Formas de explotación
y condiciones de reproducción de las economías campesinas en el Ecuador
Blanca Rubio, coordinadora Florencia Campana Fernando Larrea
Formas de explotación
y condiciones de reproducción de las economías campesinas en el Ecuador Blanca Rubio, coordinadora Florencia Campana Fernando Larrea
Estudios Agrarios
2008
Ediciones La Tierra busca rescatar la obra de pensadores con reconocida trayectoria en la cultura e historia ecuatorianas, así como acompañar a los procesos sociales que buscan la transformación de nuestra injusta realidad. La Tierra cuenta con varias líneas de publicaciones. Debate pone a consideración la realidad actual del país, sus actores sociales y sus propuestas. Huellas, analiza procesos políticos e ideológicos que marcaron a la sociedad ecuatoriana, contactándonos con hombres y mujeres que contribuyeron a su desarrollo. Nuestras Voces es la serie que bajo el género de testimonio indaga sobre personajes y hechos relevantes para la historia social y política del país y el continente. Patria Adentro, aporta a la comprensión de fenómenos de la realidad nacional y a visualizar elementos que permitan prever los desafíos que se avizoran en la lucha por otro mundo posible. Nuestra América es la encargada del análisis de las experiencias progresistas en otros países y sus propuestas teóricas. Semillas, difunde ideas y propuestas que, desde diversos sectores de la sociedad latinoamericana, se levantan a favor de la soberanía nacional. Nuestras proyecciones incluyen líneas de trabajo con los actores sociales que definen, en estos mismos instantes, los nuevos rumbos de un país en transformación y un apoyo editorial a la difusión de sus propuestas. Nuestro compromiso se orienta a la juventud y a la promoción de la lectura.
Estudios Agrarios
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas Blanca Rubio, coordinadora Florencia Campana, Fernando Larrea Primera edición, 2008 ©
Ediciones La Tierra La Isla N27-96 y Cuba Tlf. (593 2)256 6036
[email protected] Quito-Ecuador
ISBN
Derechos de autor:
© Fundación Heifer/Ecuador
Coordinación editorial: Margarita Andrade R. Diseño y diagramación: Natalia Guevara Fotografía: Cristobal Corral Hecho e impreso en el Ecuador Esta publicación es posible gracias al apoyo de Heifer Ecuador 15 09 08
Contenido
Introducción UNO Nota teórica metodológica Blanca Rubio DOS Una visión panorámica de las transformaciones agrarias en el Ecuador durante la fase neoliberal Blanca Rubio TRES El dominio del capital en actividades no tradicionales de exportación: las florícolas Blanca Rubio CUATRO El dominio del capital tradicional exportador sobre los pequeños productores rurales: el caso de las compañías bananeras Blanca Rubio CINCO Eplotación campesina y formas de agricultura de contrato: la producción de maíz Florencia Campana SEIS Los campesinos con producción diversificada con manejo convencional o tradicional Fernando Larrea SIETE Los campesinos diversificados en procesos de transición agroecológica hacia la soberanía alimentaria Fernando Larrea OCHO La multiexplotación del campesino en la fase neoliberal Blanca Rubio Bibliografía Anexo fotográfico
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Nota editorial
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Introducción
L
Los productores rurales del Ecuador han enfrentado en los últimos veinte años profundas transformaciones en sus modos de vivir y trabajar. El entorno rural ha cambiado, mientras se alejan cada vez más los tiempos en que podían vivir de la parcela, ser autónomos en la producción y comer alimentos sanos. Las mudanzas ocurridas responden a las transformaciones que trajo consigo el modelo neoliberal en el campo ecuatoriano, esencialmente en las formas de dominio y explotación que impuso el capital en un contexto de debilidad política de las clases subalternas y de agudización de la exclusión social. Aun cuando el enfoque de la explotación ha sido dejado de lado por las ciencias sociales, consideramos que constituye el eje fundamental para entender la situación de los productores rurales y la exclusión que enfrentan. Es así mismo, una herramienta metodológica fundamental para buscar los caminos alternativos para superarla. En este contexto, el objetivo general de la investigación consiste en analizar las formas de dominio, explotación y despojo, impulsados por el capital de agronegocios, tanto exportador como agroindustrial, bajo las políticas de ajuste estructural, en el período 1994-2006, así como los mecanismos de reproducción que impulsan los campesinos para preservar su forma productiva. Se ha elegido el período de 1994 a 2006, tomando como hito o punto de partida la Ley de Desarrollo Agrario de 1994, dado que consideramos que a partir de su promulgación, en el gobierno de Durán Ballén, se consolidó el modelo neoliberal en el campo ecuatoriano.
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En cuanto a los objetivos particulares se propone identificar las tendencias estructurales de la fase neoliberal en el Ecuador y los cambios ocurridos en el comportamiento del capital agropecuario y agroindustrial, con el fin de conocer los mecanismos de dominio que imponen. Asimismo, acercarse a las formas de resistencia impulsadas por el campesinado a través de la defensa de la agroecología y la lucha por la soberanía alimentaria. Por su parte, el objeto de investigación lo constituyen las relaciones de explotación que establecen los agronegocios con los productores rurales en la fase neoliberal. Consideramos importante realizar este estudio, en un contexto en el que dominan las visiones impuestas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, quienes han generado “alternativas” para los productores, que consisten en promover su integración a los agronegocios, tanto agroindustriales como exportadores, como un mecanismo para evadir la exclusión y migración rural. Estas visiones son impulsadas tanto por algunas ONGs, como por instituciones gubernamentales. Sin embargo, como se intenta demostrar, este proceso implica la descomposición de la economía familiar, la pérdida de autonomía en el proceso productivo, daños irreversibles en la salud de los campesinos, así como la profundización de la pobreza rural y el deterioro de su calidad de vida y de los recursos naturales. Por ello, resulta relevante desmitificar estos mecanismos de integración, así como indagar la viabilidad de aquellas alternativas centradas en la producción diversificada y agroecológica, como una herramienta de inserción productiva y de sobrevivencia para los campesinos. En función de lo anterior se reivindican un conjunto de problemas ubicados en torno a tres ejes fundamentales. Aquéllos referidos a las relaciones de producción que se establecen entre los agronegocios y los productores rurales; aquéllos vinculados a las formas de reproducción y sobrevivencia de los campesinos; y, aquéllos relacionados con las respuestas o formas de resistencia individual o colectivas. En este contexto los problemas centrales de la investigación pueden plantearse de la siguiente forma: 1. ¿Cuáles son las formas de dominio y explotación que impulsan los agronegocios en la fase neoliberal en el Ecuador, en el período 19942006? 10
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2. ¿Como impactan dichas formas de explotación la reproducción y sobrevivencia de los campesinos? 3. ¿Cuáles han sido las respuestas en las formas de resistencia individual y colectiva que han construido los campesinos asalariados, productores a domicilio y los campesinos? En función de los problemas planteados en esta investigación, se pretende demostrar que los productores rurales se encuentran sometidos a un proceso de explotación multiforme, debido a que intervienen distintos capitales con diferentes modalidades de subordinación, en las cuales impera la forma de explotación por despojo que somete a la ruina y pauperización a los productores. Sin embargo, la presencia de la parcela diversificada de autoconsumo impide que se desestructuren cabalmente las unidades productivas, por lo que garantiza las condiciones para su reproducción así como para su explotación por parte del capital. Los productores sometidos a la explotación laboral de las florícolas y bananeras se han convertido en campesinos asalariados, mientras que los productores sometidos a la égida de la agroindustria de alimentos balanceados se han transformado en productores a domicilio, formas de explotación híbridas que permiten, en su impureza, la sobreexplotación laboral. El universo de estudio que se eligió corresponde a zonas de mediano y alto desarrollo capitalista, en comunidades de la Sierra y de la Costa, en las cuales operan agronegocios de punta en la fase neoliberal. En este contexto se han seleccionado comunidades en las que existen productores que venden su fuerza de trabajo en plantaciones florícolas y bananeras, y conservan la parcela (caso 1, capítulos III y IV); productores de maíz que abastecen a intermediarios y empresas que elaboran alimentos balanceados para animales y productos cárnicos de pollo y porcinos (caso 2, capítulo V); y, finalmente, productores diversificados con manejo tecnológico convencional que venden a intermediarios la producción para el mercado interno, así como productores agroecológicos en proceso de transición (caso 3, capítulos VI y VII). Se trata, en todos los casos, de productores que se encuentran en las zonas de trabajo de la Fundación Heifer Ecuador o bien en regiones donde operan organizaciones campesinas que tienen vínculos con dicha ONG, hecho que permitió realizar la investigación de una manera más expedita, por la confianza previa, pero a la vez implica un sesgo de la 11
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investigación, ya que muchas veces se trata de productores con algún nivel de conciencia ecológica y social, con una perspectiva campesina y que participan en procesos de capacitación que privilegian la producción diversificada y agroecológica. Se trabajó sobre tres casos principales de estudio: el primero, que aborda el dominio del capital agroexportador sobre productores minifundistas que venden su fuerza de trabajo en empresas florícolas y bananeras; el segundo caso, que analiza la producción de maíz duro en parcelas campesinas bajo el dominio del capital agroindustrial, vinculado a la cadena agroalimentaria de productores cárnicos, y el tercero, que aborda la situación de productores campesinos diversificados con manejo tecnológico convencional y productores agroecológicos en proceso de transición, ambos vinculados a intermediarios y a mercados locales. La metodología de investigación consistió en el levantamiento de 150 entrevistas formuladas de manera abierta y con un sentido cualitativo. Se entrevistaron también gerentes de las empresas florícolas y bananeras, así como de las agroindustrias de balanceados. La información de campo se levantó en el período comprendido entre julio y noviembre del año 2006. Se realizaron entrevistas, para el primer caso, a los productores minifundistas que trabajan en las empresas florícolas en comunidades de Ayora en el cantón Cayambe; y de Tupigachi, en Pedro Moncayo, en la provincia de Pichincha, así como en comunidades del Cantón Pujilí en la provincia de Cotopaxi. En relación a los pequeños productores que venden su fuerza de trabajo en las empresas bananeras se levantó información con comunidades del cantón Mocache en la provincia de Los Ríos. Para el segundo caso, referido a los productores de maíz, se realizaron entrevistas con pequeños y medianos productores de los cantones Quevedo, Palenque y Mocache, en la provincia de Los Ríos; Empalme y Durán,en Guayas; Pindal y Zapotillo, en Loja. Para los productores campesinos diversificados con manejo convencional se levantaron entrevistas en los cantones de Cayambe, en la provincia de Pichincha; Saquisilí y Pujilí, en la provincia de Cotopaxi; Rocafuerte, Portoviejo y Jipijapa, en la provincia de Manabí; Mocache y Valencia, en la provincia de Los Ríos; y Santa Lucía, en la provincia de Guayas. 12
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Finalmente, para lo campesinos que han iniciado o consolidado procesos de transición agroecológica en sus parcelas, se realizaron entrevistas en los cantones Pedro Moncayo y Cayambe, en la provincia de Pichincha; Pujilí y Saquisilí, en la provincia de Cotopaxi; Colta y Guamote, en la provincia de Chimborazo; Zapotillo, en la provincia de Loja; Rocafuerte, Portoviejo, Jipijapa, Bolívar y 24 de Mayo, en la provincia de Manabí; Palenque, Mocache y Valencia, en la provincia de Los Ríos; y, El Empalme, en la provincia de Guayas. La forma de exposición incluye una breve nota teórica metodológica, para luego realizar un análisis de contexto sobre la situación rural en el Ecuador. Enseguida se abordan los tres casos mencionados, para posteriormente realizar un análisis de conjunto sobre las formas de dominio y explotación del capital. Solo nos resta agradecer a las personas que colaboraron en esta investigación e hicieron posible su realización. Especialmente a Alexandra Lara y Gustavo Ayala, que realizaron el levantamiento y edición de las entrevistas; así como a Víctor Rosales y Lucía Casarrubias, que llevaron a cabo la codificación de las encuestas levantadas.
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Uno Nota teórica metodológica Blanca Rubio
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Durante la etapa del neoliberalismo, la posición teórica marxista fue marginada. La visión de las clases sociales, así como los conceptos de explotación, renta de la tierra y acumulación de capital, fueron abandonados como ejes teóricos esenciales. En este caso no se trató de la crisis de un paradigma debido a su incapacidad para explicar la realidad o, bien, debido a la emergencia de otro paradigma más potente que sustituyera al anterior. Se trató, esencialmente, de una derrota de las clases subalternas en el terreno político y, con ella, el aniquilamiento de las bases teóricas que sustentaban su ideología. La desfavorable correlación de fuerzas que enfrentaron los sectores populares se reflejó, en un inicio, en una crisis teórica que trajo consigo un vacío en el plano conceptual, así como la tendencia al surgimiento de análisis de corte empírico y descriptivo. Posteriormente, inundaron la escena un conjunto de teorías de mediano alcance que identificaron los cambios ocurridos en la realidad sin explicar sus causas y contradicciones y, en la mayoría de los casos, refrendaron el status quo sin cuestionarlo (Blanca Rubio, 2006). Al comienzo del año 2000, empezó a aparecer signos muy claros del declive de la forma de dominio de los países desarrollados sobre los subdesarrollados que imperó durante la globalización y, por ende, surgieron visiones críticas del capitalismo que reivindican de nuevo los conceptos marxistas para explicar, con un nuevo enfoque, la cambiante realidad del campo.
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En dicha corriente se inscribe este trabajo, por lo que reivindicamos, en primer lugar, una visión histórica de la realidad ecuatoriana, tratando de ubicar la fase capitalista que transcurre en el período de estudio. Desde esta perspectiva, la clave fundamental para ubicar una fase de desarrollo consiste en identificar las formas de explotación que ocurren en los distintos niveles de la realidad. La relación de explotación que se establece entre la clase dominante y la subordinada constituye la cualidad esencial de un modo de producción. En este caso, dicha relación alude a la extracción de plusvalía del obrero por el capitalista industrial y agrícola. Sin embargo, aunque esta cualidad esencial permanece inalterable en el desarrollo del modo de producción, cambia de forma en cada fase de acumulación, por lo que resulta imprescindible ubicar el tipo particular de explotación que se desarrolla en la etapa histórica que se está investigando. En el caso del campo, las relaciones capitalistas de producción no se limitan a la contradicción obrero-capital, sino que incluyen las relaciones que involucran a los campesinos como una clase subalterna. A raíz de esto, el primer eje teórico del trabajo consiste en identificar las formas de explotación, despojo, dominio y subordinación que se establecen durante la fase capitalista neoliberal, sobre los campesinos en el Ecuador. Entendemos por explotación el proceso a través del cual se extrae por parte del capitalista un cuantum de valor en forma de plusvalía que produce el obrero y en forma de excedente que produce el campesino. La explotación implica en sí misma un intercambio de equivalentes, en tanto el capitalista paga al obrero el valor de su fuerza de trabajo por el bien que produce y al campesino el valor de los medios de producción y la fuerza de trabajo empleada en generar un producto. En ambos casos, sin embargo, la fuerza de trabajo del obrero y del campesino es capaz de crear un valor de más que se apropia el capitalista y que no es remunerado. El acto de despojo en cambio no implica un intercambio de equivalentes, toda vez que el capitalista, además de extraer la plusvalía o el excedente, se apropia de parte del valor de la fuerza de trabajo, con lo cual desgasta prematuramente al obrero y desestructura las unidades campesi16
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nas. En este caso se trata de una violación a la ley del valor, que se puede dar debido a una gran debilidad de las clases subalternas. El acto de dominio no implica necesariamente un proceso de explotación, pero en él se ejerce el control de las condiciones productivas, como es el caso del capital productor de insumos químicos para la producción que no se apropia de un excedente, pero impone las condiciones técnicas de producción. En el caso de la subordinación, ocurre un proceso a través del cual se genera un sometimiento a los designios del capital que no pasa por la extracción de valor y puede ocurrir incluso entre sectores capitalistas que pierden parte de la plusvalía obtenida, la cual es apropiada por otro sector capitalista que subordina a los más atrasados o que tienen condiciones de mayor debilidad. El otro elemento, que permite identificar una fase, consiste en distinguir al capital de punta que comanda las transformaciones esenciales, en tanto impulsa las nuevas formas de explotación sobre los trabajadores. Por capital dominante entendemos a aquél que somete a su lógica de funcionamiento al resto de los sectores, tanto capitalistas como clases y sectores subalternos. El tercer eje metodológico y teórico que rige este trabajo consiste en identificar la identidad de los sectores subalternos del campo; definir si se trata de campesinos, obreros con parcela o semiproletarios agrícolas. A raíz de la crisis del marxismo se han abandonado los intentos por definir teóricamente a los productores rurales e, inclusive, se ha planteado desde las teorías posmodernas que el concepto de campesino se ha vaciado de contenido, en tanto existe una enorme desigualdad y heterogeneidad entre los agricultores. Sin embargo, desde nuestra perspectiva, el concepto de campesino sigue siendo válido para analizar la realidad del campo, en tanto es un concepto concreto, como síntesis de múltiples determinaciones, a la vez que tiene una connotación política en su calidad de clase subalterna, explotada y en permanente contradicción con el capital que lo subordina. Desde esta perspectiva, este concepto es más útil que términos genéricos, como productores rurales o agricultores que no remiten a relaciones de producción. 17
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Además, debido al desarrollo desigual y combinado del capitalismo, el campesinado siempre ha sido una clase heterogénea con múltiples diferencias y matices. Pero, en la fase neoliberal, los campesinos han enfrentado un fuerte proceso de exclusión de su forma productiva, como resultado de una transformación en los mecanismos de dominio y explotación sobre la clase trabajadora. Dicho proceso de marginación ha desdibujado su identidad económica y social en un plano teórico, por lo que resulta indispensable redefinir el concepto, tomando como punto de referencia las formas de explotación que enfrenta y la posición política que asume ante la contradicción con el capital. Entendemos, pues, por campesino: una forma productiva constituyente del capitalismo, que posee los medios de producción; produce para el mercado y el autoconsumo con fuerza de trabajo familiar y en ocasiones contratada; tiene autonomía en el proceso productivo; es una unidad de producción y consumo; es explotada a través de la extracción del excedente en el mercado de productos y de dinero y la extracción de plusvalía en la venta parcial de su fuerza de trabajo en el mercado de trabajo, a la vez que enfrenta un proceso de reproducción-disolución de su forma productiva. En la fase neoliberal los campesinos han sido sometidos a formas de explotación en las que se combinan extracción de excedente, con explotación de la fuerza de trabajo, dominio del proceso productivo y formas no monetarizadas de intercambio, etc. Estas formas híbridas de explotación no remiten a una fase de transición del capitalismo o a formas inacabadas de desarrollo, sino que constituyen procesos a través de los cuales el capital de punta adapta a sus requerimientos la fuerza laboral y los recursos productivos que tiene a su alcance, con el fin de obtener el máximo valor y plusvalía que le permita alcanzar competitividad. El capital establece mecanismos de reproducción de la explotación para garantizar su continuidad. Estos mecanismos constituyen también mecanismos de reproducción de la forma campesina de producción. Así, quien reproduce como explotado al campesino es el capital, comercial, exportador, agroindustrial. Cuando los mecanismos de explotación se 18
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fortalecen o se combinan con formas de despojo del valor, la forma campesina de producción tiende a desestructurarse e ingresar en el plano de sombra de la exclusión productiva. Debido a ello, los campesinos establecen mecanismos de resistencia para sobrevivir. La búsqueda de supervivencia e inserción productiva de los campesinos les lleva a encontrar otros canales de explotación para reproducirse, como asalariados, como productores a domicilio, etc. También existen otras formas de resistencia individual y colectiva para reproducir sus unidades, alternativas a los canales de explotación, como la organización colectiva para la producción que busca rescatar el excedente y apropiárselo, la producción diversificada y/o agroecológica de autoconsumo y el intercambio mercantil con los pares para no perder el excedente. Estas formas alternativas de reproducción sin explotación tienen que ser construidas colectivamente y enfrentan muchas dificultades para sostenerse. Desde esta manera, el cuarto eje teórico analítico de este trabajo lo constituyen las formas de resistencia que impulsan los campesinos para sobrevivir, retener el excedente producido y mejorar sus condiciones de vida y de trabajo. En función de lo anterior el enfoque teórico de esta investigación se sustenta en cuatro ejes esenciales: identificación del capital dominante, de las formas de explotación y reproducción de los campesinos, la identidad de los campesinos y las formas de resistencia ajena a los canales de explotación. Finalmente, se intentó realizar una investigación orientada a las causas de la desestructuración de los campesinos con una visión crítica del capitalismo y un enfoque histórico, con el fin de identificar los problemas que enfrentan y las posibles alternativas que pueden construir para transformar su realidad.
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Dos Una visión panorámica de las transformaciones agrarias en el Ecuador durante la fase neoliberal Blanca Rubio
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La fase agroalimentaria global Alrededor de los años ochenta sobrevino el ascenso del orden agroalimentario global en el contexto del proceso de globalización que había emergido. Este orden mundial trastocó las pautas que habían sido impuestas en la fase de la acumulación introvertida, que ocurrió en el período conocido como de sustitución de importaciones. El rasgo central de dicho orden mundial consistió en la utilización de los bienes básicos de la alimentación, como los granos, las oleaginosas, la carne, la leche y los huevos, como un arma de contienda por la hegemonía mundial entre las potencias desarrolladas y como un mecanismo de dominio de los países desarrollados sobre los países dependientes. La forma como fueron utilizados los bienes básicos como arma de lucha consistió en su desvalorización artificial con el fin de alcanzar competitividad internacional, así como generar ganancias para las empresas agroalimentarias transnacionales. Este proceso se logró gracias a que Estados Unidos y la Unión Europea se convirtieron en los principales productores pero, sobre todo, exportadores de granos básicos y productos animales en el ámbito mundial, con lo que lograron imponer el precio interno de dichos bienes como referente internacional. Para 1980, Estados Unidos participaba con el 51% de las exportaciones mundiales de cereales.1 1 Datos elaborados a base de FAO, www.fao.org, 3 de agosto de 2006.
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En este contexto se establecieron, como política alimentaria en los países desarrollados, los precios internos por debajo del costo de producción, como en el caso de Estados Unidos en donde el trigo se pagaba un 45% por debajo del costo; y, el sorgo y maíz un 35 y 25% respectivamente. Una reducida élite de agricultores que aportaban dichos productos al interior de los países desarrollados recibió cuantiosos subsidios para contrarrestar las pérdidas que le causaban precios de esta naturaleza, los cuales resultaron altamente competitivos en el mercado mundial. Con el fin de colocar en el exterior sus excedentes exportables, se impuso la apertura comercial por medio de los organismos multilaterales como el FMI, el BM y la OMC, hecho que llevó al declive interno de los precios de los bienes básicos en los países subdesarrollados. Quienes resultaron altamente beneficiados de este proceso fueron las empresas agroalimentarias, tanto aquéllas que comercializaron los excedentes exportables a bajos precios, en tanto tuvieron un mercado ilimitado para colocar su mercancías, como las empresas transnacionales ubicadas en los países subdesarrollados que redujeron sus costos debido a los bajos precios imperantes. Los productores rurales de los países dependientes, tanto campesinos como pequeños empresarios, se vieron sometidos a una competencia desigual, al imponérseles precios bajos sin la correspondiente compensación de los subsidios, ya que, como se verá más adelante, los gobiernos latinoamericanos redujeron el gasto orientado a las actividades productivas, como la pequeña y mediana agricultura e industria. Esto ocasionó que los productores rurales de nuestros países fueran sometidos a una forma de explotación por despojo, consistente en el pago del producto por debajo no solo del valor, sino del costo de producción, con lo que los empresarios fueron arruinados y las unidades campesinas desestructuradas.
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El modelo neoliberal en Ecuador y la producción rural En este contexto mundial, a partir de los años ochenta, se instauró en el Ecuador la fase conocida como neoliberal, por lo que se desarrollaron las políticas de ajuste estructural impuestas por el Banco Mundial. Ello significó el retiro del Estado de la gestión productiva, así como la liberalización económica, el debilitamiento de los servicios de seguridad social y de las políticas sociales, como educación y salud, así como el apoyo irrestricto al gran capital transnacional como eje de la acumulación de capital. Aun cuando las bases del nuevo modelo se instauraron en la década de los años ochenta, éste alcanzó su consolidación cabal en los noventa, con el gobierno de Durán Ballén (1992), como mencionamos en la introducción. Dicho proceso se expresó en la eliminación de barreras arancelarias a la importación de bienes extranjeros, así como de las restricciones a la inversión extranjera directa, la devaluación del sucre en 1995 y la reducción del gasto social (Fernando Larrea, 1998: 10). En el plano agropecuario se impuso la privatización de importantes empresas estatales como la Empresa Nacional de Almacenamiento y Comercialización (ENAC), la Empresa Nacional de Productos Vitales (ENPROVIT), Fertilizantes Ecuatorianos S. A. (FERTISA), la Empresa de Abonos del Estado (EMADE) y la Empresa Mixta de Semillas (EMESEMILLA). Asimismo la liberalización de los precios al consumidor exceptuando el arroz, la transferencia del riego a las asociaciones privadas y la contrarreforma agraria decretada en 1994 con la Ley de Desarrollo Agrario, la cual permitió el registro de la propiedad privada de las tierras comunales, la venta de tierras estatales a particulares, así como la libre importación y distribución de insumos y semillas (Tatsuya Shimizu, 2003: 145). En esta misma tónica se impulsaron en el 2005 las negociaciones para la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, que fueron suspendidas por este país debido al conflicto ocasionado por la exigencia del gobierno ecuatoriano para definir los términos de las concesiones a las petroleras después del aumento del precio del petróleo. 23
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El ascenso y consolidación del modelo neoliberal en el campo trajo consigo un conjunto de transformaciones estructurales que cambiaron de raíz la fisonomía de la agricultura. Entre las más importantes identificamos cinco procesos fundamentales: a) una reprimarización excluyente; b) un cambio en el capital dominante que comanda las transformaciones económicas del sector; c) una transformación de la estructura productiva agropecuaria; d) nuevas formas de inserción de los productores rurales en el ámbito del capital de agronegocios; y, e) nuevas formas de reproducción y resistencia de los campesinos en el neoliberalismo. En seguida veremos cada uno de estos cambios. El proceso de reprimarización excluyente En consonancia con lo que ocurre en la mayoría de los países latinoamericanos, sobre todo del cono sur, en los cuales se observa un aumento de la participación de la rama agropecuaria en la economía,2 en Ecuador se registra también el proceso conocido como “reprimarización”, que incrementa notablemente la participación del PIB agropecuario en el PIB total de la economía. Mientras en 1980 dicha participación era del 10,48%, ya para el año de 1990 había ascendido a 16,45%; y, en el 2003 llegó a 19,43%. Asimismo, durante las décadas de 80 y 90 el crecimiento del PIB agropecuario fue mayor que el de la economía.3 Esto implica que el Ecuador se inserta en la economía mundial durante la globalización a través de actividades primarias en las que tiene un peso muy alto la rama agropecuaria. En consecuencia, los agronegocios forman parte de las empresas más importantes del país en esta etapa, como se verá más adelante. Sin embargo, cabe hacer notar que la creciente relevancia de las actividades agropecuarias en la economía, ocurre en contraste con el declive de la población rural. Mientras en 1980 la mayoría de la población del país era de origen rural, con una participación en la población total del 53,04%, ya para el año 2005 había declinado al 38,8%.4 Al principio de la 2 En América Latina la agricultura pasó de una participación del 7,40% en el PIB, en el año 2000, a otra de 8,03% en el 2003. 3 Datos elaborados a base de: CEPAL, Anuario Estadístico de América Latina y el Caribe, 2004. 4 Datos elaborados a base de FAO. www.fao.org. 13 de junio del 2006.
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fase neoliberal, en los años ochenta, este proceso significó el crecimiento de la población urbana a expensas de la rural, pues mientras dicha población creció al 0,88% la urbana lo hizo al 4,08%. Sin embargo, este proceso se ha debilitado en el período del 2000 al 2003 ya que la población rural creció al 0,31% anual mientras que la urbana lo hizo al 1,38%.5 En este contexto, el proceso de fortalecimiento de las actividades agropecuarias, acompañado de una disminución de la población rural, expresa un proceso de concentración de los recursos en pocas manos y de expulsión de amplias masas de población del campo hacia las ciudades o bien hacia el exterior. Se trata por tanto de un proceso de reprimarización excluyente que no se traduce en la inserción productiva de la población rural. Las actividades agropecuarias se fortalecen, pero declina su capacidad de generar empleos y medios de sobrevivencia para la población rural lo cual genera una profunda desigualdad social. Transformaciones en el capital dominante en el sector agropecuario El cambio más importante que ocurre durante la fase neoliberal en el Ecuador tiene que ver, desde nuestra perspectiva, con la transformación de los sectores dominantes del capital y sus formas de operar y subordinar a los productores rurales. El capital que había predominado en el sector agropecuario, en la etapa anterior al neoliberalismo, era esencialmente exportador de bienes tradicionales, como banano, café, cacao. Sin embargo, debido a los cambios ocurridos en el ámbito agroalimentario mundial, con el declive de los precios de los productos primarios tradicionales, el ascenso de los cultivos no tradicionales de exportación y el dominio de los cultivos básicos y lácteos por los países desarrollados, se constituyó un nuevo sector de empresas, nacionales y extranjeras de carácter transnacional, formado principalmente por agroindustrias elaboradoras de productos balanceados para animales como PRONACA; o, bien, de productos lácteos como Nestlé o de aceites vegetales a través del impulso de la palma africana. Asimismo, exportadoras de cultivos no tradicionales como flores (Florexpo S.A.), o de brócoli como Provefrut S.A. 5
Ibídem.
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En este grupo se cuentan también las empresas exportadoras de banano, que habían tenido un papel dominante en la etapa anterior, y que logran reinsertarse al rol que alcanzan las frutas en el mercado mundial, pero con un comportamiento distinto de los cultivos no tradicionales de exportación, como se verá más adelante. Entre las empresas más importantes en este ramo se encuentra la Exportadora Bananera Noboa, S. A. Algunas de estas empresas, tanto agroindustrias como exportadoras, se encontraban presentes antes de la etapa neoliberal. Lo novedoso en este caso es que se colocan como empresas de punta y, con ello, someten a la lógica de su comportamiento al conjunto de la rama agropecuaria, imponiendo nuevos mecanismos de subordinación y explotación. Las agroindustrias tienen un papel destacado ya que se cuentan entre las principales empresas del país, al nivel de las instituciones financieras o de las empresas petroleras. Así, PRONACA ocupa el quinto lugar entre las más grandes, el séptimo entre las de mayor inversión en el 2005 y el octavo entre las de mayor rentabilidad. Por su parte Nestlé ocupa el séptimo lugar entre las más grandes, el décimo primero entre las de mayor inversión y el séptimo entre las de mayor rentabilidad (Revista Gestión, 2006). Una característica importante de los agronegocios, tanto agroindustrias como exportadoras, lo constituye el hecho de que centran su expansión en la reducción de los costos por la vía de abaratar la fuerza de trabajo y los insumos, más que en el aumento de la productividad, con el fin de alcanzar competitividad en el mercado, tanto nacional como internacional. En el caso de las exportadoras ha influido fuertemente en esta situación la dolarización de la economía impuesta en enero del 2000, que impide ajustar la productividad nacional con la internacional a través de la devaluación de la moneda y, con ello, tornar más competitivos los productos ecuatorianos en el mercado mundial. En consecuencia, se ha impuesto como un mecanismo fundamental la reducción de los costos internos vía el declive de los salarios. Tal es el caso de las exportadoras de banano. A pesar de que el Ecuador es el exportador mundial más importante, registra una productividad inferior a sus competidores centroamericanos, hecho que ha repercutido en el declive del precio. Ante esta situación las empresas exportadoras han optado por reducir costos, esencialmente en los salarios, para alcanzar competitividad en el mercado (Tatsuya Shimizu, 2003: 144). 26
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En el caso de las florícolas se ha dado una estrategia similar ante su principal competidor que es Colombia, toda vez que los costos de fletes, insumos y servicios públicos son mayores en el Ecuador, además de que el tamaño de las empresas es menor en promedio que en Colombia. En consecuencia ha resultado fundamental el bajo costo de la fuerza laboral para alcanzar competitividad internacional. En cuanto a las agroindustrias productoras de insumos para la ganadería, se ha seguido la estrategia de abaratar costos a través del precio de los productos que utilizan en la elaboración industrial. Para ello, han impulsado mecanismos que reducen el precio de los insumos, como el maíz, y trasladan al productor el riesgo que conlleva la producción agrícola. Con el fin de reducir costos, han impulsado también un fuerte proceso de importación de insumos como se verá más adelante. Otra característica de las nuevas empresas de punta en el ámbito agropecuario lo constituye el hecho de que se sustentan en una concentración de los recursos productivos como el agua y los servicios, más que en la concentración de la tierra. Tradicionalmente el Ecuador ha sido uno de los países con mayor concentración de la tierra en Latinoamérica, junto con Brasil y Paraguay. Sin embargo, a raíz de la decadencia del latifundio en los años setenta, el proceso de concentración de la tierra avanzó más lentamente. Las agroindustrias no se caracterizan por centrar su desarrollo en la expansión territorial, aunque lo pueden hacer circunstancialmente. Esto es así porque prefieren trasladar el proceso productivo a los pequeños y medianos productores con quienes contratan la obtención del producto, mientras que las exportadoras de nuevos cultivos de exportación impulsan productos que requieren bajas cantidades de superficie de tierra como las flores, frutas y hortalizas y son, en todo caso, intensivas en capital y tecnología. Quienes han impulsado un proceso de concentración de la tierra son fundamentalmente las bananeras, como se verá más adelante, a partir del año 2000, pero no es el caso dominante. Por esta razón, a pesar de que la frontera agrícola crece lentamente (3% entre 1990 y 2000), el índice de Gini que refleja la concentración de la tierra bajó de 0,85%, en 1974, al 0,80% en el 2000, a pesar de que la Ley Agraria entró en vigor en 1994 (García Pascual, 2006: 74). 27
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
En cambio algunas empresas, como las florícolas y las bananeras, muestran un fuerte proceso de concentración de recursos como el agua en detrimento de la pequeña agricultura campesina (Raúl Harare, 2003: 155). Según Luciano Martínez hay una relación entre el avance de la frontera agrícola y la reducción de la cantidad de agua disponible para la pequeña agricultura familiar (Luciano Martínez, 2006). Cambios en la estructura productiva agropecuaria La recomposición del capital dominante en el sector agropecuario ha traído consigo cambios importantes en la estructura productiva del Ecuador. Se observa un declive de los cultivos tradicionales de exportación, en contraste con el incremento de los nuevos cultivos de exportación. Asimismo, un incremento de la ganadería y, con ella, un repunte de aquellos cultivos que constituyen insumos para la producción de alimentos balanceados, a la vez que un estancamiento de los cultivos básicos para el consumo humano. Este cuadro expresa una estructura agroexportadora de frutas, flores y hortalizas, una estructura agrícola y agroindustrial en torno a la ganadería, así como el deterioro de la producción básica alimentaria del país y de los cultivos tradicionales de exportación. De esta suerte se observa un crecimiento de las exportaciones de flores del orden de 14,55% anual del 2000 al 2004; un crecimiento de la producción de ganado vacuno del orden de 71% de 1990 al 2004, un crecimiento de la producción de leche de 49%, y de huevo en un 39% (García Pascual, 2006: 77). Al igual, se registra un declive de los cultivos tradicionales de exportación, fundamentalmente del café y el azúcar. La superficie cosechada de café cayó al -3,28% anual del 2000 al 2005, mientras que las exportaciones declinaron al -12,49% anual, del 2000 al 2004. En el caso de la caña de azúcar la superficie declinó al -0,94% anual mientras que las importaciones de azúcar se incrementaron a una tasa anual del 6,86% en el mismo período. El caso del banano merece una atención aparte. Si bien constituyó un cultivo tradicional de exportación, su condición de fruta le permitió reinsertarse entre los nuevos cultivos no tradicionales de exportación. Sin 28
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
embargo, ha enfrentado condiciones parecidas a las del café, la caña y el cacao, debido a la caída del precio en términos reales en un 40,7% de 1990 al 2004 (García Pascual, 2006: 84). De esta forma, hablamos de un cultivo decadente pero aún predominante en la estructura productiva del Ecuador. Así, se observa que mientras en los años ochenta las exportaciones de este fruto crecieron al 8,22% anual, en los 90 y 2000 lo hicieron al 5,46% y 5,49%, respectivamente. Por su parte, la superficie cosechada declinó al -3,77% anual, mientras que la producción se incrementó en los 90 al 7,8% anual, para declinar del 2000 al 2005 al -1,94%.6 Finalmente, los cultivos para el consumo básico de la población, como los cereales, enfrentan un crecimiento muy lento del orden de 2,78% en la producción y un virtual estancamiento en la superficie del orden de 0,31% anual. Se observa, además, un proceso de sustitución de la producción nacional por la importada como en el caso del maíz, que registra un incremento de las importaciones a la elevada tasa de 28,39% anual del 2000 al 2004.7 En un plano más general, las importaciones de productos básicos equivalían en 1990 al 20,5% de las exportaciones mientras que en el 2004 ya alcanzaban el 46,5% (García Pascual, 2006: 86) El efecto de las transformaciones productivas en los campesinos y productores rurales Las transformaciones ocurridas en la composición del capital dominante en el agro ecuatoriano, se expresan fundamentalmente en el deterioro de las condiciones productivas de los campesinos que cultivan alimentos básicos y cultivos tradicionales de exportación y, por ende, en la desestructuración de sus unidades de producción, hecho que los obliga a insertarse como abastecedores de insumos para las agroindustrias o como trabajadores asalariados de las exportadoras de diversos giros. Las políticas públicas sustentadas en la reducción de los subsidios a los productores rurales, el declive del gasto público y la privatización de las instituciones de apoyo rural, aunadas al declive de los precios internos de los cultivos básicos, en el contexto de la dolarización de la economía que incrementó los costos de los productores, han traído consigo un fuer6 7
Ibídem. Ibídem.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
te declive de la rentabilidad de quienes producen bienes para el mercado interno. Por esta razón la superficie orientada a la producción de arroz cayó al -0,32% del 2000 al 2005, mientras que la de maíz cayó al -0,81%; y la de papa al -1,47% anual en este período.8 Esta situación ha traído consigo la clausura de las posibilidades de subsistir con la producción básica y de insertarse a la economía como productores de alimentos básicos para la población. Según el censo del 2000, el 42,9% de los productores con menos de 5 hectáreas completaban su producción con ingresos extraparcelarios, mientras que aquéllos con menos de 1 hectárea lo hacían en una proporción de 57,9% (García Pascual, 2006: 83). De igual manera, los pequeños productores de cultivos tradicionales de exportación como café, caña de azúcar, cacao, banano, etc., han enfrentado el declive de los precios internacionales y con ello las opciones de sobrevivir de su producción (Luciano Martínez, 2003: 102). Sin embargo, a la par que se cierran las posibilidades de subsistir con la producción básica o tradicional, se abren alternativas de inserción productiva o asalariada en los agronegocios, tanto agroindustriales como exportadores, que se insertan en el agro ecuatoriano. Se observan por tanto tres tendencias esenciales:1) la desestructuración familiar productora de bienes básicos o cultivos tradicionales de exportación que genera exclusión productiva y migración nacional e internacional; 2) la desestructuración de la agricultura familiar y su inserción como vendedora de fuerza de trabajo a las empresas exportadoras, hecho que genera las condiciones para el establecimiento de bajos salarios y un proceso de sobreexplotación de la fuerza de trabajo rural; y, 3) la inserción de la agricultura familiar como aportadora de productos en contrato para las agroindustrias, hecho que desestructura la producción de autoconsumo y obliga a la monoproducción con ingresos muy bajos, la pérdida de la autonomía en el proceso productivo y, por ende, la descomposición de la unidad productiva.
8
30
Ibídem.
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
Formas de reproducción y resistencia campesina A la par con esta situación han surgido innumerables formas de resistencia y reproducción de los productores rurales, desde aquéllas de corte económico que consisten en fortalecer la producción de autoconsumo como una medida de arraigarse a la tierra, formas de producción agroecológica, la diversificación productiva, la inserción parcial en el mercado, la venta de la fuerza de trabajo para complementar el ingreso familiar; hasta la construcción de organizaciones para defender colectivamente sus condiciones productivas. Estas formas de resistencia, sin embargo, han sido hasta ahora insuficientes para preservar y fortalecer la unidad campesina, por lo que sigue siendo un interrogante la alternativa campesina ante el carácter excluyente y depredador del modelo neoliberal.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Tres El dominio del capital en actividades no tradicionales de exportación: las florícolas Blanca Rubio
No, las flores no dan ni oficio ni beneficio.
Introducción
E
El objetivo del presente apartado consiste en analizar las formas de explotación, dominio y subordinación que ejercen los empresarios florícolas sobre los campesinos que se emplean como trabajadores en los invernaderos, productores de flores para la exportación, en las zonas de Pichincha y Cotopaxi. Se analiza también el impacto de estas formas de explotación en la desestructuración de las unidades productivas, así como los mecanismos de resistencia individual y colectiva que han impulsado los pequeños productores para enfrentar el embate del capital. Como se señaló anteriormente, a partir de los años ochenta se introdujo la producción de flores en el Ecuador, en el marco de la expansión de los cultivos no tradicionales de exportación, que emergió como una tendencia general con el ascenso del modelo neoliberal en América Latina. La producción de flores, principalmente de rosas, encontró condiciones favorables en el Ecuador debido a la luminosidad que le otorga su ubicación geográfica, así como a la presencia de temperaturas estables durante todo el año. Tal situación favorece un tipo de rosa con tallos largos, gran tamaño del botón y colores intensos, que otorgan al país ventajas comparativas en relación a países exportadores como Colombia 1
H.A. Productor de Pichincha.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
(F. Chiriboga Pacheco, 2006: 6). Actualmente las flores nacionales se reconocen dentro del rango PREMIUM, hecho que les ha permitido posicionarse internacionalmente. La producción de flores se ha convertido en la actividad económica más dinámica del Ecuador en los últimos quince años. El volumen de flores se incrementó a una tasa anual del 12,69% de 1994 al 2005, mientras que las exportaciones crecieron en términos de valor a una tasa del 13,16% anual en el mismo período.2 Debido a este fuerte crecimiento en la actividad, las exportaciones de flores disputan el tercer lugar en las exportaciones del país (con las exportaciones de camarón), mientras que Ecuador se ha convertido en el quinto exportador mundial de flores luego de Holanda, Colombia, Israel y Kenia. A pesar de las buenas condiciones naturales para la producción de flores, el país enfrenta fuertes dificultades para posicionarse en el mercado internacional. En primer lugar, la dolarización elevó los costos debido a que la mayor parte de los insumos utilizados son importados. Asimismo, no puede utilizarse la devaluación de la moneda para alcanzar competitividad en el mercado mundial como se mencionó en el contexto general. Aunada a esta situación, Ecuador tiene elevadas tarifas aéreas además de que la infraestructura del aeropuerto de Quito no cuenta con instalaciones adecuadas para productos perecederos.3 Tales dificultades competitivas se han subsanado a través de la tendencia a disminuir los costos, más que elevando la productividad, por lo que esta actividad se ha erguido sobre bajos salarios como ventaja frente a sus rivales mundiales; en tanto, los rendimientos se han incrementado solamente en un 2,7% anual en el período del 2000 al 2006, cuando más ha crecido la productividad.4 El capital florícola ha impuesto su lógica de acumulación en la zona de asentamiento y ejerce un dominio casi cabal sobre los pobladores, los recursos productivos y naturales y los modos de producir y de vivir en la zona. Ha introducido formas inéditas de explotación, ha cambiado el pai2 3 4
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Datos elaborados a base del Banco Central del Ecuador, Expoflores, octubre de 2005. Semanario El Agro, Quito, octubre de 1983. Datos elaborados a base del Banco Central del Ecuador, Expoflores, octubre de 2005.
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saje inundándolo de plásticos, ha contaminado y concentrado el agua de la región, ha desestructurado las unidades productivas y ha fracturado las formas tradicionales de organización de los productores rurales. La belleza de las flores emerge con un elevado costo para los pobladores de la Sierra, quienes enfrentan enfermedades crónicas, erosión familiar, deterioro del medio ambiente y pérdida del control de sus recursos productivos. En este apartado pretendemos analizar, además de los objetivos señalados, las consecuencias que genera la producción de flores en los ámbitos productivos, ambientales, de salud y de percepción de la vida de los productores rurales, tomando como eje el dominio del capital. En el primer punto se describen las características de la zona estudiada, para en seguida analizar la situación económica de los productores rurales que se emplean en las florícolas. En un tercer punto se aborda la situación que enfrentaban éstos antes de la instalación de las florícolas, para posteriormente abordar el establecimiento de dichas empresas en la zona, las condiciones de explotación que imponen y las consecuencias de su expansión. En el siguiente apartado se analiza el proceso de desestructuración que han generado las empresas en las unidades campesinas, para enseguida analizar las formas de resistencia que impulsan los productores y las alternativas y percepciones que tiene la población estudiada sobre la situación que enfrentan.
