Conversaciones íntimas con un palero, santero y babalawo cubano: Nelson Aboy Domingo Rosa Elena Carrasquillo College oí'the Holy Cross
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elson Aboy Domingo es un estudioso incansable de las religiones afrocaribeñas, además de ser un respetable palero, santero y babalawo. Se educa formalmente como antropólogo en la Universidad de La Habana, y sus estudios logran una profundidad única en este campo pues él tiene una perspectiva íntima con estas religiones — ha sido practicante por más de treinta años. Sus contribuciones en el campo de la antropologia religiosa popular son muchas. En su libro, 25 sighs de historia de la santeria cubana (Santander, España: Exa. Editores, 2004), expone una teoria única y muy controversial sobre la naturaleza misma de esta religión. En esta entrevista, Aboy Domingo comparte su teoria desde un plano personal c intimo. Aboy Domingo también es maestro, el más humilde y generoso que haya conocido jamás, e imparte cursos de antropología y religión en varias instituciones educativas en La Habana, Cuba. Ha tenido estudiantes tan prestigiosos como embajadores diplomáticos de las Repúblicas de Angola y el Congo, y tan humildes como cualquier hijo de vecino en La Habana. Para él. todos los que se le acerquen reciben el mismo pan de la enseñanza con el mismo amor y respeto. En esta entrevista, Aboy Domingo nos muestra varios aspectos personales que muy pocas personas, fuera de los mismos practicantes de las religiones afro-caribeñas, tienen acceso. Con una modestia y humor que le caracterizan siempre, Aboy Domingo nos describe algunos de los misterios de estas religiones; con sensibilidad y claridad también abre nuestros corazones a las dificultades y realidades del diario vivir cubano de antes y después de la Revolución. Su genio e ingenio nunca cesan de sorprenderme. Esta entrevista es una muestra de ello. Desde el año de 2002 no he podido regresar a Cuba, pero he mantenido comunicación electrónica con mi amigo Aboy Domingo. Empezamos esta entrevista a principios de junio, cuando le envié varias preguntas. No escuché de Aboy Domingo hasta julio cuando me informó que su computadora estaba dañada y tardó más de un mes en repararla. Después de comentarle que el contenido era "oro molido", añadí varias preguntas más. El tono que adopta Aboy Domingo es definitivamente oral y personal. Si no relato las circunstancias, cualquier lector imaginaría que esta entrevista toma lugar de cara a cara. Aboy Domingo está acostumbrado a ver cualquier obstáculo como una oportunidad de creación y las palabras que le siguen son prueba de ello. i
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Rosa Elena Carrasquillo: Mi querído amigo Nelson, empecemos con algunos datos personales. ¿Cuándo y dónde naciste? Nelson Aboy Domingo: Me remueves muchas cosas en mi interíor. Cosas en las cuales casi nunca me detengo a pensar porque me preguntas cuándo y dónde nací y, realmente todos los seres humanos tenemos varios precedentes que sin dudas van formando parte de las respuestas a tus dos preguntas. Fui tenido en cuenta por mi abuela materna, mucho antes de haber sido concebido, pues se opuso a la unión amorosa de mis padres, por las diferencias raciales entre ambos y no deseaba un nieto mestizo. También una tía maldijo el producto del vientre matemo de mi madre. Quizás ahora tenga sentido decir que mi advenimiento ocurrió en una madrugada, del otoño huracanado de 1948, sin luz eléctrica, cerradas las calles por el mal tiempo y sin comunicaciones. Obviamente, no estaba siendo muy bien recibido, ni siquiera desde el momento mismo en que avizoró la posibilidad de mi llegada. La naturaleza del mal tiempo fue la comisión de recepción y, como siempre, el mejor indicador para hacerme saber, que: Si algunos nacen con estrella, yo nací estrellado. En esas condiciones y con la inclemencia del tiempo, me presenté pelviano (venía sentado y no de cabeza normal de vértice). Hubo que hacer un largo trabajo de parto y acomodamiento fetal, al girar intrauterinamente enredé el cordón umbilical en mi cuello, empeorando las situaciones; de todo lo cual aun no se sabe ni cómo ni por qué salí airoso, pero con aplicación de fórceps. Más tarde se supo que mi madre, en su desamparo, imploró por mi salvación e hizo una promesa a la Virgen de la Caridad del Cobre. Fue un día 7 de octubre. En la Calle Carmen # 18 en La Habana. RC: ¿Dónde creciste y cómo fue tu niñez? NAD: Me sigues removiendo . . . Crecí en las barríadas de la marginalidad habanera. Confi-ecuenciadebíamos cambiamos de casa, pues no había como pagar el arrendamiento y se temía mucho al desahucio. Mi infancia fue básicamente muy pobre. Mi madre de piel blanca y ama de casa. Mi padre sastre primero. luego maestro y médico después, pero descendiente de negro. Esta última condición determinó múltiples dificultades para la obtención de empleo seguro como fuente de sustento del hogar; al tiempo que no menos penurías, ofensas y díscríminaciones por un matrímonio con desiguales color de tez, que obviamente y por antonomasia la presión social y discríminatoria también me concedía mi dosis correspondiente. Mi padre sólo lograba cubrir las plazas de maestro llamadas suplencias y en contadas ocasiones en las escuelas noctumas de adultos en pueblos de campo. como es el caso de Bauta (antiguo término municipal rural fuera de La Habana). Eso lo llevó a establecer un pequeño colegio privado llamado Colegio Aboy Alien -— sus apellidos — en la antigua casa de su padre, lo cual me permitió hacer mis prímeros estudios primarios.
