SAN MARTIN – ROSAS – PERON. Un homenaje a Fermín Chávez.
Autor: Federico Gastón Addisi. 2008.
PROLOGO
El libro que el lector tiene en sus manos pretendía ser originariamente, una demostración de la la existencia de la línea histórica San Martín, Rosas, Perón. Perón. Para lograr el objetivo propuesto, tracé como eje de trabajo dos planos distintos que a su vez confluyeran en una síntesis que permitiera llegar a la demostración deseada. Los ejes mencionados eran los siguientes:
Buscar uno o varios denominadores comunes en la vida social, social, pero sobre
todo política de los tres hombres que se incluyen en el análisis, que posibilitara determinar la existencia de la línea histórica histórica mencionada. mencionada.
Avalar las simetrías halladas en el accionar de la vida pública de San Martín,
Rosas y Perón con la “doctrina” que otros historiadores han establecido precedentemente sobre el tema y que aceptaran a su vez la tesis que se busca demostrar. En la inteligencia de desarrollar el trabajo de la manera expuesta, comencé el acopio de material, material, la lectura de bibliografía fundamental fundamental y de consulta obligada sobre el tema, como así también la la que estuviera sólo relacionada relacionada en forma secundaria. De la lectura atenta del cúmulo de información obtenida pude llegar a detectar varios puntos en común entre los personajes estudiados, todo lo cual, me permitiría sostener la existencia de la mentada línea histórica. Dichos puntos de convergencia serán mencionados y desarrollados en el próximo capítulo. Efectuada la primer parte del trabajo; restaba una segunda instancia del mismo, consistente en buscar las obras y autores que respaldaran la hipótesis hipót esis propuesta. Una vez iniciada esta esta segunda parte de la investigación, investigación, pude constatar que lo lo realizado hasta el momento podía ser complementado con sendas entrevistas a distintos exponentes
del revisionismo revisionismo histórico, histórico, –aunque como se se verá, verá, con con opiniones
divergentes sobre el tema- por tratarse de la escuela escuela a la que yo adscribo y por ser, mayoritariamente investigadores investigadores de esta corriente corriente los que sostienen sostienen la asociación entre San Martín, Martí n, Rosas y Perón. Así fue que realice enriquecedoras e ilustrativas entrevistas con hombres de la talla de Jorge Sulé, Norberto Galasso, Galasso,
Vicente Massot, Oscar Denovi, Norberto
Chindemi, Alberto Buela y –aquí viene lo que finalmente cambiaría sustancialmente el
propósito del libro- Fermín Chávez, quien al poco tiempo de nuestra conversación, habría de fallecer. Lo efímero de la vida, y lo grande que puede ser la obra de un hombre en la tierra, haciendo que su legado sea bastísimo, me convencieron de que más que un libro en el que se pretenda demostrar alguna cuestión determinada –objetivo que pasó definitivamente a un segundo plano-, éste debía ser, un humilde homenaje de un militante nacional y peronista, a quien fuera, a mi entender, el máximo exponente del revisionismo histórico: Don Fermín Chávez. Por lo expuesto, el libro quedó estructurado de la siguiente manera: El capítulo I,I, se ajusta
a
los lineamientos trazados al principio de la
investigación. En cambio, cambio, el capítulo capítulo II incluye en forma íntegra, íntegra, y sin modificar modificar una coma (de ahí que el modo de exposición salga de lo narrativo y pase a la de “una especie de reportaje”, ya que así fue la dinámica de nuestra conversación), la charla que tuve con el maestro Fermín Chávez antes de su muerte pero que a su vez viene a confirmar la tesis de la existencia de la línea San Martín, Rosas y Perón. El capítulo III se compone de una breve biografía del eminente académico, como así también de su extensa bibliografía. Finalmente, el libro termina con un apéndice, donde hemos incluido dos documentos periodísticos, periodísticos, uno de los cuales cuales es la autobiografía de Fermín Fermín Chávez Chávez publicada en la revista revista Primera Plana. Plana.
CAPITULO I.
Existen cuatro o cinco cinco libros que tratan, aunque aunque de manera tangencial, el tema que nos ocupa. Sin embargo son de consulta obligada y merecen una mención aparte de las citas abundantes que hemos de mencionar. Las obras a las que nos referimos son: “Los males de la memoria”, de Diana Quattrocchi – Woisson, La “Repatriación de Rosas”, de Manuel de Anchorena, “Acerca de Rosas y otros temas” temas” de Juan Carlos Cornejo Cornejo Linares, y “Cartas a un joven rosista”, rosista”, de Giménez Vega y el artículo de Abel del Río “Rosas y Perón” en la Revista Biblioteca. La importancia de la primer obra nombrada radica en el análisis que efectúa la autora de la “Triada” que nos ocupa, llegando a la conclusión de la existencia de la misma en el imaginario colectivo, aunque con una valoración negativa, como así también con fuertes críticas hacia el revisionismo histórico, que no es el sentido de esta obra refutar, para lo cual recomendamos los dos tomos de Antonio Capponetto, “Los críticos del revisionismo histórico”, en especial el primero de ellos. En lo que hace a la obra de Manuel Anchorena, cobra relevancia toda vez que se trata del relato de quien tuvo a su cargo bajo el tercer gobierno del General Perón, la misión de iniciar la repatriación de Don Juan Manuel de Rosas. Sobre la obra de Cornejo Linares, diremos que se trata de una “perlita” de quien estuvo al frente de la sanción en el Congreso de la Nación, durante el último gobierno de Perón, de las leyes de repatriación del Restaurador, y de la declaración del Día de la Soberanía el 20 de noviembre; esta última por idea e iniciativa de José María Rosa. Los comentarios efectuados por Anchorena y Cornejo Linares –además de las tareas que Perón les mandó a desempeñar- son a nuestro juicio pruebas cabales de la existencia de la la línea histórica en cuestión, cuestión, como así también, también, prueba suficiente de la filiación “rosista” de quien fuera tres veces electo presidente de la República. Sin embargo, para demostrar este último aspecto, reproducimos en este libro los propios dichos del General Perón sobre el tema. Sobre el libro de Giménez Vega, crítico y negando la teoría aquí estudiada, se refiere al tema en un capítulo titulado “La línea San Martín, Rosas, Irigoyen y Perón”.
Sólo nos interesa mencionar dicho texto por ocuparse del tema, pero no citaremos nada de él, ni le damos valor alguno, ya que el sólo trato que da en el libelo a José de San Martín, poco menos que insinuando su carácter de agente inglés, nos exime de todo comentario serio sobre la obra. Por último, el artículo de Abel de Río constituye el más ambicioso intento de establecer una línea, similitudes o simetrías entre el Restaurador de las Leyes y Juan Domingo Perón. Pasamos en consecuencia; a citar la doctrina que avala nuestra tesis de la existencia de la línea San Martín, Rosas y Perón.
“Las batallas de la memoria se libran alrededor de los hechos del pasado que supuestamente ilustran el momento presente. La oposición política (al General Perón), para la cual es cada vez más difícil exponer sus puntos de vista, utiliza el Parlamento como tribuna privilegiada. Los revisionistas hacen lo mismo, pero por otras razones: exponen detalladamente su nueva nueva pedagogía patriótica ahora destinada a educar educar al soberano, es decir a los flamantes e inexpertos diputados peronistas. Y el Parlamento peronista pasa así largas horas discutiendo del pasado argentino y del gobierno de Rosas. Asimismo la oposición se apresta a celebrar con ruido el centenario de la batalla de Caseros, para significar que ha llegado el tiempo de poner término a la “segunda tiranía”, la de Perón. El peso de estas imágenes es tan fuerte en el imaginario histórico de los argentinos que una conspiración militar destinada a asesinar a Perón se fija como fecha de operación precisamente el centenario de la batalla de Caseros, el 3 de febrero de 1952. La identificación entre Rosas y Perón es llevada a su paroxismo”. (QUATTROCCHI – WOISSON, Diana, Los males de la memoria, Emecé, Bs. As., 1995, pág. 225).
“Los revisionistas revisionistas por su parte obtienen obtienen del gobierno algunas algunas señales favorables favorables a su causa. Así la batalla de Obligado será conmemorada oficialmente por primera vez, el 20 de noviembre de 1953, por el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos Aloé, cuyo discurso retoma, según dice, “el homenaje que el General Perón rinde a los héroes que murieron por la defensa de la soberanía nacional”.
Finalmente, bajo el ojo aparentemente benévolo del gobierno, se crea en junio de 1954 una “Organización popular por la repatriación de los restos del General Rosas”, presidida por José María Rosa y Ernesto Palacio, que lanza una enérgica campaña para obtener la adhesión de “todos los argentinos” y que será sostenida por la prensa peronista”. (QUATTROCCHI – WOISSON, Diana, Los males de la memoria, Emecé, Bs. As., 1995, pág. 314).
“Por decreto ley N 479 del 7 de octubre de 1955 el nuevo gobierno crea una Comisión Nacional de Investigaciones que presentará su informe bajo el título “Libro Negro de la Segunda Tiranía”: una recopilación de datos destinados destinados a poner en evidencia “los horrores y las aberraciones” del régimen peronista. Entre otras muchas cosas, Perón es acusado de haber denigrado a los héroes del d el pasado y haberlos ofendido llamándolos “traidores a la Patria”; de haber realizado funerales suntuosos a la muerte de su esposa Eva Perón, comparables a los que Rosas hizo para la suya, Encarnación Ezcurra; de haber impedido la celebración de los centenarios de Echeverría, de Urquiza y de la Constitución de 1853, pues “esas cosas de la vieja Argentina eran demasiado peligrosas para quien las negaba”. Desde su exilio, Perón se pronuncia públicamente a favor de la interpretación revisionista de la historia argentina, en un libro destinado a denunciar al gobierno militar que acaba de derrocarlo. El libro editado en Caracas en 1957 se titula Los Vendepatria: las pruebas de una traición (…) En el último capítulo titulado “La dictadura y el pueblo”, realiza un ejercicio de interpretación histórica que retoma todos los temas caros al revisionismo. Oponiéndose a esta revolución que ha osado llamarse “libertadora”, y que dice inspirarse en la línea histórica que comienza con la Revolución de Mayo y cristaliza tras la batalla de Caseros, el líder exiliado se libra a una contundente apología de Rosas: “La dictadura ha invocado la “línea Mayo-Caseros” que manifiesta seguir. Es indudable que su confesión es real. Ellos, como Alzaga, Liniers, Alvear, los enemigos de Rosas, etc, tienen su línea indiscutible: i ndiscutible: la de la traición a la Patria””.
(QUATTROCCHI – WOISSON, Diana, Los males de la memoria, Emecé, Bs. As., 1995, pág. 314-15).
“La tríada mística San Martín, Rosas y Perón, sigue siendo propuesta como remedio a los problemas de la sociedad argentina. Los rostros de los tres hombres que nos presenta el afiche electoral de 1987 están tan cercanos entre sí que no tardan en volverse una unidad: el retrato de un solo hombre, el que los argentinos se obstinan en buscar, el salvador de una patria cada vez más extraviada, el omnipotente que podrá resolverlo todo. Una convicción tan arraigada en la memoria de un pueblo tiene consecuencias graves. Los fantasmas del pasado no dejan vivir a los argentinos del presente”: (QUATTROCCHI – WOISSON, Diana, Los males de la memoria, Emecé, Bs. As., 1995, pág. 316).
LAS SIMETRÍAS DE ABEL DEL RIO. “Durante los años que van desde 1943 en adelante hemos tenido oportunidad de escuchar y de leer infinidad de veces que el gobierno de Perón representó el regreso a los métodos dictatoriales usados por Rosas”. (DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968, pág 12).
“Será imposible llegar a la médula de la problemática histórica si entramos a la consideración del problema que formula el paralelo de Rosas y Perón, si nos ubicamos desde el punto de vista de sus desaciertos, como también hemos de estar equivocados si partimos de la base de encontrar, a priori, p riori, todo correcto. Es nuestro criterio que en la balanza final ha de quedar para la consideración de las generaciones el hecho de que Rosas defendió a ultranza la soberanía y la integridad territorial y Perón dignificó a los argentinos dándoles dimensión vertical en su diario vivir”.
(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968, pág 13). 1. VACIO DE PODER:
"Por otra parte analizando con desapasionamiento el proceso que condujo a ambos a la suma del poder público es posible encontrar que en 1835 y 1946 existía un vacío de poder que sólo podía llenarse de manera plena si se coincidía en agrupar en una persona -no en un partido político- las condiciones necesarias para colmarlo. Estas condiciones fueron en ambas fechas: Popularidad, ejecutividad, perspectivas de estabilización, representación de los deseos de la mayoría. Rosas y Perón significaron en sus momentos respectivos personalidades diferentes a las conocidas hasta entonces, pues ambos significaron la negación de las malas artes ejercitadas en nombre de los lo s principios principios legales. El vacío de poder en 1835, como como en 1946, debía ser ser llenado plenamente, plenamente, pues era una necesidad colectiva y nacional. Esta era expresada muchas veces por los medios más negativos, como como la abulia para el trabajo o el recurso a las las artes oscuras de la delincuencia, pero en estos casos también estaban justificadas, pues el trabajo cotidiano no representada aliciente. Esto se dio en 1835 y en 1946, pues en la primera, los unitarios, los federales doctrinarios y algunos sectores independientes, se unieron para alcanzar el poder fundando una entidad política heteróclita y sin cohesión, pues la meta señalada era alcanzar el poder y no no las soluciones que se aplicarían a los problemas del momento. Esto se dio en 1946 con la Unión Democrática, pues en ella se agruparon los radicales, conservadores,
socialistas
y
demoprogresistas.
Siempre
fueron
enemigos
irreconciliables y a su vez enemigos del comunismo, pero no tuvieron inconveniente en posponer las diferencias anteriores, para alcanzar el comando político". (DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968, págs 16, 19, 20). 2. PAPEL DE LAS ESPOSAS: “Cuando
se analiza el proceso político cumplido por Rosas y Perón,
inmediatamente surgen con relieves propios las actuaciones de sus respectivas esposas.
Doña Encarnación y Eva Duarte provinieron de estratos sociales sociales muy diferentes, pero estuvieron al servicio de la política de sus respectivos maridos, con la misma intensidad. Ambas fallecieran antes del proceso de declinación, es decir, en el momento de mayor poder efectivo, pues la primera murió cuando Rosas contaba con los medios suficientes para seguir seguir siendo reelecto y la segunda en los momentos de iniciar Perón su segunda presidencia. Doña Encarnación y Eva Duarte les dieron en el período de matrimonio la fuerza que de por sí no estaban capacitados para alcanzar, pues los hechos históricos demuestran que por medio de las acciones de la primera con la Mazorca, y de la segunda con los cóndores, se llegó a tener para los respectivos consortes, la base de sustentación necesaria. La correspondencia de doña Encarnación y Rosas, en momentos en que éste se encontraba realizando la expedición al desierto, es suficientemente esclarecedora, como para indicar que en Buenos Aires el comando de las acciones políticas estaba en manos de ella. Eva Duarte, por su parte, cumplió una misión muy parecida, al luchar desde el llano por el ascenso de su esposo, criticando a los tibios, expulsando a los remisos, insultando a los opositores solapados y diciéndoles en la cara el concepto que de ellos tenía. Las acciones que desembocaron en el 17 de octubre llevaron el sello se llo del impulso de Eva Duarte, pues no no tuvo ningún inconveniente inconveniente en trasladarse trasladarse de continuo para hablar con los hombres que debían realizar las acciones de copamiento, dar dinero para convencer a los dudosos, amenazar, amenazar, si fuese necesario, para movilizar a los timoratos”. (DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968, págs. 23, 24, 25). 3. LA PUBLICIDAD:
"Pese a estas diferencias, existen similitudes en los métodos utilizados, pues Rosas y Perón tuvieron sus slogans, y sus símbolos y sus canciones populares. Siempre recurrieron recurrieron a
la consulta consulta popular, a las reuniones masivas para
respaldar las acciones y siempre estuvo presente la acción de la publicidad directa o indirecta.
Rosas impuso la obligatoriedad de encabezar toda correspondencia con la leyenda "Viva la Santa Federación, mueran los salvajes unitarios", para lograr fijar en la mente de los funcionarios funcionarios la idea de que se se estaba viviendo viviendo en una federación, como forma de gobierno y no en un país desnudo y desmenuzado. Rosas contó con el cintillo punzó y Perón con el escudo peronista, como medios partidarios y publicitarios de exponer las simpatías personales por sus gobiernos. La tramitación de ambos símbolos es muy mu y semejante, pues en cualquiera de los casos se deseo dar a los partidarios un medio de distinci d istinción. ón. Mucho se ha escrito criticando en Rosas el uso del cintillo punzó y en Perón el escudo, pero en ninguna de las críticas se ha expuesto la ley, el decreto o la ordenanza que los impusiera. Fue de elección popular, es decir que se podía o no usarlo. Rosas y Perón contaron con su canto y música y distintiva. El primero con el Himno del Restaurador y el segundo con la Marcha Peronista. Estas músicas se utilizaron siempre para expresar el entusiasmo popular por la acción del gobierno y para molestar en algunas ocasiones, a personas que se sabían opositoras de lo que se callaban y trataban de pasar p asar inadvertida". (DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968, págs. 30, 32, 33, 34). 4. LA LIBERTAD:
"Si nos ubicamos en la época de Rosas, donde los argentinos emigrados aceptaron la participación de extranjeros en los asuntos internos, mal podemos pedir la existencia de una libertad absoluta para todos los actos políticos, pues ellos implicaban el desmembramiento del territorio nacional. Los unitarios, y esto debe ser claramente entendido, no tuvieron inconveniente en ningún tipo en ofrecer parte de nuestro territorio territorio a cambio cambio de ayuda ayuda militar y económica, para lograr la caída de Rosas y el apoderamiento del poder político. Paralelamente, en la época de Perón hubo quien solicito el desembarco de las tropas de marinería de los Estados Unidos para lograr el mismo objetivo. En esa circunstancia, no puede analizarse con desapasionamiento las restricciones que se impusieron al ejercicio de las libertades. Durante la época de Perón, la libertad de sufragio, en el momento de votar fue enteramente libre".
(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968, págs. 38, 39). 5. OPOSITORES:
"Si nos detenemos unos momentos en analizar quiénes fueron las fuerzas opositoras del rosismo rosismo y del peronismo, peronismo, hemos de encontrar que siempre siempre llegaremos a una coincidencia: los doctos y los cultos liberales. En la época de Rosas la oposición estuvo encarnada en nombres como el de Echeverría, Mármol, Tejedor, Alsina, Sarmiento, Varela y muchos otros. Si nos preguntamos qué hicieron durante la época rosista hemos de encontrarlos en el extranjero en papel de exiliados, despotricando contra el gobierno de su país, tramoyando invasiones y escribiendo brulotes. En la época de Perón los opositores más importantes se fueron del país, p aís, viviendo en papel de perseguidos, escribiendo en diarios, revistas o panfletos sus odios y diciendo en las radios sus imposibilidades de regresar al país. También podemos encontrar en ellos una coincidencia más, no escatimaron esfuerzos para aceptar de potencias extranjeras, la ayuda de armas y dinero. Esto es vigente para los unitarios como co mo para los antiperonistas exiliados". (DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968, pág. 48). 6. POLITICA INTERNA:
"Rosas y Perón intentaron en los los años en que gobernaron gobernaron de unir al pueblo pueblo en torno a una ideología política, realizando obras y acciones políticas que demostraran los beneficios de la unión u nión interna. El primero recurrió el sentimiento nacional para combatir las injerencias extranjeras y el segundo para combatir la acción de los opositores, que muchas veces también recurrieron a potencias extranjeras para intentar su derrocamiento. Hay entre Rosas y Perón otro paralelo de poder ser realizado, en relación a las respectivas legislaturas, pues en ambos casos se encontró con una aplastante unanimidad de apoyo".
(DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968, págs. 59, 60). 7. LIDERES Y CAUDILLOS:
De esta manera Perón se transformó tr ansformó en el caudillo conductor de la montonera de la época época moderna. Primero,
de una una parcialidad que estaba constituida por el
proletariado de Buenos Aires y sus alrededores, para luego transformarse en el conductor de todo el movimiento obrero nacional por medio de los delegados en el interior. Como en el caso de Rosas, las relaciones con los delegados del interior se realizaron en el plano del mantenimiento de un acuerdo, donde la conducción general era la indicada por Perón y la local por los dirigentes, pero siempre que no contradijera a aquella. Con Rosas y con Irigoyen se dio la presencia de partidos de masas, dando lugar a la aparición del autoritarismo de los dirigentes. En el caso de Rosas ese autoritarismo se manifestó como medida necesaria para el mantenimiento de la cohesión cohesión interna, mientras que en Irigoyen Irigoyen el autoritarismo fue necesidad para mantener en estrecho cerco a las distintas tendencias internas, por ser un partido policlasista. Con Perón el autoritarismo se expresó con reacción al al liberalismo que en ese momento estaba en plena decadencia y en proceso de ser suplantado, suplantado, al menos menos en sus formas más popularizadas, por nuevas tendencias. El aglutinamiento en torno torno al nuevo dirigente dirigente se realizó no por las vías políticas de uso consagrado sino por las vías sindicales, haciendo que originalmente el liderazgo apareciera como reivindicación de aspiraciones sociales y no políticas”. (DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968, págs. 81, 84, 85). 8. UNITARIOS Y ANTIPERONISTAS:
“La oposición que Rosas y Perón tuvieron en sus respectivos gobiernos estuvo formada por los unitarios y por los antiperonistas. A los primeros se les llamó unitarios por provenir del partido que sostuvo la necesidad de sancionar una constitución centralista –unitaria- que gobernara la Nación desde Buenos Aires y a los segundos por
síntesis general, pues los partidos tradicionales estuvieron en contra y por ello el nombre de antiperonistas para agruparlos a todos. Lo que pueden tener en común unitarios y antiperonistas fueron los principios liberales en política y en economía. eco nomía. Los unitarios pedían libertad para expresar sus ideas contrarias al gobierno de Rosas, de la misma manera que los antiperonistas la pidieron y exigieron para dar a publicidad sus oposiciones acérrimas al peronismo. Unitarios y antiperonistas siempre fueron anti, nunca pro. Fueron antiargentinos desde el momento que aceptaron armas y dinero extranjeros para derrocar un gobierno, fueron antiargentinos cuando pensaron en separar el litoral de la Confederación Argentina, fueron antiargentinos cuando aceptaron como lógico, legal y democrático la intervención de potencias potencias extranjeras en las cuestiones de la la política interna, como en el caso de Braden”. (DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968, págs. 91, 93). 9. POLITICA INTERNACIONAL:
“Rosas y Perón debieron enfrentar las presiones extranjeras, pues en ambas épocas, potencias extranjeras interfirieron en el desarrollo d esarrollo de las políticas respectivas. Ya se ha mencionado anteriormente que los unitarios aceptaron unirse a los ingleses, franceses y brasileños, para obtener el apoyo militar que necesitaban para voltear a Rosas. En el caso de Perón el paralelo es muy profundo, pues durante los años que corrieron entre 1943 y 1946, Estados Unidos presionó, no solo en las esferas de la política interna. Todos pueden recordar que el embajador Braden dio dinero a los partidos opositores, se reunió con los principales dirigentes, realizó reuniones partidarias, efectuó giras, se inmiscuyó en los asuntos de la política nacional, como si su cargo de embajador no fuera suficiente resguardo para que mantuviera el decoro que le correspondía. Si Rosas debió luchar con las armas en la mano contra los agresores extranjeros, Perón debió hacerlo con los elementos legales que le permitió el ordenamiento legal de aquel entonces, para poder defender el derecho de autodeterminación de los países.
Rosas armó ejércitos para luchar contra los malos argentinos que intentaban una atomización de nuestra soberanía nacional y Perón debió recurrir a las denuncias públicas para denunciar los continuos ataques que se efectuaban contra la soberanía argentina en el plano de lo económico. Rosas y Perón debieron luchar contra los enemigos internos y externos, pues ambos estaban ligados por una comunidad de intereses contra la política de defensa de la soberanía nacional. Rosas para impedir el desmembramiento territorial y Perón para impedir el regreso a épocas perimidas por la evolución natural de d e la humanidad. Las relaciones internacionales que desarrollaron Perón y Rosas tuvieron un notable parecido, pues en América y en Europa a ambos se los conoció y valoró como gobernantes de aprecio, con valores personales y proyección extranacional. Los pueblos de América, especialmente el elemento trabajador, comprendió que la política desarrollada por Perón era la que muchos de ellos estaban necesitando, de la misma manera que la política de Rosas, al oponerse tozudamente a las arremetidas extranjeras, eran las que esos países necesitaban para proteger sus economías y sus integridades nacionales”. (DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968, págs. 108, 112, 113, 114). 10. EL OCASO:
“El proceso político, que en realidad debería llamarse proceso militar, que condujo a la caída de Rosas y de Perón, coincide en muchos aspectos. En primer lugar, la iniciativa revolucionaria estuvo en manos de miembros del partido, coincidiendo con jerarquías militares. Lonardi e Isaac Rojas, como Urquiza, eran dirigentes políticos al mismo tiempo que militares en ejercicio. Esta coincidencia de puestos ocupados, tiene otro paralelo y es de que qu e en ambos movimientos intervinieron intereses extranjeros. En el caso de Urquiza es bien conocida la participación de los brasileños y en el caso de los segundos, es casi popularmente conocida la intervención de los ingleses. Estas coincidencias en lo interno y externo de los movimientos que dieron por tierra con los gobiernos populares de Rosas y Perón, encierran raíces que coinciden en la gestación, pues ambos fueron depuestos como consecuencia consecuencia del desgaste interno.
