Universidad de Cartagena Facultad de ciencias humanas Programa de filosofía Seminario: Los Sofistas, Retorica y Argumentación Presentado por: Víctor Miguel Guzmán Lagares Presentado a: Raúl Puello Arrieta Ensayo argumentativo: La dinámica de las antilogías de Protágoras y de los dobles razonamientos Para el presente ensayo se realizará una lectura minuciosa de la obra de Tucidides del libro III de la “Historia de la guerra del Peloponeso”, secciones de la I a la VII, para identificar en qué sentido el debate sobre la guerra por Mitilene entre Atenienses y Peloponesios que se encuentra en los discursos de Cleón y Diódoto, ilustra la dinámica de las antilogía del maestro Protágoras y de los dobles razonamientos. Pasemos a analizar ambos discursos el de Cleón y Diódoto quien parece tener una postura distinta ante las propuestas contenidas en el discurso de Cleón. Realicemos aquí una breve contextualización histórica que podemos para tener una noción sobres los acontecimientos que llevaron a Cleón y a Diódoto a pronunciar sus discursos. La ciudad de Mitilene fue sitiada por los atenienses debido a que esta ciudad pretendía rebelarse contra el domino de Atenas intentando tomar la isla de Lesbos. El gobierno de esta ciudad planeo una rebelión con la ayuda de los peloponesios. Todo comenzó por la fortificación y preparativos para la guerra por parte de la ciudad de Mitilene pero fueron interrumpidos por la flota ateniense. Mitilene envío representantes a Atenas para llegar a un acuerdo, pero al mismo tiempo y en secreto, envío del mismo modo a Esparta para pedir ayuda. El intento de mediar con Atenas fracasa debido a que Mitilene no deseaba que subyugaran la ciudad de Metimna, Aunque Esparta presto su ayuda fue cohibida por la muestra del poderío ateniense, por esto no pudo realizar acciones de guerra contra Atenas durante el primer año de guerra. Aprovechando esto los atenienses provocaron la rendición de Mitilene con 1000 hoplitas, para cuando Esparta envío su flota encontró que Mitilene ya se había rendido. Luego de la rendición de Mitilene, se dio paso al debate en Atenas en cuanto al destino de los habitantes de Mitilene, Cleón propone la ejecución de los hombres de Mitilene y encarcelar a mujeres y niños, Mientras que Diódoto proponía ejecutar solo a los cabecillas.
La asamblea ateniense dudo sobre esto, al principio se inclinaron sobre lo propuesto por Cleón, pero al día siguiente revocó la sentencia perdonando a toda la ciudad, pero se alcanzaron a ejecutar 1000 supuestos cabecillas sin haber tenido un juicio. En el segundo párrafo de la página 1731 al inicio del discurso de Cleón podemos ya notar de que va la dinámica de doble razonamiento que busca defender lo indefendible, Cleón nos habla de dos tipos de legisladores, quien es audaz en el debate y la discusión y a quien no se le da el discurso, dice que quien se entiende y desenvuelve en los asuntos de las leyes se pretende más sabio que las leyes misma y que los otros, haciendo alarde de que nadie posee su sapiencia intentan conducir por caminos que son en muchas ocasiones demasiado complejos, malos y perjudiciales para las ciudades. En cambio quien se sabe tosco para el debate y no confían tanto en su saber, ni se pretenden más sabios que las leyes, sabiendo que no son muy buenos para el debate, ni elocuentes en retórica, estudian más los casos para juzgar con razón y equidad, yendo directamente al punto de asunto. A menudo las decisiones de este tipo de legislador son menos accidentadas. Aquí en palabras de Cleón es evidente que está defendiendo un tipo de legislación menos especializada y más simple a la hora de pensar y debatir antes de tomar decisiones, lo cual es muy perjudicial para cualquier ciudad, es casi un andar a siegas. Pero Cleón hace fuerte la legislación más tosca, mostrando que en muchas ocasiones quien es humilde ante las leyes, las sigue y las mantiene inmutables antes que cambiarlas, es más firme y titubea menos a la hora de tomar decisiones y que estas decisiones traen menos consecuencias que las decisiones que son más pensadas y debatidas, debido a que se hace lo que se tiene que hacer, lo que es primeramente necesario y no lo que es mejor, más adecuado, más beneficioso, pero igualmente más misericordioso y más riesgoso para la soberanía de quien legista. Continúa Cleón mostrado en su argumentación doble2 diciendo que la ciudad de Atenas obra en provecho de quienes merecen casticos y perjudicándose a sí misma, al preferir escuchar a quien intenta convencer con palabras artificiosas. Siendo los atenienses fáciles de engañar por sujetos elocuentes y difíciles para ejecutar las leyes legadas por las costumbres y la tradición. Se deja seguir por lo que se les presenta fantástico y bien elaborado, con el fin de demostrar que entienden al mismo nivel y no entienden menos que quienes les intentan engañar. Así dice Cleón que los atenienses terminan buscando cosas muy lejanas a la realidad que viven y se dejan llevar por lo que oyen de los sofistas y
1 Tucidides. (431 a.C.). (Ed). (1986). “Historia de la guerra del Peloponeso”. Barcelona. Ediciones Orbis. Pp. 173. 2 Ibídem. Pp. 174.
