El fracaso de la criminología: La necesidad de un realismo radical Jock Young Presentación: En septiembre de 1992, Massimo Pavarani reconocía la muerte de la criminología crítica, más como criminología que como crítica. Razones: 1. Se desvió el análisis de la cuestión criminal al conflicto capital/trabajo. 2. La criminología tuvo que echar mano de otras disciplinas para lograr su objetivo crítico de la propia disciplina; esto es su propia tentación suicida, la violación al instinto de conservación. Tomo elementos de la filosofía, la ciencia política y la sociología con un propósito claro y político, la disputa por los espacios de control dentro del Estado, buscaba develar la forma en la que se ejercía el poder, las conexiones y hasta que instancias. Justamente el giro hacia estas preocupaciones provocó su abandono el “viejo sayo criminológico” para vestir las prendas del control social. 3. “Creemos de fundamental importancia para nuestro contexto el formar una nueva disciplina que sea vigilante de los abusos del Estado, crítica del abuso estatal y el avance neo-totalitario de las modernas democracias vigiladas.
Young dice que se ha hablado mucho acerca de una crisis de la criminología radical, pero la realidad es que esta crisis está en la corriente hegemónica de la disciplina. Irónicamente fue esta crisis y sus soluciones las que dieron srcen a la criminología radical.
La crisis etiológica surgió en la década de 1960, provocando un periodo de desarrollo intenso dentro de la criminología, incluyendo a las posturas críticas. Pero en la década de 1980 hubo una “contrarrevolución” dentro de la corriente hegemónica, conocida como criminología administrativa que deja de lado toda la discusión acerca de las causas del delito.
Crisis etiológica y el fracaso del positivismo
La
criminología
hegemónica,
refiere
Young,
se
caracterizó
por
una
multidisciplinariedad ecléctica y por un positivismo profundamente ateórico y cuya capacidad explicativa estaba muy debilitada porque las concepciones tradicionales acerca de la criminalidad, como el biologicismo, ya había sido superadas. Incluso hipótesis criminológicas como la idea de que los hogares destrozados, el status social bajo eran causas de las conductas desviadas ya no eran suficientes para explicar la criminalidad.
En el periodo de la posguerra, la tasa oficial de delitos siguió aumentando, mientras que, por otra parte, había un crecimiento real en los salarios, había fuertes sistemas de seguridad social, hubo un incremento en el nivel educativo y pese a la existencia de todos los factores que tendrían que haber conducido a un descenso de la criminalidad, estaba ocurriendo un efecto opuesto
Las creencias convencionales del positivismo que asociaban el delito con la pobreza y con los patrones de socialización de la clase baja, eran contradictorios con las experiencias empíricas que estaban ocurriendo. Estudios como los de Edwin Sutherland evidenciaban una considerable cifra oscura de delincuencia en la clase media y en las esferas del poder político.
En ese momento, aunque la crisis etiológica se presentó tanto en Estados Unidos como en Inglaterra, se desarrolló paralelamente una tradición criminológica sociológica que incluyó a la Escuela de Chicago, al interaccionismo simbólico y al estructural-funcionalismo y se desarrollaron teorías como la de la privación relativa, las subculturas, de la desintegración social. Estas corrientes teóricas conformaron la nueva teoría de la desviación, Young, considera que la NTD fue la base germinal de la criminología radical.
Las tareas del paradigma radical
La crisis etiológica y la caída del positivismo permitieron un cambio de paradigma dentro de la criminología, pero el impacto de la criminología radical fue menor de lo que se pensaba en los círculos académicos. Stan Cohen, sociólogo de la London School, señala que la criminología crítica no logró desafiar a la criminología del establishment, los centros políticos no fueron afectados de manera importante. El positivismo, aunque se encontraba debilitado en ese momento, “no fue desalojado de su posición por el surgimiento de la criminología radical”. Young señala que irónicamente el desafío al positivismo surgió en sus propias filas con el realismo de derecha.
La criminología administrativa:
La criminología tecnológica y administrativa tiene como máximo interés mostrar a los hacedores de políticas cómo reprimir las conductas desviadas y hacer trabajar a la justicia penal de manera más eficiente, ya no se enfocan en la búsqueda de las causas.
