El origen de la religión según Marx Prof. Lic. Andrés A. Luetich 24 de noviembre de 2003
«Yo quiero vengarme de aquel que reina por encima de nosotros.» «Yo lanzaré mi guante a la faz del mundo y me esforzaré por hundir a ese gigante pigmeo.» Estas frases lanzadas contra Dios pertenecen a Karl Marx en sus años de Universidad. Marx tomó de Feuerbach el materialismo y el ateísmo . Como él, sostenía que la negación de Dios es indispensable para la construcción de un verdadero humanismo y que Dios no es sino fruto de la alienación del propio hombre, quien cree en un cielo irreal. Marx le reconoce a Feuerbach el mérito de haber “disuelto el mundo religioso en su base profana” , pero le critica el no haber explicado suficientemente por qué el hombre crea la religión. “El hecho de que la base profana se separe y se asigne a sí misma un reino independiente en las nubes, es un hecho que sólo puede explicarse mediante el íntimo desgarramiento y la contradicción interna de esta base profana.” El siguiente esquema representa la forma en que Marx entendía el origen de las creencias religiosas. Debajo del mismo se presenta una breve explicación de cada uno de los elementos que lo componen.
Alienación económica La división de la sociedad en clases sociales no es un fenómeno natural sino una construcción histórica (se ha representado ese dinamismo con las dos flechas que enmarcan el concepto de "alienación económica"). Esta construcción tiene su origen en la injustificada apropiación, por parte de unos pocos, de los medios de producción. En las sociedades de clases, la mayoría oprimida y explotada trabaja para la minoría dominante , que le devuelve sólo una parte de la riqueza que su trabajo genera (lo mínimo para garantizar su subsistencia y reproducción) y se apropia del resto (" plusvalía plusvalía"). ").
1 La explicación de Feuerbach, que presenta la alienación religiosa como un momento en el camino del hombre hacia el logro de su autoconciencia, resulta inaceptable para Marx, que ve en ella la negación práctica del materialismo que el propio Feuerbach predica. Si las cosas fuesen como afirma Feuerbach el problema religioso se superaría con la sola toma de conciencia de que lo que se ha adorado bajo la forma de Dios no es sino el ser del hombre idealizado. Pero Marx entiende que el fondo del problema no es ideal y que la solución no pasa por una "toma de conciencia". Marx afirma que el hombre se aliena en un plano ideal porque se haya alienado en su existencia real. La sociedad dividida en opresores y oprimidos, la sociedad de clases, en la que unos poseen los medios de producción y los demás se ven obligados a venderles su fuerza de trabajo (aquello que los hace humanos), esta sociedad estructuralmente injusta y explotadora que impide el desarrollo pleno del hombre, es la que lleva al hombre a buscar su realización en un mundo ideal, irreal, imaginario. Alienación religiosa “La alienación religiosa es una alienación de segundo grado. Expresa en forma de teoría justificativa lo absurdo del mundo que la hace nacer.” La alienación religiosa tiene su origen en la alienación económica y no podrá superarse mientras no se supere ésta. “La lucha contra la religión es la lucha contra aquel mundo cuyo aroma espiritual es la religión. […] La miseria religiosa, es, por una parte, la expresión de la miseria real y, por otra, la protesta contra ella. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo.” 2: La religión es un efecto de la injusta estructura social. Pero a su vez, y en segundo lugar, se transforma en causa que refuerza la injusticia, al dotarla de una aparente sacralidad. En cuanto "opio del pueblo", la religión adormece al pueblo. Canalizando sus energías hacia un más allá inexistente, imposibilita la transformación de la realidad, que sólo será posible si el pueblo oprimido aúna sus fuezas y se organiza para revolucionar la estructura social del mundo real. Mundo invertido - conciencia invertida Los contenidos de conciencia se hallan en directa dependencia respecto de la realidad social. “No partimos de lo que los hombres dicen, piensan, o imaginan, para llegar a los hombres de carne y hueso. Partimos de los hombres realmente activos y estudiamos el desarrollo de los reflejos y ecos ideológicos de sus verdaderos procesos vitales como nacidos de estos procesos vitales. […] No es la conciencia la que determina la vida, sino la vida la que determina la conciencia.” La religión, en cuanto eco ideológico, es la "conciencia invertida de un mundo invertido".
Para empezar el socialismo propone la ilusoria promesa de un paraíso aquí en la tierra que nunca se ha dado y nunca se dará. Lo que sí ha traído, y en demasiadas ocasiones, ha sido violencia, desgracia, opresión, tiranía y sufrimiento. Al fin y a la postre la ideología de izquierdas acaba concretándose, como cualquier otra corriente, en un sistema social piramidal. Tan solo sustituyen la nomenclatura del escalafón y las componentes del poder, pero en el fondo, es lo mismo que cualquier otra sociedad. Y, ¿porqué?. Por dos razones: La primera: porque los hombres somos distintos en capacidades y condiciones por naturaleza y la segunda: porque existe el pecado original, por tanto, los seres humanos de nacimiento venimos con una tara que, inconsciente e ineluctablemente, nos empuja al egoísmo. Consecuentemente, el marxismo construye su edificio desde unos cimientos falsos porque sus presupuestos son contrarios a la naturaleza y a la esencia profunda del hombre. Por si esto fuera poco, el método marxista cambia radicalmente el foco del problema primordial y lo traslada desde el corazón del hombre a la sociedad en su conjunto. De esta forma, en vez de dedicar nuestros esfuerzos en corregirnos a nosotros mismos, aunque es seguro que no lo vamos a lograr, pero al menos adquiriremos sabiduría y trataremos de buscar una ayuda exterior, nos dedicamos a cambiar a los demás. Yo siempre me pregunté cómo las estructurales sociales han llegado a ser injustas, porque si pensamos que los hombres por naturaleza no son malos - de hecho bueno y malo son categorías no admitidas para un coherente materialista marxista - cómo demonios llegan a serlo las estructuras sociales. Además es un hecho patente que no ha existido en ningún lugar ni en ningún tiempo una comunidad humana donde no se hayan cometido crímenes e injusticias. En consecuencia, para llevar a cabo la solución marxista, que implica cambiar a la otra clase, a la sociedad; en definitiva, a los demás, se necesita odio y violencia explícita o subrepticia. Mal arreglo es eso de sanar el odio con más odio.