etnia, clase y nación en américa latina Author(s): josé luis najenson Source: Boletín de Antropología Americana, No. 5 (julio 1982), pp. 51-58 Published by: Pan American Institute of Geography and History Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40976984 . Accessed: 22/09/2011 20:57 Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at . http://www.jstor.org/page/info/about/policies/terms.jsp JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact
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josé luis najenson
etnia,clase y nación en america latina 1. ¿Etnia, vs. Nación? 1.1 "Etnia", noción ambigua El concepto de Etnia, asociado inicialmente al nombre de la disciplinaque se ocupaba de su estudio, de sus "logos" (etnología), adquirióun espacio en el lenguaje antropológicoa travésderla escuela "histórico-cultural"europea, especialmenteen su versión alemana.1 Significandoen un principiola presunta unidad de lengua, raza y cultura -ejemplificada paradigmáticamenteen los pigmeos de la florestacentral africana y los bosguimanosy ho tentotes(Koi-Shan) del desiertode Kalahari- pasó a designar todo grupo "aborigen", "primitivo", "remoto", que constituyeraparte del objeto clásico de la Antropología,aunque no respondiesea la rígida trí-categorízaciónoriginal;circunscribiendo, además, dicho objeto clásico por oposición a la sociedad y culturadel observador.Eurocèntricoen sus comienzos, no ha dejado todavía de portaresa connotación, a menudo implícitamente;si bien ha perdido, en gran parte, su carácter peyorativo. Consagrado por la fortunadel uso, no ha desaparecido de nuestroacervo actual; pero a costa de una ambigüedadcrecienteque, en adición a la heredada, contiene los ingredientesde la controversia contemporáneaen torno a su relacióncon los conceptos de nación y clase, sociedad y Estado. 1. Cf. Robert Lowie: Historia de la Etnología (FCE, México, 1946).
Como casi toda noción o categoríaen las Ciencias del Hombre, la de etnia conlleva dos dimensiones que son, a la vez, antagónicasy complementarias: una dimensiónhistóricay otra teórica.Sus límites históricosson más difusosque, por ejemplo, los de los conceptos de "mesianismo"o "fascismo"-también objeto de discusiones vigentes- cuyas manifestacionesoriginalespueden ubicarse en coordenadas espacio-temporalesmás o menos precisas (siglos l y II d.C, en TierraSanta, bajo el dominio romano; Italia, Alemania, España, en las décadas del treintay cuarenta de este siglo,respectivamente). Los límites teóricosde las dos categoríasmencionadas son, en cambio, mucho más plásticos y han sido utilizados para designarhechos y procesos ulterioresde muy diferente índole, que a veces guardaban sólo uno o pocos rasgosrelativamente similaresal mesianismoy fascismo "clásicos". La dimensión históricadel concepto de etnia es pasible, no obstantesu gran"extensión" (el númerode unidadessociales diversasque abarca), de ciertadelimitación,aunque ésta asuma un caráctergeneral: el origen(no estilo de vidaactual) ineluctablemente precapitalistade su constituciónen diferentesestadios de las formacionessociales, incluidoel preclasista. Ya que no necesariamentetoda etniaremonta su origen a una etapa preclasistade su desarrollo histórico. Hubo, por ejemplo, etnias surgidas -y desaparecidas- en las distintasépocas de expansión y receso del Imperio Romano; durantey después de la "Völkerwanderung"y de la disolución del
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Imperio de Occidente; así como se dieron procesos de formación, transformación y destrucción étnica en conexión con la invasión islámica del Mediterráneo o la avanzada tártara. Del mismo modo, la conquista y colonización hispano-lusitana, anglofrancesa y -en menor medida- holandesa, del Nuevo Mundo, provocó la extinción y modificación de una multiplicidad de etnias en diversos grados de desarrollo cultural. Pero en todo caso, el origen o el momento inicial de su emergencia histórica como formación social, como "sociedad" particular -aunque no necesariamente la conciencia política de su identidad étnica fue siempre previo, en cada caso, al surgimiento de naciones y/o estados nacionales que, entendidos como procesos, son concomitantes, en general, al desarrollo o penetración del capitalismo y la sociedad burguesa en el viejo y nuevo mundos. Si bien, así como existió por ejemplo, una burguesía en tanto clase en Europa Occidental, antes de convertirse en la clase política, con la toma del poder del Estado (principalmente a partirde 1789), también la nación preexistió -en muchos casos- al Estado burgués, Estado "nacional" por excelencia. Precisamente la "nación" francesa, forjada mucho antes de la toma de la Bastilla y liderada por la burguesía revolucionária: primera "clase nacional" en el sentido del "Manifiesto Comunista",2 incorporaba todas las clases a excepción de la antigua clase dominante (la nobleza), que no formaba parte de la nación. En este tenor, la lucha de clases de la burguesía y sus clases aliadas -en la etapa revolucionaria- fue también una lucha nacional de todas las clases oprimidas que constituían la nación contra la clase opresora, la única "no nacional" o, si se quiere, "antinacional". Ber Borojov plantea que las primeras naciones europeas -que fueron también las primeras naciones en general- se constituyeron en el periodo de las grandes monarquías ¡lustradas del siglo XVI 11, antes de la conformación de los estados propiamente burgueses y la toma del poder político por las burguesías revolucionarias;3 o, podríamos añadir, la participación de estas últimas en el poder del Estado, como en el caso "whig" luego de la Revo2. K. Marx y F. Engels. Manifiestocomunista(OME, 9, Ed. Grijalbo,Barcelona,1978). Véase p. 154. 3. Ber Borojov: "Los interesesde clase y la cuestión nacional" (en: Nacionalismoy lucha de clases, op. cit.) p. 67.
