Una fuer erzza innumer era able de Espíri íritus tus arma rmados dos que osó desde sdeñar su reino ino y prefer ferirm irme a mí , se enfrentó ntó a si pode oder inco inconm nmen ensu sura rabl ble e en dudo dudosa sa bata batall lla a en las las llan llanur uras as del del Ci Ciel elo o , haciendo estremecer su trono . ¿Qué importa la batalla perdida ? No todo todo es está tá perd perdido ido, pues pues qued quedan an la voluntad voluntad inconq inconquis uista table ble , el se sent ntim imie ient nto o de veng vengan anza za, el odio odio inmo inmort rtal al y el co cora raje je nunc nunca a sometido ni rendido . ¿Qué ¿Qué má máss se prec precis isa a para para venc vencer er ? EL PARAISO PERDIDO Las personas y lugares que aparecen en este libro son ficticios .
Por fin Por fin lleg llegó ó la noche noche. Las luce lucess se encen encendi dier eron on afuer fuera a , en la calle, y el letrero de neón del restaurante de la esquina comenz comenzó ó a conect conectar arse se y desco descone necta ctarse rse brusc bruscam ament ente e , hacie haciend ndo o estalla larr en el aire su luminosida idad color rojo subido . En el inte interi rior or de la habi habita taci ción ón de Jim Jim Nolan olan el letr letre ero pro roye yect cta aba una luz roja atenuada . Por espacio de dos horas , Jim había perm perma aneci necido do se sen ntado tado en una mec eced edor ora a peque equeña ña y dura , co con n los pies sobre la blanca colcha . Ahora que ya había anoch nochec ecid ido o co com mplet pletam amen ente te, co colo locó có los los pies pies en el suel suelo o y se palm palmote oteo o las las piern piernas as dormid dormidas as. Duran Durante te un momento momento, se quedó quedó tra tranqui nquila lam mente ente se sent nta ado, mient ientra rass olea oleada dass de hor orm migui iguill llo o le subí subían an y le baja bajaba ban n por por las las pant pantor orri rill lla as . Luego uego, se puso uso en pie y fue a encender la luz , que surgía de una bombilla desp despro rovi vist sta a de pant pantal alla la. La habi habita taci ción ón am amue uebl blad ada a se ilum ilumin inó ó, mostrando la gran cama blanca, con su colcha asimismo bla blanca nca co com mo el yes eso o, el es escr crit itor orio io de ro rob ble dora dorado do, y la lim limpia pia alfom alfombra bra roja roja gasta gastada da hasta hasta la moqu moqueta eta, de color color ca casta staño ño . Jim se dirigió dirigió hacia hacia el lavabo lavabo situado situado en el rincón rincón , se lavó las manos y se humedeció el cabello dejando pasa sarr el agua a tra través vés de sus sus dedos edos. Mira irando ndo al es espe pejo jo co colg lga ado en el rinc rincón ón del cuarto, encima ima del lavabo , contempló de cerca por un momen omento to sus pro rop pios ojos jos, pequeños y grise sess. De un bolsil lsilllo inte interi rior or extr extraj ajo o un pein peine e prov provis isto to de clip clip, y se pein peinó ó su ca cabe bell llo o cast ca sta año y liso iso, partié rtién ndolo olo limp impiam iamente ente co con n una ra ray ya a un lado. Vestía un traje oscuro y una camisa gris de franela, abier bierta ta en el pech pecho o . Co Con n una toa toalla lla se secó có el jabó jabón n y dejó ejó ca caer er la delg delga ada past pastil illa la en una bolsa olsa de pape papell abier bierta ta que que habí había a sobre obre la cama. Esa bolsa lsa cont ontenía enía una maquini inilla lla Gill illette ette , cua cuatro tro pare paress de ca calc lcet etin ines es nuevo uevoss y otra otra ca cam misa isa de fra rane nela la gris gris. Echó chó una una mira irada a la habita bitaci ción ón y re reto torc rció ió la boca boca de la bols bolsa a a fin fin de ce cerr rra arla rla . Por es espa paci cio o de un momen omento to más , miró iró como co mo de pasa pasada da al espej espejo o, apag apagó ó la luz luz y tras traspu puso so el umbra umbrall . Des esce cend ndió ió por por la es esca cale lera ra es estr trec echa ha y sin sin alfo alfom mbra brar , y lla llamó a una una puert uerta a sit situada uada junt junto o a la prin princi cipa pall . Se abrió brió un poco poco . Una Una mujer jer se le qued quedó ó miran irando do y lueg luego o abrió brió más . Se tra trataba taba de una una rubi rubia a co corp rpul ulen enta ta, co con n un luna lunarr os oscu curo ro jun junto a la boc oca a . Le sonrió. —Señor Nola Nolan n. —Me ma march rcho —anunció ció Jim Jim. —Pe Pero ro volve volverá rá. ¿Qui ¿Quier ere e que que le guar guarde de su habi habita taci ción ón ? —No. He conseg consegui uido do que que se sea a defi defini niti tiva vame ment nte e . Re Reci cibí bí una una ca cart rta a. —Usted sted no re reci cib bió ca cart rta as aquí —obse observ rvó ó la muje mujerr en ton tono de sospecha.