Siguiendo lo anterior pueden identificarse los principios de la criminología administrativa: 1. Asumen una postura contraria a la noción de que el delito está determinado por circunstancias sociales. 2. No está interesada en las causas del crimen. 3. Creen que el acto delictivo es una elección individual. 4. Son partidarios de la prevención. Criminólogos como Tony Platt, Paul Takagi y James Wilson fueron los exponentes de esta corriente, este último fue asesor en la administración de Ronald Reagan. Wilson en 1975 publicó un libro llamado “Pensando acerca del crimen” en el que sostiene que la mejora en las condiciones sociales no contribuye a la reducción del delito, por lo tanto, las reformas de cualquier nivel son descartadas, así como
la idea de que la reducción del delito puede ser lograda por un incremento de la justicia social. Así, para el realismo de derecha, el delito únicamente puede ser prevenido aumentando los riesgos del mismo, es por eso que, el objetivo de la política social debe ser construir disuasivos efectivos contra el delito como la efectividad policial y la certeza de la pena, más que su se veridad, es decir se propone una pena apropiada y efectiva. Esta corriente criminológica ve a los controles comunitarios, en última instancia más efectivos que los formales, aunque en esto en áreas donde la comunidad esté quebrada y haya una incidencia delictiva, el control formal a través de la policía puede generarlas funciones naturales reguladoras de la comunidad, por lo tanto, se le dio una alta atención al trabajo en el área de los efectos de la cohesión comunitaria y de la actividad policial para el control del delito. El realismo de derecha introdujo políticas como la de la tolerancia cero, pues consideran que los factores situacionales son manipulables y el foco parece estar en hacer las oportunidades de cometer delitos más dificultosas a través del endurecimiento de los objetivos, reduciendo las oportunidades para el delito e incrementando los riesgos de ser capturado. La criminología administrativa o teoría del control como también se conoce representó el surgimiento de la teoría neoclásica y mediante la introducción de conceptos de riesgo y oportunidad diferenciada como variables que pueden ser modificadas por los generadores de políticas y la policía, ellos agregan un refinamiento a este modelo de control efectivo. Criminología radical: El idealismo de izquierda El idealismo de izquierda se caracteriza por: 1. Ver al delito que ocurre entre la gente de clase trabajadora como resultado de su pobreza. La persona que delinque observa a través de la naturaleza injusta de la sociedad actual y el delito mismo es un intento de restablecer el equilibrio.
2. En contraste, el delito real, es el de la clase dirigente: la policía, las corporaciones, y las agencias del Estado. Este tipo de delito causa problemas reales a la población. 3. El derecho penal es visto como una expresión directa de la clase dirigente interesada en la protección de sus propiedades y la consolidación de su poder político. 4. La función real de la actividad policial es más política que de controlar el delito. Es de orden social. Las diferentes tareas de la criminología radical fueron abandonadas por el idealismo de izquierda. Este proceso es explicable internamente en los términos de las ideas heredadas de la teoría del etiquetamiento y de la Nueva Izquierda y, por otro lado, en términos de cambios externos al delito y la política: el surgimiento, en EE.UU. y GB, de la Nueva Derecha. Young critica al idealismo de izquierda. Señala que, a pesar de pretender establecer un cambio de paradigma, se caracterizó por un dogmatismo que llego rechazar el trabajo crítico de teóricos como Goffman, Becker, Matza y Albert Cohen y paradójica e inconscientemente, tomaron en cuenta los conceptos más limitados de la vieja criminología, mientras que descartaron los trabajos innovadores que surgieron a finales de los sesentas y setentas. Hubo un abrazo total a las nociones más simplistas acerca del delito y la criminalidad La criminología radical se caracterizó por adoptar una sociología del derecho extremadamente desarrollada pero que tuvo consecuencias importantes para la disciplina: 1. Se perdieron los niveles de análisis medios y bajos acerca del delito que pudieron haber provisto el funcional-estructuralismo y el interaccionismo simbólico. 2. Hubo una regresión a los viejos debates de la década de 1960 3. Se perdieron métodos de investigación etnográficos y cualitativos, mientras que se favorecieron los enfoques economicistas.
4. El idealismo de izquierda ignora el delito como un problema significativo. El delito dejó de ser el contenido de la criminología radical. Lo que lo reemplazó fue una atención ascendiente hacia el Estado y sus agencias, apareando a un análisis descendiente de su impacto sobre los infractores y no infractores.
Así, la criminología idealista de izquierda se centra en torno a la naturaleza del Estado y su impacto sobre los ciudadanos. No se concentra en por qué la gente se vuelve delincuente, es decir, en sus causas, sino en el proceso de criminalización por parte de las instituciones estatales.
