El
Paradigma
Holista:
Educación,
Persona
Y
Vida
La educación parte del más profundo respeto por la vida en todas sus formas, por lo que se hace imprescindible educar a las personas para que su relación con el mundo de la naturaleza sea sustentadora y no explotadora; el planeta es un ser vivo sumamente complejo pero fundamentalmente unitario, es un oasis de vida en el oscuro vacío del espacio. La educación holística o aprendizaje holístico o educación integral Es una filosofía educacional y forma constructivista basada en la premisa de que toda persona encuentra su identidad, y el significado y sentido de su vida, a través de nexos con la comunidad, el mundo natural, y los valores humanos tales como la compasión y la paz. Se trata de una educación completa e integradora, que busca despertar una devoción intrínseca por la vida y la pasión por el aprendizaje. La educación es considerada un sistema vivo y en constante progreso y evolución. Los principios holísticos de interdependencia, diversidad, totalidad, flujo, cambio, unidad, sustentabilidad, están en la base de este nuevo paradigma educativo, cuyo objetivo es la formación integral del ser humano. La educación holística reconoce el mundo como una compleja red de relaciones entre las distintas partes de un todo global. Del mismo modo, no considera tan importante el aprendizaje de teorías y modelos como el verdadero desarrollo de mentes científicas, capaces de hacer un uso inteligente y creativo de los recursos tecnológicos actuales. La educación holista es más un arte que una tecnología. Algunos teóricos, comoHoward Gardner , David Perkins y como también Grant P. Wiggins y Jay mctighe , han subrayado la importancia vital del aprendizaje reflexivo y del establecimiento de conexiones, dentro de lo que podríamos llamar una pedagogía de la comprensión, es decir, que los alumnos puedan reconocer con cierta facilidad las relaciones que existen entre las diferentes
asignaturas nuevas, y inteligencia reales
y el mundo que les rodea, adaptarse a situaciones combinar los conocimientos pertinentes con la práctica y social, a la hora de resolver problemas por sí mismos o en grupo.
La espiritualidad es el despliegue de los valores universales que surge del despertar de la conciencia al malentendido de que somos egos aislados, a través de la espiritualidad despertamos a nuestra verdadera naturaleza incondicionada. La educación holista no se reduce a ser un método educativo, se caracteriza por ser una visión integral de la educación y va aun más allá. Algunos de los principios sobre los que se basa son los siguientes: El propósito de la educación holista es el desarrollo humano. El ser humano posee una capacidad ilimitada para aprender. El aprendizaje es un proceso vivencial. Se reconocen múltiples caminos para obtener el conocimiento. Profesor y estudiante están ambos en un proceso de aprender. Aprender solo puede tener lugar en un ambiente de libertad. El estudiante debe internalizar el aprender a aprender como metodología de aprendizaje. Educar para una ciudadanía global y el respeto a la diversidad. Educación ecológica y sistémica, una toma de conciencia planetaria. La espiritualidad es la experiencia directa de la totalidad y el orden interno, es holística porque es mas allá de creencias pues es la naturaleza esencial del ser humano; no así la religión ya que cada persona tiene su propia creencia, institución o líder organizado. Estos diez principios holísticos definen el ambiente educativo en el cual trabajan los nuevos educadores, el centro de todo el proceso es el estudiante. Todos los participantes en una comunidad de aprendizaje holística tienen como objetivo primordial aprender, el cual solo es posible
si existe libertad de lo conocido, libertad para indagar. Este tipo de educación se dirige a formar seres humanos que puedan participar en comunidades democráticas.
¿Qué puede aportar una educación holística a nuestros jóvenes de hoy? Todo, porque no hay nada más importante que aprender a ser “persona”, en toda la extensión de la palabra. La educación holística mejora los resultados académicos, facilita la convivencia en el aula, ayuda a los chicos a conocerse y a relacionarse mejor consigo mismos y con los demás, contribuye a despertar el sentido crítico y la conciencia ecológica, educa para el amor y la paz y un largo etcétera. ¿Cómo veis a los jóvenes del siglo XXI? Desmotivados, aburridos, sujetos pacientes de una educación que les hace pensar, pero que no les hace sentir gran cosa, no les conmueve. Curiosamente, ellos sí reaccionan y abren los ojos, los oídos y el corazón cuando se tocan temas que tienen que ver con
el autoconocimiento, el desarrollo personal, la salud, el medioambiente, las relaciones humanas y transpersonales. Recientemente, una alumna trajo a clase un libro de grafología que sus compañeros se pusieron a hojear rápidamente. Es curioso de qué manera tan espontánea se generó y se desarrolló una clase sobre autoconocimiento. Los estudiantes no han de ser objetos de enseñanza, sino sujetos de aprendizaje. Seguramente, muchos dirán: eso está muy bien, pero ¿cómo incorporar e integrar esas ideas en la práctica en las aulas? “Se hace camino al andar”. Hay que empezar y hacer, cada uno, lo que pueda, lo que sienta y lo que le dejen. El cambio no vendrá de arriba abajo, sino de abajo arriba; es decir, no hemos de esperar que lo faciliten los políticos, los poderes públicos o las administraciones. El cambio lo instauraremos los docentes, con ayuda de todos los sectores implicados y, a partir de un determinado momento, florecerá y se expandirá por sí solo. Sería muy fácil conseguirlo, pero no nos lo ponen fácil. Sin embargo, hay cosas sencillas que podemos ir implementando. Por ejemplo, una pequeña relajación antes de empezar la clase; ejercicios de gimnasia cerebral antes de iniciar un trabajo intelectual; pintar mandalas; poner plantitas, piedras, fuentes de agua en las aulas; que los chicos las decoren y embellezcan para hacerlas suyas; que tengan una canción o un lema propios para crear cohesión social e identificarse como grupo… De todos modos, hay que decir que hay ya experiencias pioneras; por ejemplo, la del colegio Montserrat, de Barcelona, donde se trabaja con los chicos de modo diferente, aplicando la teoría de las inteligencias múltiples; el colegio O’Pelouro, de Galicia, ejemplo de integración y de tratamiento de la diferencia; y muchos centros y docentes anónimos que van dando pasos adelante en su labor diaria.