EeEl Ee El JARDÍN J ARDÍN HISPANO-ÁRABE HISPANO-ÁRABE El amor por las flores y la naturaleza en general fue una constante en todo el mundo islámico, ocupando el jardín un lugar privilegiado en el imaginario musulmán. Su predilección por estos lugares tiene su origen en el Corán, que aporta más de medio centenar de referencias al Paraíso como jardín. La imagen evocada en sus numerosos pasajes es tan precisa y deliciosa que llegó a ser fuente de inspiración para los jardineros. La cultura andalusí no podía dejar de ser menos, legándonos maravillosos jardines, en los que experimentaron técnicas agrícolas, mejoraron los cultivos, plantaron numerosas especies exóticas y realizaron grandes avances en botánica. Respecto a su construcción, podrían establecerse las siguientes características:
Responde a la idea del patio interior a la vivienda, con forma cuadrangular, generalmente con un trazado en crucero (a dos ejes) y siempre con un eje vertical implícito que dota al espacio de una relación simbólica con el cielo. Esta división del espacio cuadrangular proporciona una jerarquía (que refleja el orden al que aspiran los constructores de jardines, a un dominio de la naturaleza) y una organización práctica (paseos, distribución del agua de riego, disposición de las plantaciones). Los paseos en forma de andenes sobreelevados permiten recorrer el perímetro y los ejes del patio. Se usa el agua como espejo (para reflejar el cielo e introducir luz en espacios pequeños), pero también como perturbación del espejo para distinguir el reflejo (lo imperfecto) de lo reflejado (lo perfecto, lo alto). Agua y vegetación forman un binomio inseparable, de tal modo que el paseante puede tener al alcance de la mano las copas de arbolillos o arbustos grandes, mientras el agua aparece en láminas que reflejan el cielo, sólo perturbadas ligeramente por pequeños surtidores, generalmente en los extremos de los estanques o canales. El agua aparece, además, circulando por canalillos que pueden acompañar a los andenes, uniendo a su faceta útil de agua de riego, el beneficio de refrescar la atmósfera y producir un sonido agradable. Dentro de las redes de riego, las acequias, albercas y fuentes representan los métodos de adquisición y almacenamiento de agua. Es notable la conjunción de los aspectos olfativo y visual. El jardín tenía plantas aromáticas y flores especialmente difusoras de perfume durante el día o la noche. También crecían en él, árboles frutales que perfumaban el ambiente durante el tiempo de su floración. Cuando es posible, puede darse una relación visual con el paisaje circundante, integrándolo por medio de ventanas o ajimeces. La decoración responde a esta concepción del jardín como paraíso coránico y ofrece versículos y otros textos que responden a la idea de bienestar que se pretende alcanzar.
La tradición de jardín-huerto se extendió por todo al-Andalus. Era huerto y jardín a la vez, así como un campo de experiencias botánicas, en el que se adaptaban aquellas especies traídas de Oriente, como la granada o la palmera datilera. Se aclimataban también especias y condimentos, como la pimienta negra y el azafrán y plantas aromáticas y medicinales como la alhova y la alheña. En las albercas andalusíes solía haber plantas acuáticas, como los nenúfares, y peces multicolores, tal y como puede apreciarse actualmente en el Jardín del Partal y en el Patio de los Arrayanes de la Alhambra.