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lución Inglesa. Aunque no se aceptase la proposición de Borojov, y se remontara el origen de las primeras naciones europeas (naciones y no estados nacionales) al Renacimiento v.g. la Italia potencialmente nacional que entrevio Maquiavelo, o lo restringiéramos al periodo de las "revoluciones burguesas" (1789-1848), como lo definiera Hobsbawm;4 de todos modos, el límite histórico del concepto de nación -siempre variable según las coordenadas espacio-temporales- no puede extenderse más allá del que le asignemos a las primeras manifestaciones históricas del capitalismo en cada caso (no a la consolidación del modo de producción capitalista como tal), independientemente de la controversia sobre aquellas. O, como afirmara Borojov de una manera más general, siguiendo a Marx y Engels: "El nacionalismo es un producto de la sociedad burguesa; advino junto con ella; privó durante todo el tiempo de su hegemonía; es preciso tenerlo en cuenta lo mismo que a todas las manifestaciones de la sociedad burguesa".5 Es decir, no podemos considerar la existencia de naciones anteriores a la emergencia del capitalismo (salvo de una manera metafórica),6 como lo hizo Otto Bauer - que afirmó la existencia de una nación alemana desde la época de César-7 y, más recientemente, su discípulo postumo en este aspecto: Samir Amin, que concibe una nación árabe ancestral,8 so pena de desvirtuar el sentido histórico del concepto de nación e inutilizarlo como categoría viable de análisis. Consecuentemente, el límite histórico del concepto de etnia, por oposición al de nación, puede y debe remontarse -en cuanto al origen y dentro de la variabilidad histórica y geográfica pertinente en cada caso- a etapas anteriores al surgimiento del capitalismo, sea cual fuere el momento que consideremos como inicial para este último. Por eso, cuando se afirma "que las etnias son anteriores a las clases y que probablemente se pro4. Cf. E. Hobsbawm: Las revolucionesburguesas17891848. (Ed. Guadarrama,Barcelona,1976). 5. Ber Borojov: Los interesesde clase y la cuestiónnacional, op. cit. p. 67. 6. Como lo hizo tangencialmenteBorojov, al hablar de un "nacionalismo antiguo",de 'carácterpuramentepolítico", que "esporádicamenteafloraba cada tanto,cuando las relacionesexterioresentrelos "pueblos" se veían fuertementeagudizadas" (Ibid.). 7. Cf. Otto Bauer: La cuestión de las nacionalidadesy la socia/democracia, op. cit. 8. Cf. SamirAmin: "Clases y nacionesen el materialismo histórico"(El Viejo Topo , Barcelona,1979).