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Nunca . . . casi nunca, bueno, realmente no recuerdo haber tenido juguetes propios. No supe qué era Papa Noei, ni los Tres Reyes Magos, qué era la tradición del Dia de los Reyes para los niños cubanos y qué se celebraba el Día de la Epifanía del 6 de enero, según la tradición católica de Cuba. Mis padres en esos días — antes, durante y hasta mucho después de las fechas navideñas — no tne dejaban salir a las calles, para que . . . Bueno no tengo claro si era para que no hiciera ilusiones de un seguro desengaño o, por que simpletnente ojos que no ven corazón que no siente. RC: ¿Qué tipo de colegio era este? NAD: Se trataba de una pequeña escuelita primaria, privada que se enclavaba y funcionaba dentro de la propia casa de vivienda (muy comunes en la sociedad habanera cubana en los años anteriores a 1959) que durante el día desmontaban los muebles de la sala, comedor y alguna habitación y en su lugar ordenaban los pupitres. Cuando recesaban las clases, el mobiliario retomaba su lugar nuevamente. Los pobres — que comían huevos y eructaban jamón — preferían ir a estas escuelitas pagas (pago de pequeña mensualidad) que ira las escuelas públicas; pues en la época habían más prejuicios y apariencias sociales que juicios y actitudes acorde a sus realidades. Acudir a una escuela pública en la época era no sólo ser pobre, si no algo así además, como gritarlo sin opción. Como en mi casa natal no había economía ni para comer, fui prácticamente internado a pupilo de lunes a viernes en la casa de mi abuelo y tías paternas, quienes fungían como director y maestras respectivamente. Mi padre era sólo el propietario titular del colegio. Allí vivía y estudiaba durante toda la semana y, aunque debo reconocer que recibí el pan de la enseñanza de manos de ellos, también es justo decir, que no recibí ninguna muestra de afecto porque yo era algo así como el pobre recogido . . . e hijo de una unión marital que no había sido aprobada ni por la línea de mi abuela materna, por discriminación racial, ni bien recibido por el lado de la familia paterna, por ser descendiente también de los discriminadores de mi padre negro. Ser mestizo para mí representó mucho más que llevar sangre de negros y blancos en las venas, mucho más que un color trigueño de piel, significó resistir y pagar el precio de ser el producto de la desaprobada unión marital de mis padres — desde una posición social y económica además muy desventajosa. Comprende, y sólo ante tu pregunta lo pondero, que yo no icnía bando, no calificaba en ninguna de las categorías definidas. Ni era negro, ni ora blanco y lo que es peor era un pecado de ambos. Ser mestizo en esa época te descalificaba de cualquiera de los dos bandos y más aun siendo pobre. Por esa razón, aprendí a leer y a escribir de la mano de mi abuelo y tías paternas, pero el amor, el afecto y las necesarias tolerancias y comprensiones de mis padres estuvo ausente todos esos años. Por eso tengo sabor a patacón pisa'o, pues me frieron
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como plátano verde, que no dejaron madurar, y por último me aplastaron como plátano a puñetazo. Esta escuelita de "horror y misterio" familiar, también tuvo sus encantos . . . Mi familia paterna procede del pueblo de Guanábana en las afueras de Matanzas. Sus orígenes no son muy remotos, pues surge con la unión marital de un chino rico (que se hizo llamar y se firmaba Justo Rafael Aboy) que compra la libertad de una negra esclava descendiente de Yoruba y Musundi para casarse con ella (conocida en la localidad como Mamita Rosalía). Tetigo las fotos y aun existe el árbol de la Ceiba donde hacía sus prácticas religiosas y en la cual aun hoy los pobladores de la localidad le depositan sus ofrendas. (Te enviaré fotos para mover tu curiosidad investigativa). Por esa razón y dado mi vida internada en la casa de mi abuelo, aprendi los hábitos, costumbres alimenticias y demás aspectos procedentes de los remanentes de la cultura china y de la cultura negra residual. Lógicamente, cuando iba a casa de mis padres y de mi abuela materna, todos esos hábitos y costumbres eran criticados y corregidos hacia un estilo mucho más europeo, obviamente españolizados. Eso me servía de divertimiento en los desiguales contextos, al tiempo que contribuían — sin darse cuenta —^ a ir sazonando de sabor y color el ajiaco cubano que en resumen uno va resultando. Los cubanos somos mucho más pluriculturales de lo que usualmente suele suponerse. RC: ¿A qué te dedicas?