—No,
me llegó a mi lugar de trabajo . Ya no volveré . Me han pagado una semana de salario por adelantado . La so son nrisa risa de la ca case sera ra se bor orró ró len lentam tamente ente . Su exp expre resi sión ón parec eció ió des eslliza izars rse e hacia cia la cóle ólera sin experim rimenta entarr , por lo demá demáss, un gran gran ca camb mbio io. —Debió Debió usted usted comun comunicá icárm rmelo elo con una una sem seman ana a de antic anticipa ipació ción n —dijo ijo abrup ruptam tamente —. Es el re reg glam lamento nto . Te Ten ngo que queda edarme rme con el depósito porque no me avisó usted . —Lo sé. To Tod do está conforme . No sabía cuánto tiempo iba a poder quedarme quedarme. La sonrisa volvió al rostro de la casera . —Ha sid sido ust usted un inq inquilin ilino o bueno y tra ran nquilo ilo , por más que no haya permanecido aquí mucho tiempo . Si alguna vez vuelve elve, véng éngase direc ecta tam mente ente, que le encontr ontra aré sit sitio. Hay marineros que vienen a mi casa cada vez que tocan este puerto, y yo les cons onsigo habitación ción. No irían a ningún otro lugar. —Lo tendré en cuenta , señora Meer . Dejo la llave en la puerta. —¿Ha ¿Ha apag apagad ado o la luz luz? —Sí . —Bien Bien, pues pues no subi subiré ré hast hasta a mañana ñana por por la mañana ñana . ¿Qui ¿Quier ere e usted entrar y echar un traguito ? —No, gra gracia cias . Te Teng ngo o que que irm irme. Los ojos ojos de la patron trona a se em emp pequeñ ueñec ecie iero ron n en un ges esto to de inteligencia . —¿Est ¿Está á uste usted d metid etido o en un lío lío ? Ta Tall vez vez yo pudie pudiera ra ayuda yudarl rle e. —No. Nadie anda detrá etráss de mí . Simp implem lemente ente , voy voy a ca cam mbiar iar de traba trabajo jo. Bien Bien, buen buenas as noche nochess, se seño ñora ra Meer Meer. Le tendió una mano cubierta de polv olvos. Jim se cambió de mano la bolsa olsa de pape papell y estre strech chó ó por un momen omento to la ma man no de la muje mujerr, sint sintie iend ndo o la blan blanda da ca carn rne e bajo bajo sus sus dedo dedoss . —No lo olvide —insistió ella—. Yo siempre puedo encontrar habi habita tació ción n. La gente gente vuel vuelve ve a mi ca casa sa año año tras tras año : ma mari rine nero ross y viajantes. —Lo tend tendré ré en cuenta cuenta. Buen Buenas as noch noches es . Ella se lo quedó mirando hasta que atravesó la puerta principal y descendió los peldaños de cemento hasta la acera . Cam Ca minó inó hasta sta la es esq quina ina y miró iró el re relo lojj del esc sca apara parate te de una joyería: las seis y media. Echó a andar con rapidez en dire direcc cció ión n Este Este, atra atrave vesa sand ndo o un barr barrio io de almac lmacen enes es y tien tienda dass especia cializa izadas, y despué pués otro otro de come omercio rcioss al por mayor yor , tran tranqu quilo ilo ahora ahora, al atar atarde decer cer, con las ca calle lless es estre trecha chass desie desierta rtass y las puertas de los almacenes atrancadas con barras de made ma dera ra y tela telass me metá táli lica cass . Po Porr últi último mo, lleg llegó ó a una una viej vieja a ca call lle e de edificios de ladrillo, de tres plantas . Las plantas baja jass las
