sid a d c
que es sim plemente I IcP por el flujo de energía - c o m o dice el te o re m a -. A si pues, el teorem a es válido p a ra un puñado de partículas.
T am bién es vàlido p a ra la luz. Al estudiar la luz en el volumen I, vim os que c uando se absorbía energía de un haz de luz, se entregaba cierta cantidad de mo mentum al absorbente. D e h echo, hemos dem ostrado en el capitulo 36 del vol. I que el m om entum es 1/c por la energía absorbida (ecuación (36.24) del vol. I]. Si f/o es la energía que llega por segundo a una unidad de área, el mom entum que ilega por segundo a una unidad de área es U^/c. Pero el m om entum viaja a velocidad c, así que la densidad frente al absorbente debe ser U^/cP·. N uevamente, pues, el teore m a es correcto. Finalm ente darem os un razonam iento propuesto por Eínstein, el cual demuestra lo mismo u n a vez m ás. Supongan que tenem os un vagón de ferrocarril sobre ruedas (que se supone sin fricción) con cierta m asa M grande. En un extremo hay un dis positivo que disparará algunas partículas o luz (o lo que sea, no interesa) que luego se p a ra n en el extrem o opuesto del vagón. Originalmente h abía cierta energía en un extremo -d igam os que la energía U indicada en la figura 27 -7 (a)- y luego, más ta r de, está en el extrem o opuesto, com o m uestra la figura 27 7{c). L a energía U se ha i distancia L , longitud dei vagón. A ho ra bien, la energía U tiene
v i e - , así que si el vagón se quedara quieto, su centro de gravedad se movería. A Einstein no le gustaba la idea de que se pudiera mover el centro de gravedad de un objeto manipulando únicamente con su interior, así que supuso que es imposible mover ei centro de gravedad haciendo cualquier cosa en ei interior. Pero si ése es el caso, al mover la energía U de un extremo al otro, to do el vagón debe haber re trocedido cierta distancia como m uestra la parte (c) de la figura. Pueden ver, en efecto, que la masa total dei vagón, multiplicada por x, tiene que ser igual a 1? masa U j á de la energía que se movió multiplicada por L (suponiendo que U/c^ es mu cho menor que Ai); M x = ~ L.
(27.22)
Examinemos ahora el caso especial de la energía que lleva un destello de luz. (El razonamiento serviría también para partículas, pero seguiremos a Eínstein, que esta ba interesado en el probiema de la luz.) ¿Qué es lo que hace que el vagón se mueva? Einstein razonó como sigue: cuando se emite la luz tiene que haber un retroceso, cierto retroceso desconocido con momentum p. Es este retroceso lo que hace que el vagón ruede hacia atrás. La velocidad v de retroceso del vagón será este mom entum dividido por !a masa del vagón: ¡VI El vagón se mueve con esta velocidad h asta que la energía lum inosa llega al ex trem o opuesto. Entonces, al golpear devuelve su m om entum y detiene el vagón. Si X es pequeña, el tiempo durante el cual se mueve el vagón es casi igual a L / c ; tene-
^
L· ^ P_L ~ ^ c M e'
Introduciendo esta x en la ecuación (27.22), obtenemos U Poseemos de nuevo la relación entre energía y mom entum p a ra la luz. D ividiendo por c para alcanzar la densidad de mom entum g — p /c , obtenem os u n a vez más í = | ·
(27.23)
Puede ser que se pregunten: ¿qué es lo im portante en el teorem a del centro de gravedad? Posibieraeníe sea eso, io que está mal. Quizás, pero entonces perderíamos también la conservación del m om entum angular. Supongan que nuestro vagón se está moviendo sobre una vía a cierta velocidad v y que disparam os cierta energía luminosa desde la parte de arriba a !a de abajo del vagón -d igam o s que desde A h asta B en la figura 27-8. Exam inem os a ho ra el m om entum a ngular del sistema respecto al punto P. Antes de que la energía U deje A tiene una m asa m = U/c^ y una velocidad v, así que tiene un mom entum angular mvn>. Cuando Uega a S tiene la misma m asa y para que el mom entum lineal no varíe, todavía debe tener la velo cidad V. Su momentum angular respecto a P
Fig. 2 7-8. La energía ¿/tiene que lle var un momentum U Ic para que se con serve el momentum angular respecto a P. h a b rá variado a no ser que se le dé al vagón e! m om entum de retroceso apropiado al emitir la luz - e s decir, a -no ser que la iuz Heve un m om entum U /c. Resulta que la conservación del mom entum angular y el teorem a del centro de gravedad están estrecham ente relacionados en la teoría de la relatividad. A si pues, la conservación del m om entum angular también se des truiría si nuestro teorem a n o fuera válido. Sea com o fuere, resu h a ser un a ley de validez general, y en el caso de la electrodinám ica podemos usarlo p ara obtener el m om entum del cam po. M encionarem os dos ejemplos más de m om entum del cam po electromagnético. Señalam os en la sección 26-2 el fracaso de la ley de acción y reacción c uando dos p artículas cargadas se mueven en trayectorias ortogonales. Las fuerzas sobre las dos partículas no se equilibran, así que la acción y la reacción no son iguales; en c on secuencia, el m om entum resultante de la m ateria tiene que estar variando. N o se conserva. Pero el m om entum del cam po también varía en una situación com o ésa. Si calculan la cantidad de m om entum dada p o r el vector de Poynting, no es constante. Sin em bargo, la variación del m om entum de las partículas proviene justam ente del m om entum del cam po, asi que se conserva el m om entum total de partículas m ás campo. Finalm ente, otro ejem plo es el del imán y la carga m ostrados en la figura 27-6. Tuvim os la p oc a suerte de e ncontrar que la energía estaba fluyendo en círculos alre dedor, pero aho ra que sabem os que flujo de energia y m om entum son proporciona les, ta m bién sabem os que en el espacio hay m om entum en círculos. Pero un m om en tum en círculos significa que h a y m om entum angular. H ay, pues, mom entum a n g e lar en ei cam po. ¿Recuerdan ía p a ra d oja que describim os en la sección 17-4 sobre un solenoide y algim as cargas m ontadas en un disco? Parecía com o si al em pezar la corriente todo el disco em pezara a rotar. El enigma era; ¿de dónde provenía el m om entum angular? La respuesta es; si tienen un cam po magnético y algunas c ar gas, h a b rá un m om entum angular en el cam po. D ebe haberlo, puesto alli al estable cer el cam po. Cuando el cam po desaparece, se devuelve el mom entum angular. Así pues, el disco de la p arad oja s í em pezaría a rotar. Este místico fiujo circular de energía, que a prímera vista parecía tan ridiculo, es absolutam ente necesario. H ay realm ente un flujo y se necesita para mantener la conservación del momentum angular de todo ei universo.
2S Lu
m a s a e le c tr o m a g n é tic a
28-!
La energía del campo de carga puntual
28-2
El momentum del campo de i carga en movimiento
28-3
Masa electromagnética
28-1
28-6
El campo de la fuerza nuclear
La energía del campo de una carga puntual
U niendo la relatividad y las ecuaciones de Maxwell, hem os term inado nuestro principa! trab ajo respecto a ía (corta deí clccCramagnedscno. Existen, por supuesto, algunos detalles que hemos omitido y una vasta área de la cual deberemos o cuparnos más adelante - la interacción de los cam pos electrom agnéticos con la m a te ria -. Pero detengám onos un m om ento p ara mostrales que esta fabulosa cons trucción, que constituye un gran éxito en la explicación de m uchos fenómenos, en última instancia se cae a pedazos. C uando se va m uy lejos en cualquier parte de la física, siempre se encuentra dificultades. A ho ra discutirem os una dificultad muy seria -e) fracaso de la te oria electromagnética clásica—. T o do este fracaso de la fí sica clásica se debe a los efectos cuánticos. La mecánica es una te oria m atem ática mente compatible; sólo que no está de acuerdo con la experiencia. Sin em bargo, es interesante que la te oria clásica del electromagnetismo sea una teoria insatisfactoria por sí misma. H ay dificuitades asociadas con los concepios de la teoría de Maxwell que ni están relacionadas directam ente con la mecánica cuántica, ni ella las resuelve. Puede que digan: “ Q uizás sea inútil preocuparse por estas dificultades. Com o la mecánica cuántica está destinada a cam biar las leyes de la electrodinám ica, debemos e sperar para ver qué dificultades subsisten después de ia m od iñcaió n”. N o obstante, cuando se une el electrom agnetism o con la mecánica cuántica, las dificultades sub sisten. De m odo que no será una pérdida de tiempo considerar a hora cuáles son es tas dificultades. A dem ás tienen una gran im portancia histórica. M ás aún, podrán obtener cierta satisfacción por eí hecho de poder ir suficientemente lejos en la teoría a fm de ver todo -inclu yend o todas sus dificultades.
El problem a de que hablam os está asociado con los conceptos de m om entum y energía electromagnéticos, c uando se aplican al electrón o a cualquier partícula cargada. El concepto de sim ples partículas cargadas y de cam po electromagnético son en cierto
m odo incompatibles. A fin de discutir la dificultad, com enzarem os por realizar algu nos ejercicios con nuestros conceptos de energia y de mom entum . Calcuíem os, en prim er lugar, la energía de una partícula cargada. Supongan que tom am os un modelo sim ple de un electrón en el cua! toda su carga q está uniforme mente distribuida sobre la superficie de una esfera de radio a, que podrem os consi derar cero p ara el caso especial de una carga puntual. Calculem os a hora la energía en el cam po electrom agnético. Si la carga se encuentra quieta, no hay cam po m agné tico, y la anergia por unidad de voiumen es proporcional al c uadrado del cam po eléctrico. El m ódulo del cam po eléctrico es alA nSgr^, y la densidad de energía es
!S
___
P a ra obtener la energia total, debemos integrar esta densidad sobre to do él espacio. U sando el elemento de volumen Anr'^dr, la energía total que llamarentos es
U... - f , que se integra fácilmente. El límite inferior es
‘'• '“ = 2
5 '
i q^ p a ra g y el símbolo
<28.]) en vez de
£/el=o = i ^ ·
q]/4n€Q, en-
(28.2)
T od o esrá bien hasta que ponem os a igual a cero p ara la carg a puntuai - q u e es ia gran dificultad—.C om o la energía del cam po varia inversamente con la cuarta po tencia de la distancia al c entro, su integral de volumen esinfinita. H ay una energía infinita en el cam po que rodea una carga puntual. ¿Qué hay de malo con una energia infinita? Si la energía no puede salir sino que debe perm anecer allí, ¿h ay verdaderam ente una dificultad cuando la energía es infinita? Po r supuesto, u n a cantidad que resulta itvrmi.ta puede molestar, pero lo que realm ente im porta es que ha ya efectos físicos observables. Para responder a este problem a debem os considerar otros aspectos adem ás de la energía. Supongan que nos preguntam os cóm o cambia la energia c uando movemos la carga. Si la varia ción es infinita caem os en un a dificultad.
28-2
El momentum dei campo de una carga en movimiento
Supongan que un electrón se está moviendo con velocidad uniforme p or ei espa cio y supongan, por un m om ento, que la velocidad es baja c om parada con la veloci dad de la luz. A sociado con este electrón en movim iento hay un mom entum -au n que el electrón no tuviese masa
Fig. 28-1. Los campos E Y B y ia dt-'isidad de momentum g para un electrón positivo. Para un electrón negativo, E y B se invierten pero no g. antes de recibir la carga -d ebid o al momentum del cam po electrom agnético-. Podem os dem ostrar que el mom entum del cam po tiene la dirección de la velocidad V de la carga y que es para pequeñas velocidades proporcional a v. Para un punto P a la distancia r del centro de la carga y con el ángulo 6 con respecto a la dirección del movim iento (ver Figura 28 1) el cam po eléctrico es radial y, como he mos visto, el cam po magnético es v x E /c ^ La densidad de m om entum , ecuación (27,21) es g = X E. Es oblicua respecto a la dirección de movim iento, como se m uestra en la figura y su m ódulo es £Se„». Los cam pos son sim étricos respecto a la dirección de movim iento, así que c uando integramos sobre el espacio, las componentes transversales dan cero, resul tando un mom entum paralelo a v. La com ponente de g en esta dirección es g sen 9, que debemos integrar sobre to do el espacio. Com o elem ento de volumen tom am os \-2. Su volurr un anillo perpendicular a v, como se m uestra en la ~ In r^ sen 6d9dr. El mom entum total resulta entonces
Com o E es independiente de B (para v « sobre 6 y la integral resulta
Jsen=' S d e
= -
I
c), podem os in tegrar inmediatamente
'
Fig. 28-2, El elemento de volumen 2nr^ sen 9d9 dr usado para calcular el momentum del campo.
Los limites de O son O y re, por lo cual la integra! sobre O d a solamente \m factor 4 /3 y se obtiene
L a integra! (p ara v « c) es la que hemos calculado hace poco para e ncontrar la energía y es g^/lÓTz^e^, y ^
3 4Tre„
El m om enium de! cam po —el mom entum e lectrom agnético- es proporcional a v. Es precisamente el que tendríam os para una partícula con m asa igual al coeficiente de V. Podem os, por lo ta nto, llamar m asa electromagnética, a este coeficiente y escribir ™.i.o = ? ¿
28-3
■
(28-4)
M asa electromagnética
¿De dónde proviene la m asa? En nuestras leyes de la mecánica hemos supues to que cualquier objeto “ lleva” algo que Uamamos m asa - lo cual significa también que “ lleva” un m om entum proporcional a su velocidad---. A h ora descubrim os que es explicable que u n a partítula c argada Ueve un mom entum proporcional a su veloci dad. Podria ser, de hecho, que la masa fuera sim plemente un efecto electrodinámico. El origen de la m asa es hasta ahora inexplicable. En la teoría de la electrodinám ica tenem os finalmente una gran oportunidad para com prender algunas cuestiones que no com prendíam os antes. N o s viene llovido del cielo —en realidad, de Maxwell y P o y n tin g - que cualquier partícula c argada tenga un m om entum proporcional a su velocidad por efecto de una influencia puram ente electromagnética. Seamos conservadores y por un m om ento digamos que hay dos clases de m asa —que el mom entun total de un objeto puede ser la sum a de un m om entum mecáni co y de un mom entum electrom agnético-. El mom entum m ecánico es la masa “ me cán ica” m^ec experim entos donde medim os la m asa de u n a particula vien do cuál es su mom entum o cómo sigue cierta órbita, estam os m idiendo la masa total. Diremos, en general, que el m om entum es la m asa total por la velocidad. A sí pues, la m asa observada puede constar de dos términos (o posible mente más si incluim os o tros campos): una parte mecánica m ás una parte eletromagnética. Sabemos definitivamente que hay una parte electromagnética, y tenemos una fórm ula para ella. Y es una posibilidad entusiasm ante que la parte mecánica no exista —que tod a la m asa sea electromagnética. Veamos qué tam año debe tener el electrón en el caso de no tener m asa mecáni ca. Lo podemos encontrar poniendo la m asa electromagnética de la ecuación (28.4)
1 observada rtig del electrón. E ncontram os
ro =
(28.6)
se llama “ radio clásico del electrón” ; su valor numérico es 2,82 x 1 0 “ ‘^ cm, alrede dor de un cienmilésim o del diám etro dei átomo. ¿P or qué se llam a en vez de a al radio del electrón? Porque se podría hacer igualm ente bien el mismo cálculo suponiendo otra distríbución de carga - l a carga podría estar uniform em ente distribuida en el volumen de una esfera o difundida en u n a pelota de co nto rn os difuso s-. P a ra cualq uier suposición particular el factor 2 /3 se po drá cam biar p o r alguna o tra fracción. Po r ejempio, p a ra una carg a uniform e mente distribuida por todo ei volumen de la esfera, 2 /3 se debe reem plazar por 4 /5 . E n vez de discutir cuál es la distribución correcta, se decidió defmir com o el radio “ nom inal” . Las diferentes teorías pueden ad op tar sus coeficientes preferidos. C ontinuem os desarrollando nuestra teoria electrom agnética de la m asa. N uestro cálculo era vàlido p a ra y « c; ¿qué sucede si vam os hacia velocidades m ás altas? L as prim eras íentativas condujeron a una cierta confusión, pero L orentz se dio cuen ta de que la esfera c argada podría co ntraerse y transform arse en un elipsoide a velocidades altas y que los cam pos deberían cam biar de acuerdo con las fórm ulas (26.6) y (26.7) que obtuvim os p a ra el caso relativista en el capítulo 26. Si calculan la integral p a ra p en este caso , encuentran que para u n a velocidad arbitraría v, ei m om entum se ve alterado p or el factor 1 / / 1 - ¡(p- :
E n o tras palab ras, la m asa electromagnética crece con la velocidad, con la inversa de \ / \ —v^Tc^ —un descubrím iento que fue hecho anteríorm ente de la teoría de la re latividad. Prím eram ente fueron propuestos experim entos p a ra medir la variación de la m asa de una partícula con la velocid ad 'a fin de determ inar qué parte de la m asa era mecánica y qué parte eléctrica. E n esos tiem pos se creía que la parte eléctrica debía variar con la velocidad, mientras que ia parte m ecánica no debía variar. Pero mien tras se realizaban los experimentos, los teóricos tam bién c ontinuaban su la bor. Poco después se desarrolló la teoría de la relatividad, la cual p roponía que cualquiera fuese el origen de la m asa, siempre debería v ariar com o ¡ ? . L a ecuación (28.7) fue el comienzo de la te oria de que la m asa depende de la velocidad. Volvamos a nuestro cálculo de la energía del cam po, la cual e stá d ada p or la ecuación (28.2). D e acuerdo con la teoría de la relatividad, ia energia U debe tener ia m asa ü lc ^ \ ia ecuación (28.2) indica entonces que el cam po de un electrón debe
que no es la naisma que la m asa electrom agnética, de la ecuación (28.4). En efecto, si com binam os las ecuaciones (28.2) y (28.4), podemos escribir
E sta fórm ula fue descubierta antes de la relatividad, y cuando Einstein y otros com enzaron a darse cuenta de que siempre deberia ser U = mc^, hubo una gran
28-4
L a fuerza de un electrón sobre sí mismo
La discrepancia entre las dos fórm ulas para la m asa electromagnética es p articu larm ente fastidiosa, porque hemos dem ostrado cuidadosam ente que la te oria de la electrodinám ica es compatible con el principio de relatividad. Y, sin em bargo, la teoria de la relatividad implica sin lugar a dudas que el mom entum debe ser igual a la energía por v/c^. Así pues, estam os frente a una dificultad; debemos haber come tido algún error. El error no ha sido en nuestro cálculo algebraico, pero nos hemos olvidado de o tra cosa. Al deducir nuestras ecuaciones p a ra energía y m om enium , supusim os las leyes de conservación. Supusim os que se tenia en cuenta todas las fuerzas y que se habia incluido cualquier trabajo realizado y cualquier m om entum asociado con otros m ecanism os “ no eléctricos” . A ho ra bien, si tenem os u n a esfera de carga, las fuerzas eléctricas son todas repulsivas y un electrón te nderá a explotar. Debido a que el sistem a tiene fuerzas no equilibradas, podemos com eter toda clase de errores en las leyes que se refieren a energia y m omentum. Pa ra tener un panoram a consciente, de bemos imaginar que hay algo que mantiene unido al electrón. La carga debe ser m antenida sobre la esfera p or algo así com o bandas de gom a - d e tal manera que impida que la carga se vuele-. Poincaré fue el prim ero en puntualizar que las bandas de g o m a - o lo que mantenga unido al e lec trón - deberían estar incluidas en el cálcu lo de la energia y del m om entum . Por esta razón , las fuerzas adicionales no eléctri cas son conocidas también por el nom bre m ás elegante de “ tensiones de Poincaré” . SI se incluyen en el cálculo ias fuerzas adicionales, las m asas obtenidas por los dos caminos cambian (de un m odo que depende del detalle de las hipótesis). Y el resulta do es compatible con la relatividad; es decir, la m asa que resulta del cálculo del m om entum es 1a misma que la que resulta del cálculo de la energia. N o obstante, am bas contienen dos contribuciones: una m asa electromagnética y una contribución de las tensiones de Poincaré. Solamente c uando se sum an las dos tenem os una teoria compatible. Es im posible, por lo tanto , obtener que to da ia m asa sea electromagnética en la form a que esperábam os. N o es una teoría legítima si no tenemos nada más que la electrodinám ica. D ebe agregarse algo más. Bien sea que lo llamen “bandas de g om a” , o “ tensiones de Poincaré” o de cualquier otra manera, debe haber en la n aturaleza otras fuerzas a fin de constituir una teoría compatible de esla clase. Se ve claram ente que desde el m om ento en que introducimos fuerzas dentro del electrón, la belleza del concepto com ienza a desaparecer. Las cosas se tornan muy complicadas. Q uerrán preguntar; ¿cuál es la intensidad de estas tensiones? ¿Cóm o se sacude el electrón?
¿Oscila? ¿Cuáles son todas sus propiedades in ternas? Y así sucesivamente. Es posi ble que un electrón tenga algunas propiedades internas com plicadas. Si construim os una teoría del electrón por este cam ino, se p odrían predecir propiedades extrañas, tales com o m odos de oscíJación, que aparentem ente no han sido observados. D eci mos “ aparentem ente” , porque observam os muchísim as cosas en la naturaleza a las que hasta a hora no les hemos podido dar significado. Puede que algún día descubra mos que alguna de estas cuestiones (el m uon, por ejem plo) se p ueda, en efecto, explicar como una oscilación de las tensiones de Poincaré. N o parece probable, pero nadie puede decirlo con certe2 a. H ay m ucho respecto a las partículas fundamentales que actualm ente no com prendem os. D e todas m an eras, la estru ctu ra compleja que implica esta teoría es indeseable y la tentativa de exp resar todas las m asas en térmi nos del electromagnetismo - a l menos en la form a en que lo hemos descríto— se ha convertido en un callejón sin salida. Razonem os un poco más sobre por qué decim os que tenem os u na m asa cuando el m om entum del cam po es proporcional a la velocidad. ¡Es fácil! L a m asa es el coeficiente entre mom entum y velocidad. Pero podemos considerar la m asa de otra manera: una particula tiene m asa si es necesario ejercer una fuerza sobre ella para acelerarla. Si observam os m ás detenidamente de dónde provienen las fuerzas lo en tenderem os mejor. ¿C óm o sabem os que tiene que h a b er una fuerza? Lo sabemos porque hemos com probado la ley de conservación del m om entum p a ra los campos. Si tenem os una partícula c argada y la em pujam os un p oco, se produce un cierto momentuni en el cam po electroniagnético.^ D e alguna m anera tiene que hab er ^^mrado de ponerlo en m ovim iento -u n a fuerza adem ás de la requerida p or su inercia m ecá nica y debida a su interacción e lectrom agnética-. Y debe h aber una fuerza corres pondiente reaccionando sobre el “ prop ulso r” . Pero, ¿de dó nd e proviene esla fuerza?
Fig. 28-3, La autofuerza sobre un electrón acelerado no es cero debido al retardo. (Por dF entendemos la fuerza sobre un elemento de superficie da; por d^F la fuerza sobre el elem ento de superficie debido a la carga que se encuentra sobre e! elem ento de super ficie daß). La figura nos m uestra algo parecido. Podem os im aginar al electrón com o una esfera cargada. C uando está en reposo, cada parte de la carga repele eléctricamente a c ad a una de las dem ás, pero las fuerzas se equilibran de a pares, de m anera que no hay una fuerza resultante. iV er figura 28-3(a).| Sin em barg o, cu an do el electrón se acelera las fuerzas no perm anecen en equilibrio debido a que la influencia electro magnética dem ora cierto tiempo en ir
de una parte a otra. Por ejemplo, la fuerza sobre ia parte a en la figura 28-3(b) ejer cida p o r un a parte del lado opuesto, depende de la posición de /5 en el instante inicial, como lo nriuestra la figura. T anto el m òdulo corno ia dirección de !a fuerza dependen del movim iento de la carga. Si la carga se està acelerando, las fuerzas sobre varias partes del electrón podrían ser com o en la figura 28-3(c). C uando se sum an todas esas fuerzas no se cancelan. Se cancelarán para una velocidad unifor me, si bien a primera vista pareciera que el retardo debería conducir a un a fuerza no com pensada también para una velocidad uniforme. Pero ocurre que no hay una fuerza resultante a menos que el electrón sea acelerado. Con aceleración, si conside ramos las fuerzas entre las diversas partes del electrón, acción y reacción no son exactam ente iguales, y el electrón ejerce una fuerza sobre s í m ism o que tiende a re ta rd a r la aceleración. El electrón se retarda, pero tirando de sí mismo en form a simi lar a alguien que quisiera levantarse de! suelo tirando de sus propias botas. Es posible, pero dificil, calcular esta fuerza de autorreacción; pero no entraremos aqui en un cálculo complicado. C om entarem os lo que se obtiene para el caso par ticular y relativamente simple de movim iento en una soia dim ensión, digamos según X. Entonces se pviede escribir ia autofuerza com o una serie. El prim er térm ino de la serie depende de la aceleración x ; el térm ino siguiente es proporcional a x, y asi sucesivamente*. El resultado es
f = a —, X -
donde a y p son coeficientes numéricos del orden de 1. El coeficiente a del término en X depende de la distribución de carga que se a dopte; si la carga está distri buida uniformem ente sobre una esfera, entonces a = 2 /3 . Es, pues, un térm ino pro porcional a la aceleración, que varía inversamente con el radio a del electrón y que está de acuerdo con el valor que obtuvim os en la ecuación (28.4) para Si se ado pta una distríbución de carga diferente, de manera que a cambie, la fracción 2 /3 en la ecuación (28.4) variará de la misma m anera. El térm ino en x es indepen diente del radio a adop tad o y también de la distribución de carga adoptada; este coeficiente es siempre 2 /3 . El térm ino siguiente es proporcional al radio a y su coe ficiente y depende de la distribución de carga. O bservarán que si hacemos te nder a cero al radio a, el último térm ino (y los de orden superior) tienden a cero; el segundo térm ino perm anece constante, pero el primer término —la m asa electrom agnéticatiende a infinito. Y podem os ver que este infinito aparece debido a la fuerza de una parte del electrón sobre o tra - o sea a que hemos adm itido lo que quizás sea estúpi do, la posibilidad de que el electrón “ p u ntu a l” actúe sobre sí mismo.
28-5
Intentos de modificar la teoría de Maxwell
Discutirem os a ho ra cóm o seria posible modificar la teoría de Maxwell de la electrodinám ica de m anera que pueda mantenerse la idea de que un electrón es un simple p unto cargado. Se han realizado muchos intentos, y algunas de ias teorías
Estamos utilizando la notación x = dx/dt. x =
x'= d ^ x íd í\t.
lograron m ejorar las cosas de tal m odo que tod a la m asa del electrón era electro magnética. Pero todas esas teorías han muerto. N o obstante, es interesante discutir algunas de las posibilidades que han sido sugeridas - a fin de ver los esfuerzos de la mente humana. Em pezam os nuestra te oría de la electricidad h ablando de la interacción de una carga con otra. Luego edificamos una teoría de estas c argas interactuantes y termi nam os en una te oría de cam pos. Creemos en elJa lo suficiente com o p ara poder hablar de una fuerza de una parte del electrón sobre otra. Q uizás to d a la dificultad sea que los electrones no actúan sobre sí m ism os; quizás estam os haciendo una e xtrapolación m uy grande de la interacción de electrones sep arado s a la idea de un electrón que interactú a consigo mismo. A dem ás han sido propuestas algunas teorías en las cuales h a sido excluida la posibilidad de que un electrón actúe sobre sí mismo. Entonces no aparece el infinito debido a la autointeracción. Igualm ente no aparece u n a m asa electromagnética asociada con la particula; tod a la m asa se vuelve ahora m ecánica, pero surgen nuevas dificultades en la teoria. D ebem os decir inmediatam ente que estas teorías requieren una modificación del concepto de cam po electromagnético. R ecordarán que dijimos al príncipio que la fuerza sobre una partícula en cualquier punto estaba d etennínada p or sólo dos c anti dades - E y B—. Si a bandonam os la “ a utofuerza” esto no puede ser cierto, p orque si hay un electrón en un cierto lu gar, la fuerza no está dada p o r los E y B totales, sino solam ente por las partes debidas a las otras cargas. Siempre te ndrem os en cuenta qué parte de E y de B se debe a la carga sobre la que están calculando la fuerza y qué parte se debe a las otras cargas. E sto hace m ucho más com plicada la teoría, pero se libera de la dificultad del infinito. A sí pues, podem os, si querem os, decir que no hay tal cosa de que ei electrón a ctúa sobre si mismo, y tirar a la basura todo el sistem a de fuerzas de la e cuación (28.9). Sin em bargo, ¡estaremos tirando el bebé con el agua dei baño! Porque el segundo ténnino en la ecuación (28.9), el térm ino en x es necesario. E sta fuerza es algo bien definido. Si la descartan caen nuevam ente en dificuhades. C u a n do aceleram os una carga, radía una onda electrom agnética, de m odo que pierde energía. Po r lo tanto, para acelerar una carga, necesitam os m ás fuerza que la reque rida para acelerar un objeto neutro de la m isma m asa; en caso con trario la energía no se conservaría. La rapidez con que realizan trabajo sobre una carga acelerada debe ser iguai a la rapidez con que se pierde energía por radiación. H em os hablado antes de este efecto - s e llam a resistencia de rad iación -. Q ueda aún una pregunta po r contestar: ¿de dónde proviene la fuerza adicional contra la que debem os realizar este trabajo? C u ando una gran antena está radiando, la fuerza proviene de la in fluencia de parte de la corríente de la antena sobre otra. Pa ra un solo electrón acelerado que está radiando en el espacio vacio, parecería que la fuerza puede pro venir de una sola cosa - d e la acción de una parte del electrón sobre otra.
1 el capítulo 32 del vol. I que una carga oscilante 2 e \x f 3 c3
(28.10)
1 que se realiza trab ajo sobre un electrón
28-9
a utofuerza {28.9). La rapidez con que se realiza trab ajo es ¡a fuerza por la velocidad,
El primer térm ino es proporcional a dx^ ¡dt, y por lo tanto , corresponde precisam en te a la derivada respecto al tiempo de la energía cinética asociada con la masa electromagnética. El segundo térm ino debería corresponder a la potencia que se radia, ecuación (28.10). Pero es diferente. L a discrepancia proviene de que el térmi no de la ecuación (28.11) es general mientras que la ecuación (28.10) es válida sola mente p ara u na carga oscilante-, podem os dem ostrar que ios dos son equivalentes si el movim iento de la carga es periódico. Para hacerlo, reescribim os el segundo térm i no de la ecuación (28.11) en la forma , 2
2e^ d
,..,2
que es sim plemente una transform ación algebraica. Si el movim iento del electrón es periódico, ia calidad x x vuelve periódicamente al mismo valor, de m anera que si tom am os el valor m edio de su derivada tem poral obtenem os cero. El segundo térm i no, sin em bargo, es siempre positivo (es un c uadrado), de m anera que su valor m e dio es también positivo. Este tén nin o nos da el trabajo resultante realizado y es igual a la ecuación (28.10). El térm ino en x de la autofuerza se necesita p a ra que haya conservación de energía en el sistema radiante y no ío podemos descartar. Precisamente, uno de los triunfos de L o ren tz fue d em ostrar que h abia una fuerza de este tipo y que provenía de la acción de un electrón sobre sí mismo. D ebemos creer en la idea de la acción de un electrón sobre sí mismo y necesitamos el térm ino en x. El problem a es cómo obtener este té rm ino sin que aparezca el primer térm ino de la ecuación (28.9), que nos crea 1a dificultad. No lo sabem os. Ven que la teoría clásica del electrón ha ¡le gado por sí m isma a un aprieto angustioso. H a habido otros intentos de modificar las leyes a fin de poner las cosas en su lugar. U n a m an era propuesta por B om e Infeld, es cam biar las ecuaciones de M axweil de u n a form a com plicada de m odo que no resulten lineales. Entonces la energia electromagnética y el m om entum resultan finitos. Pero las leyes que sugieren predicen fenóm enos que nunca han sido observados. Su te oria tiene adem ás otra di ficultad sobre la que volveremos m ás adelante, y que es común a todas las tentati vas de evitar los inconvenientes que hemos descrito. La curiosa posibilidad siguiente fue sugerida por D irac, quien dijo: admitamos que un electrón actúa sobre sí mismo por intermedio del segundo término de la ecuación (28.9) pero no por intermedio del prím ero. Idea ingeniosa p ara liberarse de u no pero no del otro. Observen, dijo, hicim os una suposición especial cuando tom am os solam ente la onda retardada com o solución de ias ecuaciones de Maxwell; en cam bio, si tom áram o s la onda adelantada, obtendríam os algo diferente. La fórm ula para la autofuerza sería
í·“
+
+
(28-12)
E sta ecu ació n es p recisam ente co m o la ecuación (28.9) excepto po r el signo de! segundo térm ino - y de algunos términos de orden su p e rio r- de la serie, C am biar la onda retardada por la adelantada es simplemente cam biar el signo del retardo, lo cual no es difícil de entender que es equivalente a cam biar e! signo de i en todas parles. Eí único efecto sobre la ecuación (28.9) es cam b iar ei signo de todas tas derivadas tem porales im pares. A si pues, continuó D irac, establezcam os la nueva regla de que un electrón actúa sobre sí mismo según la m itad de la diferencia entre el cam po retardado· y el adelantado que se producen. La diferencia entre las ecua ciones (28.9) y (28.12), dividida por dos es entonces
F = ~ 3 ^
de orden superior.
En todos los térm inos de orden superior, el radio a aparece en el num erador eleva do a alguna potencia positiva. Por lo tanto, c uando pasam os al limite de una carga puntual, obtenem os solamente un térm ino -p recisam en te el que necesitam os-. De esta m anera, D irac obtuvo la fuerza de resistencia de la radiación y no las fuerzas inerciales. N o hay m asa electromagnética y se salva la teoría clásica -p e ro a expen sas de una hipótesis arbitraria respecto a la autofuerza. La arbitrariedad de la hipótesis adicional de D irac fue eliminada, al menos hasta cierto punto, por W heeler y F eynm an, que propusieron una teoría aún más extraña. E llos sugieren que las cargas puntuales interactúan suíurnanie coii las otras cargas, pero que las interacciones provienen la mitad de las ondas adelantadas y la otra m itad de las retardadas. Y lo más sorprendente es que resulta que en la mayoría de las situaciones no verán ningún efecto de las ondas adelantadas, aunque tienen el efecto de producir precisamente la fuerza de reacción de la radiación. La resisten cia de la radiación no se debe al electrón a ctuando sobre si m ismo, sino al siguiente efecto curioso. C u and o un electrón es acelerado en el instante i, sacude todas las otras cargas del universo en un instante posterior t' — t + r¡c (donde r es la distan cia a la otra carga), debido a la onda retardada. Pero luego estas otras cargas reaccionan sobre el electrón original a través de sus ondas a delantadas, que llegan en el tiempo f", igual a t' menos r¡c, y que, por supuesto, es precisamente t. (T am bién reaccionan con sus ondas retardadas, pero esto corresponde simplemente a ondas “ reflejadas” normales.) La com binación de las ondas adelantadas y retarda das significa que en e¡ instante en que se acelera una carga oscilante, ¡a misma siente el efecto de la fuerza de todas las otras cargas que “ van a ” absorber las ondas que irradia. ¡Ven en que líos se mete uno tratand o de obtener una te oría del electrón!
V amos a describir ahora otra clase de teoria, para m ostrar c ó m o piensa la gente cuando se ve en dificultades. Es o tra modificación de las leyes de la electrodinám i ca propuesta por Bopp. D ense cuenta que una vez que deciden cam biar las ecuacio nes del electromagnetismo pueden empezar por donde quieran. Pueden cam biar la ley de fuerza para un electrón, o pueden cam biar las ecuaciones de Maxv/ell (com o han visto en el ejem plo que hemos descríto), o pueden cam biar cualquier otra cosa. U na posibilidad es cam biar las fórm ulas que dan los potenciales en función de c a r gas y corríentes. U n a de nuestras fórm ulas dice que los potenciales en cierto punto están dados por la densidad de corríente (o de carga) en todo otro punto y en un
a m
, ,) ^
----- 1Í2/W /-I2
47T6oC'^ j
(-28,13)
La idea genialmente simple de Bopp es ésta: puede que la dificultad esté en el factor 1 / r de la integral. Supongan que em pezáram os haciendo únicam ente la hipótesis de que el potencial en un punto depende de la densidad de carga de cualquier otro pun to com o cieña función de la distancia entre los puntos, por ejemplo, El potencial total en el punto ( 1) estará dado entonces por la integral de j por esta función extendida a lodo el espacio·. -4,(1) = / i ( 2 ) / ( r i 2 )rf^'2 . Eso es todo. N ad a de ecuaciones diferenciales ni n a d a m ás. Bueno, un a cosa más. Tratem os además de que el resultado sea relativistamente invariante. Asi pues, por “ distancia” deberemos tom ar la “ d istancia” invariante entre dos pantos del espaciotiempo. El cuadrado de esta distancia (a menos de un signo que no nos interesa) es sn = -
-
h f ~
cH h -
-
- X 2f
-
(yi -
y.)^ -
(z. ~
7 .)^-
(28.14)
A si pues, p ara una teoria relativistamente invariante, deberemos to m ar cierta fun ción del m ódulo de Í |2 o, lo que es lo mismo, cierta función de A si pues, la te oria de Bopp es que A , 0 . í l) = f Á(2 , l2)F(si\) dV2 dh.
(28.15)
(La integral, por supuesto, se debe extender a todo el volumen cuadridim ensional dt-i^dx^dy^dzj) Lo que queda p o r hacer es to m ar una función conveniente p a ra F. Suponemos una sola cosa respecto de F - q u e es muy pequeña, excepto cuando su argumento es casi n u lo - de m anera que un gráfico de F nos deberia dar una curva como la de la figura 28-4. Es un pico estrecho con una superficie finita centrada en = O, y con un ancho que podemos decir es aproxim adam ente a^. Podemos decir grosso modo, que c uando calculamos el potencial en el punto (I), los puntos (2) solamente producirán un efecto apreciable si s]-^— c^(t2- ( J ^ - r \ i difiere de cero en menos de ±a^. Podemos indicar esto diciendo que F e s importante solamen te para - r?, (28.16) Pueden hacerio m ás matem áticam ente si lo desean, pero la idea es ésta. Supongam os ahora que a es muy pequeño com parado con el tam año de los o b jetos ordinarios íales como motores, generadores y cosas similares de m odo que en los problem as normales tienen r ^2 » ci. E ntonces la ecuación (2 8 .Í6) dice que las cargas contribuyen a la integral de la ecuación (28.15) solamente cuando c, cae en el pequeño intervalo c(íi -
I2) » V r f j =t
Fig. 28-4. La función Fis^ì e IO locai de Bopp.
Como a V r f j «
ia raíz cuadrada puede aproxim arse
lrx2C ¿Cuál es el significado? E ste resultado indica que los únicos tiempos que son im portantes en la integral de A , son aquellos que difieren del tiem po en el cual calculamos el potencial, en el retardo r^^/c - c o n una corrección despre ciable en tanto r , 2 « o.. E n o tras palabras, esta teoría de Bopp se aproxim a a la teoría de Maxwell -m ie n tras estem os lejos de cualquier carga p a rtic u la r- en el sen tido de que da los efectos de ondas retardadas. Podemos ver aproxim adam ente, en efecto, qué nos d a rá la integral de la ecua ción (28.15). Si integram os prim ero sobre ¡2 desde - c o a -i- co - to m a n d o r ,2 fijo entonces va también desde -c o a -f- co. L a integral provendrá totalm ente de los ¡2 que caen en un pequeño intervalo de ancho á Í 2 = 2 x a ^ / 2 r , 2C, centrado en í | - r , 2¡:. Digamos que la función tiene el valor K en = O, entonces la integral sobre ¡2 da aproxim adam ente o sea Ka^
Por supuesto, debemos tom a r el valor de ecuación (28.15) se transform a en = —
íj ^
de m anera que la
- r ,,/c ) dV2. r\2
S¡ elegimos K = q \¡ A n t ^ a ^ tenem os de vuelta la solución de las ecuaciones de MaxweU para el potencial retardado -¡in clu yen do auto m áticam ente la dependencia de 1 ¡r\~. Y tod o esto proviene de la suposición sim ple de que el potenciai en un punto del espacio-tiempo depende de la densidad de corríente en todos los otros puntos de! espacio-tiempo, pero con un 28-13
factor de peso que es cierta función estrecha de la distancia cuadridim ensional entre los dos puntos. Esta teoria predice adem ás una masa electromagnética finita para el electrón, y la energia y la m asa cumplen la relación correcta para la te oria de ia relatividad. D eben cumplirla, porque desde el punto de partida la te oria es relati vistamente invariante y parece que todo está bien. H ay, no obstante, una objeción fundam ental a esta te oría y a todas las otras teorías que hemos descrito. T odas las partículas que conocemos obedecen las leyes de la mecánica cuántica, por lo que debe realizarse u na m odificación de la electro dinám ica desde el punto de vista de la mecánica cuántica. La iuz se c om porta como fotones. No sigue en un 100 por ciento ia teoria de Maxweil. A sí pues, hay que cam biar la teoría electrodinám ica. Ya hemos m encionado que podría ser m algastar el tiempo esto de trab a ja r tanto para rem endar la teoría clásica, porque podria suceder que en la electrodinám ica cuántica las dificultades desaparecieran o se pudieran re solver de alguna o tra manera. Pero las dificultades no desaparecen en la electrodiná mica cuántica. E sta es una de las razones por las cuales se ha dedicado tanto esfuerzo en salvar las dificultades clásicas, en la esperanza de que si se pudieran salvar las dificuitades clásicas y se hicieran luego las modificaciones cuánticas, todo estaría en su lugar. La teoria de Maxwell presenta dificultades aún después de haber realizado las modificaciones cuánticas. Los efectos cuánticos introducen realm ente algunos cambios - la fórm ula p ara la m asa se modifica y aparece la constante ■h de P la n c k - pero los resultados aún son infinitos a m enos que corten alguna integración en alguna parte - ta l com o tuvim os que co rtar las integrales clásicas en r = a - . Y los resultados dependen de la form a en que cortan la integral. D esafortunadam ente no podemos dem ostrarles aqui que las dificultades son en realidad básicam ente las mismas, p orque hem os desarro llado m uy poco de la teoría de la mecánica cuántica y mucho menos la de la electro dinám ica cuántica. D eberán creer entonces en nuestras palabras cuando decim os que la c uantización de la te oría electrodinám ica de MaxweU da una m asa infinita p ara un electrón puntual. Resulta, sin em bargo, que nadie ha tenido todavía éxito en construir una teoría cuántica auloconsistente a partir de alguna de las teorías m odificadas. Las ideas de B oni e Infeld nunca han podido convertirse satisfactoriam ente en una teoria cuántica. L o mismo puede decirse de las teorías de las ondas adelantadas y retarda das de D irac o de W heeler y Feynm an y también de la teoria de Bopp. H asta el día de hoy no se conoce una solución p a ra este problem a. No sabemos cóm o construir una te oría consistente -incluy en do la mecánica c u á n tic a - que no nos dé un resulta do infinito para ia energia propia del electrón o de cualquier carga puntual. Al mismo tiem po, tam p oco hay u n a leoría satisfactoria que describa una carg a no p un tual. Es un problem a aún sin resolver. En caso de que decidan precipitarse a construir una teoría en la cual la acción de un electrón sobre sí mismo sea com pletam ente eliminada, es decir, la masa electromagnética pierda significado, p a ra luego tranform arla en una te oría cuántica, les advierto que seguramente caerán en dificultades. H ay evidencia experim ental pre cisa de la existencia de la inercia electromagnética - h a y evidencia de que parte de la m asa de las partículas cargadas tiene origen electromagnético. Se solía decir en libros m ás viejos que com o evidentemente la N atu raleza no nos va a regalar dos partículas - u n a neutra y la o tra c argada pero
idénticas desde tod o otro punto de vista— nunca estarem os en condiciones de decir qué parte de la m asa es electromagnética y qué parte es mecánica. Pero el caso es que la N aturaleza ha sido suficientemente amable com o para regalarnos tales obje tos, de manera que c om parando la m asa observada p ara la partícula c argada con la de la neutra, podemos decir si hay m asa electrom anética. Po r ejemplo, hay neutrones y protones. Interactúan entre si con fuerzas trem endas - la s fuerzas nucleares— cu yo origen es desconocido. Sin em bargo, com o ya. lo hemos dicho, las fuerzas nucleares tienen una propiedad notable. En lo que a ellas respecta el neutrón y ei protón son exactam ente iguales. Las fuerzas nucleares entre neutrón y neutrón, entre neutrón y protón y entre protón y protón son idénticas hasta donde podemos discernir. Solamente las pequeñas fuerzas electrom agnéticas son diferentes; eléctricamente ei protón y el neutrón son tan diferentes com o ei día y la noche. Esto es precisamente lo que queriam os. H ay dos partículas, idénticas desde el punto de vista de ¡a interacción fuerte, pero eléctricamente diferentes. Y tienen adem ás una pequeña diferencia en las masas. La diferencia de m asa entre el pro tón y el neutrón -ex presa da como la diferencia de las energías en reposo mc^ y en unidades de M e V es aproxim adam ente 1,3 MeV que es alrededor de 2,6 veces la m asa del electrón. La teoria clásica predecirá entonces un radio de aproxim adam ente 1 /3 a 1 /2 del radio clásico del electrón, o sea, alrededor de 10”*^ cm. P or supuesto, se deberá, en reali dad, usar la teoría cu ántica, pero por algún accidente extraño todas las constantes -271, ñ, e tc .- aparecen de tal m odo que ¡a te oría cuántica da aproxim adam ente el mismo radio que la te oria clásica. ¡La única dificultad es que el signo está mal! El neutrón es más pesado que el protón.
Partícula n (neutron) p (proton) (mesón 7t)
Carga; (electrónica)
Masa (Mev)
Am* (Mev)
0 -1-1
939.5 938,2
0
135.0 139.6
+ 4.6
1
- 1 .3
(mesón K)
0 ±1
497,8 493.9
- 3 .9
2 (sigma)
0 + 1 --1
1191,5 1189.4 1196,0
-2 .1 + 4.5
i-(Masa de la neutra) La N aturaleza nos ha dado también varios otros pares - o trip le te s- de partículas que parecen ser exactam ente iguales excepto po r su carg a eléctrica. Interactúan con protones y neutrones, por medio de la denom inada interacción “fuerte” de las fuer zas nucleares.
En tales interacciones, ias partículas de una ciase determ inada -io s mesones n, por ejem p io- se com p o rtan en to dos ios aspectos com o un soio objeto excepto por su carga eléctrica. En la tabla 28-1 dam os una lista de tales partículas, ju nto con sus masas medidas. Los mesones n cargados -positiv a o negativam ente—tienen una m a sa de 139,6 iVIeV pero el mesón n neutro es 4,6 iWeV más liviano-. Creem os que es ta diferencia de masa es electrom agnética; debe corresponder a una partícula de radío 3 ó 4 X 10"*'* cm. Pueden ver en ia tabla que ias diferencias de m asa de ias otras partículas son generalm ente dei mismo orden.
A hora bien, el tam año de estas partícuias se puede determ inar por medio de otros m étodos, por ejemplo, por ios diámetros que parecen tener en las col aitas energías. A sí pues, sí cortam os nuestras integrales de la energía dei cam po en el radío obtenido por estos otros métodos la masa electrom agnética se presenta en general de acuerdo a ia teoría electromagnética. E sta es ia razón p or ia cual creemos que ias diferencias representan ia m asa electromagnética. Sin duda les preocupa los diferentes signos de ias diferencias de m asa que apare cen en la tabla. Es fácil ver por qué la partícula c argada debe ser m ás pesada que ia neutra. Pero, ¿y los pares tales com o el protón y ei neutrón, donde ia m asa medida resulta al revés? Bueno, lo que les sucede a estas partículas es complicado y el cálculo de la m asa electromagnética debe ser más completo p ara ellas. Por ejemplo, aunque el n eutrón no tiene carga neta, debe tener una distribución de carga en su interior -so lam ente su carga neta es cero-. En efecto, creem os que elneutrón se pre senta - a l m enos a v e c e s- com o un protón con un m esón n negativo en una “n ub e” alrededor de él, com o m uestra ia figura 28-5. A unque ei neutrón es “neutro" porque su carga total es cero, quedan energías electrom agnéticas (por ejemplo, tiene un m omento magnético), de m anera que no es fácil decir cuál es el signo de la diferen cia de masa electrom agnética sin una teoria detallada de ia estructura interna.
Fig. 28-5. Un neutrón puede existir a veces como un protón circundado por un mesón n negativo.
Solamente deseamos aquí recalcar ios siguientes punto s: (I) ia teoría electro m agnética predice la existencia de una m asa electromagnética, pero ai hacerlo se viene al suelo porque no nos da una teoria consistente - y io mismo podemos decir en c uanto a ias m odificaciones c u án tica s-; (2 ) hay evidencia experim ental de ia exis tencia de ia masa electrom agnética; y (3) todas estas m asas son aproxim adam ente iguales a la m asa de un electrón. A sí pues, volvemos nuevamente a ia idea original de Lorentz; puede que tod a ia m asa de un electrón sea puram ente electromagnéti ca, puede que todos los 0,511 MeV se deban a ia electrodinám ica. ¿Es o no así? No tenemos una teoría, asi que no io podemos decir.
D ebem os m encionar un elem ento más de inform ación, que es el más molesto. Existe otra partícula en el universo llam ado m uon —o mesón ¡ i - que h a sta donde sabem os no difiere del electrón, sino en su m asa. A ctúa en to dos los aspectos com o un electrón: in teractúa con los neutrinos y con el cam po electromagnético y no tiene fuerzas nucleares. N o hace nada distinto de lo que hace un electrón - a l menos, n ad a que no se pueda com prender com o un a consecuencia de su m asa muy elevada (206,77 veces la del e lectrón)-. P o r lo tanto , c uando alguien obtenga finalmente una expli cación para la m asa del electrón, se le presentará el enigma de obtener el origen de la m asa del muon. ¿Por qué? Porque cualquier cosa que haga ei electrón también deberá hacerla el m uon —pues la m asa deberá resultar la m ism a-. H ay quienes creen firmem ente en la idea de que el m uon y el electrón son un a m ism a p artícula y que en la te oría final de la m asa, la fórm ula para la m asa será un a ecuación cu adrática con dos raíces - u n a para c ad a p a rtíc u la - Tam bién hay quienes proponen que debe haber un a ecuación trascendente con un núm ero infinito de raíces, y que se dedican a con jeturar cuáles deben ser las m asas de las o tras partículas de la serie y por qué estas partículas no han sido descubiertas todavia.
28-6
El campo de la fuerza nuclear
Querem os h acer algunas consideraciones más sobre la parte de la m asa de las partículas nucleares que no es electromagnética. ¿De dónde proviene la o tra gran fracción de la m asa? H ay otras fuerzas adem ás de ias electrodinám icas - ta l com o las fuerzas n u c lea re s- que tienen su p ropia teoría de cam pos, aunque nadie sabe si las teorías actuales son correctas. H ay teorías que predicen adem ás una energia de cam po que da a las partículas nucleares un término de m asa análogo al de la m asa electrom agnética; podem os llamarlo “ m asa del cam po m esónico n \ Presum iblem en te es muy grande, puesto que las fuerzas son grandes, y es posiblemente el origen de la m asa de las partículas pesadas. Pero las teorías del cam po m esónico están aún en pañales. A un con la teoria bien d esarrollada del electromagnetismo, nos fue imposible establecer una prim era base para explicar la m asa del electrón. C on la teoría de ios mesones pongam os m anos a la obra. P odem os detenernos un poco en delinear la teoría de los mesones, por su intere sante conexión con la electrodinám ica. En la electrodinám ica se puede describir el cam po en términos de un cuadripotencial que satisface ia ecuación A/x ~ fuentes A ho ra bien, hemos visto que partes del cam po pueden ser radiadas, así que pueden existir en form a sep arada de la fuente. Son los fotones de luz, los cuales están des critos p o r una ecuación diferencial sin fuentes:
Se ha pensado que el cam po de las fuerzas nucleares debe tener también sus propios “ fotones” - s e trataria presum iblemente de los mesones n -y que estarían descritos por una ecuación diferencial análoga—. (A causa de la debilidad dei
cerebro hum ano, no podem os pensar en algo realm ente nuevo, asi que razonam os por analogía con !o que conocem os.) Asi pues, la ecuación mesónica p odría ser □ V = O, d onde <}) podria ser un cuadrivector diferente o quizás un escalar. D etectam os que los piones no tienen polarización, por lo que
= O,
(28.17)
donde es una constante —que es un escalar invariante—. (Com o es un o pera dor diferencial escalar en c uatro dimensiones, su invariancia no cam bia si le su m a mos otro escalar.) Veamos qué nos d a la ecuación (28.17) p a ra la fuerza nuclear cu an do las cosas no varían en el tiempo. N ecesitam os una solución esféricamente sim étrica de
airededor de cierta fuente puntual, p or ejemplo, el origen. Si f mente de r sabem os que
depende sola
= “ 1 ^ ('·■<-)■ Tenemos así la ecuación
7
fr*) ~ mV = o ~
= Ii\r4 ,)· ma ecuación que
C laram ente
(28.18)
E sta función se llama p otencial de Yukaw a. P ara una fuerza atractiva K es un núm e ro negativo cuyo valor debe ajustarse de modo que se adapte a la intensidad de las fuerzas encontradas experimentalmente.
El potencial de Y ukaw a para las fuerzas nucleares cae más rápidam ente que 1 Ir debido al factor exponencial. El potencial - y , por lo ta nto , la fu e rz a - cae a cero mucho más rápidam ente que 1 / r para distancias m ayores que 1 //i com o lo m uestra ta figura 28-6. El “ alcance" de las fuerzas nucleares es mucho menor que el ‘■•alcance" de las fuerzas elecuoilálicdS. Se ha encontrado experim entaimente que las fuerzas nucleares no se extienden más ailá de aproxim adam ente cm, por lo que p. ~ 1 0 '^ m ”*. Finalm ente, exam inem os la solución de la ecuación (28.17) p a ra ondas libres. Si sustituim os
1 el m omentum.
que dice que el '‘f o tón ” de Y ukawa tiene una m asa igual a ¡u-h/c- Si usamos para el valor estimado de 1 0 *^ m "', que da el alcance observado p ara las fuerzas nuclea res, la masa resulta 3 x 10”-^ g, o 170 MeV, que es más o menos la masa observa da de los mesones n. Así pues, por medio de una analogia con la electrodinám ica, podemos decir que ei mesón n es el “ fotó n” del cam po de las fuerzas nucleares. Pero a hora hemos rem ontado los conceptos de la electrodinám ica a regiones donde puede que realm ente no sean válidos -h em o s ido más allá de la electrodinám ica entrando en el problem a de las fuerzas nucleares.
E i m o v im i e n t o de c a rg a s en c a m p o s e lé c tric o s ^ m a g n é tic o s
29-5
El microscopio electrónico
29-6
Campos guia en aceleradores Enfoque con nado „ Movimiento
29-2
Análisis de momentum
29-7
29-3
Una lente electrostática
^ ^ 29-5
29-4
Una lente magnética
gradiente
alter
Referencias: Capítulo 30, vol. I, Difracción
29-1
Movimiento en un campo eléctrico o magnético uniforme
A hora describiremos '-principalm ente en form a c u antitativa- los movim ientos de cargas en diversas circunstancias. La mayoría de los fenómenos interesantes en los que las cargas se están moviendo en cam pos se producen en situaciones muy complicadas, con muchísim as cargas interactuando entre si; Por ejemplo, cuando una onda electromagnética pasa a través de un bloque de material o un plasma, billones y billones de cargas interactúan con las ondas y entre si. Volveremos a este problem a más tarde, pero por ahora queremos tan sólo discutir un problem a más sencillo, el de los movim ientos de una sola carga en un cam po dado- De este modo desatendem os todas las otras cargas -excepto , por supuesto, las cargas y corrientes que hay en alguna parte para producir los cam pos que supondrem os. Probablem ente deberíam os preguntarnos prim eramente acerca del movim iento de una partícula en un cam po eléctrico uniforme. A velocidades bajas, el movim ien to no es particularm ente interesante - e s simplemente una aceleración uniforme en la dirección del cam p o -. Sin em bargo, si la partícula adquiere suficiente energia para volverse relativista, el movim iento se to m a más complicado, Pero les dejarem os la solución correspondienle p ara que se entretengan con ella. Luego, consideremos el movim iento en un cam po magnético uniforme con cam po eléctrico cero. Ya resolvimos este problem a - u n a solución es que la particula va en un círculo—. La fuerza magnética x U siempre es perpendicular al movim ien to, así que di^/dt es perpendicular a p y tiene el módulo v p /R , donde R es el radio del circulo:
El radio de la órbita circular í (2 9 .i) E sta es solam ente una posibilidad. Si la partícula tiene una com ponente de su movim iento en la dirección dei cam p o, ese movim iento es constante, puesto que no hay com ponente de la fuerza en la dirección del cam po. El m ovim iento general de una particula en un cam po magnético uniforme es una velocidad constante paralela a B y un m ovim iento circular perpendicular a B - la trayectoria es una hélice cilin drica (Fig. 2 9-1)-. El radio de la hélice está dado por la ecuación (29.1) si sustitui mos p por /?x , la com ponente perpendicular al campo.
29-2
Análisis de momentum
A menudo se usa un cam po magnético uniforme c uando se hace un “ analiza dor de m om en tum ” o “espectróm etro de m o m entum ” , para partículas cargadas a altas energías. Supongan que se d isparan partículas cargadas dentro de un cam po magnético unifonne en el p unto A en la figura 29-2(a), siendo el cam po magnético perpendicular al plano del dibujo. C ada partícula describirá un circulo cuyo radio es p roporcional a su mom entum . Si todas las partículas entran perpendicu larm ente al borde del cam po, abando narán el cam po a u na d istancia x (desde A ) que es proporcional a su m om entum p. U n c ontador colocado en un punto cualquie ra tal com o C, detectará solamente aquellas partículas cuyo m om entum esté en un intervalo A p cerca del m om entum p ~ q B x l2 . Por supuesto, no es necesario que las partículas completen 180° antes de que sean c ontadas, pero los llamados “ espectróm etros de 180°” tienen una propiedad especial. N o es necesario que to das las partículas entren perpendicularm ente al borde del cam po. La figura 29-2(b) m uestra las trayectorias de tres partículas, todas con el m ism o m om entum pero que entran al cam po con diferentes ángulos. Vean que tom an diferentes trayectorias, pero todas
dejan el cam po m uy cerca del punto C. D ecim os que hay un “ foco” . Tal propiedad de enfoque tiene la ventaja de que se pueden aceptar ángulos grandes en A -au n q u e com únm ente se im ponen algunos limites, com o se m uestra en la figu ra-, U na acep1 de ángulos grandes generalm ente significa que se cuenta m ás de una partícuun tiempo dado, dism inuyendo el tiempo necesario p ara una medición dada. Cam bian do el cam po m agnético, o moviendo el contado r en la dirección x , o usando m uchos contadores p a ra cubrir un intervalo de x , se puede medir el “ especde m om entum del haz entrante. P or espectro de m om entum Jlp ) entendemos que el nùm ero de partículas con m om enta entre p y (p + dp) esj{p )d p . Tales medi ciones han sido h echas, p o r ejempio, para detenn in ar la distribución de energías en desintegración /3 de varios núcleos. H ay m uchas form as de espectróm etros de m om entum , pero describirem os uno ás, que tiene un ángulo sólido de aceptación particularm ente grande. Se basa en 5 órbitas helicoidales en un cam po uniforme com o el m ostrado en la figura 29-1. Pensemos en un sistem a de coordenadas cilindricas —p , 6, z - establecido con el eje z en la dirección del cam po. Si se emite una partícula desde el origen form ando un ángulo a con el eje z, se m ov erá siguiendo u n a espiral cuya ecuación es p = ascnkz,
6 = bz,
donde a, b y k son parám etros que fàcilmente se pueden calcular en función de p, Qr y el cam po magnético B . Si representam os la distancia p desde el eje en función de z p a ra un m om entum dado, pero p ara diferentes ángulos iniciales, obtendremos curvas com o las dibujadas en la figura 29-3. (Recuerden que esto es u na especie de proyección de una trayectoria helicoidal.) C uan do e¡ ángulo entre el eje y la dirección inicial es grande, el valor pico de p es grande, pero la velocidad longitudi nal es m enor, asi que las trayectorias p ara ángulos diferentes tienden a unirse en una especie de “ foco” cerca del punto
A de la figura. Si ponemos una abertura estrecha en A , las partículas con un interva lo de ángulos iniciales pueden pasar y llegar hasta el eje, donde se pueden contar con un detector largo D. Las partículas que a bandonan la fuente en el origen con un mom entum alto pero en los mismos ángulos, siguen la trayectoria m ostrada p or las líneas de trazos y no pasan a través de la abertura en /4. D e m odo que el aparato seleccciona un intervalo pequeño de m omentum. La ventaja sobre el prim er espectróm etro descrito es que la abertura A - y la abertura A ' - pueden ser un anillo, así que se aceptan partículas que a bandonan la fuente en un ángulo sólido bastante grande. Se u sa una gran fracción de las partículas provenientes de la fuente —una ventaja im portante para fuentes débiles o para mediciones muy precisas.
Fig. 29-4. Una bobina elipsoidal con corrientes iguales en cada intervalo axial ,'x produce un campo magnético uniforme •lentro. Se paga por esta ventaja, no obstante, debido a que se requiere un volumen grande de cam po magnético uniforme y generalm ente esto es práctico sólo p ara par tículas de b aja energía. Recuerden que una form a de hacer un cam po magnético, es enrollar una bobina sobre una esfera con una densidad de corriente de superficie proporcional ai seno del ángulo. Tam bién pueden dem o strar que lo mismo es cierto para un elipsoide de rotación. De m odo que tales espectróm etros a m enudo se hacen enrollando una bobina elíptica sobre una estructura de m adera (o aluminio). Todo lo que se necesita es que la corriente en c ada intervalo de distancia axial sea la m isma, com o m uestra la figura 29-4.
29-3
U na lente electrostática
El enfoque de partículas tiene m uchas aplicaciones. Por ejemplo, los electrones que aban do nan el cátodo en un tu bo de TV son llevados a un foco en la pantalla - p a r a hacer un fino p u n to - En este caso, uno quiere tom a r electrones de la misma energía pero con diferentes ángulos iniciales y JJevarJos a un punto pequeño. El problem a es parecido al de enfocar luz con una lente, y los dispositivos que reali zan el trabajo correspondiente para partículas, también se llaman lentes. Un ejemplo de lente para electrones está representado en la figura 29-5. Es una lente “ electrostática” cuyo funcionamiento depende del cam po eléctrico entre dos electrodos adyacentes. Su funcionamiento se puede com prender considerando lo que le sucede a un haz paralelo que entre desde la izquierda. C uando los electrones llegan a la región a,
la lente electrostática. Las I e qE.
ì campo mostradas
experimentan una fuerza con una com ponente lateral y adquieren un cierto impulso que los desvia hacia el eje. Podrian pensar que obtendrian un impulso igual y opuesto en la región /?, pero esto no sucede. C uan do los electrones alcanzan b han g anado energía y así tardan m enos tiempo en la región b. Las fuerzas son las m is m as, pero el tiempo es m ás c orto, asi que el impulso es menor. A través de las regiones a y b hay un impulso axial resultante y los electrones son desviados hacia un p un to com ún. Al a bandonar \a región de alto voltaje ias partículas reciben otro empuje hacia el eje. L,a fuerza sale en la región c y entra en la región d, pero perm a nece más tiempo en la última región, así que hay o tra vez un impulso resultante. Pa ra distancias no muy alejadas del eje, el impulso total a través de la lente es p ro porcional a la distancia al eje. (¿Pueden ver por qué?), y ésta es precisamente 1a condición necesaria para e) enfoque tipo lente. Pueden usar el mismo razonam iento p ara dem ostrar que hay enfoque si el poten cial del electrodo intermedio es tanto positivo com o negativo con respecto a los o tros dos. Lentes electrostáticas de este tipo se usan com únm ente en tu bos de rayos catódicos y en algunos microscopios electrónicos.
29-4
U na lente m agnética
O tra clase de lente - q u e se encuentra a m enudo en microscopios electrónicoses la lente magnética esbozada esquem áticam ente en la figura 29-6. Un electroimán sim étrico cilindricamente tiene piezas polares circulares muy puntiagudas que produ cen uti fuerte cam po no uniforme en una región pequeña. Los electrones que viajen verticalmente a través de esta región son enfocados. Pueden com prender el mecanis mo observando la vista ampliada de ia región
Fig. 29-6.
Una lente magnética.
de las piezas polares dibujada en la figura 29-7. Consideren dos electrones a y b que aband on an la fuente S form ando cierto ángulo con respecto al eje. C u ando el electrón a alcanza el principio del cam p o, se desvía alejándose de ustedes, debido a la com ponente horizontal del cam po. Pero entonces tendrá u na velocidad lateral, así que c uando atraviese el fuerte cam po vertical, adquirirá un im pulso hacia el eje. L a fuerza magnética le quita su movim iento lateral c uando a b and on a el cam po, de modo que eJ efecto resultante es un impulso hacia el eje m ás una “ ro tac ió n ” alrede dor del eje. E n la figura, los electrones divergentes son obligados a seguir trayecto rias paralelas. L a acción es com o una lente con un objeto en el p unto focal. Se puede usar otra lente sim ilar m ás adelante p a ra enfocar de nuevo los electrones en un solo punto, form ando un a imagen de la fuente S .
29-5
El microscopio electrónico
Saben que ios m icroscopios electrónicos pueden “ ver” objetos dem asiado peque ños p a ra que los vean microscopios ópticos. D iscutim os en el capítulo 30 del vol. I las limitaciones básicas de cualquier sistema óptico debido a la difracción de la abertura de la lente. Si la abertura de la lente subtiende ei ángulo 20 desde una fuente (ver Fig. 29-8), dos m anchas vecinas no se pueden ver separadas si están más cerca que
donde X es la longitud de o nd a de ia luz. C o n el mejor m icroscopio óptico, 6 ;
Fig. 29-8. La resolución de un micros copio está limitada por el ángulo subten dido desde la fuente, fuente aproxim a al limite teòrico de 90®, asi que á es m ás o menos igual a A, o aproxi m adam ente 500 0 angstroms. / Las m ism as lim itaciones también se podrían aplicar a un microscopio electrónico, p ero allí la longitud de on da es - p a r a electrones de 50 kilov olts- cerca de 0,05 angs trom s. Si uno pudiera u sar una abertura de lente de 30° aproxim adam ente, se podrían ver objetos a una distancia de | de angstrom . C om o íos átom os en las moléculas e stán separados típicam ente 1 ó 2 angstrom s, podríam os obtener fotografías de m o léculas. La biología sería fácil; te ndríam os una fotografía de la estructura del A D N . ¡Qué cosa ta n fabulosa! L a m ayoría de las investigaciones actuales en biología molecular es inten tar obtener la form a de moléculas orgánicas complejas. ¡Si pudié ram os verlas! D esafortunadam ente, el mejor poder de resolución que ha sido alcanzado en un m icroscopio electrónico es alrededor de 20 angstrom s. L a razón es que nadie ha di señado una lente con una abertura grande. T od as las lentes tienen “ aberración esférica” , lo cual significa que los rayos con grandes ángulos respecto ai eje tienen un p unto focal diferente al de los rayos cercanos al eje, com o se m uestra en la fígura 29-9. D ebido a técnicas especiales, ias lentes de m icroscopios ópticos se pueden hacer con una aberración esférica despreciable, pero nadie ha sido c ap az de hacer u n a lente electrónica que evite la aberración esférica. E n realidad, se puede dem ostrar que cualquier lente electrostática o magnética del tipo que hem os descrito debe tener un a c antidad irreducible de aberración esfé rica. E sta aberración - ju n to con la d ifracció n- limita el poder de resolución de los m icroscopios electrónicos a su valor actual.
S® fuente puntual
L as limilaciones que hemos m encionado no se aplican a cam pos eléclricos y m agnéticos que no tienen sim etría axial o que no son constantes en el tiempo. Q uizás algún día alguien imagine un nuevo tipo de lente p ara electrones que supera rá la aberración inherente de la lente p ara electrones simples. Entonces podremos fotografiar directamente los átomos. ¡Quizás algún día los com puestos químicos serán analizados observando )a posición de los átom os en lugar de observar el color de un precipitado!
29-6
Cam pos guía en aceleradores
Los cam pos magnéticos también son usados p a ra produ cir trayectorías especia les de partículas en aceleradores de partículas de alta energía. M áquinas com o el ciclotrón y el sincrotrón üevan las partículas a energías altas pasándolas repe tidam ente a través de un cam po eléctríco. Las partículas se mantienen en sus órbitas cíclicas mediante un cam po magnético. H em os visto que una partícula en un cam po magnético uniforme seguirá una órbita circular. E sto, sin embargo, es cierto p ara un cam po perfectamente uniforme. Imaginen un cam po B que es casi uniforme sobre un área grande, pero que es ligera mente más fuerte en u n a región que en otra. Si ponemos una partícula de m om en tu m p en este cam po, describirá una órbita casi circular de radio R ^ p Iq B . El radio de curvatura será, sin em bargo, ligeramente más pequeño en la región donde el cam po es más fuerte. La órbita no es un círculo cerrado sino que “ a n d ará ” por el cam po, como lo m uestra la figura 29-10. Podem os, sí querem os, considerar que el ligero “ error” en el cam po produce un golpe angular extra que envía la partícula a una nueva senda. Si las partículas tienen que ejecutar millones de revoluciones en nn acelerador, se necesita alguna clase de “ enfoque radial” p a ra mantener las trayec torias cerca de alguna órbita prefijada.
campo más fuerte aqu:
Fig, 29-10. Movimiento de tícula en un campo I forme.
O tra dificultad con un cam po magnético uniforme es que las partículas'n o per m anecen en un plano. Si arran can con el m ás ligero ángulo - o se les da un ligero ángulo con algún pequeño error en el cam po irán en una trayectoria que finalmente las llevará al polo imán, o al techo, o al piso de la cám ara de vacío—. H ay que hacer algunos arreglos para dism inuir tal movim iento vertical; el cam po debe p roporcio n a r “ enfoque vertical” adem ás de enfoque radial.
campo magnetico
Fig, 29-11, Movimiento radial de l partícula en un campo magnético con l pendiente positiva grande. A prim era vista sería de suponer que ei enfoque radial se podría producir iiaciendo un cam po magnético que aum entara a m edida que aum enta la distancia desde el centro de la tray ectoria prefijada. Si una partícu la se aleja a un radio grande, estará en un cam po fuerte que la desviará hacia el radio correcto. Si va a un radio muy pe queño, el desvio será m enor y retom ará hacia el radio prefijado. Si una particula a rrancara form ando algún ángulo con respecto al círculo ideal, oscilará alrededor de la órbita circular ideal, com o m uestra la figura 29-11. E l enfoque radial debe mantener a la partícula cerca de la trayectoria circular. En realidad hay también enfoque radial con la pendiente de cam po opuesia. E sto puede suceder si el radío de curvatu ra de la trayectoria no aum enta más /'omr.n míionetlCO
Fig. 29-12. Movimiento radial de i partícula en un campo r pendiente negativa peqUeña.
rápidam ente que el aum ento de \& d istancia de la partícula al c entro del cam po. Sin em bargo, si ei gradiente del cam po es muy grande las órbitas no reto rnarán ai radio diseñado, sino que serán espirales hacia dentro o hacia afuera, c o m o muestra la figura 29-13.
Fig. 29-13. Movimiento radial de l partícula en un campo magnético con l pendiente negativa grande. G eneralm ente describim os la pendiente del cam po en función del “ gradiente r lativo” o índice de campo n: d r/r
(29.2)
Ü n cam po guia da enfoque radial si este gradiente relativo es m ayo r que U n gradiente radia! de cam po también produ cirá fuerzas verticales sobre las partículas. Supongan que tenem os un cam po que es fuerte cerca del centro de la órbita y débil en las afueras. U na sección vertical del imán perpendicular a la órbita podría ser com o m uestra ia fígura 29-14. (P a ra Jos protones las ó rbitas saldrían de !a página.) Si el cam po es fuerte a la izquierda y débil a la d erecha, las líneas del cam po
Fig. 29--14, Un campo guía vertical corno se ve en una sección perpendicular a la órbita.
magnético deben estar curvad as com o se m uestra. Podem os ver que esto debe ser así usando la ley de que la circulación de B es nula en el espacio libre. Si tomamos las coordenadas com o lo m uestra la figura, entonces (V X B ). =
= 0.
C om o suponem os que d B J d x es negativa, debe haber un a ó B J d z negativa igual. Si el plano “ nom inal” de la órbita es un plano de sim etria donde B ^ = O, entonces la com ponente radial B ^ será negativa encim a dei plano y positiva debajo. Las líneas deben estar curvadas com o se muestra. T al cam po tendrá propiedades de enfoque vertical. Imaginen un p rotón que esté viajando m ás o menos paralelo a la órbita central pero encim a de ella. L a com po nente horizontal de B producirá una fuerza sobre él. Si el protón está debajo de )a órbita central, la fuerza e stá invertida. A si que hay un a “ fuerza restau rad ora” hacia la órb ita central. Según nuestro razonam iento habrá enfoque vertical, siempre que el cam po vertical dism inuya al aum entar el radio; pero si el gradiente de cam po es positivo, ha brá un “ desenfoque vertical” . Por lo tanto , p a ra que ha ya enfoque vertical, el índice de cam po n debe ser m enor que cero. E ncontram os además que el enfoque radia! n tenia que ser m ayo r que - L L as dos condiciones jun tas dan la condición - ' I < /3 < O para que las partículas se m antengan en órbitas estables. En ciclotrones, se usan valores m uy cercanos a cero; en betatrones y sincrotrones, el valor típicamente usado de n = - 0 ,6 . 29-7
Enfoque con gradiente alternado
T ales valores pequeños de n dan lugar a un enfoque más bien “ débil” . Claro que un gradiente positivo grande (n » 1) dará un enfoque radial m ucho más efectivo, pero entonces la fuerza vertical seria fuertemente de desenfoque. A nálogamente, pendientes negativas grandes {n « - 1) darían fuerzas verticales fuertes pero c au sa rían desenfoque radial. N o obstante, hace 10 años se halló que una fuerza que alterna entre enfoque fuerte y desenfoque fuerte pueden dar aún un a fuerza de enfoque resultante. P a ra explicar cóm o funciona el enfoque con gradiente alternado, prim ero descri biremos el funcionamiento de u na lente cuadru po lar, que se ba sa en el mismo prin cipio. Imaginen que se agrega un cam po magnético negativo uniforme al cam po de la figura 29-14, con ia intensidad ajustada para producir cam po cero en la órbita. El cam po resultante - p a r a pequeños desplazam ientos desde el punto n e u tra - sería como el cam po m ostrado en ia figura 29-15. Tal im án de c uatro polos se ilama “ lente cuad rup olar” . U na partícula positiva que entra (desde el lector) a la derecha o a la izquierda del centro es rechazada hacia el centro. E sta es u na lente de enfoque horizontal. Si se invierte el gradiente horizontal —com o puede
hacerse invirtiendo todas las p o laridades- ios signos de to da s las fuergas se invier ten y tenem os una lente de enfoque vertical, como en la figura 29-16. P a ra tales lentes, la intensidad de cam po - y , por ta n to, las fuerzas de e n fo qu e - aum entan li nealm ente con la distancia al eje.
A h ora imagínense que dos de tales lentes se colocan en serie. Si alguna párticula en tra con algún desplazam iento horizontal respecto al eje, com o lo m uestra la figura 29-i7(a), será desviada hacia el eje en la prim era lente. Cfjando llega a la se gunda lente e stá m ás cerca del eje, asi que la fuerza hacia afuera es m enor y la deflección hacia afuera es m enor. H ay un desvio resultante hacia el eje: el efecto p rom edio es un enfoque horizontal. P o r otra parte, si observam os una partícula que entra fuera del eje en la dirección vertical,
Fig, 29 1 7,
Enfoque horizontal y
ir de lentes cuadrupolares
la trayectoria será com o m uestra la figura 29-17(b). Prim ero la partícula se desvia alejándose del eje,^pero luego ilega a la segunda lente con un grarTaesplazamiento, sufre una fuerza intensa y así se dobla hacia el eje. U na vez más el efecto resultante es enfoque. Entonces un par de lentes cuadrupolares actúan independientemente para movim ientos horizontales y veri:icales - m u y parecido a un a lente ó p tic a -. Se usan lentes cuadrupolares para form ar y controlar haces de partículas en la misma forma que las lentes ópticas se usan para haces de luz. D ebem os señalar que un sistem a de gradiente alternado no siempre produce enfoque. Si los gradientes son muy grandes {en relación al m om entum de ia p artícu la o la distancia entre las lentes), el efecto resultante puede ser un desenfoque. Pueden ver cóm o podría suceder eso im aginando que se aum entara la distancia entre las dos lentes de la figura 29-17, por ejemplo, en un factor de tres o cuatro. Retornem os al im án guía de un sincrotrón. Podemos considerar que consiste en una sucesión alternada de lentes “ positivas” y “ negativas” con un cam po uniforme superpuesto. Ei cam po uniform e sirve p a ra m antener las partículas, en promedio,
Fig. 29-18, Un péndulo con ur oscilando puede tener una posició ble con la barra encima del pivote.
en un círculo horizontal (con ningún efecto sobre el m ovim iento vertical) y las lentes alternadas actúan sobre cualquier particula que tienda a perderse - e m p u já n dola siempre hacia la órbita central (en promedio). H ay una linda analogía mecánica que dem uestra que una fuerza que alterna e ntre un a fuerza de “ e nfoque” y u na fuerza de “ desenfoque” puede tener un efecto de “enfoque” resultante. Im aginen un “ p éndulo” m ecánico que consiste en una b a rra sólida con un peso en el extremo, suspendido de un pivote sujeto a un m o vimiento de arriba a abajo por medio de una manivela a m otor. Tal péndulo tiene dos posiciones de equilibrio. A dem ás de la norm al, posición colgando hacia abajo, el péndulo tam bién está en equilibrio “ colgando hacia arrib a ” - ¡ c o n su “ lenteja” encim a del pivo te!-. T al péndulo está d ibujado en ia figura 29-18. P or el siguiente razonam iento se puede ver que el m ovim iento vertical del pivote es equivalente a una fuerza de enfoque alternada. C u ando el pivote es acelerado hacia abajo, la lenteja tiende a moverse hacia dentro, com o se indica en la figura 29-19. C u ando el pivote se acelera hacia arriba, el efecto se invierte. La fuerza que restaura la “ lenteja” hacia el eje alterna, pero el efecto prom edio es una fuerza hacia el eje. A si pues, el péndulo oscilará alrededor de una posición neutra que es ju stam ente opuesta a la norma!.
Fig. 29-19, Una aceleración del pivo te hacia abajo produce un movimiento del péndulo hacia la vertical. Por supuesto, hay un a fonna m ás fácil de mantener un péndulo al revés: ¡balanceándolo sobre ei dedo! Pero ¡traten de balancear dos b arras independientes en el m ism o dedo'. ¡O un palo con los ojos cerrados! Balancear im plica hacer una co rrección de lo que esté errado. Y esto no es posible, en general, si hay varias cosas que se están haciendo al mismo tiempo. En un sincrotrón hay miles de millo nes de partículas que van jun tas, cad a una de las cuales puede partir con un ‘ e rro r’ diferente. La clase de enfoque que hem os descrito actúa sobre todas ellas.
29-8
M ovim iento en cam pos eiéciricos y magnéticos cruzados
H asta a h ora hem os hablado de p artículas solamente en c am pos eléctricos o sola m ente en cam pos magnéticos. H ay algunos efectos interesantes c uando los dos tipos de cam po están presentes al mismo tiempo. Supongan que tenem os un cam po magnético B y un cam po
Fig. 29-20. Movimiento de una par tícula en campos eléctricos y magnéticos cruzados. eléctrico E perpendiculares entre sí. L as partículas que desem bocan perpendiculares a B se m overán en curva com o en la figura 29-20. (¡La figura es una cu rva p lana, no una hélice!) Podem os com prender este movim iento cualitativam ente. C u and o la partícula (supuesta positiva) se mueve en la dirección de E, tom a velocidad, de m odo que el cam po magnético la desvía m uy poco. C u a n d o va contra el cam po E pierde velocidad y c ad a vez se desvía continuam ente m ás p or el cam po magnético. El efec to resultante es que tiene una “ deriv ada'’ en la dirección de E x B. E n realidad, podemos dem ostrar que el m ovim iento es un movim iento circular uniforme superpuesto sobre un movim iento la teral uniforme a velocidad - l a trayectoria de la figura 29-20 es un a cicloide-. Imaginen un observador que se está moviendo hacia la derecha a u na velocidad constante. E n su sistem a de referencia nuestro cam po magnético se ha transform ad o en un nuevo cam po m agné tico m ás un cam po eléctrico hacia abajo. Si él tiene la velocidad correcta, su cam po eléctrico total será nulo y verá al electrón que va en un círculo. P o r io tan to, el movim iento que noso tros vemos es un m ovim iento circular m ás una tras la ción a la velocidad de deriva = E !B~ El m ovim iento de electrones en cam pos eléctricos y magnéticos perpendiculares es la base de los m agnetrones, es decir, osciladores usados para generar energía de m icroondas. H ay m uchos o tros ejemplos interesantes de movim ientos de partículas en cam pos eléctricos y magnéticos tales com o ias órbitas de los electrones y protones atra pados en los cinturones de Van A lie n - pero d esafortunadam ente no tenem os tiempo i aquí.
3ú
La g e o m e tría
30-2
Enlaces
30-3
Crecim iento de cristales
30-4
Redes cristalinas
30-5
Simetrías en dos dim ensiones
30-1
químicos
i n t e r n a d e lo s c r i s ta le s
en
30-6
Simetrías en tres dimensiones
30-7
Resistencia de meíaJes
30-9
EJmotSelocrislaíiísodeB ragg-Nye
cristales
L a geometría interna de íos cristales
Hemos finalizado el estudio de las leyes básicas de la electricidad y el magne tismo y vamos a estudiar a hora las propiedades electrom agnéticas de la materia. Comencemos describiendo sólidos - e s decir, cristales-. C uan do los átom os de la materia no se están m oviendo mucho de un lado a otro, se pegan y se ordenan en una configuración con la energia más baja posible. Si en cierto lugar los átom os han encontrado una disposición que parece ser de b aja energía, los átom os que están en alguna otra parte se dispondrán probablemente de la m ism a m anera. P or estas razo nes tenemos en un material sólido un diagram a de átom os que se repite. En o tras palabras, la situación en un cristal es así: el ambiente de un átomo determinado en un cristal tiene cierto ordenam iento y si miran la misma clase de átomo un poco m ás lejos e ncontrarán uno cuyas inmediaciones son exactam ente iguales. Si lom an un átom o un poco m ás lejos a la misma distancia encon trarán , una vez más, exactam ente la misma situación. El diagram a se repite una y o tra vez - y por supuesto, en tres dimensiones. Imaginen el problem a de diseñar un papel p ara paredes - o una tela o algún di seño geométrico para una superfìcie p la n a - en el cual se supone que ustedes tienen un elemento de diseño que se repite y se repite y se repite, de m odo que pueden hacer la superficie tan grande com o quieran. Es la analogía bidim ensional de un problema que un cristal resuelve en tres dim ensiones. Por ejem plo, la figura 30- I(a) m uestra un tipo com ún de diseño de papel p ara paredes.