Características de la zona de asentamiento de las florícolas Las provincias serranas de estudio se transformaron a lo largo de 15 años, de productores de alimentos básicos para el mercado interno, en exportadoras de flores. Las más importantes por la ubicación de las florícolas son Pichincha, Cotopaxi, Azuay, Guayas, Imbabura, Cañar, Chimborazo, Loja y Carchi. Entre ellas, Pichincha y Cotopaxi, las provincias de estudio, concentraban para el 2004 el 82,79% de la superficie total dedicada a las flores en el país.5 La más importante es Pichincha, pues concentra el 66,09% de la superficie nacional orientada a las flores. Al interior de Pichincha, las florícolas 5
Ibídem.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
se han asentado principalmente en Quito, Cayambe y Pedro Moncayo que registran el 95,61% de la superficie florícola de la provincia.6 Tanto Pichincha, como Cotopaxi deben su nombre a los volcanes que sobresalen en cada provincia. Se trata por tanto de zonas elevadas con una altitud de entre 2600 y 5790 metros sobre el nivel del mar, con temperaturas medias de 3 a 6 grados en zonas altas y de 12 a 24 grados centígrados en las zonas del valle. Estas condiciones metereológicas, su cercanía con la línea ecuatoriana y con el aeropuerto internacional de la ciudad de Quito, han sido muy ventajosas para las empresas florícolas. Dentro de la zona de estudio, los principales cantones estudiados fueron Cayambe y Pedro Moncayo de Pichincha y Pujilí de Cotopaxi.
Situación económica y social de los productores rurales La mayoría de los trabajadores de las florícolas son pequeños productores que tienen la posesión de la tierra, es decir, son dueños de pequeñas parcelas que van de 300 metros a cinco hectáreas. Algunos han heredado de su padres o parientes o han comprado y solo unos cuantos arriendan tierras. La mayor parte de su producción es para autoconsumo. Se trata de cultivos en pequeña escala pero muy diversificada. En Pichincha producen papas, maíz, cebada, trigo, habas fréjol, alfalfa, quinua y chocho. En Cotopaxi, avena, cebada, quinua, melloco, arvejas, pasto, morocho y sambo, así como distintas variedades de papa como la “maría”, la “esperanza” o la “gabriela”. También crían pequeños animales como cuyes, gallinas, vacas, borregos y chanchos. Ocasionalmente venden parte de su producción agrícola o animal. Pueden vender leche de vaca, cuyes o chanchos. También venden trigo por quintales, pero en general autoconsumen su producción. u Nosotros no vendemos nada del terreno, solo vendemos la papa y
de vez en cuando los animales, los huevos, las gallinas y los chanchos. Eso nos ayuda a subsistir, cada semana vendemos 30 o 40
6
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Datos elaborados con base en Banco Central del Ecuador, Expoflores, octubre de 2005.
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
huevos a 12 centavos, y las gallinas vendemos a 6 dólares y 8 dólares si son grandes; tal vez una vez o dos veces al año vendemos chanchitos. Este año no hemos vendido pero el otro año vendimos uno a 85 dólares.7
Utilizan trabajo familiar para el proceso productivo y en ocasiones llegan a contratar fuerza de trabajo, pagando a 5 dólares el día. El proceso productivo se basa en el uso del tractor para preparar el terreno, utilización de semillas propias y manejo de fertilizantes químicos para trigo, papas y para el maíz. Usan también plaguicidas como Gramoxin, Rigomil, Monitor, entre otros.
Situación de los productores antes de la instalación de las florícolas Como señalamos el cultivo de las flores se inició alrededor de 1983. Sin embargo dicha actividad era todavía muy incipiente. Para 1990 había solamente 29 plantaciones en todo el país, alrededor del 8% de las que existen actualmente. Desde esta perspectiva el llamado boom de las flores cobró fuerza en la década de los noventa. Antes del asentamiento masivo de las florícolas en dicha década, los productores rurales de la zona de estudio se ocupaban en distintas actividades. Algunos tenían pequeños negocios como tiendas de abarrotes o carpinterías. Otros eran vendedores ambulantes y varias de las mujeres trabajaban como sirvientas en las zonas urbanas como Cayambe. Había quienes trabajaban en haciendas, pero la mayoría eran migrantes temporales, especialmente a la ciudad de Quito, que se dedicaban a la construcción. Todos tenían el rasgo común de mantener una unidad productiva campesina como complemento del ingreso. Dos procesos fundamentales transformaron de raíz esta situación. Por un lado, la dolarización de la economía que afectó los pequeños negocios y debilitó la unidad productiva familiar, y por otro lado, la instalación de las florícolas. En el año 2000 cuando el gobierno impuso la dolarización de la moneda, sobrevino como señalamos, un proceso de encarecimiento de los insumos y productos, reducción de la demanda y recesión generalizada 7
M.M. Productora de Cotopaxi.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
que trajo consigo la quiebra de los pequeños negocios y dificultó sostener la pequeña producción familiar. u Mi marido siempre ha trabajado. El antes tenía una carpintería y
vivíamos de lo que ganaba ahí y de lo que producía el terreno también; pero creo que antes era más barato, se podía vivir con lo que ganaba mi marido y lo del terreno. Claro, nos producía más la carpintería que el terreno, pero se podía vivir. Ahora ya no, tenemos que trabajar los dos para mantenernos, desde que se dolarizó todo tuvimos que cerrar la carpintería y seguir manteniendo el terreno, pero de esto no podemos vivir, no alcanza.8
Por su parte, la instalación de las florícolas permitió fijar la fuerza de trabajo que anteriormente emigraba a las ciudades. Se calcula que antes de la instalación de las florícolas, en 1986, la migración afectaba al 28,4% de la PEA en la zona de Cayambe, mientras que, para 1996 este dato se había reducido al 10,8% de la PEA (Fernando Larrea, 2004: 59). De esta suerte, las florícolas se convirtieron en una opción de empleo y de ingresos, tanto para aquellos productores que se veían obligados a emigrar en busca de trabajo, como para los que enfrentaron condiciones desfavorables con la dolarización.
Las empresas florícolas: una caracterización Para el año 2000 existían alrededor de 350 empresas florícolas en el Ecuador que daban empleo directo a 58259 personas e indirecto a 38000 en el 2005.9 En la zona de estudio, los entrevistados trabajan en 14 empresas diferentes, las cuáles como señalamos tienen condiciones muy desiguales en infraestructura, empleo y producción. Así, entre las empresas mencionadas por los entrevistados se destacan Rosamont, Astroflores, Agripac, Rosinvar, Claveles de la Montaña, Denmar, Inversiones Ponte Tresa, Rosadex, entre otras, mientras en Cotopaxi operan Nevado Ecuador, Monterrey e Isinche Grande. Algunas de estas empresas son a la vez importadoras de plaguicidas como Agripac que es una de las cuatro grandes distribuidoras del Ecuador. 8 9
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L.L. Productora de Pichincha. Datos de Expoflores, Empresas Asociadas, 2006.
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
Para el 2004 importaba el 14,1% de este tipo de productos (Antonio Gaybor, et al., 2006: 63). A pesar del dinamismo de la actividad, las exportadoras de flores no figuran, en general, en el grupo de grandes empresas del Ecuador. Son pocas las que sobresalen como Agripac. Esta empresa ocupa el lugar número 28 entre las más grandes. En cuanto a las empresas que operan en la zona de estudio sobresalen, además de Agripac; Rosamont, que ocupa el segundo lugar entre las exportadoras de flores para el año de 2006.10 El capital principal de las florícolas es de origen nacional (75%) y solamente un 25% es de origen extranjero, entre el cual sobresale el capital holandés, tanto en florícolas como en industrias proveedoras de insumos (F. Chiriboga Pacheco, 2002). El negocio de las flores requiere de elevados montos de capital para la inversión ya que, como mencionamos enfrentan altos costos de producción. La inversión varía según el tipo de flor, pero fluctúa alrededor de $10 mil dólares por hectárea y se requieren por lo menos 30 hectáreas para que sea rentable, lo cual implica una inversión mínima de $300 000 dólares en una extensión como ésta. Sin embargo, el costo por la instalación inicial es muy alto, ya que ascendía en el 2004 a 300 000 dólares por hectárea (Fernando Larrea, 2004: 57). u Una finca exitosa vende 80 000 flores por hectárea a 35 centavos
cada flor, gana unos $28 000 por hectárea, pero el costo de producción podría alcanzar entre los $10 000 y $14 000 por hectárea.11
En consecuencia, se alcanzan ganancias nada despreciables de entre $14000 y $18000 por hectárea. Esta ventaja ha generado una clara expansión de las empresas. En la zona de estudio se reportan incrementos de personal o del número de invernaderos, como en el caso de Denmark que pasó de una a tres empresas, Rosadex que pasó de tres bloques de invernaderos a seis. En Astroflores se incrementó el número de trabajadores de 12 a 42, en Rosinvar pasó de 13 bloques a 25 o el caso mas notable de Agripac que pasó de dos invernaderos a 20 en un lapso de 15 años. 10 Revista Gestión, junio de 2006. 11 Entrevista a gerente de empresa florícola.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
El aspecto crucial de la expansión florícola se encuentra en el mercado, ya que la demanda es muy concentrada. Estados Unidos recibe el 90% de las flores ecuatorianas. Tiene un centro de distribución en Chicago y alrededor de 700 grandes distribuidores por los que compiten los países exportadores. Se trata de un mercado que está llegando a su punto de saturación debido a la participación de gran número de países y a la entrada de China como gran competidor. Esto ha traído consigo una tendencia declinante de los precios en los últimos años, hasta llegar en el 2006 a dos dólares el bonche. Sin embargo, Ecuador tiene precios más bajos, entre 1,50 y 1,60 dólares el bonche.12 En cuanto a la infraestructura, se observa una gran desigualdad entre las empresas. Existen las más modernas que cuentan con sus propios laboratorios de genética para la elaboración de semillas, mientras la mayoría importa estos insumos. Aquellas que son a la vez importadoras de plaguicidas y la mayoría que los compran a distribuidoras. La mayor parte de las empresas usan los invernaderos de plástico que, como se verá mas adelante tiene un fuerte impacto ambiental. La menor parte de la producción es a cielo abierto por lo que es menos invasora con el medio ambiente. La mayoría utiliza insumos químicos y solamente muy pocas, insumos orgánicos. Sin embargo, todas tienen el común denominador de fincar su rentabilidad en el uso intensivo de la fuerza laboral barata.
Formas de explotación y condiciones de empleo en las empresas florícolas En algunos países de América Latina, la actividad florícola se ha impulsado a través de formas de organización del trabajo toyotistas, centradas en el involucramiento en el trabajo, cero errores y elevadas normas de calidad, convirtiéndose en una actividad de punta, como es el caso de México (Sara Lara, 1995: 71). Sin embargo, en el Ecuador, las empresas florícolas se fincan en una organización del trabajo de tipo taylorista y fordista, centrada en la repetición de tareas, una rígida división del trabajo por género, la utilización de capataces para vigilar el trabajo y disminuir los tiempos muertos, así como la intensificación laboral sin cambio tecnológico. Ello nos lleva a 12 Ibídem.
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
afirmar que se trata de una actividad de punta basada en formas tradicionales de organización y explotación del trabajo. En la mayoría de las florícolas se contratan más mujeres que hombres, aunque en algunas son mitad y mitad. Las tareas están distribuidas por género. Cultivar, cortar, mallar, encajonar, barrer, envolver ramos y clasificar corresponden a las mujeres, en cambio las tareas más pesadas como riego y mantenimiento, fumigación y vigilancia corresponden a los hombres. Normalmente los trabajadores son asignados a un área, lo cual implica que realizan las mismas tareas todo el tiempo. En fechas de alta demanda (Navidad o San Valentín), pueden cambiar de área para apoyar a otros trabajadores, pero en general, no hay rotación de puestos. u Yo trabajo en empaque y despacho, desde hace dos años trabajo en
esta área. Lo que hago después de ponerme las botas y el uniforme, sigo recibiendo flores y voy empacando en cajas.13
Existe un capataz que vigila que no se muevan de sus puestos de trabajo y que cumplan la cuota de producción asignada. Se trata de los supervisores, que son nombrados de distinta manera según la florícola. En algunas son trabajadores con mayor antigüedad y más experiencia como en Agripac. En otras, como en Rosadex, los supervisores son personas traídas de otras florícolas a controlar el trabajo. u Somos constantemente observados por el supervisor. Si no se cum-
ple el nivel de producción requerido nos amonestan generalmente en el tiempo de trabajo y tenemos que compensar con horas extras de trabajo.14
Además de fincarse en formas tradicionales de organización del trabajo, las florícolas sustentan su proceso de acumulación de capital en la sobreexplotación del trabajo. Este proceso se encuentra sostenido en tres condiciones: salarios por debajo del valor de la fuerza de trabajo, utilización de campesinos que complementan el salario con la producción alimentaria para autoconsumo e intensificación del uso de la fuerza laboral sin cambio tecnológico. 13 M.A. Trabajadora de florícola de Pichincha. 14 E.A. Trabajadora de florícola de Pichincha.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Sobre el primer punto, los trabajadores de florícolas cumplen una jornada laboral de 8 horas diarias seis días a la semana y obtienen un salario de 160 dólares por mes, que corresponde al salario mínimo establecido por el Ministerio de Trabajo y Empleo del Ecuador. De este salario les descuentan el Seguro Social, la alimentación en la florícola, el transporte cuando es utilizado para llevarlos a la empresa y el servicio médico que se encuentra en la florícola. Ya descontados estos gastos los trabajadores perciben neto 150, 140 o hasta 130 dólares dependiendo de la florícola. Este salario no cubre el valor de la fuerza de trabajo, que remite a los bienes necesarios para reproducir al obrero y su prole, pues según datos oficiales, el costo de la canasta básica familiar para un hogar tipo de 5 miembros ascendía en septiembre del 2006 a 447,49 dólares por mes.15 u El salario de la florícola no era suficiente, era bien poco porque
todo lo que ganaba se iba en alimentación, porque todo tenía que comprar. Nunca fue suficiente, se vive con las justas.16
En muchos casos trabajan varios miembros de la familia para completar el ingreso familiar. u El salario no es suficiente para vivir, siempre hace falta más. Yo
gano por ejemplo 170 dólares, el básico y mi esposo igual.17
Tal situación ha generado que las empresas florícolas se abastezcan preferentemente de fuerza de trabajo que posee un terreno con producción de autoconsumo para completar el salario. O dicho de otra manera, la producción agrícola familiar constituye un proceso que favorece el establecimiento de bajos salarios, ya que permite complementar el ingreso familiar, hecho que es aprovechado por las empresas florícolas que se erigen en las zonas rurales. u No, no creo, si solo tuviera el trabajo no me alcanzaría para nada,
ni para comer, porque tengo el terreno y los animales, por eso puedo vivir aunque ajustada.18
15 16 17 18
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Datos de INEC, 2006. R.G. Trabajadora de Pichincha. E.C. Trabajadora de Pichincha. M.T. Trabajadora de Cotopaxi.
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
En cuanto a la intensificación del proceso de trabajo, se observa, en primer lugar, una forma de organización que exige un fuerte ritmo de producción a los trabajadores. u No creo que sea justo el salario porque no alcanza. Cuando uno
quiere ganar no hay cómo porque es lo básico. No es justo, me deberían pagar más porque se hace bastante, uno tiene que escoger, empacar, hacer todo por reloj, porque enseguida vienen los furgones a llevar, y de ahí tenemos que despachar, hacer ticket de entrega, es muy duro el trabajo, hay que estar concentrado, no se puede ni regresar a ver, hay que manejar rápido las manos para cumplir con todo el volumen.19
En segundo lugar, en la mayor parte de las florícolas se ha ido incrementando el mínimo de tareas impuestas a los trabajadores, sin que este proceso derive de un cambio tecnológico. Esto implica que se ha intensificado el trabajo por la vía de obligar al obrero a producir más en el mismo tiempo, lo cual implica un desgaste mayor de la energía laboral que no es compensado por el salario. Así por ejemplo en las tareas de fumigación, mientras al inicio de la instalación de las florícolas tenían que depositar 1 500 litros, en la fecha de la encuesta había aumentado a 3 000 litros. Una empresa aumentó la cuota de 50 bonches por hora a 75 bonches, mientras que otra admitía una cuota de corte de 100 a 120 tallos y en la fecha de la encuesta exigía de 150 a 160 tallos. u Ahora nos están exigiendo mas rendimiento, dicen que nosotros
debemos cortar 180 flores por hora cada uno, trabajamos cinco cortando flor, si ese rendimiento le divide para todos, por ejemplo para el personal de mantenimiento, de administración, nosotros tenemos que trabajar por todos ellos para ganarnos las horas, por eso es que el sábado y el domingo tenemos que trabajar, por ejemplo, nosotros trabajamos hasta la una y nos pagan solo como si hubiéramos trabajado hasta las diez de la mañana; o sea nos dividen la producción para repartir a todos.20
19 M.A. Trabajadora de Pichincha. 20 C.L. Trabajadora de Pichincha.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
La intensificación del trabajo se logra por la vigilancia del supervisor. Cuando los trabajadores no cumplen la cuota asignada se les cobran multas o se tienen que quedar a la hora del almuerzo a terminar lo que les faltó. Algunas empresas exigen a los trabajadores quedarse horas extras cuando no cumplieron su cuota, mientras que otras les descuentan de su salario la producción que faltó para cubrir lo estipulado. u A mí no me ha pasado, pero nos llaman la atención, cuando es
grave, o sea cuando ello dicen: si a la próxima no cumplen lo que se les dice, hay multas de diez dólares, que nos descuentan del sueldo (…). Por ejemplo en el área donde trabaja mi esposa, a veces les ponen que terminen en una semana el deshierbe y si no lo terminan les hacen quedar en la tarde o el fin de semana.21
Asimismo se observa que han ido disminuyendo bonificaciones que estaban establecidas antes de la dolarización, como es el caso de una de las empresas de Pichincha. u Antes, en los primeros años que yo comencé a trabajar había una
bonificación. De acuerdo al rendimiento le daban un incentivo y claro todas nos esmerábamos por hacer más; no me acuerdo cuanto era, pero era en sucres. Más después, cuando se dolarizó se acabó todo eso, todos esos beneficios se acabaron y después lo que hicieron fue que los que no cumplían ese volumen tienen que quedarse hasta mas tarde hasta completar lo que no han cumplido.22
En cuanto a las condiciones de empleo se observa que la mayoría de las florícolas otorga prestaciones a los trabajadores como el Seguro Social. Asimismo, las empresas otorgan alimentación, que como señalamos es descontada del salario, transporte cuando se requiere y algunas tienen un médico en la empresa que suele ir dos veces por semana o una vez cada quince días y que descuenta la medicina del salario. u Si había servicio médico, pero cuando había casos de enfermedad,
la mayor parte de la gente no se atendía porque sabían decir que como son médicos de la misma empresa, siempre decían que estamos bien, que podemos seguir trabajando.23
21 S.P. Trabajador de Pichincha. 22 E.Q. Trabajadora de Pichincha. 23 E.Q. Trabajadora de Pichincha.
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
En cuanto a los implementos de protección otorgados por las empresas para la realización de labores, se observa que la mayoría de las empresas cumplen con esta obligación. En fumigación otorgan mascarilla, chompas de caucho, gorra, mandil, botas y guantes y en algunos casos otorgan hasta gafas. En otras áreas mascarillas y guantes. Sin embargo en muchos casos son de mala calidad o en el caso de las mascarillas no les cambian los filtros. Empresas como Agripac, Claveles de la Montaña, Inversiones Ponte Tresa, Rosadex y Nevado Ecuador, cumplen con el otorgamiento gratuito de estos implementos. Sin embargo hay empresas como Isinche Grande de Cotopaxi que no les dan nada por lo que los trabajadores tienen que llevar gorra y botas para protegerse. A pesar de que algunas empresas cumplen con las prestaciones señaladas, en general se basan en la flexibilización laboral para precarizar el trabajo y de esta manera reducir sus costos, con lo cual reducen aún más el salario. Uno de los mecanismos más utilizados para ello es mantener a los trabajadores como temporales en lugar de establecer contratos permanentes y otorgarles estabilidad laboral. Con ello se ahorran prestaciones como el pago por retiro, o el reconocimiento de la antigüedad del trabajador cuando se despide de la empresa. De esta forma, se firman contratos cuando ingresan, por tres o seis meses, en los cuáles los trabajadores están a prueba y después no se vuelven a firmar contratos de base. En algunas empresas llegan a firmar después contratos por un año, que los mantiene en constante estado de eventuales. Sin embargo en otras empresas no firman contratos, todo es de palabra. Esta situación coloca a los trabajadores en una gran vulnerabilidad, y es a la vez la explicación de la enorme movilidad laboral de las empresas. Los entrevistados narran que han salido de unas empresas y entrado en otras, a la vez que algunos han regresado a donde trabajaban inicialmente. Asimismo, las empresas siempre están necesitadas de trabajadores. Con el fin de conseguirlos reparten convocatorias o bien convocan a los trabajadores a través de carros altoparlantes que “andan perifoneando”.24
24 J.A. Trabajador de Pichincha.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
u Ahora hay bastante necesidad de las empresas a coger trabajado-
res, inclusive en las emisoras promocionan; las empresas mismo llaman, por la radio y también a veces nos dicen a los trabajadores que llamemos, nos obligan para que llevemos gente a trabajar. Nos dicen: “por qué usted no ha traído gente, usted no nos colabora”.25
Las empresas prefieren carecer de trabajadores en vez de generar estabilidad en el empleo, toda vez que sustentan su competitividad internacional en los bajos salarios. Asimismo apuestan a las condiciones naturales más que a la calidad en la producción por la vía de profesionalizar al personal y alcanzar mayores rendimientos con especialización productiva. La rosa de exportación, que tiene la belleza original por ser criada en medio del mundo, es producto del trabajo devaluado de miles de pequeños productores que han devenido en obreros sin abandonar su terreno de autoconsumo. Su ingreso principal no proviene de la agricultura sino del salario, a la vez que su tarea más importante es el trabajo de la florícola; sin embargo, la unidad productiva familiar tiene una importancia crucial en el sistema de explotación de las florícolas. En primer término, porque la producción de autoconsumo no es accesoria ni complementaria aunque parezca a primera vista, sino que es una de las condiciones para fincar una actividad con bajos salarios y precarización laboral y en segundo término, el hecho de que las florícolas impongan una forma de contratación de tipo eventual que impide generar estabilidad laboral, provoca que no se conviertan totalmente en obreros, sino que tengan una movilidad permanente, así como una aspiración de retornar a su vida campesina, como se verá más adelante. Asimismo, cuando se organizan lo hacen como productores en organizaciones de carácter rural y no en sindicatos. Existen muy pocos sindicatos o comités de empresa en las plantaciones de flor. En consecuencia, podemos plantear que se trata de una forma incompleta de proletarización, sumamente depredadora, que los mantiene en una condición de campesinos pobres y obreros eventuales, en una permanente transición que constituye la clave para ser sometidos a la sobreexplotación en beneficio del capital exportador. 25 C.L. Trabajadora de Pichincha.
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Las consecuencias del establecimiento de las florícolas para los productores asalariados El establecimiento de las florícolas ha cambiado de manera radical la forma de vida, la manera de producir, el entorno y la percepción del mundo de los productores rurales de la Sierra. El paisaje rural en el que solamente se vislumbraban los distintos tonos de verde está ahora inundado de plástico. Los invernaderos son pequeños, de alrededor de 10 por 20 metros, pero proliferan por doquier las estructuras de madera cubiertas de plástico blanco deteriorado por el sol, en algunos casos con desgarraduras, que asemejan bodegas improvisadas o lugares de desecho. El plástico se utiliza de uno a dos años y posteriormente es desechado, con lo cual son arrojados al medio ambiente por las florícolas o regalados a los trabajadores “por lo que se pueden ver en las comunidades cientos de metros de plástico que se están desintegrando y generando contaminación a las aguas subterráneas y superficiales, al suelo y al aire” (Acción Ecológica, 2000: 3). Sin embargo, la transformación del paisaje no es el daño mayor. El impacto más grave lo constituye sin lugar dudas, el daño al ambiente y a la salud que provoca el uso de plaguicidas y pesticidas. Los productores de Cayambe refieren que en la madrugada, la comunidad se encuentra inundada de una neblina después de la fumigación cotidiana que se realiza en las florícolas. Se calcula que en la producción de una flor se utilizan alrededor de 80 clases de químicos como fertilizantes, plaguicidas, etc. De las 350 empresas florícolas solamente 27 empresas tienen en sus plantaciones el certificado “sello verde” exigido por Europa.26 En estas condiciones, el impacto de las fumigaciones en la comunidad ha generado daños fundamentalmente a los niños y los animales. u Sí afecta a los animales. A veces junto a la florícola hay potreros
y eso comen las vacas y se enferman. Las aves también, cuando pican la flor se mueren. En el agua también es diferente, parece
26 “Las flores el nuevo boom de exportación”, en El Bananero, junio de 2001.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
que está mantecosa. El aire adentro de la florícola es una diferencia total.27
En el impacto al medio ambiente sobresale el que se refiere al daño y concentración del agua. Desde que se instalaron las florícolas ha ocurrido un proceso de concentración del agua ya que requieren de grandes cantidades de ella para la producción. u Si creo que hay afectación, no solo del ambiente sino del agua
también porque ha bajado mucho el caudal, ellos cogen la mayor parte del agua de la comunidad y por eso también es que la tierra no produce igual que antes.28
No solamente existe concentración, sino también contaminación del agua. u Produnorte recibe agua del canal de la comunidad que se mezcla
con sus residuos y eso también nos llega por medio del agua.29 u Una ya no puede usar tranquilamente el agua, porque a veces cuando les he bañado a mis hijos les ha salido como una sarna en la piel. A mí me han dicho que ha habido varios casos de esos en la comunidad por el agua.30
A la par con el daño a los recursos naturales se encuentra el impacto sobre la salud de los trabajadores de las florícolas. Cuando llegamos a la zona de estudio, en Cayambe entrevistamos a una joven que tenía la cara manchada y un color opaco en la piel. Nos señaló que era muy fácil saber qué mujeres trabajaban en la florícola y cuáles no, porque todas las que laboran en estas empresas tienen señales en la piel. Los problemas dermatológicos son frecuentes, como dermatitis por contacto y estigmas con niveles de prevalencia elevados en algunas empresas (Tatsuya Shimizu, 2003: 6). u Creo que ese polvo que venía en las hojas, cuando nosotros clasificábamos las flores nos hacía daño por mas que usábamos mascarillas, no se qué químico sería pero el olor era fuerte.31 27 H.A. Productor de Pichincha. 28 C.L. Productora de Pichincha. 29 E.A. Entrevistado de Pichincha. 30 M.A. Productora de Pichincha. 31 M.V. Trabajadora de Pichincha.
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Según Tatsuya Shimizu, estudios realizados por IFA dentro del Programa de Mejoramiento Ambiental demostraron que en cultivo y poscosecha había exposición de los trabajadores a los químicos en manos, cara, nuca y que inclusive, estos productos llegan a traspasar la ropa de trabajo utilizada (Tatsuya Shimizu, 2003: 155). u Si hay protección pero no es suficiente. Me han dado mascari-
llas, chompas de caucho, pantalones, guantes, pero con todo eso pasa.32
Otros males frecuentes son el dolor de cabeza, náusea, mareos y problemas de memoria., fundamentalmente a quienes trabajan en fumigación. u Suele doler la cabeza. Es que hay algunos productos que dicen que
sí son orgánicos pero son bien apestosos.33
También suele afectar al sistema gastrointestinal. u Me mandaron a fumigar. Me dolía el estómago cuando chupaba la
fresa.34
Varios trabajadores reportan también enfermedades de las piernas o de la columna por el tiempo que permanecen parados o agachados. u En el área donde más se enfermaban era en post cosecha, porque
además de oler ese polvo de las hojas todos los días, también pasábamos todo el tiempo parados y nos afectaba a las piernas y a la columna. Duelen mucho las piernas y el cuerpo por estar parado a veces más de ocho horas.35
Sin embargo los problemas de salud más comunes son las enfermedades respiratorias ya que el plástico genera un ambiente muy caliente al interior de las florícolas y cuando salen, les hace daño el cambio de temperatura, por ello la época de mayor incidencia es el tiempo de lluvias. u Los problemas que tenía fueron una tos frecuente, que empezó con
una gripe constante que no me curaba ni con inyecciones, y peor
32 33 34 35
J.G. Trabajador de Cotopaxi. J.A. Productor de Pichincha. K.C. Trabajador de Cotopaxi. M.V. Trabajadora de Pichincha.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
cuando estuve embarazada no podía tomar medicamento fuerte y me pasaba meses enferma de gripe. Eso comenzó en el año 99 y hasta el 2003 seguía con gripes frecuentes, y luego empecé con dolores de cabeza fuertes y comencé a perder la memoria un poco. Y el último problema que he tenido es el dolor de huesos de la pierna izquierda, yo fui una de las que pasó 10 años trabajando parada, ya estaba sin poder caminar, ya no resistía en esa área, entonces me dijeron que como era buena trabajadora me daban el pase a otra área de cultivo, pero siguieron los problemas de enfermedad, por mas empeño que hice no pude más, porque en cultivo en cambio empezaron los problemas de columna porque uno tiene que estar agachada todo el tiempo.36
Se observa por tanto que después de seis u ocho años de trabajar en las florícolas quedan huellas perenes en el organismo, que no son resueltas por las empresas a través de alguna indemnización que cubra enfermedades de tipo laboral. Una vez que los trabajadores quedan incapacitados, son despedidos por las empresas como desechos humanos que ya no tienen una utilidad inmediata. u Pese a que los dueños, que eran colombianos, decían que estaban
haciendo un favor al país, dando trabajo. Solo cuando uno está de trabajador muchos años se puede dar cuenta que no es un beneficio sino mas bien un daño trabajar en estas empresas.37
Otro de los impactos más notorios consiste en que se ha transformado la manera de producir en la unidad campesina. Debido al tiempo que tienen que estar en las florícolas, dedican menos tiempo a la labor del terreno. Esto ha provocado que se vean obligados a utilizar insumos químicos para aumentar la producción, lo cual ha traído consigo un círculo vicioso, porque el terreno requiere cada vez más abonos artificiales o fertilizantes para producir lo mismo. u Precisamente porque no hay tiempo es que ha bajado la produc-
ción. Cada vez producimos menos el terreno porque no dedicamos mucho tiempo y necesitamos mas fertilizante químico, si no ponemos químico ahora no produce la tierra, ya dependemos de esto. Entonces no tenemos para vender un excedente sino solo para
36 E.Q. Trabajadora de Pichincha. 37 E.Q. Trabajadora de Pichincha.
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
consumir, ya no podemos vivir solo del terreno, obligado tenemos que trabajar.38
La erosión de los terrenos producida por la utilización de los químicos constituye, por tanto, un cambio estructural que no es solamente tecnológico sino que forma parte del dominio del capital productor de insumos, que obliga a producir de determinada manera y a supeditar la tierra y el productor, a una nueva forma de dependencia. u Ahora las semillas ya vienen acostumbradas al químico y si no
se pone no se produce, si se pone el orgánico no produce, hay que poner químico también.39
Por otra parte, el establecimiento de las florícolas ha traído cambios importantes en las condiciones de vida de los productores rurales. El más común es que se abandona a los hijos y esto ha traído problemas familiares. Asimismo, los jóvenes que trabajan en las florícolas han ido abandonando las tradiciones y no participan en las mingas o actividades de la comunidad. u En todo ha cambiado, a mi me ha afectado sobre todo que mis hijas
ya no me hacen caso, porque ya no hablo con ellas, llego cansada, a veces ni fines de semana tengo para mi familia, eso es lo más duro, no estar juntos más tiempo.40
Otra consecuencia es que los terrenos están abandonados y la tierra se va erosionando, u Si cambió porque hay muchas comunidades que se quedan con
hijos y mujeres abandonadas, y los terrenos también (…), después el terreno queda seco porque no produce…41
También ha habido cambios importantes en la alimentación, ya que el descuido de los terrenos ha llevado a que la mayor parte de lo que se consume se tenga que comprar. u Antes nos alimentábamos más de los granos y ahora se tiene que
comprar todo, pero no se come mucho grano ahora, porque también
38 39 40 41
E.Q. Entrevistada de Pichincha. M.T. Entrevistada de Cotopaxi. C.L. Trabajadora de Pichincha. J.N. Trabajadora de Chimborazo.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
no hay tiempo. Tenemos que comer una comida que se prepare fácil. Creo que cuando era niño me alimentaba mejor.42
Para otros trabajadores ahora se come mejor porque se come carne, huevos, etc. u Sí ha cambiado, porque antes nosotros no consumíamos huevos,
carne, leche, las frutas, solo pasábamos con un arroz de cebada o una colada y nada más. Ahora sí lo veo mejor, ahora hay más variedad y podemos alimentar a nuestros hijos mejor.43
La mayor parte de los trabajadores considera que con el trabajo de las florícolas han podido educar mejor a sus hijos y “hacerse de algunas cositas como una refrigeradora”. u Sí ha mejorado un poco, porque más antes mis guaguas necesita-
ban algunas cosas para estudiar y no sabía como resolver, ahora se puede salir de alguna manera con las necesidades. Además, antes no me alcanzaba para la canasta familiar, ahora si me alcanza un poco más, no mucho, pero si un poco más que con mi trabajo de doméstica.44
Algunos trabajadores consideran que a partir de la instalación de las florícolas no tienen que salir a trabajar fuera y pueden adquirir mayores satisfactores, pero esto, como consideran otros tiene un costo muy elevado. u Solo que ahora ve por esta zona que en todas partes están los plás-
ticos de las florícolas dañando el ambiente, aunque ellos digan a la gente que gracias a ellos tenemos trabajo. Sí tenemos trabajo pero acabamos enfermos y seguimos pobres.45
Finalmente, el establecimiento de las florícolas ha impactado el proceso organizativo de los productores rurales, ya que no cuentan con el tiempo suficiente para realizar las tareas comunitarias. u Ha cambiado porque no nos dan permiso. Por ejemplo, en la hacien-
da en la que yo trabajaba, claro que trabajaba más tarde, pero salía
42 43 44 45
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S.P. Trabajador de Pichincha. E.L. Trabajadora de Pichincha. M.A. Trabajadora de Pichincha. M.V. Trabajadora de Pichincha.
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a la hora que decían para hacer la minga, por ejemplo entre las nueve de la mañana tocaba ir a alguna parte. Pero ahora es más difícil porque es controlado el tiempo todo ahí en la plantación. Lo que era en la hacienda decía “vendrá breve”, nomás decían. No decían: “aquí te cojo la hora y estarás puntual”.46
Asimismo, la penetración de las florícolas ha deteriorado las tradiciones al introducir los valores de la sociedad de consumo entre la comunidad, lo cual ha afectado fundamentalmente a los jóvenes. u Nos favoreció, según los de la empresa, porque hay fuentes de tra-
bajo pero en cambio en las comunidades ya no hay participación; los jóvenes que trabajan en la plantación se dedican a la mala vida, las discotecas, el trago, se dañan. Son pocos los que se pueden mantener con buena conducta, porque claro reciben el sueldo y hacen lo que quieren.47
Sin embargo no solo las actividades tradicionales se han visto afectadas sino también las organizaciones que han construido colectivamente como formas de resistencia de la comunidad. u Yo creo que mejor era antes, porque ahora la gente dejó de tra-
bajar en sus terrenos, éstos han quedado improductivos, a nivel comunitario también se ve una gran diferencia porque existe una baja participación de la gente y eso provoca que la organización sea insuficiente también.48
Las florícolas y la desestructuración de las unidades campesinas La expansión de las plantaciones de flor en la zona serrana se sustenta en una contradicción en relación a la presencia de las unidades campesinas. Por un lado, son de gran utilidad para las empresas en tanto permiten complementar el bajo salario que pagan, pero al mismo tiempo las florícolas generan como señalamos la desestructuración de las unidades campesinas, al reducir el tiempo que dedican los productores al terreno y también al generar el uso de químicos que erosionan el suelo. También 46 J.A. Trabajador de Pichincha. 47 E.Q. Trabajadora de Pichincha. 48 E.A. Trabajadora de Pichincha.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
afectan la reproducción de las unidades al contaminar el suelo y el aire, así como a través de la concentración del recurso del agua, que significa menores recursos para impulsar el proceso productivo campesino. Por tanto, mientras las florícolas sustentan su proceso de acumulación en las unidades campesinas como complemento del salario, tienden a su vez a fracturarlas, con lo cual tornan más vulnerable la situación de los productores. Las necesitan pero las destruyen, se basan en ellas pero de una manera velada y no reconocida, por lo que terminan por vulnerarlas, hecho que afecta la calidad de vida de los campesinos. u Son pocas las familias que se dedican a la agricultura a la par que
al trabajo en la florícola, la mayoría ahora se sustentan con el trabajo exclusivamente de estas empresas.49
Podemos entonces concluir que se ha visto afectada la reproducción de la unidad campesina y que, al mismo tiempo, los productores no se proletarizan cabalmente debido a las condiciones precarias del empleo, hecho que trae consigo una enorme vulnerabilidad para los productores, a la vez que va generando para el capital fuerza de trabajo desarraigada de la tierra, que no tiene otra cosa que vender más que su fuerza de trabajo y que no tiene más remedio que someterse por tanto a condiciones de sobreexplotación del trabajo.
Formas de resistencia de los productores asalariados al embate del capital y a la desestructuración productiva A pesar de que la instalación de las florícolas ha fracturado las condiciones para la reproducción de la vida campesina en la Sierra, se observa un conjunto de procesos de resistencia a perder sus condiciones de vida, sus recursos naturales y sus formas de producción ancestrales. En el plano individual, los productores impulsan un conjunto de mecanismos de resistencia, entre ellos, la utilización de parte del salario para fortalecer la producción de autconsumo.
49 J.A. Trabajadora de Pichincha.
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
u Con el salario de mi marido compramos principalmente fertilizan-
te.50
Asimismo, el salario sirve de aval para que les den crédito en el almacén donde compran los insumos. Existe una preocupación por involucrar a la familia y a los hijos en el trabajo del terreno. u Trabajamos en el terreno los que somos de la casa: yo, mi esposo,
mis dos hijos los dos mayores y cuando viene mi hija también nos ayuda a trabajar.51
En cuanto a los mecanismos colectivos, los mayores siguen respetando las tradiciones de la minga, o sea el trabajo compartido de la comunidad. u Sí participo de las actividades de la comunidad. Ahorita nos vamos
a la minga del riego. Nos organizamos en la comunidad para hacer los canales de riego. Así no pueda, tengo que darme tiempo para asistir a las reuniones de la comunidad.52
u Sí, participamos de actividades comunitarias, no pertenezco a nin-
gún grupo pero cuando llaman a reunión o mingas siempre estamos ahí.53
Asimismo, existen varias organizaciones en la zona de estudio. Tanto en Pichincha como Cotopaxi, la mayoría de entrevistados participa además de sus organizaciones comunitarias, en organizaciones de segundo grado (por ejemplo UNOPAC en Pichincha y UOPICJJ en Cotopaxi). Asimismo, se han impulsado acciones en las comunidades para resistir el daño que causan las florícolas a la región o para exigir mejores condiciones laborales. En la empresa Rosinvar los trabajadores lograron que les proporcionaran material de trabajo que antes les negaban. u No he sabido nada que haya hecho la empresa por la comunidad,
pero si de los trabajadores de la empresa que han exigido que den mejores condiciones. El resultado de eso es que hace un mes no
50 51 52 53
E.Q. Productora de Pichincha. E.Q. Productora de Pichincha. L.L. Trabajadora de Pichincha. S.P. Trabajador de Pichincha.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
más, nos dieron a todos mascarillas y guantes. Antes incluso nos decían que teníamos que comprar todo eso, pero ahora nos regalan. Yo no se que habrá pasado, pero fue una sorpresa que nos protegieran. Algunos compañeros dijeron que fue porque algunos reclamaron y pidieron.54
Asimismo, se sabe de una plantación, en la cual los trabajadores hicieron un paro porque no les pagaban hacía cuatro meses. En Chimborazo una empresa dio crédito a las mujeres para la compra de animales a petición de las trabajadoras. Por otra parte, en algunas comunidades donde operan organizaciones fuertes se ha logrado que no se establezcan florícolas, ya que la comunidad no lo ha permitido. u Sé que en algunas zonas no han podido establecer empresas por-
que la organización de las comunidades no lo ha permitido.55
Asimismo, varias comunidades han reaccionado ante el problema de la concentración del agua por parte de las empresas florícolas. u Por ejemplo en el caso de la escasez del agua, nosotros hemos ido al
Municipio a reclamar sobre la mala distribución del agua, pero la concesión del agua se está tratando de arreglar a través de la organización, porque ahora está a cargo del Municipio y generalmente los gobiernos locales favorecen a las empresas.56
Esta lucha, sin embargo, es incipiente y muy difícil de impulsar debido al apoyo del gobierno a las plantaciones. En la comunidad de San Esteban se impusieron varias condiciones a las florícolas instaladas, pero no hay quien le dé seguimiento, a la vez que las empresas se oponen a permitir la entrada de personas que no trabajan en las plantaciones para corroborar que se cumplan los lineamientos sanitarios que marca la ley. Podemos concluir que existe un proceso de resistencia individual y colectiva al embate del capital florícola que ha impedido la desestructuración cabal de las unidades productivas y el avasallamiento de las plantaciones sobre la zona; sin embargo, debido a las dificultades para la organización, el contubernio de los gobiernos locales y la fuerza de 54 C.L. Trabajadora de Pichincha. 55 E.A. Trabajadora de Pichincha. 56 E.A. Trabajadora de Pichincha.
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
las empresas, no han logrado incidir en mayor medida en la defensa de sus recursos y sus condiciones de vida; generalmente se trata más bien de acciones aisladas, muchas veces resultado de protestas esporádicas, sin que se logre construir una respuesta organizada y constante contra el abuso de los dueños de las plantaciones.
Alternativas y percepciones de los productores A pesar de que se ha impuesto el discurso de las empresas apoyadas por el gobierno, en el sentido de que su establecimiento es benéfico para la zona porque genera fuentes de trabajo, este discurso hegemónico no ha logrado penetrar en las zonas en las que existen organizaciones y una conciencia más clara del papel de las empresas en el dominio de los productores. La mayoría de los productores encuestados consideran que su situación estaba mejor antes del establecimiento de las florícolas. u Yo creo que antes de que establecieran las empresas, la gente esta-
ba mejor, porque se vivía más sano, el ambiente era más puro, nos dedicábamos a nuestros terrenos. Hasta había más unión entre la gente de la comunidad.57
También tienen conciencia del proceso de explotación al cual están sujetos. u No que va, con un sueldo de miseria, tal vez lo que se ve es que hay
más gente que trabaje, pero eso no quiere decir que esté mejor.58
La visión que tienen de las empresas es en el sentido de que se aprovechan de los recursos, los contaminan y degradan a los trabajadores por la explotación. u Para ellos si ha de ser buen negocio, pero para uno que trabaja
acaba enfermo más bien, porque mientras los dueños solo dicen lo que hay que hacer, no hacen mas que dirigir y por eso han de ganar tres veces más que nosotros, en cambio nosotros somos los que nos quebramos el cuerpo por un salario muy bajo. Los que trabajan son los que menos ganan.59
57 M.V. Trabajadora de Pichincha. 58 P.C. Trabajador de Pichincha. 59 M.V. Trabajadora de Pichincha.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Señalan que trabajan en las florícolas ya que no hay otras alternativas, por la necesidad o porque constituye una oportunidad para realizar otras actividades, pero su visión de futuro no contempla a las plantaciones. Algunos señalan que trabajan para ahorrar para la vejez porque saben que la empresa no se responsabiliza de su jubilación. u Pero hasta donde uno pueda avanzar con salud, tengo que seguir
trabajando; entonces cuando ya no se pueda trabajar, esa plata que saqué del trabajo y que pude ahorrar me puede servir cuando sea vieja, eso sí me he puesto a pensar, porque estas plantaciones ya no han de querer recibir de vieja.60
Otros piensan seguir trabajando para poner un “negocito”, o conseguir otro trabajo o estudiar, incluso hay algunos que atesoran el sueño de irse a España, pero la mayoría piensa regresar a dedicarle todo el tiempo al terreno. u Creo que un año más o menos. Quiero terminar de pagar el préstamo
y entonces sí invertir en el terreno.61 u No se si hay posibilidades de cambiar esta situación, de pronto yo lo que pienso, si hubiera riego de agua, podríamos mejorar nuestros cultivos y la producción de hortalizas, con la producción de leche se podría salir de esta situación.62 u Yo solo me quiero quedar hasta diciembre en la florícola y luego quiero dedicarme a mi terreno. Yo quiero dedicarme a producir huevos también y para eso tal vez tenga que endeudarme, pero prefiero antes que seguir trabajando en la florícola, porque ya sería propio.63
En el imaginario de los trabajadores de las florícolas está como un proyecto de vida recuperar su condición campesina, única alternativa ante la dura situación que viven como obreros incompletos. Saben que no hay otras opciones de empleo en el país y la migración es muy riesgosa. Por eso, su mirada está puesta en la pequeña parcela.