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yecten más allá de su extinción",9 se está añadiendo confusión a la ambigüedad del concepto. Ya que, por ejemplo, los pueblos dominados por los aztecas antes de la conquista cortesianay los mismos miembros de la Confederación de Anáhuac, constituían etnias -no naciones- y formaban parte de una sociedad clasista, de un Estado multiétnico con dominación de clase, aunque estas clases no fueran propias del modo de producción capitalista. Las etnias aún vivientes son anteriores -en términos de origen a las clases capitalistas, no a las clases en general; salvo quizá una parte de ellas, cuya situación de vida comunitaria interna podría darnos a suponer -nunca a afirmar taxativamente- un origen definidamente preclasista. Y, de todos modos, las escasas etnias aún sobrevivientes, cuya estructura social interna es todavía indiferenciada en términos de una clase que se apropie del excedente económico de la comunidad -como ciertos grupos tribunales de la floresta brasileña- viven sometidos a la administración de un Estado que sí tiene una forma clasista, y en el contexto de una sociedad mayor -ya nacional- y estratificada en clases desde la Conquista. El antiguo supuesto antropológico de la sociedad "salvaje" o "comunista primitiva" hijo del evolucionismo inicial de Morgan y Engels, es sólo eso: una premisa interesante, insoslayable como problema de referencia, pero imposible de comprobar. El hecho de añadir el concepto de "nacionalidad",10 básicamente jurídico, no ayuda a clarificar el problema teórico (tampoco el político) de la cuestión étnica. Algunas etnias se convierten -y no necesariamente- en naciones, otras en minorías o mayorías nacionales, con o sin estados propios y con o sin proyectos nacionales particulares. Y la
definición de etnia como "una nacionalidad 'en sí' y 'para sí' ",n oscurece aún más el panorama conceptual;12 ya que existen etnias con clara concien9. Cf. Miguel Alberto Bartolomé': "Las nacionalidades indígenas emergentes en México". (En Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, núm. 97, UNAM, México, julio-septiembre, 1979, véase p. 18).
10. Ibid.p. 14. 1 1. Ibid.
1 2. Si el "en sf" y el "para sí" -extrapolados de la distinción de Marx referida a las clases- implican una diferenciación en términos de "toma de conciencia" en este caso nacional, la definición sería algo menos problemática. Pero se la entiende como asunción de la identidad previa: ". . .una nacionalidad es una etnia que ya se ha asumido a sí misma (para sí), creando una demanda política colec-
cia de su identidad étnica, pero que no plantean un proyecto nacional diferencial aunque sí la demanda de sus derechos étnicos propiamente dichos, (tierra, lenguaje, cultura, etcétera) parte de los cuales han sido obtenidos; como, por ejemplo, sería el caso de los lacandones en México. Pero antes de formular los "límites teóricos" del concepto de etnia, retomaremos algunas nociones derivadas del pensamiento de Borojov sobre la cuestión nacional. 1.2 Etnia y "condiciones de producción" La primera noción que consideramos interesante relevar para nuestro objeto, es la de "condiciones de la producción". En su intento de resolver la cuestión judía en Rusia (y en general) Borojov rastrea y construye dicha noción, basándose fundamentalmente en El Capital y la correspondencia de Engels (v.g. las llamadas Cartas al académico socialista). A este concepto de "condiciones de tiva". (Ibid.) Asumir la identidad étnica a través de la lucha política o de otra índole, no significa adoptar necesariamente una identidad nacional, sino expresar en la praxis su identidad étnica. En todo caso sería asunción de una conciencia de etnia, de carácter político, por la reivindicación de sus derechos como etnia.
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lo contrapone al de "relaciones de producción", en cuanto apuntan a aspectos diferentes -aunque complementarios- de la realidad social global, "organismo socioeconómicos" (formaciones socioeconómicas) y "clases sociales", respectivamente; y, a ambos, condiciones y relaciones de producción, los contrapone al desarrollo de las fuerzas productivas. De esta doble contraposición, surge la interrelación del conflicto nacional y el conflicto de clases o, más específicamente, del conflicto nacional cómo conflicto de clases. Pero dado que ya he desarrollado aquél concepto en un trabajo anterior,13 me restringiréaquí a usarlo, para tratar de contribuir a la polémica sobre etnia, clase y nación, recordando solamente el aserto de Borojov de que en el proceso de producción surgen diversas relaciones de producción, pero la producción misma tiene lugar en ciertas condiciones, que son diferentes en distintos lugares y tiempos.14 Partiendo de estas "condiciones de producción" que pueden ser, según Borojov, "materiales" y "no materiales"; "geográficas", "antropológicas", e "históricas", y producción",
estas últimas a su vez, "internas" y "externas",15 él las aplica a su distinción general entre "pueblos" y "naciones": "Una sociedad que advino en las mismas condiciones de producción es comúnmente llamado pueblo; y la misma sociedad que además está unida por la conciencia de la integración de sus miembros individuales, la que proviene de un común pasado histórico, se denomina comúnmente nación."16 Referida a las etnias, la distinción anteriormente citada podría plantearse -en una primera aproximación teórica- de la siguiente manera: Las etnias también son sociedades
(o formaciones soque cioeconómicas) advinieron, en cada caso, en las mismas condiciones de producción a lo largo de un pasado histórico; pero cuyas condiciones de producción no son "nacionales". Es decir, en primer lugar, que la "base material" de sus condiciones de 1 3. José Luis Najenson: Marxismo y cuestión nacional en el pensamiento de Borojov, op. cit. pp. 14-28. 14. Ber Borojov: Los intereses de clase y la cuestión nacional, op. cit., pp. 58-59. 15. Ibid, pp. 59-61. En cuanto a las "condiciones históricas", estas pueden ser "internas" ("que se forjan en el seno de un cierto grupo humano") y "externas" ("o sea, condiciones que se manifiestan en las revelaciones sociales, con sus vecinos"). Para Borojov, las "condiciones de producción históricas", "fueron creadas en el proceso de producción, pero tienen una indudable influencia independiente . (Ibid., p. 59). 16. Ibid., p. 64.