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NAD: Como buen cubano de todos los tiempos, he sido un tipo "utility". Para un cubano de la media general, es más importante ser capaz de hacer cualquier cosa, que ser capaz de ser el mejor en una sola cosa. Y, como la necesidad es la Madre de la Invención, la mayor parte de nosotros hemos sido capaces — por obligación, más que por vocación — de muchos oficios y profesiones. Pero actualmente me dedico a tiempo completo al ejercicio del sacerdocio de Ifá. RC: ¿Recuerdas cuál fue tu primera experiencia con la Regla de Ocha? NAD: Sí, sin dudas. Esas experiencias generalmente son inolvidables para todos los que de una forma u otra la hayamos vivido. Para cualquiera que decida dar
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ese paso, por diversos que sean los móviles que lo lleven, es tan traseendente la diferencia entre el "antes de" y el "después de", que sin dudas eso marea hondo, fuerte y feliz si estamos en buenas manos. Me vi súbitamente involucrado en el cometimiento de un delito, en el que no había tenido ninguna participación real, pero en el cual aparentemente las evidencias apuntaban hacia mi. Mi padre ya inuy enfermo del corazón, no podia pedirle ayuda de abogados conocidos para no disgustarle y asi me vi solo, con una relación amorosa que se desmoronaba, una hija muy pequeña, sin el respaldo de mis posibles padres y sin salida en la situación. Eso me llevó a buscar a amigos de mi padre y acudí al Sr. Osvaldo Pereira, Catedrátieo de la Facultad de Agrimensura de la Universidad de La Habana, en busca de algún abogado amigo. Es su esposa (hoy ya fallecidos ambos) ia que me recibe, Aurora Valdés Hernández, y la que a su vez decide por si misma tomar cartas en el asunto y coger las riendas de la posible solución, inusitado para mi desde sus propias perspectivas del easo. Ella tenia asentado Osha, en tanto era Omó Yemayá (temperamentalmente fuerte y variable eomo la impetuosidad del mar y con la pasión maternal que las earacteriza). Sin vacilar ni un instante me asume como un hijo con problemas y decide hacer su consulta a los orishas con Obi Omi tutu (masa del fruto del coco y agua fresca). Fue mi bautismo de fuego en esa lid, jamás entendi nada y ereo que nunca lo valoraré lo suficiente. Su respuesta oraeular fue: que ningún orisha se haria cargo de ayudarme y que sólo el Orisha Changó me salvaría por los pelos. Sus palabras fueron textualmente: "Dice Changó que sólo le pondrán 60 pesos de multa y por come mierda". Me indicó hacer varias cosas. (Las recuerdo de memoria y jamás las podré olvidar). Fui al juieio, muriéndome del temor y de la timidez pues nunca me había sentido tan insignifieante, infeliz y desamparadamente solo. Tanto peor dado que, aun sin ]iruebas. las evidencias coherentemente todas apuntaban hacia mí. Se desenvolvió todo el desarrollo del mismo en un gran enredo de declaraciones — ya nada coherentes — que ni yo ni e! juez ni el fiscal entendimos nada de nada, por lo contradictorio que resultó todo en la vista oral. (Increíble, pero cierto). El abogado fue nombrado de oficio, pues no tenía eeonomía para pagarlo y. como entendió menos aun que los demás, se limitó a decir que no tenía nada que preguntar ni qué decir. (Claro está, que mentalmente me cagué en su madre, eomo buen cubano). Llegada la hora de dictar sentencia, no sé como pude ponerme en pie cuando así me lo solicitaron, pues el fiscal solicitaba una condena de eineo años de privación de libertad y el abogado no había hecho más que silencio en supuesta defensa. El veredicto del juez, no se hizo esperar; cito literalmente sus palabras: "Le voy a poner 60 pesos de multa para que no sea más come mierda". (Recuerdo ahora que me sonreí, pero el Secretario me dijo: ¿Usted se siente mai? ¡Así sería mi cara!). Imaginarás que no supe si era mejor cagarme, venirme o mearme , . . No sé que más sucedió después de esos instantes — te estoy haciendo el relato y siento hasta vértigos — vine a volver en mí. cuando me sorprendí a mí mismo, que iba eaminando desde el lugar del juieio hasta la easa (15 km) de Aurora Valdés, eonsagrada ante los orishas eon el nombre de Omi Yumí (Agua Clara).