60 61 62 63
58
M.T. Trabajador de Cotopaxi. H.A. Trabajador de Pichincha. E.Q. Trabajadora de Pichincha. C.L. Trabajadora de Pichincha.
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
Después de 15 años de avance agroindustrial en la zona, el canto de las sirenas no los ha logrado seducir. Ahora saben a ciencia cierta lo que significa la explotación capitalista sin ambages y quieren regresar al paraíso perdido de la vida rural. Una vida sencilla, poco monetarizada pero con condiciones más dignas y sanas para vivir. u Mi objetivo es trabajar un poco más en la plantación y retirarme
para dedicarme a mi tierra a sembrar hierba, ponerme vacas de leche y cuyes. Porque ahí ya a uno no le presionan. En la plantación a uno le siguen detrás, mientras que aquí ya uno con su propio trabajo no le presionan y sale más plata.64
El sueño del retorno al terruño, sin embargo no es tan fácil de concretarse, porque hay que recuperarlo del daño que le han hecho los químicos, ganar la pelea por el agua a las florícolas, reestablecer el equilibrio ecológico perdido con las fumigaciones. Pero a pesar de las dificultades aún existe la voluntad de lograrlo. Las florícolas han deteriorado todo en la Sierra menos la conciencia de los productores, por eso, todavía hay esperanza.
64 HA. Trabajador de Pichincha.
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Cuatro El dominio del capital tradicional exportador sobre los pequeños productores rurales: el caso de las compañías bananeras Blanca Rubio
Con la bananera ni ventaja ni desventaja. El asunto es que somos pobres.1 Introducción
E
El objetivo de este apartado consiste en analizar las formas de dominio y explotación que impulsa el capital orientado hacia la exportación del banano, sobre los pequeños productores, que emplean su fuerza de trabajo como jornaleros en las plantaciones de la fruta. Como se mencionó, el estudio se realizó en la provincia de Los Ríos, en particular en la parroquia de Mocache. Se analizan las condiciones laborales que enfrentan como trabajadores de las empresas bananeras y el impacto que ha traído esta vinculación en las formas de reproducción de su unidad campesina, el deterioro de sus condiciones de vida y la degradación de sus recursos naturales. En el primer punto se realiza un contexto general de la situación del banano en el país, enseguida se abordan las características de la zona estudiada, para tocar después la situación económica de los productores. En un cuarto punto se estudia la situación que enfrentaban los productores antes de vincularse a las bananeras, pero, sobre todo, en la etapa anterior a la dolarización de la economía, para posteriormente abordar las condiciones de explotación que enfrentan en las empresas bananeras. En el siguiente apartado se analiza el impacto que ha tenido el trabajo en las bananeras sobre la desestructuración de las unidades productivas; 1
L.L Trabajador de Los Ríos.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
y, finalmente, abordar los mecanismos de resistencia que impulsan y las percepciones que tienen sobre sus alternativas de vida.
El banano en el contexto nacional e internacional El banano tiene una importancia crucial en el Ecuador, ya que es el principal exportador, con el aporte del 15,5% a nivel mundial para el 2004; constituye además el principal producto agropecuario de exportación y el segundo captador de divisas en el ámbito nacional, solo superado por el petróleo. Este producto además permite la ocupación de más de 500 mil familias, por lo que alrededor de 2 millones y medio de personas dependen de la actividad.2 A pesar de la importancia de esta fruta en la economía nacional, Ecuador no ha sido nunca una “república bananera”, en el sentido en que se catalogó a los países centroamericanos, debido fundamentalmente a que esta plantación no constituyó un enclave aislado del resto de las actividades, tampoco se erigió como un monocultivo rector de la vida económica del país. Tal situación ocurrió debido a que el banano se convirtió en un cultivo importante tardíamente, cuando había declinado ya la etapa del llamado “desarrollo hacia fuera”. Ingresó, en cambio, en el período de la “sustitución de importaciones” y constituyó un dinamizador de las actividades industriales, como la producción de cajas de cartón, así como de actividades financieras. Asimismo, la introducción del banano tuvo la particularidad de no someterse cabalmente al capital transnacional comandado por la United Fruit, como sucedió en Centroamérica, debido a la presencia importante de capital nacional en su cultivo y comercialización, a través de la empresa Exportadora Bananera Noboa. En los años setenta, el petróleo sustituyó al banano como el principal producto de exportación y el Ecuador se convirtió en un país productor de banano de segunda calidad y reserva productiva para los períodos de escasez mundial. Con el ascenso del modelo neoliberal y el llamado boom de los cultivos no tradicionales de exportación, el banano logró reinsertarse en el 2
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Datos de la Asociación de Exportadores de Banano en el Ecuador, 1 de Agosto de 2006.
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
mercado agroalimentario mundial debido a su calidad de fruta, así como al surgimiento de los modernos sistemas de refrigeración que permitieron el traslado de frutas frescas hacia los países desarrollados. En consecuencia, el banano se consolidó junto al grupo de los nuevos cultivos de exportación en el Ecuador, con características diferentes a las que había desarrollado anteriormente. En primer término, se produjo una clara segmentación de la producción que permitió recuperar mercados de primera calidad en Estados Unidos, al tiempo que otra porción se mantuvo como banano de reserva. Por otra parte, aun cuando se incrementó el papel de las exportadoras transnacionales, la Exportadora Bananera Noboa siguió controlando la mayor porción del mercado exportador. Para el 2006 dicha empresa exportaba el 19,01% del banano ecuatoriano, seguida de UBESA, la subsidiaria ecuatoriana de Dole, antes Standard Fruit, con 17,11%; y por Reybanpac, subsidiaria ecuatoriana del Holding Favorita Fruit Company Ltd., que exportaba el 9,35% del banano ecuatoriano. Juntas exportaron casi la mitad del banano del país al acumular el 45,47% de las exportaciones de la fruta en el 2006, lo cual refleja un cuadro oligopólico en la actividad.3 Una característica del dominio que ejercen estas empresas consiste en que, en general, no siembran directamente la producción sino que operan mediante proveedores. La empresa Exportadora Bananera Noboa recibe entre el 78% y 80% de la producción de proveedores, mientras que UBESA recibe el 90% y Reybanpac el 56% (ABE, 2001). Tal situación les ha resultado altamente rentable ya que trasladan los riesgos del proceso productivo a los proveedores, que son fundamentalmente medianas y pequeñas empresas, a la vez que se evitan las dificultades de contratar y someter a la fuerza de trabajo en las plantaciones. Como señalamos antes, el banano ecuatoriano ha enfrentado una situación decadente que se expresa en el declive de la producción y la superficie sembrada. De 2000 a 2005, la producción declinó en un -1,94% mientras que la superficie cayó a una tasa anual del -3,77%.4 3 4
Datos elaborados a base de las compañías exportadoras. Asociación de Exportadores de Banano del Ecuador, 2006. Datos elaborados con base en: www.fao.org, 13 de junio de 2006.
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Tal situación responde a problemas de competitividad con los países centroamericanos y Colombia, derivados en parte de la dolarización. Al igual que en el caso de las flores, este proceso elevó los costos de los insumos y le restó competitividad, al no poder usar la devaluación de la moneda como mecanismo para abaratar el producto internacionalmente. Tal situación ha provocado menor capacidad para atraer los principales mercados como Estados Unidos y Europa, lo cual ha obligado a las empresas exportadoras a incursionar en los mercados de Asia, Rusia y Europa oriental. Los problemas de competitividad se reflejan en un crecimiento menor de las exportaciones, pues mientras en los años ochenta habían aumentado a la elevada tasa anual del 8,22%, en los años noventa, esta tasa declina al 5,46%. En los inicios del año 2000 hay un ligero repunte, con un crecimiento del orden de 5,49% anual del 2000 al 2004, que tiene que ver fundamentalmente con el aumento de los precios internacionales de la fruta. Dicho incremento resultó del impacto del alza registrada en los precios del petróleo que ocurrió del 2000 al 2006. El precio internacional del banano que había caído al -2,5% en los años noventa, se elevó a una tasa anual del 4,7% del 2000 al 2006.5 Uno de los mecanismos principales que han permitido a las empresas contrarrestar el alza de los costos, ha sido la imposición de reducidos salarios que se encuentran entre los más bajos que se pagan en Ecuador. El salario alcanza apenas 120 dólares mensuales, después de descontada la comida. Esta actividad se caracteriza,además por presentar las peores condiciones laborales para los trabajadores, como se verá más adelante, hecho en el cual se fincan las grandes ganancias de las exportadoras. Entre las empresas que han logrado sortear con mayor éxito las dificultades competitivas, se encuentra la empresa Exportadora Bananera Noboa, cuyos dueños pertenecen al grupo que ha tenido un poder mayor en el Ecuador a lo largo de su historia reciente. Como señalamos antes, los pequeños productores encuestados se emplean como jornaleros en empresas vinculadas al grupo Noboa, por lo que los resultados de esta investigación aluden a los mecanismos de contratación y producción de dicha empresa. 5
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Datos elaborados con base en: www.fao.org, 13 de junio de 2006.
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
Características de la zona de estudio La producción bananera se concentra en tres provincias que son El Oro, Guayas y Los Ríos, situadas en la zona de la Costa. El 92% de la producción proviene de estas provincias, de la cual el 33,4% corresponde a El Oro, 30,3% a Guayas y 28,3% a Los Ríos.6 Los Ríos, provincia donde se realizó el estudio, es de carácter netamente rural, ya que el 50,6% de la población económicamente activa se dedica a actividades relacionadas con la agricultura, a la vez que presenta un elevado índice de pobreza, pues el 77,3% de la población se encuentra en el rango de necesidades básicas insatisfechas. La provincia de Los Ríos es fundamentalmente arrocera. Este cultivo ocupa el 49,1% de su superficie. La producción de banano, por su parte, ocupa solo el 5,8% de la superficie de cultivo. Se trata, sin embargo, de la provincia que cuenta con las plantaciones más tecnificadas, ya que el 90% de las unidades productivas de esta provincia son de este nivel, mientras que solamente el 9% es semitecnificada y el 1% es no tecnificada. En la provincia sobresalen las pequeñas y medianas unidades productivas, ya que el 84,4% de ellas son menores de 20 hectáreas, ilustrando también un fuerte proceso de concentración de la tierra, toda vez que el 15,6% de las unidades productivas acaparan el 69,6% de la superficie de cultivo de la provincia.
Situación económica de los productores Los productores entrevistados son trabajadores de la bananera que, a su vez, tienen pequeñas parcelas que van de menos de una hectárea a cuatro hectáreas. El 60% son dueños de la parcela y el resto arriendan la tierra que siembran. u La mayor parte de trabajadores de la zona tienen finquitas como
yo y sí producen, pero solo es para completar lo que ganan. Nada más.7
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Ibídem. P.H. Trabajador de Los Ríos.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Cultivan maíz, arroz, cacao, café, maracuyá y crían chanchos y gallinas. Una parte de la producción es para autoconsumo, principalmente el maíz y el arroz, pero venden cacao, plátano y café. Asimismo, utilizan el maíz para alimentar a los animales. Anteriormente vendían también el maíz pero el precio se ha reducido mucho por lo que ya no resulta rentable. u Antes producía maíz, pero ya no lo hago porque está tan barato,
el producto barato y los insumos caros, entonces ya no hay como hacer.8
Se produce en general con semilla propia y se utiliza abono para el maíz, generalmente urea, y en ocasiones urea con muriato; mientras que para la siembra del arroz se usa urea y gramoxone como herbicida, al igual que varios plaguicidas. Se utiliza tractor para remover la tierra, generalmente dos veces al año, cuya renta tiene un costo de 40 dólares por hectárea. u Para esos pedacitos se usaba el machete nomás, se roza bien roza-
dito nomás. Por ejemplo, cuando de repente hay que arar se ara, pero cuando no hay, no. Para la arada es un tractor que siempre viene. Le cobran unos 10 o 12 dólares el cuarto de hectárea. Una hectárea 40 dólares.9
Utilizan trabajo familiar y en ocasiones contratan fuerza de trabajo para las labores de cosecha y cultivo, en general personas cercanas a la zona, vecinos o amigos.
Situación de los productores antes de la instalación de las bananeras Los encuestados relatan que las bananeras se instalaron a principios de los años ochenta en la región. Los Ríos era anteriormente zona cacaotera y cafetalera y trabajaban como jornaleros en estas actividades, o se dedicaban a la siembra de sus terrenos. Después vino la plantación del banano.
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D.B. Trabajador de Los Ríos. P.L Productor de Mocache, Los Ríos.
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
u Antes había las revueltas de cafetales, pica de monte, a uno le
buscaban un mes o dos meses para picar con machete, pero ahora ya no porque es con maquinaria, ya ahora remplazó. Eran zonas de cacao, ahora hay muy poco.10
Al inicio del establecimiento de las bananeras, constituía una buena opción trabajar en ellas, ya que los salarios eran más altos. u O sea, el trabajo que yo hago, más antes se ganaba bien. Y ahora
que ya comenzaron a pagar con poquedad. Claro, cuando recién se iniciaron las bananeras por aquí ganaba más o menos, cuando era el sucre ahí mas o menos 3000 sucres, ahí sí alcanzaba.11
Asimismo, gozaban de algunas prestaciones. u Hace como cinco años atrás nos llevaban a otro lado, nos daban
almuerzo. Antes la bananera sí nos ponía carro. Ahora ya no.12
Sin embargo, conforme a las respuestas, el factor que afectó de manera crucial la situación económica de los productores fue la dolarización de la economía. A partir de entonces no les es posible sobrevivir de la parcela, ya que los insumos se encarecieron y los precios no se incrementaron en la misma proporción. u En la época del sucre, se tenían mejores ingresos por el trabajo en
la tierra familiar o arrendada; había mejor precio para el arroz, el café, el cacao. La situación cambió a partir del dólar.13 u Con el dólar somos más pobres que antes. A nosotros sí nos dejó mal eso del dólar, por los precios. Ahora es más cara la comida y los precios de lo que vendíamos bajaron.14 u Claro, eso vino de baja, porque antes era el sucre y ahí se ganaba más, alcanzaba tranquilamente. Desde que se dolarizó el país nos fuimos al fondo.15
La dolarización trajo consigo también ventajas para los países vecinos, como en el caso de Colombia, pues sus productos se abarataron 10 11 12 13 14 15
D.B. Trabajador de Los Ríos. P.L. Productor de Los Ríos. P.L. Trabajador de Los Ríos. V.M. Trabajador de Los Ríos. L.L. Trabajador de Los Ríos. D.B. Trabajador de Los Ríos.
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relativamente y las tierras ecuatorianas se convirtieron en un mercado rentable para su producción, hecho que afectó todavía más a los productores agrícolas del país. u Por ejemplo, ahora nosotros no podemos hacer dinero porque ven-
demos caro. Nosotros no podemos ir a vender a Colombia, no nos compran porque nosotros vendemos caro. De allá sí. Ellos traen y nosotros les compramos a ellos, porque viene más barato. Nosotros no tenemos cómo hacer plata. Mi papá, lo que él hacía se vendía en sucres y se hacía plata. Todo el que tenía su pedacito de tierra se hacía su platita y ahora con el dólar ya no, pues. Lo poco que se hace usted va y compra una cosa un dólar, dos dólares, tres dólares. No hay cómo ahorrar nada. Antes sí, con nuestro sucre, sí.16
La empresa Bananera Exportadora Noboa Esta empresa encabeza el grupo de las 50 mayores exportadoras del Ecuador, con un monto en ventas de 212 613 505 dólares, en junio del 2006 (Gestión, 2006: 19). Empezó a operar en 1956, y logró alcanzar la primacía en la producción exportada muy rápidamente, ya que mientras al inicio controlaba el 15,8% de la producción exportada, para 1977 se había apropiado del 46,7% del mercado nacional, año en el cual inició su ininterrumpido liderazgo empresarial en el Ecuador (Carlos Larrea, 1987: 75). Su poderío proviene, entre otras cosas, del apoyo irrestricto con el que ha contado por parte de los gobiernos, abaratando sus costos de combustible; permitiéndole prerrogativas en el uso de los servicios públicos, a la vez que soslayando las leyes laborales, al imponer los salarios más bajos del país y evadir la responsabilidad de otorgar prestaciones a los trabajadores. La empresa Bananera Exportadora Noboa se estableció en la región de estudio a principios de los años noventa. Impulsó un proceso de concentración de la tierra apropiándose de las parcelas de los pequeños productores que le abastecían de la fruta. Esto se logró al introducir la forma de organización que había iniciado la Standard Fruit, convirtién16 P.L. Trabajador de Los Ríos.
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
dolos en “asociados”, al otorgarles crédito para la siembra del banano. El proceso de endeudamiento que sobrevino con la dolarización, llevó a que las pequeñas unidades tuvieran que entregar la tierra por las deudas contraídas. u En esta zona comenzó a quitar tierras hace como nueve años. Ya
de ahí para acá viene acaparándolo todo.17 u … poco a poco Noboa fue adueñándose de la mayoría de las plantaciones… es que les endeudaba y después no podían pagar y pagaban con las mismas tierras.18
Los productores trabajan en las empresas “Vía 5”, “La Bella 5”, “La Tula Rosa”, “La Tula 2”, “La Tula 5” y “Envidia 5”, todas vinculadas al grupo Noboa. También se encuentran instaladas en la zona la empresa del señor Wong y la de los Andrade. De las empresas de Noboa, “La Tula”, ubicada en La Palmira, es la que concentra el mayor número de trabajadores.
Formas de explotación y condiciones de empleo en la empresa Exportadora Bananera Noboa Las empresas del grupo Noboa, asentadas en la región de estudio, se caracterizan por impulsar formas de sobreexplotación de la fuerza de trabajo, flexibilidad y precarización laboral, como mecanismos principales para elevar las ganancias. Los productores que viven en la zona son empleados para labores permanentes del campo, mientras que las tareas que son estacionales, como empacar o cortar, son realizadas por trabajadores temporales que vienen a trabajar uno o dos meses de Ventanas, Chimborazo o de Quevedo. En cuanto al salario que pagan en las plantaciones de Noboa, como señalamos, es de los más bajos del país. Asciende a 6 dólares diarios, por cinco días, equivale a 120 dólares por mes, descontada la comida; sin embargo, esto no es claro para los trabajadores. El almuerzo nos dan allá en la plantación, eso creo que sale de nosotros, por eso es que pagan tan bajo, pero no nos explican.19 17 P.H. Trabajador de Los Ríos. 18 L.L. Trabajador de Los Ríos. 19 P.H. Trabajador de Los Ríos.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
La comida, es de muy mala calidad, según reportan los encuestados. u El almuerzo que dan en la empacadora, dan una comida pésima,
dan carnecita de chancho y sopa de queso. Un día carne, un día sopa de queso, un día sopa de sardina. Solo de noche, donde mi hija como bien. Porque eso es pura comida malísima que hacen en la empacadora. Si ya uno se la come por la necesidad, porque estamos lejos, por no venir cada cual a su casa, porque estamos lejos.20 u El salario que pagan en las bananeras es inferior al salario mínimo establecido, que asciende en el 2006 a 160 dólares mensuales, por lo que las empresas bananeras violan lo dispuesto por la ley. Si el salario mínimo no alcanza para la reproducción familiar, como vimos en el caso de las florícolas, mucho menos este salario disminuido, claramente inferior al costo de la canasta de consumo familiar.21 u Los sueldos, por decir lo menos, son miserables y no alcanza para vivir. Se cubre mínimamente para alimentación y educación de los hijos, para nada más alcanza. Si viviría de esto me moriría de hambre.22
El proceso de explotación se fundamenta en la obtención de plusvalía absoluta, que se da por el alargamiento de la jornada laboral y en la intensificación del trabajo sin cambio tecnológico. Sobre el primer aspecto, los trabajadores señalaron que se les incrementa la jornada laboral cotidiana, sin aumentarles el salario. u Nunca se acaba de hacer el trabajo que ordenan en el día. A veces
uno tiene que quedarse más tiempo, hasta acabar para no tener problemas. Al menos con esta ingeniera nueva, ella quiere que salgamos no a las 3 sino a las 4.23
O bien se les obliga a trabajar los sábados sin pagarles horas extras. u A veces tenemos que trabajar los fines de semana cuando hay
mucha producción y nadie nos dice que nos van a pagar, eso lo toman como horario normal de trabajo, para ellos no existe el tiempo trabajado de más.24
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Trabajador de Los Ríos. Datos de INEC, 2006 L.L. Trabajador de Los Ríos. L.L. Trabajador de Los Ríos. L.L. Trabajador de Los Ríos.
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
u Cuando hay empaque es hasta las seis, seis y media. O sea, cuando
hay empaque es de seis a seis. Se trabaja de lunes a sábado.25
En cuanto a la intensificación del trabajo sin cambio tecnológico, se han ido incrementando las exigencias de trabajo sin aumentar el salario. u Antes hacía menos. Ahorita es que va aumentando. Antes eran
como 15 carruchos nomás que andaba cada jalador, pero ahorita ya no. Ahorita es de 20 y se nos paga lo mismo.26
Debido a que los rendimientos del banano han decrecido, pues en 1980 se obtenían 32,2 toneladas por hectárea, mientras en el 2005 solo se alcanzaron 25,1, se ha intentado elevar la productividad del trabajo intensificando su uso, sin introducir una tecnología mas avanzada, lo cual ha redundado en un enorme desgaste de la fuerza laboral. u Uno se queda rendido trabajando, cansado, se pone viejo cada día.
En vez de seguir pa’delante, va para atrás.27
En cuanto a la forma de organización del trabajo, en las plantaciones bananeras impera todavía el sistema fordista, con el uso de un capataz que vigila el trabajo, realizado por cuadrillas, el cual supervisa que se cumpla la cuota de trabajo asignada y se encarga de descontar el sueldo a los trabajadores que no cumplan con el mínimo que exigen por labor. u El ingeniero nos controla. Si uno no hace el trabajo que le piden,
lo botan pues. Claro, le descuentan si uno es resabiado así como quien dice.28 u Cuando no se cumple lo que se ordenó, descuentan uno o dos dólares, también depende de lo que haya hecho.29
Al interior de las plantaciones existe una división simple del trabajo por tareas coordinadas. u En época de empaque tenemos que meter el hombro arrumando
guineo. Doblo guineo con un podón. Se lo pica y ahí se viene, bajando suavecito, cosa que el que anda arrumando lo coge en una cuna
25 26 27 28 29
P.L. Trabajador de Los Ríos. D.B. Trabajador de Los Ríos. D.B. Trabajador de Los Ríos. P.L. Trabajador de Los Ríos. L.L. Trabajador de Los Ríos.
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aquí y lo lleva a una línea. Y ahí en la línea ya está el carruchero y lo coge para llevarlo a la empacadora.30
A pesar de la división del trabajo, los trabajadores realizan tareas diferentes, por lo que se ven obligados a conocer el proceso productivo en su conjunto. u Aquí se hace de todo. El ingeniero es el que dice las tareas que hay
que hacer, pero uno limpia, fumiga, enfunda, corta, deshoja, hace la limpieza de las empacadoras. Uno tiene que hacer de todo lo que le manden.31
El proceso de empaque es el más delicado e implica un conocimiento preciso para cortar la fruta, ya que se clasifica cada semana con una cinta de color diferente: amarilla, blanca, celeste o roja que indica el grado de madurez de la planta y no pueden equivocarse en el corte, porque la fruta se hecha a perder en un lapso de quince días. En cuanto a las prestaciones laborales, la empresa bananera se caracteriza, como señalamos, por la flexibilización y la precarización laboral. En relación a la flexibilización, la empresa no otorga contratos a los trabajadores, por lo que no existe una relación laboral formal, que les permita reclamar sus derechos, hacer antigüedad y tener oportunidad de jubilarse. u El contrato entonces es de palabra, solo nos dicen cuánto nos van
a pagar y a qué hora se entra a trabajar, nada más.32
La única diferencia consiste en la forma cómo se realiza el pago, ya sea semanal o quincenal. u Cuando recién se comienza a trabajar nos pagan a los quince días,
después de que ya se aseguran de que seguimos trabajando, nos pagan semanalmente. Cobramos en el Banco de Guayaquil, mostramos la cédula y nos pagan.33
Si bien no establecen un contrato de trabajo fincado en las leyes del país, les hacen en cambio firmar papeles en blanco, como medida para 30 31 32 33
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P.L. Trabajador de Los Ríos. L.L. Trabajador de Los Ríos. P.H. Trabajador de Los Ríos. L.L. Trabajador de Los Ríos.
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
controlar la fuerza de trabajo y evitar protestas por las malas condiciones laborales. u Algunos trabajadores han firmado papeles en blanco. Esto es peor,
porque cuando a usted lo sacan, ya no puede trabajar en otra plantación porque en el papel ponen que usted ha robado, ha sido protestón y entonces ya no puede conseguir trabajo en otra parte, ya está condenado.34
Contratan fundamentalmente hombres, de preferencia jóvenes, ya que se trata de faenas que requieren de un gran desgaste de energía. Anteriormente contrataban mujeres para “desflorar el guineo, sacándole la florcita a los gajos y protegerlo para que no se queme”, pero ahora esta labor la hacen también los hombres. u Es muy común la contratación de niños en las plantaciones bana-
neras. Se hace de manera encubierta porque está prohibido por la ley. El niño de alrededor de 13 o 14 años inscribe la cédula de su padre y con ella cobra. En general a los niños les pagan la mitad del salario, alrededor de 3,5 dólares diarios.35
En cuanto a la precarización del trabajo, los jornaleros empleados en la bananera de estudio no gozan de ningún tipo de prestación laboral. No cuentan con seguro social ni tienen médico en las empresas. Sufren muchos accidentes con el machete cuando están trabajando, pero la empresa no siempre se hace responsable de atenderlos. u El otro día se cortó un trabajador y nadie de la empresa hizo nada,
lo que es peor, ni siquiera llamaron a un médico, ni le pagaron el salario completo de la semana, que va, solo le pagaron hasta el día del accidente y nada más.36
De igual forma, la empresa no paga indemnizaciones cuando se cortan en accidentes de trabajo y quedan incapacitados para trabajar. u Por decirte, yo tengo un tío que se cortó una cortada ahí, que se le
vino con tallo y todo y se pegó aquí el machete y no le han pagado ni un medio al pobre y no puede ni pararse. Para curar eso si le
34 P.H. Trabajador de Los Ríos. 35 “El sueldo medio diario de los 40 niños que declararon sus ingresos a Human Rights Watch era de 3,5 dólares, el 60% del salario mínimo que establece la ley” (ABE, 2006). 36 L.L. Trabajador de Los Ríos.
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pagaron ahí, pero para seguir comiendo no tiene pues, ya no le pagaron nada.37
Es frecuente también que sufran desmayos y mareos cuando están fumigando, pero tampoco en estos casos cuentan con apoyo médico de la empresa. u En el caso de los fumigadores, ese trabajo marea, ha habido casos
de desmayados y ellos mismos son los que han afrontado todo, ellos mismos se curan. No hay ningún seguro, ni nada. Todavía ningún compañero sabe lo que es el seguro.38
Por otra parte, las empresas no les otorgan materiales de protección para el trabajo, como guantes, overoles, botas, etc. En algunos casos entregan equipo de protección a los fumigadores, pero no en todas las empresas. u Vea, eso aquí no se conoce, vamos con lo que traemos puestos y
salimos igual. Lo único que les importa es que trabajemos, nada más, si morimos es nuestro problema, no de ellos.39 u Ja, ja, ja. Qué le van a dar. Si uno los compra, ahí se ven guantes, de lo contrario no. Eso corre de cuenta de cada uno. Si quiere comprar bien, si no, no. Solo los que fumigan tienen equipamiento, de ahí el resto que se arreglen.40
Esto es grave ya que utilizan uno de los plaguicidas más contaminantes, el cual ha sido fuertemente denunciado en países como Argentina, donde se utiliza para la siembra de la soya. Se trata del Glicofosfato que contamina ojos de agua, animales y es muy dañino para el ser humano. Se utiliza también insecticidas como el Lorsban. Asimismo, se usan plásticos tratados con plaguicidas para cubrir los racimos de plátano. Pero el más tóxico es el que se rocía en avioneta, porque no se toman precauciones con los que están trabajando. u Puede que sea por los que fumigan, esto es lo más peligroso, porque
pasa la avioneta y nosotros estamos dentro de los cultivos. Esto lo
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P.L. Trabajador de Los Ríos. P.H. Trabajador de Los Ríos. L.L. Trabajador de Los Ríos. P.H. Trabajador de Los Ríos.
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hacen sin avisar ni nada, entonces uno se marea, da dolor de cabeza. Nadie nos dice que hace daño, que hay que taparse.41 u La fumigación con el sol vaporiza y como no hay ventilación en la bananera, el viento no llega abajo, entonces se encierra el calor ahí, en la bananera, entonces ahí son los problemas y los síntomas que los coge a todos los trabajadores.42
Las desfavorables condiciones laborales generan poca estabilidad de los trabajadores en las plantaciones. Dichas empresas se fincan en trabajo eventual, generando muy pocas plazas permanentes. Algunos cálculos aproximados señalan que por cada 300 eventuales hay solamente 20 permanentes (Human Rhigts, 2006). En consecuencia, se registra una fuerte movilidad de la fuerza de trabajo. u Es que la gente siempre está pidiendo a diario el trabajo porque no
hay trabajo. Siempre que sale uno o dos entran tres o cuatro. En bananeras está cambie y cambie la gente.43 u Mis amigos que me avisaron ya hasta se botaron, los que me llevaron se botaron o los botaron.44
Sin embargo, como constituye una de las pocas fuentes de trabajo todos, tarde o temprano, van a trabajar a las bananeras. u Es que no hay, por esta zona, gente que no haya trabajado en las
plantaciones.45 u A mí siempre me ha gustado “la mancha… la mancha” es el guineo, porque a lo que trabajaba uno en la plantación, se anda manchando. Entonces yo me lo busqué.46
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Consecuencias del trabajo en las bananeras sobre las unidades productivas Una de las principales consecuencias que ha traído la expansión de las bananeras en la zona, junto con la dolarización, ha sido la desestructuración de las unidades productivas. Este proceso se genera por la descomposición de la unidad productiva familiar o bien por la concentración de los recursos como la tierra y el agua, por parte de la empresa bananera. Sobre el primer aspecto, el intenso trabajo en las plantaciones junto con la caída de los ingresos por la dolarización ha generado que varios de ellos abandonen las parcelas y las dejen sin cultivar. u Para lo que son tareas del campo trabajan gentes de la comunidad,
que al igual han dejado sus tierras para trabajar en las bananeras.47 u El último año hice una vez. Ahorita no hice nada, ahorita el terreno está botado porque no había plata para hacer.48
Otros se han visto obligados a vender la parcela por lo que han contribuido al proceso de concentración de la tierra impulsado por las bananeras. u Por ejemplo hay gente pobre que necesita y vende ahí 2 hectáreas,
3 hectáreas a los lados. Yo no he tenido que vender, por ahí unos vecinos sí vendieron.49
Aquéllos que siguen produciendo en sus terrenos le dedican menos tiempo y han recurrido al uso de fertilizantes y plaguicidas para incrementar la producción. u El fertilizante es la base principal para que suba el producto. Si no,
no sube. Se queda chiquito y no echa nada.50
El uso de los químicos, sin embargo, ha debilitado la fertilidad de la tierra, por lo que, ha sido necesario usar cada vez mayores cantidades para obtener los mismos resultados. Este proceso ha incrementado los 47 48 49 50
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costos a la vez que ha erosionado la tierra y, por ende, los rendimientos han bajado. u De veras ha bajado la producción. Dicen que es por los químicos
que hicieron ir la savia de la tierra.51 u Entonces un poco ha cambiado porque ya, por ejemplo, las matas de cacao que hay ahora no producen ya. Más antes me acuerdo, cuando era muchacho, hasta ganas de llorar me daba de recoger cacao, había bastantísimo cacao. Y ahora usted, por ejemplo, en 10 hectáreas, lo que antes se cogía era por lo menos unos 15 quintales. Ahora lo coge siquiera en 100 hectáreas. En serio ha bajado la producción.52
La descomposición de la unidad de autoconsumo ha traído consigo que se vean obligados a comprar la mayor parte de lo que consumen, por lo que, con los bajos salarios que perciben, se han empobrecido. u Lo que falta en comida se compra. Más se compra que lo que hay.53 u Antes consumíamos dos funditas de leche, ahora se consume una.
Se compraban 3 kilos de azúcar, ahora se compra un kilo, a veces dos.54 u Ahora estamos más pobres.55
En consecuencia, se observa un proceso que va minando las condiciones de reproducción de las unidades campesinas. En cuanto al proceso de concentración de los recursos se observa el acaparamiento del agua por parte de las bananeras. u Pero eso sí debo decirle que las plantaciones necesitan bastante
agua y ellos traen del río. El agua va por tubos y la llevan a donde sea que quieran llevársela. Cada mata de plátano está ocupando como unos diez litros. Es que se tiene que mojar para que ese hijo le dé producción.56
Esto ha afectado también la siembra de los terrenos, ya que escasea este recurso para producir. 51 52 53 54 55 56
P.L. Trabajador de Los Ríos. P.L. Trabajador de Los Ríos. L.L. Trabajador de Los Ríos. P.L. Trabajador de Los Ríos. P.L. Trabajador de Los Ríos. P.H. Trabajador de Los Ríos.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
u Pero, a veces, ya como no hay agua se queda seco, entonces ya uno
pierde. La planta no sube como es y echa chiquito y hay veces que no echa nada, entonces uno pierde.57
Otra de las consecuencias más importantes es, sin lugar a dudas, la contaminación que ha afectado la zona debido al uso indiscriminado de químicos que se esparcen por avioneta. u Sí, sí causa, cuando ponen ese líquido que es como granulado, que
se pone para la polilla, hasta los animales que vuelan como gavilanes caen al suelo… es bien fuerte.58
Las fumigaciones del banano han afectado los cultivos que tienen los productores en sus terrenos. u Por ejemplo, los arbolitos que uno tiene, la papaya, la sandía que
uno tiene, dicen, que por la avioneta que echa ese líquido, se seca. Por ejemplo, mi hermano hacía por aquí un pedacito de tomate ya cuando estaba cosechadito, “pac” se morían. Dicen que eso que bota la avioneta es un aceite. Si siembro sandía es para que se muera nomás, se mueren ya estando la sandiíta por ejemplo, así comienza a morirse, comienzan a secarse. Asimismo el tomate.59
El daño ambiental que provoca el uso de químicos por parte de las bananeras ha afectado también el agua de la comunidad. u Todos los químicos, aceites, todos los líquidos que botan en el río
dañan el agua que muchos comuneros utilizan para sus tierras.60
En este contexto, se ha reducido claramente el papel de la parcela como un elemento de sobrevivencia y complemento al salario para los productores de la zona. Si bien en un principio constituyó un puntal de apoyo a las bananeras para el establecimiento de los bajos salarios, la desestructuración de las unidades productivas, que trajo consigo el trabajo asalariado y la contaminación de la zona, ha degradado esta posibilidad, generando mayor pauperización de la población. Es el caso según el cual, el propio capital destruye la base que le permite una reproducción complementaria de la fuerza de trabajo que emplea. 57 58 59 60
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D.B. Trabajador de Los Ríos. P.H. Trabajador de Los Ríos. P.L. Trabajador de Los Ríos. L.L. Trabajador de Los Ríos.
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
Formas de resistencia individual y colectiva ante la explotación del capital Las duras condiciones de explotación que impone la empresa exportadora bananera generan un profundo descontento entre los trabajadores. u No pos oiga, si nosotros sí trabajamos, oiga. Nosotros trabajamos ya
demasiado, para lo poco que nos pagan, oiga. A veces uno ya le da gana de darles hasta garrote a los que nos reportan la semana de trabajo, pero uno por ser buena gente, ya pues, uno se arrepiente por su familia.61
Sin embargo, el nivel de organización es muy bajo, en gran parte debido a las medidas de coacción que impulsan las empresas para evitar que surjan acciones de protesta coordinadas entre los trabajadores. Se calcula que solamente han surgido organizaciones en cinco de las 5000 plantaciones de banano que hay en el Ecuador, y solo están afiliados unos 1650, alrededor del 1% de los trabajadores bananeros del país (Human Rights, 2001: 2). El productor bananero es muy radical, tiene fobia al sindicato. Ellos cortan de raíz cualquier intento de sindicalizarse… Los productores de aquí van a Costa Rica, Guatemala y Colombia, y comparten con productores de estos países que están atados a los sindicatos. Aquí no quieren contagiarse de ese problema (Human Rihgts, 2006: 10).
De igual forma, en la zona no se reportaron organizaciones como productores que les permitan defender sus recursos y fortalecer la producción. u Aquí cada cual jala para su molino.62
Esta debilidad, tanto en su calidad de trabajadores como de productores es lo que ha permitido que el capital bananero imponga sus reales sin cortapisas.
61 P.L. Trabajador de Los Ríos. 62 D.B. Trabajador de Los Ríos.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Percepciones y alternativas La mayoría de los productores tiene un apego muy grande a la tierra, ya que la consideran como una “alcancía” que les permite complementar el raquítico salario que reciben. u No se puede dejar de trabajar la tierra, es parte de nosotros, siem-
pre nos da cualquier cosita para comer.63 u Y claro, por ejemplo, la agricultura nos salva a nosotros. Estas tierras aquí, ni se trabajan, mire por falta de plata, pero si habiendo plata yo no trabajaría, ni allá estuviera trabajando.64
Algunos señalaron que, si tuvieran financiamiento para producir, dejarían las bananeras y regresarían al terreno. u Sí, puede haber que rehabiliten el agro, la agricultura. Ahí sí
podemos vivir un poquito mejor. O sea, que nos vendan la urea, los fertilizantes, más económicos. Ahí sí. Pero vivir solamente de los ricos, no podemos. No se puede. Ellos nos están día a día nomás explota y explota.65
O bien, trabajarían como jornaleros con los pequeños agricultores. u Por eso es que nosotros buscamos, ya le digo que si hubiera como
trabajar con los pequeños pobres, o sea los pequeños agricultores que se diga, ellos pagan mejor, nos atienden mejor. Por ejemplo, ellos cosechan arroz y usted les pide. Regáleme 5 libras de arroz, 10 libras. Y ellos: “tome, lleve”.66
Las duras condiciones de vida que enfrentan, las dificultades que vinieron con la dolarización para la siembra de los cultivos, la debilidad organizativa y la fuerza de la empresa bananera apoyada incondicionalmente por los gobiernos, llevan a algunos productores a creer que su situación no tiene posibilidades de resolverse. u Aquí ya no tengo esperanzas de que cambie nada en el futuro, por-
que en vez de ir para adelante, va para atrás.67
63 64 65 66 67
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L.L. Trabajador de Los Ríos. P.L. Trabajador de Los Ríos. P.L. Trabajador de Los Ríos. P.L. Trabajador de Los Ríos. D.B. Trabajador de Los Ríos.
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Se observa, por tanto, una fuerte desestructuración de las unidades productivas vinculadas a las empresas bananeras. Si bien, el trabajo agrícola les permite complementar el salario como en el caso de las florícolas, no tiene un peso muy grande en la reproducción familiar. Desde esta perspectiva no se observan mecanismos de resistencia individual a través de apuntalar con el salario la unidad productiva, debido a las bajas remuneraciones. Asimismo, los mecanismos de resistencia colectivos son inexistentes; expresando que las formas de dominio del capital bananero son altamente depredadoras, en tanto minan y debilitan la resistencia organizada de los productores, por lo que las percepciones que tienen sobre el futuro son muy oscuras.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Cinco Explotación campesina y formas de agricultura de contrato: la producción del maíz Florencia Campana …cuando la agronomía clásica, cuya clave está en el manejo de los agrosistemas, es suplantada por la mecanización, los insumos de síntesis química y las semillas de fábrica, la tecnología se impone por completo sobre el agricultor y el campesino deja de usar el “paquete tecnológico” para ser usado por él. Armando Bartra (2006a: 148)
Introducción
E
El presente caso explora el dominio del capital agroindustrial en la producción de maíz duro dentro de parcelas campesinas, vinculado a la cadena agroalimentaria de cárnicos, especialmente de origen avícola. El maíz se cultiva en la Costa, de manera especial en Guayas, Los Ríos y Manabí, y en las partes cálidas de la provincia de Loja; la producción maicera vinculada a la agroindustria data desde los años setenta. La producción de maíz duro se desarrolla bajo la modalidad de agricultura de contrato claramente establecida en un segmento de los productores maiceros, y atravesada por la presencia de intermediarios y acopiadores en el otro segmento campesino. Se caracteriza por el uso del “paquete de insumos” con empleo intensivo de productos químicos para controlar el desarrollo y la producción de los cultivos, particularidad que forma parte de las condiciones de la agricultura de contrato. 83
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
El uso por parte del capital de esta forma de hacer agricultura tiene ya una larga historia iniciada en el siglo XIX con la producción de remolacha y duraznos en EE.UU.; en América Latina, después de la Segunda Guerra Mundial, las multinacionales alimentarias habrían identificado esta modalidad para abastecerse de materia prima, especialmente en países donde no podían acceder a la tierra.1 Con el neoliberalismo2 las empresas agroalimentarias han puesto a funcionar la producción bajo contrato, articulando formas de extracción de valor en una gama que va desde el hurto, la ampliación de la jornada laboral y la elevación de la productividad (es el caso de la producción de maíz en nuestro país), y haciendo uso conveniente del trabajo de pequeños y medianos campesinos frente a la imposibilidad de desarrollar por sí mismos agricultura de gran escala.3 En este contexto, el objetivo que persigue este trabajo es examinar las formas de explotación de las empresas agroindustriales al pequeño y mediano productor, quien al carecer de condiciones para efectuar autónomamente su producción se ve impelido a convertirse en un jornalero dentro de su propia parcela. Así mismo se analizan los efectos des-estructurantes de la articulación de las familias campesinas a dichas empresas en lo relativo a la unidad productiva y a la unidad familiar, y se examinan las percepciones de los campesinos respecto a su condición de vida, la situación de sus recursos productivos y la conciencia de su explotación. Este capítulo que aborda la problemática de los campesinos productores de maíz, inicia con un breve recuento de la evolución experimentada por este cultivo a la sombra de la expansión de empresas agroalimentarias, para luego caracterizar a los productores de maíz y abordar la articulación de la producción al capital agroindustrial, sus formas de explotación y las consecuencias en la reproducción campesina; se termina con un acercamiento a las formas de resistencia. 1 2
3
84
Ver David Runsten y Key Nigel, Agricultura de contrato en los países en desarrollo: aspectos teóricos y análisis de algunos ejemplos en México, CEPAL/ FAO/ GTZ, septiembre, 1996. En la actualidad, las posturas que impulsan la agricultura de contrato con frecuencia se enmarcan en la denominada escuela neoinstitucional, que mira la construcción de instituciones como forma de enfrentar los riesgos de mercados débiles o incompletos y la ausencia de información que, en la práctica, se convierte en mecanismo para reducir costos de producción y transacción. Charles Eaton, 2001. FAO establece 5 modelos de agricultura por contrato: centralizada, de finca núcleo, multipartito, informal e intermediario. (Ibídem)
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El capital agroindustrial y la producción maicera en el Ecuador La evolución del cultivo Heredero de culturas ancestrales amerindias, el Ecuador ha tenido al maíz como uno de los granos básicos en la dieta alimentaria tradicional; sus variedades han permitido desarrollar una amplia gama culinaria de la alimentación cotidiana, en especial de sectores rurales de la Sierra, como también para momentos rituales del mundo indígena. Los distintos tipos, fundamentalmente del maíz llamado suave, han sido más dúctiles para ello, de ahí que para mediados de la década de los años sesenta su producción cuadruplicaba a la del maíz duro, proporción que también se refleja en las áreas cosechadas (gráfico No. 1). Este dato además ilustra la organización productiva de la época caracterizada por la producción serrana de alimentos, orientada al consumo interno; y, la de la Costa a la exportación. El maíz suave es una variedad que se cultiva fundamentalmente en los niveles altitudinales de la Sierra, sin olvidar las variedades adaptadas que existen en la Costa. La diversidad de características que presenta este tipo de maíz, lo hacen muy requerido para las distintas especialidades gastronómicas.4 Al comparar el comportamiento de uno y otro tipo de maíz a lo largo de cuatro décadas, el crecimiento de la producción del maíz duro es una realidad en términos absolutos, así como lo es la disminución del suave, partiendo además de cantidades inversas en la producción de estos dos tipos de variedades para 1965. El incremento de la producción del maíz duro en TM durante estos 40 años es de 15,5 veces, mientras que hoy se produce maíz suave 0,56 veces respecto a 1965.5 Esta conducta se explica en las dos primeras décadas a la luz de las transformaciones agrarias que se profundizan a comienzos de los años setenta, proceso de modernización que para la región de la Costa significó la introducción de una nueva tecnología como insumos químicos y semillas híbridas, y la vinculación productiva a la incipiente agroindustria. Para la Sierra este proceso posibilitó la diversificación de cultivos, 4 5
El maíz duro se emplea para la elaboración de alimentos balanceados, mientras el maíz suave es utilizado fundamentalmente para la alimentación humana. Datos elaborados sobre las estadísticas del MAG.