El auge de la agricultura se debe, principalmente, a la tecnología hidráulica, capaz de transformar los terrenos de secano en fértiles huertas de regadío, con grandes norias giratorias de acequias, pequeñas aceñas, acueductos, acequias, canales, pozos artesianos, etc. Los molinos de agua, instalados en las orillas de los ríos, molían los granos de cereales. Los de viento, provistos de anchas velas de barco, hacían girar un eje vertical que movía la piedra de moler el grano. El mejor aceite se elaboraba en los molinos que trituraban los frutos del olivo (almazaras). Así pues, se crearon enormes huertos, con una dotación constante, y se buscaron los mejores geóponos de la época, para que, como avezados investigadores, cuidaran y experimentaran en ese jardín botánico. Los emires, califas y sultanes de al-Ándalus favorecieron con enorme interés la creación, junto a sus palacios, de jardines botánicos donde se experimentaba con las nuevas especies traídas, iniciándose una técnica de injertos que dio lugar a muchas frutas que hoy se degustan en Europa y América, como el albaricoque, ciertas especies de higos (como el de Málaga), tipos de dátiles, etc. Sin lugar a dudas, el jardín más espléndido e inolvidable de la España musulmana es el Generalife (del árabe “Ÿannat al’arif “: la más noble y elevada
de todas las huertas, o también huerta del arquitecto), la almunia de la Alhambra de Granada. Esta última también puede presumir de notables espacios verdes, cercano al paraíso: los jardines del Partal, de los Adarves y de Lindaraja, con sus rimeros de macetas floridas, los recortados setos que bordean acequias, los estanques y fuentes cubiertos de nenúfares, y todo un conjunto, esplendoroso y sutil, asomándose a la legendaria ciudad, al blanco barrio del Albaicín (de “al-bayyazín”: musulmanes de Baeza que se refugiaron en Granada), a las cumbres nevadas de la sierra, y a la aceitunada apacibilidad de la Vega. En la Alhambra, la puesta en escena entre agua y vegetación es una manipulación de todos los sentidos, la mirada se ve arrastrada más allá de los muros del recinto, en un espectáculo armonioso entre arquitectura y naturaleza. El sonido del agua es invitador y refrescante y se entrelaza con los aromas de las flores y árboles. El concepto del carmen granadino es de origen hispanomusulmán. La palabra carmen viene del árabe “karm”, que significa viña. Los cármenes ocupan las laderas de las
colinas enclavadas entre los cauces del Darro y del Genil, y aquellos que se encuentran en el Albaicín, frente a la esplendidez de la Alhambra, son considerados los más típicos. En sus orígenes eran minifundios suburbanos; el terreno se dedicaba en parte a jardín y en parte a huerta. Fueron también muy famosos los jardines del palacio de Al-Rusafa, almunia (huerto o granja) de recreo del emir Abderrahmán I, a pocos kilómetros de Córdoba, la primera hacienda ajardinada de al-Andalus y el lugar donde se transplantaron y aclimataron numerosas plantas exóticas, enviándose mensajeros a lugares lejanos para importarlas. Otro ejemplo importante de jardín es el de Madinat al-Zahra, también en Córdoba, construido por orden del califa Abderrahmán III. Sevilla tuvo su esplendor en la zona de Buhayra, hoy conocida como Huerta del Rey; allí se plantaron, con la colaboración de expertos del Aljarafe, olivos, árboles, viñas y frutales raros de todas las especies. El propio emir al-Mutamid salía a pasear por estos campos y observar los avances en la plantación. Todas las artes se hicieron eco de estos vergeles, reproduciéndose su grandeza y magnificiencia en tapices, alfombras y decoraciones. Los poetas, en sus versos, también dejaron su impronta naturalista, ensalzándose la variedad de sus flores:
rosas, narcisos, lirios, anémonas, jazmines, alhelíes, violetas, amapolas, margaritas y otras especies que atraen la mirada y entretienen los ojos.
Las especies predominantes fueron las siguientes:
Adormidera (“papaver somniferum”). Alhucema (“lavandula latifolia”). Azucena (“lilium candidum”). Se plantaba junto a las acequias, con poco riego. Balaustra (“punica granatum”). Variedad de la flor de granado, de carácter especialmente ornamental y presente en casi todos los jardines. Limonero (“citrus limon”). Del árabe “laimún”. Lirio amarillo o lirio del agua (“iris pseudacorus”). Es esencialmente planta de adorno y no tiene olor. Se cría junto a las aguas (albercas y acequias). Manzanilla (“anthemis nobilis”). Planta con pequeñas flores muy aromáticas frecuente en los jardines andalusíes. Manzano (“pyrus malus”). Se cultivaban abundantemente las dos variedades de manzanas: dulces y ácidas. Se utilizaban en confituras y en jarabes y aplicaciones cosméticas, ya que, al parecer, las manzanas fortalecían el ánimo y daban alegría. Melón (“cucumis melo”). Era fruto muy apreciado. Menta. Hierba aromática utilizada principalmente en jarabes y tisanas. Mirto. Arbusto omnipresente en los jardines, de la misma familia que el arrayán. Mosqueta. Es un tipo de rosal con flores blancas, pequeñas y de olor densamente almizclado. Nenúfar amarillo (“nuphar luteum”). Planta acuática que se cría en lagunas y estanques. Sus flores desprenden un suave perfume y flotan en el agua. A veces el refinamiento llegaba a tal extremo que se ponían sobre las aguas de los estanques o albercas, nenúfares de plata, como fue el caso de la almunia de Almanzor. Otros cítricos: El toronjo y la naranja (del árabe “naranja”) amarga fueron importados de Asia oriental. Eran utilizados para conservar los alimentos, elaborar zumos y extraer esencias para la fabricación de perfumes. Romero (“rosmarinus officinalis”). Al médico -filósofo Ibn Sina (Avicena) se le atribuye el empleo de esta aromática, cocida con aceite, como bálsamo para todos los males.
