Introducción
La enfermedad de Hansen es una enfermedad conocida desde los tiempos bíblicos que ha afectado millones de personas en el mundo, y las sigue afectando pero ya con menor incidencia. Provoca úlceras cutáneas, cutáneas, daño neurológico y debilidad muscular que empeora con el tiempo. Es una enfermedad infecciosa, de nula transmisibilidad cuando está debidamente tratada, la fuente de contagio reside en aquellos pacientes que no reciben tratamiento, o cuando éste es inadecuado. Está producida por la bacteria Mycobacterium leprae, por eso el nombre por el que se conoce comúnmente es la Lepra. Desde esos tiempos se ha tratado la lepra más que como una enfermedad como un castigo de Dios, las personas han sido rechazadas y relegadas de la sociedad y de sus familias por poseer la enfermedad, considerados como algo inmundo, maligno y contagioso. Todos estos estigmas y cargas emocionales acompañan al paciente que sufre esta enfermedad, hasta el punto de crear lugares en donde acopiarlos, para que las personas sanas no tengan ningún tipo de contacto con ellos.
Otro Punto de Vista
No se conoce con exactitud el origen histórico de la misma debido a la falta de conocimientos para diagnosticar y registrar las enfermedades en la antigüedad, y a los pocos datos que dicha enfermedad deja en momias y esqueletos. Los casos comprobables más antiguos se encontraron en momias egipcias que datan del siglo II a.C., hace unos 2,200 años. Esto, sin embargo, no tiene mucha utilidad debido a que hay numerosas descripciones previas de manifestaciones clínicas que podrían ser causadas por la lepra. Aun cuando los registros de casos parecidos a lepra más antiguos se encuentran en el papiro de Berlín, que data de tiempos de Ramsés II, algunos autores insisten en que la lepra se originó en la India y fue llevada a Egipto por Alejandro Magno en su ya legendario viaje de exploración y conquista. Esto tiene sentido si analizamos la ruta de Alejandro desde Macedonia hasta la India y luego de regreso pasando por Egipto y por el Oriente próximo. Sea como fuere, en el siglo XX antes de Cristo, o sea hace 4,000 años, los egipcios probablemente ya habían observado algún caso aislado de lo que hoy conocemos como lepra. Egipto era en esos tiempos casa de un pueblo errante, los judíos. Hay algunos registros que documentan que hasta 80,000 judíos de Egipto estaban infectados con lepra. Los judíos no sólo fueron en parte responsables de que la enfermedad se extendiera al huir de Egipto, sino que además, junto con los griegos y los árabes, crearon una de las mayores confusiones de la historia de la medicina. La Enfermedad de Hansen fue una de las primeras enfermedades descritas en el mundo antiguo y caracterizada por cambios muy severos en el aspecto físico de los enfermos: las manchas, los tubérculos y los lepromas daban a la cara un aspecto de león por lo que la enfermedad se llamó leonina, como también producía hipertrofia de las capas dérmicas y subdérmicas, semejaba la piel de un elefante, y también se llamó elefantiasis. La enfermedad se caracterizaba por su evolución crónica como progresiva y
habitualmente por su incurabilidad. Por la gravedad de sus manifestaciones, en los primeros tiempos de la historia se explicó como un terrible castigo enviado por Dios. Las medidas preventivas adoptadas por el pueblo judío, con los enfermos, su aislamiento y retiro de la sociedad permiten suponer que la consideraban contagiosa y posiblemente el aislamiento de los leprosos fue una de las primeras medidas de Salud Pública, que persistieron hasta mediados del siglo XX. Se multiplica muy despacio y el periodo de incubación de la enfermedad es de unos cinco años. Los síntomas pueden tardar hasta 20 años en aparecer. Se transmite por gotículas nasales y orales cuando hay un contacto estrecho y frecuente con casos no tratados. La enfermedad de Hansen, después que penetra al organismo susceptible invade todos los órganos menos los pulmones y sistema nervioso central, ocasionando lesiones específicas en cada uno de ellos. La enfermedad de Hansen tiene dos formas comunes: Tuberculoide: Produce grandes manchas hiperestésicas y más tarde anestésicas. Lepromatosa: Origina grandes nódulos en la piel o lepromas. La progresión de las lesiones causa grandes deformaciones. En la lepromatosa aparecen numerosas pápulas o nódulos. Existe extensa destrucción de tejidos, como por ejemplo cartílago nasal y orejas, apareciendo en fases avanzadas la típica "facies leonina". También hay afectación difusa de los nervios periféricos con pérdidas sensoriales.Ambas formas ocasionan úlceras en la piel, pero la forma lepromatosa es la más grave y produce grandes protuberancias e hinchazones (nódulos). Aplicando el enfoque humanista a este tipo de enfermedad, podríamos crear un ambiente de confianza y de respeto a la inviolable dignidad humana del