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Gráfico No. 1
Producción de maíz suave y maíz duro (TM) 600.000 500.000 400.000 3000.00 200.000 100.000
1965
Maíz duro
1975
1985
1995
2005
Maíz suave
Elaboración: Heifer-Ecuador Fuentes: MAG-SICA
de la mano del mismo “paquete verde”, pero, sobre todo, posibilitó la ampliación de la producción cárnica y de lácteos ligada también a la agroindustria (Sepúlveda, 1986), en detrimento de las áreas destinadas a la producción de maíz. En todo caso, los dos comportamientos dan paso a la transformación drástica de la dieta alimentaria. En efecto, es en la década del setenta cuando se inicia claramente la configuración de empresas dirigidas al negocio agroalimentario6 y cuando ocurre la ampliación de la agroindustria de balanceados para la producción de carne y huevos; así, si en la segunda mitad de los años sesenta se formaron 3 empresas, en la siguiente década se constituyeron 21 nuevas empresas productoras de alimento para animales (Urriola y Cuvi, 1986). Una muestra importante de este proceso de consolidación de la agroindustria alimentaria es el curso tomado por el grupo conocido como PRONACA, cuyo origen se halla en la empresa denominada INDIA nacida en 1957 como importadora y distribuidora de insumos agropecuarios 6
86
Para un acercamiento a este tema ver el trabajo de Urriola y Cuvi (1986) donde se aborda los casos de aceites y grasa comestibles, harinas, maltas y cervezas, alimentos balanceados para animales, lácteos y carnes, y frutas tropicales.
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y artículos para la industria textil; en 1965 abre el primer plantel de incubación en el Ecuador y en la siguiente década, exactamente 1974, surge INDAVES, la empresa productora de huevos. Un año más tarde empieza a producir pollos de engorde; y, en 1979, se crean la procesadora de aves PRONACA y SENACA, empresa encargada de producir y comercializar maíz, así como elaborar balanceados.7 A comienzos de la misma década, esto es en 1972, se establece Agri–pac S.A., la empresa más importante en la comercialización de agroquímicos. El crecimiento obtenido a partir de la venta de estos productos hizo posible su ampliación a comercializar artículos de salud animal, fertilizantes, productos para la acuicultura, insecticidas y desinfectantes domésticos, semillas y granos, hasta convertirse en la actualidad en el Grupo Corporativo Agripac, a través de la fusión, en el 2002, con la empresa Balanfarina, procesadora de balanceados, nacida en 1979, y Laquinsa Andina S.A., que es la planta de formulación de agroquímicos, con capacidad de producción combinada de 20 000 toneladas por año. En la actualidad también forman parte del grupo Agripac, las empresas Agrigain/División de granos que asume el acopio y comercialización de los granos; Celtec que se encarga del re-envase y distribución central de los productos Agripac. Incursiona también en la fertilización de semillas híbridas de arroz y maíz, a cargo de Proman, con cerca de 600 ha dedicadas a la multiplicación de semillas. Finalmente, forma parte del grupo la empresa de agroturismo Rodeo Grande que posee 1200 ha de tierra en la provincia de Los Ríos, hacienda que también realiza producción agrícola y ganadera.8 A la par del surgimiento de los negocios agroalimentarios, en esa década se da una ampliación de los mercados para la producción interna de alimentos, como respuesta a las demandas generadas por el proceso de industrialización y explotación petrolera que desplazó fuerza de trabajo desde el área rural a la urbana. 7
8
PRONACA modificó su razón jurídica en 1999 a Procesadora Nacional de Alimentos C.A. Su especialización en la producción de huevos y pollos se ha diversificado, desde los años noventa, a la producción de cárnicos –aves, cerdos y embutidos–, así como de tilapia y camarones; procesa alimentos enlatados. En la actualidad también incursiona en la exportación de palmito y alimentos procesados con alto valor agregado. www.PRONACA.com, diciembre, 2006. Lanquisa Andina exporta sus productos a Centroamérica y la región andina. La empresa tiene además “acuerdos de maquila con varias empresas multinacionales, líderes mundiales en el mercado de agroquímicos” y relaciones de joint venture con empresas de investigación genética. www.agripac.ec, enero, 2007.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
En el mismo contexto de las transformaciones agrarias, el gráfico No. 2 ilustra los efectos de la modernización a través del uso de los insumos químicos y el riego, encaminados a ampliar el rendimiento del maíz producido en las zonas del subtrópico. Así, se puede observar que los rendimientos crecen 4,2 veces entre 1965 y el 2005; crecimiento sostenido, con un ligero estancamiento y disminución en la década del 85-95, que coincide con la disminución de la tasa de crecimiento de la producción agrícola nacional del 8,1 al 3,3% producida en el período 88-95, en el marco de la eliminación de subsidios, la disminución progresiva de aranceles y la apertura comercial (Larrea: 1998). Este estancamiento, sin embargo, es solo un momento previo a otro despegue de los rendimientos producido entre 1995 y el 2005, directamente relacionado con el nuevo momento del desarrollo capitalista: la expansión de la empresa agroalimentaria ligada a la producción cárnica –sobre todo avícola– acompañada de una mayor penetración de la tecnología ligada a ésta en la producción campesina. Es esta circunstancia la que explica el crecimiento de la producción maicera para consumo interGráfico No. 2 SUPERFICIE COSECHADA Y RENDIMIENTO DEL MAÍZ DURO 1965 - 2005
350.000
2500
250.000 2000 200.000 1500 150.000 1000 100.000 500
50.000
0 1960
1965
1970
1975
1980
SUPERFICIE COSECHADA (ha)
Elaboración: Heifer-Ecuador Fuentes: MAG-SICA
88
1985
1990
1995
2000
2005
0 2010
RENDIMIENTO (Km)
Rendimiento (Km)
Superficie cosechada (ha)
300.000
3000
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
no en medio de las políticas desplegadas para favorecer la agricultura de exportación, que caracterizan el momento. El siguiente cuadro expresa elocuentemente el curso que ha tomado el consumo del maíz en el Ecuador. Al compararlo con otros países que igualmente lo usan en la industria alimentaria, se puede colegir claramente que el crecimiento de la producción de maíz duro en nuestro país está directamente relacionada con la agroindustria de las carnes. Cuadro No. 3 Consumo per cápita de maíz 100%
94%
90 80 70 60
56%
55%
50
45%
55% 45%
44%
40
Humano Animal
30 20 10
6%
0 Ecuador
USA
Brasil
Colombia
Elaboración: SICA-CORPEI. www.sica.gov.ec/cadenas/maiz/docs/estudio_corpei.htm Dic/2006
Ahora bien, el aumento del rendimiento productivo sucedido desde el 95 hasta la actualidad, no está acompañado por un aumento igual de la superficie dedicada a este cultivo, hecho que interroga sobre sus causas, especialmente si se lo relaciona con el déficit existente frente a la demanda interna, cubierto vía importación. En efecto, el comportamiento de las importaciones muestra una clara tendencia a su incremento; del 95 al 2005 las importaciones de maíz crecieron 27 veces y para éste último año constituyeron el 42,8% del total de la demanda.9 Desde la perspec9
Fuente: MAG, hojas de balance alimentario, 1995-2005.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
tiva empresarial el inconveniente de trabajar con pequeños y medianos productores radica precisamente en que “no hay suficiente maíz, razón por la que la empresa se ve obligada a importar…”10 La declinación del área cultivada estaría expresando el abandono paulatino del cultivo por parte de los productores, explicado por la caída de rentabilidad a consecuencia del aumento de costos productivos y la presión hacia la baja de los precios de la producción interna, exigencia determinada por los precios internacionales de una producción a gran escala subsidiada.11 Es el caso de la agricultura estadounidense de donde, precisamente, se importa el mayor volumen de maíz, haciendo uso de lo que las empresas denominan “costos de oportunidad para la importación”. El incremento de los costos de producción está ligado a la transformación tecnológica que se ven obligados los campesinos a incorporar para sostener el monocultivo del maíz e ingresar al mercado de dicho producto. El testimonio de un campesino ilustra esta situación: u Los insumos y los químicos eran más baratos. Se utilizaba poco.
La rentabilidad del ciclo corto era buena. No solamente daba para sobrevivir, daba para hacer compras, con eso yo hice esta casa, en el año 79 por ahí, hasta el año 88… El problema es que el maíz deja de ser rentable cuando suben todos los químicos y el precio del maíz cae… Y ahora se ha dado en utilizar más químicos porque la calidad del maíz es horrible, es exigente. Antes era rentable, 50 o 60 sacos (por hectárea) era bastante, ahora hay que competir con el maíz a 180 a 200 (sacos) por hectárea. A. I., Los Ríos
El proceso de alza de los costos productivos tuvo además un momento de incremento especial con la dolarización de la economía, efectuada en el 2000, que encareció más los insumos.12 10 Entrevista al gerente del área de compras agrícolas de la Procesadora Nacional de Alimentos C.A., Quito, noviembre, 2006. 11 Según Blanca Rubio las estrategias que han desarrollado las agroindustrias alimentarías son: presionar los precios internos a través de la importación de insumos extranjeros; cuando los precios y la calidad son beneficiosos importar materia prima; utilizar los créditos externos para la compra de alimentos; usar los beneficios de subsidios; elevar precios de productos finales (Blanca Rubio, 2003). 12 En el lapso del 2000 al 2006 el precio de la urea ha variado de 8 a 15 dólares la unidad de 50 kilos en las zonas maiceras de Loja. Información obtenida en Alamor por los técnicos de HeiferEcuador en Loja.
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
No obstante, la producción maicera sigue siendo un cultivo de pequeños y medianos campesinos concentrados en tres provincias de la Costa, esto es Los Ríos, Guayas y Manabí. De acuerdo al III Censo agropecuario del 2000, y al promedio de las tres provincias de mayor producción, existen 51 354 unidades productivas dedicadas al cultivo de maíz duro, de las cuales el 59,4% pertenecen a campesinos con menos de 10 ha, con el 28,5% de área cultivada de maíz; el 33% pertenece a medianos productores (10-50 ha), con el 47% de área sembrada, y el 7,7% de productores (más de 50 ha), con 24,5% de área maicera.13 Así, el mayor número de unidades productivas que se inserta en la producción maicera pertenece a campesinos pobres, y si bien no existen datos para Loja, dadas las condiciones ambientales y del acceso y tipo de tierras, se puede afirmar que esa proporcionalidad aumenta en la misma tendencia al no existir grandes productores. En las tres primeras provincias se produce el 87,15% del maíz duro.14 La densidad productiva en esta zona, con excepción de Manabí, se explica por algunos factores, entre ellos las condiciones climáticas y de recursos productivos, como el agua, que permiten hasta dos cosechas por año cuando existe riego, y la orientación de inversión del capital sobre la base de cierta estructura de tenencia de la tierra. La cuarta provincia que aporta volúmenes considerables es Loja con el 4,1%, en donde, a diferencia de las otras provincias, la zona donde se cultiva maíz duro posee limitados recursos productivos como suelos irregulares, ausencia de agua para riego y delgada capa fértil; condiciones que hacen propicio que se haya insertado el monocultivo de maíz de temporal frente a la ausencia de estrategias productivas alternativas, obligando al campesino a la destrucción de la vegetación del bosque seco, donde ha sido lanzado mediante procesos de colonización a comienzos del siglo XX. El aporte porcentual de las cuatro provincias a la producción total del maíz duro en el país es del 91,24%. El presente trabajo ha tomado zonas de tres de estas cuatro provincias, concentrando la obtención de información en los siguientes cantones: Quevedo, Palenque y Mocache, 13 Año censal: 1de octubre de 1999 a 30 de septiembre del 2000. Datos elaborados sobre la información procesada del MAG-INEC-SICA. 14 Fuente: III Censo Nacional Agropecuario, 2000; elaboración SICA.
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en la provincia de Los Ríos; Empalme y Durán, en Guayas; Pindal y Zapotillo, en Loja.
Los productores de maíz. Tipos y situación Los campesinos que se dedican al cultivo de maíz presentan una variada gama en cuanto a cantidad de tierra bajo su propiedad o posesión.15 Así, se pudo identificar una familia con menos de 1 000 m2 ubicada en Loja, pero también un propietario que posee 49 ha asentado en Los Ríos. Dentro de esos extremos lo que predominan son las propiedades de hasta 10 ha, y una presencia significativa de fincas que poseen alrededor de 20 ha. Es en la provincia de Loja donde se concentran familias con menor cantidad de tierra o sin tierra; por esta situación allí se presenta con frecuencia la producción maicera en terrenos arrendados, como una manera a la que recurren los campesinos para “darse trabajo a sí mismos”; es el caso de los pequeños productores. El arrendamiento en esta zona también parece ser una forma de preservar los recursos productivos como suelos y bosque frente al deterioro que conlleva el monocultivo, unas veces dejando descansar las parcelas propias y otras prefiriendo usarlas para la ganadería; este comportamiento es de quienes poseen propiedades con bosque, lo que les ubica en mejor situación; y, por lo general, cultivan extensiones de tierra que les ubica en el grupo de medianos productores. En Los Ríos se encontró un número bajo de familias arrendatarias, en Guayas ninguna; en las dos provincias hubo muy pocos casos de uso de tierra en propiedad de algún familiar cercano: hermano o madre. Dedicados al maíz, los ingresos más importantes de los campesinos maiceros provienen de su cultivo, aunque una parte pequeña la obtienen de la venta de otros productos; esto es más recurrente en la Costa, pues allí se presenta algún nivel de diversificación de cultivos que les permite obtener una producción para el consumo y el mercado. En efecto, gracias a las condiciones de suelo, agua y lluvias, las pequeñas extensiones de tierra pueden ser utilizadas de mejor manera para la reproducción familiar al incorporar parcelas de cultivos de autoconsumo y de venta en mercados locales; frutas de variada especie como papayas, limones, 15 Las zonas bajas de Loja presentan con mucha frecuencia la posesión y el derecho de usos de la tierra con ausencia de legalización.
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maracuyá, plátano y otros productos como cacao y arroz se los cultiva bajo el criterio de que la producción variada ofrece alguna seguridad económica para la familia: u Es bueno tener un poco variado, así no se pierde todo, se salva algo
siempre. Yo siempre he sembrado maíz, en eso le tengo ocupado la mayor parte del terreno, pero también me sirve para tener otros cultivos para asegurarme de que algo salga, si no para la venta, al menos para la casa. A. R., Los Ríos
Estas familias además están en condiciones de realizar otros monocultivos como el del tabaco, incentivado por la presencia de TANASA, empresa tabacalera asentada en la zona en Los Ríos; o de cacao cuando el clima lo permite, aunque no siempre su producción lo hacen bajo la modalidad de monocultivo. u Trabajo con 30 hectáreas, de las cuales utilizo 4 para cacao, 25
para el maíz, una para el “verde”,16 y el arroz que lo ocupo solo para el consumo. También cultivo maracuyá que lo comercializo y algo de verde, el maíz lo vendo todo. J. B., Guayas
En el caso de Loja esas posibilidades son más reducidas, pues las parcelas presentan un bajísimo nivel de diversificación, cultivando apenas dos o tres productos más como yuca y fréjol de palo (guandul) y alguna hortaliza en los “orillados”17 durante la época seca; la tendencia de los medianos productores es a concentrar completamente su trabajo en el monocultivo maicero, situación frecuente en Pindal. La venta de animales menores como cerdos y gallinas es otra pequeña fuente de ingresos; en Loja, la crianza de cabras ayuda también en ese sentido al igual que el ganado vacuno cuando existe, aunque la venta de este último se da en situaciones especiales; los animales menores cumplen un papel importante para satisfacer las necesidades de autoconsumo, en mayor medida cuando son familias de pequeños productores. u De la venta del maíz sale el mayor ingreso, pero también ayudan
los animales para la alimentación. (Los ingresos) no son suficien-
16 Variedad de banano que se lo come maduro o sin madurar. 17 Parcelas a orilla o en los lechos de Los Ríos cuando el caudal baja de manera drástica.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
tes, siempre sale apretado, pero los animales ayudan, porque a veces si falta se vende. J. R., Loja
La venta de ganado vacuno, por lo general, se la hace cuando se busca adquirir algún bien que ayude a enfrentar de mejor manera la sobrevivencia campesina: u … las vacas solo vendemos cuando hay que invertir.
O. C., Loja
El trabajo al jornal también aparece como fuente de ingresos para los pequeños productores; esta situación se experimenta con mayor frecuencia en Loja, zona donde por la estacionalidad de la producción maicera hay un tiempo “libre” que es usado para trabajar en otras unidades productivas del mismo lugar; en casos extremos salen a trabajar en agronegocios situados en otras provincias cercanas. u Cuando termina la temporada de trabajo (del maíz), trabajamos
por jornal aquí mismo, el día nos pagan 8 dólares; 2 meses trabajamos, casi nos sale $480 por dos meses… H.V., Loja
Las épocas de trabajo jornalero son a finales de la temporada invernal, una vez que ha finalizado el cuidado del cultivo y solo se espera su cosecha, o una vez que las tareas que suponen la cosecha y venta han terminado. Con mucha frecuencia al padre de familia que “jornalea” se unen los hijos varones desde la adolescencia, o incluso desde la niñez, a quienes se les contrata para poner la urea en el cultivo del maíz. El pago de las actividades se diferencia también por edades; el testimonio siguiente se refiere a niños y adolescentes entre 10 y 15 años: “A mis hijos les pagaban 3 dólares y a mí, 8 dólares”. (M. T. L., Loja). En la Costa, los pequeños productores trabajan también al jornal en otras unidades campesinas o realizan diversas actividades como fuente distinta de ingreso a la del maíz y algún otro producto agrícola; estas actividades están vinculadas al “mercado informal”, como venta de pescado por libras, de ropa y sandalias por comisión, de producción de ladrillos, en algún caso, etc. u Yo siendo agricultor vendo pescado para ayudar a mi familia y no
tengo ni siquiera una moto, voy en bicicleta y me gano alrededor de 20 o 30 centavos por libra; vendo 40 libras, yo me gano 8 dólares en
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un día, eso es dos veces por semana porque en bicicleta se me hace muy difícil. V. S., Guayas
Una situación similar también se observa entre los pequeños productores de Loja, en donde la oferta de variados servicios, que puede prestar un campesino obligado a buscar remuneraciones para sustentar a su familia, también constituye una fuente de ingresos complementarios, como se narra a continuación: u Siempre desde que yo he sido, he sido agricultor. Lo que si me ha
gustado es ser habilidoso para otras cosas, para negocios, para trabajar por ahí friendo las salchipapas; pongo rieles metálicas en las casas y los cerramientos, puertas para garaje y portones para los potreros de gente que cría ganado (…). También trabajo afilando machetes, hinchando llantas con compresor y haciendo cualquier cosa que de repente me invitan. Sé también esto de la electrificación de la luz. Yo no soy para cobrar un precio exagerado, lo que yo les digo es ustedes verán su voluntad: me dan 2, 3 dólares. M. T. L., Loja
La situación de los medianos productores difiere respecto a los pequeños, por cuanto en la Costa como en Loja, los miembros de las familias de productores medios no acostumbran vender su fuerza de trabajo; en Loja, incluso, durante los períodos de mayor actividad requerida por el cultivo, contratan jornaleros y con ello movilizan gente que migró y actualmente vive en la Costa: u … yo conozco unos amigos que trabajaban allá en lo que es banano,
pero como eventuales, solamente en lo que es la cosecha de banano y eso que últimamente el banano tiene problemas (…), pero ahora estos amigos ya están por aquí, el tiempo de cosecha se la pasaron aquí, inclusive algunos recién se están yéndose, porque como ya se está terminando la cosecha… H. R., Loja
La posesión de un medio de transporte para alquiler de carga es una de las fuentes de importantes ingresos de productores medianos, por ello aunque la mayoría de campesinos afirman que el ingreso mayor proviene del cultivo del maíz, hay campesinos que sostienen que solo es así cuando la época es buena, es decir cuando el clima ha contribuido para ello. Uno de los pocos campesinos que llega a producir 25 ha de maíz lo 95
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
ilustra de la siguiente manera, y pone en evidencia la diversificación de actividades como manera para enfrentar su condición de productor maicero, estrategia permitida por su condición de mediano productor: u El año pasado recibí como 2 000 dólares de utilidad por la venta
de cacao que cultivé como 2 hectárea, del maíz no obtuve ganancia (…). El transporte de madera es lo que más aporta actualmente, porque no se invierte en capital. Cuando el temporal es malo sí hay dificultades, yo lo resuelvo porque tengo otras actividades como, por ejemplo, el trasporte del abono, semilla, los sacos de la cosecha; y, también, porque transporto madera y trabajo como intermediario de agricultores más pequeños, es decir que compro a las fincas y vendo a la comercializadora. J. B., Guayas
Como se aprecia en el anterior testimonio, otra forma de obtención de ingresos de los medianos productores es la intermediación del maíz, recopilando la producción de los campesinos más pobres y dando servicios de transporte para los insumos y para el mismo producto, acentuando así dinámicas de diferenciación campesina.
El proceso productivo del maíz y el dominio del capital industrial En Loja y en parcelas de la Costa que carecen de riego, el cultivo de maíz es de ciclo invernal; se siembra en enero y las cosechas se realizan en junio y julio, incluso hasta septiembre cuando las siembras se han retrasado. En parcelas que poseen riego, condición que existe en Guayas y Los Ríos, se obtiene hasta dos cosechas por año, dejando un mes de descanso a la tierra; este ritmo productivo obliga a que las cosechas se hagan más temprano, por lo que el maíz recogido con algún grado importante de humedad, debe ser sometido a un secado artificial. Las actividades para el cultivo de maíz se inician con la preparación del terreno que consiste en la roza de la vegetación con machete y su posterior quema luego de que se ha secado. Cuando empiezan las lluvias se procede con las siembras directas, pero suele suceder que con la presencia de lluvias tempranas rebrota la vegetación rozada por lo que se hace necesario una primera fumigación que mata la maleza inmediatamente antes o después de la siembra. Allí usan el Glifosato, Gesaprim o Gramoxone. La semilla usada en la siembra es el Brasilia u otros híbri96
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dos como el 5005, el INIAP H 551, el tailandés 989; se los escoge de acuerdo a la capacidad de endeudamiento o gasto, pues los precios varían por los rendimientos y resistencia que ofrecen. Así, desde las labores iniciales para la producción, el uso de componentes externos a la chacra y provenientes de las empresas industriales es el rasgo más visible de la producción maicera. La abonada empieza a los 7 días después de la siembra cuando usan muriato (potasio, fósforo), producto bastante común en la Costa, luego le ponen urea (nitrógeno); si acostumbran a poner solo urea lo hacen a los 10 o 20 días, y lo repiten 1 o 2 veces más. En el transcurso de ese tiempo se fumiga una segunda ocasión para destruir la maleza, y más adelante otras fumigaciones para ayudar al desarrollo de la planta y para combatir las plagas como gusanos y langosta, de acuerdo a su presencia; para esto se utiliza variedades de productos que ofrecen las casas comerciales de insumos. La variedad de productos es amplia y, de tiempo en tiempo, aparecen en el mercado nuevas semillas y sustancias, ofreciendo mayor eficacia para elevar la productividad y para controlar la expansión de las plagas. El uso de todos estos productos entonces es intenso; así lo ilustra el relato de un campesino: u De ahí que lo sembramos, en la semilla ponemos Futuro que es
para prevenir los insectos, también aplicamos el Semevin que es más caro, dicen que éste hace efecto 40 días. Luego a los tres o cuatro días antes de germinarle metemos lo que se llama mata monte para que mate la maleza; se pone ahí un kilo de Gramoxone. A los veinte días más o menos le ponemos la primera ureada a las matitas; ponemos dos sacos de urea y una de muriato o a veces le ponemos abono completo que es muy bueno. Luego vienen los follares que es para la parte de arriba. De ahí viene el insecticida para el bicho que le va a comer el cogollo, nosotros le llamamos el cogollero. Le metemos las dos cosas a la vez, el uno que va como abono foliar y el otro como insecticida. Esto se aplica según se vea si sigue molestando el cogollero. Este año hubo mucho cogollero o langosta (tanto), que cada semana la gente fumigaba sus maíces. La ureada se le pone a los veinte días. A los cuarenta se le pone otra y si tiene dinero le pone una tercera. V. S., Guayas
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Pero no son solo las variedades de productos que se suman en un mismo ciclo de cultivo sino también las cantidades usadas en el mismo, pues éstas crecen en una relación directamente proporcional al número de “campañas maiceras” realizadas en la misma tierra, ya que el desequilibrio ambiental generado por la forma productiva demanda más productos externos para compensar el equilibrio perdido de la naturaleza. Es así como se explica la diferencia entre la cantidad de urea usada en las provincias de la Costa que se articulan con anterioridad a la agroindustria del alimento balanceado para animales, con respecto a Loja. En la actualidad el promedio de urea y muriato por hectárea en la Costa es de 8 quintales, mientras que para Loja es de 4 quintales de urea, aunque la cantidad de urea depende también de las distancias de siembra aconsejadas por el tipo de semilla. La necesidad de aumentar cada vez más las cantidades de pesticidas es de tal magnitud, que en la desesperación de los campesinos al verse obligados a comprarlos cada vez más, dado el desequilibrio ecológico, la demanda exigida por el cultivo es explicada por una acción intencionada de quienes los fabrican: u Las plagas son el mayor problema. A mí me parece que las pla-
gas vienen en el mismo líquido que uno utiliza para abonar, para curar las semillas. Usted sabe que los gringos son científicos y para tener salida con su producción, quizás pueden mandar en los mismos líquidos algún virus –porque todo viene de allá–, para que ese virus evolucione en las plantas y uno tenga que siempre estar comprando químicos para combatir. Eso yo he escuchado a personas que tienen más experiencia que yo. A.G., Guayas
Una vez cosechada la producción y especialmente cuando la familia campesina tiene condiciones para quedarse con el producto algún tiempo más, esperando que el precio mejore, deben “curarle” recurriendo a productos de características repelentes, para que las plagas no entren al maíz. Así, desde el comienzo hasta el fin la presencia de los insumos químicos es ineludible. Todos estos productos, al igual que las semillas, son obtenidos en casas comerciales distribuidoras o entregados por empresas como PRONACA, Agripac o Ecuaquímica.
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Si la expansión de la producción del maíz duro comienza en la Costa durante la primera mitad de la década de los años sesentas,18 en Loja, de acuerdo a los testimonios, la expansión de esta forma de cultivar se instala desde hace 15 años atrás aproximadamente, por eso fácilmente la memoria de los campesinos puede establecer la diferencia entre las épocas: u Desde hace mucho tiempo producimos maíz y sí hemos visto que
ha cambiado, ahora se utiliza bastante químico, antes no se ponía casi nada, y eso cuesta, por eso tenemos que endeudarnos. O. C., Loja
Para Loja la introducción de esta forma de producir amplió muy fuertemente las áreas maiceras, por lo que se desbrozó el bosque y se redujo la diversidad productiva como se puede deducir de la expresión campesina: “antes se cosechaba menos maíz, pero había más granos”. En la actualidad la tala continúa y se destruye áreas boscosas aunque ya intervenidas desde hace mucho tiempo. u El bosque cada vez se va terminando, como le dije, la gente quiere
sembrar más, cada año se siembra un poquito más o viene más gente de los que estuvieron aquí y se fueron, entonces para compensar eso hay que tumbar otra parte más del bosque y seguir sembrando. H. R., Loja
En la Costa, este mismo proceso se da con algunos años de anterioridad. En Guayas y Los Ríos la producción con empleo intensivo de químicos tiene antecedentes de gran magnitud con la producción de banano, y sus impactos ambientales están directamente relacionados con la contaminación de suelos y agua; no obstante, todavía queda en la memoria el cultivo del maíz sin uso de químicos, aunque esa forma de producción se la atribuye a los padres o abuelos. Hoy, en las dos zonas, niños y adolescentes conocen una sola forma de producir el maíz: semillas híbridas con siembra y crecimiento bajo el control de los insumos de procedencia sintética. Las herramientas usadas en el trabajo son básicas: el machete, la barretilla para la siembra, bombas de fumigación, lampa, baldes para 18 Entre 1970 y 1975, la superficie cultivada de maíz duro crece de 80 196 a 165 000 ha, es decir aumenta más del doble.
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cargar agua; además, arriendan la máquina desgranadora, solo algunos productores medianos son propietarios de estas máquinas. Ningún campesino usa vestidos o máscaras protectoras durante las fumigaciones, los más cuidadosos usan camisas de manga larga, gorra o sombrero y algún lienzo para protegerse la boca, implementos que dejan de usar cuando el calor es intenso a consecuencia del sol y la nube de los insumos pulverizados en el aire que los envuelve. Los abonos de absorción radicular se los pone directamente en la tierra, con las manos sin protección alguna. Como se observa, el proceso productivo se realiza sobre la base del uso de semillas, abonos e insecticidas producidos por las industrias de insumos. Las características genéticas de las semillas obligan continuamente a su compra, pues a medida que “re-siembran” van perdiendo su cualidad germinadora. Así mismo, el empleo del paquete de insumos lleva consigo determinada manera de hacer la producción, es decir, provee de instrucciones para realizar el cultivo; por ejemplo, espacio entre semilla y semilla; tipos, cantidades y tiempos para el uso de abonos; y, tipos de controladores de maleza y plagas. De esta manera es el capital industrial quien organiza el proceso productivo y con ello ejerce dominio y control del mismo. Así, el uso de la tecnología se convierte en el mecanismo por el cual el capital industrial ejerce el dominio sobre el proceso productivo y ejerce el dominio sobre la producción y la economía de los productores pequeños y medianos, arrebatándoles su autonomía; un dominio sobre el que se levantan las formas de explotación y despojo como se verá más adelante. En efecto, el capital industrial impone el tipo de agricultura que el productor debe hacer para satisfacer las necesidades de la empresa agroindustrial en su proceso de acumulación: obtener el componente básico para la elaboración del producto indispensable en su agroindustria –el maíz–, a bajos precios y con determinada calidad. Los campesinos, bajo esta lógica del capital, se ven obligados a intentar elevar los rendimientos productivos a través del paquete tecnológico e intentar así recobrar lo que pierden a través de los precios; por ello, al inicio de cada ciclo, están expectantes frente a la oferta de nuevas semillas, nuevos abonos, nuevos insecticidas. Un círculo sin fin en el que caen, cuando a más de lo incierto que es el incremento de la productividad al tener presente los comportamientos de la naturaleza –lluvias en exceso, sequías, vientos, etc.–, no los ayuda la reducción de la fertilidad de los suelos ocasionada 100
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por el mismo uso de los insumos químicos. El siguiente testimonio ejemplifica lo explicado: u Produje 700 quintales más o menos, 60 quintales por hectárea.
Sembramos un maíz que produce 120 quintales por hectárea y saqué solo 60, se viró con el viento. Salí perdiendo, solo logré pagar la deuda, pagar a los trabajadores. No hubo utilidad. S. M., Los Ríos
La pérdida de autonomía productiva, que es el resultado del domino del capital industrial de insumos y el agroindustrial, es el primer momento de la subordinación del trabajo agrícola al capital. Como se verá en el siguiente acápite este proceso se da por medio de complejas relaciones donde no siempre circula dinero: u Nos dan automáticamente todo (…). Nos da para la mano de obra,
semillas, líquidos, fertilizantes. Ecuaquímica nos da y ella se arregla con cualquiera de las empresas ya sea Brenda o Fertisa (…). Claro, porque no da dinero en efectivo, da crédito en insumos… V.D.E., Los Ríos
Lo que interesa subrayar aquí es que estas relaciones dan origen, a la vez, a una falsa percepción de autonomía por parte de los productores, que creen poseer la decisión final en la actividad agrícola cuando, obligados por la ausente o baja rentabilidad de la producción, deben reducir en lo posible los gastos para insumos químicos u optar por la semilla menos cara: u Somos nosotros los que pedimos, pero ellos nos aconsejan qué poner
y dicen éste puede ser, pero está un poquito más caro…Nosotros escogemos. S. M., Los Ríos
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El capital agroindustrial y las formas de explotación y despojo a los productores de maíz La penetración del capital agroindustrial en la producción del maíz se ha dado a la sombra del crecimiento de la industria agroalimentaria y de la re-configuración de los grupos económicos para copar diferentes espacios productivos, fenómeno manifiesto en la transformación de empresas como PRONACA y Agripac. Esa evolución da cuenta de la necesidad que tiene el capital de una organización productiva racional, en dirección a controlar todos los tramos de la cadena productiva para alcanzar el máximo de eficiencia en la obtención de ganancias. En el caso de la industria agroalimentaria vinculada a la producción de maíz, esta cadena comprende primero a los productores agrícolas “consumidores” de insumos, luego la industria de alimentos balanceados para animales y finalmente al sector avícola y cárnico en general.19 Así, PRONACA, formada a fines de los años cincuenta, se desarrolla a la luz de las transformaciones tecnológicas que harían de la agricultura una “rama más de la industria”. Como ya fue señalado, esta empresa nace ligada al capital comercial pues se inicia como importadora de insumos agropecuarios20 para pasar en las siguientes décadas a la producción avícola. Configurado ya su capital como agroindustrial, rápidamente amplía su actividad a la obtención de materia prima para la industria del alimento animal y así acercarse al control completo de la producción avícola. Con este objetivo incursiona en la comercialización de semilla híbrida de maíz y en ensayos de su productividad y adaptación, asociada con multinacionales de producción de semillas e insumos y de investigación biotecnológica como Monsanto.21 En la actualidad PRONACA ha extendido su producción a alimentos enlatados y a la comercialización de productos del mar. Su crecimiento ha sido notable; para el 2005 ocupó 19 A la producción avícola se suman la producción de cerdos, de ganado vacuno y camarones. Más reciente es la crianza de peces como truchas y tilapias. 20 Ver nota 5. 21 PRONACA viene realizando experimentos con semilla de Monsanto en Loja desde el 2001. Se experimenta también con semillas producidas por Ecuaquímica y Agripac. Así lo afirmó el responsable de un proyecto de desarrollo de la producción de maíz en Pindal, durante la entrevista realizada en septiembre del 2006. Monsanto es una de las 10 empresas que controlan el 95% del mercado mundial de semillas comerciales.
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el séptimo lugar de las empresas de mayor inversión y el octavo entre aquéllas que han obtenido mayores ganancias,22 solo superada por la otra gigante empresa agroalimentaria Supermercados La Favorita C.A. La transformación de Agripac también se ha dirigido a ampliar su cadena productiva, así produce insumos de síntesis química y semillas híbridas, incursiona en la producción de maíz con productores integrados y elabora balanceados.23 Este tipo de empresas ha adecuado formas de vinculación con los productores de maíz buscando controlar toda la cadena productiva y bajar “los riesgos de un mercado inestable”, con el propósito de salvaguardar precios que les permitan elevados ritmos de concentración y ganancia. La modalidad de agricultura de contrato permite lograr ese objetivo al evadir los riesgos que impone la naturaleza a la agricultura y la misma complejidad de la producción, pero además al sustentar las formas de extracción de valor producido por el trabajo campesino y organizadas por el capital agroindustrial. Un campesino entiende en estos términos la razón por la que las empresas “les dan trabajo”: u … ellos quieren zafarse de la producción porque es duro, entonces
dan facilidades para que otros produzcan por ellos.
J. B., Guayas
Así se explica el crecimiento de la integración vertical de pequeños productores, a través de contratos “formales” y mediante otros acuerdos no tan precisos (intermediados por casas comercializadoras locales) para la producción del maíz. Lo que tienen en común estos contratos y acuerdos es la prestación de créditos en especie de las semillas, y los insumos requeridos para que los pequeños productores encaren el proceso productivo del maíz (en algunos casos complementados por el anticipo de dinero para cubrir parcialmente los costos de mano de obra o la alimentación de la familia), con el compromiso de los pequeños agricultores de devolver después de la cosecha una cantidad equivalente en maíz, al precio de las semillas e insumos recibidos, más los respectivos intereses. 22 Desde el 2004 al 2005 sube dos puestos en la listas de los mayores inversores con $147 378 000, y sube un puesto en la lista de mayores ganadores de dinero con $29 595 000. Vanesa Brito, “Las 50 de Gestión”, en revista Gestión, Quito, junio, 2006. 23 La capacidad industrial en la producción de insumos químicos que posee Agripac le ha permitido a la empresa hacer inversiones en tipos de cultivos que usan ingentes cantidades de insumos como son las flores para exportación.
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Hoy PRONACA cuenta con 800 agricultores de los cuales 500 tienen parcelas menores de 10 ha.24 A ello hay que añadir los campesinos integrados mediante la intermediación del capital comercial que circula a través de los almacenes de insumos, pues la empresa establece con éstos una alianza para la diseminación del paquete tecnológico en su tarea de elevar la productividad; y, busca, a la vez, el acopio del producto de los campesinos que no tienen relación directa con ella; un funcionamiento similar se da con Agripac. Cuando los acuerdos contractuales son directos con los productores, éstos se formalizan por un documento firmado como lo testimonia un campesino de Los Ríos: u Durante 10 años se ha firmado las entregas de acuerdo al código
que tengo con Agripac. Cada ciclo de cultivo de maíz vendo, porque tengo el código. M. R., Los Ríos
Otras veces, y quizás la mayoría de las ocasiones, las relaciones entre empresa y campesinos están mediadas gracias a acuerdos realizados por la compañía agroindustrial y las casas comercializadores de insumos químicos, para que funcionen como acopiadoras del producto. Así lo afirma un intermediario: u Yo entrego a PRONACA desde hace dos años. En la última cam-
paña entregué 16 000 quintales; en cuanto a precios me reservo (la información), pero yo más compro por volumen ya que puedo vender a 15 centavos más el quintal, y se vende todo (…). El año pasado trabajé con urea como una actividad particular.
D. V., comerciante de Pindal, Loja
También hay mediaciones realizadas por grandes o medianos productores, quienes tienen un cupo de cantidad de maíz que deben entregar a la empresa. Sus mecanismos para reunir las cantidades pactadas con la empresa les llevan a desarrollar formas asociativas de campesinos y así facilitar la recolección periódica del maíz producida por los pequeños productores en terrenos propios y/o arrendados. De igual manera, este intermediario es quien entrega los créditos en insumos y semillas. Las ventajas de entregar a este tipo de intermediarios es que son ellos los que ponen las escrituras de sus terrenos como garantía a la empresa: 24 Entrevista al gerente de área de compras agrícolas de PRONACA, noviembre, 2006.
