CAPÍTULO 1
Un nuevo enfoque para manejar la ira
Estás en la apertura de un nuevo centro comercial a las orillas de la ciudad. Como todas las tiendas ofrecen ventas y saldos de gran inauguración, inaugu ración, la mitad de la ciudad ciudad está ahí. ah í. Has buscado un lugar para estacionarte durante diez minutos. Por fin, justo frente a ti, unas luces traseras tra seras se prenden. prenden. Enciendes las luces direccionales y esperas a que el auto se salga salg a en reversa reversa justo frente f rente a ti. Del lado contrario contra rio viene v iene un Jeep que se estaciona estac iona en ese lugar. No sólo eso, sino que cuando le tocas el claxon, el conductor conductor sale, sonríe sonr íe burlonamente y te hace una seña obscena. ¿Estás enfadado? ¡Seguro que sí! ¿Qué te gustaría hacer en ese momento? • • • •
Chocar su auto. Desinflarle los neumáticos. Rayarle el el auto auto con con tus llaves. Sacar un lápiz labial y escribir “idiota” en su parabr parabrisas. isas.
Sin duda, todos hemos fant fantaseado aseado al menos con alg alguna una de estas opciones o con todas. Se han hecho películas enteras acerca de los resultados inesperados y adversos, incluido el asesinato, de esos intentos tan tontos de revancha. Tal Tal vez imagi im agines nes que expresar tu enojo —chocar el auto agresor, etcétera— pueda ayudar a que desaparezca. Pero Pero veamos los costos específicos específ icos de estas diversas opciones. 21
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• Chocar su auto probablemente dañe el tuyo, y si te ve un guardia de seguridad podría levantarte un cargo criminal. Cuando menos, el guardia de seguridad anotará el número de tu licencia y lo pondrá bajo los limpiadores del parabrisas del Jeep para que lo encuentre el dueño. No le importará en lo absoluto que creas haber tenido una buena razón. • Desinf lar las llantas lla ntas del culpable requiere muc mucho ho valor. ¿Puedes imaginar la tensión que sentirías al pensar, mientras el aire sale sa le poco a poco, poco, qué ocur ocurri riría ría si el conductor regresaregresara al auto por algo que olvidó? Como en el primer escenario, el guardia que pasaba por ahí podría no verle la gracia a la situación. • La opción del lápiz labial es más benigna, pero incluso un garabato rápido lleva tiempo y seguramente arruinarás el cosmético. cosmétic o. Pero Pero esto es vandalismo vandal ismo y no vale la pena arriesar riesgarte a que un policía te vea. Pero el costo principal podr Pero podría ía ser que sigas carga cargando ndo ese eno jo contigo contig o durante du rante día díass o seman semanas as y que se s e reactive react ive cada vez que buscas un lugar para estacionarte. C��� �� ���������� ������ ���������� ������ �� �������� �� ������ A modo de ejercicio, cierra los ojos por un momento e imagina que te acaba de ocurri ocur rirr la agresión a gresión del estacionamiento. estacionamiento. Siente Siente cómo surge la ira. Luego imagina que tomas venganza con cualquiera de los remedios anteriores o uno de tu elección. Ahora pregúnt pregúntate ate si está estáss menos enojado enojado.. Si tu respuesta es que tu enfado se ha ido, entonces añade a la fantasía el hecho de que ese patán te ha obligado a cometer un acto violento, tal vez criminal. ¿En verdad se ha ido tu ira? Ahora temes topar toparte te con el conductor o que te arresten por cometer un crimen. 22
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Ejercicio ESCRIBE
UNA NOTA
Imagina que has sido la víctima de este ultraje. En vez de cometer un acto criminal, escribe una nota al conductor del Jeep en el siguiente espacio. Hazla breve pero cuéntale lo que le dirías si pudieras hacerlo sin miedo a represalias.
