LA CASTAÑEDA: EL ANÁLISIS DE SU FRACASO REVISANDO SU HISTORIA. POR
ARACELI JARAMILLO COVARRUBIAS FES ACATLÁN (UNAM)
México, D.F. a 8 de Octubre de 2012
INTRODUCCIÓN El manicomio de la Castañeda fue símbolo de la Historia mexicana del siglo XX, iniciado su proyecto de construcción desde la época decimonónica y cristalizado en 1910 con la celebración del Centenario de Independencia, mostrándose como signo de modernidad e incluyendo a México en el concierto internacional de naciones civilizadas. Magna obra producto de un régimen convulso que daba los últimos signos de vitalidad, mediante celebraciones fastuosas ocurridas en un ambiente enrarecido por los síntomas revolucionarios. Es así, que el principio y el fin de dicho centro se enmarcaría por acontecimientos de gran relevancia histórica, permaneciendo este manicomio perenne en la memoria nacional. Posteriormente, fue víctima de abandono por las autoridades existentes — si se podría llamar así, ya que en pleno periodo revolucionario la gobernabilidad era trastocada por el poder de las armas — durante éste lapso de tiempo permaneció en el olvido y se puede afirmar que casi de milagro sobrevivió a la lucha armada, pues, incluso llegarían a invadirla tropas zapatistas en una refriega. Su futuro parecía incierto, hoy podemos observar el sarcasmo del hecho, pues de una pomposa apertura en la primera década del siglo XX se pasaba a la indiferencia de los años 20. Después llegaría un periodo de auge detrás de sus derruidas paredes que querían acallar el amarillismo de los periódicos y la ineficacia del sistema manicomial mexicano, mediante la creación de otras zonas especializadas en el inmueble, remodelación e impulso a la investigación dentro el mismo. Se relanzaría así, el Manicomio General de México — aunque modestamente y con menos recursos en vista de la convalecencia económica de México al fuerte estallido revolucionario — Sin embargo se trató en la medida de lo posible de regenerar al ya casi obsoleto manicomio, aunque, la ineficiencia radicaba en los decadentes métodos psiquiátricos a la luz de
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nuevos y más propositivos avances de la ciencia médica. Además de esto, el hacinamiento y la sobrepoblación del sitio era ratificado y visto con preocupación por aquél entonces. Pero, se pugnaba por revitalizar aquél centro psiquiátrico en razón a las necesidades del país, aunque para ese entonces: años 30, la ineficiencia del nosocomio hacía ya demasiado optimistas los intentos por salvarla. Posteriormente en 1945 tendría lugar una inflexión dentro de la historia de la Castañeda, la creación de granjas para enfermos crónicos, que buscaba desahogar al palacete de Mixcoac, sin embargo, por ésta innovación, la Castañeda cavaría su propia tumba. Con fuertes deseos de revolucionar la psiquiatría en México, se topó sin querer en el fin de tan insigne obra porfiriana. Con la construcción de granjas fuera de la capital, la primera de ellas en Guanajuato, localizada específicamente en San Pedro del Monte — en la fecha ya enunciada anteriormente — que pretendía cambiar los métodos de atención psiquiátrica con modelos muy discutidos desde el XIX y retomados ahora conducirían al ocaso del Manicomio General de México. Esta última etapa llegaría hasta los 60 en pleno sexenio de Díaz Ordaz, en la que un funcionario de éste gobierno visitaría el manicomio, conducido a su vez de improviso por ―otros‖ lugares fuera del programa, recorrería las zonas en donde los dementes estaban en pleno abandono, miseria y condiciones infrahumanas de las que darían cuenta sus propios ojos. En vista de lo impactado que quedó por las deficientes condiciones humanas en que se sobre-vivía en tal lugar, designaría lo que después Díaz Ordaz llamar ía ―Operación Castañeda‖ en su nombre estaba inscrito el final del nosocomio y la construcción de Hospitales en donde los enfermos iban a ser repartidos por función y tipo de enfermedad. Este complejo hospitalario se instalaría en la llamada zona de Hospitales, hoy, Tlalpan. Entonces, de un plumazo se borraba el símbolo que una vez quiso ser moderno y que murió en el intento. 3
Lo anterior es un breve resumen de la historia de la Castañeda, sin embargo nuestro objetivo es analizar el fracaso de la Castañeda desde sus inicios hasta su cierre y ello, observamos, se debe al caduco método psiquiátrico que se siguió al edificarla y con su posterior historia de vida. Por tanto nuestro enunciado hipotético es: La Castañeda fracaso por los métodos decimonónicos empleados en la psiquiatría que no evolucionó al compás de los avances internacionales en dicha ciencia, pues, se quedó estatico en el siglo XIX; por tanto para transformarla se recurrió a métodos ya discutidos desde la época decimonónica pero descartados sin un análisis detallado (sistema de Gheel) combinados con la bifurcación de las granjas.
