HUMANISTAS HUMANISTAS POR P OR LA SALUD
El proceso salud-enfermedad desde la visión Humanista
Para el Humanismo, el ser humano es esencialmente “un ser abierto al mundo” , y es también un “ser histórico y social, cuya acción puede cambiar al mundo y a su naturaleza” . Dicho Dicho de otra otra maner manera, a, en esa esa apertu apertura ra al mundo mundo,, el ser ser human humano o se construye a si mismo y construye con su accionar el mundo que lo rodea ; pero en esa construcción construcción actúa también: a) su historia personal personal y social; b) el medio social en que se desarrolla (su medio inmediato); y c) “la imagen de futuro” que opera sobre el ser humano succionandolo, orientando su accionar. En este proceso de crecimiento crecimiento constante, el ser humano se encuentra con resistencias y dificultades, y también con contradicciones. Las resistencias y dificultades se presentan como situaciones ante las que no existe experiencia y por lo tanto surge un desafío que las sociedades o los individuos deben superar, y es esa superación de resistencias y dificultades lo que se experimenta como crecimiento , el crecimiento de los pueblos, o el crecimiento de los individuos. La contradicción, en cambio, frena el proceso de desarrollo, paraliza el accionar humano, la contradicción frena la correntada creciente de la vida y pone a los pueblos y los individuos en una encrucijada sin aparente salida y con la sensa sensaci ción ón de traici traición ón a uno uno mismo. mismo. Porqu Porque e preci precisam samen ente te de eso se trata trata la contradicción, de una traición a las intimas convicciones o a los mas profundos sentimientos, por un aparente beneficio. La contradicción se experimenta como dolor o sufrimiento. El dolor es físico y el sufrimiento es mental. Y ambos interactúan como señal de que algo no anda anda bien. Una clara señal que el proceso de crecimiento se ha detenido. Desde el punto de vista médico, el dolor es una señal útil, que nos indica que algo no esta bien. Si al acercar mi dedo a una llama experimento dolor, esa
señal (desagradable por cierto), me indica que debo retirar mi dedo, para evitar un daño mayor. Todo dolor físico es rápidamente atendido por quien lo padece para intentar eliminarlo. Desde este punto de vista, una función similar cumplen otros signos y síntomas, como la fiebre, el decaimiento, la perdida de reflejos, etc, etc. Desde el punto de vista mental, el sufrimiento cumple con la misma función, pero en el campo sicológico, así, cuando algo no anda bien en nuestras vidas, experimentamos una sensación de angustia, o temor, nerviosismo, depresión, etc. etc., que también son claros síntomas de eso que “no anda bien”. Pero cuerpo y mente no son entidades aisladas en las personas, sino que forman una unidad e interactúan entre sí. Es claro en muchos casos como el sufrimiento mental termina generando dolor físico, así esta sobradamente demostrado como la ulcera gástrica, la hipertensión, algunos tipos de asma o enfermedades de la piel, tienen una base netamente mental, y en su expresión desarrollan una enfermedad física. También, y esto es mas fácil de comprender, las enfermedades físicas generan sufrimiento mental por diferentes vías, como ser el limitar el accionar humano, ser fuente de discriminación, afectar directamente el estado de animo, etc. etc. A esta altura muchos estarán planteándose que esta primero, si el dolor físico o el sufrimiento mental, o si uno le da origen al otro, y partiendo de esta visión de las cosas se plantea la posibilidad de que un niño asmático tenga problemas de expresión e integración al mundo, o si un señor con mal humor pueda tener una ulcera gástrica. Y de esta manera se establecen clasificaciones de las enfermedades y de los estados mentales, y se definen algunos estados como indiscutiblemente relacionados, y otros que de ninguna manera tienen relación entre sí. Y por último, se proponen “curas” para uno u otro estado. Para la concepción Humanista, en la que el ser humano es una estructura abierta al mundo, en la que interactúan lo que cada uno piensa, siente y hace, y también con el mundo que lo rodea, el dolor y el sufrimiento son distintas expresiones que evidencian los estados de contradicción y se manifiestan con mayor o menor preponderancia según las características de cada individuo. Como expresara Silo en una de sus conferencias: no estamos diciendo que los gérmenes que ocasionan una angina sean de origen mental, pero si decimos que los estados mentales operan directamente sobre las condiciones energéticas de la estructura sicofísica de las personas, produciendo disminución en sus defensas y generando un campo propicio para el desarrollo de tales enfermedades. En este punto es preciso aclarar, que aquellos que han sido formados en la visión occidental de la medicina, tienen una visión degradada de los fenómenos energéticos en relación a la salud y la enfermedad, a diferencia de las corrientes
orientales, por ejemplo, en las que ciencias como la acupuntura cumplen un rol fundamental en los procesos curativos. Para muchos, todo aquello que no pueda medirse, cuantificarse o reproducirse en condiciones preestablecidas, es cuanto menos dudoso. Desde luego que lo anterior no es un planteo que descalifique al método científico, pero si una llamada de atención en cuanto a la necesidad de aceptar lo que la experiencia cotidiana nos muestra como realidad. Por mencionar solo un aspecto, recordemos como “la confianza” que se tenga en un médico, es factor determinante en el proceso de curación. Vistas así las cosas, en el proceso de enfermedad existen factores netamente orgánicos, o biológicos, o físicos; pero también y en un grado igual de importancia, existen factores relacionados con la existencia cotidiana y con el grado de acuerdo o contradicción de las personas, con sigo mismas o con el mundo que las rodea. Algunas corrientes se apoyan fundamentalmente en uno de estos aspectos, en tanto que otras se apoyan con igual convicción en el otro lado de la ecuación. Así tenemos quienes atienden el proceso salud-enfermedad con aparatos, medicamentos, estudios de laboratorio, etc. etc. y por el otro lado quienes lo hacen desde la fe y los poderes curativos del operador. Científicos y curanderos, como expresión gráfica de los opuestos,. reniegan unos de otros; y entre ambos se extiende una amplia gama de “curadores” que intentan integrar ambas visiones. Y la realidad es que ambos lados de la ecuación son correctos y se requieren en la misma proporción para actuar con éxito. De esta manera, deberá surgir un entendimiento entre las distintas formas de operar sobre el proceso salud-enfermedad, de manera tal que se integren las distintas formas y concepciones hasta lograr un entendimiento entre ellas y que todos puedan beneficiarse con los mejores elementos de cada una de ellas. Desde luego que no estamos planteando la unificación te todas las formas en una única medicina. Por el contrario creemos que la diversidad de formas, que se encuentran en relación directa con la diversidad de culturas e historia de los pueblos, debe persistir, pero enriqueciéndose con el aporte de otras culturas y concepciones. Estamos diciendo pues que es preciso dejar de lado los extremismos, en los que todo se basa en una pastilla o todo se fundamenta en la fe. Hasta aquí nos referimos al proceso del dolor y el sufrimiento como una estructura que afecta a los individuos, pero al hablar del ser humano lo definimos como un ser “abierto al mundo”, es decir que el opera sobre el mundo transformándolo y el mundo opera sobre él de la misma manera, por lo que decimos que es un ser social.