H ay un solo elemento que se repite en un diagram a que puede continuar eternam en te. Las características geométricas de este diseño de papel para paredes, consideran do únicam ente sus propiedades de repetición y no preocupándonos de ia geometría de la ñ o r m isma o de su mérito artístico, están contenidas en la figura 30 -l(b). Si em piezan en cualquier punto, pueden encontrar el punto correspondiente desplazán dose una distancia a según la dirección de la fiecha 1. T am bién pueden llegar a un punto correspondiente si se desplazan una distancia b en la dirección de la otra flecha. H ay, por supuesto, m uchas otras direcciones. Puede, por ejempio, ir dei pun to a al punto /3 y alcanzar una posición correspondiente, pero se puede considerar ese paso como una com binación de un paso en la dirección 1 seguido de un paso en !a dirección 2. Se puede describir una de las propiedades básicas del diagram a por medio de los dos pasos m ás cortos hasta ias posiciones cercanas iguales. Por posi ciones “ iguales” entendemos que si se pa ra ra n en cualquiera de ellas y m iraran a su airededor, verían exactam ente lo mismo que si se pararan en otra. Es la propiedad fundam ental de un cristal. La única diferencia es que un cristal es un ordenamiento tridim ensional en vez de un ordenam iento bidim ensional: y, naturalm ente, en vez de flores, cada elemento de la red cristalina es cierto tipo de arreglo de átom os - p o r ejemplo, seis átom os hidrógeno y dos de c a rb o n o - form ando algún tipo de diagra ma. El diagram a de átom os en un cristal se puede hallar por medio de difracción de rayos X. H em os m encionado brevemente este método antes y no diremos nada más ahora excepto que se ha determ inado el ordenam iento preciso de los átom os en el espacio p ara los cristales más simples y tam bién para algunos bastante complejos.
El ordenam iento interno de un cristal se m anifiesta de varias m aneras. Prim ero, en ciertas direcciones, la intensidad de ligadura de ios átom os es, por lo com ún, m ás fuerte que en otras direcciones. E sto significa que ha y planos a través del cristal por donde se rom pe m ás fácilmente que po r otros. Se Uaman planos de clivaje (o de exfoliación). Si rajan un cristal con una hoja de cuchillo se p artirá a m enudo si guiendo uno de esos planos. Segundo, la estru ctu ra interna aparece a m enudo en la superficie debido a la m anera en que se form ó el cristal. Imaginen un cristal que se deposita de una solución. H ay átom os flotando en la solución y asentándose final mente cuand o encuentran una posición de energia m ás baja. (Es com o si el papel p a ra paredes se hiciera con flores vagando de un lado a otro h asta que u na llegara acci dentalmente a su lugar y se quedara pegada, y luego la siguiente, y la siguiente de m odo que el diagram a creciera.) Pueden darse cuenta que ha brá ciertas direcciones en las que crecerá con rapidez diferente que en otras direcciones, creciendo asi en una especie de form a geométrica. Debido a esos efectos, las superficies externas de m uchos cristales m uestran algunas de las caracteristicas del ordenam iento interno de los átomos.
Fig. 30-2, Cristales naturales: cuarzo, (b) cloruro de sodio, (c) mica.
Por ejem plo, la figura 30-2(a) m uestra la form a de un cristal tipico de cu arzo cuyo diagram a interno es hexagonal. Si exam inan detenidamente ese cristal, no tarán que la parte externa no form a un hexágono muy bueno porque los lados no son todos de la m isma longitud - d e hecho, son a menudo muy desiguales-. Pero en un aspecto es un hexágono m uy bueno; Jos ángulos entre Jas c aras son exactam ente 120°. Es claro que el tam añ o de cualquier c ara en particular es un accidente del crecim iento, pero los ángulos constituyen una representación de la geometria interna. A si pues, cada cristal de c uarzo tiene una form a diferente, aún c uando los ángulos entre caras correspondientes sean siempre los mismos. L a geometría interna de un cristal de clo ruro de sodio tam bién queda evidencia da por su form a externa. L a ñgura 30-2(b) m uestra la form a de un grano típico de sal. N uevamente,
el cristal no es un cubo perfecto, pero las c aras son exactam ente perpendiculares entre si. La mica es un cristal más complicado que tiene la form a que m uestra la figura 30-2(c). Es un cristal altamente a nisótropo, com o se deduce fácilmente de que es m uy resistente si tratan de romperlo en una dirección (horizontalm ente en la fi gura), pero fácil de partir en la otra dirección (verticalmente). C om únm ente se usa para obtener lá m inas delgadas m uy resistentes. La mica y el c uarzo son dos ejem plos de minerales naturales que contienen sílice. Un te rcer ejemplo de mineral con sílice es el asbesto o amianto, el cual tiene la propiedad interesante de que se rom pe fácilmente en dos direcciones pero no en 1a tercera. Se presenta com o hecho de fibras lineales muy fuertes. 30-2
Enlaces químicos en crísíaies
L as propiedades mecánicas de los cristales dependen claram ente del tipo de liga duras químicas entre los átomos. L a resistencia sorprendentem ente diferente de la mica según direcciones diferentes depende del tipo de ligaduras interatóm icas en las diferentes direcciones. Ya han aprendido en quím ica, sin duda, las diferentes clases de enlaces quím icos. E n primer lugar, están los enlaces iónicos, com o ya lo hemos estudiado en el cloruro de sodio. H ablando m al y rápido, íos átom os de sodio han perdido un electrón y se han convertido en iones positivos; los átom os de cloro han ganado un electrón y se han convertido en iones negativos. Los iones positivos y ne gativos se disponen en un tablero de dam as tridim ensional y se quedan unidos debi do a fuerzas eléctricas. El enlace covalente - e n el cual los átom os com porten e lectron es- es más común y, por lo general, es m uy fuerte. En un diam ante, por ejemplo, los átom os de c ar bono tienen enlaces covalentes en las cuatro direcciones hacia sus vecinos más c ercanos, así que el cristal es realm ente m uy duro. Tam bién hay enlace covalente entre silicio y oxigeno en un cristal de cu arzo , pero en realidad el enlace es alli sólo parcialm ente covalente. Debido a que ios átom os no com porten totalm ente los elec trones, están parcialm ente cargados y el cristal es algo iónico. L a naturaleza no es ta n sim ple como tratam os que lo sea; en realidad hay todas las graduaciones posi bles entre el enlace covalente y el iónico.
Fig. 30-3.
La red de un cristal rnolecu-
s de ligadura. En él hay grandes molécu las en las cuales los átom os están unidos fuertemente con enlaces covalentes, de m odo que la m olécula es una estru ctu ra resistente. Pero com o ¡os enlaces fuertes están completam ente saturados,
sólo hay atracciones relativamente débiles entre m olécula y raoléciiia. E n esos crista les m oleculares las m oléculas m antienen su identidad individual, por asi decir, y el ordenam iento interno podría ser com o lo m uestra la figura 30-3. C om o las molécu las no están unidas fiiertemente entre sí, los cristales son fáciles de romper. Son com pletam ente diferente de algo com o el diam ante, el cual es realm ente una molécu la gigante que no se puede rom per en ninguna parte sin queb rar enlaces covalentes fuertes. L a parafina es otro ejemplo de cristal molecular. U n ejemplo extremo de cristal molecular se presenta en una sustancia com o el argón sólido. H ay muy poca atracción entre los átom os - c a d a átom o es una m o lécula m onoatóm ica com pletam ente sa tu rad a -. Pero a tem peratu ras muy b ajas, el m o vimiento térm ico es muy pequeño, así que las ligeras fuerzas in teratóm icas pueden hacer que los átom os se asienten en un ordenam iento regular com o una pila com pa cta de esferas. Los metales form an una clase completam ente diferente de sustancias. La liga du ra es de un tipo enteram ente diferente. E n un metal, el enlace no es entre átom os adyacentes sino que se trata de una propiedad de todo el cristal. Los electrones de valencia no pertenecen a un solo átom o o a un par de átom os sino que son com par tidos por todo el cristal. C ad a átom o contribuye con un electrón a un fondo común universal de electrones y los iones atómicos positivos están en el mar de electrones negativos. El m ar de electrones m antiene uñidos a los átom os com o una especie de cola. C om o en los metales no hay enlaces especiales en ninguna dirección especial, no hay direccionaiidad intensa en ligadura. Sin em bargo, aún son crisíalinos porque la energía total es mínima c uando los iones atóm icos se disponen en algún a rre z o definido -a u n q u e , por lo general, la energía del arreglo preferido no es m ucho más b aja que o tras posibles- En prim era aproxim ación, ios átom os de m uchos metales son com o pequeñas esferas apiladas de la m anera m ás ap retad a posible.
30-3
Crecim iento de cristales
T raten de imaginar la form ación natural de cristales en la tierra. E n la superfi cie de la tierra hay una gran mezcla de tod a clase de átom os. L a acción volcánica, el viento y el agua los están revolviendo continuam ente -lo s están moviendo continuam ente de un lado p ara otro y los están m ezcland o-. N o obstante, mediante una treta, los átom os de silicio comienzan a en contrarse gradualm ente y a encontrar átom os de oxígeno para form ar sílice. C ada vez se agrega un átom o a los otros para construir un cristal —la mezcla se desmezcla—. Y por ahí cerca los átom os de cloro y de sodio están encontrándose y construyendo un cristal de sal. ¿D e qué m odo una vez que un cristal com ienza sólo permite que se le una una clase particular de átom os? Sucede así porque to d o el sistem a e stá trab ajand o por conseguir la energia más baja posible. U n cristal en crecim iento aceptará un nuevo átom o si éste contribuye a una m ayor b aja de energia. ¿Pero cóm o sabe dicho cris tal que un átomo de silicio - o de oxígeno— en un lugar p articular va a dar lugar a la energia m ás baja posible? Lo hace probando. En el líquido, todos los átom os están perpetuam ente en movim iento. C a d a átom o rebota contra sus vecinos unas 10'^ ve ces por segundo. Si golpea en el lugar apropiado del cristal en crecim iento, tiene una probabilidad algo menor de saltar de nuevo si la energía es baja. Pro ban do c ontinua mente durante
millones de años a razón de 1 0 '·^ pruebas por segundo, los átom os se acumulan gradualm ente en los lugares donde encuentran la energía m ás baja. Finalm ente for m an grandes cristales.
30-4
Redes cristalinas
El ordenam iento de los átom os en un cristal - l a red c ristalin a- puede asumir m uchas form as geométricas. D escribiremos en primer lugar las redes m ás simples, las cuales son caracteristicas de la m ayoria de los m etales y del estado sólido de los gases nobles. Son las redes cúbicas que se pueden presentar en dos form as: la cúbi ca de cuerpo centrado m ostrada en la figura 30-4(a), y la cúbica de caras centradas, m o strad a en la figura 30-4(b). El dibujo muestra, por supuesto, sólo un cubo de la red; tienen que im aginar que el diagram a se repite indefinidam ente en tres dim en siones. A dem ás, p ara que el dibujo sea más claro, sólo se m uestra el “ centro” de los á tom os. E n un cristal real, los átom os se parecen más bien a esferas en m utuo con tacto. E n general, las esferas negras y blancas dei dibujo pueden representar diferen tes clases de átom os o pueden ser de la misma clase. Por ejemplo, el hierro tiene una red cúbica de cuerpo centrado a tem peraturas bajas y u n a red cúbica de caras cen tradas a tem peraturas más altas. Las propiedades físicas son completam ente diferen tes en las dos form as cristalinas. Fig. 30-4. La célula unitaria de crista les cúbicos; (a) de cuerpo centrado, (b) de caras centradas.
¿C óm o aparecen esas form as? im aginen que tienen el problem a de apilar átomos esféricos lo m ás apretadam ente posible. U na m anera seria empezar haciendo una cam ad a en un “ arreglo hexagonal en apüamiento com p ac to ” , como lo m uestra la fi gura 30-5(a). Luego podrian hacer una segunda cam ada como la prim era, pero des plazada horizontalm ente, com o m uestra la figura 30-5(b). Luego pueden poner la tercera cam ada. Pero observen que hay dos m aneras distintas de colocar la tercera cam ada. Si empiezan la te rcera cam ada colocando un átom o en A de la figura 30-5(b), cada átom o de ia tercera c am ada está directam ente encim a de un átom o de la prim era cam ada. Por otra parte, si empiezan la tercera cam ad a poniendo un átomo en la posición B , ios átom os de la te rcera cam ada estarán exactam ente en el punto medio de los triángulos form ados por tres átom os de la prim era cam ada. Cualquier otro lugar por donde se empiece es equivalente a /I o a 5 , asi que sóio ha y dos m a neras de colocar la tercera cam ada.
Fig. 30-5. Construyendo
I hexagonal en apüamiento compacto.
Si la tercera cam ada tiene un átom o en el punto B , la red cristalina es cúbica de caras centradas -p e r o vista o blicu am ente- Parece extrañ o que em pezando con hexágonos term inen con cubos. Pero observen que un cubo m irado desde un vértice tiene un co nto rno hexagonal. Por ejemplo, la figura 3 0-6, ¡podría representar un hexágono plano o un cubo visto en perspectiva!
Si se agrega una tercera cam ada a la figura 30-5(b) e m pezando con un átom o en A , no hay estructura cúbica y en su lugar la red tiene únicam ente sim etría hexa gonal. Es com prensible que am bas posibilidades que hemos descrito constituyan apilamientos igualmente com pactos. Algunos m etales - e l cobre y la plata, por ejemplo— eligen la prim era alternati va, la red cúbica de c aras centradas. O tro s -b erilio y m agnesio, por ejem p loeligen la otra alternativa; form an cristales hexagonales. Es claro que la red cristaiina
' puede depender únicam ente de apilar esferitas, sino que también debe estar determ inada en parte por otros factores. En particular, depende de la ligera dependencia angular rem anente en las fuerzas interatóm icas (o en el caso de los metales, de la energia del fondo com ún de electrones). Sin d ud a , aprenderán todas estas cosas en sus c u rs o j de quím ica.
30-5
Simetrías en d os dim ensiones
E studiem os a h o ra algunas propiedades de los cristales desde el punto de vista de sus sim etrías internas. La caracteríastica principal de un cristal es que si parte de un átom o y se mueve h asta un átom o correspondiente a una unidad de red de distancia, está de nuevo en el mismo tipo de ambiente. Este es el enunciado fu n d a mental. Pero si fuera un átom o, habría otro tipo de desplazam iento que lo llevaría de nuevo al mismo ambiente —es decir, o tra “ sim etría” posible-. La figura 30-7(a) m u estra otro diseño posible '^tipo papel para p aredes” (aunque probablemente no lo h ay an visto nunca). Supongan que c om param os las cercanias de los puntos A y B. A prim era vista, podrían pensar que son iguales - p e r o no es a sí-. Los p untos C y D son equivalentes a A , pero las cercanías de B son com o las de A únicam ente si se las invierte, com o por reflexión en un espejo.
Fig. 30-7,
Un diagrama de alta simetría.
H ay o tras clases de p untos “ equivalentes” en el dia gram a. Por ejemplo, los pun tos £ y F tienen ambientes “ iguales” excepto que uno está rotado 90° respecto al otro. E l diagram a es muy especial. U na rotación de 90·^ —o cualquier mùltiplo de e lla - alrededor de un vértice tal como A da de nuevo el mismo dia gram a. U n cristal con esa estructu ra tendría esquinas cuadradas por afuera, pero por dentro estaría más com plicado que un cubo simple. Y a que hemos descrito algunos ejemplos especiales, tratem os de descubrir todas \as sim etrías posibles que puede tener un cnstal. Considerem os prim ero lo que ocu rre en un plano. Se puede definir una red p la n a m ediante los dos vectores así llama dos prim ilivos que van
desde un punto de la red hasta los dos puntos equivalentes m ás cercanos. Los dos vectores 1 y 2 son los veclores primitivos de la red de la figura 3 0 -L Los dos vec tores a y b de la figura 30-7(a) son los vectores primitivos del diagram a que alli se m uestra. N aturalm ente, podriam os igualm ente reem plazar a por --a o b por -b . Com o a y b tienen iguai m ódulo y son perpendiculares, una rotación de 90° lleva a a b y b a - a , dand o nuevam ente ia m isma red. Vemos que hay redes que tienen sim etria “cuádniple” . Y un apilamiento com pacto sobre un hexágono que podría tener U na rotación del ordenam iento de los círculos de la figura de 60° alrededor del centro de cualquier círculo vuelve a diagrama.
antes hemos descrito una sim etria séxtuple. 30-5(a) en un ángulo reproducir el mismo
Fig. 30-8 (a). No es posible que haya si metrías rotacionales mayores que séxtu ple. (b) La simetría rotacional quintuple no es posible. ¿Qué otras ciases de sim etría rotacional hay? P or ejem pio, ¿podem os tener una sim etría rotacional quintuple u óctuple? Es fácil ver que son sim ples. L a única sim e tría con más de cuatro ángulos es la sim etria séxtuple. D em ostrem os prim ero que una sim etría m ayor que séxtuple es imposible. Supongan que tratam os de im aginar una red con dos vectores primitivos que form an un ángulo m enor de 60°, com o en la figura 30-8(a). Supongam os que los puntos B y C son equivalentes a /I y que a y b son los dos vectores m ás cortos desde A hasta sus vecinos equivalentes. Pero claram ente eso está mal, porque la distancia entre B y C es m ás corta que entre cualquiera de los dos y A. En D tiene que haber un vecino equivalente a A que está m ás cerca que B o que C. D eberíam os haber elegido b' com o uno de nuest ros vec tores primitivos. Por lo tanto, el ángulo entre los dos vectores prim itivos tiene que ser 60° o más. La sim etria octogonal no es posible. ¿Y la sim etría quintuple? Si suponemos que los vectores prim itivos a y b tienen longitudes iguales y form an un ángulo 2 t / 5 = 72°, com o en la figura 30-8(b) debe ria haber también un punto equivalente de la referencia D, a 72° de C. Pero entonces ei
ÍO Fig. 30-9. Simetría frente a inversión. El diagran· grama (a) cambia. En tres dimensiones el diagrama pero el (c) no. vector b ' de £■ a Z) es menor que b, por lo que b no es un vector primilivo. No puede haber sim etría quintuple. Las únicas posibilidades que no nos llevan a este tipo de dificultad son 6 = 60°, 90° ó 120°. Es claro que cero y 180° también son po sibles. U na m anera de enunciar nuestro resultado es que se puede dejar el diagrama invariante m ediante una rotación de una vuelta com pleta (ninguna variación), media vuelta, un tercio, un c uarto o un sexto de vuelta. Y ésas son todas las simetrías ro tacionales posibles en un plano: un total de cinco. Si 0 = I n / n , hablam os de una sim etría “ n-uple” . D ecim os que un diagram a con n igual a 4 ó a 6 liene “ mayor sim etría” que uno con n igual a I ó a 2. Volviendo a la figura 30-7(a), vemos que el diagram a tiene sim etría rotacional cuádruple. En la figura 30-7(b) hemos dibujado otro diseño que tiene las mismas propiedades de sim etría que la parte (a). Las pequeñas figuras parecidas a una coma son objetos asim étrícos que sirven p ara definir la sim etría de! diseño dentro de cada c u adrado. O bserven que las com as están invertidas en cuadrados alternados, de mo do que la celda unitaria es m ayor que uno de los cuadrados pequeños. Sí no hubiera com as, el diagram a todavía tendría sim etría cuádruple, pero la celda unitaria sería menor. Los diagram as de la figura 30-7 tienen también otras propiedades de simetria. Por ejemplo, una refiexión respecto a cualquiera de las líneas de trazos R -R repro duce el mismo diagrama. Los diagram as de la figura 30-7 tienen adem ás otra clase de simetría. Si se refle ja el diagram a respecto a la línea Y - Y y además se lo desplaza un cuadrado a la derecha (o a la izquierda) obtenem os el d iagram a original de vuelta. La línea Y - Y se llama línea “ de deslizamiento” . E stas son todas las sim etrías posibles en dos dim ensiones. H ay una operación más de sim etría espacial que en dos dim ensiones es equivalente a una rotación de 180°, pero que es una operación bien distinta en tres dim ensiones. Es la inversión. Por
inversión entendem os que cualquier punto con un vector de posición R repecto a cierto origen [ei punto A de la figura 30-9(b), por ejemplo] se lleva al p unto - R . U na inversión del diagram a (a) de la figura 30-9 produce un nuevo diagram a, pero una inversión del diagram a (b) reproduce el mismo diagram a. P a ra un diagra ma bidim ensional (com o pueden ver en ia figura), u na inversión del diag ram a (b) respecto al punto A es equivalente a u n a rotación de Í80® airededor del mismo punto. Supongan, sin em bargo, que hiciéramos el diagram a de la figura 30-9(b) tri dim ensional, im aginando que los pequeños 6 y 9 tuvieran una flecha que a punta afuera de la página. D espués de una inversión en tres dimensiones, to da s las fiechas estarán invertidas, de m odo que el diagram a no se reproduce. Si indicam os la punta y la cola de las flechas por puntos y cruces respectivam ente, podem os hacer un dia gram a tridim ensional, com o en la figura 30-9(c), e! cual no es sim étrico frente a inversiones, o podem os h acer un diagram a com o el que se m uestra en (d), el cual sí tiene esa sim etria. O bserven que no es posible imitar una inversión tridim ensional por medio de ninguna com binación de rotaciones. Si c aracterizam os la “ sim etria” de un diagram a - o r e d - m ediante los tipos de operaciones de sim etría que hem os estado describiendo, resulta que hay 17 diagra mas distintos posibles. E n la figura 30-1 hem os dib ujado un diagram a de la sim etría m ás b aja posible y en la figura 30-7 uno de sim etría alta. D ejam os p a ra que ustedes se entretengan tratan d o de construir los 17 diagram as posibles. Es raro que p a ra hacer papeles p a ra paredes y telas se utilicen m uy pocos de los 17 diagram as posibles. Siempre se ven los mismos tres o cu atro diagram as básicos. ¿Es por falta de im aginación de los diseñadores, o porque m uchos diagram as posi■ ■■ i la vista?
30-6
S im eím s en tres dim ensiones
H asta aho ra hem os hablado únicam ente de diagram as en dos dim ensiones. Sin em bargo, realm ente estam os interesados en diagram as de átom os en tres dim ensio nes. E n p rim er lugar, sabem os que un crista! tridim ensional tend rá tres vectores prim itivos. Si preguntam os entonces cuáles son las operaciones posibles de sim etria en tres dimensiones, e ncontram os que ¡hay 230 sim etrias diferentes posibles! P ara ciertos fines se puede a grupar estos 230 tipos en siete clases, que son ias dibujadas en la fígura 30-10. L a red de m en or sim etría se íiam a triclínica. Su celda unitaria es un paralelepípedo. Los vectores prim itivos tienen longitud diferente y todos los ángulos entre eüos son desiguales. N o hay ninguna posibilidad de sim etría rotacional o de refiexión. N o o b sta n te ,'h a y dos sim etrías posibles: la celda unitaria cam bia o no cam bia por invereión respecto al vértice. (P o r inversión en tres dimensiones, ta m bién entendem os que el desplazam iento espacial R se reem plaza por - R - e n otras palabras, que (x, y , z ) se transform a en (~x, - y , - z ) —.) A sí pues, ia red triclínica sóio tiene dos sim etrías posibles, a n o ser que haya alguna relación especial entre los vectores prim itivos. P o r ejem plo, si todos los vectores son iguales y form an ángulos iguales, se tiene la red trigonal m o strada en la figura. E sta figura puede tener una sim etría adicional: puede q uedar invariante frente a un a ro tación alrededor de la diagonal larga principal. Si uno de los vectores primitivos, el c por ejem plo, es perpendicular a los otros dos, tenem os u n a celda unitaria m onoclínica. Es posible una nueva sim etría: una rotación de 180® alrededor de c.
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hexagonal
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il: ? clases de redes L a celda hexagonal es un caso especial en que los vectores a y b son iguales y el ángulo que form an es de 60°, de m odo que una rotación de 60°, o una de 1 2 0 “, o una de 180° alrededor del vector c repite la misma red (para ciertas simetrias in te rnas). Si los tres vectores prim itivos son perpendiculares pero de longitud diferente, tenem os !a celda ortorrómbica. L a figura es sim étrica respecto a rotaciones de 180'* alrededor de los tres ejes. H ay sim etrías posibles de orden más alto en la celda tetragonal que íiene tres ángulos rectos y dos vectores primitivos iguales. Finalm ente e stá la celda cúbica, que es la m ás sim étrica de todas. L o im portante de to da esta discusión acerca de sim etrias es que las simetrias internas de los cristales se m enifiestan - a veces de m anera su til- en las propiedades ñ sica m acroscópicas del cristal. Por ejemplo, un cristal ten drá en general un tensor de poiarizabilidad eléctrica. Si describim os el tensor en térm inos del eEpsoide de po larización, es de esperar que algunas sim etrías del cristal se manifiesten también en el elipsoide. Por ejem plo, un crístal cúbico es sim étrico respecto a una rotación de 90° alrededor de cualquiera de las tres direcciones ortogonales. Es claro que el único elipsoide con esta propiedad es la esfera. V n cristal cúbico tiene que ser un dieléctrico isótropo. P o r o tra parte, un. cristal te tragonal tiene una sim etria rotacional cuádruple. Su elipsoide tiene que tener dos de sus ejes principales iguales y el tercero tiene que ser paralelo al eje del cristal. A nálogam ente, com o el cristal orto rróm bico tiene una sim etría rotacional doble alrededor de tres ejes ortogonales, sus ejes tienen que coin cidir con los ejes del elipsoide de polarización. D e manera parecida, uno de los ejes de un cristal monoclinico tiene que ser paralelo a uno de los ejes principales del elipsoide, aunque nada podem os decir acerca de los otros ejes. C om o un cristal tri· clínico no tiene sim etría rotacional, el elipsoide puede tener cualquier oríentación.
Corno ven, podem os divertirnos bastante descubriendo las sim etrías posibles y relacionándolas con ios tensores físicos posibies. SóJo hem os considerado el tensor de polarización, pero ias cosas se hacen m ás com plicadas p ara otros - p o r ejemplo, p a ra el tensor de elasticidad-. H ay una ram a de la m atem ática, llam ada “ teoria de gru p o s” que se ocupa de estos tem as, pero de ordinario pueden descubrír lo que quieran con el sentido común.
30-7
Resistencia de meíaües
Hemos dicho que los metales tiene por lo com ún una estru ctu ra cristalina cúbica simple; ah ora queremos discutir sus propiedades mecánicas -la s cuales dependen de esta estructura— Los metales son, por lo general, muy “ bla n d o s” porque es fácü deslizar una cam ada del cristal sobre la que le sigue. Puede que piensen; “ es ridicu lo; los metales son resistentes” . Pues no es asi; un m onocristal de un metal se puede deform ar m u y fácilmente.
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Supongan que nos fijamos en dos cam adas de un cristal sujeto a una fuerza de corte, com o m uestra el diagram a de ia figura 30-1 l(a). A prim era vista podrían pen sar que la cam ada entera se resistiría al m ovim iento hasta que la fuerza fuera lo su ficientemente grande com o para em pujar to da la cam ad a po r encim a de la loma, de m odo que se corriera una muesca hacia la izquierda. A unque e¡ deslizamiento ocu rra realm ente en un plano, no es así com o sucede. (Si asi fuera, calcularian que el metal es mucho m ás resistente de lo que realm ente es.) Lo que sucede es que m ás o menos un átom o va c ad a vez; prim ero es el átom o de la izquierda que salta, luego el si guiente y así sucesivamente como se indica en la figura 3 0 - ll( b ). El efecto es que el espacio v acante entre dos étom os viaja rápidam ente hacia la derecha con el resul tado total de que tod a la segunda c apa se ha corrido un espaciam iento atómico. El deslizamiento ocurre de esta m anera porque se necesita m ucho menos energía para le vantar un átom o cada vez por encim a de la lom a que levantar tod a u n a fila. U n a vez que la fuerza es suficiente para iniciar el proceso, éste va ha.sta el fin muy rápidamente. E n un crístal real el deslizamiento ocurre repetidamente en un plano, luego se detiene allí y empieza en otro plano. Los detalles de por qué empieza y se detiene son bastante misteríosos. E n efecto, es muy extraño que las regiones sucesivas de deslizamiento estén frecuentemente espaciadas en form a bastante regular. La figura 30-12 m uestra una fotografía de un minúsculo crístal delgado de cobre que ha sido estirado. Pueden ver los diversos pianos donde h a habido deslizamiento. El deslizamiento repentino de un soio piano cristalino se pone claram ente en evi dencia si tom an un pedazo de alam bre de estaño que contiene grandes cristales y lo estiran cerca de sus oídos. Pueden oír un tropel de “ tiques” a m edida que los planos saltan a sus nuevas posiciones uno después de otro.
2 después de esti Investigaciones d
El problem a de tener un átom o “ que falta" en una fila es algo m ás difícil de lo que parecería según la figura 30-11. C uando hay m ás cam adas, la situación debe ser algo así com o lo que m uestra la ñgura 30-13. U na im perfección com o ésla en un crístal se llama dislocación. Se presum e que tales dislocaciones o estaban presentes cuando se form ó el cristal o se generaron en alguna muesca o rajadu ra en la super ficie. U n a vez producidas, el cristal las puede mover en form a relativamente libre. L as deformaciones m acroscópicas resultan del m ovim iento de tales dislocaciones en gran cantidad.
Fig, 30-13,
Dislocación t
Las dislocaciones se pueden mover libremente - e s decir, necesitan poca energía a d icion al- m ientras que el resto del cristal te nga una red perfecta. Pero pueden “ pegarse’ si chocan contra otro tipo de imperfección del cristal. Si necesitan m ucha energía para pa sar la im perfección, se detendrán. Este es precisam ente el mecanismo que da resistencia a los cristales metálicos imperfecios. Los cristales puros de hierro son com pletam ente blandos, pero una pequeña concentración de átom os de im pure za puede originar imperfecciones suficientes para inmovilizar efectivamente las dis locaciones. Com o saben, el acero, que es principalm ente hierro, es muy duro. Para hacer acero, se disuelve una pequeña cantidad de c arbono en el hierro fundido; si se enfría rápidam ente el hierro fundido el c arbono precipita en pequeños granos, oca sionando m uchas distorsiones m icroscópicas en la red. L as dislocaclones ya no se pueden mover y ei metal es duro. El cobre puro es muy b lando, pero se lo puede “ endurecer p o r deform ación” . E sto se hace martillándolo o doblándolo p ara un lado y p ara otro. En este caso, se hacen m uchas dislocaciones nuevas de diversos tipos que interfieren unas con otras, lim itando su movilidad. Q uizás h a yan observado el ardid de to m a r una varilla de cobre ' ‘absolutam ente blando”
Fig. 30-14. Dislocación helicoidal. [De: Charles Kittel, Introducción a ¡a fi sica del estado sólido. Reverté, Barcelona, 1965.1 y enrollarla suavem ente en la m uñeca de alguien como u na pulsera. E n el proceso se endurece por deform ación ¡y no es posible desenrollarla de nuevo fácilmente! Se puede ablandar de nuevo un metal endurecido por deform ación como el cobre, me diante recocido a alta tem peratura. El movim iento térm ico de los átom os “ p lancha” las dislocaciones y hace que aparezcan de nuevo grandes m onocristales. H asta ahora hemos descrito únicam ente la dislocación por deslizamiento. H ay m uchas o tras cla ses, una de las cuales es la dislocación helicoidal m ostrada en la figura 30-14. Esas dislocaciones juegan a m enudo un papel im portante en el crecim iento de cristales.
30-O
D isb c ac ió n y crecim iento de cristales
D urante m ucho tiempo, uno de los grandes enigmas fue cóm o es posible que los cristales puedan crecer. H em os descrito cóm o cada átom o podria, por pruebas repe tidas, determinar si era mejor estar en el cristal o no. Sin em bargo, un átom o puesto sobre una superficie nueva sólo está hgado p or uno o dos enlaces desde a bajo y no tiene la misma energía que tendría si estuviera colocado en una esquina, donde ten dría átom os por los tres lados. Supongan que imaginamos un cristal en crecim iento como una pila de bloques, com o m uestra la figura 30-15.
Fig. 30-15.
Crecimiento de un cristal.
30-15
Si probam os un nuevo bloque, en la posición A digam os, tendrá únicam ente uno de los seis vecinos que deberá tener finalmente. Con tantos enlaces que faltan, su energia no es muy baja. E staría en m ejores condiciones en la posición B , donde ya tiene la mitad de su cuota en enlaces. Po r cierto, los cristales crecen realm ente fijando átom os en lugares com o B. ¿Qué ocurre, sin em bargo, cuando se term ina una linea? P ara em pezar una nueva linea, un átom o tiene que llegar al reposo con sólo dos lados ligados y eso tam poco es muy probable. Y aunque lo hiciera, ¿qué ocurriría cuando se term inara ia camada? ¿Cóm o podria iniciarse una nueva cam ada? U na respuesta es que el crístal prefiere crecer en una dislocación, por ejemplo, airededor de una dislocación heli-
Fig. 30-1 6. Cristal de parafina que ha crecido alrededor de una dislocación heli coidal. [De; Charles Kittel,//^ifroducc/ón a la física del estado sóüdo. Revené. Barce- 'ÿ y lona, 1965.J ‘
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coidal como lo m uestra la figura 3 0 -i4. A medida que se agregan bloques a este cristal, siempre hay algún lugar donde hay tres enlaces disponibles. En consecuencia, el cristal prefiere crecer con una dislocación em butida. L a figura 30-16, que es una fotografía de un m onocristal de parafina, m uestra tal diagram a espiral de creci miento.
30-9
E5 modelo cristalino de Bragg-N ye
P o r supuesto, no podemos ver lo que le pasa a cada uno de los átom os del cris tal. A dem ás, a estas alturas ya se dan cuenta de que hay m uchos menos fenómenos complicados que no son fáciles de tra ta r cuantitativam ente. Sir Lawrence Bragg and J. F. N ye han descubierto una m anera de hacer un modelo de cristal metálico que m uestra de m odo sorprendente m uchos de los fenómenos que se cree ocurren en un metal real. E n ias páginas que siguen hemos reproducido su artículo original, el cual describe su m étodo y m uestra algunos de los resultados obtenidos. (El articu lo es u na reproducción de Proceedings o f ihe R o ya l Society o f L ondon, (NT) vol. 190, septiembre de 1947, págs. 474-481 - c o n el permiso de los autores y de la Sociedad Real.) N. del T.: Actas de la Sociedad Real de Londres”.
ívíodelo dinámico de e structura cristalina Por Sin lAWRENCB Braco, F. R. S. y J. F. Nv£ Laboralorio Cavendish, Universidad de Cambridge (Recibido el 9 de enero de ¡947 - L.eido ei ¡9 de junio ¡947) [Láminas 8 a 21] Se representa la estnictura cristalina de un metal por medio de un conjunto de burbujas, de un milímetro de diámetro o menos, flotando en la superficie de una solución jabonosa. Se sopla las burbujas con una pipeta fina por debajo de la superficie con presión de aire constante, resultando de tamaño notablemente uniforme. Se mantienen unidas por la ten sión superílcial, sea en una sola camada sobre la superficie o en una masa tridimensional. Un conjunto puede tener centenares de miles de burbujas y puede persistir durante una hora o más. Los conjuntos muestran estructuras que se ha supuesto que existen en los metales y simulan efectos que han sido observados, tales como (ímj'tes de granos, disiocaciones y otros tipos de fallas, deslizamiento, recristalización, recocido y deformaciones debidas a átomos "extraños”.
Se sopla las burbujas por un oníicio muy pequeño por debajo de ía superficie de una solución jabonosa- Hemos obtenido los mejores resultados usando una solución cuya fórmula nos dio el Sr. Green, de la Royal Institution. Se agita bien 15,2 cc de ácido olèico (redestilado puro) en jO cc de agua destilada. Se mezcla esto completamente con 73 cc de solución al 10 '.·( de trietanolamina y se üeva la mezcla con 200 cc. A cslo se le agrega 164 cc de gbcerina pur?.. Se deja reposar y se retira el liquido cloro de la parte inferior En algunos experimentos se diluyó esíü en (res veces sl- volumen de agua para (educir la viscosidad. 1:1 orifido de la boquilla está íuperficie. Por medio de dos frascos de Winchester s
La figura 2. lámina 8, muestra un trozo dé una "balsa” o cristal bidimensional de burbujas. Se puede apreciar su regulandad mirando la figura oblicuamente. El tamaño de las burbujas varia can la abertura, pero no parece variar en
mayor grado con la presión o la profundidad del onficio debajo de la superficie. El principal efecto de aumentar la presión es aumentar la rapidez con que se expelen las burbujas. A modo de ejemplo, una boquilla de paredes gruesas y diámetro interno 49 /.i con una presión de 100 cm produjo burbujas de 1,2 mm de diámetro. Es conveniente referirse a las burbujas de 2,0 a 1,0 mm de diámetro como burbujas "grandes", a las de 0,S a 0,6 mm de diámetro como burbujas "medianas” y a las 0,3 a 0,1 mm de diámelro como burbujas "pequeñas”, ya que su comporta-
i supuesto existen en los me es de granos, dislocaciones y leslÍ2amiento, recrisialización, recocido y deformaciones debidas a átomos "extraños". 3. Limites de granos Las figuras 5fl, 56 y ^c, láminas 9 y 10, muestran limites de granos típicos para burbujas de 1,87; 0,76 y 0,30 mm de diámetro respectivamente. El ancho del área perturbada en el limite, donde las burbujas tienen una distribución irregular, es, en general, mayor cuanto mayores son las burbujas. En la figura Sa, que muestra pedazos de varios granos adyacentes, las burbujas que están en el limite entre dos granos adoptan en forma definida uno u otro ordenamiento cris talino. En la figura 5c hay una “camada de Beilby" bien marcada entre los dos granos. Como se verá, las burbujas pequeñas tienen mayor rapidez que las grandes y esto parece dar lugar a una irregularidad mayor en la superficie de separación. Los distintos granos se manifiestan nítidamente cuando se mira oblicuamente a las fotografías de las balsas policristalinas, tales como las figuras 5o a 5c, láminas 9 y 10, y las figuras 12a a 12e. láminas 14 a 16. Con iluminación conveniente, la propia balsa Rotante de burbujas se pare ce notablemente, cuando se ¡a mira oblicuamente, a un metal pulido y atacado. Sucede frecuentemente que se encuentran algunos "átomos de impureza", o sea burbujas nota blemente mayores o menores que el promedio, e ........................ ' ' una gran proporción de ellos está situado en los burbujas irregulares se dingen hacia los limites; es un defecto del modelo el que no pueda'haber difusión de burbujas por la estructura, siendo posible únicamente ajustes mutuos. Parece que k límites tienden a reajustarse por ctccimiento de un cristal a expensas del oiro basta que llegs a los átomos irregulares.
4. D islocaciones : defoiTna de alguna otra manera, una balsa mono o poliniiar ai que se ha imaginado para cristales sujeestá dentro de ................................... las tres direccic 1 apilamientu compacto. El apilamiento tiene lugar cuando 1 sobre las de la fila siguiente en una cantidad igual a ia distancia entre vecinas. Es muy interesante observar este proceso cuando se lleva a cabo. El movimiento no es simultáneo en toda la fila sino que empieza por un extremo con la apanción de una “dislocación”, donde hay localmente una burbuja más en las filas que están de un lado de la línea de deslizamiento que las que están del otro. Esta dislocación coire a lo largo de la linea de deslizamiento de un extremo al otro del ciistal, siendo eJ resultado final un ¡ieslizamienlo de üna distancia ''interatòmica". Orowan, Polany y Taylor lian recurrido a este proceso para explicar lo pequeñas que son las fuerzas necesarias para producir deslizamientos plásticos en estructuras metálicas. La teoria propuesta por Taylor (1934) paia explicar el mecanismo de la defoimación plástica de cristales considera la acción mutua y el equilibrio de tales dislocaciones. Las burbujas suministran una representación sorprendente de lo que se ha supuesto tiene lugar en el metal. A veces, las dislocaciones corren muy lentamente, tardando unos segundos en atravesar el cristal; también se vendislocacionesestáticas en cristales que no están homogéneamente sometidos a esfuerzo. Aparecen como lineasnegras cortas y se las puede ver en la seiie de fotografías de las figuras \2a a 12e, láminas 14 a 16. Cuando se comprime una balsa policristalina. se ve estas lineas oscuras correr en todas direcciones por los cristales. . En la figura 5 seis buibujas. En la figura 66 (0,76 mm de diámetro) se extiende por doce burbujas, y en \ figura 6r (0,30 mm de diàmetro) se puede seguir su influencia por una longitud de unas cin cuenta burbujas. La mayor rigidez de las burbujas pequeñas conduce a dislocaciones mayores. ,uier masa de burbujas muestra que no hay una longitud típica ). La longitud depende de la naturaleza de los esfuerzos presendos cnstales con ejes correspondientes formando un ángulo de aproximadamente 30" (el ángulo máximo que puede presentarse) se puede considerar como una serie de dislocaciones en filas alternadas y en este caso las dislocaciones son muy cortas. A medida que disminuye el ánguio entre los cnstaks vecinos, las dislocaciones se presentan a inteivalos mayores, haciéndose más largas al mismo tiempo, hasta que finalmente se tiene una sola dislocación en una extensión de estnictura perfecta corno muestran las figuras 6a, 6b y 6c. y nega___ i banda entre las dos últimas tiene tres burbujas de n , __ horizontalmente en !a dirección de las fiJas. La fifura 8, lámina J2, muestia un saliendo del límite de un grano, lo cual es un efecto observado frecuentemente. 1 figura 9, lámina 12, muestra un lugar donde dos burbujas ocupan el lugar de i o límite de dislocaciones positivas y negativas en fila; : las dislocaciones enfrentados. El caso contrario llevari ina burbuja en el punto donde se encuentran las <
La figura 10, lámina 12, muestra i la, banda que está cruzad nadas. Es en lugares com· y la banda se absorbe en u
láminas 13 y 14, son ejemplos de ordenamientos que aparecen frecuenescasez de burbujas. Mientras que una dislocación se ve como i general, estas estiucturas se manifiestan en fo triángulos. En la figura lia se ve una tipica estructura en V, Cuando se está deformando el s dislocaciones que se interceptan a una inclinación ira 116 muestra un pequeño s por debajo de la
ÉSliliiMiillis^ §ííl^Íillii§t^s j un tuíco y una V que £ desaparecido e^n la figura^ i2e. Al msrno nempo, el limite^poco definido en £»Z^ d^e ia figura I2d gíanos en !a ceíanfa de f í " n las figuras^'i26°a^2e^'se ^puíden" v er^Scado nJs dT'divÍ" as lorigiiudes, marcando todas las etapas entre un ligero alabeo de las estructurass y un límite de-
13ú, Eu la ngura 136
s 2 y 4, lámina 8. s
lo citado antenormente (Bragg 19426). La balsa está entre dos resortes paralelos que se sumergen horizontalmente en la superficie de la solución jabonosa. Se ajusta el paso de los
30-20
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Figura 5c. Limites t
Figura 10. Serie c
e orientación paralela. Diámetro: 0,30 r Figura II. Tipos de falla.
'ï a i s m m m
W Ê M
Diámetro; 0,30 r
Diámetro: 0,68 r
il. Inmediatamente después de revolver.
ψ
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' C .' \ ' > .....,. ' .............................................. ,....... 1 , . ..........
" ' C
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A
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' E
·.
·Γ
K ,
Figura 13. Dos etapas de recnstalización. Diámetro
a balsa tridimensional.
. Macla transversal (¡11), estructura “Cúbica.
d. Posible ejemplo de apüamiento haxagonal compacto.
Diámetro; 0,70 mm.
FIGURA 18. Dislocaciones e
a estructura tridimensional. Diámetro: 0,70 r
Tenso re s
31-1
Eì tensor de poferizabìlidad
31-3
E! elipsoide de energía
31-4
O íros tensores? el íensor de iner-
Capítulo 11, voi. I, Vectores C apítulo 2 0, vol. I, Rotación e
3 Mi
E l tm s o í de poiarizabilidad
Los físicos siempre tienen el hábito de to m ar el ejemplo más simple de cualquier fenómeno y llamarlo “ física” , dejando que los ejemplos m ás complicados se convier tan en tem a de otros cam pos: de la matem ática aplicada, la ingeniería eléctrica, la química o la cristalografía. H asta la física del estado sólido es casi únicam ente mitad física porqtie se preocupa dem asiado de sustancias específicas. A sí pues, en estas lecciones omitiremos m uchas cosas interesantes. Por ejemplo, una de las propiedades im portantes de los cristales - o de la m ayoría de las sustancias— es que su polarizabilídad eléctrica es diferente en direcciones diferentes. Si aplican un cam po en cualquier dirección, las cargas atóm icas se corren un poco y producen un m omento dipolar, pero la m agnitud del mom ento depende en gran medida de la dirección del campo. N aturalm ente, es una gran complicación. Pero en física empezam os, por lo común, hablando del caso especial en eí que ia poiarizabilidad es la misma en todas direc ciones, p a ra que la vida sea más fácil. D ejam os los otros casos para algún otro cam po. E n consecuencia, p ara nuestro trabajo posterior no necesitaremos todo lo que vam os a decir en este capítulo. La m atem ática de ios tensores es particularmente útil p ara describir propiedades de sustancias que varían con la dirección -au n q u e ése es sólo un ejemplo de su empleo—. Com o la m ayoría de ustedes no van a ser físicos sino que van a ir al mundo real, donde las cosas dependen rigurosamente de la dirección, tarde o te m prano necesitarán u sar tensores. Para no dejar nada de lado vamos a describir los tensores, aunque no lan detalladamente. Q uerem os que se tenga la im presión de que nuestro tratam iento
de la fisica es com pleto. P or ejem plo, nu estra electrodinám ica está com pleta - ta n compieta c om o cualquier c urso de electricidad y magnetism o, h a sta un curso av an z a d o -. N u estra mecáiuca no está com pleta porque estudiam os la m ecánica cuando todavía no tenían un alto nivel de refinamiento matem ático y no estaban en condi ciones de discutir tem as com o el principio de mínim a acción, o lagrangianos, o ham iltonianos, etc., que son maneras m ás elegantes de describir la m ecánica. Sin em ba rg o, excepto por la relatividad generai, tenem os las leyes com pletas de la m ecá nica. N u estra electricidad y magnetism o es completo, y m uchas otras cosas son bastante com pletas. N aturalm ente, la m ecánica cuántica no lo será -ten e m o s que dejar algo para el fu tu ro -. Pero, por lo m enos, deben saber lo que es un tensor. Recalcam os en el capítulo 30 que las propiedades de sustancias cristalinas son diferentes en direcciones diferentes -d ecim os que son anisótropas-. L a variación del m om ento dipolar inducido con la dirección del cam po eléctrico aplicado es sólo un ejem plo, el que usarem os com o nuestro ejemplo de tensor. D igam os que p a ra una dirección determ inada del cam po eléctrico, el momento dipolar inducido P p o r uni dad de volumen es proporcionaJ a ía intensidad del cam po E aplicado. (Es u na buena aproxim ación p a ra m uchas sustancias si E no es muy grande.) L lam arem os a a la constante de proporcionalidad*. Q uerem os a h ora considerar sustancias en las que a depende de la dirección del cam po aplicado, com o por ejemplo en cristales como ia calcita, que form an im ágenes dobles cuand o miramos a través de ellos. Supongan que en un cristal particular e ncontram os que un cam po eléctrico E¡ en la dirección x produce la polarización P, en la dirección x. Luego encontram os que un cam po eléctrico E j en la dirección y , de la m ism a intensidad que E ,, produce u na polarización diferente P j en la dirección y. ¿Qué ocurriría si pusiéram os un c am po eléctrico a 45'^? Bueno, es una superposición de dos cam p os, según x y según y , así que la polarización P será la sum a vectorial de P, y P j, com o m uestra la fi gura 31-l(a). La polarización ya no está en la misma dirección que el cam po eléctri co. Se d a rá n cuenta cóm o puede ocurrir error. Puede que haya cargas que se pueden mover fàcilmente hacia arriba y hacia abajo, pero son dem asiado tiesas p a ra movi mientos laterales. C u ando se aplica una fuerza a 45°, las
En el capitulo 10 seguimos la convención habitual y escribimos P = €^xE y llamamos ;ptibilidad” a (“ji’’)· Aquí será más conveniente usar una soia letra, de modo que escribimos a en vez de Para dieléctricos isótropos, a = donde k es la cons tante dieléctrica (ver sección 10-4).
carg as se mueven m ás hacia arriba que hacia e! costado. Los desplazam ientos no e stán en la dirección de la fuerza externa porque hay fuerzas elásticas internas asimétricas. P o r supuesto, 45° no tienen nada de especial. Es de validez general que la pola rización inducida de un cristal no esté en la dirección del cam po eléctrico. En nuestro ejemplo anterior tuvim os la “ su erte” de elegir nuestros ejes x e y de modo que P estuviera segiln E tanto para la dirección x com o p ara la y. Si se rotara el cristal respecto a los ejes de coordenadas, el cam po eléctrico E j en la dirección y produciría u na polarización P con com ponentes x e y. A nálogam ente, la polariza ción debida a un cam po eléctrico en la dirección x tendría un a com ponente a: y una com ponente y . Entonces la polarización sería com o m uestra la figura 3 I-I(b ), en vez de com o en la parte (a). L a cuestión se pone m ás com phcada -p e r o p ara cualquier cam po E , ei módulo de P sigue siendo proporcional al m ódulo de E.
Tratem o s a ho ra el caso general de u na oríentación arb itraria de un cristal respecto a los ejes de coordenadas. U n cam po eléctrico en la dirección x p roducirá una pola rización P con com ponentes x . y y z ; podemos escribir P, -
Py =
P,
- a,^E^.
(31.1)
T o d o lo que estam os diciendo aqui es que si el cam po eléctrico está en la direc ción X, la polarización no tiene por qué estar en la misma dirección, sino que puede te ner com ponentes x , y y z - c a d a una proporcional a E¿~. Llam arem os y respectivam ente, a estas constantes de proporcionalidad. (L a prim era le tra nos dice a qué com ponente de P se refiere y la última indica la dirección dei cam po eléctrico.)
áy^
A nálogam ente, podemos escribir p ara un cam po en la dirección y: P, =
Py = ayyEy,
P,
= a.yEy-
(31.2)
Py = ay,E,,
P,
= a,,E ,.
(31.3)
y p a ra un cam po en la dirección z, P. =
A ho ra bien, hem os dicho que la polarización depende linealm ente de los campos, así que hay un cam po eléctrico E que tiene com ponentes x e y , \sícom ponente x de P que resulta será la sum a de las dos de las ecuaciones (31.1) y (31.2). Si E tiene com ponentes según x, y y z, las componentes de P que resultan serán la sum a de las tres contribuciones que aparecen en las ecuaciones (31.1), (31.2) y (31.3). En otras palab ras, P estará dado por P. =
+ a^yEy + a ,,E ,,
Py = ay^E, + ayyEy ^
(3L4)
P , = a ,^E , + a.yEy + a,,E „ El com portam iento dieléctrico del cristal está descrito entonces completam ente po r ias nueve cantidades a las que podem os representar con el sím bolo q-,·,.
a^y,
(Los subíndices i y J indican cualquiera de las tres letras posibles y y z.) Cualquier campo eléctrico arbitrario E se puede descomponer en tres com ponentes Ey y E /, a partir de ellas podemos usar las a¡j para hallar Py y P^, que dan c onjunta mente la polarización total P. El conjunto de nueve coeficientes a,: se llama tensor - e n este caso, tensor de poiarizabilidad-. Tal como decim os que 1os tres números (E.^, Ey, E J “ form an el vector E ” , decim os que los nueve núm eros “ for m an el tensor a,,·” .
31-2
C óm o transform ar ias com ponentes de un tensor
Saben que c uando pasam os a un sistema diferente de coordenadas x', y ' y z', las com ponentes E ^ , E y y E^· del vector serán com pletam ente diferentes --como lo serán también las componentes Porlo la n to,to do s los coeficientesa,^ serán diferentes en un sistema de coordenadas diferente. D e hecho, pueden ver cómo tienen que cam biar las a al cam biar las componentes de E y de P de la m anera apropiada, porque si describim os el mismo cam po eléctrico físico en el nuevo sistema de coor denadas debemos obtener la misma polarización. En cualquier sistema nuevo de c oor denada, P^ es una com binación lineal de P ^ Py y P¡
P.'
-
aP^
-f
bPy
f
y análogamente para las otras componentes. Si sustituyen Py y P , por sus expre siones en térm inos de las E , utilizando la ecuación (31.4), obtienen Px· = a{a^^E^ + a^^Ey 4 + bioCy^E, + ayyEy + ~ ■
+ ■■■) .
L uego escriben E¡^ Ey y E^ en térm inos de E ^ , Ey· y E / , por ejemplo, = a'E:,' + b'Ey> + c'E ,', donde a', b’ y c' están relacionadas con a, b y c pero no son iguales a eilas. Así pues, tienen P ^ expresada en térm inos de las com ponentes E ¿, E y y £·^.; es decir, tienen los nuevos o:¿y. Es un enredo, pero totalmente directo. C uan do hablam os de cam biar los ejes estam os suponiendo que el cristal se que da quieto en el espacio. Si se rotara el cristal con los ejes, los a no cam biarían, inversam ente, si se cam biara la orientación del cristal respecto a los ejes tendríamos un nuevo c onjunto de a . Pero si se las conoce para una orientación cualquiera del cristal, se las puede hallar para cualquier otra orientación mediante la transfor m ación que acabam os de describir. En otras palabras, la propiedad dieléctrica de un crístal queda descrita completamente dando las com ponentes del tensor de polarización respecto a cualquier sistema de ejes elegido arbitrariam ente. T al como podemos asociar un vector velocidad v = (v^, v^, con una partícula, sabiendo que las tres com ponentes cam biarán de cierta m anera d eterm inada si cambiamos nuestros ejes de coordenadas, así también podemos asociar con un cristal
su tensor de polanzación a· y cuyas nueve com ponentes se transform arán de ciertam anera determ inada si se cam bia el sistema de coordenadas. La relación entre F y E escrita en la ecuación (3L 4) se puede poner en la nota ción m ás com pacta; P. = T , ‘>-uE„
(31.5)
donde se sobrentiende que i representa >■ o z y la sum a se to m a sobre j ~ x , y y z. Se han inventado m uchas notaciones especiales para tratar los tensores, pero cada una de ellas es conveniente sólo p ara una clase lim itada de problem as. U na conven ción com ún es omitir el signo de sum a ( i') en la ecuación (31.5), dejando sobren tendido que siempre que aparezca dos veces el mismo subíndice (/' aquí), se debe sum ar sobre ese índice. Com o usarem os tensores muy poco, no nos molestaremos en ado ptar ninguna de esas notaciones o convenciones especiales.
3S-3
Ef elipsoide de energía
A h ora queremos adquirir cierta experiencia con tensores. Supongan que hace m os esta pregunta interesante; ¿cuánta energia se necesita para polarizar el cristal 12 por unidad de vo (adem ás de la energia del cam po eléctrico que sabemoe es lumen)? Consideren por un m om ento las cargas; atóm jcas que se están desplazando. El trab ajo realizado al desplazar la carga una distancia d x es qE ^ d x y si hay N cargas por unidad de vohim en, el trabajo realizado es qE J\¡ dx. Pero q N d x es la variación dP^ del m om ento dipolar por unidad de volumen. Por lo tan to, la energia necesaria p o r unidad de volumen es E^ dP^. C om binando el trabajo correspondiente a las tres com ponentes del cam po, se en cuentra que el trabajo por unidad de volumen es
Com o el módulo de P es proporcional a E, el trabajo realizado por unidad de volu men para llevar la polarización desde cero hasta P es ta integral de E · dF. Llamando Up a este trab a jo “^, escribim os up = 1¡E‘ P =
(31.6)
A ho ra bien, podem os expresar P en términos de E mediante la ecuación (31.5) y tenem os que “í- =
(31.7)
La densidad de energia u pes un número independiente de los ejes escogidos, así que es un escalar. Un tensor liene entonces la propiedad de que c uando se lo sum a sobre un índice
(con un vector), da un nuevo vector; y cuando se lo sun:ia sobre am bos índices (con dos vectores), da un escalar. En realidad, a y se debería llam ar “ tensor de segundo ran g o ” , p orque tiene dos índices. Un vector - co n un ín dice- es un tensor de primer rango y un escalar -sin índ ices- es ua tensor de rango cero. Asi pues, decim os que el cam po eléctrico E es un tensor de primer rango y que la densidad de energía Up es un tensor de rango cero. Es posible extender el concepto de tensor a tres o m ás índices, haciendo ten sores de rango superior al segundo. Los subíndices del tensor de polarización recorren tres valores posibles - s o n tensores en tres d im ensiones-. L os m atem áticos consideran tensores en cuatro , cinco o más dim ensiones. Ya hem os usado un tensor cuadridim ensional en nuestra descripción relativista dei cam po electromagnético (capítulo 26). El tensor de polarización (x¡j tiene la interesante propiedad de que es simétrico, es decir, a^y = ay^ y lo mismo p a ra cualquier par de índices. (Se trata de una pro piedad fís ica de un cristal real y no vale necesariam ente para todos los tensores.) Se puede dem ostrar por si mismo que esto debe ser .:ierto calculando la variación de energía de un cristal en el ciclo siguiente: ( l) apliquen un cam po en la dirección x ; (2) apliquen un cam po en la dirección y , (3) suprim an el cam po según x; (4) suprim an el cam po según y. El cristal se encuentra donde empezó y el trabajo resul ta n te realizado sobre la polarización debe ser cero. Sin em bargo, pueden dem ostrar que p ara que esto sea cierto, a^y debe ser igual a P o r supuesto que se puede hacer et mismo razonam iento p ara etc. Por lo ta n to, el tensor de polarización es sim étrico. Esto significa ta m bién que se puede medir el tensor de polarización midiendo sim plemente la energia necesaria para polarizar el cristal en diversas direcciones. Supongan que aplicam os un cam po E con com ponentes x e y únicam ente; luego, conform e a la ecuación (3 L 7 ), up = i [ « „ E j + ( a „ +
(31.8)
C on sólo podem os determ inar con Ey sólo podem os determ inar a ^ ; con E x y Ey obtenem os una energia adicional debida al té rm ino con ( a ^ -i- a . J . Com o a„ y son iguales, este térm ino es 2a^y y se lo puede relacionar con la energía.
Fig. 31-2. Lugar geométrico del vec tor E = (£^, Eyi que da una energía de polarización constante.
L a expresión de la energia (3 L 8 ) tiene una linda interpretación geométrica. Su pongan que preguntam os qué cam pos y E ^ corresponden a una densidad de energia determ in ada -H q, dig a m o s- Es sencillamente ei problem a m atemático de resolver la ecuación + la,y E.,E„ -f <^yyEl - 2 uoSe trata de una ecuación cuadrática, asi que si representam os y Ey, las soluciones de esta ecuación son puntos que están sobre una elipse (Fig, 31 -2). (Tiene que ser una elipse y no una parábola o una hipérbola, porque p a ra cualquier cam po la energia siem pre es positiva y finita.) El vector E de com ponente E^ y Ey se puede dibujar desde el origen hasta la elipse. A sí pues, esa “ elipse de energia” es una buena m anera de “ visuali z a r ” el tensor de polarización. Si a h ora generalizamos para incluir las tres com ponentes, el vector eléctrico E en cualquie r dirección necesaria p ara dar una unidad de densidad de energía, da un punto que estará sobre la superficie de un elipsoide, com o m uestra la figura 31-3. La form a de este elipsoide de energia constante caracteriza unívocam ente el tensor de poiariza bilidad.
A h ora bien, un elipsoide tiene la propiedad interesante de que siempre se ío puede describir dando ias direcciones de tres “ ejes principales" y los diámetros de cada una de las elipses según estos ejes. Los “ ejes principales” so n las direcciones de los diám etros m ás largo y más corto y la dirección perpendicular a ambos. E stán indicados con los ejes a, è y c en la figura 31-3. C on respecto a estos ejes, ei elipsoide tiene la e cuación particularm ente simple daaEa + dbbEl -f- «cc-^c = 2 uq. A si pues, con respecto a estos ejes, el lensor dieléctrico tiene ùnicam ente tres com po nentes no nulas: y Es decir, cualquiera que sea la complicación del cristal, siempre es posible elegir un sisíema de ejes (no necesariamente los ejes cristalinos) para los cuales el tensor de polarización tiene únicam ente tres componentes. En este sistema de ejes, la ecuación (31.4) se convierte sim plemente en Pa = C^aaEa,
P» = C^hhE,,
P, =
(3L9)
U n cam po eléctrico según cualquiera de los ejes principales produce una polarización según el mismo eje, pero naturalm ente, los coeficientes correspondientes a los tres ejes pueden ser diferentes.
A m enudo se describe un tensor dando i tabla dentro de un par de co rchetes:
i lista de los nueve coeficientes t
Pa ra los ejes principales a, b y c sólo los térm inos diagonales son distintos de cero; deci mos entonccs que “el tensor es diagonal El tensor completo es
O Lo im portante es que cualquier tensor de polarización (en realidad cualquier tensor si métrico de segundo rango en cualquier núm ero de dim ensiones) se puede poner en esta form a eligiendo convenientemente un conjunto de ejes de c oordenadas. Si los tres elementos del tensor de polarización en form a diagonal son iguales, es de(31.12) el elipsoide de energia se convierte en una esfera y la polarización e direcciones. El material es isótropo. En notación tensorial:
en todas
E sto significa, naturalmen
A m enudo se llama “ delta de K ronecker” al tensor 5,· . Pueden divertirse dem ostrando que el tensor (31.14) tiene exactam ente la misma form a si pasan a otro sistema de c oor denadas cartesiano. El tensor de polarización (3 i . 13) da
lo cual significa lo m ismo que nuestro viejo resultado para dieléctricos isótropos: P = aE. L a form a y la orientación del elipsoide de polarización se puede relacionar a veces con las propiedades de sim etria del crista!. H em os dicho en el capitulo 30 que hay 230 posibles sim etrías internas diferentes de una red tridim ensional
y que para m uchos fines se las puede agrupar convenientemente en siete clases, según la forma de ta celda unitaria. A hora bien, el elipsoide de poiarizabilidad debe compartir las sim etrias geométricas internas det cristal. Por ejem pio, un cristal triclínico tiene baja sim etría -el elipsoide de poiarizabilidad tend rá ejes desiguales y su orientación no estará en general alineada con los ejes cristalinos-. Po r otra parte, un cristal monoclínico tiene la propiedad de que sus propiedades no cam bian si el cristal se rola 180° alre dedor de un eje. A sí pues, el tensor de polarización debe transform arse en sí mismo después de una rotación de 180°. Esto puede ocurrir únicam ente si uno de los ejes del elipsoide está en la misma dirección que el eje de sim etría del crista!. Por lo demás, ia orientación y las dimensiones del elipsoide no están restringidas.
En un cristal ortorróm bico los ejes dei elipsoide deben c orresponder a los ejes crista linos, porque u na rotación de 180^ alrededor de cualquiera de los tres ejes repite la misma red. Si vamos a un cristal te tragonal, el elipsoide debe tener !a misma sim etría, así que debe tener dos diám etros ¡guales. Finalm ente, en un cristal cúbico los tres diámetros del elipsoide deben ser iguales; se convierte en una esfera y la poiarizabilidad del cristal es la misma en todas direcciones. H ay un gran juego que consiste en determ inar los tipos posibles de tensores para to d as las sim etrias posibles de un cristal. Se llam a análisis por “ teoría de grupos” . Pero para el caso simple del tensor de poiarizabilidad, es relativamente fácil ver cuáles deben ser tas relaciones,
31-4
Otros tensores; el tensor de inercia
H ay muchos o tros ejemplos de tensores que ap arecen en física. Por ejemplo, en un metal o en cualquier c onductor se encuentra a menudo que la densidad de co rriente j es aproxim adam ente proporcional al cam po eléctrico E ; la constante de proporcionalidad se Uama conductividad a: j =
O tro ejemplo de tensor físico es el mom ento de inercia. E n el capítulo 18 del vo lumen I vim os que un objeto sólido que rota alrededor de un eje fijo tiene un mo mentum angular L proporcional a la velocidad angular
/o).
P a ra un objeto de form a arbitraria, el m om ento de inercia depende de su orientación respecto al eje de rotación. Por ejemplo, un bloque rectangular te ndrá momentos diferentes según c ad a uno de sus tres ejes ortogonales. A h o ra bien, la velocidad an gular y el m om entum angular L son vectores. Son paralelos para rotaciones alre dedor de uno de los ejes
de sim etria. Pero si el m om ento de inercia es diferente p a ra los tres ejes principales, y L no están, en general, en la m isma dirección (ver Fig. 31-4). E stán relaciona dos de una m an era análoga a la relación entre E y P. En general, debem os escribir L, -
+ 4.0 ),,
Ly =
+ íyyi^y + Iy,<^.,
(3Í.16)
+ l^yO>y + hz(^z· L os nueve coeficientes /,y se llaman tensor de inercia. Siguiendo la analogía con la polarización, la energía cinética p a ra cualquier m om entum a ngular tiene que ser cierta form a cuadrática en las com ponentes co^ y co^: EC = i X ;
(3 1 ·!'')
Podem os u sar la energía p a ra definir el elipsoide de inercia. Tam bién podem os usar argum entos energéticos p a ra dem ostrar que el tensor es sim étrico - q u e I¡j — lj¡.
Fig. 31-4. El momentum angular L ,e un objeto sólido en general no es para3lo a su velocidad angular co. Se puede calcular el tensor de inercia de un cuerpo rígido si se conoce su form a. Sólo necesitam os escribir la energía cinética total de todas las partículas del cuerpo. y la energía U na particula de m asa m y velocidad v tiene la energía cinética cinética total es sim plemente la sum a
sobre todas las partículas del cuerpo. L a velocidad v de cada partícula está relacio n ad a con la velocidad angular co del cuerpo sólido. Supongam os que el cuerpo está rotand o alrededor de su centro de m asa, que suponem os en reposo. E ntonces, sí r es el desplazam iento de una particula respecto al centro de m asa, su velocidad v está d ada p o r co x t. Asi pues, la energia cinética total es EC = X ; é m (» X r f . T o d o lo que tenem os que h acer ah ora es escribir explícitamente oj ac de las laa com 1-uiiipuiiciiLc.s ponentes cOy, co¡ y ^x, y, z, y c o m p arar ei resultado ujy, (31.17); hallamos identificando
(31.18)
térm inos. H aciendo las operaciones algebraicas, escribim os (ío X r f = (co X Ox + (t^ X = (w,z -
+ (co X r f
-1- (c.,x ^ o,:,z)^ + (w,;- -
= + o)yZ^ — líúyU^zy +
+ oíly^ — lo^xíúyyx + WyX^. Multiplicando esta ecuación por m / 2 , sum ando sobre todas las particulas y com pa rand o con la ecuación (31.17), vemos que por ejemplo, está dado por /„ =
m{y'‘
z^).
E sta es la fórm ula que obtuvim os antes (capitulo 19, vol. I) para el m om ento de inercia de un cuerpo respecto al eje x. Com o r^ = x'^ + y^ z^, tam bién podemos escribir este término en la forma h x = mir'^ - x % C alculando todos los otros térm inos, se puede escribir el tensor de inercia en la form a V - x^ ) - L m x ;. - T. m y x Y, —y“ ^) — m yz - T. m zx - Y ,m z y Z m (r^ - z^)_ Si quieren, pueden escribirlo en “ notación tensorial” : l . i = Y , m(r^ S„ -
r,r¡).
(31.20)
donde las r¡ son las com ponentes {x, y, z) del vector posición L significa sum a sobre todas las particulas. El mom ento de inercia es entonces un tensor de segundo rango c u yo s térm inos son una. propiedad dei cuerpo y que rela ciona L con fx; por medio de (31.21 ) ; Para un cuerpo de forma cualquiera podemos bailar el elipsoide de inercia y, por lo la m o , los tres ejes principales. Referido a estos ejes, ei tensor será diagonal, asi que para cualquier objeto siempre hay tres ejes ortogonales p ara los cuales la velo cidad angular y el m om entum angular son paralelos. Se llaman ejes principales de
31-5
El producto vectorial
D ebemos señalar que hem os estado usando tensores de segundo rango desde e capitulo 20 del volumen I. D efinim os alli un “ torque en un p lano” , tal com o x^y, po medio de Try = xF,j - yF^.
de una
Generalizando a tres dimensiones, escribimos T,,. = nF ¡ -
r.F..
(31.22)
La cantidad r¡j es un tensor de segundo rango. U n a m anera de verlo es combinando Ty con algún vector, digamos con el versor e, conform e a
Si esta cantidad es un vecior, i:¡j se transform a como un tensor - e s nuestra defini ción de te n so r- Reem plazando t ¡¡ tenemos
= r,{F ■ e) -
(y ■ e)F„
Com o los productos escalares son escalares, los dos térm inos del segundo miembro son vectores y, por lo tanto, su diferencia. Asi pues, r¡j es un tensor, P e ro Tj es una clase especial de tensor; es antisimétrico., es decir,
y Pudimos dem ostrar asi que sólo liene tres términos distintos de ;ero; en el capítulo 2 0 del volumen I que estos ■ res térm inos se transform an, casi “ por casualidad” , como las tres componentes de u 1 vector, asi que pudimos definir r = ( r ., T „ T .) = Decimos “ por casualidad” porque sucede únicam ente en tres dimensiones. En cuatro dimensiones, por ejemplo, un tensor antisim étrico de segundo rango tiene seis térm i nos no nulos y, por lo tanto, no se puede reem plazar por un vector de cuatro com ponentes. Tal como el vecior axia! t = r x F es un tensor, también lo es to do producto vectorial de dos vectores polares - s e aplican los mismos razo nam iento s-. Sin em bar go, por suerte se los puede representar también por vectores (en realidad seudovectores), asi que nuestra m atem ática nos ha resultado más fácil. M atem áticamente, si a y b son dos vectores cualesquiera, las nueve cantidades a ^ j form an un tensor (aunque puede que no tengan ninguna utilidad física). P or lo ta nto, para el vector r, r^rj es un tensor, y cóm o d ¡j también lo es, vemos que el se gundo miembro de la ecuación (31.20) es realm ente un tensor. A nálogamente, la ecuación (31.22) es un tensor, ya que ios dos términos del segundo miembro son tensores. 31-6
El tensor de esfuerzos
Los tensores sim étricos que hemos descrito hasta a hora surgieron como coeficienies que relacionaban un vector con otro. Exam inem os aho ra un tensor que tiene un significado físico diferente: el tensor de esfuerzos. Supongan que tenem os un objeto sóüdo
con diversas fuerzas a ctuando sobre él. Decimos que ha y diversos “esfuerzos'’ den tro de él, con lo cual querem os dar a entender que hay fuerzas internas entre partes vecinas del material. H em os hablado un poco de esos esfuerzos en un caso bidim en sional al considerar la tensión superficial en un diafragm a tenso en !a sección 12-3. V eremos aho ra que ias fuerzas internas en el m aterial de un cuerpo tridim ensional se pueden describir en térm inos de un tensor. Consideren un cuerpo de cierto m aterial elàstico - u n bloque de gelatina, diga m o s-. Si hacem os un corte en el bloque, el materia! que e stá a c ad a lado del corte se desplazará, en general, debido a las fuerzas internas. A ntes de que se hiciera e! corte, tiene que haber habido fuerzas entre las dos partes del bloque que mantenían e! m aterial en su lugar; podemos definir ios esfuerzos en térm inos de estas fuerzas. Supongan que consideram os un plano imaginario perpendicular al eje x —com o el plano a en la figura 3 1 -5 - y buscam os la fuerza sobre un área pequeña A y A z en este plano. El m aterial que está a la izquierda del área ejerce una fuerza A F , sobre el m aterial que está a la derecha, com o m uestra la parte (b) de la figura. E stá, n a turalm ente, la fuerza opuesta - A F , de reacción ejercida sobre el material que se encuentra a la izquierda de la superficie. Si el área es suficientemente chica, es de esperar que la fuerza A F , sea p ropo'::ional ai área A v A z .
Fig. 31-5. El material que está a la iz quierda del plano a ejerce a través del área la fuerza 4F , sobre el material que está a la derecha del plano.
Ya están familiarizados con un tipo de esfuerzo: la presión en un liquido está tico. Alli la fuerza es igual a la presión por el área y es perpendicular al elemento de superficie. E n los sólidos - y también en los líquidos viscosos en m ovim ientola fuerza no es necesariamente perpendicular a la superficie; hay fuerzas de corle adem ás de las presiones {positivas o negativas). (P o r fuerzas “ de c orte ” entendemos las com ponentes tangenciales de la fuerza sobre la superficie.) H ay que to m ar en cuenta las tres com ponentes de la fuerza. N oten que si hacem os el corte en un plano con o tra orientación, las fuerzas serán diferentes. U n a descripción com pleta del es fuerzo interno requiere un tensor. Definim os el tensor de esfuerzos de ia siguiente m anera: im aginamos prim ero un corte perpendicular al eje x y descom ponem os la fuerza A F , sobre el corte en sus tres com ponentes AFj^^, AFy^, ziF^i, com o en la figura 31-6. L lam am os , S y^y S al cociente de
Fig. 31-6, La fuerza AF, sobre un ele mento de área perpendicular al e descompone en tres componentes
estas fuerzas con el área A y A z . Por ejemplo,
El prim er índice j' se refiere a la dirección de ta com ponente de ta fuerza; el segundo índice x a la norm al al área. Si lo desean, pueden designar el área A y A z por lo cual significa un elemento de área perpendicular a x. Luego,
En seguida im aginam os un corte perpendicular al eje y. En una pequeña área A x A z habrá una fuerza z iF j. Nuevamente descom ponem os esta fuerza en tres c om ponen tes, como m uestra la figura 31-7, y defmimos las tres com ponentes del esfuerzo.
Fig. 31-7. La fuerza sobre un elemende área perpendicular a y descompuessn tres componentes cartesianas.
Sxy, Syy, S^y, corno la fuerza por unidad de ái hacem os un corte imaginario perpendicular a S xz· ^yz y ^ zz- T enem os así los nueve núm eros
en las tres direcciones. Finalm ente, y defmimos las tres com ponentes
D em ostrem os ahora que estos nueve núm eros son suficientes para describir com pletamente el estado interno de esfuerzo, y que 5 ,y es realm ente un tensor. Supongan que queremos saber cuál es la fuerza sobre una superficie orientada a un ángulo a r bitrario. ¿Podem os hallaría a partir de S¡j^ Si, de la m anera siguiente: im aginamos una pequeña figura sóUda que tiene una cara N sobre la nueva superficie y las otras c aras paralelas a los ejes de coordenadas. Si ocurriese que la c ara N fuera perpen dicular al eje Z , te ndríam os la pieza triangular m ostrada en la figura 31-8. (Es un caso algo especial, pero ilustrará suficientemente bien el método general.) A hora bien, las fuerzas de esfuerzo sobre el pequeño triángulo sólido de la figura 31-8 están en equilibrio (por lo menos en el limite de dimensiones infinitesimales), asi que la fuerza total sobre ella debe ser cero. Sabem os cuáles son las fuerzas sobre las caras paralelas a los ejes de coordenadas directam ente a partir de S^. Su sum a vectorial debe igualar la fuerza sobre la cara N , asi que podemos expresar esta fuerza en términos·, de S¡j.
Fig, 31-8. Descomposición de la fuer9 sobre la cara /V (cuyo versor normal SSí). N uestra hipótesis de que las fuerzas superficiales sobre el pequeño volumen triangular están en equilibrio, deja de lado cualesquiera otras fuerzas de volumen que pueda hab er, tal como la gravedad o las seudofuerzas si nuestro sistema de coordenados no es inercial. Observen, sin em bargo, que esas fuerzas de volumen serán proporcionales al volumen del pequeño triángulo y, por lo tanto , a A x A y á z m ientras que todas las fuerzas superficiales son proporcionales a las áreas tales com o A x á y , A y A z , etc. A si pues, si hacem os la escala de la cuña suficientemente pequeña, siempre se puede despreciar las fuerzas de volumen frente a las fuerzas superficiales. Sum emos ah ora las fuerzas que actúan sobre la pequeña cuña. T om em os prim e ro ia com ponente x, que es la sum a de cinco partes - u n a por cada c a r a - No obs ta nte, si z es suficientemente chica, las fuerzas sobre las caras triangulares (perpendiculares al eje z) serán iguales y opuestas, asi que podemos olvidarías. La com ponente x de la fuerza sobre ia base r AF x 2 =
La componente x de la fuerza sobre ei rectángulo vertical es
E stas dos deben ser iguales a la com ponente x de la fuerza hacia afuera sobre la c ara N. Llam am os nal versor norm al a la c ara /V y F„ a la fuerza sobre la misma; tenem os entonces AF^„ = S ,, A_f Az +
Ax Az.
L a com ponente x, ■S'^^ del esfuerzo a través de este plano es igual a por el área, que es A x^ + ~Ky^, o sea
dividida
A ho ra bien, A x ¡ \ / A x ^ + Ay^ es el coseno del ángulo 9 entre n y el eje y , como m uestra la figura 31-8, a sí que se puede escribir com o tiy, la com ponente y de n. Análogam ente, A y / ^ / A x ^ + A y^ es sen d — Podem os escribir 5 .. =
+ S.yriy.
Si generalizamos a un elemento de superficie arbitrario, obtendrem os 4o en general. s .» = E
(31-24)
Podemos hallar la fuerza sobre cualquier elemento de superficie en térm inos de los S¿j, asi que el mismo describe completam ente el estado de te nsión interna del m a terial. L a ecuación (31.24) dice que el tensor S^j relaciona la fuerza S„ con el versor n, tal como relaciona P con E. Com o n y S„ son vectores, las com ponentes de S ij se deben transform ar como un tensor al cam biar los ejes de coordenadas. P o r lo tan to, Sy-es realm ente un tensor. T am bién podemos dem ostrar que í 'y es un tensor simétrico considerando las fuerzas sobre un pequeño cubo de material. Supongan que tom am os un cubo peque ño con sus caras paralelas a nuestros ejes de coordenadas, y lo miramos transversal mente com o m uestra la figura 31-9. Si hacemos que la arista del cubo sea la unidad las com ponentes x e j' de ias fuerzas sobre las caras perpendiculares a los ejes x e y podrían ser com o m uestra la figura. Si el cubo es pequeño los esfuerzos no c bian m ucho de un lado del cubo al opuesto, así que las com ponentes de las fuerzas iguales y opuestas, como se muestra. A ho ra bien, no debe haber ningún torque sobre el cubo, o de lo contrario em pezaría a girar. El torque total respecto al centro es ( S , , x - S x ^ (por la arista del cubo que vale uno), y com o el total es cero, S y ^ e s igual a 5";^ y el tensor de esfuerzos es simétrico. Com o Sij es un tensor sim étrico se lo puede describir con un elipsoide que tendrá (.res ejes principales. Para superficies normales a estos ejes los esfuerzos son particularm ente simples: corresponden a tirar o presionar perpendicularmente a las superficies.
N o hay fuerzas de corte según estas caras. Pa ra cualquier esfuerzo, siempre podemos elegir nqestros ejes de m odo que ias com ponentes de corte sean cero. Si el elipsoide es una esfera, hay únicam ente fuerzas norm ales er. cualquier dirección. E sto corresponde a la presión hidrostática, el tensor es diagonal y las tres com ponentes son iguales; de hecho, son iguales a la presión p. Podem os describir Sij = phij
(31,25)
El tensor de esfuerzos - y también su elipsoide- v ariará en general de punto a pun to en un bloque de material; para describir todo el bloque es necesario dar el valor de c ad a com ponente de S y en función de la posición. Por lo tanto, el tensor de esfuer zos es un campo. H em os tenido campos escalares, tal com o la te m peratura T(x, y, z), que d a n un núm ero p a ra c ada punto de! espacio, y campos vectoriales como E{x,y,zJ que dan tres números para cada punto. A hora tenem os un campo tensorial que da nueve núm eros para cada punto del espacio - o realm ente seis para el tensor simétrico Sjj. U na descripción com pleta de las fuerzas internas que hay en un sólido arbitraria mente deform ado requiere seis funciones á t x, y y z.
38-7
T ensores de rango superior
El tensor de esfuerzos S,y describe las fuerzas internas de la materia. Si el mate rial es elástico, es conveniente describir las deform aciones internas en términos de otro tensor T¡j -lla m ad o tensor de deform aciones. Pa ra un objeto simple com o una b arra de metal, saben que la variación A L de longitud es aproxim adam ente propor cional a la fuerza y decim os que obedece la ley de H ooke: = iF .