Otras plantas y cultivos que nunca faltaron en Al-Andalus fueron los siguientes: hierbabuena, laurel, albahaca, ciprés, arroz, lino, esparto, sandía, jazmín, caña de azúcar, algodón, seda, alcachofa, morera, frutos secos...
El oficio de jardinero tenía una significativa dignidad entre los musulmanes andalusíes, siendo muy apreciado por emires y califas. Este jardinero/botánico era el complemento del perfumista y el médico, oficios llenos de misterio y fórmulas magistrales. La farmacopea brilló particularmente en Al-Andalus, vinculándose fuertemente a la botánica. El naturalista árabe es un incansable colector de especies; viajando y cultivando en bellos jardines botánicos plantas de las tierras más diversas. De estas actividades nos dejaron escritos voluminosos tratados descriptivos de plantas y animales. En las más interesantes enciclopedias botánicas no sólo se describen, cuidadosamente la morfología, cultivo y particularidades de la especie, sino que se
ordenan y clasifican; en la ordenación suelen seguir a sus maestros griegos y alejandrinos, y en los tratados de los hispanoárabes más originales apunta una clasificación que los aproxima a la ciencia moderna. Al-Gasani, por ejemplo, confeccionó una clasificación taxonómica en géneros, especies y variedades, adelantada en cuatro siglos a los demás botánicos europeos. Los botánicos suelen señalar con especial cuidado las propiedades medicinales o nocivas de las plantas, de modo que estos tratados tienen un carácter marcadamente farmacológico. En los siglos XI y XII, surge una escuela agrónoma en Al-Andalus que será la más importante del Islam clásico. Los más conocidos geóponos (estudiosos de la agricultura) de este período son Ibn Wafid, el toledano Ibn Bassal, Abu l-Jayr al-Isbilí (Sevilla) e Ibn Al-Awwám. La personalidad de Ibn Al-Awwám es prácticamente desconocida, al tenerse escasos datos sobre la misma. Parece ser, por las frecuentes citas en su obra, que vivió en la zona del Aljarafe de Sevilla. Sin embargo, su tratado fue la única referencia sobre la agronomía hispanomusulmana durante muchísimo tiempo, influyendo en el Renacimiento y revalorizándose en tiempos de la Ilustración. En él menciona cerca de seiscientas plantas, además de medio centenar de árboles frutales, ocupándose de cómo han de ser cultivados. Por la misma época, el geógrafo cordobés Al-Bakrí estudió en sus trabajos los árboles y los vegetales de Al-Andalus. En Tunicia, Abu al-Salt al-Ándalusí escribió, también en el siglo XII, el innovador “Libro de las drogas simples”. El and alusí Abu Ÿa’far Al-Gafiqí , llevó a cabo una novedosa descripción científica de las plantas. En el siglo XIII, Abu-l-Abbás Ibn al-Rumiyya Al-Nabatí se hizo célebre con sus trabajos sobre botánica. En 1217 realizó un viaje a Oriente con el doble objetivo de peregrinar a La Meca y de llevar a cabo observaciones científicas. Sobre el periplo escribió un libro titulado "El viaje botánico", cuyo original se ha perdido. Ibn al-Baitar (Málaga) fue el más grande botánico farmacólogo de la civilización islámica. Estudió en Sevilla y en 1220 dejó Al-Andalus para seguir la misma ruta que su maestro Al-Nabatí, instalándose en el Oriente musulmán y muriendo en Damasco. Fue nombrado jefe de los herboristas de palacio por el sultán de El Cairo, escribiendo allí sus obras más importantes, entre las que destaca su gran enciclopedia: "Colección de nombres de alimentos y drogas simples". Viajó a Siria y Anatolia para recoger plantas, y sus trabajos constituyen la mejor sistematización sobre las plantas medicinales que jamás se emprendió antes de la época moderna. En esos tratados, dio entrada a mil quinientas especies —trescientas de las cuales nunca se habían inventariado hasta entonces—, citó a los autores griegos y latinos y anotó sus propias observaciones. En relación con el cuidado de la tierra en Al-Ándalus, la figura más sobresaliente es Ibn Luyún de Almería (1282-1349). Su obra lleva por título “Tratado de Agricultura”, está realizada en verso y contiene importantes conocimientos sobre el tema agrícola, el cuidado de jardines, etc