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Más clara ni el agua. Allí me hizo acostarme boca abajo frente al Orisha Changó como forma de salutación, respeto y agradecimiento ante el orisha. Necesito un tiempo, por favor, para estar en condiciones de poder seguir respondiéndote. •' ^ RC: ¿Cuándo y cómo supiste que ése era tu camino religioso? NAD: Naturalmente, este hito determinó el surgimiento de una relación que sólo por la ausencia tísica de ella se ha visto parcialmente alejada, pues aun desde el punto de vista espiritual me asiste y acompaña. En los tiempos que siguieron el acontecimiento, me vaticinó que mi camino era religioso en el seno de estas religiones de antecedentes africanos, que yo muy probablemente sería un hijo de Changó o tendría mucho que ver con el mismo y que no perdiera de vista esas orientaciones. Predijo que viajaría por el mundo, que sería sacerdote de lfá. que me alejarían de puestos de trabajos formales o institucionales y que tendria estabilidad en mi vida. Finalmente ella fallece y no alcanzó a vivir lo suficiente como para ver confirmada una vez más sus vaticinios y palabras, los que sin dudas se cumplieron al pie de la letra. Resulté ser realmente un consagrado Tata Nganga sobre Siete Rayos y al Orisha Changó, mi nombre consagratorio en Osha es Oban Yoko (Rey Sentado) tal y como pelviano hice mi presentación al mundo. y los que me consagraron no lo sabían. Finalmente me consagré en el sacerdocio de lfá como Babalawo. RC: Habíame de tu trayectoria religiosa. ¿Cómo empezastes a aprender sobre la religión? NAD: Comencé el aprendizaje y apreciación de estas culturas mucho antes de haber sido un consagrado como tal. Sólo que no asumí nada de lo aprendido como rituales religiosos si no como cultura en general. Durante mi primera infancia, no recibí más allá de un bautismo católico y formal. Como a quien le ponen un cuño gomígrafo por rutina y formalidades. No tuve absolutamente ninguna formación religiosa de catequesis en la infancia. Mi familia no eran creyentes militantes. Como la mayor parte de los cubanos se decía: "Creemos en Dios, pero nos cagamos en los curas". El triunfo de la Revolución Cubana me sorprende con apenas 11 años de edad y por lo tanto debo reconocer que la formación que recibí en mi etapa de adolescente fue la del mal llamado Materialismo Dialéctico y la del Ateísmo Cientifico. No se dieron las condiciones en mi juventud como para la formación de una mentalidad propiamente idealista y menos aun militante en tanto una real profesión de fe en el total sentido del concepto y del precepto Católico. Sin embargo, hasta la propia incorporación a tareas y etapas de le época de revoluciones sociales en el pais, me vincularon a la convivencia con sectores poblacionales de negros y con estas religiones. Vivi en la marginalidad y estas fueron culturas de los sustratos marginales. Con sólo 12 años de edad me fui
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a alfabetizar a los campos de Cuba y me ubican en sitios y lugares donde estas prácticas estaban latentes y vivas, al tiempo que justamente esas eran las personas que yo tuve que enseñar a leer y a escribir. En agradecimiento, me enseñaron todo lo que sabían de estas religiones. Ya desde entonces me rayaron en Palo Monte en un viejo barracón en minas que además después sirvió de cementerio de esclavos, en un lugar conocido con el nombre de Macawa en los límites del Municipio de Los Arabos, Provincia de Matanzas. Allí si se jugaba Palo Monte del bueno y ¡se arriaban los muertos de verdad!!! Así me hice Tata Nganga y trabajé el palo mucho tiempo. Ahí es donde se aprende que: "El bien se hace sin permiso, pero el mal se hace sin derechos". ¡Cuánto saber y cuántos valores en la cultura marginal! Más adelante, y como era mi camino, se presentaron las condiciones para asentar Osha. Lo aprendido fue revelador: "Aprenda a vivir en este mundo, porque de otra forma, aprenderá en el otro mundo". Luego hice Ifá y la nueva clave es: El que a dar se pone, a pedir se queda. Tanto tienes, pues tanto vales". La vida me ha demostrado que realmente era el curso de mi vida . .. desde aquel ciclón de 1948 bajo el cual llegué al mundo y todo parece indicar que no escampa. RC: Habíame de tu "entrenamiento" como santero y babalawo. NAD: Hay aspectos de las esferas del desenvolvimiento humano para lo cual se nace, más allá de si se tiene una vocación o no por esas cosas. Es la clásica diferencia entre la aptitud y la vocación. Hay muchas cosas que se deben aprender en estos