ocupaban casas de empeños y vendedores de herramientas de segunda mano, mientras que en los dos pisos superiores tení tenían an sus sus co cons nsul ulto tori rios os dent dentis ista tass y abog abogad ados os frac fracas asad ados os . Jim Jim fue mirando cada portal hasta que halló el número que busc buscab aba a. Tr Tra aspus spuso o una una os oscu cura ra entr entra ada y subi subió ó los los estre strech chos os peld pelda años ños, re recu cubi bier erto toss de ca cauc ucho ho y co con n los los bor orde dess pro rote tegi gid dos por tiras de latón. Una débil luz de noche alumbra rab ba en lo alto lto de la esc sca alera lera, pero pero só sólo lo una puert uerta a del larg largo o vest vestíb íbul ulo o mostraba luz a través de su cristal esmerilado . Jim se aprox proxim imó ó, miró iró el "Dieci iecisé séis is" es escr crit ito o en el cris crista tall , y lla llamó . —Adel Adela ante nte —invi invitó tó una una voz ásp ásper era a. Jim abrió abrió la puerta puerta y penetró penetró en una pequeña pequeña y desnuda desnuda oficina que sólo constaba de una mesa escritorio , un archiv chiva ador metá etálico lico, un ca cattre de campaña paña y dos modes odesta tass sill sillas as. Sobr Sobre e la mes esa a habí había a un horn hornil illo lo eléc eléctr tric ico o en el cual cual una una cafe ca fetter eriita de hoja ojalata lata hervía rvía y desped spedíía vap vapor . Un homb ombre mira miraba ba so sole lemn mnem emen ente te a Jim Jim por por enci encima ma del del es escr crit itori orio o . Diri Dirigi gió ó una ojeada a una tarjeta que tenía ante sí y preguntó : —¿Jim Nolan ? —Sí . Jim le contempl contempló ó de cerca: un hombreci hombrecillo llo pulcram pulcramente ente vest vestid ido o co con n un traj traje e os oscu curo ro. Su es espe peso so ca cabe bell llo o es esta taba ba pein peinad ado o hacia abajo bajo, sobre ca cad da lad lado desde sde la cor oron onil illa la, en un van vano intento de cubrir una cicatriz blanca de algo más de un centí ce ntíme metro tro de anch anchura ura que que se exten extendía día horiz horizont ontal alme mente nte sobre sobre la or ore eja dere rech cha a. Los ojos jos era ran n penetra etran ntes tes y negros, unos ojos ojos inqu inquie ieto toss y nerv nervio ioso soss que que se moví movían an co cons nsta tant ntem emen ente te de Jim a la tarjeta, de ésta a un calendario calendario de pared y a un desp desper erta tado dorr, para volv volver er a Jim Jim. La nari narizz era ancha ncha, grues ruesa a en el puen puente te y es estr trec echa ha en la punta unta. La boca boca pudo pudo habe haberr sid sido en otro otro tiem tiempo po ca carno rnosa sa y suave suave, pero pero la tensi tensión ón muscu muscula larr habit habitua uall la habí había a apre apreta tado do, dibu dibuja jand ndo o una una prof profun unda da líne línea a en ca cada da labi labio o. Aunq Aunque ue aquel quel hombr ombre e no podía odía tene tenerr más de cua cuare rent nta a años ños , su rostro mostraba unas acusadas arrugas en forma de paré parént ntes esis is que que dela delata taba ban n su re resi sist sten enci cia a al ataq ataque ue . Sus Sus ma mano noss eran er an nervi nervios osas as, co com mo sus sus ojos ojos; ma mano noss anch anchas as, ca casi si dema demasia siado do gra grandes ndes en re rela laci ción ón co con n el cuer cuerpo po, prov provis ista tass de dedos edos larg largos os con las puntas en forma de espátula y uñas planas y gruesas . Esas manos se movían por la mesa como las manos expl xplor ora ador ora as de un cieg iego, palpand pando o las las esquina inas del papel, siguie siguiendo ndo el extre extremo mo del del table tablero ro, toca tocand ndo o suces sucesiva ivame mente nte ca cada da botón tón de su chaleco leco. La mano derec echa ha se adela elantó hacia cia el hornillo y lo desconectó . Jim cerró la puerta puerta despacio despacio y se acercó acercó al escritorio escritorio . —Me dije dijeron ron que que vini vinier era a aquí aquí .