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u El señor que trabaja directamente con la empresa es un negociante
de la zona, lo llamamos Chorrón, nosotros le entregamos a él; estamos asociados a su producción diez agricultores (…), él trabaja 50 o 60 hectáreas y hace años que viene trabajando con PRONACA, tal vez unos 5 años. W. P., Los Ríos
Otra forma de relación del campesino con la empresa está mediada por el comerciante en estricto sentido, quien acopia la producción individual de los pequeños productores: u No he trabajado con PRONACA, pero hay negociantes que entre-
gan a esta empresa. Ellos compran a los que producimos poco y juntan bastante producción de nosotros para llevar a estas empresas; yo sí he vendido poquito a los negociantes. E. B., Loja
En los casos en los que se da la relación directa entre la empresa y el agricultor, ésta se inicia a través del enlace del “técnico” de la empresa con el campesino a quien se ofrece la compra del producto, el crédito y la capacitación para el proceso productivo, bajo el condicionamiento de asociarse para la entrega del producto. En los casos en que la relación con la empresa es intermediada por comerciantes o las casas comercializadoras de insumos, esa relación comienza con la búsqueda de crédito por parte del propio campesino. En ambas situaciones, los productores carecen de capital para iniciar su cultivo: u Siempre el maíz se siembra con el crédito que le otorgan las empre-
sas comercializadoras para poder trabajar, nadie puede sembrar sino es invirtiendo en la semilla y los insumos. J. B., Guayas
Además, la idea de contar con un comprador aparentemente seguro del producto, cautiva inmediatamente al pequeño productor, para quien siempre es esquivo el mercado y sus ofrecimientos de ganancias. La “formalidad” de la relación de los productores con la empresa está dada con la firma de un documento y la entrega de las escrituras como forma de garantía para el pago del crédito y la entrega del maíz. Cada inicio del ciclo productivo la empresa debe garantizar su inversión en insumos y eso lo consigue con la retención de la documentación de la única propiedad del campesino que es su tierra. Las condiciones tan poco favorables con que se enfrenta el campesino maicero al proceso
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de producción agrícola, le ponen en constante riesgo de perder su recurso productivo más importante, por lo que se ve obligado a intensificar su fuerza de trabajo en otros cultivos o vender sus animales y gastar sus eximios ahorros, para no perder su tierra. u Al ingeniero Arias se le da la escritura, si uno quiere urea o líquido
para sembrar hay que dar la escritura como garantía. Para pagar le esperan hasta que salga la producción. Él me hizo una hoja en la computadora y me dijo firma aquí y no pasa nada. Es que somos amigos y me toca pagar, no más. Así tenga problemas tengo que pagar, porque si no me rematan mi terreno. A. C., Los Ríos
Bajo estas circunstancias las empresas nunca pierden, como se deduce del siguiente testimonio: u Como a mí me conocen que tengo bastante terreno no me exigen
garantías; a muchos agricultores sí les piden escrituras de sus terrenos y si no cancelan les quitan sus tierras; yo he visto que se han quedado sin nada cuando ha habido malos temporales. J. B., Guayas
La ausencia de escrituras que legalizan la propiedad de la tierra es una situación bastante común en Loja, por lo que este tipo de convenio es menos usado y más bien es la forma controlada por los comercializadores de insumos la más difundida; el temor de perder la tierra al entregar las escrituras determina la profusión de este tipo de relación atravesada por intermediarios también en la Costa, ya que éstos, por lo general, no piden documentos de esa naturaleza, salvo una letra de cambio o pagaré. Sin embargo, de una u otra manera, el productor no puede evadir la apropiación de su trabajo por otros. u Con SENACA trabajé muchos años, pero no me gustó porque piden
muchos requisitos, como por ejemplo las escrituras; el Ing. Ángel Suárez que tiene un almacén de insumos agropecuarios me apoyó con la semilla para sembrar este último año (…). Por lo menos el ingeniero no me pide las escrituras y me apoya con el crédito, pero uno sale perdiendo con quien sea. A. R., Los Ríos
Así, los supuestos beneficios que las distintas modalidades de agricultura traen para los pequeños productores (al proveerles de recursos
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para afrontar el proceso productivo) se desvanecen en el momento que éste entrega el producto y se completa el ciclo de apropiación de su trabajo por otros. En realidad, estas modalidades de agricultura de contrato encubren relaciones de explotación a los pequeños productores, basadas especialmente en la imposición de precios bajos del maíz, por debajo de su valor. Estas relaciones de explotación se evidencian al revisar el proceso de trabajo requerido para la producción del maíz y comprender el proceso de apropiación del trabajo campesino por la agroindustria de balanceados, las empresas comercializadoras de insumos y los intermediarios locales, como se detalla a continuación. El trabajo requerido para el monocultivo del maíz se lo realiza con mano de obra familiar, aunque en algunas actividades durante el desarrollo del cultivo se puede contratar jornaleros; esto depende de los recursos monetarios y la mano de obra familiar con que se cuente: u Y mis hijos solo trabajan en la agricultura. De lo que queda por
hectárea de producción, nosotros mismos nos pagamos, porque preferimos trabajar nosotros mismos a conseguir unos cinco trabajadores. S. M., Los Ríos
Si es una familia joven se verá obligada a recurrir a jornaleros y, especialmente, a “presta manos” de vecinos y familiares, por lo que el tiempo de las labores productivas los campesinos estarán siempre ocupados en tareas de su propio cultivo o en aquéllas para devolver la ayuda recibida. Tempranamente se incorpora a los hijos en las labores agrícolas del maíz, y cuando ellos ya pueden aportar con su trabajo se comienza a disminuir el contrato por jornal. En Loja es común que se unan hermanos o familiares para emprender conjuntamente las tareas y enfrentar los gastos, también en la búsqueda de disminuir al máximo la necesidad de contratar mano de obra extra-familiar para disminuir los costos de inversión a cambio de la intensificación de la fuerza de trabajo familiar. La cantidad de mano de obra utilizada en las diferentes etapas varía, y es en la cosecha donde mayor número de trabajadores se requiere, aunque el trabajo más arduo es el de la preparación del terreno y la siembra. u Solamente cuando hago la cosecha busco dos jornales. Para la
siembra no contrato jornales, pero tengo que buscar alguien que me ayude porque hay que fumigar con Gramoxone (…). Cuando
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viene la cosecha se busca para que trabajen manualmente, se gasta de 7 a 8 jornales por hectárea. P.Z.R., Los Ríos
Por lo general la producción del maíz está en manos de los hombres adultos y sus hijos varones. Sin embargo se evidencia que, poco a poco, la mano de obra femenina se está incorporando a la producción directa para no tener que pagar a trabajadores extra-familiares y así disminuir costos de producción. Incluso en Loja hay casos en que la fumigación se hace con la participación directa de mujeres jóvenes, un trabajo que por su dureza, dados los grandes niveles de contaminación, ha estado a cargo solo de los hombres adultos y jóvenes; el aporte más común de las mujeres a esta actividad es abastecer del agua trasportándola del río o pozos a la chacra con la ayuda de un asno. Las siguientes son aseveraciones de una campesina al respecto: u Mi aporte es ayudándole pues a cargar agua para que fumigue,
llevando almuerzos. Este año no pude ayudar a urear porque ya me entretuve en los hijos, a cuidarles y a cocinar para darles de comer. M. A., Loja
O también: u (Trabaja) toda la familia, pero en lo que es la preparación y siem-
bra solo los hombres, en lo demás, todos [H.V., Loja]; o, el desbrote (hice) con mis muchachas cuando podían, cuando no, yo solito; mis hijos varones viven en la Costa; demoramos bastante, siquiera 2, 3 semanas. En la siembra si gasté jornales; mis hijas no me ayudan para la siembra; o sea para fumigar, cargar agua, sí. J.R., Loja
Los medianos productores no hacen personalmente el trabajo de la fumigación, pues tienen recursos destinados para contratar trabajadores que realizan esta labor y, con frecuencia, también las otras requeridas en el cuidado del cultivo. Estos productores, que sobrepasan las 10 ha, se ven obligados a emplear mayor número de jornaleros y, en mayor número de ocasiones, llegando a ocupar trabajadores de fuera de la zona e incluso del Perú, situación más frecuente en Loja por la cercanía a la frontera limítrofe. El contrato a los trabajadores peruanos disminuye los costos de producción por el menor salario con el cual trabajan; de acuerdo a informantes de la zona se llega a pagar entre el 50 y 40% menos que al jornalero ecuatoriano. 108
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u Contrato por un mes, dos meses para que me ayuden; son de Balao,
de Esmeraldas. Este año había gente por todos lados para la cosecha. Hay gente del Perú que viene a la cosecha. Al principio tuvimos 7 trabajadores del Perú; en invierno también trabajaron, vienen a la fumigación y a la ureada. Terminó en mayo el trabajo y se fueron, después vinieron en julio, trabajaron un mes y se fueron. W. R., Loja
Y, finalmente, otro momento cuando se necesita contratar mano de obra es en la época de cosecha para “tumbar” la planta y recoger la mazorca; una vez recolectada es cargada en animales para llevarla al sitio donde está la desgranadora, allí hay otros trabajadores –a menudo niños– que van alimentándola y envasando el grano en costales, dejando listo para embarcarlo en camiones del comprador, del intermediario o alquilados por el mismo campesino. Como toda organización del trabajo agrícola, en la producción de maíz hay momentos de concentración de actividades que requieren mayor cantidad de mano de obra; uno es la preparación del terreno para las siembras y las mismas siembras, otro es la época de cosechas. Esta concentración de trabajo se amplía por la situación específica que deben enfrentar los campesinos: en búsqueda de alguna rentabilidad se ven forzados a sembrar la mayor extensión posible de tierra y en el menor tiempo posible por el clima; consecuentemente, presionados por entregar el producto lo más rápido para disminuir el costo de crédito recibido (y también para obtener algún recurso para solventar las necesidades más básicas de alimentación y vestuario), la organización de la producción requiere jornadas laborales intensivas de todos los miembros del núcleo familiar, a veces durante la semana completa. Así narran su situación: u Me quedan más o menos unos 200 (dólares) con la producción del
maíz, pero trabajando con mi hijo, mi señora, poniéndole ñeque todo el día. Cuando toca trabajar en invierno es de seis a seis. Yo trabajo por ejemplo dos jornales por uno. A. G., Guayas
En esa suerte de obtención de plusvalía absoluta, hasta los días de descanso casi no existen: u Trabajo de seis de la mañana a seis de la noche de lunes a viernes,
el sábado hasta el medio día, pero hay veces que trabajo hasta los domingos. C. S., Los Ríos 109
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Y a lo largo de todo el proceso del cultivo es bastante común el uso de la fuerza de trabajo familiar con la incorporación de niños, niñas y mujeres, uso al que se ve abocada la familia para disminuir los gastos de inversión. Esta mano de obra femenina e infantil es utilizada para el “ureado” y el abastecimiento de agua en la fumigación, además de la preparación de alimentos para los trabajadores en las épocas de mayor labor, una tarea ardua pues desde las primeras horas de la madrugada deben llevar a la chacra los alimentos que son preparados en el mismo lugar; ocasión, además, en que se ocupa como alimento algún animal menor en cuya crianza aportaron niños y mujeres. Estas condiciones de producción que exigen ampliación de la jornada laboral y trabajo de toda la familia, en conjunto con el aumento de la productividad obtenida gracias a la tecnología usada, hacen posible un proceso de sobrexplotación por parte del capital agroindustrial, una extracción de valor a través de la compra del producto. Pero además hay un proceso de apropiación de valor por despojo,25 en tanto el precio pagado por el producto no cubre el monto gastado en el cultivo, pues el costo de la fuerza de trabajo reconocido está por debajo de lo necesario para su reproducción. Y esto porque la relación establecida en la agricultura de contrato no reconoce un salario que podría establecerse bajo los parámetros legales que amparan al trabajador. Los mecanismos de “prestamanos”, es decir mano de obra extrafamiliar para cubrir el trabajo de todo el ciclo productivo, cuando es insuficiente la que provee la familia y que es devuelta en trabajo mismo, así como el “contrato” de mano de obra para las tareas de mayor demanda laboral, solamente amplían la explotación a un mayor número de campesinos que intervienen en el proceso. La imposición de bajos precios del maíz por parte del capital agroindustrial de los balanceados es el mecanismo más visible por parte de los campesinos de la apropiación por otros de su trabajo, impidiendo así que el campesino obtenga rentabilidad para permitirle su reproducción familiar y productiva:
25 “…empresas agroindustriales que compran el producto a los agricultores, no les están remunerando el valor excedente producido y por tanto los están explotando. Pero, además, no les están remunerando el dinero que emplearon en comprar medios de producción y materias primas, ni aquél que emplearon en remunerar la fuerza de trabajo propia y ajena. Por lo tanto, además de explotarlos, los están despojando de la inversión que realizaron.” (Rubio, 2006: 94).
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
u El problema es que el maíz deja de ser rentable cuando suben todos
los químicos y el precio del maíz cae.
J. B., Guayas
La situación a partir de la dolarización ha profundizado la relación de extracción de valor con la subida de los precios de los insumos importados, mientras el precio del producto se mantiene26 gracias a la presencia de maíz también importado pero con precios en el mercado internacional por debajo de los costos de producción, sostenidos solo a merced de los subsidios en sus países de origen. El resultado es: mayor cantidad de maíz para el mercado –y por tanto mayor trabajo invertido, más aún cuando la productividad no crece en los niveles esperados por la tecnología– y en cambio mayor pobreza para el productor. u Los precios no suben. Antes cuando no había el dólar era mejor.
Han subido los insumos pero el precio de los productos no sube. Peor yo diría, ahora que se produce más, antes se producía menos pero era mejor el precio de los productos y los insumos eran más baratos. V. S., Guayas u Cuando teníamos el sucre dicen que el precio de la urea con el precio del maíz era igual; ahora el precio de la urea le lleva tres a uno al maíz. Ya no tengo esperanzas porque el maíz no va subir de precios, ni que boten 300 quintales por hectárea, más bien creo que el maíz va a bajar más cada año. V. D., Los Ríos
Esta forma de despojo, sumada a los otros mecanismos de sobreexplotación, determina la constante incapacidad de los campesinos de liberarse 26 Un año después de realizadas las entrevistas para este estudio, los precios del maíz muestran un claro aumento como consecuencia de la demanda internacional para uso en la producción de agrocombustibles, en una coyuntura donde el precio del petróleo ha llegado a límites insospechados. Este momento ha sido de satisfacción para los productores del maíz, pues hasta que se “estabilicen” los precios les queda algún remanente a su favor. No obstante los mecanismos que hacen posible la extracción de valor continúan operando. A marzo del 2007 el precio de la urea se ubicó en 20 dólares y en diciembre del mismo año alcanzó los 25 dólares; la explicación también está en que su demanda va en aumento por las necesidades de China. Así mismo, el mecanismo de presión para sostener los precios internos por vía de la importación se siguen aplicando. En diciembre del mismo año, durante un recorrido por Balsas, provincia de Los Ríos donde se concentra la producción avícola y de balanceados en manos de medianos industriales, se constató la llegada de un cargamento de maíz argentino que, de acuerdo al testimonio del dueño de la empresa, el costo puesto en el lugar era de 12,60, mientras que el producto ecuatoriano era de 13,50. La importación había sido hecha por la Asociación de Fabricantes de Balanceados –AFABA–, quienes otorgan un cupo a los medianos productores. El maíz argentino pertenecía a un stock cosechado en años anteriores.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
del endeudamiento y reiniciar autónomamente el nuevo ciclo productivo, pues lo que obtienen por su producto apenas les alcanza para pagar las deudas y cubrir una parte de la alimentación; cuando hay algún contratiempo de plagas o algún fenómeno natural solo les queda la deuda. u Nosotros cargamos con todo; ¿quien más? A nadie le importa lo que pasemos, nosotros salimos perdiendo. J. R., Loja
Y así el ciclo vuelve a repetirse: u Ahora estamos peor. Antes la gente estaba bien, comía mejor, cosas
más sanas. Ahora está mal por la contaminación, la economía por los suelos, ahora uno sobrevive (…). Por eso le digo que estamos mal. Aquí estamos dedicados al ciclo corto y estamos en las mismas, dando vueltas, prestamos plata, ya pagamos, salimos y el próximo año parece que vamos a recuperarnos, pero vamos estancados como quince años, dando la vuelta ahí mismo, estamos más atrás que para adelante. V. S., Guayas
El campesino trabaja para sobrevivir en los límites y para crear riqueza que se va de sus manos. u Solo trabajamos para sobrevivir, todos los años es lo mismo. En
invierno uno trabaja a full y quedamos lo mismo.
A. G., Guayas
Este pago por debajo del valor del producto es la consecuencia de los precios internacionales subvencionados que rigen las importaciones y que presionan a la baja del precio del producto nacional, ayudando a subir los niveles de ganancia de las empresas agroindustriales: u PRONACA pone precios. Sé que hay una importación de maíz por
eso sé que el maíz ha bajado.
V. D., Los Ríos
Por tanto, u Nunca vale nuestro trabajo, imagínese tanto trabajo para salir con
las justas. Sería $10 por el quintal de maíz, ahí estaría bien si no suben los costos de los insumos, ahí estaríamos contentos.
H. V., Loja
Y la devaluación del producto campesino se contrapone a los costos de la tecnología impuesta por las empresas en un círculo sin fin:
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
u Ellos son los que mandan los químicos y nosotros tenemos que
comprar a lo que sea porque necesitamos, en cambio nosotros llevamos nuestra producción y le decimos tanto vale, ellos nos dicen tanto le pago si es que quiere. Y si no tenemos a quien vender, tenemos que vender al precio que ellos quieren. A. G., Guayas
El proceso de explotación y despojo lleva entonces a condiciones de sobrevivencia muy difíciles: u Para mí no he ganado nada, ni me parece que he perdido. Pero más
sale uno empatado, porque la agricultura no da, si no que lo que uno hace es trabajar para no estar de adrede… porque el rato que se siembra queda ahí mismo solo para el gasto; (al menos) ya no se está comprando (el maíz), sobre todo para alimentar los animales, porque cuando compramos en el pueblo nos venden a 9, 10 dólares y para nosotros vender, nos pagan a 7 dólares y todavía fiado. M. T. L., Loja
Como es obvio, no todos son perdedores en este negocio y, a pesar de las formas con que se encubre la explotación, los explotados identifican a quienes multiplican sus riquezas a costa suya en cada ciclo productivo: u …es un negocio redondo, ellos venden todos los productos, los químicos, las semillas y encima nos compran. H. V., Loja u Claro que es buen negocio (para las empresas). Ellos reparten todos los productos de todos los almacenes por todo lado. Ellos no corren ningún riesgo. (…) Pienso que les va bien como a toda empresa, como Ecuaquímica, la que vende fertilizantes; y la banca, que ellos sí se respaldan con sus contratos, sus abogados. En cambio nosotros los agricultores no tenemos en quién respaldarnos, sino confiar en que llueva, en que no caigan plagas… S. M., Los Ríos u Para el pequeño agricultor no resulta buen negocio (…).Solo para los grandes es bueno, porque tienen todo, tienen producción, tienen capital, tienen máquinas para procesar todo (…). Las empresas comercializadoras son las mayores beneficiarias y ellas son las que han crecido, no los pequeños ni los medianos, nosotros estamos atados por todo lado. J. B., Guayas Como afirma Armando Bartra, El desarrollo del capitalismo disuelve la economía campesina pero también la reproduce, de modo que el pequeño productor rural está sometido 113
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
a una relación económica con dos facetas: por una parte el sistema lo obliga a reproducirse como productor de excedentes que le son expropiados, es decir, lo reproduce como explotado; pero por otra, el capital se apropia, también con frecuencia, de una porción del trabajo necesario contenido en su producto y así lo empuja a una reproducción en escala restringida que lo conduce a la ruina y lo transforma en fuerza de trabajo liberada y potencialmente asalariada (Bartra, 2006: 210).
Frente al riesgo de convertirse completamente en fuerza de trabajo liberada, la familia campesina se aferra a su tierra e idea formas para mantenerse en ella. Así, ante la imposibilidad de reproducción de la familia maicera, dados los precios impuestos por las empresas, ese obstáculo es contrarrestado en algo con estrategias de sobrevivencia; entre ellas se encuentra la pequeña producción de auto consumo, para cuyo aporte es fundamental el trabajo femenino con la crianza de animales menores y el huerto diversificado cuando los recursos productivos lo permiten, de manera especial el agua. En situaciones extremas, la migración temporal en busca de trabajo asalariado se convierte en una salida real, utilizando el tiempo sobrante que el trabajo estacional del monocultivo lo permite. Por otro lado, a la apropiación del trabajo campesino, por parte del capital agroindustrial a través del precio del maíz, se añaden otros mecanismos de apropiación de valor, intrínsecos en las modalidades intermediadas de agricultura de contrato, mediante la provisión de semillas e insumos como créditos en especie, por parte de las casas comercializadoras e intermediarios locales. En efecto, puesto que para los campesinos el nuevo ciclo productivo solo tiene lugar recurriendo a los préstamos y endeudamientos, ya que los costos de producción no logran reponerse y la producción carece de rentabilidad, la entrega de los insumos en especie permite a los intermediados imponer precios a estos insumos por encima de su valor en el mercado, al igual que cobrar a los campesinos tasas de interés extremamente elevadas: u Este año la urea nos dio a $17,50 y estaba a $ 16, nos da con dólar y
medio de más, hay un recargo en cada producto y además el interés lo cobra al 6% (mensual). A. I., Los Ríos
Ello permite a la vez sujetar al campesino al capital crediticio de una manera velada, pues la transacción en especie encubre los valores reales 114
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de los que se apropia el dueño del capital; a cambio emerge una relación encubierta de supuesto apoyo, por medio de la cual los productores obtienen los insumos sin poseer el capital. u … solicitaba el crédito a la empresa comercializadora, ellos nos
fiaban en especie, por ejemplo nos daban las semillas y los insumos y nos descontaban de las ventas de las cosechas, esto es cada 6 meses. En mi caso ha sido con acuerdos verbales porque me conocen. Conozco de otras personas que dejaron como garantía las escrituras y por la pérdida de las cosechas perdieron sus tierras… P. B., Los Ríos
Ciertos distribuidores de insumos además entregan otro tipo de crédito en especie: alimentos para enfrentar la época de lluvia cuando se reducen los ya pocos productos de autoconsumo. En ocasiones, una parte del crédito se da en dinero para contratar la mano de obra, pero muchas veces no llega a ese destino si no que se lo dirige a resolver la carencia más acuciante que es la alimentación y el vestido: “nos pagamos nosotros mismos” dicen, pues la ausencia de recursos económicos a comienzos del nuevo ciclo productivo y durante el período de maduración del sembrío obliga a recurrir a los préstamos, pues no hay ingresos de ningún lado: u Nos ayudamos con la venta de los animales y cuando nos hacen
falta pues hay que ir a fiar hasta la cosecha, eso es lo que se hace: vender un animalito para la comida y luego de eso ir al fío hasta que salga el maíz (…) H. R., Loja
Las ganancias obtenidas bajo estos mecanismos de “crédito” en especie profundizan la relación de despojo al campesino, tanto por el interés de tipo usurario cuanto por el bajo precio del producto que imponen al momento de cobrar el préstamo, pues es la época donde abunda la oferta dado que todos los campesinos necesitan cancelar el crédito para evitar el aumento del pago por interés. Los testimonios que dibujan estos aspectos son abundantes: u Cuando no se tiene el dinero hay que pedir a los chulqueros que
nos dan a cambio de maíz. Ellos dan un quintal de urea por tres de maíz. M. T. L., Loja u Porque vendí a $5 el saco salió rápido y pude pagar (el crédito), porque la empresa que compra le sanciona, cuando pasa los seis meses
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
cobra los intereses. Todavía debo 45 dólares, pero me quedan $ 300 para la casa. A. C., Los Ríos u Tuve que vender porque usted sabe que uno no trabaja con plata nuestra. Y hay que vender al precio que sea, para quedar bien con los comerciantes que nos ayudan a nosotros. Hay que vender a como esté para poder cubrir los intereses, porque si no, le comen los intereses. M. R., Los Ríos
En Loja, a más de las empresas distribuidoras de insumos, las instituciones de desarrollo también ofrecen créditos a través de CODE– SARROLLO;27 es el caso del FEPP en años anteriores y del Fondo Cana– diense –FECD– que opera hasta estos días. La variación que introducen con su presencia radica en que impulsan la asociación de productores para vender directamente a las empresas consumidoras del maíz y para comprar los insumos, evitando a los intermediarios, por lo que logran precios un poco más altos, lo que para los campesinos es un avance: “vendíamos a negociantes, ahora podemos vender a PRONACA”. Las ONG cumplen así un rol articulador del trabajo campesino con el capital agroindustrial; y también al comercial distribuidor de insumos, pues facilitan la venta de insumos al dar “capacidad de compra” al productor. u Este año hemos trabajado con PRONACA, ellos nos dan los insu-
mos, solo sacamos una libreta de ahorros con CODESARROLLO y le dan un paquete de insumos; no nos dan asistencia técnica, nos dan otros compañeros que trabajan con el Fondo Canadiense. Con PRONACA no tenemos compromiso de venta, sino compromiso de pagar el paquete de insumos (…). Para el próximo año pensamos comprar los mismos productos pero de manera independiente porque este año nos sobró mucho químico, lo que es insecticida no se utilizó y hay que pagar bastante. H. V., Loja
Como se puede ver, a la empresa agroindustrial le interesa a la vez el maíz y también la venta de los insumos químicos, por lo que le resulta muy oportuno aliarse con instituciones que facilitan la articulación de los campesinos con las empresas. Si bien los mecanismos informales de manejo del crédito en manos del capital comercial se han difundido, empresas grandes como PRONACA 27 Cooperativa de ahorro y crédito vinculada a FEPP, Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio.
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establecen también alianzas con el capital financiero para organizar la integración de los campesinos a la agroindustria. En esta modalidad el campesino abre una libreta en el banco donde consta el monto del crédito, dinero que es transferido a la empresa que entregará los insumos. La recuperación del crédito es en maíz y lo realiza un agente recaudador, quien luego de vender el producto cancela en dinero al banco; el recaudador también es un beneficiario de este tipo de transacción, pues a más del cobro por la recaudación, por lo general, distribuye algún componente del paquete de insumos por las facilidades gracias a la relación que mantiene con los productores. Finalmente, a la apropiación de trabajo campesino por medio de la sobreexplotación de la agroindustria y el despojo por el capital comercial y crediticio, se añade una forma extraeconómica de apoderarse del trabajo campesino que es el robo, ya sea a través de mecanismos fraudulentos de pesaje o de la estafa más abierta, como ilustran los testimonios siguientes: u Siempre vendo a los mismos, bien a comercial Zambrano,
Manobamba, a los Arias, a los Alava… La ventaja es que los precios son iguales y lo que hay que buscar es la balanza que sea buena porque algunos les llevan hasta diez libras por quintal. V. S., Los Ríos
u Él es un comerciante ya conocido, por eso hay más confianza, aun-
que se demore en pagar, porque sino estamos a la misericordia del dinero falso. Él nunca nos ha estafado, solo nos hace pasar tiempo, él así trabaja. M. C., Loja
Y también a través de exigir condiciones determinadas del producto que disminuyen su peso, como la calificación por humedad e impurezas, incluso la disminución de la cantidad aduciendo el peso del envase en el que se transporta al maíz. u Conozco compañeros que con SENACA salen perdiendo, porque
les pesan, les sacan humedad y pureza y cuesta el transporte, y cuando está bajo el precio, tienen que vender a lo que sea. A. C., Los Ríos
Así, la maraña a la que recurre el capital para apropiarse del trabajo campesino, no es sino la refuncionalización “de los procesos laborales de 117
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
esos pequeños y medianos productores al forzarlos a introducir modalidades tecnológicas y formas de cooperación de corte capitalista”, incluso dejando intocados aspectos expresamente no capitalistas de las unidades de producción como es la tierra en manos campesinas, precisamente para obtener beneficio de ello (Bartra, 2006b: 230). Dentro de esta totalidad de funcionamiento del capital en el campo y las zonas maiceras, la síntesis de lo arriba descrito, muy bien puede contenerse en la siguiente afirmación que hoy posee absoluta vigencia: El control que ejercen las compañías agroindustriales y agrocomerciales sobre el proceso de sus pequeños y medianos abastecedores, la influencia de las empresas introductoras de insumos agropecuarios sobre las prácticas agrícolas campesinas, las funciones del capital financiero y bancario que incluyen en el crédito el plan económico e incluso parte de los insumos que deberá emplear el beneficiario, el papel del capitalismo de Estado como gestor de la producción, en supuesta asociación con pequeños y medianos campesinos, etcétera, son otras formas en que se desarrolla la subsunción real del trabajo agrícola en el capital (Bartra, 2006b: 230).
La unidad campesina desestructurada La integración del trabajo campesino a la lógica productiva de la empresa agroindustrial vía agricultura de contrato (con mecanismos formales o informales), constituye una forma organizativa de la producción por parte del capital para apoderarse el plusvalor generado por el agricultor, que, a la vez, determina la desestructuración de la unidad campesina. Esta desestructuración se levanta sobre la pérdida de autonomía productiva, dado que, gracias al despojo de que es víctima la familia, la reproducción del ciclo productivo solo es posible volviendo a establecer la relación subordinada frente a la empresa y las distribuidoras de insumos por medio del crédito, que le obligan a repetir el mismo tipo de producción. Además, al entrar en ese proceso, la familia campesina substituye las habilidades y conocimientos generados en cientos de años, por tecnologías que se modifican rápidamente buscando la intensificación y la homogenización de los procesos productivos (Bartra, 2006); hoy, serán conocimientos elaborados lejos de su parcela, lejos de su país los que se 118
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impondrán para poder cultivar. Así, el control del proceso productivo queda en manos de la agroindustria. De otro lado, la inviabilidad de la reproducción familiar sobre la base del monocultivo del maíz, obliga a miembros de la familia a vender su fuerza de trabajo de manera temporal en zonas alejadas a su parcela, abocándoles a procesos migratorios y a procesos de semiproletarización en condiciones laborales extremas. El testimonio siguiente ilustra estas condiciones que deben soportar los campesinos pobres para alcanzar los ingresos que permitan la sobrevivencia familiar en condiciones de sobrevivencia muy difíciles: u Me iba a la Costa de tiempo entero, venía por 8 días y vuelta me
iba, porque la misma agricultura que hacía aquí no me avanzaba. Trabajaba en tiempo de invierno en el maíz y llegaba a la solución de que no me alcanzaba el dinero para la familia (…). Entonces yo venía y pedía comidita en las tiendas por ahí, venía la cosecha pero solo para pagar las deudas. Pagaba y me volvía porque me seguía faltando la comida. Me iba a trabajar en las bananeras. Este año fui dos meses, por ejemplo cogí una contrata de 14 ha y había que entregar destallada, apuntalada y limpiada de mata, eso es $ 70, y si me faltaba me pasaban, pero tenía que duplicar el trabajo para la próxima semana; tenía que trabajar desde la 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde. S. O., Loja
La desestructuración de la unidad campesina, gracias a la migración, arroja al productor a otro proceso de sobreexplotación de su trabajo en bananeras o camaroneras, como ilustra el testimonio anterior; y, cuando disminuye la oferta de trabajo, son las mujeres quienes deben salir a buscar el sustento familiar: u Un tiempo no hubo trabajo para él tampoco en la Costa, me tocó
a mí a trabajar de empleada en Arenillas y Pindal; fue en el 2002, cuando ya le aparté a mi niñito, el último. Z. O., Loja
Otra situación que muestra la desestructuración de la unidad productiva campesina es la pérdida parcial de la unidad de producción-consumo, pues el monocultivo reduce al mínimo el cultivo diversificado cuando no lo desaparece, diversificación en la que se asienta el autoconsumo familiar. En efecto, en las zonas más frágiles, la introducción del monocultivo ha contribuido a la degradación de los suelos y disminución de la 119
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
humedad, por lo que la producción de autoconsumo se ha agotado y, con frecuencia, se quejan de que los cultivos de antaño ya no se dan con igual magnitud, por lo que dejan de producirlos. Generalmente solo quedan animales menores para ese uso. Esta situación determina la quiebra de la seguridad alimentaria tanto en cantidad como en calidad, ya que la variedad de alimentos de la dieta se reduce drásticamente y de manera paulatina se imponen nuevos patrones alimentarios vinculados a la industria alimentaria, y alejados de los tradicionales: u Se compra fideos, atunes, aceites… lo que yo produzco es casi míni-
mo y compramos hasta las yerbas, el tomate, los pimientos… solo el maíz no compro. E. B., Loja
En la Costa este elemento desestructurante tiene menor presencia por el mantenimiento de la diversidad de cultivos que les permiten obtener alguna producción significativa para el autoconsumo. u … de la huerta (tenemos) productos como el plátano, las papayas
y un poco de vegetales, la leche del ganadito y los huevitos de las gallinas. M. R., Los Ríos
La miseria en las familias de los pequeños productores de maíz es una constante, evidenciada en las dificultades para obtener la alimentación básica, especialmente durante la época invernal en que están dedicados al cultivo del maíz. Quienes pueden enfrentar estas carencias son los campesinos con posibilidades de diversificar la producción de pequeñas parcelas, mientras que los otros se enfrentan al hambre.28 Así mismo el deterioro de los suelos, agua, bosques, consecuencia del uso de la tecnología y la presión para producir cada vez más (el tiempo de descanso de la tierra se reduce), acarrea poco a poco a la pérdida de los recursos productivos campesinos, disminuyendo las posibilidades de reproducción familiar: u Ya tenemos problemas. Le digo sinceramente, yo me metí a traba-
jar con un banco y tuve poquita ganancia. Seis sacos de urea eché por hectárea como me mandó el ingeniero y dijo tenemos tal pro-
28 El indicador de pobreza por necesidades básicas insatisfechas (NBI) en Zapotillo es 89,33 %, en Pindal 88,63% , dos cantones de Loja donde se hicieron las entrevistas. El indicador de extrema pobreza por NBI en los mismos cantones son 69,20 y 64% respectivamente. Fuente SIISE.
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ducción y no tuve y la inversión fue terrible. Se quedó para comer un poquito pero más solamente para pagar la deuda. S. O., Loja
El deterioro de los suelos por el sometimiento a altas dosis de abonos y más insumos de origen químico destruyen los componentes bióticos que dan vida a la tierra; así mismo el tipo de labranza que obliga a dejar descubierta la tierra para que la planta de maíz crezca, facilita la erosión, destruyendo en corto tiempo lo que costó formar a la naturaleza en miles de años.29 Y la pérdida de bosques ha cambiado todo el paisaje de la zona baja de Loja, destrucción que continúa hasta hoy: u El bosque cada vez se va terminando, como le dije la gente quiere
sembrar más, cada año se siembra un poquito más o viene más la gente de los que estuvieron aquí y se fueron, entonces para compensar eso hay que tumbar otra parte más del bosque y seguir sembrando. H. R., Loja
Y es que las pequeñas alzas en el precio del maíz que se suceden al calor de los vaivenes del mercado, se riegan como pólvora en los miembros de las familias que han emigrado definitivamente a las ciudades cercanas y que se debaten en medio de las carencias que el trabajo jornalero o informal que la urbe capitalista les ofrece; la esperanza de obtener algún ingreso más, por pequeño que sea, y que pueda contribuir para la reproducción familiar, impulsa al trabajo agrícola sin importar el destrozo de la naturaleza. La realidad viva destroza así las buenas intenciones de todas las políticas y herramientas que, desde la institucionalidad privada y gubernamental, quieren construir hacia la sustentabilidad y el desarrollo sin topar las causas profundas del desastre ambiental. La contaminación de las aguas también es una realidad, pues las lluvias arrastran los componentes químicos del suelo a Los Ríos o los introducen hacia las capas freáticas. u Está comprobada la contaminación del agua. Cuando yo llegué
recién acá teníamos la comida asegurada del estero que era limpio, pero ahora no hay un solo camarón, pescado poquísimo porque han
29 En una visita de Miguel Altieri a la zona maicera de Loja, pudo determinar que en zonas altas apenas quedarían 6 años de producción si se pierde la capa fértil en el ritmo actual, dado por el monocultivo de maíz. Informe de evaluación del programa de Agroecología (Altieri, 2006).
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
cometido la maldad de poner algún químico en el agua y mataron a todas las especies. V. S., Guayas
Pero con el monocultivo también se pierden las semillas autóctonas y los recursos genéticos, al imponerse semillas desarrolladas en los laboratorios de las multinacionales y al privarles de su hábitat a animales y plantas. El dominio tecnológico promovido por el capital desecha los conocimientos campesinos y desvaloriza las prácticas tradicionales de la agricultura preservadoras de los equilibrios ecosistémicos. Introduce además elementos de orden cultural que privilegian los valores de prestigio masculinos ligados a volúmenes y extensiones de producción, al mercado y al dinero, así se es más hombre cuando esas cantidades se multiplican. La salud deteriorada es otro de los indicadores de su pobreza y del modelo tecnológico impuesto, pues la contaminación de los insumos químicos que destruye el equilibrio y la vida de la naturaleza, no perdona al trabajador. La fórmula nitrógeno-glifosato-plaguicidas exigida por el monocultivo de maíz, deteriora progresiva e invisiblemente las condiciones de salud de los productores. Continuas enfermedades respiratorias, mareos, dolores de cabeza, manos despellejadas de mujeres y niños por el nitrógeno, se convierten en condiciones normales en la vida pauperizada de los campesinos: u Afecta mucho; cuando la gente fumiga tiene otro semblante, pálido,
diferente, luego de fumigar ya le pasa.
H. V., Loja
Los niños y adolescentes están expuestos de igual manera a los efectos dañinos de los insumos: u Mis hijos dicen que les hace doler la cabeza, me voy ir poquito a la
sombra, dicen, poco a poco les va afectando, pero ¿qué más podemos hacer? M. L., Loja
La peligrosidad de los químicos también lleva a la muerte de los campesinos: u Como por aquí cayó la langosta, un señor había preparado los líqui-
dos para fumigar y se intoxicó, no lo pudieron salvar. A. G., Los Ríos
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u … depende de las personas más débiles, ellos se han asfixiado;
este año ha fallecido una persona atrás, son líquidos fuertísimos, llevados por el viento pegan fuerte. V. S., Guayas
Así, el capital no ha olvidado su marca de origen, viene chorreando sangre y lodo por todos los poros.
Formas de resistencia Aunque la situación de extrema pobreza en que vive la familia campesina, resultante de la explotación organizada por la agroindustria en la producción del maíz, los campesinos no quieren abandonar su tierra y recurren a formas de resistencia individual para impedir la completa proletarización y continuar manteniéndose como productores, aunque depreciados. Una de ellas es la diversificación de cultivos para el autoconsumo, con pequeños excedentes para la venta. Esta orientación tiene mejores condiciones en las zonas que poseen buena humedad durante el año, como se lo mencionó ya. En Loja, a más de hacer pequeñas parcelas diversificadas con riego cuando es posible, implementan los “orillados”, esto es cultivos en las riberas y lechos de los ríos que quedan con un mínimo caudal de agua durante el verano. En esta zona, donde existen menos cultivos de autoconsumo, el impulso a la producción diversificada apoyado por ciertas ONG se enfrenta a las dificultades por modificar la línea productiva dominante del monocultivo, que se arraiga en el campesino por la vaga esperanza en cada ciclo productivo, de lograr un cambio de su situación si llegan a los niveles de productividad que promete el paquete tecnológico. La búsqueda de otros ingresos por fuera de la agricultura es también un recurso al que acuden hombres y mujeres de la familia; trabajos como cerrajería, producción de ladrillos, ventas de comida durante fiestas de la comunidad, tejidos, artesanías, etc., son formas de obtener algún ingreso para ayudar a la reproducción familiar. Incluso, en el intento por evitar someterse a los mecanismos del crédito, dan tiempos a la crianza de animales menores como pollos y cerdos con cuya venta financian una pequeña parte de la inversión para el cultivo; y, con frecuencia, el pago de la fuerza de trabajo extrafamiliar. Sin embargo, el control ideológico que encubre las formas de explotación dificulta formas de resistencia organizadas. En efecto, la tecnología vista como un elemento neutral 123
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
de la producción y no como un dispositivo del capital, ayuda a ocultar la relación social que engendra la explotación y el despojo. Así, aunque identifican quién se lleva las ganancias, no hay claridad de que esa es la consecuencia de una organización económica donde se enriquecen unos a costa del empobrecimiento de otros, de ahí que apelan a la amistad o a la buena voluntad de sus explotadores para mejorar sus condiciones productivas, buscando como un favor la rebaja de los costos de los insumos, de las tasas de interés, pidiendo alimentos a crédito, etc., o aceptando su condición de explotados casi como algo inexorable. En este contexto, las expectativas sobre el futuro son desalentadoras para la mayoría. Abatidos por la imposibilidad de enfrentar al capital de otra forma que no sea bajo la relación de dependencia y subordinación, los campesinos aceptan su situación como destino: u No se puede vivir bien. Pero tenemos que vivir la vida como Dios
manda, porque tenemos que hacerlo.
S. M., Los Ríos
Si embargo, no pocas veces se vislumbra alguna señal de rebeldía en la que reconocen que con otro tipo de organización social podrían alcanzar mejor nivel de vida: u Nosotros los campesinos podríamos vivir bien pero no tenemos la
garantía del gobierno, son negativos, cada día nos dan garrote, en vez de apoyarnos de la mejor manera, nos perjudican. A. C., Los Ríos
No obstante, la ira está lejana por hoy una resistencia de carácter político. Las formas que asumen la explotación y el despojo, ofreciéndoles el artificio de verse a sí mismos como individuos libres con capacidad de concurrencia al mercado, solo les permite asociarse para responder a la demanda del capital; y, en cambio, competir entre sí al encontrarse con sus pares en el mercado. El capital los segmenta, los individualiza. Y las condiciones históricas que marcaron el reflujo del movimiento campesino no han aportado, en estas últimas décadas, para superar su situación inerme; situación imperiosa de cambiar si se sostiene que disminuir los altos niveles de explotación y erradicar el despojo pasan necesariamente por acciones defensivas de los explotados, cuya existencia económica como clase depende de su autoafirmación política en una lucha que los constituye como sujetos sociales y no como simples soportes de relaciones económicas (Bartra, 2006b: 212). 124
Anexo fotográfico Cristóbal Corral
Productor agroecológico de la provincia de Manabí.
Productor diversificado en la provincia de Manabí.
Productoras diversificadas en la provincia de Pichincha.
Productora agroecológica de la provincia de Loja.
Productores diversificados en la provincia de Pichincha.
Productor agroecológico en su finca, en la provincia de Loja.
Trabajadora en empresa florícola de la provincia de Pichincha.
Provincia de Loja: laderas deforestadas y erosionadas por el cultiivo de maíz en la zona de bosque seco.
Trabajador de empresa bananera.
Seis Los campesinos con producción diversificada con manejo convencional o tradicional Fernando Larrea
Introducción
E
El siguiente tipo de productores que nos interesa analizar es el de aquellos campesinos con producción diversificada, tanto en la Sierra como en la Costa, que mantienen uno o varios cultivos orientados para su comercialización a través de intermediarios o en mercados locales. Si bien se trata de economías campesinas con características heterogéneas, responden a un conjunto de elementos comunes en sus estrategias productivas y en sus formas de reproducción familiar. En este capítulo intentaremos comprender las condiciones en las que sus estrategias productivas y reproductivas se enmarcan, los mecanismos de dominio y explotación a las que estas economías campesinas están sometidas en el marco del proceso de desarrollo del capitalismo en el campo, y las distintas respuestas y formas de resistencia campesina generadas por este tipo de productores. Al contrario de aquella imagen de economías campesinas tradicionales semi-aisladas de los circuitos co-merciales, o lejanas a los polos de desarrollo capitalista, este tipo de productores diversificados no ha sido ajeno a los procesos de modernización y desarrollo capitalista. Así, los campesinos diversificados considerados en el presente estudio, se localizan en provincias y cantones que se han caracterizado por ser ejes de la expansión de agro-negocios ligados a la agricultura de exportación (principalmente empresas bananeras en Los Ríos y Guayas y empresas florícolas en Pichincha), o por la cercanía a mercados dinámicos de alimentos básicos para el consumo interno o para la agroindustria (Manabí y Cotopaxi). Evidentemente, ello no significa que este tipo de produc135
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
tores no tengan una presencia significativa también en otras zonas con predominancia de comunidades campesinas o de menor interés para los procesos de acumulación de capital. En el presente estudio se realizaron 25 entrevistas semi-estructuradas a campesinos diversificados, ubicados en los cantones de Cayambe, en la provincia de Pichincha; Saquisilí y Pujilí, en la Provincia de Cotopaxi; Rocafuerte, Portoviejo y Jipijapa, en la provincia de Manabí; Mocache y Valencia, en la provincia de Los Ríos; y, Santa Lucía, en la provincia del Guayas. En términos generales, forman parte de recintos y comunidades campesinas que accedieron a la tierra durante el proceso de reforma agraria y que posteriormente han experimentado procesos de subdivisión de la tierra por herencia o transferencias por compra de tierras. En todas estas zonas la agricultura campesina representa el lado desposeído de la desigualdad que caracteriza la estructura agraria en el campo ecuatoriano y mantiene una creciente brecha frente a la agricultura empresarial. A pesar de ello, está profundamente articulada a relaciones mercantiles, o, como lo vimos en los casos anteriores, a formas de dominio y explotación por medio de la agricultura de contrato o por medio de la inserción vía venta de fuerza de trabajo a los agro-negocios de estas zonas.
Campesinos diversificados: condiciones y estrategias productivas Tenencia de la tierra: Todo lo que tenemos es unas diez hectáreas por la lucha sindical P. Z., Los Ríos
En lo que se refiere a la tenencia de la tierra, una primera característica que encontramos en este grupo de productores diversificados es que cuentan o acceden a tierras de hasta 10 ha. Solamente encontramos una excepción en la provincia de Los Ríos de uno de los entrevistados que maneja un terreno de 15 ha de propiedad de su hermano (C. S., Los Ríos). Se trata por lo tanto de pequeños productores. Sin embargo, encontramos algunas diferencias significativas según las zonas o comunidades de procedencia. Así tenemos, un pequeño grupo de campesinos minifundistas con propiedades cuyo tamaño oscila entre 0,5 y 2 ha. Entre ellos encontramos a campesinos indígenas de Cayambe (Pichincha) y Saquisilí 136
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
(Cotopaxi), en la Sierra; así como campesinos de Rocafuerte (Manabí), en la Costa. Un segundo grupo está conformado por campesinos que cuentan o acceden a tierras entre 2 y 5 ha. En él igualmente encontramos campesinos de Cayambe, Saquisilí y Pujilí, en la Sierra; y, de Rocafuerte y Jipijapa en Manabí. Finalmente tenemos un grupo mayor de productores con más de 5 ha, ubicados en Cayambe (en un solo caso), en la Sierra, mientras en la Costa tenemos a campesinos de Jipijapa y Rocafuerte, en Manabí; Mocache y Valencia, en la provincia de Los Ríos; y Santa Lucía, en la provincia del Guayas. Aunque en términos generales podemos encontrar ciertas similitudes en el patrón productivo de estos campesinos, estas diferencias en cuanto al acceso a la tierra tienen importancia en términos de las posibilidades que ofrece la producción agropecuaria para la reproducción familiar, determinando una mayor o menor necesidad de vender fuerza de trabajo fuera de la parcela por parte de miembros de la unidad familiar. Para la mayor parte de estos campesinos en la Sierra y en la Costa (con excepción de algunas comunidades de Manabí), cabe resaltar la importancia que tuvo el proceso de Reforma Agraria para garantizar el acceso a la tierra que hoy producen, tanto quienes estuvieron directamente involucrados en dicho procesos, como sus descendientes cuando se trata de familias más jóvenes. El siguiente relato de un campesino de Los Ríos es ilustrativo de ello: u Yo llegué en el 66, esto era pura bananera y estuve trabajando
como dos años, Después me afilié al sindicato y estuve trabajando con el sindicato de la bananera. De ahí hubo la repartición de tierras. El dueño dijo: aquí hay 10 hectáreas de tierra o 10 000 sucres, el que quiera quedarse. Yo me quedé aquí. Aquí nos quedamos como 27 nada más de los 72 trabajadores; de esos se fueron yendo otros más. Aquí somos como 23 familias que vivimos en las tierras que fueron de la hacienda bananera. R.V., Los Ríos
En el caso de las familias más jóvenes, el acceso a la tierra vía herencia de sus padres o modalidades de uso de la tierra que aún pertenece legalmente a sus padres son predominantes. A ello se agrega, en algunos casos, la compra de pequeños lotes complementarios para la producción familiar. En todo caso se observa una tendencia generalizada en estos productores a mantener la tierra (evitan venderla) o a buscar adquirir o 137
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
acceder a pequeños lotes adicionales, en la medida de las posibilidades familiares.
