Excelencia Principios Bíblicos COMO Para Trabajar y Hacer DIOS Negocios MANDA
Antonio Iván Colín Pichardo 2013
Acerca de la Excelencia Por Antonio Iván Colín Pichardo
¿Qué es excelencia? Partiendo desde la raíz de la palabra “excelencia” podemos comprender su significado como la cualidad de “sobresalir”. La Real Academia define dicho sustantivo como: “Superior calidad o bondad que hace digno de singular aprecio y estimación algo.”; “Tratamiento de respeto y cortesía que se da a algunas personas por su dignidad o empleo.” Haciendo un compendio de definiciones entendemos que la palabra evoca la idea de perfección, de superioridad, de cualidades y capacidades extraordinarias. Desde el punto de vista bíblico, “excelencia” es una virtud a la que cada cristiano está llamado a ejercitar. Dicha virtud significa ejercer la capacidad de “salir” hacia lo “más alto”. Excelencia, como toda virtud, implica disciplina y sacrificio. Para el cristiano excelencia no significa simplemente hacer las cosas bien sino de hacer las cosas buenas bien. La excelencia es el objetivo de un verdadero líder y si consideramos que la esencia del verdadero líder es el servicio, entonces concluimos que la excelencia está ligada tanto al bien como al servicio. En otras palabras, excelente es algo bueno, llevado a cabo de manera correcta con el propósito de beneficiar a otros. Un líder cristiano sirve a Dios sirviendo a otros. Un empresario cristiano es un líder cristiano y por lo tanto su deber y obligación es servir a Dios sirviendo a otros por medio de la empresa. La empresa no es “propiedad” del empresario sino un conducto de la bendición de Dios. Dicho de otra forma, un empresario cristiano no es “dueño” de una compañía; un empresario cristiano lidera la compañía que Dios ha puesto bajo su administración o mayordomía. El verdadero dueño es Dios y el empresario es el administrador, el mayordomo que sirve a Dios sirviendo a los demás (clientes y empleados). A pesar de lo que parece, asumir tal actitud de sirviente no es denigrante sino todo lo contrario. El empresario se convierte en el conducto de la bendición de Dios. A través de él pasa el favor de Dios hacia los clientes y empleados. Esto “saca” al empresario hacia una posición más elevada o “cumbre”. A su vez, el empresario se hace “receptor” del favor divino (bendición) al ser “conductor” de dicho favor hacia los demás. El empresario cristiano es bendecido al hacer tres cosas: 1. 2. 3.
“Dejar” que la bendición de dios fluya a través de él y de su negocio. Añadiendo valor a los recursos que Dios le ha confiado. Luchando por lograr la excelencia.
El tipo de excelencia que la biblia nos comanda alcanzar es hacer las cosas buenas bien. “Hacer” significa tomar la iniciativa de actuar en la dirección del bien (ser proactivo). 1
“Las cosas buenas” son todo aquello que entra dentro de la voluntad de Dios. Y “bien” se refiere a la manera cómo Dios quiere que llevemos a cabo Su voluntad. En este sentido, excelencia significa hacer lo que Dios quiere que yo haga de la forma en que Él quiere que yo lo haga. Querer ser excelente no es suficiente. Me debo convertir en el tipo de persona que lo demuestre. La excelencia no es el resultado de la aplicación de técnicas y estrategias externas. Excelencia es el fruto de una manera interna de ser. Así que no se trata de “hacer lo que se requiere” sino de “ser quien se requiere”. No se trata de “lograr” sino de “fructificar”. Para convertirse en la persona que se requiere para ser excelente, el empresario (y todo) cristiano debe abrazar las siguientes virtudes:
Integridad Orden Sumisión Visión Provisión
Integridad significa “volverse un ser completo”. Como cristianos sabemos que la única manera de ser completos es poniéndose a cuenta con Dios lo cual solamente se logra por medio de Cristo. Orden significa “enderezar mi vida”. Implica poner todos mis asuntos en orden, limpiar mi desorden, hacerme responsable. El verdadero orden no es posible sin integridad. Sumisión significa “con gusto y voluntariamente hacer la voluntad de Dios”. Implica “sujetarse libremente” o libremente tomar la decisión de ser obediente y de alegremente adoptar la actitud de sirviente. Lo anterior demanda madurez para poner la voluntad de Dios y las necesidades de los demás antes que el yo. Visión significa “comenzar con el destino en mente”. La perspectiva o el destino del cristiano es la eternidad. Provisión significa “preparar antes de”. Implica planear y contar los recursos y prepararse con anticipación para cualquier evento o eventualidad. El estándar de Dios es un estándar de excelencia. La excelencia (el verdadero éxito) es producto de la forma de ser y actuar de acuerdo con la voluntad de Dios. Para experimentar la excelencia, el individuo debe convertirse en el tipo correcto de persona; 2
debe ‘ser’ de la forma como Dios quiere que sea. Luego, debe hacer las cosas que Dios quiere que haga y de la forma como Dios indica que se hagan. La excelencia y el verdadero liderazgo van de la mano. El estándar del auténtico cristianismo es un estándar de excelencia en el sentido que es una medida superior al estándar del mundo común (e incluso inalcanzable para ellos) por lo que la única garantía del verdadero éxito se encuentra en los principios de Dios los cuales encontramos en La Biblia. Es en este “divino repositorio de revelación redentora” en donde encontramos el “qué” y el “cómo” de los negocios y de la vida.