parleros antes que seguir a los que exponen los asuntos concernientes al bien de la república. Hemos podido evidenciar que la dinámica del doble razonamiento es debilitar lo que tiene apariencia de ser fuerte, ablandando las palabras elocuentes de los buenos oradores quienes se muestran conocedores de los asuntos que proponen, haciendo una contra posición con lo que aparenta ser débil, dejando a lo débil con una apariencia de fuerza mucho mayor que lo que ya es fuerte desde el principio de la argumentación y dejándolo con una apariencia muy debilitada. Así lo que empieza como débil en la argumentación pasa a ser fuerte en el trascurso del doble razonamiento y lo fuerte queda desprovisto de toda su fuerza argumental y elocuencia. También se evidencia en los razonamientos de Cleón un sentimiento de antilogía protagórica debido a que Cleón en su razonamiento va en contra de lo lógicamente correcto que sería auspiciar legislador que antes de decidir sobre alguna cosas piensa con detenimiento y sopesa sus ideas para evitar errar, la antilogía se hace evidente cuando en vez de defender lo lógicamente correcto Cleón prefiere proponer un legislador tosco que no piense tanto en las consideraciones alternas de los asuntos y que vaya directo al punto, que no modifique las leyes sino que las siga sin rechistar y haga honor a la tradición. En esta parte de su discurso Cleón propone que debido a los actos de rebeldía de los mitilenios, quienes no fueron obligados a ir a la guerra por otros contra Atenas, sino que en mutuo acuerdo todos y no unos pocos cabecillas se confabularon para probar suerte y rebelarse en contra de Atenas, debe entonces tomarse la decisión basándose en que los atenienses han tratado a los mitilenios como sus iguales y no como súbditos, déjenlos regirse por sus propias leyes, de exterminar a todos y no solo a unos poco debido a que fueron todos quienes se confabularon en mutuo acuerdo contra Atenas.3 Dice Cleón todavía en la página 175 que las consecuencias por ser benevolentes con quien se merece el castigo por actuar a sabiendas y no obligado por el enemigo. Es que muy pronto se pierda el control sobre todas las ciudades y que se piensen que al intentar rebelarse se puede ser libre si se gana la guerra y si se pierde se puede salir bien librado del castigo, esto implica para Atenas perder las dadivas e invertir el tiempo de guerra para pelear contra los enemigos en tiempo para ajuiciar las colonias bajo su dominio. En la página 176 concluye Cleón con su intento de convencer a los atenienses de que los mitilenios merecen su castigo diciéndoles que no se traicionen a sí mismos. Que pienses en que hubieran hecho los mitilenios si hubieran resultado vencedores y que trasmitan el mensaje a los otros aliados de que la traición se paga con la vida para que no se repitan actos de este tipo. Terminado el razonamiento de Cleón se pone en pie Diódoto quien 3 Ibídem. Pp. 175.