La orientación productiva de los campesinos diversificados Yo siempre, así variado porque poco a poco se venden estos productos en Saquisilí, si no sale el uno, sale el otro, y así; uno puede sacar alguito cada mes. Y también porque ya no gastamos mucho para comida, porque solo sacamos del terreno. C. C., Cotopaxi Si bien en este tipo de productores encontramos una gran diversidad en términos de los cultivos y animales que producen, es posible identificar un primer elemento común que caracteriza su estrategia productiva tanto en la Sierra como en la Costa. Éste se refiere a la orientación de la producción. Así se observa la tendencia de estos productores a privilegiar uno, dos o tres rubros (agrícolas o pecuarios) para su comercialización con intermediarios o en mercados locales, lo cual se combina con la producción en pequeña escala de una amplia gama de alimentos para el consumo familiar y ventas eventuales de los mismos en pequeñas cantidades. Evidentemente, los productos orientados a los mercados locales varían de acuerdo a las condiciones productivas de las familias, las características específicas de cada zona y los mercados existentes. Consiguientemente, ellos no son ajenos a las dinámicas de desarrollo capitalista que articulan y subordinan la producción campesina. Revisemos brevemente algunos de las tendencias observadas en los distintos casos estudiados que ilustran este aspecto. Así, en la provincia de Cotopaxi, encontramos que los campesinos diversificados entrevistados privilegian el cultivo de papa, combinado en unos casos con el cultivo de chocho, zanahoria, o arveja, según el caso, como cultivos cuyos excedentes se destinan al mercado (siempre se guarda algo también para el consumo familiar). A ello se agrega la crianza de animales (una o dos vacas, borregos, gallinas, chanchos, cuyes, conejos), cuya comercialización eventual aporta con ingresos adicionales y que son utilizados también para el autoconsumo. Entre los cultivos destina138
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dos al autoconsumo familiar tenemos choclos, habas, trigo, cebada, quinua, lenteja, pastos para los animales y algunas hortalizas en pequeñas cantidades. Un patrón similar lo encontramos en el caso de algunos de los campesinos entrevistados de la provincia de Pichincha, con la diferencia que el principal cultivo destinado al mercado es la cebolla. Éste se combina con la producción de papas, habas o leche (de la producción ganadera y de pastos en pequeña escala). Al igual que los campesinos de Cotopaxi encontramos la crianza de animales menores y una variedad de cultivos para el autoconsumo (cebada, quinua, habas, trigo, mashua, melloco, oca, avena). En dos de los casos estudiados encontramos en cambio una clara orientación hacia la producción de leche y huevos, como los productos principales orientados al mercado. De esta manera, en la unidad productiva se prioriza la producción de pastos para el ganado. Ello se combina con productos para el autoconsumo como choclos, habas, papas, fréjol, arveja, melloco, hortalizas y frutales (mora, tomate de árbol) y la crianza de cuyes. En lo que se refiere a los campesinos diversificados de la Costa en las provincias de Los Ríos y Guayas, encontramos una predominancia del cacao, combinado con cultivos de banano, maíz, maracuyá y palma africana como cultivos orientados primordialmente al mercado. Con una lógica similar a los productores de la Sierra, estos cultivos se complementan con la producción de alimentos para el consumo familiar como el arroz (que se vende eventualmente en pequeñas cantidades), fréjol, yuca, una variedad de hortalizas y frutales (naranja, mandarina, toronja, papaya, aguacates, zapote, etc.). De la misma forma se crían animales menores (chanchos, gallinas) para ventas eventuales o para el consumo familiar. Cabe señalar, que la predominancia del cacao como principal cultivo comercial es una tendencia que se consolida los últimos años (a tal punto que en algunos casos las superficies sembradas de cacao aún no están en plena producción pues se requiere al menos tres años para ello, dependiendo de la variedad), a raíz de la caída de los precios de la soya y el maíz, que profundizó el empobrecimiento de los campesinos productores especializados en estos cultivos de ciclo corto (Cfr. Rubio, 2006b). En Manabí, en cambio, encontramos patrones más variados respecto a los productos principales que se destinan hacia el mercado. Así, un grupo de campesinos ubicados en el valle del río Portoviejo (cantones 139
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Portoviejo y Rocafuerte) privilegian el cultivo de la habichuela que se comercializa a intermediarios en el mercado de Portoviejo. La habichuela se combina con cultivos de otros productos para este mercado como el haba, el fréjol varero, el cilantro y la achogcha, así como pequeñas extensiones de maíz y arroz destinados una parte a la venta a intermediarios y otra al autoconsumo familiar. Al igual que en los casos anteriores encontramos la presencia de animales menores, especialmente gallinas y chanchos (para el autoconsumo y la venta eventual), y una variedad de productos para el autoconsumo (plátano verde, yuca, camote, fréjol, frutales). También en el valle tenemos el caso de un productor que se especializa en la producción de melón para la venta a intermediarios en el mercado, que se combina con la producción de fréjol, maíz y plátano verde (para la venta y el autoconsumo familiar). Así mismo, tenemos otro caso en el cual hay una mayor orientación hacia la producción pecuaria (ganado bovino y caprino) para la producción de leche, y chivos, la cual se combina con el cultivo del maíz asociado con la habichuela y el haba para el mercado de Portoviejo y del arroz (para la venta y el consumo familiar). Por otro lado, entre los productores del cantón Jipijapa, predomina la producción del café, combinada con cultivos de maíz y plátano. Así mismo encontramos una variedad de cultivos (yuca, fréjol, arroz) y frutales (guaba, mango, guineo, naranja, mandarina, toronja, papaya), orientados para el autoconsumo (con algunas ventas eventuales) y la crianza de animales (pocas cabezas de ganado bovino y animales menores). También encontramos un caso en el que el principal cultivo es el fréjol, que es comercializado a través de una empresa exportadora, al que se agrega la producción de maíz y la crianza de pollos de engorde para su venta. Igualmente en este caso tenemos una diversidad de frutales y hortalizas para el autoconsumo. Como se puede apreciar, en la lógica productiva de este conjunto de unidades familiares, la producción agropecuaria orientada hacia los mercados con el fin de procurar ingresos monetarios, no se contrapone con la intención complementaria de contar con un conjunto de productos para el autoconsumo familiar. En este sentido, este tipo de productores muestra las limitaciones que puede tener un análisis de las economías campesinas basado en una contraposición artificial de una agricultura para el mercado versus una agricultura “para comer” (Cfr. Martínez, 2003: 140
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57-59), aislada de los circuitos mercantiles de productos o trabajo. Ello puede conducir, a partir del porcentaje comercializado de los principales productos campesinos orientados al mercado, a subvalorar la producción de autoconsumo de importancia para la subsistencia familiar y la reproducción económica, tanto de aquellos campesinos cuyos ingresos monetarios dependen de la venta de productos a los mercados en el marco de una estrategia diversificada de producción, como para quienes sus ingresos dependen fundamentalmente de la venta de su fuerza de trabajo. Este aspecto se evidenciará más adelante al abordar las valoraciones campesinas en torno a la estrategia diversificada de producción. Lo que es importante enfatizar aquí es que uno de los elementos característicos de la estrategia productiva de los campesinos diversificados radica en la combinación de una intención de obtener ingresos monetarios mediante varios productos agropecuarios orientados a los mercados, con la producción de alimentos para el autoconsumo familiar, que constituye un ahorro significativo en los gastos necesarios para la subsistencia y garantizan un consumo relativamente variado de alimentos en la dieta familiar.
Trabajo familiar, trabajo asalariado Trabajamos la familia: mis papás y hermanos y prestamos manos. H. G., Cotopaxi
Para finalizar esta parte es necesario señalar algunos elementos relacionados con la organización familiar del trabajo agropecuario por parte de los campesinos diversificados, las eventuales contrataciones de personal y la venta de fuerza de trabajo fuera de la parcela. En términos generales, el conjunto de productores diversificados considerados en este estudio realiza la mayor parte de las labores agropecuarias que demanda su estrategia productiva con mano de obra familiar. Solamente en momentos especiales, como en las cosechas, cuando el trabajo requerido supera las posibilidades de hacerlo con los miembros de la familia, se contrata eventualmente mano de obra asalariada (jornal diario). Evidentemente, la disponibilidad de mano de obra varía de acuerdo al ciclo de vida familiar. La contratación eventual de jornaleros es más común en la Costa. En la Sierra, en cambio, se apela más frecuentemente al prestamanos de parientes o vecinos, como un mecanismo 141
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
tradicional de reciprocidad, a cambio de raciones (cuando se trata de la cosecha) y de la obligación de devolver la mano cuando las otras personas lo requieran. Si bien la mayor parte de estos campesinos obtienen sus ingresos de la producción de sus parcelas, algunos de ellos (o sus hijos jóvenes solteros) también venden su fuerza de trabajo en forma permanente o eventual o realizan alguna actividad por cuenta propia. Ello es mucho más frecuente entre los productores de la Sierra, lo cual se relaciona estrechamente con la menor disponibilidad de tierra. Sin embargo, en la Costa también encontramos unos pocos casos en que los ingresos por jornales de alguno de los miembros de la familia constituyen un rubro importante en la composición del ingreso familiar. Ahora bien, es interesante constatar que el tipo de trabajo al que accede este grupo de campesinos (o algunos de sus hijos) que venden su fuerza de trabajo es bastante diverso, sin evidenciar una tendencia clara a trabajar en empresas florícolas o bananeras (por ejemplo, encontramos trabajos como albañil, chofer, jornalero agrícola, en una gasolinera, o en un pequeño negocio de costura o de prestación de servicios de medicina tradicional). Finalmente se debe mencionar que algunos de estos productores, particularmente en la Sierra y en Manabí, reciben el bono solidario (bono de la pobreza equivalente a $ 15) como un ingreso complementario.
Articulación al capital comercial y formas de explotación a los campesinos La agricultura es linda pero a veces nos encontramos con la decepción de que el producto no vale P. Z., Los Ríos En el caso de los campesinos diversificados, el capital comercial aparece como el eje articulador de su producción a los mercados y a las cadenas agroalimentarias. Sin embargo, según el producto y su forma de realización en el mercado es importante distinguir distintos tipos de capital y diferentes formas de intermediación de los productos campesinos. Así, tenemos el capital comercial ligado a las cadenas de productos tradicionales de exportación como el café y el cacao o a la industria agroalimentaria nacional (maíz, arroz), que opera, fundamentalmente, a través de casas comerciales locales en las ciudades de la Costa, las cuales aco142
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pian y procesan el producto; o, a través de intermediarios que adquieren la producción campesina en las mismas comunidades (menos frecuente en el caso de estos productos). Una situación similar la encontramos en el caso de la leche, tanto en la Sierra como en la Costa. Por otro lado, en el caso de la Sierra encontramos intermediarios locales que compran la producción campesina (papas, cebolla, zanahoria, chochos) en la parcela o en las ferias semanales locales (por ej. Saquisilí), para su comercialización posterior en los mercados nacionales. Finalmente, encontramos aquellos intermediarios que operan en las ferias locales de las ciudades de la Costa y la Sierra que adquieren la producción campesina y la venden al por menor, directamente a los consumidores urbanos (especialmente en el caso de hortalizas, habichuela, plátano, frutales). Cabe señalar que más allá de la comercialización de algunos productos (destinados principalmente para el autoconsumo), en pequeñas cantidades que son vendidos o intercambiados con vecinos de las propias comunidades, solamente encontramos un solo caso de comercialización directa por parte de los campesinos a consumidores urbanos en las ferias locales. Igualmente solamente encontramos un solo caso de comercialización del café (solamente en este producto) por medio de la acción de la organización campesina (UPOCAM) a través del proyecto Café Manabí (lo cual no necesariamente significa una ventaja significativa para el productor en términos del precio del producto). Todos los demás campesinos se articulan al mercado a través de estos tipos de capital comercial y sus cadenas de intermediación. Ahora bien, la relación con el capital comercial de estos campesinos diversificados opera básicamente a través de la venta de sus productos, sin que los intermediarios o las casas comerciales jueguen un rol determinante en términos de la definición del proceso productivo campesino (qué y cómo se produce). Así no encontramos situaciones de compromisos pre-establecidos de entrega de la producción campesina por medio de la prestación de insumos o dinero por parte de los intermediarios, ni una determinación de los insumos químicos a ser usados en la producción. Ello no obsta para que adquieran algunos productos e insumos químicos en los almacenes agropecuarios de las ciudades cercanas, para enfrentar el ciclo productivo. Esta situación, de mayor independencia, como lo veremos más adelante, obedece al mayor grado de autonomía productiva que tienen los campesinos diversificados, a diferencia de los campesinos 143
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integrados a la producción agroindustrial o de exportación mediante formas de agricultura de contrato. De esta manera, en el caso de los productores diversificados, las modalidades de dominio y las formas de explotación campesina, por parte del capital comercial o agroindustrial, se dan fundamentalmente por medio de la fijación de precios de los productos campesinos por debajo de su valor, en el momento de su venta. Se trata por lo tanto de modalidades de apropiación del excedente campesino a través de los precios de los productos. Evidentemente, este proceso ligado a las dinámicas de acumulación de capital, no depende de la figura o la persona del intermediario en sí, sino que obedece a las características más amplias que ha asumido el proceso de desarrollo capitalista en el campo y a los mecanismos más generales internos y externos de determinación de los precios de los productos agrícolas. Armando Bartra ha mostrado, consistentemente, cómo se concreta este proceso de explotación al campesino en el capitalismo contemporáneo, mediante la apropiación del excedente en el momento de la circulación de sus productos en el mercado capitalista. Para este autor, el proceso de trabajo campesino solo se constituye en un proceso de valorización a través de una serie de mediaciones y en él la explotación solo se consuma cuando la producción campesina entra en relación con la circulación capitalista (Bartra, 2006b: 241).
La producción campesina no constituye en sí misma un “rezago” de modos de producción anteriores, sino más bien una expresión del proceso específico que adopta el desarrollo capitalista en contextos determinados, funcional al proceso de acumulación de capital. Al formar parte constitutiva de este proceso mayor, para Bartra: La relación del campesino con el capital no solo es de transferencia de valor sino también de explotación, y esta última categoría expresa la esencia de la articulación en tanto que ésta no se reduce a la circulación sino que incumbe también a la producción en sentido estricto. La producción campesina está basada en la unidad del trabajador y los medios de producción y, por tanto, conserva la unión entre el productor directo y su producto, de tal modo que cuando el campesino se ve sometido como comprador y vendedor a un intercambio desigual, el mismo sujeto, en tanto que productor, está siendo sometido a una relación de explotación 144
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por la que se le escapa parte de su trabajo cristalizado en productos (ibídem: 248).
Esta relación de explotación al campesino en el capitalismo contemporáneo se hace posible por el carácter diferenciado de la producción campesina y porque su reproducción como unidad económica no está condicionada a la obtención de ganancias medias en la rama agrícola, como lo está la producción empresarial propiamente capitalista, lo que permite al sistema reducir los precios de los productos agropecuarios por debajo de su valor medio, si operaran solamente unidades capitalistas ceñidas a los mecanismos reguladores del mercado: La existencia en la agricultura de una producción mercantil no empresarial, que pueda sostenerse sin condicionar su reproducción a la obtención de ganancias medias; la operación en el sector agropecuario de unidades de carácter “mercantil simple” que puedan producir y vender a precios que desalentarían una inversión netamente capitalista; y, sobre todo, la operación de estas unidades de producción en las ubicaciones más lejanas, en los suelos de menor productividad relativa y con los cultivos menos rentables es lo único que, en principio, puede permitir la reducción de los precios reguladores del mercado, pues estas unidades de mayores costos individuales son precisamente las que ocasionarían la elevación de los precios si trabajaran con una lógica netamente empresarial y condicionarían su operación a obtener ganancias no inferiores a la media (ibídem: 184).
En este sentido, las unidades campesinas contribuyen al abaratamiento de los precios reguladores del mercado de los productos agropecuarios ya que pueden absorber su descenso muy por debajo del precio de producción, por lo que el precio del producto se fija por lo general “en el límite mínimo no del capital sino de la unidad campesina”; límite, … más allá del cual el productor no puede lograr la reproducción simple, y su medida es el ingreso necesario para resarcirse de los medios de producción desgastados y regenerar su fuerza de trabajo, es decir, la suma de los costos de reposición más el consumo vital (ibídem: 253-254).
Si bien este mecanismo de explotación campesina hace parte del proceso más general de subordinación campesina al capital, se ha visto agudizado mediante la aplicación de políticas agrarias de corte neoliberal. 145
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Como lo señala Blanca Rubio, con el advenimiento del neoliberalismo y la globalización, los campesinos no solamente son explotados por medio de la apropiación del excedente, que de todas maneras les permitía reiniciar un nuevo ciclo productivo y reproducirse desde su condición de explotados, sino que al mismo tiempo son despojados progresivamente de sus recursos productivos, ya que los precios de los productos campesinos se pagan por debajo de sus costos de producción, con lo cual no recuperan totalmente su inversión en bienes e insumos para la producción ni el valor de su fuerza de trabajo propia y ajena, con la consecuente desestructuración de las economías campesinas (Rubio, 2006b: 90-95). Esto es particularmente crítico en los bienes alimentarios básicos (trigo, maíz, soya, sorgo) debido a la imposición de precios internacionales de estos productos por debajo de sus costos de producción en los países desarrollados, mediante el incremento de los rendimientos y la entrega de subsidios a las empresas productoras (ibídem: 92). A estas condiciones generales debemos añadir las políticas de apertura comercial y el desmantelamiento de los mecanismos de intervención estatal en los procesos de producción y comercialización agropecuaria, en lo que concierne a la producción campesina, así como de los distintos apoyos y subsidios que el Estado brindaba a los campesinos en su calidad de productores. Ello, evidentemente, ha incidido en las posibilidades campesinas de reproducción social y económica. En este contexto, a pesar de que los campesinos diversificados intenten evadir estas condiciones de explotación y despojo en su estrategia productiva, mediante la diversificación productiva (incorporando otros productos comerciales a la producción campesina), el ahorro en el uso de insumos químicos y la producción de una variedad de alimentos para el consumo familiar, en ningún caso se sustraen de las condiciones impuestas por el capitalismo en su fase neoliberal, en el momento de realización de sus productos en los mercados: u El que compra en el mercado casi siempre es el mismo, es el que
impone el precio, el peso todo. Pagan en efectivo pero ellos imponen el precio. El precio se establece a la oferta y la demanda, llega un momento en que hay demasiado arroz en esa piladora donde fue usted a pilarlo, y el arroz lo oferto en 16, ellos pagan 14. De pronto usted necesita el dinero y acepta. A. M., Manabí
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u No hay beneficio para uno, mejor hay contra, porque ellos piden lo
que quiera de precio y siempre es bajo.
H. G., Cotopaxi
Además de la fijación de los precios de los productos, en la relación con los intermediarios operan también mecanismos de robo a los campesinos, especialmente en el peso y calificación de sus productos que, en estos casos, son apropiados directamente por los intermediarios o las casas comerciales como ganancias adicionales: u Nos ganan en todo; en el peso, en el precio, en la calificación, donde
no tenemos ninguna ventaja.
R.V., Los Ríos
Más allá de las percepciones generalizadas de los campesinos de que el precio que reciben por sus productos es muy bajo, que la fijación del mismo obedece a la oferta del producto o que los intermediarios son quienes se aprovechan o benefician al imponer el precio en la negociación, o sacar provecho en el peso de los productos, no se evidencia una conciencia clara de los mecanismos a través de los cuales son explotados y despojados. Esto se conjuga con cierta resignación, dado que están obligados a vender, aunque perciban que el precio es injusto. Expresiones como: No queda otra, hay que vender a lo que paguen en el mercado (G. M., Manabí); o, a veces la necesidad obliga, no le veo ningún beneficio vender a intermediarios (I. P., Manabí), ilustran esta situación. Finalmente, es importante subrayar que además del mecanismo fundamental de explotación que somete a los campesinos diversificados por medio de la apropiación del excedente a través de los precios de sus productos en el mercado, en los casos en los que algunos de los miembros de las unidades familiares venden su fuerza de trabajo fuera de la parcela para complementar los ingresos familiares y garantizar su simple reproducción, la explotación a los campesinos también se ejerce mediante la extracción de plusvalía, a través de la remuneración de la fuerza de trabajo por debajo de su valor, sea en el mismo sector agrícola o en otros, como es la construcción o los servicios. Al cubrirse una parte del valor de reproducción de la fuerza de trabajo por la propia unidad doméstica campesina, en su parcela diversificada para el autoconsumo, el capital se apropia no solamente de la plusvalía que se generaría si pagara el valor de la fuerza de trabajo que permita la reproducción completa de la unidad doméstica, sino un valor adicional como fuerza de trabajo pagada por
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
debajo de su valor. A ello contribuye la propia estacionalidad de la producción agrícola, que determina momentos de menor necesidad de mano de obra en la producción familiar.
Reproducción y des-estructuración campesina entre los campesinos diversificados En esta sección intentaremos profundizar la comprensión de las estrategias productivas y reproductivas de los campesinos diversificados, como una estrategia de subsistencia campesina y como una respuesta a las condiciones y modalidades de explotación y despojo a las que han sido sometidos en el proceso de desarrollo capitalista en el campo; veremos también el grado de des-estructuración de sus unidades domésticas provocado en dicho proceso. Iniciaremos este análisis abordando el nivel de autonomía productiva que mantienen estos productores y de dependencia con el paquete tecnológico de la revolución verde.
Niveles de autonomía en el proceso productivo y paquete tecnológico en la estrategia productiva Utilizo los dos, combinando el químico y el orgánico, de acuerdo a la planta. B. R., Pichincha
Una de las características comunes de los campesinos diversificados, considerados en este estudio, se refiere al uso de insumos químicos para el proceso productivo particularmente en aquellos cultivos destinados para su comercialización. La tendencia general muestra que en cultivos como el maíz duro, el arroz, el melón y, en menor medida el cacao en la Costa; la papa, el haba, los pastos, en la Sierra, se usa con mayor frecuencia y en mayores cantidades insumos químicos: u Para el cacao no se utiliza máquinas. Si yo estoy solo, tengo que
buscar 2 o 3 personas más. La semilla es propia, se coge de por aquí mismo. Anteriormente no utilizaba fertilizantes ni químicos pero ahora sí utilizo poco, ahora últimamente utilicé un producto que es un matamontes. Para el maracuyá se utiliza el gramoxone. Todo el trabajo de la tierra es al machete, trato de no utilizar ningún
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químico. En ciclo corto como el maíz, el arroz y en la maracuyá se utiliza fertilizantes, en los otros productos no utilizo nada. R. V., Los Ríos
Por el contrario, en aquellos cultivos destinados primordialmente para el autoconsumo, especialmente hortalizas y frutales, se tiende a emplear abonos orgánicos y preparados de las plantas para el control de plagas y enfermedades. Muchos de los testimonios recogidos en las entrevistas ilustran este aspecto. Revisemos brevemente alguno de ellos: u En las hortalizas yo solo manejo con lo que dejan los animales, las
gallinas; y, los cultivos que recién puse, solo necesitan un poco de biol que yo mismo preparo. En el maíz sí utilizo un poco de urea, porque no crece solo con el biol. En la semilla del maíz, solo el maíz, estamos hablando solo del maíz… la urea y el gramoxone hay que comprar. En los otros cultivos utilizo nada más que el biol que hago yo mismo. A. A., Manabí
Como se puede apreciar en estos relatos, la aplicación del paquete tecnológico de la agricultura convencional se concentra especialmente en los productos destinados para el mercado. Sin embargo, aun en los cultivos comerciales la utilización del paquete verde dista mucho de ser rigurosa. La misma varía no solamente de acuerdo a cada cultivo, sino también a la disponibilidad de materia orgánica por parte de los productores, al grado de utilización o mezcla con tecnologías tradicionales de producción y también a la disponibilidad de recursos económicos para invertirlos en los agroquímicos: u Yo preparo el terreno con tractor, solo en los otros cultivos, no en la
cebolla, porque en la cebolla solo hay que sacar para aflojar y otra vez se vuelve a poner; la semilla de la cebolla le tengo desde hace 10 años y sale no más, pongo la majada de animales, de las vacas, y pongo la semilla. La semilla es propia, luego solita crece la cebolla, sin poner nada más, solo remojando agua. En los otros cultivos utilizo tractor pero tampoco pongo nada de químico, solo en la papa y en la haba ponemos urea, porque sabe enfermar. V. A., Pichincha
Todos estos aspectos nos hablan de que si bien estos campesinos conocen y manejan la tecnología convencional de producción, no la aplican intensivamente y cuando pueden la evitan o la usan mezclándola con
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
técnicas tradicionales o agroecológicas de producción. El siguiente testimonio es ilustrativo de este aspecto: u Para preparar el terrenito nosotros utilizamos a veces el tractor y
otras veces el azadón, pero más utilizamos el azadón, solo una vez al año usamos el tractor. Después de remover la tierra ponemos la semilla, nosotros mismos producimos la semilla, no compramos, sino que escogemos las mejores y guardamos, nunca hemos comprado la semilla. El abono que ponemos es la majada de animalitos; utilizamos abono químico solo para sembrar las papas, las ocas y el chocho, pero más para la papa. Cuando sembramos papa ponemos en cada huacho semillas de maíz, cebada, chocho, arveja o quinua, así si sembramos papa también ponemos arveja y haba, con eso cuando perdemos en papa ganamos arveja y haba, no perdemos todo. Después de poner abono desyerbamos, luego se fumiga con fertilizante, en todos los productos utilizamos los fertilizantes, en los terrenos de arriba y en los de abajo también. Después cosechamos. Mis papás conversaban que antes no era necesario ni siquiera poner fertilizantes, ahora todo esto está cambiado, ahora sin fertilizantes no se produce. M. LL., Cotopaxi
Al contrario de lo que se podría pensar, la utilización de técnicas tradicionales o agroecológicas de producción, que incluyen prácticas de fertilización orgánica, rotación y asociación de cultivos, combinada con la utilización de insumos químicos, no es privativa de los campesinos diversificados de la Sierra a partir de sus conocimientos tradicionales indígenas. También está presente en la Costa como lo muestran algunos testimonios: u Una vez que se saca el maíz, ahí queda la habichuela y lo mismo
sucede con el haba. La producción del maíz se demora tres meses la siembra y está lista para la cosecha. Para la siembra de la habichuela, primero se hacen huecos amplios para poder poner el abono orgánico. Luego se pone el humus, después se abona con el té. De ahí le ponemos cuando hay bichos alguna cosa. Le ponemos con el nim,1 del que se saca un líquido para fumigar cuando hay plagas. Después, le ponemos para refrescarle humeasa que le compramos a un señor de Guayaquil. Dicen que es bastante orgánico. Cuesta
1. Árbol usado para eliminar algunas plagas.
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$1 el litro… Para la siembra de arroz, primero el arado, antes usábamos Glifosato pero ya nos dimos cuenta que es muy fuerte para el terreno. De ahí estamos utilizando el Gramoxone que es menos dañino para el terreno. Después el humus de lombriz se pone 20 sacos por una cuadra. Y ahí sí el arroz. Se deja hasta la cosecha. S. I. M., Manabí
u En la primera parte del deshierbe, ocupa más trabajo. Entonces
tengo que utilizar el Gramoxone comprado en Agripac, porque sino no hay cómo sembrar el maíz. De abono utilizo lombricultura. Las semillas yo mismo las guardo. R. A., Manabí
Como se pudo ver en algunos de los testimonios anteriores, a los elementos señalados, se debe agregar la tendencia presente en estos productores de evitar depender de las casas comerciales en lo que se refiere al aprovisionamiento de semillas (igualmente variando de acuerdo a los diferentes cultivos), lo cual supone el uso de técnicas de almacenamiento y selección de semillas y la activación de modalidades de intercambio entre campesinos. En todos estos aspectos se evidencia también una intención de usar los recursos de la parcela para reducir los costos de inversión monetaria en la producción agrícola, ya que “no se gasta plata” (S. M., Manabí), como lo muestran los siguientes testimonios: u He cambiado la forma de producir: hace 5 años utilizaba químicos
para cultivar. Ahora estoy cultivando solo con majada de animales, especialmente las hortalizas; las semillas no compro, son propias. Ahora poco a poco estoy dejando de usar químicos. Antes tenía solo papa y gastaba bastante para cultivo, porque compraba bastante fertilizante. Ahora estoy gastando menos porque pongo majada de animales más que la urea. Si me he dado cuenta que gasto menos que hace años. H. G., Cotopaxi u La ventaja es que la cebolla necesita solo abono de animales y solo remojar con agua, no se gasta nada. V. A., Pichincha
Uno de los aspectos claves en esta lógica de reducir los costos de los insumos químicos para el proceso productivo, a partir de la utilización de los recursos propios de la parcela, lo constituye la disponibilidad de materia orgánica proporcionada especialmente por los animales. En este sentido, la crianza de animales (ganado bovino o animales menores) constituye un pilar básico para reducir la dependencia del paquete verde 151
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
y permitir esta combinación de técnicas convencionales y tradicionales o agroecológicas. De esta manera, los animales no solamente juegan un papel de ahorro o de generación de ingresos eventuales para cubrir algunas necesidades familiares, sino que al mismo tiempo aportan significativamente para una mayor autonomía en el proceso productivo de estos campesinos diversificados. Para finalizar esta parte es importante destacar que en la estrategia productiva de los campesinos diversificados se evidencia un grado significativo de autonomía productiva. Ello se expresa no solamente en términos tecnológicos, al combinar como lo hemos visto distintas técnicas productivas y depender en menor medida del paquete de la revolución verde, sino también al constituir una estrategia flexible frente a las oscilaciones de los precios de los productos agrícolas y las inclemencias climáticas. Inclusive en el manejo de los cultivos comerciales son menos propensos a caer en las redes de intermediación financiera y de prestación de insumos agrícolas, para emprender el proceso productivo. Igualmente, al contar con un conjunto de productos que aportan significativamente para la alimentación familiar, dependen en menor medida de la adquisición de productos alimenticios (especialmente de la agroindustria alimentaria) y de la necesidad de obtener mayores ingresos monetarios para cubrir este rubro. Como lo veremos en seguida, al analizar las distintas trayectorias que han tenido estos productores para asumir un modelo diversificado de producción, en algunos casos este grado de autonomía se ha ido construyendo como una respuesta a los mecanismos de explotación y despojo campesino característicos de la producción de monocultivo de productos de ciclo corto o de su inserción como jornaleros en las plantaciones capitalistas.
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
Las distintas trayectorias de los campesinos diversificados Soy feliz aquí, mejor que en Nueva York, en la Quinta Avenida, donde viví 17 años. C. S., Los Ríos Más allá de la diversidad en las historias individuales de este grupo de campesinos diversificados es posible identificar algunas tendencias comunes, en lo que ha constituido su trayectoria hacia la producción diversificada. Así, en términos generales podemos identificar tres grupos de campesinos: a) aquellos campesinos que tradicionalmente han manejado un modelo diversificado de producción manteniendo los patrones productivos prevalecientes en sus familias o en sus comunidades e incorporando algunos cultivos o innovaciones de orden tecnológico (basadas en el paquete de la revolución verde) a este modelo; b) los campesinos que provienen de una experiencia de trabajo como jornaleros de empresas agrícolas o de venta de su fuerza de trabajo fuera de la zona en la cual están asentados (migración nacional e incluso en uno de los casos internacional); y, c) los productores que anteriormente se especializaban en la producción de cultivos de ciclo corto en monocultivo (maíz, soya) y que ahora han derivado en una propuesta de producción diversificada, frente al conjunto de dificultades para su reproducción económica implícitas en dicha especialización productiva, agudizadas por la aplicación de políticas neoliberales en el agro. En el primer grupo de campesinos, que han mantenido tradicionalmente un patrón diversificado de producción, se destacan una buena parte de los productores diversificados considerados en este estudio de las provincias de Cotopaxi y Pichincha que provienen de comunidades indígenas, así como los campesinos manabitas de Jipijapa, tradicionalmente dedicados a la producción del café. Como se puede apreciar en los siguientes testimonios, ellos se reconocen como herederos de las tradiciones agrícolas de sus padres y abuelos, aunque ahora deban usar químicos en sus cultivos para enfrentar la caída de la producción, producida por los cambios climáticos, la pérdida de la capacidad productiva de los suelos y la presencia de plagas y enfermedades:
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
u Cuando era joven trabajaba con yunta, no utilizábamos tractor,
guardábamos la semilla, de abono utilizaba la majada de animales. Antes, no había plagas y no utilizaban fumigantes. Mis abuelos y papás también sembraban 3 o 4 productos. Es una costumbre sembrar así. Ahora se necesita utilizar abono químico como la urea y se fumiga con químicos como el DDT, así le llaman para las plagas del maíz y la haba, pero yo quisiera seguir produciendo como producíamos antes porque no se gastaba en nada, el suelo daba, no, más. C. C., Cotopaxi u Toda la vida he trabajado en la tierra, como unos 25 años, desde guagüita he trabajado con mi papá en el terreno. Sí, hemos seguido produciendo así siempre, desde que era chiquita, sabíamos utilizar abono químico y orgánico; pero antes cuando vivían mis abuelitos utilizábamos el abono orgánico, no, más. Mis papás conversaban que antes no era necesario ni siquiera poner fertilizantes, ahora todo esto está cambiado, ahora sin fertilizantes no se produce. M. LL., Cotopaxi u Trabajo en la agricultura desde niño porque trabajaba con mis abuelos, con mis papás. Aprendí de mis abuelos. Cuando se producen productos diversos es mucho mejor porque no hay que depender del mercado. Es la misma tradición de antes. Yo sigo produciendo como hace 20 o 30 años. El cambio que ha habido es que antes los cafetales cosechaban buenas cosechas. De unos 10 años para acá ya no es así. La baja producción es por el clima, el mal manejo de poda, de ir remozando, por eso se han ido destruyendo los cafetales. Por los inviernos que a veces son cortos y otras veces son largos y la raíz se pudre… De joven producía café también y maíz. Y tenía unas vaquitas donde me dedicaba a eso también. Mi papá no ponía nada, era natural. Yo utilizo urea desde hace 20 años, pero desde este año ya ha sido poco. I. P., Manabí
En el segundo grupo, es decir el de aquellos campesinos que provienen de una experiencia previa de venta de su fuerza de trabajo en las mismas zonas o fuera de ellas, encontramos productores tanto de la Costa como de la Sierra. En estos casos hay una referencia explícita de valoración de su condición campesina frente a las condiciones laborales que vivieron: u Yo sí salí a trabajar, cuando no tenía terrenito, así… Yo cuando 154
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
estaba de treinta años, hasta cuarenta años… Salía y venía… a Quito. Cuando la cebolla bien bajaba, entonces me tocaba salir. Cuando ya no había… Trabajaba en la construcción. Por ahí vivía en los mismos cuartos de las construcciones. Igual, íbamos con algunos vecinos y parientes, Eso fue hace mucho tiempo, ya no salgo. M. U., Pichincha
u Hace 10 años, yo trabajaba como jornalero en la bananera “Los
Camarones”. Trabajaba más tiempo, no había Semana Santa, ni domingo ni nada. De lunes a domingos era producción para embarques. Ese trabajo requería mayor esfuerzo. No había salvación. En este trabajo trabajaba el triple de lo que trabajo ahora, y era para ajeno. R.V., Los Ríos Estas referencias explícitas a las dificultades que enfrentaron cuando debían trabajar en las ciudades, a los ritmos laborales que impone la producción capitalista de exportación en la cual no hay salvación y al hecho de trabajar para otros, se acompañan generalmente con cierta idealización de su condición actual, en la que se expresa una mayor autonomía laboral y su vinculación con la tierra. El siguiente testimonio muestra algo similar, esta vez referido a las condiciones de vida en el extranjero: u Yo me fui por ambición, allá en Nueva York trabajaba en una empre-
sa que hacíamos materiales de construcción. Yo migré por diez y siete años a los EE.UU. tentado por mejores condiciones de vida, por la plata, me fui por ambición, por un mejor mañana, pero nada se compara con ver esta tierra, vivía compartiendo la vivienda. C. S., Los Ríos
Finalmente, tenemos un grupo de campesinos que anteriormente se dedicaban a la producción de cultivos de ciclo corto (maíz, soya, arroz) en la Costa. Estos campesinos optan por un proceso progresivo de diversificación de su producción a través de la disminución (maíz, arroz) o eliminación de estos cultivos (soya), la reducción en el uso de agroquímicos para abaratar costos (aun con menores rendimientos), la adopción de otros cultivos comerciales (cacao, plátano, habichuela) y la producción de alimentos variados para el autoconsumo: u Antes sembrábamos solo maíz y arroz y con eso nos mantenía-
mos… Cuando teníamos la producción de maíz, trabajábamos más porque hay que cuidar más el maíz. En cambio ahorita no, porque el fréjol lo estamos cuidando el momento que lo estamos sembran155
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
do… Para mí es una ventaja porque se siembra el maíz, cogemos el maíz y sembramos el arroz, cogemos el arroz y ahí sembramos el fréjol, cogemos el fréjol y sembramos el maní, nunca falta… en el verano, como tenemos pocitos de agua, comenzamos con huertos familiares, sembramos choclos, maíz, habichuelas, hortalizas, verduras, melón. Es mucho más ventajosa este tipo de producción diversificada. P. L., Guayas
La diversificación productiva surge entonces como una alternativa para enfrentar las condiciones de explotación y despojo a la que estaban sometidos estos productores cuando solamente tenían los cultivos de ciclo corto. En este sentido, es una respuesta ante la elevación de los costos productivos y la caída de los precios de estos productos, como consecuencia de la apertura comercial, las importaciones de los mismos, a precios artificialmente abaratados en los países del Norte en los mercados internacionales (Cfr. Rubio, 2006a y 2006b), y el desmantelamiento de los mecanismos de apoyo estatal a los campesinos, como lo ilustra el siguiente testimonio: u Cuando iniciamos no nos alcanzaba para sobrevivir, más vivíamos
endeudados que otra cosa… Al comienzo solo maíz o productos de puro ciclo corto vendía. Durante 20 años sembré solo maíz. En esa época todas las cosas subieron de precio eso nos ayudó, se podía vender bien. Ahora ya no, ya no se puede vivir solo del maíz… Aquellos tiempos eran más duros, producía con ciclo corto. A veces perdía, a veces salía igual. Estoy más contento con esta producción que con la de ciclo corto, por lo menos puedo comer dos veces al día, antes comíamos una sola vez… Ahorita me ayudo más con el plátano, a más de eso con el cacao, el maíz y los frutales. P. Z., Los Ríos
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
Condiciones de reproducción de las unidades familiares y des-estructuración campesina No alcanza, pero cuando falta tenemos que ver la forma cómo mantenernos. G. B., Manabí
Como hemos visto, a partir del análisis de las distintas trayectorias de los productores diversificados como por la búsqueda de una mayor autonomía en el proceso productivo, puede sostenerse que la producción diversificada constituye una respuesta campesina a las condiciones de explotación y despojo a las que les ha sometido el proceso de desarrollo capitalista en el campo. Se trata de una respuesta que sin lograr substraerse de estas condiciones de explotación, les ha permitido a las familias mantenerse en el campo y adaptarse a las condiciones impuestas por el capital para garantizar su subsistencia. En este contexto, las unidades campesinas diversificadas reproducen sus condiciones productivas en una suerte de equilibrio inestable y condiciones muchas veces precarias, en la medida en que no consiguen obtener los ingresos suficientes de la venta de su producción agropecuaria; y, parte de su reproducción económica y social depende de la producción de otros alimentos destinados al autoconsumo en su parcela, o de la obtención de recursos monetarios a través de la venta de la fuerza de trabajo de algunos de los miembros de la familia. La mayor parte de las unidades domésticas estudiadas (con dos excepciones) obtienen ingresos que no alcanzan el costo de la canasta básica mensual en el país ($ 447,5 en el período en que se hicieron las entrevistas); una buena parte de las mismas se sitúan en valores entre $ 200 y 300, otra parte en valores aproximados o ligeramente superiores al salario mínimo; y, algunas de ellas, apenas bordean los 100 dólares mensuales. A ello se agrega la estacionalidad de los ingresos en el caso de la producción para la venta de algunos productos comerciales. Así se presenta entonces en el capitalismo contemporáneo la paradoja de la inserción campesina bajo la dominación del capital, “que no solo desmantela su economía sino que también la reproduce” (Bartra, 2006b: 201). En esta suerte de equilibrio inestable, en donde la agricultura campesina constituye más un espacio de refugio antes que una alternativa a
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
las condiciones de explotación capitalista y a procesos abiertos de proletarización y expulsión del campo, las familias campesinas producen sus alimentos evitando tener que adquirirlos en el mercado y activan todos los mecanismos productivos, sociales y culturales (de reciprocidad y ayuda mutua) que están a su alcance para mantenerse en el campo y reducir sus gastos: u Me decidí por estos productos porque bueno, la papa como es el ali-
mento diario, entonces, no se puede olvidar. Porque papitas enteras con ají es rico, o también caldo de papa con cualquier cosita, siempre es con papa. Entonces por eso toca tener papas para no estar comprando. También el haba es lo mismo. Porque a veces con las habas, como uno se tiene, entonces se va ha hacer el cambio con los compañeros de Imbabura. Ellos como tienen mayor parte de maíz. Entonces cuando es época de cosecha de habas, de aquí salimos a hacer cambio, en tierno. El trueque como se dice.
V. T., Pichincha
De allí se desprende la alta valoración existente en estos campesinos de la producción para el autoconsumo como un componente clave de su estrategia productiva para su reproducción social. El siguiente testimonio ilustra este aspecto: u Vea, para vivir del campo uno tiene que trabajar mucho… Si es
que uno produce así variado, sí hay como vivir bien, porque por lo menos se tiene seguro la comida de la casa, pero si solo siembra maíz ahí sí, no se podría vivir. E. P., Manabí
Como se puede apreciar, la seguridad de disponer de alimentos para el consumo familiar es fundamental en la lógica productiva de estos campesinos diversificados. A su vez supone una menor dependencia del mercado y un ahorro significativo en los gastos, que se reducen a unos pocos productos. A ello se suma, en el conjunto de las valoraciones campesinas, la posibilidad de consumir alimentos considerados sanos y de buena calidad: u Antes más se compraba en la tienda. Ahora más se usa lo de nues-
tra misma producción. Es mejor producir uno mismo porque lo come con gusto y sabiendo que no está con químicos. Es un poquito más de esfuerzo sí, pero ya cuando se acostumbra no es difícil.