De improvi oviso , el hombre se puso en pie y tendió su mano derecha por encima de la mesa : —Soy Harry Nilson . Tengo aquí su soli olicitud . —Jim le estrechó chó la mano—. Siéntese, Jim—la nervios osa a voz sona onaba suave , pero esta suavidad era el resultado de un esfuerzo . Jim acercó acercó la única silla libre y tomó asie asiento nto junto junto al escritorio. Harry abrió un cajón, extrajo un bote de leche abier bierto to, co con n los los or orif ific icio ioss tapa tapado doss co con n ce ceri rill lla as , un azuca zucare rero ro y dos gruesas tazas . —¿Qui ¿Quier ere e uste usted d una una taza taza de ca café fé ? — Ya lo creo. Nilson sirvió el café negro en las tazas y dijo : —Así Así es co com mo proc proced edem emos os co con n las las so soli lici citu tude dess , Jim Jim. Su tarj tarjet eta a fue fue al co com mité ité de admis dmisió ión n, y yo teng tengo o que que habl habla ar co con n usted sted y reda re dact ctar ar un info inform rme e. El co comi mité té exam examin ina a el info inform rme e y ento entonc nces es los miembros le votan. Como ve, si le hago demasiadas preguntas es porque no tengo más remedio . Añadió leche a su café , luego levantó la vista y sus ojos sonrieron durante un segundo . —Desde lue luego, me hag hago car cargo —dijo Jim Jim—. He oíd oído dec decir que que seleccionan ustedes más que el Union League Club . —¡Dios mío, no tenemos más remedio ! —mostró a Jim el azucarero, y añadió bruscamente—: ¿Por qué quiere usted afiliarse al Partido ? Jim revolvió revolvió el café. Su rostro se frunció frunció en un gesto de concen concentra tración ción, y dirig dirigió ió la mira mirada da hacia hacia sus sus ro rodil dilla lass . —Bien Bien, podr podría ía darl darle e un montó montón n de pequ pequeñ eña as ra razo zone ness , pero pero la prin princi cipa pall es és ésta ta: tod toda mi fam familia ilia ha sido sido arrui rruina nada da por por es este te sist sistem ema a. A mi viej viejo o, o se sea a mi padr padre e, le apor aporre rea aro ron n tan tanto en los los dist distur urb bios ios labo labora rale less que que lo deja ejaro ron n so sona nado do. Se le metió etió en la cabe ca beza za que que tení tenía a que que dina dinami mita tarr el ma mata tade dero ro dond donde e trab traba ajaba jaba . Bien, pues recib cibió una perdi rdigona onada en el pecho cho dura ran nte un tumulto. Harry Harry le interrum interrumpió pió : —¿Era su padre Roy Nolan ? —Sí. Le mata mataro ron n hace hace tres tres años años. —¡Jesús ! —exclamó Harry —. Tenía fama de ser el tipo más duro duro del país. He oído oído dec ecir ir que era ca capa pazz de ca casc sca ar a cinc cinco o polis él solito. —Imagino que podí odía hacerlo —admitió Jim son sonriendo —, pero cada vez que salía se encontraba con seis . Siempre le pega pegaba ban n unas unas pali paliza zass de todo todoss los los dem demonio onioss . Acos Acostu tumb mbra raba ba a veni venirr a ca casa sa cubi cubier erto to de sangr sangre e , se senta sentaba ba junt junto o a la es estu tufa fa y enton tonce cess tenía eníam mos que deja ejarlo rlo solo olo . Ni siquiera iera podí odíamos hablarle, pues de lo cont ontrario se hubiera echado a llorar . Cuando mi madre, más tard tarde e, lo lavab vaba, gimot imotea eaba ba como omo un