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Es así en un recorrido por la historia de la Castañeda haremos hincapié en esta consideración, que arrastró consigo otros errores, que también estudiaremos en un recorrido de tiempo lineal que va desde los primeros proyectos — desde 1881 hasta su cierre definitivo: 1968 — año en el cuál su fachada neoclásica, valorada desde un punto de vista arquitectónico decidió trasladarse, previa enumeración de sus piezas a Amecameca.
Fachada de la Castañeda de gran valor estético por su estilo neoclásico construido en 1908. Foto tomada hacia los años 60, cortesía: Juan Rivera. 1
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LOS PRIMEROS TROPIEZOS: FACTORES LOGISTICOS. Entre los preceptos que no se tomaron en cuenta desde la inauguración del Hospital de la Castañeda para la fundación del mismo son múltiples tanto de carácter médico, pasando por cuestiones habitacionales, e incluso la ontología de dicho centro. Es decir un cuestionamiento a su propia edificación de carácter sociológico. Sin embargo para una mejor comprensión de los mismos partiremos de la logística — físico — de la construcción y posteriormente seguiremos con los de carácter interno — analítico — médico-sociológico. Los proyectos de construcción de un nuevo manicomio en la Cd. De México datan desde 1881, ya que, los existentes para ese entonces — El Hospital de San Hipólito (para hombres) y el del Divino Salvador o mejor conocido como la Canoa (para mujeres) — se encontraban en pésimas condiciones y urgía edificar uno nuevo que recibiera a la población de los dos anteriores. Además de cooptar nuevos pacientes y ampliar la recepción para un número creciente de enfermos mentales. Pues el gobierno de Díaz tambaleante por el descontento social dado, hacía hincapié en el rubro de la salud para modernizar al país y sacarlo de su atraso agrario. Como ya mencionamos, el primer intento de construir un manicomio fue hacia los años 80 del siglo XIX, ahora bien, estos proyectos quedaron en manos de Eduardo Liceaga — médico personal de Díaz — , Miguel Alvarado y José Govantes. El segundo de ellos fue el precursor de la psiquiatría en México. Mientras, este primer acercamiento estimaba la posible recepción de 200 enfermos con una máxima que oscilaba entre 400 y 500 camas para ellos. Los posteriores proyectos 1886 y 1906 el cálculo creció de manera exponencial, el primero de ellos llegó a una cifra de 632 enfermos — 24 de paga en la primera categoría, 100 a 128 en la segunda y 480 de asistencia gratuita — . Ya para la segunda propuesta; no se contaba con que la población de los
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anteriores hospitales había aumentado, así que los números fueron extendiéndose aún más. Ahora se tendría que recibir a 204 pacientes de San Hipólito y la Canoa con 339, así que ―se consideró la posibilidad de aumentar el número de camas…estableciéndose en 1000, pudiéndose extender a 1200‖2 Otra observación radica en que originalmente la construcción del manicomio no estaba planteada para la zona de Mixcoac — por lo menos en el primer proyecto — pues es en 1883 cuando a favor de un juicio Hipotecario se otorga a la Beneficencia Pública el terreno en manos de Manuel Carrera Lardizábal — pariente cercano del General Martín Carrera — Además que a falta de presupuesto se decidió eliminar patios interiores para cada uno de los pabellones, sin que ello causara la mínima preocupación a los revisores del proyecto que para ese entonces era el arquitecto Don Eulogio León de la Barra — participe de la obra — y Antonio Robles Gil, quién resumía a la perfección la idea anterior : ―Muy numerosas son las observaciones hechas al proyecto referido,
pero como en su mayoría se refieren a detalles de poca importancia,
fácilmente modificables.‖ 3 CONSIDERACIONES MÉDICAS Además la planeación de la obra hacía gala de moderna, ya que incluía una población mixta donde se incluía el traslado de los pacientes de ambos hospitales psiquiátricos — antes mencionados — pero este reordenamiento era también según las normas de la época, con ello queremos decir bajo las líneas positivistas de las innumerables clasificaciones nosografícas. A pesar de la supuesta vanguardia propalada por líneas de la prensa, la nueva institución no hizo las adecuadas historias clínicas de (los) y (las) pacientes venidos de los antiguos hospitales, o tal vez 2
