Análisis y comentario. El adiós; José Ángel Valente
El adiós
Entró y se inclinó hasta besarla porque de ella recibía la fuerza. (La mujer lo miraba sin respuesta.) Había un espejo humedecido que imitaba la vida v agamente. Se apretó la corbata, el corazón, sorbió un café desvanecido y turbio, explicó sus proyectos para hoy, sus sueños para ayer y sus deseos para nunca jamás. (Ella lo contemplaba silenciosa.) Habló de nuevo. Recordó la lucha de tantos días y el amor pasado. La vida es algo inesperado, dijo. (Más frágiles que nunca las palabras.) Al fin calló con el silencio de ella, se acercó hasta sus labios y lloró simplemente sobre aquellos labios ya para siempre sin respuesta. "A modo de esperanza" 1955
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Análisis y comentario. El adiós; José Ángel Valente
El comentario lingüístico-estilístico es una tarea necesaria en el acercamiento a los textos. Su función es la de desentrañar los recursos de lengua de una obra y mostrar cómo se acopla y distribuye. el contenido a la forma en que se configura el lenguaje. No es un recuento estadístico de categorías gramaticales ni tampoco a un análisis sintáctico de las oraciones que integran el texto, por más que se apoye uno en el dato numérico. El comentario lingüístico-estilístico tiene como objetivo desvelar la "vibración literaria" del texto desde tres niveles funcionales: el nivel fónico, el morfosintáctico y el léxico-semántico. 1. Sentido general y estructura Desde el mismo título, el poeta presenta una situación propiamente literaria: un personaje masculino (él) se acerca a una mujer, la besa, le cuenta una serie de ambiciones frustradas, y, sin que obtenga de ella más que la atención de su mirada, acaba por renunciara a la posibilidad de comunicación cuando parece que ella se ve imposibilitada para contestarle. Aunque da la impresión de que se trata de antiguos amantes (versos 15-16), arriesgarnos a decir que ella muere es ir más lejos de lo que refiere el poeta. En su valor connotativo, sugerente, está el valor máximo expresivo de este texto que, como eje único, selecciona la tercera persona gramatical, específica de la narración. El poema se puede dividir en cinco partes. La segunda y la cuarta son paralelísticas en todos los sentidos (semántico, si bien hay una gradación ascendente de miraba- contemplaba: e, incluso, métrico: las dos partes constan de versos endecasílabos): (La mujer lo miraba sin respuesta) (Ella lo contemplaba silenciosa) En cambio, las otras tres partes tienen una organización exclusivamente interna y aparecen contrapuestas, además, a las otras dos anteriores. Véase que se alternan las intervenciones de los personajes: El (primera estrofa, de dos versos endecasílabos). Ella (segunda estrofa, de un solo verso endecasílabo). El (tercera estrofa, de nueve versos de distinta medida). Ella (cuarta estrofa, de un solo verso endecasílabo). El (quinta estrofa, de ocho versos de distinta medida). En cuanto a que el poema lo abre y lo cierra "él", cabe hablar de una estructura circular, alternativa y perfectamente y cerrada en la distribución del contenido. 2. Nivel fónico Las posibilidades expresivas del texto están basadas sobre todo en: el empleo anafórico de diez formas verbales: entró, había, (que) imitaba, se apretó, sorbió, explicó, habló, dijo, se acercó, (y) lloró en el uso de los encabalgamientos: menos en amor / pasado (versos 15-16), todos de carácter suave; el último de ellos ocupando tres versos (versos 19-21); en el ritmo alternado de las intervenciones de los personajes: el - ella - él - ella - él; en la asonancia final de los versos 2-3 en "ea": fuerza-respuesta; y en la rima interna en "-ado" en el verso 16: "pasado. La vida es algo inesperado". Salvo en el caso de la cercanía términos como "simplemente" (verso 70), "siempre" y "sin" (verso 21), donde la afluencia de sonidos alveolares ("s" y Un" la "m" suena nasal alveolar) en medio de la vocal palatal "i", producen una musicalidad eufónica, fonéticamente no cabe hablar de vocales o consonantes predominantes. El uso de un vocabulario amplio - apenas se repiten palabras salvo "vida"(versos 5 y 16), "labios" (versos 19 y 21) y la expresión "sin respuesta" (versos 3 y 21) hace que no nos llame la atención ningún tipo de aliteración ni de "figura fonética especialmente valorativa como para que influya en el sentido general o particular del texto. Más que el fónico, sobre la base y el comportamiento melódico de frases enunciativas domina el ritmo de las vivencias, así lo reflejan los rasgos fonéticos que hemos apuntado.