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I. P., Manabí
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
Concomitantemente, la producción diversificada permite a las familias contar con alimentos variados durante el conjunto del año, como lo reconocen reiterativamente los campesinos: u Todo el año se siembra algo y todo el año se tiene algo. A. A., Manabí u Cuando se siembra un pedacito de papas, otro pedacito de chocho,
otro pedacito de cebada, otro de maíz, mientras se va cosechando uno, se va sembrando otro, no sale todo de una, unos cultivos salen primero y después otros, y así nunca deja de producir los terrenos. C. C., Cotopaxi
A la seguridad en la disponibilidad de alimentos para la familia en el transcurso del año, la posibilidad de reducir el riesgo de pérdidas mayores de la producción o de los ingresos, debido a condiciones climáticas o a la caída de los precios de los productos, se añade en su valoración positiva de la producción diversificada como estrategia para la reproducción de las unidades domésticas: u Mire, al rotar todos esos productos por ahorita, por decirle, la ver-
dura se está yendo por el suelo el precio, la achogcha se quedó en un precio bonito, entonces yo tengo un solarcito de achogcha, un solarcito de habichuelas con habas. Entonces no perdemos todo, si pierde por allá, por acá me queda algo. Yo no le veo desventaja. A. M., Manabí
u Porque si se pierde la papa por la helada, se puede tener la oca, y
se puede vender otro granito, y también se tiene para comer más variado. M. LL., Cotopaxi
Aunque las unidades domésticas estudiadas consiguen mantenerse en el campo y obtener los recursos necesarios para su subsistencia, las condiciones estructurales les impiden capitalizarse y les obligan a mantenerse en condiciones de pobreza. Sin embargo, es interesante anotar que desde su punto de vista están en mejores condiciones frente a los asalariados, los productores de cultivos de ciclo corto en monocultivo o quienes han salido a vivir en la ciudad. Los siguientes testimonios son ilustrativos de estos aspectos: u Es un buen negocio para los que estamos en esto, produciendo com-
binado, pero a los que no están, no creo que sea. Para lucrar no creo, yo no lo veo así el trabajo en el campo, lo veo como una forma 159
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
de vida: tranquilidad, puedo comer una verdura fresca, la cojo de la mata y me la sirvo con gusto, en cambio en la ciudad tengo que comprarla y no sé como la producen. A. M., Manabí u Sí, estamos en mejores condiciones. Si se trabaja al jornal no alcanza y es solo seis dólares diarios y no se tiene un solo día de descanso. Y eso nomás es para la semana, da la vuelta y de ahí le gasta, eso no lleva a nada, lleva a un cansancio a uno, a una vejez pobre. Claro, uno es pobre pero tiene una mejor vida. J. M., Manabí
Más allá de su aparente estabilidad, aunque en un menor grado que otros productores, los campesinos diversificados no están exentos de sufrir dinámicas de des-estructuración de sus unidades familiares, puesto que los mecanismos de explotación y despojo a los que están sometidos, les impiden capitalizarse y realizar mayores inversiones en la producción. Si bien las unidades familiares se mantienen en el campo, los hijos que se independizan, al no contar con los recursos que les permita el acceso a la tierra, generalmente pasan a engrosar las filas de sub-ocupados, jornaleros agrícolas o migrantes. De una generación a otra este problema se hace más agudo. Ello se observa con claridad en el siguiente testimonio: u De mi casa migraron tres hermanos, mi hermana mayor desde
hace 10 años se fue de la casa a Colombia, se escapó de la casa y creció en Colombia, después regresó luego de 5 años, y después se casó y fue a trabajar en Santo Domingo, y ahorita está en Cuenca, trabajando en el mercado, vendiendo productos. Asimismo, mi otro hermano se fue acabando escuela, se fue hace 12 años, él trabajaba limpiando zapatos, ahora está trabajando en una fábrica de metales, es jornalero, trabaja en Quito; mi otra hermana trabaja en Saquisilí en una florícola, vive arrendando un cuartito con mi tío, ella viene cada mes, solo se queda la tarde y se va otra vez. Mis hermanos ya no quieren venir, ya acostumbraron a vivir así. M. LL., Cotopaxi
Por otro lado, por las presiones económicas y las limitaciones en el acceso a los recursos productivos, particularmente la tierra y el agua, que han llevado a una mayor intensificación de la producción y al uso del paquete tecnológico de la revolución verde, una de las dificultades que enfrentan estos campesinos es la pérdida de la fertilidad y la capacidad productiva de los suelos. En sus percepciones existe un reconocimiento generalizado de este problema: 160
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
u La tierra no produce igual que hace 20 años, yo me acuerdo de
joven que mi papá apenas soltaba la tierra y ponía la semilla y salía la plantita solita, un buen grano, una mazorca grande y blanquita. Ahora, si no se pone urea sale amarillenta, y antes, la cosecha era buena se sacaba bastante, vea en la misma extensión que siembro ahora antes, hace unos 10 años, yo sacaba 20 a 30 quintales de papas y ahora saco 10 o 15 quintales en el mismo terreno. C. C., Cotopaxi
u …Vinieron los glifosatos y empobreció más la tierra. Es que la
zona nuestra casi todas las partes se está transformando en salitre. Es general ya, todas las propiedades, y usted puede preguntar a la mayoría de los agricultores y le van a decir que la tierra se esta convirtiendo en salitre. Ese problema es de salinidad. Por ese producto que se pone a la tierra, el glifosato, la hace como que estuviera paradita, revuelta y comienza a ponerse salinoso. Es la influencia del líquido. Es así que llega un momento que se vuelve salitre y ya no produce nada. A. M., Manabí
Finalmente cabe señalar que al reconocimiento de la pérdida de fertilidad de sus suelos, los campesinos diversificados también tienen una percepción bastante clara de los daños ambientales y los impactos en la salud de los trabajadores que son provocados por las empresas capitalistas y los agro-negocios en las diferentes zonas: u Los bananeros hacen los canales a los esteros. Todos los químicos,
los deshechos van al estero. Eso contamina totalmente, antes cogía pescado ahora no se puede porque no vale el agua. R. V., Los Ríos u Los que trabajan con los hacendados viven enfermos, conozco un caso de un compañero que trabajaba en la producción de las piñas y tiene cáncer. Imagínese qué fuertes serán esos productos. En este país no hay garantía para nadie, peor para los que trabajan en la agricultura. La ley de la selva es en este país. P.Z. Los Ríos
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Formas de resistencia de los campesinos diversificados Porque nosotros no podemos dejar el campo. H. G., Cotopaxi
A lo largo de este recorrido hemos observado en la estrategia productiva de los campesinos diversificados un conjunto de elementos que pueden ser considerados como mecanismos y formas de resistencia individual al conjunto de condicionantes y a las formas de explotación que configuran el proceso de desarrollo capitalista en el campo. De hecho, en estos productores prima fuertemente una intención de mantenerse en el campo, a pesar de las condiciones difíciles que muchos de ellos deben enfrentar. Como lo señala un campesino de Cotopaxi: u Es que nada puede cambiar mi trabajo en la tierra, porque yo sé
solo trabajar la tierra, no sé otra cosa, y aunque me pagaran en otro trabajo más, no podría dejar de sembrar mi terreno. C. C., Cotopaxi
Esta pertinaz voluntad de mantenerse en el campo (común al conjunto de entrevistados) configura una identidad campesina y un apego a la tierra que se expresa en un fuerte sentido de autonomía, en clara oposición al trabajo asalariado y a la dependencia laboral. Como lo hemos visto en distintos momentos en este trabajo, estos campesinos no solamente consideran que están en mejores condiciones que los asalariados, sino que también valoran no estar obligados a responder a los ritmos laborales que impone la producción capitalista. Este sentido de autonomía la podemos apreciar en el siguiente testimonio. u Mi campo no lo voy a dejar por nada del mundo. Es una heredad
patrimonial, creo que realmente yo aquí soy autónomo, yo aquí hago lo que quiera. P. Z., Los Ríos
Así mismo, como parte de esta voluntad de mantenerse en el campo, es interesante constatar que, a pesar de las condiciones, estos campesinos aspiran a comprar más tierra; y, en algunos casos, ya lo han hecho (pequeños lotes), para lo cual buscan canalizar cualquier pequeño ahorro:
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
u Ocupamos la mayor parte (de sus ingresos), pero tratamos de aho-
rrar para comprar más tierra.
V. A., Pichincha
Por otro lado, es importante recalcar que en la propia estrategia de producción diversificada, constantemente encontramos elementos de resistencia que marcan una mayor autonomía productiva de estos campesinos. Entre estos elementos podemos insistir en la tendencia a combinar distintas técnicas productivas y mantener un cierto margen de independencia en el uso del paquete tecnológico de la revolución verde. Como lo señalamos, ello les permite evitar la dependencia y caer en las redes de las casas comerciales e intermediarios de insumos químicos, bajo mecanismos que comprometan su autonomía productiva en función de la necesidad de financiamiento de la producción. Al mismo tiempo, supone una intención de reducir los gastos que demanda el proceso productivo y usar los recursos existentes en la parcela (abonos orgánicos). A ello debemos agregar que la producción diversificada es también una respuesta al riesgo de caída en los precios o la pérdida de las cosechas por factores climáticos, a los que están expuestos los productores de monocultivo, con la consecuente quiebra en la producción y la necesidad de endeudamiento para retomar los ciclos productivos. Por último, en este aspecto relacionado con el paquete tecnológico, también es importante considerar cierta conciencia existente en estos campesinos sobre los efectos adversos que la aplicación del paquete verde ha traído para la fertilidad del suelo, como las críticas que enarbolan frente a los impactos sobre los recursos productivos que provoca la producción capitalista (agro-negocios) en el campo. u … en la comunidad de Cariacu, nosotros no hemos permitido que
entren más plantaciones de flores. Creemos que las empresas de flores afectan porque con esos plásticos contaminan el aire. En las sesiones de la comunidad hemos ido hablando de este problema, hemos hecho conciencia de la manera como nos afectan las empresas, conversamos sobre este problema. B. R., Pichincha
De igual forma, la importancia y las valoraciones asignadas a la producción para el autoconsumo, en donde se busca explícitamente contar con alimentos seguros durante todo el año y depender menos del mercado para cubrir sus necesidades alimenticias, también pueden ser interpretadas como formas de resistencia individual. 163
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
En lo que se refiere a las formas de resistencia organizada, la mayor parte de estos campesinos (excepto tres casos), tanto en la Sierra como en la Costa, participan en organizaciones campesinas, a nivel de base como en organizaciones de segundo grado. En términos generales hay una fuerte identificación con sus organizaciones y una valoración positiva de su accionar: u Sí, yo creo en la organización porque es la forma en que nosotros
podamos en sí unirnos y conseguir algo, nosotros hemos luchado por muchas cosas. A. M., Manabí
Así, se reconoce fuertemente el rol que han tenido estas organizaciones para enfrentar variadas necesidades presentes en sus comunidades (agua entubada, caminos, letrinización, infraestructura educativa, fondos mortuorios, mejoras en el servicio de transporte, etc.). Por otro lado, cabe mencionar que algunas de las organizaciones de segundo grado a las que pertenecen estos campesinos han impulsado precisamente propuestas de apoyo encaminadas a la diversificación de la producción. Estas iniciativas son valoradas por ellos porque algunos han tenido la posibilidad de recibir pequeños fondos de crédito que les permitieron mejorar su infraestructura productiva (por ejemplo bombas de agua y mangueras para riego en el caso de Manabí) o, en otros casos, contar con los recursos para diversificar su producción (pequeños fondos para iniciar la producción de cacao en Los Ríos o para adquisición de animales). Así mismo, existe una valoración positiva de los esfuerzos de capacitación para la producción impulsados por las organizaciones en esta perspectiva de diversificación de la producción. u Lo más importante es que la gente tenga conciencia de producir
la tierra orgánicamente. La capacitación que la UPOCAM hace con la gente y les orientan para que no usen químicos me parece muy bien… A través de la producción nos han hecho notar que uno mismo debe producir para no depender del mercado. I. P., Manabí
Ahora bien, aunque estas iniciativas pueden contribuir a fortalecer la estrategia de producción diversificada campesina y, en este sentido, favorecer sus formas de resistencia individual coadyuvando para que los campesinos se mantengan en el campo, si no están acompañadas de una visión que contribuya a brindar un sentido político a estas prácticas 164
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en el contexto de las condiciones impuestas por el desarrollo capitalista en el campo, a ampliar y masificar las experiencias campesinas hacia la soberanía alimentaria, corren el riesgo de quedar reducidas y aisladas en un enfoque desarrollista o asistencialista. De hecho, en la medida en que estas iniciativas de las organizaciones operan a través de proyectos de desarrollo (en unos casos directamente o en otros canalizando la acción de algunas ONGs), no es de extrañarse que la organización campesina es vista por algunos de estos campesinos como un medio para “recibir ayudas” (A. A., E. P., Manabí) o “porque ahí le apoyan” (M. L. T., Cotopaxi, S. I. M., Manabí); es decir, como instancias canalizadoras de proyectos de desarrollo.
Percepciones sobre las alternativas futuras Ojalá que lleguen mejores días… C. S., Los Ríos
Los campesinos diversificados considerados en este estudio, coherentemente con su pertinaz resistencia para mantenerse en el campo a pesar de las adversidades, no aspiran cambiar de actividad o buscar otras proyecciones en espacios urbanos o fuera del país. Al contrario, sus perspectivas giran fundamentalmente en torno a mejorar las condiciones productivas de sus parcelas. Así, con cierto margen de optimismo, esperan comprar más tierra, instalar sistemas de riego para su producción o simplemente continuar con su propuesta de producción diversificada, incorporando o ampliando los diversos cultivos en sus parcelas. Los siguientes testimonios son ilustrativos de este aspecto: u Espero poder comprar más terreno para que mis hijos me apoyen y
tener más producción de todo, tener una producción diversificada. Para mejorar, que mis hijos sigan la misma tradición, apoyándome y para que sigan trabajando el campo. I. P., Manabí u Yo quisiera que cambie mi situación en los próximos años, y sí veo que puede cambiar para mejor porque estamos apostando que en todos los terrenos que tenemos hagamos sistemas de riego para que produzcan mejor los pastos para las vacas. B. R., Pichincha u Quiero sembrar cacao en la misma tierra del maíz. Primero hay que ponerle abono o también tierra de abono que uno hace. Abono orgánico. Esa plantación de arroz será para largo, es más o menos. 165
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Toca sembrar maracuyá que sirva para el futuro. Quiero sembrar más la naranja, la toronja, el plátano. Sino que no tenemos agua, por eso no se siembra más. Hace 3 años comenzó, porque hace 4 años sí teníamos agua. Hay poco invierno, es seco. P. L., Guayas
En este mismo marco, es decir, de continuar en el campo y mejorar su producción, algunos campesinos esperan derivar progresivamente hacia modalidades de producción orgánica para depender menos de los insumos químicos: u Yo creo que debe cambiar, podemos aspirar a más siempre, y cuan-
do hubiera una política donde digan estos químicos deben quedar a un lado y producir con orgánicos para producir un producto seguro, viviremos mejor. Nosotros planteamos a nivel cantonal esto, pero parece que no tiene eco, estoy en esto por eso, le digo que en esas parcelas que tengo de arroz estoy haciendo parcelas con humus, porque mi idea es comenzar a producir sin urea. Sí, porque todos nos dicen que los químicos nos están envenenando y yo creo en eso.
A. M., Manabí u Sí, sí hay como mejorar, si ponemos menos químico en el cultivo y poco a poco manejamos la tierra con los animales, se puede producir más sano. H. G., Cotopaxi
Es interesante constatar que para estos productores estas perspectivas de cambio están asociadas a su propio esfuerzo y a lo que ellos pueden emprender, sin esperar mayores transformaciones en el contexto económico o político que favorezcan a la producción campesina. Quizás esta percepción sea fruto de su pertinente necedad por mantenerse en el campo, resistiendo al despojo producto del dominio del capital.
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Siete Los campesinos diversificados en procesos de transición agroecológica hacia la Soberanía Alimentaria Fernando Larrea
Introducción
E
El presente estudio consideró también el caso de familias campesinas que han iniciado o consolidado procesos de transición agroecológica en sus parcelas. Se trata de campesinos diversificados que si bien comparten algunas de las características en sus estrategias productivas y reproductivas analizadas en el caso anterior, se diferencian por haber optado conscientemente por una producción agroecológica en sus parcelas. Ello ha supuesto asumir el proceso de transición en su sistema productivo para eliminar progresivamente el uso de agroquímicos, depender en menor medida del uso de insumos externos a la parcela (químicos u orgánicos) e intentar re-establecer los equilibrios naturales en los ciclos productivos.1 Estos campesinos se encuentran en diferentes etapas en el proceso de transición agroecológica, desde aquéllos que aún usan agroquímicos en cantidades menores para alguno de los cultivos o para la resolución de problemas puntuales, hasta aquéllos que los han eliminado totalmente y cuya producción es esencialmente orgánica, aunque no cuenten con ningún tipo de certificación de sus productos como tales. Al incluir a estos productores agroecológicos en el estudio, se buscaba comprender aquellas respuestas campesinas que reflejan formas de resistencia o de construcción de alternativas productivas hacia la soberanía alimentaria,2 frente a los mecanismos de dominación, subordinación y explotación ejercidas por el capital de los agronegocios. 1 2
En torno a la concepción de la agroecología, cfr. Altieri, 1997. El concepto de soberanía alimentaria ha sido desarrollado e impulsado por las organizaciones campesinas que hacen parte de Vía Campesina. Se la define como “el derecho de los pueblos
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Así, en cada una de las zonas en las que se realizó el estudio se hicieron entrevistas a campesinos agroecológicos, como contrapartida a cada uno de los casos analizados anteriormente. De esta manera, se levantaron un total de 30 entrevistas a campesinos en procesos de transición agroecológica, en las mismas provincias y regiones en las que se realizó el conjunto del estudio. Esto es en los cantones Pedro Moncayo y Cayambe, en la provincia de Pichincha; Pujilí y Saquisilí, en la provincia de Cotopaxi; Colta y Guamote, en la provincia de Chimborazo; Zapotillo, en la provincia de Loja; Rocafuerte, Portoviejo, Jipijapa, Bolívar y 24 de Mayo, en la provincia de Manabí; Palenque, Mocache y Valencia, en la provincia de Los Ríos; y, El Empalme, en la provincia de Guayas. Con esta aproximación a los productores agroecológicos, además de contribuir a la comprensión de sus estrategias productivas y reproductivas, en el presente acápite también nos interesa abordar la discusión sobre las posibilidades y límites de la propuesta agroecológica. El interrogante que guía esta discusión es si se trata de una estrategia de subsistencia campesina en el marco de las condiciones impuestas por el capital o también abre posibilidades de construcción de caminos de resistencia que, supuestamente, ofrecerían a los campesinos la posibilidad de substraerse de los mecanismos de dominación y explotación impuestos en el proceso de desarrollo capitalista, garantizar adecuadas condiciones de vida a sus familias y mantenerse en el campo.
a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo” (Declaración de Nyéléni, Foro para la Soberanía Alimentaria, Mali, 2007). El concepto de soberanía alimentaria otorga a los Estados, pueblos y comunidades el derecho a decidir sobre las políticas alimentarias y agrarias “por encima de las exigencias de los mercados internacionales y empresas corporativas” (ibídem), colocando a los productores y consumidores locales de alimentos como principales gestores de los sistemas alimentarios, con la capacidad de decidir qué alimentos se producen y consumen y cómo se los produce y prepara.
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
Campesinos agroecológicos: condiciones y estrategias productivas Acceso a la tierra
Media cuadra es mío, pero en total es una cuadra con lo de mi mamá C. C., Chimborazo
Del conjunto de productores/as agroecológicos entrevistados, una primera característica que resalta en cuanto al acceso a la tierra es el predominio de campesinos minifundistas. Así, casi la tercera parte cuenta con menos de una ha para la producción y la mitad tienen hasta dos ha. Son fundamentalmente campesinos/as de las provincias de la Sierra, de Chimborazo, Cotopaxi y Pichincha, aunque también encontramos esta situación en campesinos manabitas. Seguidamente encontramos un grupo de campesinos que cuentan entre 2 y 5 ha, ubicados, principalmente, en las provincias de la Costa (Manabí, Los Ríos y Guayas), con un solo caso en la provincia de Cotopaxi. Juntos, los campesinos entrevistados con menos de 5 ha alcanzan casi las dos terceras partes del total de campesinos entrevistados. El resto de campesinos entrevistados se dividen en cantidades similares entre aquéllos que cuentan con propiedades entre 5 y 10 ha y con más de 10 ha. En el primero de estos grupos encontramos principalmente a productores de la Costa (Manabí, Los Ríos y Guayas), con una excepción de la provincia de Pichincha. Finalmente, tenemos los productores con propiedades mayores a 10 ha, entre los que están todos los entrevistados de la provincia de Loja y uno de la provincia de Guayas. Cabe señalar que en el caso de los campesinos lojanos, si bien acceden a cantidades mayores de tierra, se trata de propiedades en el bosque seco, contando solamente con espacios con acceso limitado al agua en las zonas de las vegas de pequeños ríos para incursionar en una producción diversificada más permanente, generalmente menores a una hectárea. El resto solo puede ser usado para cultivos de ciclo corto en la temporada invernal (rozando la vegetación nativa) o para el pastoreo de animales. En términos generales se trata entonces de campesinos pobres que enfrentan limitaciones significativas en el acceso a los recursos productivos (fundamentalmente tierra y agua) y con inversiones productivas
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
bajas, en términos de los volúmenes de dinero manejados en el ciclo productivo. A diferencia de los campesinos diversificados analizados anteriormente, entre los productores agroecológicos entrevistados prima el acceso a la tierra por herencia o por cesión de los padres aún sin escrituras (lo cual explica en parte, la predominancia del minifundio, al no haber accedido a la tierra directamente por la Reforma Agraria). También encontramos algunas situaciones de acceso por medio de la compra del terreno; o, en el caso de la mayoría de campesinos de Loja, por medio de la colonización y ocupación de terrenos considerados baldíos hace aproximadamente 40 años (propiedades que aún no están tituladas). Características productivas Aquí se cultiva de todo, como por ejemplo el arroz, el cacao, café, fréjol, maíz, también hay frutales, también sembramos legumbres, de todo como buenos agricultores. E. C., Los Ríos
La predominancia del minifundio entre este grupo de productores condiciona fuertemente sus posibilidades productivas y consecuentemente sus estrategias reproductivas. La característica común de todos los entrevistados/as es mantener un patrón muy diversificado de producción de alimentados orientados al consumo familiar. Sin embargo, encontramos algunas diferencias significativas entre ellos, determinadas fundamentalmente por el acceso a la tierra y por su ubicación regional. Así, en el caso de los productores de la Sierra (Chimborazo, Cotopaxi y Pichincha), que en su mayoría cuentan con muy poca tierra, muchos de ellos con menos de 1 ha y casi todos con hasta 2 ha, encontramos una producción agropecuaria muy diversificada orientada, fundamentalmente, para el consumo familiar, con eventuales ventas de algunos productos en mercados locales. Así, en distintas combinaciones producen papa, cebada, habas, lenteja, maíz, arveja, quinua, chochos, melloco, oca, mashua, zanahoria, cebolla, trigo, mora, tomate de árbol (en dos casos otros frutales como durazno, manzana, granadilla), plantas medicinales, hortalizas, alfalfa, avena, vicia y pastos para los animales. Igualmente encon172
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tramos una alta diversidad en la producción pecuaria, especialmente animales menores, en donde predominan los cuyes, gallinas, ovejas y chanchos (también encontramos conejos, patos y gansos, más no en forma generalizada como los anteriores); la mayoría también tiene al menos una o dos cabezas de ganado (vacas y eventualmente bueyes) y algunos cuentan también con burros o un caballo. Marcados por las limitaciones en el acceso a la tierra, a diferencia de lo que acontece con los productores diversificados analizados en el acápite anterior, en la mayoría de estos campesinos serranos no se observa una clara intención de privilegiar algunos cultivos de orientación comercial en su estrategia productiva. Los productos agrícolas que se venden en los mercados locales (generalmente en las ferias) corresponden a pequeños excedentes de la producción (primordialmente papas y algunos granos), garantizando primero el abastecimiento familiar o a pequeños volúmenes de productos como, por ejemplo, hortalizas, plantas medicinales, moras, sin llegar a determinar la organización del conjunto de la producción agrícola. En este sentido, entre estos productores minifundistas, el peso de los ingresos obtenidos por la venta de los productos agrícolas en la composición del ingreso monetario familiar es bajo. No ocurre lo mismo con la producción y venta de animales menores (especialmente cuyes y chanchos) o de subproductos pecuarios (leche, huevos) que representan la mayor parte de los ingresos monetarios provenientes de la parcela, en casi todo este grupo de familias. Si bien la parcela familiar constituye un aporte significativo para la subsistencia, entre estos campesinos minifundistas de la Sierra encontramos como constante, casi en todos los casos, la venta de fuerza de trabajo de algún miembro de la familia (generalmente el esposo), en forma permanente u ocasional, para complementar los ingresos familiares. Evidentemente, los condicionantes estructurales ligados al acceso a la tierra determinan esta situación que nos remite a considerar las posibilidades de la propuesta agroecológica como alternativa productiva dentro de los límites marcados por las condiciones de empobrecimiento campesino, como lo discutiremos más adelante. Un aspecto interesante que surge al observar el tipo de inserción laboral de estos campesinos agroecológicos y minifundistas de la Sierra, radica en el hecho de no estar vinculados laboralmente con los agronegocios. Así, encontramos algunos trabajadores en la construcción que 173
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
combinan períodos de migración estacional o temporal en las ciudades de Riobamba, Latacunga, Quito y Cuenca con la presencia en sus comunidades, un caso como cargador en una bodega en Riobamba (trabajo de dos semanas al mes), un trabajador eventual en una empresa petrolera en el Oriente y varios casos de trabajos en la propia comunidad u organización (alfabetizadores comunitarios, trabajo en la granja de la organización de segundo grado) o en entidades públicas (trabajo por horas en el camal municipal, bonificación de la junta parroquial). En este sentido, en las estrategias de subsistencia de estos productores, la venta de fuerza de trabajo se da en condiciones que dejan un mayor margen para el trabajo en la parcela y la participación comunitaria, y que no suponen una subordinación total a los ritmos laborales marcados por las empresas capitalistas (como se vio en el caso de los campesinos vinculados a las empresas florícolas y bananeras). Entre estos productores minifundistas de la Sierra, encontramos solamente un caso en el que la familia subsiste exclusivamente de los recursos provenientes de la parcela. Se trata de una familia campesina en Cotopaxi que cuenta con un terreno de 2 ha, y que al conjunto de productos agrícolas y pecuarios, destinados fundamentalmente para el consumo familiar, agrega la producción orgánica de mora y tomate de árbol, que son comercializados directamente por la familia en el mercado local, obteniendo ingresos suficientes para garantizar la subsistencia familiar. En el caso de los campesinos minifundistas de la Costa, con propiedades menores a cinco ha, encontramos igualmente la producción de una amplia diversidad de cultivos y productos pecuarios destinados al consumo familiar (frutales, maíz, arroz, plátano, yuca, café, maní, fréjol, tomate, pimiento, verduras, habichuelas, chanchos, gallinas, eventualmente cuyes, una o dos cabezas de ganado, burros o un caballo), combinados con algunos productos específicos destinados al mercado local (limón, verduras, habichuela, verde, pimiento, pimienta, cacao, maíz, maní, arroz, palma, chanchos, gallinas). La posibilidad de contar con ingresos más constantes durante todo el año determina en estos productores una articulación permanente al mercado y un mayor peso de la venta de productos agrícolas en la composición del ingreso familiar. Al igual que en el caso de los campesinos serranos, también la producción de animales para la venta, particularmente gallinas y chanchos, complementan los ingresos familiares. 174
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Entre estos campesinos minifundistas agroecológicos de la Costa encontramos un mayor número de casos en que la subsistencia familiar depende fundamentalmente de los productos obtenidos en la parcela. En todos estos casos los ingresos obtenidos y la producción de alimentos para el autoconsumo familiar, apenas permiten la subsistencia familiar con valores en los ingresos monetarios que bordean un salario mínimo. Entre aquéllos que complementan los ingresos familiares con la venta de fuerza de trabajo, fuera de la parcela, encontramos el caso de un educador de adultos que recibe una bonificación del Ministerio de Educación, otra persona que presta servicios a un estudio jurídico (con un salario de $ 120 mensuales), y solamente un caso de un trabajador, en una hacienda vecina productora de palma (que además le permite el pastoreo de sus animales), que en el conjunto de los productores analizados es el único ejemplo de empleo en agronegocios. Por otro lado, cabe señalar que la mayor parte de estos productores minifundistas de la Sierra y la Costa recibe el bono solidario (bono de la pobreza), como complemento a los ingresos familiares. Además, al considerar a los campesinos agroecológicos entrevistados con propiedades entre 5 y 10 ha, ubicados principalmente en las provincias de la Costa (con una excepción de la provincia de Pichincha), si bien se observa una estrategia productiva similar a la de aquellos productores diversificados analizados en el caso anterior (que privilegiaban dos o tres productos para su comercialización combinado con una amplia diversidad de productos para el consumo familiar), se diferencian en cuanto encontramos un mayor número de productos para su comercialización, y de estar claramente involucrados en procesos de transición agroecológica. Entre los principales productos destinados para su comercialización por estos productores encontramos nuevamente a las habichuelas, fréjol y cilantro (Manabí), arroz, maní (en uno de los casos se lo vende procesado como dulces o sal prieta), maíz, plátano, cacao, café, frutales (estacional), cebolla, animales menores (gallinas y huevos, chanchos, cuyes); y en dos casos (uno de ellos en Pichincha), una mayor orientación hacia la producción ganadera para la venta de leche. En todos estos productores resalta la importancia de la producción pecuaria en la composición de los ingresos familiares. En este grupo de productores, en la medida en que tienen mejores condiciones de acceso a la tierra (en cantidad y calidad), encontramos 175
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
una tendencia a contar con mayores ingresos monetarios, los cuales superan significativamente el salario mínimo, frente al resto de campesinos agroecológicos. Igualmente el peso de los ingresos monetarios provenientes de la parcela es sustancialmente mayor, cuando no representan la totalidad de los ingresos familiares. Así, algunos de estos productores cuentan con ingresos complementarios a su producción agropecuaria: uno de ellos recibe una bonificación al estar encargado del sistema de agua potable de su comunidad, otro presta eventualmente servicios veterinarios a otros productores; el esposo de la productora de Pichincha recibe un salario por el trabajo por horas en una planta procesadora de leche, adicional a una pequeña tienda de víveres que tienen en su casa; y un productor del sur manabita trabaja en ocasiones como jornalero en otras propiedades campesinas. En este grupo de productores es interesante constatar que se trata de economías campesinas muy dinámicas y flexibles, al no depender de pocos productos para su comercialización; observándose, además, cambios en la propia producción agropecuaria, en los productos comercializados de un año a otro y en el uso de la mano de obra familiar (contratación eventual de jornaleros, prestamanos con vecinos y parientes). Finalmente, tenemos el caso de los campesinos agroecológicos con propiedades mayores a 10 ha, ubicados en la zona sur occidental de la provincia de Loja en el ecosistema de bosque seco (en este grupo también tenemos un productor en El Empalme, en la provincia de Guayas, cuya orientación y estrategia productiva responde en forma similar a la de aquellos productores de la Costa con propiedades mayores de 5 ha descrita en los párrafos anteriores).En el caso de esos productores lojanos encontramos una estrategia productiva que privilegia una producción altamente diversificada para el autoconsumo familiar en las escasas tierras que pueden contar con acceso a agua de riego (con productos como yuca, fréjol, zarandaja, camote, caña, café, cacao, diversos frutales, hortalizas), combinada con la producción pecuaria extensiva de chivos (destinados al mercado y al consumo familiar) y de ganado bovino de carne (para su comercialización), la producción de otros animales menores (chanchos y gallinas, para la venta y para el consumo) y el cultivo en invierno de maíz y fréjol (destinados parcialmente para la venta y otra parte para el consumo familiar y de los animales en el caso del maíz). También se usa los recursos del bosque seco para la producción de miel 176
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de abejas (en su mayor parte destinada al mercado) y de otras especies melíponas (mieles destinadas principalmente para el consumo valoradas por sus cualidades medicinales). En el caso de estos productores, todos subsisten primordialmente con los recursos provenientes de la producción agropecuaria de sus parcelas (en algunos casos reciben también el bono solidario). Es significativo el hecho de que actualmente no venden su fuerza de trabajo y que alguno de los miembros de la familia, años atrás antes de optar por la producción agroecológica, migraba estacionalmente a la Costa para la obtención de ingresos monetarios. Como lo señala una de las entrevistadas: Mi hijo se iba antes cuando terminaba la desyerba en mayo y regresaba para la cosecha en julio. Se iba a la Costa, estuvo en Buenavista, en El Oro, por el lado del Pasaje. Dejó de ir porque aquí trabaja 6 horas sembrando y tenemos para el sustento (A. P., Loja). Dadas las características del ecosistema de bosque seco y las condiciones de relativo aislamiento de la zona que dificultan la comercialización de productos perecibles en los mercados locales, los ingresos monetarios de estos productores provenientes de la comercialización de los productos agropecuarios no son elevados (bordeando un salario mínimo). Sobre la base de una producción altamente diversificada para la alimentación familiar, la comercialización de productos, especialmente de animales, se regula de acuerdo a las necesidades familiares. Se trata, por lo tanto, de economías familiares cuyas estrategias de subsistencia se contraponen a la de quienes optan por el monocultivo del maíz en la misma región, con el ciclo de dependencia que genera frente al capital, como lo analizamos anteriormente.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Niveles de autonomía en el proceso productivo y la transición tecnológica hacia la producción agroecológica Antes comprábamos el abono, la semilla, ahora ya no gastamos, y el producto es más sano. C. C., Chimborazo
El conjunto de campesinos agroecológicos considerados en este trabajo se caracterizan por haber emprendido procesos de transición agroecológica en sus parcelas, que les ha implicado asumir progresivamente la eliminación del uso del paquete tecnológico de la revolución verde en la producción, avanzar en la re-constitución de los equilibrios naturales en su sistema productivo y potenciar el uso de insumos producidos en la propia (fertilizantes orgánicos, mecanismos biológicos de control de plagas y enfermedades, etc.). Al haber optado conscientemente este conjunto de campesinos, por la producción agroecológica en sus parcelas, comparten la característica de mantener un elevado nivel de autonomía productiva frente a las imposiciones del capital, tanto en la determinación de lo que producen (diversidad productiva) como en la forma en que lo hacen (mayor autonomía tecnológica frente al paquete de la revolución verde). Así, al revisar las características del proceso productivo de estos campesinos resalta la aplicación de gran variedad de técnicas agroecológicas en las distintas fases de la producción (preparación de suelos, fertilización, selección y almacenamiento de semillas, labores culturales, control de plagas y enfermedades, etc.). Entre los productores entrevistados encontramos que estas técnicas agroecológicas se refieren tanto a aquellas técnicas y conocimientos tradicionales recuperados en el sistema productivo actual, como a la introducción de innovaciones producto de la experimentación campesina o del aporte de técnicos externos. Los siguientes testimonios son ilustrativos de este aspecto característico en el conjunto de campesinos entrevistados: u Poco conozco de los abonos químicos. Ponemos bastante abono de
los chivos. Se le hace podrir la majada del chivo y se pone la plantita y desarrolla. Esto solo hacemos desde hace un año. Antes se
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botaba, no sabíamos, hasta que alguien nos avisó. Sí da buen resultado. Todo lo que tengo sembrado está asociado, con el porotito. El maíz amarillo con zarandaja, fréjol. Siempre he sembrado así, no ve que la misma plantita del maíz le ayuda para que se forme una como casita y de ahí carga. Antes la costumbre era: donde se sembraba maíz, se sembraba la zarandaja. Ahora lo que sucede es que la zarandaja se nos pica. T. M., Loja u Para las plantas sacamos del excremento de la gallina, de las vacas
y conseguimos la orina, la ortiguilla de tigre que le llamamos, la de la lombriz, y se va fermentando por 22 días y se saca el líquido y el gabazo; eso se le va aplicando en la pata al cacao, lo que es verduras, fréjol, el maíz, el arroz. Para lo que es insecticida ponemos el arroz de gallinazo, el ají, la pimienta, la raíz del cedro todo lo aplicamos, lo dejamos por un mes o 22 días, mejor de un mes a dos meses, se le aplica de 25 a 30 cm, no más; pero cuando está 22 días tiene que aplicarle hasta 100 cm. Esto es para la cuestión de las plagas, con eso se controla la plaga, hasta la mosca blanca. En todos los productos… S. O., Guayas
u Nosotros hemos cambiado bastante, anteriormente se usaba, por
ejemplo para la plaga, insecticidas químicos, ahorita ya no lo hacemos. Ahora los insecticidas son elaborados aquí mismo, a base de nim, de ají, utilizamos también el paico, con los mismos elementos que producimos en el terreno. Por lo menos yo en mi caso ya llevo como unos ocho años que no utilizo lo que es químicos, ya he abolido por completo. A. M., Manabí
En algunos casos este proceso no ha supuesto la eliminación total de insumos químicos, los cuales son usados de forma eventual en cantidades significativamente menores para cultivos específicos o para la resolución de problemas particulares en el ciclo productivo. En otros casos los han eliminado en su totalidad aunque sus productos no sean reconocidos formalmente como productos orgánicos y se comercialicen (cuando no son autoconsumidos por la unidad familiar) en las mismas condiciones que los productos convencionales. Aun en estas situaciones, de todas maneras, el proceso de transición agroecológica ha supuesto la diversificación productiva con los consecuentes cambios en el sistema productivo y, en ocasiones, la combinación del uso de insumos químicos con técnicas agroecológicas. El siguiente testimonio de un campesino de Los Ríos es ilustrativo de este aspecto: 179
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
u Sí, sigo trabajando con el maíz, pero ya en cantidades pequeñas e
incorporando el abono con la mucuna que abarata costos. Ahí yo me ahorro trabajar con machete, me ahorro el desyerbe me ahorro usar demasiado químico. Pero mira, sí tenemos que pagar $50 dólares para rociar, $50 para desyerbar, o sea no da (…). Para el maíz se usaba seis sacos de urea, con la mucuna3 tengo que usar solo uno y tengo que usar el fertilizante completo, cuatro quintales. Antes se utilizaba 12 quintales en una cuadra que era mínimo, pero hay otros compañeros que usaban 20 y 30 quintales. He ido bajando el nivel… En el resto de la parcela casi nada de insumos, solo abono orgánico. En el cacao utilizamos solo abono orgánico de los animales que tenemos aquí y se prepara también para controlar los bichos que atacan al cacao. Hacemos una mezcla de ají, ajo. K. Z., Los Ríos
No es la intención de este trabajo describir y analizar las diversas técnicas y procesos agroecológicos presentes en las dinámicas productivas, ni el grado de desarrollo de la propuesta agroecológica desde el punto de vista técnico. Más adelante destacaremos algunos elementos claves y algunas implicaciones de esta opción productiva para la comprensión de las estrategias productivas y reproductivas de estos campesinos agroecológicos, que nos permitirán abordar la discusión sobre las posibilidades y limitaciones de la propuesta agroecológica como forma de resistencia campesina y como alternativa productiva hacia la soberanía alimentaria.
Campesinos agroecológicos y formas de explotación del capital Nuestros productos en el mercado no valen. J. C., Guayas
Al priorizar la producción agroecológica como parte de su estrategia productiva y reproductiva y contar consecuentemente con un mayor grado de autonomía productiva, si bien se provoca una ruptura con el ciclo de dependencia tecnológica y el dominio del capital productor de insumos en el proceso productivo, sus condiciones y características productivas marcan claramente una doble articulación como explotados con 3
Leguminosa usada para cobertura y fertilización de suelos como abono verde.
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el capital, en cuanto proveedores de alimentos en el mercado capitalista y de fuerza de trabajo. La mayor autonomía productiva que brinda la agroecología como propuesta productiva coloca a estos campesinos en el lado opuesto de la dependencia tecnológica y del dominio del proceso productivo por parte del capital. La determinación de lo que se produce obedece más claramente a la lógica de subsistencia de la unidad doméstica y, en este sentido, se mantiene la unidad del proceso de trabajo con el producto producido, acortando el grado de transferencia de excedentes en el proceso más amplio de valoración del capital, al retener una mayor parte de productos en la propia unidad doméstica sin que éstos circulen en el mercado capitalista. Al mismo tiempo, al alejarse del paquete la revolución verde (cómo se produce), la tecnología deja de ser el instrumento a través del cual se impone el dominio del proceso productivo por el capital industrial y los campesinos ya no son más “usados” por el “paquete tecnológico”, recuperando su papel de medio y conocimiento para la producción, bajo el control campesino (invirtiéndose el planteamiento de Bartra). En esta ruptura de la tecnología, como medio de control del proceso productivo campesino que provoca la adopción de la agroecología, encontramos una de las principales potencialidades de la propuesta desde la perspectiva campesina, puesto que como lo señalaba uno de los campesinos entrevistados: u…ya no se trabaja para las agrícolas porque lo que es con el produc-
to químico tiene que trabajar uno casi es a medias con las agrícolas. C. S., Manabí
Sin embargo, el escapar del dominio del capital industrial y el mayor control y autonomía en el proceso productivo, con que cuentan estos campesinos, no supone la superación de los mecanismos de explotación campesina por el capital, a la hora de comercializar sus productos en el mercado capitalista. Igualmente, al tratarse de economías de subsistencia con limitado acceso a la tierra y a otros recursos productivos, del conjunto de productores analizados, pocos escapan a la necesidad de vender estacional o parcialmente su fuerza de trabajo para complementar los ingresos necesarios para la subsistencia familiar. En este sentido, no están exentos de las modalidades de explotación que el capital mantiene en su proceso de valorización con el conjunto de campesinos empobrecidos. 181
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Como lo señala Armando Bartra: A diferencia del proletariado, el campesinado constituye una clase sometida a relaciones de explotación múltiples y complejas en las que se combinan la extracción del excedente a través del intercambio desigual en el mercado y la obtención de plusvalía por medio del trabajo asalariado a tiempo parcial. Pero, además, estos dos mecanismos de explotación se interpenetran pues, a través del empleo asalariado estacional, el contratador se apropia indirectamente de la productividad del trabajo desarrollado en las labores de subsistencia (Bartra, 2006: 189).
Como lo vimos en el caso de los productores diversificados analizados en el capítulo anterior, es en el momento de la comercialización de los productos en el mercado capitalista que se consuma la explotación por medio de la apropiación del valor contenido en el producto campesino. Este proceso que se produce mediante la articulación al capital comercial es similar en el caso de los campesinos agroecológicos, por lo que ahora solamente nos detendremos brevemente en aquellas características particulares para los mismos. En términos generales, encontramos una tendencia entre los campesinos agroecológicos a comercializar los productos en las ferias locales y en las ciudades más próximas a través de intermediarios. Ello obedece al hecho de no privilegiar en su estrategia productiva, tan claramente como los productores diversificados, algunos cultivos comerciales ligados a las cadenas de productos tradicionales de exportación (café, cacao) o a la industria agroalimentaria nacional (maíz, arroz) y que, cuando se comercializan estos productos, generalmente se lo hace en cantidades menores. Por lo que la vinculación con el capital comercial ligado a estas cadenas (casas comerciales locales) es menor. Solamente en pocos casos encontramos formas de comercialización directa en los mercados o entregas a los consumidores urbanos que contribuye a una mayor retención del excedente en manos campesinas, con la excepción de la venta ocasional de productos en muy pequeñas cantidades a vecinos o a otros campesinos de las mismas comunidades que aparece con frecuencia. Igualmente, tampoco encontramos iniciativas impulsadas por las organizaciones de estos productores para afrontar de manera conjunta la comercialización de los productos o crear mecanismos alternativos de comercialización (por ejemplo, ferias agroecoló182
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gicas), con la excepción de un caso en Pichincha de comercialización directa en una pequeña feria local impulsada por grupos de mujeres. Por otro lado, los productos agroecológicos se comercializan al igual que los convencionales, por lo que no existe ninguna ventaja por la especificidad del producto en términos del precio, aunque en algunos casos se menciona cierta preferencia de los intermediarios por adquirir esos productos. De esta manera, los campesinos agroecológicos sufren las mismas condiciones de explotación que los productores diversificados al realizar sus productos en el mercado a precios bajos, que no reconocen los costos de producción y la cantidad de trabajo invertido. Igualmente tampoco escapan a los mecanismos de robo en el peso de sus productos. Desde el punto de vista de la conciencia campesina en torno a los mecanismos de explotación y apropiación del excedente campesino, aunque se considera que el problema principal radica en el precio de los productos, en la conciencia inmediata de esta situación se coloca en los intermediarios la responsabilidad de la misma: u Ellos compran a lo que quieren los animales en la plaza, ellos nos
aprovechan a nosotros porque pagan lo que ellos quieren.
J. O., Chimborazo
u El trabajo de campo es duro y da coraje que den a precios bajos, es
como si no supieran como se trabaja, lo que cuesta el trabajo.
S. O., Guayas
Por otro lado, el limitado acceso a la tierra y a otros recursos productivos que caracteriza a estos campesinos, además de la estacionalidad propia de la producción agropecuaria que marca diferentes ritmos de trabajo en función de la disponibilidad de mano de obra familiar, determina la necesidad de venta temporal o parcial de fuerza de trabajo para la mayoría de las unidades domésticas en el mercado laboral. Cuando ello ocurre, el proceso de explotación se concreta mediante la extracción de plusvalía al mantenerse el pago de la fuerza de trabajo por debajo de su valor. En este sentido, la situación de los campesinos agroecológicos es similar a la del conjunto de campesinos empobrecidos, por la cual se mantienen salarios bajos y parte de los costos de reproducción de la fuerza de trabajo ocupada son cargados a la unidad doméstica campesina, favoreciendo
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
el proceso de valorización y acumulación del capital en diversas ramas productivas. Más allá de hacer parte de esta condición general a la que deben ajustarse las estrategias productivas de los campesinos agroecológicos considerados en este estudio, de todas maneras, es importante constatar que, al priorizar la producción parcelaria, subsiste una tendencia a evitar emplearse en condiciones que supongan una mayor subordinación a los ritmos laborales que impone la producción capitalista, aun a costa de reducir el valor de los ingresos monetarios provenientes del salario, que podrían obtener si lo hicieran. Ello se expresa en el hecho de no emplearse en agro negocios, a buscar trabajos compatibles que por su carácter estacional o por temporadas permiten el retorno en otros momentos a la parcela (por ejemplo en la construcción o en la prestación de ciertos servicios) o que demanden una dedicación a tiempo parcial. A ello se agrega que al contar con una producción diversificada y la posibilidad de garantizar la alimentación familiar, lo cual supone una demanda constante de trabajo en la parcela para mantener el escalonamiento de la producción, se reduce la estacionalidad de los ciclos productivos presentes cuando se trata de una producción de monocultivo. El siguiente testimonio es ilustrativo de este aspecto: u Yo podría decir que era una persona que me esforzaba bastante en
la alimentación de la familia. Todos los días trabajaba, tenía que estar a veces todito el día trabajando, a veces en lo ajeno, ganándome dinero, para poder pagar los gastos de la alimentación. Ahora no es así, no necesito trabajar en lo ajeno para cubrir la alimentación (…). Otra de las cosas es que a mí no me alcanzaba el tiempo para buscar otra forma de educación, y ahora yo me educo de alguna manera. R. G., Loja
La producción agroecológica como estrategia de subsistencia campesina A continuación abordaremos algunos elementos a destacar en torno al sentido que adopta la agroecología en la estrategia productiva y reproductiva de estos campesinos, como estrategia de subsistencia campesina y como respuesta a las condiciones impuestas a los campesinos por el proceso de desarrollo capitalista en el campo. 184
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Al tratarse de economías campesinas de autosubsistencia que tienen como objetivo principal la reproducción de las unidades familiares, la producción de alimentos suficientes, variados y a bajo costo para el autoconsumo es crucial para garantizar la subsistencia familiar. En esta perspectiva, la agroecología contribuye a reducir o eliminar la dependencia de los insumos químicos, además de potenciar el uso y reciclaje de recursos existentes en la propia parcela. Con su aplicación se produce una reducción significativa de los costos monetarios para la adquisición de insumos externos para enfrentar el proceso productivo, especialmente cuando los suelos no están muy degradados. En este sentido, al ser agriculturas de muy baja inversión y en las que los recursos monetarios se utilizan, principalmente, para complementar la alimentación y cubrir otras necesidades familiares (en especial gastos en educación), la propuesta agroecológica se adecua a la intencionalidad campesina de reducir los costos (y los riesgos consecuentes en caso de pérdidas) en el proceso productivo. A ello se agrega la posibilidad que la producción agroecológica ofrece contar con alimentos variados y productos durante todo el año, reduciendo también la compra de productos alimenticios en el mercado. Estos dos aspectos, la reducción de costos monetarios en el proceso productivo y la variedad y estabilidad en la disponibilidad de alimentos producidos en la parcela, son altamente valorados por los campesinos en el momento de referirse a las ventajas que ofrece la producción agroecológica: u Tenemos productos sanos y permanente producción. Cuando el
suelo está bien tratado podemos sembrar toda temporada. Cuando es monocultivo solo se puede cosechar cada seis meses.