María Blanca Ramos de Viesca y Carlos Viesca. ―El proyecto y la construcción del Manicomio General de la Castañeda‖ en Salud Mental, vol. 21, No. 3, junio de 1998, p. 23. 3 Ídem, p. 24. 6
pueda aseverase apegada a la etiología4 nacida al clamor positivista del periodo. Como, incluso afirma Alberto Carvajal en ―Mujeres sin Historia. Del Hospital de la Canoa al Manicomio de la Castañeda‖5 Cuerpos cuya historia se fabricó a partir del lente llamado historia natural de la enfermedad mental (…) La descripción del ―aspecto exterior‖ no fue para los médicos de La Castañeda una elección de método, del método por excelencia del campo de la medicina: llegar a las causas orgánicas de la enfermedad para realizar un buen diagnóstico.6
Pero cabe aclarar que no se contaba alguna información sobre dichos pacientes, aunque para el positivismo reinante en la época debió hacerse una investigación, aunque como aclara Carvajal: los médicos no tenían opción. Aunque también se debe observar que los adelantos en materia de medicina psiquiátrica fueron lentos, a pesar de ello desde el siglo XIX se venían dando pautas vanguardistas; pero eran insuficientes. Ejemplo de esto son los numerosos artículos de interés médico en materia de psiquiatría, publicados éstos en La Gaceta Médica de México, La Unión Médica de México, El Observador Médico, La Escuela de Medicina, El Estudio y El Semanario de Ciencias Médicas.7 A pesar de los esfuerzos de algunos médicos, la ciencia de la medicina psiquiátrica tardó mucho en avanzar, pues, se debe mencionar que hasta 1913 se instituyó el primer reglamento para el funcionamiento de la Castañeda — ¡esto quiere decir tres años después de su apertura! — Teniendo esta reglamentación vacíos legales que permitían el internamiento de algunos pacientes Rama de la medicina, que es una ciencia y que se refiere por describir detalladamente el padecimiento en este caso mental. 5 Alberto Carvajal. ―Mujeres sin Historia. Del Hospital de la Canoa al Manicomio de la Castañeda‖ en Secuencia, No. 51, Septiembre-Diciembre, 2001, p. 31-55. 6 Ídem, p. 53. 7 Cristina Sacristán. ―La contribución de la Castañeda a la profesionalización de la psiquiatría mexicana, 1910-1968‖ en Salud Mental, vol. 33, No. 6, noviembre-diciembre 2010, p. 476. 4
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a solicitud de la familia. Es relevante precisar que el papel del Estado quedaba indefinido en lo que se refiere a internamiento, quedándose la mayoría de las veces a instancias familiares — como se venía haciendo desde el Antiguo Régimen –— . Asimismo, ello sucedía al cobijo positivista pues al loco no se le veía como peligroso sino como inadaptado a la forma de progreso evolutivo. Como también nos lo hace saber Cristina Rivera Garza8 los enfermos mentales representaban para ese mundo de orden y progreso lo opuesto, una rebeldía a las normas ya existentes. Los locos por su enfermedad se oponían al mundo lleno de reglas y al evolucionismo propugnado. Su enfermedad, a menudo no era en tiempo lineal, por lo que no tenía principio ni fin, sino que se presentaba en la forma de hibrido dando tumbos por doquier en escaladas y retrocesos, ello mismo representaba un reto a la sociedad existente. Otra de las normativas positivistas recaía en que los enfermos curados en caso de no tener establecimiento fijo podían quedar bajo el estado de asilados dentro de la propia institución, es así que se proveía el status asilar al manicomio, propio del ideario decimonónico de centro de salud mental — con ello sin darse cuenta, atraería graves consecuencias como el posterior hacinamiento — . ―Ya que los manicomios se habían convertido en « casas de depósito »‖9 Por ello, el actuar de los psiquiatras y el propio Manicomio de la Castañeda quedaba desdibujado entre la interrogante de un método de control o asistencia.