Con Rosas y con Perón los cambios demandaron lucha armada. Caseros y las acciones de la ciudad de Córdoba costaron muchas víctimas. Triunfante la oposición, Rosas y Perón Perón debieron dejar el mando. mando. El primero lo hizo devolviendo el poder a la legislatura y el segundo al ejército. Ambos debieron recurrir a potencias extranjeras para poder abandonar el país, ya que Rosas se refugió en una nave inglesa y Perón acudió a la protección de la bandera paraguaya. Alejados de su país, en los primeros momentos ambos han sufrido todo tipo de ataque, pero con el transcurso del tiempo, la memoria de Rosas está siendo reivindicada a la consideración general y la de Perón adquiere una proyección más amplia. La caída de ambos regímenes no sirvieron para la llegada de gobiernos mejores ni de extracción popular, por lo que sus respectivos gobiernos, con todos sus defectos han servido para ser comparados e indudablemente han salido gananciosos en el cotejo” (DEL RÍO, Abel, Rosas y Perón, Buenos Aires, Revista Biblioteca, Año 1, N 1, 1968, págs. 127, 129).
“En 1974, el Gral. Perón, me convocó el 20 de noviembre, el Día de la Soberanía, a las 10 de la mañana y me ofreció la embajada en Gran Bretaña, encomendándome fundamentalmente dos temas: avanzar en la solución diplomática del tema Malvinas y la repatriación de los restos del Brigadier General Don Juan Ju an Manuel de Rosas. En la larga correspondencia epistolar que tuve ocasión de mantener con el Gral. Perón durante su exilio en España, manifestó reiteradamente sus ideas sobre el deseo de que la figura de Juan Manuel de Rosas fuera reivindicada y sus restos descansen en nuestra patria. En una de ellas, fechada en Madrid, el 26 de marzo de 1971, dice: “Dr Manuel de Anchorena, Querido amigo: Muchas gracias, veo su generosa acción por colocarme con San Martín y Rosas, indudablemente una magnífica compañía (…)”. (ANCHORENA DE, Manuel, La Repatriación de Rosas, Theoría, Bs. As., 1990, pág. 31).
“Madrid, 8 de enero de 1970. Sr Don Manuel de Anchorena. Mi querido compatriota y amigo: He recibido si amable carta del 24 de diciembre próximo pasado y le agradezco el envío de las publicaciones sobre la campaña Pro-Repatriación de los restos del Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas y para la solidificación de las bases de nuestra liberación nacional. Ambas cosas deben merecer la preocupación patriótica de los argentinos, porque para asegurar el destino de la Patria es tan importante defender d efender su futuro como hacer justicia a su pasado. Don Juan Manuel, no solo ha tenido la gloria de su grandeza, sino que también ha merecido el honor que le han rendido la infamia y la calumnia de los hombres pequeños. La calumnia, la diatriba y el insulto son siempre homenajes que se rinden a un mérito, a una virtud o a un valor. Pocos han sido más indecentemente calumniados: ello sería ya mérito suficiente suficiente como para p ara considerarlo sin más entre los grandes (…) Desde niño ha repugnado a mi espíritu cuanto se ha escrito sobre Rosas en las “historias” fabricadas por escribas de la ignominia y el rencor. Hace muchos años, en oportunidad de realizar investigaciones históricas en el Archivo General de la Nación, se me ocurrió echar una ojeada a los archivos documentales de la época de la Santa Federación y me fue dado comprobar que la documentación existente era totalmente desconocida (…) Ha sido necesario esperar la acción de los revisionistas históricos para conocer una realidad oculta bajo la oscuridad o scuridad nefasta nefasta de la mentira (…) En la lucha por la liberación, el Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas merece ser el arquetipo que nos inspire y que nos guíe a lo largo de mas de un siglo y medio de colonialismo vergonzante, ha sido uno de los pocos que supieron defender honrosamente la soberanía nacional en que se debe asentar la decencia de una Patria y, no en vano. San Martín, al que lo habían condenado los enemigos de afuera y de adentro, le hizo llegar su espada y su encomio, que era como arrimarle un poco de su gloria de soldado y de su alma de ciudadano excepcional”. (ANCHORENA DE, Manuel, La Repatriación de Rosas, Theoría, Bs. As., 1990, pág. 32-33).
“La historia, maestra de la vida, como ciencia se realiza en una constante revisión; en consecuencia esta sujeta a una permanente renovación en sus conclusiones (…) El genio del “Ilustre Restaurador de las Leyes” ya había previsto que pasadas las inevitables borrascosas de las pasiones humanas, el criterio sereno de la posteridad ubicaría su persona en el sitial que los servicios prestados al país le depararían (…) Los escritores e historiadores inmediatamente posteriores a 1852 se ensañaron en el ataque y destrucción del concepto y personalidad del ilustre gobernador gobernador de Buenos Aires y capitán general de la Confederación Argentina. La historia de acontecimientos contemporáneos nos ilustra con claridad episodios paralelos: mientras más se atacaba y vilipendiaba al General Perón y a los colaboradores de su administración pública, mayor relieve adquiría a los ojos de sus contemporáneos; no solamente por la favorable comparación entre la inoperancia de los gobiernos que le sucedieron con las efectivas realizaciones del sustituido, sino porque la penetración de las fuerzas antinacionales alcanzaba, con éstos, sus niveles máximos”. (CORNEJO LINARES, Juan Carlos, Acerca de Rosas y otros temas, Imprenta del Congreso de La Nación, Buenos Aires, 1975, pág 12-13).
“El año 1973 es el denominado popularmente, Año de la Liberación Nacional, y lo es, entre otras cosas, por el triunfo indiscutido de la voluntad popular, expresada esta vez por el mandato de las urnas. u rnas. Y este año de 1973 no puede pasar sin que el Honorable Congreso de la Nación rinda el homenaje sencillo y sentido de recordación al pueblo que, expresado por sus milicias armadas en el ejército nacional de la Confederación Argentina, defendió, fiel a su juramento de “hasta que la muerte nos separe de la lucha”, nuestra soberanía nacional el 20 de noviembre de 1845, amenazada por la escuadra anglo-francesa (…) Las baterías de Obligado resonaron por el mundo entero demostrando que los argentinos, pocos o muchos, sin contar con elementos, no se dejarían avasallar impunemente. No por nada es que el pueblo, con su natural intuición patriótica, hace ya mucho identifica los grandes destinos de la patria con la invocación de nuestros cuatro grandes caudillos nacionales: San Martín, Rosas. Ro sas. Irigoyen y Perón”.
(CORNEJO LINARES, Juan Carlos, Acerca de Rosas y otros temas, Imprenta del Congreso de La Nación, Buenos Aires, 1975, pág 19, 21).
“ (...) Los ecos del complejo de barbarie perduran hasta nuestros días. Durante los diez años peronistas la mayoría de los argentinos nos sabíamos habitantes de un país en marcha; marcha;
pertenecíamos sin duda alguna a la clase clase media de las naciones naciones y
aspirábamos al liderazgo latinoamericano. Pero triunfó la sedición antipopular de 1955 y el complejo de barbarie volvió volvió
a regir si si no con el antiguo esplendor, esplendor, con con
manifestaciones inequívocas y formas adecuadas a los nuevos tiempos. Fue tildado de bárbaro todo el período en que los trabajadores trabajadores ocuparon ocuparon el escenario escenario político. Se pusieron de moda expresiones de autodesdén como
, referencia peyorativa a nuestra industria, <...y <... y ahora son nuestros>, alusión a los servicios públicos nacionalizados, etc. Como a Rosas, se le reprochó a Perón haber provincializado la capital, fomentando o permitiendo la emigración de los . Como a Rosas se le censuró el folklore y el “carnaval” de las fiestas políticas y como a Rosas, se le ridiculizó todos los los desplantes desplantes de potencia, desde desde la tercera posición internacional internacional hasta la investigación atómica y el pretendido liderazgo latinoamericano. Fuimos bárbaros cuando le aumentamos a los ingleses el precio de la carne, cuando nos opusimos al bloqueo diplomático de España y le regalamos significativas toneladas de cereales; cuando nos opusimos al derecho de veto para las grandes potencias en las Naciones Unidas, cuando quisimos impedir la invasión de Guatemala por mercenarios de United Fruit Company Company (...)” (FERLA, Salvador, Historia Argentina con drama y humor, Buenos Aires, Peña Lillo, 1974, pp. 332-333).
“(...) Este revisionismo ya no es una posición académica como el de Saldías y Quesada, sino un movimiento cultural que arranca del descubrimiento de nuestro estado de dependencia colonial e intenta superarlo mediante la concientización masiva. Es un instrumento auxiliar de la tarea de liberación nacional que en el plano político proponen el nacionalismo, el irigoyenismo y el peronismo (...) La revolución libertadora de
septiembre de 1955, echaría las bases para que la reivindicación de Rosas se difundiera velozmente a todos los niveles, cuando por rebajar a Perón lo compararon con Rosas, y lograron el resultado inverso de agrandar a los dos (...)” (FERLA, Salvador, Repudio y reivindicación de Rosas, en Revista Mayoría, Buenos Aires, 20/11/74, p.10)
“San Martín tuvo a su cargo la tarea de independizarnos geográficamente, Rosas la de producir las bases de la organización política desde el Pacto Federal hasta la Constitución de 1853, influida por aquél. El general Perón, en cambio, acometió la tarea de la liberación social, pero ella no hubiera sido posible si previamente no se hubieran dado los dos presupuest p resupuestos os anteriores”. (GAZZERA, Miguel, Relativo a Rosas, en Revista Mayoría, Buenos Aires, 20/11/74, pp. 16, 17).
“Si el volumen de un político se mide por la intensidad de su influencia sobre el medio y por su permanencia permanencia en el acontecer, más allá de la ocasión pasajera, pasajera, Perón ha sido la mayor figura política –el Arconte Rey- de la Argentina contemporánea, esto es, de la Argentina posterior al Centenario. Desde entonces nadie gravitó tanto como él en el país, y habría que remontarse a Roca, a Mitre y a Rosas para establecer un paralelo en cuanto a su dilatada acción de presen pr esencia”. cia”. (SANCHEZ SORONDO, Marcelo, La Argentina por dentro, Buenos Aires, Sudamericana, 1987, p. 412).
“En cabeza de Perón y a través tr avés del peronismo la prédica nacionalista se convirtió en doctrina nacional. Todo el país políticamente mensurable, se reconoce desde
entonces en ese espejo que algunos pretender fragmentar. Por la ancha convicción del pueblo nuestro país descubre que es nacionalista nacionalista con San Martín, Rosas y Perón”. Perón”. (SANCHEZ SORONDO, Marcelo, La Argentina por dentro, Buenos Aires, Sudamericana, 1987, p. 419).
“Sin duda el nacionalismo con que Perón exornó sus aficiones populistas (expuestos a la manera de tópicos de un programa cuyos objetivos no parecía dispuesto a alcanzar) tuvo un sentido de reivindicación de nuestra desheredada estirpe criolla. Quizá por eso, por esa correspondencia inefable que vincula entre sí a las premoniciones de vuelo político, Perón intuyó también que nuestra patria grande confundiría en el futuro sus fronteras ideales con las de la anfiction a nfictionía ía iberoamericana. Así la visión de una Argentina liberal con la traza de ínsula europea, extraviada en este continente ignoto al que pertenecían, sin embargo, sus poblaciones y provincias arribeñas, se desvaneció ante la realidad de esos invasores de tez cetrina que repitiendo sin saberlo el escándalo de aquel año veinte de la famosa anarquía se aposentaban de nuevo en la Plaza May Ma yor”. (SANCHEZ SORONDO, Marcelo, La Argentina por dentro, Buenos Aires, Sudamericana, 1987, p. 448).
“A lo largo de tres decenios la manifestación mayoritaria se identifica con el peronismo, que de este modo encarna con increíble persistencia la voluntad política del pueblo. Este hecho hecho notable notable y su obvia obvia comprobación comprobación bastan para aventar cualquier prejuicio y nos invita a aproximarnos con patriótica curiosidad a las orillas de esa caudalosa corriente con ánimo de recorrer su prolongado y no extinguido curso. No es posible negar que el fenómeno –y el secreto nóumeno- del peronismo son pertenencias del pueblo argentino y tiene las virtudes y defectos con que éste existe en su faz actual; son una de sus formas temporales de ser: parte integrante, aunque dinámica y por ende transitoria, de su constitución natural. De ahí que (y ello con abstracción de las luchas políticas en las cuales se engolfaron las pasiones de los contendientes) el rechazo irracional al peronismo sea hoy un pecado de inteligencia contra la entidad de nuestro pueblo y un desafío a la caridad debida al prójimo, que es el compatriota; en suma, una actitud de intolerancia cuya secuela agravia la unidad nacional”. nacional”.
(SANCHEZ SORONDO, Marcelo, La Argentina por dentro, Buenos Aires, Sudamericana, 1987, p. 454).
“Es también también la hora del revisionismo nacionalista nacionalista que exalta exalta con aciertos perdurables el genio del pasado fundador y el sentido prístino y renovado de la nacionalidad como empresa trascendente a los imperativos de progreso: sus escritores procuran llevar a cabo una contrarreforma cultural que, en las antípodas de las ortodoxias liberales, configura –en sus temas de acción y doctrina- una revolución política necesitada, esta última, de apoyo militar. Por su parte, el peronismo que como revisionismo popular se inspira en algunas ideas fuerza o ideales del nacionalismo (y de hecho se origina en el ricoroso producido por el movimiento de 1943) reitera la tendencia democrática y en la última posguerra po sguerra desplaza desplaza al radicalismo”. (SANCHEZ SORONDO, Marcelo, La Argentina por dentro, Buenos Aires, Sudamericana, 1987, p. 561).
“El exilio de un caudillo popular es el sistema político más perfecto para que un grupo de privilegio, nativo o extranjero, mantenga sujeto a un pueblo vencido. Y de contrapartida, la vuelta al terruño del caudillo popular se transforma en la máxima reivindicación popular que encierra en potencia todas las otras aspiraciones y deseos de las masas. En nuestro país, el primer caudillo ligado al bajo pueblo, a los sectores más oprimidos de la sociedad, fue Juan Manuel de Rosas. El otro, es, en nuestros días, Juan Domingo Perón. En ambos casos el exilio es un golpe directo al movimiento nacional y popular que tanto Juan Manuel como Juan Domingo simbolizaron, en distinta medida y de acuerdo al marco histórico internacional o popular que les tocó vivir. Dos políticas económicas. Tanto Rosas como Perón representan dos momentos en el proceso de formación de un sistema propio de producción capitalista (…) Rosas impulsó con las estancias y saladeros las primeras formas de cooperación en el trabajo y de producción en masa de mercancías, iniciando en la producción, el sistema capitalista, que luego se fue
extendiendo a otras ramas. Perón se encuentra ya con un sistema capitalista agropecuario y fabril, y pone el acento en el desarrollo industrial vinculado a las zonas deficitarias de la energía y la siderurgia, dando los primeros pasos de la industria pesada. Dos hombres, dos épocas económicas y dos políticas de progreso económico distintas (…) Rosas enfrenta a Francia e Inglaterra en defensa del patrimonio nacional y el derecho argentino a controlar la comercialización de su propia riqueza y de su propio mercado de consumo. El avance del capitalismo extranjero sobre nuestro sistema interno de comercio de producción o de servicios es atacado violentamente por la política de nacionalizaciones de Perón que devuelve al control del Estado argentino las palancas fundamentales de la economía desde las cuales impulsa el proceso industrial independiente, independiente, en ramas que dependían de la importación (…) Tanto Rosas como Perón, en su impulso de progreso económico nacionalista dependieron de la inevitable ley histórica de los países coloniales: quien no puede contar con el apoyo del imperialismo debe necesariamente buscar el apoyo del pueblo. Juan Manuel se ató profundamente a los gauchos peones de estancia, a los trabajadores de mataderos, curtiembres y saladeros, saladeros, a los artesanos artesanos negros y españoles de Buenos Buenos Aires (...) Un siglo más tarde Juan Perón busca y encuentra el apoyo del proletariado industrial y del proletariado rural y sobre ellos levanta toda su su política nacionalista de liberación liberación de la oligarquía mercantil extranjera o extranjerizante que controlaba el poder económico. Y con ellos principalmente deberá contar en adelante (...) Tanto Rosas como Perón son dos símbolos de la unidad de lo nacional con lo popular. Si la vuelta de Perón nos hará fuertes en el presente, la inmediata repatriación de los restos de Rosas, debe ser una bandera reivindicatoria de los sectores populares, que permitirá hacernos fuertes en la conciencia del pasado, para defender mejor ese presente del movimiento nacional y popular”. (ASTESANO, Eduardo, Juan Manuel de Rosas y Juan Domingo Perón, en El Soberano, N. 6, Buenos Aires, 12/5/58).
“Este impulso de cooperación sanmartiniana, por la vía del más crudo intervencionismo de Estado, se desarrolló sobre ramas de competencia con los productos europeos (armas y vestuarios) diez veces más baratos. Sólo la urgencia de las
necesidades militares imponía producirlos a cualquier costo. Así nacieron nuestras nuestras primeras manufacturas para el trabajo de fundición de artillería, fabricación de municiones, armas blancas, fusiles, pólvora, arneses, monturas, mantas, vestidos, etc. Se desarrolló a la vez en el camino de la industria pesada, pesada, alumbrando tenuemente tenuemente desde Mendoza la ruta por donde había de avanzar muchos años mas tarde tarde el proceso de mecanización fabril fabril independiente. En este aspecto la labor sanmartiniana sanmartiniana empalmó con el proceso burgués de tipo federal (defendiendo con las aduanas provinciales y las montoneras, el desarrollo fabril y el mercado propio) para elevarlo al plano superior de la mecanización mecaniza ción y la metalurgia”. metalu rgia”. (ASTESANO, Eduardo, Bases históricas de la doctrina nacional. San Martín, Rosas y el Martín Fierro, Buenos Aires, Eudeba, 1973, p. p . 69).
“No puede desconocerse tampoco que ese desenvolvimiento político y militar burgués, contó con algunas oportunidades con la participación activa de las masas populares de las clases trabajadoras (artesanos, orilleros, gauchos, indios), que trataron de imprimirle en la medida m edida de sus posibilidades, posibilidades, confusas reivindicaciones de un mundo mu ndo mejor. En estos casos, la revolución burguesa toma el carácter de revolución popular y los movimientos nacionalistas, el de movimientos nacionalistas de masas. En nuestro país, la lucha contra las Invasiones Inglesas, la expansión continental revolucionaria de San Martín, las guerras civiles, el gobierno de Juan Manuel de Rosas, fueron los aspectos populares más salientes en la iniciación de nuestra propia revolución burguesa y de nuestro movimiento nacional, que tomó en ellos distintas d istintas formas populares”. populares”. (ASTESANO, Eduardo, Bases históricas de la doctrina nacional. San Martín, Rosas y el Martín Fierro, Buenos Aires, Eudeba, 1973, pp. 76, 77).
“Si San Martín representa la figura cumbre de la etapa de la liberación antiespañola, Rosas es la primera figura política que encarna con vigor el proceso de liberación antiinglés y antifrancés, en la defensa de una economía libre”.
(ASTESANO, Eduardo, Bases históricas de la doctrina nacional. San Martín, Rosas y el Martín Fierro, Buenos Aires, Eudeba, 1973, p. p . 129).
“En esta línea nacional que es la conciencia histórica de los argentinos que hizo la guerra de la Independencia, que defendió la soberanía nacional con los caudillos federales después de haber vencido en Ituzaingó, que cayó en Caseros y se puso de pie, a medias, cuando en la batalla de Santa Rosa acabó con el ejército de degolladores importados por Mitre y constituyó con Ricchieri un ejército nacional, que triunfó con Irigoyen, que triunfó con Perón (...)” (JAURETCHE, Arturo, en Revista Mayoría, M ayoría, Buenos Aires, 19/10/1959).
“1930 y 1955 son históricamente equivalentes, y la Década Infame y la Revolución Libertadora se identifican en los fines, en la técnica revolucionaria, en los equipos de gobierno y en el mismo aprovechamiento de las fuerzas militares destinadas al increíble papel de frenar la grandeza nacional y cerrarle al país –cuya expresión armada de potencia son- el camino que les abriría la posibilidad de ser potencia. No se trata aquí de hacer el análisis de la política económica del gobierno caído en 1955. Sólo bastará con decir que, cabalgando sobre las circunstancias favorables de la guerra y la posguerra, realizó la única tentativa de política económica nacional en gran escala después del precario ensayo que pudo hacer Rosas (esta analogía que quiso ser injuriosa resultó un cumplido y lo resultará cada vez más a medida que se vaya conociendo la historia verdadera de las y la de sus su s adversarios)”. adversarios)”. (JAURETCHE, Arturo, Textos selectos, Buenos Aires, Corregidor, 2004, pp. 247-48).
“Con intención peyorativa, Doña Victoria Pueyrredón entiende que debo limitarme a seguir ocupándome del rosismo, peronismo e irigoyenismo. Tal vez lo haga por ser lógica con su criterio histórico: ni Rosas, ni Irigoyen, ni Perón han dejado
sobrinitos para publicar solicitadas. Eso también le pasa a San Martín. Con el frío que hace en la inmortalidad, ¿me consi co nsidera dera el mérito de arrimarles un ponchito?”. (JAURETCHE, Arturo, Las polémicas de Jauretche, Buenos Aires, Los Nacionales Editores, 1985, p. 23).
“El Revisionismo ha hecho su labor de investigación tan encomiable y ha difundido su verdad pero no nos engañemos: el eco popular, la adhesión multitudinaria ha venido como efecto de una experiencia histórica paralela a la revisión que creó las condiciones para la comprensión popular. En este terreno, la batalla está ganada y esa victoria viene a complementar un ángulo del pensamiento justicialista que en los momentos iniciales ofrecía una brecha a la penetración del adversario”. ad versario”. (JAURETCHE, Arturo, Las polémicas de Jauretche, Buenos Aires, Los Nacionales Editores, 1985, p. 31).
“Defendemos a Rosas porque consideramos que en su momento representaba la opinión democrática del país, condensada en las grandes masas Federales de la Capital y del Interior”. (CHAVEZ, Fermín, John William Cooke. El diputado y el político, Buenos Aires, Círculo de Legisladores de la Nación Argentina, 1998, p. 9).
“Nuestra historia, señor Presidente, fue maliciosamente deformada por el grupo dirigente que, después de la caída de Rosas, se encaramó en los comandos económicos, políticos y sociales. Ella no ha sido falseada sin motivo, ya que la oligarquía argentina ha sido muy cuidadosa. Cada vez que conquistó el poder, la oligarquía iluminista directorial, ya sea después del 53, una vez que tuvo en sus manos los medios de dirigir al país, no descuidó el comando conceptual, el dominio de las ideas. Al mismo tiempo que consumaba la tremenda entrega económica del país, de la que recién ahora estamos saliendo, consumó la entrega conceptual ligándonos a una serie de dogmas que han
constituido uno de los eslabones más pesados de la cadena del yugo al extranjero (…) En ambas posiciones –en la de la oligarquía y en la nuestra- hay coherencia, señor Presidente. La oligarquía –algunos de cuyos hombres fueron venales, otros a los cuales San Martín calificó de felones, y muchos de ellos que creyeron de buena fe que labraban el porvenir de la patria- constituyó una mentalidad conceptual y trató de influir en el país para que todas las las generaciones futuras futuras siguiesen pensando como ellos. Eran, Eran, en realidad –y esto se puede demostrar perfectamente-, instrumentos del imperialismo extranjero (…) Nuestra posición es inversa: creemos que solamente se puede obtener la liberación económica nacional a través de la destrucción de esos dogmas históricos falsamente fabricados. Y contra nosotros emplean los mismos recursos: se nos tilda de totalitarios, se dice que somos antidemocráticos. Seríamos totalitarios y antidemocráticos si nosotros, creyendo en la barbarie y en la tiranía de algunos hombres, siguiésemos elogiándolos; pero nos proponemos demostrar –y lo hemos conseguido si se estudia el problema objetivamente- dónde estaba la verdadera barbarie, dónde estaban las fuerzas del país y dónde los enemigos de la nacionalidad. Todo esto es una trama coherente, y las dos posiciones, la de la oligarquía y la posición popular, están perfectamente delineadas. Nuestra postura es la más democrática, porque reivindicamos lo popular contra las fórmulas importadas del extranjero, porque reivindicamos reivindicamos a los hombres que fueron fueron representación representación de la masa argentina contra los los hombres que sólo fueron fueron representantes representantes de pequeños intereses intereses del círculo; porque vamos al elogio de los caudillos que son representación del sentir nacional, en contra de la oligarquía de todos los tiempos, que solamente es la representación representación de sus propios intereses o de los intereses extranjeros (…)” (CHAVEZ, Fermín, John William Cooke. El diputado y el político, Buenos Aires, Círculo de Legisladores de la Nación Argentina, 1998, pp 73-76).
“La recolonización de 1955 permitió a la minoría explotadora ocupar económica y políticamente el país, pero no culturalmente. Antes una cosa implicaba la otra, ahora no. La fórmula había funcionado funcionado durante un siglo a partir de la la derrota nacional de Caseros. Allí se liquidó el pleito entre las dos corrientes que chocaban desde los días de Mayo, la del puerto de Buenos Aires, cosmopolita, librecambista, vehículo de ideas e
intereses que convenían a Europa y trataba de imponer el resto del país; y otra nacionalista popular, que veía al país en su conjunto y como parte de la unidad latinoamericana. Antimorenistas y morenistas, dictatoriales y americanistas, unitarios y federales, fueron fases de ese enfrentamiento”. (COOKE, John William, Apuntes para la militancia. Peronismo crítico, Buenos Aires, Schapire Editor, 1973, p. 41).
“Ya he dicho otras veces que las invasiones inglesas dan una clave de interpretación que alcanza a toda nuestra historia, porque en aquellos episodios se advierten los tres elementos que siguen actuando hasta nuestros días: el elemento conquistador, que considera a las tierras americanas como campo propicio para explotaciones y rapiña; las llamadas clases dirigentes, que, sumisas a los dictados extraños, olvidan olvidan sus deberes para con el medio nativo y actúan como aliados del invasor o del inversor extranjero; y el elemento popular, que ha sido entre nosotros lo que fue el coro de la tragedia griega, es decir: el elemento secundario, siempre postergado y muchas veces olvidado, pero que, sin embargo, lleva en la llama de su corazón todos los instintos instintos defensivos de la libertad de la patria y de la dignidad que al hombre se le debe. Estos tres elementos se hacen visibles durante las invasiones inglesas se manifiestan luego en la gesta de la independencia y siguen actuando posteriormente, posteriormente, en las horas complejas y confusas en que el país intenta estabilizar su destino. La etapa de la lucha por nuestra historicidad, y las sucesivas en que se brega por nuestra independencia o se promueve nuestra personalidad, son testimonio test imonio de una espiritualidad que encontró sus intérpretes en los caudillos caudillos y su levadura levadura propicia en la plebe, la chusma y la montonera”. (GARCIA MELLID, Atilio, Etapas de la Revolución Argentina, Buenos Aires, Hechos e Ideas, 1950, p. 12-13).