Principios Bíblicos para Hacer Negocios Como Dios Manda En La Biblia, Dios establece el tipo de comportamiento, actitudes y vicios que el líder cristiano (empresario cristiano) debe evitar, así como el tipo de persona en la que debe convertirse (a través de los hábitos buenos diarios que llevan a la virtud) para ser verdaderamente exitoso. Es importante nunca perder el enfoque en la voluntad de Dios. Lucas 12:15-21
»¡Tengan cuidado! —advirtió a la gente—. Absténganse de toda avaricia; la vida de una persona no depende de la abundancia de sus bienes. Entonces les contó esta parábola: —El terreno de un hombre rico le produjo una buena cosecha. Así que se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? No tengo dónde almacenar mi cosecha.” Por fin dijo: “Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes, donde pueda almacenar todo mi grano y mis bienes. Y diré: Alma mía, ya tienes bastantes cosas buenas guardadas para muchos años. Descansa, come, bebe y goza de la vida.” Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te van a reclamar la *vida. ¿Y quién se quedará con lo que has acumulado?” »Así le sucede al que acumula riquezas para sí mismo, en vez de ser rico delante de Dios.
Santiago 4:13-15
Ahora escuchen esto, ustedes que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero.» ¡Y eso que ni siquiera saben qué sucederá mañana! ¿Qué es su vida? Ustedes son como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece. Más bien, debieran decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.»
2 Timoteo 3: 1-9
Ahora bien, ten en cuenta que en los últimos días vendrán tiempos difíciles. La gente estará llena de egoísmo y avaricia; serán jactanciosos, arrogantes, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, insensibles, implacables, calumniadores, libertinos, despiadados, enemigos de todo lo bueno, traicioneros, impetuosos, vanidosos y más amigos del placer que de Dios. Aparentarán ser piadosos, pero su conducta desmentirá el poder de la piedad. ¡Con esa gente ni te metas! Así son los que van de casa en casa cautivando a mujeres débiles cargadas de pecados, que se dejan llevar de toda clase de pasiones. Ellas siempre están aprendiendo, pero nunca logran conocer la verdad. Del mismo modo que Janes y Jambres se opusieron a Moisés, también esa gente se opone a la verdad. Son
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personas de mente depravada, reprobadas en la fe. Pero no llegarán muy lejos, porque todo el mundo se dará cuenta de su insensatez, como pasó con aquellos dos. 2 Timoteo 2:1-6
Así que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús. Lo que me has oído decir en presencia de muchos testigos, encomiéndalo a creyentes dignos de confianza, que a su vez estén capacitados para enseñar a otros. Comparte nuestros sufrimientos, como buen soldado de Cristo Jesús. Ningún soldado que quiera agradar a su superior se enreda en cuestiones civiles. Así mismo, el atleta no recibe la corona de vencedor si no compite según el reglamento. El labrador que trabaja duro tiene derecho a recibir primero parte de la cosecha. Reflexiona en lo que te digo, y el Señor te dará una mayor comprensión de todo esto.