Ahora imag imagina ina un escenar escenario io dist distinto. into. La mism mismaa escena con luces traserass y el auto que sale en reversa trasera reversa frente a ti. Sin embargo, en lugar de nuestro joven burlón, una vaca llega desde la dirección contraria y se echa justo en el el lugar que que esperabas esperabas para estacionar estacionarte. te. RecuerRecuerda que estás a las afueras de la ciudad. Da la casualidad de que la vaca ha pasado cada tarde ta rde justo en ese espacio durante años. Cuando tocas el claxon, te mira y muge, pero no se mueve. ¿Estás furioso? La respuesta para casi todos es: “No, no estoy fu furioso; rioso; me hace gracia”. Entonces la pregunta es: “¿Cuál es la diferencia?” Este libro espera con conven vencerte certe de que no hay ta tall diferencia. Ya sea el hombre del Jeep o la vaca, el resu resultado ltado es exact exactamenamente el mismo: necesitas encontrar otro lugar para estacionarte. Lo único que cambia es tu reacción ante el resultado. En otras palabras, nadie nos hace enojar. enojar. La ira no es inevitable. La ira empieza y termi ter mina na con nosotros nosot ros mismos. m ismos. Pero Pe ro alg algunas unas personas arg arguyen uyen que hay una di difere ferencia ncia porqu porquee el hombre lo hizo con intención y la vaca no. Después examinaremos eso más de cerca, pero por ahora aceptemos que es verdad. ¿Acaso eso justifica tu enfado y tu deseo de expresarlo? 23
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�C����� �C� ���� ��� ��� ���������� ���� ������ �� �� ���� Muchos de nosotros creemos que actuar con ira tiene beneficios. Una idea es que expresarla —aunque sea de manera inadecuada— es preferible a contenerla, y que suprimirla incluso puede causar enfermedades. en fermedades. Pero en el ejercicio ejercicio anterior, donde imagiimag inaste que esto te ocurría a ti, quizá te hayas dado cuenta de que, si expresas tu ira de cualquier modo, ésta aumenta. Lo más probable es que el acto de venganza incremente tu enojo en lugar de reducirlo.. De modo que reducirlo que elimina elim ina ese posible beneficio de tu lista. l ista. Algunos Alg unos de nosotros justif justificamos icamos la expresió expresiónn de la ira com comoo un “deber moral para reformar al agresor” o al menos hacerle saber nuestra opinión sobre sus acciones. Supongamos que hemos escrito “idiota” en su parabrisas. parabrisa s. ¿Cuál será su reacción cuando regrese a su auto tras varias var ias horas de terapia de consumo? consumo? Hay dos posibilidades: Una: él mi mirar raráá su parabr parabrisas isas y di dirá: rá: “¡ “¡Dios Dios mío! He pecado. He cometido una ofensa contra otro ser humano. Estoy agradecido de que alguien se haya tomado el tiempo para llamarme la atención sobre mi inaceptable conducta. Nunca más volveré a robar a alguien su lugar para estacionarse”. Dos:: él mira Dos mirará rá su parabrisas y dirá: “¡Des ¡Desgraciado! graciado! ¡Mira lo que ese *&%”%& *&%”%& le hizo hiz o a mi parabrisa pa rabrisas! s! ¿Po ¿Porr qué me pasan estas cosas a mí? m í? Si tan sólo pudiera encontrar encontrar a quien lo hizo, le mostraría una o dos cosas”. Aunque en teoría puede haber dos posibilidades, sabemos que sólo la segunda es probable. El agresor ya se ha mostrado como una persona iracunda por su respuesta a tu claxon. cla xon. Sin Sin duda, ha racionalizado su conducta a su satisfacción. “Yo vi el lugar primero.” “Tenía una urgencia y lo necesitaba más”, etcétera. Su alto grado de ira puede indicar que ya se considera, quizá con razón, como alguien alg uien sin amor ni aprecio. Este último incidente es sólo un ejemejemplo más de cuán cuá n injustamente lo trata el mundo. Quizá creas que 24