Pa ra un cuerpo sólido elástico con deform aciones arbitrarias, la d eform ación espe cífica T¡j está relacionada con el esfuerzo S¡j a través del con jun to de ecuaciones lineales: T„ (31.26) Saben ad em ás que la energia potencial de un resorte (o de una b a rra) es = ¿Y fl L a generalización correspondiente a ia densida d de energia elástica de un cuerpo sólido es = Y (31.27) ijkl L a descripción com pleta de las propiedades elásticas de un cristal debe e star dada en térm inos de los coeficientes y¡j¡^¡. E sto nos introduce un nuevo avechucho. Es un tensor de cuarto rango. C om o cada índice puede asum ir cualquiera de los tres va lores X, y , z, hay 3“^ = 81 coeficientes. Pero en realidad sólo hay 21 núm eros dife rentes. E n prim er lugar, com o 5,y es sim étrico, sóio tiene seis valores diferentes y sólo se necesitan 36 coeficientes diferentes en la ecuación (31.27). Pero adem ás se puede intercam biar S¡j con 5*./ sin cam biar Ía energía, asi que y¡jki debe se r simétrico ai irnercam biar ij y kl. E sío reduce el núm ero de coeficientes diferentes a 2 L Así pues, p a ra describir las propiedades elásticas de un cristal de la sim etria m ás baja posible ¡se necesitan 21 constantes elásticas! Po r supuesto que este núm ero se redu ce p ara cristales de m ayor sim etria. Po r ejem plo, un cristal cúbico tiene sólo tres constantes elásticas y una sustancia isótrop a tiene dos únicam ente. A continuación pueden detectar ta validez de io anterior. ¿C ó m o pueden las com ponentes de y¡ji^¡ ser independientes de la dirección de los ejes, cóm o debe ser si el m aterial es isótropo? R espuesta: pueden ser independientes únic am ente si se las puede expresar en térm inos del tensor 8¡j. H a y dos expresiones posibles, 8¡j Sj^j y S¡i^ Sj¡ + S¡¡ Sjk, que tienen la sim etria requerida, así que y¡ji^¡ debe ser un a co m b in a ción lineal de ellas. E n consecuencia, p a ra materiales isótropos, yijki = Íi(áíj5t¡) +
+ SiiSjk),
y para describir las propiedades elásticas del m aterial se necesitan dos constantes elásticas; a y ¿?. Les dejam os la dem ostración de que un cristal c úbico sólo necesita tres. C o m o ejemplo fmal, esta vez de un tensor de tercer rang o, tenem os el efecto piezoeléctricü. Lfn cristal som etido a esfuerzos genera un cam po eléctrico prop orcio nal al esfuerzo; p o r lo tan to, la i ' ■Ei = i ; Piii.Sik, donde E¡ es e) cam po eléctrico y Jos son los coefícieníes piezoeléctricos - o ten sor piezoeléctrico--. ¿Son capaces de dem ostrar que si el cristal tiene un centro de inversión (es invariante frente a x , y, z ~x, - y , - z ) los coeficientes piezoeléctricos son todos nulos?
3H-8
ES c u ad riíe u so r de momemitum elecírom ag néíico
T odos los tensores que hem os considerado ha sta a h ora en este capítulo están referidos a ias tres dim ensiones del espacio; están definidos p or ciertas propiedades de transform ación frente a rotaciones espaciales. E n el capitulo 26 tuvim os o portu nidad de usar un tensor en las cuatro dim ensiones del espacio-tiempo relativista -el tensor de cam po electromagnético L as com ponentes de un cuadritensor tal se transform an frente a un a transform ación de L orentz de las coordenadas en una for ma especial que hallamos. (A unque no lo hicim os asi, podríam os haber considerado ia transform ación de L orentz com o una “ rotación ” en un “ espacio” cuadridimensio nal llamado espacio de M inkow ski; entonces la analogia con lo que estam os hacien d o aquí h ab ría sido m ás patente.) , C om o último ejemplo queremos considerar otro tensor en las cuatro dimensiones (í, X, y, z) de la teoria de la relatividad. AI escribir e! tensor de esfuerzos, definimos S¡j com o la com ponente de una fuerza sobre una unidad de área. Pero una fuerza es igual a ia d e riva da del m o m e n tu m resp ecto al tiem po. E n con sec u en c ia,e n vez de decir que “ 5 ^ es la com ponente x de la fuerza sobre una unidad de área perpendicular a y ’\ podríam os decir igualm ente bien: "S^y es la rapidez con que fluye la com po nente X del m om entum a través de una unidad de área perpendicular a y ”. E n otras palabras, cada térm ino de S¡j representa tam bién el flujo de la com ponente i del m om entum a través de u n a unidad de área perpendicular a la dirección J. Estas son c o m po n en tes p uram en te espaciales, pero son pa rte de un te n so r “ m ás am p lio ” en cuatro dimensiones (/U y v = í, x, y, z) que contiene com ponentes adicionales tales com o S¡x, Sy,, 5,^, etc. T ratarem os a ho ra de encon trar el significado fisico de estas com ponentes adicionales. Sabemos que las com ponentes espaciales representan flujo de m omentum. Pode m os tener un a indicación de cóm o extender esto a la dimensión tem poral estudiando otro tipo de “ flujo” ; el flujo de carga eléctríca. Pa ra la cantidad escalar carga, la rapidez de flujo (por unidad de á rea perpendicular al flujo) es un vector espacial: el vector densidad de corriente j. H em os visto que la com ponente tem poral de este vector de flujo es la densidad de lo que está fluyendo. Por ejemplo, se puede combi n ar j con una com ponente tem poral = p, la densidad de carga, para form ar ei cuadrivector - (p, y); es decir, la ¡j. en asume los valores t, x, y, z para indicar '^deiisidad” , rapidez de flujo en la dirección x , rapidez de flujo según y , rapidez de flujo según z ” de la carga escalar. A h ora bien, por analogía con lo que acabam os de decir sobre la componente tem poral del flujo de una cantidad escalar, sería de esperar que si y 5^^ describen el flujo de la com ponente x del m om enium , tendría que hab er un a com po nente te m poral 5 ^ , que sería la densidad de m om entum según x. A sí pues, podemos extender nuestro tensor horizontalm ente p ara incluir una com ponente í. Tenemos
Sxi
= densidad del m om entum según x,
5^
= flujo según x del m om entum según x,
Sj.y
= flujo según y dei m om entum según x, —flujo según z del m om entum según x.
A nálogam ente, p a ra la com ponente y del mom entum tenem os las tres componentes
flujo S y x , Syy,
y, por
isis cuaics debemos agregar un c uarto térm ino: Sy,
= densidad del m om entum según y.
S^i
= densidad del m om entum según z.
S^- agregaríamos
supuesto, a
En cuatro dim ensiones también hay una com ponente t del m om entum que es, com o sabem os, la energia. Asi pues, el tensor S¡j se debe extender verticalm ente con S,y^ Sfy y S donde S
= flujo de energía según
Sfy
= flujo de energia según
S
~ ñujo de energia según z;
(31.28)
es decir, S ,x es el flujo de energia por unidad de área y p o r unidad de tiempo a través de una superficie perpendicular al eje x, etc. Finalm ente, p a ra completar nuestro tensor necesitam os 5",^ que sería la densid ad de energía. H em os extendido nuestro tensor de esfuerzos S¡j en tres dim ensiones al tensor esfuerzo-energía S en cuatro dim ensiones. El índice fi puede asum ir los cuatro valores t, x, y, z, p a ra indi car, respectivam ente, “ densidad” , “ flujo por unidad de área en la dirección x " , “ flujo por unidad de área en la dirección y “ flujo por unidad de área en la direc ción z ” . D e la m isma m anera, v asume los c uatro valores t, x, y, z p ara decim os qué es lo que fluye: “ energía” , “m om entum en la dirección x " , “ m om entum en la dirección y " y “ m om entum en la dirección z ” . Com o por ejem plo, estudiemos este tensor no en la m ateria sino en una región del espacio libre en el que hay un cam po electromagnético. Sabemos que el flujo de energia es el vector de Poynting S = x B, Luego, las com ponentes x , y y z de S son, desde el punto de vista relativista, las com ponentes S ^ y S¡^ de nues tro tensor cuadridimensional de esfuerzo-energía. L a sim etría del tensor S¡, se tras lada a las com ponentes temporales asi que el tensor cuadridim ensional es sim étrico: 5 ,. = 5 .,. (31.29) E n otras palabras, las com ponentes S Sy,, S^p que son las densidades de m om en tum según X, y y z, son iguales a las com ponentes x, y y z del vector de Poynting S, el flu jo de energía - ta i com o ya lo hemos d em ostrado en un capitulo anterior por un razonam iento diferente. Las restantes com ponentes del tensor de esfuerzos electromagnéticos 5^^ se pue den expresar en térm inos de los cam pos eléctrico E y magnético B. Es decir, debemos admitir esfuerzo o, p ara decirlo menos m isteriosamente, flujo de m om en tum en el cam po electromagnético. Estudiam os esto en el capítulo 27 en relación con la ecuación (27.21) pero no lo hicim os en detalle. A los que quieran ejercitar su extraordinaria habilidad en tensores cuadridim ensionales les gustaria ver la fórm ula de en térm inos de los cam pos:
donde las sum as sobre a y ¡i son sobre c, x, y , z pero (com o de costum bre en rela tividad) adoptam os un significado especial p a ra el sím bolo de sum a X y p ara el sím bolo S. Én las sum as los térm inos en x, y , z se deben restar y =; + 1 , mien tras que 8^^.=· 8 ^ · = 3^^ = yS^„ = O p a r a ^ ^ u (c ~ 1 ). ¿Se anim an a verificar q u eda ia densidad de energía S u = (fco/2)(£'^ + B^) y el vector de Poynting 6 gE x B? ¿Pue den dem o strar que en un cam po electrostático con B = O los ejes principales del esñierzo están en la dirección del cam po eléctrico y que hay u na te nsión (e o /2 )£^ en la dirección del cam po y que hay una presión igual en ¡a dirección perpendicular a la del cam po?
32 In d ic e
de re fra c c ió n
de m a te r ia le s d ensos
3 2 -i
P olarización de la m ateria
32-2
Ecuaciones de Maxweil en dieléctrico
32-6 O n das en metales
32-3
O nd as esi un dieléctrico
32-4
El índice com plejo de refracción
32-5
E! ífidice de on a mezcla
un
32-7 A proxim aciones a bajas y altas frecuencias; la p roíundidad de penetración y la frecuencia de plasm a
Referencias: Ver ta b la 32-1
32-1
Polarización de la m ateria
D iscutam os aho ra el fenómeno de la refracción de la luz - y tam bién la absor ción de ia luz— por materiales densos. E n eí capitulo 31 dei voiumen I discutimos la teoria del índice de refracción, pero debido a nuestras habilidades matem áticas lim itadas en ese tiem po, estuvim os restringidos a encon trar ei índice solam ente p ara m ateriales de densidad baja, com o los gases. Sin em bargo, los principios ñsicos que p rodujeron el índice fueron aclarados. Ei cam po eléctrico de la onda de la luz pola riza las moléculas del gas, produciendo m om entos dipolares oscilantes. L a aceleración de las cargas oscüantes radia ondas nuevas del cam po. Este nuevo cam po, interfi riendo con el viejo, produce un cam po distinto que es equivalente a un cam bio de fase de la onda original. D ebido a que eete cambio de fase es p roporcional al espe sor del material, el efecto es equivalente a tener una velocidad de fase diferente en el material. C ua n d o examiivamos el tem a anteriorm ente, despreciam os las compli caciones que se producen debido a efectos tales com o el que las ondas nuevas cam bian los cam pos donde están los dipolos oscilantes. Supusim os que las fuerzas sobre ias cargas de los átom os provenían de las ondas entrantes, c uando en realidad, sus oscilaciones no sólo son producidas por las ondas entrantes sino tam bién por las ondas radiadas de to dos los dem ás átom os. H ubiera sido difícil p a ra nosotros en ese m om ento incluir este efecto, así que estudiam os solam ente los gases enrarecidos, donde tales efectos no son im portantes. A hora, sin em bargo, encontrarem os que es m uy fácil tra ta r el problem a usando las ecuaciones diferenciales. E ste m étodo oscurece el origen físico del índice (com o producido por las ondas re-radiadas interfiriendo con las ondas originales), pero
N uestro írab a jo m este capííislo estará basad o en eS siguseníe material, ya cubierto en capítulos anteriores
Referencia OscDaciones am ortiguadas
Vol. I, cap. 23
Indice de gases
Vol. í, cap. 31
2 6o(o.^ - w2) n = n' — in"
M ovilidad
Voi. I, cap. 41
C onductividad eléctrica
Voi. I, cap. 43
Poiarizabilidad
Voi. II, cap. 10
Ppoi = - V - P
D en tro de los dieléctricos
Vol. U, cap. 11
¿■ioci = £ + -5- P 3fo
h ace que la te oría p a ra materiales densos sea m ucho m ás sencilla. E ste capítulo ju n ta rá un gran núm ero de piezas de nuestro traba jo anterior. H em os tratado prác ticam ente tod as las cuestiones necesarias, asi que ha y realm ente pocas ideas nuevas a introducir. Probablem ente necesiten refrescar la mem oria sobre io que van a nece sitar y p or eUo dam os en la tabla 32-1 u n a lista de las ecuaciones que usaremos, ju n to con u n a referencia del lugar donde se hallan. E n m uchos casos, no tendremos tiem po para insistir de nuevo sobre el razo nam iento de lo físico, sino que simple m ente usarem os las ecuaciones. Em pecem os recordan do el m ecanism o del índice de refracción p a ra u n gas. Su pongan que hay N partículas po r unidad de volum en y que cada partícula se com p o rta com o un oscilador arm ónico. U sam o s un modelo de átom o o molécula en el que el electrón está Hgado con un a fuerza proporcional a su desplazam iento (cumo si el electrón estuviera sujeto en su lu gar p o r un resorte). Recalcam os que éste no era un modelo clásico legítim o de un átom o, pero dem ostrarem os más adelante que la teoria cuántica co rrecta d a resultados equivalentes a este modelo (en casos sencillos). En nuestro tratam iento anterior, no incluim os la posibilidad de una fuerza de am ortiguam iento en los osciladores atóm icos, pero a hora lo harem os. Tal fuerza corresponde a u na resistencia al movim iento, esto es, a una fuerza pro po r cional a la velocidad del electrón. E ntonces la ecuación de movim iento es
F = q^E = m (x -f- "Vi + w^x),
donde x es el desplazam iento paralelo a la dirección de E. (Estam os suponiendo un oscilador isótropo c u ya fuerza restau rad o ra es la m isma en todas direcciones. T am bién estam os tom an do , p or el m om ento, u n a o nd a linealmente polarizada, asi que E no cambia.
de dirección.) Si el cam po eléctrico que actúa sobre el á tom o varia sonoidalmente con el tiempo, escribim os E =
(32.2)
E ntonces el desplazam iento oscilará con la misma frecuencia y podem os suponer
Sustituyendo x = ioxx y x — -co^x, podem os despejar jc en función de E:
-c o '
~
+
+ <
E
(32.3)
C onociendo el desplazam iento, podem os calcinar la aceleración i ' y hallar la onda radiada responsable del índice. E sta fue la manera com o calculamos el indice en el capitulo 31 del volumen I. A h ora, sin em bargo, querem os to m a i una aproxim ación diferente. El mom ento dipolar inducido p de un átom o es q^x o , usando la ecuación (32.3),
^
,-vy
C om o p es p roporcional a E . escribim os p =
(32.5)
donde a se Uama poia rizabilid ad atómica^. C on esta definición, tenem os
gVwgQ_
(32.6
l.,a solución cuántica p a ra los movim ientos de electrones en átom os d a una re s pu esta sim ilar excepto p o r las modificaciones siguientes. f.x)s átom os tienen varias frecuencias naturales, c ada frecuencia con su propia constante de disipación y. T am bién la ‘"intensidad” efectiva de c ad a m odo es diferente, lo cuai podem os repre sen tar multiplicando la poiarizabilidad p a ra cada frecuencia p o r un factor de inten sidad / , que es un núm ero que sería de esperar fuese del o rden de 1. R e presentando los tres parám etros ¿t/, y y / p o r y^ y f¡^ para c ada m od o de oscilación y su m an do sobre los diversos m odos, modificam os la ecuación (32.6) en la form a siguiente:
«o'"
E t
— ---------- r - w " + ¡TiO. + a l t
(32.7)
En todo este capitulo seguiremos la notación del capítulo 31 de! volumen I y repre sentaremos con a la poiarizabilidad atómica definida aquí. En el último capítulo, usamos a para representar la poiarizabilidad de volumen -el cociente entre P y E. En Ja notación de este capitulo P = E a s . ^ (ver Ec. 32.8).
Si N es el nùm ero de átom os por unidad de volumen en el material, la polariza ción P es sim plemente N p — e ^ N a E y es proporcional a E: P = eoNa{w)E.
(32,8)
E n otras palabras, c uando hay un cam po eléctrico senoidal que a ctú a sobre un m a terial, hay un m om ento dipolar inducido por unidad de voiumen que es proporcional a! cam po eléctrico --con u na constante de p roporcionalidad a que, recalcamos, depende de la frecuencia-. A frecuencias m u y altas, a es pequeña; no hay mucha respuesta. A dem ás, la constante de proporcionalidad es un núm ero complejo, io que significa que la polarización no sigue exactam ente al cam po eléctrico, sino que puede estar algo defasada. Sin em bargo, a frecuencias b ajas puede haber una res puesta fueri.e. D e todos m o do s, hay u n a polarización por unidad de voiumen cuyo mòdulo es proporcional a la intensidad del cam po eléctrico.
32-2
Ecuaciotses de Maxwell en im dieiécírico
L a existencia de polarización en la m ateria significa que hay cargas y corrientes de polarización dentro del material, y se debe hacer uso de las ecuaciones de Max well completas p a ra h a ü ar los cam pos. T ratarem os de resolver las ecuaciones de Maxwell esta vez en u na situación donde las carg as y las corrientes no son nulas, com o en el vacio, sino que están da das im pücitam eiúe p o r ei vector polarización. N uestro primer paso es hallar explícitamente la densidad de carga p y la densidad de corriente j, prom ediadas sobre un volumen pequeño del núsm o tam año que tuvi mos en mente ai definir P. Entonces la p y la j que necesitam os se pueden obtener de la polarización. H em os visto en el capítulo 10 que c uando la polarización P varía de un lugar a otro, h a y una densidad de carga dada por Ppoi = - V - P .
(32.9)
P a ra ese entonces estábam os traba ja n do con cam pos estáticos, pero la misma fórm ula también es válida p a ra cam pos que varían con el tiempo. Sin embargo, cuando P varía con el tiem po, hay cargas en movim iento, así que también hay una corriente de polarización. C a d a una de las cargas oscilantes contribuye a una corriente que es igual al p roducto de por su velocidad v. C o n N de tales cargas por unidad de volumen, la densidad de corriente j es í = Nq^v. Com o sabem os que v = d x /d t, entonces j = N q / d x / d t ) , que es precisamente d P /d t. Po r lo tanto, ia densidad de corriente proveniente de la polarización variable es f
■
(32.10)
N uestro probiem a es a ho ra directo y sencillo. Escribimos las ecuaciones de Maxwell con la densidad de carga y la densidad de corríente expresadas en fun ción de P, usando las ecuaciones (32.9) y (32.10). (Suponem os que no hay ninguna o tra corriente ni carg a en. el
m aterial.) Luego relacionam os P con E m ediante la ecuación (32.5) y resolvemos la ecuación para obtener E y B —b u scand o las soluciones ondulatorias. A ntes de llegar a esto, querem os hacer un a acotación histórica. Maxwell escribió originalmente su ecuación en una form a diferente de la que hemos estado usando. D ebido a que las ecuaciones fueron escritas en esta form a diferente, d urante m uchos años —y todavía son escritas en esa form a por m ucha gente— explicaremos la diferencia. E n los prim eros tiem pos no se tenia conciencia clara y com pleta del m ecanism o de la constante dieléctrica. N o se com prendía la natu raleza del átom o ni que hab ía un a polarización del material. A sí que la gente no e stab a consciente de que hab ia un a contribución a la d ensidad de carga p proveniente de v - P . Pensa ron solam ente en función de cargas que no e stab a n ligadas a los átom os (tai com o las carg as que fluyen en los alam bres o se desprenden de las superficies p or frota miento). H o y día, preferim os suponer que p representa la densidad de carg a total, inclu yendo la parte de las c argas atóm icas ligadas. Si llam am os pp^,, a esa parte, podem os escribir P = Ppoi -f- Potras J donde p^aas densidad de carg a con siderad a po r Maxwell y se refiere a las c argas que no están ligadas a átom os individuales. E ntonces debem os escribir
.
V · £ = Ppoi + ^0 Sustituyendo Pp^i de la ecuación (32.9),
V-(eoE
P) = Potras.
(32.11)
L a densidad de corriente en las ecuaciones de MaxweU p a ra V x B tam bién tiene, en general, una contribución de ias corrientes atóm icas ligadas. E n consecuen cia podem os escribir j = /pol + i o m , y las ecuaciones de Maxwell se tran sfo rm an en c ^V X B =
eo
+ -^ + ^ ■ €o 5/
(32.12)
U san d o ia ecuación (32.10), obtenem os e „ íV X B =
~ (e„E + P).
(32.13)
A h o ra pueden ver que si definié ram os un nuevo vector D por i í = eoE -f- P ,
(32.14)
las d os ecuaciones de cam po se transform a rá n en V B
= p , , 3.
(32.15)
32-5
+ f ·
(32.16)
;an p a ra los dieléctrícos. Sus dos
V - B = 0, que son las m ism as que hem os estado usando. M axwell y tam bién otros investigadores tuvieron ur. problem a c on los materiales m agnéticos (los cuales estudiarem os pronto). Debido a que no sabían de la exis tencia de las corrientes circulantes responsables del m agnetism o atórm co, usaron u na densidad de corriente a la que todavía le faltaba o tra parte. E n lugar de la ecuación (32.16), escribieron di donde H difiere de eoc’B debido a que incluye los efectos de corrientes atómicas. (Entonces j' representa lo que falta de las corrientes.) A sí que Maxwell tuvo cuatro vectores —E, D , B y H — D y H fueron las form as disimuladas de no prestar atención a lo que p asaba dentro del material. L as ecuaciones las hallarán escritas de esta m anera en m uchos lugares. P a ra resolver las ecuaciones es necesario relacionar D y H con otros cam pos y la gente solía escribir n
^ eE
and
B = ¡iH.
{32.18)
Sin em bargo, estas relaciones sólo son aproxim adamente ciertMS para algunos mate riales y aún entonces si los cam pos no están variando rápidam ente con el tiempo. (P a ra cam pos que varían senoidalm ente a m enudo se puede escribir las ecuaciones de esta form a haciendo e y funciones complejas de la frecuencia, pero no p ara u n a variación tem poral arbitraria de los cam pos.) A si pues, solía haber to d a clase de engaños p a ra resolver estas ecuaciones. Pensam os que la form a correcta es m an te ner las ecuaciones en función de las cantidades fundam entales tal com o a hora lo entendem os —y así es com o hem os estado haciendo.
A h o ra queremos hallar qué clase de ondas electrom agnéticas pueden existir en un material dieléctrico en donde no hay otras cargas adicionales que las ligadas a los átom os. T o m a m o s, pues a p ^ - y - P y J ^ S P / S í . L as ecuaciones de Maxwell se transform an entonces en
di Vio (c)
V X £ = -
a-B ~
<52.19) (d)
V ■í
= O
Podemos resolver estas ecuaciones como lo hemos hecho antes. E r mando el rotor de la ecuación (32.!9c); V X ( V X B) = -
V X A
Luego usamos la identidad vectorial V X (V X £ ) = V( V ■ y también sustituimos v x
-
V^E,
usando la ecuación (32.19b); obtenem os 1 d ’P 6 qC2
U sando ía ecuación (32.19a) para V · E, obtenemos
Así, en lugar de la ecuación de onda, ah ora obtenem os que el daiam bertiano de E es igual a dos térm inos donde interviene ia polarización P. Sin em bargo, como P depende de E , la ecuación (32.20) aún puede lener solu ciones ondulatorias. A h ora nos lim itaremos a dieléctricos isótropos, de m odo que P siempre esté en la misma dirección que E. T ratem os de bailar un a solución en forma de onda que va en la dirección z. Luego, el cam po eléctrico debe variar como Qi(uii-ki¡ Tam bién supondrem os que la onda está polarizad a en la dirección x - q u e el campo eléctrico sólo tiene la com ponente x - . Escribimos (32,21) Saben que cualquier función de ( z - v t ) representa u n a o nd a que v iaja con velo cidad V. El exponente de la ecuación (32.21) se puede escribir en la form a
asi que ia ecuación (32.21) representa una o nd a con la velocidad de fase v= " ft El índice de refracción n se define (ver capítulo 31, vol. I) por ñ Entonces la ecuación (32.21) se tran sfo rm a en
Así pues, podemos hallar n b uscando qué valores de k se requieren para que la ecuación (32.21) satisfaga las ecuaciones de cam po apro piad as y usand o luego hr n = — .
(32.22)
E n un m ateriai isótropo, solam ente h a b rá la com ponente x de la polarización; enton ces P no tiene variación con la c oordenada x , así que V · !P = O y nos quitam os de encim a el primer térm ino del segundo miem bro de la ecuación (32.20). A dem ás, com o estam os suponiendo un dieléctrico lineal, variará com o y = -(o^Px. El la placiano en la ecuación (32.20) se tran sfo rm ará sim plem ente en d ^ E ^ ì d i ’· — -/t^ E ^a siq u eo b ten e m o s ^
(32.23)
A h o ra supongam os por el m om ento que com o E e stá variando senoidalmente, podem os poner P proporcional a E, com o en la ecuación (32.5). (Volveremos a dis cutir esta suposición más adelante.) Escribimos P . = €^NaE,. E ntonces
desaparece de la ecuación (32.23) y hallamos ^
(1 + N ol).
(32.24)
H em os encon trad o que un a on da com o la ecuación (32.21) con el núm ero de onda k dado por la ecuación (32.24) satisfará las ecuaciones de campo. U sando la ecua ción (32.22), el índice n está dado por = 1 + Na.
(32.25)
C om parem os esta fórm ula con la que obtuvim os en nuestra te oria del índice de un gas (capítulo 31, vol. 1). Allí obtuvim os la ecuación 31.29), que es
meo ,_^2 _|, ^ 2
I T o m a n d o a de la ecuación (32.6), la ecuacióti (32.25) nos daría ----------+ ,'7w +
(32.27)
Prim ero, tenem os el nuevo térm ino iy oj, porque estam os incluyendo la disipación délos osciladores. Segundo, el primer miembro es n en lugar de y hay un factor adicional de |. Pero noten que si N es suñcientemente pequeño de m odo que n es casi uno (com o lo es p ara un gas), entonces la ecuación (32.27) dice que es uno más un núm ero pequeño: = 1 + €. Entonces podem os escribir n = , / l + e í« 1 + e /2 , y las dos expresiones son equivalentes. Así nuestro nuevo m étodo d a para un gas el mismo resultado que hemos e ncontrado anteriormente. A h ora bien, podrían pensar que la ecuación (3 2.2 7)deberiad arelínd icederefracción para m ateriales densos también. N ecesita ser modificada, sin em bargo, por diversas ra zones. Prim ero, la derivación de esta ecuación supone que el cam po polarizante sobre cada átom o es el cam po E^. E sa hipótesis no es correcta, no obstante debido a que en los materiales densos también h ay cam pos producidos po r otros átom os que se encuentran en la vecindad, que pueden ser com parables a E^. C onsideram os un problem a sim ilar cuando estudiamos los cam pos estáticos en dieléctricos. (Ver capítulo 11.) R ecordarán que es tim am os el
T campo en un solo átom o im aginando que estaba den tro de un agujero esférico en el dieléc trico circundante. E l cam po en ese agujero - q u e llam am os cam po /oc¿2 /-está a u m e n ta d o sobre el cam po prom edio E en la cantidad P /3ep. (Sin em bargo, recuerden que este resul tado es estrictam ente cierto sólo en m ateriales isótropos -inclu yend o el caso especial de un cristal cúbico.) Los mismos razonam ientos valdrán p a ra el cam p o eléctrico en u n a o nda, en tanto la longitud de o nd a de la o n d a sea m ucho m ayor que el espaciam iento entre los átomos. Lim itándonos a tales casos, escribim os
Este cam po local es el que se debe usar para E en la ecuación (32.2); esto es, hay que escribir la ecuación (3 2.8) en la forma P = eoA'«®o»i-
<32.29)
U sando el fi^caide la ecuación (3 2.28),encontram os P = eoA'a [ e + 3 ^ )
En otras palabras, aún p ara materiales densos P es proporcional a E (p ara cam pos senoidales). N o obstante, 1a constante de proporcionalidad no es e ^N a , com o escri bimos después de la ecuación (32.23), sino que debe ser €oA^ar/[ 1 -(A ^ a /3 )!. P o r lo ta nto, debemos corregir la ecuación (32.25) así:
Será m ás conveniente si escribim os esta ecuación en la form a
3
= Na,
(32.32)
que es algebraicamente equivalente. Se la conoce com o ecuación de Clausius-M osotti. H ay otra complicación en los materiales densos. D ebido a que los átom os veci nos están muy cercanos, ha y una interacción fuerte entre ellos. Por eso los m odos internos de oscilación se modifican. L as frecuencias naturales de las oscilaciones atómicas son desplegadas p or las interacciones y , por lo general, son fuertemente amortiguadas —el coeficiente de resistencia se vuelve muy grande. A sí que las y las y de los sólidos serán muy diferentes a las de los átom os libres. C o n estas reservas, podemos representar a , al menos aproxim adam ente, p or la ecuación (32.7). Entonces tenem os que (32.33)
U na complicación final. Si el material denso es una mezcla de varios com ponen tes, c ad a uno contribuirà a la polarización. L a a total será la sum a de las contri buciones de cada uno de los componentes de la mezcla [excepto p o r la inexactitud de la aproxim ación del cam po local, ecuación (32.28), en cristales ordenados -e fe c tos que discutim os al analizar los materiales ferroeléctricos]-. L lam ando JV. al nú m ero de átom os de cada componente por unidad de volumen, debemos rem plazar la e cuación (32.32) por 3
-
S
(32.34)
donde c ada ay estará d ada por una expresión com o la ecuación (32.1). L a ecuación (32.34) com pleta nuestra teoria del índice de refracción. La cantidad 3 { n ^ - iXn^ + 2) está d a d a por alguna función compleja de la frecuencia, que es la poiarizabilidad atóm ica media a{to). El cálculo preciso de a{oj) (esto es, h a lla r /^ y sus tancias densas es un problema diñcil de mecánica cuántica. H a sido hecho a partir de primeros principios únicam ente p ara unas pocas sustancias particularm ente simples. 32-4
El índice complejo de refracción
Q uerem os examinar ahora las consecuencias de nuestro resultado, ecuación (32.33). Prim ero, notemos que a es compleja, asi que el indice n será un núm ero complejo. ¿Qué significa esto? E scribam os n como la sum a de una parte real y una im aginaria: n = n/t -
ini,
(32.35J
donde y n¡ son funciones reales de o». Escribimos in¡ con signo menos de modo que n , sea una cantidad positiva en to dos los materiales ópdcos ordinarios. (En m ateriales no acdvos ordinarios - q u e no son eüos mismos, como los láseres, fuentes de lu z - y es un número positivo, lo cual hace que la parte imaginaria de n sea negativa.) N uestra onda plana de la ecuación (32.21) se escribe en función de n como E scribiendo n como en la ecuación (32.35), tendríamos (32,36) El térm ino representa una onda que viaja con la velocidad así que nji representa lo que normalmente consideremos el índice de refracción. Pero !a am plitud de esta onda es
que decrece exponencialmente con z. La figura 32-1, m uestra una gráfica de la inten sidad del cam po eléctrico en un m om ento dado en función de z p ara /i/?» nj,_¡2n. L a parte im aginaria del índice representa la atenuación de la onda debido a la pér dida de energía en los osciladores atómicos. L a inte nsidad de la onda es prop or cional al cuadrado de la am plitud, así que
A m enudo se escribe en la forma Intensidad « donde ^ = 2(on¡¡c se llam a coeficiente de absorción. E ntonces tenem os en la ecua ción (32.33) no sólo la te oria del índice de refracción de materiales, smo ta m bién la teoría de su absorción de la luz. En io que generalm ente consideram os materiales tran sp aren tes la cantidad d c o n j - q u e tiene dim ensiones de lo n g itu d - es muy grande en com paración con ei espesor del material.
32-5
Ei índice de u n a mezcla
H ay otra predicción de nuestra teoría del índice de refracción que podemos ve rificar experim entalmente. Supongan que consideram os un a mezcla de dos m ateria les. El índice de la mezcla no es el promedio de los dos índices, sino que debe e star dad o en función de la sum a de las dos polarizabüidades, com o en la ecuación (32.34). Si querem os el índice de una solución de azúcar, por ejemplo, ia poiarizabilidad total es la sum a de la poiarizabilidad dei agua y la del azúcar. Por supuesto, c ad a una se debe calcular usan do p a ra N el núm ero de moléculas de cada clase por unidad de volumen. E n otras palabras, si u n a solución d a d a tiene moléculas de agua, cuya polarizabüidades a, y TV j molécuias de s a c a ro s a ( C ,2H j2 0 | ,), cuya poiarizabilidad es a ^ , debemos tener que
3
' + 2
Podem os usar esta fórm ula p ara poner a prueba nuestra teoria con experim entos midiendo el índice p a ra varias concentraciones de sacarosa en agua. Sin em bargo, aquí estam os iiaciendo varias suposiciones. N u estra fórm ula supone que no hay acción química
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III
cuando se disuelve la sacarosa y que las perturbaciones de los osciladores atóm icos individuales no son dem asiado diferentes p a ra diversas concentraciones. A si que con certeza nuestro resultado es sólo aproxim ado. D e cualquier m an era veam os si es bueno. H em os elegido el ejemplo de una solución de a zú car debido a que h a y una b ue na tabla de medidas del índice de refracción en el H a n db oo k o f C hem istry a nd Physics y también debido a que el a zú car es un cristal molecular que se disuelve sin ionizarse o cam biar su estado químico en alguna o tra form a. D am os en las tres prim eras colum nas de la tabla 32-2 los datos del manual. L a colum na A es el porcentaje de sa ca ro sa por peso, la colum na B es la densidad m edida (g/cm ^), y la colum na C es el índice de refracción m edido p a ra la luz cuya longitud de on da es de 589,3 m üim icrones. P a ra el a zúcar pu ro hem os tom ado el índice medido de un cristal de azúcar. L os cristales no son isótropos, así que el índice medio tiene diferentes valores p a ra diferentes direcciones. El m anu al d a tres valores : «1 = L5376, «2 == 1.5651, « 3 = 1.5705. Hem os tom ado ei promedio. A ho ra debemos tratar de calcular n p a ra cada co ncentración, pero no sabem os cuáles valores tom ar p a ra ct, o a j . Pongam os a prueba la teoria de esta m an era: supongam os que la poiarizabilidad del agua (qti) es la m ism a en to das las concen traciones y calculemos la poiarizabilidad de la sacarosa usando los valores experi mentales de n y despejando de la ecuación (38.27). Si la teoría es correcta, de bemos obtener el mismo a·^ p a ra todas las concentraciones. Prim ero necesitam os conocer y expresém oslos en función del núm ero de A vogadro N q. Tom em os un litro (1000 c m ’) com o unidad de volum en. Luego /A'’o es el peso por litro dividido por el peso molecular en gram os. Y el peso por Utro es la densidad (multiplicada por 1000 p a ra obtener gram os p o r litro) multipli c ad a por el peso fraccional de la sa ca ro sa o del agua. E n esta form a, obtenem os N ^ / N q y N^/Nf^ com o en las colum nas Z) y £■ de la tabla. En la columna F hemos calculado 3{n^~ l)(n^ -i- 2) a partir de los valores expe rim entales de n dad os en la colum na C. Pa ra el agua p u ra, 3(^^—l) /(n ^ + 2) es 0,617 que es igual a Podem os luego com pletar el resto de la colum na G, puesto que p ara cad a renglón G / E debe estar en la m ism a razón -e s decir, 0,617:55,5—. R estand o la colum na G de la colum na F , obtenem os la contribución Nj(X2 sacarosa, m ostrada en la colum na H. Dividiendo estas e n trad as p or los valores de A^2 /^ o dados en la colum na D, obtenem os los valores de A/'qOTj m ostrados en la columna J. Según n uestra teoría sería de esperar que todos los valores de fueran igua les. N o son exactam ente iguales pero si muy parecidos. Podem os concluir que nues tras ideas son bastante correctas. A ún m ás, e ncontram os que la poiarizabilidad de la molécula de azúcar, no parece depender m ucho de lo que la rodea - s u polariza bilidad en una solución diluida es casi igual que en el cristal. 32-6
O ndas en metales
L a teoria que hemos utilizado en este capítulo p a ra materiales sólidos tam bién se puede aplicar a buenos conductores, com o los metales, con muy pocas modifica ciones. En los metales, algunos de los electrones no tienen fuerza alguna que ios sujete a cualquier átom o particular;
son estos electrones ‘iib r e s ” los responsables de la conductividad. H ay o tros elec trones que están ligados y la teoría anterior es aplicable directam ente a ellos. N o obstante, su influencia generalm ente es superada por los efectos de los electrones de conducción, A iiora considerarem os solam ente los efectos de ios electrones libres. Si no hay fuerza restau rad ora sobre un electrón -p e ro aún alguna resistencia a su m ov im iento- su ecuación de rriovimiento difiere de la ecuación (32.1) solamente porque falta el térm ino en colx. A si pues to do lo que tenem os que hacer es p o n e r o> q = O en el resto de nue stra derivación -e x e p to que hay un a d iferencia m ás. L a raz ó n que tuvim os p a ra distinguir entre el c am p o m edio y ei cam po local en un dieléctrico es que en un aislador cada uno de los dipolos está fijo en u n a posición, asi que tiene una relación defmida con la posición de los otros. Pero debido a que los electrones de conducción en un metal se mueven por todas partes, el cam po sobre ellos es en prom edio el cam po medio E. A si que la corrección hecha a la ecuación (32.5) usando la ecuación (32.28) no se debe hacer para los electrones de conducción. Por tanto, la fórm ula para el índice de rfefracción de metales deberia ser com o ia ecuación (32.27), excepto que con igual a cero,
Esto es solamente la contribución de los electrones de conducc es el térm ino de m avor im portancia para metales.
El movimiento de un eiec-
A h ora bien, sabem os incluso cómo e ncontrar el valor a usar para y , debido a que está relacionado con la conductividad del metal. En el capitulo 43 del volumen I discutimos cómo la con du cti\id ad de un metal proviene de la difusión de los elec trones libres a través del cristal. Los electrones van de dispersión en dispersión en una trayectoria dentada y entre dispersiones se mueven libremente excepto p or una aceleración debida a cierto cam po eléctrico prom edio (como m uestra la figura 32-2). E ncontram os en el capitulo 43 del volumen I que la velocidad promedio de arrastre es simplemente el p roducto de la aceleración por el tiempo prom edio t entre coli siones. La aceleración es q ^ l m , asi que ^
(32.39)
Esta fórm ula suponía que E era constante, así que v¡„., era una velocidad constante. C om o no hay aceleración promedio alguna, la fuerza de arrastre es igual a la fuerza aplicada. Hemos definido diciendo que ymv es la fuerza de arrastre (ver la ecua ción (32.1)1, que es qJ··, p o r lo tanto, tenem os que (32.40)
Avmque no es fácil medir x directam ente, podem os determ inarlo midiendo la c onductividad del metal. Experim entalmente se encuentra que un cam po eléctrico E en un metal produce una corriente con la densidad j proporcional a E (para m ate riales isótropos); j - aE. L a constante de proporcionalidad a se llama conductividad. E sto es justo lo que es de esperar de la ecuación (32.29) si ponem os i = Luego,
^
T.
(32-41)
A si que t - y por consiguiente y - se puede relacionar con la conductividad eléctrica observada. U sando las ecuaciones (32.40) y (32.41), podem os escribir nuestra fórm ula p a ra el índice, ecuación (32.38), en la form a siguiente: (32.42)
(32.43) 1 fórm ula conveniente p ara el índice de refracción de los metales.
32-7
Aproximaciones a bajas y altas frecuencias; la profundidad de penetra ción y la frecuencia de plasma
N uestro resultado, ecuación (32.42), p ara el índice de refracción de los metales predice características muy diferentes p ara propagación de ondas a frecuencias di ferentes. Prim ero veamos qué sucede a frecuencias m uy bajas. Si co es suficiente mente pequeño, podem os aproxim ar la ecuación (32.42) por «2 =
(32.44)
CoCi)
A h o ra bien, como pueden verificar elevando al cuadrado*,
así que p ara frecuencias bajas, « -
(1 -
/).
(32.45)
L as partes real e imaginaria de n tienen el mismo m ódulo. C o n una parte im aginaria de n tan grande, la onda en el metal se atenúa rápidam ente. Refiriéndonos a 7t / 4 - i sen 7i / 4 , que da el mismo
Fig. 32-3. La amplitud de una onda electromagnética transversal en función de la distancia dentro de un metal.
la ecuación (32.26), la amplitud de una onda en la dirección z decrece com o , Escribam os esto en la form a
“ P
z], e - ' ‘,
(32.46) (32.47)
donde <5 es entonces la distancia en que la amplitud de la on da decrece en el factor e"' = t/2 ,7 2 - o aproxim adam ente un tercio-. L a figura 32-3 m uestra la amplitud de tal tipo de onda en función de z. C om o las ondas electromagnéticas penetrarán d enlrú de un inelal solamente esta distancia, .5 se ilama profu ndidad de penetración. E stá da da por 5 = \/2eoC^/Ta),
(32,48)
A ho ra bien, ¿qué entendem os por frecuencias “ b a ja s” ? Exam inando la ecuación (32.42), vemos que puede ser aproxim ada por la ecuación (32.44) solam ente si a n es mucho m enor que uno y c o t i l a también es m ucho menor que uno - e sto es, nuestra aproxim ación de b aja frecuencia se aplica cuando
Veamos a cuáles frecuencias corresponden p a ra un metal típico com o el cobre. Calculem os t usando la ecuación (32.43), y o /e ^ usando la conductividad medida. Tom am os los datos siguientes de un m anual: a = 5,76 X 10’ (ohm -m etro)”^ peso atómico = 63,5 gram os, densidad = 8,9 g ram o s /cm ”’, núm ero de A vogadro = 6,02 x 10^’ (peso atóm ico en gram os)”'. electrón libre por átom o, el núm ero de electrones por = 8,5 X lO ^ ^ m e tr o - l 32-16
= 1.6 X IO
coulom b,
« 0 = 8.85 X 10“ ^^ farad-m etro“ ', m = 9 .U X 1 0 - ^ ' Icgm, T = 2.4 X iO -^ H e g , ’ =. 4.1 X 1 0 ‘= se g ^',
A sí que p ara frecuencias menores que alrededor de 10*^ ciclos por segundo, el cobre ten d rá el c o m portam iento de “b aja frecuencia” que describim os Oo cual significa p a ra ondas cuya longitud de onda en el espacio libre es m ayor que 0,3 milím etros -¡o n d a s de radio m u y cortas!). P a ra estas ondas, la profundidad de penetración en el cobre es
Pa ra m icroondas de 10.000 m egaciclos po r segundo (ondas de 3 cm) 5 = 6.7 X 10"^ cm. La onda penetra una d istancia muy pequeña. Podemos ver a partir de esto p o r qué al estudiar las cavidades (o guias de o n das) solamente necesitam os p reoc up am os de los cam pos dentro de la cavidad y no en el metal o fuera de la cavidad. T am bién vemos p or qué las pérdidas en la cavidad se reducen con una c ap a de plata u oro. Las pérdidas provienen de la corriente y solamente son apreciables en una capa delgada igual a la profundidad de penetración. Supongan que a h ora consideram os el índice de un m etal com o el cobre a fre cuencias altas. P a ra frecuencias muy altas ¿ot es m ucho m ayor que u no, y la ecua ción (32.42) queda bien aproxim ada por „2 ^
1
.
(32.50) .
eoco^T Para ondas de frecuencias altas el índice de un metal se vuelve real - ¡ y m enor que u n o !-. T am bién esto es evidente según la ecuación (32.38) si se desprecia el térm ino de disipación con y , com o puede hacerse p a ra valores m uy grandes de oj. L a ecua ción (32.38) da (32.51) que, por supuesto, es la m isma ecuación (32.50). H em os visto anteriorm ente la can tidad N q\!m £Q , que llam am os el c uadrado de la frecuencia de plasm a (sección 7-3): 2 _ ^ 9' ,
asi que podemos escribir la ecuación (32.50) o la ecuación (32.51) en la form a
- - ( - y · L a frecuencia de plasm a es un a especie de frecuencia “ critica” . P a ra co < W p t\ índice de un metal tiene una parte im aginaria, y las ondas son aten uad as; pero p a ra co » cjp el índice es real y el metal se vuelve transparente. Po r supuesto, saben que los metales son razonablam ente transparentes a los rayos X. Pero algunos metales son transparentes h a sta en el ultravioleta. E n la tabla 32-3 dam os p a ra varios metales las longitudes de onda observadas experim entalmente a las cuales empiezan a volverse transparentes. En la segunda colum na dam os la lon gitud de onda crítica calculada \ p = In d c o p . C onsiderando que la longitud de onda experim ental no está muy bien definida, el acuerdo de la teoria es m uy aceptable.
Longitudes de onda por debajo de las cuales el raeíal se vuelve transparente Metal
X (experimental)
Xp = 2ivc/<^^
Li Na K Rb
1550 A 2100 3150 3400
1550 A 2090 2870 3220
Puede que se pregunten po r qué la frecuencia de plasm a cop debería tener algo que ver con la propagación de ondas electromagnéticas en los metales. La frecuencia de plasm a surgió en et capítulo 7 com o frecuencia natural de oscilaciones de densi d ad de los electrones libres. (Un grupo de electrones es repelido p or fuerzas eléctri cas y la inercia de los electrones conduce a una oscilación de densidad.) A si pues, las ondas longitudinales de plasm a son resonantes a cop. Pero aho ra estam os hablando de ondas electrom agnéticas transversales y hemos hallado que las ondas transversales son absorbidas p a ra frecuencias inferiores a cop. (Es una coincidencia interesante y no accidental.) A unque hemos estado hablando de la propagación de ondas en metales, se darán cuenta a esta altura de la universalidad de los fenómenos de la fisica - q u e es lo mismo que los electrones libres estén en un metal o en el plasm a de la ionósfera de la tierra o en la atm ósfera de una e strella-. Pa ra com prender la propagación de on das de radio en la ionósfera, podem os u sar ias mismas expresiones - u san d o , por supuesto, los valores apropiados de y t . A ho ra podemos ver p or qué las ondas largas de radio son absorbidas o reflejadas por la ionósfera, m ientras que las ondas cortas la atraviesan. (Hay que usar ondas cortas para com unicación con satélites.) H em os hablado de los extremos de alta y b aja frecuencia [ ira la propagación de ondas en metales. Pa ra frecuencias intermedias hay que usa la fórm ula completa da da por la ecuación De: C. Kittel, Introducción a la física del estado sólida, Reverté, Barcelona, 1965,
(32.42). E n general, el índice tendrá partes real e im aginaria; la o nd a se atenúa a m edida que se p ropaga dentro del metal. P a ra capas m uy delgadas, los metales son algunas veces transparentes aún para frecuencias ópticas. P or ejemplo, los anteojos especiales p ara personas que traba ja n cerca de hornos de alta tem peratu ra se hacen evapo ran do una fma c ap a de oro sobre vidrio. L a luz visible es transm itida b astante bien - c o n un fuerte tinte v e rd e - pero el infrarrojo es fuertemente absorbido. Finalm ente, no puede haber escap ad o al lector que m uchas de estas fórm ulas se parecen en cierto sentido a las discutidas en el capiqulo 1 0 p a ra la constante dieléc trica K. L a constante dieléctrica k mide la respuesta del m aterial a un cam po co ns tante, esto es, p a ra co = 0. Si observan cuidadosam ente en la definición de y « verán que k es sim plem ente el límite de c uando a> -->■ 0. En efecto, colocando M~0 y = K en las ecuaciones de este capítulo reproducirem os las ecuaciones de la teoria de la constante dieléctrica del capítulo 1 1 .
R e fie x ié s i d e s u p e r f ic ie s
33-1
Reflexión y refracción de ia loz
33-2
O ndas en materiales densos
33-4 O ndas refiejadas y transmitidas 33-5 Reflesión eu metales
33-3
Condiciones de c o ntorno
33-6 Reflexión interna total
Referencias: Capítulo 35, vol. I, Polarización
33-1 Reflexión
y refracción de la luz
El tem a de este capítulo es la reflexión y la refracción de la luz - o de ondas electrom agn éticas- en superficies. Y a estudiam os las leyes de reflexión y de refrac ción en el capitulo 35 del volumen I. Allí encontram os todo lo referente a: 1. El ángulo de reflexión es igual al ángulo de incidencia. Con los ángulos defini dos com o m uestra la fígura 33-1: 0, = 6i.
(33.1)
2. El p roducto n sen O es el mismo p a ra el h a z incidente y el transmitido Oey de SneU): sen0¿ = « 2 se n0 ,.
(33.2)
3. L a intensidad de la luz reflejada depende del ángulo de incidencia y también de la dirección de polarización. P a ra E perpendicular al plano de incidencia, el coeficiente de reflexión R ^ es
P a ra E paralelo al plano de incidencia, el coeficiente de reflexión /?n es Ir _ tan^ {Bj - 6 l) ta n 2 ( 0 ¿ + d t ) '
Fig. 33-1. Reflexión y refracción de ondas de iuz sobre una superficie. (La di rección de la onda es normal a las crestas de la onda.)
4. P a ra incidencia n orm al (¡cualquier polarización, naturalm ente!), (33.5) ¡i '
\« 2 -
(Anteriorm ente usam os i p a ra el ángulo de incidencia y r p a ra el ángulo de refra c ción, C om o no podem os usar r p a ra los ángulos de “refracció n” y de “refiexión”, aho ra estam os usa ndo 6 ¡ — ángulo de incidencia, 9^ = ángulo de reflexión y B ¡ ~ ángulo de transm isión.) E n realidad, lo e studiado contiene m ás o menos lo que el tem a requiere n o rm al mente, pero lo h arem o s todo nuevam ente de un a m anera diferente. ¿Por qué? U na razón es que antes supusim os que los índices de refracción eran reales (no hay absorción en los m ateriales). Pero o tra razó n es que deben saber cóm o tra ta r lo que Je sucede a las ond as en superficies desde el punto de vista de ias ecuaciones de Maxwell. O btendrem os las m ism as respuestas que antes, pero a ho ra a p a rtir de una solución directa del problem a ondulatorio en vez de razon am ien tos ingeniosos. Insistam os en que la amplitud de u na reflexión superficial no es una propiedad del m ateria^ com o lo es el índice de refracción. Es u n a “ p ropiedad de la superfi cie” , un a prop ied ad que depende en fo rm a precisa de cóm o e stá he ch a la superficie. U na c ap a delgada de basura extraña en la superficie entre dos materiales de índices y ÌI2 c am b iará p or lo com ún la refiexión. (H ay aquí tod a clase de posibilidades de interferencia -c o m o los colores de las películas de a ceite-. E spesores apropiados pueden h a sta reducir la am plitud reflejada a cero para un a frecuencia determ inada; es así com o se hacen las lentes tratad a s.) L as fórm ulas que deducirem os son correctas únicam ente si la variación de índice es súbita - e n una distancia m uy p equeña res pecto a una longitud de o n d a -. P a ra la luz, la longitud de o nd a es de unos 5000 Á, así que p or superficie “lisa” entendem os u n a en la cual las condiciones varían al recorrer una distancia de sóio unos pocos átom os (o unos pocos angstrom s). N u es tras ecuaciones servirán p a ra la luz en el caso de superficies sum am ente pulidas. En general, si el indice varia g radualm ente sobre una distancia de varias longitudes de onda, hay muy poca reflexión.
33-2
Ondas en materíaies densos
Recuerden prim ero la m anera conveniente de describir una o nd a plana sinusoidal que empleamos en el capítulo 36 del volumen 1, C ualquier componente de cam po en la onda (usam os E com o ejemplo) se puede escribir en la form a E =
(3315)
(donde E representa la am plitud en eípunto r (desde el origen") al tiempo t. El vector k apunta en la dirección en que viaja la onda y su módulo ¡ k | = /c = I n j Á es el núm ero de onda. La velocidad de fase de la onda es Vj-~ o j/k \ p ara una onda lum inosa en un material de índice n, Vr= c /n , asi que (33.7) Supongan que k está en la dirección 2 ; entonces k - r es sim plem ente ¿z, tal como lo hem os usado a m enudo. Para k en cualquier otra dirección, debemos reemplazar z por la distancia al origen en la dirección k; es decir, debemos reem plazar kz por kr^^ que es precisam ente k -r. (Ver figura 33-2). A si pues, la ecuación (33.6) es una representación conveniente de una on da en cualquier dirección.
Fig. 33-2. Para una onda que se mue ve en la dirección k, la fase en cada punto P e s íw í -k-r)
Por supuesto, debem os recordar que
donde k ^ k . son las com ponentes de k según los tres ejes. Señalam os una vez que {co, k „ k ^ k¡) es un cuadrivector y que su producto escalar con (t, x, y. z ) es un invariante. A sí pues, la fa s e de una onda es un invariante y se podria escribir la ecuación (33.6) asi:
D a hora no necesitam os tan ta elegancia.
Para un E sinusoidal, com o en la ecuación (33.6), d E l d l es igual a íojE y B E l d x es - i k ^ y análogam ente p a ra las otras componentes. Pueden ver por qué es muy conveniente usar la form a (33.6) cuando se trab a ja con ecuaciones diferen cíales -se reemplaza ias derivaciones por m ultiplicaciones-. O tro punto útil: Ja operación V — S i d x , d ¡ d y , d ¡ d z se reemplaza por las tres multiplicaciones (-ik.^ -iky , —i k j . Pero estos tres factores se transform an com o las com ponentes del vector k, así que se reemplaza el operador V por multiplicación por - ik : d
Esto es vàlido p a ra cualquier operación v - s e a el gradiente, la divergencia o el ro to r - Por ejemplo, la com ponente z de v x E es dEy dx Si tanto Ey como E ^ varían com o
_ dy
obtenem os - i k ^ E y + tkyE,,
que como ven, es la com ponente z de íIc x E. Así pues, tenem os ei hecho general muy útil de que siempre que tengan que tom ar el gradiente de un vector que varía com o una onda en tres dimensiones (son una parte im portante de la física), siempre pueden derivar rápidam ente y casi sin pensario recordando que la operación V es equivalente a m ultipücar por - ñ i. Por ejemplo, la ecuación de F arad ay
se convierte para un a o nd a en - i k X £ = -iu B . Esto nos dice .
(33.9)
que corresponde al resoltado que encontram os anteriorm ente p a ra ondas en el espa cio libre: que una o n da B es perpendicular a E y a la dirección de la onda. (En el espacio libre, o j / k — c.) Pueden recordar el signo en la ecuación (33.9) teniendo en cuenca que k está en !a dirección del vector de Poynting S = ^ ®· Si usan la m isma regla con las o tras ecuaciones de Maxwell obtienen de nuevo los resultados del último capítulo, y en particular que (33.10) Pero como ya lo sabem os, no lo harem os de nuevo.
Si quieren entretenerse pueden intentar el siguiente problem a pavoroso que era la prueba m áxima para estudiantes graduados allá por 1890: resué lva nlas ecuacio nes de Maxweii con ondas planas en un crista! anisótropo, es decir, cuando ia poíarización P está relacionada con el c am po eléctrico E por m edio de un tensor de poiarizabilidad. Por supuesto, deben elegir los ejes según los ejes principales del tensor, de m odo que las relaciones sean lo m ás simples (entonces E „ Py = a /jE y Y P , — acE¡), pero perm itan que las ondas te ngan dirección y polarización arbitrarias. Deben ser capaces de hallar las relaciones entre E y B, y cómo varia k con la dirección y la polarización de la onda. E ntonces com prenderán la óptica de un cristal anisótropo. Sería mejor empe?ar con el caso más sim ple de un cristal birrefringente —com o la c a lc ita - para el cual dos de las polarizabilidades son iguales {a¿= digamos), y tratar de com prender por qué ven doble cuando miran a tra vés de tal cristal. Si pueden hacerlo, prueben luego con bl caso más difícil en el cual los tres a son diferentes. Entonces sabrán si han llegado al nivel de un estudiante graduado de 1890. En este capitulo considerarem os únicam ente sustancias isótropas.
Sabemos por experiencia que c uando u n a ond a plana llega a la separación entre dos materiales diferentes - a ire y vidrio o agua y aceite, por ejem p lo- hay una onda reflejada y una onda transm itida. Supongan que hacemos esa única hipótesis y vea mos qué es lo que podemos calcular. Elegim os nuestros ejes con el plano y z en la superficie y el plano x y perpendicular a las superficies de onda incidentes, como m uestra la figura 33-3. E ntonces se puede escribir el vector eléctrico de la onda incidente en la forma £.■ = Com o k es perpendicular al eje z. k - r = k ^x + k ,y.
(33.11)
Escribimos ia onda reflejada en la form a (33.13)
Er =
de m odo que su frecuencia es co', su núm ero de o n d a es k ' y su am plitud es E'g. (Sabemos, p or supuesto, que la frecuencia es la m ism a y que el m ódulo de k es el mismo que en la o n d a incidente, pero ni eso vam os a suponer. D ejarem os que resul te de la m aquinaria m atem ática.) Finalm ente, escribim os p a ra la o nd a transm itida. E, =
(33.14)
Sabem os que u n a de las ecuaciones de M axw ell d a la e cu ació n (33.9), así que p ara cada u na de las on das tenemos
A dem ás, si llamamos ríj y ecuación (33.10),
a los índices de los dos medios, tenem os según la e
= kl + kl = ' ^ ·
(33.16)
Com o la onda reflejada está en el mismo material, se tiene (33.17) mientras que p a ra la o n d a transm itida,
c2
33-3
Condiciones de contom o
Todo lo que hem os hecho h asta a hora es describir las tres o nd as; nuestro p ro blema es aho ra determ inar los parám etros de las ondas reflejada y transm itida en función de los de la o nd a incidente. ¿Cóm o podem os hacerlo? Las tres ondas que hemos descrito satisfacen las ecuaciones de Maxwell en e! m aterial uniforme, pero también tienen que satisfacer ias ecuaciones de MaxweU en la separación entre los dos materiales diferentes. A sí pues, a hora tenem os que examinar lo que ocurre exac tamente en el c ontorno. E ncontrarem os que las ecuaciones de Maxwell exigen que las tres ondas se ajusten entre sí de cierta manera. Com o ejempio de lo que queremos decir, la com ponente y del cam po eléctrico E tiene que ser igual a am bos lados del c ontorno. E sto lo exige la ley de F araday ,
no podemos ver de la siguiente m anera. C onsideren un pequeño lazo rectangular i horcajadas sobre el c ontorno, com o m uestra la figura 33.14. L a ecuación (33.19)
Fig. 33-4. Una condición de contorno ^y2 = se obtiene a partir de / E · ds = 0. --------------dice que la integral de linea de „ l o largo de f t tiempo del flujo d'' ® través del lazo;
- 1ài J/
Jr
igual a la derivada respecto aJ
B -n d a . ------
Imaginen aho ra que ei rectángulo es muy angosto, de modo que el lazo encierra un área infinitesimal. Si B perm anece finito (¡y no hay ninguna razón p a ra que sea infinito en el contorno!) ei fiujo a través del área es cero. Por lo tanto, la integral de línea de E tiene que ser cero. Si f ,., y Ey^ son las componentes del cam po en los dos lados dei contorno y si la Irn^ Hud del rectángulo es í, tenemos EyiJ E yl
Ey2¡ = O (33.20)
com o habíam os dicho. N os d a una relación entre los cam pos de las tres ondas. Ei proceso de poner de manifiesto las consecuencias de las ecuaciones de M ax well en el contorno se llama ‘^ determ inación de las condiciones de co ntorn o". O rdi nariam ente esto se realiza viendo cuántas ecuaciones del tipo de la ecuación (33.20) se puede tener, lo cual se puede conseguir razonando sobre pequeños rectángulos del tipo de V en la figura 33-4 o usando pequeñas superficies gausianas m ontadas sobre el contorno. A unque este es un cam ino perfectamente aceptable a seguir, da la im presión de que el problem a de tratar un contorno es diferente para cada problem a ñsico diferente. Po r ejemplo, en un problem a de flujo de calor a través de un contorno, ¿cuál es la tem peratura en ios dos lados? Bueno, podrian argüir entre o tras cosas que el flujo de calor hacia ei contorno por un lado debe ser igual al flujo que sale por el otro. U su alm en te es posible, y g eneralm ente m uy útil, hallar las condiciones de con torno haciendo razonam ientos fisicos. Puede suceder, sin embargo, que trabajando en cier to problem a, tengan solamente algunas ecuaciones y no puedan ver claram ente qué razonam ientos fisicos usar. A sí pues, aunque por el m omento estam os interesados solamente en un problem a electromagnético, donde podemos hacer razonamientos fisicos, querem os m ostrarles un m étodo que puede ser utilizado
para cuaiquier problem a - u n método g eneral p ara e ncontrar qué sucede en un con to rno directam ente a partir de ias ecuaciones diferenciales. Com enzam os por escribir todas las ecuaciones de Maxwell p a ra un dieléctrico - y esta vez som os muy específicos y escribim os explícitamente tod a s las com ponentes:
~dx
-
ÍL · a;; ■
óPy ~dy
,
(33,22a)
'ó z
(33.22b)
dx
3v
fo di 2 (dB,
(33,22c)
ót
Sí BBS dz)
I dP, ¿ü di
2 (dB:, dB ,\ ' [ d z ~" ^ d x )
1 dPy éo di
dBÁ ■>ídBy ^ \ d x -'
1 dP, , 3 £ . €o di + 1 T
■
dE^ di
+
^
(33.24a)
(33.24b) (33,24c)
A hora bien, estas ecuaciones deben cumplirse en la región X (a ¡a izquierda del ;onto rno ) y en la región 2 (a la derecha del contorno). Ya escribim os las soluciones en las regiones 1 y 2. Finalm ente, se deben satisfacer también en el c o ntorno que podemos llamar región 3. A unque usualm ente se piensa que el c o ntorno es disconti nuo en realidad no lo es. Las propiedades físicas cam bian muy rápidam ente pero no infinitamente rápido. E n todo caso podem os im aginar que hay una transición m uy rápida del índice de refracción entre las regiones 1 y 2 , pero con continuidad, en un a pequeña distancia que podemos llamar región 3, A dem ás, cualquier m agnitud del cam po, por ejemplo P ^ o E ^ , etc., sufrirá una transición similar en la región 3, En esta región, las ecuaciones diferenciales deben continuar
REGION 3 '
REGION Î
Fig. 33-5. Campos en la región > transición (3) entre dos regiones de mai riales diferentes (1) y (2). siendo satisfechas y es siguiendo las ecuaciones diferenciales en esla región que po demos llegar a las “ condiciones de co nto rn o” necesarias. Por ejemplo supongan que tenem os un contorno entre el vacio (región I) y vi drio (región 2). En el vacio no ha y nada que se polarice, asi que P j — 0. D igamos que en el vidrio hay una cierta polarización Pj. Entre el vacio y ei vidrio hay una transición continua pero ràpida. Si consideram os cualquier com ponente de P, diga mos la P.f, podrá variar com o se m uestra en la figura 33 -5(a). Supongan a hora que tom am os la prim era de nuestras ecuaciones, la ecuación (33.21). Incluye derivadas de las com ponentes de P respecto ^ x. y y z. L as derivadas en y z no son intere santes; n a d a espectacular sucede en esas direcciones. Pero la derivada respecto a x de Px tendrá un valor m uy grande en la región 3, debido a la trem enda pendiente de P ^ La derivada d P j d x tendrá un pico agudo en el c ontorno, como se m uestra en la figura 33-5(b). Si im aginamos prensar el contorno haciendo una cap a aún más delgada, el pico será a ho ra m ucho m ás alto. Si el contorno es realm ente neto para las ondas en que estam os interesados,
la magnitud de d P ^ l d x en la región 3 deberá ser muchísim o m ás grande que cual quier contribución que pueda provenir de la variación de P en la on da fuera del c ontorno - d e m anera que ignoram os cualquier otra variación que no se deba al con torno. A dem ás ¿cóm o se puede satisfacer la ecuación (33.21) si'h a y un pico enorm e m ente grande en el segundo miembro? Solam ente si ha y un pico igualmente colosal en el otro miembro. A!go debe ser g rande en el primer m ie mbro. B¡ único candidato es d E j d x , p orque las variaciones con y y z tienen en la on da solam ente aquellos efectos pequeños que ya hemos mencionado. A si pues, - f o ( 5 £ '/ 5 x ) debe ser como se la ha dibujado en la figura 33-5(c) -sim plem ente una copia de d P j d x . Tenem os que áE^ “
dP^ “ l í ■
Si integramos esta ecuación con respecto a a: en la región 3, concluim os que éo( £ . 2 -
= -(^.2 -
P .i)·
En otras p alabras, el salto de e^E^ pasan do de la región 1 a la 2 debe ser salto de Podem os reescribir la ecuación (33.25) en la forma €0-^.2 + -Px2 =
+ P .u
(33.25) iguai al
(33.26)
la cual indica que la cantidad ( f ^ ^ + P ^ tiene igual valor en la región 2 y en la 1 . L a gente dice: la cantidad {¿qE ^ + P^) es continua a través del con torn o. Tenemos de esta form a, una de nuestras condiciones de contorno. A unque tom am os com o ilustración el caso en que P j es cero p orque la región 1 es el vacio, es claro que el mismo razonam iento se aplica a dos materiales cuales quiera en las dos regiones, y entonces la ecuación (33.26) es vàlida en general. Pasem os a hora a las ecuaciones restantes de Maxwell y veam os qué nos dice cada un a de ellas. T om em os la siguiente ecuación (33.22a). N o hay derivadas res pecto a X, de m an era que no nos dice nada. (Recuerden que los cam pos mismos no son especialmente grandes sobre el con torn o; solam ente las derivadas con respecto a X pueden ser enormes com o p a ra dom inar la ecuación.) Luego exam inam os la ecuación (33.22b). ¡Ah! ¡H ay una derivada respecto a x \ T enem os d E j d x en el prim er miembro. Supongan que se trata de una derivada enorm e. Pero, ¡un m omen to! N o hay n a d a en el segundo m iembro que pueda aco m pañ arla; p o r lo tanto E^ no pue de tener ningún salto al ir de la región 1 a la 2. S¡ así fuera, debería haber un pico en el primer miem bro de la ecuación (33.22a) pero no en el primero, y la ecuación sería falsa. A si pues, tenem os una nueva condición: £ .3 -
£ . 1.
(33.27)
C on el mismo razonam iento, la ecuación (33.22c) da Ey2 = Eyi.
(33.28)
V ayamos a la ecuación (33.23). El único ténnino que puede tener una punta es d B j d x . Pero no hay n a d a en el primer m iem bro que lo acom pañe, p or lo que con cluim os que S . 2 = -ff.i·
(33.29)
¡Adelante con la última ecuación de MaxweU! La ecuación (33.24a) no nos da da porque no tiene derivadas respecto a x. L a ecuación (33.24b) tiene solamente ^ d B j d x , pero nuevam ente, no hay na da que lo acom pañe. Tenemos
L a última ecuación es sim ilar y da Sy2 =
(33.31)
Las últimas tres ecuaciones dicen que = IB,. D ebemos h acer notar, sin e m bar go, que obtenem os este resultado solam ente cuando los materiales en am bos lados del contorno no son magnéticos - o m ás bien, cuando podem os despreciar cualquier efecto magnéíico de los materiales—. E sto sucede usualmente p a ra la m ayoría de los materiales, excepto p a ra los ferrom agnéticos. (T ratarem os ias propiedades m agné ticas de los materiales en capítulos posteriores.)
Tabla 33-1 i en la superficie (6o£i + Pi)x = (ío£2 + P i) . ( E j), = {E2)y (E O. = ( £ 2 ). Bl = B2 (La superficie está en el plano yz)
N u estro program a nos ha puesto en posesión de las seis relaciones entre los cam pos en la región I y en la 2. Las hemos colocado lodas jun tas en la tabla 33-1. L as podemos u sar a ho ra p a ra obtener las ondas en las dos regiones. D ebe mos hacer no ta r, sin em bargo, que la idea que hemos utilizado puede usarse para cualquier situación ñ sica en la que te ngan ecuaciones diferenciales y quieran obtener una solución que atraviesa el con torn o, en el cual hay u na variación a b ru p ta de cierta propiedad. P a ra lo que nos interesa, podriam os haber deducido fácil mente las mismas ecuaciones utüizando razonam ientos sobre flujos y circulaciones en el contorno. (Podrían ver si son capaces de obtener los mismos resultados por esta vía.) Pero han visto a ho ra un m étodo que puede servir en caso de que se en cuentren en dificultades y no vean ningún razonam iento físico fácil que les diga lo que sucede en el con torn o -p ued e n sim plemente traba ja r con las ecuaciones.
E¡
-
E,
=
(33.32) E ie"“ '-'·''-"·" .
E, = 1!.
. *
(33.33) (33.34)
X
,
(33.35) (33.36) (33.37)
Sabemos un poco m ás: E es perpendicular a su vector de propagación le p ara cada onda. Los resultados dependerán de | a dirección del vector E (la ^“ polarización”) de caso de una onda incidente con su vector E paralelo al “ plano de incidencia” (que es el plano xy) y el caso de una onda incidente con el vector E perpendicular al plano de incidencia. U na onda con cualquier o tra polarización es sim plemente u na com binación lineal de tales ondas. En o tras palabras, las intensidades reflejada y transm itida son diferentes p ara diferentes polarizaciones, y lo más fácil es elegir los dos casos m ás simples y tratarios separadamente. H arem os el análisis de un a onda polarizada que llega perpendicular al plano de incidencia y luego sim plemente les dará el resultado p a ra la otra. Estam os engañan do un poco al tom ar el caso más simple, pero el principio es el mismo para ambas. A sí pues, tom am os E,· de m odo que tenga solamente la com ponente x, y puesto que to dos los vectores E tienen la misma dirección podem os dejar de lado el signo del vector. M ientras am bos materiales sean isótropos, las oscilaciones inducidas sobre las cargas del material estarán también en la dirección z, y el cam po E de las ondas transm itida y radiada tendrá solamente com ponentes z. A sí pues, para todas las ondas, y E y y P ^ y Py son cero. Las ondas te ndrán sus vectores E y B com o se ha dib ujado en la figura 33-6. (Estam os tom ando aquí un atajo respecto a nuestro plan original de obtener todo de las ecuaciones. E ste resultado se podria obtener ta m bién de las condiciones de contorno, pero podemos a cortar un poco el trabajo algebraico utilizando razonamientos físicos. C uan do tengan un poco de tiempo traten de obtener el mismo resultado a partir de las ecuaciones. Es comprensible que lo que hemos dicho está de acuerdo con las ecuaciones; es sim plemente que no hemos dem ostrado que no hay otras posibilidades). A hora bien, nuestras condiciones de con torno , las ecuaciones (33.26) a (33.31), nos dan relaciones entre las componentes de E y de B en las regiones I y 2. Para la región 2 tenem os solamente la onda transm itida, pero en la región I tenemos dos ondas. ¿Cuál usarem os?
Fig. 33-6, Polarización de las ondas reflejada y transmitida cuando ,el campo E de la onda incidente es perpendicular al plano de incidencia. Los cam pos en la región 1 son, por supuesto, la superposición de los cam pos de las ondas incidente y reflejada. (Y puesto que cada una satisface las ecuaciones de Maxwell, de berá tam bién hacerlo la suma.) A sí pues, al usar las condiciones de con torn o, debemos escribir £ . = £ , + Er, í- 2 = P;, y en form a sim ilar para los B. Pa ra la polarización que estam os considerando las ecuaciones (33.26) y (33.28) n o nos dan nueva inform ación; solamente la ecuación (33.27) es útil. Dice que E, + Er = Et sobre el contorno, es decir, p a ra x = 0. A sí pues, tenem os que ^
(33.38)
que debe ser cierta p ara todos t y p ara todo y. S upongan que consideramos prim e ro 0. Tenem os entonces f o ·? " ' + £ 'o e " ' = E sta ecuación dice que dos térm inos oscilantes son iguales ción. E sto puede suceder solamente si todas las oscilaciones cuencia. (Es imposible para tres - o cuaiquier otro n ú m e ro tipo con frecuencias diferentes obtener una sum a que sea instante.) A si pues, O)" = Ù)' = c.. Com o ya lo sabíam os, las frecuencias de las iguales a ia de la o nda incidente.
ondas reflejada
a una tercera oscila tienen la misma fre de térm inos de este nula para cualquier (33.39) y transm itida son
Se podria en realidad h aber evitado algunos inconvenientes introduciendo esto al principio, pero queríam os dem ostrarles que se puede obtener ta m bién de las ecuaciones. Al resolver un problem a real, generalm ente lo mejor es in troducir todo lo que conocen desde el principio a fm de evitarse un sinnúm ero de inconvenientes.
P o r definición, eí módulo de k e stá dado por k? ~ n^co'^lc^, p or lo que tenem os adem ás que k"'
C onsiderem os a h ora ia ecuación (33.38) p ara l = Q. Utilizando nuevam eníe la m ism a clase de razonam ientos que acab am o s de aplicar, pero esta vez basados en el hecho de que la ecuación debe ser vàlida para todo valor de y , tenem os que k'^ = K = ky. Según la ecuación (33.40),
(33.41)
así que + k'y^ = k l + k l
C om binando esta ecuación con la ecuación (33.41) tenem os que k l, o sea que k ! k ^ El signo positivo no tiene sentido; no daria u na o n da reflejada, sino u n a o nd a incidente, y dijimos al principio que estábam os resolviendo el probiem a p a ra un a soia o n da incidente. A sí pues tenem os A' = - f e , .
(33.42)
Las dos ecuaciones (33.41) y (33.42) nos dicen que el ángulo de reflexión es igual al ángulo de incidencia, com o era de esperar. (Ver la figura 33-3). L a o nd a refle ja d a es Er = (33.43) P a ra la on da transm itida ya hemos encon trad o que K
= K
y podemos resolver estas ecuaciones p a ra e ncontrar k''^. O btenem os k'f^ = k " ^ -
k f = ^
-
4
(33.45)
Supongam os por un mom ento que n¡ y Uj sean núm eros reales (ya que la parte im aginaria de los índices es m uy pequeña). E ntonces todos los k son núm eros reales y a partir de la figura 33-3 encontram os que
D e la (33.44) obte nem os que íia sin fli = m s t n e , ,
(33.47) 33-14
que es la ley de Snell p ara la refracción -n uevam en te algo que y a c onocíam os. Si los índices no son reales, los núm eros de onda son complejos y debem os usar la ecua ción (33.45). T odavía podríam os definir los ángulos 0,· y 6¡ por m edio de la ecuación (33.46) y la ley de Snell, ecuación (33.47), seria válida en general. Pero entonces los “ áng ulo s” también serán núm eros complejos, perdiendo así su interpretación geomé trica sim ple com o ángulos. Es mejor entonces describir el c o m portam iento de las ondas por medio de ios valores complejos de o k ”^ H asta ahora no hemos encontrado na da nuevo. Hemos tenido sim plem ente el ingenuo placer de obtener algunos resultados obvios a partir de un com plicado m e canism o matem ático. A h ora estam os listos p ara encontrar las amplitudes de las o ndas que aún no conocem os. U san do nuestros resultados p ara las co y los k, los factores exponenciales de la ecuación (33.38) se pueden cancelar, y obtenem os £o + £ó =
(33.48)
C om o E ' q y E ‘\ son desconocidos necesitamos una relación más. Podem os utilizar o tra de las condiciones de c ontorno. Las ecuaciones p a ra E E y no nos ayudan, debido a que to das las E tienen solam ente com ponentes z. D ebem os, por lo tanto, utilizar la condición para B. Probem os con la ecuación (33.29):
De las ecuaciones (33.35) a (33.37) obtenem os
R ecordando que uj" = co' = co y k"y = k'y ~ ky obtenem os que Eü -f- E'q = E q . ¡Pero e sta es precisam ente la ecuación (33.48) de nuevo! Simplemente hem os p er dido el tiempo p a ra obtener algo que ya conocíam os. P odem os pro bar con la ecuación (33.30), que B ^2 ~ pero ¡no hay com po nentes z de B! Asi pues, nos queda solam ente una ecuación: la ecuación (33.31), o sea que By) = By^. Pa ra las tres ondas tenem os: CO
^
co'
^
ijj"
(33.49) sobre el
N uevam ente todas las co y ky son iguales, p or lo que esto se reduce a = fci'E'o'.
(33.50)
E sto da una ecuación p a ra los E que es diferente a la de la ecuación (33.48). Con
dos podemos despeja r E \ y E " q. Recordando que k '^ kx -
k ''
—kj^ o bte nem os
^
(33.51)
^ 0.
(33.52)
Estas ecuaciones, ju n to con la ecuación (33.45) o la ecuación (33.46) para lo que queriam os saber. D iscutirem os las consecuencias de este resultado € ción próxima.
Fig. 33-7, Polarización de las ondas cuando el campo E de ia onda incidente es paralelo a( plano de incidencia. Si partim os con una on da polarizada con su vector E parale lo al plano de inci dencia, E ten drá tanto com ponente x com o y, com o se indica en la figura 33- 7. El trabajo algebraico es directo pero m ás complicado. (El trab a jo se puede reducir un poco expresando las cosas p a ra este caso en térm inos de cam pos magnéticos., que están todos en la dirección z). Se encuentra que n ik ^ ~ n\k '^ I
n \k ^ + n\k'i Veamos si nuestros resultados están de acuerdo con lo que obtuvim os a n terior mente. La ecuación (33.3) es el resultado que hallam os en el capítulo 35 dei voÍ. I p ara la relación entre la intensidad de la o n da reflejada y la intensidad de la onda incidente. Entonces, sin em bargo, considerábam os solam ente índices reales. Pa ra índices reales (y k reales), podem os escribir k , = kc k'J = k "
Sustituyendo en la ecuación (33.51) tenemos ^ = ^1 eos e, - n_'¿ eos d, Eo ni COS0 , + n ^ c o s ^ / que no parece ser lo mismo que la ecuación (33.3). Se ve que io es, no o bstante, si usam os la ley de Snell p a ra desem barazam os de los n. Poniendo sen 0 ,/sen 8, y multiplicando el num erador y el denom inador po r sen 0 , obtenem os E ’q _ eos di sen d, - sen 6, eos 6, Eq eos di sen 8^ + sen di co sTi ' El num erador y el denom inador son precisam ente los senos de {6 , - 0 , ) y (^, + 6^; obte nemos E'o
sen (6, -
d.)
-íT„ = s 9 r k m d ·
'
Puesto que E'q y E^ e stán en el mismo material, las intensidades son proporcionales a los c uadrados de los cam pos eléctricos, y obtenem os el m ism o resultado que antes. A nálogamente, la ecuación (33.53) es la m isma que la ecuación (33.4). Pa ra ondas queUegan con incidencia n orm al Oi = O y 0 , ~ 0. L a ecuación (33.56) da 0 /0 lo cual no es muy útil. Podem os, sin em bargo, volver a la ecuación (33.55) q u e d a
E ste resultado se aplica naturalm ente a “ c ualquier” polarización ya que para incidencia norm al no hay un “plano de incidencia” especial.
33-5
Reflexióo en metales
Podemos a ho ra usar nuestros resultados p a ra com prender el interesante fenóm e no de la reflexión en los metales. ¿Por qué son brillantes los metales? Vim os en el ijltimo capítulo que los metales tienen un índice de refracción que, para ciertas frecuencias, tiene una parte im aginaria grande. Veamos qué podem os obtener p ara la intensidad reflejada cuando la luz proveniente del aire (con n = 1 ) cae sobre un m aterial con n = - in ¡ . Entonces la ecuación (33.55) da (para incidencia normal) E'^
l + ini
P a ra la in te nsid ad de la onda reflejada, necesitamos el cuadrado de los valores absolutos de E \ y E^·.
o sea
|l - m / P ’ k = ‘- + 4 · = I1 - f «/
(33.58)
¡Para un material con un índice que sea un núm ero im aginario p u ro se tiene IOO por ciento de reflexión! Los metales no reflejan e! IOO p o r ciento, pero m uchos reflejan m uy bien la luz visible. En otras p alab ras, la pa rte im aginaria de sus índices es m uy grande. Pero habíam os visto que un a pa rte im aginaria grande p a ra el índice significa u n a gran absorción. A si pues, es un a regla general que si un m aterial cualquiera es un absorbente m uy bueno a u n a cierta frecuencia, las ondas son refiejadas fuertemente por la superficie y m uy pocas penetran en el absorbente. Pueden ver este efecto con colorantes intensos. Los cristales pu ros de los colorantes m ás intensos tienen un brillo “metálico” . P robablem ente h a n observado que en el borde de una botella de tinta violeta, el colorante seco d a un a reflexión m etálica d o rad a, o que la tinta roja seca a veces da un reflejo metálico verdoso. L a tinta ro ja abso rbe el verde de la luz transm itida, así que si la tinta es m uy concentrada, p resen tará u n a fuerte reflexión en la superficie p a ra las frecuencias de la luz verde.
33-8.
Un material que absorbe a frecuencia.
Pueden m ostrar fácilmente este efecto cubriendo u na placa de vidrio con tinta roja y dejándola secar. Si hacen incidir un haz de luz blanca sobre la p a rte de atrás de la piaca, como se m u estra en la figura 33- 8 verán un haz de luz ro ja transm itido y un haz verde reflejado.
33-6
Reflexión interna total
Si la luz va desde un m aterial com o el vidrio, con un índice real n m ay or que I, hacia, digamos, el aire con un índice Uj igual a I , la ley de SneD dice que
El ángulo d, de la o n da transm itida es de 90° cuando el ángulo de incidencia 6, t igual al “ ángulo critico” 0^ dado por
¿Qué sucede p a ra 6¡ m ayores que el ángulo crítico? Saben que ha y reflexión interna total. Pero, ¿cóm o sucede?
A h ora bien,
= /c sen
y /c = o jn /c , así que
= ~
(1 -
i
Si n sen es m a y or que uno, i negativo y fe" es imaginario puro, que ±i'kj. i A h o ra saben lo que es I significa! L a on da “transm itida” , ecuación (33.34) te n d rá la form a £i = L a am plitud de la o n da o crece o decae exponencialmente c uando crece x: Evidente mente io que necesitam os aquí es el signo negativo. Entonces la am plitud de la onda a la derecha del c o ntorno será com o m uestra la figura 33-9. N oten que k¡ es del orden de co/c - q u e es Ag, la longitud de o nd a de la luz en el espacio vacio. Cuando la luz se refleja totalm ente en la parte interna de un a superficie vidrio-aire, hay cam pos en el aire, p ero se extienden m ás allá de la superficie sólo h a sta un a distancia del orden de la longitud de on d a de la luz.
|Ey|
Fig. 33-9.
Reflexión interna total.
Veamos a h ora cóm o se resuelve el siguiente p roblem a: si un a on da luminosa propagándose en vidrio Uega a la superficie con un ángulo suñcientem ente grande y se refleja; si o tro pedazo de vidrio se adosa a la superficie (de m an era que la “ superficie” efectivamente desaparece) la luz es transm itida. ¿ C uándo sucede exac tamente esto? ¡Seguramente debe existir un cambio c ontinuo de la reflexión total a la no reflexión! L a respuesta, p o r supuesto, es que si la c apa de aire intermedia es ta n pequeña que la cola exponencial de la o n d a en el aire tenga un a intensidad apreciable en el segundo trozo de vidrio, po d rá sacudir los electrones de esa zona y generar u na nueva onda, com o se m uestra en la figura 33-10. Algo de luz se trans mitirá. (Evidentemente nuestra solución es in com pleta; debem os resolver todas las ecuaciones nuevam ente p a ra una delgada cap a de aire entre las dos regiones de vidrio.)