2 Timoteo 2:14-26
No dejes de recordarles esto. Adviérteles delante de Dios que eviten las discusiones inútiles, pues no sirven nada más que para destruir a los oyentes. Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad. Evita las palabrerías profanas, porque los que se dan a ellas se alejan cada vez más de la vida piadosa, y sus enseñanzas se extienden como gangrena. Entre ellos están Himeneo y Fileto, que se han desviado de la verdad. Andan diciendo que la resurrección ya tuvo lugar, y así trastornan la fe de algunos. A pesar de todo, el fundamento de Dios es sólido y se mantiene firme, pues está sellado con esta inscripción: «El Señor conoce a los suyos», y esta otra: «Que se aparte de la maldad todo el que invoca el nombre del Señor». En una casa grande no sólo hay vasos de oro y de plata sino también de madera y de barro, unos para los usos más nobles y otros para los usos más bajos. Si alguien se mantiene limpio, llegará a ser un vaso noble, *santificado, útil para el Señor y preparado para toda obra buena. Huye de las malas pasiones de la juventud, y esmérate en seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor con un corazón limpio. No tengas nada que ver con discusiones necias y sin sentido, pues ya sabes que terminan en pleitos. Y un *siervo del Señor no debe andar peleando; más bien, debe ser amable con todos, capaz de enseñar y no propenso a irritarse. Así, humildemente, debe corregir a los adversarios, con la esperanza de que Dios les conceda el *arrepentimiento para conocer la verdad, de modo que se despierten y escapen de la trampa en que el diablo los tiene cautivos, sumisos a su voluntad.
Romanos 12:9-21
El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien. Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente. Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu. Alégrense en la esperanza, muestren paciencia en el sufrimiento, perseveren en la oración. Ayuden a los hermanos necesitados. Practiquen la hospitalidad. Bendigan a quienes los persigan; bendigan y no maldigan. Alégrense con los que están alegres; lloren con los que lloran. Vivan en armonía los unos con los otros. No sean arrogantes, sino háganse solidarios con los humildes. No se crean los únicos que saben. No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos. Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos. No tomen venganza, hermanos míos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: «Mía es la venganza; yo pagaré», dice el Señor. Antes bien, «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Actuando así, harás que
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se avergüence de su conducta.» No te dejes vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien.
También se detalla en La Palabra el carácter de aquellos que han de asumir posiciones de responsabilidad dentro de la iglesia. Esas mismas cualidades son las que todo líder cristiano debe reflejar dentro y fuera de la iglesia. Dichas características marcan la diferencia entre un ‘gerente’ y un verdadero líder: 1 Timoteo 3:1-13
Se dice, y es verdad, que si alguno desea ser *obispo, a noble función aspira. Así que el obispo debe ser intachable, esposo de una sola mujer, moderado, sensato, respetable, hospitalario, capaz de enseñar; no debe ser borracho ni pendenciero, ni amigo del dinero, sino amable y apacible. Debe gobernar bien su casa y hacer que sus hijos le obedezcan con el debido respeto; porque el que no sabe gobernar su propia familia, ¿cómo podrá cuidar de la iglesia de Dios? No debe ser un recién convertido, no sea que se vuelva presuntuoso y caiga en la misma condenación en que cayó el diablo. Se requiere además que hablen bien de él los que no pertenecen a la iglesia, para que no caiga en descrédito y en la trampa del diablo. Los diáconos, igualmente, deben ser honorables, sinceros, no amigos del mucho vino ni codiciosos de las ganancias mal habidas. Deben guardar, con una conciencia limpia, las grandes verdades de la fe. Que primero sean puestos a prueba, y después, si no hay nada que reprocharles, que sirvan como diáconos. Así mismo, las esposas de los diáconos[c] deben ser honorables, no calumniadoras sino moderadas y dignas de toda confianza. El diácono debe ser esposo de una sola mujer y gobernar bien a sus hijos y su propia casa. Los que ejercen bien el diaconado se ganan un lugar de honor y adquieren mayor confianza para hablar de su fe en Cristo Jesús.
Tito 1:5-9
Te dejé en Creta para que pusieras en orden lo que quedaba por hacer y en cada pueblo nombrarás ancianos de la iglesia, de acuerdo con las instrucciones que te di. El anciano debe ser intachable, esposo de una sola mujer; sus hijos deben ser creyentes, libres de sospecha de libertinaje o de desobediencia. El obispo tiene a su cargo la obra de Dios, y por lo tanto debe ser intachable: no arrogante, ni iracundo, ni borracho, ni violento, ni codicioso de ganancias mal habidas. Al contrario, debe ser hospitalario, amigo del bien, sensato, justo, santo y disciplinado. Debe apegarse a la palabra fiel, según la enseñanza que recibió, de modo que también pueda exhortar a otros con la sana doctrina y refutar a los que se opongan.