“En tanto que el general Rosas acaudillaba a su pueblo para el cumplimiento del sagrado deber de preservar la independencia nacional, , cegadas y desviadas por los falsos oropeles de un liberalismo que anunciaba su esclavitud, secundaban a las potencias extranjeras, cometiendo un crimen que ha sido magníficamente enjuiciado por el general Perón, cuando –refiriéndose al hombre que se alía -, comentaba: ”. (GARCIA MELLID, Atilio, Etapas de la Revolución Argentina, Buenos Aires, Hechos e Ideas, 1950, p. 14).
“Es en este punto cuando se produce el acontecimiento más trascendental de nuestra historia política, solamente comparable al de la insurgencia de las montoneras federales: el del tumulto rumoroso y constructivo de las masas populares que, tocadas de una mística y con la fe de un conductor, irrumpen en la Revolución militar del 4 de Junio y la transforman en Revolución del pueblo, en la gesta inolvidable del 17 de Octubre de 1945”. (GARCIA MELLID, Atilio, Etapas de la Revolución Argentina, Buenos Aires, Hechos e Ideas, 1950, p.20).
“La reforma financiera aplicada por la Revolución Nacional Argentina, escapa a los moldes clásicos de la economía liberal o capitalista, sin inclinarse a los métodos preconizados por la economía totalitaria o estatal. Consiste en una solución intermedia, de fines sociales, inspirada en la realidad argentina y destinada a promover los remedios adecuados a la naturaleza de los fenómenos fenómenos económicos actuantes en su seno (...) Pretender desconocer o retacear el significado de este grandioso episodio de nuestra recuperación económica, no es lícito ni patriótico, encuadrando a quienes en tan menguada posición se colocan, en la misma triste condición de aquellos argentinos que, cegados por el odio a Rosas, se unieron al extranjero para someter la patria y derrocar a
su gobierno. La historia suele ofrecer estas analogías, tanto más posibles cuanto menor ha sido la condenación de los desafortunados predecesores”. (GARCIA MELLID, Atilio, Etapas de la Revolución Argentina, Buenos Aires, Hechos e Ideas, 1950, pp. 37 y 41).
“El general Rosas fue un símbolo de las ingenuas pero ardientes aspiraciones de la muchedumbre que querían hacerse parte del destino nacional. Irigoyen sopesó esa realidad social argentina y recuperó para el servicio de la patria a esas masas despreciadas por el oligarca, revalorizando en su vigorosa substancia autóctona al gaucho, al compadrito y la chusma, que ascendieron de nuevo a su condición de paisano, de ciudadano y de pueblo. El coronel Perón, por medio del manejo simple de las realidades vernáculas, captó la verdadera antinomia que recorre nuestra historia (…) Por obra del coronel Perón se ha puesto en marcha una vez más la prístina levadura histórica argentina”. (GARCIA MELLID, Atilio, Montoneras y caudillos en la Historia Argentina, EUDEBA, Buenos Aires, 1974; cita en: FRENCH, Carlos Rubén, Semblanza de Atilio García Mellid, Revista del Instituto Inst ituto Nacional de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, Buenos Aires, N 63, 2001-2002, p. 49).
“No trepidó el coronel Perón en afrontar su deber hasta el fondo. Su corazón generoso, su máscula pujanza, su orgullo de ser uno en el pueblo, le alentaron y sostuvieron. No le temió al calificativo de , ni rehuyó la acusación de . A quien anduvo tantos caminos, caminos, en la pampa y en las montañas nativas, nativas, y también en las tierras , no podía escapársele que la montonera criolla es la medida de nuestra libertad. La montonera primitiva, desde el terrible año 20 hasta el 52, sostuvo e impuso el federalismo; la montonera radical, desde el 90 hasta el año 12, luchó y logró implantar el sistema político de su soberanía; la nueva montonera, que desde la muerte de Irigoyen había quedado sin jefatura y destino, aspira a fundar una auténtica democracia social argentina”.
(GARCIA MELLID, Atilio, Montoneras y caudillos en la Historia Argentina, Buenos Aires, EUDEBA, 1974; p. 112).
“Por obra del coronel Perón se ha puesto en marcha, una vez más, la prístina levadura histórica argentina. Porque –sean cuales sean los enfoques defraudadores con que la quiere torcer nuestro destino- la verdad simple es que nuestra democracia ha sido fundada por los caudillos y sostenida por la montonera. En los montoneros (que eran los gauchos de ayer y son os descamisados descamisados de ahora) se refugió, refugió, consolidó e impuso el sentimiento federalista que organiza nuestra vida nacional”. (GARCIA MELLID, Atilio, Montoneras y caudillos en la Historia Argentina, Buenos Aires, EUDEBA, 1974; p. 113).
“Quienes se empeñan en abominar de la montonera y en abatir a los caudillos, conspiran contra las más nítidas tradiciones de la patria. No odian, en realidad, al montonero inorgánico y al caudillo viril, sino a la forma nacional de la democracia. Admiran a los modelos exóticos y quieren plasmar, sobre nuestra efectiva substancia multitudinaria, la maraña sutil y envolvente de los principios jurídicos ajenos, que no pueden interpretar el orden espontáneo de nuestra libertad. Por el camino de la ley inconsistente quieren constreñir, amansar y doblegar a esas personalidades poderosas, que son toda la historia del progreso popular. El coronel Perón –por convencimiento y por principios- no podía coincidir con tales ambigüedades. Sostenido por la certeza moral de que el pueblo debe ser el destinatario de todas las meditaciones, se enroló en las filas históricas en que montoneros y caudillos lucharon por la nacionalidad autónoma y por la preservación de los bienes propios de la comunidad. A esa obra se entregó con el dinamismo de los viejos soldados libertadores y con la fe mística de los cruzados de una nueva reparación”. (GARCIA MELLID, Atilio, Montoneras y caudillos en la Historia Argentina, Buenos Aires, EUDEBA, 1974; p. 115).
“La montonera federal fue el símbolo de nuestro civismo incipiente. La montonera democrática de nuestro siglo (con Irigoyen y con Perón) es la expresión tumultuosa pero constructiva, de los nuevos ideales del pueblo, de las nuevas formas de nuestra libertad. La primera impuso nuestro federalismo, sistema orgánico y a la vez flexible, en que descansa la convivencia de todos en una única comunidad territorial. A la segunda corresponde asentar las bases del ordenamiento social argentino, para que se cumpla en toda su plenitud el precepto cristiano de dignidad de la persona humana. Para ello, era necesario despreciar el sistema de derecho de la oligarquía y reivindicar el principio simple de justicia. El coronel Perón lo dijo sin eufemismos: ”. (GARCIA MELLID, Atilio, Montoneras y caudillos en la Historia Argentina, Buenos Aires, EUDEBA, 1974, p. 117).
“Estamos otra vez en el filo mismo de la historia. Las masas rústicas, en cuyos generosos instintos se perfilan las tendencias y modalidades en que podrá fundarse una verdadera cultura nacional, han resuelto reemprender la marcha hacia las grandes realizaciones de la vida. La voz profética de su caudillo las alienta y conduce: . Así por recíproca identificación de pueblo y caudillo, nos hallamos en la ruta que las lanzas montoneras abrieron hacia la soberanía y la libertad”. (GARCIA MELLID, Atilio, Montoneras y caudillos en la Historia Argentina, Buenos Aires, EUDEBA, 1974; p. 118).
“La revolución proclamada en forma vaga y confusa en el movimiento militar del 4 de Junio de 1943, se inicia recién ahora, vigorosamente, después que el pueblo argentino la ha sancionado con su voto en las urnas el 24 de Febrero último (…) El primer asomo revolucionario fue la política social, implantada para mejorar las condiciones materiales de vida de los asalariados; pero tal obra encomiable es
fragmentaria, pues se refiere tan sólo a un sector de la sociedad, y para que sea desarrollada con éxito es indispensable vincularla con otra que abarque a todo el país, cual es la defensa de nuestra producción y el acrecentamiento de nuestra potencia económica a fin de que ella sea el resorte poderosísimo que ha de elevar el nivel de las clases trabajadoras dándoles, con seguridad, el bienestar a que tienen derecho (…)” (IBARGUREN, Carlos, El sistema económico de la Revolución, Buenos Aires, Banco de la Nación Argentina, 1946, p. 5).
“El nuevo sistema económico creado por la revolución, en esta hora trascendental para nuestro porvenir, interpreta cabalmente la voluntad enérgica de la República Argentina de conquistar moral y materialmente la fuerza de potencia soberana entre las naciones del mundo. Los enunciados de este programa constructivo están animados por la pujanza y por el aliento ardoroso de un pueblo decidido a forjar la grandeza de su patria”. (IBARGUREN, Carlos, El sistema económico de la Revolución, Buenos Aires, Banco de la Nación Argentina, 1946, p. 27). 27 ).
“La Revolución de Mayo se forjó y se consolidó en contra de la voluntad de los hombres pudientes y de los hombres conspiscuos que conspiraron contra ella, para sofocarla, primero, para desvirtuarla, más tarde. La Revolución de Mayo fue una revolución popular y esa génesis de la patria es la que consubstancia de manera indisoluble a lo nacional con lo popular. Desconfiemos de todas las doctrinas que pretendan establecer un distanciamiento entre ambos conceptos, porque con seguridad se trata de hacernos caer en una u na trampa oligárquica”. (SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Irigoyen y Perón, Buenos Aires, Plus Ultra, 1972, p. 13).
“Mas podemos afirmar que si el presidente Irigoyen no hubiese detenido el avance del colonialismo a que nos tenía sometido el capital extranjero, es muy posible
que hoy la República Argentina tuviera la conformación económica y mental de una factoría sin esperanza y sin voluntad propia, y el general Perón no sería el presidente de de los argentinos. Irigoyen fue leal a su línea histórica”. (SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Irigoyen y Perón, Buenos Aires, Plus Ultra, 1972, p. 18).
“Aquellas muchedumbres que salvaron a Perón del cautiverio y que al día siguiente paralizaron el país en su homenaje, eran las mismas multitudes que asistieron recogidas por el dolor al entierro de Hipólito Irigoyen, las mismas que lo acogieron con el alborozo de un mesías aquel memorable 12 de octubre de 1916 en que el pueblo argentino comenzó a reconocerse a sí mismo. Son las mismas multitudes argentinas armadas de un poderoso instinto de orientación política e histórica que desde 1810 obran inspiradas por los más nobles ideales cuando confían en el conductor que las guía”. (SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Irigoyen y Perón, Buenos Aires, Plus Ultra, 1972, pp. 2930).
“Las preclaras ideas de Mariano Moreno que borbotean en algunos discursos de su hermano Manuel, en algunos párrafos y en algunas intenciones de Dorrego, en el instinto certero de los caudillos federales y en algunos relámpagos de inspiración de Juan Manuel de Rosas, caen definitivamente abatidas por las ideas que propiciaba el extranjero en aquel cónclave de constituyentes de 1853 que de ninguna manera expresaban la voluntad del pueblo de la Nación Argentina”. (SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Irigoyen y Perón, Buenos Aires, Plus Ultra, 1972, p. 112).
“Que la tierra argentina tiene un destino, lo demuestra la presencia oportuna del hombre que es necesario en cada momento de su historia (…) hombre dotado de
extraordinarias aptitudes y facultades es este Juan Domingo Perón con que el Destino dotó a nuestra patria en momento mom ento tan excepcional”. (SCALABRINI ORTIZ, Raúl, Irigoyen y Perón, Buenos Aires, Plus Ultra, 1972, p. 142).
“Desde nuestros orígenes mismos conviven en el país dos concepciones antagónicas de la Nación. La primera, iluminista, anglosajona e internacionalista, impuesta por la fuerza y el poder del dinero, cuyos representantes más conspicuos los encontramos en Rivadavia, Mitre, Sarmiento, Sarmiento, Roca, Aramburu, Massera y Alfonsín. Alfonsín. Mientras la segunda, hispánica, americanista, cristiana, nacional y popular, representativa de los más genuinos intereses de los argentinos y representada entre otros, otro s, por San Martín, Rosas y Perón”. (BUELA, Alberto, Aportes al pensamiento nacional, Buenos Aires, Ediciones Cultura et Labor, 1987, pp. 44-45).
“A cada una de esas interpretaciones culturales responden los dos lineamientos que, desde 1810 hasta la fecha, se disputan disputan el papel rector de la vida vida argentina: el nacional y el liberal. Es decir, el natural, el auténtico, y el importado y adosado y que, desde entonces hasta ahora, fueron conformando dos mentalidades, dos culturas, dos estilos de sentir y, por ello e históricamente dos países que, en 1853-54, llegaron a materializarse institucionalmente en Confederación Argentina y en Estado de Buenos Aires (…) Según los mayores datos de la realidad histórica pasada y presente, pareciera imposible una síntesis hegeliana superadora de la tesis y de la antítesis. Es decir, entre la tesis de lo natural sostenida por las grandes mayorías nacionales (Dorrego, Rosas, Irigoyen y Perón) y la antítesis de lo artificial (Rivadavia, Mitre, Sarmiento)”. (GUGLIELMINO, Osvaldo, Perón, Jauretche y Revisionismo cultural, Buenos Aires, Ediciones Tematica, 1985, pp. 44-45).
“Las provincias deben constituir la Gran Nación Sudamericana (José de San Martín) (…) En nuestro país lo que va de su historia institucional, solamente los gobernantes nacionales y populares como Dorrego, Rosas, Irigoyen y Perón, propendieron a aquel objetivo básico, imprescindible para toda posibilidad de autodeterminación futura. Cuando se leen los reiterados y contemporáneos mensajes de Juan Perón sobre continentalismo y universalismo, no puede menos que pensarse en la genial visión de un Bolívar que, hace doscientos años, nos decía que la Unión Sudamericana produciría el Emporio del Universo donde alguna vez se instalaría la Gran Capital del planeta Tierra”. (GUGLIELMINO, Osvaldo, Perón, Jauretche y Revisionismo cultural, Buenos Aires, Ediciones Tematica, 1985, p. 74-75).
“La figura capital de la gran Revolución en el período 1810-1821, es el General San Martín. La idea esencial que, contra viento y marea se impone a sí mismo y a los demás, es aquella por la cual la revolución nacional solo tiene sentido en el marco de la Revolución Americana, y que únicamente es posible salvar a la Nación combatiendo al enemigo más allá de nuestras fronteras. San Martín resume en sí mismo la revolución de la independencia. A raíz del bloqueo francés le escribe a Rosas: . Tiene fe en la fuerza de los pueblos americanos: (a O Higgins). La necesidad de la unidad nacional y americana ¿no es acaso la
misma palabra de Perón cien años más tarde (primer gobierno) y el mismo espíritu de Perón cuando regresa al país después de dieciocho años de exilio de pasiones reclamando hoy como ayer la unidad de los argentinos y de los pueblos americanos?”. (CASCO, Marcos, Peronismo dentro del peronismo, Santa Fe, Ministerio de Educación y Cultura de la Provin P rovincia cia de Santa S anta Fe. Subsecretaria de cultura, 1974, pp. 25 y 27).
“Aún esta Rosas con nosotros, cada vez más cercano. Los peronistas lo sentimos sobrevolar en nuestros días. No porque fuera un gobernante autoritario, un católicohispanista o un estanciero de la industria del tasajo, sino por razones mucho más profundas para los argentinos: el dilema que le toco enfrentar en su época –Nación o Colonia – siguen en pie. Y está presente también en su actitud de hombre y gobernante: la lucha sin cuartel contra el poder de las grandes naciones colonialistas, el sacrificio de la vida personal, de nuestros propios intereses, cuando la Patria lo requiere todo. La línea de Rosas es la línea de Perón: la de la soberanía y la independencia, opuesta desde 1810 a la anglosajona del desarrollo dependiente: Primera Junta, San Martín, Rosas, Irigoyen, Perón”. (CASCO, Marcos, Peronismo dentro del peronismo, Santa Fe, Ministerio de Educación y Cultura de la Provin P rovincia cia de Santa S anta Fe. Subsecretaria de cultura, 1974, p. 42).
“Cuando Rosas se dedica pacientemente a ligar las partes de un país en absoluta centrifugación, la burguesía nacional de los países europeos y de los Estados Unidos han logrado un desarrollo económico (especialmente industrial) que las hace inalcanzables. Penetramos al mercado mundial con retraso y sin una burguesía industrialista, y así debimos marchar. La aparición de los líderes nacionalistas, representantes de los sectores más relegados de la sociedad de su época (gauchaje rural, Rosas; clase media, Irigoyen; clase trabajadora, Perón) determinó como una condición indispensable de subsistencia, subsistencia, la elaboración de una una política defensiva. La tarea tarea básica que enlaza la trayectoria histórica de Rosas con la de Irigoyen y Perón, fue la práctica
del nacionalismo defensivo en un país de poco desarrollo en la época en que el capitalismo se transforma transforma de colonial en imperial. Cada caudillo debió cumplir con su su misión. Y lo hizo con el más sagrado patriotismo: la independencia nacional, José de San Martín; Juan Manuel de Rosas; la unidad territorial y jurídica del país; Hipólito Irigoyen, la afirmación de la soberanía del pueblo como fuente de todo poder; Juan Domingo Perón, los derechos del pueblo argentino a la justicia social”. (CASCO, Marcos, Peronismo dentro del peronismo, Santa Fe, Ministerio de Educación y Cultura de la Provin P rovincia cia de Santa S anta Fe. Subsecretaria de cultura, 1974, pp. 50-51).
“Hoy gracias a la convocatoria realizada por ese gigante de nuestra historia que ha sido el Teniente General Juan Perón, y la posibilidad de la unidad nacional es tangible, y nada más justo que, como pocos, los restos del Brigadier General Juan Manuel de Rosas descansen definitivamente en suelo patrio. Se ha acabado, definitivamente aquello de que solo un puñado de hombres eran , en desmedro de otros que tanto hicieron en la formación de nuestra Nación. Se ha acabado definitivamente la difusión interesada de una versión histórica donde solamente un sector aparecía como ejecutor de una política de interés nacional y como que atacaban la . Es cierto que para que el pueblo entrara masivamente en la nueva y definitiva etapa de la revisión histórica, fue ayudado por aquellos mismos que pretendían evitarla. En 1955, luego del golpe antipopular, a ntipopular, los vencedores utilizaron un slogan para justificar el mismo que fue toda una revelación para miles de desprevenidos. El golpe de 1955 era la continuación de mayo y de Caseros. En otras palabras, eran herederos de los que, en 1852, se aliaron con las tropas imperiales portuguesas para derrocar al Restaurador de las Leyes. Esa aseveración realizada por los propios protagonistas de la acción de 1955, ligó la figura de Rosas con la del General Juan Perón”. (LORENZO, Pepe, en Revista Mayoría, M ayoría, Buenos Aires, 20/11/74, p. 22).
“Rosas simbolizó simbolizó por mucho tiempo cosas importantes para la vida del país, bajo su recuerdo se fue aglutinando una cantidad de pensadores e historiadores nacionales que tomando como símbolo a Juan Manuel fueron forjando la corriente del revisionismo, independientemente de algunas deformaciones, podemos decir que bajo esa bandera y esos ideales, se encontraron los que durante muchos años lucharon por la verdadera independencia nacional y nuestra liberación económica. Y llegamos a 1943, cuando Perón inicia el proceso revolucionario que vivimos, inspirado en los principios del humanismo cristiano y en lo político en la lucha realizada constantemente en defensa de lo nacional por los caudillos nacionales. Es Perón también, quien interpretando fielmente al pueblo pu eblo argentino, argentino, comenzó come nzó la reparación histórica que Rosas merecía. Pero la reacción interna y externa no podía tolerar ciertas cosas; junto con el ascenso del coronel Perón en la vida política argentina, junto con el calor popular que crecía día a día, también los viejos y nuevos nacionalistas tuvieron la oportunidad de reelaborar con un nuevo contexto político todas sus tesis del revisionismo, y fue la popularidad de Perón la que posibilitó la inserción definitiva de la personalidad de Rosas junto con las masas trabajadoras del país. Ya casi fue natural ver a los trabajadores (principalmente en los sindicatos, en los cursos de Capacitación Sindical) reivindicando la figura de Rosas. Los vencedores de Caseros se equivocaron tremendamente; en Caseros ganaron una batalla militar, pero no derrotaron a la conciencia del pueblo. Y el liberalismo que no perdona, en 1955 creyó tener la oportunidad de hacer el paralelo de Rosas y Perón y torpemente inició una campaña de desprestigio con todo el vigor que nos podamos imaginar, y fueron Rosas y Perón los que recibieron los ataques más grandes de toda la prensa liberal. El pueblo, que nunca se equivoca, también los asoció y los trabajadores pensaron que si quienes atacaban a su Líder también atacaban a Rosas, era sencillamente porque Rosas era símbolo de lo nacional”. (TACCONE, Juan José, en Revista Mayoría, Buenos Aires, 20/11/74, p. 25).
“En nuestra misma historia continental hemos visto, desde d esde los albores de nuestra independencia que el brazo armado de la gesta emancipadora de Simón Bolívar, de José
de San Martín tuvieron esa concepción geopolítica de reunificar a la Nación hispanoparlante por encima de las artificiales subdivisiones administrativas y jurídicas necesarias para la administración virreinal, y basándonos en una posibilidad maravillosa que ofrecía al mundo esta unidad nacional fragmentada pero con potenciales, aún en el siglo XIX ignorados, desde el punto de vista económico y fundamentalmente humanos, extraordinarios. Perón retoma la idea y el sueño de nuestros Libertadores y también la línea política americanista de quien fuera el Jefe de la Confederación Argentina, el Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas, quien, a través de su gobierno, desarrolló desarrolló una política que, en su momento, las mismas potencias de aquel entonces reconocían como una política fuertemente ”. (ANDINO, Armando, FLORES, Héctor, La respuesta peronista, Buenos Aires, Grupo Sudamericano de Negocios S.A, 1982, p. 50).
“Hoy se cumple el 101° aniversario de la batalla de Caseros. Es una fecha que sigue dividiendo a los argentinos. Los sigue dividiendo en una clase ilustrada y europeizante, que no cree en el país, y que por tanto gobierna con una visión de “país chico”, utilizando una feliz expresión usada ayer en Mayoría por un destacado economista que hace 12 años colaboró en la glorificación del hecho desde un ministerio de la provincia de Buenos Aires, y en una preponderante masa popular, que sí cree en el país y cuyos caudillos supieron gobernarlo, como su predecesor derrotado en Caseros, con una visión de “país grande”. Contribuyó paradojalmente a ese súbito esclarecimiento en masa de la historia distante por la historia cercana la proclamación, por los vencedores, de la batalla de Caseros como símbolo de su concepción del país y de la significación que le asignaban al acontecimiento por ellos producido. Bastó para aclararle al pueblo de golpe quién había sido Rosas, visto desde la perspectiva de Perón, y quién era Perón, visto desde la perspectiva de Rosas, Rosas, que era la del país mismo, al terminar la segundad segundad edad de su etapa naciente, la de la unidad nacional y la defensa de la soberanía, siendo la primera la del hecho revolucionario –signado por los nombres de Mayo, Moreno y Artigas – y la de la Emancipación propiamente dicha – que signan, a su vez, los nombres de Julio y San Martín –“.
(JACOVELLA, Tulio; JACOVELLA, Bruno, El ocaso de la IV Argentina Federal, Buenos Aires, Mayoría Ediciones, 1990, pp. 72-73).
“La Argentina vuelve a encontrarse en tiempos fundacionales, que algunos llaman también etnopoyéticos (creadores de una nacionalidad). Como dijimos hace días, está como en 1810, frente a un desafío histórico (…) Es preciso recalcar esta línea de coherencia histórico-nacional contra la tendencia perniciosa a tomar a Perón en puro presente y por lo que tiene de presente. En uno de los primeros números de Mayoría proclamamos: “Perón es lo que encarna”, y ese postulado debe interpretarse tanto en el sentido fundacional y vivo de la nacionalidad como en el de la teoría del movimiento que fundó y encabeza. Creer que Perón sólo vino a establecer la justicia social y a restablecer la pureza del sufragio, con toda la importancia que eso implica, es achicarlo, y consecuentemente achicar al país. Así como la historiografía marxista falsifica el signo histórico de esos grandes conductores de pueblos diciendo que valen como piezas convenientes de transición hacia el Estado socialista, un doctrinarismo criptoliberal infiltrado en el radicalismo como en el peronismo reduce a términos electorales y laborales su verdadera dimensión histórica”. “El “San Martín-Rosas-Perón”, serie etnopoyética que puede ampliarse con otros nombres eminentes, desde Moreno y Artigas hasta Irigoyen, todos apasionados por la idea y la vivencia de la patria grande, no es un artilugio oportunista para reivindicar la memoria del Restaurador de las Leyes. Es la historia viva de la Argentina en tres, cinco o siete palabras”. (JACOVELLA, Tulio; JACOVELLA, Bruno, El ocaso de la IV Argentina Federal, Buenos Aires, Mayoría Ediciones, 1990, pp. 118-119).