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Cfr. Cristina Rivera Garza. La Castañeda. Narrativas dolientes desde el Manicomio General. México
1910-1930. México, Maxi- Tusquets Editores, p. 18. 9 Cristina Sacristán. ―Una valoración sobre el fracaso del Manicomio de la Castañeda como institución terapéutica, 1910-1944‖ en Secuencia, No. 51, septiembre-diciembre 2001, p. 91. 8
ERROR DEL MÉTODO Además, el propio carácter del Manicomio como figura institucional representaba una contradicción. Pues los manicomios — a partir de la inauguración de La Castañeda — ya tenían cien años como centros de atención psiquiátrica en Europa. Por lo que el modelo estaba sumamente desgastado y se alzaban voces para cambiar los métodos curativos en materia de psiquiatría. Mientras, que para los más antiguos alienistas el Manicomio representaba un centro de abstracción de la realidad familiar del enfermo, la cual se creía era la causante de la enfermedad. Como bien relató un médico internista: Los intereses de la sociedad, de la familia, y más que todo, los del mismo enfermo, reclaman como más importante el medio el aislamiento. Condición de rigurosa necesidad cuando se quiere tener esperanza de éxito en la curación de los locos. Para hacer resaltar su importancia, basta observar lo que pasa con un enfermo de esta clase que permanece en el centro de su familia. Éste no tarda en tomar una gran aversión por las personas que le eran más queridas. La vida en el hogar doméstico es para él una fuente continua de ideas delirantes 10
A pesar, de que se había comprobado la ineficacia de los manicomios como institución terapéutica — pues agravaba al enfermo llegando a la cronicidad — se creyó que para nuestro país esté modelo era viable pues muchas de las ideas decimonónicas sobre las enfermedades de tipo mental eran comúnmente negativas. Por lo que una posible inclusión del enfermo a su núcleo familiar — según se pensaba – podía agravar no sólo al enfermo sino a la familia.
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Citado por Cristina Sacristán. ―Ser o no ser moderno. La salud mental en manos del Estado mexicano 1861-1968‖ en Espaço Plural, Año XI, No. 22, 1° semestre 2010, p. 14. 9
Según se había debatido, el sistema de Gheel contenía mejoras en el tratamiento a enfermos psiquiátricos, pues la integración de éstos a las familias, preveía un tratamiento ergonómico, que se enfocaba a auto emplear a los enfermos con la producción de hortalizas (agricultura). Ello a su vez, atraía ingresos para los propios centros y de manera indirecta para los enfermos; ya que se les ―ocupaba‖ para mantenerlos abstraídos de sus males. Ésta última idea se atrajo— aunque con variantes — así se dispuso que los enfermos no se relacionaran del todo con campesinos, porque la característica conservadora-machista de la época hacía que estos fueran mal vistos por los campesinos e incluso se mofaran de ellos. Para lo cual se optó por la autarquía. DEL HACINAMIENTO A UN BREVE AUGE (AÑOS 30) Y UN POSTERIOR OCASO Con el tiempo, en virtud de la figura del asilado, la población de la Castañeda alcanzó 2 053 pacientes, lo que preveía sin duda una situación de hacinamiento y estancia en condiciones infrahumanas. Ello, consecuencia de los vacíos legales en los que se encontraban inmersos los pacientes, pues se carecía de una legislación sobre enfermos mentales. Era entonces que los enfermos quedaban recluidos a petición de sus familiares o bien como reclusión forzada. La mayoría de las veces se dormían hasta tres enfermos en una misma ―cama‖ ya que ésta constituía únicamente fierros sobre el que se apoyaba el cuerpo.
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CONACULTA, SINAFO 1930-1945. Salas habitación y letrinas en deplorable estado .
