Ensayo: Incidencia Eficiencia Energética y su aplicación según reglamento Técnico RETIQ Por: Rosa Patricia Rojas Ortiz Aprendiz SENA
La única solución frente al problema del cambio climático es la transformación del modelo energético actual en uno más sostenible y respetuoso con el medio ambiente. Los criterios para construir un modelo energético sostenible serían: En primer lugar Ahorro y Eficiencia Energética con una adecuada gestión de la demanda energética la cual debe fundamentarse en la reducción del consumo energético actual, basado en el uso de combustibles fósiles, y en la mejora de la eficiencia energética, especialmente en el sector hogar. Por tanto se consideró que se debe tener muy presente el presente y hacer cumplir el Reglamento Técnico RETIQ el cual tiene por objeto establecer medidas tendientes a fomentar el Uso Racional y Eficiente de la Energía, en productos que usan Energía Eléctrica y Gas Combustible, mediante el establecimiento y uso obligatorio de etiquetas que informen sobre el desempeño de los equipos en términos de consumo energético e indicadores de eficiencia Para tal fin, la etiqueta de eficiencia energética debe contar con datos sobre los equipos y sus características. Esta información debe ser verificada en un proceso de evaluación de la conformidad (Certificado de Conformidad de Producto) que incluye actividades de verificación de los parámetros en laboratorio, evaluación de condiciones de producción,
inspecciones de producto y etiqueta en lugares
visibles al consumidor. Esta marcación, rótulo o marbete impreso contiene la información específica sobre un equipo, su consumo y desempeño energético para informar al consumidor la eficiencia
del
aparato.
En
este
sentido
fabricantes,
importadores
y
comercializadores deben tener en cuenta que la finalidad es presentar a los
consumidores elementos de análisis y evaluación al momento de realizar la compra equipos que sean eficientes energéticamente. En segundo lugar Energías Renovables con una promoción de las energías limpias y renovables en sustitución de las energías fósiles que contaminan y empobrecen los recursos naturales, como la energía eólica, la solar o la procedente de las mareas lo cual genera ventajas ambientales, estratégicas y socioeconómicas así;
Ambientales: No producen emisiones de CO2 y otros gases contaminantes a la atmósfera, con lo que evitan el incremento del efecto invernadero y el
cambio climático. No generan residuos de difícil tratamiento, como los residuos peligrosos. No dependen de combustibles finitos, son renovables y no se agotan. Estratégicas Son autóctonas, mientras que los combustibles fósiles se encuentran concentrados en un número determinado de países. Evitan la dependencia exterior aumentando la seguridad de suministro. Mientras que los combustibles fósiles aumentan las importaciones
energéticas. Socioeconómicas Crean cinco veces más puestos de trabajo que las convencionales. Sin embargo las tradicionales crean menos empleos respecto a su volumen de negocio. Contribuyen al equilibrio interterritorial ya que pueden instalarse en zonas rurales. Permiten desarrollar tecnologías propias. Las energías tradicionales utilizan en su gran mayoría tecnología importada.
Bajo el concepto de energías renovables se reúnen ciertas fuentes energéticas, algunas de ellas explotadas en el pasado pero “redescubiertas” a partir de la crisis del petróleo de los años 1970, cuando todavía no se había manifestado una preocupación notoria sobre el calentamiento global.
Además de la energía
hidráulica, desarrollada desde principios del siglo XX para producir electricidad a gran escala, otras dos se encuentran en un grado de escasa explotación industrial:
la energía geotérmica y la energía de las mareas. Otras, como la energía eólica, la energía solar y la energía “verde” cuentan con un desarrollo más tardío, pero desde hace aproximadamente una decena de años se experimenta con cierto éxito para lograr su explotación a gran escala. En la actualidad, se calcula que las energías renovables representan algo más del 13 por ciento del total de la energía consumida en el mundo, de los que un 2,2 por ciento corresponde a la energía hidráulica; un 10 por ciento a la biomasa y un 0,5 por ciento al conjunto “Otras”, que incluye la energía eólica, la solar y la geotérmica, lo cual se mantiene muy lejos de las grandes cifras que presentan las energías fósiles cuyo desarrollo se mantiene en crecimiento. A pesar de todo lo expuesto hasta ahora; a pesar de las campañas de sensibilización sobre el deterioro del medio ambiente y los pronósticos sobre el fin de la era del petróleo fácil y barato, las previsiones señalan que las tres grandes fuentes de energía fósiles –el petróleo, el gas y el carbón- continuarán su tendencia al aumento; que, por el momento, no se prevé que la energía nuclear pueda crecer si no se producen importantes avances tecnológicos; que la energía hidráulica ha llegado seguramente a su máximo y que el resto de las energías renovables, a pesar de una cierta tendencia al crecimiento de ninguna manera podrán suplir las necesidades de la economía mundial.