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------EL LEGADO BOT NICO ANDALUS . Arte y Naturaleza Plantas de las tierras de Al-Andalus Las flores de los poetas de Al-Andalus La Alhambra, Isla ecologica El patio nazarí, la unidad entre naturaleza y arquitectura Generalife, el jardín de Palacio El patio de la Mezquita de Córdoba / Medina Azahara La Alcazaba de Málaga -------
PLANTAS DE LAS © Merche S. Calle y Juan Enrique Gómez. Textos, fotos, videos / TIERRAS DE ALANDALUS----------- Waste magazine .
El Legado Botánico Andalusí Plantas y elementos florales, la presencia de naturaleza e Islam en el sur de Europa
Está alrededor, el legado islámico se encuentra en todas partes, sin embargo a veces esta tan mezclado, oculto o camuflado que es difícil de descubrir. Una de las mayores contribuciones que nos dejaron los árabes fueron los jardines donde experimentaron técnicas agrícolas y realizaron grandes avances en botánica. No sólo experimentaron con la plantación de numerosas especies exóticas sino que mejoraron los cultivos de éstas y otras especies. Un paseo por las tierras y ciudades de al-Andalus servirá para observar ese legado. Ibn Cabirol escribió sobre el patio de los leones..."Y junto a los canales, hincadas, corzas huecas para que el agua sea trasvasada y rociar con ella en los parterres las plantas y asperjar los juncos de aguas puras y el huerto de los mirtos con ellas abrevarlo".
Arrayan La tradición de jardines islámicos comenzó en Córdoba y culminó en la Alhambra. En todas las tierras de alAndalus la actividad agrícola se mezclaba con la transformación artística de la naturaleza. A pocos kilómetros de Córdoba se construyo el Palacio de al-Rusafa, la primera hacienda ajardinada de al-Andalus, el lugar donde se transplantaron y aclimataron numerosas plantas exóticas. Abd al-Rahman envió mensajeros a lugares lejanos para que trajeran plantas especiales. Quería que al-Rusafa se hiciera famosa por su variedad de plantas. Entre ellas las palmeras, a las que dedicó un hermoso poema y granadas traidas desde Siria
Otro ejemplo importante de jardin es el de Madinat al-Zahra, descrito así por Antonio Muñoz Molina en su libro "Córdoba de los Omeyas" "La ciudad de Madinat al-Zahra resplandece al sol de la mañana, entre campos de olivos plateados. ...A la sombra de cipreses y palmeras, jardines de ensueño rodean inmensos salones mezclando mirto y romero, adelfas y nardos, lirios y rosas en tapices multicolores" . Sevilla tuvo su esplendor en la zona de Buhayra, hoy conocida como Huerta del Rey. Alli se plantaron"olivos, árboles, viñas y frutales raros de todas las especies más dulces y extraordinarias" , con la colaboracion de expertos del Aljarafe. El propio califa salía a pasear por estos campos y observar los avances en la plantación.
Alcazaba de Almería En al-Andalus hubo muchos palacios importantes, como las alcazabas de Málaga y Almería, situados en posiciones elevadas con vistas interiores a jardines donde el agua es el centro conceptual. Acequias, albercas y fuentes representan los métodos de adquisición y almacenamiento de agua dentro de las redes de riego.
Tras la conquista de Málaga, Washinton Irving describe unos "bellos jardines colgantes, bosquecillos de naranjos, limoneros, y granados, elevados cedros y altivas palmeras, mezclábanse con las firmes y almenadas murallas y torres, que permitían adivinar la opulencia y el lujo que reinaban dentro".