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Se trató sin embargo, de remediársele con el cambio de control sobre el inmueble, ya que antes dependía de la Beneficencia Pública y ahora iba a estar bajo la tutela de Gobernación. Es así que la manutención del manicomio ya no quedaba al arbitrio de intereses, sino, al servicio de la comunidad — por lo menos así se planeaba sacar del estancamiento en que se encontraba el manicomio — ya para finales de los 30 a instancias del General Lázaro Cárdenas del Río se implementó una magna remodelación que incluía repintado de algunas áreas, así como la apertura de dos nuevos pabellones para toxicómanos y niños con desórdenes mentales. Además, se trató de recuperar el antiguo espíritu investigativo de la institución abriéndose cátedras y seminarios sobre medicina psiquiátrica. Es importante resaltar, que la administración cardenista fue la que dotó de más recursos a la institución, aunque con el paso de su sexenio la cantidad disminuyó. Cabe destacar. que en materia de salud, asistencia y beneficios comunitarios fueron la prioridad del gobierno de Cárdenas. Así para 1932 el director médico de la Castañeda Alfonso Millán, se ufanaba al decir: ―no es exagerado decir que el establecimiento es de los primeros del mundo‖12 A pesar de todos los esfuerzos vertidos en pos de mejorar la calidad de vida de los enfermos, el manicomio no salía del antiguo bache, pues la sobrepoblación y la falta de recursos — para la década de los 40 — hizo que la situación en dicho centro se tornara insoportable. Ya que Ávila Camacho siguió en menor medida las normas de su antecesor — aumento de capital — lo que desembocó en la leyenda negra de la Castañeda en algunos rotativos. Además la figura asilar derogada en 1932 por el médico Alfonso Millán era letra muerta permaneciendo, así de facto, el hacinamiento.
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Citado por Sacristán, Óp. Cit. p. 108.
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Por tanto, posteriormente se daría impulso a un nuevo proyecto que terminaría de destruir definitivamente a la Castañeda como institución terapéutica. Ellas, iban de la mano de su nuevo director Manuel Guevara Oropeza y eran la creación de granjas fuera de la ciudad de México, que permitieran desahogar ―un poco‖ al Manicomio General. La primera de ellas, se construyó en Guanajuato, específicamente en San Pedro del Monte hacía 1945 — aunque desde 1942 se venía proyectando — Allí se fueron trasladando una parte de los enfermos crónicos de la Castañeda, mientras que una población minoritaria era la procedente de los alrededores. En esta granja se tomó como método curativo una bifurcación entre el sistema de Gheel y la innovación del proyecto de Guevara Oropeza. Ahí se permitía a los pacientes sembrar sus hortalizas (agricultura), cestería y artesanías con la que obtenían un ingreso para sus necesidades básicas. Ya que en muchos de los comercios dentro del lugar hacían compras de alimentos, ropa, zapatos, etc. Este nuevo modelo incluso veía con cierta relevancia la curación del enfermo, entonces ya no se incurría en el sistema aislacionista de antaño sino en uno que lo reintegrara a la sociedad como parte de ella, especialmente de forma económica. Incluso, muchos de los pacientes mejoraban a tal grado, que mantenían a su familia al exterior. Después de algunos años; el éxito alcanzado por la granja en materia de curación de enfermedades psiquiátricas trajo resquemores y antipatías entre la institución creadora y receptora. Ya que, hubo discusiones médicas entre cada uno de los directores respectivos — el del Manicomio General y el de la Granja de San Pedro del Monte — pues según el primero, la institución receptora recibía pacientes en mejores condiciones psiquiátricas, por lo cual su curación dependía de pocos factores. Sin embargo luego se sabría que la mayoría de los enfermos curados procedían de los alrededores, constatándose la difícil salida de la cronicidad de los enfermos que venían de la Castañeda. 12