“La clase alta de la Argentina debe agradecer a Perón Perón el haber hecho fraguar fraguar en el molde de la nacionalidad a esa multitud que en otros Estados se volcó en moldes internacionales o apátridas. Sin Sin duda, está está siempre en potencia el espectro espectro de la
“pueblada”; pero bajo el comando de hombres auténticos, de sobra sabemos que nuestras “puebladas” se mueven por impulsos regeneradores regeneradores y no desintegradotes. Ya lo demostraron, en los primeros tiempos de Mayo, la discutida “revolución de los orilleros”; diez años después, la ocupación de Buenos Aires por los jinetes de Pancho Ramírez; y en 1945, los “descamisados” que desencadenaron, con la liberación de Perón, la prosecución, bajo otras especies, de la gesta libertadora. Bajo esa luz deben interpretarse los grandes acontecimientos de nuestra historia. La fusión del dinamismo popular y de la visión del Estado de un u n hombre impar, al estilo de Rosas, de Irigoyen, de Perón, es lo que ha hecho andar sobre sus propios pies a la Argentina. No otra cosa significa el paso del caudillismo al Estado nacional de esencia americana, expresado en el federalismo, como concepción política opuesta al u nitarismo universalista y europeizante”. (JACOVELLA, Tulio; JACOVELLA, Bruno, El ocaso de la IV Argentina Federal, Buenos Aires, Mayoría Ediciones, 1990, pp. 125-126)
“Hay muchas maneras oblicuas de atacar a Perón y lo que él significa y representa; y la más segura es atacar esa versión de la realidad rea lidad nacional que es la verdad histórica. Tal vez estemos forzando un poco los requerimi r equerimientos entos de la coherencia mental, pero a cualquiera se le ocurre ocurre que el reconocimiento reconocimiento de la significación de Perón Perón en el proceso de la formación, definición y consolidación de la nacionalidad argentina y la idea americana implica forzosamente el reconocimiento de la significación en igual sentido de un Rosas y un Irigoyen. El hecho de que la serie de iniciativas que llevaron a la rehabilitación oficial de Rosas y a la institución pública del Día de la Soberanía obedeciera a una presión latente pero constante de las bases del Movimiento Nacional Justicialista de Liberación, certeramente captada por Perón –quien, por otra parte, había anticipado ya su punto de vista sobre la cuestión en sus comentadas declaraciones hechas al director de Mayoría en Madrid, hace siete meses-, da a este cambio un peso extraordinario. Bastó que un grupo de legisladores presentara el primer proyecto en Buenos Aires para que todo el país justicialista se sumara, en sus bases como en sus cuadros dirigentes, a la vindicación clamorosa de la verdad argentina en un pasado que qu e en tan grande medida es parte de nuestro presente.
Tal es la mayor trascendencia de la rehabilitación y glorificación de Rosas, porque significa que ha caducado el país de dos pisos que levantó sin quererlo el sistema liberal al obstinarse en imponer una falsa Argentina, que todos sentían como un país oficial, artificiosamente colocado, mediante una continua coerción, sobre el país real”. (JACOVELLA, Tulio; JACOVELLA, Bruno, El ocaso de la IV Argentina Federal, Buenos Aires, Mayoría Ediciones, 1990, p. 135). 1 35).
“Rosas fue el abanderado de nuestra soberanía. Por eso lo atacaron tanto aquellos contemporáneos suyos que representaban a las minorías del privilegio, como los que, en una falsa apreciación histórica, agraviaron y difamaron su memoria, con el único propósito de justificar un liberalismo antinacional, puesto al permanente servicio de intereses opuestos a los verdaderos intereses del país. Los valores ciertos de la nacionalidad se fundamenta en tres pilares que no admiten discusión alguna: San Martín, Rosas y Perón. San Martín fue iniciador de esa gesta emancipadora. Luego el Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas; un verdadero caudillo que aglutinó en su torno a los desposeídos, a los que eran sometidos a la explotación por esa oligarquía que quería hacer de nuestro país algo así como un modelo extranjero. Piénsese Piénsese que los enemigos de Rosas tuvieron como aliados a los que, desde fuera de nuestras fronteras, pretendían mantener una situación de coloniaje, totalmente reñida con el sentir del verdadero pueblo. Eso nunca se lo perdonaron al Restaurador. Por otra parte, la conjura llegó a tal extremo que los representantes del cipayismo vernáculo no trepidaron en reclamar el apoyo armado de otras potencias para sojuzgarnos. Allí Rosas y el pueblo demostraron que con fe, con verdadero sentido de patria, los argentinos preferimos siempre la muerte a la esclavitud. Y es así que el 20 de noviembre de 1845 se produjo el histórico hecho de la Vuelta de Obligado, cuando los invasores sintieron la fuerza y el valor de los argentinos que no dejaron pisotear su soberanía. El tercer vértice de esta patria está en el General Perón. El también fue el más ardiente defensor de los menos poderosos, devolviendo al pueblo su dignidad. También debió enfrentar a los intereses del privilegio, donde se dio la confabulación de la oligarquía cipayo con los grandes pulpos internacionales que pretendieron impedir la
concreción de esa Revolución incruenta postulada por Perón en la que qu e nuestra soberanía y su defensa defensa era un hito fundamental. fundamental. Al igual que a Rosas, Rosas, a nuestro Líder por defender al pueblo, por defender los valores fundamentales de la Patria, por erigirse en paladín de la independencia económica que asegurara nuestra libertad política, se lo tildó de tirano y se lo hizo objeto de todo tipo de agravio y de infamias”. (MIGUEL, Lorenzo, Revista Mayoría, Buenos Aires, 20/11/74, p. 66). 66 ).
“Hay una línea histórica que se nutre en la gesta de nuestra independencia, con la personalidad excepcional de Libertador de América, fija su esencia nacional a través de Rosas, y alcanza su culminación con el respaldo multitudinario que el pueblo da a Perón. Esa línea ha sufrido interrupciones por la acción de aquellos sectores que siempre vivieron de espaldas a los verdaderos intereses del país y de su pueblo. Cada uno, en determinado momento de su vida, debió enfrentarse contra la sedición de quienes –por defender los privilegios que usurpaban- estuvieron en la sedición contra los altos postulados de la nacionalidad. Porque Porque tanto San Martín, como Rosas y Perón fueron blanco de d e la conspiración antiargentina que quiso eliminarlos para que los agentes del sojuzgamiento so juzgamiento pudieran actuar impunemente. Piénsese que el Libertador fue empujado a un exilio que lo obligó a morir lejos de la tierra a la que dio calidad de nación independiente. Rosas y Perón fueron signados como traidores a la patria y esa conducta de escarnio llegó de quienes eran en realidad los que estaban traicionando tra icionando los fundamentos de nuestra soberanía. El Movimiento Obrero Argentino ha estado siempre consustanciado con la defensa de los valores irrenunciables de nuestro ser argentino. Por eso estuvimos incorporados, y lo seguimos estando, a esta línea de San Martín – Rosas y Perón”. (PALMA, Segundo, Revista Mayoría, Buenos Aires, 20/11/74, p. 66).
“Desde 1810, la Argentina busca realizar su destino como nación soberana. La primera guerra de la independencia, la epopeya sanmartiniana, se vió interrumpida por
las fuerzas antinacionales que se sirvieron de sus personeros nativos. Contra éstos se une el pueblo bajo la bandera de la Confederación, expresando políticamente su vocación de unidad y soberanía en el Pacto Federal del 4 de Enero de 1831. Los ideales siguen siendo los mismos que habían guiado a San Martín. Los caudillos del interior y la conducción de la política exterior de Rosas marcan una continuidad con el gran proyecto de unidad latinoamericana del Santo de la Espada (…). La continuidad histórica se da en la lucha de un pueblo por realizar su destino soberano de nación y lograr la integración latinoamericana. Esta lucha se libra a través de los años contra un sistema impuesto por la fuerza en Caseros (…) En cambio, el peronismo surge como una fuerza revolucionaria incontenible. Que tiene una raíz histórica, que se entronca con las viejas luchas de San Martín y de Rosas, que reabre la etapa cerrada en Caseros e inaugura una tercera guerra de la independencia: “la era justicialista”. (RODRIGUEZ, Carlos, El peronismo responde, Buenos Aires, RO.CA producciones, 1983, pp. 41, 45)
“Desde el fondo mismo de nuestra Historia y nacionalidad se perciben dos causas que han venido siendo motivo de enfrentamiento entre los argentinos. De ello ha surgido una experiencia que, con clara elocuencia, determina la posición de los que lucharon por la soberanía popular y la independencia nacional y los que lo hicieron al servicio de los intereses del imperialismo de turno. No es un secreto para nadie que el Imperio británico se fundó en estas tierras sobre los despojos del Imperio español, y es desde allí mismo que parten las dos tendencias que fijan una línea nacional y otra colonial. Ese ha sido el problema que, a través de la Organización Nacional y de la etapa constitucional, ha gravitado persistentemente en los destinos de nuestra Nación por espacio de más de un siglo y medio. Los hombres que han jugado su destino a lo largo de ese tiempo han debido sufrir los avatares de la lucha que los impulsó en defensa de lo justo y conveniente para la Nación y han debido también, en su doble empeño, soportar el oprobio, que es el arma de que se valen los que, careciendo de grandeza, obedecen más a sus intereses que qu e a los ideales que impulsan a los verdaderos verdad eros patriotas.
Larga y penosa ha sido esa lucha, porque po rque además de su duración a través de toda nuestra existencia como Nación, ha representado el sacrificio de muchos hombres ilustres, destruidos por la acción foránea coaligada con los poderes vernáculos. Este doloroso espectáculo que han presenciado las generaciones argentinas y que seguimos presenciando en la actualidad ha terminado por formar una conciencia pública que el pueblo ha hecho suya y defiende por todos sus medios, no siempre con la fortuna que mereciera. Así también, nuestros más auténticos patriotas han debido pagar con esfuerzos y sacrificios incompensados incompensados la defensa de esa consigna consigna popular para una Patria justa, libre y soberana. ¿Ignoran acaso los argentinos que el general San Martín, el primero de ellos, murió en el exilio, arrojado de su Patria por los que entonces lo calificaron de “ambicioso y ladrón”? ¿No sabemos todos que San Martín retornó un día al país y que se negó a desembarcar, retornando al exilio desde la propia rada del puerto de Buenos Aires? ¿Es que no quiso quiso quedarse o se lo impidieron sus enemigos? El se se conformó con decir que se iba porque no quería ser el tirano de los propios hermanos que había libertado. También entonces el “cipayaje” argentino pensaba que la llegada de San Martín podía ser prenda de un desorden y de una lucha por la liberación de la Patria que a muchos había dejado de convenir. Es que los mismos que habían servido a sus órdenes, muchos de los cuales encaramados en el poder, tenían especial interés en su ausencia. Es la historia de los grandes hombres que a mucho honor suman muchos enemigos. Muchos sanmartinianos de entonces, como de ahora, estuvieron en contra de la causa que San Martín sirvió. Ignoran acaso los argentinos que el brigadier general don Juan Manuel de Rosas, que sirvió la misma causa que San Martín, tuvo el mismo destino que este y también murió exiliado en la tierra de los mismos que combatió en defensa de su Patria, porque los ingleses lo comprendieron y honraron como no supieron hacerlo sus compatriotas, que también lo condenaron por ambicioso, tirano y ladrón, la misma muletilla de que siempre se han servido servido los que, por carecer de razón, debieron debieron apelar a la insidia, la diatriba y la calumnia, que son siempre homenajes que se rinden a un mérito o un valor. Los mismos que sirvieron a sus órdenes poco tardaron t ardaron en acomodarse a la nueva situación, mientras los fieles eran degollados, lo que siempre suele ocurrir en esta lucha sin grandeza promovida por los intereses enfrentados con los ideales. San Martín, desde su lejano exilio, lo comprendió y le rindió el mayor homenaje que puede rendir un soldado a otro soldado: regalándole su espada libertadora con palabras que ponen en
evidencia que ambos servían una misma causa: la independencia de la Patria y la soberanía de su Pueblo. Los sanmartinianos de entonces, como los sanmartinianos de ahora, no vieron en don Juan Manuel lo que San Martín descubría a más de quince mil kilómetros de distancia: es que ellos sirvieron otra causa que la que empeñaron su vida San Martín y Rosas. Pero la Historia, que debe ser verdad y debe ser justicia, llega un día para los que, renunciando a sí mismos, supieron servir los ideales de su pueblo y los verdaderos intereses de su Patria. Ambos murieron en el ostracismo después de largo exilio, y aun muertos, permanecieron largos años enterrados en la lejana tierra que les dio amparo. Aunque tarde, un deber de conciencia insoslayable doblegó la ignominia de las pasiones y los restos de San Martín fueron repatriados. La Nación y el Pueblo Argentino sufren la afrenta de no haberlo hecho con otro ilustre argentino: el brigadier general don Juan Manuel de Rosas. Yo sé mucho de cuanto estoy diciendo porque la experiencia en cuero propio suele ser la parte más efectiva de la sabiduría. También yo he tratado de servir los ideales que sirvieron sirvieron San Martín y Rosas y he he tenido el honor de seguir seguir su misma suerte. Por eso, aun muriendo en el exilio, estaré en la mejor m ejor compañía y no me quejo qu ejo de mi destino”. (PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXIII (uno), Buenos Aires, Docencia, 2001, pp. 17-19).
“La historia argentina está regida por dos líneas: la nacional, que corresponde también a la línea hispánica, y a la que pertenecen Juan Manuel de Rosas, Hipólito Irigoyen y yo mismo. La otra es la línea anglosajona, de inspiración masónica, obediente al Rito Celeste escocés”. (PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXIII (dos), Buenos Aires, Docencia, 2001, p. 441).
“En el Movimiento de Mayo ya están planteadas las dos líneas: la que obedece al imperialismo británico, y la nacional, la línea hispánica. Todos los gobiernos que en nuestro país se escalonaron, desde Rivadavia en adelante, fueron gobiernos de la masonería. A San Martín lo lo mandaron a Tucumán para que que se hiciera cargo del Ejército Auxiliar del Perú, que había sido derrotado d errotado en Vilcapugio y Ayohuma. En ese momento era director supremo Gervasio Posadas, tío de Alvear. Cuando lo enviaron a San Martín para allá, quedó Alvear; este lo reemplazó a Posadas. Todos obedecen a la logia, al rito celeste escocés: es la línea anglosajona. Por primera vez, con los federales, cristaliza algo fuerte: ya no es la línea masónica, sino la nacional, que corresponde a la línea hispánica, porque siempre hubo una resistencia contra Inglaterra. En ella militaron Rosas, Irigoyen y yo”. (PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXIII (dos), Buenos Aires, Docencia, 2001, p. 642).
“Pero también empiezan las discusiones internas. El motivo es el de siempre. Buenos Aires quiere gobernar al interior, y el interior no quiere que lo gobierne Buenos Aires. Ya en el momento de la creación del Virreynato, a las intendencias del interior, de origen altoperuano, chileno y paraguayo, les había caído muy mal la designación de Buenos Aires como "Capital" del mismo. Le desconfían al porteño. Por algo es... Todo está allí. Es así de simple. Sin embargo, esta lucha se prolonga a lo largo de toda nuestra historia y existe todavía. Con otras formas y características, pero es la misma”. (PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia, 2001, p. 495).
“Los movimientos provinciales, no son separatistas. En ningún momento se habla de eso. Por el contrario, ellos sostienen que quien debe integrarse al País es, precisamente, el puerto.
Estos movimientos son conducidos por hombres del lugar, vinculados a sus paisanos. Estos hombres reciben en nuestra historia el nombre de "caudillos". El caudillo es un conductor de su pueblo. Casi generalmente es un hombre de armas. La situación es de lucha y los hombres están con las armas en la mano. Nada más lógico que sigan a uno de ellos. El que más confianza les merezca, el que mejor se maneje con esas armas. De todos ellos el precursor es Artigas. El gran caudillo de los Orientales. Es también el más auténtico”. (PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia, 2001, p. 496)
“Contrastando con este cuadro heroico, el Directorio de Buenos Aires, no escatimaba torpeza o sucia tramoya por cometer, para usurpar el poder. Quizás la más infame, sea la orden dada a Belgrano de retirar el Ejército del Norte, que está custodiando la frontera, para utilizarlo contra los caudillos del litoral que no acatan la supremacía del puerto. Una inmundicia! inmundicia! El ejército se subleva, retira el mando a Belgrano y da por tierra con el Directorio, cuyos partidarios se llamarán en lo sucesivo "unitarios". Mientras el movimiento de los caudillos, se llamará "federal". Así las cosas, sobreviene la denominada crisis del año 20. Que no es otra cosa, que el repudio de todo el país por los doctores del puerto que pretenden pretenden usurpar el gobierno nacional”. (PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia, 2001, p. 497)
“Todo comenzaba a marchar bien, cuando, a fines de 1825, el General Lamadrid, da el primer paso de desorden volteando al Gobernador legítimo de Tucumán. Para ello, usa de su cargo y de las tropas confiadas a su mando del Ejército Nacional del Norte.
Esta historia se repite a menudo. Los liberales usan los ejércitos nacionales para sus revoluciones. Deben recurrir a ellos, porque no tienen otro poder de convocatoria. Todo el país protesta contra este hecho, con el que da comienzo una larga secuela de guerras civiles. Una de sus consecuencias más nefastas, es la convocatoria a una llamado "congreso nacional" por los unitarios. u nitarios. Este congreso derriba gobiernos provinciales, y proclama al Dr. Rivadavia como Presidente de la República. El Presidente, para consolidarse en su nuevo cargo, contrae inmediatamente una serie de empréstitos en libras esterlinas, reparte el dinero entre sus allegados y termina dando como garantía, todas las tierras del país. Casi simultáneamente con esto, declara a San Martín, de regreso del Perú, "persona no grata" y le prohíbe el ingreso en Buenos Aires. Como postre, declara a Buenos Aires, Capital del Estado y proclama una constitución nacional, nacional, unitaria por supuesto. La "constitución" "constitución" suprime el voto popular popular y sólo autoriza a votar a los propietarios, o sea, a un 5 % de la población. Como no podía ser de otra forma, al a l unísono, los caudillos del interior movilizan sus "montoneras"”. "montoneras"”. (PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia, 2001, pp. 498 y 499)
“Hecha la paz, regresa el Ejército Nacional a Buenos Aires, en medio de un clima de disgusto y decepción. El gobernador Dorrego, no puede creer en una revolución, pese a la advertencia de todos los federales que así lo sospechan. Todo el mundo sabe que han sido los “rivadavianos” los causantes y responsables del fracaso, no él. No obstante, la revolución se produce. Las tropas ocupan la casa de Gobierno y disuelven la Asamblea Legislativa. Dorrego se retira a la campaña de la provincia en busca de apoyo. apoyo. El 6 de diciembre de 1827, se reúne con Rosas en la Guardia del Monte y convienen en separarse para reunir fuerzas. Rosas irá al sur a convocar a sus “colorados”, mientras que Dorrego irá a Santa Fe en busca de apoyo del poderoso jefe de los federales del litoral, el general Estanislao López. En el camino, el general
Lavalle, jefe de la revolución unitaria, lo toma prisionero. Inmediatamente lo manda fusilar. No solamente es un crimen atroz contra un hombre, lo es contra todo un país y contra toda la civilización. De allí en adelante, se inician las guerras civiles en nuestra Patria. Detrás de Dorrego son asesinados por las tropas de Lavalle, alrededor de 1000 personas más, sospechadas de simpatizar con los federales, incluidos niños de 7 años. Un bárbaro”. (PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia, 2001, p. 501)
“En el interior, Paz derrota al general Bustos y le arrebata el gobierno de Córdoba. Este, consigue escapar y marcha en busca del apoyo de Quiroga, que sin dudarlo marcha en su auxilio. A los dos reunidos, reunidos, los derrota Paz en las batallas de La Tablada y Oncativo. Los fusilamientos y “degollados” que siguen a estos “triunfos”, hicieron época en la historia de la docta. Una carnicería! En Buenos Aires, mientras tanto, ha sido restablecida la legislatura que disolviera Lavalle. Esta elige Gobernador a Rosas y le da el rango de General. Recibe, además el título de Restaurador de las Leyes. Oficia a los pocos días, unos funerales solemnes al coronel Dorrego. Se ha invertido la situación. En el interior domina el unitario Paz, mientras en Buenos Aires, lo hace el federal Rosas. Ro sas. Los caudillos principales, del tipo de Ramírez, López, Quiroga o Rosas, tienen una formación espiritual y moral muy similar entre ellos, en cierta forma. Todos ellos son hombres que trabajan en el campo y por tal motivo, se ven en la obligación de llevar, paralelamente, una carrera militar. Luchan tanto, contra las incursiones del indio, como contra sus enemigos de las ciudades. Los doctores que tratan desde sus despachos de constituirse en sus dirigentes. Estos caudillos son capitanes natos. Por sus costumbres y por el trato y contacto diario con las gentes comunes: peones, gauchos, etc. Tienen una idea del orden muy similar al que impera en una “formación de lucha” de la campaña de entonces. Todos pertenecen a las “milicias provinciales” y se
han ganado su rol demostrando en los hechos que son los mejores. Su autoridad proviene directamente de sus subordinados”. subordinados”. (PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia, 2001, pp. 502 y 503).
“Quiroga, López y Rosas, con sus aliados los caudillos provinciales, dominan el panorama nacional a lo ancho y a lo largo. Rosas aprovecha para iniciar su Campaña del Desierto, contra el malón de los indios. Quiroga lo acompaña desde las provincias cuyanas y consiguen un éxito completo. Las columnas federales llegan hasta el Río Colorado y recorren territorios que hasta entonces permanecían inexplorados. La bandera azul y blanca tremola por primera vez en la Patagonia argentina. La paz reina en nuestra tierra, y la prosperidad p rosperidad llega a los hogares más modestos. Todo el “gauchaje” es federal. El país p aís es federal”. (PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia, 2001, pp. 504 y 505).
“La escuadra anglo-francesa, se apodera de la escuadra argentina y desembarca la infantería de marina en Montevideo, para "protegerla". Gran alegría de los unitarios. El país argentino entero, gobernadores, caudillos, generales, legislaturas, etc. Envían notas de apoyo, apoyo, al gobierno nacional. El autor del Himno Nacional, Don Vicente López y Planes, compone una "Oda Patriótica" en apoyo de Rosas. Se recita en todos los teatros y plazas. El general Rosas moviliza a todo el país para defender el honor argentino y la Independencia Nacional. Rompe relaciones con Francia e Inglaterra. Brasil todavía no ha mostrado las uñas. La escuadra enemiga bloquea el puerto de Buenos Aires y los ríos navegables. Remonta el Paraná y el Uruguay, saqueando y matando. Aplausos de los unitarios de
Montevideo. Varios de ellos se han embarcado en la misma en calidad de "asesores". Pagos, por supuesto. Rosas trata de cerrarles el paso en un recodo del Paraná. Con fuerzas terrestres y de artillería. Refuerza las defensas de la Vuelta de Obligado. Pone las tropas al mando del general Mansilla, que es su cuñado y hombre de confianza. Cuenta con 2000 soldados. Flamea en ambas riberas del río, la bandera b andera azul y blanca. Ataca la escuadra enemiga. La resistencia es heroica, pero se está en neta inferioridad de fuego. Al cabo de varias horas de bombardeo, desembarca la infantería anglo-francesa y se combate cuerpo a cuerpo. Dos horas más de lucha y los argentinos se retiran dejando 650 bajas. b ajas. Los "asesores", observan desde los buques franceses. Repugnante. Sin embargo "Obligado", fue el principio del fin de la intervención. A partir de allí todo buque enemigo debió navegar con escolta militar. A pesar de eso, igualmente era atacado. Con lo que fuere, cañones, balas, fuego, piedras. Cada viaje era un infierno. Se dieron cuenta que tendrían que pelear metro a metro, y no estaban en condiciones militares para eso. El General San Martín, envió una nueva carta a Rosas desde Francia. Ofrecía nuevamente sus servicios "para lo que fuese" y terminaba diciendo "su lucha es de tanta t anta trascendencia, como la de nuestra emancipación emancipación de España". (PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia, 2001, pp. 514 y 515).
“Mientras tanto, las potencias negocian la paz con Rosas. El sigue “en sus trece”: devolución de todo y desagravio a la Bandera. Tanto Francia como Inglaterra, reciben el mismo trato. Respetuoso pero irreductible, por parte del jefe de la Confederación Argentina. Finalmente en el año 1849, se firman los tratados de paz, en las condiciones que exige nuestro país. Cumpliendo el mismo, se levanta también a las tropas europeas que están en Montevideo y las dos escuadras se retiran. Es el triunfo total de la política de soberanía argentina.
Suenan los cañones de las escuadras antes de partir, en desagravio a la bandera azul y blanca de nuestra patria. Las escuadras que paren, son nada más, que las de las dos naciones más poderosas de la tierra. Las noticias llegan a Francia, justo a tiempo para alegrar los últimos días del general San Martín. Muere en 1850. En un inciso especial de su testamento, lega su sable de la independencia “ al general argentino Don Juan Manuel de Rosas, como prueba de la satisfacción que como argentino, he tenido al ver con cuanta altura ha sostenido el honor de la Patria”. Está todo dicho”. (PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia, 2001, p. 516).
“El general en Jefe del Ejército de Operaciones argentino, para la guerra contra el Brasil; Don Justo José de Urquiza, entra en tratativas con el enemigo, para pasarse a él, y arrastrar las tropas que el país ha puesto bajo su mando y responsabilidad. Así también, todos los pertrechos p ertrechos y armamentos a su disposición. Por supuesto que las negociaciones son lentas y “secretísimas”. La posición de Urquiza, al mando del ejército más poderoso de ésta parte de Sudamérica, en esos momentos, le da una carta de triunfo que sólo está dispuesto a entregar a muy alto precio. Sobre todo en dinero. Mucho dinero””. Ante la entrada de las tropas brasileñas al territorio argentino, Rosas recibe numerosas adhesiones. Entre ellas la de varios jefes unitarios que se sienten “repugnados” por lo que está ocurriendo y vienen a ofrecer sus espaldas para luchar contra el extranjero y contra los traidores. Rosas los acepta y les da mando de tropas. La batalla se dio en Morón. Las fuerzas fuerzas nacionales poco pudieron pudieron hacer contra un enemigo que las duplicaba en número y armamentos. La historia escolar, la conoce como de “Caseros”, porque los brasileños exigieron que así se llamara, dado que la división de ese país le tocó pelear en un sector conocido como “Palomar de Caseros”. En la historia de Brasil, se la llama “la revancha de Ituzaingó” y “fin de la guerra contra Argentina”. En todas las ciudades de ese país, hay una calle o avenida que lleva su nombre. Es lógico!