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producción -el "territorio"- lugar donde viven y reproducen su vida, no es un territorio nacional en sí mismo, ni lo es para dichas sociedades étnicas, aunque se lo incluya, "administrativamente", dentro de un Estado nacional actual, o presuntamente nacional o multinacional, como una "condición histórico externa" de producción, (véase nota núm. 1 5). Para la etnia (aunque Borojov no haya podido tratar el tema debido a las circunstancias históricosocîales de su vida y obra) el territorio es "tierra": base material de su subsistencia y el lugar donde entierran a sus muertos. Si bien en nuestro tiempo dicha base material de subsistencia es sólo parcial; ya que gran parte de las etnias contemporáneas no obtienen su sustento solamente de las tierras, debiendo recurrir temporariamente al trabajo asalariado, o pago en especies, en tierras ajenas ("bracerismo", "migración golondrina" etcétera) como complemento -a veces esencial- de su sobrevivencia económica. En segundo lugar, la lucha común desarrollada por las sociedades étnicas no estuvo ni está orientada hacia la "formación nacional", es decir hacia la constitución de una entidad "supra-étnica" de carácter nacional o su incorporación a otra ya existente -rasgo que sería un elemento de su transformación en entidad nacional de algún tipo- sino hacia la reivindicación o recuperación de sus condiciones productivas propiamente étnicas (tierra y cultura, incluidos el arte y la lengua, como afirmación de un estilo de vida particular). Y, por lo tanto, su conciencia de integración social es básicamente colectiva -no individual como en el caso de la nación- en torno a una identidad que mantiene, en mayor o menor grado, y no desliga totalmente, a sus miembros, de los lazos "comunitarios", "sensu strictu". (La pérdida de estos lazos "comunitarios", locales, de parentezco, linaje, tribu, etcétera sería también un rasgo de transformación hacia una conciencia de integración distinta, no étnica y colectiva sino nacional e individual). Ya que, también siguiendo a Borojov, la "liberación" del territorio y del individuo en términos de libertad de movimiento, es un factor de la formación capitalista y nacional: "una general y necesaria condición para que prosiga la forma capitalista de producción es la libertad. El comercio y la industria sólo crecen en libertad de competencia, vale decir, cuando existe la libertad de trasladar los capitales y las mercancías y crear un mercado para ellos. Y el
ETNIA, CLASE Y NACIÓN trabajador también debe estar libre y libremente utilizar su fuerza de trabajo, o sea que debe poder moverse con libertad. . . Un viaje libre, una libre travesía necesita tener a priori un libre territorio. En esto hallamos el interés que movió a la burguesía a luchar por la liberación del país. Y la lucha se hizo antes que nada para liberar ciertos territorio, que tiene ciertas fronteras. Las fronteras terminaban allí donde cesaba de imperar una lengua determinada. Porque en los primeros tiempos, cuando la economía burguesa se desarrolló, nadie podía pensar en la supresión de estas fronteras. . . Era necesario libertar a la población del territorio y expulsar los resabios feudales que cubrían al país como densa red, y dificultaban la libertad de tránsito. La burguesía entonces creó un relativamente apartado organismo social, lo liberó de la hegemonía feudal y armonizó las bases de su producción. En esto radica la causa de su nacionalismo".17 Este último argumento de Borojov sobre la libertad de movimiento tiene carácter histórico, y se refiere a la liberación del territorio nacional que hubieron de emprender las burguesías europeas en su etapa revolucionaria contra la clase y trabas