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existe algo llamado contrato social, el cual requiere que nos tratemos unos a otros con decencia. Por Por desgracia, desgr acia, muchas personas actúan en concordancia con esto sólo cuando les favorece. Cuando les conviene, su lema se vuelve: “El mundo es un sitio duro y sobrevive el más rápido”. Así, el dueñ dueñoo del Jeep se va, mir miraa la palabra “idiota” que está en su parabrisas y se enfada cada vez más, quizá con una pizca de vergüenza que se añade al venenoso brebaje. Su euforia consumista ya ha decaído y para cuando llega a casa tiene la cabeza llena de vapor. ¿Acaso eso termina ahí? Claro que no. Volcará su enojo sobre la próxima víctima conveniente. Entonces, en lugar de reforma reformarlo, rlo, le has dado ímpetu adiciona adicionall para expresar su ya incontrolable ira. Alguien por ahí va a sufrir. Podría ser su esposa, sus hijos h ijos u otro desconocido desconocido que se atraviese en su camino. cam ino. Cuando Cuando lo piensas, es muy claro que actuar actua r dominado por la ira no sólo lo ha lastimado a él, sino también a quienes lidian con él. Así que, antes de decidir reformar a alguien sin su cooperación, pregúntate si quieres ser responsable de su respuesta, por completo completo predecible, predecible, a tus esfuerzos. Hay una terce tercera ra razón que alg algunas unas personas usan para racionalizar nal izar la expresión de su ira: si no lo hago, ha go, me sentiré sentiré impoten i mpotente, te, o sea, victimizado. Sin embargo, espero demostrar que el verdadero poder llega cuando nosotros controlamos la ira y no cuando dejamos que ella nos controle. L� �������� ����� ��� �� �� �� ��������� �� ������� Ahora abordemos la suposición de que el insolente joven, a diferencia de la vaca, haya causado con intención los efectos que su acción tuvo en ti. Lo más probable es que no se dé cuenta de los sentimientos de las personas que lo rodean. ¿Cuántas veces has dicho o hecho algo que haya ofendido a alguien más y te hayas sorprendido por la respuesta? 25
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La mayo mayorr parte del tiempo tiempo,, cuando las personas actúan de manera ofensiva, ofensiva, su conducta conducta no está dir dirigida igida a nosotros. Aun cuando no haya duda de que el agresor te habla a ti, o interactúa contigo, es muy probable que lo que dice no tenga nada que ver contigo, con quien eres ni con lo que has hecho. No es personal; él no te conoce. Tan sólo da la casualidad de que eres un objeto de utilería en un drama interno que tiene lugar en su mente. Los escenarios mentales que la mayoría de nosotros crea son una mezcla de nuestra visión vi sión del mundo, mundo, nuestra visión de nosotros mismos, mi smos, nuestro condicionamiento condicionamiento temprano y nuestra nuestra manem aneras habituales de responder. A menudo tienen poco que ver con la realidad de la situación presente. Entonces, cuando nuestro condicionamiento condici onamiento nos pide reaccionar reaccionar con indignación indig nación ante algo ofensivo, así lo hacemos, aunque nuestra nuestr a reacción sea del todo contraproducente. traproduce nte. Nosotros seguimos segui mos nuestro propio propio guión. g uión. Cuando al seguirlo no obtenemos los resultados esperados y nos sentimos desdichados, no dejamos de seguir nuestro guión, g uión, pero ahora con con un sentimiento mayor de indignación y martirio. Entonces, si reconsideramos el comporta comportamiento miento del conductor del Jeep, vemos que la línea entre lo intencional y lo no intencional no es tan t an clara clar a como nos nos gustar gust aría ía creer. creer. Tal Tal vez creamos saber lo que piensa la otra persona, pero las más de las veces nuestros esfuerzos por “leer la mente” son proyecciones de nuestras propias preocupaciones internas, centradas en nosotros mismos.
Empecé con con la parábola pa rábola de la vaca en el estacionamiento para ilustrar algunos aspectos del enfoque de este libro en relación con la ira. La ira suele ser una reacción inmediata pero irracional basada en una idea que tenemos. Lo que sentimos se funda en gran medida en lo que pensamos. Nuestra visión fantaseada sobre las intenciones del conductor del Jeep afecta cómo vemos la “realidad”” y, dad y, por lo tanto, nuestra reacción ante ella. En E n este caso, cree26
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mos que el conductor conductor del Jeep ha intentado intent ado ofendernos, y a la l a vez, sabemos que la vaca no tiene rencil rencillas las contra nosotros; tan ta n sólo se comporta como una vaca. Es un ejemplo sencillo de cómo creamos nuestra realidad —y por ende, nuestra ira— con la mente. Como dice Buda: Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge con nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos construimos constr uimos el mundo.
