UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO Jornada Homenaje a Eliseo Verón. “Eliseo Verón: su obra, su legado”.
13 de Agosto de 2014, Rosario
Eliseo Verón y la noción de emergencia de las prácticas materiales de la cultura.
Claudia Rosa - María Eugenia De Zan Facultad de Ciencias de la Educación- UNER.
Resumen
La articulación entre los aportes que se realizan desde las ciencias sociales y aquéllos que han sido elaborados desde los estudios semióticos y la teoría literaria acarrean complejas cuestiones de relación entre los sistemas de producción literarios, los horizontes de reconocimiento y las reglas de circulación de dichos textos culturales. Estas tres últimas categorías aquí enunciadas –producción, circulación y reconocimiento – pertenecen a la teoría de la discursividad social producida por el sociólogo y semiólogo Eliseo Verón, desarrollada en diferentes trabajos para dar cuenta de condiciones de producción y efectos performativos de los discursos especialmente políticos, publicitarios e informativos informativos (Verón, 1987). A prima faccie, podría pensarse que esta teoría resulta acotada y, por lo tanto, menos eficaz a la hora de explicar un complejo proceso de producción cultural, ya que un proceso de semiosis cultural, para construirse, requiere de un tiempo histórico largo tanto de producción como de circulación. En tanto que la práctica cultural propia de una esfera de la praxis social requiere -para ser reconocida como tal- que haya un conjunto de horizontes de lecturas en la que esta función pueda inscribirse; inscribirse; esto implica, entre otras cuestiones, la institución público/lector. A partir de la relectura de un texto pionero de Jack Goody & Ian Watt (1963), Verón
reconsidera en La Semiosis social II (2013) las consecuencias de la emergencia de la escritura para establecer una historia de los procesos sociales y, en particular, de lo que denomina „mediatización‟, que no esquiva los problemas
y/o irregularidades originados por el desfasaje, la escritura como dispositivo de control, o la multiplicación y complejización de lecturas con la invención de la imprenta. Este trabajo trata de articular una lectura que pone en perspectiva, junto con la noción de emergencia, las múltiples historicidades y dimensionalidades de fenómenos sociales mediatizados.
Eliseo Verón y la noción de emergencia de las prácticas materiales de la cultura.
Introducción
La articulación entre los aportes que se realizan desde las ciencias sociales y aquéllos que han sido elaborados desde los estudios semióticos y la teoría literaria acarrean complejas cuestiones de relación entre los sistemas de producción literarios, los horizontes de reconocimiento y las reglas de circulación de dichos textos culturales. Estas tres últimas categorías aquí enunciadas –producción, circulación y reconocimiento – pertenecen a la teoría de la discursividad social producida por el sociólogo y semiólogo Elíseo Verón, desarrollada en diferentes trabajos para dar cuenta de condiciones de producción y efectos performativos de los discursos especialmente políticos, publicitarios e informativos (Verón, 1987). A prima faccie, podría pensarse que esta teoría resulta acotada y, por lo tanto, menos eficaz a la hora de explicar un complejo proceso de producción cultural, ya que un proceso de semiosis cultural, para construirse, requiere de un tiempo histórico largo tanto de producción como de circulación. En tanto que la práctica cultural propia de una esfera de la praxis social requiere -para ser reconocida como tal- que haya un conjunto de horizontes de lecturas en la que esta función pueda inscribirse; esto implica, entre otras cuestiones, la institución público/lector.