feudales: "Además liberó a toda la población. Se unificó con todos los sectores contra uno solo: contra los señores de entonces. Esto estimuló y fortaleció su nacionalismo verdaderamente combativo y progresista. De esta manera, con el tiempo, los pueblos europeos se convirtieron en naciones".18 Pero la idea de la "liberación "del territorio y del individuo, de lazos y relaciones ancestrales, puede aplicarse no sólo a las etnias feudales, y no sólo a la burguesía como clase revolucionaria; especialmente cuando ésta ya ha dejado de serlo y ha pasado a ser, en cambio, la clase que obstaculiza la liberación nacional. En América Latina, el proletariado y el campesino, e incluso sectores del campesinado ind ígena (como, por ejemplo, considerable parte de los grupos de habla quechua aymara en el Perú, que ya realizaron incluso un encuentro autónomo de carácter nacional itario, en Cusco, 1 979) 19 han devenido las "clases nacionales" en el sentido, ya citado, del Manifiesto Comunista". Pero en el 17. Ibid., p. 68. 1 8. Ibid. 19. Véase "Tupac" (Boletín del Comité Organizador del Primer Congreso de Nacionalidades, num. 1, Cuzco, marzo de 1980): "Primer Encuentro de Nacionalidades Quechua, Aymara y Minorías de la Selva, Cuzco, noviembre de 1979."
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caso de los campesinos quechuas y aymarás mencionados, existe un "proyecto nacional", y un sector de clase que se autopropone para liderar ese
proyecto: elementos indispensables de toda construcción nacional. En este caso, un conjunto de grupos sociales de origen étnico se ha transformado asumiendo una identidad de clase y nacional, al mismo tiempo. En cambio, la etnia como tal -en cuanto etnia- carece de un proyecto nacional, no
necesariamente de un proyecto étnico de supervivencia, y cuando lo posee es porque ya ha adquirido otro de los componentes de la identidad nacional; ya sea aquél un proyecto propio (como el antedicho) o la incorporación a un proyecto ajeno, pre-
existente y de mayor amplitud, que la incluye. Por ejemplo, la integración como minoría nacional a un estado multinacional y multiétnico, que reconozco su condición de minoría nacional oprimida
y de fracción de clases desposeída. Este fue el caso de los Mapuches en Chile, durante el gobierno de la Unidad Popular (aunque existían otros grupos de origen étnico en el norte que no se plantearon como minorías nacionales). Pero ésta es sólo otra de las situaciones de transición posible, y no involucra tampoco una norma de carácter evolutivo. La intensa politización y el recrudecimiento de la lucha de clases en los sectores rurales de Chile durante ese periodo, condicionaron una participación política y partidaria de importantes contingentes de campesinos mapuches, que superpuso a las reivindicaciones étnicas de la "tierra" (tomas de fundos, "corridas de cercos" etcétera) una integración individual a distintos grupos y movimientos políticos que revisaron sus "proyectos nacionales" en función de la "cuestión mapuche", incorporándolos a proyectos de transformación socialista de la sociedad.20 En ellos había cabida para sugerencias acerca de una posible "Región autónoma de la minoría
nacional mapuche", revitalizando y actualizando antiguos planteos como el de Alejandro Lipschutz, con una nueva tónica".21 Tal vez éste sea el momento de distinguir,si bien sólo anal íticamente, entre "pueblos", en la acepción
borojovista que ya hemos traído a colación, y "etnias". En un sentido, como vimos, las etnias son pueblos, en tanto sociedades que advinieron en 20. Cf. Alejandro Saavedra: La cuestión mapuche, (ICIRA, Santiago, Chile, 1971). 21. Cf. Alejandro Lipschutz: "La ley de la tribu" (Mimeo, s/f, Universidad de Chile, Santiago, Chile).