Lo realmente increíble, es que en Buenos Aires y varias ciudades del interior, también hay calles que se llaman así. Rosas, renunció renunció y se asiló en Inglaterra. Urquiza se proclamó Director provisorio de la Confederación. El día 20 de febrero de 1852, aniversario de la batalla de Ituzaingó, el ejército brasilero entró en Buenos Aires, con charangas y banderas despleg d esplegadas adas a su frente. Se fusiló y degolló a tanta gente, que el río que cruza Palermo, dicen los testigos de la época, bajaba con sus aguas de color rojo”.
(PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXII (dos), Buenos Aires, Docencia, 2001, pp. 517 y 518).
“He deseado cerrar este libro con un capítulo referido al pueblo y al antipueblo: el primero, luchando por la independencia, y el segundo, en su línea histórica tradicional colonialista. Aquellos que desconozcan la realidad pensarán que el pleito argentino es un problema ideológico ideológico o un conflicto de intereses intereses internos, pero nada está más lejos lejos de la realidad. Se trata sólo de un episodio más el drama argentino caracterizado por la lucha del pueblo contra el vasallaje. Para no ir más lejos, desde los tiempos de nuestra Independencia aparecen estos episodios en cada uno de los hechos históricos que jalonan las etapas de la vida argentina. Ya en el pronunciamiento inicial del 25 de mayo de 1810, se mezclan los gritos de libertad con los de Fernando VII. VII. La “Conjuración “Co njuración de Alzaga” es la traición en en marcha paralela de la reacción oligárquica. La “Sublevación de Córdoba” no es diferente y “Cabeza de Tigre” pone el epílogo merecido a este inicuo acto de la oligarquía y el clero al servicio de los enemigos del pueblo y de la Patria. El Directorio Supremo del general Carlos María de Alvear retoma la línea reaccionaria y oligárquica y termina, como era de esperar, con la famosa “Misión García” de neto corte entreguista. San Martín para poder organizar su Ejército en Mendoza, debió vencer muchas veces el sabotaje y los ataques insidiosos de los traidores que llegaron hasta hasta destituirle de su cargo de gobernador intendente de Cuyo. A lo largo de su vida fue siempre perseguido por los agentes de la traición, al punto de verse obligado a vivir la mitad de ella en el destierro, obligado por las oscuras fuerzas reaccionarias. Es curioso que
Bernandino Rivadavia, su peor enemigo, haya sido quien contrató el primer empréstito en Londres. El Gobierno del brigadier general don Juan Manuel de Rosas es, sin duda, la elocuencia más evidente de esta sorda lucha. El debió enfrentar, no solo el ataque de las escuadras inglesa y francesa, sino también a los traidores de adentro aliados a los enemigos externos de la Patria, hecho que hiciera exclamar al general San Martín que qu e ni el sepulcro podría borrar borrar para ellos semejante semejante infamia y que lo impulsara a donar su espada a Rosas como como reconocimiento de argentino argentino a su labor en defensa de la la dignidad e integridad de la Patria, no solo contra los enemigos externos, sino también contra los traidores emboscados. La dictadura ha invocado invocado la “Línea Mayo-Caseros” Mayo-Caseros” que manifiesta seguir”. (PERON, Juan Domingo, Obras Completas, T. XXI, Buenos Aires, Docencia, 2001, pp. 307 y 308).
"Accediendo a una insinuación insinuación del amigo amigo Doctor Manuel de Anchorena, deseo hacer llegar mi adhesión mas sincera y entusiasta a las Convenciones de los Centros Federales, que anhelo fundamentar en unas pocas palabras que, sin sectarismo alguno, como un simple simple argentino más desean desean reflejar algunos algunos hechos incontrovertibles incontrovertibles de la historia de nuestra Patria. Desde el fondo mismo de nuestra Historia y nacionalidad, se perciben dos causas que han venido siendo motivo de enfrentamiento entre los argentinos. De ello ha surgido una experiencia que, con clara elocuencia, determina la posición de los que lucharon por la soberanía popular y la independencia Nacional y los que lo hicieron al servicio de los intereses del imperialismo de turno. No es un secreto para nadie que el Imperio Británico se fundó en estas tierras sobre los despojos del Imperio Español y es desde allí mismo que parten las dos tendencias que fijan una una línea nacional y otro colonial. Ese ha sido sido el problema problema que a través de la Organización Nacional y de la etapa constitucional, ha gravitado persistentemente en los destinos de nuestra Nación por espacio de más de un siglo y medio. Los hombres que han jugado su destino a lo largo de ese tiempo, han debido
sufrir los avatares de la lucha que los impulsó en defensa de lo justo y conveniente para la Nación y han debido también en su noble empeño soportar el oprobio, que es el arma de que se valen los que, careciendo de grandeza, obedecen más a sus intereses que a los ideales que impulsan a los verdaderos patriotas. Larga y penosa ha sido esa lucha porque además de su duración a través de toda nuestra existencia como Nación, ha representado el sacrificio de muchos hombres ilustres, destruidos por la acción foránea coaligada con los poderosos vernáculos. Este doloroso espectáculo que han presenciado las generaciones generaciones argentinas y que seguimos seguimos presenciando en la actualidad, ha terminado por formar una conciencia pública que el Pueblo ha hecho suya y defiende por todos sus medios, no siempre con la fortuna que mereciera. Así también, nuestros más auténticos patriotas han debido pagar con esfuerzos y sacrificios incompensados la defensa de esa consigna popular para una Patria, justa, libre y soberana. ¿Ignoran acaso los argentinos argentinos que el General San Martín, el primero de ellos, ellos, murió en el exilio; arrojado de su Patria por los que entonces lo calificaron de "ambicioso y ladrón"? ladrón"? No sabemos todos que que San Martín retornó un día al país y que se negó a desembarcar, retornando retornando al exilio desde la propia rada del Puerto Puerto de Buenos Aires? ¿Es que no no quiso quedarse o se lo impidieron sus enemigos?
El se conformó
con decir que se iba porque no quería ser el tirano de los propios hermanos que había libertado. También entonces el "cipayaje" argentino pensaba que la llegada de San Martín podía ser prenda de un desorden y de una lucha por la liberación de la Patria Patria que a muchos había dejado de convenir. Es que los mismos que habían servido a sus órdenes, muchos de los cuales encaramados en el poder, tenían especial interés en su ausencia. Es la historia de los grandes hombres que a mucho honor suman muchos enemigos. Muchos sanmartinianos de entonces, como de ahora, estuvieron en contra de la causa que San Martín sirvió. Ignoran acaso los argentinos argentinos que el brigadier brigadier General Don Don Juan Manuel de Rosas que sirvió la misma causa que San Martín, tuvo el mismo destino que éste y también murió exiliado en la tierra de los mismos que combatió en defensa de su Patria., porque los ingleses ingleses lo comprendieron comprendieron y honraron honraron como no supieron supieron hacerlo hacerlo sus compatriotas que también lo condenaron por ambiciosos, tirano y ladrón, la misma muletilla de que siempre se se han servido los que, por carecer de razón, debieron apelar a la insidia, la diatriba y la calumnia, que son siempre homenajes que se rinden a un mérito o un valor?
Los mismos que sirvieron a sus órdenes poco tardaron t ardaron en acomodarse a la nueva situación mientras los fieles eran degollados, lo que siempre suele ocurrir en esta lucha sin grandeza promovida por los intereses enfrentados con los ideales. San Martín, desde su lejano exilio lo comprendió y le rindió el mayor homenaje que puede rendir un soldado a otro soldado; regalándole su espada libertadora con palabras que ponen en evidencia que ambos servían una misma causa: la independencia de la Patria y la soberanía de su Pueblo. Los sanmartinianos de entonces, como los sanmartinianos de ahora, no vieron en Don Juan Manuel lo que San Martín descubría descubría a más de quince mil kilómetros de distancia; es que ellos sirvieron otra causa que la que empeñaron su vida San Martín y Rosas. Rosas. Pero la Historia, que debe ser verdad y debe ser justicia, justicia, llega un día para los que renunciando a si mismos, mismos, supieron servir servir los ideales de su Pueblo y los los verdaderos intereses de su Patria. Ambos murieron en el ostracismo después de largo exilio y aún muertos permanecieron largos años en la lejana tierra que les dio amparo. Aunque tarde, un deber de conciencia insoslayable doblegó la ignominia de las pasiones y los restos de San Martín fueron repatriados. La Nación y el Pueblo Argentino sufren la afrenta de no haberlo hecho con otro ilustre argentino: el Brigadier General Don Juan Manuel de Rosas. Yo sé mucho de cuánto estoy diciendo porque la experiencia en cuero propio suele ser la parte más efectiva de la sabiduría. También yo he tratado de servir los ideales que sirvieron San Martín y Rosas y he tenido el honor de seguir su misma suerte. Por eso, aún muriendo en el exilio, estaré en la mejor m ejor compañía y no me quejo qu ejo de mi destino". (PERÓN, Juan Domingo, Obras Completas, Buenos Buenos Aires, Aires, Docencia, 2002, t.t. XXV, p. 19-21).
Extraído de las charlas que tuvo en Madrid con Perón, el director de Mayoría, Tulio Jacovella (27/4/1973) (27 /4/1973) “P- ¿Qué opina usted, General, de la actitud de las nuevas generaciones argentinas frente a los hechos de nuestro pasado histórico?
J.D.P.- Es una actitud muy madura. Me parece que ahora estamos cosechando la permanente y patriótica labor de los historiadores y escritores nacionales que han venido desafiando, desde hace muchos años, el esquema falso y comprometido del liberalismo. Esos pensadores nuestros son los precursores, dentro del estudio de la historia, de la etapa de liberación a que estamos asistiendo. Cuando casi todos enseñaban la mentira, ellos eran los abanderados de la verdad. Pero no sembraron en el mar, indudablemente. La prueba es esa actitud a que usted se refería: las nuevas generaciones saben que la liberación también supone emanciparse del tutelaje cultural que nos escamoteó a los verdaderos próceres y nos metió de contrabando a otros que no eran tales. Las enseñanzas de nuestros revisionistas ya han calado muy hondo, y ahora hay conciencia nacional sobre hombres y circunstancias del pasado, la verdadera imagen de un Juan Manuel de Rosas, de un Facundo Quiroga, de un Artigas, recuperados para el país de los argentinos, ilumina los hechos que ellos vivieron, y que también vivieron otros cuyas estatuas y monumentos a veces sobran. La liberación presente se ha proyectado y se seguirá proyectando sobre nuestro pasado. P- Durante los años de su gobierno, esa recuperación histórica tuvo un gran impulso, pero algunos señalan que faltó énfasis en el apoyo apo yo oficial… J.D.P- Tienen razón. Había que esperar que existiera una conciencia nacional bien difundida a todos los niveles. Estos hechos deben madurar, y para eso faltan muchos años. Fíjese usted que teníamos que enfrentarnos con cien años de mentiras, y estas cosas no se pueden hacer por decreto. Teníamos maestros y profesores secundarios, y hasta universitarios, que habían sido formados -en realidad, deformados inconscientemente- durante muchas generaciones desde el primer grado de la escuela primaria. Además, estaban los medios masivos de información que respondían a esa óptica por razones obvias. Pero ahora es distinto: el pueblo pide, como un derecho más, la verdad histórica. P- ¿Cree usted, concretamente, que sería un acontecimiento de alcances positivos, en el sentido de promover coincidencias, y justicia histórica aparte, la repatriación oficial de los restos del Brigadier General Juan Manuel de d e Rosas? J.D.P- ¡Hemos devuelto los trofeos de guerra al Paraguay, y no vamos a repatriar con la debida solemnidad los restos de Rosas, legatario del sable del Libertador! No creo que haya argentinos argentinos sensatos y patriotas que puedan oponerse. oponerse. Debemos terminar con esos anacrónicos odios definitivamente. Y, además, es un acto de rigurosa justicia histórica”.
(PERÓN, Juan Domingo, Obras Completas, Buenos Aires, Docencia, 2002, t. XXIV (dos), pp. 384-385).
Enrique Pavón Pereyra, Coloquios Coloquios con Perón,
escritos por P Pereyra Pereyra
conversando con Perón durante 1961-63. Perón se mostraba tal cual es y analizaba el problema de los países dominados do minados que luchaban por liberarse. “(...) Estoy persuadido de que no se puede construir un Ejército como una entidad sin alma, pura disciplina, sin conexiones con el ser nacional, a menos de referirnos a un cuerpo de mercenarios, que se instrumenta ciegamente, como una máquina de autómatas. Y eso que yo no me incorporé al Ejército en su peor época. En cambio, mis jefes habían conocido el predominio de un espadón como el general Campos, que era financiero, negociante, y componedor del “mitrismo” antinacional y antihistórico, que subsistía en las Fuerzas Armadas bajo nuevas formas, pero sirviendo de agentes naturales de los intereses colonialistas que mediatizaban esta país con vocación de grandeza. La mentalidad de “colonia barata”, según la cínica expresión de ese fin de raza que era Julito Roca, era servida con celo digno de mejor causa por los que compartían la carnada. Era lógico esperar que a la Oligarquía criolla le interesara mantener incólume un proceso proceso que es anterior a todos los colonialismos financieros, financieros, a todos los enfeudamientos económicos y a sus escuelas políticas. Me refiero al “colonialismo”, al “cipayismo” mental. La ausencia
de una Doctrina Nacional
coherente nos ha sido fatídica, y no hemos podido elaborarla por ausencia de una prédica de carácter histórico que fuese, en el examen documental de nuestro pasado, hasta las últimas consecuencias…Esa línea “Mayo-Caseros”, que proclama nuestro sometimiento a intereses foráneos, configura el alfa y el omega de nuestro sometimiento sometimiento espiritual (…) (…) En la educación militar que se me impartió, mis profesores de Historia se llamaron, primero, Cobos Daract y Juan José Biedma; luego se llamarían Ricardo Levene y Caillet-Bois, esto es, historiógrafos, cronistas, o colectores de anécdotas, que explicaban en nuestros institutos “lo convenido”, o graduaban el material de acuerdo con los dictados del momento. En su afán detallista, no vacilaban en convertir en caballo blanco a las mulas puntanas que el Libertador montaba en Mendoza, Santiago
de Chile, o Lima; Lima; en cambio, se resistían a explicar explicar una sola de las razones de las muchas que indujeron a San Martín a expatriarse, luego de que se derrumbaron sus ideales de la Confederación Suramericana, cruzado por el sabotaje de la facción unitaria (…)”. (PERÓN, Juan Domingo, Obras Completas, Buenos Aires, Docencia, 2002, t. XXIV (dos), pp. 384-385).
“Casino de Oficiales. Capital Federal, Nov. 26 de 1918. Mis queridos padres: Hoy he recibido carta y me alegra mucho que estén buenos y contentos con el triunfo de las ideas aliadas; pero debo hacer presente que no está bien eso de la lista negra, por cuanto es un atropello a la libertad de comercio y yo la critico desde el punto de vista puramente neutral y argentina. Y hoy más que nunca, desde el momento en que las naciones de la Entente, han vencido a la Unión. Por la única que sentí siempre ser germanófilo fue por Francia que ha dado ejemplos de guerrera, pero también ha pecado grandemente de ingenua y se ha dejado arrastrar a la ruina casi, por oír los necios consejos de conquista comercial de la pérfida Albión. No olvides papá que este espíritu de patriotismo que vos mismo supiste inculcarme, brama hoy un odio tremendo a Inglaterra que se reveló en 1806 y 1807 y con las tristemente argentinas Islas Malvinas, donde hasta hoy hay gobierno inglés; por eso fui contrario siempre a lo que fuera británico, y después del Brasil a nadie ni a nada tengo tanta repulsión. Francia e Inglaterra siempre conspiraron contra nuestro comercio y nuestro adelanto y si no a los hechos: En 1845 llegó a Buenos Aires la abrumadora intervención anglo-francesa; se libró el combate de Obligado, que no es un episodio insignificante de la Historia Argentina, sino glorioso por (que) en él se luchó por la eterna argentinización del Río
de la Plata por el cual luchaban Francia e Inglaterra por política brasilera encarnada en el diplomático Vizconde Vizconde de Abrantes. Rosas con ser Tirano, fue el más grande argentino de esos años y el mejor diplomático de su época, ¿no demostró serlo cuando en medio de la guerra recibió a Mr. Hood y haciendo amueblar lujosamente su casa dijo: “Ofrézcansela al Mister”, seguro de las ventajas que obtendría? No demostró ser argentino y tener un carácter de hierro cuando después de haber fracasado diez plenipotenciarios p lenipotenciarios ingleses consiguió consiguió más por po r su ingenio que por la fuerza de la República que en esa época constaba solo con 800.000 habitantes; todo cuanto quiso y pensó de la Gran Bretaña y Francia; porque fue gobernante experto y él siempre sintió gran odio por Inglaterra porque esta siempre conspiró contra nuestro Gran Río, ese grato recuerdo tenemos de Rosas que fue el único gobernante desde 1810 hasta 1915 que no cedió ante nadie ni a la Gran Bretaña y Francia juntas y como les contestó no admitía nada hasta que no saludasen al pabellón argentino con 21 cañonazos porque lo habían ofendido; al día siguiente, sin que nadie le requiriera a la Gran Bretaña, entraba a Los Pozos la corbeta Harpy y, enarbolando el pabellón argentino al tope de proa, hizo el saludo de 21 cañonazos. Rosas ante que todo fue patriota. Imaginas que habiendo seguido de cerca la historia nuestra y la inglesa pudiera tener simpatías por la Entente, al contrario; en Francia es disculpable porque en realidad siempre se dejó arrastrar por Inglaterra, tuvo una mala debilidad”. (CHÁVEZ, Fermín, Siete escolios sobre Perón, Buenos Buenos Aires, Theoría, 2001, pp. 2223).
CAPITULO II.
F. A: Profesor, el tema de nuestra charla, además de enriquecerme con sus conocimientos, es que usted exprese su opinión sobre la existencia o inexistencia de la llamada “línea histórica: San Martín, Rosas y Perón”. Desde ya le adelanto que he conversado con distintos historiadores para conocer su opinión, y mayormente son de la idea de que no existe tal línea histórica. Algunos creen que puede ser una categoría a aplicar para un análisis político, pero pero no histórico. En esta postura se encuentra Norberto Galasso, quien cree que la tríada que nos ocupa es una invención de la “derecha peronista” y los sindicatos. También por la negativa, se se encuentra Vicente Massot, Massot, quien descree sobre la factibilidad de la línea histórica mencionada. Sostiene Massot que se trata de una “idea relampagueante”, que puede ser usada para definiciones políticas, pero que no se sostiene como línea línea histórica; y que en última instancia, instancia, sólo pueden compararse en algunos sentidos Rosas y Perón, pero de ningún modo San Martín, ya que él se limitó a su accionar militar. Sin embargo, y a pesar de estas opiniones he encontrado abundante bibliografía histórica y política que sí respaldan la línea en cuestión. ¿Cuál es su opinión? op inión? F. CH: ¿Así que qu e varios historiadores sostienen sostienen que no existe e xiste la línea San Martín, Rosas y Perón?…¿Ah no? ¿Y por qué? Tanto Rosas, Rosas, como el General Perón, Perón, si bien bien ostentaban graduación graduación militar, eran sin dudas políticos de raza. raza. En el caso caso de San Martín si bien no era tan así... ¿eso que le resta? Su misión y empeño de liberación y emancipación de las Provincias Unidas de Sudamérica, porque no era, solamente el Río de la Plata, y por eso por presión de él, la Asamblea de Tucumán del año 16 agregó en el preámbulo de la misma, misma, el término término “Provincias Unidas Unidas de Sudamérica” que por otra parte era la idea bolivariana también, y la de Artigas. Hay toda una corriente histórica que sostenía ese ideal. F.A: ¿Y entonces, cómo se fundamentaría, desde el punto de vista historiográfico la relación entre San Martín, Rosas y Perón?
F. CH: Y bueno, San Martín fue admirador de Rosas, por algo le legó su sable con el que efectuó efectuó la campaña en América. Además Además existe la correspondencia correspondencia entre Rosas y San Martín que es e s muy importante para este punto. Dicho intercambio epistolar fue publicado por mí y también por otros autores. Son 16 cartas que intercambian estos estos hombres. Ahí esta clara la relación entre ambos y la mutua admiración que se profesaban. Al respecto, el General General Perón me envió una carta, con motivo de haberle hecho hecho llegar mi libro sobre sobre la “Iconografía de Rosas y la Federación”, Federación”, en la que entre otros otros conceptos elogiosos para con Juan Manuel de Rosas decía: “(...) Los que se han dicho sanmartinianos, parecen no haber comprendido la lucha contra el colonialismo que realizó Rosas, lo que San Martín vio claro a 15000 kilómetros de distancia. distancia. El le rindió a Rosas el mejor homenaje que un soldado puede rendir a otro soldado: su sable de libertador”. Esta carta, además de estar reproducida en otros libros de mi autoría se encuentra en el reciente “Siete escolios sobre Perón.”, porque es una carta muy importante. F. A: Profesor. Profesor. En el plano político, yo yo creo haber encontrado tres o cuatro cuatro ejes comunes, que a mi juicio no dan lugar a dudas y me gustaría saber su opinión. Estos son: la política exterior en materia de la Defensa, en base a un “nacionalismo defensivo”. También También en política exterior, pero como como idea geopolítica, geopolítica, en lo que atañe a su americanismo. La política económica, de corte industrialista en los tres; y la base social que les dio apoyo que fueron básicamente básicamente las masas. F. CH: ¡Pero claro! Es importante señalar la política industrialista que llevó adelante San Martín cuando fue gobernador de Cuyo, con Fray Luis Beltrán. La mayor parte de los pertrechos con los que contó el Ejército de los Andes fueron fabricados en Cuyo, a partir de la iniciativa iniciati va de San Martín. Y respecto a lo que usted señala como base de apoyo social de los tres proyectos, es claramente visible, que todos ellos tuvieron sustento en el pueblo. En el caso de Rosas, fíjese usted, lo dice hasta gente proveniente de la izquierda, como Eduardo Astesano, Astesano, Ramón Doll, Doll, u Ortega Peña y Eduardo Luis Duhalde. Duhalde. Todos admiten su popularidad. popularidad. La base de sustento del gobierno gobierno de Rosas fue fue el pueblo, la gente de los bajos fondo, allí se cambió totalmente la idea de sociedad.
F. A: ¿Existe algún punto de contacto entre la idea americanista en política exterior con el concepto de “nacionalismo defensivo”? F. CH: Yo creo que la resistencia a la intervención anglo-francesa en 1845 es el ejemplo mas claro. claro. Y anteriormente en la década década del 30. Con respecto a San Martín, obviamente la lucha de la independencia y, muy importante, cuando se puso a las órdenes de Rosas en el bloqueo anglo-francés. anglo-francés. Finalmente, con el General Perón, si bien no tuvo que enfrentar agresiones bélicas, tuvo una visión de unidad continental que se expresó en el proyecto del ABC, con Chile y Brasil; además de la creación del Atlas en el mundo sindical americano. Tuvo una visión claramente continental del poder, más allá de lo estrictamente nacional. F. A: Correcto. Pero esto que usted señala, ¿no podría ser más bien “americanismo” y no un “nacionalismo “nacionalismo defensivo”? F. CH: Ocurre que usted se olvida del conflicto “Braden o Perón”. El embajador Braden vino a querer imponerle imponerle a Perón la inclusión de la Argentina Argentina en la estrategia norteamericana y Perón se resistió. Asimismo, el tercerismo del General Perón, puede ser considerado como un “nacionalismo defensivo” frente a las pretensiones hegemónicas de los aliados de Yalta. Este tercerismo le permitió a Perón tener una política exterior independiente. El reconocimiento en 1948 del estado estado de Israel es un ejemplo de esto. La reanudación de las relaciones diplomáticas diplomáticas con la la URSS que estaban rotas y la presencia presencia del primer embajador soviético en nuestro país, a los pocos días de la asunción del General al poder, son otra clara muestra del tercerismo. O también se puede mencionar la ayuda que prestó a Arévalo y Arbenz en Guatemala contra la agresión norteamericana, entre otras cosas, con el envío de armas. De hecho, el Che Guevara, estaba allí cuando la caída de Arbenz y se refugió en la embajada Argentina. F. A: ¿Y que se puede decir en materia económica?