Fig. 33-10, Si hay una delgada capa intermedia, la reflexión interna no es "total·': aparece una onda transmitida másallá de la capa intermedia. Este efecto de transmisión puede ser observado con la luz ordinaria solamente si la capa de aire intermedia es muy pequeña (del orden de la longitud de onda de la luz, digamos 1 0 "^ cm ), pero es demostrable fácilmente con ondas de tres centí metros. En este caso el cam po exponencíaimente decreciente se extiende varios cen tím etros. En la figura 3 3 -U se ha dibujado un aparato de m icroondas que muestra este efecto. Las ondas de tres centímetros de un transm isor ptequeño se
Demostración de la penetración de la onda reflejada internamente.
transm iten directam ente a un prism a de parafina de 45°. El índice de refracción de ia parafina p ara estas frecuencias es de i , 50 y, p or lo tanto, el ángulo crítico es de 41,5°. A sí pues, la on da se refleja totalm ente en la c ara a 45*^ y es recibida por el detector A , com o se indica en la figura 3 3 -1 1(a). Si un segundo prism a de parafina se pone en con tacto co n el primero, com o m uestra ia pa rte (b) de la ñg ura, la onda lo atraviesa directam ente y es recibida por el detector B. Si se deja un espacio de pocos centímetros entre los dos prism as, com o en la parte (c) de ia figura, hay tanto onda transm itida com o reflejada. El cam po eléctrico en el exterior de la c ara a 45” del prism a en la figura 33-1 l(a) se puede igualmente poner de manifiesto llevando el detector B a pocos centím etros de la superficie.
34 M a g n e tis m o
de la
34 1
Diamagnetismo
34-2
[VIomentos magnéticos mentum angular
y
m a te r ia
paramagne-
34-5 Teorema de Larraor 34-6
y mo-
La física clásica no da ni diam
34-3
Precesión de los imanes atómicos
34-7 Momentum angular en la m ecá nica cuántica
34 4
Diamagneíismo
34-8 Energia magnética de los átomos
Releer: Sección 15-1, “ Fuerzas sobre una espira de corriente; energía de un dipolo” .
34-1
Diamagnetismo y paramagnetismo
En este capitulo vam os a hablar de las propiedades m agnéticas de los materiales. Eí m ateriai que tiene las propiedades m agnéticas m ás sorprendentes es, por supuesto, ei hierro. Los elem entos níquel, cobalto y - a tem peraturas suficientemente bajas (por debajo de 16° C >- gadolinio, asi com o cierta c antidad de aleaciones especiales, tienen propiedades m agnéticas sim ilares. E sa clase de m agnetism o, llam ada ferromagnetismo, es tan sorprendente y com plicada que la estudiarem os en urj capitulo especial. Sin em bargo, todas las sustancias ordinarias m uestran algunos efectos m ag néticos, aunque muy pequeños -m il a un millón de veces menores que los efectos de los materiales ferrom agnéticos-. Aqui vam os a describir el magnetism o ordinario, es decir, e( magnetismo de ¡as sustancias que no son fsnom agnéticas. Este pequeño magnetism o es de dos clases. Algunos m ateriales son atraídos hacia cam pos magnéticos; otros son repelidos. C ontrariam ente al efecto eléctrico en la m ateria, que siempre hace que ios dieléctricos sean atraídos, ei efecto magné tico tiene dos signos. Es posible m ostrar estos dos signos con ayuda de i troimán intenso que tiene una pieza polar muy en punta y u ' como se ha dib ujado en ia figura 3 4-i. El cam po magnético e cerca del polo en pu nta que cerca de¡ polo chato. Si se ata un pequeño trozo de material a un hilo largo y se suspende entre los polos, habrá en general una pequeña fuerza sobre él. Se puede ver esta pequeña fuerza por el ligero desplazam iento del material colgado cuando se enciende el imán. Los pocos materiales ferrom agnéticos son atraídos muy fuertemente hacia
el polo en p un ta; to dos los otros m ateriales experimentan una fuerza muy débil. A lgunos son atraídos débilmente hacia el polo en punta; otros son repelidos débil mente. L a m anera más fácil de ver el efecto es con un cilindro pequeño de bism uto, que es repelido de la región de cam po intenso. Las sustancias repelidas de este modo se llaman diamagnéticas. El bism uto es uno de los materiales diam agnéticos más intensos, pero aun así el efecto es totalm ente débil. El diam agnetism o siempre es muy débil. Si se suspende un pedazo pequeño de aluminio entre los polos, también hay una fuerza débil, pero hacia el polo en punta. Las sustancias com o el aluminio se llam an param agnéticas. (En un experim ento com o éste aparecen fuerzas debidas a corrientes parásitas c uando se enciende y se apaga el imán, las cuales pueden dar lugar a impulsos fuertes. D eben tener cuidado de determ inar el desplazam iento neto después que el objeto colgado se queda quieto.) A ho ra querem os describir brevemente el m ecanism o de estos dos efectos. Pri m eram ente, en m uchas sustancias los átom os no t\ei\en m on\enio n^agnético per m anente, o m ás bien, todos los im anes que hay dentro de cada átom o se compen san de m odo que elfm om ento resultante de! átom o es c e r ^ L o s espines y los mo vim ientos orbitales é W trónicos se com pensan e x ac tam ent^ xie modo que cualquie átom o determ inado no tiene m om ento magnético m e d io .^ n estas circunstancias: c uando aplican un cam po magnético se generan por inducción pequeñas corrientes adicionales dentro del átom o. Según la ley de Lenz, ei sentido de estas corrientes es tal que se oponen al aum ento del cam po. Asi, pues, los mom entos magnéticos inducidos de los átom os están opuestos al cam po magnético. E ste es el miecanismo del d ia m a g n e lis n ^ L uego hay algunas sustancias cuyos ¡átom os si tienen un m om ento magnético penn an ente —átom os en los cuale§Jas órBitas y los espines electrónicos tienen una corriente resultante no n u la ^ Así,[(además del efecto diamagnético (que siempre está presente), está la posibilida'3^ de aíihear los m om entos m agnéticos atóm icos. En este caso, los m om entos tratan de alinearse con el cam po magnético (tal com o ios dipo los perm anentes de un dieléctrico se alinean con el cam po eléctrico), y el magnetismo inducido tiende a aum entar el cam po magnético. E stas son las sustancias param ag néticas. Generalm ente el param agnetism o es bastan te débii porque las fuerzas de alineamiento son
relativamente bajas frente a ias fuerzas provenientes de ¡os m ovim ientos térmicos que tienden a destruir el orden/'í Es por eso también q u e ^ param agnetism o es de ordinario sensible a la te m peratu^}(el param agnetism o que proviene de los espines de los electrones responsables de la conducción en un metal constituye jjn a excepción. N o estudiarem os este fenòmeno aqui). En el param agnetism o ordinario,iícuanto menor es la te m peratura m ayor es el efecto. H ay más alineamiento a tem p eraturas bajas c uando los efectos de desordenam iento debidos a las colisiones son m en oréd Po r el contrario, eljjiiam agnetism o es más o menos independiente de la te m peraturSi En cualquier sustancia con momentos m agnéticos “ e m butidos” hay ta n to un efecto diamagnético como uno param agnètico, pero dom ina com únm ente este último.
E n el capítulo 11 describim os un material ferroeléctrico en el que todos los di polos eléctricos se aiineaban debido a sus propios cam pos eléctricos m utuos. T am bién es posible imaginar el análogo magnético de la ferroelectricidad, en el cual todos los m omentos se alinearían y se acoplarían. Si hacen cálculos sobre cómo ocurriría esto, en contrarán que com o las fuerzas magnéticas son m ucho más peque ñas que las eléctricas, los movim ientos térm icos destruirán este alineamiento aun a te m peraturas tan bajas com o unas décim as de grado Kelvin. Así, pues, sería im posible a la te m peratura ambiente tener un alineamiento perm anente de los imanes. P o r o tra parte, esto es exactam ente lo que ocurre en el hierro - a h í sí hay ali neam iento-. K ay una f u e iia efectiva entre los mom entos magnéticos do átom os dife rentes de hierro, la cual es m ucho, mucho m ayor que la interacción magnética directa. Es un efecto indirecto que sólo se puede explicar con la m ecánica cuántica. Es unas diez mil veces m ás fuerte que la interacción m agnética directa y es lo que alinea los m omentos en los materiales ferrom agnéticos. E studiam os esta interacción especial en un capítulo posterior. ¡ A ho ra que hemos tratad o de darles una explicación cualitativa del diamagne tismo y del param agnetism o, debemos corregim os y decir que no es posible hones ta m ente com prender los efectos magnédcos de los materiales desde el punto de vista de la física clásica. E sos efectos magnéticos son fe nó m eno s completamente cuán ticos. Sin em bargo, es posible h acer ciertos razonam ientos clásicos engañosos y hacerse una idea de lo que está pasando. Digám oslo así. Pueden hacer razonam ien tos clásicos y obtener estimaciones sobre el com portam iento del material, pero estos razonam ientos no son “ legales” en ningún sentido porque es absolutam ente esencial hacer intervenir la mecánica cuántica en cada uno de estos fenóm enos m agnéticos. N o obstante, ha y situaciones, tal co m o en un plasm a o región del espacio con m u chos electrones libres, en las que los electrones sí obedecen las leyes de la mecánica clásica. Y en estas circunstancias tienen valor algunos teorem as del magnetismo clásico. A dem ás, los razonam ientos clásicos tienen cierto valor p or razones histó ricas. Las pocas prim eras veces que los fisicos pudieron hacerse u n a idea del sig nificado y com portam iento de los m ateriales m agnéticos, udlizaron razonam ientos clásicos. Finalm ente, y ya hemos dado ejemplos de esto, la m ecánica clásica nos puede dar estimaciones útiles de lo que está pasando -au n q u e la m anera realmente honesta de estudiar este tem a seria aprendiendo mecánica cuántica prim ero para luego entender el magnetismo en térm inos cuánticos.
Por otra parte, no queremos esperar hasta que aprendam os mecánica cuántica de punta a punta para com prender algo simple como el diamagnetismo. Tendremos que d escansar en ia mecánica clásica en una especie de dem ostración a medias de lo que ocurre, teniendo en cuenta, sin em bargo, que los razonam ientos no son real m ente correctos. Por lo tan to, hacem os una serie de teorem as sobre el magnetismo clásico, que los confundirán porque dem ostrarán cosas diferentes. A excepción del último, to dos serán incorrectos. A un más, to dos serán incorrectos com o descripción del m undo físico porque se deja la mecánica cuántica & un lado.
34-2
M om eníos magnéticos y m om entum angular
El primer te orem a que querem os dem ostrar a partir de la mecánica clásica es el siguiente: si un electrón se mueve en una órbita circular (por ejemplo, dando vuel ta s alrededor de un núcleo bajo la influencia de una fuerza central), hay un co ciente definido entre el m om ento magnético y el mom entum angular. Llamemos J al m om enium angular y /i al m omerito magnético del electrón en la órbita. El módulo del m om entum angular es la m asa de! electrón por la velocidad por el radio (ver la figura 34-2). E stá dirigido perpendicularmente al plano de ia órbita. (34.1) (Esta es, naturalm ente, una fórm ula no relativista, pero es una buena aproxim ación p ara átom os, porque p ara los electrones que intervienen, v /c es generalm ente del orden de e ^ / k c ~ 1 /137 o sea, aproxim adam ente el 1 por ciento.)
Fig. 34-2. Para cualquier órbita circular el momento magnético /j es g f l m por el momentum angular J. El mom ento magnético sección 14-5.) La corriente punto de la órbita, o sea, es ia velocidad dividida por
de la misma órbita es Ja corriente por el área. (Ver la es la carga que pasa por unidad de tiempo por cualquier la carga q por la frecuencia de rotación. La frecuencia la longitud de la órbita; luego, ^ = 9
■
El área es nr^, de modo que el mom ento magnético es
• al plano de la òrbita. Por io tan to, J y fx están en la misma Í* = ^
J (òrbita)
(34.3)
Su cociente no depende ni de la velocidad ni del radio. Pa ra cualquier partícula moviéndose en una órbita circular el m om ento magnético es igual a q /2 m por el m om entum angular. En el caso del electrón la carga es negativa - la podem os llamar - q g -\ luego, p ara un electrón M
^ (órbita electrónica)
(34.4)
E sto es lo que se esperaria clásicamente y, lo que es más bien un m ilagro; tam bién vale cuánticam ente. Son cosas que pasan. Sin em bargo, si continúan con la física clásica, encon trarán o tras partes donde da respuestas incorrectas, y es todo un juego tratar de recordar qué cosas están bien y qué cosas son incorrectas. T am bién podriam os darles inmediatamente lo que es válido en general en la mecánica cuántica. Prim ero, la ecuación (34.4) es válida para el movimiento orbital, pero no es el único magnetism o que existe. El electrón también tiene espín, que es algo asi com o una rotación alrededor de su propio, eje (parecida a ¡a rotación de la tierra alrededor de su eje) y corno resultado de ese espín tiene también un momentum angular y un m omento magnético, Pero por razones puram ente cuanticas - n o hay explicación c lá sic a - el cociente entre /j.y J para el espin del electrón es el doble del correspondiente al movim iento orbital del electrón con espin; fx = - ~ J (espín del electrón)
(34,5)
E n cualquier átom o hay, en general, varios electrones y algunas combinaciones de espín y rotación orbital que dan lugar a un m om entum angular total y a un m om ento magnético total. A unque no hay ninguna razón clásica de por qué debe ser así, siempre es verdad en la mecánica cuántica que (para un átom o aislado) la dirección del m om ento magnético es exactam ente opuesto a la dirección del mo m entum angular. El cociente de los dos no es necesariam ente ni - q j m ni q j l m sino algo intermedio porque hay una mezcla de las contribuciones de las órbitas y de los espines. Podemos escribir = - í ( 2I )
/■'·
donde g es un factor característico del estado del átomo. Sería I p a ra un m omento puram ente orbital, o 2 para un m om ento puram ente de espín, o algo intermedio para un sistem a com plicado com o un átomo. N aturalm ente, esta fórm ula no nos dice m ucho. Indica que el mom ento magnético es parale lo al m om entum angular, pero puede tener cualquier módulo. L a form a de la ecuación (34.6) es conveniente, sin e m bargo, porque g -lla m ado "factor g de L a n d é " - es u n a constante adim ensíonal cuya m agnitud es del orden de uno. Predecir el factor g p a ra cualquier estado ató mico en particular es una de las tareas de la mecánica cuántica. Puede que también estén interesados en lo que pasa en los núcleos. En los nú cleos hay protones y neutrones que se pueden mover en una especie de órbita y que al
mismo tiempo tienen, como el electrón, una rotación intrinseca o espin. Aqui tam bién el momento magnético es paralelo al momentum angular. Sólo que ahora el orden de magnitud del cociente de los dos es lo que seria de esperar para un protón dando vueltas en circulo, con la m de la ecuación (34.3) igual a la masa det protón. Por lo tanto, se acostumbra a escribir para los núcleos /* = ? ( 2“ ) J.
(34.7)
donde nip es la masa del protón y g -llamado factor g nuclear- es un número cerca no a uno, que hay que determinar para cada núcleo. Otra diferencia importante en un núcleo es que el momento magnético de espin del protón no tiene un factor g ú t 2 como el electrón. Para un protón, g 2(2,79). Y lo que es bastante sorprendente, el neutrón también tiene un momento magnético de espin y el cociente entre su momento magnético y su momentum angular es 2 (-l,9 3 ). En otras palabras, el neutrón no es exactamente "neutro” en ló que res pecta al magnetismo. Es como un pequeño imán y tiene la clase de momento mag nético que tendria una carga negativa girando.
34-3
Precesión de los imanes atómicos
Una de las consecuencias de tener el momento magnético proporcional ai mo mentum angular es que un imán atómico colocado en campo magnético precesa. Primero razonaremos clasicamente. Supongan que tenemos un momento magné tico fl suspendido libremente en un campo magnético uniforme. Experimentará un torque t , igual a /i x B que trata de alinearlo en la dirección del campo. Pero el iman atómico es un giroscopio -tiene un momentum a n gu lar /-. Por lo tanto, debido al campo magnético el torque no hará que el imán termine alineado. En lugar de eso, el imán pre cesará, como vimos al analizar un giroscopio en el capitulo 20 det voiumen I. El momentum angular - y con él el momento magnético- precesa alrede dor de un eje paralelo al campo magnético. Podemos hallar la velocidad de pre cesión con el mismo método que usamos en el capitulo 20 del primer volumen. Supongan que en un corto tiempo Al el momentum angular varia de J a 7', como ¿e ha dibujado en la figura 34-3, formando siempre el mismo ángulo O con la dirección det campo magnético B. Llamemos a)p a la velocidad angular de pre cesión, por lo que en el tiempo At el ángulo de precesión es (.)„ Al. Se deduce de la geometría de la figura, que la variación del momentum angufar en el tiempo At AJ = (7 sen e)(cúp At). Por lo tanto, la derivada del momentum angular respecto al tiempo es
que debe ser igual al torque:
Fig. 34-3. Un objeto de momentum angular J y momento magnético para lelo f!, colocado en un campo magnético B precesa con velocidad angular La velocidad angular de precesión es entonces «^ = ^ 5 .
(34,10)
Sustituyendo f i U dado en la ecuación (34.6), vemos que para un sistema ató;
(34.u )
la frecuencia de precesión es proporcional a B. Es práctico recordar que para un átomo (o un electrón) 7p = ^
= (1.4 m egac iclos/gauss)gS,
(34.12)
fl. = ~
= (0.76 kilociclos ,/g
(34.13)
(Las fórmulas para'átomos y para núcleos son diferentes únicamente por las con venciones diferentes para g en ambos casos.) Por lo tanto, según la teoria clásica las órbitas ~y los esp in es- electrónicos de un átomo deben precesar en un campo magnético. ¿Es también válido cuánticamen te? Esencialmente es válido, pero el significado de la ''precesión" es diferente. En la mecánica cuántica no se puede hablar de dirección del mornenturn angular en et mismo sentido que clásicamente; de todas maneras, hay una analogía muy estrecha -tan estrecha que seguiremos llamándola "precesión"-. La estudiaremos más adelante cuando hablemos del punto de vista cuántico.
34-4
Diamagnetismo
A continuación queremos examinar el diamagnetismo desde e! punto de vista clásico. Se puede calcular de varias maneras, pero una de las maneras más elegantes es la siguiente. Supongan que encendemos lentamente un campo magnético en las cercanias de un átomo. A medida que
eì campo magnètico cambia, se genera un campo eléctrico por inducción magnètica. Conforme a la iey de Faraday, la integrai curvilínea de E a lo iargo eie cuaiquier camino cerrado es la derivada respecto al tiempo del flujo magnètico a través del camino, vSupongan que elegimos un camino /' que es una circunferencia de radio r con centro en el centro del àtomo, como muestra la figura 34-4, El promedio del campo eléctrico tangencial E a lo largo de este camino està dado por E2w,· =
at
y hay un campo eléctrico circular cuya intensidad es
El campo eléctrico inducido que ; túa sobre un electrón del átomo produce un igual a la derivada del momentum angular torque igual a - q e£ i‘, e! cual debe s respecto al tiempo, d j/d t :
Integrando respecto al tiempo desde el campo cero, encontramos que la variación del momentum angular debida ai encendido del campo es AJ :
(34.15)
Este es el momentum angular adicional proveniente del impulso rotatorio dado a los electrones al encender el campo. Este mom entum adicional da lugar a un momento magnético adicional que. como se trata de un movimienta orbital, es simplemeníe - q j l m por el momentum angular. El momento diamagnético inducido es (34.16) Dn la regla de Lenz pueden ver que es correcto) significa que 5 opuesto a! campo magnético. N os gustaria escribir la ecuación (34.16) de un modo un poco diferente. El r que aparece es el radio a partir de un eje paralelo a B que pasa por el átomo, por lo que si B está
según el eje z, es x- + >'■. Si consideramos los átomos esféricamente simétricos (o promediamos sobré átomos con sus ejes naturales en todas direcciones), el promedio de + y es 2 /3 del promedio del cuadrado de la verdadera distancia radia! desde ei centro mismo del átomo. En consecuencia, por lo comiin, es más conveniente escribir la ecuación (34,16) en la forma (< r'> ^ . = < r^ > )
(34.17)
En todo caso, hemos encontrado un momento atómico inducido proporcional al campo magnético B y opuesto a él. Este es el diamagnetismo de la materia. Es este efecto magnético el responsable de la pequeña fuerza que experimenta un trozo de bismuto en un campo magnético no uniforme (pueden obtener la fuerza calculan do la energia de los momentos inducidos en el campo y viendo cómo varia la energia cuando el material se saca o se introduce en la región del campo intenso). Aún nos queda un problema; ¿cuál es el promedio < r - > del cuadrado del ra dio? La mecánica clásica no nos puede dar respuesta alguna. Debemos volver atrás y empezar todo con la mecánica cuántica. En un átomo, no podemos decii; realmen te dónde está un electrón, sino conocer únicamente la probabilidad de que esté en un sitio. Si interpretamos < r^ > como el promedio del cuadrado de la distancia al centro para la distribución de probabilidad, el momento diamagnético dado por la mecánica cuántica es exactamente !o mismo que la fórmula (34.17). Naturalmente, esta ecuación es el momento de un electrón. El momento total está dado por la suma sobre todos los electrones del átomo. Lo sorprendente es que el razonamiento clásico y la mecánica cuántica dan la misma respuesta, aunque como veremos, el razona miento clásico que lleva a la ecuación (34.17) no es en realidad válido en la mecá nica clásica. Aparece el mismo efecto diamagnético aun cuando un átomo ya tenga un mo mento permanente. Luego, el sistema precesará en el campo magnético. A medida que todo el átomo precesa, adquiere una pequeña velocidad angular adicional y ese girar lento da una pequeña corriente que representa una corrección al momento magnético. Este es justamente el efecto diamagnético representado de otra manera. Pero realmente no tenemos que preocuparnos de eso al hablar del paramagnetismo. Si primero se calcula el efecto diamagnético, como hemos hecho aqui, no tenemos por qué preocuparnos de que haya una pequeña corriente adicional debida a Ja pre cesión. Esto ya ha sido incluido en el término diamagnético.
34-5
Teorema de Larmor
Ya podemos sacar una conclusión de los resultados obtenidos hasta ahora. Primero que todo, en la teoria clásica el momento // siempre era proporcional a J con una constante dada de proporcionalidad para un átomo en particular. N o habia ningún espín de los electrones y ia constante de proporcionalidad era siempre es decir, en la ecuación (34.6) debíamos poner 1. El cociente entre a y J era independiente de los movimientos internos de los electrones. Asi. pues, según la teoria clásica todos los sistemas de electrones precesarian con la misma velocidad angular (esto no es verdad en la mecánica cuántica). Este resultado está relacionado con un teorema de la mecánica clásica que desearíamos demostrar ahora. Supongan que tenemos un grupo de electrones que
una atracción hacia un punto central mantiene juntos -tal como el núcleo atrae a lüs electrones-. Los electrones también estarán interactuando entre si y, en genera!, pueden tener movimientos complicados. Supongan que han hallado la solución sin campo magnético y entonces quieren saber cuáles serian los movimientos con un campo magnético débil. El teorema dice que el movimiento en un campo magnético débil siempre es una de las soluciones sin campo más una rotación alrededor del eje del campo con una veiocidad angular co¡^ = q ^ l l m . (Lo cual es igual a a> si l.) Naiuralmenie, hay muchos movimientos posibles. Lo importante es qqe para cada movimiento sin campo magnético hay un movimiento correspondiente con el campo, el cual es el movimiento original más una rotación uniforme. Esto se llama teorema de Larmor y oj¡^ se llama frecuencia de Larmor. N os gustaria mostrar cómo se demuestra el teorema, pero les dejaremos calcular los detalles. Tomen primero un electrón en un campo de fuerzas centrales. La fuerza que experimenta es simplemente ¥(r) dirigida hacia el centro. Si ahora'aplicamos un campo magnético uniforme, tenemos la fuerza adicional v x B; la fuerza total es entonces F{r) 4- qv X B. (34,18) Examinemos ahora et mismo sistema desde un sistema de coordenadas que rota con velocidad angular co alrededor de un eje paralelo a B que pasa por el centro de fuerza. Esto ya no es un sistema inercial, por lo que tenemos que introducir las seudofuerzas apropiadas -la s fuerzas centrifuga y de Coriolis de que hablamos en el capitulo 19 del volumen I- . Encontramos allí que en un sistema de ejes que rota con veiocidad angular o> hay una fuerza tangencial aparente proporcional a componente radial de la velocidad; F> = -Imto ür.
(34.19)
y hay una fuerza radial aparente que está dada por F,· = mw^r + ImojL·,,
(34.20)
donde v¡ es la componente tangencial de ! de coordenadas (la componente radial v’ inercial). Ahora bien, para velocidades angulares suficientemente pequeñas (es decir, si ('>r < v , ) , podemos despreciar el primer término (centrífugo) en la ecuación (34.20) frente al segundo (de Coriolis). Entonces es posible escribir conjuntamente las ecua ciones (34.19) y (34.20) en la forma F = - 2 m w X V.
(34.21)
Iinvertimos el producto vectorial y el signo de la ecuación (34.21) para obte: último término |, Examinando nuestro resultado, vemos que si
los dos últimos términos se cancelan y la única fuerza en el sistema rotante es V(r). El movimiento del electrón es exactamente lo mismo que sin campo magnético - y , por supuesto, si rotación-. Hemos demostrado el teorema de Larmor para un electrón. Como la demostración supone una c·; pequeña, el teorema es válido sóio para campos magnéticos débiles. Lo único que podriamos pedirles para mejorai las cosas es que tomen el caso de muchos electrones interactuando entre si, pero todos en ei mismo campo central, y que demuestren el mismo teorema. Asi, pues, no importa lo complicado que sea un átomo: si tiene un campo central el teorema es válido. Pero ésa es la muerte de la mecánica clásica, porque en realidad no es ver dad que los movimientos precesen de esa manera. La frecuencia de precesión de la ecuación (34,11) sólo es igual a si ocurre que g es iguai a 1.
34-6
La ñsica clásica no da ni diamagnetismo ni paramagnetismo
Ahora nos gustaria demostrar que conforme a la mecánica clásica no puede haber ni diamagnetismo ni paramagnetismo. Parece una locura: primero demos tramos que hay paramagnetismo, diamagnetismo, órbitas que precesan, etc., y ahora vamos a demostrar que todo está mal. ¡Sí! Vamos a demostrar que s/ siguen con la mecánica clásica suficientemente lejos, no hay tales efectos magnéticos -io d o s se compensan-. Si empiezan un razonamiento clásico en cierto punto y no avanzan lo suficiente er¡^ ias^ consecuencias, pueden obíener la respuesta que quieran. Pero la
Es una consecuencia de la mecánica clásica que si tienen cualquier clase de sistema - u n gas con electrones, protones y lo que se a - dentro de una caja de modo que el todo no puede girar, no habrá efecto magnético. Es posible tener un efecto magnético si tienen un sistema aislado, tal como una estrella que se mantiene unida por si misma, el cua! puede comenzar a rotar cuando aplican el campo magnético. Pero si tienen un trozo de material que se mantiene en su sitio de modo que no puede empezar a girar, no habrá efectos magnéticos. Resumimos asi !o que entendemos por impedir que gire: a una temperatura dada suponemos que hay sólo un estado de equilibrio termodinàmico. El teorema dice entonces que si aplican un campo magné tico y esperan que el sistema alcance equilibrio termodinàmico, no habrá, ni paramagnetismo ni diamagnetismo - n o habrá ningún momento magnético inducido—. D e mostración: según la mecánica estadística, la probabilidad de que un sistema tenga un determinado estado de movimiento es proporcional a donde í/ es la energia de ese movimiento. Ahora bien; ¿cuál es la energia de movimiento? Para una partícula moviéndose en un campo magnético constante la energia es la energia potencial ordinaria más mv^ ¡1 sin nada adicional debido al campo magnético. Ustedes saben que las fuerzas debidas a campos electromagnéticos son q{E -i- v x B), y que la rapi dez F · V con que se realiza el trabajo es simplemente qE ■ v, la cual no está afectada por el campo magnético. Asi, pues, la energia de un sistema, esté o no en un campo magnético, siempre está dada por la energia cinética más la energía potencial. Como la probabilidad de cualquier movimiento sólo depende de la energia - e s decir, de la veiocidad y de la pos ición- es lo mismo que haya o no un campo magnético. Por lo tanto, e! campo magnético no tiene ningún efecto sobre et equilibrio termodinàmico. Si tenemos un sistema en una caja y luego tenemos otro sistema en una segunda caja, esta vez con un campo magnético, la probabilidad de cualquier velocidad en cualquier punto de la primera caja es igual que en la segunda.
Si la primera caja no tiene ninguna corriente media circulante (y no la tendrá si está en equilibrio con las paredes estaiicas), no hay momento magnètico medio. Como en la segunda caja todos los movimientos son iguales, tampoco alli hay un momento magnético medio. Por lo tanto, si se mantiene la temperatura constante y se res tablece el equilibrio termodinàmico después de aplicar el campo, no puede haber ningún momento magnético inducido por ei campo -con forme a la mecánica clásica-. Sólo con la mecánica cuántica podemos llegar a una comprensión satisfactoria de los fenómenos magnéticos. Desafortunadamente, no podemos suponer que ustedes tengan un buen conoci miento de la mecánica cuántica, por lo que difícilmente sea éste el momento de discutir el tema. Por otra parte, no siempre tenemos que aprender algo aprendiendo primero las reglas exactiis y luego aprendiendo cómo se aplican en casos diferentes. Prácticamente lodos los temas que hemos abordado en este curso han sido tratados de diferente modo. En el caso de la electricidad, escribimos las ecuaciones de Max well en la “pàgina uno" y luego dedujimos todas las consecuencias. Es'a es una manera. Pero ahora no trataremos de empezar una nueva “ página uno" escribiendo las ecuaciones de la mecánica cuántica y deduciendo todo de ellas. Simplemente les hablaremos de algunas consecuencias de la mecánica cuántica antes de que aprendan de dónde vienen. Asi, pues, allá vamos.
34-7
Momentum angular en la mecánica cuántica
Ya les hemos dado una relación entre el momento magnético y el momenium angular. Eso está muy bien. Pero, ¿cuál es el significado del momento magnético y el momenium angular en la mecánica cuántica? En ta mecánica cuántica resulta que lo mejor es definir cosas tales como los momentos magnéticos en términos de otros conceptos, tales como energia, para estar seguros de lo que significa. Ahora bien, es fácil definir un momento magnético en función de la energia porque la energia de un momento en un campo magnético es, en la teoria clásica, /i - B . En conse cuencia, se ha lomado la siguiente definición en la mecánica cuántica: si calculamos la energia de un sistema en un campo magnético y encontramos que es proporcional a la intensidad de campo (para campos pequeños), el coeficiente se llama componen te del momento magnético en la dirección del campo (no necesitamos ponernos tan elegantes para nuestro trabajo; atin podemos pensar en el momento magnético en el sentido ordinario clásico, hasta cierto punto). Nos gustaria discutir ahora el concepto de momentum angular en la mecánica cuántica - o más bien las características de lo que en la mecánica cuántica se llama momentum angular-. Como ven, al pasar a nuevas clases de leyes, no pueden supo ner simplemente que cada palabra va a significar exactamente lo mismo. Puede que piensen: “Ah, sé lo que es el momentum angular. Es eso que varía cuando aplicamos un torque”. ¿Pero qué es un torque? En ta mecánica cuántica tenemos que tener nue vas definiciones de las viejas magnitudes. Por lo tanto, legalmente, lo mejor sería darle otro nombre, tal como “momenium cuantangular” o algo por el estilo, porque es el momentum angular tal como se lo define en la mecánica cuántica. Pero si en la mecánica cuántica podemos hallar una magnitud que sea idéntica a nuestra vieja idea de momentum angular cuando et sistema se hace suficientemente grande, no es de utilidad inventar una palabra más. También podríamos llamarlo momentum angular simplemente. Aclarado esto.
esa cosa rara que estamos a punto de describir es el momentum angular. Es io que en sistemas grandes reconocemos como momentum angular en la mecánica clásica. Primeramente, lom emos un sistema cuyo momentum angular se conserva, tal como un átomo solitario en el espacio vacio. Ese sistema podría (tai c om o la tierra girando sobre su eje) estar girando, en el sentido ordinavio de la palabra, alrededor de cualquier eje que se elija. Y para cada velocidad de giro podría haber muchos "e stados” diferentes, todos de la misma energia correspondiendo cada ‘'estado'' a una dirección determinada dei eje del momentum angular, Así, pues, en la teoría clásica, dado un momentum angular, hay un número infmito de estados posibles, todos de la misma energía. Por el contrario, en la mecánica cuántica resulta que ocurren varias cosas ex trañas. Prímero: el número de estados en que ese sistema puede existir está limitado - só lo hay un número finito--. Si eí sistema es pequeño, el número finito es muy pequeño y si el sistema es grande, el número fmito se hace muy, pero muy grande. Segundo: no pod emos describir un "estado" dando la dirección de su rnomentum angular, sino únicamente dando la componente del momentum angular según alguna dirección - la dirección z, por ejemplo- Clasicamente, un objeto con un momentum angular total J podría lener, para su componente z, cualquier valor entre + J y —J. Pero cuá.nticamente, la componente r del momentum angular sólo puede tener cier tos valores discretos. Cualquier sistema - u n átomo, o un núcleo, o lo que se a - con una energia dada, tiene un número característico j y la componente z de su mo menium angular sólo puede asumir uno de los siguientes valores:
jh
0 - 2)« (34.23) - Ü - 2)A -(;■ - m -jh La componente z más grande es j por h; la que le sigue es una unidad de h menor, y asi siguiendo hasta -Jh. El número J se ilama ''espín del sistema" (algunos lo llaman "número cuántico del momentum angular total", pero nosotros !o llamaremos ••espin"). Puede que les preocupe saber sí lo que estamos diciendo vale ùnicamente pava cierto eje z "especial". Pero no es así. Para un sistema cuyo espín es j. la componente del momentum angular según cualquier eje sólo puede tener uno de ios valores (34.23). Aunque es bastante misterioso, les pedimos que lo acepten por e\ momen to. Más adelante volveremos sobre este punto y lo discutiremos. Por lo menos pueden estar contentos de oír que ia componente z va desde cierto número hasta menos el mismo número, de modo que por lo menos no tenemos que decidir cual es la dirección positiva del eje z (por cierto que sí dijéramos que va desde + j hasta menos una cantidad diferente, eso sería infinitamente misterioso porque no podría mos detinir ei eje z apuntando en el otro sentido).
Ahora bien, si la componente z del momeniutn angular debe bajar de uno en uno desde hasta -J, entonces j debe ser un entero. ¡No! N o tanto; dos veces j debe ser un entero. Sólo la diferencia entre -vj y - j debe ser un entero. Asi, pues, en general, el espía j es entero o semienlero, según que 2j sea par o impar. Por ejemplo, tomen un núcleo como el litio, que tiene espin tres medios: J = 3 /2 . Enton ces el momentum angular respecto al eje z es, en unidades de h, uno de los siguien-
+ 3 /2 + 1/2 - 1/2 - 3 /2 . Hay cuatro estados posibles, todos de ia misma energia, si el núcleo t pació vacio sin campos externos. Si tenemos un sistema cuyo espin es ponente z de su momentum angular tiene únicamente los siguiente:
- 2. Si cuentan cuántos estados hay para un j dado, encuentran {2j -t- 1) posibilidades. En otras palabras, si me dicen cuál es la energia y también el espin j , resulta que hay exactamente (2_/ + 1) estados con esa energia, cada uno de los cuales corresponde a uno de los diferentes valores posibles de la componente z del momentum angular. Agreguemos otro hecho. Si toman íú azar cualquier átomo de j conocido y mi den la componente z del momentum angular, pueden obtener cualquiera de los va lores posibles, y cada uno de ellos es igualmeníe probable. En efecto, lodos los estados son estados únicos y cada uno es tan bueno como el otro. Cada uno tiene el misino ’■peso" en el mundo (estamos suponiendo que no se ha hecho nada para escoger una muestra especial). Incidentalmente, este hecho tiene un análogo clásico simple. Si hacen la misma pregunta clásicamente: ¿cuál es la probabilidad de un valor particular de ia componente z del momentum angular si toman una muestra al azar de sistemas, todos con el mismo momentum angular total? -la respuesta es que todos los valores desde el máximo hasta el mínimo son igualmente probables (pueden calcular esto fácilmente)-. El resultado clásico corresponde a la equiprobabilidad de las {2j + I) posibilidades en la mecánica cuánnca. Con lo que tenemos hasta ahora podemos sacar otra conclusión interesante y algo sorprendente. En ciertos cálculos clásicos, la cantidad que aparece en el re sultado final es el cuadrado del módulo del momentum angular J - o sea J J - . Resulta que muchas veces es posible tener una idea de la fórmula cuántica correcta usando ei cálculo clásico y la siguiente regla simple: reemplazar f = J-J por J(J + 1)^^· Esta regla se usa comúnmente y de ordinario da el resultado correcto, pero no siempre. Podemos dar el siguiente argumento para mostrar por qué seria de esperar que esla regla funcione.
Se puede escribir el producto escalar J-J en la forma J - J = J ¡ -l· .¡1 + J l C omo es un escalar, debe ser el mismo para cualquier orientación del espín. Su pongan que tomamos muestras al azar de un sistema determinado cualquiera y ha cemos medidas de o o el valor medio debe ser igual para todas (ninguna dirección es privilegiada). En consecuencia, el promedio de J · J es simplemente igual a tres veces el promedio de cualquiera de las componentes al cuadrado, diga mos que de J l
Si ahora decimos que vamos a usar la misma ecuación en la mecánica cuántica, podemos hallar fácilmente < j f > . Sólo tenemos que sumar los {2/ + I) valores posibles de J] y dividir por el numero total;
> =
/
+ O' -
1)' + ■ ■ ■ + ( - J + 2 / -i- í
I)' +
^2
(34 25)
Para un sistema de espín 3 12 se tiene; < Jl> =
(3/2 )^ +
(1/2)^ 4
(-1 /2 )^^ + ( - 3 / 2 ) ^ 1 4
Concluimos que j
y =
3|?í^ - 1(1 + 1)^1^
Dejamos que ustedes demuestren que la ecuación (34.25), junto con la ecuación (34.24), da ei resultado general
J - J = J( j' + i)h^.
( 34.26)
Aunque clásicamente pensaríamos que el mayor valor posible de la componente z de J es justamente el módulo de 7 - o sea s, ^J-J- cuánticamente, el máximo de J . siempre es unpoco menor porque Jh siempre es menor que y/(/' + \)h. El momentum angular nunca yace "completamente en la dirección z".
34-8
Energía magnética de los átomos
Ahora queremos hablarles nuevamente del momento magnético. Hemos dicho que en la mecánica cuántica el momento magnètico de un sistema atómico deierminado se puede escribir en función del momentum angular mediante la ecuación (M.6), (34.27)
Un imán colocado en un campo magnético externo tendrá una energia magnética adicional que depende de la componente de su momento magnético en la dirección del campo. Sabemos que = ~¡J^· Si.
(34.28)
= -M.fi-
(34.29)
Eligiendo el eje z en la dirección de B,
Usando la ecuación (34.27) tenemos
La mecánica cuántica dice que J. sólo puede tener ciertos valores; jh , ( j -jh . En consecuencia, la energia magnética de un sistema atómico no es arbitraria; sólo puede tener ciertos valores. Por ejemplo, su valor máximo es
Los valores posibies de la energia magnética s
los valores posiblesy, {7' - 1 ) , (7 - 2 )..,,( - _ /'+ I), ~j. En otras palabras, c:uando se pone sistema atómico en un campo magnético j energia varia en uní1 cantidad que proporcional al campo y proporcional a Umag
-------B
- " I ti
Fig. 34-5. Energías magnéticas posibles le un sistema atómico de espín 3 /2 en n campo magnético B.
J^. Decimos que la energía de un sistema atòmico "se desdobla en 2J + 1 niveles” debido al campo magnético. Por ejemplo, un àtomo cuya energia es U q fuera de un campo magnético y cuyo J es 3 /2 , tendrá cuatro energías posibles al colocarle en un campo. Podemos mostrar estas energías por medio de un diagrama de niveles de energia como el dibujado en la figura 34-5. Cualquier átomo en particular sólo puede tener una de las cuatro energías posibles en un campo determinado B. Esto es lo que la mecánica cuántica dice sobre et comportamiento de un sistema atòmico en un campo magnético.
El sistema "atómico'' más simple es un electrón solo. El espin de un electrón es 1/2 , por lo que hay dos estados posibles: = h /2 y J ^ ~ - h / 2 . Para un electrón en reposo (sin movimiento orbital) el momento magnético de espin tiene un g que vale 2, de modo que la energia magnética puede ser ± ^ g B . La figura 34-6 muestra las energías posibles en un campo magnético, Hablando a la ligera decimos que et electrón tiene su espín o "hacia arriba” (según el campo) o "hacia abajo” (opuesto al campo). Para sistemas de espin más alto hay más estados. Podemos pensar que el espin está "hacía arriba” o "hacia abajo” o inclinado a cierto "ángulo” intermedio, según sea ei valor de J^. Lfsaremos estos resultados cuánticos para estudiar las propiedades magnéticas de los materiales en el próximo capítulo.
35 P a r a m a g n e tis m o y
35-2
re s o n a n c ia
m a g n é tic a
Ei experimento de Stern-Gerlach 35-6
Resonancia magnética nuclear
Releer: Capitulo 1 1, Dentro de los dielécl,
35-Í
Estados magnéticos cuantizados
En el último capitulo describimos cómo en la mecánica cuántica el momentum angular de algo no tiene una dirección arbitraria, sino que su componente según un eje dado sólo puede tomar ciertos valores discretos igualmente espaciados. Es algo raro y chocante. Quizás piensen que no deberíamos entrar en tales cosas hasta que ustedes estén más avanzados y listos para aceptar esta clase de idea. En reali dad, sus mentes nunca estarán suficientemente listas -en el sentido de que sean capaces de aceptar fácilmente tai c osa-. N o hay modo descriptivo alguno de ha ceria inteligible y que a la vez no sea tan sutil y avanzado en su propia forma que resulte más complicado que lo que tratan de explicar. El comportamiento de la materia a escala microscópica es verdaderamente muy extraño - co m o hemos se ñalado muchas v eces- y es diferente de cualquier cosa a la que están acostumbra dos. A medida que avanzamos en la fisica clásica, es una buena' idea tratar de ¡rse familiarizando poco a poco con el comportamiento de las cosas a una escala micros cópica, al principio como una suerte de experiencia sin ninguna comprensión profunda. La comprensión de ello viene muy lentamente, si es que viene. Natural mente, uno es capaz de saber qué va a suceder en una situación cuántica -si esto es lo que comprensión significa-, pero nunca se tiene la sensación de comodidad de que estas reglas cuánticas son "naturales", Por supuesto que lo son. pero no son naturales para nuestra experiencia propia a un nivel ordinario. Debemos aclarar que la actitud que vamos a tomar respecto a esta regla del momentum angular es completamente diferente de muchas de las otras cuestiones de que hemos hablado. No vamos a tratar de "explicarla”, pero al menos debemos decirles
io que sucede; no seria honrado describirles las propiedades magnéticas de los materiales sin mencionarles el hecho de que la descripción clásica del magnetismo -de! momentum angular y de los momentos magné ticos- es incorrecta. Una de las caracteristicas más chocantes y perturbadoras de la mecánica cuántica CS que si toman el momentum angular según cualquier eje particular encuentran que siempre es un entero o un semientero por ñ. Esto es así, sea cual sea el eje que tomen. Las sutilezas de este hecho curioso -qu e pueden tomar cuaiquier otro eje y encuen tran que la componente según él también está incluida en el mismo conjunto de valores-- las dejaremos para un capitulo posterior, cuando experimentarán la satisfacción de ver cómo se resuelve finalmente esta paradoja aparente. Ahora aceptaremos solamente el hecho de que para cada sistema atómico hay un número J. llamado espín del sistema -qu e debe ser un entero o un semienteroy de que la componente del momentum angular según cualquier eje particular ten drá siempre uno de los siguientes valores entre + y
J - 1 J ~ 2
[-J También hemos mencionado que todo sistema atómico sencillo tiene un mo mento magnético que tiene la misma dirección que el momentum angular. Esto no sólo es válido para átomos y núcleos sino también para las particulas fundamen tales. Toda partícula fundamental tiene su valor propio característico para J y para su momento magnético. (Para algunas particulas ambos son cero.) Lo que queremos dar a entender por "el momento magnético" en esa afirmación es que la energia del sistema en un campo magnético, en la dirección z por ejemplo, se puede escribir en la forma para campos magnéticos débiles. Debemos imponer la condición de que el campo no debe ser muy intenso, porque de otro modo podria perturbar los movimientos internos del sistema y la energia no seria una medida del momento magnético que se encontraba presente antes de que se aplicase el campo. Pero si el campo es suficientemente débil, el mismo varia la energia en la cantidad A[/ = i ecuación tenemos que r
(35.2) nplazai / i. por V-.
(35.3)
donde J- tiene uno de los valores de la ecuación (35.1). Supongan que tenemos un sistema de espin J — 3 /2 . En ausencia de un campo magnético, el sistema tiene cuatro estados diferentes posibles correspondientes a los valores diferentes de J., todos los cuales tienen exactamente la misma energia, Pero en el momento en que introducimos el campo magnético, hay una energia adicional de interacción que separa estos estados en c\¡atro niveles de energía levemente diferentes. Las energías de estos niveles están dadas por una
sistema de espin / tiene (2/ + 1} valores posibles de energia en un campo magnético B. El desdoblamiento de energia es proporcional a B para cam pos débiles. cierta energia proporcional a B. multiplicada por fi por 3 /2 , 1 /2 , - I /2 y - 3 /2 - ic s valores de J¿-. Los diagramas de la figura 35-1 muestran los desdoblamientos de los niveles de energía para sistemas atómicos con espines 1/2 , 1 y 3 /2 (recuerden que el momento magnético siempre es antiparalelo at momentum angular para cualquier ordenamiento de electrones). Observarán en los diagramas que el “centro de gravedad” de ios niveles de energia es el mismo con o sin campo magnético. Observen también que los espacia raientos de un nivel al siguiente son siempre iguales para una particula dada en un campo magnético dado. Vamos a escribir el espaciamiento de energia, para un campo magnético B dado, como t w - lo cual es simplemente una defmición de cOp-. Usando las ecuaciones (35.2) y (35.3^, tenemos
(35,4) La cantidad g ( q /lm ) es justamente el cociente entre el momento magnético y el momentum angular - e s una propiedad de la partícula- La ecuación (35 4) es la misma fórmula que obtuvim.os en ei capítulo 34 para la velocidad angular de pre cesión en un campo magnético de un giroscopio cuyo momentum angular es / y cuyo momento magnético es ¡x.
35 -2
EJ experimento de Síera-Gerlach
El hecho de que el momentum angular esté cuantizado es tan sorprendente que vamos a hacer un poquito de historia acerca de él. Su descubrimiento produjo una gran sorpresa (aunque teóricamente se esperaba). Stern y Gerlach lo observaron por primera vez en un experimento realizado en 1922. Si lo desean, pueden consi derar el experimento de Stern-Gerlach como una justificación directa de la creencia en !a cuantización del momentum angular. Stern y Gerlach idearon un experimento para medir el momento magnético de un átomo de plata. Produjeron un haz de áto mos de plata evaporando plata en un horno y dejando que algunos salieran a través de una serie de agujeros pequeños. Este haz se dirigió entre los polos de un imán especial, como muestra la fígura 35-2. Su idea fue la siguiente: si el átomo de plata tiene un momento magnético ^ y lo colocamos en un campo magnético B, tendrá una energia siendo z la dirección del campo magnético. En la teoria clásica (x^ seria igual al momento magnético por el coseno del ángulo formado por el momento y el campo magnético, por lo que la energia adicional en el campo sería
A t/ =
(35.5)
Naturalmente, al salir los átomos del horno sus momentos magnéticos apuntarían en cuaiquier dirección posible y encontraríamos cualquier valor para d. Ahora bien, si el campo magnéíico varia muy ràpidamente con z —si hay un gradiente intenso de c a m p o - la energia magnética variará también con ¡a posición y habrá una fuerza sobre los momentos magnéticos cuya dirección dependerá de si el coseno de 6 es positivo -o negativo. Los átomos serán atraídos hacia arriba o hacia abajo por una fuerza proporcional a la derivada de la energia magnética; según el príncipio de los trabajos virtuales, tenemos (35.6) Stern y Gerlach construyeron su imán con uno de los polos muy en punta para le así se produjese una variación muy rápida dei campo magnético. El haz
de àiomos de piata se dirigió justamenie a lo largo de este filo para que asi los átomos se viesen sometidos a una fuerza vertical en un campo no homogéneo. U n átomo de plata con su momento magnético dirigido horizontalmente no expe rimentaría fuerza y pasaría en linea recta el imán. Un átomo cuyo momento mag nético estuviese exactamente vertical experimentarla una fuerza vertical que lo em pujaría hacia el polo en la punta del imán. Un átomo cuyo momento magnético apuntase hacía abajo experimentaría un empuje hacía abajo. Por consiguiente, cuan do abandonasen el imán, los átomos se distribuirían de acuerdo a sus compórtenles verticales de momento magnético. Todos los ángulos son posibles en la teoría clásica, de modo que cuando los átomos de plata se recogen por deposición en una lámina de vidrio, se espera una distribución de plata según una línea vertical. La altura de la linea sería proporcional al módulo del momento magnético. El tremendo fracaso de las ideas clásicas se puso de manifiesto cuando Stern y Gerlach vieron io que en la realidad sucede. Encontraron en la lámina de vidrio dos manchas nítidas. Los áto mos de plata habían formado dos haces. Es casi milagroso que un haz de átomos cuyos espines estarían aparentemente orientados al azar se desdoble en dos haces separados. ¿Cómo sabe el momento magnético que solamente se le permite llevar ciertas componentes en la dirección del campo magnético? En realidad éste fue el comienzo del descubrimiento de la cuantización del momentum angular, y en lugar de tratar de darles una explicación teórica, solamente les diré que se atengan al resultado del experimento tal como los físicos de entonces tuvieron que aceptarlo en su momento cuando se realizó el expe rimento por primera vez. Es un hecho experim ental que la energía de un átomo en un campo magnético toma una serie de valores particulares. Para cada uno de estos valores la energía es proporcional a la intensidad del campo. Por consiguiente, en una región donde el campo varía, el principio de los trabajos virtuales nos dice que la fuerza magnética posible sobre los átomos tendrá un conjunto de valores discretos; la fuerza es diferente para cada estado y, por lo tanto, el haz de átomos se desdobla en un número pequeño de haces distintos. Se puede encontrar la intensidad del momento magnético a partir de la medida de ía desviación de los haces. 35-3 El método de haces moleculares de Rabi Describiremos ahora un aparato mejorado de medida de momentos magnéticos que desarrollaron I, I. Rabi y sus colaboradoies. La desviación de los átomos en el experimento de Stern-Gerlach es muy pequeña y la medida del momento magnético no es muy precisa. La técnica de Rabi permite una precisión fantàstica en la medida de los momentos magnéticos. El mètodo se basa en el hecho de que la energia original de los átomos en un campo magnético se desdobla en un número finito de niveles de energía. Que la energía de un átomo en un campo magnético pueda tener solamente ciertas energías discretas no es realmente más sorprendente, que el hecho de que los átomos en general puedan tener solamente ciertos niveles discretos de energia -a lg o que mencionamos con frecuencia en el volumen Ì-. ¿Por qué no valdría lo mismo para átomos en un campo magnético? Si, sirve. Pero se intenta correlacio narlo con la idea de un momento magnético orientado que impEca algunas compli caciones raras de la mecánica cuántica. Cuando un átomo tiene dos niveles que difieren en energía en la cantidad ¿i U, puede realizar una transición dei nivel superior al nivel inferior mediante la emisión de un cuanto
de luz de frecuencia a;, siendo ho; = Ai/.
(.35.7)
Lo mismo puede suceder con átomos en un campo magnético. Sólo que, desde luego, las diferencias de eiergia son tan pequeñas que la frecuencia no corresponde a lu? sino a microondas o a radiofrecuencias. Las transiciones deí nivel inferior de energia a un nive! superior de un átomo, también pueden tener lugar mediante la absorción de luz o, en el caso de átomos en un campo magnético, mediante la absorción de energía de microondas. Asi pues, sí tenemos un átomo en un campo magnético, podemos causar transiciones de un estado a otro mediante ia aplicación de un campo electromagnético adicional de la frecuencia apropiada. En otras palabras, si tenemos un átorho en un campo magnético intenso y le ‘'hacemos cosquillas" al átomo con un campo electromagnético débil que varia, habrá una cierta probabilidad de pasarlo a otro nivel si la frecuencia es próxima a la o» de la ecuación (35.7). Para un átomo en un campo magnético, esta frecuencia es justamente to que antes llamamos y está dada en función de! campo magnético por la ecuación (35.4), Si se cosquillea al átomo con la frecuencia incorrecta, la probabilidad de causar una transición es muy pequeña. Por consiguiente, en la probabilidad de causar una transición hay una resonancia aguda en a>p. Midiendo la frecuencia de esta resonancia en un campo magnéfico B conocido, podemos medir Ja cantidad g(q /2 m ) con gran precisión, y de aqui sacar el factor g.
Fig. 35-3 La precesión clásica de i itomo con momento magnético /f y rr
Es interesante cuando se llega a la misma conclusión desde un punto de vista clásico. Según la imagen clásica, cuando colocamos un pequeño giroscopio de mo J en un campo magnético externo, el mento magnético fiy momentum angular giroscopio precesará alrededor de un eje paralelo al campo magnético (ver la Fig, 35-3). Supongan que preguntamos: ¿cómo podemos cambiar ei ángulo ud giroscopio clásico respecto a! campo -expresamente, respecto al eje z - ? El campo magnético produce un torque en dirección horizontal. Pensarían que tal torque está tratando de alinear el imán con el campo, pero solamente causa la precesión. Si queremos cambiar el ángulo de! giroscopio respecto al eje z, debemos aplicarle un torque en dirección del eje z. Si aplicamos un torque que va en la misma dirección que la precesión, el ángulo de! giroscopio cambiará y darà una componente más pequeña de J en ta dirección z. En la figura 35-3, aumentará el ángulo entre 7 y el eje z. Si tratamos de impedir la precesión, J se mueve hacia la vertical.
un campo magnétic normal a n, como e ilante, cor
¿Cómo podemos aplicar la clase de torque que deseamos a nuestro àtomo prece sando en un campo magnético uniforme? La respuesta es: aplicando un pequeño campo magnético lateral. Puede que piensen que la dirección de este campo mag nético tendria que rotar con la precesión del momento magnético de manera que siempre formase con él un ángulo recto, como el campo B' en !a figura 35-4(a). Este campo sirve, pero un campo horizontal alterno es casi tan bueno. Si tenemos un campo horizontal B' pequeño, el cual está siempre en la dirección ,x (más o menos) y que oscila con la frecuencia en cada semiciclo el torque sobre el mo mento magnético se invierte, de modo que tiene un efecto acumulativo que es casi tan efectivo como un campo magnético rotatorio. Clásicamente, pues, esperaríamos que la componente del momento magnético según la dirección z cambiase si tene mos un campo magnético oscilatorio muy débil con una frecuencia exactamente Es natura) que, clásicamente, cambiaria continuamente, pero en ia mecánica cuántica la componente z del momento magnético no se puede ajustar continua mente. Debe saltar de repente de un valor a otro. Hemos hecho la comparación entre las consecuencias de la mecánica clásica y de la mecánica cuántica para darles cierta idea de lo que puede suceder clásicamente y de cómo se relaciona con lo que realmente sucede en la mecánica cuántica. A propósito, notarán que la frecuencia de resonancia esperada es la misma en ambos casos.
Una nota adicional: según lo que hemos dicho acerca de la mecánica cuántica, no hay razón aparente para que no haya también transiciones a la frecuencia la ) Resulta que no hay nada análogo en el caso clásico, ni tampoco sucede en la teoría cuántica -por !o menos en el método particular de inducir las transiciones que hemos descrito-. Con un campo magnético horizontal oscilante, la probabilidad de que una frecuencia la>p cause un salto de dos pasos al mismo tiempo es cero. La probabilidad de que ocurran transiciones, bien hacia arriba bien hacia abajo, es so lamente a la frecuencia coAhora estamos preparados para describir el método de Rabi para la medida de momentos magnéticos. Consideraremos aqui solamente dicha operación para átomos de espin I /2. La figura 35-5 muestra un diagrama del aparato. Hay un horno que produce un haz de átomos neutros que pasa a través de tres imanes. El imán I es exactamente como el de la figura 35-2 y tiene un campo con un gradiente de campo intenso -diga mos que con d B j d z positiva. Si los átomos tienen momento magnético, serán desviados
hacia abajo si J . = + h /2 , o hacia arriba si = h¡ 2 (ya que y J son opuestos en los electrones). Si considerarnos solamente los átomos que atraviesan la rendija Sj, hay las dos trayectorias posibles que se muestran. Los átomos de J- = + h / 2 deben seguir la curva a para atravesar la rendija y los de J, = ~ t / 2 deben seguir la curva b. Los átomos que salgan del horno según otros caminos no atravesarán ia lendija. El imán 2 tiene un campo uniforme. N o se ejercen fuerzas sobre los átomos en esta región, por lo que atraviesan en linea i -’cta y entran en el imán 3. El imán 3 es exactamente corno el imán 1 pero con el car:ipo invenido de modo que d B J d z liene signo opuesto. Los átomos de J¡ = + 7 f/2 «.decirnos ‘'con espin hacia arriba") que sintieron un empaje hacia abajo en el imán I, sienten un empuje hacia arriba en el imán 3; continúan en el camino a y atravesando la rendija S^ llegan a un detector. Los átomos de = - í / 2 (“con espin hacia abajo") también sienten fuerzas opues tas en los im.anes 1 y 3, siguen el camino b que también los conduce al detector a través de la rendija S,· El detector se puede construir de diversas maneras, dependiendo del átomo que se mida. Por ejempio, para átomos de un meta! aicaiino corno el sodio, e) deíeccor puede ser un alambre delgado y caliente de tungsteno conectado a un medidor sensible de corriente. Cuando Jos átomos de sodio aterrizan en e) alambre, se eva poran como iones N a“^ dejando allá un electrón. Se establece una corriente pro porcionaJ aJ número de átomos de sodio que llegan por segundo. En el entrehierro del imán 2 hay un conjunto de bobinas que produce un campo magnético horizontal B' pequeño. Las bobinas funcionan mediante una corriente que oscila a una frecuencia <>> variable. Asi, pues, entre los polos del imán 2 hay un campo vertical B,, constante e intenso y un campo horizontal B' oscilante y débil. Supongan que hacernos la frecuencia o; deJ campo osciJante igual a -ia frecuencia de ‘‘precesión” de los átomos en el campo B. El campo oscilante hará que aigunos de los átomos que pasen hagan transiciones de un J. at otro. Un átomo cuyo espin inicial estaba “hacia arriba” (/^ = + h/2) puede ser cambiado “ hacia abajo" [ J ¡ = ~h/2 ). Este átomo tiene ahora invertida la dirección de su momento magnético por to que sentirá una fuerza hacia abajo en el imán 3 y seguirá el ca mino a', que muestra la figura 35-5. Ya no pasará a través de la rendija hacia el detector. Análogamente, algunos de los átomos cuyos espines iniciales estaban hacia abajo (J, = - l i l i ) se
invertirán hacia arriba {J^ = -t-^/2) cuando pasen por el imán 2, seguirán el camino b' y no llegarán al detector. Si el campo oscilante B' tiene una frecuencia apreciablemente diferente de cop. no invertirá espines y los átomos seguirán sus caminos no perturbados hacia el detector. De este modo pueden ver que la frecuencia de “precesión” cop de los áto mos en el campo Bq se puede encontrar variando la frecuencia co del campo B' hasta que se observe una disminución en ia corriente de átomos que llega al detector. Ocurrirá una disminución de la corriente cuando co esté “en resonancia” con oj~ Una representación de la corriente del detector en función de co se puede parecer a lo que muestra la figura 35-6. Conociendo co. podemos obtener el valor de g del átomo.
Estos experimentos con haces atómicos, o como se les Uama corrientemente, ex perimentos de resonancia de haces “moleculares", son una manera delicada y bella de medir las propiedades magnéticas de los objetos atómicos. Se puede determinar con gran precisión la frecuencia de resonancia co. —de hecho, con una precisión mayor que con la que medimos el campo magnético B„, el cual debemos conocer para encontrar g. 35-4
Paramagnetismo macroscópico de materiales
Ahora desearíamos describir el fenómeno del paramagnetismo macroscópico de los materiales. Supongan que tenemos una sustancia cuyos átomos tienen momen tos magnéticos permanentes, por ejemplo, un cristal de sulfato de cobre. En el cristal hay iones de cobre cuyas capas electrónicas internas üenen un momentum angular resultante y un momento magnético resultante. Asi, pues, ei ion cobre es un objeto que liene un momento magnético permanente. Digamos unas palabras sobre cuáles átomos tienen momentos magnéticos y cuáles no. Cualquier átomo, el sodio por ejemplo, que tenga un número impar de electrones, tendrá momento magnético. El sodio tiene un electrón en su capa incompleta y este electrón da al átomo un espin y un momento magnético. Sin embargo, ordinariamente cuando se forman los compuestos, íos electrones adicionales de la capa externa se acoplan con otros electrones cuyos espines tienen direcciones opuestas, de modo que todos los momenta angulares y todos los momentos magnéticos de los electrones de valen cia se cancelan corrientemente. Esta es la razón, en general, para que las m.e!r,:ulas no tengan
momento magnético. Por supuesto, si tienen un gas de átomos de sodio, no existe esa compensación*. Del mismo modo, si tienen lo que se llama en química un “radical libre” - u n objeto con un número impar de electrones de valencia-· los enla ces no se saturan compietamente y hay un momentum angular resultante. En la mayoría de los materiales macroscópicos hay un momento magnético re sultante solamente si hay átomos presentes cuya capa electrónica interna no está compieta. En este caso, puede haber un momentum angular resuhante y un momen to magnético. Estos átomos se encuentran en la parte de los “elementos de transición” de la tabla periódica -po r ejemplo, el cromo, ei manganeso, el hierro, el níquel, el cobalto, el paladio y el platino son elementos de esta clase-. Todos los elementos de ias tierras raras también tienen capas internas incompletas y, por lo tanto, tienen momentos magnéticos permanentes. Hay un par de elementos extraños que también tienen momentos magnéticos; uno de ellos es el oxigeno liquido, pero dejaremos que el departamento de química les explique el porqué. Supongan ahora que tenemos una caja llena de átomos o moléculas con mo mentos permanentes -dig am os un gas, un liquido o un cristal-. N os gustaría saber qué sucede.sí aplicamos un campo magnéíico externo. Sin ningún campo magnético, los átomos son empujados desordenadamente por los movimientos térmicos y los momentos se mueven apuntando en todas direcciones. Pero cuando hay un campo magnético, éste trata de alinear los imanes pequeños; hay entonces más momentos en la dirección det campo que en otra dirección. El material se ha “ magnetizado".
sultante por unidad de volumen, con lo cual entendemos la suma vectorial de todos los momentos magnéticos atómicos en una unidad de volumen. Si hay N átomos por unidad de volumen y su momento promedio es < / i > , M se puede expresar como N por el momento atómico promedio: N < fx>
(35.8)
La defmición de M corresponde a la definición de polarización eléctríca P del capítulo 10. La teoria clásica del paramagnetismo es exactamente c omo la teoria de la constan te dieléctrica que dimos en el capitulo 11. Se supone que cada uno de los átomos tenga un momento magnético fx, que siempre tiene el mismo módulo, pero que puede apuntar en cualquier dirección. En un campo B, la energía magnética es ·B = -fiB eos tí, donde B es el ángulo formado por el momento y el campo. Según la mecánica estadística, la probabilidad relativa de tener cualquier ángulo es g-energía/fcr por lo que los ángulos próximos a cero son más probables que los próximos a n. Procediendo exactamente como hicimos en la sección 11-3, encontramos que para campos magnéticos pequeños, M es paralelo a B y su módulo es (35.9) [ver la ecuación (11.20)). Esta fórmula aproximada es correcta solamente para mucho menor que uno.
u mayona, awnqiie también haya algunas
Encontramos que la magnetización inducida - e l momento magnético por unidad de vo lu men- es proporcional al campo magnético. Este es el fenòmeno del paramagnetismo. Verán que el efecto es más intenso a bajas temperaturas y más débil a temperaturas más aitas. Cuando apü'camos un campo a una sustancia, ella desarrolla, para campos pequeños, un momento magnético proporciona! al campo. Se llama susceptibilidad magnética al cociente entre M y B (para campos pequeños). Ahora queremos considerar el paramagnetismo desde el punto de vista de la mecánica cuántica. Tomamos en primer lugar un átomo de espín 1/2. En ausencia de campo magnético los átomos tiene una cierta energia, pero en un campo magnético hay dos energías posibles, una para cada valor de J^. Para = Ti¡2, el campo magnético hace que la energía sufra una variación
;
(35.10)
(El corrimiento de energía A U es positivo para un átomo ya que la carga del electrón es negativa.) Para = - ü H , la energia varía en la cantidad AC/3 =
LU =
(3 5 .'»
(35.13)
El significado de /íq es claro: -^g es la componente i del momento magnético en el caso de espín hacía arriba y es la componente z del momento magnético en el caso de espín hacia abajo. Ahora bien, la mecánica estadística nos dice que laprobabilidad de que átomo esté en un estado u otro es proporcional a
un
^-(energía del estado)/AT, En ausencia del campo magnético, los dos estados tienen la misma energia y por eso cuando hay equilibrio en un campo magnético, las probabilidades son propor cionales a (35,!4) El número de átomos por unidad de volumen con espín hacia arriba es (35.15)
(35.16)
L a constante a hay que determinarla de manera que A '„„ta+A'.b.jo=A'. nùmero total de ì
3 por unidad de volumen. Asi, obtenemos
Lo que nos interesa es el momento magnético promedio según el eje z. Los átomos de espin hacia arriba contribuirán con un momento y los de espin hacia abajo lo harán con + Hq. de este modo, el momento promedio es
El momento magnético por unidad de volumen M es entonces N las ecuaciones (35.15), (35.16) y (35.17) obtenemos
Esla es la fórmula cuántica para M en el caso de átomos con j = 1 /2. A proposito, esta fórmula también se puede escribir de un modo algo más conciso en términos de la función tangente hiperbólica: M = Np-Q tanh
kT
(35.21)
La figura 35-7 muestra una representación de M en función de B. Cuando B se hace muy grande, la tangente hiperbólica se aproxima a 1 y M hacia ei valor limite Por consiguiente, para campos intensos la magnetización se saturo. Podemos ver por qué ocurre asi; para campos suficientemente intensos todos los momentos están alineados en la misma dirección. En otras palabras, todos se en cuentran en el estado de espin hacia abajo y cada átomo contribuye con el mo mento Mn·
Fig. 35-7. Variación de la magnetización paramagnética en función de la intensidad del campo magnético B.
En la mayoria de los casos normales -diga mos, para los momentos típicos, la temperatura ambiente y los campos que ordinariamente se puede obtener (del orden de 10.000 gauss)-- el cociente fx^B/kT es del orden 0,02. Se debe bajar mucho la temperatura para ver la saturación. A temperaturas normales, se puede reemplazar tanh X por x y escribir M = -- 0 -
(35.22)
M es proporcional a B. igual que en la teoria clásica. D e hecho, la fórmula es casi exactamente igual, excepto que parece que falta un factor de 1/3, Pero aún necesitamos relacionar la de la fórmula cuántica con la /u. que aparece en ei resultado clásico, ecuación (35.9). En la fórmula clásica, lo que aparece es momento magnético, o sea
=
el cuadrado del vector
Señalamos en el capitulo anterior que con mucha probabilidad pueden obtener la respuesta correcta de un cálculo clásico reemplazando J-J por ,/(■/-i- \)ñ-. En nues tro caso particular tenemos que M I , por lo que j U + 1)*" = Sustituyendo esto en lugar de J-J en la ecuación (35.23), obtenemos
o en función de
defmida en la ecuación (35.12), f i - t i = 3mo·
Sustituyendo fj} en la fórmula clásica (35.9) por esto, verdaderamente nos reproduce la fórmula cuántica correcta, ecuación (35.22). La teoria cuántica del paramagnetismo se extiende fácilmente a átomos de cual quier espin j. La magnetización en un campo débil es
M =
(35.24)
donde í'« = f l
(35.25)
es una combinación de constantes con las dimensiones de un momento magnético. Se llama magnetón de Bohr. La mayoria de los átomos tienen momentos de este tamaño aproximadamente. El momento magnético de espín del electrón vale casi exactamente un magnetón de Bohr.
35-5
Eiifdaiìiienio poi- ¿iesnaagneiizacióíí adiabálica
Hay una aplicación especial del paramagnetismo que es muy interesante. A muy bajas temperaturas es posible alinear los ¡manes atómicos en un campo intenso. Es posible entonces descender a temperaturas extremadamente bajas mediante un proceso llamado desmagnetización adiabática. Podemos tomar una sa! paramagné tica (por ejempto, una que contenga un cierto número de átomos de tierras raras como nitrato amónico de praseodimio), y comenzar a enfriarla, con helio liquido hasta uno o dos grados absolutos en un campo magnético intenso. Asi, el factor f í B / k T es mayor que 1 - m á s parecido a 2 o a 3 - La mayoria de los espines están alineados y la magnetización está casi saturada. Digamos, para simplificar, que el campo es muy potente y que la temperatura es muy baja, por lo que casi todos los átomos están alineados. Ahora aislamos la sal térmicamente (digamos que quitando el helio liquido y haciendo un buen vacío) y apagamos el campo magnético. La temperatura de la sal sigue bajando. Ahora bien, si quitasen e! campo de repente, el movimiento desordenado y las sacudidas de los átomos en la red cristalina sacarían gradualmente lodos los es pines del alineamiento. Unos estarían hacia arríba y otros hacía abajo. Pero si no hay campo (y despreciando las interacciones entre los imanes atómicos, que darán solamente un error despreciable), no se necesita energía para voltear los imanes atómicos. Podrían distribuir al azar sus espines sin ningún cambio de ener gía y por lo tanto sin ningún cambio de temperatura. Supongan, sin embargo, que mientras los imanes atómicos están siendo zarandea dos por el movimiento térmico, hay aim un poco de campo magnético presente. Entonces se necesita trabajo para ponerlos en dirección opuesta al campo -deben realiza r trabajo contra el campo -. Esto loma energia de los movimientos térmicos y baja la temperatura. Asi, pues, si el campo magnético intenso no se retira muy rápida mente, la temperatura de la sal disminuirá -se ha enfriado por desmagnetizaciónDesde el punto de vista cuántico, cuando el campo es intenso todos los átomos están en el estado inferior, porque la probabilidad de que alguno se encuentre en el estado superior es increíblemente pequeña. Pero a medida que disminuye el campo hay más y más probabilidad de que las fluctuaciones térmicas empujen un átomo al estado superior. Cuando esto sucede, e! átomo absorbe la energia A Ù ~ fi^B. Por consiguien te, si el campo magnético se saca lentamente, las transiciones magnéticas pueden to mar energía de las vibraciones térmicas del cristal, enfriándolo. D e esie modo es posi ble ir desde una temperatura de unos pocos grados absolutos hasta una temperatura de unas pocas milésimas de grado. ¿Les gustaría enfriar aún más? Pues bien, la Naturaleza ha proporcionado un medio. Ya hemos mencionado que los núcleos atómicos también tienen momentos magnéticos. Nuestras fórmulas del paramagnetismo sirven igualmente bien para los núcleos, .excepto que los momentos de los núcleos son aproximadamente un millar de veces más pequeños. (Son del orden de magnitud de qhU m p donde m p ts la masa del protón, por lo que son menores por el cociente de las masas del electrón y del protón.) Con tales momentos magnéticos, aun a una temperatura de 2°K, el factor /j.B lk T es solamente unas pocas milésimas. Pero si usamos el proceso de desmag netización paramagnètica para descender a una temperatura de unas milésimas de grado, ,u B ík T se hace casi I - a estas temperaturas bajas podemos comenzar a saturar los momentos nucleares-. Es una ventura, ya que podemos usar entonces
la desmagnetización'adiabática del magnetismo nuclear para alcanzar temperaturas aún más bajas. En resumen, es posible realizar dos etapas para enfriamiento magné tico. Primero usamos desmagnetización adiabática de iones paramagnéticos hasta alcanzar unas milésimas de grado. Luego, usamos la sal paramagnética fría para enfriar cierto material que tenga un magnetismo nuclear intenso. Finalmente, cuando quitemos el campo magnético de este material, su temperatura descenderá a unas mi llonésimas de grado sobre el cero absoluto - s i lo hemos hecho todo muy cuidadosa-
35-6
Resonancia magnética nuclear
Hemos dicho que el paramagnetismo atómico es muy pequeño y que el magne tismo nuclear es aún un millar de veces menor. Aun así, es relativamente fácil observar ei magnetismo nuclear mediante e! fenómeno de “resonancia magnética nuclear”. Supongan que tomamos una sustancia, tal como agua, en la que todos los espines electrónicos están exactamente equilibrados de manera que su- momen to magnético resultante es cero. Las moléculas aún tendrán un momento magnético muy, muy débil debido al momento magnético nuclear del núcleo de hidrógeno. Supongan que colocamos una muestra pequeña de agua en un campo magnético B. Como los protones (del hidrógeno) tienen espin 1 /2 , tendrán dos estados posibles de energia. Si el agua está en equilibrio térmico, habrá levemente más protones en los estados de energía más baja - co n sus momentos paralelos al c am p o- Hay un momento magnético pequeño resultante por unidad de volumen. Com o el momento del protón es solamente una milésima de un momento atómico, la magnetización que marcha como -usa ndo la ecuación ( 3 5 .2 2 )- tiene solamente una milloné sima de la intensidad del paramagnetismo atómico tipico (ésta es la razón por la que hemos escogido un material sin magnetismo atómico). Si lo calculan, la dife rencia entre el número de protones con espín hacia arriba y con espín hacia abajo es solamente uno en 10®: ¡el efecto es verdaderamente muy pequeño! N o obstante, se puede observar del siguiente modo. Supongan que rodeamos la muestra de agua con una pequeña bobina que pro duce un pequeño campo magnético horizontal oscilante. Si el campo oscila a la frecuencia cop, inducirá transiciones entre los dos estados de energía -¡ustamente como describimos en el caso del experimento de Rabi en la sección 35-3, Cuando un protón salta de un estado de energía superior a uno inferior, suelta la energía f x ji, que, como hemos visto, es igual a ña>p. Si salta del estado de energia inferior al superior, absorberá la energía TitOp de la bobina. Como hay levemente más protones en el estado inferior que en el superior, habrá una absorción resultante de energia de !a bobina. Aunque el efecto es muy pequeño, la leve absorción de energia se puede ver con un amplificador electrónico sensible. Lo mismo que en el experimento de haces moleculares de Rabi, la absorción de energia se verá solamente cuando el campo oscilante esté en resonancia, es decir, cuando
De ordinario es más conveniente buscar la resonancia variando B y conservando c fijo. La absorción de energía aparecerá evidentemente cuando
Fig, 35-8. Un aparato de resonancia
La figura 35-8 muestra un tipico ap ar at o de resonancia magnética nuclear. Un oscilador de alta frecuencia se conecta a la bobina pequeña colocada entre los polos de un gran electroimán. D os bobinas pequeñas auxiliares se conectan a una corrienie de 60 ciclos de modo que el campo magnético está modulado airededor de su valor promedio en una cantidad tnuy pequeña. Como ejempio, digamos que la corriente principal del imán se ajusta para producir un campo de 5.000 gauss y que las bobinas auxiliares producen una variación de + 1 gauss respecto a ese valor. Si se coloca el oscilador a 21,2 megaciclos por segundo, se encontrará ia resonancia protónica cada vez que el campo baira 5000 gaus (usando ia ecuación ( 3 4 .J3) con 5,58 para el protón). El circuito del oscilador es de tal forma que da una señal de salida adicional proporcional a cualquier variación de potencia que se absorba del oscilador. Esta señal alimenta el amplificador de desviación vertical de un osciloscopio, Ei barrido horizontal del osciloscopio se dispara una sola vez en cada cicJo de la frecuencia de modulación del campo (más comúnmente, la desviación horizontal se hace pro porcional al campo que modula). Antes de que la muestra de agua se coloque en ia bobina de aita frecuencia. Ja pofenc/a sacada dei oscilador tiene algún valor (no varia con el campo magnético). Sm embargo, cuando se coloca una boiellita de agua en ta bobina, aparece una señal en el osciloscopio, como lo muestra la figura. Vemos una imagen de !a po tencia absorbida por la reorientación del espin de ios protones. En la práctica, es difícil saber cóm o ajustar el imán principal a exactamente 50 00 gauss. Lo que se liace es ajustar la corriente de! imán principal hasta que aparece en el osciloscopio la señal de resonancia. Resulta que éste es ahora eJ modo más conveniente de hacer una medida precisa de la intensidad de un campo magnético. Naturalmente, antes alguien tuvo que medir con precisión el campo magnético y la frecuencia para determinar el valor de g del protón. Pero una vez que se ha hecho esto, un aparato de resonancia protónica com o el de la figura se puede usar como “magnetòmetro a resonancia protónica".
Diremos algo de la forma de la señal. Si variásemos el campo magnéíico muy lentamente, esperaríamos ver una curva de resonancia normal- La absorción de energia sería n\áxima cuando (x>p igualase exactamente la frecuencia deJ oscilador. Habría alguna absorción a frecuencias cercanas ya que todos los protones no se encuentran en el mismo campo exactamente - y campos diferentes significan fre cuencias de resonancia levemente diferentes. Incidentalmente, uno se podria preguntar sí a la frecuencia de resonancia de beríamos ver alguna señal. ¿N o sería de esperar que el campo de alta frecuencia igualase la población de los dos estados y así no habria señal excepto en el mo mento de colocar el agua? N o exactamente,, porque aunque tratemos de iguaíar las dos poblaciones, los movimientos térmicos por su pan e tratan de conservar la proporción para la temperatura T. Si nos situamos en la resonancia, la potencia que los núcleos absorben es justamente la que se pierde por los movimientos térmi cos. Sin embargo, hay relativamente poco “contacto térmico” entre Jos momentos magnéticos protónicos y los movimientos atómicos. Los protones están relativamen te aislados en el centro de las distribuciones electrónicas. Por lo tanto,' ia señal de resonancia en agua pura es en realidad muy pequeña de ordinario para ser vista. Para aumentar la absorción es necesario aumentar el “contacto íérmíco”. Esto se iiace corrientemente añadiendo al agua un poco de óxido de hierro. Los átomos de hierro son com o imanes pequeños; cuando se zarandean en su danza térmica, pro ducen campos magnéticos danzantes pequeñísimos en los protones. Estos campos variables “acoplan” Jos imanes protónicos a las vibraciones atómicas y tienden a establecer el equilibrio térmico. Es por medio de este “acopiamiento” que los pro tones en los estados de energía más alta pueden perder su energia y así son capaces de absorber nuevamente energia del oscilador. En la práctica la señal de salida de un aparato de resonancia nuclear no se parece a una curva de resonancia normal. Corrientemente es una señal más com plicada con oscilaciones - c o m o la dibujada en Ja figura-. Tales señales aparecen debido a los campos variables. La explicación de ello deberia ser cuántica, pero se puede demostrar que en esos experimentos las ideas clásicas de momentos que pre cesan dan siempre la respuesta correcta. Clásicamente diríamos que cuando Uega mos a Ja resonancia comen za mos a tener un rnonfón de imanes nucleares que precesan en sincronía, Al realizarlo, hacemos que precesen juntos. Estos imanes nucleares, todos rotando juntos, inducirán tma fem en la bobina del oscilador a la frecuencia (xjp. Pero como el campo magnético aumenta con el tiempo, la frecuencia de precesión también aumenta y el voltaje inducido se encuentra pronto a una frecuencia un poco mayor que la frecuencia del oscilador. Cuando la fem inducida esté alternadamente en fase o defasada con el oscilador, la potencia •'absorbida" será positiva o negativa alternadamente. Asi, en el osciloscopio vemos pulsación eníre la frecuencia protónica y la frecuencia del oscilador. Como las frecuencias de los protones no son todas idénticas (protones diferentes se encuentran en campos ligeramente diferentes) y también posiblemente debido a la perturbación del óxido de hierro en el agua, los momentos que precesan libremente pronto se defasan y ia pulsación desaparece. Estos fenómenos de resonancia magnética se han usado de diversos modos como herramientas para nuevos haJJazgos en ía materia -especia/mente en química y en la física nuclear-. Está demás decir que los valores numéricos de los mo mentos
magnéticos de los núcleos nos indican algo de su estructura. Se ha aprendido mucho en química con la estructura (o forma) de las resonancias. A causa de los campos magnéticos producidos por núcleos cercanos, la posición exacta de la resonancia nuclear está algo movida dependiendo del ambiente en que un núcleo particular se encuentra. La medida de este corrimiento ayuda a determinar cuáles átomos están cerca de cuáles y ayuda a esclarecer los detalles de la estructura molecular. Igualmente importante es la resonancia de espin electrónico de radicales libres. Aunque no haya muchos de esos radicales en el equilibrio, si son con frecuencia estados intermedios de reacciones químicas. Una medida de una resonancia de espin electrónico es una comprobación delicada de la presencia de radicales libres y es con frecuencia la clave para entender el mecanismo de ciertas reacciones quimicas.
36-1
Corrientes de magnedzacíóin
36-2
El campo H
36-4 Inductancias con núcleo de hierro 36-5 Electroimanes
36-3
La curva de magnetización
36-6 Magnetización espontánea
Releer: Capitulo 10, Dieléctricos Capítulo 17, L a ley de inducción
36-1
Comentes de magnetización
En este capitulo discutiremos algunos materiales en los cuales [ja fuerza resultan te de ios momentos magnéticos que hay en el matenal es mucho^mayor que en el caso dei paramagnetismo o el diamagnetismo. El fenómeno se llama ferromagnetis/TíOjEn materiales paramagnéticos y diamagnéticos los momentos magnéticos induci dos generalmente son tan débiles que no necesitamos preocupamos de los campos adicionales producidos por los momentos magnéticos. Sin embargo,?en materiales ferrom agnéticos los momentos magnéticos inducidos por los campo? magnéticos aplicados son muy grandes y tienen un gran efecto sobre los mismos camposj En realidad, los momentos inducidos son tan fuertes que a menudo son los efectos do minantes que producen los campos observados. Asi pues, entre las cuestiones de que nos debemos preocupar está la leoría matemática de los grandes momentos magné ticos inducidos. Por supuesto ésta es simplemente una cuestión técnica. El problema real es ¿por qué los momentos magnéticos son lan fuertes?; ¿cómo funciona todo esto? En breve volveremos sobre este asunto. Encontrar los campos magnéticos de materiales ferromagnéticos es algo como encontrar los campos electrostáticos en presencia de dieiéctricos. Recordarán que primero describimos las propiedades internas de un dieléctrico en función de un campo vectorial P, el momento dipolar por unidad de volumen. Luego nos imagina mos que los efectos de esta polarización son equivalentes a una densidad de carga /7poi dada por la divergencia de P: Ppoi = - v - p .