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Análisis y comentario. El adiós; José Ángel Valente
De todos, es llamativo el que se refiere al uso continuado, a principio de verso, de formas verbales de marcado carácter contundente, en su mayoría perfectos simples que disponen a la acción consecutivamente ya desde el comienzo de cada verso. Ese valor anafórico de las formas verbales se corresponde con el juego de encabalgamientos creando un ritmo íntimo muy al unísono con el desarrollo de la historia que se narra. 3. Nivel morfosintáctico Especialmente, son los adjetivos pospuestos al sustantivo los que condicionan el sentido determinativo del texto: "espejo humedecido", "café desvanecido y turbio", "amor pasado", "algo inesperado", " frágiles palabras" y el adjetivo de discurso (proposición de relativo): " que imitaba la vida vagamente". Ese orden de lengua es propio de la lengua conversacional. El primero de ellos, "espejo humedecido" (verso 4) posee valor metonímico: todo hace apuntar a que, en realidad, son los ojos de "él", proyectados en el espejo, los que están humedecidos. La referencia al llanto en los dos últimos versos no es más que el resultado de los ojos lagrimosos de los que se habla en los versos 4-5. Frente a la afectividad, al tono cordial que presentaría si fueran antepuestos al sustantivo - no encontramos ningún caso - , los demás adjetivos muestran la objetividad, el grado de distanciamiento de la anécdota que asume el poeta en todo momento, se mire por donde se mire el poema. Incluso, en el orden de los sustantivos, en el que se da un mínimo predominio de sustantivos abstractos ( fuerza, mujer, vida, proyectos, sueños, deseos, lucha, amor días, silencio) sobre los sustantivos concretos ( espejo, corbata, corazón, café, palabras, labios ) procede hablar de un orden intelectual respecto a otro de indole sensorial, más propio este último de la realidad extraliteraria. Parece como si el poeta apuntara toda la orientación del texto a crearnos un marco extrarreal, de vida exclusivamente poética. En los versos salvo una forma nominal(es, verso 16), hallamos tres formas pronominales ( se inclinó, se acercó, se apretó ) cinco pretéritos imperfecto de indicativo (recibía, miraba, había, imitaba y contemplaba), y ocho pretéritos perfectos simples ( entró, subió, explicó, habló, recordó, dijo, calló, lloró), formas todas que corroboran no sólo el tono narrativo de la historia que se cuenta sino que expresan una acción altamente expresiva. La superposición de planos temporales (imperfectos y perfectos simples) es otro modo que tiene el poeta de aligerar el ritmo de la acción. A esa temporalidad verbal que refieren los verbos, el poeta ha sumado la temporalidad de lo adverbios de tiempo: hoy, ayer, nunca, jamás (versos 10-12) en insistente concentración; el tercero de ellos intensificado con una expresión del habla conversacional. Igual interés narrativo y rítmico cabe darle a los tres paréntesis que trae el texto: versos 3, 13 Y 17 respectivamente. El tercero alusivo al personaje masculino, sin verbos por cierto, pero cuyo sujeto es "sus palabras", que se refieren a "la vida es algo inesperado" (verso 16), las únicas palabras que en realidad, se dicen a lo largo del poema. Todas las intervenciones que podían esperarse de la mujer de la que no se testifica más que su silencio oral – se presentan entre paréntesis. Sus faltas de respuesta sirven de contraste a los gestos y supuestas palabras del personaje masculino. El efecto dramático que se crea así es muy marcado. Desde el verso 9 hasta el verso 17 habla él. En esa comunicación se intercala la forma "recordó" (verso 14), como si la supuesta conversación fuera más de carácter mental que dialógico. Finalmente él calla - paradoja - "con el silencio de ella" (verso 18): se interrumpe la conversación para dar paso a una dos proposiciones coordinadas en encabalgamientos suaves que cierran el poema y, definitivamente el diálogo. De nuevo, la expresión "ya para siempre" (verso 21), remarca el sentido temporalista que configura íntegramente el poema.
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4. Nivel léxico-semántico Ya apuntamos el predominio de una mínima terminología abstracta a lo largo del poema. De todos modos, el texto es lo suficientemente rico desde el punto de vista expositivo como para no perdernos en una reflexión sin base textual real. Los personajes son reales, los hechos que hacen o dicen tienen una base real; quizás la única imagen que escapa de esta consideración es la de "se apretó (...) el corazón" (versos 6-7) y la inadecuación lógica del adjetivo "desvanecido" aplicado a café. Con todo, este tipo de combinaciones es propio del lenguaje poético y mantiene la ilogicidad que se da en los versos 9-12: "explicó sus proyectos / para hoy, / sus sueños para ayer y sus deseos / para nunca jamás", o sea, la ilogicidad no resulta desajustada en el ambiente extraño que recorre el poema: forma parte de ese utillaje literario y lingüístico que engloba su totalidad. Aunque estamos ante un tema, abstracto ("el adiós"), tanto los contrastes de las intervenciones de los dos personajes, como el desarrollo antitético de "él / ella", como los juegos verbales y adverbios de tiempo que mantienen la tensión emocional, como el marco en el que se ambienta el relato poético, explican lo cercano - por no decir familiar - que se nos hace el contenido del texto. La explicación está en que prevalecen expresiones coloquiales ("se apretó la corbata", en el verso 6; "nunca jamás", en el verso 16), una sentencia ("la vida es algo inesperado" verso 16), imprecisiones e incongruencias como las de los versos 9-12, que hacen el texto más directo y emotivo al lector. Piénsese que la lengua que se emplea adolece de cultismos y es la lengua común de cualquier hablante con alguna formación intelectual. Por otra parte salvo la expresión de valor metonímico que comentamos en el apartado anterior así como la traslación de significado que se lo da a "desvanecido" aplicado a café", donde podemos también afirmar que se trata de otra metonimia: es el hombre el que está desvanecido, no el café no hay ningún término especialmente complejo - dejamos aparte las frases desesperanzadas de los versos 9-12 -. El texto adquiere, así, un gran valor connotativo, que se refleja en la intensidad de las vivencias y, se oculta en la viva organización de los elementos léxicos seleccionados. 5. Conclusión Verdaderamente, el tema que se narra se hace creíble en el poema. La técnica de distanciamiento, de desentimentalidad a que está sometido el texto da razón del autor omnisciente que hay detrás. El gran conocimiento que posee de la retórica tradicional se deja ver en los múltiples recursos lingüísticos (formas verbales anafóricas, contrastes, etc.) con los precisos estilísticos, para llevarnos a la idea de que se puede crear una realidad meramente literaria donde la connotación y la contención de estilo - con el uso de la lengua conversacional - sean sus rasgos más sobresalientes.
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