F. CH: Las similitudes las tenemos con la ley de aduanas y la industrialización de los saladeros saladeros durante Rosas. Además es importante importante señalar el aporte de Rosas como agricultor que nadie lo considera, de hecho, en San Miguel del Monte, tenía 60 arados trabajando. Esto lo vio claro Darwin, cuando lo visitó allá en Monte. En San Martín hay que hablar como ya hemos dicho de todo lo que fue industria militar y sus realizaciones industriales en Cuyo. En el caso de Perón el proyecto económico esta mas mas que claro. De hecho hecho fue su idea de independencia económica precisamente lo que motivo su caída, al tocar intereses ingleses, sobre todo, en lo que a la industria textil se refiere y al proceso de industrialización que comenzó a llevarse a cabo en la Argentina como el de Altos Hornos, la energía atómica, la fabricación de aviones en Córdoba, los gasoductos, la marina mercante; en aquél entonces, sexta en el mundo...Perón tenía una visión muy avanzada. F. A: ¿Se puede hablar de un hispanismo en los tres personajes, personajes, o dada la actuación de San Martín en la Guerra de la Independencia, esto no es posible con su persona? F. CH: Sí, si, claro. ¿¡Cómo no va a ser posible si San Martín se formó en España?! Estuvo 20 años allá y se fue de chiquitito a Europa, Era de raíz española, sin duda. Más allá de su americanismo, dada su participación participación en la Sociedad de Cádiz que fue la que se creó para fomentar con los americanos que estaban en Europa la emancipación. Esto se explica por la particular situación que vivía España, invadida por los franceses, franceses, por las fuerzas fuerzas napoleónicas, napoleónicas, que justamente habían habían depuesto a Fernando Fernando VII. Y estos americanos se plantean que si el rey Fernando, no puede gobernar porque esta preso a manos de los francesas, ¿que se hace?; la soberanía vuelve al pueblo y este debe elegir gobernantes. Y así fue en toda América, desde México hasta Chile y Bs As. En toda América se utilizó la misma tesis, que se discutió en Charcas un año antes de la Revolución de Mayo. Este pensamiento explica la conducta de San Martín. De paso conviene aclarar, que la tesis que acabamos de mencionar, nada tenía que ver con el iluminismo y la Revolución Francesa: por el contrario, las fuentes que daban fundamento a los revolucionarios americanos eran netamente católicas e hispanas, provenían del barroco español, de lo que se conoce como el “siglo de oro
español”, y de la filosofía social y política de Francisco de Vitoria y de Francisco Suárez. F. A: Existe claramente otro punto común entre los tres personajes. Un desagradable destino los unió en el exilio... F. CH: Es cierto. San Martín tuvo que exiliarse exiliarse por la presencia de Rivadavia Rivadavia en el poder. Este le negó todo apoyo apoyo para la campaña de liberación liberación americana. Segundo; y fíjese qué curioso, los enemigos enemigos de San Martín son los pro- ingleses. Esto se lo marco yo yo a varios que hablan de San Martín como agente británico. Sus más encarnizados enemigos son los pro-br pro-británicos: itánicos: Alvear, Cochrane, Rivadavia y los unitarios... unitario s... Don Juan Manuel tuvo que marchar al exilio luego de la derrota de Caseros. Aquí también se pretenden crear suspicacias, respecto de por po r qué Rosas marcha en nave inglesa a exiliarse justamente a Inglaterra. ¿Y los barcos que iban y venían del puerto de Bs As de qué bandera eran? Ingleses. Entonces, ¿a dónde más iría? Y estos barcos sólo paraban su travesía en Río de Janeiro. Y es evidente que Rosas no podía bajar en Río...no creo que lo hubiesen recibido muy bien. Entones fue a parar a Inglaterra. Al margen que él sabía algo que es verdad, y es lo siguiente. Dentro de la tradición no escrita de los ingleses, se respeta a quien se refugia en la isla; esto es sagrado. Además los ingleses a quién les hace frente lo respetan; al que qu e no, al que se somete, se ríen de él. Pero Rosas les resistió y los derrotó. Uno de los pocos que lo hizo en el mundo. Y respecto a Perón luego luego de un largo derrotero americano, pudo afincarse afincarse en su exilio en España. Constituyendo, no sé si no un único caso en el mundo, donde luego de 18 años de exilio, logró volver a su patria y acceder nuevamente a la presidencia de la República. Es decir, que el exilio de los tres, tiene tiene que ver con el acceso al poder de sus enemigos que los obligó obligó a tener que marcharse marcharse de su tierra. F. A: ¿Qué opina de esta manía de los liberales de calificar de dictadores o tiranos a los grandes líderes populares? Al hablar de San Martín se refieren al “tirano José”, y refiriéndose a Rosas y Perón, hacen referencia a la primera y segunda tiranía. F. CH: Bueno, es algo clásico de nuestros liberales que no entienden los liderazgos populares, o la democracia de los caudillos. Por otro lado olvidan, por
ejemplo, que en Roma, la dictadura era una figura e institución totalmente legal y que se usaba llegado el caso de que hubiese hubiese crisis o anarquía, anarquía, el rey o la suprema autoridad autoridad tomaba todo el poder en sus manos. Los liberales deberían saber que sobre esto mismo hay un capítulo entero del d el Contrato Social de Rousseau donde estudia esto, y Moreno al traducirlo suprimió este capítulo. F. A: Puntualizando nuestro análisis Profesor. ¿Qué otros puntos de contacto podemos encontrar entre los tres procesos históricos de los que venimos conversando? Seguramente es más sencillo encontrar más similitudes entre dos de ellos. Me refiero a Don Juan Manuel de Rosas y el Geneal Perón...
F. CH: Quizás sea más sencillo encontrar relaciones entre Don Juan Manuel de Rosas y el General Perón, porque si bien hay puntos de contacto con San Martín, los suficientes como para establecer una línea histórica no deja de ser cierto, que San Martin estaba mayormente mayormente abocado a lo estrictamente estrictamente militar. Tanto es así, que allí allí encuentra Ud la causa de por qué el libertador se vuelve del Perú, dando por tierra con el mal llamado por la historia liberal como el misterio de Guayaquil. San Martín sabe que no cuenta con el apoyo del gobierno de Bs As, por el contrario, tiene serios serios problemas con el mismo, que lo ve como un enemigo. San Martín se permitía fracasar como político pero nunca en el plano militar, donde se jugaba la liberación de América. Por eso renuncia al Protectorado en el Perú, convoca a un Congreso, y se aparta del poder. Comprende sus limitaciones político-militares en aquella coyuntura a que Bolívar tampoco podía facilitarle el número de tropas tropas que San Martín quería quería para seguir su campaña. Entonces entre la opción de quedarse en el poder pero sin apoyo, ya que hasta el ejército que lo acompañaba estaba fragmentado y dividido, o renunciar pero que la causa que defendía llegase al éxito, eligió renunciar y volver a su provincia y dejar que Bolívar que estaba más fuerte culminase la obra de la emancipación. Pero esta visión estratégica que San Martín tenía es clave. F. A: Entonces podemos abundar en las simetrías entre Rosas y Perón... Profesor, a su criterio, criterio,
¿por qué tanto Rosas en Caseros, Caseros, como Perón
posteriormente, a pesar de tener fuerzas suficientes para resistir en el gobierno prefirieron irse?
F. CH: Fíjese que interesante, y esto yo lo he escrito, que Don Juan Manuel consideraba que su período histórico histórico había terminado. Tenía fuerzas en contra, que él consideraba que no podía enfrentar. Estaba Inglaterra, Brasil, y la deserción de Urquiza que fue terrible para él. En el caso de Perón es sencillo. El era más político que militar. Perón dijo que si él hubiera actuado tan sólo como militar hubiera hecho la guerra, pero eligió el tiempo y conducir a todo el pueblo argentino. En el primer reportaje que le hicieron en Paraguay el General Perón dijo: “si tenemos razón razó n vamos a volver”. Quizás la diferencia entre ambos casos sea la conciencia que tuvo Don Juan Manuel de que su período histórico estaba terminado. Perón en cambio privilegiaba la paz social, y el tiempo a la sangre de sus compatriotas, pero de ninguna manera veía agotado su proyecto. Mas bbien ien sus enemigos y algunos errores provocaron su caída. F. A: ¿Por ejemplo? F. CH: El conflicto con la Iglesia fue un grave error. Y la otra equivocación que le fue atribuida era el contrato con la California Oil, ya que los adversarios adversarios lo acusaron de “entreguista” y de hacer hacer una concesión de tierras en la Patagonia. Por Por supuesto no había ninguna de estas cosas, era un simple contrato de exploración. F. A: El conflicto entre Perón y la Iglesia, y el conflicto de los jesuitas con Rosas, ¿qué me podría decir al respecto: son comparables? F. A: Yo creo que fue similar. El conflicto conflicto con Rosas fue con los jesuitas jesuitas que se le oponían, no con todos. De hecho hubo un jesuita que fue rector del Colegio Republicano Federal. Y Perón tuvo conflicto con el credo local. lo cal. Este comenzó cuando Pío XII después de haberlo apoyado, lo abandonó y creó el Partido Demócrata Cristiano en Argentina, que aquí no había por qué crearlo. crearlo. Pero como había había una alianza entre EEUU, a través del cardenal cardenal Spellman y el Vaticano para crear los los partidos demócratas cristianos en Alemania y en Italia, después se les ocurrió hacerlo también en América. Esto a instancia de EEUU. De allá vino la idea. Se hizo un congreso en Montevideo en el año 49 donde se dio origen al partido demócrata cristiano, que curiosamente, o no tanto,
estaba integrado mayoritariamente mayoritariamente por liberales. liberales. Tanto es así así que en el año 1950 Perón Perón estaba tan enojado con Pío XII, que al realizarse el Congreso Eucarístico en Rosario, él dice que no va a asistir y se marcha a la quinta de San Vicente. Allí es Evita quien persuade al General de que había que concurrir. Esta anécdota me la contó personalmente Hipólito Paz que era canciller y fue testigo presencial de los hechos. Finalmente Perón asistió y habló en el Congreso de Rosario, pero el conflicto ya venía instalándose.
F. A: ¿Se puede señalar que otro punto en común entre Rosas y Perón fuera la propaganda? F. CH: Digamos que sí, pero más durante el gobierno de Perón. Además hubo exageraciones. En el caso de Apold, nosotros en el área de d e cultura no nos gustaba esto y lo señalábamos, porque no había necesidad ya que los hechos cantaban por sí solos. La realidad era suficiente, no hacía falta ponerle el nombre de Eva Perón a las provincias, instituciones, buques, etc. Y en Rosas si bien tuvo propaganda no fue tanto. En esta área uno de sus grandes aliados fue Don Pedro de Angellis, un gran periodista. F. A: Bueno Profesor, creo que con lo que hemos conversado tengo material suficiente para continuar mi trabajo. Ha sido muy mu y esclarecedor en sus conceptos. Le confieso que si antes de conversar con Ud. yo estaba convencido de la línea San Martín, Rosas y Perón; ahora estoy más que seguro al respecto. Por otra parte, no quiero abusar de su tiempo porque se que esta esperando otro grupo de jóvenes para hablar con Ud. Le agradezco de todo corazón su tiempo y su humildad por haberme recibido. F. CH: No, por favor. Para eso estamos, es un gusto conversar y poder aclarar dudas con jóvenes con inquietudes nacionales, que de alguna manera, son los que tomarán las banderas cuando nosotros ya no estemos.
CAPITULO III.
Fermín Chávez nació el 13 de julio de 1924 en El Pueblito, perteneciente al Departamento de Nogoyá, Entre Ríos. Su padre, fue un agricultor que en la década de 1920, muy mala para el campo, se fundió y ante la necesidad de mantener a la familia, fue peluquero y después fabricante de escobas. El primer contacto con la política lo tuvo Fermín, a instancias de su padre, que era irigoyenista, cuando en las elecciones de 1928 pasaban los camiones que iban al comicio y el padre le hacía gritar al infante Fermín: “Viva Irigoyen!”. Por el lado de su su abuela tenía tenía descendencia con los Moreira, lo que gravitó mucho sobre su persona. persona. El primer marido de su su abuela que era don Santiago Santiago Moreira, era un hombre que había sido teniente teniente de don Ricardo López Jordán. Jordán. El hijo del viejo Moreira, Santiaguito fue fue un hombre hombre que tuvo mucha mucha influencia en la formación de Chávez. Iba a su casa y le contaba cosas de la guerra jordanista. Se puede decir que el primer primer contacto de Fermín con la historia real fue por por relatos de criollos como Don Santiago, Santiago, y la gente del pago, que luego con el correr de los años, Chávez pudo comprobar la veracidad de los mismos en la infinidad de documentos con los que trabajo. Concurrió a la Escuela provincial Nº 14.. En esa escuela no había más que hasta tercer grado, en cambio en las escuelas nacionales tenían hasta sexto grado. Por esta situación viajó a Córdoba y estuvo como interno en un colegio de d e los padres dominicos.
Allí efectuó el bachillerato y luego partió a Buenos Aires como novicio. Esta etapa con los dominicos en Buenos Aires, fue desde el año 39 al 42. En síntesis, Fermín Chávez estudió e studió Humanidades en Córdoba, Filosofía en Buenos Aires y Teología en Cuzco. Cuzco . Entre quienes más influenciaron en su formación se pueden citar las enseñanzas de Rodolfo Mondolfo, Nimio de Anquín y Víctor Frankl. En tanto que en lo político lo acercaron al nacionalismo sus lecturas tomistas, fundamentalmente Maritain, Garrigou... Pero de manera aún más fundamental los libros de los autores nacionalistas nacionalistas argentinos. Era lector lector de Ramón Doll y Ernesto Palacio. Pero, fue central, en aquellos años (1940), la prédica de Crisol y en especial los artículos de Enrique P. Osés Fue Historiador, poeta y profesor universitario y si bien no se dedicó a la docencia, de
tuvo
Buenos
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diversas
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las
Universidades de
Zamora.
Su militancia en el peronismo data de 1943, aunque aunque fue recién recién en 1950, cuando con un grupo de jóvenes escritores que se reunían en la peña “El hogar de la empleada”, en Avenida de Mayo 869, todos los viernes, Fermín Chávez conoció a Eva E va Perón. Por esos años trabajó en la Secretaría de Salud Pública de la Nación y luego en la Dirección General de Cultura bajo la dirección de Castiñeira de Dios. En los años de la Resistencia Peronista; Fermín integró el Comando Táctico creado por Perón. Junto a Héctor Tristán y otros compañeros de “Línea dura” editó “De Frente”, un boletín de 4 páginas páginas que transmitía las directivas directivas de Perón desde el exilio, y exhortaba a los peronistas a votar en blanco en las elecciones constituyentes de 1957, que finalmente fueron ganadas por el voto en blanco alentado por el peronismo proscripto. Además cumplió una importante tarea de esclarecimiento, con la aparición en diciembre de 1956 de su libro “Civilización y Barbarie” que refutó la tesis del "mayismo" instalada por ASCUA y los "libertadores". Además de los cargos ya mencionados; durante las gestiones de los gobiernos justicialistas ocupó puestos nacionales y municipales, todos los cuales honró con su honestidad y su compromiso militante. En 1973, fue uno de los que acompañó en el avión al general general Perón, del retorno de su exilio, en su regreso a la Argentina. En 1984 integró la Comisión Asesora del Comando Superior Justicialista.
Fue un gran periodista y como tal comenzó su labor en el año 1947. Trabajó en los periódicos "Tribuna" –donde se inició-, "El Capital", "La Opinión", "Mayoría", "Clarín", la revista de la CGT, "Dinámica Social" Social " y "Todo es historia". historia ". Por sobre todas las cosas, Fermín Chávez fue un hombre con un inmenso conocimiento de nuestra cultura e historia, y tal vez, su principal principal virtud, virtud, fue su extraordinaria humildad. A partir del año 1974 vivió en el segundo piso de la calle Chile al 685, en el porteñísimo barrio de San Telmo. Allí escribió, escribió, y abrió abrió sus puertas a quiénes, quiénes, como yo, concurríamos a verlo en busca de orientación o consejo. Con sencillez y amabilidad siempre tuvo una palabra de aliento, para quienes seguíamos sus pasos como los de tantos otros hombres del revisionismo, por la lucha de la verdad histórica y el despertar de la conciencia nacional. En su tarea de historiador encaró el estudio con la característica seriedad de la escuela revisionista, con irrefutable documentación y un estricto tratamiento de la misma, combinando las propias convicciones con un cuidado análisis metodológico de la heurística y hermenéutica; todo tendiente a alcanzar un claro conocimiento de nuestro pasado nacional. Esta postura nacional, tanto en lo político como en lo histórico, lo marginaron de los grandes círculos de intelectuales ligados a los centros académicos o universitarios, y desde ya, le valieron el silencio y ocultamiento de parte de los medios de comunicación. Sin dudas; de haber haber pertenecido Fermín a lo que Jauretche llamó llamó “intelligentzia” su suerte hubiera sido muy distinta. Pero Fermín Chávez, más que títulos títu los u honores, fue un hombre fiel a su Patria, cuya mayor distinción fue no haber dejado jamás de ser un hombre del pueblo. Su obra estuvo ligada principalmente al peronismo y al devenir del movimiento nacional a lo largo de d e la historia, en sus distintas expresiones. Siempre estuvo al lado de de las causas populares, de los desamparados, los excluidos y nunca dejó de ser crítico con la “historia oficial”, como corresponde con todo revisionista que se precie de tal, toda vez que ésta constituye una herramienta de dominación tendiente a afianzar nuestra “colonización pedagógica” p edagógica”..
Los reconocimientos, aunque tardíos e insuficientes, por suerte llegaron a alcanzarlo con vida. Así pudo tener la satisfacción de que la Legislatura de la Ciudad de Bs. As, un 2 de octubre del 2003 lo declaró “Ciudadano “Ciudadano Ilustre”, a través de la sanción de la ley N° 1090. promulgada por el Decreto Nº 1988 del 29/10 del mismo año El 28 de mayo de 2006 se apagó la vida de este gran maestro. Sus restos fueron velados en la Legislatura porteña. Sus enseñanzas sobre el pasado nacional y sobre las posibilidades de nuestro país, seguirán viviendo en cada argentino que defienda la causa nacional, así seguramente lo habría deseado nuestro querido historiador Don Fermín Chávez
BIBLIOGRAFIA DE FERMIN CHAVEZ: 1- Como una antigua queja, (poemas), 1950. 2- Una provincia del Este, (poemas), 1951. 3- Civilización y Barbarie. El liberalismo y el mayismo en la Historia y Cultura Argentina, Trafac, Bs. As., 1956. 4- Vida y muerte de López Jordán, Theoría, Bs. As, 1957. 5- José Hernández. Periodista, político y poeta, Culturales Argentinas, Bs. As., 1959. 6- Alberdi y el mitrismo, Peña Lillo, Bs. As., 1961. 7- Poesía rioplatense en estilo gauchesco, 1962. 8- José Luis Busaniche. Ediciones Culturales Argentinas, Bs. As., 1964. 9- Poemas con fusilados y las montoneras, 1966. 10- Iconografía de Rosas y de la Federación, III Tomos, Oriente, Bs As, 1970. 11- La historia a la vuelta de d e casa, Centro Editor de América Latina, Bs. As., 1971. 12- La cultura en la época de Rosas. Aportes a la descolonización mental en Argentina, Theoría, Bs. As, 1973.
13- La vuelta de José Hernández. Del federalismo a la república liberal, Theoría, Bs As., 1973. 14- Perón y el peronismo en la historia historia contemporánea, II Tomos, Oriente, Oriente, Bs. As., 1975. 15- Un nuevo diálogo gauchesco sobre Rosas, Theoría, Bs As., 1975. 16- La Confederación: un proyecto nacional olvidado, Ediciones del Noroeste, Bs. As., 1976. 17- Historicismo e iluminismo en la cultura argentina, argentina, Theoría, Bs. As., 1977. 18- Historia del país de los argentinos, Theoría, Bs. As., 1978. 19- El revisionismo y las montoneras, Theoría, Bs. As., 1984. 20- Perón y el justicialismo, Theoría, Bs As, 1984. 21- ¿Social-democracia, ¿Social-democracia, por qué?, Pequén, Bs. As., 1984. 22- La chispa de Perón: el arte de la política en 70 relatos con humor, sarcasmo y sentencia, Cántaro, Bs. As., 1990. 23- Eva Perón en la historia, Oriente, Bs. As., 1990. 24- Eva Perón sin mitos, Fraterna, Bs. As., 1990. 25- Vida del Chacho, Theoría, Bs. As, 1991. 26- La vuelta de Don Juan Manuel : 110 autores y protagonistas hablan de Rosas, Theoría, Bs. As, 1991. 27- Correspondencia Correspondencia de San S an Martín y Rosas, Theoría, Bs. B s. As., 1991. 28- Testamentos de San Martín y Rosas y La Protesta de Rosas, Theoría, Bs. As., 1991. 29- Porque esto tiene otra llave. De Wittgenstein a Vico. Ediciones Pueblo Entero, Bs. As., 1992. 30- Aquí me pongo a cantar: poetas y trovadores del Plata, Theoría, Bs. As., 1993.
31- La libreta de Rosas. Instituto J. M. de Rosas, Bs As., 1995. 32- Goya en la Argentina: el castigo de un genio equívoco, Ediciones Pueblo Entero, Bs. As., 1995. 33- La conciencia nacional: historia de su eclipse y recuperación; Pueblo Entero, Bs. As., 1996 34- De Don Juan Bautista a Don Juan Manuel; 1997. 35- 45 poemas paleoperonistas, paleoperonistas, 1997. 36- Flora y fauna fauna en el Martín Fierro. Editorial Editorial de Entre Ríos, Paraná, 1997. 37- Poemas con matreros y matreras, Theoría, Bs. As., 1998. 38- John William Cooke. El diputado y el Político, Círculo de Lgisladores de la Nación Argentina, Bs. As, 1998. 39- El peronismo visto por Víctor Frankl, Theoría, Bs. As, 1999. 40- Evita hay una sola, Corregidor, Bs. As, 1999. 41- Ponce De León y el fuego, Corregidor, Bs. As., 1999. 42- El Pensamiento Nacional. Breviario e itinerario, Nueva Generación, Pleamar, Bs. As., 1999. 43- Otra vuelta con Martín Fierro; Theoría, Bs. As., 1999. 44- Siete escolios sobre Perón; Theoría, Bs. As., 2001. 45- El Che, Perón y León Felipe, Nueva Generación, Bs. As., 2002. 46- Escribió los tomos 14 a 21 de la Historia Argentina de José María Rosa. El tomo 14, El justicialismo; el tomo 15, El antiperonismo; el tomo 16, La revolución argentina; el tomo 17, El retorno; el tomo 18, Estudios introductorios; el tomo 19, El proceso; el tomo 20, Del mundial al conflicto; y el tomo 21, La guerra de Las Malvinas y la democracia maniatada; Oriente, Bs As, 1993-2004. 47- Rosas Educador, Colección del Zanjón, Bs. As, 2003.
48- Alpargatas y libros-diccionario de peronistas de la cultura; II Tomos, Bs As, Theoría, 2003-2004. 49- Historia y Antología de la poesía po esía gauchesca, gauchesca, Margas, Bs. As., 2004. 50- Herder, el alemán matrero, Nueva Generación, Bs. As., 2004. 51- Diez hijos de Evita, Nueva Generación, Bs. As., 2005. 52- Un sexteto para el Colón, Nueva Generación, Bs. As., 2005. 53- Diccionario Histórico Argentino, Fabro, Bs. As, 2005. 54- Reseña de acontecimientos históricos (1553-2003), Fabro, Bs. As, 2005. 55- Correspondencia Correspondencia de Rosas Ro sas y Urquiza, Theoría, Bs As. 56- Escritos curiosos de Juan Manuel de Rosas, Theoría, Bs As.
APENDICE.
Hemos decidido incorporar a nuestro libro, dos documentos periodísticos de singular valía, para lo que es una cabal biografía de Fermín Chávez. El primero es un reportaje efectuado por Jorge Rivera, y publicado en la Revista Crisis en mayo de 1975. El segundo, es una autobiografía del maestro Fermín Chávez, publicada en Primera Plana el 16 de agosto de 1973. La misma constituye la respuesta del eximio historiador a ciertos comentarios sobre su supuesta filiación a la “izquierda” “ izquierda” o al “desarrollismo”, y dada las necrológicas que recordaban a Fermín, vinculándolo a “la izquierda peronista”, o como un hombre del “peronismo de izquierda”, nos pareció atinado reproducir r eproducir lo que el propio interesado decía hace 25 años.
Entrevista a Fermín Chávez "La Argentina es deformada cuando termina el caudillaje" Autor: Jorge B. Rivera, Revista Crisis , mayo, 1975.
La sala con el balcón entreabierto sobre la calle Chile es casi austera. Una pequeña habitación acogedora en la que rápidamente contabilizo libros de historia, viejos periódicos federales enmarcados, una fotografía poco conocida de Ricardo López Jordán, y bajo el vidrio de la mesa un poema de Ernesto Guevara en Ñancahuazu
copiado a máquina. Chávez me convida con ese aguardiente de orujo que todavía se destila en Caroya y en la media tarde iniciamos una charla grande, que tratará de recuperar miñangos de algo así como cincuenta años de vida, fragmentos de una cierta manera de reflexionar sobre las cosas y los hombres del país. Una historia integrada por las memorias de la provincia natal, por las primeras vivencias políticas, por el acercamiento al sacerdocio, por la militancia nacionalista, por la poesía, por el oficio de periodista, por su vinculación con el peronismo, por la redacción de libros como
Civilización y barbarie , por biografías iluminadoras y esenciales como Vida y muerte de López Jordán y Vida del Chacho , por viejas y nuevas aventuras editoriales como las revistas Nombre y Ahijuna , por la traducción de la poesía del "colaboracionista" Robert Brasillach y el comunista Mao Tse-Tung, por una suerte de fervor raigal, entrañable, que se cuela a cada rato en las evocaciones del pasado y en la mención de las cosas más próximas. La mesa junto al camino...
Yo nací el 13 de julio de 1924 en El Pueblito, un viejo pago del distrito entrerriano de Don Cristóbal, en el cual, según se ha comprobado, Rocamora tuvo el propósito de fundar a Nogoyá. Pero de hecho Nogoyá se fue formando, como sucede muchas veces en la historia, alrededor de una capilla, la que fundó el padre Quiroga y Taboada. El Pueblito, que era la zona más poblada en la última época de la Colonia, no pudo ser el centro urbano y quedó como pago. Mi padre, agricultor fundido en la década del ’20, una época difícil para el campo, fue peluquero y luego fabricante de escobas en la última etapa de su vida... Pequeño fabricante de escobas de palma. Cuando yo nací todavía sembraba; y antes había tenido un pequeño boliche de campaña en el norte de Nogoyá, en medio del monte. Mi padre era yrigoyenista cien por cien. Mis primeras vivencias políticas creo que se refieren a las elecciones de 1928, cuando yo tendría tres o cuatro años. Me recuerdo subido en una mesa, al borde del camino, con mi padre que me hace gritar “viva Yrigoyen”, mientras que la gente que va a votar pasa en camiones… Ese es uno de los primeros recuerdos en imagen que yo tengo de lo político. En mi casa había una tremenda pasión yrigoyenista. Me acuerdo como si fuera hoy de la revolución del ’30. Al campo no llegaba más que una vez por semana una mensajería que traía la revista
Caras y Caretas , que en esa época le tomaba el pelo a Yrigoyen. Menciono esto porque
siempre me llamó la atención el contacto que existía entre Yrigoyen y todo ese criollaje que no conocía diarios ni radio. ¿Por qué esa relación de los criollos viejos con el caudillo? Quizá pensaban que Yrigoyen era la reivindicación de los caudillos. Lo digo por mi padre, que había sido educado en una escuela no oficial, esa escuela de los maestros particulares que había en el campo... Ahí está también el padre, en el borrador de uno d e los poemas de Chávez:
Padre que te has caído de costado como si el ruin tobiano de la Muerte se te hubiese encogido y espantado; qué difícil función la de traerte a la ciudad con todos tus caudales de ilusión o fracaso o buena suerte. Quiero verte otra vez con tus trigales de Crucecitas, con las pocas cosas que amabas, con los días siempre iguales. Allá entre palmas duras y verdosas que cortó tu machete montielero para escobas sencillas o lujosas. Allá en tu edad feliz fe liz de bolichero con tus gallos al sol, cuando cuidabas un bataraz o un giro con esmero.