(36.1)
La carga total en cualquier situación se puede escribir como la suma de esta carga de polarización más todas las otras cargas, cuya densidad escribimos* pp^i- Por consiguiente la ecuación de 1 sobre conductores,
seria la misma que
Maxwell que rela ciona la divergencia de E co n la densidad de carga se transform a en V · £■ = ~ = ^0 V E =
- ^
otras eo"
^0
+ ÍSÍB<^. «0
Entonces podemos sacar la parte de polarización de ía carga y pasarla al otro miembro de !a ecuación, para obtener la nueva ley
1 dieléctrico depende de la
Juntar E y P como en ia ecuación (36.2) es útil, por supuesto, solamente si co nocemos alguna relación entre ellos. Hemos visto que ía teoría que relaciona el momento dipolar eléctrico inducido con el campo era un asunto relativamente com plicado y se puede realmente aplicar sólo a ciertas situaciones sencillas y aún enton ces como una aproximación, (^err ía recordarles una de ias ideas aproximadas que usamos. Para hallar el momento dipolar inducido de un átomo dentro de un dieléc trico, es necesario conocer el campo eléctrico que actúa sobre un átomo individual. Hicimos la aproximación --<íue no es tan mala en muchos casos— de que el campo sobre ei átomo es el mismo que habría en el centro dei agujero pequeño que queda ría si sacáramos el átomo (sin cambiar los momentos dipolares de todos los átomos vecinos). También recordarán que el campo eléctrico en una cavidad en un dieléc trico polarizado depende de la forma de la cavidad. Resumimos nuestro resultado anterior en la fígura 36-1. Para una cavidad delgada en forma de disco perpendicular a la polarización, el
cam po eléctrico en la cavidad está dado por ^cavidad
= £ 'dieléctrico f — > eo
lo cuai demostramos usando la ley de Gauss. Por otra parte, en una ranura en for ma de aguja paralela a la polarización, demostramos -usa ndo el hecho de que el rotor de E es cer o - que los campos eléctricos dentro y fuera de la ranura son igua les. Finalmente, hallamos que para una cavidad esférica el campo eléctrico estaba a un tercio de camino entre el campo de la ranura y el campo del disco:
^cavidad =
+
5 “
(cavidadcsférica).
(36.3)
Este fue el campo usado al considerar lo que le sucede a un átomo dentro de un dieléctrico polarizado. Discutamos ahora lo análogo de todo esto en el caso del magnetismo. Una mane ra sencilla y directa de hacerlo es diciendo que M, el momento magnético por uni dad de volumen, es como P, el momento dipolar eléctrico por unidad de volumen y que, por consiguiente, menos la divergencia de M es equivalente a una ‘‘densidad de , carga magnética” p „ -signifique io que signifique-. Por supuesto, el problema es que no hay tal cosa com o una “carga magnética" en el mundo fisico. Como sabemos, divergencia de B siempre es cero, Pero esto no nos debe detener de crear una analogía artificial y escribir • M ------ (36.4) donde se debe entender que es puramente matemática. Entonces podríamos hacer una analogía completa con el caso electrostático y usar todas nuestras viejas ecua ciones de la electrostática. Se ha hecho a menudo algo parecido. En realidad, his tóricamente, hasta se creyó que la analogía era correcta. Se creía que la cantidad p „ representábanla densidad de “polos magnéticos”. N o obstante, en la actualidad sabemos que | a _magnetización de los materiales proviene de, comentes circulantes dentrc^de los atoraos -debidas a los electrones girando sobre si mismos o al movimiénto~de los electrones en el átomo. Por lo tanto, es más elegante desde el punto de vista fisico describir las cosas de un modo realista en función de las corrientes atómicas, en lugar de hacerlo en función de una densidad de ciertos “polos magné ticos” imaginarios. A propósito, estas corrientes algunas veces son llamadas co rrientes “amperianas”, porque Ampere fue el primero en sugerir que el magnetismo de la materia provenía de corrieníes atómicas circulantes. La densidad real de corriente microscópica en la materia magnetizada es, por su puesto, muy complicada. Su valor depende de qué punto se esté mirando en el áto mo - e s grande en algunos lugares y pequeño en otros-; va en una dirección en una parte del átomo y en la dirección opuesta en otra (tal como varía el campo eléctrico microscópico dentro de un dieléctrico). En muchos probiemas prácticos, sin embargo, solamente estamos interesados en los campos fuera de la materia o en el campo magnét^o dé ntf^'de la materia -donde damos a entender un promedio tomado s ü ^ e muchísimos átom os- . Sólo ’
para lales problemas macroscópicos es conveniente describir el estado magnético de ¡a materia en función de M, el momento dipolar promedio por unidad de volumen^ Aiiora nos interesa demostrar que las corrientes atómicas de la materia magnetizada pueden dar lugar a ciertas corrientes macroscópicas que están relacionadas con M. Con tal objeto separemos la de^sidE^ de_comeate.j -que es la fuente real de los campos magnéticos- en varias partesTuna parte para describir las corrientes circu lantes de los imanes atómicos y las otras partes para describir cualesquiera otras corrientes que haya. Generalmente es más conveniente separar las corrientes en tres partes. En el capitulo 32 hicimos una distinción entre las corrientes que circulan li bremente en los conductores y las que se deben a los movimientos de oscilación de las cargas ligadas en los dieléctricos. En la sección 32-2, escribimos
; = /pol + /'otras donde representaba las corrientes debidas al movimiento de las cargas ligadas en los dieléctricos y daba cuenta de las otras corrientes. Ahora avancemos otro paso. Separemos en una parte, que describe las corrientes promedio dentroV de materiales magnetizados y un término adicional que podemos llamar para lo que quede. El último termino generalmente se referirá a las corrientes en conducto res, pero también puede incluir otras corrientes -por ejemplo, las corrientes debidas a cargas que se mueven libremente por el espacio vacio-. Asi pues, escribiremos para la densidad de corriente total: J = Jeoi + imag + Áond.
(36.5)
Por supuesto, es esta corriente total la que corresponde poner en la ecuación de
Ahora tenemos que relacionar la corriente con el vector magnetización M. Para que pudan ver hacia dónde vamos, les diremos que el resultado va a ser = V X M.
(36.7)
Si se nos da el vector magnetización M en cualquier punto de un material magnéti co. la densidad de corriente de circulación está dada por el rotor de M. Veamos si podemos entender por que es asi. Tomemos primero el caso de una barra cilindrica que tiene una magnetización uniforme paralela a su eje. Fisicamente, sabemos que tal magnetización uniforme realmente significa una densidad uniforme de corriente atómica que circula en cualquier lugar dentro deí material. Supongan que tratemos de imaginar cuál seria el aspecto de las corrientes en una sección transversal del materia!. Esperariamos ver corrientes algo asi como tas mostradas en la figura 36-2. Cada corriente atómica da vueltas v vueltas en un circulo pequeño, con todas las comentes circulantes dan do vueltas en el mismo sentido. Ahora bien, ¿cuál es la corriente efectiva? En la mayor parte de la barra no hay ningún electo debido a que a cada com ente corres ponde otra inmediatamente contigua que va
Fig, 36-2. Diagrama esquemático de 3S comentes atómicas circulantes ta! co no se ven en una sección transversal de
en sentido apuesto. Si imaginamos una superficie pequeña -pero mucho_más grande que un sólo áto m o - tal como !a indicada en la figura 36-2 por la línea ÁB. la corriente resultante a través de tai superficie es cero. No hay corriente resultante en ninguna parte dentro del material. Noten, sm embargo, que en la superficie del material hay corrientes atómicas que no son canceladas por ninguna corriente vecina que vaya en sentido opuesto. En la superficie hay una corriente resultante que siempre irà en el mismo sentido alrededor de la barra. Ahora ven por qué dijimos anteriormente que una barra unit"ormemente magnetizada es equivalente a un solenoide largo por el que circula una corriente eléctrica, ¿Cómo ajustamos este punto de vista con la ecuación (36.7)? Primero, dentro del material la magnetización M es constante, asi que todas sus derivadas son cero. Esto concuerda con nuestra imagen geométrica. N o obstante, en la superficie M no es realmente constante - e s constante hasta el borde y luego va de repente a cero-. Asi pues, Justo en la superficie hay gradientes tremendos que, de acuerdo a la ecuación (36,7), darán una alta densidad de corriente. Supongan que observamos lo que sucede cerca del punto C en la ñgura 36-2. Tomando las direcciones x t y como en la figura, la magnetización M está en la dirección z. Escribiendo las componentes de la ecuación (36.7), tenemos dM ,
dx En el punto C, la derivada ' d M j d y es cero, pero d M ¡ d x es grande y positiva. La ecuación (,36,7) mdica que hay una gran densidad de corriente en la dirección menos V. Esto concuerda con nuestra imagen de una corriente de superficie que va alre dedor de la barra. Ahora queremos hallar la densidad de corriente para un caso más complicado en el cual la magnetización varía de un punto a otro en un material. Es fácil ver cualitativamente que si la magnetización es diferente en dos regiones contiguas, no habrá una cancelación perfecta de las corrientes circulantes de modo que habrá una corriente resultante en el volumen del material. Es este efecto el que queremos calcular cuantitativamente.
Area A del lazo
Fig. 36-4. Un pequeño bloque mag netizado es equivalente a una corriente circulante de superficie. Primero necesitamos recordar los resultados de la sección 14-5, que una corrien te circulante / tiene un momento magnético fx dado por M = ¡A,
(36.9)
donde A es el área del lazo de corriente (ver figura 36-3). Consideremos ahora un pequeño bloque rectangular dentro de un material magnetizado, como el esbozado en la figura 36-4. Tom amos el bloque lan pequeño que podamos considerar que la magnetización es uniforme dentro de él. Si este bloque tiene una magnetización en la dirección z, el efecto resultante será el mismo que si hubiese una co de superficie airededor de los lados verticales, como se muestra. Podemos hallar la magnitud de estas corrientes usando la ecuación (36.9). El momento magnético total del bloque es igual al producto de la magnetización por el volumen: yu = M¡.{abc), de donde obtenemos (recordando que el área de la curva es ac) I = M,b. En otras palabras, la corriente por unidad de longitud (verticalmente) en cada una de las superficies verticales es igual a M^. Ahora imaginemos dos de tales bloques uno a continuación del otro, como muestra la figura 36-5. C omo el bloque 2 está ligeramente desplazado del bloque 1, tendrá una componente vertical de magnetización ligeramente diferente, la cual lla maremos M , + 4 M -
ellos. Ahora bien, sobre la superficie entre los dos bloques habrá dos contribuciones a la corriente total. El bloque 1 producirá una corriente que fluye en la dirección posi tiva de y, y el bloque 2 producirá una corriente de superficie I 2 que fiuye en la dirección negativa de La corriente de superficie total en la dirección positiva de y 5 la s M ,b -
(M , 4· AM,)b
Podemos escribir AM^ como el producto de la derivada de en la dirección ; el desplazamiento desde el bloque 1 al bloque 2, ei cual es simplemente a:
La corriente que fluye entre los dos bloques es entonces / = - dx
ab.
Para relacionar la corriente 1 con una densidad de corriente volumétrica promedio j, debemos damos cuenta de que esta corriente I realmente está distribuida sobre una cierta sección transversal. Si imaginamos que el volumen total del material está lleno de esos bloques pequeños, se puede asociar con cada bloque una de tales caras (perpendicular ai eje Entonces vemos que el área a asociar con la c om ie n te 1 es simplemente el área ab de una de ias caras del frente. Obtenemos ei resultado ■ = _L = ab
3x
Tenemos aJ menos el comienzo del rotor de M. Debe haber otro término en j\. proveniente de la variación de la componente x de la magnetización con z. Esta contribución a j vendrá de la superficie entre ; debe dividir mitad y mitad í
los dos bloques pequeños al poner uno sobre otro, corno muestra la figura 36 6. Usando el mismo razonamiento que acabamos de hacer, pueden demostrar que esta superficie contribuirá a la componente la cantidad d M ^ td z . Estas son las únicas superficies que pueden contribuir a la componente j ’ de la corriente; asi que tenemos que ia densidad de corriente total en ia dirección y es dM x J y ----- J l Calculando las corrientes en las caras restantes de un cubo - o usando el hecho de que nuestra dirección £ es compietamente arbitraria- podemos concluir que el vec tor densidad de corriente realmente está dado por la ecuación i = V X M. Así pues, si escogemos describir la situación magnética en la materia en función dei momento magnético promedio por unidad de volumen M, hallamos que las co rrientes atómicas circulantes son equivalentes a una densidad de corriente promedio en ia materia, dada por la ecuación (36.7). Si el material también es un dieléctrico, debe haber además una corriente de polarización jpoi =: dV'¡dt. Y si el material también es un conductor, debemos, además, tener una corriente de conducción jcondPodemos escribir la corriente total en la forma dP
36-2
(36.10)
El campo H
A continuación introducimos en las ecuaciones de Maxwell la corriente tai como aparece en la ecuación (36.10). Obtenemos
Podemos p asar el térm ino t LM al primer miembro:
'
i ( ■■* £ )
(36.11)
Como señalamos en el capítulo 32, a mucha gente le gusta escribir (E + P/e«) como un nuevo vector de campo D /é q. Análogamente conviene a menudo escribir (B —M A q c’) como un solo vector de campo. N osotros decidimos definir un nuevo vector de campo H por g __ Entonces la ecuac
(36.12)
€oC2
(36.11) se transforma en X H = /cond 'l· — ■
(36.13)
Es sencilla en apariencia, pero precisamente toda la complejidad i letras D y H. Ahora debemos advertir lo siguiente: la mayoría de los que i las unidades MKS han escogido una definición diferente de H. Llamando campo H' (por supuesto lo siguen llamando H sin !a prima), lo definen como H' =
- M.
(36.14)
(También, comúnmente escriben como un nuevo número ! ¡asi tienen una constante más de la cual seguir la pista!) Con esta definición, la ecuación (36.13) parece aún más simple; V X f f' -
■
(36.15)
Pero ias dificultades con esta definición de H' son: primero, que no concuerda con la definición de quienes no usan las unidades MKS, y, segundo, que hace que H' y B tengan unidades diferentes. Pensamos que es más conveniente que H tenga las mis mas unidades de B - e n lugar de las unidades de M, como H'—. Pero si van a ser in genieros y quieren trabajar en el diseño de transformadores, imanes, y cosas por el estilo, tendrán que tener cuidado. Encontrarán muchos libros que usan para H la de finición (36.14) en vez de nuestra definición (26.12); y muchos otros libros -esp e cialmente manuales sobre materiales m ag né ticos- que relacionan B y H en la forma que lo hemos hecho. Hay, pues, que cerciorarse cuál es la convención que ellos es tán usando. Una de las formas de darse cuenta es por ias unidades que usan. Recuerden que en el sistema MKS, B - y , por lo tanto, nuestro IHI- se miden con la unidad: un Weber por metro cuadrado, igual a lO.OOO gauss. En el sistema MKS, un momento magnético (producto de una corríente por un área) tiene la unidad: un ampere-metro^. Luego, la magnetización M tiene la unidad; un ampere por metro. Las unidades de H' son las mismas que las de M. Pueden ver que esto concuerda con la ecuai (36.15), puesto que V tiene las dimensiones de uno sobre una longitud. Los que i electroimanes, también adquieren el hábito de llamar unidad de H (con la definición de W ) “un amper-vwe/w por metro” -pensando en las vueltas de alambre de un bobinado. Pero una “vuelta” realmente es un número sin dimen sión, asi que
no pueden confundirse. Como nuestra H es igual a H ' si están usando el siste ma MKS, H (en webers/metro^) es igual a 47t x 10'’ por H ' (en amperes por me tro). Quizás sea más conveniente recordar que H (en gauss) = 0,0126 H ' (en amp /metro).
Tabla 36 -1 ÜDÍdades de cantidades magnéticas [fi] = weber/metro^ = 10^ gauss [H ] ~ weber/metro^ = 10^ gauss or 10^ oersted [M ] — ampere/metro [H '] - ampere/ metro Conversiones conveoìeutes S (gauss) = 10^ 5 (weber/metro^) íf (gauss) = íT (oersted) = 0.0126//'(amp/meiro) Hay algo mucho peor. ¡Muchos que usan nuestra definición de H han decidido llamar ias unidades de H y B con nombres diferentesl Aunque tengan las mismas dimensiones, Ilamaíi a la unidad de B un gauss y a ia unidad de H un oersted (en honor a Gauss y Oersted, por supuesto). Asi pues, en muchos libros hallarán grá ficas con B representado en gauss y H en oersteds. Realmente son fa misma unidad —10“'* de ia unidad MKS~. Hemos resumido la confusión sobre unidades magnéticas en la tabla 36-1.
36-3
La curva de i
Ahora examinaremos algunas situaciones más sencillas en las cuales el campo magnético es constante, o en las cuales los campos varian tan lentamente como para que podamos despreciar d i y l B t en comparaciÓQ con Jc-ond· Entonces los cam pos obedecen las ecuaciones W - B = 0,
(36.16)
V X a = ÁondAoc”, H = B -
M Ittf? .
(36.18)
Supongan que tenemos un toro (una rosca) de hierro cubierto con una bobina de alambre de cobre, como muestra la figura 36-7(a). Una corriente / circula por ei alambre. ¿Cuál es el campo magnético? El campo magnéíico estará principalmente dentro del hierro; alli, las líneas de B serán círculos, como muestra la fígura 36-7(b). Como el flujo de B es continuo, su divergencia es cero y satisface la ecuación (36.16). En seguida, escribimos la ecuación (36.17) en otra forma integrando alre dedor de la curva cerrada F dibujada en la figura 36-7(b). Según el
nado con ut (b) Sección transversal del toro que mues tra líneas de campo, teorema de Stokes tenemos que £ a -d s =
j
■ a da,
(36.19)
donde la integral de j es sobre cualquier superficie,5 limitada por F. En cada vuelta del devanado esta superficie se corta una sola vez. Cada vuelta contribuye con la corriente / a la integral y si hay N vueltas en total, la integral es N I. Por la simetria de nuestro problema, B es el mismo a lo largo de toda la curva P; si suponemos que la magnetización y, por lo tanto, también el campo H es constante a lo largo de F, la ecuación (36.19) se transforma en Hl donde / es la longitud de 1
NI
i r. Así pues, Ì NI €qC2 /
(36.20)
Debido a que H es directamente proporcional a Ja comente de magnetización en casos como éste, a veces se le Uama campo magnetizante. Todo lo que necesitamos ahora es una ecuación que relacione H con B. ¡Pero no hay tal ecuación! Por supuesto, está la ecuación (36.18), pero no sirve porque no hay relación directa entre M y B para un material ferromagnètico como el hierro. La magnetización M depende de toda la historia pasada del hierro y no solamente de lo que B es en el momento. No obstante, no todo está perdido. Podemos obtener soluciones en ciertos casos sencillos. Si empezamos con hierro no magnethado -digamos, con hierro recocido a temperaturas altas— entonces, en la geometría sencilla del toro, todo el hierro tendrá la misma historia magnética. Por consiguiente, podemos decir algo acerca de M -y por lo tanto acerca de la relación entre B y H—a partir de mediciones expe rimentales. Según la ecuación (36.20) el campo B en el toro está dado por el pro ducto de una constante por la corriente 1 del devanado. El campo B se puede medir integrando sobre el tiempo la fem en la bobina (o en una bobina adicional enrollada sobre la bobina magnetizante mostrada en la fígura).
Esta fem es igual a la denvada respecto al tiempo del flujo de B, asi que la integral de la fem en el tiempo es igual al producto de B por la sección del toro. La figura 36-8 muestra la relación entre B y H, observada con un toro de hierro dulce. Cuando se da corriente por primera vez, B aumenta ai aumentar H a io largo de la curva a. Noten las diferentes escalas de B y H; inicialmente sólo necesita un H relativamente pequeño para producir un B grande. ¿Por qué B es mucho mayor con el hierro que lo que seria con el aire? Porque hay una magnetización M grande, la cual es equivalente a una corriente de superficie grande sobre el hierro - e l campo B proviene de la suma de esta corriente y la conducción en el devanado—. Más ade lante estudiaremos por qué M debe ser grande.
Para valores grandes de H, la curva de magnetización deja de crecer fuertemen te. Decimos que el hierro se satura. Con la escala de nuestra figura la curva parece que se vuelve horizontal. En realidad, continúa subiendo ligeramente -par a campos grandes, B se vuelve proporciona! a H y con pendiente unitaria-. N o hay aumento adicional de M. D e paso, debemos señalar que si se hiciese el toro de algún material no magnético, M seria cero y B sería igual a H para todos los campos. Lo primero que notamos es que la curva a de la figura 36-8 -qu e es la asi lla mada curva de m agnetización- es altamente no lineal. Pero es peor que eso. Si después de alcanzar la saturación disminuimos la corríente en la bobina para llevar H a cero, el campo magnético B cae siguiendo la curva b. Cuando H alcanza el cero, algo queda de B. Aun sin ninguna corriente magnetizante hay un campo mag nético en el hierro - s e ha magnetizado permanentemente-. Si ahora aplicamos una corriente negativa a la bobina, la curva B-H continúa a lo largo de b hasta que se sature el hierro en la dirección negativa.
Si nuevamente llevamos la corriente a cero, B sigue la curva c. Si alternamos la corriente entre grandes valores positivos y negativos, la curva B -H va y viene prácticamente a lo largo de las curvas ¿ y e . Sin embargo, si variam,os H en una forma arbitraria, po de mos obtener curvas más complicadas que, en general, estarán en alguna parte entre las curvas 6 y c. La curva formada por oscilaciones repetidas de los campos se llama cun>a de histéresis del hierro. Vemos además que no podemos escribir una relación funcional como S —f iW ·, debido a que los valores de B en cualquier momento dependen no solamente de lo que H es en ese instante, sino también de su historia completa. Naturalmente, las curvas de magnetización e histéresis son diferentes en sustancias diferentes. La forma de las curvas depende de manera deciaiva de la composición química del ma terial y también de los detalles de su preparación y subsiguiente tratamiento fisíco. Discutiremos algunas de las explicaciones físicas de estas complicaciones en el capi tulo siguiente.
36-4
Inductancias con núcleo de hierro
Una de las aplicaciones más importantes de los materiales magnéticos es en los circuitos eléctricos -po r ejemplo, en transformadores, motores eléctricos, etc.-. Una razón es que con hierro podemos controlar por dónde van los campos magnéticos y ejemplo, la inductancia “toroidal” típica se hace muy parecida al objeto mostrado en la figura 36-7. Para una inductancia dada, puede ser de volumen mucho menor y usar mucho menos cobre que una inductancia equivalente con “ núcleo de aire”. Para una inductancia dada, obtenemos una resistencia mucho menor en el devanado, así que la inductancia se acerca mucho más a la “ideal” -particularmente para frecuencias bajas-. Es muy fácil comprender cualitativamente cómo trabajan tales inductancias. Si I es la corriente en el devanado, el campo H producido en el interior es proporcional a / - c o m o lo indica la ecuación (3 6.20)-. El voltaje 1) en los terminales está relacionado con el campo magnético B. Despreciando la resislei\cia del devanado, el voltaje "ü es proporcional a d B l d t . La inductancia C, que es ei cociente entre T.J y d l / d t (ver sección 17-7), incluye además la relación entre B y H en el hierro. Como B es mucho mayor que H, obtenemos un factor grande en la inductancia. Físicamente, lo que sucede es que una corriente pequeña en la bobina, la cual debería producir ordinariamente un campo magnético pequeño, hace que los pequeños imanes “esclavos” en el hierro se alineen y produzcan una corriente “ magnética” tremendamente mayor que la corriente externa en el deva nado. Es como si tuviésemos muchísima más corriente por la bobina que la que real mente tenemos. Cuando invertimos la corriente, todos los imanes pequeños se reo rientan -to d a s esas corrientes internas se invierten— y obtenemos una fem inducida mucho mayor que la que obtendríamos sin el hierro. Si queremos calcular la induc tancia, podemos hacerlo a través de la energía —como ¡o describimos en la sección 17-8-. La rapidez a la cual la fuente de corriente produce energía es / D . El voltaje es el producto de la sección A del núcleo por N por d B /d i. Según la ecuación (36.20), / = ie^c^!/N)H. Tenemos así dU
= VJ = ( h c ^IA)H
■
Integrando so bre el tiempo, obtenem os
J
U
(36,21)
H dB.
Nótese que ¡A es el volumen del toro, asi que hemos demostrado que la densidad de energia u = U /v o \ en un material magnético está dada por (36.22) Lina característica interesante está implícita aquí. Cuando usamos corriente al terna, el hierro recorre una curva de histéresis. Como B no es una función sencilla de H, la integral \H d B alrededor de un ciclo completo no es igual a cero. Es ^ àrea encerrada dentro de la curva de histeresis. Entonces, la fuente conductora produce una cierta energia resultante en cada ciclo - u n a energia proporcional a! área encerrada por la curva de histéresis-. Y esa energia se “ pierde” . Se pierde para las acciones electromagnéticas, pero aparece como calor en el hierro. Se llama pérdida por histéresis. Para mantener las pérdidas de energia pequeñas, nos gustaria que la curva de histéresis fuese tan angosta como fuera posible. Una forma de disminuir ei área de la curva es reduciendo el campo máximo que se obtiene durante cada ciclo. Para campos máximos menores, obtenemos una curva de histéresis como ia mostra da en la figura 36-9. También se diseñan materiales especiales para obtener una curva muy angosta. Los así llamados hierros de transformador —que son aleaciones de hierro con una cantidad pequeña de silicio- han sido elaborados para contar con esta propiedad. Cuando se hace que una inductancia recorra una curva de histéresis pequeña, la relación entre B y H s t puede aproximar por una ecuación lineal. Por lo común se escribe B = íiH. (36.23) La constante f¡ no es el momento magnético que hemos usado anteriormente. Se ¡a llama permeabilidad del hierro. (También se la llama algunas veces “permeabilidad relativa".) La permeabilidad de hierros comunes es tipicamente de varios miles. Hay aleaciones especiales, como el “supermaloy", cuya permeabilidad puede llegar a un millón. Si usamos la aproximación B = /iH en la ecuación (36.21), podemos escribir la energia de una inductancia toroidal en la forma U = (€qC^M)m j
H d H = (eocV/í)
p.H
Asi pues, la densidad de energia es aproximadamente
"
2
^
Ahora podemos poner la energía de la ecuación (36.24) igual a la energia £ / - / 2 de una inductancia y despejar £ . Obtenemos
£. = (€ üc‘^IA)¡x
■
Usando H U de la ecuación (36.20), tenemos
(36.25) La inductancia es proporcional a p.· Si quieren inductancias para cosas com o ampli ficadores de audio, tratarán de hacerlas funcionar sobre una curva de histéresis don de la relación B -H sea tan lineal como sea posible. (Recordarán que en ei capítu lo 50, vo!. I, tratamos acerca de la producción de armónicos en sistemas no lineales.) Para estos ñnes, la ecuación (36.23) es una aproximación muy útil. En cambio, si quieren producir armónicos, pueden usar una inductancia haciéndola trabajar intencíonalmente en una forma aitamente no lineal. Entonces tendrán que usar la curva B-H completa y analizar qué sucede por medio de métodos gráficos o numéricos. A menudo, un “transformador” se hace poniendo dos bobinas en el mismo toro —o núcleo— de un material megriético. (Para transformadores grandes, el núcleo se hace con proporciones rectangulares por conveniencia.) Además una corriente varia ble en el devanado “ primario” hará que el campo magnético en el núcleo cambie, lo cuai induce una fem en el devanado “secundario”. Com o e! flujo a través de ca da vuelta de ambos devanados es el mismo, las fems en los dos devanados están en la misma relación que el número de vuehas en cada uno de ellos. Un voltaje aplica do al primario es transformado a un voltaje diferente en el secundario. Com o se ne cesita cierta corriente resultante para producir el cambio requerido en el campo magnético, la suma algebraica de las corrientes en los dos devanados será fija e igual a la corriente “magnetizante” requerida. Si la corriente extraída del secundario aumenta, la corriente del primero debe aumentar en proporción - h a y una “transfor mación” de corriente lo mismo que de Voltaje.
36-5
ElecÉrolmanes
Discutamos ahora una situación práctica que es un poco más complicada. Su pongan que tenemos un electroimán de la forma bastante normal mostrada en la figura 36-10 -h a y un yugo de hierro en forma de “ C ” , con una bobina de muchas vueltas de alambre enrollado alrededor del mismo. ¿Cuál es e! campo magnético B en el entrehierro?
Fig. 36-10.
Un electroir
do con todas las otras dimen siones, podemos, en primera aproximación, suponer que las líneas de B darán vuelta a lo la'rgo del lazo, tal como lo harán en el toro. Tendrán más o menos el aspecto que muestra la figura 36-]l(a ). Tienden a abrirse un poco en el entrehierro pero si la abertura es angosta, éste será un efecto pequeño. Es una buena aproximación su poner que el flujo de B a través de cualquier sección transversal del yugo es constante. Si el yugo tiene sección uniforme - y si despreciamos cualquier efecto de borde en el entrehierro o en las esquinas- podemos decir que B es uniforme en todo el yugo. Además, B tendrá el mismo valor en el entrehierro. Esto se deduce de la ecua ción (36.16). Imaginemos una superficie cerrada S , como muestra la figura 36.1 l(b). 1 el que t
entrehierro y la otra en ei hierro. El ñujo total de B que sale de esta superficie debe ser cero. Llamando al campo en el entrehierro y al campo en el hierro, tene-
Como /1| = A-, (en nuestra aproximación), concluimos q u e £ , = Ahora consideremos H. Otra vez podem.os usar la ecuación (36.19), tomando la integral de íinea a lo largo de la curva f de la figura 36-ll(b). Com o antes, el segundo miembro es NI, el número de vueltas por la corriente. Sin embargo, ahora H será diferente en el aire y en el hierro. Llamando al campo en el hierro y a la longitud de la trayectoria alrededor del yugo, esta parte de ia curva contribuirà con la cantidad a la integral. Llamando al campo en el entrehierro y /, al espesor de éste, obtenemos la contribución del entrehierro. Tenemos que
Ahora sabemos otra cosa; que en el entrehierro la magnetización de modo que B, = // , . Como S, = B^, la ecuación (36.26) se transforma (36.27) Aún tenemos dos incógnitas. Para hallar B¡^ y necesitamos otra relación —o sea, la que relaciona B con H en el hierro. Si podemos hacer la aproximación de que 5 , = podemos resolver la ecua ción algebraicamente. N o obstante, hagámoslo para el caso general, en que la curva de magnetización
del hierro es como la que rnuestra la Hgura 36-8. Lo que queremos es la solución simultánea de esta relación funcional junto con la ecuación (36.27). Podemos hallar la representando ia ecuación (26.27) sobre la misma gráfica de ja curva de magneti zación, como se ha hecho en la figura 36-12. Donde se intersectan las dos curvas, tenemos nuestra solución. Para una corriente I dada, la función (36.27) es la linea recta marcada / > O en la figura 36-12. La linea intersecta el eje = 0) en H . = N ¡ ft y \a pendiente es Corrientes diferentes sólo desplazan ta linea horizontalmente. En la figura 36-12, vernos que para una corriente dada hay varias soluciones diferentes, según cómo lleguemos alli. Si han construido el imán y han encendido la corriente /, el campo 5 . (que también es 5 , ) tendrá el valor dado por a. Si han elevado la com ente a algún valor muy alto y la han bajado a /, el campo estará dado por el punió b. Y si han tenido una corriente negativa alta en e! imán y luego la han subido a I. el campo es el punto c- El campo en et entrehierro dependerá de lo que havan hecho anteriormente. Cuando la corriente en el imán es cero, la relación entre y en la ecua ción (36.27) está mostrada por la línea marcada / = O en la figura. Aún hay varias soluciones posibles. Si primero han saturado el hierro, debe haber un campo residual considerable en el imán tal como el dado por el punto d. Pueden quitar la bobina y tienen un imán permanente. Pueden ver que para un buen imán permanente, necesi tan un material con una curva de histéresis ancha. Aleaciones especiales, tales como el Alnico V, liene curvas muy anchas.
36-6
Magnetización espontánea
Ahora vamos a la cuestión de por qué en materiales ferromagnéticos un campo magnético pequeño produce una magnetización grande. La magnetización de maferiales ferromagnéticos, corno el hierro y el níquel, se debe al momento magnético de los electrones en la capa interna del átomo. Cada electrón tiene un momento magnéúco/í iguai al producto de q /2 m por su factor g. por su momenium angular J. Para un solo electron con movimiento orbital resultante cero, g = 2 y ta componente de 3 en cualquier dirección -dig am os que la dirección r - es ± h / 2 , así que la compo nente de /( según el eje 2· es
" 0.928 X 10-"^’ anip-m*.
(36.28)
En un átomo de hierro hay dos electrones que contribuyen al ferromagnetismo, así que para que la discusión sea más sencilla hablaremos del níquel, el cual es ferromagnètico como el hierro pero solamente tiene un electrón en la capa interna. (Es fácil extender el razonamiento al hierro.) Ahora bien, lo que queremos señalar es que en presencia de un campo externo B, los imanes atómicos tienden a alinearse con el campo, pero sufren choques por el movimiento térmico, tal como lo describirnos para materiales paramagnéticos. En el capitulo anterior concluimos que el balance entre un campo magnético que trata de alinear los imanes atómicos y los
movimientos térmicos que tratan de desordenarlo producía el resultado de que ei momento magnético medio por unidad de volumen terminaría siendo
M = Ny. tenh
·
Por entendemos el campo que actúa en ei átomo, y k T es la energia de Boitzmann, En ia teoría dei paramagnetismo usamos para 5^ simplemente el mismo B, despreciando la parte del campo en cualquier átomo dado producido por los áto mos vecinos. En el caso ferromagnètico hay una complicación. N o debemos usar el campo promedio en el hierro para el B^ que actúa sobre un átomo individual. En cambio, debemos proceder como en ei caso de los dieléctricos -te nemos que hallar el campo local que actúa en un solo át omo-. Para una determinación exacta debe mos agregar los campos en el átomo en cuestión debidos a todos los otroá átomos de la red cristalina. Pero tal como lo hicimos para los dieléctricos, haremos la aproximación de que el campo en un átomo es el mismo que encontraríamos en una cavidad esférica pequeña en el material -suponiendo que ios momentos de los áto mos en la vecindad no varian porla presencia de la cavidad. Siguiendo los razonamientos hechos en el capitulo II , diriamos que se puede escribir
Pero esto no es correcto. Sin embargo, podemos utilizar los resultados dei capítulo II, haciendo una comparación cuidadosa de las ecuaciones del capitulo 11 con las ecuaciones del ferromagnetismo en este capitulo. Juntemos las ecuaciones correspon dientes. Para regiones donde no hay conducción de corriente o cargas tenemos: :>stática
Ferromagnetismo estálico
■ (e ^
V ■S = O
= O
X I
M\ eocV
Estos dos juegos de ecuaciones pueden considerarse análogos si hacemos la siguiente correspondencia puram ente malemática·.
£
^
.
E + Í - * B. eo
Esto es lo mismo que hacer la analogía E -
H,
P ^ M / c '^.
(36.31)
las ecuaciones del ferromagnetismo
7 X íí -
O,
se parecen a las ecuaciones de la electrostática. Esta correspondencia puramente algebraica ha dado lugar a cierta confusión en el pasado. Se tenia la tendencia a pensar que H era "el campo magnético”. I^ero, como hemos visto, B y E son ñsicamente los campos fundamentales y H es una idea derivada. Asi, aunque las ecuaciones son análogas, el contenido físico no es anàlogo. Sin embargo, esto no impide que usemos el orincip'O de que ecuaciones iguales tie nen soluciones iguales. Podemos usar nuestro resultado anterior para el campo eléctrico dentro de cavi dades de diversas formas en los dieléctricos -resumidas en la figura 3 6 - 1 - para hallar el campo H dentro de las cavidades correspondientes. Conociendo H, pode mos determinar B. Por ejemplo, (usando los resultados que resumimos en la sec ción 1), ei campo H en una cavidad en forma de aguja paralela a M es el mismo que el H en el material, 1= cavidad, tenemos €oC2 Por otra parte, para l a cavidad en forma de disco, perpendicula
(36.33) Ì M, tenemos
TO ^cavidad — Hdieléctrici la cual se traduce
O. en función de II (36.34) cavidad e ¡férica, haciendo nuestra analogia ( //,a· .ad -
«c .id.d =
+
i ecuación
A
- I
(36.35)
Este resultado es completamente diferente del que obtuvimos para E. Por supuesto, es posible obtener estos resultados en una forma más física, usan do las ecuaciones de Maxwell directamente. Por ejemplo, la ecuación (36,34) pro viene directamente de v · B = 0. (Usen una superficie gausiana que esté mitad en el material y mitad fuera.) Análogamente, pueden obtener la ecuación (36.33) usando una integral de linea a lo largo de una curva que sube por dentro
de la cavidad y luego retorna a través del material. Fisicamente, el campo en la ca vidad està reducido debido a las corrientes de superficie - la s cuales están dadas por \7 X M -. Dejaremos a cargo de ustedes la demostración de que la ecuación (36.35) también se puede obtener considerando los efectos de las corrientes de superficie en los limites de la cavidad esfénca. Al hallar la magnetización de equilibrio a partir de la ecuación (36.29), resulta más conveniente trabajar con H; asi que escribimos B, = ff + X
eoC-
·
(36.36)
En la aproximación de la cavidad esférica, debemos tener A — { pero como verán, más adelante usaremos algún otro valor, asi que lo dejamos como un parámetro ajustable. Además, tomaremos todos los campos en la misma dirección, de modo que no nos preocuparemos de la dirección de los vectores. Si sustituyésemos la ecuación (36.36) en la ecuación (36.29), tendríamos una ecuación que relaciona la magneti zación M con el campo magnetizante H: Ai = Wm
-
No obstante, es ur 1 ecuación que no se puede resolver explicitamente, remos gráficamente Pongamos el p oblema en una forma generalizada escribiendo la pci en la forma J o
'
i que lo ha:ión (36.29) (36.37)
donde A/jg, es ei valor de saturación de la magnetización, o sea N p , y .v representa fiBalk T. La curva a en la figura 36-14 muestra cómo M/Wsat depencíe de -v. Pode mos también escribir x en función de M - utilizando la ecuación (36.36) para - e n la forma M (36.38) ^ kT kT \éoC^kTj Para cualquier valor determmado de H, ua es una relación lineal entre y X. La intersección con el eje x está en x = a H / k T y !a pendiente es ^,,c-kT/p.\M,^,. Para cualquier
valor particular de H, tendríamos una recta como la indicada con b en la figura 36-13. La intersección de las curvas a y b nos da la solución para Hemos resuelto el problema. Veamos ahora cóm o se comportan las soluciones en diversas circunstancias. Com enzamos con H = Q. Hay dos situaciones posibles indicadas por las rectas ó, y ¿2 figura 36-14. Notarán que según (a ecuación (3Ó.38) ¡a pendiente de ia recta es proporcional a la temperatura absoluta T. Asi, a altas temperaturas tendría mos una recta como 6,. La solución es - 0. Cuando el campo magnetizante H es cero, la magnetización también es cero. Pero a bajas temperaturas tendríamos una recta como y liay dos soluciones para M /A /jaj-un aconM/M ^a, = Oy la otra con cerca de uno-. Resulta que sólo el valor más alto es estable -com o se puede ver calculando pequeñas varíaciones airededor de estas soluciones. Por lo tanto, de acuerdo con estas ideas, un material magnético debe magne tizarse espontáneamente a temperaturas lo suficientemente bajas. En resumen, cuando los movimientos térmicos son lo suficientemente pequeños, el acoplamiento entre los imanes atómicos hace que todos éstos se alineen paralelos unos a otros -te nemos un material permanentemente magnetizado, análogo a los ferroeléctricos que discu timos en el capítulo 11.
Si empezamos a alta temperatura y la bajamos, hay una temperatura crítica, llamada temperatura de Curie a la cual el comportamiento ferromagnètico apare ce de repente. Esta temperatura corresponde a la recta ó, de la figura 36 14, que es tangente a la curva a y tiene, por supuesto, pendiente 1. La temperatura de Curie está dada por /liXA/sat Si quie
„
I.
n, podemos escribir la ecuación (36.38) i
kT
T
(36.39) sencillamente en función de (36,40)
Veamos ahora qué sucede para campos magnetizantes H pequeños. Podemos ver en la figura 36-14 cómo suceden las cosas si corremos nuestras rectas un poco a la derecha. Para el caso de bajas temperaturas, el punto de intersección se moverá hacia afuera un poquito
a lo largo de la parte de baja pendiente de la curva a , y M cambiará relativamente poco. Para el caso de temperatura alta, sin embargo, el punto de intersección se correrà hacia la parte más empinada de la curva a y M cambiará relativamente rà pido. En realidad, podemos aproximar la parte de la curva a por una recta de pendiente unitaria y escribir: M
_
_ y.H kT +
( M \ T \M ,J ■
Ahora podemos despejar M
uH “ k ( T - r„) '
Tenemos una ley algo parecida a la que teníamos para el paramagnetismo. Para e! paramagnetismo, temamos
U na diferencia es que ahora tenemos la magnetización en función de H , que incluye algunos de los efectos de la interacción de los imanes atómicos, pero la diferencia principal es que la magnetización es inversamente proporcional a la diferencia eníre T y T^, en lugar de la temperatura absoluta T únicamente. Despreciar las interac ciones entre átomos vecinos corresponde a tomar A = O, lo cual, según la ecuación (36.39), significa tomar 7^ = 0. Entonces los resultados son justamente los que obtuvimos en el capitulo 35. Podemos comprobar nuestra descripción teórica con los datos experimentales del níquel. Experimentalmente se observa que el comportamiento ferromagnètico del níquel desaparece cuando se eleva su temperatura por encuna de los 63 T K . Pode mos comparar esto con la T^ calculada mediante la ecuación (36.39). Recordando que Msat - /iiN, tenemos n
;
De la densidad y el peso atómico del níquel, obtenemos = 9.1 X 10^« m “ l Tomando fx de la ecuación (36.28), y poneindo Á = \ , obtenemos T , = 0.24°K. ¡Hay una discrepancia por un factor de cerca de 26(X)! Nuestra teoria del ferromag netismo falla completamente. Podemos tratar de “remendar” la teoria com o Weiss lo hizo, diciendo que por alguna razón desconocida A no es un tercio, sino (2600) x ^ (o alrededor de 900). Resulta que se obtienen valores parecidos para oíros m á te n l e s ferromagnéticos tal como el hierro. Para entender lo que esto significa, volvamos a la ecuación (36.36). Vemos que una A grande significa que Ba, el campo local sobre el átomo, parece ser muchísimo mayor de lo que
pensaríamos. En efecto, escnbiendo H ^ B - M /¿ ^ c - , tenemos (X - I)M = B -f ^ éoc'·' Conforme a nuestra idea original - co n ,l ^ { - la magnetización local M reduce el campo efectivo B^ en la cantidad ~\M/c(¡. Aunque nuestro modelo de una cavidad esférica no fuese muy bueno, aún seria de esperar alguna reducción. En cambio, para explicar el fenómeno del ferromagnetismo, tenemos que imaginarnos que el campo acrecienia e! campo local en algún factor grande - c o m o mil o m ás-. Parece no haber ninguna manera razonable de fabricar tales campos tremendos en un áto mo --¡ni aúri campos del signo apropiado!-. Claramente, nuestra teoria “magnética” del ferromagnetismo es un triste fracaso. Debemos concluir entonces que el ferromagnetismo liene que ver con alguna interacción no magnética entre los momenta angulares de espín de los electrones de átomos vecinos. Esta interacción debe gene rar una fuerte tendencia de todos los espines a alinearse en una dirección. Veremos luego que esto tiene que ver con la mecánica cuántica y el principio de exclusión de Pauli. Finalmente, examinemos lo que sucede a temperaturas bajas -par a T < T^-. Hemos visto que hay además una magnetización espontánea -aún con H = O -dada por la intersección de las curvas o y éj de la figura 36-14. Si calculamos M para varias temperaturas -cambiando la pendiente de la recta b j - obtenemos la curva teórica mostrada cii ia figura 36-15. Esta curva debe ser la misma para todos !os materiales ferromagnéticos para los cuales el momento atómico proviene de un solo electrón. Las curvas para otros materiales son sólo ligeramente diferentes. En e! limite, cuando T tiende a cero absoluto, M tiende a Cuando se aumenta la temperatura, ia magnetización disminuye, cayendo a cero a la tem peratura de Curie. Los puntos de la figura 36-15 son tas observaciones expenmentales para el niquel. Concuerdan con la curva teórica bastante bien. Aunque no entendamos el mecanismo básico, ias caracteristicas generales de la teoría pa·
Finalmente, hay una discrepancia perturbadora más en nuestra tentativa de comprender ei ferromagnetismo. Hemos encontrado que por encima de cierta tempe ratura el material debe comportarse como una sustancia paramagnética con una inagnetización M proporcional a / / (o B) y que por debajo de esa temperatura debe volverse espontáneamente magnetizado- Pero eso no es lo que hallamos cuando medimos la curva de magnetización del hierro. Solamente se volvía permanentemente magnetizado después de haberlo “magnetizado” . D e acuerdo a las ideas que acaba mos de discutir ¡debe magnetizarse él mismo! ¿Qué es lo que está mal? Bien, resul ta que si examinan un cristal suricieniemenie pequeño de hierro o niquel, en verdad está completamente magnetizado. Pero en trozos grandes de hierro, hay muchas re giones o '"dominios" que están magnetizadas en diferentes direcciones, asi que en gran escala la magnetización promedio es cero. Sin embargo, en cada dominio pequeiño, el hierro tiene una magnetización escondida, siendo M casi igual a Las consecuencias de esta estructura de dominios son que las propiedades macros cópicas de trozos grandes de material son muy diferentes de las propiedades micros cópicas que realmente hemos estado tratando. En la próxima clase estudiaremos lo referente al comportamiento práctico de los materiales magnéticos en escala grande.
37 M a te ria le s
m a g n é tic o s
37-1
Qué es €l ferromagnetismo
37-4
Materiales ferromagnéticos
37-2
Propiedades termodinámicas
37-5
Materiales magnéticos fuera de
37-3
La curva de histéresis
Referencias: Bozorth, R. M., '■‘Magnetism", Encyclopaedia Britannica, Vol. 14, 1957, págs, 636 -667 Kittel, C., Introducción a la físic a del estado sólido, Reverté, Barce lona, 1965.
37-1
Qué es el ferromagnetismo
En este capitulo discutiremos el comportamiento y peculiaridades de los mate riales ferromagnéticos y de otros materiales magnéticos extraños. Sin embargo, antes df proceder a estudiar los materiales magnéticos, repasaremos rápidamente algo aceica de la teoria general de imanes que aprendimos en el capitulo anterior. Primero imaginamos las corrientes atómicas dentro del material que son respon sables de! magnetismo, y luego las describimos en función de una densidad de corriente volumétrica = V x M. Recalcamos que no se supone que esto repre sente ias verdaderas com entes. Cuando la magnetización es uniforme las corrientes realmente no se cancelan en forma exacta; esto es, los remolinos de corriente de un electrón en un átomo y los remolinos de corriente de un electrón en otro átomo no se superponen de tal forma que la suma sea exactamente cero. Aún dentro de un solo átomo la distribución de magnetismo no es uniforme. Por ejemplo, en un átomo de hierro ia magnetización está distribuida en una capa más o menos esférica, no muy cerca del núcleo ni muy lejos tampoco. Luego, el magnetismo de la materia es una cosa bastante complicada en sus detalles; es muy irregular. Sin embargo, nos vemos obligados ahora a ignorar esta detallada complejidad y discutir el fenómeno desde un punto de vista macroscópico y promedio. Entonces es cierto que la co rriente promedio en la región interna, sobre cualquier área fmita que sea grande comparada con un átomo, es cero cuando M == 0. Asi pues, lo que entendemos por magnetización por unidad de volumen y y lo demás, en el nivel que ahora esta mos considerando, es un promedio sobre regiones que son grandes con el espacio ocupado por un solo átomo.
En el capitulo a/iterior también descubrimos que un material ferromagnètico tiene las siguientes propiedades interesantes: por encima de una temperatura deter minada no es fuertemente magnético, mientras que por debajo de esta temperatura se vuelve magnètico. Es fácil demostrar esto experimentalmente. Un pedazo de alambre de niquel a la temperatura ambiente es atraído por un imán. Sin embargo, si con un mechero lo calentamos por encima de su temperatura de Curie, se vuelve no magnético y no es atraído por el imán —aun cuando se lo acerque bien al imán-. Si lo dejamos cerca del imán mientras se enfría, en el instante en que su temperatura cae por debajo de la temperatura crítica, ¡eí imán (o atrae de repente otra vezf
La teoria general del ferromagnetismo que usaremos supone que el espin del electrón es reponsable de la magnetización. El electrón tiene espin un medio y lleva un magnetón de Bohr de momento magnético fx — f i p ~ q fiH m. El espín del elec trón puede estar apuntando tanto “hacía arriba” como “hacia abajo”. Debido a que el electrón tiene una carga negativa, cuando su espin es “hacía arriba’’ tiene un momento negativo y cuando su espín es “hacía abajo” tiene un momento positivo. Con nuestra convención habitual, el momento fx del electrón es opuesto a su espin. Hemos encontrado que la energia de orientación de un dipolo magnético en un campo aplicado B dado es -/x -B , pero la energia de un electrón con espín depende deiaUneamiento de los espines más cercanos. En el hierro, si el momento de un átomo está “hacia arriba”, hay una iendencia muy fuerte a que el momento de uno contiguo también esté “hacía arriba”. Esto es lo que hace que el hierro, el cobaho y ei níquel sean fuertemente magnéticos - io d o s los momentos quieren ser paralelos-. La primera pregunta que tenemos que discutir es p o r qué. Poco después del desarrollo de la mecánica cuántica, se notó que hay una fuerza aparente muy fuerte - n o una fuerza magnética o cualquier otra clase de fuerza real, sino solamente una fuerza aparente- tratando de alinear los espines de electrones cercanos en direcciones opuestas. Estas fuerzas están íntimamente relacionadas con las fuerzas químicas de valencia. Hay un principio de la mecánica cuántica -llamado principio de exclu sión - que dice que dos electrones no pueden ocupar exactamente el mismo estado, que no pueden estar exactamente en la misma condición en io que respecta a posición y orientación de! espín*. Por ejemplo, si están en ei mismo punto, la única alternativa es tener sus espines opuestos. A si pues, si hay una región del espacio entre átomos donde a los electrones les gusta congregarse (com o en un enlace químico) y queremos poner otro electrón encima de uno que ya esté allí, la única forma de hacerlo es que el espín del segundo apunte en dirección opuesta al espín del primero. Tener los espines paralelos es contra las leyes, a menos que los electrones estén lejos uno de otro. Esto tiene el efecto de que un par de electrones con espines paralelos cerca uno del otro tiene mucha más energía que un par de elec trones con espines opuestos; el efecto resultante es como si una fuerza tratara de invertir el espín. A veces se llama f u e rza de intercambio a esta fuerza de inversión de espin, pero este nombre sólo la hace más misteriosa - n o es un nombre muy bueno-. Es stmpiemente por el principio de exclusión que los electrones tienen una tendencia a hacer que sus espines sean opuestos. En realidad, ¡esa es la explicación de la carencia de magnetismo en la casi totalidad de las sustancias! Los espines de los electrones libres en el exterior de los átomos tienen una fortisima tendencia
a equilibrarse en direcciones opuestas, bl problema es explicar por qué en materiales como el hierro sucede precisamente io contrario de lo que seria de esperar. Hemos resumido el efecto de alineamiento supuesto agregando un término con veniente en la ecuación de energia, diciendo que si los imanes electrónicos vecinos 'ienen una magnetización media M, entonces el momento de un electrón tiene una fuerte tendencia a estar en la misma dirección que la magnetización media de los átomos vecinos. Por lo tanto, podemos escribir para las dos posibles orientaciones del espin t, Energia del espín' “hacia arriba” -
-\-n ( ^
Energía del espín “hacia abajo” = ~ í l { h ^
, ’
(37,1) '
Cuando quedó claro que la mecánica cuántica podía proporcionar una tremenda fuerza orientadora del espin -aunque aparentemente del signo errado- se sugirió que el ferromagnetismo debe tener su origen en la misma fuerza, que debido a la complejidad de! hierro y al gran número de electrones implicados, el signo de la energía de interacción podria resultar a ¡a inversa. Por la época en que se pensó en esto -alrededor de 1927, cuando se empezó a comprender la mecánica cuánticamucha gente había estado baciendú diversas estimaciones y semicálculos, tratando de conseguir una predicción teórica de À. Los cálculos más recientes de la energía entre los dos espines electrónicos en el hierro -suponiendo que la interacción es directamente entre los dos electrones de átomos vecin os- dan aún el signo errado. La comprensión actual del fenómeno es suponer que esto se debe en cierta medida a la complejidad de la situación y ¡tener la esperanza de que e! próximo hombre que haga el cálculo con una situación más complicada obtenga la respuesta correcta! Se cree que el espín hacia arriba de uno de los electrones de !a capa interna, que está produciendo el magnetismo, tiende a hacer que los electrones de conducción que vuelan por fuera tengan el espín opuesto. Es de esperar que esto suceda porque los electrones de conducción entran en la misma región que los electrones “magné ticos”. Como se mueven, pueden llevar al átomo siguiente su preferencia a estar cabeza abajo; es decir un electrón “magnético” trata de forzar a los electrones de conducción a ser opuestos y e! electrón de conducción hace luego que el electrón “magnético” siguiente se oponga a éi. La doble interacción es equivalente a una interacción que trata de alinear los dos electrones “magnéticos·”. En otras palabras, la tendencia a que los espines sean paralelos se debe a un intermediario que tiende en cierta medida a ser opuesto a ambos. Este mecanismo no requiere que los electro nes de conducción estén completamente “cabeza abajo” . Podrian tener sólo una ligera preferencia a estar hacia abajo, ía suficiente como para hacer sean mayores las probabilidades de que los magnéticos estén en el otro sentido. Este es el mecanis mo que quienes han calculado tales cosas creen actualmente que es el responsable del ferrot Escribimos estas ecuaciones con H = B - iv ! e n iugar de B para estar de acuerdo con el trabajo del último capitulo. Puede que prefieran escribir U - ± fiBa = ± fi(B X'M donde A' = A - 1- Es lo mismo.
magnetismo. Pero debe mos recalcar que hoy en día nadie puede calcular la magnitud de A sab iendo simpiemente que el material es el número 26 en la tabla periódica. En suma, no io comprendemos perfectamente. Continuemos, ahora, con la teoría para luego volver a discutir cierto error implí cito en !a forma en que la hemos enunciado. Si el momento magnético de un deter minado electrón es “hacia arríba” , la energia proviene del campo externo y también de la tendencia de los espines a estar paralelos. Com o la energía es menor cuando los espines son paralelos, a veces se considera el efecto como si se debiera a un “ campo interno efectivo”. Pero recuerden, no se debe a una fuerza magnética ver dadera; es una interacción más complicada. En todo caso, tomamos las ecuacio nes (37.1) como las fórmulas para la energía de los dos estados de espín de un electrón “magnético”. A una temperatura T, la probabilidad relativa de estos dos estados es proporcional a e-energía/^r la cual podemos escribir como con X = /ii(H + ÍM /er¡c^)/kT. Entonces, si calculamos el valor medio del momento mag nético, hallamos (com o en el capitulo anterior) que es M = Nf i tanh Jt.
(37.2)
Ahora querriamos calcular 1a energía interna del material. Notamos que la ener gía de un electrón es exactamente proporcional al momento magnético, asi que el cálculo del momento medio y el de la energía ^media son los rnismos '«xcep to que en La energía media es entonces
H +
^
j tanh x.
Ahora bien, esto no es del todo correcto. El término ÁM/e^c^ representa interac ciones de todos los p are s posibles de átomos y debemos acordamos de contar cada par solamente una vez. (Cuando consideramos la energía de un electrón en el campo de los restantes y luego la energia de un segundo electrón en el campo de los res tantes, hemos contado parte de la primera energía una vez más.) Por lo tanto, de bemos dividir el término de interacción mutua por dos, y nuestra fórmula para la energía se transforma en. < C7> = - N ^ { h +
ta n h X.
(37.3)
En el capítulo anterior descubrimos una cosa interesante: que por debajo de una temperatura determinada el material halla una solución de las ecuaciones en la que ei momento magnético no es cero, aún sin campo magnetizante externo. Haciendo / / = O en la ecuación (37.2), encontramos que M
> (í£ ) donde Mgai = Ñ p y T^. — fxXM^^JkeQC'^. Resolviendo esta ecuación (gráficamente o en. cualquier otra forma), hallamos que la relación en función de T lT ^ ts
función de la temperatura. [ Con permiso de ta Encyclopaedia Britannica. ] una curva como la marcada “leoría cuántica” en la figura 37-1. La curva de trazos marcada “ cobalto, níquel” muestra los resultados experímentales con cristales de estos eiementos. La teoría y el experimento concuerdan razonablemente. La figu ra muestra también el resultado de la teoría clásica, donde los cálculos se hacen suponiendo que los imanes atómicos pueden tener todas las orientaciones posibles en el espacio. Pueden ver que esta suposición da una predicción que ni se acerca a los hechos experimentales. Aun la teoría cuánlica se desvia del comportamiento observado a temperaturas altas y bajas. La razón de esla desviación es que hemos hecho una aproximación bastante descuidada en la teoría; hemos supuesto que la energía de un átomo depen de de la magnetización medía de los átomos cercanos. En otras palabras, por cada uno que esté “hacia arriba” en las cercanias de un átomo dado, habrá una contri bución de energía debido aí efecto cuántico de alineación. ¿Pero cuantos hay apun tando “ hacia arriba” ? En promedio, esto se mide por la magnetización M - p e r o solamente en p rom edio -. En algún lugar, un átomo particular podria encontrar to do s sus vecinos “hacía arriba”. Entonces su energía sería mayor que el promedio. Otro podría encontrar algunos hacia arriba y algunos hacia abajo, tal vez prome diando a cero, y no se tendría ninguna energía de ese término, y asi siguiendo. Lo que (iebeñamos hacer es usar aJgún tipo de promedio más complicado, porque los átomos que están en diferentes lugares tienen diferentes ambientes y los números de átomos hacia arríba y hacia abajo son diferentes para cada uno. En lugar de tomar un átomo sujeto a una influencia promedio, deberíamos tomar cada uno en su situación real, calcular su energía y hallar la energia media. Pero ¿cómo hallar cuántos están “ hacia arriba” y cuántos “hacia abajo” en la vecindad? Por supuesto, esto es precisamente lo que estamos tratando de calcular —el número de espines “hacía arriba” y “hacía abajo”- asi que tenemos un problema de correlaciones interconectado y muy complicado,
un problem a que nunca ha sido resuelto. Es un problem a fascinante y lleno de m oti vación que ha existido p or años y sobre el cual algunos de los m ás grandes ñsicos han escrito, pero ni siquiera ellos lo han resuelto com pletam ente. R esulta que a bajas tem p eratu ras, cuando casi to d o s lus im anes atóm icos están "'h acia a rrib a ” y unos pocos “ h acia ab ajo ” , es fácil resolverlo; y a tem peraturas altas, bastante por encim a de la tem peratura de C urie T^, cuando están casi todos aí a za r, o tra vez es fácil. A m enudo es fácil calcu lar desviaciones pequeñas de algu n a situación sencilla e idealizada, asi que se com prende b astan te bien p or qué hay desviaciones respecto de la teoría sim ple a tem peraturas b ajas. T am bién se com pren de físicam ente que p or razones estadísticas la m agnetización debe desviarse a tem p eraturas altas. Pero el com po itam ien lo c o rrecto cerca del pu n to de C urie n u nca ha sido resuelto com pletam ente. E ste es un problem a interesante p ara estudiar algún dia que quieran un problem a que n u nca ha sido resuelto.
37-2
P ropiedades term odisiánúcas
En el capítulo an terio r dim os la base necesaria p a ra calcuiar las propiedades term odinám icas de m ateriales ferrom agnéticos. N atu ralm en te, están relacionadas con la energia interna del cristal, la cual incluye interacciones de ios diversos espines, y e stá dada por la ecuación (37.3). P a ra la energía de m agnetización espontánea por debajo del punto C urie, podem os p o ner / / = O en la ecuación (37.3) y -n o ta n d o que tgh X == /M sat“ hallam os u na energía m edia p roporcional a
(37.5) Si ahora representam os en u na gráfica la energia debida al m agnetism o en función de la tem peratura, obtenem os u na curva que es m enos el cu adrado de la curva de la ñgura 37-1, com o se ha dibujado en la figura 37-2(a). Si m idiéram os el calor específico de tal m aterial obtendríam os una curva que es la derivada de 37-2(a). E stá m ostrado en ia ñ g ura 37-2(b). Sube lentam ente al aum entar la tem peratura, pero cae súbitam ente a cero tvi T = L a caida bru sca se debe al cam bio de pendientede la energía m agnética y
La energía por unidad de volumen y el calor específico de un cristal ferrü-
ocurre justo en el punto Curie. Asi pues, sin ninguna m edición m agnética podem os descubrir que algo está ocurriendo dentro del hierro o del niquel midiendo esta propiedad term odinám ica. Sin em bargo, tanto los d ato s experim entales com o la teoria m ejorada (con nuctuaciones incluidas) sugieren que esta curva sencitta está errada y que la situación verdadera es realm ente más com plicada. La curva va más alto en el pico y cae a cero algo lentam ente. A unque la tem p eratu ra sea lo suTicientemente alia com o p ara hacer que los espines se orienten al azar en p ro medio, quedan regiones locales donde hay u na cierta c an tid ad de polarización y en estas regiones los espines todavía tienen un poco de energía adicional de interac ción -la cual sólo cae lentam ente a medida que los espines se disponen m ás y más at azar al aum entar la tem peratura. Asi pues, la curva verdadera se parece a la de la figura 37-2{c). U no de los restos de la fisica teórica hoy en dia es hallar una descripción teórica exacta del carácter del calor especifico cerca de la transición de Curie - u n problem a fascinante que aún no ha sido resu elto -. N aturalm ente, este problem a está muy relacionado con la form a de la curva de m agnetización en la misma región. A hora querem os describir algunos experim entos, diferentes de los term odinám icos, que dem uestran que hay algo corredo en nuestra interpretación del m agnetis mo. C uando se m agnetiza e! m aterial hasta la saturación a tem peraturas suficiente m ente b ajas, M es casi igual a -c a si todos ios espines son paralelos, lo mismo que sus m om entos m agnéticos-- Podem os co m p ro b ar esto con un experim ento. Su pongan que suspendem os un imán de b arra de una fibra delgada y luego lo rodea m os de una bobina de m odo que podam os invertir et cam po m agnético sin tocar el imán ni aplicarle torque alguno. Este es un experim ento m uy dificil porque las fuerzas m agnéticas son tan grandes que cualquier irregularidad, cualquier desequi librio, o cualquier falta de perfección del hierro, producirá torques accidentales. Sin em bargo, el experim ento ha sido hecho con ium o cuidado m inim izando los tor ques accidentales. Por medio del cam po m agnéfico de una bobina que rodea la b arra, invertim os al tiempo to d o s los imanes atóm icos. Al hacer esto tam bién cam biam os los m om enta angulares de todos los espines de "h acia a rrib a " a "h ac ia a b ajo ” (ver la figura 37 -3)- Para que el m om entum angular se conserve al invertir los espines, ei resto de ia barra debe tener una variación opuesta de m om ento angular. Et imán com pleto em pezará a gjrar. Y realm ente, cuan d o hacem os ei experim ento, haliamo.s que el imán gira ligeram ente. Podem os medir el
Fig. 37-3. Cuando se invK netización de una barra de hier parte cierta velocidad angular.
m om entum angular lotal im partido a to d o el im án, et cual es sim plem ente N por ñ, la variación de m om entum angular de cada espin. Ei cociente entre el m omentum angular y el m om ento m agnético m edido de esta form a resulta dentro del 1 0 por ciento de lo que calculam os. En realidad, nuestros cálculos suponen que los imanes atóm icos se deben m eram ente al espín del electrón, pero hay adem ás ciarlo movi miento orbital en la m ayoria de los m ateriales. El m ovim iento orbital no es com pletam ente libre de la red y no contribuye más que en un pequeño porcentaje a! m agnetism o. E n efecto, e! cam po m agnético de satu ració n que se obtiene tom ando Mjjg, = N p y usando ia densidad 7,9 del hierro y el m om ento p del electrón con espín, es alrededor de 20.000 gauss. Pero conform e a los d atos experim entales está realm ente en las cercanias de 21.500 gauss. E sta es u n a m agnitud de error típica - 5 ó 10 por c ien to - debido a que despreciam os las contribuciones de los mom enta orbitales que no hem os incluido al hacer el análisis. Por lo tanto una ligera dis crepancia con ias m ediciones girom agnéticas es m uy com prensible.
37-4
L a curva de histéresis
H em os concluido de nuestro análisis teórico que un m aterial feiTomagnético debe m agnetizarse espontáneam ente p or debajo de u na tem peratura determ inada, de m odo que todo el m agnetism o estañ a en la m ism a dirección. Pero sabem os que esto no es cierto en el caso de un pedazo com ún de hierro no magnetizado. ¿Por qué codo ei hierro no está magnetizado'·^ Podem os explicarlo con ia ay uda de la figura 37-4. Supongan que el hierro fuera un gran m onocristal de la form a m ostrada en la figura 37-4(a) y se m agnetizara espontáneam ente en u na dirección. E ntonces habria un cam po m agnético externo considerable que tendria un m ontón de energía. Pode m os reducir esa energia de cam po si arreglam os que un lado del bloque esté m agne tizado “ hacia a rrib a ” y el o tro lado m agnetizado “ hacia a b ajo ” , com o en la figura 37-4(b). P or supuesto, entonces los cam pos se extenderían fuera del hierro sobre m enor volum en, de m odo que allí h abría m enor energía. ¡A h, pero un m om ento! En la c ap a entre las dos regiones tenem os electrones con espín hacia arrib a ju n to a electrones con espín h acia abajo. Pero el ferrom ag netism o aparece solam ente en ios m ateriales p ara los cuales la energia se reduce si los electrones están paralelos en lugar de opuestos. Así pues, tenem os que agregar cierta energía adicional a lo largo de la línea punteada de la figura 37-4(b). A veces se llam a energia de pa re d a esta energía. U na región que solam ente tenga una direc ción de m agnetización se llam a dominio. E n la superficie de separación - ‘"la p ared ” entre los dos dom inios, donde tenem os átom os en lados opuestos que tienen espines en direcciones diferentes, hay u n a energia por unidad de área de la pared. L o hemos descrito
como si dos átom os adyacentes tuvieran espines exactam ente opu esto s, pero resulta que la naturaleza a justa las cosas de m odo que la transición sea m ás gradual. Pero no necesitam os preocu p am o s de estos detalles tan sutiles a estas alturas. A hora bien, la cuestión es: ¿cuándo es m ejor o peor hacer u na pared? La res puesta es que depende del tam año de los dom inios. Supongan que au m entáram os el bloque a escala de m odo que todo fuese dos veces m a yo r. El volum en del espacio externo lleno de un fuerte cam po m agnético seria ocho veces m ayor y ta energia del cam po m agnético, que es proporcional al volum en, tam bién seria ocho veces m ayor. Pero la superficie entre los dos dom inios, la cual d ará la energia de la pared, será sólo cuatro veces m ay o r. Por lo tan to , si el pedazo de hierro es suficientem ente grande, será provechoso dividirlo en más dom inios. E sta es la razó n de por qué úni cam ente ios cristales pequeñísim os pueden tener un solo dom inio. C ualquier objeto grande - d e tam año m ay o r que alrededor de un centésirno de milím etro— ten d rá por lo menos una pared de dom im o; y cualquier objeto ord in ario , del orden del centím e tro, e stará dividido en m uchos dom inios, com o m uestra la figura. L a división en do minios continúa hasta que la energia necesaria pa ra po ner una p are d adicional sea lan grande como la dism inución de energía del campo m agnético fu e ra del c rista l En realidad, la n a tu raleza ha descubierto o tra m anera de b a jar la energia: no es de ninguna m anera necesario tener un cam po por fuera si una región trian g u lar pe queña se m agnetiza lateralm ente, com o en la figura 37-4(d)*. Luego, con el arreglo de ia figura 37-4(d), vem os que no hay cam po externo, sino únicam ente unas pocas paredes más de dom inio. P ero esto introduce un nuevo tipo de problem a. R esu lta que cuan d o se magneti za un cristal de hierro, cam bia su longitud en la dirección de la m agnetización, así que un cubo “ideal" con su m agnetización “ hacia a rrib a ” digam os, ya no será un cubo perfecto. L a dim ensión “ vertical” se rá diferente de la “ h o rizo n tal” . E ste efecto se llam a ‘‘magneíostricción". D ebido a tales cam bios geom étricos, los trozos triangu lares pequeños de la figura 37-4(b) ya no “ en ca jan ” , p or asi d ecir, en el espacio dis ponible -e l cristal se ha alarg ad o dem asiado en un sentido y aco rtad o dem asiado en el o tro -. Por supuesto, en cajan realm ente, pero ap lastán d o se; y esto implica cierto esfuerzo m ecánico. A sí pues, este arreglo también in troduce una energía adicional. Es el balance de todas estas energías lo que determ ina cóm o se disponen los dom i nios de m anera com plicada en un pedazo de hierro no im antado.
A hora bien ¿qué sucede cuando aplicam os un cam po m agnético externo? Para tom ar un caso sencillo, consideren un cristal cuyos dom inios sean com o m uestra la figura 37-4(d). Si aplicam os un cam po m agnético extem o h acia arriba, ¿de qué m anera se m agnetiza el cristal? Prim ero, la pared de dom inio que está en el medio se puede correr hacia un lado (hacia la derecha) y reducir la energia. Se corre de modo que la región que está “ h acia a rrib a " se vuelve m ás grande que la región que está “ hacia a b ajo ” . H ay m ás im anes elem entales alineados h acia arriba con el cam po y esto da una energía m ás baja. A si pues, en un pedazo * Puede que se estén preguntando cómo es que los espines que tienen que estar “hacia arriba” o “hacia abajo” ¡también pueden estar “de costado” ! Es una buena pregunta, pero no te prestaremos atención por ahora. Adoptaremos simplemente e( punto de vista clásico, consi derando lüs imanes atómicos como dipolos clásicos que pueden polarizarse de costado. La mecánica cuántica exige una habilidad considerable para comprender cómo las cosas pueden -·—' “hacia aixiba y hacia abajo” y “a la derecha y a la izquierda”,
de hierro en cam pos débiles -a ! com ienzo m ism o de la m ag n etizació n - las paredes de dom inio em piezan a m overse y se trag an ias regiones que están m agnetizadas en dirección opuesta al cam po. A m edida que el cam po co ntinúa aum entando todo el cristal se convierte paulatinam ente en un solo dom inio grande que el cam po ex terno ayuda a m antem er alineado. E n un cam po fuerte, al cristal “ le g usta” estar todo en un sentido sim plem eníe porque se reduce su energía en el cam po aplicado - lo que im porta ya no es sólo el propio cam po externo del cristal.
Fig. 37-5. Un campo magnetizante H oblicuo respecto al eje cristalino cam biará gradualmente la dirección de la magnetización sin cambiar su módulo. ¿Y si la geom etria no es ta n sim ple? ¿Y si los ejes del cristal y su m agnetización espontánea están en una dirección, pero aplicam os ei cam po m agnético en alguna aíra dirección —digam os que a 4 5 °? -. Se po d ría pensar que los dom inios se volve rían a form ar con su m agnetización paralela al cam po y entonces, com o an tes, po drían transform arse todos en un solo dom inio. Pero no es ta n fácil que el hierro haga esto, pues la energía necesaria pa ra m agnetizar un crista! depende de la dirección de m agnetización respecto a los ejes del cristal. Es relativam ente fácü m agnetizar hierro en u na dirección paralela a los ejes de! cristal, pero se gasta m á s energia p ara m agnetizarlo en alguna o tra dirección -c o m o a 45^* respecto a uno de los ejes— P or lo ta n to si aplicam os un cam po m agnético en esa dirección, lo que sucede prim ero es que los dom inios que a p u n tan según una de las direcciones prefe ridas que esté cerca del cam po aplicado, crecen h asta que la m agnetización esté toda según una de estas direcciones. E n tonces, con campos mucho m ás fu e rte s, la mag netización es forzada gradualm ente a ser paralela al cam po, com o en el esquem a de la figura 37-5. L a figura 37-6 m uestra algunas m edidas de las curvas de m agnetización de mo nocristales de hierro. Para com prenderlas, prim ero debem os explicar algo sobre la notación que se usa p ara describir direcciones en un crista!. H ay m uchas
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/ Fig, 37-6, Las componentes de fV8 p ralelas a H, para diversas direcciones de ... H (con respecto a ios ejes cristalinos), (De: F. Bitter, Introduction to Ferromag netism , McGraw-Hill Book Co., Inc., New J York, 1937.]
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M to
t()i-ina,s de corlar un cn sial p ara producir una cara que sea un plano de átom os. Cualquiera que haya pasado en auto por un huerto o un viñedo lo sabe - e s algo fascinante de o bserv ar-. Si miran en un sentido, ven filas de árboles - s i miran en Otro .sentido, ven diferentes filas de árboles, e tc,-. De m anera sim ilar, un cristal tiene Tamilias de planos deíinidas que poseen m uchos átom os y ios planos tienen esta c aracterística im portante (consideram os un cristal cúbico p ara hacerlo más fácil): si observam os dónde los planos cortan los tres eies de coo rd en ad as, en contram os que las inversas de las tres distancias a! origen están en la proporción de núm eros ente ros sim ples. Se tom an estos tres núm eros enteros com o la definición de los planos. P or ejem plo, la figura 37 7(a) m uestra un plano paralelo al plano y z . Se io llama plano llOOl; las inversas de sus intersecciones con los ejes v y z son cero. A la dirección perpendicular a tal plano (en un cristal cúbico) se le da ei mismo conjunto de núm eros. Es fácil entender la idea en un cristal cúbico, porque entonces los índices I IOO! representan un vector que tiene una com ponente u nitaria en la dirección x y ninguna en ias direcciones y y z. La dirección IIIO l está en una dirección a 4.5“ con respecto a los ejes x e y , com o m uestra la figura 37-7(b), y la dirección I 11 11 está en la dirección de la diagonal del cubo, com o en la figura 37-7(c).
Fig. 37-7.
Modo de designar los planos crisTalinos
Volviendo ahora a la figura 37-6, vem os las curvas de m agnetización de un m o nocristal de hierro en diversas direcciones. P nm ero, observen que p ara cam pos muy dim inutos - la n débiles que es difícil verlos en la e sca la- la m agneüzación aum enta extrem adam ente rápido h asta alcanzar grandes valores. Si et cam po está en la dirección (iOOl —o sea según una de esas lindas y fáciles direcciones de m agnetización- la curva sube h asta un valor alto, se curva un poco y luego se satura. Lo que sucede es que los dom inios que ya habia se elim inan muy fácilmente. Solam ente se necesita un cam po pequeño p ara co rrer las paredes de dom inio y tra garse todos los dom inios en “ sentido e rrad o ” . Los m onocristales de hierro son enorm em ente perm eables (en el sentido m agnético), m ucho m ás que el hierro policristalino ordinario. Un cristal perfecto se m agnetiza con extrem a facilidad. ¿Por qué la curva es redondeada? ¿Por qué no sube directam ente hasta la satu ració n ? No estam os seguros; podrían estudiario ustedes algún dia. C om prendem os, sí, por qué
es horizonial para cam pos altos. C u ando todo el bloque es un solo dom inio, un cam po m agnético adicional no puede p roducir más m agnetización - y a está en M^a\ con todos los electrones alineados. A hora bien, si tratam o s de' hacer lo mismo en la dirección 1 iiO i -q u e es\á a 4 5 “ de los ejes del c ris ta l- ¿qué sucederá? A plicam os un cam po peqiieriisimo y la m agnetización se encu m b ra repentinam ente a medida que crecen los dom inios. A m edida que seguim os, luego, aum entando el cam po, encontram os que se necesita m uchisim o cam po p ara alcanzar la satu ració n , porque ahora la m agnetización se está apartando de una dirección ‘T ácil” . Si esta explicación es c o rrecta, el punto en el cual la curva ! i 1 0 ! e>cirapolada hacia atrás c o rta el eje vertical seria l / > / 2 del valor de saturación. En efecto, resulta cercanísim o a \ l \ / 2 . A nálogam ente, en la dirección I 1 III -q u e está según la diagonal del c u b o - hallam os, com o es de esperar, que la curva extrapolada conduce a aproxim adam ente a 1 /i/ 3 del valor de saturación.
La figura 37-8 m uestra la situación correspondiente p ara o tro s dos m ateriales: niquel y cobalto. El níquel es diferente del hierro. En el niquel, resulta que la dirección | 1 111 es la dirección fácil de m agnetización. El cobalto tiene una forma cristalina hexagonal y en este caso se ha hecho un galim atias en el sistem a de no m enclatura. Se quiere tener tres ejes en la base del hexágono y uno perpendicular a ellos, asi que se han usado cuatro índices. La dirección 100011 es la dirección del eje del hexágono y 110101 es perpendicular a ese eje. Vemos que los cristales de m etales diferentes se com portan en form a diferente.
Fig. 37-9. Estructura microscópica ; un material ferromagnètico no magnetiido. Cada grano cristalino tiene una di cción de fácil magnetización y se rompe 1dominios que (por lo común) se magnezan en forma espontánea paralelamente esta dirección.
A hora debem os discutir un m aterial poÜ crisíalino, ta l com o un p edazo o rdinario de hierro. D entro de esto s m ateriales h ay m uchísim os cristales pequeños con sus ejes cristalinos a puntan d o en todas direcciones. E sto s no son lo m ism o que los d o minios. Ps.ecuerden que los dom inios eran todos p arte de un solo cristal, pero en un pedazo de hierro hay m uchos cristales diferentes con sus ejes en diferentes direc ciones, tal com o m uestra la figura 37-9. D entro de c ad a uno de estos cristales, por lo general, h a b rá tam bién ciertos dom inios. C u an d o aplicam os un c a m p o pequeño a un trozo de m aterial policristalino, lo que ocu rre es que las paredes de los dom inios com ienzan a desplazarse y crecen más ios dom inios que tienen una dirección favo rable de m agnetización fácil. E ste crecim iento es reversible rrüentras el cam po sea m uy pequeño —si suprim im os ei cam po Ja m agnetización vuelve a cero—. E sta p arte de la curva de m agnetización está indicada con a en la figura 37-10.
P a ra cam pos m ayores -e n la región b de la cu rv a de m agnetización m o stra d a las c osas se hacen m ucho m ás com plicadas. E n c ad a cristal pequeño del m aterial hay esfuerzos y dislocaciones; h ay im purezas, suciedad e im perfecciones. Y en todo cam po, excepto el m ás débil, las paredes de dom inio se pegan a ellas al desplazarse. H ay un a energia de interacción eníre la p ared de dom inio y la dislocación, el limite de gran o a la im pureza. A sí pues, cuan d o la p a re d llega a uno de ellos, se queda pegada; se queda allí m ientras h ay a cierto cam po. Pero cuando se aum enta el cam po, la pared se zafa de repente y co ntinúa d esplazándose. P o r lo ta n to , el m ovim ien to de las paredes de dom inio no es suave com o en un cristal perfecto - s e p a ra de vez en cuando y se desplaza a saltos. Si exam ináram os la m agnetización en escala m icros cópica, veríam os algo asi com o lo que m uestra el detalle incluido en la figura 37-10. A hora bien, lo im portante es que estos saltos de m agnetización pueden o casionar u na pérdida de energía. En prim er lugar, cuan d o una pared logra zafarse de un im pedim ento, se mueve m uy ràpidam ente h asta el siguiente, puesto que el cam po ya e stá por encim a del que se necesitaría p a ra el m ovim iento sin obstáculos. El m ovim iento rápido significa que h ay cam pos m agnéticos fuertem ente variables que producen corrientes p arásitas en el cristal. E sta s corrientes producen pérdidas de energía al calentar el m etal. U n segundo efecto es que cuan d o un dom inio cam bia de repente, parte del cristal cam bia sus dim ensiones debido a la m agnetostricción. C a d a cam bio repentino de u na pared de dom inio origina una pequeña o n d a sonora que se lleva energia. D ebido a estos efectos, la segunda p arte de la curva de m agneti z ación es irreversible y se pierde energia. E ste es el origen del efecto de histéresis, porque hacer avanzar u n a pared de dom inio -d ete n ció n b ru sc a - y luego haceria vol ver hacia atrás -dete n ció n b ru sc a - produce u n resu ltad o diferente. E s com o roce “ a sa cu d id a s” y se gasta energía.
Finalm ente, p ara cam pos suficientem ente altos, cu ando hem os desplazado todas las paredes de dom inio y m agnetizado cad a cristal en la m ejor dirección, todavía quedan algunas cristalitas al a za r cuyas direcciones de fácil m agnetización no están en la dirección del cam po m agnético externo. E ntonces se necesita mucho más cam po para orien tar esos m om entos m agnéticos. Por eso la m agnetización aum enta lenta pero en form a p areja con cam pos altos —o sea en la región indicada con c en la fig u ra-. L a m agnetización no llega abruptam ente a su valor de satu ra ción porque en la últim a parte de la curva los im anes atóm icos están dando vuelta en ei cam po intenso. Vem os entonces p or qué la curva de m agnetización de un m a terial policrislalino ordinari.o, es tal com o la m o strad a en la figura 37-10: al principio sube poco y reversiblemente, luego sube irreversiblem ente y finalm ente se curva suavem ente h acia la horizontal. P o r supuesto, no h ay una separación neta entre estas tres regiones - s e pasa de una a o tra suavem ente. N o es difícil dem o strar que el proceso de m agnetización en la parte niedia de la curva de m agnetización es a salto s -q u e las paredes de dom inio saltan y, se detienen bruscam ente a m edida que se corren— T odo io que necesitan es u na b obina de alam bre - c o n m uchos miles de v u eltas- conectada a un am plificador y un parlante, com o m uestra la fígura 37-11. Si ponen unas pocas h ojas de acero al silicio (del tipo que se utiliza en los tran sfo rm ad o res) en el centro de la bobina y acercan lenta m ente un im án a la pila de h o ja s, los cam bios repentinos de m agnetización produci rán im pulsos o fem en la b o b in a, que se oyen nítidam ente com o diq u es en el p ar lante. A l a cercar m ás el im án al hierro oirán u na an d an ad a de d iq u es que suenan algo así com o el ruido de granos de arena que caen unos sobre o tros al inclinar una la ta de arena. L as paredes de dom inio están sa ltan d o , deteniéndose y volviendo a saltar a m edida que el cam po aum enta. E ste fenómeno se llam a efecto B arkhausen.