perro. —Hizo una una pa pausa—. Como ust usted sab sabe, era ma matarif rife en el el matadero. Acostumbraba a beber sangre caliente para mantenerse mantenerse fuerte. Nils Ni lson on le diri dirigi gió ó una una rá rápi pida da mira mirada da y lueg luego o apar apartó tó sus sus ojo ojoss de él. Dobló obló la esquina ina de la tarjeta jeta de solic oliciitud tud y la devol evolvi vió ó a su posición primitiva con la uña del pulgar . Preguntó suavemente: —¿Vive su madre ? —Murió hace un mes —dijo Jim entornando los ojos —. Yo estaba en la cárcel . Treinta días por vagancia. Me llegó la noticia de que se moría y me permitieron ir a casa acom ac ompa paña ñado do por por un poli poli. No pare parecí cía a que que le oc ocur urri rier era a nada nada. No quer quería ía pron pronun unci ciar ar pala palabr bra a . Era ca cató tóli lica ca, só sólo lo que que mi viej viejo o no le permi rmitía ir a la iglesia ; él odiaba las iglesias . Se me quedó mira irando ndo. Alre Alrede dedo dorr de las las cua cuatro tro de la madrug druga ada murió urió . No parec ecía ía en abso solu lutto que se estuvi tuvie era murie riendo . No asist sistíí al funeral. Imagino que me lo hubieran permitido , pero no quise ir . Supongo que ella ya no quería vivir más , y ni siquiera le importaba ir al infierno . Harry Harry le interrum interrumpió pió nerviosam nerviosamente ente . —Béba ébase su ca caffé y sírv sírva ase más . Está stá usted sted medio edio dor orm mido ido . ¿No toma usted nada ? —¿Qui ¿Quier ere e uste usted d deci decirr si me drogo drogo? No , ni siqu siquie iera ra bebo bebo . Nilson sacó una hoja de papel y tomó unas breves notas . —¿Qué ¿Qué le ocurr ocurrió ió para para que que le apli aplica cara ran n la ley ley de vago vagoss ? Jim explicó explicó en tono rabioso rabioso : — Trabaja Trabajaba ba en los almacen almacenes es Tulman Tulman como jefe del departamento de embalaje . Salí una noche al cine , y , de regr re gres eso o a ca casa sa, vi una una multi ultitu tud d en Linco incoln ln Squa Square re. Me detuv etuve e a ver ver qué era aquello llo . Había un tip tipo hablan lando en medi edio del parq parque ue. Me enca encara ramé mé al pedes edesta tall de la es esta tatu tua a del se sena nado dorr Morgan para ver mejor , y entonces oí las sirenas . Vi que la escu es cuad adra ra anti antidi dist stur urbi bios os se ac acer erca caba ba por por el otro otro lado lado , pero pero otra otra escu es cuad adra ra vení venía a por por detr detrás ás. Un poli policí cía a me atiz atizó ó por por la es espa pald lda a, en el cogote. Cuando volví en mí ya estaba fichado por vaga vaganci ncia a. Ha Había bía perm perman aneci ecido do incon inconsci scien ente te dura durante nte largo largo ra rato to . Me golpearon aquí mismo —Jim puso sus dedos en la nuca, junto a la base del cráneo—. Bien, pues les dije que yo no era un vago y que tenía un empleo , y que llamaran al señor Webb, el director de Tulman . Lo hicieron, Webb preguntó dónde me cogieron, y el sargento repuso que "en un mitin radi ra dica call". Ento Entonc nces es, We Webb bb afir afirmó mó no haber haber oído oído habl hablar ar nunc nunca a de mí. Y yo pagué el pato. Nilson conectó de nuevo el hornillo . El café comenzó a borbotear en el recipiente .