contradice a quienes opinaban que todos los mitilenios debían pagar por su injuria con la muerte.4 Habiendo quedado Diódoto en una posición desfavorable por el discurso convenientemente elocuente de Cleón y en parte con las características de engañoso que él mismo denuncia, empieza ya no haciendo gala de un doble razonamiento, sino más bien evidenciando que algo está mal en el actuar sin prudencia, detecta ira en quien aboga por el castigo mostrando que hacer esto sería actuar necia y locamente. Quien niega la enseñanza por medio de palabras y razones o no tiene saber ni seco o tiene algún interés particular en este asunto, las cosas venideras no puede enseñarse por otro medio que no sea por palabras y razón, y si se cree lo contrario no se tiene ni juicio ni entendimiento. Y si quiere persuadir para realizar algo torpe y malo porque le parece que por la vía de la razón no le beneficiara en igual medida entonces esto es señal de que algún asunto particular tiene al sugerir desviar el juicio de la razón. Sigue Diódoto denunciado el mal que se le hace a la ciudad al acusar sin fundamento a sus contrarios de estar sobornados, ya que si culparan de poco saber, no se tendrían por malos sino por ignorantes, pero culparlos de corrompidos ocasionaría que los hombres no se atrevan a aconsejar libremente lo que sienten, los hombres no están menos expuestos a errar si no poseen entendimiento para hablar y razonar, es todo lo contrario entre menos diestros son es mayor la probabilidad de errar. El ciudadano que dice su parecer en la asamblea no debes amedrentar a los otros para que no lo puedan contradecir, sino mostrar por buenas razones que su opinión y parecer son los mejores. De esta forma la ciudad será gobernada por justicia y razón, el que da el mejor consejo no debe menos preciar a quien no alcanzo a dar buena razones, de otra manera el que intente hacer que su parecer se apruebe no procurará dar razones para lograrlo, sino descalificar a sus contradictores y ganar la gracia y favor del pueblo con palabras elocuentes y un discurso engañoso. 5 Ya que si hay alguno que se sospeche corrupción aunque de muy buen consejo para la república, por sospecha de esa acusación, aunque no sea cierta, no se le escuchara por más loable y bueno que sea su consejo para la república, así todo lo que diga es supuesto corrupto será tomado como sospechoso de tener intereses particulares. De esta manera quien quiera persuadir al vulgo de algún asunto sea bueno o malo, use mentiras y acusaciones falsas para lograr su objetivo y quien hable más en su favor, tendrá más crédito aun cuando este mintiendo y quien quiera hacerle bien a la ciudad con su consejo pueda 4 Ibídem. Pp. 176. 5 Ibídem. Pp. 177.
llegar a ser tomado como sospechoso de corrupción pues procura por vías ocultas su provecho y ganancia.6 Así podemos notar como Diótodo en vez de acusar a su contrario de corrupción o proponer algo que podría ser perjudicial para Atenas, pone en evidencia las pretensiones ocultas de su adversario y aunque no sea así, sino que Cleón sin asunto particular en la reprensión o no de Mitilene propone un bien para Atenas, pero al hacerlo por vías inadecuadas le otorga la oportunidad a Diótodo para derrumbar todo su razonamiento apoyándose en las antilogía propuesta por Cleón, debido a que propone algo que no sigue la lógica de pensar antes de actuar, sino que suspendiendo el juicio para seguirse ciegamente por las leyes que pueden estar erradas o viciadas, cometiendo algún acto necio, imprudente y airado. Aclara Diótodo que no desea favorecer a los mitilenios más que aconsejar y consultar por el bien y provecho de los atenienses. Él no aconsejaría mandar a matar a todos los mitilenios a menos que esto le sea provechoso a Atenas, y solo sugeriría su perdón si esto fuera de utilidad para los atenienses. Diótodo opina contrariamente a Cléon, quien propone castigar a los mitilenios con la pena de muerte. Argumenta que a pesar de que en muchas ciudades hay pena de muerte por delitos similares, esto no frena a los hombres ni les impide seguir cometiendo dichos actos de rebelión. Ya que está en la naturaleza de los hombres pecar. Insiste Diótodo en la necesidad de inventar otra pena más dura que la muerte, ya que la muerte no les impide pecar, debido a que unos se atreven por pobreza y necesidad y otros por la codicia de riquezas los mueve pecar.7 Otras dos cosas impulsan a los hombres, a saber el amor y la esperanza, el amor les guía y la esperanza los acompaña. El amor procura los medios para realizar sus pensamientos y la esperanza les brinda la prosperidad de la fortuna. 8 Aquí se evidencia un doble razonamiento distinto al de Cleón, quien quería hacer fuerte algo que era débil en su argumentación, pues Diótodo no intenta defender nada, sino más bien mostrar la naturaleza de la conducta de los hombres a través del doble razonamiento. Dice Diótodo que no conviene a las atenienses ejecutar la pena de muerte creyendo que en con este acto se preverán futuras rebeliones, ni quitarle la esperanza de misericordia a quienes se rebelen en el futuro, ni negar el arrepentimiento y la reivindicación por sus pecados. Tomar la decisión de castigar tan severamente a los mitilenios hubiera sido muy perjudicial para los atenienses, debido a que hubieran perdido el respeto y aceptación que 6 Ibídem. Pp. 178. 7 Ibídem. Pp. 178-179. 8 Ibídem. Pp. 179.