De la práctica material de la cultura a la semiosis social
Este concepto de tiempo histórico largo es acarreado de la historiografía de Braudel (1976). El autor se ocupa de las distintas velocidades del tiempo histórico y es consciente del carácter multidimensional del mismo en tanto que habla de un tiempo largo, de un tiempo lento, o de un tiempo rápido en el
proceso histórico, y también de momentos de aceleración y momentos de desaceleración. La larga duración es el concepto con el que se distingue un nivel del tiempo histórico correspondiente a las estructuras cuya estabilidad es muy grande en el tiempo, y se emplea para distinguirlo del nivel de tiempo de la coyuntura, en que el cambio es perceptible y, sobre todo, de la corta duración o hechos de la historia de los acontecimientos. Esto trajo como aporte al campo de las ciencias humanas y sociales la posibilidad de pensar procesos sociales que en un mismo corte sincrónico registraban acontecimientos en diferentes tiempos. Es decir, que en un mismo espacio coexisten distintos procesos temporales, económicos, sociales, etcétera. Los efectos de pensar tiempos y espacios diferentes, en distintas estructuras civilizatorias, impactaron en forma directa en la sociología de la cultura, ya que las estructuras culturales pudieron comenzar a pensarse también en diferentes temporalidades y procesos. La emergencia de los nuevos modos organizativos de una práctica social que comienza a inscribirse de forma esporádica en determinadas discursividades aún fragmentarias, es nombrada por Williams como “estructura del sentimiento” (Williams, 1980; 1981; 2000). El autor analiza cómo el
capitalismo transformó la relación de la sociedad británica entre el campo y la ciudad. Y lo hace mediante un complejo procesamiento de datos culturales, analizando la escenografía y la iconografía de campo y de ciudad como verdaderos espacios simbólicos en donde se producen, circulan y se consumen los nuevos íconos de esta emergencia ideológica cultural. La estructura de sentimientos es un concepto que, por sí mismo, no tenía chance de sobrevivir en una teoría materialista. Pero se desarrolla al articularse con el concepto de “experiencia urbana” como un método de construcción ficcional que está
conformado por prácticas materiales y sociales, y que ofrece un modelo de invención de ficciones. Esta es la primera vez que la teoría marxista avanza tan lejos en la construcción de un concepto de un elemento inmaterial en una práctica cultural, de allí la importancia de esta categoría teórica. Esta operación, realizada en 1973 por Williams, es previa al concepto de semiosis
social de Eliseo Verón que va a dar un salto cualitativo en la elaboración de teorías que articulan las prácticas con las formaciones discursivas (Foucault, 1970). Queremos presentar en este trabajo algunas hipótesis acerca del modo en que llega Verón a pensar esta noción de emergencia por fuera de las nociones de coyuntura y tiempo largo. La cuestión metodológica ocupa un lugar determinante en la obra de Eliseo Verón, aunque no se lo considere un objeto ni un concepto central de su trabajo. Pero la integración categorial y la delimitación de los conceptos para construir un método de análisis iba a ser una constante que se releva en los 23 libros de Verón, contando los libros que tiene en co-autoría, y en más de 100 artículos publicados hasta la fecha de su fallecimiento. Nosotros creemos que la gran mayoría de los aportes se realizan entre los trabajos reunidos hacia 1982, que termina publicando en La semiosis social, en su primera edición en francés. El artículo original que da base a La Semiosis social, publicado bajo el título de “Sémiosis de l'idéologique et du pouvoir”, aparece en el año 1978 en francés en la revista Communications N° 28. Este periplo textual pone en evidencia la recursividad de su escritura, y su capacidad de mantener intactos sus intereses primeros. En este escenario, se mantiene vigente la pregunta por cómo construye la noción de emergencia de una semiosis dentro de las articulaciones de la sociología contemporánea, la historiografía, la teoría política, el marxismo, y específicamente los estudios semióticos, hasta convertirse luego en su modelización analítica en uno de los ejes, junto con la gramática del reconocimiento, de su producción teórico metodológica. Sus primeros escritos, de 1957 a 1972, publicados bajo el título Conducta, estructura y comunicación (1972) , llevan a la conclusión de que efectivamente el problema de la emergencia de un proceso de significación, no le era ajeno. Situado en la teoría de la acción, comienza a preguntarse acerca de la codificación como eje central en el análisis funcional de la sociología, y cuál es la lógica de dicho procedimiento. Él está imbuido de los conceptos de funciones manifiestas y latentes de Merton, autor que cita reiteradamente. El
