Psicología del Mexicano Mercadotecnia sexto semestre
abril 15
2013 Soemy Cerón García
Evolución del machismo El machismo, a pesar de ser un mexicanismo, es un fenómeno complejo no exclusivo de la cultura mexicana. El machismo es una condición social presente en todo el mundo, cuya característica principal y general es la supremacía del hombre a costa de la opresión de la mujer. Sorprendentemente, los hombres consiguieron su hegemonía con la ayuda de las mujeres puesto que en la relación hombre-mujer existen ciertas actitudes y acciones que ejecutan (o no) las mujeres permitiendo y fomentando el machismo en su entorno. Sin embargo, para comprender ampliamente esta condición social se debe de considerar la historia y la cultura de la sociedad en la que se desarrolla, en este caso de la sociedad mexicana. Autores como Octavio Paz y Carlos Fuentes coinciden con que el machismo mexicano se suscitó durante la época de la conquista, heredando algunos rasgos del machismo árabe y el español como la superioridad del hombre. No obstante, la mayor herencia que la Conquista dejó para la formación del mexicano fue la estructura familiar, la cual es el nido de la visión machista en México. Díaz-Guerrero afirma que la estructura f amiliar mexicana consta de “dos proposiciones fundamentales: La supremacía indiscutible del padre y el necesario y absoluto autosacrificio de la madre” (Vargas, 2008:102). Para comprender esta aseveración, es necesario hacer una reconstrucción histórica de la Conquista, que, parafraseando a José Luis Pozos Gutiérrez se resume de la siguiente manera: Mucha madre y poco padre(1) Tras instalarse en su nuevo territorio, los conquistadores tomaron por la fuerza a las mujeres indígenas y así, como producto de una violación, nacieron los primeros hijos mestizos. Las mujeres, ahora ultrajadas, en lugar de abandonar a esos, sus hijos, los aceptaron como tales, los criaron y lo más importante: los amaron. Este auto sacrificio o acto de amor-y-abnegación provocó un inconmensurable amor hacia las madres por parte de los hijos. Aquel descomunal amor por la madre trascendió de generación en generación, tanto así que ahora es una característica inherente al mexicano, porque para él no existe nada, ni nadie más valioso que la mamá, ya que “madre sólo hay una” como dice un dicho popular. En cuanto al padre, los hijos le guardaban odio y rencor por dos razones; primeramente por haber forzado y deshonrado a su madre, la segunda razón se debe al rotundo abandono de la familia. Sin embargo, como los padres eran los mismísimos conquistadores; poderosos, ricos y autoritarios, los hijos no podían tocarlos, ¡al contrario!, dado al alto estrato social al que pertenecían sus padres, los hijos debían respetarlos y obedecerlos. De esta condición nació la supremacía del hombre en la estructura familiar mexicana y la imagen del padre ausente (que por cierto pulula en la literatura mexicana), ambas son consecuencias que se han perpetuado hasta nuestros días. Dentro de esta estructura familiar se da lugar a una simbiosis entre el poder y el amor, donde el poder recae en el hombre y el amor en la mujer. A cambio de poder, la mujer debe de rendirle amor al hombre y a cambio de amor, el hombre debe ceder un poco de poder a la mujer. En la casa si uno de los hijos no obedece a la madre, ella recurre a su aliado, es decir su esposo, para que imponga orden a través de su autoridad. Esta cotidiana escena del hogar mexicano es un acto que afirma, quizá inconscientemente, que el padre está por encima de cualquier integrante de la familia. Así como este sencillo ejemplo, hay un sinnúmero de eventos que se repiten y replican en las instituciones moralizadoras y en cada una de las relaciones de los miembros de la familia con sus amigos, compañeros de trabajo o de escuela, y sobre todo con sus parejas. ¿Será acaso que la mujer -por obtener poder en la estructura familiar, y más adelante en la social- negoció su amor a través de la sumisión y abnegación fomentando, simultáneamente, el machismo en México?