oficios, tanto más, por cuanto sus fomias de aprendizajes son absolutamente empíricas y trasmitidas de forma patrimonial de boca a oídos y de mano a mano, pero aun estando cerca y directamente vinculado a estos medios culturales, si la persona no ha nacido con una dote o aptitud para ello, no le es útil en lo absoluto, al menos como oficiante, aunque sí resuelvan sus problemas peculiares y personales. Para esto, como oficio, hay que haber nacido con esa condición. Que a diferencia de lo que muchos creen, no es realmente un don ni una gracia; todo lo contrario es toda una desgracia. Omi Yumi me decía, entre sus muchas enseñanzas, que es todo un arrastre kármico y que uno así lo va depurando, pues es tanta la dedicación que llegas a tener por los conflictos y problemas de los demás, que poco a poco vas dejando de ser tú misma y de ocuparte de ti misma por ocuparte de los demás. Llega un momento en el cual casi no eres ni dueña de tu tiempo, en aras de atender a las personas que acuden a ti y lógicamente para cada uno de ellos, el problema más grave obviamente es el suyo y no el tuyo, ni el del que está a su lado. Esto requiere esfuerzos y sacrificios. Requiere tener una buena conducta social, si no cómo vas a ser confiable. Te obligas a ser un buen padre del que necesita ese tipo de atención, un abogado del que no sabe la ley, explicarle a un marido como piensa su mujer y viceversa, esclarecer a un paciente de un diagnóstico en el cual el médico está perdido, encausar socialmente al delincuente sin delatarlo,
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apoyar a una madre soltera que no puede con ambos roles; en fin, es inagotable la cantidad de roles psicosociales que te llegan a las consultas. A la consulta de los juristas sólo llevan problemas judiciales o legales, a la consulta de cardiología van los casos de los cardiópatas; y así sucesivamente, pero a nuestras consultas vienen todos aquellos que después de salir de las consultas de los especialistas, buscan la confirmación o alternativa de solución de los que allí se les quedó fuera o no están seguros de los resultados. Eso obliga, y de qué manera, a ser un especialista en el universo de los confiictos humanos con total independencia de tema o materia de que se trate. Comprenderás que si no hay una buena aptitud para estos oficios, no es útil solamente el buen aprendizaje. Se requiere de mucha sensibilidad humana y oficio que sólo en el taller diario se aprende. RC: Eres todo un maestro evadiendo ciertos temas. Por lo menos dime ¿por qué proteges tanto el conocimiento de un proceso que yo sé que te ha tomado mucho tiempo y energía y corazón? NAD: Me haces reír... y ya to estaba necesitando. El conflicto me surge porque te quiero mucho y te deseo responder bien. Hoy tú me estás entrevistando, pero yo llevo 30 años entrevistando a los calderos de Palo Monte, a los orishas y finalmente a Orula, porque cada vez que uno utiliza un oráculo para hacer consultas, uno sin quererlo asi propiamente dicho, está entrevistando a las deidades y obteniendo información para el consumo de otros. Porque uno está haciendo preguntas en la búsqueda de lo que los demás desean informarse. El taller diario de este oficio nos enseña cosas que normalmente sólo se adquieren con la práctica y que nadie nos ha dicho y la primera de ellas es que: Sólo a preguntas inteligentes, nos responderán respuestas inteligentes y sin ambigüedades. Veamos, ¿cómo me hice santero? A mí me parece, que en sentido general, yo decidí hacer mis consagraciones, por razones atípicas con respecto a la media de los demás. De igual fomia mis hijos lo decidieron hacer por el mismo concepto que yo. Veamos, la casi absoluta mayoría de las personas que se consagran en el culto a los orishas (96 %) lo hacen en realidad como una forma de alternativa de solución a determinados problemas que aquejan sin otras opciones de solución, luego de haberlo intentado por las vías para ello. Tal es el caso de personas con enfermedades sin alternativas por las ciencias médicas. Trastornos en la concepción de la maternidad, sin resultados por vías invitrus o intrauterinas de fecundación, etc. En fin, generalmente la causa o móvil que induce a una consagración es algo por resolver sin más opción. Ése no ftie mi caso. Yo no me agarré a esto como única tablita de salvación. La vida quiso que yo tuviera otra opinión vivencial de estos antecedentes culturales. Yo no asumí nada de esto como una profesión de fe propiamente dicha. La casi absoluta mayoría de las personas (y no me gusta ser absoluto) tiene de estas prácticas el criterio, y así las asumen o las rechazan como tal, de que se trata de prácticas religiosas y de que se pueden procurar el milagro que buscan. Mucho más allá de lo que dicen (las personas) o crean (los