Por el lado de mi abuela hay una rama, la de los Moreira, que gravitó mucho sobre mí. Hay un primer marido de mi abuela que era er a don Santiago Santiago Moreira, un hombre que había sido teniente de don Ricardo López Jordán. Al viejo Moreira, que murió en 1874, lo toman prisionero en Don Gonzalo, y por pedido de un jefe nacional de Nogoyá lo liberan. Lo había destinado como castigado a los cuerpos de infantería que resguardaban la frontera de Buenos Aires contra los indios. Santiaguito, el hijo del viejo Moreira, tuvo mucha influencia en mi formación. Iba a casa y me contaba cosas de la guerra jordanista, que se las atribuía a él, pero que indudablemente eran del viejo. Mi padre, por el contrario, nunca hablaba de esa época. Recién de grande, cuando conoció mis libros, empezó a recordar y a recuperar esas
vivencias de lo que decía la abuela Martiniana y su tía Balbina..., “que Leandro Gómez tenía razón”, “que don Ricardo...”. Pero en mi niñez de esas cosas no se hablaba porque ellos también estaban presionados por la educación y no se animaban a romper con la versión oficial de los hechos. Nosotros la descubríamos a la historia real un poco por criollos como tío Santiago, que ni habían pasado por la escuela ni sabían leer y escribir, y entonces te contaban, un poco como cuento, como viejos cuenteros, cosas que eran historias reales, según pude comprobar después a través de los documentos de la época. La escuela a la que concurrí, la Escuela Nº 14, era provincial. Estaba ubicada en el camino que va de Nogoyá a Villaguay, frente a un viejo almacén de campaña, uno de los pocos edificios de material que había en aquella época. En esa escuela provincial no había más que hasta tercer grado, en cambio en las escuelas nacionales tenían hasta sexto grado. Era la escuela sarmientina, si bien en Entre Ríos lo que se enseñaba en la escuela provincial no coincidía mucho con esa unanimidad una nimidad nacional que había impuesto la enseñanza del ’80. Yo, por ejemplo, conocí el Himno a Sarmiento en Córdoba, Córdob a, donde terminé el ciclo primario. ¿Por qué el alejamiento de Entre Ríos?
Porque en Nogoyá no había Colegio Nacional. En Córdoba estuve como interno en un colegio de los padres dominicos, lo que ellos llamaban el Colegio Apostólico, que estaba destinado a una futura vocación sacerdotal. Era una oportunidad que se me brindaba. Hay que pensar que ni mis padres ni mi familia estaban en condiciones de pagar ningún otro tipo de colegio fuera del lugar. Dadas mis posibilidades económicas la única alternativa de seguir estudiando era el viaje a Córdoba. Yo hago el bachillerato en Córdoba, con los dominicos, y luego vengo a Buenos Aires como novicio y hago los tres años de filosofía en el convento de Santo Domingo. Mi etapa con los dominicos en Buenos Aires, años 39 al 42, es la época de oro de los Cursos de Cultura Católica. Funcionaba el famoso Convivio. Mi profesor de filosofía en Santo Domingo era el padre Páez, dominico y provincial de la Orden, y él enseñaba al mismo tiempo en los Cursos, junto con el padre Castellani, el Reverendo Alberto Molas Terán, César E. Pico, Julio Meinvielle, etc. Pico fue un hombre de gran talento. Su tomismo era tan agresivo como el nacionalismo de Ramón Doll, a quien se parecía mucho. De Buenos Aires paso a Cuzco, donde había un colegio internacional al que iban los estudiantes dominicos a estudiar teología. Allí hago tres años de teología y resuelvo
volver a la Argentina, para reintegrarme a la vida laica... A esa altura de mis estudios me di cuenta de que la vida religiosa no era lo que más me atraía. En Buenos Aires hay un nuevo fenómeno político. ¿En qué año se produce tu regreso a la Argentina?
Vuelvo en octubre de 1946. El 17 de octubre de 1945 estaba en Cuzco y alcancé a escuchar las noticias de lo que ocurría en Buenos Aires por la radio. ¿Por qué, para un provinciano, la radicación en Buenos Aires?
Para esta segunda instalación había una razón muy primordial: no tenía ninguna posibilidad en el campo. Hay que pensar en el campo en una etapa muy crítica, en que la gente no tenía grandes posibilidades de progreso. En segundo lugar estaba el deseo de de seguir estudiando, porque yo quería hacer medicina... Pero además hay un nuevo fenómeno político que me atrae. Yo, de hecho, ya estaba en contacto con grupos nacionalistas y había publicado en sus diarios. Sentía simpatía por Perón y había escrito algunos artículos sobre el contenido humanista de sus discursos. No tenía parientes aquí. Venía con $30 en el bolsillo, recién salido del mundo de la Iglesia, y tenía que comenzar una cosa totalmente desconocida. Por suerte tenía algunos amigos, entre ellos el poeta José María Fernández Unsain, que en aquel momento era subdirector del diario Tribuna. Él
me llevó a trabajar al diario.
¿Esa es tu iniciación formal como periodista?
Sí. Me inicié en Tribuna , diario nacionalista, donde había personajes tan variados e interesantes como Ponferrada, Gregorio Santos Hernando, Gilberto Gómez Ferrán, el entonces pibe Jorge Ricardo Masetti, recién incorporado al diario, como yo, Luis Soler Cañas, Joaquín Linares, que hacía crítica de teatro, el flaco Fernández Unsain, don Lautaro Durañona y Vedia y tantos otros... (Tribuna es el umbral de una fecunda carrera periodística – “El periodismo me ha dado una disciplina de trabajo que no hubiese adquirido, posiblemente, fuera de él”, acota Chávez. Lo llevará a trabajar y a colaborar en publicaciones de diverso signo, como Clarín, El Líder, Democracia, Presencia, Firmeza, El Pueblo, La Prensa de la etapa peronista , La Capital, Crisol, El Hogar, Lyra, Histonium, Mayoría, Dinámica
Social, Columnas de Nacionalismo Marxista, Latitud 34, El Popular, Capricornio, etc. Hay, también, a comienzos de 1950, una etapa de vinculación con la Oficina de Prensa de la CGT, junto a Félix Odorisio, durante la cual colabora colabora semanalmente en el órgano de la central obrera.) ¿En qué momento comienzan tus contactos con el nacionalismo?
Aproximadamente en 1939. Concretamente entre los coletazos finales de la Guerra Civil Española y el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
Por supuesto. Para nosotros eso gravitaba mucho. El clima de la guerra lo vivimos todos. Nadie estaba al margen y nadie fue, realmente, neutralista. Entre los grupos nacionalistas intelectuales había muchas reservas con respecto a Hitler, pero en cambio se veía con cierta simpatía a Mussolini... ¿Cuáles son las lecturas motivadoras que acompañan a tu toma de posición nacionalista?
Fundamentalmente la literatura tomista. Maritain, Garrigou... Pero de manera aún más fundamental los libros de los autores nacionalistas argentinos. A Maurras, por ejemplo, no lo conocí en esa época. Leía a Ramón Doll, a Ernesto Palacio. En nuestra formación política -estoy hablando de los años 1940- gravitó mucho la prédica de Crisol y en especial los artículos de Enrique P. Osés, un auténtico divulgador popular que dijo: “Esto hay que cambiarlo todo”. Un diario como El Pampero, en cambio, nos chocaba por su mayor embanderamiento embanderamiento y su corte propagandístico. ¿Con qué grupos del nacionalismo tenías vinculaciones, en particular?
Sobre todo con el grupo "Restauración", fundado en 1937 por Villegas Oromí, Bernardo y Goyeneche, que era el grupo político que estaba más cerca de la Iglesia, el más tradicionalista, hispanista. ¿Tuviste algún contacto con el grupo FORJA en ese momento?
No. Tenía noticias de Scalabrini Ortiz, el e l Scalabrini Ortiz del periódico p eriódico Reconquista. Él era el único hombre de FORJA al que conocíamos. En rigor FORJA y el nacionalismo fueron caminos paralelos. Hoy, con perspectiva histórica, vemos a FORJA como un
fenómeno cultural importante, pero como fenómeno político el nacionalismo tenía la ventaja de estar en la calle. Chávez ingresa a la literatura fundamentalmente como poeta, y la charla deriva ha cia ese
terreno:
El primer poema lo publicó en Crisol , el 1º de marzo de 1941, antes de partir para el Cuzco. Se llamaba "Paisaje del Pueblito" y aparecía firmado por Fray B. Chaves Giménez S.O.P., porque los dominicos nos cambiábamos el nombre al profesar. Una poblada loma de aromitos está fragante de los áureos ramos. Se ve, trepada en las pulposas tunas la calandria cantando, y sobre el cerco del corral primero las tacuaritas su oración coreando. Van las mansas torcaces con su plumaje claro, a picotear las perfumadas flores del hermoso naranjo.
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Las lecturas de la etapa decisiva fueron el Lugones de los Poemas solariegosy los Romances del Río Seco.
A Marechal lo leo también en ese momento: Días como
flechas, Poemas Australes...
Sobre mí gravita, por natural amistad, un poeta como
Fernández Unsain, con su libro Este es el campo... Pero también García Lorca y Neruda, además de Miguel M iguel Hernández. En 1950 los talleres de la CGT imprimen su poemario Como una antigua queja , con papel regalado por la Federación del Papel, Cartón, Químicos y Afines. Lu ego vienen
Dos elogios y dos comentarios (1950), editado por la Peña Eva Perón, y Una provincia al Este (1951), ilustrado por Manolo Moraña Y Edgar Koetz. Entre su última poesía editada figura Poemas con fusilados y proscriptos , los versos sobre los fusilamientos del 9 de junio jun io de 1956 que habían circulado clandestinamente en la primera etapa de la resistencia peronista.
......................................... Romance por la Muerte del General Valle
Atención pido, señores, Sabemos que te entregaste entregaste para este simple compuesto: sólo por llegar al cielo. quiero contarles la muerte Sabemos que fue tu historia histor ia de un general verdadero. La de un argentino entero. El mes de junio ju nio corría A Las Heras lo llevaron y era duro aquel invierno, con la venda d el silencio, -una fría bayoneta amarrándole la fe bajo una luna de hueso- junto al muro amarillento. El mes de junio ju nio empezaba Aquella Aquella tarde de d e junio y el corazón de mi pueblo 12 de junio en el tiempo, andaba por estallar 12 de junio en el odio, empujado desde adentro. 12 de junio en el rezo, aquella tarde de junio Fusiles madrugadores el general verdadero como unos pájaros negros tanteó su pecho y halló llegaban a los hogares una magnolia de fuego. inviolados de mi pueblo. pu eblo. El pelotón conmovido Estaba el padre dormido oyó su voz como un trueno. tru eno. y por eso lo prendieron. Balines de hierro cruel Andaba por reventar lo bandearon como un cuero. el carozo del silencio. ¡Viva la Patria!, P atria!, se oyó. ¡Viva Valle!, compañeros. Allá va el general Valle Ya está la carne dormida, sin coraza y sin recelo, ya está el odio satisfecho. llena de fe la cintura, Se marchó como una luz de gaucho coraje lleno. De blancos huesos saliendo. Allá va el general Valle cual un jefe montonero; ¿Qué doctorcito del mal allá va como una luz les dictó la voz de: Fuego? en la madera del pueblo. ¿A qué boca te entregaste? Los obuses reventaban ¿Quién estuvo en el teléfono?
en esquinas y paseos ¿Qué chaquetilla ordenó chamuscando la hoja gris inmolar tus compañeros? reseca de aquel invierno. ¿Qué fuerzas de la impiedad tan enorme te volvieron Allá está el general Valle colocado junto al diente Ocultándose en San Telmo. Pequeñito del lucero? Allá va el general Valle Entre el humo de su cielo, ¡Malhaya la tarde oscura prendidito a su destino del 12 de junio espeso! que es un bagual traicionero, ¡Malhaya la piel tan ta n tina, bagual de trágica estirpe, malhaya los perros negros! duros tobillos de acero. ¡Malhaya aquella promesa que te sacó de San Telmo! General Juan José Valle, ¡Malhaya el buen tirador de cogollo tan sereno, del pelotón fusilero! el diente de la traición ¡Ay malhaya la amistad te debe doler adentro. y malhaya malhaya los teléfonos! A Las Heras te llevaron en el auto de los reos. Los ojos te relumbraron igual que un cristo sereno. Romance de Fermín Chávez (Juan Montiel) en: Resistencia Popular , 1957. .....................................................
En la etapa preliminar que va del ’43 al ’53 Chávez colabora en varias revistas literarias, en las que se cruzan benjamines de la recién llegada “generación del 50” -a la que pertenece, según propia adscripción- con veteranos de la “generación del 40”, como León Benarós, Ferreira Basso y Barbieri, fieles a propuestas que seguirán influyendo subterráneamente hasta hoy, en la literatura argentina y en las que se amalgaman ahondamientos en el paisaje del terruño, anclajes en la tradición y la historia patria y retornos a las formas más entrañables de la poesía popular, como la copla, el romance y la milonga. Entre otras Chávez colabora con la revista Ángel , ,
dirigida por Gregorio Santos Hernando, Las Estaciones , El 40 y Latitud 34; y participa, con Marcelo López Astrada y Ramiro Tamayo, en la fundación de la “hoja de poesía” Nombre , aparecida en 1949. Interesa especialmente, durante este período, su vinculación con Latitud 34, expresión característica e insuficientemente conocida de la línea nacional en un panorama que para alguna crítica parece agotarse- de manera manera muy sugestiva- con revistas liberales, o afines a la izquierda liberal, como Nueva Gaceta , Papeles de Buenos Aires , Sur , ,
Realidad y alguna otra. Latitud 34, dirigida por Jorge Perrone, nació en 1949 para
demostrar que se podía hacer
una buena revista que respondiese a la línea nacional... Nosotros teníamos que debatir los grandes problemas de la cultura nacional, y no teníamos canales. No teníamos el Gran Ministro de Educación, un José Vasconcelos, por ejemplo, para canalizar orgánicamente las inquietudes. Leíamos algunas revistas y nos daba fastidio que el peronismo no tuviese algo parecido. De ese sentimiento nació Latitud 34, en la que colaboró un grupo por otra parte no homogéneo. En Latitud 34 se publica una crítica tuya contra el ex istencialismo literario...
Es exacto. Nosotros estábamos conscientes, en esa etapa, de que el peronismo tenía falencias en el terreno cultural e intelectual, y frente a toda esa exacerbación del negativismo y del absurdo que predicaba el existencialismo en boga teníamos que oponerle algo, demostrar que esas teorías y esa literatura no tenían valor para nosotros, argentinos de 1950. (Precisamente entre 1947 y 1949 se han publicado entre nosotros El ser y la nada, La
náusea y Los caminos de la libertad , de Jean Paul Sartre, sin mencionar algunos trabajos de exégesis crítica sobre este autor, como el de Robert Campbell, o de franco tono impugnatorio, como el Sartre del jesuita Ismael Quiles. El auge del existencialismo inspirado en Heidegger y Sartre no escapó por entonces a las críticas de Perón, quien en su discurso inaugural del primer Congreso Nacional de Filosofía (abril de 1949) puntualizaba que “la angustia de Heidegger ha sido llevada al extremo de fundar teoría sobre la náusea...”, para agregar: “del desastre brota el heroísmo, pero brota también la desesperación, cuando se han perdido dos cosas: la finalidad y la
norma. Lo que produce la náusea es el desencanto, y lo que puede devolver al hombre
la actitud combativa es la fe en su misión, en lo individual, en lo familiar y en lo colectivo”.) “Las grandes banderas del peronismo” ¿Qué clase de intelectuales son los na cionalistas que en 1946 se acercan al peronismo? Entre ellos, Chávez.
De todo el viejo nacionalismo que comienza a evolucionar alrededor del ’35, en plena década infame, surge una corriente popular. Hay varias figuras de ese nacionalismo que convergen al peronismo, peronismo, así como otras otr as se oponen; no quieren a Perón, y al rechazarlo a él rechazan al movimiento popular. Estos nacionalistas ven a Perón como un caudillo excesivamente pragmatista, o -para decirlo con las palabras que se utilizaron, no sólo desde el nacionalismo, sino también desde el lado liberal- como un oportunista que sabe hacerse cargo del momento histórico y que va adelante. Pero hay otros nacionalistas que se acercan y se insertan en el peronismo. Por ejemplo, un hombre como Alberto Baldrich, que aún hasta hoy ejemplifica esa corriente nacionalista que actuó en el campo cultural, más que en el político. Hombre ligado al viejo nacionalismo, a pesar de que por herencia familiar, por su padre, el general Alonso Baldrich, se conectara con un nacionalismo que tiraba hacia lo que hoy, entre comillas, podríamos llamar “socialismo nacional”. El viejo Alonso Baldrich es un hombre al que debemos ubicar en la línea de un Manuel Ugarte; incluso su amistad con Alfredo Palacios lo define bien. Una figura notabilísima del Ejército Argentino, quizá la más interesante de toda esa generación de militares anteriores a Perón. ¿Cuáles serían las diferencias entre el nacionalismo elitista y este nacionalismo popular que comienza a estructurarse en la década década del 30?
Hay una etapa evidentemente elitista y maurrasiana, que corresponde al nacionalismo surgido durante el gobierno de Alvear, momento en que Perón es Capitán e ingresa a la Escuela Superior de Guerra. En esos años -1926 a 1929, aproximadamente- se produce el nacimiento del periódico Nueva Repúblicay luego el de la Liga Republicana, en los que actúan figuras como Ernesto Palacio, Roberto de Laferrére, Federico Ibarguren, Juan E. Carulla, Julio Irazusta, César E. Pico, Daniel Videla Dorna, etc. La Liga Republicana junto con el Socialismo Independiente de Pinedo y González Iramain, fue una de las fuerzas de choque que terminó con los últimos restos del prestigio de Irigoyen y del radicalismo en el poder. Pero luego, al advertir el fracaso político de
Uriburu, trata de ver mejor. El mismo caso de Lugones, aunque él se mantuvo siempre en una cosa menos política, en una militancia en el terreno de las ideas. Del fracaso del ’30 surge un nuevo nacionalismo. Liga Republicana, por ejemplo, toma actitudes bien definidas desde el punto de vista antiimperialista, como en el caso de su adhesión a las investigaciones que realizaba Lisandro de la Torre sobre el asunto de las carnes. Inclusive acompaña, en cierta medida, al radicalismo conspirativo de la Década Infame. Con líneas paralelas, desde d esde luego... Y también con grandes contradicciones...
Sí, es verdad. Este nacionalismo que se va perfilando tiene etapas de grandes contradicciones, pero en el aspecto antiimperialista los nacionalistas son muy categóricos, y eso puede verse tanto en los documentos de Liga Republicana como en los textos del Lugones de Guardia Argentina... Se van creando nuevos grupos, grupos, que dejan en el camino ese nacionalismo inicial, elitista y maurrasiano. Después de 1935 lo válido del nacionalismo son los periódicos y los nuevos elementos que entran en acción golpeando al Régimen, en una actitud al mismo tiempo muy clara frente a Estados Unidos e Inglaterra. Este nacionalismo, por supuesto, no llega a ser todavía un factor político de gravitación o influencia decisiva, porque hay una deficiencia inicial: la d e no creer en la política, sobre todo en la política de los partidos. Su ataque al régimen es también su ataque a la Ley Sáenz Peña, esa enorme confusión de creer que todos los defectos de la República derivan de la Ley Sáenz Peña, cuando en realidad fue lo mejor del Régimen. ¿Cuáles serían, en forma más particularizada, las banderas de ese n uevo nacionalismo en el momento inmediatamente anterior al ascenso del peronismo?
En especial, la idea de que el Ejército es la única fuerza que queda en el país con capacidad para romper con el viejo Régimen y crear u n Estado nuevo, y en segundo lugar el sentido de soberanía. ¿Y la justicia social?
El sentido de justicia social, si bien aparece en algunos manifiestos, quizá en menor proporción, porque el nacionalismo no ha alcanzado en ese momento una madurez política suficiente como para percibir el valor de esta bandera. Gálvez lo ve, y algunos
nacionalistas como José Luis Torres, que redacta aquel manifiesto que el general Juan B. Molina le dirige a la Alianza en 1942 y en el cual están explícitas, prácticamente, las tres banderas del peronismo. ¿La historia del nacionalismo ha sido escrita? ¿Se puede afirmar que libros como Los nacionalistas, de Marysa Navarro Gerassi, y Orígenes del na cionalismo argentino, de Federico Ibarguren, para citar do s perspectivas, satisfacen adecuadamente su objeto?
¡No!... Los dos ejemplos que citaste tienen sus limitaciones. El libro de Marysa es bueno, pero está hecho desde una perspectiva que ella misma no retomaría, seguramente... Hay mucha información, pero una información tipo “investigador norteamericano”... Un episodio que no tuvo ningún valor se lo registra lo mismo que un episodio que tuvo un gran valor político. De pronto el duelo entre Damonte Taborda y Santiago Díaz Vieira tuvo más importancia política que otra serie de cosas, y no aparece registrado... La marcha de la Alianza del 1° de mayo de 1943, víspera del 4 de junio, tuvo una gravitación fundamentalísima -y no aparece- en el espíritu de los oficiales que querían voltear a Castillo y al Régimen, porque al reunirse 50 mil personas que estaban gritando determinadas cosas en la Plaza San Martín, en el año ’43, estos oficiales dijeron “acá va a haber apoyo”. Esos hechos no los puede percibir el que trabaja con fichas... En algún momento hablaste de falencias del peronismo de la primera época en los terrenos de la cultura y del pensami ento.
Creo que hay un desencuentro, tanto del lado político como del lado de la inteligencia. No había madurez histórica para que se pudiera dar ese encuentro. El peronismo es un movimiento que nace muy rápidamente, desde el poder, con éxito inicial; un movimiento que no se ha visto en la necesidad de hacer todo un proceso doctrinario previo. El 4 de junio de 1943 es el resultado de la contienda que han desarrollado otros elementos, que luego no van a participar en el proceso político que va del ’43 al ’45, salvo excepciones. Pienso que ésta es una de las causas del desencuentro, y luego esa prevención de los intelectuales del nacionalismo, quizá por sus prejuicios pequeñoburgueses y su desconfianza frente a lo político en sí. Los méritos fundamentales del nacionalismo residen en la destrucción de las bases de la cultura liberal. Pero no se planteó seriamente con qué sustituiría a esa cultura.
¿Qué apoyo recibió la corriente revisionista durante esa primera etapa?
El grueso de la conducción del peronismo fue liberal, y uno de los temas tabú fue, precisamente, el revisionismo histórico. Existieron intentos aislados de apoyo, porque había algunas personas con cierto grado de poder que podían amparar o cobijar este tipo de cosas; el grueso no... Una vez, por ejemplo, le planteamos el tema a Eva Perón, y ella nos dijo: “Muchachos, yo estoy de acuerdo con ustedes, pero si planteamos este tema en este momento dividimos al peronismo”. ¡Y tenía razón! No hay que olvidar que Perón mismo era un hombre que provenía del Colegio Militar liberal, donde le habían enseñado -como a todo el Ejército Argentino- cuáles eran los próceres del Olimpo oficial... ¿No hay excepciones en esta línea de enseñanza?
Hubo una vez en el Colegio Militar, allá por el año 1910, un hombre que se llamaba Julio Cobos Daract, que enseñaba una historia distinta, pero es un caso aislado, en una etapa brevísima. En la Escuela Superior de Guerra en que estudió Perón el profesor de historia argentina era Ricardo Levene, de manera que estos detalles explican de alguna manera la formación de la élite militar del ’43. Creo que de esta generación de profesores militares sólo se escapa el coronel Cernadas, que fue profesor de táctica de Perón. Hacia 1950 Chávez participa de manera activa en una serie de experiencias de trabajo cultural impulsadas por el gobierno peronista. p eronista. Experiencias Experiencias inéditas, en algunos a lgunos casos, truncas o parciales, en otros, que testimonian la riqueza, y también las limitaciones, de un proyecto distributivo en pleno desarrollo:
En ese momento estaba en Cultura un grupo de gente con la que yo tenía gran afinidad: Fernández Unsain, Castiñeira de Dios, Muñoz Azpiri, Ellena de la Sota. La Comisión me contrata y yo comienzo a desplegar dos tareas simultáneas. Toda una organización de actos que se realizaban en la Casa del Teatro: recitales, espectáculos, exhibiciones de cine. Se desarrollaba una actividad tremenda. Yo estuve a cargo de un ciclo en el que proyectamos las películas más importantes de la historia del cine, desde Acorazado Potemkin...
Se formaban colas impresionantes para asistir a estas funciones... La otra
tarea era la revista Poesía Argentina, en la que colaboraron todos sin ningún tipo de censura.
¿Recordás experiencias teatrales importantes, entre las realizadas en ese momento?
Algunas experiencias de teatro masivo, de teatro puesto al alcance de todos. El 17 de octubre de 1950, por ejemplo, se representa Electra, de Sófocles, interpretada por Iris Marga, con la coreografía de Sergio Lifar y una introducción de Leopoldo Marechal. Recuerdo que se ofrece Los Caballeros de la Tabla Redonda , de Cocteau, en el San Martín, y La fierecilla domada, de Shakespeare, en el Cervantes, con la dirección de Discepolín... ¿Y experiencias de teatro personales?