En la Alhambra, la puesta en escena entre agua y vegetación es una manipulación de todos los sentidos, la mirada se ve arrastrada más alla de los muros del recinto, en un espectáculo armonioso entre arqui tectura y naturaleza. El sonido del agua es invitador y refrescante y se entrelaza con los aromas de las flores y árboles. El conjunto es menos cerrado que los tradicionales jardines islámicos y está en constante evolución.
La construcción en puntos elevados y la tradición de jardín-huerto, con el agua como centro, se extendió por todo al- Andalus. La medicina natural y la gastronomia se enriquecieron con todas estas pruebas. Todas las artes se hicieron eco, los poetas y todos los artesanos reprodujeron en sus tapices, alfombras y decoraciones, la grandeza del jardín islámico. Tenemos alguna idea de cómo eran sus jardines por los versos que alaban la variedad de sus flores: rosas, narcisos, lirios, anémonas, jazmines, alhelíes, violetas, amapolas, margaritas y otras especies que "atraen la mirada y entretienen los ojos con los delicados edificios que semejan telas de araña". Las plantas no sólo se usaban para embellecer jardines sino que formaban parte de todas las actividades cotidianas. Básicas para la fabricación de cosméticos, medicamentos, muebles, tejidos. Podemos leer en una arqueta con decoraciones de palmera la inscripción: "Fuí construida de muchas piezas por arte milagroso para conservar los blancos olores, y fuí embellecida con plantas y flores" Uno de las grandes de avances del conocimiento botánico se produce en temas de gastronomía, industrias conserveras, elaboración de jarabes, ungüentos, almíbares... Para ello se desarrolló la agricultura y en sus tratados encontramos múltiples referencias a las plantas que se usaban con mayor frecuencia. Vinos, aceites, condimentos. A veces todo se mezclaba, los jardines y los huertos. El huerto-jardín se desarrolló de manera sublime impulsando el desarrollo de la botánica, la medicina, las técnicas de mejora de agricultura y un largo etc. Las canalizaciones de agua, el dominio del agua en su sentido más amplio ya que nunca se habían aprovechado más y mejor los terrenos.
La transformación del espacio fue completa. Los aterrazamientos condicionaron el paisaje de la Península Ibérica y ya nunca fue nada igual. Los canales, acequias, albercas formaban parte de un todo. al Andalus se convirtió en un gran vergel y los cultivos se extendían por laderas de zonas que era impesanble que fueran productivas hasta entonces.
Se traían plantas de oriente y se plantaban no sólo en los jardines de los palacios sino también en las almunias, en las fincas de todos los territorios de la Península. Empiezan a adquirir fama los productos de al Andalus, los higos de Málaga, los cerezos y melocotones de Zaragoza, las huertas murcianas y valencianas. Los aromas eran parte esencial en la vida cotidiana, las plantas cultivadas, las esencias inundaban los patios familiares y se mezclaban con los olores de la cocina formando un todo inseparable. Para la elaboración de sustancias arómaticas y terapeúticas se usaba el Santalum album (Sándalo), Palo de aloe (Aloe vera, almizcle, balsamina, azafrán, nardo, Qaranful:/clavo (Caryophyllus aromaticus), nuez moscada (Myristica fragrans), alcanfor (Cinnamomum camphora), canela (Cinnamomum zeylanicum), jengibre (Zingiber officinale), cerezo de Santa Lucia (Prunus mahaleb) Los condimentos que se usaban con más frecuencia eran pimienta (Piper sp), azafrán (Crocus sativus), ci lantro seco (Coriandrum sativum), comino (Cuminum cyminum), jengibre y canela. Algunos de los jarabes que se hacían eran de manzana, de uvas, moras, ciruelas y peras y también los mas raros de semilla de amapola o de calabaza. Las frutas preferidas en al Andalus eran Membrillos, Manzanas, Nueces, Peras, Cerezas También eran muy apreciados la Calabaza, Castañas, Berenjenas, Habas, Higos, Dátiles, Almorta, Melocotonnes, sandias, melones, Altramuces (Lupinus albus), Apio (Apium graveolens) y Col