Pues bien, en esta interacción social existe también el sufrimiento social y el dolor social, que hoy se evidencian claramente. Cada día es mas claro para todos que existen pueblos enteros que sufren y este sufrimiento se expresa en mayores índices de alcoholismo, drogadicción, ansiedad, etc, etc.; y también existen enfermedades físicas que afectan a pueblos enteros. Y así como entendemos el proceso de dolor y sufrimiento en los individuos como diferentes expresiones de la contradicción; en el campo social vemos el mismo fenómeno, pero ahora como expresión de la contradicción en que viven los pueblos. Esto es así porque en su desarrollo social el ser humano se encuentra hoy frente a una gran contradicción, que podemos simplificar en los siguientes términos: El ser humano de hoy vive en un mundo que no ha elegido y que no coincide con sus aspiraciones. El mundo de hoy es un mundo socialmente injusto, generador de dolor y sufrimiento, lleno de contradicciones en las que unos pocos nadan en la abundancia y otros desesperan por un vaso de agua. Así como en la historia del hombre se encuentra una etapa en que la lucha por el desarrollo y el progreso estaba centrada en la superación de las inadecuadas condiciones que imponía la naturaleza, hoy esta lucha debe centrarse en la superación de las condiciones sociales en que unos individuos pretenden apoderarse del todo social y someter a los grandes conjuntos humanos a su particulares conveniencias. Esta situación, vista desde el punto de vista de la salud, es la que genera enfermedades sociales que afectan a grandes conjuntos humanos. Que las principales causas de muerte en amplias regiones del mundo continúen siendo ocasionadas por falta de agua potable, alimentos, condiciones dignas de vivienda y acceso a las necesidades básicas, no es un “problema natural”, sino una expresión concreta de que en muchos aspectos nuestra civilización se encuentra aún en la pre-historia humana, y que es imprescindible superar esta situación de contradicción en que hoy se encuentran sumergidos los pueblos. Hemos hecho mención a los problemas mas groseros que aun no tienen respuesta, a pesar de que tecnológicamente resulta muy sencillo atenderlos, pero lo hemos hecho así para mencionar solo aquellos problemas que resultan claramente ejemplificadores de la situación actual, pero muchos podrían pensar que esos son “problemas de otros (?)”. Para que el tema quede claramente planteado será necesario que mencionemos una serie de situaciones que en el campo de la salud-enfermedad se vienen presentando:
Estamos asistiendo a un constante aumento de los casos de alcoholismo, drogadicción, locura, bulimia y anorexia, suicidio, asesinatos colectivos, leucemia, enfermedades virales antes desconocidas como el SIDA, Hantavirus, etc., recrudecimiento de tuberculosis, cólera, peste y otras enfermedades del medioevo; aumento de las muertes en personas jóvenes por episodios de infarto cardíaco o hipertensión arterial, aumento del número y la gravedad de los accidentes de transito; aumento de cáncer de piel; aumento de enfermedades menores en diferentes aparatos orgánicos producto de alimentos y otras sustancias contaminantes o tóxicas; y por supuesto todas las alteraciones climatológicas que se hacen cada vez mas evidentes y extendidas también afectan la salud de la gente. Por supuesto que la anterior es una lista incompleta de enfermedades que afectan a los grandes conjuntos de la población en forma directa o indirecta, e independientemente de las condiciones de vida en que cada uno se encuentra. En este sentido, si los que se ocupan de la salud, ya se trate de médicos, enfermeras, curanderos, farmacéuticos, iriólogos, herboristas, científicos y en definitiva todos los que podríamos englobar en el término “prestadores de salud”, se han inclinado a estas actividades por sentirse identificados con el dolor y el sufrimiento del ser humano, y aspiran a colaborar en la superación de tales condiciones, deberán, sin duda plantearse un nuevo rol en la sociedad, que tendrá como principal característica el dejar de lado la complicidad con un sistema que genera tales condiciones, para lanzarse abiertamente a la construcción de un mundo mas humano, en el que el valor central sea el tratar a los demás como uno quiere que lo traten, superar el dolor y el sufrimiento y superar toda contradicción social y personal.
Dr. José Luis Siddi Presidente Humanistas por la Salud.