Retomando el camino histórico, en la lucha por adjudicar mayor poder a manos femeninas, diversos movimientos sociales en favor a la equidad de géneros se presentaron a nivel global, destacando el movimiento feminista. Sin embargo “la mayor parte de ellos se ha consagrado, desde el principio (desde mediados de la década de 1970) en adelante, sólo a la condición femenina” (La Cecla, 2004: 15). Es decir que se ha levantado, irónicamente, una lucha desigual pretendiendo buscar la equidad de géneros, tal es el desequilibrio de la balanza que ahora hay casos de violencia por parte de las mujeres hacia los hombres. No obstante, estas movilizaciones sociales trajeron consecuencias evidentes para la sociedad mexicana, como el derecho al voto en 1953 y la connotación negativa de la violencia física en contra de la mujer, volviéndola “socialmente inaceptable”. Esas revoluciones también han tenido un impacto, menos evidente, en los horizontes del pensamiento mexicano, haciéndolo un poco más flexible con respecto a los roles que tanto la mujer como el hombre deben de jugar en la sociedad. Aunque todavía queda un largo camino que recorrer para alcanzar la tan ansiada equidad entre hombres y mujeres en México. Parecería que el fenómeno del machismo en México ha disminuido gracias a esas movilizaciones sociales, desafortunadamente no es así. Lo que en realidad ha sucedido con el machismo es que ha evolucionado hasta convertirse en lo que Marina Castañeda define como machismo invisible (2), el cual “defiende una visión del mundo hecha por hombres y para los hombres, pero fomentada por ambos sexos” (Vargas, 2008: 100). Este concepto muestra una realidad brutal: las mujeres han erigido su propia inferioridad social a través de acciones y actitudes cotidianas que, explícita e implícitamente, corroboran a la supremacía del hombre. Además, este nuevo machismo aparenta que la violencia en contra de la mujer ha quedado atrás, lo cual es completamente falso, el machismo invisible se sustenta de la violencia psicológica, la cual es aún más difícil de combatir dado que es menos tangible. Las relaciones de pareja en México están impregnadas de violencia psicológica; el aislamiento, los celos, la denigración, las humillaciones y amenazas, entre otras, son problemas que las mujeres viven, pero les cuesta trabajo aceptar, en sus relaciones. (1).-“Mucha madre y poco padre” es una frase de Marta Lamas que se utiliza en este texto como el título de la breve narración sobre la reconstrucción histórica de la Conquista. (2).-El machismo es un conjunto de creencias, actitudes y conductas que descansan sobre dos ideas básicas, por un lado la polarización de los sexos, es decir, la contraposición de lo masculino y lo femenino según lo cual no sólo son diferentes, sino mutuamente excluyentes; por otro, la superioridad de lo masculino en las áreas consideradas importantes por los hombres (…)no es necesario ser hombre para ser machista; muchas mujeres también lo son, en una amplia variedad de contextos y roles-como madres, hijas, amigas, hermanas y colegas (…) es así como el machismo puede ser ejercido en diferentes formas como son el chantaje emocional, la afectividad, el autoritarismo, la agresividad, la violencia y el poder. (Vargas, 2008: 100). Referencias: La Cecla, F. (2004). Machos. Sin ánimo de ofender. Madrid, España: Siglo XXI. Lamas, M. “Madrecita Santa”. Consultado el 5 de abril de 2012 en http://www.mty.itesm.mx/dhcs/deptos/ri/ri-802/lecturas/lecvmx329.html Paz, O. (2010). El laberinto de la soledad. Postdata; Vuelta al laberinto de la soledad. D.F. México: Fondo de cultura económica. Vargas, I., Pozos, J., Sughey, L. (2008). Violencia doméstica: ¿víctimas, victimarios/as o cómplices? D.f, México: Porrúa.