paciente, se pueden conocer sus antecedentes, se estudia su personalidad, sus intereses, sus demandas, así como el estado de ánimo del sujeto en las condiciones evolutivas en que se encuentra su afección crónica, que hoy en día es curable. Los sistemas de salud deben proteger al paciente de la soledad, dado que la enfermedad y el dolor tienden a aisla rlo; por esto, el sistema contribuye a que estos pacientes afectados por la Lepra, asuman un estilo de vida que les permita encontrarse a sí mismos, de manera que, a pesar de su afección, pueda decirse que han alcanzado un desarrollo de su personalidad, en la que han encontrado su razón de ser o el sentido de su vida, o al menos, debe ponerlo en el camino de ese encuentro. Ser capaces, a través de la relación médico- paciente, descubrir la fuerza interior que moviliza al individuo, su riqueza espiritual, su amor por la vida, aplicar la ética adecuadamente, que fortalezca el cuerpo y que enriquezca la mente. Esto conlleva a una idea de contenido humanista de lo que se debería hacer. Es importante que los psicólogos estén dispuestos a negociar con su enfermo a respetar sus puntos de vista, a aceptarlo como una persona en busca de curación o alivio. Para que podamos inspirar "amor a la vida" y "respeto a las decisiones de los demás", es necesario, en primer lugar, que nosotros cultivemos ese amor y ese respeto; es necesario, en segundo lugar, una comunicación libre de barreras, que no quiere decir una transmisión de toda la verdad, sino una comunicación entre humanos, permeada por la verdadera empatía y la transmisión honesta del mensaje, "…no estás solo, estamos contigo, te aceptamos tal y cual eres". Desde la teoría de Viktor Frankl y la logoterapia, encontraremos una forma en la que el paciente encuentre sentido a su vida, sentido a la enfermedad y a todo lo que ella a traído consigo, Frankl nos enseña que entre
más fuertes sean las pruebas de la vida, más sentido tiene, lograr trasmitir a los pacientes ese sentimiento es de verdad un reto para los psicólogos. Es una forma muy especial de que el paciente se motive para seguir luchando por su vida más allá de la enfermedad. Desde Abraham Maslow es importante conocer como el hombre busca satisfacer necesidades, en el caso de los pacientes del albergue, es fácil evidenciar que sus conflictos emocionales van de la mano con la insatisfacción de los niveles de seguridad, afiliación y reconocimiento. Trabajar estos niveles en los enfermos de Hansen es totalmente un acierto, lograr que ellos a pesar de todas las secuelas que deja la enfermedad reconozcan que son personas productivas, llenas de conocimientos y habilidades debe ser sin duda la estrategia de la intervención del psicólogo. Las teorías humanistas nos brindan grandes herramientas para llegar al paciente y establecer una relación centrada en él, buscando siempre mejorar sus condiciones de vida, sobre todo la de estas personas, que no solo han tenido que cargar con la parte física de la enfermedad, sino también con la carga psicológica, estas teorías nos invitan siempre ha pensar en el sujeto en su integralidad. La visión de lo que es la enfermedad para las personas puede cambiar totalmente si se logra el contacto con los pacientes, pues no solo se conoce la enfermedad, si no se evitaría todo el conflictos social y emocional con el que estas personas viven, el simple hecho de conocer que si es la enfermedad es tratada deja de ser contagiosa, cambiaria la manera de pensar sobre la lepra de muchas personas. Después de la visita al albergue de lograr conocer un poco a estas personas debe ser nuestro compromiso multiplicar la información que obtuvimos, todo esto que nos ayudó a entender que la enfermedad si tiene cura y que lastimosamente somos todos los que nos encargamos de que ellos carguen con ella el resto de sus vidas. Para concluir, es importante entender que aunque la historia ha plasmado en esta enfermedad un rasgo de maldición, o castigo divino, estamos hablando de personas, de seres humanos, y que la mentalidad debe también actualizarse y evolucionar, pues así como los médicos encontraron cura para la parte física, los psicólogos debemos encargarnos de la parte emocional y social. La sociedad y sus integrantes no se alcanzan a imaginar el daño tan grave que puede causar en una persona, por eso es nuestro deber contribuir a que esos estigmas se rompan, ayudar a estas instituciones que se encargan de devolver integralmente la salud a estos pacientes, y reproducir toda la información que de ella obtuvimos.
REFERENCIAS
http://revistas.um.es/eglobal/article/view/eglobal.11.1.134851 existencia-online.blogspot.com/.../jacinto-convit-cientifico- humanista-e.h. www.webconsultas.com/categoria/salud-al-dia/ lepra www.msal.gov.ar/index.php/component/content/article/48/187- lepra www.onmeda.es/enfermedades/ lepra-tratamiento-1587-8.html