—Pa Pare rece ce —No lo
uste usted d me medi dio o borr borrac acho ho , Jim Jim. ¿Qué ¿Qué le ocurr ocurre e? sé. Me siento como muerto . Todo mi pasado ha desa desapa pa re reci cido do. Al veni venirr aquí aquí, he aban abando dona nado do la habi habita taci ción ón que que tenía alquilada. Aún tení tenía a pagada una se sem mana . No quiero iero volve olverr a nada de ese es e pasa pasado do; dese deseo o ac acab abar ar co con n él. Nils Ni lson on llen llenó ó las las taza tazass de ca café fé . —Mire, Jim, quiero darle una idea de lo que significa ser miem miembr bro o del del Pa Part rtid ido o . Te Tend ndrá rá uste usted d opor oportu tuni nida dad d de vota votarr ca cada da decisi cisión ón, pero una vez emiti itidos los votos otos, deberá obed obede ece cerr . Cuando disp isponem onemos os de diner inero o, tra rattamos de dar a nuestro stross propa opagandist istas vei veinte dóla ólare ress al mes para que coma oman . No recu re cue erdo rdo una so sola la vez vez en que tuvié viéra ram mos ese dine inero. Ahor Ahora a escu es cuch che e lo re rela lati tivo vo a la tare tarea a : usted sted debe deberá rá tra trabaja bajarr jun junto a los demás hombres, y después tendrá que llevar a cabo la labo laborr del del Pa Part rtid ido o, lo que supon supone e, a vece vecess , diec diecis iséi éiss o diec diecio ioch cho o horas diarias. Tendrá Tendrá que procurars procurarse e su alimento alimento . ¿Cree usted que podrá hacerlo? Nilson tocó la mesa aquí y allá con las puntas de los dedos . —Inclu ncluso so la gent gente e a la que tra trate de ayuda ayudarr le odia odiará , las las más de las las vece vecess. ¿Sab ¿Sabe e ya eso eso? —Sí . —Bien Bien. Ento Entonc nces es, ¿por ¿por qué qué quie quiere re unir unirse se a nosotr nosotros os ? Los ojos ojos grise sess de Jim se cerraron a medias , perplejos . Por último dijo: —En la cárcel había algunos hombres del Partido . Me hablaron. Todo ha sido confuso confuso a lo largo largo de mi vida. En cambio cambio , sus vidas no eran confusas. Trabajaban por algo . Y yo quiero trabaja bajarr por algo lgo . Me sien iento como omo muer erto to, y creí que podrí odría a volver a sentirme vivo. — Ya veo —asintió asintió Nils Nilson on—. Ya veo que tiene tiene razón razón , ma maldita ldita sea se a. ¿Cuá ¿Cuánt nto o tiem tiempo po fue fue a la es escu cuel ela a? —Hi Hice ce hast hasta a el se segu gund ndo o curs curso o de ense enseña ñanz nza a me medi dia a . Enton Entonce cess entré a trabajar . —Pero habla usted como si hubiera ido más tiempo a la escuela. —He leído mucho —y Jim Jim se son sonrió —. Mi viejo no quería que leye leyera ra. Dec ecía ía que iba iba a aband bandon ona ar a mi pro ropi pia a gente ente , pero pero de todos modos yo leía. Un día encontré a un hombre en el parque. Me confeccionó listas de lo que debía leer . Leí cantidad de cosas, maldita sea. En sus listas estaban la República de Platón , la Utopía , Bella ellam my , Her erod odot oto o , Gibb ibbon, Maca cau ulay lay, Ca Carl rlyl yle e, Pre resc scot ottt, Spinoz inoza a, Hege egel, Kant, Nietz ietzsc sch he y Scho Schope penh nhau auer er. Incl Inclus uso o me hizo izo lee leer Das Das Ka Kapi pita tal l . Me confe confesó só