En 1952 se estrenó Un árbol para subir al cielo , una fantasía en tres actos que fue dirigida por Lola Membrives. También tengo mucho que ver con un fenómeno muy interesante, como el Teatro Obrero de d e la CGT. Es una experiencia que qu e se inicia en 1949, con la dirección de César Jaimes y Fernández Unsain. El elenco estaba formado por obreros y por gente que provenía del teatro vocacional, de los teatros de barrio. Con el Teatro Obrero de la CGT recorrimos muchas provincias, Corrientes, Tucumán, San Juan. Se presentaban obras de corte político, escritas especialmente. Había una obra sobre el 17 de octubre, escrita por César Jaimes, que representaba el enfrentamiento entre la oligarquía y el fenómeno peronista. También se representaban obras como Mateode Armando Discépolo. En el período 1949-1951 hay una revista sumamente importante, por sus características y por el nivel n ivel de sus colaboradores. Me refiero a la revista Cultura, editada por el Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires. ¿Compartís esta apreciación?
Para explicar la importancia y el valor de Cultura hay que partir de un hecho histórico real. El grupo proveniente de FORJA que rodeó a Mercante fue, sin duda, dud a, el núcleo más serio que tuvo el peronismo en cuanto a pensamiento. Hombres como Julio César Avanza, como López Francés, como Jauretche. Avanza, precisamente, fue el promotor de las más variadas expresiones, entre ellas la revista Cultura, en la que colaboraron Marechal, Guglielmini, Derisi, Dávalos, House, Cascella, Sepich, Castellani, Schiavo y tantos otros. También es importante una revista como Sexto Continente, en la que estaban Alicia Eguren y Armando Cascella, y hubo dos suplementos de gran valor
durante esa etapa. Uno fue el de La Capital de de Rosario, en la época en que lo tenía Nora Lagos. Un fenómeno muy particular porque regionalizó el enfoque del suplemento, y era todo el Litoral que encontraba allí la posibilidad de expresarse. El otro fue el suplemento de La Prensaperonista. Fue una apertura muy interesante, en la cual César Tiempo tuvo mucha libertad. Tengo entendido que no hubo presiones para excluir a nadie. Allí colaboró Pablo Neruda, por ejemplo, y luego supe que el acercamiento de Neruda a Perón se había producido cuando la visita del General a Chile. Perón le dijo a César Tiempo que quería conocerlo a Neruda y él se lo acercó. Con estos recuerdos nos acercamos a una etapa dramática de la historia argentina. Año 1955. Bombardeos del 16 de junio a Plaza de Mayo, episodios de septiembre, caída de Perón, proscripciones y más tarde fusilamientos del 9 de junio de 1956:
Esta etapa fue una experiencia vital, el hecho fundamental para tomar conciencia de la realidad política argentina... Yo fui un peronista más de los que actuó entre el 46 y el 55, aunque no estaba afiliado al partido, cosa que por otra parte nunca se me exigió, de modo que para mí la Revolución Libertadora fue un hecho tremendo, que me puso de golpe con la realidad política al desnudo. Yo, como hombre procedente del nacionalismo, sabía que en el nacionalismo se conspiraba. Había gente, compañeros míos, que estaban en la conspiración, aunque en ningún momento me hablaron de ir a las reuniones. Creo que el frente peronista estaba desmoralizado. Se veía venir que iba a pasar algo, a pesar del enorme apoyo popular latente. Pienso que en alguna medida nos ocurrió lo que a los radicales del ’30. A partir de este punto la producción de Chávez toma un nuevo sesgo. Al poeta de Como
una antigua queja lo desplaza, en cierta medida, el ensayista de Civilización y barbarie (1956) y fundamentalmente el historiador revisionista de Vida y muerte de López
Jordán (1957), José Hernández (1959), Alberdi y el mitrismo (1961 ), Poesía rioplatense en estilo gaucho (1962) y Vida del Chacho (1962), a los que se suman Busaniche, La cultura en la época de Rosas, Historia del país de los argentinos , etc., hasta llegar a su reciente Perón y el peronismo en la historia contemporánea (1975). Un conjunto de textos, en síntesis, que arroja luz sobre figuras y episodios sustanciales de nuestra historia y que examina con agudeza los mecanismos de la dependencia cultural.
Después del ’55 el "mayismo" redivivo quiso barrer a cualquier precio con todo lo que oliese a peronismo y nacionalismo. Mi respuesta fue la publicación de Civilización y
barbarie, cuya tesis central es bien nítida. Se trata de poner en claro los perjuicios de
orden moral y cultural que le viene haciendo al país el falso concepto de Civilización elaborado por quienes, desde 1837, hablan de la Barbarie americana con un sentido peyorativo y negativo. En el texto introductorio de Civilización y barbarie , en el que se cruzan la experiencia histórica con la experiencia más inmediata del contorno contemporáneo, Chávez explicita su pensamiento:
“La fórmula sarmientina que trastorna los supuestos culturales de la Argentina hasta el punto de hacerle creer a los nativos que su civilización consistía en la silla inglesa y en la levita, trae aparejada una concepción naturalista de la sociedad bajo la cual han de sucumbir el ethos de nuestro pueblo y nuestra incipiente germinación espiritual. ”La “civilización” unitaria es resistida tercamente por la “ barbarie” federal: he aquí el hecho argentino que ha de ir desencadenando nuestras luchas morales y políticas durante todo el siglo XIX. Frente al unitarismo racionalista se yergue la idea vernácula y una forma de vida que responde a la verdadera situación del hombre argentino y a su espontáneo desarrollo. La rebelión de nuestros caudillos populares a partir de 1817 y su desafío al Puerto no es sino una insurrección del orden ético-social contra los avances clamorosos del iluminismo espurio, al que no divisan bien, pero al que sienten en todas partes, entrando por el Río de la Plata en mareas deslumbradoras. ”Para los escritores de Ascua (en 1956) la patria no es la Argentina sino el liberalismo europeo. Y también Mayo es el liberalismo l iberalismo racionalista. racionalista. Con peligro de caer en un juego de palabras, debemos concluir que la Revolución de Mayo no es para los “mayistas” una Revolución argentina, sino una Revolución liberal, y no de principios liberales, liber ales, sino de conclusiones (códigos, estatutos, leyes). De ahí que para ellos la Revolución de Mayo consista esencialmente en el libre cambio o en el laicismo por imitación, según las ocasiones. Y que nieguen en el movimiento emancipador una pluralidad de causas. ”Los doctores unitarios no advierten que el Liberalismo no es planta p lanta que prende de gajo. Y tan es así que no prende de gajo que nuestra historia política lo comprueba categóricamente con ejemplos próceres de gentes que se autoproclamaban liberales y obraban como inquisidores sectarios frente a los que no compartieran su punto de vista. Juan Bautista Alberdi fue el encargado de evidenciar a su hora la abundancia de estos
Tartufos de gorro frigio, que habían dejado sus antiguos disfraces por otras ropas de mayor seducción.” El tema de Civilización y barbarie nos lleva a hablar de los proyectos políticoculturales que elaboraron los hombres de la Confederación Argentina en los días del gobierno de Urquiza en Paraná, entre 1854 y 1860. Esos hombres -Hernández, Lagos, Carriego, Coronado, Fernández, Andrade, Guido Spano, Calvo, Soto, etc.- y esos proyectos nacionales que el “despotismo turco” de la historiografía liberal se ha encargado de oscurecer o de transferir a los desvanes de lo innombrable.
Lo que echó a perder todo fue la incapacidad política de Urquiza. Esos proyectos que mencionas eran la negación de todas las expresiones filosóficas y doctrinarias del Puerto de Buenos Aires... Era una defensa del interior, de la Argentina Continental frente a la Argentina del Puerto. Una defensa no demasiado clara, nítida, con sus más y sus menos. Producto de esos proyectos, de esa defensa, aunque llega retrasado, es el Martín Fierro, una obra que se engancha con la Confederación y no con el ’80. La segunda parte, la Vuelta, tal vez tenga que ver con el ’80, pero la primera, la Ida, es la Confederación... La compleja y controvertida figura de Urquiza remite casi naturalmente a la evocación de general Ángel Vicente Peñaloza, mártir del federalismo argentino y quizá uno de los ejemplos más puros de fidelidad a una causa que registra nuestra historia. En su Vida
del Chacho Fermín Chávez coteja la figura del gran caudillo riojano con la del caudillo sensualista y contradictorio que fue Urquiza: “ Bajo una primera faz, estrictamente
política, debemos ubicar a Peñalosa entre los más leales, sinceros y desinteresados partidarios de Urquiza, en tanto éste representaba la cabeza visible del Partido Federal de la República y la jefatura real de la Confederación. No fue un paniagudo, ni un alquilón, ni tampoco un protegido o un favorito. fa vorito. Fue nada más que un jefe popular de d e la democracia argentina - como definía Alberdi a los caudillos-, entregado a la causa nacional sin cálculos ni especulación alguna sobre rangos o puestos políticos. Quien se tome el trabajo de leer la correspondencia cambiada entre el Chacho y Urquiza, y los documentos que la complementan, advertirá que la figura del primero se perfila, más allá de sus errores humanos, como la de uno de los más limpios soldados de la Confederación Argentina, y uno de los jefes populares más auténticos que ha producido nuestra tierra. Digamos que el Chacho es pieza esencial de un proceso que vive toda la nación, enlazado, a su vez, con un proceso internacional de características muy
definidas, en el que las necesidades de expansión del comercio inglés gravitan como ningún otro factor económico-social. El Chacho es así protagonista de una obra cuyo final le es ajeno, en gran medida: es decir, en la medida en que el jefe de la Confederación y del Partido Federal cede posiciones ante el adversario que encarna los intereses del Puerto, coincidentes con los intereses del comercio inglés”. Chávez revela en este texto la subordinación comercial de don Justo a los hombres del puerto; va sumando hechos, aportando reflexiones y documentos que explican su comportamiento en la batalla de Pavón y su defección de la causa federal, a la que seguirán sirviendo jefes populares como el Chacho y López Jordán. Algunos autores se quejan de que los caudillos d efendían formas precapitalistas y locales, en una etapa en que el desarrollo capitalista -un d esarrollo por supuesto independiente de Inglaterra- hubiese sido altamente beneficioso para el país.
Creo que esta apreciación surge de un paralelismo con lo ocurrido en Estados Unidos. Piensan que aquí había empresarios capaces de producir ese desarrollo, y aparentemente el único capital visible en la Argentina anterior al 80 es el de los terratenientes de la pampa húmeda; y yo sostengo que a toda esa seudoclase empresaria no le interesaba reinvertir con un sentido capitalista. Además en su mentalidad no cabe la idea de desarrollar a la Argentina. Es exactamente la inversión de lo que ocurre en Estados Unidos, donde cuando se produce la Guerra de Secesión vence el Norte industrialista, pragmático, con una tradición empresaria y de desarrollo. Aquí, por el contrario, parece p arece que el Sur mantuvo la constante y la base del proceso de formación de la Argentina moderna. Roca, que para algunos autores de la izquierda nacional es la figura más progresista, hace de la Argentina una granja pensada para un imperio, que funcionó mientras el imperio marchó bien y la Argentina fue un país chiquito, con pocos habitantes. En la medida en que qu e el país creció esa relación de mercado no funcionó funcionó más. ¿Y el papel de los caudillos?
Los caudillos cumplieron un papel político que no tiene nada que ver con la economía, porque la Argentina fue deformada económicamente con posterioridad al ciclo de los caudillos. La Argentina es deformada cuando termina el caudillaje. La Argentina de los caudillos es un país que tenía sus mercados naturales, que se manejaba de otra manera, por supuesto no desarrollada, porque las condiciones históricas para el desarrollo, ni
siquiera estaban dadas en Europa. Es decir, en 1840, gobernando don Juan Manuel de Rosas en la Argentina, hay una gran expansión de la industria británica y de sus mercados... ¿pero qué otro país estaba desarrollado? ¡Ni siquiera Estados Unidos! Pedirle a Rosas que hubiese sido la base de un desarrollo material con sentido moderno e industrial me parece que es contradecir el proceso histórico. En cambio los que pudieron cumplir ese papel fueron los hombres de la generación del ’80, y esos hombres, por el contrario, marginan a las figuras de la generación industrialista, a un Rafael Hernández, a un Vicente F. López, a un Pellegrini. Hay toda una generación que vio, paralelamente a la clase ganadera y a la seudoclase dirigente argentina, que nuestro país no podía atarse a una riqueza exclusivamente agroexportadora. Pero esa generación, como digo, fue marginada. m arginada. ¿Por qué ocurrió eso?
Por un problema de clase dirigente. La clase dirigente que sucedió a Rosas se reduce a negar toda la Argentina anterior, pero no construye nuevas bases. Y por añadidura provoca una colonización mental que es conocida. Esa colonización es el presupuesto para lo otro... A los yanquis no se les planteó el dilema “civilización y barbarie”, no negaron lo inglés como nosotros negamos lo español... López Jordán regresa de Pavón
Vengo a tabear de nuevo con mi m i pueblo pero de amores fuertes, no de chala: vengo a pintar mi pena en una bala. Hay hombres que se venden como anillos y que le vienen como anillo al dedo al unitario que pagó su credo. Hay hombres que disparan cuando hay fuego y están enfermos para la pelea porque adentro ya tienen su manea. Hay un hombre en Montiel recién volteado: lo manearon de aquí los setembrinos cuando él durmió su corazón alzado. Voy a tabear de nuevo con mi raza, con mis amigos de tendón celoso,
con mi pueblo chasqueado, con mi casa. Voy a calzar mi amor americano americano como a un pozo de huesos insondables donde nadie ha llegado con su mano. Trotando voy hacia el distrito verde y todo el monte espía mi caballo que la espuma del freno muerde y muerde. Trotando voy hacia mi corazón. Y le garanto, amigo, que esta tarde medio toruno me dejó Pavón. Voy a hablar con soldados montaraces, con hombres de pereba y esos otros con ojos negros como mangangases. Dicen que el hombre les llovió del cielo, que ya no asusta dicen los salvajes; pero si él se vendió, yo no los pelo. F. CH. Epílogo
"Todo varón prudente sufre tranquilo sus males..." ¿Tiene alguna influencia sobre tu obra un escrito r como Hernández Arregui?
Más que de influencias yo hablaría, en el caso de Hernández Arregui, de afinidades y coincidencias en muchos aspectos. Sobre todo en el enfoque de lo cultural y de lo americano, en la crítica y el rechazo del iluminismo, aunque él lo hace desde una perspectiva marxista, si bien coincidiendo con los planteos fundamentales del nacionalismo. Convengamos Convengamos en que qu e acá hay dos puntos de partida p artida distintos, aunque una meta y una visión de lo argentino idénticas. Hernández Arregui es un hombre que se inserta en el peronismo antes de su caída. El peronismo de Hernández Arregui no es de los últimos tiempos. Yo lo conocí en el ’53, en la redacción de la revista Dinámica Social. Pienso que Imperialismo y cultura, La formación de la conciencia nacional y ¿Qué es el ser nacional? son libros claves. Con él pude tener divergencias en cuanto a
la interpretación del proceso histórico de España, su enfoque sobre Carlos III, por ejemplo, pero en lo esencial no.
A lo largo de la conversación observo que Chávez ha mostrado una flexibilidad y una falta de prejuicios poco frecuente entre los hombres procedentes del nacionalismo, que suelen sectarizar su perspectiva y que ven en los otros, sin distinción de matices, la parte del diablo.
Siempre fui bastante independiente. Nunca estaba en ninguna agrupación nacionalista determinada, si bien participé en el Instituto Juan Manuel de Rosas... Yo nunca tuve miedo a colaborar en publicaciones de distinto signo. Creo que no hay que tener un complejo de inferioridad. Alguien que tiene sólidas razones para militar en el peronismo, en este nacionalismo popular, desde un enfoque latinoamericano, no tiene por qué temerle al marxismo. Por una razón elemental: la revolución no es una exclusividad marxista, y menos para p ara nosotros. Para un europeo, quizá. ¿Por qué?
Nosotros no somos un país metrópoli, un país colonial. Somos un país del Tercer Mundo, para el cual no deben valer las pautas europeas, las pautas que, como el marxismo, nacen en centros de poder europeo. Pautas que responden a un enfrentamiento del capitalismo en su desarrollo europeo, muy válido, desde luego, y no vamos a poner de relieve el valor del d el marxismo frente al capitalismo. Es indudable. Pero no se puede pensar que el capitalismo es y será para siempre el sistema que ha de regir al mundo, que antes del capitalismo el mundo no existió, o que no hubo ninguna revolución de tipo social anterior al marxismo. Hubo una cantidad de movimientos precapitalistas que fueron revolucionarios. revolucionarios. Para adoptar una actitud revolucionaria revolucionaria no es necesario acudir a una base marxista... más que marxista comunista, porque el marxismo es otra cosa. ¿Se puede hacer una revolución sin ideólogos, sin intelectuales?
De ninguna manera, y menos en el caso de los países dependientes. Yo sostengo que la colonización es ante todo cultural. La colonización mental es el requisito indispensable para la colonización material. Uno se puede liberar siempre y cuando haya una autoconciencia nacional... Yo creo que se trabajó muy bien en la mente del argentino, para luego consolidar la dependencia material. Una revolución en América es absurda, no se comprende, sino como una revolución con bases culturales profundas y con una visión muy clara de lo que debe hacerse en materia del espíritu. El caso de México es
típico. A la Argentina le ha faltado un Vasconcelos como Ministro de Educación. La revolución peronista peronista no lo tuvo ni lo ha encontrado todavía. A un mes de la muerte del líder justicialista, Fermín Chávez escribió una nota preliminar para su libro Perón y el peronismo en la historia contemporánea. Allí, tras recordar los mencionados versos del Martín Fierro , Chávez anota que Perón fue víctima de “la pequeñez de los ideólogos de izquierda y derecha”, que no han cesado de atacarlo desde el día en que apareció en nuestro escenario político. Para la izquierda marxista y liberal Perón era un fascista criollo estimulado por una buena dosis de demagogia, o simplemente un nazi, según se expresaba “a toda lengua” en La
Vanguardia socialista, o sólo una típica expresión bonapartista, como quería la izquierda inspirada en Trotski. Interpretaciones importadas, emanadas de los centros de la burguesía europea, según Chávez, y en definitiva tan elitistas como las explicaciones y posiciones del nacionalismo que no supo entenderlo. Aun después de haberse mostrado en plenitud, los “anacronistas” de un nacionalismo de élite siguen cotejando a Perón con el arcángel San Miguel, como si la opción -acota Chávez, actualizando una vieja comparación de Scalabrini Ortiz- fuese entre Perón y San Miguel, y no entre Perón y Alsogaray. La Argentina de Perón, sostiene Chávez, no es la Dulcinea Argentina imaginada por algunos nacionalistas, sino el país heterogéneo, originalísimo y atípico, que ha comenzado a hacers ha cerse. e. Desde esta perspectiva Perón fue la única síntesis posible de lo nacional en la etapa que va de 1943 a 1973; el caudillo que bregó, entre la incomprensión de propios y extraños, por la unión de todos los argentinos; el jefe popular que en sus últimos días cerró, de modo coherente, el gran círculo empezado en junio de 1943. Para elaborar esa síntesis, señala Chávez, Perón aprovechó los mejores materiales que le brindaban sus contemporáneos, embarcados en la empresa de crear autoconciencia nacional, y para ello no desdeñó las consignas y postulados del nacionalismo, de FORJA y de las corrientes marxistas. Chávez rememora, a propósito, uno de sus textos de 1957:
“Al peronismo confluyen varias corrientes de ideas, por encima del gran río popular que lo integra y estructura. El aporte marxista está representado por planteos típicamente económicos, ordenados a demostrar la existencia de un hecho clave: la lucha de clases... El aporte nacionalista estuvo representado por dos ideas-fuerza cuya valoración exacta sería realizada por el peronis pero nismo: mo: la independencia económica y la soberanía política. La
gran intuición nacionalista termina allí, y el nacionalismo puede estar orgulloso de haber felicitado al caudillo popular de 1945 esas dos banderas verdaderamente revolucionarias.” Perón, concluye Chávez, desechó el postulado marxista de la lucha de clases en su proyecto de revolución nacional, optando por el humanista y cristiano de la colaboración clasista.
“Sin confundirse sobre el papel histórico de la burguesía, percibió que las luchas económicas de clases son conflictos posteriores a la unidad nacional, constituida en sujeto de antagonismos.” antagonismos.” ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------
AUTOBIOGRIA. LIBELOS Y OTRAS YERBAS. Carlos Guido Spano se vio vio no en su vejez, obligado a escribir su autobiografía autobiografía por un reclamo de sus editores. A mí me toca hacerlo ante un libelo que arriesga revelaciones tan espeluznantes como la que indica que Fermín Chávez, tiene "un claro origen trotskista trotskista y desarrollista", desarrollista", y que apareció en el escenario escenario de la literatura política argentina después del 11 de marzo, con un anuncio sobre el libro "Perón y el peronismo en la historia política contemporánea". Mi autobiografía comienza en 1941, cuando publiqué mi primer poema en Crisol, diario del nacionalismo nacionalismo argentino que dirigía dirigía Enrique P Osés, aquel que que en un discurso famoso sobre la argentina de la década infame dijo: "Esto hay que cambiarlo todo". Por ese tiempo estudiaba a Santo Tomás de Aquino -conocido autor trotskistacon los padres de Santo Domingo, Domingo, quienes quienes fueron mis maestros maestros ininterrumpidos hasta octubre de 1946 en que regresé al país. A los pocos días de estar en Buenos Aires ingrese en la redacción del diario Tribuna -otro conocido órgano de la Cuarta Internacional-, después de haber publicado mi segundo poema (unos versos a Darwin Passaponti) en la revista Tacuara, de la Unión Nacionalis Nacio nalista ta de Estudiantes Secundarios. Secundarios.
A principios de 1950 siendo agente estatal en Salud Pública de la Nación por disposición de Ramón Carrillo y destinado a oficina de prensa de la CGT, donde colabore semanalmente semanalmente en el órgano oficial oficial de la central obrera, junto al recordado recordado don Félix Odorisio. Aquí sí que anduve más cerca de la zurda, próximo a los Espejos, Santines, Valergas, Cabos y Valentines Fernández que -es horroroso confesarloprovenían del socialismo, del anarco-sindicalismo o del criollismo, esa otra forma de la Cuarta Internacional y del desarrollismo. También en ese bendito año conocí a Eva Perón, cuya nerviosa pisada y cuya voz jubilosa no se me olvidara hasta el día del último suspiro. Esa Eva Perón, que tanto cuidaba al General (así lo llamaba), que cuando cenábamos en la residencia de Austria y Av. Alvear y lo hacíamos justo debajo de donde dormía Juan Perón, ella chistaba de pronto: "No griten muchachos, que podemos despertar al General". Los talleres de la CGT imprimieron mi primer libro (Como una antigua queja), en papel regalado por el secretario general de la Federación del Papel, Cartón, Químicos y Afines: fue fue otra de mis complicaciones complicaciones con el trotskismo. trotskismo. Y el segundo segundo libro (Dos Elogios y dos comentarios, comentarios, una rareza bibliográfica) bibliográfica) fue editado por la Peña de Eva Perón con lo cual Evita había terminado cobijando jóvenes de la Cuarta Internacional. Cuando me alejé de Presencia, el semanario del padre Meinvielle, fue porque este escritor se convirtió en defensor de la política del Departamento de Estado y del catolicismo liberal de monseñor De Andrea. De esos días queda mi poema Dios y 48 estrellas, que Hugo Marcone me publicó en otro periódico p eriódico nacionalista. El 30 de agosto de 1952 fue estrenada en el teatro Enrique Santos Discépolo mi fantasía para niños: Un árbol para subir al cielo, con la dirección escénica de Lola Membrives y en función de homenaje a la memoria de Eva Perón, muerta muerta poco antes. Entre 1953 y 1957 fui redactor de la revista Dinámica D inámica Social, expresión del pensamiento trotskista y desarrollista del doctor Carlos Scorza...Y en todo ese tiempo, el magisterio del padre Leonardo Castellani influyó como nadie en la formación form ación de Chávez. A partir de la Revolución Revolución Libertadora, Libertadora,
la cosa se puso más espesa. espesa. El
"mayismo" quiso barrer con todo lo que oliese a peronismo y nacionalismo. Mi respuesta fue Civilización y barbarie. El liberalismo y el mayismo en la cultura argentina, publicado por Trafac en 1956. No obstante que en 1955 había traducido al castellano una obra de Charles Maurras, por traducir también dos poemas de Mao TseTung recibí de los agentes de los servicios de informaciones de la "libertadora" el mote de "maoísta". Y después vino ese capítulo nada cómodo de la Resistencia, donde, con
Mario Massouh, Eduardo Manso, Héctor Tristán y otros compañeros, anduvimos galgueando en aventuras periodísticas clandestinas (¿te acordás, Mario, de De Frente?). Después, más aliviados, el periodismo militante de El Populista y de Norte. En 1958 el General Perón me designó miembro suplente del comando táctico creado para comunicar la orden del voto a Arturo Frondizi. Tras la reunión decisiva de la calle Azcuénaga por oponerme con tres compañeros más a votar al Flaco fui separado del comando. El desarrollista Chávez no vio la estrategia de Perón y tropezó con la táctica. Pero a los pocos meses el peronismo combatiente debió enfrentar a Frondizi, el hombre del CONINTES, que no supo hacer cumplir una sentencia de la Suprema Corte de Justicia que amparaba a los acusados de una agrupación guerrillera mendocina. Después de asistir a las últimas boqueadas del diario católico El Pueblo, ingresé en 1960 en la redacción de Clarín. Fui durante 10 años simple redactor, prueba terminante de mi adhesión
sigilosa al "desarrollismo". "desarrollismo". En 1963, el Consejo
Coordinador del justicialismo me designó delegado interventor en el distrito Santiago del Estero, donde dejé muchos y buenos amigos en el peronismo local. Y en 1964, la muy "desarrollista" Fundación Raúl Scalabrini Ortiz me editó Poemas con fusilados y proscriptos, versos sobre los fusilados del 9 de junio que habían circulado clandestinamente en su momento. Recuerdo que en mis tiempos de estudiante en Córdoba, mi profesor de latín (el padre Junco) solía decirme: "Tolle gipsum, domine Chávez". Y hoy 35 años después, tomo la tiza, como él lo pedía, para escribir estos pocos borrones autobiográficos, solamente destinados a quienes, por edad o por otras razones, tienen el derecho a saber la verdad, que generalmente no viene en vasijas anónimas.
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