Luego para los años 50 y 60 el modelo de manicomio se volvió obsoleto, llegándose a tildar como ―casa penal‖. Como ya narramos anteriormente un funcionario del gobierno de Díaz Ordaz acudió a una inspección rutinaria. Aunque esta vez se le mostraron las verdaderas escenas sin tapujos, pues con anterioridad se recurría a una inspección que ocultaba aquellos terribles espectáculos de pobreza humana. Guiándolo por un recorrido poco común el individuo quedó sorprendido por las condiciones infrahumanas y de hacinamiento en las que vivían día con día los enfermos mentales. A un grado tal, llegó su pasmo, que decidió clausurar La Castañeda de una vez. Así, se planeó una nueva obra llamada Zona de Hospitales (hoy Tlalpan), en donde los enfermos iban a ser destinados conforme a la forma y al tipo de enfermedad a diferentes hospitales del complejo. Y se iba borrar de un plumazo las antiguas clasificaciones positivistas por las que se diagnosticaba a un enfermo. Es así, con ciertos paralelismos marcaba el inicio de una obra contemporánea y el fin de una magna obra porfirista. Ambos Díaz: autoritarios y presidiendo una nación en vísperas de enormes agitaciones sociales — Revolución Mexicana y Movimiento del 68 — elaborarían complejos hospitalarios de atención psiquiátrica para acallar las voces disidentes. Un año duro la demolición aunque la fama perdure aún. CONCLUSIONES Trascurrió así la narración de la historia del Manicomio General de la Castañeda, en medio de celebraciones fastuosas (1910) al cobijo de la ciencia positivista porfiriana. En el que las clasificaciones eran indispensables, aunque innovador en teoría guardaría cierta reticencia a los verdaderos modernizadores (sistema de Gheel). Únicamente para incurrir en un prolongado olvido que llevara a situaciones de pobreza y marginación no sólo mental sino también física —
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años 20 y 30 — para renacer en un auge poco creíble en medio de risas, gritos y silencios enmudecidos de enfermos que carecían de una asistencia médica adecuada — finales de los 30 — terminándose su historia con un legado histórico inédito en materia de psiquiatría mexicana. Años 40 y su salida ideal fue acabar con ella misma, las granjas constituyeron un avance sin duda, producto de viejas teorías desdeñadas. Es así que en después de su demolición testigos mudos hoy imágenes dejan recuerdos de un método inaplicable y de la falta de planeación que a lo largo de decenios cubrió como una leyenda negra a Mixcoac y sus alrededores. Su demolición duro un año, su recuerdo es para siempre. Bibliografía y Hemerografía: Carvajal, Alberto. ―Mujeres sin historia. Del Hospital de la Canoa al Manicomio de la Castañeda‖ en Secuencia, No. 51, septiembre-diciembre 2001, p.p. 31-89. Martínez, Monica. ―La Castañeda desde adentro. Entrevista a Margarita Torres Mora, enfermera‖ en Secuencia, No. 51, septiembre-diciembre 2001, p.p. 147-175. Ramos de Viesca, María Blanca y Carlos Viesca. ―El proyecto y la construcción del Manicomio General de la Castañeda‖ en Salud Mental, vol. 21, No. 3, junio de 1998, p. p.19-25. Ríos Molina, Andrés. ―La locura en el México posrevolucionario. El Manicomio La Castañeda y la profesionalización de la psiquiatría, 1920-1944‖en Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, No. 84, p.p. 28-35. Rivera Garza, Cristina. ―Por la salud mental de la nación: vida cotidiana y Estado en el Manicomio General de la Castañeda, México 1910-1930‖ en Secuencia, No. 51, septiembre-diciembre 2001, p.p. 57-87.
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—————————— La Castañeda. Narrativas dolientes desde el Manicomio General, México, 1910-1930, México, Maxi- Tusquets Editores, 331 P.p. Sacristán, María Cristina. ―¿Quién me metió en el Manicomio? El internamiento de enfermos mentales en México, siglos XIX y XX‖ en Relaciones, Vol. XIX, No. 74, Marzo 1998, p.p. 202-231. —————————— ―Una valoración sobre el fracaso del Manicomio de La Castañeda como institución terapéutica, 1910-1944‖ en Secuencia, No. 51, septiembre-diciembre 2001, p. 91-120.
2003a. ―Reformando la asistencia psiquiátrica en México. La granja de San Pedro del Monte: Los primeros años de una institución modelo, 1945-1948‖ en Salud Mental , Vol. 26, No. 3, junio.p. 57-65. 2010b. ―Ser o no ser modernos. La salud mental en manos del Estado mexicano‖ 1861-1968‖ en Espaço Plural, Año XI, No. 22, p.p. 11-22. 2010c. ―La contribución de la Castañeda a la profesionalización de la psiquiatría mexicana, 19101968‖ en Salud mental, Vol. 33, No. 6, noviembre-diciembre, p.p. 473-480. IMÁGENES: 1 a y b: Fachada de La Castañeda, cortesía Juan Rivera. 11. Conaculta-INAH, Sinafo. FOTOTECA NACIONAL, inv. 296524, inv. 460824, inv. 296547 1930-1945.
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