concepto funciones manifiestas y latentes fue concebido por Merton para evitar la confusión entre motivaciones conscientes para la conducta social y sus consecuencias objetivas. Uno de los problemas que había desarrollado la investigación empírica sobre la teoría sociológica de Merton, era cómo el dato imprevisto anómalo y estratégico, ejerce presión para iniciar una teoría. La serendipia no es un problema que le sea ajeno a Verón, y Merton, en 1949, lo resuelve con la noción de abducción que cita del Colected Papers de Pierce, de 1932. Seguramente esta es una de las primeras veces que Eliseo Verón se enfrenta con Pierce en la lectura de Merton, más allá de la lectura que realice ya en sus estudios doctorales en la década del 60 ‟ en Francia de la obra de Benveniste. Una de las preguntas que nos hacemos es si el problema de la emergencia de los significados es un paso precipitante para el paso que da Verón de la sociología a la semiótica o si es más bien parte de sus efectos. Preocupado de 1957 a1973 por la teoría de la acción, traslada la pregunta por el significado de la acción, al proceso de significación, iluminando con ello el funcionamiento de los discursos, pero en la ordenación de su modelo analítico, construye una nueva metodología en los estudios semióticos. Estas afirmaciones aquí planteadas podrían ser falsas, y estas Jornadas podrían ser un buen escenario para desmentirlas. El hecho de que el Verón sociólogo tome tantos recaudos metodológicos en el planteo del proceso de significación, no confirma per se que el concepto de “emergencia” tenga una raíz plenamente semiótica. En otros términos: los postulados teóricos y metodológicos, las tensiones de su trabajo de la sociología a la semiótica, nos llevan a pensar que no es descabellado imaginar que Verón va releyendo recursivamente algunas categorías que van desde la razón sociológica a la antropológica, desplazándose hacia la lingüística, luego a la semiótica, para articular en su último libro con las Ciencias Sociales. Queremos decir que los objetos con los que Verón estudió la emergencia de sentido fueron cambiando. En sus escritos de 1957 a 1973 Conducta estructura y comunicación, el eje estaba puesto en la noción de acción y la noción de
codificación. Este es el momento en que rompe la noción binaria de lengua y habla saussureana y rescata la noción de valor como diferencia porque es el único concepto que le permite entender la emergencia de lo nuevo, la serendipia en términos de semiosis social. El entusiasmo con la teoría Chomskiana, específicamente con su noción de competencia y de gramática, le habilita a pensar la posibilidad metodológica de describir un conjunto de reglas de producción de sentido. Pero la noción Chomskiana de „gramática‟ lo dejaba metafórica y literalmente fuera de contexto, ya que en la década del 60´, lo que debía ser explicado eran las condiciones materiales de producción de sentido, el contexto en el cual emergía un nuevo significado, en donde la cuestión del poder era determinante para los estudios sociológicos, antropológicos, y las teorías de la comunicación. En un trabajo de 1970, titulado Condiciones de producción, modelos generativos y manifestación ideológica, Verón afirma: “llamaré proceso
ideológico al proceso de producción, transmisión y consumo de significaciones ideológicos en el seno de la comunicación social.” (Verón, 1973: 251). Es en este trabajo donde establece por primera vez articulaciones teóricas chomskianas, marxistas y peirceanas. Este texto de 1970 es, creemos, un texto seminal para lo que Verón entiende como la semiología de la década del 80´, una semiología capaz de integrar en su teoría efectos de sentido. En este contexto, hay que suponer la aproximación de Eliseo Verón desde Chomsky para entender la ideología como un sistema de reglas semánticas para generar mensajes. Es aquí que hay acarreos claros y referencias inmediatas a Kristeva y Solers, donde el autor se entusiasma en ver la articulación de la teoría marxista con la semiología, pero advierte que estos autores caen en “la vieja trampa de la cultura burguesa ” : neutralizar la incorporación efectiva de conceptos vinculados (o vinculables) con el pensamiento marxista al campo de la práctica científica. La teoría chomskiana le aporta la noción de principio generativo. Sin embargo, la cita a Chomsky viene precedida de una transcripción de Antoine Culioli. Este texto al que hace referencia Verón indica que: “estudiar el proceso de producción significa que se abandona el dominio
de la observación ilusoriamente inmediata para operar abstractamente ” (Verón, 19: 255). Pensamos que es este punto nodal del orden teórico metodológico que le ofrece el planteo de Culioli lo que habilita el vaso comunicante para pensar la emergencia del sentido como un proceso dinámico en donde queda inscripta la huella de las condiciones de producción. En “Semiosis de lo ideológico y el poder” (1978), Verón refuerza esta línea que nos reenvía a nuestro planteo
inicial sobre las diferencias en la duración de los tiempos para pensar las condiciones de emergencia cuando se trata particularmente de procesos culturales y su articulación con la institución público lector. “Los discursos asociados institucionalmente a la ideología “del arte” y de la “creación” (cine, literatura, etc.), pueden ser objeto de un consumo
diferido, en un periodo de tiempo mucho mayor. Este es el caso, también, de los discursos de las ciencias. Por lo tanto, para el caso de los discursos cuya circulación-consumo es diferida o, por decir así, de larga duración, no se debe olvidar una asimetría crucial entre condiciones de producción y condiciones de recepción” ( Verón: 1978, 23)
2. La emergencia de la escritura