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condiciones comunes de producción y en cuanto dichas condiciones no tienen carácter nacional. Pero la particularidad étnica, respecto de los demás pueblos, reside en la mantención de algún tipo de relaciones sociales "comunitarias", "strictu sensu", ("comunitarias" y no "comunistas" o "socialistas") como parte de sus "condiciones históricas internas" de producción -ya sea en la producción misma, propiedad, apropiación o distribución de bienes- y en la pertenencia a organizaciones sociales de tipo comunitario, también en sentido estricto (clanes, linajes, tribus, etcétera); amén del origen ineluctablemente precapitalista a que hicimos referencia. En este tenor, no muchos pueblos actuales podrían definirse como etnias propiamente dichas, uno de cuyos ejemplos lo constituirían los ya mencionados lacandones. Los también citados mapuches de Chile y parte de los grupos de habla quechua y aymara en Perú, representan casos diferentes de transición hacia una identidad nacional. En otro orden de ejemplos, el pueblo judío, cuya religión
inicial constituyó un factor diferencial para todo su estilo de vida -particularizándolo aún en las sucesivas diasporas- se convirtió en una nación moderna luego de la emancipación de los ghettos, e intensamente desde la Revolución Francesa, durante todo el siglo XIX; culminando con la realización del 1o. Congreso Sionista en Basilea, 1897 (inicio del sionismo político como movimiento de liberación nacional) y la creación del Estado de Israel, en 1948.* Los armenios también constituyen * Cabe señalar que los discípulos y partidarios de Borojov, en 1905, constituyeron el ala ¡zquerda -socialdemócrata y marxista- de dicho movimiento de liberación nacional judío. Lo que Borojov llamó el "sionismo proletario", por contraposición al sionismo burgués, y que fundamentalmente fueron los partidos sionistas-socialistas fundados en el "Palio de Residencia" ruso a principios de siglo, se refundaron durante la llamada 2a. Eliah (corriente migratoria judía a Tierra Santa) en Israel, al mismo tiempo que la "Histadout" (Central Obrera Judía) y los primeros "Nibutzim", o colonias socialistas agrícolas. El sionismo obrero, representado en los partidos "PoaleZion" (Obreros de Zion), "S.S." (Sionistas-socialistas) y SERP (o Partido Seimista), tuvieron, juntamente con el "Bund" (Liga de los obreros social-demócratas judíos de Rusia, Lituania y Polonia) una combativa y destacada actuación política e insurreccional durante la Revolución Rusa de 1905. La intención del "Sionismo Proletario" o Poale-Zión (fundado por Borojov y sus camaradas en 1905, en medio del fragor revolucionario) era construir un estado socialista judío en la patria ancestral del judaismo -sin detrimento de otros pueblos- y, en todas partes, luchar por la revolución socialista mundial. Cfr.: Marxismo y
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otro ejemplo de un antiguo pueblo que deviene nación y Estado nacional, independientemente de su dispersión por el mundo y concentración parcial en el territorio ancestral. El pueblo portorriqueño, que ha devenido nación en su larga lucha anticolonial, está actualmente pugnando por la constitución de un Estado nacional autónomo y soberano, aun-
que gran parte de su población resida fuera del país. Los gitanos configuran un caso muy singular, con sus remotos (y desconocidos) orígenes, su aparente ausencia de vocación nacional, su .trashumancia voluntaria y extraterritorialidad permanente. Algunos conservan su identificación con denominaciones tribales, bastante laxas; pero sus condiciones de producción internas, aunque sumamente diver-
sas según las parcialidades, no son comunitarias en sentido estricto; tampoco constituyen una etnia propiamente dicha.22 En todo caso, un heterogéneo conjunto de etnias errantes, en un lejano pasado (también ignorado), constituyó un pueblo extraterritorial; cuya extraterritorialidad fue intencional o llegó a serlo -a diferencia de las de los judíosy proveyó, tal vez, el eje en torno al que se forjó su identidad como pueblo.
2. Proyecto nacional "alternativo" Aparte de la mera distinción analítica entre pueblos y etnias, que sólo tiene un valor taxonómico, y
que podría redenominarse en términos de "etnias en sentido estricto " y "etnias en sentido lato", la verdadera oposición cualitativamente esencial que
hemos formulado es la que encabeza el a càpite 7. : "Etnia vs Nación", ya sin signos de pregunta. Lo "étnico" -en ambos sentidos- se contrapone a lo nacional, es lo "no-nacional" por "diferencia"; y solamente puede definirse en relación a lo nacional, incluidas las situaciones transicionales. Pero dado que lo nacional, como proceso, tiene -aunque no necesariamente lo consiga- a la homogeneización relativa, supra-étnica, de la "sociedad civil" (a través de la nacionalización de las condiciones productivas) y a la constitución de un Estado na-
cuestión nacional en el pensamiento de Borojov", que es mi "Introducción" a la antología de sus obras: "Nacionalismo y lucha de clases", (Pasado y Presente , Siglo XXI, Me'xico, núm. 83, 1979). 22. Sobre este tema puede consultarse el libro de J. Bloch, Los gitanos (EUDEBA, Buenos Aires, 1962).