Dios es un Dios de crecimiento y productividad. Él espera que incrementemos el valor de los talentos que nos entrega a nuestro cargo y que hagamos lo que nos corresponde para producir ‘ganancia’ para Su Reino. En otras palabras, Su voluntad es que sus ciervos sean industriosos y fructíferos. Dios nos ordena trabajar: Génesis 2:15
Dios el Señor tomó al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivara y lo cuidara,
Eclesiastés 9:10
Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.
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Proverbios 14:23
Todo esfuerzo tiene su recompensa, pero quedarse sólo en palabras lleva a la pobreza.
Mateo 25:14-30
»El reino de los cielos será también como un hombre que, al emprender un viaje, llamó a sus *siervos y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco mil monedas de oro, a otro dos mil y a otro sólo mil, a cada uno según su capacidad. Luego se fue de viaje. El que había recibido las cinco mil fue en seguida y negoció con ellas y ganó otras cinco mil. Así mismo, el que recibió dos mil ganó otras dos mil. Pero el que había recibido mil fue, cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. »Después de mucho tiempo volvió el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos. El que había recibido las cinco mil monedas llegó con las otras cinco mil. “Señor —dijo—, usted me encargó cinco mil monedas. Mire, he ganado otras cinco mil.” Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” Llegó también el que recibió dos mil monedas. “Señor —informó—, usted me encargó dos mil monedas. Mire, he ganado otras dos mil.” Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! Has sido fiel en lo poco; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” »Después llegó el que había recibido sólo mil monedas. “Señor —explicó—, yo sabía que usted es un hombre duro, que cosecha donde no ha sembrado y recoge donde no ha esparcido. Así que tuve miedo, y fui y escondí su dinero en la tierra. Mire, aquí tiene lo que es suyo.” Pero su señor le contestó: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Así que sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido? Pues debías haber depositado mi dinero en el banco, para que a mi regreso lo hubiera recibido con intereses. » ”Quítenle las mil monedas y dénselas al que tiene las diez mil. Porque a todo el que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia. Al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil échenlo afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes.”
Efesios 4:28
El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados.
2Tesalonicenses 3:10-12
Porque incluso cuando estábamos con ustedes, les ordenamos: «El que no quiera trabajar, que tampoco coma.» Nos hemos enterado de que entre ustedes hay algunos que andan de vagos, sin trabajar en nada, y que sólo se ocupan de lo que no les importa. A tales personas les ordenamos y exhortamos en el Señor Jesucristo que tranquilamente se pongan a trabajar para ganarse la vida.
1 Timoteo 5:8
El que no provee para los suyos, y sobre todo para los de su propia casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo.
Como administradores, Dios nos instruye a ser fieles y honestos: Levítico 19:35-36
»No cometan injusticias falseando las medidas de longitud, de peso y de capacidad. Usen balanzas, pesas y medidas justas. Yo soy el Señor su Dios, que los saqué de Egipto.
Deuteronomio 25:13-16
»No tendrás en tu bolsa dos pesas diferentes, una más pesada que la otra. Tampoco tendrás en tu casa dos medidas diferentes, una más grande que la otra. Más bien,
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tendrás pesas y medidas precisas y justas, para que vivas mucho tiempo en la tierra que te da el Señor tu Dios, porque él aborrece a quien comete tales actos de injusticia. Proverbios 11:1
El Señor aborrece las balanzas adulteradas, pero aprueba las pesas exactas.
Romanos 13:7-8
Paguen a cada uno lo que le corresponda: si deben impuestos, paguen los impuestos; si deben contribuciones, paguen las contribuciones; al que deban respeto, muéstrenle respeto; al que deban honor, ríndanle honor. No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la ley.
1Corintios 4:1-2
Que todos nos consideren servidores de Cristo, encargados de administrar los misterios de Dios. Ahora bien, a los que reciben un encargo se les exige que demuestren ser dignos de confianza.
Nuestra ocupación (más que nuestra preocupación) debe ser realizar la voluntad de Dios. Él nos ordena trabajar, crecer y ser productivos; nos instruye llevar a cabo nuestros negocios con honestidad y fidelidad y nos demanda darle a Él lo que a Él pertenece: Génesis 28:22
Y esta piedra que yo erigí como pilar será casa de Dios, y de todo lo que Dios me dé, le daré la décima parte.»