que que es esta taba ba chif chifla lado do, y dijo dijo que que dese deseab aba a sa sabe berr co cosa sass sin sin cree creerr en ella ellass. Le gusta ustaba ba re reun unir ir lib libro ross que que apunt puntar ara an en la misma isma dirección. Harry Ha rry Ni Nilso lson n perma permanec neció ió sil silen encios cioso o un insta instant nte e y luego luego dijo dijo : —Co Com mo co com mpre prender erá á , debem bemos andarn darnos os co con n cuid cuida ado . Sólo ólo tene tenemo moss dos dos ca cast stig igos os: re repr pren ensi sión ón y expu expuls lsió ión n. Uste Usted d pret preten ende de afilia iarrse al Partido en muy malas condiciones , pero voy a reco re come mend nda arle porq porque ue creo creo que que es una una pers person ona a útil útil . Cl Clar aro o que que pueden votar en contra de su candidatura . —Gracias . —Ahora hora es escu cuch che e : ¿tie ¿tien ne uste sted parien riente tess que pueda edan vers verse e perjudicados si utiliza usted su verdadero nombre ? — Tengo un tío, Theodore Theodore Nola Nolan n . Es mecánico mecánico . Nola Nolan n es un apellido de lo más corriente . —Sí, supo supong ngo o que que es corrie corrient nte e . ¿Tie ¿Tiene ne uste usted d dine dinero ro ? —Unos tres dólares . Te Ten nía algo más , pero me lo gasté en el funeral. —Bien Bien. ¿Dón ¿Dónde de va usted usted a aloj alojar arse se ? —No lo sé. He roto con todo. Quería empezar de nuevo . No deseaba dejar nada detrás . Nils Ni lson on ec echó hó una una mira mirada da al ca catr tre e de ca camp mpañ aña a. — Yo vivo en esta oficina oficina —explicó explicó —. Como, duermo duermo y trabajo trabajo aquí aquí. Si quie quiere re uste usted d dorm dormir ir en el suelo suelo, pued puede e qued quedar arse se unos unos días. Jim sonrió complaci complacido do . —Me gustaría . Los camastros , en la cárcel , no eran más blandos que su suelo . —Bien Bien. ¿Ha ¿Ha comid comido o uste usted d algo algo? —No. Me olvi olvidé dé. Nilson Nil son habló habló en tono tono irrita irritado do : —Si cre cree que es esto toy y bro rom meando , larg largú úese. Yo no ten tengo nada de dine dinero ro, y uste usted d tien tiene e tres tres dóla dólare ress . Jim se echó a reír. —Veng enga. To Tom mare rem mos are ren nques se seco coss, ques eso o y pan pan. Y aún nos qued queda ará para para un es esto tofa fado do mañana ñana. Yo sé hace hacerr un es esto tofa fado do estupendo. Harry Nilson sirvió el resto del café en las tazas . —Se está está uste usted d re recu cupe pera rand ndo o , Jim Jim; tien tiene e mejor ejor aspec specto to . Per ero o no sabe sa be uste usted d dónd dónde e se es está tá me meti tien endo do. Yo pued puedo o co cont ntár árse selo lo todo todo, pero no serviría de nada hasta que no lo viviera . Jim le miró miró francam francamente ente . —¿Ha ¿Ha ten tenido ido usted sted algu lguna vez vez un em emp pleo leo en el que cua cuando ya ha adqui dquiri rido do sufi sufici cien ente te per eric icia ia co com mo para para que que le suba suban n el suel sueldo do, le desp despid iden en y co colo loca can n a un homb hombre re nuev nuevo o en su luga lugarr ? ¿Ha trabajado usted alguna vez en un sitio donde se habla de
lea lealta ltad a la em emp pre resa sa, y la lea ealt lta ad signific ifica a espiar iar a la gent ente que que le ro rode dea a? Maldi aldita ta sea, no teng tengo o nada nada que que perd perder er . —Nada, excepto el odio —replicó Harry con calma —. Le sorp so rpre rend nder erá á dars darse e cuen cuenta ta de que que es está tá dejan ejando do de odia odiarr a la gent gente e. No sé por qué qué, per ero o es eso o es lo que aco cost stum umbr bra a a pasa sarr .