Lo que critica Young de este aspecto del idealismo de izquierda es que su teorización sobre el Estado es de modo inconsciente una explicación funcionalista e instrumentalista acerca de que la actividad de cada agencia o los actos de la clase dominante están ligados al capital y se adaptan sin fricciones para promover el capitalismo.
En este sentido, la crítica de Young se centra en que el idealismo de izquierda no puede concebir que existan medidas progresistas propulsadas por el Estado ignorando las contradicciones dentro y entre diferentes instituciones: es una no dialéctica respecto a las acciones que están abiertamente en los intereses del capital.
La crisis etiológica es vista por el idealismo de izquierda como un no evento, pues si el delito no es un gran problema, son pocas las razones para explicarlo. Así, cada incremento de delito es visto como un incremento de la actividad policial más como como un incremento en la comisión de delitos.
Convergencia entre el idealismo de izquierda y la criminología administrativa.
Como se ha señalado anteriormente, la anomalía que enfrentó la criminología tradicional fue la crisis etiológica, aquello fue un rápido crecimiento del índice
delictivo pese al incremento de todas las circunstancias que supondrían el descenso del delito. Con el paso del tiempo la criminología administrativa concluyó que, dado que la opulencia misma ha llevado al delito el control social es la única variable que merecía ser abordada.
“Si la criminología administrativa estudió la crisis etiológica, el idealismo de izquierda convenientemente, la olvidó. Ambos desde sus propias perspectivas políticas vieron al control social como el foco de estudio más importante, ambos fueron muy poco sofisticados en sus análisis del control dentro de la sociedad, al ignorar las causas del delito mismo.
Las anomalías empíricas surgidas tanto en la criminología radical como en la ortodoxa fueron un impulso importante para la formación de la criminología realista. Los hallazgos que anidaron en la criminología administrativa, causaron erosiones conceptuales en el idealismo de izquierda.
La naturaleza del idealismo de izquierda
El principio central del realismo de izquierda es reflejar la realidad del delito, que ésta en sus orígenes, su naturaleza y su impacto, esto implica rechazar ideas patologizantes del delito o que lo analicen solamente desde el punto de vista de la administración del delito o del actor criminal.
Principios fundamentales del realismo de izquierda
1. El delito es realmente un problema: la realidad del delito en las calles puede ser la realidad del sufrimiento humano y del desastre personal. Ser realistas frente al delito no es una tarea fácil. El delito es un artículo de primera necesidad para las noticias en los medios masivos del mundo occidental, pero su naturaleza, el de la victimización y de la actividad policial
es distorsionada y tergiversada en los medios masivos. Las consecuencias de las imágenes proyectadas en televisión son trágicas.
2. El realismo no debe sucumbir en la histeria que provoca el delito no recaer en una crítica negación a la severidad del delito como problema. Debe ser escéptico a las estadísticas e instituciones de control oficiales, sin tomar la postura de rechazo general. 3. El realismo necesita una victimología precisa, esto significa planificar quien está en riesgo y que efecto preciso tiene el delito en sus vidas. La victimología radical destaca dos elementos claves de la victimización. Primero que el delito es enfocado tanto social como geográficamente en los sectores más vulnerables de la comunidad. Segundo, que el impacto de la victimización es un producto del índice y de la vulnerabilidad.
4. El realismo debe también trazar de forma precisa la relación entre víctima y victimario. La vasta mayoría de los delitos cometidos por personas de clase trabajadora es dirigida al interior de la clase trabajadora. El realismo de izquierda nota que la clase trabajadora es víctima de los delitos provenientes de todas direcciones.
5. El delito es visto como un potente símbolo de la naturaleza antisocial del capitalismo y es la manera más inmediata en la que la gente experimenta otros problemas, tales como el desempleo o el individualismo competitivo.
6. El realismo parte de los problemas de manera en que la gente los experimenta. No ignora el miedo de los vulnerables y no los recontextualiza fuera de la realidad poniéndolos en una perspectiva que abunda en abstracciones tales como las afiliaciones de clase.
7. Realismo no es empiricismo. El delito y la desviación son los sitios primarios de la ansiedad moral y la tensión de una sociedad que está cargada de desigualdades e injusticias reales. En la actualidad es necesario un programa de izquierda para el control del delito. Las tareas de la criminología radical aún permanecen. Esto es, crear una explicación adecuada al delito, a la victimización y a la reacción del Estado.