Fig. 37-11. Las variaciones repenti nas de magnetización de la tira de acero se escuchan como diques en el parlante.
Si acercan aún m ás ei im án a las hojas de hierro, el ruido se hace más y más fuerte por unos instantes pero luego h ay relativam ente poco ruido cuando el imán está m uy cerca. ¿ P o r qué? Porque casi todas las paredes de dom inio se han despla zado todo lo que pueden. Lo que hace cualquier aum ento de cam po es sim plem ente girar la inagnetización de cada dom inio, lo cual es un p roceso parejo. Si ahora retiran el im án, com o p ara pasar a la ram a descendente de la curva de histéresis, tod o s los dom inios tratan de volver al estado de baja energía y oyen otra a ndanada de saltos h acia atrás. T am bién pueden n o tar que si Uevan el imán hasta cierta distancia y luego lo acercan y alejan m uy po co , h ay relativam ente poco ruido. D e nuevo es com o inclinar u na lata de aren a; una vez que los granos se han desplazado hasta d etem erse, no se los p ertu rb a con
ivimieníos de !a lata. En el hierro, las pequeñas variaciones de cam po son suficientes p ara que ninguna pared tran sp o n g a las “ lo m as” .
37-4
M ateriales ferromagiiiéíicos
Q uerriam os hablar ah o ra de los diversos tipos de m ateriales m agnéticos que hay en el m undo técnico y considerar algunos de los problem as que intervienen en el diseño de m ateriales m agnéticos p ara diferntes aplicaciones. En prim er lugar, la expresión “ propiedades m agnéticas del hierro ” , que ta n to se oye, es inapropiada - n o hay tal c o sa -. El “ h ierro” no e.s un m aterial bien definido; las propiedades del hierro dependen en form a decisiva de la cantidad de im purezas y tam bién de cómo e stá form ado el hierro. Se d a rá n cuenta de que las propiedades m agnéticas depende rán de la facilidad de desplazam iento de las paredes de dom inio y de que ésta es una propiedad m acroscópica y no u na propiedad de cad a átom o. A sí pues, el ferrom ag netism o práctico no es realm ente una propiedad de un átom o de hierro - e s u na p ro piedad de un trozo de hierro bajo cierta fo r m a - . Por ejem pio, ei hierro puede tener dos form as cristalinas. L a form a com ún tiene u n a red cristalina cúbica de cuerpo centrado, pero tam bién puede tener una red cúbica de c aras cen trad as la cu al, sin em bargo, es ^estable sólo a tem peraturas superiores a L^IOO^C. Por^ supuesto, a esa Sin em bargo, aleando crom o y níquel con e¡ h ierro (una m ezcla posible es J 8 p or ciento de crom o y 8 p or ciento de níquel) podem os o btener lo que se llam a acero inoxidable, el cual, aunque es principalm ente h ierro, retiene la red de c aras centradas aún a bajas tem peraturas. D ebido a que su estru ctu ra cristalina es diferente, tiene propiedades m agnéticas com pletam ente diferentes. L a m ayoría de los aceros inoxida bles n o son m agnéticos en g rad o apreciable, aim que hay algunos tip o s que lo son algo -dep e n d e de la com posición de la aleación— A unque la aleación sea m agnética, no es ferrom agnètica com o el hierro com ún -a u n q u e sea en su m ay o r p arte puro hierro. Q uerríam os describir ah o ra algunos m ateriales especiales que h an sido d esarro llados con propiedades m agnéticas especiales. En prim er lu g ar, si querem os hacer un im án perm anente, necesitam os un m aterial con un lazo de histéresis enorm em ente ancho, de m odo que al co rta r la corriente y volver a un cam po m agnetizante nulo, quede u na gran m agnetización. E n esos m ateriales las paredes de dom inio deben e star “ congeladas” en su lugar lo m áxim o posible. U no de tales m ateriales es la no table aleación “A lnico V ” ( 5 1 % F e, 8 % A l, 1 4 % N i, 2 4 % C o, 3 % Cu). (La com posición bastante com pleja de esta aleación es u na indicación del esfuerzo m inu cioso em pleado en desarrollar buenos im anes. ¡Q ué paciencia se necesita p ara mez c lar cinco cosas y probarlas h asta en co n trar la m ejor su stan cia!) C u an d o el A lnico solidifica, hay una “ segunda fase” que precipita produciendo m uchos granos m inúsculos y esfuerzos in tern o s m uy grandes. E n este m aterial es m uy difícil que los lím ites de dom inio se m uevan. A dem ás de tener u n a com posición precisa, eí A lnico se “ tra b a ja ” m ecánicam ente p ara que sus cristales adopten la form a de lar gos g ranos en la dirección en que va a ser la m agnetización. E n to n ces, la m agneti z ación ten d rá una tendencia n atu ral a estar alineada en estas direcciones y se que d a rá así debido a los efectos de anisotropia. A ún m ás, h asta se enfría
el m aterial en un cam po m agnético extem o al fabricarlo, de m odo que los granos crezcan con la dirección cristalina ap ro p iad a. La figura 3 7 '1 2 m uestra la curva de histéresis del A lnico V. Pueden ver que es unas 500 "eces más ancha que la cur.-a de histéresis del hierro dulce que m ostram os en la ñ g ura 36-8 dei capitulo anterior. V ayam os a o tro tipo de m aterial. P a ra construir transfom iadores y m otores que rem os un m aterial que sea m agnéticam ente “ blan d o ” —un m ateriai en el que se pue da variar fácilm ente la m agnetización de m odo que aplicando un cam po m uy peque ño se produzca u n a m agnetización eno ra\e. P a ra conseguirlo, necesitam os m aterial puro y bien recocido, el cual ten d rá m uy pocas dislocaciones e im purezas de modo que las paredes de dom inio se puedan d esp lazar fácilínente. T am bién sería bueno si pudiéram os lograr que ia anisotropía fuese pequeña, De este m odo, aunque un grano del m aterial form ara un ángulo inap ro p iad o con el cam po, se m agnetizaría fácilm ente. A hora bien, hem os dicho que el hierro prefiere m agnedzarse en la di rección [ 1 0 0 ], m ientras que el níquel lo prefiere en la dirección ( l l l ] ; asi pues, si m ezclam os hierro y níquel en diversas p roporciones, podriam os tener la esperanza de encontrar que en cierta proporción apro p iad a la aleación no prefiera ninguna dirección - la s direcciones [lOOj y [111] serían equivalentes-. R esulta que esto ocurre con una m ezcla de 70 p or ciento de níquel y 30 p or ciento de hierro. A dem ás -posib lem ente por casualidad o quizás p or alguna relación ñsica entre los efectos de anisotropía y de m ag n eto stricció n - resulta que la m agnetostricción del hierro y la del niquel tienen signos opuestos. Y en u na aleación de los dos m etales esta p ro piedad pa sa por cero cuan d o contiene 80 por ciento de niquel. Asi pues, en algún punto entre 70 y 80 por ciento de níquel obtenem os m ateriales m agnéticos muy “ b lan dos” -aleacio n es que son m uy fáciles de m ag n etizar-. Se las llam a permaloys. L os perm aloys son útiles p ara tran sfo rm ad o res de alta calidad (a niveles de señal bajos), pero no servirían p ara im anes perm anentes. Los perm aloys deben ser fab rica dos y m anipulados m uy cuidadosam ente. L as propiedades m agnéticas de un pedazo de perm aloy experim entan cam bios radicales si se lo som ete a esfuerzos superiores a su lírrüte elástico —no se io debe doblar—. E n tonces su perm eabilidad se reduce debi do a las dislocaciones, bandas de deslizam iento, etc., producidas p or las deform acio nes m ecánicas. Los
límites de dom inio y a no pueden m overse fácilm ente. Sin em bargo, se puede recobrar la alta perm eabilidad m ediante ei recocido a tem p eratu ras altas. A m enudo es conveniente tener algunos núm eros p a ra c arac teriz ar los diversos m ateriales m agnéticos. D os núm eros útiles son ias intersecciones de la c u rv a de histéresis con los ejes B y H , com o se indica en la figura 37-12. E stas intersecciones se llam an campo m agnético residual y fu e r z a coercitiva La tabla 3 7 -i da una lista de estos núm eros en algunos m ateriales m agnéticos. T ab la 3 7 -i Propiedades de algunos m aleríales feirom agíséíicos
M aterial Superm aloy A cero al silicio (transform ador) H ierro A rm co Alrüco V 37-5
Br de cam po Fu erza magnético coercitiva residuai , (gauss) (gauss) (;=¿ 5.000)
0,004
M ateriales m agnéticos ñ iera de So com ún
Q uerriam os discu tir ah o ra algunos de los m ateriales m agnéticos m ás exóticos. E n la tab la periódica h ay m uchos elem entos que tienen cap as electrónicas in ternas incom pletas y que p or lo ta n to tienen m om entos m agnéticos atóm icos. P o r ejem plo, inm ediatam ente después de los elem entos ferrom agnéticos h ierro , niquel y co balto, encontrarán el crom o y el m anganeso. ¿Por qué no son ferrom agnéticos? L a res puesta es que el térm ino en À de la ecuación (37.1) tiene el signa opuesto en estos elem entos. En la red del crom o, p o r ejem plo, los espines de los átom os de crom o se alternan de átom o en átom o, com o m uestra la figura 37-13(b). A si pues, el crom o es “ m agnético” desde su propio punto de vista, pero no es técnicam ente interesante porque no hay efectos m agnéticos externos. El crom o es entonces un ejem plo de m a terial en e! que los efectos cuánticos hacen que los espines sean alternos. E sta clase de m aterial se llam a antiferrom agnético. En los m ateriales
Fig. 37-13. Orientación relativa de lo: espines electrónicos en diversos materia les: (a) ferromagnètico, (b) antiferromag nético, (c) ferrila, (d) aleación hierro-itrio (Las flechas de trazos indican la direcciót del momentum angular total, incluyendo e movimiento orbital.)
anfiferroraagnéficos el aíineam iento tam bién depende de la tem peratura. P o r debajo de u na tem peratura crítica, to d o s los espines están alineados alternadam ente, pero cuan do se calienta el m aterial p or encim a de cierta tem peratura -q u e tam bién se llam a tem pevatura de C u rie - los espines se orien tan repentinam ente al a za r. In ter nam ente hay un a transición repentina. E sta tran sició n se puede ver en ia curva del calor especifico. T am bién se m anifiesta en ciertos efectos “ m agnéticos” especiales. P o r ejem plo, se puede verificar la existencia de los espines alternados dispersando neutrones en un cristal de crom o. Com o el neutrón mismo tiene espín (y m om ento m agnètico), tiene una am plitud de dispersión diferente según su espin paralelo u o puesto al espin del dispersor. Por lo ta n to , cu an d o en un cristal los espines están alternos, obtenem os un diagram a de interferencia diferente de cuan d o tienen una distribución al azar.
Fig. 37-14. Estructura cristalina del mineral espinela (MgAl204): los iones ocupan los lugares tetraédricos, cada uno rodeado de cuatro iones oxíge no; los Iones A i^ ocupan lugares octaé dricos, cada uno rodeado de seis iones oxígeno. |De: Charles Kittel, Introducción a ia física del estado sólido, Reverté, Bar celona, 1965.1 H ay otra clase de su stan cia en la que los efectos cuánticos hacen que los espines electrónicos se alternen, pero sin em bargo es fe rrom agnetica - e s decir que el cristal tiene una m agnetización neta p erm an en te-. L a idea en que se b a sa el com por tam iento de estos m ateriales está ilustrada en la fígura 3 7 -)4 . La figura m uestra ia estructura cristalina de la espinela, un óxido de m agnesio y alum inio que, com o se m uestra, no es m agnético. El óxido tiene dos clases de átom o m etálicos: m agnesio y alum inio. A hora bien, si reem plazam os el m agnesio y el alum inio p or dos elem entos m agnéticos com o el hierro y el zinc, o por zinc y m anganeso - e n o tras p alab ras, si introducim os átom os m agnéticos en vez de no m ag n ético s- ocurre algo interesante. Llam em os a a una clase de átom o m etálico y 6 a la o tra; entonces hay que consi derar la siguiente com binación de fuerzas m agnéticas. H ay una interacción a-b que tra ta de hacer que los átom os ü y los ¿ tengan espines opuestos -p o rq u e la m ecá nica cuántica siem pre da el signo opuesto (excepto en los cristales m isteriosos de hierro, niquel y c o b alto )-. Luego h ay una interacción a-a directa que tra ta de hacer que los a estén opuestos y tam bién u na interacción b - b que tra ta de que ios b estén opuestos. A hora bien, por supuesto que no podem os hacer que todo esté opuesto a to d o : a o puesto a b, a opuesto a a y b opuesto a b. Posiblem ente por las distancias entre los ü y ia presencia del oxígeno (aunque realm ente no sabem os po r qué), resulta que la interacción a-b es más in tensa que la a a o la b-b. A sí pues, la solución que la natu raleza usa en este caso es hacer que to d o s los a estén parale los entre s i y todos los b p a ra d lo s efitre s¡\ pero que los dos sistem as estén opues tos. E sto d a la m ás b aja energia debido a la m ayor intensidad de la interacción
R esultado; iodos los a tienen el espín hacia arriba y los b hacia a b ajo —o viceversa, por supuesto-, Pero si los m om entos m agnéticos del átom o tipo a y los del tipo b no son iguales, podem os obtener la situación m ostrada en la figura 37-13(c) y puede haber una m agnetización resultante en ei m aterial. El m aterial será entonces ferrom agnético -afinque algo débil-. E stos materiales se llaman ferriía s. N o tienen una magnetización de saturación tan alta com o ei hierro - p o r razones o b v ia s- asi que sólo son útiles para cam pos pequeños. Pero tienen una diferencia m uy im portante: son aisladores; las ferritas son aisladores ferrom agnéticos. T en d rán corrientes p ará sitas muy pequeñas en cam pos de alta frecuencia, de m odo que se los puede utilizar en sistem as de m icroondas, p or ejem plo. Los cam pos de m icroondas podrán entrar en un m aterial aislante de esta clase, m ientras que en un co n d u cto r com o el hierro las corrientes parásitas se lo im pedirian.
H ay o tra clase de m ateriales m agnéticos que sólo recientem ente h an sido descu biertos -m iem bros de la fam ilia de los o n osilicatos llam ados gra n a te s-. Tam bién son cristales cuya red contiene dos clases de átom os m etálicos y tam bién tenem os una situación en la que podem os sustituir las dos ciases de átom os casi a voluntad. E ntre los m uchos com puestos de interés hay uno que es com pletam ente ferrom agnè tico. Tiene hierro e itrio en !a estru ctu ra del g ranate y la razó n de que sea ferrom agnètico es m uy curiosa. T am bién aquí la m ecánica cu án tica hace que los espines vecinos sean opuestos, de m odo que h ay un sistem a trab ad o de espines, con los espines electrónicos del hierro en un sentido y los del itrio en el o puesto. Pero el átom o de itrio es com plicado. Es una tierra rara y su m om ento m agnético es en gran parte contribución dei movim iento orbital de ios electrones. E sta contribución del movim iento orbital es en el itrio opuesta a la del espin y adem ás es m ayor. Por lo tanto, aunque la m ecánica cu án tica, actuando a trav és del principio de exclusión, haga que los espines del itrio sean opuestos a los del h ierro, logra que el m om ento magnético total del átom o de itrio sea paralelo al h ierro debido al efecto orbital —com o se ha esquem atizado en ía figura 3 7 -I3 (d )-. E n co nsecuencia, el m aterial es un com puesto ferrom agnètico norm al.
En algunos de los elem entos de ias tierras raras ap arece o tro ejem plo interesante de ferrom agnetism o. Tiene que ver con una disposición de los espines aún m ás cu riosa. El m aterial no es ferrom agnètico en el sentido de que todos los espines sean paralelos, ni antiferrom agnético en el sentido de que sean opuestos dos a dos. En estos m ateriales todos los espines que están en im a cam ada son paralelos y yacen en el plano de la cam ada. En la siguiente cam ada íos espines tam bién son paralelos entre si pero apuntan en u na dirección algo diferente. En la cam ada siguiente hay otra dirección y así sucesivam ente. El resultado es que el v ector de m agnetización local varia en form a de espiral -lo s m om entos m agnéticos de c am ad as sucesivas rotan a m edida que avanzam os perpendicularm ente a las c am a d as-. Es interesante analizar lo que pasa cuando se aplica un cam po a esa espiral - to d a s las torsiones y rotaciones que deben experim entar to d o s esos im anes a tó m ic o s-. (¡A algunos les gusta divertirse con la teoria de estas cosas!) N o sólo están los casos de espirales 'c h a ta s” , sino tam bién aquéllos en que las direcciones de los m om entos m agnéticos de cam adas sucesivas describen un cono, de m odo que tiene una com ponente en es piral y tam bién ¡una com ponente ferrom agnètica uniform e en una dirección!
Las propiedades m agnéticas de los m ateriales, estudiadas a un nivel más avanza do de io que hem os podido hacer aquí, han fascinado a los fisicos de to d a laya. E n prim er lugar, están los individuos p rácticos que am an en co n trar m aneras de hacer las cosas mejor -a m a n diseñar m ateriales m agnéticos m ejores y m ás intere sa n te s -. El descubrim iento de cosas com o las ferritas, o su aplicación, inm ediata m ente deslum bra a los que les g usta ver nuevas m aneras de hacer las cosas. E stán a dem ás, los que encuentran fascinación en la terrible com plejidad que puede produ cir la n aturaleza, em pleando unas pocas leyes básicas. P artien d o de una m ism a idea general, la naturaleza va del ferrom agnetism o del hierro y sus dom inios, al antiferrom agnetism o del crom o, al m agnetism o de ferritas y gran ates, a la estructura espiral de las tierras raras, y asi sucesivam ente. Es fascinante d escubrir experim en talm ente todas las cosas extrañas que p asan en estas sustancias especiales. Luego, p ara los físicos teóricos, el ferrom agnetism o presenta el reto de una cantidad de bellos problem as, interesantísim os y no resueltos aún. U n reto es sim plem ente com prender por qué existen. O tro es predecir la estadística de los espines en interacción de una red ideal. A ún dejando de lado cualquier com plicación extrínseca posible, este problem a ha desafiado h asta ahora to d a com prensión. L a razó n de que sea tan interesante se debe a que es un problem a de enunciación fácil: dado un m ontón de espines electrónicos en u na red regular y que in teractú an conform e a la ley tai y tal, ¿qué h arán? El enunciado es sim ple, pero d u ran te años ha resistido un análisis com pleto. A unque ha sido analizado bastante cuidadosam ente a tem peraturas no m uy cercanas al punto de C urie, to davía la teo ría de la tran sició n repentina en el punto de C urie necesita ser com pletada. Finalm ente, lodo el tem a de un sistem a de espines e im anes atóm icos —en m ate riales ferrom agnéticos o en param agnéticos y en el m agnetism o n u c lea r- tam bién ha constituido algo fascinante p ara los estudiantes av anzados de ñsica. Se puede a lte ra r el sistem a de espines con cam pos m agnéticos externos, así que se pueden hacer m uchos artificios con resonancias, efectos de relajam iento, ecos de espín y o tro s efectos. Sirve de p rototipo de m uchos sistem as term odinám icos com plicados. P ero en los m ateriales param agnéticos la situación es a m enudo bastan te sim ple, y m uchos han gozado realizando experim entos o explicando teóricam ente los fenó menos. C erram os ah o ra nuestro estudio de la electricidad y el m agnetism o. En e! prim er capítulo hablam os de los pasos gigantescos dados desde las prim eras observacio nes de los griegos sobre el com portam iento extraño del ám b ar y la piedra im án. N o o b stante, en nuestro largo e intrincado estudio ¡nunca hem os explicado ni p o r qué cuando fro ta m o s un p ed azo de ám b ar aparece carga sobre él, ni p o r qué una piedra im án está imancadal P odrían decir: “ B ueno, sim plem ente no obtuvim os el signo co rrec to ”. N o , ía co sa es peor. A unque obtuviéramos el signo co rrecto , nos quedaría esta pregunta: ¿por qué la piedra im án que se encuentra en el suelo e stá m agnetizada? C laro que está el cam po m agnético terrestre, pero id e dónde proviene e l campo terrestre'i R ealm ente nadie lo sabe; sólo ha habido algunas conjeturas buenas. C om o ven, esta n u estra física es un engaño: em pezam os con los fenóm enos de la piedra im án y del ám b ar y term inam os no com prendiendo ninguno de los dos muy bien. ¡Pero en el cam ino hemos obtenido u na cantidad form idable de inform ación interesantísim a y útilísim a!
38 E la s tic id a d
38-1
L ey de H ooke
38-2
D efonnaciones específicas unifor- 38-5
3 8-4
L a viga flexionada iFlexión lateral
Releer: C apítulo 47, vol. I, So nido. L a ecuación de onda
3 8 -í
L ey de H ooke
E l tem a de la elasticidad tra ta el com portam iento de las su stan cias que tienen la propiedad de recuperar su ta m añ o y form a cu an d o se quitan las fuerzas que p ro ducen deform aciones. E n co n tram o s esta pro p ied ad elástica en cierta m edida en iodos los cuerpos sólidos. Si tuviéram os íiem po de tra ta r el tem a extensam ente, tendríam os que exam inar m uchas co sas: el c o m p o rtam ien to de m ateriales, las leyes generales de la elasticidad, la teo ría general de la elasticidad, la m aqu in aria atóm ica que determ ina las propiedades elásticas y finalm ente las lim itaciones de las leyes e lásticas cu an d o las fuerzas se vuelven ta n grandes q ue h ay flujo plástico y fractu ras. T ard a ría m ás tiem po del que tenem os p a ra c u b rír to d o s estos tem as en detalle, así que tendrem os que d ejar de íado algunas co sas. P o r ejem plo, no discutirem os ía plasticidad o las lim itaciones de las leyes elásticas. (T ocam os brevem ente este tem a al hablar de las dislocaciones en m etales.) T am p o co podrem os discutir los m ecanis m os internos de la elasticidad - a s í que nu estro tratam ien to no ten d rá la “ completid a d ” que hem os tratad o de a lcan zar en los prim eros c ap ítu lo s- N u estra principal intención es fam iliarizarlos con algunas de las m aneras de tra ta r problem as prácticos tales com o la flexión de vigas. C u ando presionan un tro zo de m aterial, “ cede” - e l m aterial se d efo rm a -. Sí la fuerza es lo suficientem ente pequeña, el desplazam iento relativo de los diversos puntos en el m aterial es proporcional a la fuerza -d ec im o s que el com portam iento es elástico--. Solam ente discutirem os el com portam iento elástico. Prim ero escríbirem os las leyes fundam entales de la elasticidad y luego las aplicarem os a un cierto núm ero de situaciones diferentes. S upongan que tom am os un bloque rectan g u lar de m aterial de lo n ^ tu d /, ancho w y a ltura h, com o m uestra la figura 38-1. Si tiram os de los extrem os con u n a fuerza F, la longitud aum enta u na can tid ad á l. Supondrem os en todos los casos que la va riación de longitud es una fracción pequeña de la Jongiíud original. E n efecto, p ara m ateriales com o la m adera y el acero, el m aterial se rom perá si la varíación de lon gitud supera
un porcentaje pequeño de la longitud original. P a ra u n a gran can tid ad de m ateriales, los experim entos dem uestran que p a ra alargam ientos suficientem ente pequeños la fuerza es proporcional ai alargam iento: F oc A/.
' (38, Î)
E sta relación se conoce com o ía ley de H ooke. El alargam iento A l de ía b a rra tam bién dependerá de su longitud. Podem os hallar cóm o po r el siguiente razonam iento. Si pegam os dos bloques idénticos, ex trem o con extrem o, las m ism as fuerzas actú an sobre c ad a u n o de los bloques; cada uno cederá A l. E ntonces, el estiram iento de un bloque de longitud 21 sería dos veces m ayor que el de un bloque de igual sección tran sv ersal pero de longitud l. Para tener un núm ero m ás característico del m aterial y m enos que de cualquier form a particular, escogem os el cociente A //J entre el alargam iento y la longitud o rig n al. E ste cociente es prop o rcio n al a la fuerza pero independiente de /: (38.2) L a fuerza F tam bién dependerá del área del bloque, Supongan que ponem os dos bloques uno Junto al o tro. E n tonces, p a ra un estiram iento A l dado tendríam os la fuerza F sobre c ada bloque, o eí doble en la com binación de los dos bloques. Para un estiram iento dado la fuerza debe ser p roporcional al área de la sección tran sv er sal A del bloque. P a ra o btener u n a ley en la cual el coeficiente de proporcionalidad sea independiente de ias dim ensiones deí cuerpo, escribim os la ley de H ooke p a ra un bloque rectangular en la form a F=
(38.3)
YA
L a constante Y es u na p ropiedad de la natu raleza del m aterial únicam ente; se la co noce com o m ódulo de Young. (C om únm ente verán que el m ódulo de Y oung es lla m ado E . P ero hem os u sado E p ara cam pos eléctricos, energia y fem, asi que prefe rim os usar una letra diferente.) La fu e rza po r un ida d de área se llam a esfuerzo y el estiram iento p or unidad de longitud - e l estiram iento fra c c io n a l- se llam a la deform ación especifica. En con secuencia se puede escribir la ecuación (38.3) en la siguiente form a; - 7 = Y y.
M
esfuerzo = (m ódulo de Y oung) x (deform ación especifica).
(38.4)
H ay una c o ntrap arte de la ley de H ooke: cu ando estiran un bloque de m aterial en una dirección se contrae perpendicularm ente al estiram iento. L a contracción en anchura es proporcional a) ancho h>y tam bién a á l / i L a contracción lateral está en la m ism a proporción p ara el ancho y el alto y com únm ente se escribe
w
h
"
/
'
donde la constante a es o tra propiedad de! m aterial llam ado razón de Poisson. Siem pre es de signo positivo y es un núm ero m enor que 1 ¡1. (Es “ razo n ab le” que sea generalm ente positiva, pero no está m uy claro que deba ser así.) L as dos constantes Y y o especifican com pletam ente las propiedades elásticas de un materia) homogéneo isótropo {esto es, no cristalino). E n m ateriales cristalinos los estiram ientos y contracciones pueden ser diferentes en distintas direcciones, así que puede haber m ás constantes elásticas. Restringirem os nu estra discusión por algún tiem po a m ateriales isó tro p o s hom ogéneos cuyas propiedades se puedan des cribir con Y y
D eform aciones específicas uiraformes
C om o prim er ejem plo veam os qué le sucede a un bloque rectangular som etido a una presión hidrostática uniform e. P o n g a m o s'u n bloque den tro del agua en un ta n que de presión. E ntonces h a b rá una fuerza actu an d o hacia el interior sobre cada c ara del bloque, proporcional
al àrea (ver figura 38-2). C om o la presión h id ro stática es unifonne, el esfuerzo (fuerza por unidad de área) en cada cara dei bloque es el mismo. T ratarem os prim e ro !a varíación de longitud. L.a variación de longitud del bloque se puede considerar com o la sum a de las variaciones de longitud que ocu rren en los tres problem as in dependientes bosquejados en la figura 38-3.
/
Y
Problem a 2. Si presionam os sobre los co stad o s del bloque con la presión p, la deform ación com presronal es o tra vez p / Y , pero aJiora querem os fa deform ación longitudinal. Podem os obtenerla de ia deform ación especifica lateral m ultiplicada por - a . L a deform ación lateral es Sí : =
z .
_
Problem a 3. Si presionam os verticalm ente so b re el bloque, la deform ación com presiona] es una vez m ás p l Y y la deform ación correspondiente en ¡a dirección lateral es oira vez - i r p/ Y. O btenem os
C om binando estos resultados à i = àl^ A lj + Al¡ -o b ten em o s
de los tres
problema;
P or supuesto, el problem a es sim étrico en las tres d irecciones, de lo cual se deduce que f
f
(1 -
2a).
(38.7)
La variación de volum en b ajo u na presión h id ro stática tam bién es de algún in te rés. Com o V = Iwh, podem os escribir, p a ra desplazam ientos pequeños, ^
_ A/ V
Aw
A/í
~
T ‘
U sando (38.6) y (38.7), tenem os ^
= -3 ^
-
2o·).
(38.8)
A algunos les g usta lla m a r a A V ¡ V Ja deform ación d e volumen y escriben ~K
AK
El esfuerzo de volum en p es pro p o rcio n al a la defo n nació n de volum en --la ley de H ooque u na vez m ás— E l coeficiente K se llam a módulo de e lasticidad de volumen·., e stá relacionado con las o tras co n stan tes p or ■3 0 ^ -2 .) · Com o K es de algún interés práctico , m uchos m anuales d an Y y K tn lu g ar de Y y CT. Si buscan ct, siem pre pueden obtenerla de la ecuación (38.9). T am bién podem os ver que según la ecuació n (38.9) la razó n de P oisson ct debe ser m enor que un m e dio. Si no fuera así, el m ódulo de eiasíicidad de volum en sería negativo y eJ m aterial se dilataría al aum entar la presión. E sto nos perm itiría extraer energía m ecánica de cuaiquier bloque que h ay a p or ahí -sig n ificaría que el bloque está en equilibrio inestable-. Si em pezara a d ilatarse co n tin u aría p or sí m ism o con u na liberación de energía.
A hora querem os co n sid erar lo que sucede cuando aplican u n a deform ación “de c orte” sobre algo. P o r deform ación de c o rte entendem os la clase de distorsión m ostrada en la figura 38-4. E xam inem os previam ente Jas deform aciones específicas en un cubo sujeto a las
Fig. 38-5. Un cubo con fuerza; compresión en las caras superior e rior, e iguales fuerzas de tracción ei
fuerzas m ostradas en !a Figura 38-5. T am bién aquí podem os dividir el problem a en dos: las presiones verticales y las tracciones horizontales. L lam ando A al área de la c ara del cubo, tenem os p ara la variación de longitud en dirección horizontal Al I 1 = Y A
¡ F l + aF + '^ Y A = - ~ T - Á ·
L a variación de altura es sim plem ente m enos esta expresión. Supongan ah o ra que tenem os el m ism o cubo sujeto a la fuerza de corte m o strad a en la figura 38-6(a). N oten que todas las fuerzas tienen que ser iguales si no ha de haber torques resultantes y el cubo ha de estar en equilibrio. (F u erzas análogas deben existir tam bién en la figura 38-4, p uesto que el bloque está en equilibrio. Se producen por m edio de la “ co la ” que m antiene el bloque fijo a la m esa.) Se dice entonces que el cubo está en un estad o de c o rte pu ro . Pero noten que si cortam os el cubo por un plano a 45"^ -d ig am o s que según la
fuerzas de compresión y de tracción en (b).
;n ia figura— la fuerza to tal actu an te a trav és dei plano es n orm al al plano e igual a -/2G . El área sobre la cual actú a esta fuerza es - / í / l ; por ta n to , el esfuerzo norm al a este plano es sim plem ente G /A . A nálogam ente, si exam inam os un plano a 45° en el otro sentido diagonal B en la fig u ra-v em o s que h ay un esfuer zo com presional - G / A norm al a este p la n o -. Según esto, vem os que eí esfuerzo enuñ ''estad o de corte p uro ” es equivalente a una com binación de esfuerzos de tensión y com presión de igual intensidad y perpendiculares uno a o tro , y form ando un ángulo de 45 ” con las caras originales del cubo. Los esfuerzos y deform aciones in ternas son tos m ism os que hallaríam os en el bloque m ayor de m aterial con las fuerzas m o stra das en la figura 38-6(b). Pero este es el problem a que ya resolvim os. La variación de longitud de la diagonal está dada p or la ecuación (38.10),
A m enudo conviene expresar un esfuerzo de corte en función del ángulo en que se tuerce el cubo -e l ángulo O en la figura 3 8 -7 -. Por ia geom etria de ia figura pue den ver que el desplazam iento horizontal ^ dei borde superior es igual a \/T á D . Asi pues. lá D
AD
(38.12)
El esfuerzo de corte g se define com o la fuerza tangencial so b re u na ca i dividida por ei área, g = G /A . U sando la ecuación (3^,11) en (38.12), obtenem os
L form a de: “esfuerzo = co n stan te p or deform ación especíg = MÖ.
(38.13)
El coeficiente de proporcio n alid ad ¡j. se llam a módulo de torsión (o a veces, coeficiente de rigidez). E stá dado en función de y y o· por
2(1 + <7) '
(38.14)
A propósito, el m ódulo de torsión debe ser positivo - d e o tra m an era podrian o bte ner trab a jo de un bloque a u to co rta n te-. Según la ecuación (38.14), a debe ser m ayor que —1. Sabem os entonces que a debe estar entre - I y -ien la práctica, no obstante, siem pre es m ay o r que cero.
C om o últim o ejem plo del tipo de situación donde los esfuerzos son uniform es en todo el m aterial, considerem os el problem a de un bloque que se estira, m ientras al mism o tiem po se lo fu e r z a de m odo que no se produce ninguna con tracció n late ra!. (T écnicam ente, es un poco m ás fáci! com prim irlo im pidiendo que los co stad o s se com ben, pero es el mism o problem a.) ¿Q ué sucede? Bueno, debe h aber fuerzas latera les que le im pidan cam biar de espesor -fu e rz a s que no conocem os de antem ano pero que tendrem os que calcular—. Es la m ism a clase de problem a que ya hem os resuelto, solam ente que cón un trab a jo algebraico un poco diferente. Im aginem os fuerzas sobre los tres pares de c aras, com o m uestra la figura 38-8; calculem os los cam bios de las dim ensiones y escojam os las fuerzas transversales que hacen que el ancho y la altura perm anezcan constantes. Siguiendo el razonam iento h abitual, obtenem os p ara las tres deform aciones:
Y
■ (38.16) (38.17)
A hora bien, com o se supone que A ly y Al^ son cero, las ecuaciones (38.16) y (38.17) dan dos ecuaciones que relacionan Fy y con F^. R esolviéndolas co njunta mente, obtenem os que
L·=L·= A„
A,
\ -
(38.18)
Sustituyendo en (38.15), tenem os (38,19) '.on Ja expresión cuadrálic
7 “
1 o facto read a;
( T + V ) ( r — 2 ï ) '^ 7 ·
C uando forzam os los lados, el m ódulo de Y oung se obtiene m ultiplicado p or una función com plicada de a . T al com o pueden ver fácilm ente en la ecu ació n (38.19), eí fac to r dejante de ' Y siem pre es m ay o r q ue 1. E s m ás diñcil estirar eJ bJoque c uando se m antienen los lados firm es - lo que tam bién significa que un bloque es m ás resistente cuando se m antienen los lados firmes que cu ando no.
38-3
L a b a rra de torsióct; o n d as de co rte
V olvam os ah o ra n u estra atención a un ejem plo que es m ás com plicado porque partes diferentes del m aterial son som etidas a esfuerzos diferentes. C onsiderem os una varilla retorcida tal com o po d rían en co n trar en un á rb o l de tran sm isió n de alguna m aquinaría, o en una fibra de susp-.-'isión de cu arzo u sad a en un instrum ento delicado. C om o probablem ente sab rán pci experim entos con el péndulo de torsión, el torque sobre una varilla reto rcid a es p roporcional al ángulo - l a co n stan te de proporcionalidad depende evidentem ente de la longitud de la varilla, del radio de la varilla y de las propiedades del m aterial—. L a preg u n ta es: ¿de qué m anera? A h o ra estam os en condiciones de co n testar esta p reg u n ta; sim plem ente, es cuestión de h a cer un poco de geom etría. L a figura 38-9(a) m uestra u n a varilla cilindrica de longitud L y radio a , con un extrem o retorcido un ángulo
y determ inar io que le sucede a cada capa por sep arado. Em pecernos exam inando un cilindro corto y delgado de radio r (m enor que a) y espesor A r -c o m o m uestra ia figura 38-9(b)-. A h o ra bien, si exam inam os un pedazo de este cilindro que origi nalm ente era un cuadrad o pequeño, vem os que se ha deform ado en un paraleiogramo. C ada elem ento del cilindro sufre una deform ación de corte y ei ángulo de deform ación O es
El esfuerzo de corte g en el m ateriai es por lo ta n to | según ia ecuación (38.13)1, « = h8 = M^·
(38.21)
El esfuerzo de corte es la fuerza tangencial A F sobre el extrem o del cu ad rad o di vidida por el área A /A r del extrem o jver figura 38-9(c)|: AF ^ ~ AI Ar ' L a fuerza A F sobre el extrem o de tal cu ad rad o p roduce un to rque A r respecto al eje de la varilla igual a A r = r A F = rg A l Ar.
(38.22)
El torque total t es la sum a de tales torques extendida a una circunferencia com pleta del cilindro. Asi pues, ju n ta n d o suficientes pedazos de m odo que la sum a de los A l dé 2nr, hallam os que el to rque total para un lubo hueco es rg(2Trr)A r.
(38.23)
O sea, usando (38.21), T = 2τ^¡ — ^
.
O btenernos que la rigidez rotacional t A/í de un tubo hueco esproporcional del radio r y al espesor A r e inversam ente proporcional a ia longitud L.
(38,24)
al cubo
A hora podem os im aginarnos una varilla sólida form ada por una serie de tubos concéntricos, cada uno retorcido el m ismo ángulo (p (aunque los esfuerzos internos son diferentes para c ad a tubo). El to rq u e to tal es la sum a de ios torques necesarios para ro tar c ada c apa; p ara la varilla sólida se tendrá
»· = ü, el radio de la varilla. Integrando, tenem os r = M^
0.
(38.25)
P ara una varilla en to rsió n , el toque es proporcional al ángulo y es proporcional a !a cuarta potencia de( diám etro - u n a varilla de espesor doble es dieciséis veces más resistente a la torsión. A ntes de a b andon ar el tem a de ia torsión, apliquem os lo que hem os aprendido a un problem a interesante: ondas torsionales. Si lom an u na varilla larga y de repente retuercen un exrrem o, una o nda de torsión co rre a lo largo de ia variila, tai com o se ha dibujado esquem áticam ente en la figura 38-10(a), E sto es algo m ás in teresante que una torsión unifonne -v eam o s cóm o podem os a n alizar lo que sucede. (b)
Fig. 38-10.
---------
(a) Onda torsionai en una varilla, [b] Un elemento de volumen de la varilla.
Sea z la distancia desde algún punto d ado en la varilla. P a ra u n a torsión estáti ca, el torque es el mism o a todo lo largo de la varilla y es p roporcional a ¡¡>lL, el ángulo totai de torsión sobre la longitud total. Lo que interesa es la defonnación torsionai local que es, com o se d arán cu en ta, d f j d z . C u an d o la torsión a lo largo de la varilla no es uniform e, debem os sustituir ia ecuación (38.25) p or
(38.26) V eam os ahora qué le sucede a un elem ento de longitud A z que la figura 3 8 -i0 (b ) m uestra aum entado. H ay un torque t( z ) en el extrem o 1 del p edazo pequeño de va rilla y un torque diferente x(z + á z ) en el extrem o 2. Si A z es suficientem ente pequeño, podem os u sa r un desarrollo de T aylor y escribir r (z + Az) = t ( z ) +
Az.
(38.27)
El torque resultante A r que actúa sobre el pedazo pequeño de varilla entre z y z + A z es evidentem ente la diferencia entre r(z) y ~(z + A z), o sea A r ( 5 t/5 z )A z . D erivando la ecuación (3 8.26), obtenem os
AW = (Tra^Az)p, donde p es ia densidad del m aterial. O btuvim os en el capítulo 19, vol. I que
el m om ento de inercia de un cilindro circular es inercia de nuestro pedazo, tenem os A/ = - p a ^A z.
!1 \ llam ando A í al m om ento de (38.29)
L as ieyes de N ew ton dicen que el to rq u e es igual al m om ento de inercia por la aceleración angular, o sea
Juntando todo, obtenem os
R econocerán en esta expresión !a ecuación de o nda unidim ensional. Hem os encon trado que las ondas de torsión se pro p ag arán a io largo de la varilla con la velocidad
C uan to m ás densa es la varilla —a rigidez co n stan te— m ás lentas son las on d as; y cuanto m ás rígida es la varilla, m ás rápido se p ropagan las ondas. L a veiocidad no depende del diám etro de la varilla. L as ondas torsionales son un ejem plo especial de ondas de corte. E n general, las ondas de corte son aquéllas en que las deform aciones no cam bian el volumen de cuaiquier p arte del m aterial. En las o ndas torsionales, tenem os una distríbución particular de tales esfuerzos de corte: están distribuidos en círculo. Pero p ara cualquier disposición de esfuerzos de co rte , las ondas se pro p ag arán con la m ism a velocidad —ia que da la ecuación (3 8 .3 2 )-. P o r ejem plo, ¡os sism ólogos han en co n trado esas ondas de corte propagándose en el interior de la tierra. Podem os tener otro tipo de o n d a en el m undo elástico dentro de un m aterial só lido. Si presionan algo, pueden p rovocar ondas ^‘longitudinales" -tam b ién Damadas ondas “com presionales”- . Son com o las o ndas so n o ras en el aire o en el agua -lo s desplazam ientos están en la m ism a dirección que la propagación de las ondas— (En la superficie de un cuerpo elástico tam bién puede haber o tros tipos de ondas -lla m ad a s “ ondas de R ayleigh” u “ o ndas de L ove” - . En ellas, las deform aciones no son ni puram ente longitudinales ni puram ente transversales. N o tendrem os tiem po de estudiarlas.) Y ya que estam os en el tem a de las o n d as, ¿cuál es la velocidad de las ondas com presionales puras en un cuerpo sóüdo g rande com o la tierra? D ecim os “ g ran d e” porque la velocidad del sonido en un cuerpo grueso no es la m ism a que, p or ejem plo, a lo largo de u na varilla fina. P o r cuerpo “ g ru eso ” entendem os que las dim en siones transversales son m ucho m ayores que la longitud de onda del sonido. L uego, cuando presionam os el objeto, no se puede d ilatar lateralm ente -só lo se puede com prim ir en una dim ensión-. A fortunadam ente
ya hem os estudiado el c a so especial de Ja com presión de un m aterial elástico co n s treñido. T am bién hem os estudiado en el capituio 4 7 , vof. I, ia velocidad de las o ndas sonoras en un gas. Siguiendo el mism o razo n am ien to pueden ver que la velocidad del sonido en un sólido es igual a !p, donde Y es el “ m ódulo longitudinal” - o presión dividida p o r la variación relativa de la lo n g itu d - p ara e) caso de co n s tricción. E s precisam ente el cociente entre A lH y F Í A o btenido en la ecuación (38.20). A sí pues, la velocidad de las o ndas longitudinales e stá d ad a por
( 1 +
2
> y 1 / 2 , el m ódulo de to rsió n p. es m enor que eí m ódus m ayor que Y, asi que
E sto significa que las on d as longitudinales viajan m ás ráp id o que las o ndas de corte. U na de las form as m ás precisas de medir las co n stan tes elásticas de u n a su stan cia es m idiendo la densidad del m aterial y las velocidades de ios dos tipos de ondas. De esla inform ación se p u ede obtener y a . A p ro p ó sito , m idiendo la diferencia en el tiem po de llegada de las d o s clases de o ndas provenientes de un terrem o to el sism ó logo puede estim ar —aún sólo con las señales recibidas en u n a sola estación— la dis tan cia al tem blor.
38-4
L a viga flexionada
A h o ra exam inarem os o tro tem a p ráctico : la fle x ió n de u n a b a rra o u n a viga. ¿C uáles son las fuerzas cu an d o flexionam os u na b a rra de sección tran sv ersal a rb i tra ria ? Lo estudiarem os pensando en una b a rra de sección circu lar, pero nuestra respuesta servirá p a ra cualquier form a. Sin em bargo p ara a h o rrar tiem po, reco rta rem os un poco de m o d o que n u estra teo ría será solam ente ap roxim ada. N u estro s resultados serán c orrecto s solam ente cu ando el radio de flexión sea m ucho m ayor que el espesor de la viga.
Fig. 38-11.
Una viga flexionada.
S upongan que to m a n los d o s ex trem o s de u n a b a rra rec ta y la d oblan se g ún a lgu na c urva c o m o la m o stra d a en ¡a ñ g u ra 3 8 -1 1 . ¿ Q u é su ced e dentro de la ba rra? Bien, el que esté cu rvada significa que el m aterial en la parte interna de la curva está com prim ido y el m aterial en la parte externa está estirado. H ay cierta superficie más o m enos paralela al eje de la barra que no está ni com prim ida ni estirada. Se Uama superficie neutra. Sería de esp erar que esta super ficie esté cerca de la “ m itad ” de la sección transversal. Se puede d em o strar (pero no lo harem os aqui) que p ara pequeñas flexiones de vigas sim ples, la superficie neutra va a lo largo dei “ centro de g rav ed ad ” de la sección tran sv ersal. E sto es cierto solam ente para flexión “ p u ra ” - s i no se está estirando o com prim iendo la viga al m ism o tiempo.
Fig. 38-12. {a) Segmento pequeño de una viga flexionada (¿). Sección trans versal de la viga. Para flexión pura, entonces, una reb an ad a delgada de la b arra se deform a com o m uestra la figura 3 8 -I2 (a). El m aterial p or debajo de la superficie neutra tiene una deform ación com presional que es proporcional a la distancia a la su perficie neu tra; y el m aterial por encim a está estirado, tam bién en proporción a su distancia a la superficie neutra. Así pues, el estiram iento longitudinal A l es p roporcional a la altura y. La constante de proporcionalidad es precisam ente / sob re el radio de curv atu ra de la b arra - v e r figura 38-12: úd
y
L uego, la fuerza por unidad de área -e t e sfu e rz o - sobre una faja pequeña ' tam bién es proporcional a la distancia a la superficie neutra. — = AA
Y L ·. R
(38,34)
Exam inem os a ho ra las fuerzas que podrían producir tales deform aciones. Las fuerzas que actúan sobre el pequeño segm ento dibujado en la figura 38-12 están indicadas en la m isma. Si consideram os cualquier corte transversal, las fuerzas actúan a través de él, en un sentido p or encim a de la superficie n eu tra y en el otro por debajo. Vienen en p ares p ara fo rm ar un “ m om ento de fiexión” 3 H -c o n lo cual en tendem os el torque respecto a la línea n e u tra -. Podem os calcular ei m om ento total integrando la fuerza m ultiplicada p or la distancia a la superficie
neutra en una de las caras del segm ento de la ñ g ura 38-12;
j
3Tl -
Según la ecuación (38.34), d F -
ydF.
(38,35)
Y y íR d A , así que
La integral de y~dA es lo que podem os llam ar el“ m om ento de inercia” de ta sección transversal repecto a un eje tiorízontal que pasa por su “ centro de m asa” *; lo llam arem os /: 3TC =
”
(38,36)
(38,37)
E ntonces la ecuación (38.36) nos da la relación entre el m om ento de flexión w y la curvatura \ / R de la viga. La “ rigidez” de la viga es proporcional a K y al m om ento de inercia I. En otras p alabras, si quieren ta viga más rígida posible con una cantidad dada de alum inio, digam os, deben poner lo que más puedan de él tan lejos de la superñcie neutra com o sea posible, p ara form ar un m om ento de inercia grande. Sin em bargo, no pueden ¡levar esto al extrem o, porque entonces la viga no se flexíonará com o lo hem os supuesto - s e pan d eará o reto rcerá vol viéndose débil otra v e z - A h o ra pueden ver por qué las vigas estructurales se hacen en form a de I o de H —com o m uestra la figura 38-13.
Com o ejem plo del uso de nuestra ecuación de viga (38.36), calculem os la flexión de una viga voladiza con una fuerza concen trad a W que actú a en el extre mo libre, com o m uestra la figura 3 8 -Í4. (Por “ voladiza” entendem os sim plem ente que la viga está soportad a de tal form a que la posición y ia pendiente están fijas realmente el momento de inercia de i
extrem o - e s tà em potrada en u na p ared de c em en to -.) ¿C u ál es la form a de la viga? Llam em os z a la deflección a la d istancia x desde el extrem o fijo; querem os conocer z(x). C alcularem os solam ente p a ra flexiones pequeñas. T am bién supondre m os que la viga es larga en co m p aració n con su sección transversal. A h o ra bien, com o saben de sus cursos de m atem ática, la cu rv atu ra 1 /R de cuaiquier curva z (x ) e stá dada por 1 (P zjd x^ R ~ Í r + '( d z /d x ) ^ ] ^ iz
(38.38)
C om o solam ente estam os interesados en pendientes pequeñas -g en eralm en te éste es el caso en e structu ras de in g en iería- despreciam os { d z /d x Y en com paración con 1 y lom am os R
(38.39)
dx^
T am bién necesitam os conocer el m om ento de flexión 3Tí. E s u na función de ;c porque es igual al torque con respecto al eje neu tro de cualquier sección. D es preciem os el peso de la viga y tom em os solam ente la fuerza h a cia ab ajo W en e! extrem o dv*. la viga. (Pueden incluir el peso de la v iga ustedes m ism os, si quieren.) Luego, el m om ento de flexión en x es 3IE(^> = W {L -
x\
porque éste es el torque ejercido p o r el peso W con respecto al punto x -e l torque que la viga debe so p o rta r en x ~ . O btenem os
d “z W . S ¡= Y Í< L -x ). L a podem os integrar sin ningún artificio; obtenem os l¥ ( L x ^
" = YT
x^ \
-
t
) ■
usando nuestra suposición de que z(0) = O y que d z / d x tam bién X = 0. E sta es la
form a de )a viga. EJ desplazamiento del extn (38.42) el desplazam iento del extrem o de u na viga aum enta
; el cubo de la longitud.
Al desarrollar n u estra teoria aproxim ada de la viga, hem os supuesto que la sección de ia viga no cam bia cuan d o la doblam os. C u an d o el espesor de la viga es pequeño com parad o con el radio de cu rv a tu ra, la sección transversal cam bia m uy poco y nuestro resultado and a bien. Sin em bargo, en general este efecto no se puede despreciar, com o pueden d em o strar fácilm ente d oblando una goma de b o rra r blanda entre los dedos. Si la sección era originalm ente rectan g u lar, encon trará n que al dob larla, la base se com ba (ver figura 38-15). E sto sucede porque cuando com prim im os la base, el m ateriai se expande lateraím ente - e n la m edida que indica la relación de Poisson— L a gom a es fácil de do b lar o estirar, pero se parece a un liquido en que es dificil cam biar el volum en -c o m o se m anifiesta cla ram ente cuando doblan la g o m a -. P a ra un m aterial incom presible, la relación de Poisson debe ser exactam ente I /2 ^ a r a la gom a es aproxim adam ente esta mism a.
38-5
Flexión lateral
Q uerem os a hora u sar nu estra teoria de la viga p ara com prender la teoria de la flexión lateral, o p andeo, de vigas, colum nas o varillas. C onsiderem os la situación representada en la figura 38-16 en la que u na varilla que norm alm ente debe ser recta es m antenida en flexión m ediante dos fuerzas opuestas que presionan en los extre m os de la m ism a. Q uerriam os calcular la form a de la varilla y la m agnitud de las fu e rza s en los extrem os.
Fig. 38-16.
Una viga flexada.
38-17
Sea y (x ) la deflección de la vanlia respecto de la linea recta entre los extrem os, donde x es (a distan cia a uno de los extrem os. £ 1 m om ento de flexión 3)1 en eí pun to P de ía figura es igual a la fuerza F m ultiplicada p or el brazo del m om ento, que es la distancia perpendicular >>, 3il(x) = F y.
(38.43)
U sando la ecuación de la viga (38.36), tenem os
P a ra deflecciones p eq ueñas, podem os tom ar \ ! R ^ - ( P y l d x ^ (el signo m enos es porque la cu rv atu ra es hacia abajo). O btenem os /
(38.45)
que es la ecuación diferencial de una o n d a senoidal. A sí pues, p ara deflecciones pequeñas, ía curva de tal viga flexionada es una curva senoidal. La “ longitud de o n d a ” A de la onda senoidal es dos veces la d istancia L entre los extrem os. Si la curvatura es pequeña, ésta no es sino el doble de la longitud de la varilla sin flexión. Así pues, la c urv a es = K s , n irx/L . T om ando la derivada segunda, tenem os dS C om parando ésta con la ecuación (38.45), vem os que la fuerza es (38.46) ¡para flexiones pequeñas, la fuerza es independiente del desplazam iento y producido po r la flexión'. Tenem os entonces lo siguiente desde el punto de vista físico. Si la fuerza es me nor que la F dada en la ecuación (38.46), no hiabrá flexión alguna. Pero si es ligera m ente m ayor que esta fuerza, el m aterial se flexionará m ucho de repente - e s to es, p ara fuerzas m ayores que la fuerza critica (a m enudo llam ada “ fuerza de E uler” ) la viga se p a n d ea rá -. Si la carg a sobre el segundo piso de un edificio excede de la fuerza de E uler que pueden so p o rtar las colum nas, el ediñcio se desplo m ará. O tro lugar en donde la fuerza de pandeo tiene im portancia capital es en los cohetes espaciales. De una parte, ei cohete debe ser cap az de m antener su propio peso en la ram pa de lanzam iento y resistir los esfuerzos d u ran te la aceleración; y de o tra, es im portante lim itar el peso de la estru ctu ra a un mínimo, de m odo que la carga útil y la cap acid ad del com bustible puedan ser lo m ás grande posible. En realidad una viga no se desplom ará necesariam ente del todo cuando la fuerza exceda ia fuerza de Euler. C u ando los desplazam ientos se hacen grandes la fuerza es rnayor que
la que hem os encontrad o , debido a los térm inos en 1 IR de la ecuación (38.38), que hem os despreciado. P a ra h allar las fuerzas correspondientes a una flexión grande de la viga, tenem os que volver a la ecuación exacta, ecuación (38.44) que teníam os antes de usar la relación aproxim ada de R con y. L a ecuación (38.44) tiene una propiedad geom étrica b astan te sim ple*. Es un poco com plicada de h allar, pero es interesante. En iugar de describir la curva en función de x e j;, podem os u sa r dos nuevas variables: la distancia S a lo largo de la curva; y la pendiente 9 de la tangente a la curva. Véi figuia 38-17. L a cu rvatura es la variación del ángulo por unidad de distancia: 1
de
Por lo ta n to , podem os escribir la ecuación ex acta (38.44) e
TS~
-Y I^ ·
respecto a 5 y reem plazam os d y /d S p or ; (38.47) [Si O es pequeño, volvem os a obtener la ecuación (38.45). T o d o m arch a a las mil maravillas.) A hora bien, puede ser que les cause satisfacción, o n o , saber que la ecuación (38.47) es exactam ente la m ism a que se obtiene p ara las oscilaciones de gran am pli tud de un péndulo - c o n F / Y I reem plazada por o tra c o n stan te, n atu ralm en te-. A prendim os allá en el capítulo 9, vol. I, cóm o hallar num éricam ente la solución de ta! ecuacióní·. Las * Casualmente, la misma ecuación aparece e memsco en la superficie de un líquido contenido e mismas soluciones geométricas. t Las soluciones también se pueden expresar en función de ciertas funciones, llamadas “ funciones elípticas de Jacobi” , que otros ya han calculado.
respuestas que obtendrán son ciertas curvas fascinantes -co n o c id as com o curvas de la “ E lá stic a ”- . L a figura 38-18 m uestra tres curvas p ara valores diferentes de F /Y I.
39 M a t e r ia l e s e lá s tic o s
3 9 -1
E l tensor de deform ación especí-
39 2
El tensor de elasticid ad
39-3
L os m ovim ientos d en tro de i cuerpo elástico
39-4
C om p o rtam ien to no elástico
39-5
C álculo de las co n stan tes elás-
R eleer: C . K ittel, In troducción a la fís ica de l estado sólido. E ditorial Reverté, í celona, 1965
39-1
1 tensor de deform ación específica
En el capítulo anterio r hablam os de. Ia distorsión de ciertos o bjetos elásticos particulares. E n este capítulo querem os ver lo que sucede en general den tro de un m aterial elástico. N os g u staría describir las condiciones de esfuerzo y deform ación específica dentro de algún bloque grande de gelatina al retorcerlo y com prim irlo en cuaJquier form a com plicada. P a ra hacerlo , necesitam os describir la deform ación específica local en cada punto en un cuerpo elàstico ; podem os hacerio dando un conjunto de seis núm eros -q u e son las com ponentes desniips
e desplaza a P' cuando el bloque se deforma.
de un tensor sim étrico - p a ra c ad a pun to . A nteriorm ente hablam os del ten so r es fuerzo (capitulo 31); ah o ra necesitam os ei ten so r de deform ación especifica. Im aginen que em pezam os con el m aterial inicialm ente sin d efonnación y o b ser vam os el m ovim iento de u na partícula pequeña de “ suciedad” em potrada dentro del m aterial cuando se le aplica u na deform ación. U na partícula que estaba en el punto P localizado en r = (x, y , z) se m ueve a u na nueva posición P ' en r '= ( x ', y , z') com o se m uestra en ia figura 39-1. L lam arem os u al v ector desplazam iento de P a F . E ntonces M
r' -
í·.
(39.1)
El desplazam iento n depende, p or sup u esto , del punto P de p artid a, de m odo que u es una función vectorial de r - o si prefieren, de (x, y , z). V eam os prim ero una situación sencilla en la cual la deform ación es constante en todo el m aterial - a s i que tenem os lo que se llam a una deform ación homogénea—. Supongan, por ejem plo, que tenem os un bloque de m aterial y lo estiram os unifor m em ente. Sim plem ente cam biam os sus dim ensiones uniform em ente en una dirección -d ig am o s que en la dirección x, com o m uestra la figura 3 9 -2 - El desplazam iento v-x de una partícula en la dirección x es proporciona! a x. Hn efecto, w.
L a constante de proporcionalidad po r qué usam os un subíndice doble.)
A/
es, p or supuesto, igual a A l/l . (Pronto verán
nea de corte. Si la deform ación no es uniform e, la relación entre y x v a ria rá de un lugar a o tro en el m aterial. E n el caso general definim os p or medio de u na especie de A lU local, es decir p or e ,, = d u jd x . E ste núm ero gam iento en puede haber m eros
(39.2)
—que a h o ra esuna función de x,_y y z— describe la m agnitud del a lar ia dirección x en to d o el pedazo de gelatina. P o r sunviesto, tam bién alargam ientos en las direcciones y y z. L os describim os con los nú (39.3)
Tam bién necesitam os poder describir las deform aciones tipo corte. Im aginem os un cubo pequeño delim itado den tro de la gelatina inicialm ente no pertu rb ad a. C u an do la gelatina se deform a, este cubo puede tran sfo rm arse en un p aralelogram o, com o se ve en la figura 39-3*. En esta clase de d eform ación, el m ovim iento según x de c ada partícula es proporcional a su co o rdenada y. (39.4) Y tam bién hay un movim iento según
p roporcional a x, Wf/ = 2
A si pues, podem os describir tal deform ación de co rte escribiendo
1 dos partes iguales y
A-hora bien, se p o d ría pensar que c u an d o las deform aciones no son hom ogéneas podríam os describir ias deform aciones de corte generalizadas definiendo las canti dades y m ediante dy
d.
Pero hay una dificultad. Suponga
S on com o las ecuaciones (39.4) y (39.5) excepto que di signo de está invertido. C on estos desplazam ientos un cubo pequeño en la gelatina sim plem ente se corre un ángulo 8 /2 , com o m uestra la ñ g u ra 39-4. N o h ay ninguna deform ación -s ó lo una rotación en ei e sp ac io -. N o h ay d istorsión del m aterial; las posiciones relativas de todos los átom os no han variado. D ebem os de alguna m anera hacer n uestras defini ciones de m odo que las rotaciones p u ras no estén incluidas en las deform aciones de corte. E3 punto clave es que si d u y l d x y d u j d y son iguales y o p uestas, no hay deform ación; asi que podem os arreglar las cosas definiendo + dUx/dy). P a ra una rotación pu ra am bos son cero, pero p ara u na deform ación de corte pura obtenem os que es igual a com o queríam os. En la distorsión m ás genera) -q u e puede incJuir alargamiento o com presión ade m ás de la de corte— definim os e! estad o de deform ación dan d o los nueve núm eros
_
dux
^(dU y/dx + du^/dy),
Estus son los térm inos de un tensor de deform ación especifica. C om o es un tensor sim étrico -n u e stra s definiciones hacen sie m p re- realm ente hay solo seis núm eros diferentes. R eco rd arán (vean el capítulo 3 i) que la característica general de un tensor es que ¡os términos se transform an c o m o los p ro ductos de las com po nentes de dos veclores. (Si A y B son vectores, C,^ = A es un tensor.) C ad a térm i no de Cfy es un prod u cto (o la sum a de tales productos) de fas com poneíites de) vector u = i^, u^) y del op erad o r v = ( d ! d x , d I d y , 'ó I d i) , que sabem os se transform a com o un vector. Llam em os x ,. x ,· 3 ,r, y. z, y u ,, ¿í, a u^, «,,, u.: luego podem os escribir el térm ino general e¡j del ten so r de deform ación especifica en la form a = UáiJ,-/dx, -I- d u,/d xi),
(39.8)
donde i y J pueden ser 1, 2 y 3. C u an d o tenem os una deform ación hom ogénea -q u e puede incluir tanto a larg a m iento com o c o rte - to d as las e,, son co n stan tes y podem os escribir : e„x +
+ e„ z.
(39.9)
(E scogem os nuestro origen de x, v, z en el punto donde u es cero.) En este caso el tensor deform ación e¡: da la relación entre dos vectores: el v ector posición r = (x, / , z) y el vector desplazam iento u (¿¡„ íí,, u -J. C u ando tas deform aciones no son hom ogéneas, cualquier pedazo de la gelatina tam bién puede sufá r una torsión -h a b rá una rotación toca)-. Si las distorsiones son todas pequeñas, tendrem os A ,u = Y ^ ( e ,j~ donde
(39.10)
es un tensor antisim étrico, = i{díh /d x^ -
d u fd x ·),
(39,11)
que describe la rotación. Sin em bargo, no nos preocuparem os m ás de las rotaciones, sino únicam ente de las deform aciones descritas por el ten so r sim étrico e,y,
39-2
El tensor de elasticidad
A hora que hem os descrito las deform aciones especificas, querem os relacionarlas con las fuerzas internas -lo s esfuerzos en el m a terial-. Suponem os que la ley de H ooke es. vàlida y escribim os que los esfuerzos son proporcionales a las d eform acio nes especificas. En el capitulo 3 1 definirnos el tensor de esfuerzos 5'yComo ¡a com po nente i de la fuerza a través de un área unitaria perpendicular al eje j . La ley de H ooke dice que cada com ponente de S,j está linealm ente relacionada con cada unu de tas com ponentes de ta deform ación especifica. C om o S y e tienen nueve com po nentes, hay 9 x 9 = 81 coeficientes posibles q ue describen las propiedades elásticas del m aterial. Son co n stan tes si el m aterial es hom ogéneo. Indicam os estos coefi cientes con y los definim os m ediante la ecuación s„
-
C „ ue„ ,
(39.12)
donde i , j , k, l tom an los valores 1, 2 ó 3. Com o los coeficientes C y/,/relacionan un tensor con otro, tam bién form an un ten so r - u n ten so r de cuarto rango—. Podem os llam arlo iensor de elasticidad. Supongan que todas las C son conocidas y que aplican una fuerza com plicada a un objeto de u na form a peculiar. H ab rá toda clase de distorsiones y el o bjeto queda rá finalm ente con alguna form a reto rcid a. ¿C uáles son los desplazam ientos? Pueden ver que es un problem a com plicado. Si conocieran las deform aciones específicas, podrían hallar los esfuerzos em pleando la ecuación (39.12) - o v icev ersa-. Pero los esfuerzos y deform aciones que hay finalm ente en un pu n to dependen de !o que suce de en todo el resto del m aterial. L a m anera m ás fácil de atac ar el problem a es considerar la energia. C uando hay un a fuerza F proporcional a un desplazam iento x , digam os que F = íoc, el tra bajo requerido p a ra cualquier desplazam iento x es k x ^ /2 . En una form a sim ilar, el trab ajo w que se realiza dentro de cada unidad de volumen de un m aterial distorsio nado resulta ser W= è £
(39.13)
■jeu d \o \.
(39.14)
E ntonces ésta es la energia potencial alm acenada en los esfuerzos internos del m a terial. A hora bien, cu an d o un cuerpo e stá en equilibrio, esla energía inlerna debe ser mínim a. A sí pues, el problem a de hallar las deform aciones en un cuerpo puede ser resuelto hallando el con ju n to de desplazam ientos ii en to d o el cuerpo que hagan W mínimo. En el capítulo 19 dim os algunos ideas generales del cálculo de variacio nes usadas p a ra a tac ar problem as de m inim ización corno éste. A quí no podem os entrar en m ás detalles sobre el problem a. En lo que estam os m ás interesados ah o ra es en lo que se pueda decir de las p ro piedades generales del ten so r de elasticidad. Prim ero, está claro que realm ente no hay 81 térm inos diferentes en Com o y e,y son am bos tensores sim étricos, cada uno con sólo seis térm inos diferentes, puede haber a lo sumo 36 términos diferentes en C,yí-;. Sin em bargo, hay generalm ente m uchos menos. E xam inam os el caso especial de un cristal cúbico. E n él, la densidad de energía ív em pieza así:
+ + CyyyyCly
+ C:,xyyexxeyy , . . etc . . . . . . t i c . . . ttC...},
(39.15)
¡con un total de 81 térm inos! A hora bien, un cristal cúbico tiene cierta sim etría. En particular, si se gira el cristal 90°, tiene las m ism as propiedades físicas. T iene la m is m a rigidez ta nto p ara alargam ientos en la dirección y com o p ara alargam ientos en la dirección x. Por lo ta n to , si cam biam os nuestra definición de las direcciones de las coordenadas a: e en la ecuación (39.15),
lergía no debe cam biar. P a ra un crislal cùbico debe s (39.16) L uego podem os d em o strar que ios térm inos com o deben ser cero. U n cristai cúbico tiene ia propiedad de ser sim étrico frente a u na reflexión respecto a cualquier plano perpendicuiar a uno de los ejes. Si reem plazam os y en vez de —y, nada es diferente. Pero cam biando á t y & -y , se tran sfo rm a en - e ^ - u n despla zam iento que iba hacia -^y ah o ra es h acia - y - . P a ra que la energía no cam bie, C ^ ^ d e b e transform arse en cuan d o hacem os u na reflexión. Pero un cristal reflejado es el mismo que antes, así que debe ser igual a - C x ^ y E sto puede suceder sola m ente si am bos son cero. U stedes dirán, “ ¡pero el m ism o razonam iento d a rá Cyyyy = O!” . N o , porque hay cuatro y . El signo cam bia u n a vez p or cada y y cu atro m enos dan un m ás. Si hay dos o cuatro y , el térm ino no tiene p or qué ser cero. Es cero solam ente cuando hay una o tres. A sí pues, p a ra un cristal cúbico, cualquier térm ino no nulo de C tendrá solam ente un número pa r de subíndices idénticos. (E videntem ente, ei razonam iento que hem os hecho p a ra y ta m b ién sirve p a ra x y z·) E n to n c es se p u eden ten er térm inos com o y cosas asi. Sin em bargo, y a hem os dem ostrado que si cam biam os to d as fas x y y viceversa (o to d as las z y x, etc.) debemos obtener - c o n un cristal cú b ico - el mism o núm ero. E sto significa que h ay solamente tres posibilidades no nulas diferentes·.
x ( = Q . . . = C „ „ ), v i-c . etc.), .Í.X = etc.). P a ra un cristal cúbico, entonces, la densidad de energía ten d rá este aspecto;
w =
+ e%) ^l·2C2χyy(eχχ€yp + eyy€2¡: -h ez^ezx) + e l + elx)}.
(39.18)
Pa ra un m aterial isó tro p o -e sto es, no cristalino— )a sim etría es aún m ás alta. L as C deben ser las m ism as p ara cualquier sistem a de co o rdenadas que se escoja. R esulta entonces que h ay o tra relación entre las C, a saber. = Cx^yy + C^y^y. Podem os ver que esto es así, p or el siguiente razonam iento general. El tensor de es fuerzos S¡j tiene que estar relacionado con e¡j en una form a que no dependa de ias direcciones de las coordenadas -d e b e estar relacionado solam ente m ediante can tid a des escalares. “ E so es fácil” , dirán. “ L a única form a de o btener S q de es m ul tiplicando por u na co n stante escalar. Es precisam ente ia iey de Hooice. D ebe ser que S¡j = (constante e,y. Pero eso no es del todo c o rrecto ; tam bién podría estar el te nsor unitario 8¿¡ m ultiplicado p or algún escalar, linealm ente relacionado
con c,Y- El único invariante lineal en las e que pueden hacer e + z ^ que es un escalar.) A si pues, la form a má isó tro p o s- de la ecuación que relaciona ^9,^ con e,y es S„ -
2mc¡, + X
S,,,
(39.20)
(L a prim era constante se escribe de ordinario com o dos por p : entonces el coefi cíente // es igual al módulo de corte que definim os en el capítulo anterior.) Las con.s tantes y A se llam an constantes elásticas de Lam é. C o m p aran d o la ecuación (39.20) con la ecuación (39.12) se ve que = >'· C . , . , = 2 m, C . . . . - 2,. + X.
(39.21)
Así pues, hem os dem ostrado que la ecuación (39.19) realm ente es cierta. Tam bién ven que las propiedades elásticas de un m aterial isótropo están dadas com plciam cnic por dos constantes, com o dijim os en el capítulo anterior. Las C se pueden poner en función de dos cualesquiera de las conslanics eiásii cas que hem os usado anteriorm ente —p or ejem plo, en función del m ódulo de Yo\mg K y de la razón de Poisson cr-. D ejarem os a su cargo que dem uestren que
(1
39-3
+ a)
Los movimientos dentro de un cuerpo elástico
H em os visto que en un cuerpo elàstico en equilibrio los esfuerzos internos se ajustan para hacer minim a la energia. A h o ra veam os lo que sucede cuando las fuer zas internas no están en equilibrio. D igam os que tenem os un trozo pequeño de mate rial dentro de cierta superficie A . Ver la figura 39-5. Si e! tro zo está en equilibrio, ia fuerza total F que actúa sobre él debe ser cero. Podem os considerar que esta fuer za está form ada por dos partes. Podria haber una parte debida a fuerzas “ externas" com o la gravedad, las cuaics actúan a d istan cia sobre la m ateria contenida en el trozo produciendo una fu e rza por unid ad de volumen La fuerza externa total es la integral de sobre el volumen de! trozo:
= j
dV.
(.39,23)
En el equilibrio, esta fuerza estarla equilibrada por la fuerza tota! proveniente del m aterial cercano que actú a a través de ia superficie A. C u ando e! trozo no está en equilibrio
- s i se está m ovie n d o - ia sum a de las fuerzas internas y externas es igual a la i por la aceieración. T endríam os Fext +
áV,
donde p es la densidad del m aterial y r su aceleración. A h o ra podem os com binar las ecuaciones (39.23) y (39.24), escribiendo (39.25) Sim plificarem os la escritu ra definiendo /=
- /e x .
(39.26)
L uego, la ecuación (39.25) se con v ien e en (39.27) L o que hem os llam ado F¡n¡ está relacionado con ios esfuerzos en el m aterial. Ei tensor de esfuerzos Sfj fue definido (capitulo 31) de m odo que la com ponente x de la fuerza tíF a través dei elem ento de superficie da, de versor norm al n, está dada por dF^ = (S.^íí^ + + S x,n ,)d a. (39.28) L a com ponente ;c de F¡n, sobre nuestro pequeño tro zo es entonces la integral de dFx sobre la superficie. Sustituyendo esto en la com ponente x de la ecuación (39.27), obtenem os + S „ n , + S ,.n ,') d a = T enem os una integral de superficie relacionada con u na integral de volum en --y esto nos recuerda algo que aprendim os en electricidad. N oten que si ignoran el prim er subíndice
a: en cada una de las S del prim er m iem bro de la ecuación (39.29), ésta tiene preci sam ente e! aspecto de la in te ^ aJ de u na can tid ad “S ” · n - e s to es, la com ponente norm al de un vector (sobre la su p erficie)-. Seria el flujo de “ S ” que sale del volum en. Y se podría escribir esto, usan d o la ley de G au ss, com o la integra! de vo lum en de la divergencia de “ S ” . E n realidad, esto es válido h a y a o no subíndice x —es sim plem ente un teorem a m atem ático que se obtiene integ ran d o p o r p a rte s-. En o tras palabras, podem os poner la ecuación (39.29) en la form a
A ho ra podem os suprim ir las integrales de volum en y escribir ía ecuación diferencial p ara la com ponente general de f en la form a =
, <39.31)
E sta expresión dice cóm o está relacio n ad a la fuerza p o r u nidad de volum en con el tensor de esfuerzo S¡j. L a teoría de los m ovim ientos d en tro de un sólido procede de esta m an era. Si em pezam os conociendo eí desplazam iento inicial - d a d o p or u , digam os— podem os o btener las deform aciones €¡j. A p a rtir de las deform aciones podem os o b ten er los esfuerzos usando la ecuación (39.12). A p artir de los esfuerzos podem os ob ten er la densidad de fuerza f en la ecuación (39.31). C o nociendo f, podem os o b ten er de la ecuación (39.26), ia aceleración r del m aterial, que nos dice cóm o están variando los desplazam ientos. Ju n tan d o to d o obtenem os la h orripilante ecuación de m ovim ien to p ara un sólido elástico. Sólo escribirem os a co n tinuación el resultado que se obtie ne p ara un m aterial isó tro p o . Si u san la ecuación (39.20) p a ra S y y escriben la gycom o { { d u j/d x j + d u j/d x ,) , llegan a la ecuación vectorial / = ( \ + m) V (V ■ u) -f
(39.32)
En realidad, pueden ver que la ecuación que relaciona f y u debe tener e sta form a. L a fuerza debe depender de Sa segunda derivada del desplazam iento u . ¿Q ué deriva das segundas de u hay que co n stitu y an vectores? U na es v ( V - u ) ; es un v ector ver dadero. L a o tra es v^ u . A sí que la form a m ás general es / -
ü V (V -H )+ b V \
que es precisam ente (39.32) con u n a definición diferente de las con stan tes. Puede que se estén preguntando p or qué no tenem os un tercer térm ino u sando V x V x u, que tam bién es un vector. Pero recuerden que v x V x u es lo m ism o que v ^ u - v ( v - u ) , así que es u na com binación lineal de los dos térm inos que tenem os. A gregándolo no agregam os nad a nuevo. H em os d em o strad o u na vez m ás que los m ateriales isótropos tienen solam ente dos c o n stan tes elásticas. P a ra la ecuación de m ovim iento del m aterial, podem os poner (39.32) igual a p d ^ u /d l^ “ despreciando p o r ah o ra cualquier fuerza de volum en com o la g rav e d ad y obtener (I l l
= (X +
v ( v ■ «) + MV V
(39.33)
Se pitrccc un poco a la ecuación de onda que teníam os en el clectrom agncli.sm o, excepto que hay un térm ino adicional com pücado. Para m ateriales cuyas propieda des clásticas son las m ism as en cualquier p arte, podem os ver cuál es el aspecto de In solución generalcom o sigue. R ecordarán que se puede escribir cualquier cam po vectorial com o la sum a de dos vectores; uno cuya divergencia escero y el o tro cuyo rcuor es cero. En otras palab ras, podem os poner Sí = « , + ÍÍ2 , V -?jf=0, Sustituyendo
por hí, -ip d ^ d í^ iu , +
(39.34)
V X íís - 0.
(39,35)
en (39.33), obtenem os = (X + m) V (V ■ « ,) -f
+ Ma).
(39-36)
í'odcm os elim inar u , tom ando la divergencia de esta ecuación,
pd^/d/^y ■ «2)
= (X + íí)V ^( V ■ M2) + mV ■ W 2 .
C om o se puede intercam biar los operadores (V -) y (v ), podem os sacar la divergen cia Tactor com ún y obtener V ■
-
( \ + 2 n ) v ‘ a-¿) -
0.
(39.37)
Com o V X es cero por definición, el ro to r del corchete í 1 tam bién es cero, asi que el corchete mismo es idénticam enle nulo y p a h s 2 /d í^ = (A -i- 2 m )V \2 ·
(39,38)
lista es la ecuación de onda vectorial para ondas que se m ueven a la velocidad C, v/( l + 2^')7/^ C om o el ro to r de u , es cero, no hay deform aciones de corte asociadas com o esta o n d a; esta onda es justam ente la onda com presional ~ ti[) 0 so n o ra - discutida en el capitulo anterior y la velocidad es precisam ente la que ha llamos para De una m anera sim ilar -to m a n d o el ro to r de la ecuación (3 9 .3 6 )- podem os demostrnr que y, satisface la ecuación p
(39,39)
O tra vez es una ecuación de onda vectorial p ara ondas con la velocidad C j - \ / / '/ / '· Com o es cero, u, no produce variaciones de densidad; el vector u, co rresp o n de a la onda transversal o tipo de corte que vimos en el capitulo anterior y C’, Q ,,,,.. Si querem os conocer los esfuerzos estáticos en un m aterial isótropo, en principio piulriam os hallarlos resolviendo ia ecuación (39.32) con f igual a cero —o igual a las lu e r/as estáticas de volum en debidas a la gravedad, tal com o /;g -b a jo ciertas condi ciones que están relacionadas con las fu er/as que actúan sobre la superficie de nues tro bloque grande de m aterial, listo es algo más difícil de hacer que losproblem as correspondientes dcl electrcim agnetism o. Es m ás difícil, prim ero, porque las ecuacio nes son un poco más dificiles de m anejar; segundo, porque las form as do los cuerpos '“lásticos en los que más interesados estam os generalm ente son m ucho más com pli cadas. r.ii electrom agnetism o, a m enudo estam os interesados en resolver las ecu acio nes (.le Maxweii alrededor de form as geom étricas relativam ente sim ples,
tales com o cilindros, esferas, etc., puesto que éstas son form as convenientes para dispositivos eléctricos. En elasticidad, los objetos que quisiéram os analizar pueden tener form as muy com plicadas -c o m o u n gancho de grú a o un cigüeñal de autom óvil, o el ro to r de una turb in a de g a s -. A veces se pueden resolver aproxim adam ente estos problem as con m étodos num éricos, usan d o el principio de m inim a energía m encio nado anteriorm ente. O tra form a es u sa r un m odelo del objeto y m edir los esfuerzos internos experim entalm ente, usan d o luz polarizada. El m étodo funciona asi: cuan d o se som ete a tensión un m aterial isótropo tran s parente - p o r ejem plo, un plástico tran sp aren te com o el lu c ite - se vuelve birrefringente. Si se envia luz p o larizada a través de él, el plano de polarización ro ta cierto ángulo en relación con el esfuerzo; m idiendo la ro tació n , se puede m edir el esfuerzo. L a figura 39-6 m uestra el aspecto que p o dría tener el dispositivo experim ental. La figura 39-7 es una fotografía de un m odelo fotoelàstico de una form a com plicada som etida a esfuerzo.
Fig. 39-7. Un modelo piástico someti do a esfuerzo tal como se ve entre polaroides perpendiculares, ÍDe F, W, Sears, Optica, Aguilar, Madrid, 1960,1
39-4
ComporíasBÍento mo elástico
E n to d a s estas cosas que hem os estad o diciendo, hem os su p u esto q ue el esfuerzo es proporcional a la d eform ación; en general esto no es cierto. L a figura 39-8 m uestra una curva tipica de esfuerzo -d efo rm ac ió n específica de un m aierial d ú c til-. P a ra deform aciones pequeñas, el esfuerzo es p roporcional a la deform ación especí fica. A la larga, sin em bargo, después de un punto determ inado, la relación entre esfuerzo y deform ación em pieza a desviarse desde u na linea recta. E n m uchos m ate riales -lo s que llam aríam os “ frágiles”— los objetos se rom pen con deform aciones un p oco p o r encim a del pu n to donde la curva em pieza a d oblarse. E n general, h ay otras com plicaciones en la relación esfuerzo-deform ación especifica. P o r ejem plo, si d efo n n an un objeto, los esfuerzos pueden ser altos al principio, pero decrecen len ta m ente con el tiem po. A dem ás, si van a esfuerzos altos, p ero no h asta el pu n to de “ ro tu ra ” , cuando bajan la defo n n ació n el esfuerzo reto rn a rá siguiendo u na curva diferente. H ay un pequeño efecto de histéresis (com o el que vimos e n tre £ y H en m ateriales m agnéticos).