Deuteronomio 18:4
También les darás las primicias de tu trigo, de tu vino y de tu aceite, así como la primera lana que esquiles de tus ovejas.
Levítico 27:30
»El diezmo de todo producto del campo, ya sea grano de los sembrados o fruto de los árboles, pertenece al Señor, pues le está consagrado.
2Crónicas 31:5
Tan pronto como se dio la orden, los israelitas entregaron en abundancia las primicias del trigo, del vino, del aceite, de la miel y de todos los productos del campo. También dieron en abundancia el diezmo de todo.
Malaquías 3:10
Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto —dice el Señor Todopoderoso—, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.
Proverbios 3:9
Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas.
Romanos 11:6
Si se consagra la parte de la masa que se ofrece como primicias, también se consagra toda la masa; si la raíz es santa, también lo son las ramas.
Deuteronomio 16:17
Cada uno llevará ofrendas, según lo haya bendecido el Señor tu Dios.
Mateo 6:3
Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha,
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Romanos 12:8
si es el de animar a otros, que los anime; si es el de socorrer a los necesitados, que dé con generosidad; si es el de dirigir, que dirija con esmero; si es el de mostrar compasión, que lo haga con alegría.
1Corintios 16:2
El primer día de la semana, cada uno de ustedes aparte y guarde algún dinero conforme a sus ingresos, para que no se tengan que hacer colectas cuando yo vaya.
2Corintios 9:7
Cada uno debe dar según lo que haya decidido en su corazón, no de mala gana ni por obligación, porque Dios ama al que da con alegría.
Dios quiere que seamos ‘dadores’ (conductores de bendición) más que ‘receptores’: Proverbios 11:24-26
Unos dan a manos llenas, y reciben más de lo que dan; otros ni sus deudas pagan, y acaban en la miseria. El que es generoso prospera; el que reanima será reanimado. La gente maldice al que acapara el trigo, pero colma de bendiciones al que gustoso lo vende.
Proverbios 28:27
El que ayuda al pobre no conocerá la pobreza; el que le niega su ayuda será maldecido.
Mateo 19:21
—Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dáselo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo. Luego ven y sígueme.
Lucas 11:41
Den más bien a los pobres de lo que está dentro, y así todo quedará limpio para ustedes.
Dios prefiere que no pidamos crédito… Proverbios 22:7
Los ricos son los amos de los pobres; los deudores son esclavos de sus acreedores.
Eclesiastés: 5:5
Vale más no hacer votos que hacerlos y no cumplirlos.
Romanos 13:8
No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la ley.
…pero si lo hacemos, Él nos ordena pagar nuestras totalmente nuestras deudas: Éxodo 22:14
No tengan deudas pendientes con nadie, a no ser la de amarse unos a otros. De hecho, quien ama al prójimo ha cumplido la ley.
Éxodo 22:25-27
»Si uno de ustedes presta dinero a algún necesitado de mi pueblo, no deberá tratarlo como los prestamistas ni le cobrará intereses. »Si alguien toma en prenda el manto de su prójimo, deberá devolvérselo al caer la noche. Ese manto es lo único que tiene para abrigarse; no tiene otra cosa sobre la cual dormir. Si se queja ante mí, yo atenderé a su clamor, pues soy un Dios compasivo.
Salmos 37:21
Los malvados piden prestado y no pagan, pero los justos dan con generosidad.
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Dios nos advierte no ser fiadores… Proverbios 6:1
Hijo mío, si has salido fiador de tu vecino, si has hecho tratos para responder por otro,
Proverbios 11:15
El fiador de un extraño saldrá perjudicado; negarse a dar fianza es vivir en paz.
Proverbios 17:18
El que es imprudente se compromete por otros, y sale fiador de su prójimo.
Proverbios 22:26
No te comprometas por otros ni salgas fiador de deudas ajenas;
… pero nos instruye ser prestadores: Deuteronomio 15:8
Antes bien, tiéndele la mano y préstale generosamente lo que necesite.
Salmos 37:26
Prestan siempre con generosidad; sus hijos son una bendición.
Salmos 112:5
Bien le va al que presta con generosidad, y maneja sus negocios con justicia.
Mateo 5:42
Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda.
Lucas 6:35
Ustedes, por el contrario, amen a sus enemigos, háganles bien y denles prestado sin esperar nada a cambio. Así tendrán una gran recompensa y serán hijos del Altísimo, porque él es bondadoso con los ingratos y malvados.