Entre los siglos VIII al XIII se introdujeron enumerosas especies, entre ellas: Cannabis sativa (Cáñamo) Carthamus tinctorius (Cártamo, o alazor)
Chondrilla juncea (Achicoria dulce) Chrozophora tinctoria (Tornasol) Citrullus lanatus (Sandía) Citrus aurantium (Naranjo amargo) Citrus grandis (Azamboas) Citrus limettia (Limero) Citrus limon (Limonero) Citrus medica (Cidro) Coriandrum sativum (Cilantro) Crocus sativus (Azafrán) Cuminum cyminum (Comino) Cydonia oblonga (Membrillo) Cynara scolymus (Alcachofa) Cyperus esculentus (Chufa) Daucus carota (Zanahoria) Gossypium hirsutum (Algodón) Glycyrrhiza glabra (Chufa) Morus alba (Morera) Musa sp (Bananero) Ocimum basilicum (Albahaca) Oryza sativa (Arroz) Peganum harmala (Ruda de Siria, alhármaga, Catarrufín, Alharma, gamanza) Phoenix datylifera (Palmeras datileras) Punica granatum (Granado) Prunus persica (Melocotonero) Prunus dulcis (Almendros) Rhus coriaria (Zumaque) Saccharum officinarum (Caña de azucar) Sesamum indicum (Sésamo) Solanum melongena (Berenjena) Spinacia oleracea (Espinaca)
Citrullus colocynthis / Cohombrillo amargo ambas usadas como purgantes y muy venenosas
Libros Esplendor de al- Andalus Henri Pérés Libros Hiperión Crónica de la Conquista de Granada Washington Irving Miguel Sánchez Editor La cocina en las Rutas del Legado Andalusí Caja de Granada Al- Andalus. Las artes islámicas en España Ediciones El Viso El Legado andalusí Ed Granada El Legado de Al-Andalus. Sierra Nevada 95 Córdoba de los Omeyas Antonio Muñoz Molina Ed Planeta El Puente de Alcantara Frank Baer La Granada de los nazaries Antonio Gala Notas botánicas y ecológicas del bosque de la Alhambra Marín Calderón/ Prieto Fernández/ López Guadalupe Plantas en el Al-Andalus en el siglo XI, Julia María Carabaza Bravo Monografías del Jardín Botánico de
Córdoba Arboles y Arbustos de los jardines de la ciudad de Granada A.M. Negrillo Galindo/ J.M. García Montes/ C. Fernández López Universidad de Granada/ Ayuntamiento de Granada Uso terapéutico de sustancias aromáticas en al-Andalus por Luisa Fernanda Aguirre de Cárcer http://www.raco.cat/index.php/Dynamis/article/viewFile/92572/117787 El jardín andalusí http://cvc.cervantes.es/ACTCULT/jardin_andalusi/
Tratados de Agricultura al-Tignari, "Flor del jardín y recreo de las inteligencias" (Zahr al-bustan wa-nuzhat al-adhan) Ibn Bassal, Diwan al-filaha. Ibn Wafid, Suma o compendio de Agricultura, Libro de los medicamentos simples y creó un jardín botánico o Huerta del Rey (Yannat al-Sultan) en la Vega del Tajo Abu-l-Qasim, al-Zahrawi Compendio de Agricultura. Ibn al-Awwam, Libro de la agricultura nabatea (Kitab al-filaha al-nabatiyya) Ibn Luyun, Kitab al-filaha o Tratado de Agricultura Abu-Hanifa Ahmad Dinawari El Libro de las Plantas
Ibn Luyun Sobre lo que ha de elegir en la disposición de los jardines, sus viviendas y las casas de labor: Para emplazamiento de una casa entre jardines se debe elegir un altozano que facilite su guarda y vigilancia. Se orienta el edificio al mediodía, a la entrada de la finca, y se instala en lo más alto el pozo y la alberca, o mejor que pozo se abre una acequia que corra entre la umbría. La vivienda debe tener dos puertas, para que quede más protegida y sea mayor el descanso del que la habita. Junto a la alberca se plantan macizos que se mantengan siempre verdes y alegren la vista. Algo más lejos debe haber cuadros de flores y árboles de hoja perenne. Se rodea la heredad con viñas, y en los paseos que la atraviesen se plantan parrales. El jardín debe quedar ceñido por uno de estos paseos con objeto de separarlo del resto de la heredad. Entre los frutales, además del viñedo, debe haber almeces y otros árboles semejantes, porque sus maderas son útiles.