A partir de de la relectura de un texto pionero de los antropólogos Jack Goody & Ian Watt, de 1963, Verón reconsidera en su último libro, La Semiosis social II (2013), las consecuencias de la emergencia de una determinada materialidad significante como la escritura, particularmente a partir de la invención de la imprenta, para establecer una historia de los procesos sociales y, en particular, de lo que él denomina procesos de „mediatización‟. La inscripción de una materialidad nueva en la producción y circulación del sentido no nos deja prescindir en el tratamiento que aquí se ha venido desarrollando de la noción de emergencia los problemas y/o irregularidades originados, por ejemplo, por el desfasaje, los efectos de la escritura como dispositivo de control, o la complejización y multiplicación de las lecturas a las que dio lugar la invención de la imprenta. La emergencia de la escritura posibilita, por un lado, la acumulación, es decir, la persistencia en el tiempo de determinados paquetes significantes y, por el otro, la autonomización al convertir el “hecho
discursivo” en objeto de observación. Este salto de escala dio lugar, según
Verón, a la emergencia de una posición metalingüística: “La escritura volvió posible el fenómeno histórico de lo que podríamos llamar las corrientes intelectuales” (Verón, 2013: 189). Así como la escritura es considerada como una primera escala en el proceso de mediatización es necesario considerar en cada caso la multidimensionalidad de los fenómenos mediáticos que aceleran las formas de circulación y de acumulación de la información, articulan procesos económicos, políticos y culturales, inauguran y confrontan formas de medición, cuantificación y organización del tiempo, etc. A partir de la emergencia de la escritura, por ejemplo, se produce un quiebre en la noción de temporalidad y el desfasaje entre los sistemas sociales y los socio individuales se vuelve mucho más evidente. Pero, una vez más, Verón advierte una limitación en los estudios de Goody, y observa que para pensar los efectos de un dispositivo técnico emergente es necesario reinscribir dicha emergencia en la dimensión ternaria de todos los procesos cognitivos. Esta dimensión ternaria supone considerar, por una parte, las condiciones de circulación de la información, es decir, las condiciones del acceso y, como contrapartida, las formas de control que éstas producen para el reconocimiento de los textos. En “La revolución del acceso”, Verón refuerza la hipótesis que venimos
sosteniendo: “la aceleración del tiempo histórico ha sido una constante en la historia de la mediatización” . Es así que en este ensayo de historización del fenómeno de la mediatización se advierte un nuevo salto de escala en el punto de vista del observador con el fenómeno Internet. Verón recupera, en primer lugar, el concepto de red, prescindiendo de su materialización en la web, como configuración de trayectorias. Luego se refiere a internet como dispositivo de producción de relaciones intertextuales que deriva en lo que se denomina una inteligencia de las trayectorias, consecuencia de una creciente autonomización y complejización de los sistemas. Es precisamente esta paradoja, la paradoja de la complejidad emergente de los sistemas de circulación, y la noción de inteligencia las que nos conduce nuevamente -junto con Verón- a la discusión
que vincula la inteligencia artificial con los procesos cognitivos. Nuevamente en este caso Verón plantea la necesidad de pensar en semiosis diferenciadas en los polos de producción y de reconocimiento, y en tipos diferenciados de operaciones cognitivas, cuando se trata de considerar la paradoja de la complejidad y autonomización emergentes no en términos de control de las inteligencias sino en la constante mutación de las condiciones materiales de producción y de circulación de la información.
Conclusiones.
En este breve desarrollo en el que intentamos historizar la heterogeneidad de las semiosis en el devenir de un concepto de no debe olvidare su vinculación con el planteo inicial sobre la variable duración de los tiempos para pensar, particularmente, las condiciones de emergencia de procesos culturales o científicos y sin vinculación con la institución de un público lector. Una de las cuestiones que hemos querido señalar en este recorrido se sintetiza en la persistencia de una búsqueda del orden de lo teórico metodológico en la obra de Verón: las condiciones materiales de la producción constituyen el salto epistemológico que nos permite pensar la determinante multidimensionalidad de la temporalidad como una de las paradojas en la revolución digital Bibliografía: Braudel, Fernand (19876). El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II. Buenos Aires, FCE. Foucault, Michel (2010). La arqueología del saber . S XXI: Buenos Aires (primera edición, 1970) Merton, R. (1949). Teoría y estructuras sociales. México: FCE, 1992. Verón, Eliseo (1995). Conducta, estructura y comunicación. Escritos teóricos 1959-1973. Tercera edición corregida, Editorial Amorrortu: Buenos Aires.
___________ (1971) El proceso ideológico . Buenos Aires: Ed. Tiempo Contemporáneo, 2| ed., 1973. ____________ (1987) La semiosis social. Fragmentos de una teoría de la discursividad . Gedisa: Barcelona. _____________ (1995) “Semiosis de lo ideológico y el poder”. Buenos Aires: UBA, primera edición
en Revista Communications N| 28, 1978. ____________ (2013) La semiosis social 2. Ideas, momentos, interpretantes. Paidos: Buenos Aires. Williams, Raymond (1980). Marxismo y Literatura. Barcelona: Península ______________ ( 1981) Sociología de la cultura. Buenos Aires: Paidós.
______________ (2000) Palabras claves. Un vocabulario de la cultura y la sociedad . Buenos Aires: Nueva Visión. ______________ (2001). El campo y la ciudad . Buenos Aires: Paidós,