Mucho de lo que hay en nuestra cabez cabezaa es resu resultado ltado de nuestro condicionamiento temprano. A esas creencias la psicología occidental suele llamarlas “bagaje”. Por ejemplo, estamos condicionados a creer que ciertas cosas nos harán felices, y cuando no las obtenemos, nos enojamos. Estamos condicionados a creer que nuestro honor está en juego si alguien nos “falta al respeto”. Estamos programados para pensar que alcanzar cierta meta en el futuro, más que vivir en el presente, nos hará felices. Y estamos condicionados para creer que la ira es una herramienta útil para conseguir lo que queremos. El budismo no es una religión en el sentido de adorar a Dios o adoptar un sistema de creencias, pero sus técnicas ofrecen un método para superar nuestro condicionamiento. La herramienta esencial para este método es la práctica de la conciencia. La propia palabra buddha proviene de la raíz del sánscrito que significa “consciente” o “despierto”. Su voto central es: “Yo me refugio en el Buda” Buda”,, lo cual signif sig nif ica no refugiarse refugiar se en un dios o en un ser icónico, sino en la cualidad de la “conciencia” que esos seres tienen en común. Quizáá esto parezca sencil Quiz sencillo lo y, en cierto sentido, lo es. Pero implica un cambio radical en nuestra manera de percibir nuestra mente, nuestro intelecto. El concepto budista de estar despierto o consciente consciente es estar esta r presente en cada momento momento y experimen experi mentar tar-27
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lo de manera directa sin estar limitado por las creencias, concepciones y suposiciones que muchos de nosotros confundimos con el conocim conocimien iento. to. Una ilustración sencilla sencil la de esto e sto se encuentra encuentra en un ejemplo que dio el Buda: “Un hombre se estremece de horror cuando pisa una un a serpiente, serpiente, pero ríe cuando cua ndo mira hacia abajo y ve que es sólo una cuerda” cuerda”.. La idea o el concepto de víbora o serpiente es una construcción creada por la mente y es útil para explorar una selva o un bosque. Pero para alguien que está consciente o despierto, sólo sólo se trata de algo alg o pardo y ondulado que yace en el suelo. Para ver o estar consciente de lo que en realidad está ante nuestros ojos se requiere un tipo de atención que en términos budistas se llama “atención sostenida”. Si podemos esta estarr del todo presentes en el momento y obser observar var lo que experimentamos directamente d irectamente sin sobreponer sobreponer interpretaciones o creencias basadas basada s en experiencias anteriores, eso es conciencia. Ver el mundo de esta manera hace nuestra vida más vívida e inmediata, facilita la flexibilidad de respuesta en cada momento y crea c rea la l a posibil pos ibilidad idad de cambio. c ambio. Una técnica específ específica ica que el budismo enseña para facil facilitar itar la conciencia es la llamada “atención desnuda” o, a veces, “percepción desnuda”. Nosotros no decimos “víbora”; decimos “cosa parda y redonda que ondula en el suelo”. Observamos sin juzgar ni interpretar. Por supuesto, si luego la cosa empieza a sisear o a retorcerse, decimos “víbora” y actuamos en concordancia. Pero si podemos adquirir el hábito de observar primero con la mente abierta —“con una conciencia desnuda de lo que es antes de que surja el pensamiento conceptual”, como lo expresa el escritor budista Steve Hagen—, podemos escapar a nuestras reacciones habituales. Mediante Media nte este método, método, también podemos podemos observarnos observar nos a nosotros mismos, mi smos, así como nuestros estados de ánimo, án imo, prejuicios prejuicios y hábitos. El cambio lleg llegaa no al luchar por cambi cambiar, ar, ni al pelear con uno mismo ni al disciplinarse, sino al hacerse consciente de lo que sentimos y de cómo solemos actuar. 28