Evolución del precepto de virginidad Hablemos de virginidad ¿Sigue siendo "malo" perder la virginidad antes del matrimonio?, ¿cuál es la mejor edad para tener tu primera relación sexual? María Fernanda Cruz El Universal Miércoles 27 de septiembre de 2006 Tanto a hombres como a mujeres les interesa mucho saber cuánto hay que esperar para tener por primera vez relaciones sexuales o cuál es el momento ideal para "lanzarse". Para las mujeres, este evento tiene un significado social y emocional además del estrictamente sexual, por eso, en la decisión de dar o no el paso influyen mucho la educación y opinión de sus padres y hasta del resto de su familia, así como los parámetros de la sociedad en la que se desenvuelve. Las principales dudas de una chica suelen ser: cuál será el mejor momento, con quién debe (o no) hacerlo y si al decidirse está traicionando a sus padres. La definición social de virgen es la de una mujer que no ha permitido que ningún hombre introduzca el pene dentro de su vagina o aquella que no ha tenido contacto sexual de ningún tipo. Por muchos años, lo "correcto" era que esto no se diera hasta el momento en que la chica contrajera matrimonio (aunque no sucediera en innumerables ocasiones). Hoy, la realidad es otra. ¿Cuándo es tiempo? No hay una edad ideal para que empieces a tener relaciones sexuales, todo depende de las costumbres de tu familia, de la comunidad y de la sociedad en la que vives. Hay lugares o familias más liberales, en las que la virginidad no es considerada como un valor, otras en las que es algo muy importante. Actualmente, muchos jóvenes, principalmente en las grandes ciudades, ya no se preocupan de si una mujer es virgen o no para establecer con ella un noviazgo formal con fines de matrimonio. Ahora lo que más pesa es la comprensión, el amor, apoyo, respeto, confianza, comunicación, inteligencia y afinidades. Sin embargo, y a pesar de este tipo de pensamiento, existen algunas religiones y tipos de educación entre cuyos preceptos se encuentra el preservar la virginidad de la mujer hasta el matrimonio. Tradiciones son tradiciones En nuestro país, especialmente en algunos estratos sociales, se sigue insistiendo en que si la chica es virgen tiene que tener el himen intacto. Este rigor para medir la virginidad, se topa con serias contradicciones. Por ejemplo, si una chava nace sin himen, ¿nunca fue virgen?, ¿qué pasa con las chicas que son abusadas sexualmente?, ¿y si otra tiene el himen elástico? Este tipo de preguntas nos dan una dimensión real de la poca importancia real de la virginidad. Si de lo que se trata es de demostrar que la mujer no ha tenido relaciones sexuales previas al matrimonio a como dé lugar, existen un millón de trucos para fingir que así es, desde la dramatización de un gran dolor, hasta el uso de un poco de sangre con la finalidad de manchar las
sábanas; entonces ¿qué tanto vale realmente poseer un himen intacto? La virginidad en la actualidad La mujer de hoy ya no se queda en su casa a cuidar a los niños; la manutención de la casa y la crianza de los hijos ahora son responsabilidades compartidas. Por lo mismo, muchas de ellas buscan un compañero antes que un marido "que las mantenga", y el concepto de la virginidad como moneda de cambio (te mantengo siempre y cuando no hayas estado con nadie más que yo) se tambalea cada vez más. El ejercicio de la sexualidad es un largo proceso de aprendizaje que se desarrolla durante toda la vida y que involucra mucho más que unos minutos de coito. Para que una persona adulta sea sexualmente sana, debe serlo desde pequeña. El proceso de preparación para la vida responsable implica una buena educación sobre el tema y no el "desaparecerlo" durante la infancia para esperar que mágicamente los jóvenes sepan todo lo que hay que saber cuando se hacen mayores. Así que no te preocupes por vivir rápidamente tu sexualidad, cada quien tiene su ritmo. Sin embargo, la pregunta sigue en el aire: ¿cuál es el mejor momento para involucrarse sexualmente? La respuesta es que antes de tener relaciones, se deben haber desarrollado algunas habilidades y conocimientos como el aprender sobre tu propio cuerpo. Esto quiere decir que no solamente debes saber dónde está tu clítoris, sino también cómo se ve y cómo responde a los diferentes tipos de estimulación. En el caso de los chicos, hay que informarse acerca de cómo es el cuerpo del pene, los testículos y qué sentidos se pueden emplear para provocarnos placer. Que nadie te presione También es importante considerar que debe evitarse el sucumbir ante la presión social de las amigas, cada quien debe determinar por sí misma el momento correcto. Si una mujer no está segura de estar preparada, entonces seguro que no está lista y necesita esperar. A una joven no le daña en forma alguna esperar a los 20 años o más para comenzar a explorar su sexualidad en pareja; mientras tanto, puede