UNIVERSIDAD AUTÓNOMA “BENITO JUÁREZ” DE OAXACA SECRETARIA DE CULTURA – CONACULTA
LICENCIATURA EN GESTIÓN CULTURAL Y DESARROLLO SUSTENTABLE SEMINARIO DE ECONOMÍA GENERAL
En el mundo actual parece que la cultura y el desarrollo son dos conceptos separados, desconocidos uno del otro y aparentemente incompatibles. Dicha circunstancia que habiendo nacido de una realidad económica pragmática, en la que los ecónomos han ignorado colectivamente y sistemáticamente los efectos de la cultura en el funcionamiento social, ha desencadenado posturas e influenciado reacciones en la forma de cómo concebir los asuntos económicos y sociales de altos organismos internacionales como el Banco Mundial. Los economistas al omitir a la cultura y habiéndose negado a percibir los aportes que les puede brindar desde sus múltiples ámbitos, han generado estrategias poco convenientes y completamente deshumanizadas. Como sabemos, la cultura aporta recursos que la hacen importante, sin embargo interesa no solo porque a priori sea cultura, sino porque puede generar expectativas e influencias en el modo mismo de concebir la existencia y las relaciones. La cultura así, aporta para el desarrollo recursos de carácter tanto intangibles como tangibles:
Recurso social – identitario: identitario:
Usos intangibles que aporta la cultura y que pueden tomarse en cuenta para el éxito y comportamiento económico.
- Expresa la diversidad cultural. - Es un depósito para la creatividad. - Facilita la identidad con el pasado. - Proporciona bienestar estético: disfrute y sensibilización. - Reconocimiento e identificación como sociedad. - Socialización, tolerancia, ética, responsabilidad, motivación. - Formación y evolución de los valores.
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Recurso político – histórico: - Permite la apropiación histórica. - Posibilita el desarrollo y la identificación de identidades particulares (evolución e identidad de la mentalidad de un mismo país a lo largo del tiempo.
Recurso económico: - Turismo, etnoturismo.
Usos tangibles que aporta la cultura y que pueden tomarse en cuenta para el éxito y comportamiento económico.
- Generación de centros de investigación. - Explotación de productos resultantes de la investigación.
Al ver los anteriores cuadros que señalan los diversos recursos que aporta la cultura, podemos concluir que ésta resulta completamente influyente en la determinación de nuestras vidas e identidades (no olvidemos que la cultura es heterogénea, evoluciona, está en movimiento y se ve influenciada por otras), sin embargo no ha sido punto de partida para las políticas económicas emprendidas. La matriz cultural puede a su vez generar otros recursos inversos y no tan deseables cuando se le usa como un pretexto para justificar la discriminación social y los prejuicios raciales o sectarios - en este caso generados por la exaltación mal conducida de los recursos político – histórico y social identitario que he descrito anteriormente. Al fincar un probable análisis económico o una nueva política social - si se quiere tener éxito y compromiso social-, es necesario reflexionar también en las enormes variables culturales a las que puede enfrentarse un modelo económico dentro de la vida real. Siendo éstas de orden social, religioso y psicológico nos pueden aportar señales e indicadores de para qué o para quienes será aplicable dicho modelo.
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La globalización cultural parece inevitable en nuestros tiempos como un producto de comunión entre todos los habitantes del planeta, el comercio y los negocios se han abierto paso y con ellos la veloz intercomunicación y las afinidades de gustos y creencias. La historia nos ha remitido una y otra vez a la misma circunstancia, lo que hoy tan escandalizados llamamos globalización, en el siglo XV se llamó ecumenismo, ciertamente un término que nos remite a una alta religiosidad cristiana, sin embargo fue con ese pretexto – y a menor velocidad por supuesto- que el comercio, la navegación, la muerte de pueblos completos y las religiones comenzaron a cambiar el rostro del mundo llevando artículos y símbolos culturales a donde nunca antes se había supuesto. Con ese comercio llega la seda a Europa y posteriormente las especias a América. Los moros, los judíos y los hispanos convivieron cerca de seis siglos en la península, rompiendo el desafío que consistió en obtener los beneficios de esa “ecumenización” sobre una base participativa. El desenlace que se generó al utilizar la cultura como medio de exacerbación de la identidad política, social y económica emprendida por Isabel La católica es de todos conocido. La cultura comparte un sector dentro de la actividad económica y en el caso muy particular de México, la aportación de este sector alcanza el 6.7% del PIB siendo inobjetablemente un motor de crecimiento y de desarrollo económico, este sector además de los aspectos antes señalados brinda un acceso a una existencia intelectual, afectiva, moral y espiritual altamente satisfactoria. Al integrarla al sector de actividad económica se puede aprovechar el potencial y los recursos que ofrece, pero siempre en un marco de respeto de nuestra identidad y de nuestra diversidad. En resumen la cultura es un s ector productivo y rentable. El sistema de producción cultural está constituido por cuatro fases principales: -
La fase creativa en la cual se crea y desarrolla la idea con valor cultural. La fase productiva en la cual se produce, ejecuta o materializa la idea. La fase de distribución y difusión del producto cultural en la cual sale el producto resultante al mercado, en esta fase es necesario dar a conocer los atributos y cualidades para que el consumidor lo adquiera.
La oferta de la cultura depende de la inversión, los insumos, la distribución, la publicidad y la tecnología, es decir de la estructura y nivel de costos fijos variables. La demanda de la cultura suele ser variable entre los diferentes países y queda delimitada por la calidad educativa de cada pueblo. La difusión cultural puede auxiliarse de las nuevas tecnologías para crear canales de expresión y participación entre creadores y usuarios. Al igual que en el pasado con el nacimiento de la imprenta, los medios electrónicos son unos grandes aliados para transmitir mejor y mas eficientemente los servicios generados por la cultura.