sus otros aliados tenían por ellos, hubieran quedado como tiranos inmisericordes y esto pudo provocar que otros pueblos que estaban bajo su imperio también se rebelaran desagradados por la forma en trataron a los mitilenios. Si otra ciudad se llegase a rebelar en el futuro, sabiendo que no tiene esperanzas de recibir misericordia de los atenienses, se resistirá hasta las últimas consecuencias antes que rendirse, y no es lo mismo una ciudad que se rinde pronto que una que hace gastar muchos esfuerzos antes de ser tomada, asolada la ciudad rebelde los atenienses perderían su tributo el cual era la fuerza con la que combatían a sus enemigos. Por esto según Diótodo no conviene a los atenienses castigar con todo el rigor a los mitilenios, ya que esto resultaría en su propio daño, más bien los exhorta a pensar en cómo poder beneficiarse de esta situación, castigando a las ciudades rebeldes moderadamente y guardándolas con buen trato para preservar la renta que se recibe de ellas. Diótodo sugiere que no deben los atenienses castigar las ciudades sino evitar que se rebelen, tratándolas de manera que no se les puedan ocurrir estos pensamientos.9 Dice Diótodo que seguir la opinión de Cleón es un error muy craso debido a que muchos pueblos aliados tienen a Atenas en muy alta estima y afición, todas las ciudades confederadas están en amistad con Atenas. Si los atenienses mandan a matar a todos los hombres de Mitilene, aun a los que no fuero participes de la rebelión quienes pudieron tomar las armas pero prefirieron entregar la ciudad, serán los atenienses tenidos como injustos y malos. Si debido a esto se rebela una ciudad de las confederadas, tendrá todos los pueblos bajo el dominio de Atenas a su favor, entonces actuaran sabiendo que si caen en las manos de los atenienses no tendrán perdón y sufrirán la misma pena los delincuentes que los inocentes. Entonces dice Diótodo que será más útil para conservar el imperio y poderío de Atenas que sufran esta injuria, ya que en ninguna manera le conviene mandar a matar a sus súbditos. Diótodo dice que no es verdad lo que propone Cléon, el castigo de Mitilene no es en ninguna manera provechoso para Atenas. A manera de conclusión Diótodo aconseja estas cosas a las atenienses, guardad estos prisioneros mitilenos que envió Paquete como culpables, juzgad y sentenciad su causa, y a los mitilenios que quedan dejarlos morar en paz, ya que esto es lo útil para lo venidero. El hombre que da buen consejo vale y puede más contra el enemigo que el que por locura e ignorancia hace cosas soberbias y crueles.10
9 Ibídem. Pp. 179. 10 Ibídem. Pp. 180.
Así Diótodo termina su razonamiento, con lo anterior se evidencia como ambos intentan sustentar sus puntos, Cleón usando acusaciones y dobles razonamientos con tintes antilógicos, intentando defender lo indefendible, lo que en un principio no tiene lógica ni sentido en el deber ser de las cosas, pero luego de su razonamiento adquiere la fuerza necesaria para sustentarse, el único inconveniente que tiene el razonamiento de Cleón y es evidenciado en el discurso de Diótodo, es que basa su argumentación en acusaciones de corrupción hacia todo el que esté en contra de su pensar, esto le brinda la oportunidad a Diótodo para denunciar todos los males que posee el discurso de Cleón. Bibliografía Tucidides. (431 a.C.). (Ed). (1986). “Historia de la guerra del Peloponeso”. Barcelona. Ediciones Orbis. Pp. 500.