Fig. 39'8. Una relación típica esfuer zo-deformación específica para grandes deformaciones. El esfuerzo al cual un m aterial se romp)e varía am pliam ente de un m aterial a o tro. A lgunos m ateriales se rom perán cuando el esfuerzo de tensión m áxim o alcance un valor determ inado. O tro s m ateriales cederán cuando el esfuerzo de carie máxim o alcance un
cierto valor. La tiza es un ejem plo de un m ateriai que es m ucho m ás débil en ten sión que en corte. Si se hala de los extrem os de un pedazo de tiza, la tiza se rom pe perpendiculannente a la dirección de los esfuerzos aplicados, com o m uestra la figura 39-9(a). Se rom pe perpendicularm ente a ia fuerza aplicada porque es sólo un conglom erado de p artículas fácilm ente separables. Sin em bargo, el m aterial es m ucho m ás resistente al esfuerzo de co rte, porque las p artículas se obstaculizan entre si. R ecordarán que cuan d o teníam os una varilla som etida a torsión hab ia un esfuerzo de corte en to d a ella. T am bién dem ostram os que un esfuerzo de corte era equivalente a una com binación de u na tensión y una com presión a 45°. P o r estas razones, si se tuerce un pedazo de tiza, se rom perá a lo largo de una superficie com plicada que em pezará form ando 45° con el eje. La fígura 39-9(b) m uestra una fotografía de un pedazo de liza rota de esta m anera. L a tiza se rom pe donde el ma-· terial e stá en tensión m áxim a. O tros m ateriales se com portan de u na m anera e x trañ a y com plicada. C uan to m ás com plicados son los m ateriales, m ás interesante es su com portam iento. Si-tom a m os una hoja de plástico “ sa ra n ” (N T ), la hacem os un bollo en form a de pelota y la arrojam os sobre u n a m esa, se desdobla lentam ente y vueive a su form a original. A prim era vista, estaríam o s tentados a pen.sar que es la inercia la que hace que vuelva a su form a original plana. Sin em bargo, un cálculo sencillo dem uestra que la inercia es muy pequeña (varios órdenes de m agnitud) p ara p roducir el efecto. Parece que hay dos efectos im portantes com pitiendo; “ algo” dentro del m aterial “ recu erd a” la form a que tenia iiúcialm enle y “ tra ta ” de volver a ella, pero algo m ás “ prefiere” la nueva form a y “ se resiste” a volver a la prim era. N o intentarem os describir el m ecanism o puesto en juego en el plàstico saran , pero pueden darse una idea de cóm o se puede producir tal efecto por medio del modelo siguiente. Im aginen un m aterial hecho de fibras largas, flexibles pero fuertes, m ezcladas con algunas celdas huecas llenas de un líquido viscoso. Im aginen tam bién que hay cam inos delgados de u na celda a la siguiente de m odo que el líqui do puede filtrarse lentam ente de una celda a su vecina. C u an d o arrugam os en la m ano una hoja de este m aterial, d istorsionam os las fibras larg as, exprim iendo el liquido de ias celdas en un lugar y forzándolo dentro de o tras celdas que se han a largado. C uando io soltam o s, las fibras largas tra ta n de volver a su form a original. Pero p ara hacerio tienen que obligar al líquido a volver a su ubicación original -io que sucederá en fon n a relativam ente lenta debido a la viscosidad—. L as fuerzas que a plicam os al arru g ar la hoja son m ayores que las fuerzas pro d u cid as por las fibras. Podem os arrugar la h oja ràpidam ente, pero se recu p erará m ás lentam ente. Es evi dente que una com binación de grandes m oléculas rígidas y pequeñas moléculas m ó viles en el plástico saran es causante de su co m portam iento. E sta idea tam bién con cuerda con el hecho de que el m aterial vuelve m ás ràp id am en te a su form a original cuan do está caliente que cuan d o está frío -e l c alo r aum enta la movilidad (dism i nuye la viscosidad) de las m oléculas pequeñas. A unque hem os estad o discutiendo cóm o pierde su validez la ley de H ooke, qui zás lo notable no es que la ley de H ooke deje de valer p ara deform aciones grandes sino que sea de validez ta n general. Podem os hacem o s u na idea de por qué es asi, observando la energía de deform ación de un m aterial. D ecir que el esfuerzo es pro porcional a la deform ación específica, es lo mism o que decir que la energía de deform ación varia com o el cu ad rad o de la deform ación especifica. Supongan que tenem os una varilla y que ia retorcem os en un ánguio pequeño 0. Si N. de, T.: Se trata de uti termoplàstico resistente y flexible muy utilizado para envolver alimentos por su impermeabilidad y su resistencia a los agentes químicos. Generalmente se lo confunde con el celofán y por ello su nombre que proviene de una marca de fábrica. Es práclicamenie desconocido en la América Lalina.
vale la iey de H ooke, fa energia de defoim aciòn debería ser p roporcional ai cu adrado de (>■ Supongan que la energía sea una función arb itraría del ángulo; podríam os escribirla en la form a de un desarrollo de T aylor alrededor de un ángulo cero: U(&) = í/(0) + U'(0)0 -l·-
..,
(39.40)
E( torque t es la derivada de U con respecto al ángulo; tendríam os entoi'ice.s !(0) = l/XO) + ( r( 0 ) 8 +
+ ■■■
(39.4Í)
Sí m edím os los ángulos desde la posición de equilibrio, el prím er térm ino es cero, así que el prim ero de los térm inos restantes es proporcional a y p ara ángulos su/lcientem ente pequeños, d om inará sobre el térm ino en Q -. lE n realidad, los m ate riales son suficientem ente sim étricos internam ente de m odo que t ( 0 ) = —t(-(.í); el térm ino en O- será cero y la desviación de la línearidad provendría únicam ente del térm ino en l) \ Sin em bargo, no hay razón p ara que esto sea cierto p ara com presio nes y tensiones.! Lo que no hem os explicado es por qué los m ateriales se rom pen de ordinario poco después que los tcim inos do orden superior se to rn an significaiivos.
39-5
C áículo de 5as constantes elásticas
Com o último tem a de elasticidad querríam os m o strar cóm o se podria tra ta r de calcular las constantes elásticas de un m aterial, em pezando con algún conocim iento de las propiedades de los átom os que form an el m aterial. T om arem os solam ente el c aso sencillo de un cristal cùbico iónico corría el cloruro de sodio. C uando se deform a un cristal, varian su volum en o su form a. T ales variaciones dan lugar a un aum ento de la energia potencia! del cristal. Para calcular la variación de la energía de form ación, tenem os que saber a dónde va cada átom o. En cristales com plicados, los átom os se redistribuyen en la red de m aneras m uy com plicadas p ara hacer que la energia total sea lo más pequeña posible. Esto hace que el cálculo de la energía de deform ación sea bastante dilicil. Sin em bargo, en el caso de un cristal cubico sencillo es fácil ver lo que sucederá. La distorsión dentro del cristal será geom étri cam ente sim ilar a la distorsión de las paredes externas del crístal. Podem os calcular las c o n stan tes elásticas de un cristal cúbico en la form a si guiente. Supongam os prim ero alguna ley de fuerza entre cad a p ar de átom os del cristal. Calculem os la variación de la energía interna del cristal cuando se lo a parta de su form a de equilibrio. E sto nos da una relación entre la energia y ía defonnación específica, que es c u ad rática en todas las deform aciones específicas. C om parando la energía obtenida de esta m anera con la ecuación (39.13), podem os identificar eí coeficiente de cada térm ino con las constantes elásticas C,y;(. Para nuestro ejem pio supondrem os una ley de fuerza sim ple: que la fuerza entre áíom os vecinos es una fuerza centra!, con lo cual entendem os que actú a según la recta que une los dos átom os. Es de esperar que las fuerzas en cristales iónicos sean com o ésta, puesto que son principalm ente fuerzas de C oulom b, (L as fuerzas de los enlaces covalentes generalm ente son más com plicadas, puesto que pueden ejercer un em puje lateral sobre un átom o vecino; dejarem os de lado esta com plicación,) A de más vam os a incluir únicam ente
(N o V -T T T ^ |C ,V ^ T T T V .r„;)
e estamos teniendo e
las fuer/a.s enirc cada átom o y sus vecinos prim ero y segundo. En otras palabras. harem os una aproxim ación que desprecia todas las fuerzas provenientes de más allá dei segundo vecino. La figura 39-10(a) m uestra las fiicrzas que incluirem os, en el plano -vy. T am bién hay que incluir las fuerzas correspondienies en los planos vr y Com o sólo estam os inieresados en ios coeFicientes elásticos que corresponden a deform aciones especificas pequeñas, y en consecuancia queremos que la energía sólo contenga térm inos cu ad rático s en las deform aciones, podem os im aginar que la fuerza entre cada par de átom os varia Imealmente con el d cspla/am iento. Entonces podem os im aginarnos que cada p ar de átom os está unido por un reso n e lineali, c o nio se lui representado en la figura 39-IO(b). T o d o s los resortes cnirc un àtom o de sodio y un atom o de cloro deben tener la m ism a constante elàstica A,, digam os. Los resortes e nue dos sodios y entre dos cloros deben tener diferentes constantes, pero harem os nuestra discusión tom ándolas iguales; las llam arem os Á.,. (Podriam os volver luego y hacerlas diferentes después que h ayam os visto cóm o Uaecr los cálculos.) Supiíngan aliora que se distorsiona el cristal con una deform ación uniform e des crita por ol tensor de deform ación especifica e,y. En general, tendrá ccnnponentcs en lus que iníervienen .v, y ; ; pero ahora solam ente considerarem os una deform a ción especifica co¡i las tres com ponentes y c’,.,. para (lue sea más fácil de vi su a li/a r. Si elegim os un átornii com o origen, ei desplazam iento de cualquier otm átom o estará dado por ecuaciones com o la ecuación (39.9); ». = Uy = CxyX + ey^y.
(39.42)
1" íil íl! áiom àio o en .c Si¡pon¿^an que llam am os ""úlomo úlom o 1" r O y muñera nos en el plano .vi· com o m uestra la figura 3 9 -1 1. L lam ando a a la constante de la red. obtenem os los dcspla/.am ientt)s y í/,, según ,v y según r. listados en la ta b U \3 4 -l. A hora podeni
39-16
Fig, 39-11-
Desplazamientos del primer y segundo átomos más vecinos ael átonio 1
h orizontal entre el átom o 1 y el átom o 2 e
(39.43) N oten que en prim er o rd en , el desplazam iento según y del átom o 2 no varía la lon gitud del resorte entre el átom o 1 y el áto m o 2. Sin em bargo, p ara o btener la energia de deform ación de un resorte diagonal, ta i com o el que va al átom o 3, nece sitam os calcular la variación de longitud debida a los desplazam ientos horizontal y vertical. P ara desplazam ientos pequeños respecto al cubo original, podem os escri bir la variación de d istan cia al átom o 3 com o la sum a de las com ponentes de y Uy en la dirección diagonal, es decir I
U sando los valores de
.
,
^
y Uy de la ta b la, obtenem os la
k i íU r + UyV
V2
kza-
posición átom o
u. 0, a
2
k
0
0
a,0
3
a, a
4
0,a
5
-a, a
6 7 8
0, ~ a
kl + e,y)a
(^yx + eyy)a €y,a
kl
( - e „ . + eyy)a
k2
-a ,0
(~ e .x + e,^)a -e,,a
~a, ~ a
~ {e.. +
- (e i/i + eyy)a
exv^
k\
-ex ya
9
kz
k2 .kl
{exx -
{eyx - e^y)a
k2
P a ra la energía to ta l de to d o s los resortes en el plano x y, necesitam os la sum a de ocho térm inos com o (39.43) y (39.44). L lam ando Í/q a esta energía obtenem os
4- ^
(eiI + Syx + exy + e y y f
+
~
+ k ,e L
+ ^
( e ,,
- e„
+
+ -T f e · -
- e„ +
fe . + e„ +
+
e „)" e„f
- =■« + " » ) Í ■
P a ra obtener la energia to ta l de to d o s los resortes unidos al átom o 1, debem os a gregar algo a la energía d ad a p o r la ecuación (39.45). A unque tengam os únicam en te com ponentes x e y de la deform ación específica, h ay adem ás cierta energia aso c iada con ios segundos vecinos fuera del plano xy. E sta energía adicional es (39.46) L as constantes elásticas están relacionadas con la densidad de energia w por la ecuación (39.13). L a energia que hem os calculado es 1a energia asociada con un á tom o, o m ás bien, es dos veces la energía p o r átom o, puesto que se debe asignar la m itad de la energia de cad a resorte a cad a uno de los dos átom os que une. Com o h a y 1/a^ átom os por unidad de volum en, w y Ua están relacionados por
para hallar las constanlcs clásticas Cy,-./, sólo necesitam os desarro llar los cu a drados que aparecen en la ecuación (39.45) ••agregando los térm inos de (39,46>- y c om parar los coencientes de e,/*./ con los coeficientes correspondientes en la ecuación (39.13). Por ejem plo, reuniendo ios térm inos en c;, y en c’f ,, obtenem os el factor (k , + 2k^)a \
Para los térm inos restantes hay una ligera com plicación. Com o no podem os distin guir el producto de dos térm inos com o de el coeficiente de esos térm i nos en nuestra expresión de la energia es igual a la sum a de los térm inos de la ecuación (39.13). El coeí'ieienle de e , e n la ecuación (39.45) es 2k^, asi que tene2^2
( C „ „ + c„„) = i sim etria de nuestro cristal,
- C,,,„
Por un proceso sim ilar, también podem os obtener c.
. „ = c ,„ „ = í; í .
Finalm ente, notarán que cualquier térm ino que contenga x o y una sola vez e.s cero -c o m o concluim os antes por argum entos de sim etría-. Resum iendo nuestros re sultados;
c „ „ >= c , „ . = - f , C„„ -
C „„ = C „„ = C„„ = ^
p, 47) ,
C .„ , = C„„„ = etc. = 0 . Hem os podido relacionar las constantes elásticas de vctlumencon las propiedades atóm icas que aparecen en las constantes y F'-n nuestro caso particular. Resulta -co m o qui/.ás puedan ver por la m anera de hacer los cálculos -que estos térm inos siempre son iguales para un cristal cúbico, cualquiera sea el núm ero de térm inos de l'uer/.a que se lom e en cuenta, siempre (¡ue las Tucr/as actúen siilam entc según la recta c|ue une cada par de átom os -<;sto es, entanto las que liay en una viga voladi/.a (y que realm ente hay en enlaces covalentes).
C:cxx. Na K Fe Diamond Al LiF NaCl KCl NaBr Kí AgCl
0.055 0.046 2-37 10.76 1,08 1,19 0,486 0.40 0,33 0.27 0,60
0,042 0,037 1,41 1,25 0,62 0,54 0,!27 0.062 0,13 0,043 0.36
0.049 0,026 1.16 5,76 0.28 0.53 0.128 0.062 0,13 0.042 0,062
Podem os com probar esta conclusión con las m ediciones experim entales de las constantes elásticas. En la tab la 39-2 dam os los valores observados de ios tres coeficientes elásticos de varios cristales cúbicos*. N o ta rá n que y en gene ral no son iguales. L a razón es que en los metales com o el sodio y el potasio las fuerzas interatóm icas no están según la recta que une ios átom os, com o supusim os en nuestro m odelo. El diam ante no obedece la ley, debido a que en el m ismo las fuerzas son fuerzas covalentes y tienen propiedades direccionales -lo s enlaces prefe rirían form ar ángulos te traé d rico s- Los cristales iónicos com o el fluoruro de litio, el cloruro de sodio, etc., tienen todas las propiedades físicas supuestas en nuestro m odelo y la tab la dem uestra que las constantes y son casi iguales. No está claro por qué el cloruro de plata no satisface la condición
E l flu jo
d e i a g u a seca
40-1
H id rostática
40-2
L as ecuaciones de m ovinuento 40-5
40-1
40 4
C ircuiación L ineas de vórtice
H idrostática
El lem a flujo de flúidos y p articu lan n en te det ag u a, fascina a to d o el m undo. T odos podem os reco rd ar cóm o, siendo niños, ju g áb am o s con esa co sa ex traña en la bañera o en charcos fangosos. Y a m ayores, observam os arro y o s, cascad as y rem oli nos y quedam os fascinados p or esta su stan cia que parece casi viva en com paración con (os sólidos. El com portam iento de los fluidos es en m uchos aspectos altam ente inesperado e interesante —es el tem a de este capitulo y del siguiente—. El em peño de un niño tratan d o de rep resar u n a pequeña corriente de agu a que co rre p o r la calle y su asom bro frente a la m anera ex trañ a en que el agua se vueive a abrir cam ino, tiene su analogía en n u estras ten tativ as d u ran te años p ara com prender el flujo de ñúidos. H em os tratad o de represar el agua -e n n u estro intelecto— obteniendo las le yes y ecuaciones que describen el flujo. D escribirem os estas ten tativ as en este capí tulo. E n el capítulo siguiente, describirem os la m anera singular en que el agu a ha roto la represa y escapado a n u estras ten tativ as de com prenderla. Suponem os que ya conocen las propiedades elem entales del agua. La principal propiedad que distingue un fluido de un sóüdo es que un fluido no puede m antener un esfuerzo de corte duran te ningún intervalo de tiem po. Si se aplica un esfuerzo de c o n e a un flùido, éste se m overá p or efecto de dicho esfuerzo. Los líquidos espesos com o la miel se m ueven m ás lentam ente que los flúidos com o el aire o el agua. La m edida de la facilidad con la que un flùido cede al esfuerzo es su viscosidad. En este capítulo considerarem os sólo situaciones en las que se puede ignorar los efec tos de viscosidad, ios cuaies serán considerados en el capitulo siguiente. E m pezarem os considerando la hidrostática, o sea la teoria de líquidos en reposo. C uanto los líquidos están en reposo, no h ay fuerzas de c o rte (aún en líquidos vis cosos). P o r lo tanto, la ley de la hid ro stática es que los esfuerzos siem pre son p er pendiculares a cualquier superficie d en tro del flùido. La fuerza norm al p or unidad de área se ilam a presión. El que no hay a esfuerzo de corte en un fluido estático impli ca que el esfuerzo de la presión es el mism o en todas direcciones (fig. 40-1). D ejare m os que se entretengan dem ostrando
Fig. 40-1. En un flùido, estático la fuerza por unidad de área a través de cual quier superficie es normal a (a superficie y es la misma para todas las orientaciones de la superficie. que Sí no iiay esfuerzo de corte en ningún plano de un fluido, ¡a presión debe ser la misma en cualquier dirección. L a presión en un flùido puede variar de un lugar a otro. P o r ejem plo,'en un fluido estático en ia superficie de ia tierra, !a presión v ariará con la altura debido al peso del fluido. Si se co nsidera constante la densidad p del fluido y si la presión en cualquier nivel a rbitrario cero es (Fig. 40-2), ia presión a u n a altu ra h por encim a de este punto es p=^ - pgh, donde g es la fuerza gravitacional p o r unidad de rna sa. La com binación P + pgh es, por ta n to , u na co n stan te en el flùido estático. E sta relación nos es conocida, pero ahora derivarem os un resultado m ás general del que es un caso especial.
Si tom am os un cubo pequeño de agua, ¿cuál es ¡a fuerza resultante sobre él d e bida a la presión? C om o la presión en cualquier lugar es la m ism a en todas direc ciones, puede haber una fuerza resultante p or unidad de volumen solam ente debido a que la presión varía de un p u n to a o tro. Supongan q ue la presión está variando en la dirección a: - y tom em os las direcciones de ias co o rdenadas p aralelas a las a ristas del c u b a -. L a presión sobre la c ara en x da la fuerza
Fig, 40-3. La fuerza de presión resul tante en un cubo es - v p por unidad de volumen. p A y á z (Fig. 40-3), y la presión sobre ia cara en x -i- zix da ia fuerza -[ p + { d p ! B x) z\x] A y A z , asi que ia fuerza resultante es ~ { d p l d x ) A x A y A z . Si tom am os ios otros pares de caras de! cubo, vem os Fácilmente que ia fuerza de presión por unidad de volum en es -\7p. Si no iiay o tras fuerzas -ta ie s com o la g rav e d ad - ia presión se debe com pensar para que h ay a equilibrio. T om em os una circu n stan cia en la que tales fuerzas adicionales pueden estar des critas por una energía potencial, com o po d ria ser en el caso de ia gravitación; re presentem os con (p dei potenciai p o r unidad de m asa. (Por ejem plo, p ara ia grave dad, (p es sim plem ente gz.) L a fuerza p or unidad de m asa está d ad a en térm inos del potencial por y si p es ia densidad dei flùido, ia fuerza p o r unidad de volumen es -p'<7
-V p -
■ ■0 .
(40.1)
L a ecuación (40.1) es la ecuación de la h id ro stática. En general, no tiene solución. Si la densidad varia en el espacio en u na form a arb itraria, no h ay m anera de que las fuerzas estén equilibradas y el fluido no puede estar en equilibrio estàtico. Se esta blecerán corrientes de convección. Podem os ver esto en la ecu ació n , ya que el térm i no de presión es un gradiente puro, m ientras que p ara p variable ei o tro térm ino no lo es. Sólo cuando p es co n stante el térm ino potencial es un gradiente puro. E n to n ces la ecuación tiene una solución p
p4> — const.
O tra posibilidad que perm ite el equilibrio h idrostático es cuan d o p es función de p únicam ente. Sin em bargo, dejarem os el tem a de la hidro stática porque está lejos de ser tan interesante com o lo que o curre cu ando los flúidos están en m ovim iento.
40-2
L s s e c u a d o m s de movjswienío
Prim ero discuürem os m ovim ientos de flúidos en una form a teórica puram ente a b strac ta y luego considerarem os ejem plos especiales. P ara d escrib ir el m ovim ien to de flúidos, debem os d ar sus propiedades en cada punto. P o r ejem pio, en lugares diferentes, el agua (llam em os “ agu a” ai fluido) se está m oviendo con velocidades di ferentes. P or lo tanto , p a ra especificar el c arácter del flujo debem os d ar las tres com ponentes de la velocidad en cada punto y p ara cualquier instante. Si podem os hallar las ecuaciones que determ inan la velocidad, podrem os sab er cóm o se mueve el liquido en todo instante. Sin em bargo, la velocidad no es la
única propiedad del fluido que varia de un punto a otro. A cabam os de discutir la variación de la presión de un punto a otro. Y hay aún o tras variables. Tam bién pue de liaber una variación de densidad de un punto a o tro. A dem ás, el fluido podria ser un cond uctor y conducir una corriente eléctrica cuya densidad j varia de un punto a otro en m ódulo y dirección. Puede haber u na leniperatiira que varia de un punto a otro, o im campo magnéíico, etc. A sí pues, el núm ero de cam pos necesarios para describir ía situación com pleta depende de lo com plicado que sea el problem a. H ay fenóm enos inleresanies cuando las corrientes y e! m agnetism o juegan un pape! im portante en la determ inación de! co m p onam iento del flùido; el tem a se Iiama magnetohidrodinám ica y está siendo objeto de gran atención en la actualidad. Sin em bargo, no vam os a considerar estas situaciones com plicadas deliido a que ya hay fenóm enos interesantes a un b ajo nivel de com plejidad y aún el bajo nivel más elemental será suficientem ente com pücado. C onsiderarem os la situación donde no hay cam po m agnéíico ni conductividad y no nos preocuparem os de la tem peratura debido a que supondrem os que la densidad y la presión determ inan de m anera unívoca la tem peratura en cuaiquier punto. De hecho, reducirem os la com plejidad de nuestro trab a jo suponiendo que la densidad es constante -im aginam os que el fluido es esencialm ente incom presible. D icho de otra m anera, estam os suponiendo que las variaciones de presión son tan pequeñas que las variaciones de densidad p roducidas p or eüas son despreciables. Si éste no es e! caso, encontrarem os fenóm enos adicionales a los que hem os estado discutiendo aqui - p o r ejem pio, la propagación del sonido y de ondas ue choque. Ya hem os discutido la p ro pagación del sonido y de o ndas de choque con cierta extensión, asi que ah o ra ais larem os de estos otros fenóm enos nuestra consideración de la hidrodinám ica, h acien do la aproxim ación de que la densidad p es una co n stan te. Es fácil determ inar cuando la aproxim ación constante es buena. Podem os decir que si las velocidades de flujo son m ucho m enores que !a velocidad de a n a o n d a so n o ra en el fluido, no tenem os que preocupam os de variaciones en la densidad. El hecho de que el agua eluda nuestras tentativas de com prenderla no está relacionado con la aproxim ación de densidad cons tante. Las com plicaciones que perm iten que el agua eluda nuestra com prensión serán discutidas en el siguiente capitulo.
E n la leoría general de flúidos se debe em pezar con una ecuación de estado para el flùido, que conecte la presión con la densidad- En nuestra aproxim ación, esta ecuación de estado es sim plem ente p = const. E sta es entonces la prim era relación entre n uestras variables. La relación siguiente expresa la conservación de la m ateria - s i la m ateria fluye hacia afuera desde un punto, debe haber una dism inución de la que q u e d a-. Si ia velocidad del flùido es v, ia m asa que fluye por unidad de tiem po a través de un área unitaria de superficie es la com ponente de p v norm al a la supeificie. H em os tenido u na relación parecida en electricidad. T am bién sabem os p or la electricidad que la divergencia de tal canti dad da la dism inución de la densidad por unidad de tiempo. A nálogam ente, la ecua-
■ {pv} = -
t
(40.2)
expresa la conservación de la m asa en un fluido; es la ecuación de continuidad de la hidrodinám ica. En nuestra aproxim ación, que es la aproxim ación de fluido in co m presible, p es constante y la ecuación de continuidad es sim plem ente W
= 0.
(40.3)
L a velocidad del flùido v -c o m o el cam po m agnético B - tiene divergencia nula. (A m enudo las ecuaciones hidrodinám icas son muy análogas a las ecuaciones elec trodinám icas; por esto estudiam os prim ero la electrodinám ica. H ay quienes sostie nen lo contrario; piensan que se deberia estudiar prim ero la hidrodinám ica p ara que sea m ás fácil com prender la electricidad después. Pero realm ente la electrodi námica es m ucho m ás fácil que la hidrodinám ica.) O btendrem os nuestra próxim a ecuación de las leyes de N ew ton, que nos dicen cóm o varia ia velocidad debido a las fuerzas. L a m asa de un elem ento de volum en dei flùido por su aceleración debe ser igual a la fuerza so b re eJ e km en to . T om an do un elem ento de volum en unitario y llam ando f a la fuerza p or unidad de voium en, tenem os p X (ac ele rac ió n ) = / . E scribirem os la densidad de fuerza com o la sum a de tres térm inos Ya hem os consi derado la fuerza de presión por unidad de volum en, - s /p . Luego están las fuerzas “ externas” que actúan a distancia -c o m o ia gravedad o ia electricid ad -. C u ando hay fuerzas conservativas con un potencial
pV
(40.4)
E n este capitulo supondrem os que-eU líquido es “ delg ad o ” en el sentido de que la viscosidad no es im p o rtan te, asi que om itirem os Al elim inar los térm inos de viscosidad, estam os haciendo u na aproxim ación que describe cierta m ateria ideal en lugar del agua real. John von N eum ann estab a perfectam ente consciente de la gran diferencia entre ¡o que sucede cuando n o se tienen los térm inos de visco.sidad y cuando sí se tienen, y tam bién estab a consciente de que d u ran te la m ayor p arte del desarrollo de la hidrodinám ica h asta alrededor de 1900, casi todo el interés estuvo en resolver bonitos problem as m atem áticos con esta aproxim ación que no tiene casi n ad a que ver con los flúidos reales. C aracterizó al teórico que h acia tales análisis com o un hom bre que estudiaba el “ agua se ca ” . T ales análisis dejan de lado una p ro piedad esencial del flùido. Y puesto que estam os dejan d o de lado esta propiedad en nuestros cálculos en este capítulo, hem os d ado el título de “El flujo del agu a se c a ” . E stam os posponiendo la discusión del agua real p ara el próxim o capítulo. Si elim inam os fviso tenem os en la ecuación (40.4) todo lo que necesitam os ex cepto una expresión p ara la aceleración. Se po d ria pen sar que la fórm ula p a ra la aceleración de una partícu d a del flùido es m uy sencilla, ya que parece evidente que
velocidad de una partícula del fiiMáo en algún lugar del mismo, la aceleración seria sim plemente 8 \ ¡d t. N o lo es - y por una razón bastante s u til- L a derivada d v I d t es )a rapidez con que la velocidad v{x, y, z, /) varia en un p u n to fij o del espacio. Lo que necesitamos es la rapidez con que varia la velocidad de un p e d a zo pa rticular del ñúido. Imaginen que m arcam os una de ias gotas de agua con una m anchita colorea da de m odo que podam os observaria. E n un intervalo de tiempo pequeño Aí, esta g o ta se m overá a una posición diferente. Si la gota se está moviendo según cierta trayectoria, com o m uestra la figura 40-4, duranie A t se podría mover desde P , hasta P 2· E n realidad, se moverá en la dirección x una cantidad Ai,y en la dirección 3;,la cantidad V y A t. y tv\ Id. dirección z la cantidad Vz A t. Vem os que si \{ x , y, z, t) es la velocidad de la particula del ñúido que está en (x, y , z) en el instante t, la velo cidad de la m ism a partícula en el insíaníe ¿ + A t está d ad a por v(x -h Ax, y -f- Ay, z + Az, t + A t) - con Ax = Vr At,
A y = Vy Aí,
Az = y- At.
Según la definición de las derívadas parciales —recuerden la ecuación (2.7)-mos, en prím er orden, que v (x + Vx At, y + Vy Aí, z +
Aí, t + Aí) Ay
= v(x,y.z,t)+
a,.
A,,
+
L a aceleración A v / A t ts dv t9;c +
_L_ 3;; +
áz
'
Podemos escribir esto sim bólicamente - tr a ta n d o v com o un v e c to r - como (40,5) N ote n que puede haber una aceleración aunque d v / d t = O, de m odo que ia veio cidad en un pu n to dado no esté varia ndo. P o r ejemplo, el agua que fluye en circulo a una velocidad constante se está acelerando aunque la velocidad en un punto dado no esté cam biando. Por supuesto, la razón es que la velocidad de una porción par ticular de agua
que está inicialmenie en un punto sobre el círculo tiene una dirección diferente un momento después; hay una aceleración centrípeta. El resto de nuestra teoría es sólo m atemàtica; hallar soluciones de la ecuación de movim iento que se obtiene introduciendo la aceleración (40.5) en la ecuación (40.4). Obtenemos ^ + (ti ■ V)a = al
p
-
V* ,
(40.6)
donde se ha omitido la viscosidad. Podemos escribir esta ecuación en otra forma usando la siguiente identidad del análisis vectorial: (v · v )y = ('^ X y) X y -|- -|v (y ■ t/). vSi definim os un nuevo campo vectorial ü como el rotor de v, f ì = V X y,
(40.7)
se puede escribir la identidad vectorial en la forma ( y V)y =
X y +
y nuestra ecuación de movimiento (40.6) se transform a en ^
+ a X V + ^W v^ ^ - - f
-
^4>·
(40.8)
Pueden com probar que las ecuaciones (40.6) y (40.8) son equivalentes veriñcando que las componentes de los dos miembros son iguales - y haciendo uso de (40.7). El cam po vectorial Q se llama verticidad. Si la vorticidad es cero en cualquier lugar, decimos que el flujo es irrotacionai Ya definimos en la sección 3-5 algo lla m ado circulación de un cam po vectorial. La circulación a lo largo de cualquier ca mino cerrado en un flùido es la integral de linea de la velocidad del flùido, en un m omento dado, alrededor de ese camino: (circulación) =
^ v ds.
L a circulación por unidad de área para un camino infinitesimal es entonces - u san d o el teorema de S to k es- igual a V x v. Asi pues, la vorticidad Ü es la circulación al rededor de un àrea unitaria (perpendicular a la dirección de H). Tam bién se deduce que si ponen una pequeña im pureza - n o un punto infmitesim al- en cualquier iugar del liquido, rotará con velocidad angular Ü / 2 . Traten de ver si pueden demostrarlo. Tam bién pueden com probar que para un balde de agua en una mesa giratoria, Q es igual al doble de la velocidad angular local del agua. Si estam os interesados únicamente en el cam pó de velocidades, podemos elimi nar la presión de nuestras ecuaciones. T om ando el rotor de ambos miembros de ia ecuación (40,8), recordando que /i es constante y que el rotor de cualquier gradiente es cero, y usando la ecuación (40.3), obtenemos ^
¥ X ( a X ¡)) = 0.
(40.9)
Esta ecuación, ju n to con las ecuaciones a -
V X y
(40.10)
y ■'^■y = 0,
(40.Í1)
describe completam ente ei c am po de velocidades v. Matem áticam ente hablando, si conocem os Q en cierto instante, tenem os el rotor del vector velocidad y también sabem os que su divergencia es cero, asi que da da la situación física tenem os lodo lo que necesitamos para determinar v en cualquier lugar. (Es como en el magnetismo donde tenía mos V - B = 0 y V x ! B = j / E n t o n c e s , una Q dada determina v tal com o una j dada determina B. Luego, conociendo v, ia ecuación (40.9) da la de rivada de n respecto al tie mpo, de la qvie podem os obtener la nueva Q para el ins ta nte siguiente. Volviendo a usar la ecuación (40.10), hallamos la nueva v, y asi siguiendo. Ven cómo estas ecuaciones contienen todo elm ecanism o para calcular el flujo. N oten, sin embargo, que este procedim iento da la velocidad del campo sola mente; hemos perdido toda información sobre la presión. Señalemos una consecuencia especial de nuestra ecuación. Si = O en cualquier lugar y en cualquier instante t, d Q / b t tambié n es cero, asi que Q es cero en cual quier lugar en t -i- A l. T enemos una solución de la ecuación; el flujo es perm anente mente irrotacional. Si un flujo empieza con una rotación cero, siempre tendrá rota ción cero. Las ecuaciones a resolver son entonces V . y = 0,
^ X y
= 0,
Son precisamente como las ecuaciones para los cam pos electrostático y magnetostático en el espacio libre. M ás ta rde volveremos a ellas y observaremos algunos p ro blemas especiales.
40-3
Flujo estacionario; te orema de BemouUi
Volvamos ahora a ia ecuación de movim iento (40.8), pero lim itándonos a situa ciones en que el flujo es “ estacionario” . Por flujo estacionario entendemos que en cualquier punto del fluido la velocidad nunca varía. El fluido en cualquier punto siempre es reemplazado por nuevo fluido que se mueve exactam ente en la misma form a. La distribución de velocidades es siempre igual - v es un campo vectorial e stático-. Tal com o representamos “ líneas de c a m p o ” en la magnetostática, ahora podemos dib ujar líneas que siempre son tangentes a la velocidad del fluido, como m uestra la figura 40-5. Estas líneas se llaman líneas de cornente . En el fiujo esta c ionario son evidentemente las trayectorias reales de las particulas del fluido. (En el flujo no estacionario el dia gram a de líneas de cornente varia con el tiempo y en cualquier instante no representa la trayectoria de particula alguna del fluido.) Un fiujo estacionario no significa que no esté sucediendo n ad a - lo s átomos del fiúido se están movimiento y cam biando sus velocidades-. Sólo significa que d v ! 5 / = 0. Luego, si multiplicam os escalarmente por v ia ecuación de movim iento, el térm ino v · (D x v) se elimina y nos queda V £ + * +
= 0.
(40,12)
Esta ecuación dice que para un desplazam ie nto pequeño en la dirección de la velo cidad del flu id o la cantidad entre los corchetes no cambia. A h o ra bien, en un flujo estacionario todos ios desplazam ientos son a lo largo de las lineas de corriente, así que la ecuación (40.12) nos dice que para todos ¡os puntos a lo largo de una lí nea de corriente, podemos escribir t (linea de corrie nte).
(40,13)
E sta es e! teorema de Bernoulli. En general, la constante puede ser diferente para líneas de corriente diferentes; todo lo que sabemos es que el prim er miembro de la ecuación (40.13) es el mismo a todo ¡o largo de una íinea de corriente dada. A pro p ó sito. notemos que para un movim iento irrotacional estacionario p a ra el cual Ù = O, la ecuación de movimJenfo (40.8) nos da la relación • = O, -
= c onst (en todas p artes).
(40.14)
Es precisamente com o la ecuación (40.13) excepto que ahora ia constajiíe tiene el m ism o valor en todo el fiúido. El teorema de Bernoulli no es en esencia j:ada m ás que una manifestación de la conservación de la energía. U n te orema de conservación tal com o éste nos da mucha informa-
ción sobre un flujo sin tener que resolver de heciio las ecuaciones detalladas. El teo rema de Bernouilli es tan importa nte y tan sencillo que nos gusta ria demostrarles có mo se lo puede deducir en una form a diferente de los cálculos form ales que hemos estado empleando. Imaginen un haz de líneas de conien te adyacente s que form en un tubo de flujo como el esquema de la figura 40-6. Com o las paredes del tubo están hechas de líneas de corriente, ningún ñúido ñuirá a través de las mismas. Llamem os A , a la sección del tubo de corriente en un extremo, v, a la velocidad del fiúido ahí, p, a la densidad del ñúido y
(40.15)
Esta ecuación nos dice que la velocidad varía inversamente al área del tubo de co rriente si p es constante. Calculem os ahora el trabajo realizado por la presión del ñúido. El trabajo rea lizado sobre el flùido que entra por A¡ es p^A^v^At y el entregado en A^ esPiA^v^ At. El trabajo total realizado por el fiúido entre A^ y A^ es, por lo tanto, P l A i V i At — P2Á2V2At, que debe ser igual al desde Ay hasta
aum ento de la energía de una m asa A M del flùido cuando va otras palabras, P iÁ ^V i At - p 2 A 2V 2 át = A M( E2 -
El ),
(40.16)
donde es la energía por unidad de m asa del ñúido en ^4, y E 2 ts la energia por unidad de m asa en A j- Se puede escribir la energia por unidad de m asa del flùido en i form a
donde es la energia cinética por unidad de m asa,
, , , ,,
P2A2V2AÍ -
1 2 2 "^ +
1 2 ~ 2"' "
.
rr
Pero hemos visto que A M ~ pA vA t, asi que obtenemos ^
+ i »? + * 1 +
t/i -
^
~ kí + ^ 2 +
í/ 2 ,
(40,17)
que es el resultado de Bernoulli con un térm ino adicional p ara la energia interna. Si el fluido es incompresible, el térm ino de energia inte rna es ei mismo en ambos miembros y obte nem os otra vez que fa ecuación (40.14) es válida a lo largo de cuai quier linea de corriente.
40-7.
Flujo que sale de un t
Considerem os ahora algunos ejemplos simples en los que la integral de Bernoulli nos da una descripción del flujo. Supongan que tenemos agua que e stá fluyendo de un agujero cerca del fondo de un tanque, com o muestra Ja llgura 40-7. Tomemos una situación en la que la velocidad del flujo en el agujero es m ucho m ayor que la velocidad del flujo cerca de la parte superior del tanque; en o tras palabras, imagi nemos que ei diá metro dei tanque es tan grande que podem os d espreciar el descenso del nivel de) liquido. (Podríam os hacer cálculos más exactos si quisiéramos.) En la parte superior del tanque, la presión es la presión atm osféric a, y la presión a los lados del chorro también es E scribamos ahora nuestra ecuación de Bernoulli para una linea de corriente, ta l como la que m uestra la flgura. E n la parte superior de] tanque tenemos que v es igual a cero y ta mbié n que el potencial gravitacional tp es cero. En el agujero la velocidad es Ugai y ' = ~gh, de m odo que P q == Po + -2-p<'Íi ngh.
pgh, (40,18)
Esta velocidad es precisamente la que hemos obtenido para algo que cae a la dis ta ncia /). Esto no es m uy sorprendente, puesto que el agua gana energia cinética en la salida a expensas de la energia potencial del agua de la parte superior de! tanque. Sin em bargo, no crean que pueden calcular la velocidad con que el fluido sale del ta nque multiplicando esta velocidad por la sección del agujero. Las velocidades del flùido en el chorro que abandona el agujero no son todas paralelas entre si, sino que tienen componentes dirigidas internamente hacia el centro del flujo -e! chorro es convergente-. Después que el chorro ha recorrido un camm o corto, no hay más contracción y las velocidades se vuelven paralelas. Asi pues, el flujo total es la velo cidad por el urea en f i f ptnKo. De hecho, si tenem os un aliviadero en l'orma de
"1 agujeio reöondü con un borde afilado, eì chorro se contrae al 62 por ciento del àrea del agujero. Eí área efectiva reducida de la descarga varía para form as diferenies de tubos de descarga y las contracciones experimentales están disponibles en tablas de cocßcienles de descarga.
Con un tubo de descarga el flujo se contrae a la liad de la sección de la abertura Si e¡ tubo de descarga es reentrante, como m uestra ía figura 40-8, se puede de m ostrar en una form a sumamente elegante que el coeficiente de descarga es exacta mente 50 por ciento. Sugeriremos cómo demostrario. H em os usado la conservación -d e la energia para obtener la velocidad, ecuación (40.18), pero también hay que con siderar la conservación del momenium. Com o hay un flujo hacia afuera de momen tum en et chorro de descarga, debe haber una fuerza aplicada sobre la sección tran s versal del tubo de descarga. ¿De dónde proviene ía fuerza? La fuerza debe provenir d e !a presión en las paredes. Mientras t\ agujero de descarga sea pequeño y esté lejos de ias paredes, la velocidad del flùido cerca de las paredes del tanque será muy pequeña. Por io ta nto, ía presión sobre cada cara es casi exactam ente la presión estática en un flùido en reposo -seg ú n !a ecuación (30.14)--. Luego, la presión estática en cualquier punto de ¡a pared deí tanque debe ser equilibrada por una presión igual en un punto situado en la pared opuesta, excepto en los puntos de la pared opuestos al tubo de descarga. Si calc ula mos et momenium que esta presión h ace que se vierta por el ch o rro, podemos dem ostrar que el coeficiente de descarga es N o podemos usar este método p a ra un agujero de descarga como el m ostrado en la figura 40-7, sin em bargo, porque el aumento de velocidad a lo dargo de la pared cerca del área de d escarga da una caida de presión que no esiam os en condiciones de calcular. Veamos otro ejemplo; un tubo horizontal de sección variable, com o mueslra la figura 40-9, con agua que entra por un extremo y sale por el otro. La conservación de ta energia, o sea la fórm ula de Bernoulli, dice que la presión es baja en la región estrecha, donde la velocidad es alta. Podemos dem ostrar fàcilmente este efecto mi diendo ia presión en diferentes secciones con pequeñas columnas verticales de agua adosadas al tubo de flujo por medio de agujeros suficientemente pequeños para que no afecten el fiujo. Entonces se mide la presión por la altura del agua en estas co lumnas verticales. Se encuentra que ta presión es menor
en la región estrecha que a am bos lados. Si más allá del estrechamiento la sección vuelve al mismo valor que tenía antes del mismo, la presión sube o tra vez. h a fórm u la de Bernoulli prediria que la presión aguas abajo del estrecham iento debe ser igual a la que habia aguas arriba, pero en realidad es apreciablemente menor. L a razón de que nuestra predicción sea errada es que hemos despreciado las fuerzas de roce de bidas a la viscosiíiad, que ocasionan una pérdida de presión a lo largo del tubo, A pesar de esta caida de presión, la presión es netam ente m enor en e¡ estrechamiento (debido a la velocidad m ayor) que a ambos lados - c o m o predijo Bernoulli-. La velo cidad Vj debe superar ciertamente a v, para que pase la misma cantidad de agua a través del tubo angosto. Asi pues, eí agua se acelera al ir de la parte an ch a a la a n gosta. La fuerza que da esta aceleración proviene de la caida de la presión. Podem os com probar nuestros resultados con otra demostración simple. S upon gan que tenem os un tanque con un tubo de descarga que lanza un chorro de agua hacia arriba r a m o m uestra la figura 40-10. Si la velocidad de descarg a fuera t tamente \/2 g h , e! agua de ('
alcanzaría un nivel igual a la superficie del agua en el ta nque. Experim eníalm ente, llega algo más bajo. N uestra predicción es aproxim adam ente correcta, pero o tra vez la fricción viscosa que no ha sido incluida en nuestra fórm ula de conservación de la energía ha dado lugar a una pérdida de energia. ¿ H an tenido dos pedazos de papel casi juntos y tratad o de separarlos soplando? T raten. Se ju m a n . Por supuesto, la razón es que el aire tiene una velocidad mayor yendo p or ei espacio estrecho entre ias hojas que yendo por afuera. La presión entre las hojas es m enor que la presión atm osféric a, de m odo que se ju n tan en lugar de separarse.
40-4
Circulación
Vimos al comienzo de la sección anterior que si tenemos un flùido incom presible sin circulación, el flujo satisface las dos ecuaciones siguientes; V -V = o,
V X V = 0.
(40,19)
Son ¡guajes a las ecuaciones de la electrostá tica o de la magnetostática en el espacio vacio. La divergencia del cam po eléctrico es cero cuando no hay cargas y el rotor del c am po electrostático siempre es cero. El rotor del cam po magnético es cero si no hay corrientes y la divergencia del cam po magnético siempre es cero. Por lo tanto, las ecuaciones (40.19) tienen la misma solución que la s ecuaciones p ara E en elec tr ostática o para B en m agnetostática. A decir verdad, ya hemos resuelto en la sec ción 12-5 el problem a del flujo de un fluido que pasa en torno a una esfera como una analogía electrostática. L a analogia electrostá tica es un cam po eléctrico unifor me más un cam po dipolar. El cam po dipolar se ajusta de m odo que la velocidad de flujo norm al a ía superñcie de la esfera sea cero. El mismo problem a para el flujo transversal en tom o a un cilindro se puede resolver de manera similar usando una linea dipolar conveniente con un cam po de flujo uniforme. E sta solución es válida p a ra una situación en la que la velocidad del fluido a grandes distancias es cons ta nte - ta n to en módulo como en dir ección-. L a solución está representada en la fi gura 40-11 (a). H ay otra solución para el Oujo en to m o a un cilindro cuando las condiciones son tales que el fluido a grandes distancias se mueve en círculo alrededor del cilin dro. Entonces el
flujo es circular en cualquier parte, com o en la figura 4 0 -11(b). T ai flujo tiene una circulación alrededor del cilindro, aunque V x v sea aún cero en el flù id o . ¿Cóm o puede haber circulación sin roi.or? T enemos una circulación alrededor del cilindro debi do a que la integral de línea de v alrededor de cualquier la zo que encierre al cilin dro no es cero. Al mismo tiempo, la integral de linea de v airededor de cualquier tr a yectoria cerrada que no incluya al cilindro es cero. Vimos lo mismo cuando halla mos el cam po magnético alrededor de un alambre. El rotor de B era cero fuera del alam bre, aunque la integral de línea de B alrededor de una tray ecto n a que encerraba el alam bre no era cero. El campo de velocidad en una circulación irroíaciotial alre dedor de un cilindro es precisamente lo mismo que el cam po magnético alrededor del alambre. Pa ra una trayectoria circular con su centro en el centro del cilindro, la integral de línea de la velocidad es
• ds = 2Trv. En el flujo irrotacional la integral debe ser mdependiente de r. Llam ando C al valor constante, tenemos que V=
(40.20)
donde v es la velocidad tangencial y r es la distancia al eje. H ay una linda demostración de un flùido que circula alrededor de un agujero. Tom en un ta nque cilindrico transparente con un agujero de d escarga en el centro del fondo. Llénenlo de agua, provoquen cierta circulación con un palo y quiten el ta pón de da descarga. Obtienen el lindo efecto m ostrado en la figura 40-12. (¡H an visto una cosa similar m uchas veces en la bañera!) A unque le pongan alguna u¡ al principio, pronto desaparece debido a la viscosidad y ei flujo se vuelve irrotacional - a u n q u e siempre con cierta circulación alrededor del agujero.
Podemos calc ula r le óricamente la form a de la superficie inte rna dei agua. A me dida que una particula de agua se mueve hacia el interior, adquiere velocidad. Según la ecuación (40.20) la velocidad tangencial crece com o 1 ¡r - s e debe simplemente a la conservación del mom enium angular, como la patinadora que ju n ta sus brazos. T am bién la velocidad radial crece como 1/r. Ignorando el movim iento tangencial, tenemos agua que va radialm ente hacia un agujero; de V - v = O se deduce que la velocidad radia l es proporcional a 1/r. De modo que la velocidad total también aum enta según 1 /r , y el agua va a lo largo de una espirai de A rquímedes. L a super ficie aire-agua está to da a la presión atm osférica, asi que -se g ú n la ecuación (40 .1 4 )debemos te ner la propiedad gz +
= const,
Pero Ves proporcional a 1 Jr, asi que la form a de la superficie es (2 -
^o) = ^ ■
U n punto interesante - q u e no es cierto en general, pero es cierto para un flujo irrotacional incom presible- es que si tenemos una solución y una se gunda solución, entonces la sum a también es una solución. Esto es cierto debido a que las ecuaciones (40.19) son lineales. Las ecuaciones completas de la hidrodinámic a, ecuaciones (40.8), (40.9) y (40.10), no son lineales, lo cual significa una diferencia enorm e. Sin embargo, p ara un fiujo irrotacional alrededor dei cilindro podemos superponer el flujo de la fi g ura 4 0 - 1 l(a) sobre el flujo de la figura 40-1 l(b) y obtener el nuevo dia grama de flujo m ostrado en la figura 4 0 - ll( c ) . Este flujo tiene interés especial. La velocidad del flujo es m ayor en la parte superior de! cilindro que en la parte inferior. Las presiones son p or lo ta nto menores en la parte superior que en la parte inferior. Asi pues, cuando tenem os una combinación de una circulación alrededor de un cilindro y un flujo hori zontal resultante, hay una fu e r z a vertical resultante sobre el cilindro - s e la Wa.ma.fuerza ascensional— Por supuesto, si no hay circulación, no hay fuerza resultante sobre ningún cuerpo, conforme a nuestra teoria del agua “ seca” .
40-5
Lineáis de vórtice
Ya hemos escrito las ecuaciones generales del fiujo de un flùido incompresible cuando puede haber vorticidad. Son I. n. nr.
V ■y a -
O,
V X y,
~ - t V X (£ 2 X o) = 0 . ot
El contenido físico de estas ecuaciones ha sido descrito por H elmholtz en función de tres teoremas. Prím ero, im aginen que dibujáram os en el flùido las líneas de vórtice tn lu gar de las lineas de corriente. Por lineas de vórtice entendemos lineas de cam po que tienen la dirección de í l y una densidad en cualquier región proporcional al módulo de Q. Según II, la divergencia de D siempre es cero (recuerden —sección 3 -7 - que la
ií: l
divergencia de un rotor siempre es cero). Así pues, tas líneas de vórtice son com o las tincas de B - n u n c a empie zan ni term inan y siempre tienden a ir en trayectorias cerra das. A hora bien, H elmhottz describió IIÍ en palabras con el siguiente enunciado; las lineas de vórtice se mueven con el flùido. Esto significa que si se hubiesen m arcad o tas partícula s de flùido a to largo de algunas líneas de vórtice -c o lo re án d o la s con tinta, por ejempio— entonces, com o el flùido se mueve y arrastra estas partículas con él, ellas siempre indicarán las líneas de vórtice. Sea cual sea ta form a en que los átomos del li quido se m uevan, las líneas de vórtice se m overán con eüos. E sta es una form a de des cribir las leyes. Tam bién sugiere un m étodo para resolver cualquier problem a. D ad o el diagrama inicial de flujo -dig am o s que v en todas p a rte s - pueden calc ula r Li. Conociendo v tam bién pueden decir dónde estarán las líneas de vórtice un m om ento después - s e mueven con la velocidad v— C on la nueva Ü pueden usar 1 y II para hallar la nueva v. (E scom o d problema de haJJar B conocie ndo la s corrientes.) Si dam os el diagram a de flujo en un instante podem os en principio calcularlo para todos los tiempos posteriores. T en e mos la solución general para el flujo no viscoso.
Pig, 40-13. {al Un grupo de (ínes vórtice en f; (b) Las mismas líneas e instante t' más tarde. Q uerriam os dem ostrar cóm o se puede comprender, al menos parcialmente, el enunciado de H elmoholtz - y por lo tanto I11-. Es realmente la tey de conservación de! m om entum angular aplicada a un fluido. Imaginen un pequeño cilindro de flùido cuyo eje es paralelo a las líneas de vórtice, com o en la figura 40-13(a). Algún tiempo des pués, esta m ism a porción de flùido e stará en algún otro lugar. G eneralm ente, ocupará un cüindro de diá m etro diferente y estará en un lugar diferente. Tam bién puede tener una orientación diferente, digamos que com o en la figura 40-13(b). Sin em bargo, si el diámelro ha cam biado, la longitud ha brá aum entado p a ra m antener et volumen cons ta nte (puesto que estam os suponie ndo un flùido incompresible). A dem ás, com o las líneas de vórtice están fijas al material, sü densidad au m en tará a medida que et área de la sección transversal dism inuye. Et producto de la vorticidad ü y eí área A del ci lindro perm anecerá constante; así que, de acuerdo a Helmholtz, te ndríamos SÍ2^2 = «1^ 1.
(40.21)
O bserven ahora que con viscosidad cero todas las fuerzas sobre la superficie del volumen cilindrico (o c ualquie r volumen, por cierto) son perpendiculares a lasuperflficie. Las fuerzas de presión pueden hacer que el volumen se mueva de un lugar a otro, o pueden hacer que cambie de form a; pero sin fuerzas tangenciales el m ódulo del m om enium angular de¡ m aterial que hay dentro no puede variar. El momentum angu lar del liquido contenido en el cilindro pequeño es su m om ento de inercia / por la velo cidad angular del liquido, que es proporcional a la vorticidad Q. Para un cilindro, el m om ento de inercia es proporcional a /nr^. Asi pues, de la conservación del momen tu m angular concluiríamos que
Pero la m asa es \a m ism a, M , = M ¡, y ias áreas son propocionales a R ', asi que otra vez obtenem os la ecuación (40.21). El enuncia do de H e lm h o ltz -q u e es equivalente a I I I - es una consecuencia de que no habiendo viscosidad el momentum angular de un elemento del fiúido no puede cambiar.
H ay una linda demostración de un vórtice en movim iento que se h ace con e! a p ara to sencillo de la figura 40-14. Es un “ta m b o r" de medio metro de diámetro y medio m etro de alto hecho estirando una hoja gruesa de gom a sobre ei extremo abierto de u na “ c a ja ” cilindrica. El “ fondo” -el tam bor está colocado de la d o - es sólido excep tuando que fiene un agujero de 7 u 8 cm. Si dan un golpe fuerte con la m ano en el dia fragm a de gom a se proyccta un anillo de vórtice p o r el agujero. A unque eí vórtice es invisible, pueden decir que “ existe” porque sopla una vela situada a una distancia de 3 a 6 metros. Por lo que se ta rda un poco en verse el efecto, podemos decir que “al g o ” está viajando a una velocidad finita. Podrán ver mejor lo que está sucediendo si prim ero echan un poco de hum o dentro de la caja. Entonces ven el vórtice com o un hermoso “ anillo de hu m o ” . El anillo de humo es un haz de lineas de vórtice en form a de toro, com o muestra la figura 4 0 -l5(a). C om o Ll ■= ^ x v, estas líneas de vòrtice representan tambié n una circulación de v com o muestra la paríe (b) de ¡a figura. Podemos entender e¡ movi miento de avance del aniUo en ia siguiente form a: la velocidad circulante en la parle inferior dei anillo se extiende a la parte superior, teniendo allí un movimiento de avance. Com o las lineas de Í3 se mueven con el fluido, también se moverán hacia ade lante con la velocidad v. (Por supuesto, la circuJación de v alrededor de ia parte su perior del anillo es responsable del movimiento de avance de la s lineas de vórtice en la parte inferior.) A hora debemos mencionar una seria dificultad. Ya hemos n otado que la ecuación (40.9) dice que si Q es inicialmente cero, seria siempre cero. Este resultado es un gran
movimiento Fig. 40-15, Un anillo de vórtice en ® | movimiento {un anillo de humo), (a) Las líneas de vòrtice, (b) Una sección transv versai del anillo. fracaso de la teoria del agua "sec a ” , debido a que significa que una vez que Q es cero, siempre es cero --es imposible producir un vòrtice en ninguna circunsta ncia. Sin em bargo, en nuestra demostración sencilla con e! ta m bor, podemos generar un anillo de vòrtice em pezando con aire que inicialmente estaba en reposo. (Ciertamente, v = O y = O en cualquier parte dentro de la caja antes de golpearla.) A dem ás, todos sa be mos que podemos form ar voríicidad en un lago con un remo. Evidentemenie, tenemos que ir a una teoría del agua “ m oja da ” para lograr una comprensión completa del com portam iento de un núido. O tra característica incorrecta de la teoría del agua seca es la suposición que hicimos en cuanío al flujo en la frontera entre ella y la superficie de un sòlido. C u a n d o dis cutimos ei flujo transversal en to m o a un cilindro - c o m o en la figura 40-11, por ejemplo-- perm itimos que el fluido se deslizara sobre la superñcie del sòlido. En nuestra te oria, la velocidad en una superficie sòlida podria te ner cualquier valor dependiendo de cómo hubiese empezado y no consideramos cualquier “fricción” entre el fluido y el sólido. Es un hecho experim ental, sin em bargo, que la veiocidad de ur\ fiúido real siempre üeude a cero en la superficie de un objeto sòlido. Por tanto, nuestra solución para un cüindro, con o sin circula ción, está equivocada - c o m o tambié n nuestro resultado en cuanto a la producción de vorticidad-. Les hablarem os de teorías más coiTCCtas en el capítulo siguiente.
ÍI-2
Ftojo viscoso
M-3
El número de Reynolds
41-1
4S-5
E3 Hmiíe de viscosidad msSa
41-6
IFlmijo de Cometíe
Viscosidad
En el capitulo anterior estudiamos et comportam iento del agua dejando de lado et fenómeno de viscosidad. A hora querríamos estudia r los fenómenos del flujo de fluidos, incluyendo ¡os efectos de la viscosidad. Querem os examinar el cnmpnrtom iento real de los flúidos. Describiremos cualitativamente el com portam iento verda dero de los flúidos en diversas circunsta ncias para que se llagan una idea del tema. A unque verán algunas ecuaciones complicadas y oirán h ablar de algunas cosas complicadas, nuestro propósito no es que aprendan tod o eso. E n cierto sentido, éste es un capítulo “ cultural’' que les d a rá una idea de cóm o es el m undo. H ay una sola c o sa que vate ta pena aprender y es la definición simple de viscosidad de ia que nos ocuparem os dentro de un momento. El resto es sólo p a ra que se entretengan.
(41.1) En ta aproxim ación del agua “ seca” omitim os el último térm ino, asi que hemos des preciado todo efecto de viscosidad. A dem ás, hicim os a veces una aproxim ación adicional considerando que el flùido era incompresible; teníamos entonces una ecuación más
Esta última aproxim ación es a menudo bastante buena -especialm ente cuando las velocidades de flujo son m ucho menores que la veiocidad del sonido. Pero en tos núidos reales casi nunca es cierto que podam os despreciar la fricción inte rna que llamamos viscosidad; la m ayoria de las cosas interesantes que ocurren provienen de ella en una u otra form a. Por ejemplo, vimos que en el agua “ seca” la circulación nunca cambia: si no la hay al principio, no la ha brá nunca. N o obsta nte , la circula ción en fiúidos es algo que ocurre todos los dias. T enemos que arreglar nuestra teoría.
C om encem os con un hecho experimental im porta nte . Al calc ula r el flujo del a gua “ se ca ” que pa sa en torno o alrededor de un cilindro —el llamado “ flujo poíencial” - no habia raz ó n para no perm itir que el agua tuviera una velocidad tangen te a la superficie; sólo la com ponente normal tenia que ser cero. N o tuvim os en cuenta la posibilidad de que pudie ra haber una fuerza de corte entre el liquido y el sólido. R esulta que —aunque de ninguna m anera es evidente por sí mismo— en to da circunstancia en que se h a hecho una verificación experim ental, la velocidad de un flù id o es exactam ente cero en la superficie de un sólido. Sin d u d a h ab rán nota do que las aspas de un ventila dor acumulan una fina capa de polvo —y que sigue estan do alii después que el ventila dor ha estado agitando el aire-. Pueden ver el mismo efecto aún en el gran ventila dor de un túnel de viento. ¿Por qué el aire no saca el polvo? A unque las aspas dei ventilador se estén moviendo a alta velocidad a través del aire, la velocidad del aire respecto a las aspas tiende a cero justo en la su perficie. P or eso las partícula s más pequeñas de polvo no son perturbadas*. Tene mos que m odificar Ja te oría para que esté de acuerdo con el hecho experímental de que en todos los flúidos ordinaríos las moléculas que están ju n to a la superficie de un sóüdo tienen velocidad cero (respecto a la superficie)t. AREA A
■Jy
v= 0 O riginalmente habíam os caracterizado un liquido por el hecho de que si se le aplica un esfuerzo de corte - p o r pequeño que se q u ie ra - cede. Fluye. En situaciones estáticas no hay esfuerzos de corte. Pero antes de que se alcance el equilibrio - e m tanto lo sigan em p u ja n d o - puede haber fuerzas de corte. La viscosidad describa estas fuerzas de corte que existen en un flùido en movim iento. Pa ra tener una medida de las fuerzas de corte durante el movim iento de un líquido, consideremos el siguiente tipo de experim ento. Supongan que tenem os dos superficies sólidas planas con agua entre ellas, c om o en la figura 41-1, y mante nemos una quieta mientras movemos la o tra paralelamente a ella a una velocidad b aja Vq- Si miden la fuerza necesaria para mante ner el movim iento de la placa superior, encuentran que es proporcional al área de las placas y a v^/d, donde d es la distancia entre las placas. Entonces el esfuerzo de corte F ¡A es proporcional a v jd ·.
^
-
." o
L a constante de proporcionalidad r¡ se Uama coeficiente de viscosidad. * Pueden soplar y sacar las particulas grandes de pi no las finísimas. Las grandes se van con la corriente de aiie. t Pueden iraagijiar circunstancias en que esto no es > “líquido”, pero es claro que se lo puede deslizar sobre i nuestra aseveración debe dejar de valer en algún punto.
Si tenemos una situación más com plicada, siempre podemos considerar una p equeña celda rectangular y plana en el agua con sus caras paralelas al flujo,, como en la figura 41-2. La fuerza de corte a través de esta celda está d ad a por
AA
Ay
dy
(41.2)
A h o ra bien, d i \ J d y es la derivada de la deformación de corte definida en el capitulo 38, asi que para un liquido, ei esfuerzo de corte es proporcional a la derivada de la deformación de corte. En el caso general escribim os / ÓVy I dvx Si hay una rotación uniforme del fluido, d v ^ l d y es menos d V y /d x y S^y es cero - c o m o debe ser, ya que no hay esfuerzos en un flùido que rota uniform em ente-. (Hicim os algo similar al definir e^y en el capitulo 39.) Po r supuesto, están las expresiones correspondientes p a ra Sy^ y C om o ejemplo de aplicación de estos conceptos, consideremos el movimiento de un flùido entre dos cilindros coaxiales. Sea a el radio del cilindro interno, b el del externo y v^ y v^ las correspondiente s velocidades periféricas. Vean la figura 41-3. Podriamos preguntar: ¿cuál es la distribución de velocidades entre los cilin d ros? Para responder este pregunta, comencemos por hallar una fórm ula para el esfuerzo de corte por viscosidad en el fiúido a una distancia rd e ! eje. Po r la simetría del problem a, podem os suponer que el flujo siempre es tangencial y que su módulo depende ùnicam ente de r: v = v(r). Si observamos un punto en el agua a un radio r, sus coordenadas en función del tiempo son X = /-COSO)/,
y = rsen w /,
d onde co ~ v/r. Las componentes x e _v de la velocidad son = —rcüsenú;/ — — wy Según la ecuación (41.3) tenem os
and
Vy = rw eos wr = wx.
(41.4)
Fig. 41-3. Ei flujo de un fluido f dos cilindros concéntricos que rot; velocidades angulares diferentes.
Para un punto en en ese punto
= O, d c o id y = O y . -.'óíoidx es igual a rdcoidr. Por lo t
(41.(
'dr
(Es razonable que S dependa de d c o !d r \ cuando (o no varía con r, el líquido está en rotación uniforme y no hay esfuerzos.) El esfuerzo que hemos calculado es el esfuerzo tangencial de corte que es el mismo alrededor de to do el cilindro. Podemos obte ner el torque que actúa a través de una superficie cilindrica de radio r multiplicando el esfuerzo de corte por el brazo de momento r y el área Inri. Obtenemos
(41.7) C om o el movim iento del agua es estacionario - n o hay aceleración an g u lar- el to rque resultante sobre la capa cilindrica de agua entre r y r + d r debe ser cero; es decir que el to rque en r tiene que estar equilibrado por un torque igual y opuesto en dr, de m odo que t tiene que ser independiente de r. En otras palabras, H d(ij ¡ d r ts r es iguai a una constante A , digamos, y (41.8) Integrando tenemos que
“ = - ^ L as constantes A y i
+ fi-
2 determinan por las condiciones
= c
i r — b. O bte aemos
Asi pues, conocem os w en función de r y de ella v = w r. Si queremos el torque, podemos obtenerlo de las ecuaciones (41.7) y (41.^
- (Wb -
Cüa).
(41.11)
Es proporcional a la velocidad angular relativa de los cilindros. U no de los aparatos comunes p a ra medir coeficientes de viscosidad se construye de esta m anera. U no de los cilindros -digam os que el externo— está sobre pivotes, pero se lo mantiene en reposo media nte una balanza de resorte que mide el to rque que experim enta, mien tr as se rota el cilindro interno a velocidad angular constante. Luego se determina el coeficiente de viscosidad con ia ecuación (41.11). Según su definición, ven que las unidades de rj son newton-seg/m ^. P ara el agua a 20°C, 1 0 ·^ newton-seg/m ^, Por locom ún es más conveniente usar la viscosidad especifica, que es rj dividida por la densidad p. Los valores p a ra el agua y el aire son entonces comparables: aguaa20°C ,
r?/p = IQ -'- m V se g, (41.12)
a ir e a 2 0 ° C ,
Vp ^
15 X 10-°m V seg.
D e ordinario, las viscosidades dependen fuertemente de la tem peratura. Por ejemplo, p a ra el agua justo por encim a del punto de congelación, r]/p es 1 , 8 veces mayor que a 20“C. 41-2
Flyjo viscoso
Pasem os ahora a la teoría general del flujo viscoso - p o r lo menos en la form a m ás general que conoce el hombre—. Y a com prendem os que las componentes del es fuerzo de corte son proporcionales a las derivadas espaciales de las diversas componentes de la velocidad tal com o d v j d y ó d v y id x . Sin em bargo, en el caso general de un flùido compresible, el esfuerzo contiene otro térm ino que depende de otras derivadas de ia velocidad. L a expresión general es Sw -
+ V M V ·.).
(41.13)
donde x, es una de las com ponentes cartesianas x. y o z y es una de las c o m p o n en tes cartesianas de la velocidad. (El sim bolo S,j es la delta de K ronecker que es I para / — j y O para i ^ J). El té rm ino adicional agrega rj'V · v a todos tos elemen tos diagonales S ,, deJ tensor de esfuerzo. Si el liquido es incompresible, ·v = 0 y este té rm ino adicional no aparece. Por lo tanto tiene que ver con fuerzas internas d urante la compresión. A si pues, se necesitan dos constantes p ara describir el liqui do, ta! com o teníam os dos constantes para describir un sólido elástico homogéneo. El coeficiente rj es el coeficiente de viscosidad “ ordinario" con que ya nos hemos encontrado. Tam bién se lo llama p rim e r coeficiente de viscosidad o “ coeficiente de viscosidad tangenciai de c o rte ” y el nuevo coeficiente j¡' se llama segundo coeficienie de viscosidad. A hora queremos determinar la fuerza de viscosidad por unidad devolum en/^j-cpara introducirla en la ecuación ( 4 l . i ) y obtener la ecuación de movirnienio de un fluido real. La fuerza sobre un pequeño elemento cúbico de volumen de un fluido es la resultante de las fuerzas sobre las seis caras. T om án d o las de a dos obte ndremos diferencias que dependen de las derívadas de los esfuerzos y por lo tan to de las derivadas segundas de la velocidad. E sto es muy bueno porque nos llevará de vuelta a una ecuación vectorial. L a com ponente de la fuerza de viscosidad por unidad de volumen en ía dirección de ia com ponente cartesiana x , es
= . ±
, i K
| .
+ l::)} + 4 ( v v · » ) .
(4U 4)
Por lo com ún, la variación de los coeficientes de viscosidad con la posición es poca y se la puede despreciar. Luego, la fuerza de viscosidad por unidad de volumen sólo contiene derivadas segundas de la veiocidad. Vimos en el capitulo 39 que la form a más general de derivadas segundas que puede a parecer en u n a ecuación vectorial es la sum a de un térm ino con un la pla cia no (V · V v = V^v) y un té rm ino con el gra diente de la divergencia (v (V · v)). La ecuación (41.14) es precisam ente u n a sum a de este tipo con los coeficientes rj y (q + r^'). O btenemos / v i.. = ,
+ (, +
V ) V (V · v%
(41.15)
En el caso incompresible, V - v = 0 , y la fuerza de viscosidad por unidad de vo lumen es simplemente E sta es la que muchos usan; sin em bargo, si quisieran calc ula r la absorción de sonido en un flùido, necesitarian el segundo térm ino. A hora podem os com pletar la ecuación general de movim iento p a ra un fluido real. Sustituyendo la ecuación (41.15) en la ecuación (41.1) obte nem os
p
+ (o · V)!)} = - V p -
IJ Vi, + 7, V 'd + ( l + , ') '«’(V ■ t')·
E s complicada; pero la naturaleza es así.
41-6
pj— f O X y
+ 2
= ~^P -
P
+ ( 7, +
n ') V ( V - v ) .
(41.16)
De nuevo estam os suponie ndo que las únicas fuerzas de masa que actúan son fuer zas conservativas tal como la gravedad. Para ver lo que significa el nuevo térm ino, examinemos el caso de un /luido incompresible. E ntonces, si to m am os el rotor de la ecuación (41.16), obtenem os ^ 7 + 'C' X (íi X y) ^ - V“Q.
(41.17)
E sta ecuaciór\ es com o la (40.9) excepto por el nuevo térm ino del segundo miembro. Cuando el segundo miembro era cero, teníamos el teorema de Helmholtz según el cual la vorticidad acom paña ai fluido. A hora tenemos en el segundo miembro el térm ino no nulo y bastante complicado, el cual, sin em bargo, tiene consecuencias físicas directas. Si por el momento dejamos de lado el térm ino v x (Í2 x v), tenemos una ecuación de difusión. El nuevo térm ino significa que la vorticidad íá se difunde por el fiúido. Si hay un gradiente grande de vorticidad, se extenderá por el fiúido circundante. Este es el térm ino que hace que los anillos de humo engrosen a medida que avanzan. A dem ás se manifiesta elegantemente si m andan un vórtice “ limpio" (un anillo “ sin hum o" hecho por el aparato descrito en el capitulo anterior) a través de una nube de humo. Cuando sale de la nube ha sacado un poco de humo y verán que queda et hueco dejado por el paso del anillo. Parte de la i i se difunde hacia afuera en el hum o, pero mateniendo su movim iento de avance con el vórtice.
41-3
El núm ero de Reynolds
D escribiremos ahora el cambio que aparece en el carácter de) ílujo de Jo.s flúidos como consecuencia del nuevo térm ino de viscosidad. Exam inaremos dos problemas con algún detalle. El primero es el fiujo de un fluido que pasa en torno a un cilindro - fiujo que tratam os de calcular en el capítulo anterior usando la teoría de) flujo no viscoso-. R esulta que actualm ente sólo se puede resolver las ecuaciones con visco sidad en unos pocos casos especiales. Así pues, parte de lo que les contarem os está basado en medidas experimentales -suponiendo que el modelo experimenta) satis face la ecuación (41.17). El problem a m ate mático es éste; queremos la solución para el flujo transversal de un fiúido viscoso incompresible en torno a un cilindro largo de diá metro D. E) flujo debe estar dado por la ecuación (41.17) y por
1 las condiciones de que la velocidad a gran distancia sea cié te V (paralela al eje x) y que en la superficie del cilindro .
Esto especifica completamente el problema matemático. Si examinan las ecuaciones, verán que hay cuatro parám etros diferentes en ei problema: p, D y K Podrian pensar que tenemos que dar to d a una serie de casos para diferentes diferentes D , etc. Sin embargo, éste no es e] caso. T odas las soluciones diferentes posibles corresponden a diferentes valores de un solo pa rá m e tro- Esto es lo más general e im portante que podemos decir sobre el flujo viscoso. Para ver por qué es asi, observen primero que la viscosidad y la densidad aparecen únicamente en el cociente /¡/p -la viscosidad especifica-. Esto reduce a tres el n ú m ero de parám etros independientes. Supongan ahora que medim os todas las dis (ancias u.sando com o unidad la única longitud que aparece en el problem a: el diá m etro D del cilindro; es decir que sustituim os x, y. z por las nuevas variables ,r', 2 ' con X
= x 'D , y = y 'D ,
z = z'D .
Entonces D desaparece de (41.19). De la misma m anera, si m edim os todas las velo cidades en térm inos de K - o sea que ponemos u v’V - nos desem barazam os de y , y i’’ es simplemente igual a 1 a grandes distancias. Com o hemos fijado nuestras unidades de iongicud y de velocidad, nuestra unidad de tiempo es ahora ¿)/K, asi que debemos poner (41.20) Con nuestras nuevas variables, las derivadas que ap arecen en la ecuación (41.18) se transforman de d / d x tn (1 iD )d /'d x \ etc,; asi pues, la ecuación (41.18) se convierte en a = V X t) = ~ V ' X v' = ™ s i'.
(41.21)
N uestra ecuación principal (41.17) foma entonces la form a
+ T ' X ( « ' X „ ') =
vV .
Si nos acordam os de que hay que escribir todas las ecuaciones con todas las (
+ V X ( a X y) = -- v ' a
^ 1/4 = i.
= i-, -
0
El significado fisico de todo esto es ¡nleresantisimo. Significa, por ejemplo, que si resolvemos el problema del flujo para una velocidad F, y cierto diámetro D, del cilindro, y luego preguntamos cuál es el flujo para un diámetro diferente y un flùido diferente, el flujo será ei mismo para la velocidad que dé el mismo nùmero de R eynolds, es decir, cuando (Rl = ^
Vi D^ = (Rj = ^
K2D 2.
(41,25)
Pa ra dos situaciones cualesquiera que tengan ei mismo nùmero de Reynolds, el tlujo ten d rá el mismo “ aspecto” - e n función de las variables x", y', z' y t' calibradas en form a a p ropiada-. Esto constituye un enunciado im portante porque significa que po demos determinar cuál será el comportamiento del flujo de aire en torno de un ala de avión sin tener que construir un avión y probarlo. En su lugar, podemos hacer un modelo y hacer mediciones usando una velocidad que dé el mismo nùmero de Reynolds. Este es el principio que permite aplicar los resultados de medidas en “ túnel de viento” sobre aviones en escala reducida, o los resultados de medidas en “ cuba de p rueba” sobre modelos de barcos en escala, a loS objetos de tam año nor mal, Recuerden, sin embargo, que sólo podemos hacer esto siempre que se puede despreciar la compresibilidad del fluido. De lo contrario aparece una nueva cantidad; la veiocidad del sonido. Y situaciones diferentes se corresponderán real mente sóio si el cociente entre F y la velocidad del sonido también es el mismo. Este último cociente se llama número de M ach. Asi pues, para velocidades cercanas a la del sonido o m ayores, los flujos son iguales en dos situaciones si tanto el número de M ach como el número de R eynolds son iguales a am bas situaciones.
41-4
¡Flujo transversal esi to m o a un csísndro circular
Volvamos al problem a del flujo a baja velocidad (casi incompresible) en torno a un cilindro. D arem os una descripción cualitativa del flujo de un flùido real. Hay muchas cosas que querríamos saber sobre este flujo —por ejemplo, ¿cuál es la fuerza de arrastre sobre el cilindro? L a fuerza de arrastre sobre un cilindro está representa d a en la figura 41-4 en función de (R - q u e es proporcional a la velocidad del aire si se mantiene fijo todo lo d e m á s- Lo que se ha representado realmente es el llamado coeficiente de arrastre C q , que es un nùmero adim ensíonal igual a la fuerza dividida por \p V ^D l, donde
D es el diàm etro, / la longitud del cilindro y p la densidad del liquido: Cii =
ip V ^ D l
El coeficiente de arrastre varia de una m anera bastante com plicada, d á ndonos un preindicio de que algo bastante interesante y com plicado está sucediendo en el flujo. Describiremos ahora la naturaleza del flujo p a ra diferentes intervalos del núm ero de Reynolds. Prim ero, c uando el número de Reynolds es m uy pequeño, el flujo es casi estacionario; es decir que la velocidad es constante en todo p u nto, y el fiujo da vuelta alrededor del cilindro. Sin em bargo, la verdadera distribución de las lineas de flujo n o es com o en el flujo potencial. Son soluciones de una ecuación algo diferente. C u ando la velocidad es muy baja o, lo que es equivalente, cu an d o la viscosidad es muy alta de m odo que el fluido es com o miel, los térm inos inerciales son desprecia bles y el flujo queda descrito por la ecuación VHi = 0 . E sta ecuación fue resuelta por prim era vez por Stokes, quien también resolvió el mismo problem a con u n a esfera. Si tienen una esferita moviéndose en esas condi ciones de número de Reynolds bajo, la fuerza necesaria para arrastraría es igual a ó n ija V , donde a es el radio de la esfera y F su velocidad. E sta es una fórm ula Utilísima porque da la velocidad a la cual los pequeños granos de suciedad (u otras particulas de las que se pueda hacer la aproxim ación a esferas) se mueven en un núido bajo la acción de una fuerza dada —com o por ejemplo, en u n a centrífuga,
en la sedim entación o en la difusión. En la región de números de Reynolds bajos - p a r a CR m enor que 1 - las iineas de v alrededor de un cilindro son como las dibu ja d as en la figura 41-5. Si ahora aum entam os la velocidad del fluido para obtener un número de Rey nolds un poco m ayor que í, encontram os que ei ñujo es diferente. H ay una circula ción detrás del cilindro, com o m uestra la figura 41-6(b). T odavía es una cuestión abierta el detenninar si siempre hay
Fig. 4 1-6.
Flujo transversal e
n cilindro para diversos números de Reynolds.
circulación alli hasta en los núnieros de Reynolds más pequeños o si las cosas cambian repentinamente en un cierto número de Reynolds. Se solía pensar que la circulación crecía continuamente. Pero ahora se cree que aparece repentinamente y esta claro que la circulación crece con (fi . En todo cas(j, hay un caracter ditercnle del flujo p aia en la región entre cerca de 10 y 30. H ay un par de vórtices detrás del cilindro. El flujo cambia nuevamente cuando llegamos a un número de unos 40 o algo así. De repente hay un cambio completo del carácter de! movimiento. Lo que ocurre es que uno de los vórtices que hay detrás del cilindro se hace tan largo que se rompe v va corriente abajo con el flùido. Entonces ei fluido hace com o un m eandro detrás del cilindro, que al cerrarse form a un nuevo vórtice. Los vórtices se desprenden al te rnadam ente de cada lado, de m odo que una vista in stantánea del flujo es más o menos como se ha esquematizado en la figura 4l-6(c). La corriente de vórtices se llama “ calle de vórtices de K árm án” . Siempre aparece para (R > 40. En la figura 41-7 m ostram os una fotografía de un flujo de este tipo.
Fig. 41-7. Fotografía tomada por Lue wig Prandt de la "calle de vórtices" en i flujo detrás de un cilindro. La diferencia entre el flujo de la figura 4i-6(c) y el de la 41-6(b) o el de la 4 l-6 (a) es casi u a a diferencia local de régimen. En. la figura 4 1-6(a)o la (b ),Ia velocidad es constante, mientras que en la figura 4I-6(c) la velocidad en cualquier punto varia en el tiempo. N o hay soluciones estacionarias por encim a de (R = 40 - lo cual he mos indicado en la figura 41-4 con una linea de tra z o s-. Para estos números de Reynolds mayores, el flujo varia en el tiempo, pero de una m anera regular y cíclica. Podemos hacernos una idea física de cómo se producen estos vórtices. Sabemos que la velocidad del flùido debe ser cero en la superficie del cilindro y además que debe aum entar rápidamente al alejarse de la superficie. Esta gran variación local de la velocidad del fluido es la que crea la vorticidad. A hora bien, cuando la velo cidad de la corriente principal es suficientemente baja hay bastante tiempo para que esta vorticidad se difunda alejándose de la pequeña región cerca de la superficie del sólido donde se produce y form ando una gran región de vorticidad. Esta imagen fí sica debe a yudar a prepararnos para el siguiente cambio de naturaleza de! flujo c uando la velocidad de la corriente principa!, o (R , aum enta aún más. A medida que la velocidad aum enta más y m ás, la vorticidad tiene cad a vez menos tiempo de difundirse y ocupar una región m ayor del fiúido. Cuando llegamos a un número de Reynolds de varios cientos, la vorticidad comienza a llenar una b anda delgada, com o muestra
la figura 4i-ó(d). En esta capa el flujo es caótico e irregular. La región se ¡lama capa lím iie y esta zona de flujo irregular se aleja más y más corrie nte abajo a medi d a que CR aumenta. En la región turbule nta, las velocidades son muy irregulares y ■‘ruidosas” ; además el flujo ya no es bidimensional sino que se arrem olina en las tres dimensiones. Todavía queda un movim iento alternado superpuesto al turbulento. A um entando aún más ei número de Reynolds, la región turbulenta se abre cam i no liasta alcanzar (para flujos algo por encim a de (R = 10^) el punto en que las lineas de ílujo dejan el cilindro. El flujo es com o m uestra la figura 41-6(e) y tenem os lo que se llama una “ capa límite de turbule ncia ” . A dem ás la fuerza de arrastre varia radic alm ente; disminuye en un factor grande, como m uestra la figura 41-4. En esta región de velocidades, la fuerza de arrastre realmente dism inuye al aum entar la ve locidad. Parece que hay poca evidencia de que haya periodicidad. ¿Y qué pasa para números de Reynolds aún m ayores? Si aum entam os la veloci dad aún m ás, la estela vuelve a aum entar de ta m año, aum en tan d o la fuerza de arrastre. Los experim entos más recientes - q u e van h asta (R = 10'' más o m e n o sindican que aparece una nueva periodicidad en la estela, sea porque to d a la estela está oscilando en un movim iento global, sea porque aparece un nuevo tipo de vórtice ju n to con un movim iento irregular ruidoso. T odavía los detalles no son totalm ente claros y se los está estudia ndo experimentalmente.