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Este libro util utiliza iza las ideas y las técnica técnicass del budismo, pero no te pide que aceptes aceptes una visión visión espiritua espirituall en particul particular. ar. Tan Tan sólo te aconseja aconseja que abandones por un momento cualquier creencia de que la ira es una herramienta útil y necesar necesaria ia o una parte esencial de tu personalidad. E� ������� El proceso que se ofrece en este libro se basa en cinco hipótesis de trabajo: • La ira es una emoci emoción ón destr destructiva. uctiva. • La primera persona a quien dañ dañaa tu ira eres tú. • Cuando actúa actúass dominado por la ira, tus actos son irr irracioacionales. • Si lo decides, puedes reducir el nivel de enojo en tu vid vida. a. • A medida que reduzcas el nivel de ira en tu vida, serás más feliz y efectivo. No necesi necesitas tas aceptar ning ninguna una hipótesis com comoo una ver verdad, dad, tan sólo estar abierto y dispuesto a experimentar con ellas. Si crees que alguna es útil y la practicas en tu vida diaria, entonces este libro cumplirá con su propósito. Ahora demos un vistazo a algunas de estas hipótesis. En primer lugar, el poder destr destructivo uctivo de la ira en nuestro mundo es tan obvio que casi no requeriría requerirí a discusión. discu sión. La idea idea de que la venganza es el remedio adecuado para nuestra ira ha fomentado la destrucción durante generaciones. Cada día, la clásica disputa entre los Hatfields y los McCoys tiene lugar en arenas grandes y pequeñas. Entre los ejemplos ejemplos más comunes están el conf conf licto entre católicos y protestantes en Irlanda, entre israelíes y palestinos en el Medio Oriente, y entre hinduistas y musulmanes en la India. En el otro extremo, a menudo encontramos expresiones de ira que son tan asombrosas asombrosa s en su estupidez como potencial potencialmente mente leta letales les 29
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en sus efectos. Algunas personas han resultado muertas en disputas por lugares para estacionarse, y los momentos de rabia incontrolada pueden dañar relaciones preciosas de manera irrevocable. En segundo lugar, la ira es tóxica para nuestro cuerpo y nuestra salud. Una revisión reciente de más de 40 estudios científicos ha confirmado la estrecha relación de la ira y la hostilidad con la aparición de la enfermedad coronaria en personas sanas, sa nas, así com comoo el mal pronóstico para quienes ya la sufren. Cuando alguien con factores de riesgo para enfermedades del corazón, como la hipertensión, va al doctor, es probable que le prescriban medicamentos, lo cual suele tener el efecto de enmascarar más la ira que es parcialmente culpable del problema, y así se hace más difícil de tratar. Porr últi Po último, mo, es una ver verdad dad a medias decir que cuando nos domina la ira es probable que actuemos de manera irracional y en contra de nuestro propio bien. Un am amigo igo aboga abogado do no era muy buen esposo. De hecho, era tan sinvergüenza que su esposa decidió abandonarlo después de pocos años de estar juntos. Ella hizo su retirada triunfal cuando él se hallaba fuera de la ciudad. Sacó de la cochera el Mercedes de él y lo estrelló por los cuatro lados con su propio auto. Como resultado, ambos coches quedaron destrozados y después, cuando se separaron los bienes comunales, a ella se le cobró un cargo por el daño al Mercedes. La mayor ironía es que ella quedó más enojada que antes de la colosal expresión de su ira. E������� ������������ �� �� ��� En nuestra cultura cultu ra suelen suelen aceptarse tres enfoques para manejar ma nejar la ira. En pri primer mer luga lugar, r, podemos supri suprimi mirla rla o, en el idioma de hoy hoy,, “tragár “trag árnosla” nosla”.. Cuando un cónyuge cónyu ge o jefe nos hace enojar, enojar, se espera que pongamos al mal tiempo buena cara. Quizá hemos estado tan condicionados a supri suprimir mir nuestra ira i ra que ya ni siquiera somos somos conscientes conscie ntes de su existencia. 30