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creyentes de fe) en realidad, obviando el discurso de argumentación "teológica"; lo que realmente muestra la propia praxis en si misma, lo que objetivamente se lleva a cabo como ejercicio práctico, dinámico, lo que realmente se hace y en que consisten estas prácticas, obviamente no son nada más y nada menos que formas culturales de ejercer un culto a la propia personalidad personal, propia e irrepetible — en aras de garantizar la calidad personal en la continuidad de la vida de ser humano en esta etapa de vida. No hay absolutamente ningún aspecto que ponga en evidencia siquiera que en estas prácticas haya un aspecto escatológico. en tanto no se hace nada en las mismas, para obtener un beneficio en el posmorten. Yo, más allá del oficio religioso, nunca puse mucho asunto a: ¡o que se dice de esto si no que puse más énfasis en: lo que se hace con esto. Todas las personas que se detengan a analizar como resultado de sus consagraciones: los consejos que se le dan, las recomendaciones que debe seguir, lo que debe y no debe comer, tas actividades que le son recomendables y las que no, los consejos sobre el uso de los colores en su atuendo personal, las obser\'ancias de respetar ciertos horarios para determinadas actividades, las precauciones sobre los peligros de relacionarse con determinados individuos de la sociedad, las características de su pareja y cómo sobrellevar mejor las relaciones, la propensión al padecimiento de determinado grupo de enfermedades y como evitarlas, etc. . . . pues es demasiado obvio que estamos en presencia de una cultura del modo idóneo del ser individual. ¿Dónde están los aspectos religiosos? Entendidos como extraterrenales, sobrenaturales, omnipresente, omnipotentes, omniscientes; que sin embargo, sí caracteriza de una forma u otra a las llamas religiones universales. Yo, muy modesta y personalmente, no veo que tal condición se de en el caso del Cuito a los Orishas. Digan lo que se desee decir o creer al respecto de todo esto. Todo lo cual yo respeto profundamente, pero la práctica demuestra otra situación referente muy distinta en si misma, más allá de lo que se desee creer. No es lo mismo simplemente mirar, que el que llega incluso a ver. No es lo mismo simplemente oír, lo que te quieren decir, que el que incluso llega a escuchar. Y en mi modesta apreciación de estas culturas, hay una extraordinaria contradicción no antagónica entre el discurso argumentai y la praxis real. Justo esta visión atipica que yo tengo sobre el tema, ftie lo que me llevó con plena conciencia y conocimiento de causa a buscar lo único que realmente en ella se pueda hallar concretamente: Quién soy y cómo debo vivir. El culto a los orishas lo asumí como un modo de determinar con plenitud cuál era mi arquetipo genérico y el especifico de personalidad y de identidad psicológica y biológica; así como las normas adecuadas para el mejor modo de vivir en mi etapa terrenal actual de vida y simplemente nada más, porque nadie, en tal sentido y práctica, logra hacer nada más. Eso íiie lo que en esencia me llevó a mi consagración y es lo que felizmente sin lugar a dudas hemos encontrado tanto yo como mis hijos. Jaaaa . . . la otra pregunta: ¿Por qué me hice babalawo? . . . ¡Tú preguntas gordo y en grande! ! ! Cuando yo recibí mi awofaka (primera mano de Orula), como cuando hice
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mis ceremonias de consagración Orisha, en ambos casos se hace un registro trascendente, que sin dudas — como ya he dicho — supone una guía del modo de vivir; ahí supe y así me lo orientaron, que en su momento debería pasar a consagrarme como babalawo en el Culto de Ifá. Yo no hice ningún caso del tema. Me gustaba mucho más ei ejercicio de la santería y el oráeulo de los caracoles que el oficio de babalawo en ifá. pero en esa época yo era un trabajador formal estatal y estaba enamorado de mi trabajo. Me gustaba más mi tipo de trabajo que la remuneración que percibía por el mismo, pues nunca me alcanzó para vivir, pero por mi propia voluntad nunca lo hubiera abandonado. Dedicaba mi tiempo libre al estudio de la santería y de Ifá porque tenía motivaeiones investigativas sobre el tema. También dedicaba una buena parte de mi tiempo libre a las prácticas de la