aprenderlo todo sobre sus sensaciones. Es más inteligente no hacerlo si no te sientes segura. El que te decidas a tener sexo implica que ya eres responsable de ti misma, que sabes lo que quieres de la vida y que te proteges porque te amas. No es una buena razón hacerlo porque tu pareja te lo pide, porque todas tus amigas lo están haciendo, o porque crees que es necesario para ser una persona adulta. No dejes que tu sexualidad sea presionada o amenazada por nada ni por nadie. http://www.eluniversal.com.mx/estilos/50225.html La evolución del honor familiar LA HISTORIA DE LA FAMILIA NOVOHISPANA Señala Arrom que en la historiografía latinoamericanista la historia de las mujeres ha mostrado cierto retraso con respecto a dos referencias clave: el mayor auge de la historia de la familia y el papel destacado de los Estados Unidos en los estudios de las mujeres. Para la autora la razón de dicho retraso se debe a la propia debilidad del movimiento feminista experimentado en los países latinoamericanos, base indiscutible
para el impulso y florecimiento de los estudios de las mujeres, como ya señalé líneas arriba. En este sentido, queda claro que los Estados Unidos marcarían la pauta respecto a Latinoamérica. Igualmente el mayor desarrollo de la historia de la familia frente a la historia de las mujeres en Latinoamérica se debe a la misma razón y a esa estrecha relación con el movimiento feminista, ya que el compromiso político e ideológico que implica la historia de las mujeres no lo necesitaría para su desarrollo la historia de la familia. La historia de la familia en el México colonial fue ganando terreno gracias a los ensayos realizados sobre los grupos pertenecientes a las clases altas u oligárquicas de esta sociedad. Por lo general, enfocaron sus análisis desde el punto de vista prosopográfico, reconstruyendo la vida de esas capas sociales ligadas a ciertas instituciones y a determinadas actividades económicas. Muy pronto se puso de manifiesto la necesidad de obtener información detallada de la organización y estructura familiar de estos grupos y de sus redes de parentesco al evidenciarse que la institución de la familia era una de las bases principales de sus privilegios de clase. 5. ARROM, S. M., “Historia de la Mujer y de la Familia Latinoamericanas”, Historia Mexicana (México e Hispanoamérica. Una reflexión historiográfica en el Quinto Centenario I), XLII: 2 (1992), pp. 379-418. Pita Moreda ilustra con su libro las diferentes actuaciones de las mujeres de la ciudad de México involucradas en los conflictos familiares de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX51. Basa su estudio en los casos que llegaron a los tribunales eclesiásticos, civiles y militares, donde la mayoría son pleitos de tipo conyugal. Se centra en los discursos de los protagonistas, y las expectativas y metas perseguidas en el pleito incoado. Señala la autora la dificultad de las fuentes respecto a las mujeres pertenecientes a las capas altas, que por cuestiones de honor familiar procuraban silenciar este tipo de conflictos de cara al público. Otros aspectos tratados en la obra se refieren a la legislación tutelar y proteccionista con respecto a las mujeres, y los comportamientos femeninos en relación al honor y la honra, donde Pita Moreda subraya la doble moral femenina que permitía el ejercicio de una mayor libertad sexual y moral mientras se conservaran las apariencias necesarias. Un capítulo sobre el sistema procesal y penal arroja nueva luz sobre el grado de adaptación de los elementos legales a la realidad social de las mujeres. Finaliza el trabajo con un capítulo sobre los recogimientos de mujeres, destacando el carácter penitenciario y carcelario de dichas instituciones. Ann Twinam observa la dicotomía público/privado en la sociedad colonial latinoamericana y afirma una manipulación de lo considerado público y privado en la que las mujeres también participaron y se refugiaron cuando sus transgresiones circunscritas a lo privado no llegaban a alterar o dañar la reputación de la que públicamente gozaban. Su estudio se basa en el ocultamiento de los nacimientos ilegítimos dentro de familias de clase alta, para de esta forma mantener la reputación y honra de sus mujeres o de sus linajes. Muchas de las historias de estas mujeres “transgresoras” en privado, se conocen por las solicitudes que años después se realizan para legitimar a algún miembro de la f amilia, a través de las llamadas gracias al sacar . Aunque el trabajo se centra en las mujeres de las élites y en su mayor capacidad, por su estatus, de manipular la identidad pública y privada, sostiene la autora que igualmente las mujeres plebeyas, si bien les era más difícil guardar un secreto relacionado con sus actos sexuales y pérdida de su honra, también les era necesario manipular ambos espacios para obtener fama de mujeres honradas.
Soemy Cerón García