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cional (mono o multinacional), el proceso" de formación nacional siempre ha implicado e implica -para las sociedades étnicas preexistentes- una imposición o, si se quiere, una super-imposición. Incluso para la o las etnias que pudieran devenir dominantes en dicho proceso, ya que sobre ellas también se impone la "liberación" y luego la "denominación" por la nueva clase nacional, al convertirse en clase dirigente de la nación. Por eso, todo proceso de "etno-reproducc¡ón"o "etnorestau ración", y eventualmente "etno-generación"1 es, en esencia, potencialmente "contranacional" (no necesariamente "anti-nacional); cuando emerge dentro de una nación consolidada, o en formación, o respecto de un proyecto nacional previamente existente. En este último caso, puede presentarse como un "contra-proyecto" y devenir en un "proyecto nacional alternativo", como en el caso transicional del proyecto" quechua, aymaray minorías de la selva", ya mencionado, en relación al proyecto nacional burgués peruano, preexistente 1. Por "etno-reproducción", entiendo la sobrevivencia cotidiana del "estilo de vida", o cultura global, -siempre en transformación- de una forma social étnica. Sobre el concepto de "estilo de vida" como una de las dimensiones del concepto de cultura, puede consultarse mi libro: Cultura nacional y cultura subalterna (UAEM, México, 1980). "Etno-restauración", sería el intento, en parte deliberado de la recreación de aspectos esenciales de un "estilo de vida" étnico subalterno y susumido; por ejemplo, la restauración del culto a Pachacamac -a raíz de la creencia en su resurrección- en el Cuzco, 1565, cuyo templo se hallaba al sur de Lima. Según fuentes españolas, se habían efectuado ofrendas y sacrificios de ganado en honor de este dios creador indígena, en conexión por un movimiento de rebeldía apoyado por Titu Cusi, penúltimo Inca, desde Vilcabamba. Asimismo, el movimiento redentor del Taqui Ongoy, en el mismo año de 1565, en el Departamento de Ayacucho, suponía la intervención de las "huacas" andinas resucitadas, incluida la de Pachamac, en el intento de erradicar a los españoles y su religión del Tiahuantinsuyo. (Véase David D. Gow: "Simbolo y protesta: movimientos redentores en Chiapas y en los Andes peruanos. América Indígena, 1 vol. XXXIX, México, 1979, pp. 56-60). "Etnogeneración", implicaría la formación, como proceso histórico, de un nuevo "estilo de vida", a partirde componentes étnicos preexistentes; de una nueva síntesis cultural, como la surgida, por ejemplo, entre los negros esclavos (de distinto origen étnico inicial) escapados de los ingenios Baríianos, que constituyeron la "República de los Palmares" y otras experiencias similares. Por otra parte, el propio "estilo de vida" de las plantaciones conformó, también, condicionada por la esclavitud impuesta, una nueva "síntesis neo-etnica", que resumía y fundía rasgos culturales previos con los determinados por la relación esclavista de trabajo; conllevando un inevitable empobrecimiento de las antiguas formas culturales étnicas, pero que no implicaron su desaparición total.
u otros implicados en el área. Aquel proyecto, en tanto "alternativo" forma parte de la "cultura alternativa"2 de las clases subalternas de la formación social peruana; por cuanto realiza aseveraciones como la siguiente: "En la actualidad, el Estado reaccionario está dirigido por la gran burguesía, en alianza con el imperialismo y los terratenientes, manteniendo su carácter semicolonial o antinacional, contrario a la democracia y a los intereses de las masas populares. El conjunto de estos hechos nos enseña pues porqué el Perú es una nación en formación. Las luchas campesinas y del conjunto de las masas populares, tienen una aspiración democrática nacional, que se trunca porque no se tiene el poder político. De allí que para hacer madurar el proceso formativo de la nación peruana es necesario derrocar el poder político de las clases reaccionarias con el triunfo de la revolución democrática nacional. Esta será la única garantía para integrar en beneficio de las masas populares, incluido quechuas, aymarás y nativos de la selva, una 2. Cf. José Luis Najenson: "Democidio: un hijo legítimo del genocidio y la destrucción cultural" (En Revista de la Universidad Autónoma del Estado de México, núm. 11, noviembre de 1981. Toluca, México, pp. 11-21) véase p. 15-17.