S. M. LL., Cotopaxi
u Las ventajas de este tipo de producción es que: uno no se compra o
se gasta mucho en alimentación porque ya se tiene. Por ejemplo: la acelga, la lechuga, la remolacha, la cebada, el maíz, la papa, antes casi todo se compraba en Cayambe, en cambio ahora uno mismo se produce y se come, porque tenemos de todo: fréjol, hortalizas, granos, animales. Otra ventaja es que para producir no gastamos mucho, nos ha resultado barato más bien. Solo invertimos en la semilla, cuando no hay mismo, pero tratamos de guardar semilla. E. C., Pichincha
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
De igual forma, a la disponibilidad constante de productos en la alimentación se agrega una alta valoración relacionada con la calidad de los productos que consumen las familias, en contraposición a los efectos negativos asignados en la salud por la comida agroindustrial y los alimentos producidos con el paquete químico: u… Es dañar menos la sangre de la familia, menos contaminarse la
salud de la familia.
S. O., Guayas
Este aspecto es continuamente reiterado en los testimonios campesinos: u Aporta a que los niños no se enfermen, a que no hayan muchas
enfermedades en la familia, porque siempre los productos que estamos consumiendo son productos sanos, nunca han sido productos enlatados, con químicos, entonces de esa manera estoy contribuyendo a que las enfermedades no ataquen a la familia. R. G., Loja
u Posiblemente ahora produzca un poco menos, pero lo que interesa
es el contenido, que si usted se come un choclo sembrado con abono orgánico no se va a intoxicar con esos venenos que son los químicos, que es una muerte lenta pero segura. Claro, ya estoy más tranquila, ya sé que tengo para mis jugos, ya sé que tengo el verde, sabemos que lo que comemos no tiene químicos. M. C., Los Ríos
Complementariamente, la reducción de costos y la menor dependencia de insumos externos a la parcela familiar en el proceso productivo suponen un mayor peso de la producción animal en el sistema productivo, para contar con estiércol suficiente que garantice la provisión de abono y permita el reemplazo de los fertilizantes químicos. Al mismo tiempo, la disponibilidad de animales marca también los límites para la ampliación de las áreas para la producción agroecológica, en función de la disponibilidad de abono. Paralelamente, los animales se mantienen como mecanismo de ahorro y su comercialización contribuye para la obtención de recursos monetarios cada vez que existe una necesidad familiar. De allí la importancia asignada a la producción pecuaria por estos campesinos, el peso de este rubro en la composición del ingreso monetario familiar, así como su primacía entre los productos orientados hacia su comercialización, para la mayoría de entrevistados:
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
u He cambiado en la forma de producir porque ahora utilizo abo-
nos orgánicos y he mejorado la tierra. Los cultivos son rotativos. Utilizo semillas propias, solo utilizo abono orgánico y realizo podas cuando está dañada una planta… Tenemos hierbas para los animales y está mejor la comida familiar… Necesito más abono orgánico e invierto más en animales para obtener la majada. Se trabaja un poco más pero se obtiene más platita. E. G., Cotopaxi
Por otro lado, los campesinos entrevistados también destacan la contribución de la producción agroecológica para la conservación y recuperación de la fertilidad de los suelos: u Entonces la variedad de sembrar una vez una cosa, otra vez otra
cosa, Eso quiere la tierra. Cuando siembro trigo, trigo, trigo, ya no quiere. A. C., Pichincha
En el caso de los campesinos de Loja la adopción de la propuesta agroecológica en las zonas del bosque seco también ha supuesto el mantenimiento de zonas de bosque, la reducción de las extensiones rozadas para la siembra del maíz, la siembra manteniendo la vegetación nativa combinada con el pastoreo extensivo de los animales y la recuperación de semillas criollas de maíz. El siguiente testimonio es ilustrativo de esta dimensión: u Hemos rozado y quemado, pero queda la tierra bien quemada y
se va empobreciendo. Por eso optamos por no quemar. Entonces ahora lo que hacemos es sacar la cosecha y dejar el forraje para los animales. Siempre hemos sembrado poco. A mi esposo siempre le ha gustado cuidar y no desmontar todo, y cuidar que quede la vegetación. Ahora no fumigamos. Solo machete. Donde sembramos dejamos árboles y para que no se perjudique tuvimos que machetear. Entonces el árbol sí ha cargado. Lo que es el faique, el guásimo, están cargaditos. No se echa ninguna clase de venenos. Donde se sembró por ejemplo con esos árboles estuvo lindo el maíz, crecieron lindo de una color morena. A. P., Loja
Otro elemento importante a destacar en el marco de las estrategias de reproducción de los campesinos agroecológicos se refiere al papel de las mujeres en la producción agropecuaria de la unidad familiar. En todos los casos, la adopción de la agroecología supone una participación protagónica de las mujeres en la producción agropecuaria (muchas de las entre187
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
vistadas fueron mujeres) y, en muchos casos, son ellas las que asumen la conducción del manejo de la parcela, especialmente en los casos en que los hombres combinan su trabajo agrícola con la venta de fuerza de trabajo o la prestación de servicios fuera de la parcela. En este sentido, al ligarse estrechamente la agroecología con la estrategia de subsistencia familiar basada en la producción de alimentos para el autoconsumo familiar, parecería ser que son ellas las principales impulsoras de los cambios en el sistema productivo. Finalmente, es importante destacar el hecho de que al requerirse un mayor tiempo de trabajo dedicado a la producción agropecuaria (frente a la producción convencional), especialmente en las primeras fases del proceso de transición, la adopción de la agroecología no solamente implica un involucramiento de los miembros de la familia en la producción agropecuaria, sino que también conlleva la dinamización de las relaciones comunitarias de reciprocidad y de ayuda mutua con otros parientes y vecinos, para enfrentar los momentos en que se requiere un mayor aporte de mano de obra. En concordancia con el establecimiento de mecanismos que no suponen un mayor gasto monetario, en especial en la Sierra (pero no exclusivamente), se prefiere la activación de los mecanismos tradicionales de reciprocidad y ayuda mutua, en lugar de la contratación de mano de obra y el pago en dinero. En el contexto de debilitamiento de las relaciones interfamiliares y comunitarias que trae aparejado el proceso de desarrollo capitalista en el campo al des-estructurar las economías campesinas, la opción por la producción agroecológica impulsada por estos campesinos en su afán por mantenerse en el campo, se opone claramente a esta tendencia: u Trabajamos toda la familia, pero ahora ya estamos trabajando en
grupo con las familias de la comunidad, cuando todo el grupo está reunido nos vamos donde el que necesita, es más rápido, y no se gasta en mano de obra. C. C., Chimborazo
u Mis cuñados y mis suegros trabajan conmigo, no es que los contra-
to, sino que cuando ellos prestan manos, yo, a veces, les pago o sino cuando ellos necesitan yo también voy a prestar mano. Yo dirijo el trabajo, yo les indico lo que deben hacer, me ayudan en el desmonte y en la cosecha. K. A., Manabí
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Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
Prácticamente la totalidad de campesinos agroecológicos entrevistados pertenecen y participan en organizaciones campesinas a nivel de base en sus comunidades y la mayoría en organizaciones de segundo grado, generalmente ligadas a las federaciones nacionales (FENOCIN, CONAIE, CNC). Muchas de estas organizaciones de segundo grado y las propias comunidades, con el apoyo de algunas ONG de desarrollo rural, han impulsado proyectos y apoyado los esfuerzos individuales campesinos para la adopción de la propuesta agroecológica. En muchos de los testimonios campesinos se reconoce el rol que han desempeñado sus organizaciones mediante actividades que van desde el intercambio de experiencias entre campesinos, la realización de eventos de capacitación, hasta la provisión de créditos o el establecimiento de fondos rotativos para potenciar la adopción y la transición hacia la agroecología. Sin embargo, estas acciones generalmente se remiten y enmarcan en los límites impuestos por los proyectos de desarrollo, que si bien pueden contribuir a potenciar la subsistencia campesina y su persistencia en el campo, no modifican las causas estructurales que generan el empobrecimiento campesino.
La agroecología como forma de resistencia campesina Toda la vida he vivido del campo, no dejaría de producir mi tierra por nada. E. C., Pichincha
La adopción de la agroecología como estrategia de subsistencia campesina puede ser considerada en sí misma como una respuesta campesina al conjunto de condicionamientos y a los mecanismos de dominación y explotación impuestos por el capital, respuesta que sin poder transformar estos condicionamientos y mecanismos, contribuye a la reproducción de las unidades domésticas y a la voluntad campesina de perseverar obstinadamente en el campo, permitiendo a los campesinos mantener su relación con los medios de producción y el proceso de trabajo ligado a su parcela y a la obtención de alimentos. En este sentido, en tanto estrategia de subsistencia contiene elementos de resistencia campesina que se expresan en la intención de los campesinos de trabajar para sí mismos, de intentar retener lo máximo posible el producto de su trabajo al interior de la uni189
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
dad doméstica, de no subordinarse a los ritmos laborales de las empresas capitalistas y proletarizarse por completo, de no depender de la tecnología del paquete de la revolución verde y de mantener el conocimiento campesino y el control sobre el proceso productivo. Muchos de estos elementos de resistencia se han construido sobre la base de la experiencia anterior de estos campesinos en su vinculación con el capital, tanto en el caso de aquéllos que adoptaron el paquete de la revolución verde, como de quienes tuvieron una experiencia laboral en agronegocios o de quienes vivieron en las ciudades de forma más permanente empleándose en diversos trabajos. En este sentido, la adopción de la agroecología contribuye a afirmar la identidad campesina y a dotar de sentido su permanencia en el campo, al ser comparada la situación actual con lo que experimentaron anteriormente. Esto se evidencia en muchos de los testimonios recogidos: u Antes, cuando era soltera, yo vivía en Quito y trabajaba de emplea-
da doméstica, mi esposo trabajaba en la construcción, en Quito era más difícil la vida, yo viví como siete años y era dura la vida, con hijos pequeños, por eso decidimos venir otra vez y estamos aquí como hace 15 años, desde ahí no hemos vuelto a salir ni a tener trabajos fuera de la zona. E. C., Pichincha
u Yo estoy en la actividad agrícola casi desde que nací, siempre fui
del campo pero trabajaba por jornales sin saber las ventajas y desventajas. Pero me dediqué a trabajar en serio más o menos desde que llegue acá al Empalme, esta forma de producir diversificada, con bastantes productos orgánicamente la llevo unos 4 años. Siempre me gustó. La producción de ahora representa más utilidad, no es mucho pero sí es utilidad, yo ya no me sacrifico para darle mi esfuerzo al de afuera, lo que nosotros trabajamos es para lo de nosotros mismo dentro de la finca, a mi familia le digo que el futuro de nosotros lo podemos hacer aquí mismo. J. C., Guayas
Al igual que en el caso de los productores diversificados, algunos de los campesinos agroecológicos orientaban anteriormente la mayor parte de su producción hacia cultivos comerciales en monocultivo, especialmente maíz (en la Costa y Loja); y, la caída del precio de este producto y los altos costos de los insumos químicos, provocaron la motivación de diversificar la producción e incursionar en la producción agroecológica, como alternativa frente a la migración: 190
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
u Antes trabajaba solo con monocultivo de maíz. Me hizo cambiar los
resultados económicos. Por eso migraron mis hermanos y la mayoría de la gente. K. Z., Los Ríos
Paralelamente, en estos casos, el discurso campesino cuestiona la imposición del paquete tecnológico, el ciclo de dependencia que éste genera y la transferencia de recursos desde los campesinos: u Vemos que con los químicos más bien el dinero se nos va. Trabajando
con el machete, el dinero queda aquí mismo en la familia. Estamos utilizando solo productos orgánicos, la misma materia prima que tenemos. Solo semilla reciclada. Vemos que la semilla que comprábamos, que es semilla certificada, viene en el paquete con su preparado tecnológico, químico, que si uno no pone químicos tiende a fracasar rápido. Nos iba muy mal. Y dependía hasta de la misma semilla, nosotros nos habíamos hecho muy dependientes y veníamos trayendo todo del centro agrícola. N. A., Manabí
u Yo no estoy de acuerdo con el veneno. La producción no me resul-
ta para comprar químicos. Nosotros mismos tenemos los chivos y cuando limpiamos el corral eso se saca y se lleva en el burro y se vacía. Más o menos 100 sacos salieron en majada. G. D., Loja
Como se puede apreciar, la agroecología ha potenciado estos elementos de resistencia campesina presentes en los discursos y en las estrategias de subsistencia de estos campesinos. Sin embargo, parecería ser que su aporte a la persistencia campesina enfrenta constantemente el límite impuesto por las condiciones productivas en las que se debaten estos campesinos empobrecidos (limitado acceso a la tierra, terrenos degradados o de mala calidad, acceso a agua, etc.), en el contexto del proceso de desarrollo capitalista y de la aplicación de las políticas agrarias neoliberales que, evidentemente, han sido desfavorables para ellos. Si estas condiciones y características estructurales que marcan la desigualdad en el campo no se transforman, ni se afectan los mecanismos a través de los cuales se consuma la explotación a los campesinos, difícilmente desde transformaciones internas en el sistema productivo campesino se puede esperar cambios que vayan más allá de potenciar sus estrategias de subsistencia y favorecer su permanencia en el campo como productores directos. No es en el aspecto técnico, ni en los rendimientos producti191
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
vos que puede ofrecer la agroecología (frente a una producción convencional), en donde radican sus límites, sino más bien en la necesidad de conectarla como propuesta campesina con procesos de lucha políticos, que permitan recuperar el rol de los campesinos como sujetos centrales del sistema alimentario.
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Ocho La multiexplotación del campesino en la fase neoliberal Blanca Rubio
Introducción
E
El objetivo de este apartado final consiste en realizar un análisis de conjunto del dominio y explotación de las empresas sobre los productores rurales. Al carácter diversificado de la unidad campesina, corresponde también una forma multiforme de explotación, que deriva de la necesidad del capital de adecuar la producción rural a los requerimientos de la acumulación. La característica principal de la subordinación del capital sobre los campesinos en la fase neoliberal, lo constituye el hecho de que establece una forma de explotación por despojo, violando la ley del valor, al imponer salarios por debajo del valor de la fuerza de trabajo y precios de los cultivos por debajo del costo de producción. Una forma tan depredadora de explotación tiende a desestructurar las unidades productivas y, como señala Armando Bartra, acaba “matando la gallina de los huevos de oro”. Sin embargo, lo que ha permitido en el Ecuador la persistencia de la economía campesina es la producción diversificada para el autoconsumo que impulsan los campesinos, la cual aunque se ha visto fracturada, constituye el elemento fundamental de resistencia y permanencia de los productores rurales.
Caracterización de los distintos capitales que subordinan a los productores rurales Los productores rurales que constituyen el objeto de estudio de esta investigación se encuentran bajo la égida de una amplia gama de empresas, que abarcan la esfera industrial, comercial y agroindustrial. Se trata, 195
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
en primer término, del capital industrial productor de insumos químicos, el capital agroexportador florícola y bananero, el capital agroindustrial productor de alimentos balanceados para animales, el capital comercial y usurero que se encuentra bajo su égida, y el capital comercial orientado hacia los cultivos para el mercado interno. La mayoría de las empresas que conforman esta gama de capitales tiene un peso muy importante en la economía del Ecuador. Como señalamos anteriormente, la Exportadora Bananera Noboa ocupa el primer lugar entre las 50 mayores exportadoras del país, mientras que empresas como Rosamont se encuentran entre las tres primeras exportadoras de flores. Como señalamos en los antecedentes, PRONACA ocupa el lugar número 5 de las más grandes empresas del país, para el 2006. Agripac por su parte ocupa el lugar número 28 entre las más grandes y Ecuaquímica el número 44, para ese mismo año (Gestión, 2006: 19). Esto implica que la producción y participación laboral de los campesinos, que hemos analizado, no es de ninguna manera marginal, sino que sostiene a varias de las principales empresas del país. Entre las empresas analizadas, sobresale el caso de Agripac, ya que se trata de un conglomerado que participa en varias de las actividades y canales de explotación de los productores rurales. Es una importante importadora de insumos químicos, al tiempo que tiene empresas productoras de flores y participa también en el acopio y transformación de maíz para la producción de balanceados. Se le encuentra en la Costa y en la Sierra, entre los trabajadores de florícolas y entre los productores de maíz. Un mismo capital con distintas caretas que encarna, en una sola razón social, la multiexplotación de los campesinos.
Las condiciones de la explotación de los campesinos La condición principal que ha permitido la explotación depredadora que impulsan las empresas mencionadas, lo constituye la desfavorable correlación de fuerzas que enfrentan las clases subalternas en el neoliberalismo. La debilidad de las organizaciones sindicales y productivas ha propiciado que se impongan formas de explotación por despojo, como se verá más adelante, que implican la sobreexplotación de los trabajadores y productores rurales. 196
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
Otra de las condiciones que favorece la expansión de las empresas en las zonas de estudio lo constituye, como mencionamos, la presencia de las unidades campesinas con producción diversificada de autoconsumo. Si los campesinos de la Sierra y de la Costa que abastecen de fuerza de trabajo y productos a las empresas, no contaran con la parcela para el autconsumo, ni complementaran el ingreso con lo aportado por los distintos miembros de la familia, las empresas acabarían por arruinarlos y, por tanto, se dificultaría el proceso de reproducción del capital, en tanto se verían obligados a abastecerse fundamentalmente de fuerza de trabajo liberada. Si bien el capital analizado utiliza en mayor o menor medida fuerza de trabajo que no está vinculada a la parcela, como trabajo migrante de otras zonas o bien población local ajena a la tierra, obtiene grandes beneficios de contar con población trabajadora ligada a la parcela, por su mayor estabilidad y la posibilidad de acceder a grandes grupos de trabajadores en épocas claves para la producción y la cosecha. Dicha estabilidad la genera el ingreso complementario de la producción familiar. Por ello, un rasgo común de las empresas analizadas consiste en que, ya sea que contraten fuerza de trabajo o que demanden productos campesinos para su transformación agroindustrial o venta posterior en el mercado interno, no destruyen cabalmente las unidades productivas. Existe un proceso contradictorio que consiste en que el capital desestructura las unidades campesinas al despojarlos del valor de su fuerza de trabajo o del valor de su producto, pero, al mismo tiempo, finca la reproducción de las mismas en la existencia de la parcela de autoconsumo. Esto trae como consecuencia que se imponga una forma híbrida de explotación, que no los proletariza cabalmente, y constituye la base para que la subordinación se pueda realizar sin destruir a la unidad campesina. A ello se agrega en muchos casos el contubernio que establecen las empresas agroexportadoras con las autoridades, con el fin de que toleren la violación de las leyes laborales, con lo cual se generan condiciones aún más propicias para que se pague la fuerza de trabajo por debajo de su valor. En cuanto a las empresas productoras de alimentos balanceados han sido también fundamentales las políticas públicas que han permitido la entrada indiscriminada de maíz importado de Estados Unidos, con precios artificialmente abaratados por la potencia del Norte, con lo cual se 197
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
ha devaluado internamente el precio del maíz en beneficio de las grandes empresas que los utilizan como insumos. Las políticas centradas en el retiro de los subsidios y los créditos para los productores rurales, que los visualizan como indigentes y no como productores, han cerrado opciones de producción que permitan rentabilidad, con lo cual los campesinos se ven obligados a abastecer a aquellas empresas y comerciantes que están dispuestos a comprar su producción a pesar de los bajos precios que pagan por ella.
Formas de explotación y dominio de las empresas hacia los productores rurales El capital que tiene una influencia generalizada entre los productores que constituyen el objeto de estudio de esta investigación, es el industrial productor de insumos químicos como los fertilizantes, abonos, plaguicidas y semillas híbridas. Con excepción de los productores agroecológicos, que han logrado una mayor independencia de los insumos industriales, el resto de productores se encuentran en mayor o menor grado sometidos a los designios del capital industrial que los produce. Como se demostró a lo largo del estudio, el capital industrial que promueve el paquete tecnológico químico, impone una lógica productiva derivada de la revolución verde, que consiste en incrementar la productividad del suelo a costa de desgastar sus capacidades intrínsecas de producción, con lo cual acaba degradando los suelos y depredando el medio ambiente, al tiempo que se genera una dependencia del productor y de la tierra hacia los insumos sintéticos. A pesar de que los campesinos no tienen un contacto directo con los industriales productores de insumos, y solamente se relacionen con ellos a través de intermediarios, el hecho real es que el impulso de esta tecnología implica el dominio del proceso productivo por el capital industrial, ya que determina la manera de producir y de elevar los rendimientos. Como señala Armando Bartra. Pero cuando la agronomía clásica, cuya clave está en el manejo de los agroecosistemas, es suplantada por la mecanización, los insumos de síntesis química y las semillas de fábrica, la tecnología se impone por completo sobre el agricultor y el campesino deja de usar el “paquete tecnológico” para ser usado por él (…). Y cuando el labrador es un campesino, el resul198
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tado de esta inversión es que ya no solo trabaja para el capital, sino que es obligado a trabajar como el capital, en un comportamiento contra natura que con frecuencia lo lleva a la ruina (Armando Bartra, 2006: 148).
De esta suerte, el capital industrial productor de insumos no realiza una explotación sobre los productores rurales, en tanto no extrae un excedente, a menos que venda los insumos deliberadamente por encima de su valor. Sin embargo, dicho capital domina el proceso productivo agrícola, al imponer las substancias que deben ser usadas. En este contexto, el dominio del capital industrial productor de insumos se finca en el establecimiento de bajos precios de los productos agropecuarios, hecho que lleva a la exigencia permanente de elevados rendimientos para compensar el declive de los precios. Asimismo, la degradación del suelo que provocan los insumos, acentúa la tendencia natural hacia los rendimientos decrecientes, con lo cual cada vez es necesario utilizar mayor cantidad de insumos, hecho que fortalece la dependencia y acrecienta la demanda de insumos en beneficio del capital. El dominio del capital industrial productor de insumos, vulnera la autonomía que ha caracterizado a las unidades campesinas pero de una manera soterrada, en tanto aparece como una decisión propia de los campesinos la compra y utilización de los insumos. A diferencia del capital industrial productor de insumos, el resto de los capitales que hemos mencionado, además de dominar en algunos casos el proceso productivo, esencialmente impulsan un proceso de explotación sobre los productores rurales, en tanto se apropian de parte del valor producido o bien, del valor que genera la fuerza de trabajo empleada. La característica central de la forma de subordinación que impulsan las empresas en la fase actual, lo constituye el hecho de que se fincan no solo en la explotación sino en el despojo del valor generado o producido. Como señalamos en el trabajo, las empresas florícolas pagan un salario inferior al costo de la canasta básica de subsistencia para una familia de cinco personas, mientras que las bananeras pagan un salario inferior al mínimo establecido y por tanto, también al valor de la fuerza laboral. En ambos casos ocurre un proceso de sobreexplotación de la fuerza de trabajo, en el cual “el fondo de consumo del obrero, dentro de ciertos límites, se convierte en un fondo de acumulación” (Ruy Marini, 1977) 199
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
La consecuencia fundamental de la explotación por despojo consiste en que, el ingreso obtenido tanto por el obrero como por el campesino, no es suficiente, en el primer caso para reproducir la fuerza laboral y la de la familia y en el segundo para iniciar un nuevo ciclo productivo, por lo que a la larga, sobreviene un proceso de desgaste prematuro de la fuerza laboral, gran movilidad de trabajadores y la ruina productiva de los campesinos. Además del pago de la fuerza de trabajo por debajo del valor, tanto en las empresas florícolas como bananeras, hay un proceso de intensificación del trabajo sin cambio tecnológico, así como el alargamiento de la jornada laboral, la ausencia de estabilidad laboral y la carencia de prestaciones laborales que permitan completar el salario, sobre todo en el caso de las bananeras. En cuanto a las empresas productoras de alimentos balanceados para animales que impulsan la producción del maíz como insumo principal: PRONACA, Ecuaquímica, o Agripac se observa lo siguiente. En esta forma de explotación intervienen varios agentes: el capital agroindustrial productor de insumos pecuarios y de productos cárnicos, que acopia maíz fundamentalmente de medianos y grandes productores a través de cuotas de abastecimiento; los intermediarios que pueden ser comerciantes independientes o casas comerciales establecidas, que otorgan los insumos a crédito con tasas de interés usureras a pequeños campesinos. A pesar de que se trata de distintos agentes, todos se encuentran bajo la égida de la agroindustria, en este caso Agripac, Ecuaquímica y sobre todo, la más importante por su tamaño e inversión, PRONACA. Estas empresas imponen los mecanismos productivos, los precios, las cuotas de abastecimiento, las especificaciones de calidad del producto referidas al grado de humedad, etc. Los intermediarios abastecen a las empresas industriales los productos que acopian de los pequeños productores pero sujetos a los estándares establecidos por la agroindustria. De tal manera que podemos, en primer término, hablar del dominio agroindustrial de manera directa o mediada, sobre los productores rurales, ya que es la lógica productiva de la empresa agroindustrial la que se impone sobre ellos. 200
Florencia Campana • Fernando Larrea • Blanca Rubio, coordinadora
En segundo lugar, la forma de explotación consiste en la entrega a crédito de los insumos productivos para llevar a cabo el proceso productivo, con el compromiso de la entrega del producto al finalizar la cosecha para pagar el préstamo adquirido. En la mayoría de los casos, las empresas e intermediarios no entregan dinero en efectivo, sino los insumos en especie. De tal manera que aún cuando las transacciones impliquen miles de dólares, no hay un movimiento real de dinero. El productor recibe los insumos y entrega el producto. Esta modalidad de explotación no monetarizada, implica por tanto una forma de explotación muy particular, como una forma de agricultura de contrato, en tanto se firma un contrato en el caso de las empresas agroindustriales que puede ser hasta por tres años, con garantía de la tierra, o bien a través de pagarés con los intermediarios. Se asemeja por tanto también a formas muy incipientes de explotación dentro del capitalismo, como la de los obreros a domicilio, según la cual, los capitalistas entregaban a los obreros las herramientas y los materiales de confección, generalmente de la industria textil, y ellos elaboraban el producto en sus casas para entregarlo después de un plazo determinado. Sin embargo, la diferencia principal con esta forma de explotación es que los insumos son “vendidos” al productor, mediante el otorgamiento de un crédito y con elevadas tasas de interés, como se vio en el trabajo, haciendo aparecer como que el productor es autónomo en el proceso productivo. A pesar de ser en realidad un trabajo por encargo, se transfigura en un proceso de venta de insumos y compra de productos sin mediación necesariamente del dinero en efectivo. La razón principal por la que el capital asume esta modalidad enmascarada, estriba en el riesgo que trae consigo el proceso productivo agrícola. Aunque en realidad constituye un proceso de explotación por encargo, en el cual la agroindustria define las características de la producción, los insumos a utilizar, el grado de humedad que debe tener el producto, etc., se “disfraza” de un proceso de compra venta del producto para depositar en el productor el riesgo intrínseco a la producción agropecuaria.
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Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
La agroindustria y los intermediarios fijan el precio de los insumos, el interés a pagar por el “crédito” otorgado, el precio del maíz y las especificaciones de calidad del producto. Y es aquí donde ocurre la explotación por despojo. Toda vez que los insumos otorgados para la producción del maíz aparecen como un préstamo y no como lo que en realidad es, el otorgamiento de los materiales para la confección de un producto por encargo, los productores se ven obligados a entregar la cosecha lo mas pronto posible con el fin de pagar los intereses generados por el “crédito” original. Sin embargo, cuando inicia la cosecha, los precios son muy bajos porque la oferta es mayor. De esta forma se ven obligados a vender “al precio que sea”, generalmente de 4 a 6 dólares el quintal, cuando en realidad puede llegar a 8 o 10 dólares el quintal en la mejor temporada de venta (según los precios vigentes cuando se realizaron las entrevistas). De esta forma “venden” a un precio que en general no remunera los costos invertidos, de tal suerte que según reportaron los entrevistados, la mayoría alcanza apenas a pagar el “crédito” obtenido, así como a rescatar un reducido volumen de maíz para el autoconsumo, la cría de animales o para venderlo de manera independiente y obtener algún ingreso para subsistir. Lo que vale la pena señalar es que, al pagar con la producción los insumos obtenidos a crédito y el interés correspondiente, el valor de la fuerza de trabajo del productor y de su familia o aquella que eventualmente pueda contratar, no se encuentra adecuadamente contabilizada. Es decir, no se toma en cuenta el valor de la fuerza de trabajo como un costo que ha sido invertido en la producción, ni por parte de la empresa ni del productor. En estas circunstancias, se soslaya la obligación por parte de la empresa de contemplar en el precio la remuneración correspondiente a la fuerza laboral empleada en el producto. Al no registrarse este factor, aparece como natural que el monto productivo obtenido deba ser suficiente solo para cubrir el crédito obtenido y el interés correspondiente, quedando los remanentes del producto (cuando existen) como la “ganancia” del productor. La propia relación contractual niega el derecho de los productores a alcanzar un ingreso superior al costo de los insumos y el interés, que le 202
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permita reproducir su fuerza laboral y la de su familia. En ella entonces se encuentran las bases que permiten el despojo del valor producido. Solo en los casos en los que queda un sobrante después de entregar la producción, podrán obtener un ingreso que remunere parcialmente su fuerza de trabajo y la que emplearon en la producción. Esta remuneración es variable, dependiendo de cuantos quintales logren rescatar después del pago del “crédito”, pero en varias ocasiones los productores narran que además de no obtener ningún remanente, no logran pagar el crédito otorgado y se quedan endeudados. En este caso, el precio establecido, no solamente no remuneró su fuerza de trabajo sino tampoco los insumos utilizados en la producción. Existe por tanto un despojo del valor de la fuerza de trabajo empleada, además de un acto de explotación, toda vez que el trabajo excedente producido es apropiado también por la empresa o el intermediario cuando los productores entregan el producto. El hecho de que no se remunere cabalmente la fuerza de trabajo empleada en la producción de maíz, lleva a que los productores prefieran no contratar fuerza de trabajo ajena, que les eleve los costos, sino “trabajar de sol a sol” o bien emplear a toda su familia para no quedar endeudados después de entregar el producto. Esto implica una intensificación del trabajo agrícola en el cual, el campesino se convierte en su propio capataz para evitar el endeudamiento, o la pérdida de la parcela que dio como garantía. Ante esta situación surge la siguiente interrogante. Si la fuerza de trabajo empleada en la producción de maíz no es remunerada totalmente o inclusive en algunos casos no se paga: ¿Como pueden reproducirse los productores y continuar abasteciendo a las grandes empresas agroindustriales? Nuevamente en esta situación encontramos el aporte de la producción de autoconsumo, como también de productos complementarios para la venta (especialmente en las provincias de la Costa) como los frutales, el cacao, el tabaco, etc., y la crianza de animales menores. Si bien no se trata de una producción tan diversificada, de todas maneras se cuenta con una gama de productos agrícolas y pecuarios. Asimismo, tienen importancia la realización de actividades por cuenta propia en mercados informales (generalmente urbanos) y la venta de la fuerza laboral de los productores, sea como trabajo al “jornaleo” en la misma zona o como 203
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
trabajo estacional migrante en actividades agrícolas o comerciales, para complementar el ingreso familiar. Otro de los rasgos más relevantes de la forma de explotación agroindustrial sobre los productores de maíz, lo constituye el hecho de que se trata de un proceso velado, que no es transparente como en el caso de las florícolas y bananeras. Aquí, los productores señalaron que los comerciantes o intermediarios los “ayudan” con el crédito, pues de otra manera ellos no podrían producir por sí mismos el monocultivo. Así mismo, existe la percepción de que son autónomos en la producción y deciden qué y como producir, cuando en realidad se trata de un proceso controlado y dominado por la agroindustria, como se vio anteriormente. Otra particularidad consiste en la fantasía colectiva de que se manejan elevados montos de dinero, lo cual es un símbolo de prestigio para los productores, cuando en realidad circula poco dinero en efectivo que no está bajo el control de los productores, sino que son solo representaciones de lo que se presta en insumos y se cobra con el producto, toda vez que la mayor parte del intercambio se realiza en especie. Finalmente, en el caso de los productores diversificados y agroecológicos que producen cultivos para el mercado interno, ocurre un proceso de explotación comercial a través de la extracción del excedente, cuyos beneficiarios son los pequeños y medianos comerciantes que compran los productos campesinos en sus parcelas o en los mercados locales, para venderlos en medianos y grandes centros de población o al por menor en las ferias locales. En este proceso, el precio es fijado por el comerciante en función de las determinaciones internas y externas que regulan los precios de los productos y los campesinos se ven obligados a aceptarlo. El proceso puede ser un simple proceso de explotación, a través de la extracción de excedente, o bien, un proceso de despojo del valor cuando los precios se establecen por debajo del costo medio de producción. En este caso, la producción de autoconsumo diversificada tiene una mayor importancia en la reproducción familiar, al contrario de lo que ocurre en los casos anteriores, en los que la producción de autoconsumo es complementaria a los ingresos obtenidos por la venta de la fuerza de trabajo y de la producción de maíz. Por eso mismo también, el proceso de explotación es menos intenso que en los otros dos casos. 204
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El impacto del dominio y la explotación sobre los productores El capital desplegado en sus distintas formas y modalidades que domina, explota y despoja a los productores rurales de las zonas estudiadas, comparte algunas características y presenta también diferencias sustanciales. En primer término, todos tienen el rasgo común de que, el proceso de explotación que impulsan permite la reproducción de las unidades campesinas en mayor o menor nivel. Esto indica que, a pesar de la desestructuración que impulsan las formas de explotación y de despojo, la presencia de la producción diversificada de autoconsumo, así como el empleo temporal en actividades de servicios, han logrado preservar las unidades productivas. Las florícolas y bananeras, si bien establecen con los productores una relación asalariada, obrero-patrón, no los convierten en obreros completos, que puedan sobrevivir del salario y sostener a su familia, en una relación estable y con prestaciones de ley, por lo que permanecen vinculados a la parcela, que constituye el pilar que les permite sobrevivir como empleados eventuales permanentes. En el caso de las agroindustrias, se genera una relación de tipo obreros a domicilio, pero completamente velada y sostenida con mecanismos de pago incompleto de la fuerza de trabajo empleada y pago del producto por debajo de su valor. Aunque la relación no es monetarizada, el capital se apropia del plusvalor y parte del valor de la fuerza de trabajo, hecho que genera la necesidad para los productores de completar su ingreso con la producción de autoconsumo y la venta estacional de fuerza de trabajo. Se trata de una relación laboral donde el capital domina y controla el proceso productivo, sin asalariamiento, que torna muy complejo el proceso de explotación. Existe por tanto también un proceso de proletarización híbrido en tanto el productor pierde la autonomía en el proceso productivo y la posibilidad de decidir sobre cómo y con qué producir. Es subordinado al dominio productivo del capital pero sin recibir un salario.
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Por otra parte se observa que, los capitales que desestructuran en mayor medida a las unidades productivas son el bananero y el agroindustrial. El bananero debido a la precarización laboral y a los bajos salarios que impiden impulsar la producción de autoconsumo, mientras que los pequeños productores subordinados por las agroindustrias a través de los intermediarios, pierden su autonomía productiva y no alcanzan un ingreso suficiente para impulsar una producción diversificada y garantizar la reproducción familiar. En el plano ambiental, los capitales más depredadores son el florícola y el bananero, que generan daños graves al medio ambiente, pero sobre todo a la salud de los trabajadores y sus familias, como se vio en la descripción de los casos. En el caso del capital agroindustrial también encontramos fuertes daños relacionados con el deterioro y la erosión de los suelos como consecuencia del monocultivo y la destrucción de bosques nativos (en el caso de la zona del bosque seco). Finalmente cabe hacer notar que el capital comercial que domina y explota a los productores diversificados, es el que provoca una menor desestructuración, fundamentalmente porque los productores conservan en mayor medida su autonomía productiva, su reproducción depende menos de la producción para al mercado y se encuentran por tanto sujetos al capital en menor medida. No obstante, las estrategias productivas y reproductivas de los campesinos diversificados y agroecológicos enfrentan constantemente el límite impuesto por las condiciones estructurales generadas por el proceso de desarrollo capitalista en el campo (limitado acceso a la tierra y al agua, suelos deteriorados, etc.).
La identidad de los productores rurales Al principio de este trabajo, en la parte teórica metodológica señalamos que lo que permite identificar el carácter de clase de los productores rurales es la forma en que son explotados. Desde esta perspectiva nos preguntamos: ¿Que son los productores analizados? ¿Son campesinos pobres, medios o proletarios rurales? El proceso mas claro en este sentido es el de los productores diversificados y agroecológicos, pues se trata de campesinos pobres explotados mediante la extracción de su excedente en la venta de sus productos.
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Sin embargo, la situación más compleja se encuentra entre los trabajadores de las florícolas y bananeras y los abastecedores de maíz para la agroindustria de balanceados. En ambos casos son explotados y despojados como obreros, mediante la obtención de la plusvalía producida y parte del valor de su fuerza de trabajo. En el caso de las florícolas y bananeras de manera asalariada y en el caso del maíz de manera no asalariada. Sin embargo, esta explotación se da merced a que mantienen su carácter de campesinos de autoconsumo, como una condición para la sobreexplotación y para su reproducción como explotados. En el caso de los trabajadores de florícolas y bananeras, no se han logrado transformar en obreros definitivos debido a que parte de su reproducción depende de su condición campesina que rige la lógica de su unidad productiva. En muchas ocasiones el salario obtenido se emplea para impulsar la parcela y las aspiraciones fundamentales consisten en recampesinizarse cabalmente (especialmente en el caso de las florícolas). Se trata por tanto desde nuestra perspectiva, de una nueva categoría que ha surgido en el Neoliberalismo, a la que denominamos campesinos asalariados, en cuyo nombre se refleja la hibridez de su identidad. Estos campesinos se distinguen de los campesinos pobres, a quienes no les alcanza el ingreso de su parcela para sobrevivir y se ven obligados a emplear su fuerza de trabajo eventualmente como jornaleros, por el hecho de que, entre los trabajadores de florícolas y bananeras el ingreso principal proviene del salario. En cuanto a los productores de maíz, se encuentran sujetos a una forma de explotación con extracción de plusvalía y despojo de parte del valor de la fuerza de trabajo, sin asalariamiento, pero a la vez conservan su posición de campesinos, la tenencia de la tierra y la producción para autoconsumo, la cual contribuye para reproducir su fuerza de trabajo y continuar siendo explotados. Son productores a domicilio, identidad que refleja también la hibridez de su explotación.
Formas de resistencia y organización En todos los casos se observan formas de resistencia al embate del capital, así como la conciencia del papel que juega la parcela de autoconsumo como un mecanismo de sobrevivencia y reproducción. 207
Formas de explotación y condiciones de reproducción de las economías campesinas
Sin embargo, como señalamos, la parcela de autoconsumo es más fuerte en aquéllos casos en los que la explotación es menos depredadora, como en los productores diversificados y agroecológicos en transición sujetos al capital comercial y aquellos sometidos a la explotación de las florícolas, que, como se vio en el trabajo, son las empresas que respetan en mayor medida las prestaciones que marca la ley para sus trabajadores. En cambio, la parcela de autoconsumo ha perdido su diversidad en el caso de los maiceros y de los productores sujetos a las bananeras, que constituyen capitales más depredadores en las formas de explotación, hecho que genera una desestructuración mayor de las unidades campesinas. En el caso de los campesinos diversificados y agroecológicos, en su estrategia productiva y reproductiva estos elementos de resistencia campesina se expresan claramente en su intención de mantenerse en el campo, en su oposición a subordinarse a los ritmos laborales de las empresas capitalistas y en un fuerte sentido de autonomía manteniendo el control sobre el proceso productivo, al depender en menor medida del paquete tecnológico de la revolución verde. Asimismo se observan formas organizativas de relativa importancia en el caso de los productores sujetos a las florícolas, así como de los productores diversificados y agroecológicos, mientras que existe una organización más difusa en el caso de aquéllos sometidos a las empresas agroindustriales productoras de insumos pecuarios y productos cárnicos y a las empresas exportadoras de banano. También se detectó que los campesinos asalariados sometidos a las florícolas, así como los diversificados y agroecológicos, tienen una conciencia más elevada tanto política como ambiental, así como un proyecto de recampesinización más claro. En cambio, aquéllos sometidos al capital más depredador como las bananeras y los acopiadores de maíz, tienen una visión pesimista sobre el futuro y pocas esperanzas de recampesinizarse.
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A manera de conclusión El capital más avanzado del Ecuador, orientado al sector rural, ha sentado sus reales sobre los pequeños productores diversificados de la Costa y de la Sierra. A través del impulso de la explotación y el despojo ha logrado fincar un proceso ampliado de acumulación que lo ha posicionado entre los más dinámicos del país. Lo que ha contribuido a sostener un proceso de sobreexplotación y despojo es, como mencionamos, la producción diversificada de autoconsumo, que ha garantizado la reproducción de las unidades sobre las que se finca el dominio del capital. Para los productores, la parcela de autoconsumo ha significado la posibilidad de librarse de la migración y de la miseria, y les ha permitido permanecer en un equilibrio inestable, siempre como el refugio, el puerto de abrigo y la utopía permanente, de volver a ser campesinos autónomos. La agroecología, para quienes han optado por impulsarla, les ha permitido desafanarse del dominio del capital industrial productor de insumos, consumir alimentos más sanos, alcanzar mayor independencia, pero no les ha permitido salir de pobres, dadas las propias condiciones estructurales en que se debate la producción campesina. Sin embargo, comparados con el drama de los bananeros que hemos narrado aquí, con los floricultores y los productores de maíz, la situación de los productores diversificados y agroecológicos es más favorable. La parcela diversificada de autoconsumo es el pilar que permite generar las condiciones de explotación y despojo pero también de sobrevivencia y permanencia para los campesinos. En ello radica su fuerza y su debilidad. Identificar cómo son explotados y despojados constituye, sin lugar a dudas, una herramienta para buscar los caminos para superarla, de manera individual y colectiva. Identificar el papel que juega la producción diversificada y agroecológica es, también, un conocimiento que abona a la liberación e independencia de los campesinos.
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Anexo fotográfico Cristóbal Corral
Provincia de Loja: terreno rozado previo al cultivo de maíz.
Trabajador, menor de edad, en una plantación bananera.
Joven trabajador en una empresa florícola de la provincia de Pichincha.
Trabajadores de empresa productora de alimentos balanceados en la provinica de Los Ríos.
Trabajador de empresa bananera.
Trabajadora de empresa florícola de la provincia de Pichincha.
Ediciones La Tierra
Serie Debate José Moncada, Julio C. Granja, Enrique Ayala Mora, Manuel Salgado Tamayo, Manuel Salgado Tamayo, Heinz Dieterich, Manuel Salgado Tamayo, Heinz Dieterich, Germán Rodas Chaves, Enrique Ayala Mora, Rafael Quintero, Erika Silva compiladores, Víctor Granda Aguilar, Enrique Ayala Mora, Rafael Quintero López,
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Títulos agotados.
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Germán Rodas Chaves, Jorge Cevallos Salas,
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