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En segundo lugar, podemos recon reconocer ocer la ira, pero man manifestar ifestar-la indirectamente. Esto significa que si estás enojado con tu jefe, podrías acabar por desahogar esa ira al arremeter contra tu pare ja, tus t us hijos o tu t u mascota m ascota.. A la tercera rut rutaa conve convencional ncional se le llllama ama “manejo de la ira” ira”,, la cual se basa en técnicas detalladas para ser utilizadas en situaciones específicas y a menudo incluyen psicoterapia. La primera opción, tra tragar garnos nos nuestra ira, solem solemos os elegirla cuando lidiamos con alguien importante para nosotros —nuestro jefe, nuestro cónyuge o alg a lguien uien cuyo c uyo reconocimiento reconocim iento es esencia esenciall para nuestro bienestar—. El problema con suprimirla es que la presiónn permanece presió perma nece en nuestro nuestro interior inter ior,, lo cual cua l puede dañar daña r nuestro cuerpo y nuestra psique. Además de efectos fisioló f isiológicos gicos como las apopl apoplejías ejías y los ataques cardiacos, card iacos, la supresión requiere requiere energía psicológica. psico lógica. Si vamos por ahí guardando gua rdando la ira ir a en nuestro nuestro interior (com comoo si refrenáramos refrená ramos una un a bestia fur furiosa iosa), ), es probable probable que eso nos provoque prov oque fatiga y pérdida de energía vital v ital para par a búsquedas creativas. Cuando descargas tu ira sobre un terc tercero ero incauto incauto,, esa persona se sentirá maltratada sin una razón obvia y reaccionará con enojo. El daño a esa relación puede crear otra fuente de ira en tu vida. Un remedio psicote psicoterapéutico rapéutico antig antiguamente uamente popular para desfogar la ira era golpear una almohada o gritar gr itar donde nadie pudiera oírte. En las terapias de grupo, a las personas se les proveía de almohadas a las que golpeaban mientras decían cosas como: “¡Lo odio, señor Jones!” ¡Zas! “¡Señor Jones, es usted un desgraciado!” ¡Pum!, etcétera. etcétera. A vec veces es las la s personas se golpeaban con bastones de hule espuma. Y esto se prolongaba hasta que se sintieran agotados. Luego se sentaban con el mismo sentimiento de satisfacción que se obtiene tras hacer ejercicio ejercicio.. Por desgracia, desgracia , la experiencia mostró que aunque te sintieras sint ieras bien por un rato, rat o, como en en aquel chiste sobre la comida comida china, chi na, media hora después aún segu seguías ías enfadado. enf adado. Eso no cambia tu relación con la propia ira; sólo sirve para libeW isdom for Cooling the rar un poco de tensión. En el libro Anger: Wisdom 31
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budista vietnamita vietna mita Thich Th ich Nhat Hanh Han h hace una Flames, el maestro budista crítica aún más incisiva: el ritual del desfogue no sólo no reduce la ira, sino que sirve como ensayo para expresar física y violentamente la ira en el futuro. El problema con la tercera opción —la inter intervención vención psicológica— es que a menudo exige que nos consideremos defectuosos o dañados de algún modo. Y, en consecuencia, nos sintamos “malos” o “lastimados”. Aunque las percepciones adicionales de uno mismo siempre son valiosas, valiosas , este enfoque enfoque resulta esencialmente esencia lmente autoacusatorio. Dice que no estamos bien. No sólo eso, sino que quizá nos exija pasar años en el diván y muchos miles de dólares para curarnos. El enfoque budista, plasmado en forma mem memorable orable por Pe Pema ma Chödrön, es “Yo no estoy bien. Tú no estás bien. Pero está bien”. Todos somos seres humanos con defectos, acosados por problemas y dificultades. No podemos curar nuestra condición humana, pero el budismo proporciona una metodología para deshacer nuestro condicionamiento y, por medio de la conciencia, reducir nuestro sufrimiento. Regresando a la pregunta: “¿Ha ¿Hayy una alternat alternativa iva a sentir y expresar la ira?” i ra?” A lo largo de este libro l ibro,, espero demostrar demostrar que es posible reducir las ocasiones propicias para la ira, lidiar con ella cuando surja y, al final, transformar la ira en compasión. Porr más dif Po difíciles íciles que parezcan estos obje objetivos, tivos, éstos pueden alcanzarse. Capítulo por capítulo, espero que cada vez seas más consciente sobre el costo de la ira, ira , su causa subyacente, y los mitos y las l as creencia creenciass que la perpet perpetúan úan..
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