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JULIO 1982
nueva economía, una nueva política y una nueva cultura'1.3 Resulta significativoel reconocimiento del impacto que el desarrollo capitalista, aunque "débil y lento", ha tenido sobre las comunidades, que el "encuentro" considera como "nacionalidades", "cuya disgregaciónparcial se expresa en las grandes migracionesde campesinos del campo a las ciudades formando las barriadas; que se expresa tambiép en el desarrollo de la producción mercantily en una relativaaunque no profunda diferenciaciónsocial al interiorde las comunidades o parcialidadescampesinas".4 Incluso admite taxativamenteque "la nacionalidad subsiste en las comunidades, con una economía de carácterprincipalmente parcelario,predominandoel factorclase sobre el factorraza",5 y consideraque la formación y el fortalecimientodel proletariado-condicionado por el desarrollocapitalista- ha modificadola orientaciónde la lucha de clases, y hace inevitable la participacióndel proletariadoen la solución de la cuestión de las nacionalidades quechua, aymara y minoríasde la selva,como de la cuestiónnacional peruana, en general.6 Estas últimas afirmaciones, planteadas o aceptadas por los propioscampesinos de origenétnico muestranuna sugestivacoincidencia con otro aserto básico de Borojov,en cuanto a que la "primera tarea del proletariadode una nación oprimidaes la liberaciónnacional",7 concebida esta última como una formade la lucha de clases y dentro del "programamínimo" de todo partidoo movimientorevolucionariode una naciónoprimida o en formacióny de cuyo "programamáximo": la liberaciónsocial,aquélla constituyeuna condición.8 Para finalizar,recordemos que el proceso de "nacionalización de las condiciones productivas", en el sentido de Borojov, fue un largoproceso histórico para las primerasnaciones europeas, que incluso no ha concluido en algunasde ellas. (Basta mencionar, por ejemplo, las renovadas "cuestión bretona" y "sarda" en Francia, "andaluza" y "gallega" en España, la permanentecuestión "irlandesa" y "gallega" en España, la permanentecuestión
"irlandesa", en el Reino Unido, etcétera.) Esas a travésdel antiguas etnias que se transformaron, desarrollocapitalistay la gestaciónde las modernas naciones europeas, en minorías nacionales desprivilegiadas,plantean hoy sus proyectos nacionales también como "proyectos alternativos"a proyectos nacionales que implican asimismo,en alguna medida, procesos de dominación colonial y reubicación de la mayor parte de la población de las étnias dominadasen el sectoroprimidode la nueva estructurade clases, cuando ésta se consolidó. El factorcolonial fue mucho más claro todavía en el nuevo mundo, donde el "Estado Español en las Indias" -como lo llamara magistralmente Capdequí- y los otros estados colonizadores,constituyeron como base de su estructurade clases esas dos grandessíntesisneo-étnicas(más o menos diferenciadas según los casos, y más o menos inclusivas según la movilidad social y mestización en cada caso), que fueron llamadas, estereotipadamente, por el conquistador, "indios y negros".9 Esto nos lleva a la proposición generalde que otra característica básica de las etnias, tanto en sentido lato como estricto,es su inserciónmayoritaria(aunque no exclusiva) en las capas y clases explotadas de los Estados coloniales y luego nacionales. Si bien el proceso de revoluciones independentistasen América Latina, a comienzos del siglo XIX, trajo consigo cierta movilidad social y reestructuración -aunque no radical- de la estructurade clases colonial. En todo caso, lo que podemos afirmarsintemor a equivocarnos,para América Latina,es que ninguna etnia o conjunto de etnias, en sentido lato o estricto, ninguna formaciónsocial étnica -como totalidad- excepción hecha de Haití, ha pasado a formarparte in toto, hasta, de la clase nacional, es decir, de la clase dominanteque constituyerao intentaraconstituirla nueva nación, o Estado nacional; y sólo algunos individuos,familiaso pequeños gruposde origenétnico, fueronincorporadosa dicha clase nacional y dirigente.
3. "Primer Encuentro de Nacionalidades Quechua, Aymara y Minerías de la Selva, Cuzco, noviembre de 1979", op. cit. p. 43. 4. ibid., pp. 42-43. 5. Ibid., p. 43 (Subrayado en el original). 6. Cf. Ibid. 7. Cf. Ber Borojov: "Nuestra Plataforma" (En Nacionalismo y lucha de clases) , op. cit. 8. Cf. Ibid.
9. Cf. Jean Casimir: Viejas naciones y nuevas etnias. (Versión preliminar, CREFAL, 1981.)