Dios nos ordena someternos a las autoridades y pagar nuestros impuestos: Mateo 22:17-21
Danos tu opinión: ¿Está permitido pagar impuestos al césar o no? Conociendo sus malas intenciones, Jesús replicó: — ¡Hipócritas! ¿Por qué me tienden trampas? Muéstrenme la moneda para el impuesto. Y se la enseñaron. — ¿De quién son esta imagen y esta inscripción? — les preguntó. — Del césar — respondieron. — Entonces denle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios.
Mateo 17:27
Pero, para no escandalizar a esta gente, vete al lago y echa el anzuelo. Saca el primer pez que pique; ábrele la boca y encontrarás una moneda. Tómala y dásela a ellos por mi impuesto y por el tuyo.
Romanos 13:1-7
Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él. Por lo tanto, todo el que se opone a la autoridad se rebela contra lo que Dios ha instituido. Los que así proceden recibirán castigo. Porque los gobernantes no están para infundir terror a los que hacen lo bueno sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres librarte del miedo a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás su aprobación, pues está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, entonces debes tener miedo. No en vano lleva la espada, pues está al servicio de Dios para impartir justicia y castigar al malhechor. Así que es necesario someterse a las autoridades, no sólo para evitar el castigo sino también por razones de conciencia. Por eso mismo pagan ustedes impuestos, pues las autoridades están al servicio de Dios, dedicadas precisamente a gobernar. Paguen a cada uno lo que le corresponda: si deben impuestos, paguen los
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impuestos; si deben contribuciones, paguen las contribuciones; al que deban respeto, muéstrenle respeto; al que deban honor, ríndanle honor.
Dios ordena dar buen trato a los empleados y honrar los contratos… Efesios 6:9
Y ustedes, amos, correspondan a esta actitud de sus esclavos, dejando de amenazarlos. Recuerden que tanto ellos como ustedes tienen un mismo Amo en el cielo, y que con él no hay favoritismos.
Colosenses 4:1
Amos, proporcionen a sus esclavos lo que es justo y equitativo, conscientes de que ustedes también tienen un Amo en el cielo.
Gálatas 3:15
Hermanos, voy a ponerles un ejemplo: aun en el caso de un pacto humano, nadie puede anularlo ni añadirle nada una vez que ha sido ratificado.
… y Él advierte acerca de no pagar, no pagar lo acordado, no pagar puntualmente o retener pagos por la labor de los trabajadores: Levítico 19:13
»No explotes a tu prójimo, ni lo despojes de nada. »No retengas el salario de tu jornalero hasta el día siguiente.
Jeremías 22:13
»¡Ay del que edifica su casa y sus habitaciones superiores violentando la justicia y el derecho! ¡Ay del que obliga a su prójimo a trabajar de balde, y no le paga por su trabajo!
Malaquías 3:5
«De modo que me acercaré a ustedes para juicio. Estaré presto a testificar contra los hechiceros, los adúlteros y los perjuros, contra los que explotan a sus asalariados; contra los que oprimen a las viudas y a los huérfanos, y niegan el derecho del extranjero, sin mostrarme ningún temor —dice el Señor Todopoderoso—.
Santiago 5:4
Oigan cómo clama contra ustedes el salario no pagado a los obreros que les trabajaron sus campos. El clamor de esos trabajadores ha llegado a oídos del Señor Todopoderoso. Quédense en esa casa, y coman y beban de lo que ellos tengan, porque el trabajador tiene derecho a su sueldo.
Lucas 10:7
1 Timoteo 5:18
Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.
A los empleados, Dios instruye ser fieles, obedientes y esforzados, demostrando también las cualidades de ser excelentes: Génesis 39:3-4
…éste se dio cuenta de que el Señor estaba con José y lo hacía prosperar en todo. José se ganó la confianza de Potifar, y éste lo nombró mayordomo de toda su casa y le confió la administración de todos sus bienes.
Eclesiastés 9:10
Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.
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1 Timoteo 6:1-2
Todos los que aún son esclavos deben reconocer que sus amos merecen todo respeto; así evitarán que se hable mal del nombre de Dios y de nuestra enseñanza. Los que tienen amos creyentes no deben faltarles al respeto por ser hermanos. Al contrario, deben servirles todavía mejor, porque los que se benefician de sus servicios son creyentes y hermanos queridos. Esto es lo que debes enseñar y recomendar.