santería y al empleo del oráculo del caracol. Poco a poeo y eon el tiempo, el oráculo del caracol se me fue quedando chico, ya no me daba todo lo que yo requería del mismo. Ya yo lo aecionaba y era mucho más la información que me llegaba a la mente que la que el propio resultado oraeular en sí mismo podía referir. En los últimos tiempos era tal el volumen de información que se me daba en la mente, producto del ejercicio del oficio por tantos años, que simplemente lo ponía sobre la estera, preguntaba el nombre y apellidos de la persona y su fecha de naeimiento, lo escribía en mi libreta de registros y en la medida que escribía ios datos, al unísono comenzaba a hablarle a la persona tanta informaeión sobre sí misma, que yo mismo no lograba ponderar cómo se producía tal fenómeno y aún no había aetuado eon ei oráculo propiamente dicho. Ya en el año 1990 (inicio del llamado Período Espeeial), por una decisión administrativa, mi departamento laboral cerró sus puertas y quedé sin empleo y sin sueldo. Imaginarás que teniendo cuatro hijos menores que mantener en aqueüos momentos, y sin solución ni respuesta de eómo hacerlo, no digo yo el techo . . . fue el mismo cielo lo que me cayó en la cabeza. Del earajo pa'lante la situaeión. ¿Qué poner en la mesa de comida? Porque ei hambre no admite explieaeiones ni argumentaciones, ni sabe de disquisiciones administrativas. De manera que al buen deeir de los cubanos de a pie o que andan en bicicleta, por falta de ómnibus .. . Simplemente . .. ¡APRiETA EL CULO Y DALE A LOS PEDALES!!! En el mareo de aquella aplastante defraudación y aplastamiento total, tengo que reconocer y ser justo con dos personas: mi ex-esposa (Maria del Rosario Gonzales, Rosarito) que me dijo: "Lo que te pasa, es que tú no eres un hombre de fe. Dedícate definitiva y pro fes i on ai men te a la práctica de la religión. Hazlo con honradez y dignidad y verás que nada nos ha de taltar". El otro arrebatado, más delirante aun que ia primera fije quién era por aquel entonces mi padrino Isaac Coto Berríos, conocido como El Chino de Buena Vista (Obaicoin, nombre consagratorio) a quién fui a ver, para indagar... desde mi punto de vista: ¿Cómo era posible que los orishas permitieran que yo me quedara sin empleo? Y su respuesta, tan rápida como el rayo de Changó, a quien él estaba eonsagrado no se hizo esperar; "Como usted no dejaba su trabajo para dedicarse a este oficio, el mismo Changó y los demás orishas le han dado una patada en el eulo, para que
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lo ponga en un taburete y se dedique a consultar personas, que es lo que usted está llamado a hacer". ¡Imagínate Rosita!!! No lo estrangulé por e! respeto, el amor y la admiración que su persona me inspiraron siempre. Un hombre de poco saber y de menos cultura universal, pero de una sabiduría innata y natural descomunal. Un hombre que siempre tenía una extraordinaria seguridad y convicción en lo que decía . . . que si no creías en los dictámenes de los orishas, él y su personalidad jamás dejaban margen de dudas a sus palabras. Después de la caminata que hice a solas conmigo el día que salí absuelto del juicio, en esta oportunidad me ñji también a solas, conmigo mismo, pero sin saber si había sido absuelto o si estaba definifivamente condenado. Caminé sin rumbo propio . . . Perdí la noción de todo. . . . No sé a que hora llegué a mi casa . . . no sé qué sucedió en algún tiempo. No encuentro bien los recuerdos inmediatos de ese día. Me sorprendí muchísimo en un instante, en el cual había un silencio sepulcral en la casa, las luces estaban apagadas y yo estaba arrodillado delante de los orishas y, sólo entonces, me cagué una y mil veces en la hora en que había nacido maldecido . . . Porque ni estaba pelviano sentado, ni tampoco totalmente de cabeza, si no simple y sencillamente arrodillado y maldiciente de mí mismo y de la situación.... Un rato después (no se cuánto) comprendí que el silencio era porque todos dormían. No había corriente eléctrica, por los típicos apagones de La Habana en período especial. Miré el reloj y eran exactamente las 1:45 de la madruga, la misma hora y condiciones en que nací, muchos años atrás ... Bueno, evidentemente estaba renaciendo ... pero ¿quién carajo se puede percatar de eso en tales condiciones? A partir de ese momento, te confieso, que de inmediato tuve que delinquir para poder subsistir. Vendí en el mercado negro productos varios, con una pena que me moría en la calle, pero el hambre es mala consejera. No tardé mucho en que las solicitudes