4 i-5
El límite de viscosidad nula
Q uerriam os señala r que ninguno de los flujos que hemos descrito se parece en algo ai flujo potencial que hallamos en el capitulo precedente. A primera vista es bastante sorprendente. D espués de to do, (R es proporcional a I/?/, así que hacer tender r¡ a cero es equivalente a hacer tender (R a infinito. Y si tom am os e! límite para CR grande en la ecuación (41,23) desaparece el segundo miembro y obtenemos precisamente la ecuación del capítulo anterior. N o obstante, les resultaría dificil creer que eí flujo altamente turbule nto para (R = 10’ estuviera tendiendo a! fiujo uniforme calculado con la ecuación del agua “ seca” . ¿Cóm o puede ser que a medida que nos aproxim am os a (R = co, el flujo descrito por la ecuación (41.23) dé una so lución completam ente diferente de la que obtuvim os tom ando r¡ ~ O como punto de partida? La respuesta es muy interesante. O bserven que el segundo miembro de l a . ecuación (41.23) es I/(R por una derivada segunda. Es la derivada más alta que aparece en ia ecuación. Lo que ocurre es que aunque el coeficiente 1 / (R es peque ño, hay variaciones rapidísim as de íi cerca de la superficie. Estas variaciones rápi das compensan el coeficiente pequeño y el producto no tiende a cero al aum entar CR. L,as soluciones no tienden al caso líjnite cuando el coeficiente de tiende a
Puede que se estén preguntando: “ ¿C óm o es esta turbule ncia en escala muy pe queña y cóm o se m antiene? ¿C óm o puede la vorticidad p roducida cerca de la super ficie dei cilindro generar tanto ruido de fondo?” De nuevo la respuesta es intere sante. La vorticidad tiene una tendencia a amplificarse. Si por un m om ento olvida mos la difusión de la vorticidad, la cu.gl ocasiona pérdias, las leyes de fiujo dicen (como hemos visto) que las Imeas de vórtice son a rrastrad as con el flùido a velo cidad V,
Podem os im aginar cierto núm ero de lineas de Ü que se están deform ando y retor ciendo debido al com plicado diagram a de flujo de v. E sto acerca las líneas y las mezcla todas. Lineas que antes eran simples se entrelazan y se ju ntan . Serán más largas y más apretadas. L a inte nsidad de la vorticidad au m en tará y asi sus irregula ridades - lo s más y los m e n o s- tambié n a um entarán en general. Asi pues, la m agni tud de la .vorticidad en tres dim ensiones aum enta a medida que arrem olinam os el liquido. Tam bién podrian preguntar: “ ¿ C uándo es el ñujo potencial una te oría satisfac to ria ? ” En prim er lugar, es satisfactoria fuera de la región turbulenta, donde la vorticidad no ha entrado por difusión en íorm s apreciable. D an d o a los cuerpos perñles especiales (“ aerodinám icos”), podemos hacer que la región de turbulencia sea lo menor posible; el ñujo en to m o a las alas de un avión - la s cuales están cui dadosam ente dise ñ ad a s- es casi tota lm ente un verdadero ñu jo potencial. 41-6
Flujo de Couette
Es posible dem ostrar que ei c arácter complejo y cam biante del flujo transversal en torno a un cilindro no es especial, sino que la gran varie dad de posibilidades de ñujo se presenta en genera!. H em os hallado en la sección 1 una soiución p ara el ñ u jo viscoso entre dos cilindros y podem os com parar los resultados con lo que ocurre en la realidad. Si tom am os dos cilindros concéntricos con aceite entre eüos y su s pen d em o s polvo ñno de alum inio en e! aceite, es fácil ver el ñ ujo. Si ro ta m o s le ntam ente el cilindro externo no o curre n a d a in e sp era d o ; vean la figura 41-8(a). Si a su vez, se ro ta lentam ente -.;l cilindro in tern o , no p a sa n a d a del otro m u n d o. Sin e m bargo, si ro tam o s el ciiindro intern o a m a y o r v elocidad, reci birnos una sorpresa. El ñ ujo se rom pe en b a n d as h o rizo ntale s, co m o indica la figura 41'8(b). C uando el cilindro externo rota a una velocidad p arecida estando el interno en reposo, el efecto no se presenta. ¿Cóm o puede ser que haya una diferencia entre rotar el cilindro interno y rotar el externo? D espués de todo, el dia g ram a de ñujo que obtuvim os en la sección l dependía únic am ente de a)¿,-coa· P o demos encontrar la respuesta exam inando las secciones transversales m ostradas en la fígura 41-9. C uando lá^s carnadas inte rnas del ñúido se están movie ndo más rá pidamente que ias externas, tienden a desplazarse hacia afuera - l a fuerza centrífuga es m ayor que la presión que las mantiene en su lu g a r-. U na cam ad a no se puede mover to da uniformemente porque ias cam adas externas se lo obsta culizan. Se debe lo m per en células y circular, com o m uestra Fig. 41-8. Diagrama de flujo de un lí quido entre dos cilindros transparentes en rotación.
Fig. 41-9.
Por qué el flujo se rompe en bandas.
la figura 41-9(b). Es como las corrientes de convección en una habitación que tiene aire caliente abajo. Cuando el cilindro in íenio está en reposo y el externo tiem: una velocidad aita, las fuerzas centrífugas establecen un gradiente de presión que mantiene todo en equilibrio - v ea n ta figura 41-9(c) (como en una habitación ccn aire caliente cerca del techo). Aceleremos ahora el cilindro interno. Al principio aum enta el número de bandas. Luego vemos que de repente ias bandas se hacen onduladas, com o en ia flgura 41-8(c), y las ondas se desplazan alrededor del cilindro. Se puede medir fàcilmente la velocidad de estas ondas. Pa ra velocidades de rotación altas, se aproxim a a \ de la velocidad del cilindro interno. ¡Y nadie sabe por qué! Ahí tienen un desaño; un simple número com o \ y ninguna explicación. En realidad, no se com prende muy bien todo el mecanismo de la form ación de ondas; sin embargo, es ñujo laminar estacionario. Si ahora empezam os a rotar el cilindro extenio tambié n -p e r o en sentido opues to— el dia gram a de ñujo comie nza a romperse. O bte nem os regiones onduladas que alternan con regiones aparente mente tranquilas, com o se ha esquematizado en la fi gura 41'8(d), form ando un diagram a en espiral. Sin embargo, en estas regiones “ tranquilas” podemos ver que el ñujo es realm ente bastante irregulär; en realidad, es completamente turbulento. Las regiones onduladas también empiezan a m ostrar ñujo turbule nto irregular. Si se rotan los cilindros aún más rápidamente, todo el ñujo se vuelve caóticamente turbulento. Vem os en este experim ento simple m uchos regímenes interesantes de flujo que son enteram ente diferentes y que no obstante están contenidos en nuestra ecuación simple para diversos valores de un solo parám etro . Con los cilindros rotantes podemos ver m uchos efectos que se presentan en el ñujo que pasa en to m o a un cilindro; prim ero, hay un ñujo estacionario; segundo, se establece un fiujo que varia en el tiempo, pero de una m anera regular y uniforme; finalmente, el flujo se vuelve completam ente irregular. Todos han visto los mismos efectos en la columna de humo que sube de un cigarrillo en aire quieto. H ay una columna estacionaria y uniforme seguida de una especie de ensortijado a medida que la corriente de humo comie nza a romperse, te rm inando finalmente en una nube de humo irregular y arremolinada. La lección importa nte que se debe aprender de todo esto es que hay una variedad fa bulosa de comportam ientos escondida en el conjunto simple de ecuaciones (41.23). Todas son soluciones de las mismas ecuaciones, sólo que con valores diferentes de
es que aciualm enle no tenemos e! poder m ate mático para analizarla s, excepto para números de Reynolds muy pequeños - e s decir, en el caso comple tam ente viscoso-. El que hayam os escrito una ecuación no le quita al flujo de flúidos ni su encanto, ni su m isteno, ni su asombro. Si lai variedad es posible con una ecuación simple que tiene un solo parámetro, ¡la variedad que se tendrá con ecuaciones más complejas! Q uizás la ecuación funda mental que describe las nebulosas llenas de remolinos, y las estrellas y galaxias que se condensan, giran y explotan, es sólo una ecuación simple para el comportamiento hidrodinámico de hidrógeno gaseoso casi puro. A menudo se dice, por un miedo in justificado a la fisica, que no se puede escribir una ecuación de la vida. Bueno, quiz ás podamos. En realidad, es muy posible que ya te ngam os la ecuación en una aproxim ación suficiente cuando escribim os ia ecuación de la mecánic a cuántica:
.
A cabam os de ver que la complejidad de las cosas puede escaparse muy fácil y espectacula rm ente de la sim plicidad de las ecuaciones que las describen. Por desco n ocim ie nto de los alcances de las ecuaciones simples, ei hom bre ha llegado frecuen temente a la conclusión de que nada inferior a D ios, y no simples ecuaciones, puede explicar las complejidades del universo. tales encontram os un conjunto de conceptos y aproxim aciones que utilizar en el estudio de las soluciones: calles de vórtices, estelas tu rbulentas, capas límite. Cu ando tenem os ecuaciones similares en situaciones menos familiares en las que ni siquiera podemos experim entar, tratam os de resolverlas de una manera primitiva, vacilante y confusa para intentar determinar qué nuevas caracteristicas cualitativas pueden resultar o qué nuevas form as cualitativas son consecuencia de ¡as ecuacio nes. Por ejemplo, nuestras ecuaciones para el sol como una esfera de hidrógeno gaseoso, describen un sol sin m anchas solares, sin la estructura de granos de arroz de la superficie, sin prominencias, sin coronas. Y sin em bargo, todo eso está en las ecuaciones; sólo que no hemos encontrado la manera de extraerlo de alii. E stán los que se van a sentir defraudados cuando no se encuentre vida en otros planetas. Yo no -quiero recordar y gozar y sorprenderme una vez más, a través de la exploración interplanetaria, con la variedad y novedad infinitas de los fenómenos que principios tan simples pueden g e n e r a r - La puesta a prueba de la ciencia es su capacidad de predecir. Si nunca hubiesen estado en la tierra, ¿podrian ustedes prede cir las torm entas, ios volcanes, las olas de los océanos, las au ro ras y los colores de los ocasos? Será una lección saludable cuando aprendam os lo que pasa en cada uno de esos planetas muertos, esas ocho o diez pelotas, lodas aglomeradas a partir de la misma nube de polvo y todas obedeciendo exactam ente las mismas leyes de la física. La próxim a gran era del desperta r del intelecto hum ano puede muy bien pro p o r cionar un método para com prender el contenido cuaüiaiivo de las ecuaciones. Hoy no podemos. Hoy no podemos ver que ¡as ecuaciones de! flujo del agua contenga cosas tales com o la estructura de la turbule ncia en form a de los avisos de las barberías que se ve entre los cilindros rotantes. H oy no podemos ver si la ecuación de Schrödinger contiene ranas, compositores de música o la moralidad - o si no los c o n tie ne- No podemos decir sí se necesita o no algo m ás, com o Dios. Y por lo ta n to podemos tener opiniones bien definidas en uno u otro sentido.
42-2
L a curvatura mensìonal
42-3
N uestro espacio es
en elespacio
dtmen-
42-6
tridi-
42-7
La curvatura del
espacio-tiempo
42-8
El m o v irn ien io tiempo curvo
en el e sp ac io -
curvo
42-4
G eom etría en el espacio-tiempo
42-5
L a gravedad y el principio de equivalencia
42-1
L a veiocidad de 5«s relojes en «n c am po gravitacional
E spacios curvos en dos dimensiones
De acuerdo con N ew ton todas las cosas atraen a todas las demás cosas con una fuerza inversamente proporcional al c uadrado de la distancia entre eiias, y los objetos responden a las fuerzas con aceleraciones proporcionales a las fuerzas. Son las leyes de N ew ton de la gravitación universal y del movim iento. Com o saben, dan cuenta dei movimiento de pelotas, planetas, satélites, galaxias, etc. Einstein tenia una interpretación diferente de la iey de gravitación. De acuerdo con él, espacio y tiempo —que deben ponerse juntos com o espacio-tiempo— se curvan en las vecindades de masas pesadas. Y es el esfuerzo de las cosas por seguir “ lineas rectas” en este espacio-tiempo curvo el que hace que se m uevan en la form a en que lo hacen. Esta es una idea compleja - m u y com pleja-. Es la idea que quere mos explicar en este capitulo. N uestro tema tiene tres partes. En una intervienen ios efectos gravitatorios; en otra las ideas de espacio-tiempo que ya hemos estudia do; en la tercera ia idea del espacio-tiempo curvo. Simplificaremos nuestro te ma en el comienzo no preocupándo nos de la gravedad y dejando de lado el tiempo —discutiendo simplemente el espacio curvo-. Les hablarem os más adelante de ias otras partes, pero nos concentraremos ahora en la idea del espacio curvo - ^ u é se entiende por espacio curvo, y más especificamente qué se entiende por espacio curvo en esta aplicación de Einste in-, Ahora bien, resulta que aún así es algo difícil en tres dimensiones. Por io tanto reduciremos prim eramente el problem a aun más y hablarem os de qué se entiende con las pala bras “espacio c urv o” en dos dimensiones. Con ei fm de entender esta idea del espacio curvo en dos dimensiones tienen que darse cuenta realmente del punto de vista lim itado de quien vive en un espacio de este tipo. Supongan que nos im aginamos un insecto sin ojos que vive sobre un pía-
el obje to se estira debido a la dilata ción térm ica. T odas las cosas son más la rgas en los lugares calientes que en los fríos y todas las cosas tienen el mismo coeficiente de dilatación. Liam arem os “placa caliente ” a la casa de nuestro tercer insecto aunque preferíríamos pensar particularm ente en una clase especia] de placa caliente que sea fría en el centro y c ada vez más caliente a m edida que nos aproxim am os a ios b o r des (Fig. 42-3). A h o ra vamos a im aginar que nuestros insectos comie nzan a estudiar geometría. A unque im aginemos que son ciegos, es decir que no pueden ver n a d a del m undo “ exteríor” , pueden tiacer muchas cosas con sus patas y antenas. Pueden dibuja r líneas, pueden construir reglas y medir longitudes. Supongamos· prim eram ente que c om ie nzan con la idea más simple de geometría. A prenden a traz ar u n a recta - defi nida com o la línea más corta entre dos p u n to s-. N uestro prím er insecto —vean ia figura 4 2 - 4 - aprende a traz ar m uy buenas rectas. Pero ¿qué sucede con el insecto
de ia esfera? T raz a sus rectas com o la m enor distancia —p a ra é l- entre dos p untos, com o se ve en la fígura 42-5. A nosotros nos p arecerá u n a cu rv a, pero el in secto no tiene medios para salir de la esfera y descubrir que en “ realidad” h a y una linea m ás corta. Sabe sim plemente que si intenta en su m undo o tra trayectoria, siem pre será m ás larga que su recta. Porque debemos reconocer que su recta es el arco m á s co rto entre dos puntos. (Por supuesto, es un a rc o de circulo máxim o.)
Construcción de i
Finalm ente, nuestro tercer insecto - e l de la figura 4 2 - 3 - dibujará igualm ente su “ rec ta ” que a nosotros nos parecerá una curva. Por ejemplo, la m enor distancia entre ^4 y J? en la fígura 42-6 será una curva com o la indic ada. ¿Po r qué? Porque cuando la línea se curva hacia ia parte m ás caliente de ía placa caíiente, ias regías se vuelven más largas (desde nuestro punto de vista omnisciente) y b a stan menos “ m etros” puestos en fila p a ra ir desde A ha sta B . P o r lo ta n to , p a ra é l ia línea es recta --no tiene m anera de saber que pudiera haber alguien fuera, en un extraño m un do tridim ensional que pudiera llam ar “r ec ta ” a una línea diferente.
no, corno m uestra la figura 42-1. Se puede mover solamente sobre el plano y no tiene m a nera de saber si hay un medio de descubrir un “ m undo exterior” . (No tiene la im aginación de ustedes.) Por supuesto, vam os a razo n ar por analogia. Vivim os en un m undo tridim ensional y no nos im aginamos para nada que se pueda salir de este m undo tridim ensional en una nueva dirección; de m anera que haremos las cosas por analogía. Es com o si fuésemos insectos viviendo en un plano y hubiera un espacio en otra dirección. Es por esto que trabajarem os prim ero con el insecto, recordando que debe vivir sobre su superficie y no puede salir de ella. C om o otro ejemplo de insecto que vive en dos dim ensiones, podemos im aginamos uno que viva sobre una esfera. Imaginam os que puede cam inar por la superficie de la esfera, como se ve en la figura 42-2, pero no puede mirar hacia “ a rrib a” , hacia ) hacia “ afuera” .
42-2,
Insecto ;
V am os a considerar ahora una tercera clase de cria tura. Tam bién es un insecto com o los demás, y también vive sobre un plano como nuestro primer animalito, pero esta vez el plano es muy particular. L a tem peratura es diferente en diferentes lugares. A dem ás, el insecto y cualquier regla que pudiera utilizar están hechas del mismo material, que se dilata cuando se calienta. Siempre que el insecto coloque una regla en cualquier lugar para medir algo, la regla se dilata en form a inmediata a fin de a doptar la longitud correspondiente a esa tem peratura y ese lugar. D ondequiera que coloque algún objeto - é l mismo, una regla, un triángulo o cualquier o tra c o s a -
insecto sobre
Creemos que aho ra ya tienen la idea de que todo el resto de nuestro análisis se realizará siempre desde ei punto de vista de ias criaturas en ias superficies par ticulares y no desde nuestro punto de vista. Con esto en mente, veamos qué otros aspectos tienen sus geometrías. Supongan que todos lo insectos han aprendido a construir dos líneas que se intersectan en un ángulo recto. (Pueden im aginarse cómo podrían hacerlo.) Entonces nuestro primer animalejo (el que está sobre el plano normal) descubre un hecho interesante. Si parte del punto A y construye una línea de 100 centímetros de largo, luego dobla un ángulo recto y m arca otros IOO centí metros, luego dobla otro ángulo recto y prosigue por otros ICO centímetros, luego dobla un tercer ángulo recto y m arca una c uarta línea de 1 0 0 centímetros; al fmal se encuentran en el punto de partida, como m uestra la figura 42-7(a). Es una propie dad de su m undo - u n o de los hechos de su “ geometría ” . Luego descubre otra cosa interesante. Si construye un triángulo - u n a figura con tres rectas— Ja sum a de ios ángulos es igual a i 80", es decir, a la suma de dos ángulos rectos. Vean la figura 42-7(b). Luego inventa el circulo. ¿Qué es el circulo? U n círculo se construye de esta m a nera: a partir de un solo punto se trazan lineas rectas en m uchísim as direcciones y se señala un conjunto de puntos que están todos a la misma distancia del punto de partida. Vean la fígura 42-7(c). (Debemos tener cuidado al definir estas cosas para que podam os hacer Jas analogías con respecto a sus com pañeros.) P o r supuesto, la curva obtenida es equivalente a la que se obte ndría hacie ndo girar una regla en torno de un punto. C om o quiera que sea, nuestro insecto aprende a construir círcu los. L uego, un día piensa en medir la distancia alrededor del círculo. Mide varios círculos y encuentra una clara relación; la distancia alrededor del círculo es siempre el mismo número multiplicado por el radio r (que por supuesto es la d istan cia desde el centro hasta la curva). La circunferencia y el radio tienen siempre la misma relación -aproxim adam ente 6,283 - independientemente del tam año del circulo. Veamos ahora qué han encontrado los otros insectos respecto a sus geometrías. Prim ero, ¿qué sucede con el insecto que está sobre la esfera cuando trata de construir un cuadrado?
Si él sigue las rectas que di ames probablemente pensará que el resultado no valia tanto trabajo. Obtiene ñgura parecida a la que se m uestra en la figura 42-8. Su punto final B nc uperpone a su punto de partida A. N o resulta ninuna esfera y prueben. Algo similar ie sucederá a guna figura cerrada. Consigan nuestro amigo de ia placa caliente. Si tr aza cuatro rectas de igual longitud -m edidas )n sus reglas que se dila ta n - unidas en ángulos recios obtienen una figura parecida la de la figura 42-9.
Supongan ahora que cada uno de nuestros insectos tiene su propio Euclides que le ha dicho cóm o “debe” ser la geometria y que han verificado aproxim adamente lo que él dice, haciendo mediciones imperfectas en pequeña escala. Al intentar luego hacer medidas más precisas en una escala m ayor habrán descubierto que algo estaba equivocado. Lo que im porta es que sólo con mediciones geométricas descubrirán que pasa algo con su espacio. Defmim os un espacio curvo como aquél donde la geo metría no es la que se espera para un plano. La geometría de los insectos sobre la esfera o sobre ia placa caliente es la geometria de un espacio curvo. Las reglas de la geometría Euclidiana fracasan. Y no es necesarío poder salir del piano para d a r nos cuenta de que el mundo en que vivimos es curvo. N o es necesarío circunnavegar el globo para darse cuenta de que es una pelota. Pueden encontrar que viven sobre una pelota simplemente construyendo un cuadrado. Si el cuadrado es muy pequeño n ecesitarán bastante precisión, pero si el c uadrado es grande las medidas podrán realizarse más imperfectamente. T omemos ei caso de un triángulo sobre un plano. La suma de los ángulos es 180°. N uestro amigo de la esfera podrá encontrar triángulos muy raros. Por ejemplo puede encontrar triángulos que tienen tres ángulos rectos. ¡De verdad! La ñgura 42-10 m uestra uno. Supongan que nuestro insecto parte del polo norte y tr aza una línea recta hasta el ecuador. Luego dobla un ángulo recto y construye otra linea a misma longitud. Luego hace lo mismo. Debido a la longitud muy
especia] que ha tom ado se encuentra nuevamente en el punto de partida y además e ncuentra la prim era linea recta en ángulo recto. Por lo tan to no hay du d as de que p a ra él su triángulo tiene tres ángulos rectos, es decir que la sum a es 270 grados. Resulta que para él la sum a de (os ángulos de un triángulo es siempre m ay o r que 180 grados. E n efecto, el exceso (para el caso especial m ostrado es de 90 grados) es proporcional a la superficie del triángulo. Si un triángulo sobre una esfera es muy pequeño sus ángulos sum an apro xim adam ente 180'’, sólo un poco más. A medida que el triángulo es m ayor, ia discrepancia se hace mayor. El insecto que está sobre la placa caliente descubrirá dificultades similares con sus triángulos. Pasemos a examinar lo que encuentran los otros insectos respecto a los circuios. C o nstruyen circuios y miden sus circunferencias. Po r ejemplo, ei insecto de la es fera podrá trazar un circulo tal com o el de la figura 42-11. Y descubrirá que la cir-
cunferencia es menor que 2n por el radio. (Pueden ver que debido a la sabiduría de nuestra vista tridim ensional esto resulta evidente, ya que cuando habla del “ radio" se refiere a una curva m ás larga que el radio verdadero de círculo.) Supongan que el insecto de la esfera ha leído a Euclides y decide predecir un radio dividiendo la cir cunferencia C por 27i; obtiene w
=
( « ■ ')
Luego encontrará que el radio medido es más largo que el predicho. Continuando con su estudio, pod rá definir la diferencia como el “ exceso radia l” y escribir
) el exceso radial depende del tam año del círculo.
N uestro insecto de la placa caliente descubrirá un fenómeno parecido. Supon gan que trace un círculo centrado en ei punto frío de la placa com o en la figura 42-12. Si lo observásem os mientras traza el circulo nota ríam os que sus reglas son más cortas cerca del centro y más largas a medida que las lleva hacia la periferia -au n q u e el insecto no lo sabe, por s u p u e sto - Cuando mide la circunferencia, la regla es siempre larga, asi que también él encuentra que el radio medido es m ayor que el predicho C i l n . El insecto de ía piaca caliente también encuentra un “exceso radia l” . Y nuevamente ta m agnitud del exceso depende del radio del círculo.
Definiremos com o “ espacio curvo” aquél en que se presenta n errores geométri cos de este tipo: la suma de los ángulos de un triángulo es diferente de 180°; la cir cunferencia dividida por 2n no es igual al radio; la regla para traz ar un c uadrado no da. una figura cerrada. Pueden pensar otros. H em os dado dos ejemplos diferentes de espacio curvo: la esfera y la placa ca liente. Sin em bargo, es interesante que si tom am os la variación correcta de la tem peratura en función de la distancia en la placa caliente, las dos geometrías serán exactam ente iguales. E sío es bastante divertido. Podem os hacer que el insecto de la placa caliente obtenga exactam ente el mismo resultado que el animalejo de la esfera, A aquellos a quienes gusta la geometria y ios problem as geométricos les diremos cóm o lo pueden hacer. Si suponen que la longitud de ias reglas (en cuanto está determ inada p or la temperatura) varían en proporción de uno más cierta constante por el c uadrado de la distancia a! origen, puedan encontrar que la geometría de la placa caüente es exactam ente igual en todos los detalles* a la geometría de la esfera. H ay, por supuesto, otras clases de geometría. Podríam os interesarnos por la geo metría de un insecto que vive sobre una pera, es decir algo que te nga una curvatura más acentuada en un lugar que en otro, de m anera que el exceso angular en los tríángulos sea más notabie cuando construye triángulos pequeños en un lugar de su m undo que c uando ios construye en otra parte. En otras palabras, ía curvatura de un espacio puede variar de un lugar a otro. E s sólo una generalización de la idea. Tam bién se la puede imitar con una distribución correspondiente de temperaturas sobre una placa caliente. Podemos señalar adem ás que los resultados podrían presentarse con el tipo opuesto de discrepancia. Podría n encontrar, por ejemplo, que todos los triángulos tienen la sum a de sus ángulos menor que 180 grados cuando son muy grandes. Pue de parecer imposible, pero no lo es. Prim ero que to do, podríam os tener una placa calJente con la temperatura decreciendo con la distancia al centro. Entonces todos Los efectos se invertirán. Pero también podem os hacer esto en form a puramente geométrica observando la *
Excepto para e) punto en el infinito.
geometria bidimensional de la superficie de una silla de montar, im aginen una super ficie en form a de silla de m onta r como la esbozada en la figura 42-13. Dibujen ahora un "circulo” sobre, la superficie, definido como el lugar geométrico de todos los puntos a la misma distancia de un centro. Este circulo es una curva que oscila hacia arriba y hacia abajo con un efecto de festón. La circunferencia que resulta es mayor que la que seria de esperar del cálculo de I n r . Asi pues C / l n es ahora me nor que r. El “exceso radia l" será negativo.
Esferas, peras y superficies similares son todas de curvatura positiva; mientras que las otras se llaman superficies de curvatura negativa. En general, un m undo de dos dim ensiones tendrá una curvatura que varia de un lugar a otro y puede ser posi tiva en algunos lugares y negativa en otros. En general, entendemos por espacio curvo simplemente uno en el que las regías de la geometria de Euclides pierden va lidez por discrepancia de un signo u otro. El grado de curvatura —definido por el exceso radial, diga m o s- puede variar de un lugar a otro. Señalemos que, según nuestra definición de curvatura, resulta bastante sorpren dente que un cilindro no sea curvo. Si un insecto viviera sobre un cilindro, tal como m uestra la figura 42-14, encontraría que los triángulos, cuadrados y círculos tienen el mismo comportamiento que sobre un plano. Esto es fácil de ver, pensando simple mente cómo se verían todas las figuras si el cilindro se desarrollase sobre un plano. Entonces se puede hacer que todas las
figuras geométricas correspondan exaciam ente a ¡as que están en el plano. Así pues, no hay form a de que un insecto que viva sobre un cilindro (suponiendo que no dé la vuelta a todo el cilindro sino que realice sólo mediciones locales) descubra que su espacto es curvo. De lo que vamos a hablar es de to que se llama más precisa mente curvatura intrínseca·, esto es, una curvatura que se puede encontrar solamente por mediciones en una región logal. (Un cilindro no tiene curvatura intrinseca.) Este es el sentido que pretendía Einstein cuando decía que nuestro espacio es curvo. Pero, hasta ahora, hemos definido solamente un espacio curvo en dos dim ensiones; debemos seguir adelante para ver qué puede significar esta ¡dea en tres dimensiones.
42-2
La curvatura en el espacio tridimensional
Vivimos en un espacio tridim ensional y vamos a considerar la idea de que el es pacio tridim ensional es curvo. Ustedes me dirán, ¿pero cóm o puede im aginar que se curva en una dirección cualquiera? Bueno, no podemos im aginarnos que el espacio se curva en una dirección cualquiera porque nuestra im aginación no es lo suficiente mente buena. (Quizá sea bueno que no podamos im aginarnos mucho, a fin de no desvincularnos demasiado del m undo real.) Pero podemos siempre definir una curva tu ra sin salimos de nuestro mundo tridim ensional. T odo lo que hemos discutido respecto a dos dimensiones fue simplemente un ejercicio para mostrarles cómo pode mos obtener una defmición de la curvatura que no requería que pudiéramos “ mirar hacia de ntro” desde fuera. Podemos determinar si nuestro m undo es o no curvo de una manera bastante anàloga a la usada por los señores que viven sobre ia esfera o sobre la placa ca liente. Puede que no seamos capaces de distinguir entre estos dos casos, pero cier tamente podemos distinguirlos del caso del espacio plano, es decir del plano ordinario. ¿ C ó m o ? B astante fácil: se traza un triángulo y se miden los ángulos. O traz am o s un g ran círculo y m edim os la circunferencia y el radio. O tr a tam os de tr azar un cuadrado preciso, o construir un cubo. En cada caso verificamos si se cumplen las leyes de la geometría. Si no se cumplen decimos que nuestro espa cio es curvo. Si trazam os un gran tnángulo y la sum a de los ángulos excede los 180 grados, podemos decir que nuestro espacio es curvo. O si medimos el radio de un círculo y no resulta igual a la circunferencia sobre 2n, podemos decir que nuestro espacio es curvo. N otarán que en tres dim ensiones la situación puede ser mucho más complicada que para dos. En dos dim ensiones hay cierto grado de curvatura en cualquier punto. Pero en tres dim ensiones puede haber varias componentes de la curvatura. Si tr aza mos un triángulo sobre cierto plano, podremos obtener una respuesta diferente de la
que obterìdxiamos si orientam os el plano del triángulo de una m anera diferente. O podemos tom ar el ejemplo de un círculo. Supongan que dibuja mos un circulo y me dim os el radio y no coincide con C U n , de m odo que hay cierto exceso radia l. Dibu jam os ahora otro circulo perpendicular al prim ero - c o m o en la figura 4 2 - 1 5 - No es necesario que el exceso sea exactam ente el mismo p ara ambos circuios. En efecto, puede haber un exceso positivo para el círculo de un plano y un defecto (exceso negativo) p a ra el círculo del otro plano. Q uizás estén pensando en una idea mejor; ¿no podríam os evitar todas estas com ponentes utilizando una esfera en tres dimensiones? Podemos especificar una esfera tom ando todos los puntos de una superficie que estén a la misma distancia de un punto del espacio. Luego podemos medir la superficie trazan d o nn retículo rectangular muy fino sobre la superficie de la esfera y su m ando todos los pedacitos de superficie. D e acuerdo con Euclides la superficie tota l A debería ser 4 7 t por el cuadrado del radio; por lo tanto podemos definir un “ radio pred ich o '’ como ^ A l4 n . Pero también podemos medir directa mente el radio hacie ndo un agujero h asta el centro y midiendo la distancia. Nuevam ente podemos to m ar e! radio medido menos el predic ho y llamar exceso radial a la diferencia. _
/
superficie medida \ ’
que será una medida perfectamente satisfactoria de ia curvatura. Tiene ia gran venta ja de que no depende de cómo se orienta un triángulo o un círculo. Pero el exceso radial de una esfera tiene además una desventaja; no caracteriz a completam ente al espacio. D a lo que se llama la curvatura m edia del m undo tridi mensional, puesto que es un efecto promedio sobre las diversas curvaturas. Siendo un promedio, no resuelve completam ente el problem a de definir la geometría. Si sola mente se conoce este número no se pueden predecir todas ias propiedades de la geometria del espacio, porque no se puede decir qué sucede con un círculo de oríentacíón diferente. La definición compie ta requiere ía especificación de seis '"números de curv a tu ra ” en cada punto. Por supuesto, los m ate máticos saben cóm o escribir todos estos números. Pueden algún día leer en un libro de m atem ática cóm o se los escribe a todos de una manera elegante y con gran clase, pero es una buena idea conocer prim ero en form a rudim entaria qué es lo que tratan de escribir. Para Ja m ayoría de nuestros objetivos la curvatura media será suficiente*.
42-3
N uestro espacio es curvo
A hora viene el problem a principal. ¿Es cierto? Es decir, el espacio fisíco real de tres dim ensiones en que vivimos, ¿es curvo? U na vez que ha tenido imaginación * Para completar las cosas debemos mencionar aigo más. Si quieren llevar a tres dimen siones la placa caJiente como modelo de espacio curvo, tienen que imaginar que la longitud de la regla no sólo depende de dónde la ponen, sino también de qué onentación tiene cuando se la coloca sobre algo. Es una generalización del caso simple en que la longitud dela regla depende de dónde está, pero es la misma si se laorienta en dirección norte-sur, este-oeste o arriba-abajo. Se necesita esta geHeraiización si quieren representar un espacio iñóimensional de geometría arbitrana con ese modelo, aunque da la casualidad que no es necesaria en dos dimensiones.
suficiente para darse cuenta de la posibilidad de que e) espacio sea curvo, Ja mente fiumana siente naturalm ente curiosidad por saber si e! m undo real es o no curvo. Se han hecho medidas geométricas directas p a ra tratar de descubrirlo, pero no se han encontrado desviaciones. Por otro la do, con razonam ientos sobre la gravitación, Einstein descubrió que el espacio es curvo y queremos contarle s cuál es la ley de Einstein para el grado de curvatura, y hablarles también un poco de cómo llegó a su descubrimiento. Einstein dijo que el espacio es curvo y que la m ateria es la responsable de la cur vatura. (La m ateria es además el origen de la gravitación, por lo que la gravedad es tá relacionada con la curvatura -p e r o esto vendrá más adelante en este capítulo-.) Supongam os, para facilitar las cosas, que la materia está distribuida en form a con tinua con cierta densidad, que puede varia r, sin em bargo, tanto como quieran de un lugar a o tro t. La regla que Einstein dio para la curvatura es la siguiente: si en una región del espacio hay m ateria y tom am os una esfera suficientemente pequeña como p ara que la densidad ¡) de la materia que contiene sea efectivamente consta,nte, en tonces el exceso radial para la esfera es proporcional a la m asa que contiene. Uti lizando la definición de exceso radial tenem os
Exceso radial = / ^
- ^ f r ·M .
(4 2 J)
Aqui, G es la constante gravitacional {de la teoria de New ton), c es la velocidad de la luz y M = 4npr^ /3 es la masa de la m ateria contenida en la esfera. E sta es la ley de Einstein para la curvatura media del espacio. Supongan que tom am os Ja tierra corno ejempJo y oJvidamos que Ja densidad va ria de un punto a otro -a s i que no tenemos que hacer ninguna integral-. Supongan que medimos la superficie de la rierra muy cuidadosamente y Juego hacem os un agujero hasta el centro y medim os el radio, A partir del área de la superficie podría mos calcular el radio predic ho que se obtendría haciendo la superficie igual a Al c om parar el radio predicho con el efectivo, encontraría mos que el radio efectivo e.xcede a) predicho en la cantidad dada por la ecuación (42.3). La constante G/'ic^ es de aproxim adam ente 2,5 x 10”·^ cm por gramo, así que por cada gramo de material el radio medido difiere del predic ho en 2,5 x lü '^ ’ cm. Introduciendo la m asa de la tierra, que es de alrededor de 6 x 10^' gramos, se encuentra que la sierra liene un radio que es 1,5 miUmetros m ayor que el que deberia tener de acuerdo a su superficie"*. H aciendo el mismo cálculo para el sol, encuentran que el radio del sol es medio kilómetro más largo. Deben notai que la ley dice que la curvatura media p o r encim a de la superficie de (a tierra es cero. Pero esto no significa que todas las componentes de Ja curvatura sean cero. Puede haber - y en efecto la h a y - cierta curvatura por encima de la tierra. Para un circulo habrá un exceso radial con un signo para una cierta orientación y con el signo opuesto para otra orientación. Se encuentra inmediatamente que el pro medio sobre una esfera es cero cuando no hay masa dentro de ella. A propósito, se encuentra que hay una relación entre las diversas componentes de la curvatura y la
t Nadie -ni Einstein- sabe cómo hacer las cosas si la materia está concentrada ' puntos. *
Aproximadamente, porque la densidad no es independiente del radio como estamos s
variación de la curvatura media de un iugar a olro. Así pues, si conocen ia c u rv a tura en todas partes, pueden determinar íos detalles de la curvatura en cad a punto. La curvatura media por encim a de la tierra varia con la altura, asi que alli el espacio es curvo. Y cs esta curvatura lo que vemos como fuerza gravitacional. Supongan que tenemos un insecto sobre un plano y que el " plan o " tiene peque ñas ronchas en la superficie. Donde tiaya una roncha el insecto concluirá que su espacio tiene pequeñas regiones con curvatura localizada. Tenemos lo mismo en tres dimensiones. D onde hay un terrón de materia, nuestro espacio tridim ensional tendrá una Curvatura local - u n a especie de roncha Indimensional. Si hacemos un montón de protuberancias sobre un plano podria haber una cur vatura global además de todas las ronchas: la superficie podria llegar a parecerse a una pelota. Seria interesante saber si nuestro espacio tiene una cu rv atu ra media total además de las ronchas locales, debidas a los terrones de m ateria com o la tierra y el sol. Los astrofísicos han estado tratando de resolver esta cuestión realizando medi das en galaxias muy distantes. Por ejemplo, si el número de galaxias que vemos en un cascaron esférico a una gran distancia fuera diferente del que seria de esperar según nuestro conocim iento del radio del cascarón tendríamos una medida del exce so radial de una esfera trem endam ente grande. A partúr de tales mediciones se espera determinar si el universo entero es en promedio plano o redondo -si es ‘‘cerrado" com o una esfera, o "abierto" cono un plano. Puede que hayan oído hablar de los debates que se realizan sobre este tem.a. Hay debates debido a que las medidas as tronómic as todavía no son nada concluyentes: los datos experimentales no son lo suficientemente precisos para dar una respuesta definida. D esafortunadam ente, no tenem os la más vaga idea sobre la curvatura global de nuestro universo en una esca la grande.
42-4
G eometría en el espacio-tiempo
A hora tenem os que hablar del tiempo. Com o saben por la teoría especial de la relatividad, las mediciones del espacio y las del tiempo están interrelacionadas. Y sería una especie de locura que algo sucediera en el espacio en lo que el tiempo no interviniera. Recordarán que la medición del tiempo depende de ta velocidad con que se mueven. Por ejemplo, si observamos un sujeto que se va en una nave espacial vemos que las cosas suceden más lentamente para él que para nosotros. Digamos que parta de viaje y vuelva exactam ente en 1 0 0 segundos según nuestros relojes; su reloj podria decir que ha estado fuera solamente 95 segundos. En comparación con los nuestros, su reloj - y todos los otros procesos, como los latidos de su co r a z ó n - han andado más lentamente. C onsideremos ahora un problema interesante. Supongan que uno de ustedes es el que está en la nave espacial. Parte con una señal dada y regresa al punto de partida justo en el momento de recibir una ultima señal -d ig am o s que exactamente 100 segundos después de acuerdo con nuestro reloj-, Y le pedimos además que reali ce el viaje de tal manera que su reloj marque el intervalo de tiempo m ás largo posi ble. ¿Cómo se deberá mover? Deberá perm anecer quieto. Si realiza el más pequeño movimiento su reloj m arcará menos de IOO seg en el momento de llegar de vuelta.
Supongan, sin embargo, que modificanios un poco e¡ problema. Supongan que le pedimos que p arta del punto A a una señal dada y que vaya al punto B (ambos fijos en relación a nosotros) y que lo haga de tal m anera que esté de regreso justo en el momento de una segunda señal (digam os que 1 0 0 segundos después según nuestro reloj fijo). N uevamente le pedim os que realice e¡ viaje de manera que regrese con su reloj marcando el mayor tiempo posible. ¿Cómo hacerlo? ¿Por cuál camino y ajustá ndose a qué horario su reloj m arcará el m ayor intervalo de tiempo cuando regrese? La respuesta es que ta rda rá el m ayor tiempo posible desde su punto de vista si realiza el viaje a velocidad uniforme en linca recta. La razón: cualquier movimiento extra y cualquier m ayor velocidad extra h a rá andar más lentamente su reloj. (Como la desviación tem poral depende del cuadrado de la velocidad, lo que pierden por ir más rápido en un lado nunca lo pueden ganar yendo más lentamente Lo esencial de todo esto es que podem os usar ia idea p a ra definir “ una, r ecta” en el espacio-tiempo. Lo análogo de una recta en el espacio es para el espaciotiempo un movimiento a velocidad uniforme en dirección fija. La curva de menor distancia en el espacio corresponde en el espacio-tiempo no al camino de m enor tiempo, sino al de m ayor tiempo, a causa de las cosas divertidas que suceden con los signos de los térm inos temporales en relatividad. Movimiento en “linea rec ta ” ^ o análogo a “ velocidad rectilínea uniforme”- e s entonces el movi miento que transporta un reloj desde un lugar en un cierto instante hasta otro lugar en otro insíaníe de modo que el reloj marque el m ayor tiempo posible. E sta será nuestra definición de lo análogo de la recta en el espacio-tiempo.
42-5
La gravedad y el principio de equivalencia
A hora estam os listos para discutir las leyes de la gravitación. Einstein tratab a de construir una te oría de la gravitación que se adaptase a la teoria de la relatividad que habia desarrollado anteriormente. Continuó en su esfuerzo h asta que llegó a un pnncipio importa nte que lo guió para obtener las leyes correctas. Este principio se basa en la idea de que cuando algo cae libremente, todo en su interior parece no tener peso. Por ejemplo, un satélite cae libremente en la gravedad de la tierra, y un astronauta a bordo se siente desprovisto de peso. Esta idea, enunciada con mayor precisión, se llama principio de equivalencia de Einste in. Depende del hecho d eq u e todos los objetos caen exactam ente con la misma aceleración, cualesquiera sean su m asa o su composición. Si tenem os una nave espacial que se está moviendo con los motores apagados -de modo que está en caida lib re - con un hombre en su inte rior, las leyes que gobiernan la caida del hombre y la de la nave son las mismas. Así, si se ubica en el medio de la nave, perm anecerá allí. N o cae con respecto a la nave. Esto es lo que queremos significar cuando decimos que “ no tiene peso". S upongan ahora que están en un cohete espacial que está acelerando. ¿Aceleran do respecto a qué? Decim os sim plemente que sus motores están encendidos generaJido un empuje de manera que no está moviéndose en caída libre. Imaginemos además que están muy lejos en el espacio vacio de m anera que prácticamente no hay fuerzas gravitacionales actuando sobre la nave. Si la nave tiene una aceleración de “ 3 g ” podrán pararse sobre el “ piso” y sentirán su peso normal. Adem ás, si suel tan una pelota, “ caerá" hacia el piso.
¿Por qué? Porque la nave está acelerando ' ‘hacia arrib a ” , pero sobre la pelota no están actuando fuerzas, asi que no sufrirá aceleración; se quedará atrás. D entro de la nave la pelota a parecerá como teniendo una aceleración de “ 1 g” hacia abajo. C om parem os a hora esta situación con la de una nave espacial que perm anece en reposo sobre la superficie de la tierra. \T üdo es lo m ism o\ Se sentirán apretados hacia el piso, una pelota caerá con una aceleración de I g, y asi siguiendo. Y e nton ces ¿cómo podrian distinguir desde dentro de una nave espacial si están posados sobre la tierra o si se están acelerando en el espacio libre? D e acuerdo con el prin cipio de equivalencia de Einstein ¡no hay form a de decirlo si solamente realizan mediciones de lo que sucede en el interior! Pa ra ser estrictamente correctos, esto es cierto, exceptuando un factor en el inte rior de la nave. Et c am po gravitacional de la tierra no es exactam ente uniforme, asi que una pelota en caída libre sufre aceleraciones ligeramente diferentes en diferentes lugares -4a dirección y el módulo cam b ian -, Pero si im aginamos un campo gravi tacional rigurosamente uniforme, un sistema con una aceleración constante lo imita por completo en todos los aspectos. Este es el fundam ento del principio de equi valencia.
42-6
La veiocidad de los relojes en un campo gravitacional
Q uerem os aplicar a h ora el principio de equivalencia p ara hallar algo extraño que sucede en un campo gravitacional. Les mostrarem os aJgo que sucede en un cohete espacial y que probable mente no hubieran esperado que sucediera en un cam po gravitacional. Su pongan que colocamos un reloj en la “cab e za ” de la nave espacial -es decir, en el extremo “delantero”- y colocamos otro reloj idéntico en la “’c o la” , como en la figura 42-16. Llamem os /I y 5 a los dos relojes. Si com param os estos dos relojes cuando la nave acelera, el reloj de la cabeza parece m archa más rápido que el de la cola. Para ver esto, imaginemos que el reloj delantero emite un destello de luz cada segundo y que ustedes están sentados en la cola c om parando la llegada de los destellos de luz con los tic-tac del reloj B. D igamos que el cohete está en la posición a de ta figura 42-17 cuando el reloj >1 emite un destello, y en la posición b cuando el destello llega al reloj B. Posteriormente, la nave estará en la posición c cuando ei reloj A emita su próxim o destello, y en la po sición d cuando ven que llega el reloj B. El prim er destello recorre la distancia Z-i y el segundo destello la distancia menor ¿ 2· Es una distancia m enor porque la nave está acelerando y tiene una velocidad m ayor en el momento de! segundo destello. Pueden ver entonces, que si los dos d e s tellos fueron emitidos por el reloj A con una separación de 1 segundo, llegarán al reloj B con una separación algo menor que un se gundo, puesto que el segundo des tello no tarda tanto tiempo en el recorrido. La misma cosa sucederá también con , todos los destellos posteriores. Así pues, si estuviesen sentados en la cola podrian concluir que el reloj A e stá marchando más rápido que el B. Si hicieran la misma ' cosa a la inversa -considerando que el reloj B emite luz y observándola desde el reloj A - encontraría n que el reloj B está marchando m ás lento que el A. T o d o con cuerda y no hay nada de misterioso en todo esto. Pero consideremos ahora que el cohete espacial está en reposo en el cam po de gravedad terrestre. S ucede la m ism a cosa. Si se sientan en el suelo con un reloj y observan otro colocado en un estante alto, ¡éste aparecerá com o marchando más
^ero está mal. Los liempos deben ser iguales. Si no hay aceleración no hay razón para que los relojes ap arezcan en d esacuerdo” . Pero debe ser asi si el principio de equivalencia es correcto. Y Einstein insistió en que el principio era correcto, y siguió adelante correcta mente, con co raje. Propuso que los relojes ubicados en lugares diferentes de un cam po graviiacional deben aparecer m archando a velocidade.s diferentes. Pero si uno Fig. 42-17. Un reloj en la cabeza de un cohete espacial que acelera parece adelantarse respecto a un reloj en la cola
POSICION d ____ ^
^ \
POSICION b -----
y \; T ‘ím L| I ..L . POSICION a -----
i.,
®
\
aparece siempre m archando a una velocidad diferente con respecto al otro , entonces desde e! p unto de vista de! prim ero, el otro esiá m a rc h2,ndo a una velocidad diferente. Pero a h o ra ven que tenemos p a ra los relojes algo análogo a la dilatación del metro de que hablam os antes, c uando tenía mos el insecto sobre la placa caliente. Im aginábam os que reglas, insectos y todas las cosas cam biaban de longitud de la m isma m anera a ias diversas te m peraturas de m odo ta l que n u nca podían darse cuenta de que sus metros cam biaban al moverse sobre la placa caüente. Es lo mismo que con los relojes en un c am po gravitacional. C ada reloj que colocam os a un nivel más alto se ve m a rc har más rápidamente. !x)s latidos del corazón van m ás rápido, todos los procesos m archan más rápido. Si no fuera asi, podrían hallar la diferencia entre un campK) gravitacional y un sisíema de referencia acelerado. L a idea de que e! tiempo puede variar de un lugar a otro es diñcil, pero ésta es la que usó Einstein, y es la co rrecta - a u n q u e no io U sando el principio de equivalencia podemos calc ula r cu án to varía ia veiocidad de un reloj con la altura en un cam po gravitacional. Calculam os simplemente la dis crepancia aparente entre los dos relojes del cohete espacial en aceleración. L a form a más simple de hacerlo es utilizar el resultado que e ncontram os en el capitulo 34 del vol. I p ara el efecto Doppler. E ncontram os alli -v e a n la ecuación ( 3 4 .1 4 )- que si v es la veiocidad relativa de un a fuente y un receptor, la frecuencia recibida oj está relacionada con la frecuencia emitida mediante
o. = Wo --7=--:=irzr:i ·
(42.4)
Si consideramos a hora el cohete espacial que acelera de la figura 42-17, el emisor y el receptor se están moviendo con igual velocidad en cualquier instante. Pero durante el tiempo que ta rda la señal de luz en ir desde el reloj A h asta el reloj B la nave ha acelerado. E n efecto, h a adquirido la velocidad adicional gt, donde g es la acelera ción y / es el tiempo que ha ta rda do la luz en recorrer la distancia H entre A y B. E ste tiempo es muy aproxim adamente H /c . Así pues, cuando las señales Llegan a B, la nave ha aum entado sus velocidades en g H /c . El receptor tiene siempre esta veloci d ad con respecto a l emisor en el instante en que la señal llega h asta él. Así esta es entonces la veiocidad que debemos usar en la fórm ula del corrim iento Doppler, e cuación (42.4). Suponiendo que la aceieración y la longitud de la nave son sufi cientemente pequeñas, ya que esta velocidad es m ucho m enor que c, podem os des preciar e! térm ino en v^/c^. T enem os que (42.5) Así pues, tenemos la siguiente relación para los dos relojes de la nave espacial;
donde H es la altura del emisor sobre ei receptor. S e g ú n el principio de equivalencia el m ism o resultado debe valer p a ra dos relo je s separados p o r la altura H en un campo gravitacional con una aceleración de caída libre igual a g.
Esta es una idea tan importa nte qiie querriamos dem ostrar que se deduce de otra ley de la física: de la conservación de la energia. Sabemos que la fuerza gravitacional sobre un objeto es proporcional a su m asa ¡VI, la cual está relacionada con su ener gia interna total E por M ~ E/c~. Por ejemplo, la m asa de! núcleo determinada a partir de las energías de las reacciones nucleares que transm utan un núcleo en otro, concuerda con las masas obtenidas a partir de los pesos atómicos.
Consideremos ahora un átomo que tiene un estado de energia mínima total E¡, y un estado de energia más alta £■,, y que puede pasar del estado £■, al E^ medi la emisión de luz. La frecuencia oj de la luz estará dada por fio) = £) — E q.
(42.7)
Supongan ahora que tenemos un átomo de este tipo en el estado f , sobre el suelo y que !o llevamos desde el piso hasta ia altura H . P ara hacerio debemos realizar cierto trabajo para subir la m asa m, = E, contra la fuerza de gravedad. La cantidad de trabajo realizado es
Luego dejamos que el átomo emita un fotón y vaya al estado de energia más bajo Eq. Después llevamos el átomo nuevamente al suelo. En el viaje de vuelta la masa es E^lc}·, se restituye la energía f l « /í,
·
(42,9)
así que hemos realizado una cantidad neta de trabajo igua! a
Aü =
off.
(42.10)
Al emitir el fotón, el átomo cede la energia E^ - E^. Supongan ahora que el fotón haya bajado hasta el piso y que haya sido absorbido. ¿C uánta energia entregará allí? Pensarán a prim era vista que debe entregar precisamente la energía £ , - E^. Pero esto no puede ser correcto si se conserva ta energía, como se deduce a partir del siguiente razonamiento. Partimos con la energía £ , sobre el piso. Al final la energia al nivel del piso es la energía E^ del átomo en su estado más bajo, más la energía £V recibida del fotón. En el ínterin tuvim os que suministrar la energia adicio nal zi t / de la ecuación (42.10). Si la energía se conserva, la energia final al nivel dei piso debe ser m ayor que la de partida en una cantidad que es precisamente el trab a jo que hemos realizado. Es decir que debemos tener
+ £o = £ i + Aí/, o sea
(42.11) E f = ( £ j _ - £o) + At/.
El fotón no puede llegar aJ piso precisamente con la energia E ^ —E^ con la que p artió, sino con una energia un jx k o menor. D e o tra m an era se habia perdido cierta energia. Si sustáruimos en la ecuación (4 2 .1 1) el A U que obtuvim os en la ecuación (42.10) obte nem os que el fotón tlega al sueio con ia energia
= (£ , Pero un fotón con energia £y tiene la frecuencia pj = Er/H. L lam ando co^ a la fre cuencia del fotón emitido - q u e según la ecuación (42.7^ es igual a ( £ , - E ^ l h - el resultado de la ecuación da nuevamente la relación (42.5) entre las frecuencias del fotón al ser absorbido sobre el suelo y al ser emitido. Se puede obtener a hora el mismo resultado de o tra m anera. U n fotón de fre cuencia üene la energia £g = C om o ia energia £ qtiene la m asa gravitacional E q/ c^ el fotón tiene una masa (que no es m asa en reposo) y es ■‘atra íd o " p or la tierra. C ayendo desde ¡a altura H ganará una energía adicional {ña>Q/cr)gH, de m anera que llega con la energia
Pero su frecuencia después de la caida es dan d o nuevamente el resultado de la ecuación (42.5). N uestras ideas sobre la relatividad, la fisica cuántica y la conservación de la energia encajan perí'ectamente sólo si las predic ciones de Einstein sobre los relojes en un camjx) gravitacional son correctas. Las variaciones de fre cuencia de que estam os hablando son nonnalm ente muy pequeñas. Por ejemplo, p a ra una diferencia de altura de 2 0 metros en la superficie de la ü erra, la diferencia de frecuencia es solamente de alrededor de dos p a n es en 1 0 '^ Sin em bargo, preci sam ente taJ cam bio ha sido encontrado recientemente en íorm a experimenta! usando el efecto M ossbauer*. Einstein tenia perfecta razón. 42-7
La curvatura del espacso-tiempo
A h o ra queremos rela cionar lo que hemos estado diciendo con la idea del espa cio-tiempo curvo. Y a hemos puntualizado que si ei tiempo tran scu rre con diferente rapidez en lugares diferentes, es análogo al espacio c u n o de la placa caliente. P ero es más que una analogia; significa que el espacio-tiempo es cur\'0 . Tratem os de hacer aJguna geometría en eJ espado-tiempc». E sío puede parecer extraño al principio pero frecuentemente hemos construido diagram as en el espacio-iiempo representando distancias según un eje y üem po según otro eje. Sup>ongan que tr atam os de construir u n rectángulo en el espacio-tiempo. Com enzam os por traz ar un gráfico de altura H en función de l com o en la figura 42-18(a). P ara construir la base de nuestro rec tángulo tom am os un obje to que en reposo está a la altura H . y seguimos su línea de urjYerso duram e ),00 segundos. O bte nem os la linea B D de la parte (b) de la fi g ura que es paralela al eje i. Tom em os ahora otro objeto que esté 100 metros sobre el prim ero en / = 0. Parte del punto A en la figura 42-!8(c). A h o ra seguimos su linea de universo durante lOO ® R, V. Pound y G. A. Rebka, Jr. Physical Re\iew Leiiers. voi. 4, pág. 337 (1960).
de segundos medidos por im reloj en ,,4. El obje to va de ^ a C, com o se m uestra en la parte (d) de ia figura. Pero notem os que com o ei tiempo tran scu rre con rapidez di ferente a las dos alturas - h e m o s supuesto que hay un c am po gravitacional— los dos puntos C y D no son sim ultáneos. Si queremos comple tar el c u ad rad o trazan d o una linea al punto C ' que está 100 metros sobre D al mism o tiempo, com o en ta figura 42-18(e), los lados no empalman. Es esto lo que querem os significar cu an d o decimos que el espacio-tiempo es curvo.
42-8
El movissáenSo ee eS espfficio-dsmpo curvo
y
Considerem os un ju ego de ingenio interesante. T enemos dos relojes idénticos. A y B , ubic ados juntos sobre la superficie de la tierra com o en la fígura 42-19. Llevamos ahora el reloj A hasta cierta altura H , lo dejam os ahí un rato y lo lleva mos nuevamente al suelo de m odo que llegue precisamente en el instante en que el reloj B ha avanzado 100 segundos. El reloj m arcará algo así com o 107 segundos, porque m archó más ràpido cuando estaba en el aire. A h ora bien, éste es el ju ego de ingenio. ¿C óm o debemos mover el reloj A de m anera que m arque el m ay o r tiempo posible -suponie ndo siempre que regresa cuando B marca 100 segundos? Ustedes dirán; ‘“E s fácil. Simplemente lleve a .4 tan alto com o pueda. P o r lo tanto andará lo m ás rápidamente posible, y m arcará la màxim a h o ra c uando regrese". Equivoca do. Olvidan algo: tenem os solamente 100 segundos p ara subir y bajar. Si vamos muy alto, debemos ir muy ràpido para llegar alli y regresar en 100 segundos. Y no deben olvidar ei efecto de ia relatividad especial según el cuai ios reiojes en movim iento se atrasan en el factor \ / l —v-/c-. Este efecto relativista a ctú a en el sentido de hacer que el reloj A m arque menos tiempo que el B . Ven que tenem os una especie de juego. Si nos quedam os quietos con ei reloj A obte nem os 100 segundos. Si subim os lentamente hasta una jxque ña altura y regresamos lentamente, podemos obtener un tiempo algo m enor que 100 segundos. Si vamos un ¡x k o m ás alto, puede ser que podam os ganar un poco más. Pero si vam os dem asiado alto tenem os que
Fig. 42-Ì9. En un campo gravitaci nal uniforme la trayectoria que da el tier po propio máximo dado un intervalo ( tiempo fijo es una parábola.
movernos rápido para llegar y puede que ei reloj se atrase tanto como para que regresemos en menos de 100 segundos. ¿Qué program a de altura en función del tiempo - h a s ta qué altura y con qué velocidad llegar alli, ajustadas cuidadosa mente para regresar cuando e! reloj B ha m archado IOO se g u n d o s- podrá dar el m ayor tiempo posible m arcado por el reloj A l R espuesta; calculen con qué velocidad hay que lanzar una pelota al aire de m a nera que regrese a la tierra en exactam ente 100 segundos. El movim iento de la pelota -p artiendo rápido, frenándose, deteniéndose y volviendo hacia abajo— es exac ta m ente el movimiento correcto que hace máxim o el tiempo en un reloj de pulsera m ontado sobre la pelota. Considerem os ahora un juego de ingenio ligeramente diferente. Tenemos dos puntos A y B sobre la superficie de la tierra a cierta disLantia uno de otro, liarem o s el mismo juego que antes para hallar io que ¡¡amamos linea recta. Preguntam os cóm o debemos ir de /í a 5 de manera que ei tiempo que m arca nuestro reloj en movim iento sea el m ayor posible -suponiendo que partimos de A con una señal d a da y que llegamos a B con otra, digamos que 100 segundos más tarde sgún un reloj fijo-. A hora dirán: “ Bueno, hemos encontrado antes que lo que hay que hacer es moverse en línea recta a velocidad-uniforme determ inada a fin de ilegar a B exac tamente 100 segundos más tarde. Si no seguimos una linea recta se necesitará ir más rápido y nuestro reloj se atrasará. ¡Pero un momento! Eso era antes de tom ar en cuenta la gravedad. ¿N o es mejor subir un poco y luego bajar? ¿Acaso nuestro reloj no se adelantará un poco cuando estemos más alto? Así es en verdad. Si re suelven el probiem a matem ático de a justar ia curva del movim iento de manera que el tiempo transcurrido para el reloj en movimiento sea el m áxim o posible, encuentran que el movimiento es una parábola, la misma curva seguida por cualquier cosa que se mueve en una trayectoria balística libre en el cam po gravitacional, como en la figura 42-19. Por lo tanto, la ley de movimiento en un cam po gravitacional se puede enunciar así: un objeto se m ueve siem pre de un pu n to a otro de m anera que un reloj que lo acompaña indica un tiempo m ás largo que el que indicaría sobre cualquier otra trayectoria posible - p o r supuesto, con las mismas condiciones inicial y final-. El tiempo medido por el reloj en movimiento se llama frecuentemente “ tiempo propio” . En caída libre, ia trayectoria hace máxim o el tiempo propio del objeto que
Veamos cómo funciona todo esto. Com encemos con la ecuación (42.5) que dice que el adelanto de frecuencia de un reloj en movim iento es
Adem ás de esto, debemos recordar que hay una corrección de signo opuesto, por efecto de la velocidad. Para este efecto sabem os que Ló = Aunque el principio es válido para cualquier velocidad, tomemos un ejemplo en que la velocidad sea siempre mucho m enor que c. Podemos escribir entonces esta ecu a ción en la form a q ^ = ojo(l y el atraso de frecuencia de nuestro reloj es (42.14) C om binando los dos térm inos (42.13) y (42.14) tenem os que
(sH -
j ) ■
(« .1 5 )
Tal corrim iento de frecuencia de nuestro reloj en movimiento significa que si medi mos un tiempo di en un reloj fijo, el reloj en movimiento registrará el tiempo
( f - é ) El atraso total de tiempo sobre la trayectoria es la integral del térm ino adicional c respecto al tiempo, es decir
que se supone es un máximo. El térm ino g H es precisamente el potencial gravitacional
Pero ahora el integrando es precisamente ta diferencia entre las energias cinética y potencial. Y si miran en el capítulo 19 verán que al discutir el principio de mínima acción dem ostram os que las leyes de N ew ton para un objeto en cualquier potencial se podían escribir exactam ente en la form a de la ecuación (42.18). 42-9
La teoría de la gravitación de Einstein
L a form a dada por Einstein a las ecuaciones de movim iento —que el tiempo pro pio debe ser máxim o en el espacio-tiempo curvo-·- da los mismos resultados que las leyes de Newton a
bajas velocidades. M ie ntras G ordon C ooper giraba alrededor de la tierra, su reloj m arcaba la hora más adelantada que la que marcaría en cualquier otra trayectoria que puedan im aginar para su satélite*. Asi pues, se puede enunciar la ley de gravitación en té rm inos délas ideas d éla geome tría del espacio-tiempo de esta m anera notable. Las particula s siempre tard an el m ayor tiempo propio - q u e en el espacio-tiempo es una cantidad análoga a la “ m enor dis ta n cia ”- . Esta es la iey de movim iento en un cam po gravitacional. La gran ventaja de ponerla en esta íorm a es que la ley no depende de ias coordenadas ni de cualquier o tra form a de defmir la situación.
(1)
Cóm o cambia !a geometría del espacio-tiempo cuando hay materia presen te - e s decir, que la curvatura expresada en té rm inos del exceso radia! es proporcional a la m asa contenida en una esfera, ecuación (42.3).
(2)
C om o se mueven los objetos si hay solamente fuerzas gravitacionales - e s decir, que los objetos se mueven de m odo que sus tiempos propios entre dos situaciones term inales sean un máxim o.
E stas dos leyes corresponden a pares similares de leyes que hemos visto anteríor mente. O riginalmente describía mos el movim iento en un cam po gravitacional en tér minos de la ley de gravitación de N ew ton (la de la inversa del cu adrado) y sus leyes de movim iento. A hora las leyes (1) y (2) las reempla zan. N uestro nuevo par de leyes corresponde ta mbié n a lo que hemos visto en electrodinám ica. T eníamos alli nuestra ley —el sistema de ecuaciones de Maxwell— que determina los cam pos producidos por ias cargas. N os dice cóm o cam bia el c arácter del “ espacio” por la presencia de materia cargada, que es lo que nos da la ley ( l) para la gravedad. A dem ás, teníamos una ¡ey sobre cóm o se mueven las partícula s en los cam pos dados - d ( m V ) / d t = q(E + V X B), P ara la gravedad, esto está da do por !a ley (2). En las leyes (1) y (2) tienen un enuncia do preciso de la teoria de la gravitación de Einstein - a u n q u e por lo com ún la encontrarán en una form a m atem ática más c o m p licada-. Sin em bargo, debemos agregar algo m ás. Tal com o las escalas de tiempo cambian de iu gar a iu gar en un c am po gravitacional, también lo hacen las escalas de longitud. Las reglas cambian de longitud c uando se mueven. Es imposible que con el espacio y el tiempo tan íntimamente mezcla dos le suceda algo al tiempo sin que se reñeje de algún m odo en el espacio. T om en h asta el ejemplo m ás simple: se están moviendo respecto a la tierra. Lo que es “ tiem po” desde su punto de vista es ei) parte espacio desde nuestro punto de vista. Asi pues, debe haber cam bios en el espacio. Es el espacio-tiempo en su conjunto el que se distorsiona por la presencia de mate ria , y esto es m ás complicado que un cambio en la escala de los tiempos únicamente. Sin em bargo, la regla que habíam os dado en la ecuación (42.3 ) es sufi ciente para determinar comple tam ente todas las leyes de gravitación, siempre que se entienda que esta regla sobre la curvatura del espacio sirve no sólo p ara el punto de vista de un observador, sino que es válida para todos. Un observador en movim iento respecto a una m asa de material * E.strictamente hablando es solamente un máximo ¡ocal. Deberiamos haber dicho que el tiem{» propio es mayor que para otra trayectoria vecina. Por ejemplo, el tiempo propio de una órbita elipiica en tomo a la tierra no es necesariamente mayor que para la trayectoria balística de un objeto lanzado a gran altura y que luego cae.
ve un contenido de m asa diferente, debido a la energia cinética que el material tiene respecto a él, y se debe incluir la m asa correspondiente a esta energia. La teoría debe ser pla nteada de m anera que cualquiera - s e mueva com o se mueva-c uando dibuje una esfera, encuentra que el exceso radial es G/3c^ por la m asa total (o mejor dicho, G/Bc·* por el contenido total de energía) de la esfera. Que esta ley —ley ( I ) - debe ser válida en cualquier sistema en m ovim iento es una de ias grandes leyes de la gravitación, llamada ecuación de campo de Einste in. La o tra gran ley es la (2 ) —que las cosas deben moverse de m anera que el tiempo propio sea un m á xim o- y se llama ecuación de movimiento de Einstein. Escribir estas ieyes en form a algebraica comple ta, para co m pararlas con las leyes de N ew ton o para relacionarlas con la electrodinám ica, es mate máticamente difícil. Pero es la form a en que se presenta n actualm ente nuestras leyes más comple tas para ía física de ia gravedad. A unque da n un resultado en concordancia con la mecánic a de N ew ton para el ejemplo simple que hemos considerado, no sucede siempre así. L as tres-discrepan cias deducidas prim eramente por Einstein han sido confirm adas experimentalmente; la órbita de M ercurio no es una elipse fija; la luz de las estrellas que pasa cerca deí sol se desvia el doble de lo que sería de esperar; y )a rapidez de los relojes depende de su ubicación en un c am po gravitatorio. Siempre que se encuentra que ias predicciones de Einsíein han diferido de las de ia mecánica de N ew ton, la N aturaleza h a elegido las de Einstein. V am os a resum ir todo lo que hemos dicho de la siguiente manera. Prim ero, las escalas de tiempo y de distancia dependen del lugar del espacio donde se realice la medición y del tiempo. E sto es equivalente a la afirmación de que el espaciotiempo es curvo, A partir de la superficie medida de una esfera podemos definir un radio predicho \/A /4 7 í , pero ei radio reai medido debe te ner un exceso sobre aquél que es proporcional (la constante es G /c ^) a la m asa tota l contenida dentro de la esfera. Esto fija el grado exacto de curvatura del espacio-tiempo. Y la curvatura debe ser la misma, mire quien mire y se mueva corno se mueva. En segundo lugar, las partículas se mueven en “ linea recta” (trayectoria s de tiempo propio máxim o) en este espacio-tiempo curvo. Este es el contenido de la formulación de Einstein de las leyes de gravitación.
Absorción, coeficiente de, 32-! 1 Acción minima, principio de, 19 Acoplamiento, coenciente de. 1 Agua, '•‘mojada'’, 41-1 ss ‘‘seca^’, 40-1 ss Aharanov, 15-17 Aislador, 1-3, 10-1 Alnico V, 37-15 Ambar, 1-15 Ampère, A,, 13-6 Ampère, ley de, I 3-8 Amperímetro, 16-2 Angulo de precesión, 34-6 Antiferromagnetismo. 37-17 Aloino, esiabilidad del. 5 4 modelo Rmherí'nrd-Bohr. modelo de Thomson. 5-4 Autoinductancia. 16-7. 17-16 ss Barra de torsión, 38-9 ss Batería, 22-11 Bell, A G.. 16-5 Bernoulli, teorema de. 40-8 ss Betatrón. 17-6 Biot-Savail. ley de. 14-14 B o h m .7-11, 15-17 Bohr, N , 5-4 Bopp, 28-11 Born. M.. 2810 Bragg, L . 30-16 Bragg-Nye. modelo cristalino de, 30-16 s Cálculo, diíerencial, 2-1 ss iniegral. 3-1 ss de variaciones, 19-6 Calor, conducción del, 3-8 ss ecuación de difusión del, 3-11 especiñco, 37-6 flujo de, 2-12s, 12 2 ss Cámara de "Boys··, 9-16 Campo, bidimensional. 7-2 ss en una cavidad, 5-14 ss
de un conducíor. 5-13 ss cargado, 6-12 ss ecuación de, de Einstein, 42-23 eléctrico, 1-4, 1-5, 6-1 ss, 7-1 ss relatividad del. 13-11 ss electrostático, 5-1 ss, 7-1 ss energía det. 8-15 ss de una grilla. 7-14 s energia de, 27-1 ss de una carga punlual, 28- I s escalar, 2-4 i nlensidad de, 1-6 lineas de. 4-17 magnético, 1-4, 1-5, 13-1, I4-! ss relatividad del, 13-11 ss magnetizante, 36-11 momenium del, 27-13 ss de una carga en movimiento, 28-2 s que se propaga. 18-7 ss tensorial, 31-17 vecional. I -5 ss. 2-2 ss Campo guia en aceleradores. 29-8 ss Capa limite, 41-13 Capacidad, 6-18 de un condensador, 8-3 Capacitancia, 6-18 mutua, 22-29 Capacitor, 22-4 ss, 23-4 ss de placas paralelas, 6-17 ss, 8-5 Carga, conservación de ta, 13-2 ss densidad de, 2-12, 4-4, 5-8 imagen. 6-13 Carga punlual, energia electrostática c una. 8-18 energía de campo de una. 28-1 s Cargas, esfera de, 5-8 ss hoja de, 5-6 linea de, 5-5 ss movimiento de, 29-1 ss separación de. 9-12 ss Ciividad resonante. 23-1 ss Celda, cúbica, 30-12 hexagonal, 30-12 monoclinica. 30-12
ortorróm bica, 30-12 te tragonal, 30-12 Circuitos, de corrie nte alterna, 22-1 ss equivalentes, 22-17 ss resonantes, 23-17 ss Circulación, 1-7, 3-11 ss Clausius-M ossotti, ecuación de, 11-11 s 32-9 Coeficiente, de absorción, 32-11 de acoplam iento, 17-20 de a rr a s tre ,41-9 de descarga, 40-12 de viscosidad, 41-2 C ondensador de placas paralelas, 6-18 s 8'4 Cociductividad, 32-15 térm ica, 2-13, 12-3 Conductor, 1-3 cargado, 8-3 ss Conservación, de la carga, 13-2 ss de la energía, 27-1 ss Constantes elásticas, 39-8, 39-15 ss de Lam é, 39-8 Corriente, alterna, 22-1 ss densidad de, 2-12, 13-2, 13-3 ss eléctrica, 13-3 ss en la atm ósfera, 9-3 ss inducida, 16-2 ss parí nperianas, 36-3 atómicas, 13-8 ss de magnetización, 36-1 ss Coulomb, ley de, 4-3 ss, 5-IÜ Cristal, 30-1 ss geometría de un, 30-3 ss molecular, 30-4 Cuadrivectores, 25-1 ss Curie, \ey de, 15-7 tem peratura de, 36-22 Curie- Weiss, ley de, 11-16 Curvatura, del espacio-tiempo, 42-19 s de superficies, 42-8 ss del espacio tridim ensional, 42-9 ss ley de, de Einstein, 42-11
D aiam bertiano, 25-11 Deybe, longitud de, 7-13 Deformación especí/íca, 38 de volumen, 38-5 D ek a de K ronecker, 31-8
Descarga guía escalonada, 9-17 D esmagnetización adiabática, 35-14 s D ia niagnctisnio, 34-1 ss Dieléctrica, constante, iO-1 ss Dieléctrico, iO-I ss, l i- I ss D ifracción de rayos X- 30-2 Difusión de neutrones, 12-10 ss ecuación de, 1 2 - 1 1 D ipoiar, m om ento, 6-5 pote ncial, 6-5 ss D ipolo, 21-7 ss eléctrico, 6 - 2 ss m agnético, 14-11 ss molecular, 1 1 - 1 Dirac, P„ 2-2, 28-10 Dislocación, 30-14 ss p or deslizamiento, 30-15 helicoidal, 30-15 Divergencia, 25-9 operador, 2 - 1 1 Doppler, efecto, 42-16 Dominio, 37-8
Ecuación de movim iento de Einstein, 42-23 Efecto, Barkhausen, 37-14 D oppler, 42-16 M óssbauer, 42-18 Efluvio eléctrico, 9-16 Einstein, ley de curvatura dei espacio, 42-11 principio de equivalencia. 42-13 teoria de la gravitación, 42-22 ss Elástica, curvas de la, 38-20 Elásticas, constantes, 39-8, 39-15 ss Elasticidad, 38-1 ss tensor de. 39-5 ss Elásticos, materiales, 39-1 ss Electreto, 1113 Electrodinámica, 1-4 nota ción relativista. 25-1 ss Electroim án, 36-16 ss Electromagnética, masa, 28-4 ss onda, 2 0 -i ss, 2 1 - 1 ss Electromagnetismo, 1-1 ss leyes del, 1 - 8 ss E lectrostática, 4-1 ss, 5-1 ecuaciones de la, 1 0 - 8 ss Electrostática, energía, 8-1 ss lente, 29-4 ss
Electrostático, cam po, 5-1 ss, 7-1 ss potencial, ecuaciones del, 6 - 2 Elementos de circuiio, 23-1 ss activos, 2 2 - 8 pasivos, 2 2 ' 8 Ernisividad, 6 - 2 2 Energia. 22-19 ss del c am po electrostáiico. 8-15 ss de un condensador, 8-3 ss conservación de la, 27-1 ss densidad de, 27-3 eléctrica. 15-5 ss electrostática, 8 - 1 ss de una carga punlual. 8-18 de un cristal iónico. 8-7 ss de núcleos. 8 - 1 0 ss flujo de. 27-3 magnética, 17-18 ss mecánica. 15-5 ss de pared, 37-8 Enlace, covalente, 30-4 iónico. 30-4 Equipotenciales, superficies. 4-17 ss Esfuerzo, 38-2 de volumen, 38-5 Espacio curvo, 42-1 ss Espacio-tiempo, 26-17 curvatura del, 42-19 Espectro de m om enta. 29-2 E spectrómetro de m om enta, 29-3 Espinela, 37-18 Espin-órbita, fuerza. 8-10 Espin del protón, 8-10 ■'E spiritualidad'·, 25-15 E sta do, excitado. 8 - 1 1 fundam enta l. 8 - 1 1 E sta dos magnéticos cuantizados. 35-1 E sta do sólido, fisica. del, 8-9 Euler. fuerza de, 38-18 Exceso radial, 42-7 " E xtiañas'·. particulas. 8-11
Factor de propagación, 22-24 Farad (unidad). 6 - 20 Faraday, M.. 10-1 Faraday, ley de inducción de. 17-2 Ferrila. 37-Í9 Ferroele ctric idad. ll- 1 4 s s Ferrom agnètico, aislador, 37-19
Ferrom agnetism o. 34-1. 36-1 ss, 37-1 : Feynman, R., 28-11 Filtros, 22-23 ss Flujo, 1 - 6 ss, 3-4 ss. 4-11 ss de un cam po vectoriai. 3-4 ss de Couette. 41-14 ss eléctrico. 1 - 8 ss regla del, 17-1 ss Flujo de fluidos, 12-13 ss estacionario. 40-8 ss irrotacional. 40-7 viscoso, 41-5 ss Fourier, teorema de. 7-15 Franklin. B ..5 -10 Frecuencia, de corle. 22-23 de L arm or, 34-10 de plasma, 7-10, 32-17 Fuerza, eléctrica. 1-1 ss, 13-1 electromotriz , 16-4 de Euler, 38-18 de intercambio. 37-2 de Lorentz , 13-1, 15-22 magnética, 1-3, 13-1 sobre una corriente, 13-4 ss Función de Bessel, 23-9
G alvanóm etro. 1-13, 16-2 G ausiana. superficie, 10-2 Gauss. K „ 16-3 G auss, ley de, 4-14 ss. 5-1 ss teorema de. 3-8 Geiger. 5-4 G enerad o r, de corriente alterna, 17-9 ss eléctrico, 16-1 ss, 2 2 - 8 ss de van de G ra a f f 5-16, 8-11 G erlach, 3 5 ^ G o ta que se rompe, teoría de la, 9-14 G radiente, operador, 2-6 ss. 3-1 ss de potencial en la atm ósfera. 9-1 ss G ranate, 37-19 G ravitación, teoria de la, de Einstein. 42-22 ss
H am ilton, primera función principal de. 19-13 Haces moleculares, método de Rabi. 35-5 ss Helmholtz, H.. 40-16 Hess. 9-3
Midrosiálica. 40-1 ss Hisiéresis, curva de, 36-12. 37-8 s Hooke. ley de. 38-1 ss
Mach, núm ero de, 41-9 M cCullogh. 1-14 M agnética, energia, 17-18 ss fuerza, 1-3, 13-1 sobre una corriente. 13-4 ss lente, 29-5 resonancia, 35-1 ss. 35-6 ptibilidari, 35-11 Tipo, 1-4, 1-5. 13-i:
Iluminación, 12-16 Im peda Indeier
auto, 16-7, 17-17 ss fDutua, 17-13 ss, 22-28 Infeld. 28-10 Integral, de linea, 3-2 vectorial, 3-1 ss Intercam bio, fuerza de, 37-2 ionosfera. 7-8 Isotenna. 2-4 Isotérm ica, superficie, 2-4
relatividad del, 13-11 ss 37-1 ss
Maxwell, J. C „ 1-12, 1-16, 5-11, 18-3 Maxweil, ecuaciones de, 2-2, 2-12, 46-1, 18-1 ss, 32-4 ss
K árm án. calle de vórtices de, 41-42 Kilocaioría (unidad), 8 - 8 Kirchhoff, leyes de. 22-12 ss
Microscopio, a emisión p o r cam po, 6 electrónico, 29-6 ss Minkowski, espacio de, 31-19
Lamb, .5-12 Lam é, constantes elásticas de, 39-8 Landé, factor de, 34-5
M ódulo, de corte, 38-8 de \ de Y oung, 38-2 Molécula, no polar, 11-2 pola r, l l - l , i 1-5 ss M om ento magnético, 14-12, 34-4 ss orientado, 35-5 M om entum de campo de una carga m ovim iento, 28-2 ss Móssbauer, efecto, 42-18 M otores eléctricos, 16-1 ss Movim iento, de cargas. 29-1 ss en el espaoo-tiem po curvo, 42-19 s
escala de, 18-16 fórm ula de, 21-19 fuerza de. 13-1, 15-22
58957
”
N ewton, I., 4-16 N ew ton, leyes de, 7-8 Nuclear, fac to rg , 34-6 inte racción, 8 - 1 1 lesonancia magnética, 35-1.5 N úm ero, de Mach, 41-9 de Reynolds, 41-7 ss Nye, J. F,, 30-16
O ersted (unidad), 36-10 O nda, ecuación de, 18-14 ss guias de, 24-1 ss O ndas, de corte, 38-12 electromagnéticas, 2 1 - 1 ss esféricas, 20-16 ss, 21-3 ss pla nas, 2 0 - 1 ss de Rayleigh, 38-12 reflejadas, 33-12 ss transm itidas, 33-12 ss tridim ensionales, 2 0 - 1 1 ss O perador, divergencia, 2-11 gradiente, 2 - 6 lapla cia no, 2-16 rotor, 2 - 1 2 vectorial, 2 - 1 0 O rbitas atóm icas, 1-12
Param agnetism o, 34-1 ss, Particulas, coloidales, 7-1 ‘'e xtrañas'’, 8 - 1 1 Permaloy, 37-16 Perm eabilidad, 36-14 relativa, 36-14 Piedra im án, 1-16 Piezoelectricidad, 11-13 Pm . 7-11 Piroelectricidad, 11-13 Plano de clivaje (o de exfoliación), 30-3 Plasm a, frecuencia de, 7-10, 32-17 oscilaciones de, 7-8 ss Plim pton, 5-11 Poincaré, esfuerzos de, 28-6 Poisson, razón de, 38-3 Poiariz abilidad, atómica, 32-3 iónica, 11-14 Polarización, 32-1 ss cargas de, 10-5 ss electrónica, 1 1 - 2 ss de orientación, 11 -5 ss
vector de, 10-4 Potencial(es), cuadrupolar, 6-12 eléctrico, 4-6 ss electrostático, ecuaciones del. 6 - 2 de Liénard-W iechert. 21-16 vectorial, 14-1 ss, 15-9 ss de velocidades, 12-14 Poynting, J., 27-4 Poynting, vector de, 27-8 Precesión, ángulo de, 34-6 de imanes atómicos, 34-6 ss Priestley, J., 5-11 Principio, de acción minima, 19-1 ss de equivalencia de Einstein, 42-13 de exclusión, 37-2 de indete rminación, 5-5 de superposición, 1-4, 4-3 ss Proble mas de contorno. 7-2 Producto, escalar, 2-7, 25-4 ss vectorial, 2-12, 31-11 ss Profundidad de penetración, 32-16
Rabi, L L, 35-5 Rabi, m étodo de los haces res de, 35-5 Radio clásico del electrón, 28Rayos cósm icos, 9-4 Reactancia, 22-20 Rectificador, 22-26 Red cristalina, 30-6 ss plana, 30-8 triclinica, 30-11 trigonal, 30-11 Reflexión, inte rna lotal. 33-18 de la iuz, 33-1 ss Refracción de la luz, 33-1 ss Regla de Lenz, 16-7, 34-2 Relá mpago, 9-16 ss Relatividad, del campo elécti del cam po magnético, 13-11 Resistor, 22-6 Resonancia magnética, 35-6 nuclear, 35-15 ss Resonante(s), cavidad, 23-9 ss circuitos, 23-17 ss m odo, 23-15 R etherford, 5-12 Rotor, 2-12 nulo, 3-16 ss
voltaje, 6 - 2 0 ss r, m odelo atómic o de,
1 de, 15-17 Snell, ley de, 33-1 Solenoide, 13-9 Slern, 35-4 Síern-Gerlach, experim ento de, 35-¿ Stokes, teorema de, 3-13 ss Superficie, equipotencial, 4-17 ss gausiana, 1 0 - 2 isoterma, 2 4 Supermaloy, 36-14 Superposic ión, 13-18 pnncipio de, 1-4, 4-3 ss Susceptibilidad, eléctrica, 1 0 - 6 magnética, 35-11
T aylor, desarrollo de, 6-11 Tensión superficial, 12-7 T ensor, 26-12,31-1 ss de deformaciones, 31-17, 39-1 ; de esfuerzos. 31-13 ss Term odinám ica, 37-6 ss T h om pson, 5-4 modelo atómico de. 5-4
van de Graaff. generador de. 5-16, 8-1,1 Variable compleja, 7-3 ss ■ Velocidad de la luz, 18-12 ss Versor, 2-5 Viga, voladiza, 38-Í5 ss Hexionada, 38-13 ss Viscosidad, 41-1 ss coeficiente de, 41-2 V oltím etro, 16-2 von N eum ann, J.. 12-13, 40-5 V orticidad, 40-7
W eber, 16-3 W eber(unidad), 13-12 Wheeler. 28-11 Wilson, C. T. R., 9-15
Y oung. m ódulo de, 38Y ukawa, H., 28-18 Y ukaw a, potencial de.