Tito 2:9-10
Enseña a los esclavos a someterse en todo a sus amos, a procurar agradarles y a no ser respondones. No deben robarles sino demostrar que son dignos de toda confianza, para que en todo hagan honor a la enseñanza de Dios nuestro Salvador.
Efesios 6:5-7
Esclavos, obedezcan a sus amos terrenales con respeto y temor, y con integridad de corazón, como a Cristo. No lo hagan sólo cuando los estén mirando, como los que quieren ganarse el favor humano, sino como esclavos de Cristo, haciendo de todo corazón la voluntad de Dios. Sirvan de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres,
Colosenses 3:22-25
Esclavos, obedezcan en todo a sus amos terrenales, no sólo cuando ellos los estén mirando, como si ustedes quisieran ganarse el favor humano, sino con integridad de corazón y por respeto al Señor. Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor. El que hace el mal pagará por su propia maldad, y en esto no hay favoritismos.
1 Pedro 2:18-19
Criados, sométanse con todo respeto a sus amos, no sólo a los buenos y comprensivos sino también a los insoportables. Porque es digno de elogio que, por sentido de responsabilidad delante de Dios, se soporten las penalidades, aun sufriendo injustamente. Citas Bíblicas: Nueva Versión Internacional (NVI)
Dios es un Dios de Excelencia. La excelencia de Dios nos exige a cada uno, de acuerdo con nuestras capacidades, a ir más allá de nuestra zona de confort y más allá de lo que cada uno creemos que podemos hacer precisamente para que nos demos cuenta que podemos ser y hacer más de lo que imaginamos. Su exigencia es grande pero Su amor es infinito. Dios exige como un padre que conociendo a su hijo le exige con amor porque sabe bien de lo que el hijo es capaz. Dios es nuestro Padre y sabe de lo que somos capaces. Él nos conoce bien. Después de todo, Él nos creó. La voluntad de nuestro padre es que seamos valientes y nos esforcemos por alcanzar la meta. La meta es la Vida Eterna y las recompensas que nuestro padre promete trascienden la comprensión humana. Podemos depositar plenamente nuestra seguridad en Él. 11
Pero muchas veces el Dios que queremos que sea y el Dios que es no son lo mismo. Muchos queremos un Dios “botiquín de primeros auxilios” que sólo abrimos cuando hay una emergencia. Queremos un Dios que no nos exija ni se meta en nuestros asuntos; pero que esté allí colgado “por si acaso”. Como auténticos cristianos, debemos recordar siempre que Dios ES, Dios Crea y Dios Manda. Él no es un “sirviente cósmico” que está a la orden de nuestras intenciones y caprichos esperando a que simplemente “pensemos algo” para “alinear las fuerzas del universo a nuestro favor” y podamos obtener lo que queremos. La recompensa y el favor divino (bendiciones) son para aquellos que hacen la voluntad de Dios. Dios Es y Está presente en todas y cada una de las áreas de nuestra vida; en cada instante que vivimos. Él nos creó, es nuestro Padre y sólo Él sabe nuestro propósito último y verdadero. Y, porque Él sabe el propósito y funcionamiento de Su creación, Él pone las reglas. Son Sus principios los que rigen el orden del universo. Dios es nuestro Padre y Jesucristo es nuestro Señor y Salvador. Nosotros nos debemos a Él. Todo lo que podemos ser, tener y hacer se lo debemos a Él. Cristo pagó el precio y le debemos nuestra vida. Por lo tanto, Dios está presente, establece el propósito y pone las reglas en todo lo que emprendemos y Cristo es el centro de nuestra existencia. Cuando realmente lo recibimos como nuestro Señor y Salvador, nos convierte en nuevas criaturas, Su espíritu viene a habitar en nosotros y Su obra se ve reflejada en todo lo que hacemos y en cómo lo hacemos. Es entonces cuando nos convertimos en miembros de Su Reino y comenzamos a experimentar los “beneficios” de trabajar en la empresa más grande del universo; recibimos el favor divino (bendiciones), recibimos la seguridad de Sus promesas y la oportunidad de vivir y experimentar el gozo, la felicidad, el éxito y plenitud verdaderos. Es entonces cuando alcanzamos la excelencia.
“Por tanto, sean perfectos, así como su Padre celestial es perfecto.” Mateo 5:48
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