de consultas y demás trabajos de religión se fueran incrementando a una velocidad que crecían como la bolita de nieve montaña abajo, hasta el punto que después no daba abasto y abandoné lo antes que pude la actividad ilícita del mercado negro de alimentos. Esa etapa fiie sumamente intensa de trabajo de religión junto al padrino de aquellos años, del cual agradezco lo muchísimo que aprendí y me legó. Le faltaba una pierna de la rodilla hacia abajo y eso obligaba a que yo llevara el mayor peso del trabajo de ambos. Eso obliga a aprender. De ese modo llegó el momento, mediante el cual ya no sólo el oráculo de tos caracoles de los orishas no tenía ningún secreto para mí, sino que la propia práctica en si misma me inducia a la búsqueda de cosas más complejas. El culto de lfá, si bien no es mejor ni peor que el de orisha (cuidado con las discriminaciones de uno u otro), si obviamente es mucho más complejo y exige de mucho estudio, dominio y aprendizaje. Sabía que algún día estaba llamado a llegar a él, pero sin proponérmelo, tampoco le hice el caso de decidir asumirlo. Un buen día, un amigo babalawo a quien visité para hacer algunas entrevistas como antropólogo, me preguntó ¿por qué yo no acababa de hacer líá? Le respondi que en primer tugar no tenía el dinero y eso era muy caro. Y en segundo lugar.
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porque una buena parte de los babalawos son arrogantes y yo no tengo nada que ver con eso. Su respuesta fue: "Cómprate las cosas que sean de pertenencia personal, que yo te voy a hacer Ifá y te lo regalo". Otra vez me cae un pedazo del cielo en la cabeza, pero no era de maldición. Así decidí hacerlo, bajo la consideración de que; Prácticamente Orula me vino a tocar a la puerta de la casa y comprenderás que no podría haberlo dejado de la puerta de la calle para afuera. Por eso y demás aspecto de un buen oficio y de ofrecer un servicio a las personas necesitadas es que hice Ifá. RC: ¿Te consideras hoy un líder religioso? NAD: No, realmente no. Y con toda honestidad te digo que: ser un líder, siempre trae aparejado, conflictos y problemas que van desde los celos profesionales hasta la necesaria lucha por la hegemonía o el ejercicio y posesión del poder en cualquiera de sus fonnas. Eso apartaria a cualquiera de nosotros de los objetivos filosóficos reales de nuestras praxis objetivas, que son los seres humanos y sus conflictos en aras de sus soluciones. Cualquiera de nuestros sacerdotes de Ifá o de Osha que se proponga la obtención de un liderazgo con cualquier fomia de relevancia, ahí mismo comienza a atentar contra lo que nos ha hecho fuertes, eternos y culturalmente muy sólidos, que es justamente la desarticulación o desagregación en lié Oshas. La no articulación hacia ninguna figura terrenal, ni hacia ninguna jerarquía centralizada bajo un dogma único, es lo que mejor caracteriza a nuestra cultura, como una cultura acefálica y esa peculiaridad implícita en las formas de propagación y diseminación sin proselitismos, es lo que hace que estemos dentro de muchas puertas de muchos hogares y no sólo dentro de algún templo en alguna iglesia. Ni a una hora específica ni el día de un precepto, sino todos los días de las semanas y las veinticuatro horas del día, porque nuestra razón de ser realmente es la problemática sin solución de los seres humanos por las vías convencionales o cognitivas. RC: ¿Quieres añadir algo más a esta entrevista? NAD: No precisamente. Laríquezade cualquier entrevista, no depende en absoluto del entrevistado, sino de lo maravilloso que sea el entrevistador. Y, tú sabes que yo admiro mucho ia seriedad y el rigor de tus trabajos. Me gustaría si alguien la lee, esencialmente por los temas, que se pudiera interactuar con algunos lectores. Sólo la riqueza de sus preguntas puede facilitar llenar los espacios de los vacíos sobre el conocimiento al respecto de estos temas sin que tengan que ser ni conocedores ni practicantes propiamente. La sola inquietud de ampliar el campo de sus conocimientos culturales, ya es motivo suficiente para miles de preguntas; sobre todo en un mundo social en general donde hay tantos prejuicios y discriminaciones básicamente por ignorancia y desconocimiento.
Rosa Elena Carrasquillo
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Prácticamente todo lo que ha sido discriminado a lo largo de la historia universal, es sin dudas porque ha sido desconocido. Seguiremos en contacto y un saludo para todos. Y para ti mi especial y más entrañable afecto de siempre, y muchas gracias.