Dura ran nte tod todo el día, Jim se mos osttró imp impacien ciente te . Harry rry Nilso ilson n, que que tra trabaja bajaba ba en un larg largo o info inform rme e , se volv volvió ió haci hacia a él vari varia as veces veces exaspe exasperad rado o. Fina Finalme lmente nte, dijo dijo: Puedes des ir so solo lo, si quiere ieress . No hay ning inguna ra razzón para que no lo hagas. Dentro de una hora me reuniré contigo . Debo terminar esto. —Me preg pregun unto to si debe deberí ría a ca camb mbia iarm rme e el nomb nombre re . Me preg pregun unto to si el hech hecho o de ca cam mbia biars rse e el nom nombre bre tien tiene e algún lgún efec efecto to so sobr bre e uno. Nilson volvió a su informe . —En cua cuanto des esem emp peñes unas misio ision nes , vaya vayass a la cá cárc rce el y cambies de nombre unas cuantas veces , un nombre no significará para ti más que un numero . Jim permane permaneció ció en pie junto junto a la ventana ventana y miró hacia hacia fuera fuera . Enfrente se levan vantab taba una tapia de ladrillo , tras la que se extend endía un es esttrecho cho solar lar situ situa ado entre dos edifici icios. Un grup grupo o de much muchac acho hoss juga jugaba ba a fron frontó tón n co cont ntra ra la pare pared d de uno uno de los los edif edific icio ioss. Sus Sus chil chilli lido doss lleg llegab aban an am amor orti tigu guad ados os a trav través és de la ventana cerrada . — Yo acostumb acostumbrab raba a a jugar jugar en los solares solares cuando cuando era niño — dijo Jim—. Me parece que las más de las veces nos peleá leábam bamos. Me pre reg gunto si los chic chicos os de ahor ora a se pelea lean tanto como antes. Sin interru interrump mpir ir la escritur escritura a , Ha Harry rry coment comentó ó: —Segu eguro que sí. Me aso som mo y los los veo veo ahí abajo . Segu eguro que se pelean. — Tenía una hermana hermana —prosiguió prosiguió Jim—. Podía Podía a casi todo el mundo en el solar. Nunca he visto jugar tan bien a las cani ca nica cass. De veras veras, Ha Harr rry y, la he vist visto o ac acer erta tarr la bola bola co cont ntra rari ria a a tres tres me metr tros os, cuan cuando do se empeña empeñaba ba. Harry Ha rry levan levantó tó la vista vista. —No sa sabí bía a que que tuvi tuvier eras as una una herm herman ana a . ¿Qué ¿Qué ha sido sido de ella ella ? —No lo sé. —¿No lo sabes ? —No. Fue Fue gra gracios cioso o . Buen Bueno o, no quie quiero ro deci decirr que que fuer fuera a gra gracios cioso o. Fue una de esas cosas que pasan . —¿Qué quieres decir , que no sabes que fue de ella ? — preguntó Harry apoyando el lápiz en la mesa . —Bien, puedo cont ontártelo todo odo. Se llamaba May . Era un año mayor yor que que yo. Siem Siempr pre e dor orm míam íamos en la co coci cina na. Ca Cada da uno uno de noso nosotr tros os disp dispon onía ía de un ca catr tre e . Cuan Cuando do May May tení tenía a unos unos ca cato torc rce e años y yo trece, colgó de parte a parte una sábana , en el rin rincó cón n, y se vest vestía ía y se des esnu nuda daba ba detrá etráss . Ta Tam mbién bién le dio dio por por reír re ír ton tontame tament nte e. Acos Acostu tum mbra braba a se sen ntars tarse e en los los pelda eldaño ñoss ,